HISTORIA DE LA REVOLUCION FRANCESA POR DE l .... 4CADEMIA PR ... NCES .... ...
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HISTORIA
DE LA


REVOLUCION
FRANCESA


POR


DE l .... 4CADEMIA PR ... NCES ....


TRADUCIDA Y ANOTADA
POR


nON SEBASTIAN l\IIÑANO
DE 1 .. \ ACADEl\IIA DE r.A H1ii1'ORlA.


TOMO CUARTO.


SAN SEBASTIA N


Impl'cnta dc IGNACIO RAMON BAIlO.IA.
¡::.tr"ct~rl'~ dI' la fundicion d .. J,¡\llRENT et nr: CERNY .le !'<His


1840.




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HISTORIA,
DE I.A


REVOLUCION FltANCES!,.


CA PIrULO I)IUl\lERO.


Estad~ de los partidos ,'n ,el momento del proceso de Luis
XVI.- Caracter y opiniones de los miemhros del ministe-
rio en aquella época, Roland, P3che , J ... ebrún, Ga¡'at,
l\Ionge y etaviere, - Pormt>llOTes acél'cit ifé 'la 'vida inte-
rior de la úlInilia real ('n la torre del Templc.- Priu,cipicl
de la discusion sobre el juicio de Luis XVI: l'csúmen de lo~
debates; opinion de Sto Just.- Estado fatal de las subsis-
tenda!) : por, menores y cuestioues de economia política.
-Discurso ele Robespierre sohre el juieio del rey.- l.a
<:onvcncion deCl'cta que el rey será juzgado pOI' ella.- Pa-
peles encontrados en elarmtlrio de him'f"o.- P¡'imer inter-
rogatorio de Luis XVI ell la convencioll.-- Cho(lJ.lc de opi-
niones é intereses dut'ante el proceso, inquietud de los ja-
cobinos.- Sit1l3cion del duque de Orlealls ; pl'opónesc su.
destíerro.


Iba por fin á principiarse el pl'OCPSO de l,uis
XYI y los partidos le estaban aguardando para




REVOLUCION FRANCll:SA.


11ledir sus fuerzas, descubrir sus intenciones y juz-
garse definitivamente. Teniase sobre todo la vista
fija en los g'irondinos para sosprenderles al me-
nor movimiento de compasion que mostraran, y
acusarles de realismo si se dejaban conmover por
la grandeza desgraciada.


El partido jacobino ~ que perseguía en la per-
sona de Luis XVI á la monarquia entera, habia
hecho sin dud~ muchos progresos ; l)ero encon-
traba una oposicion bastante fuerte en Paris y mas
aun en el resto de Francia. Dominaba en la capi-
tal por medio de su club, por el ayuntamiento y
por las secciones, mas la clase media iba reani-
mándose y no dejaba de oponerle alguna resis-
tencia. l;Iabiendo Petion reusado el corregimiento
habia . obtenido Chambon- 1 un gran número de
votos, y aceptado con repugnancia unas funcio-
nes muy poco análogas á su carácter moderado y
nada ambicioso. Esta eleccion prueba el poder que
todavia tenia la clase media en el mismo pais, y


,


todavía le tenia mayor en el resto de Francia. Ni
los propietarios, ni los comerciantes, ni las clases
acomodadas habian desertado de los consejos mu-
nicipales, ni de los de departamento, ni de las
sociedades populares, y enviaban sus peticiones
á la mayoria de la convencion en el sentido de
las leyes y de la moderacion. Muchas de las socie-
dades afiliadas á los jacobinos desaprobaban la so-




ONVENCION NACIONAL (1792). 5
ciedad madre y la pedian con instancia que hOl'-
rase de la lista á Mat'at , y aun algunas añadian
tambien el nombre de RoLespierre. Ultimamente
iban viniendo nuevos confederados de las Bocas
del Ródano , de Cal vados, de Finisterre· y de la
Gironda, que se anticipaban á los decretos, co-
mo en ellO de agosto, y venian á proteger la
convencion y asegurar su independencia.


Todavia no eran dueños los jacohinos de los
ejércitos, antes bien eran mirados por los estados
mayores como un obstáculo para la organizacion
militar ; pero habian principiado á hacerse lugal'
en el ministerio de la guerra, donde Pache pOt'
su natural debilidad *, habia colocado una multi-
tud de miembros de aquel cluh, en lugar de los
antiguos empleados. Ya se tuteaban en aquellas
oficinas y asistian á ellas en tt'age indecente, ha-
ciendo mociones, y ocupando los puestos una pOl'-
cion de sacerdotes casados que habia introduci-
do allí Anduin yerno de Pache , que talnhien ha-
bia contraido matrimonio á pesar de su corona.
Uno de los gefes de mesa de aquel ministerio era
Hassenfl'atz 2, vecino en otro tiempo de ~Ietz , y


.. Dale con la debiliJad: Pache no era tan débil como
perverso é hipócrita, y Y.l se verá en el curso de esta historia
como le sobraba ellergía para oponerse á todo lo bueno y fa-
vúrecct' todo lo l1I,tlo , COIl tal que de ello le resultase algun
intereso (N. del T.)




6 RBVOLUCION FRrtNCESA.
expatriado de allí por una banearrota, y que
l:omo tantos otros habia llegado á los grandes elll-
pIcos 3fedando mucho celo demagógico. Por el
mismo estilo se ihan renovando las administracio--
nes del ejército, yen cuanto era posihle se llena:-
ha el ejército mislno de una clase nueva y de una
opinion inusitada. Asi lnientras que Roland era
objeto de odio para los jacobinos, Pache era su
ídolo y el hlanco de sus alabanzas. Ponían en las-
Hubes su dulzura, lllOdestia y gran capacidad,
cOlltl'aponiéndolas- á la severidad de Roland, que
hautizaban con el llOmhl'c de orgullo. En efecto-
este no hahia querido darles acceso alguno en su
nlinistcl'io del interior, estando sobradamente
f>cupado con abservar las- relaciones de los cuer-
pos constituidos, haciendo entrar en sus límites á
los que se a-parlaban de eHos, mantener la tran-:-
t1 uilidatl púhlica , yeIar sohre las socicdades po-
pula res , cuitl:.u' de las subsi:;tencias, proteger el
comercio y las propiedades, es decir, vi~ilar to-
dos los l'31nos de la adnlinistracion interior del
estado, para lo cual apenas hastaba su estraordi-
naria energia. Todos los días denunciaha al ayun-
l:nniento , recl:unaba contra sus escesos de autori-
dad, sus dilapidaciones y SUi, envios de comisa-
rios; interceptaba sus correspondencias, igual-
mente que las de los' jacobinos, y sustraia sus es-
(Titos violentos,. poniendo en su Jugar otros llc-




CONVENCION NACIONAL. (1792). 7
nos de moderacion que producian el mejor efec-
to , tenia la vista fija sobre todas las propiedades
de los emigrados que se habian adjudicado al esta-
do, cuidaba con esmero de las subsistencias, re-
primia los desórdenes á que estas daban ocasion,
y se multiplicabª- en cierto 1l10do para oponer á
las pasiones revolucionarias la ley y la fuerza
cuando podia. Esto hasta para concebir la dife-
rencia que habia para los jacobinos entre él y Pa-
che. Las mismas familias de los dos ministros con-
tribuían á que fuese InaS sensible la diferencia.
La muger y los hijos de Pache concurrían á 10$
clubs y á las secciones, se presentaban en los
cuarteles de los confederados ,á quienes se inten-
taba ganar para la causa y se distinguian por un
bajo jacObinismo que -contrutaba con ,aquella cul-
ta y orgullosa rnuger de Roland, siempre rodea-
da de tan brillantes y tan odiados oradores.


Eran pues Pache y Roland los dos hombres que
}lacian cabeza etl el consejo, pues aunque Clavie-
re disentia fl'ecuentemente de sus compañeros en
materias de hacienda por la estl'emada irascibili-
dad de su carácter, al fin volvia sienlpre al dictá-
men de Roland cuando estaba sereno. Lebrun era
débil, pero adicto á los girondinos por sus luces ;
trabajaba mucho con Brissot, á quien los jacobi-
nos tenían por un intrigante, y decian que era
dueño de todo el gobierno, porque ayudaba á




8 UVOLUOION ,FltANCESA..
Lebrun en las tareas de la diplomacia. Garat ,mi-
rando á todos los partidos desde una altura meta--
fisica , se contentaba con juzgar de ellos y no se
creia obligado á combatirlos; teniéndose por dis-
pensado de defender á los girondinos porque des-
cubria en ellos algunos defectos y convertia en
prudencia su natural inercia. Entretanto' los jaco-
binos miraban como gran ventaja la neutralidad
de un talento tan distinguido y la pagahan con
elogios. Ultimamente Monge, que era un escelen-
te matemático y decidido patriota, se inclinaba
muy poco á las vagas teorias de los girondinos ,
y siguiendo el ejemplo de Pache, dejaba inva-
dir su ministerio por los jacobinos, sin rompel'
con los otros á quienes debia su elevacion, reci-
biendo elogios de sus ~d~ersarios y participando


, de la popularidad del ministro de la guerra.
De esta suerte el partido jacobina, que contaba


con los dos ministros Pacne y Monge y con la in-
diferencia del ideólogo Garat, pero tenia por ad ....


, versario al inexorable Roland, que se' lleva·ba tras
. de sí á Lebrun, Claviere y de cuando en cuando
. á todos los demas ; el partido jacobino, decimos,
no era dueño del gobierno del estado, y propala-
ba por todas partes que no habia mas que un rey
de menos en el nuevo órden de cosas, perO' que
continuaba el mismo despotismo, las mismas in-
trigas y las mismas traiciones., Decia ,que no se




CONVBNCION NACIONAL. (1792). 9
completaria la revolucion sino cuando se hu-
biese destruido al autor secreto de todas las ma-
quinaciones y resistencias, que estaba encerrado
en el Temple.


Ya se dejan conocer cuales eran las fuerzas res-
pectivas de los partidos y el estado de la revolu-
cion al principiarse el proceso de Luis XVI. Habi-
taha aquel príncipe con su familia la torre gran-
de del edificio: y asi como el ayuntamiento tenia
á su disl?osicion la fuerza armada y el cuidado de
la policia en la capital, tenia tambien á su cargo
la guardia del Temple, hallándose sugeta la fa-
milia real á su sombria y suspicaz autoridad. Es-
taba guardada aquella desdichada familia por una
clase de hombres muy inferior á los que compo-
nian la convetfcion ;-y así DO- -podia esperar ni la
moderacion ni las consideraciones que la educa-
cion y costumbres urbanas inspiran siempre en fa-
vor de la desgracia. La habian alojado á los prin-
cipios en la torre pequeña, pero despues la tras-
ladaron á la grande por ser mas fácil y segura su
custodia. El rey ocupaba un piso, y las princesas
con los niños otro, permitiéndoles reunirse de dia
y pasar asi juntos los tristes instantes de su cauti-
verio. Un solo criado habia obtenido permiso de
seguirles á "la prision, que era el honrado Clery,
el cual habiéndose escapado de las matanzas del
10 de agosto, habia vuelto á P~ri5 para sel'vir en




10 ftEVOLUCION FllANCESA.
su infortunio á los que habia igualmente servido


. -en todo el brillo de su po(\er. Se levantaba al ama-
necer y se multiplicaba para cumplir con sus amos,
su pliendo á los muchos criados que les rodeaban
en otro tiempo. Se desayunaban á las nueve en el
cuarto del rey, y á las diez se reunia toda la fami-
lia en la habitacion de la reina, ocupándose Luis
XVI de la educacion de su hijo, á quien hacia
aprender algunos "ersos de Racíne y de Corneille,
y luego le daba las primeras nociones de la geo-
grafía en que estaba muy enterado. La reina por
su parte se ocupaba en la educacion de su hija y
despues trabajaba con su hermana en bordar co-
sas de tapiceria. A la una, cuando el tiempo 'esta-
ba bueno, llevaban á toda la fatnilia á los jardi-
nes para que respil'.ar..a.n ait'e y diesen un corto pa-
seo. Ihanles aCOlnpañando muchos lnunicipales y
oficiales de la guardia, y de cuando en cuando
solian encontrar semblantes humanos y compa-
sivos ,al paso que oh'as veces eran duros y despre-
ciadores. Los homhres de poca instruccion son en
lo general poco generosos, y nunca perdonan á la
grandeza cuando la ven abatida. Figúrese el lec-
tor unos artesanos groseros y sin luzes, que se ven
dueños de aquella falnilia, de quien por tanto
tiempo han aguantado el pOller y alimentado el
lujo, y se concebit'á la bajeza de las venganzas que
algunas veces egercian sohre ella. Fl'ecuentemente




CONVENCI0N NAClONAL. (1792). 11
oían el rey y la reina espl'esiones durísimas y veian
escritas en las paredes de los patios y corredores
las manifestaciones de odio que tal vez habia me-
recido el antiguo gohiel'no , pero que ciertanlente
no habian podido inspirar ni Luis XVI ni su es-
posa. Con todo eso encontraban alguna vez cierto
consuelo en algunas espresiones furtivas de inte-
res, y si continuaban aquellos do]orosos paseos
era por sus hijos, que ne~esitaban algun egerci-
cio. Mie,ntras que recorrian tristemente aquel pa-
tio del Temple, veian en las ventanas de las casas
inlnediatas , una nlultitud de antiguos súbditos
suyos, adictos todav ia á sus Señores, y que venían
á contenlplar el estrecho espacio en que estaba en-
cerrado el UlOnarca depuesto. A las dos se concluia
el paseo y se servia la comida, df!.slnJ~eS .de la cual
reposaba un ralo el rey y m ientras que dormía
trabajaban en silencio su esposa, hermana é hija,
y Clel'y entretenia al DeHin en otra pieza con al-
gunos juegos propios de su edad. Despues se ha-
cia una lectura en comun, se cenaba y cada cual
se retiraba á su habitacion desplles de un penoso
á Dios, porque nunca se separaban sin mucha
pesadulllbre. El rey continuaba leyendo du-
rante nluchas horas á Montesquieu, á Buffon ,
al historiador HÚlne, la Imitacion de Jesucris-
to y algunos clásicos latinos é italiao0t5 , que
eran su lectura habitual. Cutl!ldo salió del TCluple




12 REVOLUCION FRANCESÁ.
habia leido ya doscientos cincuenta volúmenes.


Tal era la vida de aquel monarca durante su
triste cautividad. Restituido á la vida privada ,ha-
bia vuelto á practicar todas las virtudes y hacerse
digno de todos los corazones honrados , de suerte
que sus mismos enemigos al Iverle tan sencillo,
tan sereno y puro no hubieran podido reusarle
una compasion involuntaria, perdonanda los de-
fectos del príncipe, en favor de las virtudes del
hombre privado.


Era tan desconfiado el ayuntamienta, que no
tenia reparo en emplear las precauciones mas in-
cómodas sin que jamas perdiesen de vista los ofi-
ciales municipales á ninguna de las personas de
la familia real, y solo en el momento de acostarse
consentian en separarse de ellas por una puerta
cerrada. Entonces colocaban una cama á la entra-
da de cada habitacion, de modo que impidiese la
salida y pasaban allí la noche. Todos los días iba
Santerre con su estado mayor á hacer una visita
general de la torre y daba cuenta de su resultado.
Los oficiales municipales de guardia formaban un
especie de consejo permanente en una sala de la
torre, el cual estaba encargado de dar órdenes y
responder á todas las demandas de los prisione-
ros. A los principios se permitió en la prision te-
ner tinta, papel y plumas, pero hien pronto se
quitaron todos estos objetos igualmente que los




CONVENCION NACIONAL (1792). 13
instrumentos cortantes., como cuchillos , navajas
de afeitar, tigeras, cortaplumas y no se omitió di-
ligencia, por humillante y ofensiva que fuese, para
descubrir si se habia ocultado a 19uno de etos
utensilios. Grave pesadumbre causó á las prince-
sas aquella providencia, porque desde entonces ya
se vieron privadas de hacer alguna costura, ni aun
para componer sus vestidos, que estaban en nluy
mal estado, porque no se habian renovado desde
su traslacion al Temple. Cuanto hahia en palacio
de lo destinado al uso personal de la familia real,
fué destruido en el saqueo, y la esposa del em-
bajador de Inglaterra envió lienzo á la reina, con
el cual mandó el ayuntamiento, á peticion del rey,
que se hiciera ropa interior para toda la familia.
Por lo que hace á vestidos esteriores, ni el rey ni
la reina pensaron jamas en pedirlos, aunque sin
duda se los huhieran dado si hubiesen manifesta-
do deseo de tenerlos. En cuanto á dinero, se les
entregó en setiembre la suma de dos mil francos
para gastos menudos, perodespues no se les qui-
so dar mas, temiendo el uso que podrian hacer de
él; sino que habia una suma depositada en ma-
nos del administrador del Temple, y segun pe-
dian los presos se compraban los difere9tes obje-
tos de que tenian necesidad. '


No conviene exajerar 105 defectos de la natul~a­
leza humana, ni suponer que por una execrable




14 REVOLUCIONFRA,NCESA.
bajeza, unida á los furores del fanatisluo , se conl-
placiesen los guardas de la familia presa en inl-
ponerla privaciones indignas, á fin de 'lue les fue-
se mas penoso el recuerdo de su pasada grandeza,
sino que la desconfianza era la única causa de cier-
tas negativas. Asi mientras que por temor de las
intrigas y comunicaciones se la privaba de tener
lnas que un solo criado en lo interior de la pri-
sion, estaban empleados una multitud de ellos en
preparar los alimentos. Nada Inenos que trece co-
cineros ocupaban la cocina, que estaba á cierta
distancia de la torre, y segun los partes de la cuen-
ta del gasto, en que se observa la mayor decencia
y se califica á los prisioneros con respeto, ponde-
rando su sobriedad, y justificando al rey del in-
digno rumor qtlC' corda de que el;a aficionado al
vino, resulta que ascendía el gasto de la mesa á
28. 7 4f~ francos en dos meses. l\fientras que habia
trece criados en la cocina, no se pcrlnitia mas que
á uno de ellos penetrar á la prision y ayudar á Cle-
ry á servir la mesa. Pero para que se vea cuan
ingeniosa 'es la cautividad, por aquel solo cria-
do, á quien habia procurado interesar Clery , so-
lian saberse en el Temple las noticias de lo que
pasaba por fuera. Nada de esto se les habia
querido comunicar á los presos , limitándose los
representantes del ayuntamiento á comunicar-
les los diarios que lnencionaban las victorias




CON\"ENCION NACIONAl. (1792). 1 a
oe la repúLliea, y les quitaban toda esperanza.


Para tenerles al corriente habia discurrido Clery
un medio bastante ingenioso que le salió muy bien,
y era que valiéndose de ciet'tas comunicaciones de
fuera, se pudo escojer y pagar un ciego que venia
á ponerse debajo de las ventanas del Temple, y
hajo pretesto de vender diarios referia á gritos los
principales pormenores de su contenido. Como
Clery estaba convenido en la hora, se ponia cerca
de la misma ventana á escuchar lo que se decia,
y por la noche cuando se arrimaba á la cama del
rey para correr las cOl"tinas, le contaba lo que ha-
bia oido. Esta era la situacion de la infeliz fami-
lia, que habia caido desde el trono á las prisiones,
y asi luchaba el celo de un criado fiel con la som-
bria desconfianza de sus carceleros.


Ya las comisiones habian presentado sus infor-
mes sobre el proceso de Luis XVI, habiendo Du-
friche-V alal'é 3 leido el primero acerca de los car-
gos que se hacian al n10narca y documentos que
podían confirmarlos. Como este informe era de-
masiado largo para poder escucharle todo entero,
se mandó imprimir por órden de la convencion y
repartir á cada uno de sus miembros. El dia 7 de
noviembre, hablando el diputado Maille en nom-
bre de la comision de legislacion, presentó el in-
forme sobre las grandes cuestiones á que daba ori-
gen el proceso , y eran;




16 REVOLUCION FRANCESA.
;, Puede ser juzgado Luis XVI?
i Qué tribunal pronunciará la sentencia'
Estas eran las dos cuestiones esenciales que iban


á octlpar los ánimos y agitarlos profundamente y
por eso se mandó ilnprimir inmediatamente, tra-
ducido en todas las lenguas, y en número sufi-


o ciente de egemplares para que en poco tiempo
estuviese inundada de ellos la Francia y la Eu-
ropa. Difirióse la discusion hasta el 13, á pesar
de Billaud-V arennes, que queria se decidiese por
aclamacion la cuestion de su juicio.
. Ihase á dar la última batalla entre las ideas de


la asamblea constituyente y las de la convencion,
debiendo ser tanto mas encarnizada , cuanto iba á
r.esultar de ella la vida ó la muerte de un rey. La
constituyente era democrática en ideas y monár-
quica en sentimientos, y así al paso que organizaba
el estado entero en forma de repúhlica , conserva-
ba por afecto y consideracion á Luis XVI la monar-
quia con los atributos que suelen señalársela en el
sistema de una monarquia feudal regularizada. El
derecho de sucesion , el poder ejecutivo, la parti-
cipacion en el legislativo , y sobre todo "la inviola-
hilidad ,eran las prerrogativas que se reconocen
en el trono en las monarquias modernas, y estas
eran las mismas que la primera :asamblea habia
conservado á la casa reinante. La participacion del
poder legislativo:, y el ej,ercicio del ejecutivo sOn




CONVENCION NACIONAL (1792). 17
unas funciones que pueden variar en su esten-
sion, y no constituyen tan esencialmente la mo-
narquia moderna como la sucesion hereditaria y
l.a inviolabilidad. De estas dos últimas, la una ase-
gura la trasmision perpetua y natural del trono,
la segunda le pone fuera de todo alcance en la
persona de cada heredero, y ambas forman un no
se qué de perpetuo é inaccesible, que ni se inter-
rumpe ni está espuesto á ninguna penalidad.
Viéndose precisada á no obrar sino por medio de
sus ministros, que respo nden de sus acciones, DO
es accesible la corona sino en sus propios agentes,
y hay medio de reprimirla sin trastornarla. Tal
es la monarquia feudal, sucesivamente modifica-
da por el tiempo, y acomodada al grado de liber-
tad á que han llegado los pu~l>los m~dernos. :.


En medio de todo, se habia inclinado la asam-
blea constituyente á poner una restriccion en la in-
violab~lidad real, porque aquella fuga á Varennes
y las empresas de los emigrados la habian conven-
cido ~e que la simple responsabilidad ministerial
no garantizaba á una nacion de todas las faltas de
la corona. Por consecuencia, habia previsto el


"" Todo esto es mucha nrdad, pero al mismo tiempo una
amarga censura de la revolucion de julio 1830 en que no so-
lo se exijió la responsabilidad ministerial, sino que se depu-
so al rey y se proscribió su dinastia. Asi es como se e~tiende
la inviolabilidad en los pueblos moderROi. (N. del T.)


v. ~




18 REVOLUGION FRANCESA.
caso en que un monarca se pusiese al frente de
un ejército enemigo para atacar la cot:lstitucion
del estado, ó no se opusiese con un acto formal á
empresa de aquella naturaleza ejecutada en su
nombre. Para semejante caso, habia declarado no
justiciable al monarca por las leyes comunes con-
tra la felonía, sino decaido del trono , porque se en-
tendia haberle abdicado. Este es ellenguage mis-
mo del texto de la ley que habia publicado sobre
ello, y la propuesta de aceptar la constitucion que
se le hizo al rey, y la aceptacion de su parte ha-
bian hecho irrevocable el contrato, habiendo to-
mado la asamblea el solemne compromiso de mi-
rar como sagrada la persona de los monarcas.


Este era el compromiso con que se hallaba la
conyencion al decidir de ·la suerte de Luis XVI;
pero es el caso que estos nuevos constitucionales,
reunidos bajo el nombre de convencionales, no se
consideraban obligados á cumplir las institucio-
nes de sus predecesores, asi como estos no se ha-
bian creido. comprometidos tampoco por las an-
tiguas instituciones feudales. Habian variado tan-
to 108 ánimos y las ideas, que ya parecían no me-
nos absurdas las leyes de 1791 á la generacion de
1792 que las del siglo 13 se lo habian parecido á
la generacion de 1.1'89. Por eso no se cr:eian obli-
gados los convencionales á observar una ley que
les ·parecia desatinada y -se declararon en insur-




'CONVENCION NACiONAL (1792). 19
I"ccdon c~ntra ella, como 16seslad6s ~enerales
.contra la de las tres órdenes.


Desde que se abria la discusl611 el t 3 de no-
viembre se pronunciat'on visiblemente los dos sis-
temas opuestos., unos defendiendo la inviolabili-
~ad y otros desechándola enteramente. Tanto se
hahiancamhiado las ideas., que ningun lniem-
hro de la convencÍon se atrevia á defender la in-
violabilidad en :,i misnla, y aun los que estaban
por ella., la defentlian C0l110 una disposicion an-
terior, ~uyo beneficio hahia adquirido el mo-
narca y de que nQ podia privársele sin faltar á un
compromiso nacional. Aun entre estos había lTIUy
pocos que la patrocinasen en aquel sentido, que
reprobaban todos los girondinos , pero no quisie-
ron entrar en la discusion dejand~ que se batie-
I'an los pocos partidarios de la inviolabilidad con-
tra sus numerosos adversarios.
~ Por decontado., decian los' enenligos de la in-


« violabilidad ., para que un compromiso sea vá-
f( lido es preciso que el que le toma sea libre pa-
e' ra comprometerse, y la soberania nacional es
« inenagenable sin que pueda ligarse para lo su-
«cesivo. Puede muy bien la nacion , al estipular
'« la inviolabilidad., haher' hecho inaccesible el
« poder ejecutivo á los tiros del legislativo, p~'e­
«caucion puramente política, cuya razon se deja
f( conocer por ser confonne al sistenla de la COllS-


.~ ..
'if ~~


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20 REVOLUCION FRANCESA
( tituyente; pero por mas que haya hecho invio-
« lable al rey respecto de todos los cuerpos cons-
e: tituidos , no ha podido darle igual prerrogativa
({ respecto de ella misma, porque no puede renun-
« ciar jamas á la facultad de hacerlo todo y de
e quererlo todo en cualquier tiempo que sea : co-
« mo que esta constituye su omnipotencia, que
« es inenagenable. Por tanto la nacion no ha podi-
( do comprometerse con Luis X VI ni se la puede
« argüir con un compromiso que nunca pudo to-
« mar.


({ En segundo lugar, aun suponiendo posible el
« compromiso, era necesario que fuese recíproco,
1(-y eso no se ha verificado con Luis XVI; porque
« esta misma constitucion en que pretende apo-
« yarse, no ha-sido jamas de su aprobacion sino
« que siempre ha estado protestando contra ella
« y trabajando por destruirla, no solo con cons-
{( piraciones secretas, sino hasta con las armas
« de los enemigos. ¿ Pues donde está el derecho
«para prevalerse de ella?


« Pero enhorabuena que se admita el compro-
« miso como posible y recíproco, todavía necesi-
«tamos para que tenga algun valor, que no sea
«absolutamente absurdo. Se concibe muy bien
«aquella inviolabiJidad que se aplica á todos los
« actos ostensibles de que responde un ministro
« por el rey, porque en tal caso ya existe una ga-




CONVENCION NACIONAL. (1792). 21
«rantia con la responsabilidad lninisterial , y no
«convirtiéndose la inviolabilidad en impunidad
« cesa de ser absurda. Pero para todos los actos
« secretos, como las tram~s ocultas, las inteligen-
« cias con los enelnigos y últimameente las trai-
« ciones ¿ ha y en ellas algun ministro que firme y
«responda? ¿Y habrán de quedar iOlpunes todos
« estos actos, que son los mas culpables de todos?
«Eso es inadmisible y se debe confesar que aun-
« que el rey sea inviolable por los actos de su ad-
« ministracion, deja de serlo por los secretos y cri-
(l minales que atacan la seguridad pública. Asi un
ti diputado que es inviolable en sus funciones le-
c: gislativas, un embajador que lo es en las diplo-
«máticas , dejan de serlo en todos los demas actos
«de su vida privada. Tiene pues sus límites la in-
«violabilidad y hay puntos sobre los cuales la .
( persona del rey deja de ser inatacable. Se dirá
« que la deposicion es la pena señalada contra las
« perfidias de que no responde un ministro: es
« decir, que la simple privacion de la autoridad
« será la única pena que se imponga al monarca
C{ por haber abusado horriblemente de ella, mien-
( tras que el puehlo entregado por él á la cuchil la
«estrangera y á todas las plagas consiguientes,
(",se limitará á decirle, :retírese Vme Esta sería
« una: justicia ilusoria y una nacion no debe fal-
cr tarse tanto Jt sí misma, dejando impune el crÍ-




22 REVOLtlCIOl'Iij Fl\.ANCES.\.-
• nlen cOlnetido contra su existenci'a y líherfalt.


«Se necesita , es vertlad , aiiadian 10& misl11os,
~ oradores, tIue lutya una pena conocida y espre-
«sada en una ley antel~ior , para poder aplicarla
« á un delito; ¿ pero no hay penas bien esplícitas-
« €ontra ra traicion? ¿No son unas mismas en to-
«dos Jos códigos? ¡, No estaba advertido el monar-
«ca por la In 61'al de todos los tienlpos y naciones
«de que la traicion es un cril11en , y que este cri-
({ ll1en tiene por pena el castigo lnus terrible? Ade-
(~ mas de una ley penal se necesita tanlbien un tri-o
« bunal, y he aquí la nacion soberana, que reune'
« en sí misma todos f98 poderes, tanto el judicial
« como el legislativo , tanto el de hacer la paz CO"-
.. 1110 la guerra, y se encuentra en este sitio con
« su omnipotencia y universalidad , sin que haya
« funcion alguna que no pueda ejecutar. ¡Esta na,.-
« cion es la convencÍon que la representa y tiene
({ el mandato de ha~er tocio cua.nto sea necesario'
« ~n su favor, de vengada, constituÍrla y salvarla.-
( Es pues muy competente la convencion para
« juzgar á Luis -XVI Y tiene los poderes suficientes-
« para ello, porque es' el tribunal m-as indepen-
« diente y elevado que se puede escoger, y á me-
e: nos de solícitar que le juzguen partidarios ó asa-o
«lariados por el enclnigo, no puede- el Inonal'ca
{4 desear otros jueces. Verdad es que tendrá por
8. a.clisadores y juet'ci á unos nl-Í~rnos hoúihres;;




CÓNVENCLON NACIONAL (J 792). 23-
«pero si· en los tribunales ordinarios, que por ha-
«narse en una esfera inferior y con causas indivi-
« duales y particulares de e[TOl~, se separan estas
« funciones y no se perlnite que la acusacion ten-
« ga por árbitros á los mismos que la han soste-
« nido') no se necesitan iguales precauciones en el
« consejo genel~al de la nacion que se encuentra en
« una atmósfera superiol~ á todos los intereses y ri-
e' validades indi viduales. La nacion no p'uede errar y


.{( los diputados que larepresentan participan de su
« I infalibilidad como depositarios de sus poderes.


« Por eso, continuaban los mismos adversarios
« de la inviolabilidad, el compromiso contraido
« en 1791 no solo no puede entrabar la soberania
« nacional por no ser recíproco y por contener una
«cláusula absurda') cual es la,d~ ~eial~ ,i¡;n.pune la
« traicion', sino que es entel~amente nulo, y por
«consiguiente puede ser encausado Luis XVI. En
» cuanto á la pena es y ha sido notoria en todo
« tiempo y está consignada en todas las leyes. En
«cuanto al tribunal, no es otro que la convencion
« por estar revestida de todos los poderes ejecuti-
« vos y judiciarios; y asi piden los oradores con la
« comision, que Luis XVI sea juzgado por la con-
-. vencion nacional; que se estienda por comisio-
« nados escogidos la acta que denuncie los hechos


,C( que. se le imputan; que comparezca en persona
«para"responder á ellos; que se le concedan :alJo-




24 REVOLUCION FI{ANC8'SA.
« gados para defenderse, y que inmediatamente
«: despues de haberle oido , pronuncie la conven-
«ciaD su sentencia por votasi on nominal.»


Los defensores de la inviolabilidad no habian
dejado ninguna de aquell as razones sin respuesta
refutando todo el sistem.a de sus adversarios, di-
ciendo:


« Se pretende que la nacÍon no ha podido ena-
« genar su soberania ni inhibirse del derecho de
« castigar un atentado cometi do contra ella mis~
«ma, y que la inviolabilidad pronunciada en 1 791
e no liga mas que al cuerpo legislativo, pero no á
.. la nacion. Por de contado-, aun cuando sea ver-
«dad que la sO'berania no pueda enagenarse ni
J1privarse del derecho de lyenovar las leyes, tam-
~ bien lo es que no puede influir en manera al-
e: guna sobre lo pasado, ni hacer que lo que fué
«deje de haber sido; tampoco puede impedir que
«( las leyes que ella misma hizo tengan todo su
« efecto en lo que reprobaban, y que lo que ellas
« absolvian deje de quedar absuelto~ Puede muy
e bien declarar, y nadie se lo disputa, que en
« adelante no serán inviolables los monarcas, pero
«( con respecto á lo pasado no puede impedir que
« lo sean, supuesto que ya los declaró tales; y so-
c: bre todo no puede anular los compromisos to-
« mados con un tercero por que en este caso no es
«mas que parte cuandO' contrata con ellos. Asi




CONVENCION' NACIONAL (t792). 25
, « pues la soberanía nacional ha podido ligarse por
« un tiempo, y lo ha querido de una manera ah-
(( sol uta ,no solo para el cuerpo legislativo, á quien
• interdecÍa toda acdon judicial contra el rey, si-
C( no para sí misma, por que hubiera sido ilusorio
« el objeto político de la inviolabilidad, si no se
c( hubiese puesto á la corona fuera del alcance de
« todas las autoridades constituidas como de la na-


. .


« clon mIsma.
({ En cuanto á la falta de reciprocidad en la eje-


• cucion, del compromiso, todo estaba previsto,
« hasta la falta de fidelidad en el mismo convenio,
«pu~s que se hallaban concretadas todas las ma-
( neras de faltar en la mas grave de todas , que es


, e la guerra contra la na'cion, la cual se castigaba con
« la deposicion, es decir, con la disolucion del con ..
c( trato existente entre la nacion y el rey. Yasi no es
« una razon la falta de reciprocidad que pueda exi-
C( mil' á la nacion de la promesa de inviolabilidad.


({ El compromiso es real y absoluto asi para la
(nacion como para el cuerpo legislativo, porque
ca: estaba previsto el defecto de reciprocidad y no
c: podia ser causa de nulidad: ni tampoco es ah-
{( surdo ni irracional en el sistenla de la monar-


, c: quia, como vamos á demostrar. En efecto la in-
« violabilidad no dejaba impune ningun crimen,
c: rugase lo que se quiera, porque la responsabili-
« dad ministerjal se estendia á todos los actos, co-




REVOLUCION FRANCESA.


« mo que un rey no puede ni conspirar ni goher-
« nar sin agentes y estos responden siempre á la
« justicia pública. Ultimamente talubien estaban
«previstos esos crilnenes secretos, diferentes de
cr los públicos y ostensihles de la administracion,
« y se les castigaba con la deposicion, porque to-
e: da falta de parte de un rey se reducia, seg'un
({ aquella legislacion , á la cesacion de sus funcio-
({ nes. Se ha querido decil' que la deposicion no
«era una pena, sino la privacion del ins.trumen-
« to de que abusaba el monarca; pero .se omite
« que en un sistema en que la persona del rey de-
«bia ser inatacable, no es lo mas importante la
(e severidad de la pena, sino que lo esencial es el
«resultado político que se conseguia perfectamen-
c( te con la privacion del poder. Por otra parte
« ¿ es una pena ligera la pérdida del primer trono
({ del universo? ¿ Se pierde sin dolor una corona
c( que se encontró al nacer colocada en las sienes,
({ con la cual se ha vivido, y bajo la cual le ha es-
({ estado adorando veinte años? ¿No es este supli-
({ cio igual ó mayor que la 111uerte para quien ha
({ nacido y se ha criado en la clase suprema?
« Fuera de eso y aun cuando la pena sea demasia-
ce do suave ,es la luisma que se estipuló espre-
crsamente y no puede su insuficiencia ser cau-
({ sa legal de nulidad. Es cosa convenida en la le-
«gislacion criIninal que todas las faltas de la le-




C(JNVENC10N NACIONAL. (179'2). 27
«gíslacion deben al)rovechar al acusado, porque'
« no se' deben achacar al débil ni al desarmado las
e: faltas ó los errores del fuerte. Asi pues el com--
«promiso era válido y absoluto sin que tuviese
«nada de absurdo, porque no se había estipulado
«ningulJél impunidad y la traicion encontraba su
« castigo. No hay pues necesidad de recurrir ni al
«derec1lO natural ni á la nacion, supuestO' que ya
« está señalada la pena pOI:>' una ley anterior y es
« la depO'sicion. Esta pena ya la ha sufl'ido el rey
« sin l1ingun trihunal que la pronuncie y ba-
« jo la única forma posible, que fué la de una iu-
f( surreccion l1a<..:ional. Ya destronado en este Ino-
« Inento y fuera de toda posibilidad de obrar, la
« Fl'ancia no puede hacer otra cosa contra él sino
({ tomar nledittas d,e policia para su seguridad.
f( Que le eche del territorio por su propia scguri-
«dad, Ó que le tenga encerrado si quiere hasta la
« paz ó que le reduzca ú la vida privada, esto es 10
« único que puede y debe, y para nada se necesi-
« ta constituir un tribunal ni examinar la compe-
e' tencia de la conven<..:ion , sino que el 10 de agos-
«to lo terlninó todo para Luis XVI. Aquel dia dejó-
« de ser rey; aquel dja se le formó la causa, se le
te juzgó, se le depuso y se concluyó todo entre él


1 . * «y a naCIOI1. »


~ Es aumirahle que estos oradores (!'W defendían la lll-




2.8 l\E.VOLllC.lO"N FRA"NC.ESA..
Es.ta el'a la respuesta que los partidarios de la


inviolabilidad oponian á los enemigos de ella. En-
tendida la soberania nacional como se entendia
entonces, las respuestas eran concluyentes, y to-
dos los razonamientos de la comision de legisla-
cion unos verdaderós sofismas sin franqueza y sin
verdad.


Ya hemos dicho lo que se espuso de una y otra
parte en la discusion regular;. pero de la exalta-
cion de los ánimos y de las pasiones nacia otro
sistema y otra opinion. Se preguntaba en los jaco-


violahilidad del rey omitiesen, al contestar los argumentos de
sus adversarios, la reflexion bien obvia que resulta del sofis-
ma sobre que rueda toda su diatriva. Este sofisma consiste
en confundir ó separar la idea de ia nacion ó del cuerpo re-
presentativo de ella, segun convenia á sus pasiones de ven-
ganza. Cuando pretenden que la nacion no puede renunciar á
su soberania , lo cual es un gravísimo error por que en tal
caso no seria soberana, dicen que el compromiso obliga al
cuerpo legislativo y no á la nacion. Pero cuando se trata de
juzgar y condenar y saciarse en la sangre de su rey, enton-
ces la nacion y el cuerpo representativo son una misma cosa
y tan infalibles el uno como la otra. De suerte que esta iderr'"
tidad sanguinaria es de la misma especie que la que preconi-
zan los amigos esclusivos del pueblo, los cuales cuando se
trata de representarle en buenos destinos son una misma cosa
con él, pero en llegando el caso de ir á la guerra ó pagar con-
tribuciones, entonces d pueblo es una cosa y ellos otra. ¡Vál-
gate Dios por representantes espontáneos del pueblo y cuantos
hay que se llaman tales y cuan pocos que 1,) sean! (N. del T.)




CONVENCION NACIONAL (1792). 29
binns y en los bancos de la Montaña si se necesi-
taba una verdadera discusion ni un proceso ni
forma alguna judicial para libertarse de lo que
llamaban un tirano, á quien se habia cogido con
las armas en la mano derramando la sangre de la
nacion. Esta opinion encontró un órgano terrible
en el joven SaÍnt Just ,. , que era un fanático aus-
tero y frío, que á la edad de veinte años soñaba
en una sociedad ideal donde reinasen la igualdad
-absoluta, la sencillez, la austeridad y una fuerza
indestructible. Largo tiempo antes del 10 de agos-
to ya meditaba en las profundidades de su som-
bria inteligencia aquella sociedad sobrenatural, y
habia llegado pOl' fanatismo á los mismos estre-
mos á que Robespierre no llegó sino á fuerza de
odio. Nuevo en la revolucion donde apenas entra-
ha , y estrangero todavía á todas las contiendas
como á los errores y los crímenes, se vió colocado
en las filas de los montañeses por sus opiniones
violentas y recibiendo aplausos de los jacobinos
por su audacia y de la convencion por su talento,
sin haber adquirido renombre popular. Eran bien
acogidas sus ideas aunque no siempre se com-
prendian bien, hasta que se apoderaba de ellas
Robespierre, que las repetia en lenguage mas co-
mun, mas claro y mas declamatorio.


Habló despues de Morisson 5 que era el mas celo-
so delos defensores de la inviolabilidad,'y sin usar




30 llEYOI.UCION FRA.NCESA .•
de personalidades porque todavia no habia tenido
tiempo de contraer ódios personales, no parece
que le chocó otra cosa sino las pequeñeces de la
asamblea y las arguc'¡as de la discusion « ¿ Qué,
({ le dijo en la se!§ion del t 3de noviemhre, V ffi.,
4: la comision, y sus adversarios andan buscando
( fórmulas para juzgar al antiguo rey, empeñán-
« dose en elevarle á la dignidad de ciudadano pa-
'« ra encontrar leyes que le sean aplicables? Yo
« digo por el contrario que el rey no es ciudada-
({ no y solo debe ser juzgado como un enemigo,
e á quien se ha de combatir en lugar de juzgar,
([ y no siendo, como en efecto no es nada en el con-
« trato que une á los Franceses entre sí, ]as formas
([ del procedimiento no deben buscarse en la ley
« civil sino en la del derécho de gentes.
A~i no veía Sto Just en aquel proceso una cues-


tion de justicia sino un asunto de guerra. ti ¡ J uz-
« gar á un rey como un ciudadano! Esta palabra
( admirará á la fria posteridad, pOl~que juzgal; es
« aplicar la ley, y una leyes una relacion de jus-
([ ticia, ¿pero {Iue relacion de justicia puede ha-
([ ber entre la humanidad y los reyes?


( Solo el reinar es ya un atentado, una usurpa-
« cion imperdonable que un pueblo no puede su-
«frir sin culpa y contra el cual tiene cada hom-
«brederecho personal. No se puede reinar con
« inocencia porque es demasiada locura, sino tra-




1::0NVENCION N.\CIONAI. (1792). 31
..: tar estas usurpaciones como los reyes tratan la
{( de su pretendida autoridad. ¿ No se formó causa
( á la memoria de Cromwell por haber usurpado
« la autoridad de Carlos l? Pues en verdad que no
(cera mas uS1Ít'pado(el uno que el otro ,pol~que
«cuando un pueblo es tan cobarde que Se deja
« dominar por tiranos, su dominio pertenece al
«primero que le ocupa y no es mas sagrado ni
«legítimo en la cabeza del uno que en ·la del
« otro. »


Pasando luego á la cuestion de las formas, tam-
poco veia en ella Sto Just mas que nuevos errores
é inconsecuencias. Las formas de los procesos no
son mas que hipocresia y no es el modo de pro-
ceder el que ha justificado las venganzas de los
pueblos contra los reyes, sino el derecho de la
fuerza .•...


( Algun día, dijo, se admirará el mundo de
f{ que en el siglo XVIII se esté mas atrasado que
«en tiempo de Cesar: allí sacrificaron al tirano
c: en pleno senado, sin mas formalidad que veinte
« y tres puñaladas y sin otra ley que la libertad
fe de Roma. Y hoy se hace con el mayor respeto el
«proceso de un hOlnbre, asesino del pueblo á
e .quien se ha cogido en fragante delito ..•..
. Mirando la cuestion bajo otro aspecto, á pesar
de ser enteramente estraño á Luis XVI', se opuso
Sto Justá las sutilezas v astucias de los ánimos


,)




32 l\EVOUJCION FRANCESA.
que en su concepto perjudican á las grandes cosas.
La vida de Luis XVI no era nada, sino que única-
mente le inquietaha la prueba que iba á hacerse
del ánimo de sus jueces y la idea qne ihan á dar
de si mismos. « Los hombres que van á juzgar á
" \....~;.~ ~ 'i"\. \..;.~;~~~ ~"-~ ~"-~~~~ "\.'\.~~ ~~~~b\;~~ , '1 ~~
C' imposible que]a funden los que dan tanta im-
( portancia al castigo de un rey ..... Desde que se
« ha leido el informe veo manifestarse una cierta
« inquietud, y que cada uno mira el proceso con
«arreglo á sus particulares ideas, porque unos
«temen que han de sufrir despues la pena de su
( atrevimiento, y otros no han renunciado á la
({ monarquia y temen que el ejemplo que se dé
« de una virtud sea des pues un vínculo d~ uni-
«( dad ....


« Todos nos estamos juzgando con severidad
«y aun me atrevo á decir que con furor, sin pen-
e: sal' mas que en modificar la energia del pueblo
« y de la libertad, mientras que apenas se acusa al
« enemigo comun , y todos se miran unos á otros
« antes de dar el primer golpe, ó por esceso de
C( dehilidad ó por hallarse ya comprometidos en
« el crimen.


« Ciudadanos, si el pueblo romano, despues de
«seiscientos años de virtud y de odio á los reyes,
« si la Gran Bretaña, despues de muerto Cromwell,
«'Vieron aparecer de nuevo á los reyes ¿ qué no




t'!ONYENCION NAC16NAL (t 792). 33
.. debemo's temer nosotros los buenos ciudadanos,
oC" los amigos de la libertad, al ver temblar el ha-
« cha en nuestras manos, y á un pueblo respetan-
0« de las ~ad~nas el primer dia de su -libertad ?
e ¿ Qué república quereis fundar en medio de
.« nuestros cOmbates privados y de nuestras comu-
.nes flaquezas? .. Yo no perderé nunca de vista
"4" qUe el espíritu con que se juzgue al rey será el
'« mismo con que se funde la república..... la
.C" medida de vuestra filosofía en este proceso será
.« tambien la de vuestra libertad en la constitu-


.


• ClOno »


Habia con todo algunos que con menos fanatis-
mo que Saint J ust , se esfor~aban por traer las co-
sas mas á 1., cierto y conducir la asamblea á ideas
mas justas. En la sesion del 1'5 de novienlbr~ ha-
hia dicho Rouzet 'C( He aquí la verdadera situa-


.{( cion del rey en la constitucion de 1791. Estaba
c( .colocado en presencia de la representacion na-
"C{ cional para rivalizar con ella, y en tal caso ¿ no
({ era natural que procurase recobrar lo mas que
C{ pudiese del poder que habia perdido? ¿No sois


, 4: vosotros mismos quienes le abristeis esta lid y le
4: llamásteis á luchar con el poder legislativo? Pues
• oC bien, ha quedado vencido en la lid, Y se h~lla
~:solo, desarmado, abatido á los pies de 25 inillo- .
ti: nes de honlbres; ¡ y estos" 2~ millones han de I
« tener la bajeza inútil de sac;rificar al vencido!


IV. 3




~voLnCIoN FRANCESA.


« Fuera 'de eso ¿no habia reprimido Luis XVI mai
«que ningun soberano . del, .mundo esa eterna sed
({ de dominar que está en el corazon de todos los
({hombres? .¿ No~izo en 1789 sacrific\o vol un-
«tario de. U~la parte ·de su autoridad? ¿No renun-
« ció. á muchos derechos que sus predecesores ha-
«man -ejercido sin contestacion ? ¿No abolió la ser-
( vidum.bre :en, sus dominios? ¿No llamó á sucon-:-
crsejo :ministros filósofos y hasta los empíricos que
c( le designaba la opinion 'pública? ¿.No.convo~ó
« los estados. generales y volvió al estado llano una
ti: parte de sus derechos? "


Aun con .masatrev~Iniento se esplicó Faure ' ,
el diputado del Sena inferior, pues recordando la
conducta, .deLuis,XVI "o,só decir: .«. L~ voluntad


. . . . .' ". . .


. « del pueblo huhier.a, podido mostrarse, ta.n seve-
«fa contra Tito co~o contra Neron y hubiera p0'-
« dido descubrirle crímenes, aun cuando no fue-
« sen ,mas que los que cOJ!letió delante de Jerusa-
«lem:. ¿ Pero cuales son los que imputais á Luis
({ XVI? Yo he leido con atencion todos los docu-
,« mentos del proceso y no he encontrado mas que
« la debilidad de un hombre que se deja llevar de
«todas las espe.ranza's que le dan de l'ecohrar su
(antigua autoridad, y sostengo que todos los mo-
«narcas .que han muertó en sus camas eran mas
«culpahles que. Luis XVI. El mismo Luis XII el
« bueno fué mil ve<:es mas criminal sacrificando en




C6NVENC10N NACIONAL (t7:g-.2). 3á
. .: Italia 50 mil Franceses por sus querellas parti-
.o({ culares. Las rellta-s'de la corona, el veto ,la elec-
«cion de ministros, las mugeres, sus parientes y
-« cortesanos estos han sido los únicos seductores
C{ de Ca peto: ¡y qué sedu~tores L ... Yo quisiera que
.,se me dijese si Aristides y el mismo Epictéto hu-
«hieran tenido· firmeza para resistir .á ta:les prue-
• has, por que para mi entender lo~ principios y
~ los errores no nacen Illas que del débil corazon
• de los mortales. Elevaos vosotros 11l1CS á toda
.. la altura .de la soberanía naci<Jnal y daos cuenta
( de la lllagnaniluidad que exig·e semejante poder.
«Llamad á Luis XVI, no como se llama á un cul-
e: paLie siu<J como á un frances y dccidle : Los que
» en' .otro tiempo te elevaron al solio y.te apelli-
4: da:ron su rey, -te -llcponen hóy, ·porque les ha-
cr bias prometido ser padre suyo y no has sahido
« serlo .... Trata de reparar á fuerza de vil,tudes
( como ciudadan{} la conducta que has observado
({ COITJO rey.»


No eS de estraiial' que en aquella cstraordina-
ria exaltacion de los ánilnos, cada uno mirase la
cuestion hajo un punto diferente de vista. Fau-
chet 8 , aquel clérjgo constitucional que se habia
hecho c(~lebrc en 1789 por hahel' profanado el-
púlpito con elleúguage de la revoluc.i~n, pregun-
tó si la sociedad tenia derecho de imponer la pena
de niuerle , diciendo: ;, tiene del'echo la sociedad




36 REVOLUCION FRANCESA.
(' pal'a quitar á un hombre la vida que no le lía
« dado? No ha~ duda en que ella debe hacer cuan-
( to pueda para su conservacion, ¿ pero no hay
« otro medio de conseguirlo qne la muerte del cul-
{e pableJ Y si lo puede por otros medios ¿ no tiene
c: obligacion de elnplearlos? No hay que perder de
« vista ~sta verdad mas en esta causa que en :nin-
«guna otra. ¡ Qué! ¿ Es por interes público y para
c( afirmar la naciente república que os proponeis
«sacrificar á Luis XVI? ¿ Pero perecerá toda su
«familia con el mismo golpe que descarg1leis
«sobre él? Segun el sistema de sucesion ¿ no suce-
11 de un rey inmediatamente á 'otro? ¿Habreis es-
({ tinguido con la muerte de Luis XVI los dere-
«chos que una familia entera cree haber'recibido
e de una posesion de muchos siglos? Es pues iÍlú-
« til acabar con un solo hombre, sino por el con-
e( trario se debe conservar al gefe actual que cier-
(( ra todo acceso á los demas; dejadle que viva con
c( todo el ódio que inspira á los aristócratas por
( su~ incertidumbres y concesiones y con esa' re-
« putacion de debilidad que le en.vilece tanto mas
C( cuanto es indudabl~ su derrota, y,yo os aseguro
« que será menos temible que ningun otro. Dejad
« á ese rey destronado andar errante en la vasta
«estension de nuestra república, sin aquella co-


. « mitiva de' grandeza que le rodeaba; mostrad al
« público cuan poca cosa es un rey reducido á si




CONYENCION NACIONAL. (1792). 37
«mismo sin disimular el mayor desden de todo
c: lo que fue, y entonces su recuerdo dejará de ser
c: temible. Con ello habreis dado una leccion á los
« hombres y habreis hecho mas por la seguridad
c: de la república y por su instruccion, que derra-
«mando una sangre que de ningun modo os per-
«tenece. En cuanto al hijo de Luis XVI, añadió~
tt Fauchet, él puede llegar á ser hombre y haré-
«mos de él un ciudadano como el jóven Egalite ,
({ que combate por la república, y no tendrémos
(e recelo de que ni siquiera un soldado de la liber-
{( tad le siga, en caso de tener la locura de. querer
<c ser traidor á la patria. Mostremos asi á los pue-:
«blos que no tememos nada, y aconsejémosJes
«que nos imiten y todos juntos formen un
« congreso europeo, que d'ep()ngan á sus sohera...;
({ nos, que los dejen andal' como unos ln~serables
({ arrastrando una vida obscura en medio de las
«repúblicas, y que les señalen algunas ligeras


. . .


ce penSIOnes para VIVIr, porque esos seres son tan
c( limitados, que ni siquiera les enseiíará la nece-
ce sidad á ganar el pan. Dad ese gran ejemplo pa-
ti: ra la abolicion. de una pena bárbara, y acabad
([ de suprimir ese medio inicuo de la efusion de
« sangre, curando al pueblo de la fatal necesidad
f: de derramarla. Pcocurad apagar en él esa sed
«'que unos hombres perversos querri an esci tal' y
ti: servirse de ella para el trastorno de la repúh1 i-




38 REVOLUCION FRANCESA.
«ca. Pensad que esos bárbaros os piden toda-
« vía ciento cincuenta mil cabezas, y luego que
«les hayais entregado la de un rey, Dlal podreÍs
« reusarles ninguna. Impedid crímenes que agita-
« rán ,6r Iargt')) tiempo á la república, deshonra-
«rán la libertad, detendrán sus progresos y per-·
« judicarán á la felicid ad del mundo~ »


Habia durado esta discusiondesde el 13 llasta
el 30 de n?viembre, y escitado una agitacion ge-
neral, no pudiendo comprendet· aquellos cuya
ilnaginacionno estaba penetrada del nuevo órden
de cosas '.y conservaban algan recuerdo 'de 1780
y de la. bondad del monarca, que aquel rey con-
vertido de pronto en tirano, estuv.iese destinado
al cadalso. Aun adnlitiendo sus inteligen~ias con
el estrangerO", imputaban aquella- falta á su debi-
lidad ,á los que le rodeaban y al invencible amOF
del podeL' hereditario,., de suerte que se les resis-


o tia la idea de un infame suplicio. Sin. embargo no
se atrevian á tomar abiertamente la defensa de
Luis XVI, porque el peligro reciente á que·llabia-
IDOS estado espuestos por ·la invasion de los Pru-
sianos y la, opinion generalmente esparcida·de que
la corte epa .la causa secreta de aquella invasion
en nuestras fronteras ,habia escitado cierta Írrita-
cion que reca.ia sobre a(fUel desgraciado monarca ,
sin que nadie se atreviese á oponerse á ella. Se con ..
tenta.ban á lo m.as GOU oponerse de un mod~ ge-




CONVENCION NACIONAL (1792). 39
neral á· ros que pedian venganzas, pintándolos
comO' 'á' unos escitadores de crimenes , y como' ase-
sinos "que' quedan' cubrir la Francia de sangre y
de l'uin-as. Sin defender nominalmente á Luis
XV'I , se reclamaha la moderacion: con los enemi-
gos 'vencidos , Y' se recomendahala desconfianza
éóntra una energia hipócl'ita, que con 'apadencias
de defender la república con suplicios,' solo in-
tentaba sugetarla con el terrOl', y comprometerla
con la Europa. Todavia no habian tomado la pa-
labra los girondinos , y se suponía que' no era sa-
bida su opinion, aunque la Montaña pretendia
abiertamente que intentabari salvar 'á Luis XVI,
con el intento de desacreditarlos. La verdad es que


, se hallaban inciertos;sobre aquella causa', porque
. por' itria' parte d~seclíábart';la 'inviólabilidad y te-
nian por culpable al monarca, como cónlplice de
la invasion estl'angera, al paso que por- otra se .
hallaban conmovidos por aquel grande infortu-'
nio, é inclina~os en todo caso á oponerse á la vio-
lencia de sus adversarios, sin saber que partido
tomar, y por eS{) guardaban ~ln silencio equivoco
y amenazador.


Otra cuestion habia, que ocupaba mucho los
ánimos, y no ocasionaba menos divergencias que
la precedente, y era la de' las subsistencias, que
en, todas las épocas d~ la revolucion habian' sido'
la piedra'.de toque de la discordia.




40 IlEVOLUCION FRA.NCBSA. '
Ya hemos visto cuantas inquietudes y trabaros;


habia c:ausado. á Bailly Y á Necker durante los pri-
meros tiempos de' 1789, Y las mismas dificultades


. se presentaban con mayor Íncremento á fines de
92, porque iban acompañadas de movimientos..
mas peligrosos. La suspension del e~rcio de
objetos que no son de primera necesidad puede
causar perturbacion en la. industria, influir á la
larga en las clases menesterosas ; pero cuando He--
ga á fálta.r el primer alimento que es el pan, ,in~
m~diatamente se ~iguen alborotos y desórdenes.
Por eso la antigua policía- ha.bia considerado las
subsistencias comO' la primera de sus atribuciones,
y como uno de los objetos que' mas interesaban
la tranq~ílida(l púhli~a. , .


No f~ltaban los· trigos en 1792\ pero' se hallaba,
atrasada la cosecha por causa de la estacion y fal-·
tahan brazos para trillar; mas· la verdadera causa
de la escasez nacia de otro principio, que era la fal-
ta de· seguridad. Asi en 1789 como en 92 habia
gran riesgo de ser robado ~n los caminos, y per-
der sus granos en los mercados, pOlo lo que no se
atrevieron los arrendadores á ir á venderlos', y el
vulgo creia que era porque los acaparaban para
e.nriquecerse. La voz mas genera~ era contra los-
arrendadores á quienes llamaban aristócratas, di-
ciendo que era indispensable dividir sus tierras
porque' no po~lian cultivarlas siendo tan estensas,






42 REVOLUClON FRANCKSif.
gran" costa. Estas medid:as equivocadas que inspi~
rallan las falsas ideas, económicas, y el inmodera-
da de'seo de popularizarse, mataban- al comercio',
que' es tan necesario particularmente en Paris,
por t~ner que reunirse en un co-rto espacio ma ..
yor cantidad de gran{)s que en ninguna otra par";
te. Ya pues se echa de ver que eran muchas las
causa,s de la escasez y dejamos resumidas en el
terror de los arrendadol'es, en e! bajo' precio de
los asignados, en el furor de hacer provisiones y
en la invencible concurrencia de la municipalidad
de Paris.


En tan difíciles cireunstancias no lo es adivinar
el partido que tomarían las dos clases d'e ho~n­
bres que se tenian repartida la soberanía de Fr~n­
cía. Los mas violentos , aquellos que hasta" enton-
ces no hahian hallado otro medio de destruir la
oposicion que el de acabar con los opositores, y
que para impedir las conspil'aciones habian·sacri-
ficado á cuantos eran de opinion contraria, selne-
jantes, hombres no alcanzahan otro medio que el
de la fuerza para terminar la· escasez~ Que,rian que
se obligase á los colonos á llevar sus trigos al mer-
cádo y qué lo vendiesen al precio que señalara el
ayuntamiento; Que no pudiesen sacar los granos
de sus puehlos para que no se acumulasen en los
gl'aneros de los que ellos llamaban acaparadores.
Por tanto exigial} la presencia .forzada de los co-




CONVENCION' NACIONAL. (t792). 43
mercianres en 'los mercados , la tasa deÍ precio ó
el máximum'" la prohibícion de toda cireulacion,
y últimainente la obediencia pasiva del comercio
á, sus. deseos, no pOI' el atractivo ordinario de la-
gªnancia , sino por el tenlor de 108 castigos y de
la muerte.


.


, Por el contrario los mo~erados desea han que se
dejase volvel"tomar su curso al comercioc, dísipan~
do los temores del arrendadar y que tuviese li-
bertad para fijar el precio con el atractivo' de una'
permuta libre' como segura y ventajosa, permi-
tiendo la eircnlaci'on de un departamento á otro á
fin de socorrer á los que no producian trigo., De
este modo proscribian la tasa y las provisiones de
toda especie, reclamando con todos los buenos
economistas la completa libertad del cGmercio de
granos en toda Ii"rancia. Segun el dictánlcn de
Barbaroux, que estaba bastantc vcrsado en aque-
llas materias, proponian que la csportacion al
estrangero estuv iese -su jeta á pagar un derecho,
que se aumentaria cuando estuviesen lnuy altos
los precios, y asi dificultaría la salida en los tieln-
pos en que fuese mas necesaria la I~resencia del
género. De ningun modo adlnitian la intervencio'n
administrativa mas' que para el establecinliento
dé. ciertos' mercados destinados á los casos es-
traordinarios; ni querian que se emplease la se-
",cridad mas que contra los perturbadores qué




44 REVOLUCION FRANCESA.
violentasen á los pl~oveedores en los caminos ó
mercados., prohibiendo todo castigo á lo que es el
puro comercio., porque si el temor pued~ ser un
medio de represion ., jamas es un estimulo de ac-
cion ., como que paraliza pero no alienta á los
hombres.


Lu'ego que un partido llega á dominar un es-
tado, inmediatamente se constituye en gobierno.,
y no tarda en formar deseos y contraer las preo-
cupaciones ordinarias á todo gobierno., enpeñán-
dose en hacer que todo marche á su gusto y em-
plear la fuerza como remedio universal. Asi fue
que los mas ardientes amigos de la libertad,
adoptaron la misma predileccion que todos los go':"
biernos por los sistemas prohihiti vos., y tenian por
adversarios á los que con mas moderacion querian
no solo la libertad como objeto, sino tambien los
medios de adquirirla., y reclamaban seguridad
para sus enemigos., lentitud en las formas judi-
ciflles y libertad absoluta de comercio.


Hacian valer los girondinos todos los sistemas
que habian imaginado los mejores teóricos contra
la tiranía administrativa; pero aquellos nuevos
e~onomistas en vez de encontt~ar , como otras ve-
ces., un gobierno que se avergonzaba de si mismo
y á quien siempre condenaba la opinion., se ha-
llaban con unos hombres embriagados con la idea
de la salud pública, y persuadidos de que la fuerza




CONVENCION NACIONAL \1792). . 45
empleada én este objeto no era mas que la enei'-
gia del bien.


Aquella discusion trajo consigo otro lnotivo de
graves divergencias, porque Roland acusaba to-
dos los dias al ayuntamiento de que malversaba
las subsistencia.s ocasionando escaseces en Paris,
porque rebajaba su precio para solo adquirir. po-
pularidad. Los montarleses le replicaban culpán-
dole á el mismo de abuso de cantidades conside-
rables que estaban señaladas á su ministerio para
compra de granos, siendo gefe de los acaparado-
res y constituyéndose' en verdadero dictador de
Francia apoderándose de las subsistencias.


Mientras que se disputaba sobre esto en la
asamblea estaban insurreccionándose en varios
. departamentos y particularmente :en el del, Eure
y Loira, donde el pueblo de la campiña, escitado
por la falta de pan y por las instigaciones de los
curas, echaba la culpa á la convencion de todos
los males que ocurrian, y al mismo tiempo que
la echaba en cara no poner tasa en los granos, se
quejaba de que perseguia á la religion. La causa
principal de este último cargo era Cambon, por-
que apasionado á todas las economias que no re-
caían sobre la guerra, habia anunciado que se
suprimirian los gastos del culto, y que los que qui-
sierlJn misa, que la pagasen. Por eso los insurgentes
no cesaban de decir que estaba perdida la religion




46 . 'REVOLUC10N FllANCESA..
y por una singular.contradiccion, maldecían de lit
templanza de la convencion en materia de 'subsis-
tenoia-s y de s~ violencia en: las relativas al cul-
to. Dos miembros suyos que envió laconvencion
encontraron en las inmediaciones ·de Coul"'Ville
una reunion de muchos miles de paisanos arma-
dos de horcas y :escopetas , y se vieron obligadoS'
s~pena de muerte á firmar la tasa de los granos,
en lo -cual consintieron y la convencion lo desa-
probó, declarando que debian primero morir y
anuló la tasa firmada por ellos. Inmediatamente'
se envió fuerza armada para disipar el tumulto,
y asi fué comQ principiaron los alborotos del
Oeste ,esto es por la miseria y por el apego al
culto.
. Para· apaciguaraquellapoblacion declaró la


asamblea, á propuesta de Danton , que su inten~
cion no er~ abolir la religion, pero persistió en,
desechar el máxúmm. Asi luanteniéndose firme eQ.
medio de las telupestades y conservando cierta li-
bertad de ánimo , se declaraha la mayoria con-
yencional por la libertad del comercio contra los
sistemas ·prohibitivos. Si se considera lo que pa-
saha en los ejércitos, en las administraciones y en
el proceso de Luis XVI se verá un espectáculo tan
singular como terrible. Los ht?mbres acalorados se
exaltan y quieren reorgariizar enteramente los ejér-
citos y las administraciones para echar de ellas á




CONVENCION NAClO~AL (.1792). 47
los tibios y s~specllOsos ; qujeren' elnplear la fuer-
'La contra el, comercio 'Para impedirle que se pa-
ralice , y desplegar venganzas terribles para arre- .
drar á todo enemigo. Por el cont~'ario los modera-
dos temen desorganizar Jos ejércitos con renovar-
los, destruir'el comercio usando de violencia y
sublevar los ánimos empleando el terror; pero sus
contrarios se irritan de sus temores y se exaltan
lllucho mas en su proyecto de renovarlo todo, de
obligar á todo y' de castigarlo todo. Tal era el es-
pectáculo que se d~ba en aquel momento por el
lado izquierdo contra el 1ad.o derecho de la con-


.


venClOn.
Muy agitada habia &ido la sesion del,30 con las
queia~ de Roland contra las faltas de la munici-'
paiidad en materia de., subsistencias,:y por ,el· in-
forme de los comisal'ios enviados al departamen-
to de Eurc y Loira. Todo se recuerda á un tiernpo
cuando se principia la cuenta de sus males. Por
una parte se hahian traido á colacion las matan-
zas y los escritos incendiarios, y por otra las in-
certidumbl'es, los restos de realismo y las lentitu-
des opuestas á. la. venganza nacional. Habia habla-
do Marat y escitado un rumor general, pero to-
I!ló Robespierre la palabra en medio de aquel rui-
dO.y.dijo que venia á proponer un medio mas po-
deroso,que todos los demas para restablecer la
tranquilidad pública, y tal que produciria en




,


REVOLUCl6N FRANtJSA:


la asalnblea la itnparciali4ad y la concordia,
;eonfundiria. á los enemigos de la ~nvencion,


. impondria silencio á todos los folletistas, á todos
los autores de los ,pasquines y desharia todas las
calumnias.- ¿ Y cu:.l es ese medio? gritaron to-
dos á una voz. « Es el de condenar mañana al tira-
-(e no , respondió Robespierre, á la pena de sus crí-
« menes, y destruir de este modo el punto de reu-
« nion de todos los conspiradores. Pasado mañana
« arreglareis las sub&istencias y ai siguiente fija:-
« reis las ba-ses de una constitucioll libre.» ,


Este modo tan enfático como astucioso de anun-
ciar los medios de sal~acion, cifrándolos en una
medida combatida por el lado derecho, escitó á
los girondinos y les' ~bligó á esplicar~~ sobre la
gran cuestioIl del proceso. «'Estais" hablando aquí
.«: del rey, dijo Buzot, mientras que la culpa de to-
e: das las turbulencias la tienen' únicamente los que
«querrian sucederle. Cuando llegue el dia de, pr~
« nunciar sobre su suerte yo sabré hacerlo con la
« severidad que merece: pero ahora no se trata de
< eso, sino de los alborotos que solo' proceden de
« la anarquía, y esta de la no ejecucion de las 1e-
( yeso Esta falta de ejecucion existirá mientras que
e la convencian no haga nada para' asegurar el ór-
« den.» Sucedió Legendre á Buzot y suplicó á sus
cólegas que olvidasen toda personalidad para no
ocuparse sino de la causa pública y de las sedi-




CONVBNCION NACIONAL (1792). 4g
~ione5, que no tenian' otro objeto mas que el de
salvar al re~ '. c~ cesarán avenas de\e. de. e.'t.i~­
tiro En consecuencia propuso á la asamblea que
se pusiesen sobre la mesa las opiniones prepara-
das acerca del 'proceso, que se imprimiesen y dis-
tribuyesen á todos los diputados, y que en seguida
se decidiese si habia de ser juzgado Luis XVI. sin
perder el tiempo en largos discursos. Esclamó Jean
Bon Saint Andre 9 que no habia necesidad de
aquellas cuestiones preliminares y no se trataba
sino de pronunciar inmediatamente la condena-
cion y la forma del suplicio. Por último decretó
la convencion la proposicion de l.egendre y la
impresion de todos los discursos, señalándose la
discusion para el dia 3 de diciembre.


En este dia se 'reclamo por todas partes que se
prIncipiaran la causa, se redactase la acta de
acusacion y se determinasen las formas con que
hahia de instruirse el proceso. Pidió Robespierre
la palabra, y aunque se habia decidido que se im-
primieran y no leyeran todas las opiniones, logró
seroido porque queria hablar no sobre el proceso si-
no contra él yen favor de una condenacion sin jui.cio.


Sostuvo que instruir un proceso era abrir una
deliberacion y cuando se permite deliberar es lo'
mismo que permitir la duda y aun una "resolucion .
favorahle al acusado. Ahora bien poner en proble-
ma el crÍmen de Luis XVI es lo mismo que acusar


IV. 4




50 REVOLUCION FRANCESA.
á los Parisienses, á los confederados y á todos los
patriotas, que habian hecho la revolucion del 10
de agosto; es absolver á Luis XVI, á los aristócra-
tas, á las potencias estrangeras y sus manifies-
tos ; en una palabra , es declarar á la monar-
quía inocente y culpable á la república.


« ¡ Mirad ,sino, continuo Robespierre, la audácia
«que han adquirido los enemigos de la libertad;
«desde que propusIsteis. la duda! En el mes de
ti: agosto último se ocultaban los partidarios del


/
« rey y cualquiera que hubiese osado emprender
{( su apología, hubiera sido castigado como trai-
« doro •... Hoy levantan impunemente su frente or-
« gullosa y está inundado Paris y los departamentos
«de escritos insolentes, mientras que hombres ar-
t{ mados que están en la ciudad á pesar vuestro y
« de las 1eyes, han hecho resonar en ella gritos sedi-
c( ciosos, pidiendo la impunidad de Luis XVI ¡ Ya
c( no os falta mas que dar entrada en este recinto
ce á los qU,e ambicionan el honor de defenderle!
« ¿ Pero qué digo, cuando Luis tiene divididos á
«los mandatarios del pueblo? Se habla en pro y
c( en contra suya. Y ¿quién nos hubiera dicho ha-
«ce 'dos meses que se entablaria aqui la cuestion
« de si era inviolable? Pero despues que el ciuda-
«dano Petion ha presentado como una cuestion
(e séria y que debia tratarse s,eparadamente, la de
«saber si el rey podia ser juzgado, inmediata-




CONVENCION NACIONAL (1792). 51
~ mente se han reproducido aqui las doctrinas de
.la asamblea constituyente. ¡ Oh erímen, oh ver-
«güenza, haber resonado en la trihuna del pue-
« bIo frances el panejirico de Luis XVI! Hernos oi-
« do ponderar las virtudes y los beneficios del ti-
4: rano, y mientras que nos ha costado el mayor
« trabajo sustraer los mejores ciudad-aílOs á la i{l-


.« justicia de una decision precipitada, solo es sa ..
«grada la causa del tirano y no debe economi-
( zarse ni el tielnpo ni la libertad para discutirla.
« Si hemos de creer á sus apologistas, el proceso
<{ durará mu'chos meses, y alcanzará la época de
({ la próxima primavera en que los déspotas de-
( ben darnos un ataque general:. Qué carrera tan
e inmeti~a se abre á los conspiradores, y qué alí-
e' mento se dá á la intriga y á la al~istocracia!


(<¡Justo cielo! las hordas feroces del despotis-
e mo se preparan á destrozar de nuevo al seno de
e' nuestra patria en nombre de Luís XVI. Todavia
«combate este mismo contra nosotros desde el
« centro de su prision , y todavia ,se duda si es cul-
e pable y si es lícito tratarle COlItO á enemigo! Se
«pregunta cuales son las leyes que le condenan ,
«y se invoca en su favor la constitucion •... .! La
« cQnstitucion os prohibía lo que habeis hecho,
e porque si no podia ser castigado mas que coh la
« deposición, vosotros no podeis pronunciarla sin
« haber instruido su proceso, tampoco teniais de.;...




tmVOLUCION FRANCESA.


4' recho para r~tenerle en la cárcel, y el tiene el
«de pediros los daños y perjuicios, igualmente
« que su libertad: la constitucionos condena, y
« así id á implorar su clemencia á los pies de Luis.»)


Estas declamaciones tan amargas, que no conte-
nian nada que no estuviese dicho ya por Sto Just,
no dejaron de producir ,una sensacion profunda en
la asamblea, la cual quiso resolver en la misma
sesion. Habia solicitado Robespierre que Luis XVI
fuese juzgado inmediatamente, pero se obstina ..
ron 11luchos miembros y principalmente Petion
en proponer, que antes de fijar la forma del jui-
cio, á lo menos se acordára que se le debia en-
juiciar, porque este era, en .su dictámen un preli-
minar ipdispensable, cu,alquiera q1,lC fuese la ce~
leridad del procedimiento. Quiso volver á ha-
blar Rohespierre, y aun exigió la palabra, pero se
irritaron con su insolencia y se le reusó la tribu-
na espidiendo por fin la asamblea el decreto si-
guiente.


« La cOllyencion nacional declara que Luis XVI
« será juzgado por ella. D (3 de diciembre.)


El dia 4 se abrió la discusion sobre las formas
del juicio, y Buzot, que habia oido hablar de
realismo, pidió la palabra para una mocion de
órden, y para alejar toda sospecha dijo, que soli~
citaba la pena de muerte contra cualquiera que
propusiese en Francia el restablecimiento de la




ONVENCION NACIONAL. (1792). 53"
monarquia.Este es uno de los medios que toman'
frecuentemente los partidos para probar que son
incapaces de aquello de que se les acusa. Nume-
rosos aplausos acogieron aquella' inútil proposi-
cion, pero los Montañeses, que segun su sistema
no parece que dehian impedirla, se opúsieron con
despecho, y Bazire solicitó combatirla. Elnpezal"on á
gritar que se vote, que se vote y Philipeaux 10 , unién-
dose con Bazire, propuso que no se ocupase na-
die mas que de Luis XVI, Y estar en sesion per-
manente hasta que le hubiesen juzgado. Entonces
se preguntó qué interes llevaba la oposicion en
rechazar la proposicion de Buzot, porque n() hay
ninguno que pueda echar de menos la monarquia.'
Replicó Lejeune 11 que esto era volver á pon-:r en-
duda lo que ya estaba decretado al abolir la mo-
narquia; « pero se tl'ata dijo Rewbel, de añadir
«una disposicion penal al decreto de aholicion,
« y no es volver á poner en cuestion una cosa ya'
« decretada- »


Merlin, que era menos despavilado que los otros
propuso una emienda reducida á que se hiciese es~
cepcion á la aplicacion de la pena de muerte, en caso
que se hiciese en las asambleas primarias aquel1a
-proposicion de restablecer la monal'quia. Al oil'
estas palabras se levantaron gritos de todas pai'-
tes, diciendo que'ya estaba descubierto el rniste-,
Jtio ; que se queria un rey, pero que saliese de las




5.f. REVOLUCrON FRANCESA.
asambleas prÍlnarias; de aquellas asambleas en que
se hahian elevado Mara~, RobespielTC' y Danton ..
Procuró Merlín justificarse ~iciendo que solQ ha-
bia querido r~dir homenaje á la soberania del
pueblo-; perg. le impusieron silencio tratándole de
realista, y se propuso que se le llamate al órden.
Entonces Gnadet, con ana segunda intencion, que
:hasta los hom,bres mas honrados suelen emplear
en las disputas acaloradas, sostuvo que era nece-
sario respetar la libertad le opiniones, pues que
de ella hahia resultado el descubrimiento de un
secreta importante, que daba la !.:aye de una gran
maquinacion. «La asamblea, dijo, no debe sentir
« haber escuchado esta enmienda, pues la ha pro-
1[ porcionad() el descubrimiento de que un nuevo
« despotismo ha de suceder al despO'tismo finado,
( y lejos de llamar al órden á Merlin se le deben
» dar lnuchas gracias.»' Una esplosion de murmu-
« Uos cuhrió la voz de Guadet, gritando al mismO"
tienlpo Bazire , Merlin y Robespierre que era una
calumnia; y en verdad que el cargo de querer-
sustituir un rey plebeyo al rey destronado era tan
absurdo como el del federalismO' que se achacaba
á los girondillos. Por fin decretó la. asamblea la
pena de muerte contra 'cualquiera que intentára
restablecer en Francia la monarquía, bajo cual-
fluiera denominacion que fuese.


Entonces se vol.vió á las fórmulas,del proceso, y




CONVENCION NACIONAL (1792). - 55
á la proposicion de estar en sesion permanente,
sobre lo cual pidió de nuevo Robespierre que se
pronunciase inmediatamente el juicio. Pero Pe-
tion, victorioso otra vez con el apoyo de-la mayo-
ría,' logró que no fuese permanente "la sesion, ni
instantáneo el juicio, sino que se ocupase de él
todos los dias la asamblea con esclusion de todo
negocio, desde las once de -la mañana hasta las 6
de la tarde.


Se emplearon los dias siguientes en leer los
papeles hallados en casa de Laporte, y otros que
mas recientemente se habian encontrado en pa-
lacio, en un armario secreto que el rey habia man-
dado construir en el hueco de una pared, y que
por ser la puerta de hierro ,se le dió en llamar e~
armario de hierro. Le habia denUnciado-á :&ola.ndel
obrero que le construyó, y aquel por la prisa de
ir á verificar la verdad del hecho tuvo la impru-
dencia de ir sin que le acompañasen como testi-
gos algunos miembros de la asamblea, lo cual dió
ocasion á sus enemigos para que digesen que ha-
bía sustraido una parte de los papeles. Allí en-
contró Roland todos los documentos relativos á
las comunicaciones de la corte con los emigrados
y con varios miembros de las [asambleas. Se su-
pieron las transacciones de Mirabeau y ya iba á
proscribirse la, memoria de aquel gran ~orador,
cuando, á peticion de Manuel que era su admira ..




56 llEVOLUCI,ON FRANCESA ..
~or apasionadQ, se encargó á la comision :de Íns-
truccion pública que hiciera un exámen mas pró-
lijD de aquéllos documentos. ,. Luego' se' nombró
una comisíon para que con arreglo á ellos se .es-
cribiese una "acta que enunciara los hechos impu-
tados á Luis XVI, Y una vez concluido aquel are~
gato, pasase á la aprobacion de la asamblea. Des-
pues debia comparecer Luis IXVI en persona á la
barra de la convencion, y ser inte.rrogado por el
presidente sobre cada artículo de la acusacion.
Despues que compareciese, se le concedian dos
dias para su defensa, y al siguiente se pronun-
ciaria la sentencia por votadon nominal. Quedó
encargado el poder egecutivo de tomar las dispo-
siciones necesarias para asegurar, la tranquilidad
pública durante la trasladon del rey á la asam-
blea; y estas disposiciones habian sido decretadas
el 9.


El 10 se presentó á la asamblea el pliego de
acusacion y en consecuencia se decretó que al día
siguiente compareciese Luis XVI. Iba pues aquel
desgraciado monarca á comparecer en presencia
de la convencíon nacional,' y .sufrir un interroga-


* Se verificó esta revelacion en la sesion del 5 de diciem.-
bre , y quisieron inmediatamente hacer pedazos el busto de
Mirabeau, y mandar que sus cenizas fuesen sacadas del Pan-
tbeon ; pero se contentaron aquel dia con cubrir el busto ~OIl
\1n 'velo.




CONVENCION NACIONAL (1792). 57
torio sobre todos los actos de su reinado, hahiet;t-
do penetrado esta noticia hasta los oidos de elet,y
por los medios- ocultos de correspondencia que
hahia podido proporcionarse, y se la comunicó
temblando á la desdichada familia. Nn atrevién-
dose á de~irla directamente al rey, se la comuni-
có á Madama Isabel, añadiendo, que durante el
proceso habia determinado el ayuntamiento sepa-
rar á Lui i XVI de su familia. Se concertó con la
princesa sobre el medio de estar en corresponden-
cia durante aquella separacion, y este consistia
en enviar un pañuelo Clery á las princesas si el
rey estaba enfermo, y á esto se reducia toda la
comunicacion que podia tener con ellas. El rey
supo' por su hermana su próxima comparicion
y la separacion en que iba á estar de ellas duran-
te el proceso, y recibió esta noticia con la may or
resignacion, preparándose. á resistir con firmeza
aquella escena dolorosa.


Habia dispuesto el ayuntamiento que el 11 por
la mañana todos los cuerpos administrativos es-
tuviesen reunidos y todas las secciones armadas,
habi~ndose aumentado la guardia de todo~ los si-
tios públicos, tesorerias y depósitos con doscien-
tos hombres por puesto, y que hubiera rese11 vas
en diferentes punto con bastante artillería, y una
parte de esta acompañase el. coche del rey.


Desde el 1 t por la mañana anunció la generala




58 REVOLUCION FRANeESA.
á. todo Pal'¡s aquella ~scena tan triste y nueva, y
empezaron á rodear el Temple numerosas tropas,
en términos que el ruido de las armas y caballos-
llegaba hasta los presos, que fingian ignorar la
causa de aquella agitacion. A las nueve de la ma-
ñana iba segun costumbre la familia al cuartO'
del rey para el desayuno, euando los oficiales
munici pales , mas- vigilantes que nunca, impidie-
ron con su presentía que pudieran hablarse con li-
bertad , hasta que al fin los separaron. En vano
solicitó el rey que le dejasen ver á su hijo por al-
gunos momentos, porque á pesar de sus ruegos ar-
rehatal'on al niño, y tuvo que quedarse solo duran-
te cerca de dos horas. Al cabo' de ellas llegaron el
corregidor de Paris y el procurador ~ínpioo; y le
comunicaron ·la ótden de la convencion, que le
citaba á su barra bajo el nombre de Luis Capeto.
- Ege nombre, replicó el príncipe, era el de uno
de mis ante-pasados, pero no es el mio, y se le-
vantó inmediatamente y montó en el coche del cor-
reg'idor que le aguardaba. Seiscientos hombres
escogidos rodeaban el carruage, precedido de tres
piezas ~e al~tilleria y seguido de otras tres, for-
mando la vanguardia y retaguardia una numero-
sa caballería. Contemplaba ;silenciosa una multi-
tud inmensa aquella triste comitiva y aguantaba
aquel rigor, como habia aguantado tanto tiempo
los del aIi.tiguo gobierno. Hubo algunos gritos aUIl-




CONVENCION NACiONAL (179:2). 59
que muy raros, sin que el rey ~iciese el menor
caso, entreteniéndose pacíficamente de los objetos-
que se presentaban en el camino, y luego que
llegaron á los fuldenses, le de,)al"on en una sala.
aguardando las órdenes de la asamblea.


Durante aquel tiempo se hadan difm'entes mo-;-
ciones relativas al modo con que se debia recibir 'á
Luis XVI, Y se propuso que no se oyera ninguna
peticion, que ningun diputado tomase la palabra
y que no se diese ninguna señal de aprohacion ni
de improhacion" Es preciso, dijo Legendre, asotnr-
brarle con el silencio de wssepulcFos, cuyas atroces pa-
labras fueron condenadas por un largo murmullo.,
Propuso Defermont que se pl'eparase una silla pa-
ra el ~c\ls~do , y no se discutió la pro.posicion por
parecer demasiado justa y se colO€ó Qil taburete
en la~ harra. Por una ridícula vanidad propuso
lUanuel que se lliciese como que se estaba tr':ltan-
do otro negocio, para que no pareciese que ~a
asamblea solo se ocupaba del rey, aunque hubie-
ra que hacerle esperar á la puerta, X asir se pusie-
ron á discutir una ley sobre los emigrados.


POl' fin anunció Santerre la llegada de Luis XVI,
estando presidiendo Barrere, el cual dijo: « Cin-
c aadanos, la Europa os está mirando, y la poste-
fe ridad os juzg·ará con severidad inflexible; con-
({ servad pues la dignidad y la inlpasibili{lad
« prollia de unos i ueces. Acordaos del terrible si-




60 REVOLUClON FRANCESA.
«lencio con que fué recibido Luis á su vuelta de
« Varennes. »


Eran las dos y media cuando el rey se presen-
tó en la barra, teniendo á su lado al corregidor y
á los generales Santerrey Wittengoff13 , y reinan-
do un profundo silencio en la asamblea .. Todo el
mundo admiró la dignidad de Luis, y su conti-
~ente sereno en medio de tan grande infortunio,
]legando á enternecerse todos los girondinosr y aun
los mismos Saint Just, Robespierre y Marat , sien-
ten desfallecer su patriotislno y se admiran de ver
que era un hombre aquel rey cuyo suplicio pe-
dian con -tanta instancia. *.


Sentaos, dijo Barrere á Luis, y responded á las
preguntas que se os van á hacer. Sentóse el reyy es-
cuchó la lectura del acta de acusacion, artÍcul()
por artículo, en los cuales se recordaban todas las
faltas de la corte y se atribuian personalmente á
L~~s XVI. Se le echaba en cara la interrupcion
de las sesiones el dia 20 de junio de 1789, el con-
sejo ó cámara ~e justicia que se celebró el 23 del
mismo mes, la conspiracion aristocl~ática que se
malogró con la insurreccion del 14 de julio, el


... Ignoramos qué pruebas diesen de esta momentanea ter-
nura ac¡uellos tres tigres, porque no aparece muestra alguna
de ella en todo el curso de esta historia, á no ser que se ad-
mire como un rasgo -de grandeza de alma que no le devorasen
allí mismo. (N. del T.)




eONVENCION NACIONAL. (t792). 61
convite de los guardias de corps , los ultrages he-
chos á la escarapela nacional, la negativa de san-
cionar la declaracion de los derechos del homhre',
como tambien de diferentes artículos constitucio-
nales" y últimanlente todos los actos que indica-
ban una nueva conspiracion en octubre, y fueron
seguidos de las escenas del 5 Y. 6 de aquel mes.
Los discursos de reconciliacíon que se habían se-
guido á ellas, y prometian una variacion de con-
ducta que no era sincera; el juramento falso pres-
tado en la confederacion del 14 de julio; las idas
y venidas d~ Talon y l\Iirabeau para hacer una
contrarrevolucion; el dinero que se había dado pa-
ra corromper á. una multitud de diputados; la
reunion de los caballeros del puñal el 28 de febrero
1791 ; la huida á Varennes y los fusilamientos del
campo de Marte; el silencio observado acerca del
convenio de Pilnitz ; el retardo en la publi-cacion
del decreto que reunia A viñon á la Francia; los
movimientos de Ninles, Montalban, Menda y Ja-
lés; la continuacion de la paga concedida á los
guardias de corps emigrados y á la guardia cons-
titucional que estaba licenciada; la corresponden-
cia secreta con los príncipes emigrados; la insufi-
ciencia de los ejércitos reunidos en la fl'ontera; no
haber querido sancionar el decreto para el cam-
pamento de los 20,000 hombres; el desarme de
todas las plazas fuertes; el anuncio tardío de la




62 ttEVOLUCION FRANCESA.
marcha de los Prusianos ; la organizadon de conl-
p~ñías secretas en lo interior de Paris; la revista
(le los Suizos y demas tropas que formaban la guar ..
nicion de palacio en la mailana del t O de agosto;
el aumento de dicha guardia; la convocacion del
corregidor á TullerÍas; y últimamente la efusion
de sangre que se. habia seguido á estas disposicio-
nes militares.


En no admitiendo como natural que el rey sin-
tiese la pérdida de su poder,todas sus acciones po-
dian facilmente éonvertirse en crímenes, porque
su conducta no era mas que un largo sentimien-
to ;mezclado con algunos tímidos esfuerzos para
recohral~ lo que habia perdido. A cada artículo se
detenia el presidente diciendo: ¿ Qúi ttneis que res-
ponder? El rey con voz firme habia negado una
parte de los hechos, y atribuido los restantes á
sus ministros, apoyándose constantemente en la'
constitucion, de la cual aseguraba que no se habia
,separado jamas. Sus respuestas siempre fueron
comedidas, pero cuando oyó decir, 0009 ha beis der-
ramado la ~anfJre dtl pueblo tl dia 10 dt agosto, escla-
mó con ~oz fuerte: No señor, no, no he sido yo!


Luego le pusieron á la 'Vista todo~ los documen-
tos, y usando de un privilegio que merece respe~
lo, reusó confesar una parte y neg'ó la existencia
del armario del hierro. Aquella denegacion pro-
(lujo m11y mal ttfecto, y era tanto mas impolítica




CONVENCION NACIONAL (t792). 63
cuant() el hecho estaba .demo~trado. Luego pidió
una copia del acta de acusacion, asi como de los
doculnentos, y un abogado para que le ayudase
en su defensa.
. El presidente le insinuó que podia retirarse, y
luego que le hicieron tomar algun refrigerio en
la sala inmediata, volvió á subir al coche y le lle-
varon al Temple. Alli llegó á las seis y media y
lo primero que hizo fue pedir que le dejasen ver
á su !familia; pero se lo reusaron diciendo que el
ayuntamiento habia mandado su separacion mien-
tras durase el proceso. A las ocho y media, cuan-
do le avisaron que era hora de cenar, pidió de
nuevo que le dejasen abrazar á sus hijos; mas
aquellos bárbaros carc~leros del ayuntamiento,
le reusaron tambien aquel conl5uelo.


Durante este tiempo estaba alborotada la asam-
blea disputando sobre el pedido que habia hecho
Luis XVI de un abogado, y Treilhard 14· y Petion
insistian con fuerza en que se le concediese, mien-
tras que Tallien, Billaud-Varennes , Chahot y
Merlin se ~ponian, diciendo ·que con eso iha á
dilatarse el juicio con puras fórmulas; Inas al fin
lo concedió la asamblea. Entonces se encargó á
Ul).~ diputacion que fuese á comunicarle esta noti-
ci~ y preguntarle á quien queria que se nombra-
ra, y el rey designó á Target, y en su defecto á
Tronchet, ó ambos. si era posible. Pidió ademas




REVOLUCIOlf FllANCESA.


que le dieran tinta, .plumas y, papel para trabajar
en su defensa, y que le, permitieran ver á su fa-
lnilia. La convencion decidió inmediatamente que
se le diese cuanto pudiera necesitar para escribir,
y se advirtiese á los dos defensores que habia
elegido para que pudiese cODlunicar libremente
con ellos y ver á su familia.


Target reusó la comision de ~que le encar-
gaba Luis XVI, dando por disculpa que desde
1785 no podia entregarse á la abogacía; pero
Tronche~ escribió sin dilacion que estaba pronto
á aceptar la defensa que se le confiaba ~ y mien-
tras que estaban ocupados en designar otro nuevo
ahogado, se recibió una carta escrita por un ciu-
dadano de setenta años , el venerable Malesher-
.bes, amigo y compañero de Turgot Y' el magis-
trado nlas respetable de Francia. Decia el honra-
do viejo al pt'esidente. ( Dos veces he sido llama-
c: do al consejo del que un tiempo fue mi señor,
«cuando aquellas funciones eran envidiadas de
« todo el m.u.ndo ... c~eo d..ebe~\.e el. m.\.~m.() ~e~:'{\.c\.()
«en una ocasion qué otros tienen por peligrosa. »


SuplicaLa al presidente que hiciese prevenir á
Luis XVI que estaba pronto á dedicarse á su de-
fensa. Otros muchos .ciudadanos hicieron la mis-
ma oferta y se le comunicó al rey, quien les dió
las gracias á todos, y no aceptó mas que á Tron-
rhet y á Malesherhes. Decidió el ayuntamiento




CONYEKCION NACIONAL. (17-92). 65
'que se registrase á los dos defensores hasta en los
sitios mas O'cultos, 'antes de penetrar cerca de su
cliente, perO' habiendO' repetido la convencion
que tuviesen con el unacomunicacion libre, se les
dejó entrar libremente en el Temple. Al ver el
rey á Malesherbes le echó los brazos al cuellO' , y
el venerable viejo se echó á sus pies inundado en.
lágrimas; pero el rey le levantó yestuvieron lar-
gO' tiempo abrazados. Inmediatamente principia-
ron á ocuparse de la defensa, y cada dia traían
unos comisarios de la asamblea los doculnentos ,
con órden de dar comunicacion de ellos, pero sin


.,


soltarlos. El rey los compulsaba con lllucha aten":' "
cion y con tal serenidad que admiraba frecuente-
mente á los cO'misarios.


El únicO' cansuelO' que hahia pedido, que era
ver á su familia, no se le concedió á pesar del de-
creto de la convencion, porque el ayuntamiento
puso obstáculos y pidió que se revocara.--Por
mas que Vds. lo manden, decia Tallien en la con-
vencion , si el ayuntamiento no quiere, no se ha-
rá, cuyas insolentes palabras escitaron un gran
tumulto. Sin embargo modificó el decreto la asam-
blea, y mandó que el rey pudiera tener consigo
á .sus dos hijos ,con condicion de que estos no
habian de volver á ver á su madre durante todO'
el proceso. Entonces convencido el rey que su
madre necesitaba mas de ellos, no quiso privar-


IV. 5




GG REVOLUCION J. RANCESA.
]a de aquel consuelo y se sometió á este nuevo do-
lor con una resignacion que ningun suceso podia
ya alterar.


Segun iba adelantando el proceso, se conocia
)}}as la iluportancia de la cucstion , conociendo al-
gunos que principiar por el regicidio era COlll-
prometerse á seguir un sistelna inexorable de ven-
ganzas y crueldades y declarar guer ra á muerte
contra el antiguo órden de cosas; querían sí des-
t¡'uirle, pero no de un modo tan violento. Otros
por el contrario deseaban aquella guerra á muer-
te que no permitia tregua ni descanso, hasta
abrir un abismo entre la monarquia y la revolu-
cion. Casi desaparecia la persona del rey en aque-
lla innlensa cuestion , y solo se exalninaba una co-
sa, que era saber si convenía ó no romper entera-
lnente con lo pasado por un acto espantoso y ter ..
rible. Solo se fijaba la vista en el resultado, apar-
túndola de la víctima, sobre la cual iba á descar-
garse el golpe.


Constantes los girondinos en perseguir á los ja-
cobinos, les recordaban sin cesar los crímenes de
setiembre y les pintaban como anarquistas que
querian dominar en la cttüYencion por d terror ,
y sacrificar al rey á fin de remplazarle por los
triunviros. Casi consiguió Guadet espulsarlos de la
{'ol1vcncion haciendo que se decretara reunir las
asamhleas eJectorales de Francia para confirma




'CON'Vlr!<CIO~ XAClOI'UL (1792).6'1
ó revocar sus ,diputadas. Esta prol)osicion decre-
tada y l~evocada 'en pocos minutos habia asustad(J
mucho á los jacol~inos, y oh'as circunstancias que
;se aitadieron, les illrquietaron mucho mas. Conti-
tiuaban los confederados llegando de todas pal'-
teso, y los ayu.ntanlientos di,'ijian una nluhitud de
esposiciones, en que al 11115n10 tien1pO que apro-
baban la república, y felicitaban á la aSaInblea por
haherla funda(lo, condenaban !GS crímenes v cs-


.-


cesos de la ana'~CJuia. Las sociedades afiliadas con-
tinuahan desaprohando á la s(}(~iedad lnatriz por-
que conservaba en su seno hom.lwes sang'uinarios
que pervel'tian la moral púhli.ca., y quel~ian aten-
tal~ á la st'guridad de la ('onvencion. Álgunas re-
nega'hande su Inadre y declarahan no querer 111aS
afiliacion? anunciando que á la" prilnera' señal vo-
larian :í Paris para sostener á la asamblea, y todas
soJicitahan que sr. rayas(' d nombre de ~farat ,. y
algunas (,J dellllisl~10 Hoh~spierre.


Afligidos los jacobinos, confesahan (:fue se iba
corrompiendo la opinion en' Francia, y se reco-
mendaban á si mismos la mayor union, sin per-


der n1inuto en escrhir á las provincias, é ilustrar
,á sus hermanos descarriados; acusando al traidor
Roland de que interceptaba la correspondencia y
substituía escritos hipúcritas que pervertian Jos
ánimos. PI'opusieron un donativo voluntario para
esparcir buenos papeles, y particularmente les




68 REVOLUCION FnANCE~A.
admú·ables discursos de Robespierre, que procul'a-
ron enviar á su destino por todos los medios posi-
bies, á pesar de Roland, que segun ellos violaba
la libertad de los correos. Sin emhargo convenian
en una cosa, yel'a que Marat les comprometia con
la violencialde sus e5critos, yen su dictamen era pre-
ciso que la sociedad madre hiciese conocer á la
Francia la diferencia que -hacia entre Marat, cuyo
temperamento ardiente le hacia salir de los justos
límites, y el prudente y virtuoso Robespierre que
sin salir nunca de ellos y sin debilidad ni exagera-
cion, solo queria lo justo y lo posible. Se habia
b::abado una fuerte disputa sobre aquellos dos
hombres y de ella habia resultado que Marat era
una gran cabeza, aunque demasiado atrevida y
exagerada; muy útil, segun decian, para la causa
del pueblo, pero que no sabia contenerse. A esto
respondían los partidarios de Marat, que el no
creia necesario ejecutar todo lo que habia dicho,
y conocia mejor que nadie el término en que era
conveniente pararse , y citaban varias palabras
suyas, como -por ejemplo: ( No se necesita mas que
« un Marat en la república.- Yo pido lo mas para obte-
« ner lo menos.- Primero se secaria mi mano que pOller-
('( me á escribir, si yo creyera que el pueblo habia de ejecu-
« lar á la letra todo lo que le aconsejo, yo recargo dema-
«siado al pueblo porque se que es demasiado bueno. 1>
Las tribunas apoyaron con muchos aplausos aque-




cONYENCION NACIONAL (1792). 6g
lla justificación de Marat, pero la asamblea resol-
vió dirigir una circular, en que describiendo el
carácter de ~Iarat y Robespierre, manifestase la
diferencia que hacia entre la prudencia del uno y
la vehemencia del otro. Despues de aquella re s 0:-'
lucion se propusieron otras muchas, y sobre todo
se determinó pedir continuamente que saliel'an
los confederados para la frontera, bajo pretesto de
que debilitándose cada día el ejército de Dumou-
l'iez por la desercion , era indispensable el refuel'-
zo de los confederados. Escribia lUarat que ya se
habia pasado un año entero en que se hallaban
detenidos los volunLtrios que habian salido pri-
mero, y ya era tiempo de reemplazarlos por los
que estaban en Paris. Súpose entoRces que Cus-
tine se habia visto precisado á abandonai' á Franc-
lort, y que Beurnonville habia atacado inútilmen-
te el electorado de Tréverís, y decian los jacobi-
nos que si aquellos dos generales hubiesen tenido
consigo á los confederados que se estaban pasean-·
do ociosamente en la capital no se habría verifi-
cado aquel contratiempo.


Mucho se habia agitado la opinion con aquellas
dos noticias, por mas que hubiesen sido fáciles de
preveer , porque atacando Beurnonville en una
ma~a estacion y sin medios suficientes unas posi--
ciones inabordables, era imposible que las toma-
ra; y obstinándose Custine en no retroceder es-




70 RE\'OLUCrON FltA~tES..t.
pontaneam'ente hacía el Rflin, pOl' no confesar su
temeridad, era infalihle su retirada fm.'zosa á Ma-
guncia. Pero sienlpre las desgracias públicas sir-
ven de ocasion á las quejas. de' los parrtídos. Com()
los jacobinos no amalJan á los gene'l'a.les sospecha.-
tlos· de aristocracia, declaInaron contra ellos y de-
cian que eran unos fuldense&' y unos girondinos;
al paso que :Marat clamaba de nuevo contra el fu;,,'
rol' de las conquistas, (pe segun él decia , le ha-
bian repu~'nado sien1pre', y no era ~mas que una
ambicion disfrazada de los getlerales para llegar á
un gradO' de poder temible. P!rr su parte Robes-
pi erre dirigiendo los cargos por las. illSpil'.u:Íancs
de su odio, sostuvo que 11.01 era á los genel'ales á
quienes se debia acusar, sinO' á la. faccÍon infame
que dominaba la asamblea y el poder ejecutivo;
y que el pérLitlo Rolau<l, el in tl'igante' Dl'issot y los
perversos Louvet, Guadet y Vel'gníaud eran los
autores de todos los 111ales de FJ.'allcÍa. Decia que
tleseaba ser el primer asesinado por ellos,pel'o que
antes queria tener el gusto' de denunciarlos. Bicn
los conocen, aliadia, Dumoul'iez y Custinc, los
t~uales se guardaban hien de alistarse entre ellos;
pero todo' el mundo les tenle porquc disponen del
dinero', de" los empleos y de todos los recursos de
la repílblica~ Su iutencÍon es avasall<,lrla, y por
eso encadenan á todos los verdaderos patriotas.,
ilnpiclen el desarrollo de sU enm~s:ia , y asi cspoo-




CON\'ENCION NACIONAL (t792). 7t
nen á la :Francia á ser vencida por sus enemigos.
Su principal intento es destruir la sociedal\ l\e lo~
jacobinos ,y dar de puñaladas á quien tenga valor
para resistirles.-Por lo que hace á mi, dijo Ho-
bespierrc en la sesion de los jacobinos del 12 de
diciembre, pido ser asesinado por Roland.


Aquel odio furibundo que se propagaba por to-
da la sociedad, la sublevaba como un mar telll-
pestuoso ; y prometiéndose un comhate á muerte
contra la faccion ;principiaban por neg'arse á toda
idea conciliatoria, diciendo que se cOluprOluetian
á reusar para sielll pre el beso de LamouI'ette.


Iguales escenas se reproducian en la asanlblea
dUl'ante el térnlino que se habia concedido á Luis
XVI para preparar su defensa, repitiendo que en
todas partes amenazaban los realistas á los patrio-
tas y esparcian escritos en fhvor del-rey. Propu-
so TIHlriot un medio., que era ,el de castigar de
Dluerte á cualquiera que rneditase rornper la uni-
dad de la república, ó separar de ella cualquiera
porcion. Este era un decreto contra la fábula del
federalislno, es decil' contra los gü'úndinos; y á él
se apresuró á responder Buzot con otro proyecto
de decreto, pidiendo el destierro de la familia de
Odeans. Asi los partidos cruzaban recíprocas fal-
sedades y se vengaban de las Cahl111nias con ot1'as;
pues mientras que los jacohinos acusaban [t los gi-
rondinos de federalismo, eatos echaban en cara á




REVOLUCION FlU.NCESA.


los primeros que destinaban el trono al duque" de-
Orleans,y solo deseaban sacrificar á Luis XVI pa-
ra que quedara su puesto: vacante~


Existia el duque de Orlens en Paris, esforzán-
dose en vano para que le olvidasen en el seno de
la convencion, cuyo asiento no le convenia sin
duda en medio de aquellos furiosos demagogos;
¿pero á donde huir, cuando en toda Europa le
esperaba la emigracion y los ultrages y tal vez los
suplicios amenazando aquel pariente de la corona
que habia repudiado su nacimiento y rango? En
Franciase esforzaba por ocultar su clase bajo los tÍ-
tulos mas humildes llamándose Egalité! Pero per-
manecia indeleble el recuerdo de su ant ¡gua exis-
tencia y el testimonio siempre presente de sus-
inmensas riquezas; de modo que á no €uhrirse
de andrajos y hacerse despreciable á fuerza de ci-
nismo, era imposible escapa);' de las sospechas. En
las filas de los girondinos se hubiera perdido des-
de el pi'imer dia, y se habrian justificado todos
los cargos que se les hacian de realismo. En los·
jacobinos á lo menos tenia por apoyo la violen-
cia de Paris, si bien no podia escapar de las acu-
saciones de los girondinos, que es lo que sucedió
en efecto. No ~pudiendo estos perdonarle que es-
tuviese alistado entre sus enemigos-, suponian que
para hacerse soportahle, prodigaba sus tesoros á los-
anarquistas'y los socorría con su enorme caudal.




CONVENCION NACIONAL (1792). 73
Aun á mas se adelantaba el sombrio l .. ouvet,


pues llegó á creer sinceramente que conservaba
esperanzas de reinar. Sin participar de esta opi-
nion, y :solo por comhatir la salida de Thuriot
con otra, subió Buzot á la tribuna y dijo: « Si el
«decreto propuesto por Thuriot ha de producir-
{( la confiánza , yo voy á proponer otro que tam-
e< bien la consolidará. La monarquia ha perecido,
« pero todavia existe en las costumbres y recuer-
«dos de las antiguas criaturas. hnitemos á los Ro-
( manos cuando echaron á Tarquino y su familia,
« echando nosotros de aqui á la de los Borbones ;
«porque aunque una parte de ella está entre ca-
« denas hay otra mucho mas peligrosa porque fue
« mas pO-pular, que es la de Orleans. El busto del
e< actual duque ha sido paseado por Paris , y sus
«hijos llenos de valor se distinguen en nuestros
« ejércitos, de modo que hasta las buenas cuali-
«dades de esta familia contribuyen á hacerla pe-
« ligrosa para la libertad. Haga ya el última sacri-
( ficio á la patria desterrándose de su seno y va-
«ya á llevar á otl'a parte la desgracia de haher
«nacido cerca del trono y la que es todavia ma-
« yor, de tener un apellido que nos es odioso y no
« puede menos de ofender los oidos de un hombre
«libre.» Sucediendo Louvet á Buzot en la tribu-
na y dirijiéndose al mismo Orleans, le citó el des-
tierro ,'oIuntario de Cola lino y le cscitó ti inlÍtar-


'"'"1; .• ,'.:




74 REVOLUCION FRANCESA.
le. Lanjuil1ais recordó las elecciones de Pal'is, de
que habia hecho parte Egalité y que se verifica-
ron á impulsos del puñal de la faccÍon anál'qui-
ca , llamando La atencion sobre los esfuerzos que
se habian hecho pal'a nombrar ministro ~ de la
guerra al contador de la casa de Orleans, el influ-
jo que habian ad(luirido en los ejércitos los hijos
de aquella familia, y solicitó por todas- estas razo-
nes el destierro de los Borhones. Se opusieron á él
Bazil'e, Sto Just y Chabot, mas bien por oposi-
cion á los gieonclinos que por intel'es del duque, y
sostuvieron que no era aquel el momento de mos-
trar severidad contra el único de los Borhones que
se habia conducido lealmente con la nacíon, si-
no que era necesario principiar por castigar al
Borbon que estaba preso, hacel' luego la consti-
tucion, y despues habria tiempo para ocuparse
de los ciudadanos que se hubiesen hecho peli-
grosos. Fuera de que hacer salir de Francia al du-
que de Orleans era lo nliSOlO que In atarle , y por
lo menos era indispensable diferir aquella medi-
da tan cruel. Sin ernhargo se decretó el destierro
pOl' aclaolacion, y no se tt'ató mas que de decidir
la época en que había de verificarse, al redactar
el decreto. Entonces dijo Merlín: supuesto que
empleais el ostt'acisnlO :contra Eg'alilé , es menes-
ter <{ue· useis del lnislno medio contt'a todos los
hombres peligrosos, y por de contado yo le pitIo




CONVENClON NACIONAL. (f792). 75
contra el poder ejecutivo. -Contra Uoland, gritó
A lbitte. U-Contra Rolanll y Pache, aIladió Bar-
rere , pues flue han llegado á ser causa de discor-
tlia entre nosotros; y así que sean echados uno y
otro del ministerio, para restituirnos la calnla y la
union. - Sil\ em'bargo temÍó Kersaint que se apl'o'"
vecllase' la Ingla.terl'a de aquella desorganizacion
del ministerio para hacernos una guerra desas-
trosa como lo hizo en 1757 '} cuando fueron des-
grat:iados Argenson y IUacnan.


Entonces preguntó Uewhel si se podia dester-
l'ar á un representante del puehlo, y si hajo este
título no pertenccia Felipe Egalité á la nacion que
le había nOlnhrado, con cuyas diferentes obser-
vaciones se detuvo el movimiento de los ánimos.,
Empiezan á .interrulnpirse, ir disputar unos con
otros, y sin revocar el d~creto de destierro contra
los B'arhones , se suspendió la discusion para de
allí á tres dias, á fin de sosegal'se y reflexionar con
1nas madurez SOhl'C' la cllestion de si se podia des-
lerr'ar á Egalité, y destituil' sin riesgo- á los dos
ministros del interior y de la guerra.


Ya se dcja discurrir el desórden que reinaria en
las secciones, en el ayuntamiento y en los. jacobi-
nos dcspues de sClnejante discusion. En tudas par--
tes se gritaba contra el oslracislno, y se prepara-
ban peticiones para que volviese á abrirse la dis-
f:usion ; I)Cl'O esta princ'pió de nuevo, 11asados l~




76 REVOLUCION FRANCESA.
tres dias ,y vino el corregidor al frente de las sec
ciones á pedir la revocacion del decreto. La asam-
blea no quiso' hacerlo luego que se leyó la peti-
cion ; pero viendo Petion el tumulto que escitaba
aquella cuestion, pidió que se difiriese para des-
pues del juicio de Luis XVI; Y adoptada aquella
especie de transaccion , se arrojaron de nuevo so-
bre la víctima, contra la cual estaban encarniza-
das todas las pasiones; y se volvió de nueve} al
célebre proceso ..




NOTAS DEL TRADUCTOR
PERTENECIENTES AL CAPITULO PRIMERO~


PAGINA 4.


i N. Chambou, medico de Paris, rué nombrado cor-
regidor á Mues de noviembre 1. 792 "Y su primer acto
político fue presentarse á la convencion en nombre de las
48 secciones, pidiendo que se revocase el decreto que
mandaba á todos los BOl'bones salil' de Francia el dia
de~pues del juicio de Luis XVI; lo cual no quiso conce-
derse. En enero de 93 dió cuenta del estado en que se
hallaba Paris y dió quejas en nombre del ayuntamiento
contra el ministro Roland y contra la tolerancia que ha-
bia en dejar volver á muchos emigt'ados. Pero en aquel
mismo mes habiéndose empeñado en reprimir un albo-
roto en el teatro, donde se representaba el Amigo de las
leyes , -le dieron tales empujones que faltó poco para que
acabasen con él , Y se puso tan malo, que se vió preci-
~ado á renunciar el destino.


PAGINA o.


~ J. H. Hassenfratz nació en Paris y llegó á ser ofi-
cial mayor de la secretaria de la guelTa. ~"ue acusador de
Dumouriez y de Custine, y poco despues de ,todo el par-
tido de la Gironda , para lo cual contribuyó á armar un
motin de acuerdo con Pache y Robespierre , en que se
pidió la muerte de todos los conocidos por hombres de
estado. Fllé uno de los miembros mas influyentes de
los jacobinos, y en 1794 indivíduo de una comision
que estaba encargada de inventariar ,todos los obje-
.tos de artes y oficios que pertenecian á la república.




78 NOTAS
DCSpRCS de la caida dc Robespiel'l'c eontinuó lwofesando
pl'illcipi()s jacohínicos y tomando parte cn todas las I'e-
"ueltas que hubo en este sentido, pOI' lo cual le pusieron
en juicio en f 793 Y no se le condenó ni absolvió pOI'
que intel'vino la amnistia que salió al cerrarse la oouven-
"('ion. Despues acá no se ocupó lllas que de dendas y le
nombraron catedrático de física de la escuela politécnica,
para la cual publicó en tSOI un curso de física celestc,


PAGINA 15.


5 E. Dufriche Valazé era un :tbogado y Pl'OpiCt31'jo
de Alenzon , que habia nacido el 25 de enero 1751 y si-
guió en la primcI'a edad la carrera militar y despues es-
tudió leyes. Al principio de la l'evolucioIl , aurazó su
causa con ardol' y le hicieron corregidO!' de Esay , que es
un puehlo pequeño de su misma pl'oyincia, la cual luego
le nombró diputado á la. conyencion, donde siguió el
partido de los gil'Ondinos y en consecuencia le llamaba
Mal'at gefe de los hombres de estado. Siempre estuvo en
guerra abiet,ta con el partido de la Montaña é hizo pren-
der á Henriot que mandaba las secciones iosm'gentes
contra la convencion. Por fin le al'l'estaron cuando á los
nemas gil'ondinos y luego que oyó su sentencia de muer-
te se dió de puñaladas y lIeyaron su cuerpo en una car-
reta al pie del cadalso. Tenia entonces 42 años y ha de-
jado escl'itas varias obras: como las leyes penales; el suc110.
cuento filosófico que está inserto en uno de los tomos de
la bilioteca de noveJas; defensa de los acusados el 51 d~
rnayo, esta obra la escribió en la carcel y la ocultó, pero
luego la descubrió y publicó su compañero Peniel'es;
Plan de adrnin;istracion de las casas de C(Jrreccion,. y Ullfl
memoria sobre la causa da la elevacion de ln.¡; lJapOres en fa
atmósfera.


PAGINA 29.


4 Antonio Lúis St. JU8t nació en met'aUCOllt't cerea
de Noyon en 17G8 y fue tanto su entusiasmo pOI' la revo-




DEL TU ADUCTOR. 79
tllcion, que desde la edad de 24 años le nOmbl'al'On di-
putado á lacon,-encion, donde no tardó en distinguirse
en sus comisiones por el modo con que las desempeñó y
por su entrada Iwecoz en la de salud pública. Tenia ta---
lento, instT'uccion, caJ.Jeza OJlly [Pesca y el alOJa OJuy ar-
diente, caracter duro é inflexible y extmordinaria auda-
cia. Se hizo amigo Íntimo de RobespielTe, que no tardó
en conocer lo que valía, y así le eligió por confidente ,
sobre todo desde fines de 95. Ya puede verse en el te-xto
de esta obra su encarnizamiento contra el rey y sucesi-
,"amente sus violencias revolucionarias asi en la comision
de salud pública, como en los decretos que pl'OpUSO en la
convencion. Uno de ellos fue el secuestro de las propie-
dades de los esll'angeros, cuyo pais estuviese en guelTa
con Francia y el arresto de sus personas. Estando de re-
presentante en Stl'asburgo, mandó ponel' la guillotina
en pel'manencia y que se llevase otra de pueblo en pue-
blo. Su máxima era que á los enemigos se les debia acu-
sar hasta de cl'Ímenes invel'osimiles con tal que el resul-
tado fuese la muerte. Este era el menor castigo, en su
opmion, contra-los enemigos de la revolucion, mas pal'a
los indiferentes bastaba la deportacion á la Guiena. En el
ejército del Norte donde estaba de representante, hubo
dia en que mandó fusilar ú 50 oficiales por causa de in-
subordinacíon. Otro dia mandó verbalmente fusilar á un
teniente coronel de al,tilleria porque no iban tan de prisa
como él queria los trabajos del sitio de Charleroy. Si Ro-
bespierre hubiera Cl'eido sus consejos, tal vez no hub¡e-
ran triunfado de él los termidorianos, porque muchos
dias antes le pre,-ino que era indispensable acabar con
todos ellos. La víspera misma le repitió que no perdiera
un instante, pero el otro difil'ió 24 horas su ,'enganza y
esto causó su ruina, en la cual se vió tambien envuelto
y murió en la guillotina el 28 de noviembre i 794 á
la edad de 26 años. Habia publicado en i 791. una obra
intitulada el espíritu de la revolucion y de la constitucion
d~ Francia; y el poema de Orgon á imit"cÍon de la Pucelle.




NOl'.,\S


PAGINA 29.


a c. F. G. Morisson, abogado y administrador del
·departamento del Vendée, diputado á la legislativa y des-
pues á la convencion, fue uno de los. mas propicios al
I'ey durante su proceso , y yotó por el destierro de él
y su familia con una pension de 500 mil francos. No qui-
so responder :i las cinco votaciones nominales porque
dijo que el rey no era justiciable, y á pesar de este acto
de ,·alor sobrevivió al régimen del tel'l'or. En 95 le acu-
saron de que tenia relaciones con los realístas, pero no
se dió curso á la acusacioll, antes bien le nombraron
para llevar el decreto de amnistia á los insurgentes del
Vendée en .f 794. Luego fue mieml.H'o del consejo de los
quinientos.


PAGINA 55,.


H Rouzet era díputado del alto Garona, y uno de los
IDas fa"orables á Luis XVI en su proceso, en el cual votó
por la reclusion hasta la paz. }'ue preso por Robespierre
con otros 75 com,pañeros y volvió como ellos á la con-
vencion en .f 794. Propuso entonces el ostracismo contra
los que habian sido miembros de la comision de salud
pública. Trabajó mucho en la de hacienda y luego pasó
al consejo de los quinientos. Estuvo en España con Mma.
d'Orleans, ,pero le al'l'estaron en la frontera y se escon-
dió en un coche de la Señora y volvió con mucho disgus-
to á Francia á asistir al cuerpo legislativo; pero no tardó
en volverse con la duquesa y pCl'maneció en &u compañía
hasta su muerte.


PAGINA 54.


7 P. J. D. G. Faure, nació en el Havre y votó en la
convencion por la reclusion del rey hasta la paz y que en
todo caso se consultase al pueblo. Ademas de este dis-
curso que cita 1\1r. Thiel's, pronunció otro mucho mas
fuerte el dia de la votacion en que sin nombrarle silllliea-




DEL TRADVCTOR. 81
ha á Robespierre. Este le mir'ó desde entonces como á
enemigo y le tuvo preso con otros 75 compañeros suyos
hasta su caida. Despues volvió á la convencion y no tene-
mos otra noticia suya sino que publicó un Paralelo en-
tre la Francia y la Inglaterra, con muy buenas reflexio-
nes sobre la marina inglesa.


PAGINA 5!).


, 8 C. Fauchet era un clérigo natural de Doune,
departamento del Nievre, que nació el 22 de setiembre
{ 744. Fue primero provisor del arzobispo de Bur'ges, y
habiendo adquil'i.do cierta reputacion en el púlpito, llegó
á ser predicador del rey y obtuvo la abadía de ~fonfol't.
Sin embargo no eran del gusto del monarca sus giros
brillantes y sus antitesis, que segun cuentan, fueron la
primera causa de todo su patriotismo. Dicen otros que
algun tiempo antes de la revolucion habia padecido algun
trastorno mental, porque se notó que en la oracion fúne-
bre ~e su arzobispo, dijo grandes disparates é incoheren-
cias notables. Ya en aClue\\a época babia entrado en la
secta de los iluminados, y figuró como uno de los cori-
feos en la junta conocida con el nombre de la Boca de
hierro. Lo cierto es que el año de 1789 intrigó mucho
en las asambleas electorales y en las secciones para pre-
parar la toma de la Bastilla, donde se presentó al fren-
te de los sitiadores con sable en mano, y continuó des-
pues haciendo papel en el cuerpo municipal. El fue quien
declaró á Paris primer municipio del reino y quien propu-
so á Lafayette para el mando general de todas las guar-
dias nacionales de Francia. Posteriormente declaI'ó en el
púlpito qué, Jesu-Cristo habia sido el pl'imer Sansculote,
con lo cual adquirió un derecho indisputable á ser elegi-
do obispo com¡titucional de Calvados en 1791. Apenas
negó á su silla cuando principió á predicar las opiniones
mas exageradas, y publicó un folleto en que proponia la
ley agraria. Estos desatinos hicieron que en virtud de
queja del distrito de Bayoox espidiese el ministro de la


rr. 6




82 NOTA.S
justicia un deerelo de acusacion contra él; pero en el
mes de setiembre de uquel año vinieron los electol'es á
buscal'le á su casa y le llevalyoIl en triunfo á que pl'esi-
dieru \u juntu c\ectol'u\, en que salió elpelo diputado á la
legislativa. Huho alguna difiellltad en aomitirle, pero al
fin fue reeibido en la sesion de 26 de octubre. No hay
que deciI' euales serian sus opiniones sobre los emigra-
dos, los elérigos no juramentados etc. cte. porque una
imaginacion semejante no podia menos de adoptar las opí-
Iliones mas estremadas. Fue miembro de una de las co-
misiones que se enviaron á la Abadia, cuando estaban
ejecutándoselas matanzas de setiembre, y no hizo mas
que lo que hieieron sus compañeros, que rué presen-
ciar aquellos horrores, y habiéndole dicho uno á la
,'uelta que porque no los habian impedido, cuando bas-
taban eien hombres para sugetar á t<?da aquella canalla,
respondió ó el pueblo es eminentemente justo, ó está cruel-
mente engañado. Cuando despues le eligieron miembro
de la c{)nveneion, estuvo á los prineipios de comisionado
en Sens con Royere, y tuvo que volverse á Paris para
asistir al proceso de Luis XVI ,en el cual )'a dice el tex-
to cual era su modo de ver la cuestion, y cuando llegó
el caso de ,'olal' lo hizo por la reclusion. 'Pcl'teneeió al
partido de los gil'ondinos y persiguió á los de la .Monta-
ña en su pel'iódieo,que intituló tambien la Boca de hierro;


_ pero estos no tardaron en vengal'se de él mas cI'uelmen-
te , envolviéndole en la proscripeion general de aquellos
y el tribunal revolucionario le condenó á muerte el 51 de
Gctubre1. 795, á la edad de 49 años. Este y Sillery fue-
ron los únicos que se confesaron para morir. Ha dejado
algunas obras, como por ejemplo la oracion 'fúnebre de
Luis Felipe de Orleans y del abate de L' Epée ,. ~n panegírico
de S. Luis; un discurso sobre las costumbres rurales en la
fiesta de la Rosiere; otro sobre la reUgion nacional; un
elogio cívico de Francklin y otro discurso ~obre la confor-
midad de la religion con la libertad.




:DEI. 1'RA1J1JCTO"R.


PAGINA. 49.


~ 'luan Bon Sto Andl'e era un ministro pl'otestalrte"
-diputado del Lot á la conv~ncion, cUy0 modo de espli-
carse sobl'e el proceso ,le Luis XVI., ya ha podido vet'se
en el texto, y na se estt'añará que votase pOI' la .. muerte
,sin apelacion al paeb1@, Durante el l'einad6 del tet'ror
fue miembro de la comision de salud pública, )' el 8 de
febrer@ de 95 propuso que se cubriesen con una amnis-
tía los crímenes del mes de setiemb,'e, porque segun el
decia, no era posible hacer una t01'~illa sin romper huevos.
Fue protector declarado de todos los asesinos en cual-
quiera parte que estuviesen, y el fue quien hizo entrar
á Robes.pierre en la comision de salud pública en lugal' de
Gasparin; El primero de agosto de aquel año obtuvo
su primera mision á. los ejércitos del Norte, de las Arde-
nas, del Mosella y del Rhin, 1\las tarde tuvo otl'a á Bl'e-
taña y apenas llegúá B¡'est, Heo J las cárceles de presos
y .admi,tió á. los pr~sidarios para q"e depusiesen contra
los militares y ciudadanos, Creó un tribunal revoluciona-
rio y puso dos gumotinas pel'manentes en la plaza pú-
blica. En medio de aquellas sangdentas escenas convirtió
dos iglesias en templos de la razon , y .en el discUl'so que
pronunció con este motivo atacó á la religion católica, y
113sta la ,existencia y moralidad de los fundadores de la
fe cristiana. Luego se emoat'có en la tIota que salió de
Brest en mayo de 94, Y se halló en el combate del pri-
mero de junio, en que fue batida aquella escuadra pOi'
el almiI'ante Howe y pcrdió siete navios. Allí le hirieron
al principio de la acdon y salió del navío la l\lDntaña ,
que combatia en primera línea y se retiró á una fragata.
Aunque este combate fue desgraciado, siI'vió para hacer
eíltrar un convoy de granos que se esperaba de América
y luan Bon le pintó á la convencion como una victoria
ganada por la mal'ina francesa. Despnes de la revolucíoD
therm,idot'ia.na ~a. se declaró enemigo de los terroristas y
cuando volvió á la convencion no se .ocupó mas que de




84
materias de haeienrla. ln mayo de 9!) l. arr&taron poc-


. ~us antiguos crímenes, pero le alcanzó la 'amnistía, y el
directorio le dió el consulado general de Esmirna , don-
de·-e;tuvo .preso durante la espedicion de Egitpto y le ·pu-
sieron en libertad cuando se hizo la paz con la Turquia.
En tiempo del-consulado le emplearon en la organizacion
de los cuatro nuevos departamentos de la orilla izquier-
da del Rhin, y últimamente elemperador.le nombró
.prefecto ·de Mont Tonerre .


. . PAGINA :>3.


t O ·Pedro Philipeaux nació en Ferieres ,y era abo-
gado cuando el departamento del Sarthe le nombró dipu-
tado á la convencion , donde votó la muerte del rey. Du-
rante todo ,el año. de 95 rué uno de .los mas exaltados ja-
cobinos, y el único que se atrevió á. sostener el dia 10
de marzo, el proyecto presentado por Roberto Lindet,
para la formacioo de un tribunal revolucionario sin j ura-
dos: 'proyectoque el mismo Barrere trató de monstruoso.
Luego le enviaron al Vendeepara réorganiz~ las admi-
nistraciones de Nantes que estaban infestadas de federa-
lismo. AHí se descompuso con una parte de los repre-
sentantes que habian sido enviados á la misma provincia,
y uniéndose con -los -generales que mandaban en Nantes,
formó el plan de un sistema de guerl'a y de conducta ,
diferente del que prescribian los diputados y genel'ales
reunid,Q.s. en Saumur -, y que él llamaba irónicamente la
torre de Saumur. Logró -que se aprobase su plan por la
comision de .salud pó,blica ,.pero habiendo el éxito defrau-
dado sus esperanzas, se'Vió espuesto á los tif'oS del par-
tido· opuesto , y le mandaron retirar de su mision. En-
tonces publicó un folleto en que denunciaba los crímenes
de los generales, que estaban . perpetuando la guerra por
sus crueldades y rapiñas; con cuyo motivo se pusieron
furiosas contra él las sociedades populares, y no· tardaron
en dennnciarle 'al tribunal revolucionario, que le conde-
,nó á muerte el 3 de abril t 794 por calumniador de Ma-




DEl. TRADUC'l'OR. 85
rat, aunque realmente murió por ser amigo de Danton ,
á la edad 'de 55 años. Se han publicado las dos últimas
cartas que escribió á su muger antes de su muerte , en


, las que habla mucho de la probidad, de la virtud, oe la
justicia, del cielo y de la muerte, con tal calma y re-
signacion, que prueban se habia laD'Zado de buena
fé en el partido republicano. Tambien estan impresas
sus memorias históricas sobre el Vendée.


PAGINA 53.


f f Simon Pedro Lejeune diputado del departamento'
del Indra rué uno de los que votaron la muerte del rey
y de los que mas promovieron el sistema de tet'ror. En
agosto de 1793 propuso que se cerraran todos los teatros
y se estableciesen en ellos y en las plazas públicas fra-
guas para que el pueblo viese for,jar las armas de la ven-
ganza. Estuvo de representante en los departamentos del
Aisne , el Ol'ne , el Ain y Doubs y se le cuenta entl'e los
Dlas sanguinarios procónsules. Puso presos á todos los
Dobles l jamas quiso consentir en que hubiese la menor
señal de moderacion. Tenia por máxima faverita que en
tiempos de revolucion nunca se debia volver la vista há-
cia atl'3s. Era tal su mania sanguinaria, que mandó hacer
una guiJIotina pequeña con que se cortaba la cabeza á las
aves que se le senian en Ja mesa, y hasta se servia de
ella para cortar las frutas, haciendo ver á sus comensa-
les la utilidad de aquel instrumento. Este miserable so-
brevivíó á la I'eaccion , pues aunque acusado y coo'denado
por el tribunal en i 79~, le alcaozó la amnistia.


PA.GU~A., 53.


-12 .Juan Rewbel nació en Colmar el año de -1746 'Y
era decano del colegio de abogados de Alsacia cuando le
nombraron á Jos estados generales. Estaba encargado de
los poderes de muchos príncipes alemanes que tenian pó-
~~siones en la Alsacia , pero esto no le impidió eUCar¡afSe




86 ., NQTAS·
de varios pleitos .que 5e suscitaron contl·u· estos mismas:
príncipes al principio· de la rcvolucion , lo cual hizo p a-
sar como prueba de patl'iotismo. Sus opiniones en aque ....
Ua primera asamblea fuel'On tan exageradas como en la
última y baste para prueba habel' propuesto en tiempo de
Neckel', que en lugar de ms meditados planes de ha-
cienda se apoderase el estado de todo el numerarÍo de
los ricos con caUdad de reintegro· , para lo cual se obl~1
gase á todos los notarios públicos á que patentizasen las
sumas de que el'an deposítarios. En 1791 pidió que se'
diesen de.stinos públicos á los frailes que abandonasetr
sus conventos para estimular á los que todavía ql1eri::m
eontinuar en su profesion. Y por último fué, despues de
Robespierre, el miembro de la asamblea nacional, que
lUas claramente demostró sus deseos de república.


El año de 92 fué elegido miembro de la convencion y
ya vemos el]' el testo como acelel'ó el proceso de Luis XVI;
solo que pretendia que se juzgase al mismo tiempo á la
reina, tratando de imbéCiles á los que se opusieron á
ello, porque decm f:l,ue· aCf.leUa princesa habia vendido,
hasta sus diamantes para envim- socorros á los emigrados.
Le enviaron de representante á Magu.ncia y á su vuelta se
le acusó de que se habia apl'opiado las bajillas del elec-
tor, pero no se dió curso á la acusacion. Durnnte el tiem-
po del terror procuró ocultarse, á pesar de su amistad
con Robespiel're y no tomó parte alguna en la lucha que-
ocasionó la caida de aquel tirano. De~pues de la l'evolu-
cion de thermídor se declaró enemigo a~érrímo' del club
de los jacobinos , que todavia queda mezclarse en el go-
hierno , )' contribuyó. m'ucho' á que se cerr-ara. Despues
le enyiaron con Sieyes á Holanda á negociar la paz con la·
república; pero su verdadero' influjo no se mostró basta-
el: año. de 17m> en que no cesaba de clamar contra los
terrorÍstas igualmepte que contra los realistas y los clé-
rigos .. Hízo ,-ender los bienes de los emigrados por lotes.
para facilitar la 0pcl'acion. Despues fué miembro del
consejo de los 500 y á poco tiempo le eligieron para el
Directorio ejecutivo' en q.ue se distin.ni~ pOI' la laeilid ... d.




· DEL TRADUCTOR. 81
que trllia para el ti·abajo. Como era de gellio muy ,'io-
lento solia prevalecer en las juntas sobre la debilidad d~
sus cólegas, á quienes amenazaba frecuentemente con
gestos y ademanes propios de su matá educacioll. Solo-,le
intimidaba Barras cuando se repetian estas escenas, im-
poniéndole silencio con una sola palabra. El hizo salir del
directorio á LetoUl'neur, á GarnQt ,á Barthelemy y no
pudo consegllil'se que se retirara hasta el mayo d~ 1'799
en que le reemplazó Sieyes. Entonces salieron á luz, sus.
dilapidaciones y sus faltas en la guerra de Suiza que ha-
bia provocado malamente. Pero no por eso dejó de to-
mar asiento en el consejo de los ancianos pal'a el cual
acababa de elegirle su departamento. AlIi lluvieron las
denuncias contl'a sns rapiñas, que no tuviet'on otro resul-
tado que el de estigmatizarle con el apodo Rapiiiat, como
le designa Carnoten sus memorias. Despues que Napoleon
se apoderó del mando, se retiró Rewbel de la escena po-
lítica y vivió y murió en Paris gozando de riquezas in-
1l1ensas.


PAGINA 60 ..


i 5 Wittengoff era un Cu-rlandes que mandaba un. re-
gimiento estr<1ngero al servicio de Francia al principio de
la revolllcioll, y habiéndose declarado partidario sUyÜ'
obtuvo el grado de general y se distinguió en algunas ac-
ciones. En 1792 le acusaron de que habia desarmado á
los ciudadanos de Ourcamp, pero le justificó el ministro
Narbonne. Mas habiéndole atacado al año siguiente Ro-
bespiet're el 27 de marzo 1193, le hizo llevar á la cárcel
y desde allí al cadalso por enemigo de la república.


PAGINA 65.


14 J. B. Treilhard era abogado en el parlamento de'
Paris donde habia adquirido fama por sus alegatos en fa-
vor de la casa de Montesquiou, contra sus parientes los
Montesquiou Laboulbime. Fué diputado á los estados ge-
nerales donde sin ser un orador distinguido gozó de'




88 'NOTAS
bastante influj'O y v'Otó generalmente con el fadO' derecl1<l,
De resultas de la v'Otaci'On s'Obre el veto suspensiv'O del rey
se adhirió al partid'O p'Opular aunque sin exageraci'On,
per'O él fué quien hiz'O suprimir las órdenes religi'Osas, y
p'Oner l'Os bienes del clero á disp'Osicion de la naci'On. Du-
rante la asamblea legislativa fué presidente del tribunal
criminal de Pal'is, y en setiembre de 92 le D(»mbl'Ó el de-
partament'O del Sena y Oisa para la convencion en que
votó la muerte de Luis XVI. Despues pasó de comisionade
á Bélgica, y á su vuelta le hicier'On miembro de la c'Omi-
si'On de salud pública. En juni'O de 93 fué de represen-
tante á la Gir'Onda para sujetar á l'Os flartidari'Os de la
faeci'On llamada de l'Os G'irondinos ó Brissotistas , per'O tu-
vier'On que retirarle por demasiada m'Oderaci'On. Sin em-
barg'O s'Obrevivió á las proscripciones y caida de Robes-
pierre, y fué nuevamente miembro de la c'Omision de sa'-
lud pública en 1795,. El fué quien pr'Oporcionó el cange
de l'Os diputad'Os que estaban pI'es'Os en Austria p'Or la hija
de LUls XVI. En 1793 fué del c'Onsej'O de lus quinient'Os
y en '1797 le encargó el directorio que pasase á Lille pa-
ra c'Ontinuar laf, conferencias sobre la paz que estaban
principiadas c'On la Inglaterl'a y de sus resultas le n'Om-
brar'On para la embajada de Nápoles y lueg'O al c'Ongreso
de' Rastadt de donde salió pal':! la plaza de direct'Or, 1'0
cual n'O tuv'O efect'O p'Or haberse anulad'O su elecci'On , co-
m'O la de Merlin y Larreveilliel'e por inconstituci'Onal-,
Despues del 18 brumari'O fué presidente del tribunal de
apelaci'On de París, y en 1804 le n'Ombró el emperador
gran 'Oficial de la legion de h'On'Or y últimamente c'Onse-
jer'O de estad'O,


PAGINA 75.


15 Ant'Onio Luis Albitte era un jóven d'Omiciliad'O en
Dieppe que estudiaba para ab'Ogad'O , per'O antes de ser
recibid'O , le n'Ombrar'On para la asamblea legislativa en.
1791. Allí se 'Ocupó c'On preferencia de las cuesti'Ones mi-
litares )' de atacar á l'Os ministr'Os Bertrand de M'Olleville




DEL TIU.D'UCTOK.


y Narbonne. Propuso, no una, sino muchas veces, que
en los consejos de guerra tuviesen mas votos los solda-
dos que los gefes y generales. En 1792 fué comisionado
al departamento del Sena inferior, donde ejecutó el de-
sar"mamento de los sospechosos y la depol'tacion de los
clérigos no juramentados. Elegido en setiembre de aquel
año para la convencion, dió cuenta de su comision y pro-
puso la venta de los bien~s inmuebles (le los eclesiásti-
cos. Este fué uno de los muchos diputados, á quienes el
ministro Narbonne acusó de que habian recibido varias
cantidades de la corte, pero le sirvió de escusa votar la
muerte del rey. El 23 de marzo de 95 obtuvo un decre-
to para que se quitase la vida á todos los emigrados que
se cogiesen con armas ó sin ellas. Despues fué de repre-
sentante al sitio de Lyon y en seguida al ejército de Car-
taux para sujetar á los insurgentes del medio dia, y
ejerció todo género de crueldades en Marsella, Tolon, la
Savoya y Niza. Sobre todo se distinguió su ferocidad en
Lyon, presidiendo, al lado de Collot d'Herbois , las de-
moliciones y fusilamientos que despoblaron aquella infeliL
ciudad. MandóguiUotinar en estatua á los reyes de Ingla-
terra, España, Prusia y Cerdeña, al emperador .. al papa, á
Pitt, y quemar la cíudad de Tolon, bajo la figura de una
muger. Poco despues le enviaron con iguales encargos al
departamento de Mont Blanc y del Ain , donde encargó
á su criado, á quien luego condenó la justicia á 20 años
de presidio, que se ocupase del despacho de los negocios
y de castigar á quien le pareciese, mientras él se entre-
gaba al lujo y la molicie. Despues de la caida de Robes-
pierre le mandó arrestar Tallien, pero rué comprendido
en la amnistia del año 96 y el directorio le nomlwó cor-
regidor de Díeppe. Ultimamente en tiempo del imperio
fué subinspector de revistas.






CO~VENClON NACIONAL. (179'2"). 9 t


CAPITULO SEGUNDO~


Continuacion del proceso de l.Juis XVI. Su defensa. - DeLa-
tes tumultuosos en la convencion - Proponen los girondi-
nos la apelacion al pu~blo; opin.ion del diputado S~lIes ;
tliscUl'so de Robespierre; discurso de Vergniaud. -. Qué
€:uestiones se propnsieron. Luis XVI es tleclarado culpa-
Lle y con{lenado á muerte, sin apelacion al pueblo y sin
que se suspendiese la ejecl1cion~ Pormenores acerca de los
tlebates y votos emitidos. - Asesinato del diputado I,epe-
lletier-Saint-Fargeau. Agitacion de Paris. - Despedida de
Luis XVI de su familia. Sus últimos momentos en la pri-
sion y en el, ca,d<tls~_


El tiempo que se le habia concedidO' á Luis XVI
para preparar su defensa, era- apenas suficiente
para compulsar los inmensos materiales en que
habia de fundarse; y por eso sus dos defensores
pidieron que se les agregase otro IDas jóven y ac-
tivo para que rcdactára y pronunciara su defensa,
mientras que ellos buscaban y preparaban los me-
dios de hacerla. Aquel jóven adjunto era el a~
gado Deséze I , que habia defendido á Besenval .
despues del 14: ele julio, y ya que la convenciall




92 REVOLUCION FRANCESk ..
habia otorgado la defensa, no quiso reusar aquef
nuevo consejo, y se le dió facultad para penetrar
al Temple, lo mismo que á Malesherbes y Tl'on-
chet. Todos los dias iba una comisÍon á llevar los
documentos á Luis XVI que los registraba con
mucha serenidad y como si se tratase de otra persona,
segun informó el ayuntamiento. ~ecibia con mu-
cha urbanidad á los comisionados, y lnandaba
que le sirviesen de comer cuando eran demasiado
largas las sesiones. Pero mientras se ocupaba de
su proceso, habia encontrado un medio de cor-
responder con su familia, que era el de escribir,
ya que tenia con que hacerlo algunos papelitos, y
las princesas le respondian tl'azando las letras con
picaduras de alfiler. ~lgunas veces pasaban estos·
hilletes en ovillos de hilo que echaba debajo de
la mesa uno de los criados de cocina que servia
la comida. Otras se descolgaban con un bramante
desde el piso superior, yde este modo se daban
noticia de su salud aquellos desgraciados presos,
encontrando gran consuelo con solo saber que no
estaban enfermos.


Por fin concluyó su defensa M. Deséze trabajan-
do dia y noche, y el rey le hizo borrar todo 10
que era demasiado elocuente, queriendo limitar-
se á la simple discusion de los argumentos que
pretendia hacer valer. El dia 26 á las nueve y
media de la mañana estaba en movimiento toda




CONVENCIO~ NA'CIONAL (1792). 9'3
la fuerza armada para conducirle desde el Temple
á los Fuldenses, con las mismas precauciones y
en' el mismo órden que el dia ~e su primera com-
paricion. Luego que entró en el coche del corre-
gidor, se entretuvo con él durante la travesia con
el mismo sosiego que siempre; se habló de Sé-
neca, de Tito-Livio, de los hospitales ,y hasta di-
rigió una chanza muy delicada á uno de los mu-
nicipales que iba en el coche con el sombrero
puesto. Cuando llegaron á los Fuldenses mostró
la mayoratencion á sus defensores, y se sentó á
su lado en la asamblea, mirando cen mucha tran ...
'quilidad los bancos en que estaban sentados sus
acusadores y jueces., procurando adivinar por sus
semblantes la impresion que producia el alegato
de 1\1. Deseze, y mas de una vez 'estuvo hablando.
y sonriéndose con Tronchet y Malesherbes. La
asamblea escuchó la defensa con desdeñoso silen-
cio" aunque sin manifestar ninguna desaproha-
.


Clono


A los 'principios se ocupó el defensor de las
máximas comunes del derecho, y en segundo lu-
gar de los cargos que se imputaban á Luis XVI.
Por mas que la a~amblea, al decidir que el rey
seria juzgade por ella, hubiese implícitamente de-
cretado que no podia invocarse la inviolabilidad,
no dejó M. Deséze de demostrar muy bien que
nada podia limita!' su defensa sino quepel'ma-




1\EVOUJCION FRANCESA.


necia íntegra aun des pues del decreto ;y que ·por
tanto si Luis tenia por verdadera la inviolabili-
,dad nadie podia dis.putarle el del'echo de hacel~la
valer. Se vió por de contado en la precision de
reconocerla soberanía del pueblo, y sostuvo, con
todos los defensores de la constitucion de 1,791 ,
que aunque fuese Señora absoluta la soberania ,
,podia .comprometerse y ligarse, como lo habia he-


, cho en efecto respecto de Luis XVI al estipular la
inviolahilidad ; que no habia querido una cosa
absurda en el sistema monárquico, y que por con-
secuencia debia cumplirse el compromiso, en tér-
minos que aun cuando el ·rey hubiese cometido
todos los crímenes posibles, no podia ser castiga-
do mas que' con la deposicion.Dijo que sin esto
]a constitucion de 91 no seria mas que un lazo
cruel tendido á Luis XVI, supuesto que se le
habia prometido aquello mismo que secretamen-
te tenian la intencion de no cumplir; y que si
se le reusaban á Luis los derechos de rey, á lo
menos se le debian conservar los de ciudadano,
y preguntó que donde estaban aquellas formas
conservadoras que todo ciudadano tiene dere-
cho de reclamar, como por ejemplo la destitu-
cion entre el jurado de acusacion y el de juicio,
la facultad de recusar, la ma yoria de los dos ter-
cios, el voto secreto y el silencio de los jueces
mientras que formaban su opinion. Añadió con




CONV~NCION NACIONAl. ~ \'(,)~). ~'5
una 'osadia, á que nadie supo replicar" que anda-
ba buscando jueces y solo veía acusadores. Pasó
luego á la :discusion de ¡los cargos que dividió en
dos clases, á saber, las que habian precedido y
los que se habian seguido á la aceptacion de la
acta constitucional. Los primeros estaban natural-
mente cubiertos con la acept.acion de ella, y los
otros con la inviolabilidad. Mas no por eso reusó
discutirlos, y lo hizo con notable ventaja, porque
se habían amontonado una multitud de cargos in-
significantes, á falta de prueba perentoria de in-
teligencia con los estranjeros, cuyo crÍmen se sos-
pechaba sin duda, pero no estaba todavia proba-
do de un modo positivo. Rechazó victoriosarrte nte
la aCllsacion lle haber derramado sangre francesa
el día 10 de agosto, como que en aquel día no
habia sido el agresor Luis XVI sino el pueblo, y
era cosa muy natural y muy legítima, cuando
aquel se veia atacado, procurar defenderse y to-
mar las precauciones necesarias. Ademas lo habian
aprobado los magistrados mismos, y dado á las tro-
pas la órden formal de rechazar la fuerza con la
fuerza. Pero á pesar de eso, dijo MI'. Deséze, no
habia querido el rey hacer uso de aquella autori-
zacion que le daban la naturaleza y la ley, y se
habia retirado al seno del cuel'po legislativo por
solo evitar la efusion de sangre. No era culpa su-
ya el combate que se habiaseguido luego, y mas




'96 ' llEVOLUCION FRANCESA.
hien se le debian acciones de gracias que vengan-
zas, supuesto que por una órden de su propia
mano habian abandonado los S uizos la defensa del
palacio y la de su propia vida. Era pues una injus-


. ticia visible achacar á Luis XVI la sangre f~ancesa
derramada, de la cual no solo era irreprensible sino
que nahia intentado protejerla por delicadeza y
por virtud.


Terminó el defensor con las sigu.ientes palabras
tan breves co mo verdaderas, y fueron las únicas
en que se trató de las virtudes de Luis' XVI.


«Habia subidQ Luis al trono á la edad de 20 años
C' y á los 20 años dió en el trono ejemplo de todaslas
«virtudes, sin ninguna dehilidad culpable y sin
«' ninguna pasion ·corruptor~; fue. económico, y jus-
« to, severo y amigo constante del pueblo. Deseaba
«' éste la supresion de un impuesto oneroso que
«pesaba sobre él y al. momento le. suprimió: pi-
« dió el pueblo la abolicion de la servidumbre, y
«principió por abolirla en sus propios dominios.
«Solicitó el pueblo reformas en la legislacion cri-
« minal para alivio de los acusados y al momento
«se verificaron estas reformas; Quiso el pueblo
«' que. muchos millares de ciudadanos, privados
«' hasta entonces de los derechos de tales en fuer-
«za de los ant!guos usos., . los adquiriesen ó reco-
« brasen, é inmediatamente se publicó por ley es-
e: ta reposicion ; deseó el pueblo la libertad y ll&




I







~ONVBNCt01'{ NACIONAL (1792).97
'C: solo se la concedió, sino que se anticipó á ella
'C con todo -género de sacrificios, y á pesar de eso
'. se invoca el nombre del pueblo para pedir hoy ...
-4: ciudadanos no puedo concluir ... me detengo en
( presencia de la historia: pensad en que ella ha
,t( de juzgar vuestr1l juicio, y que el suyo será el
,« de los siglos! ... »


Tomando Luis XVI la palabra innlediatamente
despues de su defensor, pronunció algunas que
llevaba escritas y dijo: ({ Acaban de presentaros mis
'C descargos, que yo no debo renovar, y como os
'4: hablo acaso por la última vez, os declaro que
,oC: mi conciencia no me arguye nada y que mis de-
« fensores os han dicho la verdad.


« Jamas he temido <I.pe mi conducta fuese exa-
4: minada públicamente, pero se destroza mi co-
·{e razon al ver en la acusacion el cargo de haber


,c: querido derramar la sangre del pueblo, y sobre
,( todo que se me atribuyan las desgracias del 10
{( de agosto.


( Confieso que atendidas las muchas pruebas
,« que dí en todo tiempo de mi amor al pueblo, y
c: el modo con que me he conducido serian bastan-
c: tes á demostrar que no temeria esponer mi san-
e gre por economizar la suya, y ponerme á cu-
e: hierto de semejante imputacion.»)


En seguida preguntó 'el presidente á Luis XVI
si tenia mas que decir en su defensa, y habiendo
I~ ,




~98 'ltEVOLUGION FRANCESA.
respondida el rey que no, le insinuó el presidenle
que podia retirarse. Le condujeron á una sala in-
.mediata con sus defensores, y al instante pregun-
tó con mucho cariño al jóven Deséze si eitaba can-
.sado :de tan larga discurso. Luego le Uevaroll
al coche 40ndebabló con la misma serenidad á los
que le escoltaban y llegó á las cinco al Temple.


Apenas habia salido de la convencion cuando
se levantó en ella una violenta tempestad, preten-
diendo unos que se ahriese la d·¡'scusion, y que-
jándose otros de las eternas< dilaciones que se opo-
nian á la decisioR del proceso, pidiendo que al
instante se pusiese ávotacion nominal, y alegando
q,ue en todos los tribunales se pasaba á votar in-
111ediatamenteque ~e habia oido al acusado. Desde
el principio de la causa habia estado Lanjuinais
reprimiendo una indignacion que ya no le per-
mitia contener su carácter impetuoso, y asi se lan-
zó á la t~ibuna y en medio de los gritos <{ue escitó
su presencia, pidió no asi como quiera un térmi-
no para la· discusion, sino que se anulára todo ('.
proceso; dijo que ya hahia pasado el tiempo de
los hombres ferilces', y que' no se deshonrase la
asamblea juzgando á Luis XVI; que nadie tenia
ese derecho en Francia, y mucho menos la asam-
blea; que si queria obrar como cuerpo-político,
no podia tomar otras medidas que las de seguri-
dad ~ontra el antiguo rey"pel'o si obraba como




CONVENClON NACiONAl. (17.92). 99
'x"\buna\., ~e a:p<wlaha de todo~ lo~ \l\~\\ci\?ios~ su-
puesto que hacia juzgar al vencido por los vence-
dores, como que la mayor parte de les miembros
que estahall .presentes, se habiall declaradecons-
piradores el dia 10 de agosto. --Al-oir la palabra
conspiradores se suscitó un tumulto espantoso gri-
talid-o' de todos lados, al órden, á la Abadía, que se ·ba-
je la tribuna! - Ell vano <{uisó Laujuinais justificar
la palabra conspiradores, diciendo que debia tomarse
en un sentido favorable, y que eltO de'agosto fue
una co nspiraciongloriosa, porque no hubo medio
de acallar el tumulto, y concluyódecla.rando que
mejor querria perecer mil voCces que condenar,
contra todas las leyes al tirano mai abominable .
. . Sucediéronle una multitud ·de oradores y se
tue aumentando la griteria, sin querer escuchar
nada, bajándose de sus. asientos, mezclándose
unos con otros, formándose en grupes, injul'ián-
dose y amenazándose hasta que el presidente tuvo
por fin que cubrirse. Despues de una hora de agi-
tacion se restableció la calma, y adoptando la
asamblea el dictámen de los que pedían la dis-
eusion sobre el proceso de Luis XVI, declaró que
quedaba abierta y contio uaria, con esclusion de
todo otro negocio, hasta que se diese la sentencia.


Se volvió pues á la discusion el dia 27 y volvie-
ron tambien á presentarse en la tribuna los mis-
mos oradores que ya habian hahlado antes. La




1 00 .BVOU1CION PI\ANCBSA..
presencia de Luis XVI humillado, vencido y tan
sereno en medio del infortunio habia suscitado
algunas objeciones en el ánimo de Sto Just; pero
respondió á ellas llamándole un tirano modesto y
astuto, que se prevale de la desgracia para de-
fenderse y que por tanto se debe desconfiar mu-
cho de aquella suavidad insidiosa. Convocó los es-
tados generales, pero fue para humillar á la no-
bleza, y reinar sobre ella dividiéndola; y así
cuando vió que el poder de los estados se elevaba
rápidamente, intentó destruirlos. El 14 de julio y
en los dias 5 y 6 de octubre se le vió reunir secre-
tamente medios para oprimir al pueblo, pero
cada vez que la energía nacional desbarata"ha
aquellas :conspiraciones, firrgia volver: sobre si
mismo y afectaba una" alegría hipócrita de su
derrota y del triunfo del pueblo, cosa que no es
natural. Despues, no pudiendo ya hacer uso de
la fuerza, corrompia á los amantes de la libertad,
éonspiraba con los estrangeros, hacia desesperar
á sus ministros, uno de los cuales se vió precisa-
do á escribirle: vuestras relaciones . secretas me impiden
egecutar las leyes y me retiro. Ultimamente habia em-
pleado todos los recursos de la mas negra perfidia
hasta el 10 de agosto, y ahora no ha nada esta-
ba fingiendo dulzura para conmover á :sus jue-
<ces y desarmarlos.


Asi se pintaban las naturales incertidumbres de




CONVENCION NACIONAL (1192). 101
Luis XVI en un ánimo violento que veia perfidias
y grandes cálculos donde no habia mas que debi-
lidad y sentimiento de lo pasado. Otros oradores
sucedieron á Sto J ust y ya se esperaba con impa-
ciencia que tomasen la palabra los girondinos, que
no se habian pronunciado todavia y ya era tiem-
po de que se esplicasen. Ya hemos visto cuales
eran sus vacilaciones y disposicion á compadecer-
se y escusar en Luis XVI una resistencia que ellos
eran mas capaces de comprender que sus adver-
sarios .. Vergniaud convino en presencia de algu-
nos amigos de la ternura que le agitaba y sin te-
ner tanta los otros, 1~0 p.ejaban de estar dispues-
tos á interesarse en ,favor de la víctima, por lo
~ual imaginar~~ un medio que descubre la situa-
cioD de su ánimo y lo apurado de su posicion,
que fué la apelacion al pueblo. El objeto de los
girondinos era descargarse de una responsabili-
dad peligrosa y hacer recaer sobre la nacion el
dictado de barbárie en caso de ser condenado el
rey, ó la tacha de' realismo en caso de que fuese
absuelto , todo lo cual era un acto de debilidad.
Si en efecto se hallaban conmovidos á la vista del
profundo infortunio de Luis XVI, debieron tener'
valor para defenderle ellos mismos, y no provo-
car la guerra civil, remitiendo á las 44 mil sec-
ciones en que st dividia la Francia, una cuestion
que infaliblemente iba á dividir los partidos y




lO! IlIVOL17CIOl'f FRkNCBS.t.
sublevar las mas furiosas pasiones. El'a necesario'
apoderarse fuertemente de' la autoridad, tener
energia para usar de' ella por si mismo, sin des-
cargar en la' multitud Uf) peso de que se recono";
dan incapaces y que humera espnesto al país á
u~a confusion espantosa. En esto dieron los gi-
rondinos una ventaja inmensa á sus contrarios,
autorizándolos á propalar que fomentaban la
guerra civil y &andO sospechas de su falta de va-
lor y franqueza'. Por eso no dejó tlt~· decirse en los
jacobinos que los qne' intentaban absolver á Lu~s
XVI eran mas francos y dignos de estimacion que
los que querian apelar' al pueblo. Pep,() esa es or-
dinariamente la conducta de los partidos mode-
rados: conduciéndose en esta 6casion como en los
dias dos y tres de setiembre, dudaban los giron-
tlinos en comprometerse' por un rey á quien nli-
raban como enemigo, y que en su persuasion ha-
hia querido aniquilarlos con el hierro estrangero;
pero al lnismo tiempO', compadecidos á,la -vista de
aquel enemigo vencido, procuraban defenderle,
se indignaban de -la vio-lencia ejert:ida con él , Y
hacian lo hastante para 'perderse á si mismos, y
:no l() necesario para salvarle.


El diputado Salles, aquel que se' prestaba' me-
jor á las- ideas de Louvet, y que le sobrepujaba en
las suposiciones contra los jacobinos ,lité el pri-
mero que propuso y ddendió el sister.n~ de ap«l...




CONVENCloN NACIONAL. (1-792). _ 1'03
lucion al pueblo en la sesion del dia 27. Al- nlismo
tiempo que desaprobaba como todos los republi-
canos la conducta de Luis XVI, Y confesaba que
era merecedor de toda la severidad que se qui-
siese desplegar contra él, hizo la observacion de
que la asamblea no estaba aUí para ejercer ven-_
ganzas sino para: consumar un gran acto de jus-.
ticia, y asi sostuvo que debia lnirarse la cuestion
bajo el aspecto del interes público. El veia gran--
des inconvenientes en anlbos casos, el de la abso-


, lucion ó de la condenacion, porque la primera
seria un eterno mntivo de discordia, como que no.
podia menos de llegar á ser el rey un punto de
reunion de todos los p~rtidos. Continuamente se-
estaria recordando á la asanlblea s~s atentados pa-
ra echarla en cara su indulgencia y aquella im-
punidad vendria á ser un escándalo público que
tal vez ocasionaria revueltas populares y serviria
de pl'etesto á todos los agitadores. Los hombres
atroces que ya habian trastornado el estado con
sus crímenes procurarian autorizarse con aquel
ejemplar de clemencia para cometer otros nuevos,
del mismo modo que se habian prevalido de la
lentitud de los tribunales para ejecutar las ma-
tanzas de setiembre. Ultimamente todo el mundo.
acusaria á la convencion de no haber tenido valor
para poner térmillo á tantas agitaciones y fundar
!a república con un acto enérgico y terrible.




104 JlEVOLUCION FRANCESA:
Por otra parte si se le condenaba al rey, dejaría.


por herencia á su familia todas las pretensiones de
IU raza y particularmente á sus hermanos que eran
mas peligrosos y menos desacreditados por su mis-·
ma debilidad. No viendo el pueblo' ya los crímene~
. sino el suplicio, llegaria quizas á lastimarse de la
suerte del rey, y tambien encontrarian los faccio-
sos en aquella disposicion de los ánimos un medio-
de irritarle contra la convencion nacional. Los so-
beranos de Europa guardaban un triste silencio,.
esperando un suceso que pensaban deber escitar
una indignacion general, pero apenas hubiese
(:aido la cabeza del rey, todos se aprovecharian de'
aquel pretesto para echarse sobre Francia y ha-
cerla trozos, en cuyo caso ella misma. ofuscada·
(:on sus sufrimientos achacaría á la convencion la
guerra cruel y desastrosa que iba á seguirse.


Tal era en dictámen de Salles la funesta alter--
nativa en que se hallaba la convencion nacional, y
en situacion semejante era necesario'que la nacion
misma se decidiese á fijar su propia suerte pro--
nunciando la de Luis XVI. Es ciertamente qui-
mérico el peligro de la guerra civil, porque no·
se suscitó al convocar las asambleas primarias para
nombrar una convencion que debia decidir de la


, suerte de Francia y no parece que fuese mas temible'
en una ocasion igual m ente grave,supuesto que se en-
cargabaálasmismas asambleas primariaslasancion




CONVENCION NACIONAL (1792). t 05·
- de la constitucion. En vano se objetan las dilacio-
nes y dificultades de una nueva deliberacion en
44 mil asambleas, porque no se trata de deliberar,
sino de escojer entre las dos proposiciones presen-
tadas por la convencion. El modo con que se ha de
fijar la cuestion á las asambleas primarias ha. de
ser así: ¿ Se castigará á Luis XVI con la muerte , ó
ha de estar preso hasta la paz? : y ellas respon-
derán por estas solas palabras, preso ó muerto. Va-·
liéndose de correos estraordinarios puede llegar en
quince dias la respuesta desde los puntos mas le-
j anos de Francia.


Fue escuchada esta opinion con muy diversas
disposiciones y el diputado Serres 2, que lo era
de los altos Alpes, se retractó de su primera opi-
nion, que era la de que se le juzgase, y pidió la
apelacion al pueblo. Barbaroux comb~tió la justi-
ncacion de Luis XVI sin concluir nada, porque
no se atrevía á absolverle contra el voto de los co-
mitentes , ni á condenarle contra el de sus amigos,
Buzot se pronunció en favor de la apelacion al pue-
blo, pero modificó la :opinion de Salles, pidiendo
que la misma convencion tomase la iniciativa vo-
tando por la muerte, y sin exijir de las asambleas
primarias mas que la simple sancion de aquel jui-
cio. Rabaut St-Etiellne, aquel ministro protestan-
te que ya se habia distinguido en ]a constituyen-
te por su mucho talento se indignó de aquella




too nK-VOI.UClON FRANCESA.
acumulacion ~e- poderes que ejereia la Cdnverr-
cion, y dijo: «por lo que hace á mí estoy ya fas-
(, tidiado de mi parte de despotismo' y me- cansa y
(( ridiculiza á mis propios o-jos la parte de tirania'
« que- estoy ejerciendo, en términos que suspiro
«tras del momento en que creeis-un tribunal qu'e'
« me haga perder las formas y el continente de ti ..
« rano .... Andais buscaDdo razones de política,
« pero esas e~,án en la historia .••. Ese pueblo de
4{ Londres que tanto habia clamado por el suplicio·
« del rey, fue el prim.ero á maldecir de sus- jue-
([ ces y á prosternarse delante de su sucesor.
«Cuando Carlos 11 subió- al trono, le dió la ciu-
c: dad una sobervia comida, el pueblo se entre-
« gó á un gozo- estl~avagante, y fue corriendo á asis-
{( tir al suplicio de agueUos mismos jueces que Car-
« los sacrificó á los manes de' su padre. ¿ Me habeis
« oido pueblo de Paris y parlamento de Francia? .. 1)


Faure pidió que se revocasen los dos decretos
en qué se mandaba la formacion de causa; mas
al fin apareció el sombrio Robespicf'i'e y lleno de
cólel~a y acrimonia dijo; Cl que él tambien se habia
( sentado conmovido y vacilante en su corazon. La
({ virtud republicana en presencia del culpable hu-
«millado delante del soberano poder. Pero la ~l­
( tima prueba de celo que debia darse á la patria
« era ahogar todo lnovimiento de sensibilidad.»
Entonces repitió todo cuanto se habia dicho sobre




CONVBNCION NACIONAL (1'7'92). f07
la competencia de la convencion, sobre las e~er­
nas dilaciones que se suscútaban, á la venganza na-
cional, y sobre las consideraciones que se'guarda-
ban con el tirano, mientras que se estabá atacan-
do sin ninguna especie de reserva á ros. mas ar-
dientes amigos de la libertad; pretendió que aque-
lla apelacion al pueblo no era mas que un recurso
semejante al que habia imaginado Guadet, cuan-
do propuso el escrutiniO' epuratorio; que el ver-
daderoohjetO'de aquel recurso'pérfido no era otro
que el de' ponerlo todo en duda, es decir, la di-
putacion actual, el 10 de agosto y aun la misma
república. Contrayendo siempre la cuestion á sí
mismo y á sus enemigos, comparó la situacion ac-
tualá la.de julio de 1791 ~ cuand() se trataba de
juzgar á Luis XVI por su huida á Varennes , en que
Robespierre habia hecho un papel i.mportaute. Re-
cordó sus peligros y los esfuerzos felices de sus ad-
versarios para restituir el trono á Luis XVI, Y los
fusilamientos del campo de l\Iarte que se habian
seguido, así como los pelig-ros que el mismo Luis
XVI vuelto á su 11'ono habia hecho correr á la causa
pública. Designó pérfidanlente á los adversarios
de hoy como que' eran los mismos de otro tiempo
y se pintó tan espuesto como la Francia á igual
peligro que entonces, y siempre por las intrigas
de aquellos bribones que se apellidaban esdusiva,..
mente hombres de bien. «Hoy, añadió Rohes-




108 IlEVOLUCION FRANCESA.
«: pierre , no hablan palabra sobre los grandes in ..
«: tereses de la pátria; se abstienen de pronunciar
« su opinion sobre el último rey, pero su sorda
«y perniciosa actividad produce todas las turbu ...
« lencias .que agitan á la patria, y para estraviar á
« la mayoría que es sana, aunque frecuentemente
« engañada, persiguen á los mas ardientes patrio-
« tas, bajo el título de minoría facciosa. Frecuen-
« temen te , añadió se cambia la minoría en mayo-
«. ría ilustrando á las asambleas engañadas. Siem-
« pre la virtud estuvo en minoría en la tierra, pues,
«sin eso ¿ estaria poblada de tiranos y de escla-
« vos? Hampden y Sidney eran de la minoría por-
«que espiraron en un cadalso. Los Critias, los
« Anitos, los Cesar y los Clodios eran de .la mayo-
« ría, pero Sócrates era de la minoría porque be-
« hió la cicuta, Caton era de la minoría porque
«se atravesó las entrañas. }) Luego recomendó Ro-
hespierre la tranquilidad al pueblo para quitar
á sus adversarios el pretesto de hacer pasar los
simples aplausos que se dan á los diputados fie-
les por una rehelion. C[ Pueblo, gritó, reserva tus
C' aplausos; y huye del espectáculo de nuestros
«~debates. Lejos de tu vista no por eso dejaremos
« de combatir.» Ultimamente concluyó pidiendo
que en el acto mismo fuese declarado culpable
Luis XVI y condenado á muerte.


Fuéronse sucediendo los oradores el 28,' el 29




'CONVENCION NACIONAL (1792). 109
Y hasta el 31 , hasta que al fin tomó por prime-
ra vez la palabra Vergniaud y se escuchó con es-
traordinaria atencion á los girondinos esplicándo-
se por boca de su mejor orador y rompiendo un
silencio de que no solo les acusaba Ro~espierre
sino tambien 'otros muchos.


Principió Vergniaud por desenvolver el prin-
cipio de la soberania del pueblo, y distinguir los
casos en que los representantes deben acudir á
ella, porque siempre seria muy largo y dificil reu-
nir un gran pueblo para todos los actos legislati-
vos, aunque hay casos de tal importancia en que
no pueden dispensarse de hacerlo. Por ejemplo
desde que se principió la constitucion se sentó
-eomO.neeesario someterla á la ~ancion nacional,
y no es este el único objeto que merezca sancioll
estraordinar.ia. Son tan graves los caracteres que'
presenta el juicio de Luis ,bien sea por la acumu-
lacion de poderes que ejerce la asamblea, ó por
la inviolabilidad que constitucionalmente se le
habia concedido al monarca, ó en fin por losefec-
·tos políticos que deben resultar de su condenacion
·que nadie puede dudar de la suma importancia
y necesidad que hay de someterla al mismo pue-
;blo. Despues de haber desenvuelto Vergniaud
aquel sistema refutando particularmente á Ro-
bespierre , llegó en fin á los inconvenientes po-
líticos de la. apelacion al pueblo, y tocó todas las




110 .1tEVOLUCJ01f F.RANCBSA.
grandes cuestiones que ,dividian los dos partidos.


'Por de pronto analiz0 la probabilidad de las dis-
cordias ,que se temianen caso de remitir á la
sancion ,del pueblo el juicio del rey, y reprodujo
las razones dadas por otros g·irondinos, sostenien-
do que si no se temia la guerra civil cuando se
reuniesen las asambleas primarias para sancionar
la constitucion , tampoco alcanzaba d motivo por
que debiera temerse reuniéndolas para sancioNar
el juicio del rey. "No era de mucho valor aquella
razon tan frecuentemente repetida, por que la.
constitucion no era el punto cardinal ,de la revo-
lucio n ,sino cuando mas el reglamento minucioso
de una institucion ya decretada y consentida, que
era la república. Pero la muerte del rey era una
cuestion formidable, por que se trataba nada me-
nos que de saher si principiando por la muerte
para estinguir la monarquia , romperia la revolu-
cion definitivamente con todo lo pasado, y cami-
naría á fuerza de venganzas y de inexorable ener-
gia al fin que se habia propuesto. Ahora pues si
esta terrible cuestion 'tenia ya dividida á la con-
vencion y á París, no podia menos de ser muy pe-
ligroso proponerla á las 44 mil secciones del ter-
ritorio Frances. En todos los teatros y sociedades
populares se disputaba'tumultuosamente y era in-
dispensable que la convencion tuviese la fuerza
necesaria para decidida por sí misma y no entre-




CONVENClON NACIONAL (1792). 11 t
gar la cuestion á la Francia que acaso la hubiera
resuelto oon las armas.


No pensaba asi Vergniaud ,sino que participan-
do en este punto de los mismos sentimientos que
,sus amigos, sostuV6 que no era de temer la guer-
ra civil. Dijo que en los departamentos no habian
adquirido los agitadores la misma preponderan-
cia que una coharde debilidad les ,habia dej ado
u~urpar en Paris; que era verdad que habian re-
corrido la superficie de la república, pero que en
todas partes no habian encontrado mas que des ....
precio, y no era poca prueba la que habian dado
los pueblos de su obediencia á la ley, respetando
la sangre impura que corria por sus venas. En se-
guida refutó los temores que se habian insinuado
,acerca de la mayoría que se queria pintar como
cODlpuesta de intrigantes, realistas y aristócratas,
y sobre todo clamó contra aquel orgulloso aserto
,de que la virtud estaba en minoría en la tierra.
{(,Ciudadanos') dijo, Catilina estuvo en minoría en
« el senado Rom~no, y si aquella minoría hubiese
« prevalecido ,adio,~ Roma, adios senado') adios la
«: l~bertad. En la asamblea constituyente, Maury y
c: Cazal~s estuvieron en minoría, y si hubieran pre-
c:~ valecido ') no existiriais vosotros. Los reyes tam-
« bien estan en minoría en la tierra, y para enca-
c: denar á los pueblos dicen ellos tambien que la
c: 'Virtud esta en la minoría, y no deian de asegural'


,




,


112 ,tl:BVOLVClO~ FRAl'4CBSA.
-« que la mayol'Ía de los pueblos está 'compuesta
«de intrigantes" .á quienes es preciso imponer
«silencio por el terror, si se quiere preservar los
'«" imperios de un trastorno generaL?)


Preguntó Vergniaud si para formar una mayo-
ría conforme á los deseos de ciertos hombres seria
necesario emplear el destierro y la muerte y con-
vertir la Francia en un desierto entregándola á los
caprichos de algunos malvados.


Despues de haber vengado á la may.oria y ,á la
Francia ,trató de defenderse á si mismo y á sus
.amig.os, á quien.es pintó resistiendo siempre y con
igual valor todos los géneros de despotismo, el
de la corte y el de los asesinos de setiembre. Les
pintó en la jornada del 10 de agosto, ocupando
sus sillas en medio del cañon ~e palacio, pronun-
-ciando la deposicion antes de la victoria del pue-
blo , mientras que aquellos nuevos Brutos, tan
sedientos hoy de degollar á los tiranos abatidos,
<ocultaban su miedo en las entrañas de la tierra,
y esperaban el éxito del dudoso combate que la
libertad sosteniacontra el despotismo.


Despues volvió contra sus adversarios el cargo
'que estos les' habian hecho de provocar la guerra
civil. « Sí, dijo, quieren la guerra civil aquellos
« que predicando el asesinato contra los partidarioi
«de la tirania, aplican este nombre á todas las vÍc-
e timas que su rabia pretende sacrificar; los que




€O~YDCIO~ l'fACIOrfAL. (t792). t1 ~
te aguzan los puñales contra los representantes del
« pueblo, y piden la disolucion del gobierno y de
«la convencion, los que quieren que: la mino-
«ria se haga ál~bitra de la mayoria., que pueda
« legitimar sus juicios á fuerza de insurrecciones.,
« y que los Catilinas vengan á reinar en el se-
(" nado. Quieren la guerra civil los que predican
c: esas máximas en todos los sitios públicos y per-
e: vierten al pueblo, acusando á la razon de que
« es Fuldense, á la justicia de pusilaninlidad y á
e la santa humanidad de conspiracion.


el ¡ La guerra civil continuó el orador por haber
e invocado la soberania del pueblo!.. ... Sin em-
e bargo erais mucho mas Inodestos en julio de 1791,
«porque entonces no aspirabais á paralizarla para
C( reinar en su lugar. Antes al contrario andabais
e esparciendo una peticion para que se consultase
«al pueblo acerca de la sentencia que se habia de
«dar contra Luis á su vuelta de Varennes. Enton~
« ces queriais lá soberania del pueblo, y no os
« ocurria la idea de que el invocarla pudiese esci-
( tar la guerra civil. ¿ Seria porque entonces favo-
c: recia vuestras miras secretas y hoy las contraría? »


Pasó luego el orador á otras consideraciones re-
lativas á lo que se habia dicho de que la asamblea
debia mostrar la necesaria grandeza y valor para
hacer ejecutar por si misma su juicio sin apelar
al dictamen del pueblo. c( ¿ Valor decis ? El valor


R. ,




114 REVOLUCION PUNCES!.
«se nececitaha para atacar á Luis XVI cuando es-
e: taha en toJo su poder t ¿pero creeis en cou-
e: ciencia que se necesita igual valor para enviarle
t: al suplicio vencido y desarmado? Un soldado
t: cimbrio entró en la pl'ision de Mari,? para dego-
e: lIarle, y asustado al aspecto de su víctima echó
« á correr sin atreverse á herirle. Si aquel solda-
« do hubiera sido miembro de un senado, ¿ creeis
e: que habria dudado en votar la muerte del tira-
« no? ¿y que valor encontrais en ejercer un acto
«de que seria capaz cualquier cobarde?


Luego habló de otro género de valor cual es el
que se necesita desplegar contra las potencias es ..
trangeras y dijo; «Supuesto que continuamente se
c: está hablando de un grande acto político, no será
c: inutil examinar la cuestion bajo este punto. Es
« indudable que las potencias esperan este último
t: pretesto para caer todas juntas contra la asam-
1( blea y la Francia; pero las venceremos sin du-
(( da, porque el heroismo de los soldados france-
e ses es un seguro garante de la victoria, por mas
e que ocasione aumento de gastos yesfuerzos de to-
e do genero. Si la guerra'nos obliga á hacer nuevas
1( emisiones de asignados, que aumenten en pro-
c: porcion asombrosa el precio de los géneros de-
l( primera necesidad; si causa nuevas y mortales
t: heridas al comercio; si hace derramar torrentes
« de sangre en el continente y en los mares, ¿ cree-




't:UNvtmCTOrfNA'CIOlf.\:1.. (1792). tia
"« reis 'haber hecho grandes servicios á la 'humani ..
« dad? ¿ Qué reconocimiento os deberá la patria
« por haber hecIIo en su nombre, y con despre-
« cio de su soh6l'ania un acto de venganza que 'ha-
« bl'á sido causa, ó tal vez pretesto de sucesos tan
c: calamitosos? Y no quiero suponer ni aun la hi-
« pot~sis de una derrota, ¿ pero aun sin ella os atre-
« v eriaisá ponderar vuestros .ser,'icius? No habrá
« familia que no tenga que llorar la pérdida de un
« padre ó de un hijo; el labrador carecerá·debra-
« zos ; los talleres quedarán desiet'to(; vuestros te-
C( soros exaustos reclamarán nuevos impuestos; el


'« cuerpo social cansado de los asaltos que le darán
« por fuera los enemigos armados, y por dentro
oC las facciones sublevadas, caerá en una mortal
{( languidez. Temblad de que en medio de aque-
.({ Ilos triunfos no venga á asemejarse la Francia á
({ los falllosos monumentos de Egipto que han de-


J({ safiado al tiempo, y cuando el estrangero pasa
.(( junto á ellos, se' admira de su grandeza ., pero
{( cuando penetra en su interior solo encuentra ce-
.: nizas inanilnadas y el silencio de los sepulcros.,.


Ademas de estos temores se presentaron otros
muchos al ánimo de Vergniaud, sujeridos por la
histoña inglesa y por la conducta de Cromwell,
·que fué el autor principal, aunque oculto, de la
muerte de Carlos l. Este escitando á los pueblós
primero contra su rey y luego contra el mismo par ..




ttG
lamento, acabó por deshacerse de este últinlo y ie
apoderó ',del supremo poder. « ¿ No habeis oido;
« añadió V ergniaud , no habeis oido en este sitio
« y en otras partes á varios hombres gritar que si
« el pan está caro la causa está en el Temple; si escasea
« el numerario , si nuestros ejércitos están mal provistos,
« la causa está en el Temple '1 y que si cada dia tenemos
« que sufrir el espectáculo de la indigencia, la causa está
«( en el Temple?


«Los que emplean semejante lenguage saben
« muy- bien que la carestia del . 'pan ,la falta de cir-
«eulacion de las subsistencias, la mala adminis-
«tracion de los ejércitos, y la indigencia cuyo es-
• pectáculo nos aHije, dependen de otras causas
« que' del Temple. ¿ Y cuales son sus proyectos?
« ¿ Quien me asegura que esos Dlismos hombres
«que tanto se esfuerzan por envilecer la conven-
«cion, y que acaso lo habrian logrado si la ma-
«gestad del pueblo que reside en ella pudiera de-
«pender de sus perfidias; que' esos mismos hom-
« bres que proclaman en todas partes la necesidad
« de una nueva revolucion y vienen á decirnos que
«tal Ó cual seccion está en insurreccion perma-
« nente , que dicen en el ayuntamiento que cuan-
« do la convencion ha sucedido á Luis, no ha he-
e cho mas que variar de tiranos, y que se necesita
e otro nuevo 10 de agosto; que esos mismos hom-
e bres que no hablan mas que de conspiraciones,




cmn'MCIOl'( l'(ACI01'fAL. (t 792). t 17
« de traidores') de Dluerte, de proscripciones, que
«publican en las juntas de seccion y en sus escri-
e: tos particulares que es indispensable nombrar
e: un defensor para la república') que no hay sino
e: un gefe único que puede salvarla') quien me ase-
e: gura digo que esos mismos hombres no gritarán
«despues de la muerte de Luis, y todavia con ma-


. e yor violencia, que ai el pan está caro la causa está en
. « la convencion') si escasea el numerario, si nuestros ejér-
«citos están mal surtídos, la causa está en la convencion;
e sí la máquina del gobierno marcha con dtjicultad, la
«causa está en la convencion encargada de dirigirla ; si
e: las calamidades de la guerra se han aumentado con la¡
e: declaraciones de la Inglaterra y la España') la causa


. e está en la convencion ') que (ué la que provocó estas d8-
« claraciones por la precipitada condenacion de Luis.?


¿ Quien me asegurará que á esos gritos sedicio-
e: sos de la turbulencia enérgica no vendr án tam-
«bien á reunirse los de la aristocl'acia ansiosa de
c: venganzas, los de la miseria des~osa de mudan-
« zas y aun los de la compasion escita da por anti-
«guas preocupaciones de la suerte de Luis? ¿ Quien
« me asegura .que de esa tempestad donde se ve-
«rán de nuevo salir de sus guaridas los asesinos
« del 2 de setiembre, no se os presentará cubierto
« de sangre y como libertador ese defensor, ese gefe
«que se os pinta como tan necesario? i un gefe! ah
« si tal fuese su audácia, tal vez no 5e presentaría




lIS Rln'QLucroN Fll.tNCE'SA.
«sino para ser inmediatamente' cosido á puñala-
C' das! Pero" á cuántos horrores· no· se- vería, entre-
« gado- Paris! París de' quien la posteridad admira-
4( rá el valor heroico nlanifestado contra los reyes,
C' y no consentirá jamas en la ignominiosa servi-
C' dumbre á un puñado de perversos, escoria de
« la especie humana, que se agitan en su seno y se'
.. destrozan con los movimientos convulsivos de su:
« ambicion y furor. ¡ Quién podrrn habitar una ciu-
C' dad donde reinasen el terror y la muerte! Y voso-
el tros ciudadanos industriosos, flUyO trabajo es
«vuestra única riqueza y q:ue veriais aniquilados"
el todos los medios de trabajar, que habeis hecho
C' tantos y tan grandes sacrificios por la revolucÍon
« y os faltarían los últimos recursos para la existen-
«cia, vosotros, cuyas virtudes, ardiente patriotis-
« mo y buena fe han hecho tan faciL la seduccion.
« ¿En q;Ué vendríais á parar? ¿ Cuáles 'serian vues-
« tros recursos? ¿ Qué manos enjugarian vuestras
e lágrimas y llevarían socorros á vuestras desespe-
« radas familias?


. « ¿ Iriais- á buscar á esos falsos amigos, á esos pér-
ti fidos lisonjeros que os hubiesen precipitado en
el el ahismo? ¡ Ah! ¡ huid al instante de ellos! ¡ Te-
{( med su respuesta! pero yo voy á decírosla. Voso-
C' tros nos pedís pan: id á las canteras á d-isputar á la.
« tierra algunos pedazos sangrientos de las víctimas que'
e habeis degollado. ¿ Quere-il sangr,? lomadla-, ahí ,stá:.




CONVENCICU' NACIONAL (17~3). 1 f 9
«sangre de cadáveres, no tenemos otra que ofreceros . ....
t ¡ Os estremeceis ciudadanos! ¡ oh patria mia! yo
«pido testimonio de los esfuerzos que hago por
« salvarte de tan deplorable crísis. »


La improvisacioll de Vergníaud habia produ-
cido en todos sus oyentes una impresíon profun-
da y admiracion general, quedando aterrado Ro-
bespierre con aquella franca é irresistible elocuen-
cia. Pero sin embargo Vergniaud no habia hecho
mas que conmover y no arrastrar la opinion de la
a')amblea, que vacilaha entL'e los dos partidos.
Otros muchos oradores fueron sucesivamente es-
cuchados en pro yen contra de la apelacion al
pueblo, y entre ellos Brissot, Gensonné y Petion
que la apoyaron constantemente._ Pero hubo otro
que con mas destreza y una elocuencia fria y eva-
siva, influyó decididamente en los ánimos, y es-
te orador fue Barrére. Habló largamente del pro-
ceso, y nlÍró ha j o todos aspectos los hechos, las
leyes y la polí tica suministrando razones de con-
denacion á los débiles que no esperaban Olas que
pretestos para ceder, de' suerte que sus medianos
raciocinios reaniluaron su pusilanimidad: y desde
aquel punto quedó condenado Luis XVI. Se había
alargado la discusion hasta el '1 de enero de 1193
-y ya ninguno queria oir hablar mas de aquella
eterna repeticion de los mismos hechos y racioci-
.nios , y asi se cerraron los debates sin OpOSlClon


,




120 AEVOLU('''lOK FIU.WCBS.l
habiendo escitado el m,as violento tumulto una
nueva proposicion que 'se hizo para dilatarla, y
se decidió que el 14 de enero se verificaria la vo'"
tacion nominal en las cuestiones que habian de
hacerse.


Llegó aquel fatal dia con un concurso estraor-
.dinario de espectadores que rodeaban la a~mblea
y ocupaban las tribunas, precipitándose una mul-
titud 'de' oradores á proponer diferentes medios de
fijar las cuestiones; y despues de un sin fin de
disputas, convino ,la asamblea en 'poner las tres
siguientes:


¿ Es culpable Lúís Capeto de eonspiracion contra la li.
bertad .de la nacíon , y .. dI atentadoj contra la seguridad
general del estado?


¿ Se remitirá el juicio, cualquiera que sea, á la lan-
c!on del pueblo?


¿ Qu.e pena se le ha de imponer?
Todo el dia 14 se pasó en fijar aquellas cuestio-


nes y reservaron para el 15 la votacion nominal,
decidiendo antes la asamblea que cada miembro
hahia de espresar su voto en la tri~una, pudien-
do motivarle, escribirle y firmarle; que los au-
,sentes sin causa notoria serian censurados, pero
los que vinieran despues podrian emitir su voto
aun despues de la lista nominal. Principiose final-:-
mente á votar sobre la primeracuestion, hallán-
dose 'ausentes ocho diputados por causa de enfer-




CONVENCION NACIONAL (t793). 1!t
medad, y 20 encomision de la asamblea. Huyo
37 que motivando sus votos de diversas maneras,
reconocian culpable á Luis XVI, pero se declara-
ban incompetentes para pronunciar su juicio, y
no pedian contra él mas que providencias de se-
guridad general. Ultimamente 683 miembros de-
clararon sin esplicacion que era culpable Luis -
XVI, Y la asamblea se componía de 749.


El presidente en nombre de la convencion na-
cional declaró que Luis Capeto era culpable de
conspiracion contra la libertad de la nacion , y de
atentados contra la seguridad general del estado.


Volvió á principiar la votacion nominal sobre
la segunda cuestion que era la de la apelacion al
-pueblo; estando ausentes 29 miembros. Hubo 4.
-que reusaron votar y fueron Lafon 3, Waudelain-
court l¡, Morisson y Lacroix, otro llamado Noel 5 se
dió por recusado. Onze nlanifestaron su opinion
con diferentes condiciones y 281 votaron en fa-
vor de la apelacion al pueblo contra 423 que la
desecharon. Entonces el presidente declaró en
nombre de la convencion nacional, que el juicio de
Luís Capeto no se someteria á la ratificacion del pueblo.


Habiéndose empleado todo el dia 15 en aquellas
dos votaciones nominales, se difirió la tercera pa-
ra el siguiente.


Ibase auolentando la agitacion en Paris en pro-
porcion que se acercaba el JllODlento decisivo, y ya




122 REVOLUCION FRANCESA.
se habian oido en los teatros voces favorables á
Luis XVI con ocasion de la pieza intitulada el Ami-
go de las leyes. Antes de esto habia mandado el
ayuntamiento suspender todos los espectáculos;,
pero el consejo ejecutivo habia revocado aquella
providencia, como atentatoria á la libertad de im'-
prenta ,en que estaha comprendida la libertad del
teatro. Reinaba en las cárceles una consternacion
profunda, porque se habia esparcido la voz de que
iban á renovarse las jornadas de setiembre, y no
cesaban los parientes de los presos, y los presos
mismos de clamar á los diputados para que se les
salvase de la muerte. Los jacobinos por su parte
decian que no hahia sitio en que no se conspirase
para salvar del suplicio á Luis XVI, Y restablecer
la monarquia, escitándose su cólera con las dilacio-
nes y obstáculos, por manet'a que los dos partidos
tomaban una actitud mas amenazadora uno contra
otro, suponiéndose proyectos siniestros. La sesion
del 16 atrajo un concurso todavia mayor que las
precedentes, como que era la :decisiva , supuesto
que en nada venia á parar la declaracion de cul-
pabilidad, si solo se condenaba á Luis XVI al sim-
ple destierro, pues con ello quedaba cumplido el
deseo de los que deseaban su salvacion, que solo
consistia en arrancarle pOl~ el momento del cadal-
so. Se ocupó una gran parle del dia en tomar
providencias de órden público, llamal' á los lni-




GONVENCION NACrONAL (1793). 123
Jlístros, oirles~, provocar esplicaciones del corregi--
dor y en disputar sobre si debian ó no est3r cer--
radas las barreras. Decretó la convencion que que-
.lasen abiertas, y que' los confederados, que se ha-
llaban presentes en Paris repartirian el serviciO'
de la ciudad y de todos los establecimientos pú-
blicos con la guarnicion; mas camo el dia estaba
ya adelantado, se decidió que fuese permanente
la sesion hasta el fin de la votacion nominal. En
el montento que se iba á dar principio á ella, se
suscitó la cuestion del número de' votos que habia
de ser necesario para dar la sentencia. Pr~so Le-
hardy 6 las dos terceras partes de votos como en los
tribunales ordinarios 1 pero Danton , que acababa
'de llegar de Bélgica, se opuso fuerteme,nte á ellO'
y requirió la simple DlayorÍa, es decir, la mitad
mas uno. Otra vez se espuso Lanjuinais á nuevos
insultos, pidiendo que despues de tantas violacio-
nes de formas se observase á lO' menos una, que
es la que exi je las dos terceras partes de votos.-
Aqui estamos votando, dijO', hajo el puñal y el ca-
ñon de los facciosos. - A estas palabras se levantó
una griteria terrible y la convencion cerró el de-
bate dedal'andO' que la forma de sus decretos era
única y que todos se habian espedidO' siempre pO'r
simple mayO'ría.


Eran las siete y media de la tarde cuandO' pl'in-
f'ipió la voli\ciO'n que habia de durar toda la no-




124 IlBVOLUCION FllANCBSA.
che. Uno~ pronuncian simplemente la muerte,
otros se declaran por la reclusion y el destierro
cuando se hiciese la paz, algunos votaron por la
muerte, aunque con la restriccion de si conven-
dria examinar si debia suspenderse la ejecucion.
El autor de esta restriccion fué Mailhe 7 'creyendo
con razon que podria salvarse por ella á Luis XVI,
pOl:que era una simple cuestion de tiempo, y di-
ferir equivalia á absolver. Un gran número de di-
putados se agregó á aquel dictámen ,y continuó
la votacion en medio del tumulto; siendo aquel
el momento en que habia llegado á su colmo el
¡nteres que habia inspirado Luis XVI , en cuyo
favor querian votar muchos miembros:; pero tam-
hien se habia aumentado con aquellas disputas el
encarnizamiento de sus enemigos, llegando el
pueblo á identificar la causa de la república con
la muerte del último rey, y mirar :aquella como
condenada y restablecida la monarquia si se sal-
vaba. Asustados del furor que sublevaba aquella
conviccion popular, huho muchos diputados que
temian la guerra civil, y por mas conmovidos que
se hallasen de la suerte del monarca, les asom-
braban las consecuencias de una absolucion. Este
temor se acrecentó mucho á la vista de la asam-
blea y de la escena que pasaha en ella, pues á me-


. dida que cada diputado subia las gradas de la me-
sa , callaba todo el mundo para escucharle y al




CO~VBl'(CIOl'( NACIONAl. (1793). t 25
instante que pronunciaha su voto empezaban los
movimientos de aprohacion ó improbacion que
no cesaban hasta que volvia á su asiento. Todo
voto que no era de muerte se atraia el murmu-
llo de las tribunas, y muchas veces hacian gestos
amenazadores á la asamblea misma. Los diputa-
dos correspondian á ellos desde el intel'ior de la
sala, de que resultaba un tiroteo tumultuoso de
amenazas y palabras injuriosas. Aquella horrible
y bárbara escena era capaz de irritar á todas las
almas generosas y habia contribuido á cambiar
algunas resoluciones. Entre ellas Lecointre 8 de
Versalles, cuyo valor no era dudoso, y que no ha-
bia cesado de hacer gestos contra las tribunas,
llega á la mesa, duda, y sale de su boca la terri-
ble é inesperada palabra de muerte. Vergniaud que
parecia tan conmovido de la suerte de Luis XVI,


. y habia declarado á sus amigos que jamas podria
condenara aquel desgraciado príncipe, ese mismo
Vergniaud , al aspecto de aquella tumultuosa es-
cena, creyó ver la guerra civil en Francia, y pro-
nunció la sentencia de muerte, aunque con la res-
triccion de Mailhe * ; y habiéndole preguntado la


JI. No quisiéram05 ver en el ilustre escritor á quien tradu-
cimos, ese constante empeño de disculpar las flaquezas por
no decir las apostasias ele los que tienen algull contacto con
~us opiniones. Ese voto de Vergniaud es mucho mas infame
que ningun otro, por lo mismo que dos dia, antes habia:es-




126 ItE\'OLUCION FRANCESA.
causa de este cambio de opinion, respondió que
habia creído ver la guerra civil pronta á mani-
festarse, y no se habia atrevido á poner en la ba-
lanza la vida de un individuo con la salud de la.
Francia.
. Casi todos los girondinos adoptaron la cláusula
de Mailhe ; pero el voto que escitó mayor sensa-
cion rué el del duque de Orleans, pronunciando
secamente la muerte de su pariente, por solo ha-
cerse soportable á los jacobinos, y se volvió á
su asiento en medio de la agitacion que habia
.causado aquella palabra pronunciada por él. Duró
la triste sesion toda la noche del 16 y todo el dia
t 7 hasta las 7 de la tarde, aguardándose con una
¡m paciencia estraordinaria el resultado de la vo-
fa·cÍon. Estaban las avenidas llenas de una multi-
tud inmensa, preguntándose unos á otros el re-
sultado del escrutinio, y hasta en la misma asam-
blea estaban inciertos creyendo haber oido pt'O-


tado electl'izando á la asamhlea con la magnífica y horrible
pintura <lue hizo de los efectos de la guerra, que miraba corno
consecuencia inevitable de la muerte del rey. Así lejos de
creer que el temor de la guerra t'ivil influyese en el indigno
voto de Vcrgniaud , creeremos, como deberá creer todo lec-
tor imparcial que no fué ocasionado mas que por el tel'ror
pánico que suelen causar las asonadas, aun en los pecho~
mas impávidos ó si se quiere mas indiferentes á la suerte de
la humanidad, que parece ser el carácter distintivo de Ver-
gniaud, segun le pintan sus cOlltemporallcos. (N. del T.)




CONVHNClON NACIONAL (1793). 127
nunciar tan á m.enudo las palabras reclusion y des-
tierro como la de muerte. Segun unos faltaba un
voto para la condenacion, segun otros habia ma-
yoria ,pero no mas que de un voto, y últimamen-
te se decia en todas partes que un solo dictámen
podia decidir la cuestÍon, y se miraba con ansie-
dad, si llegaria algun otro votante nuevo. En
aquel instante se presenta en la tribuna un hom-
bre que caminaba con mucha dificultad y llevaba
la cabeza cubierta como quien está enfermo. Este
era Duchastel 9 , diputado de las dos Sevres , que
habia salido de la cama para ir á dar su voto, y
apenas le vieron cuando principiaron los gritos
tumultuosos, diciendo que los maquinadores ha-
bían ido á buscarle para salvar á Luis XVI. Quie-
ren hacerle preguntas ; pero la asamblea lo reusa
y le dá facultad para votar en virtud de la deci-
sion que admitia los votos despues de la lista no-
minal. Sube Duchastel á la tribuna, y en medio
de la espectacion general.', pronunció la palabra
destierro.


Otros nuevos incidentes siguieron á aquella es-
cena cual fué entre otros el de pedir la palabra el
ministr.) de negocios estrangeros para conlunicar
una nota del caballero Ocariz 10 encargado de
negocios de Espaila ,en que ofrecia la neutrali-
dad de aquel gobierno y su mediacion con tod~s
las potencias, si se dejaba salva la vida de Luis




128 IlEVOLUCIOl'( Fl\Al(CESA.
XVI. Los Montañeses empezaron á gritar que aquel
era un incidente combinado para suscitar nuevos
obstáculos y pidieron la órden del dia, añadiendo
Danton que inmediatalnente se declarase la guer-
ra á la España. La asamblea adoptó el primer tér-
mino, y al instante se anunció una nueva deman-
da de los defensores de Luis XVI, que querian
presentarse en la convencion para hacer una co-
municacion importante. Levántanse nuevos gritos
en la Montaña y clama Robespierre diciendo que
está concluida toda defensa y dada la sentencia
y era necesario pronunciarla al instante, y se de-
cidió que no fuesen admitidos los defensores hasta
despues de evacuada la publicacion.


Estaba presidiendo Vergniaud y dijo en voz al-
ta: c( Ciudadanos voy á proclamar el resultado del
« escrutinio, y espero que guardareis un profun-
( do silencio, pues luego que la justicia ha hecho
.. su deber toca su turno á la humanidad. »


Estaba compuesta la asamblea de 749 miem-
. bros : 15 estaban ausentes en comision , 8 por en-


fermedad y 5 no' habian querido votar, lo cual re-
ducia el número de los diputados presentes á 721,
Y la mayoria absoluta era de 361 votos. De estos',
286 habian votado por la reclusion ó el destierro
con diferentes condiciones. 2 le habian · condena-,
do á ser encadenado ; 46 estaban por la muerte
con suspension hasta la paz ó hasta la ratificacion




ONVB~CIOr( l'{ACIOl'{AL. (P193). 129
• I


tte la constitucion. 26 por la. muerte pero. con la
escepcion propuesta por Mailhe ,esto es la de exa-
minar si 'Seria útil suspender laejecuci{)n ,aunque
siempre e~te voto fuese independiente de aquella
última cláusula; y 361 habian votado por la muer-
te sin condicion alguna.


Decla¡:ó el presidente con acento dolorido , e~
nombre de la convencion, que la pena pronun~iada


I


contra Luis Capeto era la de muerte.
En aquel instante fueron introducidos en la


harpa los defensores de Luis XVI, Y habiendo to-
mado la palabra M. Desezé, dijo que le enviaba
su cliente para interponer apelacion ante el pue-
blo~ del juicio pronunciado por la convencion.
Apoyó SU demanda en ~ corto número de ,votos
que habian decidido la condena y sostuvo que su-
pue~tas las muchas dudas que se habian suscita-
do en los ánimos era conveniente referirse á la na-
cÍon misma. Añadió Tronchet que pues se habia
seguido el código penal en cuanto á la severidad
de la pena, tambien hubiera debido seguírsele en
la humanidad de los procedimientos , sin haber
despreciado el que exije las dos terceras partes de
votos para la condenacion. Tambien h.abló á su
vez. e\ venerable Ma\esherbes, y con voz interrum-
pida de suspiros dijo: ( Ciudadanos no tengo la .
('( costumbre de hablar en público ..... Veo con
« sentimiento que se me reusa el tiempo necesario


IY. 9


..




130 R'EVOI.UCION FnA~CESA.
( para reunir mis ideas en cuanto al modo de
«. contar los votos ..... He reflexionado mucho en
e otro tiempo sobre este asunto, y tengo muchas
«observaciones que comunicaros .... pero ... ~ Ciu-
• dadanos .... perdonad mi turbacion .... con ce-
e dedme hasta mañana par~ pod~r pl'e.sentar mis
« ideas. })


QuedQ conmovida la aaarnblea al ver las lágri-
mas del anciano, y contestó Vergniaudá los tres
defensores diciendoles: C' Ciudadanos, la ~onven­
f: cion ha oido vuestras reclamaciones, que eran
e para vosotros un deber sagrado. ¿ Se quiere, aña-
( dió dirigiéndose á ~a asamblea conceder los ho-
.. nores de la sesion á los defens(ues de Luis? »-
Si, si gri~aron unáQimem~n\e lOi diputados.


Inmediatamente tomó la palabra Robespierre,
y recordando el decreto espedido contra la apela-
cion al ,pueblo, rechazó la demanda de los defen-
sores; y añadió Guadet, que sin admitir la dicha
apelacion, se concediesen 24 horas á Malesherhes.
SostuV() Merlill de Douai tl que nada hahi~ que de
cir acerca del modp decontaf los votos, porque
si el código penal, cuya autoridad se invoca, exi-
l;e \0'5 d,Qt:. ~eTci\")'O de V(}t(}S pa~a la decla-cacion. del
hecho., solo pide la simple mayoria para la apli-
c~cion de la pena. Por tanto en el caso actual se
~~ declarado la culpabilidad PQr lél casi unani-
midad de vptos, y asi impOl·ta muy poco que




'CON'l"KNCION NACIONAL (1793).. 131
para la pena 8019 haya habido la simple mayoria.
Segul~ estas diversas observaciones pasó la COll-


vencion á la órdendel dia sobre las reclamaciones
de los tres defens6res, declal'ó nula la apelacion
de LllÍS, y difirió hasta el dia siguiente la· cues-
tion de la su&pension. El 18 hubo reclamaciones
sobre que no se habia hecho exactamente la enu-
meracion de los votos y se solicitó que volviera á
principiarse, y todo el dia se pasó en contestacio-
nes , hasta que al fin reconocido por esacto el cál-
culo se dijo que al otro dia se decidiria si se habia
de suspender la ejecucion ó no.


Agitóse con fuerza esta ultima cuestion el 19 y
se volvió á })Qner en problema todo el proceso-,
p()rq-.é •. -. dijaci~ dependia la yida .Q;~ Lu.is
XVl; y asi desplles d~ hal}er aptJradQ t9~as las
razones, discutiendo sobre la pen~ y la apelacion,
ya no sabian los girondinos y los que. querian sal-
var la· vida al rey, que nuevos medios emplear.
Alegar~ft razoaes políticas; pero s~ les re~pondió
que si mOFia Lui¡ XVI se hal·ian arm~menws para
vengarle, y si vivia se harian. ~aJDbien para po-
nerle ~en li~l·tad y ~l resuItadq vendria á ser el
mi~Dlo. Decia Barrere que era UQjl cos~ i·~digna
an~v p~s~and.Q as; una c~heza pOl~ las cQrtes es-
tráng~r~s y estipular la vida 6 la mueJ~te d~ un
condenadQ , llQm() articulo de un tratadp. Añ:Jdió
que seria una crueldad para el mi~mo Luis XVI




13! lllt16U¡CIOl'( Jl'ItAl'{CliA.
por· que temeria la muerte en cada movimiento


. de los ejércitos. Entonces cerrando de"pronto la
discusion , decidió la asamblea que cada uno vo-
tase por si ó por no sin levantar la sesion; y ha:"
biéndose concluido la votacion nominal el 20 de
"enero á las 3 de la mañana, declaró el presiden-
te por una mayoria de 380 votos contra 310, que
no se suspendiese la ejecucion de Luis Capeto.


En aquel instante llegó una carta de Kel'saint
dando su dimision como diputado, diciendo que
ya" no podia aguantar Inas la vergüenza de verse
sentado en el seno de la asamblea, alIado de unos
asesinos , sup~esto que su voto precede al terror
y prevalece' sohre los hombres de bien; en una
palabra donde Marat era preferido á Petion~ Aque-
lla carta "causó un rumor estraordinario, y toman-
do Gensonné la palabra, se aprovechó de aquella
ocasion para vengar en los homhres de setiembre
el decreto de muerte que se acababa de espedir,
y dijo: « No importaria nada haber castigado los
«atentados de la tirania si se cas tigasen tambien
« otros atentados mas temibles , y puede decirse
« que no se ha hecho mas que la mitad si 110 se
« castigan los horrores de setiembre, fOrlllando
« causa á sus autores.}) Al oir esta proposicion se
levantaron para apoyarla la mayor parte de los
diputados; pero se opusieron al movimiento Ma-
rat y Tallien diciendo: « Si castigais á los' autorei




CON\'I~NCIO~ l'(ACIONAL (1-793). 133·
« de setiembre, castigad tambien á los conspira-..
« dores que se a~rincheraron en palacio el dia 10
( de agosto. J) Al instante la asamblea, aprobando
todas estas demandas, dió órden al ministro de la
justicia, para que persiguiese á un mismo tiempo
á los autores de los crímenes cometidos en los pri-
meros dias de setiembre, á los individuos cogidos
con las armas en la mano en el palacio durante
la noche del 9 al 10 Y á los empleados que habian
abandonado sus puestos para ven~r á Paris á cons-
pirar en favor de la corte.


Estaba pues ya Luis XVI condenado definitiva-
mente, y ninguna suspension podia diferir el
momento de la sentencia, habiéndose agotado to-
dos los recursos discl,lrridos para dilatar el instan-:-
te fatal. Estaban consternados todos los miembros
de la derecha y los realistas secretos, no menos
que los republicanos , tanto de aquella sentencia
cruel, como del ascendiente que acababa de to-
mar la, Montaña. Reinaba en Paris un profundo
pavor, y la audacia del nuevo gobierno habia pro-
ducido el ordinario efecto de la fuerza sobre las
masas, paralizando y reduciendo al silencio al ma-
yor número, y solo escit~ndo la indignacion de
algunas almas generosas. Todavia existian algunos
antiguos criados de Luis XVI , alg~nos señoritos
y algunos guardias de corps que se proponian?
segun corria la VOl, acudir al socorro delmonar-




13,.. RE'VOUJClO~ FRA~CES.\.
ca y sustraerle del suplicio. Pero era impractica-
hle verse, entenderse' y concertarse, en medio deL
p'rofundo terror ~ los unoS y de fa activa vigi-·
lancia de los otros, pudiéndose á lo mas intentar'
algunos actos aislados, de desesperacion. Conten··
tos los jacobinos con su triunfo, no por eso deja-
ban de estár admirados de' él y se recomendaban
unos á otros mantenerse unidos y á la vista du-
rante las últimas 24 horas, enviando emisarios
á todas las auto\,idades, al ayuntamientO', al esta-
do mayor de la guardia nacional, al' departamen-
to, y al consejO' egecutivo, para vigilar sobre su
propio' celo y asegurar la egecucion de la senten-
cia. Se decian á si' mismos que aquella ejecucion
se verificaría y era' infalible, pero' por 'lo mismo
que lo . repetían tant()', era de sospechar que no'
estaban muy seguros de ella. Aquel suplicio de:
un rey en la·, capital de un país que tres años
antes era por sus costumbres·, usos y leyes una,
monarquía absoluta, parecia tan dudoso' que na ....
die lo podia cre'er sino viéndolo~


Estaha encargado el consejo ejecutivo de la do·'
lorosa mision de hacer ejecutar la sentencia, y to-
dos los ministros se hallaban reunidos en la sala
de sus sesiones, llenos de consternacion. Garat, co-
nlO ministro de la justicia, tenia á su cargo la co-
mision mas dura de todas, que era la de ir á inti·-
mar á Luis XVI los decretos de la. convenci{)n .. Se"




.


CONVENCION NACIONAL (1793). 135
dirigió pues al Temple, acompañado de Santerre ,
de una diputacion del ayuntamiento y del trib~­
nal crimin~l, con un secretario del con~ejo ejecu-
tivo. Hacía cuatro días que estaba Luis XVI espe-
rando á sus defensores, y solicitando en vano ~er­
los, cuando el 20 de enero á las dos de la tarde,_
oyó mucho ruido de gente que se acercaba á su
prision, y adelantándose hácía la puerta, vió á
los enviados del conséjo ejecutivo. Paróse con dig-
nidad y sin manifestar la menor emocion; y en-
tonces le dijo con tristeza Garat, que estaba encar-
gado de comunicarle los decretos de la convencíon.
El secretario del conséjo Grouvelle 12 los fue le-
yendo, empezando por el que declaraba culpable
á Luis XVI de at~ntad() c~tra la seguridad gene-
ral y acabando por el cuarto que mandaba la ejecu-
cion de la sentencia dentro de las veinte y cuatro
horas. Echando Luis una mirada serena sobre to-
dos los que le rodeaban, tomó la sentencia de ma-
nos de Grouvelle, la metió en el bolsillo, y leyó
á ~arat una carta en que pedia á la conv-enciol1
tres dias de término para prepararse á morir, lin
confesor que le asistiese en sus últimos momen-
tos, la facultad de ver á su familia, y el permiso
,para esta última de salir de Francia. Tomó Garat
la carta prometiendo ir inmediatamente á en-
t.regarla á la convencÍon, y el rey le dió al mis-
mo tiempo las señas de la casa del eclesiástico,


. ,




136 Ul'OLUClO~ .rU~C ....
de quien deseaba recibir los últimos consuelos.


Volviose á entrar Luis XVI con mucha calma ,.
pidió de comer y lo hizo como todos .los dias;
pero observando que le habian quitado los cuchi-
llos de mesa y que se los reusaban, dijo con di-
gnidad: « ¡ me creen tan cobarde que haya de
C[ atentar contra mi vida! Estoy inocente y sabré
«morir sin temor.}) Tuvo que pasarse sin cuchi-
llo y habiendo vuelto á entrar en su cuarto, estu-
vo esperando muy sereno la respuesta de la carta.


La convencion reusó los tres dias de espera, pero
concedió todas las demas peticiones., y Garat eD-
vió á buscar á Mr. Edgeworth de Fjrmont 13 , que
era el eclesiástico elegido por Luis XVI, le hizo
montar,en su coche yl~ condui~ al Temple. Lle-·
gó allí á . las seis de la -tarde y se presentó en el
patio acompañado- de Santerre, diciendo al rey
que la convencion le permitia tener un ministrO'
de su culto y ver á Sll familia sin testigos, pero,
que reusaba la suspension. Añadió Garat que ha-
bia llegado' ~r. Edgeworth, que estaba en la sa-
la del consejo y que iba á buscarle. Entonces se re'"
tiró Garat, cada vez mas sorprendido y admirado
de la estraordinaria magnanimidad del príncipe •


.


Apenas eIltró Mr. Edgeworth en el cuarto del
rey, se echó á sus. pies, pero el rey le levantó al
instante y derramó con él lágrimas de ternura.
Luego le preguntó con viva curiosidad notici~




CONTEl{C10l{ NAClOrU.L. (1792). 137
acerca del clero de Francia en general, y en par-
ticular de muchos obispos y sobre todo del arzo-
bispo de Paris, suplicándole que asegurase á este
último que moria fielmente adicto á su comunion
y fé; Y habiendo dado las ocho, se levantó y su~
plicó.á Mr. Edgeworthque le aguardara, 'y se salió.
muy alterado' diciendo que iba á ver á su familia ..
Como los municipales no querian perder de vista
la persona del rey, ni aun cuando est~viese con
su familia, hahian acordado que la viese en la pie-
za de comer, que tenia una puerta vidriera ~por
donde se podian ver todos sus movimientos sin
oir lo que: hablaban. El rey se fue allí y nlandó
poner agua sobre la mesa para socorrer á las prin-
cesas en caso ~e necesidad ,y se estuvo paseando
con agitacion esperando el momento doloroso en
que llegáran unos seres tan queridos. A las ocho
y media se abrió la puerta y se precipitaron en los
hrazos del rey la reina, con el delfin de la mano,
Mma. Isabel y la princesita Maria Teresa, sollozan-
do todos amargamente. Cerrose la puerta:. y los mu~
nicipales con Clery y Edgeworth se pusieron .jun-
to á los cristales para ser testigos de aquella tan
dolorosa escena. En el primer momento no hübo
mas que llantos, gemidos y desesperacion, pero
al fin cesaron los gritos y lamentos y pudieron
empezar á esplicarse, estando las dos princesas
abrazadas del rey y hablando algun tiempo en




138 REVO'tUCI0llf FRANCESA-.
vozhaja. Despuesde una conversaciónhastante lar-
ga, mezclada de silencio y abatimiento, se levan-
tó para, huir de aquella escena dolorosa y las pro-
metió volver á verlas al dia siguiente á las ocho.
- ¿ Nos lo prometeis? le preguntaron con instan-
~ia. las princesas.- Si, si, dijo el rey con acent()
dolorido, teniéndole" la reina cogido por un bra"
zo, :Madama Isabel por otI:o y aqrazándole por de-
lante su hija y el tierno delfin agarrada una ma-
no á su madre y otra á su tia. Al momento de sa-
lir cayó desmayada la princesita y se la llevaron
al instante, vol viét:J.dose el rey á huscar á M. Edge-
worth, sin poder ya sostener por m'as tiempo una
escena tan cruel. Al cabo de algunos instantes lo-
gró serenarse y recobró toda su tranquilidad.


Entonces le ofreció M. Edgeworth decirle la
misa, que no habia oido despues de mucho tiem-
po ,y, con no pocas dificultades consintió el ayun-
tamiento en aquella ceremonia, y se pidieron á
'la iglesia inmed~ata los ornamentos· necesarios
para el dia siguiente muy de mañana .. El rey
se acostó ~ media noche encargando á Clery que
le despertase antes de las cinco: Mr. Edgeworth ,.




. se recostó en una cama y Clery se estuvo en pie al
lado de la cabezera de su amo, contemplando el
sueño apacible de que gozaba en la víspera del
cadalso.


Mientras que esto~pasa~a en el Temple, se YC-




..






CONVENCIGN NACIONAL (1793). 13'~
ríficaba en Paris una .escena espantosa ,y era que
entre otras algunas almas indignadas. que fermen-
taban en silencio en medio de aquella multitud
ó indiferente ó aterrada, llubo un guardia de-
corps llamado Paris 1" , que' había resuelto' vengar
la muerte de Luis XVI en uno de sus jueces. Ba-
bia Lepelletier de Sto F~lrgeau 15 votado la muerte
como otro-s muchos de su clase, para hacer olvi-
dar su nacimiento y riquezas. Esto mismo' habia
escitad-o mas la indignacion de los realistas á cau-
sa de la clase á que pertenecia, y el 20 por la tar-
de estando en una fonda del Palacio real prepa-·
rándose' á com'er, se le designaron al guardia de
rorps. Presentandósele de pronto el jóven v~stido
eon una· especie de capote ó' sopalanda ,le dijo r
- ¿ Eres tu el infame Lepelletier que ha votado la
muerte del rey? - Si, respondió este, pero no
soy un infame, sino que he votado segun mi con-o
ciencia.- Pues toma., replicó Paris, ahi tienes ')
la recompensa y le metió el sahle por el' costado~
Cayó Lepelletier y desapareció Paris sin: que hu-
biera tiempo de apoderarse de su persona. .


Al instante corrió la voz de aquel suceso por
t~da la ciudad y se dió cuenta en los jacobinos.,
en la convencion y en el ayuntamiento., sirviendO'
aquella noticia para dar mayor consistencia á los
rumores de una conspiracion realista, que inten-
taba sacrificar á todo el lado izquierdo y libertar




·140 ItBYOLUCIOl'fFBANCESA.
al rey al pie del cadalso. Losjacobinos se declara- .


. .


ron en permanenCIa, y enVIaron nuevos emisa-
rios á todas las autoridades y á todas las secciones
para despertar su celo y poner toda .la poblacion
sobre las armas. .


Al dia siguiente 21 al dar las 5 de la mañana
en el Temple despertó Cleryal rey y despues de
preguntarle que hora era, se vistió con· mucho so-
siego y dijo que se alegraba de haber recobrado
sus fuerzas con el sueño. Encendió fuego Clery y
puso una cómoda en forma de altar y habiéndo-
se revestido )lr. Edgewórth , principió á celebrar
la misa, que ayudó Clery y el rey oyó de rodillas
con el mayor recogimiento. En seguida recibió laco-
munion de manos del sacerdote ydespues de la mi-
sa se levantó lleno de vigor y esperando con calma
el momento de ir al cadalso. Pidió unas tijeras para
cortarse el mismo el pelo, y evitar la humillacion
de que lo hiciesen las manos de sus verdugos, pe-
ro el ayuntamiento se las r~usó por desconfianza.


En aquel instante empezaban á resonar los tam-
bores por la capital, y todos. los que hacian par-
te· de las secciones armadas se iban hacia Isus com-
pañias con ,la mayor sumision, mientras que los
que. no estaban de servicio en aquel terrible dia
se encerraban en sus casas. Estaban cerradas todas
las puertas y ventanas, y cada cual esperaba en
su domicilio el fin de tan triste suceso. Corria la




CONVENCION l'tACIOl'tAL (1 79~). 141
'Voz de que cuatrocientos ó quinientos 'hombres
d~d_d.id.(}~ d~b\(\n ~(\~~ ~~b~e el cache "S' atte.batat
al rey , y entre ta.nto la. convencion, el ayunta-
miento') el consejo ejecutivo y los jacobinos esta-
han en sesion.


A las ocho de.la mañana se presentó en el Tem-
ple Santerre, con una diputacion del ayuntamien-
to y otra del departamento y del tribunal crimi-
nal. Al oir Luis XVI el ruido se levantó y se dis-
puso á marchar, sin haber querido volver á ver á •
su familia por no renovar la triste escena del dia
anterior. Encargó á Clery que se -despidiese en su
nombre de su muger , de su hermana' y de . sus
hijos, y le entregó un sello, el pelo que se habia
cortado y diversas' alajas con encargo de entregár-
selas. Luego le apretó la mano dándole gracias
por sus servicios, y despues se encaró con uno de
los municipales suplicándole que entregase su
testamento al ayuntamiento. Era este un antiguo
sacerdote llamado Jacobo Roux 16, el cual le res-
pondió brutalmente que él estaba. encargado de
llevarle ·al suplicio y no de hacer sus comisiones.
Otro se encargó de él, Y vol~iéndose Luis hacia
la comitiva , dió con mucha firmeza .la señal de
la marcha.


Iban sentados en la delantera del coche -dos
oficiales de gendarmeria, y en la testera el rey<'y
Mr. Edgeworth. Durante el camino, que fue bas-




'R'EVOLUCION FRANCESA.


tante 'largo, iba leyendo el rey en' el Breviario de
Mr. Edgeworth las oraciones de los agonizantes, y
los dos gendarmas estaban admirados de su pie-
·dad y tranquila resignacion. Dícese que tenian ór-
den de atravesarle con los sables si llegaban á ata-
car el coche, pero no se hizo ninguna demostra-
cion hostil desde el Temple hasta la plaza de la
revolucione Formaba la fila una multitud armada
y el coche caminaba lentamente en medio de un


• silencio universal. Se habia formado en la plaza
de la revolucion un gran círculo donde no se de-
jó entrará nadie al rededor del cadalso, que es-
taba cercado de 1Jañones y de 16s eonfederados mas
exaltados, á quienes apretaba el populacho vil,
que .siempre está pronto á ultrajar el ingénio, la
virtud y la desgracia, cuando se le da la señal de
hacerlo, y,este era el único que daba algunas mues·
tras esteriores de satisfaccion , mientras que todos
encerraban en sus pechos los sentimientos que les
agitaban. A las die~ y diez minutos se paró el co-
che, y levantándose con fuerza Luis XVI b&tjó á
la plaza. donde se le presentaron tres verdugos, á
quienes apartó con la mano y se quitó el mismo
el v~lit¡'do. Pero al ver que querian atarle las ma-
nos, sintió un movimiento de indigna·cíon: que in-
dicaba: q'Uen~l~ defendel'~e; pero l\(r. Edgeworth,
cuyas palabras fueron enl&nces sublimes, le echó
una mirada y le dijo: « Sufl'id ese ultraie como la




CONVENCION NACIONAL (1793). 143
í{( ultima semejanza que vais á tenerconlesu-Cristo


.« y como una recompensa » Al oír estas palabras
la víctima resignada y sumisa, se dejó atar y con-
ducir al cadalso. Mas de repente da un paso Luis,
se separa de los verdugos y se adelanta para hablar
al pueblo, diciendo con voz fuerte: C[ Franceses,
« muero innocente de los crímenes que me impu-
« tan; perdono á los autores dé in.i muerte, y pido.
({ que mi sangre no recaiga sobre la Francia.» Iba
á continuar, pel'o al instante se dió la órden de
redoble á los tambores, y aquel ruido cubrió la voz
del príncipe, apoderándose de él los verdugos, y
Mr. Edgeworth le dijo estas palabras: Hijo de S. '
Luis subid al Cielo. Apenas corrió su sangre, cuan-
do los furiosos mojan en ella sus picas y pañue-
los, y se derraman por París gritando viva la re-
pública , v'iva la nacion , y se van á las puertas del
Temple á hacer alarde del gozo falso y brutal que
la multitud manifiesta en el nacimiento, en el ad-
venimiento, y en la caida de todos los príncipes,






NOTAS DEL TRADUCTOR
PERTENECIENTES 'AL CAPITULO SEGUNDO.


-;¡-
,PAGINA 91.


t Deséze era un abogado del padamento de Paris, á
quien el rey de Polonia envió una medalla de oro en prue-
ba de la estimacion que le babia merecido su defensa del
baroo de Besen'Val; y él fué quien leyó en la convencioo
la defensa de Luis XVI. En medio de las alabanzas que
mereció su celo en aquella circunstancia, se dijo que
habia hablado mas bien como abogado que como hombre
de estado profundo y entusiasta. Sin embargo nos pare-
~en harto dignas las palabras con que principió su dis-
curso , que fueron las siguientes: « Yo venia buscando
« jueces en .este sitio, y ~o veo por todas partes ,masque
« acusadores. » Sin embargo de esta libertad sóbrevivió
al reinado del terror- y continuó siempre siendo ahogado
basta su muerte, sin querer admitir ningun otl'O de~tiIlo.


PAGINA 103.


2 José Serres habia combatido en la conveocion el
-sistema de la inviolabilidad del rey, y luego varió de dic-
támen , como dice el texto. Sus principios .eran republi-
canos, pero aborrecia á los terroristas, y así promovió la
acusacion de Marat el dia 5 de abril de 95. Tambieü ha-
bló contra el duque de Orleans , que solicitaba 00 estar
comprendido en el decreto de esclusion de los Borbooes.
Aquella enemistad con los de la Montaña hizo que le pu-
siesen arrestado en julio de aquel mismo año, pero pu-
do escaparse y se ocultó durante el terror. Despues de la
caida de Robespierre. volvió á la convencioo y continuó
siendo enemigo de los terroristas. Lo mismo biz~ en el


10




146 NOTAS
consejo ue los quiniento!;. En tiempo del imperio fu~ suh-
"I)('efe~to ell_ Alais uep:ll'tamellto del Gar'.


PAGINA 121.


~ l~ufon CI'U diputado suplente del COl'l'CZe y se exi-
'mió de VOtUl' porque díjo que ni tenia noticia de los he-
chos que se ejtaban en la acusacion ni habia asistido á
Jos debates.


PAGINA 121.


4 Huberto \V~llldalaincourt babia sido I'ector en el
colegio de VeI'dun cuando abrazó el partido de la revo-
lucion., y le dieron un curato de allí y en 179! le nom-
braron obispo del alto Marne y poco despues diputado á
la convencion. Pasado el tiempo del tenol' estuvo en el
consejo de los quinientos ~ tan moderado en aquella cor-
poradon como en la anterior asamblea. Pllblicó un gran
número de obras elementales sobre las lenguas F,'ancesa
y latina, y sobre la .historia y geografía para uso de 10&
uiños. Tambien dió á luz un Curso de filosofía, de histo-
ria natural y de moral; una historia de las artes; prin-
eipios de astronomia, y un curso completo de educacion
para el uso de las niñas y niños que no quieren aprender'
latin ; con un compendio de historia grIlerul pal'a Jos
!\dultos.


PAGINA 12L


5 Noel era un literato, hijo de padres pobres , que
pudiel'OD darle educacioR logrando veca para él, primero
-t~n los esculapios y luego en el colegio de Luis el grande
donde contrajo amistad con Hobespierre, )' logró, á
fuerza de aplicacion y premios, una cátedra en el mismo
colegio. Desde los principios se declaró partidario de la
J'el'olucion, y redactó un diario intitulado la crónica,
{~on cuyo auxilio no tardó en merecer aprecio en el mI-
nisterio de lwgocios estrangeros-. A fines de 92 le encar-
garon una comision para lnglatel'ra y despues Ir. nombra-




DEL TRADUCTOR. 147
film, ~('.al'gado, de negocios en Holanda, rl(~ dondr. Yohi~
'(~n 1193 cuando se dec\ar6laguerra contra aqueHa po-
tencia. Apenas llegó :i Pat'is le mandó arrestar Hobes-
llierre pero habiendo podido ablandtlr aquel til'ano con-
siguió su libCl'tad. A filies de 94 fne deministroplcni-
potenciario á la república de Venecia, pero- no habiendo,
querido admitirle en aquella calidad, le reemplazó Lale-
mand y á él le dieron plaza en la comi~ion de instl'uccioll
púbtica. Despues que la Holanda fue invadida por Pi che-
grú, volvió Noo1 'allí eomo encargado de negocios, aun-
que en realidad para dicta.r leyes á la Il1HWa república
Dataya. En t 791 se casó en Rotterdam con la hija de UJl
banquero muy l'Íeo, lo cllal eontribuyó á aumentar su
'Considel'acion en el país, á quien no por eso dejó de
abrumar con continuos pedidos de parte ,de ~u gobierno.
De ,'ueIta á Paris tuvo varias vicisitudes de resultas d{~
quejas que se dieron sohre haber len ido relaciones con
los enemigos de Francia, hasta que en tiempos mas tran-
quilos llegó á ser inspectol' general de instruccion públi--
ca. Escribió siendo jóven 'Varias poesias y despues publi-
có muchas obras bastante estimadas, como el diccionario
de la fábula; la descripcion de Ceiland; la traduccion d~
las memorias de Beníouski,y del viage á la América septen-
trional por un ofidal ingles prisionero; la históría de Fron-
da desde la muerte de Richclicu , v últimamente redact.ó las
Efemerides del ciudadano; publi~ó una traduccion de Catu--
lo, yen 1805 un diccionario de los pcrsonages c(;Iebl'cs
de ta antigüedad.


PAGiNA 123.


6 P. Lehal'uy médico de Dinau y diputado por Mor-
bihan, fue defensOl' de los obispos atacados por Manuel,
deelal".mdo que sin los ministl'os de la religion era perdi- -
da la repúbtiea. Despues del proceso del rey se declaró
acusador de Marat por haber predicado el saqueo de las
propiedades, y en el mes de marzo siguiente se opuso á la
supl'csion de la casa de Sto Cyl' eehando en cara á la cQ,u-




148 NOT.A.S
vCllcion q lle DO sabia mas que destruir y no editica,'
nada. Esta conducta no podia menos de hacel'le odioso á
los jacobinos y á las secciones, las cuales pidieron nomi-
nalmente que se le escluyese de la convencion, mas á pe-
sar de eso le nombraron secretario en el mes de abril.
Pef'o habiéndose atrevido en el siguiente á apoyar una
representacion de varias señoras de Orleans, que solici-
taban la libertad de sus maridos, á quienes tenia presos
Leonardo Bourdon, dijo en plena asamblea, que tanto
se habian prostituido los nombres de realistas y contra-
revolucionarios, que habian llegado á ser sinónimos de ami-
gos del órden y de las leyes. Esto bastó para que le man-
daran arrestar y para que el tribunal revolucionario le
condenase á muerte por conspirador, hallándose de edad
de 53 años.


PAGINA 124.


7 Juan Mailhe era un abogado y procurador síndico
del alto Garona desde los principios de la revolucion se
decJaró enemigo de todos los ministros que hubo duran-
te el tiempo de la legislativa y tomó gran empeño en que
se declarase la guerra al emperador. En cuantas cuestio-


. nes se trataron en ella dirigidas á desacreditar al rey y á
sus amigos se vió siempre á l\1ailhé combatir en primera
JHa todos los principios conservadores; y sin embargo en
el proceso de aquel príncipe se condujo mucho menos
mal que otros, aunque por desgracia no produjo ningun
efecto. En marzo de aquel mismo año de 95 hizo espedir
un decreto aboliendo el derecho de testar y estableciendo
la igualdad en las herencias. E['a tan acalorado en los
principios de republicanismo, que el día 28 de diciem-
bre de 94 pronunció las siguientes palabras: (e que no
(1 solo no depende del pueblo darse á si mismo el gobier-
«no que le agrada, sobre todo si es el de un rey, sino
!I que el frances que le pidiera dejaria de ser hombre y
« pasaria á ser tigre, enemigo de la humanidad.» En el
año siguiente le enviaron de comisionado á Dijon y allí
persiguió á los jacobinos porque fomentaban la anarquía




DEL TRADUCTOR. 149
y al mismo tiempo licenció á los artillel'Os de la guardia
nacional, entre los cuales se hallaban los mas violentos
terroristas. En t 795 fue miembro del consejo de los qui-
nientos, y se declaró contra las sociedades populares,
igualmente que contra el directorio, que en su dictámen
no era tan moderado como debia. Estas contradicciones
en su caracter y conducta le atrageron al principio va-
rios sarcasmos, y últimamente la proscripcion y el des-
tierro á Oleron de donde no volvió hasta t 799 en que
los cónsules le nombraron secretario g-eneral de la pre-
fectura de los altos' Pirineos.


PAGINA 125.


8 L. Lecointre era un mercader de lienzos de Ver-
salles, á quien en 1789 hicieron comandante de la guar-
dia nacional, y puede decirse que él fue la causa princi-
pal de los sucesos del 5 y 6. de octubre por el empeño
que tomó en publicar la reunion ó convite de los guar-
dias de corps, que sirvió de pretesto para el ataque de
palacio, y todo porque no le habian convidado á la co-
mida como á varios guardias nacionales de su cuerpo.
El fue quien repartió municiones al pueblo .para los es-
cesos que allí se cometieron, y estas fueron las hazañas
que le valieron su nombramiento á la legistativa. En ella
abrazó la carrera de las denuncias, tanto contra los mi-
nistros, como contra muchos particulares, á quienes hi-
zo conducir al tribunal de Orleans, y posteriormente
fueron sacrificados en Versalles. Igual vergonzosa car-
rera siguió en la convencion, sobre todo despues de la
muerte de Luis XVI y no paró hasta que se puso en jui-
cio á la misma reina, contra la cual fue uno de los tes-
tigos mas encarnizados. Cuando llegó la caida de Ro-
bespierre empezó con nueva fuerza á acusar á los cóm-
plices del tirano, pE.'1'O sus denuncias no fueron tan bien
acogidas como las'anteriores, mas antes se declaral'on ca-
lumniosas por unanimidad el dia 28de ag05to t 794 Y se
le quitó la plaza de secretario que ocupaba rntonces y se


~ ~s ~'~ <'. ... ';;: , O
.• ll.;~ /1


"-. _ ... '




150 ~OTAS
le bOITÓ ,de la lista di los jacobiuos. l:llimamcntc sus Ül·"
fames bajezas) por mas que fuesen calífíeadas de estl'a-
vagancias pOl' Legendre el de l)aris ~ obligal'oIl á Tallen á
mandarle anestar y solo debió su libert~l(\ á la amnistia
del año 96. En la sucesivo incurrió en el desprecio de
todo el mundo v en tiempo del imperio estaba en la ma-
Jor miseria , de~pues de haber derrochado cuanto adqtü-
riú en los tiempos de su importancia paUtic:.l.


PAGINA 127.


9 G. Ducl1alel Jnbl'adol' y propietario en las dos Se-o
'TCS, fué uno de los ntas adictos ú la constitllcion de 91,
y defendió al rcy con 1I11 valor admirable durante los de-
bates que precedieron la vomcion. Despues de la ejecn-
eion del monarca pasó de comisionado al cjército del nOI'-
te , pero el 14 de junio de 95 le acusaron Bourbotte y
<:houdieu de ser uno de los mas acélTimos girondinos y
habiéndole arrestado en Burdeos, rué condcnado á mucr-
te con Brissot y Vergniaud , cuyos principios habia com-
batido constantemente. Tenia entonces 27 años v h:'lbia
nacido en Normandia. •


PAGINA 127.


·10 Esta nota que presentó D. José Ocariz al nums-
tro Lebl'un, no c[i;laba preparada de ól'dcll del gobierno,
<{ue jamas creyó posible que las cosas llegaran á tal es-
tremo, y solo estaba autorizado p~H'a ofrecer cuanto S~
(luisiese en fa'VOI' de la libertad del rcy. Mas ,'iendo que
todo habia sido inutil pidió sus pasaportes y se retiró ú
:España. Despucs que se hizo la paz \'ohió ú residir en
Pal'Ís en calidad dc consul general y luego le cn\1iaron d~
ministro ú Constantinopla, pcro murió en t>l c~\mino el
~lño J805.


PAGINA 130.


11 Fdipc Antonio ~lcl'l¡n de Domü , era un ~boS~do




DET, TlUDl:(;TOR. 151'
h-ijo· de un labl'ador de Rllchin que fué monaguillo d~ hl
Abadia de aquella, ciudad, y los lllOuges, que notal'on en
él buenas disposiciones, le enseüal'OIl á leer, lt~ envia-
ron al colegio, y In dicl'OlI" el dinel'O lleecs:H'io para ÍI' :l
estudial' leyes. Lll(\30 «(un se recibió e'le abogado, le en-
cargal'On sus bienlwchol'cs del eu ¡dado de los negocios dc
la casa, á que añaeliel'on despucs la pl'oeul'a del cabildo
de Cambray, y le pl'Oporeional'oll el c3s31l1iento' (~(}n la
hermana de DUlllollceall , que le trajo eH dote lo bastant(~
para compr'.11' un empico de secret:lI'io del .'cy. Despues.
rué elegido por DOllai para los estados generales , y
trabajó mucho en la ,'edaeeion de la primera consLitll'ciolt.
Se declaro enemigo de todos los pl'ivilegios y en conse-
cuencia de Los emigrado~, que lo eran pOI' la mayo!' par-
te. Concluida la se~i()n le nOlllbl'arOIl presidente del tl'i-
bunal criminal del departamento del nOl'te y en setiembre
de 92 fue diputado ú la convencion, Este es uno de los
que se encontraron inculpados en los papales del arma-
rio de hierro, de que se ,illstitlCÓ probando que jamas
habia cometido el crimen de servil' á Luis XVI; por lavar
esta mancha contradijo las reflexiones de los ahogados
de aquel príncipe en los términos que dice el testo, y
votó la mucrte del monal'ca. Despues de su egecucion
pasó de comisionado á Bélgica, y en seguida á la Breta-
ña con órden de reprimir á los fedel'alistas. Fue autor del
decreto contra los sospechosos el 17 de sctiembl'C de 95,
que llenó las cárceles de Francia de un sin númel'o de
presos de todas clases y e~tado, por lo cllal le pusiel'on
el apodo de Merlin el sospechoso. Sin embargo, no fue él
el verdadero autOl', sino Danton ,aunque si del. que se
siguió inmediatamente, imponiendo la pena de muerte á
los que hubiesen traficado en asignados, Permaneció in-
diferente en la lucha de los thermidol'ianos contl':.t los
terroristas, aunque en lo sucesivo se declat'ó, como era
natUl'ul, contra estos últimos, é hizo que 'ie l'estitu~'esen
á la convencion los 73 miembt,os que habian sido pros-
critos dUl'ante el terror. En 17n3 continuó siendo uno
de los IH'illeipales órganos de la comision de salud públi-




NOTAS


ea, y hubo pocas resoluciones en aquel tiempo en que
no tomase mucha parte. En noviembre de aquel año le
nombró el directorio ministro de la justicia, y en enero
de 96 pasó al ministerio de policía, que renunció des-
pues de haber organizado esta última secretaría, y vol-
vió á la de justicia. De resultas de la revolucion del t 8
fructidor año 5. 0 (4 de setiembre 1797) le nombraron
director en lugar de Barthelemy y adquirió el principal
influjo en el gobierno, sostenido por Barras y Rewbel',
hasta <'l ue de resultas de los reveses de la campaña de
1799 tuvo que dar su dimision. Entonces llovieron co-
mo es costumbre las denuncias contra él , echándole la
culpa de todas las derrotas y hasta de la espedieion de
Egipto, que se dijo era solo para deshacerse de Bonapar-
te por envidia de su mérito. Sin embargo el primer cón-
sul le nombró presidente del tribunal de casacion, y
cuando fue emperador le hizo comandante de la legion
de honor y despues consegero de estado. Carnot hace
mucho elogio de él en sus memorias y últimamente ~Ir.
Dupin ha hecho este año de 1840 el elogio suyo en la
apertura anual del tribunal de casacion, y dice que nació
el 50 de octubre de 1754 y que su verdadera gloda con-
siste en el modo con que desempeñó la plaza de fiscal del
dicho tribunal , asegurando que él fué quíen definió y
organizó sus verdaderas funciones. Pué miembro dél
instituto y de la academia de ciencias morales y políti-
cas, y murió en 1858 á la edad de 84 años.


PAGINA 255.


12 P. Grouvelle, abogado y poeta cómico antes de
la revolucion , fué discípulo y escribiente de Champfort y
luego secretario del príncipe de Condé. En 1789 redactó
el periódico de las Aldeas, bajo la direccion de Cerutti , y
en 1792 le nombraron secretario del consejo ejecutivo
provisional. En junio de 95 le enviaron de ministro á
Dinamarca de donde no voh'ió hasta la gran mudanza que
,,;e llizo en el gobif'rno Ihmcrs en 179H. Entoll(,ps le 11:\--




DEL TRADUCTOR. 153
mó Bonaparte y le dió por sucesor á Bourgoint. En mayo
de 1800 entró en el cuerpo legislativo y le asociaron al
instituto de Francia. Ha publicado un escrito con el tí-
tulo de ó no ha de haber duelos ó no ha de haber constitu-
cion; se le atribuye la comedia de la Prueba dificil, y un
compendio histórico solwe la condenacion de los templarios.
Mma. Roland diee en sus memorias que era tan vano co-
mo superficial.


PAGINA 156.


15 Edgewol'th de Firmont era un sacerdote Frances
originario de Irlanda. Despues de lo que dice el testo?
solo sabemos que se retiró luego á Alemania donde le re-
cibieron los hermanos de Luis XVI con el mayor agasajo.


PAGINA 159.


14 Paris fué primero gendarma y despues guardia de
corps del conde de Artois , y últimamente guardia cons-
titucional de Luis XVI. Inmediatamente despues del pa-


. sage que refiere el testo, salió de la ciudad y tomó el ca-
mino de Normandia, donde algunos días despues qui-
sieron arrestarle en Fourges les Eaux ,por denuncia de
un tal Augusto, que andaba comprando pieles de conejo;
pero al ~iempo que se presentaban dos gendarmas junto
á su cama para prenderle, se tiró un pistoletazo y se sal-
tó la tapa de los sesos. Le encontraron en la faltriquera
del vestido su fé de bautismo, la patente de guardia del
rey, y un billete escrito de su mano en que decia : No he
tenido cómplice en la buena accion que ejecuté dando la muer-
te al infame Sto Fargeau. Sino le hubiera encontrado á la
mano, habria purgado la tierra del monstruo y parricida
duque de Orleans. Habia ofrecido la convencion 10 mil
francos de recompensa al que le cogiese vivo, pero como
no le pudieron coger sÍno muerto? solo se dieron á los
gendarmas mil doscip,ntos francos.




154 NOTAS


PAGINA 159.


u) L. l\I. Lep'elletier Saint Fu['geau , presidente del
parlamento de Paris, fué diputado pOI' la nobleza á los
estados genet'ales , el'a muy rico y notado antes de la re-
"olucion pOI' sus relajadas costumbres y tambien por un
carácter tan suave, que corria por cierto habia hecho ju-
ramento de no cOndell~lr jamas á nadie á muerte. No abl'a-
zó con gusto el partido popular, y en prueba de ello,
fué el último de los nobles que consintió en reunirse al
estado llano. Pero la amistad que contrajo con el duque
de ·Odeans y el cm'so que vió tomal' á los negodos le hi-
cieron bien PI'OutO desengañarse y hacerse revoluciona-
rio. En enel'O de 1790 rué miembro de la COlllision de
.iurisprudenda criminal, y trabajó mucho en estendel' in-
formes sobre d código penal. En mayo de 1791 solicitó
la supresion de la pena de muerte, la de galeras y toda
marca corporal. Habia repetido varias veces que de nin-
gun modo votaria la muerte del rey sino su destierro y
se echa la culpa al duque de Ol'leans de haberle hecho
variar de parecer en una orgia á que le convidó el día
15 de enero de 93, Y esto fué lo q ne le ocasionó la muer-
te en los términos que dice el texto.


PAGI~A 141.


16 Jacobo Iloux era un revolucionario de los mas
violentos, y le llamaban el predicador de 10sSanscoulotes.
No se refieren en esta historia las muchas crueldades é
insulLos con que agravó la suerte de los infelices presos
del Temple, siempre que le tocaua el turno de estar" alH
de guardia. Pero no podemos menos de citar el siguiente
que muestra toda la bajeza de su alma. Estando Luis XVI
con un fuerte dolor de muelas, le suplicó que llam~sen
á un dentista, y le replicó Roux haciendo un gesto que
indicaba la guillotina: (( no merece la pena de incomodar-
t( se, porque dentro de poco ({Ucd:lrán sanos y buenos




DEL TltADL;CTOR. 155
" todos Hlcstl'OS dientes. » Y habiendo l'cplicatlo el rey:
I( Si Y(ll. sufriera los dolores que )'0 SUfl'O , me compa-
(( dccel'Ía. » (e Bah, bah, replicó el otro, es I)l'eciso acos-
fe tumbrarse ú todo. ¡¡ Al mes siguiente de la muerte del
I'CY ,. estuvo aplaudiendo en la calle el saqueo que hacia
el populacho de todas las tiendas de comestibles y se de-
claró á sí mismo el Marat de la municipalidad. Fué tal
su fl'encsí, que el mismo Thul'Íot y RobespieITe se in-
dignaron de sus principios y le mandaron ~char de la
harra de la conyencion , donde estaba predicando hono-
res en nombre de la seccion de Gravilliers.. El ~wunta-


.


miento le echó tambien de su seno el 9 de sctiemb¡'e de
95 y por último habiéndole llevado al tribunal revolu-
donarío , y suponiendo que le condenaria á Illuel'te, se
dió cinco puñaladas, de que murió en la cúrccl de Bice-
tl'C á donde le llevaron.




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157


CAPITULO TERCERO.


Situacion de los partidos despues de la muerte de Luis XVI.
- Mudanzas en el poder ejecutivo .. Retirada de Roland;
nombran á Beurnonville ministro de la guerra en lugar de
Pache. - Situacion de la Francia respecto á las potencias
estrangeras ; papel que hace la Inglaterra; política de Pitt.
- Estado de nuestros ejércitos en el Norte; anarquía en
Bélgica de resultas del gobierno revolucionario. - Viene
Dumouriez otra vez á Paris; su oposicion á los jacobinos.
- Segunda coalicion contra la Francia; planes de defensa
general propuestos por Dllmouriez. - Leva de trescientos
mil hombres. Invasion de la Holanda por Dumouriez ; pOl'
menores de los planes y operaciones militares. - Nombra-
miento de Pache para el corregimiento de Paris. - Agita-
ciones de los partidos en la capital; su fisonomia ,lengua-
ge é ideas en el ayuntamiento, en los jacobinos y en las sec-
ciones. - Asonadas en Paris con ocasion de los víveres;
saqueo de las tiendas de comestibles. - Continuacion de 'la
lucha entre girondinos y montañeses; sus fuerzas y recur-
sos. - Reveses de nuestros ejércitos en el Norte. Decretos
revolucionario~ para la defem.a del vais. - Fundacion del
tribunal crim inal estraordinario ; sesiones tumultuosas de la
asamblea con este motivo; sucesos de la tarde del 10 de
marzo; proyecto malogrado de ataque contra la convencioll.


Si profundo era el terror que habia causado en .
Francia la muerte de Luis XVI, no era menor el




158 TlEYOLUCION FUANCES.\.
aSOlnhro luezclado de indignacíon que hahia pro-
ducido .en Europa. Bien hahian previsto los revo-
lucionarios lnas despejados, que la lucha quedaha
irrevocablemente comprOllletida y era imposible
retroceder, sino cOlnbatir, la coalicion de los tro-
nos y vencerla ó perecer. Por eso en la asamblea, en
los jacobinos y en todas partes se decia que era
necesal,io ocuparse únicanlente de la defensa es-
terior, y desde aquel instante las únicas cuestio-
nes que llamaron la ateneÍon, fueron las de guer-
ra y hacienda.


Ya heol0s visto el temor que tenían uno de otr9
los dos partidos interiores, creyendo los jacohi-
nos que la resistencia opuesta á la condenacion de
Luis XVI no era n1as que un restO' peligroso de
realismo, atribuyendo á esto 11lismo el horror que
inspiraban en llluchos departanlentos los escesos
conletidos despues del 10 de agosto, por lo cual
dudaron sielnprc de su victoria hasta el últinlo
111011lcnto. Pero empezaron á tranquilizarse al ver
la fácil ejecucion del 21 de enero y desde entonces
principiaron á persuadirse que se podia salvar la
causa de la revolucion, y preparaban circulare ...


. para ilustrar á los departalnentos y concluir su con-
version. POI: el contrario los girondinos, no sola-
11lente compadecidos de la suerte de la víctima si-


. no inquietos tanlbien por la victoria de sus adver-
sarios, principiahan ú entrever en el suceso del 2 t




CONVENCION NACIONAL (1793). 159
el prdudio (le largos y sangrientos furores y el
primer acto de posesion del inexorable sistema que
conlbatian. Es verdad que se les habia concedido
la persecucion de los asesinos de· setiemhre , pero
esta era una concesion sin resultado; y asi como
ellos habian abandonado á Luis XVI para solo pro-
har que no eran realistas, así los otros abando-
nando á los de setienlbre, intentaban persuadir
que 110 pl'otegian el crímen; pero ni una ni otra
prueba satisfizo ni tranquilizó á nadie, sino que
solo se veía en ellos UllOS republicanos débiles y
casi realistas, del lllismo modo que ellos veían en
sus adversarios unos enemigos sedientos de sangre
y lllatanzas. Estaba ya completarnente desanilnado
Roland, no por el peligro sino por la evidente im-
posibilidad de ser útil, y . asi ofl'eció su dimision
el 23 de eneeo. Mucho ]0 aplaudieron los jacobi-
nos, aunque 110 por eso dejaron inlnetliataIllente
de clamar que todavía quedaban en el lninisterio
los traidores Cla viere y Lebrun, á quienes domi-
naba COlll0 esclavos el intrigante BrÍssot; que fal-
taba mucho para destruirse el mal, y que no con-
venia dormirse, sino al contL~ario redoblal' el celo
hasta que se hubiesen separado del gobierno los
intrigantes, los Girondínos, los Rolandistas, los Brisso-
tistas etc • .•.. Inmediatamente propusieron los gi-
rondinos la reorganizacion del nlinisterio de la guer·
1'a, que Paehe hahia puesto en un estado lastimo-




160 REVOLUCION FltANCESA.
so por su debilidad con los jacobinos, yen. efecto
despues de violentas discusiones, se le exoneró á
Pache por incapaz. De esta manera quedaron es-
eluidos del gobierno los dos gefes que prevalecian
en el ministerio, y cuyos nombl'es eran el punto
de reunion de los dos partidos opuestos. Creyó con
esto la nlayoria de la convencion haber hecho al-
go en favor de la paz, como si con suprimir los
nombres de que se sirven las pasiones enemigas,
no sobreviviesen ellas para elegir otros nuevos y
continuar combatiéndose. Se nombró para la ad-
ministracion de la guerra á Beurnonville, el ami-
,go de Dumouriez, á quien llamaban al Ajax frances
'que no era conocido todavia de los partidos sino
por su valor, pero que no podia menos de disgus-
tar muy pronto al génio desordenado' de los jaco-
binos por su apego á la disciplina. Despues de aque-
llas prim~ras providencias se empezaron á tratar
las cuestiones de hacienda que eran las mas im-
portantes en aquel momento crítico en que' la re-
volueion tenia que luchar con toda la Europa. Se
decidió al mismo tiempo que dentro de 15 dias á
lo mas tarde presentaria la comision de constitu-
cÍon su informe y que inmediatamente despues se
trataria de la instruccion pública. U na porcion
de hombres que no comprendian la causa de los
movimientos revolucionarios se figuraban que to-
das las desgracias del estado provenian de la falta






CONVENCION NtH:IONAL \1793). 161
~}e }efeJ.', y c5perabaJl f{ue 1'1 const.itucÍOll l'enle-
diaria todos los desórdenes. Por eso una gran par-
te de los gil'ondinos y to~los los lniernbros de la
Llanura no cesaban de claluar por la constitucion,
ni de quejarse de las dilaciones que habia en ella,
diciendo que su misio n era construir, porque asi
l~ creían en efecto, y pensahan que no les habian
llamado para otL'a cosa., lo cual podia tenninarse
en pocos nleses. Todavia no llegaban á persuadirse
que no les hahian llamado á constituir sino á COlll-
batir, y que su terrible _ mision consistia en defen-
der la revolucion contra la Europa y contra el Ven-
dée; que dentro de p~co , de cuerpo deliberante
que ,eran pasarian á convertirse en una sangrien-
ta dictad~ra ., que proscribiria al misln~ tienlpo á
los enemigos' interiores y daria baiallas á la Euro-
pa y á las provincias reheldes, defendiéndose en
todos sentidos por la violencia, y que sus leyes
tan 'pasageras C01110 la mislna crisis , no serian
consideradas sino como arrebatos de cólera., que-
dándoles por única gloria duradera la defensa ,que
era su verdadera misio n por mas que ellos la des-


.


conOCIesen.
Sin embargo bien fuese por el cansancio que


causa uila larga lucha, ó por la unanimidad de
los dictánlenes en las cuestiones de guerra., to-
dos estuvieron confornles en defenderse y aun en
provocar al· ellclnig'o, de suerte que 'sucedió un


IV. 11




IG2 nErOUJCION Fl\A.NCIlSA
poco de calIna ú las terribles agitaciones que, ha ....
hia ocasionallo el pl'oceso de Luis XVI y aun lle ....
garon ú aplaudir ú Brissot en sus relaciones di-
plomáticascontra las potencias.


Tal era la situacion interior de Francia y el es-
tado de los partidos que la dividian; pero su si-
tuacion respecto de Europa era realmente espan-
tosa ''} porque estaha 'en ronlpinlienlo general con
todas las potencias. Hasta entonces no habia te-
nido nlas que tres enenligos declarados ,el Pia-
lnonte, el Austria y la Prusia, porque la rcyolu-
cion, generalmente aprobada de los pueblos seg-un
el gl'atlo de sus luces y odiosa [l, los gobiernos en
}ll'oporcion del Iniedo que la tenian, acabaha de
producir sensaciones nuevas en la opinion del
Inundo por los terribles sucesos del 1 O de agosto,
2 Y 3 tle setieluhre y 21 de enero. Ya la despre-
ciaban lllenos desde que se había defendido tan
cnérg-icaInente, pero talnLien era lUCilOS estiana-
~la desde 'que se habia manchado con crímenes
y ni podia interesar tan vivamente á los pue-
hlos ni dejar de inspiral'desprecio á los gohier-
nos.


Era pues ilHlispensaLle ul~a guerra general, y
ya hemos visto al Austria com prOlnetel'Se por re-
laciones de f:unilia en una guerra poco útil á sus
iHtercses; :Í b Prusia, cuyo Ínfpl'f's natural PI'a el
"le aliarse con la Francia contl'a el 6'd(~ tld impe-




l:ONnn,CJON N.\ClO:\'.\l. (J 79:\). J'(;-3
1'10 ,dejat'sc lleval' pOl' f'l"ívolas razones dd ol1'(}
lttdn llcl Rhin ~"y cOluprOlnetcr sus e·lél·(~itos en la
A rgona. HenlOS visto latnhien á Catalina') en otro
tiempo filósofa, desertar como todos los ('ort('sa-
nos') la causa que hahia alJl'uzado por yanid<tt:1 ,
perseguir la revolucion lanto por nl0da C01110 por
política y cscita\~ pol'últilno á Gustavo, al ernl)c-
rador de Austt'ia y al rey de Prusia, pal'adistrRel'-
l<es de la Polonia y ocuparles en el continente.
Hemos visto al Piarnonte aC'Qn1f~tiendo á la Fran-
cia contra sus intereses, -estünnlando por razones
de parentesco y 'od10 á la revolucion; á las peque-
ilas cortes de Italia, detestando nuestra nueva re-
púhlica, pero sin atrCVf'l'se á atacarla, y aun re-
conociéndola á la "Vista de nuestro pahelJon ; á la
Suiza guanbndo Hna perfecta neutralidad; á la
Holanda y la Dieta Germánica, no esplicarse lo-
davia pero dar it entencf.tT una profunda 111alcvo-
Jencia ; á la España ohservar una neutralidad jui~
ciosa bajo el influjo del prudente conde de Aran-
da .. ; y últilualuente á la Inglaterra, gozándose


,. Acons('jamos ;¡I rector fj1Je para fonnu juicio sQJ)J'e el
influjo que tuvo en la 'neutralidad con Francia d SI". conde
(le Aranda, consulte la,> memorias .del príncipe de la Paz,
donde se hallad el dictámeu (!ue c1ió sobre esta materia cu
el consejo oe estado. No ponenlOs la hioorafia de dicho señor
conde, pOi' ser un personage demasiado conocido en E,¡paü,t
y S('l' imÍlilrs nuestras ligeras illlstl'aciollf's. (N. del T.)




R.EtOT.UCIO~ FItANCESA.


en W~l' á la Francia desh'ozarse á sí misma, COIl.5U-
luirse el continente, asolarse lús colonias y' dejan-
do el cuidado de su venganza á los desórdenes
inevitables de las revoluciones.


Muy pronto iban á desconcerLat'se todas esas
neutralidades de cálculo en presencia del nuevo
ímpetu revolucionario, y no puede dudarse de·
que hasta allí habiá regulado Pitt 1 su conducta
de un modo bastante exacto. La media revolucion
de su patria no habia regenerado mas que la mi-
tad del estado social, dejando subsistir una mul-
titud de instituciones feudales, que dehían ser
objeto de aficion para' la aristocracia y la corte, al
nlismo tiempo que un pretesto continuo de re-
clamaciones para la oposicion. Dos objetos se pro-
ponia en ello Pitt, el primero moderar el odio
aristocrático , contener el espíritu de reforma y
conservar de este modo su ministerio dominando
á-los dos pal,tidos; el segundo aLI~umar á la Fran-
cia bajo el peso de sus propios desastres y con el
odio de todos los gobiernos europeos; en una pa-
labra queria hacer á ·su patria señora del mundo,
y este era el doble objeto á que caminaba con el
egoismo y fuerza de alma propias de un gran
hombre de estado. La neutralidad servia perfec-
tamente á sus prúyectos, porque con impedir la
guerra contenía el odio ciego de la corte contra
la libertad, y dejando desarrollarse sin obstáculos




\\)\.\.\)~ \.\)~ ~~~~,~(\~ (.t~ la nWOhl<.:lQl\ Francesd') yodia
dar todos los días respuestas muy acre~ á sus apo-
logistas , las cuales aunque no probasen nada por
si mismas, siempre producian cierto efecto. Asi
cuando tenia qu~ contestar;Í Fox 2 ,que era el
hombre mas elocuente, no solo de la oposicion,
sino de la Inglaterra, solo lo hacia citando los Cl'Í-
Inenes de la Francia reformada; estando encarg"ado
ele 11 acel'l o y de enurnel'al' estos cl'Ílnenes BUl'ke 3 el


declalnadol' , que lo hacia COIl ulla violencia ab-
surda, llegando un dia hasta arrojal' desde la t1'i-
bun~\ un puñal, c\ue dilO esta\' f~lbl'icado pOl' los
propagandistas jacobinos. Mientras que en París
se acusaba á Pitt de que estaha pagando los al-
borotos, acusaban en Londres á l,?s l'evolu~iona­
rios franceses de que esparcían dinero para esci-
tal' revoluciones, y nuestros enligrados acredit a_
ban aquellos rumOl'es á fuerza de l'(~petirlos; por
manel~a que con" aquella lóg"¡ca lnaquiavélica se
quitaba á los Ingleses el prestigio de la libertad
fi'ancesa, se sublevaba á la Europa contra noso-
tros,. y sus enviados pl'eparaban todas las poten-
cüs ú la guerra. Nada pudo conseg"uil'se en. Suiz a;
pero en el Haya, C01no su dócil Stathoudel' ha-
1)ia eSpel'ilnentado antes· una revolucion, y des-
confiaha del puehlo sin tenel' otro apoyo que las
escuadras inglesas, le <lió toda especie de satis-:-
hlC('lOJlCS y rni.uúfe::itó eDIl lni\ sci'm\cs hostiles su




malevol(~llcia conll'a Fl'ancia. llcl'o dondePitl Cill-
J)leaba. mayores intrigas era en Esparta, con el oL.-
leto de decidirla á la. mayor f¡.lta que haya co-'
IHctido janlas, cual fue la de reunirse á la Ingla-
llerra contra la I·""rancia., que era S'~l aliad.a maríti-
nl~l ,... En los Espaiiole~ hahia hecho muy poco


,.. Como esta eueslion de si fu,', ó' no 1I11 CI'I'OI' gravc decla-
rar b España la guerra á la :Francia , ha sido agitada tant'I5
't'ces despnes cIue se "ió el mal resultado oe ella, no es CI)sa
,It' rCllovar nosotros esta illtítil dislltita en: una simple nota-,
t'II,lIlllo se uecesit.lria emplear un c:lpitlllo cntero. Pero Il~
u,'hemo.s omitir (lue lo- que hoy llama M. Thicrs y oh'os mll-
t'hos la Frallclfí, no- lo era ni paTa el gobierno Español ni
para otros, sino un par~ido poco numeroso aUl1({lle muy vio-
lento, flue en el concepto ~eneral estaba obrando contra la
opinion general de ]05 Franceses; y no hay ningnl1 hombre
de estado que tenga oLligacion de adivinal' (JIte ft~b"lInos cen-
l-('ual'cs de canalla parisina y algunas dozenas de entusiastas
de bucna fe, pero sin consistencia cula Illasa general del pa iSo,
hubiesen podido elt'ctl,izar á casi toda la lIaeioll ,que pasa
por un:l de las mas valientes del mundo, sin valerse de otro
instl'lll1len[o que el terror y la imPlluidatl de los asesi~lOs. Asi
en nuestro concepto la cc}uivocacion de los que se inclinaron
á la guerra no cOllsi.,tió en ignorar los vcrdaderos illtel'csc~
dI' su palria,siuo cn !lO caleulal' las flll'i':l¿¡s (lile podria auqui-
rir una rc\"olllciol1 Illal (,011Oci<1" , y (llle prccisanH~lItc OClll'r1.a
f'lI el momento. en que acahaha de ser apil::;i,da y vencida la I'C-
,'oltH:ioll de Ho!allda,'l[l(' ~I'a de la misma uatllraleza. ¿ En (jU('
hubieran parado tudas esas dl'cisiulll's d(¡gm~llicas que CUIJ
Itlnta mal'stria )" I:'llf¡l~is se t'chan hoy ell cara á los fple 110
~kd,ll·<Ir¡)lJ.. ~ill() admitieron Lt~ ¡;Ul'lTaS (pIe I~~ dr:ctal'aba lit




CO:\"VENCION NACIO~.\L. (f 793). 161
efecto la l'cvolucion y el descolltento del gahiuctn
de Madrid contra la república francesa, n o tanto
provenia de razones de seguridad y de política.,
como de las de pal'entesco, y de aquellas rcpug--
naneias que el'an comunes á todos los gobiernos.
El prudente cowle de Al'antla resistiendo á las
intrigas de los emigTados, al disgusto tic la nobleza
española y á las sugestiones tIe Pin, habia teni-
do gl'an cuidado en no ofendel' la delicadeza ,de
nuestro nuevo gobicl'1l0; pel'o habiélHlole d¿lTi-
hado del luiHislel'jo, eH (pie l(~ sucedió D. Mauuel
tlodoy ,dcsptws príll('j pe de la Paz j dejó su des-
graciada patria entl'eg,ula á los IW1S f;ttales eOllse-
¡-os. Hasta entonces habia reusado el g'abinete de
~Iallrid esplicarse relatinunente á la Francia, y
en los nlomentos del jnicio definitivo de Luis,
ofreció el l'f'collocilniento poJí.tico de la l'epúhli-


fevoluciOIJ , si d dlHlue de llruntJwick hllLiese atrLlvesado Lt
Argona antes flue DUllJouriez pensara en ocupar lo:; dbfil '1-
dcros y hubiera penetrado en I\Il'is en agosto de ~)2. ? Es muy
probahle que lo qne hoy se llama tan facifmente I.l Francia,
hubiera (jllcoado reducido ~í una minol'ia imperceptible, de
(jlle apcllas se haria mf'f!cion sino para compadecer la suerte
de los que hubicseu estado cn las primcl'as lilas de la rcvo-
lucíon. Decimos esto no par.! contradecir el juicio general-
mente hien fundado del historiador, siuo para escitar las
meditaciones de los (IlIe lean con atencioll la hi::,t,)l'ia ; á fin
de que no precipiten sus jllieios ni tomen pOI' 1'('(-)1<1 iufdlib~e
los mel'OS ¡'f'stlltados. </l{. del 1: ;


, j




168 ItEVOU;CION FAANCKS,t·.
ca 'y la !llediacion con todas las potencias', si se
dejaba salva la vida del monarca. En respuesta á
este paso propuso Danton la guerra y la asamblea
no tuvo' consideracion alguna á la demanda del
gobierno Español, con lo cual no quedó la menor
duda de su disposicion él la guerra. Iban negando
las tropas á Cataluña y se estaba armando en to-
llos los puertos con la mayor acti vidad;, estando
resueltO' un ataque muy próximo. No era dudoso
el triunfo de Pitt, quien sin declararse toda~ia ni
cornprollleterse aturdidamente, se tomaba el tiem-
po necesario para elevar su marina á un estado
temihle, con cuyos preparativos satisfacia á la~aris­
tocracia ,despopularizaba nuestra revolucion con
las declamaciones que él pagaba, y mientras que'
se iba reforzando en silencio, preparaba conti'a
nosotros una liga espantosa, que ocupando todas
nuestras fuerzas no nos pennitia ni socorrel' nues-
tras colonias ni contener las conquistas que la In-
glaterra hacia en la India.


En ninguna época se habia visto á la Europa
preocupada con una ceguera semejante, ni· conie-
ter tantas faltas contra sí misma, porque en eféc-
to se veia en el occidente it la Esparla, la Holanda
y á todas las potcncias lnarítilnas\ seducidas por
las pasiones aristocl'úticas, armarse en fayor de su
f'JlCllliga la Inglatcrra contra la Francia que era
~u única aliada. Se Yf'ia tarnhien á la Prusia por




COW\'ENCION NACIONAL. (1793). 16g
una inc'oncebible vanidad unil~se eon el gefe del
¡nlPerio contra aquella' Francia, cuya a-lianza ha-
bia recomendado tanto Federico el gr~nde. En la
misma falta estaba incurrien-do· el reyezuelo de
Cerdeña por motivos 11Iucho mas naturales., pues·
eran los del parentesco. En el oriente y el norte
dejah~n á Catalina cometer un crímen contra la
Polonia, y un atenta~o contra la seguridad de la
Alemania por la frívola ventaja de adquirir algu-
nas provincias y poder distrozar á la Francia sin
otro objeto que les distrajese la atencion. Por n1a-
nera que se olvidaban á un mismo tien1po todas
las amistades antiguas y útiles, cediendo á las pér-
fidas sugestiones de las dos potencias IDas temibles
pára armarse contra nuestra desgaciada patria, an-
tIgoua protectora Ó, aliada de los que la atacaban
hoy. Todo el mundo contrihuia á ello y todos se
prestaban á las miras de Pitt y de Catalina, sin es-
cluir muchos imprudentes fl'anceses que recor-
rian la Europa para acelerar aquel funesto b'astor-
no de la política y de la prudencia, y atraer á su
pais las mas espantosas calamidades. ¿ Y qué mo-
tivos hahía para tan esh~aña conducta? Se entregaba
la Polonia á la Rusia por haber queL,ido regulaL'i-
zar su antigua libertad, y se entregaba la Francia
á Pitt por habel' queL'ido conquistar la libertad
de que todavía carecia. No hay duda en que la
.Francia hahia cometido ('se esos ;. pero estos no po-


/~~ .'.~ . -.~~ ~ \
(~ ~ 1. t6 ~' ; ,,~, o/
/~ ,.




170 REVOLUCION FRANCES.t •.
dian menos de' acrecentarse con la violencÍ'a de la-
lucha, y sin conseg'uir el sacrificio de aquella de-
testada libertad, se iban á preparar treinta añus
de una guerra mortífera, provocar estensas inva-
siones, dar naciuliento á un conquistador, ocasio-
nal' desúrdenes inmensos, y acabar por fundar dos
colosos que dominan hoy á la EUl'opa en los dos
elementos; la Inglaterra y la UusÍa.


En medio de aq.uella conjuracion general, solo
la Dinanlarca, conducida por UI'}) ministro háhil,
y la Suecia que se vió libre de los sueflOS presun-
tuosos de Gustayo, conservahan una prudente re-
serva que huhieran dehido ilnitar la Holanda y la
España reuniéndose al sistenla de la neutralidad
armada. Con mucha sensatez habia juzgado el go-
bierno frances aq ueUas disposiciones genel'ales,
y la impaciencia que le caracterizaba en aquel mo-
mento no le pennitia esperar las declaraciones
de g'uerra, sino que al contrario le decidia á pro-
vocarlas. Desde ellO de agosto no hahia cesado
de solicitar 5er reLonocido, pero tOllavia hahia
conservado alguna mesura respecto de Inglaterra,
cuya neutralidad cra preciosa á causa de los Jnu·-
ehos enen1igos que tenia que cOlubatir. Pero des-
pues del 21 de enero dejó á un lado todas las con-
sideraciones, y se decidió á una guerra univel'sal.
Viendo que no eran luenos peligrosas las hostili-
dades ocultas (¡tIC las luaniliestas ~ se apresuró. á




CO~VE~ClON NALlONAL (1793;. 171
~ledaradas á sus enenlig'o.'i; y asi desde el 22 de
enel'O pasó la convenciou nacional revista á todos
los g'abinetes, Inandó que se la diesen informes de
la conducta de cada uno de ellos con respecto á
la }"'rancia , y se preparó á declararles la guerra si
tardaban en esplicarse de un modo categórico.


Desde el dia 10 de agosto habia retirado la In-
glaterra su e1.nhajador de Pal'is y no habia tole-
l'ado en Londres á :Mr. de Chauvelin que era em-
bajador frances sino como enviado de la Magestad
destronada. Tollas aquellas sutilezas diplomáticas
no tenian otro objeto que satisfacer el decoro del
l'ey que estaba encerrado en el Tem.ple , y diferir
al nlismo tiem po las hostilidades que no convenia
principial' todavia. Sin embargo fingió Pitt que
pedia un enviado secreto para esplicar las, quejas
{fue tenia contra el gobierllo frances y se le envió
á lUaret 5 en el mes de diciembre, el cual tuvo
con Piu una conferencia pri vada , y despues de
muchas protestas relativas á dedararque la tal con-
terencia no tenia nada de oficial sino que era pu-
ramente amistosa, sin otro motivo que el buen
deseo de contribuir á ilustrar á las dos nacio{1('s
sobre sus quejas recíprocas, se quejó Pitt de que
la Francia mnenazaba á los aliados de Inglaterra
~on perjuicio de sus intereses, en pl'ueha de lo
cual citó á la Holanda. El cargo principal consistia
en la •• pcl'lul'a del Escalda, (lue tal yel hahía sid9




172 REVOLUCION FUANCESA.
una medida imprudente pero generosa, que to-
maron los Franceses á su entrada en los Paises Ba ~
jos. En efecto no dejaba de ser absurdo que para
proporcionar á los Holandeses ellllonopolio de la
riavegacion, no pudiesen los Paises Bajos, por
donde~atraviesa el Escalda, hacer uso de aquel rio.
Ni aun se había atrevido el Austt'ia á abolir aque-
lla servidumbre; pero DUlllouriez lo 11izo con ór-
den de su gobierno, y los hahitantes de ArnLe-
res vieron con mucho gusto las enlbarcaciones re-
montar el Escalda hasta su propia ciudad. Era
muy fácil responder á semejante cargo, pon¡ue
aunque respetase la Francia los derechos de los
vecinos neutrales, no pOI' eso habia prometido
aprobar con su ejemplo iniquidades políticas, so-
lo porque estuviesen interesados en ellas los di-
chos vecinos. Ademas el g'ohierno Holandes habia
manifestado sus malas disposiciones y no era co-
sa de tener grandes considel'aciones con él. El se-
gundo cargo era relativo al decreto de 15 de no-
viembre , por el cual prometia la cOllvencion na-
cional auxiliar á todos los pueblos que sacudie-
sen el yugo de la tiranía, pel'o este imprudente
decreto se habia espedído en un Jll0l11ellto de en-
tusiasmo ; y no significaba, como pretendia Piu ,
(Iue se convidase á todos los pueblos á la imml'rec-
cion, sino que se darían socorros á los pueblos
contril sus gohiernos ,si C:-5tos estahan cn guerra




t~O~VE~ClO~ ~ACIONAL. (f 793:,. 173
con la revoluciono Ultimanlente se quejaba Pitt de
las anlenazas y declamaciones continuas de los
jacobinos contra todos los gohiernos; en lo cual
110 dejaban de pagarse reciprocamente, ni se de-
hian nada los gobiernos y los jacobinos en mate-:-
ria de injul'ias.


Esta conversacion no produjo el mejor re3ulta-
do, y solo se echaba de ver que la Inglaterra bus-
caba pretcstos para diferir la guerra, no porque
no la desease sino porque todavia no la con venia
declararla. Pero el célebre proceso del nles de
enero precipitó los acontecirnientos , haciendo que
s~ reuniera el parlamento antes del término ordi-
nario , y se publicó una ley contra los Franceses
que viaiaban por Inglaterra; se arnló la torre de
Londres; se mandaron hacer levas y todos lo~
preparativos y proclamas anunciaron una guerra
inminente. Se procuró escitar al populacho de Lon-
dres, sin perdonar medio para acalorar aquella
ciega pasion con que en Inglaterra suele mirarse
una guerra contra la Francia como un servicio na-
cional; se embargaron los buques cargados de
granos qve venia n á nuestros puertos, y cuando
llegó la noticia de lo ocurrido el 21 de enero se
dió órden al embajador fr~nces, que hasta en-
tonces no se habia querido reconocer, para que
saliese del reino en el término de 8 dias. Inme-
diatamente mandó la convencion nacional que se




1'74 'REVO[UC10~ FltANtESA.
cstcndiese un inforUlc sohrc la conducla del go-
bicrno ingles con la Fl'ancia, sohre su intelig'cn-
cía con el Stathoudcr dc las Provincias Unidas y , .
y el priulero de fehrel'o, dpspues de baher oido á
Brissot con lliucho aplauso de Jos dos partidos,
{~eclaró solenlneulcnte la guerra ú la Holanda y á
Inglaterra. Era esta tamhien innlinente con el
gohiern6 Espai'lOl ,ó por )0 nIenos se )a miraha
conlO tal, aUlufue todavia no cstuviese declarada.
Por lnanera que la Franda tenia por enemiga to-
da la l~nl'opa , y la condcnacion del 21 de enerfl
{ue el acta por la cual habia roto con todos los tro-
nos y se habia comprometido irrcvocablemente cn
la carrera de la revoluciono


Era pr~iso sostener el asalto terriblc de tantas
potcncias conjuradas, y por IHlmel'osa y rica que
fuese su pohlacion.y recursos, era difícil que pu-
diera resistir al esfue'rzo uni versal que se dirigia
contra ella. :Mas no por eso los gef(~s del gohierno
dejaban de tener tanta confianza como osadia, y
los sucesos inesperados de la república en la Argo-
na y en la Bélgica les hahian persuadido que todo
homhre y particularnlente un frances podia ser
soldado al caho de seis l1Iescs. El 1110viulicnto nIis-
mo que agitaba la Francia les hacia crccr que to-
da la poblacion podia trasladarse á los campos
de batalla, y que era muy posiblc reunil' hasta tees
ó cuatl'o nlillones de homhres que no lardéll'ian




CON\'B~CION N,1CIOS,lL. (1793). 175
en ser soldados, y esceder el lHl111Cl'O que pu-
diescn oponerles todos los soberanos de Europa
jüntos. -Mirad, decian, todos esos reinos y la cor-
ta cantidad de hombres que pueden reclutar á du-
ras penas para llenar los cuadros de sus ejércitos,
como que toda la poblacion es indifereliÚ~' y se ve
á un pui"1ado de individuos regimentados dar la
ley y decidir de la suerte de los mas vastos impe-
rios. Pero por el contrario suponed una nacion
cntera, que sale de la vida privada y se arnla pa-
ra su defensa, ¿ no es natul'al que destruya todos
los cálculos ordinarios? ¿ qué puede haher inlpo-
sihle para 25 millones de hombrcs? Tampoco se
apurabaQ por los gastos, porque el capital de los
bienes nacionales se aumentaba diarialnente con
la emigracion y cscedia con mucho~ la deuda. En
aquel tiempo es cierto que aquel capital no tenia
valor alguno por falta de compradores, pero los
asignados producian el mis'mo efecto, y su valor
facticio suplia por el valor futuro de los bienes que
representahan. Su curso estaba reducido á la ter-
cera parte de su valor nonlÍnal ') pero era tan enor-
me aquel capital, que con la tercera parte que se
pusiese en circulacion bastaba y sobraba para to-
do. Ademas aquellos hombres que ihan á ser tl'as-
ladados al canlpo de batalla vivian cómodamente
en sus casas, y aun algunos con lujo, ¿por qué
pues no habian de poder vivir lo mismo en cam-




176 llHVOLUCIO~ I~RANCBSA. .
paila'! ¿Era posible queJaltasen vível'es. ni LielTas
en cualquiera parte donde se encontrasen? Sobre
todo, segun se hallaha el órden social habia mu- .
chas mas riquezas de las que se necesitahan para las
ll.ecesidades de todos, y solo faltaba hacer de ellas
mejor distribucion; para lo cual se proponian hacer
que los ricos pagasen los gastos de la guerl'a. Ulti-
ll1alnente, como los estados á donde se p~'oponian
penetrar, tenian que destruil' su antiguo órden so-
cial y muchos abusos que corregir, podian reali-
zar beneficios inmensos del clero, de la no}~leza,
de la corona, y ~ra necesario que pagasen á la
Francia los socorros que ésta les daba*


Asi discurria la ardiente imaginacion de Cam-
bon y estas ideas se apoderaban de todo el mun-
.do. En otro tiempo y en la antigua politica solo se
calculaban las contribuciones y las rentas para
mantener ciento ó doscientos mil soldados: pe-
ro ahora se tl~ataba de levantar una masa entera
de hombres, que se decia á si misma: yo seré el
ejército; y que mirando la suma general de las ri-
quezas, decia tambien: esta suma basta y si se repar-
te entre todos , será suficiente para las necesidades de to-


,. Estos cálculos económicos eran pOI' ciel'to dignos de las
cabezas que entonces dir'igian los destiilOs de la Francia, y
no es lo malo que se hicies(>n, sino que se hayan realizado
despllcs, no en cambio de la libertad, sino tambien pal'a con-
solidar la sel'vldnmhre. (N. del T)




CONVEl'(CION ~ACIONAL (1193). 177
-dos. Es verd'ad que no raciocinaba asi toda la na-
cion , sino la porcion mas exaltada, que al formar
aquellas resoluciones se proponia obligar á que se
sometie'se á ellas toda la masa nacioanl.


Antes de hacer mérito de la distribucion de
los recursos imaginados por los revolucionarios
Franceses, es preciso que nos traslademos á nues-
tras fronteras, y veamos como se habia concluido
la última campaña. Sus principios habian sido
hrillantes, pero aquella primera ventaja mal sos-
tenida, no habia servido Dlas que paralestender
nuestra linea de operaciones, y provocar de parte
del enemigo un esfuerzo m.ayor y mas decisivo ..
Por tanto nuestra defensa habia llegado á ser tan-
to mas dificil cuanto er.a mas estensa, y el enemigo
. batido era regular que redoblase su energia y esfuer-
zo, aprovechándose de la desorganizacion casi ge-
neral de nuestros ejércitos. Ailádase á esto que se
habia duplicado el nunlero de los coligados, por-
que nos amenazaban los Ingleses en nuestras cos-
tas, los Españoles en los Pirineos, y los Holande-
ses en el norte de los Paises Bajos.


Dumouriez habia hecho alto en las orillas
del Mosa y no habia podido adelantarse hasta el
Rhin por razones que no han podido saber5e, ni
mucho menos esplicarse la lentitud que sucedió
á la rapidez de sus primeras operaciones. Cuan-
do llegó á Lieja ya er~ completa la desorganizacion


11'.




178 REVOLUCION FRANCESA.
de su ejército; los soldados estaban casi desnudos
y á falta de zapatos se envolvian los pies en heno
y solo tenian pan y carne, gracias á la contrata
que habia hecho Dumouriez de su propia auto-
ridad. ~ero faltaba absolutamente el dinero para
el pré y tenian que robar á los paisanos ó batirse
con ellos para que recibieran los asignados. Los
caballos se morian de hambre por falta de forra-
ges y los de la artilleria habian perecido casi to-
dos. Tantas privaciones y tanta lentitud en la
guerra habian llegado á disgustar á los soldados, y
los voluntarios huían á bandadas, apoyándose en
un dacreto en que se declaraba que la patria ha-
bia cesado de estar en peligro; y se necesitó otro
decreto de la convencion para impedir las deser-
ciones, en términos que por mas severa que an-
duviese la gendarmería situada en los caminos,
apenas bastaba para detener á los fugitivos. Se
hahia quedado reducido el ejército á una tercera
parte y todas estas causas reunidas impidieron
perseguir á los Austriacos con toda la rapidez ne-
cesaria. Clerfayt habia tenido tiempo de atrinche-
rarse en las orillas del Erft, Beaulieu al lado del
Luxemburgo, y le era imposible á Dumouriez
con un ejército que no pasaba de treinta á cua-
renta mil hombres, desalojar á un enenligo retrin-
cherado en las montañas y en los bosques, tenien-
do por apoyo una de las plazas mas fuertes del




~01'(VE1'(CION NACIONAl. (1793). 179
1l1undo. Si, como decia entonces todo inteligente,
lluhiera Custine , en lugar de hacer incursiones en
Alemania, bajádose hacia Coblen tz , é incorpo-
l'ádose con DeurnonviJIe para tomar á Treveris , y
bajar juntos por el Rhin, Dumouriez habria ido
allí por Colonia, y dándose la DIano todos tres
hubieran caido sobre el Luxenlburgo que no po-
dia menos de rendirse por falta de comunicacio-
nes. Pero no habia sucedido nada de esto, sino
que Custine queriendo llamar la guerra hacia el
lado donde el se hallaba, no había conseguido
otra cosa que provocar inutilnlente una declara-
cion de la dieta imperial, irritar la vanidad del
rey de Prusia y empellarle mas en la coalicion.
lleducido Beurnonville á sus propias fuerzas, no
habia podida tomar á Tréveris., y el enemigo ha-
bia podido lnaIltcl1erse, en el electQrado y en el
ducado de Luxemburgo. En tal estado de cosas, si
Dumouriez se hubiese adelantado hacia el Rhin ,
habría descubierto su flanco derecho y su espalda-,
fuera de que en ningull caso podia, en la situa-
cion en que se hallaba su ejército, invadir el
inmenso pais que se estiende desde -el ~fosa hasta
el Rhin y hasta las fronteras de Holanda, pais
quebrado, sin medios de trasporte, lleno de bos-
ques y montañas, y ocupado ademas por un ene-
migo que todavia era respetable. Ciertamente Du-
mouriez, encaso de tener los medios necesarios,




480 IlEV6LtJCION "'U.Ne •• !.
hubiera preferido hacer conquistas en el Rhin an
tes de venirse á Paris á solicitar en favor de Luis
XVI. No era tanto su celo por la monarquia como
él preconizaba en Londres por hacerse valer, ni
como le imputaban los jacohinos para perderle,
'que quisiera renunciar á sus victorias y venir á
comprometerse en medio de las facciones de la ca-
pital. El no se separó del campo de batalla, sino
'porque no podia hacer allí nada, y porque queria
con su presencia cerca del gobierno terminar las
·dificultades que se le habian suscitado enBélgica.


Ya hemos visto en qué apuros iha á encontrar-
'"Se con la conquista, puesto que el pais deseaba
una revolucion, mas no completa y radical como la
de Francia, y Dumouriez, tanto por aficion propia
como por política y prudencia militar, debia na-
turalmente in~linarse á los deseos moderados-del
·pais que ocupaba. Ya vimos tamhien como se pu-
so en lucha por evitar á los Belgas los inconve-
nientes de la guerra, haciendoles partícipes de
los beneficios-del surtido del ejército y para
:introducirles mas bien que imponerles los asigna-
dos; sin haber tenido otra recompensa de su celo
que las embestidas de los jacobinos. Otra contra-
riedad le hahia preparado Cambon con el de-
creto que hizo espedir el t 5 de diciembre, cuan-
do dijo en medio de los mayores aplausos; ( Es
e preciso declararnos poder reoolucionariQ en tod os




tOl'fVENCION NA.CIONAL (1793). 181
« los paises donde entremos, porque es inútil di-
« simular; los déspotas saben lo que queremos, y
«supuesto que lo adivinan es menester decirlo
«, claro como que la justicia está de nuestro lado.
« Es necesario que en todas partes donde entren
«nuestros ";generales proclamen la soberania del
« pueblo, la abolicion de la feudalidad, del diez-
« mo y de todos los abusos; que se disuelvan to-
« das las autoridades antiguas, y se formen pro-
{( visionalmente otras nuevas bajo la direccion de
C( nuestros generales; que estas administraciones
« gobiernen el pais y discurran los medios de for-
cmar convenciones nacionales que decidan de su
(,suerte; que inmediatamente se secuestren y pon-
« gan bajo la salvaguardia de la nacion francesa
c: los bienes de nuestros enemigos , es decir los de
«los nobles, los de los clérigos, de las comunida-
c: des cÍviles ó religiosas, de 1a iglesia etc. para
« que se lleve cuenta de ellos en las administra-
( ciones locales, y sirvan de hipoteca á los gastos
C( de la guerra de que deben soportar una parte
( los paises libel'tados, supuesto que la guerra tie-
({ ne por objeto la emancipacion. Concluida la
« campaña, es preciso entrar en cuentas, y si! la
«república ha recibido en suministros mas de
( lo que se la deba en la porcion de gastos, pagará
C[ el esceso, y sino se le pagarán á ella. Es indispen-


,«: sable que estando nuestros asignados fundadoi




1Si REVOLUCION FRANCESA •
.. en la nueva distribucion de la propiedad., sean
« recibidos en los paises conquistados y que su
... circulacion se estienda igualmente (lue los prin-
«cí pios que la han producido; últimamente que
c: el poder ejecutivo envie comisionados que se en-
e: tiendan con estas administraciones provisiona-
« les, para fi'aternizar con ellas, llevar las cuentas
« de la repúhlica y ejecutar el secuestro decreta-
« do. Nada de revolucioll á medias, añadía Cam-
« bon, sino que el pueblo que no quiera lo que
« nosotros le pro ponemos será nuestro enemigo y
« tratado como tal. Paz y fraternidad á t9dos los
C[ amigos de la libertad , guerra á los cobardes par-
« tidarios del d.~s potismo ; guerra á los palacios, paz
« á las cabaña~. })


Inmediatamente. fueron consignadas estas dis-
posiciones en un decreto y puestas en ejecucion en
todas las provincias conquistadas, derramándose
por la Bélgica una nube de agentes elegidos por
el poder ejecutivo entl'e los jacobinos. Bajo su
influjo se formaron las administraciones provisio-
nales induciéndolas á la demagogia mas estrema-
da; y el bajo puehlo escitado por ellos contra las
clases medias, cOllletia los mayores desórdenes.
Era en, sustancia la anarquia de 93, creada entre
nosotros progTesivamente por cuatro años de al-
borotos, que aparecía derepellte y sin ninguna
transicion desde el antiguo al nuevo órdcn de {'O_




CONVENCION NACIONAL. (1793). 183
sas. Aquellos procónsules mandaban encarcelar
y secuestrar asi los bienes como las personas, y
con arrebatar toda la plata de las iglesias, habian
disgustado mucho á los desgraciados Belgas, que
eran verdaderamente religiosos, y sobre todo da-
do lugar á muchas malversaciones. Empezal'on
por f1)rmar una especie de convenciones pal'a de-
cidir de la suerte de cada comarca, y bajo su des-
pótico influjo se votó en Lieia, en Bnlselas, en
Mons y en otras pal'tes su reu,nion á la Francia.
Eran estas desgl'acias inevitables y tanto 11layores ,
cuanto á la violencia revolucionaria que las pro-
ducia se juntaba la brutalidad militar que ejecu-
taba. Pero todavía estallaron en aquel desgracia-
do pais otro género de divisiones, porque los


. agentes del poder ejecutivo pretendian fiometer á
sus órdenes á los generales que se ~ hallaban en la
estension de su conlisariato, y si aquellos genera-
les no eran jacobinos, como sucedia muy á me-
nudo, era una nueva ocasion de luchas y discor-
dias que contribuian á aumentar el desórden ge ....
neral. Indignado Dumouriez de ver comprome-
tidas sus conquistas, ya por la desorganizacion
de su ejército, ya pOI> el odio que se inspiraba á
los Belgas", habia tratado duramente algunos de
aquellos procónsules , y venido á Paris á espre-
sar su indignacion con la viveza propia de su ca-
rácter y con la altivez propia de un general yic-




184 IlEVOLUClON FIU.NeB.A.
torioso , que se creia necesario á la república.


Tal era nuestra situacion en aquel principal tea-
tro de la guerra. Encerrado Custine en Maguncia,
no dejaba de clamar contra el modo con que Beur-
nonville habia ejecutado su intentona contra Tré-
veris. Kellermann se mantenia en los Alpes, en
Chamberi y en Niza. Servan estaha esforzándose
aunque en vano por componer un ejército en los
Pirineos, y ~Ionge 1 tan débil como Pache con los
jacobinos, habia dejado desarreglar la administra-
cÍon de la marina. Era pues indispensable dirigir
toda la atencion pública á la defensa de nuestras
fronteras .. Habia pasado Dumouriez el fin del mes
de diciembre y todo el de enero en Paris, donde
,se habia comprometido por algunas espresiones
dichas en favor d'e Luis XVI, por no querer asis-
tir á los jacobinos, donde se le anunciaba todos
los días y no parecia jamas, y últinlamente por
sus relaciones con su antiguo amigo Gensonné.
Habia redactado cuatro memorias, una sobre el
decreto de 15 de diciembre, otra sobre la orga-
nizacion del ejército ,otra sobre suministros y la
última sobre el plan para la siguiente canlpaña;
y al pie de cada luemoria se encontraba su di-
mision en caso de reusarse lo que proponia. _


Habia la asamblea establecido, ademas de sus
comisiones diplomática y militar, otra estraordi-
naria con el título de defensa general, encargada de




CONVENCION NACIONAL (1793). 185
ocuparse universalmente de cuanto interesase á la
defensa de Francia. Era muy numerosa y ademas,
podian todos los miembros de la asamblea asistir
cuando gustasen á sus sesiones. El objeto que se
habia tenido al formarla era conciliar á los dipu-
tados de los partidos opuestos y tranquilizarlos
acerca de sus intenciones haciéndoles trabajar jun-
tos en la salvacion comun. Irritado Robespierre de
ver que los girondinos asistian á ella, se abstenia
de concurrir, y por lo mismo acudian los otros
con mayor frecuencia. Allí se presentó Dumouriez
con sus planes, que no siempre fueron compren-
didos y donde disgustó á menudo -por su altivez,
y acaLó por ahandonar sus memorias á la suerte.
Entonces se retiró á alguna distancia de Paris,
poco dispuesto á desistirse de su generalato, por
mas que hubiese aInenazado á la convencion con
sus renuncias, aguardando el momento de abrir
la campaña.


Estaha ya despopularizado del todo en los ja-
cobinos, y todos los dias le calumniaba Mat'at en
sus papeles por haber defendido la media revo-
lucion en Bélgica y tratado con severidad á los
demagog·os. Le acusa han de que hahia dejado es-
capar voluntariamente á los Austriacos de la Bél-
gica y hasta recordaban públicamente que habia
abierto las puertas de la Argona á Federico Gui-
llermo, cuando hubiera podido aniquilarle. En




186 REVOLUCION FRANCESA.
nledio de todo . los miembros del consejo y de las
comisiones, que estaban menos ciegos con las ideas
demagógicas,apreciaban su utilidad y le conside-
rahan todavia. El mismo Robespierre le defendia
echando la culpa de todo á sus pretendidos ami-
gos los girondinos, y así se pusieron de acuerdo
para darle todas las satisfacciones posibles, sin fal-
tar á los decretos ya espedidos, ni contravenir á
los principios rigurosos de la revoluciono Le vol-
vieron sus antiguos comisarios ordenadores Malús
y Petit-J ean, se le concedieron numerosos refuer-
zos, se le prometieron ~bastos suficientes y se adop-
taron sus ideas para el plan general de la campa-
ña; pero no se hizo ni nguna concesion en cuanto
al decreto del 15 de diciembre, y á la nueva ad-
ministracion del ejército. Fue una nueva ventaja
para élel nomhramiento de su amigo Beurnonville
para el ministerio de la guerra, porque le dió mo-
tivo á esperar el mayor celo de parte de la admi-
nistracion para proveerle de todo cuanto tenia ne-
cesidad.


Hubo un momento en que creyó que la Ingla-
terra le tomaria por mediador entl'e ella y la
Francia, y salió para Aluberes con aquelJa lison-
gera esperanza; pero cansada la convencion de las
perfidias de Pitt, habia declarado, como ya diji-
Inos, la guerra á la flolanda y éÍ la lnglaterra. Esta
declaracion le encontró ya cn Alnhel'es y he aquÍ




CONVHNCION NACIONAL (1793). 187
Jo que se resolvió fundado en parte en sus planes
para la defensa del terl'itorio. Se convino en au-
mentar los ejé11cítos á 502 mil hombres, y no pa-
recerá mucho si se considera la idea que se habian
formado del poder de Francia, y si se cOInpara
('on la fuerza á que subió posteriormente. Debia
conservarse la defensiva en el Este yen el Medio
dia; permanecer en observacion en los Pirineos y
en las costas, y desplegar toda la audacia de la
ofensiva en el Norte, donde, corno decía Dumou-
riez , no era pos'ible defenderse s,ino á fuerza de batallas.
Para ejecutar aquel plan debian ocupar la Bélgica
150 mil hombres y cubrir la frontera desde Dun-
kerque hasta el lUo~a ; otros 50 mil debian guar-
dar el espacio comprendido entre el Mosa y el
Sarre,150 mil estenderse por las orillas del Rhin
y de los V osgos, d;Jsde Maguncia á Besanzon y á Gex.
Finalmente estaba preparada una reserva en eha.;.
lons con el material necesario para dirigirse á to-
das partes donde lo exigiese la necesidad. Se des-
tinaban á guardar ~ Savoya y Niza dos ejércitos
de 70 IDil hombres cada uno; otro de 40 nlil para
los Pirineos") y se situaban en las costas del oeea-
no y de la Bretaña 46 nlÍI hombl'es, parte de los
cuales servirian para embarcarse en caso necesario.
Entre estos 502 mil hombres habia 50 mil de ca-
balleria y 20 mil de artillería que componían la
fuerza proyectada; pero la real y efectiva era DIU-




188 IlEVOLUCION FItANCBSA.
cho menor, pues no pasaba de 270 mil hombres,
de los cuales 100 mil se hallaban en diferentes
puntos de la Bélgica, 25 mil á orillas del MoseUa,
45 mil en Maguncia bajo las órdenes de Custine,
30 mil en el alto Rhin, 40 mil en Savoya y Niza
y 30 mil á lo mas en lo interior. Pero para llegar
al completo decretó la asamblea que se hiciera el
alistamiento en las guardias nacionales; que todo
individuo de ellas soltero, ó casado ó viudo sin
hijos, estaba á la disposicion del poder ejecutivo
desde la edad de 18 allOS hasta la de 45. Añadió
que todavia se necesitaban 300 mil hombres para
resistir á la coalicion y que no pararian los alis-
tamientos hasta que se hubie~'e completado su nú-
nlero. Este decreto se espidió el 24. de febrero "y
al mismo tiempo se mandó emitir por 800 millo-
nes de asignados, y que se hiciesen cortas en los
})osques de Córzega pal'a las constl'ucciones de la


.


marIna.
Entre tanto que se cumplian aquellos proyectos,


se entró en campaña con 270 mil hombres, de los
cuales tenia Dumouriez 30 mil sobre el Escalda,
y cerca de 70 mil sobre el Mosa. Era un proyecto
atrevido invadir rápidamente la Holanda, como
deseaban muchas cabezas ardientes, y Dumouriez
estaba muy inclinado á haeerlo, llevado de la
opinion general. Formáronse sobre ello muchos
planes, y en particular uno iOlaginado por los r~-




CONVEKCION NA.CIONAL. (1793). 18B
fugiados holandeses que habian salido de su pa-
tria de resultas de la revolucion de 1787 , Y con-
sistia en invadir la Zelandia con algunos miles de
hombres y apoderarse del gobierno que pensaba
en retirarse alli. Fingió Dumouriez conformar~e
con aquel plan, pero le parecia muy estéril, por
que venia á reducirse á la ocupacion de una parte
poco considerable y de corta importancia para la
Holanda. Otro de los planes era suyo y consistia
en bajar el Mosa por Venloo hasta Grave, descen-
der desde aqui á N imegue y caer en seguida so-
bre Amsterdam. Este proyecto hubiera sido mas
segur~si se hubiese podido preveer lo futuro; pero
situado Dumouriez en Amberes concibió otro mas
atrevido, mas apropiado á la imaginacion revolu ..
cionaria , y mas fecundo en resultados decisivos,
si se hubiera realizado. Mientras que sus tenien-
tes Miranda, Valence, Dampierre y otros bajasen
el Mosa, ocupando á lUaestricht, de quien habian
querido apoderarse el año anterior, y á Venloo
que no podia resistir mucho tiempo, pensaba Du-
mouriez tomar consigo 25 mil hombres y dirigir-
se furtivamente entre Beg-op-zoom y Breda, lle-
gar á Moerdyk, atravesar el pequeño mar de Biel ..
bos y correrse por las embocaduras de los rios,
hasta Leyde y Amsterdam. Este atrevido plan no
era menos fundado que otros muchos que han sa ..
lido bien, y sin negar que fuese IDuy espuesto,




190 - REYOLUCION FRANCESA.
orrecia Jnucho Jnayores ventajas que el de atacar
directaInente por Venloo y Nimegue. Tomando
este-último:partido, aCOlnetia Dumouriez de fren-
te á los Holandeses que ya habian hecho todos los
preparativos entre 'Grave y Gorkum, y aun les da ..
ba tiempo de reforzarse con los Ingleses y Prusia-
nos. Por el contrario pasando por la embocad u-
ra de los rios , penetraba por lo interior de la Ho-
landa que no estaba defendida, y si vencia el obs-
táculo de las aguas, la Holanda era suya, porque,
vol viendo de Anlsterdaln, tomaba por la espalda
las defensas y hacia que todo cayese entre él y sus
tenientes, que debian reunÍrsele por Nimegue
y Utrecht. .


Era natural que él mismo tonlase el mando del
ejército espedicionario, porque en él se necesitaba
mas prontitud, audácia y habilidad. Este proyecto
tenia el mismo peligro de todos los planes que
consisten en la ofensiva, y es el de esponerse uno
lnismo á la invasion quedando en descubierto; co-
mo que el Mosa quedaba abierto para los Austria-
cos, pero en el caso de una ofensiva recíproca, la
ventaja está siempre de parte del que resiste me-
jor al peligro y cede. I1laS tarde al ten'm' de la in-


. VaSIOI1.
Envió Dumouriez al Mosa á Thouvenot, en quien


tenia toda su confianza; comunicó á sus tenientes
Valence.y ~Iiranda los proyecto~que les lHlhia ocul-




CONVENCION NACIONAL. (1793). 191
lado hasta entonces, iilstándolos á que apresura-
sen los sitios de l\Iaestt'icht y V enloo, y en -caso de
retardo sucederse unos á otros delante de estas
plazas, de manera que siempre hiciesen progresos
hácia Nimegue. Les recomelídó que fijasen pun-
tos de reunion al- rededor de Lieja y Aquisgran, á
fin de reunir los cuarteles que estuviesen disper-
sos y poder resistir -al enemigo si venia con fuer-
zas á interrumpir los sitios que habian de hacerse
sobre el Mosa.


Inmediatamente salió Dumouriez de Amberes
con 18 mil hombres reunidos á toda prisa, y di-
vidió su pequeño ejército en muchos cuerpos que
tenian órden de hacer intimaciones á diferentes
plazas fuertes sin detenerse á principiar sus sitios.
Su vanguardia tenia encargo de apoderarse de los
huques y medios de trasporte, mientras que él con
el grueso de sus tropas estaria en situacion de so-
correr á los tenientes suyos que tuviesen de ello
necesidad. Penetró el 11 de febrero de 93 en ter~
ritorio holandes , publicando una proclalna en que
prometia amistad á los Bátavos y guerra única-
mente al Státhouder y al influjo ingles. Fue adelan-
'tándose dejando al general Leclerc drlante de Ber-
opzoom, enviando _ al general Berneron delante de
Klundert-y-Willemstadt y dando órden al escelente
ingeniero d' Arzon para que hiciese un ataque falso
sobre Breda. Dumouriez se quedó con la retaguar-




192 ltEVOLUCIOK FRANCESA..
<lia en Sév'enberghe, y el 25 se apoderó el gene-
ral Berneron del fuerte de Klundert y se presentó
delante de Willemstadt y el general d' Ar({On lan-
zó algunas bombas á Breda. Pasaba por muy fuerte
aquella plaza, y tenia suficiente guarnicion aun·
que estaba md mandada, y al cabo de pocas ho-
ras se rindió á un ejército de sitiadores no mas nu-
meroso que el que tenia dentro de sus muros. En-
traron en ella los Franceses el 27 y se apoderaron
de un material considerable, que consistía en 250
bocas de fuego, 300,000 cartuchos y 5000 fusiles.
Luego que se dejó alguna guarnicion en Dreda mar-
chó el general d' Art;on el primero de marzo sobre
Gertruydemberg que tambien es una plaza muy
fuerte, y se apoderó en el mismo dia de todas sus
obras avanzadas. Entre tanto se habia ido Du-
mouriez á l\'loerdyk y reparó la tardanza {le su
vanguardia adquiriendo un hrillo estraordinario
para él aquella serie de sorpresas felices de plazas
qué podían y debian haber hecho una larga resis-
tencia. Pero dilaciones imprevistas contrariaban
el paso del brazo de mar, que era la operacion
mas dificil de aquel proyecto. Habia esperado has-
ta entonces Dumouriez que obrando su vanguar-"
dia con mas prontitud , se habria :apoderado de
algunos barcos para atravesar prontamente el Biel-
hos y ocupado á lo menos la isla de Dort que so-
lo estaba defendida por algunos centenares de sol-




COrfYENCION NACIONAL (1793). 193
dados y apoderándose de una numerosa flotilla,
la trasladaria á la otra orilla para embarcar el
ejército. Estas inevitables dilaciones impidieron la
ejecucion de aquella parte del plan; pero procu ..
ró DUlllourÍez suplir su fitlta echando mano de
cuantas barcas pudo encontrar y haciendo requi-
sicion de todos los carpinteros para construir una
flotilla. En medio de todo necesitaba no descuidar ..
se por que el ejército holandes empezaba á reu-
nirse en Gorkum , en Stry y en la isla de Dort;
mientras que algunas chalupas enemigas y una
fragata inglesa anlenazaban su elnharque y callO-
neaban su campamento, que los soldados llamaban
el campo de los castores por la multítud de chozas
de paja que se habian construido en él ,desde las
cuales animados con la presencia de su general
desafiaban al frio, á las privaciones, á los riesgos
y á la incertidumbre misma del porvenir de una
empresa tan atrevida, aguardando con impacien-
cia el momento de pasar á la otra orilla. El dia 3
de marzo llegó el general Deflers con una nueva
division y el 4 abrió las puertas la plaza de Ger-
truydenlberg y todo estaba preparado para veri-
rificar el paso del Bielbos.


Durante aquel tiempo continuaba la lucha en ..
tre los dos partidos del interior, habiendo toma-
do ocasion los Montañeses de la lnuerte de Lepe-
lletier para decir que estaban amenazadas sus per-


IT. 13




IlEYOI.UCION FRANCESA.


son as" y no \tabia pOUil\O inl})el\Íl~se\es que reno-
varan en la as,lluhlea su propuesta de nombrar
una cOluision de vigilancia. Estaba compuesta
aquella C0111ision de MontaflCses, que por primer
ensayo mandaron arrestar á Gorsas , diputado y
periodista adicto á los intereses de la Gironda.
Habian conseguido ademas los jacobinos otra ven-
taja, que fué la suspension de la sumaria princi-
piada contra los asesinos de setiembre, y se hahia
tlecretado el dia 20 de enero. No hien se habia da-
do principio á ella cuando ya se descubrieron
pruebas irrefrag'ables contra los principales revo-
lucionarios y contra el mismo Danton ; al ver lo
cual se suhlevaron los jacobinos, diciendo (pIe to-
uo el Inundo era culpable en aquellos di as , por-
que todo el mundo los habia juzg'ado necesarios y
los habia tolerado. Hasta se atrevieron á decir que
el único defecto de aquellas jornadas era haber
sido inconlpletas, y solicitaron la sllspension de
los procedimientos que solo servian segun ellos
para atacar á los patriotas mas puros. En efecto se
hizo lo ~Iue ellos pedian y se suspendieron los
proceditnientos, es decir quedaron abolidos y anu-
lados, y en consecuencia pasó una diputacion de
los jacobinos al ministro de la justicia, para que al
instante despachara correos estraordinarios á fin
de suspender las pesquisas principiadas contra IOi
hIt'matWS de JJleaux.




CONYENelON' NACLOXAJ,. (1793). t 95
Ya LeulOs visto que Paclle se hahía visto pl'e .....
't~isado á dejar el nlinisterio y que tambien Rolaut{
,hahía dado su «iluis'ion? pero esto no bastó para.
calmar los adios, sino qlle se empeiíaron los ja-
cobinos en que se habia de formar causa á Ro-
land. Decianque habia robado enonues sumas
~\ ~~\ad.\') , ~ ~ue,~t\) en el h';l\\t~ t\e. L\)\\dY\',~ ma~
de 12 millones, destinando estas riquezas á per-
l"ertir la opiniol1 con escI'itos, escitar sediciones
y acaparar granos; y que se debía perseguir igual-
lnente á Claviere. Lebrun y Beurnonville eran
tamhien traidores en su dictánlen y cómplices ell
las intrigas de los girondinos. Al mislno tiempo
preparaban una indemnizacion harto mas precio-
sa á su Mecenas destituido. Hahia sucedido á Pe-
tion en el correginliento de Paris Chambon, que
no tardó en abdicar sus funciones por ser Dluy
superiores á su debilidad. En consecuencia fijaron
los jacobinos la vista en Pache, cn yo carácter les
parecia prudente é itnpasible cual debe ser el de
un magistrado, y habiendo cOlllunicado esta idea
al_ayuntamiento, á las secciones y á todos los clubs,
nombró la poblacion de Paris corregidor á Paclle
vengándole así de su desgracia. Con tal que Pache
fuese tan dócil en el cOl'l'egilniento como en el mi-
nistel'io de la guel'l'a estaba seguro el dominio de
los jacobinos en Paris, y así en esta eleccion habian
eonsultado tanto su utilidad conlO sus pasiones.




R~YOLUCION J<l\ANC!SA..


Continua'¡;an los apuros por falta de subsisten-
cias y paralizacion del 'comercio, siendo ambos un
motivo continuo de desórden y quejas, que se ha-
bian aumentado mucho desde diciembre hasta fe-
brero. Una y otra tenian su origen en el temor de
los alborotos y del saqueo, en la repugnancia de
los propietarios á tomar en pago el papel, que ha-
hiéndose 'aumentado estraordinariamente en su
valor. nominal, habia encarecido los precios y oca-
sionado la escasez. Es verdad que hasta ciei~to pun-
to suplian los esfuerzos administrativos de los
ayuntamientos á la falta de actividad en el comer-
cio y no faltaban géneros en los mercados aunque
á un precio exorhitante , pues como los asignados
valian cada dia menos en razon de la masa que se
habia emitido, se necesitaba cada dia nlayor can-
tidad para adquirir la misma suma de objetos, y
así sus precios habian llegado á ser escesivos. Quien
mas se resentia de ello era el pueblo , que no re-
cibía por su tré.lbajo mas {Ine el mismo valor no-
minal, que ciertamente no alcanzaba para adqui-
rir los objetos de primera necesidad y por eso
prorrumpia en quejas y amenazas. No solo se ha-
bia aumentado escesivamente· el precio del pan,
sino que el azucar, el café, las velas y el javon va-
lian el doble que antes; de suerte que las lavan-
deras habían venido á quejarse á la convencion
de que pagaban á 6 reales el jabon que antes no




CiO~VDNCION NA.ClO~AL. (1793). 197
les costaba mas que á 23 cuartos. En vano se le
aconsejaba al pueblo que aumentase el precio de
su trabajo para restablecer' la proporcion entre el
salario y el COnSUJllO, porque era inlposible que
todos se concertasen en ello, y asi gritaba contra
los ricos, contra los acaparadOl~es , contra la aPls-
tocracia comerciante y solicitaba en fin el renle-
dio mas sencillo que era la tasa forzada y el má-
ximum. Los jacobinos y los miembros del ~yunta­
miento, que eran pueblo con respecto á la asam-
blea, pero que con respecto al puehlo lnismo eran
unas asambleas hasta cierto punto ilustradas, co-
nocian los inconvenientes de la tasa, y aunque
TIlaS inclinados que la convencion á admitirla ,
siempre se re~istian , y se oia de,cir en los jacobi-
nos á Dubois de Crancé 6 , á los dos Robespierres,
á Thuriot y otros lUontaiíeses que era necesario
oponerse al proyecto del má.ámnrn. Lo mismo ha-
cían en el ayuntan1Íeuto Chaurnette 'i y fIe-
bel't 8 , pero las trihunas nlurnluraban y algunas
veces les respondian con silvidos. Venia n con
frecuencia diputaciones de las secciones á echar
en cara al ayuntamiento su moderacion y conni-
vencia con los acaparadores, como que en ellas se
reunian las últimas clases de los alborotadores,
entre quiene5 reinaba un fanatismo revoluciona-
rio lnucho mas ignorante y violento que en el
ayuntamiento y eH los jat:ohinos. Como estahan




198
ligadas las seccienes con los fhmciscanos, dOI1(fe-
se reunian todos los hombres- de armas tomar,
ellas eran las que forJB.c'lban todos los alborotos,
y asi como su propia obscuridad y bajeza las espo-
nia á mayores agitacíones, asi tambien estaban
dispuestas á prestarse á nl0vinüentos contrarios y
eran la única esperanza de la aristocracia, que se'
atrevió á hacer con ellas algunos ensayos de re-
sistencia. Toda la antigua clientela de la: nobleza,
los criados de los enligl'ados , y todos los ociosos
y turbulentos que preferian la causa aristocrática
asistian á varía~ secciones., en ras cuales no fal-
taban nUlchos vecinos honrados que propendian
por los girondinos y ocultaban con aquella oposi-
~ion racional y prudente á los l\'lontaileses, su in-
tento de trabajar en favor de los estranjeros y del
ólLtiguo régilnen. En aquellas luchas se retiraban
por lo comun los vecinos honrados" y solo que-
daban las dos clases estremas de ag'itadores, cada
uno con sus intencioncs aparte pero todos con
igual violencia. Cada dia ocul'rian escenas horri-
bles sobre las peticiones que se habian de hacer
al ayuntatniento, á los jacobinos ó ú la asarnblea
y segun d resultado de la lucha asi se hacian las
}'epresentaciones ,i) eontl'a setiembre y el máximu:rtt
il l'ontl'a los que la~ eStTibian llalnándolos al'i8tó-
~rala5 y aG\p<lradorcs.


I.l í'-ynntamiento rcthazaba las p~li~\i9n~ in.-




CONVENCION ~AClO~ÁL (1793). 199
cendiarias de las secciones, y las acon"ejaba que
desconfiasen de los agitadores secretos que inten-
taban intt'odllcil' en ellas el desórclcn, hacien-
do respecto á las secciones el mismo papel que la.
convencion hacia con respecto á él. Como los ja-
cobinos no tenian como el ayuntamiento funcio-
nes detel'lninadas (file desclnperúu', sino charlar
sobre todo cuanto ocul'rÍa, tenian gTand.es preten-
siones filosúlicas, y aspil'aban á cOlnprender InejOl'
la ecol1Olnía social que las set'ciones y el club de
los franciscallos. ;\ sí afectaban en 111uchas cosas
no tomar parte- en las pasiones vulgares de aque-
llas asamhleas subalternas, y condenaban la tasa
como peligrosa pat'a la libcrtad del comcrcio.
Pero pal'a sustituir otro medio al que se desecha·
ha, propusieron que se obligase á recibir los asi-
gnados á la par, y castigar de llluerte á cualquie-
1'a que los reusase por todo su valor nOlnina) ~ co-
mo si este no fuese otl'o modo de atacar la liber-
tad del comercio. Querian tarnhien cOlnprOlneter-
se recíprocamente á no t01nal' ni café ni azucar,
pal'a obligar á que se hajase por fuerza el precio,
y últinlamcnte impedir la creaclon de nuevos asi-
gnados , supliéndolos con pl'éstanl0S forzosos so-
bre los ricos, que se repartian con arreglo al nú-
mero de criados, caballos etc. Todas estas propo-
siciones no impedian que el mal fuese en aumen-
to y la cri:::i~ ineyitablc; lnas entre tanto que es-




200 UEYOLt;CION FI\ANCESA.
tallaba, se echaban unos á otros en cara las des-
gracias públicas. Acusaban á los girondinos de
que estaban de inteligencia con los ricos y aca-
paradores para matar al pueblo de hambre y ha-
~érle que se sublevase, y tomar de ello ocasion
para nuevas leyes 111arciales, y tambien de que
querian atraer á los estrangeros á fuerza de de-
sórdenes: cargo inicuo ~ pero que debia llegar á
ser mortal. Los girondinos correspondian con
iguales acusaciones, diciendo de sus contral'ios
que causaban la cscasez y los alborotos con el te-
mor que inspiraban al comercio, y pretendian
llegar á la anarquía por medio de las turbulen-
cias, po\' la ananluía al pOl\el', y tal vez á la do-
minacion estrangera.


Ya se acercaba el fin del nles de febrero y la
irritacion del pueblo habia llegado á su colmo por
la dificultad de proporcionarse víveres. Particu-
lannente las lnugeres estahan en una agitacion es-
tremada C01110 que recaia sobre ellas 111as parti-
cularmente este género de privaciones; y asi se
presentaron en los jacobinos el dia 22 para que se
las aprestase la sala, donde querian deliberar so-
bre la carestia de los ví ycres , y preparar una pe-
ticion á la convencÍon nacional. Mas como se sa-
bia que su objeto cra proponer el 1náxúnmn, se
las reusó aquella denlanda, y cntonces<las tribu-
1las trataron Ú Jos jacohinos, C01l10 acosttunhra-




CONVENCION NACIONAL t1793). 201
ban á b'atar algunas veces á la asamblea, gritan-
do ·mueran los acaparadores, mueran los ricos. El pre-
sidente se vió en la necesidad de cubrirse para
apaciguar el tumulto, y se disculpó aquella falta
de respeto diciendo que habia en la sala de las
sesiones algunos aristócratas disfrazados. Volvie-
ron á hablar de nuevo Robespierre y Duhois de
Crancé contra el proyecto de la tasa, recomen-
dando al pueblo que se estuviese quieto para no
dar pretesto á sus enenligos de calulllniarle, y
quitarles la ocasion de que se publicál'an otras
leyes sanguinarias.
~larat qUe tenia pretensiones de discurrir siempre


los medios mas sencillos y prontos escribió eldia si-
guiente en su periódico de125, que nunca cesaria el
estanco de los géneros sino se tomaban otros medios
mas seguros que los ClD pleados basta entonces, y
añadia apostrofando á los mallopolizadores, á los comer-
ciantes en objetos de lujo, á los abogados, á los procura-
dores y á los exnobles ,á quienes dejaban impunes los
infieles mandatarios del puehlo, y antes hien les
animaban á continuar en el crÍmen, añadia, « En
( cualquier pais en que los derechos del pueblo no
« fuesen un título vano, por lDas que es tu viesen
« consignados en una pOlDposa declaracion, el sa-
({ queo de algunos ahnacenes, á cuyas puertas se
« colgase á los acaparadores, pondl;ia bien pronto
« ti~rnlino á esas nltüycl'saeiones, que reducen á \a




«desesperacion á 25 n~illones de hombres, y fla-
({ cen morir de nlÍseria á muchos millal'es de ellos.
« ¿ Es posible que los diputados del puehlo no han
el de saber nunca mas que charlatanear acerca de'
({ los males sin proponer ningun rernedio?») *


Era el :!5 pOl' la rnallana cuando este atrevido
loco escribia semejantes palabras, .Y fuese que llu-
hieran influido realmente en el puehlo, ó que ya
no se pudiera contener la írritacion por haber lle-
gado á su colnlO, es lo cierto que se reunió en tu-
multo una lnultitud de 111ugeres delante de las tien-
das de los ultra-111arinos. Se quejaron al principio'
del pl'Ccio de los cOluestiJJles y pidieron á gTitos su
reduccion, sin que nadie se rnetiese con ellas ni
se empleára la fuerza pública, pol'(lue el ayunta-
miento no sabia lo que pasaba, y el cOlnandante
Santerre habia ido á Versalles á org-aniza!' un cuer-


<-


po de caballería. Por consiguiente no hallaron
ningun ohstáculo los perturhadores, y pudieron
propasa ese desde las alnenazas á las violencias y
al saqueo. Principió el tUlnulto en las calles de la
:l\foneda antigua, de los Cinco dianlantes y de los
L0l11bardos, exigiendo que todos Jos g(~nel'os se re-
dujesen á la nlitad del precio, el jabon {l veinte
y seis cuartos~ el azucar á cinco reales y la mas in-
ferior á tres v las velas á dos reales V medio. Fue-
~ ~




t:O.N\"E~CIO~ XAClOXAL. (17n3'. 203-
ron apodcl'úndO'se dc una gTan cantidad de géne-
ros ú este prc<:iO' y pagandO' su impO-l'te á los due-
ñO's de la tienda; perO' nO' tardarO'n en reusar el pa-
g"O' y apO'derarse de las nIercancias sin dar ahsO'lu-
tamente nada. A<:udió la fuerza armada á unO' de
aquellO's puntos., perO' la redUlzal~on y eJllpeZarO'n
Ú gritar mueran las bayonetas. Estaban en sesiO'n la
asamblea, el ayuntanlientO' y IO's jacobinO's , y pre-
t:jsarnente se leía en la primera un infO'l'll1e sO'bre
d luislllO' asuntO', en <{ue el nlinistrO' del interiO'r
demostraba {!ue los géneros abundaban en París,
perO' que el DIal procedía de la desprO'pO'rcion en-
tre el valO'r del nunlel'ariO' y el de IO's génerO's.
InmediataIuentc la asamhlea deseandO' IlaCC1'
frente á las dificultades del 11101llentO', destin&
nuevO's fO'ndO's al ayuntanlientO' para que pudie-
l'an venderse 10'3 vÍ VCl'CS rl pl'eciO' lllas cómO'do.
Al mismo tiempO' la muni<:ipalidad cO'n igual ce-
lo, nlandaha que sc la infol'Inase de los hechO's y
dictaba prO'viden<:ias de pO'licia, pero :í cada nue-
vo sucesO' que se <:itaba gritahan las tribunas tanto
mej<ff, y á eada reeUl'SO' que se propO'nia , gritaban
muera. LlegarO'n á silval' á Chaunwt te y á Hehert
porque Pl'O'PUSiCl'on (fue se tocase la generala y
se requiriese la fuerza armada; pero con todo eso
se determinó que se enviaran das fuertes patl'u-
llas, precedidas de dO's O'ficiales municipales para
n~stablecer el ónlcll, y que otros vcinte y siete de




HEYOLVCION FRANCESA


«desesperacíon á 25 n~illones de hombres, y Ila-
@: cen morir de nliseria á muchos nlillares de ellos.
( ¿ Es posible que los diputados del pud)lo no han
({ de saber nunca mas que charlatanear acerca de'
«los males sin proponer ningun remedio?» *


Era el :!5 po!' la nlaiiana cuando este atrevido·
loco escribia semejantes palabras, y fuese que hu-
hieran influido realmente en el puehlo, ó que ya
no se pudiera contener la ¡rritacion por haber lle-
gado á su colnlO, es lo cierto que se reunió en tu-
multo una lnultitud de 111ugeres delante de las tien-
das de los ultra-marinos. Se quejaron al principio
del precio de los comestibles y pidieron á gritos su
red uccion, sin que nadie se rnetiese con ellas ni
se empleára la fuerza pública, porque el ayunta-
miento no sabia lo que pasaba, y el cornandante
Santerre había ido á Versalles á ol'g-anizar un cuer-


<-


po de caballería. Por consiguiente no hallaron
ningun ohstáculo los perturbadores, y pudieron
propasarse desde las mnenazas á las violencias y
al saqueo. Pl'incipió el tUlnnlto en las canes de la
:l\1oneda antigua, de los Cinco dianlantes y de los
LOlulJardos, exigiendo que todos los génerQs se re-
dujesen á la nlitad del precio, el jahon ú veinte
y seis cuartos~ el azucar ú cinco reales y la mas in-
fel'ior á tt'es y las velas á dos reales y nledio. Fue-




fON,'E~CIO~ XAClOXAL. (1793'. 203
ron apoder';Índose de una ~p'an cantidad de géne-
ros á este precio y pag;ando su importe á los due-
ños de la tienda; pero no tardaron en reusar el pa-
g'O y apoderarse de las 11lercancias sin dar absolu-
tamente nada. Acudió la fuerza armada á uno de
aquellos punto-s, pero la rechazal~on y CJllpeZaron
~l gritat: mueran las bayonetas. Estaban en sesion la
asamblea, el ayuntanlÍento y los jacohinos , y pre-
t;isamente se leía en la pl'ilnera un informe sobre
el nlisnlO asunto, en cIue el nlinistro del interior-
demostraba flue los géneros abundaban en París,
pero que el nlal procedia de la desproporcion en-
tre el valor del nunleral'io y el de lO's géneros.
lnmediatanlente la aSaIllblea deseando hacel'
ti'ente á las dificultades del 1110lnellto, destin&
nuevos fondos al ayuntalniento para que pudie-
\'an venderse 103 víveres it lH'ecio IHas cómodo ..
Al mismo tiempo la municipalidad con igual ce-
lo, nUlndaha que se la infol'lnase de los hechos y
dictaba providencias de policia, pero á cada nue-
vo suceso que se citaba gl'itahan las tribunas tauto
mejM, y á cada reCU1'SO que se proponia , gritaban
muera. Llegaron á silval' Ú ChannlPHp y ú I-Iehert
porque propusieron (Iue se tocase la generala y
se requiriese la fuerza arrnada ; pero con todo eso
se determinó que se enviaran das fuertes patru-
llas, precedidas de dos oiiciales municipales para
restablecer el ónlcn, y que otros ycinte y siete de




204 REVOLUCION "-RANCESA.
estos últimos fuesen á arengar á las secciones.


Ya se habia propagado el desónlen, pues se sa-
queaba en ¡diferentes calles, y hasta se proponia
pasar desde las tiendas de cOlnestiLles á las de los
mercaderes, y entre tanto se aprovechaban de
aquella ocasion los diferentes partidos para echar-
se mutuanlente en cara aquel desórden y los ma-
les que le hahian causado.- Cuando tcniais un rey,
decian en las calles los partidarios del antig'uo re-
gilllen, no estahais reducidos á pagar las cosas tan.
caras ni espuestos á saqueos.- He aquí decian los
partidarios de los girondinos, á donde nos con-
ducirá el sistema de violencia y la impunidad de
los escesos revolucionarios.


Los Montañeses estaban afligidísilllos y soste-
nian que eran aristócratas disfrazados, Fayetistas,
Rolandinos, y Brissotinos los que escitahan al
pueblo á semejantes saqueos. Aseguraban haber
encontrado entre la multitud sefiol'as de alto co-
pete y gente de polvos, y criados de grandes se-
ñores que andaban distribuyendo asignad.os para
atraer al pueblo hacia las tiendas. Ultimalnente ,
al cabo de llluchas horas pudo reunirse la fuerza
armada y Santerre vol "ió de V cl'salles dando las
órdenes necesarias para apaciguar el tUlllulto, y
entre los cuerpos que nlas se distinguieron fueron
los confederados de llrest que se )tallaban eú Pa-
ris y persiguieron á los pillos.




CO~YENCroN ~ACIOXAI. (1793). :lO"
Por la tarde hubo una discusion acalorada en


los jacobinos, en la cual se deploraron los desór-
dénes á pesar de los gritos de las tribunas, y de
que estas les deslnentian continualnente. Co]Jot
d'Herbois , Thuriot y Robespierre estuvieron uná-
nimes en aconsejar la tranquilidad y echar la cul-
pa de los esresos á los aristócratas y á los giron-
dinos; y Rohespicrrc hizo un largo discurso sohre
ello, en que sostuvo que el pueblo era impecable y
que no podia errar jamas, ni cometer falta alguna
como no se le estl'aviase. Defendió que en los gl'U-
pos de los saqueadores se compadecian del rey
muerto y se hahlaba bien del lado derecho de la
asamblea, lo cual lo había oido el mismo, y por
consiguiente no podia quedarle duda de quienes
erail los verdaderos instigadores que habían es-
traviado al pueblo. El mismo Marat vino á acon-
sejar el órden y reprobar los saqueos que el mis-
mo hahia predicado por la mañana, imputándo-
selos á los girondinos y á los realistas.


Al dia siguiente resonaron en la asamblea las
acostumbradas y siempre inútiles quejas, levan-
tándoseBarrére con mucha fuerza contra los crí-
menes del dia anterior, y llanlando la atencion
sobre lo mucho que hahian tardado las autorida-
des en reprimir el desórden. En efecto los sa-
queos habían principiado á las 10 de la mañana,
y todavia á las 5 de la tarde no estaba reunida la




206 UEVOI.U'CION FR.\NCES.\.
IUCl'za al~lnada. En c611secl\cl1cia pidió Barrcl'e que
se citase al corregidor y aleomaJl(lante general
para que esplicarall los motivos de aquella tar-
danza, apoyando esta demanda una dipntacion
{le la seccion del Buen Consejo. Entonces tomó la
palabra Salles y propuso un decreto de acusacion
contra 1\Iarat., que era quien hahia instigado Jos
saqueos,y le}'ó el al,tículo inserlo en su (liario del
dia antel'ior. Ya muchas veces se había pedido el
lnisJ110 decreto de acnsacion contra los proyoca-
(lores al desórden y en particubr contra Marat, y
no podía presentarse ocasion lnas oportuna pal'a
perseguirlos, como que jamas ,habia ~seguido el
desórdcn mas de cerca á la proyocacion. Pel"O Ma-
rat sin turbarse la menor cosa, sostuvo en la tri-
buna que era nluy natul'al que el pueblo hiciese
justicia de los acaparadores, supuesto que las le-
yes eran insuficientes., y que >merecian estar en una
casa de locos los que proponian acusarle. Propuso Bu-
zot la órden del dia en cuanto á la proposicion de
acusar al señor Marat, y dijo; « La leyes evidente,
({ pero el señor Marat esplicará sus proposiciones y
« el jurado no sahrá que hacer, y no conviene pl'C-
« parar este triunfo al señor l\farat en presencia de
{( la misma justicia.» Otl~o miembro propuso que
declarase la convencion á la república que ayer
por la mañana habia acon~p.jado l\'Ial'at el saqueo,
y que por la tarde se hahia veri tieado. Por este




CONYENCIOX NACIONAl.. (1'193). 207
'estilo se fueron sucediendo una Jllultitud de
proposiciones, y al fin se acordó someter á los
tribunales ordinarios á todos los autores de
los alborotos sin distincion, oido lo cual dijo
1\larat: ({ En hora buena que espidais un decreto
«de acusacion contra nlÍ, á fin de que pruebe la
(( convencion que ha perdido todo resto de pu-
« dor.}) Al oir estas palabras se levantó un grito de
indignacion, y al instante se mandó que se entre-
gase á los tribunales á Marat y á todos los autores
,de los deli tos cometidos el dia 25, Y se aprohó la
proposicion de Barrere de citar á la barra á San-
terre y á Pache. Tambien se tomaron otras dispo-
siciones contra los supuestos agentes de los gobier-
nos estranjeros y de la emigracion, porque en
aquel tiempo se iha acreditando en todas partes
aquella opinion de un influjo estranjero. En el dia
anterior se habian nlandado hacer nuevas visitas
d01nicilial,ias en toda la Francia para arrestar á los
~migrados y viageros sospechoso~; se renovó en
aquel nlismo dia la obligacion de los pasaportes,
previniendo á todos los posaderos públicos ó se-
cretos que declarasen las personas que estuviesen
alojadas en sus casas, y últimamente se mandó
hacer otra nueva 'lista de todos los CIudadanos de
las secciones.


Debiendo al fin ser acusado Marat, escribió al dia
siguiente un artículo en su periódico que decia:




:208 REVOJ.VCION Flt,lNCESA.
« Indignado de ver á los enemigos de la causa pÍl-
« blica maquinar eternamente contra el pueblo
« y cansado de ver á todo género de acaparadores
« colig'arse para reducirle á la desesperacion con la
( cscacez y el hambre; aflijido de ver que las pro-
« videncias tomadas por la convencion para con-
« tener aquel1as conjuraciones no 10gTaban su oh-
ct: jeto y lastinlado de los gemidos de los desgra-
« ciad03 que vienen todas las mañanas á pedirme
« pan y á quejarse de que 1a convencion les deja
cr perecer de miseria, tOlllé la pluma para ventilar
«cuales sean los mejores medios de poner térmi-
4: no á las conspil'aciones de los enemigos púhlicos
cr y á las penalidades del puehlo. Suelen ser las
cr 111as sencillas las primeras ideas que se presentan
({ á un hombre de buena razon, que no desea mas
« que la felicidad general sin ningun interes per-
( sonal; y 111e dije á mí mismo ¿ poe qué no he-
( mos de hacer que se conviertan contra los bri-
({ bones públicos aquellos mismos nledios que ellos
.. emplean para arruinar al pueblo y destruir la
({ libertad? En consecuencia observé que en un país
« en que los derechos del puehlo no fuesen un tÍ-
« tulo vano, por mas que estuviesen consignados
« en una pomposa decIaracion, el saqueo de algu-
c: nos almacenes, á cuya puerta se ahorcase á los
« acaparadores, pondl'ia muy pronto fin á sus mal-
« versaciones, ¿ qué hacen entonces los intrigantes




CONVENCION NACIONAL. (1793). 209
( de la faccion de los hombres de estado'? Se apo-
«del'an ansiosos de aquella ft'ase, envían emisa-
« rios suyos entre las nlugeres que estahan ago]-
( padas junto á las tiendas de los panaderos, acon-
«sejándolas que tomen á costo y costas jabon,
« velas y azucar de las tiendas de los ultramari-
« nos, entre tanto que 'estos emisarios saqueaban
« ellos mismos las de los pobres especieros patrio-
( taso Despues guardan silencio estos inicuo" du-
« rante todo el dia , y por la noche se conciertan
«en un conciliábulo noctul'no , que se verificó en
« la calle de Rohan en casadel puto contrarevolu-
« cionario Valazé y vienen al dia siguiente á la tr1-
«huna á denunciarme como á provocador de los
« escesos de que ellos son los primer~s autores. »


Cada dia se iba encarnizando mas la disputa y
ya se amenazahan abierta111ente unos á otros, en
términos que muchos diputados no se atrevian á
salir de casa sin armas, y se principiaba á susurrar
con tanto descaro como en los meses de julio y
agosto del año anterior, que era indispensable
salvarse por medio de una insurreccion? y supri-
mir la parte acangrenada de la representacion na-
cional. Los girondinos se re unian por las noches
en gran número en casa de uno de ellos llanlado
Valazé y no sahian realmente qué hacerse. Creian
unos y no cl'eian otros en la inmediacion del pe-
ligro ,pero algunos de ellos, conlO Salles y Louvet


IV. 1/.




210 RE\'OI.UCION FRANCESA.
suponían conspiracioncs ilnaginal'ias , y llamando
la atcncion SO\H'C ([UilUeras, la apartaban del VCl'~
datlcro riesgo. Errantes de proyecto en proyecto
y Inelitlos en Paris sin ning'una fuerza á su dispo-
sicion ,y sin contar mas que con la opinion de los
departamentos, que aunque era inmensa no deja-
ba de ser inerte, podian el dia menos pensado su~
cunlbir á un golpe de mano. No habian podido
componer una fuerza departamental, yaun las
nlÍsnlas tropas de confederados que habian llegado
espontaneaJnente á Paris des pues de la reunion de
la convencion, habian sido en parte corrompidas
y en parte enviadas á los ejét'citos , por manera
que apenas podian contar mas que con unos "\-00
de los de Brest, cuyo firme continente habia con-
tenido los saqueos. A falta de la guardia dcparta-
Juental , habian procurado en vano trasladar la
c.lil'cccion de la fuerza pública desde el a)'unta-
llliento al lninisterio del interior, de lo cual fll-
riosa la Montaña hahia intinlidado á la lnayol'ia é
impedídola que votase semejante lnedida. Ya no
se contaba mas que con 80 diputados inaccesibles
al telllor y firmes en sus deliberaciones; en cuyo
estado de cosas no les qucdaba á los girondinos
lnas <fue un medio tan irnpl'acticable como todos,
que era el de disolver la convencion. En ella nlÍs-
roa los furores de la Montarla leoS impedían ohte-
RCl' ninguna l11ayol'ia, y en a({uella inCCl tidum-,




·CO'SYEXCIOX XAClOX.H. (1793). ;2 J 1
ln'e, que no naei:;¡ de tlehilidad sino de 11npolen-
da, solo descansaban en la constitucion. Por pura
necesida(l .de esperar en algo, se lisongcahan de
{{ue el yugo de las leyes encadenaria las pasiones
y pondria término:á las tormentas, que es la idea
en que suelen descansar los bombres puranlente
-espeeulativ'l'ls- Ya habia leido Condorc'P.t su infor-
¡ne en 1100ubre de la comision de constitucion , y
escitado un descontento general" quedando car-
gados él, Peti,(,)1l y Sieyes con las imprecaciones de
los jacobinos. No se veia' en su repúhlica mas que
una verdadera aristocracia en favor de algunos ta-
lentos Ol1;uUoSOS y despóticos, y asi los Montañe-
ses no querian que se hahlase dc temejante infor-
me , y muchos miembros de la 'convencion , cono-
ciendo al (in que su destino no era construir sino
<lefender la revolueion , decían con Jnucha osadía
que era n~cesario diferÍl' )a constitucion pal'a el
allO siguiente, sin pensar por ahora mas que en
gohernar y hatirse" De este modo se anunciaba el.
largo reinado de aCluella tempestuosa asamhlea,
disipándose b. creencia de que habia de ser corta
su nlision legislativa, y los girondinos vejan des-
vanecerse su última esperanza, que consistía en
sujetar pronto á las facciones con las leyes.


No menos apurados se veian sus adversarios,
porque aunque tenían en su favor todas las pa-
siones violentas, representadas en los jacobinos,




2 t 2 f';:- REVOLUCION FflANCESA.
!._-_ .. '


en el ayuntanliento yen la mayoria de las secciones;
no eranldueños de los ministerios y temian á los
departalnentos en que se agitaban ambas opinio-
nes con un furor estremado, y la suya tenia una
desventaja evidente. Tambien temian á los estran-
geros , y por mas que las leyes ordinari as de las
revoluciones asegurasen la victoria á las pasiones
violentas, no les eran bien conocidas las tales le-
yes y no podían tranquilizarles. Tan vagos eran
sus proyectos como los de sus adversarios, porque
eso de atacar á la representacion nacional era
un acto de audácia muy difícil, y no se hahian
todavia acostumbrado á esa idea. Habia sí unos
30 agitadores que se atrevian á proponerlo t0do
enlas secciones, pero estos proyectos eran desapro-
bados de los jacobinos, del ayuntamiento y de los
Montañeses, á quienes se acusaba todos los dias de
que conspiraban, y todos los dias al justificarse co-
nocian que unas proposiciones de esta especie los
comprometian á la vista de sus adversarios y de-
los departamentos. Danton que habia tomado poca
parte en las disputas de los partidos, no pensaba
mas que en dos cosas, que eran ponerse á cubierto
de toda persecucion por sus hechos revolucionarios
é impedir que retrocediese la revolllcion, ó su-
cumbiese á los golpes del enemigo. El mismo Ma-
rat, que era tan superficial, como atroz cuando
solo se trataba de poner los medios, ese mismo.




CONVENCI@N NACIONAL (1793). 213
dudaba de cual seria el resultado; y Robespierre
á pesar de su ódio contra los girondinos, contra
'Brissot, RoIancl, Guadet y Vergniaud, no se atre-
v ia á pen-sar en un ataque contra la representacion
nacional, ni sabia qué partido tomar, desalentado
y dudoso del éxito dela revol ucion, y le decia á Ga-
rat., que tambien estaba cansado y enfermo, que
no podía dejar de persuadirse á que se tramaba la
pérdida de todos los defensores de la república.


Mientras que en Marsella, L yon y Burdeos se
ag'itaban con violencia los dos partidos, se dió la
voz entre los jacohinos de Marsella, que luchaban
contra los partidarios de los girondinos de que era
necesario deshacerse de los apelantes (los que ha-
bian votado por la apelacion al pueblo) , y escluir-
les de la convencion. Aquella proposicion se envió;
á los jacobinos de Paris;y principió á :discutirse,
sosteniendo Deslieux que aquella demanda estaba
apoyada por suficiente níunero de sociedades afi-
liadas para poder convertirla en peticion y pre-
sentarla á la convencion nacional. Pero Rohespier-
re que temia que una proposicion semejante arras-
ti'ase tras de sí la renovacion de la asamblea y que
fuese batida la MonLaiía en la lucha electoral, se
opuso fuel'temente á ella y logró desecharla por
las razones ordinarias siempre que se presenta un
proyecto de disolucion.


lfuél'onse precipitando 105 sucesos con los reye-,




214 REVOLUCIU~ FRANC~".
ses militares. Dejarnos á Durnouriez acampéll(n en
las orillas del nielbos , y preparando un desem-
-barco aventurado, pero- posible en Holantla, y
mientt'as que él hacia los prepal'ativos de su es-
pedicion, venían marchando 260 lIla cOJnbatien--
tes contra la Francia desde el altO' Rh,ln hasta la
Holanda. 56 mil Prusianos, 24 nlil Austriacos y
25 mil Heseses , Sajones y Búva..ros amenazaban el
Uhin desde Basilea hasta Maguncia y Cablentz"
Desde este punto hasta el Mosa ocupaban 30 nlil
hOlnbres al Luxelnburgo y 60 mil Austriacos y
10 mil Prusianos lnarchaban hacia nuestros cuar-
teles de] Mosa para interrunlpir los sitios de Maes-
lrich y VenIoo. Ultinlamente 40 mil ingleses ,-
Hanov€rianos. y Holandeses, que se hahian queda,..
tlo atras , avanzahan desde el centro de la Holan-
da hacia nuestra linea de operacion. Te1lia el ene--
migo el proyecto de atraernos desde la Hobnda
hacia el Escalda, hacernos repasar el .rtIosa, y lue-
go detenerse á orillas de aquel l'io basta que se
reconquistase la plaza de l\Iagul1l:ia. Era su plan
t:aminal' 11luy poco Ú poco avanzando iguallnente
sobre todos los puntos á un ticlnpo, y no pene-
trar vivamente sobre ninguJlo á fin de no espone!'
sus flan~os. Un plan tan tímido y metódico hu-
biera podido permitirnos adelantar mas y con mas
actividad la elllpresa ofensiva de la Holanda i si
{)tras f¡\ltas y l'asualidadcs dcsgral'iadas ~ J solHT




CONVENCION NACIONAl. (1793). 215
todo la' denlasiada precipitacion en asustarse, no
nos hubiera puesto en la prccision de renunciat'
á ella. 1\Iandaha ,los Austriacos que sc dirigicron
sobre ellUosa el prÍncipc de Coboul'g, que se ha:
Lia distinguido en la últiJna campalla contra los
turcos; Imientl'as que reinaba el lnayor dcsórdcn
en nuestros cuarteles dispersos cntrc l\Iacstrich,
Aquisgran, Licja .v Tongres. En los primcros días
de lnarzo pasó el IH'íncipe de Cohourg el Roer Iy
se adelantó por DUl'cn y Aldenhovcn sobre Aquis-
gran, y atacadas lluestras tropas se retiraron cn
dcsónlen sobre esta úllirna v abandollaron sus


"


puertas al enelnigo. Resistió algun tiempo l\Iiac-
únsky, pero tlespucs de un conlbale bastante
lllortífero en las calles miSlnas de la ciudad, se vió
obligado á ceder y enlprender su retirada hacia
Lieja. En aquel mismo momento SLengcl y Neuilly
separados uno de otro por aquel lnovimiento _se
llabian echado hacia Limburgo, y Miranda que si~
tiaba á l\Iaestrich , y todavía podia quedarse ais-
lado del pl'incipal cuerpo de ejército retirado en
Lieja , abandonó la orilla izquiel'da y se retiró so-
lJl'c Tongres. lnmediatanlcnte entraron los Irnpe-
riales en lUaestl'ich, y el archiduque Carlos ade-
lantando sus lnarchas mas allá del i\fosa , se diri-
gió á Tongl'es y obtuvo allí una ventaja. Entonces
reunidos en Lieja , Valence, Dampierre y lUiac-
zinsl\y fueron de opilÚon de que era preciso no




216 nE\'OLUClO~ FRANCESA.
perder tielUpo para juntarse con Miranda y mar-
charon sobre Saint-Tron á donde este se dirigia
por su lado. Fué tan precipitada la retirada que
se perdió una parte de la artillel'ia ,pero con todo
se consiguió en mellio de granlles peligros l'eu-
nirse en Saint-Tron. Lamarliere y Champmorin,
que estaban situados en Ruremunda,tuvieron tiem-
p o para ir por Dietz al mismo punto. Stengel y
Neuilly, que estaban enteramente separados del
ejército y se vieron inlpelidos hacia Limburgo,
fueron acogidos en Namur por la division del ge-
neral d'HarviUe. Finalmente, reunidas nuestras
tropas en Tirlemont, recobraron algun sosiego y
seguridad, y esperaron la llegada de Dumouriez,
por quien todos estaban clamando.


Apenas supo este la primera derrota cuando
manlló á l\liranda que reuniera toda su gente en
Maestl'ich y continuara tranquilamente el si-
tio con 70 lllil hombres; estando persuadido á que
los Austriacos no se atreverían á dar la batalla, y
que la invasion de la Holanda no tardaría en oJ)li-
gar á los coaligados á retroceder. Este modo de
pensar era exacto y fundado en la idea cierta de
(lue en t.:aso de una ofensiva recíproca la victorÍa
es del que puede aguardar mas, y se justificaba
plenaIl1ellte aquella opinion con la conducta ti-
lnida de ·los Imperiales, que no querian adelan-
tarse sobre nipglln punto, pero el descuido de los




CONVENCION NACIONAL (1793). 217
gtnerale5 (\ue no se concentraron bastante pronto,
su turbacion despues del ataque, la imposibilidad-
en que estaban de reunirse en presenCia del ene-
migo, y sobre tooo la ausencia de un hombre de-
superior autoridad é influjo hacian imposible ¡la
cjecucion de la órden dada por Dumouriez. Le es-
cribieron pues cartas sobre cartas para que volvie-
se de Holanda, y era tan general el terror, que
mas de 10 mil desertores habian abandonado ya
el ejército y se habian derramado por el interior.
Echaron á correr á Paris los comisarios de la con-
vencion, é intimaron á Dumouriez la órden de que
dejase á otro el cuidado de concluir la espedicion
intentada sobre Holanda y volviese al instante á
ponerse al frente del ejército del Mosa. Recibió
esta órden el dia 8 de marzo y se puso en camino
el 9 con el dolor de ver desvanecidos todos sus pro-
yectos. Volvió mas dispuesto que nunca á criti-
carlo todo en el sistema revolucionario que se ha-
bia introducido en Bélgica, y echar la culpa á
los jacobinos del mal éxito de sus planes de cam-
paña; -y en verdad que no faltaba materia para
quejarse, porque los ajenles del poder ejecutivo
cjercian en Bélgica una autoridad despótica y ve-
jatoria, habiendo sublevado en todas partes al po-
pulacho, y empleado muchas veces la violencia en
las asambleas, donde se decidia la reunion á la
Francia. Se habian apoderado de la plata de las


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REVOLUCION FRANCESA.


iglesias, secuestrado las rentas del clero, confisca--
do los bienes de los nobles, y escitado la mas vi-
va indignacion en todas las clases de· la nacion bel-
ga, á punto de que ya habia principiado á ma-
nifestarse una insurreccion cO'ntra los- }'ranceses.
hácia Grammont.


No se necesitaban hechos tan graves pal'a esci-
tal' á Dumouriez á que tratara severamente á los
comisarios del gobierno, y así principió por nlan-
dar arrestar á dos de ellos y conducirles con es-
colta á París. Hahló á los deJDaS con la mayor al-
tivez , haciéndolos que se limitat'an á sus funcio-
nes, prohihiéndoles que se mezclaran en las dis-
posiciones militares de los generales, yen dar ór-
denes á las tropas que se hallaban en la estension
de su comisariato. Destituyó al general l\Ioreton
que habia hecho causa comun con ellos. Cerró los
clubs y n1andó devolver una parte de los muebles
cogidos en las iglesias, añadiendo á estas disposi-
ciones una proclalDa en nomhre de la Francia
desaprobando las vejaciones que se habían cOIne-
tido. En ella designaba á sus autores con el non1-
bre de Vergantes, y despleg'ó una dictadura, que al
paso que le ganaba el afecto de la Bélgica y ha-
cia que fuese mas segura la perlllanencia del ejér-
cito frances en el pais, escitó en elIDas alto grado
la cólera de los jacobinos. En efecto tuvo con Ca-
mus una discusion hastante acalorada en que se




eONVENCION NACIONAL (1793). 2HJ
csplicó con desprecio del gobierno dd dia, y 01-
vidantlo la suerte de Laf1tyette y contando con de-
lnasiada ligereza con la fiIerza militar, se condujO'
f:omo un general que estaha cierto de poder, si
flueria, llacer retroceder á la revoluc.lon, y bas-
tante dispuesto á quereda-si le estrechaban dema-
~iado. Ese mismo espíritu se había propagado á su
t~stado mayor, donde se hablaba con desden de
aquel populacho que gobernaba á París, y de los-
imbéciles convencionales que se dejaban oprimir
por él; se trataba mal ó se alejaha de alli á todos.
los que pasahan por jacobinos, Y' los sol(lados go'-
zosos de volvel~ á ver á su general en medio de ellos,
afectahan en pt'esencia de los co·misarios de la con-
vencion parar su ~aballo, besarle las botas y darle
el nombre de padre suyo.


Estas noticias esciLaron gran tumulto en Paris y
provocaron nuevos gritos contl~a los traidOl'es y
contrarrevolucionarios, dando lugar á que inme-
diatamente reclamase el diputado Chaudieu, como
lo habia hecho frecuenteolente, que se hiciera sa-
lil' de Paris á los confederados. Esta 111islna de-
llunda se repetia á cada Jnala Botida que llegaba
de los ejércitos, y aunque quiso tOll1al' la palabra
sobre ello Barbaroux, su sola presencia escitó un
alboroto desconocido hasta entonces. En vano qui-
so Buzot hacer valel' la firmeza con que los de
Brcst habian contenido los saqueos, y solo obtuyO'




220 REVOLUCION FilAN CESA.
Boyer ""'onfrede,lO COfilO por una especie de tran-
saccion, que los confederados de los departamentos
maritimos irian á completar el ejército que aun
estaba demasiado déhil en las costas del Oceano.
Los demas conservaron la faculta(l de permanecer
en Paris.


Al dia siguiente 8 de marzo mandó la con ven-
cion á todos los oficiales que fuesen ú reunirse á
sus cuerpos, y propuso Danton que se les diese á
los Parisienses otra nueva ocasion de salvar ~la
Francia, diciendo: « Pedidles 30 mil hombres,
« enviádselos á Dumouriez, y no solo tenemos se-
« gura la Bélgica, sino conquistada la Holanda. »
En efecto no era dificil sacar 30 mil hom)wes de
París, que serian un huen socorro para el ejél'-
cito del norte y darian nueva importancia á la
capital. Propuso tambien Danton que se envia-
sen comisarios de la con vencion á los departamen-
tos y á las secciones para acelerar el alistanliento
por todos los medios posibles, cuyas proposicio-
nes fueron todas adoptadas. En aquella misma
tarde tuvieron órden las secciones de reunirse, y
se enviaron á ellas los comisarios nombrados,
cerrándose los teatL'os para ilnpedil' toda distrac-
cion, y se enarboló la bandera negra en la casa
de la ciudad en señal de pesar.


Verificóse en efecto la rcunion aquella tarde y
fueron muy bien recibidos los comisarios en las




CONV'ENCION NACIONAL (1193). 22 t
secciones, porque estaban acalorados los áninlos y
bien acogida la proposicion de marchar al instan-
te á los ejércitos. Pero sucedió lo que ya habia
sucedido en los clias dos y tres de setielnbre, que
fue solicitar antes de partir que fuesen castigados
los tl'aidores, teniendo ya en aquella época una
cantilenacomun , cual era la de que no querian
dejar á sus espaldas unos conspiradores dispuestos
á degollar las familias de los ausentes. Se tuvo
pues por indispensable, para evitar nuevas eje-
cuciones populares, organizar otras legales y ter-
ribles que alcanzasen, sin lentitud ni apelacion,
á los contrarrevolucionarios y conspiradores ocul-
tos, que amenazaban por dentro á la revol~cion,
que ya estaba tan amenazada por fuera. Era preciso
suspender la cuchilla sobre la cabeza de los ge-
nerales, de los ministros y de los diputados infie-
les que comprometian la salud pública, y no era
justo ademas que los ricos egoístas que no gusta-
ban del régimen de la igualdad, y á quienes im-
portaba poco pertenecer á la convencion ó á
Brunswick y que por tanto no se presentaban á
llenar los cuadros del ejército, no era justo, di-
go, que permaneciesen estraños á la causa públi-
ca sin hacer nada por ella. En consecuencia todos
los que tenian mas de 6 mil reales de renta debian
pagar un impuesto proporcionado á sus medios,
y suficiente para indelnnizar á los que tomaban




I\EVOLUCIO~ FRAN'CES~.


sobre si todos los gastos tle la c,unpaiía. Este do-
ble deseo de un tt'ibunal nuevo que habia de Cl'eal'-
se contra el partido eneJuigo y de una contrihu-
cion sohre los ricos en favOl' de los pobres que iban
á batirse, fué casi general en las secciones. l\luchas
de ellas vinieron á csprc~arle en el ayuntamiento
como igualmente lo hicieron por su parte los ja-
cobinos, de suel'te que al dia siguiente se encon-
tró la cOllvencion con una opinion tan universal
COlno irresistible.


En efecto el dia despues, 9 de nlarzo, se halla-
ban presentes en la sesion todos los diputados de
la Montaña, y las tribunas estaban atestadas de
jacohinos,llabiendo echado de allí á todas las nlU-
geres , porque, segun decían, tra preciso hacer una
espedic·ion. Muchos de ellos iban armados de pisto-
las, de lo que quiso quejarse el diputado Gamon JI
pero no filé escuchado, :como que resueltas la
Montaña y las tribunas á intimidar á la mayoría,
estahan decididas á no sufrir ninguna resistencia.
Se presentó el corregidor con el consejo del ayun-
tarniento y confirmó el informe de los conlisario~
de la convencion acel'ca del celo de las secciones,
pero repitiendo el mismo deseo de un tribunal
estraol'dinario y de :un impuesto sobl'e los ricos.
Al ayuntamiento sucedieron una lnultitud de sec-
ciones ,que pedian las mismas cosas, y algunas
añadían la demanda de una ley conll'a los acapa-




CONVENCION NACIONAL. (1193). 223
radores , el máximum, en los precios de "los géne-
ros, y que se anulase el decreto que calificaba ele
nlercancia la moneda metálica y pel'mitia que cit,-
culase á diferente precio que el papel. Despues de
todas estas peticiones se insistió en que se pusiesen
á votacion las medi(las propuestas, principiando
por lacreacion de un tribunal estraordinario.
Opusiéronse á él algunos diputados y entre ellos
l.anjuinais pidió que á lo menos, ya que absolu-
tamente se queria consagrar la iniquidad de un
tribunal sin apelacion, se limitase aquella calami-
dad á solo el departamento de París. Guadet y
Valazé hicieron varios esfuerzos para apoyar á Lan-
juinais, pero fueron brutalmente interrumpidos
por la Montaña, queriendo algunos diputados que
aquel tribunal tomase el nomlwe de revolucionario.
Pero la convencion, sin permitir mas larga discu-
sion, decl'etó la creacion de un tribunal cn'minal
estraordinario para juzgar sin apelacion y sin re-
curso al tribunal de casacion, los conspiradores y
contrarrevolucionarios, encargando á lacOlnision
de legislacion que presentase al dia siguiente un
proyecto para organizade.


Inmediatamente despues de este decreto se es-
pidió otL'o imponiendo á los ricos una contribu-
cion estraordinaria de guerra; otro que organiza-
ba 4-1 comisiones d.e á dos diputados cada una, en-
cargados de ir á los departamentos para a<;elerar




lWVOLUCION l{UANCESA.


el alislalnienlo por todos los lnedios posibles, de-
sarnlar á los que no quisiesen ~lnarchar, arrestar
á los sospechosos, apoderarse de todos los caha-
llos de lujo, y por último para ejercer en ellos la
mas absoluta dictadura. A estas providencias se
añadieron tambien otras que fueron el que las
becas (bourses) gratuitas de los colegios no perte-
necieran en adelante mas que á los hijos de los
que hubiesen servido en los ejércitos : que todos
los solteros que estaban trabajando en las oficinas
fuesen reemplazados por padres de familia, que
quedaba abolido el derecho de ·arrestar 'á nadie
por deudas , com'O :tu habia sido pocos di as ante s
el derecho de testar. Todas estas medidas fueron
tomadas á propuesta de Danton , que conocia per-
fectamente el arte de interesar al pueblo en la
causa de la revoluciono


Satisfechos los jacobinos con aquella jornada se
fueron corriendo á su club á ap1audirse á si mis-
mos del celo que habian mostrado, del. modo con
que habian preparado las trihunas, y de la im-
ponente reunion que ofrecian los apretados ban-
cos de la Montaña. Procuraron recomendarse unos
á otros la contil1uacion de aquella conducta y es-
tar todos presentes en la sesion del dia siguiente
en que debia organizarse el trihunal estraordina-
rio, diciendo que asi se lo hahia encargado Ro-
hespierre. Sin embargo no estahan todavia satis-




CONVENCIOli NACIONAL (1793). 225
fechos ele lo que habían conseguido, y uno úe
ellos pr9puso redactar una peticion :en que se so-
licitase la renovacion d~ las comisiones y del mi-
nisterio, el arresto de todos los empleados en el


instante miSITIO en que se les destituyese, el de
todos los administradores de correos y el de los
periodistas contrarevolucionarios. Quiso inme-
.diatamente hacerse la peticion, 'pero observó el
presidente que la sociedad no podia ejercer nin-
gun acto colectivo, y asi se convino en trasladarse
á otro sitio para reunirse en calidad de simples
peticionarios. Entonces se derramaron pOl~ Paris,
donde habia bastante tumulto unos cien indivi-
duos, que eran los prOlllovedores ordinarios de
todos los desórdenes y conducidos por Lazouski
se fueron á casa del diarista Gorsas, armados de
sables y pistolas y le )'ompieron sus prensas. Gor-
sas se había huido y no pudo salvar la vida sino
defendiéndose con lnucho valor y presencia de
ánimo. Lo mislllo hicieron en casa del editor de
la Crónica cuya imprenta saquearon igualmente.


Todavia amenazaba ser mas tempestuoso el dia
siguiente 10 que era domingo, y se hahia prepa-
rado en la seccion de la Alóndiga una comida pa-
l'a festejar á los alistados que iban á salil'para el
ejército, siendo de temer que la ociosidad del
pueblo y la agitacion de un festin. le condujesen
á los ma5 sii1iestros pl'oyectos. Llenóse COlUO el dia


lT. 15




226 REVOLUCION FltANCESA.
anterior la sala de la convencioll, y tanto en las
tribunas conlO en la Montaña estaban igualmente
apretados y tan anlenazadoras las filas. Se ahrió la
discusion con algunos negocios de poca importan-
cia y se trató de una carta de DUlll0uriez, apoyando
Robespierre las proposiciones del genel'al y pidien-
410 que se l)usiese en acusacion á Lanoue 12 y á Sten-
gel, que amhos lnandahan la vanguardia cuando se
verificó la última derrota. InmediatanlCnl e se de-
(Tetó la acusacion y luego se trató de que marcha-
sen los diputados cmnisionados para el alistamien-
to. Mas COlll0 era necesario su voto para asegurar la
creacion del tribunal estraordinario, se t\ecidió ({ue
se organizaria en el dia mismo y al siguiente mar-
charian los conlisarios. Al instante pidió Calubace-
res 13 la Ol'ganizacion del tribunal estraordinario y
la del ministerio; pero lanzándose Buzot á la trihu-
na, fué interrumpido con violentos ,murmullos y
dijo: « Esos murnlullos me dicen lo que yo ya sa-
(' bia, esto es, que se necesita valor para oponerse al
C( despotislll0 que se nos prepara. Henováronse los
f( murmullos, y continuó. - Yo os abandono nli
«vida, pero quiero salyar Dli Inemoria de la des-
«honra oponiéndome al despotismo de la con-
« yencion nacional. Se pretende que refundais en
te vuestras Inanos todos los poderes. » - Lo que
S~ necesita es ohrar y no charlar, dijo una voz.-
e: Teneis razon', replicó Buzot ; lalnLien los publi-




'{:'O"SYENCíOS Nt\etO'SAI. (17-93).!!1
'f''l~islas de la IJlollat'quia decian que era necesat"¡o
« obrar, y ({He 1101' consecuencia el -gobiet'no des-
«" pótic6 (te uno sülo eracl nl~ior ......... ))-ArlnÓse
lluevo bullicio y en~p-cz¡» ft' reinar la confllsion en
la asamblea, hasta que al Hit se convino en difel'Ír
la organizaciOlI del ministerio y no ocupal'sc ac-
tualmente mas que del tribunal cstr':tordinario.,
y asi se pidió el infol'lne de la eOluisioll. Mas na
estando rCllacta.e1o t6davia, se pidió á lo me~
u,os el pl'oyecto ca qu~ SP. hubiese convenido y
le leyó Roberto Lindet:n deplorando su severidad,
y he aqui lo que propuso con el ton@ del mas vi-
vo dolor: estará cOlnpnesto el tribunal de 9 jue-
ces noolhrados por Ja eonvenc¡'@I1, independien-
tes de toda fórmula, adquiriendo la convicciol'l
pOl' cualquier mec.lio , div;diclos -en dos secciones
sienlpre pcrolanentes, persiguiendo á instancias de
la convendon ft d'¡rectamente á los qtle por Stt
conducta., ó la JlIlallilcstacion d~ sus opiniones,
hubiesen intentado estL'aviar al pueblo, á los que
pOl' los eUlpleos que ocupal'on en el antiguo régi-
111en, rccuerd~n las prcrogativas usurpadas por
los déspotas.


Al oir la Jecttll'u de aquel espantoso proyecto,
enlpezat'OI1 {l resonar aplausos en ellatlo izquier-
do ,mientras que en el del'ccho se manifestó la
n1a~ O~ a\;\tac\on. ~ Priu'lcro ulOl';r, grltó \T erg-
niaud, que consentil' 'en func.lat' esa inquisiciuu




veneciana.~Pues el pueblo necesita esa 111edida
tIe salvacion , replicó Amar 15 Ó una insurrecciono
- Il Mi aficion ,al poder revolucionario, dijo Cam-
« hon, es demasiado conocida para que yo necesite
( probal'le , pero si el pueblo se ha engañado en
c( las elecciones\ tanlhien nosotros podríamos equi-
«vocarnos en la de los 9 jueces, y entonces serian
({ insoportahles los tiranos que nos habriamos' im-
.. puesto á nosotros lDisIDOS.» - Ese tribunal gri-
tó Duhem 16 es todavía delnasiado suave para los
inicuos y contrarevolucionarios.-- Se prolonga el
tunlulto y se consume el tiempo en amenazas, ul-
trages y gritos de toda especie. Asi le queremos,
gritan unos; de ningun modo, vocean otros. Bar-
rere propone que haya jurados y sostiene que son
de toda necesidad. Turreau 17 pide que solo se eli~
jan en Paris mientras que Boyer-Fonfrede exije
que sea en toda la república, porque aquel ttri-
hunal tendrá 'que juzgar crímenes cometidos en
los departamentos, en los ejércitos y en todas
partes. Asi se pasó el dia y ya se iba acercando la
noche, cuando el presidente Gensonné resumió las
diferentes proposiciones y se preparó á ponerlas
á votacion , ,'iendo que la asamblea estaha cansa-
da y dispuesta á ceder á tanta violencia, en ter-
lninos que los nliernhros de la Llanura empezaban
á desertar el caUlpo; Inas la Montaña para acabar
(le int.imidarlos , pidió que la votacion se hiciese




f:ONVBNCIOrf ~AClONAL. (1793). 229'
~


en voz alta.-Si, gritó indignado Feraud 18 , si, vo-
temos en alta voz, para que no ig"nore el nlundo
quienes son los hombres que quieren asesinar la
inocencia á la sombra de la ley.-Este apóstrofe
tan vehemente reaninló alIado derecho y al cen-
tro, y contra todas las apariencias declaró la ma-
yoria: 1.0 que habria jurados; 2.° que se elegirían
á número ig"ual en todos los departamentos; 3. (}
que serian nombrados por la convencion.


Despues de resueltas aquellas tees proposiciones
dió Gensonné una hora de descanso á la asamblea,
que estaba cansadísima y los diputados se levan-
taron para retirarse cuando elevando la voz Dau-
ton, dijo: «Yo intimo á los buenos ciudadanos
q que permanezcan en su puesto» y al oir aquella
terrible voz todos volvieron á sentarse y él continuó:
({ cuando l\liranda puede ser batido en este mo-
« mento y Dumouriez cortado por la espalda y obli-
«gado á rendirse ¿ os par¿ce el instante oportuno
({ para abandonar vuestro puesto? * Es necesario
« terminar de una vez las leyes estraordinarias que
«han de poner espanto á vuestros enemigos inte-
c. riores; y es indispensable que sean arbitrarias
«porque es imposible hacedas juiciosas') y porque
c: pOl~ tert'ibles que sean, siempre son preferibles á


,. Se ignoraba entonces que DUmOlll"il'z hubiese ~hanilo­
flólUO la Holanda para yolvel" al Mosa.




230'
« las ejecudones populares, quc asi hoy como en
« setiembre sel'ian una causecuent:ia,inevitablede la~
« lentitudes de la iusticia. Despues de' este trihu-
« nal se necesita organizar un poder ejecutiv&enér-
«gico, que esté en~ eontacto inmediato con voso-
f(' tros' y pueda pOl1f~r en movÍmiento- todos los re-
« cursos de hombres y dinero. Hoy pu~s debe que-
(,dar formado el tribunal estraordinario, mañana-
( el poder ejecut~vo, y pasado mañana la salida'
«de los comisarios' para lOs, depHrtamentos. Que
{( nle calumnien" si· quieren, perO" fIue l'}crezca mi-
{( memoria- con tal que' se sa~ve la- república. »
, A pesar de esta violenta- ohservacion se conce-


dió la, hora de de5Carrso y los diputados salieron'
á tomal' un- reposo indis-pensable, sien:-do ya las
s-iete de- la tarde. Con la ociosidatl propia del Do-
lllingo, y l'as cOlnidas que se hahian dado, junta-
lllente con la inlportancia de las cuestiones de la-
asatnhlea se hahia aumentado mucho la agitacion
popular, y sin que hubiese proyecto alguno for-
lllado' de' antemano, como creyeron los girondi-
nos, y polO la" SQla disposicion de los ..tninl0s vina
á ocasionarse una escena deploTable. Ilahiansc reu-
ni~\o en los iaco'hinos, á t\ollile hal)ia ido corriendo.
BentaboUe á rC'ferjr el resultado de la sesion de la
t~onvcncion, y qucjal'se de que los patriotas no ha-
hian lnanifcstado aquel dia la luisma energ-ía que
fl ant~riol'. 'l'tullhicn esta-ha reunido el tons-e-io' Ge-;.




CONVENCION NACIONAL (1793). 231
neral del ayuntamiento, y las secciones abal1do:-
nadas de lo ciudadanos honrados, estaban ocupa-
das solo por algunos furiosos, que tomaban reso-
luciones incendiarias. En la de las cuatro naciones
habian decidido j 8 tunos que el departamento
del Sena debía ejercer én aquel momento la sobe-
rania, y que el CUCl'PO electoral de Paris debía reu-
nirse inmediatamente para separar de la conven-
cion nacional á los diputados inlieles que cons-
piraban con los enemigos de la revolucioll. 19'ual
resolucion se tomó en el club de los franciscanos,
y sin mas detencion salió una díputacion de la sec ..
cion y del club para dar parte de ello al ayunta-
miento, y detras de ellas iha corriendo, segun cos-
tumhre, una pOl'cion de pillos que nunca falta-
han en todos los ll10vimientos, para celTal' las bar-
reras.


En el mismo instante resonaban por las callea
los gritos del populacho furioso y los alistados que
hahian cOJnido en la Alóndiga llenos de vino y a1'-
nlados de pistolas, caminaban hácia la sala de los
jacohinos entonando canciones horribles. Alli lle-
garon en el lnonlento mismo en que Bentaholle
acababa su informe sobre la sesÍon del dia. Luego
que llegaron á la puerta, solicitaron desfilar pOl'
medio de la sala y uno <le ellos tomando la pala-
hra, dijo: ({ Ciudadanos, cuando la patria está en
«clllnyor pcligt'o se levantan los vencedores del




232 RE\"OLUCION F 1lÁ.",fESA.
c: 10 de agosto para esterminal' á los enemigos es:-
C( teriores é interiores.-Sí, les respondió el presi-
( dente Collot d'Herbois, á pesar de los intrigan-
« tes salvarémos con vosotros la libertad .. }) Enton-
ces tomó- la palabra Des-fieux y dijo que :l\firanda
era criatura de Petion y un verdadero traidor; que
Brissot habia hecho declarar la guerra á la Ingla-
terra solo para perder á la Francia, y que no ha-
bia nlas que un medio de salvarla, que era des-
hacerse de todos los traidores, poner a:n'estados-
en sus casas á todos los apelantes y nombrar otros
diputados en su lugar. -Un hombre que estaha
vestido con uniforme y salió de entre la multitud
que acababa de desfilar, sostuvo que no bastaba
el arresto sino que se necesitaban venganzas. -
¿ Qué significa, dijo, la inviolabiiidad? Yo me ....
en ella; y al oir aquellas palabras llego Dubois
de Crance y quiso oponerse á tales proposiciones,
pero su resistencia causó un tumulto espantosa.
Se propuso dividirse en dos columnas, de las cua-
les una iria á los franciscanos y otra á la conven-
cion para desfilar por la sala y hacerla entender
todo lo que se exigia de ella. Hubo alguna,., du-
das antes de decidirse á marchar, pero las tribu-
nas invadieron el salon, apagaron las luces y do-
minando los agitadol'es, se dividieron en dos cuer-
pos y echaron á andar para la convencÍon y los,
fi'anciscanos.




CONVENCION NACIONAL (1793). 233
En aquel momento la esposa de' Louvet que vi-


vía con él en la calle de San Honorato cerca df, los
jacobinos habh oido las voces que s-alian de la sa-
la y se fué á escuchar y presenciar Jo. que pasaba;
y habiendo presenciado la escena se fué corrien-
do á advertir á su marido y á otros muchos dipu-
tados del lado derecho, que no estaban en la con-
vencion, de que se trataba de asesinarlos. Louvet
que estaba armado, como lo estaban ya todos or-
dinariamente , aprovechándose de la obscuridad
de la noche, se fué de puel'ta en puerta á preve-


o nir á sus amigos, citándolos para un sitio retira-
do donde podrian sustraerse de sus asesinos. Los.
encontró en casa de Petlon deliberando muy tran-
quilamente sobre los decretos que se dehian es-
pedir, y aunque se esforzó por comunicarles sus
inquietudes, no consiguió turbar la impasibilidad
de Petion, que levantando los ojos al cielo y vien-
do que llovía dijo con mucha frialdad: esta noche
no habrá nada. Sin embargo se diel'on cita y uno
de \ellos llamado Kervelegan 19 se fué apresurada-
mente al cuartel del batallo n de Brest para que
se pusiese sobre las armas. Durante aquel tiempo
los ministros que estaban reunidos en casa de Le-
brun, no teniendo fuerza alguna á su disposicion
no;o~sabian=qué ~ partido tOlnar para defender á la
convencion y á .sí misl110s, porque ellos tambien
estaban amenazados.; y la asamblea llena de es-




REVOLUCION FRANCESA ..


panto, recelaba un desenlace terrible y á cada gri-
tO' ó ruidO' que oía se la figuraba que iban á en-
trar los asesinO's. SO'lo 40 miemhrO's habian que-
dadO' de todO'- el lado derechO' y creian amenazada
su vida, por lO' que tenian preparadas sus armas
hahiendO' cO'ncertadO', entre sí precipitarse sobre la
:lUO'ntaña al primer mO'vimientO' y degO'llar' á cuan-
tO's di putadO's pudiesen.. En la' núsma aditud es-
taban las tribunas y los MO'ntañeses, de mO'dO' que
pO'r ambos Jados se esperaba una escena sangrien-
ta y terribler


PCt'O no lla}Jia. todavra entO'nces bastante auda-
cia en el populachO' para repetir cO'ntra la cO'nven-
cíon O'trO' 10 de !agO'stO'., y esta no era mas que una
escena prelinlinar, ó comO' si dijéralnos O'trO' 20 de
juni(}. El ayuntamientO' nO' se atrevió á fclvO'recer
un mO'vimientO' para el cual n(} estahan prepara-
dO's IO's ánilllO's y hasta se indignó de él cO'n algu-
na sinceridad, no queriendO' siquiera el corregidO'r
escuchar á las dos diputaciones de lO's francisca-
nO's y de las cuatrO' naciO'nes cuandO' se le presen-
tarO'n.~~ Aunque complaciente cO'n lO's jacohinos,
y pO'r cO'nsecuencia pO'cO' amigO' de lO's girondinos,
cuya caida deseaba prO'bablenlente /nO';dejaba de
conocer el peligrO' de aquel,:movimientO' , tantO'
mas, cuantO' se encontraha cO'mO' PetiO'n en IO's días
20 de juniO' y 10 de agO'stO' , acO'bardado ~pO'r la ilc-
g'd\ida\.\ y deseant\o flue _}c forzilraJl para ceder.




CO~VEN'C[(!)N NACIO~AL (f793} 235
POl' eso no quisO' reci).>ir á las diputacIones, en l(f
fIue le apDyaron Hebert y Chaumette prDcuradD-
res del cOJnun, 'quienes enviarDn ól'denes para
que se' dejasen abiertas las barreras: y se dirigiá
una prDclama á las secciDnes y Dtra á lDs jacDbi-
nos para que se mantuviese el ól'den. PerDró San-
terre cm mucha energía en el ayuntamientO' CDn-
tra lDs que intentaban una nueva insurrecciDn , y
les dijo que una vez derrDcadD. el tiranO' , un se-
S'ul1(1o alboroto no pDdia menos de dirigirse con-
tra'el pueblO', que era el únicO' fIue actualmente
reinaha, y fIlIe si habia malDs diputados era nece-
sariO' aguantarlO's , CDmD se hahia aguantadO' á NIau-
l'y y á Cazalés, porque Paris no era toda la Fran-
tia y se (\ebian aceptar los diputad-os de lDs de-
partamentDs. Que en cuanto al ministro de la guer_
ra , si hahia hecho algunas destituciones tenia de-
recho para hacerlas snpu~sto que era responsa-
lJle de sus subalternos ...... llue lJa1)ia en Paris
ciertos hDmhres ineptDs ó ilusos, que se figuraban
poder gobernar y no hacian mas que desol'gani-
zarlD todO', y que últimamente iba á pDner la fuer-
za sDbre las armas y sujetar al órden á los malé-
volos .....


EntretantO' Beul'nonville, cuya casa estaha cer-
cada, saltó las tapias de su jardin y reuniendo la
lnas gente que pudo, se puso al frente del bata-
110n de los tle Dl'est y «;011 ellos impuso respeto




236 I\EVOLUCION FI\ANCESA.
á los agitadores, volviéndose á sus casas los jaco-
hinos , los franciscanos y la seccion de las cuatr<t
naciones. Asi rué como la resistencia del ayunta-
miento, la conducta de Santerre, el valor de Beur-
nonville y acaso tamhien la lluvia que caia con
abundancia impidieron los progresos de la insur-
recion. Verdad es que todavia no habia llegado
á su punto la pasion contt'a los pechos mas nohles
y generosos que habia en la naciente república.
Todavia les faltaba á Pction , á Condorcet y á Verg-
niaud mostrar por algun tiempo en la convencion
todo su valor, talento y poderosa elocuencia. Que-
dóse todo tranquilo por entonces y habiéndose ci-
tado á la barra al corregidor, tranquilizó á la con-
vencion, y aquella mislna noche se concluyó pa-
cíficamente el decreto que organizaba el tribunal
revolucionario. Estaba compuesto el tal tribunal
de un jurado, cinco jueces, un fiscal ó acusador
público y dos adjuntos, nombrados todos por la
convencion. Debian elegirse los jurados antes
del mes de mayo, y provisionalmente podian es-
cogerse del departamento de Paris y de los cuatro
mas inmediatos, pero todos debian opinal' en al-
ta voz.


La consecuencia primera de este alboroto del
10 de marzo fue exasperaL' la indignacion del la-
do derecho y poner en apuro á los del izquierdo
á quien comprometian aquellas demosti'aciones




CONYENCION NACIONAL (1793). 237
prelnaturas. Todos á una voz desaprobaban aquel
m ovimiento como ilegal y atentatorio á la repre-
sentacion nacional, 'en términos que aun aquellos
mismos -á quienes no disgustaba la idea de una
nueva insurreccion, condenaban esta por estar
mal cmupaginada y recomendaban que se descon ..
fiase de aquellos desorganizadores pagados por.
la emigracion y por la Inglaterra para promover
desól'denes. Uno y otro lado de la asamblea pa-
rece que conspiraban para generalizar esta opi-
nion, porque alnbos suponian un influjo secreto
y se acusaban recíprocamente de que eran cóm-
plices en él. Confirlnóse mucho mas esta general


. . ...,. ,


creencIa con una escena muy estrana que ocurrlO
y fue que al presentar sus voluntarios la seccion
de la Pescaderia, solicitó un decreto de acusacion
contra Dumouriez, que era precisamente el gene-
ral en quien descansaban en aquel momento todas
las esperanzas del ejército fl'ances. Cuando el pre-
sidente leyó aquella peticion de la seccion, se le-
vantó un grito general de indignacion, diciendo:
ese es algull aristócrata pagado por los ingleses.
En el mismo instante reparan en la bandera que
llevaba la seccion y observan que la corbata era
blanca y que sobre ella habia unas flores de lis.
Inmediatalnente se enfurecen con aquella bande-
ra, hacen pedazos la corbata y las flores y se pone
en su lugar otra tricolor que arrojó una muger




238 BEVOUJ'CION 'FRANCESA.
def,de las h'iln\uas. Entonces toma \apa\ab1'3 15-
nard y solicita un decreto de acusaciGn contl'a el
Iwesidentedc la se.ccion., apayándole nlas de cien
voces á un. tienlpo, en cuyo número fijó IlluchG
Ulas la atencion la de l\1.a1'at diciendo: ce Esta pe-
C!: ticion es una conspil'acion y es ,preciso que se lea
.( toda entera y se vel'ácon1o en ella se pitl-e la ca-
({ heza de Vergniaud, Guadet, Gensonné ...... y 011'05:
(l ¡ ya eonaceis, añadió., que triunfo sel'ia l)ara nues-
« Iros encHlig'()S una cal'uiceria semejante 1 ¡Seria el
.( desconsuelo de laconvencion L ..... » Aqui inter-
rumpiel'oná 1\larat unos aplausosunivel'sales y el
continuó denunciando por si nlismo á uno de los
principales agitaLlores llamado Fournier y pidien-
Llo- su arl'esto. l\Iandóse ejecutar inmediatamente y
tIue pasase todo aquel asunto á la comision de se-
guridad general, ordenando ademas que se remi-
tiese copia á DUD10uriez de cuanto hahia pasado,
en prueba de que la convencion no pensaba (le él
tan 111al como sus calumniadores.


Inmediatamente echó á correr el jóven Varlet 20,
que era amigo y compai1ero de Fournier, á pedit,
justicia á los jacobinos contra el arl'esto de este
último y proponer que se fuese á sacarle de la cár-
cel, porque dijo: « No es Fournier el único que
( está amenazado, sino tan1bien Lasouski, Desfieux
« y yo mismo. Ese tribunal revolucionario que aca-
« ban de fundar se va it volver contra los pah,jotas




CONVENCION NACIONAL. (1793). 239
.(Cromo el del 10 de agosto, y no serán jacobinos
«( los hermanos que me escuchan sino me siguen. ~
Luego quiso acusar á Dumouriez y al oirlo se al-
borotó la asamblea, se cubrió el presidente y dijo
que se trataba de perder á los jacobinos. El mis-
mo Bil1aud Varennes subió á la tribuna y se que
jó de aquellas proposiciones incendiarias, justifi-
cando á Dumoul'iez, á pesar de (Iue no le quel'ia,
segun dijo, pero que estaba haciendo su deber y
habia probado que se queria batir con vigor. Que-
jóse de un proyecto que se dirigía á desorganizar
la convencion nacional á fuerza de atentados, y de ..
c laró que eran nlU y sospechosos Varlet, F ournier y
Desfieux, apoyando el plan de un escrutinio epu-
ratorio, por el cual se deshiciese la sociedad de to-
dos los enemigos secretos que se empeñaban en
comprOlneter1a. Escucharon el discurso de Billaud
Varennes, y con 11uLer llegado noticias de la reu-
nion del ejército ejecutada por Dunlouriez y el re-
conocinlÍento de la república hecho por la Puerta
se acabó de restituir la tranquilidad. De este mo-
do Marat, Billalul Varennes y Rol)espierre que tam-
bien habló en el mismo sentido, se declararon con-
tra los ajitadores y parecian estar de acuerdo en
que eran pagados por los enemigos. Esto mismo
prueba incontestablemente que no existia ningun
plan secreto, COlllO creían los g;irondinos, porque
de haber existido, era imposible que no tuviesen




240 REYOLUCION Fl\ANCES·A..
en él alguna parte aquellos tI-eS., y llubieran te-
nido que callar á lo menos, como calló el lado
izquierdo de la asamblea legislativa despues del
20 de junio, y por de contado no hubieran pedido
el arresto de uno de sus cómplices. Pero este mo-
"imiento no era efecto de alguna efervescencia po-
pular y asi podia negarse por demasiado precoz ó
por estar mal combinado; fuera de que Marat,
Villaud y Rohespierre, por mas que deseasen la
caida de los girondinos, telnian sÍnceramente las
intrigas d'e los estranjeros., recelaban una desor-
ganizacion en presencia del enemigo victorioso,
no :estaban muy seguros de la opinion de los de-
partamentos, les inquietaban las acusaciones á que
podian dar lugar aquellos movimientos, y proba-
hlemente no pensahan todavia mas que en apo-
derarse de todos los ministerios, de todas las co-
lnisiones y en echar á los girondinos del gohierno,
sin excluirlos violentamente de la legislatura. El
único de quien podia sospecharse era de Danton,
aunque era el menos encarnizado enemigo de los
girondinos., porque tenia todo el influjo en los
franciscanos, que eran los autores del alLoroto;
mas este no ahorrecia las personas del lado de-
recho, sino su sistema de moderacion, que en su
modo de pensar entorpecia la marcha del gobier-
no; deseaba á cualquier precio un tribunal es-
traordinario y la comisÍon suprema, investida de




CONVENClON NM':lONAL (1793). 24.1
una dictadura irresistible, porque queria sobre lo-
do el triunfo de la revolucion, y era muy posible
que él hubiera conducido secretamente á los agi-
tadores del 10 de marzo para intimidar á los gi-
rondillos y vencer su resistencia. Por lo menos es
cierto que no se dió ninguna prisa á desaprobar
á los autores de él, sino por el contrario se le vió
renovar sus instancias para q~le se organizase el
gobierno de un modo pronto y terrible.


:Sea lo que quiera, convinieron todos en que los
aristócratas eran los autores secretos de aquellos
movilnientos, y si todo el Inundo no lo creyó, á
lo menos fingió que lo creia. Asi lo supuso tanl-
bien Vergniaud en un elocuente discurso en qu~
denunció la conspiracion, y aunque se lo desapro-
bó Louvet . porque hubiera querido que se ataca-
se lnas directalnente á los jacohinos, obtuvo que
la prilllcra atencion del tribunal estraordinario
fuese la de perseguir á los autores del 10 de n1ar-
zo. EL ministro de la justicia, á quien se encargó
que se diese un informe sobre aquellos sucesos,
declaró que no habia encontrado el menOt' vesti-
gio de aquel plan secreto y revolucionario á que
se atribuian, y solo se echaban de ver acalora-
mientos de los clubs y proposiciones hechas en un
luomento de entusiaslllo. Lo único esacto que ha-
bia podido descubrir era una rcunion celehrada
en el café COl'azza por alg'unos socios de los fran-


IV.




242 BEVOLUCION FRANCESA.
ciscanos, que eran Lazousky, Fournier, Guzman 21,
Desfieux y Varlet, alborotadores ordinarios de las
secciones. Solian estos reunirse despues de las se-
siones para tratar de asuntos políticos, y nadie
dió la menor importancia á semejante revelacion,
~omo que se tuvo por cosa ridícula la reunion de
aquellos sujetos cuando se suponia que habia otras
tramas mucho mas profundas.




NOTAS DEI~ TRA.DueTOI!
flERTEN·ECIENTES AL :CA PIrULO TERCER()9


---


PA(aNA Ita.
1 La biogt'atia dt~ Pitt temIda quesel' del1U\slad(} ]u-
~a si hubiel'amos de seguil'le en todastas m~gociaciones
políticas que diJig'ir. durante su hlJ'g'O lllinisterio ; porque
no podriamos dispensarnos dc h:H'{~I' un cnafll'O históri-
co del estado de 1aEnl'opa , la América 1la India , qQ~
tanto yal'Íaron de aspecto ya .por efecto del sistema que'
bizo pre,'alecer en la política de su pais ,1'a por el desar~
,'ollo que tomó en su tiempo ('1 es,píritu 'de independencia
Ú de refol'llla en las ideas. Mas el quc tal Íntcnte no debe
c'Ontentarse con escribir una ni muchas notas sino que
necesita publicar un grucso volúmen pOI' 10 menos. Así
nosotros vamos á limitamos ú indicar los l)rincipales su-
cesos de su vida, por decirlo así, individual, que es lo
único que entra en lluestl'O propósito.


La mayor' parte de los rscl'itorcs que han hablado de Gni-
Hermo Pitt, hijo segundo dd lord Chatam,le hacen natm'al
de Angers, dUl'an'tc un viage que sus padl'es hiciel'on:í
Francía por los años 1788 Ú 59; pero noticias mas posi-
tivas y en el dia indudables, nos obligan á rectificar este
error nacitlo de la ident.idad de apellido de ot.l'a famili:-t
inglesa que en efccto se hall:lha establecida en aquella
ciudad por aqud tirmpo. La yenladera patl'ia de este cé-
lebre ministro fue HaH's en el rondano de Kcnt, v nació
el 28 de l:nayo 1 7;i9 .. Dpsde la ('fiad de seis años "le die-
I'on por a~'o al doctor ,,'ilson, dcspues canónigo d~
'Vindsor , pero su padre dirigia por si mismo su primera
t'ducarion, sin permitir que saliese de la casa patf\l'na
h:lsta qll(' cumplif'se catol'f'(' :litos. Entoll(,(,s le elHió á la




NOTAS


un h"cl'sidad de Ca III bridge; pero 1.a n bien pl'epal'ado de co-
Ilociníientos )" tan naturalmente dispuesto hacia el estu-
dio, que casi desde su llegada á la universidad y á pesar
de las enfermedades que le acometieron, pasaba por uno
de los estudiantes mas aprovechados entrc los de su edad.
Entendia )"a con pel'feccion los clá¡;;icos griegos y latinos,
habia hecho progresos en el álgebra y la geometría y te-
nia algunos conocimientos generales de la historh .. Esta-
ha particularmente recomendado por su padl'c al doctor
Tomline, que despues fue obispo de Winchester, y es te
fue quien dirigió sus estudios. A la muerte de su padre,
acaecida en 1778, pasó algun tiempo al lado de su ma-
dre lady Ester Grenville, y luego se volvió á la universi-
dad donde permaneció hasta 1780 estudiando la juri¡;;pru-
dencia. Se recibió de abogado y deffmdió algunas causas
con tal destreza y felicidad, que bastal'on á dae á conocer'
ql~e h~biera podido distinguirse mucho en aquella carre-
ra. Antes de ser miembro del padamento ni practicar di-
ligencia alguna para serlo, asistía constantemente á las
sesiones siempre que habia alguna discusion importante,
y no solo tomaba apuntaciones de los discursos que mas
le agradaban sino que procuraba compararlos. con los
de los oradores griegos y romanos, cuya lectura diaria
le habia recomendado su padre.


En 1781 fue elegido miembro de la cámara de Jos co-
munes por la aldea de Appleby, antes de cumplir la
edad de 22 aüos y en una de las épucas mas críticas pa-
ra la Inglaterra, cual fue la de la guelTa con sus colonias
americanas, con la Fl'ancia, la España y la Holanda.
Tampoco la eran favol'ables las disposiciones de la Rusia,
la Dinamarca y la Suecia, ligadas por el tratado conoci-
do con el nombre de neutralidad armada, y al mismo
t.iempo se habia formado en la India una confederacion
que amenazaba las posesiones inglesas. Desue que entró.
Pitt en la cámara se sentó en los bancos de la oposicion
contra el ministerio del lord North , y su primee discUl'so
fue en apoyo de la mocíon que habia hecho Burke pi-
{Hendo ciertas reformas en la lista ('ivil ó dotacíon de la




DEL TnADlH~TOn.


corona. Al principio le estuvo escuchando la cúmara con
henévola curiosidad en recuerdo de su padre; mas al
verle desplegar' un conocimiento tan csacto de la cuestion
que tl'3.taba prorrumpió la asamblea en aplausos , prono~­
ticando desde entonces que el lord Chatam tendria en él
un digno sucesor. U nidos sus esfuerzos á los de la opo-
sicion consiguieron del'l'ibal' el ministel'Ío del lord North
en marzo de 1782 y se formó inmediatamente otro bajo
la presidencia ,del marques de Rockingham , en que en-
traron l;'ox y el lord Shellml'ne como secretarios de esta-
do. Este gahinete le ofreció la plaza honrosa y Iucl'ativa
de vice teSOI'f'I'O de Irlanda, que habia ocupado su pa-
dre en otro tiempo, pero no la quiso admitir por parecer-
le que el ministerio era demasiado heterogeneo para po-
del' ser durable.


Continuó pues haciendo la oposicion ¡y pl'Íncipió ~l re-
clamar la refol'ma parlamentaria que luego habia de com-
batil' el mismo con tanto empeño, ilustl'ado por la espe--
riencia y por los esccsos de la revolucion francesa. 11u-
rió el marques de ,Rokinglam en julio dc 1782 y habíen-
do sido nombrado el conde de Shelburne primer lord de
la tesorel'ia, lo fué cl jó"cn Pitt para canciller del echi--
quier á la edad de 23 años. Hubicl'a deseado este último
que Fox continuase haciendo parte del ministerio, y tu-
vo con él una conferencia muy intima sobl'e ello; pero
Jwbiendo exijiuo Fox que el lord ShcILmrne abandonase
el timon de los negocios, se rompió la negociacion y esta
rué la última entrevista que tuvieron juntos aquellos dos
hombres tan célebres y principiaron desde fl-quel momen-
lo sus largas hostilidades. El nuevo ministerio continuó
Jas negociaciones de paz que habia principiado Fox y se
firmaron los pl'eliminares entre la Inglaterra, la Francia
y la España el 21 de enero 1785, pero cuando se pre-
sentaron los artículos al padamcnto , fué tal b oposicion
que hicieron los partidarios de North y de Fox reunidos,
que tuvo el lord Shelhume que dar su dimis.ion , y quedó
Pitt durante seis semanas de único lllinistr'O cn actividad,
sosteniendo él solo Jodas las discusiones de la cám~\I'a de




Jos comunes. POI' m~ls que el rey le illslase ú que se- plt'-
sim'3 al frenle de h\ adminbtl'adotl , llO quiso admitido
V al fin anunció su renunda d"cl candllcl'ato del echi-
quim' , empezandO' ú gohernar' el nuevo ministel'io de la
t~oalicion, compuesto de' Norlh J' Fox, el cllal aprobó ca-
s-¡ todos los artículos que antes habia combatido y se COIl'-
,-il'tiel'on, en una paz definitiva el ;) de setiembre 1783,.


En esta época pasó Pilt á FI':mcia y residió algnn tiem-
po en Reims y P.~lriS donde le recibiel'on con mucha dis-
lincioll, y despues se volvió á Inglatel'l':l con intencion
de dedic3r'se de nuevo á la abogada, CfilllO d único me-
dio de conserval'- su independencia. 1\0 era su' únimo
oponerse al ministerio de la coalicion , mas antes mani-
festó en la pl'imera rCllllioll del padalllCtlto que sus ideas
~1'3n muy conformes con las anunciadas en el programa;
pel'o el célebre bill sobre la administl':.lcion de la Imli a
("éase' la nota }t'ox) oeasiolló la exonel'acron del ministe-
rio , y rué l1ombrauo Pitt lwimel' lord de la tesol'eria con
"'1 cancillel'ato del echiquiel'. Costóle no poco trabajo rOl'-
Illar el ministerio por el estado de acritud en que se ha-
llaban entonces los partidos y rué tan grande la oposiciol1
que encolltl'ó en la cámara oe los comunes, que pasó á
M'l' una lucha de muerte entre ella y el ministerio (} poI'
mejor decir entl'e el poder popular ~' el poder re~!J.


Ya desde entonces principiaba esa manía de umnipo-
ú¡ncta paTlamentaria con que los rC})\ILlieallos que no se
atl'eYen á tomar este título combaten y acabarán por des-
truir las monarquias const'itucionales. Pero Pitt no se dejó
~medrentar por la mayoria hostil y disohiendo el parla-
luenlo, vencw á la cámara de lus comu'nes, para valemos
de la espresion de uno de sus ad"ersarios d lord North,
.... cual dijo fon Clile moti\'o 'lue Pitt habia nacido mi-
u¡~lr().


Aunque la nue\a camal a :se anurreió uesde' luego favo-
J':-lble al ministerio , no pOl' eso dejaba de ser sumamente
r,rhica la situacion del gobierno así por el mal estado del
el édito como pOt' ('1 tlmncnto escandaloso del conr .. aoon--
no y Jos Iwli~f't)S 'l"~ cotTi~JI los negocios de ht Indi:L




DEL TRADUCTOR. 247
Entonces fué cuando Piu desplegó sus vastos conoci-
mientos económicos realizando el problema desconocido
generalmente en aquella época de que el mejor modo de
aumentar las rentas del estado y acabar con el contra-
bando es disminuir los derechos sobre los géneros de
gran conSURlO. El rué tambien quien introdujo la con-
currencia á los empréstitos pOI' medio de proposiciones
cerradas y selladas, cuando antes solo se miraban como
una especie de privilegío de que solo se aprovechaban los
amigos de los ministros. Estas medidas y otras mucha~
que tomó é hizo adoptar por las cámaras ya sobl'e la ad-
ministracion de la compañia de la India, ya sobre el ban-
co de Inglaterra, ya sobre el comercio de América, ya
sobre la navegacion en general, ocuparon toda la aten-
cion de Pitt hasta la época en que estalló la revolucion
francesa.


De muy difet'elltes maneras ha sido juzgado el si~tema
político que adoptó Pitt en este enorme cataclismo social
que amenazaba trastornar todos los demas estados de
Europa. Algunos le han acusado de que fomentó los al-
bOl'otos que 9casionaron la muerte de Luis XVI, pero ya
han podido verse en el texto de esta historia las razones
que deben desvanecer esta calumnia. No dirémos que
viese sin mucho contento los desórdenes que tanto con-
tribuian á debilitar la potencia rival de su patria; pero la
fel'mentacion sorda que reinaba en esta última por la os~­
dia de los clubs y el empeño de reformar la constitucion
y la ley electoral, le determinaron á observar durante los
primeros años una rigorosa neutralidad. 1\la5 cuando
acaeció el funesto crimen del suplicio de Luis XVI ya no
quiso tolerar la presencia del emb3jador frances mal'ques
de ChaU\'elin y presen tó á la cámara el famoso alíen biU,
por el cual podia el gobierno espulsar sin forma de jui-
cio á todo estrangero , cuya conducta le fuese sospecho-
sa. ESta resolucion produjo la declaracion de guerra que
hizo la convencion á la Inglaterra el 1. o de febrero 1795,
y puso en accion aquel odio heredado de su padre que
Pitt no disimuló nunca contra la nacion Francesa. Desde




248
entonces rué su gabinete el alma de todas l~\s coaliciones
que se fueron sucediendo unas á otras hasta la caida del
gobierno imperial. Por mas que de tiempo en tiempo se
hiciesen algunas demostraciones que indicaban el deseo
de la paz, como cuando el lord Malmesbury pasó desde
Paris á Lille, ó cuando Bonaparte escribió al rey de In-
glaterra inmediatamente despues de su elevacion al con-
sulado , jamas pudieron llegar á buen término porque
ninguna de las dos potencias queria hacer concesion al-
guna , ó por que tal vez ambas encontraban su utilidad
en la continuacion de las hoslilidades.


De resultas de ]a acta de nnion de ]a Inglnterra y la
Irlanda en que se habia pactado la emancipacion de los
católicos, que no quiso cumplir el rey, tuvo que hacer
Pitt renuncia del ministerio en el mes de marzo 1801 ;
aunque algunos la atribuyen á su repugnancia á tomar
parte en la paz con Francia , que los deseos y el estado
en que se hallaba la Inglaterra hacian inevitable. Hízose
sin embargo, aunque fué de cortísima duracion , pues
que ninguna de las dos partes contratantes quiso cumplir
las condiciones. As\ fué que desde principios de 1805 )"a
hubo esplicaciones violentas entre Bonaparte y el lord
'Yhitworth , embajador de Inglaterra, de cuyas resultas
yolvió á declararse la guelTa.


Entonces se declaró Pitt contra el ministerio sucesor
suyo ú quien habia sosteniJo antes por haberle formado
él mismo, 'y apenas le huho derribado, volvió á tomar la
direccion de los negocios en mayo de 1804, y lo primero
que hizo fué formar otra nueva coalicion con la Rusia y
el Austria. Vencióla el emperador frances ; pero la In-
glaterra y su ministro quedaron sobradamente compensa-
dos con la destruceion de las marinas Fmncesa y Espa-


- Hola en la funesta ha talla de Traf~llgar.
Esta rué la última satisü\ccion quc disfrutó Pitt en su


afanosa c::t1'fcra, que tanto contribuyó á aum~ntar los es-
tragos de la gota hCl'edada de su familia y considerable-
mente irritada con el uso inmoderado del vino. En el mes
(tI" dici('mhr(' t80ti le nl'd(lnaron tos l1lpdieos qUf' fuese ("




DEL TRADUCTOR.


tomar I3s aguas de Bath que no le ap.'ovecharon nada.
Entonces su antiguo preceptor el obispo de Lincoln lla-
mó su atencion sobre la necesidad de ponerse bien con
Dios, cosa que habia descuidado demasiado tiempo, yel
enfermo le respondió que confiaba en la dh'ina miseri-
cordia. Mandó que se entregasen todos sus papeles á su
hermano y recomendó á 13 generosidad de la nacion sus
sobrinas las hijas del conde de Stanhope para que ·se las
señalara una pension de mil á mil y quinientas libras es-
terlinas , en caso de que lo hubieran merecido sus ser-
vicios. Dejó Piu de existir el 25 de enero 1806 á los 47
años de su edad, lleno de deudas y con una reputacion
de integridad que le hace mas honor que cuantos títulos
y condecoraciones quisieron prodigarle y él reusó eOIl
grandeza de alma. El parlamento se encargó de pagar sus
deudas y se yotó un monumento honorífico en la abadia
de W estminster.


PAGINA 16~.


2 Carlos Jacobo J:"'ox uno de los oradores mas céle-
bres de Inglaterra era hijo tercero de Enrique Fox, pl'i-
me .. lord Holand, que filé ministl'O de ]a guerra de Jor-
ge 11 y antagonista de 'VilIiam Pitt el que despues fué
eOlule de Chalam. Asi ]a enemistad de los hijos habia si-
do precedida pOI' la de los padres. ~ació el orador de
quien hablamos el 24 de enel'O 1748, Y su padre que no
tardó en conocer sus felices disposiciones procuró cul-
tivarlas con una esmerada educacion. A la edad de 14
años le lle'vó á Spá donde le daba todos los dias cinco
guineas para que se dh'Írtiese al juego, porque estaba en
]a persuasion de que debia eonocer por sí mismo y estu-
diar el corazon del hombre hasta en los vicios. Pero en
lugar de surtÍl' buen efecto semejante prueba, produjo lo
que era mucho mas natural, y fué una pasion ,'iolenta y
desordenada, á que sacrificó Fox en adelante sus mas
preciosos intereses. Púsole luego en el colegio de Eton,
donde á pesar de su aficion á todo género de diYersiones~




250 NOTAS
no dejó de aprovecharse de las lecciones de sus maes--
tros , supuesto que los sabios mas distinguidos admiran
la profunda erudicion de que dió luego tantas muestras.
Viajó por el continente y contrajo una aficion estraordi-
mw\a ~\ ~d.()\'\\() \,e\'~()\\a.\, de ~t\e\'te ~\\e \)()\: \a.\'~() t\e\\\.-
po se le citaba como el mayor petimetre de Londres. Mas
luego con la edad varió tanto este gusto, que llamaba
tambi'en la atencion por su descuido en el vestir.


En 1768 le hizo rrombrar su padre miembro de la cá ....
mara de los comunes pOI' el pueblo de' lUidhurst en el
condado de Lussex, aun antes de cumplil' los 20 años
que exigia la ley de eligibilidad. Su primel' discurso con-
tra la eleccion d~ 'Vilkes á que se habia opuesto con
gran empeiio el ministerio , al paso que no pal'eeia el
mas á propósito para adquirirle populal'idad, dió idea de
lo que seda capaz un jóven que con tanto bl'iUo habia de-
fendido una causa tan mala , y el 100'd North, canciller
de la tesorería, le recompensó con el empleo de pagador
de la caja de viudas y huérfanos, á que se siguió luego'
el nombramiento de lord del almirantazgo y despuc& de
la tesoreria. Cuatro años estuvo votando con el mÍnistel'io
hasta que de repente se unió con los miembros de la opo-
sicion y en particular con Burke , que habia sido su an-
tagonista. La muerte de su padre, ocurrida en 1774, le
hizo enteramente independiente en sus opinwnes políti-
cas y dió la primer'a prueba oponiéndose al bill que habia
presentado el ministerio para escluil' del derecho de ser
testigos á cierta clase de ciudadanos, y en medio mismo
de la discusion le entregaron una carta del ministro
North en que le destituia de su empleo. Desde entonces
se constituyó 11no de los corifeos de la oposicion. Habien-
do profetizado al ministerio todas las delTotJs que sufri-
ria en la guerra de Amél'ica , cada discurso suyo en el
parlamento sobre esta matel'ia aumentaba su popularidad
á punto de designársele con el titulo de El hombre lkl
pueblo.


Llegó á ser tan formidable la oposicion en t 782 , que
el ministerio tuvo que retirarse y rué nombrado Fox se-




DEI. 'fHAD-reTOR.


f:l'elal'io de ncgocios estl'3lJgcl'OS. Durante su COI'ta 30-
miuistl'aciou tomó aquel gabinete algllnas medidas agra-
dables al pueblo y se hubiera consolidado por largo tielll-
1)0 á no OCUI'I'~I' de proHto la muerte del lord Rockingham,
baio cuyos auspicios se habia formado.


En el nuevo ministerio que nombró el rey figuroba por
primera \'ez el célehC'e Piu, y Pax celoso de su d,'al
no tuvo reparo en negociar con ellol'd Nor'lh para v Jlver
ú ocupar el puesto de secretario de estado .. Este gabinete
\\.\.,,~ \\\.\.~ \.\.'ó.~~~ \'ó. ~'ó.1... ~\.\.\ 1~ ~\)\\. \\)I\\.'ó.~ \-~~ \I\)\~\\.~~~~
con quienes habia estado en guena, y por mas que con-
servase la mayoria en la cámam de los comunes, le em
muy contraria la opinion genel'al , porque se observaba
gl'an coutl'adiccion entre sus discursos y sus actos guber-
nativos, hasta que al fin se estrelló con el famoso bill de
la India, en que pl'etendia q.ue dependiesen de él todos
los llombl'amientos en pCl'juicio de la compañ:ia de Indias
y de su reglamento. Pasó el bill en la cámara de los co-
munes á pesal' de la oposicion de Pitt y de Dundas, pero
le rechaz0 la de los lores y el rey ex.oner'ó á todo el mi-
nisterio.


Disohíóse el p~ll'ramento , y era tanto lo que Fox ha-
bia perdido de su populal'Ídad, que ni siquiel'a hubiera
sido elegido por 'Vestminster , sin el empeño que toma-
ron en su favo(' varias damas de distincion por su rango
y su belleza, que anUUViel'Oll de casa en casa mendigan-
do votos en su favor. Pero fueron ta!es sus esfuerzos con-
tra el ministerio en la inmediata legislatura de '1784 que
no tardó en recuperal' el favor popular. Al fin de la sesion
se rué á Italia y estando allí llegó la noticia de la repen-
tina demencia del rey, y necesidad de nombrar una re-
gencia , de la cual pretendia el ministerio escluir al prín-
cipe de Gallcs; pero Fox que se hallaba en BolGnia, tomó
inmediatamente la posta y en nueve días se puso en Lon-
dres con ánimo de apoyar los derechos del pl'Íncipe he-
redero , y pOI' consiguiente conquistar el ministerio. Pe-
ro el rey recuperó su razon y no se hizo novedad , sino
que continuó dirigiendo la oposicion. En 1790 se opuso




252 NOTAS
á las hostilidudes que se proyectaban contra España y fa'
Uusia , de modo que Catalina II , á quien habían asusta-
do mucho unos prepal'ativos que iban á ser funestisimos
á su marina, le escribió pidiéndole pel'miso para sacar su
busto en mármol blanco y colocarle entre los de Ciceron
y Demóstenes. Cuando principió la revolucion francesa
se declaró partidal'io suyo, lo cual hizo que se separasen
de él muchos de sus antiguos amigos y entre ellos Burke
(véase su nota). Este rompimiento le rué sumamente sen-
s ible é hizo cuanto pudo pat'a atraerle, pero el otl'o no
quiso jamas reconciliarse con él. Los atroces cl'Ímenes de
los revolucionarios fl'anceses á quienes él se empeñaba en
escusar , juntamente con los desónlenes del ,juego que
al'l'uinaron su caudal, le alejal'on el únimo de casi toda la
cámara, y él sin dejar de oponerse á todo el sistema po-
lítico ministerial, dió en asisti!' muy poco al pa1'lamento
durante el año 1794, Quejáronse de ello sus amigos, y
pal'a estimularle dispusieron una fiesta el dia de su cum-
pleaños, á la cual asistió tanta gente, que sllcetliel'on al-
gunas desgracias. En esta tIesta rué cuando Fox echó un
brindis á su magestad el pueblo soberano, lo eua\ sabido
por el rey, le borró por su mano de la lista de conseje-
ros privados.


Entonces se retiró al campo á trabajar en su histol'ia
de la caida de los Estuardos , hasta que en 1800 tuvo
que volver al parlamento con motivo de las proposiciones
de paz hechas por Bonapal'te al gobiel'llo ingles, las cua-
les fué de dictámen que debian aceptal'se sin dilacion.
Pitt no quiso retroceder y dejó el ministerio. Fox marchó
á Paris en 1801 despues del tratado de Amiens y fué muy
bien recibido del primer consu\, quien le concedió per-
miso para registrar los archivos del reino y tomar lo que
necesitase pal'a la historia que estaba escribiendo. A la
muerte de Pitt en 1806 volvió á ser millistl'o de negocios
estrangeros y propuso dec1arar la guerra á la Prusia por
haber invadido el Hanover: observándose que su conduc-
ta como secretario de estado era diametralmente opuest.a
á la que habia acons,~jado como gf'fe de la oposicion. Sin




embargo persjstjó el] Ja necesidad ~e llaCel' la paz COIl
.Francia , y es probable que las negociaciones entabladas
hubiesen llegado á un término feliz, si una hidropesia no
hubiese cortado el hilo de su vida el 15 de setiembre
1806. Hiciél'onsele en su patria honores estraordinarios
y toda ]a Europa sintió su muerte. No pudo concluir su
historia de la caida de los Estuardos y la única obra Ínte-
gra que nos queda suya fué una carta á los electores de
West1ninster, que es una verdadera arenga política. Hay
una multitud de biógrafos que han escrito su vida y se
han publicado por muchos sus correspondencias con va-
rios personages. Su sobrino el lord Holland actual publi-
có en 1808 la vida política literaria y prívada de su tio
con escelentcs noticias que no se encontrarán en ninguna
.otra.
PAGI~A 16ti.


:5 E. Burke nació en Dublin en 1750 de padres pro-
testantes y terminó sus estudios en la universidad de aque-
lla ciudad, de donde vino despues á Londres á perfeccio-
narse en el derecho. Trabajó en la redaccion de diferen-
tes gazetas con tal afan que le ocasionó una enfermedad
que fue el principio de su fortuna, pues se casó con la hi-
ja del médico que le asistia que era el doctor Nugent, y
en seguida le lomó pOI' secretal'Ío suyo el Lord Rockin
gan y le hizo entrar en la cámara de los comunes, don-
de á los principios perteneció al partido de la oposicion.
En él atacó frecuentemente al ministerio sobre la guerra
de América; pero cuando estalló la revolucion Francesa
levantó el campo y pasó al partido ministerial con tal ve-
hemencia que en·vió á su hijo á Coblentz cerca de los
·príncipes franceses. Ya habia publicado. sus Reflexionesso-
bre lo sublime y lo bello, y despues una obra muy aca-
lorada contra ]a revolucion. Despues de la muerte de
Luis XVI publicó otra todavia mas vehemente y otra
en 1796 contra las negociaciones de paz que se ha-
bian abierto en Lille. Todas estas obras fueron traduci-
rlas al f,'ances y recibidas con muchos aplausos por el es-




25~ NOTAS
pil'itu de partido. El ministerio le recompenso amplia-
mente su desercion del partido de la oposicion ; pero no
gozó largo tiempo sus recompensas , porque habiendóse-
le muerto el hijo úníco que tenia, no pudo sobrevivit'le y
umrió poco tiempo despues en julio de 1. 797 .


PAGINA 171.


4 Chauvelin era' gefe de la guarda ropa del rey, r
Dumouriez le hizo nombrar en abril de 1792 pal'a la em-
bajada de Londres; pero no flle mas que el testa de fierl'o
del obispo de Autun TaUeyrand que marchó con él y
no podia llevar' este títulú por su calidad de diputado de
la asamblea constituyente, que le impedia aceptar plaza
alguna del gobierno hasta pasados dos años. Bertrand de
l\lo11evile dice en sus memorias que se le dió aquel des-
tino para solo alejarle del lado del rey que )"a no podia
sufrirle , por'que contaba cuanto pasaba en Tullerias al
partido revolucionario. Luego que le echaron de Londres
se le nombró embajador cerca del gl'an duque de Tosca-
na que tampoco le quiso recibir,y le obligó á salir de sus
estados en el mes de octubre de 1795. Mas adelante fué.
miembro del tribunado y en 1804 le nombró el empera-
dor prefecto de Lys y miembro de la legion de honor.


PAGINA 17i.


!i Hugo Bernardo l\laret duque de Bassano nació en
Dijon en 1. 765 de una familia generalmente estimada en
el pais , porque su padre era un médico de mucha repu-
tacion. Sus estudios fueron dirigidos hacia la calTera de ar-
tillería ó ingenieros Y obtuvo el segundo premio de la aca-
demia de aquella ciudad en el concurso que se abrió pa-
ra el elogio de Vauban: el pl'imero le ganó Carnot. Pe-
ro habiéndosele permitido leerle en una sesion que PI'('-
sidia el príncipe de Condé, que ya hahia leido un po('-
mita suyo sobre la batalla de Hocroi , le instó :í Sil padre
á que dedicase á su bijo á Jos estudio.'> del dpl'prho pú-




DEL TRADUCTOR. 255
bUco, y así apenas se graduó en la uni"ersidad de su pa-
tria le recibieron de abogado en el parlamento. Le en-
vió su padre á Paris con buenas recomendaciones para
lUr. de Vergennes y otras personas de crédito, y al mis-
mo tiempo que seguia el curso de derecho natural y de
gentes en el colegio de Francía , fué presentado al Ate-
neo por Buffon , Condol'cet y Lacepede, quienes le intro-
dujeron en las tertulias mas distinguidas de Paris. En
este estado se hallaba cuando murió su protector Ver-
gennes ; pero casi al propio tiempo estalló la revúlucion
y él se trasladó á Versalles sin otro objeto que segui l' las
sesiones legislativas que fué redactando diariamente con
el título de Boletin de la Asamblea nacional, que no tar-
dó en imprimil' en Paris á instancias de lUirabeau y o~ros
oradores. Al fin de la ses ion se suspendió naturalmente
el boletin que se insel'taba en el Monitor; pero le nom-
braron secl'etario de legacion en Hamburgo y luego en
Bruselas de cuyo negociado estuvo encargado despues de
la guerra en el ministerio de negocios estrangeros. Esta
comision que le dieron para Londres, de que habla el
testo, se desgració no por la razon que en él se dice ,
sino por que p,·evaleció en el consejo ejecutivo el dictá-
men de los partidarios de la guerra universal. Despues
le enviaron á Nápoles con el título de ministro plenipo-
tenciario y con el encargo especial y secreto de ciertas
negociaciones que seguia tambien lUr. de SemonvilIe cer-
ca de otras cortes de Italia, de que se espeI'aba la liber-
tad de la reina, de sus hijos y de l\ladama Isabel. Pero el
gobierno austriaco, atropellando el derecho de gen-
tes, se apoderó en territorio neutral de los dos negocia-
dores y los puso presos en los calabozos de l\lantua y de
Kuffstein. Es probable que la suerte de l\Iaret en su duro
cautiverio hubiel'a sido tan funesta como la de otras tres
personas de la legacion que perecieron en él , si una di-
putacion de la academia de Mantua donde era muy apre-
ciado el nombre de su padre, no hubiese conseguido su
traslacion á Kusffstein despues de diez meses de encierro.
El aire del Tirol restableció algun tanto su salud, pero no




'NOTAS


pOI' eso dejaron él ') su compañero de continual' CllCel'l':l.-
dos en calabozos separados sin permitirles ni comunicacion
ni libros. 1\'Ias no dejó con todo Maret de escribir en la!;
paredes con carbon y en algunos papelejosque podiaad-
quirir de los carceleros varias comedias en verso, una
tragedia y algunas disertaciones, que apreciadas de los
Jiteratos fueron despues su título para ser admitido en
la academia francesa.


No consiguió su libertad hasta que se hizo el cange
con la princesa Maria Teresa hi,ja de Luis XVl y última-
mente volvió á Francia en 1796. No se les hizo al prin-
cipio gran caso, contentándose con aplaudir su constan-
cia, hasta que cuando se renovó el directorio y cntl'ó en
él Barthelemy , se nombró á Tallcyrand ministro de ne-
gocios estrangerosy á .Maret se le dió la comision de con-
tinuar las negociaciones de paz con la InglatelTa en Li-
lle. Se estaba tl'atando de ella al mismo tiempo en Lille
que en Campo Formio y Maret seguia una corresponden-
Cia tirada con Bonaparte por medio del general Clarke ,
q ue es cuando principiaron las estrechas relaciones de
uno y otro para no terminar hasta el año 1.815. Serian
muy largas de referir las intrigas que mediaron para inu-
tilizar aquellas negociacioncs y pel'der todo cl fruto de la
conquista de Italia. Lo cierto es que la guena yohió á
principiar con mas fuerza y que Bonapar'tc tuvo que maJ'-
char á Egipto y ~Iaret retirarse á cultivar las letI'as en su
retiro.


Llegó por fin la revolllcion del 18 brl1mario y desde el
dia siguiente fué nombrado Maret secl'etal'io general de
los cónsules y se le confió el sello del estado. Aun mayor
ascendiente que el de su elevado empleo le daba la con-
fianza particular de Napoleon , ú quien acompañaba en
sus viajes y en todos los campos de batalla, lo cual le
ofreció mil ocasiones de emplear su cal'ácter generoso en
favorecer á los mismos que en algun tiempo habian cou-
tríbudo á sus sufrimientos. En 1806 estuvo encargado
de la ol'ganiz:lcion de la Polonia, y poco despues del rei-
no de Vesfalia , y no hubo asunto político chico ni gT:lIl-




DDI. 'fRAfHJCTOR. !57
oe que no pasase por sus manos dUl'3nt.e todo el tiel~lpo
del imperio. El rué quien en la duda de cual de las alian-
zas debia pl'efcl'Íl'se despues del divorcio de Napoleon con
Josefina, prefidó la de la casa de Austria á la de Rusia,
decidiendo la mayoriadel consejo. y aunque los resulta-
dos no hayan dada motivo para celebrar esta eleccion, no
puede dudarse que atendido el estado de Europa, era en-
tonces la menos mala que podia elegirse despues de aquel
desastroso dh'ordo. De todas maneras no se vio jamas en
sus numerosas negociaciones otro objeto ni otl'as miras
que el 1Jjen de su país y el mejor servicio ue su sobera-
no, á quien consagró una fidelidad nunca desmentida.
Hasta en la misma batalla de Waterloo estuvo constante-
mente á su lado, lo cual le valió un destierro de 4 años
durante la restauracion. Cuando volvió á Francia 'en 1820
se retiró al seno de su familia redactando las memorias
de su vida pública, hasta que la revolucion de 1850 le
llamó otra vez á la cámara de los Pares donde se habia
s.entado durante Jos cien dias que mediaron entre la vuel-
ta del emperador de la isla de Elba y la ,dicha batalla de
Waterloo.


Despues acá solo ha sido durante algunos meses mi-
uÍsti'O d.el interior y cOlllinua siendo uno de los oradores
mas elocuentes y mejor escuchados de la ,cámara de Pares
á pesar dP su avanzada edad.


PAGINA 197.


6 E. L. A. Dubois Crancé nació en Chalons Sur Mar-
ne , de una familia mediana y entl'ó á servíl' en carabi-
neros reales y luego rué teniente en los mal'iscales de
Francia. Dicen malas lenguas que para entrar en aquel
cuerpo presentó títulos falsos de nobleza, pero la verdad
es que su diputacion á los estados generales fué por el
estado llano. Sus opiniones siempre fueron revoluciona-
das, y tanto que habiéndole nombrado mariscal dé cam-
po despues que concluyó sus sesiones la asamblea nacio-'-
nal , no quiso servir bajo las órdenes de Lafayette, y pre-


IY.




258 NOTAS
fil'ió f'ntt'!ll' de gl'anadel'O en la gu:wdia nacional. En se-
tiembre de 92 rué diputado ti la convencion y tuvo varias
conii~iones en los ejéreitos de 1\I0ntesquiou y de Dumou-
riez. Fné uno de los que en el pl'oceso de Luis XVI tu-
\·ieron mayor rmpeño en que no se admitiese la apéla-
cion al pueblo. En 23 de enero de 95 presentó su primer
informe paJ'3 la ol'ganjzacion de los ejércitos, proponien-
do un medio de conferil'se los gJ'3dos, segun el cual una
multitud de sal'genlos ignorantes llegaron á ser coroneles
en el término de tres meses por antigüedad de servicio.
En marzo de aquel mismo año entró en la comision de
salud pública, y en ella contribuyó eficazmente á )a rui-
na de los girondinos. Despues le enviaron al ejél'cito de
los Alpes, que el mismo dil'igió contl'a Lyon y principió
el sitio de aquella ciudad con Kellel'nlann aunque no pu-
do acabarle por sus desavenencias con Couthon. De vuel-
la á Paris propuso en los jacobinos, que no se admitie-
le en la sociedad, sino á los que hubiesen probado que de-
berian ser ahorcados en caso de una contrarevolucíon. Pe-
ro algun tiempo despues le borraron á el mismo de la
lista de los socios por haber reñido con Robespierre , y
entonces se unió con los thermidol'ianos y contribuyó á
la caida de aquel tirano. En todo el año (le 94 vol~'ió á
ocupar su puesto en la comision de salud pública, em-
pleando su influjo contra los terroristas. l .. uego pasó al
consejo de los quinientos donde est\1\'O hasta ma)'o de 97.
En octubre del año siguiente le nombró el directorio ins-
pector general de infanteria y luego millisU'o de la guerra
en lugar de Bernadotte, CU)'O destino tuvo que dejar el
18 brumario por haberse opuesto á aflueUa revolueion 1
y desde entonces se quedó sin empleo hasta qu<> Illlll'ió
á principios de 1805 en una easa de ('~mlpo donde se ha-
bia retirado.


PAGINA 1 D7 .


7 P. G. Chaumette, pl'oCUl'3dol' del ayuntamif'nto d~
Paris. nació en Ne.vel's (') 2 de mayo 176:') , 'sirndo gU pa-
~r6t zapatero. rué prinlt'l'o pase de escoba, timonCI'O ,




n~l. TIUnl~CTO'ft •


..... sálhit~Rte tll~ un P¡'or,u¡'atlol' en Val'is y últim:H1l~nte~ ea-
jisla de imprent.a. Al pl'illCipi.o de la J'e"olueioll se' pU5í;
bajo las órdenes de Camilo I~sm.onlins, pe1'.o n.o t.~lI·dó el\
trabajar pot' su pr.o[~ia cuenta , y UC"bÓ á ser miembt'.o de
aquella municipalidad que se noml.H'ú á sí misma eli {} d~
.agosto, A p.o('.o tiemp.o dedal'ó que antigu31Hente se ll~\­
maba Pedl'G Gaspar, pot'que su padrin.o cI'cia en l.os san-
t.os per.o que com.o él n.o cl'eia una palabr:\ ~ det.el'Hlin:l-
1)30 llamarse Anaxag.oras , qn~ fue ah.oJ'¡:atl.o pOI' "cpuhli-
cano, Ent.ouees se rodeó de UHa multitud df> malvad.os v
lI.o tardó en tellel' grande intiujo en la capital. El fu~
quien l.os capitaneó para h' á pedir eH la t'olrvencion b.
muerte de los gil'Ondinos • adyi"tipndo qUl' segun (kela-
ró lUf'go un.o de sus eóm¡,lic(,$ , que era el c~pañol Guz-
man, la intenci.on de Chaumette en caso di' hallar alguna
I'esistencia cl'a ~nYolYer en la pl'osel'ipeion á la con ven-
tion toda entet'a. V¡éIHI(l!,;~ ~()n t~nto p.odm', se eneal'gó
de orgautzar tas fiestas de 'a l\az.on, y las orgías y pro-
fanaciones 'lile se hicieron eu todas 1:u; i¡J-Jesias de la (:;1-
\,\\a\, ~()\\ ~\\\\~\h\~ \\ro~e~\~\\~ t\d.\~,l\h~ e\\ 'Cl\'-e ~~ \\\\e-
maban tO(las las cosas "autas, Decia b~l}\~nd.o de aque-
llas fiestas, que na lu,"ia mas Dios que el pueblo; y pued~
asegUl'arse que tod.os l.os act.os de depotismo y cl'ueh:lad
:í que se entl'egó , parecian una vm'dadera tocura, c.omo
por ejemplo: propuso que se fusilase con metralla á to-
d.os l.os que rellsaban ir á l.os ejél'cit.os; deg.ollal' á t.odos
los presos de Orleans y que fuese conducida en cuatl'o
ruedas URa guillotina detl'as de cada ejército para derra-
mar la sangre c.on profusion. Regaló al deltin ,una gui-
lIotinn pequeñita y no pal'ó hasta conseguir' que s'e juz-
gase y condenase á la reina, sirviend.o el mismo de tes-
ligo contra ella haciendo una deposici.on atr.oz que podl':í
,'er$e en la n.ota inmediata de Hehert. El fue quien pro-
puso la' cesaci.on de t.oda especie de cul t.o y la igualdad
de sepulturas, mandand.o destruir los m.onument.os de
este géner.o, en que perecier'on una multitud de .obras
maestras de las al'tes. Entl'etant.o su ambici.on v la df>:t
ayuntamiento iban cr(>cienuo sin ft~I'min.o y ame;lazaban




266 NOTA~
dtstruir la eOllYt"ncion, pOl' lo cual tl~terBlinó Itobei-
pierre y sus agentes dar un gl'an golpe á la faccion de foliO
hebertistas eln'iúndolos al cadalso, como se verificó el
~4 de marzo de 94. Pudo sub~traerse Chaumette á esta
borrasca, pero no tardaron :cn encerrarle en el Luxem-
burgo, donde despues de haber tenido que sufl'ir las re-
criminaciones de los de mas presos, á quienes habia con-
ducido allí le sacaron á guillotinar el dia 13 de abril de
aquel mismo año, y se purgó la tierra de uno cte sus abo-
minables monstl'UOS.


PAGINA 197.


8 J. H. Hcbcl't, natm'al de Alellzon era homlwc de
una imaginacioll ardiente, aunque de corto talento y casi
ninguna instruccion , habiendo pasado sus primeros años
en raterias y miserables utilidades que sacaba de su ofi-
cio de revendedor de billetes en el teatro de las Varieda-
des. Despues entró á senil' á un médico á quien robó un
dia su dinero y ropa. Un lwmbre semejante debia perte-
necer sin reserva al partido popular de la revolucion.
Dióse á conocer en ella trabajando en un periódico inti--
tulado el padre Duchesne que fué despuespropiedad suya
y tuvo gri\ll sequito en el pueblo por la exageracion de
sus principios y por su grosero lenguage. El dia iO de
agosto rué miembl'o de la municipalidad que se instaló á
sí misma para organizal' la in'Suneccion y despues con-
tribuyó á las matanzas de setiembre. Se hizo grande ami-
go de Chaumette 'Y de Pache , con q\\ienes 'Y otros miem-
bros del ayuntamiento, formó el proyecto de suplantar á
la convencion haciendo temblar á la capital con sus de-
nuneias organizando las fiestas de la Razon y predicando
el atheismo. Habiendo conseguido los girondinos que
se le pusíese preso, se empeñó tanto l\'Iarat en nombre del
consejo general para que se le pusiese en libertad que 110
hubo medio de e\'itarlo. Entonces empezó su venganza
que no tardó en conseguir con la proscripcion y muerte
de losgirondinos. En el proeeso de la reina dedal'aron




DBL TRADUCTOR. t6f
él Y Chaumette, ti tle no solo era una )Iesalina , \;ino que
se asemejaba á Agl'ipina, pl,es habia abusado de su hijo.
Habiendo inspirado horror semejante deposicion aun :'t
los mismos 1\lontañeses, tuvo valor pal'a decir que la ha-
tiia hecho por patriotismo á findeque las mugeresnosecom-
padeciesen de su suplicio. Podl'ia componerse un tomo en-
tero de los crímenes que cometió Hebert, pero nada po-
dría añadirse que- insl:>irúra mayol' horror que el que deja-
mos referido. Afortunadamente llegó á hacerse temihle á
otros dos malvados que eran mas poderosos, Robes-
piel're y Danton, quienes se unieron por un momenlo·
pal'a hacer qne se arrestase y condeu3se Ú llllIeI'te:í ht
mayo~,parte de los HelJel'tistas. SufJió al suplicio COII de-
bilidad en medio de los iUsultos y recriminaciones u('
muchos parientes de otros ú qllien~s él hahia c'ondurido
al mismo lugar.


PAGINA 2'15.


o T. Desticux fue uno de los jacobinos mas violentos
de Paris, pero casi siempl'c mirado pOI' los mismos d('
su pal,tido como un intl'igante peligroso, que ocultaba
intenciones pél'fidas, bajo la máseal'a de un patt'iotismo
cxajerado. li'ignró en todos los albol'otos, y fue miem-
bro del tribunal quc se CI'CÓ el 10 de agosto para juzgar
¿\ los vencidos en aqllel dia, como si hubiesen sido agre-
sores. Denunciado por los gil'ondinos, y defendido pOI'
los de la Montaña pudo desafial' pOI' algun tiempo el eno~
jo de sus enemigos; pem eneenado al fin con su com-
pañero Pere)'!':! cn la cár'cel de San Lázaro, estuvo ha-
ciendo allí el papel de delatOl' de los mismos presos, ba-
jo la pI'oteccion de Vincent y Ronsin. Cuando Ic pusieJ'On
en libertad, volvió ú prcsentarse en los jacobinos y de-
nunció y fue uno de los testigos contra Bl'issot y los gi-
rondinos, hasta que despues de la mucrte de estos la
acusaron tambien á él de conspiracion con los heherl.is-
las v le condenó ú mucetc ('1 teí/mllal rcvolucionario el 24
(le rnal'zo '1 ¡Oí, :i la edad de ::)!) años. El'a natural de Bllf-
tleo~ y talwl'llcl'ocn aquella cin(lad ttut(lS df' la-l'(~volllcioJl.




PAGI~:\ 22'0.


10 J. B. B'oyCI' Fonfl'edc, había :;itlo antes mísíonc'-
to , y habiendo abandonado el estado eclesiústieo por en-
~l'al' en cJ.comercio, se casó y se l'~t.i['ó :,} IIsl3nda. Al
principio de la rcyofucion 'tol\'ió á Burdeos, donde se dió
á conocer por sus opiniones atre\'idas , y le nombl'ó el
f~omercio de aq uella ciudad á la asamblea legislativa, y
luego el departamento de la Gir'Onda á la cOn\'encion na-
donal. Fué uno de Los que "otaron la muel'te de Luis
XYI, y se opuso á que encerraran á ~Ial'at ell b A}}adia
porque su nombre no debía inspirar mas que despI'ecio.
Sus opiniones fueron en lo general las 111ismas de todos
los gil'ondinos y no podia menos de espel'Ímelltar la mis-
Jna suel'te,aunqlle ~n el terrible dia 51 de mayo- de 93 le
esceptuaron de la pros~I'ipcion general de todos sus ami-
gos , por no habel' lil'lU:.wO las ól'denes de la comision de
los doce; pero él se empeñó tanto en que se habia de re-
\'Ocar aquel decreto de Pl'oscl'ipcion, que al fil} le acusó
el 23 de julio Billaud VaI'ennes , y consiguió que sé diera
1Ul decreto contra él. Quiso entonces defenderse, pel'o se-
le reusó la palabl'a dieiéndole Albitte, mJt:md y Benla-
bolle que }a tendria lugar de hablar en el tribunal revo-
lucional'io. Pereció el dia 5 de octubl'c á la e dad de 27
años con otros 20 diputados de su mismo partido, y fue
al suplicio cantando una cancion que decia : anles la muer-
le que la esclavitud. Dos años despucs, esto es el 2 de
junio de 1795 decl'ctó la convendon que se eelebl':lse
-anualmenle ulla pompa fúnebre en lumra suya. Dejó
nn hijo que hoy PO dia es redaetor del eOlTl~O de Burdeos,
'Y pa~;a entre los inteligentes poI' uno dt, los mejoI't-s, s¡nQ.
tll mejor publicista de Fl'auciu.


Il r. J. GalW)ll 1 ahogado de Antraigu~s )' diputadO'
5u.{lkllte Ú la 1~Bi5Iatiy;\ y despnts ;'t la fOHYfnl'ioH fue uno




DEL TRADl:CTOIl. 263
de los que volaron la muerte de Luis XVI, eotl suspen-
sion hasla la inn\sion del territorio Ji'ances por los es-
t,'angcl'Os. HahiclJdo firmado la protesta del t) de junio
1793 Jc :tCIIS:U'OIJ de (/lIe em partidal'io de los s"il'Ondiuos;
pero logró subsll'aerse á la e,jecucioll del juicio, y volvió
al seno de la convcllcion en 179ñ. Allí combatió con
cncrgía , las confiscaciones revolucionadas, é hizo que
se ,'ohiesell los bienes á los parientes de los eondenados.
Despues de la caid::. dc RobespielTc y cclcbridad del ani-
versario deltO de agosto, propuso que se fundara una
fiesta cOllsagl'ada Ú la I'econdliacioll , pero uo fue atendida
su propuesta. Luego fue miembro del consejo de los qui-
nientos y cuando concluyó su tUl'110 le nomb!'aron oidor
del ll'ilmnal de apelaeion dc Nimcs, dondc ereemo~ que
ha muerto,


PAGIXA 226.


12 R. J. Lanoue mandaba en 1792 un campamento
en Maubege y el dia 4 de oClulH'e le pusieron en un ca-
labozo los comisarios de la cOIl\'encion por no haber que-
rido ir al SOCOI'J'O de Lille. DumoUl'iez le mandó 60Itar al
instanlc ,pel'O como aque\aclo de autoridad podia com-
promete!' al general, se "olvió él mismo á la pl'ision y po-
co tiempo despues fue juzgado y reintegrado. En la es-
cena de que habla el tex.to, le mandaron venir á la .bar-
ra y en seguida le encerraron en las 11adelonettas y poco
dcspues le condenó á muerte el tl'ibunal revolucionario.


PAGINA 226.


15 J. J. Regís de Cambac('t'cs, pr'incipe archieancÍ-
ller del imperio fl'alteeS y de la academia francesa, nació
en Montpelliel' de una familia distinguida en la magistra-
tura y llegó á ser cOllsejero del departamento de Tolosa.
Despues de haber descmpeñado al principio dc la J'e,'o-
lucion diterentes empleos públicos, fue nombrado diputa-
do á la eonvcncion pOI' el deparlamento del Herault. Alli
disputó el UCI'CdlO (lllC 5C arrog~ba la asamblea de juzgar




264 NOTAS
:i Luis XVI y votó por su reclusion provisional y hl moer ..
te en el caso de invasion estr'anKera. Cuando en el me~
de marzo se presentó la- seccion de la pescaderia á dc'-
nunciar á Dumouriez, no solo le defendió sino que se
empeñó en que se anestase al orador y presidente de
la tal seccion. Pero hallándose despues en la comision
de salud pública, el fue quien denunció la desercion de
aquel general y presentó los documentos que comproba-
ban su traicion, diciendo que la comision tenia conoci-
miento de todos los que teni:m parte en el proyecto de
l'establecer la monarquía. Pero en lo que principalmente
se distinguió Cambaceres fue en su modo de discurrir'
siempre esacto é ilustrado en materias de jurisprudencia
y so}we todo en su proyecto de código civil que presentó
en el mes de octubre 1793, por mas que se resinties~
necesariamente de las disposiciones democráticas de aquel
tiempo. Doce dias despues de la muerte de Hobespicrr'p
cuando se reorganizaron las comisiones, insistió en que
no debian tener la facultad de atentar contra la lihertad
de los representantes; y pocos (Has dcspues hizo que se
prohibiera que- nadie se nombrase sino por los ver'dade-
ros nombres de su partida de bautismo y no por las ri~
diculas denominaciones griegas y romanas que habian
adoptado tantos tunos en el barullo revolucionario. El
fue quien invocó la amnistía de todos los hechos no com-
prendidos en el código penal; pero al mismo tiempo se
opuso á que se pusiese en libertad á la familia de- Luis
XVI, que estaba presa en el Temple. Seria interminable-
la lista de sus tareas si hubiésemos de recorrer todos los
informes y discursos que hizo en aquellos años que pre-
cedieron al gobierno consular. Estaba preconiz3do para
scr uno de los directores del consejo ejecutivo, pCI'O hu-
bo una denuncia contraél en una carta de Antr'aigues que se
inLerceptó en casaldc Lemaitl'e, (V. sllllota) y de resultas le
horraron de la lista. Estando de diputado en el consejo
oe Jos 500 presentó otro nnm'o proyecto de código civil
que se mandó imprimir, asi como su magnífico discurso
50bl'(, otl'O proyecto de Dallnou cont(~a la ealllmlJia. EL t 9




DEL l1MDUCTOn.


{fe jUlJio I7!)!l fue nombl'ado ministro· de la justicia y 1':1-
vOl'cció cuanto pudo el plan del general Bonapal'te que
pI'odujo la revolucion del 18 brumario (9 de noviembl'e
1799\ ') C\llC lc elevó á la \llaz.a- de se~ulldQ cimsuL Su
principal y casi única atl'ibuciDu en aquel alto destino
fue la organ;zacion de Jos poderes judiciales y dcspues
del advenímiento de Napoleon' al trono imperial, le nom ...
bró afchicanciUer del imperio y ~~rran oficial! de ,la legion
de honor. En seguida llovieron sobre él casi todas las
placas y grandes cruces de Europa, como que era uno
de los primeros pel'sonages d~ Francia. Cuando cambió
la fortuna del emperador despues de la campaña de Ru-
sia quedó encargado del gobierno·y de la regencia bajo
la autol'izacion de la emperatriz y al fin combatido de las
grandes desgl'acias de su patda despues de haberla visto
en tanta gloria, falleció poco tiempo despues de la res-
tauracion, á la edad de 70 años.


PAGINA 227,


f4 Hoberto Tomas Lindet era cura de Santa CI'UZ de
Bernay y diputado á los estados generales, gran partida-
rio de la revolucion. En mal'ZO de 1791 le nombraron
obispo constitucional del depal'tamento del Eure, y en
setiembre de 92 miembro de la convencion, donde votó
la muelte del rey. En ambas asambleas hizo un papel muy
obscuro', pero, supo rodearse de c1el·ta popularidad ca-
sándose en Paris eH noviembre de aquel mismo año con
S'l'an aparato, haciendo la ceremonia otl'O sacerdote que
!ambien' esruha casado. En el mismo mes del año siguiente
renunció el obispado y abjuró de la religion católica,pre~
sentando á la convencion los títulos de sus órdenes v lo~
de otl'OS muchos eclesiásti<1OS que imital'on su ejenlplo.
'Tenia otl·o hermano llamado Juan Bautista, tambien di-
putado á la convencion que es quien dirigió toda su con-
ducta y opiniones. Pasó últimamente al conse.io de los an-
cianos y murió al fin del siglo cubierto de desprecio en
un lngal'eillo donde se retiró: pero hahiendo ,hecho gt'au




266 NOTAS
dcs scrvicios en la admiuistracíon como miemhl'o dc ,.la
comision de salud pública , segun se vCI'á en el eurso de
esta historia,


PAGINA 228,


H, Amar el'a un abogado del p'Jl'lamento de Gl'eJ}o-~
hJe, á qLlien el doparta[JJento del ]sel'e nomhl'Ó diputad<1
á la convcllcion, y desde luego se señaló entre los mas
exaltados, combatiendo contra Lanjuinais, que disputaba·
ú la asamblea el derecho de juzgar á Luis X VI. En 1793
fue comisionado con Medino al departamento del Ain, de
donde vinim'on contea él quejas de toda especic, por sus
inauditas crueldades y robos, pues hubo dia en que al'-
restó y condenó á muerte Ulas de 300 ciudadanos, A. pe-
sar de eso, Ó tal vez pOI' eso mismo, le nomI.H'al'Oll á su
vuelta secretario de la convencion, y solicitó que todos
los aristócl'alas, ó sospcchados de serlo, fuesen cncarce-
lados hasta la paz. Acusó y pidió la mucl'te de Keller-
mann por su couducta en el Monl-Blauc. El 14 de se-
tiembre de aquel año hiz.o parte de la comi~ion de segu-
ridad general, y despues de una multitud de denuncias
y arrestos, presentó el día 5 de octubre el famoso infor-
me contra la faccion de Bl'issot, de que re5ultaron 46 eje-
cuciones de diputados y 75 arrestos de Otl'OS, como pre-
,-cuidos de conspiracion, Hizo que se pl'ohibiesc aun á los
mas íntimos amigos que fuesen á visital' á los pl'CSOS y se
declaró perseguidor permanente de todos los que le dis-
gustaban, fuesen al pal'tido que fuesen, Un hOlllbre de tal
carácter no podía menos de tener muchos enemigos y asi
fue acusado el mismo de aristócrata pOi' HeDert , diciendo
que por ser Ol'iginario de familia noble retardaba su in--
forme contra los conspil'adores. Con este estimulo acele-
ró Amar su informe y acusó á Chabot, Bazil'e , De-
launay el de Angel's, á Juliall el de Tolosa y :J Fabl'c de
Eglantine, que todos fuel'on condenados al suplicio, igual-
mente que su acusadol' Heberl. Poco tiempo despues , "ien-
do que Robespierre intentaba perder á los micmbl'os de
las comisiollcs, se uuió con otros diputados para del'l'i-




DEL TlL\DUCTOR. 261
JXll'lc~ , y lo eOllsiguiel'on. Mas sin emhargo le acusó Le~
foiIlll'e~1 oe V cl'salles oc que 'era cómplice de Rohespiel'l'e,
pero se defendió tan bien, que 10gl'Ó se declarase que
su condueta habia sido conforme al deseo nacional. Des-
pues defendió ü los il1dividuosde la antigua comision de-
salud pública, que tuvicron el arte de hacer envolver en
su condenacion á sus pl"opios defensores, y todos lo fue-
ron á la pena de la deportacion el dia L () de abril ! 795.
En cousecuencia fue al'restado Amal' y conducido al cas-
tillo de Ham, donde permaneció hasta que le alcanzó la
~,mnistia. Entonces principió á "hil' en la obscul'idad,
oe que lc sacó el directorio para envolverlc entl'e los
(.~ómpliccs de la conspit'acion de Ba»euf y Drouet. Con
este motivo tUYO que ocultar'se ,pero al fin leal'restaron
en una casa inmediata á la en qU,e el mismo habia ido á
pl'cnder de un modo tan odioso á su compañcl'o H.abaud
81. Elicnne. Entonces le lIe"aron al tl'ibunal de Vendo-
me, desplles al de Paris y le condenaron á la deporta-
don con otros v~u'ios ex-convcncionistas, donde murió.


PAGINA 228.


t6 P. J, Duhem nadó en Lille en 1760 de un pobre
tejedor que murió en la e:ucel pOI' deudas. Siguió la cal'-
rera de los estudios y llegó á ser sustituto de catedl'áti-
co en el colegio de Anchin en Douai. Luego se hizo mé-
dico del hospital de aquella ciudad, y cuando estalló la
revolucion le nombraron juez de paz. Pasó desplles á
la asamblea legislativa, donde fUCl'01l tan exaltadas sus
opiniones, que le ocasionaron muchos insultos de varios
nobles y guar'dias de corps. Esto lejos de cOl'regirle, le
hizo, como suceuesiempl'e , mas obstinado y declaró en
-plena asamblea que Luís XVI era el mayor de los traido-
res. Elegido para la conv~ncion, se opuso á que se le
concedie'sen ~\bogados al rey y votó su muerte lisa y lla-
na. El fue ullo de' los que mas apoyaronlacl'eacion de un
trihtinal ,'evolucionario sin jm'ados ~ y que se dcclarase
fuera de la Ir,)" á todos los emisrado~ y clérigos que hu-


~-~
.' I -~-. ~ .. \ ,,: o :F- ,: () v· \ ~... '


-':'0 r -'




NOT.A~
. biesen "ueIto' á entrar en Francia. Capitaneó' la espedh-


eion incendiaria contl'a la imprenta de Gorsas, que era
un diarista girondino. Habiendo ido oc comisionado á
Lille en i 795, destituyó:á los generales Lavalette y Du-
fresse ,protegidos de· Robespiérre, y este golpe de au-:-
toridad hizo que' le llamasen inmediatamente. Despues le
denunciaron á los jacobinos como enemigo de aquel club
y RobespiCl're le mandó ,borrar de la lista. El· en vengan-
za hizo que Layalette fuese entl'egado al tl'ilmnal revolu-
cional'io, y en seguida se escondió hasta la revolucion de
Thermidor. Despues de ella continuó siendo enemigo
implacable de los aristócratas y emigr'ados , proponiendo
siempre medidas mas y mas severas contra ellos, hasta
que últimamente habiendo sido envuelto en una de las
muchas conspiraciones que estallaron durante el directo,.,...
pio , le encerraron en el castillo de Ham , de donde sa-
lió en virtud de fu amnistia de 1796. Desde aquella épo ...
ca se retiró de la carrera política y acabó su vida siend6)
Dlédico de un hospital milita!',


PAGINA 228:


t 7 Turreau Linieres habia sido diputado suplente á
la legislativa, pero nunca tomó asiento en ella y solo fue
propietario en la convencion y acél't'imo enemigo de los
girondinos. Votó la muer'le· de Luis X VI Y propuso la
destitucion del general Stengel. Tambien acusó á Lan-
juinais de haber organizado la cOlltr'a-l'cvolueion en Hen-
nes. Estuvo de repr'esentante en el Vendee y tuvo parte
en todas las crueldades que allí egercieron BOUl'botte y
Pt'ieur de la l\Ial'ne, Al dar parte á la convencion de los
incendios egecutados de su órden , decia que hahia ol'de-
nado una gran iluminacion. Segun las memorias del ge-
neral Danican, mandó quemar todo un barrio de la ciudad
de Saumur y matar en s'us camas á todos los enfermos gue
estaban en el hospital de Laval. De "uelta á la convencion
le nomhraron sec\'ctario ) \0 pal'tícu\a\' és que en julio de
!J4· se declaró cOlllt'a los terroristas , ~. ohidando la ~an,...




DEL TRAD-UCTOR. 269
gl'e que haLia del'l'amado , persiguió á Jose LeLon é hi-
zo prender á Fouquier Tinville.Despues le enviaron de
representante 'al ejército de Italia y se condujo segun ·les
principios que eran entonces de mo<la. De vuelta otra
vez á la cOlIycncion se pronunció contra las secciones de
Paris, y últimamcnte el directorio le dió el encargo .de
activar los alistamientos de los conscriptos del departa-
mento del Sena y mul'iópoco tiempo despues.


PAGINA 229.


18 Perraud, no Feraud, era diputado de los altos
Pirineos y hombre <le un caráctcl'impávido, que nunca
supo plegarse á las exigencias de :]a multitud. Cuando el
ayuntamiento de Paris solicitó que se fOl'mn.se causa á los
girondinos, propuso se declarase que nunca habian des-
merecido la confianza de 'la nacion. Estos sentimientos
hubieran podido envolverle en su ruina, sino le hubiera
saIYado una comision que se le dió para el ejército de
los Pirineos orientales. Allí le hirieron cargando al frente
de las columnas Y'cuandó volvió á la convencion fue uno
de los adjuntos de Barrás para dirigir la fuerza armada
contra Robespierre y sus partidarios. Luego le enviaron
á los ejércitos del Norte y del Rhin y MoseHa ,donde
mostró mucho valor presentándose constantemente delan-
te de las tropas. Cuando se vel'Íficó la revuelta del 20 de
mayo 1795 fue el diputado que se opuso con mas vigor
á los terroristas en el momento en que estos forzaban la
sala de la convencion, y acabó por ser víctima de su celo,
porque despues de haber sido muy maltratado por la
multitud 1 recibió un pistoletazo en el pecho por oponer-
se á los 'que estaban apuntando al presidente. Al instante
a.rrebataron su cada ver y cortándole la cabeza la pusie-
ron en una pica y se la presentaron al presidente, que
era Boissi d'Anglas, para intimidarle como á todos los
demas representantes. Mas adelante se mandó hacer una
funcion fúnebre en su honor y erigir un sepulcro en que
se @'ravaron sus últimas palabras que fueron: (( Mas de




27{} NOTAS
{( una ,'ez llC sitIo liel'itlo pOI' el hirl'l'o ('nemige ; he aquí
f( mi pecho cuhierto de cicatrices; yo os ahandono mi vida,
f( pero rc!'!petad el s3ntu31'io de las leyes. » Habia nacido
en el valle de Daure al pie de los Pil'ineos y su asesino
fue castigado de muerte. Este trágico Hn fue la causa de
la ruina de la Montaña.


PAGINA !35.


19 Le Groaze de Kervelegan fue diputado á lós rsta-
dos generales y se empezó á dar á conocer por una o)I'i-
ta intitulada Reflexiones d.e un filósofo breton sobre los ne-
gocios actuales. Elegido para la convencíon, votó en ella
por la reclusion del rey y su destierl'o al hacerse la paz.
Como buen girondino, denunció los papeles incendiarios
de ~Iarat, y en 1795 fue de la comision de los doce con-
tra el ayuntamiento de Pal'is. De sus resultas le proscri-
hieron en el mes de junio, pel'o se ocultó y dió asilo á
otros de los suyos, que menos felkes que él fueron co-
gídos despues y guillotinados. Mas tUYO la fortuna de vol-
ver á la convencion despues de la caida de la .Montafla y
se batió con valor contl'a los terrol'Ístas, por quienes fu6
herido. Pasó luego al consejo de los ancianos y última-
menle al cuerpo legislativo durante el impCI'io.


PAGINA 258.


20 Juan Val'let, empleado en correos y miemhro de
la so~iedad de jacobinos y de la de franciscanos era un
mamarracho que se <lió á sí mismo la mision de adoctl'i-
nar al pueblo, y se ponia á predicar por todas las esqui-
nas '-Uegando á solicital' muchas veces que se pusiesen
tr'ibunas ó púlpitos en los sitios públicos para que él pu-
diese echar mejor sus arengas. Solian valerse de él los
partidos para anunciar las cuestiones que era menester'
promovCl' y así contribuyó en gl'an manel'a á la reyoln-
cion del 51 de mayo. En t 799 quiso "oher' ~ f'mprcndcr




DEI. TIL\.Dt.:CTOR. 27J
su papel de predicadOl' amhulante, pero nadit~ le hizo ca-
so y quedó}'eduei(lo á la nulidad.


PAGINA 212.


21 Andres Manuel Guzman nació en Granada el año
17:>2 , d~ !Ina f:lJuilia ilustr'e, y de resuHas de yal'ias tr-a-
vesuras algo mas que puel'iles se yino á Francia , donde
tomó servicio en 1781 Y se naturalizó francesa Cuando
f'slanó la l'eyoll1cion rué uno de los pocos estrangeros
que adquil'ier'oll en ella una funesta celebridad. Despues
de haber sen ido largo tiempo á los tel'foristas y á Ro-
hespielTe se unió al pal'tido del ayuntamiento que inten-
taha rivalizar con la eonvencion y usurpar la tiranía. En
consecuencia le condenó á muerte el tribunal revolucio-
nario el dia!) de abril 1794. Llamábanle por apodo D.
Tocsinos, aludiendo al empeño con que hizo tocar el toc-
sin (campana de rebato) , el dia 51 de mayo de 95, á fin
de acelerar la ruina de los girondinos.


Su hermano n. Francisco Guzman que se titulaba con-
de de TilIy, hizo tambien cierto papel en Sevilla en 1808
para la formacíon de una junta gubernativa que prepara-
se los medios de resistencia contra la invasion de Bona-
parte. En seguida fue miembro de la junta central que
gobernó el reino en nombre del cautivo Fernando VII y
últimamente murió en uno de los castillos de Cadiz , dOll-
de se hallaba preso 7 á fines de 1810.






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CONVENCJON NACIONA.L (1793). 213


CAPITUr..O CUARTO..


Continuacion de nuestros reveses militares; derrota de Nel'-
willde.- Primeras negociaciones de Dumoul'iez con el ene-
migo; sus proyectos de contrarevolucion ; trata con el ene-
migo.- EvaclIacion de la Bélgica.- Primeros .alborotos CH
el Oeste; movimientos insurreccionales en el Vendeé.--
Dcel'etos revolucionari.ls. Desal'lnamiento de los sospecho-


. sos.~ Con"H~rsncion de Dumouriez con los emisarios de los
jacobinos. Manda arrestar y entrega á los Austriacos los
comisarios de la convencion.-Decreto contra los Borbo-
nes. Arresto del Duque de Orleans y de su familia.-Du-
mouricz abandonado de su ejército despues de su tl'aicion ,
se refugia en el campo de los Imperiales. Opi~lion acerca
de este 'general. - Mudanzas en los mandos de los ejérci-
tos del Norte y del Rhin. Nómhrase á Buchottc ministro de
la guerra cn lugar de Bel1rllonvillc áquiell S;} destituyó.


Ya hemos visto en el capítulo precedente el
estado de exasperacion en que se hallahan los par-
tidos del interior, y las medidas estraordinarias
que habia tomado el gobierno revolucionario pa-
ra resistir á la coalicion estl'angera y á las faccio-
nes intestiriéls. Las circunstancias eran cada dia


IV. 18




274 hEVOLUCION FRANCESA.
mas criticas cuando llegó la noticia de que Domou-
riez habia vuelto de Holanda y reunitlose con su
ejército en Lovayna. Tambien hemos visto ya co-
mo desplegaba su autoridad contra los comisarios
del poder ejecutivo y como se oponia con todas
sus fuerzas al jacobinismo que trataba de introdu-
cirse en la Bélgica. Pero le faltaba añadir otro he-
cho mas atrevido todavia, y que debia conducil'le
al mismo fin que Lafayette, y rué escribir una
carta á la convencion con fecha 12 de marzo, en
la cual insistiendo sobre la desorganizacion de los
ejércitos verificada por Pache y por los jacobinos,
desaprobando de nuevo el decreto de 15 de di-
ciembre y las vejaciones ejercidas contra los Bel-
gas, imputaba todos los males presentes al espíri-
tu desorganizador que se estendia desde Paris á la
Francia y desde esta á todos los paises ocupados
por nuestros ejércitos. Aquella carta, llena de es-
presiones atrevidas y de reconvenciones que no
estaban bien en boca de un general, llegó ft la
comision de seguridad general en el monlellto
crítico en que estaban lloviendo acusaciones con-
tra Dumouriez , y en que se hacian continuos es-
fuerzos por conservarle el L1vor popular y ganál'
su afecto hacia la república. Túvose reservada la
carta y enviaron á ~Danton inmediatanlente para
persuadirle á que la retirase.


Dumouriez reunió su ejército lldante de Loyay-




CONlTlNCION NACIONAl. (1793). !J7j
'na, mandó venir las c01umnas dispersas, enviti
llacia su. (lerecha ull_cuel'po que .c011servaseá Cam~
pine y guardase las cOlllunlcaciones con la reta-
guardia del ejército que habia peneh~ado en 110-
lalnla ;é ÍUl1lediatalnenle despues se decidiú á vol-
,"crá tomar la ofellsivapara restahl,eccr la con-
lianza d~ SU5 snldadQs. Uabit~ndose apoderado el
príncipe de Col)(}urg del curso del l\Iosa desde
[,jeja tlasta l\laestt'lcht y estendléndose !lasta Saint-
Tron , h.ahia mandado (')CU(lCll' Ú TirleulOnt por un
.cuerp6 avanzado. P~ro 1}UJ110Ul;CZ hi;(n que St~
Yolvies~ ,{l t'Omar esta últilna cju(lad, V viendo
que el enenligo no habla l,ensatlo en {~onservar la
importante p.,sicion de GOI'dscnhoycn , que donli-
na todo el terreno entre las dos G~ta:s , destacó aHi
algunos hatalloncs que 110 tuvieron dificultad en
situarse en ella. Al día sig'uiente 16 de marzo qui-
~o el enemigo recohral' aquella posicion perdida
y la atacó con gl'an vigol'; 111aS ('OfilO D1UnOul'iez.
lo estaba esperando, ma ndó sostenerla y pl'OCU-
ró reanimar á sus tropas CGn aquel cOInhate. Re-
chazados lGS inlperiales cnn pérdid.t de seteciell-:-
tos á 6chocientos homhrés, volvie1'611 á pa:sal" el
pequeño Geta y fuerQl't á ápostaí'se eütre las al-
deas de Neerland-en.; Landeú, Neei'wind~n, Ovel'-
winden y Racour. Pei'() tos FNHicés'es aniníado:l
con aquella v~ntaja, se situaron delante de Tid'e-
IDout y en varias altle'as que lo eslt,n á la iúiúiel'-




UEVOLlICION )<'RANCESA.


tla llel PCtlUellO Geta, que era la linea lli·ásol'ía
entre los dos ejércitos.


Desde cntonces rcsolvió Dumouriez dar una
gran batalla: , cuyo proyecto era tan prudente co-
1110 atrevido, porque de ningun Inodo convenia la
guerra 111etódica á sus tropas que todavia no es-
tahan disciplinadas. Necesitaba volver á dar bri-
no á nuestras arnlas, tranquilizar á la convencion 7
ganar el afecto de los Belgas, cnlpujar al enelnigo
lId otro lado de] lUosa, fijarle allí por algull tiem"
po y luego vol ver lle nuevo á Holanda, penetrar
en una capital de la coalicion, é introducir en ella
la revoluciono AdenIas de estos proyectos tenia,
segun el mismo dice, el de restablecer la con~ti­
tucion de 1791 y abatir á los denlagogos con el
auxilio de los Holandeses y de su ejército. Pero es-
to últinlo era CiCl'talnente una locura tanto enton-
ces conlO cuando se hallaba sobre el l\Ioenlik; lo
único juicioso y posible que bahia en aquel plan
era recobrar su influjo, restablecer nuestros ejér-
citos y volver á sus proyectos 11lilitares por medio
de una batalla ganada. Para esto podia tener muy
fundadas espel'anzas en el nuevo ardor de sus sol-
dados, en su posicion militar y en todo cuan-
to le rodeaba, y sobee todo le era indispensable
aventurar mucho, atendida su situacion, y no
tlebia titubear un instante.


Estendiase nuestro ejércto sobre uu frente de




CONVENCION NACIONAl. (1793t 277
dos leguas á ot'illas del pcqueilO Geta, desde
NeeL'-Heyliseem hasta Leaw y Saint-Tron, y re-
solvió Dumouriez hacer un nl0vimiento dc COll-
version qnc atrajese al cnemigo enh'c Leaw y Saint-
Tron. Tenia apoyada su izquierda en Leaw, que
le servia de punto céntrico para que su derecha
tornase pOl' Neer-Heylissem, Racour y Landen,
obligando á los Austriacos á retroceder en su
presencia hasta Saint-Tron. Para eso necesita-
ba atL'avesar el dicho Geta y vencel: sus escarpa-
das orillas, ocupando á Leaw, Orsnlael, Neer-
winden, Overwinden y Racour; como que estos
tres últimas aldeas hacian fi'ente á nuestra dere-
cha y tenia que recorrerlas en su lllovimiento de
conversion formando de ellas el principal punto
de ataque. Habiendo divididoDulll0uriez su del'(~­
cha en tres col U 111 nas , al mando de Valence, 1('
mandó pasar el Geta por el puente dc Neer-Hey-
lisem: una de ellas debia adelantarse mas allú de
donde estaba el enenligo, la otra ocupa!' l'f'pida-
mente la colina elevada de l\liddelwinden') desde
cuya altura hahía de foguear la aldea de Ovenvill-
den y apoderarse de ella; y la tel'ce!'a atacar la aldea
de Neel'winden po!' su derecha. Estaba confiado el
centro al duque dejChartres, y cOlllpuestode dos 1'0-
hUl1nas, con órden de pasar por el pucnte de E~e­
maCl, atravesar el Laer y -atacar de fl'~IlLe ú Neer-
winden fJ.llC ya estaha amenazarlo en su pl'LnH'1' flan-




278 REVOLUCIOX FltX·NCElf.\
~o p.orl~ lercera~ columna. UlliluHmente la ízquíer-
na , bajO' las órdenes de Míl'anda~, debía .dividirse·
~n dO's ó tres columnas, ocupar i\ Leaw y Orsmael.,
y mantenerse' allí mienft~as «ue el centro y la. de-
l'echa marchandO' ailelante despllles fte la victoria,
operasen el mO'vÍm'i'cntO' de convel'sion, que era
el ohjeto dc' la batana.


Quedaron aeO'rdadas ,estas- {lisposrcioues el 27 de
marzo por la tarde',. y el 18 á las nueve de la D1a-
nana se C1npez.ó, Ú mover el ejércitO' con órdell'
.Y con a 1'001' , 'ah'a vcsando el b.eta. pOi' todos pun
los. l\IiralUm.. m~nd&i Chanlpmorinque:, O'cupase á
l.eaw, y él mísmQ se apodet·Q;.de O,:srnae\ y. pún:-
eipió el cañoneo con el enemigo,. que se' había re'-
tirado á las alturas de. J-Ia.lle y retrÍncberado en:
~lla~; así por este' punto estaba ya consegufflo el
nbjeto. A la lnisma hOl'a se operó el nlovimie~to
("n el centl'o y dCl'eclmc; los dos t1't'Yl.05 {ld ejército-
4ltravesal'on á Elissc, Esemacl, Necl'-Hcylisscln, y
á pesar de un fúcg'o mortífero, YC11áertYll t:on 111U-
~:ho, valor las alturas escarpad,as {lcl Geta. La eo-
lnnlna del estL'cmo derecho atl'aVCS(J á UaeOlll', pa-
~ü hasta la 1 EuJ.ura· y en lugar (le- entendersc en
dIa, t.:OlnO tenia {wdcn (le ha.t.:e-rlo, t.:(Jmetió-la falta
,l,e. replegarse sobre- Oycl'winden en. busca del enc-
~nig-o. La segunda c.:ohullna (le la deredta despues-
tle haher tenido (Iue retrasar su marcha, se lanzó
'~911 ,,1 ma}oi' ím.pctu sohre la, ('olina d(? l\li(ld.el~




CDNVENCION NACIONAL. (1793). 279
wintlen y al'rojó de ella á los imperiales; pero en
lugar, de' fortHical'se alli, no hizo mas que atra-
vesarle' y se' apoderó de Overwinden. La tercera
entró en Neerwinden y cometió otra falta por efec-
to de una equivocacion, que fue la de estenderse
demasiado pronto fuera de la aldea y esponerse
á ser desalojada cuando vol viesen los imperiales.
Sin embargo ya iba á conseguir su objeto el ejér-
cito fl'ances, cuando el príncipe de Cobourg, des-
pues de haber cometido al principio la falta de no
atacar á l1uestrastt'opas cuando atravesaban el Ge-
ta y suhian los escarpados, procuró repararla dan-
do órden general de volver á tomar las posicio-
nes abandonadas. Para ello cargaron fuerzas 111Uy
supel'iol'escontra Miranda que mandaba nuestra
izquiet'da, y aprovechándose Clerfayt de que la
primera columna no hahia persistido en adelan-
tarse á él, ni la segunda se habia fortificado en la
colina de 'Middelwinden y tambien de que la ter:'"
cera y las otras dos que componian el centro se
habian alnontonado confusamente en Neerwinden
atravesó la llanura de Landen, volvió á tornar á
Racoul', la colina de lUíddelwinden, Overwindell
y Neerwinden. El'a en aquel momento desastrosa
la situacion de los Franceses, porque echados de
todos los puntos que habian ocupado, arrojados
á la pendiente de las alturas, sobt'epujados por
su derecha, cañoneados cLl su frente por una ar-




280 REVOLUCION FIlANCESA
tille ría superior, amenazados por dos cueqlOs de
caballería y con un rio á la espalda, podian ser
destruidos y lo hubieran si(lo infaliblemente, si
el enemigo en lugar de caer con la mayor parte
de sus fuerzas sobre su izquierda, huhiera empu-
jado contra el centro y la derecha. Entonces acu-
diendo Dunlouriez al punto mas amenazado, reu-
ile sus columnas, hace que se tome de nuevo la
colina y marcha él mismo sobre Neerwinden, que
ya había sido dos veces tomado por los F.rance-
ses, y otras dos vuelto á tomar por los 'imperia-
les. Entró en él Dumouriez por tercera vez des-
pues de 'Una horrible carnicería, en términos que
aquella desgraciada aldea estaba atestada de hom-
bres y caballos, hallándose nuestras tropas en la
confusion del ataque amontonadas y desbandadas.
Conociendo Dumouriez el peligro, abandona aquel
campo cubierto de despojos luunanos y vuelve á
fonnar sus colulnnas á poca distancia de la aldea
donde se rodea de su artillería y se prepara á
mantenerse en el campo de batalla. En aquel mo-
mento cargan sobre él dos columnas de caballería
la una de Neerwinden y la otra de Overwinden.
Valence previno á la prilnera al frente de la- ca-
hallería francesa, y no solo la cargó con ímpetu
sino que la rechazó, y cubierto de glosiosas heri-
rlas tuvo que ceder el mando al duque de Chal'-
tres. El general Thouycnot recibió' con frescura á




CONVENCION NACIONAL (1793). 28 f
la segunda, la dejó meterse entre nuestra infan-
tel'Ía, haciendO' que esta abriese las filas y despues
manda de repente una dO'ble descarga de nlctra-
Ha y lTIO'squetería que cO'mO' ejecutada á quema
rO'pa hizO' un destrO'zO' increible en la caballerí im-
perial y casi la destruyó enteran'tente. Asi quedó
dueñO' DUlTIO'uriez del calnpO' de batalla y se man-
tuvO' en él para cO'ncluir al dia siguiente su mO'-
vimientO' de cO'nversi(')on.


La jO'rnada hahia sidO' sangrienta, perO' lO' mas
difícil estaha ya ejecutadO', porque hahiéndO'se es-
tablecidO' la izquierda desde pO'r la mañana en
Leaw y Orsmael, debía estar enteramente O'ciO'sa,
y comO' habia cesadO' el fuegO' á las dO's de la tarde,
creía Dumouriez que habria cO'nservado su terre-
nO', y asi se cO'nsideraba cO'mO' victoriO'sO', supuestO'
que O'cupaba tO'dO' el campO' de batalla. Sin embar-
gO' se iba acercando la nO'che y empezaban á en-
cender sus fuegos la derecha y el centrO' sin que
huhiese venidO' ningun O'ficial á decirle de parte
de Miranda lo que pasaha en el flancO' izquierdO'.
EntO'nces principió á tener dudas, qne nO' tardarO'n
en pasar á inquietudes, y echó á cO'rrer á cahallo
con dO's O'ficiales y dO's criadO's, y se encuentra la al-
dea de Laer abandO'nada pO'r Dampierre, que lllan-
daba, bajO' las órdenes del duque de Chartt'es, una
de las dO's cO'lumnas del centrO'. Alli supO' DlllnO'u-
riel, que la izcluicnla enteramente deshandada




282 REVOLUCION FRANCESA ..
habia repasatlo el Geta y huidO' hasta Tídemout,
y que Dampierre viéndO'se descuhiertO', se habia
retiradO' mas atras al puesto que O'cupaba pO'r l~
mailana antes de la batalla. Parte al instante á es-
cape cO'n sus dO's cl'ÍadO's y 100s-dO's oficiales, es-
tandO' á pique de ser cO'gidO' par los húsares aus-
triacO's y llega cerca de medía noche á Tirlemont
dO'nde encuentra á Miranda, que se habia reple-
gadO' á dO's leguas del campo de batalla, á pesar de
las instancÍas de Valence, á quien habian trasla-
dadO' allí para curarle sus heridas y nO' cesaba de
decirle que marchase adelante. LuegO' que Miran"
da entl'ó pO'r la mañana en: Orsmael habiasidO'
atacadO' en el mOlnentO' en que lO's ilnperiales vol-
vian á tO'mar tO'das sus pO'siciO'nes; y cO'mO' la ma-
yO'r parte de las fuerzas del enemigO' habia caidO'
sO'bre su ala, que estaba cO'mpuesta en gran parte
de vO'luntariO's; nacionales, se hahia desbandadO' y
huidO' hasta Tidemont. EnvueltO' Miranda pO'r ella,
nO' habia tenidO' ni el tiempO' ni la fuerza necesa-
rias para reunir sus soldados, aunque l\liacsi ns-
ky vinO' á su sO'cO'rro cO'n un cuerpO' de trO'pas fres-
cas, y ni siquicl'a pensó en dar parte al general
en g"efe. Por lO' que hace á ChamplnO'l'in, que es-
taba situadO'- en Leaw cO'n la última colulnna, se
habiamantenido alli hasta por la tarde, y nO' pen-
só en vO'lver á enh'ar en Bingen, de donde habia
salidO', hasta el fin del di~:.




CONVENClON NACIONAL (1793). 283
Asi ~ encontró diseminado el ejército frances ,


pal'te dett'as- y parte delante del.Geta "y si el ene-
migo hubiera estado menos intimidado de resul-
tas de una accÍon tan tenaz, y hubiese querido
apurar s-us ventajas, podia cortar nuestra linea',
aniquilar nuestra derecha que estaba acampada en
Neerwinden y poner en huida la izquierda que
ya se habia replegado. Sin asustarse por ello Du-
mouriez , se decide fi'¡amente' á retirarse" y desde
la mañanita se prepara; á ejecutarlo. Para ello to-
mó' á sus órdenes el aja de Miranda y queriendo
inspirada algun valor quiere ponerla en vanguar-
dia,para ·contener ·al enemigo. en: la. izquierda de
Ja linea, mientras que el centro y derecha en
)'ctil'ada procuraban repasar el Geta. ,Per(} aquella
ÍlOrcion .deejércíto abatida: con la del'rota d.e la
víspel'(l, apenas se nlueve, y eso que felizmente
:Dampierre, que lmhiarepasadoel Gcta aquel mis-
IIlO dia con una columna del centro, apoyó el
movimiento de DumauriC"'.t r se condujo con tanta
Ínteligencia conlO valor. Iba sosteniéndoles Du-
moul~iez, que siempre se halhilia.en uledio.de los
lJutallones, y quiere conducirlos soln'e la altura
de Wommersen, que hahían ocupado la _víspera
antes del principio de la batalla;. Pero los Austria-
cos habian colocado en· ella algunas hatcrias"y, ha-
cian un fuego rnotíferode suerte que Dunloul'iez
~ puso al frente de sus abatidos soldados y les-




284 REYOLUCION FRANCESA.
quiso peL'suadir á que valía mas intental' el al:l-
que, que no estár recibiendo un fuego continuo,
pues á lo menos no tendrian que sufrir mas que
una descarga, siempre menos mortífera que aque-
lla fria inmovilidad en presencia de una artilleria
que los abrasaba. Dos veces logró moverlos y otras
dos se quedan parados con el pavoroso recuerdo
de la víspera, y mientL'as que aguantaban con una
constancia heroica el fuego de las alturas de ,VOlll-
mersem, no tenian la resolucion mucho mas fácil
de cargar á la bayoneta. En aquel instante vino
una bala de cañon y mato el caballo de Dunl0U-
riez, que cayó en tierra cubierto de polvo, y al
verlo sus soldados se disponen á echar á correr;
pero se levantó inmediatamente, volvió á subir
en otro caballo y continuó manteniéndolos en el
campo de batalla.


Durante aquel tiempo iba el duque de GhaL'b'es
operando la retirada de la derecha y de la Jnitad
del centro, conduciendo sus cuatro colurnnas con
tanta intrepidez como inteligencia, caminando
con frialdad en presencia de un enemigo formida-
ble y atravesando 105 tres puentes del Gcta sin que
nadie se atreviese á atacarle. Entonces replegó
Dumouriez su ala izquierda, como tanlhien la co-
lumna de Dampierre y se volvió á sus posiciones
de la vispera á la vista del enemigo que estaha
admirado de su excelente retirada. El! U se halla-




toNYENCION NACroNAL (1793). 285
La el ejército lo nlislllo que el 17, entre· Hacken-
doven y Goidsenhoven , pero con una péL~dida de
4 mil muertos y una desercion de lnas de 10 mil
fugitivos, que corrian hacia el interior tan desa-
lentados como despues de una batalla perdida ..


Lleno de amargura Dumouriez y agitado de
sentimientos contrarios, tan pronto pensaha en
batirse á la desesperada contra los Austriacos, tan
pronto en destruir la faccion de los jacobinos, á
quienes atribuia la desorgani~acion y reveses de
su ejército. En los accesos de su mal humor se
esplicaba sin disilnulo contra la tirania de Pads y
sus conversaciones repetidas por su estado mayor
circulaban por todo el ejército. Sin embargo , por
mas agitado que estuviese su ánimo, nunca per-
dió la serenidad tan necesaria en una retirada y
dió las mejores disposiciones para ocupar largo
tiempo la Bélgica por medio de las plazas fuertes,
en caso de tener que evacuarla con sus ejércitos.
En consecuencia mandó al general d'Harville que
encerrase una fuerte guarnicion en el castillo de
Namur y se mantuviese allí con su division. Envió
al general Ruault 1 á Amberes para reunir los 20
mil hombres de la espedicion de Holanda y guar-
dar el Escalda, mientras que otras buenas guar-
niciones ocupasen á Breda y Gertruydenberg. Era
su objeto formar asi un semicírculo de plazas fuer-
tes pasando por Nanltlr , Mons, Tournay, Cour-




28-6 llEYOLlJCION F'RANCESA ••
tray, Amhel'es, nrcda y Getrlruydenherg" colo~
cándose élen el centl'ft y espe1'at' 16s l~eftrerzos ne~
cesarios para obral' con mayot' energia. El 22 dió
un com,bate de posicion delante de Lovayna con-
tra los imperiales, que rué tan serio como el de
Goidsenhoven y les costó igual ntÍmero de gente.
Por la tarde tuvo una entrevista con el coronel
l\fack 2, que era un oficial enemigo de geande in-
flujo en las operaciones de los colig'ados por la l'e,-
putacion de que gozaba en Alemania, y convinie-
ron cntee ellos no volver á dar corubates decisi-
vos y seguil' lentamente y en buen ól'den para
economizar la sangre lle los soltlados y mirar por
el pais que era teatro lle \a guerra. Aque\\a espe-
cie eJe arJJJisticio al paso que epa favorable á 10.5
Franceses que sin duda se habrían desbandado si
se les atacaua con vigor, acomodaba tambíen mu-
cho al tímido sistema de los coligados', que des-
pues de haber recobrado el 1\'105a, no querian in-
tentar nada decisivo antes de tomar á Maguncia.
Esta fué la primera negociacion de Dumouriez con
el enemigo, cuya urbanidad y modales persuasi-
vos pudieron influir mucbo en el ánimo agitado
del general y disponerle á pensar en auxilios es-
trangeros. Ya comenzaha á no divisar horiz.onte en
la carrera en que se hallaba comprometido, y si
algunos meses antes preveia ventajas, gloria é in-
flujo en el mando de los ejécitos fl'anceses , cuya




CONVENCION NACIONAL. (t 793). 287
perspectiv~ le hacia mas indulgente con las vio-
lencias revolucionarias, hoy batido, despo-pulari-
zado y atribuyendo la desorganizacion del ejérci-
to á aquellas mismas violencias, miraba con ho-1'ror
los desórdenes que un tiempo pudo ver con indi-
ferencia. Educado en las cortes 'Y habiendo visto
por sus propios ojos cuan fuertemente organizada
debe de estar la máquina pal'a asegurar la • dura-
cion de un estád.o , no podiaconcehir que unos
paisanos sublevados pudiesen ser suficientes para
una operacion tan complicada como la de fornlar
un gobierno. En semejante situacion, un general,
que es al mismo tiempo administrador y guerre-
ro y tiene en su mano ]a fuerza, es dificil que no
caiga en la tentacion de emplearla en poner tér-
mino á los desórdenes que asustan su imaginacion
y amenazan su persona. Dumouriez tenia suficien-
te osadía para concebir semejante idea, y como ya
habia perdido la ilusion de servir á la revolucion
con victorias, pensó en formarse otra haciéndola
retrocederá la constitucion de 1791, recollcilián-
dola con la Europa á ese precio. Para aquel 'plan
se necesitaba un rey, pero era muy poca la im-
portancia que daba Dumouriez á los hombres para
que le inquietase la eleccion de quien hubiese de
serlo. Se dijo entonces que pensaba colocar en el
trono á la casa de Ol'leans ,y parecia bastante crei-
ble por el: afecto que tenia al duque de Chartres, á


'1
I
I




288 REVOLUClON FRANCESi\~
,


quien itaLia proporcionado hacer UI~ papel bri-
llante en el ejército. Pero la tal rpruebaera muy
iúsigüificante por que el jóven duque hahia me-
recido por sí mismo todo cuanto obtuvo y ademas
de e~ no habia en toda su conducta el menor in-
dicio de que estuviese de concierto con Dumou"
riez. La verdadera cOllsideracion que saltaba á los
ojos de todos era que no habia en :aquel momen-
to ninguna otra eleccion posible, si es que se que ..
ria CI~ar una dinastía nueva. El hijo del difunto
rey era delllasiado jóven, yeso aun cuando el re-
gicidio permitiera una reconciliacion tan pronta
con su dinastia. Los tios estaban en hostilidad
abierta, y no quedaha luas que la familia de 01'-
leans , tan comprometida en la revolucion como
los mismos jacobinos, y única capaz de calnlar to-
dos los telllores de los revolucionarios. Y asi en
caso de que el ánimo de Dumouriez se huhiese
parado en hacer alguna eleccion, no pudo formar
otra en aquel entonces y esta misma necesidad fué
el origen de que se le acusase que pensaha en po-
ner en el trono aquella fanlilia. El lo negó duran-
te la emigracion, pero esta negativa interesada no
prueha nada, ni merece mas crédito sobre este
punto que sohre la fecha anterior que pretendió
dar des pues á sus designios. El ha querido decir
que en efecto su proyecto de resistencia á los· ja-
cohinos era nlas antigua, pero es falso, y so]a-




CONV'ENCION NACIONAL (1793L 289
mente entonces, es decir, cuando ya vió cel'rada
la carrera de las victorias es cuando pensó en
abril'se otra. En aquel proyecto entraba por ll1U-
cho el rcsentilnientn personal, el disgusto de sus
reveses y al {in una indignacion sincera pero tar-
dia contra los desórdenes irrelnediables que pre~
,ocia ahora sin ninguna ilusiono *


e


El 22 se encontró en Lovayna con Ilanton y con
Lacroix -que venianá pedirle cuenta de la carta es-
crita el 12 de marzo á la cOllven<.:ion y qUf' se ha-
bia tenido secreta en la comision de seglH'idad.
general. COl110 él simpatizaba .con Danton, se pro-


.. Cuantos lectorcs llayan srgnido atctltamente la carrera
de Dumol1l'iez desde que suhió al ministerio y muche mas des-
de CJue tomó el mando de los ejércitos, se inclinarán facil-
mente ti cl'eer quc es verdad lo que asegura en sus memorias
y que no es exacto el raciocinio de MI'. Thiers, Era tan abo-
minable el régimen y cenducta de los jacohinos , tan opuesta.
al curso natural de las ideas ch.' un llOmhl'c medianameute
.cdl1cado y en particular ti las de un militar valiente: costaba.
entonces y cuesta hoy tanta repugnancia creer que fuese la pa-
tria aquella gavilla de fl'enéticos infames cubiertos de sangl'~
y de crímenes, que lo único (Ille sorprcndc es que Dumouriez
UU'dase un solo dia eH decidirse á su destl'uccion desde que
tuvo' fuerlas para peusar en ejecutarla, N():,ott'o~ crCCmO:i
pues <¡ue Dumonriez dice en este punto la H~l"t1ad, aUIHjllC
no dlHlamos que ('n aquella ocasion desgr,lciada para Sil ('j¡~r­
cito plIclie"on '! dehieron avivar5e SllS honradí:-;imos deseos.


(N, del T.'
IV.




290
.,


RE\'OLt:CIO~ FRANCESA.


IneLia este alrael'l'e á sentimientos Inenos violen-
tos y conciliarle con la causa COlllun; pero Du-
lnouriez trató á los dos comisarios y á Danton mis-
1110 con Inucha aspereza y les hizo concehir 80S-
l)echas de las ll1as siniestras disposiciones. Pror-
rUlllpió en nuevas quejas contra la conveneion y
los jacohinos y no quiso retractarse de la Icarta ,
consintiendo únicamente ell escribir dos palahras
para decir que él daria nlas tarde la esplicaeion,
de suerte que se volvieron .Danton y Lacroix sin
haber podido conseguir nada, dejándole en la lllas
violenta agitacion.


El 23 despues de una resistencia bastante viva
durante todo el dia, abandonaron lnucllOs cnel'-
pos sus'puestos y él se vió precisado á salir de 1..0-
vayna en desónlen. Por fortuna no percibió el ene-
lnigo aquel moyinúento, ni se apro\'eehó de él
para acabar de introducir la confusion en nues-
tro ejército con solo pel'seguirle. Entonces separó
Dumouriez la tropa de línea de los voluntarios, la
reunió á la artillería y COl11pUSO con ella un cuerpo
escojido de 15 mil homhres, con el cual se situó
a en p~rsona en la retaguardia. Alli presentándose
en nledio de sus soldados y ezcaralnuzando todos
los tEas con ellos, llegó á dar un aspecto nlas fir-
1n~ á la retirada. Mandó evacuar á Bruselas con el
111ayor ónlen, y atravesando aquella ciudad el dia
2;), vino á campal' el 27 en Alh, .. londe tuyonue-




'-:01\"Y~C10'N ~~\C10N.\L (17~93). 291
vas confcl'encias con el coronel Mack y fue tl'ata-
..(10 con mucha delicadeza y -consi(Jeraeiones,en tér-
lninos que aquell'l entrevista, cuyo oJJjeto no era
otro quc arreglar los pormenores tlelarmisticio,
no tardó en convertirse fUUy pronto en otra neg'o ..
ciacion mas 'inlpnl'tante. 'Confió Dumouriez todos
sus resentiulientos al coronel estl'alljero y le. des-
{;ubl'ló sus proyectos ,de tlerrihal'la ('oIlYelH'ion na-
'cional , y ofuscado por su encono y pOI' la exalta-
,ci~nde la itlpa de ulla desOl'galliza(·joll general,
obscureció su g'Joria el sahadol' de Fl'ancia en la
Argona., tratandOl(~Olll un enemigo, cuya arnhicioll
·debia tener por sospechosas sus intenciones, y cu-
yo poder Cl'a entonces el n:tas peligroso para no-
50h'os. No hay, ('muo ya hemos dicho.,mas que una
eleccioll para el homhre de génio en estas situa-
.ciones difíciles: ó retirarse y renunciar á todo in-
flujo para no ser e ómplicc de un sistellla que des-
aprueha, ó aislarse del mal que no puede Ílnpe-
(lir y hacer una ('osa, una soJa cosa, s,i empre 1110-
t'al y sienlpre glol'io.-;a, que es tl·ahajar en defensa
1 o. (. e su pals.


,. Esta máxima es c\'iclf'ntemen te j-usta porq-ue 110 hay otro
vinculo mor.al enlr(' los homhrf's "J sus respectivos gobierrlos,
y m:iS aun porque ('~t~í fllndada t'n r1 amor patri'O, que siem-
pre dehe inclllcars('á l,t jllvl'lllll(l. Pero cuida.do, qUl' COI!
ella se {tejará siellllwe el campo libre á tGt!os los que ,t fuerz.a
de nilllt:'IH'S hayan llegado .. i usurpar el gohierno de su paij
y ri r.1 11 i.z'll'l (O de b manel'<! CJlle le til'auizal'oll In., jacoLiuos




292
Convil1o DUlllOUl'iez con el coronel Mack en que


habria una suspension de armas entre los dos ejér-
citos, yen que los ilnperíales se abstendrian de
adelantarse hácia París, nlientras que él mismo
iria alli con su ejército, y que el precio de tal con ..
descendencia seria la evacuacion de la Bélgica. Tam-
bien se estipuló dar temporalmente en garantia la
plaza de Condé, y que en el caso de que Dumou-
riez tuviese necesidad de los Aush'iacos estal'ian á
sus órdenes. Las plazas fuertes habian de ser guar-
necidas por una mitad de imperiales y otra de fran-
ceses; pero unos y otros bajo las órdenes de gefes
franceses, y cuando llegase la paz se restituirían to-
das estas plazas. Estos fueron los culpahles conve-
nios celebrados entre Dlunouriez y el príncipe de
Cobourg por lnedio del coronel l\'Ia¿k.


Todavia no se sabia en Paris Dlas que la derro-


durante su sangrienta dominacion. Nosotros no aprobaremos
que Dumouriez rcclIl'fiese á los estranjcl'os y estranjeros ar-
mados para cambial' el gobicl'llo de Sil patria. Este siempre
es un crimen en quien le p,'ovoca, pero tampoco aconseja
.. iamos al que se encontrase en el caso de Dnmouriez, con sus
ideas y sus medios, el retirarse T renunciar á todo influjo COll-
tentándose con no ser cómplice de aquel sistema inhumano.
POI' el contrario creeriam05 que dehia emplear todos los me-
dios nacionales que estuviesen en su poder pal'a aniquilar
aquella cueva de malvados llamad¡\ club de los jacobinos, y
restituir á su patria la estirnacion <le sí misma por medio de un
gobierno menos ab~nr(lo qU(' el de la convencion. (N. del T.




CON'VEl'{CION NACIONAL. (1793). 29~r
ta de Neel'winden y la evacuacion sucesiva de la
Bélgica, y no pudo menos de causal' gl'ande agi-
tacion la pérdida de una importante batalla y una
retirada precipitada, nHlcho mas cuando coincidia
con las noticias que acababan de llegar del Oeste.
Se habia descubiel'to en Rennes una conspil'adon
que parecia tramada por los ingleses, los señores
bretones y los clérigos no juramentados. Ya ha-
bian estallado algunos movitnientos en el Oeste con
ocasion de la carestia de los víveres y con la ame-
naza que se habia hecho de no paga!' el culto; pero
ahora era con el objeto claro de defender la mo-
narquía absoluta. Se habian dejado ver en las cer-
canias de Rennes y de Nantes algunos grupos de
paisanos pidiendo el restablecimiento del clero y
de los BorLones. Orleans estaha en plena inSU1'l'eC-
cion y habian estado á pique de asesinar al repre-
sentante Bourdon 3 ,llegando ya los reheldes á mu-
chos millares de hornhres. No se necesitaban na-
da nlenos quc ejél'citos enteros con sus genel'ales
pal'a sujetarlos, pues ya las ciudades destacaban
sus guardias nacionales y el general Labourdon-
Baie iba avanzando con su cuerpo, de modo que
todo anunciaba una guerra civil de las mas san-
grientas. Todo esto, junto con la retirada de nues-
tros ejércitos en presencia de la coalicion y el le-
vantamiento del Vendee, hacia fOJnenlal' esll'aor-
diuurianlentc el púhlico temor.




J{EYOU'Cl~ F'I\X~C};SX


Casi en la nl"isma época y de resultas del t O (fe'
marzo se,hahia pensado en reunil' los dos geles de
fas opi~ioncs opuestas en la cOlniSÍ'011 de seguri-
fiad general para flue se' espHcasencn ella sobre los·
motivos que tcnian p<u'a sus difcrenci2\s, y Danton
fue quien provocó aquella entrevÍsta. Las dpsputas-
di/'l-rias no podian satisfilcer el belio personal de que
~í estaba esento por carácter y le esponjan conti-
nuamente á tener que lla,Cel' raJen te su conducta,
twsa que rccelaha Inucho al f)(lSO <roe cnlol'pecian.
d curso de la rc"ol'ucion, que cra su ídolo: por eso'
(Jeseaba ponel' término á ellas., Siempre habia mani-
festado 111UY b trena fi~ en las difere'ntes' conlt~rcncia s'
fIue sehabian suscitado y si alguna ,'ez tomaha la,
iniciativa y a.(~usaba á los, gi'l'ond¡'nos era pOTUO in ...
('ul'rir en Jos cargos q oe le habl'iasns('itado' una con-
fiucta opuesta ó silc'nciosa. Estos últitnos y en pnr-
tintlar Buzfrt, (~¡.adet , VCl'gnÍau(l y Gensonné, con
:"\1 delicadfza acostumhrada, se justificaban C:0I110
si la at:llsacion hubiese sido seria y predicaban {i'
un cOrivel'l.rdo' ar~I,nnentando' con Hanlon. Mas n (J
sucedia lo nlismo t:on Robespiel'l'e, p~'que este se
rrritaha fon la <:on"in:ion y pl'o('lll'aban hacerle
V(>I' ~HS errores COJJl{) si, esta deuwst racion hubiese
{le apaciguarle ... .En cuanto á lUal'at, que se habia
creido nn pel'sonage necesario en aquellas eonfe-
J'cneias, Ui)1g11110 se dignó darle esplica('ion alguna
J hasta Slt) prnpin~~ amig'o:, evitaban dirigide la




CCNYBNCION NACIONAL (1793.'1- 295
palabra, pOl' no teneL' que juslificarse de selllCjan-
te alianza. Unas reuniones de esla natul'aleza de-
bian agriar mas bien que reunil' á los opuestos co~
.. ifeos, porque aun cuando llegúran it demostrarse
recíprocamente sus f¡tItas, ciert~llllente no les ha-
hria reconciliado senlejante denlostracion. Eú este
punto se hallaban 1as cosas cuando se supieron en
I}aris los acontecimientos de la Bélgica.


hUllediatanlente principiaron á echarse la cul-
pa unos á otl'os de haher contribuido á los desas-
tres púhlicos desorganizando los unos el gobierno
y pertudJando su accion los otros. Se pidieron es-
plicaciones acerca de la conducta de DUl110Ul'iez y
se leyó la carta del 12 de lnarzo (PIC había estado
secreta, y al oir esta lectura no Se dudó de que
estaba en el mislllo caso que Laf¡'yette, y que á
ejemplo suyo principiaba su traÍcion por carlas
úlsolentes á la asamblea +. Mucho lnas crecieron las
sospechas con otra carta escrita el 27 de marzo,
bastante nIas atrevida que la del 12, y todo eLlllul1-
do empezó á instar á Danton para que digese cuan-


.. Si semejantes cart.as en que ne,:-.e deGia mils que la ver-
dad deso ud,l se hubiesen dirigido tí un llJouarca, 110 hdbri ..
elóglos' con (!ue ponderar la nobleza y patriotismo de (flliell
las escribiese; y cuando se dil'igen á tilIa asamhlea, compuesta.
~n gran par·te de asesinos y ladrones públicos se las califica de
lnsolentcs. i Oh tiranía, como te pareces siempre á ti misma!


(N. del T.)




UEYOLl'C10N FRANCES!.,


to sabia acerca de Durnoul'iez. Nadie ignora.ba qUé
aquellos dos hOlnhres gustaban uno de otl'o y que
Danton habia insistido porque se tuviese secreta 'la
'Carta del 12, prometiéndose obtener su retrae-1:a-
cion , y hasta se decia que amholi habian cOllleti-
(lo malversaciones en la opulenta Bélgica'. Por eso
en los jacobinos, :en la cOlnision de (lefensa gene-
ral y en la misma asalnblea se le intimó á Danton
que era necesario que se esplicase, y así viéndose
apul'ado con las sospechas de los girondinos y las
dudas de los lnismos de la Montafia , se vió por
primera v.ez perplejo para responder. Con todo
dijo que los grandes talentos de DumO'Uriez ha-
bian lnerecido que se' guardasen con él ciertas
consideraciones y que se habia tenido por conve-
niente avistarse con él antes de denunciarle, á fin
{le hacerle conocer su error y atraerle, si era po-
sible á mejores sentimientos : que por ahora lo
único que habian visto los conlisionados en ,su con ..
ducta era efecto de algunas. lnalas sugestiones y
sobre todo mucho pesar de los últimos reveses.;
pero que habian creido y creian todavia poder
eOllservar sus servicios para la repúhlica.


Replicó Robespiel're que si las cosas estaban asi
no habia necesidad de considel'arle y que era inú-
til guardarle ning'un respeto, añadiendo que re-
novaLa Ja nlOcioll hecha alltcl'io1'JUelltc por Lou-
"' ct contra los BOr]JOllCS (pIe todavía eslahall en




CONVENCION NACIONAL. (1793). 297
Francia, esto es contl'a la fanlÍlia de Orleans, ca-
sa que pareció muy esteaordil'laria por' lo misnu)'
que Rohespierre- les hahia defendido- tanto en el
JlleS de enero contra los girondinos, y ahora les
perseguia con tanto furor. Pero aquella alma sos-
pechosa y desconfiada habia supuesto i'llmediata-
Inente intrigas siniestras y díchose á sí lnisma : un
antiguo príncipe es imposible que se resigne en
su nuevo estado, y por mas que se llame Egalité,
no puede ser sincero su sacrificio; luego conspira,
y todos nuestros generales son cómplices suyos:
Biron que manda en los Alpes, es am~go íntimo su-
yo ; Valence, que tiene el mando del ejército de las
Ardenas es yerno de su confidente Sillery; sus
dos hijos ocupan los primeros puestos en el ejér-
cito de Bélgica; Dunlouriez los ama con ternura y
los educa con un esmero 'particular: los girondi-
nos es verdad que atacal'on por enero á la fami-
lia de Orleans , pero fué una ficcion de su parte
sin otro objeto que deslumbrar y ocultar su coni-
vencia: Brissot , que es amig'o de Sillery, sirve de
intermedio para la conspiracion: no hay duda al-
guna, el conlplot está descubierto, el trono se le-
vanta y la Francia es perdida si no nos damos prisa
á proscribir los conjurados. - Estas eran las con-
jeturas de Robespierre y lo que mas debe asustal'
en ellas es que aquel hombre inspirado por el odio
creia lo que sospechaba; pero la }lontaña desechó




298 ItEYOLUCION FR,tNCESA.
su proposicion. -Presentad las pruebas, lc decian
los que estaban á su lado; y él rC3(}OH(lia : prue-
has; yo no tengo pruebas, pero tengo coltviccioll
moral de ello.


huuediatanlcntc se pensó, como sucedia siem-
pre que amenazaba algun peligt,o, en acelel'ar la
accion del poder ejecutivo y la de los tt'ibunalcs
para defenderse á un tiempo de lo que llamahan
el encnligo esterior é interiol' ; y así hicieron que
lllarchasen sin pérdida dc ticlnpo los ,comisarios
llOlnbrados para el alistaIl1icnto y se exalllinó ]a
cuestion de saber si la convcncion deberia ó no
tomar mayor parte en la ejecucion de las leyes, pues pa-
recia insuficiente el lllodo con que estaba organi-
zado el poder ejecutivo. Unos lninistros colocados
fuera de la asamblea, obrando por sí 11lismos ba-
jo la vigilancia ,bastante remota de aquella; una
comision encal'gada de dar infornles sohre todas
las pl'ovidencias de seguridad general, fiscalizán-
dose todas estas autoridades unas á otras y deli-
Let'alHlo eternamente sin 1 ejecutar, parecian muy
insuficientes para la enorIne carga que t.enian que
desempeiíar. POL' otra parte aquel 111inistcl'io y
aquellas COlllisioncs no dejaban de series sospe-
chosas porque estaban compuestas de homhres
model'ados, y en aquel tiempo en que la pronti-
tud. y la fuerza eran condiciones indispensables
de buen éxito, toda lentitud y todo aSOlno de mo-




CONYENCIO~ Ns\·CIO~AL (1793). 299
fleracion se COUflUll\¡'a con la conspiracíon. Pensóse
pues en creal' otra coolision que reuniese á tUl
tiempo las funciones diplomática, lnilitar y de SC'-
~'uridad general, la c'ual podria en caso de nece-
sid~l(llna.ndar y obrar en gefe y contener ó snplir
la accÍo'll ministeriaL Presentáronse varios proyec-
tos para su organí1.acion y se nombró otra comi-
sion para discutirlos; y luego despues se enlpezó
á tratar de los IncdÍos de atacar al enemigo inte-
}'ior, esto es á los aristócratas y él los traidores, de
'Iue se Cl'eian rodeados. La Francia, decian , está
llena ele clérigos no juralnentados , de nobles, de
criaturas. "le e~tos , de sus antiguos- criados, y toda
esta clientela tan cons·ide¡'uhle nos está rodeando ~


J


nos vende y nos aJumaza de tantos peligros COlll()
las bayonetas enelnigas. Es p¡'eciso descubrirlos,
seilalados y ponedes tan patentes á la luz que les-
sea iUlposible ohrar, y así los jacobinos propusie-
ron á la convencion , y esta decretó el 29 de Inar-
zo que can arreglo á. una antigua costulnhre to-
Inada de los Chinos se escribiese en las puertas de
las casas el nombl'e de todos los que hahitaban en
ellas. Despues se detel'lninó el deSal'lll<llniento de
todos los ciudadanos ,o;ospechosos, calificando (le ta-
les á todos los clérigos no juralncntados, á los no-
bIes, á los antiguos scñores , á 103 enlplc ados des-
tituidos etc. Este dcsal'll1e sc habia de \'cl'iJ-icar pOl~
medio de visi tas dOluiciliarias, sin otra 1110cli-




300 ltEVOLUCION FflANCESA
ncacion á la tal medida, sino que las visitas no
pudieran hacerse de noche. Luego que se ase~
guraron de este nledio de persegui!' y nl0rti...;;
ficar á cuantos les hacian la menor sombra, se
añadió ]0 que faltaba y era el de caer so"':
hre ellos de la lnanera lnas pronta instalando el
tribunal revolucionario. Púsose en ejercicio este
terrible instrumento á propuesta de Danton, sin
embargo de que conocia nlejor que otros todo el
abuso que podia hacerse de él , pero lo sacrificaba
todo á su objeto. El sabia rnuy bien que castigar
pronto es lo mismo que examinar menos atenta-
mente; que examinar sin atencion es esponerse á
errar, sobre todo en tiempos de partidos; y q'ue
errar en estas materias es cmneter una att'oz in-
justicia; pero á su modo de ver, la revolucion, no
era otra cosa que la socied.ad acelerando su acdon
en todas las cosas, así en materia de justicia, co-
mo de adrninistt'acion y de g'uel'ra. necia qtie en
tiempos tranquilos la sociedad prefiere dejar iJn-
pune al culpable á castigar al inocente, porq~le el
culpable es poco peligroso, pero á medida qu'e lo
va siendo algo mas va entrando ]a garl'a de pi;en-
derle , y si lo llega á ser tanto .que pueda ocasio-
nar su ruina, entonces carga contra todo el que es-
cita sus sospechas y prefiere entonces castigar á un
. inocente á dejar escapal' un culpable. Tal es la
dictadura, es decir, la accion violenta en las S~




CONYENCION NACIONAl. (i 1-93). 30 t
ciedades que están anlenazadas, rápida, arbitra-
ria, aventurada, pero irresistible.


Asi los resultados inmediatos de la hatalla l\e
Neerwinde"Jde la retirada de Bélgica,de las amena-
zas de DtllnOuriez y de los lllovimientos {lel Ven-
dee, fueron la concentracion de todos los poderes
en la convencion, la instalacion del tribunal re-
volucionario , un principio de inquisicion contl'a
los sospechosos y un gran aUlnento de odio contra
los diputados que se oponian á tales medios es-
traordinarios.


Mucho se había acrecentado el lllal humor de
Dumouriez con los reveses, y IDas cuando supo
que el ej'(~rcito de Holanda se retiraba en el mayor
desorden ahandonando á Amberes y el Escalda y
dejando en Breda y Getruydenbe~g las dos guar-
niciones francesas; que d'Harville no habia podi-
do luantenerse en el castillo de Namur y se replega-
ba sobre Givet y Mauhenge y que Neuilly lejos de
poder lnantenersc en lUons, se habia visto preci-
sado á retirarse sobre Condé y Valenciennes, por-
que su division en lugar de tomar posicion en las
alturas de Nimy, hahia saqueado los almacenes y
echado á correr. Asi por una consecuencia de los
desordenes de aquel ejército veía desvanecerse el
proyecto de formar en Bélgica un selnicírculo de
plazas fuertes, que hubiera pasado desde NamUl'
á Flandes y la Holanda, en cuyo centro se huhie-




362 1tEYOUJ'CIO'N Fl\AN~S~.
ra colocatl9 ~l pal'a obral' con mayor yentaja. A
P.,co mas ya no le quedaba que ofrecer á 16s im-
l~el'iales en cam.bio y tenia que SOlneterse á su de-
pendencia dehilitándose mas y mas. Conf(u'me se
iba acercand" á Francia se aUluentaba su cólera
.. 1 ver IDas de cerca los desórdenes y al oir los gl'i-
tos que se levantaban contra él : de suerte que ya
no se ocultaba de nadie y sus palabras repetidas


po-r su estado mayal' y difutldi<las par todo el
ejército, no dejaban duda alguna de los Ill'oyectos
<Iue fermentaban en su ('aueza. La J.el'mana del
tIuque de Orleans y Madama Sillery se habían re-
fugiado en Bé~ica huyendo de los peligros que
las amenazaban, buscando pl'oteecioll al lado de
sus hernH1110S y se enconlt'ahan en Ath, lo cual diú
mucho aunlento á bs sospechas.


Allí se presentaron tt'cs envia<.tos <.le los iacohí-
nos llamados el U.!.lO Dllhuisson", refugiado de
Bruselas, Pl'oly ¡, hijo natural de Kaunitz y U11
tal Pereira 6, judio portug'ues, diciendo con verdad
ó sin ella que llevaban una comision de Lebrun.
Fuél'onse á donde' estaha el general como cspias
del gohierno y no les costó trahajo averiguar unos
proyectos que no disinullaba DUI110Ul'Íez. Le encon-
traron rodeado del general Valence y de los hi-
jos del duque de Odeans', y fueron lnuy 111al
recibidos oyéndole espresiones lnuy poco lisonje-
ras para los jacohinos y la convencíon; mas á pe-




CONYENCION NACIONAL (1793). 303
sal' tic eso volvieron al dia sig'uicntc y obtuvieron
de él una confel"encia secreta, en" la cual se des-
cubrió Dumouriez enteramente. Elnpezó por de-
cirles que tenia bastantes fuerzas para batirse por
detras y pOI' delante; que la convencion era un
compuesto de doscientos bribones y seiscientos
illlbéciles y que se reia de sus decretos, que den-
tro de muy poco no tendrian inlportancia mas que
en las afueras de París. En cuanto al tribunal re-
volucional'io, almdió con mayor indignacion, r yo
sabré estorbarle y mientras que tenga tres pulga-
das de azero á nli lado no existirá semejante hor-
ror.-Luego se desató contra los voluntarios, lla-
mimdolos cobardes á boca llena, y que no que-
ria mandar sino tropas de linea, con las cuales
iria á poner térnlino á todos los desórdenes de Pa-
ris.- ce ¿ I..uego no quereis constitucion? le pre-
guntaron entonces los tres i nterlocutores.- « La
« nueva constitucion inventada por Condorcet es
a: muy ,necia.-- ¿ Y que pondriais en su lugar?-~
G: I..a antigua de 179 t , por nlala que sea.- Pero
« necesitariais un rey)' el nomhre de Luis causa
C[ horror.-Que se llame I..uis óJacoLo inlporta muy
«poco. - O FcNpe, replicó uno de los enviados;
C[ ¿ pero como se ha de reemplazar la asanlhlea ac-
« tual? -Dllmouriez se quedó parado un monlen-
C[ to y luego altadió: hay adtninistraciones locales
« que han sido clcgidag por la confianza de la na-




lO4 REVOLUCION f'RANCESA.
~ cion , y los 500 presidentes de dish'ito serán los
{( 500 representantes. - Pero antes que se reunan
(c¿quien tOlnará la iniciativa en esta revolucion?
4: -Los Manlelucos, es decil', mi ejército') que se-
({ rá de este dictánlen"! le confil'lnarán los presiden-
« tes de los distritos y yo haré la paz con la coa-
\{ licion, la cual si yo no me opus,iel'a, estaría en
C{ Paris ,dentro de quince días. »


Séase que estos tres enviados huhiesen venido,
como creyó Dumouriez, para sondear sus inten-
ciones en el interes de los jacohinos , ó 'que solo
intentasen hacerle esplicarse con mas claridad, le
sugirieron una idea y fué , que supuesto que los
jacobinos eran un cuerpo deliherante ¡, por qué no
ponerlos en el lugar de la convenciGn? Al oil' es-
tas palabras les echó una mirada en que se pinta-
ba toda la indignacion y desprecio que puede es-
presar un rostro humano y ellos retira110H su pro-
posiciGn, hablándole del peligro á 'que ~spondria
semejante proyecto á Jos Borbones que tGdavia es-
taban presos en el Temple., y por quienes él pare-
cia interesarse. A esto replicó Dumouriez que aun ..
que todos pe~eciesen en Paris ó en Coblentz, siem-
pre encontraría la Francia un gefe que pudiera
salvarla ; fuera de que si Paris cOlnetia nuevas
atrocidades en los desgraciados presos del Tem-
pIe, él se presentaria inmedi~tamente con doce
mil hombres y oaria la ley. Que no pensasen en




COll(VENCIOX NACIONAl •• (t 7\)3). 305
que él" habiade imitar la conducta del illlbécil de
Broglie, que :con 30 ll1il hombres se habia dejado
tomar la Bastilla; y que con solo dos destacalnen-
tos en Nogent y en el puente de San 1\'1ajencio ma-
taria de hambre á los Parisienses. « POi' lo demas,
«añadió, vuestros jacobinos pueden espiar todos
« sus crímenes con mucha facilidad ; que salven á
({ los infelices presos y echen á patadas á lo~ "745
1{ tiranos de la convencion y serán perdonados. »


Entonces le hablaron los interlocutores de sus
propios peligros; á lo cual respondió: «siempre
«tendré sobt'ado tiempo para echar un galope ha-
-{e cia 16s Austriacos. ¿Y qué, querriais participar
cr de la suerte de Lafa yette. ? - Yo me pasaré al
-f( enemigo de un modo muy distinto; y ademas
« las potencias tienen muy diferente idea de nli
« talento y no tienen que echarme en 'Cat'a las jor-
«nadas del 5 y 6 de octubre. »


Tenia mucha razon Dumouriez en no telner la
suerte de Laf.:'lyette, porque se estimaha en Inas
su saber y en mucho menos la firmeza de sus
principios para que le encerráran en Olmutz. En
esto se despidieron los tres enviados diciéndole
que iban á sondear á Paris y á los jacohinos sohre
el asunto.


Sin embargo de que Dumouriez creia que los
tres enviados eran unos puros jacohinos, no por
eso se habia esplicado con menos osadia, como


IV. 20




306 REYOU;CION FltANCESA.


que sus proyectos eran ya entonces evidentes. Las
tropas de .línea y !OS voluntál'ios se observaban l'e-
dprocanlente con desconfianza y todas las señales
eran de que iba á levantarse el pendon de la re-
helion •


• Ya habia recibido el poder ejecutivo informes que
inspiraban mucha inquietud, y la comision de se-
guridad general habia propuesto y espedido un
decreto por el cual se citaba á la barra al general
Dumouriez. Cuatro comisarios, acompañados del
ministro de la guerra, habian recibido órden de
trasladarse al ejército para notificar el decreto y
traer el general á Paris, los cuales eran Bancal "
Quinette 8, Camus y Lamarque 9, habiéndose in-
corpOl'ado con ellos Beurnonville , cuyo papel era
el ma,s dificil de to(los , á causa de la estl'echa amis-
tad que le unia con Dumouriez.


Marchó la comision el dia 30 de marzo, y en el
111ismo dia se fué Dumouriez al campo de Bruille
desde donde amenazaba á un tiempo las tres inl-
portantes plazas de Lille , Condé y Valenciennes,
estant.lo muy incierto sobre el partido que debia
tomar, porque su ejército estaba dividido. La ar-
tilleria , la tropa de línea, la caballería y todos los
cuerpos organizados le parecian estar muy adictos;
pero los voluntarios nacionales comenzaban á mur"
murar y sepal'arse de los otros, no quedándole mas
que un recurso en aquella situacion ,que era de-




'CONVENClON NACIONAl. (1193). 301
s~rmar á los voluntarios. Pel'O se esponia:á un
:combate, y la pl'ueba no de.jaba de ser dificil pOl'-
«ue era de recelat' que la tropa :de línea no qui-
-si ese ensangrentarse con sus -compañeros de armas.,
Por otra parte no faltaban entre los voluntarios
quienes se hubiesen batido hien y parecían parti-
aarios suyos; y asi dudando en tOlnar aquella ri-
gorosa providencia, ileRSÓ en apoderarse de las
t.'es plazas en cuyo centro se hallaba, pues por es-
te Dledio adquiria víveres y un punto de apoyG
contra el enemigo, de quien siempre desconfiaba.
Pero en aquellas tres plazas estaba muy dividida.
la o.pinian , parque las sociedades populares, ayu-
dadas de 103 voluntal'ios, se habian sublevado
contra él y amenazaban á la tropa de linea. En
Valenciennes y en tille los conlisarios de la con-
vencion escitaban el cejo de .]os republicanos, y
solo en Condé tenian la ventaja sus llc'utidarios por
influjo de la division de Neuilly. Entre los gene-
l'ales de division, Dampierre se conducia con él
lo mismo que él se hab: a conducido con Lafayette
despues del 10 de agosto; y otros muchos, sin de-
.clararse todavia abiertamente, estaban prontos á
abandonarle.


El día 31 se le presentaron en su campo seis vo-
luntarios llevando en el sombJ,'ero un letrero es-
crito con .gl'eda , que decia: República ó la muerte, é
hicieron admnan de querel' apoder~rse de su per-




l\BYOLlJC10N ,.,RANCESA.


~o'na; 'pero él ayudado de su fiel Batista, "¡os -re ... j
chazó y los entregó á los húsares. Este suceso
dió mucho que l1ahlar en el ejército, y varioS'
cuerpos ledirijieron aquel dia muchas representa-
ciones que reanimaron su confianza. Inmediata-
mente levantó el estandarte y destacó á M-iaczinsky
con algunos miles de honlbres para marchar con-
tra Lille. En efecto avanzó Miaczinsky hacia la
plaza y confió al mulato Saint Georges 10, que
mandaba un regimiento de laguarnicion, el se-
creto de su empresa. Este aconsejó á Miaczinsky
que se presentase en la plaza con una ~-imple es-


. colta , y el desgraciado general que le creyó, ape'-
nas hubo entrado en Lille cuando le rodearon y
-entregaron á las autoridades. Cerráronse las puer-
tas, y la division anduvo errante por el glacis de
-Lille sin general que la mandase, pues aunque
Dumóuriez envió al instante un edecan para reu·
nirla, tambien le :cogieron y la division quedó
perdida para él. Despues de aquella desgraciada
tentativa, ensayó otra semejante sobre Valencien-
nes, donde mandaba el general Ferrand, á quien
creia muy dispuesto á su favor; pero el oficial-en-
cargado ~e sorprender la plaza hizo traicion á sus
proyectos, se unió con Fel'rand y con los comisa-
rios de la convencion , y tambien perdió á Va-
lenciennes. No le quedaba pues mas que Condé ,
que por estar situada entre la Francia y el enemi •


.




CONYEr(CION NACIONAL (1793). 309-'"
go era su único punto de apoyo. Si le perdía, era
indispensable que se entregase á los imperiales,
poniéndose en sus manos á riesgo de que se in-
digflara su ejél'cito si queria hacerle marchar
con él.


El 1.0 de abril trasladó su cuartel general á Sto
Amand pai'a estar mas inmediato á Condé, y
nlandó arrestar al hijo del diputado de Versalles
Lecointre y le envió en rehenes á Tourna y , supli-
cando al austriaco Clerfayt que le tuviese en de-
pósito en la ciudadela. El 2 por la tarde llegaron
á casa de Dumouriez los cuatro comisionados de la
con vencion, precedidos de Beurnonville, estando
formados en batalla delante de su puerta los hú-
sares de Berch-iny y todo su estado mayor al re-


. dedo!' de él. Dumouriez abrazó por :de contado á .
su amigo Beurnonville y preguntó á los diputados
el objeto de su mision: mas ellos rehusaron es-
plicarse en pL'esencia de aquella multitud de ofi-
ciales cuya actitud les inspiraba poca seguridad y
quisieron pasar á otra pieza inmediata. Consintió
el general , pero los oficiales exigieron que que-
dase la puerta abierta, y entonces Camus le leyó
el decreto. aconsejándole que se sometiese. Res-
pondió Dumouriez que el estado de su ejército exi-
gia su presencia, y que luego que estuviese reor-
ganizado veria lo que debia hacer. Insistió Camus
can fuerza, pero le replicó DUlll0ul'iez que no se-




tia tan" lonto, que sin Inas ni mas se fuese" á Parí~
á entregarse al tribunal revolucionario, donde'
uoos tigres espera,han su c(l1beza , mas él no te'llia
ganas de re<galársela. En vanO' le aseguraron 10'"&
cuatro comisarios que nO' se trataba de' atentar á
su persona y que respondían de ella,. pero que
este paso tranquilizaría á la convencion y nO' tar-
dada en vÜ'lvel' á su ejército. El no qui"so escuchar
nada y les suplicó que nO' le aplfl'asen deInasrado,.
diciéndoles que lo mejor que podian hacer era
tomar una resolucion nlOderada escribiendo á la
convencitln fIlie' en aquel mO'mentO' res habia pa-
tecido demasiado necesaria la }>l'esenda del gene-
ral DumO'uriez para apartarle de su ejércÍtO'. Al
ac abar estar palabras se salÍó y les mandó que se
decidiesen. Entonces pasó con Beurnon"ille á la
pieza donde se' llaUaba el estadO' mayO'r y estuvO'
esperandO' en mediO' de sus O'ficiales la dcterrnin~1.­
('iO'n de IO's comisariO's. EsfO's cO'n noble firmeza sa--
JierO'n un monlCnto despues y le reiterarO'n su in-
timaciO'n, « ;, Quereis obedecer á la convencion '! le
«: dijO' Camus. - NO' ,replicó el general. - Pues
( bien, le tornó Camus ~l decir, quedais suspendi-
« do de vuestras funciones; vuestros })apeles se-
« rán secuestrados y arrestada \'uestra persona.-
(( Eso ya es demasiado, gritó Dumouriez ; húsares
«: á nlÍ .... entraron los húsares y les di jo en ale-
e roan: arreslen V DlS, á esas gentes , pero que no
,




CONVENClON .NACIONAL (1793). 311
« se les haga ningun lual.-Beul'llOnville le su-
« plicó que hiciese lo mismo con él. - Sí , le res-
« pondió , y me parece que os hag'o en ello un
({ gran servicio, con preservaros del tribunal re-
([ volucíonarÍo. »


Mandó Dumoul'iez que les diesen de conle!' y
en seguida los envió á Toul'nay pal'a que los Aus-
triacos los tuviesen en rehenes, y ú la mañana si-
guiente muy telnprano montó á caballo, hizo una
proclama al ejél'cito y á la Francia y encontró en
sus soldados, sohre todo en los de linea las dis-
posiciones nlas favorables en la apariencia.


Todas estas noticias ihan lleg'ando sucesivamen-
te á Paris, y ya se habia sabido la entrevista de
numouriez con Proly, Duhuisson y PereÍl'a, sus
tentativas contra Lille y Valenciennes y última-
mente el alTesto de los cuatro cornisarios. Inme-
diatamente se declal'aron en perrnanencia la COll-
vencion, las asamhleas municipales, y las socie-
dades populares, ofreciendo pren1Íos por la caLe-
za de Dtullouriez y poniendo presos :i todos los
parientes de los oficiales de su ejél'cito para que
sirviesen de rehenes. Se nlandó levantar un cuer-
po de 40 mil hOJnLres para cubrir la capital y se
le dió á Dampierre el mando general del ejército
de Bélgica. A estas urgentes medidas se añadie-
ron, como siempre, muchas calumnias, mezclan"';'
de á Dumol1rie~ con Orleans y con los girondinos,




312 RB\--OLVCJON .ftU.kNCESA:.
suponiéndolos eón1plices suyos. Decian que Du-
moul'iez el'a uno de aquellos militares aristócra-
tas, un miembro de los antiguos estados ma-
yores, cuyos 111alos principios no habia térmi-
nos con que ponderar. Orleans era el primero de'
aquellos grandes que habian fingido mucho celo
por la libertad, y se desenmascaraba despues-
de algunos años de hipocresia. Ultimamente los,
gil'ondinos unos diputados infieles:, C0010 todos
los mieolbros del lado derecho, que abusahan de'
sus poderes para perder la libel'tad. Lo único eu-
que se disting'uia DUlnouriez era en hacer algo,
lnas, tarde lo que Bouillé y Lafayette' habian he-
cho mas telnprano ; Orleans ohservaha la misnla¡
conducta que los delnas lniembros de la familia.
l'eal, solo que habia persistido algun tielnpo IDas-
en la revolucion que el conde' de Provenza: los-
girondinos eran lo que hahian sido Maury y Ca-
zalés en la constituyente y lo que Vaublanc y Pas--
toret en la legislativa , esto es , unos traidores,
igualnlente visibles contra su patria, y solo dife-
rentes en la época. Asi Dumouriez,Orleans , Bris.
sot, Vergniaud , Guadet, Gensonné etc. todos cónl--
plices , eran los traidores de aquel año.


l,os g'irondinos replicaban que ellos sielnpre ha-
bian perseguido á Orleans , mientras que los Mon-,
tañeses eran quienes le defendian; que estaban re-,
ñidos con Dumoul'iez y sin relacion alguna con él,.




CONVENCION NACIONAL (1793). 31 ~
mientras que por el contral'Ío los que se lellabian
enviado cerca de su persona á la Bélgica, los que
le habian seguido en todas sus espedicienes, los
que sÍeJupre se habían Dlostrado amigotes suyos-
y paliado su conducta eran todos de la Montaña.
Hasta tuvo el atrevimiento Lasource de designar
con imprudencia á Lacroix y á Danton ,acusándo-
los de que. hahian contenido el celo- de la conven-·
cÍon disimulandO' la conducta. de Dunlouriez. Esta
l'econvencion despertó las sospechas (:fue ya habian
corrido acerca. de la conducta de estos dos en la
Bélgica, y en efecto se decia que habian pactado>
con Dumouriez escusando· su defeccion para que-
él escusas e sus rapiñas. Danton que solo les pcdia
á los girondinos que guardasen silencio:, se enfu-
reció de tal nlodo que subió á la tribuna y les juró,
una g'uerra Ú 111Uerte. « Ni paz ni tregua, gritó,
ca: entre nosotros y vosotros:» y luego :agitando su
espantoso semblante y amenazando COIl el puño·
al lado derecho, les dijo: ( Yo lne he estado atrin-
« cherando en la ciudadela de la razon, pero· sal-
( dré de ella con el caiion de la verdad y pulve-
«rizaré á los inicuos que han intentado acusar-
« rne. »


El resultado de estas at:usaeiones recíprocas fué
1.0 el nombramiento de una comision encargada
de examinar la conducta de los cOlnisarios envia-
dos á Bélgica; :2. 0 la adopt:ion de un, decreto que




314 REVOLUCIO-rc tRANCES"'.
debía tener consecuencias funestas y se reducía, á
que sin consideracÍon á la inviolabilidad de los re-
presentantes , fuesen puestos en estado de acusa ...
cion luego que se presumiese de ellos que eran
cómplices con los enemigos del estado; 3.0 y últi-
mo , que' se arrestase al duque de Orleans y se le
enviase preso á las cárceles de l\larsella con toda
su familia. * Así el destino de aquel príncipe, ju-
guete perpetuo de todos los partidos, sospechado
unas veces por los jacobinos, otras por los g'iron-
dinos , y acusado de que conspiraba con todo el
mundo por que no conspiraba con nadie, era una
prueba evidente de que ninguna grandeza pasa-
da podia subsistir en nledio de la actual revolu-
cion y ni aun el abatimiento mas pl'ofundo y vo-
luntario podria calmar las dC5contianzas ni liber ..
tar del cadalso.


No creyó Dumouriez que debia perder un 010-
mento, y viendo que le abandonaban Dalnpierre
y otros muchos generales de division, mientras
que otros no esperaban para hacerlo lnas que el
instante favorable y que una multitud de .comi-
sarios andaban influyendo en el áninlo de sus tro-
pas, pensó que era lo luejor ponedas en rnovÍ-
miento para que ni oficiales ni .soldados sufriesen
otro influjo que el suyo. Por otra parte el tiempo


JI- Decreto dd G de abril.




CO~VE~C{ON N.-lCIO~AL (1793).. 315
urgia y era indispensable obrar y así dió cita pa.-
ra tener una conversadon con el príncí pe de Co-
OOU1'g el 4 por la mañana, á fin de arreglar de-
tlnitivamente ton él y el coronel Mack las opera-
ciones que meditaba. Esta cita dehía verificarse
cerca de Con dé , y su proyecto era entrlr en se-
guida en la plaza , purgar St1 guarnícion y diri-
giéndose €on todo su ejército sobre Orchíes, ame ..
nazar á Lille y procurar reducirla desplegando
todas sus fuerzas.


Salió en efecto el día 4 de madrugada para i 1">
al lugar convenido y desde allí á Condé sin ~as
escolta que 50 caballos, y como tal .. dasen en ve-
nir, se puso en camino mandando que se }os
enviasen inmediatamente. Iban acompañándole
Thouvenot, los hijos de Orleans, algunos oficia-
les y un cierto númel'o de criados, mas apenas
hubo llegado al ca mi 110 de Condé cuando encon-
h'ó dos batallones de voluntarios, admirándose de
hallarlos en aquel sitio pues él no habia manda-
do tal movimiento. Quiso apearse cerca de una
easa para escribiL' las órdenes de que se volvieran,
cuando oyó muchos gritos y algunos tiros de fusil,
siendo lo peor, que aquellos batallones se deci-
dieron gritando los unos que se detuviese y que-
riendo los otros cortarle la huida hácia un bar ....
ranco. Entonces echó á correr con los que le aCOln-
pañaban y I)asó á los YOluntal ios que le persc-




REVOLUCION FRANCESA-


guian corriendo, pero al Ilegal' al balTanco, re-'
husó saltarle su caballo- y él se arrojó al otl'o lado-
en medio de una granizada de- tiros y tonlando él
caballo de- un criado-, huyó á toda brida hacia Bu-
ry. Despue~ de correr todo aquel dia, llegó allí
por la tarde y se le reunió el coronel Mack, que
habia sahido todo lo que pasaba. Toda la noche
la pasó escribiendo y tratando con el coronel Mack
y el príncipe de Cobourg de todas las condiciones
de su alianza, y no dejó de admirarles su pro-
yecto de volver á su ejército despues de lo que
hab¡'~ pasado~


En efecto desde por la mañana montó á caba-
llo, y acompañado de algunos dragones inlperia:'"
les, volvió á entrar por Maulde en medio de su
ejército. Rodeáronle algunas tropas de linea y le-
dieron todavia algunas lTIUestras de- aficion, á pe-
sar de que algunos semblantes estaban tristes ,por
que la noticia de su huida á Bury en Inedio de los-
ejércitos enemigos, y la vista de los drag"ones inl-
perÍales habian producido una ilnpresion funesta
para él, h(}nrosa para nuestros soldados y feliz
para la fortuna de la Francia. Entonces le dijel'on
que la artilleria , apenas habia sabido su fuga á
los Austriacos, había abandonado el campo y que
el ejemplo de esta influyente porcion del ejército
habia desanimado á los dernas. Division(~s entel'as
se dirigían á Valencíeulles á reuuil'se cQn Dam-




t:ONVENCION NACIONAL. (t 793). "3 t '1
'piel're, con lo cual se vió obligado á dejar defini-
-tivamente su ejército y volverse á los impel'iales,
-donde le siguió un numeroso estado mayor en que
se encontraban los dos hijos de Orleans, Thouve-
not y los húsares de Berchiny., cuyo regimiento
-entero quiso acompañarle.


Tanto el príncipe de Cobourg como el coronel
Mack, de quienes habia llegado á hacerse amigo.,
le trataron con la mayor consideracion y se qui-
sieron renovar con él los proyectos de la víspera
nombrándole gefe de una nueva emigracion muy
distinta de la de Coblentz. Pero dos dias despues
le ~ijo al príncipe austriaco que solo habia creído
deber ejecutar su lnovimiento sobre Paris con sol-
dados franceses., llevando únicamente como auxi-
,liares á los austriacos; mas que de ningun modo
queria siendo frances maréhar al frente de los es-
trangeros, y asi pidió sus pasaportes para retirar-
se á Suiza. Se los concedieron inmediat~ente y
solo debió al mucho concepto que se ténia de su
talento y poco caso que se hacia de sus principios
políticos las consideraciones que nunca mereció
Lafayette ., el cual en aquel momento estaba es-
piando en los calabozos de Olmutz su heroica
constancia. Asi terminó la carrera de aquel hom-
bre superior que habia mostrado toda clase de co-
nocimientos ., como diplomático., administrador y
capitan, dando pruebas de que ni carecía del va-




318 ftEV6LUCION FRANCESA.
101' civil que sabe resistir á t6das las tormentas de
la tribuna, ni del que es propio del soldado que
Llesprecia las halas del enemigo, y el del general
que se sobrepone á las situaciones mas desespera-
Llas y á los peligros de las mas atrevidas empre-
sas; pero que sin principi6s y sin el ascendiente
Inoral que proporcionan ellos mismos, sin mas
auxilio que el de su propio genio, gastado ya por
aquella rápida sucesion de cosas y de hombres,
procuró luchar cuerpo á cuerpo con la revolucion
y probó con un ejemplo meulOrahle (Iue un indi-
viduo no prevalece c6ntra una pasion nacional,
sea la que quiera, sino cuando ya está ó saciada ó
estinguida. Para pasar al enemigo no tuvo Du-
mouriez por escusa, ni la ohstinacion aristocráti-
ca de Bouillé , ni la delicadeza de principios de
Lafayette, porque habia tolerado todos los desór-
denes hasta el moment6 en (iHe contrariaron sus
proyectos. Al contrario puede atribuirse á su de-
feccion la mas pronta caida de los girondinos y la
gran crisis revolucionaria. En medio de todo, no
debe olvidarse que aquel hombre sin apego á nin-
guna causa, prefería la libertad por su propia ra-
zon ; amaba la Francia, y supo resistil' al estran-
gero cuando nadie lo creía posible y tuvo mas fé
en nosotros que nosotros luislllOS; que en Santa
Menehould nos enseñó á mirar al enemigo á san-
gre fria; que en Jemmapes nos entusiasmó y res-






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CONVENCION NACIONAL (t793). 319
tituyó nuesh'o puesto entre las grandes potencias:
últimamente no debe olvidarse que si nos aban-
donó, tambien antes nos habia salvado. * Fuera de
eso si se considera que envejeció tristemente lejos
de su patria, no puede disimularse la pena al ver
un hombre, cuyos prinleros cincuenta años se pa-
saron en intrigoas de corte <u , treinta en el destier-
ro y solo tres fueron empleados en un teatro digno
de su genio.


Recibió Dampierre el mando en gefe del ejérci-
to y atrincheró sus tropas en el campo de Famars
de modo que pudiese socorr el' las plazas nuestras
que estuviesen amenazadas. Así la fortaleza de
aquella posicion como el plan nlismo de los coli-
gados que no ({uerian adelantarse mientras no fue-
se tomada l\Iaguncia, retardahan necesariamente
los sucesos de la guerra por aquel lado. Custine ,
que para disculpar sus faltas no hahia cesado de
acusar á sus cólcgas y á los ministros, fué escu-
chado con algun L'lVOr cuando bablaba contra


... y so}>re todo y antes que todo, <Jue con su huida forza-
da y violentada, protestó d(>l único modo que estaba ya en
su mano contra la bajeza de ver una gran nacion humillar su
cuello ante la cuchilla de la tirania mas esttípida , mas san-
guina,oia y menos disculpable que jamas haya envilecido á
llinguu pueblo de la tit'rra. (N. del T.)


H En intrigas de corte no se aprende lo mucho que a
sahia.




·320 :Il.EVO[UCIO~ FRANCESA.
Beurnonville , á quien suponían cóulplice deDu-
lTIouriez , por mas que este le hubiera entregado
á los Austriacos, y obtuvo todo el lnando del Rhin
desde los Vosgos y ell\fosella hasta Huninga. Mas
com6 la defeccion de Dumoul'Íez habia principia-
do pOl~ negociaciones, se decretó la pena de muer-
-te contra todo genere?] que escuchase proposicio'-
nes del enemigo, sin que antes hubiesen sido re-
conocidas la soberania del pueblo y el gohierno de
la república. Luego se nombró á BoucJlotte 11 mi-
nistro de la guerra, y J\fonge, á pesar de sel' tan
grato á los jacobinos por su complacencia, fue
reemplazado por que se le consideró insuficiente


'para todos los detalles de S11 inmenso ministerio;
'Y se decidió ademas que tres comisarios de la con-
vencion residiesen constantemente cerca de los
.ejércitos y se renovase uno cada mes.




NOTAS DEL TRADUCTOR
PERTENECIENTES AL CAPITULO CUARTO.


-g-
PAGINA 283.


1 Huault era un m31'iscal de campo que mandó en
Lille en 17H2 y defendió aquella plaza contl'a el duque
.de Sajonia-Teschen. Luego estuvo bajo las órdenes de
l\li.l'anda en el sitio de Maestricb y últimamente siguió á
DUlllouriez en su desereíon.


PAGINA 286.


2 El baron de Mack, no era un simple oficial de in-
flujo, como dice Mr. Thicl'S, sino el cuartel maestre ge--':
nel':.1\ del lwincipe de Cobomg 'j e\ que realmente díri-
gió las pl'imeras operaciones de la campaña y en parti-
cular la batalla de NCJ'winde. Era originario de una fami-
lia pobre del Margraviato de Anspach y principió su car-
rera desde soldado raso en un regimiento de cabalLeria,
hasta que poco despues le agregaron al estado mayol'
durante la guerra contra los turcos. Su talento y val01'
llamaron la atencioll del Feld-mariscal Lascy, que le
nombró capitan y le dispensó mucho favor j pero esto
mismo le per,iudicó infinito con su sucesor Laudon, que
no podia suft'ir á las criaturas de Lascy. Un dia que,
segun su costumbre, estaba el mariscal echando indirec-
tas contra estos y fijando la visla en l\1ack, le interrum-
pio este diciendo: (( Señor mariscal, tengo el honor de
«( prevenir ú V. E. que )'0 no sino aqui ni al Sr. Lascy
«( ni :i V. E. , sino á S. 1\1. el emperador, á quien tengo
(( consagrada mi vida. l) Esta .iusta y enéq~ica observacioll
paró a.l m~U'iscal y le corrigió de su mala costumlwe ; pero
dosdias <1espncs recibió otra pl'H<,ha mas positiva, de que


IV, 2.1




322 NOTAS
no eran tan desacertadas las lwedilecciones uc sn antece-
sor. Estaba acampado Laudon á 8 leguas de Lissa y no se
atre"ió á atacarla creyéndola defendida pOI' 30,000 hom-
bres ; pero l\lack que queda decidirle al ataque, se se-
paró de él á las 9 de la noche, atl'a,'csó el Danuvio con
un solo hulano y penetl'ó en un arl'abal de Lissa, donde
hizo prisionero á un oficial turco y á las 7 de la mañana
se le presentó al mariscal, que supo por él como no ha-
bia en la plaza mas de 6.000 hombl'es. Entonces le col-
U1Ó el mariscal de elogios , le nombró edecan suyo y le
pidió que no le abandonase jamas: de suerte que al mo-
rir le presentó al emperador diciéndole: ( Señor, ahi os
t( dejo otro Laudon que valdrá mas que yo , y es el ma-
c( yor Mack. »


Desde aquella época fue grande su celebridad y ascen-
dió á los (primeros grados, (}ue sin duda mel'eció pOI'
entonces. Pel'O el resto de su carrera está tan llena de
manchas y errores de mas de un género, que necesita-
riamos escribir múchos plif'gos para ('cfel'idos. Ya ten-
drá ocasion el lector de enterarse de muchos de ellos si
continúa leyendo esta histol'ia y la de las campañas de
Bonaparte en Italia y Alemania. Dústrlc saher por aho-
ra, que mereció toda la severidad de un const'jo de
guerTa.


PAGINA 293.


5 Poquísimo se hubiera perdido en que hubiesen ase-
sinado á Leonardo BOUl'don, en pago de las atrocidades
que cometió en su propia patria Orleans, cuando fueron
trasladados los presos que habia en ella por causas poli ti-
cas para sacl'ificarlos inhumanamen te en Versailles, como
asi se verificó con noticia y consentimiento de este mi-
serable. De resultas de aquel crimen le pusieron por apo-
do el Leopardo por la semejanza con su nombre. Desp.ues
fue elegido para la convencion y tomó con mucho calol'
el proceso de Luis XVI, pidiendo que de ningnn morio
se le permitiese comunicar con su familia )' ,"otando en
~eguida su muerte. Efectivanlf'ntr ftl(> lwl'ido una noelw




DEL TRA.DUCTOR. 323
del mes oe marzo 1793 pOI' erl'or de un centinela, no
como dice Mr. Thiers, por alguno de los rebeldes, como
se probó .juoicialmente en el consejo de guerra. Pel'O '
sirvió de pretexto pura quitar la vida á nueve de los p~'in­
cipales ciudadanos de Orleans, á quienes ti'aia BOlll'don
entre ojos.


De vuelta á la convencion , concurdó á la jOl'nada del
31 de mayo en que se consumó la ruina de los gÜ'olldillOS.
En recompensa fué nombrado presidente de los jacobi~­
HOS y propuso que se pidiese la muerte de todos los que
habían votaJo por la apelacion al pueblo en el proceso
del rey. El 7 de noviembre de aquel mismo año I'eclamú
y consiguió se decI'etase que el pedestal del monumento
que habia de erigit'sc en hOllor del pueblo sc cOlllpusie~
I'a de dcspojos de la sUpcI'stieion y de la monarquía, y
que se confiscasell los bienes de los que se suicidasen es-
tando acusados, asi como de todos los que fuesen conde~
nados. En la misma sociedad propuso la cpul'acion de to-
das las autol'idades constituidas, á lo cual se opuso l\o~
bespiel'l'e y de sus l'csullas quedaron ;en('mistados uno
con Otl'O, en términos que habiéndole nombrado adjun-
to de RlI'J'ás para mandar la guardia de la eOllvellcion
contra cl ayuntamiento la noche :del 9 thcl'luidor, pene-
tró Bounlon allí con algunos soldados, y cogió á Robes-
pierre y á los suyos poniéndolos ú la disposicion de la
cOlnencion. El rué quien propuso y dil'igió la tt'aslacion
del cadáver de lUal'at al Panthcon (~ hizo otras pl'Oezas de
Jo que ClltoucCS S(~ llamaba patriotismo. Cltimamente en
a]wil de l7n5 se halló complicado en una conspil'3cion
dirigida á restablecet' el tel'fol'ismo y le encel'}'aron en el
castillo de Ham , de donde luego salió en virtud de la am-
nistia de 1796. Estuvo en el consejo ue los 000, de don-
de le eChal'Oll pOf asesino y revolllCional'io y murió sien-
do administradol' de un hospital militar.


PAGINA 30~.


4 P. V. Duhuis~on era un re yoluciullario dl'~edlO;




pero desesperando de podel' hacel' papel en l<'l'anda, I),~f-'
só á la Bélgica, que estaba entonces en fCl'nlentacron y
se declaró contra el pal'tiJa ue' Vandül'noot , por lo que
le pusieron l)['eso "Y no obtuvo su libertad hasta \790.
De vuelta á Pal'is se afilió en la sociedad de los jacohi nos
y le enviaron al ejército del Norte como comisario del
podel' ejecutivo en 1792. De resultas de esta conferen-
cia con Dmnouriez de que habl:l el textO', le formaron cau-
sa y se aprohó su conduela. Despues continuó en el par-
tido reyolncional'ioestl'emo y se ligó can Gnzman y Proly
f'1l ciertas intrigas contra Robespier're, quien le denun-
dó al tribunal que le conJenó á muerte coma cómplice
de Hebel't el 24 de m:wzo de 1794,. Es autor de la co-
BH'dia intitulada el Solteron', de la ópera La Zelia y de
dos Ll'~lgcdjas iutituladas Scandemberg , y Thrasimes y Ti-
'J1wgeue!.' .


PAGINA 502.


5 P. J. llertoTdo dcProly baron afeman natuTaf de Bru-'
setas y uno de los estl'angel'os que mas se distinguie¡uJl en
la revolucion fl'an-cesa, pues fue miemhro de- la- comision
central del a)'untamiento que presidia Marat. Como habia
perdido todo su caudal por falta de conduela, sc mctió ú
JiLcl'ato v rcdactó el diario titulado el Cosmopolita. Su !lo
fuc igual al dc Pcreira y DubuisSOll COIHlf'llados Ú mm'l''-
W por IH'hcl'tistas ('\ 2:> de marzo 17~H.


PAGiNA 50~.


() .J. PCl'eÍl'a , fabl'ttante de tahaco, originatio de Bel-
gica ~- natural de Hayona, domiciliado- en Paris rlwaeollr·,
paü:lIldo Ú lhlhuisson Cll esta eomision de que habla el
I('xlo y á ~ll HlelLa 1(' HomlJl'31'On miembro de la comis[on
l'C1ltl'a'I l'cvolucíonal'Ía del' ayuntamiento, dirigida por 1\1a-
ra! que eOllt.l'ihuyó tanto al "lriunfo de los jacobinos, hasta
flUI' (lrscontlalldo Rohcspiel'l'c de sus illtl'Ígas , le mandó
1'llcct'l'~lI' en la eal'cd de S. Lúzaro. Alli apoyado de s lIS
~~migí)s Des.[lf~tI" Y¡n~~cnt y l\OllSill , no luyo otra ocu--




DEL tRADúCTOR. 325
J>acion qne denunciar y atormentar ú los de mas presos.
Cucntase de él que un dia ,babiéndose escapado' un la-
dron dijo: « ha hecho perfectamente eIl hacerse justicia,
t( porque los tadrones no üenen otra cosa que echarse en
« cara sino algunas ligeras deb;lidades y de ninguD modo
« son culpablcs á D1ÍS ojos. » Fue condenado á muerte
IlOl> cómplice dc la facdon de Hebert.


PAGINA 506.


7 Enriquc BaIlcal era notaria en Clermont Ferrand
antes tIe la revolncion, ellya causa abrazó con ardor y
desempcñó vmios empleos públicos antes de ser diputado
á la cOllvcncion. En cIJa disputó cl dcrecho que se arro-
Haba de juzgar á l,uis XVI y voló por la rcclusion y el
tlestiel'l'o. En el mes de febrero, siguiente al suplício del
rey, acuso á :Marat de que estaba demente y se opuso ú
la creacion de la comision de salud públicar De resultas
de la defeccion de Dumouriez le tuvieron preso los Aus;..
triacos y file cangeaclo en Basilea con sus compañeros pOl'
la duquesa de Angulcma , en diciembre de 1793. Inme-
diatamente paso al consejo de los aOO con grandes geilos
tlc aplauso- de la asamblea y llevado en triunfo hasta la si-
lla del presidente. En lo sucesivo subió pocas veces ú la
u'ibulla yeso solo para objetos de rigurosa moralidad,
como por ejemplo el 10 de enero de 97 para pedir qne
se revocase la ley de dhol'cio fjUe lc permitia por sola la
incompatibilidad de cal'Úcter ; y Jos meses uespues para
qne se pusiese un frcllo á las casas de juego y á los lupa-
Ilúres. Despues se retit'ó á su casa y no volviJ á mezchw-
se en la fJO-lítica.


PAGINA 506.


8 N. 1\1. Quinctte, notario en Soissons yadministrado'r
del uepartamento del Aislle, fue diputado en la legislativa y
gran enemigo dc los emigrados. Cuando le reeligieron para
la convencion y se traló de aholil> la monarquia , fne de
o}1illion que dehía consultar:se t\l pl1cJJ!o para que digese




326 NOTAS
el gobierno que le acomodaba. En el proceso del rey
voto por la muerte y en seguida le nombraron miembr'o
de la comision de salud pública. Entonces fne cuando le
nombraron comisarío cerca del ejército de DumoUl'iez y
ya se ha visto en el texto lo que le sucedió. Despues de
su cange 'vino al conscjo oe los 500, de que fue secre-
tario y lnego presidente. Allí peroró en favor de los hijos
de los emigrados y cuando salió de aquella asamblea en
1797 , le nombl'al'on dos años despues mínistro del inte-
rior , donde le persiguieron los diarios aCLlsúndole de in-
capacidad notoria y fue menester' destituide. El prímcr
cónsul le nombl'ó prefecto del Soma, de donde envió
aquellos cuatro hermosos cisnes que todavia se ycn hoy
(1840) en el jardin de Tullerias.


PAGINA 50G.


9 F. Lamarque era juez del tribunal oc Perigueux I
departamento del Dordoña, cuando le eligieron pal'a la
legislativa', donde pl'esentó bastantes tl'abajos sobl'e legis-
lacion. Propuso el secuestro de todos los bienes de los emi-
grados para suplír los gastos de la guel'}'a, pCl'O con tal
que el decreto no se sometiese al veto del rey. Igualmen-
te pl'OpUSo que se depusiera á todos los jueces de los
tribunales porque no eran bastante patriotas. Fue uno de
los grandes promotores de la jornada del 10 de agosto y
oe los qne mas se empeñaron en la deposicioll del rey,
En la convencioll voló su llluerte y sn declaró gl'ande
enemigo de los girol1l1inos y parlidal'io del ayuntamienLo
de Paris, presentando una espccie de alegato pa¡'a qne
no se siguiese la causa contra los ascsiuos del 2 Y 3 de
seticmbrc. Propuso la pcna de mucrte cOlltl'a todo d que
aconsejase con folletos ó de otro m~)(lo ell'establecimicnto
de la monarquía. De su mísiol1 al ejército del norte no te-
nelllOS nada que añaJil' Ú lo q I1C diee MI'. Thicrs ; pero
á su vuelta al consejo de los 500 parecc que quiso vcn-
gal'se del largo silencio de su pl'ision , pues cada clia to-
maba la palabra sobre todo cuanto ol'urria, y cada yez




DEL TRADUCTOR. 327
ron mas encono contl'a el realismo, diéienuo que eran
vanos los recelos contra la anarquía, porque esta era
imposible. Presentó un plan de instruccion 'pública gra-
tuita y disertó larga y estravagantemente sobre el origen
de las lenguas, de suerte que entre él y Bal'l'ere tenian
siempre entretenida :i la asamblea. Necesitariamos mu-
chos pliegos para solo citar las materias de que habló bien
ó mal durante los años en que fue miembro de aquel con-
sejo, pero siempre defendiendo á lo que se llamaba la
anarquia , que para él no era otra cosa que la libertad
calumniada. Ultimamente el primer cónsul le nombró
prefecto del Tharn y se acabaron todos los elogios á la
libertad y aun todo el deseo de ella, en cuanto no fuese
compatíble con sus comodidades y con la cruz de ]a le-
gion de honor. Murió siendo juez del lribunal de ca-
saclOn.


PAGINA 508.


10 Nicolas Saint Georges nació en Guadalupe y vino
muy jóven á Paris , donde su padre que era asentista ge-
neralle hizo dar una educacion esmerada. Despues entró
á senil' en carabineros, luego fue caballerizo de la du-
quesa de Orleans y despues capit:m de la guardia del du-
que de Chartres. La amistad que contrajo con este prin-
cipe y su mucha destl'eza en la esgTima, la música J otras
habilidades hicieron de él un personaje célebre en la ca-
pital. Cuando }wincipió la I'cvolucion alJl'azó su causa COIl
ar'dor y tuvo pal'te en todas las intl'igas de palacio real.
Despues levantó un regimiento de cazadores de á caballo
de que era coronel en la escena de que habla el texto,
Sin embargo de ella, á su "uelta á Paris le denllncial'on
por sospechoso y despues de una lal'ga pl'ision I'ccobl'ó su
libel'tad el dia 9 tlIcl'midor (22 dc julio 1794) Y murió
en 1801 en estado de indigencia.


PAGINA 520.


11 BoudlOtte estaba mandando oscuramentc en CalR




328 NOTA.S
bl'3y cuando te llamaron al mini~terio de la guerra en
reemplazo de BeurnonviUe. Quince días despues de su
nombramiento dijo Lindou en la convencion « que el'a un
f( imbécil muy inferior á Paclle y que le llamaban en la
c( secretaria la estatua de piedl>a ó el ministro de Egipto.»
Por entónces no tuvo consecuencia aquel aserto, pel'o el
2il de mayo volvieron á acusarle Lambert y otros y salie-
ron á su defensa Sergent y l\larat. A estos ataques se si-
guiel'on otros muchos y siempre pOI' ineptitud; pero la
sociedad de los fl".lnciscanos y los republicanos del 10 de
agosto se declararon defensores suyos y el mismo Robcs-
picrrc le tomó bajo su proteccion , porque en efecto no to-
maba cOllsejo ue nadie sino de él y de los clubs, en tér'-
minos que se ncgóú presentarse en la um'l'a á pesar de la
úrden de la convencion. Con todo eso fueron tantas y ta-
les las quejas y acusaciones, sobre todo por lo que prote-
gia los diarios de Hebert y de Maral , que al fin fue cita-
do segunda vez á la hana y desde ella le enviamll á la
comision de salud pública donde se le mando formar cau-
sa , nombrando en su lugar al general Pille. Despues de
la revolucion de tbel'midOl' se le juzgó en el tribunal re-
volucionario en calidad de promolol' del 51 de mayo de
93, pero estando asi la causa llegó la amnistia y se suspen-
dió todo. Entonces se retiró ú Metz donde estuvo cobmn-
do el sueldo de reforma hasta que murió.




-


NOTAS


PIEZAS .JUSTI.",eATIVAS


DEL TOMO SEGUNDO.


NOTA 1 ,a, PAGINA. h , TOMO n.


Como nada es mas imp0l'tante qne ditl' .í conocer los verda-
deros sentimientos que esciLaba la revolucion en los cOI'azo-
nes, creo conveniente hacer unadescripcion de la confede-
r<lcion , sacada de las memorias de Ferriéres ,.que entre todas
las publicadas hasta ahora son ·Ias Illas dignas de cOllsultarsf!
y gozan de mayor aceptacion entre las personas imparciales.
De este modo se verá si el'a cierto ó facticio el entusiasmo v
si l a revolucion era tan horrenda como se ha querido pillta~'.


« Entre ·tanto Ilegaball los confederados de todas las partes
del impel'io : se les alojaba en casa de los pal·ticulares que se
esmeraban en suministrades camas, sábanas, leila y todo
cuanto podia cDntribuir á hacerles agradable -y cómoda'la re-
sidencia en la capital. La municipalidad tomó medidas pal'<l
que un concurso tan llume!'oso de estrangeros no pel'turbase
la tranqui1idad pública. Doce mil obreros trabajaron sin ce-
sar en prepara!' el campo de Marte, pero por mucha activi-
dad que hubiese en el trabajo, caminab'l la obra con lentitud
y se temia que no pudiera aeaharse para d 14 de julio que se
habia señalado irremisiblemente para la ceremonia, por ser
la épo.~a famosa de la insUl'l'eecion de Paris y de la toma de la
Bastilla. En aquel apuro convidaron los distritos en nombre
de la patl'ia, á los buenos ciudadanos ¿i incorporars€ con los
obreros, y esta invitacion electl'izó todas las cabezas siendo
las mugeres las primeras á propagal' el l·utnsiasmo. AUi se
vt'ian seminaristas, estudiantes, hel'manas de la caridad v has-


. ta cartujos envejecidos en la soledad abaudonal' sus cla-;lstros
y correr al cnmpo de Marte ,con la pala áCllestas y enarbo-


IV




2 ~OTAS
Jando banderas, adornadas con lemas patrióticos. Allí lodos
105 ciudadanos mezclados y confundidos formaban un taller
inmenso y m:n ible que presentaba en cada punto un grupo
diverso ; se veia á las mozuela descabellada .tI lado de la
plidica ciudadana, á un capurhino llevando una cubeta con
HU caballero de San Lllis;al mozo de cordel con el petimetre del
Palacio real; la robusta pescadera, llevando el carre(on que
habia cargado la (bma elegante y melindrosa; el pueblo aco-
modado , el pueblo menesteroso, el puehlo bien vestído , el
pueblo andrajoso, los ancianos, los muchachos, los Cólllico')
los Suizos de la guardia y los empleados, tl'abapn(lo y des-
cansando; siendo actores y espectadores, presentab;m á la
vista una escena llena de vida v movimiento. Ta hernas am-
hulantes y tiendas portátiles alll;Jentahan la variedad y el jú-
hilo de aquel cuadro inlllenso y magnífico; los cállticos y gri-
tos de alegría, el ruido de los tambores y de Jos instrumentos
militares ,'-el de las palas y carretones, Lts voces de los traba-
jadores llamándose y animandose unos á otros ... Cada uno
~entia su alma inundada en un dclicioso placer á la vista de
todo un puehlo ~ntregado al dulce sentimicuto de la fraterni-
dad primitiva. En dando las nueve de la noche se separ'aban
los gl'UpOS, cada ciudadano acudia al punto donde estaba su
seccion y se reunia con su familia y sus amigos. Las compar-
sas se ponian en marcha al toque del tambor y volvian á Pa-
ris p,'ecedidas de hachas de viento, soltando de cllando en
cuando pullas contra los aristocratas y call1ando la famosa
cancion qa ira. Llegó por fin el 14 de julio, día de la cOllfe-
der'acion ,entre las esperanzas de los unos y las inquietudes y
terror de los otros. Si no tuvo aquella gran ceremonia el
carácter serio y augusto de lIna fiesta nacional y rt>ligiosa, ca-
rácter casi inconciliable COH el espíritu frauces, ofreció á lo
menos la dulce y viva imágen del Júbilo y del entusiasmo, mil
veces maa signíficativa'5. Los confederados formados por de-
partamentos, con sus ochenta y tres banderas se pusieron en
marcha desde el lugar' donde habia exi:.tido la Bastilla ahrien-
do y cerrando la comitiva 105 diputados de la tropa de linea,
de la marina, la guardia u<lcional de Paris , los tambores, las
bandas de músic.l v las banderas de las secciones.


« Los confederados atravesar</)l) por las calles de San Mal"-
tin , San Diünisio , San Honorato y se dirigieron pOI' el paseo
de la reina :.i un puente de barcas construido sohre el rio. Re-
sonaron durante sn paso las aclamaciones de un pueblo in-
menso , esparcido por las calles, f'n las ventanas de I"s casas




V PIEZAS JT!STlFJCATlY'\S. 3
'YO por los muelles, siendo de ndvc"tir que aunque llovia á Ca'II-
tttros ni se descomp1/so, ni se retardó la marcha. Los coufnde-
rados inundados de agua y sudor, hrincaban y saltaban
gritando, 'vivan nuestros J¡ermallos los Parisienses. Les deseól-
gttban de las ventanas, vino,jamones, frutas,salchichas y sobre
todo se les colmaba de hendiciones. La asamblea nacional se
incol'poró con la procesion en la plaza de Luis XVI mar-
chando cntre el batallon de veteranos y el de los jóvenes alum-
no., de la patria. Imagen esprcsiva que rClIuia todas las eda-
des y todos los intereses.


"El camino que conducia al campo de Marte estaba cubier-
tú de pueblo (lllC apL2.udia cantando el c¡a ira. Presentaban d
muelle de Chnlot y las alturas de Passy un largo anfiteatro,
en donde la elegancia en el vestido, los atl'activos y las gra-
eias de las mugel'es encantaban la vista quitando hasta la fa-
cultad de formal' llinguna pl'eferenci:,. La lIúvia no cesa ha ,
pero nadie hacia caso, sino <jue triuufaba la alegl'Ía franc(~sa
del mal tiempo, de los malos caminos y de- 10 dilatado de
la carrera.


« Montaba Mr. de Lafayette un arrogante caballo y ro-
deado de sus edecanes, el_aba órdenes y recibia los homena-
ges del puehlo y ele los confederados. El sudor inundaba su
semblante cuando Ull homhre, ;í quien nadie conocía hacién-
dose lugar en medIO de l.. turba se le pone delante teniendo
en la lllallO una botella y ell la otra un vaso: y le dice: « mi
geuer.!l Vm. tiene calor, beba PIJI. Ull {/ligo. A(!'lel hombre
alza la botella llena un gran vaso y lo prt.'senta á Lafayette
fluien ,agarrando el V,\SO , miró HU momento al desconocido
y uehe el vino de UIl solo trago. A plalldió el puehlo á Lafa-
yette y este con una sOHrisa bCllé\"()la y IIna mirada apacible
y confiada parece que decia ¿í la llIultitud. (( Jamas concebiré
~ospechas ; jalBi\~ tendré illquidildes mientras que me halle
en medio de vmíotros.


« Eutre tanto mas de trescientos ud hombres y mugel'es
ele Paris y de hs ¡¡Irededores , rellnidos (lesde las 6 de la ma-
ñana ('11 ('/ campo de Marte, sentados sobre unas gradas que
1'O"l11ab"n UIl circo inmenso, mojados y llellos de lodo, ar-
mán close dc paraguas contra los tonentes de agua que los
inu ndaba , limpiándose las caras al menor rayo de sol, aguar-
clab an riendo y charlando con los federados y con la asam-
blea nacional. Se habia levantado un vasto anfiteatro para el
' .. ey, la familia real, los embajadores y los diputados. Los pri.
mtTOS confederados ljUC llegaron se pusieron á bailar unos




NOTA~


con otros y conforme iban viniendo los <lemas se les incorp<Y-
l~aban formando asi una cadena d.mzante que daba la vuelta
a una gran parte del campo de Marte. Era digno de un obser-
vador filósofo aquel espectaculo de tanta turba (le hombres
venidos de las provincias mas opuestas de Francia, llevados
del impulso y del carácter nacional, desechanoo todo recuel'-
do de)o pasado, toda idea de lo presente, lodo temor del
porvenir entregándose á un delicioso abandono; y trescientos
mil espectadores de toda edad y sexo siguiendO sus movi-
mientos , marcando el campas con las manos, olvidándose de
]a lluvia, del hambre y de la pesadez de un entreacto tan lar-
go. Habiendo por fin entrado toda la pl'Ocesion en el campo de
Marte, cesó la danza y cada confederado volvió a su bandera.
Entre tanto se preparaba el obispo de Autun á celehral' la
misa en un altar antiguo, erigido en medio del campo de Mar
te , donde tt'escientos sacerdotes vestidos con óllbas y ceñidos
con fajas tricolores, estaban en los cuatro costados del altar.
FJ obispo de Al1tun bendijo el oriflama y las ochenta y tres
banderas, entonando despues el Te Deum acompañado pOl'
mil doscient03 músicos. Subió al altar Lafayette á la cabeza
del estado mayor de la milicia de Paris y de los diputados de
Jos ejórcitos de mar y tierra y juró ell nomhre de las tropas
y de los confederados, fidelidad á la nacion, á la ley y al
rey. Una descarga de cuatro piC'zas de artillería anunció ¿í la
:Francia aquel juramento solemne. Los mil doscientos músicos
líicieron resonar pOI' los aires canciones militares. Tremolaron
los estandartes y las banderas y brillaron á un tiempo miles de
espadas desemhailladas. Fué repetido el mismo juramento por
el presidcnte de la asamblea nacional contestando el pueblo y
los diputados, con el grito unánime, Lo juro: se levantó en-
tonces el rey y con voz fuerte pronunció :Yo rey de los
franceses juro elllplear el poder que me ¡la delegado- el llcta
constitucional del estado, en ma/ltelwr la cOllstltucio/l decreta-
da por la asamblea nacio/lal y aceptada por mi. La reina cogió
en brazos al Delfín presentám1tde al puehlo , y tlijo: Este es
mi /u)"o que se reune como yo d esos mismos sentimientos. Este
movimiento inesperado fué acogido 'pOI' mil gritos de viCJa el
rey! 'viva la reina !viJia c(deljin! Continuaban disparaudo los
cañones, mezclando su estruendo magestuoso al sonido
guerrero de los instrumentos militares y á las aclamaciones
del puehlo. Habiase aclarado el cielo, manifestándose el sol
t'n todo su esplp.ndor de suerte que pareció que el mismo
Dios queda ser tcstigo de aquellas mulua5 I>l'omcsas y I'atifi-




V PIEZAS JUSTIFICATIVAS.


carTas con su presencia .... Sí , las vió , las oyó y los males
hort'endos que desde aquel día no han cesado de acometer á
la Francia, son, oh providencia siempre activa y siempre
fiel! eljusto castigo de un perjurio. i Has castigado al monar-
ca y á los súbditos pOI'que quebrantaron l:>U juramento!


« No se acabaron el entusiasmo y las fiestas con el dia de la
confcdi'racion. Duran te todo el tiempo de la pe,'manencia de
Jos federados en Paris continuaron los banquetes, las danzas
y la alegl'Ía pública. Fue muy concurrido el campo de Marte'
en donde se bebíá, se cantaba y se bailaba. Pasó revista MI';
de Laf: .. yette á una parte de la guardia nacional de los depar-
tamentos y del ejército df~ línea. Asistieron el rey, la reina l
el del fin , que fueron acogidos con mil aclamac:iones. La reina
con adema n grdcioso dió su mano á besar á los confederados,
mostrándoles al dclfin , y antes de salir de la capital fueron
]os confederados á presental' al rey sus homenages. Todos le
manifestaron el mas profuudo respeto y laadhesion mas com-
plela y el gefe de los Bretones poniendo en tierra una rodilla,
y p,'esentando su espacIa á Luis XVI le dijo (, Señor remitO'
á V. M., pura y sagrada la espada eJe los fieles Bretones, que
jamás será teñida de otra sangre que de la de vuestros enemi-
gos. ))-« No puede estar en mejores manos que en las de mis
amaelos Bretones, contestó Luis XVI, haciendo levantar al
gefe y volviéndolt' su ('spada: nunca he dudado de su amor y
fidelidad, asegurddlcs que soy el padre, el hermano y el
amigo de todos los Franceses. l)


Conmovido ell'ey apretó la mano del gefe y le díó un abra-
zo, lo cual produjo mucho enternecimiento (lue prolongó al-
:;'\.)\)\)'i> ,\\"'\(\\\\~'" (\~\\w.\\·" ~.':;~~u~ t .. \t\ Ü~\·\.l.a.. E.l 'befe de los Breto-
nes volvió á tomar la palabra el primero y dijl1: (( Señor todos
los Frallceses, si les juzgo por lIuestros corazones, os quieren
y os <jllelTan porque sois Ull rey ciudadano.» Quiso tambiell la
municipalidad de Paris dar una fiesta á los confederados. Hu-
bo justas en e] río, fuegos artificiales, iluminacion, bai-
]e y refresco en la lonja del trigo y se hailó en el sitio don-
de habia estado la Bastilla. A la entrada del.'ecinto se leía en
letras gordas aqui se baila contraste feliz con la imagen anti-
gua de horror y dcsespcracioll que recordaba aquella odio-
sa cárcel-. Iba y venia ~l pueblo de una parte á otra' sin turbu-'
lencia ni apretones. La policía habia prohibido la circulacÍoll
de los coches previeÍldo los accidentes tan frecuentes en las fies-
tas públicas y evitando el ruido tumultuoso de los c~lbaI1os,
de las ruedas y uc los gritos de los cocheros, que 'cansa y atllr-




NOTAS


de .. í los ciudadanos V lcs infuude á cada illstanll' el miedo de
ser aplastados y dá l la fiesta mas hrillante y mcjol' ordena-
da]a apariencia de una fuga, Los regocijos públicos cstán
esencialmente destinados para el pueblo en (luicll solo se de-
be pensar, y si los ricos quieren disfl'utarlos háganse pueblo
por un dia, y ganar¿in sensaciones desconocidas sin perturbal'
la alegría de sus conciudadanos.


/( En los campos Eliseos parLicularmente pudieron los hom-
bres sencillos disfrutar con mas satisfacciolJ de <HIuclla gra-
ciosa fiesta popular'. Pendian de todos los ,írholes, buil'l1aldas
iluminadas, árboles de fuego colocados de distaucia en distan-
cia, espal'cian lIna luz clara que contrastaba con las tinieblas
de la noche. Las calles estaban llenas de gente. Familias en-
teras llevaban alli su ecua. Jóvenes de ambos sexos bail"ban
en ol'questas colocadas á propósito. En otros puntos habia
grupos de marineros que procuraban ganar abjas puestas al
estremo de un alto palo, y en lIlla palabra, la <Ilegl'ia geueral
pero dulce y sentimental qw-' se leja en todos los se/nblantes
justificaba el nombre de campos Eliseos que tiene "quel pa-
seo. (Fcriercs tomo II pago 89')


l\'OTA '1. PAGINA. 38 TOMO 11.


MI'. de TalLeyrand hahia predicho de un modo Illuy nota-
Lle los resultados ecouómicos del papel lllollcda y manifes-
tando en 511 discurso su naturaleza, le caracteriza con la ma-
yor exactitud y dcmuestl'a las razones de su próximo descré-
dito , diciendo:


(( ¿ Piensa la asamblea uacion.,l emitir dos mil millones de
:\signados-Illoncda? Pero yo veo que se jllzga de esta segunda
emisiIJu por los resultados de la pl'imcl"'l !"in rc}lcxionar (Ilte
las necesidades del cOll1ercio disminuidas por causa de la re-
volucion , no pudieron menos de apetece¡' con ausia nuestro
primer numerario conveucional ; en t('rminos que yo estoy
persuadido á que le hubieran adoptado aun cualldo no se les
hubiese obligado á ello. Pero querer (lile aquella primera
prueba sil'va de regla par<\ la seguuda, \ prueha que no ha
sido en "crdad muy lisongera supucsto (lue 105 asignados
pierden) me parece que es esponerse á grandes peligro') ,por
que el imperio de la ley ticue sus límites y estos son los del
¡nteres que tienen Jos homhres en respctarla ó infringirla.


« No hay duda en quc los asignados tienen condiciones de
seguridad cuales nunca tuvo l1ingun papel moneda; ni se ha-




-y PH~ZAS JUSTIFlCATlYAS. J.


Jil';. creado lliugUllO con prenda mas segura ni con hipoteca
mas sólida, esto no lo niego. Si se considera el asignado co-
mo título de crtxlito, tiene un valor po::,itivo y material, y es-
te valor es l)l'ecisamente el mismo que el del bien que repre-
senta; pero pOI' mas que se diga, jamas papel algunQ n,lcio-
nal teuurá el mismo aprecio que Jos metales; jamas un signo
supletorio del primer signo representativo de la riqueza ten-
drá un valO!' igual al de su modelo, porclue su mismo título
indica la necesidad y lleva consigo el temor y la desconfianza.


([ ¿Y por qué el asignado moneda ha de ser siemp¡'e iute-
rior á la plata? En primer lugar, porque siempre se dudará
de la exacta aplicacion de sns relaciones ent¡'e la masa de asig-
nados y la de los bien.~s nacionales; en segundo, porque du·
rará mucho tiempo la incertidumbre sobre la consumaeion
de las ventas; en tercero, porque no se concihe cuando es-
tarán estinguidos dos mil millones de asignados que repre-
sentan al poco mas ó menos el valor de los bienes; en cuar-
to , por qne estando el dinero en concunencia con el pape I ,
uno y otro pasan á ser merca.Jeria y cuanto m¿lS abundancia
h<tya de esta, tanlo menor debe ser su p¡'ecio , y en quinto,
porque con dinero siempre se podrá lino pasal' sin asigna-
dos, mientras que sin él es imposible tener asignados, aun-
que felizmente en caso de una necesidad absoluta de dinero
úempl'e se conservará algnna especie en ei.'cnlacion , pOl'que
el mayor de todos los males seria no tener ninguna. »)


.Mas adelante a~ade el Ol'é,dOl' :
« Crear un asignado-moneda no es seguramente represental'


un metal-mercancia , sino unicamente representar un metal-
moneda, y este no puede, cuallplÍera que sea la idea que se
fllúel'a dar de él, repr'csentar otro que es al mismo tiempo
moneda y mercancia. Por seguro y sólido que sea un asigna-
do-moneda, siempre es una abstraccion de la moneda metá-
lica , y asi no pasa de sel' un signo libre ó forzado, no de la
riqueza sino del crédito. De aqui se sigue que el darle al pa-
pel las funciones de moneda, haciéndole como ella intel'me-
diario entre todos los ohjetos de cambio, es altera¡' la canti-
dad reconocida pOI' unidad llamada por otro nombre patron
de la moneda; cs hacer en un momento lo que apenas hace en
~;ig1os un estado que se cnr"uluc7,e ; Y s\ va\\endome de la es-
presion de un sabio cstrangel'o, digo tIue la moneda hac e
respecto del precio de las cosas el mismo papel Cf,ue los gra-
dos sc"ulJdos y minutos l'es\wcto de los ángulos, o las escalas
't:l. f ,


respecto de las cartas t;cog,'aficas o los plauos , entonces p:'c-




NOTAS


gunto ¿ que es lo que dehe I'esultal' de esta alteracion ('11 h
medida comun? I


Despues de haber manifestado lo que era la ~ueva mon~{ia,
.predijo Mr, d~ TaHeyt'and con admll'a~}le C5ac~Ltud la confu-
sion que iha <l resultar en las tr~nsacc\One5 pnvadas, ,


" Pero al fm sicramos ti los aSlgnados en su marcha 'Y vea-'o _ _ _,
mos cual es el cammo que tienen que recorrer, Sll'mpl'e sera
pl'eciso que el acreedor reembolsado compre hienes con asig-
nados ó que los conserve ó emplee en nuevas adquisiciones,
Si compra bienes ,ent·mes está conseguido el objeto que os
proponeis y yo me dal'é la enho['abuena de la cl'cacion de los
asignados porque dejarán de esta¡' en ciJ'culacioll, y porque
en fin no habrán servido mas que para lo qUf' yo propongo
que se de á los acreedores públicos, esto es la facultad de
cambiarlos por bienes tambiel1 públicos, Pero si este acreedor
desconfi'ldo prefiere perdet' sus intereses conservando un ti-
tulo ocioso; ó los cambia por dinero para guardarlo, ó en ~c ~
tras sohred e!ltrangero para traspol'tarlas; si estas últimas
clases 508 mas numerosas que la primera, SI en una palabra
los asignados permanecen por mucho tiempo encirculacioll
antes de venir á sepulta,'se en la caja de amortizacion ; si
llegan por fuerza y se quedan en manos de hombres obligados
á I'ecibirlos á la par y que como 110 deben nada no pueden
,deshácerse de ellos sino con pérdida; si sirven de ocasion (la·
ra alguna gran injusticia cometida pOI' los deudores en per-
juicio de sus antiguos acreedores, obligados á recibir asigna-
nos á la par del dinel'o, al paso qlle está desmentido su valor
en el momento que va á eomprar otros efectos, cuyo precio
ha de subir en pl'opol'cion de la pérdida de aquellos; eutoll-
ces j cuán engañado quedará el patriotismo de los que han
presentado esta operacion mgeniosa, la buena fe de los que
la defienden y el arrepentimiento de todos nosotros! )


Por tanto no se podl'á decir que la asamblea constituyente
haya ignorado del todo el resultado que podia tener su dcter-
rninacion ; pero á esta previsioll podia oponerse una de aque-
llas respuestas que no siempre se atreven á dar en d mo-
mento, pero ¡que serian perclltol'ias y en efecto lo S011 en )0
sucesivo: esta es la upcesidad ,de subvenir a los gastos y de
dividir lasp.'opiedades_




-'Y PIEZAS JUSTIFICATIVAS. 9


NOTA 3 PAGINA 45 TOMO II.


No es posible que en una obra compuesta colectivamente
y por un gran número de hombres dege de haber diversidad
de pareceres, porque la unanimidad solo se verifica sobre
algunos puntos muy raros y es preciso que cada parte sea
dt·saprobada por los que han sido de voto contrario. Asi no
podia menos de que cada articulo de la cOllstitucion de 91
tuviese algunos desaprobadores entre los mismos que la habían
hecho; pero esto no quita que el conjunto de la obra fuese
incontestablemente suya. Lo que sucedió entonces era inevi-
table en todo cuerpo deliberante, y el medio que tomaba Mi-
rabeau no era mas que una supercheria, y aun una falta de
delicadeza, que solo tiene pOI' disculpa el que es preciso pa-
sarle muchas cosas a un génio poderoso, desordenado y que
no se paraba mucho en los medios con tal de conseguir la.
moralidad del objeto; porque Miraheau creia sinceramente
que se necesitaba una constitucion moderada; y pOl' mas que
su ambicion y rivalidades personales contribuyesen:á ale-
jarle del partido popular, eran sinceros sus temores de la
anarquia. Otros habia que recelaban mas de la corte y de la
al'istocrácia que del p:Jeblo; y asi es que por todas partes ha-
bía temores diferentes, segun las situaciones, y todos ciertos.
La conviccioll se cambia segun son los puntos de vista, pero
]a moralidad, es (lecir la sinceridad puede haHarse igualmen-
te en los lados mas opuestos.


NOTA 4 PAGINA 51 TOMO II.


Ferriel'es que era testigo ocular de las intrigas de aquella
época t'efiere él mismo las que se emplear on para impedir el
jura~ento de los clérigos y me parece que debe citarse esta
página por ser muy cat'acteristica.


<t Tanto los oLispos corno los revolucionarios se agitaron
mucho é intrigaron, los unos para hacer que se prcstára el
juramento y los otros para impedir que se prestase. Ambos
partidos conocian el influjo que tendria en las provincias la
conducta que guardasen los eclesiá5ticos de la asamblea. 1.05
obispos se acercaron mas á sus curas y los devotos y devotas
5e pusieron en movimiento, sin que se hablase de otra cosa
(Iue del juramento de lós clérigos, de suerte que cualquicl·a
~3




10 NOTAS
huhiera dicho que el destino de la Francia y la suerte de lo-
dos los FI'anceses pendian de que se' prestase ó no. Los hom·-
bl'es mas libres en SIlS opiniones religiosas y las mugeres mas
Jesacl'editadas por sus costumbres, se hicieron de pronto)eó-
logos severos y misioneros de la pureza é integridad de la fé
romana.


« El diario de FOlltNW)", el Amigo df:l rey y la Gaceta de
Durosoir hicieron uso de sus armas acostumbradas, la exage-
racioll, la mentira y la calumnia. Se esparcieron una multi-
t ud de escritos en que se trataba de cismática, hel'ética y des-
tructora de la religion la constitllcion civil del clero; y estos
escritos los iban lIevnndo las devotas de casa en casa, supli-
('ando, conjurando yamenazando segun las inclinaciones y
caracteres de los sujetos. A los unos se les decia que el cle-
ro quedaria triunfante y la asamblea disuelta, despojados de
sus beneficios los eclesiá~ticos prevaricadores y encerrados en
casas de correccioll, mientras que los fieles estarian cubier-
tos de gloria y colmados de ri(jllezas. El papa iba á lanzar
sus escomuniones contra una asamblea sacrílega y unos ecle-
siásticos apóstatas, y los pueblos privados de los sacramentos
no podian menos de sublevarse; las potencias iban á entrar
en Francia y todo este edificio de iniquidad y de infamia iba
á desplomarse por sus cimientos (Ferret'res Tom.2 p Ig8)


NOTA 5 PAGINA 63 TOMO n.


Refiere MI'. Fromout el hecho siguiente en su escrito ya
citado.


« En aquellas circunstancias proyectaban los príncipes for-
mar en lo interior del reino luego que pudiesen unas legio-
nes compuestas'de todos los fieles súbditos del rey, para ser-
virse de ellos hasta el momento en que estuviesen reorganiza-
das del todo las tropas de línea. Deseso de estar al frente
de los realistas que yo habia dirigido y mandado en 1789 Y
90, escribi al señor conde de Artois para suplicar á S. A.
que me concediese un despac.ho de coronel comandante con-
('ebido en términos que todo realista que, como yo , reuniese
bajo sus órdenes suficiente número de verdaderos ciudada-
nos para formar una legion, pudiera lisongearse de consegllil'
igual favor. S. A. aplaudió mi idea y acogió benignamente
mi súplica, pero los miembros del consejo no fueron del
mismo dictamen y les pareció muy estraño que un simple




y PIEZAS JUSTIFICATIVAS. 11
paisano pretendiese un despacho milital', tanto que uno dc
ellos me dijo con muy mal hUlllor : (! por que no pretende P.
un obispado? Yo no le di otra respuesta que una risotada
con que se quedó cortada su gravedad. Sin embargo volviose
á debatir de nuevo la cuestion en casa de Mr. de Flascblan-
den, y los deliherantes fueron de dictamen que se calificase á
estos nuevos cuerpos del legiones de paisanos, Yo les hice
presente que con aquella denomínacioll no hal'jan mas que
imitar á las guardias nacionales: que los pl'Íncipes no podrian
hacerlas it' donde se necesitase porque alegarían que no es-
taban obligadas mas que á defender sus bogares; que el'a de
temer que los facciosos consiguiel'an ponerlas mal COIl las
tropas de línea; que con vanas palabras hahian armado al
pueblo contra la autoridad públi~~, y seria harto Illas po-
lítico seguir su ejemplo dando ¡í esta~ lluevas tropas el títlllo
de milicias rcales; que .....


e( El señor ohispo de Arras iuterrulllpiendome bruscamente
me dijo: Nó, no señOl' es pt'eciso que haya paÚml(H en su
despa~ho de V., y el señOl' baron de Flaschlandeu que le es-
tendió la puso ni mas ni menos. l) (Colcccioll de diferentes es-
critos re!atil'os á la rt'volllCioll p. 62.)


NOT.\ 6 PAGINA. 93 TOMO II.


He aquí algunos pormenores sobre el viage de Varennes quC'
Madama Campan había oido de boca ele la misma reina.


el Desde el <lia de mi llegada la reina me hizo entrar en su
gabinete para decirme que necesitaria de mi para las rela·
dones (Ine habia entablado con los señores Barnáve, Du-
port y Alejandro Lameth. Me dijo que MI', J. era la per-
sona intermedia de quien se valia para lratar con 3quellos
restos del partido constitucional, que tenia n buenas inten-
ciones aunque desgraciadamente tardias;y añadió que Bal'tla've
el'a uu hombre digno tIe illspirar estimacion. Quedé atónito
de oir pronulIciar ¡¡(Iuel lIombre de Barnáve con tanta bene-
volencia , pnes cllandl) me habia ausentado de Paris, \111 gran
mímero de personas no hahlaban de él, sino con hOl'ror. N' ()
pude mcnos de haccrla esta advertencia que no la sorprendió;
pel'o me dijo: Que estaba enteramente lI1ud,,<1o; qUf' aquel
jóven lleno de talento y de sentimientos nohles, pertenecia
.l esa clase distillguida pOI' su educacioll y únicamente es-
u'aviada por la amhicion, nacida de un ycrdadl'l'o mérito,




12 ~OTAS •
• Un sentimiento de orgullo que no puede enteramente cun ...


denar en un jóven del estado llano, decia la reina hablando
de Barnáve, le ha hecho mirar con aplauso todo cuanto alla-
naba el camino de los honores y de la gloria para la clase en
que él ha nacido. Si alguna vez el poder vuelve a nuestras
manos, el perdon de Barnáve está escrito de ante mano en
nuestros corazones.» Añadia la reina que no era lo mismO'
con respecto á los nobles que habian seguido el partido de la
revolucion ; ellos que obtenían todos los favores y muchas
veces en perjuicio de gentes de una (clase inferior, entre los.
cuales se hallaban los mayores talentos: en fin que los nobles
nacidos para ser el baluarte de la monarquía eran demasiado
eul pables en haber hecho traidon á su causa, para merecer
el perdono Me admiraba máS y mas la reina por el calor cou
que justificaha la opinion favorable que habia concebido de
Barnáve , y entonces me dijo; que su conducta durante el
camino habia sido tal, que no habia mas que pedir al paso
que la aspereza republicana de Petion habia sido muy gro.
sera pues se ponia a comer y beber en la berlina del rey de
un modo sucio, tirando los huesos por la ventanilla tocando
casi con la cara del rey, levantando el vaso sin decir una
palabra para indicar que tenia bastante cuando Madama
Isabel le echaba vino; que este tOllO ofensivo era calculado
supuesto que aquel hombre habia recibido educacion y que
Bal'llave se habia indignado de ello. Escítándole la reina a
que tomase algo, Señora le dijo Barnave , los diputados de la
asamblea nacional en una circunstancia tan solemne no de-
ben ocupar á VV. MM. mas que de su mision y de ningun
modo de sus necesidades. En fin con sus atenciones respe-
tuosas y delicadas y con solo sus palabras Barnáve se habia
grangeado la henevolencia no solo de la reina sino tambiell'
loa de Mma. Isabel.


c( Habia empezado á hablat, el rey con Pelion sobre la sitna-
cion de la Francia y sobre los motivos de su conducta que se
fundaban en la necesidad de dar- al poder ejecutivo una fuer-
za necesaria á su accion pat'a el hien mismo del acta consti -
tucional , supuesto que la Francia no podia ser constituida
en república.


(( No todavia, el1 verdad, contestó Petion ,porque los Fran-
ceses no están bastante maduros para ella.») Esta contesta ~
cÍon tan dura y atrevida impuso silencio al rey que calló
hasta su llegada á Paris. Solia Petion sen tal' sobre sus rod i-
11 .. " al joven Delfin y se c(}mpla~ia en co~er cntl'e sus dedos




y PIEZAS JUST1FICAl'lVAS. 13
la herlllosa cabellera rubia del interesante niño, y hablando
con accion tiraba del pelo bastante fuerte para que se que-
jase ... « Déme Vm. mi hijo, le dijo la reina, está acostum-
brado a ser tratado de un modo que no ]e predispone á tan-
ta familiaridad.


« El caballero Dampierre habia sido muerto cel'ca del co-
che del rey, al salir de Varennes , y tuvo la imprudencia un
pobre párroco de aldea á algunas leguas de] lugar donde se
11abia cometido el asesinato, de acercarse para hablar al rey.
Los canibales que rodeaban el coche, se le echaron encima y
al verles les gl'itó Barnave, c( tigres habeis dejado ya de se!'
franceses? Nacion de valientes ¿ os habeis convertido en un
pueblo de asesinos ... ? Con estas palabras salvó al cura de
una muerte inevitable. Al pronunciarlas Barnáve se habia
salido casi fL:era de la vent¡milla y Mma. Isabel conmovida por
aqueLnoble arrebato le retenia pOI' los faldones de la casaca.
Hablando de este acontecimiento decía la reina que en los
momentos de las mayores crisis, la admiraban particularmen-
te las cosas que contrastaban entre si, y que en aquella rir··
cunstancia la piadosa Isabel deteniendo á Barnáve por la ca-
saca le habia parecido la cosa mas estraña. El diputado haba
esperimentado otra clase de sorpresa. Las disertaciones de
Mma. Isabel sobre la situacion de la Francia, su elocuencia
dulce y persuasiva, la noble sencillez con que le hablaba, sin
apartarse en nada de su dignidad todo le pareció celestial en
aquella divina princesa y su corazon dispuesto sin duda á
nobles sentimientos, si no hubiese spguido el camino del er-
ror, fue subyugado por la admiracion mas tierna. Con la con-
ducta de los dos diputados conoció la reina la separacion total
entre el partido republicano y el constitucional. En las posa-
das donde se apeaba, tuvo algunas conversaciones particula-
res con Barnáve. Este habló mucho de las faltas de los realis-
tas durante la revolucion y dijo que los intereses de la corte
le habían parecido tan mal y tan debilmellte defendidos, que
varias veces se le habia ocurrido oü'ecerla un defensor valien-
te que conociese el espíritu del siglo y el de la nacion. Le pre-
guntó la reina cuales habrian sido los medios cuyo empleo le
hubiera aconsejado.- ce La popularidad Señora. 11 - Y como
hubiera podido adquit'irla contestó S. M. cuando ya me la ha-
Lian quitado.- Ah Señora, mas facil era á V. M ~conquistada
que á mi obtenerla. l) Estas palabras darían margen á muchos
comentaríos pero me limito á referir esta curiosa conversacion.
( iJ:lclllo rias de Madama" Campan, tomo /l pago 150 Y siguiente.)




14 NOTAS


NOTA 7 , PAGINA 97 1'0 MO lI.


He aqui la respuesta misma eS(Tita por Barnave la cual ~
un modelo de razon juicio y dignidad.


«Veo Señores dijo Luis XVI á los comisarios, veo por el
objeto de la mision que se os ha dado, que no se trata aquí


. de un interrogatorio y asi quiero corresponder á los deseos
de la asamblea. Jamas tendré inconveniente en puhlicar los
motivos de mi conducta. Los ultl'ajes y amenazas que se me
hicieron á mi V á mi familia ell8 de abril fueron la cau-
sa d(· mi salida" de Paris. En muchos escritos se ha e¡cita-
do á cometer violenCIas contra mi persona y familia. He
creido que ya no habia segm'idad ni aun decencia para mi
en permanecer por mas tiempo eu esta ciudad, pel'O nunca
fue mi intencion salir del reino; no he tenido concierto algn-
no sobre este objeto ni con las potencias estrangcras, ni con
mis parientes, ni con ninguno de los franceses emigrados.
Puedo dar como prueba de mis intenciones que estaban pre-
parados alojamientos en Montmedy para I'ecibil'me. Hahia
elejido aquella plaza porque estand@ fortificada tendria
mas seguridad mi familia y hallándome cerca de la frontera
me hubiera sido muy faciL oponerme a toda clase de inva-
sion en Francia si se qm:ria intentar alguna. Uuo de mis
principales motivos al ausentarme de P,ll'is era desvanecer
el argumento de mi fdIta de libertad que podia suministrar
una oc.asion de turbulencias. Si yo hubiera tenido la inten·
cíon de salit' del reino, no hubiera puhlicado mi memoria
el mismo día de mi salida, hubiera aguardado .l estár del otro
lado de las fronteras, pero mi deseo fué siempre volver a Pa-
riso En este sentido debe interpretarse la última frase de
ella que dice: « FI'ances('s y vosotros sobre todo Pari-
sienses, qué placer no tendl'é al volverme a ver entre voso-
tros! .. » No llevabtl en mi coche mas qne tres mil lui~es en
oro y cincuenta y seis mil francos en "signados, ni avisé á mi
hermano de mi salida, sillo muy poco antes de verificarla y si
el se encuentra en pais estrangero es pOl'q ue teníamos acOl'-
dado de no seguir el mismo camino y él debía volver a Fran·
cia despues que yo. Era indispensable un pasaporte para fa-
cilitar mi viage, y el único motivo de la inJicacion que en él
se hace para el pais estrangero, es (IUC en el ministerio de
este ramo no se dan pasaportes para el intel'iol' del reino.
Tampoco he cluerido seguir la ruta de Fl'ancfort, y la sola




y ¡'lEZAS JUSTIFJCA.TIVAS. 15
FTotcsta que he hecho se halla en la memoria que dejé eSCI'i-
ta antes de mi salida. Esta protesta no versa, como lo pme-
ba su contenido sobre el fondo de los principios de la consti-
tucion sino sobre la forma de las sanciones: es decir, sobre
la poca libertad que parecia dejarseme, y sobre que no ha-
biéndome sido presentados los decretos en masa no podia
formar juicio del conjunto de la constitucion. La recrimina-
cion principal que contiene la memoria se refiere a las difi-
cultades que ofrece para administrar y ejercer el poder eje-
cutivo. He reconocido durante mi viaje que la opinion públi-
ca estaba decidida a favor de la constitucion, cosa que no
hubiera podido juzgar plenamente en Paris , pero por las no-
ciones que personalmente he recogido en el camino me he
convencido de cuan necesario es para sostener la misma cons-
titucion dar fuerza a los poderes establecidos para mantener
el órden público. Luego que conoci la voluntad gene-
ral no he titubeado, como no titubearé nunca en hacer el
sacrificio de todo cuanto me sea personal. La felicidad del
pueblo ha sido siempre el objeto de mis deseos, olvi'daré de
buena gana los disgustos que he sufrido si puedo asegurar la
paz y" felicidad de la nacion.


NOTA 8 PAGINA 110 TOMO 11.


Bouille y Gouvernet eran Íntimos amigos y aunque sus opi-
niones eran muy diferentes, se estimaban mucho uno á otro;
asi es que á pesar de que el primero de estos no salia guardar
muchos miramientos con los constitucíonales, se e~plica de la
manera mas hOllrosa respecto de GOllvernet y parece que te-
nia en el la mayor confianza. Para dar una idea en sus memo-
rias de lo que pasaba en la asamblea en aquella época, cita la
siguiente carta que le habia escrito el conde de Gouvernet
con fecha 2.6 de agosto 1791,


« Habia yo dado á Vm. esperanzas que ya se han disipado,
y esta fatal constitucion ni será revisada ni modificada, sino
qne permanecerá tal cual está, es decir, un código de anar-
quia-y un manantial de calamidades; siendo lo mas estraño,
qne en el momento mismo en que hasta los demócratas cono-
cian una parte de sus defectos, son los aristocratas quienes
se oponen á su reparacion. Con el objeto pues de ilustrar
á Vm. y justificarme de haberle dado una esperanza vaRa,
necesito tomal" las cosas algo mas arriba y decirle todo lo que




16 NOTAS
ha pasado, ya que se me presenta una ocasion segm'a de es-
cribirle.


« El dia que se marchó el rey y el siguiente estuvieron 10$
dos lados de la cámara en observacion reciproca de sus movi-
mientos, hallándose consternado el partido popular y no
poco inquieto el realista, La mas ligera indi~creciol1 podia
despertar el fu rOl' del pueblo, y asi guardaron silencio todos
los del lado derecho, y los del izquierdo dejaron á sus COl'í-
feos que propusiesen las medidas que llamaban de seguridad
y que nadie se metió á contradecir, Al otro dia los jacobinos
tomaron un tono amenazador, al paso que los con5titucio-
nales guardaron la mayor moderacion , por lo mismo que
eran entonces y son hoy en dia mucho mas numerosos que
aquellos, Hahlaron de acomodamiento, de enviar una diputa-
cion al rey, y dos de ellos propusieron á Mr. Malouet unas
conferencias que debian abrirse al dia siguiente, pero luego
que se supo el arresto del r((y , no volvió á tratarse de seme-
jante cosa. Mas sin embargo, ya ,habian manifestado sus opi-
Iliones y por lo mismo se encontraban mas opuestos que nun-
ca con los exagerados. Ademas de eso la vuelta de Barnáve y
el respeto que habia manifestado al rey y á la reina, mientras
que el feroz Petion insultaba su desgracia, y la gratitud que
sus magestades mostraron á Barnáve parece que han cambia-
do enteramente el corazon de este joven que hasta ahora era
tan intratable. Ya sabe Vm. que es el mas capaz de todos y
uno de los que ejercen mayor influjo en su partido y asi habia
reunido las cuatro quintas partes del lado izquierdo pal'a sal-o
var al rey del furor de los jacobinos, volverle una parte de su
autoridad y suministrarle los medios de defenderse en ade-
lante con tal de permanecer en la linea constitucional. De
esta última parte del plan de Barnáve solo estaban en el se-
creto los Larneth y Duport , porque la turba constitucional
todavia les inspiraba mucha inquietud para poderse creer se-
guros de la mayoria de la asamblea sín contar con el lado de-
recho. Pero esperaban contar con él cuando llegára el caso
de rever la constitucion y aprovechar esta coyuntura para
dar mas latitud á la autoridad real.


CI Este era el estado de las cosas cuando yo escribí á Vm.;
pero por mas convencido que estuviese de la torpeza de los
aristócratas y de sus continuas maJaderias, confieso que nun-
ca crei que llegasen (tal grado.


{( euaJ.1do se supo la noticia del arresto del rey en Varen-
nes determinó el lado derecho en sus secretas reuniones no





y PIEZAS J USTIFIL\TI VAS. 11
dar su voto ni tomar pal'te alguna en las delibel'aciones y
discusiones de la asamblea ,por mas que Malouet fuese de
dictamen contrario. Este les decia que mientras durase la se-
sion y ellos asistiesen tí ella, tenia n ohligacion de oponerse
acth'amente a las medidas que atentasen al órden público y a
los principios fundamentales de la monarquia ; pero todas sus
instancias fueron inutiJes , y no solo .persistieron en su reso-
lucion sino que redactaron en secreto una protesta contra to-
do lo que se habia. hecho hasta en tOll ces. Malouet protestó
contra ella y dijo que protestaria tal1lbien en la tribul1.t conti-
nuando en hacer ostensiblemente cuanto pudiese para impe-
dir el mal. El mismo me ha asegurado que nopl1do atrder <t
-su dictamen mas que unos tl'cinta y cinco ó cuarenta miem-
bros del lado derecho y que rezelaba que esta falsa medida
de los realistas ocasionase las mas fu nestas consecuencias.


«( Eran entonces tall favorahles al rey las dispos.iciolles ge-
nerales dp.la asamblea, que mientras le conducian á P,lI'is,
subió Thouret á la tl'ibllna, estando yo pi'esente ,para deter-
minar el medo como se le habia de guardar, y todo el mundo
estuvo en silencio, tanto en la sala como en las galerias. Casi
todos los diputados, inc:usos los del lado izquierdo, escu-
charon consternados la lectura del decreto, aunq uc sin decir
una palabra, de modo {IllC ya el presidente iha él v.ouede a
votacion , cuando de pronto se levantó Malouet con sUllla
dignidad y dijo: ¿ que vais á hacer, Señores? Dcspues de ha-
ber an'estado al rey ¿ os proponen por un decreto constitui."-
le prisionero? ¿ Y á donde va á conduciros semejante medi-
da? ¿ habeispensado bien 10 que es aprisionar al rey? - No,
no , gritaron mu'Chos miembros del lado izquierdo, en me-
dio de gran tumulto, de ningun modo queremos que el reyes-
té preso; y ya iba .. t desecharse el Jecreto á la casi unanimi-
dad, cuando Tholll"et se apresuró á decir:


"El preopinante no ha comprendido bien los términos y el
objeto del decreto. Tan distantes estarnos como el de pensar
en aprisionar al rey, sino que 50]0 proponemos medios para
su seguridad y la de la real familia. y solo despues de esta es-
plicacion es como pasó el decreLo , sin embal'go de que la pri-
sion ha sido muy verdadera y continua siéndolo sin pudor al-
guno.


(( A fiues de julio los constitucionales que sospechaban la
protesta del lado derecho, aunque uo estuviesen seguros de
('Ha, continuaban flojamente su plan de revísíon y temían mas
que nunca á los jacobinos y á los aristocl'atas. Pero Malout't ~e


:.tI,




1'8 NOTAS
pl'eSélltó en la ('omisioll y les habló al p.'incipio como á hom-
hres que ignoraban ninguno de los :vicios y peligros de su
constitucion , pero ya les encontró menos dispuestos á hacel'
an ella grandes reformas, porque temian perder su populari-
dad. Target y Dupor arguyeron contra é] en defensa de su
obra, y al dia siguiente se halló con Chapeliet· y con Barnáve
que al principio no quisieron, afectando cierto desden, res-
ponder á sus provocaciones, mas por último se prestal'on al
plan de ataque, de que el iba á con'er todos los riesgos. En
efecto propuso dicsutir en la ses ion del dia 8 todos los pun-
tos principales de la acla constitucional y demostrar todos sus
vicios. Vms., les dijo, deben responderme hasta con in-
dignacion , defendiendo su obra en los artÍculos menos peli-
grosos, y aun sobre otros muchos á que se estenderá mi cen-
sura ; y por lo que hace á los que yo habré seÍlalado ~omo
antimonarquicos , ó como meros estorbos de la aceion del go-
bierno, digan Vms. que no necesita la asamblea de mÍs obser-
vaciones para saberlo, y que siempre ('staban Vms. en ánimo
de proponer su reforma, y propónganla inmediatamente ..
Crean Vms. que este es tal vez nuestro único recurso para.
mantener la monarquía, y volver á darla con el tiempo todos
los apoyos que necesita. F~n esto se habia quedado; pero ape-
nas se supo la protesta del lado derecho y su perseverancia
f'n no votar, quitando á los constitucionales toda esperanza
de que se les reuniesen en su proyecto de revision, y que
por otra parte le contrariabán con todas sus fuerzas, renun-
ciaron á el. Mas no por eso dejó Malouet de presentar su ata-
que, ignorando estas últimas particularidades, y pintó el ac-
ta constitucional como antimonárquica é impraeticable en
muchos puntos, de modo que ya principiaban á hacer impre-
sion sus reflexiones, cuando Chapelier que ya habia perdido
toda esperanza del convenio, le interrumpió diciendo que era
una blasfemia y pidiendo que se le hiciese bajar de la tribuna
lo cual se mandó así. Al dia siguiente confesó que habia he-
cho mal , pero se disculpó con que él y los suyos habian per-
dido toda esperanza luego que supieron que no había nada
que esperai' del lado derecho.


«Me era preciso hacer á Vm. esta larga relacion para que
no perdiese enteramente la confianza en mis pronósticos,
que á la verdad son hoy muy tristes, supuesto que el mal es
estremo y para repararle no veo ni dentl'O ni fuera mas que
\ln solo remedio, que es la reunion de la fuerza con la razono »


(Memorias de Bouille pago 282 y sig.)




y PIEZAS JUSTIFICATIVAS. 19


NOTA ~,PAGINA 138 TOMO JI.


El ministr,o BCI'trand de Molleville nos ha dado á conoccr
las disposiciones del rey y de la I'eina á los principios de la
asamblea legisla ti va , de un modo que deja pocas dudas sobre
su sinceridad. He aqui como refiere su primera entrevista con
aquellos augustos personages :


«Despucs de haber respondido á algunas observ¿tciones
generales que yo habia hecho sobrú la dificultad de las cir-
cunstancias y sobl'e las iUlunel'ables faltas que 'podria cometer
en un ministerio de que apenas tenia idea, me dijo el rey,
«¿ Y bien le queda á Vm. todavia alguna objecion ?- No Se-
ñor ; pOl'ljlle el deseo ·:le obedecer y agradar á V. M. es el lÍni-
co (lile me mueve á aceptarlo, pero para lisongearme con la
esperanza de sel'vide bien, seria preciso (IlIe V. M. se digna-
se indicarme cual es su plan eH lo relativo á la constitucion ,
y cllalla conducta que desea tengan sus ministl'os. - Es muy
justo, respondió el I'CY : yo no miro la tal constitllcion com;).
una obra maestra ni con mucho; antes al contrario creo qne
tiene muchos defectos, y si yo hubiera tenido libel'tad para
hacer mis observaciones á la asamblea, se habrian hecho en
ella reformas útiles; pero hoy ya no es tiempo y la he acep-
tado tal cual está, he jurado ejecutarla y debo sel' fiel á mi
juramento, tanto mas cuanto estoy persuadido ,i que la oh-
servancia exacta de la constitucioll es el medio mas seglll'o de
darla á conocer ¡\ la nacion y de indicar las alteracionc:s que
deben hacerse en ella. Yo no tengo ni puedo tener otro plan
que este y no me separaré ciertamente de él, ni quie-
ro que se separen los ministros. -- Me parece mny pru-
dente ese plan Seúor , y me cuntemplo en estado de seguirle
por lo que desde luego me comprometo :'t ello. Verdad es que
no he estudiado biell la cOllstitucion ni en ~u conjunto ni en
sus pormenores para haber forl1lado ulla opinion fija sobre
ella, y rn(~ ahsLC'ntll'(" dc adoptal' ni'Jguna cualquiera que sea
antes (jlW la na('ioll pueda juzgarla bien en vista de su ('jecll~
cion. Pero (! me pCI'IlJitil'á V. 1\'1. (Jlle le pregunte si la Opillio11
de S. M. la reina es la misma que la ~de V. M. ? -- Sí , absolu-
tamente la misma, ella se lo dirá a Vm. "


Bajé <11 cuarto de la reina, quien despues de haberme il1~i­
Ilu;ldo con mucha bOlldad cuanto me agradccia igualHlt'ntc
({ue su esposo el que hubiese aceplado d ministerio en cir-
cunstancias trtU dilicilcs ) añadió estas p;¡J;!1)/'!ls: '( El rcy le hM




20 ~O'LtS'
(;omuuic;\(.1o a \'m. sus illtellciollcs )'clativamcntc ara constÍ-
tucion ; ¿ no cree Vm. que el único plan <IlIC uebe !lcguirse es
ser fiel a su juramento?- Sí ciertamente, Señora. -Pues
hien, esté Vm. seguro de que nadie nos ha .. ¡' cambiarle. Ea
¿ínimo , Seiior Bertrand , yo e~pero que con 11n poco de pa-
ciencia, firmezCl y consecuencia no hay todavia nada perdido.»


(Bertralld de Jl;jollefJille tOJlt. q pago 22.)
A este testimonio de Bertrand de Molleville se une el de


Madama Campan, ~Iue aunque sospechoso algunas veces
tiene todas las trazas de verdadero en esta ocasiono


« Se habia presentado, como ya he dicho, la constitucion
al rey el 3 dc Setiembre, y vuelvo a hablar de esta presellta-
cíon porque' sllci tó un asunto muy importante de discusion.
Todos los ministros, escepto M. de lHontmorÍn, insistiero Ir
en la necesidad de aceptar' íntegramente el acta con~titucio­
nal, y tambien fué ele este dictámen el príncipe de Kallnitz ;.
pero lHalollet deseaba que se esplicase el rey con sinceridad
acerca de los vicios y peligros que notaba en eIJa. Mas Du-
port y Barnáve inquietos con el espíritu <tue reinaba en los
jacobinos y hasta en' la misma asamblea, donde Rohespierre
les habia denunciado ya come traidores it la patría, y temien-
ao grande.:) desgracias, unieron su pal'ecer' al de la mayoria de
los ministros y del principe de Kaunitz, Los que querían fran-
camente mantener la COl1stitllcion aconsejabau <{ue no s~
aceptase pura y simplemente, de cuyo número eran, como
ya he dicho Jos Señores lUontmorín y :Malouct. :El rey parc-
cía aprobal' su dictamen y esta es una de las mayores prue-
has de la sinceridad de a(Ille! desgraciado monarca. l)
(íHl.'moria~· de lJ;Jadrww Campan tO/ll. 2 pago 16 l.)


-XOTA. 10, PAGINA. 150, LINEA !J TOMO JI.


Madama Campau es (IlIien uos asegura que el rey tenía ulla
correspolldcl1cia St creta COII Cohl(·ntz.


(, Jlientras qut' Jos COlTeos Ilevahan cartas conHdenci:ale::i
del rey;\ los príncipes ~llS hermanos y los príllcipes estrange-
1'05, la asamblea hizo que se escilase al rey a que escribiera ¿t
los prÍllcipes para (Ine se volviesen a FI·ancia. El rey encargó al
abate l\Iontes(luioll (Iue le pusiera la carta que pensaba enviar.
En efecto el rey me confió aquella carta que estaha perfecta-
mente escrita en uu estilo tierno y sencillo muy analoga al ca-
rúcter dc Luis XVI, Y llena de argumentos llIuy persuasive.. .. s




y PIEZAS JUSTIFICATIVAS. 2'(
acerca de las vcntajas de reunirse á los principios de la COll~­
titucion, y me mandó que sacase 'una copia de ella.


\( En aquella época 1\11'; MQr ... lino de los mayordomos de
semana del hermano mayor del rey consiguió un pasaporte
para ir a donde estaba el príncipe con ocasion de una obra
inJispensable eu la casa, y. la reina le confió una carta que
quiso eutregarle ella misma confiándole el motivo. No dejó de
admirarme la eleccíon de aquel correo; pero la reina me ase-
guró que era lo (lile convenia pues contaba hasta con su in-
discrecion , y lo único que habia espucial era que se tuviese
eonocimiento de la carta del rey á SIlS hermallos. Sin duda
que los príncipes estaban ya preIJellidos por la correspolltli!ncia
particular; y aunque MonsieUl' mostró alguna sorpresa, el
rnCllsagero volvió mas afligido que satisfecho de semejante
prueba de coufianza , CJlIe estuvo para costade la vida duran·
te lo:; años del terror.)) (IUm. de }Ji'lIlld. Campan tomo 2 p. 172.)


NOTA 11 ,PA.GINA 155, LINEA 19- TOMO 11.


Carta del l'ey a Lllis Estanistao Javier, principe frances ,
hermano del rey.


. París 1I de Noviembre 179I.
(\ Te escribí hermano mio, el 16 de octubre último y no'


has debido dudar de mis vCl·Jaderos sentimientos, admidm-
dome de que mi carta no hu ya producido el cfecto que debia
prometerme. He procuradu emplear todas las l'azoncs que
mas debian decidir Ü l'ceordar tus obligaciones, advirtiéndo-
te qlle tu ausencia sirve de pl'ctcsto á todos lus malévolos y
de escusa á todos los Frauceses alucinado:; <IUt' creen servir-
me con teuel' <i la Francia entera eH una inquietud y agit;,~­
cion que son el lO/'mento de mi vida. La revolucion está ya
concluida, la con5titucion acahada y yo la mantendré, por
que estoy persuadido á que huyen dia pende la salud de la
monarquía de su consolidacíon. La constitucioll os ha con-
cedido derechos y ::;010 os impone lIna condicioll <Iue debeis
apresuraros á cumplir. Creerne, hermano mio, desecha eS¿15
dudas fIue tratan de inspirarte acerca de mi libertad, y voy
á probar pOl' un acto solemne y Cll una circuustancia que os
interesa, que puedo ohral' con entel'a libertad. A ti te toca
probarme (IlIe eres mi hel'mano y (IlIe eres frances cediendo
ti mis instancias. Tu verdadero puesto es á mi lado y tu inle-
H'S así como tm scntimieutus te aconsejan que vuelvas .1 ocu-




22 NOTAS
parle, lo cual te suplioo y en caso ncccsal'lo te lo mando. -
Firmado Luís. ») .


Rf'spllesta de ¡l1oTl.l'icur al rey.
Coblrntz 3 de diciembre 1791.


Selior , mi hermano y Señor:
( El conde de Vergcnnes me ha entregado de 'parte de


V. M. una carta, cuyo sobre á pesar de que contiene todos
mis nombres de bautismo, parece tan distante de sel' dirigi-
da á mi, que tuve intenciones de devolverla sin abrirla. Sin
embargo habiéndoseme asegurado positivamente (Iue era pa-
ra mi, la abl'Í y el nombre de hennano que encontl'é en eila no
me dejó ya la menor duda y la leí con el respeto que merecen
la letra y firma de V. M. Mas la órden que contiene de que
me presente cerca de su augusta persona no es la libre espre-
sion de la voluntad de V.M. y mi hOllor, mi deLer y mi ternura
misma me prohiben obedecerla. Si V. M. desea cnter,\rse de
todos los motivos por menor de mi desobediencia f la supli-
co que recuerde mi carta del 10 de setiembre último. y la pido
igualmente se digne recibir con bondad el homenage de Jos
sentimientos tan tiernos como respetuosos con los cuales soy,
Señor cte. etc. etc.


Carta del rey á Cados Felipe, príncipe frailees
IlermallO del rey.


Paris 11 de noviemhre 1 7!J l.


« Tienes seguramente cOllocimiento del decl'cto cspedido
por la asamhlea lIacional J'(dativo ~í los Franceses (lile se han
alejado de su patria; yo 110 he qucl'ido consentirle porque me
lisonjeo de creer que los medios de suavidad llenarán mas efi-
cazmentt'. el objeto que en el se propone y reclama el interes
del estado. Las diferf'ntes instancias que os he hecho no pue-
den dejaros ningnna duda acerca de mis intenciones y de-
seos. La t/'ancIuilidad pLÍblica y mi reposo personal esUm in-
teresados en vuestra vuelta y ya no poclt'is prolongar una
conducta que inquieta á la Francia y me aflige á mi , sin fal-
tar á vuestras mas esenciales obligaciones. Evitadme el sen-
timiento de tel!et' que recurrir á medidas severas contra to-
dos-vGS-Otcm.Consulta tus verdaderos intereses; déjate guial'
por el afecto que dehes tí. tu país y cede en fin al deseo dn los
France~('s v al de tu I'('V. Eo;tc paso lle tu parte ser;! l/na




y PIEZAS J.'USTIFIC~TIVAS. 23
prueba de tus sentimientos hacia mi y te ascgUl'al'a la conti-
nuacion de los qnc siempl'c ha tenido en tu favOl" - Fir-
mado, Luis.


Respuesta del Sr. conde de Artois al rey.


Coblentz 3 de diciemhre 1791.
Señor, mi hermauo y Señor :


c, El conde de Vergenncs me entregó ayer una carta que
segun dijo venia dirigida a mi de parte de V. M. El título que
se me ponia en el sobre y que yo no puedo admitir, me hizo
creer que la carta no ('ra par,l mi ,IDas sin embargo habiendo
reconocido el sello de V. M. la abrí y respeté la letra y firma
de mi rey; aunque la omision total del nombre de hermano y
mas que todo las decisiones que se recuerdan en la carta,
me dieron una nueva prueba del cautiverio moral y físico
en que nuestros enemigos se atreven a tener á V. M. Por lo
tanto no .. estraiará V. M. que fiel á mi debet' y a las leyes del
honor, no obedezca a unas órdenes evidentemente arranca-
das por la violencia.


« Ademas ,la carta que tuve el honor de escribir á V. M. ,
juntamente con Monsieur, el 10 de setiembre último, eon-·
tiene los sentimientos, principios y resoluciones de que no
me aparta.ré jamas, yasi me refiero a ella absolutamente, co-
mo que será la basa de mi conducta y renuevo aquÍ el mismo
juramento. Suplico á V. M. se digne recibir el homenage de
los sentimientos tan tiernos como respetuosos, con qu.e soy,
Señor etc. etc. etc.


NOTA l'J., PAGINA. 157, LINEA. l.' TOMO n.


El informe de los Señores Gallois y Gensonné 'es sin :con-
tradiccion la mejor relacion histórica del principio de los al-
borotos del Vendée. La parte mas interesaHte es la que dice
relacion con el origen qué tu vieron porque indica cuales fue-
ron sus causas, y esta es la razon que me ha movido a ci-
t.arle, como que me parece que aclara una de las partes rna s
curiosas de esta funesta historia.


Informe de los Señores Gallois r Gensonné comisarios cúJÍles
que se 'labian enviado á los departamentos del r endée y de




24 NOTAS
los dos Se"res en ?iÍ.rtwl de los drtcretos de la asamblea eOIl s-
tituycntl{ , leido en In asamblea legislatil'a el dia 6 d~ octu-
brf~ 1791.


« Señores, la asamblea nacional decretó el IG de julio úl-
timo, a propuesta ele la comisioll de invcstigaeiones q!le pa-
sasen unos comisionados civiles al departllmenlo del Vendée
_para tomar cuantas no.ticias pudiesen acerca de las causas de
Jos últimos albol'otos de aquel pais y para que se pusif;sen
de acuerdo con 1o.s cuerpos administrativos á fitl de restable-
cer la t¡·anquilidad pública.


« El 23 de aquel mismo mes se nos encargó esta co.mision y
salimos dos dias dest:mes dirigiéndonos á Fontenay-le Comte
qne es la capital del departamento..


{( Despnes de haber conferenciado algunos diasco.n los ad-
ministradores del directorio acerca de la situacion oc las cosas
y dispo.sicicm de lo.s ánimos, y acordado. con Jos tres cuerpo.s
admillistrati·vos algunas providencias preliminares para el
mantenimiento del ó,'den público, .no.s decidimos a trasladar-
no.s a 1o.s dife¡'entes distritos que co.mponen aquel de;parta-
mento a fin de examinar lo. que hubiese cierto ó falso, po.si-
tivo. ú exagerado. en las quejas que ya nos habian llegado. , y
eu una palabra, para sabp.r con la pusible exactitud la verda-
dera situacion de aquel departamento.


(e Le hemos recorrido casi todo, ya para tomar las no.ticias
necesarias, ya para mantener la paz yevita¡' alborotos públi-
cos y ya en fin para impedir las violencias de que se creian
amenazados algunos ciudadano.s.


« Hemos oído en muchos d.irectorios de distrito a todos los
ayuntamientos de que constan, y escuchado prolíjamente ¡t
todos los ciudadanos que tenían que co.municarnos algunos
hechos ó proponernos algunas ideas, comparando las re lacio.-
neseutre si con to.do.s los pormenores que llegaron a nuestro
conocimiento.. Pero co.mo. nuestl·os informes han sido mas
})rolijos que variados, y como en tod as partes eran tan seme-
jantes las quejas, los hechos y las observacio.nes, vamos a pre-
sentar bajo un punto de vista general y compendioso, pero
exacto el resultado de esta multitud de hechu~ parciale~.


«Nos parece ¡nutil poner á vuestra vista los po.rmenores
que hemos adquirido, concernientes á las anteriores turbulen-
cias ,_por parecerno.s que no. han tenido un influjo. muy di-
recto en la situacio.n actual del departamento, fuera de que
habiendo la ley de amnistía contenido. los progresos de las di-




y PIBZAS JUSTlFlCATlV,U.


fcrentes sumarias á que habian dado lugar, no podemos ofre-
cer sobre tal~s objetos mas que conjeturas vagas y resuhados
inciertos.


t: La primera época de los alborotos del Vendée fué aquella
en que se prestó el juramento eclesiástico, porque hasta en-
tonces habia gozado d pueblo de la mayol' tI'anquilidad. Es-
tando como está apartado del centro comun de todas las ac-
ciones y de todas las resistencias, y teniendo por carácter na-
tural mucho alllor á la paz, el iustiuto del órdell y respeto á
las leyes; gozaba de todos los beneficios de la ,'cvolucion sin
participar de sus inconvenientes.


« Es verdad que en las campiñas, cuyas comunicaciones
son dificil es y donde la sencillez misma de la vida agrícola,
las lecciones de la infancia y la multitud de emblemas reli-
giosos predisponen la imaginacion , no deja de habel' mucha
disposicion á impresiones supel'sticiosas, que en el actual es-
tado social es diljcil destruí .. ni moderar.


« Su religion , es deci .. ,la ,'eligioo qlle ellos conciben ha
llegado á ser la mas fuerte, sino la única costllmb,'e moral de
su vida, y el objeto mas esencial que les pl'esenta es el culto
de las imágenes y pOI' consiguiente miran al ministl'o de estc
-('ult;) los habitantes del campo como á dispensador de las gra-
cias celestiales, que puede por el fervor de sus oraciones sua-
vizar la intemperie de las estaciones y disponer de la vida fu-
tUl'a y así no tarda en ,'cunir en su favor los mas dulces y vi-
vos afectos de sus almas.


l' No puede dudarsc que la constancia del pueblo de este de-
partamento en sus actos religiosos y la confianza ilimitada de
que gozan los clérigos son unos de los principales elemento')
de las tmhulencias que le han :.gitado y todavia pueden agi-
tarle.


« Facil es de cOl1cebiI- la actividad con que unos clérigos
fanatizados ó facciosos h.1ll podido aprovechar en Sil favor es-
tas disposiciones del pueblo, y en efecto 110 han perdonado
medio para acalorar su celo, inquietar sus conciencias, for-
tificar á los caracteres débiles y sostl'ne1' él los mas decididos
cotnunicaudo á los unos escnípulo:i y remordimientos y a los
otros esperanzas de felicidad y salvacion ,consiguiendo en
casi todos el f1'uto de la seduccion y del temor.


« !\'luchos de estos eclesiásticos l~stán sin duda de buena fe
y parecen convencidos de la verdad de las ideas qne esp~l'cen
y de los sentimientos que inspiran: otros se dice que encu-
bren con la capa del celo religioso intereses mas apí'eciado~


,,5




t6 NOTA~
de su corazon , y estos últimos tienen \.tila actividad politica
CJue cre('e ó se modera se~un las circunstancias,


t1 Se ha formado una coalicion poderos~t entre el antiguo
obispo de Luzon y Ulla parte del antiguo clero de su diocesi':)
y han convenido en un plan de oposicion á los decretos que
debia cumplirse en todas las parroquias; se han enviado de
París pastorales y escl'itos incendiarios á todos los curas p:u'a
fortificarlos en su resolucion y comprometerles en una cOllfe-
der'acian que se les pinta como general. La adjunta c¡tI'ta cir-
cul..tr de MI', Beauregard provisor y vicario general de Mr. de
Merci, antiguo obispo de Luzon ,I'econocid~\ por este ecle-
siástico en el interrogatorio que le hizo el tribunal de Fon-
tenay fijatl\ , Señores, vuestra opinion de una manera exaNa,
asi acerca del secreto de esta coalicion ,como sobre la marcha
diestramente combinada de los que la han formado. Dice así.


Carta/echa en Luzan á 31 de ma,ro 1791 , baJo cubierta
y direccioll del cura de la Beol'the.


« Muy Señor mio: uu decreto de la asamblea nacional del
7 de mayo concede á los eclesiásticos n quienes ha pretendido
destituir por ha be .. reusado el juramento, cllolso de las igle-
sias parroquiales solamente para decir' misa; y por el mismo
decreto se autoriza á los católicos romanos igualmente que á
Jos no conformi5tas , a reunirse para el ejercicio de su culto
religioso en el sitio que elijan al efecto, con tal que en las
illstrucciones públicas no se diga nada contra la constitucion
civil del clero.


« Mas esta libertad que se concede á los pastores legítimos
por el primer artículo de este dccl'do debe mirar'se como una
red tanto mas peligrosacllanto los fieles no hallal'Ún en/as ¡"Ie-
sias de que se han apoderado los intrusos ot,'as instl'uccio~les
que las que den estos falsos pastores; ni podl'an recibir los
sacramento~ mas que de sus manos, resultando que se halla-
rán en contacto y comunicacion con estos pastores (~ismáti­
'COS, cosa pl'ohibida por las leyes de la iglesia. Para evitar un
mal tan grande ya conocerán los Señores curas la necesidad
'de asegurarse lo mas pronto posible de 'un sitio donde pue-
dan, en virtud del segundo artículo de aquel decreto, ejercer
sus funciones y reunir' á sus fieles parroquianos inmediata-
mente que su pretendido sucesor se haya apoderado de su
iglesia. Sin esta precaucion no tardarían los católicos, por
miedo de quedarse sin miSil y sin 105 oficios divinos á que les




V PIEZAS JUSTIFICA.TIVAS.


convocarian los falsos pastores, de hallarse en comunicacion
con ellos, y espuestos á los peligros de una seduccion casi
inevitable.


« En la .. pal'roqnins donde hay pocos propiptarios ricos sin
duda será dificil proporcionar un local conveniente, adqui-
rir vasos sagrados y ornamentos; mas entonces basta una sim ..
pIe granja, un altar portatil una casulla de indiana ó de cual-
quiera otra tela comun y vasos de estaño en estos ca~os de
lJ~cesidad para celebrar los santos misterios y el oficio di-
VInO.


«Esta sencillez y pobreza al mismo tiempo que nos recuerda
los primeros siglos de la iglesia y la cnna de nuestra san ta
religion , puede ser un medio poderoso para escital' el celo
de los ministl'os y el fervor de los fieles; los lwimeros cristia-
nos no tuvieron otros templos que sus propias casas y alli es
donde se reunian los pastores y el rebaño pa¡'a celebrar Los
santos misterios, oir la palabra de Dios y cantal' las alabanzas
del señor. En las persecuciones con que estuvo afligida la
iglesia, precisados á abandonar sus hasilieas ,se les vió reti-
rarse á las cuevas y hast:\ en los sepulcros, siendo aquellos
tiempos de p"lleba la época del mayOl' fervor para los verda-
deros fieles. Pocas parroquias hay en donde los señol'es curas
no puedan proporcionarse algun sitio y algunos ornamentos
como los que acabo de decir, y hasta tanto que puedan pro-
veerse mejor de las cosas necesarias podrfm ayudarles los ve-
cinos á quienes no hayan incomodado, con lo que tengnn á
su disposicion en sus iglesias. Nosotros podremos muy pl'onto
surtir de aras á tos que las necesiten y desde luego podemos
hacer consagral' los cálices ó 105 vasos que suplan por ell03 .• ,


« El señor obispo de Lllzon ell las instrucciones particula-
res (lne nos ha comunicado para servir de suplemento a la
del señor obispo de Langl'es, y que se comunicarán igual-
mente a las diferentes diócesis, pr,lpone á los señores curas:


«1.0 Que neven un registro doble en que se escriban las
partidas de bautismo, matrimonio y sepultura de los católi-
cos de la parroquia, uno de los clIales consenTarán en su po-
der y]e depositaran todos ]05 años en manos de una persona
de su confianza.


ce 2.° Ademas de este registro telldran los señores cura5
otro ignalmentc doble en que se escriban las actas de dis-
pensa para matrimonios que ~c J-iayan concedido en virtud de
Jasfacultades que se les hayan dado por el artículo 18 de la
illc;tr¡lI~('ion , las rllaks esfarán firll1.Hias por dos testigos de




NOTAS


seguridad y confianza, á tin de que tengan mayor autentici-
dad estar~m los libros destinados á estos registros aprobados
y rubricado.;; por el señor obispo y en su ausencia por uno'
de sus vicarios generales. Uno de estos dos registros sera en-
tregado , como ya se dijo arriba, a una persona de confianza.


« 3.° Esperan los Señol'es curas si es posible, para retirar--
se de SI] iglesia y pl'esbitcrio á que !lU pretendído sucesor les
haya Lotificado el oficio de su nombramiento é institucion ,y
que protesten contra todo lo que se haya hecho (!n conse-
cuencia de (.1.


« 4.° Formarán secretamente una sumaria de la instala-
-cion del pretendido cura y de la invasion hecha por él en la
iglesia parroquial y presbiteriO"; en. cuya sumaria, de que re-
mito adjunto el modelo protestal'án formalmente contra to-
dos los actos de jurisdiccion que se intenten ejercer wmo
curas de la parroquia ;'y poll'a dar mayor autenticidad á la pro-
testa se firmará por el cura, por su vicario si le hubiese, y por
un sacerdote inmediato y aun por dos ó tres legos piadosos y
discretos, aunque sin olvidar todas las precauciones posibles.
para que se guarde el secreto.


( 5.° Los Señores curas, cuyas parroquias se hayan decla-
rado suprimidas, sin la intervencion del obispo legílimo, usa-
rán de los mismos medios, y se mirarán siempre como los
únicos pastores legítimos de sus parroquias, y si les fuese im-
posible vivir en ellas procurarán proporcionarse un aloja-
miento en las inmedia~iolles , de modo que puedan proveer él
las necesidades espirituales de sus parroCjuianos , teniendo
grall cuidado de preveuirlos é instruirlos de sus obligaciones
en este punto.


( 6. ° Si la potestad ci vil se opusiese á que los fieles catól i-
eos tengan un C'cmentcrio comun ó S1. los parientes de los
difuntos muestran demasiada repugnancia á que sean enter-
rados en un sitio particular, aunque especialmente hendeci-
do , como se previene en el artículo 19 de la instruccion , des-
ptles que el pastor let:ítimo ó unu de sus representantes haya
hecho en la casa las plegarias pre5criptas por el ritual, y es-
tendido la panilla mortuoria, que sera firmada por los pa-
ritules , se podrá llevar el cadáver del difunto á la puerta de
]a iglesí.::t y !os parientes podrán acompañarle; pero se les pre-
vendrá que se retiren en el momento mismo (jue se presente
€l cura ó vicarios intrusos para li~vantar el cuerpo, á fin de
que no participen de las ceremonias ni oraciones de aquellos.
sacerdotes cismáticos.




V PIEZAS JUSTlFIC'ATIV.AS.


« ,.0 Cuando en los escritos se conteste á los curas reem-
plazados su título de cura, las firmarán con su nomh,'e y ape-
llido sin añótdir cualidad alguna.


"Suplico á Vm. , Señor cura, y a los demos Señores com-
pañeros suyos á quien considel'eis deber comuniear esta carta.,
que tengan á bien informarme del dia en que se verifique
vuestro J'eemplazo , si se verifica, de la ¡flstaladon de vues-
tro Pl'etendido sucesor y de las circunstancias mas notables
(jlle ocurran; de las disposiciones de vuestros feligreses eot1'-
rl~specto á este asunto, de 105 medios que penseis tomar para
el servicio de la parroquia, y tambien de vuestra morada,
en caso que 05 vcais absolutamente precisado á .,alir. Vm. no
dudará seguramente qne todos estos pormenores nos intp.re-
San muy mucho y que miramos como propias vuestras pesa-
dumbres siendo nuestro mayol' deseo tomal' parte en ellas
para aliviarbs.


{( Tengo el honor tIe ser con aficion respetuosa su muy hu-
milde y obediente servidor. }J


« A estas maniobras contrihuyenpodel'osamente los mi-
sloneros que están estableciuos en la villa de S. Lorenzo par-
tido de Montaigu , y no será temeridad decir que en nuestro
juicio las disposiciones en que se encuentra una gran par-
te del pueblo en casi todo el departamento del Vendée y en
el di~t\'ito de Chatillon que pertenece al de los dos Sevres,
se debe á la actividad de su celo, á sus sordas intrigas y
a sus secretas é iuratigables predicaciones. Por tanto impor-
ta mucho fijar la atencion de la asamblea naCional acerca de
l~ condncta de estos misioneros y del espíritu de su institu-
ClOno


(( F,ste establecimiento fué fundado hace cosa de 60 años por
una socied3d de eclesiásticos seculares que vivian de limosnas
y estaban destinados á la predicacion en calidad de misione-
ros. Estos han adquirido la confianza del pueblo distribuyen-
do rosarios con maña, medallt¡s é indulgencias y poniendo
en todos los caminos de esta pal'te de Francia calvarios de di-
ferentes formas; y se han aumentado de tal manera que han
podido crear otros establecimientos para otras partes del
reino. Asi 105 hay en las antiguas provincias del Poitou, de"
Anjoll , de la Bretaña y de Auuis, dedicados. con la misma
tl.cti vidad al aumento y en ciel'to ulOdo á la eterna d uracion
de esta especie de prácticas religiosas, que, gracias á su cui-
dado, han llegado á ser la úni<:a religion del pueblo. Su ca-
pital es la villa de Sau Lorenzo, donde han construido hace




30 NOTAS
poco una grande y hermosa casa conventual, y comprad o
otras propiedades territoriales.


«Esta congregacion está incorporada por la naturaleza yes-
píritu de su instituc¡on á un establecimiento de hermanas
grises, fundado en el mismo pueblo con la denominacion de
hermanas de la sabiduria , las cuales est~ín consagradas en
este departamento y en otros muchos al servicio d'e los po-
hres , particularmente en los hospitales y por tanto sirven á
los misioneros de conducto para Sil correspondencia general
en el reino. La casa de San Lorenzo ha venido á sel' para dlas
un lugar deretiro cuando el fervot' de su celo ú otras circuns-
tancias han obligado á 10-; administradorcs de los ho.'pitales
en clue ellas servian á pasarse sin sus servicios.


« Para que podais fijar vuestra opinion acerca de la con-
ducta de estos ardientes misioneros y de la moral religiosa
que profesan, bastará ~ Señorcs, presentaros 1m compendio.
brevísimo de las máximas contenidas en diferentps manuscri-
tos que se han encontra do en su casa por los guardias nacio-
nales de Angers y de CholJet.


« Estos manuscritos están redactados en fonna de instruc-
don para el pueblo de la campaña y lo primero que en ellos
se sienta como principio es que de ningun modo es lícito
dil'igir:'Je para la administracion de sacramentos á los sacer-
dotes constitucionales á quienes se califica de intrusos; que
todos los que participan de ellos, aunque no sea mas que con
su presencia, cometen pecado mortal ,sin otra escusa que la
de la ignorancia ó la imbeciliddd ; 105 que tengan el atrevi-
miento de casarse en presencia de un cura intruso, no que-
dan casados y caerá sob,'e ellos y sobre sus hijos la maldicion
del cielo; que ya llegará tiempo en que se arregle la revali-
dacion de los matrimonios celebrados por ante Jos antiguos
curas, mas que por el momento es preciso pasar pOI' todo;
qne ¿mn cuando los hijos no pasen por legítimos, no por eso-
dejarán de serlo, y que al contrat'io los hijos dl-' aquellos á
quienf>s haya casado un intruso serán bastardos, porque Dios
no habrá ratificado su union ,y que mas vale que un matri-
monio sea nulo para con los hombres que delante de Dios;
que no hay que dirigirse á los nuevos curas para los entier-
ros, y Cflle en cas.o de que el antiguo no pueda hacerlos sin
peligro de su vida ó libertad, conviene (IU e los parientes_ ó
amigos del difunto los hagan por sí mismos secretamente.


(( Se observa allí tambien que el antiguo cura debe tener
cuídado de llevar un registro exacto de todos estos diferentes




" PIEZAS ¡JUSTIHCATlYAS. 31
actos, y que es imposible que los tribunales civiles no los
tengan en considcracion , pero que en todo caso debe mírar-
se como una desgracia si cst:> llegase á suceder, pucs mas va-
le quedar privado <.lecHos que apostatal' dirigiéudose á un
intruso.


f( Ultima mente se exorta :.i los fieles á' que en manera algu-
na comuniquen con los intrusos, ni tomen parte en su usur-
pacion, declarando que los empleados de ayuntamiento que
105 instalen, son tan apóstatas como ellos, y que en el ins-
tante mismo deben renunciar sus empleos los sacristanes ,can-
tores y campaneros.


t< A esto se reduce, Señores, la absl1l'da y sediciosa doc-
trina que contienen los tal~s manuscrito!:>, que la voz pública
atribuye á 105 misioneros de San Lorenzo, á lo menos 'como
pl'opagadores de ella.


t< Ya se les hahia denunciado en otro tiempo á la comision
de indagaciones de la asamblea nacional y como se guardó
silencio sobre ello hau ido tomando ánimo y aumentando su
funesto influjo.


t< A. nosotros nos ha parecido indispensahle presentaros la
analisis compendiada de los priucipi05 que contit'nen los
manuscritos. segun se encuentra en un acuerdo del departa-
mento del Maine y Loira de 5 uc junio 1791 , porque basta
compararlos con la carta circular del vieal'io generdl del an-
tiguo obispo ue LuzolJ para convencerse de que son obra de
un sistema de oposieion general contl'a los decretos que di·
cen relacioll con la organizacion civil dt'l clero; y el estado
actual de la mayoria de las parrolluias de cste departamento
no e~ mas que el desarrollo de este sistema y la ejecucion
práctica de sus principio:) y doctrina.


1( No ha dejado de contribllir al aumento de esta coalicion
~I tardio reemplazo de los curas, el cual ha dependido en gran
manera de la rplluncia de MI'. Servant , que despues de haber
sido nombrado obispo de estp departamento y aceptado [el
destino, declaró el 10 de abril que retiraba su aceptacion.
El actual obispo del departamcllto Mr. Rodriguez cuya mo-
deracion y constancia son casi las únicas que le sosti~nen en
una silla rodeada de tormentas é inquietudes, no pudo ser
nombl'ado hdsta primeros de mayo, y ya en aquella época es-
taba perfectamente uniformado el plan de resistencia, y la
oposicion no solo ahierta , mas en plena actividad. Los vica-
rios generales y curas habian tenido tiempo de entenderse y
ligarse entl'e sí con vínculo:) muy uniformes, empezando por




32 NOTAS
estinguir los celos, rivalidades y dislHltas de la antigtla gf'-
rarquia eclesiástica par-a reunirse todos en defensa de Slt co-
mun intereso


C( No ha podiuo \"'erificarse el reempldzo mas que en parte,
·-de suerte que existell en sus parroquias los mas de los anti-
guos edesiástieos, siendo poquísimo el resultado de los nue-
vos nombramientos, como que ven los nombrauos una pers·
}lectiva de contradicciones y peligros que les al'redra y pone
en precision de renunciar.


«Esta division de los clérigos en juramentados y no jura-
mentados ha introducido una verdadera escision entre sus
.parroquianos y una animosiuad entt'e las familias, que han
llegauo uada menos que á separarse val'ias mugercs de sus
lnariuos y no pocos hijos abandonar la casa de sus padres. Las
partidas ue bautismo, matrimonio etc. se dan en una papele-
ta suelta, y c:omo los quc las firman no ponen lIingun título
ni calidad legal, es imposible probar Sil autenticidad.


« Los ayuntamientos están desorganizados en su mayor par-
te por no querer concUI'rir al despojo de los curas no jura-
mentados. Otros muchos ciudadallos han renunciado al servi-
cio de la guardia nacional y la corta porcion que queda nA
puede emplearse sin riesgo cuando hay que rept'imir movi~
mientos que proceuen de actos religiosos, porque en tales C3-
'sos en lugar de mirar el pueblo á los guardias nacionales como
instrumentos impasibles de la ley, los eonsidera como agen-
tes de un partido contrario al suyo.


«En muchas comarcas de este departamento mira el pue-
hlo con horror á cualquier administrador, juez ó individuo
del cuerpo electoral solo porque concurren á la ejecucion de
la ley relativa á los empleados eclesiasticos.


« Es tantí' mas deplorable esta di5posicion de los ánimos,
'Cuanto cada dia es mas dificil proporcionar la instruccion del
pueblo, que confunde generalmente las leyes del estado con
los reglamentos particulares para la organizacíon civil del cle-
ro, y asi es absolutamente inutil que se p"bliquen aquellas.


(t Asi los descontentos del nuevo ól"den de cosas y los (Jue
repugnan solo la parte relativa á la reforma del clero mantie-
nen la aversion del pueblo, apoyan la resi~tencia de los clét'i-
gos que no prestan jUl'amento y debilitan el crédito de los
(lue le han prestado; por manera que ní el pobre recibe li-
mosna , ni el artesano tiene qu e trabajar en su oficio, sino <t
condicion de no asistir á la misa del sacerdote juramentado, y
asi se hallan de~iertas las parroquias nuevamente provistas,




,


y PIEZ.U JUSTIFICATIVAS. 33
mientl'as que todo el mundo afluye á las otras donde no se ha
exhonerado al antiguo cura.


«Es muy comun ver en pal'roquias de quinientos y seis-
sientos habitantes no asistir mas que diez ó doce á la misa del
jnramentado , y esta es la proporcion en que deben conside-
rarse touos los pueblos del departamento, saliendo los veci-
nos á una y dos leguas de distaRcia para solo oir misa los do-
mingos y dias festivos. Estas viajatas habituales nos han pare-
cido la causa principal del fermento en parte sordo y en pal'te
descubierto que rdna en la casi totalidad de las parroquias
servida~ pOI' clérigos juramentados, siendo muy natural la
aversion de los que vuelven á su casa muertos de can~ancio
contra los poquísimos que asisten á los actos espirituales de su
propia parroquia nllrándolos como unos seres que tienen cier~
to privilegio esclusivo en materia de religion. Por otra pal'te
la comparacion que hacen entre la facilidad de que gozaban
en otro tiempo de tener á su lado eclesiásticos de su confian-
za, con las dificultades, cansancio y pérdida de tiempo que les
ocasionan las actuales peregt'inacioues, contribuye á que
echen la culpa á la constitucion de todo lo malo que les
sucede.


« Estamos pe,'suadidos á qne esta causa general influye mu-
cho mas que los consejos de los clérigos no jurameutados en
la discordia intestina que hemos observado en la mayor parte
de las part'oqnias nuevamente provistas.


« Muchas de ellas se han dirijido á nosotros asi como á los
cuerpos administrativos pidiendo quc se las autOl'ize para al-
quilar edificios particulares donde ejercet' el culto religioso;
pero como veiamos que estas peticiones eran generalmente
promovidas con grande empeño por personas que no las fit,-
maban ,nos parecieron efccto de un sistema de resistencia
secreta y general, y no quisimos hacernos cómplices de una
sepdracion religiosa, que segun todos ¡"S indicios podia pro-
ducir una escisioll civil entre los ciudadanos. Siempre les he·
mos dicho que esta determinacion solo dependia de vosotros,
señores, que sois los únicos que deben estatuir 1.ls leyes y
medios de ejercer la libertad de opiniones religiosas sin flue
perjudique en manera alguna á la tranquilidad pública.


ce Parecerá ciertamente estraño que los sacerdotes no jura-
mentados que viven en sus antiguas parroquias no se apro-
vechen de la libertad que les concede la ley de ir a decit' misa
en la iglesia servida por un cu ra nuevo, ahorrando a sus par-
roqu¡~nos la molestia y\perjlli~io5 de sus frecuentes viajes. Pe-


'.16




34 KOTAIií
ro esta eondueta !e esplica muy bien eon (tI encargo especrál
{Iue les han hecho los que di¡'ijen esta empresa religiosa de
abstenerse de toda comunicacion con los clérigos el quienes
llaman intrusos y usurpadores, á fin de que el pueblo no se
acostumbre á verles ejercer juntos el mismo culto.


« Lo malo es que esta divi"ion religiosa ha produci(Jo ya una
~eparacion política entre los ciudadanos y que se va fortifican-
do con las deuominaeiones que se prodigan los dos partidos,
pues el corto número de la~ per~onas que asisten á las iglt'sias
de sacerdotes juramentados se ILIIDan patriotas y los qnc con-
curren á las otras aristócratas. Asi para ~I(]uellos pobres hahi-
tantes del campo el amor ó el odio á su patria consiste huy,
no en obedecer las leyes y respetar á las autoridades legíti-
mas, sino en ir ó no ir á la misa del clérigo juramentado; y
son tales las raices que han echado la seduccion y la ignoran-
Cia, que nos costaha el mayor trahajo h"cerles entender que
la constitucion política del estado no era lo mismo qlJe )a
constitucioll civil del clero; que la ley no tiranizaba las co n-
ciencias; que cada cual era muy dueño de ir á oir misa donde
le acomodase y con el eclesiástico que le inspirára mayOl' con-
fianza; que todos ellos eran igualc·s de)¡lIlte de la ley, sin otra
obligacion en este punto mas que la de vivir en paz y tolerar'se
mutuam~nte la diferencia de sus opiniones religiosa5. Hemos
hecho cuanto estaba en nuestra mano por quitar de 1c'1 cabe-
za á aquellas pobres gentes esas denominaciones por lo mis-
mo que tanto nos asustaban sus consecuencias en un depar-
tamento , d,mde los soñados arútócratas fOfman Jos dos ter-
cios de la poblacion.


( Tal es, Señores, el resultado de los hechos qlle han lle-
gado á nuestra noticia en la comarca de) Vell~ée y las refle-
xiones á que nos han dado lugar. Hemos tomado :sohre este
objeto todas las providencias que estaban en nuestra mano,
asi para mantener la tranquilidad general COIllO para impedir
ó castigar los atentados contra el órden público, sin usar otro
lenguage que el de la ley, como órganos que hemos sido su-
yos. Al mismo tiempo que sentábamos Jos medios para man .
tener el órden y la seguridad, nos hemos ocupado en csplieal'
en p.·esencia de los cuerpos administrativos, de los tribunales
y de los particulart's, las dificultades que nacen ya dI'" la inte-
ligencia de los decretos, ya del modo de (-\j('cuta..Jos, invitan-
do á las autoridéH.les á redoblar su celo y vigilancia en la eje-
cucion de las leyes que protejen la seguridad de las personas
y propieuadde los bienes y en una palabra á usar con firme-




y PIEZAS JtSTIFICATlVAS. 35
7,3 de la antorl<1a() que les ha concedido la ley; hemos distr:-
huido una parte de la fuerza pública que estab.a á nuestra dis-
posicion en aquellos .parages dond~ se nos decla q~c amenaza-
han los m;¡yores peligros; hemo,> Hlo en pel'sona a todas par,-
tes donde asomaba el mt'nor síntoma de alboroto, y despues
de averiguar con imparcialidad el ve,'dadero estado de las co-
sas y pro'cnfado c:llmar' con buenas palabras ó con la fi~'~le es-
presion de la ley aquel desorden mOll\entaneo de 105 amBlos ,
hemos creido que bastaría la presencia de la fuerza pública.
A vosrJtros toca, Señores, y á vosotros solos, tomar provi-
dl.'ueias vel'dallerall'ellte eficaces sobl'e un objeto que por la~
relaeiones en que le han pllesto con la constitucion del estado
ejerce en ;ste momento un influjo mucho mayor de lo que
parece.


« f:n tod¿ls nllestras opel'aciones relativas á la fuerza plÍblica
y su distribucioll nos ha auxiliado eficazmente un oficial gene-
ral bien conocido pOI' su patriotismo y luces. Inrne(btamente
que supo M". Dumoul'iez nuestra llegada al depa,'tarneuto vi-
no á asociarse á nuestras tareas V concurrir con nosotros al
mantenimiento de la paz públi(~a, en ter'millos CJue viéndo·
nos de~p/'ovistos de tropas de línea en el momento en que de-
hi.tmos creer que teniamos mayor necc!'id¡id de ellas, su ac·
tividatl y celo !Jos pl'opol'cionó un socorro que fue la única
garantia del sosiego del pais,


,( Habiamos apenas cOllcluitlfl , Señores, lluestl'd mision en
el Vendée cuando nos llegó él decreto de 8 de agosto en
<fue s~ nos aut.orizaha á peticion de los administradores del
departalllPuto de los dos SeVl'es ,para trasladarnos al distl'ito
de Chatillon igualmcllte (lile d directo/'io de este depal'ta-
mento.


« Ya nos habian dicho desde <lile llegamos :i. Fontenay-le
Comte ((ue este distrito SL' hallaha en el mismo estado de di-
vergencia religiosa «ue d Vendée , y aun algunos dias antes
de recibil' vuestro decreto de comision habian presentado po!'
escrito al directorio del departamento lIna denullcia en l1om-
b/'e de muchos f"illd,Hlanos electores y empleados, sobl'e los
alborotos que se notaban cn muchas parroquias, anunciando
como próxima lIna illSlltTCCcioll. El remedio que propusieron
como mas p/'onto y eficaz era que se obligase á salir del dis-
trito e11 d término preciso de tres dias á todos los ruras no
jUl'amentados que hubiescn sido reemplazados y á todos los
vicarios que no huhiesen prestado jUl'amt'llto. El directorio
estuvo repugnando nmcho tiempo tomar ulla rC5011l,~ion que le




36 NOTAS
part'cia contral'ia á los principios de rigurosa justicia , pero
en fin el caracter público de los denunciadores probaba sufi-
dentemente la existencia del mal y la necesidad del remedio-,
por Lo cual se acordó el dia 5 de setiembre mandar salir del
distrito á todos los eclesiásticos en término de tres dias , di-
rigiéndolos á Niort que e51a (,~Ipital del dc>partamento, ase'-
guralldo!es que N/contrarian allí toda clase de proteccioll y se-
guridad pala .ms personas.


" E~I ,1 ha ya i 111 preso el decreto y se iba á poner en ejccu-
cion cllaudo J'('ciLió el directorio lllla copia del que concernia
á nuestra comi~ioll , y ,,1 instaute mandó suspender d prime-
ro , dejando á Iluestra prudencia coufirmar!e, modificarle ó
suprimirle. Para e\lo nos ellviaron (los individuos suyos .l fin
de darnos parte lk todo lo que h"bia pasado y trasladarse ti
Chatilloo, tOll1alHlo de concierto con nosotros todas las me-
didas (Iue creyésemos necesarias.


« AI)t'nas llegamos.í aquel ))ll{'blo, manJ:lInos reuni .. todos
los [;6 ayuntamientos de que se compone el distrito y Jos fui-
mes oyendo sucesivamente en la sala del directorio. Consul-
tamos con caela uno de eHn::; acerca del estado- de su parro-
quia, y todos nos manifc:,tLtron igual deseo, es decir; a(JlIC-
1Ios cuyos CUf<IS habían sido reemplazados, nos pcdian 1.1 vuel ....
ta del antiguo y los que no lo habian sido, que se le conser-
vasemos. En Olro punto lamLien estaLan Un¡lllimes todos
aquellos habitantes de la campiña y fué l'll la libertad de opi-
niones religiosas que, segull dl'ciall, se Il's habia prometido
y querian gozar de ella. En aquel mismo día y el siguiente
nos enviaron numerosas diputacifllles los habitantes ele las
campiiias inmediatas reiteraudo las mismas súplicas y dic en-
do: « No solicitalllos otro .rapor si1lo teller aquellos eclesiásticos
que !lOS lÍlspiran cO!~¡;allza.)J Era tal la ,illll'0rt¿tl1cia que da-
ban á esto algunas diputílciolles que flOS declararon estar
prontas á pagar dobles contribuciones con tal que se les deja-
sen sus curas.


« La mayol' parte de los eclesi~ísticos del distrito no ha pres-
tado juramento y al paso que en sus iglesias apenas cabe la
gente, estan del toJo Jesiertas las de los curaS juramentados;
y así en este punto no nos quedó duda de (¡He el estado cid
distrito era absolutamente el mismo que el del dt'partam~nto
del Vendée, con iguales denolllinaciones de el patriota y el
a.lútócrala vulgarizadas entre el pueblo y acaso con mayor
generalidad. Lo que es la Jisposicion "de los áuimos en favor
de los clérigos no juramentados nos ha par('cido mas pro-




y PIEZAS JUSTIFIC1.TIV AS. 3'7
nunciada en el Vendée ,porque la aficion que alli se les tiene
y )a confianza de que bozan tiene todos los caracteres de
una conviccion viva' y profunda; como que en algunas par-
roquias Jos juramentados y los veciuos que Jos siguen han
estadt:t espuestos á, amenazas é insultos que aunque un pocO'
exagl'rados allí corno en otras partes, uo nos quedaba duda
de tIlle eran (~iel'tos.


«Al paso que I'ecomendábamos- a los jueces y administra-
dores la mayo,' vigilancia en este punto no perdonamos medio
de cuantos pudiesen inspirar al pueblo ¡de.ls y sentimientos
mas conformes con el respeto de la ley y con el derecho de
la lilwrtad individual.


«Debemos aseguraros, Señor'es, que esos mismos homhres
á quienes nos habian pintado como linos furiosos que no (Iue -
riJn escuchar la raZOll , se han separado de nosotros suma-
mente contentos con solo habel' oido que los principios de la
nueVél- consllttwion eran el respl'to á la libertad de cOllcien-
cia, Mallift'staron mucha afliceion y arl'(lpentimiento de las
f,altas que algunos de ellos huhian podido corneter y nos pro-
mt'tit.~ron. con ternura seguil' los consejos que ll'S diés~m9s ,
vivir en paz tÍ pesar de la diferencia de sus opiniones reli-
giosas y respeta/' éll f'mpleado público estableciJo por la ley.
Al tiempo de marchal'se se les oia felicitarse de habernos visto
y I't'lwtir ent"e ellos cuanto 1105 habian· oido, fortilicándosc
IlJUltlélllwnte en sus resoluciones de paz y buena inteligencia·,


" En aquel mismo dia vinieron a decirnos que muchos de
aquellos hahitantt's del campo al volver á Sl1S casas hubiall
puesto carteles declélrando que rada tino de ellos se compro-
mdia á denunciar y bacel' ponel' preso á cualquiera que per-
judicase a otrQ y particularmente á los sacerdotes juramen-
tados,


"Tampoco debemos ocultaros que en ese mismo distrito
tan largo liempf) albor'otado con la divergencia Je t>piniones
religiosas, se hau pélg<Hlo célsi t!uteranll'nte tIldas J¿IS ('ontri-
LUt iones atntséldas de J 789 Y 90, 'lIle importaban n;ld,1 me-
nos cIue ,¡oo mil francos, segun UDS ha mallife~tado el direc-
torio,


1( Despnes de haber ohservado atentamente el estado de Jos
ánimos y la situacion de las cosas fuimos de opinion que no
debia ejecutarse el acuerdo del directorio y en lo mismo con-
vinieron los comisionados de él y los administradores de Cha-
tillon, Mas dun dejando aparte todos los motivos que podian
darnos para esta dctermillacion así las cosas como las perso-




38 NOTAS
nas,nos bastaba examinar si la medida adoptada por el directo-
rio era esencialmente justa y si seria eficaz en su eJecucion. Por
de pronto no nos pareció que unos cié, igos que estaban reem-
plazados por otros debian ser considerados como si se halla-
sen en estado de rebelion contra la ley, solo porque pl'rrna-
necían en el mismo pueblo donde antes hf1bian f\jercido sus
funciones, sobre todo cuando entre ellos habia muchos que
por notoriedad pública no se mezclaban de modo alguno en
asuntos politicos contentándose con vivir en paz y cal' dad.
Nos pareció adcmas (Jlle á los ojos de la lé)' no dt~be nadie ser
tenido por rebelde sino el que restllta que lo .es por medio de
llechos ciertos y averiguados, y últimill11l'lltc que los actos de
provocarían contra las leyes "dativas al clero Ó contra otl'as
deben ser I~astigados segun las formas legales, como cual-
quier otro delito.


« POI' otl'i.1 p:lrte , examinando la eficacia de senwjnllte me-
dida , hicimos la reflexion de que sí los fieles no tieuen ('on-
fiallza en los clérigos juramentados, era llJal modo de inspi-
rársela alejar de estit manera á los sacerdotes elegidos pOl'
ellos; fuera de que se adelantaria muy poco con a\ej.Il' al-
gunos, cuando quedan la mayor parte sirviendo sus parro-
quias hasta que llegue el tiempo de sel' sustituidos por otros
y que de cierto tieuen la misma opinion.


« He aqui , Señores, algunas de las ideas que han dirigido
nuestra conducta en estas circunstancias, aun dej<lIIdo aparte
toda:; las consideraciones locales, que huhieran bastado por
sí solcls á decidir nuestro juicio, porque no tememos asegurar
que atendida la disposicion de los ánimos hubíera bastado la
ejecll~ion de aquel acuerdo para encender la guerra civil.


(1 El directorio del departamento de los dos Sevres luego
(IUC supo por sus comisionados y por nosotms mismos nLles··
tra determinacion , tuvo á bien manifestar su re~onocimiento
por medio de otro acuenlo de 19 del mes anterior. Solo aña-
dir'emos acerca de esta. medida de estl'añacion de los clérigos
no jlll'amentados y reemplazados, que no han cesado de pro·
ponérnosla constantemente casi todos los ciudadanos del Ven-
dée que son partidarios de los otros, y que, como ya hemos
dicho, forman una mínima parte de la poblacion : esto lo de .
cimos solo para descargarnos de un deseo secreto (}UC nos h.m
confiado y no para ninguna otra co~a.


« Tampoco queremos (Jue iguoreis que algunos de los mis-
,mos· clérigos juramentados á quienes hemos visto son de con-
tral'i~ opinion ; tanto qnc uno rle ellos nos escrihió l~na cart ....




y PIEZAS JUSTIFICATIVAS.


~OD fecha l'l de setiembre en la cual despues de indicarnos
las mismas causas de disidencia y los disgustos á que se veia
diariamente espuesto, añade que el único remedio para todos
estos lIIales seria contemplar la opinioll dd pueblo, cuyas
preocupaciones deben curarse con lelltitud y prudencia, por
que debe el'itarse á toda costa la guerra de rdigion , cuyas lla-
ga.\' están toda¡Jia d/Orreando _.mugre .... Es muy' de temer,
dice, que las medidas de rigor, indispensable.\' contra los per '
turbadores del reposo público, fuesen miradas mas bien como
una persecucioll que como UIl castigo impuesto por la ley . ...
j Cuanta prudencia se necesita emplear! Porque 110 IIOS call-
semos, la sua¡Jidad y la instl'uccioll son las armas de la ver-
dad.


« Este es, SI ñores, el resultado general de los informes
milluciosos que hemos tnm"do 'Y de las observaciones que he-
mos hf'cho durante nuestra comisiono La recompensa mas
grata de nllestra~ t¡treas seria haberos facilitado los medios de
establecel' sobre basas sólidas la tranquilidad de aquellos de-
partamentos y correspondido á fuerza de actividad y celo á
)a coutianza con que nos habeis honrado.


NOTA 13 PAGINA 17 [ LINEA Il TOMO 11.


A unque ya he tenido ocasion muchas veces de repetir cua-
Jes eran las disposiciones de ILeopoldo ,de Luis XVI y de los
emigrados, quiel") citar algunos estractos que las darán a co-
nocer de un modo llIas cierto. Bouillé, que estaba emigrado y
por su replltacion y tr:lento era buscado por todos los sobe-
ranos, pudo mejor que nadie conocer las intenciones de las
diferentes cortes, y me parece que no puede ser sospechoso
su djcl~o. He aqui como se csplica en varios lugares de sus
memorias.


«Vodrá formarse juicio por esta carta, de que el rey de
Suecia estaba muy indeciso acerca de los verdaderos proyec-
tos dd emperador y de sus aliados, que debian reducirse en-
tonces a no mezclarse en los negocios de Francia. No hay du-
da en que )a emperatriz los sa))ia, pero no se los habia co-
municado , y yo tt:nia certeza de que en aquel momento esta-
ba ella emp\eamlo todo su influjo con el emperador y el rey
de Prusia para decidirlos á que declarasen la gu.erra á la Fra~­
cia. Tambien habia escl'ito tilla carta muy termlllante al prI-
mero de estos dos soberanos en que le hacia presente que el




·tO 'MOTÁ8
rey de Prusia, solo por una falta de urbanidad que se habia
cometiho con Sil hermana mandó entrar un ejército tn Holan-
da, mientras que él estaba sufriendo los insultos y afrentas que
seprodigabau á la reina de Francia, la dcgradacion de su alta
clase y dignidad y la destruccion del trono de un rey, cuña,..
do y aliado suyo. Con igual fuerza estaba trabajando la empe,..
ratriz con la corte de España, que habia adoptado principios
pacíficos, y sin embargo el emperador luego que aceptó el
rey la constituciou , volvió a recibir al embajadol' de Francia,
á quien antes se habia prohibidopresent~rse en la coa'te.
Tambien fué el primero que admitió en sus puertos el pahe-
lIon uacional , de SUf'rte que las ·únicas cortes que en aquella
época mandaron retir'al' de Paris á sus embajadores fueron
las de Madrid, Petersburgo y Stokolmo. ToJas estas circuns-
tancias sirven para probar que las miras de Leopoldo estaban
dirigidas hacia la paz y sometidas al influjo de Luis XVI y de
la t·(·ina.» (Memorias de Bouillé pago 314.)


En otra parte dice el misllw:
(( Sin embar~o se pasaron muchos meses sin que yo notára


el menor resultadu de los pl'Oyecto5 (lue habia tenido el
emperaóor de reunir ejércitos en la fronte,'a , ni fOrmal" con-
greso , ni ental~lar negociacion alguna con el gohierno f.'an-
ces. Presumi que el rey habria esperado que con la acepta-
cion de la nueva constitucion se le volveri'l su libertad per-
sonal y restableceria el sosiego en la nacion, que hubiera
podido alterarse con una negociacion armada, y que en con-
secuencia hahria instado al emperador y demas soberanos
aliados á no dar paso alguno que pudiese ocasionar hostilid,l-
des que él hahia querido evitar siempre. Me confirmo en esta
opinion la reticencia de la corte de España sobre la proposi··
cion de suministrar al l'ey de Suecia los quince mil/cmes de
libras tornesas que se habia comprometido á dar'le para ayu-
da de gastos de su espedicion. Este príncipe me habia imita-
do á escribir de su parte al ministro español, que solo me
contestó con respuestas vagas, y entonces le aconsejé al rey
de Suecia que abriese un empréstito en Holanda ó en las ciu-
dades libres maritimas del Norte, bajo la gar"antia de la Es-
paña , cuyas disposiciones me parecían haberse cambiado res-
pecto de la Francia.


(t Supe que cada dia iba en esta últinla creciendo la anu-
quia , lo cual se echaba de ver en la multitud de emigrados
de todas clases que se refugiaban en las fronteras, á los cua-
les se armaba y regimentaba en las orillas de Rhin, forman-




TPIEZAS JUSl'IFICATlV.\S.


-uo de ellos un pequeño ejército que amenazaba las provincias
,de la Alsacia, y la Lorena. Estas medidas despcl'taroil el furor
del puebhl y slrvieron de mucho á los proyectos destl'Uctorcs
de los Jacobinos y anarquistas. Hasta quisieron los emig¡'a<.los
hacer una tentativa contra Strasburgo, donde creian tener
üiteligencias seguras y partidarios que les abriesen las puer-
tas. Mas apenas lo supo el rey, no solo empleó las ól'denes
sino tambien las súplicas para impedirlos que hiciesen acto al-
guno de hostilidad. Para ello envió cerca de los príncipe:. sus
hermanos al Sr. Baron de Viomenil y al caballero Cogny á
decirles de su, parte que desaprobaba el armamento de la no-
bleza francesa, al cual no dejó de poner obstacnlos el empe-
rador mas no por eso dejó de continuar.» (Idem pago 307.)


Ultimamente cuenta Bouillé , refiriéndose almisrno Leopol-
do, Sil pl'Ofecto de congreso. .


« Por fin el 12. de setiembre me m;mdó llamal' el emperador
con órdcll de <¡nt> le llevase el plan de las disposiciones que
me hahia encargado anteriormente, y habiéndome hecho en-
trar en Sil gabinete, me dijo <lue no habia podido hablarme
antes acerca del objeto para el cual me llamaba, pOl'(lue ha-
bia estado agual'danoo las respuestas de Rusia, E:-ipaña , In-
glaterra y de los principales soberanos de Italia. Pel'O que
ya las habia recibído y erau conformes á sus intenciones y
proyectos, estando seguro de su asistencia en la ejecucion y
de que se reunirian todos, á cscepcion del gabinete de San
James que cleclar:lba querer guardar la mas escrupulosa neu-
tralidad. El habia tomado la resolucion de reunir un congre-
so para tratar con el gobierno frances, no solamente aeerCa
de la rcparacion de las quejas del cuerpo germánico por el
despojo de sus derechos en Alsacia y otras comarcas de las
pl'Ovillcias fl'Onterizas , sino tambien sobre los medios de res-
tahlecer el órJell en Francia cuya anarquia perturhaba la
tranquilidad de Europa. Me añadió que esta negociacion se'
apoyaria con ejél'citos formidables que rodearian la Francia,
espe¡'ando que este medio podri:! evitar una guerra silngl'ienta,
á la cual solo acudiria eomo tíllimo recUl'so. Yo me tomé la
libertad de preguntar al emperador si le constaban las venla-
deras intenciones del rcy, y me respondió que sí, y que ade-
mas sabia que á este príncipe le repugnaba el uso de medios
violentos. Tambiell me dijo que c5taha informado de que
dentro de pocos dias le iban á presental' la nueva cunsti .
lucion, y que le pal'ecia que no podia menos de acep-
tara sin restriccion alguna por el riesgo que correria su vida
~,




NOTAS
y la ue su familia, á la menor dificultad que opusiese; peto
(jue su aceptacion en tales circunstancias no importaba nada,
pues luego se podria deshacer todo lo hecho y dar á la Fran-
cia un buen gobierno que satis6ciese á los pueblos y dejase á
la autoridad I ealla latitud suficiente para mantener la tran-
quilidad interior y asegurar la paz esterior. Me pidió el plan
de la disposicioll de los ejércitos, asegudmdome qne le exa-
minaría despacio, y añadió que podia volverme a Maguncia
donde me avisaria el conde de Brown , que era quien debia
t'ilandar las tropas, y se hallaba por entonces en los Paises
Bajos, igualmenté que al príllcipe de Hoh(!nlohe, que mar-
chaba á Franconia ,para que conferenciásemos juntos cuando
fuese tiempo. .


« Yo quedé persuadido de que. el emperador no se habia
fijado en aquel plan tan prudente y pacífico de l'eSultas de la
conferencia de Plinitz, sino por haher consultado á Luis XVI,
cuyo voto fué contantemente que se prefiriese la via de las nego-
ciaciones al medio violeuto de las armas.» (lbidem pago 299.)


NOTA 14, PAGINA 22.2 LINEA 14 TOMO n.


He aquí como refiere este hecho Bcrtrand de Molleville-=
'" En aquel mismo dia dí cuenta al consejo de la visita que


me habia hecho el duque de OrIeans y de nuestra eonversa-
cion. El rey se decidió á recibirle y ~uvo con él al dia siguien-
te unaconversacion de mas de media hora, de la cual nos
pareció que habia quedado el rey muy contento, supuesto
que me dijo: Creo, como ustedes, que vuell'e de muy buena
fé r que hará cuanto dependa de él para reparar el mal que
ha heclto ,yen que es mUf posible que !lO Iwya tenido (/fllta
parte como pensamos.


« El domingo siguiente vino á la hora de levantarse el rey,
donde le recibieron los cortesanos del modo mas humillante
porque ignoraban lo que habia pasado, y lo mismo hicieron
los realistas que tenian la costumbre de venir en tale~ días
á palacio para hacer la corte á la familia real. Empezaron á
cercarle, á darle pisadas en los pies y empujarle de un lado á
otro como para impedirle entrar. Bajó despues á la Ci'tmara
de la reina donde estaba ya la mesa puesta, y apenas se pre-
sentó empeZal'Ol1 todos á gritar: Señores, cuidado con los pla-
tos, como si estuviesen ciertos de que traía los bolsillos IIc- .
uos de veneno.




y PIEZAS JUSTIFICATIYAS. 43
« Los insultantes murmullos que escitaha en todas par'tes


su pl'esencia'le ohligaron a retirarse sin haber visto á ~a fa-
milia real, y le fueron echando hasta la escalera de la rema y
al b:ljar le escupieron en la cabeza y en el vestido. Bien se
conocía en su semblante la rabia y despecho que le hahia cau-
sajo semejante escena, persuadido de que el rey y la reina
h<lbia~ sido los instigadores de ella, siendo así que uo hahian
tenido la menor noticia, mas antes les causó mucha pesadum~
breo Desde entonces les juró un odio implacable y desgracia-
damente así lo cumplió. Yo" me hallaba aquel dia en palaeio y
fuÍ testigo de todo lo que acabo de referir.


(Bertrand de ¡l1011efJille tomo 6, pago 2.09.)


NOTA 15 PAGINA. 242 LINEA. 15 TOMO II.


Madama Campan rcfiere de otl'o modo la conversacion de
Dllmouriez, pues dice:


{( Todos los partidos estaban en movimiento ya para perder
al rey ya para salvarle. Un dia que encontré á la reina gran-
demente conmovida, me dijo que no sabia lo que la pasaba;
que los corifeos de los jacobinos se habian venido á ofrecel'
por medio de Dumouriez ó que DUlllouriez abandonando el
pal,tiJo de los jacobinos se habia venido á ofrecer á ella; que
le hahia dado una audiencia y cIue luego que estuvieron solos
se habia arrojado L-Í. SIlS pies y la habia dicho que se habia cal~.
do el gorro encarnado hasta las orpjas , pero que él no el'a ni
podía ser jacobino; que habian dejado rodar la revolucion
hasta aquella can¡'¡la de desorganizadores, que sin aspirar á
otra ~osa que al pillage, eran capaces dc todo y podian SllI'-
Lir á la asamblea de un ejél'cito fOl'rnidable y p¡'011to ¿l minar
los ¡'('stos de uu trono ya notahlemcllte conmovido. En el ca-
}Ol' de su razonamiento hahia cogido una mano de la reina y
besándosela con trasporte la suplicaha que se dejase salpar.
Me dijo S. M. que no se podia dar crédito á las propuestas
de un traidor, que toda su conducta era hien conocida V que
Jo ma~ p~lIdcnte seria sin duda n~ fiarse en él; fuera d~ que
los prmClpes recomendaban escnclalmente que no se tuviese
confianza alguna en n illguna proposicion del interior etc. 1)


(Tomo 2. pago 202.)
Ya se vé cuan díferelltc es aqui la relacioo eu algunos pun-


tos pero sin embargo el foo.do ~e ella es el mismo, solo que
pasando de la boca de la reIna a la de Mam. Campan no podia




menos de tomar un colol'ido poco favorable á Dumouriez-. La
narraciou de este últi fiO pinta con mas verosimilitud el eSta-
do de agitacion en que se hallaba la desventurada Mal'Ía An-
toneta ; y c'omo no hay en ella especie alguna ofensiva á su
persona y que no esté de acuerdo con su caracter, por eso
Jahe preferido. Sin embargo no es del todo imposible que la
presuncion de Dumouriez le haya hecho dal' alguna pr~feren­
cía á los pormenores mas lisongeros para él.


~OTA 16 PAGINA 243 LINEA 27 TOMO n.


BOllille, cuyas memorias he citado, y que por su posicion
se hallaba en estado de apreciar hien las verdaderas intencio-
nes de bs potencias, no creía una palabra del celo y sinceri-
dad de Catalina. He aqui como se esplica sobre este punto.


« Ya se echa de ver que este príncipe (Gustavo) contaba
mucho con las díspo~iciones en que se hallaba la emperatriz de
Rus-ia y con la parte activa que habia de tomar en la confede-
racion , la cual ha qut'dado redlleida á demostraciones. El
rey de Suecia se eqllivol'ab¿t mucho y yo dudo que Catali-
na le hubiese confiado jamas los diez y ocho mil Rusos
que le habia prometido: fllera de {JllC estoy !persuadido á
que ni el emperador, ni el rey de Prusia le hubieran comu-
nicado ni sus ideas ni sus pl'oyecLos. Uno y otl"O estaban
algo mas que disgustados de el y deseaban que no tomase par-
te alguna activa en Jos negocios de Francia. »


(BOl/lile pag.319')


NOTA I7, PAGINA 21,(; , LI:~EA 10, TOMO n.


Madama Campan nos refi('re en un mismo pasage la cons-
fruccion del armario de hierro y la existencia de una protesta
secreta del rey contra la declaracíon de la guerra. Era estraor-
dinaria la aprension que al rey le causaba la gllclTa y asi de-
seaba de todos modos achacársela al partido popular,


« El rey tenia una prodigiosa cantidad de papele~ y por
desgracia le ocurrió la idea de mandal' á un Cf'rragero que
habcia trahajado con él durante diez años construir c~n mucho
secreto en escondite en un corredOl' intcl,iol' ele su habitacion:
escondite que huhiera e3tado ignorado muchísimos años sin
la dE'uuncia de aquel hombre, pOl'que estaha disimul:ub la




y PIEZAS JUSTIFICATIVAS .. 45
pared con piedras pintadas y la abe'rlura correspondia a las
listas obscuras de las sombras. Pero antes que aquel cerrajero
hubiese denunciado á la asamhlea lo que despnes se ha lla-
mado el armario de hierro, ya habia sabido la reina ,que él
habia hecho la confianza á algunos amigos suyos, y que
á pesar de la benevolencia con que le miraba el rey, era un
gran jacobino. La Sf'ñora se lo dijo al rey y pudo decidirle á
(Jne metiese en Ulla gran cartera todos los papeles qne tenia
mayor interes en conservar y que me los entregase. Estuvo
instándole en mi presencia á no dejar ningunos en el armario,
y el rey por tranquilizarla la respondió que no habia dejado-
nada, y aunque yo quise coger la cartera para llevarla a mi
cuarto, era tan pesada que no pude con ella. Entonces me
dijo el rey que iba á llevarla el mismo y yo me adelanté para
abrir las puel'tas , y Illego que la dejó en mi gabinete interior-
solo me dijo estas palabras: la reina la dirá á usted lo que
contiene. Cuando volví al cuarto de s.' M. se lo pregunté cre-
yendo por las palabl'as del I'CY que era necesario que yo lo
supiese, y me respondió: son unos documentos que serian
mur funestos para el ley si llegaran á formarle causa; pero lo
que seguramente quiere que te diga es que cncierra el acta
de un consejo de estado que se celebró, en el cual fué el rey
-dedictámen contrario á la guerra. La pregunté á quien cl'eia
que podria yo confiar la cartera. A quien quieras, me replicó,
pues tu eres la ¡íllica responsable; no te alejes de palacio ni
aun en el mes de descanso, porque habrá casos en que !lOS
será muy lítil encontrarte al instante. 1)


(Madama Campan tomo !l pago 122~)


NOTA 18, PAGINA 250, LINEA 6 TOMO JI.


Espnsicion de los motivos que ¡Jan determinado á la asamblea
.nacional á dcelarar, segulZ la propuesta formal del re~r,
qtlf' ¡Ja lugar á declarar la guerra al rey de Bohemia y de
Hungria, por M. de Condorcet. (Sesion del 20 de abril 1792.)


• Viéndose precisada la asamhlea nacional POI" la mas im-
periosa necesidad á declarar la guerra, no ignora que se la
acusara de haherla provocado ú acelerado voluntariamente.


" Sabe muy bien que la marcha insidiosa de la corte de Vie-
na no ha tenido otro objeto que el de dar UDa cierta verosi-
militud á esta imputacion de que tienen necesidad las poten-




46 NOTAS .-
das para ocultar á sus pueblos los verdaderos motivos del
injusto ataque que se prepara contra la Francia, y no- ignora
tampoco que esta acusacion sera repetida por los cnem!gos
interiores de nnestra constitucion y de nuestras leyes COIl' la
criminal esperanza de privar de la benevolencia pública a los
representantes de la nacion.


(1 Su única respuesta se reducirá á una sencilla esposicion
de su conducta, dirigida con igual confianza á los estran3e-
ros que á los Franceses, supuesto que la natlll'aleza ha impre-
so en el corazon de todos los hombres los mismos sentimientos
de justicia.


« Cada nacion tiene igual derecho de (larse las leyes que la
convengan y la facultad inenagenable de cambiarlas. O este
derecho no pertenece á ninguna ó las pertenece a todas con
absoluta igualdad; de suerte que disputársele a cualquiera de
ellas es lo mismo que declarar que no se reconoce en ninguna
otra, y querer prival' de él por la fuerza í.; un pueblo estran-
gero equivale á decir que no se respeta tampoco en aquel de
que uno es ciudadano ó gefe ; e5\ en una palabra hacer:,e trai-
dor a su patria y proclamarse enemigo del género human().
Debia creer la nacion francesa que Ul-laS verdades tan senci-
llas no podrian ocultarse a ningu!l príncipe y que no habría
persona que en el siglo diez y ocho se atreviese a citar las an-
tiguas maximas de la tirania. Pero ha salido fallida su esperan-
za , cuando ve formarse una liga contra su independencia y
no la queda otra eleccion sino ilustrar a sus enemigos acerca
de la justicia de su causa Ú oponerles la fuerza de las armas.


(1 Bien enterada de esa funesta liga, pero celosa de conser-
var la paz, prin.:ipió la asamblea nacional por preguntar cual
era el objeto de ese concierto entre potencias tanto tiempo ri-
vales, y solo se le ha respondido que no era otro mas que el
de matener la tranqmlidad general, la seguridad y honor de
las coronas y el temor de que se renueven los sucesos que se
han verificado en algunas épocas de la revolncion francesa.


«( ¿Pero como ha de amenazar la Francia la tranquilidad ge-
neral cuando desde luego tomó la resolucion solemne de no
cmp,'ender conquista alguna ni atdca!' la libertad de ningun
pueblo, de 10 cual es buena prueba la rigorosa ncutl'alidad
que ha guardado en la lal'ga y sangrienta lucha suscitada en
los Paises Bajos y·en los estados de Lieja entre sus. gobiernos
y los ciudadanos?


« Verdad es que la nacion francesa ha pi'oclamado altamen-
to la soberanía del pueblo, el cual limitado en ('1 ejercicio,




\" ;PfEZAS JUSTIFICA.TIVAS.


dl! su voluntad suploema por los derechos de la posteridad,
no puede delegar su poder irrevocable. Tambien es verdad
que ha reconocido públicamente que no hay uso alguno, ni
leyes presa, ni consentimiento, ni convenio qne pueda suje-
tar una sociedad de hombres á cualquiera autoridad renun~
ciando al derecho de volver á I'esumirla cuando convenga.
¿ Pero que idea tienen los príncipes de la legitimidad de su
autoridad ni de la justicia con que la ejercen, si rnir:tn la pu-
blicacion de estas máximas como un atentado contra la tran-
quilidad de sus dominios?


« ¿Dirán acaso que corre riesgo su tranquilidad por los dis-
cursos ó los escritos de algunos franceses? Esto seria lo mis-
mo que exigirá mano armada una ley contra la libertad de
imprenta y declarar la guen'a á los progresos de la razon ~. y
cuando sabemos que la nacion francesa ha sido ultrajada im-
punemente por todas partes, que las imprentas de los paises
inmediatos no hall cesado de inundar nuestros df'partamentos
de obras destinadas á escitar la traicion y aconsejar las suble-
vaciones; cuando se recuerdan las muestras deprotec('ion é
interes que se prodigan á sus autores ¿ habrá quien se per-
suada ti CJue solo el amOlO sincero de la pazy no el ódio á la
libertad es quien dicta esas reconvenciones hipócritas?


I( Se habla de tentativas hechas por los Fr,Hlceses para es-
citar a los pueblos vecinos á qlle rompan sus cadenas y recla-
men sus derechos .... Pero nadie mejor qne los mismos minis-
tros que hablan de ellas sabe cuan qllirnél'icas son, supuesto
que hasta ahora no han osado citar un hecho siquiera. Mas
aun cuando fuesen ciertas semejantes tentativas, no por eso
tendrian derecho para quejarse de ellas las potencias que han
permitido las reuniones de nuestros emigrados, que les han
dado auxilios, admitido sus embajaoores, dado asiento en
sus conferencias sin abochornarse de €scitar él los Franceses
á la guerra civil. De otra suerte st>ria pretender que es lícito
propagar la servidumbre y 'pecaminoso promover la libertad,
que todo es leg-ítimo contra los pueblos y que solo los re-
yes tienen verdaderos derechos, lo cual es el mayor insulto
que se haya hechu hasta ahora á la magestad de las nacio-
nes.


(( Siendo como es el pueblo frances dueño de establecer la
forma de su constitucion ,no ha podido perjudicar usando
de este derecho, ni á la seguridad ni al honor de las coronas
estrangeras, á no ser que los gefes de las demas naciones cuen-
ten en el número de sus prerrogativas la de' obligar a la na-




NOTAS


'Cion francesa á que conceda al suyo una autol'idad igual a la:
que ellos mismos ejercen en sus estados. ¿ Pretenden acaso
por que ellos uo tienen mas que vasallos, impedir que existan
hombres libres en otras partes? Pero debieran considerar
que cuando permiten que todo pueda hacerse en :favor de la
seguridad de las coronas declaran tambien legítimo todo lo
que una nacion pueda emprender en favor de la libertad de
los pueblos.


(t Si se han verificado violencias y crímenes en algunas épo-
cas de la I'evolucion francesa, á n:tdie le toca castig:trlos ú ol-
vidarlos sino él los depositarios de la voluntad nacional, y
ningun ciudadano ni magistrado, cualqlliera que sea su túu-
lo, debe pedir ju~ticia mas que a las leyes de su pais, ni es-
perarla sino de ellas sol<\s. Las potencias estrangeras no pue-
den tener justo motivo de queja mientras que sus súbditos
no hayan sufrido algull daño de tales sucesos, n í menos pue-
den tomar providencias hostiles para impedir su repeticíon.
Los parentescos y alianzas personales entre los reyes no son
nada para las naciones, sino <lue esclavas ó libres, 6010 las
unen sus comunes íntereses, y como la naturaleza ha cifra-
do su felicidad en la paz V en los mutuos auxilios de una dul-
ce fraternidad, se in¿lign~lria ella misma de que se at,'eviescll
a poner en la misma balanza la suerte de veinte millones de
hombres ó los afectos y ol'gulIo de algunos individuos, ¿ O se
pretende acaso condenarnos a ver totlavÍa la veluntal'ia ser-
vidumbre de los pueblos rodear de víctimas humanas los al .
tares de los falsos dioses de la tierra?


}) De aqui resulta que todos esos soñados motivos de una li-
ga contra la Francia no eran mas que un nuevo ultrage a su
independencitt, y que ella es quien tendl'ia derecho para exi-
gir que se renunciase á tales preparativos injurio50s , miran-
do la negativa como una verdade¡'a hostilidad, y estos han
sido los principios que han dirigido la \conducia de la asam-
blea nacional. Siempre ha estado deseando la. continllacion
de la paz, pero debia preferir la guerra a una paciencia tau
peligrosa para su libertad, pues no 'podia (luedar/a la menor
duda de que el único objeto de los enemigos de Francia era
alterar su constitucion y destruir la igualdad sobre cuya basa
esta asentada; que querian castigarla por haber reconocido
en toda su estension los derechos comunes de todos los hom-
bres ,y esto la decidió á hacer aquel juramento, repetido
par tados los Franceses, de perecer antes que sufrir el me-
Ilor ataque á la libertad de los ciudadanos, ni á la soberanía




y PIEZAS JUSTIFICATIVAS.


del pueblo; ni sobre todo a esa igualdad ,sin la cual uo exis-
te justicia ni felicidad en las sociedades.


« ¿ Podrá echarse en I~ara él los Franceses no babel' respeta-
do bastantemente los derechos de los otros pueblos por ha-
ber ofrecido recompensas puramente pecuniarias al papa y a
los príncipes alemanes que tenian posesiones en la Alsacia?
Pero no debe olvidarse que la soberania de Francia sobre la
Alsacia estaba reconocida por tratados y que la ha estado
ejerciendo por espacio de mas de un siglo. Los derechos que
se reservaron en aquellos tratados no fueron otra cosa que
privilegios, y estos es claro que debian conservarlos los po-
seedores de feudos en la Alsacia mientras que las leyes gene-
rales de Francia tolerasen las diferentes formas del feudalis-
mo. Tambien ~s claro que en virtud de aquella reserva, si
alglln dia la nacion determinaba anular todas las prerrogati-
vas feudales, debia indemnizar a sus poseedores por medio
de otras ventajas efectivas; pero esto y no mas puede exigir
el derecho de propiedad cuando se encuentra en oposicíon a
la ley y en contradiccion COD el interes público. Los ciudada-
nos de Alsacia son Franceses y la nacion no puede sin men-
gua y sin injusticia sufrir que se les prive de la mas mínima
parte de ).os derechos comunes a todos los que tienen este
nombre. ¿ Se dirá que para indemnizar á esos príncipes se les
debe' abandonar una parte del territorio? No, porque una
nacíon libre y generosa no vende los hombres, ni les conde-
na a la esclavitud, ni entrega a otros dueños aquellos a quie-
nes ha admitido Ulla vez a participar de su libertad.


« Los ciudadanos de los condados eran muy dueños de dar-
se una eonsLÍtucion y podian declararse independientes, pero
prefirieron ser Franceses, y la Francia no les abandonara des-
pues de haberlos adoptado. Mas aun cuando hubiese reusado
acceder á sus deseos, su pais está enclavado ea este territorio
y nunca hubiera permitido á sus opresores que atravesasen la
tierra de la libertad para ir á castigar á uaos hombres por
haberse atrevido á ser independientes y recuperar sus dere-
chos, Lo que poseia el papa en aquel pais no era otra cosa que
un salario de las funciones gubernativas, y el pueblo al qui-
tarselas ha hecho uso de una facultad, que si bien estaba sus-
pendida por una larga servidumbre no habia podido arreha-
társele , de suerte que la indemnizacion oft'ecida por la Fran-
.cia no era de rigurosa j llsticia.


«Por manera que lo qLle se atreven a pedir en nombre del
papa y de los propietarios de Alsacia no e5 otra cosa que


28




NOTAS


lluevas violaciones del del'echo natural, y les parecen sulicieh:...
te motivo para que cOl'ra la sangre de las naciones las preten-
siones de algunos hombres. Si los ministros de la casa de A.us-
tl'ia se hubiesen propuesto declarar la guerra a la razon en
nombre de las preocupaciones y a los pueblos en nombre de
105 reyes, no podian usar de otro lenguage.


" Se ha querido decir que ese deseo del pueblo frances de 1
mantenimiento de su igualdad é independencia era solo de una
faecion .... Pel'O téngase presente que la nacion francesa tiene
una constitucitm , y que esta ha sido reconocida y adoptada
por la generalidad de los ciudadanos, y por consecuencia no
puede alterarse mas que por el voto del pueblo y con arreglo
á las formas que ella misma tiene prescritas. Mientras que
subsista tal Cual es, los únicos que tienen derecho á manifes-
tar la voluntad nacional son los poderes establecidos por ella
y ellos son los que la han declarado á las potenci<lsestl'ange-
ras. El rey y ne otro es quien invitado por la asamblea nacio-
llal y en uso de las atribueiones que le concede la constÍtu-
cion , se ha quejado de la proteccion que se concede á los
emigrados, solicitando ¡nutilmente que se les haga retirar;
él es quien ha pedido esplicaciones acerca de la liga formada
Contra la Francia; él, quien ha exigido que se disolviese la
tal liga, y es bien de admirar que se anullcie como simple de-
seo de unos cuantos facciosos el voto solemne del pueLlo es·
presado públicamente por sus representantes legítimos. ¿ Po-
drán los reyes presentar lIn título igualmente respetable
cuando oblígan á las naciones á que combatan contra su pro-
pia libertad, á que se armen contra unos derechos que las
son propios, y á que se sepulten bajo los escombros de la
constitucion francesa los gérmenes de su propia felicidad y las
comunes esperanzas del género humano?


e( Por otra parte ¿que es 10 que significa llamar racelon á la
que solo conspira por la libertad universal del género huma-
no? j El! ese caso parece que es á la humanidad entera á quien
los ministros designan con este dictado!


C( Pero no , dicen ellos; el rey de los Franceses no esta li-
bre ... ¿ No esta libre el que depende de las leyes de su pais?
1,a libertad de oponerse á ellas, de contrariarlas, de ape-
lar á una fuerza estrangera para destruirlas, no seria li-
hertad sino crimen. Por eso desechando todas esas propo-
siciones insidiosas y despreciando esas indecentes declamacio-
nes, la asamblea nacional se hahía manifestado en tudas sus
relaciones diplomáti~as tan amiga de la paz como celosa de la




y NEZAS JUSTlFICATIY AS. 51:
tibertad del pueblo; por eso la bastaban pam autorizar hosti-
lidades que nunca hubieran sido mas que actos de legítima de-'-
fensa, esa continuacioll de tolerancia hostil de los emigrados
esa ...-iolacion abierta de las promesas de dispersar sus reunio-
nes, esa negativa de renunciar á una liga evidentemente ofen-
siva yesos motivos injuriosos en. que la fundaban y que solo
anunciaban el deseo de destruir la constitucion francesa. No
debe llamarse ciertamente ataque aquel que consiste en no dar
tiempo a nuestro enemigo para que consuma nuestros recur-
sos en largos preparativos, para que nos tienda sus redes,
reunan todas sus fuerzas, estreche sus antiguas alianzas, bus-
que otras nuevas, se proporcione inteligencias entre nosotros
y multiplique en nuestras provincias las tramas y conjuracio-
nes. ¿ Merecera el nombre de agresor aquel que amenazado, y
provocado por un enemigo pérfido, le quita la ventaja de dar
los primeros golpes? He aqui porque la asamblea nacional ha
11Ccho cuanto estaba de su parte por evitar la guerra, y cuan-
do pidió nuevas esplicaciolles sobre intentos q.ue no podian
ser dudosos, mauifestó que renunciaba con dolor á la espe-
rallza de que se la hiciese justicia, y que sí el orgullo de los
reyes es prodigo de la sangre de sus súdictos, la humanidad
de los representantes de una nacion libre es avara hasta de la
sangre de sus enemigos. Insensible á todas las provocaciones y
aun á todas las injurias, al olvido de antiguos compromisos,
á la violacion de nuevas pl'omesas, al disimulo vergonzoso
de tramas urdidas contra la Francia y á esa condescendencia
pérfida bajo la cual se ocultaban SOCOITOS y estimulos que se
prodigaban á los Franceses traidores á su patria, todavia hu-
biera aceptado la paz si la que se le orrecia hubiese sido compa-
tible con el mantenimiento de la constitllcion , con la indepen-
dencia de la soberania nacional y coo la segllridaddel estado.


\Pero en fin se desgarró el velo que ocu1tdba las intenciones
de nuestro enemigo. i Ciudadanos! ¿ quien de vosot.ros hubie-
ra podido suscribir a tan vergonzosas proposiciones? La ser-
vidumbre feudal y una desigualdad humillante, la hancarro:-
ta y las contribuciones pagaderas por vosotros solos, los
diezmos y la inql1isícion , la restitucion a sus antiguos usur-
padores de las propiedades que habeis comprado bajo la fe
pública, las fieras restablecidas en su antiguo derecho de ar-
rasar vuestros campos, y la obligacion de prodigar vuestra
s¿mgre por sostener los derechos ambiciosos de una familia.
enemiga, tales son las "condiciones de un tratado entre el rey
dE' U nsria y unos franceses pérfidos.




52 NOTAS
« Tal es la pa:t. <ple os vienen ofreciendo y que vosotros nO'


aceptareis jamas. i Los infames estan en Coblentz y la Francia
no encierra dentro de si mas que hombres dignos de la ti·
bertad !


(( En su nombre y en el de sus aliados se anuncia el proyec-
to de exigir de la nacien francesa el abandono de sus dere-
chos ; se da a entender (Iue se la impon dran sacrificios tales,
que solo podría arrancarla él temor de su total destruccion ....
Pues bien, no por eso se sometera. Ese insolente orgullo, le-
jos de intimidarla , solo servira para escitar su valor. Se ne-
cesita tiempo para disciplinar él los esclavos del despotismo;
pero todo el que combate contra la tirania es inmediatamente
soldado; sadra el dinero escondido al nombre de la patria
cuando esta en peligro; esos hombres ambiciosos y viles,
esos esclavos de la corrupciol1 y de la intriga, esos cobardes.
calumniadores del puehlo , de quienes nuestros enemigos se
prometian vergonzosos socorros perderan el apoyo de los ('iu-
dadanos ciegos ó pusiUmimes , él quienes habían fascinado con
sus hipócritas declamaciones, y el imperio frances en toda su
vasta estension no presentara al frente de ,sus enemigos mas
que una voluntad única que sera la de vencer ó morir todos
con la constitucion y con las leyes. )J


NOTA 19, PAGINA 2.81 , LINEA 9, TOMO n.


Madama Campan esplica del modo siguiente el secreto de
los papeles quemados en Sevres.


C( A prÍll('ipios de 1 79~ un eclesiástico muy estimable me'
pidió una conferencia particular, en la cual me dijo que te-
nia conocimiento del manuscrito de un nuevo libelo de Ma-
<la!Ila Lamotte, añadiéndome que no habia observado otro
deseo en las gentes que habian venido de Londres para ím-
primirle en Paris sino el de ganar dinero y que estaban muy
prontos a entregarle por el precio de milluises de oro si es
que alguna amiga de la reina estaba dispuesta él hacer este sa-
crificio por su tranquilidad; que habia pensado en mi y que
si S. M. queria darle los 24 mil francos él me entregaria el
manuscrito al mismo tiempo.


Comuuiqué esta proposicion a la reina, que la reusó in-
mediatamente y me mandó responder, qne en tiempos en que
hubiera sido posible castigar a los traficantes en esta clase de
libelos, los habia juzgado tan atroces é inverosímiles que no




y PIEZAS JUSTIFICATIVAS. 53
babia querido impedir ({U e circulasen, y que si ahora tuvie-
se la debilidad de comprar uno siquiera, podria descubrir-
lo el espionage de los jacobínos ; por último que aun despues
de comprado este libelo no por eso dejaria de imprimirse,
añadiéndose el peligro de que el público supiera los medios
que habia tomado para ocultarle su conocimiento.


« El baron de Aubier, geBtilhombre de cámara: del rey y
amigo mio particular tenia una escelente memoria y un mé-
todo sencillo y claro de referirme el sentido de las deliber a ~
dones y decretos de la asamblea nacionaL Yo iba todos los
dias al cuarto de la reina para dar cuenta de ellas al rey el
cual solia decir al verme entrar:· aquí está el postillon de Ca-
lais. Un dia vino a decirme Mr. Aubier que la asamblea ha-
bia estado muy ocupada de una denuncia hecha por los tra-
bajadores de la : fabrjca de Sevres , los cuales habian traido a
la mesa del presidente un legajo de folletos que se dijo eran
la vida de Maria Antoneta. Se habia citado a la barra al di-
rector de la fabrica, quien declaró haber recibido órden de
quemar aquellos impresos en los hornos que sirven para co-
cer las pastas de las porcelanas.


« Mientras que yo estaba dando cuenta a la reina, el rey se
puso muy encarnado y bajó los ojos hacia el plato, lo cual
visto por la reina le dijo: ¿ tienes tu noticia de esto? El rey
110 respondió nada, y aunque Madama Isabel le hizo la mis-
ma pregunta, co~tinuó guardando igual silencio. Yo me reti-
ré inmediatamente, y pocos instantes des pues vino á mi cuar,
lo la reina y me dijo que el rey era quien por interes de su
esposa habia mandado comprar toda la edicion impresa con
arreglo al manuscrito que yo la habia pI'opuesto ,y que Mr.
de Laporte no habia encontrado medio mas acertado para
(lestruir la obra que el de mandaria quemar en Sevres a pre-
sencia de doscientos obreros, de los cuales mas de la mitad
debian ser jacobinos. Me dijo que le habia ocultado su pesar
al rey, el cual estaba consternado y que nada podia decirle
viendo que su ternura y buena voluntad eran la causa df' es-
te accidente.» (Madama Campan tomo 2. pag, 196.)


NOTA 2.0, PA.GINA 302., LINEA 2.0. TOMO 11.


La comision que dió el rey a Mallct du Pan es uno de los
hechos mas importantes oc averiguar, y no puede ponerse
en él la menor duda, segull las Memorias de Berlrand de Mo-




54 NOTAS-
JleviJJ~, que era ministro en. aqueJ1a época y DO podía menol;
de saberle. Era ademas muy {'ontrarevolucionario y mas bien
hubíera querido ocultar que referir un hecho semejante; y
aunque la tal comision. prueha la moderacion de Luis XVI,
tambien demuestra sus comunicacienes con los estrangeros.


( Lejos de participar de aquella seguridad patriótica, veia
el rey con el mas. profundo dolor que la Francia se hallaba
comprometida en una guerra. injusta y sangrienta, que la
desorganizacion de los ejércitos parecia ponerla en peligro
de no poderla sostener y esponia mas que nunca nuestras
provincias fronterizas á una invasion. Lo que mas temia S. M.
en el mundo era la guer-ra civil y no dudaba de queestallaria
a la primera ventaja que obtuviesen sobre las tropas france-
sas los emigr.ados que estaban con el ejército austriaco. Era
en. efecto muy de temer que los jacobinos y el pueblo enfu-
recido tomasen crueles represalias contra los sacerdotes y no-
bles que se habian quedado en Francia. Estas inquietudes que
el rey me habia mani&.stado en la corresRondencia diaria que
tenia con.. S. M. me determinaron,á proponerle que encargase
alguna persona de confianza que fuese cerca del omperador y
del. rey de ,Prusia para procurar obtener de· ss. MM. que 110
obrasen ofensivamente hasta el último estremo , y que en ca-
so de entrar :Sus ejércitos en el reino, les precediese un ma-
nifiesto bien redactado en que se declarase: que obligados el
emperador y rey de Prusia á tomar las armas por causa de la
injusta agresion que se habia hecho contra ellos, no atribuian
ni al rey ni á la nacion , sino á la faccion criminal que estaba
oprimiendo á uno y otra, la declaracion de guerra que se les
habia notificado; que en consecuencia, lejos de separarse de
los sentimientos de amistad que les unían con el rey y con la
Francia, solo combatirian ss. MM. por libertarlos del yugo
de la tirania mas atroz que habia existido jamas, y para ayll ..
darles a restablecer la autoridad legítima violentamente USllr~
pada , el órden y tl'anquilidad ; todo ello sin pensar en mez~
darse de manera alguna en la forma de gobiern.o , sino única-
mente para asegurar a la nacion la libertad de elegir aquella
que mas le conviniese; que estaba muy lejos de ss. MM. toda
idea de conquista; que las propiedades particulares serian
tan respetadas como las públicas; r¡ue ss. MM. tomaban bajo
su salvaguardia especial á todos los ciudadanos pacíficos y
fieles; que sus únicos enemigos, asi corno los de Fl'ancia ,
eran los facciosos y sus aclerentes y que etitos el'an los únicos
contra quienes intentaban combatir etc. rtc. El encargado de




y PIEZAS JUSTIFICATIVAS. 55
esta conUSlOll fué Mallet uu Pan, cuyo tlitlento y pt'obidad
apreciaba el rey, y era tanto mas á propósito, cuanto jamas
se le habia visto en palacio, ni tenia relacíon alguna con las
personas de la corte, y tomando el camino de Ginebra don-
de estaban acostumbrados á vede hacer frecuentes viajes no
podia ocasionar la menor sospecha.


El rey le entregó á Mallet las instrucciones escritas de su
propio puño y copia Bertrilnd de Molleville.


(1 La El rey suplica y exorta á los príncipes y á los Fran-
ceses emigrados que no contribuyan á que la guerra actual,
tome un carácter de guerra estrangera hecha de potencia a
potencia;


el 2.a Les recomienda espresamente que se refieran á él Y
á las cOl'tes mediaJorasen cuanto á la discusion y seguri-
dad de sus intereses cuando llegue el caso de tratar;


(1 3.& Es preciso que solo se presenten como partes y no
como árhitros en la disputa, dehiendo reservar á S. M. la de-
cision luego que recobre su lihertad , de acuerdo con las po-
tencias que la exijan; _.


«4.& Cualquiera otra conducta produciria la guerra civil
en 10 interior, pondria en peligro la vida del rey y la de su
familia, destruiria el trono, haria que fuesen degollados los
realistas, reulliria a los jacobinos todos 10s revolucionarios
que se han separado de ellos y se separan diariamente, ¡reani-
maria una exaltacíon que se va apagando y haria mas tenaz la
resistencia que puede ceder en presencia de las primeras ven-
tajas, cuando no aparezca que la suerte de la revolucion está
esclusivamente entregada en manos de aquellos contra quie-
nes se hizo y que han sido sus víctimas;


«5.& Representar á las cortes de Viena y Berlin la utili-
dad de un manifiesto redactado en comun con los demas es-
tados que forman el concierto; la importancia de que se es-
tienda de modo que se separe á los jacobinos del resto de la
nacion , tranquilize á los que todavia pueden volver de sus
estravios , ó que sin gustar de la constitucion actual desean la
supresion de los abusos yel reinado de una libertad moderada
bajo un monarca cuya autoridad esté limitada por la ley;)


«6.- Hacer que en esta redaccion éntre la verdad fundamen-
tal de que se hace la gUf'rra á una faccion antisocial y no á la
nacion francesa; que se toma la defensa de los gobiernos legí-
timos y de los pueblos contra una anarquía furiosa que rompe
todos los vínculos de sociabilidad entre los hombres, todos
los convenios en que descansan la libertad, la paz y la segu-




56 NOTAS
ridad pública esterior é interior; asegurar de todo temor en
cuanto al desmembramiento de territorio ni imponer leyes,
sino df-clarar enérgicamente a la asambl~a, a los cuerpos
administrativos, a los ayuntamientos y a los ministros, que
se les hara personal é individualmente responsables en sus per-
sonas y bienes de todo atentado que se cometa contra la per-
sona sagrada del rey, contra la de la reina y su familia y con-
tra las personas y propiedad~s de cualquier ciudadano;


« 'J.a Espresar el deseo del rey de que cuando las poten-
cias penetren en el reino declaren que est~m prontas a dar la
.paz , pero que no trataran ni pueden tratar sino con el rey; y
que en consecuencia requieren la mas completa libertad para
él y que en seguida se junte un congreso donde se discutan los
diferentes intereses segun las bases ya acordadas, en el cual
seran admitidos los emigrados como parte agraviada y se ne-
gociara el plan general bajo los auspicios y garantia de las
potencias.» (Bertrand de MollefJille tomo 8, pago 39')


NOTA 21 PAGINA 303 LINEA. 4 TOMO H.


El mismo Bertrand de Molleville , de quien lle copiado los
hechos relativos á Mallet du Pan, se esplica así acerca del re-
cibimiento que le hicieron y disposiciones en que nos encontró:


« Habia tenido Mallet du Pan los dias 15 y 16 de julio lar-
gas conferencias con el conde de Cobentzel, el de Haugwitz
y Mr. Heyman , ministros del emperador y del rey de Prusia ,
quienes despues de haber examinado la credencial de su comi-
sion y escuchado con la mayor atencion la lectura de sus ins-
trucciones y memorial, reconocieron aquellos ministros que las
ideas que proponia concordaban perfectamente con las que el
rey habia manifestado anteriormente á las cortes de Viena y
Berlin que las habian adoptado respectivamente. En consecuen-
cia le mostraron una absoluta confianza y aprobaron en un to-
todo el proyecto de manifiesto que les proponia , declarando en
términos positivos que ninguna mira de ambicion personal ó
interes de territorio entraba en el plan de la guerra, y que las
potencias no tenian otra mira ni interes que el restablecimiento
del órden en Francia porque no podia existir paz alguna entre
ella y sus vecinos mientras estuviese entregada á la anarquía
que en ella reinaba, la cual les ponia en precisioll de mantener
cordones de tropas en todas las fronteras y tomar precauciones
estraordinarias de seguridad muy di~pendiosas ; pero que lejos




y PIEZAS JUSTIFICATIVAS. 5.
de pretender imponer á los Franceses ninguna forma de go-
bierno , cu alquiera que fuese, se le dejaria al rey dueño ab-
soluto de concertarse cun la nacion sobre este punto. Se le pi-
dieron algunas aclaraciones mas minucio~as acerca de las dis-
posiciones del interior, acerca de la opinion pública con res-
pecto al antiguo régimen, á los parlamentos, á la nobleza etc.
Se le confió que se pensaba destinar á los emigrados á que
formasen un ejército para presentcÍrsele al rey cuando estu-
viese en libertad. Se le habló con desden y prevencion de los
príncipes franceses, á quienes se suponian intenciones ente-
ramente opuestas á las del rey y particularmente las de obrar
con independencia y nombrar un regente. (Mallet du Pan
combatió fuertemente aquella suposicion , y obserfJó que no se
debia juzgar de las intenciones de los príncipes por las confJer-
saetones ligeras ó e.xaltadas de algunas personas que les rodea-
ban,) Ultimamente despues de habel' discutido á fondo las di-
ferentes demandas y proposiciones en que Mallet du Pan
tenia encargo de insistir , los tres ministros reconocieron
unanimemcnte la prudencia y justicia de todas ellas y cada uno
pidió una nota ó resumen, dando las seguridades mas formales
efe que las mil'as del rey serian seguidas esactamente por es-
tar perfectamente acordes con las de las potencias. "


(Bertrand de Molle(lille tomo 8 pago 320.)


NOTA. 22 , PAGINA 303 , LINEA 6, TOMO IJ.


Dice Madama Campan que el partido de 105 príncipes lue-
go que supo que los restos del partido constitucional se acer-
caban á la reina, tuvo la mayor inquietud, así como por su
parte la reina conservaba temores del partido de 105 príncipes
y de las p¡'etensiones de los Franceses que le componian. Ha-
cia justicia al conde de Artois y decia muchas veces que su
partido obraria siempre en un sentido opuesto á 5US propios
sentimientos en favor del rey su hermano y de ella, pero que
seria arrehatado por las gentes en quienes Calonnc ejercia un
ascendiente funesto. Llevaba muy a mal que el conde de Es-
terhazy le hubiese colmado de gracias y puéstose de su par-
tido á punto de que casi le miraba como un enemigo.


(Memorias de Madama Campan tomo 2 pa~·. 193.)




58 WOTA~


NOTA ~3, PAGINA 305 LINEA 15 TOMO 11.


~ Entre tanto lo!; emigrados manifestaban mucho temor ele
todo lo ({tle podia ocurrir en )0 interior de resultas de esta re-
t'onciliacion con los constitucionales, aunque la pintaban co-
mo quimérica ó como nula para el objeto de reparar las fal-
tas. Preférian á 1:>s jacobinos, porque, segun decian, no ha-
bria que negociar con nadie en el momento en que se sacase
al rey y su familia del abismo en que se hallaban. »


(Memorias de Madama Campan trnno 2 pago 194.)


NOTA 24 PAGINA 320 LINEA 7 TOMO n.


Entre las disposiciones que comprend~ la 'sumaria que s~
instruyó contra los autores de 1la jornada de 20 de junio se
encuentra una sumamente curiosa por los pormenores, que
es la del testigo I.areynie. Ella sola contiene casi todo lo que
repiten las demas y por eso la citamos con preferencia. Esta
sumaria corre impresa en un tomo en 4.°


t( Ante nos compa1'eció el nombrado Juan Bautista, Maria,
Luis Lareynie soldado volnntario del batallon de la isla de
S. Luis, decorado con la cruz militar domiciliado en Paris ,
muelle de Borbon, n.O 1 ;


«El cual profundamente afligido de los desórdenes que aca-
ban de verificarse en la capital y creyendo que es obligacion
de todo ciudadano dar á la justicia todas las nociones que pue·
de desear en las circunstancias para castigar á los fautores é
instigadores de todas las maniobras contra la tranquilidad pú-
blica y la integridad de la constitucion francesa, ha declarado
(Ine ocho dias antes ya sabia por las correspondencias que
tiene en el arrabal de San Antonio, que los ciudadanos de él
se veían instados por el señor Santerre, comandante del ba-
tallon de los Esposítos y por otros personages, en cuyo nú-
mero se cuenta el señor Fournier ,llamado el Americano,
elector en 1791 por el departamento de París; el senor Ro-
tondo, que dice ser Italiano; el señor Legendre , carnicero,
que vive en la calle de las Carnlcerias, arrabal de San Ger-
man ; el seño1' Cuirette Verrieres, que vive por encima del
(~afé de Rendez vous, calle del teatro frauces, los cuales tenian
por las noches sus conciliábulos en casa di} citado Santerre ,




y PIEZAS JUSTIFICA TI V AS. 59
y algunas veces en la sala de la comision de la seccion de los
Espositos; que alli se deliberaba en presencia de un cor-
to número de adictos del arrabal, como el señor Rosignol ,
antiguo aprendiz de platet'o; el señor Nícolas , zapador del
citado batallon dd los Espositos; el señor Bt'ierre , vinate-
1'0 ; el señor Gonor, que se nombra vencedor de ¡la Bas-
tilla y otros qne podl'ia citar; que allí se acordaban las mo-
ciones que habían de agitarse en los grupos de Tullerías,
del P.',lacio Real, de la plaza de Gréve y sobre todo de la Puer-
ta de San Antonio, plaza de la Bastilla; que se redactab;ll1
los carteles incendiarios que aparecian de cuando en cuando
en los arrabales, las peticiones destinadas á que las presen.-
taran ciertas diputaciones á las sociedades patrióticas de Pa-
ris; y en fin que alli es donde se habia fraguado la fa mosa
peticion y tramado la conjuracion del día 20 de este mes, Que
en su víspera habia habido una jl/nta secreta en casa (lel se-
ñor Santerre, la cual priucipió á media noche, habiendo
asistido á ella, segun dit'án los testigos que él citará cuand()
vuelvan de la comision dada por el dicho Santerre, los seño-
res Petioll , corregidOl' de Paris , Robespierl'e , Manuel, pro-
curador del cornllll , Alejandro, comandante del hatalJon de
S. Miguel, y Sillery ex-diputado de la asamh lca nacional. Que
cuando ocurrió la jornada del 20, viendo el señor Santerrc
que muchos de los suyos y en particular Jos corifeos de 511
partido, atemorizados con el acuerdo del di"cctorio del de-
parlamento, reusaban salir armados, bajo P¡'ctcsto de (lue
(Ine dispararian contra ellos, les aseguró que no tenían nada
(Iue teme,', que la guardia nacional lIO telldria órdell y que el
señor Petion estaria alll. Que á eso de las once de la mañana
del mi:smo dia no pasaba la ,'eunion de mil y quinicntas per-
sOrJas, inclusos los curiosos, y que solo cuando el señor San-
terre se puso a la cabeza de un destacamento de inválidos
que salió de su casa y con quien llegó á la plaza escitando é.l
la multitud, es cuando esta se aumentó considerahlemente
hasta su llegada al pasadizo de los Fuldenses; que allí no
atreviéndose á forzar el puesto se retiró al patio de los capu-
chinos donde mandó plantar el lVI a 11 o (Iue tenia destinado pa-
ra el palacio de Tullerias , (¡ue entonccs el declarante pregun-
tó á muchos de los que seguian á S,mterre porque no le ha-
hian plantado en el terrado dd palacio, segun estaba conve-
nido, y le rcspondieron qll(~ }ll .1'(' guardarla.'! bien jJ0J'(/Uf'
{u/ud cm d lazo ('/1 qllf' ;lItclltrrhrf/l !w('erl('.1 caer lo~' Fuldrll-
~I'.\', como 111(' J¡rr!>ia 1m enrlo!l apuntarlo Cll ('¡jan/in, pt'ro -111 f'




60 NOTAS
no se dejarlall engañar. Observa el declanmte que en aquel
punto estaba casi disipada la reunion y solo cuando empeza-
ron a tocar los tambores y la música, que se oia desde la
asamblea nacional, es cuando se reunió la gente esparcida y
fueron desfilando con decencia á tres por frente delante del
cuerpo legü,lativo ; que el declarante notó que aquellas gen-
te~ al pasat' por Tullerias no hicieron nada que pudiese causar
escandalo ni ademan alguno de entrar en el palacio; que rellni-
do~ en la plaza del CalTouse1 á donde llegaron dando la vuelta
por el muelle del Louvre , no manifestaron ninguna intencioll
de penetrar á los patios hasta <fue llegó el señor Santerre que
estaha en la asamblea uacional de donde no salió hasta que se
levantó la sesion. Que entonces el señor Santcl'cc , acompa-
ñavo de muchas personas, entre las cuales conoció el decla-
rante al señor de Saiut Hurugue, se Jirijió á su tropa, ya
mas sosegada y les preguntó porque /lO !/{{úiall entrado en el
palacio; que era indispeNsable ir allí y que solo haúlall 'vellido.
para eso. Que al instante mandó <Í los artilleros de su bata-
llon que le siguiesen con un cañon., y dijo que si les negaban
la puerta era necesal'io derribarla á balazos; que luego se
presentó con este aparato á la puerta del palacio, donde se
hizo una ligera resistencia de parte de)a gendarmeria de á
cab,tllo y una firme oposicion de Id guardia nacional; que
esto ocasionó mucho bullicio y agitacion estanclo para venir
á las manos, cuando dos hombres con faja tricolor, de los
cuales conoció el declarante ser d uno el señor Bouché-
Reué, y el otro, dijeron los espectadores, llamarse Sergent,
se presentaron por los patios y mandaron con tono imperioso
por no decil' insolente, prostituyendo el sagl'ado nomhre de
]a ley, que se abriesen I([s pllertas, añadieueLJ, qll!' nadie tc-
Ilia dercrllO para CC1'J'ar/rIS f fine torlo cllUladallo Ir: tCllia pa-
ra entrar; que efectivamente se abrieron las puertas por la
guardia nacional y que entonces ~anterr~ y su tropa se preci-
pitaron en desórden á los patios; (lue el señor Santerre que
llevaba consigo el cañon pal'a dispararle contra las puertas


.. de la habitacion del rey si 1.-1s encontraba cerradas y contra
la guardia nacional si oponia resistencia, fuó detenido en su
marcha en el último patio de la izquierda al pie de la escale-
ra del pabellon por' un grupo de ciuJadanos que le hizo
reflexiones muy juiciosas para calmar su furor y le amenazó
con hacerle responsable de todo cuanto malo pudiese suceder
en aquella fatal jornada, diciéndole: V/JI. es el lÍnico autor
d(' esta rCllll¿ofl inconstitucional,)' el que ha estrac'lado rí estas




y pmZAS IUSTIFICA.TIVAS. 61
hU~llas g~ntes , siendo Vm. elllnz"co pícaro que ha)" entre ellos.
Que el tono con que aquellos honrados ciudadanos hablaban
al Señor Santerre le hizo ponerse pálido; pero que animado
con una mirada de Legendre, el cortador arriba nombra-
do, rer.\lrrió á un subterfugio hipócrita, di¡'igiéndose á su
tropa y diciéndola: Se/lores sean ustedes testigos de que me
niego á contilluar á vucstrafrcntc !lasta la !labitacion del rey;
que la única respuesta que dió aquella tropa acostumbrada a
adivinar al señor Santerre, fué rempujar al grupo de los hon-
rados ciudadanos y penetrar con su cañon y su comandante
Santerre por las diferentes entradas despues de haber hecho
pedazos todas las puertas y ventanas.»


NOTA 25, PAGINA 412 , LINEA 13 , TOMO n.


He aquí lo que refiere Madama Campan acerca de los te-
mores de la familia real.


« La policia de MI' de Laporte, mayora-omo de palacio,
le previno desde fines de 1791 que un ayudante de las coci,
nas del l'ey que habia establecido una pasleleria en el Palacio
Real, iba á entrar en las funciones de Sil oficio por muerte de
aquel á quien habia cedido la supervivencia; tfue era un ja-
cebino tan desenfrenado, que se habia atrevido á decir que
se haria un gran bien á la Fr.;mcia con abreviar los dias del
rey. Su ocupacion se reducia únicamente á las menudencias
de pasteleria , y le observaban mucho los gentiles hombres de
boca, que eran mui adictos á S. 1\'1.; pero es tan facil introdu-
cir un veneno 5util en las viand:ls , que se tomó la resolucion
de que ni el rey ni la reina comiesen mas que asado; que se
trajese el pan de casa de MI'. Thierry de Ville Aubray , ma-
yordomo de semana y qr.:e tambien se encargase del VillO. Al
rey le gu"taban los pasteles y yo tuve órden de comprarlos co-
rno 5i fuesen para mi ya en casa de un pastelero ya en la de
otro. El azucal' molido estnba en mi cuarto. El rey, la reina
y Madama Isabel comian juntos y no se quedaba nadie para
servirlos, sino que cada uno tenia una mesita de caoba á su
lado y una campanilla lJara llamar cuando se necesitaba algo.
El mismo lVIt'. Thierry venia á traer el pan y el vino para SS.
MM. Y yo encert'aha todos estos objetos en un armario parti-
cular del gahinete del rey en el entresuelo. Luego que el rey
se sentaba .i la mesa traía yo los pasteles y el pan y todo se
~scondia de bajo de la mesa por temor de que fuese pt'eci~o




62 NOTAS
que- entrara la servidumbre. Tenia el rey por tan peligroso·
como humillante manifestar aquel temor de que se cometie-
sen atentados contra su persona y aquella desconfianza del
servicio de cocina, y como 110 bebia jamas una botella entera
de vino en sus comidas (LIs princesas no bebian mas que agua
pura) llenaba aquella de que habia bebido la mitad con la que
le servian á él los reposteros, y yo me la llevaba despues de
comer. Cuando no se consumian mas pasteles que los que yo
traia se aparentaba lo mismo, fingiendo que se habian ~omi­
do los que venian de la cocina. La dama que me reemplazó
encontró ya organizado este servicio secreto y 10 continuó
ejecutando, sin que jamas supiese el público estos pormeno-
res ni los miedos que les habian ocasionado. Al cabo de tres
ó cuatro meses avisó la misma policia que ya no habia lIada
que recelar ele este género de tramas contra la vida del rey;
que se babia cambiado enteramente el plan y que los tiros
que se proponian dirijir eran tanto contra el trono como
contra la persona del rey.))


(Memorias de Madama Campan tomo 2 pago 188.)


NOTA 26 PAGINA /.13 LINEA 20 TOMO n.


Cuando á MI'. de Lafayette le encerraron en Olmlltz escri-
bió Mr. Lally-Tolendal en su favor una carta muy elocuente
al rey de Prusia, refiriéndole todo lo que aquel general habia
hecho para salvar á Luis XVI y presentando pruebas de ello.
Entl'e ~estos documentos se encuentran las siguientes cal'!:as
que dan á conocer los proyectos y esfuerzos de los constitu.-
cionales en aquella época.


Copia de una carta de ¡}JI'. de Lally- Tolcudal al rey.


París lunes 9 oe julio 1792.
(( Estoy encargado por Mr. de Lafayette de hacer que se


proponga directamente á S. 1\'1. para el 15 de este mes el mis-
mo proyecto que él habia propuesto para el 12 Y que no es
posible ejecutar para esta úl tima época habiendo S. M. tom a-
do el compromiso de ~asistir á la ceremonia del 14.


« S. M. ha debido vel' el plan del proyecto enviado por MI'.
de Lafayette porque 1\'1r. Dupol't se le ha llevado a MI'. Mont-
ciel para que se le mostl':ira ;i S. 1\'1.


« 1\'11'. de Lar~lyette quiere l'stár aquí r1 1) Y ('sLará COIl el




y PIEZAS JUSTIFICATIVAS. 63
anciano general Luckner. Ambos acaban de verse y se lo han
prometido mutuamente, como que ambos tienen iguales sen-
timientos y el mismo plan.


« Proponen que S. M. salga públicamente de la ciudad en-
tre los dos, escribiendo á la asamblea nacional y diciéndola
q~le no saldrá de la linea constitucional y que se va á Com-
pIegne.


« S. M. v toda 'su familia estarán en un mismo coche. Es
facil encon-trar cie~ buenos caballos que le escolten. En caso
de necesidad los Suizos y una parte de la guardia nacional
protpjerán la salida. Los dos generales permanecerán cerca
de S. M.-Luego que llegue á Compiegne tendrá para su guar-
dia un destacamento del pueblo, que es muy hueno, otro de
la capital, tIue se escogerá y otro del ejército.


« Mr. de Lafayette, despues de dejar guarnecidas todas sus
plazas y su campamento de retirada, tiene disponibles diez
escuadrones del ejército y la artilleria volante: con solas dos
marchas puede llevar toda esta division á Compiegne.


« Si contra toda verosimilitud no pudiese S. M. salir de la
ciudad, en 10 cual serian violadas indudablemente las leyes,
en tal caso marcharian los dos generales con un ejército so-
bre la capital.


« Las consecuencias de este proyecto se deducen por sí mis-
mas: la paz con toda la Europa por mediacion del rey;


« El rey restablecido en su autoridad legal;
(1 Una franca y necesaria est~nsion de sus sagradas prerro-


gativas;
« Una verdadera monarquia y un verdadero monarca con


una verdadera libertad;
« Una representac:on nacional verdadera, de quien el rey


será gefe y parte integrante:
« Un verdadero poder ejecutivo
« Una verdadera representacion nacional elegida entre los


propietarios.
II La constitueion revisada, abolida en parte, en parte me-


jorada y restablecida sobre una basa mejor;
C( El nuevo cuerpo legislativo con sus sesiones de tres me-


ses cada año;
« La antigua nobleza retltablecida en sus antiguos privile-


gios, no políticos sino civiles, dppendientes de la opinion ,
como títulos, armas, libreas etc.


CI Yo desempeño mi comision sin atreverme a dar ningun
consejo ni hacer ninguna refiexion ; porque tengo preocupa-




NOTAS
na mi imaginacion de la rabia que va á apoderarse de lodas
esas malas cahezasá la primera ciudad que nos tomen, pa-
ra no desconfiar' de mi mismo; me encuentl'o á punto de que
aquella escena del sábado que parece tranquilizar á muchos
me da á mi mayor inquietud, Todos esos besos me recuer-
dan el de Judas.


« Solo pido que se me permita ser uno de los ochenta ó cien
caballeros que escolten á S. M. en caso de que adopte el pro-
yecto y me lisonjeo de no tener necesidad de asegurar que
nadie llegará hasta el rey ni hasta llingun miembro de su fa-
milia sin pasar antes por encima de mi eadaver.


«( Todavía añadiré una palabra yes que he sido amigo de
MI', de Lafayette antes de la revolncion, y rompí todo trato
con él desde el 2.2. de marzo del segundo año, porque yo qlle-
ría que fuese desde aquella época lo que es hoy; le escribí
que su obligacíon , su honor, su interes y todo le prescribía
esta conducta y le traeépl'olijamente el plan qtW mi concien-
cia me sugeria. El me lo prometió y yo no vi el efecto de su
promesa. No me toca decidir si fué por impotencia 'o por ma-
la voluntad ,pero quedamos estraños el uno al otro como se
lo dije á él mismo y nadie -le habia cantado verdades mas
severas que yo y mis amigos que tambien lo eran suyos.
Hoy estos mismos amigos han restablecido mi corresponden-
cia con él, Y S. M. sabe cual ha sido el ohjeto y clase de esta
correspondencia. He visto sus cartas y tenido dos horas de
conferencia con él en la tarde del dia que marchó. Reconoce
sus errores y está pronto á sacrificarse por la libertad pero
tambien por la monarquia ; 10 hará si es necesario por su pais
y por su rey pues no hace ya distincion entre ellos; en una
palabra sus principios son los que dejo espuestos en esta nota
yeso con candor, con conviccion , con sensiJúlidad , con fi-
delidad al rey y con olvido de si mismo: respondo de él co-
mo dPo mi misma probidad.


(( Se me olvidaba decir que deseo que no se ti'ate nada de
esto con oficiales que I'pnedan hallarse ahora en la capital.
Todos pueden sospechar que hay algunos proyectos, pero que
nadie esté enterado del que realmente hay, bastando que lo
sepan el dia mismo en que hayan de tomar parte en él; teme
su indiscrecion si se les comunica antes y á llinguno esceptua
de esta observacion.»


Copia de una carla de Mr. de Lafayette, fecha 8 de julio 1792.
4( Yo habia dispuesto mi ejército de modo que los mejorei




y 'PIEZAS JUSTIFICATIVAS. 6;)
escuadrones de granaderos y la al'tilleria :i caballo estaban
hajo las órdenes de lVI .... en la cllarta division, y si mi PI'O-'
posicion huhIese sido adoptada, hubiera podido llevar á Com-
piegne en dos dias quince escuadrones y ocho piezas, que-
dando colocado en escalones el resto del ejército d sola una
marcha de lnt(~rvalo; por manera que algun regimiento que
no hubiera tal vez dado el primer paso, habría venido indu-
dablemente á mi socorro si mis camaradas ó yo nos veiamos
comprometidos.


cc :Habia 'yo conquistado á Luckner tan completamente, que
me oft'eció marchar conmigo contra la capital en caso de exi-
girlo la seguridad del rey y que este lo mandase; ademas ten-
go cinco escuadrones de este ejército, de que dispongo ab-
solutamente, Languedoc y .... ; tambien el comandante de
]a artíllel'ia volante es toJo mio. Esto es lo que yo quería que
marchase á Compiegne.


« El rey se ha comprometido ¿í. asistir á la fiesta federal y
siento mucho que no se haya adoptado mi plan, pet·o es pre-
ciso sacar partido del que ha sido preferido. Los pasos que
ya he dado, la adhesion de muchos departamentos y munici-
palidades, la de M. Luckner , mi crédito en el ejército y aun
entre las <lemas tropas, mi popularidad en el reino, que se
ha aumentado en vez de disminuirse, aunque muy circunscri-
ta á la capital; todas estas circunstancias reunidas han dado
mucho en que pensal' á Jos facciosos y tienen en espectativa
á los hombres de bien. Creo que los peligros matet'iales del
14 de julio se han disminuido mucho, ó por mejor decit'
que son uulos si el rey está acompañado de Luckner y de mi
y rodeado de los batallones escogidos que le preparo.


c( Pero si el rey y su familia continuan en la capital ¿ no es-
tán siempre á discrecion de los facciosos? Perderemos la pri-
n1eI'a batalla, uo hay que dudarlo, y el eco resonará en Pari~.
Digo mas, y es que bastara una correspondencia supuesta
entl'e la reina y los enemigos para ocasionar los mayores cs-
cesos. Por lo menos intentaran llevar al rey hacia el mediodia
y esta idea (Ille todavia parece violenta llegara á parecer sen-
cilla cuando se acerquen los reyes coligados. Por consiguien-
te va a seguirse desplles dd I!¡ de julfo una serie. de peli-
gros. / .


(( No me cansaré de repetir que es necesario que el rey sal-
ga de Paris. Bien conozco fJue si no esta de buena fe pueden
seguirse muchos inconvenientes, pero cuando se trata de
fiarse en él , que es tan hombre de bien ¿ púede haber quien


30




üo NOTAS
<lude tic hacerlo? Yo 110 descanso basta saber (jue el rey está
ull Compiegne.


"He aquí los dos ohjetos sobre que gira mi proyecto ac-
tual: 1.0 Si el rey no ha espcditlo la órden para que vayamos
LllCkntl' y yo, es menester que la espida inmediatamente.
Lllckner es Iluestro : es preciso comprometerle cada vez mas.
El dirá que estamos unidos y yo diré lo demas. El puede ve-
nir á buscarme de modo que nos hallemos el 12 por la tarde
en la capital. El 13 Y I!. pueden ofrecer ocasiones ofensivas;
mas en todo caso la defensiva est¿í asegurada con vuestra pre-
sencia ¿ y quien sabe 10 que puede inHuit, la mia en la guar-
dia nacional?


« N osot1'05 acomp:lñaremos al rey al altar de la patria y
siendo como somos los dos generales (Iue representamos dos
ejércitos que se sabe le son adictos, podremos impedir que se
atente á su dignidad. En cuanto á mi, no es imposible que se
despierte la costumbre que tieuen linos de obedecer mi voz
y el terror en otros que se han convertido en facciosos; ó tal
vez algunos recursos propios mios para salir de una crisis ....
de todos modos mi presencia puede ser útil aunque no sea
mas que para alejar los peligros. Mi peticioll es tanto mas
desinteresada cuanto mas desagradable debe ser mi posicion
comparándola con la del dia de la gran confederacÍon; pero
miro como un deher sagrado hallarme cerca del rey en esta
circunstancia y tengo tanto empeño en ello, que exijo abso-
lutamente del ministerio de la guerra que me envie á llamar
adoptáuc.lose á lo menos esta primera parte de mi pt'opuesta,
así como suplico á Vm. que valiéndose de nuestros comunes
amigos, se lo haga saber al rey, á Sil familia y á su consejo.


« 2.° En cuanto ti mi segunda proposicion la creo igual-
mente indispensable y he aqui como yo la entiendo: el jura-
mento del rey y el mlestro baslLtll para tl'anquilizar á los
flue no son mas que débiles y por consecuencia los bribones
f?starán privados de su apoyo pOl' algunos días. Yo quisiera
que el rey escribiera secretamente á Luckner y á mi una car-
ta <¡ut' hablase con los dos y que nos encontr'(ll'ia en el ca-
mino la tarde del 1 L Ó la mañana del 12 , en la cual digese
S. M. : « que despues de hahe!' prestado nuestro juramento
er." necesario ocuparse en demostrar á los estrangeros la sin-
ceridad de él, Y que para ello el mejor medio era ir á pasar
unos días en Compiegne ; que nos encargaba enviar allí algu-
nos escuadrones que se un iesen con la gua.rdia nacional del
pueblo y con un dest;lcamento de la capital; que nosotros le




y PIEZAS JUSTIFICATIVAS. 67
acompañásemos á Compiegne, desde donde nos volveriamos
cada uno a su ejército; que deseaha que escogiésemos escua-
drones, cuyos gefes fucsen notoriamente adictos á la consti-
tucion y un oficial general (Iue no dejase la menor duda sobre
este punto. ))


« En vista de (-sta Céll'ta encargal'emos Luckner y yo á M ., .
de esta espedicion , y él tomará consigo cuatro piezas de arti·
lIeria volante ú ocho si se quiere; pero no convÍene quc el
rey hable de esto, porque lo odioso del cañon dehe recaer
sobre nosotros.


« El 15 á las diez de la mañana irá el rey a la asamhlea
acompañado de Luckne¡' y de mí, y ó bien t~ngamos un ha-
tallon ó solo cincuenta hombres á caballo de gente afecta al
rey ó amigos mios y entonces veremos si hay quien se at¡'eva
á detener al rey, á su familia, á Luckncr y á mi.


« Mas aun supolliendo que nos detuviesen, Lucknel' y yo
iriamos á la asamblea á quejarnos y a menazarla con lIuestros
ejércitos, y la situaciou del rey no podia empeorarse con
eso supuesto que no habria salido de los límites de la consti .
tucion : los únicos que estarian contra él serian los enemigos
de esta misma constitucion y Luckner y yo traeriamos eOIl
gran facilidad destacamentos de Compiegne. Reflexione Vm.
<Iue esto no comprl)llwte tanto al rey como los acontecimien-
tos que se preparan.


« Se han desperdiciado de tal modo en niñerías aristocráti-
cas los fondos de que el rey puede disponer, que debe tener
poquísimo disponible; pero es indispensahle tomar prestado
para aprovechar los tres días de la confederacÍon.


<tTambien es necesario no olvidarse de otra cosa que puede
suceder, y es que la asamblea se oponga á que vayan los ge-
nerales á la .:apital: en estf~ caso el rey Jebe reusar la sallcioll.


« Si por desgracia el rcy se hubiese apresurado á darla, (Ille
nos cite á C(')mpiegne aunque le detengan en al camino, pOI'
que nosotros le facilitaremos los medios de llegar allí libre X
triunfante. Es inutil decir que en todo caso luego (jlle llegue
á Compiegue debe establecer su gua¡'dia personal segun se la
concede la constitl1ciou.


« A la verdad que cuando me veo rodeado de los hahitantes
del campo que vienen de diez leguas á la redonda y élun mas
solo para verme y jurarme que solo tienen confianza en mi y
(¡ue mis amigos y mis enemigos SOIl los suyos; cuando IlIC veo
{{uCl'ido de mi eji'reito sobre el cual uo han influido nada to-
dos lo::; csfuen:os de los jacobino:; , y cuando veo lIegarmt" de




68' NOTAS
todos los puntos del reino testimonios de adhesion á mis opie..
Iliones, no puedo acabarme de persuadir á que todo esté per-
dido y que carezco de todo medio de ser útil. »


NOTA '),7 PAGINA 414 LINEA'), TOMO 11.


La siguiente respuesta esta sacada de la misma coleccion de
documentos citada en la nota precedente.


Respuesta escrita de ¡nano del rey.
« Se le debe responder que estoy infinitamente agradecido


al celo con que quiere comprometerse tanto por mi causa;.
pero que el medio me parece impracticable. Lo menos es el
riesgo personal, pero todo se aventura á un tiempo, y diga
él lo (iUC quiera, si el proyecto no sale bien todo se pone en
peor estado y las cosas vendr:in á caet' enteramente en poder
de los facciosos. Fontaineblea LI no es mas que un callejon sin
salida ó una malísima retirada hacia el mediodia : por el nor-
te se dit'ia que era ir á recihir á los Austriacos. Ya se le res-
ponde acerca de mandarle venir y asi no tengo nada que aña-
dir á esto. La presencia de los generales en la federacíon :PQ-
dri~ s~r útil, y cohonestarse tambien con el pretesto de ver
al nuevo ministre y tratar con él de las necesidades del ejér .
cito. El mejor consejo que puede darse á Mr. de Lafayette es
que contiuue sirviendo de espantajo á los facciosos y desem-
peñando bien su empleo de general. Con eso se afirmará mas
y mas en el afecto de su ejército y podrá servir como quiera
cuando haya necesidad.


NOTA 28 PAGINA 4'),1 LINEA '),6 TOMO Ir:


Pormenores acerca do los sucesos del 10 de agosto.
(Estiln sacados de un escrito firmado por Carra , intitula-


do : Compendio histórico muy exacto sobre el origen y verda-
deros autores de la célebre insllrreccion del 10 de agosto, que
sal!'ó á la república. Asegura el autor que el corregidor /la tUllO
parte alguna en el suceso, SillO que se encontró en aquella
ocasioll en Sil destino, COIllO una verdadera providencia para
los patriotas. Este trozo está sacado de los Anales pollticos
del 30 de noviemhre último.)


« 1,05 hombres, dice Gcrónimo Pction, en su escelente
discurso sobre la actlsacion intentada contra Maximiliano Ro~




y PIEZAS JUSTIFICATIVAS.


bespierre, que Sf> han atribuido la gloria de aquella jornada,..
son precisamente aquellos que no tuvieran en ella parte al-
guna. Solo se debe á los que la prepararon y á la naturaleza-
imperiosa de las cosas; se debe á los valientes confederados
y á su directorio secreto que concertó con mucha anticipacion
el plan de la insllrreccioll; últimamente se debe al genio tu-
telar que preside constantemente á los destinos de Francia-
desde la primera asamblea de sus representantes.


« De este directorio secreto de que habla Geronimo Petion
es de qüien voy tambien yo á ocuparme, ya como indi viduo
suyo, ya coml) actor en todas sus operaciones. Formóse el
tal directorío por la comision central de los confederados es-
tablecida en la sala de correspondencia de los jacobinos de
San Honorato y constaba de cuarenta y tres miembros que se
reunian diariamente desde el principio de julio en aquella,
sala; de cuyos !~3 se eligieron cinco para dirigir la insur-
reccion. Estos fueron Vaugeois, provísor del obispo de
Blois ; Debessé, del departamento del Droma; Guillaume ,
catedratico en Caen; Simon, diarista en Strasbu:vgo, y
Galíssot, de Langres. A mi me agregaron á ellos desde el
momento de su formacion ; y algunos dias des pues se con-
vidó á Fournier, el americano; á vVestermann; á Kien-
lin, de Strasburgo ; á Santerre ; á Alp-jandro, comandante del
arrabal de San Marcelo ; á Lazousky ,capitan de los artille-
ros del mismo arrabal; á Antonio, el de Metz , ex-constitu-
yente ; á Legrey y á Garin, elector de 1789'


(( La primera sesion del directorio se celebró en una taber-
nilla llamada del Sol de Oro, en la calle de San Antonio cer-
ca de la Bastilla en la noche del jueves al viernes 26 de julio
des pues de la fiesta cÍvÍca que se les dió á los confederados
en el sitio donde habia estado la Bastilla. Se presentó en la
taberna el pati'iota Gorsas y no salimos hasta las dos de la
mañana pal'a ir cerca. de la columna de la. libertad en el ter-
reno de la Bastilla y mOl'ir allí si era necesario por la patria.
En aquella misma taberna fué donde Fournier el americano
nos trajo la bandera encarnada ;cuya invencion habia yo pro·
puesto y mandado poner en ella el letrero de Ley marci.al del
pueblo soberano contra la rebelion del poder ~jecuúvo. Tam-
bien fué alli á donde yo llevé 500 ejemplares de un cartel
en que estaban estas palabras: los que disparen contra el pue-
blo serán inmediatamente acogotados. Este cartel se imprimió
en casa del librero Buissons y le llevaron á casa de Santerre ,
á donde fui yo á buscarle a media noche. Aquella vez salió


~ .... -.,. ':
I ~ o', ."




70 NOTAS
nuestro proyecto fallido por la prudencia del corregidor quien
sintió verdaderamente que no estuviésemos por entonces bien
preparados, y se difirió la segunda sesion del directorio has-
ta el 4 de :Igosto siguien te.


« Casi las mismas personas se encontraron en ella y ademas
Camilo Desmoulins ; pero se celebró en el Cuadrante azul en
el baluarte, y á eso de las ocho de la noche nos trasladamos
al cuarto de Antonio, el exconstituyente, calle de S. Hono-
rato, en frente de la Asuncion , justamente en la casa donde
vive Robespierre. La huéspeda de este se asustó tanto con
aquel conciliábulo, que vino á cosa de las once de la Boche á
preguntar á Antonio si se intentaba degollar a Robespierre;
pero la respondió aquel: si alguno ha de ser degollado sere-
mos nosotros sill duda; no se trata aqui de Robespicrre y- no
tiene mas que ocultarse.


« En esta segunda ses ion activa fué cuando yo escribí de
mi mano todo el plan de la insurreccion , la marcha de las co-
lumnas, y el ataque del palacio. Simon sacó una copia que le
enviamos á Santerre y á Alejandro a cosa de media noche,
pero tambien se malogró segunda vez porque estos dos no es-
taban bastante preparados y deseaban muchos aguardar la
discusion que se habia diferido hasta ellO de agosto sobre la
suspension del rey.


« En fin la tercera sesion activa del rlit'ectorio se verificó en
la noche del 9 al 10 de agosto último, en el n:.omento en que
se tocó á rebato y en tres sitios á un mismo tiempo, él saber,
en casa de Fourllier, el americano, con algunos otros del ar-
rabal de S. Marcelo ; 'Vestermann, Santerre , y otros dos en
el de S. Antonio; Garin, el periodista, y yo en mi cuartel de
los Marselleses y en el cuarto mismo del comandante, donde
nos vió todo el batallon.


(' En este cGmpend io , que es exactísimo y sobre el cual no
creo que nadie ponga duda, se ve que no se trata de Marat ,
ni de Robespierre, ni de tantos otros que quieren pasar pOl'
autores de este negocio; y que los únicos '1ue pueden atribuir-
se la gloria de esta famosa jornada son los que acabo de nom-
hrat' por haber hecho parte del direct orio secreto de los con-
federados. »




y PIEZAS JUSTIFICATIVAS. 71


NOTA 29 PAGINA 4f,f, LINEA 9 TOMO n.


Copia ele la carta escrita al ciudadano Bozc, por Guadet,
Vergnialld y Gcnsonnc.


"Nos pregunta V. cual es nuestra opinion acerca de la si-
tuacioH actual de Ft'ancia y qué medidas podrian preservar la
causa pública de los inminentes peligros que la amenazan;
asunto en qUf' no dejan de pensar todos los buenos ciuda-
danos y es objeto de las mas profundas meditaciones, por lo
cual no titubearemos un instante en esplicarnos con franqueza
sobre tan importantes intereses.


« No es posible disimular que la causa principal é inmedia-
ta de todos los males que afligen á la Francia y de todos los pe-
ligros que rodean al trono es la conducta del poder egecuti-
vo. Engañan ciertamente al rey los que le dicen que las opi-
niones exageradas, la efervescencia de los clubs, las manio-
bras de algunos agitadores y el lJoder de las facciones son
las que mantienen este desorden cuya violencia se aumenta
cada dia y cuyas consecuencias no se pueden calcular; eso es
Jo mismo que confundir el mal con sus síntomas.


(, Si el pueblo estuviese seguro del éxito de una revolucion
que tan cara le cuesta, si no corriera riesgo la libertad públi-
ca y si la conrlucta del rey no inspirase desconfianza pronto
se nivelarian por si mismas las opiniones, y la masa general
de los ciudadanos no pensaria mas que en gozar de los bene-
ficios que le asegura la constitllcion; y aun cuando en este
estado de cosas existiesen facciones, muy pronto dejarian de
ser peligrosas porque carecerian de objeto y de pretesto,


« Pero mientras que la. libertad pública corra peligro y las
inquietudes de Jos eÍudadanos continuen manteniéndose pOl'
la conducta del poder ejecutivo, suponiendo que las conspi-
raciones de dentro y de fuera son favorecidas mas ó menos
abiertamente por el rey, es imposible que deje de haber tur-
bulencias , desorden y facciones. En los estados mejor cons-
tituidos y que llevan siglos de existencia nunca tienen otro
origen las revoluciones, y su efecto debe ser tanto mas rápi-
do entre nosotros, cuanto no ha habido intérvalo entre los
movimíentos que ocasionaron la primera l'evolucion y los que
parecen anunciar la segunda.


« Es pues evidente que el estado actual de cosas debe oca-
sional' I1na crisis que segun todas las apariencias ha de ser




72 NOTi\S
funesta al trono; porque en efecto vemos que se separan los
intereses del rey de los de la nacion; el primer empleado plÍ-
blico de un pueblo librE'! es mirado como corifeo de un parti-
do, y al ver esa su equivocada política, no pueden menos de
achacarle todos los males que afligen á la Francia.


( ¿ y cuales pueden ser las ventajas que obtengan las po-
tencias estrangeras , aun cuando por suintervencion se consi-
guiese aumentar ]a autoridad del rey y dar una forma nueva
á su gobierno? ¿ No es evidentísimo que los hombres á quie-
nes ha ocurrido la idea de semejante congreso solo han cedi-
do á sus preocupaciones y sacrificado á su propio interes el
del monarca, pues que el éxito mismo de sus maniobl'as da-
ria cierto caracter de usurpacion á las facultades que solo pue-
de delegar la nacion y que sola su confianza puede mantener?
¿ Como no han reflexionado que esa misma fuerza nece saria
para hacer tal mudanza tendria que permanecer largo tiempo
en el reino y ocasionaria motivos de discusion que apenas
podrian mitigarse con el transcurso de los siglos?


« Por tando halUmdonos nosotros sincera é invariablemente
unidos á los intereses de la nacion y no separándolos del rey
sino en el caso que el mismo intente separarlos, creemos que
el único medio de evitar los males que amenazan al imperio
y restablecer' el sosiego no es otro sino que el rey observe un a
conducta tal que no dé el menor motivo de desconfianza pro-
nunciándose de una manera franca en términos que á nadie
quede duda de que solo espera su fuerza y felieidad del mis-
mo pueblo.


Esto no puede hacerse ya con simples protestas porque
nadie las tendrá pOl' cosa séria y tal vez se interpretarian co-
mo una ironia , atendidas las circunstancias, y solo servirian
para aumentar el rie5go.


({ Solo una podria producir algun efecto, y esta deberia ser
una protesta solemne de que en ninglln caso aceptaría el rey
ningun aumento de at'ltoridad que no fuese concedida libl'e-
mente por los Franceses, sin auxilio ni intervencion de nin-
guna potencia estrangera , sino francamente deliberada segun
las formas constitucionales.


« Aun en este mismo punto se oh serva que muchos miem-
hros de la asamblea nacional saben que se le propuso al rey
hiciera esta declaracion cuando hizo la de la guerra al rey de
Hungria y que no tuvo por conveniente aprobarla.


« Pero lo que acaso bastaría para restablecer la confianza
seria que el rey pudiese hacer entender a las potencias co-




'\" . PIEZ'ASJUSTIFICATIVAS.


ligadas la independencia de la nacion francesa, que cesasen
,las hostilidades y se retirase el cordon Je tropas que amena-
za nuestras fronteras.


« Es imposible que una grallparte de lanacion no esté con-
vencida de que el rey tiene en sus manos la suspension de la


· coalicion y mientras que la libertad corra peligro no hay que
contal· conla confianza pública. Si los esfuerzos qúe el rey hi-
ciera sobre este objeto fuesen ineficaces, por lo menos deberia
ayudal' á la nacion por cuantos medios están al alcance de su
autoridad á rechazar el ataque esterior sin omitir nada para
alejar la sospecha de que le favorece, porque con semejante
sospecha facíl es de concebir que la desconfianza se apodera


· de la menor circunstancia para arraigarse.
Querer hacer de ella un crÍmen cuando elpeligro es evi-


· dente y nadie duda de él, es un medio seguro de aumentar
las sospechas, lo mismo que el quejarse de la exageracion ,
atacar á los clubs y suponer agitadores cuando la efervescen-


· cía y agitacion no son mas que un efecto natural de las cir-
cunstancias , es darlas nueva fuerza y aumentar el movimien-
to del pueblo por los mismos medios que se emplean para
sosegarle. Mien~ras que haya UlM accion permanente y cono-
cida contra la libertad es inevitahle la reaccion , y el desar-
rollo de una y otra adquirirá iguales progresos.


«:En semejante situacion no puede restablecel'se la calma
sino cuando desaparez.can los peligros, y hasta tanto que lle-
gue esta época feliz lo que mas importa á la nacion yal rey
es que estas desgraciadas circunstancias no se agrien con una
conducta por lo menos equívoca de los agentes del poder. En
primer lugal', ¿ por qué el rey no elige sus ministros entre 11)s
hombres que se han pronunciado mas en favor de la revolu-
cion? ¿ Por qllé en los momentos mas críticos solo se rodea
de gente desconocida ó sospechosa? ¿ Se conduciria de otro
modo si tuviese empeño en aumentar la desconfianza del pue-
blo v eseitar alborotos? .


" "En todos tiempos ha sido la eleccion de ministros una de
las funciones mas importantes d~ la atltol'idad propia del rey,
y el thermómetro por donde la opinion pública mide las dis-
posiciones de la corte; y si esta cleecion hubiera dado motivo
á murmuraciones en circunstancias ordinarias, disctirrase el
efeclo que debe pl'oducir hoy.


Seria pues uno de los mejores medios que pudiera adoptar
el rey para captar la confianz.a pública, elegir un ministerio
notoriamente patriota; mas no se cl'ea que con eso solo la


31




74 NOTAS
podría recobrar fácilmente. Solo el tiempo y una continua-
cion de esfuerzos podl'iaÍl llegar :í borral' las profundas impre-
siones que se hall esparcido en la gellcralidad.


{( En segundo lugar, cuando nos hallamos en el caso de
emplear todos los medios de defensa, y estos no alcanzan pa-
ra armar á todos los ciudadanos ¿ por qué no ha ofrecido el
rey los fusiles y caballos de su guardia?


« En tercero, ¿ por qué no propone el mismo rey una ley
que sugete su asi¡;nacion á una forma de contabilidad que ase-
gUl e á la nacion la certeza de que no se distraen los fondos
de su legítimo destino?


( En cuarto lugar, uno de los principales medios que de-
hen emplearse para tranquilizar al pueblo acerca de las dis-
posicionea personales del rey seria que el mismo solicitase una
ley relativa á la educacíon del príncipe real, acelerando de
este modo el instante de encomendarle :i la dircccion de uu
ayo que gozase la confianza de la lIacion.


« En quinto lug<lr, se halla disgustada la gente con que no
se haya sancionado ese decreto en que ha de licenciarse el
estado mayor de la guardia nacional, advirtiendo que todas
esas resistencias y dilnciolles para sancionar providencias que
la opinion pública reclama con instancia y cuya urgencia es
notoria, solo sirven para esótar al examen de la cuestioll
constitucional concerniente t; la aplicacion del 'veto en las le-
yes de circunstancias, y esto aUlIIenta la inc!uietud y el des-
contento.


" En sesto lugar seria muy importante que el rey quitase
el mando del ejército al general Lafayette , porque es eviden-
te que por ahora le es imposible servil' con utilidad á la causa
plíblica.


" Concluiremos estas sencillas obsel'vaciones con otra mas
general, y se reduce á que no se debe omitir nada de cuan-
to pueda alejar las sosppchas y reanimar la confianza. Con
tal que el I'ey tome esta resolucion con buen ánimo, y con-
tinue en ella con la debida entereza, se saLvat'á la cOllstitu-
ClOll.


"Con esto nos repetimos etc. )-


COpÚl de la Ca/la ('Sr.,.i{a rí Bozze por Thiery.




y PIEZAS JUSTIFICATIVAS. 75"
ta que únicamente por celo me resolví á entregar. Pero Slll
embargo S. M. me permite que responda á ella:


1.0 Que de ningun modo pensaba en descuidar la eleccion
de sus ministros;


2.° Que la declaracion de guerra !olo habia sido decidida
por ministros llamados patriotas ;


3.° Que habia hecho á su debido tiempo cuanto estaba en
su mano para impedir la coalicion de las potencias, pero que
hoy no tenia otros medios que los generales para alejarlas de
nuestras fronteras.


4.° Que desde que aceptó la constitucion ha observado es-
crupulosamente sus leyes, mientras que otras muchas personas;
parece que solo trabajan ahora en sentido contrario."


FIN DE LAS NOTAS DJ:;L A{l'fOR PERTENECIE~TES AL TmlO 11,






NOTAS


PIEZAS JUSTIFICATIVAS,


DEL TOMO TERCERO.


NOTA. l." PAGINA 21 LINEA 11 TOMO IIJ.


El siguiente documento es uno de los que cita Mr. de Lally
Tolendal en su carta al rey de Prusia.


Copia de la minuta de una sesion celebrada el 4 de agosto
1792 , escrita de mano de Lally Tolendal.


4 de agosto.
Mr. de Montmorin, antiguo ministro ¡de negocios estrall-


geros. -- Mr. Bertrand, antiguo ministro de marina - Mr.
de Clermont-Tonnerre. -Mr. ele Lally-Tolendal.- Mr. Ma-
louet.-Mr. de Gouvernet.- Mr. de Guilliers.


« Tres horas de deliberacion en un sitio retirado del jardin
de Mr; Montmorin. Cada cual dió cuenta de lo que habia des-
cubierto. Yo habia recibido una carta anónima en que me
avisaban de una conversacion en casa de Santerre , anuncian-
do el proyecto de marchar sobre Tullerias , matar al rey en
medio de la confusion y apoderarse del pl'Íncipe real para ha-
cer de él lo que exigiesen las circunstancias; ó si el rey no
quedaba muerto, hacer prisionera toda la familia real. Re-
solvimos todos que era indispensable saliese el rey de París,
á cualquier precio que fuese, escoltado por los Suizos, por
nosotros y por nuestros amigos que eran bastante numerosos.
Contabamos con Mr. de Liancourt que habia ofrecido salir
desde Rouen á recibir al rey, y despues con Mr. de Lafa-
yette. Apenas acababamos de deliberar cuando llegó Mr. de
Maleshérbes, el cual venia á dar prisa á Mma. de Mon tmorin




2 NOTAS
y a su hija la de Beaumont pal'U que se retirasen, diciendo
<¡ue se aproximaba la crisis, y no era Paris un sitio conve-
niente para muge res. Por las novedades que nos cOntó Mr.
de Malesherbes, determinamos que fuese inmediatamente
Mr. de Montmorin á palacio para informar al rey de lo que
habíamos sabido y resuelto. El rey dió muestras de que con-
sentia en ello por la tarde, y le dijo a Mr. de Montmorin que
hablase con Mr. de Sainte-Croix , el cual se estaba ocupando
con Mr. de Montciel de un proyecto de salida del rey. Al dia
siguiente fuimos a palacio; hablé largamente con el duque de
Choiseuil , que era de nuestro mismo dictámen en todo, y
queria que saliese el rey á cualquier precio, porque preferia
esponerse á todos los peligros, antes que dar principio á la
guerra ciIJil. Se anunciaba como seguro que el jueves inme-
diato se habia de pronunciar la deposicion. Yo no tenia idea
de otro recurso mejor que el del ejército de Lafayette , y asi
le escribí el 8 una carta, en que le aconsejaba que avisase al
duque de Brunswick apenas tuviese la primera noticia de la
deposicion , etc.


NOTA 2. PAGINA 32.8 LINEA 15 TOMO III.


Díscur:;o de Collot d'Herbois á Dumouriez des pues de la
campaña de la Argona , estractado del:niario -de los Jacobinos
(sesion del domingo Il. de octubre año 1.0 de la república.)


« Queria hablar de nuestros ejércitos y me felicitaba de es-
plicarme en presoencia del soldado á quien acabais de oir.
Queria desaprobar la re~puesta del presidente, y ya he dicho
muchas veces que este no debe nunca responder a los miem-
hros de la sociedad, pero ha respondido á todos los soldados
del ejército. Esta respuesta les da tÍ todos ellos un testimonio
de satisfaccion, que Dumouriez repartirá con todos sus her-
manos de armas, porque sabe que sin ellos no seria nada su
gloria. Es preciso acostumbrarnos a este lenguage : Dumou-
riez ha hecho su deber y esta es su mejor recompensa .....
no le alabo yo porque es general, 5ino porque, es soldado
frances. '


(( ¿No es verdad, genenl , que es cosa muy agradable man-
dar un ejército republicano, y que tu has observado una gran
diferencia entre ese ejército y 105 del despotismo? No sola-
mente tienen valor los Franceses, ni se contentan con des-
preciar la muerte., porque ¿ quiel1 hay que tema la muerte?




y PIEZAS JUSTIFICATIVAS. 3
Pero e~os habitantes ue LilIe y de Thionville que esperan á
sangre fria las balas rojas; que permanecen inmóviles en me-
dio de los cascos de bomba y de la destruccion de sus casas
¿ no es ese el non plus ultra de todas las virtudes? Ah si, esas
virtudes son superiores á todos los triunfos .... Ahora se ha
inventado un nuevo modo de hacer la guerra y nuestros ene-
migos no le sabrán: los tiranos son impott'ntes mientras ha-
ya hombres libres que quieran defenderse.


(t Un gran número de compañeros se nos han muerto en
defensa de la libertad; se murieron, pero su memoria 110S es
grata: nos han dejado ejemplos que viven en nuestros cora-
zones; ¿ y viven los que nos han atacado? No: han sucumbi-
do y sus cohortes no son mas que montones de cadáveres que
se pudren en el sitio mismo donde combatieron ; no son mas
que un muladar infecto que el sol de la libel'tad apenas po-
drá purificar. Esa nube de c!HJuelctos ambulantes se asemeja
al esqueleto de la tirania y como ella, no tardará en sucum-
bir ¿En que han parado esos antiguos generales ue gran fa-
ma? Su sombra se desvanece en presencia del genio todo
podero'3o de la libertad, huyen y no tienen otra retirada
que los calabozos, porque muy ¡luego los calabozos serán el
único palacio de los déspotas: huyen porque los pueblos se
levantan.


« No es un rey el que te ha nombrado Dumom'iez, sino
tus conciudadanos: acu(Tdate de que un general de la ~repú­
blica no debe nunca transigil' con los tiranos; ten presente
que los generales como tu no deben servir nunca mas que á
la libertad. Ya has oido hablar de Themistocles ; este acaba-
ba de salvar á los Griegos con la batalla de Salamina ; fué ca-
lumniado (tu tambien tienes enemigos Dumouriez , y lo seras
igualmente; por eso te lo digo) ; Themistocles [ué calumnia-
do; fué castigado injustamente por sus conciudadanos; en-
contró un asilo entre los tiranos, pero no por eso dejó de ser
siempre Themistocles. Le propusieron que hiciese armas con-
tra su patria; pero él respondió: mi espada no serfJirá jamas
á los tirallos , y se la metió por el corazon. Tambien te recor--
daré á Scipion. Autbioco quiso seducir aquel grande hom-
bre , ofreciéndoh~ en rehenes á su propio hijo. Pero Scipion
le respondió: tu no tienes bastantes riquezas para comprar
mi cOllciencia , y la naturaleza no reconoce nada que sea su-
perior' al amor de la patria.


« Los pueblos gimen en 1.1 esclavitud; pero tu les liberta-
r.lS muy pronto. ¡Qué mision tan gloriosa! El éxito no es dn-




"NOl'AS


doso : los ciudadanos que te aguardan, así lo esperan ;y los
que pel'manecen aquí desean que apresures tu salida ... Sin
embargo se te debe reconvenir poralgun05 escesos de gene-
rosidad con tus enemigos; despediste al rey de Pl'Usia un po-
co á la francesa, es decir , á~la antigua manera francesa (aplau-
sos.) Pero esperamos que el Austria pagará por los dos, pues
tiene con qué; no guardesningunaconsideracion con ella.
porque nunca podra pagar los ultrages que su familia ha
·hecho al género humano.


ce Vas á Bruselas Dumouriez (aplausos) ; vas a pasar a Cour-
tray. Allí ha sido profanado el nombre frances: un general
engañó la esperanza de los pueblos; el traidor Jarry incen-
dió las casas. No he hablado hasta ahora mas que de tu valor,
ahora me dirijo a tu corazon. Acuérdate de aquellos desgra-
ciados habitantes de Courtray ; no engañes esta vez sus espe-
ranzas ; promételes la justicia de la nacion, la nacion no te
desmentirá.


« Cuando estés en Bruselas •.. nada tengo que decirte acel'-
ca de la conducta que debes observar ... : si encuentras allí
él una muger execl'able , que vino hasta las murallas de Lille
a saciar su ferocidad con el (~Spectaculo de las balas rojas ....
pero esta muger no te esperara .... si la encuentras, la haras
prisionera: ya tenemos otras que son de su familia ... ; la en-
"iaras aqui ... mándala afeitar la cabeza de modo que no pue-
da nunca ponerse peluca.


"En Bruselas va á renacer la libertad bajo tus auspicios.
Un pueblo entero se va á entregar á la alegria; tu restitui-
ras los hijos a sus padres, los esposos á sus esposas; el espec-
taculo de su felicidad te servidl de descanso en tus trabajos.
Niños, ciudadanos, muchachos y mugeres todos se agolparán
él tí y te abrazaran como si fueses su padre: j De que felicidad
vas á gozar Dumouriez ! ... Mi muger ... es de Bnlselas ; eIla
te abrazará tambien.»


Este discurso fué muchas veces interrumpido con los aplau-
sos.


NOTA 3, PAGINA 275, IJINEA 4, TOMO UI.


He aqui el cuadro trazado por Garat , que es quien mejor
observó los person~tges de la revolucion, de los dos lados de
la convencion.


«En el lado derecho de la convencion estaban casi todos




y PIEZAS JUSTlFICATIY AS. 5
les hombres de quienes acabo de hablar, sin poder divisal'
entre ellos otro espíritu que el que ya les habia conocido.
Veia pues en ellos no solo aquel republicanismo de sensacion
que no consiente en ohedecer á un homhre , sino cllando ha-
bla (!/l nombre de la nacioll, y como habla la ley, sino tam-
bien aqucl otro mucho mas raro, que es el del pensamiento,
el cual se ocupa en descomponer y volver á constituir todos
los resortes de la organizacion de una sociedad de homhres
seniejanLcs en derechos y naturaleza, y que ha sabido aclarar
aquel feli:l y profundo artificio por el cual se puede asociar en
una gran república lo que parecia inasociable, esto es la
igualdad y la sumision á los magistrados; la agitacion fecull-
da de los ánimos y de las inteligencias con un órden con~tan­
te é imutable; un gobierno, cuyo poder se ejerce de un modo
<lbsoluto sobre los individuos y la multitud, y está siempre
sugeto á la nacíon; un poder ejecutivo, cuyo aparato y for-
mas esteriores den cierta idea del esplendor de la replíblica,
y nunca de la grandeza de una persona.


« En este mismo lado veia sental'se algunos hombres que
poseian perfectamente aquellas doctrinas de economia po-
litica que enscílan ;,i. abrir y ensanchar todos los canales
de las riquezas particulares y .. de la nacional, a enrique-
cer escrupulosamente el tesoro público con las porciones
que le suministra el cau·:lal de cada ciudadano; á crear nue-
vos manantiales y aun nuevos rios de las riquezas particulares
con el buen uso de lo que ellas han depositado en la!" cajas
de la república;:ei proteger ilimitadamente todos los géneros
de industria sin favorecer á ninguna; a mirar las grandes pro-
piedades, no como esos lagos esteriles (¡ne ahsorben y con-
servan todas las aguas que en dios acumulan las montañas,
sino como LlllOS estanques Df'cesarios para Illultiplicar y au-
mentar los gérmenes de la fecundidad ulliversal, derraman,
dolos de uno en otro en todos los parages que hayan quedado
secos y estériles; doctrinas admirables que han introducido
la libertad en las artes y el comercio antes que existiese en
los gobiel'llos, y que son esencialmente propias de las repú-
Llicas, como únicas capaces de dar Ull fundamento sólido a
la igualdad, no pOI' medio de uua jillgalidad géueral que
siempre se viola y sugeta mucho menos los des('os que I,! in-
dustria, sino al contrario por el de una mediamá' uilivN$'<lJ,
adquirida a fuerza de trahajos, cuya ingeniósa variedad 'y
multiplicacioll pueden absoI'ver por si solos y'en.vtmtaja de fa
libertad aquella actividad turbulenta de las democ~:acias , que


:! :).




NOTAS


oe:spues de haberlas Atormentado lal'~o tiempo, fue causa de
Cjue desapal'~ciesen las antiguas repúblicas en medio de lai
tormentas y nublados de que estaba recargada su atmósfera.


"Había en el lado derecho cinco ó seis hombres cuyo in-
genio pGdia concebir aquellas grandes teorias del órdell so-
cial y económico, y otro gran número, cuya inteligencia po-
dia comprenderlas y esparcirlas: allí tambien fueron a alis-
tarse algunos de los que antes eran muy violentos é impetuo-
50S, pero que despues de haber recorrido y agotado todo el
circulo de sus escesos demagógicos, no aspiraban mas que
a. separarse y combatir las locul'as mismas que habian pro-
pagado; allí en fin St' sentaban, á la manera que los hombl'es
piadosos se postran delante de los altares, aquellos que dota-
dos de pasiones suaves, con un caudal decente y una educa-
cion regular estaban dispuestos á honrar con todas las vir-
tudes privadas a la república que les permitiese gozal· de su
reposo, de su dulce henevolencia y de su felicidad.


t( Cuando apartaba mis ojos de este lado derecho para fi4
jarlos en el izquierdo y particularmente en la Montaña, ¡qué
contraste tan singular se me presentaba.! Alli veia agitarse'
con el mayor tumulto un hombre cuya cara cubierta de un
harniz entre amarillo y color de cobre que parecia salir de
las sangrientas cavernas de los antropófagos ó del suelo abra-
sado de los infiernos; que en su modo de andar convulsivo,
brnsco y desigual ;se asemejaba á aquellos asesinos escapados
de los verdugos, pero no de las furias que parece intentan
aniquilar al género humano para libertarse del espanto que
les inspira la vista de cual(Itlier homhre. En tiempo del des-
potismo , á quien él no pudo cubrir de sangre como a la líber-
tad , habia tenido aquel hombre la ambicion de hacer una
revolucion en las ciencias, y se le vió atacal' por medio de
sistemas osados y absurdos los mayores descubrimientos de
los tiempos modernos'y del espíritu humano. Errantes sus
ojos por la historia de los siglos, solo habian parado su aten-
cion en la vida de los cuatro ó cinco principales csterminado-
res, que convirtieron en desiertos las ciudades, para volver-
los luego á poblar de una raza formada á su imagen ó á la de
los tigres: esto es 10 único qlle él habia podido retener de los
anales de los puebl.)s , todo lo (Iue sabia y todo Jo que queria
imitar. Por un instinto semejante al de las fieras mas bien (Iue
por ninguna idea profunda aunque perversa, habia formado
juicio de ha:,ta donde pueden llegar las locuras y atrocidades
de un pueblo cuando de repente rompe las cadenas políticas




y PIEZAS IUSTIFICATIV AS. 7
y religiosas:' esta rué la idea dominante, "si en sus periódicos
como en. sus palabras y acciones. j Y es posible que un hom-
bre tal pereciese á mallOS de una muger, y que se hayan
erigido en la capital de la república mas de 50 mil bustos
suyos!


«A su lado se colocaban homhres que por sí mismos no hu-
bieran concebido atrocidades semejantes, pero que envuel-
tos con él en uno de aquellos actos atrevidos cuya enormidad
Illisma les aturdia, y cuyo riesgo les hacia estremecer, al pa-
so que desaprobaban las máximas del monstruo, tal vez l~fS'
habían imitado ya , y no les disgustaba que se creyese pocti'an
todavia repetirlas. Miraban con horror á Marat, pero no se
horrorizaban de servirse de él ,sino que le colocaban eu me-
dio de ellos ó delante de ellos, llevándole eu su pecho como
la cabeza de Medusa. Siendo tan general el asombro que cau-
saba semejante hombre parecía vérsele en todas partes y que
él era toda la Montaña, ó que toda la Montaña era como él ;
Y en efecto habia entre los corifeos de ella muchos que solo
desaprobaban en los crímenes de Marat la falta de disimulo.


« Pero en lo que no convengo c')n la opinion de muchos
hombres de bien es en que yo creo que bahia muchos eutre
aquellos mismos gefes que unidos con los otros por' la fuerza
de los sucesos mas que por sus propios sentimientos, volvían
de cuando en cuando sus ojos arrepentidos haciét la pnlden-
cía y la humanidad, y hubieran efectivamente ejercido
muchas virtudes y hecho grandes servicios apenas se ¡es hu-
biera creido capaces de hacerlo!.i, Acudían á la Montaña como
á un puesto milital' afluellos que tenian mucha pasion por la
libertad y muy poca por las teorias ; los que creían que es-
taba amenazada y aun rota la igualdad con la simple grande-
za de las ideas y la elegancia del Icnguage; los que hahienao
sido elegidos en una cabaña ó en un taller, no podian habi-
tuarse á creer que fuese republicano el que no llevaba el mis-
mo trage que ellos; los que entrando por primera vez en la
carrera de h l'evoluciou, tenian (JlIe ostentar aquella ímpe-
tuosa violencia con CJue habia principiado la gloria de casi
todos los grandes revolucionarios ;-'os que siendo todavia muy.
jóvenes, y mas aptos para servir á la república en los ejér- .
citos que en el santuario de las leyes, creian que porque na-
ció la república con ~l estruendo del cañon , bahia de conti-
nuar este mismo estruendo al promulgar sus decretos, 1'am-
bien acudian á e"le lado izquierdo, como a un asilo mas bien
{lll~ como al puesto que les tocaba, mnchos de (lcl'lelIos dipu-




WOTÁ.S
tados ,que habiendo sido educados entt'c las clases pr050ri-
tas de la nob1eza y el sacerdocio, se veian espuestos ~ á pesar'
i{e su pureza, á las sospechas, y huian a lo alto de la Monta-
¡ia paJ:a que no se les acusase de que eran incapaces de llegar
á la altura de sus principioi; allí se nutrian de sus propias
sospechas y vivian entre fantasmas aquellos caracteres graves
:y melancólicos, que acostumbrados á vet' frecuentemente uni-
da la falsía con la urbanidad, no podian co-ncebir otra virtud
que la aspereza, ni otra libertad que la que estaba mezclada
con groseria ; alli se sentaban tambien algunos de aquellos
que habiendo bebido en las ciencias exactas, no solo la rec-
titud , sino tambien la tirantez de las ideas, y orgullosos de
poseer conocimientos inmediatamente aplicables á las artes
mecánicas, afectaban separarse no solo por el lugar que ocu-
paban, síno tambien por S:J desden, de los literatos y filósofos
cuyas luces no son tan inmediatamellte útiles a los tejedores
y á los herreros, porque solo llegan á los individuos despues
que haq ilustrado á toda la sociedad. Ultimamente, allí gus-
taban de votar todos aquellos que con mas ó menos talento,
se hallaban dispuestos por su propio caracter, a escederse
mas bien que á llegar al límite propio de la energia y entu-
siasmo revolucionario.
.. « Esta es la idea que yo me formaba de los elementos de 105
.dos lados de la convencíon nacional.


re Si los hemos de juzgar por la m,lYOI'ia de los elementos
de cada uno, dcbia parecerme cada uno de ellos muy capaz
de hacer grandes servicios ti la repúhlica : el derecho, para
organizar la auministt'acion interior con prudencia y magna-
ll'lm'ldau: e\ l'lquleruo , \l3.r3. comul11car a\ ~tnln1.o l\C todo~ \0::'
Fl'anceses aquellas pasiones republicanas y populares, que
son tan necesarias :í una nacion (illC se ve acomctida por to-
da le? co,?licion de los reyes y por tod,'J M so}rMde:icél de


Europa. 1)




y PIEZAS JUSTIFICATIVAS.- 9


NOTA 4 , PAGINA 333 LINEA 22 TOMO IIJ.


Relacioll de la visita que ¡lizo Marat á Dumouriez en casa'
de la SCtlorita Condellc , est1'llctada del diario de la lepública
francesa y escrita por el mismo jJ:Il'lrat ell su número del miér-
coles 17 de octubre 1792.


Dcclaracloll del Amigo del pueblo.


I( Con menos sorpresa que indignacíon de vel' a los antiguos
criados de la corte al frente de nuestros ejércitos, y consel'-
vados despu€s del 10 de agosto en sus destinos por influjo, in-
triga y necedad, atreverse. hasta a degradar y tratar como
criminales á dos batallones patriotas, b~ljo el ridículo y pro-
bablemente falso pretesto dú que algunos de sus individuos
habian sacrificado á cuatro dpsertores prusianos, me presenté
en la tribuna de los jacobino:; para denunciar aquella odiosa
trama, y pedir dos comisionados distinguidos por su civismo
pal'a que me acompañasen :l casa de Dumouriez y fuesen tes-
tigos de sus respuestas, así como de mis preguntas. Fllime á
su casa con 105 ciudadanos Bentabolle y Montean compañe·
ros mios en la convencion, y nos respondieron que estaba
en el teatro y que comia fuera de casa.


« Supimos que e~taba de vuelta del teatro de las varieda-
des, y nos fuimos á buscarle al club del doctor Cypher, don-
de nos digeron l¡Ue habia de ir, pero perdimos el tiempo.
Por fin supimos que hahia dado palabra de ir á cenar á la ca-
lle de Chanterene , en la casita de Talma, y en efecto la gran.
hilera de coches é illlminacion que habia nos indicaron el
templo donde el hijo de Thalia festejaba a un hijo de M'-trte.
Quedamos sorprendidos de encontrar á la bual'dia llacional
de Paris dentro y fuera de la casa, y despues de habel' atra-
vesado una antesala llena de criados mezclados con los hú¡:a-
res, llegamos por fin á un salon ocupado por una numerosa
sociedad.


« Estaba á la puerta Santerre el general del ejército de Pa-
ris , haciendo el oficio de lacayo ó introductor- Y este fue
quien me anunció en alLa voz al momento que me vió , y por
cierto que me desagradó mucho, porque este aviso podria
hacer que desapareciesen algunas de las máscaras (flte yo hll-~
hit'l'a C'(lII>rido cOl1ocer. SiH í'mbal'go no degp de alisvar Ia~.




10 NOTAS
suficientes para coger el hilo de las intriga5. No hablaré de-
lIna docena de señoritas destinadas á adornar la funcion, por-
que no es de presumir que su venida fuese para tratar de ne-
gocios de política. Tampoco haré mencion de los oficiales na-
cionales que andaban haciendo la corte al gran general, ni
tle los antiguos cortesanos que formaban su comitiva bajo el
uniforme de edecanes. Ultimamente tampoco diré una pala-
bra del amo de la casa que andaba en medio de todos ellos con
trage de histrion. Pero no puedo dispensarme de declara¡' pa-
ra inteligencia de las operaciones de la convencion y conoci-
miento de los que escamotan sus decl'etos, que en aquella
augusta compañia estahan Kersaint, elfactotum de l .. cbl'un ,
y Roland y Lassource y Chenier que son las columnas de la
faccion republicano-federativa; y tamhien Dulaure y Gorsas
sus galopines folletistas. Corno habia tanta confusion , no pu-
de distinguir mas que á estos conjurados, que probablemen-
te serian en mayor número, y como todavia era temprano no
habrian venido todos, porque no hay que dudar en que asis-
tirian á la fiesta los Vergniaud, los Buzot, los Camus, los
Rabaud, Lacroíx , Guadet y Barbaroux que todos son de la
intriga y pertenecen al mismo conciliábulo.


(( Antes de dar cuenta de nuestra conversacion con Dumou-
riez , conviene pararme un instante con el juicioso lector pa-
ra hacer algunas observaciones que no serán inoportunas.
¿ Habrá quien crea que este generalísimo de la república, que
se dejó escapar al rey de Prusia en Verdun y capituló con el
enemigo, á quien pudo forzar en su campo y hacerle rendir
las armas en lugar de favorecer Sil retirada, haya \escogido
un momento tan crítico para abandonar los egércitos que es-
tán á sus órdenes y venirse á correr los teatros para que le
aplaudan y eutregarse á las orgias en casa de un cómico con
las ninfas de la ópera?


( Dumouriez ha encubierto los motivos secretos que le
llaman á Paris con el pretesto de concertar con los ministros
el plan de operaciones de la campaña. ¿ Y qué, ha de tratar
de estas cosas con un Roland que no entiende una palabra
mas que de intrigas rateras y de astucia y mentira? ¿ Con un
Garat , que no sabe mas que cchar cuatro frases afectadas y
ser un adulador académico? Nada diré de Monge á quien tie-
nen por patriota; pero que es tan ignorante de las operacio ....
nes militares como sus compañeros, que no entienden una
jota. Con quienes ha venido Dumollriez á concertarse ('s
con los intl'igantes de la clim qUE' están tratando de estable-




y })lEZAS JUSTlFICA.TIVA~ ti
cer la república fedel'ativa , y este es el verdadero objeto de
la maraña.


I( Al entrar en el salon vi que estaba preparado el festin ,
y no se me ocultó que mi presencia perturbaria la alegria,
como que soy el espantajo de los enemigos de la patria. Du-
mouriez sobre todo parecia estar cortado, y asi le supliqué
que pasase con nosotros a otra pieza para conversar con él a
solas un corto rato. Tomé la p.l1abra y nuestra conversadon
se redujo IÍ lo siguiente: ft Nosotros somos miembros de la
convencion llacional y venimos a suplicar a usted que nos dé
algunas esplicaciones sobre el asunto de aquellos dos batallo-
nes , el de Mauconseil y el Hepublicano a quienes acusó usted
de haber asesinado a sangré fria cuatro desertores pl'usianos.
Hemos recorrido las secretarias de la comision milital' y de-
partamento de la guer ra, sin encontrar el menor indicio de
prueba de su delito, y ninguno puede enterarnos mejor
que usted de todas las circunstancias. - A esto respondió,
señores, yo envié todos los documentos del proceso al minis-
tro. - Pues nosotros aseguramos a usted que tenemos en
nuestro poder una memoria redactada en las secretarias y en
su nombre ell la cual se dice que faltando allí antecedentes
para pronunciar sobre este pretendido delito, es necesario
dirigirse á usted para obtenerlos. - Pero señores, ya he in-
formado de todo a la convencion, y me reliero a ella. - Sin
embargo, pennítanos usted hacerie la observadon de que
aquellos informes no bastan, supuesto qUft las comisiones de
la convencion , a doude se ha remitido el asunto, declaran en
su iuforme que no pueden esponer juicio alguno, en aten-
cion a que les faltan notici,ls y pruehas del delito denunciado,
y así suplicamos a usted que nos diga si esta instruido del
fondo del negocio. - Ciertamente que lo estoy y por mi mis-
mo. -¿ No seria tal vez por una denuncia hecha po;' usted,
confiado en el informe de M. Duchasseau? - Pel'O señores,
yo creo que cuando digo cualquier cosa, me parece que ten-
go derecho á ser creirlo, - Si nosotros pensaramos lo mismo
que usted, no dariamos el paso que estarnos dando; mas antes
tenemos grandes motivos de duda, y muchos miembros de
la comision militar nos anuncian que esos pretendidos pru-
sianos eran 4 franceses emigrados. - Y cuando fuese asi .... -
Ah, eso cambiaria el estado de la cuestion, y sin adelan-
tarnos a aprobar la conducta de los batallones, podria suce-
der que fuesen absolutamente inocentes; lo que importa
averiguar son las circunstancias que provocaron aquella.




12 NOTAS
muertes"; y hay cartas del ejél'cíto en que se dice que es-os
emigrados fueron reconocidos como espías enviados por el
enemigo, y hasta se atrevieron á rebelarse contra los guardias
nacionales. -- ¿ Cómo, y Vm. 3¡WUeUa la insubordinaeion de
los soldados? - No Señol', yo no apruebo su insubordinacion
pero detesto la tirania de sus gefes, y tengo motivos para
creer que aqui ha habido una intriga de Dllehaseau contra los
batallones patriotas, y es irritante el modo con que usted les
ha tratado. - Señor Marat, usted es sobradamente vivo y yo
no puedo esplicarme con usted. )J En esto Dumouriez viéndo-
se demasiado ap¡'etado, salió del apuro dejándonos, y mis
dos compafiel'os se fueron con (.l, y en la convcrsacion que
tuvieron no salió de sus trece diciendo que habia enviado los
documentos al ministro. Durante aquella pUltica me vi rodea-
do de todos los edecanes de Dumouriez y de los ofici;t1cs de
la guardia de Paris, procurando Santerre apaciguarme ha-
hHllldome ele la necesidad de suhordinacioll en las tropas.
« Lo só lo mismo que usted, le respondí yo , pero estoy irri-
«( tado del modo con que se trata á los soldados -<le la patria,
t'{ y todavia tengo sobre mi corazon las matanzas de Nancy y
« del campo de Marte.» En esto se pusieron varios edecanes de
Dumouriez a declamar contra los agitadores, pero yo les dije:
( Dégense ustedes de esas ridículas declamaciones, porque en
(( nuestros ejércitos no hay mas agitadores que los infames
t'{ oficiales, sus soplones y sus pérfidos co¡:tesanos , :'t quienes
(' tenemos la sandez de dejar al frente de nuestras tropas. "
Hablé a Moreton Cabl'illant y á Bourdoin, de los cuales el
uno es antiguo criado de la corte, y el otro un soplo n de La-
fayettc.


«Quedé indignado de cuanto hahia oido y de las atrocidades
que presentia en la odiosa conducta de nuestros generales; y
no pudiendo aguantar lIlas !lle salí de allí y vi con admiracioll
que en la pieza inmediata y en las puertas estaban con la bo-
ca abierta muchos húsares de Dumouriez con el sable al hom-
hro. ~gnoro '~ual pudiese ser el objeto de aquella ridicula
farsa, y si la discurrieron para intimidarme, precis,) es con-
venir en que los criados de DUlIlouriez tienen grandes ideas
de la libertad. Tengan ustedes paciencia señores l que ya
aprenderemos ti conocerla, y entre tanto persuádanse ti que
su amo tiene mas miedo á mi pluma que yo a los sables de
sus ganapanes. l)




y PIEZAS JUSTlFICATIYAS. 13


NOTA 5 PAGINA. 346 LINEA. 11 TOMO lIT.


Entl'e las cabezas mas s(,I'enas é imparciales de la revolu-
cion no se puede meno~ de citar a Petion 1 pOl'qne ninguno
juzgó con mas sensatez los dos partidos en quc se dividia la
convencion. El'a tan notoria su equidad, que pOl' ambos la-
dos consentian en remitirse a su juicio, y cuando se verifi-
·caron aquel~as acusaciones al principio de la asamhlea, que
tantas disputas ocasionaron en los jacohinos , propuso Fabre
de Eglantine remitirse a Petion para que juzgase de parte d~
quien estaba la razon, y he aqui los términos en que se es-
plicó:


Scsion del 29 de orltlbrc 1792.


f( Otro medio hay que m(' parece muy útil y podría produ-
cir mayol' efecto, porque sucede siempre que cuando se quie-
re armar una gran intriga necesita esforzarse pal'a adqui.riL'
un gran crédito personal. Si huhiera un homhre que lo hu-o
hicse visto todo y podido aprér:iarlo todo en amhos partidos.
no dudariais de que siendo este amigo de la verdad fuese el
mal a propósito pal'a dúrosla a conocer; pues bien yo propon-
go que vosotros mismos insteis a ese hombre, que es miem-
bro de vuest¡'a sociedad, a que diga Sil dicUunen ace¡'ca de
los cl'imenes que se imputan a los patriotas; obligad h su 'vir-
tud a quc diga todo lo que sabe, y este hombre no es otro
quc Petion. Por mas condescendencia que se le suponga pOl'
sus amigo5, me atrevo a aseguraros que jamas los intrigantes
han podido corromper á Petion , sino que siempre se ha man-
tenido puro y sincero y no tengo inconveniente en decir
aqui que yo voy á hablarle muy a menudo en la convencion
y en los momentos mismos de la espLosioll, en los cuales
aunque disimula su pesar, yo conozco bien lo mucho que
sufre; y esta misma mañana estaba empeñado en subir a la
tribuna. El no reusará ciertamente escribir todo Cllanto pien-
se y veremos si ft pesar de que yo propongo en público este
medio de saber la verdad, consiguen las intrigas separarle
de ella. Observad, ciudadanos, que este 5010 paso probará
que bnscais la verdad, y es un homenage qne rendis ft la
virtud de un buen patl'iota , con tanto mas motivo cuanto los
intrigantes se cubren con su virtud para darse alguna impor-
tancia. Picio que se ponga ;t vot-os la mocion. (Aplausos.)


33




1l NOTAS
« Lf'gf'lldre, 'La cosa estaba tI'amada, ya estlt conocido: la


disfribncion <1(>1 discurso de Brissot, el informe del ministro
del interior, ('1 di:.curso "de LOllvet en el bolsillo, todo esto
Jlnleba (pie la farsa cetaba preparada. El (liscllrso de Bdssot
sobl'c la radiacioll contiene todo cuanto dijo Louvet , y el in-
forme de Rolalld no tuvo otro objeLo que el de darle á este
oeasion para hablar. - Aprucbo la mocion de FaVl'e ,y la
convencion decidira de todo despues de oil' el lunes a Robes-
pierl'c : pido que la sociedad suspenda su juicio, porque me
parece imposible que en un pais libre sea vencida la virtud
por el crimen.


e( Despues de haber citado este pasage me parece conve-
niente copiar el trozo que escribió Petion relativo a la dis-
puta suscitada entre Louvet y Robespierre ; por que no
mellos que los ya citados de Garat, suministran las noti-
d¡\s mas curiosas acerca de la conducta y carácter de Jos
hombl'es de aquel tiempo, y son los 'IuC debe conservar
la histoda como los mas útiles para formal' ideas claras sobre
aquella época.


ce Ciudadanos. Me h:lhia propuesto guarda/' el mayor silen-
cio acerca de los sucesos ocurridos uespucs del 10 de agosto,
pOl'que consideraciones de dclicalleza y bien públieo me de-
terminaban á esta resel'va.


( Pero me es imposible gual'dar sílencio POl' mas tiempo
porque de una y otra parte se invoca mi testimonio y todos
me instan a que diga mi orinion ,y asi voy a decir con fran-
queza todo cuanto sé acerca de los hombres y todo cuanto
pienso sobre las cosas.


{( He visto muy de cer(:a las escenas de la revolucion, he
tocado las cábalas, las intrigas, las luchas tempestuosas entre
la tirania y la libertad, y entl'e el vicio y la virtud .


.. Cuando se ve bien al descubierto el manejo de las pasio-
nes y los secretos resortes que han dirigido las operaciones
mas importantes; cuando se comparan los sucesos con sus
causas, y se ven en c1al'o los peligros que ha corrido la liber-
tad ; últimamente cuando se penetra en el abismo de C(HTUP-
cion que amenazaba tl'ag,u'nos a cada instante, no puede uno
menos de preguntar con admiracion cual es la serie de pro-
digios que 1105 ha conducido al punto donde nos yernos
hoy.


« Las revoluciones deben ser visLas desde lejos, y las es
muy nccesnrio este prestigio, como que los siglos hOl'l'an las
mauchas que las obscurecen y la posteridad no ve mas que




y "PIEZAS JUSTIFICA TlVAS. 15
los resultados. Nuestros nietos nos tendrallpor grandes;
¡1/'ocuremos hílcerlos q11e sean mejol'es.


C( De~ aparte los hechos antel'iores á aquella jornada pal'(\
siempre memorable que el e v.o la libertad sohre las ruinas de
la tirania y cambió la monar(luia en república.


« Los hombres que se han atrihuido la gloria de t.al jorna-
da son ciertament-e aquellos ti quienes menos pertenece, sino
'que se debió á los que la preparat'011,.a líl naturaleza de las
'COsas, él los valientes confederados y a su directorio secreto,
que estabacoocertando muy de ante mano el plan de la in-
'SUI'reccion ; déhese sobre todo al pueblo, y últimamente al
genio tutelar de la Francia que presi¿e constantemente a sus
destinos desde la primera asamblea de sus representantes.


« No puede dudarse de que hubo momentos en que estuvo
indeciso el éxito, y los que están hien -enterados de los por
menores de aquella jornada saben quienes fueron los intré-
pidos defensores de la patria, que impidieron :á tos Suizos y
.a todos los satélites del <kslmtismo quedar dueños dd campo
de 11utaHa , y quienes los que reunieron nuestras falanges ciu-
dadanas que se habian desbandado un instante.


{( VerificAhase -aquella jornada sin el concurso de los comi-
sarios de muchas secciones, que estaban reunidos en la casa
de la tiudad, y los miembros del antiguo ayuntamiento que
no se habían separado en toda la noche estaban todavia en se-
sion a las nueve y media de la mañana.


« Sin embargo, estos comisarios concibieron un,. grande
idea y tomaron una resolucion atrevida 3p6derandose de to-
<las las facultades municipales y resumiendo las del consejo
genet'al , cuya debilidad y corn: pcion tel~iall. Ellos espusíe-
ron sus vidas con el m~lyor valOl' en el caso que el éxito
no hubiese justificado 'Su empresa.


« Si aquellos comisarios hubiesen tenido la prudencia de
,'entlllciar á tiempo su autoridad, y l'ettl'al'se á la clase de
simples eiudadanos despuC's de la hazaña que habian ejecu-
tado , se habrian cubierto de gloria; pero no supieron resis-
tir al atractivo del poder y sucumbieron á la ambicion de
<lominar.


{( En los primeros momentos de embriaguez que ocasiona la
conquista de la libt-'rtad ,y dcspues de una l"onmocion tan
violenta? el'a imposible que todo volviese de pronto á entral'
en el SO~Ie¡;O del órdf!n acostumbrado, y hasta seria injusto
('x ¡girlo; se hicieron en tonces reconvenciones m lIy i nflllldadas
al 11W'VO cOllsrjo d~ ayuntamiento, en lo cual se dió una




tfi . NOTAS
lwucba de (Iue ni se con ocia ~u siWacloll , ni tam poco las cir-
cunstancias; pero pl'incipiaron a mcrecerlas aquellos comi-
sarios , cuando ellas mismos prolougaron el movimiento re-
volucionario mas allá de su término.


" Ya se habia pronunciado la asamblea nacional y mani-
festado un gran ca'ráctcr espidiendo decreto~ que salvaron el
imperio; habia suspendido al rey y horrado la linea de de-
marcacion que separaha .l los ciudadanos en dos clases, y úl-
timamente convocado lél convencion. El partido rcalista es-
taha abatido y entonces exigía la obligarion y una sana po-
litica reunirse .i ella, fortilical'la con la opinion y rodear-
la de confial11:a.


« Al ayuutamiento le pareció que Cl'a mejor y mas dig no de
él rivalizar con la asamblea; y cstalJlt'ció una espccie de lu-
cha que no podia sel'vi!' para at!'a cosa que pal'a desacredi-
tar todo cuanto habia pasado, y hacer creer que la asam-
blea estaba oprimida por las circunstancias; unas veces obe-
decia y otras no á los decretos, segun eran favorables ó con-
trarios a sus miras, usando de un lengllage imperioso y ame-
nazador en sus repl'esentaciones a los cuerpos represen tati-
'Vos de suerte que afectando mucho poder ni sabia gozar de
sus 'triunfos ni haccrselos perdonar.


« Habian procurado persuadir á algunos (le ellos que mien-
tras durase el gobierno revolucionario habia vuelto la autOl'i-
dad hacia su primer origen; que la asamblea nacional no
tenia carácter, que su existencia era precaria, y que las úni-
cas autoridades legales y poderosas e¡'an las reuniones de
ayuntamientos.


« A otros se les habia insinuado que los corifeos de las opi-
niones en la asamblea nacional tenían proyectos pérfidos,
querian destruir la libertad, y entregar la república á los es-
trangeros.


« De suerte que un gl'an mÍmero de miembros del consejo
creian hacer uso de un derecho legítimo cuando usurpaban
la autoridad; y que resistian á la opresion cuando se estaban
opolliendo it la ley, y hasta se les figuraba que hacian un
acto de civismo faltando á todos sus deberes de ciudadano;
sin embargo en medio de aquella anarquia tomaba el ayun-
tamiento de tiempo en tiempo Jlgunos acuerdos saludables.


« A. mi me habian conservado en mi destino, pel'O no era
mas que un título vano porque yo ignoraba cuales fuesen
mis funciones estando esparcidas en manos de todos, (IlIC
procuraban desempeñarlas.




y PIEZAS JUSTIFICATIVAS. 17
« Asistí los pl'imel'os dias al consejo y me espanté del desól'-


den que allí reinaba y sobre todo del espíritu que dominaba
en él: no era ya un cuerpo administrativo deliberante sobre
asuntos municipales, sino una asamblea política que se creia
investida de plello~ poderes, discutiendo los mas gl'andes in-
tereses del estado, examinando las leyes ya hechas y promul~
gando otras nuevas; no se hablaha alli mas que de conspira-
ciones contra la libertat 1 pública; se denunciaba á los ciuda-
danos; se Jei> llamaba á la barra; se les oia públicamente, y
se les juzgaba y absolvia ó encerraba; habian desaparecido
las reglas comunes y ordin:rias y era tal la efervescencia de
los ánimos, que era imposible contener aquel torrente; todas
las deliberaciones cedi:m al ímpetu y al entusiasmo, y se iban
sucediendo con una rapidez espant03a , en términos que dia
J noche estaba reunido el consejo.


« Yo no quise autorizar con mi uombrc una multitud de
actos p,'eliminares y tan opuestos á los pl'incipios.


« Igualmente conocí lo útil y prudente que seria no apro-
lIarlos, ni autorizar con mi presencia 10 que estaba pasando.
Los individuos del consejo que recelaban verme en él y á
quienes incomodaba mi aspecto, deseaban que el pueblo, que
me miraba con confianza, estuviese persuadido á (IlW yo pre-
sidia sus operaciones, y (IlIe nada se hacia sin mi acuerdo;
pero mi reserva en este punto aumentó su enemistad, aunque
no se atrevieron á manifestarla abiertamente por miedo de
desagl'adar al pueblo á cuyo favor aspiraban.


ee Di en asi5tir allí muy rara vez, y la conducta que obser-
vé en aquella delicacltl útllacion entre la antigua municipali-
dad que reclamaba contra su destitucion , y la nueva que pre-
tendia estar legalmente constituida, no fue del todo ¡nutil á
la tranquilidad pública, porque si entonces me hubiera deci-
dido yo fuertemente en pl'Ó Ú en contra, habria ocasionado
una discordia que podia tener conseeuencias funestas; para
todo se necesita cierto punto de madurez que es preciso saber
aprovechar.


ee Quedó descuidada la administraciolJ y ya el corregidor no
{'ra un centro de unidad, sino que se rompieron en mis ma-
nos todos los vinculos; se dispersó la autoridad, perdió su
fuer~a la aC('ion de la vigilancia y consiguientemente la de re-
preSIOno


(t Adcjlliríó Robespierre todo el ascendiente en el consejo y
era dificil que no sucediese asi en las cir<:llnstallcias en que
nos hallabámos , atendido el temple de su alma. Yo le oi p1'(;)-




NOTAS


l'1unciar un c.liscllrso que me cOlltl'istó sohl'c m.mcra, porqul:'?'
se trataba dfl decreto que malldaba ahrir las barreras, y COI}
este motivo se entregó a Ufl>.'lS llcdamac10nes demasiado ani-
madas y tÍ los est,'uvios de una imaginacion sombria, no vien-
do mas que precipicios á sus pies, tramas li bcrticidas, de
quienes designó los soñados conspiradores; se dirigi6 al pue~
blo, inflamó los ánimos y ocasionó entre los que le escucha~
ban la mas viva fermentacion.


e( Yo responui á aquel discurso- para restahlecer la calma,
{lisipar aquell.'ls negras ilusiones y fijar la discusion en el úni-
€o punto que debia ocupar á la asamblea.


« Asi fué como Robespierre y sus partidarios cmpeña ban al
ayuntamiento en pasos inconsiderados y en partidos estremos.


'( No por eso sospechaba yo- de las intcncioncs de Robes,..
pierre, culpando á su caheza mas que á su COl'azon , mas 110
pOI' eso dt'ja.b?n de inquietarme mucho las consecuencias de
sus negras VISIones.


« Cada dia resonaban las tribunas del consejo con violentas<
diatl'ibas, no pudiendo persuadirse los miembros de él que
€ran simplemente unos magistF<ldos encargados de vigilal' en
la ejecucion de las leyes y mantenimiento- del órden, sino
que se miraban como una asociacion revolucionaria.


« De este mismo influjo se resentian las secciones reunidas
y le comunicaban á su vez, de modo que todo Pat'is estaba á
un mismo tiempo en fermentaciotl.


" I.JU comision de vi¡;ilancia del ayuntamientO' no hacia otra
cosa que atestar las cárceles y no puede disimulal'se que aun-
que muchas de aquellas prisiones fueron justas y necesarias,
ot,'as fueron legalmente muy dud05as. No tanto debc hacerse
(:argo de ellas á los gefes cuanto á sus agen.tes , porque la poli-
cia estaba muy mal moutada; uno entre otros, cuyo solo-
nombre ha pasado á ser una injuria y llena de espanto el al-
ma de todos los ciudadanos pacificos , parecia haberse apode-
rado de su direccion y movimientos, pues sin faltar jamas á
ninguna conferencia, se mezclaba en todos los negocios, ha-
blaba y disponía como único dueño, de lo cual me qucjaba
yo altamente al ayuntamiento y me acuerdo que tel'lllÍnó mi
dictamen con estas palabras: Ó l11arat f'S el l11flS insensato ó el
JJ1aS perfJcrso de los hombres. Despues acá no he vuelto <l ha-
hlar jamas de d.


« Andaba lenta la jllsticia f~n decidir la sucl'te de los prcso~
{Iue cada dia se iban alllontouuudo eH las CiÍn:clcs y el dia 1.3
de agosto vino en diputacion al consejo de ayulllamiento Ulla,




y PIEZAS JlJSTlFICATlV ÁS. 19
srCClon, la cual declaró formalmente que can5.'ldos é indigna-
dos los ciudadanos de lo mucho que se l'etardaban los juicios,
forzarian las puel'tas de aquellos asilos, y sacrificarian á su
venganza los culpables que estaban encerrados en ellos ..... .
Mas no solo no se censuró aquella peticion que estaba conce-
bida en ]os términos mas desatinados, SillO que se la diél'on
aplausos.


e( El dia 25 Salier(ln de Paás como tillOS mil á mil y docien-
tos ciudadanos' armados para 3J.1oderarse de los presos que es-
taban detenidos en Ode<Jns. y trasladarlos á otl'a parle.


el Otras tristes noticias vit~jeron á aumentar la agitadon de
105 ánimos, anunciándose la traicion de Longwy y pocos dias
despues el sitio de Verdum.


«El 27 cscitó la asaml>lea nacional al departamento de Pa
ris y á los inmediatos á que contribuyesen con 30 mil hom-
bres armados pal'a marchar de prisa á las fronteras, y este
decreto causó un nuevo mo.vimiento que se combino con los
(Iue ya existian.


« El 31 se sublevó el pueblo con la absolucÍon de MOllt-
mOl'in, esparciéndose la voz de que se le habia salvado por
la perfidia de un comisario regio que habia engafíado á los
jurados.


e( En el momento misma se publicó la revelacion hecha POl'
un sentenciado, dc una trama ~di"'gida a dejar escapar á to-
dos los presos, que debian inmediatamente esparcirse por la
ciudad, entregaTse á todo género de escesos y apoderarse
del rey,


« Habia llegado la efervescencia a su colmo y el ayunta-
miento pal'a escitar el entusiasmo de los ciudadanos y Pl'O-
mover los alistami~ntos cívicos, habia acordado l'clmirlos con
:lparato en el campo de Marte, al estruendo del ('alíon.


(( Llegó el 2 de setiembre, en que se disparó el cafíouazo
de alarma y se tocó á rebato ... j Oh dia de duelo en que al
sonido hígubre y alarmante se precipitaron en las cárceles á
degollar y asesinar! Manuel y otros muchos diputados de la
asamblea nacional acudiel'oll a aquellos sitios sangrientos,
pcro sus esfuerzos fueron inútiles, pues sacrificahan l;ts víc-
timas hasta entre sus mismos brazos. Entre tanto me hallaba
yo en una falsa seguridad, sin sabe.' una palabl'a de aquellas
crueldades pOl'que hacia algun tiempo que 110 llIe daban cuen-
ta de nada. Súpelas pOI' fin , pero de una manera vaga, indi-
recta y desfigurada, añadiendo al mismo tiempo que todo es-
taba concluido. Dcspucs me fueron llegando los pormeuores




20
mas horribles, pero estaba íntimamente convencido de que n(1
volveria árepetirse el dia que habia alumbrado atIuellas espan-
tosas e~enas. Sin embargo continuaban estas, y escribi al co-
mandante general requiriélldole que enviase fuerzas á las cár--
celes; pero no respondió il los principios y tuve que escribirle
de nuevo. Díjome que habia dado sus órdenes, pero yo no
veia indicio alguno de que hubiesen sido egecutadas ; mas an-
tes iban siguiendo y entonces me fuÍ al consejo del ayunta-
miento, y desde allí á la cárcel de la Fuerza con muchos de
mis compañeros. Una multitud de ciudadanos pacíficos obs-
truia la calle que conduce á la prision , donde habia una cor-
tÍsima guardia. Entro en ella y jamas se borrará de mi memo-
ria ni de mi corazon el espectáculo que presencié. Vi dos re-
gidores cubiertos con su faja y tres hombres tranquilanlcnt e
sentados delante de una mesa con el libro de registro del al-
caide abierto ante sus ojos llamando por lista á los presos.
Otros hombres les interrogaban; otros hacian las funciones
de jurados y de jueces, y una ducena de verdugos con los,
brazos desnudos y cubiertos de sangre, unos con mazas,
otros con sables y cuchillos, que ejecutaban al instante las'
sentencias; muchos ciudadanos esperaban á fuera con impa-
ciencia el resultado de los juicios guardando el mas tl'iste si-
lencio cuando la sentencia era de l1l,uerte ,y dando gritos de
gozo cuando era de absolucion.


« y los hombres que juzgaban y los que ejecutaban los j ui-
cios gozaban de igual seguridad que si la ley les hubiese lid'
mado á desempeñar tales funciones; me ponderaban su justi-
cia , su atencion para distmguir los inocentes de los culpa-
bIes, y los servicios que habian hecho; solicitaban j quien lo'
creeria! que se les pagase el tiempo que habian empleado
allí. ... Yo estaba realmente confundido de oirles.


« Les hablé el lengua¡;e de la ley con aqllel sentimiento de
profunda indignacíon de que me hallaba penetrado y los hi-
ce salir á todos delante de mí. Pero apenas me hube retirado
cuando volvieron á entrar y aunque acudí de nuevo á otros
sitios paról. echarles de aHí, cHos acabaron por la noche su
horrible camiceria.


« Ahora bien, ¿ estos asesinatos fueron mandados y diri-
gidos por algunos hombres? Yo he tenido listas delante de
mis ojos, he recibido informes, he recogido algunos hechos,
y si tuviera precision de prollunciat' como juez no podria de-
cir : ese es el culpable.


'( Estoy persuadido á '(Iue tales crímenes 110 se hubieran




y PIEZAS JUSTIFICATIVAS.


ejecutado ó se. hubieran contenido si todos los que tenia n en
su mano la autoridad y la fuerza los hubiesen mirado con
horror; pero debo decirlo porque asies la verdad , qu~ mu-
chos de esos hombres públicos, de esos defensores de la pa-
tria, creian que aqllellas desastrosas jornadas eran necesa-
rias, que plll'gaban al imperio de homlwes peligrosos que ate-
morizaban á los conspiradores, y que semejantes crímenes
aunque fuesen odiosos segun la moral, era útiles segun la
politica.


u Sí, esto fué lo que contribuyó á entibiar el celo de aque-
llos á quienes la ley tenia encomendado el mantenimiento del
órdell y entregada la defensa de las personas y pl'opiedadei.


« De este ~nodo se comprende cómo pudieron enlazarse las
jornadas del ~ ,3, 4 y 5 de setiembre con la inmortal del 10
de agosto, y formar de ellas una serie del movimiento revo-
lucionario que se imprimió en aquel dia, el primero en los
anales de la república; pero yo no puedo resolverme á con-
fundir la gloria con la infamia, ni tÍ manchar ello de agosto
con los horrores de setiembre.


« En efecto la comision de vigilancia lanzó un mandamiento
de pl'ision contra el ministro Roland el dia 4 de setiembre
mientras que todavia duraban las matanzas. Súpolo Danton y
se vino inmediatamente al corregimiento acompañado de Ro-
bespierre y se enfadó mucho contra aquel acto arbitrario é
insensato, porque no hubiera perdido .l Roland sino á los
que le mandaban prender y asi hizo que se revocase y quedó
olvidado el asunto.


{( Yo tuve sobre :elIo una contestacion acalorada con Ro-
hespierre ,a quien siempre he hecho amargas reconvenciones
cal'a á cara, que la amistad ha modificado luego en su ausen ..
cia, y le dije: Robespicrre , usted hace mucho mal y sus de-
nuncias, illljuietudes , odios y sospechas tienen agitado al
pueblo. ¿ POI· qué no se esplica usted mas claro si es que tiene
verdaderas pruebas? Yo me opongo tÍ usted porque no ¡,"usto
mas que de la verdad ni quiero mas fjUe la libertad.


{( El me respondió que yo me dejaba prevenir por otros (jue
me indisponian contra d y estaba tratando diariamente con
enemigos suyos, como Brissot y todo su partido.


« Usted se engaña, le dige, Rohespierre, porque no hay
nadie que esté mas alerta contra las prevenciones que yo ,
sillo que juzgo é.l sangre fria asi los hombres como las cosas.


« Es verdad que trato COIl Brissot , aunquc le veo pocas ve-
fes, pero ustcd no le conoce y yo sí desde <fue éramos niños,




22 NOTAi'
y le he visto en momentos en (Jue el alma s~ muestra sin'
disfraz, y. se abandona sin resel'va á la amistad y confianza.
Me consta su desinteres y conozco sus principios que le ase-
guro á Vm. ser purísimos. Los que le suponen gefe de un par-
tido no tienen la mas ligera idea de su carácter, porque aun,..
que es hombre de luces y conocimientos, carece de aquella
reserva, disimulo y maneras persuasivas que constituyen á un
corifeo de putido , pudiendo asegurar á V m. por mas que le
sorprenda, que lejos de dominar él á los otros, es Jacilísimo
á dejarse engañar.


« Insistió Rohespierre pero sin salir de sus generalidades,
y entonces le dije, hablem06 claros, dígame Vm. 10 que real-
mente sepa y lo que tiene en su corazon.


Ce Pues hien, me dijo, yo le tengo por venditTo á Brulls-
wick.


c( j Jesus que disparate tan enorme! le repliqué. ESf) me
parece una verdadera locura, porque ¿ á quienJno:le ocurre
<Iue Brunswick seria el primero que le cOl'tase la .~abey.a? Y
Brissot no es tan loco que crea que ninguno de nosotros puede
capitular ser!amente sin esponer su vida. Dejémonos de se-
mejantes sospechas.


c( Mas volviendo á los sucesos, de que solo os he dado una
ligerisima idea, les diré que estos y algunos otros que prece-
dieron al dia 10 de agosto, y la coincidencia de los hechos
con una multitud de circunstancias han inclinado á creer que
algunos intrigantes habian querido apoderarse del pueblo,
para usurpar la autoridad por su medio, entre los cuales de-
signan abiertamente á Robespierre; se han iJo examiuando sus
relaciones, analizando su conducta, y apuntando las palabras
que se dice haberse escapado á uno de sus amigos, infirirndo
de todo ello quc Robcspierre lenia la ambicion insensata de
hacerse dictador de su pais.


C{ El carácter de Robespierre basta para esplicar todo lo
quc ha hecho. Rohespierr\! estrcmamente suspicaz y descon-
fiado, en todas partes no ve mas que intrigas, traiciones y
precipicios; su temperamento bilioso y su imaginacioll atra-
biliaria le pintan todos los objetos bajo los colores mas som-
brios ; imperioso en sus dictámenes, v sin escuchar mas que
á si mismo, no aguanta la contl'arietlad ,ni perdona jamas al
<¡ue orende su amOl' propio, y eomo no reconoce sus CiTO-
res, denuncia con ligereza y se irt'ita eon la menor sospecha;
siempre piensa (pie sc ocupan de él , con el IÍnico objdO de
perseguirle; pOlluera sus servicios y lnhla de sí mismo con




T MEZAS JUSTIF1CATlVA5. 23
poca reserva; no tiene idea (le las atenciones que deben gua lO.
darse, y por lo mismo perjudica las causas mismas que de-
fiende ; ansía mas (jue tooo los favores del pueblo y le hace
la corte sin cesar mendigando sus aplausos con aft'ctacion:
esta es su principal dehilidad, que se echa de ver en su vida
pública, y esto es lo que ha dado ocasion para que se crea
que aspira á los mas altos destinos y que quiere usurpar la
autoridad dictatoriíll.


({ Por lo qllc hace á mí , no puedo persuadirme á que semc-
jante quimera le haya pasado nunca por el pensamiento,
ni (1ue este sea cl objeto de sus deseos y ambiciono .


" Pero hay otro hombre que se ha empapado de esta idea
fantástica y no cesa de clamar por la dictadura como un be-
neficio para la Fl'ancia , y como el único gobierno que puc-
de salvarnos de la anarquia que él predica, y conducirnos á
la libertad y á la felicidad. El solicitaba este poder tiranico,
¿ pero para quien? Es imposible que lo creais, ni formeis idea
de á donde llega su vanidad i le pedia para sí mismo, para
Mal"at! Si su locura no fuese tan feroz, ciertamente no ha-
})ria cosa mas ridícula que un ente semejante, en quien la
naturaleza parece que ha marcado el sello de su reproba-
clOn.


NOTA 7 PAGINA 337 LINEA 24 TOMO III.


Vamos á copiar algunos por'menores tnteresantisimos acerca
oe las jornada~ de setiembre, que servirán para dar á conocer
bajo su verdadero aspecto aquellas horribles escenas. En los
jacohinos fu~ donde se hicieron las revelaciones mas impor-
tantes, á consecuent:Ía dc las disputas que se habían armadv
en la convencion.


Sesioll del lunes 29 de octubre 1792.


{( Clwbo(. Esta mañana anunció Loubet un hecho que es
esencial rectificar, pues no~ dijo que no er:m los homb¡'c5
del 10 de a~osto los que habían hecho la jornada del 2 de se-
tiembre ,y yo como testigo ocular, les dibo á ustedes que fue-
ron los mismos. Tambien nos dijo que no habia 200 perso·-
nas en. actividad, y yo puedo decir á ustedes que pasé por
debajo de una bóveda de diez mil sables, y sino que lo digan
13azirc, Colon y otros diputados que estaban con migo: dcs-




24 NOTAS
de el patio de los Frailes hasta la cárcel de la Abadia nece'-
sitaban estrecharse para abrirnos paso. Yo por mi parte co-
nocí á 150 confederados, y es imposible que Louvet y sus
aderentes no se hayan encontrado en estas eje(:llciones po-
pulares. Sin embargo no se da prueba de mucha humanidad
cuando á sangre fria se pronuncia un discurso como el de
Louvet , y lo que puedo decir es que despues de haberle oi-
do no quisiera acostarme junto á él por miedo de ser asesi-
nado. Yo exijo que declare Petion , si es cierto que no habia
mas de 200 hombres en aquella ejecucion ; pero es natural
que los -intrigantes se agarren de esa jornada acerca de la
cual no esta bastante ilustrada la Francia ... Ellos quieren
destruit· a los patriotas por mf'nor y van á espedir un decreto
de aCl/sacion contra Rob~spierJ'e ,Marat, Danton, Santerre,
y despues agregarán á Bazi,'e, Merlin , Chabot , Montaut y
aun á Grangeneuve sino se hubiera pasado á e1l05. Luego
propondrán otro decreto contl'a todo él arrabal de San An-
tonio, contra lás 48 secciones, V así seremos 800 mil hom-
bres decretados de acusacion , p'e ro es necesario que desean·
fi~n un poco de sus fuerzas, supuesto que piden el ostra-
cismo.


Sesion del lunes 5 de llofJiembre.


Fábre de Eglantine hace observaciones acerca de la jornada
del 2 de setiembre y asegura que fuéron los hombres del 10
de agosto quienes penetraron en las cárceles de la Ab.tdia ,
las de Orleans y las de Versalles. Dijo que en aquellos mo·
mentos de crisis habia visto á los mismos hombres venir á casa
de Danton y espliear su contento restreg.índose las manos,
y que uno de ellos deseaha mucho que fuese sacrificado Mo-
rande: añadió que habia visto en el jardín del ministerio de
negocios estrangeros al ministro Roland p,ílido y abatido, con
la cabeza apoyada contra un árbol y pidiendo la traslacion de
la con vencían á Tours ó á Blois. Añadió el opinante que so-
lo D.lIlton mostró la mayor energia de carácter en aquella
jamada; que este no desesperó nunca de la salud de la pa-
uia; que con solo dar una patada en el suelo hizo salit, milia-
res de defensores, y tuvo hastante moderacion para no abu-
sar de la especie de dictadura con que le habia revestido la
asamblea nacional, decretando que los que contrariasen las
operaciones ministeriales serian castigados de muerte. Deela-
ró des pues Fabre 'quc habia recibido una carta de Madama
Roland , en la cual le supliraha la esposa del ministro del in-




y ~IEZAS JUSTlFICATlYAS. 25
t-erior que se prestase á una táctica imaginada para sorpren-
der algunos decretos de la convencion , y pide el opinante
que la sociedad acuerde la redaccion de una memoria que
contenga tooos los pormenores históricos de los sucesos des-
de la ópoca de la absolucion de Lafayette hasta el dia.


« C/wbot. Son estos unos hechos que importa saber bien.
Insurreccionado el pueblo el dia 10 de agosto, queria sacri-
ficar .i los Suizos, y ciertamente que en aquella é.poca no se
tenian los bl'i~sotinos por los hombres del dia 10, supuesto
que venian á pedirnos que tuviésemos compasion de ellos; á
10 menos estas eran las palabras de Lassource. Yo fuí un Dios
aquel dia, puesto que salvé á 150 Suizos; solo y sin auxilio de
nadie cOlltuve al pueblo a la puerta de los fuldenses, que
(Iueria penetrar en la sala para sacrificar aquellos desgracia-
dos; los brissotinos temian entonces que la matanza no lle-
gase h.1sta ellos. Segun lo que yo habia hecho en la jornada
del 10 de agosto estaba esperando que el 2 de setiembre me
enviarian tambien en diputacioll al pueblo: pcro la comision
estraordinaria presidida entonces por el supremo Brissot , no
me escogió II mi sino á Dussaulx , bien que dándole por
acompañante .l Bazire. Sin embargo no se ignol'aha quienes
eran Jos hombres á propósito para influir en el pueblo y con-
tener la efusion (le sangre. Yo me encontré al paso de la di-
putacion y llazirc me instó y aun me obligó á juntarme con
ella; ¿ pero tcndria Dussaulx algunas instruccíones pal'ticula-


. res? LO'ignoro, mas lo que só muy bien es que no queria ceder
la palabra á nadie, y en medio de una reunion en que habría
diez mil hombres y entre ellos 150 Ma.'seIleses ,se subió so-
bre una silla y estuvo bastante torpe para quien tenia que di-
rigirse á hombres que estaban armados de puñales. Al fin
cuando va se pudo obtener éllgUll silencio le dirigí de pronto
estas palabras: « Si usted tiene un poco de travesura, puede
contener la efusion de sangre; dígalcs usted que es interes
suyo que cesen las matanzas, á fin de que los departamentos
no tl'Ilgan inquietud respecto a la seguridad de la convencÍon
nacional que va á reuuirse en Paris ..• » Dusaulx me escuchó
mlly bien, pcro fuese mala fe lÍ orgullo de viejo, no hizo na-
da de cuanto le había dicho, y con todo eso el es el lÍnico a
quien proclaman digno en la diputacion de Paris. Hay otro
hecho notable, y es que las matanzas de los presos de 01'-
leans no fueron obr~ de los Parisinos, debiendo parecer mu-
cho mas odioso este crimen, ya por estar mas lejano del 10
de agosto, ya por haber sido perpetrado por menor número


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26 NOT~S
(le hombres. Sin embargo los intrigantes apenas 11an hecllo
mencion de d, ni dicho una palahra de tiesapl'Obacion, solo
porque en él pe"eció un enemigo de Brissot, que rué el mi-
nistro de negocios estrangel'os que habia ~ucedido á su
protegido Narhonne ... Sí, yo por mi solo contuve al pueblo
á la puerta de los Fuldpnses cuando queria saCl·ificar á los
Suizos, con mayor razon hubiera podido la asamblea legisla-
ti va impedit· la (>fusion de sangre; y asi si hi1 habido algun
crimen en todo esto solo se debe' imputar á la asamblt'a legis-
lativa ó mas bien a Bl'issot, que es quien la dirigía entonces.


FJ!'í DE LAS NOTÁS D"iL AUTOR PERTENECIENTES AL TOMO m.




NOTAS
y


PIEZAS JUSTIFICATIVAS


DEL TOMO CUARTO.


-g-
NOTA loa PAGINA 69 LINEA 6 TOMO IV.


Entl'e las muchas opiniones curiosas que se han emitido
acerca de Marat y Robespierre no debemos omitir la que se
espresó en la sociedad de jacohinos en la sesion del domingo
23 de diciembre 1 í92 , porque no he visto otra qne pinte me-
jor el espÚ'itu y las disposiciones de aquel tiempo. Lo siguien-
te es un est¡'acto de ella:


« Leyó Dessiel1x la ('orresponrlenria, y C11 ella una carta
de una sociedad cuyo nombre hemos olvidado, la cual dió
motivo á una gran discllsion, fecunda en reflexiones impor-
tantes. Anullci"ba aque!la sociedad á la sociedad madre, que
era invariablemente adicta á los principios de los jacobinos,
y que no sc habia dejado alllcimer por las calumnias espar~
cidas, contl'u Marat y Robespierre , mas antes conservHba to-
da Sil cstimacioll y respeto á aquellos d05 incorruptibles ami-
gos del pueblo.


t( Se aplaudió lllucho la tal carta, pero se siguió á ella una
discusion que Brissot y Corsas habian anunciado la víspera,
como si fuesen profetas.


(1 Roberto: es muy de admirar que siempre se confundan
los nomhres de Mm'at y Rohespierl'e y es p,'eciso que esté
bien corrompido el espÍl'itu púhlico en los depnrtamcntos,
cuando no se hace ninguna dilf:l'encia entre estos dos defenso-
res del pueblo. Verda{l es que ambos tienen virtudes, porque
l\'Inrat es patriota y tiene cunlidadcs estimables, yo convengo
en ello; pel'o j qué diferen~ia entre él y H.obespierre! Este es
prudente y model'ado en sus juicios, en lugar de que Marat
es exagerado y no tiene aquel seso que caracteriza á Rohes-




2 NOTAS
pierrc. No basta sel' patriota, SillO (Juc se necesita servil' al
pueblo útilmente y ser reservauo en los medios de egecucion,
en 1,) cual lleva mil ventajas Rohespierl'e ti Mal'at.


« Ya es tiempo ciudadanos de descorrer el velo qut' oculta
la verdad á los ojos de los departamentos y de que sepan que
nosotros sabemos distinguil' ent¡·c Robespierl'c y MaraL Escri-
bamos á las sociedades filiales lo que pensamos acerca de es-
tos Jos ciudadan'os ,porque confieso á ustedes que no soy un
gran par·tidal·io de Mal'at. (Murmullos en las tribunas ~y en
llnagran parte de la sala.)


C( BOll1don : hace mucho tiempo' que hubie¡'amos debido
manifestal' ::f las sociedades afiliadas lo quc pellsamos de Ma-
rat , porql.l(, no se compl'ende como han podido confundir á
Mal'at con Robespierre. Este es un hombrc verdaderamente
virtuoso, á quien desde 1.\ revolucion acá no hemos tenido
ninguna ¡'cconVencioll quc hacc/'; Robcspicrrc es moderado
en sus ideas, en lugar de que Marat es un csaitol' fogoso
que perjudica mucho á los jacobinos (murmullos) ; y ademas
no debe perderse de vista que tamhien hace mucho daño á
la convencion nacional.


« Piensan los diputados que nosotl'Os somos partidarios de
Mal'at, yasi nos tienen pOI' maratistas , y cuando se conven-
zan de que sabemos apt'eciar á Marat, entonces vereis como
los diputados se incli.nan mas :.t la Montaña donde nos senta-
mos nosotros, y l~s vereÍs acudi,' al seno de esta sociedad,
así como las sociedades afiliadas volvcdn de su primel' estra-
vio y se l'eunirán de nuevo á la cuna de la libertad. Si Mal'at
es patriota, debe acceder á la mocion que voy á bacer. Es
menestel' que Marat se sacrifique á la causa de la libertad, y
yo propongo que se le bOl'l'e de la lista dc lus miembl'Os de
la SOCIedad.


« Esta mocion escitó algunos aplausos y violen tus murmu-
llos en una .parte oe la sala, y una estraordinaria agitacion en
las tribunas.


« Ya se acordarán ustedes que ocho días antes dc esta esce-
na tan nueva habia sido cubierto lVlarat de aplausos en la so-
ciedad ; y como el pueblo de las tribunas que tiene muy bue-
na memoria se acurdaha de ellos no pouia persuadirse::l que
tan de pronto se hubiesen cambiado tanto los ánimos; por
eso se indignó visiblemente de la proposicion de Boul'don,
pues el pueblo siemp¡'e ha defendido á su 'virtuoso amigo, y
no cree que en ocho dias haya podido desmerecet' de la so-
ciedad , pues pOI' mas que se diga que la ingratitud es Hna




T l'IBZA.S JUSTIFICA TIV AS. 3
'Virtud propia de las repúblicas, será muy dificil familiarizar
~I pueblo frances con esta clase de virtudes.


« De ningun modo ha ofendido al pueblo la reunion de los
dos nombres de Marat y Rohespierre, porqne habia largo
tiempo que estahan acostumbrados sus oidos á verlos juntos
en la correspondencia, y uespues de haber visto muchas ve-
ces con indignacion ese empeño de los clubs de otros depar--
tamentos de pedir que se horre á Marat , no ha querido hoy
apoyar la mocion de Bourdún.


« Un ciudadano de una sociedad filial llamó la atencion de
la sociedad, sobre el peligro de poner juntos los nombres de
Marat y Robespierre )' dijo: « En los departamentos se hace
mucha diferencia entre uno y otro, y les sorprende mucho
ver que la sociedad no diga una palabra de las diferencias que
existen entre estos dos patriotas. Por tanto prOpOl'lgo a la so-
ciedad , que desplles de haber decidido de la suerte de Marat,
'110 se vuelva á hablar de afiliacion, cuya palabra no debe
pronunciarse en una república, sino que se emplee .el tér-
mino de fraternizacion.


« Dujo'ura)' : me opongo a la mocion de que se horre a l\b·
Tat de la sociedad. (Aplausos vi¡JÍsimos. ) No negaré la dife-
rencia que hay entre Mar~t y Rohespicrre , pues aunque puc-
dan asemejarse estos dos escritores en su patriotismo, hay
entre ellos diferencias muy notables; ambos han servido la
causa del pueblo, pero por medios muy distintos. Robes-
pierre defendiendo los verdaderos principios con método,
firmeza y toda la prudencia conveniente; Marat por el con··
trario , se ha escedido muchas veces de los límites de la sana
Tazon y de la prudencia. Sin embargo~prescindiendo de la di·
ferencia que existe entre Marat y Rohespierre , no soy de die·
támen de que se le horre porque se puede ser justo sin ser in-
grato con Mal'at. Este nos ha sido útil y ha servido á la re-
volucion con valor.( Aplausos mu)' vivos asi en la sociedad co-
mo en las tribunas.) Seria una ingratitud hUl'rarle. (Si, si ,
gritaban de todas partes.) Marat ha sido un hombre necesario
y convíenen en las revoluciones esas cabezas infatigables,
capaces de rcunir los estados, y Marat es uno de aquellos
hombres raros que se necesitan para dcstmir el despotis-
:lUo. (Aplausos.)


« Concluyo pidiendo que sea descchada la mocion de BOlll'-
don, y que se limite á escribir á las sociedades afiliadas di-
ciéndolas la diferencia que hacemos entre Marat y Robcs-
pierre.,. (Aplausos.)




!j. NOTAS
Acordó 10 sociedad que no volviel'u á USJl'se deh 1)al"h1':1


aliliacion, míránd(')la como injuriosa á la igualdad republica-
na, y se sustituyó la de fl'aternizacion. Despues acordó qtlP
no se borrase el nombre de Marat de la lista de sus socios,
pero que se dirigiese una Cil'cular á todas las socie~ades que
tienen derecho de frater.nizacion en que se analizasen las re-
laciones , semejanzas, diferencias, conformidades y disfol'lllÍ-
dades que pueden encontrarse entre Marat y Robespierre ,á
fin ·de que todos los que fraternizen con los Jacobinos puedan
juzgar con conocimiento de causa acerca de los dos defensores
del pueblo y aprendan de una vez á separar dos nombres
que malamente se empeñan en poner siempre juntos.


NOTA 2, PA.GINA 213 ,LINEA 9, TOMO IV.


He aqui otro estracto de las memorias de Gual no menos
curioso que el precedente, por ser la mas esacta pintul'a que
se ha hecho hasta ahora de Robespierl'e y de las sospechas
que le atormentaban. Está en forma de diálogo.


u Apenas se enteró Rohespierre de que yo iba á hablarle de
las disputas de la convencion, cuando me dijo: todos esos di-
putados de la Gironda, ese Brissot, Louvet y Barbaroux son
unos contra--revolucionarios y conspil'adores. A.I Oil' esto no
pude dejar de reirme ,y mi risa le puso inmediatamente en-
colerizado diciéndome siempre es usted el mismo, y hasta en
la asamblea constituyente se le figuraba que los aristocraLas
gustaban de la revoluciono Se equivoca usted le repliqué,
pues lo único que pude creer entonces como ahora es que al-
gunos nobles no eran aristocratas, asi lo pensé de muchos, y
usted mismo lo esta pensando de algunos. Pude persuadirme á
fIue habriamos hecho algunas conversiones entre los mismo);
aristocratas , si de los dos medios que teniamos á nuestra dis-
posicion , la razon y la fuerza, hubiésemos empleado con mas
frecuencia el primero que el segundo, porque aquel era pro-
pio nuestro, y este otro puede pertenecer tambien á los tira-
1l0S. Créame usted, olvidemos esos peligros que ya hemos
vencido y no tienen conexion con los que nos amenazan hoy.
Entonces se hacia la guerra entre anllgos y enemigos de la li-
bertad,y hoy solose hace entre amigos y enemigos de la repú 4
hlica. Si se presentara la ocasion yo le diria á Louvet que es
una boberia tenerle á usted por realista, así como se lo digo
tambiell a usted de que tenga por tal á Louvet. Ustedes sc,pa-




-T PIEZAS JUSTIFICA TIV AS. ;)


T@~en mucho en SItS disputas á los molinistas y jansenistas,
pues todas rodahan sobre el modo con que obra la gracit\ en
lluestras almas, al mislllo tiempo que se acusaban recÍproca-
Ulente de que no creian en Dios. Plles si no son realistas, di-
jo Robrspierl'e ¿por qué han trabajilfl0 tanto pOI' salvar la vida.
de un rey? Apuesto que tamhien usted estaria inclinado á la
gracia, esto es á la clrmencia .... ¿ y qué importa el principio
por el cual se considerase justa y necesaria la muerte del ti-
rano? Lo cierto es que ni Brissot, ni los apelantes al pueblo
estaban por ella, y por consiguiente se infiere quP. su intento
era conservat' á la tirania los medios necesarios para volver á
levantarse. IgnOl'o ,le res-pondi yo, si la intencion de los
apelantes al pueblo era evitar la muerte de Calleto , y solo
]medo decir (pIe,la tal apelacion me pareció siempre impt'u-
dente y peligrosa; pero no por eso dejo de conceJú' como
pudieron muy hien aquellos que la votaron creer que la vida
de Capeto }wisionero podia ser mas útil en algunas circuns-
tancias que su m llcrte; tambien comprendo que pudiesen es-
tár en la persuasion de que aquel acto de atJelar al pueblo era
una manera digna y oportuna de hgnral' á una nacÍon repll-
l>licana á los ojos del mllndo entero, dandola ocasion de eger-
cer un gran acto de generosidad al mismo tiempo que de so-
heranía. Seguramente, me dijo, que presta usted bellísimas
intenciones á Ullas medidas que no aprueba, y á unos hom-
bres que no cesan de conspiral' por todas partes. ¿ Pero donde
conspit'a 11 ,le dige? En todas partes, en Paris, en toda Fran-
cia y en toda Europa. En Paris conspira Gensonne en el arra-
bal de S. Antonio, yendo de tienda en tienda á persuadir á
los mercaderes que nosotros los patriotas queremos saquear
sus almacenes; hace. mucho tiempo que la Gironda tiene for-
mado el proyecto de separarse de la Francia para rcunirse a
la Inglaterra, y los mismos corifeos de su diputac:ion son au-
tores de este plan que quieren llevar á caho:\ cualquier pre-
cio; Gensonne no lo disimula siquiera, sino que dice delan-
te de todo el mundo que ellos no son representantes de la
nacion sino plenipotenciarios de la Gironda. Bl'issot cons-
pira en su periódico, que es una trompeta de la guerra civil,
y ya se sabe como y á qué fue á Inglaterra, asi como no
ignoramos sus relaeiollós con ese Lebrull ministro de negocios
estrangeros, el cual es natural de Lieja , y criatUl'a de la casa
de Austria; el amigo mas Íntimo de Bl'issot es Claviere, y
Clavierc no ha dejado nunca de conspirar: Rabaut, traidor
millo protestante y filósofo, no ha tenido habilidad para ocul-




6 NOTAS
tamos su correspondencia con el cortesano y traidor Montes·
'Iuion ; hace 6 meses que trabajan junto~ en abril' la Savoya y
la Francia á los Piamonteses; Servan no fue nombrado gene-
ral del ejército de los Pi!'ineos con otro objeto que el de que
entregase las llaves de Francia ,\ los Españoles, y últimamen-
te ahi tiene usted a Dumouriez que ya no amenaza la Holandtt
~ino á Paris , y cuando llegó aqui ese Charlatan de heroismo
á quien yo queria poner preso, no comia todos los dias con la
Montaña sino con los ministros y los girondinos. - Como pOl'
ejemplo le díge tres ó cuatro veces en mi casa. - Estoy muy
cansado de la lel1olucioll y estoy enfermo; nunca corrió mayo-
l'es peligros la patria y dudo mucho que salga de ellos. Y en
medio de eso ¿ tiene usted todavía gana de reir y de creer que
esos hombres son muy honrados y muy buenos republicanos.
- N o, no tengo ganas de reir y hasta me cuesta mucho tr:l-
hajo contener las lágrimas cuando veo a los legisladores de
mi patria entregados a tales sospechas per tan ligeros funda-
mentos. Estoy seguro de que no hay una palabra de verdad
en cuanto usted sospecha, y todavia lo estoy mucho mas de
que esas sospechas son un peligro efectivo y muy grande.
Casi todos esos hombres son enemigos de usted, no lo dudo,
pero ninguno, esceptuando Dumouriez, es enemigo de la
república, y esta no correra peligro alguno con tal que todos
llstedes procuren ahogar esos ódios. - ¿ Querria usted acaso
proponerme que haga otra mocion como la del obispoLamou-
rette ? - No, pOl'que ya me han dado ustedes bastantes lec-
ciones para convencerme, segun lo que he visto en las tres
asambleas nacionales, que los mejores patríot.ls aborrecen
lnucho mas á sus enemigos que aman á su patria. Pero sí ten-
go una pregunta que hacer á usted, y deseo que lo piense an-
tes de respondel'me: ¿ no Ir queda á usted ninguna duda de lo
que acaba de decirme? - No, ninguna.- Entonces me se-
paré de él tan lleno de admil'acion como de asombro pOl' lo
tIue acababa de oir.


" Algunos días despues , saliendo del consejo ejecutivo, en-
contré á Salles que salia de la convencion nacional, y eran ya
las circunstancias tan serias que cuantas personas se encon-
traban, con tal que se estimasen unas á otras, no podian me-
nos de hablar de las cosas públicas; y asi le dije á Salles acer-
cándome á él ¿ Y que no hahria medio de terminar esas hOfl'i-
bies disputas ?- Oh si , me respondió, 10 espero; y tambien
que muy pronto arrancaré todas las mascaras que aun encu-
bren á esos perversos y .í sus horribles conspiraciones. Pero




V PIBZAS JU snFICA Ti \' AS.


ya sé que u:;teu tiene sicmpl'e una ciega confianza y que su
manía es no creer nada.- Se engaña usted; yo creo como los
demas, pero por presunciones y no pOl' sospechas; pOI' he-
chos demostrados y no por rumores imaginados. ¿ Porque me
supone usted tati incrédulo? ¿ Es acaso porque en 1789 no
quise creer ú usted cuando me aseguraba que Neckel' estdba
robando á lá tesoreria y que se habian visto pasar acémi-
las cargadas de oro y plata que llevaban millones á Ginevra?
Confieso que esa incredulidad ha llegado á ser inconegible en
mi, porque hoyes dia en que creo que Neckcr ha dejado
aqui mas millones suyos quc los que se ha llevado nuestl'Os á
Ginevra.- Necker era un tunante, aunque no tanto como los
inicuos qU\! nos rodean, y de estos es de quienes quisiera yo
hablar á usted si es que quiere oírme. Voy á decirselo á usted
todo porque todo 10 sé y tengo adivinadas todas sus tramas.
Las intrigas y crímenes de la Montaña principiaron con la 1'e-
volucÍon y el gefc de esa banda de picaros no es otro que el
duque de Orleaus ; el invento{' del plan ue todas las iniquida-
des que están cometiendo hace 5 años es el autor de esa iu-
fernal novela intitulaua las Relaciones peligrosas. Tambien era
cómplice slIyo el traidor Lafayette , quien aparentando cortar
la intriga desde su origen, envió á Orleans a Inglatena para
arreglarlo todo con pitt , con el príncipe de Galles y con eL
gahinete hritánico. En ella estaha tambien metido l\1irabeau,
'Iue recihía dinero dell'ey para ocultar sus relaciones con 01'-
Lean:;, y á este le sacaba mucho mas para servirle. Lo que iu-
tentaba principalmente el partido de Orlealls era que los ja-
cobinos entrasen cn sus designios, y no atreviéndose á pro-
ponerlo directamente, se valieron de los franciscanos. Estos
se vendieron enteramente á él Y note usted tIue los francisca-
nos siempre IWII sido IlH'Il0S numerosos que los jacobinos, y
metido siempre menos ruido, porque aunque ,quisieran que
todo el mundo fuese instrllmento suyo, no quieren que todo
el mundo esté eu el secreto. Siempre los franciscanos hall sido
el selilÍlIt'l'o de lus cUllspiradores ,y allí es donde Dantoll,
el mas peligroso de todos les forma y les educa en la audacia
y en la mentira, mientras que Maral les acostumLra lt las
matanzas y carnicerias: alli es donde se ejercitan en el papel
cIlle han de represeutal' luego en los jacobillos; de suerte que
estos últimos pensando que dirigen á la FI'ancia, son ello:i
JlIismos dit'igidos sin notado por los li'allciscanos. Estos que al
parecer están cscolldidos eu un rincon de Paris, lIe"ocian
COIl I.t Europa y ticncu Pllviados ell todas las cortes (IlI~ han




NOTAS


juradu la ruina de nuestra libertad: el hecho es seguro y ten:.
go la prueba dc él. lj ltimamente los franciscanos han hundido·
un trono en an'oyos de sangre para levantar otro, y no ig-
¡¡oran que dlado derecho, donde existt'n todas las virtudes,
es tambien el sitio donde están los verdaderos republicanos,
y cuando nos acusan de realismo es porque necesitan ese pre-
testo paFa desencadenar contra nosotros los furores de la
multitud; es porque es mas facil encontrar contra nosotros
puñales qHe razones. En cada conjuracion hay por lo menos
tres Ó cuatro, porque cuanclo esté degollado toJo el lado'
derecho, llegará el duque de York para sentarse en el trono,
y Orleans~ que es (Iuien se le ha prometido, le asesinara; mas
este será asesinado tamhien por Murat, Danton y Robes-
pierre , que le tieuen hecha igual promesa, y los tl'iunvil'Os se
repal,tirim la Francia, cubierta de cenizas y de sangre, hasta
que el mas habil de ellos, que será Danton, asesine ú los otros'
dos y reine solo, primero con el título de dictéldol' ,y JuegO'
sin disfraz con el de rey. Ese es su plan, no lo dude usted y
yo lo be descubierto ;i fuerza de pensal' en él. como todo lo
prueba hasta la evidencia; observe usted cómo todas las cir-
~l1nstancias se enlazan ullas Cal); otras, en términos que
llO hay siquiera un hecho de la revolucion que no haga p¡ll1te
y prueba. de estas. hOFribles tl'.l\nas. Conozco <¡'ue se admira
lIstcd , ¿y le quedará todavia alguna duda? - En efecto, le
dige, estoy admirado, pero digame usted ¿ hay muchos de su
lado que piensen como usted sobre todo esto? To(los ó casi
todos. Condol'cct me ha pUC5tO algunas vecf'S ciertas objec-
ciones ; Sieyes habla poco con nosotros; Rahaut tiene otro
Vlan distinto que en ciertas cosas se acerca al mio y en otras
se aleja de él ; pero todos los domas estan tan seguros como
yo de cuanto acabo de decir, y todos COllocen la Ilecesidad de
obral' prontamente, y panel' manos i.Í. la obra con el Jin de
cv itar tantos crímenes y desgracias y no perder del todo el
fruto de una rcyolllcion que nos ha costado tanto. Hay miem-
bros en el lado derecho que no tienen mucha confianza en
usted, pero yo , que he sido su eompañf'l'o y sé (Iue es hom-
hre de bien y un amigo de la libertad, les he ascgmado que
será usted nuestro V nos avudar<Í con todós los recursos de
su destino (IlIe est(;n á su "Jisposi,;io/l, ¿ Le queda á usted al-
~utJa duda sobre todú lo que le he dicho de esos inicuos? -
~cria yo muy indigno, le I epliqué, de la estilllacioll (Ille usted,
me malliricsta, si le dejase ell la pel'SUaSiOll de que tellgo pOI'
t;ÍI,.'l'lo tütlo ese pbu (iue usted alribuye ~\ 5llS enemigos. Cua . ll-




y PIEZAS JUSTIFICATIY AS. 9
~s mas hechos acumula usted, y mas hombres y mas cosas
para tenerle por verosimil menos me lo parece a mi. La ma-
yor parte de los hechos de que usted compone el tejido de
ese plan han tenido un objeto que no hay necesidad de re-
cargar y que se presenta por sÍmismo, mientras que usted les
atribuye uno que no se presenta por sí mismo sino que es
menester fJ·aguarle. Es necesario tener pruebas para apar-
tarse de toda esplicacion natural y otras nuevas pruebas pa-
ra hacer adoptar otra que usted presenta naturalmente. Por
egemplo todo el mundo cree que I~afayette y Orleans eran
enemigos, y que solo para libertar a Paris, la Francia y la
asamblea nacional de muchas inquietudes se le instó ó mas
bien obligó a Orleáns a alejarse por algun tiempo de Francia,
y asi es menester demostrar, no con un simple aserto sin~.
con pruebas 1.0 que no eran enemigos; ~.o que el'an cómpli-
ces; 3. o que el viage de Orleans a Inglaterra tuvo por objeto
L1 ejecllcion de sus intrigas. Yo sé muy bien que con este mé-
todo rigurosamente lógico de raciocinar, se espone uno á
dejar correr los crimenes y las desgvacias,. sin descubrirlas
Di contenerlas por medio de la prevision : pero tambien sé
que enlregandose uno a su imaginacion no se bace otra cosa
{Jlle fundar sistern<ls sobre sucesos pasados y futurJs ; se piel'-
den todos los medios de discernir y apreciar los aconteci-
mientos actuales, y mientras se sueña en millar'es de ah'ocida-
des que ninguno piensa en cometer, se quita la facultad de
ver con certeza las que nos amenazan.; y se obliga a los ene-
migos poco escrupulosos, a caer en la tentacion de cometer-
las cuando nunca hubieran pensado en ellas. Yo no dudo
que hayal rededor de nosotros muchos perversos, ya por, el
desencadenamiento de las pasiones, ya porque los pague el
01'0 estrangero. Pero cl·¡.'>ame IIsted que por mas odiosos que
sean sus proyectos, no son tan vastos ni tan complicados
como usted 1(\ cree. Hay en esto muchos mas ladrones y ase-
sinos que verdaderos conspiradores, como que entre estos
últimos solo se deben con tal' á los reyes de Europa. y ajas pa.
siones mismas de los republicanos. Para rechazal' aquellos bas-
tan y aun sobran nuestros ejércitos; pero para impedir que nos
devoren nuestras propias pasiones nu hay mas que un solo me-
dio, que es el darse prisa d. organizal' un gobierno fuerte y qne
merezca confianza. Mas en el estado áquevuestras disputas re-
ducen el gohiel'l1o actual, aunque estuviese compuesta una de-
mocracia de 2:1 lllilLones de angelcs, no tardaria en ser presa de
los furores, la disco1'lli:l y el orgullo; seria uecesario, como




10 NOTAS
dijo Juan Jacobo , 2.5 millones de Dioses, y hasta ahor.! nin'-
guno ha discurrido que haya tantos. Persuádase usted amigo
Salles que no es posible haya entre los hombres y en las gran-
des asambleas solo dioses en un lado y solo diahlos en otro.
Mientras haya hombres de interE'ses y opiniones opuestas, has-
ta los que son buenos tendrán pasiones malas, y entre los mis-
mos malos si se procura penetrar en sus almas con suavidad y
paciellcia,se vera que son susceptibles de impresiones buenasy
rectas. Yo he observado en mi mismo la prueba evidente é ir-
recusable de la mitad por lo men os de esta verdad: creo que soy
bueno, y tan bueno seguramente como cualquiera de ustedes,
pero cuando en lugar de refutar mis opiniones con lógica y con
buena intencion me las refutan con sospechas ó con injurias,
me veo tentado a dejar á un lado el raciocinio y mirar si están,
bien cal'gadas mis pistolas. Dos veces me han hecho ustedes·
ministro, yen ambas me han hecho un flaco servicio, en tér-
minos que á no ser pOl' los peligros que ustedes y a mí nos 1'0-
dean, hubiera dejado inmediatamente el puesto; pero un hom-
bre de bien no pide su licencia la víspera de una batalla. Co-
nozco que esta no está lejos, y como sé que ambos partidos han,
de tirar ustedes contra mí, por eso solo me resuelvo á perma-
ne~er. Nunca dejaré de deciros cuanto mi corazon y con-
ciencia me dicten, pero deben te n el' entendido que no escucha-
ré mas que a ellas, y no á las de ningun otro hombre sea quien.
quiera: porque no he de haber pasado 30 años de mi vida en
adquirir la verdadera luz que debe alumbrarme para deJ<lrm e
luego guiar por la linterna de los demas.


« Nos separamos Salles y yó, Y nos dimos un abrazo como·
cuaudo el"amos compañeros en la asamblea Gonstituyente.»)


FIN DE LAS NOTAS DEL AUTOR PERTENECIENTES AL TOMO IYo




TABLA
DE LOS


CAPITULOS QUE CONTIENE ESTE TO~IO~


CAPITULO PRIMERO.


Estado de los partidos' t'n el momento del proceso d~ ~uis,
XVI.- Carácter y opiniones de los miembros del mInIste-
rio en aquella época, Roland, Pache , Lebrun, Garat,
Monge y Claviere.- Pormenores acerca de la vida inte-
rior de la familia real en la torre del Temple.-Principio
de la discusion sobre el juicio de Luis XVI: resúmen de los
debates; opinion de Sto Just.- Estado fatal de las subsis-
tencias: pormenores y cuestioues de economia política.
- Discurso de Robespierre sobre el juicio del rey.- L¿t
convencion decreta que el rey será juzgado por ella.- Pa-
peles encontrados en el armario de Itierro.- Primer inter-
rogatorio de Luis XVI en la convencion.- Choque de opi-
niones é intereses durante el proceso, inquietud de los ja-
coLinos.- Situacion del duque de Orleans ; propónese su
des tierro pago 3.


CAPITULO II.


Continuacion del proceso de l .. uis XVI. Su defensa. - Deba-
tes tumultuosos en la convencion -Proponen los girondi-
nos la apelacion al pu~b)o; opinion del diputado Salles ;.
discur;5o de Robespierre; discurso de Vergniaud. - Qué
cuestiones se propusieron. Luis XVI es declarado culpa-
ble y condenado á muerte, sin apelacion al pueblo y sin
que se suspendiese la ejecucion. Pormenores acerca de los
debates y votos emitidos. - Asesinato del diputado Lepe-
lJetiel'-Saint-Fargeau. Agitacion de Paris. - Despedida de
Luis XVI de su familia. Sus últimos momentos en la pri-
sion y en el cadalso . 91.


CAPITULO III.


Situacion de los partidos despues de la muerte de Luis XVI.
- Mudanzas en el pod'?!' ejecutivo. Retirada de Roland;.




numTJran á Beurnonville ministro de la guerra en rugar d~
Pache. - Sitllacion de la Francia respecto á las potencias
estrangel'as; papel que hace la Inglaterra ; política de Pitt.
- Estado de nuestros ejércitos en el Norte; anarquia en·
Bélgica de resultas del gobier.no revolucionario. -Viene
Dumouriez otra vez á Paris ; su oposicion á los jacobinos.
- Segunda coalicion contra la Francia 1 planes de defensa·
general propuestos por Dumouriez. - Leva de trescientos
mil hombres. Invasion de la Holanda :por Dumouriez ; por
menores de los planes y operaciones militares.-Nombra-
miento de Pache para el corregimiento de Paris. - Agita-
ciones oe los partidos en la capital; su fisonomia, lt>ngua ...
ge é ideas en el ayuntamiento, en los jacobinos yen las sec-
ciones. -- Asonadas en Paris con ocasion de los víveres;
saqueo de las tiendas de comestibles.-Continuacion de la
]ücha entl'e girondinos y montañeses; sus fuerzas y recur-
sos. - Reveses de nuestl'OS ejércitos enel Norte. 1>ecrelos
revolucionarios para la defensa del pa.is. - Fundacion del
tribunal crimillal estraol'dinario; sesiones tumultuosas de la
asamblea. con este motivo; sucesos de la tarde del 10
de ~arzo; proyecto matogl'ado de ataque contra la con-
venClOn. 157.


CAPITULO IV.


Continuacion de nuestros reveses militares; Jel'rota de Nel'-
winde. -Primeras negociaciones de DUIll<lllricz con el ene-
migo; sus proyectos de contrarevolucion ; trata con el ene-
migo. - Evacuacion de la Bélgica. -- Primeros alborotos
en el Oeste; movimientos insurreccionales en el Vendeé.-
Decretos revolucionarios. Desal'mamiento de los sospecho-
sos. - Conversacion de DllmOllrÍez con los emisarios de los
jacobinos. - Manda arrcstar y entregar á los Austriacos los
comisarios de la convencion. - Decreto contra los Borbo-
nes. Arresto del Duque de Orleans y de su familia. -- Du-
mouriez abandonado de su ejército despues dc su tl'aieion ,
se refugia en el campo de los Imperiales. Opinion acer-
ca de este general. - Mudanzas en los mandos de los ejér .
citos del Norte y del Rhin. Nómbrase <l Buchotte minis-
tro de la guerra en lugal' de Beurnonville ,í quien se des-
tituyó . ~iL




===s::- ._~


INDICE DE LAS NOTAS BIOGRAFICAS
CONTENIDAS EN ESTE TOMO.


Alhittc pago 88. Lalloue ~63.
Amar 266. Lecointl'c. 149'
Bancal. 325. Lehardy


·
147·


Bassano 254. Lejellne
·


85.
BOllchoUe 32 7. IJepelletier . J54·
Bourdon . 32~. Lindet . 265 .
BUl'ke . . 253. Linieres 268 .
Cambaceres . 263. Mack


·
321.


ClIambon. 77· Mailhe. 148.
Chaumctte 258. Morisson. 80.
Chauvelin 252. Nocl


·
1/.6.


Crancé 25 7. Ocariz. 150.
Descze 1/.5. París


·


153.
Desliellx 261. Pereira 324·
Donai . 150. Philipeallx 84·
Dllbtásson 32. 3. Pino 243.
DlIchatel . 150. Proly . 32.4·
Duhcm 26 7. Quincttc 325.
Fauchet 81. Rewbel 85.
}'ame . 80. ROllX 154·
}'erralld 2. 69' ROllzet 80.
}'irmont 153. Ruault. 321.
}'onfl'cdc. 262. Sto André. 83.
J<'ox 2/19· Sto GeorL!es u 32 7.
Camoll 202.. Sto Just


·
78.


Grollvellc 152. Serres. 145.
Guzman 2. 71. Treilhal'd. 87·
Has'icnfratz 77· Valazé. ¡8.
Hcbcrt 260. Vadet. 2.7°·
Kervclegan 27°· 'Vaudaleincoul't. ] 46.
Lafon. 1/.6. 'Vittengoff 87-
Lalllarque 326.