ANIFIESTO
}

M ANIFIESTO


DE LA NACION ESPAÑOLA


Á LA EUROPA..




( 2
."44' 44i$4


41.


1,7no\y-


aciones, Pueblos de Europa, Príncipes que estais
á su frente, hombres buenos de todas clases, de to-
dos estados, la Nacion Española, y en su nombre la
Junta Gubernativa, á quien por el cautiverio injusto
y alevoso de su Rey ha confiado la autoridad, va á
poner de manifiesto ante vosotros la serie de desgra-
cias y agravios que ha padecido; y haciendoos una
pintura fiel de su situacion actual y de sus designios,
reclama con confianza vuestra compasion hácia sus
infortunios, y vuestro interes por su suerte.


El mundo es testigo de la adhesio n constante de
España á la Francia, y de la amistad no interumpi-
da que la ha guardado por el intervalo de un siglo.
Una misma era la guerra, una la paz, unas las alian-
zas, unas las relaciones. Mas la Fra ncia por mas pre-
ponderante en Europa, y por el mayor influxo de
sus Reyes, considerados como rama principal de la
familia, era la que designaba las empresas y dirigía
el movimiento: por consiguiente todos los beneficios
de semejante union eran suyos, sin que á España
quedase otra utilidad ni otra gloria, que ser el pri-
mero y mas grande instrumento del poder osten-
toso de su aliada,




14 Y,
Rompiéronse estos lazos con la revolucion; y la


expulsion de los Borbolles del trono francos aca-
bó para siempre coa el pacto de familia. Otras mi-
ras, otras relaciones políticas, otra actitud exterior
Convenian á la Monarquía Española .ed aquellas cir-
cunstancias, y Cárlos IV pareció adoptarlas guando
en 1793 se declaró contra la Francia, y unió sus
fuerzas á la grande coalicioni:europea. Mas el in-
iluxo arbitrario que ya tenia en nuestras deliberacio-
nes el :Favorito que nos ha perdido, dirigió misera-
blemente las operaciones militares en el tiempo de.
la lucha, y nuestras. «transacciones .diplomáticas al
tiempo de la paz. Á :una guerra infeliz se siguió
una paz -vergonzosa: á está paz vergonzosa una.
ruinosa y desigual .alianza, y desde entonces has-
ta ahora España., atada..al carro de la Francia, ha.
tenido que seguir .servilmente su violento y rápido
movimiento.


Porque todas las - ,ventájas estaban de parte de
ellos: los frutos .de su Industria vivificada con nues-
ifos tesoros se: -,expendian .en España y en la América
Española: suyos eran nuestros exércitos, suyos nues-
tros puertos, suyos nuestros navíos y suyas, puede
tambien decirse, nuestras colonias. A esta-rela-
cion pública de POterid.a á Potencia eran consi-
viientes la buena -fe y la adhesion de-los particulai.
.ses: siempre los recibiamos como hermanos, y en


(5 y
sus dos expediciones á España, nuestros paisanos se
han privado del pan, aun en tiempos de suma cares-
tía, para proporcionado á sus tropas, y hasta las
mugeres que acababan de dar á luz sus hijos aban-
donaban sus lechos y los cedian á sus soldados. Que
se acuerden de esto los Franceses: los que conserven
algun pudor para avergonzarse, y los que no, para
calificar las miras politicas del hombre, -á quien han
fiado sus intereses, y que por contentar la sed hidró-
pica de mando que le abrasa ha privado para siem-
pre á su Nacion de tan inmensos .beneticios..


.¿Y quáles han sido en recompensa los que ha
sacado España de la alianza antes del indigno rom-
pimiento? Dos guerras marítimas igualmente fata-
les: nuestras esquad'ras sacrificadas .al antojo de
nuestros aliados: colonias importantes perdídas: cor-
tado con la interrupcion de nuestras relaciones en
América el nervio principal de nuestra industria: la
Luisiana .cedida á los Franceses por la Etruria, y
vendida .al instante por ellos, contra la expresa con-
vencion estipulada de no enagenarse nunca: la tru-
ria, precio de esta cesion, y de sumas inmensas de
dinero, arrancada al fin violentamente al Príncipe
que la poseia: un raudal de plata y .oro que corria
sin cesar de España á Francia para apagar la insa-
ciable codicia de-sus gobernantes: en fin, la admi-
nistracion inepta del Favorito, que sostenida y pro




( 6 )
tegida por ellos, es otro de los amargos frutos que
su amistad nos ha producido.


El principio constante y único que dirigía en sus
operaciones á nuestro Gabinete, era no desconten-
tar á los Franceses. El Privado de Cárlos, que siem-
pre los miraba como los executores de su ruina, lo
sacrificaba todo á su conservacion propia, y no hu-
bo linage de baxezas y de condescendencias viles
que no tuviese con ellos. Desconocieron nuestros
Príncipes el gran principio de que la mejor, la sola
defensa contra las agresiones de un ambicioso es el
amor y la reverencia de los Pueblos. De engaño en
engaño, de cesion en cesion, adormecidos en un fa-
tal letargo se iban llevando á su ruina, y todavia
lo esperaban todo del pérfido que tan indignamente
los engañaba.


La llama funesta, que en la carrera de sus
estragos había devorado la Italia y la Holanda,
trastornado el órden pólitico de la Alemania, y
arruinado á la Prusia; atajada en su camino por
la paz de Tilsit, retrocedió con fuerza á exercer
sus furores en el Ocidente. La ocupacion injusta de
Portugal, y unas soñadas expediciones al África, fue-
ron el pretexto con que se empezaron á introducir
tropas Francesas en España; y el ofrecimiento de
una soberanía en aquel Reyno, el cebo con que hizo
caer al Favorito en el lazo que le armaba. Añadió;


7 )
se á estas disposiciones el suceso escandaloso del Es-
corial, efecto funesto de la division de la Real Fa-
milia, precipitado por las intrigas viles y secretas
de los Franceses. La España y la Europa oyeron
atónitas la inculpacion de parricidio intentada pú-
blicamente por Cárlos IV á su sucesor, y recla-
mar un padre la espada de la justicia contra lós
supuestos atentados de su primógenito: pero la Eu-
ropa y la España negaron su asenso á semejante
cálumnia, y no mancharon ni aun con la duda la
inocencia de un Príncipe virtuoso. Desayrado, per-
seguido, privado del amor y de la confianza de sus
padres; su respeto y su obediencia no se Rabian
desmentido jamas, y su verdadero delito era ser
temido y aborrecido del Privado. No se atrevió el
infame á consumar el crimen, y aterrado con el
silencio de reprobacion que advirtió en la lealtad
Española, se retraxo de su abominable intento, y
dió este paso mas hacia su precipicio.


Entre tanto las tropas Francesas entraban en
España; y Napoleon, que veía en tau vergonzoso
debate la mejor ocasion para sus intentos, dió- la
señal de obrar á sus Generales. Las fortalezas de
Pamplona, Barcelona y Figueras fueron alevosamen-
te ocupadas por soldados que estaban recibidos co-
mo amigos en aquellos Pueblos. Al saberse esta in-
fraccion «de las leyes de la hospitalidad y de laso...h.,-




( 8 ) )
confianza, se alarmó todo el Reyno y se estreme-
ció el Gobierno; pero este débil ya para oponerse
abiertamente, tuvo que contentarse con las vanas
disculpas que los Franceses le dieron, y se volvió
á adormecer. Acercábanse ya á la Capital, y el
misterio de sus designios, y la afectacion con que
en sus discursos públicos honraban á la Nacion,
sin mentar para nada á sus Reyes,. aumentaban la
inquietud y los temores,. destruian las esperanzas
de los incautos, que creyeron al principio que solo
venias á destruir la tiranía de Godoy; y él, desea-
ganado al fin de que sus intenciones no le eran
favorables, dispuso precipitadamente la partida de
la Corte á Andalucía para desde allí trasladarse.
á América con ella..


Este fue el término de la paciencia Española,
que ya se vió en el caso de no tener esperanzas
á que acogerse, ni respetos que guardar. Miróse
el Pueblo desamparado de sus Principes, sin gobier-
no, sin proteccion, abandonado á la merced de
los extra ngeros, y expuesto á la suerte de Portu-
gal, donde recibidos sin resistencia haban por pri-
mer ensayo de reforma confiscado todas las pro-
piedades públicas y particulares, y designado la
contribucion inmensa que debía servir á su res-
cate. Alzó pues la voz, y no consintió en la par-
tida de la Familia Real: el Favorito cayó pre-


cipitad á la nada, de donde jamas debió salir; y
sus protectores, no queriendo, ó no sabiendo rey-
nar sin él, abdicaron el trono en su heredera.
FERNANDO VII fue solemne y generalmente acla-
mado y reconocido Rey por el Pueblo que le ha-
bía de obedecer: la Nacion se vió súbitamente re-
nacer de muerte á vida: la confianza volvió á
reynar en los corazones, y la felicidad y lz
alegría rebosaban en todas partes. Ningunos mas
bien que los Franceses pueden, si quieren alguna
vez hablar verdad, deponer de esta una nimidad de
sentimientos, de este gozo universal, de estas acla-
maciones y aplausos verdaderamente nacionales,
• No se rompieron con semejante mudanza las
relaciones políticas, que todavía en apariencia es-
trechaban á las dos Naciones, y las providencias
públicas y secretas que desde el instante de su
exáltacion tomó el jóven Monarca fueron princi-
palmente dirigidas á estrechar y consolidar estas
vínculos. Príncipe de Asturias había buscado la
amistad de Napoleon, implorado su proteccion con-
tra la opresion en que se hallaba, y manifestado,
sus deseos de enlazarse á su familia. Monarca de.
España y de Indias hizo profesion de los mismos
Sentimientos; envió una embaxada solemne y ex-
traordinaria á anunciar al Emperador su exáltacion
al trono; reiteró la demanda del enlaze; noticioso


2




( )
de que se acercaba á España, enviónáilst-Iniolfaennte 1111
hermano á cumplimentarle ; y el
salió á recibirle, guando á conseqüencia de las
noticias dadas por sus fementidos emisarios, creyó
que le encontraría dentro de los límites de sus
Rey nos.


Á qualquiera hombre por feroz y malvado que
fuese, si hubiera conservado algo de humano, desar-
maran estas demostraciones de amistad y confianza.
Napoleon prosiguió á favor de •ellas la horrible tra-
ma de sus artificios, y el inocente Monarca enga-
llado sale de Búrgos á Vitoria, de Vitoria á la
raya, de la raya á Bayona, donde encuentra por
fin á su aliado, que luego que le tiene en su po-
der, le intima que renuncie en .él la corona que
sus Pueblos hablan ceñido á sus sienes. Para ven-
cer la resistencia que encuentra en el Príncipe Es-
pañol á tan indigna propuesta, hace llevar tambien
á Bayona á los Reyes Padres, que ya seducidos
por •sus intrigas secretas habían .reclamado contra
la abdicacion. Allí, haciendose .defensor de los
derechos del Padre contra el Hijo, valiendose del
respeto filial, jamas desmentido en el pecho vir-
tuoso •de FERNANDO, y abusando de la triste si-
tuacion de unos y otros, obliga al Hijo á que res-
tituya la corona á su Padre, y al Padre á que la
renuncie .á favor 'del mismo Napoleon.


"-( I I )
Zy laeraqual posicion, quáles los sentimien-


tos del Pueblo Español mientras se preparaba y se
executaba esta escena tiránica y vergonzosa; mien-
tras se violaban así todas las leyes fundamentales
de la Monarquía, y se contraríaban todos los deseos
de la voluntad nacional? Contenido en los límites
de su lealtad acendrada y de su amor al órden,
mientras que tuvo esperanza de que su Rey fuese
reconocido,. no hizo demostracion ninguna de dis-
gusto ni impaciencia con los Franceses, que alojados
en la Capital y en sus cercanías, se valían del
nombre de FERNANDO y de su Gobierno para dis-
frutar el noble hospedage y los obsequios de la ge-
nerosidad española. Mas guando, vió que el Rey,
á pesar de las promesas que había. hecho al par-
tir, no volvía; guando entreoyó las tramas horri-
bles que se fraguaban en. Bayona; guando vió es-
parcirse papeles incendiarios, desacreditando la fe-
liz revolucion que acababa de hacer; guando en
fin miró arrancar del alcazar de sus abuelos los
.11 1tirnos restos de la Familia Real; entonces el des-
contento prorumpió en quejas y en clamores, y
el furor comprimido empezó á anunciar el ine vi-
table rompimiento.


Aprovecharon los Franccses esta violenta dispo-
sicion de los ánimos, y sus atroces manejos dis-
pusieron y precipitaron el suceso memorable del




( 1 2 )


2 de Mayo. Querían ya desplegar las medidas del
terror, pareciendoles que abatiendo á la Capital
abatirían á la Nacion toda, y asieron el primer
pretexto que les ofreció un lance que por vial
pacíficas pudo ser fácilmente cortado. Impacientes
de sangre y de tiranía tiraron de improviso so-
bre el Pueblo, que aun no les había hecho mal
alguno, y extendieron sus columnas homicidas por
las calles pacíficas de Madrid. Corrieron sus habi-
tantes indignados á las ármas, y brazo á brazo,
cuerpo á cuerpo arrostraban los batallones, y sa-
bían hacerles mal, y recibir la muerte con mas
valor que el que manifestaban sus viles asesinos
en medio de la fuerza de su disciplina y de la
union de sus filas. La sangre corría; y el vecin-
dario aunque excesivamente desigual en número,
aunque abandonado de su Gobierno, aunque no
estaba sostenido ni dirigido por los militares, á
quienes las órdenes mas estrechas contenian en
sus quarteles„ sostenía la lucha con teson, y en
muchas partes con ventaja, guando las voces de
paz y de concordia, salidas de las bocas de sus Ma-
gistrados, le contuvieron y desarmaron.


Cesó el combate, y empezó el horror: los bár-
baros . Franceses ocuparon militarmente á todo Ma-
drid, y comenzaron á detener á quantos paisanos
encontraban con armas ó con utensilios que lo


( r 3 )
pareciesen; y éstos infelices, sin juició, sin prepa-
racion, fueron en la noche y mañana siguientes ar-


*
eabuceados con la mayor barbárie á la vista de


mInterru.hogares piase el silencio terrible de-sus
aquella noche cruel con el estallido de los tiros
y con los . alaridos de los que morian, y los bue-
nos Españoles comprimidos y desarmados no po-
dían prestar á sus hermanos ni proteccion ni ven-
ganza.


Aquel funesto dia . puso en manos de los Fran-
ceses la autoridad primera del Estado, y las renun-
cias de Bayona, que al instante aparecieron, anun-
ciaron á la Monarquía que su suerte debía ya de-
pender del arbitrio de Napoleon.. Este cedió la Co-
rona Española á su hermano Josef; y á fin de dar
á estos actos una autoridad risible, propia de la
charlatanería Francesa, se convocó á. Bayona una
Junta de Españoles, vendidos unos, débiles otros,
nulos los mas; los quales sin comision ni repre-
sentacion pública prestaron sus firmas y su apro-
bación al miserable índice, que Napoleon y sus
Secretarios decoraron con el pomposo título de Coas-
titucion Española.


Así despues de haber apurado quanto hay de vil C
la perfidia y de odioso en la atrocidad, estos so-
fistas i mpudentes se atrevían á hablar de consti-.
tucion, de leyes y de reformas; y no pudiendo




( 14)
Manifestar título' alguno ni justo ni aparente para
su usurpacion, querían dorarla dándose á sí mis-
mos el especioso dictado de restauradores nuestros.
Pero una Nacion de doce. millones de almas no
necesita de tutores. ¡Y qué tutores gran Dios! Los
mismos que despues de haberse- constituido defen-
sores de todos los derechos y de todos los: prin-


cipios, hacen alarde de atropellarlos dentro y fue-
ra de la Francia: . los que no han- hecho ley que.
no deroguen, constitucion que no destruyan, go-
bierno que no infamen y corrompan:: los que ha-
biendo executado y sufrido horrores sin fin para
establecer una libertad que jamas supieron conocer,
han acabado por hacerse los instruméntos viles dé
la ambicion mas insensata que ha habido en el
mundo desde Tamerlan hasta ahora.


El último capítulo de su historia, la última


hazaña de su heroismo es engañar á un Rey bue-
no, que confiado en un seguro, á que ni aun los
foragidos de los desiertos se atreven á faltar, se
pone en sus manos, y al instante le despojan de
la Corona y de la libertad, ainagandole la vida.
Despues„ porque el Pueblo que ama á su Rey no
consiente en una usurpacion tan injusta, dan de
repente la señal de la matanza, y se arrojan como
tigres contra sus huespedes y sus amigos. ¡Y estos
pertenecen á una Nacion que se llamaba culta!


r )
; 3r estos son los que se pregonan los héroes de la
Europa! Bandidos son, no guerreros, mónstruos


hombres; contra los quales tdoedosexlotesrimnei:
venganza, todos leoxsenclapillolingolsie


roces, no


se los su-
dios- de


equidad y en la
nio, por horribles, y sin
ponga, estan autorizados en la


justicia.
La Nacion Española ultrajada :así en sus Prín-


cipes, vendida en su confianza y tan .tristemente pa-
gada de su hospitalidad, alz de repente -el grito, y
acudió toda á las armas .para defender su libertad,
y castigar -á estos bárbaros. .En vano se.ostentaba
á sus ojos por los indignos .fautores.de la usurpa-
cion el poder inmenso del Tirano, la disciplina
aguerrida ,de sus .tropas., :su destreza sin segunda en
las artes de ,hacer .mal. Las hombres .que tan in-
bilinanamente ultrajados .calculan :friarnente . los ries-
gos de la venganza, son ó ,cobardes, ó traidores, y
en qualquiera :caso -viles. .Pero aun los cálculos del
egoismo se componian mal en esta ocasion con la;
infamia del sufrimiento. Qué importa, decian los
buenos, que seducidos por el amor de la paz calle-
mos ahora, y consintamos en el yugo que se nos
presenta? ¡Dexarémos por .eso .de sufrir la rapaci-
dad de estos ladrones del orbe que vienen á •sa-
quear las riquezas acumuladas en nuestro suelo por
la paz interior de un siglo'?-. ¿Dzxaréanos de ser va-.




sanos de un Régulo subalterno, puesto aquí sola-
mente para comunicarnos los decretos del Tirano?
1Dexará en fin nuestra juventud de ser llevada á
Otros paises á saquear y degollar pueblos que no
-nos han hechó mal ninguno, como vemos aquí aho-
ra los miserables conscriptos de Italia y Alemania?
No: pues que es absolutamente necesario un sacrifi-
cio de' sangre, mejor es ofrecerla en holocausto á
la Patria que á la ambicion de un Tirano: mejor es
luchar y morir á la vista de nuestros padres en las
orillas del Tajo, del Guadalquivir y del Ebro, que
ir á ensangrentar las márgenes heladas y remotas


Vístela y del Danubio.
Y tomada esta resolucion generosa, las Provin-


cias armadas proclamaron de nuevo, al Rey, cuya
obediencia tenían jurada, y salieron á encontrar las
falanges Francesas que ya se dilataban por ellas.
Nada pádó 'resistir á su ímpetu en el principio:
veinte vy tres mil hombres, la flor exército,
acaudillados por uno de sus mejores Generales son
derrotados en los campos de Baylen, y forzados á
rendirse prisioneros. Valencia recibe en sus murallas
el ímpetu de Moncey y le ahuyenta destrozadó al
centro del exército frances'que se hallaba en Madrid.
Mas allánlos Catalanes, á pesar de estar ocupadas
pór los enetnigos las fórtalezas de Piqueras y Bar-
celona, ordenan á su vista su vigorosa insittreccion,


(Ir)l Manresa y Gerona son el escollo y escarmientoe las divisiones enviadas de Barcelona á reducirlos.
Zaragoza en fin, abierta por todas partes y sin mas
defensa que los pechos de sus moradores, resiste las
iras de Napoleon, que como numen infernal fulmina-
ba desde Sayona la desolacion y el estrago sobre
un pueblo hasta allí pacífico, que no tenia mas delito
que el de ser leal á su Rey. Las bombas, las balas,
todos los pertrechos bélicos que allá se enviaban,
salian de nuestros almacenes de Pamplona, y las mu-
niciones fabricadas por nosotros para defendernos,
traydoramente vendidas, y alevosamente ocupadas,ser-
vian ¡cosa horrible! á nuestro daño y se disparaban
contra Españoles. Pero los Aragoneses que empeza-
ron á defender su Ciudad inerme guando las plazas,
de armas se rinden con honor, los Aragoneses sal-
varon entonces á su Capital, que ostenta las manchas
de sangre que hay en sus calles por inscripciones de
victoria y los escombros de sus casas por trofeos.


Los Franceses en fin rechazados por todas partes,
huyen vergonzosamente y se establecen en las ori-
llas del Ebro. Apoyados allí en las plazas que tan
pérfidamente ocuparon al principio, esperaron los
refuerzos que Napoleon les prometia , y con ellos
han vuelto á la contienda en la esperanza de
mejor suceso. La Nacion Española, agena por carac-
ter y por principios de la charlatanería y falsedad'


3




(i8)
francesa.; no disimula á la Europa que en esta se,
gunda época no ha sido tan favorecida de la for-
tuna como en la primera. Nuestras tropas han pa_
gado su tributo á la inexperiencia, y de resultas de
los sucesos de Espinosa, de Burgos y de Tudela
vuelto los enemigos á ocupar la Capital. Ellos con
su jactancia acostumbrada ya cantaban la victoria,
como si en él recinto de Madrid estuviese encer-
rada toda la Monarquía; y si hubiera de creerse
á sus falaces noticias todas nuestras tropas se han
disipado como el humo, y España ya no tiene ni
fuerzas que oponer, ni autoridad con que regidas, ni
recursos á que acudir. Mas nunca el Gobierno que‘
la Nacion se ha elegido ha encontrado mas respe-
tos, mas adhesion, ni mas zelo: á su voz, las Pro-
vincias han redoblado sus esfuerzos; y nuevos alis-
tados, nuevos donativos , y nuevos sacrificios han
acudido al instante á llenar el vacío de estos re—.9)
veses. Los Franceses en vez de triunfar como ya
imaginaban, y de dilatarse impunemente á robar y
devastar segun su costumbre, se ven rodeados de
otros exércitos, obligados á replegarse y reunirse pa-
ra tentar la suerte de nuevos combates . Desenga-
líese el Tirano: por mas intrigas que trame, por mas
ventajas que consiga, no nos quitará jamas ni el odio'
á la dominacion francesa que aníma á todo Español,.
Ali la constancia incansable con que acudiremos á re.


('9 )


Parar
caprichos de la fortuna.los


Tal ha sido el origen de la guerra que los fran-
ceses hacen en España; guerra hecha de una ma-


r
ero, bárbara, sin explicacion, sin preparacion y sin


la qual, como si los Españoles no per-


F


enpretexto:
teneciesemos á ningun pueblo civilizado, no se ob-
serva ninguna de las reglas que el derecho de gen-
tes tiene establecidas entre las que lo son. Así no-
sotros para manifestar al mundo la justicia que nos
asiste, no necesitamos acudir á sutilezas de derecho
público, ni á cabilaciones diplomáticas sobre artícu-
los de tratados. El caminante pacifico, que se vé
asaltado alevosamente por su compañero de viage
convertido en asesino, de pocas palabras necesita
para justificar su defensa: el derecho natural se la
prescribe, el instinto se la aconseja, el furor y la
Venganza se la ministran. Nos vimos despojados de
nuestros Príncipes, • amenazados de perder nuestras
leyes y nuestras costumbres, atacados en nuestras
casas:. los mismos que fueron en ellas admitidos y
regalados como huespedes y amigos, las mancharon
con la sangre de sus moradores, y las profanaron
con la violacion de las madres y de las hijas, que
tenian que sufrir todos los excesos de su brutalidad


vista de sus padres y esposos despedazados: los
.11fios eran clavados á las bayonetas y llevados en triun-
lir corno trofeos militares ; el Suz/tuario de los ter-7.,




20 )
plos sacrílegamente. despojado y regado con la san,
gre de los Sacerdotes indefensos que alli mismo de.
gollaban. Injuriados y acometidos de esta manera
tan nunca vista y cruel; ¿que otro partido nos que_
daba sino defendernos y perecer y triunfar? Era pre-
ciso ser todavía mas viles que lo que el Tirano nos
desea para olvidarnos de lo que fueron nuestros ma-
yores, y de lo que nosotros valernos; y no hemos
querido parecer indignos de ellos, ni ser el escarnio
de la Europa, ni juguetes de Napoleon.


Él despues de atropellar en sus acciones todos
los principios de la equidad y de la justicia, quiere.
Cambien trastornar á su antojo el sentido de las palabras,
nos llama insurgentes y rebeldes, y nos exclnye por
este concepto de las conferencias de pacificacion que
tan insidiosamente ha propuesto á la Inglaterra. Pe-
ro baxo que pretexto, ó con qué derecho despoja á
la Nacion Española de la representacion de Poten-
cia? ¿Es acaso por el que le dan las renuncias de
Bayona arrancadas por fuerza y evidentemente nu-
las? Pero el proyecto de ocupar y usurpar el tro-
no español estaba irrevocablemente resuelto, y.empe-
.zado á executar antes de que se verificasen estas
renuncias, y aun antes de los sucesos memorables de
Marzo. Los documentos que acompañan á este-Ma-,
nifiesto, y que la Junta Gubernativa del Reyno :con-
Wva originales en su poder, lo prueban con


( 2r
privan á nuestros eneditos hasta de aquelciencia;p


miserable efugio, inventado por ellos para fascinar
á incautos. Sola, pues, la impudencia y el desca-
ro que engendran el poder y la fortuna en quien
no reconoce mas derecho que la fuerza, podian


insurreccion á la resistencia contra una agresion
l dar á la obediencia, á las leyes y autoridadespa


' yel nombre de rebeldía. Mas nadie se lo cree en
injusta,


Europa; rsolo un insensato puede desconocer en es-
te movimiento tan universal y magnánimo la voluntad
de una Nacion entera , que aspira á defender su
honor y su .


independencia. ¿Como explicar sine, es-
te fenómeno polítieó,ian admirable como singular,
de moverse casi en un mismo- dia , con el mis-
mo t spíritu, por el mismo camino, y baxo una for-
ma misma de gobierno, tantas Provincias diferentes,
sin preparacion, sin comunicación alguna entre sí?
¿Como explicar el establecimiento'del Gobierno Cen-
tral á que han concurrido ansiosamente todas ellas,
que exerce tranquilamente la autoridad á nombre
del detenido Monarca,y es respetado y obedecido igual-
mente en los momentos de angustia y de apuro
que en los de gloria y felicidad.?


En vano los Franceses en sus periódicos serviles,
y en sus contradictorios manifiestos nos pintan en-
t
regados á los ,horrores de la anarquía, y agita-.
dos . con. las convulsiones fanáticas de una libertad:j




51


( 22 )
exaltada: nos buscaron esclavos viles y sumisos,
nos encontraron hombres, y nos calumnian de
revolucionarios. Mas sepan esos impostores eter-
nos, que• los Españoles no respiran mas que
amor á su Rey y á su Patria: que su única ambi-
cion es conquistar la libertad del !uno, y la inde-
pendencia -de la otra: que solo intentan mantener
las leyes fundamentales de su Monarquía, que Na-
poleon quiere insolentemente trastornar: sepan que
no somos -frenéticos ni insensatos, y que de la mis-
ma manera con que hemos sabido resistir la escla-
vitud vergonzosa que ellos nos querian imponer, sa-
bremos apreciar en lo que valen las charlatanerías
políticas, que de delirio en delirio han conducido
á la Francia á los pies del execrable déspota que la
oprime.


Mas esta lucha terrible, en que . la España se ha
empeñalQ por sí sola, rio. .0". iá ella solará úni.
camente interesa. Soberanos de Europa insultados y
escarnecidos, pueblos oprimidos y tiranizados por los
Franceses, ¿miraréis pon indiferencia la ocasion úni
ca que se os ofrece de recobrar vuestro poder, de
vengar tantas injurias y de restablecer el equilibrio,
que os ha costado tantas combinaciones y tanta san-
gre? El poder y los designios ambiciosos de Cárlos V
y su hijo os reunieron á .contenerlos, y al fin pudis-
tdg sostener la libertad política de la Europa amena«


( 23)'
nada por ellos. Lo mismo Os costó la ambicion fas,
tuosa de Luis XIV, que á pesar de medio siglo de tri una
fos y de victorias, tuvo al fin que ceder al teson de
las demas Naciones coligadas contra él solo. Otro
nuevo tirano mas terrible os tiene comprimidos y sub-
yugados á los unos, agraviados á todos: w no renova-
réis aquellos nobles esfuerzos para sacudir de vosotros
el peligro y el cautiverio?


Quince arios van ya que la ambicion francesa agi-
ta y destruye la Italia. Hecha teatro de una guerra.
sangrienta, ha visto desaparecer todos los frutos de la
paz dilatada que habia gozado: arrebatados los mo-
numentos admirables que el Genio de las artes habia
depositado en su suelo, para contentar el orgullo de
quien no sabe imitarlos: los límites y el equilibrio de
sus diferentes estados rotos y perdidos; y en fin se mi-
ra destinada, como nosotros, á ser dividida en satra-
pías para saciar la ambicion, pagar las iniquidades, y
contentar el desenfrenado luxo de estos devastadores
del mundo. Escuchad, Italianos, la voz de una Na-
ción con quien tantas relaciones tuvisteis- en otro tiem-
po: acordaos de los chas en que unidas vuestras ban-
deras á nuestras banderas, y vuestros guerreros á
n
uestros guerreros, abatiamos el orgullo &anees en


las orillas de Garellano y en los campos de Pavía. Es-
paña no reclama el influxo del poder que ya tuvo so-
bre vosotros. A la union os llama poderosamente, y




( 25 )
ser reducidos á Reyno, y entregados en don á un pa-
riente ó á un valido; mañana seran despojo de algun
insolente, que quiera poner á sus plantas la libertad y
la gloria que á costa de sesenta combates les compra-
ron sus mayores.


Ni queda otro recurso á la Holanda para salir de
la humillacion y oprobio en que se halla sumergida.
Sin navegacion, sin comercio y sin colonias, despo-
jada de su constitucion y de sus leyes, obligada á re-
conocer y dar título de Rey á un hombre sin virtudes,
sin talentos y sin gloria, ó ha de consentir vilmente. 9
en su entera desaparicion del mundo politico, ó debe !")*
apelar á la justa y santa insurreccion á que todo la
convida. La Alemania toda ha visto trastornado á
fuerza de intrigas su sistema federativo, invadidas SUS
libertades, robados y saqueados los emporios de su
comercio, y desolados sus pueblos por una guerra cruel,
Los Estados pequeños de aquella parte del mundo han
tenido un momento de satisfaccion en ver abatidos á
los grandes; pero guando estos hayan desaparecido,
¡quien podrá salvarlos de la nulidad á que se precipi-
tan? Ya estan abatidas con la monstruosa confedera-
cion del Rhin las barreras políticas que habia entre sus
intereses y los de la Francia; y el Gefe de esa confe-
deracion, mas opresor, mas poderoso cien veces que el
Gefe antiguo del Imperio Germánico, hará que esa
alianza sea lo que todas las que se ajustan entre los dé-2


4


( 24 )
con ella á la libertad: constituíos como conviene para
haceros respetables: sed otro antemural á la marcha
ambiciosa de ese coloso; y España auxiliando vuestros
esfuerzos, bendecirá el dia en que os salude como una
Nacion independiente, grande y poderosa.


Los mismos males, los mismos agravios, y quizá
mayores pérdidas, tiene que llorar la Suiza. La sim-
plicidad de sus costumbres y su libertad suplían á
la esterilidad y aspereza de su suelo, y feliz con su
independencia y con sus virtudes no tenia que envi-
diar, á pesar de la escasez de sus medios, á las Nacio-
nes mas poderosas y opulentas. Su proximidad á la
Francia la ha perdido: la guerra la ha arruinado corno
á la Italia: convertida en quartel de soldados, des-
pojada de las riquezas que en algunas de sus ciudades
habian reunido la economía y la industria de sus ha-
bitantes, y hecha campo y juguete de la intriga fran-
cesa, ha visto despues trastornar de un golpe las leyes
venerables de su confederacion, respetadas del tiempo
y de los hombres, para recibir de manos de la Francia
una constitucion hecha á su antojo. ¡Qué importa ese
vano nombre de República, que la condescendencia
del Tirano la permite aun conservar? Su situacion pre-
caria no dexa á los Suizos otro arbitrio para mantener
el nombre y la independencia helbética, que reunirse
á los Pueblos que aspiran á salvarse del torbellino fran-
cés. Si hasta ahora les ha servido su pobreza para na.




(`
biles y fuertes, un contrato de tirano con esclavos,


¡Sería posible que el Austria indecisa dudase to-
davia, y que los reveses de la última guerra, hijos de
la sorpresa y de la intriga, no de la pericia y del
valor, la separasen de una arena donde ha lidiado con
tanto tesos y tanta gloria? Tres guerras grandes y
sangrientas ha sostenido por la dominacion y por la
honra, ¡y no se arrojará á hacer la que necesita pa-
ra la existencia? Que se acuerde de la manera pérfida
con que adormeció Napoleon á la Prusia para hu-
millarla á ella en Ulma y Austerlitz, y como despees
se sirvió de la inaccion del Austria para hacer pe-
dazos en Jena á la Prusia. Sobre la. division de las
dos Potencias ha fundado sn fortuna, logrando enfla-
quecer á la una, destruir á la otra, y escarnecer á
las dos. Tiempo es ya de terminar esas rivalidades fa-
tales, y de conocer que la Francia, enemiga natural
de todas las Naciones, no puede ser contenida sino
con la coalicion de todas. Si el Austria quiere ven-
gar sus agravios, rehacerse de sus pérdidas, y con-
servar su vida política, este es el tiempo de conse-
guirlo, en que el enemigo tiene que atender á partes
tan distantes. Unida otras veces á España atajaban
entre las dos el ímpetu de esa gente siempre inquie-
ta y ambiciosa. España la convida ahora á guer-
ra contra el comun adversario, y la convida: con la.
nergía y el ahinco de un Pueblo mortalmente


wiacto , y amenazado. Una y otra luellarSu por -su
si España sucumbe, el Austria perece.existenciá;


La Rusia confiada en la inmensidad y lejanía de
su territorio puede al parecer vivir libre de temores y
:tratar de igual á igual con el opresor de los otros; pe-


.so guando le haya dexado engrandecerse con los des"!
pojo5 del resto del Continente, guando su indiferen-
cia, ó su mal aconsejada politica, dexe poner en una
mano las fuerzas todas de Ocidente y Mediodia;
tonces á los males que ya sufre en su navegador'
y comercio tendrá que añadir el oprobio de :recibir
la ley que le quiera imponer Napoleon. Este será al
fin su enemigo, porque siempre lo han sido los riva-
les en imperio. No se fie el Emperador Alexandro
ni en promesas y tratados, que solo se cumplen mien-
tras traen cuenta, ni en demostraciones de amistad,
que nada cuestan á un pérfido. Que contemple la
suerte de los tres Soberanos mas amigos que ha teni:,.
do este hombre iniquo; y el.abatimiento y la ruina
del Sumo Pontifice que autorizó su exáltacion, del
Rey de Prusia que le ha dado la preponderancia en.
la Alemania, y del Rey de España que todo lo .



sacrificado á sus miras, sean una leccion y un es-
carmiento á los incautos que fiera todavía en sus in-s
sidiosas caricias. La Europa reconoce en Alexandro
ritn corazon magnánimo y generoso, yor qué un Mo-


•,Parca de. sus principios y de sus . virtudes se ha de




28 )
avenir con un tirano tan malvado y tan atroz? ¿Por
qué ha de hacerse cómplice de sus usurpaciones y de
sus crímenes? ¿Por qué ahora ha de contribuir con
su indiferencia á la destruccion y ruina de la Na-
cion Española? Ninguna ofensa ha recibido de ella; su
conservacion está enlazada con la utilidad y gloria
de su Imperio, y la naturaleza la ha destinado á ser
con la Rusia uno de los estribos en que se apoye
la bóveda política del equilibrio europeo.


Sí, Soberanos; sí, Pueblos del Continente: vuestra
conservacion está cifrada en nuestra conservacion, y
la causa que España defiende es tan vuestra como su-
ya. El descaro de la Francia en sus despojos y violen-
cias no dexa ya nada que adivinar á la política, ni al
cálculo problema alguno que resolver. Ese gran siste-
ma continental, que está continuamente sonando en los
labios de los Franceses, se hace patente por sus hechos
mismos, y no significa otra cosa que vuestra ruina.
Ya su ambicion se ha tragado la Italia, la Holanda, la
Suiza, y convertido á estos Estados con los Confede-
rados del Rhin en otras tantas Provincias del Imperio
trances. , Con las fuerzas de España y Portugal quie-
re labrar la entera destruccion del Austria, y despues
descargar el peso enorme de la Europa toda sobre el
seducido Alexandto, y arrojarle á los desiertos de la
Tartala. Así el ebdttittable plan que ideó su ,e/beca
--destimetora se llenará enteramente. Las dinastías an-


N9)
tiguas desaparecerán; él reynará con su familia en las
Naciones destrozadas y divididas; otro Feudalismo,
~cho mas repugnante que el antiguo, se establecerá
sobre la ruina de las luces, de la industria y de la ci-
vilizacion de tres siglos; y un hombre solo tendrá la
gloria de haber trocado los•destínos de la parte prin-
cipal del inundo. ¿Qué importa que los exécrables de-
signios de su tiranía tengan todavía que comprarse
con la devastacion de cien Provincias entregadas
al hierro y al fuego? La Europa ha de ser .


esclava:
•él lo decretó así; y guando el nombre de Napoleon,
escrito en todas partes con caracteres de sangre
anuncie á los hombres aterrados su iníseria y ser-
vidumbre, entonces este bárbaro reposará tal vez,
contento con haber sido para los Pueblos un astro
el mas infausto de desolacion y de muerte.


Mas no es todavía tiempo de que goce esta sa-
tisfaccion horrible y sanguinaria. La Inglaterra con
la inmensidad de ventajas que su posicion, su pode-
río y sus leyes la presentan, se ha reido constante-
mente de las convulsiones frenéticas de la ambicion
francesa y en parte las ha contenido. Las injurias
sin exemplo con que ha sido ultrajada la España, han
roto para siempre los lazos serviles que la tenian li-
gada á la Francia, y no dexan lugar ni á composi.-
clon ni á tregua: nuestra guerra será eterna; mien-
tras n'a nos restituya nuestro Monarca, y no ¡eco-




( 30.)
nozca nuestra independencia. Agravios casi iguales


vengar Portugal, y por la primera vez sutiene que. ven
interes es uno mismo con el de Castilla. Un Prínci-
pe esforzado niega fieramente en el Norte el vasa-
:llag e que á todos pide el tirano, y mantiene el ho-,
riór y libertad de la Suecia en la guerra injusta y'
repugnante que le ha suscitado Napoleon con sus
artificios. ¿,Qué os detiene pues, Soberanos- de Euro-
,pa? Las circunstancias os convidan, la ocasión se
Presenta, el peligro 'es urgente, vuestro interes es
claro, ¡Quereis existir? armaos: que desde el Escal-
da' al Tiber y desde el Neva al Guadalquivir no ha-
ya mas que un movimiento, : una accion, un grito;
y sea, guerra á los Franceses. ¿ps detiene acaso el
miedo, la falta de esperanza en el buen éxito? Desen-
gaíiaos: los Franceses no son invulnerables ni inven-
cibles: •tos campos de Valencia y Zaragoza, las al-
turas de Bayleir manifiestan al cieló y á la tierra
su verglienza y su escarmiento. Imitadnos pues en
nuestra constancia y en nuestros esfuerzos, ó Monarcas
y Puebo3 del Continente, y el mundo, amenazado de
ser despojo de • un monstruo, recobrará por fin sti
independencia y su sosiego.


Real Palacio del Alcazar de Sevilla 1. ° de Enero
de 18o9.


Martín de Garay,
..peretario General de la junta juprons,


(3;)
AP EIVDICE.


ias tres cartas siguientes del Principe Murat al Ge-r
peral Dupont, ,que se hallaron entre los papeles de éste,
y se conservan originales en poder del Gobierno Supre•
ano de España, harán ver á la Europa. 1 . 0 Que el plan
de Napoleon fué desde luego hacer una revolucion po-
lít ica en el Reyno, y mudar en él la Dinastía : 2. o Que
para ello contó con apoderarse alevosamente del Prín-
cipe de Astúrias, del Príncipe de la Paz y demas per-
sonas principales que estuviesen al fuente del Gobierno.
3 . o Que no han dicho mas que falsedades en quanto han
publicado acerca del dos de Mayo; y que la satisfac-
cien feroz y salvage con que Murat habla de la san-
gre vertida entonces , .manifiesta que miraron aquella
carnicería como un medio necesario para ahogar en el


--,
pueblo el amor y la lealtad á su legítimo Soberano'',
y para echar los cimientos de su usurpacion. Todo este
es anterior á la farsa abominable de Bayona ; y por
consiguiente guamos derechos se atribuye Bonaparte _á
la Corona de España en virtud de las renuncias forja-
das allí, son vanos y repugnantes, y cae al suelo el pre-
texto ilusorio en que apoya la inhumana guerra que oca
tiCe.


CARTA PRIMERA,


error General: poneos en movimiento con vuestra
caballería, y artillería, y vuestras dos primeras
divisiones , de modo que liegueis el 19 á. la con-
currencia del camino de Segovia y de San Ilde-
fonso con el de Madrid, y esperaréis en esta po-
sicion nuevas órdenes mas, Dexar éis vuestra ter,
cera- division en 3alladolid para observar el caer-
po español, que está en Galicia. Es necesario que
el General ::que--dexeis .e1. 1 . Yalladolid procure ad-


0..LoTE-c4
o, a 1-


DE 131




(32)
quirir noticias positivas del parage en que se ha-
lla este cuerpo, y qiie me informe cuidadosamente de
todo quanto sepa. Dadle tambien órden de que ha-
ga se continúe la fabricacion de galleta.


Fixaré mi Quartel General el 16 en Aranda,
el 17 en Fresnillo de la Fuente ; y por último,
del 19 al 20 pasaré las alturas de Somosierra. 4
este punto debeis dirigirme las noticias que tengais.
117o necesito recomendaros, que debeis marchar en
el mejor orden, haciendo observar la. ,mas severa
.disciplina y respetar las propiedades. Debeis ca-
minar manifestando seguridad y sin anunciar nin-
guna intencion hostil.. Direis que los Exércitos mar-
chan hacia Cádiz y Gibraltar, y dirigiréis á la pre-
sencia del Emperador á Burgos, Fitoria ó Bayona las
personas que quizá os enviará la Corte de España,
aunque sea el Príncipe de la. Paz y aun el Prín-
cipe de Astárias; bien que si llegasen á vos á tiem-
po que ya esteis en posicion los dirigireis á mí
por el camino de Aranda.


El General Español Solano ha dexado la ori-
lla izquierda del.


Tajo para dirigirse á Badajoz,
á donde debe haber llegado el lo. Enviadme todas
las noticias que podais adquirir sobre la marcha
ulterior de este cuerpo..


Si las tropas Españolas que se hallan en Va-
lladolid hubiesen recibido órden de dirigirse á Ma-
drid o á las Provincias de Extremadura y de la
Mancha, pedid formalmente lee suspension de su
marcha , hasta que hayais recibido órdenes arias,
que direis vais a pedirme. Persuadireis al Gober-
nador General que debiendo recorrer estas Provin-
cias , es preciso economizar todos los recuros
no sobrecargarlas demasiado de tropas. Tambien les
persuadireis, que dirigiendose los Exércitos del Enz-


..C3á)
ptrctdor hácia' Cádiz y Gibraltar, es 'neressarict
presencia de las tropas Españolas en Castilla la
vieja para. mantener en ella el órden y buena policía.


red aqui el órden en que debeis marchar
-Al frente la division de caballería con sus




piezas de artillería ligera.


Destinaréis tres á cada brigada:
muestra primera division tendrá doce piezas


de artillería;
Lee segunda tendrá la artillería que le está


ya. asignada.•
Desde luego reunireis estás tres divisiones, y


mocharéis con vuestra primera division de in-
fantería.


liareis acampar vuestras tropas por brigadas,
y escalones, de modo que no haya mas que quatro
lepras de Francia desde vuestra primera briga-
da de vanguardia hasta la última brigada de




vuestra segunda division.
Cada soldado debe llevar cincuenta cartuchos


y estar bien vestido, bien armado y provisto de todo.
Debeis- llevar víveres de todas clases, á lo menos


para quince días galleta, ó pan fresco; y que os sigan
bueyes para que no os falte carne en estos quince dias.


Decidme . si el sueldo y prest está corriente hasta
p 2 imero de Marzo.




Continuad dandame todas las noticias que podais
adquirir. Sería muy conveniente suspender con al-


. gua plausible pretexto la partida de los correos
gire pudiera expedir á Madrid el Capitan General,




ó qualquiera otra persona, dando- aviso de la mar-


cha de vuestras tropas.


Os remito adjuntos varios ejemplares de la o'--
.(len del día, que cuidaréis se esparzan en el públi-
CA Pero sin afectacion.


k-




r (34)
Avisadme- á Vuelta de correo de vuestra mar-.


cha y á donde contais establecer todas las noches
vuestro Quartel -General; .4 fin' de que- yo pueda en
caso necesario enviaeos mis órdenes.


r con esto, Señor General, ruego á Dios que
os tenga en su santa y digna zuarda.= yoaquin.=
Burgos 14 de Marzo de 18o 8.=Saor General Dupont.


CARTA SEGUNDA.


error General: la tranquilidad pública ha sido tur7
bada en la Capital. Hace dos dias que todas las
conversaciones y los paysanos entrados en la Villa
nos anunciaban una crisis. Con efecto ayer .desde..las


.•oeho de la mañana la canalla, de Madrid obstruía
todas las avenidas del Palacio, y tambien los pa,-
tios. La Reyna de Etruria debia partir para Ba-
Jona: un Edecan que yo enviaba á cumplimentarla
fue detenido por el populacho en una de las puer-
tas del Palacio,y hubiera sido asesinado á no ser por


.un piquete de mi guardia que .envié al instante para
bertarle. Un segundo Edecan que llevaba órdenesal
General Grouchy fue asaltado á pedradas. Enton-
ces se toco la generala, y las tropas corrieron á
los puntos que tenian orden: de ocupar en caso de
alarma. Varias columnas marcharon de diferentes
partes contra las gentes reunidas: unos quantos ca-
ñonazos de metralla las dispersaron, y todo se ha
puesto en órden. Cincuenta paysanos cogidos con las
armas en la mano fueron arcabuceadO s ayer tar,-
de, otros cincuenta lo han sido esta mañana. La
Villa será desarmada, y un Edicto va á anunciar
que todo Español á quien se halle con qualquiera
clase de armas, ser(1_ considerado como sedicioso, y
arcabuceado. Este Edicto se -remitirá.por el Go-


.


( 35
hierro á todos los Capitanes (.7enel iales y á todos
los Oficiales, Comandantes de los cuerpos de ea-
cl--cito, haciendolos responsables de' los acontecimien-
tos. La orden del dia adjunta se remitirá al mis-
mo tiempo que el Edicto. Con la buena leccion que
acabo de dar no se turbará mas la tranquilidad
pública. He sabido que ha habido una alarma en
.Aranjuez el domingo por la tarde, con motivo de unos
fusilazos tirados desde una casa, y he dado orden
al General redel para que convoque una comisiorp
militar y haga arcabucear á los paysanos que se-
han hallado armados en la casa, la qual debe sera,
quemada ó demolida. Haced fixar mi orden del dice;
en Toledo, en Aranjuez y en vuestros diferente-S,
acantonamientos, y cuidad de 'quese distribuyan las
varias gazetas é impresos adjuntos. Enviad Oficia-
les para informaros de los movimientos de las tro-
pas del General Solano, y espero ciertamente que
no se -executará ninguno sin que llegue á vuestra
noticia. Declarad que el-Emperador ha hecho noti-
ficar al Príncipe de Asturias que . no le reconocía
sino como Príncipe de AstáriaS ; que el Rey padre.
y este Príncipe han elegido por árbitro de su con-
tienda al Emperador, y que en este momento debe
estar ya decidida. Manifestad laNoblezac y al
Clero que la conservacion de sus privilegios depen-
derá de la conducta que tengan respecto del. Em-
perador y de sus tropas, y que el interes 'de la
Nacion Española es estar constantemente unida á
la Francia. Continuad anunciando que el. Empera-
dor sale garante de la- 'integridad é independencia
de la Monarquía Española.


Ha habido á lo menos en el dia de ayer I200
hombres muertos del populacho d paysanos de .13a-
«bid, ji nosotros hemos tenido algun centenar de




X 36)
heridos, por haberse encontrado solos en' las calles_


2' con esto, Señor Conde, ruego á Dios que os
tenga en su santa y digna guarda.= y oaquin.=...
Madrid 3 de Mayo de 18o8.


CARTA _T ERCERA.


Señor General: os escribi el 3 el suceso del 2. Se-
gun yo habla previsto, y os lo habla anunciado, la
leccion, dada, á los rebeldes de Madrid, ha produ-
cido resultados decisivos. Los parciales de Fernan-
do co;npletamente batidos y desconcertados han'. ca-,
pitulado, y á la fiereza castellana ha sucedido su-:
bitamente la consternacion y una resignacion -obso-7
luta.. El entusiasmo ha 'desaparecido, ,todos- ;los Es-
pañoles han abierto , los ojos sobre sus verdaderos
intereses, todos abandonados de. su Rey, imploran,
hoy la clemencia del Emperador y supróteecion, y
le piden un Rey de su .Din.astia. Espero que al:.
Rey.da.eNapoles tan " generalmente estimado
Europa, 4.eynard ,sobre.lbs- Españoles.*


La yiinta de, Gobierno, despu es . de . haber czonH
plido ..sus..debereS - de fidelidad, y adhesion,para con
sus. Soberanos,.hallandose.-erácircunstancias~raór-
dinarias,'redizcida C/070 poder,ya recibil,,9'rd.enes ni .11,c,
cisiones. Suse,Príncipes que D' ajolio,
t'en'iendo, en finja r epeticion .. del larpioecimknt- o funeS=
tO del dos•edá . Mayo, acaba 'del suplicarme •üe me
encargue '.-desz .k.Tresidencia;I :layual he tenido . 'd bien
acept ar.:í Os < copia adjunt4: Su- de libe-


i,cibsa "sobre . .éSteUSiinto;k :,0s. duelo .:kuahnente
pia de mi circular á los:',diferentes,,Capítanes,\Ge.
ner alesy» Generales:: Españole s: -ComOnlant e de P r o-
vinci a y de .difarentes:',:aerpos ;1,Aro dexeis de decir
4., los;::.Capitane21._


C37 y
cienes que encontrarán baxo. la nueva Dinastía'
cOnsideracion que la anterior no porfia ya darles.


Nosotros gozamos aquí la mayor tranquilidad y.
la confianza está enteramente restablecida.
. r con esto, Señor General, ruego á Dios que os
tenga en su santa y digna guarda. = y oaquin.=.11/1a-
drid 7 de Mayo de 1808.


CIRCULAR A LOS CAPITANES GENE
- roles Españoles inclusa en la Carta antecedente.


Señor Capitan General: sin duda habreis sabido
con dolor el acontecimiento desgraciado del' 2 de Ma-


yo. La memoria de este dia sera. para mí un recuer-
do de amargura; pero el cielo 171C es testigo de qua


,he visto obligado á rechazar la fuerza con
la fuerza , y que á pesar mio han sacado los
Franceses espada contra:_. Españoles, y ha core"
rido la' san gre 'de las dos 'Naciones amigas. Os in-
cluyo copia de mi &den del dia, con una de mis
Proclamas, y otra de la yunta de Estado. No de-
xarei.s.


de conocer que la clemencia ha seguido muy
de cerca á la gran severidad que ha sido preciso
desplegar de pronto para contener el desorden y la
efusion de sangre: Todo al presente ha vuelto á en-
trar en el drden: lo pasado está enteramente olvi-
dado. Se trata de reparar el mal: es necesario ha-
cerlo olvidar y trabajar de' concierto en la Alki-
dad de vuestra patria. Con este objeto la ‘7unta' Su-
prema de Gobierno me ha nombrado su Presidente:
corresponderé fielmente á su confianza. No me di.s i-
rnulo todos los deberes que ella me impone; pero íos
cumpliré porque cuento con el concurso de todos sus
esfuerzos y de todo su zelo; porque cuento con los
diferentes cuerpos de tropas Españolas que estan




fy7, - 13-1 BLIOT. (.4


D E L
E CE TOW\:0


(38)
lejos de ¡a Capital, como con la guarnicion de Ma-
drid, que se' ha cubierto de gloria, reuniendose á las
tropas del Emperador para contener y reprimir al
populacho de Madrid. Sí, Señor Crepitan General,
cuento mucho con vos.. Los nobles sentimientos que
os distinguen tan eminentemente me responden de
vuestro zelo. ros no podeis menos 4 continuar en
seguir el camino del honor: os adheriréis al Go-
bierno: uniréis vuestros esfuerzos á los suyos: ri-
valizaréis con él en zelo para mantener la tranqui-
lidad pública é impedir que el rechazo del suceso
de Madrid se haga sentir en vuestra Provincia.


Señor Capitan General, tengo el mayor gusto en
que esta circunstancia 4719 proporciona la ocasion de
asegurares la estimacion particular que vuestra re-
pu'tacion y vuestros talentos tan justamente os han
grangeado.


r con esto &c. 8c.- Madrid de Mayo de 113o8,