CÁDIZ EX LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA. ~ CADIZ EXL GUERRA...
}

CÁDIZ
EX LA


GUERRA DE LA INDEPENDENCIA.






~


CADIZ
EXL\


GUERRA DE LA INDEPENDENCIA.
arADRO HISTÓRICO


Pl)jt


EL ILLMO. SR. D. ADOLFO DE ~~~TRO,


CO~.LEXDADOR DE LA ¡mAL ÓRDEN A~fRRTCANA DE ItlAllEL L~ C,l'l'ÓLICA, CONDECORADO CON LA CRUZ DE 1." CI.ASE
DE LA ÓHDEN CII'IL DE T.A BENEFICENCL~, GEFE SUl'ElllOlt HOXOllAlUO DE AD}rTNTSTRACION DE HACIEKDA, GEF]>
DE AlnUNISTRACION crvu" GOBBRNADOR CESANTE DE 1'1WYlNCIA, CONSEJERO PRonNCTAL DE CÁDIZ, ACADÉ}l!CO
CORHESPONDIENTE DE LA. REAl. DE LA lUS'l'ORTA, y DE LA RE\,n,T~ANA DE BlTENAS LETRAS, y DE NÚ}fERO DE T,A D~,


BEl,T,AS ARTES DE ESTA CIUDAD.


PUBLÍCALO EL EXCl\IO. AYUNTA:MIENTO.


" CADIZ.


REVISTA JY-CÉDICA.
swrn~MBRE DE 1862,




IMPRENTA y LITOGRAFíA DE LA REVISTA MÉDICA, Á CARGO DE D. FEDERICO JOl..Y y VEI,ASCO)
CALLE DE LA BO:llBA, N. 1.




S E ha trazado este pequmio libro para ofrecerlo á S. ~I. la Reina en su visita tÍ
Cádiz. El Excmo. Ayuntamiento, atendiendo al alto interés con que esta Augusta Seliora
mira las glorias nacionales, nada ha creido mas oportuno que presentarle en nombre de
la ciudad un cuadro de lo que esta fué en la guerra de la independencia. La ejecncion
de tan noble idea, se ha confiado al autor de este escrito.


Si bien algunas de sus noticias eRtán consignadas en la Historia de Cádiz y su
provincia, no por eso dejan de ir acompmiadas de nuevas y hasta hoy desconocidas par-
ticularidaJe:,;, á mas de hechos que comuumeute en historias so omiten por poco graves; y
que sin embargo lllerecen ser sabiJotl, si se quieren comprender lllejor.


La época que se Jescribe es de grandiosa fama para Cádiz.Entonces los actores mis-
mos de los sucesos comparaban á esta ciudad con Atenas, cuando sus ciudadanos moraban
en las naves, mientras que Xerxes oprimia la Grecia con sus armas, ó cuando Roma, es-
tanJo casi á sus puertas el venceJor Hanníbal, vendia los terrenos que ocupaban como due-
[ios los Cartagineses, comparacion que si se tuvo por apasionada, hoy se estima ver-
dadera.


El libro presente no se asemeja á otro alguno, ni por el asunto, ni por el desempolio.
Por el asunto, porque si bien todos los asedios de ciudades, los combates todos, UllOR á otros
se parecen, sin mas diferencia que los siglos y las clases de armas, el de Cádi7., á pesar Je
su cluracion de dos atlOS y medio, úfrece singularidades dignas de memoria: defenJiénJose
la Espaiia antigua y echándose los cimientos para la fundacioll Je lmu, Espaiia nuent: en-
viándose ejércitos á libertar otras provincias ocupadas de enemigos: guerras interiores po-
líticas y literarias, enredos de córte, cÓl'Íe misma la ciudad y aquí reconcentrada toda la
fuerza de la nacion, rasgos Je sublime patriotismo y de virtudes, mezclados con sucesos ex-
travagantes; y en medio de todo experimentándose mas ó menos el rigor de la guerra que
procura derribar la constancia de sus moradores, burlándose del rey intruso y de sus ar-
mas, y cuiJándose, al par de la defensa de sus muros, de todo euanto pueda eontribuir al




mantenimiento de la alegría de sus almas, al ver los esfuerzos iPnpotentcs de las águilas
francesas .


..:\. ningun otro libro se asem~ja por el desempeiío, porque aquí en rápido y descrip-
tivo lenguaje se pintan de un modo vivo y animado los hechGs, sean cuales fucren.


Es un cuadro histórico el que se traza, cuadro pintado á grandes rasgos, cuadro de
primera iutencioIl, cuadro, en fin, improvisado, donde la premura del tiempo apcnas ha
dado lugar para pensarlo, escribirlo y entregarlo á la prcnsa.


Costumbre es cuando los rcyes visitan fundiciones, á su prcsencia y como obsequio,
proceder á la fabricacion de un objeto, que terminado, pero no perfedo, le muestran.
l~stc liuro se parece, pues, á uu alto relieve, que representa uua época gloriosa para


Esprll'a y para Cádir.: si rápidamente se fundiera en bronce ese relieve, para ofrecerlo como
homenaje ú S. ~LJ seria cnal se encuentra este libro, como ha salido del pensamiento y sin
qu~ la lima lo pcrfcccione, pero dcspojándolo de ese estado primitivo en que quizá en tal
ocasion pueda cifrah;e su mérito. Y á pesar de su modesto desempci':o; ticnc el libro eH
su sencillez misma uua gnmdeza, que es la del asunto. Si el libro no es apreciable por el
de(:ir, siempre, mientras que no tenga un competidor, será digno de estima por lo que dice.


So ha procurado describir los acontecimientos con viyeza de colorido, pintarlos fiel-
mente, retratar costu1llhres, alternando todos los hechos beneméritos, sublimes, virtuosos
y est1'luios, porque todos ellos y no solo los excelentes y graves, SO]) los que dan á COlloeer
el carácter yerdadero ele aquella época, el alma de aquellos sucesos.


El pensamiento, pues, de este libro e,3, con los planos que lo acompaIian, trasladar el
ánimo á aquel tiempo á presenciar los acontecimientos, á conocer la ciudad, á Vlnr en
ella ~. con los hombres que la defendian.


Es en fin un libro ele índole especial, y f;m modelo que segmr para vencer errores.
ni~cúlpelos todos lo digno (lel intento.




CÁDIZ


\ OU ADRO HISTÓRIOO_


U 0lA escuadra illg'lesa al mando del vice-almirante ~ir .Juan Cárlos FUl'I'is blo-
lIuea ú Cúdiz en }layo ele 1808. Ellorcl Collingvooc1 está con otra escuadra en la ba-
hía de Gibraltar. En la ele Cácliz mezcladas se ven la elel almirante francés Hosily
y la espaüola ele don Juan Ruiz de Jo. podaca. El capitan g'enel'al marqués del Socor-
ro ha vuelto de la campaüa de Portugal. Tras él vienen emisarios públicos y se-
m'dos ele la Junta Cine se 1m creado en Sevilla, apenas la catástrofe gloriosa del :¿
de Mayo s(~ ha conocido. Que se sucnnele el movimiento ele Sevilla es el general
(loseo. El Consulado en aeatami(~nto ele las supremas órdenes elije el dia 27 un
diputado para la Junta ele Bayona; pero en \'ano. ::\iégase el favorecido á ir, pre-
testando enfermedad. ~ómbl'ase otro y rellUllcia igualmente. Xo hay cluien se
allane en 1'1 comercio r1(~ Cácliz á asistir á unas córtcs l11W se iban á cOllgregar fuera
(le Espaüa .


.Junta de g'cnerales se cdebra en la casa (Id marqués del ~oeol'l'O el 29 de
Mayo y allí se acuerda publicar un bando, encaminado á probm'los graves inc01we-
nientes de una aveutmacla cleclaracion de guerra, si bien se accede á un alista-
miento provcnti vo ele cuantos quieran cmpuüar armas para acurlir á la clefensa de
la patria.


De noche y á la luz de hachones y con gran aparato militar el bando es pu-
blicarlo. Tndígnase el}luchlo y la indignacion acrece y se hace- terrible al siguil~Il­
te dia.


"Bátase. ríndase ó incéndiese la escuadra francesa en represalia ele nuestros




-8-
.


hermanos asesinados de órden de Murat en la córte: ll tal y no otro es el grito de
la muchedumbre.


El marciués del Socorro, en tanto, sabe que esta plaza, bloqueada desde el de-
sastre de Trafalgar, y con la escuadra francesa bajo sus fuegos y una española para
su defensa, no tiene pólvora suficiente para batir tÍ, cinco navíos de línea.


Ül gcneral, que sa1Jia serlo, cómo podia descubrir este secreto al vulgo, y á
un vulgo, justa y ciegamente exaltado por el amor l)atrio?


Aeuc1e en airado tropel á sus lmertas. Procura calmar el marqués del So-
corro la furia popular: es en vano. Recuérc1ale, señalándole desde el balcon la
escuadra inglesa, amenazadora aun á la vista de Cádiz, q He a llí e s t á 11 n u e s-
tros enemigos.


Solano, all)roferir estas palabras, pronuncia su mortal senümcia. Asalta el
pueblo la casa: huyen y escóndense ó hácense indiferentes los soldados; las puer-
tas se a1Jren ú los tiros de un cañon. Precipítase la muchedumbre dentro del edificio.
Hompe (~ incendia muebles y papeles. No domina en los ánimos el saqueo sino
d destrozo. :r\() halla á Solano: este se refug'ia en una casa inmediata, donde una
:'icllOra irlandesa (pie allí vive, lo oculta en un secreto. Este es descubierto por P
mismo artífice ciue lo ha, construido. Osa el primero poner las manos en el ge-
llerall1ll0 ciue habia sido novieio en la Cartuja de Jerez. Arrójalo Solano á un peque-
üo patio, donde aq llel (lesdiehado espira. K o puede defenderse de tantos; y alTe ba-
tado por la muchedumbre, ligados los brazos como un malhechor, el general se ye
hcrido, injmiado y conducido por la calle de la Aduana para recibir la muerte en
el afl'l.'lltoso slllllido (le la horca. Ki g"ol}ws, ni heridas, ni afrentas, apartan de su
alma el valor: la sonrisa del desden siempre en sus labios. Una esperanza tiene el ge-
neral; la numcrosa guardia de la Puerta del Mal' que no ha de abandonar á su jefe.


La debilidad de la sangre vertida no ha hecho decaer su vigor; pero la im-
pasible actitud rle RUS soldarlos le obliga ú inclinar el cuello al sacrificio. Un ca-
ballero, enyuelto en una cal)a Y con una espada en la mano, ha seguiclo de cerca
ú Solano. Al ver que se adelanta el magistral don Antonio Cabrera á l)resbrlc los
auxilios espirituales, se clirije al general y á la YOZ de m u e rt e al tr a ido r lo
atraviesa ele parto á lmrte. Mano de amigo y amigo muy estimado, fiue quiso li-
bertarlo ele laR injurias de la plehe y de la ignominia del suplicio, es la que arr('-
lmtó á la ¡;;aüa del tumulto arluella vida. (1)


M nel'Ío y todo, insisten los alborotados en colgar de la horca el cadáyer; pero el
magistral Cabrera los convence con su elocuencia y los oblig'a á llevar el cuerpo
al depósito establecido en una de las capillas de la Catedral nuen. Guarda toda
la noche el :JIagistral el eadável' á la luz de dos blandones, mientras reza en su
hreyiario las preces de los difuntos.


Una y otra vez la plebe con gritos de indignacion penetra en las naycs del


(1) Don "'illtonio Alcalá Galiano, hijo ele
Cádiz y que viyia en aquellos tiempos, eonfirma
este hecho mu, sabido en Cádiz. Véase la H is to-
ria de ESIJa'ña, VI tomo, pág. 159.


"Andado ya gran trceho cntre tormentos y no
c1isttlnte del patíbulo, una mano, segun se


cree, amiga, puso fin ,Í, sus padecirnien-
t o s y le exeusó la última afrenta, atravesáncloll'
de IJ<;rte á parte con una espada."


Es voz (;omun que fué don Cárlos Pif;natelli;
y así queda esuito en mi Historia de C{¡-
diz y su provincia.




-\)-
edificio: siempre es rechazado y vencido por las exhortaciones de aquel ejemplar
sacerdote. Antes que despunte la luz de la maüana, el Magistral hace llevar en
un carro cubierto y depositar en el cementerio el cadáver de Solano. A la ta1'fk
acompaña gran muchedumbre el entierro del que fue arrojado por el general; y lo
deposita en el nicho de junto, sin saber que pared cllmedio queda elde RumabdOl',
objeto del ódio público, y sin que el fresco material, que cubre la sepultura inme-
diata, le excite la sospecha de que allí reposan los restos del marques del Socorro.


Gentes allegadizas y forasteras, promovieron el tumulto y la muerte Jo Sola-
no, atribuida en parte á odio personal del conde del Montijo, quien dos aüos des-
pues se vindicó de semejantes imputaciones yen Cádiz mismo, (1)


Los fautores y cómplices de la sublevacion, no ligados lxn' vínculo a1gullo Ú
Cádiz, abren las puertas de las cárceles y del presidio á los criminales lmra aumen-
tar la muchedumbre. Se estremecell la TlObleza, el comercio, y los artesanos.
Congreganse los generales en la Aduana y las corporaciones civiles y algunas 1','-
ligiosas. Don Tomás de Morla, el mas antiguo de los generales, toma el mando:
p(~I'O nadie ve el camino de enfrenar el kl,multo, cada vez mas amenazador. Fray
Mariano de Sevilla, g'uardian del convento de Capuchinos, se ofrece con los au~i­
lios de la religion á deyoher la paz á Cádi;,;;, .Juuta la comunidad; ordenada
esta en forma do rosario y precedida (le un Crueifijo, recorre las calles, lkga Ú
dond(~ la pldJe está mas enfurecida, rillicndo sangre y exterminio: la prcscneia (le-
la deyota eomunidad contiene á los sublcyados y ti los foragidos que con ellos hall
heeho causa comun. Exhól'talos Fr. Mariano de Seyilla á agrcgarse al rosario á
fin dc redil, á Dios por la libcl'bd de los reyes y por la sahacion de la patria: m('~z­
clallse entre los religiosos los de la plebe armados y los criminales armados igual-
mente: continúa, recorriendo algunas calles la procesion, que mas y mas sc~ aH-
ffii.~nta C011 los que siguen el ejemplo: llega á la lüa;,;;a Heal, hoy de Isabel Il; alli
Fr, Mariano de Seyilla les obliga á dirijil' deprecaciones á Dios y i la Vírgcn, á ju-
rar obedieucia al rey Fcrnaudo y Ú reCOllocer las autoridades, que en su nom1)re g'u-
biel'llau, yi deponer, en fin, las armas coula espenlllza y hasta promesa de un imllllto
por los escesos cometidos. Tornan á la cúrcel y al presidio, lleyados por los misDlIls
que les dieron lihertad, los mas de los criminales que IlO apelaron á la huida (~lllIlS
primeros momentos. Así termma el tumulto: así yaliélldose de las armas rll' la
religion se saha de la afrenta el cad~ryer de un general ilustre cuanto desdidwrlo,


(1) "~Ianifiesto de lo ljur no ha hrcho 1'1
conde del ~Ionti.io, cscrito para dCAcngaño
y conf'usion de lo, f[U(' de bUf'na ú mala ff: le
dicen mÜor de A(,fli('ion('s f\UI' no hu ¡(('cho ni podic1o
hacer," C{¡di7,: Hll n. l):¡jo pI ppígrafl' de K o tu ve
partc en la muerte tlL' Solano, rlice: "Dun
Torcuato Trnjillo, fl1W traia 1lliegos mios Jlara PI
general Solano L'on la proclama que se debia Jlu-
ilicar ('n mi nombre, f'ué detcnido cn el camino
por acr-idcnte8 ineyitablés, Solano flui7,á esperaba
las imtruccÍones (lue en ellos le enviaba y la pér-
dida {¡ extravío malicioso de otro que detuyo quien
no sé decir, ya en territorio de Andalucía, costó
la vida tal ycz á Solano, privándonos de un ge-
neral, que hubiera sido muy útil para la época que


ha srgnido. f:l, mi mujer y Garay fueron lo~ úni-
cos que ,upicron en Ihc1ajoz qlLl~ mi ida ('n 1,ost:l
á "C\[¡u1ritl á prinripios de 80S cra con {¡nimo (h·-
terminnrlo rlf) (1err1bar á Go(loj á todo trnnc('. 80-
1:1110 me ¡"'1lHn1ú lldmcnte el ~L'l'reto y me dió pa-
labra de hOllOr de obrar siempre (;omo hm'n ('8pa-
lío1; así cllllTlr10 supe su muerte en ~Iat1rid IUI'
arlmiré sobremanera. Parece, pues, ljUC seria mas
natural imputarla á algun enemigo personal ó am-
hicioso, que quizá ha hecho otras con el
mismo prctesto; que á quien no tenia
motivo sino para apreciarle como leal
y bravo militar y á quien jamás ha tra-
tado de verter otra sangre que la t"raIl-
cesa,"


2




-10-
Y Cádiz recupera la tranquilidad, libre de los criminales que amenazaban con la
sangre, el incendio y el saciueo.


El ayuntamiento ha sido ultrajado en la pL'rsona del regidor preeminen-
te don Francisco de Huarte (1) cercano deudo del marqués del Socorro: ll(~ce­
sita por medio de un acto público y solemne reparar la ofensa. E16 de Abril una
diputation compuesta de los condes de Casa-Lasqueti y Casa-Rojas, del marqués
de Villa- Real de Purullena y otros regidores mas, hasta el número de ocho, sale de
la casa capitular, mientras el ayuntamiento queda en sesion: vá á la de Enarte,
(ple los amotinados habian saquoado á las voces de mueran los traidores; ylo
eonduce en medio de ella al consistorio. Suspóndese el punto que en la sesion se
trat:l, .Y don Francisco IIuarte espl'esa su gratitud al mUllicilJio. Corno cristiano y
cahallero. solo demanda dos cosas: que no se castigue á los que le han perjudicado,
pues desde luego perdona la ofensa; y para que conste á la posteridad de su familia,
un testimonio de que nunca promovió arbitrios en perjuicio del pueblo, palabras
muy propias elel que mandó inscribir en su selmlcro, Pi d i (¡ por ca l' i el ad loe Il-
('omienclen á Dios.
~-\cuercla además el ayuntamiento quo coula misrrm diputacion se traslade á ca-


:,;a del gobernador l)ara que sea visto de todo el pueblo y este couozca el justo apre-
cio en Cl ue la ciudad lo tiene. El objeto no es otro que r(:stableccl' la autoridad del
municipio. A dos sesiones mas asiste Euarte, pero discretamente couoce que no
puede yiyir en Cúdiz esiando aun fresca en sus callcs la vertida sangre de su (leudo
odiado por la muchedumbre. Huye de la ciudad: refúgiase cn la Carh~ia de Jerez;
y en ella los monjes dall uu cariüoso asilo á aquel anciano inocente.


Illstálase una junta de g-obü~l'no, que reconoce como suprema á la de, tle\'illa,
.'1 acuerdan sus 'locales usm' como distintivo una bancl~l de tafdan ó sarga eucarna-
(la en la parte superior del hrazo izquierdo: eiérranse los teatros, húceuse roga-
tiY<lS públicas, y el rIia 31 de :\Iayo se jma por rey de EspaücL Ú Fel'll<tndo VII.


La rendiciou de la escuadra francesa es el insistente clamor del vecindario.
Considérase una afl'cnta que el pabellon franeés se Yca arbolado aun en las


aguas de la bahia. El almirante Rosily, por medio de una operacion es traté-
g·ica, tierw su escuadra (le forma que la espaüola se haya entre dos fuegos; mas
cedicnrlo á las illstancia:,; de los comisionados de Moda y ante la actitud del pue-
hlo, foudea sus buques separadamente .


.J\ o osa Mol'la emprender <lusde luego la rendiciou de la escuadra. Le falta,
eomo ú Solano, la suficiente pólvora: no están artillaclos los fuertes. Empieza este
trahajo y Rosily, apercibiéndose ele él, Se aparÍll (le ellos y llova su escuadra á si-
tio rlistantt~ entre la Carraca y Puerto I{eal, á fin clt\ ganar tiempo, }mes espera
la llegada de Ihl})Ont á las Andalucías.


E14 (le Junio pide Moda al vice-almirante inglés Purvis, que ancle la escua-
dra, que está bajo sus órdenes, á las inmediaciones de Cádi?, y qne se halle pronto
ú condncir cualquier lJarte de ella deutro de la bahía, sieml)re que sea llamado. El
mismo dia 6 en que Juan Cárlos Purvis recibe el mensag-e de Morla, se presenta ti
la boca del puerto y fondea allí sus buques.


: l :' Era caballero drl {¡rden do Santiago y de sas oonsistoriales de Cádiz y hermano del canúni-
la lteal Maestranza de Sevilla y alcaide de las ca- go y poeta Dr. D. Cayctano de Hum-te.




-11-
Intímase el 9 la rendicion á la escuadra francesa. Rosily se niega á ella: 10:-;


cañones y las bombarderas y las baterías de, la costa rompen por la tarde el fuego
contra los enemigos, ytrábase el combate. Coronadas de gentes se ven las murallas,
azoteas y torres do Cádiz; las costas vecinas, y las cubiertas de los buques, distan-
tes del sitio de la lucha. Terminan la tarde y el fuego juntamente.


Vuélvesoá intimar la reudicion á Rosily, y vuelve á pedir paso franco para
la escuaura.


La irritacion popular crece de dia en dia, vista la suspension de la lucha al
siguiente.


Morla, en tanto, pide al vice-almirante inglés 400 barriles de pólvora, y entre
tanto ordena la construccion de muchas baterías en la costa, llevar á ellas caüones
de todos calibres, ontrener, en fiu, la ansiedad del vulgo hasta que la pólvora llegue.


Concédese esta por Colling'wood, que ya está á la altura de Cádiz: con la escuadra.
y acaba de firmar un armisticio con MOl'la, que en realidad es solo un tratado de paz.


La última intimacioll á Rosily es hocha el 14 de junio. Al ver los medios de des-
truccion, que en la costa hay couÍl'a los buc¡uQ¡;;, Hosily escribe á MorIa desde el na-
vío El Héroe riudiéudose y con tando cou la lealtad espaüola y
con la generosidad del general, á quien se dirig·e .


.MorIa anuncia en estas breves palabras el sometimiento, de los enemigos: «{;a-
ditanos, la escuadra francesa, al mando del almirante Rosily aCa-
ba de rendirse á discrecion, connada en la humanidad y gen(~­
l'osidad del lJUeblo espaüol."


Esta proclama se lee c(;n frenéti~o entusiasmo por el pueblo en las pl'illCip,tll'~
esquinas do la cim1arl de Cádiz. No puede ser mas lacónica, ni mas digna. Estú
escrita con las mismas frases de la l'Qllllicion de Hosily.


El viejo almirante Colling\yood, sucesor de Nelsonon el combate de Tl'afal-
gar, saluda desde su llavío el,O céano á Morla, y COll MorIa á UIla nacioll que siem-
pre había altísimamente estimado.


"Por la enegía del pueblo espartol ~dico á ]\forla) , debe yer el C(¡utinellte ele Eu-
ropa, que hay aquí una exeepcion en las usurpaciones que han obligado á mucho,:
estado,; á una degradada dependencia, y que se ofrece el ejemplo de lo que es C-t-
paz una gran nacion, cuando se halla unánime."


"Pcl'Iuítarne V. E. que le felicite (auade) por la rendicioll de la escuadra fr<lll-
cesa, Y oSl)oro que en bl'eve habrá noticias de que los sucesos do ese ejército 110
han sido menos ventajosos."


,,]\fe alegraré qne la il'l'itacion del pueblo espaüol cOlltralos marillos franceses
haya cesarlo ahora; y yo lo. creo animado de uu generoso y nohlo espíritu para
no insultar ni ofender á un enemigo que se ha sometido.»


Tal es el juicio, tal el entusiasmo ele Colling'\yood ante la primer victoria qU\~
en Cádiz tiene Espaüa contra Donaparte.


3G7fi prisioneros, 442 caüones, 1651 quintales de pólvora, 14213 fusiles, IOn:;
sables, 101 ,5fi8 balas de fusil y otros pertrechos y víveres para hasta eineo meses,
son los despojos de la rendicion de la escuadra.


Los prisioneros franceses quedan depositados en la Carraca, y mas tarde S(\
trasladan á varios m.YÍos, conyertidos en pontones.




-12-
Cádiz, está conmovida ante la idea de un alistamiento voluntarlO para de-


femler la patria. Acuden en gran número á insCl'ibrirse como soldados los jóyenes
mas conocidos de todas las clases de la sociedad: hasta el primogénito del conde de
Casa-Rojas y su amigo el literato gaditano don José Joaquín de Mora. Tal es la
afluencia, que en las mismas plazas y de noche y á la luz de hachones, los comisio-
nados se ocupan en escribir los nombres de los alistados. Dejan los coristas sus con-
ventos y empuñan las armas.


Créase al propio tiempo un cuerpo distinguido de voluntarios
h () nI' a d o s de C á d i z, para guarnicion y defensa de la ciudad, que con 01
tiempo llega á tener 9,000 hombres.


Faltan habores á la junta suprema de Sevilla: faltan haberos á la de Cádiz,
d entusiasmo patriótico de esta ciudad procura vencor todo. Comienzan los do-
uatiYos. Solo cuarenta vecinos ceden mas de ocho millones de reales. El cabil-
rlo de la Santa Iglesia Catedral entrega 1403 libras de plata labrada. Compiten
los próstamos voluntarios con los donativos: cada cual segun su fortuna, pero
cou ig'uales deseos.


Casi touos los alistados de Cácliz asisten como soldados en la gloriosa jornada
<le Bailen. Cádiz elrvia á ella sus hijos: sus hijos contribuyen á que su patria vea
prisionero á uno de los m~lS afamauos generales de N apoleon, el primero de los
ycncÍuos, y con él otros. Todos son encorrados on la fortaleza de San Sebastüm.
_lllí Dupont se consuela con el estudio del lírico famoso Horacio, procurandotnu;-
ladar todas las galas del poeta filosófico latino al verso francés: allí igualmente es-
cribe sus meelítaciones sobre su poema el Arte de la guerra.


Rosily obtiene permiso lml'a regresar á Francia: permiso mas que generoso po-
lítico ..


Es el nuncio que á .\'apoleon envia España, para clue eomo testigo de los he-
(·.h05 le narre nuestras victorias. ¿Y cuál mejor que un g'enel'al ilustre vencielo'?


Baja llosily á tierra, 11enotra en la ciudad con sus ayudantes, y en Cádiz no
l'(~cibe la menor ofensa, sino evidentes seüales de respeto hicia el valor desgra-
CÜHlo.


Cumplidas fucron las profecías ele Collingwood, que conocia el carácter do los
(;spaüolcs, en la victoria de Bailen, y en este respeto á un gencral vencido y que
sale de las prisiones.


/'cntes de empezar el año de 1809, Morla deja á Cádiz; y el general don Félix
.J (mes le sustituye en el cargo.


A principios ele enero llega á esta ciudad don Juan Antonio Fivaller, marqués
(le Yillel y conde ele Darnius, miembro de la junta central por Cataluña. Trae om-
nímodas facultades para preparar la defensa de Cádiz y para cuidar de su lmena go-
bernacion. De desacierto en desacierto procede el marqués de Villel, especialmen-
te en lo que toca á esta: mézc1ase en asuntos domésticos, ofende con })uerilidades
al yecinclario, y hasta prohibe bailes y tertulias. Empieza á nacer contra Villel la
murmuracion, que pronto pasa á ser general aborrecimiento.
~laIlda, en esto, la junta central que un batallon de cazadores, voluntarios ex-


trangeros, que habian desertado de los ejércitos de Napoleon, pase á guarnecer
á C;icliz.




-13-
El vulgo les da el nombre de polacos: Cl'0e que vienen á desarmar á los


voluntarios distinguidos y á entregar la plaza á Bonaparte: que la junta central es-
tá vendida á los franceses y nuestros ejércitos dispersos,


In'ítase el pueblo: una parte sale armado á acometer á los polacos, que vie-
nen por el camino real en dircccion de Cadiz. lo:" cuales se ven obligados á huir y
á refugiarse en el castillo de San Lorenzo del Puntal, dOlHle el gubel'lladOl' les d~
acogida y defensa, no sin que antes é ineyitablemente algunos de ellos sean mal-
tratados por la furia popular,


Intenta aplacar esta dentro de los muros de Caeliz, Fray Mariano de S eYilla ,
guarrlian de los Capuchinos; el cual es aclamado gobel'llador por las turbas co-
mo en quien tienen absoluta confianza, cuanelo no se atre~Yen á ponerla en persona
alguna. Apesar ele todo Fray Mariano de Seyilla no toma el mando sino como
gobernador acompaüado de don Félix Jones,


Grita el pueblo que la plaza no está artillada por la parte ele tierra, y que
si lo está, los caüones se encuentran clavados ó inútiles de otro modo para que no
puedan har;er fuego contra los poI a c o s, encubiertos soldados de 1\ apo-
leoll.


En tal conflicto, Fray}lariano, á quien se dirije la peticion, manda á dos
de los i.ue hacian veces de ayudantes á sus inmediatas órdenes, Fray Rafael
de Castro y Fray Santiago de COl'vera, religiosos capuchinos, ciue pcLsen á reco-
nocer las piezas de artillería ele las obras exteriores de Puerta de Tierra. Suben con
efeeto ellos solos á las baterías, examinan ó no los callones, y cual si fueran peri-
tos, los dan por útiles, sosegando á las turbas que hasta allí los han seguido.


En tanto el marqués de Villel oye misa en San Antonio: una parte del pueblo
quiere sacarlo del templo, mas las puertas se cierran durante la ceremonia. Sale
el marqués: síguenlo los amotinados, cntra en su casa; tras él los comisionados del
lmeblo que le piden las llaves de su gabeta y le registran los papeles. Es lkyado
tÍ las casas consistoriales por el Mag'istral D, Antonio Cabrera, cuya presencia no
evita los insultos; pero sí un atentado l)ersonal.


Acuden allí el Ayuntamiento y los yoluntarios distinguidos para salvar al
Marqués ele Villel, y para que no se diga que en Caeliz se ha dado muerte á un
vocal de la Junta Central. Protesta el Marqués su inocencia ante todos: mien-
tras en la plaza el pueblo clama indignado. El }larqués desde los balcones quiere
repetil' sus protestas: yoces iracundas y algunos tiros sin efecto contra su persona
le interrumpen y niegan al fin sus deseos.


Determínase trasladarlo á la casa del nuevo gobernador y dejarlo en su po-
der, segun órden que este ha enviado, Fórmanse en dos hileras los voluntarios
distinguidos y en medio de ellas y abrazado por el Marques de Casa-Rávago y el
comandante elel segundo batallon de los voluntarios distinguidos, que lo escudan
con sus pechos, es llevado al con vento ele los Capuchinos. Recíbelo a las pucr-
tas Fr. Mariano de Sevilla, Mcese cargo del Marqués como prisionero; y quedan
custodianelolo fuerzas iguales de los voluntarios distinguidos y de los amotinados.
Ordena Fray ~Mariano ele Sevilla que se saquen del castillo de Santa Catalina los
dos reos ele Estado generales D. José de Iturrigaray y D, Juan Carrafa y que
se depositen tambien bajo su custodia en el (\OIlVento.




-14-
Es necesario, empero, aplacar el tumulto. Los sllbleyados siguen siendo due-


lios de las calles de la ciurlad y amenazan proceder contra personas determinadas.
Los dos gobernadores publican un lJando, firmado 1)01' ambos, en que ofrecen acce-
del' á cmnto el puelJlo quiera, siempre que se pida sin amenazas y sin la violen-
cia de las armas. Pero esto no basta á disipar las turbas ni menos logra conte-
nedas por mas que vean que los gobernadores destituyen al comandante del res-
g'uarclo, á uno de los jueces, á U110 de los regidores y que hasta ofrecen deponer
á la J unta, si en la Junta no tiene el pueblo confianza.


y el tumulto arrecia al otro dia: quiere libertar á los presos de la cárcel,
dú muerte al comandante de bahía á presencia de su hijo: intenta por último la
canalla cmbl'<1yecida apoderarse de la Tesorería.


Fray Mariano ele Sevilla, recorre en un asno los diferentes puntos de la ciu-
dad, de liue eran seliores los subleyados: procura sosegarlos pero inútilmente.


Manda fiue salgan e11 aquella tarde dos misiones: una dd conyento de Santo
Domingo y otra de su pro11io convento y por él presidida. Los religiosos mas
elocuentes \an predicando á los amotinados y ohlig'ánd~los á agregarse á la ele-
yota procesion con sus armas mismas: el medio que se empleó cuando el tumulto
contra Solano. Fray Mariano de Seyilla logra liue á la mision se agreguen los
principales caudillos y los mas fogosos. Entra la mision en el convento de Oapu-
chinos, cuando la noche está adelantada. Ofréeeles cena el guardian: ellos la
aceptan y para mayor seglll'idad del gobernador religioso y de los reos bajo su
custodia, no vacilan en acatar su órden, en forma de ruego; y en los claustros
del COllvellto se quecbn para pasar la noche. Pasa y á la madrugada, cuando
l'cmlirlf)s están al sueüo por el cansancio del tumulto, abre Fray ~Iariano ele Se-
villa sigilosamente las lmertas, penetran sin estruendo fuerzas de los voluntarios
distinguidos, y allí e11 los claustros se apoderan de los alborotadores, sacándolos
amanaclos coüo con codo para 118yarlos á la cárcel púhlica.


Fray ~Iariano de Seyilla que no es demagogo y que solo aceptó aquel vano
título de gohernador 1J01' eyitar cfusion de sangre y yer si podia salYar de un
conflicto ú Cúcliz, así pone fin á su gobierno, siendo su último acto mandar noti-
ficar al .i\Ianluós de Villel lPW está en completa libertad.


1'\0 es aceptada por este sin que antes en un juicio quede notoria su inocen-
cia él su culpa.


"Gna parte del pueblo aun porfia en tornar á la sulJlevacion, movido por los
amigos y parientes de los presos y por algunas mujeres de lo mas perdido de la
pklJ(' , que hahian tenido una parte muy eficaz en el tumulto. Trátase de asaltar
la cárcel, de poner en libertad los presos, de ganar el11arque de artillería, de ar-
marse, ele ir al convento de los Oapuchinos, ele no dejar en él piedra sobre pie-
dra, ele dar afrentosa muerte al Marqués de Villel, á los demás reos de Estado y
sobre todo al ex-gobernador Fray .Mariano de Seyilla.


Pero la IJlebe está de antemano vencida. Las leyes y la autoridad han reco-
brado su imperio, merced á la astucia del religioso, D. Félix Jones, publica un
bando imponiendo severas penas á los alborotadores y los voluntarios distingui-
dos ocupan todos los edificios amenazados.


Recupera la ciudad la calma, y al cabo de cuarenta dias de yoluntaría pl'i-




-15-
sion, sale del convellto el Marqués de Villel, cOllducido de órden (le la JUllta
Central en ceremoniosa pompa por comisionados de la misma, por las autoridades,
.J unta de Gobiel'Ilo, en la cual vá Fray :Jlariano de Sevilla, Ayuntamiento y toda
clase de personas coudecoradas. Cclébrase una funcion de desag-ravio en la Santa
Iglesia Catedral á que asisten todos, Marqués de Villel y comitiva. ne allí se
trasladan á las Casas Consistoriales, donde en nombre de la ciudad se le dirige
un discurso reconociendo sus virtudes y servicios; y con ig'ual séquito es el\lar-
qués llevado á su morada. Luminarias y espectáculos teatrales y otras fiestas
públicas solemnizan aquel acontecimiento.


Con entttsiasmo verdadero celebra en l. o de Agosto el J:lueblo de Cádiz la
victoria de Talavera, á tiempo qne llcg'a á esta ciudad el emhajador extraordina-
rio de ]a Gran Dretaüa cerca de la Junta Central. Es el :JIarqués de \Vellesley,
hermano de Lord \Velling-ton, qne acaba de humillar las águilas francesas.


La alegría de Cúdiz se expresa de la manera mas viva y cOllmovedora. La
entrada del marquós de \Vellesley se asemeja á un triunfo. El pueblo quita de su
carroza los caballos: pone en ella cordones y él mismo lo conduce á su morada en-
tre vítores repetidos. Las tropas lo reciben con los honores de capitan general:
con l'epirlues de camIJana las iglesias; las S(~ÜoráS Clm aclamaciones desde sus casas.


Al llegar Wellesloy á la que tiene destinada para hospedaje, se asoma á los
balcones para dar gracias al pueblo y le al'l'oja un bolsillo lleno ele oru, en mues-
tra de gratitud. Un zapatero, ([ ue se halla en el concurso, toma el l)olsillu y se-
guido de yarios del pueblo, entra en la casa del embajador y solidta hablade ú
llombre de este. Abl'ense las puertas de la sala: Welle..;ley lus l'eeibe y elrepre-
selltante popular le dice estas palabras: «Si el pueblo de Cárliz adama ú V. E.
es porque eH él mira elrepl'escntante de la uaciou aliada de Espaüa para comba-
tir á Bonaparte. Este entusiasmo no sc pag'n, con el oro sino con la gratitwl. Turne
V. E. este bolsillo, y no VC,l cn ello un desaire, sino Ulla prueba de la sinccridall
elel afecto de esta poblacion.»


Con esta dignidad se procede Cou \Vellesley: así se interprda el sentimieuto
de Cúdiz en aquella guerra.


Correu dias y dias y al llegar al aüo de uno un ejército francés numeroso y
aguerrido desciende á Audalucía. La Juuta Central, desacreditada y lIlal ouec1e-
cida, huye de Seyilla á la desbandada yen medio de un tumultu de la plebe que
quiere una defensa imposible. 1Jor diyersos '\aminos y separadamente yiencn los
centrales á la isla de Leoll, algunos no sin peligros y ultrajes. Reinstálase la
Junta el dia '27 de Enero.


Súuenlo en Cúdiz y aparentan ignorarlo. C0110ceu liue la ciudad yá á expe-
rimental' un asedio y lleterminan no tiar la dcf'ensa ú una.J unta odiada é im potente,
sino á los mismo..; yeciuos de Cádiz.


El mi:mlO dia '27 de Enero queda instalada la llUCya Junta. :Su primer acuer-
do es que no han de usar sus yocales clistintiyo alg'uno del eargo ui hall de acep-
tar en tiempo alguno cruces, honores ú otra cualquier recompensa por el sel'yi-
cio liue hau jUl'ado prestar á la patria.


Sabe la Junta Central lo resuelto en Cádiz: yé que es imposible seg'uil' en el
gobierno; la especie de subleyacion en que la ciudad está, cuando ella no tcnia .. ', -r,~:'::':




-16-
apenas poder, le indica que de hecho se halla disuelta. Hay mas: el pueblo de
la Isla se amotina, amenaza la vida de los centrales; y solo merced á los nobles
esfuerzos del general Castaüos, pueden estos conservarla, y mediante el empeño so-
lemne de su palabra de qU8 la Junta se disoh'erá inmediatamente. Pero antes de
declararse tal, acuerda esta la conyocatoria para celebrar córtes en la misma villa
de la Isla de Leon. Piérdese ó háeese perdidizo y hasta ignorado el decreto de con-
vocatoria á córtes, en que habian de concurrir los tres brazos: los prelados, la
grandeza y los representantes del pueblo: aquellos dos formando un estamento
ó cámara, y estos la otra.


Cádiz lleva á mal que se intente el nombramiento de un Consejo de Hegencia,
y hasta trata de negarle la obediencia; pero cede á su pesar, 110 bien el marqués de
Wellesley indica á los de la Junta de Gohierno y defensa, que no podia continuar
en su puesto de embajador no habiendo en España un gobierno únieo, si quier fuese
interino. El mismo general Castaños yiene de la Isla á explorar y COllyenCer los
ánimos.


Las tropas francesas muy cerca están de Sevilla. Apréstase Cádiz á la de-
fensa. Tan descuidada está '-1ue el ~-n de Enero, cuando el heróico general Cas-
taüos, deslJUes de ser nomhrado uno de los regentes, pasa á reconocer las fortifi-
caeioues de la Isla de Loon, al llegar al pueute de Suazo, solo halla en él para su
custodia un soldado inválido. Laméntase Castaños con los gefes y ayudantes
que le acompañan, al -ver aquel punto sin defensa, del que pudieran los enemigos
apoderarse fácilment,~. El inyálido, cuadrándose y con voz respetuosa, responde á
Castalios: « Sosiégues(~ V. E.: no dejaré transitar á nadie sin pasaporte.)}


Eu medio del conflicto que á Cádiz se prepara, el Marqués de Wellesley y
yarios geuenlcs ingleses solicitan que para salyar á csta ciudad se permita el
descmh"rco de Ü'olms británicas y fW les confie sn guarnicion y defensa. La Junta
de Gobierno oye con p1'ov01wion estas instancias: teme por Cádiz: recuerda cómo
los ingleses se aIJoderal'On de la plaza, de Gibraltar; y para no ofender á los alia-
dos con sospechas de deslealtad, va entrcteniendo sus esperanzas. Pero 110 clán
treguas el peligro y la impacieneia de los ingleses. Al fin ell\larqués de We-
llesley dico á los de la Junta: "Está yisto: Cárliz quiere sucuml1ir á los franceses
no teniendo fuerzas bastantes para su defensa. Pues Cúdiz se obstina, nos retira-
remos para no presenciar el espectáculo de que ante nosotros los franceses Sl~
a110deren de esta ciudad.»
l~no de los miembros de la Junta resl)ollde con estas palabras al embajador


británico: "Si V. E. no tiene buque que lo lleyc inmediatamente á Lóndres, pue-
de V. E. mañana mismo disponer del nayío S a u P a b 1 O . »


El g'cneral Castaños conoce la razon de la Junta; pero prudentemente quie-
re eyitar el desacuerdo con los ingleses, Ofrece á estos la defensa de las fortí-
ficaeionos de la Isla de Leon y del castillo de flfatagorda. ~


Aceptada por estos, desembarcan, no en la ciudad, sino en los determinados
puntos.


Dúse en Cádiz l)oca importancia á la Isla de Leon como parte de su defensa:
cífrase todo el conato del" puehlo en una fortaleza que se está improvisando en
el camino de esta ciudad á aquella villa, y que por cortarlo, toma el nombre de




-17-
La Cortad ura, poniéndolo bajo el nombre y la proteceion de San Fernando.
En ese sitio, cuando la guerra de sucesioll, y ataque de Cádiz por la escuadra de
los aliados, se habia cOllstruido otra cortadura, reducto formado solo de fagillus y
con un foso. Desde antiguos ticml)OS habia allí una garita de picdra, llamada de
dos mares, desde donde las atalayas vijilaban las costas del Sm y de la bahía.


La cercanía del e.:iJSrcito francés hace que todo el pueblo de Cádiz, por dl~cil'lo
así, acuda á terminar la Cortadura: grandes y l)equeños, acaudalados y l)olJl'cf'
coutribuyen con su personal trabajo. Hasta forastcros distinguidos siguen d
ejemplo. El duqne de Híjal', con f'U gran cruz de Cárlos III al pecho, es uno ele los
que cual el Ü'allaja(lol' mas humilde, presta este sl:r,-ieio á su l)atria. Ellloml)l'¡ulu
guanliall de los Capuchinos Fray Mariano de ::,e,-illa, con su comuniclacl fOl'lnad~t,
se Ill'eselüa un dia; y yénse mezclados entre los albaüiles, comerciantes, l)el'sonajcf'
d(~ nobk estirpe y artesanos, los religiosos cou el pieo y la azada y acarrcalldo
piedras. Al siguiente elia vuelY!~ la comunidad y tras ella ,-ienen todas. La de Sall
Juan de Dios concl1l'l'\~ por mitadcs: mimüras nnos van á los trabajos, los otros cstáll
junto cllccho de los enfermos. Límpianse los fosos ele la muralla ele la ciudad, <11'-
mause sus glacis, vóuese en defensa el castillo de S. Lorenzo del Puntal, clel'ríbans('
mas de doscientas casas, llue hay entre las puertas de Cádiz y la CortadmD, 1)'U'(\
dejar !:xpeditos los fuegos. El lmeblo elltCl'O actiya rapirlamente estas 0l)erClciUlH's:
soJo los ])obrcs reciben jornal, dado por los mif'mos que con ellos volulltariamentv
trahajan. Adviértese que la Cortadura en baja marqueeladescubierta. Faltan ma11hlf'
y abrojos defensivos. Los vecinos de Cádiz llevan allí rejas de sus3- entanas, hier-
ros de sus balcones, pasamanos de sus escaleras (1). Qué les imI)orta la sl'g'Ul'idad
de sus emms! La de Cáeliz es la que ellos quieren, y con la de Cúdiz la seg'uri(bd
ele la independencia de Espaüa.


Adelúntanse 40000 franceses húcia Sevilla; y hé aquí que cuando eon po('as
fucrzas cuenta Cádiz para defendcrsü, llega la noticia d(' que el Duque de Alhlll'-
qlH~rque eon su ejército, ljue opera en Extremadura, está en las Cabezas de ::',111
J mm y que pronto se clirijirá á la isla g'aditana.


Hed,(¡1Jlase el cntusiasmo púhlico. Cádiz está sahada y yá á ser üweneiblt':
es la voz del popular rüg'ocijo. Llega el 4 de Febrero ú la Isla de Leon AlhurqUf'l'-
que. La clivision yése hambricnta, fatigada y desnuda. Es nombrado Caritall g'('-
lleral ele Andalucía y obliga á aqnella tropa, desalentada por las rápidas y contín uaf'
marchas, ú ocuparse dia y noehe en fortificar la Isla de Leon.


Cádiz socorre á los once mil hombres de Alburquerque, con alimelltos, Yes-
tuarios y clinno, todo en su mayor parte clonatiyos de este vecindario.


En tanto el mariscal Víctor, que llega al alcance de Alburquer(pwy que vé im-
posible sn entrada por la YÍa de las armas e11la ciudad de Cádiz, establece su enar-
tel general el ;) de Febrero en el Puerto de Santa ':Uaría,


Al clia siguientc un buque parlamentario se acerca á la ciudad. Condnce al
portador de un ofieio de los tres generales n . .José Justo Salcedo, D. Pedro ck
Obrügon y D. Miguel de Hermosilla. l'iden á Cádiz que reconozca por Hey á José
I3onaparte, diciendo desearlo así todos los espaíloles, y fIue abra las puertas de la


(1) 803 fueron las H:ntanas, 268 los balcones y 111 los pasamanos.
3




-18--


ciudad á sus auxiliares los franceses. Conyócase la Junta. Mientras los yocales se
reunell, el presiuente gobernauor D. Francisco Juyier de Venegas muestra áD. Sal-
vador Garzon ue Salazar, uno de estos, la intimacion, manifestálHlole la necesiuad
(le confundir con buenos y estensos raciocinios la deslealtau uo aquellos espaüoles.
Garzun de Salazar está empezando á formal' en aquel instante un cigarro de papel;
y dice al general: «Para responder á esta intimacion no hay necesidad siuo u(\ solas
cuatro palabras, que sean la expresion ue la uignidad y energía de Cádiz: tan breve
ha de Rer la respuesta, que en este mismo papel me atreyo á escribirla.» Y en
deeto, en el mismo papel la haz), y en ese mismo papel la lee á la Junta, la cu:11
la acepta como suya, y desde aquel punto aclctuiere una gran celebridad hast,l pasar
á inscribirse en mármoles y en oro.


La .Junta no quiere leer las proelamas de J ose BonalJarte y las deyuel'\(~ con h
lctcóllica rc~spuesta que ha acordado:
.JF~TA DE GOBIER~O DE CADIZ.-LA ClUDAD DE cAmz, FIEL A LOS PRI;'\CI-


pros QUE H.\. JuRADO, :>iO RECO))OCE OTRO REY QUE AL SE:\'OR DO)) FEHX\:'\DO VII.
c.\.DIZ o DE FEBRERO DE 1810.-FRA))CISCO JAVIER DE VE~EGAS (Presidente).


Otea igual intimacion hacen los tres generales, auictos á José, al que lo era
de marina n. Ignacio :María de Ahya, á cuyas órdenes está la escuadra espaüola
('11 hahía; pero su respuesta, si no tan breye, cs no menos dig'na y enérgica.


Llega José Bonaparte al Puerto de Santa María, donde recibe el obsequio de
Ilua tiesta de toros, á que asiste 1)01' vez primera. Duélese de ver tan cerca la im-
portante plaza de Cúdiz, y no podcr cntrar cn ella. Enyía secrctos emisarios: 011-
\"Íalos tambien públicamcnte; 1)ero nada consigue, sino desengaüos. rrohíbese
la entrada de parlamentarius: la bandera de estos en los buques servirá solo de
hlanco á los tiros de los caüones de nuestras murallas. Un pliego de los partidarios
ele José. que llega á manos ele la Junta, á pesar ele estas precauciones, no es abierto,
y sí llevado á la 1)laza Pliblicn. y quemado á p~encia del pueblo por mano del
n'rdugo. Desde que sabe Jose que no puede obtener en el momento la ciudad de
Cádiz, mas bella le parece todavía.


En un barco parlamentario yá á intimar la rendicioll de la escuadra de órdcll
de José Bonaparte un canónigo de Sevilla llamado el Dr. Morales. Tiene liuC vol-
ycr atrás la barquilla en llue se dirije á desempcüar su encargo, ante las amenazas
ele nuestros marinos; y regresa tristemente el canónigo al Puerto de Santa María
ú contar á José el mal suceso de su empresa.


En Cádiz se halla el famoso poeta D. Juan Bautista de Arriaza, y escribe y
publica á principios ue Abril U11a graciosa invectiva POétiOl contra el canónigo,
uxtraüo mensajero para notificar la rcndicion á una escuadra. El título de esta
obrita es el de Desenfado patriótico compuesta en forma dediálogocutrc un
(: m i s a r i o y un p a tri o t a.


Tiene por lema estos versos:


Así son, cual mas, cual menos
ToJos los hispanos-galos:
Sinan una vez los malos
De Jiyersion á los bueno".


La invectiva ele Arriazu es muy celcbrada. Hallándose el autor en la plaza




-19-
de San Antonio, rodeado de muehos cpie aplauden su eserito, se acerca el célebre
poeta D. Manuel José Quintana, el cual recuerda en aquel instante rlue Arriaza
habia sido comensal yen mil maneras favorecido por el canónigo. "Siento, le dice
Quintana, que haya V. maltratado tanto y de tal manera á un amigo tan íntimo
de V. y á quien pOl" haber sido mio á pesar de su proceder político, siento ver así
ofendido.» Arriaza le responde: "y ¿eso qué vale? Con tal de decir un chiste, naela
me importa -perder un amigo.» «Pues ahora, replica Quintana, ha dicho V. una
majadería y ha perdido dos.» Y sin decir mas palabra se aparta ele aquel sitio.


Por semejantes dias ensóüase en Cádiz como objeto digno de la cmiosiclacl pOl'
su rareza un peso duro con el husto de .José BorUllJarte: es el primero que se y(',
on Cádiz. El ing'(~nioso -poeta D. Cristóbal de Beüa, capitan de ejército, autor de
unas fábulas políticas de mucho mérito, de las poesias La Lira de la Libertad
(Lóndrcs lR13) y de una instruccion ele guerrillas, al verlo y ver sus capriehosas
armas, improvisa este arrogante soneto.


De las Espaiias y la~ Indias rey
Se apellida en su busto el baladron,
Por llamar:;e, no mas, X apoleon,
y mandar de ~,inos una grey.


1Ias quiebr'a de YCrtla(lla eterna ley,
D(mdo"e talllictado fllllfarroll;
l'ues no le pertelll'ce ni un terron
De los (lue arando rompe el tarllo buey.


Poco importa que un pérfitlo cincel
Lna en su escudo el águila imperial
Con los leones que se burlan de él,


Si puesta tolla en armas, por su mal,
La fuerte K,paña borrará con hiel
De union tan execrable aun la señal.


Esto escriben los l)odas. Los l)relados de religiones rq)l'esentan el :2 (k
Marzo á la Jnnta ofreciéndose por sí y por ellas á la defensa de Cárliz. }[nelws
relig'iosos se alistan yoluntariarnente eIl la artillería. Diputados de cada comulli-
dad, ante dos vocales de la Junta superior de gohierno, se reunen (~on lieeneia rlt'
sus prelados el dia 27 de Marzo para formal' el reglamento de un 0uerpo que ha-
brá de llamarse el e B l' i g a d a s r e g u 1 a l' e s de 11 o n o r .


PreyiérlC'se en el que todos los religiosos destinados á seryir la artillería. es-
tm'c1U á las órdenes del comandante de ella, Tendrán además un g'efe edesiásti-
co, llamado superior, si bien subordinado al de la artillería, y electo á plmalidad
de votos por las mismas ln·igadas.
. Diyidiráse en brigadas cada una de veinte y cinco ó treinta hombres de UlW
pl'0l)ia comunidad; y si elnúrncro de los alistados de ella no es suficiente, se com-
pletará con los de otra que por sí no pueda formal' brigada. .


Cada brigada tendrá tres gefes con los nomhres de hrigadier primero, segundo
y tercero, y usará del distintiyo de uno, dos ó tres galoncillos ang'ostos de plata,
colocados sobre la sangría del brazo, denotando por su número cual es la categoría.


Todos los alistados habrán de tonsurarse, y componer su cabeza cual ecl\~siásti­
cos seglares: ninguno usará patillas, bigote ú otro adorno ageno ó indecoroso á su
profesion religiosa: todos, fuera de los actos del seryicio militar, seguirán sujetos it


¡.'




-20-
sus prelados: su uniforme será pantalon y casaca corta azul: vueltas, solapa y co-
llarin de terciopelo morado con dos granadas bordadas en dicho collarin, ya sean
de seda ó de metal, segun lo huhiere. Lleyaran bordado en seda ú oro sobre el
pecho el escudo de su religion: ademá;;; ga;;;brán corbatin negro, chakco blanco,
sombrero igual al de los artilleros volunhrios de esta plaz:\', con chapa dorada,
en enyo centro se lea: Br ig'adas regulares de honor y en la circunferen-
cia este lema: Pro lege, pro lege et pro Patria. Usarán igualmente me-
dia blanca, z::qmto y botin negl"C) de pJüo. El armamento será un sable corto
pell(l iente de f01'llitma ó correaje blanco. El gefe supel'ior vestirá lo mismo y lle
varú baston y escudo al pecho con los de todas las úrdenes ele que haya alistados.


:,{ingullo de ellos, fuera del servicio, usará este uniforme, cuidando de esto se-
\ I~nmente los prehLdos. El ljue faltare será juzgJ,do en secreto por su superior y
por el gefe eclesiástico ele la brigada.


Careciendo de facultades la J unb, para ordenar que el relig'ioso calmchino use
<le camisa y lxll'a dispensar que el franeiscano ó mendicante, que la usa de sayal.
la l1:>\c cl:~ lienzo, se ahstiene de decidir este caso. Lo que los prelados de las úr-
(l,'11('''; digclll, eso y no otra cosa se facilitará por la Junta.


Cuando la hrigada de e:lda comunidctd haya de fOl'mll'se para algun senicio,
lo lnrú en su cOllvento y bJjo la voz ele su brigadier primero ó el que le sustitu-
ya en categoría. En cualcluier acto que su prelado se les presente, le hal'únlos
honores rilleliélldole el sable. Irún fomndos por las calles: se cuichl'á de que las
guardias, que se les seüalen, sean en los sitios mas incomunicados con el vecin-
(lario. Auxiliarán á los soldados y á las autoridades en cu'üquiera conflicto sin
dusion de sangre, menos en lus casos de que interior ó exteriormente sea acome-
tida la batería, que dd-icmlall, ó no obedecida la voz ele UH centinela; pues enton-
('Cs sin })eligro de llTegularicb.d pneden resistil' con las armas.


Otras lIlas lJreYClwioncs tiene este reglamento, testimonio del trastorno de
ideas que hay en este tl'a11(~e.


¡\.plázase la funelacion de este extravagante cuerpo de brigadas ele hono!'
.Y los religiosos alistados y los no alistados pasan elüriamente á prestar un servi-
eio importante á la artillería, que es á furmar cartuchos en ellJarque para el ejer-
cito ele la isla, para la escuadra y para la guarnicion ele Cúdiz. Otros, así como
algunos eclesiásticos hacen g'ual'dias como cualquier yoluntal'Ío durante el sitio.


En tanto J ose Bouaparte procura ganar prosélitos en la provincia, creanelo
Ulla comisioll general de subsistencias. Esta anuncia qU(~ sns buenos deseos que-
(larian sin efecto, si la m agnanim i el ad ve l' ela el e ra m e n te ré gi a ele .T o s él
llO hubiera yenido en nuestro socorro.


({ Sahml (diee á los pueblos circunyccinos de Cáeliz) lo (lue hasta aquí tirme
pocos ejemplares y quizás para desgraeia del género humano tenr!Pa menos imi-
tadores. Sabed que el rey se desprende ele sus rentas todas, las cede y manela que
se a})liquell al suministro de subsistencias para el ejercito: sabed que ocupa mas
su alma sensible, su coraZOll tierno, su real ánimo la subsistencia de una sola fa-
milia de su reino, de un solo vasallo que el explentlOl' de los I"oberanos.»


Trae el manifiesto los ejemplos de los Titos, los Aurelios y los ~\ntoninos y
otros príncipes, conocielos como delicias del género humano, y pregunta si entre






-21-
estos se encuentra alguno que cle~prendiénclose, aun en mas feliz situacion, ele sus
lOnta5, su l1atrimonio, su erario, lo ceda todo en beneficio de sus vasallos.


«Dándonos cuanto tiene, exclama la Comision Central de Suhústencias, se
ha hecho por solo este motivO acreedor á mucho mas de lo que eomunmente debe
el bueu vasallo á su soberano."


Pero estos manifiestos no llegan á Cácliz, ni en Cádiz pueden atraer simpa-
tías ú José, aunque llegasen. José I cede las rentas, que son de Espaüa para man-
tener el ejército francés que le ha de asegurar en la usurpacion del trono.


José Napoleon, por otra parte ya se ausenta de la visla de los muros de Cú-
diz; deja el Puerto de Santa Mal'Ía, y se dirige á Ronda, á Málaga, Urauada y Jaen
para ser conocido.


Llega ú la ciudad de Arcos: pasa en ella una noche: al siguiente clia (27 ele
febrero) antes de partir, oye cou su miuistro L1'(luijo y varios generales, y otros
magnates ele su comitiva una misa en la parroquia de Santa María. Al salir, un
leüador ó carbonero llamado Jm1ll Giron, al'l'ójasl; á sus lJies, y le pide una g¡'acia;
pregúntale José qué solicita. El leüador ]e dice (lue su mujer Antonia Lopez ha
parido en la 110che anteriOl' un niüo y una niüa, y que desea (lue S. l'rl. sea pa-
drino del bautismo de ambos. José le responde que no pueüe üetencr su l)(lrtiüa;
pero que lo será: llama al eorreg'idor don Leonardo 1'ale11s de la Hiva, (lllC se halla
entro el séquito rea], y le ordena (lue tenga en los brazos, (',omo padrino en 1'o1'resen-
taciou suya, ú los gemelos: cl~L unas onz:as de oro alleüadOl' y varte, Aquella tarde
con gran pompa onla misma parroquia de Santa ~laría es el bautismo de los hi-
jos delleüador ú carbonero, pouiémlose al niüo el nombre de José Bonaparte, y á
la 11iüa el de Josefina Julia. (1)


.i\lientras estas cosas acaecen, comienz:a á estrecharse el asedio de Cúdiz:. Pero
la Isla de Lcon y la CalTaca detienen la mart.:ha á los invasores: una y otra
están defendidas 1)0l' pantanos, caüos y salinas, que impi<kn la fOl'lnaeion de
un ejército eulíneas yen COlUlIllWS; pues las estl'l~elms vias que hay entro 1<lS sali-
Has solo son conocidas de los salineros. }IucllOs franceses. creyendo practicabh~ el
terrmlO, se dirigen á d, lleyados de un valor dig'uo de mas fdiz: fuduna; pero
reciben su sepulcro en vida, siendo absorbidos por el fango. Alblll'querq ue, tras
un reflido coml)ate, se apodera del sitio llamado e] Porb1zgo, que estú al l'xü'e-
mo del arrecife, tiue va desde el puente de Suazo al camino de Fuerto Heal y
Chiclana. Colócase allí UIla batería corno obra ayanzada al puente, y otras en medio
de las salinas mismas; y ante ellas queda inútil el l)oder de ~apoleon contra
~júcliz. Eu toda la línea desde el puente al castillo de Sancti-Petri erÍgense
baterías y reductos, siendo notables el del cerro de los Mártires, y uno ú las
inmediaciones de aquclla fol'talez:a. Allí comh,lten mucho los yientos del Este,
que forman gramles remolinos con las arcnas, y en horas suden cubrir los
objetos, euando soplan con la violencia que sueleH. Los iugenieros espaflo-
les manifiestan tÍ los ingleses que nada sería m(~jOl' que euol'ir los parapdos
con las pitas, que se usan para los vallados, y que defienden de las arenas las


~ 1) Estas noticias se deben á mi ilustrado amigo el Sr. D. :Mariano Panlo de Figueroa, vecino
de :Modina tlidonia.




-22-
huertas, como se ve en Cádiz. Al'l'edrados ante los g'astos del trasporte y ad-
quisicion de pitas, que ascenderia á unos 500 duros, forman el reducto con fagiuas.
Pero no pasa mucho tiempo, sin que el Este ó Levante sople con fmia por espacio
de seis dias . .En ellos quecla cegado con arena el foso del reducto, y cuhierto el pa-
rapeto. Desengaüados los ingleses, aceptan el consejo de los españoles, y cubren
su fortificacion con las pitas, la cual desde lójos parece Ir as que reducto una
huerta.


La junta de Cádiz propone á la regencia, que ella administre los caudales
del Estado. Esta acepta el ofrecimiellto, conociendo que mejor los manejarán co-
merciantes ele reputacion y riqueza (lue el poder ejecutivo, cuando tan grande es la
pCllLlria pública .


.En esto viene á turbar la nnion de Cácliz un suceso. El duque de Alburquer-
yue, ufano y con r<120n, por haber snhaclo á Cádiz, y además con los blasones de
su cuna, lleva á mal estar sugeto Ú UIla junta de comerciantes. COIl altanería se
queja de que las tropas no son atendidas, cual se debe: rcplícale cuerjicamellte la
junta y rq}lica igualmente el general: aquella y este se consideran con eminentes
servicios y aun superiores, dignos de ser respetados. Divídese la opinion: ül vecin-
dario de Cácliz por sujunta, y los forasteros y empleados por Alburquerque. La re-
gencia se ve obligada á cortar la disension que reilla en Cádiz, 01 \'idándose todos de
que el comUIl enemigo se halla al frente de sus muros. El duque de Alburquerquf'
es nombrado embajador en Lóndres,


Cácliz experimenta graves inquietudes en aquellos dias. El G, 7 Y 8 de marzo
Ull horroroso temlJoral aflige á esta poblacion. Desamál'ranse tres llayíos y una
fragata de guerra espaüoles, y váu á dar en las costas del Puerto de Santa María
y Puerto Real. Sályanse, como rueden, los marinos, combatidos por el huracall y
los fuegos enemigos y auxiliados 110r las caüoneras, las lanchas y los botes Je la es-
cuadra bl'itúllica. Ln nayío ele guerra l}Ortugués, y un bergantin inglés de guerra
igualmente, y yeinte buciues mercantes son yícLÍmas elel fmor del Yil~nto y de las
olas.


A los siguientes dias se entregan al fuego los InYÍos de guerra espaüoles rOl'
los franceses, á fin de que uo se rccupel'(~n por nosotros, ya que ellos no pueden DY-
mm'los ele nuevo cn nuestra ofensa.


En los clias 16 y 26 de mayo repite el teml)oral sus furores. Aproyeehall en el
pl'imel' cha tal ocasion los franceses prisioneros en uno de los pontones, cortan las
amarras y ym1 á dar en las costas del Puerto de Santa María. Sálmnse á nado y
reeiben el auxilio y el apümso de sus compatriotas. El 2G los de otro ponto n imi-
tan el ejemplo y con un suceso pareeielo.


Los fl'anceses Ú todo trall(~C necesitan el sitio elel Trocadero, punta aYalElda ('ll
el término ele Puerto Real hácia la bahía que siryc de carenero, no sin grandes
dispendios, pUl' los fangos que allí constantemente se aeumulan. Defiende el Troca-
dero el pellueüo castillo de Matagonla sobre la bahía, pero cercano á la costa, y d
castillo una guarnicion ing·lesa. Dos meses de incesantes fuegos no han podido
ycneerle; mas la fuerza irresistible ele las baterías contrarias, últimamente esta-
blecidas, logra que el nayío S a n P al) lose retire, en prcsencia de las balas ro-
jas que sobre él caen. Bátese por los franceses á medio tiro de caüon el castillo,




-2:3-
y los ingleses, estando ya convertido en ruinas, lo abandonan el elia 24 ele abril. El
general ing'lés que ha ido á su socorro, pierdA una l)iel'lla en el combate postre-
1'0, y por espacio ue a1gun tiempo es ol)jeto de la yelleracioll pú1)lica en Cádiz,
al contemll1ar su pérdida en la defensa ue esta plaza.


Yista la dificultad y el riesgo ue mantener en bahía ú los l)risione1'os fran-
ceses en los pontones, determínase su traslacion á la isla de Cabrera.


La regencia acuerda residir en Cárliz, corno punto de mas importancia que
la isla de Leon. El 29 de mayo entra en esta ciudad donde es recihida con ceremo-
nias reales; fija su morada en el edificio de la Aduana. Al dia sig'uiente es el dell'ey
(lon F('rnanüo VII: celéll1'ase con gran pompa y alegría: la regencia 1'eci1)e eól'te en
el palacio de la Aduana, acto c.oncUl'rido cuanto puede ser. ¡?\oble espc,~táculo el
de una nac~ion reducida á los estrechos límites ele esta isla, combatida por los ene-
migos que tienen en cautiverio al mismo rey, á lluien se tri1)uta este homClUlje (le
amor! Pero en todos los espectáculos mas solemnes y tiernos siempre hay alguna
extravagancia. El marqués elelPalacio había solicitado de la regeucia I)el'misopa-
ra trasladarse de la isla de Leon el clia 30 con cien hombres ·vestidos y armados, co-
mo él decia en la peticion, de COl'acel'OS á la antig'ua cspaüola á cumI)limental' á la
autoridad soberana. Expídese una real órclen liara qne el g'cnoral eH gde clon .T oa-
quin Blake le facilite los hombres y caballos que pida, á su cleceion, lo mismo sar-
gentos y cabos que soldados de seis regimientos que hay en la isla. Sei" oficiales
acompaüarán al man¡ués.


El dia 30 vienen á Cáuiz vestidos, no ele cmaceros, vues ni una sola cora.za se
vé, sino conjubon, calzas y capa corta, á la usamm antigua. Llega el ma.rqués con
su tropa, que tiene todo el aspecto de una comparsa de teatro. Entra en el salon de
córte á tiempo que es recibida por la regencia: sígnenlo los seis ofieiales: él tam-
bien vestido á la espaüola antigua y coula faja de general al uso llloclel'llo. Addán-
tase al medio del salon, hace una gran 1'(~verencia, cálase unos anteojos, desnuda y
empuüa la espada, y en altas y destempladas yoces lee unos desaliüados yersos, ex-
hortando á todos con el ejemplo ele su persona á seguir las costum l)res antiguas, á
despreciar las model'l1as y á continuar lidiando VOl' la buena causa. Acompaüa sus
voces con esgrimir la espada y tirar g'olpes al aire á diestro y siniestro, Lo estrafa-
lario del vestido, lo alto y membrudo del versouaje y malo de los ,('rsos causan risa
á muchos, si bien se reprime. Hetírase el marqués, reC01'1'e con su especio ele cua-
drilla de máscaras la poblacion, hasta que á la hora de auocheeer toma con ella el
camino de la Isla de Leon, muy ufano ele haber animado al pueblo de Cácliz á aban-
donar las ropas y demás costumbreB modernas. y esta extravagancia, unos meses
despues "ale al marqués del Palacio el título de regente interino por las Córtes,
cargo en que egecuta otras extrav-agancias, de ningun moJo inesperadas, visto su
carácter y el estado de su inteligencia,


Los patricios de Madrid, refugiados en Cúdiz y la isla de Leon, determinau ce-
lebrar el :2 de mayo solemnes honras por sus conciudadanos ilustres, muertos por
la indepenuencia espaüola en la córte dos aüos antes. La Iglesia de los Carmelitas
descalzos está llena de inmenso pueblo: oficia el cardenal de Borbon, arzobispo de
Toledo: asisten el general Castaños, presidente del consejo de regencia, el Kuncio
<le S. S., ministros y grandes, magistrados, generales españoles, y britanos de




-24-
mar y tierra, y numerosa oficialidad de las tres naciones amigas Espaüa, Portugal
é Inglaterra. Sobre la puerta principal de la Iglesia se leen en una lápida negra
estos versos famosos:


A los que mueren dándonos ejemplo
K o es sepulcro el sepulcro, sino templo.


1'n obelisco egipcio se eleva con figuras alegóricas en el centro de la plaza el!'
San Antonio. üculmn las tropas nacionales y aliadas la Alameda y muralla: truena
el cañon e11 seüal de duelo: ,ése desde allí la bahía en calma y poblada de buques:
la costa frontera de que es dueño el francés enemigo.


Desde ella puede contemplar las muestras del entusiasmo público por el con-
fuso bullir ele la muchedumbre. Contribuye á esta solemnidad grandiosa en aque-
llos instantes la entrada de los dos navíos de línea, Algeciras y Asia, que an-
eJan á la boca del puerto; y vienen de ,'eracruz y la Habana con siete millones dI'
pesos fuertes y 4,000 fusiles. Son los socorros que nos envian nuestros hermanos de
América.


Las tropas de la isla de Leon, solemnizan el dia y salen á hacer un reconoci-
miento cerca de Chiclana. Es necesario mostrar á los franceses que si e12 de ma-
yo es de vergüenza para ellos, debe ser de venganza para nosotros. Desalojall
aquellas al enemigo: destruyen por medio del hierro y del fuego las obras que
co ns tr llian .


Al terminar el dia, celebrado con aquella magnificencia fúnebre, las gentes
concurren á la Alameda, y allí escuchan las músicas militares y la cancion patrió-
tica que ha escrito expresamente para tal dia, el poeta don Juan Bautista Arriaza:


¡Dia temible lleno de gloria,
Lleno de sangre, lleno de horror!
Nunca te ocultes á la memoria
De los que tengan patria y honor!


En esta cancion ilwoca á las bellas hijas de este suelo, diciéndoles:


Sensibles hij as de la hermosa Gades,
Pues sois modelos de filial piedad,
Los ojos llenos de ternura y gracia
Volved en llanto á la infeliz ciudad.


Ved á la muerte nuestros caros hijos
Entre verclugo8 el traidor llevar;
y el odio preste á vuestros ojos rayos,
Si de dolor ya no podeis llorar.


En tanto miran tristemente la ciudad de Cádiz los franceses: la escuadra es-
paüola fondeada en S11 puerto: compuesta de catorce navíos y nueve buques mas
entre frag·atas y otros menores y la inglesa de diez navíos y siete fragatas y cor-
betas. Entran y salen bUfIues con objetos de comercio y otros cargados de víve-
res. La libertad de abastos atrae la abundancia: sobra no solamente lo necesario
para la vida, sino para la comodidad y para el capricho y hasta para remediar á
otras ciudades y para nuestros ejércitos. Y en el campo francés, ante la ciu-




-25-
dad asediada, la escasez reina, pareciendo en esto mas que sitiadores, sitiados. (1)


y en aquellos instantes mismos el Lord Mac-Duff y Sir Federico Crellet pro-
mueyen la formacion de un fondo patriótico, no solo para estimular al soldado es-
paliol con ht seguridad de una remuneracion y consuelo por las gloriosas heridas
que reciba, y le dejen inhabilitado l)ura ganar su sustento, sino tambien para sua-
vizar la amarga suerte de su esposa, hijos y parientes mas cercanos que qneden
en la indigencia ú horfanrlad. Se asocian al noble l)ensamiento de aquellos cal)a-
1l01'OS ingleses la polüacion de Cádiz y otros sujetos de aquella misma nacion y
otros extl'l1lljeros, quo en la ciudad resid(:n.


Ko paran aquí los patrióticos clonati YOs ni pararán segmamente. ~\ últimos
del mismo afio se a ore una suscricion con el 110m bro de Don T) a tri ó tic o para
proyeer de yestuario, monturas y armamento a la partida del célebre, entonces-
coronel, D. Juan :JIartin, el Empecinado. El cuerpo que manda tielll~ ya 300 caba-
llos; pero por f,Llta de aquellos objetos no 1meden entrar en él muchos intrl~pid()s
espafloles, que desean comlJatir ~t las órdenes de un cauelillo no mellOS práctico
que afortunado.


Préshmse ú dirijir las lahores del C(luipo el duque del Infautado y D. Tomá:-;
Isturiz, con otros dos yecinos de Cádiz: admítense elonatiyos en dinero () cfcct()~;
y uua yez Illas demuestra esta ciudad su amor patrio y la bizarría de ánimo ele sus
mora(lill'l's. Al afío siguiente otra suscriciou se abre eu 4 dü Febrero para yestir
á ochoeientos jóyencs de la proyincia ck Madrid que quieren servir igualmente á la
patria con el Empecinado. Hé aquí como se excita allmeblo para este nuevo
clonatiyo.


«Nosotros, guardados dentro ele una fuerte plaza, 11os0trOS clue á Ilosar de la:,;
comunes desgracias yivimos e11 seguridad, dormimos tranquilos y tenemos enfil!,
aun mas (pIe el 1weciso alimento ¿serémos inseusibles á la YOZ del Em p e c i na do,
que como si pidiera para sí, nos pide casi 1)01' limosna los nueyos socorros que !U'-
cesita vara sus nueyos soldados. ¿Tendrán ellos obligacion de lJelear, si nosotros
no cumplimos con la nuestra, socorriéndolos cou cuallto no nos sea necesario pa-
ra yivil':')) Así se eXl)l'esa la santa YOZ del patriotismo en los gaditanos.


l'\o son menos raros los hechos, que preceden á la cxpcdicion que de Cádiz se
dirige ú las provineias del Septmürion, y á cuyos preparatiyos con yiva fé ayudan
los ingleses. El mando sr) confia á n. Mariano Renovales, oficial guerrillero,
yaliente hasta lo sumo, 1)('1'0 desdichado siempre, sin duela 1)01' su imprudencia.
Puhlica en la Imprenta Real y por órden del gobierno la proclama que él habia es-
crito para subleyar ú los puel)los, en cuyo socorro ha de ir. En ella amenaza ti los
franceses eon aetos ele los mas sanguinarios; y exclama: « Por con si g'u i en te,
ya s e a ca b ó 1 a hum anid a d .» Denomina en este documento oficial al rey
intruso J o s é B o t e 11 a s, y pone una llamada para una nota, en que a11al'ece una
figura malísimamente grabada, queriendo representar ti José Bonaparte, con una


(1) 3.931 blHlues entran en el llUerto de
Cád.iz el uüo d.e 1810: de ellos ~on espaüoles
2.3ií4; ingleses, 871; portugueses) 409 y ameri-
canoR, 2;JG.


3. \1l7 fueron los que salieron: de ellos cspaüo-


les, 2.377; 981 ingleses; 239 portugueses y 274
americanos. Los dcmás son de otras naciones.


Desde 1808 {t 1810 inclusiye yinieron de ~\.mt~­
rica á Các1iz 71.616,268 pesos fuertes.


4




-26-
botella de vino en la mano y me(lio cayéndose por efecto de la bebida. Sale en
otoño la expeelicion y su fin es harto desgraciado. Piérdese en los mares del Sep-
ten trio n una fragata de guerra con los que la tripulan: el temporal dispersa los
demás buq L18S: las pocas tropas que desembarcan son completamente batiflas por
los franceses, yen medio ele aquel eonflieto el extravagante Renovales logra sola-
mente salvar la vida.


Las córtes son, en esto, convocarlas por la Regencia; pero formadas solo por el
brazo popular: van llegando á la Isla de Leon los diputados eleetos y se alojan en
las casas, que por órdenes superiores se les destinan. Instálanse allí las córtes el
dia 24 de Setiembre del mismo añ:) de 1810. La salva general de los buques ele
guerra de la bahía, de los baluartes de la plaza y de las baterías del puente de
Zuazo solemniza el acontecimiento. Juran en la iglesia mayor los Diputados y
pasan al salon de eórtes que se ha preparado en el teatro de la villa. El pueblo las
adama con las repetidas voces de ¡viva la nacion! Una marcha con himno se
ha compuesto para ella, cuya letra, si bien de ningun valor poético, es al menos
la eXIJl'esion sencilla de un amOl' patrio sin uúmen, eomo revela esta estrofa con
el coro.


Del tiempo borrascoso,
Que España está sufriendo,
Vá el horizonte viendo
Alguna claridad:
La aurora son las córtes,
Que con sabios vocales
Remediarán los males,
Dámlonos libertad.


CORO.


Respira España y coura
La perdida alegría;
Que ya He acerca el ma
De tu felicidad.


Las córtes declaran que reside en ellas la soberanía nacional, haeen que los
regentes la l'econozean y presten el jmamento de obediencia. Todos, vencidos de
las eircunstancias, acatan la primera rcsolucion de las córtes, menos, por el mo-
mento, el obispo de Orense. La regencia ya no es otra eosa que el poder ejecutivo
de las córtes, que gobiernan y legislan á nombre de la nacioll para asegurar la co-
rona en Fernando VII. ~ombran las córtes nueva regeneia, compuesta solamente
de tres illdi~"iduos.


Comienzan sus deliberaciones, pero ¿cómo'? Al frente y á la vista de las hues-
tes de Napoleon, despues de una guerra de mas. de dos ailos, constante, heróiea y
(lesgraciaLla y siemlwe viva: el pueblo que acude á las tribunas, divisa desde las
ventanas del edificio los centinelas de los enemigos en las líneas y los reductos,
yeasi pneüe ver al propio tiempo á los diputados, que, allejislar, demuestran que
Espaüa es Espaila todavía: el estrépito de los clarines y tambores mas de una vez
distrae la atencion de diputados y público; y el estruendo del caüon de los fran-
eeses y el tronar de las baterías de los reduetos españoles y británicos, que le res-
ponden, alternan en la bóveda del salon de córtes con los acentos de los que eonsig-




-2i-
nan quo no han de tomar durante el ejercicio (lr.~ su diputacion gracia ni merced
del poder ejecutivo, de los que proclaman y juran de nuevo 1)01' su rey á Fel'lla1Hlo
VII; y nula, como violenta, la cesio n de la corona en Josó Bonaparte.


En 1<1 inmediata l)obla(',ion de San Cárlos (1)arte de la Isla de Leon) hay mm
Academia militar recien estahlecida; cuatrocientos Ron SU!S alumnos y de tres GIl
treR meses dehen salir de ella cincuenta, aptos por sus I"arios conocimientos para
ser buenos oficiale!S de cualquier arma. El caüon enemig'o turba tambien el !So-
siego de sus aulas y sirve de recuerdo á los maestro!S para que mas vivamente en-
seüen á !Sus di!Scípu1os el debor de combatir !Sin tregua á 10!S opresoro!S de Espafia.


Desde el 21 ele Junio de este afio se ha11a en Cádiz el célebre duque de 01'-
lean, que ha reinado en Francia últimanlC'nte con el nombrl~ de Luis Felipl:. EH
medio de las sahas ele la artillería ele la l)}aza desembarca y desdo los muelles se
dirijo al palacio de la regencia donde es recihido con toda ceremonia y asistencia
del clwrpo diplomático, grandes y secretarios del despacho; desdo allí pasa al alo-
jamiento, quP tiene preparado; y lo sigue y rodoa un numeroso gOlltío que con pI
mas yiyo interés acude á contemplarlo.


Hahia f'olicitado de la reg-encia anterior un mando en el ejército de Espaüa:
pero af'í los (le la Junta de (;obiel'llo como los l{eg0ntc's mismos miran eon (~il'rto
reeelo á aquel príncipe. Los l)arciales de una constitucion liberal sospechan (le
d, creyéndolo adyersario ele las modernas ideas, por haber en la trayosía de Sicilia
á Cácliz el dUC1U0 y su capellan hahlado con un hijo de esta ciudad en sentirlo
contrario al establecimiento de un código de aquella especie en Espaüa, por el Pl'-
ligl'O ele que lnsase á rel)ública mas adelante la llacion con el dilatado cautiyerio
del monarca.
SigL1l~ on sus instancias el duquc, y llega á cxijir el cumplimiento de la Pl'\)-


mesa del mando, que lo hizo 01 regcnte Saayedra, y en fé de cuya valabra hahia
ycniclo á Cúdiz.
L~lS córtes en sesion secreta acuerdan l[ue el duque parta de esta ciudad ill-


mediatamente. El, ycsticlo de eapitan g'(,lH'l'al ele ejército, monta á caballo, dirí-
jese ú hL 1sb de Lco11, lleg-a al humilde lmlacio de las cártes y pide la ycnia para
h'lblm desde ht barandilla. Las córtes por mucho tiempo lo hacen esperar en un
sitio poco decoroso, y cual si no se tratase de un indiyiduo de la familia Real. Al
cabo determinan negarlo lo que solicita y que inmediatamente salga de Cádiz,
confiúllllose al general de marina don .Juan de Yillayicencio, la ejecucion de la
partida y con órden de no perder de yista al duquo hasta 4ue la fragata Esm('-


. l'alcla ley e anclas para Sicilia.
Inyadü la fiebre amarilla en tales elias ú Cádiz; pero la entrada del inviel'llo


hace que los (~stragos sean pocos, y que mercpcl ú las precauciones sanitarias COll
la tropa, el mal no 1)ase á la Isla de Lcon.


Los franceses sitiadores habian construido en Sanlúcar de Rarrameda yeinte ;¡
seis lanchas caüonel'as: una noche salen de arp.le1 puerto en clireccion del de Santa
yIaría, caminalluo cerca de la costa: son vistas en frento de Rota por las fuerzas
marítimas espaüo1as tí inglesas. Acuden las sutiles á apoderarse de ellas; tl'ábase
un 'yiyo eombate; pero las cafioneras enemigas están bajo los fuegos de la nume-
rosa artillería que las vá siguiendo por la costa. Al fin logran entrar en el GtU-




-28-·
dalete, victoria que es ele ningun efecto, pues no pueden salir delrio durante el
ase(lio. Tal vijilancia se ejerce cles(le entonces sobre aquel punto.


Créese C~lcliz segura ele un bombardeo, cuando el clia 1: de Diciembre (le uno
una g'ranada de gran tamafio y rellena de plomo viene ú caer en el centro fle la
eillflad (1). Aterrorízase esta por el primer momento, viendo desvaneci(la su
eonfianza; pero al experimentar que las granadas no revientan y que por tanto no
ocasionan mayor estrag'o que el de su caida y (iue tOllas las que se lanzan en ese
.Y los siguientes dias, no tienen el aleance de la 11l'lmera, recóbrase la traIlc¡uiliclad,
y conviórtese el bombardeo en objeto de los cantares festivos de un lmeblo, por
lutlllaleza alegre, invencionero y burlon:


y (r,amc los ±~mncese"
en h()~'a mala;
que Cá(li¡,; no se rinde
ni sus murallas.


Con las homhas (lue tiran
los fanfarrones
hacen bs gaditanas
tirabuzones.


Con las bombas que ~ira
el mariscal Soult,
hacen las gaditanas
mantillas ele tul.


Estas y otras semej:mtes coplas entona clrt'gocijo popular durante el asedio
eH bmla del mariscal que lo manda, y del ponderado invento del obus del ingeniero
francós Villantl'oys.


Así termina el aüo de 1810. Al empezar el de 1811, seacuerda que no se malgas-
ten municiones ni vielas en molestar desde 41S líneas de la isla de Le011 á los sitia-
dO!'es en combates parciales é inútiles. Proyóctase un:1 expedicioll para acometer-
los por retaguardia. Manda el general don Manuel de la Peüa las tropas espaüolas
y el general Graham las auxiliares británicas que se embarcan en Cádiz. Cn puen-
te de barcas se echa sobre el rio Sancti-Petri para proteger nuestras tropas;
pero ú favor de un descuirlo nuestro, los enemigos se enseüorean del puente y lo-
gran pisar, aunque pO!' breves instantes y á costa de muehas vidas, el territorio ele
Uádiz, pues son rechazados. Queda cortado el puente.


Adelántans8 nuestras tropas el dia 10 de marzo por el camino de Algeciras. Tr<Í-
base la batalla que tiene el nombre de Chielana. En ella perece el general
frances Huffin, y es herido y prisionero su jefe de Estado mayor Bellegarde. Vi-
llatte queda herido. El general ele brigada Housseau-Chaudron y dos coroneles ya-
een en el campo.
~uestro generales y jefes quedan saIYos.
El general inglés se apodera á bayollcta calada de las alturas elel cerro ele la


Cabeza del Puerco Pero enmeelio del combate, se indigna Graham al ver
que no ha recibido üe los espaüoles socorro, y se retira á Cádiz con sus tropas y
prisioneros por clresbblecido puente de barcas. Al siguiente dia lo sigue el ge-


(1) Cerca ele la torre ele vigia, conocida por de Tavira.




-29-
neral espaüolla Peüa con las suyas. El ilustre lJoeta don Angel de Saayedra, lwy
duque de Riyas, que despues de herido en la uatalla de Ocaüa, se encuentra en
Cádiz, Corno ayuuante segundo del Estauo mayor general, yá en medio ele la bata-
lla, de órden de la regeneia, para yolvel' COll ell1rimcw aviso del éxito elel com-
bate.


Monta un caballo que hal)ia pertenecido al general Solano. Lleg'a ~llaIsla, pa-
sa el puente, se avista con eljde <le Estado mayor don Luis Lacy, el cual le man-
da, aproycchando la circunstancia de su yenida, que al frente de un batallo n se apo-
dere dcun reducto enemigo, que molesta mucho con sus fuegos. A la cabeza delas
tropas yá clon Angel Saayedra, y logra enseüorearsc de aquel punto, no sin recibir
una ligera herida de un bayonetazo en la frente. Con esta insignia de honor yucl-
ve á Cádiz á dar á la regencia nuevas de la vidoria, obteniendo en seguida el grado
de teniellte coronel.


l)lll'ante la batalla se emprende un desembarco en las costas del Puerto de
Santa María: por lweves momentos logran entrar en la ciudad nuestras tropas,
siendo acojidas con júbilo; pero pronto aeuden fuerzas su})eriores Y se ven obliga-
das á abandonar la empresa.


Graves cuestiones entre la Peüa y Graham hay ele resultas del combate y has-
ta papeles impresos, y un aplazado desafio. ilIedia la regencia y concede al general
inglés la grandeza ele Espaüa con el título del ce 1'1' o d e la Cabe z a el e 1
Pueno. Acéptalo Graham con reconocimiento; pero á poco, ycomprendienc1o
que puede teller equívoco el título, tal vez porque se lo hacen notar, lo renuncia
descortés y altaneramente.


La eariclarl de los gaditanos acoje con el amor mas yi YO á los heridos y demás
oficiales y solelados que vuelven del combate. Sill escitacion alguna VOl' parte de
las autoridades, ofrece sus casas y sus cuidados para consenar aquellas preciadas
vidas, y darles un testimonio de la gratitud de la patria.


Xnen) di as despues, es el de .José Bonaparte. J ere% de la Frontera había
obtenido el título de eapital de prcfectma con su nombre, debiendo crearse dos
snbpl'efectul'as, una en Cádiz y otra en Honda. Vé~Lse la forma COll que se celebra
el dia del monarca intruso. La vispera, á la lmesta del sol, hay salvas de artillería,
y á las OdlO de la noche repique general de campanas, que se repiten á las siete ele
la maüana del dia 19 y ála hora llel Te-Deum. Las autoridades civiles y militares
y espaüolas se reuncn en las casas de elon Juan Ponce de Leon, prefecto del De-
partamento. A las doce sale ele ellas la comitiva con numerosa escolta. Las tropas
.están formadas en la carrera hasb la Iglesü mayor, donde se canta Ulla solem-
ne misa y un Te-Deum.


A las cuatro de la tarde hay un banquete en las casas dellJrei'ecto, á que asis-
ten las autoridades principales francesas y espaüolas, y á las nueye de la noche un
baile en el mismo edificio. Son maestros de ceremouia para la funcion de Iglesia el
comanrlante Luis Franc;ois y don Pedro Hiquelme, miembro de la municipalidad,
y maestros de ceremonias del baile don Jacoba Gordon, los capitanes MarnieI' y Vi-
llate y el mismo Hiquolme. Asisten al Te-Deum entre los generales franceses yen
preferente lugar, los generales espaüoles Vergara y Orbaneja.


La junta ele Cádiz, ya no es superior ele gobierno: reducida á menos atri-




-30-
buciones, cuida sin embargo, de auxiliar al gobierno en la defensa de la ciudad, y
de faeilit:ll'le . medios pecuniarios. Aun resuena en Cádiz el acento de aquelloR no-
bles patricios, cuando necesitando la regencia yeinte millones de reales, acude la
junta á pedirlos al embajador Británico. Este se escusa con que no tieue instruc-
ciones de su g'o biel'llo, Irritados los de la junta ofrecen en hipoteca el cafierío de
Cádiz.


1\0 cede ele fiU negatiya Wcllcslcy, haRta que uno de los yocales dice:» I'ues
bien: sí V, E. no facilita esos millones en letras sobre la tesorería real de Ingla-
terra, un barco nos espel'a l)(ll'a pasar al Fuel'to de Santa María, donde con efia
misma hipoteca pedimos al mariscal Soult el diuero.)) Al puuto cede \Vellesley y
entrega las letras, que son uegociadas el mismo dia.


Aute estos ejemplos de lJatriotismo y energía que Cádiz dá, los escritores es-
paiioles, parciales de José Bouapartc, procuran por mil medioR exhortar á la ciudacl
á abaudonar la cansa ele la Jla(~ion. En junio de 1811 decia lo siguiente el autor del
folleto, Carta de un espaüol al general Castaüos, deslHles ele la
batalla de la Albuera.


))(Jué hacernos, pues, diyididos los que hemos nacido para yiyir bajo una
relig'illn, costnmbl't's y leyes'? Contigo lnblo. ¡oh Cáeliz! ornato y riqueza Je An-
clalneh y aun ele toda Espaüa, ¿por qué no dás la paz á las proYÍncias que eauRaban
antes tu abuudancia yactiyalmn tu comercio'; .t\osotl'OS no podernos libertarte, así
eomo á nosotros no uos libertaron los yue hoy te g'obiernan. POI' qué, pues, causas
nuestra destruccion con tu ~xterminio?


Esto escribe probablcmm1tl~ el eélebre literato don Félix .José Reinoso. El no
menos célebre podet don Juan Melendez Valelés, que al empezar la guerra había
compuesto dos ardientes romances octosílabos contra los franceses por la indepen-
dencia elü la patria, ya parcial de José Bonaparte diee en uu 0l)úsculo dirigiéndose
á los gaditanos,


":\0 os enyanczeais, lmes, de ese l'incon, ni os deis en yuestra eárcel por li-
bres y scgmos: L:ts homhas y el caüon lJegan á todas partes: hoy sufris los des-
precios eL! esos ingles2s que os han tiranizado y nUll'1ua os yereis sugetos y rendi-
dos á las fLlC~rzas del rey busc'lndo humildes su ampal'o y proteccion. Entonces se-
rá el dia ele la yergúenza y del oprobio.))


1h' este modo se eqniyoca el blento,
Las Cártes desde el 24 de fehrCTo (lo 1811 están en Cádiz adonde se trasladaron


despues ele celebrar sesion tres di as antes en la Isla, sin que hayan querido ser
recihidas con solemniclad. La Iglesia de San Felipe Keri, es destinada para sus
sesiones, y allí las lwosiguen reformando la legislacion espaüola, y discutiendo la
Coustitncionde la monarquía.


Llámanse las Cártes gonürales y extraordinarias sobrando aquí
la partícula conjunhm, pues su yerdadero nombre es el de Córtes genera-
les extraordinarias.
~ota esto el literato Don _\ntonio Puigl)lanch, y cierto dia se encuentra con su


célebre compatricio don Antonio Capmany, redactor que es del diario de la re-
gencia y diputado á. Cártes, y que por su pericia en la lengua castellana merece
ser quien antes de leerse á las Cártes la Constitucioll, corrija su estilo, 1\0 se tra-




-31-
taban ni mas se yohieron á yer despues de este suceso. Capmany en un puesto ele
papeles púhlicos con muy alta YOZ cual suele, diserta sobre el idioma castellano.
}'uigblanch le elice el error cometido en su sentir, y Capmany con ay'uella ingenui-
dad, aquella franqueza, tan propia de él, le responde que la obseryacion es justa
y todo una illadverteneia.


Autes de este suceso don Antonio de Capmauy, escribe á un amigo ausente
de esta ciudad una picante carta, dándole nucyas de lo que OClll're. Intercéptanla
los fr.1nccses: hácese 1)ú1Jlico el contenido. Los regentes estáu pintados ele un
modo satírico y no se ofellllen, y rien con los chistes de la carta, y hasta se pasea
en público uno de ellos con el propio autor, y gratamente los eomenta.


Háblase de los ingleses en la carta motejámlolos sobre el bruüido de sus
dientes y botas, y su cli,ersion en los bailes de git.anas; y desde entonces los ingle-
ses mismos mas afecto demuestran á Ca})many. \Yellesley lo cOl1Yida ti comer el
mismo (lia en que la earta es conocida: los ingleses que al banquete asisten, g·lo-
san ell él alegremente los chistes.


Kaee á }10eO una discordia violentísima cntre el mismo Capmany y el famoso
poeül don Manuel José Quintana, secretario que es de la intel'})l'etacion de lenguas
é in(lividuo de la suprema junta censoria. El primero habia publicado dos fo11otos
coneltítulode Cartas de un buen l1atriota, en que reprendeel'~stilo
escesivamente poético y algun tanto afrancesado, que antes en las proclamas de la
junta central, y ahora e11 las de la regencia, usa su autor Quinüma, de y'uien dice
q uo q u i e r El m o l' i l' pro c 1 a m a u d O Y quedarse al fin con el dietado del
pro c 1 a m i s t a, del mismo modo que el real profeta David se conoce por el
Salmista. (1)


Llenl Quintana muy á mal estos escritos y con el título de Coutestacioll
ú los rumores y críticas dirije cargos severos y epítetos fuertísimos con-
tra Capmany.


Este, mas que defensa, escribe nuevas inn~ctivas contra su adversario on su
M a ni fi e s to ('2), si bien procura vindiea1'se únicamente del cargo, que se le ha
dirijirlo, de hombre en vidioso: recuerda que aconsejó á Quintana qne dedicasl)
su pluma ti 1<1 prosa por haber cultivado bastante el campo de la poesia para su
gloria; (pIe le incitó y aun reprendió por su pereza, 11a1'a (Iue no dejase de las manos
y concluyera las yidas de los varones ilustres; que élle buscó, no como
amigo, sino como un padre á su hijo, noticias, documentos, memorias y libros para
la vida de Hogcr de Lanria y del Príncipe 0.8 Viana, hasta llevarle á su casa y de
noche y bajo la calla pesaclos volúmenes; (1ue él admitió el encargo que le hizo
Quilltana ele repasar los borradores de las v idas, de advertirle cuantos yerros en-


(1) Carta de un buen patriota que reside
disimulado en Sevilla escrita á un antiguo ami-
go suyo domieiliatlo hoy en Cátliz. Fecha 18 de
:Mayo de 1811. Cádiz, Imprenta Real.


t':leguntla carta del buen patriota etc.
Su fecha 20 Junio de 181l.


(2) )Ianifiesto do don Antonio de Capmany
en re~pul'sta á la contestal:ion de don .llanud
José Quintana. Cádiz, Imprenta l\eal 181l.


Termina diciendo:


"La otra rlcntdlada, ya que el señor Q. me
trata como á jahalí, que (H {¡ 1m pcrsona y de
que tanto se r('~i(;ntr, para quo se hable de ella
aun dl's]JUes de mucrta, no fué otra cosa que el
haber cubierto su nombre y apellido con el yclo
alegórico del Panduntur portm para quo
solo el amigo me entendiese y los franCl'Sl'S se
quedasen en ayunas. Pudiera haber callado el
señor Q. esta am;(:rlota, á menos de que quiera
que yo descubra la alusion y su ridículo oríjon."




-32-
contrase, y (iue este rectificó y enmendó casi ciegamente cuanto le dijo: y por últi-
mo que hasta le esci tú á concluir e s a s v i el a s a fin de que ingresase por ellas en la
Academia ele la Historia. Y á pesar ele la acritud con que fué reprendido Capmany
por Quintana, aquel hace la justicia del)ida á sus costumbres diciendo: "El seüor
Quintana es persona digna de aprecio l'or su conduda priyada y por su talento é
ilnstracion y á esta justa consideracion yo me suscril)o. Il


Escandaliza mucho esta controyersia por lo duro de los sarcasmos mútualllen-
te lanzados, y por ser entre dos literatos bm eminentes, y á quienes tanto deben
lae letras y la política espaüohl en acprellos gloriosos dias. Tereian en ella otros
literatos como }[artinez de la Hosa, en (lefensa de Quintana (1): uno de ellos dice
q1l(~ Capmany (luiere adquirir el título de Dicta(lor ele la lengua castellana.
y como Callmany hubiese retratado en el nI a II i fi e s t o á yarios literatos ecle-
siásticos de la tertulia ele Godoy con horrendos colores y algunos creyesen que
enhe ellos estaba aludido D. Juan .!\icasio Gallego, éste se apresura ú escribir á
Capmany pidiéndole que declare la ycrdad públicamente: que él no se encuentra
en el caso de las pcrsonas zahcridas. Hácelo así ingénuarncnte Caprnany, y
termina este suceso literario.


Desde uno está en esta eiurlad el ilustre poeta D. Franeisco Sanehez Bar-
bero, entr(dos Areacles cleHoma, Flol'alho Corintio, y es uno de lospclito-
res del afamado l)erió(lico E 1 e o n c i s o. La yista del mal' ele CMiz le inspira
este excelente soneto:


Por la primera yez enagenm10
Te admiro ¡oh rey del húmido tridente;
y re tu innlf'nsn poder mi humil<le frente
Indino, dl' pan)r !ksalentado .


.Mas dl' pomposa magc:5tnd cerrado
Desl)liegaste: C'on ím]wtu inclemente
Corres: un paso mas, y c! continente
Desaparece súbito aIll'gado.


Perdona al espafwl que sacudiendo
La esclaYitud de sí, fácil abrigo
nusca ¡oh mar: en tu imperio proec!oso ..... .


Sa]11(l: por tí mi libertad consigo,
y el bárbaro Oprl'80r que lo e,U viendo
Los hierros que rompí mucn1e rabioso.


Un amigo y admirador elel ingenioso l)oeta le exhorta á cantal' los males de
la l)atria y las glorias ele la nacion en la lucha herúica, que se sostiene, para que
repitan sus aeentos las hijas de Cádiz


Oigamos rC]Jetitlas
Por mil graciosas bocas
De las afables ninfas,
Que el gran emporio adornan,
Cancionr8 á la patria,
y q \le respiren todas
Rencor inextinguible
A la Francia alevosa.


¿De tu metro elegante


(1) Bosquejo do unaeríticaá lacar-
ta de un buen patriota quo resido di-
sim ulado e n S eyill a es el título do un
()púsculo: el del otro es e ar b del m a e s t ro


1\ o son mereceüuras
Gerona, horror de }'rancia,
La inmortal Zaragoza,
y la ciudad de Alcides,
Que iml){;vida la arrostra,
3Iil ra,os fulminando
A S\lS feroces hordas,
Quo desmayadas tiemblan
En la veci~a costa?


de escuela de Polopos al buen patriota
disimulado en Sevilla, gramático por
excelencia é incansablo crítico ae
proclam as.




-:3:3-
l'\o es estóril el ruego del amigo, la manifl'stacion del deseo del buen cs-


paüol, qUl~ queria que la lira de F 1 o l' al b O C orin ti o hiciese resonar sus aeen-
tos en la eterna rOCa de Cádiz. Eseribe y publica Sanchez esta lwllísima oda ,i
la salida de una expedicion, que de Cádiz l)al'te á combatir á los franceses: (l)


El undoso mar, cubierto
De las vdas españolas,
Enfrena sus llravas olas
Cou atenta fHlmirneion:


A lo,.; bU(!1IPs Ilumprosos
Van los Vil'litOS halu!!;ando:
Yau ufauos ~oberllall(lo
'ran ¡.doriosa l"xpeüicion.


Dalen: aléj ase el puerto,
El contrario se estremece:
Ru rahia impotente C1'(;Cl'
Rin p"ül'l'lo;; detener.
¡.QlH~ han~? clmariscal pregunta


Vil'nclo próxima su ruina;
y la prúxima colina
I,l' ]'('"poJl(lc: Prrce er.


Un puehlo inmcm;o se agolpa
"En la muralla y pasco,
Que eun la vista v deseo
Acompañándolos ;·{¡n.


Su valor al suyo juntan,
A la suya su esperanza:
Lno es el odio y \Tnganzn,
Lno el gozo y el afano


Corred, rorrccl animosos
A los campo, de la gloria,
y con la clulcc victoria,
Hijos üe' E,paña, tornad.
I~n vuestro lml<loll estriba


.:í lIe,tro infanw ealltinorio:
En vuestro honor el imlx;rio
De la hispana libertml.


,\ coronar va la patria
YmAras sic]l('s vic!ol'iosw.;:
Los hijos, lXHll'l's y l'spo"m;
A cantar vuestro loor.


y la" h('llas ~aditanas
Entre sns c{¡ ncliclos hrazos
;Uh qué sllayísimos lazos:
A pn'llliaroo con su amor.


Los franceses, despues de la hablla dl~ Chielana, proemal1 hacer otras pl'1l(,-
bas del alcauce de sus granadas. El dia 1:3 de .Jlarzo dirijen algullos tiros (1('s(1c'
la Cabezuda; pero sus pil~zas, como :lcontec(' cn estc sitio, uo lJUc(kn l'esistü' lm·-
go tiempo tanto esfuerzo; y así á cada uno de ('l1os s(~ ya d alCallC(~ minorando.


Todo r.ll este aseclio da oCflsion pam proyocm' los chistes de los gaclitanos,
cuya condicion es l)l'()\'erhÜllmenh' alegre. ~latall las grauadas solo 1111 g'a tc)
y un perro: l'Offil)cn ya las n<lriel:s de HU úllgc1 <le madera, CpH' sosti\~n(' mm lúm-
para, ya una cama (1l' un religioso de Sau Jmm de Dios, qUt' ycnturosamente ll()
duerme en elht el instaJlh~ aquel, no ohstant\' S(,l' entrada la noche. Los mucha-
chos cantan y repiten por las calles, a lm1ic'llCl0 Ú la lmtalla del C c 1'1' n d (' 1
Puerco, esta cOl)la que es muy solemnizada por 191' mayorcs Y 4lH' por 11111-
cllos (lías s(~ ('utmla por do quiera.


Tn's mil fhtlll'eSl'S murieron
En la b,ltalla del Cerro;
l'ero han logrado en dcsfluite
Qne una homba mate un perro.


En la batalla el!' Chiclana matal'On los francesm; el caballo del genel'al
inglés, nuestro aliado. En cambio eu el Cel'ro de Santa Ana de aquella yilla,
dias despues, una granada nuestra dió muerte al general Senarmont, y en el
eastillo de Santa Catalina del Puerto á un general de artillería, á otro d(~ illgP-


. nieros, y á un coronel de aquel arma.


(1) Es la de D. ~Ianuel de la Peña.
5




-34-
Todo, en verdad, es motivo de burla. En Cádiz tienen flue pelear contra dos


das!'s de armas: las mortíferas y las ridículas. Con risa sarcástica se reciben
las órdenes del In truso, sus mandatos, sus intimaeiones: con befa se trata
ele su vida: con llefa igualmente de los medios de terror ciue emplean sus tropas
('ontra Cádiz.


y es tal la desgracia de los franceses y de José, que cuando cluieren ame-
drentar con estragos, los estragos, en vez de horror, vienen á causal' la risa de
los sitiados.


Insurgen tes y bandidos siempre llama José KapoleoIl á los espaüo-
]e,.; que lo combaten. En 1811 se ilja en las csquinas dc Moguer un decreto
t-luyo, cn que recomienda á los mariscales del imperio qUl~ traten con dulzura
el los pueblos que dominen, y en que ya no designa como insurgentes y
rebeldes á nuestros soldados, sino reconociéndolos 1)01' lo que SOllo Leese
y comentase en un café de Cádiz esta, nueva; y uno de los poetas, que tallto
('(mtribuyen en esta ciudad al entusiasmo patrio, improvisa estos versos, muy
('elebrados:


Cual insurgente y banüido
Era el patriota llamado;
Pero el nombre de soldado
Por fuerza le han conceLliLlo.


X omhrc tan csclareóLlo
Digno ele sus glorias es;
Mas no basta: el vil francés
X U8YO elogio le 1m Lle üar,
y si hoy le vió militar,
Héroe le Wr:L despucs.


Llega á Cúdiz eH este tiempo D. Manuel Jimellcz Guazo: 1mbia sido uno
de los primeros qnc en lH08 dcsnudaron la espada coutra los fnmceses el dos
d(' mayo. Se hahia hallado en la defensa de Zaragoza, domle l)üleó denodada-
Illente: C11 Seúlla fue oficial elc la Seereturía de la Juub Ccntral; y ('on permiso
(le' cHa, consiguió alzar un cuerpo ele tropas con elnolllb1'c de la e l' nz a el a. Pelean
l'll 1810. Y al fin, trasgrancles penalidades vicne cn Julio del siguicntc mio á esta
('imbd Jimenez Gnazo, trcmola en ella su bandera de la CruzaL1a y la tr(~mola
con igual solcmuidad (iue religion. La Hegencia habia conccdido algunos auxi-
limo á sus gentes; l)ero los apuros (lel erario no permiten entonc(~s facilitar
ha hcl'cS lJa1'a el l)l'est de los e l' u z a d o s. De su sueldo mantiene ,Jimenez Gua-
z() á :20, cuando son ya 400 los que se han juntado bajo el estandarte de la
Cruz<1,(la. El obispo de SigLlenza y varios religiosos y presbíteros pl'otejell esta
empresa: conmueyen ú muchos á alistarse para la Cruzada, á semejanza de
otros tiempos, las exhortaciones que en las principales iglesias de Cúdiz por
Y<l1'ias noches dirijen al pue1)10 oradores sagrados de yalía. Sale d(~ Cádiz Ji-
mellez Guazo con sus cruzaüos y en la Serranía de Honda y en los contornos de
}Iálaga, ofende con su pequeüa hueste, que es de las mas agucrridas y arries-
gadas y de un modo tenaz, á los enemigos. Ofieialmcnte se denomina Jimenez
Uuazo comandantc de la Cruzada del obispado de Málaga. Mas tarde, cuando
(~rallada es libre de la opresion francesa, llombra su diputado en córtcs á Ji-
mellez Guazo por la fama ele su singular patriotismo y extraña vida. Se pre-




-35-
'senta en Cádiz y en la:; córtes, contuso desde la última accion de guerra en
que se halló, que fué para él la mas obstinada y peligrosa. Su extravagante
vestido, sus grandes bigotes, una gran espada, especie de mandoble, que siem-
pre lleva ceüida, en recuerdo ele sus hechos militares, la insignia de antiguo
cruzado al pecho y la religiosidad que inusitadamente exagera teniéndose por
hombre de otros dias, le atraen los sarcasmos de la gente juvenil, alegre y bu-
lliciosa, que le ela el titulo del nuevo Quijote. (1) Pero apesar ele esta rara
manera de vivir, procede\' y pelear, Jimenez Guazo no está poseido del entu-
siasmo por la religion y por la p<Ltria, sinu por el delirio del entusiasmo mis-
IllO que sabe lwoducir grandes cosas, por Illas (lue algunas salgan del natural
órueIl y sorprendan y lluevan a risa á Yeces. Mas tarue fué Hombrado oHcial
del Ministerio de Gracia y Justicia, sin que se sepan mas acciones de él, cuer-
das, útiles ó extraüas.


En Junio de 1811 desembarca en Cádiz la 1.' divi:;ion de infantería del 5. o
~jército, (iue acaba ele adquirir laureles inmortales en la batalla de la Albuera,
una gloria llas uel ilustre general Castaüos. Conmuévese la ciudad, al ver la
desIlLldez de los soldado:;: fórmase una susericion, y con ella costéase el Yes-
tuario de Cine tanto aquellos necesitan. Por gratitud y COllO la mayor homa
S(~ l)ide á la Regencia que uno de los regimientus lleve el nombre de
e ád i z. E;,; el elegido el del Gen e l' a 1, creado al empezar la guerra.


La Junta de Gobiel'llo acoje con entusiasmo esta idea, en representacion de la
ciudad. "Acqltando, decia, esta delicada fineza del general Castaüos, se h01ll'ará
Cádiz de que UIla parte de los valientes, que tanto se distinguieron en la famosa ba-
talla d(~ los eampos de la Albucra, continúe sacrifieándosc por la lJatria bajo el
nombre y banderas de un pueblo, que á ningun otro cede en lealtad.»


Las banderas del regimiento llevan en sus ángulos las armas de Cádiz: SOll
un don que las seüoras de esta ciudad ofrecen á aquellos valientes. nendíc(~nse y
cntrégallse estas banderas el dia 27 de Octubre en la Santa, Iglesia Catedral, COll
asistcneia de la Junta superior de Gobierno y el Ayuntamiento y las seDoras que
habian costeado y bordado aquellas insignias de hOllor y que habian hecho con sus
propias mallOS los vestidos de los soldarlo;,;, el pueblo en fin, que habia contrilmi-
do con sus haberes á tan digna eml)l'l~sa. No puede ser mas hermoso y noble el
espectáculo.


Las seümas ele Cádiz desde los instantes primeros de b guerra habian eonü,j-
buido con sus trabajos personales al bien de nuestros soldados. En Agosto de 180~
yistipron al regimiento de Logroüo, cosiendo todas las prendas por sus l)1'olüas


(1) El Diario :!\lercantil de Cidiz, en
quo escribia don Pablo de J érica, publicó en
1813 el siguiente el)ígrama contra .Timcncz


Al verle tan terrihle chafarote,
Orden de la Cruzada en el costado,
y cllal <hagon descomunal higote,
To(lo el mundo lo huhiera comparado
Al inmortal manchego D. Quijote;
Pero ¡cuánt o se huhiera equivocado!
Porque el (~uijote tUYO gran talento
y el mortal de qllC hahló es un jumento!


Contra el ~Ianlués de Villa-l'anés, íntimo


amigo de Jimencz Guazo, cuando cra diputado,
y que escribía un periódico en sentido con-
trario á las idcas libcrales, se 1lU blicaron mu-
chos ycrsos satíricos. Entre ellos estiÍ aquel
celebrado cpígrama dc don l'ablo llo J érica:


"En Cádiz estás Marqués
y lnetido á cortesano"
Dijo un quidam .i crczano
A nuestro invido Panés.


"En viyir aquí, lJuen hijo,
Que estás engañado siento:
X o es aqueste tu elemento:
Esto es córte, no cortijo."




-36-
manos, no acostumbradas á telas tan ásperas. En Octubre del mismo aüo, cosie-
]'on cincuenta mil camisas, costeados los liCllZ0S por donatiyos del pueblo de esta
dudad y destinados ú aliyial' el estado de dcsnu(lez en que el ejército del general
('astaüos se hallaba. Continuaron en tan beneméritas tareas durantl~ b campaüa,
.r m:lS aun durante el sitio, ampliando ac[ul'llas á la fOl'maeion ele sacos de todas
dmws para los p:trapctos y las municiones, y ele hilas, sábmlas y almohadas para
l()s hospitales.


En 11-\11 trataron ele formal' una asociaciou: el priuH'r pensamiento es de la se-
fl(Jl'U (loúa Fngl'acia Corond, seeulHhda por lus mm'(luesas de Villafranca y <le Casa
Húyago. .\ pl'uóhnse en H) (le Octul)re esta institncioIl p01' el Conseju de R(~­
g:('ncia, é insüüase en 19 de Xoyiembrc bajo la prl~sidencia (k la .Jlal'l[uesa
lIt' '~illafnl1lca, quien dirige á artudlas llobks heroinas dI' 1:1, caridad y ckl
ami Ir ck la patria palabras tan conmoyedOl'as como estas:


"Estos trisü~s, afanados por nuestro bien, desfigul'aclus pOl' el cansancio. el
hamln'e y la sed, estún rlcsnmlos. Mientras nosutms descansamos en nU(~stras
(~aS:1S, ellos w~1aJl al raso, snfl'i(~ll(lo d yiellto, d agua, la lliuye y el hielo,
tod() purque 110 sea illturrumpi(lo nlll~stro sosiego P(Jl' el cIar in am 'uazadol' Ú pUl'
1'1 eaüon y la bomba encmig·a.
«C'onsidel'l~mos estas yerdac1es, y pl'nctrarlas rle esbs ideas, e()ll\irtalllos


ll\lc'shas casas en talleres de yestnariu llar;], 1;], tropa. En aücla11tl~, lluustras ma-
Jl(IS no dul,erún eml)1earse en otra cosa clue en las útiles y respduosas uecesi-
(l<lcles del uj ército y e10 los c[ue sul'rell e11 los hospitales.»


Ko solo allega recursos la Junta de Seii.oras de la ciudad ele Cácliz, sino (PW
]lOI' medio de proclamas exhorta Ú, las (10 Am(~l'ica, exhorta ú las de Es-
vaii.a ú pn'starl('s auxilio en e m 111' (' s a, tan patl'iútiea. Viste y eCluipct cUlllpk-
hmellte al reg'imie11to de Guadix, al tlsc~ml.(ll'lm (k al'tillt~l'ÜL YOlalltl', al primor
]>atallon de: gnarclias espaüolas, ú los empleados en las fuC'rzas sutiles do mal' y
las trrllJas de marina, eml):neadas; y alista por último en 1;3 dias ecl:Lntas prendas
PlrC'gimicllto cle m'tillel'Ía llceesita. GGO.527 rs. ,·n. logran ilwertil' las s(~ú(Jras en
tales objetos; y á tal Imnto llega su amor á los leales que se f'acl'ifican 11m'la illde-
l'endencia ele la patria, cIue cuanclo en Abril rle lR12, despucs de haber eyuipa-
clo all'l'gimiento ele Guadix, fuerte de HiJO 1)1azas, asist'll al acto de la bClldi-
{'ion de la bandera, ofl'ec~en una comida ú la tropa, comicIa cIuC ellas mismas
sirven en el Hospital dl~ Mnger!'s. Tales son los emin(~nks servieios de la
J n n t a p a tri ót i cad e el a m a s el (' S a n F e l' n a T1(l o .


Al comenzar el aüo 1812, Cácliz signe siendo la CÓl'tL~ de las Espn,ftas: mas aun,
<'sta isla yicne á ser la Espaüa misma. De aCluí continúan salielHl0 expec1ieione;:; pa-
ra la reconquista ele la naeion. Lo 'LIle es Các1iz en este tiempo, se explica por el
(licho vulgar ele los caleseros, que con su natural gracejo andaluz, cuanclo algull
pasagero extraüa el subido precio que se le pide por ir en calesa á la Isla, al cerro
ele los mártires Ó á Sancti-Petri, suelen responder: "Considere V., seüorito, que
adonde voy á llevarlo es á la frontera de Francia.))


Reside en Cádiz el embajador extraoI'flinario de Inglaterra, Enrique We-
llesley, el conde de Priole, ministro plenipotenciario de las Dos Sicilias, don
José de Souza Holstein, enviado extraordinario y ministro plenipotenciario ele




-37-
I'ol'tuga1 y don Pedro Grayina arzobispo de Nieea, nuncio de su Santiu.au..


Las Córtes han yotado la Constitncion de la ~Ionarquía. Xueyos en el sistema
representativo los diputados, habian establecido en el códig'o algunas proscrip-
ciones impracticaL1esó peligrosas. Pero esta obra, que ha quedmlo como monumento
histórico de mm época u.e gloria, merece el respeto por las eireunstaneias en que se
escribió, porque es la expresion de la sencilla lmena fél C011 que lo discutif~ro11 11ues-
tros mayores, y porque es el oríjen de Iluestras instituciones monúrquico-cons-
titucionales.


Ddcrmínase que el Código se publique solemnemente e119 de marzo. La yís-
pera es fil'mada la Constitucion por los diputados. Al siguientejúrase en las Córtes
por los mismos y por la Regencia, que S0 presenta acompaüada de una comitiva uu-
merosa de gl'andes de Espaüa, embajadores de las potencias aliadas, g'c;nel'a,h~s y
otras lh'l'''on,ls ele' clistincion. Desde las Córtes dil'Ígense todos el 11) pl'oeesional-
mente á la Iglesia del con vento elel CárlIlen, donde se canta una lllisa y Te-Deum.
Toda la tropa está solJre las armas, y cubre la carrera u.esde la Ig'lesia (le San Fe-
lipe, pOl' las calles ele Santa Inés, y Torre, plaza de San Antonio y calles de Liua-
ecos y Alameda hasta el convento.


Iks¡]e el dia anterior ellmlacio de la Reg<.'Ilcia se halla adorna(lo magnífica-
mente, así corno las casas ca11itulal'es Y la portada de las Córtcs. Los erlifieios ele
las embajadas ell' Ing'laterra y POI'tugal, ostentan transparentes, en que se yen ya-
rios HÓl'culps con las mazas limpiando [h~ fieras y tiranos 1,1 tierra.


A las pUl'l'tas del Consistorio, do la Aduana, ele San Antonio y de las Córtes,
músicas militares alegran con sus sones.


Son los dias de José Bonapal'tl'. En ambas orillas, el mal' y el Sancti-Petri
pln' medio, estún arboladas las opuesbs banc1c'l'as: allí pOI' el rey intruso: aquí pO!'
la jura eh; la Constitncion. Con s'llyas de artilluría se solemnizan úmbos anmte-
cimientos, y á la misma hora en el Puerto de Santa ~Iaría, residencia dd enartel
general francés y en .Jerez de la Frontera, capita 1 del Departamento, así como en
la cindad de Cúdiz pnr contrarios motivos, todos los altos funeional'ios eoncurren Ú
Ulla mis,¡ .v un Te-Deum.


llepusit:tclos :yacen en el templo del Cúrmcn los restos elel duque de Albnr-
(lUerqlll', <plO mlll'iú (~mba.iador en Lúndr(~s: depositados bmbienlos de don Fcele-
¡'ico Ur,willa. De e:ste modo asisten al acto mas solemne de la indl~pendencia espa-
üola el sahwlor ele Clidiz y el héroe do Trafalgar.


Eu buto que los tambon~s y las cornetas y las músicas militares saluu.an á la
_ Constit\lf~i()l1, que las campanas anuncian á Cádiz tan fausto acoutecimiento, y ciue
en el templo se oyen los cúnticos sagrados, la baterÍ<l de la Cabczuela hace fuego
contra esta plaza, contestándole el castillo ele Puntales, las obusera,; dp la Ag'uacla
y una homl)ardel'a inglesa. El castillo de Santa Catalina del Puerto, lanza sus ti-
ros eontra los barem; mercantes fondeados á su frente. HespolHlell al fuego las
bomharderas inglesas que están á la boea de la hahía.


Tcrmina la eeroI1lonia sin que una incesante y fuerte llu'da, apartc~ de los
sitios ele la solemnidad la cntusiasmau.a concurrencia. Casi fl'ente á la Iglesia del
Cál'men, un úrbol de poca edad es tronchado l}or el yiento, sü',-iendo ele mal agúe-
1'0 pam la COllstitucion á los ojos dt~ algllnos este casual accidente.


G
;:. .. ;~¡.o%.~ "'" ~


* ".'> .
. -' (-


,- ,


, ' .t .::~ 5'-




'''-'38--
Continúan la lluvia y el fuego del enemigo, que alternan con el relámIJa-


go y el trueno.
A las tres ue la tarde sale de las casas consistoriales otra comitiva. Es la


que ha ue pnblicar la Constitucion. Van en ella el general don Cayetallo Yalrlés,
(p.H~ desde enero es capitan general gobernador de Cádiz, don José Montemayor y
don Pedro ~faría Garrido, oidores de la Audiencia territorial, (~stablecida en esta
ciudad, y los regidores perpétnos don José Serrano Sane'hez, alguacil mayor, el
conde (1(~ Casa-Rojas, brigarlier de la Armada, don José María ele Lila, coronel de
ejército yel conde de Rio "'Colino, teniente ele nayío de la ,Armada. Además forman
lmrte ne la comitiya el secretario del acuerdo de la Audiencia y el elel Ayunta-
miento para extender testimonios de la ceremonia: los cnatro reyes ue armas de
S. }I. don Francisco Trápani, don Antonio de Losas, uon Manuel Perez Dúyila
y don Gregorio Folo, un nurneroso conCurso de personas notables cOllyiclaclas,
música dl~ timbales, y escolta de caballería y nn gran piquete ele tropa, eomlmesta
de los batallones de yohmtarios distinguidos ele línea, de los ele cazadores y d(~
milicias urbanas.


Llega proccsirmalm('ute la comitiya al real palacio de la Aduana, por las ca-
lles K ucya, ele San Francisco y Pedro Conde: subo á presencia d(~ los RCg(~lltcs don
Cayetauo Valclés, v recibe de mano del ministro elo Gracia v Jnsticia un libro de la


• ~ v


COllstitucion, forrado en tafilete encarnado. Dirígese la eomitiya all1l'imm' punto
destinado l)ara la publicacion del Código , que es en frente del palacio mismo.
_-lllí se lcyanta un tablado donde hay un dORel con clrdrato cul)ierto del l'ey don
Femanclo VII. Suben al tablarlo Valdés, los oidores, regidOl'es y secretarios: coló-
canse en filas y los reyes de armas en los cuatro ángulos. Descúbrese el rdrato y
las tropas presentan las armas.


Entrega Valc1('s á lUlO de los secretarios ellilJro y este lo pasa á mallOS del mas
antiguo de los reyes, qni(~n, al terminal' la lectura, lo 'luche al secretario y este
al gcneral.


Cúbrese el retrato, y las trol)as dejan ele presentar hs armas.
Sigue la comiti ya por las calles del cuartel ele Marina, .-llameela y Bendicion ue


Dios á la plaza de la Cruz de la Verdad, donde está 01 segundo de los tablados;
y se repite la ceremonia de la lectura. El tercero está en la plaza de San Antonio,
adonde se dirige el séquito por la (~alle del VeedOl': pasa desde allí por la calle de
la Torre y Santa IH{~s al cuarto tal)lado en la lüaza de San Felipe frente al
palacio üe las Córtes; y desde allí por las calles de San José, Ancha, Amargura,
Plazuela de Lordo y San Francisco y calle del Consulado Viojo á la Aduana. He-
cha de este modo la publicaeion, el general Valclés entrega, á presencia ele los Re-
gentes, al ministro de Gracia y Justicia el libro de la Constitucioll yel testimonio
de haberse solemnemente leido eH la forma dislmesta.


COIl ,iyas y toda clase de demostraciones lle júl)ilo habia sielo aclamada la
Constitneiou llor el numeroso lmeblo, (JllP aendió :1 estos actos apesar ue la gran-
de y porfiada lluyia. _~pesar ele ella los yoluntarios distinguidos, los cazadores,
los artilleros de extramuros y las milicias urbanas, todos, cual si fueran yeterallOS
acostum1ll'ados á las inclemencias del tieml)o, permanecieron en sus puestos duran-
te el dia y hasta bien entrada la noche, (lue yiél el tórrnino ele las ceremonias.




-39-
Digno dü notar es el desprecio con que por aCluellos dias so habla de José Bona-


parte. "Cnagraciosa macarrónea publícaso con el título de Pepi n ada. Celt~hrase
mucho: su autor es don Fi'ancisco Sanchez Barbero, si bien, oculta su nombre. A:oí
termina este caprichoso rasgo poético:


Currite ~ratritum, wr~ilia, curritc pronte;
et Pepo de parte mea facitote mamolam. (1)


Pero nada tiene un sello tal de originalidad como la puhlicacion del Di a l' i o
M e r can t i 1 el dia 19 de Marzo. )i o contiene otra cosa que una poesía y el
anuncio del teatro.
~o se or(\a que aquella está dedicada i celebrar la Constitucion y á su~


autores, ú pronosticar á todos la inmortalidad. La poesía empieza así:
»Al ínclito seüor Pepl\ rey (en deseo) de las Esparras y (en vision) de sus In-


dias.
Salud, gran rey de la rebelde gente:


salud, salud, Pepillo, diligente
protector del cultivo de las uvas
y catador experto de las cuha~;
hoy te celebra mi insurgente mano
desde el grandioso emporio gaditano.


De esta suerte acaba:


Lo estoy palpando,
un elia ele tu trono vas rodando,
y acaba tu gobierno en la Península,
como el de Saneho remató en la ínsula. (2)


Es UIla poesía cruelmente satírica coutra el rey intruso. La krminacioll e1l-
eierra uua gran v;~l'clad. Estas son las bm las "ú'ras. X o es mal pro feta la poesía.


y siendo tal el carúcter ele los sucesos, que ('n Cicliz OClll'ren, cuando en la eól'-
te de .JOs('~ DOllaparte se sabe la noticia de haberse lmhlieado la COllstitucioll, al pasa]'
mas do dos meses, entonces pnb1iea la G a e e t a del:LG lle mayo l'sbs palabras, (11ll'
demuestran hasta donde las ilnc;iones del monal'ea y sus uclictos llegan.


»En el ruerto de Santa .1Ia1'Írr, en el mismo momento en que las autoridades es-
prrüoIas y ['raneosas se haIlaban reunidas en la Iglesia para celebrar lafostiviclad cid
rey:\. S"y cu:mdo se entOlmba el cántico sagrado, todas las b:ltel'ías de Cádiz y
(le la isla de LCOIl, hacÍ<"m una salva en general con motiyo de la Constitucion, co-
mo si la _1.samblea, ciue la hubiese dietado, hubiese fiUl'l'iclo hacer hon1l'naje á su le-
gítimo solJel'<lno, reconocido IJor tal y por todas las naciones continent,l1es, y por
easi toda la espaü01a, y expia,ndo de (~ste modo sus yerros. Eu efecto, ¿no es ele ad-
mirar qUl~ se haya escogido puntualmente el mismo clia y la misma hora on (lUl' se
eeIülll'a la fiesta eld rey para hac,~r esta presentacion. ¿ Y no se puede infm'ir ciue a1-
g'un motiyo secreto ha contribuido á fijar su época? El tiempo 110S manifesta-
l'á lo fundado de esta presulleiOlL»


(1) Pcpinu<lu a b uno Conciso discí-
pulo :Jrerlinis macarrónico-púetuliter
f a e t u.


(2) Parece la poesía obra de Arriaza, y es-
crita calamo-currante. Hay sin embargo, que re-


. cordar que don l'ablo de .T hica, ef;rribia yertiu::;
tambirn, y era uno de l(Js editores del Diario
M e r c an ti!. La poesía esta firmada por :JI a-
nolo.




-40-
Solo puede explicarse un tan extraiio juicio por la ignoranci'1 verdadera ele lo


yne en Cádiz sucede.
El 29 de marzo se publica en la isla de Leon el código constitucional, forma-


rlas las tropas en lxltalla en el prado de Torre-Alta. Vése en un tal)lado ell'etrato
del rey, custodiado por un destacamento de Guardias de Corps. Las tropas haccn tres
descargas, precedidas cada una de quince caiionazos. Coló canse luego las armas en
pabellones; y los cspaiioles pasan á convidar á los jefes, oficiales y soldados ingle-
ses á un sencillo banqnetp, en que domina la alegría yen el que só entonan canciones
patrióticas, al estruendo nd caiion con que S3 anuncian los brÍndis de lamesa, del
general, yen medio de los sones dl' las bandas de música.


Acuerda la ciudad erigir un monumento á la jura de la Constitucion, formada
un Cádiz, monumento qne dl'berá erijirse frente al convento elel Cármeu, VOl' estar
allí el paseo ele mayor concurrencia y para quc pueda ser visto 1101' los IUtVegantes
á la salida y á la entrada de cste puerto. Aprueban las Cártes el l1ensamiento y
ábrese por espacio de cuatro meses un certámen artístico en la ciudad si-
tiada.
~íuel'e enesto el presidente de las Córtes don Vicente "Morales ele Duul'ez, alcal-


de de córte en la audiencia de Lima, (l) y diputado 1)01' el Perú. Las Córtcs acuerdan
que en sufragio de su alma se celebre un noctmno y misa en la Iglesia de los Car-
melitas Descalzos el 7 de abril á las diez de la maüana con asistencia del cabildo
de la Santa Iglesia Catedral. Concmren las Córtes mismas al acto, y tam hien la Re-
gencia cou la etiqueta de estilo, saliendo formados de la sacristía del convento uno
y otro cucrpo, y tornando á ella para clisolwrse, al punto que la solemuidad fuese
terminada.


Las tropas de la casa Real están puestas sobre las armas, frente al templo,
así como otros cuerpos de la guarnicion, los cuales hacen tres descargas, á que
acompaüa la artillería de la lllaza, mientras qne la caml)aTla de la ciudad anuncia
al "Vecindario la piadosa y lúgubre ceremonia. Presencia todo un jóyen granadino
que el aüo antel'ior habb publicado en Lóncll'es su poema Zar ago za, y que aca-
bade ser aplamlirlo en elteatro ele Cádiz porm comedia. Lo que puede un
emI)leo.


Es don Francisco Martinez de la Rosa. Al contemplar aquel espectáculo se-
guramente no imagina que su muerte ha ele ser parecida á la de don Vicente ~lo­
ra1es; porque ha de egcreer igual cargo y hade morir desempeiiánd010, recibiendo
iguales honores fúnebres y ele órelen de una Reina constitnciolml de Espaüa, de
la seg'ulllla de las Isabeles.


Cuatro (lías desplles se entoua en Cádiz un Te-Deum por la reconquista de Bada-
joz, y el 2 ele mayo unas houras por las heróicas víctimas que en ese dia murie-
ron en :\ladrid el aüo ~ por la lihertad de la patria.


Como gran dia de la nacíon espaiiola, la Acaaemiaele equitacion
militar ofrece al pueblo una fiesta análoga á-sn instituto. La plaza, conocida hoy
por del a s TI a l' q u i 11 a s deL o pe, en recuerdo de las anacreónticas clile bl'cS


(1) Murió en la casa número 3, plaza de San Antonio, el día 4 de abril, recibiendo su ca-
dáver sepultura al siguiente.




-41-
~lue con eso nombre compuso Lopo 00 Vega 011 Cádiz, inspirado sobre las peñas
do la Caleta vccina, so cierra oportunamente -para los ojorcicios. Todos los pa-
dros de familia señalan el sitio que desean 1)ara sí y disponen tablados con bau-
cos y sillas, sin mas condicion que iluminar al anochecer. Preséntanse OOS cua-
drillas, una de caballeros y otra de soldados, alumnos de la Academia. Entro los
primeros están el clul(uC de Hivas, su hermano y sucosor en el título don Angel
de Sa:lvedra, el conde Bolvedcr, don Francisco Arteaga, ele la casa ele Valmediano,
y otros señores no menos dis tinguidos. Cónonse lJarejas y escaramuzas con to-
das las reglas del arte, y cintas, y derribinse finjiclas cabezas de moros idos tÍ-
ros do l)Ístola y á los golpes d e sable. En tÓllanse en los intermedios canciones pa-
trióticas por afieionados. 'l'erminaeb la fiesta, se ilumina la plaza y se forman
grnpos de baile. Adornan la plaza yistosas decoraciones, distinguiéndose uu cc-
notafio que el cuerpo dc artillería düdica en honor de Daoiz y Velarde. El direc-
tor de la Academia don Francisco de la Iglesia y Darrac es el mismo de esta fiesta,
notable en un dia de luto; pero no digna de estrañoza en aquella época y en
Cádiz.


Publícanse á favor de la libertad de imprenta yarios periódicos, tales como
el Telégrafo Americano, el Revisor Polí tico, el Sern <lllario Patrió-
tico, la Gaceta de la Regencia, el Diario ~lercantil, el Conci-
so, el Robespierre Español, amigo de las Leyes, el Re-
dactor General, el Censor General, el Diario de la Tarde,
el P e l' i ó d i c o Mil ita l' el e 1 E s t a do 11 a y 01' Gen e r a 1. Estos se escri-
ben al publicarse la ConstituciOIl. Despues aparecell la A bej a E spaü o 1 a, el
Imparcial, el Procurador General de la Nacion y del Rey el
Tribuno Español, el Articulista, el Duende de los Cafés. (1)
Los diarios liberales distínguense por el tenaz é imposible empeño de c¡ueror
concordar la nueva Constitueion con nuestras antiguas leyes, y con el modo de
celebrarse las Córtcs en remotos tiemI)os, todo para alejar la idea de que los escri-
tos de los franceses sean los inspiradores ele las doc.trinas que se sustentan. IIas-
taunfolleto se publica con el título elel Tomista en las Córtes, en que Si~
intenta probar c¡ue todas las doctrinas son tomadas ele la pluma del angélico doc-
tor Santo Tomás de Aquino.


Igualmente se publica un Diario de las Córtes, con la especial circuns-
tancia de que su redactor principal es Fray Jaime Villanueya, padre maestro domÍ-
nico y 1men predicador y afamado.


A semejanza ele aquel loco profda de que las historias ele la conquista de Mé-
jico hablan, á semejanza de aquel otro, q1ll~ en las alteraciones de AragoIl con-
tra Felipe TI pronosticaba, hay llllO en Cádiz demente ó maniático llamado Ote-
ro, de mucho ing'enio y de gracia suma. Préciase de profda y poeta improYi-
sador.


Al mismo tiempo recorre por las '-loches los cafés y demás sitios de concm-


(1) EISemanariopatrióticofuéredactaclo tal' general por don Pedro Daza, La
en Sevilla por Quintana, luego en Cádiz por clan A b ej a por don José lIIejía, la G a e e t a de
Isidoro Antillon y mas tarde por Quintana otra la Reg e n e i a por Capmany etc.
vez: el Conci so por Sanchez Barbero, el R erlac-




-4:2-
rencia; y estimulado por los circunstantes, dá rienda suelta á su ingénio, impl'o-
visando versos y mas versos, de los cuaks se conserva este al)otegma:


Para tan solo el pobre es el im-ierno:
y para solo el mismo es el infierno.


Pronostica que un buque mercante, que salió para América, no volverá á salva-
mento. Anuncia su vudta la torro ele yigía á la hora ele anochecer: zúmbanlc sus
amigos por la falscdad del pronóstico; y Otcro responde con calma: A un no ha
fondeado en bahía. Con efecto, el buque huyendo dc los escollos de 1aen-
trada, dá aquella nochc en la costa de en frente, quedando allí maltratado.


Se dice hombre de granrle humildad y lo es. Continuamente repite: "C omo
soy tan humilde, no ha l1odido menos su Divina 1fagestad di'
premiarme y ¿qué menor -premio que haccrme profcta'?


El día de la procesion del Santísimo Corpus, se celebra en 1812 con gran
pompa y con mayor carrcra. Las Cártes, la Hegencia y altos funcionarios, ge-
uerales, la cÓl'te toda en fin, concurren á aquella sot:mniclacl, entre las grandiosas
de la Iglesia. Habia venido á esta ciudad, procedente de Ceuta, donde (~staba
desterrado por la Tnrluisicion, el doctor don Alfonso Santa María, elestil'rro ~ple se
conmutó 1)01' Cádiz, merced á los megos de a]gun doctor del Colegio de medici-
na. Olyidó todo el doctor Santa María y dirigió á las Córtcs una r(~prcsentacion
sobre el modo de reformar el Coleg·io, censurando gravemente á los catedráticos.
Habia rlieho el doctor que el hombre eril un compuesto de afinidades químicas; y
corllO cuerrla y graciosamentc le replicase el doctor don Frallcisco Florcs Moreno,
padre del ingenioso pueta don Francisco Flores y .-\.renas, que si era un compuesto
de esas afinidades químicas, el doetm' Santa, ~raría podria, siempl'e que quisiese, for-
mar homhres en su gilbüwk, el clor~tOl' 11uyó á mal esta burla, qU(~ elespues ele todo
no tenia respuesta. ApeLl pues, ti \-indicarse VOl' medio de mm ('xh'a yagancia.


llispone la fonuacion ele unos cartelones con letras grandísimas, y hace que
por las prin(~ipalcs esquiuas de la cimlad y especialmcllte 1)01" toclas las de la larga
CalTcra del Santísimo Corpus, apari:Z(~a lo siguiente en el clia mismo dl) la procesion:


A LOS :\L\.:'i:ES DE \E\YTO\ y DE BUPPO~.
A LA EU1WP.-\. :':L\BIA 1 PE0:SADOR.\..


A LA l'U::-lTEHIDAD.
O D) PROl'HA\T;:\I \TLGUS ET ARCEQ--Ilcm.


DEDICATORIA DEL SABIO LA\CELIN,
CU\ QCE COXTE::-lT.\. EL CIUD.WA:'\O S.\.:'\L\. :\IARÍA A LUS PAPELCCIIOS (¿CE SE HA\


E::-lL:HITO E\ CO\TlL\ DE su :\m:\WRL\. :\IÉDIC.\..


1\0 SE VE:'\DE :\'1 SE HALLA, SIXO CU:\!f) E::-lTÉ, EN LAS ESQm~AS.


G1UTIc3:'1m FECIT ::\"rCOL.U;S Gmmz HEQUE\A. (1)
(1) La primera vez que el Dr. ~anta lIaría se y como hallasen entre RUS papeles alp;llnos con
pre~entú en la Alameda de Cádiz llentba 1JOtas signos masúnir-os, acordaron darles mllcrtt~. Su-
encarnadas. Andando el tiempo y yendo con el cClliú que unas earrctas cargadas ele paja, pasaban
eonde de N aldi de :lladrid á Toledo á rstableccr por allí á CSLe tiempo. Los ladrones Sl' upodcra-
el juego de la Rolda, saliéronle al eamino ladro- ron de ellas y eon la paja quemaron á ambos.
nes. Q.uitáronles el mucho dinero que llevaban;




-4:3-
Como la concurrencia es grande á la festiv-idad, todos se sorprenden y comentan


cmi chistes aquella extrav-agancia, doblemente ridícula para su autor por la errata
de decir el eartelon esté en lugar de este que altera el sentido de un modo di-
sonante.


Desde el 20 de ~oviembre de 1811 (ti los veintidos meses de sitio) está abierto
el teatro.


Los regocijos públicos no se interrumpen ya, ni menos por el bombardeo que
en el ailo 12 se continúa con algun mas vigor y efecto, en cuanto al alcance de los
proyectiles. En el teatro l'epl'eséntansl) las obras mas celebradas de nuestros an-
tiguos dramáticos, como el P er1' o el el Ro rt elano, L a moza de cán taro, La
esclava de su galan, Los milagros del desprecio, Loeierto por
lo dudoso, de Lope de Vega, La casa con dos puertas, El Tetrarca
de Jorusalpn, Para vencer amor querer vencerle, La damaduell-
de, Biell vengas mal, Casa con dos puertas, de D. Pedro Calderon
de la Borca, García elel Castaüal', Casarse por vengarse, ele D.
Francisco de Rojas, Don Gil de las CalzasVerrleR, de Tirso deUolina,
E 1 d e s den con e 1 el e s el en, ele D. Agustin }loreto, E 1 con vid a el u
de piedra, ele D. Antollio ele Zamora, El sOCorro de los mantoR, du
D. Cúrlos de Arellano, E 1 el i a b lo pI' e di cad 01', ele Luis de Bdmonte, y
otras muchas obras de este g'énero. La Espaüa, eomo se 'ó en el teatro ele Cádiz,
es una Espaüa muy e8p:1üola.


El Duque de Híjar, de (luicn decia la voz l)ública burlona, que para compouel'
versos se aeostaba boca abajo, dá al teatro durante el sitio una obra alegórica cou d
nombre del T e m 1110 el e 1 el e s ti no.


No eR el Duque de Híjar un gran poeta: mediano, sí; laborioso y ell)rimcro ('u
inflamar los ánimos con sus poesías. Ko le acompaüó la felicidad al escribil' d Te m-
pI o el el D e s ti no. El incansable epigramático D. Pablo ele J erica, publica en
aquellos dias este juicio crítico de la obra, del autor, de los actores y del público:


Orande el número de actores,
Gl'ande el autor, su excelencia,
Cranrle8 los ados, señores;
y mas .r¡r(wrle la paciencia
De tantos eXl1Ccta(lores.


Alternan estas representaciones con la ,r o g i g a t a, E 1 v i e j o y 1 a 11 i ü a
y El sí ele las lliüas, de l\loratin, no obstante ser afntllc'~sado. Bienes
verdad yue en cambio repl'cRéntase eu la e(lrte el O s c a 1', traeluccion de D. Juan
~ic:lsio Gallego, Diputado en CÓrh's.


Ciérrase el teatro en 15 ele Julio por el calor elel \l'1':lno y uo por el bombardeo.
Las artcs en tanto se protejen, apesar elel asedio. D. Francisco Rrambih, pintor


de cúmara, y D. Juall Galvez, profesor de piutura, eleseosos ele }1erpetuar la me-
moria de los sucesos heróieos de Zaragoza, habian ido á aquella ciudad para dibu-
jar sobre el terreno los sitios en que se verificaron las principales accioües ele su
defensa. Con peligro de sus vidas ernlJl'euclieron sus tareas, puesto que uua vez se
vieron olüigados á suspenderlas á causa ele ser amonaza(los por las balas francesas
cllugar en que trabajaban. Treinta y seis vistas ele los principales hechos de ar-




-44-


mas de Zaragoza lograron reunir, y al cabo cuando los franceses ocul)aron aquella
ciudad huyeron cautelosamente. ·Ya en Cádiz ámuos profesores, solicitan protecciOll


pa~'a publicar sus dibujos; y la Academia de Bellas Artes les concede veinte y
cuatro mil reales que hal)ian de recibir ~n mensualidades de sé'is mil reales.


De órc1en de las Córtes del 21 de Diciembre ele 1811, se 1mblica un certúmen


para proveer una plaza ele director de llintura en la Academia en el tórmino de seis


meses. y con efecto, pintan los 0l)ositores sus cuadros al óleo, poniendo alegorías
de los sucesos de la guerra, ele la traicion ele Bonaparte, de la Espaüa combatíelldo


y do la ConstitucíOll publicada; y lwollúnciase por 01 tribunal el fallo del 3 ele Agosto,


ruando mayor es el bombardeo de la ciudad.
En esta Academia de Bellas Artes existe un busto del general Solano, debido


al (~incel elel escultor D. José Fernandez y Guerrero, cuanclo el .Mtll'{l nes del
Socorro la lwesidia. En los días de la guerra ele la Independeneia lo YÓ el poda


Al'l'iaza, 1)01' ~l fayor dl' un amigo, pues está ocnlto por las cir(~unstaneias políti-
cas, y l)l'Ol'umllO on estos improvisados ,·el'SOS al contem1l1ar la aetitud d<l aCiuel
gl,neral, ciue p:11'ece mira!' Cl.\ll intrepidez:


-¿Qué estás miramlo?-El númcn de la gloria.
-¿Qué le pides?-La muerte ó la victoria.


Continúa en Cádiz el entusiasmo. ("n soldado llamado José Cubrlo, natmal
üe San Cosrne rlt~ Cus(~a, obispado de Orellse, que sirve en la segunda compaüía de


Cazadores del Rey, recibe una bala de eaüon, qne le destroza la mano izquiel'(la y
parte del antebrazo. Ampútasele el brazo cuatro dedos mas all~j()del codo. Solo


profiere un ay al empezar la opel'aeinn. Luego que el vClldaje qncda puesto, 1wc-
gunta si seria necesario eortarle mas: respónrkllle que nó los profesol'es, yexela-


ma eOll la eXIJl'esion del mas -,,-iyu júllilo: "De ()se modo todavía, despues de cn-
raelo, me lplec1a Cll que apoyar el fusil 1):ll'l1 hacer la puntería; yeso es lo que yo


deseo micutl'as haya fl'allCeSC" ()n Espnüa.» Palabras tiernamente sublimes quc
Sl) celcln'all en Cádiz y en el ('jÓl'Cito ele la Isla, como una illterpl'L)t;teioll del
sentimiento de todos los defensores elo este asilo de la indcpeneleneia csvauola.


Desde el 16 de Mayo de estl) aüo el asedio es mas molesto para los veeillos de
Cádiz, pOl'(lue con otros 01JU3es nuevamente construidos logran dar mayOl' akallce
:1 las 1) o !11 1ms los fi'ance3es. El 1:3 de J nlio tl'asláclas(~ el Cabildo Eelesiústico á la
Igl()si<:t de los Cal1Uehillos y el Sagrario á la espaciosa eapilla de la Orden Tercera
de los mismos religiosos, y allí eelebl'an los TlivülOS Oficios y sus acuerdos y en las


clepenrlcllcias rIel mismo edifieio mOran los cal)itularcs. 1\0 se pueden seguir cele-
bl'anclo en la Santa Iglesia Catedral, pOl'quc está bajo los fuegos del enemigo. (1)


El ~-\.yunta!11iellto se halla igualmente l~lllaS Casus Consistoriales, bajo el fuego


(1) Pl'rnwncció allí el Cabilüo Eclesi{,,,tico
hasta el ;30 de Ortubre l)or la mañana, y por la
tarde ya se cantaron las ybpcras de coro en la
Santa Iglesia Catedral.


El Cabildo Ecleáástico, agradecido l)or haber~
se consentido por los capuchinos que su Iglesia
sirviese de Catcllral, así como de parroquia la
capilla ele la Orden Tercera, celebró herman~


dad con los religiosos y concedió asicIl tn en el coro
cntrc los señores dignidades al guardian de aquel
convento y {\ sus sucesores.


El Cabildo ofreció al rom--ento rl patronato de
m Iglesia, y rm 9 ele "!\Iarzo ele 181;3 le dirigió el
Pac1re Guardian la escrltura en que la comunidad,
con aprobacion del Proyincial, concedia al Cabildo
el referido IJatronato.




-45-
de los franceses. El12 de Julio celebra un cabildo general en la capilla de la Her-
mandad de Ktra. Sra. del Cármen, situada al frentl~ de la Sacristía del com'ento de
religiosos del mismo órden. El 19 de Julio traslada sus sesiones tÍ la contaduría
de la Casa de Misericordia. Acuérdase construir barracas en el caml)O de Santa Ca-
talina, desde Capuchinos, por delante del HOSIJicio, hasta el cuartel de Artillería.
para refugio del vecindario que se ha yisto obligado tÍ desamparar sus casas.


Las bombas de mayor alcance llegan á la calle de los Doblones y ála del Tinte.
tÍ la del Jardinillo y hasta la plaza de San Antonio. Una cae junto á las lmedas
de la Iglesia, casi al pie de un cuadro que represeuta á la Santísima Trinidad. re-
euerdo de que en aquel sitio solia predicar el célebre misionero capuchino Fr. Diego
de Cúdiz. Otra bomba cae en una casa de la calle Ancha, frente á la Iglesia de
San PaNo. Vive en ella don José María Giobe. cónsul que es luego de los Estados-
Pontificios. La bom l)a destroza todos los cuadros de la sala, menos los retratos de
Jorge III y de su esposa la Reina de Inglaterra, apesar de hallarse en un tabiqlw
que se rasga. En la plaza de Loreto cae una bOmba tÍ las once de la noclll'
sobro un balcon: rompe un hierro que del rebote vá á dar en un oficial inglés qlW
por allí pasa. Recibe este el golpe en una pit~rna, que en aquella noche misma se k
amputa. Las campanas de los eOllYentos do Santo Domingo, la Merced y San Fran-
cisco, son las que avisan, cuando se disparan las bombas por los enemigos. Sucedl'
que un dia el lego que en San Francisco hace la sefíal, adyierte un fogonazo.
toca la eampana y la bomba viene á estrellarse en esta, sin causal' dafío alguno á
sn persona. Divisa otro fogonazo y con una serenidad heróica, dirígese á otra eam-
pana y dá la sefíal de ayiso. Rara es la casa de Cádiz donde no hay un plano de la
ciudad grabado, con cierto número de líneas. Con ellas y con un comlús se cal-
cula el alcance probable de las bombas, en la circunferencia del sitio en que la
última ha caido. Fray Mariauo de Sevilla, que aun sigue siendo guardian de
Capuchinos, es la providencia de los desyalielos; su convento siryc de asilo al pue-
blo. Dos establecimientos de educaeion 11ública de niüos se trasladan alli: moran
en el COnyelÜO los olJispos de 01'ense y Calahorra, y don Alvaro Caredo y don Si-
mon Lopez, obispos. fIue son luego ele ~lálag'a y Orihuela. Facilita alimento Fray
Mariano á muchos pobres militares y á ,-judas y á religiosos y eclesiásticos segla~
res, fugitivos de partes ocupadas por los franceses, aprsar de componerse entOllces
de 1:30 individuos la comunidad, en que están los capuchinos igualmente fugiti-
vos de otros puntos.


Pero muy pocas desgracias personales se cuentan del l)ombareleo. Reina la
alegría por todas partes, y en el recinto donde están las barracas. no se oye otra
cosa en las primeras horas ele la noehe que los cantares del pueblo respondiendo ú
los disparos del enemigo con las sabidas coplas:


Con las bombas que tiran
Lo~ fanfarrones,
Hacen las gaditanas
Tirabuzones;


ó bien repiten la marcha espafíola A las armas, que desde el principio dp
la guerra habia escrito D. Cristóbal de Befía:


7






-46-
A las armas corred, españoles,


De la gloria la aurora brilló:
La nacion de los viles esclavos
Sus banderas sangrien~as alzó.


¿K o escuchais en los campos vecmos
Los infames franceses bramar:
¿,N o los veis con frenética furia
Los hogares del pobre talar?


Los fuertes aceros,
Patricios guerreros,
Al pv.nto empuñad:
Marchad, sí, marchad.


Resuene el tambor,
V cloces marchemos,
y la sangre española venguemos
Derramada con ciego furor.


ileña, al componer esta mareha guerrera, tuvo muy presente la eélebrc
estrofa Allons cnfallts de la Patrie del himno marsellés, traduciéndolo
('on toda exactitud expresamente para burlarFw de los invasorcs.


Todas las victorias de nuestros (~jércitos se solemnizan con grandes y púl)li-
l:US regocijos y las musas esp:ulolas son las primcras en ofreeel' coronas á los
YencedOl'cs.


Cuando llega la nueva de la reconquista de Dadajoz pOl' nuestras armas,
el célebre poeta, D. Juan ~icasio Gal1ego, racioncro cntonces de la Santa Iglesia
de Cal'tagena, electo chantre de la Illetl'0I)olitana de la isla de Santo Doming'o,
.Y (liputado suplente por la proyincia de Zamora, 1mblica aquel afamado soneto:


U Lord Conde de Wellingtoll, en la rccOn(lnista (1e Badajoz.
A par del grito uniwrsal, que llena


De gozo y gratitud la esfera hispana,
y del munso, y ya libre, Guadiana
Al caudaloso T{lmesis resuena:


Tu gloria :oh Conde: re la region serena
De la inmortaliclarl RUI)(', y ufana
Se goza l'n l'lla la nlieion Lritana;
Tiembla y iie humilla el vállllalo dd Sena.


Sigue: y despierte el adormido polo
Al golpe de tu espada: en la pelea
Te enYÍclie :Uarte y te corone Apolo.


y ~i al triple pendan que al aire onrleli
Osa Aleda nmngar, tu nombre liolo
Prenda de union, como <le triunfo, sea.


Mientras el ingenio flc un gran poeta ammcia (m sus vigorosos versos tan
fausto acontecimiento, en las esquinas de las pl'inci pales calles fíjaso uu cal"
tel que dice en grimdes letras: Badajoz rendida. Gloria inmortal ú
la soberbia Albion y odio sempiterno al tirano y ti sn hermano ...
. \ pal'C(:(~ este en una mal trazlcla figl1l'a, senhtclo sobre una cub1. con un vaso
en la mano, cual si estuviera bebiendo. Al propio tieml)O y debajo de ella s(~
!Pen estas palabras: i A m a l' g' o t l' a gol


Así se tratan en Cúdiz las cosas ele la guerra: la alegría mas pma y el donaire
siempre en ejm-cicio y la bul'la á José 1 constclllte en el ánimo de todos y p~u'a
to(l() ,


Objeto de festivas alusiones son eutre sí y sus compatri:'ios los voluntarios




-47-
distinguidos: estos se conocen por YÍa de mote con el nombre de guacamayo:-<
por ser rojo el uniforme de gala y tener yueltas de terciopelo yerde: tambicn
se conocen por el de 01) i s P o s los artilleros gallegos: 1 e e hu gn i n o s se llaman
los de artillería de Puerta de Tierra por las le c h u g a s que se crian en sus
huertas y pe l' egi 1 e s los de infantería: can ane o s los cazadores por usar cana-
nas, y pavos los de las milicias urbanas por el color de la ropa y yuelta:o:.


La ealle Ancha es el sitio de continua parada del numeroso Y8cindario y
forasteros: lo que eran las antiguas gradas de San Felipe y hoyes la Puerta
del So] en }Iadrid. Allí se adquieren notieias: allí se inYüntan: allí se mnr-
mura. Noticias de calle Ancha se llaman por el lmeblo aquellas en que hay
duda; y así, para esforzar la verdad ([e alguna, se suele decir j c u ida d o q u ('
esta no es notieia de calle Ancha! Y hasta algunos periódicos, COIllO
el Hedactor general, publican una seccion de noticias extraoficiales, y p1
nombre de Ca 11 e A n c 11 a es el que sirye de título.


Las esquinas de las calles de San Francisco y del Baluarte se conocen bm-
lescamente por de T r a fa 1 g a r, Ó Illas bien por ca b o de TI' a fa 1 g' a r .


y hasta la lüaza de San Antonio es llamada por el galante nomhre ([1'
g' o 1 f o del a s d a m a s, ing"eniosa alllsion ti nuestras bellas compatricias.


En al de .r ulio cántase solemnemellte un Te-Deum en la iglesia del Cármell.
oficiando el cardenal de Borboll. Acaht de llegar la llUeva de ht victoria rl('
Salammwa. Por la noehe multitud de personas St~ dirige á casa del embajadol'
hritánieo á darle la enhorabuena p01' d triunfo df' 'Yellington. Se habia hecho
una susericion patriótica para o bsccluiar á \Y cll('slcy. Fórmase un tahlado ('ll
la Alameda: tremólanse en ella las tres banderas aliadas, la espaüola, la britú-
niea y la portuguesa, de las tres armas que defienden la isla de Cádiz, puesto
quc una pequeüa di\"ision de portugucses defiende las baterías de Torreg·orrla.
Ilurnínase eon haehas el tahlado. A las diez una dipntacion del pueblo e011(l\1-
ee al embajador, preccdido de ht música de las guardias espaüo]as y acoml)aüa-
do del almirante Legge, del bl'igadier Flemiug y de otros muchos oficiales lIt-
su wl\"io. Van á easa del eondo de Fife, desde cuyos b:lleoncs presencia 'Y('-
llesleyel ohserluio hasta las doce y media. Inm(~ns() es el gentío: eonstantl's
las aclamaciones, testimonio sincero de aquel júhilo tan leal. Cántase un him-
no, que ha impro\"isado D . .Juan Bautista Arriaza y cuya música se compollf' PIl
pucos minutos por ~Ioreti:


¡Viva el grande, viva el fuerte
Que en la mas gloriosa accion
El furor francés eonvicrtc
En vergüenza y confusion;


Ved cnal pntre polvo y humo
Por lo~ C'flmpos de Castilla
Vá la bárbara gavilla,
Que era un tiempo su oprcsion.


¿Quién los bate y los humilla
Con el raTO de victoria?
La tromp~ta de la gloria
Dice al mundo: Vellingtón.




-48-
¡Oh Wellingtón! nombre amable (1)


Grande alumno del Dios :llm'te
Tus contrarios ¿en qué parte
Huirán de tu ,alor?


Tú los ,enees en los montes,
En los yalles ven tus brios,
y las aguas de los rios
Te retratan vencedor.


Entre el Duero y claro Tormes
Tú ,Í, los galos atropellas;
y aun siguiendo vas sus huellas
De su entera ruina (:n pos.


Ya ¿qué importa f[ ue re la España
Turbe un mónstrno su sosiego
Si en ,\' cllingtón tiene luego
Por defensa un semi-Dios.


El 12 de Agosto cel0hr<1 con salva do artillería la -plaza el cUITllüeaflos del
príncipe Regente de Inglaterra y Wellesley obsequia alllUeblo ele Cádiz con una
tiesta por la noche en la l)laza el(~ las Barquillas de Lope, con iluminacio1l, mú-
sica y fuegos artificiales.


Otro suceso memorable se celebra en el mismo reeinto y de la misma suerte.
Es el ele la entrada de las tropas espaflolas on Madrid. Asiste el embajador in-
gll',S, conducido desde su casa entre aclamaciones, y precedido de una ba1lda
militar. Tal alegría domina en la ciudad con desprecio del mayor alcance de las
bOlll has enemigas.


En tanto se ha erigido una l)laza ft'ente al castillo de Santa Catalina
para funciones do caballería, no\'illos, bailes nacio1lales y otros ejercicios. Cada
tres meses, á tiempo quc yeritique los exámenes la Aca(lemia militar, se ha-
bria de hacer una funcion de caballería: todos los domingos 1)01' la tarde se
habrían de COl'l'er seis nO\Íllos y los (lías yerrladermnellte naciouales como
el <luiyel'sario del ;¿ de Mayo, instalacion ele las Córtes, ptl1)licacion de la
Constitncion y otros sucesos <le victorias hal)l'ía de celebrarse baile l)úblico na-
('ional. D. Fran(~isco ele la Iglesia Darrac es quien manda construir esta plaza
para aplicar uua parte de sus pl'Oductos á la Academict de (lue es director.


lJn teatro se constmye tambien en aljuellas inmediaciones para abrirse el dia
:26 de .-\.gosto, á fin de que el pueblo pueda seg'uramel1te gozar ele los espectáculos
(lramátieos.


La abnegacion anda mezclada con la natural alegl'Ía del carácter espaflol. ~e
trata de abrir una lámina del retrato de D. Agustin de Argúelles en busto, como
ofrenda de aprecio 1J01' su discurso preliminar de la COllstitucioll. Argúelles se niega
<Í faeilitar su retrato, y snplica qne el importe de la suscricion, quc cou ütl fin se ha
hecho, se destine á la adquisieion de billetes de la lotería, destinados por iguales
partes entre los soldados elel ejército de la isla y ele las fuerzas sutiles.


Los ingenieros Arrambide, Amat y Carrillo escriben por órden superior en medio
rlel sitio tratados de táctica militar. El Duque elel Infantado con ánimo generoso


(1) Nombre fausto dice, y mejor, la edi- TambienArriaza enmendóue muy diversa mane-
cionde 1829; pero alluí se pone esta e,trofa, tal ra la estancia última, f[ue no es tal con las en-
como se escribió y cantó en Cádiz el año 1812. miendas como en el texto ele este libro va copiada.




-49-
cede al Estado mayor general una c:1ja magnífica, guarneciua üe h'illantes y yalua-
rla en diez mil pesos, regalo del Hey .Torge III, ú fin üe que, yendiela, sirya su pro-
ducto para la impresioll ele la túCtiC:1 militar, que tan necesaria es en lluestros ejér-
citos para pelear contra las agu8l'l'idas huestes del Capitan del siglo,


Pero ¿qué se podian extraüar tales heehos? En Cádiz mismo no se h::tl)Ü1 yisto
empuüar las armas á don .TOilÓ de Rojas, lwimogénit.o de Casa Rojas? No se halló en
cinco acciones? En la última no C'lYÓ herido? No le preguntó el general Ballesteros
cual recompensa quería? Y la respuesta no rué decir: X aela, a bsol u tarnen te
nada deseo, sino solo <1a1'un ejemplo á mis compatricios!


No le 'lió Cácliz l'l'gres:lnle la camlmüa Y andar por la ciudad vestido siempre
ele s o 1 el a d O granadero y acompaüado con un g'l'anaclero, const:lnte camarada en
la guerra, por mas ciue no fuese nol)lc?


J'\o habia contemphulo Cádiz, cómo en el :lÜO ele 1810, don Antonio Al'tecona
marqués ele Casa-J:üí;yag'u, de5pues de sen-ir eliez y OdlO aüos en el Real Cuerpo de
guardias, y <le viyir retirado en su patria desc1e el <lÜO de 180:3, y haber sido Coman-
dante c1el primer lnhllon de yoluntario5 clisting'uidos, y yocal ele la junta. d(~ go-
bierno, dejaba su casa y su familia, y salia de esta plaza en c l a s e d e s 01 d a el o
de la eompaüüt ele cazadores (le la espedicion, al mando dd general don Luis Lacy?
Rccut~rdase todayía en Cácliz aljóvell l1L~ don José Eusehio ele Lal'ayiedra. En


el piso l)rincipal de la casa, donde yiYi:lll sus padres (l), el aüo de lH04 reside el
eiuehclano José \'íctOl' More~Ul, general eélclw8 (l1W fué de la república francesa y
(Fll' elcstolTado á los Estados-t:'lliclos, se halla d(~ lnso en esta ciudad con su esposa.
Trábasc amistall entre úmbas familias, y entusiasma Moreau al entonces niüo Lara-
vicdra con su;,; hechos de armas y con su odio hácia Bonaparte. En 1808, teniendo
17 aüos, acucIe á la defensa de la nacion: ol)tiene el despacho ele subtmlÍente: so halla
(~n yarias acciones, concédellle una tellencÍct. Prisionero, clespues do una gloriosa
(lcfensa en un olivar con 20 hOmbres coutra 330 Dragouos franceses, consig'ue sin
(~lllhargl) hU1r do Se"dlla, Llega á Cádiz; y sin log-rarlli pedir premios, como ayu-
(laute de la columna de cazadores eon destino á las guerrillas del puente de Suazo,
en mm ele aq uel1as salic1as 111fl'l1etuosas, pero en donde siempl'c muestra su yalur,
muere el dia 14 ele junio ele lHlO, atravesadas las sienes 1)01' una bala de fusil
(~n el parapeto ayanzaclo delante del pcn'tazg-o. Mil yeces habia dicho ~t sus amigos:
No me es sensible perecer por la causa ele la justicia, sino morir
siendo como militar, el oprobio <le mis conciudadanos,


En la fiOl' do su erlad, COn gl'an blento, valiente, insüuido, aficionado it la
poesía, querido ele todos en Cácliz donde habia nacido, excita su muerte el m:lS yivo
dolor. L,lS cÓl'tes en la sesion elel 1:3 ele mal'ZO de 1811, Üatal'on de su üágico fin.


Así en esta lucha los hijos ele Cúcliz corresponden ú lo que deben á la patria ..
Un comerciante. don Cocilio Zaldo, Inbia (helo 200,000 rs. de clonatiyo para nues-
tros ejércitos, d Clero y los religiosos lubian vestido al regimiento de Zamora con
las limosnas de las mis:ls, y la inspirada poetis:L ele Cádiz cloüa ~Vicenta lIlaturana,
elegante, jóven y discreta, cuyo p:1rll'e, como brayo militar, acababa de morir en el
campo del honor, cuando era requerida de amores, y aun sin serlo, manifestaba por


(1) Plaza ue San A¡¡;ustin, número 200, hoy 5, yivia don Manuel Laraviedra, (Guia del Co-
mercÍo de CáLliz para el año do 1807.)


.. '':::.' ~




-50-
do quiera la exaltacion de su patriotismo, asegurando que su mallO esta')a 1'eS81'-
...-ada al soldado mas heróico de alluella guerra.


Esto era Cádiz; y asi fué su <ldeusa.
Los actores, que en el tl~atro han tr<1baja<lo durante el rig'or del sitio, colo-


can, con permiso <le las ('ól'tes, una inscripcion de g'ratitncl á ellas por haberles
la Constitueion concedido el derecho ele ciudadanos. Ellos concurren á mm misa
SOlelll1W, que en accion de g'raeias costeall ell la Iglesia del Cármen, siendo el ora-
dor el Magistral D. Antonio Cabr(~ra; y por último, en la lloche de ese dia, que es
e123 de Junio, representan en una fUllCioll, á buneficio elel ejército, la n~rsi()n
que de la trag'eclia ele Alfieri B l' u t o 1) r i m o, 1m hecho con este 11n y el título de
Roma libre D. Antonio Sabiuon, excediendo su obra en mérito alol'iginal, así
pOl' la dulzma, como pOl' la g'l'aYl~(hd y fluidez de sus versos. La primera actriz
Ag'Llstina T Ol'res reprcscllta un prólog'o á la tl'a gwli a , cscri tu por D. Cristúl)al de Bcua,
al gusto gricgo, el CLl'Ll termina con estos versos tan famosos:


y escrito está en los libros del destino
Que es libre la nacion que quiere serlo.


Este' axioma tiene de notable el haberlo recordado Kapoleon á los polacos y
recordarse ahora 1)01' uu poeta al pueblo de Cádiz, clespues de mas de dos aüos de
sitio por las tropas de J\apoleon mismo que experimcntaba 1<1 verdad que encierra.


El castillo de San Lorenzo elel FUll tal ó Puntales, es el que resiste todo el ri-
gOl' del ascrlio y desde donde se defiende por 1<1 p:u·te de bahía la ciudad. Vieue á
ser la Torre (le ~Ialakoff de este sitio. Colocadas las baterías enemigas en el Troca-
dero, el castillo tiene que ofenrln y Sl~r ofendido por la artilleria francesa. Está con-
fiado el gohierno dumnte el sitio á D. José :\Iadas y estará anos despues. Los vo-
luntarios artilleros distinguidos ele Extramuros son los que lo guarnecen con alguna
pequ6m fuerza ele veteranos y unos artilleros ingleses que sirven la batería alta.
Primero formaban una compaüía esos ,olunbrios, mas tarde se convirtieroll en
un batallon. Contra el castillo lauzanlos enemigos duraute el asedio 15.521 pro-
yectiles y los del castillo contra. las baterías fl'aneesas 53.259. L11 albaüil que se
decia Juan Homero, en medio elel fuego, con una all(lamiada y á ellerpo descubier-
to l'epal',l exteriorm!~nte los muros, sin qm' un tiro enemigo le acierte en los dias
mas rigorosos del asedio. ~\J cabo solo obtienc el recuerdo de una herida leve.
Arde constantemente en Irt eapilla elel castillo ante una imágen de San Lorenzo
una lámpara, única luz que en la fortaleza queda en la noche, y única tambien qUl'
110 se apaga cuando dos determinados caüones de la batería alta son disparados:
pues las demás luces mueren e11 ese instante.


y las desgracias (iue producen los disparos enemigos, llegan á muy poco núme-
ro en todo el asedio: 14 muertos, :38 heridos, 41 contusos. Viya, es la fé con qlH~
ÍllYOCall al santo Tlatron del castillo.


A los principios del sitio murió un albaüil pl'edeeesOl' del hel'óico Romero.
Refiérese, que estando C011 un peon en el andamio, introduciendo un canto en el
muro, una hala dá en éste cerca de él. Caen en el andamio muchas piedras que ha-
cen perder el equilibrio al peon y á Romero juntamente. Es baja mar: ámbos des-
tienden sobre los l)eüascos al pié del castillo, deseubiertos por la baja mar, y so-




-51-
bre el pecho ele Romero cae el cauto que está á medio introducir en el mUl'O , aca-
bando así sns di as aquel valiente defensor del castillo de Puutales.


Solo un incendio hay durante el sitio y ese ocasionado pOl' nna gl'anafla espa-
üola qne reventó al salir ele la pieza en la bah~ría alta: vnélase un m'con de car'tu-
chcrÍLt en la baja: mucre un al'tillero vekrano; qneela muy malh'ataelo otro; prén-
dese fuego á otro m'con ele la misma batería y cinco artilleros de vohmtal'ios distin-
guidos precipit::Hlam(:llte acuden con agua, en vez de huir; y de este modo el fuego
se estingne y se salv,m cuantos en la batería se encuentran.


en oficial de ejército, hombre de gran valor ó imprndeneia, suele pasearse y
hasta COl'rl'l' sobre ell)8rapeto ele la misma batería en los instantes el(~ fuego, peli-
gros:), diyersioll á que lo 11e"a su entusiasmo pD,trio. Cierto dia estando en aquel
lugar, una bala de caüon enemiga le arrebata la cabeza y su cuerpo sigue coniendo,
aun sin ella, breves momentos, mientras su cuello está cOllvertido en varias fuentes
(le s:wgre con espanto de la gnarnidon del cflstillo.


{'ua HOelW salen fuerzas (le (~ste, segnnlacostnmbre, á recorrer la playa conti-
glla pm'<t ,igilar la bahía por aquella p:ute y (lar la YOZ ele alarma, si algun desem-
harco se identa. Pi1safL), la media nodIe', sienten ruido en el agui1 como de una lall-
cha 6 hal'(iuilla, y apesal' de las sornlH'Cis creen Yel' mm barqllilb ó lancha fille se
(lirige á la orilla á favor ele la marca erecielltt~. Dan yarios la YOz ele ¿ W ui () n y i y e!
y de j al to! 1'\0 responden y h hucln eac1a yez mas se u\'eeina. Hómpese el
fuego y la hmelm continú'l adelantándose y el fueg() contim'n igualmente con alte-
raeioll dI) los YOlulltarios al \ el' la temeridad ele los llue la tripulan. :\las ¿cuál es
su eOllfusiou al contemplar á la luz de la uaciente aH1'Ol'a, que es una Y<tca el ohjeto
<le sus cuidados, el hlanco (le sus tiros'? Aquel animal se habia caido de uno de los
lmqnes que traen ganados ele Marruecos durante el sitio para el abastecimiento de
Cúrliz. La yaea está muerta, y prolnblemeHte yemlria ya ahog',ula C'ualHlo los
rlispal'os contra ella, si bicn se llOÜmlas heridas (k los tiros que se asestarUll. Con
gl'an regocijo ('S tl'ai(la Ú la playa, y allí SI) parte en trozos y sirye para un rancho
(le las tropas ele l'unbles, que 8sí solemnizan la erluiYOl\aeioll con aqul'l obsequio que
las sombras de la noche les han ell\iado.


EllO <le c\.g'osto de 181:2 se bClHlice la lnnclera del regimiento de infante-
ría dr ExtnnuUl'os, (1U\~ hmbicll gucmla el castillo, y la Hegeneia eOlleerle (llW
terminada la ceremonia, esa bml(l(~l'a misma St~a m'bolada baj o el pa belloll na-
cional, y (PW torIos los dias de S~U1 Lorenzo sea arbolada ig'ualmellte l)ara re-
l~1wl'(1() rle la gloria a(lquirida en esta defcnsa. "\.1 arbolarse la bandera, los fue-
gos dl'l enemigo so hnzm eontr,t el castillo; los yoluntarios pcrmanecen en sus
puestos c1lll'illlte la ccremonÍ't con riesgo de sns yi(las. Los g('n(~l'ales D. Cayetano
Valdés y n. Juau .Jos(~ }lartinez, que pasaullol' las inmediaciones del castillo y oyen
los yi,'as y el marl'ial esll'llendo, acucIen, yeH el espectáculo y ohligan á aquellos
\'olnntarios ú reeojcrsc pl'uclentemeute cn las casa-matas.


Tales eosaR (,~I Cúdiz ClCUl'l'(m, tal es ('1 úllimo de sus yeeinos, tal el de sus r1e-
ff'llSOl'eS, cuando el dia ;2:) de Agosto nótase á las ocho ele la mauana que arden por
yarios puntos las obras de la línea ellcmiga, con muestras ele ser abandonada, No
tiene límites el regocijo l)opnlar: la constancia de Các1iz queela yictoriosa.


El poeta D. Eugenio ele Tapia. espresa el júbilo de la ciudad en el siguiente
impl'o\'isado soneto:




-52-
Tanta fatiga, Soult, tanto sudar,


Tanto estrépito horrible de cañon,
Tanta cureña, obus y morteron,
Tanta muerte y estrago amenazar.


Tanto bullicio.,. tanto amontonar
Bala, granada, bo·mba y salehichon,
Tanta amenaza en tono fanfarron,
Tanto bajar, subir, parlamentar .....


'ral trápala y bullicio en qué paró?
La gran ciudad de Alcides lo dirá,
Pues publicar su gloria es su deber.


La luna treinta vueltas completó,
y al cabo sin dccirnos dónde ,á .....
Nuestro gran mariscal echó á correr.


D. Angel de Saaveul'a. que como ayudante del Estado Mayor ha ido á l'ecojel'
efectos ele guel'ra de los enemigos al Tl'ocade1'o, S~LCa un diseüo de los obuses de Vi-
llantroys, el cual os grabado al humo, y corre de m:mo en mano por Ctidir. como
o bjeto de la mas viva cmiosidau. Entre esos morteros están los dos llamados el
R e y de H o m a y el.JI o l' ti e r, q ne son l'l~gabdos ti la nacioll inglesa como
recuerdo del sitio de esta ciudad. Al propio tiempo elmismo D. Angel ue Saavedl'a
escl'ibe Ylmblica una orla con el título de Cúdiz libl'e del s'itio, en magní-
ficos vel'SOS, imibcion del estilo de Fernando de Herrera. Dice en la única estrofa
que conocemos de esta oda, pues no hemos podido hallarla, ni su mismo autOl' la
C011sen-a impresa, ni escrita, ni en la memoria:


¡Ay de los que en su número fiados
y en su denuedo y en sus armas fieras,
Se atreYieron tÍ h¿llarte, ínclita España!
y tÍ desplegar de muerte las banderas
En la costa que el mar Atlante baña;
Que el bra;-;o del Señor potente y grave
Deshace su furor, cual sol ardiente
Deshace ob;;eura niehla, y ya no sabe
Vencer el galo triunfador, y en vano
Ostenta su poder antes temido,
y de sus huestes el ardor insano
y su bélico estruendo y alarido;
Que el cielo en ellas el pavor infunde
y su altivez y su impiedad confunde!


La ciudad de CáJiz, agradecida á la escuadra británica poda proteccioll que
le ha debido, por las pérdidas que ocasionó á los franceses en dias de tantas fatigas
y de peligros tantos, acuerda enviar una diputacion á felicitar al almirante Legge.
En la maüana del 18 de Setiembre, los regidores D, .José Romero Campo y D. Dar-
tolomé Costelo, con el síndico D. Santiago José Tcrry, llevan el mensage de la
ciudad. Yan en una falúa con clarines, mazas, porteros y alguaciles. Llegan al
navío almirante: dos oficiales de gradn:wion los reciben en el pasamanos de la es-
cala: acompáüanlos hasta la cúmara, á cuyas puertas sale el almirante: quedan ante
ellas las mazas de la ciudau. Entran en la cámara todos, siéntanse los diputados
del Ayuntamiento y el almirante; y á presencia de la oficialidad, se le dice por
uno de los regidol'es el objeto de la venida yel síndico pone en sus mallOS el oficio
de gratitud. El almirante responde que 6110 transmitirá á sus oficiales; y que aque-
lla llrenda del afecto de una ciudad como Cádiz, será la página mas brillante de la
ejecutoria ele cada uno de ellos. Vuelve la eliputacion á la falúa elel general de la




-53-
armada española: el navío almirante inglés despide á la diplltacion del Ayunta-
miento disparando los cañonazos de ordenanza, como honor de un capitan general.
La marinería de todos los buques de guerra ingleses está colocada en forma de
ceremonia y saluda con víctores á los representantes de Cádiz.


Tres dias despues el Almirante, viene con toda solemnidacl á las Casas Consis-
toriales á dar las gracias á la ciudad, por aquella muestra de afecto háciala nacion
británica. "Cn mensaje igual, pero solamento escrito, se envia por la Municipalidad
al general de las tropas inglesas, que han defendido las líneas de la isla de Leon. Las
gentes mas principales que tienen casas de recreo en Chiclana y otros puntos
vuelven la inmediata primavera á gozar de las delieias del campo tras tantos
días dr. forzoso encierro en las murallas de Cádiz. Don Jmm Bautista de Arriaza, al
contemplar el regocijo de gaditanos y gaditanas, en el instante de tornar á aque-
llos lug'arcs de Sil diYOl'sion predilecta, escribo esta bellísima anacreóntica que'
tan brillante colorido local atesora.


A las primeras pa í'tidas de carn}Jo, que se Mciel'on rE Clúcla'Íla, desjJuesdellarf/o
sitio de Cá(liz y acabados de destruir los JJ(J//'ajJetos franceses.


La Primavera alegre
JJama con dulce risa,
Al campo de Chiclana
J,aR gaditanas ninfa~.
Tras 108 aciagos tiempos,
En que la guerra impía
Las tuvo ontre murallas
Medrosas y aflijidas.
Vodlas correr ansiosas
y ocupar á porfia,
Las deleznables lanchas,
Las ruidosas berlinas:
Cual se unen y conciertan
En parejas distintas,
Ya que amistad las junte,
Ya porque amor las guia!
La alegre carga sienten
Las lanchas oprimidas,
Y remando y cantando
Se apartan de la orilla.
¡Oh, cuán audaces otras
En leves carros brincan
Y á los fogosos brutos
A la carrera aguijan!
Cuál por llegar se afana;
Y con jocosa grita
Al mas ligero aplauden
Y al perezoso animan.


ANACREÓNTICA.
Bulle en placer Chiclana,
Al verse acometida,
Por mar y tierra á un tiempo,
De tropas tan festiyas.
Sus floreR, sus guirnaldas
Y RUS verdes colinas,
Para RUS danzas presta,
Para sus juegos brinda.
Todo es allí contento,
Todo descuido r trisca:
Donde tronaba Marte
Ya solo Amor suspira.
Pll'" flne los sitios mismos
Ora al placer dedican,
Que antes cubiertos vieron
De tiemlas enemigas.
Donde asentada estuvo
La horrenda artillería,
Que amenazaba á Cádiz
Con eSlmntosa ruina,
Ahora se ordenan danzas
De enamoradas lindas,
Y hacen el 80nlos himnos,
Que la victoria dicta.
Ay: que así se suceden
En esta amarga vida,
Venturas y desgracias
Dolores y delicias.


Antes del levantamiento del sitio habia estado en esta ciudad el bizarro esco-
cés don Juan Downie, sujeto de probado valor, muy dado á empresas de caballería
y de corazon excelente. Él creó una legion en Extremadura para combatir á los
franceses, dándole el nombre de Legion de leales extremeño s. Todos iban
vestidos ála e s p añ ola del tiempo de Felipe n, con jubon, calzas y ropilla de los
colores blanco y encarnado, capa corta encarnada igualmente, y bonete de los


8




-54-
mismos colores. Sus armas eran lanzas con banderines encarnados y blancos, es-
padas y pistolas: estos los del escuadron de caballería; que habia además dos á mas
batallones de infantería vestidos á la antigua usanza igualmente.


El poeta y capitan don Cristóbal de Beña, amigo muy amigo de don Juan Dow-
nie,escribió unacancioncon el título de la Voz del patriota en Extrema-
d u r a, donde se lee esta estrofa;


Mirad de su tumba
Cual ya se levantan
y al vándalo espantan
Pizarra y Cortés.


¿N o veis cuál derrumba
Su lanza gloriosa
La tropa orgullosa
Del loco francés?


y no era esto del vestido á la antigua, capricho solo de Downie, pues hallaba
quienes lo siguieran en la empresa y quienes vistieran esos trages. En Cáeliz
mismo, don Clemente de Beña, escrilJió lo siguiente:


«Otro de los medios indirectos, pero muy poderoso, para renovar el entusiasmo,
sería volYer á nsar el antiguo trage español. ~o es decible lo que esto podría in·
fluir para la felieidacl de la nacion. Quién se vistiese á la espaüola antigua lla-
maria precisamente á su memoria los hechos gloriosos de los antiguos espaiíoles.
¡Oh padres de la patria! diputados ehl augusto Congreso de córtes: á vosotros
dirijo mi humilde voz: vosotros podeis renovar los dias de nuestra antigua prosperi-
dad: vestíos con el trage de nuestrOs padres, y la nacion entera seguirá al instante
yuestro ejemplo.» (1)


Do\\·nic ÜLYO, Imes, quien en escritos defendiese la utilidad de renOvar el uso
del antiguo trage: solamente que en todo esto habia un error, que era Creer que
ese trage pertenecia á los españoles, como peculiar de la nacion, cuando se usaba
en toda Europa de la misma suerte. Tan equiyocadas suelen ser las ideas en tiempos
de alteraciolles ~


En la sorpresa de Arroyo-Molinos e128 de octubre de 1811, se halló esta legion,
y alcanzó una parte muy eficaz en aquella victoria. Downie con tl'l~inta ó cuarenta
de sus soldados ele caballeria, y él tambien, vestidos á la antigua, vino á Cádiz co-
mo para presentar á las Cártes y á la Regencia una muestra de lo ciue sus soldados
eran. Llevaba ceilida una antiquísima y grande espada, que la marquesa de la Con-
quista, descendiente de Pizarro, habia donado al caballero escocés, alhaja que por
tradiciones familiares se decia del conquistador elel Perú.


Aquella extraña tropa fué la risa de muchos; y al fin tuvo que abandonar su ves-
tido de otros tiempos, porque la experiencia demostró que aquellos birretes eran
blanda defensa pal'a los saMes de la calmllería enemiga, que no dejaba de
acuchillm' bien á nuestros soldados sin l'cspetar algo lo venerable de la antigúe-
dad de los trajes.


Pero no 1Jor eso don Juan Do\vnie clpjó de vestir extravagantemente, pues aUIl-


( 1 ) Exámcn gClll:ral Je los e o n e i s o s publicados hasta el dia. -Cádiz 1811.




-55-
que se puso el uniforme de brigadier, segun su categoría, llevaba además una fa-
ja de general por voluntad propia, y con la libertad de aquellos dias de la guerra
de la independencia, en que á losdcfensores de la causa de la nacion todo era per-
mitido; y así se retrató en una estampa que corrió grabada.


Igualmente no separaba de sí la espada antigua de Pizarra.
Cuando salió de Cádiz una expcdicion, poco antes del levantamiento del sitio,


para la provincia de Huelva, á fin de que desde allí se dirijiese á tomar á Sevilla,
Do\vnie iba en ella. Con la impaciencia del entusiasmo, la division se arrojó sobre
los franceses que estaban á punto de retirarse de la ciudad. Downie á caballo en
el puente de Triana fué herido de un balazo en la mejilla izquierda, que le destrozó
parte del ojo. Cayó; y próximo á ser prisionero, no (pliso que la espada de Pizarro lo
fuese con él; y así tUYO la serenidad bastante y la fortaleza para arrojarla á la parte
donde los suyos estaban sin poderle (131' socorro. Prisionero quedó y por pocas ho-
ras, pues los mismos enemigos, acosados por los españoles, lo abandonaron en
el camino de Carmona y no muy distante de Sevilla.


Regresa á Cádiz Downie apenas convalecido de su herida; y al)esar de su ex-
traña figura, pues es muy alto y seco, eon bigote largo y caido, un parche negro
que con su vendaje le cubre toda la lml'te izquierda dell'ostro, y no obstante la
memoria de sus extravagancias pasadas, estímanlo todos, por la noble hazaüa
propia de un caballero de la edad media, y digna del mejor ele los españoles por
conservar una prenda gloriosa de España.


Don Cristóbal de Beña escribe en Cádiz con el título elel he r o ísm o la si-
guiente Oda.


]\,fusa, que de los índitos varones
Diste á O~iun di,ino
El ensalzar las bélicas acciones
En ()unto peregrino,
Que acompañaba con su voz sonora
De oro y mártil el arpa enrantadora;


Dá poder celestial hoy á mi acento,
Que á los {¡,tros levante
Sobre las alas rápiaas del viento
El ánimo coustante,
Del que es honor al' la escocesa gente
y hnulo digno al' Fingal valiente.


En su sangre dos yeces ya teñido,
Iba Do,mie el osado,
Trás el francés por su valor ,eneido;
y de uno y otro lado
La muerte y el temor le aeompañaba,
y atónita Sevilla le miraba.


Cuanllo al baj ar la plácida victoria
Del azulado cielo
A coronarle con laurel de gloria,
Llegó con raudo ,uelo
Ardiente férreo globo, despedido
De hueco bronce en hórrido estampido;


Que el magnánimo rostro traspasara
Con espantosa herida
y del fuerte bridon le derribara
En súbita caida;
y ya los enemigos orgullosos,
Trás la presa corrian afanosos.


De su carro de 1:ubc8 cntretanto




-56-
Fingal, que lo ,eia,
Con el celeste impenetrable manto
Al héroe le cubria,
Que apoyándose al pomo de la espada
Sostenia la vida desmayada.


"Hij o, le dice, si á la cruda suerte
Rendirse hoyes forzoso,
Tambien el cielo de inmatura muerte
Te libra generoso;
Poco serás, te juro, prisionero:
Yo, en tanto, guardaré tu noble acero. "


"Sea" Downic responde; mas mirando
Que no lejos estaha,
De sus valientes el guerrero bando,
Háeia ellos señalaba,
y á .Fingal sonriendo, le decia:
Quién mejor guardará la espada mia?


y superior entonces á sí mismo,
Así el acero lanza,
:En prueha de su esfuerzo y heroismo,
Que á los suyos alcanza;
y entre prisiones queda, y no suspira
Porque la fuerte espaela libre mira!


Downie en Cácliz, contribuye á estimular mas y mas la aficion á las letras en
don Cristóbal de Deña, y á él se debe sin duda alguna la publicacion de las poo-
sías patrióticas de este ingénio en Lóndres, con el nombre do la Lira de la
libertad.


Llega á Cádiz en Diciembre de 181201 Lord "\Vellington: es la segunda vez
que saluda sus nobles muros. En la primera, aún no habia logrado el alto re-
nombre quo le dieron en la Península sus últimos triunfos. Es recibido con gran
aplauso, si bien rec61anse de él infundadamente algunos del bando liberal: presu-
men que Wellillgton es adversario de la Constitucion y que pretende, con la auto-
ridad del mando de General Superior en nuestros ejércitos, abolir las reformas
políticas establecidas. Por la Regencia se obsequia á Wellington con un banquete;
El Marqués ele \Yellosloy, dá otro á que concurren los diputados y la Regencia
misma. En la mañana del 26 de diciembre una diputacion .del ayuntamiento de
Cácliz, compuesta do tres 'regidores y un síndico, pasa á felicitar en nombro de la
ciudad á "\Yellington y á poner en sus manos una expresiva carta do gratitud
por lo que ha contribuido á la defensa de la patria.


Inmedia tamell te devud ve Wellington la visita de felici tacion con una de af,J1'a-
decimiento. A la una de la mañana del mismo dia, tiene el Ayuntamiento que
congregarse en }r¡s Casas Capitulares á toda priesa: llega, en efecto el Lord We-
llington, acompaüado de varios oficiales de gracluacion de la Marina británica: es
recibido por una comision con mazas y clarines en el pórtico del edificio y asi-
mismo es despedido, luego que saluda á la municipalidad en la sala del Consistorio.
Obs(~quiasc al LOnl Wellington con una funcion de teatro, á que asisto, repre-


sentándose la tragedia, recientemente escrita en Cádiz por don Francisco Martinez
de la Rosa, con el título de la Viuda de Padilla: la cual en esa época solo so
pone 'O\n escena tres veces. AIJlaudida es on estremo, así por su oportunidad polí-
tica como por ser su autor Mal'tinez de la Rosa, estimado ya por su comedia, lo
q u e p u e den n e m p 1 e o, en domle la voz pública decia que estaba retratado en




-57-
uno de sus personajes el marqués de Villa-Panes yun eclesiástico muy conocido;
pero bajo supuestos nombr,s.


El Lord Wellington, habiendo sido felicitado por una comision de las córtes,
se presenta en ellas á manifestarles su gratitud.


Celébranse las sesiones en la Iglesia del Oratorio de San Felipe, como ya queda
escrito. El altar mayor está cubierto con un velo; igualmente todos los altares.
La mesa del presidente se halla delante de la puerta del Templo, y r)ajo un dosel con
el retrato de don Fernando VII, á cuyo pie hay un sillon vuelto. A su lado se colo-
can durante las sesiones dos guardias de Corps. El anfiteatro para los diputados, tie-
ne tres órdenes de asientos, y está dividido en cuatro partes para facilitar la entrada.


Solo se abre la puerta principal para las grandes solemnidades, ó cuando
algun general ú otro personagc como Lord Wellington es recibido, bien sea
en el Congreso mismo, bien en la barraó barandilla, Ciue se encuentra adornada
con dos grandes leones de bronce. Dentro del anfiteatro y cerca de la barra, están
dos tribunas para que los diputados, lean ó pronuncien sus discursos. Los diputados
entran al salon por la pequeña puerta, que dá á la Sacristía. De las tres galerías
que hay eula rotonda, las dos últimas que tienen barandas de madera, no se ocupan.
La primera llamada Paraiso, sirve de tribuna pública. Debajo se vé otraqne cs
la reservada. La capilla del Sagrario, tiene un tahlado que es la tribuna de taquí-
grafos y periodistas. Están grabados eon letras de oro en el salon, los nomlwes
de don Luis Daoiz, don Pedro Velarde y don Mariano Alvarez, de-
fensor de Gerona. La Iglesia ha quedado intacta, pero sí está bellamente
transformada en salon de córtes, por el ingeniero Prat, hábil director de esta obra.


Entra en el Congreso Lord \Vellington, el dia 30 ele diciembre, acompaüaelo
de cuatro diputados, y toma asiento en el seno mismo de las córtes: dá en tono seco
y mal estilo las gracias por las honras que le ha merecido, y manifiesta solemne-
mente sus votos por la felicidad de España y por que quede libre de franceses la
Península, á que ofrece contribuir hasta sacrificar su vida. El presidente, respón-
uele en un Jiscurso muy florido, en que se tributan á Wellington grandes y mere-
cidos loores. Es dcspedido con igual ceremonia y en medio de los vivas de las tri-
bunas.


La Grandeza de España quiero obsequiar al Lord Wellington, como duque ele
CiudaJ-l{oelrigo, con un baile. Elígense los salones altos de la Casa de Misericor-
dia, que se adornan con toda pompa y exquisito lujo.


Cuéntase que un dia antes elel baile, van unos forasteros á visitar aquel asilo;
llegan á una de las partes bajas del eJificio en que los locos están recogidos. eno
ue estos se dirije ú los visitantes y lcs dice: ))Si buscais locos, maüana los ycrei:::
bailando á centenares en los altos aposentos de esta casa.» Es tan celebrado este
dicho, cIue D. Pablo de Jérica lo convierte al punto en un sazonado epígrama.


El baile es suntuosísimo: cuesta á la G1'llndeza 28.000 pesos fuertes, pag'ados
entre los Grandes, que en Cádiz residen, á 1.000 cada uno.


La Condesa de Benavente, Duquesa viuda de Osuna, fIlIe preside el baile, recibe
un anónimo en cIue le anuncian hallarse la cena envenenada por los enemigos de
España, que han sobornado á los cocincros, Varios embozados están en la parte
exterior del edificio, y reparten furtivamente y á la descuidada á los que entran a]




-58-
baile, impresos, anónimos tambien, en que lo del veneno se anuncia. Dá que hablar
en las primeras horas de la noche el mmnto, despreciando los mas la nueva como
uua burla, pero siempre con algull vago recelo. Todos esperan lo qué hará \Velling-
ton. Este cree enü'ever una burla para probar su valor, y así es el primero que
rióndose de ella y de los (pIe han querido turbar de este modo la fiesta, tal vez
por no haber sido cOlnidaclos, prueba la CllYenenada cena y bebe de los envenena-
dos yinos, imitando todos su ejemplo con general alborozo, mientras se entona un
himno, que Arriaza ha compuesto y que así empieza:


¡Oh cuán dulce es á un héroe glorioso
Que triunfó eon justicia y valor,
Presentarle el tributo amoroso
De ternura, de aprecio y de honor!


Pocos clias pasa en Cádiz Lord ,Yellington, y vuelve al ejército con el cargo de
g'eneralísimo á proseguir actiyamellte la guerra contra el comun enemigo.


Otro personage recibe l)()eo tiempo despnes un homenaje de afecto en las Cór-
tes, pero homenaje de afedo mucho mas expl'esiyo y tierno.


A las doce de la maüalla del dia 16 de Febrero de 1813 se presenta en la barandi-
lla del Congreso un sargento primero de caballería, Antonio Garda. Tiene treinta
.Y dos herirlas: las dos sin cerrar, tOllas adquiridas e11 defellsa de la patria. Ha-
bia sido pasado por las armas en un monte con otros dos soldados; recibió cuatro
balazos. Abandonaron su cuerpo, entre los dos cadúveres, los ellemig'os, creyen-
dolo muerto igualmente, en pastOl' l)()r curiosidad acude y nota en el seüales
de vida: lo socorre, llévalo á hombros, cúidalo y sálvalo. AJlenas convalecido,
yuehe á presentarse en la division del general Ballesteros. Hállase en tres ac-
ciones. En la de Fregenal de la Sierra recobra una bandera española, que está en
poder de diez y siete franceses: hace prisionero al mismo comandante que lo man~
dó fusilar en el monte y le devuelve suplicio por suplicio.


Ha llegado á Các1iz Antonio García. Las Córtes saben esta heróica historia y
acuerdan prevenir á la Regencia que conceda al sargonto primero do caballería
lig'era el uso del uniforme de su cuerpo con la distincion de alférez y la pension de 15
reales diarios por toda su vida, así corno que se abl'CL juicio contradictorio para que
en él adquiera la gloriosa Cruz de San Fernando.


Al comparecer en la barra de las Córtes, de órden de las mismas, y llenas de
un numerosO público las tribunas, lee el secretario el decreto; y el presidente
dirige á García un discurso que termina con estas palabras:


"Ya que yuestra salud no os permite continuar en la penosa carrera, con que
habei:s conseguido tanta gloria, en el seno de vuestra familia yen el pais de vuestra
cuna, continuad desplegando nUl~\"OS sentimientos de esta especie y refiriendo á
vuestros conocidos y yecinos la historia yerdadera de vuestros sucesos, contribu-
yendo con el vivo ejemplo á entusiasmar mas y mas el calor patriótico de vuestros
conciudadanOs. Expresadles, si os es l)osible, la dulce emocion que en este momento
disfruta vuestra alma, al contemplar que todo el público se estácongratulallclo en
vuestras satisfacciones: decidles que nada puede igualar á este efecto encantador
de la virtud: finalmente asegurad á los jóvenes, que estos premios son inagotables




-59-
Y que los obtendrán cuantos imiten yuestras hcróicas acciones. Acercaos ahora
á reciNr las credenciales de la recompensa que la patria os ha señalado.»


Es pecluelio do cuerpo: vá vestido con chaqueta militar amarilla: lloya un
casco de caballeria: en su rostro se ven yarias cicatrices. Llégase á la mesa del
Presidente, y esto le entrega el decreto para quo lo lleve él mismo, y lo ponga en
manos de la Regencia, acompaliado de un alabardero, que lo ha de seguir de órden
de las córtes.


Estrecha García en su mano un papel, en que está escrito un estudiado discurso
para leerlo y dar gracias á las córtes; pero, la conmocion que experimenta, le impide
la lectura. En aquellos momentos haciendo un esfuerzo sobre sí mismo, responde
con halbuciente voz, estas improvisadas palabras: "Selior .. Yo estoy sumamente
reconocido á los fa VOl'es de V. 11. Mi agradecimiento será eterno. . . N o deseo mas
que restablecerme un poco de mis heridas, para yoIvor á ser útil á la patria.
Derramare por ella hasta la última gota de mi sangre.»


El inmenso concurso de las galería y palcos, los diputados miemos, todos es-
tán con las lágrimas enlos ojos, al ver el tierno y gl'andioso espectáculo de un
soldado espaiíol premiado por la reprC'selltacion nacional, por la patria reconocida.
Rompen en vivas y aclamtlciones, vivas y aclamaciones repetidas en el saloll, yivas
y aclamaciones que sercpiten por las calles al dirigirse el héroe con el alabardero al
palacio de la Aduana, donde la Regencia le espera para recibir el decreto que tanto
le honra: viyas y aelamaciones, enanc10 al voI-wr, pasa por delante de la casa de \Ye-
llesley, lluicn le ofrece el presente ele un unifOl'me completo de alférez y un sa-
ble; viyas y aclamacioncs ante la lápirla dc la Constitucion en la plaza ele San An-
tonio; y aclamaciones y vi yas lmsta que Gmda qncda en su casa.


A la noche concurre al teatro y allJalco, que le han' destinado como obsequio.
En uno ele los entreactos uno de los actores dil'ije la palabra á Garda con este scmc-
to, que es muy aplalldido, y terminado por los entusiastas víctores de la numcrosa.
concurrcncia.


Anima en ,ano el galo prepotente
Sus bárbaras legiones: arma ('n vano
Sus sanguinarios sienas el tirano
Para oprimir al español valiente.


Itabia y furor y hierro y plomo ffi'flicntc
Dirige contra eljóven asturiano,
Que con suerte divina, esfuerzo humano,
Jamás abate la atrevida frente.


Honor del suelo astur, recibe, en tanto,
El digno premio ue la patria mia;
Que mas que la expresion celebra clllanto.


y cuando la francesa alevosía
Oprimir quiera nuestro suelo santo,
Firme España dirá: ¡iviw aun Garc·ía:!


Cuando presenció cll)Ueblo dc Cádiz un honor parceido en las CÓl'tes y en el
teatro alLord Wellington, tratábasc de un m:tgllate ele la orgullosa aristocracia
inglesa, del duque ele Ciudad Rodrigo, de un g'rancle de Espaüa, de un caballero
del Toyson de oro, dcl capitan general de nuestros ejel'citos, yenceclor muchas ve-
ces; ahora este honor se declica á recompensar al sargento Antonio García que yie-
ne, como salido de la pobre fosa del soldado, en que lo creyeron sus verdugos.




-60-
La ciudad de Cádiz vé en él la reprcsentacion viva del pueblo espaiíol en aque-


lla lucha: herido, vencielo en tantas y continuas ocasiones, fusilado y volviendo
mas auimoso á la lid, aun no convaleciente de sus heridas, á vengarlas y á pelear
por la independencia.


Tales eran los soldados de semejante pueblo: tal el pueblo que tenia semejantes
soldados.


Su retrato g'l'ábase allmnto con la escena del fusilamiento, y corre de mano en
mano C011 la estimacionnatural, que inspira la historia de aquel héroe: una suscri-
cion se forma en Cá(liz, para que con elhl atienda á la curacion de sus heridas.


Imitan el ejemplo el jefe y los cuerpos del ejórcito de reserva y le juntan 9786
reales, c11lÜ el conde del Abislml le remite con una cal't~, diciéndole s e l' a e r e e d Ol'
porsushechos á la admiracion de los militares.


A los fines de abril del aiío mismo toma Garda á la campaña, restablecido de
sus heridas, no sin manifestar antes y de un modo púl)lico, s u gr a t i tud al 11 0-
ble vecindario de Cáeliz por sus pruebas ele bondad y patriotis-
mo, así como al Congreso Kacional yal eml)ajador Británico.


Premiada en Cácliz rué una heroina guipuzcoana durante los clias del perti-
naz asedio: dOlla María Angela de Telleria, que de edad de 26 años, y soltera VillO
en 1811 á esta ciudad. Era natural de Elgueta: residia en Dnrango á tiempo que
en 1809 entraron allí hopas francesas comluciemlo para Francia prisioneros espa-
ñoles ele Santander. Decidió libertar á los mas y ejecutó lo que decidiera. Pi-
dió lJenniso por sola curiosidad para verlos: llevaba consigo ocultamente tres
yesticlos de mujer: disfrazó á tres oficiales: pasó con ellos por medio do los
centindas. Dejólos en libertad, y animóse con la felieidad del snceso l)ara
proseguirlo. Recorrió casa por casa de las personas en quienes confiarse po-
dia: obtuvo ·varias ropas de paisanos y hasta UllOS 70 pesos fuertt~s cn dillero.
Mudó su trage pOlo el varonil: l)ajo la capa ocultó unos cordeles; y Dohlemente
artera, cOllsiguió penetrar en el albergue de los prisioneros: hizo que todos se fue-
sen descolgando por una vemtana á una huerta, y ella salió la última. Hepartió
el dinero entN' todos: seüalóles el eamino mejor que cada cual debiera seguir
para salvarse: ocultó á otros en casas que tenian sitio seguro y aplazado al
intento, y ella llevó á la sUyl á un eapitan de carabineros reales que se ha-
bia dislocado una piel'lla, al caer en la huerta. Un mes estuvo allí escondido y
en curacion, costeada á expensas de dOlla María Allgela. 26 fueron los oficiales
que salvara: los soldados muchos mas.


Al fin los franceses averiguaroll quien habia facilitado la huida de los espallo-
les. El general A vril, gobernador de Bilbao, envió en su busca 400 homhres
para asegurar su captura. Prisionera se trasladó á la cárcel de Bilhao: donde tra-
taron, por amenazas y halagos altemativamente, de vencer su constancia, á fin de
que declarase los nombres de los CIne le hahian ayudado en su empresa. Intere-
sáronse en Bilbao por ella alzunos vecinos, y lograron que se la condenase solamen-
te á dos años de cárcel en Durango. Trasladadaallí, el denodado partidario Cuebi-
llas determinó restituirla á la libertad: sorprendió la poblacion, y lIc-yó á doña !vfaría
Angela Telleria en triunfo á Log'roiío; pero á poco esta ciudad cayó en poder de
los enemigos y con ella la heroina.




-61-
Cargada de cadenas, fué encerrada en un horrible calabozo de Bilbao auran-


te tres meses. La humedad y la falta de aire le ocasionaron una enfermedad gTa-
ve, hasta el punto de enternecer en algo á sus opresores. Condújosela á otra
habitacioIl de mas saludables eomlieiones, dondi' estuvo otros tr8s meses; l)ero
no consiguió verse libre de las cadenas, que le dejaron siempre, cual si se tratara
del malhechor mas temible.


El gobernador de Vitoria mandó que fuese lleYada á aquella ciudad para
sustanciar su causa. Allí intentaron tambien vanamente rendir su ánimo 'por
medio de las amenazas y promesas á fin de (lue declarase los que le facilitaron re-
cursos para salvar á los prisioneros. Condenáronla á muerte.


Supo todo el llartidario Long'a; y sin pérdida ele tiempo elirijió al goberna-
dor una carta previniéndole clue los quince oficiales franceses, que él tenia en su po-
der, Rerian fusilados si en un plazo elado no ponia en libertad á doüa María Angela
Telleria. Consultó con el gobcrnador de San Sebastian Thonvellot lo que podria
hacerse ante tan terrible y ejecutiva amenaza: este mandó qno la heroina se tras-
ladase á San Sebastiano Allí llegó al fin, escoltada por catorce gendarmes yal-
guna infantería. Denostó Thouvenot á doña María Angela por su proceder, olvi-
dándose do que era una seilora y prisionera. Ella no dió seilales de alteracion
alguna: al cabo, solo le respondió en su vm;congada lengua yue así como él era
buen patriota francés ella era buena patriota espailola: que nada
malo habia hecho en libertar á sus hermanos y que SIempre quP
pudiera, volveria á ejecutar lo mismo.


;\0 tuvo qué responderle Thouvcnot: dióle la órden de s:tlir, en el término
de 30 dias, del territorio ocupado por los franceses; hizo que presbsen fianza tres
personas abonadas, púsola en libertad: regresó ella á Vitoria y de allí pasó á As-
turias, donde el general Ronnet á quien se prcsentára le dió un pGsaporte é hizo
que tr0l)as suyas la llevasen adonde estaban las nuestras. Fué entregada al cé-
lr~ hre Por lier .


Sin casa y sin recursos y en la miseria se presentó doüa María Angela Tene-
ria eH Cádiz. D. Francisco Sanchez Barbero se interesó pOI' ella en vista ele su
patriotismo heróico y de sus padecimientos: pnblieó en el Con e i s o su historia.
En Cádiz llamó la atencion extraordinariamente y las córtes en 1811 acordaron
que por la Hegencia le fuese concedida una pcnsion vitalicia de 4.000 reales dü
los fondos de la Cruzada en Cádiz.


En Cádiz siguió, durante el sitio y despues, estimaaa de todos.
Por los ailos ele 1825 estaba casada con D. Juan Olmedo, y se dee1aró que la
p(~llsion no habia quedado invalidada por el estado nuevo que ella tenia. Era
por sus méritos personales, y concedida sin restriccion alguna.


Hoy vive doüa .Jlaría Angela Telleria en edad casi octogenaria en el pueblo
del Hosal de Cristina (provincia de Huelva) y continúa cohrando ele la ndminis-
tracion de Cruzada en Cádiz la pensioIl otorgada en premio de su heroicidad, cons-
tancia y patriotismo; vivo monumento de una época de abnegncion cualllinguna,
y de la estimacion con que en Cádiz se acogian á los no1Jles defensores de la
independencia patria.


Siguen las córtes durantD el aüo de 1813 en sus reformadoras tareas. Ce-
9




-62-
san las generales extraordinarias para que las ordinarias dén principio, se-
gun en la Constitucion se preyiene. Pero aeplel cuerpo legislativo toma á la
yida: la ilebre amarilla ha invadido á Cadiz, unos procuran negar la exist,_'n-
cía del mal y otros aumentar sus estragos. Sanchez Barbero á este propósito
publica el siguiente epígrama:


Como el cor~o está jugando
Al congreso en la Bohemia,
Así en Gibraltar y eu Cádiz
Jugamos á la epidemia.


Las córtes g'ellerall's extraordinarias se han congregado 1)01' una parte del
conmovido pueblo, que no quiere ver huir á la Regencia eon las córtes ante
la fiebre amarilla, cuando no huyeron ante las bombas del francés enemigo .
. \.cuerdan que el Gobierno y Congreso continúen cn CáJiz. El diputado don
José }fejía es quicn mas insiste en que no se padece aquí tal dolencia pestilen-
te, y hasta lo asegura, apostando su cabeza. Pero la enfermedad produce sus
estragos. Mueren al rigor de ella el mismo J\lejía, causando su muerto en la
temprana edad de 30 años extraordinario dolor, Capmany ya eü la convalecen-
eia, D. ~falluel Luxan, Vega y otros diputados de las córtes que acaban ele fE-
solverse. Las ordinarias trasladáronse, al fin, á la isla ele Leon. El aY\lntamien-
to de Cácliz, con gran acompañamiento de generales y otras personas distin-
guidas, algullos prelados regulares, y diputacion del cuerpo ele Voluntarios dis-
tinguidos pasa el dia antes de la traslacion al palacio Je las cÓl'tes y es recibido
por los dos secretarios mas modernos e introducido en el s:110n por los mismos,
elueJando ú la entraela todo el acompañamiento. Subo á la tribuna de los di-
putados, como presidente del municipio, el general D. Cayetano Vald6s, honor
liue se ha concedido por las córtes á 1::1 ciudad,· y desde allí les dirije un discur-
so en nombre de Cádiz. Lee la respuesta el presidente y sale el ayuntamiento
eon igual eeremonia y pompa.


Este ado de gratitud, por mil causas fué obligacion del ayuntamionto. _
\UIl resonaban las palabras del presidente dJ las córtes, cuando se instalaron
('n Cádiz el 24 de Febrero de 1811.


» jCádiz, patria dichosa de mis mayores! este pueblo afortunado no me ele-
jará mentir, si en su nombre aseguro á V. }I., que, como haya de nuestra par-
te todo el tesun del verdadero patriotismo y la recta administl'aeion en todos los
ramos elel gobierno, tendremos soldados que hagan la guena, tell-
(lremos dinero para continuarla, tendremos la dicha de yor en-
tre nosob'os al verdadero rey.»


y Các1iz no defraudó las esperanzas que en ella las córtes pusieron: toclo Sp
cumplió tal como confiadamente se creia.


Por eso el ayuntamiento, al ser reeibido públieamento 1101' la ILgencia, pre-
sidida por el cardenal ele Borholl, l1l'Onunció estas solemnes palabras de despedida:


"Các1iz ha sirlo y es el baluarte ele la naeion, en elonde nun-
ea dominarán otras armas que las españolas, euya seguridad
ofrece el ayuntamiento á nombre del pueblo.»




,


-63-
Durante el sitio de Cádiz, fallecen en la ciudad, á mas de los diputados


referidos, en 1810 el mariscal de campo D. Gerónimo Peynado, el duque de Sau
Lorenzo, la Excma. Sra. D: Francisca Hamirez de Ulloa, la condesa de Torrp
Seca, en 1811 el mariscal de camIJo D. Andrés Lopez, la marcluesa de la Calza-
da, la mariscala de Castilla, condesa de Noblejas, la madre D: :3íaría Josefa de
la Herran, monja profesa del con\'ento del Espíritu Santo del Puerto de Santa
María, el marqués ue San Bartolomé, el gefe de escuadra D. Adrian Valeár-
cel, el marqm\s de la Atalaya Bermeja, y D. Agustin Brun, de quien se adviertl'
en el libro del cementerio, como cosa notable, que lo enterraron con el hábito
de Santiago, que quisieron quitarle y no se consintió: en 1812 la yizcondesa ele
Uzot, los generales de marina D. Esbllislao Juez Sarmiento, y n. Juan José Mo-
reno, el teniente general de ejército D. Ramon de Castro, el marqués de Do:"
Hermanas, la marquesa de Casa-El1l'ile, el conue de Casa-Rojas, y on 181;3 la con-
desa ele Torre Alegre, D. Basco .?Ilorales tellientc general r1t~ marina, el marqués
de Alcañices, el Excmo. Sr. D. José Bermuelez ele Castro y el conde ele Priole,
ministro de la córte ele las dos Sicilias cerca de España, ,Íctima mas que de la
fiebrü amarilla, del temor que le causó, pues siendo muy benigna, espiró repeu-
tinamente al segundo dia. (1)


Tal es el cuadro histórico de Cádiz, durante la gucna ele la Independencia.
Como testimonios de lo que }mede una ciuuad leal al trono de sus mayores ;:


á la causa ele la Imlependeneia patria, (luodan el recuerdo de sus sacrificios per-
sonales y pecuniarios: las cruces instituidas para premiar á los marinos de la rell-
elicion de la escuadra, á los ddensores de Puntales, al conde de Casa-Hojas, y ú
los que asisten á la batalla de Chielana.


Cádiz obtiene el renombre de muy heróica, como el mas l)1'ociado blason de su-;
hlasones, y el título ele ciudad, con nombre de San Femando, la Hoal Isla de Loon.


Al clisolYerse la junta de seüoras, reciben del Hey don Fcruando YII el, <Iis-
tintivo de un lJl'uzalete con la cifra del monarca: órden nueva destinada solo parn
recompensa de aquellas especiales y patrióticas virtudes.


La Cortadura sine de monumento ele él)Oca tan gluriosa para Cádiz.
Las banderas de sus voluntarios distinguidos, son en la Casa Capitular UH


Yivo recuerdo del honor de sus habitantes.
nun .José Maeías, el defensor del castillo de Puntales, no quiere separarse de


su querida fortaleza on muerte, como no se separó de ella (Iurante troiuta y dos
meses. Pide y obtiene la especial mercerl de que sus restns descansen en la ca-
pilla de San Lorenzo del Puntal, y allí reposan. (2)


(1) Tal dice ~u méllico el célebre Dr. Don Franci8co Flores "Jrorrno en su mcmoria sobre la
fie br~ ¡{marilla.


(2) II,~ afluí la ílHerircíon (lel sepnlcro.
Aquí yace el cmlán'r del ,01101' Coronel n. José


)IacÍa,.; Garda de Nanta Ella, Caballero eon b
Cruz y Pbra de la lleal í militar ónlün de San
Hermcnegilllo, Gobernad;r (lne fué üe cste cas-
tillo (le San r.orenzo del Puntal, y condecorado
con 1:1 Crllz <le di,.tincion l)(¡r la (lr-fensa llel mi,mo
cnla Gllerra ,le la Imlqll'llllencia. S. )L 0.n pro-


mio de esta gloriosa rll'fcma, '1 uc' h,lj o su mando
hizo la furtale'za p()r c"Jl,wio de tl'l·inta y ,los me-
ses, rlisjlUso por llcal ór'lcn (le 28 de Julio d"
1810, acccaicndo á su pcticion, fuese scpultado t'n
esta capilla. Falleriú l~n 8 de Enero de 182"1.


Le tlCllil'an esta mClllori:l su yilHla é hijos.
R 1. P.




-64-
Todos los años hasta .el de 1830 se arbola la bandera del batallon de volunta-


rios distinguidos de infantería de Extramuros el dia de San Lorenzo bajo el pabellon
español en el castillo.


Convertida en gloriosos girones aquella insignia de honor, que se guardaba en
la capilla de la fortaleza, y no habiéndose cuidado de restaurarla, cesa aquella
costumbre, que se habia renovado por una órden soberana.


Yacen por mucho tiempo tendidos en el parque de Artillería los grandes mor-
teros, con que bombardAaron á Cádiz los enemigos: testigos silenciosos de la impo-
tencia de Napoleon ante nuestros muros, y ante la inquebrantable fidelidad de su¡=;
moradores.


Todavía sobre los muros de la Casa Consular, están escritas las palabras con
que la junta allí establecida, respondió á los generales de José Bonaparte, negán-
dose á reconocerlo por Rey.


Todavía permanecen repetidas sobre los muros de la casa de la ciudad, para
enseñarlas á los extraños y para enseñar á nuestros hijos.


Son las primeras de una grande historia: son el sencillo texto de uu sublime
poema, en que la patria es todo y el hombre nada.


FIN.




APENDICE.


RESIDENCIAS.


La Regencia.-Palacio de la Aduana.
Secretaría de Estado y del Despacho.-En los pisos, primero principal y se-


gundo de la misma Aduana.
Secretaría de la Real Estampilla.-Piso principal de la Aduana.
Superintendencia, Direccion y Contaduría general de Correos y sus


agregados. -Calle de la Verónica, número 160.
Tesorería mayor de S. M.-En el barrio de San Cárlos, frente á la puerta d~


este nombre, número 138, principal.
Contad uría de la ordenacio n de Cuen t a s.-En el entresuelo.
Direccion del Real Giro de la misma Casa.-En la misma, principal cor-


redor del segundo patio.
Secretaría de Consolidacion y Contaduría general.-Plazuela de San


Agustin, número 74.
Oficinas de Renovacion de Vales Reales.-Calle de la Aduana, número 17,


frente á la misma.
Junta de Hacienda y su Secretaría.-Piso principal, casa, plaza de San An-


tonio, número 5.
Junta superior de Confiscos y secuestros.-Sala de Justicia del Consejo de Ha-


cienda en San Antonio.
J unta de Medios y Arbitrios.-Sala del Consulado.
Comision de Comercio y Navegacion.-Allí mismo.
Junt.aSuprema para la censura de obras y papeles impresos.-En el Con-


sulado.
Junta suprema de Sanidad.-Calle del Beaterio, número 177.
Secretaría de la interpretacion de len guas.-Calle del :Molino, número 56,


piso segundo.




-66-
Decretaría ele Cámara de los Sermos. Señores Infantes don Cárlos, don


Francisco y don Luis, Rey que fué de Etruria.-Oalle delOármen, número 79.
Secretaría de Cámara del Sermo. selÍo!' Infante don Antonio Pascual.-


Calle de los Blancos, nllmero 150.
Direecion general de reales provisiones de víveres del Ej ército, Ma-


rina y Presidios.-Oalle de Gamonales, número 30.
Real Oompaiiía de Filipinas.-Casa de las Cuatro Torres, Barrio de S. Oárlos.
Consejo Real y Supremo de S. ::\1. y su Seer¿taría general. -En el piso prin-


cipal del Palacio Episcopal.
Consejo Supremo de Guerra y Marina, reunidos interinamente.-Piso se-


gundo de la casa número 138, frente á la puerta de San Cárlos.
Tribunal dejuzgaelos, sus Sesiones pública.-Oapilla ele la Escuela de


Cristo, Com'ento de los Descahos,
Consej o Real y Supremo de las Indias y s n Secret arÍa.-Oalle de los Tres


Hornos, número 72.
Con tad urÍ a general de 1 nrlias.-Palacio Episcopal.
Real se Ho de I ndias.-Calle de San José, esquina á la elel J arelinillo, casa del conde


de N oblejas.
Consej o Real do las órdene s.-En el convento de los Religiosos Carmelitas.
Consejo Supremo de Haeienclu.-Piso principal de San Antonio.
Tribunal de la Contaduría mayor de Cuontas.-Allí mismo.
Tribunal Real y Apostólico de Cruzada y gracias subsidiarias.-Piso prin-


cipal del Convento de Santa María.
Real Audiencia de Sevilla.-Hospital del Cármen.
Cuerpo de Estado mayor de los Ejércitos espaiioles.-Su SeeretarÍa,piso


segundo de la Aduana.
Junta superior de la provincia de Cádi7..-Calle de San Francisco, Casa


Consular.
Sociedad patriótica de seiioras do San Fernando.-Las juntas se cele-


bran en el hospital del Cármen.


RESIDE~CIA DE PERSONAS NOTABLES.


Doctor don José Lequerica, diputado por el reino de Granada, oficial de la Secretaría
de Estado y del despacho de Gracia y .Justicia.-Calle de Ahumada, n.O 18, (hoy n. 2.)


Don Agnstin de Argüelles, diputado por Asturias en 1812.-Vivia plaza de Las Nie-
ves, fronte á la dd Solano.


Don José }farÍa Crospo de Llano, Conde de Toreno, diputado por Asturias.-En la
mIsma casa.


Don Antonio de Caprnany.-Oalle do la Amargura, número 86, (hoy n.O 7.)
Don J o8é María Calatrava, diputado por Rxtremadura.-Callo de Murguía, núm. 12.),


(hoy 28.)
Don ::'llanuel Luján, relator del Consejo de Castilla, y diputado por Extremadura.--


Calle Ancha, número 137, (hoy n.O 21.)




---,-67-
Don J oaquin L:wenzo Villanueva, diputado por Valencia, capellan de hallar y predi-


cador de S. n:I.-C<1lle de .MurguÍ<1, númoro 127, (hoy n.O 30.)
Don Juan Nicasio Gallego, diputado por Zamora, racionero de la Iglesia de Carta-


gena, electo Chantre de la Metropolitana de la Isla de Santo Domingo.-Calle de la Pe-
lota, número 270, (hoy n.O 12.)


Don ~1anuel José Quintana, secretario de S. ~L y de la intorprotacion de·lenguas.-
Calle del Molino, número 56, (hoy n.O 16.)


Don Francisco 1'Iartinez de la Rosa.-Calle do Oomodias, número 23, casa de los co-
merciantes granadinos Martinez Rivera y compaJiía, (hoy n.e 6.)


Don Angel Saavedra, duque de Rivas.-Uallejon alto de los Descalzos, (hoy n.O 21.)
El marqués de 1Vellesley, embajador británico.-CalledelaAmargura, (hoy n.O 1.)


1808.
1808.
1803.
1809.
1810.


GOBER~ADORES DE CADIZ Dl:"R.á.NTE EL SITIO.


El teniente general, mal'qués de la Solana y del Socorro.
El teniente general don Tomás de :\1orla.
El Mariscal de Campo don Félix J anos.
El teniente general don Francisco J a vior Venegas.
El teniente general, duquo do Alburquorque.


uno. El brigadier don Franeiseo de J áuregui.
1810. El 1íariseal de Campo, conue de Villanueva de la Barca.
1811. El teniente general don Gaspar de Nava, conde ele Noroiia.
1811. El teniente general de la Armada, don Juan }Iaría Villavicencio.
1812. El teniente general de la Armada elon Cayetano Valdés, que obtiene además


el cargo do gofe político hasta el a¡io de 181'1.


SOCIEDAD P ATRI(}TICA DE SEÑORAS AL EMPEZAR EL AXO DE 1812.


DIRECTORAs.-Excma. seliora marquesa de Villafranca.-La marquesa de Casa-Rá-
vago, viuda.


SECRETARIAs.-DOIia María Loreto Figueroa.-DOIia Maria Gertrudis Carasa.
TEsoRERAs.-La condesa de Casa-Sarria.
DEPOSITARU .. S.-Doiía Gerónima }1ontero.-(De efoctos.)-Doi"ía Francisca l\Iorales


de Carvnj al.-(Do vestuarios. )--Dolia Nicolasa Sarria ele Hidalgo. -- (Do prendas y donativos.)
COMIRARIAR DE BARRIO.-Angnstias.-Doüa :María de] Oármell }1orono.-DoIia Rita


Torronueva de Santi"o.
Rosario.-Dolia Joaquina Iglesias.-Dolia María Antonia Darrac.
Ouna.-Doiia María Ignacia Valionte do Salelo.-Doiía María de las Nioves Renteria


de la Torre.
Viii a.-DOlia Josefa Astron de Galihno.-Dotía lHarÍa Josefa Inojosa de Carrasco.
Can dclaria.-DOlia Josefa Santibaiioz y }\:fora.-Doüa María de la Cruz Mora de


Oosio.




-68-
San Antonio.-Doria Josefa ::\íicheo de Lesma.-Doria ~laría Josefa de l\ficheo.
Ren die ion de Dios.-Doiía Tomasa l\Iorzo de l\Ielendez.-Doiia ::\IarÍa Belen Parte-


Arroyo.
Pilar.-Doiia Josefa Morando de Campana.-DOlia Margarita Comez de Orcullo.
Nuevo de Santa Cruz.-Excma. seilora duquesa de Rivas.-Doiía María de la


Paz :Marin.
San ti a go.-Doña ~Iaría Teresa Baquero de Castro Ferrer.-Doña Ana Gonzale:l;


de Romero.
Sa n Feli pe.-Excma. seriora condesa de Villamonte.-Doria 1tfanuela Castaiíeda de


Esquivel.
A ve MarÍa.-DOlla Francisca Delaville.-Doiia Manuela Ley de Izquierdo.-Doña


Teresa de Alvarcda.-Doria l\IarÍa Blanco de Casalduero.
San ta l\Iaría.-La marquesa de los Alamos.-Doua Juana Ventura de Lila.
San Roq ue y B oq uete.-Doria 1\farÍa Felipa de Lila.-La marquesa de Ussel.
M u n d o N u e y o.-Doña Clara l\fadariaga.-DOlia M.a Petra Augusta de Vazquez.
Cruz de la Ver dad.-DOlia Catalina L rruela de Vela.-Doiia l\farÍa Antonia l\fan-


jon de Barreiro.
San Lorenzo.-DouaJusta de Guzeme.-La marquesa de Tabaloso.-Doua Rita de


Letona y VÍctor.-La marquesa de Sales.
Capuchinos.-DOlia l\IarÍa del Rosario Gregorio.-DOlía l\Iaría Josefa Ostos.


Hasta aquÍ los nombres de estas seuoras, tales como se leen en la Guia de forasteros de
Cádiz del aiío de 1812.
Además pertenecian á la junta las siguientes:


Doña Francisca Cepeda.
Doiia Engracia Coronel.
Doria 1tfarÍa Teresa Peralta.
Doiía María Dolores Leon Orozco.
DOlía Manuela Manjon.
Excma. Sra. Doña l\farÍa Antonia Bou-


ligny de Villavieeneio.
Doña }Iaria Josefa Santa }[arÍa.
Marquesa de Casa-Rávago, casada.
Doria María Antonia Diaz de Labandero.
Excma. Seiiora duquesa de Veraguas.


Doña Josefa Alba.
Doña l\Ianuela de la Piedra.
DOlla Isabel Blaseo.
DOlía l\IarÍa Guimieio.
Excma. Sra. Doiía María Dolores Rodri-


guez de Alava.
Doña María de J esus de Zayas.
Doña María del Cármen Traverso.
Doña Angcla Sampclayo de Solano.
Doña Francisca Larrca de Bolh.


JUNTA SUPERIOR DE GOBIERNO Y DEFENSA
QUE mó LA RESPUESTA A LA INTUrIACION DE JOSÉ BONAl'ARTE.


Don Francisco Javier de Venegas.-Don Domingo Antonio l\Iuiiiz.-Don l\figuel
Lobo.-D. Tomás Isturiz.-don José l\'Iollá.-D. Francisco Bustamante y Guerra.-Don
Fernando Jimenez de Alba.-Don Pcdro Antonio Aguirrc.-Don Luis Gargollo.-Don
Manuel Micheo.-Don José Ruiz y Roman.-Don Francisco Escudcro.-Don José Serrano
Sanchez.-Don Salvador Garzon de Salazar, (autor de la respuesta).-Don Antonio Ar-
riaga.-Don J\>figuel Zumalave.-Don Antonio de la Cruz.-Don Angel Martin de Iri-
barren y Don José Ignacio Lascano.




Núm. 7!}


ti (·l{(lrto.<.
DIARIO MERCAN11JL


DE CADIZ
DEL JUEVES 19 DE ·MARZO DE 1812.


San Jowj, esposo de 11Ilc.stm Sei"íora. J.lfi.sa.
El jubi.leo está en la iglesia de PP. Desealzos.


Afecciones astronómicas.
Sale el sol {¡ las 6 h. l' Y se pone á las 5 h. 58'. Debe sc'ñalar d rc-


lo:\: al punto del mediodia 12 h. 7' 57". Es el 7 lll' la luna. Q. crer. tÍ
laR 10 h. 35' noeh. en Ocm. viento sale á laR 10 h. fí' maj'¡o se pOllf' tÍ las
13 h. ·1 'j' rnad.


i11(1/"IJ(IS tJI el centro del canal entre puntas y caito del Trocad.


Primo baxa ÍL las 12 h. 13' mall.! Seg. Laxa ~t las 1: h. ?~: tarde.
Primo alta á, laH 6 h. 2.5' maj'¡o Seg. alta a las 6 h. uf, noch.


Al ínclito Señor Pepe, rey (en deseo) de las Espaílas, .I! (en
vision) de Sll8 Indias.


~alud, gran rey de la rebelde gente;
Salud, salud, Pepillo, diligente
Protector del cultivo de las uvas
y catador experto de las cubas;
Hoy te celebra mi insurgente mano
Desde el grandioso emporio gaditano;
y sin quebrarme mucho la cabeza
Al momento tropieza
.Mi pluma con tus raras cualidades;
N o llenaré el papel de vaciedades,
Como hacen á tu lado esos se liares,
Necios aduladores
De tu persona y derrengado trono,
Que te dexan corrido como un mono,
Celebrando virtudes que no tienes,


000


10




-70-
y coronan tus sienes
Con laureles de )hrte, ó bien de Apolo,
Cuando al tyrso de Raco aspiras solo.


y si ellos alabáran tu constancia,
Que ,iemlo perecer á Espaiía y Fran~ia,
Con tal que á tí la china no te toque,
No te comillwves mas qne un alcornoque;
Si ensalzára su fértil fantasía
La extraua y paternal filantl'opí([,
Que en tus queridos súbditos se estrena
Ahor~allllo cada dia una docrna ....
Si habláran del ardor con que apac1rinas


y frayles que pn'diquen tes Yirtude~,
En tal caso no dueles
Ql1e pudieran charlar do tí sin fin
Estala, Arribas, Snrlto, ~Ioratill.


En elogiartc cuerdo,
Se prrs0nta á mis lllielltes el recuerdo
D2 tu triullüm te entraua
En la espl\l~ola corte cOIlstel'1luda ...
}Ias no comprehellllo yo, por qué mol i vo
Te recibió con rostro tan esqui va.
Ibas muy sério á mo(lo (10 bamboche
Arrellanado en el pomposo coche,
y tus larga~ orejas recreabas
Con la alegre algazara que escucha baR
En france,~, en tudesco, en italiano,
En todo idioma, excepto el castdlano,
Dcllnciclo tropel de sarteIlero~,
Roncos amoladores, tahoneros,
Cuya lengua á porfía
Vice 1e I'oi con alta YOZ decia.


}las audo mucho que tus ojos reales
Diesen de su placer grandes se:-,ales
Al ver el fiero cciio
Del diabólico pueblo madrilc;~(I;
Al que, ú 1K'5ar ele tus dragones ficl'o,-,
Tus húsares, gendarmcs, ~ora~cl'()~,
Huido de sahle, estruendo de cn.ilOll
X o puccks rccluci l' Ú la razono


y si, por fin, clresto de la Espa:- ;1,
Por la fnerza 6 la llHU- a
A tu parti(10 rel'lntal' pudieras,
De tan úgrio clcdcll te n'pusieras;




-71-
Mas se obstina esta gerite endemoniada
En que no quiere ser I'cgcnérada.
y luego esos ingleses testarudos,
Que si nos yen desnudos,
L~nYian ropa ... ¿faltan los fusiles?
Ellos los traen á miles.
Pregúntale á 1Jlasscna,
Si recibió en Paris la enhorabuena
()uando antaiío volvió de Portugal,
y despues de aquel clmsco tan fatal
El tio .JIil/a, y otros bCl'gantones
Por poco HO le üejall sin calzones.


Pero, ya digo, SOlllOS tan paletos
Qlle no pueden entrarnm; los decretos,
En fJ.uo por nuestro bien te despepitas,
y en sosiego ponernos solicitas.
)1a8 porque no se diga, que te arredras,
Predicaste ell LO!Ji'oíío, y á las picdras
Tus clocuente.s frases ablandál'an
Hi sentido las piedras albel'gáran:
y tanta mella hicieron tus serlllones,
Como en Cárliz los l11WYOS liIortcl'oJ1es,
O las arengas que el C('1I80/' predica,
Contra b santa lo)', que hoy so publica. (1)


Ahandona á :sn suerte misi.'rahle
Esta ralea tosca, ueteswhle,
(1IlJ en YOZ de respetarte,
y con n~nrlida sllmi~ion nombrarte
El re!! José, se empe:ian ellos y ellas
En que te han de llamar Prpf? ]]otdl({s;
Pues sab(m viejos, mozo~, niüos, ni,~a~,
(¿l1e crcs el gran patl'on de nuestras yitias;
y que cuanao te encierras
Cun tus amiga", coges unas jiC)'1'({8! '.'
n\~ a~ucllas pCiTa8, q ne S8 llaman 11101/((8;
Que quien las coge alc!Ji'c8, quien l1orol1ll8;
Otro la ccha de guapo y alborota;
Mas la tuya es pacíiica, es dCl'ota;
Dígalo aquella Hoche, que te hallaron
Hecho UllH clll)a, y luego te tumbaron
En tu lecho imperial sin aparato,
y de allí á corto rato
De la eama ~alt[lSie.3 en camisa,


(1) floy ", [lilh1ica vil C,uliz la COi1stitucion E"pailO!a, ¡'¡ despecho t181os.fi"'/i/(·(·.'P8 y ,1" 1:>:< sen'·;l",,_




-72·-
Pidiondo te dixesen una misa.
¿Quioros, gran Pepe, mejorar de suerte,
y tus dias de hoy mas hasta la muerte
Cumplir tranquilo, alegre y satisfecho?
Pues óyeme un <:Ollsejo de provecho.
Pide á tu hermano, pídele de vcras,
Te libro pronto do estas gentes fioras,
Qno abnrron tu paoieneia
y so burlan de su alta omnipotencia;
Si no ... lo estoy palpando,
"Un dia de tu trono vas rodando;
y acaba tu gobierno en la península,
Como el de Sancho remató en la ínsula.-JIai/olo.


Teatro. La Patria, lllull<',logo por la Sra. Agll~tina Torres: hiulllO en loor dl) la Con~titu('ion:
la~ "pl'OfeCÚ1S d(' llanic1, oratorio saero en 3 actos: Ullé! obcrtum patriótica: una (;ontmdany,a alq,:'('-
riea (']1 pI templo l1e la Fmn:1.-EI teatro p,tará iluminado.-j .. las siete.


CADIZ: EN LA IMPRENTA TORMENTARIA: IRI2.




EXPLl(JACIOX DEL PllANO D}~ 1út CIUDAD.


Auualla.
2 A vuntalllicnto.
:3 C~nvento de S. Juan ue Dios.
4 Convento de Sto. Domingo.
5 Convento de la Merced.
6 Casa de D. J. Nicasio Gallego.
7 Sta. Iglesia Catedral.
8 Catedral nueva que se construía.
9 Com-ento ele los Descalzos.


10 Casa del Sr. Duque ele Riva~,-
11 Hospital de Mugeres.
12 Capuchinos.
13 Hospicio.
14 Plaza de las Barquillas de Lope.
15 Cuartel de ,-olnntarios distin-


guidos.


16 Convento del Uármen.
17 Convento de S. Francisco.
18 Casa de \\1 elleslev.
19 Casa de D. Antonio Capmany.
20 Casa de D. j,Ianuel Lujan.
2i Casa de Muñoz Torrero.
22 Casa de D. José M: Calatrava.
23 Casa de D. Joaquin Lorenzo Vi-


llanueva.
24 Casa de D. José Mejía.
25 Casa de Solano.
26 Casa de Argüelles y Toreno.
27 Casa de Quintana.
28 Oratorio de S. Felipe Neri.
29 Casa de Martinez de la Rosa.


Los puntos negros sin cruz indican los sitios en (Iue las bombas de mayor
alcance cayeron.