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MEMORIAS
PARA SERYXR


A


LA irriaZTTAH
»EL


IN1S M O,


TOMO TERCERO.




PARA SERVIR


A' L .45_ MIS


DEL


SU AUTOR EL S.' BARRUEL;


TRADUCIDAS AL CASTELLANO , Y AUMENTADAS CON ALGUNAS NOTAS


RELATIVAS A LA .anvox.ucToN DE ESP ASIA. DEL n10 aoS,


POR EL IL.WC, Y REV. M O


S.' D. Fr. RAYMUNDO STRAUCII Y VIDAL,


OBISPO QUE. PIJE DE VICH, EN EL PRINCIPADO DE CATALUSIA,


NUEVA EDICION,


cor..1 G ID A


CON MUY PARTICULAR ESMERO > Y COTEJADA CON EL ()MODO L ANCES


TOMO TERCERO.




PERPIÑAN.,
EN LA IMPRENTA DE J. ALZ1NE.


1827.




RELATIVAS


A ALGUNOS ARTÍCULOS DE LOS DOS PRIMEROS


VOLÚMENES.


EN la historia de las conspiraciones, que son el objeto
de estas Memorias, el público ha visto y reconocido su
causa propia. A este interc,s , debo sin duda alguna el favor
con que las ha acogido, pues al publicarse el tercer volú-
men , se habla va despachado entera la edicion de los dos
primeros. Este mismo favor me impone el deber de ven-
garles de todo ataque que pudiera hacer sospechar su
veracidad. Y no porque haya sido este el resultado que
pudiera haber producido una cierta carta dirigida á los
señores redactores del British-Grine, y cuyo autor solo se
firma con las iniciales D.. J. Aun en cierto modo debo
estarle agradecido á este señor anónimo , pues habiendo
calificado de calumnias y de hablillas populares cuanto yo
estampé en ellas relativo á la muerte de Voltaire , sin em-
bargo de haberme yo apoyado sobre un monumento bien
auténtico, á saber, un proceso verbal depositado en Paris ,
en casa del señor Monnet , notario , y en la palabra ade-
mas de un hombre tan famoso como el señor Tronchan ;
habiéndolo á pesar de esto, repito., calificado así, me pone
en el caso de publicar la carta siguiente de M. de Luc ,
cuyo solo nombre me excusa de ponderar la importancia.
tic un .testimonio tan cxemplo de toda lacra.




WOTA.S.


CARTA DE M. DE LUC, SOBRE LA MUERTE
DE VOLTAITtE.


Mint SEÑOR siso :


u Con motivo de hablarse en cierta sociedad, hace algu-
nos Bias, de sus Memorias de Vd. para servir á la Historia del
Jacobinismo, se dijo alli, que la pintura de Voltaire, que
en dicha obra es como la llave de toda la bóveda , dis-
cordaba tanto de la que han hecho otros historiadores de
su vida, que el público estrangero no sabia á que atenerse.
Añadióse en particular la notable diferencia que se viera
entre la isarracion de su muerte , tal como se lee en la
obra de Vd. y en otra extractada de una cierta Vida de
Voltaire , traducida en Ingles por M. Monke , y publicada
en Londres en 1 7 87 ; lo que me inspiró los mas vivos
deseos de hacerme con dicho libro. El traductor se decia
entonces : u A yoang naval O fficer, sello while al Paris, wished
to employ his recefs from professional daty, , boih lo his improve-
ment and advantage. n Los pocos años y la falta de experien-
cia pudieran solo excusar la empresa de M. Monke, quien
para hacer gustar á sus compatriotas de los progresos que
hubiera hecho en Paris, les trajo en dicha traduccion todo
el veneno que á la sazon se derramaba alli, para lograr
y obtener lo que todo el mundo conoce al presente sobrado,
y lo que yo creo bien mira al presente con el mas pro-
fundo horror.


Nada le diré á Vd. de la Vida de Voltaire (1), cuyo ver-
dadero origen debe serle bien conocido, y que solo hubie-
ra podido seducir y embaucar á algunos jóvenes mozalvetes,
sin experiencia, de nuestro siglo , y que aun se dejan lle-
var á una cierta especie de admiracion por lo Grande, bien.
que sea no menos criminal y vicioso. Pero siendo otro de
los artificios de los impios el representar á sus gafes y ada-
lides muriendo en un lecho de honor y de paz , creo 4e


(i) He visto en efecto esta vida de Voltaire , cuyo autor es
M. de Villetc otro tanto hubiera valido traducir la de áondorcet.


NoTA s. vil
obligacion el venir á apoyar lo que ya (lijo Vd. sobre


la muerte de Voltaire , con respecto sobre todo á una cir-
cunstancia, que se liga y encadena con todas las deseas.


s. Hallándome en Paris en 178i , traté y vi alli muchas
veces uno de los señores que Vd. alega como testigos de
aquella catástrofe, conforme á la voz pública, á saber, el
señor Tronchin. Este señor hubiera ya conocido á Voltaire
en Ginebra, de donde vino á la capital como primer mé-
dico del penúltimo duque de Orleans. Llainósele para asis-
tir á Voltaire en su última enfermedad , y por él supe
cuanto entonces se dijo en la capital y bien lejos de ella,
relativo al horrible estado en que hubo de verse el alma
de aquel malvado, próximo ya á morir. Aun como médi-
co, el señor Tronchin hizo cuanto dependió de sí para
calmarle, pues su violenta inquietud neutralizaba todos los
remedios; pero no lo pudo conseguir , y hubo al fin de
abandonarle, lleno de horror por el carácter que presen-
taba un tan diabólico frenesí.


a Un estado tau violento, en un cuerpo sobre-todo tan
extenuado y sin fuerzas , no podia ser de larga duracion ;
necesariamente debe seguirle un profundo letargo, presa-
gio de la completa disolucion del sistema orgánico , como
sucede no menos en los sacudimientos violentos que oca-
siona un gran dolor ; y este letargo es el que ha querido
.calificarse como un estado de calma del moribundo. M.
Tronchin no quiso que el público cayese en una tau grave
equivocacion con respecto á esto, y por lo mismo, publicó,
en calidad de testigo tan especial , todas las circunstancias
que Vd. ha narrado con una tal veracidad ; y lo hizo sobre-
todo con el ánimo de dar una leccion sobrado importante
á aquellos , que para pesar y examinar con que disposi-
ciones les convenga morir, esperan á estar postrados sobre
el lecho mismo de la muerte. Y no es ciertamente el estado
del cuerpo, cslo mas bien el del alma el que puede frus-
trar h esperanza de poder entregarse entonces á un exámen
tan serio; porque Dios es tan justo y santo , como bueno,
y para dar algunas veces al hombre ciertos avisos bien
sensibles, permite que las penas decretadas en una <dm


1*.y*




Viij N O TA S.
vida contra personas tan culpables , principien ya al ter-
minarse la presente con los mas agudos remordimientos.


» Mas no es solo en estas circunstancias y con respecto á
los últimos momentos de Voltaire, que el autor de su citada
Vida nos hace conocer su rinda fe : es no menos infiel con
respecto á otros incidentes bien sabidos, á saber, su primer
deseo de recntrar en el gremio de la Iglesia, y las declara,
ciones que con este objeto hizo, y que Vd. ha relatado con
tanta escrupulosidad, apoyado en piezas bien auténticas ;
actos que precedieron aquellos terribles furores y angus-
tias, que sus sectarios quisieron ocultar, y de las que pro-
bablemente fueron ellos la- primera y verdadera causa,
porque le sitiaron y le rodearon completamente, separán-
dole asi de cuanto hubiera podido contribuir á calmar el
estado de su alma , y conducidole á reparar los
tos males que hubiera hecho en el mundo, en los pocos
momentos al menos que debia aun permanecer en . él. Pero
esta superchería no podia engañar á 16s que conocen á fondo
la historia de Voltaire; porque aun prescindiendo de los actos
de hipocresia que le hizo cometer mas de una vez su amor
por la vida presente , son sobrado conocidos los que le
inspiró en ciertas ocasiones el temor que le afectara de
repente de una vida sin fin. Voy á darle 4 Vd. de ello un
ejemplo, que me refirió en diciembre de 176 el seiíor.
Dieze , bibliotecario en segundo, de la Universidad de Go--
tinga , como ocurrido alli , y del cual liará ya. el uso
que mas oportuno le parezca.


» Voltairc cayó gravemente enfermo en Sajonia, durante
su residencia en aquel pais, y á la sazon que le sirviera
de secretario el mismo Dieze. Conocido • que hubo, su peli-
groso estado. , se apresuró á. llamar á un sacerdote, se con-_
fosó con 1.1 , y pidió con grandes instancias se le adminis
-n'ase. el santo Viático, lo que se .


hizo en efecto, con mil
actos y protestaciones de penitencia, que solo, duraron lo,
que el riesgo de la enfermedad; mas al momento que se
vió libre de ella, afectando reir él mismo de lo que llamara
su pobreza de espíritu , le dijo á M. Dieze; ¡ Vd. ha visto,.
amigo mio , toda la debilidad del hombre!»


NOTAS.
los partidarios de este impio han atri,


buido
l mismo




ilsamlolarnitedzo,a y debilidad h turiana aquellos s'internas
y momentos de miedo que se vieron en él y en otros mu-, -
chos de sus cómplices. La enfermedad, dicen ellos, debi-
lita el esikitu no menos que el cuerpo , y produce ordi-
nariamente la pusilanimidad. Es muy cierto que estos
como deseos de penitencia que afectan tal vez los impíos
al aproximarse sus últimos momentos , son los mejores
síntomas de una grande debilidad; mas ¿ en donde colo-
caríamos esta ? en su entendimiento ? No por cierto : pues
'este ve ya bien claramente lo que hubo de ofuscarle la
preocupacion , durante el curso de su vida ; aquella debi-
lidad reside toda entera en el corazon y en su propia per,
suasion de que realmente pecaron.


Impulsados por la vanidad, ó por alguna otra pasion
no menos viciosa, esta especie de hombres se propone el
fundar una secta ; las mismas pasiones en los unos y la
ignorancia en los otros, les procuraron grandes sucesos y
ventajas ; y, beodos con este primer triunfo , y creyéndose
capaces de llegar á ser los legisladores del mundo todo,
acometieron esta grandiosa empresa, arrastrando en pos de


una multitud imprudente y ciega. Esta es la suprema de
las dichas para un alma orgullosa ; y al llegar á ella, hélos
aqui que se libran al entusiasmo de sus ideas y á todo
el ardor de sus pasiones. El mundo entonces se despliega
á su vista , y les ofrece nuevas satisfacciones y placeres ,
cuya moralidad en ellos no conoce mas regla que sus pro-
pias inclinaciones , al paso que se embriagan mas y mas,
por decirlo asi , con el continuo incienso que les prodigan
esos innumerables seducidos, á quienes enseriaron á sacu-
dir el yugo de toda ley positiva. Pero, cuando una enfer-
medad peligrosa aleja de ellos esa turba de admiradores,
y hace d esaparecer las ilusiones del placer y la esperanza
de nuevos triunfes; cuando ya se ven avanzar solos, en
toda su horrible desnudez , hácia una Vida futura , que
calificaron á su gusto, no ya únicamente con respecto á




sqlu e
mismos


s es ji-. aqrno con sus fi ccionesen eo.
conn respecto


r estpectoitt l
abien á tantos otros á


conducirse tan tor-




X NOTAS.


pemente como ellos; si en este terrible momento , pues,
cuando ya su orgullo carece de todo apoyo , vienen á
recordar las objeciones con que impugnaron la fe universal
de una Revelacion , que se dió á los hombres Ácimo una
regla comun y segura , la debilidad de dichas objeciones y
argumentos, que perdieron hasta para ellos mismos el pres-
tigio del sofisma, los aturde y hace temblar ; y si la sen-
sibilidad de sus órganos no se apaga bien presto , nada,
nada pudiera ya garantidos de la horrible angustia de
haberse de presentar muy luego á dar razon de su con-
ducta, ante el autor mismo de aquella santa Revelacion.


» Esta debilidad real de los corifeos anti-cristianos, es pre-
cisamente lo que mas interesa manifestar y dar á conocer
al mundo en sus biografías respectivas , para provecho y
desengaño de aquellos , que, creyéndolos á ellos mismos
persuadidos por sus profundas y súblimes investigaciones,
se entregan sin el menor rezelo á sus lecciones; repito que
es sobremanera esencial el inculcarles , que sus maestros,
como ni sus imitadores, jamas tuvieron esta persuasion real,
y que no se obstinan en defender aun sus desesperantes
errores por otra causa, que por el soporífero incienso con
que los adormecen y embaucan sus ardientes entusiastas.
Asi es , que para confirmar mas y mas cuanto Vd. ha dicho
acerca de Voltaire, yo me propongo de publicar bien presto
mil incidentes relativos á esto mismo , que me hicieron
conocer las relaciones que tuve en otro tiempo con él.
La época en que vivimos nos impone el deber á cuantos
hemos presenciado la trama urdida por esta secta contra
la Revelacion, nos impone , repito , el deber de manifes-
tar y poner en claro toda su atrocidad y la no menos ver-
gonzosa que voluntaria igncrancia de sus partidarios; y
esto es, carísimo señor mio, lo que me colma de admi-
racion y de reconocimiento hacia Vd., sentimientos en
que convienen conmigo todos les amigos de la humanidad,
por sus nobles trabajos y servicios en esta tan digna y cari-
tativa carrera.


» Y queda siempre de Vd. su mas apasionado Servidor .
Windsor, , hoy 23 de Octubre 1797. L .


NOTAS. Xi


Que se nos venga aun á hablar de Voltaire muriendo
como un héroe , despues de un testimonio de esta natu-


raleza.
0.° En el segundo volúmen de estas Memorias , liemos


consignado un hecho de otro género , aunque harto con-
secuente , y que no ha dejado de excitar ciertas reclama-
ciones con algun mas fundamento que el primero. Y es
el de Sinetty , que llegó á Lila en 1 776, como diputado


del Oriente de Paris. No sé como califiqué á dicho Sinetty
oficial de caballería ; servia, ó para decirlo mejor, apa-
rentaba servir en la infantería. Esta equivocacion no es




muy esencial en cuanto al fondo ; pero ella 'hubiera po-
dido comprometer dos otros oficiales del mismo nombre,
que servían en aquella arma , y cuyos sentimientos, ser-
vicio y fidelidad á su soberano, son en un todo y diame-
tralmente opuestos á los de aquel tan precoz apóstol de la
revolucion. Aquel error ha dado lugar á ciertas investiga-
ciones ; y un personage respetable que se interesaba en
verificar el hecho, escribió al señor conde de Martange,
oficial, á juicio mio, del regimiento de la Sarre en 1 776 ,
y que hacia ya mucho tiempo que habia ascendido á ofi-
cial general. El conde no había leido aun mis Memorias ,
y en su primera respuesta parece reprocharme el haber
yo dicho , que la lógia militar de Lila habia tramado, y
aun comenzado la primera la conspiracion Jacobina. Bien
se echa de ver en que términos trataria el conde una aser-
cion de esta naturaleza. Pero nada había dicho yo que
tuviera relacion con esto ; bien al contrario . indiqué que
los señores oficiales de la Sarre no habían 'visto otro en
aquel comisionado del Grande-Oriente que una es pecie de
energúmeno y extravagante, que no tardó en conocer que
los Mazones de la lógia de aquel cuerpo, no eran de los
de su especie. El señor conde de Martange añade en la mis-
ma carta , que no ha conocido mas Sinetty que al oficial
de caballería, merecedor de mil elogios, segun la opinion
general. Yo comienzo á persuadirme que el señor conde
no ha presenciado tal vez aquel hecho , bien que no se
pueda decir ni suponer que se ha conocido á un hombre, que


Ar:11.1.11\,




Xij NOTAS.
solo se vió como de paso y mas de veinte años ateas.
perantaseine también añadir, que el señor conde ha escrito
una segunda carta , en la cual anuncia haber leido ya mis
Memorias , y haber encontrado en ellas una tal serie de
demostraciones, que le hacen pensar si la persona que
me comunicó aquel hecho pudiera haberme inducido eu
error, mas por lo tocante solo á ciertas circunstancias,


á ciertos nombres. La prueba á lo menos que todas estas
circunstancias no destruyen el hecho principal , es que el
señor 111yon, hombre de honor por cierto y oficial de aquel
regimiento , á quien yo cité como testigo no ha querido
negarle ni desdecirse, por mas instancias que se le hayan
hecho al efecto. Otros muchos oficiales han contestado ,
que se acordaban de aquel hecho en general, aunque des-
pues de tanto tiempo no pudiesen particularizar eireuns:-
tancia alguna, y esta es una doble prueba. En fin, y esto
servirá de mas y mas confirmacion , la persona misma que
se creia con derecho para exigir una retractacion , ha teni,..
do la franqueza de confesarme , que despues de haber
hecho las correspondientes investigaciones, convenia con
migo en que el hecho era cierto ; de manera que, si pierdo
mi testigo por un lado , pudiera reemplazarle con su pro-
pio nombre, y como juez, cuando no como testigo. En
efecto , había yo tomado de antemano mis precauciones
para no poder equivocarme sobre la esencia de un hecho,
de que estaba bien cerciorado por otra parte , pero que
no quería mandar á la impresion sin la autorizacion de
un testigo ocular.


5.' Hay otra cosa aun de la cual debo prevenir y adver,
tir á mis lectores, y es, que apenas se pueden encontrar
y verificar muchas citas en los dos primeros volúmenes
de mis Memorias , edicion de 1 7 98 , ya porque estén equi,
vocadas , ó ya por la diferencia de las impresiones , sobre-
todo con respecto á la correspondencia epistolar de Vol-.
taire. El lector debe saber, que se han verificado y cor-
regido con la mayor escrupulosidad todos estos errores,
de fechas. He dicho ya, y lo repito de nuevo : yo responda
de todas estas , salvo un error en cuanto á los unme,
ros,.


OBSERVACIONES
PRELIMINARES


Sobre los Iluminados , y las obras que deben de
servir de pruebas ú estas Memorias.


LA conspiracion que aun me resta patentizar y
sacar á luz en estas Memorias, es la de los ilumi-
nados del ateísmo, y la misma que ya califiqué en
el anuncio de esta obra , bajo el título de coas-
piracion de los sofistas de la impiedad y de la anar-
quía , contra toda religion y todo gobierno, sin ex-
ceptuar el de las repúblicas mismas ; contra toda
sociedad civil y toda propiedad de cualquiera especie.


El nombre de iluminado que se ha arrogado y
con que se distingue una secta, la mas desastrosa
en sus principios, la mas vasta en sus proyectos y
la mas sagaz y malvada en sus medios, este nom-
bre de iluminado es ya bien antiguo en los anales
de las sectas conspiradoras y desorganizadoras. Le
adoptaron en primer lugar Manes y sus discípulos:
Gloriantur Manicluei se de calo illzaninlctos , dice
Gaultier,


, verbo Me/dcha?" , sect. 3. Los primeros
rosa-cruz que se dejaron ver en Alemania, se de-
cian iluminados. En nuestros dias, los Martinistas
y otras muchas sectas pretenden tener un ciertoderecho á esta misma denominacion ; y para ser
mas exacto , distinguiendo sus conjuradoras arte-
rías como sus dogmas , los dividiré en dos clases.
Porque hay al presente iluminados atéos , é ilumi-
nados teósofos. Estos últimos son mas especial-




XiV OBSERVACIONES


mente los Illartinistas, de cuyo sistema ya he habla-
do en el segundo torno , y los Scvedenborgistas , de
quienes diré en tiempo y lugar oportuno lo que
me ha sido solo posible de investigar sobre su
secta. Los iluminados, á cuyas conspiraciones y pro-
yectos voy á rasgar el velo, son especialmente los
del ateismo.


Las innumerables cartas, memorias y libros que
han llegado á mis manos relativos á ellos, desde
que publiqué mi prospecto , me han ofrecido tan-
tos y tantos objetos que discutir , que me seria im-
posible hacerlo con tal cual extension en un solo
volúmen. Me ha parecido que la secta combinaba
de un modo tan extraño sus funestos proyectos,
asi que las leyes que supo imponerse para facilitar
su ej ecucion, que he creido debia principiar mi
trabajo por hacer conocer bien su código, quiero
decir, por hacer conocer la marcha de sus grados,
de sus misterios y de su gobierno. Y como este
solo objeto exigiera todo un volúmen, me he visto
precisado á dar á luz otro , ó bien sea el cuarto,
que contendrá la parte histórica del Iluminis-
mo , y la aplicacion de esta triple conspiracion á
los hechos é historia de la revolucion francesa.
Héme dedicado á estos pormenores , sobre la/parte
legislativa de la secta, con tanto mas cuidado y estu-
dio , cuanto hasta el presente no existiera obra al-
guna que nos trazase el todo de su código. En los
diversos monumentos que se han sorprendido y
arrancado á la secta , solo se ve tal cual ley espar-
cida aqui y allá ; yo ]as he reunido y presentado
segun su orden, y asi se concebirá mejor cual es,
y cual deberia ser su resultado necesario.


Al presente, debo dar cuenta aqui al público con
mucha especialidad , y citar las obras que me han


pni:LimixAREs. XV


proporcionado las pruebas que yo he alegado. Para
satisfacer á este deber, indicaré las mas principa-
les, con ciertas observaciones que pondrán al lector
en el caso de poder juzgar de su autenticidad.


J.° La primera de dichas producciones , es :
Coleccion de escritos originales de la secta ilumi-
nada , hallados en Landshzu , con motivo de las
investigaciones que se hicieron en casa del antiguo
consejero de la regencia, el sefior Zcpach , el I I y
12 de Octubre 1 7 86, é impresos por órden de su
Alteza Electoral. Munich , en la oficina de Antonio
Francois , impresor lie la corte


Einige original
schrifien des Illuminaten Ordens , etc. etc.


2.° La segunda es un suplemento á dichos escri-
tos originales, que contiene sobre todo los que se
encontraron en el castillo de Sandersdorf,fil7l0Sa
caverna de iluminados , por orden de su alteza
electoral. Munich , x787. Nachrichten vou ceeitern,
etc. etc.


En estas dos obras se halla reunido cuanto pu-
diera demostrar hasta la última evidencia la mas
bien detallada y caracterizada conspiracion. Alli se
ven los principios, el objeto, los medios de la sec-
ta, las partes mas esenciales de su código, la con-
tinua correspondencia de los iniciados entre sí, y
la de su gefe en particular, y la mutua cuenta que
se dan de sus progresos y esperanzas. Los editores
háti tenido buen cuidado de notar que manos pre-
cisas han trazado los monumentos principales ó las
cartas originales. Al frente del primer volúmen, y
sobre el frontispicio del segundo, se encuentra un
aviso bien notable, inserto por órden del elector,
y concebido en estos términos : Los que aun con-
cibieren la menor duda sobre la autenticidad de
esta coleccion, pueden dirigirse sin rezelo al archi-




1xvj OBSERVACIONESvo secreto de Munich, ció existe la •den de mos-trar los originales. Munich, 26 de Febrero 1187.
Suplico á mis lectores tengan bien presente este
aviso, siempre y cuando yo deba citar dichos escri-
tos originales.


3.° El verdadero iluminado , ó el verdadero y
perfecto ritual de los iluminados, que contiene la
preparacion , el noviciado , el grado universal , los
de iluminado menor y mayor , sin adiciones ni omi,
siones; Der cechte , etc. etc. »


Tocante á la autenticidad de esta obra, bastará
solo citar la atestacion siguiente del baron Knigge ,
ó Filon en el orden, el mas famoso de los ilumi-
nados despues del autor de la secta, y el mismo á
quien se encargó redactar y que redactó en efecto
todo el código de la secta, segun nos lo confiesa
él mismo. « Todos estos grados , dice, han visto la
luz pública este año, impresos en Edesa (Franc-
fort sobre el Mein ) bajo el título de verdadero ilu-
minado, y son cual yo los hubiera trazado y descrito.
ignoro quien haya sido el editor , pero sí sé bien
que han sido impresos cual salieron de mi pluma.
(Ultimas explicaciones de Filon, pag. 96). He aqui,
pues , un nuevo monumento auténtico sobre la sec-
ta , y libconocido como tal por su redactor mismo:


fi .° Con dicha obra reuno yo y añado la que el
mismo Filon publica bajo el título de última iáis-
tracion , ó último escrito de Filon , y respuestas á
diferentes cuestiones sobre mis relaciones y enla-
ces con los iluminados. (Philos endliche , etc). Este
Filon Knigge nos da en él su historia, como la del
iluminismo, de sus convenciones con los gefes de
la secta, sus trabajos por ella etc.; y es realmente
una relacion fastidiosísima por la vanidad que res-
pira en ella. se ve uno de esos pretendidos filó-
sofos , que tratan los objetos religiosos con el


desprecio


pRELimiNAREs. xvij
que ellos solos merecieran ; mas no le


trace,
1 edespreci


ess unhombre que trata de justificar lo que
él ha hecho por la secta, y por consiguiente, pode-
mos dar por supuesto y partir de cuanto él nos con-


Ultimos trabajos de Espartaco y de Filon....
fiesa.0.


(Die neusten arbeiten des Spartacus , etc). Despues
de los escritos originales, esta obra es la mas inte-
sante que se haya publicado relativa al iluminismo,
tanto por los dos grados mas notables que se desen-
vuelven en ella


'


como por los misterios que allí
se revelan , y las leyes que se dan á los iniciados.
Sobre su autenticidad, no puede caber la menor
duda, porque dichos grados y leyes van acompa-
ñados de un certificado de Filon , legalizado con el
sello de la orden , y que atestigua su conformidad
con el original. Y ni aun teníamos necesidad de
dicho certificado, porque la sola lectura de dicha
obra indica bien que su redaccion , en los puntos
mas esenciales sobre todo, no es otro que una co-
pia de los discursos, preceptos y principios que los
escritos originales contienen. El editor es un hom-
bre que ha pasado por todos los grados del ilumi-
nismo, y que mas diestro que Filon, arrancó á este
y á la secta todos sus secretos ; se hizo iluminar
para quitarle mejor la máscara al iluminismo, y
tuvo un tan feliz suceso, que en vano se buscaria
un iluminado mas instruido que él.


G.° El mismo editor ha compuesto una historia
crítica de los grados del iluminismo , obra en extre-
mo preciosa tambien, porque todo se halla pro-
bado y demostrado en ella por la correspondencia
misma de los grandes iniciados.


7.° El iluminado dirigente , ó sea el caballero
Escotes. Esta obra hace juego, y es como la compa-
ñera de la de los últimos trabajos de Espartaco y de


Tomo iii.
2




xviij OBSERVACIONES
Filon. El grado .á que se refiere, es el mas impor-
tante de los intermediarios del iluminismo, y bien
que el autor no pueda citar en apoyo suyo el ori-
ginal garantido por el sello de la orden , todavía el
lector podrá comparar dicho grado con todo cuanto
se dice en los escritos originales, y aun con la crí-
tica que hizo de él el autor de la secta, quien por
lo tocante á él se manifiesta bien poco contento del
trabajo de su redactor. Para los conocedores, esta
conformidad equivale á los sellos del orden.


8.° Declaraciones bien notables sobre los ilumi-
nados. Estas son en número de tres, bien legales
y confirmadas con juramento. Van firmadas, por
el señor Cosandey, , canónigo y profesor en Munich ;
2.° por el señor Renner , presbítero y profesor
en la misma academia; 3.° por el señor Utzschizei-
der, consejero de la cámara electoral ; 4.° por el
señor Jorge Gümberg , miembro de la academia de
ciencias y profesor de matemáticas. Como todo es
jurídico en estas declaraciones, no tengo necesidad
de insistir ni de ponderar el valor de las pruebas
que nos ofrecen. Son cuatro discípulos de la secta,
que no esperan el haber llegado á los -últimos mis-
terios para despedirse de ella y abandonarla. Se les-.
intima declaren lo que han visto y oido en ella, y
contestan con tanta moderacion como verdad. Haré
conocer dichas declaraciones en la parte histórica,
ó último tomo de estas Memorias.


g.° A los libros que yo puedo citar aun como
unas pruebas sin réplica contra los iluminados „de-
ben añadirse las apologías de estos mismos. Cier-
tamente estos señores no se hacen mas criminales
de lo que realmente son , y cuando menos, me apro-
vecharé de sus propias confesiones.


o. Esta lista se baria sobrado larga, si hubiera de
hacer mérito y comprender en ella todos los libros


PRELIMINARES. xix


escritos contra la secta; mas entre estos merecen
ser citados con distincion á lo menos los del señor
Hollinan, profesor en la universidad de Viena. Del
doctor Zimmermann apenas he visto cosa alguna;
pero me escriben que ha trabajado una conside-
rable porcion de artículos para un cierto diario de
Viena , consagrado con especialidad á impugnar la
secta. He oido citar con frecuencia al señor ,S'tark ,
corno á que ha sostenido largos combates con la
misma; pero con su nombre, solo ha llegado á mis
manos una apología , dirigida al público , en res-
puesta á las calumnias que los iluminados no cesan
de repetir contra él, malgrado la refutacion triun-
fante que él les ha opuesto.


Entre los anónimos, merece una particular aten-
cion la obra titulada, Ultima suerte de los Franc-
Mazones , ó discurso pronunciado en una lógia-
mazónica, con motivo de haberla de cerrar : End-
liches Schickal des frepnaurer Ordens. El autor de
esté discurso expone perfectamente las razones que
ha tenido su lógia para renunciar á los trabajos,
desde que los iluminados se habian introducido en
la mazonería. Y yo creo que el respetable autor
no hubiera esperado tanto tiempo á tomar esta
resolucion , si hubiera sabido que hacia ya mucho
tiempo que las lógias mazónicas , en su totalidad á
lo menos , no eran ni de mucho tan honradas corno
la suya.


He visto tambien algunos fraqmentos biográficos ,
relativos al señor ¡Jode, famoso iluminado, y que
me serán en extremo útiles para la parte histórica.tEi n supalabraunli


ilumin ismo,
s, hemo, visto


que bastará
mtiuchas


s otras tscitar obrasi 11-
la


ocasion se presente, y que son harto suficiente tes-Ctiomnooleniomiceitnietoy(oieheemeissac.riQtouiriebriaT etasltnasbirenialt,ei). ioals gcroai_r




xx OBSERVACIONES


titud , poder nombrar á todos aquellos, cuya cor-
respondencia me ha proporcionado innumerables
auxilios en cartas, disertaciones y memorias, que
yo no podria apreciar sobrado; pero esta mi gra-
titud pudiera ser funesta á unos hombres ilustra-
dos y virtuosos , que por toda recompensa se con-
tentan con la utilidad pública que creen ligada á
la publicacion de mi obra , y ciertamente no será
por culpa suya si esta no tiene todo aquel grado
de bondad que ellos esperan y desean encontrar
en ella. •


Bien á pesar mio, me veo ahora precisado á con-
testar á las objeciones que me ha hecho mi tra-
ductor, y que mis lectores ademas me bañan infali-
blemente con motivo de la obra que acaba de pu-
blicar en ingles M. Robison, bajo el título de Prete.,
bas de una conspiracion formada por los fraile •
masones , los iluminados y las sociedades literarias
contra todas las religiones, todos los gobiernos de
Europa, etc. etc.... Proof of a Conspiracy, , etc. Esta
obra se ha dado á luz , al momento mismo que yo
iba á entregar á la prensa esta tercera parte de mis
Memorias. El señor Robison , que no tenia cono-
cimiento por el pronto de mis dos volúmenes pri-
meros, ha tenido la bondad de hacer mencion de
ellos en su Apéndice. Su voto y sufragio me ha sido
en extremo lisongero,•y yo no pudiera rehusarle el
mio por el zelo que ha mostrado , quitando la más-
cara á estos enemigos del bien público. Sin poner-
nos de acuerdo , y aun sin conocernos, hemos tra-
bajado ¡Sor la misma causa y con el mismo fin, y
yo reconozco con placer que ha tenido á la vista
muy buenos materiales; pero el público va á ver
mis citas y las del señor Robison, el público en-
contrará en ellas bien notables difrencias. Yo temo
que se nos oponga el uno al otro , no tanto por


xxjriuswiNenEs.
mí' corno por la verdad, á la cual estas oposicio-
nes pudieran quitar una gran parte de su fuerza.


p u i e rdao odbe sl emr véat rosdeo edni ft er re
ente-


no


o


diferencia que


que


Esta
tros dos, procede sobre to


hemos respectivamente adoptado en estas discu-
siones. El del señor Robison es mucho mas fácil, pero
sujeto desgraciadamente á equivocaciones, porque
recoge lo que ha podido retener de alguno ó de
muchos párrafos , y lo amalgama todo despues de
memoria en un mismo molde; tal cual vez cita lite-
ralmente las expresiones del autor Aleman , y las
aplica cuando lo cree oportuno. Ha visto ademas,
oido y leido mucho, y todo esto lo intercala des-,


dos comillas. Es verdad quepues en sus citas con
ha tenido buen cuidado de advertir de esto al lec-
tor en . su prefacio; mas esto no impedirá que algu-
nos de ellos nos crean recíprocamente en contra-
diccion. Acontécele tambien, con respecto á ciertos
personages, que les atribuye como verdaderas cier-
tas cosas que la correspondencia de los iluminados
nos demuestra haber sido inventadas por ellos para
desacreditar á sus contrarios, y sobre las cuales
habré yo de explicarme en la parte histórica de una
manera harto diferente. En esta , y entre otras mil
cosas, me guardaré yo muy bien no menos de
suponer el iluminismo, como nacido de la franc-
mazonería ; por las cartas mismas del fundador se
demuestra , que no se recibióo frase-mazos hasta
despues de haber planteado su iluminismo,


, esto es,7771 - y que dos arios despues aun no conocia_en
los principales misterios. (Escritos olio' t. I.°6 á _dyax, y 36 á m. C. p •
grados, en sus prior
'




b• carta
orceus ; hist. crit. de los


eras pagenas).
Sobrado sé, que nada de esto prueba que el ilu-


minismo no sea infinitamente 1e desastroso; pero tanto
sobre esto, corno sobre otros muchos artíc 1Los, y o no
so




xxij OBSERVACIONES
podré explicarme como M. Robison. He aqui un gran,:
de inconveniente, pero he aqui tambien mi respuesta
á él.


Por lo pronto, al doctor Robison y á mí, se nos
encontrará siempre de acuerdo sobre lo mas esen-
cial de los hechos y de la conspiracion de las lógias
iluminadas , no menos que sobre lo mas esencial
de sus máximas y de sus grados, y esto debe bas-
tar al público.


En segundo lugar, el señor Robison ha visto en
general la secta corno detestable y peligrosa en
sumo grado, y la pinta como un viagero que hu-
biese apercibido allá á lo lejos al monstruo horri-
ble, informe, .feisinzo y espantoso , sin curarse de
describir por menor sus formas, habitudes ó cos- .
tumbres. Y bajo pretexto de que intercala tal vez
ciertas circunstancias, sujetas aun á discusion, ó de
que reine en su narracion un cierto desórden ¿seria
cordura el desechar la obra en su totalidad ?


En una palabra , exceptuadas una ó dos cartas
que pueden decirse traducidas, las citas que nos
da el señor Robison en forma de cartas, no son
realmente citas, y se cansaria en vano el que fuese
á buscarlas en los escritos originales. No son mas
que unos extractos recogidos y sacados de aqui yl
de alli , hasta de los discursos mismos sobre los
misterios , y que de ninguna manera tienen la for-
ma de cartas. El señor Robison les presta su estilo
y su modo propio de frasear, y sobre todo se erige
en comentador, y hace hablar á los iluminados
mucho mas claro de lo que ellos quisieran. Aun
cuando traduce simplemente, suele añadir alguna
cosa de su propio fondo, y esto ha dado lugar á
que se me hiciesen mil y mil cuestiones. Por ejem-
plo, sobre la famosa carta que él da traducida en
las pág. i65 y 166 , se me . ha. preguntado,. quo


1


1 PRELIMINARES.
quería decir en el texto aleman aquel even d, al cual
añade el paréntesis (can ibis mean death?) Loyqeule,
en frances podria traducirse , nemeá ni
español , aun á ni ¿Quiere decir esto iz la mon....
á muerte? Mas yo me he visto precisado á contes-
tar, que el even d..... era una adicion que no se
viera en el original, como ni tampoco el paréntesis;
pero que el texto indicaba bien que no eran en
manera alguna contrarias al sentido general de la
carta. Hubiera querido poderme servir del pretexto
ó excusa de una diferencia en la edicion ; mas para
justificar de este modo todas las citas del señor
Robison, convendria suponer nuevos libros y nue-
vas cartas; y toda la Alemania hubiera reclamado
contra semejantes suposiciones. La corte de Baviera
en primer lugar, porque los originales no pueden
estar conformes á la vez á dos ediciones diferen-
tes; tambien los iluminados, porque el señor Robi-
son les hace hablar mucho mas claro de lo que
ellos lo hacen en su correspondencia, ya harto
clara en sí mismo ; y en fin , los autores todos que
escriben contra el iluminismo, y que todos citan
con la debida exactitud, y conforme en un todo á
la edicion de Munich. En una nueva edicion, pue-
den bien cambiarse las páginas ; mas no las cartas
y discursos, que se sabe pueden compulsarse con
los originales de los archivos. Aténgome, pues, y me
confirmo en la explicacion que tengo dada , sobre el
modo de proceder


esta parte del señor Robison.Por lo que á i
ni . t


de la autoridad


toca,
b


, como mi nombre no goza
que el del señor -Robison , he toina-


do las correspondientes precauciones , porque sé
que las necesito (i). Tengo presente á la vista todo


(t) Temo tambien que no se nos objete la diferencia que se halla
entre los grados de liosa-Cruz, de que es depositario el Sr. Robi-
son) y los que yo he citado y de que he hablado en el tomo




XXIV OBSERVACIONES PRELIMINARES. \


cuanto yo cito y cuanto yo traduzco; y si esto es,
como me sucede bien á menudo, alguna cosa so-
brado extraña y apenas creible , doy el texto mismo
á la letra, invitando al lector á explicársele á sí
mismo , ó á que se le haga explicar y verificar por
un tercero. Comparo tambien entre sí los diferen-
tes testimonios, con el libro siempre á la mano.
No hago mencion de una sola ley en el código de
la orden, sin las pruebas de la ley misma ó de la
práctica de ella; por consiguiente, no puede opo-
nérseme un autor, que no entra en los pormeno-
res que yo, pero que conviene conmigo en la sus-
tancia. Puede y debe tributársele , y yo mismo le
tributo un homenage de justicia, con respecto al
fondo de la cosa, sin convenir empero con él sobre
ciertos hechos y ciertos pormenores, que en nada
disminuyen la monstruosidad de la secta, ni ener-
van en manera alguna la demostracion de sus cons-
piraciones.


segundo de estas memorias. Mas á esto contesto yo , a.° Que conozco
tres grados de Rosa-Cruz , bien diferentes entre sí; 2.° que con
respecto á estos tres mismos grados, variar' al infinito entre sí los
catecismos , las preguntas y respuestas y los rituales , con res-
pecto especialmente á las diferentes naciones y pueblos ; 3.. que
yo me he servido para mi obra de los que se leen en la del abate
Le Praia, citado tambien por el señor Robison; 4.° y último, en
fin, que el señor Robison conviene conmigo, en que el grado del
Sol, del cual es depositario , es el mismo con corta diferencia que
el que yo cito. Yo he adquirido por mi parte otra redaccion, que
en el fondo es casi la misma ; y en la franc-mazonería , este grado
solo bastaria para justificar lo que el señor Robison y yo decirnos
de su objeto , con relacion á la Religion y á las Potencias.


CONSPIRACION




COLAS
DE LOS SOFISTAS DE LA IMPIEDAD


Y DE LA ANARQUÍA,


CAPITULO PRIMERO.


ESPARTACO WEISHAUPT (4"),
fundador del iluminismo.


IT-Ár hombres que han nacido con tan mala estrella,
que parecen ser una emanacion de aquella funesta inte-
ligencia á la cual un Dios vengador solo ha dejado inge-
nio para hacer mal. Hombres que siendo imbéciles para
todo consejo de sabiduría, abundan de todos los medios
para hacer daño , y tienen en sí mismos todos los recur-
sos del artificio y de la astucia para presidir y mandar
en la escuela de la mentira , de la depravacion y de la
perversidad. Si se comparan con los sofistas, les exceden.


(*) Cuantos sugetos se nombran en este tomo como iluminados son
alemanes. Para pronunciar como se debe sus nombres, no se ha de
atender á los diptongos franceses. Los alemanes, como los españo-
les, hacen sonar todas las vocales y consonantes, aunque con algu-
na diferencia. Al pronunciar pues Weishaupt , patriarca de los ilu-
minados , no se ha de decir Pelsopt , como si fuese palabra fran-
cesa, sino como pronunciaríamos en español Weishaupt , haciendo
sonar todas las vocales y consonantes , con la diferencia que la W
alemana equivale á la Y española, y la Y alemana á la I? espa-
ñola.


Tomo 111.
A




11,11:\MISMO.
en el arte de dar al error el lenguage de la , á las
pasiones y á los vicios la máscara de la virtud, y á la im-
piedad el manto de la filosofía. Se distinguen en las ca-
vernas de las maquinaciones, meditando atentados, pre-
parando revoluciones, y combinando la ruina de los alta-
res y de los imperios. Solo son nulos cuando se trata de
la ciencia de la verdad y de la honradez. Cuando el cielo
irritado contra los hombres permite que venga al mundo
alguno de estos seres, bastaría dejar á su disposicion la
tierra, pues sobraria aun para castigarla. Con estas dispo-
siciones y caractéres nació, cerca del año 1 7 48, en Baviera,
un impío llamado Juan Weishaupt, mas conocido en los
anales de su secta con el nombre de Espartaco. Este
impío , para oprobio de su serenísimo protector, fue al
principio profesor de Derecho en la Universidad de Ingols-
tadt, y en el día proscrito de su patria corno traidor á
su soberano y á todo el universo, disfruta pacíficamente
de un asilo , mantenido con pensiones sobre el erario
público, y decorado con el título de consejero hono-
rario en la corte de Ernesto Luis, duque de Sajonia-
Gota.


Fenómeno odioso en la naturaleza, ateo sin remor-
dimientos, hipócrita profundo, y sin alguno de aquellos
talentos que dan á la verdad defensores célebres, sino con
todos aquellos vicios y ,Q0I1 todo aquel fervor que clan
á la impiedad y á la anarquía grandes conspiradores;
enemigo de la luz, pero semejante al bullo aciago á quien
entorpece el sol, y solo se deja ver en las sombras de la
noche, este desastrado sofista solo será conocido en la
historia como el demonio, por el mal que ha hecho y
que proyectaba hacer. Su infancia fue oscura, y se
ignora su juventud; en su vida doméstica aparece un
solo rayo de las tinieblas con que se cubria ; pero este
raye es el de la depravacion y de la perversidad consu-


CA.PiTVLO l' IUMERC>.
5


mada. Solista incestuoso, sedujo la viuda de su hermano,
y padre atroz apeló al acero y al veneno para cometer
un infanticidio. Hipócrita execrable, suplicó é instó para
que el arte y la amistad sufocasen al inocente niño que
habia de publicar la inmoralidad de su padre. El escán-
dalo que queria evitar no era el del delito, sino como
el mismo (lijo y escribió, el que publicaria su deprava-
cion , y le privaria de la autoridad sobre unos discípulos
que guiaba á los delitos con la máscara de la virtud.,
Monstruoso sofista, se quejó de los demonios porque
no ocultaron su vergüenza con abominaciones, que el
Dios de la naturaleza ha castigado con sus rayos en el
hijo de Judas (*). Se quejó y de tal modo hizo traicion
á este mismo Dios, que le abandonó á la inmundicia de
sus detestables costumbres. Descarado é impudente per-
juro, invocó cuanto hay de santo, protestando que nun-
ca él ni sus amigos habian tenido noticia de aquellos
venenos, ni de los medios secretos de ocultar su infamia,
y que aun menos él y sus amigos los hablan aconsejado,
buscado ó empleado; provocó ó precisó á los magistrados
á justificar la acusacion; estos produjeron las cartas del
perjuro, y se le vió solicitar hasta tres confidentes para
que buscasen é hiciesen buscar el modo de comunicarle
todos aquellos horrorosos medios; se le vió recordar pro-
mesas de tres años sobre estos mismos medios; se le vió
quejarse del poco éxito de sus tentativas, acusar la timi-
dez de sus agentes ó su poca experiencia ; instar y pedir
encarecidamente que renovasen los ensayos, advertirles
que aun era tiempo, pero que este tiempo ya instaba. Que
crímenes, que cielitos, y que monstruosidades en un solo
hecho! Que mortal-tan extraño, que ha podido hacerse
tan delincuente! El Dios que humilla á los sofistas no


(*) Véase el cap. 38 del Genesi& , versos 8 y g.
A a




4 iirtemitszismo.
tenia necesidad de hacer mas para demostrar la extraor-
dinaria perversidad de un hombre, que como se verá ,
tenia siempre en sus libios el nombre de la virtud, y que
con este nombre sagrado alistó legiones, que suministra-
ron y pusieron en accion á todos los verdugos de Robes-
pierre.


La importancia de la acusacion me impone el deber
de producir las pruebas. Léase en primer lugar esta carta
de Weishaupt á su iniciado Hertel, que es la tercera en
el segundo tomo de los escritos originales de los ilumi-
nados de Baviera. «Ahora, dice Weishaupt á este inicia-
» do, os manifiesto con la mas íntima confianza la sima-
» cion de mi corazon. No tengo sosiego, me vuelvo inca-
» paz para todo, pronto á desesperarme. Estoy en poli-
» gro de perder mi honor, y aquella reputacion que me
» daba tanta autoridad sobre nuestra sociedad. Mi cuñada
» está en cinta. La he enviado á Munich para que saque
» dispensa y casarme con ella ; pero si la dispensa no


llega ¿que haré? Como restableceré yo el honor de una
» muger, cuando soy la causa de su delito? Ya hemos
» probado muchas cosas para arrancarle la criatura, y ella --
» ya estaba resuelta á todo : pero Eurifon es demasiado
» tímido, y ya no veo otro expediente. Si yo estuviese
» seguro del silencio de Celso , (de Buder, profesor en
» Munich) aquel me podria muy bien ayudar; hace ya tres
» ajaos que 112C lo prometió. Habladle si os parece al caso,
» y ved lo que se ha de hacer. No quisiera que Caton
» supiese alguna cosa, no sea que lo dijese á todos sus
» amigos. No sé que demonio. u.... aqui no permite la
honestidad traducir unas expresiones que manifiestan en
Weishaupt la mas detestable costumbre (*). Continua su
confidencia diciendo : Hasta ahora ninguno sabe nada


eg Véase el lugar citado del Genesis.


CAPiTtILO PIUMERO.
5


» sino Eury-on ; aun seria tiempo de ensayar, porque ella
» se halla solo en el cuarto mes.» A pesar de su renng-
nancia de confiar á Caton el secreto, vióse Weishaupt en
la precision de escribirle, y despues de haber manifes-
tado su infame costumbre, he aqui las expresiones de que
usa este monstruoso hipócrita : « Lo que me causa mayor
» sentimiento en este negocio es, que pierdo en gran parte
» mi autoridad sobre nuestras gentes; es, el haberles maní-
» 'estado un costado débil, á cuyo abrigo no dejarán de
» ponerse, cuando les predicaré moral, y los exhortaré. á
» la virtud y á la honestidad (1). »


Ahora es preciso oir lo que el mismo Weishaupt dice
con el mayor descaro en su apología : «Pienso y debo
» reconocer delante de Dios, y quiero que se mire este
» escrito corno el mas solemne certificado , que en mi
» vida no he oído hablar ni de aquellos medios.secretos
» (de procurar el aborto), ni de aquellos venenos, que
» yo nada he visto ni aun menos tengo conocimiento de
» que en alguna ocasion algun amigo anuohaya siquiera
» pensado en aconsejarlos, en darlos cí bien en hacer el
» menor uso. Sea esto en testimonio y ea seguridad de
» la verdad (2). » De este modo llama en socorro de la
mas atroz hipocresía el mas desvergonzado de los perju-
rios. Pero lo que mas importa es conocer á Weishaupt
como conspirador. Para saber lo que fue en la escuela
de la rebelion, de la impiedad y de la anarquía, es pre-
ciso bajar al abismo de los conjurados. Aun aqui parece
que nunca conoció la gradacion que hay del delito á.
la perversidad. Alli, desde el instante en que le descubrió
la vigilancia de la justicia, le vió al frente de una cons-
piracion, en cuya cOmparacion las de los clubs de d'Alems.


(s) We3slianpt tomo r. carta 6z á Caton-.
(a) Introduccion á su apología, pág. 6.


1


A 3




1
ti
bert y de Voltaire y todas las de las cavernas de Orleans,
no son mas que juegos de niños, y de unos sofistas ó
pícaros que aun son aprendices en el arte de revolucio-.
nes. No se sabe ni es fácil hacer constar, si Wcishaupt
tuvo maestro, ó si él fue el padre de los monstruosos
dogmas, sobre los cuales fundó su escuela. Solo hay una
tradicion , que voy á referir, entre alguno de sus mismos
iniciados.


Tradicion sobre el maestro de Weislcaupt.


Segun dicha tradicion , cerca el ario de 177E , un mer-
cader de Jutlandia, llamado Kolmer, despues de haber
estado algun tiempo en Egipto, se puso á correr la Euro-
pa haciendo iniciados, á los cuales pretendia comunicar
los antiguos misterios de Menfis. Relaciones mas indi-
viduales me han asegurado, que se detuvo en Malta, en
donde esparció por el populacho los principios
11


desor-
ganizadores de los antiguos iluminados del esclavo etír-
Lie° Manes, y que en esto consistian todos sus misterios.
Ya se extendian estos principios y estaba la isla amena-
zada de un trastorno revolucionario , cuando la sabidu-
ría de los caballeros precisó al nuevo iluminado á salvar
su vida con la fuga. Hay quien le da por discípulo al
famoso conde ó charlatan Cagliostro, y á algunos de aque-
llos iniciados que se distinguieron por su iluminismo en
el condado de Aviiion y en Lean. Se dice que en sus
correrías vagamundas encontró á Weishaupt y le comu-
nicó sus misterios. Si para sus confianzas bastaba ser im-
pío reservado en el secreto, nunca hombre ha tenido mas
derecho. Mas hábil, y aun mucho mas perverso que
Cagliostro, supo Wcishaupt sacar un mas ventajoso par-
tido cte estas confidencias para su escuela.


eiPiTt LO PRIMERO.


Eleecion que hizo de los sistemas.


Sea lo que fuere de este su primer maestro, no parece
que el sofista de Baviera tuviese necesidad de él. En un
siglo de todos los errores, hizo naturalmente lo que se
dele esperar de unos hombres, á quienes en la eleccion de
las opiniones, sean políticas ó religiosas, un desgraciado
instinto decide siempre por la mas detestable. Es muy
cierto, que á lo menos tuvo nociones informes de los
antiguos iluminados , pues adoptó su noinbre, y renovó
la parte mas dcsorganizadora de su sistema. Tomaron sin
duda estas nociones su incremento con el estudio de
predileccion de les misterios desorganizadores del Mani-
queismo, pues recomendó á sus iniciados el estudio de
estos misterios, como que tenian una conexion directa
con su escuela y como que les anticipaba el placer que
esperaba darles cuando les revelaria los suyos (r).. Pero
como era ateo de corazon y detestaba toda teosofía, se
burló del doble Dios del antiguo iluminismo , y solo
tomó de Mimes , esclavo rebelde á todo gobierno, la
universalidad de la anarquía. Conoció á los sofistas del
dia , y á pesar de toda su democracia, le pareció que
todos estos pretendidos filósofos eran muy reservados
en lo que toca á las consecuencias de su igualdad y liber-
tad. Solo para ser ateo tomó de ellos el odio á Dios.
Unos le conducian á anular toda ley política y civil, y
otros á anular toda ley religiosa. De estos dos sistemas
formó un monstruoso compuesto, cuyo resultado fue la
resolucion mas ardiente, absoluta y frenética de abolir
generalmente y sin cxcepcion toda religion, todo gobier-
no y toda propiedad. Creyó ver á lo lejos la posibilidad


(I) Véase el grado titulado : filurninatns diripirs ( el clir(-etor
nado), oler 5w:ti:cher Rit:or ó el caballero Escoces) pág. 7a.


A 4




8 ILUMINISMO
de inspirar á todo el género humano la misma resolucion,
y aun se lisonjeó de ver su. cumplimiento.


Esta esperanza con los recursos de un sofista vulgar,
podia no ser mas que un delirio; pero en una cabeza
como la de Weishaupt, organizada para grandes delitos,
lo fue la de la perversidad. El sofista bávaro conocia
toda su fuerza; no conoció delitos que fuesen imposi-
bles, y solo pensó en combinarlos todos para que pre-
valeciesen sus sistemas. La necesidad de buscarse de que
vivir, y la mediania de su fortuna le habian en cierta
manera precisado á dedicarse, en los últimos años de
su educacion , ,al estudio de las leyes. Sea que disimu-
lase entonces los proyectos que fomentaba su corazon ,
ó sea qne no babia aun concebido todos sus sistemas, no
tenia aun 28 aiios , cuando se hizo nombrar profesor
de derecho en la Universidad de Ingolstadt. En una carta
á Zwach del lo de Marzo 12 -78 , dice que no tenia
aun treinta a files, y en esta misma carta ya le confia sus
proyectos ulteriores sobre el Iluminismo que ya habia
fundado dos años antes.


Origen y primeras ideas de la secta.
Era preciso conocerse capaz de un disimulo muy pro-


fundo , y se necesitaban recursos muy extraiios para fun-
dar sobre las mismas funciones de intérprete público de
las leyes, el medio de aniquilarlas á todas y en todo el
mundo. Sin embargo, Weishaupt en el colegio de In-
golstadt , afectando cumplir con zelo los deberes de
catedrático, se consideró en la mayor disposicion para
tramar y conducir con una mano invisible la revolucion
que meditaba. Pesó el influjo que en calidad de maestro
tenia sobre sus discípulos, y conoció el poder que ten-
drian sus lecciones secretas para suplir las que daba en
público. Le pareció poco hacer partidarios de la anar-


CÁPiTELO PRIMERO. 9
guía é impiedad á los discípulos que frecuentaban su aula.
Veía Weishaupt, de un polo á otro, al género humano
sometido á los dogmas religiosos y á la autoridad de las
leyes. Étnulo del zelo de los santos, reflexionó lo que
con su sabiduría habian hecho para extender ó conser-
var en todas partes el imperio de la fe. Aun quedaban mi-
xtas de aquella sociedad que la política de los reyes habia
sacrificado á las maquinaciones de un filosofismo , ene-
migo á un mismo tiempo de los papas y de los reyes.


eishaupt supo apreciar lo que debian los reyes á unos
hombres, que llenaban poco tiempo babia en toda la
extension de los reinos católicos, en las ciudades y en los
pueblos las funciones de maestros de la juventud , de ora.,
dores, de directores cristianos, y muchos las de apósto-
les entre naciones idólatras y pueblos bárbaros.


Conoció cuanto debian los imperios á todas las cor-
poraciones religiosas, que predicando á los pueblos lo
que deben á Dios, les hacen ya solo con esto cumplir
sus deberes hacia el príncipe y la sociedad. Detestando
los servicios de los hijos de san Benito , de san Francis-
co, de san Ignacio y domas santos fundadores, admiraba
sus institutos, y de lo que mas se admiraba era de las
leyes y gobierno de los Jesuitas, á quienes un superior
dirigia á un mismo fin, aunque tan dispersos por el mun-
do, reconoció que podria imitar sus medios, proponién-
dose designios diametralmente opuestos (i). Haciendo estas
reflexiones, se dijo á sí mismo; cuanto hacen todos estos
hombres en favor de los altares é imperios, I porque no lo
liaré yo contra los mismos altares é imperios? Con el atrac
tivo de misterios , y con legiones de iniciados obedientes
á mis leyes d porque ro destruiré yo en las tinieblas, lo
que ellos han edificado á la luz del sol? Lo que el mis-


(I) Mirabeall Monazr. Pres. torno 5 art. , pzig, 97.




ILUMINISMO
mo Jesucristo ha hecho por Dios y por el Cesar ¿ por-
que no lo haré yo contra el mismo Dios y el Cesar, ha-
ciendo apóstoles de mis discípulos ?


Para atribuir a Weishaupt esta funesta emulacion , no
será necesario que los historiadores se valgan de vanas
conjeturas. Estos votos y leuguage se hallarán consig-
nados en todas las confidencias y en las mismas leyes que
prescribió á sus discípulos, y hasta en las reconvencio-
nes que les hacia de que no imitaban en la obediencia
á los profesores de aquellos santos 'institutos (x). Sus
mas famosos discípulos dicen , que esto se descubre en
todo el progreso de su código (2). Podian y debian ob-
servar , que adoptando para sus maquinaciones la sabi-
duría de los fundadores religiosos, Weishaupt se reservó
añadir todos los artificios que le porfia sugerir aun una
política infernal. Cuando este conspirador escribió todos
estos proyectos (3), no conocia aun el objeto de la fraile-
mazonería ; solo sabia que los franc-mazones tenian juntas
secretas; los veia unidos con un lazo misterioso, que se.,
reconocían como hermanos con ciertas señales y pala-
bras, de cualquiera nacion ó religion que fuesen. Con
esto se hizo allá en su imaginacion una nueva mezcla,
cuyo resultado debia ser una sociedad, que adoptase por
medios, en cuanto le fuese conveniente , el gobierno de
los Jesuitas, y el silencio misterioso 6 existencia tene-
brosa de los uniones, y por objeto la propagacion del
sistema el mas and-social del antiguo Iluminismo, y mas
anti-religioso del filosofismo moderno.


Ocupado del todo 1..Veishaupt en este infausto sistema,


(I) Escritos originales, tomo . carta 27. á Caton.
(a) Véase en los escritos originales , torno 1 . Instructio pro reci.


pientibas, art. r3, carta 2. á //yaz. ; varias cartas á Catott, y última
deelaraeion de D'ion.


(3) Véase mas adelante el capitulo de la Ilazonería iluminada.


cAeirvLo rutalEno.
echo los ojos sobre aquellos discípulos, que le había con-
fiado el gobierno para hacer magistrados de la patria y de-
fensores de sus leyes, y se resolvió á empezar con ellos su
guerra á las leyes y á la patria. Vió á lo lejos, que á sus
primeros discípulos que sedujo con mucha facilidad, so-
brevenian otros. Estos como formados por su mano,
presto habian de ser maestros que le harian nuevos pro-
sélitos. Vió que se aumentaban sus legiones y que se mul-
tiplicaban en las ciudades y campañas, y hasta en las cor-
tes de los soberanos. Oyó con anticipacion los juramen-
tos que, en el secreto de las lógias , iban el someterle la
Opinion, los corazones y los brazos de unas legiones nue-
vas, dirigidas por sus leyes, penetradas de su espíritu , y
ocupadas en todas partes, bajo sus órdenes, en minar sor-
damente los altares, y abrir el sepulcro de los imperios.
Calculó el tiempo y se sonrió contemplando la explo-
sion universal, la cual llegaria dia que solo esperarla su
señal para verificarse.


Fundacion de su iluminismo.


Apenas el moderno Erostrato tenia veinte y dos años,
cuando ya 'labia establecido la base de las leyes que que-
ría dar á la sociedad desorganizadora. Antes de exten-
derlas en stt código, 'labia combinado ya todos los me-
dios de seduccion. Empezó por ensayados todos en dos
discípulos suyos, llamado el uno Massenhausen, á quien
apellidó Ayas jóven de veinte años, que despues fue


(i) ilIis tres primeros compañeros, escribe Weishaupt á Zwacli,
fueron ..47-17.2' , vos, y 31érz ( carta del r5 febrero de 1 778). Con
esto se ve claramente, que este 3.1erz, fue el Tiberio iluminado connIyax; á mas de que es muy cierto , que Zorzal no acudió hasta
diez meses despues de los iniciados Ayax, y Tiberio, ( Véanse los
escritos originales, torno T. sec. 4).




I9.


ILUMINISMO


consejero en Burshausen, y el otro Merz, á quien llamó
Tiberio, casi de la misma edad , pero cuya carrera
nada tiene de notable sino una torpeza de costumbres,
que llegó á causar vergüenza á su mismo seductor. \Veis-
Laura , viendo que sus dos discípulos ya eran tan impíos`
como él mismo, los juzgó dignos de admitirlos á sus mis-
terios. Les confirió el mas alto de los grados que enton-
ces habia imaginado ; los llamó sus Areopagitas; se hizo
su bs,efe y quiso que esta monstruosa asociacion se ha-
mase la orden de los iluminados (I). Esta inauguracion
se celebró el primero de mayo del ario 1 7 76. Observe el
lector esta época ; ella indica unos fundamentos muy dé-
biles ; ha sido pocos arios anterior á la erupcion de la
revolucion francesa; sin embargo , no deja de ser la épo-
ca en que es preciso fijarse , para hallar la cuna de us,a
secta que vino á consumar todos los errores, todas
conspiraciones y todos los delitos de todos los iniciados de
la impiedad, de la rehelion y de la anarquía, que se
reunieron bajo el nombre de jacobinos para causar agua...
Ila revolucion. Esta misma época, sus maquinaciones y
medios tenia yo bien presentes, cuando en el Discurso
preliminar de estas Memorias dije con una desgraciada
certidumbre :,,Cualquiera que sea la religion que profesais,
» cualquiera el gobierno de que sois saditos, y á cual-
» quiera clase de la sociedad que pertenezcais, si el jaco-
» binismo triunfa, si los proyectos y juramentos de la


secta se cumplen , perderéis vuestra religion y sacerdo-
» cio , vuestro gobierno y leyes, vuestras propiedades y
» magistrados. Vuestras riquezas, vuestros campos, vues-
» tras casas, hasta vuestras chozas , vosotros mismos y


vuestros hijos ya no serán, ni seréis vuestros. Pensa-
» bais que la revolucion terminaria en Francia y ella


(t) Escritos urigiaales tomo 1. sec. 4. y calla. 2. á Pilca Strozzi.


Ct1'iTrLO PIIIME110.


» no ha sido mas que el primer ensayo de los jacobinos, »
En efecto ; el lector hasta aqui no ha descubierto sino
una parte de los votos y planes que ha hecho y formado
una secta , la mas terrible y formidable para efectuar esta
revolucion general , que se ha propuesto derribar todos
los tronos , volcar todos los altares , anonadar toda pro-
piedad, borrar toda ley , y disolver toda sociedad.


Plan de este tomo.


Es muy cierto, que es bien funesto este presagio ; pero
por desgracia sobran las demostraciones que tengo que
producir para justificarle. Hablando de las conspiraciones
del Iluminismo, sacaré mis pruebas de su propio código
y de sus archivos. 'Manifestaré al principio en que con-
siste este código, pues él nos dará á conocer la exten-
sion , el camino, los medios , y toda la profundidad de
las conspiraciones de la secta. Esta primera parte con-
tendrá el plan de sus maquinaciones, y el extracto y aná-
lisis de las leyes que ella se ha dado para consumarlas.
Contendrá la segunda parte la historia de sus progresos
y sus resultados, desde su origen hasta el momento en
que, contando con todas las legiones revolucionarias, y
sin salir de sus cavernas, se unió y confundió con los
jacobinos para continuar con ellos esta guerra de deso-
lacion , que amenaza con la total ruina de los altares de
todo culto, de los tronos de todos los monarcas , de las
leyes de toda sociedad y de las propiedades de todo ciu-
dadano. Quiera Dios, que, manifestando lo que ha hecho
la secta, lo que ella aun hace y lo que intenta hacer para.
causar una calamidad universal, abran los pueblos y los
que los gobiernan sus ojos para preservarse de las fatales-
desgracias , que ya han creido que habian llegado á su
fin, cuando zum solo se hallan en los principios.




1E4 MINISMO


CAPITULO II.


CÓDIGO ILUMINADO; SISTEMA GENERAL DIVISION DEL
CÓDIGO.


Weishaupt preparando el Código iluminado.


ENTIENDO aqui por código de la secta iluminada, los
principios y sistemas que ella se ha formado sobre la reli-
gion y la sociedad civil, ó por mejor decir, contra toda
religion y contra toda especie de sociedad civil. Entien-
do el gobierno y las leyes que ella se ha dado y que
dirigen á sus iniciados, para que realizando sus sistemas,
perviertan á todo el mundo. No fue este código alguna
produccion de una irnaginacion acalorada, y que Mas
deseaba una grande revolucion , que reflexionaba sobre
los medios para que fuese infalible. No se resolvió \Veis-
baupt , sin haber previsto los obstáculos. Dando el nom-
bre de sus profundos iniciados á los primeros discípu-
los que pudo seducir, no se atrevió á manifestarles toda
la profundidad de sus misterios. Satisfecho con haber
puesto los fundamentos, no se apresuró en levantar un
edificio, que deseaba mucho que fuese permanente, para
disponerle á que se desplomase por sí mismo, á causa
de no haber tomado todas las precauciones necesarias
para consolidarle. Aun meditaba despues de cinco anos
enteros, y conocia que aun tenia mucho que meditar
aquella marcha oculta que 'labia de asegurar sus maqui-
naciones. Rumiaba en su cabeza y combinaba en silencio


5cApíTyLo sEcrpri)o. 1
y con lentitud aquel conjunto de leyes, ó para decir
mejor, aquella combinacion de astucias , de artificios,
de lazos y asechanzas, sobre la cual arreglaba la prepara-
cion de los candidatos , los servicios de los iniciados, las
funciones, los derechos y conducta de los gefes, y aun
la suya propia.Iba tanteando todos los medios de seduc-
cion, los pesaba, los cotejaba, los ensayaba unos des-
pues de otros, y aun cuando parecia que se decidia por
algunos, se reservaba el poderlos mudar , si podia ha-
llarlos peores.


Entretanto sus primeros discípulos que ya se habian
vuelto apóstoles, le Inician Conquistas; por su parte au-
mentaba sus prosélitos y los dirigia con sus cartas , dán-
doles los avisos segun las circunstancias; y valiéndose del
arte de entretenerlos con sus promesas, los tenia suspen-
sos esperando sus t'lltimos misterios. Prometia á sus con-
fidentes una moral, educacion y política del todo nuevas;
estos ya podian preveer que estas promesas pararian en
una moral sin freno, en una religion sin Dios, y en una
política sin ley ni dependencia (I); pero no se atrcvia
aun á manifestarse del todo. Le parecia que su código
no estaba concluido; que aun no habia tendido bien sus
redes; y quería que el tiempo y la experiencia tuviesen
Ibas parte en su perfeccion que sus meditaciones. Este
es el modo como se retrata á sí mismo, cuando el conato
de sus discípulos le instaba á que les manifestase sus
últimos secretos, y le culpaban por su lentitud : «Al tiem-
» po, dccia, y á la experiencia toca instruirnos. Cada
» día experimento que lo que bize el año pasado , lo
» baria mejor en este. Dejad que yo considere lo que
» puede dirigir al fin, y lo que puede desviar; lo que
» harán por sí mismos nuestros cofrades, y lo que no


(i) Escritos originales, tomo r. carta á Mario y á Catan.




n 6 ILUMINISMO
» se puede esperar de ellos, sin ayudarles y conducirlos.
» —Tened presente que lo que presto se hace, presto se
» destruye. —Dejadme hacer; el tiempo y- yo valemos por
» 017'0S dos »


Sus alarmas y recelos.


Estas meditaciones de Weishaupt no eran sobre cam-
biar de objeto, pues este siempre fue el mismo en su
intencion. Ninguna religion , ninguna sociedad, ni leyes
civiles, ninguna propiedad; este fuera siempre el objeto
de sus maquinaciones ; pero le era preciso dirigir sus dis-
cípulos á este objeto sin exponer su secreto y persona.
Conocia el malvado la atrocidad de su delito para no te-
mer las resultas. Por esto escribia á sus confidentes : «Sa-
» beis las circunstancias en que me hallo; es preciso que
» yo lo dirija todo por medio de cinco ó seis personas;
» es absolutamente necesario que yo quede incógnito todo
» el tiempo de mi vida, aun á una gran parte de unes-
» tros cofrades; me veo \muchas veces abrumado con el
» pensamiento de que con todas mis meditaciones , mis
» servicios y trabajos, no hago mas que labrarme el dogal,


plantarme la horca ; que la indiscrecion ó impru-
» dencia de uno solo puede trastornar el mas hermoso
» edificio (2).» Al contrario ; en otras ocasiones, querién-
dose manifestar superior á todos estos temores, sin dejar
de corregir en sus discípulos algunas faltas de precaucion,
les decia : Si nuestros negocios van mal en el dia , Ares-
» to se perderá todo; entonces tendré yo la culpa, y co-
» mo autor de todo seré tambien el primero sacrificado.,
» Yo es esto lo que me asusta, pues todo lo sabré sobre-
» llevar; pero si la imprudencia de los hermanos me ha


CAPÍTULO sECUNDO.
» de costar la vida, quiero no tener de que avergonzar-
» me delante de las personas que piensan ; y no quiero po-


der me hacer la triste reconvencion de que no he sido
» mas que un imprudente y temerario (a). »


Su código ya concluido .


De este modo, todos los motivos se reunían en este
famoso conspirador, para hacer de su código el de to-
das las precauciones que podian preservarle de una horca,
y asegurar el éxito de sus maquinaciones. Por último, al
cabo de cinco años de meditaciones por su parte, de con-
sultas con sus confidentes, y principalmente con la ayuda
del baron Knigge, á quien ya veremos representar un
famoso papel en el iluminismo,


-Weishaupt llegó á fijar
la marcha de sus misterios, á extender el código de
su secta, es decir, el conjunto de sus principios, de
las leyes y gobierno que sancionó para los iluminados,
basta llegar al grande objeto de su conspiracion. Antes de
introducir á nuestros lectores en el intrincado laberinto
de este código, juzgamos conveniente dar una idea gene.-
ral del sistema que inspiró al autor todas sus leyes.


Idea general del sistema de Weishaupt.


Cuanto mas se medite aquella parte del código , que
daremos á conocer cuando tratemos de ros misterios del
iluminismo, tanto mas se verá que


• Weishaupt, aprove-
chándose de los principios de igualdad y libertad que ha
propagado el filosofismo del tiempo, no hace


. mas que dar
á . estos principios un nuevo giro para llegar á las últimas
consecuencias de la impiedad y de la anarquía mas abso-


(i) liii mismo , cartas 3 , 4, 4 7 y 6o á los mismos.
(2) Cartas II y 25 á Caton.


de
(2) Alli mismo carta 22.
Tomo III.




18 tu mi NI SMO
luta. Los sofistas, discípulos, unos de Voltaire y otros
de Rousseau , habian empezado por decir : todos los konz-
Zres son iguales y libres. De aqui concluyeron contra la
religion, que ninguna persona, ni aun en nombre de un
Dios que se revela , tiene derecho de prescribir reglas á
su fe. Anulada de este modo la autoridad de la revela-
cion , solo admitieron por base de la religion los sofistas
una razon seducida por las pasiones, destruyendo de este
modo, para sus iniciados, todo el cristianismo. Contra los
gobiernos dijeron , que todos los hombres son iguales y
libres; y de aqui concluyeron , que todos los ciudadanos
tienen igual derecho á hacer la ley y al titulo de sobe-
rano ; y, abandonando con esta consecuencia la autoridad
á los caprichos de la multitud, no dejaban para formar
legítimamente los gobiernos sino la confusion y las erup-
ciones volcánicas de un pueblo democrático y soberano.


Discurriendo Weishaupt sobre los mismos principios,
creyó que todos los sofistas y todo el populacho demo-
crático habian aun sido muy tímidos sobre las consecuen-
cias ; y en cuanto á su esencia , he aqui todos sus miste-
rios. La igualdad y libertad son los derechos esencia-
» les que recibió el hombre en su perfeccion original y
» primitiva ; el primer atentado contra esta igualdad le
» cometió la propiedad ; y el primer atentado contra la
» libertad le cometieron las sociedades políticas ó los go-
» biernus con sus leyes religiosas y civiles que son los me-
» ¡ores apoyos de toda propiedad y de todo gobierno; de
» lo que se infiere, que para restablecer al hombre en sus
» derechos primitivos de igualdad y libertad, es preciso em-
» petar por destruir toda religion , toda sociedad civil
y toda propiedad. » Si la verdadera filosofía hubiese
entrado en las lógias del iluminismo , habria demos-
trado á los iniciados y á su maestro lo absurdo de sus
principios per la extravagancia y perversidad de sus conse-


eArírtto stcrnyno. 19
cuencias. Les habria dicho que las leyes y derechos del pri-
mer hombre, único sobre la tierra ó bien padre de una
generacion poco numerosa, no fueron ni podian ser los
derechos y leyes del hombre, que poblara despues la tierra
con otros hombres sus semejantes. Habria añadido que la
naturaleza , maridando al hombre que se multiplicase so-
bre la misma tierra y que la cultivase, ya le anunciaba
solo con esto, que el destino de su posteridad era vivir
bajo el imperio de las leyes sociales. Habría observado
que sin propiedad hacia de quedar la tierra inculta y
desierta; que sin leyes religiosas y civiles, aquel inmenso
desierto no alimentaria sino hordas dispersas de vaga-
mundos y salvages. El iluminado bávaro habria habido
de inferir, que su igualdad y libertad lejos de ser los
derechos esenciales del hombre en su perfeccion, no son
mas que un principio de degradacion y embrutecimiento,
sino pueden subsistir sin destruir toda propiedad , toda
religion y toda sociedad. Pero la verdadera filosofía guar-
dó un profundo silencio en la escuela y lógias de Weis-
haupt. Su abominable inclinacion al error hacia que solo
gustase de sofismas, y estos fueron la base de su sistema,
y en esto consistió el secreto de sus misterios ulteriores..


Peligros de este Código .
No debo solamente probar que en esto consiste el gran-


de objeto de su conspiracion y de la revolucion que nos
prepara con todos sus iniciados. Para demostrar hasta la
evidencia este grande objeto de sus maquinaciones, mc
baStaria producir las bendiciones que el Jerofante (*) ilu-
minado da á las hordas errantes sin leyes ni sociedad, y
las maldiciones que profiere contra las personas que fija-
ron su morada, se dieron gefes, y sobre todo una patria.


(*) ilie•opítanta era el sacerdote intérprete de los ritos y ceremonias
sagradas en los misterios de ares Zkusitu4


B




20 'ILUMINISMO
Principalmente se descubrirla toda la conspiracion en es-
tas amenazas que hace el mismo Jerofante. «Sí, dice, los
» príncipes y las naciones desaparecerán de la superficie de
» la tierra. Sí, llegará aquel tiempo en que los hombres
» no tendrán otras leyes que el libro de la naturaleza. Esta


revolucion será obra de las juntas secretas ; y en esto
» consisten nuestros principales misterios (1). » Estas so-
las expresiones del código iluminado ya manifiestan todo
lo que he de demostrar sobre el objeto de la conspira-
cion y sobre la extension de los proyectos de la secta;
pero' aunque con esto ya quede tan descubierta la cons-
piracion, no basta, y debo hacer mas en beneficio del
público. Los pueblos y sus gefes en lugar de mirar esta
secta corno terrible y formidable, podrian no ver en el
iluminismo sino una caterva de insensatos, que meditan
sin medios una revolucion quimérica, que no dan algun
cuidado , y que son mas dignos de desprecio que de que
se les vigile. La perversidad hallaría excusa en su mismo
exceso ; la secta continuaria con mayor confianza, activi-
dad y zelo en sus infernales maquinaciones, y esto solo por-
que su objeto pareceria imposible; se venia disuelta la socie-
dad, y todos perderían sus leyes , altares y propiedades ,
solo por haber creido que no las podian perder. Dormi-
rian sosegadamente á la orilla del precipicio , y caerian
él por no haber visto sino delirio en los que le socavaran.
Los que piensan queso puede hacer burla de los proyec-
tos del iluminismo, deben tener presente lo que los Jero-
fantas dicen á sus sectarios : «Dejad que se rian los rei-
» dores, que se burlen los burlones; el que compara lo
» pasado con lo presente , verá que la naturaleza, sin que


se pueda estorbar su marcha, adelanta siempre en sus
» caminos. Sus pasos son insensibles al hombre que no


CAPITULO SEGUNDO. 3I


» está hecho á observar; pero no se ocultan al filó-
» sofo (a). »


Debo, pues, en beneficio de la sociedad hacer algo mas
que manifestar la existencia , realidad y extension de las
maquinaciones de la secta. Debo hacer sensibles los peli-
gros á que estan expuestos la sociedad y cuantos la com-
ponen. Debo enseñar un camino y manifestar un arte
que, acelerando los delitos, hacen inminentes los desas-
tres que se creyeran quiméricos. lie de desenvolver el
conjunto de un sistema y de un código, del cual cada ley,
cada máxima y cada disposicion son otros tantos pasos
hácia la revolucion universal que ha de herir de muerte
á la sociedad. No me propongo pues decir solamente á
cada ciudadano : he aqui lo que se trama contra vuestra
religion, vuestra patria, vuestra nacion , vuestras propie-
dades, y contra la misma existencia de toda sociedad
que se llama nacion ó pueblo ; esto , por desgracia, seria
muy fácil de manifestar. Lo que debo hacer, es descu-
brir una trama que pone en peligro á la sociedad y á
los particulares ; hacer evidente la plenitud de sus recur-
sos enlazados con el exceso de la perversidad, y esto á
los que piensan que en esta secta solo se descubre el
exceso del delirio filosófico con la total falta de medios.


Weishaupt , tan bien como hubiera podido cualquiera
otro, Babia previsto los obstáculos que debla hallar su-cons•
piracion; y aun se puede decir, que los creyó mas reales
y mayores de lo que los pocha temer. Lo mismo que.
dijeron sus mas famosos iniciados en deshonor de •sus
compatriotas, se debe decir en honor suyo. Weishaupt
estaba rodeado por todas partes de bávaros , fieles á su
Dios y á su príncipe. 1.Yeishaupt que desde entonces
hacia un estudio particular de los hombres, no tanto en


mismo.(i) Véase mas adelante el Discurso sobre los misterios.
B 3




12 ILUMINISMO


Su trato como en sus especulaciones y en los libros, igno-
raba en gran parte lo que el filosofismo del tiempo ya
habia hecho en favor de sus sistemas (1). Le parecia que
la generacion que ya habia llegado á la virilidad, estaba
demasiado inficionada con las opiniones antiguas sobre
la religion y los gobiernos. Este error, que por desgracia
han desmentido demasiado los hechos, difiriendo su espe-
ranza, añadió nuevas meditaciones á las precauciones de su
ingenio, para que tarde ó temprano fuesen infalibles
sus resultados. Se dijo á sí mismo , y dijo á sus confidentes:
« En mis proyectos no puedo valerme de sugetos tales
» como son en el dia ; es preciso que yo los forme; es
» necesario que cada clase de mi orden sea una escuela
» de pruebas para la siguiente; y esto solo puede hacerse
» con el tiempo (2). »


Para encontrar este tiempo, fijó con mas atencion su
vista sobre aquella parte de la juventud que, entrando
en el mundo, es aun susceptible de una-educacion de
todos los errores, porque se halla en la edad de todas
las pasiones. Ya diré mas adelante lo que abrevió este
tiempo y esta educacion , ofreciéndole legiones ente-
ras de iniciados dispuestos ya del todo á sus misterios;
pero no por esto se debe conocer menos toda la profun-
didad de este código; porque si la revolucion francesa
hubiera de comenzar ahora, él solo bastaria para acelerar-
la y hacerla infalible ; aunque en el dia estuviese sufocada
aquella revolucion, bastaria solo aquel código para su-
ministrar al iluminismo todos los medios para hacerla
renacer, y aun para hacerla mas fatal. Pasemos pues á
ver el contenido del código, que se lta escondido en el
mas intrincado laberinto pera ocultar su marcha. A to-


(t) Ultima explicaeion de Filon.
(a) Escritos originales, tomo t. carta á Caton.


CAPÍTULO SECUNDO.
dos interesa observar los lazos que pone, el arte de que
se vale para enredar á sus prosélitos, y la precaucion con
que escoge, llama y prepara sus iniciados. Su marcha
parece lenta; pero es segura. Parece que pone todo su
cuidado en seducir á uno solo; pero con él mismo sedu-
ce legiones enteras. Tiene ocultos sus resortes; pero es
necesario saber el poder y constancia con que los mueve
y dirige hacia el trastorno universal. liemos visto que
el pueblo se ha desviado , se ha agitado, se ha hecha
insolente y se ha vuelto feroz, y es preciso saber como
la secta ha hecho todo esto.


1Yeishaupt tiene por principio constante y cierto, que
el arte de hacer infalible una revolucion cualquiera que
sea, consiste en ilustrar los pueblos; esta ilustracion , se-
gun él, consiste en dirigir insensiblemente la opinion
pública hacia el deseo de las mudanzas, que son el objeto
de la revolucion premeditada. Cuando el objeto de estos
deseos no puede hacer su explosion sin exponer al que
le ha concebido á la vindicta pública , es necesario pro-
pagar la opinion en las sociedades secretas. Si el objeto
de aquellos deseos es una revolucion universal , todos
los miembros de estas sociedades que se dirigen á un
mismo fin y se apoyan los unos sobre los otros, deben
hacer lo posible « para dominar de un modo invisible y
» sin apariencia de medios violentos, no solo sobre la
» parte mas eminente ó la menos distinguida de un solo
» pueblo, sino sobre los hombres de todos los estados,
». naciones y religiones; soplar en todas partes un mismo
» espíritu; dirigir con el mayor silencio y actividad posi-
» ble á todos los hombres que estan dispersos sobre la
» tierra, hacia un mismo objeto. » He aqui lo que él
llama problema que aun se ha de resolver en la políti-
ca de los Estados, pero sobre el cual se establece el do-
minio de las juntas secretas y principalmente el imperio




24 1711 IS
de su iluminismo (i). Establecido ya este imperio por la
union y multitud de los sectarios, debe suceder la fuer-
za al imperio invisible : Atad las manos, dice, cí cuantos
hagan resistencia; subyugad y sufocad la maldad en su
principio ; es decir : acabad con todos los hombres que
no podreis seducir (2). El que da estas instrucciones no
es un sugeto que baste solo despreciarle. Weishaupt que
las reservaba para sus misterios, y en cuya revelacion con-
sistia su último objeto , sabia muy bien que ellas exigen
unos hombres ya dispuestos de antemano para que las
Inirasen como lecciones que da la misma naturaleza ó la
filosofía mas depurada. Cuando halló sugetos dotados de
estos sentimientos, abrevió los alios prescritos para las
pruebas. Pero como necesitaba de la opinion y de los
brazos de toda una generacion, se dedicó á multiplicar
los sectarios , á disponerlos insensiblemente, y á dirigir
de un modo reservado sus pensamientos, sus deseos , sus
acciones, y combinar sus esfuerzos que eran el objeto
de sus leyes, y que forman la compilacion del Migo
de su iluminismo.


Division del código iluminado , ó grados de la secta.


Con arreglo á estas leyes, se divide la secta en <los
grandes clases, y tiene cala una sus subdivisiones y gradua-
ciones en proporcion á los progresos de los iniciados. La
primera clase es la de las preparaciones; y esta se subdivi-
de en cuatro grados , que son el de novicio, el de minerval,
el de iluminado menor, y el de iluminado mayor. A esta
misma clase pertenecen tambien los grados intermedios
que se pueden llamar de intrusion, porque la secta los
ha tomado de la frane-mazoneiía, por considerarlos á


(1) Discurso sobre los misterios.
(a) Allt mismo.


c.4.riTuto SEGUNDO.
• 25


próposito para su propagacion. De estos grados mazó-
nicos admite el código, sin alteracion , los tres prime-
ros, y aplica de un modo particular á los fines de la secta,
como que sirve de última prcparacion á sus misterios,
el grado de caballero escotes, que tambien se llama el
del iluminado director.


La clase de los misterios se divide en pequeños y gran-
des misterios. Pertenecen á los pequeños el sacerdocio de
la secta y su administracion , y dos grados mas llama-
do el uno de los sacerdotes, y el otro de los regentes ó
príncipes. Los grados de los grandes misterios son, el mago


el filósofo, yen fin el hombre-rey-. Lo mas selecto de los
últimos compone el consejo y el grado de areopagita (!).
En todas estas clases y en cada uno de los grados hay un
como alistamiento muy interesante y que es comun á todos
los hermanos, y á este le da el código el nombre de her-
771U120 que recluta ó reclutador (2). De este alistamiento
depende toda la fuerza de la secta, y es lo que propor-
ciona sugetos á todos los grados. Conoció Weishaupt su
importancia , y empleó en él todo su ingenio. Pasemos á
ver en que consiste.


(i) Escritos originales ; cap. a. parte a. pág. 8. y Nuevas cylicacio-
ne5 de Ilion , pág. 89 etc.


(a) La palabra alemana , ano.crber significa introductor ú recIntculor ,.y
es la que usa cl código mismo.




26 ILUMINISMO


CAPITULO III.
PRIMERA PARTE DEL CÓDIGO ILUMINADO j EL HERMANO


INTRODUCTOR Ó RECLUTADOR.


Objeto del Reclutador.


POR hermano introductor ó reclutador, se ha de enten-
der aqui el iluminado que se ocupa en alistar ó reclutar
sugetos para la orden. Ilay iluminados á quienes espe-
cialmente se da este encargo, á los cuales podemos llamar
apóstoles ó misioneros de la orden, pues los enviara los
superiores á las ciudades y provincias, y aun á paises dis-
tantes para propagar y establecer nuevas lógias. Aquellos,
á mas de las reglas comunes á todo hermano reclutador,
reciben instrucciones particulares para grados mas ade-
lantados. Segun las cartas de Weishaupt , ya conviene
que sean los mas imbéciles, ya los mas ingeniosos de los
hermanos. Con los unos está mas seguro de su ciega su-
mision á las reglas que les da, y de cuya observancia
encarga que no se aparten ; con los otros, por poco zelo
que tengan , si son menos puntuales y si quebrantan algu-
nas de sus leyes, mientras no sean de aquellas cuya vio-
lacion comprometeria su orden ó su persona, se lisonjea
que sabrán suplir con algun nuevo lazo. Cualquiera que
sea la dosis de su espíritu, ningun iluminado hay que no
deba á lo menos una ó dos veces hacer el oficio de reclu-
tador con cierto éxito, y adquirir uno ó dos sugetos á la
orden bajo la pena de nunca ser promovido á mayores
grados. Se conceden algunas dispensas á los hermanos


CAPÍTULO TERCERO.


2,"


de alto linage; pero , generalmente hablando, la ley obliga
á todos ( .1 ). En recompensa , y para aumentar el zelo de
los hermanos , la secta los hace superiores de todos los
novicios que han adquirido á la orden ; y de este modo,
dice, cualquiera iluminado se puede Armar un pequeño
imperio, que adquirirá grandeza y poder (2).


Primera parte de su instruccion : eleccion de los candidatos.


Esta es la primera obligacion que se impone á todo ilu-
minado para la propagacion de la secta , y [allanen es esta
la primera instruccion que da, y que es preciso conocer
para que se vea hasta que punto elevó el maestro las arte-
rías de la seduccion. A tres se reducen las diversas partes
de esta instruccion. De sus reglas, hay unas que instru-
yen al hermano insinuante para que sepa distinguir los
sugetos que ha de escoger, y que ha de excluir. Otras
son para que sepa como se ha de gobernar para traer á
la orden á los que cree que son dignos. Y las últimas, en
fin , son el arte de formar los novicios, y de enlazarlos
al iluminismo ya antes de que sean admitidos.


El iluminado para que adquiera conocimiento de los
sugetos que puede reclutar, debe empezar por tener un
libro de memoria en forma de diario. Como espia per-
petuo de cuanto le rodea, debe observar continuamente
todas las personas que trata; amigos, parientes, enemi-
gos, indiferentes, pues todos sin excepcion han de ser
objeto de sus investigaciones; procurará descubrir su cos-
tado fuerte y su débil, sus pasiones, preocupaciones , en-
laces, y principalmente sus acciones, intereses, fortuna,
en una palabra , cuanto pueda contribuir para adquirir


(1) Escritos originales, reforma de estatutos, art. 'S.
(2) Alli mismo.




28 ILUMINISMO
un perfecto conocimiento de los sugetos; y cada dia debe
notar en su libro de memoria cuanto haya observado en
este género. Este espionage , que es un deber constante
y continuo de todos los iluminados, ofrece dos ventajas;
una es general para la orden y sus superiores, y la otra
para el iniciado. Dos veces cada mes ha de hacer el su-
mario de sus observaciones, y le ha de enviar á sus supe-
riores; con esto sabrá la orden que sugetos hay en cada
ciudad ó pueblo cuya proteccion pueda esperar, á cuya
oposicion pueda temer. Sabrá todos los medios de que
se ha de valer para ganar á unos y desechar á otros.
Con esto el iniciado insinuante conocerá mejor los suge-
tos cuya recepcion ha de proponer, ó los que se deban
excluir. En las notas que ha de enviar cada mes debe
exponer los motivos para lo uno, ó para lo otro (1).


Mientras que el insinuante está tan ocupado en cono-
cer á los otros , se ha (le guardar muy bien de darse á
conocer como iluminado. La ley es expresa para todos
los hermanos, pero la deben observar de un modo mas
especial los reclutadores. Á estos mismos encarga tam-
bien todo aquel exterior de virtud y perfcccion para que
eviten los escándalos, cuyos resultados los privarian de
toda autoridad sobre los espíritus (2). Con estos reclu-
tadores habla la ley en estos términos : Aplicaos á la per-
jeccion interior y exterior ; y temiendo que no crean que
esta perfeccion consiste en triunfar de sus pasiones y re-
nunciar á los placeres de este mundo, afiade : dedicaos
al arte de cordrahaceros , de ocultaros, de disfrazaros
cuando observeis á los demas, para de este modo pe.


(i) Escritos orig. reforma de cstat. art. 9 . 1 3. y siguientes ; Ins-
truccion para los insinuantes scccion 2. núm. 5, para los insinuados núm.
1. 3. 5. etc. y carta 4 á Ayax.


(2) Escritos orig. tomo a. cartas 1. y 9.


CAPÍTULO TERCERO.
29


netrar en su interior (a). De este modo, en el sumario del
código iluminado, estos tres grandes preceptos, calla, sé
perie cto y- disfrázate, explicándose uno á otro , se siguen
casi inmediatamente en la misma página (2). El hermano
insinuante, bien imbuido (le estos preceptos, y en espe-
cial del Ultimo, debe estudiar que personas son las que
desecha el iluminismo , y cuales puede reclutar. Sin ex-
presa licencia, no podrá admitir paganos ni judíos, ni
tampoco á algun fraile; y en particular latirá de los ex-
jesuitas como de la peste (3). El motivo para estas exclu-
siones se manifiesta por sí mismo. Hablar de religion , y
admitir sin precaucion judíos turcos ó paganos, habria
sido manifestar demasiado presto en que consistia esta
religion. No desechar á los religiosos, era exponerse á
que sus mismos iniciados hubiesen descubierto la orden.


Debe el reclutador desechar tambien, á no ser que
se hayan enmendado verdaderamente, á todo hablador
y á todo sugeto cuyo orgullo ó pertinacia, inconstancia


interes, manifiestan que en vano se le inspiraria el zelo'
de la secta; tambien á los que con sus vergonzosos excesos
destruirian aquella reputacion de virtud de que tendrá
necesidad la orden. En fin, tarobien se deben desechar
á aquellos cuya bajeza ó grosería de costumbres hace tan
intratables, que no se puede esperar de ellos que se suge.
ten y sean lítiles (4). No admilais á los estúpidos, á los gro-
seros ni á los imbéciles, repite en el capítulo de las exclu-


(1) Die Kunst zu erlernen sich zu verstellen , andere zu bcobachten
und auszuforschen.


(a) Escritos orig. tomo )r. pág. 4o. m'un. 4. 6. y 8.
(3) Ordene Geistliche dürfen nic aufgenommen wertten , und die


ex- jesniten soll man wic die post Ilichen. Stievas trabajos de Espartaco
y de Filon ; Instruccion de los prefectos y superiores locales pág. 153.
carta 2.7 escritos oiig. Instructio pro recipientibus, núm. 1.y 5.


(4) Instructio pro recipientibus pág. 94.y cartas de Weishaupt.




So iLvistiNismo
sienes. Sin embargo, Weishaupt, excluyendo á estos últi-
mos exceptua á algunos. Sabia que hay ciertas personas
tan bondadosas que sin que se les pueda decir que son
tontos, pueden ser de algun provecho con toda su ton-
tería. Estas son los que gozando de alguna distincion en
el mundo , como un cierto baten de Ert , tienen dinero,
ya que no tienen espíritu. «Esta es gente muy buena,


dice el legislador iluminado, y necesitamos de ella por-
» que aumentan el número y los caudales : augent mane-
» ruin et terarium. Y asi trabajad, y que vengan al cebo;
» es preciso engañar á estos señores, sin manifestarles
» nuestros secretos; siempre han de estar persuadidos de
» que su grado es ¿último (1). » En fin, en cuanto á los
príncipes hay una media exclusion. El código iluminado
establece que no sean admitidos, sino muy rara vez; y
cuando lo sean, que no se les eleve fácilmente mas allá del
grado de caballero escotes; es decir que se les detenga á la
puerta de los misterios. Ya veremos mas adelante, que el
legislador halló un expediente para abrir esta puerta á los
príncipes, sin revelarles algun otro secreto (2), y prin-
cipalmente sin manifestarles ciertas leyes de la orden (3).


No sabré decir , si hay tambien un medio de esta espe-
cie para admitir á las mugeres que la regla excluye. Lo
cierto es, que esta regla solo fue provisional mucho tiem-
po , y que los hermanos estaban resueltos á borrarla. Te-
nían los franc-mazones sus hembras iniciadas, y los ilu-
minados tambien las querian tener ; . y lo mas es, que ne-
cesitaban tenerlas de dos especies. El proyecto que escri-
bió Zwach, amigo el mas íntimo y confidente de Weis-
batipt, y á quien este llamaba el hombre incomparable,
está concebido en estos términos.


( t) Escritos originales y primeras cartas de Ayax á Caten.
(2) Grado de regente , pág. 1 54, letra N.
(3) Instruccion del Provincial, núm. 16.


CAPÍTULO TrRCERO. 31


Proyecto sobre la atlmision de las mugeres.


« Plan de una orden de mugeres.. . Tendrá esta orden
» dos clases, cada una formará su sociedad y tendrá cada
» una su secreto á parte. La primera se compondrá de
» mugeres virtuosas, y la segunda de mugeres voltarias,
» ligeras y voluptuosas (auschweifenden). Unas y otras
» han de ignorar que las dirijan hombres. Se hará creer
» á las dos superioras, que hay sobre ellas una logia
» madre del mismo sexo, que les envia las órdenes; pero
» estas en realidad les darán hombres. Los hermanos
» que estan encargados de su direccion , les enviarán sus
» instrucciones , sin darse á conocer. Dirigirán á las pri-
» meras por medio de la lectura de libros buenos, y á las
» segundas las formarán en el arte de satisfacer en secreto
» sus pasiones, (durch begnugunp, ihrer leidenschaften
» verborgenen).» Se añade á este proyecto un preliminar,
que declara en estos términos el objeto y utilidad de las
hermanas iluminadas. «Las ventajas que pueden prome-


terse de esta orden, serian recaudar al principio para
la verdadera orden todo el dinero que pagarian las her-
manas, y dcspues el que ellas prometerian pagar para
que se les revelasen los secretos. A mas, de que serviría
este establecimiento para satisfacer ti aquellos hermanos
que se inclinan d los placeres (a). »
A este proyecto de Zwach, llamado 'dignamente el


Caten de los iluminados, se añadió el retrato de noventa
y cinco señoritas ó damas de Manheim, de entre las cua-
les sin duda se dehian escoger las que habian de ser las
fundadoras de las dos clases. No habiendo permitido las
circunstancias que se cumpliesen los deseos de este nuevo


(1) Escritos originales tomo a. secc. 2.




52 it..rmintsmo
Caton , varios hermanos se empeñaron en el mismo pro-
yecto. El sefior Distfurt (con este nombre era conocido
en "SVetzlar, en donde fue asesor de la cámara imperial ) 1,1
y que en la secta llevara el nombre de Illinos


elevado


al grado de regente y á la dignidad de
provincial, parece


que disputa al hermano Hércules y aun al hermano
Caton


el honor de la invencion. A lo menos ninguno deseó
mas la fan daeion de las hermanas iluminadas. Ya se habia
descubierto sobre esto á Knigge; instó de nuevo á \Veis-
haupt , y llegó á desconfiar que fuese posible conducir
los hombres hácia el grande objeto de la orden, sin el
influjo de hembras iniciadas. En el fervor de su zelo ofre-
ció para que fuesen las primeras iniciadas, su esposa y
SUS


cuatro hijastras : en la mayor de estas se hallaba con
exactitud cuanto se necesitaba para las hermanas filóso-
fas; tenia veinte cuatro años, y en cuanto á la religion


era superior su sexo, pues pensaba del mismo modo que
su padre. Este era regente y príncipe iluminado , y ella
podria ser regenta y princesa iluminada. Creyóse tambicn
muy á propósito la esposa del iniciado Ptolomeo ; pues
en cuanto á los últimos misterios, aquella se entenderia
con su padre, y esta con su marido. Solo estas dos prin-
cesas iluminadas deberian saber que son hombres los que
gobiernan la orden. Ellas presidirian á los exámenes de
las minovales, y conchtirian con revelar á las mas dignas
los grandes proyectos de las hermanas por lo que dice
relacion á la reforma de los gobiernos, y á la felicidad
del género humano. (a).


A pesar de los planes y zelo de los hermanos, no pa-
rece que el legislador haya jamas Consentido en el estable-
cimiento de las hermanas iluminadas; pero le suplió por
medio de instrucciones que olió á los iniciados regentes,


(t) Escritos originales tomo 2. Carta cle , pág. i69.
advirtiéndoles,


CAPÍTULO TE1tCE110.
advirtiéndoles, que sin comunicar á las mugeres el secre-
to de la orden , habia un medio para que fuese útil al
iluminismo aquel influjo que con tanta frecuencia ejercen
sobre los hombres; tambien les advirtió, que, teniendo
el belio sexo á su disposicion una gran parte del mundo;


el arte de alhagarlas para ganirlas, era uno de los estu-
» dios mas dignos de un iniciado ; que todas, mas ó me-
» nos, se conduelan por la vanidad , la curiosidad, los
» placeres b la novedad . ; qué por estos medios las liabian
» de ganar y hacerlas útiles á la orden (s). » Pero siem-
pre insistió en excluir de sus grados á los charlatanes y
á las mugeres; y por lo Mismo continuó en su vigor d
artículo sexto de las instrucciones del hermano reclu-
tador.


Las personas que Iza de escoger el lzermano reclutador.


Con todas estas exclusiones, aún tenian los reclutadores
un campo bastante vasto para ejercitar su zelo con aque-
llos sugetos que les recoinendaba el legislador. General-
mente se comnrendian en este número los jóvenes de
todos estados, desde la edad de diez y ocho hasta treinta
años. La orden aprecia mucho á aquellos cuya educa-
cien no se ha concluido, ya sea porque confia que les
insinuará mas fácilmente sus principios, ya sea porque
espera de su parte mas gratitud y zelo por la doctrina
que recibirán de la secta (2). Esta preferencia no excluye
en manera alguna á los que son de mayor edad, con
tal que aun puedan ser útiles para servir, y que ya esten
imbuidos en los principios del iluminismo (3); y aun
excluye menos á los que por su estado pueden asegurar


(s) Nuevos trabajos de Espartaco y de Fikon ; instruccion para
todos los grados de regente, rima. (;.


(a) Escritos orig. instruct. pro recipieat. pág. 54. nula. 4, 55. etc.
(3) Escritos orig. tomo a. parte a. secc. y grado de regente.
Tonto in. 009w.7.-




54 numilsismo
proteccion y consideracion; pues encarga mucho á los
reclutadores, que se insinuen con estos sugetos para ini-
ciarlos. Hay algunas personas que gobiernan sus pala-
bras corno quieren , y que á mas de esta habilidad tie-
nen la de ser diestros y activos; tales son los procurado-
res, abogados y tambien los médicos. Esta clase de hom-
bres, dice Weishaupt, son unos verdaderos demonios difí-
ciles de conducir; pero la presa siempre es buena, cuando
se puede lograr (i).


Se advierte tambien al hermano insinuante, que la
orden necesita de artistas y obreros de toda especie, de
pintores, grabadores, plateros, cerrajeros y sobre todo
de libreros , administradores de postas y maestros de es-
cuela. Con el tiempo sabrá el insinuante el uso que liará
el iluminismo de esta gente (2). De toda esta multitud se
han de escoger los que señala el legislador con estas pala-
» bras : Buscadme, dice á sus reclutadores, jóvenes dies-
» tros y agudos. Necesitarnos de iniciados insinuantes, in-
»


trigantes , fecundos en recursos , atrevidos y empren-
a declares. Tambien necesitamos de inflexibles, de dócie


les, de obedientes y sociables. Buseachnetambien hom-


bres poderosos, nobles, ricos y sabios : nobiles , poten-
tes,divites doctos quxrite. Nada omitais para ganarlos; y


» si os resiste el cielo, pedid auxilio al infierno : Flectere
a si nequeas Superos, Acheronta moveto (3). »


En cuanto á la variedad de religiones, el legislador
prefiere á los católicos los sectarios de Lutero ó de Cal-
vino, y antepone aquellos á estos. A lo menos esta refle-
xion deberia desengañar á aquellos protestantes que se


(I) Escritos orig. tomo r. carta á Ayax.
(a) Instructio insinuat. num. 4; Cartas de Weishaupt, á munedo


y grado de regente.
(3) Véase principalmen te la carta 3. á Ayax.


cirirux.o TEitCERO. 35
obstinan en creer, que solo la religion católica es el Man.,
co del odio de los revolucionarios. Es muy cierto que
le hacen el honor de aborrecerla mas, porque es la que
mas se opone á su impiedad y á su anarquía religiosa
y civil : pero que acaso Weishaupt los anteponia á los
católicos para dejarlos en su religion, y esperando solo
de que podria servirse mejor de ellos para sus maquina-
ciones? Esta preferencia no es dudosa , si se repara ea
que, escribiendo al iniciado que tenia el encargo de bus,
carle un sugeto que fuese a propósito para sus misterios>
y plantar en seguida una colonia de su iluminismo, le
dice : si este hombre que busco es protestante, tanto mejor.
(a). El sectario mas famoso de Weishaupt manifiesta
constantemente la misma predileccion, y aun quiere que
se cercenen ciertos pasages de sus misterios, para no
ofender á los católicos. Parece que dice lo mismo que


(
Federico II. Nosotros protestantes caminamos mas aprisa
2). Es muy cierto que esta preferencia manifiesta á lo


menos el mismo proyecto y la misma esperanza de
quitar las leyes religiosas y civiles de los protestantes.
Lo han llegado á entender los de Alemania, y este es
el motivo porque han opuesto al iluminismo antagonis-
tas y muy vigorosos.


-


Tambien prefiere Weishaupt á los que tienen domi-
cilio permanente en las ciudades, como los mercaderes,
y los canónigos; porque de este modo pueden extender
su doctrina con mas contintracion, y establecerla mejor
en su canton (3). Por otro motivo, que fácilmente
se concibe, deben los reclutadores esmerarse en engau-


(r) Ware es ein protestnnt , so CVlere es mir um so Ober ; escritos
oríg. tomo a. carta á Tiberio , pág. 223.


(a) Véanse las últimas explicaciones de Filos.
(3) lnstruccion del Provincial iluminado ; escritos orig. tomo ;,parte a, pág. 26. num. 3.


C




jg ILUMIISISMO
char á. los maestros de escuela, á los de las acaddmias
militares, y á otros de esta especie, y tambien si pueden,
á los superiores de los seminarios eclesiásticos (1). Encar-
ga que nada se omita para alistar á los oficiales de las
oficinas y consejos del príncipe. Dice el código , que
el que ha adelantado por esta Farte, ha hecho mas que
si hubiese ganado al mismo príncipe (2). En lin, el pro-
vincial ó gefe de los reclutadores debe alistar á todos
los que prevea que se sujetarán al iluminismo y le pue-
dan ser útiles (3). En esta misma lista de los sugetos
que se han de reclutar, hay aun otra preferencia que
señala con particularidad Weishaupt , para la eleccion de
los iniciados. ,,Siendo todas las cosas iguales, dice á sus
» insinuantes, inclinaos al buen aspecto y presencia, á los
» mozos de buen talle y fisonomía. Estos suelen tener las
» costumbres suaves y el corazon sensible. Cuando se
» sabe formarlos, son los mas á propósito para las nego-
» ciaciones. Su presencia ya llama el afecto. Es verdad
» que no tienen la profundidad de las fisonomías som-
a brías; izo son de aquellos tí quienes se puede encargar un


tumulto, ó el cuidado de sublevar á un pueblo ; y este
» es el motivo porque es necesario saber escoger. Amo
» sobre todo á aquellos hombres, cuya alma se pinta toda
» en sus ojos, que tienen la frente libre y despejada y el
» mirar elevado. Los ojos , los ojos, sobre todo examinad-
» los bien ; ellos son el espejo del alma y del corazon.
» dejeis de observar su porte y talante ,su modo de andar
» y su voz. Todo esto ayuda á conocer á los que son
» hechos para nosotros (4). » En fin , todos los que han'
padecido alguna desgracia, no por una mera casualidad,


(1) Alli mismo , núm. 55. y 13.
(2) Alli mismo, núm. 15.
(3) Alli mismo , Mito. 18.
(4) Carta Ir. á Mario y á. Caton.


CIPITEto TERCERO.
39


sino á causa de una injusticia, y que se pueden contar
entre los malcontentos, son unos sugetos que es preciso
introducir en el seno del iluminismo, que es como su asi-
lo (1).


No se apresure el lector á exclamar aqui : ¡ que profun-
das son las miras del sofista, que ha podido llevar á este
punto el examen y discernimiento que se ha de hacer
en la inquisicion de sugetos propios á sus maquinacio-
nes ! Esta lista ó la relacion sencilla de los sugetos que
se han de desechar, ó que se han de buscar, no basta
á la orden para que se asegure sobre la eleccion que ha
de hacer el hermano reclutador. Antes de emprender
la iniciacion del sugeto que cree será á propósito, es pre-
ciso que retina cuanto ha descubierto y contiene el libro:
de memoria de su espionage sobre las costumbres, opi-
niones, conducta y relaciones del sugeto que se ha pro-
puesto ; tambien es preciso que de este conjunto forme un
cuadro exacto, que los superiores deberán cotejar con
los conocimientos que ya pueden tener, ó que puedan
adquirir por medio de otros iniciados sobre el mismo
sugeto, ó bien por medio de nuevos informes que exi-
girán , si los primeros no son suficientes. Aun cuando
la eleccion del hermano insinuante salga aprobada , no
está todo hecho ; es preciso que decida el superior á cual
de los hermanos reclutadores confiará el encargo de lle-
var á la orden el sugeto propuesto. Tambien sobre este
particular todo lo ha previsto el código. Este no permite
indistintamente que todos los hermanos ejerzan esta mi-
sion con los profanos que habrán señalado. No permitirá
que un iniciado jóven mida sus fuerzas con uno que tenga
la ventaja de algunos afios de experiencia; tampoco per-
mitirá que un simple artesano se cuide de enganchar á.


(1) Instruceion de los superiores locales , letra H.
e 57




ituynyismo
un magistrado. Es preciso que el superior elija y nombre
el reclutador que sea mas á propósito á las circunstan-
cias, á los méritos, á la edad, á la dignidad y á los talen-
tos del nuevo candidato (1). En fin, cuando ya se ha
dado la comision para que se haga la conquista, cl insi-
nuante nombrado empieza á tender sus lazos. Esta es la
segunda parte de su obligacion, y cuanto ha de hacer
se lo previene tambien el código.
Segunda parte de la obligacion del hermano insinuante.


Modo de conducir á los candidatos.
Comunmente se da el nombre de candidato al que


manifiesta deseos, y practica diligencias para entrar en una
orden ó lograr alguna dignidad, cualquiera que sea. Pero
los iluminados llaman candidatos á los que su orden
quiere conquistar. Muchas veces el sugeto no tiene de-
seos ni siquiera conocimiento de la secta, y toca al her-
mano insinuante inspirarle la vocacion de hacerse miem-
bro. Este grande arte •iene dos métodos diferentes; el
primero dirige los pasos del insinuante hácia los candida-
tos conocidos ya por su ciencia ó por su edad madura;
y el segundo es el que se ha de observar con los jóvenes
de diez y ocho hasta treinta anos, y que son suscepti-
bles de una segunda educacion. Parece que deberia ha-
ber un tercer método para los artesanos ó para aquella
gente tosca que apenas ha tenido educacion. Weisliaupt
pidió consejo sobre este particular á su confidente Zwach;
pero sea que no se extendió, ó sea que Weishatipt cono-
ció que sus insinuantes-lo suplirían fácilmente, ello es que
el código nada dice sobre esto. Atendamos, pues, al con-
tenido de los dos que prescribe. Suponed en la primera
clase á uno de aquellos sugetos que casi han hecho


(i) instructio pro recipientibus ;. escritos orig. tomo . pág. 54.
num. 2. y 7.


CAPÍTULO TEncrno. 59
sus estudios en la escuela del filosofismo moderno; que
han aprendido, sino á burlarse del cristianismo , á lo
menos á dudar de todo lo que se llama religion ; el insi-
nuante, arreglándose á sus leyes, le dice : que perderia el
tiempo ateniéndose á filósofos de otra especie, princi-
palmente á hombres de un espíritu mas sólido y me-
nos curioso hácia aquellas doctrinas qué se ocultan al
público. Luego que halle á uno casi imbuido de los
principios de la secta , se le debe presentar con el aspec-
to de un filósofo versado en los misterios de la antigüe-
dad. Poco le costará representar su papel, pues su có-
digo le proporciona todos los medios. Para poner en
práctica sus instrucciones , debe empezar por ponerle
delante « el placer de saber cosas que no á todos es dado
» conocer; de andar rodeado de luces cuando el vulgo
E se halla en tinieblas; que hay doctrinas, que solo se
E han comunicado por medio de tradiciones secretas,


porque son superiores á los espíritus comunes : en m ne-
» ha de esto citará á los gimnosofistas para las Indias,
E á los sacerdotes de Isis para el Egipto, á los de Eleusis
» y la escuela de Pitágoras para la Grecia. » Se cubrirá
con algunos textos de Ciecron, de Séneca , de Aristides
ó de Isócrates ; y para que no le cojan desprevenido,
aprenderá de memoria los que su legislador tuvo la pre-
cauciorr de insertar en su código..


Aunque sea muy fácil demostrar con los mismos auto-
res de quienes se han tomado estos textos, io poco que
aquellos antiguos misterios fijaban á los iniciados sobre
objetos tan interesantes como la providencia de Dios, el.
origen y orden del universo , el insinuante debe presentar
todos estos textos en prueba de esta doctrina secreta so-
bre los mismos grandes objetos, y sobre todo de una
doctrina la mas á propósito para que la vida sea mas
agradable „el mal mas soportable ,;y extender nuestras ideas


clF




4
Sobre la ozagestad de Dios. Debe añadir que todos los
sabios de la antigüedad conocian esta doctrina; y debe
insistir sobre la incertidumbre que hay en el cija sobre la
naturaleza del alma, su inmortalidad y destinos. Debe pre-
guntar á su candidato, si no se embelesaria con unos ob-
jetos tan importantes, y con tener alguna respuesta satis-
factoria al intento. Le hará entender que él ha sido bastante
dichoso llegando á iniciarse en toda esta doctrina y en po-
der proporcionarle la misma felicidad; pero que esta cien-
cia no se comunica toda de una vez; que hay sugetos que
tienen el arte de manifestarla de lejos, y hacer que el
mismo candidato crea que él mismo ha descubierto este
mundo nuevo (1). »


Cuando el hermano insinuante ha llegado al cabo de
excitar con este lenguage la curiosidad de su importante
candidato, aun le queda el asegurarse de sus opiniones
sobre ciertos artículos. Le propondrá, pues, ciertas cues-
tiones para discutidas por escrito, y ciertos principios de
que se ha de tratar, porque son otras tantas bases en
las que es preciso apoyarse para pasar mas adelante. El
código no dice cuales sean estas cuestiones, porque varian
en proporcion de lo que al insinuante le queda que cono-
cer de las opiniones religiosas ó políticas del candidato
para asegurarse de sus disposiciones. Si la solucion fuese
poco conforme á los designios de la secta, debe desistir
el insinuante de su conquista ; pero si el candidato sofis-
ta, ó sugeto de importancia se halla mejor dispuesto, se
le pondrá á la puerta de los misterios. Se contentará el
hermano insinuante con explicarle los grados inferiores,
y las pruebas de que le dispensa la orden en considera-
cion de su mérito (y).


(i) Escritos orig,. tomo parto 2. socc. I.
(a) Ali mismo.


CAPÍTULO TERCERO.
Cualquiera que sea el artificio que se puede observar


en esta marcha , ella está reservada para aquellos sngetos,
que casi solo necesitan conocer el iluminismo para ha-
llarse ya iniciados. Pero si el insinuante da con un
candidato que, ó por joven ó por distante de los prin-
cipios de la secta, cree que es necesario formarle, Weis-
hatipt le desenvuelve el arte de tender los lazos y enredar
insensiblemente á sus víctimas , con estas instrucciones :
» Sea vuestro primer cuidado, dice á sus reclutadores,
» ganar el amor, la confianza y la estimacion de los
» sugctos, que estais encargado de adquirir para la orden...
» conducíos en todo de modo que hagais sospechar
» que hay en vos alguna cosa oculta que no dejais ver;
» que sois miembro de alguna sociedad secreta y pode- -


rosa... excitad en vuestro candidato, no de una vez,
• sino poco á poco, el deseo de que le admitan á una


sociedad de esta especie.... Para inspirar este deseo
hay ciertas razones, y hay ciertos libros de que esta-
réis provisto ; tales son , entre otros , los que tratan


» de la union y fuerza de las asociaciones.» Aqui el legis-
lador tuvo cuidado de poner un arancel de estos libros,
y la sociedad iluminada se cuida de proporcionarlos á
sus iniciados en cierto nárnero. Principalmente los de
Meiners y de Basedow son los que recomienda muchas
veces Weishaupt , como propios para inspirar á un mis-
mo tiempo el amor y los principios de las sociedades
secretas. Pero ninguna cosa llega al arte con que su-
ministra al insinuante las razones que pueden persuadir
al joven candidato la necesidad imaginaria de aquellas
juntas misteriosas.


« Al principio, por ejemplo, dice el código ilumi-
» nado ; se enseña un niño en la cuna ; se habla -de sus
» gritos, de sus lloros y de su debilidad ; se hace ob-
» servar como este niño, que reducido á sí mismo se




451 ii.umrsinto
» halla en una impotencia tan absoluta, puede adquirir
›. fuerzas con cl socorro de otros... Se hace ver que toda
» la grandeza de los príncipes se deriva del convenio


de sus vasallos... Se exaltan las ventajas de la sociedad


sobre el estado de naturaleza... Se llega al arte de
▪ conocer y dirigir á los hombres... Se dice con cuanta


facilidad un hombre de juicio puede dirigir á ceo-
» tenares y aun á millares de hombres, si se conociesen
» sus ventajas... Todo esto se prueba por el servicio
» militar, y por las cosas que es capaz de hacer un
» príncipe por la union de los pueblos. 1)espues de ha-
» ber hablado ( continua el código ) en general de las
» ventajas de la sociedad, pasad á los defectos de las so-
» ciedades civiles , y decid ; que es muy poco el socorro que
» en ellas se halla aun de parte ele los amigos; y que
» en el dia seria muy necesario que se auxiliasen mutua-
» mente. Añadid; que los hombres triunfarian del mismo
» cielo , si estuviesen mas unidos , y que solo sus divisiones
» los tienen bajo del yugo. Se explicará esto con la fábula
» de los dos perros de quienes triunfa el lobo separándo-
» los, y tambien con otros ejemplos de esta especie, que
» tendréis cuidado de recoger (r).» Se avisa al insi-
nuante, para que en prueba de lo mucho grande é impor-
tante que pueden hacer las sociedades secretas, cite el
ejemplo de los franc-mazones, y tambien el de los Jesui-
tas. Sostendrá que todos los acontecimientos de este
mundo se derivan de resortes y causas ocultas, en las
cuales hacen gran papel las sociedades secretas. Excitará
en su discípulo el deseo de reinar en secreto , ele preparar


(t) Extracto de las instrucciones para los hermanos encargados dr
reclutar y de recibir candidatos; Escritos orig, tomo t. sem 9 . y 12.
En el grado de iluminado nuzyor, instruccion sobre el mismo objeto,
docuimmto A,


cAriTyto Tracralo. 43
para el mundo en su retrete una constitucional todo dife-
rente, para gobernar á los que piensan gobernarnos (a).


« Cuando habreis llegado aqui (prosigue el código),
» empezad á manifestar, que teneis alguna parte en estos
» secretos. Soltad anticipadamente algunas medias expre-
» siones que lo den á entender. Si vuestro discípulo era-
» pieza á enfervorizarse , instadle , volved á la carga ,
» hasta que leais en su corazon esta resolucion : hoy
» mismo, si yo pudiese, entraría en una de estas sociedades ».
El insinuante despues de haber inspirado estos deseos á
su discípulo, no ha tendido aun todos los lazos que segun
su código le ha de armar. Para arrancarles como el fondo
de su pensamiento, ha de aparentar que le pide consejo
sobre ciertos asuntos que le han confiado; opondrá al se-
creto de estas sociedades algunas objeciones que él mismo
resolverá, si causasen mucha impresion;




en otras
ocasiones, para picar mas la curiosidad, tendrá en sus
manos una carta en cifras, ó bien la pondrá medio abierta
sobre su mesa, dejando al candidato todo el tiempo para
que vea la cifra, la que luego cerrará en ademan de que
tiene correspondencias importantes , que ha de tener
secretas; ... y en otras ocasiones, estudiando las relaciones
y acciones de su discípulo , le dirá ciertas cosas que este
no creerá que las puedan saber sino aquellas sociedades
secretas, á las que nada se oculta, mientras ellas están
ocultas á todos (2). Se puede abreviar este camino segun
que la amistad ó disposiciones del candidato apresuren
las confidencias. Si aun esto no basta , no por esto el
reclutador debe abandonar la presa ; válgase de otros
para lograr lo que él no ha podido ;




reflexione, si ha
omitido alguna regla de las que se le han prescrito en cl


(1) Escritos orig. nuni. 11. 12, Iluminado mayor, documento A,
letras K. L.


(2) Escritos orig. desde cl num. 17. hasta el 22.




44 itultustsmo.
arte de ganar y atraer á los que debe; y para el
intento excite mas la atencion y la complacencia . Si es
necesario abatirse para dominar, hágalo el insinuante ,
y para esto tenga presente el precepto formal de su
legislador : « Aprended tambien á ser alguna vez lacayo


para llegar á ser amo (t). »
Suerte de los Candidatos indóciles.


Despues de tantas solicitudes y discursos , se verá
precisado el candidato á declararse. Si se rinde á las
insinuaciones, luego entra en el noviciado; pero si se
resiste, sepa, por los que le han experimentado, el destino
que le aguarda. a ¡Desgraciado, y doblemente desgraciado,
» ellóven á quien los iluminados han querido atraer á su
» partido, y no lo han conseguido! Si se escapa de sus
» lazos, no podrá gloriarse de que evitará su odio; guar-
a dese bien ; porque ya no es una venganza ordinaria la
» de las sociedades secretas; ella es el fuego subterráneo
» de la rabia. Es irreconciliable, y rara vez deja de per-
» seguir á sus víctimas hasta que haya tenido el placer de
» verlas crucificadas (1). » A lo menos este es el aviso
que nos da la mayor parte de los que la • historia mani-
fiesta que han despreciado las insinuaciones de la secta,
y principalmente de aquellos que, despues de haber dado
algunos pasos bajo la direccion del reclutador, le han
desechado. Me seria muy fácil citar muchos ejemplos
de este género, aunque en cierta ocasion creí que ha-
bian observado otra conducta con Mr. Camilo Jourdan,
aquel diputado que fue una de las víctimas destinadas
á la deportacion con Barthelemi y Piehegru, y que tuvo


(t) Audi zu •eilen den Kneeht 8e/tutela , ruin dereints herr zuwerelett.
Escritos <>sig. carta 3. á Ayax.


(2) Hoffmann Aviso importante tomo 2. en el prólogo.


CAPÍTULO TERCERO.
45


la fortuna de escapar á los triunviros. Oí que hacia gran-
des elogios de uno de estos insinuantes iluminados , que
se hacia ocupado mucho en ganarle para su Orden. Se
admiraba de oirme hablar de estos reclutadores como
de unos sugetos consumados en todos los artificios de
la mas perversa hipocresía . Sostenia Jourdan que el insi-
nuante que á él trató era dulce , modesto , moderado,
que respetaba el evangelio, y en fin, uno de los su-
getos mas virtuosos que 'labia conocido. A esto oponia
yo toda la conducta que el insinuante debia haber te-
nido, y todos los recursos que debia haber apurado
antes de abandonar su presa.


Mr. Jourdan á todo respondió : « Es verdad ,• asi se
» portó. Su zelo por la secta le cegaba; hacia que recur....
a riese á estos medios para lograr la que él llamaba mi


conversion : pero nunca se habla, con tanta uncion ,
». ó de virtud ó de religion , sin ser un hombre en
3, extremo honrado


. Pues bien , le dije, ¿ que
apostamos, á que os digo las Ultimas pruebas de que
se valió? Consistieron estas en proponeros varias cues-
tiones, á las que debisteis responder por escrito ; lo hi-
cisteis; vió que vuestro modo de pensar se


• oponia al
suyo y ya no os ha vuelto á ver : pero se ha hecho
vuestro enemigo y no cesa de calumniaros.... a i Ola


respondió Jourdan , tambien es verdad esto. Nada ha
» omitido para que yo perdiese mi fortuna y mis amigos.
» Antes me alababa mucho, y despues debia que yo era
» muy maligno. No sé todo lo que dijo de mí : pero he
» podido descubrir muy bien la impresion que han hecho
» sus discursos... » Hay quien lo crea? Sin embargo, á
Jourdan le causaba mucha dificultad el convenir aun, en
que el insinuante no fuese un hombre virtuoso , i tanto
coinciden las leyes de Weishaupt con las de la mas
profunda hipocresía ! He conocido á dos obispos casi




ILUMINISMO


tan engañados como Mr. Jourdan sobre el carácter de
los insinuantes.


Quiero Cambien citar el caso de Mr. Stark. Yo no
sabia quien era este Señor ; pero supe que le calumniaban
muy particularmente los iluminados. Nicolai y Mirabeau
nada omitieron para hacerle odioso á los protestantes;
dijeron que era sacerdote católico, y que se habia ordena-
do en secreto , aunque todo manifestaba que era protes-
tante (1). Tuve deseos de saber quien era este Mi..
Stark, y supe que era uno de los ministros mas sábios
del protestanismo , y tan zeloso de su religion, que en
el dia es doctor, gran-limosnero , y consejero del Land-
grave de Hesse-Darmstadt ; pero . que tuvo la desgracia
de otros sábios , como Hoffmann y Zimmermann , á
quienes buscaron los iluminados y no les quisieron seguir;
que los iluminados querian asegurarse de un iniciado
tan inmediato al príuicpe, y que despreció á su insi-
nuante hasta responderle : Si necesitais de un apoyo ,
sabed que soy demasiado pequeño , y que mi príncipe
es demasiado grande para protegeros. El candidato que
no se porte mejor con el insinuante que Mr. Stark, pue-
de esperar las mismas calumnias y las mismas persecu-
ciones. La ley de la órden es invariable con respecto á
los sugetos cuyos talentos teme el iluminismo. Es preciso,
dice la ley, tí ganarle, ó desacreditarle en la publica
opinion (2). Pero ya es hora de seguir en estos grados
preparatorios al candidato que se manifiesta mas dócil.


(a) Véase Mirabeau, Monarquía Prusiana, tomo 5. Art. Religion.
(a) So so/1 man den schriststeller su gewinnen suchen , oder verschreyen.


instrueeion para el regente iluminado num. 15.


CAPITULO IV.
SEGUNDA. PARTE DEL Cónico ILUMINADO j PRIMER GRADC.5


PREPARATORIO; EL Novicio Y SU MAESTRO.


Duracion del noviciado.


N los primeros años del iluminismo , el tiempo de
la aprobacion , arreglado para los novicios era de tres
años, si el discípulo no tenia mas de diez y ocho ; de
dos para que el que se hallaba entre diez y ocho y veinte.
y cuatro ; y solo de un año para el que se acercaba á
los treinta (1). Las circunstancias han enseñado á abre-
viar este tiempo ; pero cualesquiera que sean las dispo-
siciones del novicio , para acortar la duracion de la
aprobacion, siempre es preciso que pase por todas las prue,-
bas, ó que.las conozca para llegar á los otros grados. En
este intervalo no tiene mas superior que al insinuante,
á quien debe su vocacion ; ni puede el insinuante,
mientras dure el noviciado, permitir que su discípulo
conozca á ningun otro miembro de la órden. Se san-
cionó esta ley para no exponer la órden á los peligros,
á los cuales la podrian arriesgar las indiscreciones de
un novicio, y para que solo sea responsable el mismo
insinuante. El código dice formalmente : si por desgracia
fuese el discipulo alguu hablador indiscreto , á lo me-
nos su imprudencia no baria traicion sino á un solo
hermano ( 2 ).


(1) Reforma de estatutos, num. 7.
(a) Glti mismo num. 16.


CAPíTULO CUARTO. 47


Ovv.
v..,






E




48 IVO! INISMO
El secreto es el primer estudio del novicio.


A este fin , las primeras lecciones del insinuante, que
tambien es maestro , deben versar sobre la iroportantia
y extension del secreto que se ha de observar en el
iluminismo. Debe empezar con decir á su novicio: «El
» silencio y el secreto son el alnia de la órden ; y este


» silencio le debeis observar aun con aquellos que en el
» dia podéis sospechar si son hermanos nuestros y con
» los que en adelante conoceréis. Tendréis como prin-


cipio que constantemente observamos, que la franqueza
» solo es virtud en orden d los superiores ; pero la descon-
s fianza r la reserva son la piedra fundamental. A nadie
A diréis ni hoy ni en algun tiempo , la menor circunstan-
» cia de vuestro ingreso á la órden , ni tampoco del grado
» en que podéis ser, ó en que tiempo fuisteis admitido.
» En una palabra , nunca hablaréis, á presencia de los
» mismos hermanos de objetos relativos á la órden, á
» menos que lo exija una verdadera necesidad (1). » En
fuerza de esta ley tan severa, muchas veces sucede que
un iluminado es un misterio para el mismo iluminado.
El novicio aprende á no descubrir en esto sino un
medio de evitar la ruina que la menor indiscrecion
podria cansar á la órden (2).


Para asegurarse mas positivamente de este profundo
secreto de parte de su novicio, el insinuante no puede
entrar en algun pormenor con él, ni le puede dejar
leer escrito alguno relativo á la órden hasta que haya
logrado de él la declaracion siguiente ; « Yo, el abajo
» firmado, prometo bajo palabra de honor, y sin alguna


(r) Escritos orig. Estatutos de la orden , num. 20. Reforma de
estatutos, num. 27 . Verdadero Ruud/lado ; estatutos generales,
num. 3i. y 3a.


(a) Sumario de los estatutos , num. x5. B.
restriccion ,


CAPITULO CUARTO.
411


• restriccion , de jamas descubrir por palabras , señas,
2> gestos ó en otra manera alguna á ninguna persona,
» cualquiera sea, ni á mis parientes , aliados ó amigos
» los mas íntimos, nada de lo que me será confiado por
» mi introductor, relativo á mi entrada en una sociedad


secreta, sea que mi recepcion en esta sociedad tenga
» ó no tenga lugar. Ble obligo á este secreto con toda
» voluntad, en atencion á que mi introductor me asegura
» que en esta sociedad nada kay que sea contrario al esta-
» do, á la religion ó d las costumbres. En cuanto á los
» escritos que se me envien, y á las cartas, que recibiré
» sobre el mismo objeto, me obligo á entregarlas, des,
» pues de haber hecho para mí solo los extractos necees
• sarros (i). »


Al principio no se le dan al novicio escritos ó libros rela-
tivos á la orden, sino en usurero muy reducido, para poco'
tiempo y con la promesa de que no los puedan leer los curio-,
sos. A proporcion que adelanta en grados, se le permite
tenerlos mas tiempo , y se los dan en mayor número; pero
esto no sucede antes de haber tomado ciertas precauciones,
que comunicará á la orden , para que en caso de morir


.
el


novicio no paren los escritos en ma nos profa nas (2). Ya llega
á saber con el tiempo, que a estas precauciones añaden
los iluminados otras muchas, y todas relativas al profun-,
do secreto de la orden sobre sus estatutos y aun sobre
su misma existencia. Verá, por ejemplo en sus leyes, que
si hay alguno de la orden que esté- enfermo, deben los
otros hermanos visitarle con frecuencia, al principio para •


fortificarle, ó impedir todas aquellas manifestaciones que
le podria arrancar el temor de la muerte, y despues para


(x> Escritos orig. y verdadero iluminado, art. Revers.
(2) Instruccion de los- insinuados , nutra. 8. alientos orig. el ver.:


dadero iluminado, num. 7,
Tomo III.


1




So
llevarse todos los escritos de la orden que pueda tener
el enfermo, y esto se ha de hacer luego que se agrave la
enfermedad y manifieste peligro (i).


Segundo estudio del novicio.
Llegará tambien á saber, que para ocultar del todo la


existencia de la secta, no deben los iluminados tener
en


todas partes el mismo nombre, sino que han de tomar
el de otra orden ó de alguna sociedad literaria, ni aun
no apropiarse nombre alguno que los pueda distinguir
del público.


Diccionario de la Orden.
El primer escrito que se entrega al novicio para acos-


tumbrarle al profundo secreto, es en cierta manera el
diccionario del iluminismo. Es preciso que antes de todo
aprenda el lenguage de la secta, es decir, el arte de cor-
responderse con los superiores y demas iniciados, sin que
lo entiendan los profanos. Es preciso que los iluminados
con este idioma puedan hablar entre sí y corresponderse,
sin que los profanos puedan adivinar ni de que hablan, de
que pais , en que lengua , en que tiempo y de quien ó
para quien se ha escrito la carta.


Nombres característicos de la secta.
En primer lugar debe saber el novicio iluminado, que


para ocultar las personas , nunca la orden señala los herma-
nos con el nombre bajo el cual son conocidos en el mundo.
De semejante precaucion se e.sa en los últimos grados de
la frane-mazonetia, en donde los Rosa-Cruz reciben el


que ellos en sus lógias llaman su característico, es decir,
su nombre de guerra. Al novicio iluminado se le impone
su nombre característico cuando entra en el noviciado,
y este nombre debe corresponder á las maquinaciones
para que se le destina. Es necesario que se esmere en ma-


(a) Estatutos del minerval , num. 11.


CAPiTELO el; Anto.
nifestar á su tiempo, que el nombre que se le ha impuesto
es verdaderamente su característico ; se le hace estudiar, y
despues escribir la historia de su nuevo patron , y en la ca-
idad ó en las accionesde su héroe ha de reconocer la clase


de servicios que de él espera la orden (1). Este nombre
en cuanto sea posible, ha de ser conforme á la idea de
lo que promete el novicio. Si ha manifestado algunas dis-
posiciones á extractar las objeciones del filosofismo con-
tra el Evangelio, su nomine característico debe ser Celso,
Porfirio , ó bien Tindal ó Shaftsbury. Si se descubren
en él inclinaciones á aborrecer á los reyes ó talentos para
la política de la orden , se le llamará Bruto, Caton, ó
chlavelo. Al principio no se le ha de decir; pero á su tiem-
po se le hará entrever el modo de merecer el nombre que se
le impuso. Nada mas se le dira ; pero si llega á los últimos
misterios, le será muy fácil saber, el porque Weishaupt,
cuando se instaló gefe de los iluminados, tomó por carac-
terístico el nombre de Espartaco, que lo fue de aquel
gefe tan famoso en Roma, durante la guerra de los esclavos
contra sus amos (2).


Su Geografía.
Del mismo modo que las personas, mudan tambien


de nombre las provincias y ciudades en el diccionario
del iluminismo. Es esta una nueva geografía, que dale
aprender el novicio. En sus nuevos mapas , la Baviera,
patria del fundador , se llama Acaya: la Suabia, Pan--
rumia; la Franconia , Austria y Tirol, Mirla, Egipto y
Peloponeso; Munich, Atenas, Ba nberg , Antioquía; Ins-
pruk, Sarnas; Viena de Austria, Roma ;Wirtzburgo, Car-
tago; Francfort del Mein , Tébas; Heidelberg ,


(a) Escritos orig. tomo
Instruccion de los insinuados , num.


7. y en el torno 1. la carta i3.
(a) Escritos orig tomo a. seco. 4.


I) f.




15. 14. 15. 16. 17. 18. 19.


4. 5.i. k,
20. 21. 22.


O. o. p. g. r. s. t. w. X.


12. 11. 10. g. 8. 7 . 6. 5.
a. b. c. d. e. f. o- h.g.


Y.


52 I 1.1311tiv1sme:
Ingolstad , primera capital, no les pareció que estuviese
bastante oculta bajo el nombre de Efeso; esta ciudad pri-
vilegiada mereció un nombre mas misterioso, cuyo cono-
cimiento está reservado á los iniciados profundos, quie-
nes la llaman Eleusis. Si llegase el tiempo en que el no-
vicio hubiese de representar lejos de su patria el papel
de reclutador, se extenderá el nuevo diccionario geográ-
fico á proporcion de su mision, pues no se le encargará
esta sin darle el nombre de las provincias que ha de con-
quistar para la orden (r).


Su Calendario .
Tambien es preciso que se haga á la Hégira, ó calen-


dario iluminado. Fechará sus cartas, y todas las que reci-
biere se datarán segun la era persiana, llamada ,Tezdege,rt,
que empezó el año 63o. Comienza el año iluminado en el
primero Faravardin , que corresponde al 21 de Marzo;
este primer mes tiene 4r dias; el mes de Mayo se llama
Adarpahascht; Junio Chardad; Julio Thiinzeh; Agosto
Merdedmeh ; Setiembre Shaharinzeh ; Octubre Mehar-
meh.; Noviembre Abenmeh; Diciembre ddamen; Enero
Dimeh; Febrero Bennzelz; y Marzo , que solo tiene 20
dias, Asfandar (2).


Sus Cifras.
Debe acostumbrarse el novicio iluminado á dar á las


cifras el valor de las letras que le señala la orden , mien-
tras espera que esta le enseñe sus geroglíficos, que para
los iniciados mas adelantados ocupan el lugar de los gua-
rismos. En la escritura ordinaria de los iluminados, los
números ó guarismos equivalen á las letras en la forma
siguiente.


(s) Alli mismo , sec. 2 y 3.
(a) Verdadero iluminado, primer grado.


CáriTuLo CUARTO.


Pero ya no se valen de guarismos en sus escritos mas
misteriosos. Al fin del grado del iluminado director, llama-
do tambien entre ellos caballero escotes, se hallan graba-
dos los caracteres de sus misterios, y son mas dificulto-
sos de descifrar que los de los frane-mazones (*). En fin
es preciso que el novicio iluminado se acostumbre á nun-
ca escribir el nombre de su orden. Es demasiado vene-
rable para exponerle á los ojos de los profanos, y en lu-
gar de escribirle, se suple por un círculo que tiene unt
punto en el centro, como el de la lógia se expresa por
cuatro líneas que forman un cuadrilongo.


Tercer estudio del novicio sus estatutos.


Despues de estos estudios se sigue el del código, que sei'
entrega á los hermanos jóvenes, con el nombre de Esta-
tutos de los iluminados. Estos no son otra cosa que el
primer lazo. El novicio ve con achniracion que empie-
zan por estas palabras : <, Para sosiego y seguridad de todos


C:ractéres de los franc-matones.


a b C ti e f 7,


--1 ri 17 V A > <
1


opqrs t uyzx
Estos earactóres los indican las dos


• siguientes


t.




54 iLtAirsrsmo.
los hermanos, sean novicios, sean miembros activos do


» esta sociedad, y para evitar toda sospecha infundada, y
• toda duda que cause inquietud, declara la venerable
• orden, que absolutamente no tiene por objeto algun pro-
» yerto, alguna empresa ó algunas maniobras nocivas al


estado, á la religion ó á las buenas 'costumbres , y que


nada de esto favorece en sus miembros. Todo su objeto
» y todos sus trabajos solo se dirigen á inspirar interes
» á los hombres en távor de la perfeccion de su carácter
• moral, á penetrarlos de sentimientos humanos y socia-


bles, á evitar los proyectos de los perversos, á socorrer
. la virtud paciente y oprimida , á promover el ade/an-
» tamiento de los hombres de mérito, y á hacer genera-
» les ciertos conocimientos que aun estan ocultos á la
» mayor parte. Este es, no el pretexto colorado, sino el


verdadero fin de la orden (a).» El novicio á quien no
aquiete una declaracion tan positiva como esta , creerá
á lo menos hallar un garante de las intenciones de la
orden sobre las obligaciones que se le imponen. Su prin-
cipal deber consiste en saber formar su corazon, de modo
que gane no solamente el afecto de sus hermanos, sino


b d e f u


.\,\N
g h í I tn


o p q r 3 t


La primera tiene nueve estancias , y en ellas hay diez y ocho letras;
encada estancia hay dos ; l segunda se distingue d'e la primera,
porque aquella tiene un punto. Las cuatro letras u, x, y, z, so
expresan por los cuatro ángu os de las dos líneas que se cruzan,


(1) Verdadero iluminado ; estatutos generales ; escritos <Iría..
tomos. Seco. S.


CAPITULO CUARTO.


55


tambien el de sus mismos enemigos. Se le manda con
mucho encarecimiento, aspirar con todas sus fuerzas á la
perfeccion exterior é interior. Es verdad que bien presto
sucede á esta ley la de estudiar el arte de disimular y de dis-


frazarse; pero su hermano insinuante está alli para enser
fiarle la gran parte que este arte tiene en la verdadera
perfeccion, y para desvanecer las sospechas que podria
causar esta extraiia reunion.


Cuarto estudio del novicio; moral de la orden.


A mas de lo dicho, tiene el novicio muchos deberes que
cumplir y que pueden desviar sus otras reflexiones. Le di-
cen que los hermanos iluminados deben tener un mismo
espíri tu, la misma voluntad y los mismos sentimientos; que
para inspirar estos sentimientos , hay un cierto número de
escritos que ha escogido la sociedad, con los cuales so
debe instruir. Si fuese el novicio alguno de aquellos su-
getos , á quienes la adhesion al Evangelio hace mas cir-
cunspectos para evitar los lazos que se ponen á su reli-
gion, bastaria la eleccion de aquellos escritos para hacer-
le conocer, que el primer objeto de su insinuante, es
persuadirle que le importa muy poco ser cristiano para
llegar á toda aquella perfeccion de que tratan sus estatua
tos. La moral que se le hace estudiar es la de Epicteto,
de Séneca , de 4ntonino y de Plutarco, que nada tienen
de cristiano. Tambien le hacen estudiar la de los
sofistas modernos, corno son Wielant, Meiners y &sedan),


. cuyo objeto es hacer que el hombre sea honrado sin ser
creyente. Esta moral, COI) toda su afectacion de filoso-
fía honesta y moderada , solo es la de la lascivia y de la
impiedad, que trazó el sofista Helvecio en su libro del
.Espdritu (a). Pero el hermano reclutador ya debe estar


(1) Véase la lista de estos escritos en la ref.Orrua de los estatutoy,
euro, 2;;. en los escritos orig, D




(56
seguro de que estas reflexiones ya no son tales, que pue-
dan causar impresion á sus discípulos. A mas, de que
nada es tan á propósito para disiparlas, como el estudio
constante de estas producciones que se entregan á los no-
vicios, si se unen al cuidado de apartarlos de todos aque-
llos libros que podrian darles otras ideas. El maestro ilu-
minado, fiel á su código, nada debe omitir, para que
sus novicios cumplan en este particular con las inst•uc-
ciones de la orden . No solo debe tener con ellos frecuen-
tes conferencias, sino que tambien los ha de tener ocu-
pados, y les ha de hacer visitas inesperadas para sorpren-
derles y ver hasta que punto estudian el código y los
diversos escritos que la orden les ha confiado. Tambien
se ha de hacer dar cuenta de sus lecturas , exigir extrac-
tos, ayudarles con sus explicaciones, y , en una palabra,
nada debe omitir para asegurarse de los progresos que
hace en su espíritu la moral de la orden (1).
Quinto estudio del novicio : conocimiento de los hombres.


Aun hay para el novicio iluminado otro estudio mas
necesario , y este es el de una ciencia que el código
llama la mayor de todas. Esta ciencia por excelencia es
el conocimiento de los hombres. El maestro la debe pro-
poner á su discípulo corno la mas interesante de todas
las ciencias (2). Todo novicio, para aprender este arte
de conocer á los hombres , recibe el modelo de un
diario en forma de libro de memoria, cuyo uso le enseña
su maestro. Provisto de este diario, se ha de poner á
observar todas las personas que trata • ha de pintar su
carácter , y le ha de dar cuenta asimismo de todo lo que


(e) Instructlo pro insinuantibus et recipientibus.
(2) El verdadero iluminado , inStruccion sobre el artículo de


formar los discípulos , núm. 12.


cArimo cueturo. 57
ve y oye. Para que no se le olvide, debe siempre llevar
consigo alguna hoja suelta , ó bien algun librito de me-
moria en donde pueda de cuando en cuando apuntar
sus observaciones, para extenderlas despues en su diario.
El maestro, para asegurarse de la exactitud del discípulo
sobre este particular, ha de ver con frecuencia el diario
y el librito de memoria del novicio. Para adiestrarle uí
retratar á los vivos, le debe ejercitar sobre los autores
y héroes antiguos , haciéndole pintar su carácter. De
todos los ejercicios de los iluminados , ninguno hay cuya
habitud recomiende con mas particularidad y frecuencia
su código. Este debe ser el grande estudio del novicio, y
este ha de ser tambien el de todos los demas grados (e).


El novicio, ejercitándose en este arte, aprende á dis-
tinguir á los que él podrá algun dia reclutar de los que
debe desechar del iluminismo. Por este motivo debe
su maestro inducir siempre al novicio á que se proponga
los que cree que serán á propósito para la orden (2). A este
resultado en favor de la propagacion de hermanos, se
a piade el de conocer á los amigos ó enemigos, los peli-
gros que se presentan y los medios que se han de tomar,


las personas que se han de ganar ó buscar para evitar
un contratiempo, ó para hacer nuevas conquistas. Es
preciso, tanto si son novicios , 6 bien iluminados de
cualquiera otro grado, que extiendan las observaciones de
esta especie que hayan hecho, y que cada mes á lo menos
las envien á los superiores en la forma prescrita (3).


( Véanse principalmen te en el
• lupr citado riltimamente ,


número 13, escritos orig. Ilefo'rma de los estatutos , m'un 9 , 10,13 y
14. hrstructio pro bisinuantibirs , 5 , Pro recipientibus . , r6,


(a) Instructio pro recipientibus núm. 11
(3) lastnectio pro insinuantibas nátn. 5 C. y escritos orig.




CAPÍTULO CLT AATO. 59
58


Lazos del novicio .


Mientras que el novicio está d él
el todo ocupado conn bies-


tas observaciones y estudios, no sabe que á taen
le observa y estudia continuamente su insinuante; que
este por su parte nota y extiende con exactitud y lleva
á los superiores todas las observaciones que ha hecho
sobre las faltas ó progresos, sobre lo débil ó fuerte de su
.discípulo (i). Y principalmente no sabe que el grande
estudio dese maestro, consiste en ligarle tan estrechamen-
te al iluminismo, que ya mucho tiempo antes de saber
los secretos de la orden, le ha enlazado á pesar suyo
de un modo insoluble por medio del temor y del terror,
en caso que quisiese separarse , á causa del horror que
le podrian causar los sistemas y las maquinacion es


que


pueda descubrir.
Su obediencia.


Este grande arte de ligar los novicios al iluminismo,
consiste, al principio, en la magnífica idea que el insi-
nuante le presenta de los proyectos de la secta, y en el
voto que le sabe arranciar de una sumision ciega y abso-
luta á cuantos medios le prescriban los superiores para
llegar al término que la orden se ha propuesto. Aqui
principalmente es en donde Weishaupt ha querido que
el régimen de la secta se asemeje al de las órdenes reli-
giosas, y sobre todo á la de los Jesuitas, por medio de
una total renuncia de la propia voluntad y juicio que
exige de sus iniciados, y en la cual, como se manda
expresamente á los reclutadores, deben ejercitar á sus


(a) Instructio pro iwinuant. núm. 3 et 4. El verdadero iluminador
Instruccioo sobre el arte de formar los hermanos, núiz. r y a.


novicios (1) . Pero aqui se debe observar con atencion
la enorme diferencia que se halla entre la obediencia reli-
giosa y la iluminada. Cuantos religiosos profesan la regla
de San Basilio, de San Benito, de Santo Domingo ó de
S. Francisco, saben sobrado que hay una voz sin com para-
cion mas imperiosa que la de sus superiores; esta voz es la
de su conciencia, es la de Dios, es la del Evangelio.
Ni siquiera hay uno, que en el caso en que sus superio-
res le mandasen cosas contrarias á los deberes de cristia-
no ó al carácter de la honradez, no sepa que esto no
se comprende en el voto de obediencia que ha hecho.
Esta excepcion está expresa, muchas veces declarada y
siempre evidente, atendido el objeto de los institutos
religiosos. Sobre todo es formal, y se repite positiva-
mente en la regla de los Jesuitas. Esta manda que obe-
dezcan á su superior; pero cuando en el precepto no se
descubra pecado : Ubi non cerneretur peccation (2), y cuan-
do no se pueda determinar que hay algun pecado : Ubi
definid non possit aliquod pcccati genus intercedere (3).
En fin, como si todas estas expresiones no fuesen suficien-
tes, el fundador de los Jesuitas, al mismo tiempo que les
recomienda mas la obediencia, se cuida de repetir, que
esta , á pesar del voto que han hecho , solo tiene lugar
cuando los preceptos del hombre no se oponen á los de
Dios : Ubi Deo contraria non prwcipit ¡tomo (4) (*) .


.(r) Véase á Mirabeatt , Monarquía Prusiana, tomo 5. Ensayo sobre
los iliuninados , cap. 3. Ultima dcelaracion de Filon pág. 61.


(a) Consiiiiicion de los Jesuitas, parte 3 cap. r. §. 2. vol. Tr.
(3) Alli mismo, parte 6 cap. e
(4) Epístola S. lgnati , de 01,11ient;,,,
(*) La regla de S. Francisco , cap. ro , dice : Fratres obediunt seis


ministris in omnibus qua. promiserunt Domino observare, et non sint contraria
animte sute j esregido nostra...




Go 113111111115'110.
De lo que se sigue, (pie cuantos han creido ver rela-


ciones, ó como se explica Mirabeau, puntos de contacto
entre estos institutos religiosos y el código iluminado,
debieran haber empezado por observar , que la obe-
diencia religiosa en su misma esencia no es mas que una
obligacion de hacer todo el bien que se mande, sin mez-
cla de mal; y con esto les habria sido fácil probar
continuacion , que en la obediencia prescrita por \Veis-
haupt , todo anuncia y todo prescribe la disposicion de
obedecer, á pesar de todas las reclamaciones de la con-
ciencia, y por enorme que les parezca á los iniciados el
delito cuya ejecucion se les pueda mandar, con tal que
sea conducente al grande proyecto de la orden. a Nues-
» tra sociedad, asi habla el código, exige de sus miem•


bros el sacrificio de su libertad, no sobre todas las cosas,
» pero absolutamente sobre todo lo que pueda servir de me-
» dio para llegar á su objeto. Pues la presuncion por
» la bondad de los medios prescritos, siempre está en favor
» de las órdenes que han dado los superiores. Estos son
» mas perspicaces en este particular, conocen mejor el
» objeto , y soló por esto los han hecho superiores;
» fueron elegidos para guiarnos en el laberinto de los
» errores y de las tinieblas; y aqui la obediencia no es
7, solo un deber, sino que tambien es un objeto y un
» motivo de reconocimiento (i) » Tal es la obediencia
de los iluminados, y de esta no se hallará en todo el
código una sola excepcion. No le basta decir claramente
que ninguna admite; pues antes que el novicio acabe sus
pruebas, veremos que se le precisa á que declare formal-
mente sus disposiciones por lo relativo á las órdenes que
le ciarán los superiores, y que podria juzgar contrarias
á sus deberes. Es preciso que su maestro ya desde el prin-


(t) -Reforma de los estatutos, núm. i , 4 y 25. El verdadero
iluminado ; estatutos generales, nárn. it y 12.


CAriTtiL0 CUARTO.
cipio le enrede, y se haga dueño de todo su interior y
de todos sus secretos. Bajo el pretexto de aprender á
conocerse á sí mismo, estudiando el arte de conocer á
los otros, se le precisa al novicio á que se retrate á s;
mismo, que descubra todos sus intereses, todas sus rela-
ciones y las de su familia.


Conocimiento de sus secretos.


Tambien se cuida el maestro de suministrarle un ejem-
plar del librito de memoria que ha de llenar, para dar
á la orden esta prueba de confianza ; y ya llegará tiem-
po en que será preciso que dé otra prueba aun mayor.
Debe el novicio expresar en el librito de memoria su
nombre, edad, funciones, patria, habitaeion , género de
estudio que haya escogido , los libros que componen su
biblioteca, ó los escritos secretos que pueda tener, sus
rentas, sus amigos y enemigos, la causa de sus enemis-
tades, sus conocimientos y sus protectores. Bajo de este
cuadro, debe colocar otro que contenga todos los mis-
mos objetos en orden á su padre, madre y (lemas her-
manos. Y con toda particularidad debe manifestar la
educacion que tuvieron , sus pasiones, sus preocupacio-
nes, su costado fuerte y su costado débil. En el ejemplar
quese halla en los escritos originales, se ve que esta última
parte no es la mas alhagüeña , pues el novicio Juan-
Francisco St... de edad de 22 años, dice que su padre es
colérico y que tiene modales soldadescos; que su madre es
algo avara; que el flaco de ambos es la adulacion y el
interes ; que ambos viven á lo antiguo y con cierta fran


-queza; que en sus devociones son muy tercos y arrogantes;
que con dificultad se retraen de un proyecto que Izan con-
cebido mal; que aun con mas dificultad perdonan á los
que tienen por enemigos; sin embargo que se les aborrece




6z ILUMINISMO:
muy poco, porque se les teme poco, y se hallan- tambien
muy poco en estado de hacer daño (x). Mientras que el
novicio se ocupa de este modo en descubrirse y descu-
brir todos sus secretos y los de su familia, el insinuante,
por su parte, registra en su libro de memoria cuanto le
ha descubierto el novicio, aFíadiendo á esto cuanto el
mismo ha podido descubrir del novicio y de sus parien-
tes en el tiempo de la aprobacion. El superior, despues
de haber cotejado estos dos cuadros, resuelve la admision
ó expulsion del novicio. Si resuelve lo primero, ya llega
el momento de las grandes preguntas, y atendiendo á
estas puede conocer el novicio la grandeza del sacrificio
que ha de hacer, el imperio que va á ceder al iluminis-
mo sobre toda su voluntad, sobre toda su conciencia y
sobre su misma persona , si quiere ser miembro de la
orden.


Preguntas á las que ha de responder el novicio.


Estas preguntas son veinte y cuatro, y estan concebi-
das en estos términos :


I.' ¿Continuais en la resolucion de que os admitan á
la orden de los iluminados?


2. a IIabeis pesado con madurez él queaventurais un
gran paso , obligándoos con enlaces desconocidos?


3 •' ¿ Que esperanza , ó que causas os mueven para venir
á asociaros á nosotros?


4• a ¿Tendriais este deseo, aun cuando no tuviésemos
por único objeto la perfeccion del hombre, sin otra algu-
na ventaja?


5." ¿Que hariais si la orden fuese una nueva inven-
cien ?


CAPÍTULO CUARTO.
63


6 .° ¿Si llegaseis á descubrir en la orden alguna cosa mala
ó injusta que se haya de hacer, que partido tomaríais (1) ?


.. Qaereis y podeis mirar el bien de nuestra orden ,
como si fuese el vuestro propio ?


8. a No se os puede ocultar, que los miembros que
entran en nuestra sociedad, sin otro motivo que la espe-
ranza de adquirir poder, grandeza y consideraeion, no
son á los que mas amamos. Muchas veces es necesario
saber perder para ganar. ¿Y esto lo sabeis ?


9. 5
¿Podeis amar á todos los miembros de la orden,


aun á los enemigos que podais hallar en ella ?
xo." Si llegase el caso en que debieseis hacer bien á


estos enemigos que tuvieseis en la Orden, y que fuese
necesario recomendarlos y exaltarlos, ¿estais dispuesto á
hacerlo ?


I I. a A mas de esto ¿ otorgais á nuestra orden ó socie-
dad el derecho de vida y de muerte? ¿ Sobre que funda-
mento le negais , ú otorgais este derecho (2)'?


12. a Estais dispuesto á (lar, en toda ocasion, á los
miembros de nuestra orden la preferencia sobre todos
los otros hombres ?


13.a Como queriaisvengaros de una injusticia grande
6 pequeña, que hubieseis recibido de los extraños ó de
nuestros hermanos?


Como os portariais si llegaseis á arrepentiros de
haber entrado en nuestra orden ?


1 ¿ Quereis partir con nosotros venturas
cias?


(t) Wenn unanstcendige , ungerechte sachen vorhceinen , wie er sich
verhalteu wude ?


y desgra-


(1) Escritos orig. Cuadro de Juan Francisco St (2) Ob er dieser g,esellschafft , oder orden , auch das jus vitw• et necis,
ata was gründen oder zzicht zagestehe ?




V4 ILiPdI \IS;SOL
I6.' ¿Prometeis que nunca os valdreis de vuestro naci-


miento, de vuestros empleos, de .57h/estro estado , ni de
vuestro poder en perjuicio ó desprecio de los hermanos?


i7.a i Sois, ó pensais ser miembro de alguna otra socie'
dad ?


18." ¿Es acaso por ligereza, ó bien con la esperanza
de saber presto la constitueion de nuestra orden , que
habeis hecho con tanta facilidad estas promesas P •


19.a Estais resuelto á observar exactamente nuestras
leyes?


20.2 ¿Os obligais á una obediencia absoluta y sin reserva:'
Y sabeis la, fuerza de esta obligacion? (I)


21.2 ¿No hay algun temor que pueda deteneros de en-
trar en nuestra orden?


22.2 ¿ Quereis , en caso que sea necesario, trabajar en la
propagacion de la orden, asistirla con vuestros consejos,
con 'vuestro dinero y con todos vuestros medios ?


9.3.a ¿Habeis sospechado que hubieseis de responder á
algunas de estas preguntas? Cuales son ?


24.2 d. Que seguridad nos daréis de estas promesas? Y á
que pena os someteréis si no las cumplís (2) ?


Respuestas del novicio .


Para saber en que sentido deben estar concebidas las
respuestas escritas y firmadas por el novicio iluminado
y confirmadas con su juramento , hasta pasar los ojos por
el protocolo de la recepcion de dos hermanos, del modo
que le presentan los archivos de la secta. .A esta pregun-
ta : ¿Si lbwais tí descubrir en la orden alguna cosa mala
ó injusta que se haya de hacer, que partido tomaréis? El


( i) Ob er unbedingten gehorsain angelube , und wise was das scy ?(2) Escritos orig. tomo I. Protocolo de la recep clon de dos
novicios , seccion 27.


primero


CAPÍTULO CUARTO.
65


primero de los dos novicios, de edad de 22 arios, llamado
respondió, firmó juró Tam-Francisco Antonio St


» bien baria aquellas cosas, si la orden me las mandase;
» porque puede ser que yo no sea capaz de juzgar, si
» ellas son realmente injustas. Por otra parte, aunque pu-
» diesen ser injustas bajo un cierto respecto , cesan de.
» serlo, desde que pasan á ser un medio para llegar á la feli-
» cidad y conseguir el fin general. » A esta misma pregunta
el novicio Francisco Xavier B... responde, firma y jura
en el mismo sentido : «No rehusarla hacer aquellas cosas
» (malas é injustas), si se ordenasen al bien general. »


A la pregunta sobre el derecho de vida y de muerte,-
el primer novicio tambien responde y jura : «Sí, otorgo
» este derecho á la orden iluminada; d y porque se le habla
» yo de negar, si se viera la orden reducida á la necesidad
» de emplear este medio, y que sin él hubiese de temer
» algun gran descalabro? Poco perdería con aquello el
» estado , porque el muerto se reemplazaría por tantos otros.
» Por lo denlas, me refiero á mi respuesta del m'un, f.i»'
es decir, á aquella en donde ha prometido de hacer tam-
bien lo injusto , si sus superiores lo hallasen bueno y se
lo mandasen. El segundo novicio responde á la misma
pregunta y jura igualmente en esta forma : «La misma
» razon, que me hace reconocer en los gobiernos de los
» pueblos el derecho ele vida. y de muerte sobre los hora




» bres, me inclina á reconocer con toda voluntad este
» derecho en mi orden, la cual se ordena á la felicidad de:
» los hombres, tambien como lo deberian hacer los go,-
» bienios de los pueblos. »


Sobre la promesa de una obediencia sin restriceion,
el uno responde : «Sí, sin duda, esta promesa es impor-
» tanto; sin embargo yo la miro como el cínico medio para.
• que la. orden pueda conseguir su fin.» El segundo es me-
» nos preciso : «Cuando considero , dice, como moderrra


Tomo ¡Ji.




tIG
» nuestra orden, y aun poco extendida, tengo alguna re-
» pugnancia en hacer una promesa tan formidable, por-
» que tengo motivo para dudar si la falta de conoeimien-
» tal vez alguna pasion dominante no podrian en
» alguna ocasion hacer mandar cosas del todo opuestas
» al fin de la felicidad general; pero cuando me represen-
» to la orden mas extendida, creo, que es ella una socie-


dad en que se hallan hombres de todos estados, de los
» mas elevados y de los mas comunes, y que estan en me-
». jor proporcion de conocer el curso del mundo, y de
» distinguir los medios para llenar los buenos proyectos
» de la orden.»


Esta duda del novicio sobre la antigüedad de su orden ,
debia desagradar á Weishaupt, que , no omitiendo cosa
alguna para hacer creer la de su iluminismo, con el fin de
excitar mas el respeto y la curiosidad de los discípulos,
se contentaba con gozar en secreto de la gloria de la
invencion con sus profundos iniciados , reservando la
revelacion de este misterio para los últimos grados. Pero
este mismo novicio anadió, que, bien considerado todo,
miraba á su orden mas como antigua que como mo-
derna, y al fin promete como su compaiiero ser fiel
á todas las leyes de la misma; de asistirla con sus con-
sejos, con su fortuna y con todos sus medios; y conclu-
ye con someterse á perder su honor y aun su vida, si no
cumple su. promesa (1).


Cuando el hermano insinuante ha llegado al cabo de
ligar sus novicios á la orden por medio de estos jura-
mentos; principalmente cuando los novicios han recono-
cido sin perplejidad aquel extrai-lo y tremendo derecho
y facultad , que hace depender de los satélites del ilumi-
nismo la vida y la muerte de cualquiera que agrade ó de-
sagrade á sus superiores; cuando el novicio ha llegado al


(I) Véanse los dos Protocolos.


cárimo CUARTO.
punto de no descubrir que este pretendido derecho, en
lugar de manifestarle una sociedad de sabios, solo mani-
fiesta una banda ó confederado! '


de asesinos y emisarios
del Viejo de la montafia; Cuando en fin él mismo se ha
entregado y sometido á este terrible derecho , se envía el
juramento de este nuevo Seide á los archivos de la orden,
y desde entonces ya tiene todas las disposiciones que sus
superiores exigen para elevarle al segundo grado de la
clase preparatoria. El insinuante concluye su. mision ,
sirviendo de introductor á su discípulo.


Promocion del novicio .
Al tiempo señalado, por la tarde, ó ya muy entrada la


noche, es conducido el novicio á un cuarto sombríamente
iluminado. Alli le esperan dos sugetos, y estos son los
dos primeros iluminados que se le permite conocer des-
pues de su insinuante. El uno, que está medio oculto á
causa de una luz cubierta de un velo, y con una actitud
imperiosa y severa, es el superior ó bien el delegado ini-
ciante; el otro sirve de secretario para escribir el acto
de iniciacion. Sobre una mesa que está junto al inician-
te, hay una espada desenvainada. Nadie es admitido sino
el novicio y su introductor. Despues de haberle pregun-
tado si persevera en la resolucion de ser admitido entre
los hermanos, y despues de haber respondido con la
afirmativa , le envian de nuevo á un cuarto del todo os-
curo, para que medite de nuevo su resolucion. Despues
se le llama de nuevo, vuelve á entrar, y se le hacen varias
preguntas , que todas se ordenan á asegurarse de que está
dispuesto á someterse del todo á las leyes del iluminismo.
El introductor hace presentes las disposiciones de su dis-
cípulo, y pide en recompensa la proteccion de la orden,
y entonces el iniciante dice al novicio :


« Vuestro deseo es justo. En nombre de la serenísima
» orden, de la cual tengo mis poderes, y en nombre de


E 2




CAPITULO CU ARTO.
69


» sociedad civil. ... Observe el lector estas palabras , y
téngalas presentes, para cuando lleguemos á los grandes
misterios del iluminismo. Entonces concebirá como Weis-
baupt , por medio del juramento de conservar la socie-
dad civil, conduce sus iniciados al juramento de no
permitir quede el menor vestigio de ella,


o Prometo, continua el novicio, aprovechar con fer-
» vor todas las ocasiones de servir á la humanidad, de
» perfeccionar mi espíritu y voluntad, y de emplear todos
» mis conocimientos, para que sean útiles al bien general,
» cuando lo exijan el bien y los estatutos de mi sociedad.
» roto un eterno silencio , una fidelidad y obediencia in-
» violables á todos los superiores y á los estatutos de la
» orden. Y en cuanto á lo que es el objeto de esta orden,


renuncio del todo á mis propias miras, y á mi propio jui-
» cio. Me obligo á mirar los intereses de la orden, co-
» mo los mios ; y, mientras que yo sea su miembro, pro-
» meto de servirla con mi sangre, con mi /amor y con mis
» bienes. Si en alguna ocasion , sea por imprudencia, sea
» por pasion, á sea en fin por maldad, obrase yo con-
» tra las leyes., ó contra el bien de la serenísima orden,
» me someto á lo que le pluguiese ordenar para castigar-
» me


.Tamhien prometo asistir á la orden con lo mejor
» que tenga; y en conciencia me obligo á asistirla con mis
» consejos y acciones, sin miramiento á mi iuteres per-
» sonal , como tambien de observar con mis amigos y
» enemigos que se hallen en la orden , la conducta que
». esta me prescriba. Tanibien me considero dispuesto á
» trabajar con todas mis fuerzas, y valerme de todos
• mis medios para la propagacion y aumento de la orden.
» Con estas promesas renuncio toda •estriccion secreta, y
» me obligo á cumplir con todo , conforme al verdadero
» sentido que presentan las palabras ,-- y en que lo entien-
» de la orden que me prescribe este juramento. .si Dios
» me asista, etc. » E 3


68 ILUMINISM O.
» todos sus miembros, os prometo proteccion , justicia y
» socorro. A mas de esto , os aseguro de nuevo , que entre
» nosotros nada hallaréis que sea contrario á la religion,
» á las costumbres d al estado. » ... Aqui el iniciante etn-
puria la espada desenvainada que está sobre la mesa, y ,
dirigiendo su punta al eorazon del novicio, continua:
» Pero si llegais á ser traidor, á ser perjuro , sabed que
» se avisará á todos nuestros hermanos para que se armen
» contra vos. No penseis podcros escapar, ni hallar lugar
» de seguridad. A cualquiera parte que vayais, la ver-
» guenza , los remordimientos de vuestro corazon , la ra-
» bia de nuestros hermanos desconocidos os perseguirán


y os atormentarán hasta en lo interior de vuestras en-
» trañas. » Aqui vuelve á poner la espada sobre la mesa, y
continua : «Pero si persistis en la resolucion de ser admitido


en nuestra orden, prestad el juramento que os presento.
Juramento del novicio.


La fórmula de este juramento está concebida en estos
términos « En presencia de Dios todo poderoso, y de-
» larte de vos, plenipotenciarios de la muy alta y muy
» excelente orden , en la cual pido ser admitido, reco-
» nozco toda mi debilidad natural y toda la insufi-
» ciencia de mis fuerzas. Confieso que, á pesar de todos


los privilegios de clase, honores, títulos y riquezas que
» yo pudiese tener en la sociedad civil, no soy mas que


un hombre como los otros hombres; que yo todo esto
» lo puedo perder por los otros mortales, como lo he
» adquirido por ellos; que tengo una absoluta necesidad .irá


de su agrado y estimacion , y que debo hacer cuanto
» me es posible para merecerle. Nunca emplearé en per-
» juicio del bien general el poder ó la consideracion de
» que yo pueda gozar. Al contrario , resistiré con todas


mis fuerzas á los enemigos del género humano, y de la




ILUMINISMO.


Despues de haber firmado el novicio este juramento y
haberle registrado en el libro de los hermanos , el insi-
nuante declara que queda admitido á la orden, ahadien-
do , que aun no se le concederá conocer á todos sus
miembros, sino solamente á los que, siendo de la misma
clase , tienen tambien un mismo superior. Desde este
momento , elevado al grado minerval , aprende las seiía-
les con las cuales se pueden reconocer los hermanos de
este grado , seiiales que son del genero de las de los ma-
zoncs. Se le manda que presente á los superiores un
arancel de sus libros , principalmente de los que pueda
tener selectos y sean útiles á la orden. A mas de esto,
le proponen las siguientes preguntas , á las que debe res-
ponder por escrito.


z Que fin pensais que se ha propuesto nuestra orden ?
Que medios primarios y secundarios pensais que


son los mas á propósito para conseguir esto fin ?
3. a é Cuales. son las otras cosas que querriais hallar


entre nosotros?
. 4.. ¿Que hombres pensais hallar entre nosotros, y á
quienes no pensais hallar (t) ?


La respuesta á estas preguntas pondrá á los sur eriores en
estado de juzgar los progresos que hace el novicio con res-
pecto al espíritu de la orden. Pero van á proporcionársele
nuevos socorros para que manifieste con sus respuestas
los progresos que ha hecho ya , y los que aun se pueden
esperar de él. De aqui en adelante, admitido ya al grado
minerval, conocerá que es miembro de la academia de la
secta. Pasemos á adquirir á un mismo tiempo conoci-
mientos de los discípulos y de los maestros , que aun
aqui son parte de la clase preparatoria.


(t) Verdadero iluminado, primera iniciacion , pág. 51 y siguientes;
Zscritos orig. tomo I. seco. i5.


CAPÍTi1t.0 QUINTO.


CAPITULO y.
TERCERA PARTE DEL CÓDIGO ILUMINADO ; SEGUNDO GRADO


PREPARATORIO ; ACADEMIA DEL tr.uraixAno , O BIEN LOS
EMMY:ANOS DE DIIINERVA


Objeto del grado acadé ruco o ~val.


WEISMAUPT ocupado aun del todo en el giro que da-
ria al código de su iluminismo para que su marcha fuese
mas capciosa é infalible, se declaró en estos términos,
hablando de los grados preparatorios que debian seguirse
al noviciado de sus discípulos : .Pienso establecer en Ja
» clase siguiente una especie de academia de- sabios. Quie-
» ro que el estudio de los antiguos, el arte de observar
» y de trazar los caracteres históricos , y cuestiones que
» se propongan al concurso , sean la ocupacion de pues-
» tros discípulos. Tambien quiero , particularmente en este
» tiempo , enseñarles tí que los unos sean espiar de los
» otros , y de todos. - Se tomarán de esta clase los que
» hayan manifestado mas aptitud para los misterios. En
» fin , quiero, que aqui se trabaje en el conocimiento y
» extirpacion de las preocupaciones. Cada discípulo nos
» debe declarar, por ejemplo, una vez cada mes, cuales
» son las que ha descubierto en sí mismo, cual es la do-
» minante , y hasta que punto ha logrado desvanecerla.


Lleno el mismo \Veishaupt de preocupaciones contra
los Jesuitas, tuvo valor para decir : Quiero que esta decla-
racion sea entre nosotros lo mismo que era entre ellos
la eonfesion. Con dificultad podía errar mas en la clec-


E 4




72'
cion de los ejemplos; porque precisamente en los cole-
gios de los Jesuitas , nunca los superiores oian las confe-
siones de sus sítbditos, y esta disposicion hacia imposible
entre ellos el atroz abuso con que Weishaupt pretende
excusar el que él hace de la confianza de sus iniciados,
cuando le oitnos que arcade : «Veo por este medio los
» que manifiestan inclinacion hacia cierta especial doctri-
» na, relativa á los gobiernos y á la religion (a). Los
estatutos de la orden , aunque algo mas reservados sobre
el grado minerval , sin embargo dicen : «Aqui mes-
» tra orden no quiere ser considerada sino como una
» sociedad sabia, ó como una academia, que consagra
» sus cuidados á formar, por medio del ejemplo y de la
» instruccion , el corazon y espíritu de sus iniciados (a). »
Estos son llamados los hermanos de Minerva; los maestros
de estos hermanos son los iluminados menores o mayo-
res. La academia iluminada , que propiamente lleva este
nombre , se compone de diez ó doce, y alguna vez de
quince minervalistas, á quienes dirige é instruye un ilu-
minado mayor.


Sesiones académicas minervales.


En el calendario de la secta , se llaman santos sus dias
académicos; de ordinario se tienen sus asambleas dos
veces cada mes, y siempre en el novilunio. La sala aca-
démica casi siempre, en lenguage iluminado, se llama
iglesia; y esta siempre ha de tener su ante-sala , la que
está cerrada con cerrojos, mientras los hermanos estan
reunidos, y está dispuesta de tal modo, que los curiosos
no puedan ver lo que alli se hace, ni oir lo que se dice


(a) Escritos orig. tomo t , carta 4 á Caton.
Estatutos de este grado , núm. 16,


CAPÍTULO oult<To. 7.)(;). El presidente, al principio de cada junta , siempre de-
be empezar con leer y comentar á su modo algunos lugares
selectos de la Biblia, de Séneca , de Epicteto, de Marco
Aurelio 6 de ConIncio (a). El cuidado que ha de tener en
dar á todos estos libros la misma autoridad, ya es bas-
tante instruccion para que los discípulos formen, con
poca diferencia , el mismo concepto de la Biblia que de
los filósofos del paganismo. Habiéndose dado la leccion,
se les pregunta por turno á los discípulos, « Sobre los


libros que han leido desde la óltima junta , sobre las
» observaciones ó descubrimientos que han hecho, y so,
» bre sus trabajos ó servicios con relacion á la orden. »


Biblioteca Mine/val.
No se permite á los hermanos que escojan por sí los


libros que han de estudiar, y de cuyo contenido han de
dar cuenta. Hay, segun lo permiten las circunstancias, en
cada academia una biblioteca segun el gusto de la orden.
Se cuida de proveerla de aquellas obras que se dirigen
á su fin.


Medios para abastecer estas bibliotecas.
Tres recursos tiene la secta para enriquecer sus biblio-


tecas. El primero , es el dinero que para este fin desem-
bolsan los hermanos; el segundo, es la precaucion de exi-
gir que entreguen de sus propias bibliotecas las obras de
que puede necesitar la secta ; y el tercero, se funda sobre
este grande principio de Weishaupt, que todo lo que es


es acto de virtud. Como sea mur -útil á la orden el
procurarse aquellos libros raros ó manuscritos preciosos,
que los príncipes, los seiíores 6 bien los religiosos guar-
dan con cuidado cerrados en sus archivos ó en sus bli)110-


(1) Véase•el rito minerva/.
(a) Alli mismo.




tetas, los iluminados que son archiveros ó bibliotecarios
de aquellos príncipes ó señores ya estan , no solo avisa-
dos, si que tambien se les insta con seriedad, y se les
exhorta á que no se hagan escrúpulo de hurtarlos secre-
tamente para entregarlos á la secta. Esta es una de las
instrucciones que Weishaupt da con la mayor formalidad
á sus iniciados, ya diciéndoles, que no se hagan un caso


de conciencia dando á los hermanos los libros que tienen
de la biblioteca de la corte, ya enviando la lista de los que
puedan tomar de la biblioteca de los Carmelitas,
do ; todos estos nos serian muy útiles.... ¿Que hacen esos
bellacos de estos libros (t) ?


En fin, cualquiera sea el cuidado con que el funda-
dor parece que quita de las manos de sus minervalistas
ciertas obras, ya se descubre lo bastante su intencion en
el modo como compone las bibliotecas de la orden, y en
que no repara en entregarles muchos que se dirigen al
mismo lin , y principalmente de aquellos que puedan em-
pezar á inspirarles el desprecio de la religion. Deseaba ver
entre otros en sus bibliotecas, una historia pretendida
imparcial de la iglesia, que él mismo se propuso publicar
con el tiempo á su modo , ó á lo menos contribuir á
ella. Quiere que nada se omita de Sarpi, del almacena
( du Magasin) de le Bret, y de cuanto se ha escrito contra
los religiosos (a). Tambien habia puesto en el arancel de
los libros que han de componer las bibliotecas de este
grado, aquellas obras tan impías publicadas bajo el nom-
bre de Freret. Parece que aqui su prudencia se habia
dacio de que no convenio. apresurar tanto la marcha de sus
discípulos: pero habiéndole avisado Xniggc, corrigió este
defecto (3). A mas de estos, debia haber en las bibliotecas


(i) Escritos orig. tomo a. Carta 45.
(a) Mili mismo.
(i) Carta de Filon á Caton.


pirrLo eriNTo.
otros libros que ocultasen mas bien el fin. De la compila-
cion de estos libros debia escoger el maestro iluminado
los que poco á poco podrian conducir á sus discípulos
hácia las opiniones de la secta , acordándose que los
mas impíos y mas sediciosos estaban reservados para gra-
dos mas adelantados. Si al maestro le sucediese hallar en
poder de sus discípulos el Sistema de la naturaleza , la
Politica natural, Belvecio , del hombre, y otros semejan-
tes, se los debia dejar, sin alabarlos ni vituperarlos (1)..
En una palabra, en las escuelas minervales es en donde
los maestros deben ejercitar con mas cuidado el grande
arte de hacer que los mismos iniciados descubran por
sí mismos las opiniones de la orden antes de manifes-
társelas, para que, mirándolas como propias, y corno des-
cubrimiento de su ingenio , se adhieran ¡s ellas con ma-
yor tenacidad.


Trabajos de la academia minerval.
Aun hay en estas escuelas un otro modo de ligar los


iniciados á la orden . Todos los iniciados deben declarar
al principio de su recepcion la facultad ó ciencia á la
que principalmente se quieren dedicar, á no ser que su
estado, ingenio ú otras circunstancias particulares no los
llamen á alguna profesion literaria. En este l'fltimo caso,
es preciso que sus contribuciones pecuniarias paguen los
servicios que los hermanos no pueden esperar de su
espíritu ó talentos (a). Si se deciden por el estudio, la
orden' se empeña en suministrarles todos los socorros
posibles para ayudarles á que se distingan en la facultad
Ó ciencia que han escogido, exceptuando sin embargo
la teologice y jurisprudencia, que estan formalmente ex-


(r) Carta á Caton.
(a) Escritos orig. tom,


Sumario del instituto , núm. g.




re,


ceptuadas en dicha promesa (i). Los socorros que al mi-
nerval se le prometen son de dos especies. Al principio,
para asegurarse de que no será negligente en aplicarse lila
ciencia que ha prometido, debe dar cuenta, á lo menos
una vez cada ano, de los progresos que ha hecho, de losdescubrimientos de (pie se puede gloriar, y de. los auto-
res de los cuales ha -hecho extractos. Si se le ofrecen
dificultades que no pueda resolver, puede dirigirse al
superior que las resolverá , o bien las propondrá á varios
sugetos de la orden mas experimentados en las mismas
materias, los que deben comunicar sus luces para ilus-
trar á sus hermanos (2).


Premios académicos.
En fin, para dar á este grado minerval toda la apa-


riencia de una sociedad literaria, los superiores, cada alto,
proponen al concurso alguna cuestion interesante. Las
respuestas ó disertacione s son juzgadas corno en las aca-
demias, y el discurso que ha merecido el premio, se
imprime á costa de la orden. La misma ventaja se ofrece
á los iniciados para todas las obras que quieran publicar,
con tal que no se desvien de las miras del fundador (3).
Si estas obras fuesen de aquellos folletos, á los que Weis-
baupt llama pasquillas ,


que hacen reir á los pueblos


á costa del sacerdocio y de las verdades religiosas ;
si fue-


sen
parodias (*) sobre las lamentaciones de Jeremias , ó imi-


taciones burlescas de los profetas; en una palabra, si fue-
sen de aquellas sátiras que preparan los pueblos al objeto


(z) Estatutos del minerval, núm. s.
(2) Alli m i smo, 3/1.1111. T •
(3) Alli mismo , núm. ( y ro.(') Composiciones métricas, que imitando al gunas obras serias,


conocidas en la Nersificacion , estilo s . palabras , se aplican á otro
asunto , y se les da otro sentido , que suele ser irónico ú ridículo.


CAPÍTULO QUITO. 77
de la secta, serian muy mas de su gusto. Estas son las
mejores pruebas que de sus progresos puede dar el mi-
nerva( : la secta tiene sus libreros que los despachan , y la
ganancia entra en la caja de la orden (s). Se debe obser-
var, que si el hermano minerva' ó cualquiera iniciado
de los otros grados llegan á descubrir en su arte, de
cualquiera género que sea, secretos lucrativos, estan obli-
gados, bajo la pena de ser mirados como falsos herma-
nos, á manifestarlos á la orden , á la cual se entienden
pertenecer, si el descubrimiento se hizo despues de su
admision (a). Para no perder de vista al minerval ni
siquiera en sus viages , no puede emprender alguno sin
dar parte á sus superiores , los cuales de su parte les de-
ben dar cartas de recomendacion para los hermanos que
hallará ; pero en recompensa , se cuidará de manifestar
siempre en sus cartas todo lo que pueda ver que sea peli-
groso ó satisfactorio para la orden (3).


Mercuriales (*) académicas minerva les.
No dejemos de decir que en estas juntas académicas,


el director iluminado debe, á lo menos una vez cada
mes , pasar en revista las principales faltas, que habrá
descubierto dignas de correccion en sus discípulos. Tam-
bien les debe preguntar sobre las que ellos mismos pue»
dan haber observado ; y seria , le dicen los estatu-
tos, una cosa imperdonable, que alguno pretendiese


(1) Ese, itos orig. cartas de Weisbaupt del 15 Febrero de 5778',.
y del 4 Abril de 5779.


(2) Sumario del instituto , nam. si y el verdadero iluminado.
(3) Estatutos del Minerva!, núm. II
(*)21s; se llamaban rn Francia las juntas del parlamento, que se


tenian el miércoles despues de San Martín , y de Pascua , en donde el
presidente, tí el procurador general pronunciaban un discurso sobre.
los abusos advertidos y sus remedios,




á


98
iLliDIUNtsmo.


no haber observado cosa alguna digna de reprension,
en el espacio de un mes entero. Esto seria manifestar
una extremad pereza en formar su espíritu observador. No
debe el superior sufrir semejante negligencia. El mismo
hará sus observaciones de modo que excite una atcncion
seria y capaz de hacer impresion, para que no se pierdan,
y para que cada he; mano, al retirarse , se resuelva á poner
en ejecucion sus buenos avisos para el progreso de la
orden (I).Aun debemos añadir, que este superior miner-
va!, nunca, mientras le sea posible , ha de dejar pasar un
ella sin ver á sus discípulos, y sin hacerles ó recibir de
ellos visita M. ¿Pero y á que se ordenan tanta vigilancia
y tantos cuidados de estos hermanos de la academia mi-
nervalP Una sola expresion de aquel iniciado, que , bajo
la inspeccion de -


5Veishaupt , extendió las leyes de esta
academia, bastaria para responder á la pregunta.


Juicio del hermano minerva}.
Segun dicha expresion de Knigge, la secta empieza á co-


nocer
de que calaña son sus jóvenes académicos, por medio


de los trabajos que de ellos exige; que es decir, empieza
á conoer las disposiciones de su espíritu , -y


si es este sus-


ceptible de toda la impiedad y de todos los principios de
anarquía, los cuales es preciso que profese antes de llegar
á los últimos grados.


Si despees de todos aquellos tra-


bajos
minervales aun les queda algo de lo que los inicia-


dos llaman inclinaciones religionarias ,
les conferirán los


tres primeros grados mazónicos, y podrán pasar su tiem-


po en el estudio insignificante de todos sus geroglificos.Continuarán aun bajo la inspeccion de los superiores
iluminados; pero no deben esperar el llegar á ser algo


(1) Iluminado mincrval, instruct. num.
4.


(2) Alti mismo , núm. 3.


c:s.ríTur.0 QUINTO.
mas que minervales , pues ya estan declarados inhábiles
en los registros de la secta (t). Al contrario, si han
manifestado poco apego á su religion y á su príncipe;
si se ha logrado inspirarles un verdadero entusiasmo por
su iluminismo , los elevarán á los grados superiores. Para
formar dicho juicio en el tiempo del curso de su academia,
tiene la secta algunos medios poco equívocos. Conserva
ella todos los problemas que han resuelto , y que ella les
ha sabido proponer, no tanto para ejercitar sus talentos,
como para sondar sus opiniones. Tiene toda la com-
pilacion de los hermanos escrutadores, á fin de saber que
impresion les han hecho los principios que adelantaban
por modo de conversacion , y tambien algunas veces por
modo de refutacion , para tantear al jóven minerva!.


De estos problemas, que ha habido de resolver durante
el curso de su academia, unos tienen por objeto el secre-
to de la secta , y otros la seguridad de sus iniciados y la
de los superiores. Para rodear á los gefes de unas tinie-
blas inaccesibles, y para asegurarlos en este asilo, es
preciso que los hermanos pierdan el horror á la misma
muerte. El minerva! no acabará su curso académico, an-
tes de haber manifestado hasta que punto se ha despren-
dido de aquel horror, y si está dispuesto á sufrir todas
las muertes, ó anticiparlas con el veneno y suicidio antes
que revelar cosa alguna de la secta . Le proponen , por
ejemplo, vituperar ó elogiar á Caton , y su respuesta dará
á conocer si está dispuesto á beber la cicuta por la salud
de sus hermanos, El patet exi tus , ó la salida es libre, es
decir, que cualquier hombre tiene libertad de despren-
derse de la vida cuando bien le pareciere, es aquel gran
principio que la secta propone ; el minerva! le comentará y
discutirá; si su exposicion es la de un estudiante , que,


(i) Ultima cxpresion de Fan, pág. go.




(r) 'Véase mas adtlante el cap. de les disposiciones juridicas.
(2) Alli mismo.


ciarrum


8o
creyendo aun en Dios, crea tambien que el suicidio es un:
pecado, el minerva' no es á propósito para el secreto de•.1 ' -
que necesitan los iluminados, y por lo mismo se le repro-.
hará (1).


Aun hay otros muchos problemas que resolver en esta
misma clase para mas asegurarse la secta. Es principalmen-
te preciso que ella sepa lo que el jóven académico piensa
de los medios que ella emplea , y de aquellos para los
cuales podrá él algun dia servir de instrumento. Todo
esto se funda sobre aquel famoso principio de Weishaupt:
el fin justifica los medios; que es decir, no hay medios,
incluyendo el latrocinio , el veneno , el homicidio y la
calumnia, que no pasen á ser justos cuando se recurre
á ellos para aquellos objetos, que place á la secta dar
por justos y santos (a). En fin , los problemas que se pro-
pongan al minerva' iluminado , tambien deben ser de los
que le hagan manifestar sus opiniones sobre los reyes y
sacerdotes (2). El iniciado presidente debe evitar el com-
prometerse; no debe celebrar públicamente las sátiras,
sarcasmos, ni blasfemias de sus discípulos; esto lo dejará
'al cuidado de los hermanos visitadores, quienes insinuan
los pi ineipios. y tambien los adelantan , sin manifestar
que estan enlazados con los misterios de la orden; pero
debe observar cuales son sus discípulos que adoptan me-
jor y repiten con mayor complacencia los sarcasmos ó
las blasfemias, y cuales son los que con mayor entusias-
mo los introducen en sus producciones académicas. Estos
son juzgados (Egrios de ser elevados á un grado superior;
concluyen el curso de la academia minerva', y pasan á
ser iluminados menores.


CiPiTTILO SEXTO. 8i
• -• ••••••••••••-n • -• n • N.a


••••• ,,,,,,
•••nn


••n
•••••/•• n


•••.V• • Wel •••••• •••••••


CAPITULO VI.
CrARTA PARTE DEL CÓDIGO ILUMINADO; TERCER GRADO; tt


ILUMINADO MENOR.


Doble objeto de este grado.
-1


r. grado de iluminado menor, no solo tiene por objetó
disponer siempre mas á los hermanos para los secretos
que aun no es tiempo de revelarles, sino que los pone
en estado de presidir ellos mismos en aquellas academias
minervales , en las cuales han hecho brillar sus talentos
y se han distinguido por su zelo en favor de la secta.
El método que debe producir este doble efecto es muy
notable, á cansa de uno de aquellos artificios que solo
Weishaupt pocha imaginar. Tienen los iluminados me-
nores sus sesiones como las academias minervales. Su pre-
sidente es indispensablemente uno de aquellos iniciados
en los primeros misterios del iluminismo, con el nombre
de sacerdotes. Siendo el único en estas asambleas que
conoce los primeros misterios, es preciso que tenga á sus
discípulos en la persuasion de que en el grado en que él se
halla no hay secreto alguno que manifestarles; y no es
menos preciso que haga en cierta manera que nazcan en
su espíritu mismo la mayor parte de las opiniones , de
las cuales aquellos misterios son el desarrollo. Sin adver-
tirlo los iluminados menores, es preciso que en cierta
manera se bagan ellos mismos autores, inventores y pa-
dres de los errores de Weishaupt; que los miren como
fruto de su ingenio, y por este motivo zelen mas su de-
fensa y propagacion. Y en fin, es preciso segun la expre.•


Tonto III.




CAPÍTVLO S P.XTO.
83


Para dar una idea de estos asuntos y discusiones, quie-
ro citar aqui una parte del texto. « Es muy cierto, dice,
» que hay en este mundo delitos generales, á los cuales
» querria poner fin el hombre sabio y honrado. Cuando
» consideramos que todos podrian ser felices en este mun-
o do tan excelente, y que nuestra felicidad la desazonan,
• ya la desgracia de unos, ya la perversidad y el error
» de otros ; que los malvados tienen poder sobre los bue-
» nos ; que la oposicion ó insurreccion privada es aqui
» inútil; que el castigo, casi siempre, recae sobre el hom-
o bre de bien


entonces se excita naturalmente el
» deseo de ver que se Arme una asociacion de hombres
» intrépidos y nobles, que sean capaces de resistir á los
» perversos, auxiliar á los buenos, procurarse á sí mis-
» mos el sosiego, la satisfaccion y la seguridad... y de
» producir todos estos efectos por medios fundados sobre
o el mas alto grado de fuerzas de la naturaleza humana.,
• Un objeto como este, en una sociedad secreta no seria
» el mas inocente, y al mismo tiempo el mas digno de
• un sabio y buen pensador (x)?» Sobre este solo texto
¿ cuantas cosas pueden presentarse á los comentarios del
iluminado menor ? Es preciso que en su primera exposi-
cion adivine cuales son aquellos delitos generales, á los
que la secta quiere poner fin ; cuales son aquellos errores,
y quienes son aquellos perversos, que desazonan la felici-
dad de este mundo con el poder que ejercen sobre los bue-
nos; cuales son las sociedades secretas que llenarian los
deseos de los sabios, no por medio de insurrecciones par-
ticulares , sino con el mas alto grado de fuerzas de la na-
turaleza humana ; y en fin , cual es aquel orden de cosas
háeia el cual se han de dirigir todas las fuerzas para triun-
far del orden actual.


(r) Discurso de este grado.
F 2


5s
sion del mismo código, que el iniciado


pueda conside-


rarse como fundador de la nueva orden, para que de este
modo se enfervorice procurando su triunfo.


Medios para el primer objeto.
Para este objeto, hay un discurso que se pronunci a en


la iniciacion del nuevo grado. Este discurso es de la cla-
se de aquellos, cuya oscuridad afectada ofrece al enten-
dimiento unos errores los mas monstruosos, sin expre-
sar alguno con claridad. El velo que los cubre, no es
tan espeso que los oculte, ni tan claro que se puedan
distinguir. Todo lo que pueden descubrir los nuevos ini-
ciados , despees de su primera lectura, es , que cilia.


de la orden
es el mas digno de su admiracion y de su


zelo; que es necesario inflamarse de entusiasmo para lo-
grar este fin y llegar al último objeto de todos los tra-
bajos del iluminismo; que para gozar de esta felicidad, .1.y


se
necesita mucho mas de la accion que de las palabras 19,


de
los iniciados. Pero ¿y que fin es este? y que obstácu-


los se han de vencer ? con que acciones y trabajos ha de
cooperar el iniciado para que lo pueda lograr ? Sobre
esto versan los enigmas y las oscuridades y sobre esto
debe ejercitar su ingenio. Para que el mismo prosélito
cree y dé á faz todos aquellos errores que no ha habido
valor para manifestarle, le servirá. de texto el mismo dis-
curso , para los que en adelante ha de componer para la
asamblea de los hermanos. Se cuidará el presidente de


escoger los artículos enigmáticos,
cuya oscuridad dé lugar


á desenvolver el incido de pensar de sus discípulos, que
quiere descubrir. liará de estos enigmas el asunto de sus


discusiones, y sobre todo exigirá que sus conclusiones sean


prácticas (t).
(1) El verdadero iluminado; instrucciou para loa superiores de


este grado.




tirt∎mtismo.
Cuanto mas se interne el iniciado, por medio de sil


comentarios, en el espíritu de la secta, tanto será tenido
por mas digno de llenar el segundo objeto de su grado.
No se le permite aun en este grado presidir en la aca-
demia de los hermanos; pues, mirándole como novicio


el arte de superior, la orden no le fía sino uno
sdo


discípulos de Minerva ; pero puede consolarse con la pe-
queñez de su rebaño, leyendo en las instrucciones que,
aun cuando en toda sit vida no hubiese hecho mas que


forma
r para la orden uno ú dos individuos, ra habria


hecho alguna cosa grande.
Para lograr el fin de esta mi-


sion, aunque tan limitada, no se permite que el ilumi-
nado menor se atenga á su propia prudencia; pues se
le prescriben reglas para su direccion. Ya he dicho, que
el objeto que me he propuesto en esta parte de las me-
morias sobre el jacobinis mo , no es solamente probar la
conspiracion de los iluminados, sino que mas especial-


-


mente es dar á conocer los medios de la secta , para ma
nifestar los peligros á que está expuesta la sociedad. En-
tre estos medios es preciso distinguir las leyes que Weis-
haupt dió á estos iluminados menores, á los cuales ya
por la autoridad que les da, ya por el modo como les
enseña á ejercitarla al principio sobre uno ó dos sugetos,
dispone para una superioridad de mayor extension. Estas
leyes é instrucciones ine parecen una obra maestra de
aquella prudencia de serpiente, que por desgracia, es mas
ingeniosa y laboriosa para la maldad y seduccion que para
la virtud. Esta parte del código de Weishaupt se intitula:
Instrucciones para formar cooperadores útiles al iluminis-
mo.


Paso á extractar una gran parte de ellas. Que las me-
dite el lector, y verá cuanto dan que temer tantos pre-
ceptos, tantas leyes y tantos artificios, que todos se orde-
nan á formar los iniciados de la mas asombrosa y uni-
versal conspiracion.


CCAPÍTULO s/-KT O . 85


Medios para el segundo objeto.


a Tened de continuo puesta la vista sobre cada uno de
los hermanos que se han confiado á vuestro cuidado;
observad á vuestro discípulo, principalmente en las cir-
cunstancias en que está tentado de ser lo que no debe
ser. Este es el momento en que se debe manifestar; y
entonces conoceréis los progresos que ha hecho. Obser-
vadle tambien en aquellos momentos en que menos lo
piensa, y en que no se puede decir, que el deseo de ser
alabado, el temor de ser sorprendido, la vergüenza
la reflexion del castigo tienen influjo sobre su conducta.
Sed entonces exacto en escribir vuestras notas ú observa-
ciones; pues con esto ganaréis mucho, ya en provecho
vuestro, ya de vuestros discípulos. No debéis arreglar
vuestros juicios por vuestras propias inclinaciones. No
creais, que un hombre es excelente porque tiene una
calidad brillante, ni tambien creais que es perverso por-
que tiene algun defecto notable. Esta grande falta come-
ten cuantos se atienen á la primera ojeada. Sobre todo,
no creais que algun sugcto tiene un ingenio trascendente,
porque brilla en sus 'discursos. Los hechos, los hechos
son los que manifiestan que una persona está fuertemente
convencida. No os fieis fácilmente de los ricos ó de los
poderosos, porque su conversion es lenta. »


a Lo que se ha de procurar formar, es el corazon.
que no cierra sus nidos á !as quejas de los infelices; él


io e es constante en la Adversidad; él que es inmutable
en sus proyectos; él que conoce que su alma es para
grandes empresas; y principalmente él que ha acostum-
brado su espíritu á observar, este es el hombre de que
necesitamos. Despreciad las almas estrechas y débiles, que
no saben salir de su esfera. Leed con vuestros discípulos


F3




S6


ittimusismo..
aquellos libros que son fáciles de comprender, que son
fecundos en imágenes y que elevan el alma. Habladles
mucho; pero haced que vuestros discursos salgan del
corazon y no de la cabeza. Se inflamarán vuestros oyen-
tes, si ven que sois todo fuego. Hacedles desear el ins-
tante en que se cumplirá el gran proyecto. Pero principal-
mente, excitad en ellos el amor del fin. Haced que le con-
sideren grande, importante y enlazado con sus intereses y
pasiones favoritas. Pintadles con los mas vivos colores la
miseria del mundo; decidles, lo que son los hombres, lo
que podrian ser, y lo que deberían hacer; que no conocen
su propio interes, que en esto se ocupa nuestra sociedad,
y lo que ellos pueden esperar sobre este particular, aten-
diendo á lo que ya habernos hecho en nuestros prime-
ros grados. »


« Evitad toda familiaridad y toda ocasion de descu-
brir vuestro costado débil. Habladles siempre del ilumi-
nismo con dignidad. Inspiradles el amor y respeto á
nuestros superiores, hacedles conocer la necesidad de la
obediencia en una sociedad bien ordenada. Renovad el
fervor por la utilidad de nuestros trabajos. Evitad la ari-
dez y una metafísica inútil; haced comprender á vuestros
discípulos lo que exigis de ellos, y estudiad el modo pro-
pio á cada uno. Todo se puede lograr de los hombres,
cuando se sabe sacar ventaja de sus inclinaciones domi-
nantes. Para comunicarles el espíritu observador, empe-
zad por ensayos pequehos en la conversacion. Hacedles
preguntas fáciles sobre el arte de conocer á un hombre,
á pesar de su disimulo. Aparentad que su respuesta os
parece mejor que la vuestra ; esto les da confianza, y ya
se os proporcionará otra ocasion para manifestar vuestro
propio modo de pensar. Dadles noticia de vuestras obser-
vaciones sobre la fisonomía , el modo de andar y la voz.
Decidles algunas veces, que tienen excelentes disposicio-


cArirrLo SEXTO. 87
nes, y que solo les falta el uso. Alabad á unos para ani-
mar á otros. »


Ya que sabeis cuanto cuesta llevar los hombres al
parage que se desea , no despreciéis ocasion alguna para
extender, en todas las partes que podais, los buenos prin-
cipios, inspirar á todos valor. Pero observad bien esto :
El que de una vez quiere cambiar todos los hombres , no
cambia ningun. En las ciudades en que habiteis, repar.
tid este trabajo con los iluminados de vuestro grado. Es-
coged á uno ó dos, lo mas á tres minervales , de aque-
llos que os tienen en mejor concepto, y sobre los cuales
tenéis mayor autoridad; pero consagradles todos vuestros
cuidados y trabajos. Mucho habreis hecho si en el tiempo
de vuestra vida lograis frezar dos d tres hombres de estos
que habreis escogido, Izaréis el objeto constante de vues-
tras observaciones. Cuando un medio no os salga bien ,
buscad otro , hasta que halleis el bueno. Estudiad para
que cosa es ci propósito vuestro discípulo ; cuales son los
principios intermedios que le faltan para que admita los
fundamentales. El grande arte consiste en aprovechar el
verdadero momento. En una ocasion se necesita de fervor,
y en otra de sangre fria. Haced que vuestro discípulo se
atribuya ci sí mismo , y no ci vos, sus progresos. Si se enco-
leriza, no le contradigais , pues en este momento nada se
ha de emprender; escuchadle, aunque no tenga rasen.
Nunca impugneis las consecuencias, sino siempre el prin-
cipio . Esperad el instante en que os podais explicar, sin
manifestar que le contradecis. El mejor medio seria que
os entendieseis con otro, á quien aparentaréis contradecir
en las conversaciones, en las que el sugeto á quien descais
convencer, no sea parte sino mero (yente: entonces apretad
con toda fuerza vuestros argumentos. »


a Los defectos que le querais corregir, no se ,
los pre-


sentéis como propios. Referid la cosa como si otro la
F 4




E8


tr.uurtlism o.
hubiese hecho. Pedidle consejo, para que de este modo
sea su propio juez. Para todo esto se necesita de tiempo.
No precipiteis cosa alguna , porque vuestres.discípules
necesitan de solidez y de facilidad para la accion . Leer
con frecuencia, meditar , escuchar, ver la misma cesa
y en seguida obrar, he aqui lo que da aquella facilidad
que pasa á ser hábito. Quereis saber su modo de pensar ?
Proponedle, pues, que forme algun discurso sobre cues-
tiones relativas á vuestro objeto, y esto lo debeis hacer
corno para ejercitar su espíritu, Con este medio aprende
él mismo á reflexionar sobre los principios, y vos descu-
brís las opiniones que habeis de desarraigar. Instruidle
y advertidle , pero sin declamaciones frias; usad de algu-
gunas expresiones enérgicas y que sean adecuados á la
situacion en que se halla su espíritu. No pidais demasia-
do de una vez. Sed cuidadoso, paternal y diligente. Nun-
ca desespereis; porque de los•honzbres se hace lo que se
quiere. Estudiad los motivos y los principios que de su
educacion ha tenido vuestro discípulo. Si no nos son
útiles, debilitadlos poco á poco; sustituid y fortificad otros
en su lugar ; pero esto pide mucha prudencia. Observad
lo que las religiones, las sectas y la política han hecho
hacer á los hombres. Se les puede inspirar entusiasmo
para sostener delirios. Debe pues consistir el arte en el
modo de tratarlos y de dar preponderancia á la verdad
y á la virtud. Valeos para el bien de los mismos medios
de que se valen los seductores para el mal, y lograréis
vuestros intentos. Si los malvados son poderosos, lo son
porque los buenos son muy poco activos y demasiado
tímidos. Hay circunstancias en que tambien es' preciso sa-
ber manifestar mal humor é indignacion, para defender los
derechos del hombre. »


« Decid á vuestros discípulos, que en la orden solo
deben buscar la bondad daifa; que la antigüedad, poder


CAPITULO SP.XTO.
8g


V riqueza lo han de mirar con indiferencia. Decidles,
que si en otra parte hallan una sociedad que mas presto
y con mas seguridad lleve al fin, que sentimos mucho
no conocerla ;— que entretanto nosotros obedecemos las
leves de nuestros superiores, trabajando en paz y sin mo-
lestará nadie.—Observad estas reglas en vuestra conducta;
os vuelvo á decir que liabreis hecho mucho para el mun-
do, si llegais á formar dos hombres segun nuestros prin-
cipios. Aprovechad el momento en que vuestro discípulo
está quejoso de este mundo , en el cual, aun los mas pode-
rosos sienten la necesidad que tienen de los otros, para
á un mejor orden de cosas. Esta es la ocasion en que es
preciso espolear aquel corazon sensible, aumentar aun
esta sensibilidad , y manifestarle lo necesario - que son las
sociedades secretas para llegar á este mejor orden de cosas.
Pero no seais fácil en creer que será constante en estos
movimientos. La indignacion puede ser efecto de algun
temor, de alguna esperanza pasagera , G de una pasion
que quiera satisfacer; y nada de esto es costumbre; pues
los hombres no se hacen tan presto buenos. Temed siem-
pre lo peor, por lo mismo insistid. Un corazon que se
conmueve fácilmente, tambien fácilmente muda. No pro-
metais demasiado para obtener mas. Elevad los corazo-
nes abatidos, y reprimid los excesos del fervor. En las
desgracias inspirad esperanza , y en la prosperidad te-
mor. »


«Estas son nuestras reglas, para que seais un buen maes-
tro y -director de hombres. Observándolas, aumentaréis
el ejército de los escogidos. Si apreciais vuestra felicidad,
trabajad bajo nuestra conducta en preservar de la nece-
sidad de ser perversos á tantos millares de hombres, que
desean ser buenos.... Creednos; la experiencia es la que
nos ha dicho, quitad al vicio su poder, y todo irá bien
en el inundo. Pero si el vicio es poderoso, lo es, porque




go trustrtusmo..
entre los buenos unos son demasiado desidiosos, y otros de-
masiado fogosos; lo es, porque los hombres se dejan dividir,
ó porque dejan á la posteridad el cuidado de las revolucio-
nes ; lo es, porque mientras esperan, estiman mas sujetarse
al yugo, que resistir eficazmente al vicio. Si supiesen que la
virtud no consiste solo en la paciencia, sino en la accion,
se despertarian de su suelio... En cuanto á vos, uníos
á los hermanos y confiad en nuestra sociedad, pues nada
le es imposible, si observamos sus leyes. Trabajamos para
dar al mérito su recompensa , á los débiles un apoyo, á
los malvados sus cadenas , y al hombre su dignidad. Esta
es la segunda Canaan , la nueva tierra de promision, tier-
ra de abundancia y de bendicion , que solo descubrimos
¡ que dolor! que solo descubrimos de lejos (a). »


Algunas veces he querido interrumpir este extracto
con mis reflexiones. Pero ¿que lector necesita de auxilio
para preguntarse á sí mismo ? Que zelo es el de este
Weishaupt, y que fervor tan extraiio le ha podido dictar
y hacer continuar tantos consejos tan apropiados á cau-
tivar el espíritu de sus discípulos ? Hay algun padre ,
algun maestro á quien el amor á su hijo ó á su pupilo
haya podido sugerirlos mas eficaces? Sin embargo, lo di-
cho no es mas que una parte de las instrucciones que el
iluminado menor debe siempre tener presentes para for-
mar discípulos á la secta. Él solo no es suficiente para
este objeto ; es preciso que todos los hermanos de este
grado se repartan los cuidados y la inspeccion del grado
inferior; que cada uno note en su libro de memoria hasta
las circunstancias mas insignificantes. Despues es nece-
sario comparar y cotejar estas observaciones , y que
de este conjunto se forme un cuadro , en cuya vista cada
discípulo será juzgado por sus superiores (2). Y entre-


) Extracto


de las instrucciones C. ). D. para los iluminados menores.
'a) Instruccion C. seccion a. 25.‘ a.


cApíTuto sExTo 91
tanto cuales son los principies, segun los cuales


se trata
de formar estos discípulos ? cual es aquella virtud subli-
me, que ha de ser el fruto de tantos cuidados ? Luego
veremos que son los principios de la misma perversidad.,
Esta virtud sublime es todo lo que puede disponer los
espíritus para el reino de la corrupcion y de la mas gene-
ral anarquía. Veremos , que este mismo hombre que
ha dicho á sus discípulos : Valeos para el bien de los mis-
mos medios de que se valen los seductores para el mal,
es el héroe de los seductores, que conduce sus discípulos
á los crímenes, preparando los desastres de la sociedad,
con mas fervor y artificios, que el zelo y sabiduría de
que se valen los buenos en sus trabajos para propagar la
viriud'y conservar el imperio de las leyes. A fin de dis-
poner con mas eficacia el espíritu de los iniciados, el
iluminado menor es auxiliado y tambien observado por
los iluminados mayores, es decir, por el del grado mas
adelantado en la clase llamada preparatoria.




p
1


92
ILUMINISMO«


any..


CAPITULO VIL


PARTE QUINTA DEL CÓDIGO ILUMINADO, CRADO CUARTO;
ILUMINAD O MAYOR Ó NOVICIO ESCOCES


Objeto de este grado.


l'ir. grado que sigue al de iluminado menor, se llama
Fa de novicio escoces , ya de iluminado mayor. Bajo esta
doble denotninacion , tiene tambien su doble objeto.
Como novicio escoces está enjerto en la franc-mazoneria,
y no es otra cosa que un lazo que han puesto á la cre-
dulidad de los discípulos que se manifiestan poco dig-
nos de llegar á los misterios de la secta, pues solo sir-
ve de introduccion al grado de caballero escoces, que
es el término de la carrera de los tontos engañados.
Como verdadero grado de la secta, encadena al ini-
ciado con unos lazos que siempre son mas extraños
y mas apretados , pues sirviendo de preparacion mas
inmediata á los grandes misterios, suministra al ilu-
minismo los maestros de sus academias. Debo en primer
lugar manifestar en lo que consiste este lazo tan extraño,
que nunca querrá romper el iniciado, aunque tenga de-
seos de separarse del iluminismo, y principalmente de
revelar lo que hasta entonces haya podido descubrir de
sus artificios, de sus principios ó de su grande objeto.


Preguntas preliminares.


Antes de elevar al que ha de ser recibido á este grado,
le notifican que ya se ha resuelto su promoeion ; pero con


CAPÍTULO sprisin.
93


la condicion de que dé respuestas satisfactorias á las si-


una sociedad que esté fundada sobre
guiie.Te¿s cio)rneogetienista asl:g


una constitucion que sea mejor, mas santa y mas sólida
que la nuestra, y que se dirija al objeto de vuestros deseos
por unos medios mas seguros ó mas prontos?


2. a ¿ Habeis acaso entrado en nuestra sociedad , solo
para satisfacer vuestra curiosidad, 6 bien para concurrir
con lo selecto de los hombres á la felicidad general?


3.a ¿Os satisface lo que sabeis de nuestras leyes? Que-
reis trabajar sobre nuestro plan , ó teneis algo que opo-
nernos ?


4.1 Como ya no habrá alternativa para vos, declarad
ahora mismo, si quereis ó no separaron de nosotros,
bien enlazaros con nosotros para siempre.


5. a
¿Sois miembro de alguna otra sociedad?


6. a
¿Esta sociedad exige cosas contrarias á nuestro


interes, como es descubrir nuestros secretos, ó bien tra-
bajar solo en su favor?


Supuesto que en algun tiempo se os exija esto; de<
ciado, bajo palabra de honor ¿estais dispuesto á hacerlo?


Historia y confesion del candidato hecha por él mismo.


Habiendo respondido á estas preguntas el que ha de ser
recibido, le dicen que la orden espera de él una nueva
prueba de su confianza. Esta nueva prueba consiste en
escribir con fidelidad, franqueza y sin disimulo la historia
de toda su vida. Para esto se le señala el tiempo corres-
pondiente; y este es aquel lazo famoso del cual , habién-
dose dejado coger los hermanos , decia Weishaupt con ra-
zon : con esto los tengo seguros; les apuesto á que nos
dañen; pues si quieren hacernos traicion, tambien sé sus
secretos. En efecto, el disimulo del iniciado seria en vano;




a


I LUMINISMO;
pues va luego á ver, que hasta las menores circunstan-
cias de su vida , y principalmente lo que desearia tener
mas secreto, ya lo saben los cofrades. Cuanto él mismo
ha hecho hasta entonces para arrancar el secreto de sus
hermanos, para conocer hasta lo mas reservado de su
corazon y de sus pasiones, todas su relaciones y medios,
todos sus proyectos é intereses , todas sus acciones y opi-
niones, y todas sus intrigas y defectos , otros lo han he-
cho con él, y aun mejor que él. Los mismos que com-
ponen la lógia á donde va á entrar y que le conocerán
por hermano, han sido los que se han repartido el cui-
dado de averiguarlo todo.


Todo lo que desde el principio le arrancó por modo de
• confianza el hermano insinuante, todo lo que él mismo


ha habido de manifestar de su persona en el cuadro que
el código le obligaba á formar de sí mismo, todo lo que
en tiempo de su grado minerval, ó en el de iluminado
menor habian compilado de sus secretos los hermanos
escrutadores conocidos é incógnitos, todo esto se 'labia ya
enviado con exactitud á los hermanos de la nueva lógia.
Estos, ya antes que le admitiesen entre ellos , se habian
perfeccionado en este arte escudriñador. ¿Tienen tambien
por ventura los malvados su canonizacion corno los san-
tos ? Cuanto hace Roma para descubrir hasta los meno-
res defectos de los que intenta exponer á la veneracion
de los fieles, lo hace la secta iluminada para admitir á
sus misterios únicamente á aquellos discípulos en que
ella ya uo descubre alguna impresion de aquellas virtu-
des religiosas G civiles, que los baria sospechosos. Sí , los
malvados en sus cavernas quieren conocerse, y quieren
saber si sus cómplices son tan perversos como ellos mis-
mos.


c.s.riTrico gs


El perfecto espía, tí código escudriñador de los hermanos.
No sé de donde pudo Weishaupt tomar la parte de su


código, que aqui dirige á sus hermanos escudriñadores.
Imagine el lector una serie de mil y quinientas pregun-
tas á lo menos que se hacen sobre la vida, educacion
cuerpo , alma, corazon , salud, pasiones, inclinaciones,
conocimientos, relaciones, opiniones, habitacion, trage,
colores favoritos del candidato; -sobre sus padres, ami-
gos, enemigos, conducta, discursos, modo de andar,
gestos, lenguage, preocupaciones, debilidades; en una
palabra, preguntas sobre todo lo que puede dar á cono-
cer la vida, carácter político, moral y religioso, interior
y exterior de una persona, cuanto ha hecho, dicho ó
pensado, y cuanto baria, diría ó pensaria en unas cir-
cunstancias, cualesquiera sean. Imagine el lector, que
aun sobre cada uno de estos artículos le hacen veinte,
treinta, y á veces cien preguntas diferentes , unas mas
profundas que las otras. Tal es el catecismo, al que debe
saber responder el iluminado mayor, y sobre el cual se
debe dirigir para trazar la vida y todo el carácter de los
hermanos , y taxnbien de los profanos cuando ini-•
porta á la orden conocerlos. Este es el código escudri-
Dador sobre el cual se ha de trazar la vida del candidato,
antes de ser admitido al grado de iluminado mayor. A
este código, en los estatutos de la orden, se da el nom-
bre : Noscc te ipsunz, conócete á tí mismo. Esta expre-
sion es la contraseña de este grado, y cuando la usa un
hermano, responde el otro : !Vosee , conoce á los
otros. Esta respuesta declara muy bien el objeto de un
código, al que se le puede dar el nombre de perfecto
espía. Fórmese juicio de esto por las siguientes pre-
guntas.




»


96
ILUMIVISUO,


Sobre la fisonomía del iniciado : R Su rostro ¿tiene el
» color alto, ó pálido ? Es blanco, negro, rubio, ó mo-


reno? Tiene los ojos vivos, penetrantes, caidos, débi-
» les, amorosos, altivos, fogosos ó abatidos ? Cuando


habla mira á la cara atrevidamente, ó de soslayo? Pue-
»


de aguantar una mirada firme? Tiene el gesto astuto,
» ó abierto y libre ? Lo tiene sombrío , pensativo , ci dis-


»
traído? Ligero , insignificante, amistoso, ó serio ? Tiene


» los ojos profundos, los tiene despejados, ó su mirar es
» distraído ? Tiene su frente fruncida? y de que modo?
» horizontal, ó verticalmente etc? »


Sobre su presencia ó postura de cuerpo : «¿es noble,




ó plebeya? es libre, expedita, ó apocada ? Como tiene
»


la cabeza? Derecha ó inclinada? Hacia adelante, hacia
» atrás, ó á un lado? Firme, ó trémula? Metida en las
» espaldas, ó bien moviéndola de una ó otra parte? »


« Su modo de andar: es lento, apresurado, pausado
á


» pasos largos, ó cortos? Arrastrando los pies, perezoso,
» ó brincando etc.? »


« ¿Sta lenguage es regular, ó desordenado é interrum-
»


pido? Cuando habla, agita con vivacidad las manos,
» la cabeza, ó el cuerpo? Se acerca á los sugetos á quie-
»


nes habla ? Los coge por el brazo, por el vestido,
»


por los ojales ?... Es muy hablador, ó es taciturno ?
» Y porque lo es? Es por prudencia, ignorancia, respe-


» to , ó pereza etc. ? »
« Su educacion quien la debe ? Ha estado siempre á la


»
vista de sus padres? Como ha sido , y quien le ha edu-


»
cado? Ama á sus maestros? A quien se cree deudor de


»
su educacion ? Ha viajado ? Porque paises?... »
Forme el lector juicio por estas preguntas de las que


le hacen sobre el espíritu, corazon , y pasiones del ini-
ciado. Sobre estos objetos solo haré las siguientes refle-
xiones : «Hallándose entre diversos partidos ¿cual es el


que


C.11'1:U T. O S TI si o.
97


» que escoge? el mas fuerte, ó el mas débil, el mas inge-
» nioso, ó el mas brutal? Acaso forma él un tercer par-


tido:'' Es firme y constante á pesar de los obstáculos?
» Corno se deja vencer ? por las alabanzas, por los alba-
» gos, por las bajezas, por mugeres, por dinero ó por


amigos, etc?... Le gusta la sátira ? Y ¿de que la hace
» con mas gusto ? de la religion , de la supersticion, de


la hipocresía, de la intolerancia, del gobierno, de los
ministros ó de los frailes, etc. ? .. , »
Los escudriñadores tienen aun que entrar en otros mu-


chos pormenores para completar la historia de su inicia-
do. Es preciso que cada pincelada con que le retratan
esté demostrada por los hechos, y principalmente por aque-
Ilos hechos que hacen traicion á un hombre, cuando menos
lo espera (r). Es preciso observar al iniciado hasta cuan-
do duerme, para poder decir s¿ es dormilon, si sueña y
habla soñando ; si es ó no fícil dispertarle, y que impre-
sion le causa si le despiertan de improviso de un modo
violento ?


Si la lágia no está bastante instruida en alguna de
estas preguntas, ó en alguna de sus partes sobre la vida
del que ha de ser recibido, aquella diputa y encarga á
varios hermanos para que bagan ulteriores averiguaciones
para Henar los vacíos. En fin, cuando el resultado es
conforme á los deseos de la secta , se señala el dia para
la recepeion. Dejando á un lado los pormenores insigni-
ficantes del rito mazónico sobre los cuales se modela,
atendamos únicamente á las circunstancias que son mas
propias del iluminismo.


Recepcion al grado de iluminado mayor.
Habiendo introducido al iniciado en un cuarto oscuro,


renueva su juramento de guardar el mas profundo secre-
to sobre todo lo que verá rí aprenderá áe la orden. En


(0 Carta de Weishaupt.
Tomo III.




98
Ittimusisuo,


seguida, entrega á su introductor la historia de su vida,
sellada; esta la leen en la lógia y la cotejan con el cua-
dro histórico que del iniciado han trazado los hermanos.
Habiendo concluido la lectura , sale el introductor y le
dice : «Nos habeis dado una prueba preciosa de vuestra


»
confianza ; pero , hablando con verdad , no somos in-


»
dignos de ella, y esperamos que la aumentaréi s á pro-


»
porcion de que nos vayais conociendo. Entre . hombres


»
que solo aspiran á hacerse mejores unos á otros, y sal-


a var á todo el mundo de sus desgracias, ya no ha de


»
haber disimulo. Lejos de aqui toda reserva. Estudia-


»
mos el corazon humano. ... y no nos avergonzamos


»
de revelarnos mutuamente nuestros defectos. Mirad


»
pues el cuadro que de vuestra persona ha trazado la


»
junta de los hermanos. A lo menos, descubriréis en


»
él alguna semejanza. Leed, y responded luego si que-


»
reis continuar en ser de una sociedad, que tal como


»
sois, extiende sus brazos para recibiros. »
Si la indignacion contra este extraño espionage , del


cual es una pueba la mas evidente aquel cuadro histó-
rico, pudiese ser superior al temor de abjurar una socie-
dad que para lo sucesivo tiene contra el iniciado tales
armas, es muy cierto que luego se separarla de ella ; pero
como no deja de descubrir los males á que se expon-
dría con esta resolucion , se somete á los destinos de la
secta. A mas de que ya se ha hecho mucho á estas fun-
ciones de escudriñar, para que no le ofendan sobrado
los resultados relativosá su persona. Se le permite que
lo medite por algun tiempo ; pero el deseo de que le
eleven á un nuevo grado, impide cualquiera otra consi-
deracion. Le introducen en la lógia de los hermanos, y


en
parte se levanta para él el velo que cubre los secre,


tos
de la secta; ó por decir mejor, aqui acaban de arran•


CA PíTULO A10. 99
carie los mas reservados, para saber hasta que punto son
conformes á los de la secta.


Despides de la correspondiente introduceion , le. dice
el iniciante ; «Tengo otras preguntas que haceros, rela-
» tivas á objetos sobre los cuales es absolutamente nece-
o sarro que el modo de pensar de los escogidos nos sea
» conocido.» Observe el lector estas preguntas; y cuando
lleguemos á los misterios de la orden, concebirá mejor
esta marcha sucesiva y gradual que poco á poco los va
introduciendo en el corazon del iniciado, como si él
por sí mismo los hubiese concebido é imaginado.


. a «¿Os parece que en este mundo sea recompensada
» la virtud , y castigado el vicio ? No veis, que al contra-
» rio , el malvado es mas feliz en el exterior, mas aten-
. elido y poderoso que el hombre de bien ? En una pala-
» bra , ¿estais contento de este mundo, como le veis al
» presente? »


2. a Para mudar el orden actual de cosas, drio quer-
» riais, si os fuese posible, juntar á los buenos, y unir-
» los estrechamente para que fuesen mas poderosos que
» los malos? »


3." « Si pudieseis escoger „: en que pais quisierais ha-
. ber nacido antes que en vuestra patria ? »


4. a
« ¿En que siglo deseariais haber vivido? »


5. a » Teniendo libertad para escoger, que estado 6
„ ciencia antepondriais ? „


6, a «En cuanto á la historia „i cual es vuestro autor
6 maestro favorito ? »
7 «¿No os parece que teneis obligacion de proeu-


» rar para vuestros amigos, ya conocidos , todas las ven-
» tajas exteriores posibles, para recompensarles por su
» probidad , y proporcionarles una vida mas feliz ? Es-


tais dispuesto álmeer todo la que la orden exige de los
» hermanos de este grado , esto es, que todos se CSIllel erz eiz


G




100
ILUMINISMO.


»
dar, cada mes, noticia á nuestros superiores de los empleos,


» del servicio, de los beneficios, y otras dignidades serse-
» jantes de las que podencos disponer d procurar su pose-
»


sion por nuestra recomendae ion, á fin de que nuestros
»


superiores tengan con esto ocasion de presentar para estos
»


empleos á los mas dignos sugetos de nuestra orden
El iniciado responderá por escrito, y la respuesta se inser-


tará en los registros de la lógia. Fácilmente se ve , que
aquella reepuesta ha de expresar el mayor descontento sobre
el orden actual de las cosas, y testificar cuanto suspira
el candidato por una revolueion que mudase el sem-


-blante del mundo. Y sobre todo, fácilmente se compren
de, que el iniciado reconocerá que solo los hermanos son
dignos de ser elevados , tanto en la corte como fuera
á los empleos , que puedan aumentar los caudales , el
poder y el crédito del iluminismo. El iníciante , á con-
tinuacion de esta promesa, le hace el siguiente discurso:


«
Hermano , ya lo veis, que despees de haber probado


» a los mejores hombres , procuramos poco á poco
recova-


»
pensarlos y servirles de apoyo, para dar insensiblemente


» al inundo una nueva fo. rma . Ya que conoceis lo poco
»


que hasta el presente han llenado los hombres sus des-


» tinos, cuanto han degenerado en sus institucione
s civi-


» les , lo poco que han logrado los lectores de la sabida-
» ría y de la verdad en hacer mas amable la virtud y
» dar al mundo una disposicion mas feliz, es preciso que
» reconozcais, que la falta está en los medios que basta
»


ahora han empleado los sabios ; y por lo mismo , es


»
necesario valerse de otros medios para restituir á la sabi-


»
daría y á la verdad su imperio. Este es el grande objeto


»
de los trabajos de nuestra orden; Ah amigo! Ah her-


»
mano! Ah hijo! Cuando reunidos aqui , lejos de los pro-


» fanos, consideramos hasta que punto está abandonado


» el mundo á los malvados, como las persecucio
nes y la


CAPÍTULO srIrT pro. 101


infelicidad son la porcion del hombre de bien, y como
» la mejor parte del género humano es sacrificada al in-
» tetes personal, ¿podríamos , á vista de este espectáculo,


callar, contentándonos con suspirar:'
T( lroc» sacudir el yugo '''' Hermano , poed' eiir ríanosotros


s
» vuestra confianza. Buscad cooperadores fieles; buscad-
» los, no en el tumulto ni en los uracanes; sabed que


estan ocultos en las tinieblas. dsi protegidos por las
sombras de la noche, solitarios y silenciosos, reunidos
en tertulias poco numerosas, como hijos dóciles, conti-
nuas la grande obra bajo la conducta de sus jefes. Ellos
convidan á todos los hijos de un mundo embriagado—.
Pero pocos son los que los oyen . Solo los que tienen -
los ojos como el ave de Minerva, que han puesto sus
trabajos bajo la proteccion del astro de la noche , estan
seguros de hallarlos. »
Temiendo que este discurso no ha manifestado lo


bastante al hermano el objeto de su nuevo grado , el
secretario abre el código de la lógia, titulado Vista ge-
neral del sistema de la orden. Aqui aprende el iluminado,
que el objeto de su orden , es extender la verdad pura y
hacer que triunfe la virtud. Aun con esto no se descubre
con exactitud lo que entiende la orden bajo la expresion
de verdad pura. Solo le dice que para extenderla « debe
» curar á los hombres de los achaques de sus preocupacio-


nes , ilustrar sus espíritus, y en seguida reunir todas las
fuerzas comunes para purificar las ciencias de las
sutilezas inútiles, á fin de establecer principios sacados
de la naturale.c, Para esto, continua el secretario,
es preciso abrir todos los manantiales de los conoci-


» mientos ; debemos recompensar todos los talentos
oprimidos, sacar del polvo á los hombres de ingenio,
apoderarnos de la eclucacion de la juventud , formar
entre las mejores cabezas una alianza indisoluble ,


C. 5


4'




;1.~ smo.
» combatir atrevidamente, pero con prudencia, la supers-
» ticion , la incredulidad y la tontería, y en fin formar de


tal modo nuestras gentes, que tengan sobre todos los
» objetos principios verdaderos, justos y uniformes. »


« Para esto sirven nuestras escuelas minervales y los
» grados inferiores de la nuzzoneria , sobre la cual desea


nuestra orden ganar todo el influjo posible, para diri-
» Birla á nuestro fin. Tenemos en seguida grados supe-
» riorcs, en donde los hermanos que han pasado por
» todos los grados preparatorios, aprenden á conocer los
» últimos resultados de nuestros trabajos y de todos los


procederes de la orden.» Para obtener con el tiempo es.
tos resultados , es preciso « quitar al vicio su preponde-
» rancia, y proporcionar al hombre de bien su recornpen-
» sa, aun en este mundo. Pero los eclesiásticos y los
» príncipes hacen resistencia á estos nuestros proyectos ,
» estan contra nosotros las constituciones políticas de los
• pueblos. ¿Que hemos de hacer, pues, hallándose las
» cosas en este estado? Favorecer las revoluciones, tras-
. tornarlo todo , rechazar la fuerza con la fuerza, y cam-


biar una tiranía por otra tiranía? Lejos de nosotros
» estos medios. Toda reforma violenta es abominable,


porque no mejora las cosas, mientras que los hombres
» se quedan los mismos con sus pasiones, y porque la


sabiduría no necesita de violencias. »
« Todo el plan de la orden se dirige á formar los boro-


.
ores, no por medio de declamaciones, sino con la pro-


» teccion y con las recompensas debidas á la virtud. Es
» preciso atar insensiblemente las manos á los protectores
» del desorden, y gobernarlos, sin que parezca que se les
» domina. En una palabra ; es preciso establecer un régi-
» men dominador universal, que se e>4ienda por todo el
» inundo, sin romper los lazos civiles. Bajo está nueva
» forma de gobierno, todos los denlas deben poder seguir


CAPÍTULO S ÉPTIMO.
;o3


» su camino ordinario, hacerlo todo, mientras no estor-
» ben que la orden llegue á su fin, que es hacer que el
» bien triunfe del mal. Esta victoria de la virtud sobre
» el vicio ya fue la ocupacion de Cristo, cuando estable."
» ció su religion pura. Enseñó á los hombres á ser sabios,
» dejándose guiar para su bien por otros mejores y mas
» sabios. Entonces podia bastar la predicacion , porque
» la novedad hizo que prevaleciese la verdad; pero hoy
» necesitamos de medios mas poderosos. Es preciso que
» el hombre, guiado por sus sentidos, halle en la virtud
• atractivos sensibles. El manantial de las pasiones es
» puro; es necesario que cualquiera pueda satisfacer las


111 » suyas dentro los límites de la virtud, y que nuestra
7, orden suministre los medios. »


« Tamhien es necesario que todos nuestros hermanos,
» educados de un mismo modo , y estrechamente unidos
• entre sí, conspiren á un mismo fin. Es preciso reunir al
» rededor de la tierra una legion de hombres infatigables,
» que dirijan por todas partes sus trabajos, segun el plan de
» la orden para felicidad de la humanidad. . . Pero todo
» esto debe hacerse en silencio. Nuestros hermanos deben
• sostenerse mutuamente, socorrer á los buenos cuando
» se vean oprimidos, y procurar ganar todos los empleos
» que dan poder para emplearle en beneficio nuestro. Si
• llegamos á tener un cierto número de estos hombres
• en cada pais, cada zuzopodrá formar otros dos. Si se man-
» tienen unidos y apiñados, ya nada será imposible á p ues-
» tra-orden; con este silencio ya babemos hecho cosas gran-
» por la felicidad de la humanidad... Con esto ya se pee-
» senta , hermano, un campo dilatado á vuestra actividad.
» Procurad ser un digno cooperador, haciendo cuanto,
» os sea posible. Recompensamos todos los trabajos. »


A estas instruciones se sigue la lectura de dos capítu-
los, que estan especialmente destinados para las funcio-




o4 ILUMINISMO.
nes del nuevo iluminado mayor. El primero ya lo sabe;
pues es el código del hermano insinuante ó reclutador.
De él se le hace depositario, porque en adelante ha de
juzgar á los discípulos de todos los insinuantes. El segun-
do es el código, ó el arte del escudriñador. Este tambien
se le entrega, ya porque en lo sucesivo ha de ejercitar
con mas esmero este arte presidiendo en las academias
minervales , y ya porque es preciso que aprenda el modo
de que se valieron sus nuevos hermanos para delinear
con tanta fidelidad su cuadro histórico, ó penetrar su inte-
rior mejor que él mismo ; tambien , el como debe portarse
para no admitir á su nuevo grado sino hermanos tan bien
dispuestos como él mismo para la secta. El favor que aca-
ba de recibir ya no deja entre él y los misterios sino un
grado intermedio, al que la secta llama del caballero
escotes (i).


(i) Todo este capítulo no es mas que un extracto del grado de
iluminado mayor , y de las instrucciones anexas al rito de este código
en el verdadero iluminado,


CAPÍTULO OCTAVO. o5


N.0%.,nn 6^1ar•


CAPITULO VIII.
SEXTA PARTE DEL CÓDIGO ILUMINADO j CLASE INTERMEDIA;


EL CABALLERO ESCOCES DEL ILUMINISMO.


Naturaleza y objeto ele este grado.
_OA:r 0 el nombre (le clase intermedia, se pueden de algun
modo comprender todos los grados que Weishaupt tomó
de la franc-mazonería. En este sentido seria preciso que
se hiciesen entrar los tres grados de aprendiz, compañero
y maestro mazos. Pero ya he dicho que estos grados
solo sirven á la secta para in troducirse en las lógias ma-
zónicas. A fin de ocultar mas su proyecto, dejan aque-
llos grados en el mismo estado en que los tienen los
franc-mazones ordinarios. Con este medio, el hermano
iluminado se introduce en las lógias sin alguna señal
distintiva, contentándose con observar á los mazones que
pueda atraer á su orden. No sucede lo mismo en los
grados superiores de la franc-mazonería escocesa. Ha
creido la secta hallar aqui alguna cosa mas conforme á
su objeto. Por otra parte , necesitaba ella de alguno de
estos grados superiores , sea para dirigir las lógias mazó-
Ricas que compone con sus propios discípulos , ó sea
para poder dominar y presidir en las otras. La venera-
cion general que tienen los mazones á sus caballeros esco-
ceses, hizo que el iniciado Knigge se posesionase mas
particularmente de este grado para que le adoptase el
iluminismo. El código de la secta á un mismo tiempo
hace de él un grado estacionario é intermedio. Es esta-




3 oG iLumixismo.
cionario para aquellos discípulos de quienes no puede
esperar que lleguen á ser aptos para sus misterios; y solo
es intermedio para aquellos en quienes descubre mejo-
res disposiciones (1).


Preliminares de este grado.


Cualquiera que haya de ser el destino del hermano,
ninguno llega á este nuevo grado sin que antes haya dado
pruebas especiales de los progresos que ha hecho en
aquel arte de escudriñador, cuyo código ha habido de
estudiar con preferencia desde que le admitieron al gra-
do de iluminado mayor. La junta secreta de los caballe-
ros ha tenido cuidado de hacerle de cuando en cuando
otras diferentes preguntas, para averiguar hasta que punto
sabe formar juicio del estado del alma por medio de los
señales exteriores. Por ejemplo , ha tenido que responder
á estas preguntas : a ¿ Cual es el carácter de un hombre
» que tiene los ojos movibles, ó cuyo mirar es incons-
» tante ? Con que seilales se puede conocer íi los volup-


tuosos, á los melancólicos, á los pusilánimes (a)? »
Aun le exigen otra prueba de sus progresos; consiste


esta en la vida del héroe, cuyo nombre se le ha impues-
to como característico en su ingreso en la orden. La his-
toria que de sí mismo ha escrito en el grado anterior,
manifiesta todo lo que es y cuanto ha hecho; pero en
la del héroe ha de manifestar lo que mas admira , ó lo
que mas abomina en los otros; principalmente si ha
sabido descubrir en la vida de su héroe las calidades
servicios, cuya irnitacion esperaba de él la orden cuando
se le dió por patron (3). En fin, si cuando compuso su


(1) Escritos orig. tomo 2, parte , T seccion rt.
(a) Véase la secc. 4 de este grado núm. a y 3.
(3) Véase la segunda instruccion para este grado, núm.


CAPITULO OCTAVO 107
propia historia, dejó de manifestar á los escudrifiadores
algun importante secreto, puede manifestarle ahora, dan-
do con esto una prueba siempre mas meritoria de la con-
fianza que hace de la orden , manifestando esta parte de
5u vida, que se le permite revelar únicamente á su gefe
(1). Habiendo cumplido con esto sus primeros debe-
res, le queda aun que dar por escrito la seguridad de
que mira á los superiores del iluminismo, aunque incul-
tos é incógnitos, como superiores leáítimos de la franc-
mazonería. Promete que adhiere y que para siempre quie-
re adherir al sistema mazónico del iluminismo, porque
es el mejor y el mas útil que conoce, renunciando con
esto á cualquiera otra asociacion. Yen fin, que, conven-
cido de la excelencia del iluminismo , conservará siem-.
pre sus principios, creyéndose obligado á trabajar bajo
la direccion y órdenes de sus superiores, en el sentido y
segun el fin de la orden, para felicidad del género huma-
no (a).


Ceremonias de la rccepcion.
Los caballeros escoceses, asegurados con estas prome-


sas, convidan al capítulo secreto al nuevo hermano; este
es el nombre de que usa la lógia de este grado. Esta
está colgada de verde , ricamente iluminada y adornada.
El prefecto de los caballeros, con botas y espuelas, está
sentado sobre un trono del mismo color y debajo de un
rico dosel. Se descubre una brillante cruz verde sobre
su delantal, y la estrella de la orden sobre su pecho; lleva
la cinta de san Anches, en forma de aspa , de la derecha á
la izquierda, y tiene el mazo en la mano. A su derecha
está el hermano que tiene la espada de la orden ; á su
izquierda el maestro de ceremonias, que tiene un baston
en una mano y en otra el ritual.


(I) Alli mismo
(2) Aili mismo , cartas relativas.




loS ILvsrINl s mo.
Los caballeros con sus botas y espuelas, y la sepada al


lado, llevando una cruz colgada de una cinta verde del
cuello; los oficiales de la orden con un penacho, y un
sacerdote con alba componen la lógia. El prefecto, diri-
giendo la palabra al que ha de ser recibido , le dice :
» Aqui descubris una parte de las legiones incógnitas,
» unidas con lazos indisolubles para combatir en favor


de la humanidad. ¿ Quereis haceros digno de guardar
» con ellos el santuario? Vuestro corazon debe ser puro
» y vuestro espíritu debe estar inflamado con un fuego
» divino en favor de la dignidad de la naturaleza. El paso


que ahora dais es el mas importante de vuestra vida.
» No hacemos aqui un juego de ceremonias vanas. Crean-


doos caballero, esperarnos de vos hazajias nobles, gran-
» des y dignas de este título. De nuestra parte os salu-


darnos, si venis para sernos fiel, y si, siendo bueno y
» honrado, correspondeis á nuestra esperanza. Pero mal-


dito seais y desgraciado, si habéis de ser un falso her-
mano. Que os precipite en el abismo el grande arqui-
tecto del universo.... Por ahora, hincado de rodillas,
haced sobre esta espada el juramento de la orden. »


Juramento del iniciado.


Despues de estas expresiones, se asienta el presidente;
les caballeros inclinados tienen las espadas desenvaina-
das en sus manos, y el que ha de ser recibido hace este
juramento : « Prometo obediencia á los muy excelentes
» superiores de la orden. En cuanto dependa de mí, me
» obligo á no favorecer la admision ele ningun indigno
» á los santos grados; á trabajar para que triunfe la anti-
» gua franc-mazoneria de todos los falsos sistemas que se
» han introducido en ella ; á asistir , corno verdadero ca-
» ballet.° , á la inocencia , á la pobreza y á toda persona


CAPÍTULO OCTAVO


rog
» honrada desgraciada; á no ser jamas adulador de los


grandes ó esclavo de los príncipes; á combatir con valor,
» pero tambien con prudencia, por la virtud, la libertad
» y la sabiduría; á resistir con fortaleza á la supersticion
» y al despotismo en favor de la orden y del mundo.
» Nunca antepondré mi interes personal al bien general.
» Defenderé á mis hermanos contra la calumnía. Me de-
» dicaré á descubrir la verdadera religion y doctrina de
» la franc-mazonería, y daré parte de mis descubrimien-
» tos á mis superiores corno á mis verdaderos amigos.
» Mientras que yo exista en la orden, miraré la dicha de
» ser miembro suyo como si fuese mi suprema felicidad.
» Por lo tiernas, me obligo á tener por santos mis debe-
» res, tanto los domésticos, como los sociales y civiles.
» Asi Dios me ayude, y sobre la felicidad de mi vida
». me conceda el sosiego de mi corazon. »


El prefecto, en recompensa de este juramento, decla-
ra al que ha de ser admitido , que le crea caballero de
la orden de San 4ndres segun el uso antiguo escotes.
Levantaos, le dice inmediatamente, y de aqui en adelante
guardaos de doblar vuestra rodilla delante del que sea
hombre como vos (i).


El iniciado Knigge airarle á estas otras ceremonias, que
no son mas que irrisorias de lo_ ritos religiosos. Tal es,
entre otras , la de las tres bendiciones que el sacerdote
iluminado da al nuevo caballero, y tal es principalmente
la cena con que se concluye la ceremonia, pues que es
una atroz irrision de la sagrada Eucaristía. A pesar de
ser tan impía, no acomodó á Weishanpt, porque aun le
pareció religiosa , teos2fica y que sabia á supersticion (2).


(i) Alli mismo secc.
(2) Véase la última palabra de Filon, pág. roo.




110
1LUMIIN1S310•


Discurso del inician te.


Lo que mas gustaba al fundador bávaro eran las ins-
trucciones que se daban al nuevo caballero, y princi-
palmente aquel discurso con que el orador iluminado,
escogiendo de entre todos los sistemas maz imicos el mas
artificioso , impío y desorganizador, , se valia de él para
que á un mismo tiempo fuese el misterio de su mazo-
nería y la preparacion mas inmediata á los de su ilumi-
nismo. Tenga presente el lector lo que ya se ha dicho
en el segundo tomo de estas memorias sobre aquel Apo-
calipsis de los Mavtinistas, titulado ; De los errores y de la


verdad. Alli hemos visto que fingen un tiempo en que
el hombre, desprendido de sus sentidos, libre de la ma-
teria, estaba enteramente libre de las leyes y del yugo
político, al cual seha visto sometido por su caida. Alli he-
mos visto que el hombre en el dia debe hacer todos sus
esfuerzos para sacudir el yugo de nuestros gobiernos á
fin de recobrar su antigua pureza, su antigua libertad y
reparar su caída. Alli tambien habria yo podido mani-
festar el absurdo idealismo, que hace de nuestros senti-
dos una vana apariencia , para que su prostitucion no
sea mas que un delito quimérico (1). Y alli en fin hemos
visto aquel sistema de toda corrupciou y dcsorganizacion,
que siempre ha sido la doctrina y el secreto de la falsa
filosofía.


(t) Cuando en mi segundo tomo explicaba yo la doctrina religiosa
y política de los Martinistas , no entré en estos pormenores de su


idealismo , y esto fue porque no comprendí lo bastante en este par-
titular el sentido de su Apocalipsis. 1/emulen be tratado á un sugeto
que ciertamente tiene bastante espíritu , y se baila en estado de
comprender cualquier sistema , aunque sea poco inteligible. Este es el
señor Abate Bertins, que en el día se halla en Osford. Este eclesiástico
me ha hecho sobre los Marrinistas las mismas reconvenciones que otros


eirimo OCTAVO
111


El grado intermedio de Weishaupt estaba destinado para
enlazar su iluminismo con las lógias mazónicas. Ya se ve,
que era muy regular que de todos los sistemas de las
lógias se apropiase los mas artificiosos y monstruosos.
No debe, pues, causar adiniracion que el a nti-teósofo, el
ateo y. materialista Weishaupt tome para este grado las
lecciones del Aiartinista , sobre el doble principio ó doble
espíritu. Pero se debe observar, que cuando este artificio
le precisa á valerse de las palabras espititu j alma, lo
hace advirtiendo al iniciado , que solo los admite en su
código para conformarse con el lengua,ge vulgar. ITabiendo
tomado esta precaucion , ya puede el inician te repetir sin
algun temor las instrucciones de los sofistas sobre el doble


me han 'hecho sobre los mazones de ¡losa-Crees , diciéndome, que todo
lo que ro hubia dicho era cierto, pero que yo no lo habia dicho todo. Mucho
he dicho de estos señores ; y para decir mas necesitaba de pruebas.
Con esto el señor Bertius quiso entrar en algunos pormenores sobre
las instrucciones que daba el mismo famoso Saint-Martin. Estas
confirman perfectamente cuanto he extractado de la doctrina de los
Nartinistas sobre la naturaleza del alma , sobre su imaginario origen,
que la hace parte de Dios , de la esencia de Dios y de la misma sustancia :
pero lo que no he dicho es que segun este mismo sistema , la materia
no e.ziste realmente, ó si existe , está de tal modo separada , ó es tan de
ningun momento para el alma , que entre las dos no hay ni puede
haberalguna relacion , siendo para nosotros como si en realidad no,
existiese. Descubrí las consecuencias de esta doctrina en lo que me
dijo el señor Viz-Conde de Maimbourg , jóven muy apreciable, á
quien los Martinistas querian inficionar con sus errores ú horrores.
Cuando hablaban de los placeres tic los sentidos, le decian los que


le querían seducir : vaya al fitt.-go todo eso


al jUego
;


dad alfitego


f
cuanto os pida ; no está allí el espíritu ; nada de esto dalia al alma ; este
uego es la materia , son los sentidos, es el cuerpo. C Y no dirán en el


/71:5/10 sentido los Martinistas : En vano me persigue el enemigo con sus
ilusiones..... es preciso que aqui bajo la materia no se acuerde de mí
¿ Puede el hombre gustar las delicias de la materia ? Cuando sus sentidos
sienten alguna penad algun placer , no es fácil ver que no es ci hombre
quien siente aquella pena, 6 aquel placer ? ( L'houm,ne de désir, por el




ir,131n117sism0•
principio. En efecto , las que aqui da á sus caballeros
escoceses sobre el grande objeto de la francmazonería,
parece que todas se han tomado de este sistema. Empie-
za con decir, que una grande revolucion en los tiempos
antiguos despojó á los hombres de su primitiva dignidad.
Representa despues al hombre con derechos para reco-
brar su antiguo resplandor, pero que no lo puede con-
seguir á causa del abuso de facultades, con que siempre
ha aumentado sus manchas y su dcgradacion. Hasta los
sentidos del hombre, continua, cstan de tal modo entor-
pecidos sobre la naturaleza de las cosas, que solo descu-
bre en ellas mentira , apariencia é ilusion. Pero los sabios
principalmente, despues de aquella grande revolucion,
guardaron en secreto los principios de la antigua doctrina
y de la verdadera mazonería. Entre estos sabios ocupa
tambien su lugar Jesus Nazareno


Asi se expresa este monstruoso gcrofante, que tiene va-
lor y desvergüenza para hacer del Dios de los cristianos
uno de los grandes maestros de su iluminismo. Pero bien
presto se alteró la doctrina de Jesucristo, dice , y los


autor de los errores y de la -verdad , número a35 ) ¡ Que horrorosos
enigmas ! Si todas las pasiones de los sentidos son extrañas al hombre ;
si las puede satisfacer sin que su alma sea mejor ó peor d puede haber
máximas mas monstruosas para la moral ? Por esto un Martinista
dioama rques, á quien consultó el Sei'ior ele Maimbourg , mas ingenuo
que sus cofrades enganchadores , le dijo : Querido Setior, , guárdese V. de
entrar en nuestros misterios. Por mi desgracia me han enredado ; en vano


pretenderia 7 .o desatarme, pues me es imposible. Guárdese, pues, de entregarse


á esta gente. El jóven Vizconde admitió el consejo. El Señor Bertins,
que era tan superior en luces á Saint - Martin , siempre resistió ,
diciéndole : si mi alma es parte de Dios , y sustancia del mismo Dios , es
preciso que sea Dios. A estas reflexiones del Sei‘or Bertins , que solo
por curiosidad escuchaba las instrucciones de Saint-Narria, respondió
este : Ya veo que nunca lograré convertir rz oigan teólogo , y con esto
abandonó á un sabio, que era mas á propósito para dar, que para
recibir lecciones del solista.


scerdctes


CAPITULO OCTAVO. 113
sacerdotes y los filósofos levantan sobre este fundamento
divino un edificio de inepcias, de p reocupaciones y de i ate-
res ; que con la misma doctrina, la tiranía de los sacerdo-
tes y el despotismo de los príncipes oprimen , de Coman
acuerdo, la infeliz humanidad. La franc-mazor.ería, dice,
se opone á estos desastres y procura conservar la doctri-
na verdadera; pero por desgracia la desfigura con sus
símbolos, y con esto sus lógias se vuelven escuelas del
error y de la ignorancia. Los iluminados solamente po-
seen los secretos del verdadero frase-mazon , y aun les
quedan otros muchos que descubrir, y á estas investi-
gaciones debe dedicarse el nuevo caballero. Se le ad-
vierte con especial cuidado , que, dedicándose al estudio
de los antiguos Gnósticos y illaniqueos,podrá hacer gran-
des descubrimientos en esta verdadera mazoneria; pero ta ra-
bien se le dice, que los principales enemigos que se le
presentan en estas investigaciones son la ambicien y todos
aquellos vicios que hacen gemir la humanidad oprimida
por los sacerdotes y príncipes (a).


Uno de los mayores artificios de Weishaupt, es la oscu-
ridad en que todas estas instrucciones dejan al iniciado
por lo relativo á la grande revolucion , cuyos estragos se
han de reparar por medio de otra nueva. Este grado es
el último favor que hace la secta á los iniciados de la
clase de los príncipes. Es preciso dejarles que crean, que
aquella antigua grande revolucion no consistió en otra cosa
que en la union de las potestades y princípes con los ecle-
siásticos para sostener el imperio de la supersticion y de
las preocupaciones religiosas; que la nueva revolucion á
que se aspira, es la adhesior, de los príncipes á la filosofía,
para que destruyendo aquel imperio triunfe la razon. Si
el príncipe iniciado se admira al ver que se ha dado


(i) Art. 8 de este grado , bzstmecion sobre los gerogyros mazónieos.
Tomo III.




114
ILMINI17{15.110.


principio á su iniciacion con exigirle el juramento de
nunca ser adulador de los grandes ó esclavo de los prínci-
pes, se le procura aquietar con la fórmula sobre


la fide-
lidad d los deberes sociales y civiles.


Cualquiera sea la
idea que ha formado de su iniciacion, debe como fiel
caballero hacer el juramento de proteger á sus hermanos
iluminados contra la supersticion y el despotismo, de obe-
decer á los excelentísimos superiores, y de favorecer con
todo su poder los progresos de la orden , que ya cree que
es la única que está en posesion de la verdadera [ralle-
mazoneria.


Si entre los iniciados de menos consideracion hay algu-
nos que no son capaces de elevarse sobre su teosofía;
esto es, si hay algunos de quienes Weishaupt desespera
poderles imbuir los principios del ateismo y de la anar-
quía, los condena á quedar estacionarios


en la clase in-
termedia. Weishaupt, que los ocupa en explicar todos
los geroglificos de la mazonería relativos á la grande revo-
lucion , con el pretexto de descubrir una religion mas
perfecta, ya Ira logrado persuadirles, que el cristianismo
del día no es mas que supersticion y tiranía, y con esto
ya les ha inspirado todo su odio contra los sacerdotes y
el estado actual de los gobiernos, lo que le basta para que
le ayuden á destruir, sin necesidad de manifestarlos lo
que quiere edificar.


Leyes y deberes de este grado.


Pero si la secta descubre une entre estos hermanos
caballeros los hay que por sí mismos comprenden el sen-
tido de aquella grande revolucion , que privando al hom-
bre de su primitiva dignidad le sujetó á las leyes civiles ,
y comprenden tambien cual ha de ser aquella otra revo-
lucion que todo lo ha de


restablecer, restituyendo al


cArirut.o OCTAVO. 5
hombre su primitiva independencia , entonces los distin-
guen los hermanos escudriñadores, porque de ellos 'ha-
blan con mas particularidad aquellas palabras del códi-


. go Los caballeros escoceses deben rOxionar con mucha
nuzdurez que ellos son presidentes de un grande estable-
cimiento que se ha formado para hacer .


eliz á la huma-
nidad. En efecto, es este uno de los deberes que mas
deben llenar los inspectores y directores de todos los gra-
dos preparatorios de la orden. A este fin tienen sus jun-
tas, que llaman capítulos secretos, cuyo primer cuidado
es procurar en su distrito los intereses de la orden. Su
primera instruccion dice formalmente, que los caballeros
escoceses se deben ocupar en imaginar planes que sean
propios para aumentar los caudales de la orden ;. . que
se desea mucho que se hallen medios para proporcionar d
la orden el posesorio de rentas considerables en sus pro-
vincias . . Cualquiera que haga este servicio debe estar bien
seguro de que se hará un uso noble de estas rentas. Todos
deben trabajar con todas sus fuerzas para consolidar poco
á poco el edificio en su distrito, hasta que sean suficientes
los fondos de la orden (1).


La segunda parte de su código cotilla á los mismos
Caballeros el gobierno de la clase preparatoria. Cada uno
debe tomar á su cuenta corresponderse con un cierto
número de hermanos, que dirigen las academias miner-
vales . En este código descubren los objetos sobre los cua•
les pueden decidir por sí mismos; a que hermanos pue-
den promover ó detener; y cual es la cuenta que han
de dar á los geles. Para corresponderse con sus inferí()
res, tienen la cifra ordinaria de la secta ; pero para es-
cribir á sus geles, se valen de una manera particular
cuyos caractéres son verdaderamente geroglíficos. El có-


(I) Primera instruccion de este grado.
I1 2




x6 iLinsmismo.digo les encarga de un modo particular el cuidado de
los iluminados mayores; «los caballeros escoceses, dice,
» deben velar, para que los iluminados mayores no omi-


tan en las cartas que escriben cada mes, los empleos


» que puedan dar (1). »
Ya he dicho en el capítulo precedente, cuanto impor-


taba esta precaucion para recompensar el zelo de los


hermanos. El iniciado Knigsle se ha esmerado en hacer-
nos entender cuan útil puede ella ser hasta á los prín-
cipes, combinándola con el código escudriñador. Q Su-
»


pongamos , dice, que un príncipe tiene por ministro


»
á un iluminado, que le pregunta ; ¿ que sugeto le pare-


»
ce á propósito para tal empleo, que está vacante ? El




ministro ( ateniéndos e al código escudriñador
) podrá


»
inmediatamente presentarle un retrato fiel de varios




personages , entre los cuales no tendrá que hacer elpríncipe sino escoger (2). » De este modo, puede añadir
aqui el lector ; atendiendo el príncipe á la proinesaque ha
hecho de proveer todos los empleos vacantes en favor de los
hermanos caballeros, y supuesta la vigilancia de estos, solo


presentará
, á este efecto, á iniciados escogidos por la misma


orden, y de este modo el iluminismo bien presto será el
único que dispondrá de los beneficios , de los empleos
de las dignidades y de todo el poder del estado.


Inslruccion del caballero iluminado, relativo á la franc.
mazoneria.


Illientras se espera que la secta tenga todo este influjo
sobre las cortes , hay otro que han de procurar tener
los caballeros escoceses sobre las lógias mazónicas. Sus


leyes sobre este particular no llaman menos nuestra aten-


(i) Segunda instruccion , núm. r
(2) Ultimas declaracione s de Filen ,pág• 95.


eiTtrLo O CTAVO.
117


cion. He aqui lo que principalmente disponen. «En cada
» ciudad , aunque poco considerable de su distrito , los
» capítulos secretos establecerán lógias mazónicas de los


tres grados ordinarios. liarán que entren en estas 16-»
» Bias personas bien morigeradas, que gozen de la consi-
» deracion del público y sean pudientes. Se debe buscar
» á estas personas para que sean franc-mazones, aun cuan-
» do parezca que nunca serán de utilidad para los ulte-
» riores proyectos de nuestro iluminismo (a). Si sucediese
1, que ya hay lógia mazótíica ordinaria en dichas ciudades,
» procurarán los caballeros del iluminismo establecer una
» que sea mas legítima, ó ti lo menos no omitirán medio
» ni diligencia para lograr la preponderancia en las que
a ya hallen establecidas, cí para reformarlas (5 para des-
» truirlas (2). Procurarán insinuar enérgicamente á los
» nuestros que no deben frecuentar, sin beneplácito de los
» superiores, alguna de las pretendidas lógias que halla-
» 1'C 11 establecidas, en las cuales los hermanos á excep-
» clon de sus mamotretos, solo tienen algunos símbolos
» de los Ingleses, y algunas ceremonias que ellos mismos
» no entienden. Todos estos mazones se hallan en una
» grande ignorancia por lo relativo á la verdadera mazo-
» nería , á su objeto y á sus verdaderos superiores. Aun-
» que hay hombres de gran mérito en aquellas lógias,
» tenernos grandes motivos para no permitir fácilmente
» que visiten las nuestras (3). »


« Tendrán cuidado nuestros caballeros escoceses de que
» todo • se haga ordenadamente en las lógias que les estan su-
» bordinadas. Será su principal atencion Irc preparacion de
• los candidatos. Aqui es preciso manifestar, con cierta


(e) Tercera instruccion para, el mismo grullo núm. e.
('.4) Alti mismo, núm. 3.
(3) Alli , 5-,




S
MI2<iSIll


»
astucia, que se les conoce bien. Conviene. embarazarles


»
con preguntas capciosas, para ver si tienen presencia


» de espíritu
. Si no estan firmes en sus principios y des-


»
cubren su costado débil, es preciso hacerles conocer




que les faltan aun muchas cosas, y que tienen necesi-




dad de ser conducidos por nosotros (t). El maestro


diputado de las lógias, que ordinariamente es revisor


»
de cuentas, debe t7.mbien ser miembro de nuestro capi-
tulosccreto.


Hará creer á las lógias que ellas solas dispo-


»
nen de su dinero ; pero él debe emplear este nzismo dinero


»
segun el objeto de nuestra orden. Si se trata de socorrer


» á alguno de nuestros hermanos, se hará presente á la


»
lógia. Poco importa que el tal hermano no sea mazos;


a
no por eso se ha de dejar de llegar al fin por algun


)1 expediente. No se tocará al capital,
para que cuando sea


»
necesario tengamos medios fondos para mayores empre,




sas.
Se ha de enviar cada año al capítulo secreto la


» décima de lo que ha y
a entrado en cada lógia. El tesorero


»
que recibe estos fondos, los reune, y se vale de todos


»
los medios para aumentar los caudales (2). Antes de


71
tocar á nuestros propios fondos para ayudar á nues-
» tros cofrades, es preciso en cuanto sea posible procu-


» railes los socorros ó
manutencion , sobre los fondos de




las lógias que no son do nuestro sistema. Generalmente


»
hablando , es preciso hacer que sirva á nuestro grande




objeto el dinero que esta. especie de lógias gastan tan.
» inútilmente (3). Cuando algun maten sabio se alista en
»


nuestra orden, se le pone bajo la direccion inmediata
» de nuestros caballeros escoceses (41. »


(1) n'id. 15151n. 9,
IrNác.t.


(3) AUi mimv), n1.111. 13.
(4) Ciar.. 113.


cAríTri.o OCTAVO.


119


¿ En que código habrán aprendido Weishaupt y su re-
dactor Knigge estas lecciones de que se han valido para
formar las leves de sus caballeros escoceses P Es cierto que
muchos lectores responderán, que fue en él de Mandril),
de Cartouche, y (lemas salteadores de caminos; pero los
corifeos del iluminismo ninguna necesidad tenian de otros
ingenios. Á Weishaupt le bastaba el suyo ; él ya }labia
inventado aquel principio : el fin santifica los medios :
este principio aplicó á los robos que sus iniciados haciatt
y podian hacer en las bibliotecas de los príncipes y de
los religiosos; y K.nigge, su redactor , le aplica á la arca
de los franc-mazones honrados. Ya veremos como la secta
le aplica de un modo aun mas importante. Si algun ilu-
minado, zeloso mas de la gloria de su patriarca que de
la del redactor, nos dijese, que Weishaupt no amaba este
grado de caballero escoces , le responderemos que si no
amaba este grado, no por eso dejó de amar las instruc-
ciones del ladronicio y fullería que se siguen de sus prin-
cipios. Ni siquiera hay una sola expresion en sus cartas
que manifieste que desaprueba aquel procedimiento.
Del mismo modo que Weishaupt dijo : ¿que hacen de los
libros preciosos esos frailes imbéciles? Podia decir Knigge:
¿ que hacen del dinero esos imbéciles franc-matones?Weis-
haupt no amaba ó despreciaba este grado , no porque ere.
yese que no fuera conforme á sus principios, sino porque
contemplaba que era aun muy miserable (I). En las re-
formas que de él hizo , se guardó muy bien de suprimir
los robos y ladronicios que deben , segun sus principios,
cometerse en servicio de la orden. En fin , tal cual es esto
grado en el código de la secta, es cierto á lo menos que
consintió Weishanpt en que sirviese de preparacion á los


(t) Dei. dende seuttisehe Ritter Arad, es la expresion alemana con
•Itte le moteja,


ll 4




120 ILDMIEISMO.


misterios de sus Epoptas, esto es de los Sacerdotes del
iluminismo: y es cierto, que, mirándole bajo este punto
de vista, se puede decir en el sentido de la secta, que
este grado de los caballeros salteadores era muy misera-
ble. Quiero poner al lector en estado de que pueda por
sí mismo formar juicio.


GA1,11'131.0 1,10E0. 121


CAPITULO IX.
PARTE ffl,TIMA. DEL CÓDIGO ILUMINADO. CLASE DE MISTE..


RIOS. EPOPTA (*) ó SACERDOTE ILUMINADO. MISTE-
RIOS PEQUEÑOS.


Examen ó preguntas preliminares.


Pon. asegurada que pueda estar la secta de los progre-
sos de sus discípulos, aun temia Weishaupt hallar algu-
nos á quienes podría irritar el óltimo objeto de su ilu-
minismo. Necesitó de nuevas graduaciones para condu-
cirlos al verdadero término de sus maquinaciones. De
aqui se deriva aquella division en grandes y pequeños
misterios , y de aqui mismo la subdivision de grados en
los mismos pequeños misterios. El primer paso que da
el prosélito, es iniciarse en el sacerdocio de la secta ; es
decir, de caballero escocés pasa á ser Epopta. Asi le nom-
bra, y con este nombre le conoce la ciase inferior; pero
con relacion á los grados superiores, se le llama sacer-
dote (a). Esta expresion,pequePios misterios, no debe dis-
minuir la atencion de los lectores para conocerlos. Bajo
este nombre, poco significante , ya se rasga una gran
parte del velo. Antes de ser admitido, debe comenzar
el aspirante por reunir en su espíritu y en su memoria
cuantas lecciones anti-religiosas y ami-sociales se le han
dado, para que pueda dar por escrito sus respuestas á
las siguientes preguntas :


(*) Epopta pnlabragricga , significa testigo de villa , inspector , 6
presidente. En el código iluminado, es el Sacerdote de la secta.


(I) Véase á Filon y Espartaco en la instruccion para este grado.




122 ILI!MINIS110.


¿El estado actual de los pueblos , corresponde al
» objeto para el cual fue colocado el hombre sobre la
» tierra Por ejemplo , ¿los gobiernos, las sociedades ci-
» viles, las religiones de los pueblos , llenan el fin para




» el cual las han adoptado los hombres? Las ciencias,
» en que generalmente se ocupan ¿les comunican luces
» verdaderas, y los conducen á la verdadera felicidad?
» No son ellas los efectos de las varias necesidades del
» estado anti-natural en que se hallan los hombres? Aca-
» so son ellas otra cosa que una invencion de celebros
» vacíos y laboriosamente sutiles? »


2.a « ¿Cuales son las sociedades civiles, y cuales las
» ciencias, segun vuestro parecer, que se dirigen ó no al
» fin? No ha existido en otro tiempo un orden de cosas
» mas sencillo? Que idea os formais de aquel antiguo esta-
» do del 111117.1d0?


3. a « Al presente, cuando ya hemos pasado por todas
» las nulidades ( ó por todas las formas vanas


de nuestras constituciones civiles), ¿no seria posible re-
» gresar á aquella sencillez primitiva y noble de nuestros
» padres? Y, suponiendo que ya hemos regresado, ¿mies-
» tras desgracias no harian mas permanente este estado?
» El género humano ¿ no se pareceria entonces á un hom-
» bre que, despues de haber gozado en su infancia de
» la felicidad de la inocencia; despues de haber seguido
» en su juventud todos los desvarios de las pasiones, ya
» instruido por sus propios peligros y por la experiencia,
» trata de regresar al estado de la inocencia y á la pureza
» de su infancia ?»


4.a « ¿ De que modo se habria de portar para renovar 1,
» aquel feliz período ? Seria tomando medidas públicas,
» valiéndose de revoluciones violentas, ó bien por algun
» otro medio con que se consiguiese ? »


«La religion cristiana en su pureza no suministra


cApitrzo NONO. 123
» algunos indicios ? no anuncia un estado y 'felicidad
I) semejantes ? no dispone y prepara para lo mismo?


6." « Esta religion sencilla y santa ¿ es la que en el dia
» profesan las varias sectas, ó es mejor ? »


« ¿ Es posible conocer y ensefiar este mejor cris-
» tianismo? El mundo, atendido .su actual estado,.¿sopor-
» tapia mas luces? Creeis que antes de haber removido
» los innumerables obstáculos, seria útil al principio pre-
» dicar á los hombres una religion mas depurada, una
» filosofía mas elevada, y despues cl arte de gobernarse
» cada uno á sí mismo para su provecho ? »


« La oposicion que harian los hombres á este heno.
» ficio ¿ no se originaria de sus relaciones ,


políticas y
» morales? Estos obstáculos no se derivarian de dichas p ues-
» tras relaciones políticas y morales, cí mas bien de un
» interes mal entendido , y aun mas de nuestras inve-
» toradas preocupaciones? Si son tantos los que se oponen
» al restablecimiento del género humano, ¿no se deriva
» esto de que acostumbrados á las formas antiguas, dese-
» citan y aborrecen lo que no conocen, aunque tuviese
» toda la naturalidad, toda la grandeza y toda la nobleza
» posibles ? El interes personal i qz:e lástima! ¿no preva-
» lece en el dia sobre el grande interes general del


género humano ? »
9./ « ¿No es preciso remediar en silencio y poco :í poco


» estos desórdenes, antes de poderse lisonjear de renovar
» los tiempos felices del siglo de oro ? No vale mas , mien-
» tras se espera, sembrar la verdad en las sociedades se-
» cretas? »


so. »
« ¿Hallamos algunos vestigios de semejan . ..! doc- •


» trina secreta en las antiguas escuelas de los sabios, en
• las instrucciones alegóricas que Jesucristo , salvador y
» libertador del género humano, dió á sus discípulos los
• mas íntimos? No observais las medidas de una edil-




124 ILrMINISMO.


» cacion gradual en este arte, que veis que se ha tras-
mitido á nuestra orden desde la mas remota antigüe-


» dad (t) ?
iniciacion del Epopta.


Si las respuestas que á aquellas da el candidato ma-
nifiestan que no ha hecho grandes progresos, solicitará
en vano el favor que esperaba. Si sus respuestas son equívo-
cas, se le hacen nuevas preguntas, ó se le dice, que se ex-
plique con mas claridad O. Pero si se manifiesta bien
dispuesto, y que no resistirá á las instrucciones que le dará
el gerofantc sobre todos y dichos grandes objetos, los
superiores consienten en su recepcion , se convoca el
sínodo sacerdotal del iluminismo, y se seibla el día para
la iniciacion. A la hora convenida, el iniciado introduc-
tor va á la casa del prosélito y le hace subir en un coche.
Se cierran las puertecillas, y las vueltas y giros que da
el cochero instruido para prolongar y variar el camino,
y una venda que cubre los ojos del prosélito, no le per-
miten adivinar el parage en donde al fin vienen á
parar. Se le conduce por la mano, siempre con los ojos
cubiertos, y sube lentamente al vestíbulo del templo de
los misterios. Entonces su quia le despoja de los sím-
bolos mazónicos , le pone en la mano una espada desen-
vainada , le quita la venda, y le prohibe la entrada hasta
oir la voz que le ha de llamar, y en el interin queda
abandonado á sus meditaciones.


Cuando los hermanos celebran con toda pompa y es-
plendor sus misterios, las paredes del templo estan col-
gadas de tapizes colorados, y la multitud de luces aumen-
ta el brillo. Se deja oir una voz, que dice : i Ken, entra,


(1) Alli mismo.
(2) Alli mismo, instruecion ulterior sobre la admision al grado de sacerdote.


CAPÍTULO NONO: 125
infeliz fugitivo! los padres te estan esperando. Entra. y
cierra la puerta inmediatamente. El prosélito obedece á
la voz que le llama, y descubre en el fondo del templo
un trono, y sobre él un rico dosel ;_ delante del trono una
mesa, y sobre ella una corona, un cetro, una espada,
cantidad de moneda de oro, y joyas preciosas que entre-
lazan cadenas. A. los pies de esta mesa, y sobre un co-
jin de grana se ve un alba, un cíngulo y los ornamentes
simples sacerdotales. Colocado el prosélito en el fondo
del templo, y vuelto de cara al trono, le dice el gerofan te:
..
.Mira y fija tus ojos en el esplendor de este trono; ....


Dsi todo este juego de niños, si todas las coronas, los
» cetros, y demas monumentos de la degradacion del
Dhombre tienen algun atractivo sobre tí, habla, que tal
• vez podremos satisfacer tus deseos. ¡ Infeliz ! Si está aqui
D tu corazon , si quieres elevarte para oprimir á tus her-
I> manos, pasa á hacer el ensayo exponiéndote al peligro.
D Buscas el poder, la fuerza , honores falsos y superflui-
• dades?..... Por tí trabajamos ; te procuraremos estas
» ventajas pasaderas; te colocaremos tan cerca del trono
Dcomo deseas, y te abandonaremos á los resultados de
Dtu locura; pero nuestro santuario estará siempre cerra-
t, do para tí. »


e, Al contrario, quieres aprender la sabiduría? Quie-
res saber el arte de hacer ti los hombres mejores, libres


a y felices ? Seas para nosotros tres veces bien venido.
DAqui ves brillar los atributos de la dignidad real; y alli
• sobre un cojin descubres la modesta vestidura de la
• inocencia. Resuélvete, escoge, y toma lo que tu cora-
1, zon prefiere. » Si sucede que el candidato, centra toda
esperanza, se resuelve á escoger la corona, le detiene un
grito, que le dice : Monstruo, retirate.. . cesa de ensuciar
este lugar santo. . .. vete, huye que aren tienes tiempo. —
Á estas palabras será despedido por el mismo hermano




126 11,11m1
-s1smo.


que le habla introducido, —Pero si escoge la vestidura
blanca , exclama el gerofante : a


Bendita sea esta alubia




grande y noble.. Esto es lo que de tí esperábamos;
»


pero párate ; aun no se te permite vestirte esta ropa;


»
es preciso que antes sepas el fin á que te destina-


» mos (i »El candidato toma asiento ; se abre el código d los
misterios; y los hermanos, guardando un profundo sil lo
cio , escuchan los oráculos del gerofante. El lector que ha
visto el curso de las pruebas, de las preguntas, de los
ritos y de los grados insidiosos ; el lector que en este
laberinto de educación iluminada desea descubrir el ob-


jeto de tantos cuidados y artificios, que atienda á los
siguientes oráculos ; que acompafie gerofante y prosé-
litos en esta caverna, que la secta llama su


lagar santo ;


óngase al lado del candidato que ella va á iniciar. Aquip
está la obra maestra de su fandador. Es muy cierto que
llegará á cansarse su justa indignacion al ver la mons-
truosa fecundidad de sus sofismas , de sus impiedades,
y de sus blasfemias contra el Evangelio, contra su Dios,
contra sus magistrados, contra su patria, contra sus le-
yes, títulos y derechos, contra todos los de sus antepa-
sados y de sus hijos. lieyes y vasallos, ricos ó artesanos,
comerciante s y trabajadores oid , y conoced en fin lo que
se trama contra vosotros en el fondo de estas cavernas.
No permitais que el letargo, que hasta el presente os ha
tenido en inacción, nos acuse de nimiamente crédulos
ó de muy tímidos• Las instrucciones que da la secta, y
que ella mira como la obra maestra de su código, las


tengo á la vista,
y son las mismas que han salido de la


pluma de su legislador, que se hallaron en los archivos
de la secta, que se publicaron de orden del soberano de


mismo.


CAYiTULO Norzo. 127
Baviera, quien las mandó imprimir para preservar á todas
las naciones de las maquinaciones que se tramaban con-
tra ellas (t). Las tengo tambien adornadas por el primer
orador de la secta, revistas y aprobadas por el consejo
de sus areopagitas , rubricadas por el mismo orador,
como verdaderas y conformes al ejemplar sellado con
él de la secta (2). Leed pues; y, despues de haberlo hecho,
entregaos, si os parece, al fatal letargo de una ignorancia
voluntaria , satisfechos con repetir, que cualquiera cons-
piracion contra la nzisrna existencia de las sociedades civi-
les, y de todo ,gobierno y contra toda propiedad, es una
conspirad on quinz¿rica.


El presidente iluminado dirige al candidato, á presen-
cia de los hermanos ya iniciados en los mismos misterios,
la instruccion siguiente.


(I) Escritos originales de los iluminados, tomo 2 parte a.
(2) Filon y Espartaco , q. io hasta 7o, certificados de Filón.





128
ILUDIFNISIROi


DISCURSO


DEL GEROPÁNTE PARA. ER GRADO DE SACERDOTE,
ó nE


Erorrl ILE3IINADO


»
viene el momento de tu. recompensa. En este momento




á los otros. Ya eres lo que deseábamos que fueses , y»
ya te conoces á tí mismo , y has aprendido á conocer


»
tal cual deseábamos verte. Ahora será de tu obligacion


»
guiar á los otros. Lo que ya sabes, y lo que vas á apren-




esta ventaja se halla el único manantial del poder de




a
en este momento te manifestará su debilidad. En


»
un hombre sobre otro hombre. Las tinieblas se disi-


»
pan , el sol se. eleva , las puertas del santuario se abren


»
y una parte de nuestros secretos se te va á revelar.




hablar á los ilustres, á los santos , á los escogidos.»
Cerrad á los profanos las puertas del templo ; quiero


« A.
las pruebas de una preparacion contínua sobre-


El geiyfante al iniciado.


( r) lie cotejado las dos ediciones de este discurso. En la primera
está del mismo modo que lo compuso Weishaupt y pronunció á lo
menos en sus primeras iniciaciones. En la segunda está corregido
por su iniciado el Baron Knigge , cuyo nombre de guerra es


hilar.


Ile hallado que la correccion solo consiste en un lenguage mas
depurado en algunas partes, y en algunas extensiones en otras. He
observado , que el orador rinigge copia exactamen te


, y palabra por


palabra , cuanto Weishaupt dice en sus instrucciones de mas impío ,


sedicioso
y frenético. Yo prefiero el original. En lugar de adadir,


abreviaré, •6 no haré mas que omitir los pasages menos notables,
reservándome hacer las reflexiones que las circunstancias pueden
exigir.=Weishaurt , siguiendo la costumb re


coman de los Alemanes,


habla al iniciado en tercera persona del plural. Sobre este particular
seguiré la correccion de Kuigge , hablando en segunda persona del




singular , mas conforme á nuestro idioma. e II ablo


CAPÍTULO NONO.


I29


Hablo á los que tienen oidos para oir, lengua para
callar , y un espíritu depurado para comprender.
» Contérnplate en este cría, que, rodeado de ilustres,
entras en la clase de los que tienen una parte intere-
sante en el gobierno de la sublime orden. ¿Pero sabes
tú que es esto gobernar, y principalmen te en que
consiste este derecho en una sociedad secreta? Li ejer-
cer este imperio, no sobre el vulgo ó sobre los grandes
del pueblo , sino ejercerle sobre hombres los mas ca-
bales, sobre hombres de todo estado, de toda nacion
y de toda rcligion ; dominarlos sin alguna violencia
exterior y tenerlos reunidos por lazos durables , 6
inspirarles á todos un mismo espíritu ; gobernarlos con
toda exactitud , con toda actividad y con todo elsilen-
cio posible, y á hombres extendidos por toda la superfi-
cie de la tierra y en sus partes las mas remotas , este
es un problema que aun no ha resuelto la sabiduría
de los políticos. Reunir las distinciones y la igualdad,
el despotismo y la libertad; prevenir las traiciones y
las persecuciones, que serian su resultado inevitable;
no hacer caso de las cosas, impedir la inundacion de
los males y de los abusos, y hacer que renazcan en
todas partes las bendiciones y la felicidad , en esto con-
siste la obra maestra de la moral unida á la política. Las
constituciones del estado civil nos ofrecen sobre el
particular pocos medios útiles. — El temor y la violen-
cia son su grande móvil; entre nosotros es preciso que
cada cual se ofrezca de sí mismo... Si los hombres al
principio fuesen lo que han de ser cuando entran en
nuestra sociedad, les podríamos manifestar la grandeza
de nuestro plan ; pero el atractivo del secreto es casi
el íiuico medio para contener á unos hombres , que
bien presto nos volverian las espaldas, si nos apresurá-
semos á satisfacer su curiosidad : la ignorancia y la gro-
Tomo III.




ittsitstissto•
muchos exigen por otra parte, que los for-




memos con nuestras instrucciones morales. Sus quejas y
» sus murmullos sobre las pruebas, á las cuales nos vemos
» precisados á sujetarlos, te dicen lo bastante los trabajos


que es necesario emprender, la paciencia y constancia


de que necesitamos, y cuanto importa que nos domine el
amor al grande objeto, para conservar nuestro puesto


» en medio de un trabajo ingrato, y para no perder para
»


siempre toda esperanza de mejorar el género humano.
» Hoy has sido llamado para tomar parte con nosotros
en estos trabajos. Observar á los otros dia y noche,




formarlos, socorrerles, y velar sobre ellos; reanimar el
valor de los pusilánimes, la actividad v zelo de los tibios;




predicar y enseñar á los ignorantes; levantar á los que


caen, fortalecer los que vacilen, reprimir el ardor de


los temerarios, prevenir la desunion , ocultar los defec-
» tos y debilidades, estar sobre sí para evitar la cnriosi-


dad del bello espíritu, prevenir la imprudencia y la
traicion , y en fin, conservar la subordinacion y arre-


» cio á los superiores, el amor de los hermanos entre sí,


estos y aun mayores son los deberes que te impone-
» mos. »


<, Pero en , ¿sabes tú que cosas son las sociedades
» secretas? Que lugar ocupan y que representacion tic-
» nen en los acontecimientos de este mundo? Las tienes
» en el concepto de que son unas corporaciones insigni-
» ficantes y pasageras? ¡Ah hermano! Dios y la natura -
» leza disponen cada cosa para el tiempo y lugar con-
» venientes, y tienen su objeto admirable; se valen de
» estas sociedades secretas, coma de un medio único é in-
» dispensable para conducimos á (';1.


Escucha y te llenarás de admiracion. Este es el pnn-
» to de vista al cual se ordena toda la moral ; de aqui
» depende la inteligencia del derecho de las suciedades


CA PlTULO NONO
• secretas y de toda nuestra doctrina é ideas . sobre el
» bien y el mal , sobre lo justo é injusto. Considérate
» entre el mundo pasado y el mundo por venir. Da una
» mirada despejada sobre lo pasado, y al ins tan t e los


diez mil cerrojos de lo por venir se rompen, y para tí
» se abren todas las puertas.— Verás la riqueza inago-
» rabie de Dios y de la naturaleza, v la degradacion y la
» dignidad del hombre. Verás al mundo y al género lux-
» mano en su juventud, si no le ves en su infancia, cuan-
» do ya pensabas verle en su decrepitud y próximo á su
» ruina y á su ignominia. »


Si se cansa el lector con este dilatado exordio , que
he abreviado para que no sintiese tanta molestia, que
repose, y que se entregue por un momento á sus refle-
xiones. Este tono de entusiasmo que domina en él , le
descubrirá en todo lo que falta del discurso. Weishaupt
necesita de esta exaltador) para impedir de todas mane-
ras á sus prosélitos el que puedan hacer sus reflexiones.
Al principio los inflama; les promete grandes cosas; pero
el impío, el astuto d'adatan sabe muy bien, que solo
va á decirles unas grandísimas tonterías, mezcladas con
grandes errores y con grandes impiedades. He dicho el
impío y el astuto charlatan ; expresiones sobremanera
débiles, atendiendo á lo mucho que presentan las prue-
bas. Weishaupt sabe que engaña, y quiere engañar atroz-
mente á sus prosélitos. Cuando los ha engafiado , se burla
con sus confidentes de su imbecilidad. Pero tambien sabe
porque los engaiia , y para que le podrán servir con todas
sus tonterías; y cuanto los sugetos á quienes ha enga-
iiado gozan de mas consideracion , tan lo mas se burla
de ellos en secreto. Entonces escribe de este modo á sus
íntimos amigos : « No sois capaces de creer la grande ad-
, miracion que causa á los nuestros mi grado de sacer-
• dote. Lo mas singular, es que grandes teólogos pro-


<2


130
» seria de




iLtimms)to.
tcstantes y reformados, que son miembros de nuestro


» iluminismo , creen realmente que la parte relativa á la
» religion de este discurso , contiene el verdadero espf-
» ritu y el verdadero sentido del cristianismo. O hont-


bres ! y que no podria yo haceros creer! Lo digo con
» franqueza ; yo no podria imaginar que pudiese llegar
» á ser fundador de una religion (r). » He aqui como
este tunante engaña de intento, y como se burla de los
que ha engañado. A mas de que, aquellos grandes teó-
logos serian para los protestantes lo mismo que son para
nosotros los apóstatas, como los Sieyes y los de Autun;
porque por poco que conserve tal cual buena fe y su


j uicio un hombre, no es posible que deje de ver que
todo este largo discurso va directamente á trastornar toda
religion y todo gobierno.


Quiero sugerir otra reflexion al lector, y es la grande
importancia é interes que da la secta á las sociedades
secretas, y lo que ella se promete poder conseguir con
estos misterios. A los gefes del estado, toca averiguar si
han sabido..hacer el debido caso de los medios é impor-
tancia de estas sociedades secretas, como lo han hecho
sus fundadores; si el temor y las precauciones que deben
tener y tomar por su parte, no deben á lo menos igualar
la confianza y medios con que proceden y de que se
valen los autores de aquellos conventículos.


Volvamos, despues de esta corta digresion , á la lógia
en donde Weishaupt inicia sus prosélitos. Conservando
siempre el tono del entusiasmo , el gerofante enseña al
iniciado que la naturaleza, teniendo que desenvolver un
plan inmenso, empkaa por los términos mas pequeños
y mas imperfectos; que ella regularmente pasa por todos
los términos medios para llevar las cosas á un estado de


(I) Escritos originales , tomo 2. Carta 18 ele Weishaupt á Zwach.


CAPÍTULO NONO.
133


perfeccion, que puede ser que en sí mismo sea el tér-
mino mas pequeño de donde despues partirá para elevar-
las á una perfeccion de un orden superior.


« La naturaleza, dice, nos hace empezar por la.infan-
» cia; de los niños hace ella hombres; al principio los
» hizo salvages, y despues civiles; puede ser que para
» hacernos, con el contraste de lo que fuimos, roas sen-
» sibles, mas advertidos y mas útiles de lo que somos;
» puede ser que para decirnos que sus riquezas no se
» han agotado; que nosotros y nuestra especie estamos
» destinados á unas trasmutaciones de un orden infini-
» tamente mas importante. » El iniciado que hiciese tal
cual uso desu razon concluiria de estos principios, que el
género humano se ha perfeccionado, pasando de su estado
pretenso primitivo y salvage á la sociedad civil; que si ha
de llegar á un estado mas perfecto, este no será aun aquel
estado primitivo. Pero los sofistas tienen sus giros, y los
iniciados son bastante tontos, ó bien los abandona Dios
y permite que cieguen, ya que quieren cegar para no ser
mas cristianos.


« Del mismo modo que los hombres (continua el gero-
» fante), tiene el género humano su infancia, su juven-
» tud , su virilidad y su vejez. En cada uno de estos
» períodos se conocen nuevas necesidades; — de aqui na-


cen sus revoluciones morales y políticas... En la edad
viril, es cuando se manifiesta toda la dignidad del gé-


» nero humano; y entonces solamente es cuando, ins-
unido por una larga experiencia , concibe al fin que
seria desgracia suya invadir los derechos de otro, y.
valerse de algunas ventajas puramente exteriores para


» elevarse con perjuicio de los denlas. Entonces soramen-
» te se ve y se siente la felicidad y el honor de ser holla-
» bre. »




i34 rtrmixismo.
a La primera edad del género humano es la de la man-


» raleza salvage y grosera; la familia es la única socie-
» dad; el hambre y la sed , fáciles de contentar, un abri-
» go contra las injurias de las estaciones, una muger, y
a despues del trabajo el descanso, fueron las únicas rece-,
» sidades de aquel período. En este estado gozaba el boin-
a bre de dos bienes los mas estimables , la igualdad y
a libertad. Gozaba de ellos en toda su plenitud; de los
n mismos lzabria gozado siempre, si hubiese querido seguir


el camino que le sezialaba la naturaleza ;. . . . ó bien,
a si no estaba en el plan de Dios y de la naturaleza mani-
3 festarle al principio que felicidad le tenia destinada ;
» felicidad, que por lo mismo debia apreciar mas, por-45
» que Babia empezado á gustarla; felicidad tan presto per-
a elida, pero suspirada un instante despues, y que en
» vano busca, hasta que al fin aprenda á hacer un justo


uso de sus fuerzas y á dirigir su conducta en sus
a relaciones con los otros hombres. En este primer
a estado le faltaban las comodidades de la vida ; pero
» no por esto era menos feliz , porque no conocién-
» dotas, no senda su privacion. La salud era su estado
a ordinario, y el dolor físico era la sola molestia que
» ¡Felices mortales, que aun no estaban bas-
» tante ilustrados para perder el sosiego de sus almas, y
» sentir los grandes móviles de nuestras miserias , este
a amor al poder y á las distinciones, la inclinacion á la
» sensualidad, el deseo de las señales representativas de
a todo bien , que son los verdaderos pecados originales
» con. todas sus resultas, la envidia, la avaricia, la infern4
» perancia, las enfermedades, y todos los tormentos de


la imaginacion ! »
He aqui en la boca del gerofante iluminado, que aquel


estado primitivo y tan salvage, que fue el primer ensayo
de la naturaleza , ya fue el mas feliz que han tenido los


CAPÍTULO NO NO.
135


hombres. He aqui la igualdad y la libertad, principios
soberanos de su felicidad en el mismo estado. Si el lec-
tor no entiende mejor que TI iniciado el objeto que se
ha propuesto el gerofante, continue en prestarle su aten-
cion, y reflexione bien lo que dice, que el hombre ha
perdido aquella felicidad á causa de haberse instituido
las sociedades civiles.


« Bien presto, dice, se desenvolvió en los hombres un
» gérmen fatal , con el cual su sosiego y felicidad lesa-
» parecieron. A proporcion que se multiplicaron las fami-
a lías, los medios necesarios para su conservacion se dis-
» minuveron; la vida nómade ó errante cesó; nació la
» propiedad; escogieron los hombres un domicilio per-
» manente y se dedicaron á la agricultura. Se desenvolvió
» el lenguage; y, viviendo juntos, empezaron á medir sus
a fuerzas unos contra otros, y á distinguirse los débiles
• de los fuertes. Entonces, sin duda , fue cuando cono-
» vieron el modo como se podian auxiliar mútuamente;
a como la prudencia y fuerzas de un individuo podian
• gobernar diversas familias reunidas, y atender á la
» seguridad de sus campos contra la invasion de un ene-
» migo; pero entonces tambien se arruinó la libertad por


sus cimientos, y desapareció la igualdad.
» El hombre con necesidades hasta entonces descone-


a eidas, sintió que sus propias fuerzas no le bastaban ; y
» para suplirlas , el débil se sujetó imprudentemente al
• Mas fuerte ó mas sabio, no para que le maltratase, sino
» para que le protegiese, condujese é ilustrase.... Toda


sumision, pues, aun del hombre mas tosco y grosero,
a solo es para el Caso en cine uno necesite del otro á.
» quien se somete, y bajo la condiciori de que le socorra.
• cesa su poder, cuando cesa la debilidad, y cuando so-
» breviene otro que le sea slip erior. Los ;•eyes S012 padres


el poder paterno cesa en el momento en que el hijo,
4




136 ILUMINISMO.


» adquiere sus fuerzas ; el padre ofenderla d sus hijos, si
» pretendiese prorogar sus derechos mas allá de este ter-
» mino . Todo hombre en su mayoría se puede gobernar á


Sí mismo; cuando toda una nacion es mayor, ya no
» hay razon para tenerla por mas tiempo en tutela. »


Cuando el fundador iluminado ponia este lenguage en
las bocas ele sus gerofantes, ya se ve que babia estudia-
do muy bien el poder y la ilusion de las expresiones;
}labia tomado tantas precauciones en la eleccion y pre-
paracion de los iniciados, que no era fácil que le res-
pondiesen ele esta, ó semejante manera : Pero... t{e, que
pronuncias estos oráculos, dí, é que entiendes por estas
naciones que han entrado en su mayoría ? Serán , sin
duda, las que habiendo salido de su ignorancia y bar-
barie han adquirido las luces necesarias para su felicidad.
él. á quienes deben estas luces y esta felicidad sino á las
mismas leyes ele su sociedad civil? Luego entonces deben
sentir, y aun mas que nunca , la razon y la necesidad
de continuar bajo la tutela de las leyes y del gobierno,
para que no vuelvan á caer en la ignorancia y barbarie
de aquellas rancherias errantes ó en todos los horrores
de la anarquía, ó se vean en la triste situacion de pasar
de una á otra revolucion , bajo el yugo sucesivo de sofis-
tas bandidos, ele sofistas verdugos y de sofistas déspotas
y tiranos, como los Sieyes, los Marselleses, los Robes-
Fierres con sus guillotinas, y los Triunviros con sus pros-
cripciones. Solo el populacho estúpido en la minoridad
de su ignorancia, y los sofistas en la mayoría de la corrup-
cion y de la perversidad pueden celebrar tales misterios.


El gerofaute bien seguro de hallar muy pocos inicia-
dos capaces de hacer estas reflexiones, continua incul-
cando sus principios , concediéndolo todo á la fuerza
de los brazos, anulando toda la fuerza de la razon y
de la moralidad, aunque afectando siempre las palabras
virtud y moral, representando al hombre en sociedad.


CAPÍTULO TONO.
137


del mismo modo que á los tigres y leones en los bos-
ques. He aqui sus nuevas instrucciones :


Jamas la fortaleza se ha sometido á la f l aqueza. La
» naturaleza ha destinado al débil para servir, porque
» tiene necesidades , y al fuerte para dominar, porque
» puede ser útil. Pero si uno pierde su fuerza y otro la
» adquiere, mudarán de lugar, y el que servia se volverá
» selior. El que necesita ele otro, depende tambien
» este, y ha renunciado sus derechos. Y asi , sean pocas
» las necesidades, y se darán los primeros pasos hacia
» la libertad. Este es el motivo porque los salvages esteta
» mucho mas ilustrados que el resto de los hombres , y pite-
» de ser que tanzbien ellos solos sean libres (1). Cuando la
» necesidad es permanente, tambien lo es la servitud.
» Si los hombres se hubiesen abstenido de toda injusticia,


habrian perseverado libres; solo la injusticia hace que
» uno se sujete al yugo. Para adquirii• la seguridad, colo-
.» caron la fuerza en manos ele uno , y con esto se crearon
» una nueva necesidad, que es la del miedo. La obra de
» sus manos les asustó; para vivir tranquilos , se qui-
» taron á sí mismos la seguridad. En este caso se hallan
» nuestros gobiernos.. d. En donde hallaríanzos en el dia
» unajnerza protectora ? En la union; pero esta es rara ,y
» solo se halla en las nuevas asociaciones secretas , mejor
» conducidas por la sabiduría, y unidas con lazos mas
» estrechos. De aqui se deriva aquella inclinacion que la
• 7121.51710t naturaleza inspira hácia estas asociaciones. »


Cualesquiera que sean los lazos que se arman con este
cuadro del género humano en sociedad, y cualquiera que
sea la afectacion de no querer descubrir en ella sino tira-
nos y déspotas de una parte , y esclavos oprimidos y tími-
dos de la otra; y sobre todo, cualquiera sea la parte


'(1) Darum sind wil de ruin u n Iwasten S rail aufgegterte
,


die einzige •eyemenseken.




158 s110.
que la voz de la naturaleza tiene en la institucion de las
leyes sociales, que convidan al hombre para que saliendo
de los bosques viva en sociedad bajo unas leyes y gefes
comunes, no por esto deja el gerofante de levantar el
grito y decir con la mayor confianza :


« Tal es la historia verdadera y filosófica del despotis-
» ino y de la libertad, de nuestros deseos y de nuestros
» temores. El despotismo nació de la libertad, y del mis-
» mo despotismo renace la libertad. La reunion de los


hombres en sociedad es la cuna y es el sepulcro del des-
» potismo, y tambien lo es de la libertad. Habernos teni-


do la libertad y la habernos perdido para volverla á
» hallar, y para no volverla á perder; para aprender con


su misma privacion el arte de gozar mejor de ella. »
Reflexione el lector estas palabras. Si ellas aun no ma-


nifiestan con toda claridad el objeto de la secta; si no
se descubren sus votos de que vuelvan los hombres á
aquellos tiempos que ella finge , de las hordas nómades,
de los hombres salvages, sin propiedad, sin leyes y sin
gobierno, que lea estas otras : «La naturaleza ha sacado
» los hombres del estado salvage , y los ha reunido en
» sociedades civiles ; de estas sociedades pasamos á deseos


y elecciones mas sabias. Nuevas asociaciones se presea-


» tan á estos deseos; y por ellas volvemos al estado de
» donde hemos salido, no para recorrer de nuevo el cír-
» culo antiuo , sino para gozar mejor de nuestro destino.»ácAclaremos este misterio.


« Los hombres pues habian pasado de su estado apacil,1,-;
2 al yugo de la servidumbre. Eden , aquel paraiso terreno,
» se perdió para ellos. Sujetos al pecado y á la escla,,


villa, se hallaban cala servidumbre, reducidos á ganar,
» se el pan con el sudor de su frente. Entre estos how-
» bres, hubo quienes prometieron proteger a los demaspy
» se hicieron sus gefes, . al principio lo fueron de hordas


CAPÍTULO NONO.
t50


» y colonias... estas, ó bien fueron con quistadas, ó bien
» se reunieron y formaron un gran pueblo. En esta épo.-
» ca ya hubo naciones y gefes, y reyes de las naciones.
» Luego que empezaron las naciones y los pueblos , dejó
» el mundo de ser una gran familia y




un solo imperio ; el
» grande lazo de la naturaleza se rompió. »


La imprudencia de estas aserciones debe causar admi-
racion al lector, y le contemplo que se dice á sí mismo :
¿como es posible haya impostores que mientan con tanto
descaro? que pretendan hacernos creer, que el universo
que no componia mas que una sola familia , y que el
grande lazo,


de la naturaleza se hallaba en las hordas
dispersas, en donde el hijo, á penas sabia andar, cuan-
do ya no era de su padre? Corno puede concebirse, que
los hombres dejen de componer una grande familia en
el momento en que se reunen para vivir bajo unos mis»
mos gefes y bajo las mismas leyes para su proteccion y
com un seguridad ?... Pero suspendamos nuestra indig,-
nacion , y cotejemos con las instrucciones de la secta á
aquellos infelices bandidos, que segun ella eran los úni-
cos que merecian el nombre de patriotas, y cuyos robos
y atrocidades dirigia ella misma por medio de unos títu-
los tan poderosos como son el de pueblo, el de nadan
y el de patria. Al mismo tiempo en que la secta hacia
resonar en su favor Yen público aquellos amables epí-
tetos, escuchad las maldiciones que vomitaba en el se-
creto de sus misterios contra todo lo que es pueblo , na-
clon y patria.


En el momento en que los hombres se reunieron en
» naciones «cesaron de reconocerse bajo un nombre co-
» mon... el Nacionalismo, ó el doror nacional ocupó el
» lugar del amor general. Con la divisior3 del globo v de
• sus regiones, se estrechó la beneficencia en unos límites
t que ya nunca debia traspasar. Entonces comenzó á scr




140
»


virtud el extenderse á costa de los que no estaban bajo
» el mismo imperio. Entonces se permitió, para lograr


»
este intento, despreciar á los extrangeros, engaiiarlos


» y ofenderlos. Y á esta virtud se llamó patriotismo.
Lb-


» maron patriota
al que, siendo justo con los suyos, era


»
injusto con los extraños ; que no atendia á su mérito,


»
y tomaba por virtudes los vicios de su patria.... ¿Y por-


» que no se han de estrechar mas estos límites ? porque


»
no se han de reducir á los que solo viven en una mis-


» ma ciudad? y porque no ,
á los miembros de una mis- ¿It




ma familia? y aun porque no concentrar aquel amor


»
solo á su propia persona? De ,este modo se vió enton-


» ces que
del patriotismo nació el localismo , el espíritu


» de
familia , y en lin el egoismo . De este modo el origen


» de los estados ó de los gobiernos, de la sociedad civil,
» fue la semilla de la discordia; y el patriotismo halló
» en sí mismo su castigo


Disminuid y separad este


»
amor á la patria, y los hombres, empezando de


naces


conocerse como hombres , ya no habrá parcialid d s y


»
el lazo de los corazones se desarrollará y se extenderá...


» Al contrario, aumentad el patriotismo,
y enseriaréis á


»
los hombres, que no hay motivos para detestar un


»
amor , que estrechándose, se limitará á la familia, y al


»
fin parará en un simple amor de sí mismo, y en el


» mas estrecho egoisnzo »Abreviemos estos sofismas y blasfemias del gerofante
iluminado. Dejémosle que, so pretexto de su amor uni-
versal, se irrite contra los nombres de


Griegos y Romanos,


de Franceses ó Ingleses, de
Italianos ó Españoles, de Pa-


ganos ó Judíos, de Cristianos ó Musulmanes ,
que distin-


guen las naciones y los cultos. Dejémosle que repita
que al tras es de todos estos nombres se olvida el de. hom-


bre; ¿ que resultará de todo esto? Que este amor universal
no es sino un manto con que tanto el gerofante como los


CAPíTULO NONO.
demas sofistas desorganizadores pretenden cubrir su odio-
sa hipocresía. Solo pretenden que se ame igualmente á
todos los hombres, para que á ninguno se ame verdadera-
mente. Detestan el amor nacional y patriótico, porque
aborrecen las leyes de las naciones y las de su patria.
Detestan hasta el amor á la familia, sustituyendo el amor
universal, porque no aman mas á sus conciudadanos y
familias que á los Chinos, Tártaros y Hotentotes , ó á los
bárbaros que nunca verán, porque todos les son indife-
rentes. Extienden este lazo para disminuir su fuerza y
accion. Se dan el nombre de ciudadanos del universo
para dejar de ser ciudadanos en su patria , amigos en
sus sociedades, y padres ó hijos en sus familias. Dicen
que todo lo aman de uno al otro polo, para no amar
nada de lo que les rodea. He aqui lo que son nuestros
Cosmopolitas.


El iniciado, á quien seduce esta exprcsion amor uni-
versal, se entrega á una estúpida admiracion. El gerofante
acude al código de las naciones; y el iniciado sí quien des-
lun bran todas estas instrucciones, aprende que aquel códi-
go se opone del todo al de la naturaleza, sin advertir que
su nuevo código borra las primeras leyes naturales, que
son el amor sí su patria y familia. No sabe preguntar
¿ porque lo que debe hacer por sus hermanos ó conciu-
dadanos, impide llenar sus deberes con el extrangero
con el bárbaro? Con nuevos sofismas se le intenta per-
suadir que el defecto original del género humano , real-
mente es haber abandonado la igualdad y la libertad de
la vida salvage por la institucion de las leyes civiles.


Aqiii mas que nunca, el gerofante , mezclando con los
arrebatos del entusiasmo los del odio y de la calumnia,
recorriendo las varias épocas al género humano, des-
pues de la institucion civil, solo descubre en los fastos
de la sociedad , opresion , despotismo, esclavitud , guerra




14:1
ILUIVINISINIO.


que sucede á guerra, revolucion á revolucio n
, y que siem-


pre acaban en tiranía. Ya son reyes, los que rodeados de
legiones de Tebanos, que se llaman con


solqduado
losistass , paso


r
b
a


re


satis
-


facer su ambicion , emprend
extrangeros, ó reinan por el terror sobre sus vasallos es.
clavos ; y ykson los pueblos que se arman para mudar
de tiranos; pero sin haber en alguna ocasion atacado á
la tiranía en su origen. Si los pueblos piensan acertar
nombrando representantes , estos


dice el gerofante, olvi-


do que tienen su comision y
poderes del pueblo , forman


a
aristocracias tí oligarquías ,


que todas al fin van á parar


en monarquía y dp tm
esoiso. Siempre se representa al gé-


nero humano envilecido bajo el yugo de la opresion y
de la tiranía. El iniciado, aturdido con estas declama-
clones del gerofante, que van acompañadas de gestos, y
con unas miradas y gritos de Pitonisa, exclama :


pues que


tales son los resultados de esta constitucion de tos estados ,
ó de las sociedades civiles.... i


á locura de los pueblos!
Y como no han previsto lo que debia suceder! Como han
auxiliado á sus mismos déspotas á abatir al hombre hasta


la servidumbre y
reducirle á la condicion de bruto !


Supongamos que un sabio verdadero se halla presente
á estas instrucciones; su corazon se llenará de indigna-
clon, é interrumpirá al gerofante para decirl : ¡insensato!


que oráculo te ha enseñado á no clescubire en los fastos
de la sociedad sino salteadores y monstruos? que la his-


ria del mundo solo se halla en las pestes, en las ham-
tobres, en los uracanes, en los rayos, en las t


empestad es y


en los cientos desencadenados? que no hay días sere-
em


nos para el hombre (pie vive ene el sol
para él un astro maléfico, porque hay escarchasy nu-
blados? será preciso quiten l tejado de tu casa , porque
han acontecido incendios? e


maldecirás la Vida y la salud,
porque hay épocas de dolor y de enfermedades? á que


CAPÍTULO NONO.
143


fin este cuadro tan oscuro de desastres, cuando se trata
(le dibujar la historia de la sociedad ? ó á que fin ese
absoluto silencio sobre los males de que nos preserva , y
sobre las ventajas y bienes que nos p roporciona, sacán-
donos de los bosques ?.


Pero esta voz de la razon no penetra en la caverna de
Weishaupt. gerofante, que es su éco, repite con la
mayor satisfaccion sus oráculos. Llega al grande objeto
de la iniciacion , y á los medios para hacer que desapa-
rezcan aquellas desgracias, cuyas causas descubre en la
institucion de las leyes ó de los gobiernos. » O naturaleza!
1) exclama , ¡ que grandes son tus derechos y que incontes-
» tables! Del mismo seno de los desastres y de las mútilas
P destrucciones nacen los medios para la salud. Cesa la
P opresion, porque aquella halla fautores, y la razon vuel-
» vc á entrar en sus derechos, por lo mismo que hay quien
» se esfuerza en sofocarla. Aquel mismo que quiere cegar
» á los otros, debe á lo menos aspirar á dominarlos por


medio de las ventajas de la instruccion y de las cien-
» cías... Hasta los mismos reyes llegan á concebir, que
» es muy poco decoroso reinar sobre hordas ignorantes....
» Los legisladores empiezan á volverse mas sabios, y favo-


recen la propiedad y la industria.... Motivos perver-
» sos propagan las ciencias; los reyes las protegen para


que sirvan á la opresion... Otros hombres se valen de
ellas para subir al origen de sus derechos. En fin, se
valen de este medio desconocido para accelerar una


• revolucion en el espíritu humano y triunfar para sien,-
pre de la opresion. Pero el triunfo seria limitado, y los
hombres volvcrian presto á caer en su degradacion,
si la providencia en los tiempos remotos no les hubiese
proporcionado unos medios, que ella ha hecho que
llegasen hasta nosotros, para meditar en secreto, y al
Cn obrar algun dia la salud del género humano.




144
ILI1MIN1S1110.


a Estos medios,
continua el oráculo iluminado, S071 las


n
escuelas de la filosofía. Estas escuelas en todos tiempos


n han, sido los archivos de la naturaleza
y de los derechos


»
del hombre. Llegará dia en que por medio de estas escuen-


»
las se reparará la caida del género humano ; los pri..humano


11
cipos y las naciones desaparecerán sin violencia de la


» supelficie de la tierra.
El género humano no será mas


a que una misma familia, y la tierra solo será la morada




del hombre raional. La moral sola producirá len`


blemente esta
c
revolucion. Llegará aquel dia en que




cada padre será nuevamente lo que fueron Abraham
y


» los patriarcas, esto es,
sacerdotes y soberanos absolutos


5 de su familia.
Entonces la razon será el nide° libro e


»
las leyes y el solo código de los hombres.. . En esto codn-


»
siste uno de nuestros grandes misterios. Escucha la de-


»
mostracion aprende el modo como se ha trasmitido has-


5) ta nosotros. »Ya he dicho que si mi objeto fuese únicamente pro•
bar la existencia de una conspiracion que ha tramado
el iluminismo contra la misma existencia de toda socie-
dad , -de toda ley civil y de todo cuerpo nacional, bas-
tarjan estas lecciones del gerofante, y seria superflua cual-
quiera otra prueba. Pero para que todos conozcamos
nuestro peligro, es preciso descubrir el arte de que se
vale la secta para pasar de estas maquinaciones del debe


ali-


rio á las maquinaciones de la perversidad, y como s


entusiasmar
é inflamar las legiones de sus iniciados. No


se canse, pues, lector de oir las instrucciones del gero-
t'ante. Si para esto necesita de paciencia, sepa que de la
misma necesito yo para traducirlas.


¿Que ceguera tan extraña ha podido hacer que los


hombres hayan imaginado que el género humano ha-


»
bia siempre de ser regido y dominado como lo ha sido


» hasta el presente?.. En
donde está el que ha cbin todos


43


cArírur.o N ONO. 145.
I/ todos los recursos de la naturaleza?, . quien ha Seña-
» lado limites , y ha podido decir aqui te pararás, á
• aquella naturaleza , cuya única ley es la unidad en
a una variedad infinita? quien le lía mandado recorrer
» siempre el mismo círculo, y ser perpetuamente uni-
» forme ?... quien es el que ha condenado á los hombres,
» y aun á los mejores, los mas sabios , y los mas filos-
» tractos de estos á Una eterna esclavitud'... ¿ Porque ha
» de ser imposible al género humano llegar á su mayor
» perfeccion , que es la capacidad de gobernarse á sí mismo?
» c; Porque ha de ser necesario que otro guie al que sabe
» conducirse á sí mismo P. ¿ Será ,pues , imposible al gé-
» nexo humano, o á lo menos tí la mayor y mas ilustrada
» parte de él el salir de su minoridad ? Si aquel puede,


¿ porque no podrá este ? Enseñad á uno lo mismo
• que ya habeis enseñado á otro; enseñadle el grande
• arte de dominar sus pasiones y arreglar sus deseos.
• Enseñadle ya en su tierna juventud que necesita de


otros; que debe abstenerse de ofenderlos, si no quiere
» que le ofendan ; que ha de ser benéfico, si quiere re-
» .cibir beneficios. Hacedle paciente, indulgente, sabio
» y benévolo. Los principios, la experiencia, y el ejem-
» pío le han de hacer sensibles estas virtudes, y veréis
• si necesita de otro para conducirse. Si fuese verdad que
» la mayor parte de los hombres son demasiado débiles
» y limitados para concebir estas verdades tan sencillas,
» y que es muy difícil convencerlos, se seguiria, que
a se ha acabado nuestra felicidad, y que por lo mismo
» debemos suspender el trabajo de mejorar é ilustrar
a al género humano. Pero esto es una preocupacion,
a y manifiesta la contradiccion de los pensamientos


humanos. Se seguiria que el imperio de la razon, y
» la aptitud de gobernarse á sí mismos solo seria para
» la mayor parte de los hombres un sueño quimérico;


Tomo HL




CAPÍTULO No N o. 147
El hombre mas prudente y sabio, os dira : que si él
no necesita de leyes, de magistrados, ni de soberanos
para no ser injusto con los dunas, para no oprimir,
ni robar á los otros , necesita de aquello mismo
para que los otros no le opriman y roben. Cuanto menos
mal quiere uno hacer á los otros, tanto mas necesita
de que haya un gobierno que impida á los otros
perjudicarle. Si al iluminado le parece dar á esto
el nombre de esclavitud , yo lo llamo mi segu-
ridad, y el garante de toda aquella libertad de que
necesito para hacer bien, y para vivir con felicidad y
sosiego en la sociedad. No conozco alguna ley que
impida vivir y portarme como hombre de bien.
malvado, solo el malvado no conoce libertad sino en
donde puede hacer el mal impunemente. Pero yo no
necesito de esta libertad , y siempre me manifestaré
agradecido al que no la permita. Si el iluminado le
llama tirano y déspota , yo le llamo mi rey y mi bien-
hechor. Cuanto mas bien sepa yo hacer á los otros,
tanto mas le agradeceré que impida á los otros el ha-
cerme algun mal.


El lector debe perdonarme estas reflexiones que opongo
al gerofante iluminado. Ya sé que los que piensan ,
no necesitan de ellas : pero no es imposible hallar lec-
tores tan crédulos como lo son los iniciados. Vién-
dome en la precision de manifestar el veneno del ilu-
minismo, debo no callar, ni ocultar el antídoto. Si hay
lectores que descubren poco los resultados que pueden
tener estos sofismas del iluminismo , yo les diré que los
iluminados colocan en ellos sus esperanzas, y para que
lo vean , continuaré las instrucciones del gerofante.


«.Que acaso hemos decaido tanto de nuestra digni-
» dad, que ya no sentirnos el peso de nuestras cadenas,


2


me


El


T .116
'1:n1'1;1s:ir°.




y de otra parte, ¡la preocupacion hace que esta sea


»
la heredad privilegiada de los hijos de los reyes, de


»
las familias reinantes, y de cualquiera á quien su


»(..7propia sabiduría , ó ciertas circunstancias felices hacen
» independiente 1 »¡Que astucia tan malvada se descubre en estos giros
del gerofante1 El pobre iniciado con esto se imagina
que, en las bases de nuestras sociedades civiles, solo se
baila realmente una contradiccion chocante. Cree 'bue-
namente que el privilegio hereditario de los reyes y
de sus hijos, le fundamos en que nacen con toda la
sabiduría necesaria para guiarse á sí mismos, criando
la naturaleza ha negado este don á todos los demas.


Weishaupt quesus iniciados, sabe tan bien como noso-
tros , que ni siquiera el populacho mas tosco ha tenido


jamas
tal idea. No ignora que sabemos, que los reyes


nacen ni'llos como los denlas hombres, con la misma
debilidad, con las mismas pasiones y con la misma
incapacidad ; que este don de conducirse y guiar á los
otros, se adquiere con la educacion


, y con los socorros y
luces de los que le rodean ; y sabe Weishau pt , que tambi en
sabernos que con los mismos socorros y educacion el hijo
de una familia oscura seria muchas veces mejor rey
que muchos soberanos, del mismo modo que puede
ser excelente magistrado y gran general de ejército. Pero
¿ sesigue a caso de esto alguna contradiccion, si las so-
ciedades, estando en la incertidumbre de que sugetos
son mas á propósito para el gobierno, y constándoles
las cábalas y alborotos que acomraiian á las elecciones
de los reyes, evitan estos desastres con las leyes que
rigen los imperios , y hacen hereditarias las coro-
nas? A cuas de que ¿no es una t


ontería el pretexto
que se funda sobre el poder de conducirse á sí mismo?




148 ituTMisMo.


» y aun las besamos, sin tener siquiera valor para esperar el
poderlas romper algun dia y recobrar nuestra libertad,


» no
por la rebelion y violencia, (porque aun no ha


»
llegado el tiempo) sino por el imperio de la razon?


»
Porque esto no se pueda hacer maiiana c desespera-


»
remos de que nunca lo podremos hacer? Dejad que


» los hombres , que alcanzan.
poco , discurran y concluyan


»
rí su modo ; tanto concluyan ellos, que no por eso


»
dejará de obrar la naturaleza. Insta, inexorable á todas


»
sus interesadas pretensiones, adelanta , y nada es capaz


»
de suspender su curso magestuoso. Bien puede ser que


»
muchas cosas no sucedan segun nuestros deseos ; pero


»
todo se restablecerá de por sí : se allanarán ls desi-




gualdades ; y ¿espites de la tempestad sobreven
a


drá la


» calma.
Todo lo que demuestran nuestras objeciones,


»
se reduce á que estamos demasiadoacostumbrados


1. al estado actual de las cosas ; y tambi acen puede ser


» que tengamos demasiado interes,
para convenir en que


»
no es posible llegar á una independencia general...Dejad,


»
pues, que se rían los reidores, y que se burlen los


» burlones.
El que observa y compara lo que ha hecho


»
la naturaleza en otro tiempo y lo que en el dia hace,


»
luego verá que, á pesar de todos nuestros juegos, se


»
dirige ella invariablemente á su objeto. Su marcha


» es insensible al que reflexiona poco; solo la ve el sabio,


»
cuyas miradas penetran la inmensidad de los tiempos.


» Desde la altura de los montes descubre este pais tan


»
distante , cuya existencia ignora la muchedumbre


» réptil de los llanos. »Los grandes medios que Weishaupt presenta á sus
iniciados para conquistar esta tierra de promision, esta
tierra de toda independencia, son disminuir las nece-
sidades de los pueblos é ilustrarlos. Escuchen estas ins-
trucciones los que, no ha mucho tiempo, que ,protegidos


cipíruto NONO. 149
por las leyes, efercian tan pacíficamente una profesion
honrada y lucrativa, y esdichenlas P ri ncipalmente los
que, siendo, no ha mucho tiempo , rivales de la rica
Albion , sobre la inmensidad del Océano, se ven en el
dia tristes y desolados riberaios del Texel, seguidores
imprudentes de una secta desorganizadora , á causa del
odio secreto que ella les ha jurado en sus misterios. A pren-
dan estos á explicar los escombros de Lyon, el pillage
de Burdeos, la ruina de Nantes y de Marsella, la suerte
de tantas ciudades, antes tan florecientes por el comer-
cio, y la de la misma .Arnsterdan ; y en seguida que
den una mirada á los árboles de la igualdad y ¿le la
libertad. Cuando creian que no favorecían los votos
de /a secta contra los nobles, los sacerdotes y los monar-
cas sino para restituir al pueblo sus derechos de libertad
é igualdad , entonces los miraba la secta como que
eran los grandes artífices del despotismo. En efecto ;
entonces la misma secta, en sus misterios, proscribia su
profesion , como que era la que mas arrastraba los pue-
blos á la esclavitud. Entonces tarnbien gerofante ,
profundo jacobino del iluminismo, decia á sus inicia-
dos : « El que quiera someter las naciones al yugo, no


tiene que hacer otra cosa que aumentar unas necesi-
dades que él solo pueda satisfacer... Eríjase en cuerpo
gerárquico la tribu mercantil ; es decir, dad á los


» mercaderes alguna representacion y autoridad en el
gobierno , y con esto habréis creado un poder-, tal
vez el mas temible y despótico. Veréisla hacer la ley
para el universo, y de ella sola podrá ser que dependa
la independencia de una parte del mundo , y la es-
clavitud de la otra parte. Aquel es sellor que puede
suscitar ó preveer, sufocar, debilitar,


satisfacer las
» necesidades. d'Y quien lo puede hacer mejor que los


mercaderes.?» De este- modo, aquellos mismos que
K 3




15o xtumiNismo.
vimos auxiliar con tanto ardor en las ciudades comer-
ciantes de Francia la revolucion del jacobinismo ,
para tener alguna parte en el gobierno, son precisa-
mente los mismos cuya profesion mas teme y detesta
para todo gobierno el profundo jacobinismo. .Aprové-
ehense de esta instruccion (lel iluminismo los comercian-
tes, y no permitan los seduzca una secta que tanto les
aborrece.


El gerofante•, despues de haber enseñado el primer
medio para llevar los pueblos á la independencia, que
debe consistir en disminuir las necesidades , pasa al otro
medio, que es difundir las que él llama luces. .A1 con-
» trario, dice, el que quiere hacer á los hombres libres,
» les enseña á abstenerse de aquellas cosas, cuya adqui-
» sicion no está en su poder. Procura ilustrados, los
» hace audaces y de costumbres fuertes. El que los
» hace templados y sobrios, que les enseña á vivir con
» poco y á contentarse con lo que tienen, es mas
» temible para el trono que los predicadores del regici-
» dio... Si no podeis de una vez comunicar este grado
» de luz á todos los hombres, empezad á lo menos
» con ilustraros á vosotros mismos para volveros mcjo-.
» res. Sosteneos , auxiliaos , apoyaos mutuamente , '
» mentad vuestro número ; á lo menos , vosotros haceos
» independientes, y dejad al tiempo y á la posteridad el
» cuidado de hacer lo demas. Si llegais á ser numerosos
» hasta cierto punto, y si os hallais fortificados con
» vuestra union , no vacilcis ; empezad con haceros po-
» derosos y temibles á los malvados, es decir, tí cuantos
» resisten á nuestros proyectos. Solo con esto ya sois
» bastante numerosos para hablar de fuerza, y solo con
» hablar de esta , los perversos profanos empezarán á
» temblar... Para no sucumbir al número, sabed que
» muchos se vuelven buenos de sí mismos, como vos,


CAP iTyLo NONO.
1.51


» y se alistan á nuestras banderas. Bien presto seréis
» bastante fuertes para atar las manos á los otros, para
» subyugarlos, y para sofocar la maldad en su germen.»
Es decir, segun ya se da á entender, bien presto sofo-
caréis en su mismo principio todas las leyes, todos los
gobiernos y todas las sociedades civiles y políticas, cuya
irstitucion es para el iluminado el verdadero gérmen de
todos los vicios y de todas las desgracias del género
humano. «El medio para que la ilustracion sea general,
» no consiste en extender , á un mismo tiempo, las luces
» por todo el mundo. Empieza primero por tí mismo ;
» vuélvete despues á tu vecino ; vosotros dos ilustrad á
>, un tercero , á un cuarto ; y estos, extendiendo asimismo
» las luces, multiplicarán los lujos de la ilustracion ,
» hasta que el número y la fuerza nos entreguen el po-
» der (1). »


En el ritual de los iluminados, he visto que si el'
gerofante, cansado de estos largos oráculos, quiere
respirar, pueden otros iniciados continuarle, alternando
para instruccion del iniciado (2). Dejemos tambien que
los lectores respiren, pues con lo dicho ya tienen mu-
cho que reflexionar sobre estas instrucciones de Weis-
haupt. No dudo que se preguntarán á sí mismos ¿basta
que punto deberán los pueblos disminuir sus necesida-
des para poder vivir sin leyes ? Fácilmente descubrirán,
que la primera necesidad que se ha de suprimir, sera


(i) Discurso para los pequeños misterios del iluminismo.
(2) En efecto; para que se lea este discurso, se necesitan á lo menos.


dos horas. La pa: tc , cuyo extracto he hecho , se extiende desde la
pág. 44 hasta la 93 , en el tomo 2 de los escritos originales.; y en los


Itimos trabajos che Espartaco y de Filma, desde la pág,. no hasta la 411,.
de un carácter muy pequeño. Aun abreviaré mas lo que se sigue ,.
t.t:adutiendo siempre fielmente los pasages mas notables.


U. 4




15a imumitliszkto.
la de las cosechas y del pan ; porque , mientras haya
campos que cultivar, sera necesario que haya leyes que
protejan á los que los han sembrado, contra los que
pretendiesen coger lo que no han sembrado. Si el giro
que se pretende dar al sofisma les parece malvado , tam-
hien verán que el mismo sofisma es en sí una tontería.


Para poder formar mejor juicio del gerofante, deben
los lectores cotejar esta revolucion , que tenia de ser obra
de la instruccion sola, y que se habia de werilicar sin el
menor sacudimiento y rebelion, con aquel tiempo, que,
dando á los iniciados el número, la fuerza y el poder,
los pondrá en estado de atar las manos al resto de los
hombres , de someterlos y de subyugarlos, siempre que
manifiesten adhesion á aquella, sociedad civil, que la
secta ha jurado destruir.


CAriTi; Lo ní:eimo. 353
11)


CAPITULO X.
Continuacicn del discurso sobre los pequeíios misterios.


del


EL gerofante, en lo que nos falta descubrir sobre
estos pequeños misterios, prosiguiendo sus instruccio-
nes sobre la necesidad de ilustrar á los pueblos á fin
de hacer la grande revolucion, parece que al principio
teme que el iniciado no haya comprendido aun con bas-
tante claridad el verdadero objeto de aquella revolucion,
hácia la cual en adelante se dirigen todas sus instruc-
ciones. « Haced pues , dice aqui el iniciante, que la


instruccion y las luces sean generales. Con esto tam-
» bien liaréis que sea general la mutua seguridad; pues
» la instruccion y la seguridad ya bastan para que sean
» inútiles los príncipes y los gobiernos, porque d á quefin necesitaríamos de ellos?


-» He aqui que con toda
claridad se le manifiesta al iniciado el objeto de la instruc-
, ion que se le encarga diseminar. Enseriar á los pueblos
que se desprendan de los príncipes y de los gobiernos,


de toda ley y de toda sociedad civil, es el grande
ibjeto de sus instrucciones. Pero estas mismas instruc-
ciones sobre que deben versar para que se logre el fine
sobre la moral, y sobre la moral sola, continua el gero-
fante; «porque si la luz es obra de la moral, la luz y
» la seguridad se fortalecen á proporcion que se au-
» merta la moral. POr esto la moral verdadera no es
» otro cosa que el arte de enseñar á los hombres á ha-
• cerse mayores , á sacudir el yugo de la tutela, á ponerse




151 itumnosmo.
» en el estado de su virilidad, y S' desprenderse de los
» principes ó de los gobiernos.


Siempre que oiga el lector á la Secta hablar con
entusiasmo de moral, no se olvide de esta definicion.
Sin esto, todas estas expresiones: hombres de bien, vir-
tuosos, honrados, d maleados, nos serian ininteligibles
cuando las dicen los iniciados. Con esta sola definicion,
ya se entiende que el hombre de bien, segun la secta,
es el que se ocupa en la destruccion de la sociedad
civil, de sus leyes y de sus gefes ; el malvado, segun
la misma secta, es el que se ocupa en la conservacion
de la misma sociedad, de sus leyes y de sus gefes. En
el código iluminado no se halla otra virtud ni otro cri-
men. Temiendo que el iniciado haga presente que es
imposible que el género humano adopte esta doctrina,
el gerofan te , previniendo esta objecion, se exclama:« ¡O!
» no conoce el poder de la razon, los atractivos de la
» virtud , y está muy poco ilustrado el que tiene unas
» ideas tan limitadas de su propia esencia , y de la pa-
» turaleza del género humano.... Si él ó yo podemos
» llegar hasta este punto ¿porque no podrá llegar tam-
» bien otro ? ¡Que! se logra persuadir á los hombres
» á que arrostren la muerte, se les entusiasma con las
» tonterías religiosas y políticas, ¿y sera imposible ha-
» cerles gustar una doctrina, que basta por sí sola a
» conducirlos á la felicidad ? No; no es el hombre tan
» malvado, como lo supone una moral arbitraria. Es
» malvado , porque la religion , el estado y los malos


ejemplos le pervierten. Seria bueno, si se procurase
» hacerle mejor, si hubiese menos interesados en hacerle
» perverso para apuntalar su poder sobre la maldad»


Pensemos de la• naturaleza humana con mas nobleza;
« trabajemos con valor; no nos asusten las dificultades;


procuremos que nuestros principios lleguen á ser la


CAPÍTULO nílcimo.
155


opinicn y regla de las costumbres ; y, en fin , hagamos
suelto» de la razon religion de los hombres, y está r esue


» el problema. » Esta exhortacion urgente excita-en cierta
manera al lector á que resuelva un otro p roblema. Su-
pongo. que aun no ha olvidado aquellos altares, aquel
culto y aquellas fiestas de la Razon, de las cuales la
revolucion francesa ha dado al mundo el primer espec-
táculo ; en vano seria ya preguntar de que caverna salió
esta deidad...


Aqui el iniciado aprende tamhien á resolver lo que.
hasta este momento habia podido serle problemático ,
en todo el tiempo que han durado aquellas largas prue-
bas que han precedido á su iniciacion. «Siendo, pues,.
» tal la fuerza de la moral y de la moral sola , le dice
» el gerofante , porque ella sola puede hacer la grande
» revolucion que debe restituir la libertad al género
» humano, y abolir el imperio de la impostura , de la
» supersticion y de los déspotas, debes ya concebir el
» motivo porque, desde su entrada á nuestra orden „
» imponemos á nuestros discípulos una obligacion tan
» estrecha, como es, estudiar la moral, porque apren-
» dan á conocerse á sí mismos y á los otros. Ya descu-
» bres que, si permitirnos á cada novicio que nos traiga
» á su amigo, es para formar una legion llamada, con
» mas justicia que la de Tebas, santa é invencible; por-
» que aqui un amigo , llenando las filas al lacio de otro
» amigo, combaten ambos para restituir al génem humano
» sus derechos, su libertad :y su primitiva independencia.
» La moral que ha de obrar este prodigio, no es una
» moral de vanas sutilezas. No es aquella moral que ,
» degradando al hombre, le hace indiferente para los
» bienes de este mundo, le prohibe el goce ele los
» placeres inocentes de la vida , y le inspira odio á sus
» hermanos. Tampoco es la que favorece los intereses




156 iLtvmusismo.
» de sus doctores; que prescribe las persecuciones y la
» intolerancia, que se opone á la razon ; que prohibe
» el desaogo prudente de las pasiones ; que nos da por
» virtudes la inaccion , la ociosidad , y la profusion de
» bienes á los perezosos. Y, principalmente, no es ._;!tiella
»


que viene á atormentar al /nombre, ya bastante desgra-
»


ciado, y le precipita en la pusilanimidad y en la Beses-
»


pe•acion á causa del temor de un infierno y de sus
» demonios. Al contrario , es una moral desconocida en
» este tiempo, en nada alterada por el eg, oismo , ni so-
» brecargada con principios extraños, porque es una
» doctrina divina, tal como la enseñó Jesus á sus dis-
» cípulos , y cuyo verdadero sentido les explicaba en
» sus discursos secretos. »


Esta transicion lleva á Weishaupt á la manifestamon
de un misterio ele iniquidad , al cual le hemos visto
que iba preparando de lejos á sus iluminados mayores,
y principalmente á sus iluminados caballeros escoceses.
Para la intelligencia de este misterio , acordémonos del
modo como sus hermanos insinuantes y sus maestros
empiezan por jurar á su candidato, á su novicio y al
académico minerval, que en todas las logias ele su ilu-
minismo no se trata de algun objeto contrario á la
religion ó á los gobiernos. Todas estas promesas, poco
á poco, se pierden de vista, y los discípulos han tenido
bastante tiempo para acostumbrarse á las declamaciones
contra los sacerdotes y los reyes. Ya se les ha insinuado
que el Cristianismo del clic nada es menos que la religion
que fundó Jesucristo ; y aun no ha llegado el tiempo
de contar al mismo Jesucristo entre los impostores ,
porque su nombre y sus virtudes aun podian infundir
veneración á ciertos iniciados. Los hay, ó á lo menos
los puede haber, á quienes irritase el torpe ateísmo ,
y para estos Weishaupt vuelve aqui á hablar de Jesu-,


CiP1TULO niiermo. 157
cristo. En el grado precedente, se contentó con decir
que se habia alterado la doctrina religiosa de este divino
maestro , y aun no habia dicho cual era la revolucion
política que pretendia apoyar sobre el Evangelio. Pero
aqui el execrable sofista hace del Dios de los cristianos,
lo mismo que hizo despues el famoso Fauchet en las
cátedras de la revolucion ; pues aqui Weishaupt hace á
Jesucristo padre de los jacobinos, ó para decirlo en el
idioma de la revolucion, padre y doctor de los sans-culotes.
Para que se descubra toda la astucia y perversidad me-
ditada de este abominable artificio, léanse en primer
lugar las confidencias del iniciado, que se encargó de
redactar el código de Weishaupt.


Knigge , como su monstruoso fundador, descubre,


por una parte , hombres que detestan toda revelacion ,
y por otra, aun entre los discípulos del iluminismo ,
descubre otros que necesitan de una religion revelada
para fijar sus ideas. Sobre esto pasa á explicarse con
el iniciado Zwach , y le escribe de este modo : « Para
» reunir y poner en accion, y hacer que concurran á
» nuestro objeto aquellas dos clases de hombres, era
» preciso hallar una explicacion del Cristianismo, que
» redujese á razon a los supersticiosos, y que enseñase
» á nuestros sabios mas libres á no desechar la cosa á
» causa del abuso. Este secreto debia ser el de la franc-
» mazonería para conducirnos á nuestro objeto. Entre-
» tanto se aumenta el despotismo : pero tambien se
» aumenta el espíritu de libertad. Era pues preciso reu-
, nír los dos extremos. Por eso volvernos á decir aqui


que Jesus no ha establecido una nueva religion, sino
» que solo ha querido restablecer en sus derechos la
• rcligion natural ; que, dando al mundo un como lazo y
» nudo general, extendiendo las luces y la sabiduría de
» su moral, y, disipando las preocupaciones, fue su jalen-




158


»
cion enseiíar á gobernarnos á nosotros mismos, y


res-


» tablecer,
, sin los medios violentos de las revoluciones,


»
la libertad d igualdad entre los hombres.


Para esto


a solo se necesitaba citar varios textos de la escritura y


a darles explicaciones
verdaderas d falsas, no importa,


»
con tal que todos hallen en la doctrina de Jesus un


» sentido que
esté acorde con la razon. Añadimos, que


a
esta religion tan sencilla se desnaturalizó despues:


»


pero que se conservó por la disciplina del secreto , y


>. que nos ha sido trasmitida por la franz-mazonería.
Espartaco (Weishaupt) ha reunido al intento mu-


» chas datos; yo be añadido los mios en las instrucciones
para estos dos grados... De este modo ven nuestras


»
gentes, que solo nosotros tenemos el verdadero Cris-


» tianismo , y
ya solo nos falta añadir algunas expre-


»
siones contra el clero y los príncipes. Ya lo he dispuesto


»
tan bien , que estoy en estado de dar estos grados


a á los Papas y
tí los Reyes : pero con tal que hubiesen


»
pasado por nuestras pruebas. En los -últimos mis-


»
terios, tendremos , al principio, que manifestar á los


iniciados este piadoso engaño ,
para demostrarles en


» seguida por los escritos
el origen de todas las mentiras


» religiosas,
su conesion ó sus mutuas relaciones, y con-


»
cluimos refiriendo la historia de nuestra orden (1).»
Si la indignacion que excita este, que se llama


pia-


doso engaño,
permite al lector oir lo que falta de las


lecciones que el gerofante iluminado da á sus iniciados,
volvamos á entrar en la caverna de los oráculos, que
dicta el triple ingenio de la impiedad, de la hipocresía
y de la anarquía. «Nuestro grande y siempre célebre


(a) Escritos originales, tomo a. Carta de Filon Irrigge á Cato»


Zwaeh , pág. zoll y siguientes.


CAPÍTVLO Dí:C1110. 159
a maestro Jesucristo de Nazareth , dice el gerofante,
» apareció en un siglo en que la corrupcion era gene-
» ral en medio de un pueblo que sentia vivamente y
» desde un tiempo inmemorial el yugo de la esclavi-


tud (e) , y que esperaba al libertador que habian anun-
» ciado sus profetas.... Vino Jcsus á enselar la doctrina
» de la razon , y, para hacerla mas eficaz, la erigió en
» religion y se valió de las tradiciones recibidas por los


judíos. Enlazó prudentemente su escuela con su reli-
» gion y usos, y se valió de estos para encubrir la
» esencia é interior de su doctrina. Sus primeros dis-
» cípulos no fueron sabios , pero eran hombres sencillos
» que escogió de la última clase del pueblo, para ma-
» nifestar que su doctrina era para todos, sujeta á los.
» alcances de todos, y que la inteligencia de las verdades
» de la razon no era un privilegio reservado á los gran-
» des. Enscaó, no solamente á los judíos sino á todo
D el género humano, el modo de llegar á su libertad
a por la observancia de sus preceptos. Sostuvo su coc-
a trina con una vida la mas inocente, y la selló con
» su sangre. Sus preceptos para la salud del mundo
» son , el amor á Dios, y el amor al próximo ; nada
D mas exige.... Ninguno como él ha restablecido y con-
» solidado el enlace de la sociedad humana en sus ver-


(a) He aqui el modo como presentan la historia á los iniciados.
Que ! ¿Eran los judíos esclavos desde un tiempo inmemorial ?....


¿ Acaso esta nacion redncia su historia á los tiempos de su cauti-
vidad ?.,..¿Habia acaso olvidado la libertad y los triunfos de que ha-
bía gozado y que habla alcanzado en los tiempos de Josué, de David,
de Salomon y de otros reyes? ¿ Acaso , cuando vino Jesucristo y
estaba sometida á los Romanos , lo estaba desde su cautividad
babilónico? El iniciarlo solo ove hablar de esta cautividad y de las
varias épocas en que Dios castigó á la nacion judía, sometiéndola por
algun tiempo á sus enemigos , y con esto ya no descubre otra cosa
sino cautividad en su historia.




ILUMINISMO.
s6o
» daderos límites... Ninguno se ha hecho tan inteligible


de todos sus oyentes, ni ha ocultado con tanta pru_
» dencia el sentido sublime de su doctrina. Y ninguno,
» en ,fin , ha facilitado el camino á la libertad como


nuestro gran maestro Jesus de Nazareth. Es verdad que
a ocultó, absolutamente en un todo, aquel sentido sublime
»


y aquellas consecuencias naturales de su doctrina ;
» pero tenia otra secreta, como lo vemos en muchos
» lugares del Evangelio. »


Cuando Weishaupt escribia esta historia del Mesias,
ya se burlaba anticipadamente del iniciado que se deja-
ria engallar con este tono hipócrita. En cuanto á los
otros , ya sabia que estaban dispuestos á prevenir sus
explicaciones, ó á lo menos á complacerse en ellas. De aqui
se origina la desvergüenza con que aqui trastorna todo
el Evangelio. Al principio, para descubrir aquella escuela
secreta, cuyas verdades solo debian saber los iniciados,
cita estas palabras de Jesucristo : A vosotros se os ha
concedido conocer los misterios del reino de los cielos ;
á los otros solamente en parábolas : pero se guarda muy
bien de hacer mencion de aquel precepto : Lo que os
digo en secreto , lo publicaréis sobre los tejados. Después
de aquel texto pasa á este otro : Sabeis que los príncipes
de este mundo desean dominar ; no ha de ser asi con vo-
sotros ; el que es mayor, hágase el mas pequerío . De
este precepto y de todos los consejos de la humildad
cristiana hace otros tantos preceptos de una igualdad
desorganizadora , enemiga de la superioridad de todos
los tronos y magistrados : pero se guarda muy bien de
recordar las instrucciones de Jesucristo y de sus Apósto-
les, repetidas con tanta frecuencia, en cuanto al deber
de dar al Cesar lo que es dei Cesar, de pagar el tributo,
de reconocer la autoridad del mismo Dios en ..los ma-
gistrados y en las leyes. Si Jesucristo ha predicado el


CAPÍTULO Dlcimo.
I6t


amor fraternal , Wreishaupt descubre en este precepto el
amor de su igualdad. Si Jesucristo exhorta sus discípulos
al desprecio de las riquezas, Weishaup t


pretende que eldivino maestro lo hace para priparar el mundo á aquella
comunidad de todos los bienes, que suprime toda propie
dad. La conclusion de todas estas explicaciones impías é
irrisorias y de otras muchas del mismo género , está con-
cebida en estos términos:


« Si el objeto secreto de Jesus, que se ha conservado por
» la disciplina arcana (le sus misterios, y se ha hecho evi-
» dente por la conducta y discursos de este divino maestro,
» era restituir á los hombres su igualdad y libertad ori-
n ginales , abriéndoles los caminos, ¿cuantas cosas, que
▪parecian contradictorias y no inteligibles, se hacen cla-
» ras y naturales ? Ahora se concibe en que sentido ha
» sido Jesus el salvador y libertador del mundo. Ahora
» se explica la doctrina del pecado original, de la caída
» del hombre y de su restablecimiento. Ahora se concibe


que cosa es el estado de pura naturaleza, de la natura-
» tez a calda ó corrompida, y el reino de la gracia. Los


hombres ,abandonando el estado de su libertad original,
): salieron del estado de naturaleza , y perdieron su digni-
» dad. En sus sociedades, bajo sus gobiernos, ya no viven


pues en el estado de la naturaleza pura, sino en él de la
» naturaleza decaida y corrompida. Si la nzoderacion de
» sus pasiones y la diminucion de sus necesidades los res-
» tituyen á su primera dignidad, he aqui lo que constituí»


rá su redencion y el estado de la gracia. Aqui los con-
. duce la moral de Jesus. Cuando esta doctrina se haya


hecho general, se establecerá, en fin, sobre la tierra cl
• reino 'de los buenos y de . los escogidos. »


Este lenguage no es enigmático; habiéndose revelado
los misterios que contiene, ya no le queda mas que sa-
ber al iniciado, sino como la revolucion que ellos anun-


Tomo III.




162
cian sé ha hecho el objeto de las sociedades secretas, y
que ventajas sacan estas mismas sociedades de su miste-
riosa existencia. Para instruccion del iniciado, el gero-
fante vuelve aqui á subir al origen de la franc-mazone-
ría ; dice que ella ha sido la primera escuela deposita-
ria de la verdadera doctrina; recorre sus geroglificos y
adopta la explicacion de su sistema. La piedra bruta de
los mazones es para él el símbolo del primer estado del
hombre salvage „pero libre. La piedra quebrada es el esta-
do de la naturaleza degradada, de los hombres en socie-
dad civil, que ya no componen una misma , sino
que estan divididos segun su patria, sus gobiernos y sus
religiones. La piedra pulida representa el hombre restituido
á su primera dignidad y á su independencia. Pero la tila-
zonería , no solo ha perdido sus explicaciones, sino que
el orador iluminado llega á decir, que los franc-mazones;
del mismo modo que los sacerdotes y los geles de los pue-
blos, han desterrado del inundo la razon., y la tierra se
halla por ellos inundada de tiranos , de impostores, de
espectros, de cadáveres y de hombres semejantes á las bes-,
tias feroces.


El lector, á quien podria admirar este cuadro de la
franc-mazonería, trazado por el gerofante iluminado ,
no debe olvidar el odio que Weishaupt juró á todas las
escuelas que conservaban el nombre ele una divinidad,
cualquiera que fuese. El Jehova, ó el grande arquitecto de
las timones ; el doble dios de los Rosa-Cruces en la gran-
de obra mágica , son aun en las tras-lógias un tal cual
resto de teosofía. Por reservado que se manifieste aqui
el gerofante sobre el ateismo, sin embargo el iniciado
debe prever que , llegando al grado mas elevado de los
misterios, el grande arquitecto y el doble dios serán tan
poco respetados como el Dios de los cristianos. De aqui
se originan las declamaciones de Weishaupt contra todos


cAríTuio DÉCIMO. 165'
aquellos espíritus y apariciones, y contra todas las super s.;
ticiones de la franc-mazonería ; y de aqui tambien el lle-
nar de maldiciones á los franc-mazones teósofos, del mis-
mo modo que á los sacerdotes y á los tiranos.


Bien se deja ver que Weishaupt sostiene que la ver-
dadera frane-mazonería, y el imaginario verdadero cris-
tianismo solo se hallan en su iluminismo. l'oró añadé
el gerofante, volviéndose al iniciado, no creas que sea
esta la sola ventaja que nosotros y todo el universo saca.:
»zos de nuestra misteriosa asociacion. Convendría que los
magistrados, los gefes de los pueblos, y aun iodos los
hombres que conservan un verdadero deseo ele que se
conserven las leyes, los imperios y la sociedad civil, lean
y mediten aquellas otras ventajas que Weishaupt va á
relatar por la boca de sus iniciantes. La instruccion es
muy importante. Cualesquiera que scais, ciudadanos luan.;
nidos, con el nombré de mazones, de rosa-cruces , de
mopsos, de rajadores, Ó de caballeros, que estimais los
misterios de las lógias, no digais de mí que exagero peli-
gros quiméricos. Yo no doy estas instrucciones; las da
el hombre famoso, quien mejor que otro ha conocido
vuestras juntas y el partido que de ellas pueden sacar
unos conspiradores astutos y contumaces. Leed, y decid-
nos despues, ¿que estimais mas, los placeres que os pro-
porcionan vuestras lógias, ó los peligros ele la patria ?
Leed, y si aun estimais el nombré de ciudadano, decid,
¿os acomoda que se halle vuestro nombre en la lista de
las juntas secretas? No creo, que hayais conocido sus
peligros ; pero el conspirador mas monstruoso pasa á
descubrirlos y á manifestar sus ventajas. Asi continua


a Estas sociedades misteriosas, aun cuando no lleguen
á conseguir nuestro objeto, nos preparan los camines.


» Ellas dan á la cosa un nuevo interes, y manifiestan ptin.
» tos de vista hasta ahora desconocidos. Despiertan el


L 2




164 Itunutzisnto.
» ingenio de la invencion y la esperanza de los hombres;
» los vuelven mas indiferentes sobre el interes de los go-
» biernos ; reunen con un lazo coman á hombres de di-
» versas naciones y religiones; quitan á la iglesia y á los
» estados las mejores y mas laboriosas cabezas, y hacen
» que se reunan unos hombres que sin ellas nunca se
» habrian conocido. Con esto solo ya minan y socavan


»
los fundamentos de los estados, aun cuando no tuviesen


» tal-intencion , y hacen que se magullen y choquen unos
» con otros. Hacen conocer á los hombres el poder de
» las fuerzas unirlas; les manifiestan la imperfeccion de
»


sus constituciones, sin exponernos á las sospechas de
» nuestros enemigos, tales corno los magistrados y gobier-
» nos públicos. Ellas encubren nuestra marcha, nosfci-
» litan recibir en nuestro seno é incorporar á nuestros pro-
» yectos, despeas de las pruebas correspondientes, á los 9.
» mejores sugetos, y á hombres de quienes tanto tiempo
» se ha abusado, y que anhelan porque se consiga ¿fin.
» Con estos ellas debilitan al enemigo, aun cuando no
» lleguen á triunfar ; á lo menos disminuyen el ruímero y
» zelo de sus defensores ; dividen sus tropas para ocultar
» el ataque. A proporcion que estas juntas secretas, que
» se han formado en los estados, aumentan en fuerza y
» prudencia á costa de la sociedad civil, esta se debilita,
» é insensiblemente debe caer.


» A mas de que, nuestra sociedad ha nacido , y debia
70


natural y esencialmente nacer de estos mismos gobier-
» nos, cuyos vicios han hecho necesaria nuestra union.
» No tenemos otro objeto que aquel mejor orden de co-
» sas para el cual trabajamos incesantemente; de lo que
a se sigue, que todos los esfuerzos de los príncipes para
» impedir nuestros progresos, serán del todo inátiles. Esta
» chispa puede estar aun mucho tiempo oculta bajo la
» ceniza; pero el dia del incendio es cierto que llegará,


1


CAPiTVLO »Lcimo.
165


» porque la naturaleza se cansa de jugar siempre el mis-
» mo juego. Cuanto mas se aumenta el peso del yugo
» de la opresion, tanto mas los hombres desean sacudirle,
» y tanto mas tambien se ha de extender la l ibertad que
» ellos buscan. Ya se ha sembrado la semilla de la cual
» ha de nacer un nuevo mundo ; sus raíces se extienden;
» ya se han fortificado y propagado demasiado , para que
» no llegue el tiempo de los frutos. Puede que aun sea
» necesario esperar miles y miles de anos; pero tarde ó
» temprano la naturaleza consumará su obra; ella resti-
• tuirá al género humano aquella dignidad, que desde el
» principio fue su destino »


Ya lo ha visto el lector : los mismos conspiradores
han dicho mas de lo que yo me atreveria á presagiar sobre
la naturaleza y los peligros á que se exponen los estados,
tolerando estas juntas. No quiero insistir mas ; solamen-
te observo el artificio con que el gerofante iluminado
busca el aquietar la conciencia de los iniciados, á los cua-
les aun podrian alarmar estas predicciones. A pesar de
lo que lra dicho de aquel tiempo, en que el iluminismo.
sabrá atar las manos y salqugar; y á pesar de toda la
actividad que procura inspirar para acelerar la ruina de
todos los gobiernos, no por eso deja de concluir su dis-
curso con aquellos giros, que la malvada hipocresía su-
giere cuando lo juzga necesario.


a Aqui nos hallamos, dice, los que somos observado-
» res é instrumentos de estas operaciones ele la natura-
» loza. No queremos apresurar sus resultados. Ilustrar á
» los hombres, enmendar sus costumbres, é inspirarles la
» beneficencia , he aqui todos nuestros medios. Bien se-
» guros de un éxito infalible, nos abstenemos de todo
» sacudimiento violento. Basta para nuestra felicidad ha-


ber visto de lejos la de nuestra posteridad, y echado los
fundamentos por medios que no se pueden tachar. La


L 5




,G3 weimismo.
paz de nuestra conciencia no se altera con la recen-


» vencion de que trabajamos en la ruina , caida , y tras-
» torno de los estados y de los tronos. Esta reconvencion
» que se nos hace es tan infundada, ponlo lo seria la que
»hiciérase á un hombre de estado, á quien se acusara


de haber causado la pérdida de su pais, por haber pre-
visto que su pérdida era infalible y sin recurso. Como


» observadores continuos de la naturaleza, seguirnos y ad-
» miramos su curso magestuoso; y, llenos del noble orgu-
» Po que nos inspira nuestro origen, nos felicitamos de
» ser hijos de hombres y de Dios.


» Pero cuidado, y observa bien lo que te digo ; ro
» violentamos las opiniones , ni te hacernos fuerza para
» que te sometas á nuestra doctrina. No te adhieras á
» nadie, sino á la verdad reconocida. Como hombre libre,
» usa de tu derecho primitivo ; busca , duda y examina:.
» si tá sabes, ó hallas en otra parte alguna cosa mejor,


coniunícanos tus descubrimientos, asi como te hemos
» comunicado los nuestros. No nos avergonzamos de los
» límites de nuestro ser. Sabemos que somos hombres;
» repito , que lo sabernos, y por lo mismo sabemos tam,
» bien, cual es la disposicioo de la naturaleza y cuales
» los alcances del hombre, que no es capaz de acertar
» de una vez lo mejor. No puede adelantar sino por
» grados. Llegaremos á ser hijos de la sabiduría y padres
»'de una posteridad aun mas sabia, si nos instruimos con


nuestros defectos y nos aprovecharnos de las luces que
» adquirieron nuestros padres. Si crees que has encone.
» tracto la verdad en nuestra doctrina, recíbela toda en-
» tera. Si ves que se ha mezclado algun error, no por
» esto deja la verdad de ser preciosa. Si aqui nada te ha
» gustado , deséel-do todo sin temor, y ten presente que,
» á lo menos, para muchas cosas, creemos tener necesi-


dad de ulteriores investigaciones y de un nuevo examen.


cariruto ní:creo .
107


» ¿Te parece que hay cosas dignas de aprecio, y otras
» de desprecio? Escoge pues lo que te parece bueno. Si
» eres acaso un mortal mas ilustrado, lo eres porque has
» descubierto la verdad en donde estaba oculta. Cuanto
» mayor es el esmero con que procuramos que nuestros


discípulos se hagan sabios, tanto mas elogios merece-
» remos de tu parte. »


Asi concluye el discurso del gerofante. El iniciado que
há podido oirle sin estremecerse, ya puede creer que
es digno dcl nuevo sacerdocio. Antes cle recibir la sacrí-
lega uncion , se le conduce al vestíbulo. Alli le revisten
un alba, y le ciñen un cíngulo ancho de seda encar-
nada ; con una cinta del mismo color, que pasa desde
las muñecas hasta el interior de los codos, le bajan y
atan las mangas.-- Describo este trage del sacerdocio
minado del modo que se lee en los Nuevos trabajos de
Espartaco y de »ton al fin de este grado, porque es pre-
cisamente el mismo de que usó, en tiempo de la revo-
lucion francesa, aquel histrion , que, desafiando á Dios
é insultándole, dijo : No, tá no existes. Si eres dueño del
rayo , tómale pues, y arrójale sobre a que te, desafía á
presencia de tus altares. Pero no , yo te. blasfemo , v aun
respiro. Luego tá no existes (*). Bajo este mismo estilo y
para disponerle á las mismas blasfemias, llaman al epopta
ó nuevo sacerdote á. la sala de los misterios. Un her-
mano le sale al encuentro , y no le permite adelantarse
hasta dcspucs de haberle dicho : han enviado para
saber si Itabeis entendido bien el discurso que se os ha lei-
do;... si teneis algunas dudas sobre la doctrina que con-
tiene;... si vuestro corazon está penetrado de la santi-
dad de nuest, os principios ;... si os sentís COrt vocacion,


(*) Este es aquel mismo Listrien cle la nota (**) pág. 3g y 4o del.
primero.


L 4.


,41




16S IL ii\1CSI5 ?S 0.
fuerza de espirito, buena voluntad y total desinterés, co-
mo se requieren, para poner la mano á esta grande obra;„,
si estais dispuesto al sacrificio de vuestra voluntad, y á
dejares guiar por nuestros excelentísimos superiores. —
Quiero ahorrar al lector el disgusto que le causaría la
impiedad de la ceremonia que se sigue á las respues-
tas del iniciado. El rito del grado precedente ha Sido un
remedo irrisorio de la Eucaristía; este es un atroz escar-
nio de la uncion sacerdotal,— Se levanta un velo , y se
descubre un crucifijo y una Biblia sobre un altar; y so-
bre un atril el ritual de la orden; á un lado un incen-
sario , y una redomita llena de aceite. El dean , que
:hace las funcionas de obispo , está rodeado de acólitos.
Dice algunas oraciones sobre el iniciado , le bendice, le
corta algunos cabellos de lo mas alto de la cabeza, le
reviste los ornamentos sacerdotales, diciendo oraciones
en el sentido de la secta. La fórmula cuando le pone
el bonete es esta : Cúbrete con este bonete; vale mas que
la corona de los reyes. De esta fórmula usaron los jaco-
binos con su gorro encarnado. En lugar de la comunion,
da el dean al iniciado un panal de miel y un poco de
leche, diciendo : He aqui lo que la naturaleza da al hom-
bre. Considera, que feliz seria aun , si el gusto de las
superfluidades, quitándole el de un sustento tan sencillo,
no hubiese multiplicado sus necesidades, y envenenado el
bálsamo de la vida.


Cuanto ha precedido, explica con bastante claridad el
sentido de estas palabras. Se concluye la ceremonia, en-
tregando al nuevo Epopta la parte del código propia de
su grado. Diré sobre este lo que es necesario saber, cuan-
do, despues del grado de regente y t'espites de los gran-
des misterios, será preciso tratar del gobierno del ilu-
minismo.


CÁríTrito tiNDLcitd o. 169
•n


•••••


N/% van...v..,


CAPITULO XL
PARTE OCTAVA DEL CÓDIGO ILUMINADO. Ea REGENTE Ó


PRÍNCIPE ILUMINADO.


• prudencia la libertad de pensar y de obrar; cuando sabe
» clon política de la orden , esto es, cuando une á la


n combinar las precauciones con el atrevimiento, la lir-


a bastante por su habilidad para tener parte en la duce-
«Cuawno alguno de nuestros Epopus se distingue lo


Calidades requisitas para este grado.


» meza con la docilidad, la lealtad con la sencillez, la
destreza con la hombría de bien , la singularidad con
el orden, la superioridad de espíritu con la seriedad
y dignidad de modales; cuando sabe hablar y callar
segun lo exijan las circunstancias, obedecer y mandar;
cuando haya sabido conciliarse el amor y estima de
sus conciudadanos, y al mismo tiempó hacerse temi-
ble á ellos; cuando su corazon se ha entregado del
todo á los intereses de nuestra sociedad , y que tienea
sin cesar á la vista el bien comun del universo , en-
tonces, entonces solamente debe el superior de la pro-
vincia proponerle al inspector nacional , como sugeto
digno de ser admitido al grado de mente. »
Estas son las calidades que exige la secta para elevar


los hermanos á esta dignidad, á la que su código llama
ya Regente, ya Príncipe, iluminado. A lo menos, estas son
las que he hallado que requiere desde el preámbulo ele
las reglas de la secta sobre este grado. «Aqui, afiade el
• código, se han do observar tres cosas esenciales. La




15.° itustnsismo.


»
primera , que es necesario ser siempre extremadamente




reservado sobre este grado. La segunda, que los suge .


» tos que hayan de ser elevado
s
á este grado, sean, mien-


» tras sea posible,
hombres libres (5 independient es de todo


» príncipe.
Y la tercera, que sean sobre todo del número


»
de aquellos hermanos que han manifestado frecuente-


mente que
estila descontentos de la constitucion coman,


» 6 del estado actual del género humano ; que suspiran


»
por un otro modo de gobernar al mundo , y á quienes


»
los avisos que se les dieron en el grado de sacerdote,


»
han enfervorecido el alma con la esperanza de un me-


» jor orden de cosas. n


Precauciones y preguntas preliminares


Cuando se proponga algun sugeto que tenga todas es-
tas ventajas , debe el inspector nacional rever con cuida-
do en los archivos todos los actos relativos al candidato,
á su conducta y á su carácter ; debe examina r


las respues-


tas que haya dado á las diversas preguntas que se le han
hecho, y en que ha manifestado su costado fuerte ó
débil. Segun el resultado de este examen , debe el ins-
pector proponerle de nuevo algunas de aquellas pregun-
tas sobre las cuales no se haya cl candidato explicado
con bastante claridad. Sirvan dc ejemplo las siguien-
tes (t)


1.1
« ¿Pcnsais que sea vituperable una sociedad , que


»
mientras espera que la naturaleza haya madurado sus


»
grandes revoluciones, se pusiese en una situacion opor-


»
tuna para poner á los monarcas del mundo fuera de


»
estado de hacer mal, aun cuando lo quisiesen hacer? Una


»
sociedad, cuyo poder invisible impidiese que losgobie


r-


(r) Instrucciones para conferir el grado de
Ilcgente núm. u 3


nuevos trabajos de ESpartitCP y de Filon.


CAPITULO 1.7NPUTMO.
35'1


» nos abusasen desu fuerza?Seria imposible que, mediante
» esta sociedad , cada estado se volviese un estado en el
» estado , status in statu? y) Es decir ¿ seria imposible que
los geles de los estados fuesen gobernados invisiblemente
por esta sociedad, de modo que ellos no fuesen mas
que ministros é instrumentos de esta sociedad en el go-
bierno de sus estados?


2.2
« Si se nos objetase el abuso que una sociedad co-


l) mo esta podria hacer de su fuerza , ¿ no os parece, que
a está demostrado que esta objecion es injusta y que está
» bastante refutada por las consideraciones siguientes ?
» ¿Los gobiernos actuales de los pueblos no abusan cada
» dia de su poder? y no se guarda silencio sobre este
» abuso ? Este poder en sus manos ¿está tan seguro en
»_ el dia como lo estará en las de los iniciados que con
» tanto cuidado formamos? Pues si puede haber un go-
» 'tierno incapaz de hacer darlo ¿ no será el de nuestra
» orden, apoyado, como lo está, en la moralidad, en la
» providencia, sabiduría , libertad y virtud?


3." « Aun cuando esta especie de gobierno moral uni-
» versal fuese una quimera ¿no valdria á lo menos la
» pena de hacer de él un ensayo?


« El hombre mas escéptico, ó el que menos confin.
» ¿no tendria un garante suficiente contra todo abuso de
» poder de parte de nuestra sociedad, con solo la liber-
» tad de dejarla cuando quiera ; en la felicidad de
» tener superiores aprobados, en parte desconocidos los
» unos de los otros, y por lo mismo fuera de estallo de
» combinar entre sí traiciones del bien general; supe-
» riores, á quienes el temor de los gefcs actuales de di-
» versos imperios impediria por otra parte hacer algun
» mal, ó desear hacer darlo?


S.' « ¿llabria aun otros medios secretos para evitar




CAPÍTULO 1: N 1 Eclmo.


123
puesto á las lecciones del iluminismo, y que entiende
el verdadero sentido de todas estas preguntas, y que fue
bien escogido de entre los mismos escogidos para que
ya no se subleve, sabe cuales deben ser sus respuestas
para obtener este nuevo grado. Si aun le quedan algu-
nas dudas, las ceremonias de su instalado)) son mas que
suficientes para disiparlas. Ninguna hay de estas cere-
monias que sea como aquellas que á Wcishaupt le pare-
cieron insignificantes ó teosóficas. Aqui casi todo es suyo,
y por lo mismo fácilmente se descubre su genio desor-
ganizador y todo su odio á la autoridad , y el motivo
porque, cuando se las comunicó á su confidente Zwach,
dijo , que eran infinitamente mas importantes que las del
grado anterior (r).


inauguracion del príncipe iluminado .


Luego que se ha resuelto la admision del iniciado,
se le hace saber «que, habiendo de ser en adelante depo-


sitario de diversos papeles de la orden , mucho mas
• importantes que los que hasta al presente se le han


confiado, es preciso que la orden quede asegurada con
a las mayores precauciones. Es preciso que haga su tes-
»


-lamento y que en él exprese bien y con toda especiali-
» dad sus Ultimas voluntades sobre los papeles secretos
• que se podrian hallar en su poder, si la muerte le sor-
» prendiese. Tambien es preciso que tome de su faini-
» lía, ó del magistrado páblico una certificador) de la
» declaracion que haya hecho sobre está parte de su tes-
• tamento. Y en fin tambien es preciso que reciba por
• escrito la promesa de que se cumplirán sus intencio-
» nes (2). »


(i) Escritos originales tomo z carta 24 de Weishaupt á Catan.
(a) Instruceion para conferir este grado , núm. 5.


15-a, 11,1m-sismo.


»
los abusos de la autoridad que nuestra orden da á


»
nuestros superiores? Cuales son estos medios?
6.' « suponiendo por ahora el despotismo, ¿seria este


»
daiioso en unos hombres que, desde el primer paso


»
que dimos en la orden , solo nos predican instruc-


»
cion , libertad y virtud? Este despotismo no eesaria


» de ser sospechos o
, por la sola razon que los gefes


» que t
uviesen proyectos daiíosos, se hallaria que han co-


»
menzado por disponer una máquina en todo opuesta


7, á su objeto (I)? »
Para saber el fin á que se dirigen todas estas


al;


tas , 310
olvidemos lo que entiende la secta por libertad


y felicidad general; acordémonos principalmente de esta
ik


instruccion que ya han dado á los iniciados. La moral


es
el arte de enseñar á. los hombres á sacudir el yugo


de su minoridad, y á gobernarse,
á si mismos, despren-


diéndose de los pi incipes o de los gobiernos.
habiendo


una vez concebido esta leccion , el espíritu mas limitado,
á pesar de toda la astucia de estas preguntas, fácilmente
ve que todas se reducen á esta : ¿seria por ventura da-
flosa la secta que, so pretexto de impedir que los geles
de los pueblos, los reyes, los ministros y los magistra-
dos daiien á los mismos pueblos, empezase por apode-
rarse del espirita de todos los que rodean á los reyes,
á los magistrados y á sus ministros, ó procurase escla-
vizar por un poder invisible todos los consejos y todos
los agentes de la publica autoridad, para restituir á los
hombres los pretendidos derechos de su mayoría ,,para
enseSar á cada uno á desprenderse de los príncipes y
gobernarse á sí mismo, es decir para destruir á todo rey,
a todo ministro, á toda ley, á todo magistrado y á toda
autoridad pública? El iniciado, ya tanto tiempo antes dis-


(i) Alli mismo.




Habiéndose tornado esta precaucion y fijado el dia dé
la instalacion , introducen al candidato en una antesala
colgada de negro. Todo el adorno de esta sala consiste
en el esqueleto de un hombre colocado sobre dos gra-
das : á los pies de este esqueleto hay una corona y una
espada. Lo primero que aqui se hace es pedirle al ini-
ciado la deciaracion escrita de sus últimas disposiciones
por lo relativo á


promesa


los papeles que le serán confiados y


la p
jurídica de que serán Cumplidas sus inten-


ciones. Despues de esto le aprisionan las manos con cade-
nas, lo mismo que á un esclavo , (a) y le dejan para que
haga sus meditaciones : el provincial de la orden que
aqui hace las funciones de iniciante, está solo , y sentado
sobre un trono en el primer salon. El introduetor que
ha dejado en sus meditaciones al candidato, entra al fin
en el primer salon, y aquí entre él y el provincial em-


1)1,1


pieza el siguiente diálogo, que se dice en voz tan alta
que todo lo pueda oir el candidato.


El Provincial : ¿Quien nos ha traido á ese esclavo?
El Introductor : Ha


venido de sí mismo , y ha tocado


á la puerta.
Prov. ¿Que quiere?
Introd.


Busca la libertad, y pide le quiten las cade-


nas.Prov. ¿Porque no se dirige á los que le han encade-


?nulo •
Introd. Aquellos rehusan romper sus lazos. Tienen gran-


eles ventajas en su esclavitud.
Prov.


¿Que es pues lo que le ha reducido á este esta-
de, de esclavo?


Introd. La sociedad, el gobierno, las ciencias, y la


falsa religion (2).
(t) n'Anal de este ado , núm. I.
(a) Die gesellschaft , der etaat , die gelehrsarni.:eit


1 die falsche religionk


ceriTur,0 rxialcukto.
i;•5


Prov. ¿Y que? quiere sacudir este yugo un
sedicioso y rebelde ? para ser


Introd. No, él quiere unirse estrechamente á nosotros,
tomar parte en nuestros combates contra la constitucion
de los gobiernos, contra el desarreglo de las costumbres
y la profanacion de la religion. Quiere llegar á ser pode-
l'oso por nuestro medio, á fin de conseguir este grande
objeto.


Prov. ¿Y quien nos asegura que no abusará de este
poder, despues de haberle adquirido? que no se volverá
tirano y autor de nuevas desgracias?


Introd. Tenemos por garantes á su corazon y á su ra-
zon. La orden le ha ilustrado. Tia aprendido á vencer
sus pasiones y á conocerse. Nuestros superiores le han
aprobado.


Prov. Esto es decir mucho;
¿se ha hecho tam-


bien superior á las preocupaciones? Antepone la felici-
dad general del universo á los intereses de las sociedades
mas limitadas?


Introd. Esto es lo que nos ha prometido.
Prov. ¡Cuantos hay que lo han prometido y no lo


han cumplido! ¿Es dueiio de sí mismo? es capaz de
resistir á las tentaciones ? hace caso de consideraciones
personales? preguntadle ¿de que hombre es aquel esque-
leto que tiene delante ? es de algun rey , de algun noble,
á de algun mendigo?


Introd. No lo sabe. La naturaleza ha destruido y des-
figurado todo lo que indicaba la depravacion de la desi-
gualdad. Todo lo que ve, se reduce á que aquel esque-
leto fue de un hombre como nosotros : este carácter de
hombrees lo único que aprecie.


Prov. Si piensa asi , que sea libre , á sus riesgos y peli•




196 iLuyttivismo.
gres; .... pero si no nos conoce, id, preguntadle, por-
que recurre á nuestra proteccion (1).


Despues de este diálogo, cuyo fin y objeto se mani-
fiesta lo bastante, el introductor pasa á ver u su can.
dica° y le dice : «Hermano , los conocimientos que ha-
.


beis adquirido ya no os dejan la menor duela sobre la
»


grandeza , importancia , desinteres y legitimidad de
» nuestro objeto. Por ahora os es bastante indiferente


conocer, ó no conocer á nuestros superiores. Entretan-


»
to tengo que claros algunas explicaciones sobre esto..


Estas explicacione s son un sumario de la pretendida his-
toria de la franc-mazonería, subiendo hasta el diluvio,
y ele lo que la secta Dama la caida del hombre,


la pér-
dida de su dignidad y de la verdadera doctrina. Segun
esta historia , los que se salvaron del diluvio en el arca de
Nué, son el peouelo nítmero de sabios ó franc-mazones
que, en sus escuelas secretas, han conservado los verdade-
ros principios, y por este, dice el fundador, que la franc-
mazonería cuenta entre sus miembros á los Noachitas y


á


los Patriarcas Sobreviene despues una repeticion
sumaria de lo que ya se dijo en el grado de Epopta so-
bre el imaginario objeto de Jesucristo, sobre la decaden-
cia de la franc-mazone ría y sobre el honor reservado al
iluminismo de conservar ó resucitar los verdaderos mis-
terios Se nos pregunta, dice el fundador, ¿ á que
debemos la actual constitucion de nuestra orden y la
nueva forma ele nuestros grad os inferiores? lleaqui lo
que respondemos.


a Nuestros fundadores, sin duda, tenias conocimie n -


»
tos, pues que nos los han trasmitido... Llenos de un


»
verdadero zelo por el bien general, dieron á nuestra


»
orden sus leyes; pero ya por prudencia, y ya parado


(1) Alti mismo. ser


C APITULO 'eNrikentd.Irf
» ser el juguete de sus propias pasiones,
• otros la direceion del edificio que habian levbantado,enear,aron á
• y se retiraron. Su nombre se ignorará si enapre... Los
» gefes que en el dia nos guiar/ no son nu estros funda-
» dores : pero la posteridad bendecirá por dos motivos
» á estos bienhechores desconocidos, que han rentuiciade


á la vanidad de inmortalitarsu nombre. Todos los doeu-
» mentos que podrian comunicar luces sobre nuestro
» origen, se han quemado. Desde ahora os entenderéis
» con otros sujetos; con sujetos que, habiéndolos formado
» poco á poco nuestra educacion , han llegado á maneja
» el timos de la orden. Presto ()S hallaréis con ellos...
» Decichne ahora solamente ¿os queda alguna duda sobré
» nuestro objeto? »


Habiéndose ya disipado todas estas dudás mucho tierri*-1
po antes, el introductor y el iniciado se acercan á otra
sala cuya puerta abren ; mas acude inmediatamente uná
multitud de iniciados y los detienen... Aqui comienza
un nuevo diálogo del mismo gusto que el primero —
« e- Quién es P... Es un esclavo que se ha escapado dé
sus amos... Ni ngun esclavo entra aqui... Se ha escapado
para no ser mas esclavo. Os pide asilo y proteccion..:
¿Y si su amo le persigue?... Estad seguro; estar '


cerradas
las puertas... ¿Pero y si no es mas que un traidor?...
No lo es : ha sido educado á la vista de los iluminados.
Jlan impreso en su frente el sello divino. — Se abre
la puerta, y los que la defendian van acompañando
al candidato Inicia una tercera sala. Aqui se presentan
nuevos obstáculos , y se entabla otro diálogo entre uri
miembro del interior y el introductor. En el ínterin,
el provincial ha pasado á tomar asiento sobre otra
trono; porque estos iniciados, tan enemigos de los tro.,
nos, siempre tienen cuidado de que los haya para ellos
en sus ceremonias. El provincial entonces dice — Dejadlé


Tomo 111.




urminismo•
entrar. Veamos si verdaderamente lleva el sello de la
libertad , Los hermanos acompañan al iniciado hasta
.


cerca del trono , y aqui el iniciante le dice


Infeliz! Eres esclavo y te atreves á entrar en la


»
asamblea de los libres! ¿Sabes lo que te espera ? Tú.


»
has pasado dos puertas para llegar aqui ; no saldrás


» impunemente, si
profanas este santuario.


Responde el introductor :
hará tal cosa; yo soy


»
su garante, Vos le habeis enerado á que anhelase por


»
la libertad. Tened , pues, presente vuestra promesa.


. El provincial : «
Pues bien, hermano; te hemos snje-


»
todo á muchas pruebas. La nobleza de tus pensainien-




tos ha hecho que te juzguemos digno de nosotros.
a Te nos has entregado con confianza, y sin reserva;


ya es pues tiempo de que te demos aquella libertad
»


»
que te hemos' manifestado tan atractiva.


Te hemos


»
servido de guia todo el tiempo que has tenido necesi-


,


dad de ser conducido. Al presente , ya te ves bastante


»
robusto para guiarte á ti mismo. Sé, pues, en adelante
tu propia guia ; sélo á tus riesgos y peligros. Sé libre,


»
es decir, sé hombre y horn bre que sabe gobernarse á si


» mismo ; hombre que conoce
sus deberes y sus privile-




gios imprescriptibles ; hombre que solo sirve al universo;


»
que solo hace lo que es útil al mundo en general y á


»
la humanidad. Todo lo demas es injusticia..., Sé libre,


» independiente , y de aqui en adelante sélo tambien


» de
nosotros mismos-. Toma, aid tienes todas las obli-


»
gaciones que has contraido hacia nosotros. Todas te




las devolvemos. »
El provincial, cuando dice estas palabras, devuelve


en efecto á los iniciados la compilacion de las actas que
les conciernen-, esto es, todos los juramentos, todas las
promesas, y todos los protócolos de su


admision á los


grados anteriores; les devuelve tambien toda su histo-


cA.HTtuo
ria , escrita por ellos mismos, y todas las informaciones
que han ciado los hermanos escudriñadores de su per-,
sona y conducta.


Lle aqui uno de los rasgos mas sublimes de la polí-,
tica del iluminismo. Sus gefes ya han tenidoo 1s)uassuinniates'
tiempo para conocer al iniciado y arranca
ocultos secretos. Los hermanos escudriñadores ya nada
tienen que averiguar por lo relativo á su interior ; y,
por lo mismo, aunque le devuelvan sus juramentos y
secretos, y todos sus escritos, queda en la secta su me-
moria. Por esto el iniciante puede decirle, y en efecto
le dice : » De aqui en adelante ya nada mas nos debes
» sino lo que tu corazon te dictará que debes hacer
• por nosotros. No tiranizamos á los hombres sino
• que los ilustramos. ¿Has hallado en nosotros conten-


to , sosiego , satisíaccion y felicidad ? Pues no nos
abandonarás. Si acaso nos hemos engañado contando


• contigo; ó tú te has engañado contando con noso-
» tros , es cierto que no deja de ser una desgracia :


pero tú eres libre; basta que te acuerdes de que los
hombres libres é independientes no se ofenden mutua-


» mente, sino, por el contrario , se auxilian y protegen;
» acuérdate de que ofender á otro hombre es dar dere-


cho á este para defenderse. ¿ Quieres hacer un uso
noble del poder que te damos? pues descansa sobré
nuestra palabra, y hallarás en nosotros zelo y protee
cion. Si sientes que se abrasa tu corazon con un
ardor desinteresado en favor de tus hermanos , pon
luego manos á la obra ; trabaja con nosotros en favor
del desgraciado género humano, y será bendecida tu
Ultima hora. Nada mas deseamos de tí , y nada te
pedimos para nosotros. Pregúntalo á tu corazon , y
este te dirá que la conducta que hemos observado
contigo siempre ha sido noble y desinteresada. Si tízo


14 a




180
treemititsuo.


á de casti-
ragniunserdetratas


P despees de tantos beneficios, t
»


to, tu corazon nos vengará y él se cuidar-
»


garte... Pero no , tú eres un hombre que las prue-


bas han manifestado firme y constante; sélo siempre,
y y de aqui en adelante gobierna con nosotros á los
s hombres oprimido s


; ayúdanos á volverlos virtuosos


P y libres.
» ¡ Ah hermano! que esperanza tan lisonjera, y que


»
espectáculo será tan grato , cuando algun dia bajarán


»
sobre la tierra la felicidad, el amor y la paz ! cuando


»
con las necesidades superfluas desaparecerán la mise•


»
ria, el error y la opresion ! cuando cada uno ocu-


»
para su lugar, trabajará cuanto pueda por la felicidad


»
de todos, y cada padre de familia, en su quieta cabaña,


»
reinará como soberano cuando él que quiera invadir


»
sus sagrados derechos, no hallará asilo en todo el


-1 mundo 1 cuando ya no se tolerará la ociosidad
Cuando , habiendo desterrado la multitud de ciencias


» inlítiles,
solo se enseriará lo que hace mejor al hom-


»
bre , lo que mas le acerca á su estado natural y al


»
destino que ha de venir! cuando nos podremos glo-


»
riar de haber accelerado este dichoso período, y ver


» que es obra nuestra! cuando, en fin , cada hombre,


»
mirandd como hermano á cualquier otro hombre, le


»
extenderá sus manos bienhechoras! Puedes hallar en


»
las nuestras la felicidad y la paz , si continuas en ser
fiel y estarnos adicto. Por eso, nótalo bien, la serial


»
de este grado , es extender los brazos á un hermano,


»
manifestándole las manos abiertas y puras de toda


» injusticia y opresion. La garra (la grillo
asi llaman


P los mazones al modo con que se toman, é> agarran


»
mutuamente la mano ó el brezo para reconocerse)


» la garra es , coger. al hermano por los dos codos ,
»


como para impedir que caiga. La contraseña es ceden-


» cion. »


cArívezo uNDficimm.
ibI


Todo lo que ha precedido á estas instrucciones sobre
la seña y contraseña , hace tan evidente la redencion
de que se trata, que causa admiracion al saber que
aun faltan misterios que revelar al iniciado. Sin em-
bargo, no se halla aun en la última clase. No es mas que
Príncipe Iluminado, y aun no Mago ni Hombre-Rey. La
investidura de su principado se hace , entregándole el
broquel , las botas, el manto y el sombree°. Cada palabra
que se dice en esta entrega merece que se observe.


El iniciante , entregando el broquel al príncipe ilu-
minado , le dice : Armare de fidelidad , de verdad y
de constancia, y sé verdadero Cristiano ; los tiros de
la calumniar de la desgracia no te trayasarán. Sé.
Cristiano ! i Que cristiano tan extraño ! que perversidad
la del iniciante , que se vale del artificio y disimulo
hasta atreverse á pronunciar estas palabras en unos mis-
terios que con tanta evidencia estan destinados á des-
truir hasta los menores vestigios del cristianismo ! Una
de dos; ó se sonrie el iniciado, ó su estupidez es extre-
mada , si no ve que estas palabras solo sirven aqui para
no descorrer del todo el vela.


El iniciantc, entregando las botas, dice : Sé ágil para
los buenos , y no deseches algun camino por el cual
puedas propa,lar, d adquirir Infelicidad. Esto basta para
recordar aquel principio de la secta , cualquiera. que sea
el medio se debe emprender, si conduce á lo que la
secta llama felicidad.


Cuando le entrega el manto, dice : Sé príncipe sobre
tu pueblo, esto es, sé. franco sábio , bienechor de tus
hermanos 7 comunícales la. ciencia. Ya se sabe que cien-
cia es esta.


Fácilmente se entiende que la fórmula con que se
entrega el sombrero debe expresar toda su estima y
valor. Dice asi : Guárdate de nunca cambiar este SOM-


M 5




18%
brero de la libertad por una corona. Ya se Babia dicho
que Weishaupt nada dejaria que inventar á los jacobinos.


El príncipe iluminado, luego que está revestido de
sus decoraciones, recibe el abrazo. Para que sepa llenar
dignamente las funciones de su nuevo grado, solo le
falta oir leer las instrucciones sobre el papel que en
Adelante ha de representar en la orden. Estas, como las
del grado anterior, son relativas al gobierno de los her-
manos. Las reuniré en la última parte de su código.
Ya es hora de llegar á la clase de los grandes miste-
rios.


CA P írti1.0 ODkC I MO. 183


n
•n


•••.".•


•1, 4,./4,11


CAPITULO XII.
PARTE NONA DEL CÓDIGO ILUMINADO. CLASE DE LOS


GRANDES MISTERIOS. EL MAGO Y EL HOMBRE-REY.


Diligencias de los iluminados para ocultar el texto de
estos misterios ; medios para suplir el texto.


F L sumo aprecio que hace la secta de los últimos
misterios de su iluminismo , y las precauciones de que
se ha valido para ocultarlos al público , me precisan
á dar principio á este capítulo por una declaracion
formal, diciendo que cuantas diligencias he practicado
para adquirir el texto de esta parte del código ilumi-
nado, han sitio infructuosas. Esta declaracion no debe
hacer entrar en cuidado al lector. Sí no tengo el texto
original de estos misterios para manifestar todo su ob-
jeto y extension , tengo las confidencias mas íntimas de
Weishaupt; tengo las cartas de los iniciados que los han
admirado, y tengo las confesiones y declaraciones de los
iniciados que los han abominado. Tambien tengo las
reglas que da el mismo Wcishaupt para formar juicio
de ellos. Y tengo, en fin , hasta la apología que de
ellos ha hecho este monstruoso legislador. Con tantos
medios que equivalen á otras tantas demostraciones,
fácilmente se puede suplir la falta del texto. Solo podrán
hallarse de menos aquellos giros insidiosos del gerofante,
y aquellos vuelos entusiastas del orador ; pero no con-
siste en esto la sustancia de sus últimas. instrucciones


M 4




184 tr..trutzusgo.
ni la extension y monstruosidad de sus últimas maqui-
naciones. • Demos principio por formar la idea que las
confidencias de su autor nos suministran.


Confidencias de Weishaupt sobre estos misterios.


Escribiendo Weishaupt á sir intimo amigo Zwach, y
hablando del grado de Epopta Ilunzinado , de aquel
grado en que parece que la misma impiedad y rebelion


Personificadas han echado el resto de su malicia para
comunicar todo el veneno de sus principios contra el
estado y la religion , dice : R Alguno creerá que este
.


grado es el mayor y mas sublime; sin embargo: , aun
tengo tres ,infinitanzente mas importantes, los que reservo


a para nuestros grandes misterios. Pero estos los tengo


reservados, y solo doy noticia de ellos á los hermanos,
scan areopagitas, ó sean otros que mas se distinguen por


!!! su mérito y sus servicios.... Si os hallaseis aqui , aüade
luego á esta confidencia, os daria noticia de mi grado,
porque lo mereceis........ pero ninguno sale de mis




manos. 17,s demasiado. importante; es la llave de toda
la historia antigua y moderna, religiosa y política del


a mundo, Para tener en subordinacion á nuestras provin-


cias, me recataré tan bien, que de este grado no habrá


mas que tres ejemplares en toda la Alemania , es decir,
,) uno en cada inspeccion.» Poco despues sigue otra nueva
confidencia, y en ella dice Weishaupt al mismo iniciado:
a Sobre este grado de Regente, he compuesto otros coa-


tro , y en comparacion de estos, y aun del menor de los
a cuatro, nuestro grado de sacerdote no será, razas que un
a juego de (1).


Antes de sacar nuestras consecuencias, acordémonos de


CAriTULO n u cnilcisto
185


aquellas cartas en las que asegura Weishaupt, que cada
grado inferior debe de ser una escuela de anrendizage ,
una especie de noviciado para los grados superiores ; que
estos grados deben ir siempre en aumento , y que , en
fin, en la última clase de los misterios se daria un per-
fecto conocimiento de las máximas y política de su i/u-
ministno. Habiendo leido estas cartas, ya no tengo ne-
cesidad de oir al gerofante exponer á los iniciados sus
últimos misterios. Sé que todos estos grados se han re-
ducido á dos para la última clase riel ihuninisrno ; tarn-
bien sé que estos dos grados , segun los convenios del
fundador y sus grandes iniciados son, el primero ,
el de Mago ti Filósofo, y el segundo, el del Hombre-
Rey (r). Contando con estas confidencias y convenios,
me atrevo á decir, que 1,Veishaupt es un conspirador
tan monstruoso, que cuando habla de grados infinita-
mente mas importantes en sus últimos misterios que los
grados de Epopta y de Regente, y principalmente cuando
dice que su grado de Epopta no es atas que zuz juego
de niños en cornparacion de los que tiene reservados
para sus iniciados perfectos , me atrevo á decir, repito,
que Weishaupt blasona sobrado de su impiedad y de
su perversidad. Bien puede aqui su execrable orgullo
gloriarse de que es superior á los mismos demónios, en
cuanto á inventar delitos y desastres para trastornar
el mundo; porque el mismo demónio no es capaz de
sugerir á este su émulo unas maquinaciones y resolu-
ciones que sean superiores á las maquinaciones y reso-
luciones que ya ha descubierto en los que solo llama
sus pequerws misterios. La maquinacion y resolucion
de borrar del mundo, en materia de religion , hasta
la idea y nombre de Dios; la maquinan :0n y resolucion


fái


(t) Escritos orar. t. a. car. 15 , 16 y 24 á Caton.
(1) Escritos orig„ tomo a primera carta de Filon ; y 2 parte


Conpenio de los ...treopasistas.




,86 itrraiNtssio.
de acabar, en materia de gobierno, hasta con los últimos
vestigios de las leyes, de la autoridad y de la sociedad
civil ; la maquinacion y resolucion de aniquilar, para
realizar sus sistemas de igualdad y libertad, las artes,
las ciencias, las ciudades , y hasta las aldeas; la resolu-
cion de destruir la mayor y mejor parte del género
humano para cine triunfe la independencia de las hordas
vagamundas ; todas estas maquinaciones y todas estas
resoluciones, á las que el odio del demónio solo podria
añadir el voto de acabar con el mismo mundo, se
hallan en los misterios que ya se han revelado á los
iniciados de Weishaupt, antes que los convoque .i los
últimos de sus cavernas.


Si no es que sus iniciados sean tan necios, como se
cuida de escogerlos impíos y malvados, lo que no es
muy raro, les seria muy fácil acabar de rasgar la nie.
bla que cubre aquel abismo; pues lo que se les oculta
ya no es la cosa misma, no es la sustancia, el objeto
y el fin de las maquinaciones, sino el nombre, ó la
explicacion clara y precisa de que se ha de destruir toda
religion en favor del ateismo; toda constitucion repu-
blicana ó monárquica en favor de una absoluta indepen-
dencia; que se ha de aniquilar toda propiedad; que se
ha de acabar con todas las ciencias y artes; que se han de'
abrasar y arrasar todas las ciudades , pueblos y casas 6.
moradas fijas, en favor de la vida errante y salvage, deco-
rada con el nombre de vida patriarcal. Esta sola pala-
bra clara y precisa es lo que falta á los misterios que
hasta ahora se han revelado, y en esta consisten todos
los siguientes. En efecto, todos estos votos y toda la sus-
tancia de las maquinaciones ya se hallan en el corazon
de los iniciados. Weishaupt nada ha excusado para iss-
pirarles todos estos proyectos. No los admitiria á estos
últimos misterios, si supiese que conservaban algun res-


CAPiTULO 187
to de horror á alguna parte de estas revoluciones y ma-
quinaciones. La naturaleza se eatremece y el lector excla-
ma : Solo unos monstruos pueden haber concebido y
pueden resolverse á unas maquinaciones de esta natura-
leza! En efecto; solo unos monstruos tienen poder para
tanto ; pero esos monstruos son Weishaupt y sus pro-
fundos iniciados ; y paso á la demostraeion que ellos
mismos me suministran.


Secreto del Mago es el Ateismo.


Dividiendo Weishaupt sus grandes misterios en dos
clases, distribuyó tambien todos sus últimos misterios en
dos partes. Unos tienen por objeto la religion, y estos
son los que revela á sus Magos. Los otros son los que
él llama su politica, y estos los reserva para su grado
de Hombre-rey. Tratemos separadamente de estos grados,
y partamos del principio que él mismo ha puesto , y que
liemos visto que ha observado con tanta fidelidad en
todo el resto de su código. El principio es , que los gra-
dos de su iluminismo solo son una serie de preparacioe
nes para la doctrina y principios, de los cuales sus ulte-.
riores misterios son el último resultado. De nada mas
necesito para demostrar, que el secreto que se revela á
sus Magos, es el del perfecto ateismo y nulidad de toda
religion , ó, para decirlo mejor, que el iniciado, que es
admitido á este grado, debe ya tener inficionado su cora-
zon con todo el veneno del ateismo y ruina de toda reli-
gien , y que el solo secreto que se le revela, consiste en
decirle claramente, que á esto se le quería conducir, y
que hacia este objeto debe en adelante dirigir sus esfuer-
zos y trabajos para corresponder á los votos de la secta;
que en los grados anteriores solo se conservaba esta pala-
bra religion para destruir la posa, sustituyendo su nota-




188 xttratoismo.
bre ; pero que en lo sucesivo esta palabra solo le ha de
significar las quimeras de la supersticion y del fanatismo,
protegidas por la ambicion y por el despotismo, para
tener en esclavitud al género humano.


Pruebas sacadas de las cartas de Treish,aupt.


No soy yo el que revelo Bate misterio de iniquidad;
las confidencias de Weishau7 son las que le descubren.
He aqui una carta que este escribe á su íntimo Caton
Zwach : » Casi creo yo mismo que la doctrina serreta de
» Cristo , del modo que yo la explico , tenia por objeto
» restablecer la libertad entre los Judíos. Tambien creo,
»


que la franc-mazoneria no es otra cosa que un cris.
» tianismo de esta especie. A lo menos mi explicacion
«


de los geroglíficos se adapta perfectamente. Segun esta


explicacion , cualquiera puede ser cristiano sin ayer-
» gonzarse, porque yo dejo la cosa r sustituyo la rasen
» (1). » Y continua : No me parece sea cosa poco impor•
» tanto haber sabido sacar de aquellos tenebrosos ger°-
,


glíficos una nueva religion y una nueva política. Al-
» gula° pensará que en esto consiste el mas alto de mis


grados : pero aun tengo tres, que son infinitamente
» mas importantes para nuestros candes misterios (2). »
He aqui , segun el mismo Weishaupt , en que consiste
su grado de Epopta , ó de sacerdote iluminado : es el


cristianismo , conservando el nombre de religion , pero
reducido'á explicaciones, que nos manifiestan en ci
geno un disfraz de religion de que se valió Cristo úni-
camente para establecer la igualdad y libertad de los'
jacobinos (3). Este disfraz solo se halla en la cara de


( 1) Denn ich lasse den narren, und sabstituire ilan die eernauft.(a) Escritos orig. tomo a , carta t5 á Caton.
(3) Véase lo (licito en loa pequeños misterios.


CAPÍTULO DUODk.CI110.
189


Weishaupt. Ya es demasiado evidente que con él quiere
encubrir el sofista la perversidad ,


y aun la imniedadde su sistema , dando el nombre "de religion á una li-
bertad é igualdad desorganizadoras. Despues de haber
llevado hasta este punto la impiedad de los Epoptas (i quele falta hacer por sus Magos en sus grandes misterios,
sino borrar el nombre de religion y aun el del mismo
Dios ? Sí , este nombre de Dios sabrá borrarle en sus
altos misterios, r y como se puede esperar hallarle,
cuando hemos oido decir al mismo : » Sabcis que la
unidad de Dios era uno de los secretos revelados en
• los misterios de Eleusis ; i O! en cuanto á esto , no ten-
» gais miedo de hallar algo semejante en los mies (i) P


Si aun este nombre de Dios debe hallarse en los altos
misterios del Mago iluminado, es creíble que sea pa-
ra otra cosa que para blasfemarle , cuando vemos que
el fundador INreishaupt reserva precisamente para este
grado todas las producciones del ateismó ? Asi escribe
á su discípulo favorito : « Con nuestros principiantes
• debemos ser prudentes sobre los libros de religion y


de política. En mi plan los reservo para los grandes
• misterios. Por ahora no demos á los discípulos sino
» libros de historia ó de raciocinio. La moral debe ser
• nuestro primer objeto. Robinet , Jliirabeau (esto es ,
• el Sistema de la naturaleza publicado por Diderot ,


bajo el nombre supuesto de illirabeau), el Sistema social,
la Política natural , la Filosofía de la naturaleza y.


» otros semejantes estan destinados para los grados mas.
• adelantados. Ahora es preciso ocultarlos con cuidado á
• nuestros discípulos, y especialmente Helvecio del /tem•
• b're ( 2). » He aqui con toda precision la lista de las
obras mas antireiigiosas y casi todas en favor del Ina5


(i) El inisino , tomo a , carta 4 si mismo.
(e) El ¡uisino , carta 3 si mismo.




r 90
puro ateismo (1), que estan reservadas para los últimeS
misterios. Aun hay mas : para llegar á estos misterios, y
para que un iniciado manifieste que es apto para su obje-
to,,,es- preciso que ya se haya borrado en su corazon
el nombre de Dios. ¿Se podrá dudar de esto al ver
que Weishaupt escribe : Dirigidme el hermano Nume,
lo Ido y procurad que entable correspondencia seguida


conmigo. Quiero buscar el modo como curarle de la
» teosolia , y hacerle útil á nuestro objeto (2). » No es,
pues, aun útil ni á propósito para estos misterios el teó-
• fb , esto es, el que cree en Dios. De lo que se sigue,
que cualquiera religion es irreconciliable con estos mis-
terios. Aun cuando no tuviésemos estas confidencias, y
omitiésemos aquellas expresiones que dirige á su gero-
fante sobre sus últimos oráculos , y sobre los cien cerrojos
que los guardan para los iniciados, no por eso dejaria
de ser evidente aquella consecuencia. Las apologías del
mismo Weishaupt son la prueba mas evidente de que
sus últimos misterios son la conspiracion del ateismoi


Pruebas sacadas de la apología de Weishaupt.


Weishaupt, dos ales despues de su fuga, publicó des
caradamente que los sistemas de su iluminismo, como
los habia publicado el gobierno, solo eran un simple
bosquejo y. un proyecto aun demasiado indigesto para
que á el y sus iniciados se les pudiese juzgar por sus
escritos originales y por sus propias cartas. Dos anos
despues, publicó un nuevo código que intituló Sistema
corregido del iluminismo con sus grados y constituciones
por Adan Weishaupt, consejero del duque de Sajonia-


(x) Véanse sobre estos libros las Cartas Helvianas.
(2) leh vill ihn suchen von oler theosophie zu euriren, unc.1 za unseren


abnehten zubcstimuen. Carta 15 al mismo , tomo 2.


CAPÍTVLO
Cotiza: Formemos, pues , jnicio de sus grandes miste-
rios por su misma apología y por sus c orecciones. Aqui
descubriremos, que ya no es solamente un imp


n-ío cojurado, sino que es un sofista insolente , que insulta
al público con todos los caractéres de un desvergonzado
até() .1 que se encoge de hombros , desdeñando á los
dermis , y que, en su impertinente compasion , parece que
á todos nos dice lo mismo que á sus tontos iniciados:
!'obres humanos! ¿ Que no podria hacerós yo creer?


Tengo á bien leer esta apología, ó este pretendi-
do iluminismo corregido. Veo que al principio nos dice
Weishaupt, que, suponerle capaz de haber redactado en
dos años una produccion como aquella , es hacerle el,
honor de unos talentos muy extraordinarios.


Bribon
que hace al público el honor de creerle muy tonto.
Séame lícito tratar á este infeliz como él trata á sus lec-
tores. Ya sé que estas expresiones no son nobles, y sé tam.,
bien que, aunque se apliquen á Weishaupt, conservan todá
su bajeza :pero podrá permitirse que la memoria de tales
tunantes pase á la posteridad con otra gloria que la de
su perversidad é impudencia ? Al mismo tiempo que
insolentemente se burlan de Dios y del público, se
les tributará á estos viles conjurados el homenage del
respeto ? No sé si Weishaupt necesitó de talentcs muy
extraordinarios para su nueva produccion; yo creia que
tenia todos los talentos y toda la astucia propia de un
sofista : pero en su Apología solo descubro impudencia,
principalmente cuando se gloria de que todos unáni-
memente hallaremos en este código , revisto y corregi-
do, principios capaces de elevar el aloma y de formar
glandes hombres. Lo que descubro, es que este código
va , desde el principio, es una reproduccicn de todos
los artificios del primero para educar ó corromper á los




«


$1


u


YLUMINISMO.


discípulos. Tambien descubro , que es el código que
podria darse para formar unos ateos imbéciles, si en el
tercer grado, en lugar de hablar de un Dios qüe reina
en el universo con tanta libertad como poder, solo se
tratase de una maquina, en la cual todo está enlazado
y todo se sigue y conduce por cierta fatalidad, la que
unas veces se llama Dios, y otras naturaleza; y si, en
lugar de nombrar la providencia, solo se hablase de un
destino, que ni siquiera puede aniquilar un


átomo, sin
que las estrellas pierdan su apoyo , y sin que el universo
se desplome. Este código , que se llama corregido, po-
dria tambien darse á un iniciado estUpido , que fuese
capaz de creer, que en un mundo en donde todo es nece-
sario , se pudiese tratar de virtudes y de vicios ; que
fuese capaz de consolarse del mal que le hacen los mal-
vados, con saber que estos no sigilen menos el rumbo
señalado por la naturaleza que el hombre virtuoso , y
que aquellos llegarán al mismo fin que este. Tambien
podria entregarse al tonto , quien al arte que le per-
suade que sus desgracias son incurables y todas nece-
sarias , la llamase arte para regocijarse , y para ser
siempre feliz (ars senipe,r gaudendi) (1). Pero , que
lector hay que sea capaz de aguantar la impudencia
de un impío conjurado que dedica sus nuevos miste-
rios, como si fuesen una verdadera apología, al mundo
y al género humano , y que para probar que sus
primeros misterios no son alguna conspiracion contra
la religion , tiene el descaro de i,mprimir y de poner
en la boca de sus nuevos gerofantes un discurso, cuyo
título, por sí solo, ya anuncia una conspiracion la mas
caracterizada contra toda rcligion y contra todo culto
de la divinidad ? un discurso que tiene por título : las-


. --


(1)Y Case en su sistema corresido el discurso de la tercera clase.
(2) Des welt und deja menseldiehen gescitlecht.


CAPÍTITLO ntIOD éCIMO. r¿lgo
tmccion para los iniciados inclinados á la manía de
creer y adorar eta Dios? Ya sé que el texto alerhan (i)
se puede traducir : lizstruccion para los co-miembros
inclinados al entusiasmo teosófico. Pero que ambas tra-
ducciones signifiquen lo mismo en el idioma de los sofis-
tas , puede verse por el exordio del mismo discurso
Dice asi :


« El que quiera trabajar para la felicidad del género
humano, aumentar el contento y sosiego de los hom-
bres, y disminuir sus pesares, debe escudriiiar y debi-


» litar todos los principios que turban su paz y su feli-
» cidad. De esta especie son todos los sistemas que se


oponen al ennoblecimiento y á la perfeccion de la
» naturaleza humana, que multiplican sin necesidad el
» mal en el mundo, ó le representan mayor de lo que
» es; es decir, todos los sistemas qUe abaten el mérito, la


dignidad del hombre, que disminuyen su confianza en
» sus fuerzas naturales, y que por esto le hacen cobar-
» de, perezoso, pusilánime, abatido y servil; todos los
» que le conducen al entusiasmo, que desacreditan la


l'azor'
humana, y que de este modo abren un camino


» libre á la impostura. Todos los sistemas teosoficos y
» místicos; todos los que tienen relaciones próximas


distantes con estos sistemas ; todos los pzincipios que
se derivan de la teosofía, muchas veces muy oculta en
nuestros corazones, acaban por conducir a los hombres


» á este término , y pertenecen á esta clase.
No espere el lector ver que Weishaupt , en el discurso


de estas instrucciones, haga alguna excepcion en favor
de la teosofía, ó religion revelada. La religion de Jesu-
cristo, en este discurso, solo es una modificacion de
las ilusiones y desvaríos de Pitágoras , de Platon y del


(t) Unten-ida Jui alíe welche zu theosophischen scloycyr'.,
mereyen gene%t sind.


Tomo II I. N
truccion.




I9'4 ILUMINISMO.j udaismo. La religion de los Israelitas á su símbolo ,
su fe en la unidad de Dios y en el Mesías , aunque
hayan sido la misma religion y fe de sus padres ,
Ab raha , Isaac y Jacob, mucho tiempo antes de su
morada en Egipto y en Babilonia; aunque la adoracion
del dios Apis, ó del becerro de oro, haya sido casti-
gada como la nrevaricacion mas delincuente de su reli-
gion , sin embargo Weishaupt dice que esta misma
religion no es mas que una simple modificacion de los
delirios de los Egipcios , de Zoroastro y de los Babi-
lonios. Para corregir á sus iniciados, les enseña á dejar
á un lacio la creacion como una quimera desconocida
de toda la antiguedad, y á reducir todas las religiones
á dos sistemas ; el primero , de la materia coeterna
Dios, que es parte del mismo Dios, emanada de Dios,
y separada del mismo Dios para volverse mundo; y el
segundo, el-de la materia coeterna á Dios, sin ser Dios,
pero trabajada por Dios para la formacion del universo.
Sobre estas suposiciones compone una historia de todas
las religiones, con la que las hace á todas igualmente
absurdas. Se puede creer con fundamento que todas
estas instrucciones de su iluminismo pretenso corregi-
do, ya estaban compiladas antes de su fuga. Bien puede
ser que compongan alguno de aquellos discursos que
propone como mas interesantes que el de su gerofante
en el grado de epopta. Contienen precisamente lo mismo
que Knigge anunciaba, como que era el grande objeto
de sus últimos misterios. En ellos hace á su .modo una
compilacion de todas las escuelas del filosofismo y de
sus sistemas, y de estos sistemas hace salir el Cristia-
nismo y todas las religiones. Su resultado es que todas
las religiones se han fundado sobre la impostura y la
quimera; que todas paran en hacer al hombre cobarde,
perezoso , vil y supersticioso; y que todas abaten y ner-


c.trirrLo DIIODIiC IAt 195
turban su felicidad (1). De este modo, el impío sofista,
bajo pretexto de justificarse de haber (Tumido destruir
todas las religiones, hace y dice en público lo mismo
que en el secreto de sus misterios. Este conjurado solo
ha salido de su caverna para decir descaradamen te en su
apología , lo que al principio no se habia atrevido á
decir á sus iniciados, esto es : que ya ha llegado, en
fin, el tiempo de derribar todos los altares y aniquilar
toda religion.


Testimonio de Knigge.


Si aun hay necesidad de mas testimonios sobre el
objeto de los grandes misterios, presento el del iniciado
Knigge que no es sospechoso. Escribe este á Zwach ,
y es muy cierto que ni porfia ni quería engariarle en
sus confidencias. Ambos firmaron el convenio de los
Areopagitas sobre el camino que se 'labia de seguir para
extender los grados y el código iluminado (2). Escu-
chemos, pues, á estos dos iniciados en su íntima corres-
pondencia.---Filon acaba de exponer lo que habia hecho
con arreglo á las instrucciones de


.Weishaupt, para de-
mostrar en el grado de epopta , que Cristo no habia
tenido otro objeto mas que restablecer la religion natu-
ral ; religion que, para el iluminismo, solo consiste en
los derechos de igualdad y libertad. Knigge le responde:
• Despues de haber asi manifestado á los nuestros que
• nosotros somos los verdaderos cristianos , ya solo


nos faltaba decir una palabra mas contra los sacer-
» dotes y los príncipes. Me he conducido tan bien en
» los grados de cpopta y de regente, que no ternera


(r) Véase todo el . discurso .éltinio de este iluminismo corregido.
(a) Véase este convenio en los escritos orig. torno z porte 2


firmado á zo Adarme! '
de 1751, esto es , 2o Diciembre de 1781.


2




» darlos á reyes y á papas , pero siempre despues de
las correspondientes pruebas. En los últimos misterios,


» habremos de descubrir este piadoso engaño; habremos
» de probar, con todos los testimonios de los autores,
» el origen de todas las mentiras religiosas, y habremos
» de manifestar sn enlace y connexion (1). »


He pues aqui aquella palabra que se ha de decir
sobre la religion, en los últimos misterios del iluminismo.
Esta palabra es contra los sacerdotes ó ministros de
todos los cultos. Y esta sola palabra manifiesta á los
ciarlos el engaño, pretenso piadoso , ó por mejor decir,
el laberinto de los lazos y emboscadas de que se ha va-
lido la secta en su curso de impiedad , pala seducir á
los iniciados, antes de manifestarles el 'Ultimo término
de su educacion iluminada. Ya se vé que el iniciado ,
cualquiera que sea, no puede ser sino estúpido; á lo me-
nos, por su credulidad se le asemeja mucho , si en su
grado de cpopta, y aun antes , no ha previsto el término
á que le conducian. Pero si en su misma estupidez con-
serva aun algun sentimiento de buena fe; si aun puede
retirarse al ver que ha sido el juguete de tantos artificios;
si es aun capaz de alguna refiexion, esta sola expresion ,
piadoso engaño, le descubrirá muchas cosas. Esta sola
expresion le dice. » Acordaos que desde las primeras
a instancias que os hicimos para atraeros, empezamos


con deciros , que en los proyectos de nuestra Orden


izada se intentaba contra la religion. Acordaos de que
» se os aseguró lo mismo cuando fuisteis admitido á la
» clase de nuestros novicios; y que aun se os volvió


á asegurar cuando entrasteis en la academia minerva'.
» No os olvideis de que en los primeros grados os ha-
» blámos de moral y de virtud ; pero sabed, que los


(1) Escritos originales LOMO 2, carta r de Filon á Catan.


CAPiTVLO nuonécilto.
197


» estudios que os prescribíamos, y las instrucciones que
u os dábamos llaman á la virtud y á la moral indepen-
» clientes de toda religion; y sabed tambien, que cuando
» hacíamos el elogio de la religion , os íbamos dispo-
» niendo parkque llegaseis á conocer , que toda ella
» consistia en unos misterios y culto que han degene-
» cado desde que corren por cuenta de los sacerdotes.
s Ya tendreis presente aquel fingido respeto con que os
» hemos hablad9 de Cristo y de su evangelio en nues-
» tros grados de :iluminado mayor, de caballero escotes
» y de epopta ; como de su evangelio hemos sabido
a hacer el código de nuestra razon, y de su moral, la
» de la naturaleza ; y como de la religiosn, de la razon,
3 de la moral y de la naturaleza hicimos la religion
» y la moral de los derechos del hombre, de la igual-
» dad y libertad. No os olvideis de que , insinuán-
» does todas las diversas partes de este sistema, hemos
» hecho que vos mismo las manifestaseis, como si en
» efecto fuesen vuestras propias opiniones. Os hemos
» puesto en el camino; habeis respondido á nuestras pre-
• guntas mucho mas que nosotros á las vuestras. Cuan-
» do, por ejemplo, os preguntábamos, si las religiones
» de los pueblos llenaban el objeto por cuyo motivo
» las habian adoptado ; si la religion pura y sencilla
a de Jesucristo era la misma que en el dia profesan las
» diferentes sectas , ya sabíamos bastante á que nos
y, debíamos atener ; pero era preciso saber basta qué
» punto habíamos logrado hacer que naciesen en vos
» nuestros sentimientos. liemos tenido que destruir en
• vos muchas preocupaciones, antes que os pudiésemos
» persuadir que esta pretendida religiou de Cristo fue
» obra de los sacerdotes, de la impostura y de la tiranía.
» Y si esto sucede con el evangelio tan proclamado y


admirado, ¿que podemos pensar de Lis denlas reli-
5


111




198
» giones? Sabed , pues, que todas tienen igualmente por
» principio la ficeion; todas igualmente se han fundado


sobre la mentira , el error, la quimera y la impos-
» tura. Este es todo nuestro secreto. Las vueltas y re-
» vueltas que hemos habido de dar, las promesas que
» ha sido preciso Laceros, los elogios que hemos habido
» de dar á Cristo y á sus imaginarias escuelas secretas,


la fábula de que los frairc-mazones han estado mucho


tiempo en posesiou de la verdadera, doctrina, y que
nuestro iluminismo era el único heredero de sus mis-


» terios, ya no os debe causar admiraeion. Si para des-
» truir todo cristianismo y toda religion Iremos aparen-


tado de que solo nosotros poseíamos el verdadero
» cristianismo y la verdadera religion, acordaos de que
a el fin santifica los medios, y que el sábio debe valerse


para el bien de todos los medios del malvado para el
nzal. Todos los medios de que nos hemos valido para


» libertares y para libertar al género humano de toda
a religion , no son mas que un piadoso engaito, que
» nos habíamos reservado manifestar en este grado de
• Mago , ó de Filósofo iluminado. n


Nueva prueba sacada del testimonio de un iniciado ,
hombre de honor.


este comentario de la palabra que se ha de des-
cifrar en los últimos misterios, y á esta explicacion bas-
tante manifestada en toda su extension por la serie de
los grados , por las apologías de Weishaupt, por sus
confidencias y por las de sus íntimos iniciados, añada-
mos tambien el testimonio de un sugeto, que sin duda
era muy poco á propósito para inscribir su nombre en
la lista de los discípulos de Weishaupt , y para entrar
en los secretos de la secta ; pero que, á lo menos , ha


cxríveto Dueblcimo. 199
sabido arrancárselos , para manifestar mejor que cual-
quiera otro su perversidad. Sé el nombre verdadero
de este sugeto; tambien sé que seria de mucha satisfac-
cion para el público el saberle ; pero tambien sé que los
puñales y venenos del iluminismo le p erseguirian hasta
las Oreadas, si la secta descubriese su asilo. Se le debe
guardar el secreto, y yo me guardaré muy bien de vio-
larle. Los Alemanes han recibido con agradecimiento
sus escritos, y suplen su nombre , que ignoran , con
llamarle Biederman, que significa hombre honrado. A lo
menos asi le he visto comunmente nombrado cuando
citan sus escritos; y yo le designaré del mismo modo.
Lo que no sabe el público , y es bueno que lo sepa ,
es que únicamente cl deseo de descubrir las conspira-
ciones de la secta , y llegar á lo que él miraba come,
medio verdadero para evitar sus resultados, fue lo que
sostuvo á este iniciado en las pruebas á que se le some-
tió. Despues de haber pasado por todas , llegó al fin
á los últimos misterios. Publicó los de Sacerdote y de
Regente iluminado, bajo el nombre de ríltiozos trabajos
de Espartaco y de Plan. Añadió á estos grados las ins-
trucciones que los acompañan , y la historia crítica de
todos los grados del iluminismo. Tengo por garante de
su veracidad la conformidad de sus aserciones, con todo
lo que nos indica ó manifiesta un estudio reflexionado
de los escritos originales del iluminismo, y le tengo por
el hombre mas instruido y verídico sobre el particular
de la secta. El certificado que Ira puesto en el encabe-
zamiento de los grados de Sacerdote y de Regente ilumi-
nado , de los cuales le debemos el mas perfecto cono-
cimiento, es para mí del todo indudable, porque conozco
á un sugeto que ha visto y leido este certificado y el
original escrito de la mano de Filon Knigge, y que ha
visto el sello que la orden plisó en este certificado. En-


I\ 4


ILUMINISMO.




U00
tro en estos pormenores , porque en unas discusiones
tan importantes el público tiene derecho á saber hasta
que punto he elevado mís investigaciones, y que con-
fianza merecen las autoridades sobre las cuales me apoyo.
La que voy á citar de Biederman es fundamental para
todos los autores alemanes que han tratarlo del ilumi-
nismo. A ver pues como habla de estos últimos mis-
terios. He aqui lo• que se lee al fin de su historia crítica.


« Ya no hay reeepcion , esto es, ya no hay ceremo-
» nias de iniciacion para estos dos grados de Mago y
» del Hombre-Rey. Ni siquiera se les permite á los esco-


gidos sacar copia de estos grados; se les confieren por
» medio de una simple. lectura , y esto es lo que me
» impide afiadirlos á los que he hecho imprimir. El pri-
» mero que es el de Mago , llamado tambien Filósofo. ,
» contiene los principios Fundamentales, del Espinosismo.
» Aqui todo es material ; Dios y el mundo no son mas
» que una misma cosa ; todas las religiones son incoa-
» sistentes , quiméricas, é invencion de hombres ambi-
» ciosos (x). Varios principios (aliarte Biederman) ya insi-
» nuados é introducidos en los grados anteriores por
» Filon y Espartaco, poclian en algun modo hacer sos-
». pechar , que es este el término á que se dirigian. »


En efecto , nada hay mas bien fundado que esta sospe›
cha. Esta naturaleza, que tantas veces unen á Dios , que
representan activa como Dios, que con la misma inmen-
sidad de fuerzas y con la misma sabiduría de Dios con-
tinua los planes que ha trazado, y otras mil expresiones
de esta especie que dice el gerofante, indican con. bas-
tante claridad, que el Dios de Weisahaupt, como el


(I) Der erste , welcher Magns, uncís Philosopluis heisst , enthick
spinosistiche grsuldssetze , nisch welchen elles material , Cost mal die
wels einerley , (die religion unsusstleaft , un Bine erfindung hersüchtigez
menschen


CAPíTtLo nroDícimo.


201
de Espinosa ó de Lucrecio, no es otra cosa que la ma-
teria ó el universo , ó el Dios de los ateos. Aunque á
d'Alembert le pareció que el espinosismo era precisamente
el sistema mas opuesto al ateismo (I); y aunque Espi-
nosa , como el mismo d'Alembert, haya pretendido que
lejos de ser ateo ó de negar la existencia de Dios, todo
lo hacia Dios, la estupidez é impudencia de esta excusa
son tan extremadas, que no necesitan mas impugnacion.
Decir que no hay otro Dios que el mundo , es negar
evidentemente el único ser que justamente puede lla-
marse Dios; es burlarse de los hombres; es decirles ,
que se conserva la cosa , porque no hay atrevimiento
para quitar el nombre, aun cuando se hace Uso del nom-
bre de Dios para destruir la idea de la divinidad.


Podría tambien citar el testimonio de otro iniciado.
He aqui las expresiones de que se vale en una carta que
escribió á los redactores del Eat-demonia (2): Os puedo
» asegurar, dice, con toda verdad, que tambien he visto
» los grandes misterios, y que en especial, aiío 1285,
» he tenido en mis manos el grado de filósofo , ó de


Mago, y que la corta descripcion y la idea que se
» da en el último destino de la franc-mazonería (Endli-
n ches schícksal), es del todo fundada. » El autor de
este último destino no ha hecho mas que copiar, como
yo , el texto de Biederman. De este modo el testimo-
nio del nuevo iniciado confirma el primero : pero yo
no conozco á este nuevo iniciado. Solo veo que ha
firmado su carta suplicando á los autores del En-de-
?nonio , que no le nombren sin verdadera necesidad. »
« A mas de que, añade, soy católico, y en el pais en
» que vivo podria tener algunos disgustos por no ha-
» bcr pedido la absolueion de mi juramento , antes de


(i) Véase el elogio de Montesquieu.
(a) Tomo 3, núm. 2, art. 4.


1'.




202
ILUUTILIS :11


publicar lo que yo habia prometido tener secreto. D


Seilor católico le diria yo , lo soy tanto como V
U juramento que V. ha hecho á los iluminados es
superior al que V. ha hecho al estado ? Pues, porque no
presenta Y. al magistrado ó al príncipe las pruebas
que V. tiene de una conspiracion contra el dagobier-


no ? Se forman ideas muy graciosas de probid. Hay
quien piensa que está obligado í cumplir el jaramen


hec


-


to hecho á unos conjurados , y no se considera obh álig
o


a-


do a cumplir como ciudadan o , el que tiene
su patria (*. Me hago cargo de que se han de to•
airar precauciones para guardarse de unos malvados
que pretenden tener derecho de vida


y- de muerte so-


bre sus prosélitos. Pero é no es posible tomarlas, é
informar al mismo tiempo á los magistrados? No se
alegue , pues , por excusa la fidelidad a un juramento ,
que hace perjúro hacia el estado al que le observa.


A pesar de esta reconvencion que merece dicho ini-
ciado , no es despreciable su testimonio, pues ma-
nifestado su nombre á los autores del


Eu-demonia ,


petiódico que se publica en Francfort sobre el Mein,
y cuyos autores merecen el público agradecimiento
por el zelo con que conlaten la secta. A este mis-
mo periódico debo la confiromcion de muchas ins-
trucciones que se me han enviado desde Baviera y
Austria; y esta conformidad. asegura la verdad de mis


e) So hay jurament o que valga contra la religion y la patria.
Las obligaciones que se contraen como cristiano y


en como ciu
p
da-


or
dano , no solo son superiores á las que se pued


contraer


cualquiera otro juramento , sino que al ulan los que se
hayan


hecho ó puedan hacerse contra cualquiera de las dos. Entre las
condiciones para que obligue un juramento


, entra la justicia ; no
lahay , la puede haber conspirando contra el altar contra
cl trono ; y por lo mismo , cualquiera particular debe delatar al
gobierno cualquiera conspiraeion en el modo y forma que dicte


ja prudencia.


cÁriTyto iptioD • cimo. 203
investigaciones. Creo que lie demostrado lo bastante,
que es te primer objeto de los grandes misterios del
iluminismo y de tantos engaños, es conducir á los
iniciados al mas monstruoso ateismo , y pers,i, a d ir á
todos los pueblos , que la religion, cualquiera que sea,
no es mas que invencion de impostores ambiciosos ,
quienes para libertarse del despotismo , de la impostura ,
como ellos los llaman, y recobrar los famosos derechos del
hombre, la libertad y la igualdad , quieren comenzar por
destruir toda religion , todo culto, todo altar y dejar
de creer en Dios.


Segundo objeto de los grandes misterios : pruebas del ini-
ciado Biederman.


Continuemos la lectura de la declaracion por lo re-
lativo á los misterios que revela la secta en su
grado. n El segundo grado de los grandes misterios ,
• dice Biedeman , enseña que cualquier paisano, cual,
» quid ciudadano, y cualquier padre de familia es so-
e , como lo eran los hombres en tiempos de
n la vida patriarcal , á la cual se ha de hacer que
» vuelva el género humano , y por consiguiente se ha
» de destruir tecla autoridad y todo magistrado


Yo
» que he pasado por todos los grados de la Orden ,


tambien he leido estos dos (e).» Por irrefragable que
parezca este testimonio , causa dificultad el creer
que haya hombres tan absurdos y malvados, que sean
capaces de instruir á sus discípulos con tanta constan.


Der zweyte , Rex genannt , leh•t dass cía ;eller Gano . , burger
mut hansvatter ein souverain ser, wie in dein pacriarcleatiseleen .giben ,
nnf wele•es die lente wieder ziiruelegebraeld werden mamen erwesen
sey; und dass fidglich elle oloigheit wejfallen müsse




Diesse bordea
graden hube ancle ich der ide en dem orden (elles durelegegangen kv;
selbst gelesen.




womusismo.


da, precaucion es , cuidados y artificios , solamente para
decirles al fui : u Cuanto hemos hecho por vosotros
»


hasta el presente, se ordenaba á haceros dignos de traba-


»
jar como nosotros y con nosotros en la destruccion


»
y aniquilacion de todo magistrado, de todo gobier-


» no, de toda ley, de toda sociedad civil , y aun de


»
toda república, tanto democrática como aristocrática,


»
y de toda monarquía.— Todos aquellos grados an-


» terrores solo se ordenaban á que adivinaseis poco
á


» poco, y os persuadiese i
s lo mismo que ahora os de-


»
dinos con claridad.... Todos los hombres son igua-


» les
y libres, este es su derecho imprescriptible ; pero


»
sabed que no solo bajo los reyes perdeis el uso de


» esta libertad. Es nula en todas las partes en donde


»
hay otras leyes mas para los hombres que su propia


»
voluntad. Bastante os liemos hablado de despotismo,


» y la tiranía no solo se halla en el monarca ó en la


»
aristocracia , sí que cambien se halla esencialmente




en el pueblo soberano democrático , en el pueblo


»
legislador , ni mas ni menos que en el rey legisla-


» dor.
» elQue derecho tiene el pueblo, ó la multitud y su


» mayoría para someterme , y á los que somos menos
» en ru'unero á sus decretos? es por ventura •


este el


» derecho de la naturaleza ? Babia acaso pueblos so
e
-


»
beranos y legisladores, cuando gozaba el hombre d


»
su igualdad y libertad naturales ? Pues en esto con-


» sisten nuestros_ misterios
Cuanto decíamos contra


« los déspotas y tiranos , lo
decíamos para llevaros á


»
lo que nos faltaba decir sobre el mismo pueblo , sus


»
leyes y tirania. Estos gobiernos democráticos no se


u
hallan mas en la naturaleza que los otros gobiernos.


»
Si nos preguntan : como vivirán en adelante los bota-
bres sin leyes, sin magistrados y sin autoridades eons-


CA.P1TI1L0 PITO CITIO.
205


» tituidas , reunidos en sus pueblos? La respuesta es
u fácil. Abandonad y reducid á cenizas las ciudades,
p los pueblos y vuestras mismas casas. Que por ven-
» tura en los tiempos de la vida patriarcal, los honk-
» bres edificaban ciudades , pueblos, cí casas ? Eran
» iguales y libres; la tierra era suya ; era igualmente
» de todos , y vivian igualmente en todas partes. Su


patria era el mundo ; no la Inglaterra ó la Espafia ,
la Alemania ó la Francia. Era toda la tierra, no


» un reino ó una república en un rincon de la tierra. Sed
• iguales y libres, y sereis cosmopolitas, ó ciudadanos
» del inundo. Sabed apreciar la igualdad y no teme-
» réis el ver arder á Roma, á Viena, á Madrid ,
» Paris , á Londres, á Constantinopla , y á aquellas
u ciudades é> pueblos , que decis son vuestra patria.


Hermano r amigo, este es el gran secreto que te reser-
o vábamos para estos misterios. »


Pruebas sacadas de los grados anteriores.


Ello es asi. Es muy difícil creer que la estupidez en-
lazada con el orgullo , la perversidad y (lemas vicios,
haya podido ciar á Weishaupt iniciados capaces de
asistir á estos misterios, y de no descubrir en estos orá-
culos otro que sabiduría y la filosofía mas sublime. Los
jacobinos, aquellos pretensos patriotas de la democracia,
creerán con dificultad que este sea el verdadero tér-
mino á que los conduzca la secta ; con dificultad cree-
rán, que cuando la secta destruia por su medio el go-
bierno que entonces existia , el objeto ulterior de la
misma secta era trastornar algun dia el mismo que ellos
establecian. Poniendo aquellas cláusulas en la boca del
gerofante de los últimos misterios he dicho por ventura
alguna cosa que no la haya dicho el mismo fundador




206
ILumuttismo.


de la secta ? que contienen aquellos discursos tan im-
portantes que reserva para los i'dtimos misterios? que
puede contener aquel discurso sobre la vida,


que ya


llama patriarcal, ya izó/izada
ó de bordas errantes, ó del


hombre aun salvare (1)? Que democracia puede sub-
sistir con aquella vida patriarcal y con aquellas ranche-
rías errantes? que necesidad tenemos de asistir á sus


últimos
misterios, para saber de la misma secta toda la


extension de sus maquinaciones ? Ya liemos visto á
Weishaupt maldecir aquella época en que , reuniéndo-
se los hombres por medio de las leyes, bajo los go-
biernos civiles, formaron aquellas primeras sociedades
que llamamos pueblos naciones,


como si esta época
hubiese sido uno de los principios , cí el principio
consumad« de los males del género humano. Le he-


mos visto maldecir las naciones
y el amor nacional


como
este fuese cl origen del egoismo ; maldecir


las leyes y los derechos
de las naciones, como incon-


ciliables con las leyes y derechos de la naturaleza.
Que


pretende, pues, la secta cuando quiere que desaparezcan


las naciones, sino abolir y aniquilar toda sociedad
civil


y nacional ? á .que se ordenan aquellas maldiciones
contra el amor á la patria,


sino á que no se le reco-


nozca?
Hemos oido al mismo gerofante que enseñaba á sus


iniciados, que la moral verdadera no puede consistir
en otra cosa sino en el arte de desprenderse de los
príncipes, de los gobiernos, y en saberse gobernar á si
mismos; que el pecado original


de los hombres consistia
en haberse reunido en sociedad civil bajo el imperio
de las leyes, y que su redencion


ha de consistir en
la aholicion del estado civil. Le hemos visto en el ex.-


(1) Escritos orig. tomo 2, carta so Caton.


CAPITULO nronIcimo. ec7
ceso de su odio frenético á todo lo que dice relacion
con el imperio de las leyes; y en la esperanza de su entu-
siasmo, le hemos visto exclamar : Dejad á los reidores que
rían , y á los burlones que se burlen, que no por eso dejará
de llegar el tiempo en que desaparecerán los príncipes y
las Ilaciones ; tiempo en que cada hombre no tendrá mas
leves que las de su razón. Ha tenido valor para decir ,
que esta grande obra lo será de las juntas secretas; que
í estas juntas confía la naturaleza sus archivos; que res-
tablecerán al hombre en sus derechos de igualdad y de
libertad , con tal independencia que no tendrán roas
leyes que las de su razon. Ha dicho formalmente : En
esto consiste uno de los grandes misterios ele nuestro d'inri-
nisnzo (1). ¿Y aun creeríamos, que una conspiracion,
segun las expresiones de sil mismo autor, infinitamente
superior á estos misterios , no tiene por objeto verda-
dero la absoluta ruina de toda ley, de todo gobierno,
y de toda sociedad civil? Si hemos visto á la secta pre-
venir hasta las objeciones que la evidencia hace á sus
sistemas, roas perversos que insensatos; decir á sus ini-
ciados que no ha de suceder con la independencia
restaurada entre los hombres lo mismo que con la in-
dependencia , cuando la perdieron los hombres; decir
que el género humano, instruido por sus desastres,
será lo que es cualquier hombre, á quien ha corregi-
do una larga experiencia , que se guarda de recaer en
aquellas faltas que ocasionaron sus desgracias ; si la
hemos visto prometer á sus escogidos que, Tina vez
recobrada esta independencia, se acabaria para siem-
pre con el imperio de las leyes y de toda sociedad ci-
vil , no creeremos que la misma secta ha meditado ,
deliberado y proyectado profundamente esta co::spira-
eion contra la sociedad ?


(i) Véase el grado de Fpopta.




208 ILVM11115:110.


Si hay algunos lectores á los cuales haya podido se-
ducir aquella pintura que el astuto Weishaupt hace de la
vida patriarcal, cuya restauracion nos promete, les
manifestaré en que hacen consistir esta vida estos
pretensos apóstoles de la naturaleza. No me he con-
tentado con decir que los misterios de la secta arrui-
naban la sociedad civil. No me he limitado á decir :
si triunfa el jacobinismo , ó si triunfan los propagan-
distas de la igualdad y de la libertad , se acabará toda
religion y todo gobierno; he dicho mas : A cualquiera
clase de la sociedad que pertenezcais , sabed que vues-
tras riquezas , vuestras casas, vuestras propias chozas,
hasta vuestros hijos ya no serán vuestros. Tambien he
dicho : que no se atribuya á, fanatismo ó entusiasmo lo
que digo ; lejos de mí y de mis lectores (i). Esto he dicho :


y se necesita ya mas que de una simple reflexion sobre
lo que hemos visto de las instrucciones de la secta, para
descubrir toda la extension de sus maquinaciones? Solo
una preocupacion estúpida puede resistir á tanta evi-
dencia.


Maquinaciones secretas de la secta contra la propiedad.


El que pretende que con la imaginaria vida patriarcal
de Weishaupt conservará su campo, ó casa, ó la parte
mas pequeí'ía de su propiedad, que reflexione sobre los
pequefios misterios del fundador de la secta. En estos
dice al iniciado : «Felices habrian sido los hombres, si
» hubiesen sabido conservarse en el primer estado en
» que los puso la naturaleza. » Luego añade : «Pero luego
» se desplegó en su corazon un gérmen fatal que acabó


con su reposo y felicidad. A proporcion que se mul-


(i) Véase en el tomo primero el Discurso preliminar del autor.
tiplicaron


CrIPÍTTILO
rOD C11110.
209


• tiplicaron las familias, empezaron á fal tar los medios
» necesarios


• para su subsistencia. Cesó la vida errante
» y nació la propiedad; los hombres escogie7vn una man-
,' sien permanente; y se introdujo la agricultura.


»Preguntemos á la secta ¿cuales fueron los funestos resul-
tados de estos desvíos del hombre , que abandonó la
vida errante ó patriarcal ? Ya responde el gerofante : Se
arruinó por sus cimientos la libertad y desapareció la
igualdad. Luego la vida patriarcal y errante, á la que
se pretende que vuelvan les hombres , es la vida de
una época que se imagina anterior á la propiedad ,la construccion de moradas fijas y aun al cultivo de los
campos. El origen de esta propiedad, la construccion de
casas ó chozas, y el cultivo de los campos son el primer
atentado mortal que se cometió contra la igualdad yla libertad.
Y aun hay quien prestando asenso á la


igualdad y libertad que predican unos perversos deses-
perados, aspire á su vida patriarcal y errante? Pues si
le hay, que empieze por renunciar á su propiedad; que
abandone su choza , casa y cualquier morada fija; que
abandone sus campos; únase á los sectarios y diga con
ellos : la primera blasfemia que se ha dicha contra la
igualdad y libertad , ha salido de la Loca del primero
que dijo : mi campo, mi casa, mi propiedad.


En efecto, seria necesario cerrar los ojos para no ver
el odio y las conviraciones de la secta contra toda
existencia, título y pretension de propiedad. Ninguna
reconoce , y en la realidad no hay propiedad que sea
compatible con lo que ella llama igualdad y libertad ;
con aquella naturaleza , que á todos lo da todo con
igualdad, y que quiere que este oro, esta plata, ó este
campo sean tanto de uno, como de otro y como de todos.


Ya se ve, que no se trata aqui de leyes agrarias,
de aquellos campos, riquezas y propiedades, cualesquiera


Torno Hl.
O




210 11.nm:sismo.
sean , que se han de repartir igualmente. No se trata
solamente de abolir la distincion de ricos y pobres; se
trata de abolir toda propiedad tanto del pobre como
del rico. El primero, que fijando su morada , porque
estaba cansado de llevar una vida errante , vagamunda
y salvage, construyó, no un palacio, sino una choza ;
el primero que aró la tierra para sembrar. granos, dió,
segun los principios de la secta, el primer golpe mortal
á la igualdad y á la libertad. Tanto si sois pobre como
rico , sabed, que ese campo que habeis desmontado ,
tanto es mio como vuestro , ó por mejor decir, no es
de ninguno, segun los principios de la secta : por con-
siguiente , á pesar de vuestro trabajo y de mi holgaza-
nería , tenemos iguales derechos á los frutos de esa
tierra, que no yo, sino vos babeis cultivado. Sea pobre,
sea rico, no por eso desaparece menos la igualdad luego
que uno puede decir, que este campo es suyo, y otro no
puede decir, este campo es mio. Si hay algun título de
propiedad en favor del pobre, tambien le hay en favor
del rico ; si el pobre tiene título de propiedad de su
choza , el rico puede tener título de propiedad de sus
caudales y palacio. Con esto el iluminado descubre en
una parte la indigencia y en otra la abundancia ; en
ninguna parte ve igualdad y libertad , sino delpotisroo
y esclavitud. Sin embargo, su libertad é igualdad son
para él los derechos de la naturaleza; y estos derechos
espiraron en el mismo momento en que nació la pro-
piedad y el tener morada fija. Tanto el pobre como el
rico son asesinos de la igualdad y libertad luego que
pretenden tener propiedad; luego que pretendan tenerla,
serán ambos malditos de la secta, y ambos cl objeto
de sus conspiraciones. Y sin embargo, estos solo son
secretos á medias , que ya se revelan en parte á los
Epoptas, y Weishaupt asegura, que el revelarlos del todo,


eerír•to n uonilenre. 211
lo reserva para sus Mayos y para su Hombre-rey. Quien,
sea rico, ó sea pobre, en vista de esto , podrá confiar
que la secta respetará sus propiedades en sus últimos
misterios P


0 por mejor decir, vese ya hoy que se da al pobre
lo que fuera del rico; pero esperad un momento que
llegue la época de los grandes misterios ó de las últi-
mas conjuraciones, y el pobre aprenderá á pesar suyo,
que si el iluminismo principió por despojar á los ricos,
fuera solo por enseriarle, que no siendo mas conforme
á los principios de la secta su propriedad, llegará para
éi tarnbien el momento de que se le maldiga y se le
despoje de ella, como se hizo con el ciudadano °pu.;
lento.


Son muy dignos de notarse aquilos progresos del sofis
mar Los que ha hecho hasta el presente, nos han de abrir
los ojos para los que hará algun dia. Rousseau, el sofista
ginebrino de la libertad y de la igualdad, previniendo
las lecciones del moderno


. Espartaco Weishaupt , pro-
nunció este oráculo • El primero, que habiendo cercado
» un terreno, tuvo atrevimiento para decir, esto es mi();
» y hallo' personas bastante sencillas que le dieron cré-;
» , fue el verdadero fundador de la sociedad civil. »'
A esto al adió Rousseau : a ¡Cuantos crímenes, cuantas
• guerras , cuantos asesinatos , miserias y horrores ha-
» brin evitado al género humano el que con valor hubiese
» dicho á sus semejantes : no escucheis á ese impostor;
» estais perdidos si olvidais, que los frutos son de todos;
» y la tierra no es de ninguno g11.720 (T) » ¡Cuantos delitos y
explicaciones ]cabria este sofista evitado á la revolucion
francesa, si abandonando aquella azarosa paradoja, hu-i
Mese sabido dar al género humano unas lecciones mas


(r) Discurso sobre la desigualdad de las condiciones, parte 7:-
O 9




212 tLemiNismo.
verdaderas y juiciosas'. Mejor habría hecho dicien-
do : El primero, que habiendo cercado un terreno,
» dijo : esto no es de ninguno, yo lo cultivaré, de estéril
» lo haré fertil, y haré lo que exige la naturaleza para


lograr mi subsistencia, la de mi esposa y de mis hijos,
» y este terreno será mio ; el Dios de la naturaleza, que


á nadie le ha ciado, le ofrece y le da al primero que le
»


cultive, como fruto de sus trabajos.... el primero,
» que hablando de este modo, cooperó á los designios
» de la naturaleza , y halló hombres bastante sabios pa-
» ra que le imitasen, fue el primer bienhechor del género
» humano; este enseiió á sus hijos, que no habian sido


criados para disputar á los animales , ó disputase los
» unos á los otros los frutos salvages de la tierra.- Les
» dijo , que habia virtudes domésticas y civiles que se
» clebian anteponer á la vida vagamunda y muchas veces


feroz de las hordas errantes. Fue dichosa su posteridad,
» y se multiplicaron sus generaciones. Si no pudo evitar


todas las plagas , evitó á lo menos la principal, que es
» la esterilidad , que consume el gérmen de la vida, y
» arrancó de los bosques á los hombres que iban dis-


persos , y que muchas veces eran tan feroces como los
» leones y los tigres, cuyo destino son las selvas..


Si Rousseau se hubiese producido de esta manera ,
habria evitado la ignominia de ser el padre de \Veis-
haupt : pero la necedad del hombre, que muchas veces se
llama filosofia , prodiga elogios á las paradojas del Gine-
brino. El sofista de Baviera se apoderó del código de
Rousseau , y el delirio del orgullo se vió castigado por el
delirio de la perversidad. Lo que en los maestros no fue
mas que una paradoja de una independencia loca , pasó,
sin perder nada de su tontería, á ser en los discipulos
una conspira • ion fatal. Y no es ya tiempo de decir sola-
mente : estas son quimeras de sofistas ; es preciso decir


cAriveLo neon(lermo 211
en el día : estas son las maquinaciones queso traman con-
tra vuestras propiedades ; maquinaciones


,
que ya ma-


nifiestan lo bastante tantas expoliaciones revolucionarias;
expoliaciones de los bienes de la iglesia, de los comerei-
antes, de los ricos y de los proprietarios




Si estas
son quimeras , son las quimeras de Weishaupt :
capatáz de los bandidos conjurados,. del demonio mas fe-
cundo en sofismas y en artificios para realizarlos. Lo que
Rousseau . dijo á los sofistas , lo dice el nuevo Espartaco á
sus legiones iluminadas : los frutos.


son de todos , la tier-
ra no es de ninguno. Esto dijo en sus cavernas, aña-
diendo : cuando comenzó la propiedad, desaparecieron la
libertad y la igualdad ; y en nombre de esta libertad é
igualdad conspira y excita á sus conjurados, para que de-.
vuelvan á los hombres la vida patriarcal.


Secreto de la secta contra la autoridad paterna.


No se deje engallar el lector al oír de Weishaupt esta
expresion : vida patriarcal. El gerofante iluminado habla
mucho de Abraham y denlas patriarcas, del padre, sa-
cerdote y rey, y solo soberano de su familia. No piense
el lector que verá aquí á un pad;c , rodeado de sus hijos,
que ejerce sobre ellos el mas dulce de los imperios,
y quienes dóciles á una soberanía croe le ha dado la mis-
ma naturaleza , respetan sus órdenes y cumplen su


. vo-
luntad.. No : este imperio no tiene aquí mas realidad que
su sacerdocio. Bastante lo liemos visto en sus rí pienos mis-
terios. El patriarca iluminado no conoce mas Dios, que el
ardo. Empiezo, pues, el lector por separar de la vida patriar-
cal aquel espectáculo de un padre que ofrece al Eterno los
votos de sus hijos, y que ofrece sacrificios por los mismos,
haciendo en medio de todos las funciones. de. sacerdote
del Dios. vivo. Luego verá el lector , que en estos mis-


() 3




21 i; numiNismo.
mos misterios de la secta desaparece tambien todo el
imperio de un padre. Ya he dicho , y lo repito ; si tri-
unfa la secta , vuestros hijos ya no serán 'vuestros. Esto
es, no tendréis derecho para mandarles, ni ellos obliga.
cien de obedeceros. Toda aquella p


•etensa soberanía
del padre , no es mas que una verdadera conspiracion
contra la autoridad paterna. El código de la secta nos
ofrece la prueba.


Tampoco Weishaupt tiene aquí la gloria de ser inven-
tor. Rousseau y la turba enciclopedista ya ha mucho.
tiempo que decian: La autoridad del padre cesa, cuando
los lujos dejan de necesitarle. De esto hicieron los sofis-
tas el principio de toda rebelion. El que inventó el nu•
evo iluminismo para hacer de él la sentina , el albañal y
el monstruoso conjunto de todos los errores mas anti-,
religiosos y anti-sociales, no podia permitir que igno-
rasen los hijos estas lecciones de su independencia en
el mismo seno de las familias , ni el imaginario derecho
de atenerse á sí mismos , ni tener otra ley que su ni.
zon , desde el'momento en que se consideren con bas-
tante fuerza para no obedecer y poder pasar sin sus
padres. Si un padre dijese al gerofante iluminado : mis
lujos son mios ; tengo derecho para mandarles, y ellos obli-
gacion de obedecerme; este le responderá : el poder pa-
terno cesa con la debilidad del hijo; un padre aje' nderia
el sus lujos si reclamase tener aun al un derecho sobre
ellos, despuel de aquella ¿poca. Esto no es mas que un
principio, que ya se establece en los pequeños miste-
rios. Siga el lector sus consecuencias, ó sino deje que la
revolucion las desenvuelva. Entonces se verá en que con-
siste aquella soberanía del padre en su familia. Apenas
los hijos podrán pronunciar con su lengua balbuciente
las palabras, igualdad, libertad, y razon, cuando al oir
á sus padres que les mandan ó prohiben alguna cosa,


ekpirrto nuoialcimo. 215
les reponderán con las insolentes expresiones de despo-
tismo , opresion y tiranía.... No espere el patriarca rey
mas del reconocimiento y amor de sus súbditos y de
sus hijos, que de su obediencia. El gerofante, conce- -
dténdoles la libertad é igualdad , les ha enseñado á bur-
larse del amor ti la , aun mas que del amor
nacional y del amor á. la paria ; sus instruciones ya
han manifestado en este anior á la familia el princi-
pio mas inmediato del fatal egoismo ; busque cualquier
padre el motivo porque le pertenecen sus hijos, y por-
que son suyos, cuando ya sin temer pueden resistir á
su soberanía patriarcal , ó cuando ya sus débiles brazos
se han fortificado lo bastante par coger los frutos de
que necesitan para sustentarse, y hallará, que esta secta
infernal los ha rompido todos sin reserva , tanto los natu-
rales como los de los gobiernos y de la religion. Un
hijo, lo mismo que un tigre , olvida á su padre luego
que puede echarse sobre la presa. ¡ Y á esto llama la
secta volver el universo al estado de la naturaleza, al
reino patriarcal, á aquella época , en que el respeto
que los hijos tenian á su padre, suplia las leyes de la
sociedad civil ! En efecto : la secta consuma sus miste-
rios por la depravacion de las costumbres, y por la extin-
cion de los sentimientos mas justos y mas puros de la
naturaleza. A nombre de su igualdad y de su libertad,
maldice el imperio y el amor á la patria, y á nombre
de las mismas igualdad y libertad detesta el imperio y
el amor á la familia..


Ya sé , que á medida. que voy manifestando estas ma-
quinaciones pregunta el lector, ¿ que es lo que preten-
den estos monstruosos conjurados? Que no necesitan
ellos de la sociedad para conservar su fortuna? ¿ No ti-
enen ellos hijos? ¿Conspiran contra sí mismos ? ¿No ven
que sus maquinacionos se vuelven contra sus propias


04




2 6 utihtiyismo.
personas?... El lector, que hace estas preguntas,¿ ignora
acaso lo que es el entusiasmo del error, inspirado por el
demonio del orgullo, de la independencia, de la impie-
dad y del odio ó de la envidia ? ¿Que no ha sido á los
héroes , los semi-héroes , y á los sans culotes de la re-
volucion? Estos querian ser iguales y libres, y lo quie-
ren ser, cueste lo que costare. Si es necesario hacer sacri-
ficios, los harán. Si para el intento han de perder su
fortuna , no repararán en ello , mientras los otros la
pierdan. Si los inferiores les han de ser iguales, poco
importa, con tal, que ya no tengan sobre sí ni á Dios,
ni á hombre alguno. Lucifer perdió el resplandor con
que brillaba en los cielos , porque quiso ser igual al Ser
supremo. Y hay hombres cuyo orgullo insensato y cu-
ya estúpida impiedad es capaz de decir, aunque les cu-
este lo mismo, que no quieren permanecer sitbditos. —No
hay que reconvenir á los jacobinos , discípulos de Weis-
haup, con los vínculos de la sociedad ; ni hay que hacer.
les presente lo que deben á sus padres ó á sus hijos, ni
las atroces consecuencias de sus misterios ; pues este pre-
cepto , que intimó á sus insinuantes ó reclutadores el pa-
triarca : Ateneos siempre á los principios, sin atender á
sus consecuencias ,hace que se desentiendan de toda re-
convencion. Si : insistid , les dice en estos grandes prin •
cirios, igualdad y libertad; nunca os asusten ni deten-
gan las consecuencias , aunque os parezcan fatales. El
orgullo de estos insensatos no les permite ver, que una
sola consecuencia que se demuestre ser falsa , contraria
á la naturaleza y fatal al género humano, basta para de-
mostrar, que el principio del cual se sigue es falso ,
opuesto á la naturaleza , y que es el manantial de todos
los desastres. Los insensatos, con la misma satisfaccion
que el atéo Condorcet , iniciado de Weishaupt , excla-
maron , hasta en las tribunas de los legisladores : Perez-


cerivoto nron • cimo; 217
ca el universo , y subsista el principio. No fueron capa-
ces de conocer que una libertad é igualdad desoladoras
del género humano, no son, ni pueden ser la libertad
é igualdad del género humano. ¡ Infelices ! Que pere-
ciendo bajo la segur de su igualdad y libertad, grita-
ban : viva la igualdad , viva la libertad ! El lector, que
á la realidad de estas maquinaciones quisiese oponer el
grito de la naturaleza ó los intereses de los mismos prosé-
litos del iluminismo, no sabe el ascendiente que tiene
el entusiasmo del error exaltado por el orgullo, ni tam-
poco sabe el arte de que se valen los gerofiintes del ilumi-
nismo para animar é inflamar en sus cavernas aquel mis-
mo entusiasmo.


Si en el trastorno que medita la secta, no puede com-
binar tanta perversidad con los intereses de los mismos
conjurados , sepa el lector , que al mismo tiempo
el iluminismo persuade á sus esuípidos iniciados, que sus
necesidades ficticias desaparecerán luego que llegue el
reyno de la libertad y de la igualdad , y que cuando sea
salvage, la naturaleza le proveerá de todo le necesario, y
por lo mismo anhela con el mayor fervor por la igualdad:
el iniciado seductor , á pesar de que ha dicho : los frutos
de la tierra son de todos, pero la tierra no es de ninguno,
sabrá asegurase su pal te de los mismos frutos (*).


Pero, que acaso he tomado yo el empedo de hacer que
se avengan los iniciados y sus maquinaciones? Que les
importa que los lectores puedan 6no concebirlas? Los mal-
vados estar siempre llenos de contradicciones; mas no por


(") Ninguna cosa manifiesta tanto la estupidez de los prosélitos
de la libertad y de la r:oalclad , como el que no vean , que los
mismos que se empeñan en propaga, este sistema , son los mayores
enemigos prrieticos de la misma libertad é igualdad que predican.
Tanto en la franc-mazonería reservada , como en el iluminismo
consumado , hay gerarquía en su gobierno , y una stunision




9,18 xr...cmirzismo.
eso son menos malvados, ni sus delitos menos




Ereales. n


vano se cansa el lector haciendo objeciones, y de nada
sirve la pregunta: ¿que pretenden, pues, con su mons-
truosa igualdad y con todos sus proyectos contra las leyes
civiles y contra los derechos y el nombre de propiedad?


¿Que,
será necesario para complacerles que abandonemos


nuestros domicilios fijos, que olvidemos nuestras artes y
ciencias, y acabemos con reducir á cenizas nuestras ciu-
dades, villas y pueblos para ir errantes, segun sus deseos,
corno las bordas salvages ? ¿Será necesario degollar la mili]
tad del género humano, y aun mas , para que la tierra so-
lo presente el espectáculo de sus rancherías dispersas ?
Aquellas artes y ciencias, y principalmente aquellas acade-
mias minervales del iluminismo, ¿ tienen otro objeto que
reducirnos á la barbarie ? ¿ Es porventura ue


unageracion


de Vándalos, de Alanos, Godos, Visigodos y kunos que
amenaza á la Europa con una inundacion de Bárbaros del


Norte? ...... piense el lector que para respond
er á sus


preguntas modificaré ó restringiré las maquinaciones
de la secta; no ; se pasmará al oir lo que voy á decir.
Si triunfa el iluminismo, se acabarán las artes, se han
de incendiar, no solo los palacios, las ciudades, las villas
y las aldeas, sino tambien todas l .


as habitaciones y hasta las


mas degradante en los neófitos. Estos son
en la realidad esclavos


pero no sienten su esclavitud, porque sus
venerables y gerofiintes


les dicen que son iguales y libres. Los repetidos juramentos con
que encadenan su libertad ; los pu


a


íittles y venenos con que les


amenazan si revelan el secreto ; l buena vida que se dan los
capataces , á costa de las contribuciones de los iniciados de las
clases ínfimas, no han bastado para abrir los ojos á tanto animal
de reata , que solo sirve á la secta , no para que todos los hombres
sean iguales y libres, pues sabe que esto es imposib


l e , sino para
tiranizar al género humano como lo han tnanifestado en la revo.
lucion , v en todas sus ratnificaciones , los grandes predicadores


de los derechos imprescriptibles de los hombres. •


CSPÍTVLO Dronéermo. niq
chozas. Sus sectarios, como los Vándalos, Godos, Hunos,
Ostrogodos y denlas Bárbaros del norte, cometerán los mis-
mos desastres y devastaciones. Esta respuesta la da la mis-
ma secta en su código. Atienda el lector.


En cuanto á las artes y ciencias, despues de haber he-
dio esta pregunta á sus iniciados ¿ quien les ha reducido
á la esclavitud ? hace que respondan: la sociedad, el es-
tado, los gobionos y las ciencias. El gerofante ya 'labia
dicho al iniciado, que debia anhelar per aquel tiempo en
que desterradas de la tierra las ciencias zmitiles, solo se
dedicarian los hombres á /a vida patriarcal, al estado na-
tural y á ir errante por ese mundo. Tainbien los mismos
gerofantes habian dicho, que la gloria y felicidad de su
secta se hallaria en su cumbre, cuando podría decir que
esta era su obra. ¿Y habrá quien se ¿eje engarrar con el
nombre de academias minervales con que condecora sus
escuelas ? ¿ Se puede descubrir en estas academias otro es-
tudio, que el de valerse de las mismas ciencias para des-
truir su imperio, el de toda religion y de toda sociedad,
cuando la secta, al salir sus discípulos de las mismas aca,
démias, para formar concepto de sus progresos, les hace
estas preguntas ?. u¿ Las ciencias comunes generales nos co-
» munican verdaderas luces ? ¿ Conducen á la verdadera
» felicidad?... Al contrario,¿ no son ellas el efecto de
» necesidades variadas, y del estado anti-natural en que
» se hallan los hombres? ¿ No son invencion de cabezas
» vacías y laboriosamente sutiles" »Todas estas pre-
guntas , estos votos y estas injurias contra las ciencias,
hemos oído que las ha dicho y hecho la secta : ¿y se
podrá esperar que en los grandes misterios de su ilumi-
nismo profese otra ciencia ó facultad que la del hombre
salvage, pero igual y libre en los bosques? Las devasta-
ciones revolucionarias, y tantos monumentos como ha
derribado la segur de los bandidos jacobinos, ya nos han




2.5to z trmi5isuo.
manifestado lo bastante el odio y frenesí de los modernos
Vándalos : pero aun nos lo han manifestado mas los mis-
terios de la secta.


Irrítese el lector contra Weishaupt, cuanto le dé la
gana, irrítese contra sus iniciados y su iluminismo; trá-
telos, pues lo merecen , de conjurados, de Bárbaros, de
llanos, de Ostrogodos, y de cuanto bien le parezca: ¿que
sacará de todo esto? Weishaupt se sonreirá, y no por
eso dejará de decir á sus iniciados y estos de creerle , que
toda sti honra y gloria consiste en que para la ejecucion
de su proyecto , no solo imiten , sino que excedan en los
desastres y devastaciones á todos los Bárbaros. Weishaupt,
en aquellos Bárbaros que salieron de los bosques del
Dlorte y desolaron las províncios de la Europa, incen-
diando sus pueblos, arruinando sus imperios y llenán-
dolo todo de escombros, mira y contempla á unos hom-
gres, tales como los exige la nattíraleza , y como que
son unes preciosos restos de las estirpes patriarcales. En
las segures de aquellos Bárbaros le parece que está mirando
á la misma naturaleza, que ensaya aquella regeneracion,
que es el objeto total de la secta. El lector aun no ha
oido todas las instrucciones que da el gerofante en sus pe-
queños misterios; oiga pues las que da á sus epoptas sobre
aquellos Bárharos.del Norte. En la historia que Weishaupt
pretende tejer del genero humano, llegando á aquella épo-
ca que todos los fastos de la Europa llaman de la inunda-


cion de los Bárbaros , habla de esta manera para mani-


festar su destino.
Despues que el resto de la Europa hubo sucumbido al yu-


go de las leyes y de la corrupcion , a la naturaleza que en
las partes del Norte conserva intacta en su pureza y vigor


»
original la verdadera estirpe de los hombrs primitivos,


»
se presenta y llega para ciar socorro á la especie. Del




fondo de aquellos paise pobres y estériles, convoca á


CAPÍTULO rneo leimo.


221
» aquellos pueblos salvages y los envia á las regiones de
» la molicie y del deleyte, para que con una nueva san-
» gre comuniquen una vida nueva á estos cuerpos ener-
» vados del mediodia , y con otras costumbres y otras
» leyes rastablezcan el vigor de la especie, basta que el
» gérmen mal sofocado de la corrupcion infecte de nuevo
» á esta misma porcion de la humanidad , que entonces
» llegó á estar tan sanan, Esto es decir en otros términos,
que la naturaleza envió aquellos Bárbaros para regenerar
la Europa. Con esto ve el lector lo que son los Vándalos,
los Hunos y los Visigodos para la secta. Tambien ve
con esto, que lejos de agraviarse el iluminismo comparán-
dose á aquellos Bárbaros, pone en esto su mayor gloria.
Si la historia nos los pinta llevando á todas partes el hier-
ro y el fuego, talando nuestros campos, incendiando
nuestros pueblos, destruyendo los monumentos del arte
y llevando en su retaguardia la ignorancia y todos los
horrores del siglo de hierro ; despoblando los imperios,
dejando por todos los lugares de su tránsito ruinas y
escombros, monumentos de su frenesí devastador, en
todo este proceder de los Bárbaros Weishaept no des-
cubre algun cielito; al contrario , en él descubre el ver-
dadero modo de regenerar ]a especie humana y de coo-
perar á los designios de la naturaleza. Pero ellos deja-
ron imperfecta la regeneracion, porque con el tiempo
adoptaron nuestros usos y costumbres y se civilizaron;
nuestras campiñas se fertilizaron de nuevo : renació la
sociedad; volvieron las ciencias ; á la sombra de las leyes
reflorecieron las artes; se volvieron á poblar las ciuda-
dades , y la raza de los primitivos salvages, confundién-
dose con los ciudadanos , se ha sometido á las leyes, y
respiran y prosperan hoy los gobiernos. •


He aquí, segun el parecer de la secta, el grande crí-
.men que han cometido aquellos Bárbaros ; esto es lo que




222 17,1:1117413.110.


llora el zterofante exclamando : a ¡ Ah! si aun quedaban


entre ellos algunos sabios bastante felices para preser-
» varse del contagio , que suspiros no dieron , y que
» votos no hicieron , para volver á ver los tiempos de


sus antepasados v gustar de nuevo los antiguos place-
»


res á la orilla de un riachuelo, á la sombra de un
»


árbol cargado de frutos y al lado del objeto sensible
»


de sus amores! Entonces llegaron á conocer el gran
»


bien que es la libertad, y la falta que habian cometido
poniendo demasiado poder en la mano de un horn-


,' bre Entonces la necesidad de esta libertad hizo
» que conociesen su caida y buscasen los medios para


disminuir á lo menos su esclavitud.....; pero entonces
» sus esfuerzos y sus golpes solo cayeron sobre el tira-
» no, y nunca sobre la misma tiranía. » De este modo
el sofista insidioso, vil orador, pero diestro conjurado,
con estos tortuosos giros de sus pequeños misterios va
conduciendo al iniciado, no solo á imitar los furores y
estragos de los Bárbaros, sino á excederles en la cons-
tancia, perseverancia y perpetuidad de las devastaciones.
De este modo se explican todas aquellas preguntas sobre
el temor de no volver á adquirir su igualdad "S' libertad,
sino para volverlas á perder. A esto se ordenan estas
exhortaciones :


Auxiliaos, unios, aumentad vuestro número, empe-
» zad con haceros poderosos y temibles ; ya lo sois,


pues teneis en vuestro favor á la muchedumbre. ...
» Los mismos perversos que os temen , pasan á alistarse


en vuestras banderas. ... Luego seréis bastante fuer-
» tes para atar las manos á los que quedan , para sub-
» yugarlos y para sufocar la perversidad en su mismo


origen.» De este modo tambien se explican aquellos
furores y aquella rabia revolucionaria , que con la segur
ha destruido y dispersado tantos monumentos venerables


CAP1TIILO 225
y preciosos de las ciencias y de las artes. Si el grito
general de la indignaciou suspende en el dia aquellos
estragos; silos 'Vándalos jacobinos afectan arrepentimien-
to, es, porque aun no ha llegado el tiempo de los gran-
des misterios; pero cuando llegue, las segures, el hier-
ro y el fuego consumarán las maldiciones que han echa-._
do los gerofantes de la secta contra las leyes, las cien-
cias, las artes, las ciudades y toda morada permanente.
Sobre todo, se explica con esto aquella ferocidad revolu-
cionaria, aquellos furores de sangre , aquella continua-
don de proscripciones, de degüellos , de extrañamientos,
aun mas artificiosos y crueles que las mismas guillotinas.
La secta espera el tiempo de atar las manos, el tiempo
de subyugar y de sufocar hasta en su origen á los que
llama malvados, que es decir, atar las manos á los que
no pueda atraer á su partido; espera el tiempo de sub-
yugar y sofocar á todo ciudadano zeloso de su religion,
de la conservacion de las leyes, de la sociedad y de las
propiedades. La secta ha empezado como los T'unos y
los Vándalos, como todos los Bárbaros del Norte; pero
se guardará muy bien de acabar. como ellos; quiero de-
cir , se guardará de que se amortigüe en sus iniciados
la rabia de devastar. Segun su sistema, sus prosélitos
han de ser Vándalos , Hunos y Visogodos hasta el fin,
hasta que ya se hayan perdido todas las esperanzas de
que renazcan la religion, las leyes y la propiedad.. Todas
estas atroces maquinaciones no son otra cosa que los pro-
yectos que ha formado la secta en sus pequeños miste-
rios. El fundador de la orden , el nuevo Espartaco es
quien lo dice. Dice, que sus últimos secretos no son mas,
que el resultado, la manifestacion y una exposicion mas
clara y positiva de los secretos anteriores. Dice, que
desaparecerán las naciones con sus leyes y sociedades,
y que desaparecerán por el número y la fuerza de sus




224
ni:, lit:sismo.


iniciados, y por el yugo y hierro de los Vándalos mo-
dernos. ¿Que es pues lo que ha de revelar en sus
mos misterios, sino que el hierro, la obstinacion y la
rabia de los conjurados nunca se han de amortiguar ,
y que han de ser Vándalos hasta el fin de los tiempos, para
que no renazcan la religion , la sociedad , las ciencias,
las artes, la patria y la sociedad , y de nuevo no sufo-
quen la igualdad y libertad de su iluminismo ?


Ultimo secreto de los grandes misterios y declaracion de
sus autores:


Espartaco no se dá por satisfecho con éstas últi-
mas expresiones de su conspiracion. Su infernal orgullo
no se satisface con dejar para otros el honor de la inven-
cion. Hasta el presente le hemos visto abusar de la cre-
dulidad de sas iniciados, inflamar su zelo é imponerles


respeto por lo relativo á la imaginaria antigüedad de su
orden, y honrar sucesivamente con sus micterios á los


hijos de los patriarcas , á los sabios, al mismo Dios delos cristianos y á los fundadores de las lógias mazónicas.
Pero llega al fin el tiempo, en que suponiendo que el
iniciado en los grandes misterios es ya bastante zeloso,
los gefes no reparan en manifestarle la verdadera historia
de su . iluminismo (1). Estos le dicen : esta sociedad se-
creta, que con tanta sagacidad os ha conducido de misterio
en misterio , y que se ha cuidado tanto de desarraigar
de vuestro corazon todos los principios de la religion,
todos aquellos falsos sentimientos de amor nacional, de
amor á la patria y de amor á la familia, todas aquellas
pretensiones de propriedad y de derechos exclusivos á.
las riquezas y frutos ch.>, la tierra ; esta sociedad , que


(x) Escritos originales tomo a, carta de Filon Iiniggo á Caton
Zwach.


e /. prionlenno. 225
tanto ha trabajado para hacer que vieseis el despotismo
y la tiranía en todo lo que llamabais leyes de los impe-
rios; esta sociedad que os ha declarado libres, y que
os ha hecho saber gire para vos no hay mas


soberano que
vos mismo , ni otros derechos para con los denlas que
los de una perfecta igualdad; de una libertad absoluta
y de una total ind ependencia ; esta sociedad, sabedlo,
no es obra de la supersticiosa é ignorante antigiiedad
es. obra de la ,Illosojia moderna ; es obra nuestra. El
verdadero padre de nuestros iluminados , es EspartacoTfreishaui2t.


Por varias cartas de Weishaupt satemoS que esta
tíltima parte del secreto que le declara autor del ilumi-
nismo ,aun continuaba en ser un misterio para la mayorparte de sus álagos y de sus Hombres-Reyes. Solo sé
revelaba este misterio á los que, con el nombre de 12 reo-pagitas debian componer el gran consejo de la órden,
y por lo mismo debian conocer al gefe y verdadero
fundador de la misma, á


no ser que circunstancias par-
ticulares exigiesen que hiciese á otros iniciados el honor
de esta confidencia (r). Weishaupt , cualquiera que fue-
sen los servicios de sus sectarios, no halló que los pudiese
recompensar mejor, que con decirles al fin :


este trastorno
universal de los altares, de los tronos y de toda socie.;
dad, le he concebido yo, y ti 712E se debe toda la gloria:


He manifestado los fatales secretos del iluminismo ;
tambien he manifestado los grados y la serie de artifi-;
cios con que la secta preparaba á sus iniciados para pene:
trar en sus misterios, verlos revelar sin horror, y coo•-;
petar á ellos con zelo. En vista de esto


es preciso que
el lector se resuelva ti una de dos cosas, ó á rasgar el
código de la secta y sostener en juicio que son falsos


(a) Escritos originales, tomo I , carta 25 á Caton,
Tomo III.tanto




226 ILO MINISMO.


sus anales y las confidencias mas íntimas de Espartaco
Weishaupt, su fundador, con Filon Knigge, su prin •
cipal redactor, y falsas las convenciones de los iniciados
sus mas ardientes cooperadores, ó bien esperar, para que
sirvan de demostracion de estas fatales maquinaciones,
su total y completa cjecucion , ó en fin convenir en
que su infernal objeto se reduce á estas infernales leso-
Inciones : no mas altares, no mas tronos, no mas magis-
trados no mas autoridad ni sociedad religiosa ó cilil;
no mas propiedad ni para el rico, ni para el pobre ;
no mas artes, ni ciencias de las que no se pueden culti-
var fuera,de las sociedades civiles. En lugar de todo
derecho y de todo bien, solo haya igualdad y libertad
y la mas absoluta independencia; en lugar de costum-
bres , la vida salvase, errante, vagamunda : decorada ,
ya con el nombre de vida mimada ya de vida patriarcal;
en lugar de medios, todas las astucias, todos los lazos,
toda la ilusion y perversidad de los sofistas, mientras
se espera que, aumentándose el número de los iniciados,
lleguen á tener la fuerza de que necesitan ;- cuando la
tengan, atarán las manos y subyugarán, degollarán, aso-
larán y renovarán todos los horrores , atrocidades y
desastres de la inundacion de los Bárbaros del Norte :
pero con mas crueldad y rabia destruirán , asolarán y
exterminarán sin piedad ni reserva á cuantos se opon-
drian á las maquinaciones de la secta, ó que sostendrian
la religion , la sociedad 1 la propiedad , ó harian
renacerlas.... Si no he probado que son estos los votos
y maquinaciones de la secta y de la perversidad mas
desoladora , que se me diga, ¿que cosa son pruebas y
el resultado de la evidencia ? Si hay quien con tia en
que no tendrán efecto estas maquinaciones , porque su
extravagancia y delirio parece que igualan á su perver-
sidad, •sepa que aun no lo he dicho todo; aun he de


llas cuales esta se


C


ha




sometid


TITLO
n


o


tr
, ODAcusio,


22ma


tra


nifestar


ley ,


las leyeses y


otro


gobierno


gobier


d


n


el interior de la secta
o para an iquilar cualquier


o
ve:algun cija, que el objeto de


sus maq , uinaciones,
para hacer


nqu(parece tan monstruoso, no es quimérico.


P 2




CAPITULO XIII.
.ÓLTIMA. DEL CÓDIGO ILUMINADO. GOBIERNO DE LA.


SECTA; IDEA. GENERAL DE ESTE GOBIERNO Y DE LA. PARTE


QUE TIENEN EN EL LAS CLASES INFERIORES DEL ILUDLINISMO.


PArTE


228
IL ti 11 IN I SMO.


Cs"..
~s., a van


Difrencia entre el gobierno particular de las lógias y
su conjunto.




o le basta al fundador de una secta conspiradora, haber


fijad
o el objeto de sus maquinaciones y las pruebas de


los grados que deben elevar insensiblemente á sus ini-
ciados á la manifestacion de sus últimos misterios. Quiere
aun que sus cómplices, animados del mismo espíritu,
no formen mas que un mismo cuerpo ; cuerpo, cuyos
miembros, dirigidos por las mismas leyes, inspeccionados
y gobernados por los mismos gefes, se dirijan todos
al mismo fin. Un célebro como el de Weishaupt, no
pocha omitir en su código una- parte que era tan esen-
cial para lograr sus resultados. Con lo que he cho
hasta aqui, ya se ve como todo se enlaza, y se va su


di


dinando todo en la graduacion de sus misterios; tambien
se ve como todos los iniciaados reunidos en una misma
ciudad, á pesar de la diferencia y desigualdad de sus
grados, componian en cierta manera una misma acade-
mia de conjurados, preparando cada uno la ruina de los
altares y de las leyes de su patria. En esta academia el
candidato y el novicio son gobernados por el hermano
reclutador, quien los introduce en las lógias


minervales.


Estas lógias las gobiernan los iluminados mayores;
sobre


CAPÍTCtO tic i:m o .TEncro. 229
estos grados preparatorios está el grado intermedio y
mazónico de los caballeros escoceses, cuya inspeccion, por
una parte, vela sobre los iluminados malares, y por la
otra sobre 105 matones del iluminismo , y en general ,
sobre todo lo que el iluminismo llama edificio inferior
de la orden. Sobre los caballeros escoceses estan los epop-
tas, los regentes ó príncipes de los pequeíios misterios,
y en fin los magos y los hombres-reyes de los grandes
misterios.


Estas clases reunirlas componen una academia completa
de conjurados. La patria , en cualquiera parte que exista
una de estas, está amenazada de una próxima ruina ;
los magistrados y los ciudadanos ya pueden temer que
su religion , leyes y propiedades sean destruidas, trastor-
nadas y aniquiladas. Como , segun la secta , la patria
del hombre es todo el mundo, cí para decirlo mejor,
la secta no conoce patria , de aqui es , que esta sola
palabra patria es una blasfemia contra estos derechos
del hombre, igualdady libertad. Esto mismo qne cada
iluminado hace en su academia, lo hace igualmente la
secta en todas partes. Sus academias distribuidas, com-
binando sus esfuerzos y meditando en todas partes los
mismos trastornos, proceden con inteligencia. Los zapa-
dores tienen sus convenciones y sus correspondencias
subterráneas , pa raque las explosiones locales se hagan
á propósito y sin dacio del trastorno universal, meditado
por la secta. Para esto es necesario que haya gefes :


y
directores comunes; que haya leyes y correspondencias
generales ; que un conjurado , en cualquier


. piste que
obre , esté asegurado de que ohra cic acuerdo con sus
hermanos , que no hallará oposicion á sus proyectos,
sino por el contrario , una misma aecion y fuerzas corres-
pondientes.




Weishaupt que meditaba una desorganizacion gene-
P 5




ItnincssMo:
ral, concibió que la organizacion de sus cómplices debia
ser de las mas perfectas. Cuanto mas deseaba la anarquía
universal, y cuanto mas deseaba sustituirla á las leyes,
tanto mas se esforzó en desterrarla de su secta, para
concentrar mejor sus fuerzas y dirigir sus marchas. Atento
á


esto, no se contentó con aquel juramento que se limi-
taba á someter el iniciado á todas las órdenes que erna-
uarian de los superiores. Tampoco se contentó con aquel
extraño compromiso, que sujeta al depotismo de la secta
la vida y fortuna de los iniciados, luego que llegan al
ser juzgados por gefes incógnitos porque fueran traidores
ó rebeldes. Le pareció que era necesario que basta los
mismos superiores tuviesen sus leyes comunes como sus
principios, á fin de que el impulso y la direccion fuesen
por todo uniformes. Muchas y largas meditaciones ocu-
paron á Weishaupt para llegar en este particular á toda
la perfeccion de lo que 'labia ideado. «Es preciso , escri-


» bid cinco años despues de establecida la secta, que rutas-




tra máquina sea tan perfecta en su sencillez, que un
D niño la pueda dirigir.... Dejad que yo me entregue
» á mis especulaciones, á fin de que yo tenga tiempo
» de poner en órden á nuestra gente , quiero decir ,
D poner á cada uno en su lugar, y fijar y subordinar la


accion y los movimientos de todos (r).»
Weishaupt meditando las leyes de su gobierno.


De tal modo estaba ocupado en sus especulaciones so-
bre el gobierno de sus conjurados, que sus máximas y
consejos políticos manaban con cierta superabundancia
de su pluma en todas las cartas que escribia á sus principa-
les iniciados, . Es preciso haberlas leido y oido á él mismo,


(x) Cartas á Ceton del 15 de Marzo de 1 7 8 1 , y del i6 Febrero
de 1783.


clpircr.o CI
mo-Tr.r. cicr; 231


para poder creer la perversidad calculada de sus con-
sejos, de susmedios y de toda su i nfernal política. He aqui
un ejemplo : en la misma carta que acabo de citar del 15
Asfandar del año I z (*) insertó dos reglas para ins-
truccion de sus Areopagitas. La primera consiste en decir,,
que se atengan á la reserva con los candidatos dela clase de los ricos, porque esta gente, dice , orgullosa ,
ignorante y enemiga del trabajo y de la obediencia , solo
quiere entrar en nuestros misterios para reir y burlarse.
En la segunda les dice, que no se paren en demostrar que
la verdadera franc-mazonería es la del iluminismo ; por-
que para esto la mejor demostracion consiste en no dar
alguna. A ver como se explica él mismo en cuanto á la
tercera ley, que entra en esta compilacion política : e Pa-
» ra ser dueños de nuestros discursos , permitimos á los dis-
• cípulos que observen que los superiores gozan de triza
» grande libertad sobre este artículo, y que unas veces ha-
» olamos de un modo y otras de otro ; muchas veces hace-
» mos una pregunta con seguridad para sondear la opi-
• nion de los discípulos, y proporcionarles ocasion de
D manifestarla con sus respuestas. Este efugio es muy
n bueno para corregir muchas faltas. Digamos siempre
» que el fin manifestará cual de nuestros discursos debe
» mirarse como verdadero. Se habla ya de este modo,
• ya de otro , para no cortarse, y para que nuestro ver-.
• dadero pensamiento sea impenetrable para los inferio-
• res. Póngase tambien esta advertencia en la insulte-
» cion ; etiam hoc inseratur instructioni ; y aun seria
n mejor, y el expediente tendria mejor éxito , si advir-
» tieseis, y aun encargaseis á nuestros iluminados mayo-
» res, que varien tambien sus discursos con los inferiores,
• y esto por los motivos y a dichos. n Ex rationibus supr2¿


(') Véase la cronología de los iluminados en el cap. 4 , pág. 43.
P 4




231 lzviwizzismo
dictis. Estas palabras latinas son lambien de Weishaupt ,
que hace frecuentemente uso de esta lengua en sus escri-
tos. Luego despues de haber establecido estos principios
de gobierno para los areoi.2agitas ó primeros superiores
del iluminismo, añade Weishaupt :


« Os suplico que no perruitais que se pierdan estas
máximas que se presentan en gran número en mis


» cartas. Reunidlas siempre para instruccion de nuestro
areopagita, porque no las tengo siempre presentes á la


a memoria Puede que con el tiempo se componga
» con esto un excelente grado político. En esto ya ha
» tiempo que se ocupa Pilen. Comnnicaos mutuamente
» las instrucciones que os son propias para formar con
» el tiempo una compilacion. Leedlas con cuidado para
» que las aprendais de memoria. Aunque las sé y las


siga en la práctica, necesitaria de mucho tiempo para
» compilarlas. Enterados de estas máximas, os será mas
a fácil comprender mis proyectos, y perfeccionaréis
» mejor mi obra (t). .» No pierda el lector de vista
estas instrucciones , pues necesitará de ellas para creer
los artificios infernales que le voy á manifestar en esta
nueva parte del código iluminado. De estas largas combi-
naciones que hizo Weishanpt salieron al fin todas aque-
llas leyes , en las cuales cada uno de los iluminados
tiene seljalacio el camino que ha de andar.
Subordinaeion general y graduacion de los superiores.


Para que en este gobierno todo esté subordinado ,
hay una division general de superiores correspondientes
á los lugares. Hay lógias se caladas á , los iniciados en su
departamento, y cada lógia minerval tiene su superior
en la clase preparatoria, inspeccionada por la clase inter-


(í) Alli unsmo.


CAPITULO DLetmo-Trtteto. e33
media. Hay, en segundo lugar, distritos, cu yo recinto
contiene muchas lógias , que observa é inspecciona ,
tanto su prefecto, como el superior del distrito, al cual
los iluminados llaman Dean, este está subordinado á
otro superior , cuya autoridad se extiende sobre todas
las lógias, y sobre todos los Deanes de la provincia, por
cuyo motivo se llama Provincial. El cuarto grado de
superioridad es el de aquellos iniciados, que tienen bajo de
su mando á todos los Provinciales de una misma nacion,
y por esto se llama Superior nacional. Sobre estos está
el consejo supremo de la orden , cuyos miembros se
llaman Areopagitas , y cuyo presidente es el verdadero
General del iluminismo.


Medios de correspondencia entre los superiores ri inferiores
del ilunzinisnzo.


Las correspondencias siguen exactamente el mismo
orden. El simple iluminado se corresponde cen su supe-
rior inmediato ; este con el Dean, este con el Provincial,
y este con el superior nacional. Solo estos últimos se
corresponden directamente con el Arcopago , y tambien
solo ellos saben la residencia de este congreso , que
siempre tiene nombrado á uno de sus miembros para
recibir las cartas , responder y comunicar las órdenes,
para que lleguen estas hasta las lógias. Solamente los Aro-
pagitas saben el nombre y la residencia del general ,
á no ser que este por motivos particulares , ó alguna
confianza ó servicios singulares haga á algun iniciado el
honor y la gracia de saber quien es, y en donde vive
el moderno Espartaco.


Okjeto de esta correspondencia.
Solo con tener presente lo que ya se ha dicho en los


primeros grados , se concebirá fácilmente , que esta




234 numiNissto. •
correspondencia ha de ser continua y en su modo in_
mensa. En primer lugar, todos los hermanos corno escu-
driñadores natos, tanto de sus condiscípulos, como de
los profanos, deben á lo menos cada mes escribir una
carta á la órden para dar noticia de cuanto han obser.
vado , sea favorable ó contrario á los intereses de la
misma. Deben tambien hacer relacion de sus progresos
y de los de sus hermanos; contestar á las órdenes que
han recibido y corno las han ejecutado, y tambien deben
cada mes hacer saber á los superiores mayores hasta que
punto estan satisfechos de la conducta de sus superiores
inmediatos. Todo insinuante ó reclutador, debe notar
los progresos de sus candidatos y las esperanzas que tiene
de aumentar con ellos el número de los sectarios. A
esto se añade todo lo que dice relacion á los retratos
de los iniciados y al extracto de los libros de memoria,
ó de observaciones cotidianas sobre les amigos ó ene-
migos de la órden ; los protocolos de las iniciaciones,
las relaciones de la vida de los iniciados, y las cuentas
que se han dado á las lógias, y una multitud de otros
artículos , que ningun iluminado puede ocultar á sus
gefes, sin contar las instrucciones ú órdenes que conti-
nuamente deben estos hacer pasar á sus subordinados.


Graduacion de esta correspondencia.


A mas del lenguage secreto, cuya llave ya he manifes-
tado, y cuyo grande objeto es que toda correspondencia
quede oculta á los profanos, tiene la secta otros medios
propios para que todas las cartas lleguen á su destino sin
ser interceptadas. Estas cartas de los iniciados relativas a
su iluminismo , se llaman en la orden de quibus
decir, que nadie las puede abrir sin tener licencia ó dere-
cho para abrirlas. El motivo porque estas cartas se llaman
asi , es porque en el sobrescrito se leen aquellas dos p a-


CAPÍTULO 1)1:C1\0-T E RCIO. 2,3a
labras quibus Lica , aunque muchas veces abreviadas con
estas dos solas iniciales Q. L. Por tanto , siempre que
en los escritos originales se lee, que algun iniciado ha
sido multado, porque en tal mes ha faltado á sn Q. L.
significa, que se le ha impuesto aquel castigo enporque
tal mes no escribió , como debia, á sus superiores (1).
Cuando la carta contiene secretos ó quejas, que el ini-
ciado no quiere manifestar á su superior inmediato ,
añade al sobrescrito una de estas dos palabras scli ó
primo : esta carta al solo ó al primero deberá abrirla el
provincial ó el nacional, ó llegará tal vez á los areopagitas
ó al general mismo, segun el grado del que la ha es-
crito.


Juntas y autoridad de cada grado para esta corres-
pondencia.


Despues de aquel medio general de correspondencia
y de subordinaeion , es preciso tratar de las juntas pro-
pias á cada grado y de la autoridad que tienen. Ya se ha
visto que las de las academias minerales se tienen re-
gularmente dos veces cada mes. Los iluminados menores,
que son los magistrados de estas juntas, y el iluminado
mayor ó el caballero escoces que las preside, no tienen
mas parte directa en este gobierno, que el cuidado de
inspeccionar los estudios y la conducta de sus discípulos,
y dar cuenta á las logias de los iluminados mayores. En
estos empieza la autoridad á extenderse fuera de los lími-
tes de la junta. A estos iluminados mayores se envían to-
das las noticias relativas á los novicios y á los hermanes
de Minerva. Alli se extienden estas noticias, se reciben
las adiciones y las notas para enviarlas despues á las jun-
tas del grado superior. Tambien se juzgan y deciden


(i) Carta a de Espartaco á Caton , tomo 2.




256 it.rstrxismo. •
las promociones de los novicios, de los minervales y de
los iluminados menores , y las diversas dificultades ó
contestaciones que puedan ocurrir en los grados infe-
riores , á no ser que la importancia del asunto exija
que la dificultad sea elevada á un tribunal mas alto. y,
en fin, allí mismo se guardan en depósito los primeros
libros de memoria y las primeras cartas relativas á los
hermanos. En cuanto á los conocimientos que algun ilu-
minado mayor pueda haber adquirido, sean relativos
á las otras sociedades secretas, ó á los empleos y digni-
dades que se podrian procurar para los iniciados, los debe
comunicar á su lógia , para que los conserve y comu-
nique á la junta de los iluminados directores, ó de los
hermanos escoceses (1).


Cuando hice la descripcion de este grado intermedio de
los caballeros escoceses, ya manifesté sus especiales fun-
ciones, y principalmente su destino, que es observar las
lógias mazónicas. La parte que ellos tienen en el gobier-
no general del iluminismo, consiste particularmente en
que todas las cartas quibus licet de la Glasee preparatoria
han de pasar por su capítulo, y se han de leer en él
mismo, aunque sean de novicios , y aunque ya las hayan
abierto los oficiales de la escuela minerva]; porque estos
oficiales solo pueden dar providencias interinas sobre los
asuntos de estas cartas. La autoridad que ejercen los
caballeros escoceses del iluminismo sobre esta correspon-
dencia, da una explicacion mas exacta á su denominacion
de grado intermedio. Sus quibus hect se enviar) directa-
mente á la lógia provincial, que toda se compone de
iniciados ya admitidos á los misterios de la orden ; por
esto los caballeros leen todas estas cartas de la clase pre-
paratoria, á exccpcion de las que van dirigidas primo


(t) Grado del iluminado mayor, instruccion 4.


cáríTuto nk.exmo-Tencio: 237
¿t soli. Ellos reciben y clasifican todas las pata licet
de los inferiores, cuando contienen asuntos poco im-
portantes, y forman de todas un extracto pie envian al
provincial. A estos extractos añaden el pormenor cir-
cunnanciado de todo lo que pasa en las diferen tes lógias
de la clase preparatoria, á la cual comunican las órdenes
de los hermanos iniciados en los misterios, de aquellos
iniciados de la mas alta gerarquía, que ellos mismos no
conocen aun. De este modo mantienen el lazo que ata los
dos extremos (t). Pero en esta general subordinacion , las
dos clases preparatoria é intermedia no componen mas
que la parte inferior del edificio. Los prefectos de estas
lógias mas son instrumentos que superiores. El móvil que
los pone en accion se halla en la clase de los misterios.
Las instrucciones que aqui se dan á los epoptas y á los
regentes, manifiestan en grande la política de la órden.
Es preciso que se sepan estas instrucciones ; paso á ma-
nifestarlas, empezando por las de los Epoptas.


(s) Véase en este grado el núm. 1 de la a.° instruceion.,




238 it.t.Dtx:ca o0.


CAPITULO XIV.
LECCIONES POLÍTICAS Y GOBIERNO DE LOS EPOPTAS DEI,


ILUMINISMO.


Objeto de estas lecciones.


ILusTaxn las naciones, esto es, quitad á todos los pue.
Nos las que la secta llama preocupaciones religiosas y


políticas; haceos dueños de la opinion, pública, y, bajo este
imperio, se arruinarán todas las constituciones que gobi-
ernan el mundo. Esta, como ya hemos visto, es la doe-
trina que da Weishaupt en sus misterios; este era su
grande medio y en él fundaba toda la esperanza del
buen éxito de sus conspiraciones. Estas, corno tambien
hemos visto, se extendian hasta las mismas ciencias. Estas
hablan de desaparecer como la rebgion , las leyes , los
príncipes, las naciones, los pueblos y hasta las cabañas.
Segun sus principios, se ha de suscitar el Vandalismo, la
época de los bárbaros, y toda la ciencia se ha de re•
ducir á la de los salvages errantes, iguales y libres. To•
das estas destrucciones solo pueden ser efecto de una
opinion que se haga general, segun su corrupcion y per-
versidad. La opinion depende de las ciencias, ó de la
reputacion de sabio que tiene el que pretende instruir
á los demas. Antes pues de aniquilar las ciencias, era
preciso valerse de su nombre, disfraz y autoridad para
conquistar la opinion de los pueblos en favor de la secta.
Llegando á triunfar estos errores, las leyes, las socied a


-des, las propiedades, los pueblos y las habitaciones fijas
se verian destruidas, el mundo vandalizado , y las cien•
cias huirian en presencia de los salvages libres. He aqui el


CAPÍTULO DLCIMO-CVARTO.
239


resultado de las meditaciones de Weishaupt, que dicta-
ron aquellas leyes que dió á sus epoptas.


Este grado le consagró al arte de conquistar la públi-
ca opinion con el disfraz de las ciencias ; es decir, á
la propagacion de todos los errores anti-religiosos y anti-
sociales, á la sombra y bajo el velo de las ciencias. De
este grado formó una sociedad, que toda se habia de
ocupar en las ciencias ; estas las estancó en cierta manera
para usurpar el influjo que ellas tienen sobre la pública
opinion, ó para decirlo mejor, las llevó para corrom-
perlas á todas haciendo que sirviesen á sus proyectos,
bien asegurado de que despues negarla sí ver, que por
sí mismo se destruiria su imperio. Su grado de minerva].
le destinaba á pervertir, con el nombre de ciencias, el
espíritu de sus discípulos jóvenes ; y su grado de epopta
le destinó para pervertir á todo el mundo, con el mis-
mo nombre, y cubierto con el mismo velo. De los ini-
ciados de este grado compuso una academia tenebrosa y
subterránea, pero que se extendia por todas partes. Orga-
nizó esta monstruosa academia y le (lió unas leyes tan in-
faustamente combinadas, que por ellas debia si un mis-
mo tiempo desplomarse el imperio de la sociedad y el
de las ciencias. Tal vez parecerá que no se puede concebir
un tal proyecto y que es superior á la misma perver-
sidad del mas profundo desorganizados; pero es preciso
tener presente, que por los misterios está demostrado con
toda evidencia , que Weishaupt y su secta han forma-
do la resolucion y proyecto de arrastrar al género hu-
mano á la época de los Visogodos y de los Vándalos,
y por medio del sistema destructor de todas las artes y
ciencias llegar á las rancherías de los Salvages, y no dejar
al mundo otra ciencia que la igualdad de los sans-culot-
tes . Preste el lector su atencion á las instrucciones qué
da la secta á sus epoptas y para organizar su academia.




I LUMINISMO.


Academia de los epoptas iluminados.


« A los sacerdotes iluminados preside un Dean, que
ellos mismos eligen. Los grados inferiores solo los po-
drán conocer bajo el nombre de epoptas, -y sus jun
tas se llamarán sínodos. Todos los epoptas prefiero esta
denominacion, y. es muy fácil adivinar el motivo ) dis-
tribuidos en im distrito, componen un sínodo; pero en
cada distrito solo puede haber nueve epoptas, sin con-
tar el Dean y el prefecto del capítulo. Los superiores
mayores tienen derecho de asistir á este sínodo. Siete
de los nueve epoptas presiden á las ciencias , distribui-
das en siete facultades, segun el orden siguiente : -


Lá Física. Bajo este nombre se comprenden la
dióptrica, la catóptrica, la hidráulica , la hidrostática,
la electricidad, el magnetismo , la atraccion , etc.


La Medicina comprende la anatomía, la cirugía,
la química , etc..


3.' Las Matemáticas, el álgebra, la arquitectura civil
y militar , la náutica , la mecánica la astronomía.


4.- La Historia natural , la agricultura , jardinería,
economía, conocimiento de los insectos y de los anima-
les hasta el hombre, la mineralogía , el estudio de los
fenómenos terrestres, y la geología.


5. a La Política, comprende el estudio del hombre;
estudio, cuyos materiales suministran los iluminados ma-
yores; la geografía , la historia de las vidas de sugetos
particulares, la de la antigüedad, la diplomática , la his-
toria política de las órdenes , su destino, progresos y
disensiones mutuas: (creo que estas órdenes son las va-
rias especies de franc mazones). La regla añade una ad-
vertencia , para que se insista de un modo particular sobre
este artículo , que han hecho tan interesante á la secta
las disensiones que ha habido entre los iluminados y los
franc mazones. 6•°


CAPÍTULO »fie nto-cra.nro.
!41


6.4 Las dines; la mecánica, la pintura, la escultura
grabado, música, baile, elocuencia, poesía, retórica, to-
das las partes de la literatura y las artes mecánicas.


7 . a Las ciencias ocultas ; el estudio de las lenguas orien-
tales, ó de otras menos comunes, el arte de las escrituras
secretas, el arte de descifrarlas, el de falsificar los sellos
de otros y el de impedir que no se falsifiquen los de la
orden , los geroglíficos antiguos y modernos, y se vuelve
á encargar el estudio de las sociedades secretas y de los
sistemas mazónicos etc.


Si el lector se indigna al ver que se pone en el ca-
tálogo de las ciencias el arte de falsificar los sellos ó es-
crituras, y que en cada distrito ha de haber un iniciado
que presida á esta ciencia tan extraiia sepa que no hago
mas que traducir ó compendi.ir el código de la secta (1).


Los dos epoptas que en este sínodo iluminado no reci-
ben encargo de presidir á alguna de aquellas ciencias ,
son nombrados secretarios y coadjutores del lean. Distri-
buidas de este modo las funciones, deben los epoptas re-
nunciar á toda otra ocupacion , sea doméstica sea políti-
ca, y solo deben cuidar de perfeccionarse en aquellas cien-
cias que se les han confiado, é inspeccionar y auxiliar
secretamente á cada hermano de los grados inferiores en
los trabajos á que los destinan. El grande objeto de este
instituto, es inspirar á los discípulos el mayor respeto á
la secta, en la inteligencia de que ella les suministrará to-
dos los medios y luces de que necesitan , cualquiera que
sea la carrera que emprendan. El insinuante ya les habia
prometido lo mismo, é interesa mucho á la orden pro-
porcionarles socorros, como tambien que esten en la inteli-
gencia de que tienen el honor de ser miembros de una
sociedad sabia, y que sean dóciles y veneren á unes su-
periores, cuyos preceptos dieta la ilustracion de la mas


(n) Instrucciones para este grado, núm. r , 2 , 3 , 4 y r.
Tomo III.


94°




F


212.
profunda sabiduría. El artificio de que se valen corres-
ponde en cierta manera i la promesa que se les hace.


Cuando se recibe algun discípulo en las escuelas mi-
nervales, ha de declarar la ciencia ó arte á que se quiere
dedicar, á no ser que sea de aquellos que pagan con di-
nero los servicios que el iluminismo no puede esperar de
ellos, Aquella declaracion pasa sucesivamente de las lógias
inferiores al provincial, quien la presenta al dean. Este
lo avisa al epopta , que ya está nombrado para presidir
á la ciencia á que se dedica el nuevo discípulo. Desde
este momento, el epopta pone su nombre en la lista de
los demas que estan á su cargo, y sirve de conducto para
que sepa la secta los ensayos y discursos que el nuevo
iniciado produce en su escuela minerval. La primera ven-
taja que de esto saca la secta, es conocer á los que el có-
digo llama , las mejores cabezas de la arden. Si le ocurren
al discípulo algunas dudas , ó tiene que hacer algunas pre-
guntas, como ya se le ha dicho que la ciencia se halla
en la órden , que no tiene mas que hacer sino dirigirse á
los superiores, y que de estos recibirá las luces de que
necesita, como aun no sabe quienes son sus superiores,
todas aquellas dudas y preguntas llegan al epopta , quien
está bien provisto de medios para contestar y no dejarse
sorprender.


Debe el epopta estar prevenido para responder á cier-
tas preguntas ; como ya se han hecho muchas á las que
han respondido sus predecesores ó sus cofrades de otros
distritos ó imperios, tiene gran cuidado la orden de re-
coger todas estas respuestas y depositarlas en poder de
los que pueden hacer un uso correspondiente , segun las
miras de la secta. Cada epopta tiene obligacion de estu-
diar las que dicen relacion á su encargo; y para tenerlas á
mano cuando haya necesidad de ellas, las debe tener dis-
puestas en orden alfabético. Si, á pesar de estas precau-


CAPÍTITLO DÉCIMO
-crAnTo.
243


ciones, sucede que le sorprenden, 6 que no sabe resolver
las dificultades que le proponen sus discípulos, puede acu-
dir al dean ó al provincial, quienes les responderán. Pero,
temiendo que los superiores interrumpan con sobrada
frecuencia sus importantes ocupaciones, se le advierte
al Epopta, que no recurra á ellos sin necesidad ,


y que
sobre todo, las luces de aquellos no le han de ser un pre-
texto para ser negligente. Si la pregunta fuese tan difícil
que no supiese responder á ella el provincial solo , la pro-
pondrá á los epoptas de su provincia; y si aun estos no
supiesen responder, se presentará al superior nacional, y
ultitnamente al consejo supremo de los areopagitas , y en
este caso serán consultados todos los sabios de la orden.
Antes de subir tan arriba, puede el epopta tornar el pare-
cer de los profanos, pero sin manifestarles que la secta
recurre á sus luces, ni la necesidad y uso que de sus res-
puestas pueda hacer. Esta precaucion está muy encarga-
da al sabio Epopta con estas palabras :•« Si vuestros co-
• nocimientos y los de los discípulos no bastan para sol-
a tar la dificultad, podréis acudir á sabios extraños, ha-
» tiendo que su ciencia sea útil á nuestra orden ; pero
u sea esto sin que lo adviertan. » Esta precaucion es tan
necesaria , como que uno de los principales objetos del
epopta ha de ser llegar á tal estado, que los ilumina-
dos de nadie necesiten, y los profanos necesiten de los
iluminados (i).


Para recurrir con menos frecuencia á los profanos
á los superiores de la orden, tiene el epopta un medio
para aprovecharse de toda la ciencia de los discípulos del
distrito , haciéndoles creer al mismo tiempo que toda se
deriva de sus superiores incógnitos. Consiste aquél me-
dio en hacer á las diferentes lógias aquellas preguntas que
á él mismo le podrían embarazar , y descoles reunir, es-


(I) Alli m ismo, 1115111. 1, 5, 6 y 9,




244 ittimiteismo.
tudiar y combinar las respuestas que le han dado. Esto
es lo que en cada provincia hacen los epoptas. Compila
cada uno las mejores producciones de las lógias que estan
bajo su inspeccion, y las lleva respectivamente á la asamblea
provincial que se tiene cada año. Aqui nuevos Epoptas
reciben el cargo de reunir todas estas producciones , de
extractar de ellas todo lo que puede servir para respon-
der á las preguntas y para ilustrar las que se pueden hacer
de nuevo. Lo que se practica en una provincia se prac-
tica en todas las otras, y el gefe nacional ó sus areopagi-
tas comisionan sugetos de su satisfaceion, para que hagan
del todo lo mismo que las provincias han hecho de lo
suyo. Este es un nuevo tesoro que enriquece la biblioteca
secreta de los epoptas, y les suministra un mecho para
conservar en sus discípulos el alto concepto de la sabidu-
ría de los gefes (t). Sirve tambien de medio para formar
con el tiempo el código sistemático, y componer un curso
completo de estudios para uso de la secta (a).


Es preciso observar que una sociedad ó junta de lite-
ratos que , sin valerse de aquellos misterios secretos , re-
curriese á los mismos medios , y se interesase del mismo
modo en la discusion é ilustracion de verdades útiles,
baria unos servicios muy importantes á las ciencias y á
las artes. Pero aqui el convenio de todos los epoptas solo
aspira al imperio de las ciencias, para alterarlas y dirigir-
las al trastorno de los imperios y de la religion , al triunfo
de los . sistemas desorganizadores, y siempre bajo el pre-
texto tan familiar en el iluminismo de conducir el géne!e)
humano á la naturaleza sola. En efecto; si se quiere saber
el uso que hace cada epopta de la ciencia en la que su-
pone que se va perfeccionando mas cada din, ne hay mas
que observar las preguntas que se le proponen a él mismo


(i) Alli MIMO, nein. 5 y 12.
(a) Alli , nsívn. 16.


caeíreto. ne,: eieloecren•o.


2(15
á sus discípulos para responder á ellas. Formemos juicio


de estas preguntas y de su objeto por lo que la, ley orde-
na sobre el particular. Dice el código : «El epopta ten-
» drá un arancel dé un nu'imero muy crecido de pregun-
• tas importantes que se han de aclarar, y que algun dia
a tendrá que hacer. Por ejemplo, sobre filosofía práctica,
• propondrá, hasta que punto es verdadero aquel prin-
» cipio que todos los medios son lícitos cuando conducen
14 á 1111 fi á laudable? Como se ha de limitar esta máxima,


para que, teniendo.un justo medio, se evite el abuso je-
. suítico y la esclavitud de la prevencion meticulosa




a Esta especie de preguntas se enviarán al lean, quien
• hará que pasen á diversas escuelas minervales para tdner
• ocupados á los discípulos, y de sus respuestas resultará


una multitud de ideas nuevas, atrevidas y ríales, coa
a las cuales se enriquecerá nuestro almacen (1).


No nos paremos en reflexionar la atroz imputacion que.
aqui se hace á los Jesuitas. Dejemos que los juzguen los
que han aprendido á conocerlos por su conducta y ver-
dadera doctrina, mas que por aserciones atrozmente ca7.
iumniosas, ó por sátiras que, á pesar de todo el ingenio
y sal de la ironía, han sido justamente condenadas en
varios tribunales como llenas de falsedades (2). Y prin-
cipalmente, dejemos que digan su parecer sobre este ul-
trage, que les hace el código iluminado , los que han.
eido educados por los mismos Jesuitas.. No me parece
deba imitar al célebre Hoffmann , profesor de la Univer-
sidad de Viena. en Austria, y el mayor contrario de los
iluminados, quien despues de enumerar las calumnias de
la secta, se extiende en la justificacien de los Jesuitas


(i) El mismo en el núm.. VII.
(a) Véase el Dice. 1.1 istor. de }'lexier Dureval, nueva edicion,


art. Pascal..


Q




246 I LUMINIS1110.


( r). Pero no puedo dejar de decir, que los giros que aqui
adopta el legislador iluminado, no son para modificar ó
limitar aquel famoso principio , El fin santifica todos los
medios sino para que los discípulos de la secta manifiesten
ideas nuevas, atrevidas y útiles á la misma , y disponerlos
para que á su tiempo se decidan, como él mismo, á que nada
hay que sea punible, ni aun el robo y latrocinio, si este
es útil y conduce al'fin del iluminismo. Su intento es
descubrir por medio de estas preguntas los iniciados que
estan mas dispuestos para los últimos misterios, y las dis-
posiciones que tienen para no atender á los remorditnien-
tos de sus conciencias, á fin de que sean aptos para co-
meter cualquiera delito con que triunfen sus maquina-
ciones. Esta es toda la ciencia, en cuanto á filosofía prác-
tica , que los epoptas han de enseñar á sus discípulos.


Ni siquiera se nombra la religion entre las ciencias que
ha de estudiar el epopta ; pero no omite su código un
modo particular de combatirla y de blasfemarla. Para
tener siempre presentes las preguntas á las que se han de
responder ó que se han de hacer, cada epopta debe tener
un arancel en forma de registro en donde esten puestas
por orden alfabético. « Por ejemplo, dice el código ,


en la lista de las ciencias secretas y de los geroglíficos, en
» la letra C, se halla la palabra Cruz, y debajo la siguien-
» te nota : Para saber la antigüedad de 'este ge.rógrafo,
» consúltese tal obra , impresa en tal año , página tal :
» bien tal manuscrito, en la parte 1\l (2). » No es difícil
descubrir aqui el objeto de estas pretendidas ciencias se-
cretas y geroglíficas, que es enseñar á los discípulos que
la Cruz solo es un antiguo geroglífico, que erigió la igno-
rancia y la supersticion para significar la redencion del


(t) Véase ilochwichtige el-infle/vaga/non Leopold„.. Iloffman , sect.
5 279 — 307.


(a) Núm. XV.


CAPITULO ARTO. 247
género humano. La ciencia que sobre esta señal poseen
los epoptas iluminados, aun estará mucho tiempo oculta.
Mientras se espera que salga de las ti nieblas, podemos ase-
gurar , que la secta no es capaz de manifestar en la his-
toria del género humano, que haya habido algun pue-
blo que haya mirado la cruz como señal de salud , antes
de la época del Cristianismo y de los triunfos de un Dios
crucificado.


Tambien tienen los epoptas su historiador y analista.•
Para estos contiene sus leyes el código, y las principales
son estas : Cada provincia iluminada debe tener su his-
toriador, á imitacion de los antiguos analistas y cronistas,
Deben tener su diario, y á mas de los hechos comunes
deben compilar, de un modo particular y con preferen-
cia, las anécdotas de la historia secreta. Deben aplicarse á
sacar de la oscuridad á todo hombre de mérito, cual-
quiera que sea d olvido en que ha vivido , y le darán á
conocer al provincial, quien se cuidará de dar noticia de
él á los hermanos, ... Todos los provinciales han de te-
ner su calendario propio, en el cual , en lugar de los
Santos, se pondrá para cada dia del año el nombre de
un sugeto que se ha de respetar, ó el de otro sugeto que
se ha de detestar y maldecir, segun su respectiva conduc-
ta, por la cual hayan merecido ser amados ó aborrecidos
por los hermanos. Creo que mi octubre se pondrá en este
calendario con el carácter de la maldicion; pero antici-
padamente me alegro viéndome al lado de Zimmermann
y de Hoffmann, que no han merecido menos que yo
aquella negra apoteósis. Pero aun hay otra especie de ca-
nonizacion para los hermanos, á la cual todos pueden
aspirar, como lo advierte cl mismo código, y esta creo
que es la del hermano Mirabeau y la del hermano
rat. Segun las mismas leyes, debe el epopta cronista dar
noticia á las lógias mi1rurvales de los hechos memorables,


Q 4




248
y no puede dejar de insertar las acciones viles y odiosas
pintándolas con sus correspondientes colores, sin omitir
las cjue puedan haber cometido aquellas personas que se
hallan elevadas 4 las primeras dignidades, rí que gozan de
la mas alta reputacion (r).


Despues de las leyes para los historiadores , pone el
código las de aquellos epoptas que tienen la superinten-
dencia de las ciencias en hechos de política , y princi-
palmente por lo relativo al conocimiento de los hombres.
Ya hemos visto cuanto estima el iluminismo esta ciencia,
y cuanto la hace depender del genio observador.... Nin-
gun hermano debe aspirar á la dignidad de epopta pre-
siderite de alguna ciencia cualquiera que sea , sin haber
dado antes una respuesta satisfactoria á estas cuatro pre-
guntas : ¿Que cosa es genio observador:'... Como se pue-
de adquirir este genio?... Como se forman buenos ob-
servadores?.... Que método se ha de seguir para ser exac-
to y justo en sus observaciones ? Cuando un epopta se
ha distinguido lo bastante con sus respuestas, para que le
elijan gefe de los observadores ó iniciados escudriñado-
res , se le hace depositario de todas aquellas notas que,
como hemos visto, se han extendido con tanto cuidado
por lo relativo al carácter , pasiones, talentos é historia
de los hermanos. Cuando suceda hallar en aquellas notas
el retrato y vida de algun iniciado mas interesante, hará
de él, sin nombrarle, mi como modelo de las preguntas que
se han de hacer en las escuelas minervales. Por ejemplo,
preguntará : ¿ Cuales son las ideas que adoptará ó desecha-
rá un sugeto , que es de tal carácter , ó que tiene tales pa-
siones?... Como con estos datos se podrá hacer que naz-
ca en él, ó que se debilite tal inclinacionP Que ini-
ciado tiene la orden que pueda desempeñar con mas uti-
lidad esta comision P... Corno un tal sugeto deberá pen-


(1) Nám. XVIII.


cAriTtIzo nficruo-crAnsro. 249
sar sobre la religion y los gobim nos ? Si se le puede mi-
rar corno superior á todas las p reo cupaciones, y dispuesto
á sacrificar sus intereses á los de la verdad ?... Si hay
en él falta de confianza ó de adhesion, ¿como será ne-
cesario portarse para aumentársela, y quien lo lograria
mejor P.... En fin, ¿ que empleo hay en el iluminismo que
él desempeáaria mejor, y en el cual pudiese ser mas útil?


El epopta , presidente escudriñador , recoge todas las
respuestas, las extiende, y envia su resultado al lean.
este las envia al provincial , y con esto forma juicio de
si el iniciado en Miestion es en silga°


moral, desinteresa-
do, libre de toda preocztpacion y bienhechor; si puede ser
útil á la orden, r en que cosa se le puede emplear. De los
pormenores de estas observaciones deducirá el epopta
escudriñador reglas y máximas generales para conocer á
los hombres; se cuidará aun de compilarlas y de enviar.
las á los superiores (1) Despues (le tantas y semejantes ob-
servaciones sobre esta ciencia y sobre las denlas, el ilumi-
nismo, añade el código , se hallará poco á poco en estado
de hacer descubrimientos en todo género, de producir
nuevos sistemas, y de dar en todo pruebas superiores de
sus trabajos y de sus tesoros científicos. Adquirirá tambien
en el mundo el concepto de cjue en la realidad ha to-
mado posesion de todos los conocimientos humanos (2),


Temiendo que participen de esta gloria los eternas hom-
bres, ó temiendo que los hombres hagan de estos cono-
cimientos el mismo uso que los iluminados, el código
arregla sus precauciones para reservar á la orden el fruto
de sus trabajos. «Algunas partes de estos conocimientos,
» dice, podrian darse á la imprenta con el permiso de
• los gefes; pero entonces, no solamente no se comuni-
» carón estos libros á profano alguno, sino que, saliendo


(1) Alli mía/. XVIII.
(a) Alli mismo , nám. XX.




250 LVMINISMO.
» de las imprentas de la orden , solo se entregarán á los
» hermanos, y esto en proporcion de sus grados (1). Pa-
» ra que nuestros dignos cooperadores no pierdan la glo-
» ria de sus trabajos , se pondrá el nombre de su inven.
» tor á todo principio nuevo, á toda nueva máquina ,
» á cualquiera otro descubrimiento , para hacer preciosa
» á la posteridad su memoria (a). Por la misma razon ,
» y' que la órden no sea privada de un secreto debi-
» do al cuidado que tiene de sus discípulos, nadie podrá
» comunicar á los profanos el descubrimiento que haya
» hecho alguno de los nuestros Ningun libro relativo
» á estos objetos se imprimirá sin el permiso de los su-
» periores. A estos toca decidir, si el libro que ha com-
» puesto algar' hermano merece imprimirse, y á quienes
» se puede conceder su lectura . Si se han de despedir
» de la orden algunos hermanos, se ha de avisar antes al
» superior local , y ver como se ha de gobernar para re-
» cuperar no solo los manuscritos, sino tambien nues..
» tros impresos »


El legislador iluminado, procurando justificar todas es-
tas precauciones, alega en primer lugar los derechos que
tiene la orden á los trabajos de los hermanos; alega des-
pues el atractivo del secreto que fomenta por la curio-
sidad los deseos de instruirse ; y en lin , las ventajas que
sacan las mismas ciencias cuando las conservan unos hom-
bres que no las revelan á los otros, hasta que estas bien pre-
parados para poderse mas bien aprovechardeellas. A mas
de que, añade, cualquiera tiene libertad dé hacerse ilu-
minado y participar de nuestros conocimientos; ¿y quien
sabe mejor que nuestra orden hacer que todos sean -Infles
al género humano , y conservar su depósito ?... Despues
de esta justificacion , vuelve á sus epoptas, y les dice que


(I) Núm. XVII.
(2) Nilm. XXIII.
(3) Núm. .XXIV.


CAPÍT'CLO DÉCIMO— CDARTO,


251
á ellos toca saber adaptar todos estos conocimientos á las
miras y plan del iluminismo. o Es preciso, dice, pesar con
» madurez las necesidades de cada siglo y las de vuestro
» distrito. Deliberad sobre esto en v uestros sínodos , y
» pedid instrucciones a los superiores. » Sin mas preám-
bulo , extiende sus miras mas allá de sus lógias. Si no sabe
el lector á que fin lo hace, lea y sabrá cual ha de ser
el grande objeto de los epoptas, cuales las conquistas que
han de hacer á la órden, y hasta donde han de procu-
rar establecer los sistemas de su iluminismo. a Debeis, les
» dice sin rodeos, formar de contínuo nuevos planes,
» para ver de que modo podréis en vuestras provincias
» l'aceros dueños de la pública educacion , del gobierno
» eclesiástico, de las cátedras de enseñanza, y de la pre-
» dicacion (t).» Este es un objeto que estima mucho la
secta. Ya veremos como vuelve á insistir en lo mismo.


Para dar crédito á sus planes, y para insinuar, á la som-
bra de su pretendida ciencia, en las escuelas de la iglesia
y en las cátedras del Espíritu Santo, sus doctrinas, «debe
» el epopta saber merecer la rcputacion de un sabio ver-
» dadero. En cualquiera parte que se deje ver, tanto si
» anda, como si está pararlo, tanto si está en pie, corno
» sentado, una aureola luminosa debe brillar al rededor
» de su cabeza , que despida rayos de luz que iluminen
» á los circunstantes. Es preciso que ]a gente tenga á gran
» dicha oir de sus labios la pura verdad. Debe atacar en
» todas partes las preocupaciones, pero con precaztcion, y
» teniendo siempre presente, que lo ha ele hacer sien'.


pre con ,
finura y teniendo nzimniento al sugeto á quien


» habla (2). » ,r Quien diría que estos consejos los da un
Vándalo á otro Vándalo, cuyo corazon suspira por aque-
lla época en que, gracias á la aureola luminosa de su


(1) Alii mismo ,
XXVIII.


(2) Alli mismo , núm. 2.




252 itrmrstsmo.
ciencia, desaparecerán todas las naciones, y todo el mun-
do será vandalizado ? Despues de haber conquistado
estos Vándalos las escuelas públicas y las cátedras del es-
píritu santo, solo les falta conquistar el imperio de la
república literaria. «En esta, dice, hay ciertas gentes que
» dominan á su tiempo, segun la moda , y causan admi-
» racion á las cabezas débiles. En unas ocasiones dorni-
» nan las producciones del entusiasmo religioso, y en
» otras el espíritu sentimental. Algunas veces son las pas•
» torales, en otras los romances de caballería, los poe-
» mas épicos ó las odas las que inundan el público. Es
» preciso trabajar para que sean de moda losprincipios de
» nuestra orden , que se ordenan á la felicidad del géne-
» ro humano : » es decir : estos principios que, bajo el
pretexto de hacer feliz al género humano y hacer del mis-
mo una sola familia , no •dejarán subsistir ni siquiera una
sola nacion , una sola reltion , un solo título de propie-
dad, una ciudad, un pueblo, una casa.


« Ts preciso, continua, que nuestros principios se ha-
» gen de moda, á fin de que los extiendan los escritores
» jóvenes, y nos sirvan sin quererlo. Tambien ca preciso,
» para entusiasmar las cabezas, predicar con el mayor aca-
» loramiento el rotores general de la humanidad , é inspi-
» rar la indiferencia á todas las uniones ó sociedades mas
» estrechas, y las que se componen de una sola nacion.
Aquí el malvado legislador aun se atreve á proponer el
ejemplo de Jesucristo y su imaginaria indiferencia por sn
familia. Porque este Señor murió por todos los hombres,
y porque su amor á la mas santa de las madres nunca
permitió que se olvidase de la grande obra de la reden-
cion del género humano , es preciso que ciertos imbéci-
les se dejen seducir de este modo por el epopta ilumi-
nado, quien para acabar con todas las naciones, se vale
del pretexto de amar igualmente á todos los hombres (1).


(1) .15::d. S.


earíTigto 15c itIto
-crAikTo.


253
Otra ley debe observar el epopta para conquistar el im-


perio de las letras. «Procurad, dice el código ,
que los


• escritos de nuestros iniciados sean celebrados por el pú-
» Hico ; haréis sonar las trompetas en su favor, y os cui-
» daréis de que los periodistas no hagan sospechosos á
» nuestros escritores (1). » En cuanto ¿í los sabios ó es-
critores, que, sin pertenecer aun al iluminismo , tienen
principios semejantes, y si son de aquellos sugetos que
la secta llama buenos, se deben , segun la ley , poner en
la clase de los que se han de reclutar. Para esto debe el
dean tenerlos notados en una lista, la que de cuando en
cuando hará que corra entre los hermanos (2).


Reunamos ahora estas leyes, y veamos como se ordenan.
á inficionar insensiblemente la república literaria, En pri-
mer lugar, la secta en sus academias rninervales empieza
á formar sus discípulos. Ya hemos visto como en cada
una de sus escuelas inculca sus principios. Los epoptas,
para que no se alteren estos principios, velan sobre todas
las academias de un mismo distrito, y estos mismos epop-
tas tienen sus juntas provinciales en donde todo se com-
bina, todo se dispone y se prevee todo. A estas juntas
acuden todos con sus notas y sus observaciones sobre
todo lo que pueda poner obstáculo, ó aumentar en su
distrito el progreso de la ciencia iluminada .


Todas las
deliberaciones y cuanto se hace y resuelve en dichas jun-
tas , se envía al superior nacional, que las inspecciona y
vela para que se mantenga el mismo espíritu en todo su
imperio. Lo que este hace por su nacion, lo hace por
el areópago de la secta con los epoptas de todas las na-
ciones. De este modo, las escuelas minervales, los epop-
tas de todos los distritos, de todas las provincias , y de
todos los imperios no componen mas que una misma aca-


(1) Alli mismo , núm 4.
(2) Núm. XV.




254 tLEursismo.
demia, que si es invisible á los profanos, no por eso dejan
sus ramificaciones subterráneas de extenderse por todas
partes corno la misma secta, conservando asi mismo en
todas partes los mismos principios, animándolo todo un
mismo espíritu y segun unas mismas leyes, con arreglo á,
las que convocan y cultivan todas las ciencias, para que
estas sirvan á las mismas maquinaciones de la impiedad y


de la desorganizacion universal.
Yo le bastara á la secta tener reunida en su seno la


universidad de una academia conspiradora; aspiró á apo-


derarse de las escuelas publicas y de las cátedras del
Espíritu Santo. Pretende dirigir los talentos de todos los
literatos, ordenar todos los ingenios á sus proyectos , y
que aun el imperio de la moda sirva á sus conjurado,
raes. Desde la niñez que aprende á deletrer, hasta el doc-•
tor que descubre el tesoro de las ciencias


a
, han de pensar


como el i
luminismo, y quiere que las mismas ciencias


sean el instrumento de un triunfo que acabará con ellas,
con las leyes, con los altares , con los tronos, con toda
propiedad individual y con toda sociedad nacional. Co-


teje el lector los misterios de la secta con el código de
sus epoptas, y diga si no son estos los últimos resultados
dé aquel imperio que quiere usurpar á las ciencias. ¡Que
horror y que indignaclon no inspiran aquellos resulta-
dos! El monstruoso legislador que los ha podido com-
binar, pretende que infundan admiracion y respeto á
sus discípulos, y esto es lo que encarga á sus epoptas
que inspiren. «Es preciso, les dice, que comuniqueis á


»
nuestras clases inferiores una idea tan sublime de la


»
santidad de nuestra orden, que, por ejemplo, una pro-


»
mesa hecha sobre el honor de nuestro iluminismo,sea




para ellos el mas inviolable de los juramentos »
Asi este ateo suple el nombre de Dios. Como necesita de


(1) Alli mismo , núm. XXIX.


eArircto Dis c i m o-erArtro.. 2 5 5
vínculos para obligar, y ya ha roto todos los de la con-
ciencia, apela al honor, el que hace consis tir en un Con-
junto de delitos. « El que se atreva á violar el juramen-
» te hecho sobre el honor de mi sociedad, que sea infame.
• .d cualquiera clase que pertenezca , será proclamado in-


Jame en toda la orden , y lo será sin re,mision ni espe-
ra Quiero que lo sepan , y que reflexionen con
» madurez cuan terrible es este juramento sobre mi orden;
• y tambien quiero que con toda clariclad y energía se
» hagan presentes todos los resultados (1) . »


Los epoptas encargados de inspirar esta veneracion ,
sehallart en posesion de un grado demasiado respetable en
la secta, para comprometer su dignidad. Asisten , cuando
bien les parece, á las juntas de los grados inferiores, pero
no deben ejercer algun empleo, si no el de prefecto en
el capítulo de los hermanos caballeros escoceses. Su gra-
vedad y el respeto que inspiraría su presencia, podrian ser-
vir de obstáculo á sus observaciones en estos grados infe-
riores. Los iniciados podrian contenerse á presencia del
epopta; pero no lo quiere asi la secta, sino que los vea
en su estado habitual; y por lo mismo, nunca puede de-
jarse ver entre ellos sino como igual. Una ley le manda
formalmente que les oculte su grado, su trage distintivo
y aun el nombre de la clase á que está elevado (a). Supe-
rior incógnito, y sentado en los mismos bancos, los verá
mas libres á su rededor; asi hará con mas libertad el
Oficio de escudriñador, y conocerá mejor sus sentimien-
tos. Sus lecciones dadas en el tono de la igualdad serán
mas insinuantes; y, sin darse á conocer como maestro ,
conocerá mejor lo que falta á sus discípulos, y se enterará
mejor de sus progresos... Si entre estos discípulos los
hay cuyo zelo y fidelidad estera bien probados, podrá


(i) Escritos orig. tomo 2 carta 8 á Catan.
(2) Núm. XXXI.




CAPITULO DICIMO-QUINTO.
257


CAPITULO XV.


iNsrauccroNEs PARA. EL RE G ENTE Ó PRINT/PE ILUMINADO,
RELATIVAS AL GOMERO DE LA ORDEN.


e


Parte primera de estas instrucciones.


TODAS las instrucciones que el legislador iluminado ha
dado á sus epoptas, consagran este grado á pervertir la.
opio ion de los pueblos y á apoderarse de la república de
las letras, para dirigirlas á los sistemas de su igualdad, de
su libertad y de la anarquía universal, Este empeño de cor-
romper hasta las ciencias, pide unos trabajos y una cons-
tancia que no está al alcance de todos. Hay iniciados
que, sin que puedan distinguirse en este particular , tie-
nen el zelo y los talentos necesarios para dirigir é ins-
peccionar á otros. Los hay, cuyos fatales sucesos re-
compensa la secta , confiriéndoles los altos empleos de la
orden. De estas dos clases de epoptas escoge la secta á
los que eleva al grado de regentes, y para estos el legis-
lador entra en los mas extensos pormenores sobre el go.
bierno de su iluminismo... Las instrucciones que les
da, estan graduadas y divididas en cuatro partes. La pri-
mera tiene por título : Sistema general del ,s,nobierno dela orden : la segunda , Instruccion para todo el grado de
regente : la tercera ; Instruccion de los prefectos 6 superio-
res locales ; y la cuarta, Instruccion del provincial (e).


Es muy cierto ya que la necesidad de manifestar los lazos
411


156 numilisuo.
acordarles su confianza; los propondrá al Jean , y este
podrá ponerlos junto á su persona, para que le sirvan de
acólitos. Tainbien podrá el Jean encargarles alguna parte
de su correspondencia , y admitirlos al sínodo de los
epoptas, hasta que se mani fiesten dignos de ser admitidos
á todos los misterios reservados á esta clase (r).


Aqui acaba aquella parte del código, que se debe co-


munica r
á todos los epoptas. En los siguientes capítulos


trataré de las instruccione s que se dan á los regentes á


príncipes iluminados.


(s) Núm. XXXII.


(L) Nuevos trabajos de Espartaco y de Filon ; grado de regente,
Tomo III.


CAPITULO




1


258






.


'IA33111'0.5110
de los grados inferiores ha hecho que yo baya anticipado
la relacion de muchos objetos que comprende esta parte
del código ; pero sea para confirmar cuanto tengo expues


, sea p ara reunir los diversos objetos bajo un solo pun-
to
to de v


ar
, sea para que se sienta mejor el peligro deisu conjunto, escuchemos al mismo legislador que pasa


á rasgar todo el velo. Lo que hacia mas estimable á Veis-


haup este grado te
ado de regente , era principalmen aquella


parte de las instrucciones que mesta todo el camino
que se ha de seguir en el gobierno de los hermanos.
Leyéndolas segun el orden que les supo dar , concebire-
mos mejor las causas de su predileccion.


Instruccion A ; Plan del gobierno general de la orden. •


I.° «Los altísimos superiores de la ilu
upa
stre


n i
or


n


den didela


'verdadera franc-ntazonería , no se ocmeata-
mente de los pormenores del edificio; pero no por eso


dejan
de proporcionarnos la felicidad, á causa de los


trabajos mas importantes á que se dedican en favor nues-
tro con sus consejos, instrucciones, y con los poderosos
recursos que T1OS suministran, »2.° «Estos excelentes y benéficos superiores han esta-
blecido una clase de mazones , á quienes ellos confian
todo el plan de nuestra orden , y esta clase es la de los




regentes.3.° a En este plan , nuestros regentes ocupan las pri-


meras
dignidades. Sin este grado., ninguno puede llegar


á ser ni aun prefecto, o superior local.
4. 0


«Cada pais tiene su superior nacional , que se con


responde inmediatamntee con nuestros
padres á cuya


cabeza se halla un general ,
que tiene el timon de la


orden.
5.° «Bajo el nacional y sus asistentes


estan
inci


los provin-


ciales, y cada uno tiene su círculo
ó prova,


CAPITULO Dí,.C11110—QUINTO.


259
6. 4 « Todo provincial tiene cerca de sí sus consulto-


res. »


7.° «Bajo el mismo provincial está un cierto numero
de prefectos, que tambien pueden tener




-sus coadjuto
res en sus distritos. Todos aquellos, como tambien el
lean de la provincia, pertenecen á la clase de regen-
tes. »


8.° Todos estos empleos son perpetuos, exceptuando
solo el caso de renuncia ó deposicion. »


g.° «El provincial es elegido por los regentes de su
provincia, por los superiores naciottales con aproba-
cion del nacional (i) • »


o.° a Dependiendo todo el éxito del iluminismo de los
regentes, es justo que no tengan necesidades domésticas;
por lo mismo serán ellos los primeros á quienes se pro-
veerá y alimentará del arca y por los cuidados de la
orden. »


r t.° «Los regentes, en cada provincia, componen un
cuerpo especial, que está inmediatamente sujeto al pro-
vincial, al cual deben obedecer. »


r2.° «Los empleos del iluminismo, no siendo dignida-
des, ni puestos de honor, sino cargos simples, acep-
tados libremente, deben los regentes estar prontos para
trabajar por el bien de toda la orden , cada uno segun
su situacion y talentos. La edad aqui no es titulo , por-
que muchas veces convendrá que el mas jóven sea pro-
vincial, y el mas anciano simple superior local, ó con-
sultor, si el uno está en el centro y el otro en la extre-
midad de la provincia ; ó bien, tal vez uno por su ac-
tividad natural, ó por su situacion en el mundo podrá
llenar mejor el oficio de superior , aunque el otro


(i) No sé como el código pone muchos superiores nacionales dis-
tintos del 6T/e nacional, á no ser que ahora llame superiores á los
mismos á quienes daba el nombre de asistentes.


TI 2




260
ravmvaistIto.


tenga mucha mas elocuencia ; tambien muchas veces un
regente no debe avergonzarse de ofrecerse para un pe-


dueño empleo, que ha de llenar cerca de una
iglesia (16-


gin) inineived,
en donde pueda ser útil con su ejemplo.a


33.0«
Para que el provincial no sea sobrecargado con


unacorrespondencia demasiado grande , todos los
qui-


bus Hect
y todas las cartas de los regentes pasarán por


las manos del prefecto, á no ser que el provincial man-


de otra cosa. »
x4.° « Pero este prefecto no descabrirá en manera al-


guna las cartas de los regentes, sino que las enviará
al provincial, y este les dará su destino ulterior.


3.5.° « El provincial convoca sus regentes, y los junta á
todos, 6 solamente .á los que juzga á propósito segun
las necesidades de su provincia ; los que no puedan
concurrir, avisarán , á lo menos cuatro semanas antes ,
dando siempre cuenta de lo que han hecho por la
orden hasta aquel momento , deben manifestarse dis-
puestos á llenar las intenciones del provincia


l y de us


superiores mayores. Esta junta de los regentes se ha
s
de


tener una vez cada :lijo. »
16.° «La siguiente instruceion manifestará á los regen-


tes lo nue con mas particularidad merece su atencion. »


17.°
« Ya se ha hablado de las diligencias que debe-


mos practicar para procurar poco á poco fondos para
la orden. Pastará notar aqui algunos artículos.


a


t


Cada provincia tiene el manejo de sus dineros, y solo
envia ‘al superior contribuciones pequcilas para costear
las cartas... Cada junta y tambien cada lógia es pro-
pietaria de sus fondos... Cuando la junta de los re-
gentes, á causa de alguna grande, empresa,


pone en con-


tribucion las arcas de muchas ló gias ó pr


,efecturas se16
debe mirar esta contribucion como un préstamo; las
lógias serán reintegradas , no solo por el pago


de los


CAPITULO DLC11110—Qr y NT o . 261
intereses , sino tambien por la restitucion de los capita-
les, » ¿Se le habria aqui olvidado al legislador, que
la propiedad fue el primer &Je/ami° que se cometió con-
tra la igualdad y libertad? Es cierto que no; pero co-
mo n ecesita (le grandes empresas para Ilegal' á la última,
que es la aniquilacion de las propiedades, le ha parecido
que la orden pocha entre tanto gozar de ellas, y hacer
creer á las lógias inferiores que no pensaba en privarlas
de las suyas. «El provincial no tiene arca, sino un estado
de todas las de su provincia. Los objetos generales de
entrada son : s.° las contribuciones pagadas por la recep-
eion de los franc-mazones; a.° el superfluo de las con-
tribuciones de cada mes; 3.° los donativos gratuitos ; 4.°
las limosnas; 5.° los legados y donaciones ; 6.° nuestro
comercio y manufacturas. — Los de salida son : los
gastos de la junta, por cartas, decoraciones, y algunos
viages ; 2.° las pensiones que se hacen á los hermanos
pobres que carecen de medios; 5.° las cantidades que se
han de pagar para llegar al grande fin ele la orden ; 4.°
para estimular los ingenios; 5.° para los ensayos y prue-
bas; 6.° para las viudas y huérfanos; 7.° para fundaciones..
—Asi acaba esta primera parte de las instrucciones que
se dan al regento iluminado. Despues de la lectura que
se le hizo en el dia de su inauguracion debe tambien,
atender á las siguientes..


INSTRUCCION 13 PARA TODO GRADO Dr, ar.orsaz..


Parte segunda de las Instrucciones delregente..
Hemos visto en el art. /6 de la primera parte- de las


instrucciones, que se exhorta á los regentes del iluminis-
mo á que atiendan á esta segunda parte. Aprovéchese
tambien el lector de este aviso , y verá que aun bay mu-
cho que descubrir sobre los medios, recursos y artificios
de la secta. R 3




262 vr.rstlyisstoj
I.° o Siendo el fin de la orden hacer mas feliz al hom-


bre, la virtud mas amable , y el vicio menos poderoso ,
es muy natural la consecuencia de que nuestros her-
manos doctores y gobernadores del género humano , deben
darse á conocer al público como que son los mejores
de los hombres. Un regente iluminado , pues, será
uno de los hombres mas perfectos. Será prudente , pró-
vido , diestro, irreprensible , y de un trato tan agra-
dable que se haga buscar. Debe tenérsele en el con-
cepto ele ilustrado benéfico, íntegro, desinteresado , y
lleno de fervor para empresas grandes y extraordina-
rias en favor del bien general. » — No hay necesidad
de recordar aqui, en que consiste la virtud, el vicio y
el bien público del iluminismo. El lector que no lo ha
olvidado, no se admirará al ver que estas y las siguien-
tes instrucciones se dirigen á unos doctores y gobernado-
res tan virtuosos del género humano.


2.° «Los regentes iluminados deben estudiar el arte
de dominar y gobernar, sin manifestar que tengan tal
intencion. Bajo el velo de la humildad, pero ele una
humildad verdadera y franca, fundada sobre el cono-
cimiento de su propia flaqueza y sobre la conviccion
ele que toda su fuerza se deriva de nuestra U111011 , es pre-
ciso que ejerzan un imperio absoluto y sin límites para
dirigirlo todo hacia el objeto de nuestra orden. Deben
evitar la seriedad pedantesca que ofende, y que seria
un objeto de ridiculez á los ojos del hombre sabio. Den
ellos mismos el ejemplo de una respetosa sumision á
sus superiores; y si tienen la ventaja del nacimiento,
no por eso deben estar menos sumisos que los que
han nacido en la oscuridad. — Su conducta se ha de
variar segun les sugetos. Sean los confidentes ele los
unos , los padres de otros, y maestros de los que carecen
de luces. Muéstrense rara vez como superiores. seve-


CÁPFTULO DÉCIMO—QUINTO.


263
ros é inexorables ; y cuando sea preciso portarse asi,
manifiesten cuanto les repugna la severidad, Digan , por
ejemplo , que estimarian mas que la orden hubiese
dado á otro aquella comision tan desagradable. Dirán
tambien, que sienten mucho hacer el papel de maestro
de escuela con un sugeto, que ya hablia de haber mu-
cho tiempo que supiese gobernarse á si mismo.


3.° o Siendo el objeto de nuestra santa. religion, exten-
dida por todo el mundo , el triunfo de la virtud y de
la sabiduría , debe cada regente establecer una cierta
igualdad entre los demos hombres. 'folie el partido
del que está demasiado abatido, y procure abatir al que
está elevado. No ha de permitir que los imbéciles ha-
gan el papel de amo sobre los hombres de espíritu ,
los malvados sobre los buenos, los ignorantes sobre los
sabios y los débiles sobre los fuertes, aun cuando estos
no tuviesen rozan. a


<, Los medios para guiar á los hombres son innu-
merables : ¿quien es capaz de describirlos todos ?
Las necesidades del tiempo los hacen variar. En un
tiempo sirve la propension que los hombres tienen á
lo prodigioso, y en otro tiempo nos valemos del atrac-
tivo de las. juntas secretas. De esto se sigue, que alguna
vez es útil hacer que vuestros, inferiores sospechen , sin
decirles lo que hay, que todas las otras sociedades , y
aun la de los franc-mazones, son dirigidas secretamente
por nosotros; d. bien, pues., que realmente es verdad, en al-
gunas partes., que los grandes monarcas son gobernarlos
por nuestra orden. cuando suceda alguna cosa grande
y notable , conviene que se sospeche que se nos debe...
Si hay algun hombre célebre á causa da su mérito, dad
á entender que es de los nuestros. »


Todos estos artificios van fluyendo de-la pluma del legis-
lador. Espero pie el lector no exigirá que ya ponga


E 4




264. sLymiNtsmo.
en la traduccion de estas leyes, un método que no se
halla en su original. Weishaupt mas quiso multipli-
car sus artificios que, enlazar los principios, y esto lo
hizo sin duda porque suponia que sus iniciados ya esta-
ban bastante convencidos; á no ser que digamos, que
muchas -veces el desárden es efecto del arte. Prosigamos,
pues, del mismo modo que lo hace Weishaupt.


« Sin mas objeto que el de afectar que se dan ciertas
órdenes misteriosas, se hace , por ejemplo , que un ini-
ciado encuentre en la hostería, y bajo el mismo plato en
que come, una carta que se le hubiera podido entregar
en su casa misma con mucha mas comodidad. —En tiem-
po de ferias , se presenta uno de los nuestros en una
gran ciudad comerciante, disfrazado ya de negociante,
ó tal vez de oficial, ó de clérigo. Por do quiera debe de
darse como un hombre de alta importancia, empleado
y ocupado en negocios de gran cuantía é interes... pero
con gran finura y destreza, para que no se le crea un
aventurero charlatan é impostor, y teniendo no menos
presente, que debe evitar aquellas ciudades y parages en
que pudiera exponerse á las impertinencias de los curio-
sos , ó tal vea á las de la policía. — En otras oca-
siones se aparenta escribir ciertas órdenes , bien que
con una tinta química , que se borra y desaparece por
sí sola. »


5.° « Cualquiera regente debe, en cuanto le sca posi-
ble, ocultar á sus inferiores, no solo sus debilidades,
sino tambien sus enfermedades y disgustos; á lo me•
nos nunca se . ha de quejar.


6.° Aqui tiene lugar el artículo que ya be citado , sobre
el valerse' del apoyo de las mugeres , sobre el arte que
todos los regentes deben saber para saberlas adular, ganar-
las, y hacer que sirvan al grande objeto del iluminismo.


7.° s Es tanibien indispensable, añade aun el códi-


CAPÍTULO Dí:C12110
-QUINTO. 265


go, ganar para la orden el coman del pueblo. El gran-
de medio para esto , es el influjo sobre las escuelas. Esto
se consigue ya con liberalidades, ya con el brillo. Oca-
siones hay en que es preciso abatirse y popularizarse,
sufriendo , con cierto aire de paciencia , las preocupa-
ciones , que despues poco á poco se podrán desarraigar.„


8.° « Luego que de algun modo se haya tomado po-
sesion del gobierno , es preciso dar a entender que
no tenemos algun influjo , para no dispertar á los que
trabajan contra nosotros. Al contrario, en los parages
en donde nada podais conseguir , os habeis de mani-
festar como que todo lo podeis. Esto hace que nos
teman y que nos busquen , y fortifica nuestro par-
tido. »


9
.° « Todos los malos resultados ó desventajas de la


orden se ocultarán para siempre á los inferiores. »
« Toca á los regentes preveer á las necesidades de


los hermanos , y procurarles los mejores empleos, despues
de haber dado parte al provincial. »


s.° « Los regentes, en sus discursos, recomendarán de
un modo particular la reserva y la discrecion , sin ma-
nifestar, sin embargo , que hay alguna cosa que pueda
contrariarlos... Ocasiones hay en que conviene afectar
cierta capacidad; pero en seguida , conviene dar á en-
tender que la amistad ha hecho decir algo mas de
lo que-hay. Esto es muy útil para los inferiores, si
estar hechos á guardar secreto. Tambien hay ocasio-
nes en que conviene extender entre los nuestros cier-
tas cosas, que nos interesa que las crean. En caso de
duda, se debe tomar consejo de los superiores por la
via de los quibus
»


!a.° « Cualquiera sea el empleo que tiene un regente
en la orden, debe muy pocas veces responder de pala-
bra , sino siempre por escrito , á las preguntas de los




266 tr,rminsmo.
inferiores , para que mejor pueda reflexionar, ó, si es
necesario, consultar lo que ha de responder. u


13.° « Los regentes se ocuparán incesantemente en lo
que dice relacion á los grandes intereses de la orden ,
á las operaciones del comercio, ó á otras cosas seme-
j antes, que puedan aumentar nuestro poder. Envia-
rán á los provinciales los proyectos de esta especie.
Si el asunto insta , le darán parte por algun medio
distinto del quibus licet , que no les será permitido
descubrir. o


14,° « Lo mismo liarán con todo lo que pueda tener
una influencia general , para hallar los medios de poner
en accion todas nuestras fuerzas reunidas. »


« Cuando algun escritor publica principios verda-
deros, pero que aun no han entrado en nuestro plan de
educacion para el inundo , ó cuya publicacion es prema-
tura , es preciso buscar medios para hacerle nuestro ; si
no le ganamos ó iniciamos, le debemos desacreditar. »


16.° « Si algun regente pensase llegar al cabo de hacer
suprimir las casas religiosas y aplicar sus bienes á nues-
tro objeto, por ejemplo, para dotar maestros de escue-
la cuales conviene para los pueblos , estos proyectos se-
rian muy bien aceptados por los superiores. o.


x 7 .° « Los regentes se esmerarán asi mismo en hallar un
plan mas sólido para los montes pios que se han de
fundar, para socorrer á las viudas de nuestros herma-
nos. 31


I 8 « Uno de nuestros cuidados mas importantes ha de
ser tambien el no permitir que progrese demasiado la ser-
vil veneracion que el pueblo tiene á los príncipes. To-
das estas bajas adulaciones solo sirven para corromper
mas á los hombres , que por la mayor parte son de-
masiado medianos , y de un espíritu muy débil. Dad
vosotros mismos el ejemplo de la conducta que se ha de.


•,r


CAP/T15L0 Dlcimo-QuiNTo.
267


tener con respecto á ellos. Evitad toda familiaridad con
ellos; nunca os seis de ellos; tratadlos con cortesía,
pero sin adularles, para que ellos os honren y os teman.
Escribid y hablad de ellos, como de los lemas 'hom-
bres, para que aprendan que son hombres como noso-
tros, y que toda su autoridad no es mas que un nego-
cio de pura convencion.


19.° « Cuando entre nuestros iniciados se hallase algu-
no de mérito , pero poco conocido y aun del todo
ignorado del público, nada se debe omitir para hacerle
célebre. Cuídense nuestros hermanos incógnitos de pro-
curar ser celebrados en todas partes por los clarines
de la fama, y precisar á que guarde silencio la envi-
dia y la cábala. »


2o.° « El ensayo de nuestros principios y de nuestras
escuelas se hace muchas veces mejor y con mejor éxi-
to en los estados pequefios. Los habitantes de las ca-
pitales y de las ciudades comerciantes , estan por la
mayor parte , demasiado corrompidos, demasiado dis-
traidos por sus pasiones , y por otra parte se creen muy
adelantados para someterse á nuestras instrucciones. »


21.° « Es muy útil enviar de cuando en cuando visi-
tadores, ó bien dar á un regente que viaje la comi-
sion de visitar las juntas , y hacer que le enserien
los protocolos ; pasar á la casa de los hermanos para
examinar sus papeles y diarios; y escuchar sus quejas..
Estos plenipotenciarios , presentándose en nombre de
los altísimos superiores, podrán corregir muchas faltas,
suprimir con intrepidez los abusos que los prefectos
no tienen valor de reformar , aunque esten dispuestos
á hacerlo por medio de estos visitadores. »


22.° « Si en alguna parte no se puede establecer nues-
tra orden con toda la forma y método de nuestras cia-
ses , es necesario suplir con otra forma. Atendamos al




1
CAPITULO DLCIMO-QUINTO.




269
las academias, las imprentas , las librerías ,


los cabildos ,
las catedrales , y cualesquiera otros establecimientos
que tengan influjo sobre la educacion ó sobre el go-
bierno. Ocúpense, sin cesar, nuestros regentes en for-
mar planes é imaginar el modo como no, habernos de
portar para hacernos dueños de todos estos estableci-
mientos. «


27.° « Hablando en general, y sin dependencia del em-
pleo que les sea confiado, sepan que el grande obje-
to de nuestros regentes ha de ser un estudio cons-
tante y habitual de todo lo que pueda aumentar la
perfeccion y el poder de nuestra orden , á fin de que
sea para todos los siglos el modelo mas perfecto de go-
bierno que los hombres pudieran imaginar. » Es decir :
á fin de que algun dia pueda decirse de nosotros : He
aqui una sociedad famosa que, á fuerza de perfeccionar
sus leyes y su gobierno, ha llegado al cabo ele enseñar á
los hombres á desprenderse de toda ley y de todo go-
bierno... No quiero pararme en demostrar que este es
el verdadero sentido y el único objeto de toda esta per-
feccion del código iluminado. Los misterios de la secta
ya estar'


demasiadamente descubiertos para que pueda
quedar la menor duda sobre esta explicacion. Sin embar-
go, para llegar á esta perfeccion y á este poder cle la sec-
ta , aun hay mas leyes y artificios que han de saber los
regentes iluminados. Weishaupt extendió otras instruc-
ciones, que reservó para cada clase de su gerarquía (1).


263 ILUMINISMO.
fin ; esto es lo esencial; poco importa cual sea el velo,
si se logran nuestros intentos. Sin embargo , siempre es
necesario ocultarnos porque en el secreto está nuestra
fuerza principal. »


23.° Por esta razon, es siempre necesario ocultarse bajo
el nombre de otra sociedad. Las lógias inferiores de la
franc-mazonería, son , entre tanto , el mejor manto para
cubrir nuestro grande objeto , porque el inundo ya
está acostumbrado á no esperar de los franc-mazones
alguna gran cosa, y que merezca atencion. El nombre
de una sociedad sabia es tambien una máscara muy
conveniente para nuestras primeras clases. Gracias á esta
máscara , si se llega á penetrar alguna cosa de nuestras
juntas basta decir que . nos reunimos en secreto, ya
para dar mas atractivo á la cosa y mas interes , y ya
para no admitir á todos y ponernos á cubierto de los .
habladores y envidiosos , y tambien para ocultar la de-
bilidad de un instituto que aun es nuevo..


24.° Nos importa mucho estudiar la constitucion de
las demas sociedades secretas, y gobernarlas. Conviene ,
mientras se pueda lograr el permiso do los superiores,
alistarse en las otras sociedades, pero sin obligarse mu-
cho á sus juramentos, y para esto conviene que nues-
tra orden esté oculta. »


25.° « Siempre los altos grados han de ser desconoci-
dos de los grados inferiores. Se reciben con mas vo-
luntad las órdenes de un desecizocido , que de hombres
en los cuales poco á poco se descubre toda especie de
defectos. Con este recurso se puede observar mejor á los
irferiores. Estos atienden mas á arreglar su conducta,
porque se creen rodeados de personas que los observan;
su virtud está entonces á la prueba , y con su práctica
pasa á ser costumbre. »


26.° « Nunca perdamos de vista las escuelas militares,




(i) N. 13. Cuanto contiene este capítulo, exceptuando las pocas
reflexiones que he entremezclado , no es mas que una traduccion
del código, artículo por artículo,... Instruccion 13 del grado de
regente.




970
ILVM!ttISM0.


CAPITULO XVI.


CONTINILICION DE LAS INSTRUCCIONES SOBRE EL GORIERN0
DEL ILUMINISMO.:


Leyes para los Superiores locales.


C UÁLQUIERA. que sea la autoridad que parece tienen en
sus academias minervales los hermanos iluminados mayo-.
res, hablando con rigor, no hay superioridad verdadera
en su clase preparatoria. Tampoco goza de ella el ca-
ballero escotes del iluminismo en su clase intermedia.
La orden no reconoce verdaderos superiores hasta la cla-
se de los misterios. Aun en esta es preciso haber llega-
do al grado de regente para ser prefecto de los herma-
nos caballeros escoceses, ó para ser dean en su distrito.
Estos son verdaderamente los dos primeros cargos que
mira la orden , como á que dan una autoridad real sobre
los hermanos.


Aunque se dice que todos los superiores hallarán en
sus instrucciones las leyes que con mas particularidad les
conciernen , yo no sé que las haya particulares para los
deanes. El código de la secta solo me ofrece un capí-
tulo sobre su eleccion y consagracion. Esta eleccion,
cuando es para el primer establecimiento de un nuevo
distrito, pertenece al provincial. Pero despues de la muer-
te ó renuncia del primer dean , se juntan los epoptas
para elegir sucesor á pluralidad de votos, y el provin-
cial no tiene mas que el derecho de confirmar al electo.


CAriTITLO D 12,e/MO
-SEXTO.


n71
En cuanto á lo que el código llama consagracion del dean,
la hace un delegado, que aqui se llama plenipotenciario.
El lenguage de la ceremonia es un latir




-bárbaro y extre
madamente bajo. Seria esta una escena digna solamente
de un populacho el mas vil, si la impiedad de los acto-
res aun no irritase mas que el asco que causa su bajeza.
El legislador iluminado, hecho vilísima mona de Molie-
re, hace para la eleccion de su dean lo mismo que el
autor del en firmo imaginario imaginó para recibir á su
médico. Para burlarse de san Pablo, de Moises y de las
ceremonias religiosas, hace lo mismo que Moliere cuan-
do se burla de les Hipócrates charlatanes. Aunque se ne-
cesita de muy poco talento para burlarse de las cosas
santas, lo cierto es que tiene Weishaupt muy poca gra-
cia en sus burlas. Quiero ahorrar al lector la molestia
de leer tales torpezas, pues seria necesario que fuese
epopta para soportar sin asco su lectura. Y en esto con-
siste todo lo que el código iluminado me ofrece extrac-
tar sobre el dean iluminado (a).


(I) No obstante, si el lector desea una muestra de este misera-
ble entrernes, imagine que vé á los epoptas reunidos y revestidos
con los ornamentos sacerdotales, y entre ellos al delegado, que em-
pieza de esta manera : A peri Domine os matan. Loe dos comisiona-
dos repiten las mismas palabras — Pregunta el plenipotenciario :
Fiji mi, quid postulas ? Responde el delegado : Ut Deas et superio-
res nostri concedant nobis decanum lacte (111CM ad te dato.—El pleni-
potenciario : r liabais decretan> ? — Habernos.— Legatur. — Aqui se
lee el decreto que dice asi Communi voto atque consenso superio-
rum , elegimos nobis in Decantan fi-rumio Y. N. presbyterunt nostrw pro.
vincim , majoris ordinis, venta> atque prudente/u, hospitalem, moribus or-
notan>, sapientem, ilhaninatum, et mansuetum, Deo et superioribus nostris
per omnia placentemque ad telsitudinis vesum dtknitatem adducere, qua-
tenits autore Domino nobis velat idoncus Decanas prwessc volear ut pro-
desse, rosque sub ejes sapienti regimine in securitate ac quiete mugid.;
scientiis aliisque operibus curare possimus.—El plenipotenciario C Dispo-
saisti domad trio—Responde el recien-electo : Disposoi.= r Xosti quan-




272 ILUMINISMO.


No sucede lo mismo con las instrucciones que la secta
reserva para sus prefectos. Estos superiores locales pue-
den tener bajo su jurisdiccion hasta ocho lógias, parte
minervales y parte mazónicas, Cualquier prefecto es el
primer regente de su prefectura. Tiene la direccion de
todo lo que el código llama : edificio inferior de la orden.
Todos los quibus licet de su distrito pasan por sus manos.
Abre las de los caballeros escoceses, y los soli de los no-
vicios y hermanos de Minerva; pero envia los denlas á los
superiores mayores. Cuando se establecen nuevas lógias,


ea sil Decani cura et quéi pecad in/lingantur infideles et delatores?--Duce
me, Domine.— Ego autoritate superiorum indoctas, firmiter sub inter/ni-
natione anathematis, inhibe° tibi, ne quid de scientiis occultis, vel secreta
tibt revelando addacas , surripias, ve! alicui profano communices. Si tu
autem aliquid attentare prwsumpseris , maledictus cris in domo et extra
domum maledietas in civitate ct in agro, maledietas vigilando et dor-
micado, maledictus manducando et bibendo,maledictus ambulando et se-
dendo ; maledicta mur( caro et ossa , et sanitatem non Babeéis tí planta
pedís Fisgue ad verticena. Feniat tune super te maledictio quam per Moysen


in lege filio iniquitatis Dominas prornisit. Deleatur nomen tapiar in libro
viventitan, et cuto • istis non amplias scribatur diat pars et luerditas tría
cuyo Ceda fratricida, crin Dathan et Abiron , cama Anania ct Saphiza,
cuyo Simone Mago et Jada Proditore. Fide ergo ne quid feccris , quo ana-
thetna merearis. Se sigue despues de esto la imposicion de las manos,
las exhortaciones y las bendiciones, siempre en el mismo lenguage.
El delegado, volviendo á imponer las manos sobre la cabeza del elec-
to, concluye la ceremonia con estas palabras : Sicut ros Hermon qui
descendit at montera Sino, sic descendat super te Dei smnin ic sapientice


benedictio. Véase en los nuevos trabajos de Espartaco : Eachricht
vos ~aun; eines Decani, ó relacion de la consagracion de un llean.
¡Que impiedad tan atroz ha de ser la que la secta ha inspirado á
sus epoptas, cuando ya los juzga capaces de complacerse con unas
irrisiones tan soezes, y con un tan sacrílego abuso de la Sagrada Es-
critura! Nadie piense que he afíadido á la barbarie del lenguage
de estos j 'apios , ni que he omitido tal vez algun gracejo : bien que
no le haya , pues la ceremonia toda se reduce á la mas baja bufo-
neria. Mas los conspiradores estiman en poco una alegria decente,
y la impiedad todo lo corrompe, hasta el gusto literario.


CAPITULO pAc tuo-srxTo. 273
les pone nombres geográficos, y cuando recibe nuevoshermanos les impone nombres característicos, sacados
de la lista que le ha enviado el provincial. En retorno,
envia cada mes á este una cuenta general de su prefec-
tura, y de tres en tres meses las cartas respuestas y los
libritos de memoria que contienen lo que se ha escudri-
ñado de los hermanos. Támbien le envia los p ormeno-
res de su conducta moral y política, y el estado en que
se hallan las arcas (del dinero) de cada lógia. Decide la
promocion de los hermanos hasta el grado de caballero
escocer, el cual no puede conferir sin el beneplácito del
provincial... Tiene derecho para que cada año le remi-
tan los hermanos todos los escritos que tienen de la or,-
den.. Estos escritos los devuelve á los que han dado prue-
bas de su fidelidad, pero de fingen modo á los que pien-
sa que son sospechosos ó que merecen ser expelidos (1).


Los fundamentos del edificio dependen de la expe-
riencia, zelo y vigilancia del prefecto. i"{ para
dirigirlos en todas las partes de su gobierno, les dedica
las instrucciones , que contienen estos títulos :
paracion ; 2.° formacion de los discípulos; 3.° espíritu de
ceetpo, ó sea afecto á la orden; 4.° subordinecion; 5.° se-
creto.... Cada uno de estos artículos ofrece la recapi-
tulacion de una multitud de artificios, ya recomendados
en lo restante del código, pero cuyo estudio es mas ne-
cesario á los prefectos. Me limitaré á extraer las reglas
mas notables , en las cuales conviene que se •observe el
modo como insiste su legislador y con cuanta frecuen-
cia vuelve á lo mismo. De esta clase es aquella que ya
se halla desde fa primera pagina, y vuelve aliallarse en
estos términos bajo el título preparacion. «Nuestra fuer-
» za, dice, en cuanto al número, es grande; pero tam-
o bien depende mucho del cuidado que elevarnos en for-


(1) lastruccion C del regente,
1.--X.


Tomo III.les




274
»_ mar los discípulos... Los jóvenes fácilment e se doblan,


» y se sujetan mejor á este objetoa
..


r


.. E
os


l
--eslasdeiones


prefecto ilumi-


»
nado nada debe omitir para tom p


.
cuelas de su distrito y de


sus maestros. Lo hará de


»
modo que se entreguen á sugetos de nuestra orden,


» porque de este modo se logra el fin de inspirar nuesdo-
»


tros principios , y formar los jóvenes. De este modo
»


se preparan las mejores cabezas para que trabaje n en


»
nuestro favor, para acostumbrarlas á la disciplina,


y




asegurarnos de su afeccion , y para que el lazo que nos


»
une á estos discípulos jóvenes sea tan durable como lo




son las otras impresiones de la infancia. »
Bajo este mismo título se hallan estas otras reglas, no


menos notables, que se ruin
á los prefectos para la pro-


pagacion de la orden. «
do se trate de una colonia,


»
elegid en primer lugar á un iniciado atrevido , empren-




dedor, y cuyo corazon sea todo nuestro. Enviadle para


»
que pase algun tiempo en el parage en que pensais for-


»
mar vuestro establecimiento....... Antes de poblar las


»
extremidades, empezad por estableceros en el centro...


»
Aqui, es preciso comenzar con ganar aquellas personas,


»
que por lordinario tienen mas fijo su domicilio, co-


» mo son los
o


comerciantes y los canónigos....
Guardaos de


» confiar esta niision á
hermanos que no tienen caudales,


»
porque sus necesidades serian muy presto gravosas á


»
nuestra orden; porque aunque todos los hermanos ten-


»
gan derecho á nuestros socorros en sus verdaderas ne-


»
cesidadcs, es preciso atender á que los de u


vestra pro-


»
vincia, bajo de cualquier pretexto, no sean gravosos á


»
las provincias vecinas. Tampoco conviene que los otros


»
distritos piensen que la orden es débil porque lo es


» vuestro distrito. En
fin , es tambien preciso tener con


que asistir á los hermanos de las escuelas minervales
y


«


»
cumplir la promesa que les tenemos hecha. »


CA.HTVLO D 1. CIDIO-SEXTO.


275


• No trateis de extencieros, hasta que todo esté con-
» solidado en la capital de vuestro distrito.... Examinad
» con madurez á que hermanos se puede confiar esta mi-
» sion


Despues reflexionaréis lo que sea mas conve-
» riente, si empezar por una iglesia minerval, cí bien por
» una lógia masónica. Considerad muy bien que su-
» teto poneis á la cabeza de vuestra colonia. Mirad si
» tiene valor y zelo, si cs prudente, exacto, puntual, y á.
» propósito para formar los otros; si tiene crédito , y
» si goza de cierta reputacion; si es capaz de trabajar
» con seriedad y constancia; en una palabra, si tiene
» todas las calidades que se requieren para una comision
» tan importante.... Considerad tarnbien las localidades,
» Mirad si el parage en que deseais hacer este estable-
» cimiento, está cerca ó lejos de vuestra capital..., Si en
» él podremos estar seguros, ó si nos exponemos. Si es
» grande ó pequeño , si está ó no muy poblado. Que
» medios hay para conducirnos , y cuales se pueden em-
» plear


De cuanto tiempo necesitaréis para entablar
» este negocio.... A que personas os podréis dirigir al
» principio, porque si crrais esta eleccion, ya no haréis
» cosa de provecho.... Con que velo se ha de cubrir,
» ó que nombre se ha de dar á la cosa.... De que modo
» se ha de subordinar, ó bien coordenar esta nueva co-
» lonia... » Es decir, á que superiores se ha de sujetar,
ó con quien ha de tener correspondencia.


Cuando vuestra colonia haya adquirido la forma su-
» ficiente, y principalmente si nuestros hermanos estan
» en posesion de las primeras dignidades; si pueden ma-
» nifestar cuando les dé la gana que pueden resistir á sus
» contrarios, y que es muy peligroso ofender ó deshon-
» rar á nuestra orden ; si teneis tambien con que socor-
» Ter las necesidades de vuestros hermanos; si lejos de
» tener algo que temer de parte del gobierno , dirigi-


S 2




576
Lintilltsuo.




rnos á los que tienen sus riendas, estad cierto que lue-


»
go ganaremos partido, y tendremos mas secuaces de


»
los que necesitamos. No me, cansaré


,
de reconzendaros


» este modo de preparar los caminos....
Si nos interesa




mucho
ve esten por nosotros las escuelas


ordinarias,


»
también nos importa mucho


ganar los seminarios y sus


»
superiores. Teniendo á esta gente de nuestra parte, ten-


» tiremos todo el pais; serán nuestros los que son los


yores
enemigos de toda innovacion: esto es lo princi-




Pla
» pal;porque


l


con los eclesiástico s , el pueblo y el conzun de


» as gentes se hall reca
an en nuestras manos.


Sin embargo, ob-


servad que se necesita de muchasprecaucione,con los
eclesiásticos. Estos señores rara vez guardan un justo


» medio : O son demasiado libres, ó demasiado tímidos;
» y aquellos, nra vez son morigerado s.


» Este es lugar


en donde el legislador excluye á los religiosos,


el
iosos, y advier-


te á los reclutadores que huyan de los Jesuitas como de


la peste.
Supongo que cuando traduzco estas leyes, suplirá el


lector las reflexiones que yo desearia hacer sobre cada
una de ellas. A lo menos, los príncipes tendrán que hacer
algunas sobre el siguiente artículo : »Cuando el prefecto


»
iluminado ha logrado poco á poco guarnecer con ruge-


» tos zelosos clec
uestra orden los Dicaster


o


ios
i


y
ha


los
ce r


C
leVa


. oas-e-


» jos del príncip,
habrá hecho cuanto pda


»
mas esto que si hubiese iniciado al mismo príncipe.


»
Pero, generalmente hablando, rara vez serán admiti-


» dos los príncipes á
nuestra




dedo
orden , y los que serán re-




cibidos, no se elevarán fácilmente sobre el gra


»
caballero escoces.»
Causa admiracion, despues de lo que se ha visto de


este grado, y aun cle
los que le preceden , que W deis-


baupt se digne conceder á
los príncipes el que le puedan


cApiTer,0 td:cnito-stxro.
27/


pretender. No esperó llegar á este grado para insinuar
con bastante claridad sus proyectos. I os e-oríre'n




i k 5
que se pueda dudar, tendrian muy pocos alcances, si á
lo menos no los hubiesen entrevisto antes de hacerse
caballeros iluminados. Como pues se podría esperar
que, llegando á serlo, no descubriesen las maquinaciones
de la secta contra toda su autoridad ? Este enigma se
explica por las confidencias del mismo legislador. Her-
manos , dice, escribiendo á sus areopagitas, si enseñais
nuestros grados al Elector, en el clia rey de Baviera, ya
os cuidaréis de hacer las siguientes mudanzas. — En
» el de iluminado menor , en lugar de estas palabras :
» izzonges imbéciles , poned , hombres imbéciles. ... En el
• de iluminado mayor, borrad esta exp•esion : los sacer-
» dotes y los príncipes pueden embarazar nuestro- camino-
» En cuanto al grado de sacerdote, no le. enseñeis otra
» cosa sino la instruccion rela tiva á las ciencias; y leedla
» bien, á lin de no dejar alguna alusion, d alguna •enzi-
» sion á lo restante del grado (1). » Estas supresiones em-
piezan á explicar el enigma. Otro expediente hay aun
mas insidioso , que no deja alguna oscuridad. “ Yo quie-
» ro reasumir todo el sistema añade Weishaupt hablan-
» do con sus areopagitas de los grados inferiores; » y des-
pues de haber dicho de los Jesuitas lo que solo él es,
dice : «quiero que todo esto se haga á la moda jesuítica;
» que ni siquiera se halle una sola línea que sea sospe-
» chosa al estado ó á la relígion. Vamos con blandura;
» nada se haga sin razon ; dispongamos las cosas pato á
» paso (2). .« Hablando. de este texto , un, iniciado que
nos ha dado la historia mas circunstanciada, de los gra,
dos iluminados, asegura que él mismo ha visto un dis-
curso para el grado de epopta, en donde se ha suprimido.


( r) Escritos orig. toco 3. carta del s. de Enero 1785..(n) JIi mismo, carta del x5. de Mayo .17133..
S 3-




2 7 8 xwerattisisto.
todo lo que dice relacion á la religion y al estado (i).


He aqui que Weishaupt, á mas de las supresiones que
quiere que se hagan segun las circunstancias, tiene gra-
dos ó discursos postizos á propósito para engaiiar á los
príncipes iniciados, y aun persuadirles que estan admi-
tidos á la caverna de los misterios , y que se les han
revelado todos los secretos, mientras que los verdaderos
iniciados se burlan de su credulidad. Es muy cierto que
este artificio aumenta la perversidad de Weishaupt; pero
no por eso es mas excusable el príncipe que se deja
iniciar. Sean muchos ó pocos los misterios impíos ó sedi-
ciosos que la secta le oculta , no por eso ha omitido
el juramento de obedecerle y protegerla. Su corte se
llena de iluminados ; si piensa que reina sobre ellos,
no es mas que su esclavo ; y cuando llegue á ser su víc-
tima, no recibirá sino su merecido. ¡Es un capricho muy
extraiio la manía del que, siendo príncipe, quiere que
su nombre csté'en la lista de las sociedades secretas ! d Le
parece que son pocos los deberes que debe llenar
atendiendo al bien de su pueblo? con que derecho
y justicia pasa á hacer juramento de proteger las lógias


cavernas , gobernadas por un malvado oculto ,
cuando todos sus trabajos y cuidados y todo el uso que
de su peder protector puede hacer, le debe á la patria
y á todos los ciudadanos? ¡Es posible haya hombre que,
sentado sobre el trono ó con derechos al mismo , se
abata hasta prometer sumision y obediencia á presidentes
de lógias ! ¿ Con que derecho se darán al pueblo las
órdenes que se deriven de aquellas cavernas? que por
ventura, cuando el pueblo le proclamó y reconoció por
príncipe suyo, quiso tener á su frente á un verdadero
esclavo , aunque disfrazado , que solo promulgarla las
leyes que le dictarian sus amos, sean iluminados, ó sean


(1) Ceschicta der Mur: da. grad. pág. 66.


cÁrírrLo DLCIMO—SEXTO.
579


rosa-cruzes? O tambien , si como magistrado del pueblo
debe decidir las diferencias populares , z que confianza
podrá tener el público en su integridad é imparcialidad,
sabiendo que ha jurado proteccion y obediencia á unos
hermanos y amos secretos? Llegará dia en que la historia
extenderá é ilustrará estas reflexiones, ¡ y ojalá, que la
revolucion no nos hubiese ya manifestado cuanto inte-
resan !


Si el amor propio debia en alguna ocasion servir de
móvil y suplir por motivos mas nobles, cualquiera prín-
cipe seducido Habria hallado en las leyes del iluminismo
mas de lo que se necesita para hacer que obrase aquel
amor. Habria bastado leerle aquel nuevo artículo de las
leyes intimadas á los prefectos ó superiores locales, bajo
el título : Fornzacion de los discípulos. « ¿De que nos
» sirve, se pregunta en ellas, la multitud, si en esta no
» hay semejanza y unidad de sentimientos ?... Ninguna
» clase ni estado ha de dispensar á los hermanos de
• nuestros trabajos y pruebas. » Para acostumbrarlos á
despreciar toda dístincion, y á no mirar sino á la mul-
titud y al género humano en grande, debe el prefecto
recoger todas las anécdotas y todos los rasgos notables,
tanto por su nobleza, como por su bajeza, cualesquiera
sean sus autores, ricos ó pobres, príncipes ó ciudadanos.
A él toca suministrar esta compilacion á los maestros de
Minerva , y estos procurarán que los aprendan sus discí-
pulos. Deben sobre todo poner gran cuidado e: no ocul-
tar el nombre del príncipe ó gran seilor al cual pueda
deshonrar la anécdota, «porque es preciso, dice el código,
» que todos aprendan con esto, que nosotros sabemos ha-
» cer justicia á todos; que nosotros damos el nombre de
» pícaro vil al malvado que está sobre un trono, tan bien,.
• ó aun mejor, que al bribon que es conducido á la horca..


En este mismo artículo hay aun otra ley bastante no-
4.




n5o ILUMINISMO.
table para que sea uniforme el lenguage de los discípu-
los y de los iniciados en aquellas ocasiones, ó sobre los
efectos que interesan al iluminismo. En estas circuns-
tancias debe cuidar el prefecto de avisar secretamente
á los presidentes intermedios de los discursos que han de
tener, de los que han de extender, y de los que han
de procurar que tengan sus discípulos. « De aqui resul-
» tara para estos una constante atencion para avenirse en
» todo, tanto por lo relativo al lenguage, como por lo
» relativo á la accion con nuestros superiores , y esto
» aun cuando sus motivos nos fuesen desconocidos. De


este modo nos dirigiremos todos á un mismo fin , y
» de este modo nuestros discípulos podrán habituarse á


investigar y escudriñar los motivos de la órden , y á


nunca obrar ó callar en circunstancias dudosas, hasta
» que los consejos ú órdenes del superior les hayan ense-
» Dado lo que se debe decir cí hacer. »


Bajo el título Espíritu del cuerpo, se advierte al pre-
fecto que este espíritu se inspira por medio del cuidado
de ensalzar incesantemente la hermosura y la importancia
del fin , la integridad de los miembros , la dignidad y
seguridad de los medios , la utilidad de la instruccion
que la órden da á sus discípulos, y la proteccion que
les asegura. Este espíritu estará siempre en proporcion
de la seguridad que ellos tendrán de ser felices, mientras
que perseveren unidos á la árdea , y que no hallen la
felicidad en ninguna otra parte. Para nutrir este espíritu,
es preciso entretener la esperanza de hacer descubrimientos
siempre mas importantes á proporcion que se vaya adelan-
tando. Si hay temor de que se resfrie , «procurad colocar
á vuestros discípulos, en una situacion, en la cual estera
constante y frecuentemente ocupados en vuestra sociedad,
y haced que sea esta su idea favorita.» Observad todo lo
que hace la Iglesia Romana para hacer sensible su reli-


carírtito Dilcrmo-srxTo. 281
gion, y para que su objeto esté in cesantemente presente
á los ojos de sus adherentes; tomadla por modelo.... No
es posible señalar aqui reglas que se puedan aplicar en
todos los casos... Por lo mismo , los prefectos y ciernas
superiores deben estudiar continuamente el arte de suplir
las faltas que se descubran en nuestros trabajos... Ofrez-
can premios, y recompensen á los que mejor traten la
materia. 151e.rced á sus desvelos , necesariamente suce-
derá que tarde ó temprano , segun las circunstancias
locales llegue el edificio á adquirir consistencia.. Exhortad
á los hermanos para que sean obsequiosos, bienhechores y
generosos unos con otros, y tambien con nuestra Orden.»


Despues de esto, pasa el código al título obediencia,
y en este dice á los prefectos :-« Si habeis tenido habi..-
lidad para que vuestros discípulos conciban la grandeza
de nuestro objeto y planes, no dudeis que obedecerán
con gusto á los superiores. ¿Como será posible que no
se dejen conducir por unos directores que los han guiado
tan bien y con tanta seguridad hasta el presente, que
por lo mismo los han hecho felices hasta este momento,
y de los cuales deben esperar que aun los harán mas
felices en adelante ? Aléjese de nosotros el hombre á
quien todas estas ventajas no decidirán á que nos obe-
dezca. Salga de la sociedad de los escogidos




Este
espíritu de obediencia se inspira particularmente por el
ejemplo y la instruccion... Tambien por la conviccion
de que, obedeciendo á nuestros superiores, es4m el fondo
lo mismo que seguirse á sí propio. Por la esperanza de
adquirir siempre conocimientos mas importantes... Por
el temor empleado á propósito


Por los honores ,
recompensas y distinciones, que se conceden á los que
son dóciles... , Por el cuidado con que son mirados
los inobedientes... Por el descuido de evitar la fami-
liaridad con los inferiores... Por los castigos ejemplares




n8z nr3trilismo.
de los rebeldes... Por la eleccion de aquellos sugetos
que sabernos que son del todo nuestros , y que estan
dispuestos á cumplir exactamente todas nuestras órde-
nes... Por la grande atencion á los quibus licet , en los
cuales se debe descubrir corno se han cumplido las órde-
nes que se han dado.... Por la exactitud con que los
superiores intermedios envian los libritos de memoria ,
las cuentas que han de dar de sus inferiores. Cuanto mas
circunstanciados estera aquellos libritos, tanto Serán, mejores,
porque sobre ellos descansa todo el plan de nuestras ope-
raciones. Este es el medio para saber el nómero y pro-
gresos de nuestros hermanos, al mismo tiempo que des-
cubre la fuerza ó debilidad de la máquina, la proporcion
y enlace de las partes con el todo, el verdadero título
ó derecho que tienen los hermanos á las promociones,
y en fin el mérito de las juntas , de las lógias, y de
sus superiores. »


Bajo el título Secreto , dice la regla al prefecto : a Este
es el artículo mas esencial; y por lo mismo, aun en aque-
llos paises en que hayamos adquirido bastante poder para
manifestarnos, debemos perseverar ocultos. Siempre debe
el prefecto ocultar con cuidado sus proyectos, segun las
circunstancias locales. Avéngase con el provincial en
cuanto al manto y velo con que se ha de cubrir la &-
den. • • Como para los institutos religiosos de la iglesia
romana la religion que lastima! no era 'mas que un
pretexto ; cgdel mismo modo y con mas sublimidad se
debe ocultar nuestra órden bajo la apariencia de una ccm-
paíiia comerciante, <I bajo otro exterior semejante. D


En vano se me preguntarla, bajo de que pretexto dice
el código iluminado, que la religion en la Iglesia Ro-
mana no era mas que el pretexto de los institutos reli-
giosos. No sé que haya habido algun impío tan desver-
gonzado, que se haya atrevido á proferir una calumnia


carirrto nIcimo-srxro.
tan atroz. Hasta el presente, San Francisco , San Beni-
to, San Basilio y ciernas fundadores liabian sido, para
l los sofistas , unos supersticiosos ó entusiastas. Nitvit n
apóstata de los institutos, y que conoce tan bien el que
ha profesado, ha dicho en alguna ocasion, que la reli-
gion solo sirviese de pretexto á su órden. Ninguno se
ha atrevido á decir que la ambicion , ó la avaricia, ó
algun otro motivo, distinto de la religion, 'labia fundado
las órdenes de San Benito, de Santo Domingo, de San
Francisco, del Charlen y otras, tanto de religiosos, como
de religiosas... A mas de que esta calumnia no es de
Weishaupt , ni se halla en las instrucciones que dió á
Knigge, sobre las cuales formó este el código para los
regentes y prefectos locales, en el cual insertó sus pro-
pias ideas. Knigge nunca supo lo que son los religiosos
y sus institutos. Weishaupt, hijo de padres católicos , y
educado en la religion que profesa la iglesia romana ,
de la cual apostató, porfia muy bien tratar á las órdenes
religiosas del mismo modo que lo han hecho y hacen
los demas sofistas, y bien puede ser que en su código
haya insertado esta comparacion tan extraiia entre. su
iluminismo y los institutos religiosos; pero dudo que la
haya él inventado. Weishaupt necesitaba de la oscuridad
y tinieblas para ocultarse, y no ignoraba que las leyes
de los institutos religiosos en la iglesia siempre fueron
públicas, y siempre examinadas por la pública autori-
dad , antes de establecerse.


El código iluminado , despues de tan absurda calum-
nia , repite cuanto hemos ya dicho en los primeros
capítulos , relativo á la necesidad de ocultar su camino
y la existencia de ias lógias, y á continuacion hallo las
leyes siguientes. — Temiendo que la multitud de los
hermanos no los exponga á ser descubiertos si sus juntas
fuesen muy numerosas , debe cuidar el prefecto, que




284 I LUMINISMO.
por lo ordinario no se reunan mas de diez hermanos en
las iglesias minervales. a Si en alguna parte es mayor el
número de estos discípulos, será preciso multiplicar las
lógias, ó bien seiialar á lo menos dos dias distintos para
que no todos se reunan de una vez; y si hay muchas
lógias minervales en una misma ciudad, tenga cuidado
el prefecto que los de una lógia nada sepan de las otras.»
He aqui lo que debe observar para dirigir el edificio
inferior. A él toca nombrar los magistrados de los miner.
vales ; pero, para que estos obtengan un gefe , se necesita la
aprobacion del provincial. Será responsable de los que
nombrará. Tendrá cuidado de que tanto en las minervales
como en las lógias mazónicas todo se haga regularmente
y con la mayor exactitud. No permitirá que se tengan e
en ellas discursos tan libres, que puedan ocasional' sos-
pechas fundadas (le que se forman proyectos contra la
religion, el estado y las costumbres. No debe permitir
que algun hermano sea promovido á los grados superio-
res, antes de haber adquirido las ideas y calidades com.
petentes. Sobre este particular, dice el código, nunca
pueden ser excesivas las precauciones, las cautelas y el
escrúpulo .


Ya se ha dicho que pedemos admitir á nuestras
lógias mazónicas á sugetos que no pertenecen a nuestra
órden. Cuídese el prefecto que estos extrangeros nó den
el tono á nuestros hermanos. Los escogerá honrados,
sosegados y pacíficos : pero procurará de un modo ó de
otro , hacerlos útiles á la órden... Sin el permiso del
provincial, no tendrá alguna correspondencia , relativa á
la órden, fuera de la provincia... Como esté encargado
de observar é instruir sobre diferentes objetos á los supe-
riores de los minervales y á los venerables de las lógias,
se dirigirá al provincial cuando tenga alguna duda de
importancia.... Procure el prefecto familiarizarse con


CAPÍTULO nLcrivo-srxro. 285
estas leyes; cúmplalas con exactitud; tenga siempre pre-
sente todo el conjunto de esta materia ; procure que
cada cual cumpla con su obligacion, no haciendo mas
ni menos que lo que exige su regla, y hallará en esta ins-
truccion todo lo que necesita para su conducta. D Con
esta promesa acaban las reglas del prefecto iluminado.
Los cinco artículos sobre los cuales giran , tienen por
preámbulo otra promesa mucho mas importante, la que
está concebida en estos temimos : a Si liemos prevenido
exactamente todo lo que mira á estos cinco artículos ,
ya nada nos será imposible en todos los paises que estan
bajo del sol (a). D


Nota : Para todo este capitulo, véase la instruccion
del Prefecto


(i) Ist nun in diesen fünf stücken alíes gelmrig besorgt , so ist
in iedem laude unter cler sonne nichts umuceglich.




iLumINIsisto.


CAPITULO XVII.


INSTRECCIOXES DEL PROVINCIAL nicuINADo.


CASI todas las leyes que acabarnos de leer, y que se
hallan en el artículo de los regentes y prefectos del ilumi-
nismo, las 'labia escrito Weishaupt para que sirviesen
de regla á sus provinciales. Esto se descubre con toda
evidencia en la primera redaccion de las mismas, la que
está en la segunda parte del segundo tomo de los escri-
tos originales de la secta, desde la pag. 1 7 hasta la 43.
Knigge miraba estas leyes como una obra maestra de
política. Le parecieron tan fecundas en artificios, que
pensó que no las debian saber solamente los provinciales.
Se sabe el uso que de ellas hizo , persuadirlo de que
serian muy útiles á los regentes en general y á los supe-
riores locales en particular , en sus respectivos distritos.
El arwpago y su gefe convinieron en estas disposiciones;
pero les pareció que á estas debian añadir otras para
instruir en particular á los provinciales , las que serán
el asunto de este capítulo.


g Debe el provincial hacerse familiar toda la consti-
tucion de la órden. En tal modo debe tener en su cabeza
todo el sistema, como si él mismo le hubiese inventado. »


2.4 a Pondrá por fundamento de todas sus operaciones
todo el régimen y toda la instruccion de los regentes
y de sus superiores locales, sin dejar de hacer uso de
una sola.


3.` a Será elegido el provincial por los regentes de


cAPiTtrto DI ctuo-srrrtmo. 287
su provincia, y confirmado por el superior nacional (i)...
Los altos superiores, es decir el Areopago y el general
le podrán deponer. »


4. a
« Sea natural de la provincia que se le confia,


ó cuando menos téngala bien conocida. »
5. a


« Mientras sea posible, no ha de tener ocupacion
pública, ni otra alguna obligacion , para que pueda en un
todo atender á la órden. a


6. a
a Aparentará que es un sugeto que solo busca szt


quietud y descanso , y que se ha desprendido de los ne-
gocios. »


7. a » Establecerá su morada, mientras le sea posible,
en el centro de la misma provincia , para que de este
modo pueda extender sus miras y cuidado por todos los
cantones. »


8.' Luego que llegue á ser provincial , dejará su
primer nombre de guerra, para tornar el que le impon-
gan los superiores mayores... -Tendrá por sello de su
provincia al mismo cuyo modelo le enviarán los mismos
superiores, y le tendrá grabado en su anillo. o


9. a
« Luego que sea nombrado , se le remitirán los


archivos de la provincia, que los regentes han tenido
cuidado de recoger y sellar cuando murió su prede-
cesor.


lo.' e El provincial que estará inmediatamente sujeto
á uno de los inspectores nacionales, le dará cuenta gene-
ral de su provincia cada mes. Y como él no recibe las
cuentas de los superiores locales sino al cabo de 14 dias
de acabado el mes, le presentará la del mes de mayo,
por ejemplo, hasta cerca el fin de junio , y asi en los
domas. Esta cuenta ha de estar dividida en cuatro par.


(r) En el original que ha servido para la impresion de estas reglas,
hay una onnsion que hace ininteligible una parte de este artículo.




366 ILUMINISMO.
tes , segun el número de las prefecturas que le estan
subordinadas; se cuidará de referir todo lo mas notable
que haya ocurido en cada una de nuestras escuelas ;
manifieste el nombre , la edad, la patria , el estado de
los nuevamente recibidos, y el dia de sus contestaciones.
Nuestros superiores mayores no tienen necesidad de saber
mas de cada discípulo , hasta la clase de regentes , á
no ser por algunas circunstancias extraordinarias. »


e t.' « A mas de esta cuenta que ha de dar cada mes,
debe dirigirse al nacional siempre que ocurra alguna
de aquellas cosas importantes, cuya decision no le com-
pete. Tambien se supone, que asi mismo enviará cada
tres meses sus memorias personales, y que nada empren-
derá por sí mismo que sea relativo á los objetos polí-
ticos. »


12. 1 « No debe entrometerse en los asuntos de sus
comprovinciales. Que las cosas vayan bien ó mal fuera
de su provincia , no es negocio de su inspeccion. Si
tiene que hacer alguna demanda contra los otros, dirí-
jase al inspector nacional. »


15. a « Si tiene quejas contra este inspector , diríjase
al primero. »


« Todos los regenteado su provincia son sus con-
sultores; estos le deben auxiliar en todas sus empresas.
Es preciso que pueda tener , y que en efecto tenga á
dos de estos cerca de si en calidad de secretarios. »


15. 1 « A él toca confirmar á todos los superiores de
las ciases inferiores, y nombrar los prefectos ; pero para
estos necesita de la confirmacion del director, que la
puede reusar.


« Tiene derecho para enviar los hermanos pen-
sionados por la órden, y de emplearlos en el lugar de
su provincia en que puedan ser mas útiles. »


17.. y ][8.' « Tiene obligacion de enviar á los prefectos
los


CAPÍTULO DUID1O
-SÉPTIMO. 219


los nombres característicos de los hermanos, los nom-
bres geográficos de las lógias , del mismo modo que
los recibe de sus superiores mayores. »


19. 1
« A él toca dar á conocer los hermanos que han


sido excluidos , á fin de que se conserve exactamente
la lista en nuestras juntas. »


20.' « Cuando tenga que hacer reconvenciones á algu-
nos hermanos, que seria peligroso ofender, se valdrá de
una mano extraña , y firmará su carta con el nombre
de Basilio (Basile); como ninguno hay en la órden que
se llame asi , se ha determinado que sirva para esto.


21. 1 « De cuando en cuando escribirá á las clases infe-
riores, y en atencion á la propuesta de nuestros epop-
tas , señalará los libros que deberán leer nuestros discí-
pulos, segun lo exija cada grado. Debe , en cuanto le
sea posible, y en los parages mas cómodos de su pro-
vincia, establecer bibliotecas, gabinetes de historia natu-
ral, museos, colecciones de manuscritos, y otras cosas
semejantes. Bien entendido, que para uso solo de los
hermanos. (e). »


22. 1 « El provincial abre las cartas de los iluminados
menores y de los caballeros escoceces, cuyo sobrescrito
es soli. Tambien abre los simples quibus licet de los
epoptas, y tambien los primo de los novicios : pero no
puede abrir ni los primo de un minerval , ni los soli
de un caballero ó de un epopta, ni los quibus licet de
los regentes. » — Esta gradacion en la facultad de abrir
las cartas de los hermanos segun el grado que ocupan en
la órden, indica con evidencia, que en el sobrescrito debe
de haber alguna señal que manifieste el grado del hermano
que escribe; pero yo no he podido saber cual es esta


(u) Esta regla se ha sacado del capítulo de los prefectos ; la he
puesto aqui , porque se dirige directamente á los provinciales.


Tomo




ItttsIttliSMO.
señal. Pero debe observar el lector, que las cartas de
los hermanos , y aun los quibus hect,


siempre llegan á
las manos de hermanos que son de un grado superior
al que las ha escrito : pero de modo que nunca sabe
este quien las recibe, ni quien responde, pues las reglas
de esta gerarquía solo se manifiestan en proporcio n del
derecho que cada hermano recibe en su promocion. Aun
el mismo provincial no sabe, á á lo menos solo puede
saber por conjeturas, á quien llegan sus cartas y las que
no le es permitido leer.


« No promoverá á algun hermano al grado de
regente sin el permiso del inspector nacional. »


24.1
« A él toca hacer notificar á los deanes la facultad


científica, ó bien la profcsion que cada nuevo hermano
ha escocido, cuando entra en los minervales. »


25. » «
Para que esten en orden los archivos , se cuidará


de reunir en un mismo lio los libritos de memoria, todas
las cartas y documentos relativos á un mismo hermano. »


26."
a Generalmente hablando, debe cuidar mucho de


adquirir para la órden cooperadores en lo que toca á las


ciencias. »
27."


e Hará que lleguen á los deanes los tratados ó
discursos notables, y cuanto dice rclacion á la clase de
los sacerdotes, corno por ejemplo, las vidas, los cuadros
históricos, ó característico s


y otros semejantes. »
28.' « Si hay entre nuestros epoptas sugetos de talen-


to, pero con pocas disposiciones para la direccion polí-
tica, procurará apartados de aquellas ocupaciones y em-
pleos , para los cuales no tienen habilidad. »


29. a «
Cuando nuestros capítulos escoceses se compon-


gan de doce Caballeros , colocará al mas hábil en la clase
de los epoptas. »


3o.' Tendrá cada capitulo un sacerdote confidente,


que le servirá de censor , ó de espía. »


CAPíTV1,0 293
31. 1


« Procure reunir á sus regentes y deliberar con
ellos en todas las circunstancias importantes , pues aun
los mas sabios tienen necesidad de consejo -,jo y socorros. »


32.. « El provincial recibe sus patentes del superior
nacional ; para expedir las de nuestros capítulos esco-
ceses, se vale de la siguiente fórmula : Nos, de ¡a grande
lógica del Oriente Germánico, constituido provincial y
maestro del distrito de


hacemos saber
r notifica-


mos que , en virtud de las presentes, damos al vene-
rable hermano (aqui se pone el nombre de guerra y el
ordinario del nuevo venerable) pleno poder y facultad
de erigir un capitulo secreto de la santa fr.


anc-mazoneria
escocesa, y de propagar el arte real , C07forme sus insú
tracciones, para el establecimiento de nuevas lógias
picas de los tres grados simbólicos... Dada en el direc-
torio de nuestro distrito... (Lugar del sello.) Provincial
secreto del directorio , sin otra señal ó firma. »


33.' « Para decirlo todo en pocas palabras, tiene obli-
gacion el provincial de poner á su provincia en estado
de emprenderlo todo para el bien , y de impedir todo
mal. Dichosos los paises en los cuales nuestra órden haya
adquirido este poder! Esto no le será muy difícil al pro-
vincial que cumplirá con exactitud las instrucciones de
los muy altos superiores. Auxiliado de tantos sugetos
hábiles , Minados segun la ciencia moral, sumisos y tra-
bajando con él en secreto, ya no hay empresa, por noble
que sea, cuyo fin no se pueda conseguir; ni hay proyec-
to, por malo que sea, que no se pueda frustrar
Por lo mismo , ninguna falta se ha de disimular ; no
se ha de atender al nepotismo , ó parentesco , y nada
ha de estorbar la enemistad No se han de tener
otras miras sino la del bien general No se ha de
atender á otro objeto, ni ha de haber mas motivos que
los de nuestra órden.... En fin , descansen los hernia-


T




292 ILUMINISM O.
nos, que nuestro cuidado será siempre no crear pro-
vinciales, que no sean sugetos capaces de desempeñar
estas funciones : pero sepan tambien, que estaca á nuestra.
disposicion todos los medios para castigar á cuantos abu-
sen del poder que hayan recibido de Nos (a).


34. a « De este poder no se ha de hacer uso, sino para
bien de los hermanos. Es preciso ayudar á todos á quie-
nes se pueda ayudar; pero en igualdad de circunstan-
cias, deben ser siempre preferidos los miembros de nues-
tra sociedad. Prodiguemos en favor de los que han dado
pruebas de su fidelidad los servicios, el (linero, el honor,
nuestros bienes y tambien nuestra sangre; y tengamos
presente, que la ofensa hecha al Ultimo de los iluminados,
se ha de mirar COMO causa de todos. »


De este modo concluyen las instrucciones que el có-
digo da á los provinciales iluminados. A mas de su auto-
ridad, manifiestan un poder formidable , del cual dima-
na en la orden toda la autoridad ; es un poder que sabe
reservarse los medios de castigar á cualquiera que abuse
de la parte de jurisdiccion y autoridad que se le haya
confiado , es decir, de castigar al que no haga uso de
aquellas facultades segun el grande objeto y maquina-
ciones de la secta. Aun hay tres grados gerárquicos supe-
riores á los de los provinciales. El primero es el de los
directores nacionales ; sobre estos hay un consejo supre-
mo, cuya autoridad es sobre todos los iluminados de to-
das las naciones, al que la secta llama areopago; y en
fin este areopago tiene su presidente, que se llama gene-
ral de su orden . En el capítulo siguiente, reuniremos todo
lo que se ha podido sacar de los archivos conocidos de
la secta, y que dice relacion á estos tres grados supre-
mos del poder iluminado.


CAPÍ T UL O DICIM O
-OCT A V O . 293


CAPITULO XVIII.


DE LOS DIRECTonES NACIONALES, AEEOPAGITAs Y GENERAL


DEL ILUMINISMO.


Y


y de Espártaco y Filon, que tantos otros misterios nos


se han distinguido por su zelo contra el iluminismo.


veces se han citado bajo el título de escritos originales,


han revelado. No parece que hayan tenido conocimiento
de ellas los autores alemanes mas instruidos y que mas


para cada hermano hay instrucciones especiales, relati-
vas á la clase que ocupa en el orden gerárquico de la
secta. No he podido descubrir las que dedicó á la diree-


no se halla en ninguno de los dos volúmenes, que tantas
cion de sus superiores nacionales. Esta parte del código


A se ha dicho en el plan general del iluminismo, qtie


Algun tiempo he dudado si los superiores, llamados direc-
tores nacionales, se distinguían de los llamados inspectores,
y si solo eran un mismo grado en la secta. Cerca el año
de 1782 aun no los confundia aquella, pues las cartas
que en esta época escribió -Weishaupt, dividen la Alema-
nia iluminada entre tres inspectores, cada uno de los cua-
les tenia bajo de sí á los provinciales de su departamento
(a). Mas, par otra parte, el cuadro general que la secta
entrega á sus regentes, y la última obra de Filon, impre-
sa en 1 7 88, ya no manifiestan algun grado gerárgico entre
los provinciales de la orden y sus nacionales, á quienes
en lo sucesivo distingue, ya con el nombre de superio-
res , ya con el de inspectores nacionales. Su correspon-


(i) Véase el grado de regentes, instruccion D. (:) Escritos orig. tomo a carta 15 á Catin.
3




294 lttienriseto.
dencia y subordinacion se presentan como inmediatas (1).
Es pues evidente, que en la extension ulterior del códi-
go se confundieron estos dos grados de inspector y de
director nacional, y que en el dia solo forman un grado
en el gobierno de la secta. Aunque ella oculte las leyes
que ha sancionado para instruir á estos superiores nacio-
nales, basta su nombre para conocer la importancia ele
sus funciones; y si nos faltan los pormenores de estas
fenciones, es fácil suplir su falta con lo que ya ha des-
cubierto en otras partes de su código.


Téngase presente lo que se ha dicho en el capítulo
de los epoptas , relativo á los sistemas que se han de for-
mar para esta clase de iluminados, á fin de apoderarse
de las ciencias y dirigirlas todas á las maquinaciones ele
la secta. En este mismo capítulo hemos visto, que la ley
obliga á sus epoptas á que compilen en sus juntas pro-
vinciales los medios que sean mas á propósito para apo-
derarse insensiblemente de la pública opinion, y despren-
der los pueblos de todo lo que la secta llama preocupa-
ciones religiosas. Tambien hemos visto, que la clase de
los regentes es la que especialmente está destinada á soca-
var los fundamentos de los tronos, y á disminuir y hacer
que insensiblemente desaparezca aquella veneracion que
hasta el presente se ha tenido á la persona y funciones
de los soberanos. ilr ay para estos epoptas una ley y fun-
cion especial, que aun no he citado, y que debe ocu-
par aqui su lugar. La he sacado del segundo volúmen
de los escritos originales , seccion 2. titulada : Artículos
en que han convenido los areopagitas, en elmes de Adarmeh
del alio 1151 ( de la era vulgar, diciembre 1781). Bajo
este título, se lee artículo : Altos misterios. e:Si entre
» nuestros epoptas se hallan de aquellos ingenios mas


(t) Direccion system. num. 5. y Pitilos endliche Enllawang, pag.


ce.rírrro ní:custo-ocrávo.


295
» sobresalientes, de aquellas cabezas especulativas , liare-
n ratos de ellos nuestros azagos. Los iniciados de este gra-
n do se ocuparán en recoger y poner en orden los gran-
» des sistemas filosóficos , ima ginarán y extenderán para
t> el pueblo una religion, que nuestra orden quiere cuanto
» antes dar al universo (r),


Tengo presente que he de hablar de los directores
nacionales; pero temo que el lector me oponga este pro-
yecto de dar al universo una religion, al proyecto de des-
truir toda religion. Acuérdese pues de la religion que
Weishaupt da á sus magos. Esta es absolutamente el Espi-
nosismo , que no admite un Dios , distinto del mundo,
es decir, el verdadero ateismo. Acuérdese tambien de
que uno de los últimos misterios de la secta consiste en
manifestar á los iniciados, que todas las religiones no son
sino invenciones de la impostura; y de este modo la
será muy fácil conciliar estos dos proyectos de la secta ,.
uno para dar cuanto antes al mundo una religion forja-.
da por los magos , y el otro de destruir toda religion.
Estos dos proyectos solo se deben ejecutar sucesivamen-
te. Las ideas religiosas estan. aun muy impresas en el
espíritu de los pueblos, para que Weishaupt pueda pro-
meterse que las destruirá todas en un momento, y sin
suplir, á lo menos, por una especie- de culto capciosa
y sofístico , que en el fondo tiene tanto de religion ver-
dadera , como el culto de la razon que ensayó la revo-
Iticion francesa. Esta religion, que. deben inventar los.
magos del iluminismo, no es. pues mas que el primer.
paso que se ha de dar para. destruir la religion ele Jesu-
cristo en todo el mundo. Cuando la secta haya eonse-


(t) Esta palabra alemana
-volks-religion , que significa: religion del


pueblo, está en el original escrito por Caton Zwach, con estos gua..
rismos : 20. 14. a. 3. 18 — 8. 2. 4. 6. 4. x4. 13. VCase el capítulo,
4. de este tomo in. 4.4..


T




9G ttriktxtusuo.
guido este su primer objeto, ya se puede prometer que
le será muy fácil desengañar á las naciones sobre este
otro culto propio de su invencion. Estos altares que
Weishaupt quiere exigir, solo son adrajas que caerán
por si mismas en el momento en que derribe los denlas
cultos. Con esta religion que han de inventar los magos,
sucede lo mismo que con aquellos nuevos gobiernos y
democracias que se han de establecer en los pueblos, mien-
tras se espera que su igualdad, libertad y soberanía ense-
ñen á cada particular que él es su propio rey, y que
los derechos imprescriptibles de su reinado no se pue-
den conciliar, ni siquiera con la misma clemocracía, ni
con la sociedad civil, ni con la propiedad.


Este es el conjunto de los sistemas que se han de in-
ventar, y que ha de dirigir á la secta para llegar al tér-
mino de sus conspiraciones. Cuantos ella distingue con
el nombre de sugetos de ingenio,. de cabezas especulati-
-vas , se ocupan en sus distritos, bajo la inspeccion de
los provinciales, en inventar y extender estos sistemas.
Estos ingenios empiezan por cotejarlos, y dcspues los com-
pilan en sus juntas provinciales; pero no adquieren aqui
su sazon los proyectos que han formado. Aquellos cotejos
y compilaciones se miran como si fuesen el primer bos-
quejo, que cada provincial debe enviar al directorio na-
cional, para sujetarle á un nuevo examen y recibir un
nuevo grado de perfeccion (x). Uno de los primeros de-
beres del director nacional, es recoger todos estos siste-
mas anti-religiosos y anti-sociales, y elevarlos á su tri-
bunal para que este juzgue hasta que punto pueden ellos
ser útiles para el grande objeto de la desorganizacion
universal. El director nacional solo no basta .para este
trabajo , y por lo mismo tiene cerca de sí a los escogidos


(s) Véase la instruceion para el grado de epoptas núm. 12. y 14.


CAPITULO oiScrmo-ocrávo. 297
de la nacion, del mismo modo que los provinciales tie-
nen á los escogidos de sus provincias.


Estos escogidos nacionales, combinando sus esfuerzos,
verán cual de aquellos sistemas merece depositarse en la
tesorería de las ciencias iluminadas. Despues añadirán
ellos todo lo que inventará su propio ingenio , para sacar
de estas luces reunidas las mayores ventajas, respecto á
las miras de la secta. -Habiendo llegado á este grado de
perfeccion todos estos planes, proyectos y sistemas de
impiedad y desorganizacion, se depositarán en los archi-
vos del director, elevados ya á archivos nacionales. Aqui
han de recurrir los superiores provinciales en sus dudas;
y de aqui se esparcirán todas las luces que se han de
extender por toda la nacion. Tarnbien 'hallará aqui el
director nacional las nuevas reglas que ha de dictar, para
que todos los hermanos nacionales se encaminen con mas
seguridad y uniformidad hácia el grande objeto... Pero
la secta no se limita á una nacion ; en su gobierno hay
un tribunal supremo, que, pretende someterlas á todas
á su inspeccion y maquinaciones. Se compone de doce
pares de la orden (1), presididos por el gefe general de
todo el iluminismo, que, siendo el tribunal supremo , se
llama dreopago; este es el centro de conlunicacion para
todos los iniciados que estan difundidos por toda la su-
perficie de la tierra , asi como cada director nacional lo
es para todos los iniciados de su imperio , el provincial
para los de su provincia , el superior local para todas las
lógias de su distrito, los maestros minervales para los
discípulos de su academia, el venerable para su caverna
mazónica , y en fin como el insinuante y reclutador lo
es para sus novicios ó candidatos. De este modo está
todo graduado, y el último de los iniciados se enlaza
con el mas consumado por medio de los quibus hect, de


(r) Philos endíiehe Erklorang. p. r




298 i LumiNismo.
los soli , y de los pruno. Todo lo que se hace en cada
imperio llega á noticia de los directores nacionales , y
cuanto sucede en las naciones llega al supremo areopago,
al general y gefe de la secta y director general de la cons-
pirocion.


El artículo esencial, pues, que mas se ha de observar en
el código del director nacional , es su correspondencia
inmediata con el areopago del iluminismo. No se puede
dudar de esta correspondencia; la hemos visto formal-
mente expresada en el pian general del régimen que
la secta comunica á sus regentes, por estas palabras : Para
cada imperio hay un director nacional, que está. en socie-
dad é inmediatamente enlazado con nuestros padres , el
primero de los cuales tiene el timon de la orden (x). De
aqui se deriva aquella orden expresa , que manda á los
provinciales dar al director nacional cuenta con tanta fre-
cuencia como exactitud de cuanto sucede de importante
en su provincia; de recurrir al mismo en todas sus dudas, 1-
sobre cualquiera objeto de alguna importancia, y de no
emprender cosa alguna en los negocios políticos sin su
beneplácito (2). De alli mismo aquella atencion de su-
bordinar al mismo director la eleccion de los iniciados,
que en la orden deben promoverse al grado político de
regentes ó á las prefecturas de los distritos (3). De alli
tambien el someter la eleccion, aun de los mismos pro-
vinciales, al director nacional (4). Y de alli principal-
mente aquella atencion de reservar al mismo nacional
todos los quibus licet de los iniciados regentes , para
que los secretos de sus descubrimientos políticos lie-


(I) Director. System. núm. 4.
(2) Alli mismo , núm. ro. y ir.
(3) Alli mismo, 15 y 23.
(4) Alli mismo , núm. g.


CAPÍTULO olIcxmo-ocTAvo.
299


Buen con seguridad al que ha de dar noticia de ellos á
los pares de la orden (s).


Estos son los derechos y las leyes del inspector nacio-
nal del iluminismo, y tan importantes son para la secta
sus funciones. A él se dirigen todos los secretos de los
hermanos que se hallan en las provincias, tanto si viven
en la misma corte como en las ciudades. Tambien se le
dirigen todos los proyectos y todos los partes relativos
á los progresos ó peligros de la orden y de su conspi-
racion ; las noticias de los empleos, dignidades y poder
que se han de procurar para los iniciados; el nombre
de los concurrentes cí pretendientes que se han de dese-
char, de los enemigos á quienes se han de quitar los
empleos, y los congresos y consejos cuyos empleos se
han de pretender. En fin, se le da noticia de todo lo
qué puede retardar ó accelerar la ruina de los altares y
de los imperios, y la desorganizacion del estado y de la
iglesia. Él, por medio de su correspondencia inmediata
y por la de todos los inspectores nacionales de la orden ,
sabe todos los secretos de los hermanos escudriñadores,
todos los proyectos de los hermanos políticos, de los que
tienen ingenio para las especulaciones, cuanto se medita
en los consejos de los príncipes, todo lo que se fortifica


debilita en la opinion de los pueblos, lo que se ha de
impedir ó prever , retardar ó apresurar en la corte, en
cada ciudad y aun en cada familia. Por su conducto y
el de todos los hermanos inspectores de las naciones ,
se reunen y reconcentran todos estos conocimientos en
el consejo supremo de la secta ; y con esto, no hay un
solo soberano, un ministro de estado , un padre de fami-
lia , ni siquiera un hombre que, contando con la amis-
tad, pueda decir : esto lo tengo secreto; no ha llegado , ni


(i) Alli mismo, núm. 22.




3oo nrunstsuo.
llegará á noticia del areopago. Por medio del mismo
director nacional y de los iniciados de la misma clase,
se notifican todas las órdenes que se han meditado y com-
binado en el areopago á los iniciados de todas las nacio-
nes, de todas las provincias, de todas las academias y
lógias mazónicas ó rninervales de la secta. El mismo y
sus cofrades directores nacionales elevan al senado de los
pares una relacion general de las órdenes, y de la ejecu-
cion que este ha intimado. Y en fin, por su medio se
sabe quienes son los negligentes que se han de separar
de sus empleos, los trasgresores y desobedientes que se
han de castigar, y á quienes se ha de recordar el jura-
mento que somete la fortuna y aun la vida de todos á los
decretos de los superiores mayores , que es el areopago
de la secta, y que se compone de sugetos no conocidos.
— Se ve, pues, que la secta en vano pretende ocultar el
código de todos estos inspectores. Despues de tantas leyes
que se han sancionado en sus cavernas, he aqui descu-
biertos todos sus misterios en estas solas palabras En
cada imperio hay un director nacional que tiene un enla-
ce inmediato, llámese correspondencia, con nuestros pa-
dres (1).


En cuanto á las leyes ó régimen particular de su areo-
pago, es muy fácil concebir que la secta ha tenido gran
cuidado en ocultarlas en las mas densas tinieblas, para
que no llegasen á noticia de los profanos; sin embargo ,
hay medios seguros para descubrir lo mas esencial , y
esto nos lo manifestarán los mismos padres que compo-
nen aquel senado. El célebre iniciado Filon Knigge em-
pieza á revelar este secreto en su apología, hablando de
los magistrados supremos de su iluminismo en estos tér-
minos. «Sus trabajos, en cuanto á la parte especulativa,


CAPÍTULO ni1 c rmo-OCTAVO.


3o1
• deben tener por objeto el conocimiento y tradicion de
» todos los descubrimientos importantes, santos y subli-
» mes, que se han de hacer en los misterios religiosos y
» en la alta filosofía. Solo doce areopagitas deben com-
» poner este tribunal , y uno de ellos ha de ser su gefe.
» Cuando alguno de sus miembros muere G se retira,
» debe elegirse su sucesor ele la clase de los regentes (1). »
Esta idea general, que de su areopago da Filon, es muy
misteriosa , y lo es, porque no podia explicarse mas
hablando con el público, bajo la pera de ser tratado
como traidor por la secta, como sabia que eran tratados
todos los que violaban sus secretos. Sin embargo, ya ha
dicho lo bastante para que conozcamos sin peligro de
equivocarnos , que todas las especulaciones religiosas y
filosóficas, ó por mejor decir, impías y sofísticas, que
tienen su origen en la clase de los epoptas , cuyo objeto
es valerse de todas las ciencias para apagar todas las
ideas religiosas, van á parar al areopago; que este se
ocupa en combinar, extender y sancionar ó desechar
aquellos planes de una nueva religion, que los iniciados
magos tienen el encargo de inventar, y que la secta quiere
dar á todo el universo.


Espártaco, menos reservado en sus confidencias, mani-
fiesta algo mas á su íntimo amigo Caton. El areopago ,
segun él, no se ocupa solamente en forjar sistemas ami-
religiosos. Oigamos al fundador del iluminismo y de su
sanhedrin : acabara de patentizar la intencion de los
quibus licet , en los cuales deben sus discípulos notar
las preocupaciones que descubrirán en sí mismos, cual
de ellas es la dominante, y corno se han desprendido de
ellas. «Por este motivo, añade, descubro los que tienen
» disposiciones para abrazar cierta doctrina especial y


(z) Ultima explicacion de Filon, pág. 115.(i) :redes land bae Binen national-ohern, ;reicher in unmIttelbarer
verbinduug mit unsern 11 . ‹wttern steht,




'302
ILV51110S110.


» mas elevada
sobre los gobiernos y opiniones religiosas


»
(1). » Despues prosigue asi : «Al fin se manifiestan del


» todo las máximas y politica de la orden
en qui , en este


» consejo supremo, se forman proyectos y


edita como


»
nos hemos de gobernar para ponernos poco á poco en


»
estado de atacar algun cija de frente , por el cuerpo,


»
al enemigo de la razon y del género humano. Siam-


»
bien aqui se medita como se podrán introducir estos


»
proyectos en la orden, y á que hermanos se podrá


» fiar su ejecucion
; como cada uno , en proporcion á


» laxe onfidencias que se le harán , podrá emplearse para


» el intento (2). »Estas máximas y política del iluminismo ya las cono-
cen tan bien mis lectores, que no dejarán de exclamar
conmigo : Ile aqui pues el grande objeto del supremo con-
sejo de la secta. Este es el que combina todos los mediospara hacer familiares todos los hermanos los principios
de su igualdad y libertad desorganizadoras. El mismo
areopago, mientras espera la ocasion , estudia los medios
para atacar de frente á descubierto, tarde j temprano,


á
los partidarios de la religion , de las leyes y de las pro-


piedades, como á enemigos de la razon y de la humani-
dad. Alli se reunen todos los pareceres, relaciones y pro-
yectos de los hermanos esparcidos por el mundo, á fin
de calcular su fuerza y cotejarla con las de los aman-
tes del altar y de las leyes. Y en


fin , alli se combina
aquel conjunto de artificios, asechanzas, engaiios y nue-
vas maquinaciones que inventan los hermanos, y se pesan
los méritos de los grandes iniciados para distinguir á los
que se puede confiar cada parte de las maquinaciones,


(c) Aus diesen kaau ich ersehen welche geneigt sind gewise son-derbare staats lehren , weiters liainauf religions rneynungen aluna-


(a) Escritos originales, carta á Caten, del l o. Marzo de 1778.ehmen.


CAPÍTULO DÉCIMO—OCTAVO.
con esperanza de mejor éxito. No es alguna mano extra-
ña que ha tirado las líneas y revelado el grande objeto
del supremo consejo; es el mismo Weishaupt , fundador
y legislador del areopago iluminado. En esta suposicion,


de que serviria una relacion individual de las leyes que
ha dictado y sancionado para aquel congreso ? Ya se des-
cubre todo lo que ellas pueden ser : se sabe que deben
sobresalir por su impiedad, y principalmente por la pro-
fundidad de los artificios en el arte de seducir los pue-
blos, de socavar á la sordina los altares y los tronos, y
de guiar legiones de conjurados en el mismo seno de
las tinieblas. Tambien se sabe que los altos iniciados se
deben parecer á Weishaupt , para que sean admitidos en
su areopago. d Y que otra ley puede reunirlos, sino la de
preparar los ánimos para cometer nuevos cielitos , con-
venirse siempre en los que exigen los intereses de la secta,
y permitirán las circunstancias , y en los artificios mas
profundos y abominables para asegurarse del buen éxito?
Sin embargo, este fatal ingenio que no abandonó al aca-
so alguno de aquellos delitos que pudo mirar como inde-
pendientes de todas circunstancias, probó de ciar tam-
bien á sus areopagitas un código especial , sancionar le-
yes para sí mismo y para cuantos le sucediesen en la
alta dignidad de Espártaco de la secta. De este código
tenemos lo que él llama dise/7o ó leyes interinas. Este
diseno, que dirige á sus primeros areopagitas , se halla
en la seccion 9 del primer vohí men de los escritos ori-
ginales, y otras diversas instrucciones relativas al mismo
objeto se hallan distribuidas en sus cartas. De todo esto
se puede hacer el siguiente extracto :


Los areopagitas componen el supremo colegio de la
orden; — deben ocuparse en los negocios mas importan-
tes, y poco ó nada en los objetos menos esenciales. -J
Es verdad que podrán reclutar, es decir, podrán alistar




504 ILUMINISMO.
y atraer á la orden á algunos discípulos; pero deben
encargar su instruccion á algun iniciado inteligente. Solo
de cuando en cuando podrán ver á estos candidatos, para
fomentar su fervor y conservar su zelo. —En particular,
deben cuidar de que la marcha de nuestros iiuminados
sea en todas partes uniforme. — Vigilarán con toda aten-
cion sobre Atenas (r), y no darán cuenta de los nego-
cios de la orden que se traten en esta lógia, sino á Es-
pártaco.— Pero enviarán cada mes á los hermanos (con>,
cii) , sabidores de los últimos secretos, una compilacion
de los eventos mas interesantes para la orden , que será
una especie de gaceta. Despues de esto, Nota ben'e, afia-
de el legislador ; esta gaceta hasta el presente no es mas
que un diario ordinario de nuestras cosas; es preciso que
tambien los conscii envien otro tanto de su parte á los
areopagitas. — Estos deben ocuparse en proyectos y me-
joras y en otros objetos semejantes, que darán á cono-
cer á los cuOscii por medio de estas circulares. Entre
ellos se repartirá la correspondencia general. — No les
será permitido abrir las cartas de agravios (Huleras grava-
toriales), es decir, las que contienen quejas contra ellos,
sino que dejarán que lleguen á Espártaco, al gene-
ral , pues son un medio para que este sepa si aquellos
cumplen exactamente su deber. No siendo esta instrue-
cion sino provisional, y solo para los areopagitas , no la
harán circular; pero sacarán de ella una copia y remi-
tirán el original á Espártaco (2). — Las juntas de los
areopagitas se tendrán en los dios de fiesta que se notan
en el calendario de los iluminados. Esta regla poco


(i) Esta Atenas en la geografía de la secta es Munich , en donde
está la primera de las lógias despues de la de Ingolstad¿ , en donde re-
sidia Weishaupt cuando extendió estas instrucciones.


(a) Extracto de instrucciones remitidas á Caten, Mário y &n'ion,.
seee. 9. torno e. Escritos orig.


despues


cÁpirrio nIc tmo-ocr Avo. 3o5
pues ya pareció insuficiente, y por lo mismo determinó
Weishaupt, por una nueva ley, que se congregase su sena-
do todos los Bias de correo y á las horas en que se re-
parten las cartas.


Por abreviado que esté este código ó provecto de
código para el areopago del iluminismo, á lo m enos va
descubre la esencia de sus funciones, y como debe Cíe
ser el punto central de toda la secta. Cuando Espár-
taco <lió á su supremo consejo estas primeras leyes ,
aun faltaba decidir un grande objeto. Se trataba de si
Weishaupt conservarla la autoridad legislativa y sobe-
rana sobre los miembros del mismo consejo, del mismo
modo que estos la 1-rabian de conservar sobre los (lemas
hermanos. Los grandes conspiradores rara .:vez sufren la
dominacion y el yugo de sus semejantes; tambien quieren.
ser iguales entre sí y en la misma caverna de sus maqui-
naciones. Espártaco Weishanpt era naturalmente dés-
pota en sus determinaciones; de esto se quejaron mucho
tiempo sus areopagitas Weishaupt, por su parte,
pretendia , como fundador, que á lo menos tenia el
derecho de dar á la sociedad conspiradora, que le debia
su existencia, el régimen y las leyes, que el creia nece-
sarias para su conservacion. No tardó en arrepentirse
de haber él mismo decidido en favor de su senado ,
que la pluralidad de los votos dictarla las leyes, que
hablan de durar pata siempre (2). A pesar de estos
murmullos de los areopagitas, supo reconquistar una
autoridad cuya privacion contenia sus artificios , suje-
tando sus conceptos al parecer de unos iniciados menos
profundos que su maestro. Alguna vez pretendió justi-
ficarse ; pero al mismo tiempo que parece querer


(1) véanselas cartas de
•ilon á Caton, principalmente las (lit:Inas


explicaciones del primero.
(2) Lex senyer valuara, cilla 1.1 8 Noviembre de 1773.
Tomo 111.
y




306 itrsti:sismo.
desviar de sí toda idea de despotismo , reclama , con
toda la finura de su arte, todos los derechos, sin señalar
límites á su ejercicio. B.o descubriendo en aquel con-
curso sino discípulos suyos, les recuerd a


los monstruosos


servicios que les Había hecho en su juventud cuando
les hizo apostatar, como si hubiesen sido unos bene-
ficios de la mas sincera amistad, y les decía : De que
puede quejarse vuestro corazon? cuando en mi trato
con vosotros me habeis visto áspero ó altivo ? cuando
Le usado con vosotros del tono de maestro? Al contra-
rio , no se me puede reconvenir la demasiada
confianza , la excesiva bondad y franqueza con que
lie tratado á mis amigos? » Despues de haber cap-
tado Weishaupt con estas amorosas quejas la volun-
tad de sus areopagitas , insiste en su objeto con estas
expresiones : « Leed, pues, y volved á leer mis cartas;
lo que descubrirás en ellas , es que el grande objeto
de nuestra sociedad no es para mí: algun juego, porque
le contemplo y le trato con toda seriedad, y por lo mismo
siempre he procurado el orden, la disciplina, la stuni-
sion y la actividad , para manifestaros que este es el
único camino que se ha de seguir para llegar al fin que
nos hemos propuesto. Cuando comenté una obra tan
importante, é, os parece que no era necesario valerse de
las súplicas, de las exhortaciones y de los consejos, para
excitar y conservar el fervor de mis primeros y mas
importantes compaiicros , de quienes todo dependia ?...
Si he querido reservarm e la alta direccion,


he aquí los
motivos que he tenido , que ciertamente son graves. »


a
En primer lugar, era necesario que yo conociese


á mis prosélitos, y que yo estuviese seguro de ellos. Para
esto y para saber si mis planes, aprobados por los .esco-
gidos de nuestros misterios, se seguían ó se dejaban de
,seguir, ne debia yo esperar que me llegasen las noticias


eepírtLo DLcino-oc-rAvo.
307


por una sexta mano, ó por relaciones remotas..
segundo lugar, ¿no soy yo cl autor de todo este negocio?
no merezco yo, que por esto se me atiendaf.., Cuando


mi sistema llegue á su perfeccion no será necesario que
yo ponga la mano en todo, y que tenga á cada uno en
su lugar?... Es un gran défecto en cualquiera sociedad,
que el superior este; á disposicion de los ínfe


.
rionz, como se


lea pretendido reducirme (1, Pero para que sepais cuanto
prefiero la conservaeion de mis antiguos amigos á todo
el imperio que yo pueda ejercer sobre los otros, renuncio
a todos mis derechos y á toda mi autoridad. Aceptad
las gracias que os doy por vuestra paciencia y vuestros
trabajos. Me lisonjeo de que á nadie ban hecho dalo,
y que muchos, en cuanto al hecho de sociechdes secre.
tas , me deben unas luces que fácilmente no habrían


(*) Que se le olvidó á este grandísimo enemigo del orden, que
sus maquinaciones tenían por objeto aniquilar toda superioridad y
gerarquía ?... No es el odio que á estas tenia él que le inspiró
la resolucion de fundar su iluminismo para nivelarlo todo ?




Ya se sabe, y se ha visto, que la libertad é igualdad de los solistas
del dia son para encadenar á los otros, y elevarse sobre todos.,
— Causa admiracion que unos sistemas, cuya práctica y ejecu.
clon se opone á sus teorías, no haya bastado para abrir los ojos
á tantos infelices seducidos con las alhagueíias expresiones libertad
é igualdad.... ¿ Cuando has eido los Franceses y densas pueblos
regenerados á lo filosófico , tan esclavos como en el dia ?(x812) ¿cuando
ha bebido menos libertad é igualdad? cuando se han visto mas
oprimidos los hombres de bien ? Ya es y pasa de ora de Besen.
gafaarse. La libertad de los sofistes del dia es cadeiuts para los
que no son de su satisfaccion ; la igualdad de esos presumidos
sábios consiste en subir, , 110 en bajar, en igualarse con el que es
reas en la gerarquía, uo con el que es menos. — Quien era
VITeishaupt? Un ambicioso frenético , sin proporciones para hacer
figura en el mundo : pero él quena no solo ser algo , sino mucho;
por esto inventó su iluminismo y sistema de igualdad y libertad,
para elevarse sobre todos y esclavizarlos á todos


. Este es el
pbieto de los ;Viveladores filosofistas del lie.mpo. Nota de S y *Vi-)


Y




508
podido hallar en otras partes. Me basta para recompensa la
rectitud de mis intenciones. Desde este momento me retiro,
y voy á tornar descanso. Ya no tendré concurrentes envi-
diosos , y cn mi soledad seré señor de mí mismo (1). »


El déspota iluminado supo defender bien su causa ;
los areopagitas no amaban su imperio, pero conocian
que necesitaban de él para la profundidad de sus maqui-
naciones. Para no privarse de sus luces , le reconvi-
nieron con decirle, que había dejado se amortiguase
todo su zelo por el grande objeto. Pero ello es cierto
que el de Weishaupt , á pesar de su disimulada indi-
ferencia, no se Babia entibiado. 'Volvieron otra vez á
someterse al yugo de su gefe, y este, tomando de nuevo
su ascendiente, les señaló las condiciones bajo las cuales
consentia en volverse á poner á su frente. Cuanto se
descubre en estas condiciones cs digno de notarse, tanto
por lo que dice relacion al tono del déspota que las puso,
corno á la naturaleza , espíritu, y extension de pode,' que
aquellas le comunicaron sobre el supremo consejo y pri-
meros escogidos de la secta.


a Os digo con anticipacion , para que nunca no lo
admireis, que en adelante seré mas riguroso que nunca.
No disimularé falta alguna ; corregiré con mas zelo
los otros , pues mi objeto asi lo exige absolutamente.
Porque ¿á quien me.he de dirigir, si no tengo derecho
para entretenerme con los primeros de la órden, pues
los (lemas nada tienen que ver conmigo? Para que todo
vaya bien , es preciso que nuestra órden no tenga mas
que un lenguage , que una misma opinión y que un
mismo pensamiento. ¿Como se conseguirá esto , si yo
no puedo manifestar á mis allegados mi modo de pensar?
Vuelvo, pues, á ocupar mi lugar e/1 la órden, bajo las
siguientes condiciones :


CAPITULO »''claro-ocr.svo.


5og
z.a « Que ninguno de vosotros hará otra cosa que lo


que yo ordenaré : con esto cuento en lo sucesivo, ó á
lo menos , que si alguno se quiere desviar, tendrá la
atencion de prevenírmelo,


'« Exijo que cada sábado se me remita tina rela-
cion de todo lo que 'nava sucedido, la cual vendrá en
forma de protocólo, firmado de todos los escogidos que
se hallen presentes.


3.a Que se me dé noticia de todos los sujetos que
se hayan alistado, ó que se hayan de alistar, expresando
el carácter de cada uno, y los pormenores de todo lo
que les concierna desde su recepcion


Que los estatutos de la clase en la que se trabaja ,
se observen con la mayor exactitud, y que nada se .dis-
pense sin que preceda informacion. »Porque ifcorno sal-
var entre nosotros la unidad , si cada uno es árbitro de
cambiar segun su capricho? Y vos exigiréis del resto de
los hermanos lo que yo exijo aqui de vosotros. Porque
si en las primeras clases y filas no hay un cierto orden ,
mucho menos le habrá en las inferiores (1). »


Weishaupt dictó estas leyes á su areopago dia 25
de mayo 1779. La quinta condicion que añadió parece
que hace provisionales las primeras, para no declararse
déspota general iluminado hasta que su orden hubiese
adquirido su consistencia. Se contentó en esta ocasion
con volver á apoderarse de la supremacía, en calidad de
general, que tuvo buen cuidado en no dejar escapar mas.
Esto no prueba que á sus areopagitas les acomodase
haber perdido su aristocracia, viéndose reducidos á no
ser mas que los primeros ministros de Espartaco. Pero
escuchemos á este mismo, para quien la autoridad mas
legítima nunca fue otra cosa sino un ultrage del género


(r) Escritos originales, t. 2.° ea: ta 4 9 y 5o.
(a) Escritos originales tomo 1, seco. 49. V 5




cArituto cimo-ocTivG.
sociedades conspiradoras, que tuvo valor para decir á
sus areopagitas : &nores , en cuanto á política y moral ,
estan Ustedes muy atrasados con respecto á mis luces (a).
Con esto logró persuadirles, y se decidió, que el general
de la orden fuese al mismo tiempo su nzoderadcr, y que
puesto al frente de los areopagitas, gobernando solo el
timen de la orden , tendria su direccion suprema (2).


No se duda que Weisaupt que perfeccionaba todo
lo que se dirigia al objeto de sus conspiraciones, ejercitó
su ingenio componiendo las leyes que debian dirigir
sus sucesores, y ensefiarles al mismo tiempo , que de
su supremacía debian hacer el mismo uso que él mismo
hacia. Pero también se concibe fácilmente, que la secta
tomó todas sus precauciones para que no saliese á luz
esta parte de su código. Aun hay motivos para dudar
si Weishaupt estaba bastante satisfecho de sus areopa-
gitas para manifestársela toda entera. En el iluminismo.
tiene cada grado de los superiores sus instrucciones parti-
culares, que son desconocidas de los inferiores, y por
lo mismo es muy verisímil que Weishaupt, que quería,
que sus sucesores le fuesen en todo semejantes, reser--
rase solo para estos aquellas ventajas que habla sabido
proporcionarse. No se puede dudar que les prescribió
reglas para su conducta; que les legó derechos para que
ellos y su areopago pudiesen sostenerse conforme al oh--
jéto de sus maquinaciones , y á estas reglas les' di& d'
título de Instrucciones del general . iluminado. No pre-
tenda el historiador adivinar todas las astucias y arte
ficios que debe compilar este . código , pues le dictó
perversidad mas consumada y la hipocresía-mas refinada„
Todo lo que aqui puede hacer el historiador , se reduce-
á reunir lo que -se le escapó á Weishaupt en- sus, conf,


(i) , carta ro.
(a) Plan- general de hl orden , num. S.


(1,


lió tr,rmz,xisme.
Itiniano; escuchemos como invoca al mismo Machiavelo
en favor de la suprema autoridad que él ejereia en el
iluminismo , para lograr el éxito do sus maquinaciones.
Dirigiendo la palabra á Zwaeh , que también envidiaba
la gloria de su maestro , le dijo : « El principal yerro que
liemos cometido, está en que todos quieren introducir
en la orden sus propias ideas , y esto proviene de que
no nos queremos atener á los oráculos de Machiavelo,..
.Es preciso tener por máxima general que casi jamás
un estado ha sido al principio bien gobernado , sino por la
direccion de un solo hombre , que forma el plan y estable-
ce las órdenes necesarias para el intento. Es pues indis-
pensable que un hombre que tiene bastante prudencia
para fundar un estado , bastante virtud para hacerlo por
no principio distinto del propio interes, y solamente por
el amor al bien público y sin atender á sus herederos,
tenga solo la autoridad, pues ningun espíritu nacional
podra reprender á algun legislador sobre alguna accion
extraordinaria que haya hecho para fundar y arreglar
algun estado. Es verdad que si la accion le acusa, es
preciso que el efecto le justifique. No se debe pues
reprender á un legislador que se vale de la violencia
para dirigir los negocios; solo se debe reprender al que
se vale de ella para ech3rlos á perder.


Despues de haber citado con estas palabras el pasage
de los discursos políticos de Machiavelo (t), VsTeishaupt,
poseido de tristeza, ai'iade « Esto es lo que yo no he
podido conseguir. Los hermanos han llamado espíritu
dominador , á lo que en realidad no era mas que la
ley de la necesidad en el arte de gobernar (a). » Mientras
duraban estas contiendas, con ocia Weishaupt tan bien
su superioridad en este arte, á lo menos para gobernar


(1) Lib. I. cap. Q.
(e) Escritos orig. tono a. Carta a i Caton.




312 ILVDII5ISA10.
delicias , ó que se encuentra en algunos monumentos
de la secta. Si se quieren extender estos datos, confor-
mándose con el estilo del mismo legislador, á lo menos
resultarán las siguientes leyes.


t." El general iluminado será elegido por los doce
pares del areopago , á pluralidad de votos (t).


.a Los areopagitas no podrán elegir general sino á
un miembro de su senado (2) ; es decir, á un sugeto
que ya se haya distinguido lo bastante entre •los iniciados
regentes, para que sea admitido al número de los doce
principales iniciados del iluminismo, y que en este gran
consejo de la secta sea tan sobresaliente que merezca.,
ser elegido el primer iluminado del mundo.


3.' Las calidades que se requieren en un general ilumi-
nado , se deben inferir de las que tenia antes de llegar
sí ser senador del areopago. Como se le elige para que
presida sí todos , debe estar mas que todos penetrado
de los principios del primero y gran fundador ; mas
desprendido de las ideas religiosas, de las preocupaciones
nacionales y patrióticas; mas convencido de que el grande
objeto de la orden enseñará al mundo á desprenderse de sus
gobernantes, de las leyes y de los altares , teniendo siem-
pre delante de su vista los intereses del género humano.
Ningun hombre que sea capaz de ser libertado del yugo
debe mirarse como extracto á su zelo ; pues le eligen
superior general de los iluminados que se hallan y halla-
rán extendidos por todo el mundo , para restituir la
igualdad y libertad á todos los pueblos y causar aquella
grande revolucion del hombre-rg, (3).


4.' El general tendrá inmediatamente bajo de sí á los


(1)} .151timas explicaciones de Filosa , pag.
(2) /kifi mismo.
(a) 'Sréause los misterios.


CAPÍTULO E. C17510
— OCTAVO. 513


doce pares de nuestro areopago y á los diversos agentes
secretarios , que le rodearán para ayudarle á llevar


el peso de sus trabajos (1).
5.' Para ponerse á cubierto de las pesquisas é inquisi-


ciones de las dos potestades eclesiástica y política, podrá ,
como nuestro fundador, tener algun empleo público en
favor de las mismas potestades , cuya destruccion debe
ser su único objeto : pero en calidad de general ilumi-
nado solo será conocido de nuestros areopagitas y domas
agentes inmediatos ó secretarios (2). Para ocultar mas
el secreto, la ciudad en que reside debe tener tres nom-
bres : el primero , el de la geografía de los profanos ;
el segundo, el de la geografía de nuestra orden ; y el
tercero, ha de estar reservado sí los areopagitas y á los
escogidos llamados conseit (3).


G.' Dependiendo de la conducta moral de nuestros
areopagitas una gran parte de nuestro éxito , cuidará
el general , con el mayor esmero , de impedir que den
algun escándalo que pueda comprometer la reputacion
de la orden. Cuidará de hacerles presente, que el mal
ejemplo es muy poderoso para apartar de nosotros á
unos sugetos que nos serian los mas útiles (4).


7 ." Para conservar el mismo toda la autoridad é
influjo de la virtud sobre sus inferiores , procurará siem-
pre manifestarse en el exterior como un hombre de
costumbres austeras. Para que del todo pueda dedicarse
á las ocupaciones que sus funciones exigen , debe tener
siempre presente esta ley que tantas veces ha incul-
cado en sus cartas nuestro fundador, como que le sir-
vió de regla para lograr sus intentos ; Multum suclavit


(r) Alli mismo.
(2) Alli mismo, y cartas de Espártaco en los escritos orijinales.
(3) Escritos orig. tomo r , secc. 3.


mismo, tomo a , cartas 9 y so.




314 11.13M111S110.


ct alsit, abstinuit venere et vino. No ha de temer al calor
ni al frio, y se ha de abstener de la comunicacion con
el otro sexo y del vino, para que siempre sea señor de
su secreto , capaz de dar cualquier consejo „ y en todo
momento pueda atender á los negocios de la orden (1).


8.' El general será el centro de nuestro areopago , del
mismo modo que este lo es del mundo iluminado. Es
decir , que cada areopagita , que se corresponde con
los inspectores nacionales , dará cuenta al general de
todos los quibus licet, y de todos los secretos que haya
descubierto el inspector su corresponsal, para que todos
estos secretos que se comunican de todas partes , se
depositen en el seno de su gefe (a).


9 . a Las funciones del general y la sabiduría de sus.dispo-
sieiones dependen de los conocimientos que adquiera
por medio de las correspondencias; estas las repartirá
entre sus areopagitas, señalando á cada uno la Dacio!)
que ha de ser su departamento y el inspector que le.


ha de dar cuenta (3).
ro." Los objetos esenciales de esta correspondencia


serán : r. El número de los hermanos en general , á
fin de asegurarse de la fuerza que tenemos en cada
nacion. 2. Cuales son los hermanos que mas se distinguen
por su zelo y luces. 3. Que iniciados hay que ocupen
puestos distinguidos en las cortes , ó en la iglesia , en
los ejércitos, ó en la magistratura , y que especie de
servicios se puede esperar de ellos , ó prescribirles en
la grande revolucion que nuestra orden va preparando al
género humano. 4. El progreso general de nuestras
máximas y de toda nuestra doctrina en la pública opi-
nion; en que altura se hallan las naciones para la revo-


(a) Alli inisrno, tomo carta r6 y otras.
(2) Véase lo dicho arriba.
(3) Escritos orig. torno a , cartas 6 , 13 r otras-.


CAPITt1.0 IACI310^0CTAVO,
515


lucion ; que fuerza y medios tienen aun las dos potes-
tades religiosa y política ; que sugetos se han de colocar
cí deponer; y en fin, que recursos se han de emplear
para acelerar y asegurar nuestra revolucion y para atar
las manos á


. los que nos hacen resistencia (1).
Si el general descubre, por esta correspondencia,


que hay hermanos que se deben excluir, tenga presente
que, habiendo estos reconocido en nuestra orden todos
los derechos y principalmente el de vida y muerte , le
toca especialmente decretar la especie de castigo que ha
de imponer al que ha de ser excluido; si á este se le
declara infame, se notificará en todas las lógias, corno
tambien la pena de muerte á que se le ha condenado (2).
I A fin de castigar á los imprudentes, á los cobar-


des y á los traidores, procurará saber cl general que
sugctos hay mas á próposito en cada imperio para ser
ejecutores de su justicia. Sin darse á conocer á estos,
formará una cadena de comunicado/1 entre él y estos ;
el mismo dispondrá los eslabones de la misma segun el
plan trazado por nuestro fundador, como que es el gran
medio para llegar desde el santuario"' en donde reside
hasta la extremidad del mundo, y de dar á nuestra orden
la fuerza de las armas invisibles, hacer que estas se pre-
senten de golpe ;


ponerlas en accion, dirigirlas á todas y
ejecutar con ellas las revoluciones mas espantosas, y aun
antes que las que sostienen los tronos hayan podido
advertirlo.


13.a
El uso de la cadena es muy fácil; solo se trata


de tocar el primer cslabon ; un rasgo de pluma es el
resorte que pone en accion todo lo denlas ; su éxito de-
pende de un momento. El gefe de nuestros inHados


(r) Véase lo que se ha dicho en los diversos grados y el objetode los quibus licet cte.
(a) Escritos orig., torno a carta S-. Véase el juramento rine


liaren los novicios.




A


E E


K K L L


A


iu


C c


N Di o O P P.


316 itumrmsmo,
observará desde el interior de su santuario el tiempo
mas á propósito, y preparará. los caminos. No se dará
la señal para las revoluciones hasta que lleguen los Bias
en que la fuerza, combinada con una accion repentina
é instantánea de los hermanos , se hará irresistible. El
general iluminado que habrá dispuesto mejor esta
cadena, que le habrá dado bastante extension y fuerza
para arrastrar y trastornar de una vez todos los tronos
y altares, todas las instituciones religiosas y políticas,
y de este modo no dejar sobre la tierrra sino los es-
combros de los imperios, será él que creará al hombre-
rey , al solo rey y solo soberano de sus acciones y pen-
samientos. Para él está reservada la gloria de con-
sumar la grande revolucion, que es el último objeto de
nuestros misterios.


Por evidentes que scan las pruebas que he dado para
demostrar á mis lectores esta conclusion , podrá ser que
aun haya á quienes cause dificultad el creer que
Weishaupt haya podido inventar aquella cadena de co-
municaciones subterráneas, con la cual le era fácil y á
sus sucesores , poner, de un modo invisible , en movi-
miento á millares de legiones armadas con sus picas,
segures y teas incendiarias, y hacerlas salir de sus sub-
teiráncos al tiempo señalado para las revoluciones. Los
que no crean esto, que miren con atencion esta tabla
de progresion que ha trazado el mismo Weishaupt
sus cartas al iniciado Caton Zwach , y que volvió á
trazar en las instrucciones que dió al iniciado Celso
Bader, con la explicacion que le da. La primera está
concebida en estos términos :


« Por ahora, no me cnvieis á otros immediatamentc
sino á Cortez, basta que yo os escriba, para que yo tenga
tiempo de hacer especulaciones , y colocar á cado uno
de los nuestros en su lugar ; pues todo depende de esto.
Yo me entenderé con ellos y con vos segun esta figures. »


cárírittLo rdcrm0-0CTAvO. 517


« Tengo inmediatamente bajo de mi á dos iniciados, á
quienes comunico todo mi espíritu; cada uno de estos
tiene á otros dos, y asi progresivamente


. De este modo,
que es el mas sencillo del inundo, puedo poner en movi-
miento é inflamar ti millares de hombres. De este modo
se ha de proceder pasa que lleguen donde corresponda
las órdenes y se obre con política (1). a


Poco despues escribió el mismo á Celso Bader, dicién-
dole:« He enviado á Caten un modelo, (S figura (schema),
que manifiesta el modo como se puede metódicamente
y sin mucho trabajo, poner en el mejor orden


.
posible


(r) Carta de Weishaupt á Caton Zwach, del r6 febrero de
1782. El texto alernan que insertarnos para los qtte entienden
esta lengua, dice asi : An mich selbst abur verweisen sie dermalen
zweh Icinen unmittelbar als den Cortez ; bis ich schreibe , damit kir bz-
dcssen spcculiren , raid die lente gesehicht rangieren ,tann ; den dapon lu
ales ab. Id, er'erdc in diesen figur mit filmen operiren. (Aqui está la figura)
lch babe zwey anmittelbar unser mi r,


, welchen ich mamen ganzen geist
einhauchc , azud pon diesen zsv lyen Set wieder jeder zwey andere , and
so Port. AV' diese art hann ieh my' die eiVirahste are tausend menschen
bewegund und flan:men setzen. Arf eben diese art muss man die ordres
ertheilen , raid im politischen operircn.




318 nrytinsmo.
á una gran multitud de hombres. Creo que ya os lo
habrá enseriado, y cuando no, mirad esta figura. » Aqui
vuelve á ponerla Wcishaupt, y despues prosigue : «El
espíritu del primero, que es el mas fervoroso y profundo
de los iniciados, se comunica sin interrupcion cada dia
á los dos AA; po r medio de un A se comunica á 138,
y p or medio dcl otro A se comunica á CC. De estos
cuatro se comunica á los ocho siguientes (DD, LE ,


GG.) , estos ocho le comunican á otros diez y seis
( fill , KK, LL, MM, INN, 00, PP ). Estos diez
y seis á treinta y dos, y asi progresivamente. He escrito
con mas extension á Caton. Os lo digo en compendio:
cada uno tiene su ayudante, por cuyo medio obra sobre
los . otros. Toda la fuerza sale del centro y vuelve á reu-
nirse en él. Cada uno subordina en algun modo á otros
dos, que conoce a fondo, de los cuales dispone, á los
que inflama , y ejercita como si fuesen reclutas , para
decirlo asi , para que á su tiempo puedan hacer el ejes-


. cicio de fuego con todo el regimiento. Lo mismo puede
establecerse para todos los grados (i). »


(x) Escritos originales , tomo 2 , carta 13 , á Celso. El texto
alemán dice asi: lela babe an Cato eme schema geschiht , wie man plan nzccis-
sig eine grosso menge menschen in der salen:Jen ordnung... ubriehten hann..
Es ist diese forme. Der geist des ersten, wormsten und einsidwollesten
communicirt unauflarmlicls und targlicli an AA A an BB : und das
andere an CC... BB , und CC communiciren sich auf die ocemliche are un die
unieren 8. Diese an die weitere 16, und x6 ao 3z , und so Iveiter.
An Cato Itab ich es weidtrufiger gescIrieben. Kurz 1 leder kat zwey


adjutanten , wodu•ch er miettelbar in al! Im cerrero
gelet alíe Imart sus, und vereinigt sich auch wii•der darinn. leder sacht.
sich la gewisser subordination zwey mcenner nos, are en ganta studiert,
beobachtet , alojen, anfimert , roed soen sagen , wie net:roten abrichtet
domi: sis dcreinst mit den: ganzen regiment abfeuern und exerciren A.enne11.
Das kann man durcle alíe grade so einnichten.


Advierta el lector, y ya lo advirtió el Autor, que el demau
Weishaept no es e1 loas puro.


CAPÍTULO ní:cuto-ocrávo.
319


Con esta instruccion no sucede lo mismo que con
aquellas que de algun modo fluian ele


• la pluma de
Weishaupt á pesar suyo, y que dejaba á sus discípulos
el cuidado de compilar para formar su código politizo.
Dejad que yo me entregue á mis especulaciones y arregle
nuestra gente.... De este modo se deben comunicar las
órdenes, y obrar segun política. Estas palabras mani-
fiestan , que no son una ley provisional, sino meditada,
reflexionada y fija, basta que llegase el tiempo de suble-
var é inflamar todas las legiones que tenia preparadas
para el terrible ejercicio; tiempo que tan expresamente
Labia anunciado Weisha.upt á sus gerofantes, que habia
de ser el de atar las manos, de subyugar y de randa-lizar al mundo.


Cuando esta ley llegue á cumplirse , el viejo de la
montaña, el último Espártaco, podra salir de su tene-
broso santuario, y manifestarse triunfante en público.
Cuando esto suceda , ya no habrá imperio ni leyes ; el
decreto de exterminio , que se ha fulminado contra las
naciones y su Dios, contra la sociedad y sus leyes, habrá
reducido á pavesas nuestros altares, ciudades, pueblos,
palacios , monumentos del arte y hasta las cabañas.
Cuando el último Espartaco, rodeado de sus iluminados,
contemple estas ruinas, podrá decirles : Venid y celebre-
mos la memoria de nuestro padre Weishaupt. Hemos
consumado sus misterios. A las leyes que hasta el pre-
sente han gobernado á los hombres, sustituyamos ya
solo las suyas. El código de Weishaupt en tal modo
destruye las naciones y su religion, sociedad y propiedad,
que ni siquiera dejará vestigio de ellas, y aun las destrui,
ria de nuevo, si volviesen .á renacer.


De este modo celebrará sus triunfos el último Espár-




T


32o t r.tutmusáto:
taco. Los mismos demonios saldrán de los infiernos para
contemplar esta grande obra del código iluminado. Sa-
tanás podrá decir : ya han llegado á ser los hombres
lo que yo quería que fuesen. Yo los desterré del pa-
raiso, y Weishaupt los ha echado de sus ciudades, no
dejándoles otro asilo que los bosques. Yo les enserié á
ofender á Dios; pero Weishaupt ha sabido hacer que
se olvidasen á un trismo tiempo de la ofensa y del Dios
ofendido. Dejé la tierra en estado en que con el sudor
de su rostro pudiesen los hombres coger su sustento ;
pero Weishaupt pretende que sea estéril en ambos hemis-
ferios. En vano se la desmontará , pues lo que se desmon.
tare y sembrare no será de nadie. Permití que hubiese
ricos y pobres, y con esto que fuesen desiguales; pero
Weishaupt, quitando á todos el derecho de tener alguna
cosa para de este modo hacerlos á todos iguales, á todos
los hace salteadores. Pocha yo aborrecer sus restos de
virtud, de felicidad y aun de grandeza bajo el imperio
de leyes protectoras de sus sociedades y patria; pero
Weishaupt todo lo maldice, leyes y patria, y solo les
deja un estúpido orgullo y la ignorancia y costumbres
de los salvagcs errantes , vagamundos- y embrutecidos.
Si los hice delinquentes, les dejé el arrepentimiento y
la esperanza del perdon ; pero Weishaupt ha abolido el
delito y los remordimientos, y solo les deja atrocidades
sin temor y desastres sin esperanza. — Mientras que el
infierno espera poder gozar de los triunfos que le pre-
para el código iluminado que resultados de la secta no
hemos ya visto, que son otros tantos funestos presagios?
¡ cuanta parte ha tenido ella en la revolucion , que ya
ha desolado tantas provincias, y amenaza con desolar á
otras! .Ella ha dado á luz á los Jacobinos, á ese terrible
azote, que ha sido á un mismo tiempo el agente y el
instrumento de tantas atrocidades y horrores. En el tomo


siguiente ,


CAPÍTULO DICIIII0-ipemo,
321siguiente, que contendrá la parte histórica de la secta,


descubriremos los resultados del código iluminado
los que aun se pueden y deben temer.


FIN DEL TERCER. TOMO.


Tomo III.




TABLA


DE LOS cm,ízuLos DE ESTE TERCER TOMO.


11-1
SPARTACO Weisaupt fundador delCAP. I .


iluminismo
P'CAP. Código iluminado ; Sistema general;


Division del código
CAP. III. Primera parte del código iluminado; el


hermano introductor ó reclutador. 26
CAP. 1V. Segunda pai te del código iluminado ;


primer grado preparatorio« ; el Novicio
y su Maestro


CAP. V. Tercera parte del código iluminado ;
segundo grado preparatorio ; Acade•
mia del iluminado, ó bien los Izar-
manos de Minerva


CAP. VI.


'


Cuarta parte del código iluminado ;
tercer grado ; el iluminado menor. 13t


CA . VII. Parte quinta del código iluminado ;
grado cuarto , iluminado mayor , O
novicio escoces


92
CAP. VIII. Sexta parte del código iluminado; clase


intermedia ; el Caballero escoces del
iluminismo.
zo5


CAP. IX. Parte septima del código iluminado.
X 2


1




TABLA.
/-


Clase de misterios. El Epopta, ó sa-
cerdote iluminado ; Misterios pe-
queó os


Pág. 121
CAP. X. Continuacion del discurso sobre los


pequeños misterios del iluminismo. 153
'CAP. XI. Parte octava del código iluminado. El


regenteó príncipe iluminado


169
CAP.






' Parte nona del código iluminado. Clase
de los grandes misterios. El Mago
y el hombre-rey


183




CAP XIII. Parte última del código iluminado
Gobierno de la secta


228
CAP. XIV. Lecciones políticas y gobierno de los


Epcptas del iluminismo
238


CAP. XV. instrucciones para el Regente o' Prín-
cipe iluminado , relativas al gobierno
de la órden


.257
CAP . XVI. Continuacion de las instrucciones sobre


el gobierno del iluminismo
270


CAP. XVII. Instrucciones del Provincial iluminado. 286
CAP. XVIII. De los Directores nacionales, Areopa-


gitas y General del iluminismo 293


FIN.