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PERIODICO


POLITICO Y LITERARIO.


TOMO XV.


MADRID :
Imprenta de D.


A mAavre, Carrera de
san Francisco, n.°, x. = 1.822.




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PERIÓDICO POLÍTICO Y LITERARIO.


N.° 85.
&ARADO 16 DE MAREO DE 1892.


Algurtas re ›xiones acerca del espíritu
de jaccion,


Habiendose esparcido con prodigalidad
desde Barcelona un folleto impreso en aque-
lla ciudad en la oficina de Garriga y Aguas-


,
vivas, en el que se • inserta y se denun-
cia al púbico cierta constitueion llamada
fundamental de los libertadores del género
hmano, nosotros nos creemos tambien obli-
gados á denunciar su publicacion 3- lo pri-
mero como maligna, pues que solo se di-
rige á introducir la inquietud y la des-
confianza de unos ciudadanos contra otros,
y lo segundo como estúpida, pues á mas
(le estar escrita en un lenguage detestable,


TOMO XV.




4
lleva en sí misma impresas las segiales de
la mentira y de la ignorancia.


Como la tal constitucion , ó cono quie-
ran llamarla, no contiene ni siquiera una
idea digna de ser combatida, porque toda.
ella no es mas que un hacinamiento do
delirios , con que una faccion pretende ha-
cer odiosos á los individuos que supone
interesados en otra contraria, no nos to-
maremos la inutil molestia de refutar-
los , sino que aprovecharemos esta ocasion
para reflexionar un poco sobre el espíri-
tu de las facciones.


Aun cuando no hubiese otra razon pa-
ra que los hombres de juicio se retrajesen
de tornar parte en ellas , que las contradic-
ciones á veces ridículas y á veces crueles,
en que caen tan solo por seguir los entre-
mos, bastarla esta sola para mirar con des-
confianza todo lo que tuviese el ayre de
faccion. Iremos enumerando algunas de
ellas, porque no se crea que nos ceñimos
á decir generalidades.


1.a Cuando los ciudadanos estan dividi-
dos en facciones, suele calificarse de rebe-
lion la resistencia á los que se (constituyen
tiranos de su pais , mientras que procla-
man como una accion heroyca la resisten-


5
cia contra la autoridad legítima


2,a Siempre suelen emprenderse las
grandes revoluciones en nombre de la li-
ebertad ; pero la misma libertad suministra ar-
mas y suscita enemigos contra sí misma ; por-
que una libertad estremada produce las faccio-
nes , y las facciones destruyen la libertad.
El gobierno popular aborta la licencia , y
la licencia acaba con el gobierno popular.


3.a Es cosa rara que casi todos los que.
se declyan campeones .principales de la li-
bertad procuran apoderarse de una autori-
dad mucho mas estensa que la de los mis-
mos reyes, y que siempre procuren dar á
entender que la necesitan para con trares-
tar el poder de aquellos. Lease la historia
de Cromi,vel , y se verá que su ponderada
moderacíon no le permitia usurpar otras fa-
cultades que. las necesarias para esclavizar á
los tres reynos unidos. Todos los Cromweles
empezaron -por declararse idólatras , adic-
tos é ideritiflcados con la libertad.


4.a Los que durante el imperio de las
facciones. gozan ya de sobrada libertad, ha-
cen nuevos y nuevos esfuerzos por acrecentar-
la, entendiendose esto con ellos esclusi vannen-
te , porque ya se sabe que un hombre de par-
tido no tolera que haya nadie libre sino




6
a y los suyos. La única libertad que sufren


.en los dernas es la que les dan por fuerza,
no considerando digno de ser libre al quo
no piensa como ellos, lo cual equivale á
decir que nadie puede aspirar á ser libre
sino haciendose un hipócrita, un calum-
niador, ó un bribon é infame como ellos.
El caso es que los tales tomando á ,sti car-
go la revindieacion <fe los intereses públij
cos , ó como dice el folleto, figurandose
ser los libertadores del género humano, nun-
ca creen que hay premios suficientes para
pagarles sus


- servicios , como que para dar
prueba de.su desinteres y generosidad, pro-
curan hacerse duchos de todo.


5.a Generalmente los hombres vivos de
genio, que carecen , de rellexion, se arrojan
á cuerpo perdido en la primera ficcion
que se les presenta , y cuando llegan
á abrir los ojos sobre la mala eleccion
que hicieron, ya no se atreven á desde-
cirse, porque temen el riesgo de retroce-
der., Continuan pues por obstinaeion en un
partido en que entraren por atolondramien-
to, y se avergüenzan , .digarnoslo asi, de
avergonzarse. Desde entonces ya permane-
cen de mala fe en donde entraron de bue-
na, y empiezan á tornar parte en las mis-


7
mas resoluciones violentas 6 criminales que
interiormente desaprueban. Poco á poco.
se van acostumbrando á todos los escesos,
se mezclan entre los malos sin conocerlos,
y despues de haberlos conocido y apegado
á sus máximas, se obstinan en seguirlas á
pesar de la voz de su propio remordimien-
to , hasta que llegan á ser tan malos como
los denlas.


6.a Si se reflexionase que los elementos
. de todas las facciones no son otros que la
ambicion de unos ,pocos , la perversidad
de Muchos , y la necedad de los mas,
¿quién seria el hombre sensato que se alis-
tara en ninguna de ellas? Los primeros y
los segundos, con-lo que tienen urgente nece-
sidad unos de otros, Claro es que no tar-
dan en ponerse de acuerdo para atraer á
su partido á la multitud , .armandola á fa-
vor de sus intereses en nombre de la li-
bertad, para desarmarla luego en nombre
del interes público, á fin de mantenerse en
la tirania. No siendo posible que la mul-
titud gobierne por sí misma, ni que se re-
presente sino por un corto número de hom-
bres, estos que por lo general la temen y
desprecian á un mismo tiempo, suelen mas
bien gobernar con arreglo á su interes




8


cufiar, que al de ella ; pero corno por po-
cos que sean los gobernantes siempre son
mas de lo que conviene al egoisrno de ca-'
da, uno, no pueden juntos guardar buena
armonía por mucho tiempo. De aqui nace
que intrigan y conspiran unos contra otros,
y se dividen y subdividen hasta que lle-
gan á debilitarse del todo, y entonces tie-
nen que abandonar la multitud , el gobier-
no y todo á la discreeion de uno solo. Es-te es el círculo vicioso de las facciones : ba.jo el pretesto plausible de libertar al pueblo
de la s


ervidumbre , le impelen hacia la
anarquia , y la ¿margina le vuelve á sujetar
al yugo de la servidumbre.


7• a No se crea que para ser gefe de un
partido se necesita grande talento ; al con-
trario , bastan una mediana disposicion y


juicigran fondo de hipocresía : cuanto menoso y destreza tengan tales corifeos,
se-Tán mas temerarios. Los hombres muy ma-


los suelen tener mucho ingenio y habili-
dad para atizar la discordia y Promovert
umultos; pero para mantener el orden, la


paz y la union en un estado , no basta elingenio si no está acompañado de pru
, de ideas profundas y de


recursosRhund an ds para fijar y sostener una buena


9
administracio n.No todos los ambiciosos son
tan hábiles y tan diestros como Cesar ; pero
luego que se ven al frente de un partido, n
gano de ellos confiesa que tomó las armas con
mala in tencion, sino unicamente para defen-
der al pueblo de 11 injusticia de sus ene-
migos, para restablecer los magistrados y
la autoridad popular, y para rescatar al
oprimido por una faccion de tiranos. No
es de estrafiar que el pueblo se deje enga-
llar con estas lisonjeras caricias ; pero ¿se-
rán disculpables los hombres sensatos, si
se dejan prender en una red tan grosera?


8.a El que se entrega al espíritu de par-
tido ,"se entrega á la, mala fe, á la calum-
nia, al odio y á la violencia; porque no
hay partido alguno que sea justo y sin-
cero con los de otro partido diferente ó
contrario. ¿Qué cosa mas natural, dicen
todos, que declararse unir enemigo de sus
enemigos ? ¿ni qué cosa mas justa que etn.
picar contra ellos toda especie de medios,
aunque sean los de la doblez, la calum-
nia, la delacion y basta el mismo asesina-
to? Pero al contrario , todos los que se
alistan bajo una misma bandera, aunque
sean desalmados, solo' por este hecho se
convierten en hombres de bien y verda-




IO
cleros amigos de la patria; porque el nom-
bre banal de 'mitra no se les ha de caer
nunca de la boca á los facciosos.


9.a No se ha de limitar este zelo á
solas estas' cosas, sino que ha de brillar
particularmente para repartirse entre sí los
bienes, los empleos y hasta las casas de
sus adversarios; de modo que por amor
á la patria se ha de destrozar de todas
maneras el suelo patrio , y bajo pretesto
de zelo por el bien público se ha de ar-
ruinar la hacienda pública y la de los par
• titula res.


Concluyamos con decir que en un pais
donde reynen las facciones, no hay que
esperar sosiego, amistad ni concordia en
las familias, ni vínculos honestos y agra-
dables, ni dulzura alguna en el trato, -ni
ningun sentimiento de la naturaleza y de
la lJn


dia se forjarán crímenes
y malos intentos contra una faccion, co-
me nos persuadimos que se ha hecho en
el folleto que da ocasion á- este artículo,
y otras serán calumniados los mismos ca-
lumniadores. Los hombres de partido solo
se complacen con este espíritu de division,
y se confirman y obstinan en su parcia-
lidad: este llega á ser el asunto esclusivo


de todas las conversaciones; y si se sus-
pende por albur tiempo, se vuelve á él
con doble encarnizamiento; de suerte , que
cuanto mas se repite, menos. cansa , y mas
les acalora.


A esto contribuyen en gran manera
las tertulias reglamentadas, las juntas ca-
seras misteriosas, los clubs y las asocia-
ciones de todo género y nomenclatura; por-
que en ellas se perfecciona el espíritu de
partido, y en ellas se prepara el odio y
la ponzoña de la sociedad. El que se ha-
lle poseído de esta rabia contagiosa, es
preciso que renuncie al uso de su razon y
hasta su -propio caracter , para adóptar
el espíritu , 6 llamemosle mejor el delirio.
de su faccion : pierda ya toda esperanza
de conocer la verdad, y resuelvase á no
ver los objetos sino per el prisma de la
preocupacion. No juzgará ya á los hombres
sino en el tribunal de la venganza, ni lle-
gará á saber las cosas sino como las pu-
bliquen las trompetas de su partido. Sa-
brá mas que lo que quieran que 'sepa, y
ciertamente ignorará todo lo que


b


ten<van
interes en ocultarle. Llegará á creer á pe-
sar suyo las mas absurdas contradicciones,
y se convertirá en apostol, cí acaso en mar-




z3I2
tir- de todos los misterios de la iniquidad,
En una palabra, es me nester que se some-
ta á la obediencia pasiva y á la abnega-
cion de sí mismo, convirtiendose en una
máquina, ó si se quiere en un verdadero
frayle que no tiene otra voluntad que la de
sus superiores, ni para obrar, ni para pen-
sar, ni para vestirse, ni para nada que
no sea conforme á las máximas tiránicas


ridícula; de su instituto. ¿Y son esos
los que se rien de los frayles, los que
desprecian sus usos y costumbres? ¿ Qué
regla monacal ha habido jamas en el mun-
do


mas despótica ni mas humillante que
cualquiera de esas sociedades secretas en
donde por el placer de mandar, se man-
dan hasta los crímenes? ¡Oh vengiienza del
entendimiento humano , siempre en tinie-
blas y siempre en contradiccion ! • 1, ! !


TEATROS.


Por el sótano y el torno : comedia de Tir.:.o
de Molina refundida.


caracter mas interesante y dramá-
tico de esta pieza es el de doña Bernar-
da , viuda , joven y un poco tentada de
la avaricia; lo que la hace comprometer
á su hermana menor dona Jusepa con un
viejo rico, celoso y ridículo en tal esce-
so , que la casa preparada en Madrid para
su novia se manda por un torno co-
mo la del famoso Carrizales. Pero don
Fernando , amante de la inda , halla
medios de penetrar en su corazon , de ha-
cerle olvidar la avaricia , á lo menos por
algunos momentos , y disculpar la resis-
tencia de su hermana , enamorada y Cor-
respondida del joven don Duarte. El
torno puesto para guardar se convierte en
instrumento de tercerías: el sótano de la
casa donde viven las hermanas, tiene co-
municacion con el de la posada de los dos
amantes; y 'esta circunstancia y los lances




á que da lugar , deciden á doña Bernarda
á sacrificar su avaricia á su amor y al de
su hermana.


Las escenas entre la viuda y el socar-
ron de su escudero , que con una aparen-
te sencillez le da las noticias mas opor-
tunas para enardecerla en el amor de don
Fernando , son muy dramáticas , igual-
mente que los fingimientos de doña Ber-
narda : esta entabla comunicacion con su
amante, primero con el pretesto de castigarlo
por haberse atrevido á entrar en su casa dis-
frazado de sangrador, y despues con el de
darle consejos prudentes y cristianos para
que mejore de vida.


En el segundo acto, despues de ha-
ber leido el papel y las promesas de su
aman te , esclama :


«Alto , viudez , esto es hecho :
Perdone Dios al difunto. »


Estos versos son de situacion , y pro-
ducen un efecto muy cómico.


El 'episodio de la sangria que com
-prende gran parte de los dos primeros


actos , describe con mucha prolijidad to-
das las galanterias propias de aquella in-


IJ
teresante situacion. Nos acordamos que en
la época de nuestra primera juventud eran
todavia de moda los melindres pie pinta
Tirso , y los regalos que describe Calde-
ron en el Escondido y la Tapada con mo.
tivo de la operacion quirúrgica mas Se,
cuente y recomendada en la medicina de
aqUella época. Pero desde que el arte de
Esculapio es , menos sangriento y la galan-
tería mas libre, han cesado aquellos ob-
sequios , que eran tan de costumbre que
tenian el nombre de sangria por la oca-
sion en que se daban. Don Fernando ha re-
galado una sangría á doíia Clara, era la
frase de uso.


La fábula está mejor coordinada que
en otras comedias de Tirso ; mas no sa-
bemos si esto se debe al autor original,
ó al refundidos; porque no hemos podi-
do ver la pieza antigua : en cuanto al es-
tilo , la misma propiedad y pureza de len-
guage , el mismo uso moderado y gracio-
so de voces gráficas , el mismo donayre
maligno y salpimentado que caracteriza la
manera de Tirso en todas sus comedias.


Hé aqui como se queja doña Jusepa
de que la casen con un viejo:





Qué sin ser mi hermana madre


Me cele , hasta el tropezar (1),
Pretendiendome casar
Con quien puede ser mi padre'
¿ Yo en el abril apacible
De quince años con sesenta'
Si el desposorio celebro,
Y estando juntos los dos,
Me dice 'amores con tos ,
Y me echa con un requiebro
Un diente y me descalabra ,
¿ Qué he de hacer con un marido,
Para mi afecto fallido ,
Ix fecundo en la palabra ?
No , Jusepa : no es adorno
Del mayo el caduco enero,
Con un marido escudero,
A la atahona de un torno,
Las celos siempre á la mano,
Sujeta á 1,1gun testimonio.
¿Yo monja del matrimonio (2 ) ?
¿ Yo el perro del hortelano ?


(x) liabiala reprendido doña Bernarda, porque
tropezó en la calle yendo á misa , y dió la mano á
uu caballmro que acudió á socorrerla. Esta nile-
ria , propia tambien de la galanteria de aquel tiem,
po , ocupa una escena entera.


(2) Felicisima espresion.


La descripcion del trage de una viuda
que desea segundas nupcias, está muy des-
crito, y llama •


« Al cambray que no pesa ,
Manteles para la mesa
Del matrimonio segundo.»


La siguiente alegoria es digna de Plan-
to. Está en boca de una vieja inteligente
en zurcir voluntades.


«Todo Caballo escogido
Sirve de rocin despues ,
Que lleva á moler harina.


• Moza me vi y hartas veces
Admiraron mis jaeces :
Ya el tiempo me hizo rocina.
Por muchas honradas pasa :
Pues no estoy para ruar,
Quiero harina acarrear,
Con que aparroquiar mi casa ;
Siquiera por el salvado.»


Es imposible reunir mas malignidad,
mas gracia y mejor lenguage. Tirso sobre-
sale en la creacion de voces nuevas, que
aunque lo sean, estan tan nacidas en sus


TOMO XV.
2




I 8
periodos que no parece sino que han per-
tenecido siempre á. la lengua. Tal es el
verbo aparroquiar, que no hemos visto en
ningun otro escritor castellano.


Don Luis, amante y celoso , dice asi:
á la viuda :


Alentaraisos asi,
Granada, que .por defuera
Cubre cáscara grosera,
Y tiene el alma rubí.
Debe de ser interior
El mal que osó acometeros:
Que tambien tendrá barberos
La medicina de amor
Me perdonaréis, que quiero
Avisarle lo que pasa (i),
Y que de noche en su casa
Hay, si no duende , barbero. »


En esta comedia se hace mencion de
la de Moreto: No puede ser guardar una


itger,
, lo que prueba que el Sótano y el tor-


no fue de las últimas de Tuso.


(i) Al viejo.


El Desertor húngaro. —El Leñador escocés.


Estas dos piezas pertenecen á un mis-
mo género; que es el romancesco , estan
bien traducidas y su efec to en el teatro de-
pende esclusivamente del actor que repre-
sente las caricaturas del , barrendero y del
leñador.


En ambas se ve el amor luchando con-
tra el poder. Sin embargo las combinacio-
nes del Leñador son mas cómicas. Por ha-
berse puesto el vestido ',de un caballero,
le prenden en lugar' de él ; le requieren
de amores dos grandes señoras : es liber-
tado por sus vasallos, y tiene que presidir
á un tribunal y que mandar un ejército.


Por lo (lemas , ni en una ni en otra
hay verosimilitud , caracteres ni artificio
dramático. Son verdaderas arlequinadas,
corno todas las piezas de este género en
que se mezclan indistintamente grandes pa-
siones con truhanerias', y ridiculeces con
infortunios. Se nos responderá , que tal
es la vida


• del hombre ; pero nosotros re-
plicaremos que lapoesia dramática no tie-
ne por objeto pintar todas las vicisitudes
del mundo moral , sino elegir los sucesos




al
ro mezclar las gracias truhanescas con las
persecuciones , las muertes y los entierros,
es burlarse de las reglas del arte y
Auditorio.


y los rasgos mas propios de la situacion
que se elige ,._,aladir otros que aunque in-
ventados por el poeta sean verosímiles,
asimilar el estilo al asunto y ser cons-
tante en el colorido desde el principio
al fin de la fábula. Todo lo que se re-
presenta en el teatro debe ser natural;
mas no todo lo que es natural , es digno
de la escena.


Nada se ha censurado con mas justi-
cia y severidad en nuestro teatro antiguo,
que la mezcla de lo ridículo con lo noble.
En esta crítica fundada y racional se han
distinguido los dramaturgos estrangeros,
señaladamente los franceses ; y sin embar-
go , los franceses mismos son los que en el
dia abastecen nuestro teatro de piezas hl-
bridas en que se nota quizá con menos en-
mienda que en nuestras comedias antiguas
aquella mezcla monstruosa.


Nosotros no queremos desterrar de las
piezas sen tim entales cierta sonrisa que arran-
ca de los espectadores la vivacidad de la ré-
plica , ó la originalidad de la situacion , asi
como tampoco. son indignas de la comedia
propiamente dicha las escenas tiernas en que
un sentimiento bien expresado ó una be-
lla accion conmuevan al espectador : pe-




LITERATURA.


Matilde, tí memorias sacadas de la historia
de las Cruzadas, escritas en francés por
madama Cottin , y traducidas en caste-
llano por D. M. B. García Suelto. Tres
tomos. Madrid t 821.


De todos los géneros de la literatura
el novelesco es el mas infeliz , porque ja-
mas se ha podido elevar á la dignidad de
clásico. La novela `de Heliodoro entre los
griegos, y las de Apuleyo entre los latinos
estan en cuarta ó quinta linea, á pesar de
que el Asno de org pertenece *al género
satírico. El Quijote y el Telémaco no de-
ben su celebridad al género que aparentan
tener, sino al qne encubren. Este es esti-
mado por sus principios políticos , aquel
por la abundancia del verdadero cómico'
que rebosa en todos sus capítulos. Es esto
tan cierto , que si el primer libro. de nues-
tra literatura no contuviese mas que episo-
dios novelescos, corno los de Fernando y
Cardenio , el Curioso impertinente y el Cau-


23


tivo , apenas seria leído; 3r aun á pesar de
estar en una -obra tan justamente aplaudi-
da , incomodan al lector que desea pasar
adelante y volverse á encontrar con Sancho,
con don Quijote , con sus locuras y sus aven-
turas. Las novelas ejemplares de Cervantes
no son clásicas por sí mismas , á pesar de
la perfeccion del estilo , sino por el nom-
bre de su atacir.


En fin, la nueva Iieloisa de Rousseau
es mas bien un tratado de la filosolia del
sentimiento , que una novela. Las de Ri-
chardson son muy estimadas , y leidas ins-
piran grande interes; mas no por eso se
coloca á su autor entre los escritores clá.,
sitos de la lengua inglesa. Fielding en la
Gran Bretaña , Pigaut-Lebrun en Francia,
y Augusto Lafontaine en Alemania, to-
mando por divisa el quidlibet audendi de Ho-
racio , no han conseguido mas que entre-
tener algunos momentos la imaginacion de
sus lectores con la rapidez de su estilo y
la originalidad de las situaciones morales.
Mas no han elevado el género sobre la
clase de las frivolidades agradables. No es
estrario pues que le hayan - abandonado al
bello sexo ; y desde la autora de la Casan-
dra , de narcótica memoria , hasta la justa-




a4
mente célebre madama Stael, ha sido la ocu4
pacion favorita de las plumas femeniles.


La Colina y la Delfina de la hija de Neo,
ker son las obras que mas se acercan á la
peifeccion del género, tanto por el vivisi,
rno interes que inspiran, las bellezas del es,
tilo y las qescripciones científicas y mora-
les , como por la intencion del autor , muy
bien desempeñada , de dar' á conocer los
lineamentos que distinguen en ambos se-
xos al francés, al inglés , al español y al
italiano. 'Como este proyecto tiene un mé-
rito moral y político, se deben distinguir
aquellas obras de las demas de su clase.


El desden con que es mirada la nove-
la entre los literatos, hace que este género
no esté sometido á mas reglas que las ge


-nerales del estilo y la verosimilitud ; re
glas que los escritores novelistas no tienen
dificultad en violar, ó por parecer originales,
ó para producir efectos estraordinarios y
maravillosos.


Hay muchas causas para que no se ha-
ya dado importancia al género novelesco
en la literatura. La primera de todas es
su facilidad. Todo escritor que posea el ar-
te del estilo , y que esté dotado de una
fantasia brillante y de un alma docil á la


25


• im
presion de los a rectos , puede escribir una


novela con tinta facilidad como una carta.
Hay la .misma diferencia de este género á
cualquiera otro' prosayco como del drama
sentimental á la verdadera comedia.


Ademas , la novela es frívola esencial-
mente. Pasiones amorosas , sucesos estraor-
dinarios, episodios increibles; en una pa-
labra, entretenimiento y recreo es lo que
ofrece á sus lectores. Para dar mezclada con
todo este aparato la instruccion que reco-
mienda Horacio en su utile dulci, es nece-
sario mucho ingenio ; y el hombre de mu-
cho ingenio abandona las formas noveles-
cas, y busca otras 'mas verosímiles, mas
estimadas para clásicas , para propinar la
dosis de instruccion que quiere difundir.
Esceptuase sin embargo la novela satírica,
aunque segun lo que hemos dicho , mas
bien debia llamarse sátira que novela. Es-
te nombre conviene solamente á aquellas
en que la accion y los sentimientos ocupan
esclusivamente al lector. No tendremos di-
ficultad en confesar, que la novela es un
género muy poco importante en literatura;
pero lo es en moral, y mucho mas que la.
poesia, la historia y los (lemas géneros filo-
sóficos. La novela es y será irremediable-




t6
mente , por mas severa que sea la educa-
don doméstica, el libro único en que un


. sexo entero y' gran parte de otro aprende-
rá en la época tempestuosa de la juven-
tud la operacion mas importante para el
hombre, cual es la de dirigir sus afeccio-
nes. No son tan interesantes para este ob-
jeto la epopeya , la lírica , la historia ni el
drama, como. esos libros novelescos que
tanto' desprecian los literatos.


Hay un hecho cierto é irremediable.
La juventud lee y leerá las novelas con
preferencia á cualquiera otro libro, porque es
el que mas debe divertirla é interesarla.
De este hecho se infiere como una conse-
cuencia casi necesaria que la direccion mo-
ral de las ideas y sentimientos juveniles ha
de ser la que impriman los libros que lee
con mas sabor é interes. Desprecie pues
el literato cuanto quiera un género que
no puede aspirar á la cumbre del parnaso;
el moralista y el político cometerán un
gravisimo yerro en despreciarle ; pues es un
medio constante y poderoso de influir so-
bre la juventud. En vano se prohibirá que
los jóvenes lean novelas; los jóvenes las
leerán. Esta prohibicion puede llevarse á
efecto en los colegios. por medio de una


27
vigilante; pero es imposiblepolicíad


e observar .en las casas particulares , tan-


to r lo
que hay en


ellas,


enlinalluirlya pocos
a-plos


dres que estan persuadidos de la inflnen-
como medio porque d o


cia que ejercen. Las miran como un ino-
cente recreo y nada mas.


Para que las novelas puedan. producir
un efecto útil •én la juventud son , nece-
sañas tres condiciones : 1.a que contengan
preceptos y ejemplos de moral pura y prac-
ticable: 9.a que la pasion del amor, cen-
tro al rededor del cual giran todas las
novelas, se pinte corno realmente es, me-
nos alhagüeña que peligrosa : 3.a que se des,
-criban ál mundo y á los hombres • ni es-
cesivamente buenos, ni escesivamente ma-
los. La perfeecion de Carlos Grandison ha
causado daños .


mas graves de. lo que se
cree. Toda joven que acaba.sa,lectura,
sea encontrar ,


un Grandison para su uso,
y cree reconocerle en el, primer cala ve-
ra ó seductor i tie se toma el trabajo de
enamorada:


Madama .
Cottin , autora de la Matilde,


ha observado • cuidadosamente estas reglas
en sus novelas.• Todos sus amores tie-
nen la catástrofe des • •gt aciada y terri-




29
He: en todas se proclaman los princi-
pios déla buena moral , las virtudes que-
dan premiadas, y los vicios y los errores
castigados.


Pero la Matilde que es indudablemen-
te la mejor de sus novelas, tiene ademas
Otro interesa; y consiste en la descripcion de
costumbres y caracteres propios de la época
de las cruzadas y de los cristianos y musul-
manes. La accion es la misma de la Taira;
la lucha del amor y de la religion que
despues de largos infortunios acaba con la
muerte de los dos amantes Esta combina-
cion proporciona al autor describir los
sentimientos religiosos tan exaltados en
aquella época , el hereismo , la galante-
ria y las costumbres caballerescas propias
del siglo. Los lugares que son teatro de
la fábula dan motivo á pinturas variadas,
agradables é interesantes. La historia de
la tercer cruzada está seguida fielmente.
Antecede á la novela un resumen histó-
rico de las cruzadas . , muy bien escrito, he-
cho por My. Michaud , autor de una historia
larga y completa de aquellas célebres espedi-
ciones. En el resumen se encuentran algu-
nas reflexiones muy filosóficas acerca del
espíritu exaltado de aquel siglo, la mala


$


29
direccion de las empresas contra los infie-
les, y las utilidades que resultaron á la
Europa de aquellas empresas, aunque ma-




logradas. La fábula es interesante y bien
conducida á pesar del gran número de in-
cidentes que contiene : el estilo fogoso y
animado, la moral pura y ) sin escepcion;
y si hay exaltacion de pasiones, es propia
del siglo en que los guerreros se consa-
graban al servicio de Dios y de la her-
mosura.


En cuanto á la traduccion , solo diremos
que está hecha en castellano, mérito muy


'no descaeceraro en nuestros días y que
en ella el del original.


Insertaremos algunos pasages delos que
nos han parecido mas bellos para que mies-
¿.os lectores juzguen por sí mismos del
estilo de madama Cottin y del mérito de
la traduccion.


• Sea el •primero la exhortacion de Gui-
llermo, arzobispo de Tiro, á los cruzados.


Apenas todos los soberanos con su
cetro , su corona y su manto de púrpura
se sientan y guardan silencio , cuando el
arzobispo de Tiro se levanta con la ca-
beza descubierta y los ojos encedidos; es-




30
pone con energia los funestos efectos de la
discordia que se ha suscitado en el campo;
levanta la voz contra aquellos que prefirien-
do una utilidad temporal á la de la religion,
son los únicos autores de los males terribles
que amenazan á los cristianos ; se esfuerza
tambien en humillar su orgullo , mos-
trandoles que por sus vanas disensiones son
la irrision de los mahometanos. Mil ve-
ces, añade, les he oido repetir entre ellos:
¿y qué, tantos reyes poderosos no han traido
sus vasallos y sus tesoros de lo interior
del occidente mas que para formar un
campo en nuestras tierras y no salir de
ellas? No es esto lo. peor , continuó Gui-
llermo ; mientras que perdeis el tiempo
mas precioso y la estamon mas favorable,
¿ juzgais que Saladino permanece especta-
dor ocioso de vuestras funestas contien-
das? En todas sus provincias junta tropas:
en todos sus puertos equipa armadas : por
todas partes he encontrado á sus pueblos
en actividad, preparandose á la guerra con
el ardor mas belicoso. Siendo dueño de
tantas fuerzas, ¿ qué espera pues Saladino
para caer sobre vosotros y aniquila ros? ¿Qué
espera? El socorro de un auxiliar mas pode-


3t
roso , mas homicida que sus ejércitos , y que
cada dia se adelanta hacia vosotros, trayen-
do en 'su seno la sed, la hambre y pesti-
lenciales exhalaciones. Cuando el cancer bri-
lle en el zodiaco, y la canícula derrame so.
bre vosotros su fuego abrasador ; cuando
las fuentes se sequen , las plantas y los fru-
tos caygan marchitos sobre Ja tierra árida
y abrasada; cuando incapaces de resistir á
tantas plagas •vuestros cuerpos desfalleci-
dos no puedan ya soportar el peso de las
armas, entonces Saladino como un corne-
ta fulminante se presentará de repente de-
lante de vosotros : el leon de la guerra, el
terrible Malek-Ahdel le acompañará: bri-
llarán sus espadas destructoras, y tódo cae-
rá á su presencia. En pocas horas de tan-
tos nobles caballeros que han ceñido la
espada en defensa del hijo de Maria, no
quedará mas que un poco de ceniza y mu-
cha deshonra ; y este campo en que es-
tamos ahora , este campo cubierto todavia
de soldados y de héroes, convertido en un
vasto cementerio, no recordará á las nacio-
nes futuras sino la afrenta de vuestra der-
rota y el triunfo de vuestros enemigos.»


Las descripciones del asalto de Tolemay-




32
da al fin del primer torno , y la del viage
por el desierto , son magnificas. Cuando
Malek-Andel liberta á Matilde de los be-
duinos, dice : « En el momento en que la
cuadrilla inmovil comenzaba á desterrar la
piedad y á proseguir su horroroso inten-
to, se arroja en medio de ella un guer-
rero terrible con ojos encendidos, cubier-
to de armas amenazadoras y el brazo car-
gado de una sangrienta cimitarra : acorne-.
te á los árabes, hace en ellos una espaw-
tosa- matanza , dispersa , destruye él solo
la tropa entera , y la muerte y la victo-


• ria le abren camino hasta la princesa. Mas
pronto que el rayo la coge, la levanta y
la transporta por medio de los escombros.
Los cuerpos moribundos de los árabes y
de los cristianos no detienen la marcha
impetuosa del héroe, y no ve sino á Matil-
de, no piensa sino en su peligro ; la po«
nc sobre un soberbio caballo , se coloca
'letras de ella , la abraza con una mano,
coge con la otra la brida del arrogante
animal , y seguido de algunos soldados
musulmanes se aleja á todo galope de
aquel espectáculo de mortandad.»


Poco mas adelante está la descripcion del


desierto. ,Pero apengli
rni.)A la.. tierra,: los .prirne-eter ii elcjimZ1e 9.'


ros. .:Payps cundo,d,ivisan á lo
jos enormes columnas de arena que ya.,
corren. con prodigiosa rapidez, ya se ade-
lantan con magestuosa lentitud. Penetrán-
dolas luego el sol , parecen verdaderas
columnas de fuego, y lo encendido del ay_
re anuncia el terrible viento del mediodia.
Á vista de estos fatales presagios las que-
jas se manifiestan abiertamente; muchos sol-
dados proponen,stie„se,arrojen las tien-
das y' una parte de las provisiones en
medio del desierto para huir con mas
celeridad. La tropa entera , alterada por el
temor y el fanatismo, da á entender que
el cielo no les envia aquellas desgracias,
sino en castigo de los obsequios estraor-
dinarios que les obligan á prodigar á una
cristiana , y aun se atreven á decir que si
permanece mas tiempo entre ellos, Maho-
ma los sepultará á todos entre las arenas.
Á estas insolentes palabras Malek-Ahdel,
arrebatado de furor saca la , espada, y mi-
rando á .los soldados con ojos centellean-
tes : «yo juro , dice, derribar la cabeza del
primero de vosotros que ose pronunciar
una sola palabra contra la persona sagra-


%TM O xv., 3


1




da de la princesa de Inglaterra. —No vea


yo en mi vida la Meca , respondió uno de
los mas revoltosos , si <sí jamas á un Mu-
sulman oct.


JJ


Sobre. la alegoria que han dado en usar
algunos escritores para esparczr 'ma-


las doctrinas. .


Supuesto que ya se ha introducido la •o-
da de hablar de la China , y


• supuesto tara
bien que en csplicandose bajo una alego-
ria tau ingeniosa y tan nueva no hay
nada que temer de las leyes ni de los que
estan encargados de aplicarlas; necios •se-.
riamos nosotros si no usasemos á nuestro
placer de este comodisimo privilegio. Me-
ses hace ya que se estan espidiendo pa-
saportes en la China para decir desver-
güenzas en Madrid, y aun para algo mas
que desvergüenzas; pues que no basta es-
te nombre para calificar las que se im-
primen en esta heroyca capital contra el
rey, contra el congreso, contra los magis-
trados, contra los jueces y contra todo cuan-
to en una sociedad bien ordenada tiene
el caracter de sagrado. Es ciertamente un
consuelo inesplicable ver los progresos que
va haciendo la libertad, y bajo su som,
bra hacen las luces y los conocimientos




36
en todo género de ilustracion; como que
dentro de poco es de esperar que nues-
tros progresos se acerquen á /os de los
mismos chinos, si continuamos tomandolos
por modelo.


Verdad es que ellos se avergonzarian
de tener tales imitadores, y que proba-
blemente se les alimentaria el desprecio
con que miran á los europeos. Pero asi
corno ni los insultos, ni las amenazas, ni
los golpes han podido retraer á algunas
naciones de Europa de comerciar con ellos
por el gran lucro que dejan á ciertos in-
dividuos, del mismo modo entre nosotros
hay quien se complace en cubrir á la na-
cion de afrenta y de ignominia, solo por
ganar cuatro reales enmascarandose de chi-
no. Sin-embargo, ya que segun el uso que
vemos hacer de la libertad de escribir,
parece que solo nos hemos propuesto ha-


, cerla aborrecible á los ojos de la razon y
de la tilosofia, creemos que ni siquiera se
ha sabido guardar la debida propiedad en
las alegorias chinescas, con que se estan
luciendo los escritores encanallados.


Nadie ignora el atraso en que se han
quedado lós chinos , tanto en las ciencias
físicas , como en la mayor parte de las


37
artes, ya sea por razon de su idioma, ó ya
por otras 'causas que ahora seria hindi in-
vestigar; pero tampoco ignora nadie, á no
ser los zurriaguistas tá otros de su jaez, que
hace . miles de años que no estan los chi-
nos tan- vergonzosamente atrasados como
nosotros en la moral, en la urbanidad y
en la ciencia de la legislacion. ¿Qué dirian
de nosotros los chinos, si supiesen que
en la capital heroyca de una monarquía
constitucional bastaba tomar el nombre


-de un poeta imaginario de su nacion , pa-
ra decir las mayores atrocidades contra el
monarca , contra sus ministros y contra to.
das las autoridades reconocidas por la Cons-
titneion ? ¿Qué dirían los chinos de la , pon-
derada .gravedad y sensatez española , al
ver que se ridiculiza impunemente con apo-
dos groseros - á los primeros magistrados,
con tal que estos tengan el valor y vir-
tud necesarios para impedir que los des-
almados asesinen á los hombres de' bien?
Los , chinos cuya constitucion está funda-
da en la potestad paternal , y cuya legís-
lacion es la única que ha instituido pre-
mios para la virtud , mientras que la de
los denlas paises se ha limitado á casti-
gar el crimen, ¿qué dirian de nosotros al




.38
ver que se ponen en boca de sus poetas
ó de sus mandarines unas espresiones que
solo podrian dejar de di ‘9, Dar en la mas
inmunda taberna de un arrabal?


Debieron pues el Zurriago y todos sus
imitadores no tomar ,el nombre de ningun
chino, sino mas bien el de albur cafre
ó iroqués para dar alguna verosimilitud
á sus fingidos personages. Nosotros supon-
driamos, por ejemplo , que en lo interior
del Africa Labia un pueblo noble y ge-
neroso, compasivo y humano , aunque al-
go menos ilustrado que sus vecinos : que
este pueblo amaba su independencia, y ja-
mas economizó ninguna especie de sacri-
ficios por conservarla; pero ignoraba el
punto en que consistia su libertad ; tal era
el estado de opresion en que le habian
tenido sus propios ;efes; que una circuns-
tancia imprevista le privó de ellos por al-
gun tiempo; y lo que al parecer debia
haber prolongado su degradación , fue el
origen de su renacimiento y de su glo-
ria. 'Entregado á sí mismo y á sus pro-
pias sensaciones, no solo rescató á su ge-
fe principal, sino que le puso en situa-
cion de 'que fuese una misma cosa con
sus pueblos,


3g
Fstrecharense mucho mas los vínculos


de amor y de una ordenada dependencia
entre él y sus súbditos, y se ligaron con
nuevos juramentos para no esceder los lí-
mites del mando ni los del respeto. Fija-
ronse estos límites en una tabla de bronce
para que nadie pudiese ignorarlos ; y ni el
pueblo ni su gefe vieron durante mucho
tiempo , ni probablemente hubieran visto
jamas en ellos, sino una prenda de la se-
guridad y de la dicha de entrambos. Mas
habia en aquel pueblo, como hay en otros
muchos , unos cuantos hombres malos
acostumbrados á todo género de vicios y
enemigos de toda ocupacion honesta , que
mirando como un suplicio la pública tran-
quilidad, se propusieron introducir la dis-
cordia en el reyno , y sembrar la descon.
fianza entre lós individuos de aquella gran
familia.


Para ello principiaron por declararse á
sí mismos los únicos amantes y protecto-
res de aquella tabla , á fin de tener mayor
facilidad para destruirla , cmpleandola en
su uso peculiar y esclusivo. Tuvieron taro-
bien la osada de llamarse amigos del pue-
blo, no- dando otras pruebas que la de de-
clararse, enemigos del monarca, cuyos in-




40
tereses quisieron hacer creer que eran opue's
tos á los generales. En vano procuraban
los juiciosos habitantes de esta y los mi-


-tr'istros de aquel uniformar sus medidas pa-
'l'a que continase la union y 'Va buena ar-
' monja entre los que habian de dictar las
9eyéS y el encargado' de hacerlas ejecutar;
•P'Oiyque la voz del desorden : gire siempre
és Más estrepitosa que la de la razon, obs-


- enreda no solo la exactitud de los racio-
cinios, sino : tarnbicn la de los hechos. Bien
conocieron- los que observaban sus pasos
cual era el verdadero moví); de estos obs-
curos revoltosos, y sabian que muchos as-
piraban á vivir á costa de los denlas ; pe-
ro como siempre tomaban la voz del pue-
blo y se escudaban con el honroso protes-
to de defender sus derechos y libertades,
era indispensable distinguir lo que realmen-
te interesaba á este, de lo que solo- era per-
sonal á aquellos.




Hubo pues 'entre los encargados del go-
bierno quien por debilidad ó por error de
cálculo quiso transigir con los principliles
alborotadores , llamandolos bácia sí y dan-
dotes destinos de importancia ; mas esto-110
produjo ni podia producir otro efecto que
aumentar el estínmlopara que los otros pro-


41
curasen hacerse temibles y se diesen á co-


'nocer por su mayor osadia. El pueblo esta-
ba pasivo y al mismo tiempo escandaliza-
do de ver cómo se abusaba de su nombre
'por personas que casi le eran desconocidas,
y cómo le atribulan quejas y deseos que
nunca habian pasado por su imaginacion.
Dieron entonces en llamarse pueblo todos
'los que por haberse entregado al juego y
á otros vicios, se habian quedado cspuestos
á perecer de hambre; todos los' que con la
estincion de los tribunales de policia ha-
bian perdido sus empleos de espias y de-
latores ; todos los falsificadores de firmas y
de documentos , á quienes un indulto in-
discreto 'labia preservado del suplicio; los
vagos y haraganes acostumbrados á pasar
la vida en los gafes y juegos de villar; los
militares que por viciosos ó inútiles ha-
bian sido espelidos de sus cuerpos ; los deu-
dores insolventes ó que habian resuelto bur-
larse de -sus acreedores ; los que estando des-
tinados á servir empleos en tierras lejanas
querian percibir su sueldo en la capita/,


solicitar otros mas ) útiles y elevados; y
por último todos aquellos á quienes sus crí-
menes hacían mirar con odio á la justicia
y la subordinacion.




Esta fue la clase de gentes que se ínvis-
lió á sí misma con el sagrado caracter de
defensora del pueblo; y los medios que
adoptó para probar su mision fueron muy
dignos de las personas nue se habian encar-
gado de ella. Lo primero de que trataron fue
de sobreponerse al poder judicial , á fin de
asegurar la impunidad de los atentados que
cometiesen en lo sucesivo ; y para sobrepo-
nerse era indispensable amedrentar á los
jueces. Los amedrentaron en efecto, ya
por medio de calumnias, ya de amenazas,
ya arrojaniose á sus casas para hacerlos
pedazos, y ya convirtiendose en ej ecu-
tores no de las sentencias dadas sino de
las que les dictaba su frenesí. Procla-
maron como un dogma políth o la deso-
bediencia al gobierno, y elevaron,á virtud
la rebelion. Colmaban de elogios á los que
mas se habian distinguido en la carrera de
los crímenes, suponiendo que les }labia con
ducido á eilos un esceso de amor á la virtud


Pero contra quien mas cebaron su en-
conosa rabia fue contra el gefe superior de!
estado, por lo mismo que en las leyes, ó
digamos mas bien, en los pactos consigna-
dos en la tabla entre él y sus súbditos, su.
nombre y su persona eran inviolables y


42 /13
sagrados. No estaba aquel pueblo acostum-
brado á oir con indiferencia los insultos á
sus reyes , aun cuando viniesen apoyados
en una inmensa fuerza militar ; y asi es de
creer que no hubiera sufrido que se le fal-
tase al respeto de un modo claro y direc-
to por los mas obscuros y despreciables es-
critores. Entonces fue cuando tornaron el
torpe arbitrio de desatarse en dicterios
contra su augusto nombre, valiendose de
la alegoría de un rey ó un emperador es-
tran gero , y poniendolos en boca de un poeta
ó de un ministro de aquel lejano pais. Bajo
este grosero velo que á nadie se le ocultaba,
pues que tampoco se escrihia para que se
ocultase, les fue lícito calumniar al mo-
narca y llamarle reo de los mas atroces
crímenes, infamar su nombre con epíte-
tos horribles, y provocar su muerte ó su
deposicion.


No contentos todavia con esta' bárbara
licencia, quisieron asesinar á la puerta mis-
ma del templo de las leyes á los respeta-
bles ciudadanos que se esforzaban por re-
primirla. Esto ultimo quiso hacerse pasar
cuino prueba de patriotismo, asi como los
anteriores escesos habian sido llamados
desahogos inocentes y muestras de la robla-




//


tez de un. pueblo libre. La indecencia y la
~seria llegaron á su colmo ; y si no fue


"z,


grande el número de los atentados san-
grientos, no hay que atribuirlo á modera-
cion , sino á cobardia y debilidad; porque
hasta la perpetracion de los crímenes re-
friere cierta especie (le valor que no te-
nian aquellos desdichados.


Habiendo dicho ya cómo trataban á su
inviolable gefe , inutil es aaadir como tra•
tarjan á sus ministros, á los magistrados y
á los particulares que intentaban oponer-
se á sus desórdenes. Con estos se traspasa-
ron todos los límites de la decencia, y se
empleó. para disfamarlos un furor verdade•
ramente africano , sin tomarse siquiera la"
molestia de disfrazar sus nombres, y llegan-
do á tanto la osadia y la impunidad, que
ni . siquiera se humillaban á quejarse los
agraviados , teniendo por una distincion
honrosa el odio de aquellos caníbales. Ni
se piense que en aquel pais no habia leyes
que reprimiesen la disfamacion ; al contra-
rio abundaban mucho, tanto en el reyrta
do anterior á la tabla, como despues de esaj
tablecido este último; pero las antiguas ha-'
bian perdido su fuerza , y las modernas no
habian adquirido todavía la necesaria.


45
Lo que mas debe admirar enmedio


de aquel desorden anárquico es que los
mismos que estaban en el pleno goce (le
aquel despotismo popular, se quejaban per-
pétuamente de que se les limitaba su liber-
ta'd constitucional, sin que hasta ahora haya
podido nadie averiguar qué especie de li-
bertad es la que ellos designaban con este
título. No faltaba en aquel pueblo quien
comparase la licencia de que se habían po-
sesionado algunos, con la que disfrutaban
varias hordas salvages de las costas meri-


- dionales de Africa ; pero tampoco halla-
ban exacta la comparacion porque á lo me-
nos en estas no se seguía otro desechó que
el de la naturaleza , en el cual no hay otra
ley mas constante ni mas respetada que
la del mas fuerte, y por consecuencia el
debil se humilla , adula , sirve y compra
su seguridad á costa de bajezas que cree
justas y necesarias; mas en aquel otro pue-
blo eran tanto mas duras é insufribles,
cuanto mas solemnemente se habla pro- -
clamado en la tabla la igualdad legal.


y. Por último , en aquel pueblo todos
suspiraban porque se observase lo que la
tabla prevenia y ordenaba; pero esta ob-
servancia 1-labia llegado á ser insoporta-




ble á los que indignament e se habian declamo
rado sus adoradóres. No habia uno de estos
que no la hubiera hecho mil pedazos cada
vez que servia de obstáculo á la satisfac.
clon. de sus pasiones; pero sabian muy
bien que el dia en qua desapareciese aquel
pretesto, hasta las piedras de las calles se
levantarian contra ellos y v(,lverian á su
antigua nulidad , cuando no espiasen sus
crímenes donde tenian merecido. Este fun-
dado temor era lo único que les im-
pedia declararse abiertamente contra ella;
y la única esperanza del pueblo y de su
gefe conEistian en que apoyandose siempre
en la tabla de 'bronce, ó todos se habian
de acoger á su sombra ó babia ele llegar
el caso de que nadie pudiese dudar quie-
nes eran sus amigos ó sus contrarios.


Esta historia, cuento, alegoria ó co-
rno quiera llamarse , ya que no fuera cier-
ta en todas sus partes , tendria á lo me-
nos la verosimilitud del lugar donde se
supone la • escena ; pero venirnos con la Chi-
na para predicar las doctrinas del regici-
dio y del trastorno del orden social , es
acompaiiar á la infamia la estupidez.


Sociedades secretas.


Qui mala a pt , odie lucen?.


Ya en otra ocasion hemos tocado este
punto ; pero es tan interesante que nos ha
parecido necesario llamar de nuevo hacia
él la atencion de nuestros lectores.


No repetiremos lo que ya tenernos di-
cho acerca de las sociedades místicas de
la antigüedad , y acerca del bien ó el mal
que hicieron á la especie humana , de los
dogmas que en ellas se enseriaban, de su
origen , progresos y decadencia de su.
renacimiento bajo otros nombres , símbo-
los y misterios , y de los motivos que los
hombres pudieron tener para reunirse
en secreto cuando vivian bajo de unos
gobiernos opresores que tiranizaban el pen-
samiento y perseguian la sabiduria. ¿ Qué
le importa en efecto á la generacion ac-


. tual averiguar la época en que empeza-
ron las iniciaciones eleusinas, ó los mis-
terios de Isis ? ¿ Qué utilidad sacará da




leer eruditas disertaciones sobre la época
fija en que empezó la masoneria , y espli-
cacicnes mas ó menos ingeniosas y mas
ó menos verdaderas de sus estralias cere-
'monias , de sus palabras Místicas y de sus
enfáticos signos? Los tiempos son otros,
y lo que hoy débe interesar á los pueblos
y á los gobiernos , no son esas asociacio-
nes ruístipas que ó no tenian objeto nin-
guno político, ó si le tenian no confiaban
su secreto. mas, que á un cortísimo nú:
mero de .adeptos, cuya acoion estaba re,,
¿lucida á formar inútiles , deseos, y embau-
car á los imbéciles que se ponian bajo su,
direccion y enseñanza.. Las sociedades secrer;
ta s; que hoy importa conocer son las que con,
difere.ntesnombres,se han formado en va-;!i
ríos paises . despues' de la revolucion frart,1•1
cesa pera . preparar y dirigir grandes Dor!)
vedades políticas en cualquier sentido qu,ed
sean. Nosotros no pertenecemos ni bemoll
pertenecido jamas á . ninguna, de ellas,
(le consiguiente no conocernos. sus estatu,„.
tos, , planes, y proyectos; Tampoco sabernos
mas que por los rumores. públicos que thaT.'
ya en , España asociaciones clandestinas 4%
esta clase ; pero ni una ni otra noticiaA
necesaria para el objeto ; que :nos propon


49
tríos. Este es el de probar que cuando
existe un gobierno legítimo y nacional, ya
formado por un contrato expreso y so-


. lemne, ya sancionado tácitamente por la
aquiescencia de ios pueblos y por la pres-
cripcion del tiempo, la pequeña fraecion
de la sociedad que se reune en secreto
para trabajar en su ruina , aunque sea con
el fin de substituirle otro mejor , es una
faccion conspiradora y digna de castigo, si
por desgracia suya llega á ser conocida y
descubierto su plan. En suma nosotros
prescindimos de la existencia real_ de se-
mejantes sociedades, y concederemos ri
se quiere que no las hay ; examinamos
unicamente si debe haberlas , y respon-
demos positivamente que no.


En cuanto á los gobiernos constitu-
cionales de cualquiera fdrma y naturale-
za que sean , es evidente que siendo la
obra de la voluntad general , el individuo
ó individuos que se asocian y trabajan en
las tinieblas para destruirlos , son verda-
deros conspiradores y. reos de lesa na-
cion. Si esta ha dispuesto y declarado so-
lemnemente que quiere ser gobernada ba-
jo de tales formas , por tales principios y
segun tales ó cuales reglas , los socios y


TO310 XV.
4




50
amigos que se reunen y trabajan para al.
terar, estas reglas, variar aquellos princi-
pios y mudar la forma de la administra.,
clon, ¿ hacen otra cosa que conspirar con-
tra la sociedad en que viven ? ¿No son reos
del alto crimen de traicion á su patria ? ¿no
son perjuros al mas sagrado de los jura-
mentos que es el de observar las leyes fun-
damentales de su pais ?=Pero su objeto
es laudable : ven aue la Constitucion ac-
tual es defectuosa , ó á lo menos luseep-
tibie de considerables mejoras :• esta ley
fundamental fue como todas obra de los
hombres que facilmente se equivocan en
materias tan difíciles : el tiempo ha dado
á conocer sus imperfecciones : hoy se sa-
be mas en orden á gobierno que cuando
se formó : y aun suponiendola muy bue-
na en sí misma no se observa ; abusos nu-
merosos se han introducido en todos los
ramos de la administracion ; alteraciones
muy substanciales se han hecho en algu-
nos puntos, y á favor de sutilezas é inter-
pretaciones se han desfigurado hasta los
artículos fundamentales, y nosotros los so-
cios nos proponemos facilitar, promover
y acelerar la saludable • crisis que refor-
mando y mejorando las instituciones, de•


be dar por resultado la completa felici-
dad de nuestra patria. Aun queremos mas:
pretendemos que este beneficio se estien-
da á los otros pueblos, y que á ejemplo
nuestro todas las naciones del globo adop


-


ten constituciones sabias que las hagan fe-
lices. Sabemos que los dos grandes ene-
migos del género humano son la supers-
ticion y el despotismo , y liemos formado
una santa liga para acabar con estos monsb
truos. = Laudable deseo! pero el medio
escogido para realizar ese platónico sue-
ño, no es legítimo ni oportuno , sino muy
ilegal y peligroso. La constitucion de vues-
tro pais tiene defectos ; puede hacerse
otra mejor ; se han introducido innova-
ciones que la afean y desfiguran; se ha
violentado su letra y alterado su espíritu.;
las circunstancias han variado , y lo que
en otro tiempo fue bueno ya no lo es en el
dia; es necesario ponernos á nivel de otros
pueblos mas adelantados: todo se os con-
cede. Pero se pregunta: ¿os es permitido
escribir y publicar obras en que demos-
treis esos vicios de la ley fundamental,
indigneis las mejoras de que 'es suscepti-
ble, y rectifiqueis los errores:en que se fun-
daron las disposiciones cuyos inconvenien-




tes ha demostrado la esperiencia? Pues es-
te es el medio legal , franco, noble y se-
guro de ilustrar á vuestros conciudadanos
y contribuir á las reformas que deseais,
no.secretos conciliábulos y tenebrosas ma-
quinaciones. ¿Quereis combatir los erro-
res en que todavia está imbuida la ma-
yor parte de los hombres? Pues ya que
no podais chocar de frente con las proa-
.cupaciones, medios hay indirectos para ir-
las minando y destruyendo ; y estos me-
dios no son los de juntarse á escondidas
en una casa para conmnicaros alli verda-
des sabidas de todos los concurrentes.
Trabajad con ardor é infatigable celo en
propagar y facilitar el •estudio de las cien-
cias físicas, políticas y morales., que ellas.
acabarán con todos los errores que pro-
dujo la primitiva ignorancia, y de los cua-
les quedan todavia lamentables reliquias
aun en los paises que se creen muy civi-
lizados. En suma escribid , y si no podeis
todavia revelar claramente ciertas verda-
des, echad por delante las que ya pueden
decirse y que infaliblemente conducirán á
su tiempo á las que hoy pudieran escan-
dalizar á los párvulos ó á los fariseos. Asi
es como los sabios trabajan en la


53'
dad general asi como derraman la luz,
„boyentan las tinieblas y preparan el triun-
fo de la verdad; pero no . con pueriles y
ridículas ceremonias , palabras misteriosas
y nocturnas iniciaciones. Asi es como los.
sabios de todos los siglos han ido aumen-
tando el tesoro de los conocimientos bu-
manos, y asi es ..como los filósofos del tíl-
timo siglo.proporcionaron la gran crisis po-
lítica qué hemos visto empezarse, que con-
tinua , y que sin duda llegará á su término
á pesar de. todos los obstáculos que opo-
nendos errores, las pasiones y los intere-
ses de los gobiernos y de los particulares..
Se cree generalmente que la masoneria pre-
paró. y produjo la revolucion de Francia:
este es un error. Las reformas útiles y ne-
cesarias que hizo la asamblea constituyen,
te (no aprobamos todas sus innovaciones)
se debieron á los escritos públicos de les
grandes 'hombres que habian hecho sen-
tir la necesidad , y sin los animosos es-.
critores ingleses, franceses, italianos y aun
alemanes que habian clamado contra los
abusos y preparado la opinion , la Fran-
cia aunque hubiera tenido una logia en
cada aldea y en cada barrio ide las gran-


; des poblaciones estaria hoy como en tient-




54
po de Francisco I. No hay que: engaiiar-
Se: los eruditos del siglo XVI, los publicistas


- y filósofos del XVII y XVIII, y mas que na-
da los célebres matemáticos, físicos y natu-
ralistas de los dos últimos son los que han
sacado á la Europa de la barbarie, suavi-
zado sus costumbres y mejorado sus ins-.)
titUciones , no las muecas, gestos, marti-
llos y mandiles- de los masones. Es cosa
muy notable que Voltaire el hombre que
mas contribuyó á despreocupar á su siglo,
no pertenecía á secta' ninguna , ni habia
.sido iniciado en ninguna sociedad secre-
ta hasta que pocos chas antes de su muer-
te los masones de Paris quisieron honrar-
se con admitirle en su número , le rogaron
con las mas vivas instancias que siquiera
una vez se presentase en su templo, no á
ser iniciado en sus misterios, sino á reci-
bir las adoraciones de los iniciados ; y él
despues de haberse resistido mucho tuvo


'al fin que ceder' á las súplicas de sus im-
portunos admiradores, y fue, no álser ma-
son para qué lo necesitaba ?) sino á pre-
senciar otra apoteosis como la que á po-,
cos dial se le dedicó en el teatro. La im-
prenta, la imprenta, los escritos son los
verdaderos focos de la luz ,; no los subter-


55
ráneos y las noctirirnas congregaciones de
los fanáticos., Los cofrades de las herman-
dadeS secretas nunca responderán á este
dilema. O lo que ustedes enseñan y tra-
tan en esos conventículos es verdadero, bue-
no, util y provechoso , ó falso, malo , Mu-
ta y perjudicial. Si lo primero, ¿qué in-
conveniente puede haber viviendo bajo un
gobierno libre, en que se haga publica.
Mente ? ,Si lo segundo, ustedes pronun-
cian su misma condenacion. Otru : ó us-
tedes se unen para sostener, consolidar y
defender el gobierno establecido por la
voluntad general, ó para derribarle. Si lo
primero, ¿para qué misterios y secretos en
una obra tan meritoria y heroyca?' Si lo
segundo , ustedes son delincuentes , uste-
des conspiran contra la seguridad del es-
tado, ustedes son enemigos de la Consti-
tucion juráda.=Es que nosotros quere-
rnos substituir otra mas perfecta y que nos
haga mas felices. = Lo mismo decia Ca-
tilina , lo mismo han dicho siempre todos
los conspiradores. Ninguno dijo jamas que
conspiraba para empeorar el estado de los
negocios públicos., sino para mejorarle. To-
dos los facciosos toman siempre por pre-
testo el bien público , la reforma de los




56
abusos: todos prometen el reynado de As-
trea , el siglo de oro y una celestial bien-
andanza , si se les deja apoderarse del man-
do y plantear sus reformas.


Para hacer esto mas perceptible supon-
gamos que en un pais sobreviene una cri-
sis política , ó lo que se llama una revo-
lucion: que á consecuencia se muda la for-
ma de 'gobierno, ó se modifica y arregla
la que antes habia: que en una ley fun-
damental prolija y sabiamente discutida
se establece cuanto se cree conveniente
para asegurar el orden y remediar los an-
tiguos males : que se dividen, equili-
bran y circunscriben en sus respectivos
límites los poderes públicos: que se ase-
guran sobre bases fijas las garantias in-
dividuales; y que previendo los


• legislado-
res que con el tiempo podrá ser necesa-
rio variar, no los artículos primordiales,
sino alguno de los secundarios y menos
capitales, señalan la época y el modo dé
proceder á la 'revision y correccion de la
ley constitucional. Supongamos que es-
ta es aceptada recibida y jurada por to-
da la nacion con entusiasmo y estraordi-
Dario placer, y que apenas puesta en plan-
ta y empezada á ejecutarse , se forman


57
en este mismo pais varias sociedades se-
cre tas que allá en las tinieblas se ocupan
en planes de politica y preparan innova-
ciones en el pacto social que se acaba de
celebrar: qué deberemos pensar de seme-
jantes reuniones P Que con pretesto del bien
y con la capa del celo preparan la guer
ra civil y la ruina del estado. I.° Si las
sociedades son va, ias y distintas, es claro
que serán' diferentes sus planes ; porque
si fuese uno mismo no habria mas que
una asociacion aunque divididos en sec-
ciones. Siendo diverso el plan , distinto
el objeto , y opuestos por consiguiente los
intereses de estas varias sociedades, es evi-
dente que con este término de buen so-
nido , lo que realmente se forma son tan-
tas ficciones cuantas sean las sociedades.
Ahora, si , pliede ser nunca util , justo y per-
mitido formar facciones, cada una de las
cuales trabaje para que triunfe su parti-
do , se adopten sus ideas y se arregle el
gobierno á su manera, digalo la historia
de todas las naciones y díganlo mejor los
torrentes (le sangre que mas pronto ó mas
tarde • han hecho derramar en todas par-
tes estas facciones políticas. Sin salir de
nuestros dias , qué fue , no hace todavia
treinta años , lo que cubrió la Francia de




58
cadáveres y de ruinas' La division de los
constitucionales en realistas y republica-
nos , y la subdivion de estos en modera-
dos y terroristas. 2.° Si estas sociedades
no se diferencian en su plan . , si su obje-
to es el mismo , si estar de acuerdo so-
bre las novedades que desean introducir,
y si haciendoles mas favorable la suposi-
cion , no son en realidad mas que una
sola , todavia pregunta:émos á sus fun-
dadores y socios , ¿ qué es lo que ustedes
quieren ¿ qué es lo que se proponen? d De-
sean ustedes hacer amables las nueNas
tituciones , difu nd ir su espíritu , asegurar
y consolidar su imperio? Pues mal ca-
mino para lograrlo es envolverse entre
las sombras del misterio , y no revelar su
secreto sino á los pocos que tienen la di-
cha de ver esa luz escondida bajo el me-
dio celemín. Lo contrario deberiais hacer,
si obrais de buena fe, si vuestras intencio-
nes son puras y si vuestras doctrinas son
sanas y constitucionales : no al oido de los
adeptos sino sobre los techos deberiais pu-
blicarlas y defenderlas. Ahi teneis la im-
prenta : salga cada día de vuestras manosain
opúsculo lleno de luz y (le verdades útiles a
vuestros conciudadanos , enseiiadles,


59
ttadles ; disipad sus tinieblas, rectificad
sus errores , convenced sus entendimientos,
inflamad sus corazones.= No sea vuestro
objeto contribuir al mantenimiento de la
nueva constitucion , sino el que se haga
otra mejor, mas perfecta, mas liberal to-
davia, p mas filosófica si cabe. = Pues bien,
para esto mismo , suponiendo ciertas las
imperfecciones de la presente, y muy san-
to y laudable vuestro celo, para nada sir-
ve el .secreto sino para hacer tantos des-
contentos cuantos sean aquellos á quienes
reveleis los defectos de la Constitucion
actual. Al público es á quien se le deben
demostrar con todo el respeto y modera-
clon que se requiere para ir formando y
preparando la opinion , á fin de que cuan-
do llegue la época de la revision , esten
discutidos é ilustrados todos los puntos con-
trovertidos, y se hagan con acierto las correc-
ciones necesarias. —Pero si nosotros no nos
contentamos con ligeras alteraciones, ni con


• reformas parciales; si queremos variar ente-
. rarnente la forma del gobierno, y destruir la
Con3titucion actual; y ya se deja conocer
que semejante provecto O() es para publi-
cado, y que solo en secreto se pu ede pre-
parar su ejecucion. En este caso nada hay




6o
que decir: la iniquidad se hace traicion
sí misma: ustedes por su propia boca se
condenan: ustedes confiesan que son ver-
daderos conspiradores; porque en toda le-
gislacion del mundo lo es el que maquina
secretamente la ruina del gobierno esta-
blecido, particularmente si este gobierno
es nacional y libremente elegido por el pue-
blo. Contra semej antes gobiernos ni aun el
pretesto queda de alegar que son hijos de
la fuerza , despóticos y arbitrarios ; porque
sus facultades son estas suje-
tos á la ley , y han sido establecidos por
la voluntad general. ¿Y si estos gobiernos
empiezan á corromperse y á degenerar, si
abusan ya de su autoridad y quieren opri-
mir . á la nacion ?' Si asi fuese , la censura
pública es la única capaz de contenerlos en
sus estravios; la reprobacion secreta y las
obscuras tramas para destruirlos servirlas al
contrario para hacerlos mas tiránicos; por-
que lessuministranan ocasiones y plausibles
pretestos para estender su autoridad y abu-
sar de la fuerza socolor de mantener la paz
interior y velar por la seguridad del esta-
do. De suerte que no se hallará ni 1)0(11á
imaginarse una situacion en que las asocia•
ciones secretas sean , no solo permitidas


S legítitnas, pero ni siquiera útiles, en los
gobiernos constitucionales.


Otra prueba de que cuando su objeto
es trastornar , destruir ó alterar mas ó
menos la constitucion del estado, son al-
tamente criminales , resulta de nuestra le-
gislacion actual. Si entre nosotros 21 gire
imprime y publica un escrito dirigido á
destruir la Constitucion .6 alguno de sus
artículos fundamentales, se le forma cau-
sa, y resultando el escrito subversivo se le
impone una prision de dos á seis años, ade-
mas de las costas y la pérdida de sus em-
pleos y honores si los tuviese, y siendo
eclesiástico se le ocupan las temporalida-
des; ¿ no será mas delincuente todavia y
digno de mayor castigo el que en una reu..
nion clandestina trabaja para arruinar el
ediíicio social ódesmoronar á lo menos una
de las partes mas principales? Los escritos
publicados son menos perjudiciales , por-
que pueden ser refutados y combatidd 's ,
al veneno se puede oponer la triaca ; ¿pe-
ro qué oponer á maquinaciones ocultas y
á minas subterráneas cuya existencia no se
-conoce siquiera hasta el momento de la
esplosion? Todavía mas : si existiesen socie-
dades• y conventículos en que los serviles




62
se reuniesen para concertar su plan de ata
que contra la obra de la libertad, ¿no se
rian 'delincuentes? ¿ no se les castigaria se
ve•amente si se llegaba á conocer y arres •
tar á los asociados? Pues ¿ por qué no de
beria hacerse lo mismo con los que se reu
niesen para arruinar la obra de la ley so
color de mejorarla y perfeccionarla ? Si es
ta se arruinase , ¿qué importaria que fue
f.e en un sentido ó en otro ? Pero ¿par
qué nos cansamos, cuando la cuestion es
ta ya resuelta respecto de nosotros por ar
tículus espresos -del código criminal decre
talo por las Cortes estraordinarias ? Alli
estan ya prohibidas y declaradas crimina
les las reuniones clandestinas y no autori




zadas por la ley ó por el gobierno, cual
quiera que sea el motivo y pretesto con
que se celebren..


Hasta aqui hemos hablado de los go-
biernos constitucionales: digamos algo tann
bien de los que no lo sean; respecto de
los cuales puede ser mas dificil la cuestion




Ante todas cosas es necesario distinguir
unos de otros, y dividirlos en dos clases •
Hay gobiernos no constituidos por un pac-
to expreso y solemne , los cuales sin em-
bargo pueden llamarse legítimos: t.° por-


63
que la voluntad de los gobernantes no es
enteramente arbitraria y absoluta , sino que
está modificada y restringida por ciertas
leyes, ciertos estatutos , ciertas institucio-
nes , ciertos usos que acaso tienen mas
fuerza que la ley, ciertos cuerpos,


podero-
sos, y ciertos respetos y miramientos á
que sin peligro no pueden faltar los supre-
mos magistrados: 2.° porque habiendose
conservado en su forma actual por espacio
de muchos siglos , y á pesar de las Mu-
chas vicisitudes que mil circunstancias han
ocasionado, tienen en su favor una como
tácita aprobador '


de los gobernados: 3.° por-
que aun cuando en ellos se cometan algunas
tropelías contra los particulares , se respe-
tan en general sus vidas y propiedades, y
su seguridad personal , y aun estan espre-
samente garantidas por leyes protectoras:
..° porque aunque hayan ido formandose


sucesivamente aquellos pueblos por con-
quistas ó agregaciones forzadas, el todo de
la poblacion ha llegado con el tiempo á
unirse , amalgamarse y fundirse, pordecir-
lo asi, en un solo cuerpo de nacion que
se gobierna por unas mismas leyes gene-
rales , y cuyos individuos son todos igual-
mente protegidos y considerados como




64
miembros de una misma familia. De esta
clase son los gobiernos de Austria , Prusia,
Dinamarca, Rusia, varios estados germáni-
cos y algunos de Italia.


Hay otros gobiernos en los cuales la
voluntad del príncipe es rigurosamente ab-
soluta, arbitraria y despótica; pues aun-
que limitada acaso en ciertos puntos de
rehgion , no conoce límites ni freno en to-
dos los restantes. En estos la vida, los
bienes y la libertad individual estan cn
manos de los gobernantes y sujetas uni-
camente á su capricho; y ademas los di-
ferentes pueblos de que se componen y
que se han ido agregando por solo el de-
recho de conquista, no forman un todo
uniforme. y nacional, no se gobiernan por
las mismas leyes, no son admitidos todos
á la participacion de los beneficios comu-
nes, ni difrutan de iguales derechos é igual
proteccion , y pueden considerarse como
divididos en dos grandes porciones , una de
esclavos conquistados y otra de los con-
quistadores: tal es la Turquia. Respecto
de estos últimos es claro que la parte opii-41
mida y esclava nunca ha reconocido y apro«
loado corno nacional y legítima la domi
nacion estrangera, y que aunque subyu


cada por la fuerza, está ,
siempre recia-


mando en secreto por su, emancipacion;
y en rigor puede decirse que se halla en
un estado de guerra contra sus opresores.
Por consiguiente aunque no puede negarse
que habiendo prestado homenage y aun
juramento de 'fidelidad al dominador, es
te tiene derecho á castigar las secretas tra-
mas que urdan los oprimidos para subs-
traerse á , sa imperio , tampoco puede ne-
garse á estos el de trabajar por todos los
medios posibles en recobrar su antigua li-
bertad é independencia, y aqui se inclu-:


•. yen las secretas confederaciones é
gencias para romper sus cadenas. Esta doc-
trina parecerá Un poco laxa á los rigo-
ristas de la legitimidad; pero es la ver-
dadera. El pueblo conquistado mientras
permanece en estado de tal, mientras no
se amalgama y confunde con el conquis-
tador -, mientras no se hace parte homo-
génea de su imperio , mientras es oprimi-
do, vejado, tratado como verdadero es-
clavo, y contenido en la obediencia por
la sola fuerza y el terror, estken el mismo
caso que el individuo esclavo en Argel
ó encerrado en una caree!. El que alli le
tiene aprisionado vea de guardarle lo me-


TOMO XV.
5




66
jor que pueda y evitar su fuga ; pero si
él con cualquier ardid logra escaparse, nin-
gun buen moralista le condenará cierta-
mente, ni reprobará su heroyco arrojo y
sus peligrosos esfuerzos. Por esto no cree-
mos que nadie culpará los que los grie-
gos estan haciendo en público, y los se-
cretos que hayan empleado para propor-
cionar la insurreccion contra sus amos.
Quién condenará las secretas maniobras


de Cervantes para escaparse del bafio?
No sucede lo mismo con los gobiernos


como el de Prusia y Austria , que aunque
no rigurosamente constitucionales se lla-
man con razon legítimos. Los ciudadanos •
pueden emplear alli todos los medios pú
blicos que la legislacion permita para me-
jorar la forma y reglas de la administra-
cion;. pueden escribir hasta el punto que
les sea concedido; pueden ir formando la
opinion en conversaciones privadas; pue-
den sobre todo trabajar en la ilustracion
general fomentando el estudio de las cien-
cias y de las letras; pueden aprovechar
con mafia cuantas ocasiones favorables se
presenten para ir disminuyendo el núme-
ro. de los abusos é introducir reformas sa-•
ludables; pueden pedirlas y provocarlas


67
en respetuosas y enérgicas repreSenta-
cíones; pero ló que es nosotros m'mónca
aprobarémos que formen sociedades secre-
tas de iluminados , caldereros ó carlSone-
ros para hacer una revolución. Alli no hay
una opresion completa, no hay esclavos
propiamente tales , aunque por figura re-
tórica se empleen estas palabras; pero' ya
se sabe que una metáfora no ea una ra-
zon valedera en política ni en moral. Alli
hay.


un gobierno que pudiera y debiera
ser mejor y mas liberal; pero esto no au-
toriza á unos cuantos individuos para cons-
pirar contra él; trabajen enhorabuena en
ilustrar á sus conciudadanos, que es el
medio seguro de acabar con los abusos,
de ir obteniendo reformas graduales, y
de mejorar poco á poco las instituciones
hasta llegar á Una completa regeneracion
política; pero entretanto que llega esta
época, fuera conventículos y secretas con-
juras. Que los iluminados iluminen sus en-
tendimientos y los agenos con buenos es-
tudios, que los caldereros hagan calderas,
y los carboneros carbol], y no precipiten
á lus pueblos antes de tiempo en peligro-
sas convulsiones. No hablamos de los ma-
sones; porque segun lo que ellos mismos




68
han publicado, la rnasoneria pura sin Fer.
mento político, es la cosa mas inocente
del mundo: es una hermandad de socor-
ro, con ciertas gesticulaciones y ceremo-
nias muy buenas para entretener á los ni-
nos, y para que los hermanos se pian uno
de otro cuando se encuentren en la ca-,
He, como sucedia á los augures de lioma


69


.Ánunczo de una obra:


Bien sabe Dios que cada vez que hay
que anunciar con su poquito de anali.is
alguna •obra que se publica viviendo su au-
tor, es cosa de temblarle á uno la barba y
mirarse muy despacio antes de prdnunciar
su juicio; porque una repetidisima- espe-
rielcía nos ha hecho ver que el estóma-
go de esta clase de vivientes es por lo ge-
neral tan delicado, que nada digiere bien
sino los elogios. No es la primera vez que
habiendonos quedado nosotros un si es no
es mohinos y abochornados de haber sido
algun tanto mas condescendientes de lo que
con venia á lir razon y á la verdad, todavia
se nos ha dicho que habiamos andado se-
veros en demasía. Esta fut la razon, por-
que hubo un tiempo en que quisimos ne-
garnos á anunciar nada de lo que nos tra-
jesen mucho mas á esponer nuestró dic-
tamen sobre lo anunciado: ¿pero quién ha-
bla de resistir á las súplicas de tantos co-
nocidos, que no solo nos instaban porque
diesemos publicidad á sus producciones




7o
no que nos rogaban que las censurasemos
del modo que nos pareciese justo? Ya se
sabe lo que esto significa en boca de un
autor ó traductor; pero tamb:en sabernos
lo peligroso que es romper lanzas con cual-
quiera , y singularmente .con la familia irri-
table de los escritores.


Aunque ninguno de estos riesgos se cor-
ra cuando se anuncian ó analizan las obras
de los muertos, no deja de haber tanibien
su poquito de peligro, ó en esponer un jui-
cio contrario 'á la opimon general, ó en
llamar la atencion del público sobre algu-
nas circunstancias poco interesantes en sí
mismas , pero que pueden disgustar á
quien menos se piensa. Tal es la que anun-
ciamos hoy con el título de 2.° torno de
la coleccion de trozos escogidos de los mejo-
res hablistas castellanos en verso y prosa,
hecha para el uso de la casa de educacion
de la calle. de San Mateo de esta corte (1).
Nada tendriamos que decir del mérito de
esta coleccion habiendo sido escogida por
uno de nuestros mejores humanistas, si el


(i) Se vende en la librería de Cruz , frente á
las gradas de San Felipe, y en la misma casa de
-educacion.


71
diablo , que nunca duerme, no le hubiera
puesto en el magia insertar un diálogo qne
mas bien parece acabadito de hacer en ce-
lebridad del pasage ocurrido en el último
báyle de máscaras, que no un estracto de las
obras de Rojas. El caso es tan parecido, y
si se quiere tan idéntico, que.no podemos
dejar de copiarle, asi corno por via de
apéndice á la A pologia de los palos. Dice asi:


Diálogo entre un amo duelista y un
criado suyo.


D. Lope. Moscon.


D. Lopc.
Ya estamos solos, Moscon:
¿ á qué á solas me has llamado,
todo el semblante turbado ,
y confusa la razon ?
¿ qué traes ? ¿ qué te ha sucedido?
¿ qué quieres con tus pasiones?


Moscon.
Que me escuches dos razones
cuatro dedos del oido.


D. Lope.
Di.




Moscon.
Preguntarle es forzoso (aparte.)


si es duelo mi bofetada.
Señor, el caso no es nada;
mas yo soy escrupuloso.
No es nada.


D. Lope.
¿Pues qué te paras?.


Dilo , y olvida esos miedos.
Moscon.


Con no mas de cinco dedos
me han dado en toda la cara.


D. Lope.
¡Eso sufriste! oye, espera :
mas es que lo escuche yo :
¿quién te dió,:y cómo te dió?


Moscos.
Señor:, de aquesta manera. (va á darle;)


D. Lope.
Quita, pícaro, bufon ;
Man deshonrado estar,
cuando me ves enojar,
de chanza en esta ocasion!
-No te corres de decirlo?e


Moscon.
Tiempo hay; yo me correré..


D. Lope.
Pues dime ¿sobre qué fue


Mo SC072.
¿Sobre qué? sobre un carrillo.


D. ,Lope.
Oye: ¿qué es lo que te die,
fue puñada ó bofetada?


Moscon.
Oh! , si me diera puñada,
no se lo sufriera yo.


D. Lope.
Eso era menos.




Moscon.


cual de los dos es mejor. No sé
D. Lope.


Á mano abierta es peor.
Moscon.


Pues de esa manera fue,
, D. Lopc.


¿Qué, aqueso un hombre consiente?
pues aquí ¿ qué hay que dudar ?
¿Sonó al llegartela á dar ?


Moscon.
Lo que es sonar bravamente.


D. Lope.
Pues si tú tu agravio infieres,
y ya tu deshonra ves,
estando á solas, ¿qué es
lo que preguntarme quieres




74
oscon


Señor ., el golpe supuesto
y supuesto el bofeton ,


- saber quiero en conclusion
Lope.


Dilo.
Moscon.


Si quedé bien puesto.
D. Lope.


Que esta razon llegue á oirle!
¿ quién tal ignorancia vió?
cuando el bofeton te dió,
¿ qué hiciste tú ?


Moscon.
Recibirle.


D. Lope.
En fin no te satisfizo :
¿cuando el bofeton te dió,
te hizo cara?


Moscon.
Cara no ;


porque antes me la deshizo.
,7-7,; • ,•,
D. Lope.


L .Q
• cttIsal2414'h .sa en ti no labre


!indignar l'a4ái.la ayrada!
!'Postora.


• ,


'Dice el miedo: á esotra espada,
que esta vayna no se abre.


D. Lope.
Buscar quiero otro criado,
supuesto lo que te pasa:
que no ha de estar en mi casa
hombre que está deshonrado.


Moscon.


¿ Qué medio hay entre los dos ?
D. Lope.


Morir noble y temerario.
Mas con.


Pues págueme mi salario ,
y quedese usted con Dios.


D. Lope.
¿De suerte , Moscon, de suerte,
4,ue cuando agraviado estás ,
lin valor no mostrarás
de vengarte con su muerte?


Moscon.
¿Luego cbn su muerte gana
lo que perdió mi opinion?


D. Lope.
Asi habrá satisfaccion.


Moscon.
Hablarais para mañana:


que me habeis advertic
llega á mi honor á imporiáíre,:'


n,1.&


(.4 •
‘"4,




y de tu venganza trata,
Moscon.


Pues por Dios que si me mata
que me he de quejar de vos.
Ahora decidme , señor :
¿será bueno en este aprieto
llevar un famoso peto
hecho á prueba de doctor?


D. Lope. .
Corazon y manos,- loco.,
son las que dan opinion.


Moscon.
No la. dará el corazon ,
pero 'las manos tampoco.


D. ,Lope.
Vete.


Moscon.
Voyme : mi dolor


á darle muerte me inclina.
¡Quién supiera medicina
para matrle mejor!


77
76
¿ hay mas que decir, matarle,
y hubieralo yo entendido ?
Ahora, don. Lo pe , pues.
corage y valor me sobra
á él, manos á la obra:
buen corazon.


D. Lope.
Eso es,.


ya el agravio te despierta.
Moscon.


A matarle voy derecho.
D. Lope.


Hasta volver satisfecho,
no me entres por esa puerta.


Moscon.
Vos viereis lo que yo hiciere.


D. Lope.
Que has de darle muerte, espera.


Moscon.
No está mas que -en que él se muera
del golpe que yo le diere.
Pregunto, pues sabeis de esto,
si por ,valor ó por suerte
él me diere á mí la muerte ,
¿ cuál quedará mejor puesto ?


D. Lope.
Tú , Moscon , vete con Dios,




28
ANUNCIOS.


De las facultades y obligaciones de los.
jurados : obra escrita en inglés por Sir
chard traducida en trances por
Mr. Comte, puesta en castellano y aumen.
tala con la parte legislativa que sobre ju-
rados está en práctica en Francia y en
los : Estados-unidos de la América septen-
trional , por don Antonio Ortiz de Zára-
te y Herrera.


Á su tiempo anunciarnos la suscrip.
cien á esta obra y recomendarnos su lec-
tura. Asi ahora nada tenemos que añadir
al avisar al público que se halla ya im-
presa y venal , sino que en el dia se ha
hecho ya casi necesaria é indispensable su
adquisicion á todos los ciudadanos españo-
les; porque habiendose establecido ya en
principio que habrá juicio por jurados en-
las causas criminales, es de toda necesi-
dad que se instruyan en las facultades y
obligaciones de estos jueces del hecho, no
solo los jueces del derecho ó letrados y
los abogados que han de presentarse á de-
fender los reos , sino los simples particu-
lares ; porque algun dia les llegará tal Vez
el turno de desempeñar tan importante y


79
delicada comision , como es la de fallar so-
bre la vida , los bienes y el honor de sus
conciudadanos. Y no habiendose publica-
do hasta ahora otro ningun escrito mas
completo y luminoso sobre la materia , es
forzoso recurrir á este y agradecer mu-
cho al señor Zárate que haya facilitado su
lectura á tantas personas cuantas son las
que ó no entienden el frunces ó no po-
ciñan adquirir la tracluccion hecha á es-
ta lengua por el célebre Mr. Comte. Ade-
mas la española tiene la ventaja de aña-
dir un estracto de la legislacion france-
sa y americana sobre jurados.


Es un tomo en 8.° marquilla de bue-
na edicion, y se hallará en Madrid en las
librerias de Paz y Dávila , Collado y San-
cha á 25 rs. á la rústica.


Cartilla agraria , ó sea la práctica de la
agricultura y de la ganaderia , segun los au-
tores mas clásicos de estos tiempos: dispues-
ta por el coronel don José Espinosa.


Anunciamos con gran satisfaccion el
mero primero de esta interesante Cartilla,
destinada á difundir entre las gentes del




So
campo 'los conocimientos que pueden me-


jorar su profeaion , y abrir por este medio
veneros inagotables de ventura. El estilo
es perfectamente clero y proporcionado á
la capacidad de la gente rústica; el méto-
do es bueno; los principios escogidos, y no
hay duda de que á corresponder toda la
obra al primer cuaderno que anunciarnos,
será completamente digna de la proteccion
que le han dispensado las Cortes y el go«,.
tierno.


EL CENSO D 9
PERIÓDICO POLÍTICO Y LITERARIO,


N.' 86.
SAnino 23 DE . MARZO DE 1822.


Memoria relativa á los sucesos políticos y
milita/es de Nápoles en los años


.182o
y 1821 , á S. M. el rey de las


por el general don Guiller-
mo Pepé, y .acompañada de .doctimen-
tos de oficio , cuya mayor parte no se
há dado' á luz hasta ahora. Traducida
é impresa en Madrid , 1822.


Este comentario es un monumento his-
tórico , tanto por la augusta persona
quien se dirige , como por la celebridad
del personage que lo ha escrito. Su inten-
eion primera que empezó á poner en eje-
encion , fue encargar este trabajo á un li-


zoinoxv.
6


1




82
terato en Londres, donde se hallaba á la
sazon ; pero no tardó mucho en recono-
cer que 'labia confiado su proyecto á ma-
nos poco fieles , y resolvió preferir la fran-
queza de un soldado á las frases peynadas•
de un escritor mercenario y por consiguien-
te venal.


Á pesar del desaliño propio de les que
han cursado mas bien las armas que las
letras , se nota sin embargo cierta vehe,
menda en el decir, que anuncia losIsen-
thnientos de un verdadero patriota y de
un ciudadano , cuyo deseo esclusivo es el
bien y la libertad de su patria.


nosotros no pod ,nnos certificar mu-
chos de los hechos que cita , sino con el
testimonio mi;:rno del autor de la memo-
ria. Pero el nombre de Guillermo Pepé es
ya célebre é histórico ; y nos parece im-
posible que falte en nada á la verdad un
-hombre que tiene que conservar pura la
gloria ya adquirida, que habla á la gene-
racion contemporánea , y que habla de-
lante de numerosos testigos interesados en
arruinar su fama , y que no dejarian de
desmentirle. Por otra parte la sinceridad
con que confiesa algunas imprudencias que
le hizo cometer en su juventud el celo exal-


83
Lado por la libertad , le adquiere crédqo
para los detnas hechos que cita, y demues-
tra que esta memoria , como dice su au-
tor, inerte incontestablemente el merito de ser
verídica.


Dos son los principales objetos de es-
te escrito , uno libertar á la nacion •y al
ejército napolitano de la censura con que
los han tachado los liberales de otros pai-
ses de no haber querido ó no haber sa-
bido `defender su libertad : otro persuadir
al rey de las Dos-Sicilias la necesidad
de restablecer en su reyno el régimen
-constitucional.


En cuanto al primer objeto', las ideas
de nuestro escritor concuerdan con las
que ya hemos manifestado en otros nú-
meros de este periódico, principalmente
en los que insertamos la traduecion del
ditirambo 'del lord Byron , y dimos euen-
ta de la última obra de My. Guizot. Co-
sa fuerte es que los paises libres de E u-
ropa, no habiendo hecho ningun esfuer-
zo diplomático ó militar para sostener la
libertad napolitana, se crean con derecho
para insultar á una nacion de corto terri-
torio , ry por consiguiente de pocas fuerzas
solo porque ha cedido al inmenso poder


: •




84
de la santa-alianza. Es muy . facil escribir
frases y hacer versos en un gabinete, go-
zando al mismo tiempo de todas las co-
modidades de la vida : lo que es algo mas
dificil es resistir .con un ejército pequeño
y poco amaestrado á fuerzas infinitamen-
te superiores. Los ejemplos de Atenas y
Roma no hacen al caso. Diez mil atenien-
ses vencieron á cien mil persas en Mara-
ton , 'porque la disciplina y la estrategia
estaban por los 'primeros. La manera ac-
tual de hacer la guerra es !muy diferente.
Cien mil austriacos vencerán siempre que
se ofrezca á diez mil de otra nacion , y la
diferencia que hay entre el pueblo que ha-
ce la guerra para defender su libertad
el que sostiene el despotismo, consiste en •
el dia en los inmensos sacrificios que ha-
rá la primera para tener el número de
tropas, aproximadamente igual al de su
enemiga, cuando la segunda mirará con
indiferencia y aun con odio una guerra de-
vastadora, cuyas pérdidas son para ella, y..
las ganancias para su tirano. Esta diferen-
cia es muy notable é importante ; pero lo
repetimos, si se ha de pelear contra un
ejército de cien mil hombres aguerridos
y disciplinados, es menester_tener un nú-


85
hiero igual de combatientes, si ha de ser
fructuosa la victoria.- Esto hizo la Francia
en su revolucion , yrechazó la Europa en-
tera. La nacion que no puede hacerlo,
tiene que ,


acudir á sus aliados, como hizo
la España para sacudir el yugo frances.


Quién se ligó con la infeliz nacion de
Nápoles y Sicilia ni militar ni diploma-
ticamente para libertarla del yugo austria-
co ? Todo insulto al desgraciado, ademas
de ser poco doble, es injusto. Si la Ingla-
terra y la Francia hubieran tomado la ac-
titud que sus principios y aun sus intere-
ses exigian , Nápoles no hubiera sucumbido.


En cuanto al segundo objeto la ilus-
tracion actual de los napolitanos, los prin-
cipios que desde el reynado de Joaquin
Murat basta nuestros dias han formado el
espíritu ele aquella nacion , los progresos
de las Idees en la sociedad europea, y las
necesidades mas urgentes de los pueblos
exigen imperiosamente la abolicion del go-_
tierno absoluto y la adopcion del cons-
titucional.


Aunque en esta memoria se tia pro-
puesto el general Pepé hacer la apologria
de su conducta personal, como está tan
ligada á la causa del liberalismo napolita-




8 6
no , cita muchos hechos poco cOnócidos
en Europa, y que deben serio para que
cese de una vez esa charlataneria diplomá-
tiea que quiere hacernos creer de por
fuerza que él gobierno constitucional des-
truye . los derechos del trono.


1.0 En 18E5 el rey de Nápoles pro-
tegió la masoneria carboneria, y los mi-
nj:tr(S napolitanos la alhagaban y favore-
cian. La proclama del rey fecha en Palee-.
mo en 1. 0


de mayo de aquel año prome-
te espresamente rcic gobierno estable, sabio
y religioso, El pueblo será el soberano ,y el
príncipe el depositario de las leres, que
díctala la mas enérgica y la mas deseable
de las constituciones. Causa admiracion leer
esta frase en la proclama de un rey. La
Constitucion española , tan aborrecida, tan
blasfemado por la diplomacia de la santa-
aliau , no dice en ninguna parte una fra,
se tan liberal como esta : el pueblo será
el soberano. Es verdad que reconoce el gran.
principio de la soberania nacional ;
ro la espresion de la proclama dice algo.
mas; porque -da á entender que el pueblo
ejtocerá su :oberania; lo que son dos
Cosas muy distintas.


A este hecho, citado por el general


87
pepé, responderá la diplomacia, que en-
tonces se albagaha á los pueblos, porque ha-
bia necesidad de ellos para resistir á Na-
poleon ; y. esta respuesta tiene merito, si-
no en moral y en política, á lo menos
diplomáticamente.


Obsérvese que el t2 de junio del mis-
mo año, es decir, mes y medio despues
de haberse publicado la 'proclama ante-
rior, se firmó en Viena un tratado en-
tre el emperador de Austria y el rey de
Nápoles , en el cual por un artículo secre-
to se obligó S. M. napolitana á no ad-
mitir en el gobierno de sus estados nin-
guna de las mudanzas incompatibles con
las antiguas instituciones monárquicas, ó con
los pricipios adoptados en los estados aus-
triacos de Italia. Y á Dios pueblo sobe-
rano , á Dios Constitudon , á Dios prome-
sas hechas tan solemnemente desde Pa-
lermo.


2.° Los carboneros de Nápoles se de-
clararon enemigos de Murat; y viendose
perseguidos, hallaron en Sicilia empleos
y proteccion. La carboneria de las Cala-
bias quiso en 181 obligar áMurat á que
diese á sus estados una constit ucion mas
liberal, y se concertaron para conseguirlo




88
con el lord Bentinck, que estaba entonceá
en Génova. .


3.° El rey de Nápoles ademas de ha
ber dado una constitucion á la Sicilia , y
de haber prometido espontáneamente otra
para el continente , juró la de España
como infante. de la dinastia, y para no per
(1,.r sus derechos á la sncesion de este
reyno, poco antes de las mudanzas políti-
ca que se verificaron en el suyo.


4.`" El rey conservó las instituciones ju-
diciales y administrativas del tiempo de
Murat, y dió comision al mismo general
Pepé pira organizar milicias nacionales,
que se encargaron de la defensa del orden
público y de la-seguridadde los cam;nos.


Todos estos antecedentes, dice el ge-
neral, debían probar á la nacion que el
ánimo del rey se inclinaba á dar sus
pueblos instituciones liberales; y que si no
lo hacia , era por la perniciosa influencia
de los minisuos, como sucedió en 1817,
cuando en vez de. acceder á los deseos de
la nacion, manifestados en Lecce, se en-
viaron• tropas para comprimir la manifes-
tacioa del voto público.


5.° Antes del momento de la revolu-
cion, todos los empleados civiles y mili-10


89
tares y el rey mismo sabian la existencia
de las sociedades secretas, cuya preten-
sion no era otra que el que se estable-
ciese el régimen constitucional; y sin em-
bargo á ninguno se persiguió,.á ninguno-
de sus individuos se le prendió ni for-
mó causa.


No fue pues ni pudo ser una faccion
la que. pedia un gobierno libre : fue la na-
cion entera que pidió y obtuvo una cons-
titucion , que hizo sacrificios para soste-
nerla. Si estos sacrificios han sido insu-
ficientes, el general Pepé atribuye esta des-
gracia á negligencia y errores del gobierno
y aun del parlamento`; y nosotros añadire-
mos corno , causas muy importantes la in-
mensa superioridad del Austria , que te-
nia por reserva la santa-alianza , y la
apatía de los paises constitucionales de Eu-
ropa , qué no contrariaron ni aun neutra.
lizaron , como era (le esperar, las fuerzas
del norte dirigidas contra el mediodía de
Italia.


El general Pepé procura mas ' bien en
su memoria defender el honor de su na-
cion y la causa de la libertad , que defen-
derse á sí mismo contra los ataques de los
escritores vendidos al poder absoluto. La





parte de la memoria en que hace la apo,
logia de su conducta, es la historia de los
sucesos de la revolucion hasta la ocupacion
de Nápoles por los austriacos. Como en cap
si todos ellos tuvo el general una parte ac-
tiva, su escrito es un documento impor-
tante para los historiadores futuros. No-
sotros no le seguiremos en todas las par-
ticularidades de su narracion; pero combi,
nada esta con los hechos publicados y co-
nocidos ya en toda Europa , resulta que el
general Guillermo Pepé se mostró desde el
principio al fin de aquella corta carrera de
libertad hombre desinteresado, ciudadano
celoso de !a libertad é independencia de
su patria , militar habil é instruido , y sub-
dito obediente á la autoridad; y que el
único delito que ha sido causa de su pros-
cripcion es el deseo de ver establecido
en su pais el régimen constitucional, que
asegurase los derechos del pueblo y afir-
mase sobre basas sólidas el trono y la di-
nastía reynante.


Acerca de las desavenencias desagrada-
Jales y funestas que ocurrieron entre los
sicilianos y napolitanos despues de jurada
la constitucion , el general Pepé cree que
el parlamento, aunque con muy buenas in-


91
unciones, cometió un yerro muy grave en
disgustar á los habitantes de aquella isla.
Ya hemos hablado de esta cuestion en otro
número de nuestro periódico, y probamos
que pecaron en esta parte la isla.


y el con-
tinente . Los napolitanos debieron permitir
á los de Sicilia que se constituyesen á su
placer, y los sicilianos no debieron en
aquella ocasion crítica hacer una diversion
que debia ser funesta para todos; al con-
trario , debieron haber ;auxiliado la causa
coman, salvo despues el derecho de recla-
mar su independencia, que hubieran me-
recido con mas justicia alegando los ser-
vicios hechos en favor de la libertad. Pero
si alguno debió ceder el primero en aque-
lla cuestion incidente , cuyas consecuen-
cias se lloran ahora y no previeron enton•
ces, debió ser el parlamento (le Nápoles,
mejor instruido que los sicilianos en el es-
tado de los negocios europeos , y que de-
bia conocer mejor que nadie la necesidad
de la concordia.


El dia 7 de diciembre, dice el general,
hicieron los embajadores estrangeros y el
ministerio napolitano cuanto estuvo ¿í su
alcance para que la nacion se sumiese en
la anarquía; pero en vano, porque esta de-




92
seaba verdaderamente el bien. El rey re-
mitió al parlamento un mensage en que.
manifestaba la necesidad de variar el pac.,,
to fundamental ; y sin esperar respuesta,
ministerio derramó manifiestos por las pro..
vincias , y aun los publicó en la misma ca.
pital. El general Pepé se queja con mucha
razon de este procedimiento por las causas
siguientes.


La Los diputados del Parlamento no ve-
nian autorizados por sus comitentes para
variar las bases de la constitucion jurada.


'Si por amor a la paz se hubiera reconoci-
do la necesidad de deliberar sobre materia
tan importante, era absolutamente necesa-
rio pedir nuevos mandatos, en los cuales
se hiciese menciort espresa de la materia,
para la cual se daban.


2.a Aun cuándo el parlamento hubiese
tenido poderes suficientes, se debió tratar
con él y no despachar órdenes y publicar
impresas en nombre del rey las bases de
una nueva constitucion, sin haberlas comu-
nicado siquiera al /parlamento , y teniendo
la guardia real sobre las armas con la arti-
lleria pronta para hacer fuego.


3.a d Por qué no conceden en el dia los
aliados las bases que entonces propusieron?


93
fiesponderán: «Porque la nacion no qui-
so aceptarlas, y se resistió al ejército aus-
triaco.» Pero si el congreso de Laybach , si
el mismo rey de Nápoles han declarado que
solo un puñado de hombres obstinados y
revoltosos se habian opuesto á las transac-
ciones propuestas, por qué ha . de pagar
la nacion el delito de estos , y se la ha
de privar hasta de las escasas garantías
que contenian aquellas bases ? «Yo, dice el
general Pepé, estoy pronto á presentarme y
á entregar inicabeza , con tal que se conceda
á mi nacion una constitucion liberal.»


El general Pepé emplea una gran par-
te de la memoria en probar que pudo ha-
berse salvado la patria si el poder ejecuti-
vo hubiera puesto en accion todos los me-
dios de defensa que el patriotismo de la
nacion le proporcionaba. Con este fin en--
era en pormenores bastante interesantes pa-
ra la historia, acerca del número de tro-
pas , su. equipo y municiones , ]a situacion
de los ejércitos , las instrucciones que 'la-
bia recibido del gobierno , y la batalla del
2 de marzo. Sostiene que si despues de
forzados los pasos del Abruzo y del Gare-
llano , tenian los austriacos abierto el ca-
mino para Nápoles, no por eso se debió




94
desesperar de la patria. Quedaba todavía
una linea, militar donde sostenerse en la
provincia de Salerno , otra en las Calabrias;
y eu fin , la Sicilia era ;In asilo seguro en
cualquier evento desgraciado.


Es indudable que la invasion de Nápo,,
les debió haberles costado mas cara á los
austriacos; pero nosotros creemos que su
éxito era infalible, si la Italia , si la Euro,
pa entera se quedaba ó espectadora del
combate ó aliada de los invasores. Nápoles
no estaba en el Apenino de Aquila ni en
el de las Calabrias, sino en el Tiber,


, en'


el Amo , en el Po, en Paris , en Londres,
en Espaiia. Los piamonteses esperaron pa-
ra declararse á una época en que ya el ne-
gocio de los napolitanos estaba decidido,
Roma y Florencia favorecieron abiertarnen-4,
te • la invasion : sabido es cual ha sido la •'
actitud de los (lemas estados europeos con
respecto á la Italia en aquellas críticas dr.*
cunstancias. El asilo de la Sicilia no era
seguro , merced á la impolítica notada y
censurada en esta memoria de los que di-
rigieron los negocios durante las desavc-


. nenclas anteriores entre él continente y la
isla. Todo parecia favorable al proyecto de
los austríacos: todo concurria'a desalentar,


abatir el patriotismo de los napolitanos.
Sin embargo, debemos Cambien confe-


sar , que el 'calor triunfa muchas veces de
la fortuna y de las circunstancias. Si la lu-
cha se hubiera sostenido y prolongado , no
se hubiera apagado tan facilmente el mo-
vimiento 4. la Italia septentrional : quizá
se hubiera estendido: quizá se hubiera da-
do lugar á que, la insurreccion de Grecia
alterase las miras de la diplomacia europea:
quizá entonces no hubiera sido dificil á los


. napolitanos encontrar defensores en algu-
na de las grandes potencias.


El general Pepé manifiesta en su memo-
ria que debió el parlamento haber crea-
do una dictadura. militar para oponerse á
la invasion estrangera. Nosotros nos sepa-
ramos en esta parte de la ouinion de aquel
ilustre patriota ; y creemos que la dictadu-
ra hubiera acelerado la ocupacion. Nues-
tros argumentos son los siguientes:


r.° El pretesto de los austriacos para
invadir á Nlipoles fue la defensa de los de-
rechos del trono; este pretesto fue entonces
injusto, pues la constitucion jurada en Ná-
poles no solo dejaba salvos los derechos de


dinastia, sino que ademas les daba un
fundamento mas sólido y mas conforme al




96
estado actual de las luces, á salier', la acepa
tacion del pueblo. Pero el establecimiento
de una dictadura hubiera justificado la cau-
sa de los austriacos, á no ser que el po-
der dictatorial se hubiera entregado á la
dinastia reynante. La santa-alianza hwbie-
ra dicho á toda la Europa ,. que la revolu-
cion no se había hecho para asegurar las
libertades públicas, sino para destronar al
rey ; porque ya se sabe, que en tiempo de
dictadura, toda magistratura establecida ce-
sa , y el rey es un magistrado ordinario.


2.° La nacion napolitana iba á soste:.
ner una guerra muy desigual, y ¿por qué?
por defender la constitucion que habla jujill
rado. ¿ Y es buen sistema de defensa em-
pezar arruinando lo mismo que se quería de-
fender? Cuando Leonidas murió en las Ter-
mópilas y Teniístocles triunfó en Salami-
na, no empezaron destruyendo las leyes.
Los griegos hicieron entonces los mayo-
res sacrificios á favor de la libertad ; mas
no hicieron el sacrificio de la libertad. Se
sabe que toda dictadura suspende el de-
recho coman de la constnucion.


3.° Si era necesaria la dictadura , sin
duda era porque no 'labia bastantes fuer-
zas en Napoles para sostener la libertad.


97
Las fuerzas en , esta especie de guerras se
miden por el grado de espiritu público
necesario para hacer los sacrificios que la
patria exige. Pues si el amor á la libertad
y las fuerzas que da el patriotismo tío al-
canzaron á salvar á Nápoles, ¿cómo podría:
salvarle el poder dictatorial y absoluto; es
decir un poder de cuya esencia es suspen-
der quisca indefinidamente la libertad?


4.0 Ultimamen te , ¿en qué manos se po-
dría colocar el poder dictatorial, sin un
temor fundado de que se aprovecharian de
aquella magistratura interina para apode-
rarse de la república , )r substituir á la mo-
narquia constitucional el imperio militar?
Y si este habia' de ser probablemente el
éxito de la lucha, por mas ventajosa que
fuese para los napolitanos, ¿merece seme-
jante gobierno los sacrificios que ordina-
riamente cuesta ?


Nuestra opinion es que todogobierno li-
bre debe conservar sus formas; y si no
puede sostenerse con ellas, menos podrá
con la dictadura. Esta es un remedio ine-
ficaz durante el peligro, y peligroso des-
pues de concluida la lid. La dictadura solo
se puede aplicar con buen éxito en las de-
mocracias pequeñas. Esta magistratura sal-


TONO V.
7




98
v'ó á Roma, mientras no se alejaron sus
límites de las orillas del Tiber; y la per-
dió cuando ya se estendia hasta los linderos
del 'inundo conocido. No hay que olvidar
las dictaduras de Sila , Cesar y Pompeyo.
Este último sin tener el nombre de dic-


• tador, tuvo la autoridad.
Concluiremos el examen de esta me-


moria con un hecho citado en ella; ií sa-
ber, que las reuniones carbonarias favo-
recidas en 1.8x5 , y miradas despues con
ceño aunque toleradas , dejaron de ser se-
cretas y se hicieron públicas, apenas se ju-
ró la Constitucion. Esto lo dice el general-O
Pepé con la conviccion y sinceridad de un
hombre que cree que debia suceder asi.
Y en efecto, ¿ cuál era desde su , principio
el objeto de semejantes asociaciones? Esta-
blecer el gobierno bajo basas liberales. Lue-
go habiendo llegado á conseguirse este ob-I
jeto ;y estando espedita la libertad del pen-
semiento , cesaron todos los motivos que
en otro tiempo pudo haber para tenerlas
secretas , y deben manifestarse los hombres
que las componen, y los artículos de sus
doctrinas. Sociedades y doctrinas ocultas
bajo un gobierno libre y en un siglo de
luces, implican. ¿Por qué se ha de escon-


.99
der lo que es bueno, cuando los hombres
y las instituciones permiten y quieren que
se diga en público ? El ciudadano debe pa-
sar su vida en el foro: el esclavo suele te-
ner necesidad de ocultarse.


La memoria está escrita con modera-
eion; guarda el decoro conveniente á las
persones, aun de los mayores émulos y
enemigos; respeta la dignidad real ; hace
los mas altos elogios de las virtudes y pa-
triotismo del principe real, duque de Ca-
labria. Se nota sin embargo cierta amar-.
gura en algunas de sus observaciones acer-
ca de la conducta del rey en su viage á
Laybach , y en su regreso al frente de las
tropas austriacas : mas no es la amargu-
ra de quien acusa, sino el gemido del
hombre que sufre. Por otra parte, habla
con su monarca que de constitucional vol-
vió á ser absoluto ; y por consiguiente per-
dió la inviolabilidad legal que le


• asegu-
raba la Constitucion para no poder ser
ofendido, acusado ni censurado por sus
súbditos.


Nosotros quisieramos que asi los reyes
como los pueblos estudiasen bien esta di..
ferencia : asi se ahorrarian muchas discor-




loo
dias y escándalos. Los reyes absolutos son
responsables á sus súbditos de todas sus ope-.
raciones, porque les han quitado todos los
medios dé impedir los males que los er-
rores de su achninistracion puedan atar-:
dar. Asi los súbditos conservan el dere-
cho de dirigirles á ellos y á la Europa
sus reclamaciones de la manera que les
sea lícito. Un ciudadano proscripto sin
forma de justicia , er'ante en climas es-
tra gos, y sin mas bienes que su espada y
su reputacion , debe levantar el grito de
la inocencia y decir á la Europa culta •: yo
sufro Injustamente. La amargura de sus que-
jas debe recaer necesariamente sobre el
poder absoluto que lo proscribió.


No basta decir que su monarca, rodea.
do de tropas estrangeras, influido por la
diplomacia austriaca y por un •ministerio
servil , carecia de libertad. Estas disculpas
y otras de menor -momento bastaban pa-
ra estusar á un monarca constitucional,
cuya responsabilidad gravita toda entera
sobre su ministerio. Pero un rey que quie-
re hacer las cosas por sí mismo, tiene que
hacerlas bien , ó sufrir reconvenciones per-
sonales. Debemos advertir que si estas re-


701
convenciones estan bien colocadas en la plu-
ma de un súbdito agraviado, no sucede lo
mismo en la de los escritores estrangeros.
En nuestro entender no nos es lícito á no-
sotros ni á ningnn escritor español decir
injurias personales ni á S. M. el rey de
las Dos-Sicilias, ni á ningun otro monar-


' ca de Europa. Podemos censurar sus mi-
nisterios , sus diplomacias, sus formas de
gobierno; mas no sus personas, que con
respecto á nosotros representan la mages-
tad de sus respectivas naciones. Ofenderá
á toda la nacion rusa el que se permita
dicterios contra su emperador.


En cuanto á los reyes constituciona-
les, el estado de la cuestion varía entera-
mente. Corno ninguno de sus actos es vá-
lido , si no está firmado por un ministro,
todo el que se crea injuriado, debe 'di-
rigir Sus reclamaciones contra el ministe-
rio , y no 'le es lícito mezclar para nada
en su cuestion particular, ni aun en las que
se refieren -á la cosa pública , el nombre
del supremo magistrado. ¿ Cuándo llegará
el dia en que se entienda y se practique
esta máxima ? ¿ Cuando Ilegarémos á co-
nocer la esencia del gobierno representa.




102
tivo y las condiciones necesarias de su exis-
tencia i) ¡Cosa rara! Violamos la Constitu-
clon , y luego decimos que es porque la
amamos. Credit Jud¿tas Appella.


1°3


TEATROS.


El Monstruo de la fortuna , y lavandera de
iVápoles, Felipa Catanea : comedla <le
tres ingenios:


5..1TAtTr2.91,19+,...


Uno de ellos es don Francisco de Rojas;
mas no se sabe quienes son los otro4


dos.
Se obervan en esta pieza intenciones y
movimientos trágicos , • 3, algunas escenas,
á las cuales solo falta un lenguage mas sos,
tenido y un estilo menos afectado para
ser dignas áe Melpomene. Tal es la es-
cena del segundo acto entre la reyna Jua-
na , su confidenta Felipa y el rey Andres.
La versificaeion de toda ella es armonio-
sa y noble: el odio de la reyna y las sos-
pechas de su marido estala muy bien .des-;
critas: las sentencias son graves y concisas,
y el interes dramático TIC escita es muy
grande porque se ven entre las caricias
conyugales todas las pasiones funestas del
corazon que dieron motivo al asesinato de
Andres , á las calamidades de una guerra
estrangera , y á la condenacion de Felipa.




o4
Reprendiendo Andres la osadía de Fe..


lipa , esta le responde:


Señor,
estos cargos no, son mies,
del reyno son : yo los oygo,
él los siente y yo los digo.


Reyna.
¿Son justos los cargos ?


Andre.s...
Si.


Reyna.
Pues si son justos, oidlos
por justos , no por el dueiía.»


Á lo que responde Andres, como buen
tirano:


« Yo no repruebo los cargos,
sino la voz que los dijo :
no culpo yo las verdades,
sino el trago en que han venido.»


Felipa le responde, comparando al,rey
con un clavel que no repara en el con-
ducto por donde viene el agua que le
riega ; y para hacer mas agradable la com-
paracion dice que


z e5
«de la verdad se alimentan,
como el clavel dt;il rocío ,
los reyes.»


Andres le replica que el agua suele vi-
ciarse en los conductos, y concluye con un
desatino, tan desatino en moral como en
política :


« Que aunque ellas por sí son buenas,
si el instrumento es indigno,
se les pega á las verdades
el sabor de quien las dijo.


Es verdad que estas espresiones estan.
bien colocadas en el discurso de un usur-
pador. Pero se debe confesar que la com-
paracion del clavel y la fuente es alevosa
en una escena trágica. Mucho mejores son
estos versos de Felipa :


(‘Y.
asi mandad corno ~do,


no forceis como temido,
y obedezcamos nosotros,
no de asustados, de finos.


El razonamiento en " qUe Andres pro-
mete licenciar su ejércitoi; tiene la gr'an-
1




o6
dilocuencia propia de la tragedia.


rt Pues yo por soldado he sido,
para ser rey, muy violento;
para esposo, poco fino ;
hoy colgando aqueste acero,
de tantas lides invicto,
dejaré de ser soldado.
Sa'gan los úngaros mios
de Nápoles : calle el parche,
no suene una trompa , un tiró
en toda Italia: de paz
hoy , se coronen sus hijos
Yik empiezo á ser rey piadoso :
ya empiezo á ser buen marido:
ya con la paz os grangeo,
ya con la fineza os sirvo
Ya dejé de ser soldado:


mi altivez mortifico:
la mayor fineza es
dejar de ser lo que he sido:
cada uno mire bien,
que le toca hacer lo mismo:
que volveré á ser soldado,
si cortesano no obligo."


En esta comedia está el célebre verso


107
madruga, y mata primero."


y esta sentencia, tan noble y generosa,
como la anterior es atroz:


« ¿Quién tiene mayor nobleza?
¿quien- dice injurias sin 'cansa ,
(S quien puede y no se venga?»


Esta pieza debe quedar en nuestro tea-
tro ; pero es necesario refundirla. Han de
desaparecer los dos graciosos y la graciosa,
y reservarse para el género cómico las es-
cenas en que se representa con bastante
fidelidad la mutacion que causa la fortuna
en los corazones viles:


Es preciso tambien dar mas influencia
en la condenacion de Felipa á su amor
hácia Carlos, amante antiguo y correspon-
dido de la reyna. El caracter ctek,esta es
poco dramático, y lo será mucho ma..3,
ciendola resistir á las rinienazas de Luis,
infante de'Ungria , y á las imprudentes re-
velaciones de Filipa , de modo que no fir-
me el suplicio de su favorita, sino arras-
trada por una pasion celosa. Para conse-.
guir este resultado, es menester desenvol-
ver con mas estudio el caracter de Carlos,




zoS
y la pasion que ha inspirado á las dos
amigas, y por consiguiente la pieza , debe
empezar en la segunda jornada.


Observeso que siempre- le quedará
defecto de la duplicidad de accion. En jefec,
to, la muerte de And res es una accion
completa, trágica, producida por pasiones
trágicas y vehementes, mas importan te que el
suplicio de una muger comun , elevada al va.
limiento por su ambicion propia , y por la
debilidad de la reyna ; pero á pesar de es..
te defecto no nos debemos resolver á per...
der el segundo . acto. y dos escenas del ter-.
cero; antes bien debemos conservarlas, aun-
que no sea mas que como monumentos de
nuestra tragedia del siglo XVII-. Lo; poe-
tas en quienes se notan mas disposiciones'
para el arte de Melpomene son Rojas y
fialderon.


El confidente casual: en tres actos en ver.
so : por don Gaspar de Zavala y


Zamora.


Esta pieza es traducida, aunque segun la
costumbre de muchos que trabajan para el tea.
tro, no se dice de cuál teatro ni de qué autor,


iro9
La intriga es débil , aunque 'se sostie-


ne por el diálogo animado y gracioso cuan-
do se ejecuta bien. Pero los actores que
conocen por el instinto que da el hábito
de la escena el mérito teatral de cada pie-
z„ , no gustan de emplear mucho trabajo
y estudio, cuando • no han de lograr sino
un efecto de poca consideracion.


Floricour está enamorado de Felicia, á
quien su padre tiene comprometida con
Blenvill, padre de su amante, que debe
llegar en breve. Los jóvenes tratan de bus-.
car quien se presente bajo el nombre de


y se anticipe al verdadero -para
sacar de este embuste un partido favorable.
Pero el novio llega antes de lo que se es
peraba, oye lo que hablan su hija y Feli-.
da, se ofrece á esta para hacer el 'papel
fingido, y cuando llega Floricour encuenn
tra que su padre ha prometido á su, aman-
te fingir lo que es realmente. De aqui es-
cenas de reprension del padre al hijo , su-
mision de este, palabras de doble sentido
en presencia de Felicia y su criada, hasta
que al fin Blenvill , despues de castigada
la calaverada de su hijo , hace lo que todo
viejo de comedia, y lo que debieran ha-
cer los de la sociedad, cede la belleza y


11




zro


la ternura á la juventud y al amor.
A pesar de la inverosimilitud y de la


debilidad de la intriga, no deja de haber
situaciones dramáticas, pero no son cómi4
cas; es decir, interesan la curiosidad y lea,,
cen reir; 'pero ni sirven de instruccion /1¡
pintan el corazon humano. Debe sentarse
como principio general en la poesia
ca, que por mas ingeniosa y verosimil que
sea la fábula , como no desenvuelva pasio,
nes y defectos que den motivo á resulta,
dos morales, grandes y profundos, vio-ha,
brá j 'iteres cómico , sino interes de novela,
Este es el gran defecto de nuestro teatro
antiguo. Esceptuadas muy pocas piezas en
que se encuentran en accion vicios socia.
les, que se prestan al colorido ridículo,
casi ,todo él es una coleccion de novelas dia.
logadas. En ellas se prodigan- el ingenio, las
sales, las gracias del idioma , la buena versi•
íicacion , todos los recursos de la poesia ,.¿pa-
ra qué? Para saber si un amante llega á sa•
tisfacer sus celos infundados , ó si un trulla
conseguirá zurcir un amorío. Asi no es tan
insen sata la pregunta del que habiendose
dormido durante' la representacion ,.de la
pieza,despertó al cae ' el telon y (lijó :
casaron ya esos borrachos?»


sabl e las causas de la discordia y medios
para restablecer la zuzzon entre los ciuda-
danos.


Pero, señores ; ¿en qué quedamos? Se
ha de componer esto á razones ó á esta-
cazos? ¿Hemos jurado la Constitucion, ó un
odio eterno é implacable de unos ciuda-
danos contra otros? ¿Cuál va á ser el re-
sultado de esta perpétua lucha que se ob-
serva tanto en la capital Como en las.pro-
vincias? No es dificil de adivinar, si no
nos apresuramos á terminar estas desave-
nencias ; y para terminarlas es preciso
que nos entendamos.


Por mas que se multipliquen las de-
nominaciones de los partidos, y por mas
que se hagan divisiones y subdivisiones
de ellos, en España no hay mas que dos
clases de ciudadanos, á saber: los que de-
sean vivir bajo la Constitucion publicada
en Cadiz y jurada ya .en toda la monar-
quia , y los quano la quieren. Todas las
denias diferencias no son otra cosa mas que
la espresion de las causas por que se quie-




re 6.tio se quiere la Constitucion , como lo
conocerá cualquiera que observe el lengua..
ge y la conducta de los diferentes partidos que
tienen divididas las opiniones. Yo bien qui-
siera la Constitucion, dice el servil, con
tal qué ella no prohibiese al rey que se-
Balara á mi hija la soltera una pension
sobre correos, y que confiriese una canon-
gia de Toledo á mi hijo menor, para que
continuase sus estudios en Salamanca. La
Constitucion seria .escelente ;con tal que
permitiera que cuando los tribunales se -obs:
finan 'en dar la razon á mi contrarío en
el pleyto que estoy siguiendo años hace,
pudiese rni paysano el señor ministro evo.
carse á sí el proceso y dar una orden anu-
lando todo lo actuado, é imponiendo per.
pétuo silencio á mi maldito acreedor.


Tambien yo la quisiera , dice el exal-
tado, si se me autorizase para ser gefe polí-
tico perpétuo, ó á lo menos para escoger
entre los destinos que desempeñaban an-
tes esos pícaros de serviles. Dicen que la
Constitucion predica la . igualdad; pero yo
veo que otros andan en coche, y yo á pie;


<que otros tienen escelencia , y á mí me lla-
man de cualquier modo ; que otros co-
bran un escelente sueldo, y yo no tengo


3.
atas recursos que andar petardeando de
calle en calle. ¿Qué me importa á mí que
haya ó no haya Constitucion, si no me tie-
nen por un pro-hombre y no puedo tra-
tar á zapatazos á los- mismos á quienes
antes miraba con
mayor respeto ?


Usted es.
un mentecato, dice el del ario


asi como lo fuimos nosotros mientras
creimos que no ltabia ni pocha haber mas
pro-hombres que nosotros, fundados en que
'nosotros hablamos hecho la Constitucion
en Cadiz: tambien lo fuimos en creer que
a nosotros solos se debia la espulsion de
los franceses de toda la península. No lo--
fuimos menos cuando por haber 'sido los
primeros que dieron á conocer practica-
mente las ideas . liberales poco conocidas
en España, creimos que debiamos repartir
entre nuestros amigos toda la parte mil de
la Constitucion; y lo fuimos sobre todo
por habernos persuadido á que Se lo Ile-
varia la trampa luego que otros intenta-
sen comparar su liberalismo con el nues-
tro. Pero ya estamos curados de esta lo-
cura, y habiendonos declarado los defen-
sores del orden, somos hoy mas liberales
que cuando tomamos ese alhagüeño título.


El liberalismo de ustedes, dice el del.
Lomo xv. 8




114
año , pudo ser mny'bueno cuando la pee
nínsula estaba invadida y medio conquis:
tada, porque en la duda de conservar ó ne,
la independencia cualquier grado de li-
bertad era bastante para los espalioles que
no habian esperitnentado mas que una
perpétua servidumbre. Pero en el dia han,
hecho las luces unos progresos estraordinaQ
ríos, y hemos adelantado mas con la es-
periencia de los seis años íntimos, que
tedes en todo el reynado anterior. El
verdad que ustedes formaron la Constitu.
cion ; pero como no sabian cual • es el gra-
do de libertad que rodia convenir al pue,
blo vencedor de los mayores ejércitos de
Europa, anduvieron algun tanto sobrados
al -asignar las facultades del . poder ejecu-
tivo, dejandole un campo demasiado es.
tenso para que pudiese ejercer la tiranía.
De aqui nace que cualquiera de nosotros
que• cometa algun esceso se halla espites-
te-á ser castigado, y toque es peor castigado
constitucionalmente. Por otra parte ustedes
se contentaron con hacer y publicar la Cons.
titucion , sin cuidar de los medios por don-
de habia de sostenerse el espi•itu públi-
co., y estos medios son los que nosotros,
hemos procurado y procuramos poner ..en


z x5
práctica. En tina' palabra, ustedes se olvi-
daron de ¡aparte cantante de nuestra Cons•
fitucion. Porque ¿ de qué servirá que los
tres poderes esten en el pleno ejercicio
de sus derechos , que se administre la jus-
ticia con igualdad , que el pobre y el ri-
co, el noble y el plebeyo sean 'tenidos por
iguales delante de la ley, si todo esto no
se anima con algunas cantatas que es citen
el entusiasmo en algunos y hagan rabiar
á los den/as? ¿De qué servirá que •un ge-
neral y un soldado delincuentes en un mis-
mo delito sean juzgados por una misma
ley, si al mismo tiempo no se les ve ir
juntos agarrados del brazo por las calles,.
por los paseos, en los cafes y en los tea-
tros ? ¿No-conocieron ustedes que lo de-
mas no es igualdad ni se acuerda de serlo?
Por todo Jo cual se infiere que ustedes,
aunque aspiran al título de liberales., no
son mas que una ramilicacion de los ser-
viles.


Tan inútiles son ustedes unos corno
otros, dice el comunero, porque el hom-
bre, cualquiera que sea, no es nada mi-
rado 'aisladamente, y solo puede ser algo
unido en corporacion. Mas no basta unir-
‘e para hacer -discursos estériles á puerta




116
cerrada, y dejar que las cosas caminen co,
mo Dios las dé á entender . , sino que es
necesario ligarse con -juramento para de,
fenderse unos á otros de toda especie de
,enemigos do la corporacion , inclusas las
mismas leyes; porque de este modo se de.
terminan á obrar los hombress.conforme
su dignidad , sin que les acoquine el apa.
rato legal , que solo debe servir contra los
que se andan solos por el mundo. Fuera
de eso, unos .y otros no han mirado. us•
tedes mas que por la generacion presente
y las venideras, sin hacer maldito el caso de
lo que padecieron nuestros ilustres ante.


' pasados, cuya memoria y cuya preciosa
sangre ha quedado inulta en los campos
de Villalar, , con harta mengua da los actua
les caballeros de la libertad. Los manes de
Padilla, Bravo y Maldonado reclaman de
nosotros una ap titud hostil y guerrera que
no se aviene bien con 'el sosegado imperio
de las leyes , y este es el ánico defecto que
nosotros le encontramos á la Constitucion.


Todo, eso 'será muy bueno, dice Un clu-
bista; pero á mí mo me acomodan esos>




cretos ni 'esas reuniones á puerta cerro
yo quisiera que todos los ciudadanos, p
que son libres , ejerciesen libremente y


.todas horas la soberania de que les dotó la .
naturaleza. En el sistema c 0 nal el
pueblo es todo, y todo lo demas nada.
pero como no siempre es posible que pa-.
ra todo se reuna todo el pueblo, no hay


mas justa que el que todo lo resuelva
lc saaop rte del pueblo que se reune en don-


- de tiene por conveniente. Verdad es que
no todos suelen e,star enterados del objeto
que debe tratarse; pero basta que lo esten
algunos, y esos algunos bastan para ejer-
cer la soberania á nombre de los demas.
Nunca falta alii quien cuente Jo mucho que
se le roba al pueblo, ni los planes que se
forman para esclavizarle y cargarle de ca-
denas, con lo que alarmado el pueblo to.
ma por sí mismo las providencias que le




dicta su ilustracion, y premia ó castiga sin
necesidad de sujetarse á los pesados trámi-
tes judiciales, que son los que más disgus-
tan al pueblo , y que por desgracia estan
consignados en la ConStitucion de Cacliz".
Por lo demas ella es muy buena; peto una
vez terminadas las elecciones, no le queda
al pueblo mas accion que ja ale Obedecer
lo que ella dispone, y eso viene á uer lo
mismo que no 'haber contad.o los que la
hicieron con el auxilio de las sociedades
patrióticas




X J 8
De este modo discurren todos los hora.


ores de partido, y lo que es 'mas hay una.
multitud entré ellos que discurren asi de muy
buena fe, creyendose mucho mas constitu-
cionales que los del partido contrarío ; pe-
l'O á los ojos del hombre imparcial y del
liberal ilustrado todos ellos son enemigos
(le 'la Constitucion , y lo serán cada dia
mas mientras que no traten de transigir;
unos con otros acercand.ose al único
dio que puede conciliarlos á todos, que es
el de la moderacion. Mucho se engallan
los que .creen que han de acabar con, los
demas partidos arnenazandolos , aterrando-
les y persiguiendolos; porque, es ya un
axioma político que el que en las revolu-
ciones no transige con los errores de opi-
nion , perece necesariamente ó las inu-
tiliza.


Aun cuando se concediese que alguno
de los mencionados partidos llegase á ser
eschisivamente poderoso, le cual snpondria


-lareunion de muchos dictámenes en su fa.
vor, , todavia es indudable que su misma
exageracion le acarrearia su ruina. No es tan


„peligroso el error de un partida, por ser un
error, cuanto por la persuasion en que es7
tan los que le siguen de que todos los que




rg
pertenenecen á otro partido contrario, son
criminales y enemigolle la patria. Esta per-
suasion no solo les hace ser mas obstinados,
sino tambien intolerantes y crueles, juzgan-
do incorregibles á los demas. De aqui nace
el odio encarnizado que conciben unos con-
tra otros '; aun cuando --antes se hubiesen
mirado con inclinacion y amistad ; porque
suponen que es imposible pensar de dis-
tinto modo sin tener pervertido el corazon.
Esta injusticia es 'general á todos los parti-
dos, y con igual dureza juzgan los serviles
á los exaltados que los exaltados á los ser-
viles.


¿Pero • pensarán convencerse unos á
otros á-fuerza de odiarse y 'de dirigirse de-
nuestos? ¡Vana esperanzal porque los dio-
terios que salen de , la , -boca - de un horri
bre-de partido 5 irritan y no. aterrar; al par-
tido contrario, ó suelen ;girarse como un
título de elogio, gloriandose con la animad-
version•de aquellos á quienes tienen 'por
hombres` corrompidos. .¿ Creen poder ani-
quilarse •y conseguir un triunfo completo
y decisivo? Pues se engañan torpemente,
porque las ventajas de los partidos siempre
son de cortisima duración, y el abuso mis-
mo que hacen de ellas suele' fortificar al




I20
partido oprimido. Cuando no se usa con
moderacion de la victoria, tampoco tiene_
término la venganza.


Todas estas consideraciones que no . de_
jan de ocurrir á cuantos -quieren hacer uso.
de su razon, nos , obligan á desear que se
vea el modo de conciliar las.,opiniones, en.
]a inteligencia de que nci se hace pron-
to y con la mayor eficacia , no solo es-
perime»taremos todos los males que trae con,.
sigo la discordia ., sino que perderemos. 11.
libertad. No se lisonjee ningun partido con-
la idea.de que él soló es capaz de defender...,
la , pues por mas puras que sean seis in:
tendones y aun cuando estuviese auxilia-
da de toda. la fuerza armada , la misma la-
cha baria .cometer escesos, y estos le,
jos de defender la libertad la coartan y
aprisionan. ¿Quién hay que ignore que
no hay otra libertad . que aquella que está
fundada ea la observancia de las leyes?
Pues si bajo protesto, de defender la liber-
tad, se quebrantan. estas y se quiere ejer-
cer un predominio . h. umillante sobre los de-
mas ciudadanos . , ¿no semi.


esto empezar á
ser libres por la tirania?


Quisieramos que no olvidasen los que
:pertenecen á cualquier partido que no ha,


X21


een jamas una suposicion injuriosa á los
denlas sin que sean correspondidos en la


' Inisma moneda, y que si ellos son injus-
tos y escesivamente severos en juzgar la
conduc ta de los otros, no son estos mas
piadosos para calificar . la suya. Que no hay
que fiarse nunca en lo que conummente se
llama opinion porque no hay ru-
che que no tenga sil público respectivo á
quien citar, y con cuyo voto se crea tan
honrado cómo otros con el que citan,
'finalmente que no hay medio mas segu-
ro para hacer que se obstinen en su error
aquellos á quienes se cree engañados, que
el querer desengañarles por fuerza.


Es necesario pues proscribir con el ma-
yor rigor esas abominables canciones con
que tan frecuentemente se insulta no solo
á indivi anos Binó tambien á cuerpos, y de-
ben proser-hírse mas todavia pollo que
piden la marcha constitucional , que por la
injusticia que con ellas se comete. Claro
es .que cuando hablamos de canciones nos
contraemos . partieularmente, á ese detes-
table trágala que ha introducido la dis-
co•dia en provincias enteras , sin que ni
próxima . ni remotamente haya producido
el menor bien. Ademas de ser una can-




72'2


clon grosera, indigna de ningun hombre
de mediana educacion , envueive tambien
un -verdadero insulto y una amenaza, á la
cual seria , ya que .n0 lícito , á lo menos
disculpable , con testar en los mismos ter-.
nonos que cuando á uno le dirigen una.
palabra injuriosa. Aun cuando se supusiese
que esa infame cancion se le dirigia con
justicia á alguno ó algunos individuos de
quienes no quedase :duda que aborrecian
la Constitucion , y- aun cuando el que la
cantase tuviera un conocido derecho pa-
ra hacer este insulto, todavia seria- indig
no de un pecho generoso valerse de se-..
mejante medio. Esa necia cancion ha da-, 1
do mas enemigos á, las nuevas institucio-
nes que: todos los manejos y arterías de
los falsos devotos , por la sencillisima ra,$1,„
ion de que .el hombre todo lo perdona
menos el que le humillen en público.
• Sin esta indispensable prohibicion
rá del . todo inutil . cnalquier medio que se.,
adopte para conciliar los..animos justamen-
te irititados del mayor_número que no pue-
de, ni debe, ni quiere'sufr ir que unos--citan-.
tos atolondrados le insulten y le Tidiculi-
cen. lD.ebiera:•igualmente . prohibir el con-
greso que jamas se pronunciasen en- su se-


1:3
DO ninguna de las denominaciones omino-
sas con que suelen designarse los parti-*
dos, ni admitirse á lectura los escritos en
que se usase de ellas para zaherir á na-
die , inclusos los Mismos delincuentes. Es
menester convencerse de que estos no lo
son por ser serviles, ni por ser exaltados,
ni por gustar de sociedades patrióticas, ni
por creerlas perjudiciales, sino por haber
infringido las leyes. Este . es el verdade-
ro crimen sobre que debe recaer 111 pena
designada en ellas , sin que auniente, ni
disminuya la culpabilidad de la accion el
haber sido cometida por estos ó por los-.
otros.


lía de tenerse también gran cuida-.
do cuando se da cuenta á las Cortes de
que se ha turbado la tranquilidad públi-
ca de no prevenir su juicio interpre,-
tando el espíritu de los alborotadores,. lo
primero porque, como beralOs dicho,esto, no:
influye en su mayor ó .menor
y lo segundo- porque se da al público una)
idea de .


que nó tantollattaAa atencion el.
mismo crimen cuanto las ;personas á
nes se le atribuye.-Y- si á -esto se agrega;`
como sucede frecuentemente , que las




relaciones no estan acordes
• con lo que ha




124
presenciado el público, ademas de la no,
tá de parcialidaden que incurren los que las
hacen, producen el efecto de aumentar
el partido. mismo que procuraban hacer
odioso. .


Otra de las cosas que á nuestro en.
tender contribuirian en gran manera á
calmar los odios de los diferentes partidos,
seria el que.se aclarase y fijase bien la idea
de lo que ha de constituir la adhesión á
las actuales instituciones que el decreto
de las Cortes exige para la provision de
los destinos. Mil veces hemos tocada es-
te Mismo asunto, y tambien se ha hecho men-
cion de él en las Cortes, sucediendo con
esta. lo que sucede con la mayor parte de
las cosas , y es que estando todos (le acuer-
do en los principios , la divergencia solo
está en su apheacion á los diferentes ca-
sos. ria.die duda que tendrá mas interes
en propagar y hacer sentir á los pueblos
las ventajas del nuevo gobierno aquel que
está, mas penetrado de su utilidad , y que
le lleva , por decirlo asi, eiv su corazón. ¿Pe-
ro servirá de prueba para distinguir á es-
tos sugetos el que ello's ó sus amigos di-
gan que tienen semejantes cualidades ; ó se
necesitará que esas pruebas verbales de ad-


z25
31esion esten acompañadas de hechos po-
sitivos , documentados y fehae:entes? En
el primer .caso no habrá ningun preten-
diente que no asegure que- es muy adic-


. to al régimen constitucional, ni ningun mi-
nistro que no asegure haber tenido . pre-
sente esta circunstancia para proveer el des.
tino. En el segundo caso es hacer depen-
der los nombramientos de las personas ó
corporaciones que hayan de espedir aque-
llos certificados , en lo cual tendrá como
siempre micho influjo la intriga, el pa-
drinazgo -y denlas vicios que acompañan á
todas las humanas instituciones.


. Enhorabuena que sea un justo títu-
lo de esclusion -el haber tenido una con-
ducta visiblemente contraria al régimen
constitucional, porque despees de jurado
este y reconocido por toda la nacion , es
un verdadero crimen oponerse á lo que
él previene ; pero nunca convendremos
en que se tenga por meritorio el llamarse
uno á sí mismo adicto y apasionado. Y
¿ cuáles son las acciones que prueban de
un modo incontestable la verdadera adlie-
hesion al régimen representativo? Posible
es que si se hiciese esta pregunta á dos-
cientos individuos, cada uno diese una res-




z26
puesta diferente; y aun cuando se apli,
case determinadamente á un empleado pú-
blico , cuyas acciones hubiesen. sido públi_
cas, todavía serian tan diversamente cali-
ficadas , que para unos habria pasado por
muy criminal en . aquello mismo en que
par:t otros habria dado las mas relevan-
tes pruebas de patriotismo y de amor á
la libertad. ¿No estamos viendo diariamen-
te injuriar y denostar por serviles á las
autoridades el dia mismo en que con ries-
go de su existencia estan impidiendo que
se trastorne el régimen constitucional ? No
nos cansemos, asi én esto como en todo
es indispensable definir los términos pa-
ra resolver las cuestiones ; y si la adbe-
sion ha de consistir en 'dar gritos, solo
será acreedor á ser empleado el que tuvie-
re mejores pulmones.


Otra de las cosas que es indispensa-


ble evitar, es esa mania de hablar mal del es-
•íritu del clero, y mas aun de atribuir-
le á causas tan mezquinas como las que
generalmente - se espresan. Tentase pre-
sente que bajo cualquier aspecto que se
moteje el espíritu clerical , ese es el espí-
ritu de la casi totalidad de la nacion. Bas-
tante y aun demasiado se ha hecho con


127
haberle empobrecido hasta un punto que
parece increible, sin .ninguna .proporcion
con las denlas clases del estado para que
se aliada tambien el escarnecerle é inju-
riarle, ya individual, ya colectivamente.
No se verá jamas que ningun liberal ilus-
trado invective á clases enteras de ciuda-
danos , porque sabe muy bien que ademas
de ser injusto, es antipolítico y perjudi-
cial á los progresos de la libertad, ¿Seria
justo ni conveniente que porque algunos
militares fueron en algun tiempo los ins-
trumentos del despotismo , se establecie-
se la máxima de que era indispensable aca-
bar con la fuerza. armada .para asegurar
el triunfo de la Constitucion ? ¿Lo seria
igualmente el que porque algunos gefes
líticos han traspasado sus derechos, y se han
olvidado de sus obligaciones, se dijese que
era una claseenemiga del sosiego y del or-
de ? Pues en. igualdad de circunstancias,
aun ha dado mucho menos motivo el clero
que estas y otras clases de que no quere-
mos hacer mencion.


Debe cesar tambien esa ridícula y afec-
tada- preferencia que algunos se empeñan
en dar á los religiosos secularizados sobre
los que no han querido dejar sus habi-




128
tos , porque esta no contribuye mas qué
para introducir la discordia y aumentar la
odiosidad de estos con aquellos. Justo es
y aun necesario •que se faciliten las secu-
larizaciones y se ofrezcan estímulos para
multiplicarlas; pero no se tributen elogios
desmedidos por esta accion que no tiene
nada de meritoria , y que vienen-á ser
otras tantas reconvenciones indirectas á
los que permanecen en sus conventos. Obre
cada uno en esta parte como mejor le aco-
mode , puesto que la ley le permite abra-
zar uno ú otro partido. Los que sé seco.
larizan en virtud de los nuevos decretos,
tienen un.gran motivo para bendecir la ma-
no que los dictó, y los que no se hayan se-
cularizado todavia, la bendecirán igualmen-
te porque tienen en su mano aprovechar-
se de este imponderable beneficio.


Quisieramos tambien que se pusiese tér-
mino á ese Obstinado empeño que se observa
de desacreditar á los In Lnistros del poder ',l ir-
dicial, suponiendoles interesados en conser-
var el despotismo. Y en verdad que no
se sabe cual es mas digno de admiracion
en esta mania , si la injusticia ó la estu-.
pidez; porque si se mirase desapasionada-
mente la conducta que han observado los


19
tribunales desde que se restauró la Cons-
titucion ,; se hallaria que han dado mas
pruebas de integridad y de fortaleza he-
royca en este corto tiempo que en muchas
decenas de años anteriores. Mucho vemos
que se ponderan las nobles resistencias
al poder ministerial , y en efecto mere-
cen mucho elogio ; pero ¿se cree que
son menos meritorias las resistencias que
hemos visto hacer al influjo popular y
á los errores disfrazados con la capa
de patriotismo y de opinion pública ?
Ya hemos dicho muchas veces que no es
tan comun el renunciar gloriosamente al
aura popular por la utilidad del pueblo,
como el renunciar un destino, en lo cual
suele influir mas el cálculo que la verda-
dera virtud.


Por otra parte : ¿ qué ganarla el poder
judicial , ó digamos los jueces , en que se
restableciese el despotismo ? ¿Ganarian en
sueldo, en independencia ó en considera-
cion ? Claro es que no, supuesto que en to-
das tres cosas han recibido un aumento con-
siderable desde que se publicó !a Consti-.
tucion. ¿Quién ignora la mezquindad con
que estaban dotados estos importan tisimos
empleos ? ¿Quién no ha sido testigo de la


TOMO XV.
9




13o-
facilidad con que eran depuest os ó traslada-. 401.
dos los jueces de las audiencias , chaneille-
rias, y aun de los.mismos consejos supremos,
por solo haber tenido la desgracia de disgus-
tar. á. un, ministro ó á un favorito ? ¿Quién
rodia descansar en la sentencia de un tri-
bunal, si una orden del ministerio avoca-
La á si cualquier causa ? Pues si esto era
cierto, coma por desgracia lo fue, ¿dónde
está ése interes que se les supone á los.
jueces para entorpecer la marcha , corno
dicen, del sistema ? Lo que se logrará con
esto es lo que siempre se logra con seme-
jantes recriminaciones , y es . que los que con
mas sinceridad deseaban y promovian los
progresos del régimen liberal se enfrien ó
se ,conviertan acaso inicia el servilismo por
considerarle menos injusto con ellos.


Otro de los gérmenes inagotables de dis..
cordia fue el 'delirio del cesantismo , el cual
aunque acaso originado de una muy sana in-


. teneio.n no fue otra cosa que una declaracion
de guerra entre los antiguos y modernos em-*'
picados. Guerra que bajo todos aspectos
debla ceder en descrédito de los últimos,*
no porque fuesen menos aptos . y virtuo-..
sos qre los anteriores', sino porque para
justificar tantas reformas era indispensa-


1


rlr
ble que finesen públicos, evidentes 'y pal=
pables los beneficios de la nueva adminis-
tracion. ¿ Y cómo realizar estos beneficios
cuando lejos de aumentarse los ,


recursos
estaban casi reducidos á la nulidad? De- .
ben pues restituirse á la actividad cuantos
cesantes se pueda sin perjuicio (le los pro-
pietarios actuales, porque asi l'o exige la
paz , la justicia y la conveniencia pública.


Muchas otras causas hay 'que llaman
nuestra atencion , y que enumerariamos si
no teiniesemos prolongar mas este artícu-
lo ya demasiadamente prolijo ; pero bien
puede perdonarsenos en -favor de nuestros
puros deseos , y del convencimiento que'
tenemos de que si no se restablece la
union , todo se pierde irremisiblemente. Pal
dres de la patria: de vosotros depende en
gran parte dar una buena direccion al
espíritu público colocandoos en la esfera
de la imparcialidad , y no 'reconociendo
otras clases de ciudadanos que las de inocen•
tes ó culpables. Dad el ilustre ejemplo de
que sois tan impasibles como las mismas
leyes. No presteis jamas oido al pérfido
lenguage- de la pasion ó del espíritu de
partido, ni permitais que suenen dentro de
vuestro recinto esas denominaciones que tan




t32
frecuentemente le deshonran. Sostened con
igual vigor á todas las clases del estado,
seguros de que no hay ninguna menos util,
menos necesaria ni menos poderosa que la
otra. Cortad de raiz la multitud de injus-
ticias que ha producido. un falso celo y-
que solo continuan por una necia obsti-
nacion. No permitais que bajo ningun
pretesto llegue á sobreponerse nadie á la
ley fundamental, de quien tan enemigo es
el que quiere darla una perfeccion arbi-
traria como el que por otros medios in-
tenta destruirla. .Huid de toda especie de
adulaciones, y de este modo habreis abier-
to el verdadero camino para la reconcilia-
cion general , en la cual consiste la segu-
ridad de la patria y la vuestra.


A3N


4 las Cortes actuales.


Representantes de la nacion española:
la patria ha depositado su suerte en vues-
tras manos: la Europa toda ,"el mundo ci-
vilizado tienen puestos sus ojos en voso-
tros: la suerte futura de la especie hu-
mana' depende hasta cierto punto de la conj-
ducta que observeis en las árduas circuns-
tancias en que los 'acontecimientos os han
colocado.. Vuestra sabiduria no necesita
ciertamente de los consejos de un obscuro
periodista ; vosotros debeis conocer -Mejor
que `nadie las obligacioñes que os nnpo:-
ne vuestro destino y los peligros que ame-
nazan á la causa pública ; pero son tántos
los que se apresuran á estraviar vuestra opi-
nion , que ningun escritor público bien in-
tencionado debe guardar silencio ; y todos
deben hablaras el lenguage de la verdad,
no porque vosotros no seáis capaces de en-
contrarla sino para sofocar el grito de


. las
pasiones que se esfuerzan á obscurecerla y
desfigurarla.


No .aeis oido á las pérfidas insinuada-




134
nes de los que maliciosamente procuran
persuadidos que vuestros predecesores han
entorpecido el progreso de la 'revolucion
que por error ó debilidad han ensanchado
los límites de la accion ejecutiva, y que
vosotros sois llamados á deshacer su obra
á enmendar sus desaciertos y á reparar sus
errores. Hombres eran, y han podido en,
galiarse alguna vez; pero seria el colmo de
la ingratitud y de la injusticia desconocer
los grandes servicios que han hecho á la
causa de la libertad, el celo y la buena fe
con que han trabajado casi sin descanso por
espacio de veinte meses en consolidar y
afirmar sobre bases eternas la obra de la
revolucion. Repasad rapidamente en vues-
tra memoria todo lo que han hecho las
últimas Cortes para promover la felicidad
general ; examinad .esa multitud , de traba-
jos que os han preparado y transmitido pa-
ra que vosotros continueis caminando ra-
pidamente por la senda que os han alla-
nado; y vereis si os queda que hacer otra
cosa que seguir las huellas de tau ilustres
guias. La amortizacion civil y eclesiástica
destruidas, los monacales estinguidos, la
secularizacion y diminucion de los otros re-
gulares -facilitadas, la nueva division del


Yal
terrirorio arreglada, las aduanas inteflores
suprimidas, los aranceles formados, las ba7
ses puestas para un sistema completo de ha4
cienda, la instrnecion pública uniformada,
el ejército y la armada organizados., el re,
tlamento de beneficencia y el código (Ti-
mina( decretalos, el civil y los de prucer
dimientos preparados , él arreglo del clero
proyectado , y otras mil providencias me,
nos generales pero igualmente benéficas,
tornadas .en todos los ramos de la •adminis,
-tracion pública, serán .eternos títulos de
gloria para las últimas •Cortes, y pruebas
irrecusables de su saber,laboriosidad y pa-
triotismo. No quiere decir esto que en o."
pormenor de las :grandes reformas:que ¡han
hecho ó dejado planteadas, no hayan pa,-
decido involuntarios.éin.evitables descuidos,
y que no sea .necesario variar en parte al-
gunas disposiciones, ettandJla .esperiencia
haya demostrado su inutilidad:6 ,sus incon-
venientes; pero ,no es lo mismo hacer es-
•as prudentes .y necesarias:correcciones que
variar enteramente, tomo-algunos quisie-
xan Jos:sabios planes .de :la pasada legis-
latura. Sobre todo , estad bien persuadidos
de•que si alguna acusacion puede hacerse
á las cortes de zo la.de que


0




r 36
hayan hecho poco en favor de la libertad,
sino acaso el haber hecho demasiado, y
haber acumulado en pocos meses refor-
mas y novedades que tal vez pedian algu-
nos años. En cuanto á su conducta con el
poder ejecutivo ha sido tan mesurada , trn
prudente y tan acertada en general , que
todo buen español deberia dirigir al cielo
sus ardientes votos para que siempre el
cuerpo legislativo conservase con el go-
bierno la buena inteligencia y armonia que
hemos visto y admirado en estos (los úl-
timos años ; y ¡ojalá que á lo último no
la hubieran debilitado algun tanto las fa-
tales ocurrencias que dieron motivo á la
famosa declaracion de la fuerza moral! To-
do esto se dirige , ó diputados actuales, á
suplicaros encarecidamente en nombre de
la. patria y por nuestro mismo rnteres, que
si ("espites del examen mas detenido , y en
fuerza del convencimiento mas íntimo, os
creyereis obligados á variar ó reformar en
parle alguna ó algunas de las leyes y pro-
videncias dadas por vuestros predecesores,
lo hagais respetando mucho su nombre y
guardandules todo el decoro que induda-
blemente merecen por el caracter público
de que estuvieron revestidos, y por sus


T 37
circunstancias personales ; y ir que de nin-
,un modo se vea en vosotros ni aun indi-
véo de queler deslucir á los pasados legis-
lado res, ni empeño en destruir su obra,
ó hacer en ella caprichosas innovaciones.
Considera d que vuestro poder , el del go..
bierno y el de todo hombre que manda,
depende de la opinion que de él se tiene,
y del respeto con que se le mira ; y por


te que menoscabando la buenaconsiguien
reputacion de vuestros predecesores, me-
noscabais la vuestra propia, y que sin el
apoyo, -ó si se quiere el prestigio de la opi-
nion, 'un rey no es mas que un hombre,
siete ministros son siete individuos, ciento
;cincuenta diputados , ciento cincuenta per-
sonas ; y todos juntos una cantidad infini-
tamente pequeña , comparada con la suma
de los diez millones de habitantes que se
cuentan en la península.


Por la misma razon penetraos bien de
esta importante verdad. Los diputados na-
cionales en los gobiernos.. representativos
deben .sí cuidar de que el poder ejecuti-
vo no abuse de sus facultades , no estien-
da la esfera de su accion y no traspase los
limites constitucionales; pero no son en-
viados á la capital para contrariarle en to-




das sus operaciones, para hacerle la gner‹.
ra, para entorpecer sus movimientos y nal,
cho menos para envilecerle, degradarle 9,
hacerle odioso á los gobernados. El dia
que tal hiciesen habrian acabado con la
Constitucion del pais. Esta no puede con,
servarse sin buenas leyes; pero las mejo.
res leyes del mundo no son mas que ea,
racteres trazados en un papel, si no se ob,
servan y ejecutan, y mal podrán observar.
se y ejecutarse si aquellos que han (le cui.
dar de su ejecucion son á cada paso des.
obedecidos por los ciudadanos, y lo serán
infaliblemente si el cuerpo legislativo) los
deshonra y envilece. Las Cortes últimas di.
-jeron una gran verdad cuando sentaron que
un ministerio que pierde la fuerza moral,
no puede ni debe continuar gobernam l o la
nacion. Pero ¿cómo ha de conservarla el
gobierno si la representacion nacional se
empeña en hacerle pasar por .inepto, de.
bol , corrompido y aun . sospechoso ? Guar.
daos pues anucho, •de intentar ligeramente
y sin buenas ( pruebas acusaciones., no solo
contra el ministerio todo, pero aun con•




tro uno solo •de los individuos que !e cono.
-ponen. Si alguno se hiciese notoria y al.
-ta.mente criminal , usad con él de todo el


s39
rigor constitucional , entregadle á la ven-
ganza de la ley, y cayga sobre su cuello
si lo mereciere la sangrienta cuchilla de
Temis; pero no confundais con los verda-
d


sr s


y altos crímenes las pequeñas faltas,
lo descuidos , los errores' inevita-
bles , y la imposibilidad en que á veces se
halla el ministro tont,


leal, activo, justo y ce-
loso para ejecutar las leyes. Lo que al legisla-
dor le parece en teoria mas facil y hace-
dero, encuentra á veces en la práctica ta-
les dificultades y obstáculos, que él mis-
mo puesto en lugar de los ejecutores se-
ria el primero que condenase por imprac-
ticables sus providencias. ¡ Legisladores es-
pañoles! tened profundamente grabado en
vuestros animos este gran principio .de los
gobiernos representativos, á saber, que el
poder ejecutivo es un poder supremo en
su línea, creado por la nacion como el
vuestro , é independiente del vuestro. Tra-
tadle pues siempre como á igual, no co-
mo á súbdito ; consultadle y escuchad con'
deferencia su dictamen, porque él • tiene
siempre mas datos que cada uno de voso-
tros; pedidle enhorabuena las noticias y
esplicaciones que podais necesitar ; pero
cuando se presenten sus agentes en vues-




111


se


es


ce


14o
tro seno tratadlos con mucho decoro , r,Ó
les invectiveis con' amargura, no los envi,
lezcais y desacrediteis á vista del público>
no mostreis empeño en deslucirlos, y
nunca os figureis que los ministros del rey
son unos meros oficinistas que vienen á
claros cuenta de los espedientes; son la per,
sona moral del gobierno que viene á con.
cenar con vosotros las providencias que
han de hacer feliz la nacion , y á ponerse
de acuerdo para remover los obstáculos
que la retardan; no dependientes y suba
ternos que tienen á justificar su conducta;
á no ser en el caso'de una acusacion po.
si ti va.


Y si esto es asi aun respecto de los
ministros , hechura del monarca que puede
removerlos á su arbitrio, ¿Cuánta debed
ser vuestra circunspeccion , cuánto vues•
tro miramiento, cuánto vuestro respeto en
todo lo que mire directamente al mollar,
ca mismo, hechura de la nacion, y cuya
persona es y debe -ser, tan sagrada é in•
violable para vosotros, como para el III.
timo ciudadano P Las doctrinas constitucio•
nales sobre esta materia os son bien co.=
nocidas, y no es necerario que se os re,
pitan y acuerden. Vosotros sabeis que ea


Ir t •
im gobierno representativo, el monarca es
una especie de div'nidad invisible que ja-
mas obra por sí, sino por medio de sus
ministros, y que so nombre jamas debe
sonar en las discusiones parlamentarias,
cuando se trate de censurar la conducta
del gobierno. Imitad pues en las vuestras
la conducta del parlamento británico, en
el cual jamas se toma en boca la perso-
na del rey sino para tributarle elogios ; y
cualesquiera que sean los descuidos y vi-
cios que se noten en la administracion


da por supuesto siempre que el rey
el mejor de los reyes , que no ha-
ni puede hacer sino el bien , y que


cualquiera mal que se observe proviene
de causas absolutamente estrangeras á su
voluntad. Un rey constitucional no es en
efecto otra cosa mas que la estampilla
que Mahly proponia substituir al de Suecia.
Claro es pues que por mala que sea una
eleccion , por funesta que haya podido ser
una orden , jamas se deberá culpar á la
estampilla que la rubricó.


El poder judicial es otro poder in-
dependiente , supremo en su línea, y crea-
do por la nacion. Debeis pues mirarle
con todo el respeto que se merece el au-




142
gusto ministerio que le está confiados
que es el de fallar sobre la vida, la
bertad , la existencia civil y los bienes (le
los ciudadanos. Debeis rodearle de estilen,
dor y de ma ;estad , y divinizarle en eier,
to modo; porque en efecto él, todavia mes
que el gobierno , es la imagen de la
nidad sobre la tierra. Si alguna vez os vie.
seis obligados á revelar ó perseguir faltas
de algunos magistrados, sean unicamente
los individuos el objeto de vuestra animad.
version , nunca el cuerpo entero de la ma.
gistratura. Sobre todo tened gran cuida.
do en no traspasar la línea que separa las
facultades legislativas de las judiciales. In.
quirid en buen hora si los tribunales ó jue-
ces han infringido la Constitucion , si han
atentado contra la seguridad personal del
ciudadano, si han violado las formas tute-
lares que las leyes han establecido para la
substanciacion de los procesos , si la coi'.
rupcion, el soborno, el cohecho , el favor


prevaricacion de cualquiera clase han dic-
tado sus sentencias; pero no os entrome-
tais nunca á conocer y juzgar del fondo (le
los negocios. Ya sabeis que la principal ga-
rantía de la libertad está en la division é
independencia de los tres poderes del es-


x43 •


ojo, y que el dia en que el judicial da
leyes, el legislativo las aplica, y el ejecutivo


estien l• e á mas que á cuidar de su eje-se
cucion, en aquel dia empezó el despotis-
mo de muchos, siempre mas funesto que el
de uno solo, y tanto mas temible y difi-
ci l de arruinar, cuanto que se presenta re-
vestido del caracter sagrado de nacional y
legítimo. Si las (los instancias queridas y
mandadas por la Constitucion en todo pro-
ceso civil ó criminal, unidas á los recur-
sos de nulidad é incompetencia , no os pa-
reciesen aun suficientes, restableced la ter-
cera súplicacion ó demanda de injusticia
notoria aun en materias criminales para
ante el tribunal supremo; pero cuando una
causa haya sido juzgada legalmente en es-
tas tres instancias sin viéios de nulidad y
sin conocida prevaricacion de los jueces,
sea para vosotros sagrada la sentencia de-
finitiva, aunque acaso no se conforme con
vuestra opinion particular. En semejantes
casos acordaGs siempre de que sois legis-
ladores y no jueces; que vuestro oficio es
dictar reglas para que pot ellas se senten-
cien los procesos; pero no - examinar las sen-
tencias que se pronunciaren. Si lo hicio-
rais os convertiriais en tribunalde revision,




144
Otro punto sumamente delicado ; al cual.
no debeis acercaros sino con la mayor ti-
midez y desconfianza , es el de la religion.
No deis oidos á los que os incitan á inge,
Tiros en los negocios eclesiásticos á titulo
de protectores de los cánones. Número, (lis•
tribucion y rentas de los ministros del
ter son 'asuntos de vuestra legítima com-
petencia : . sobre estos puntos haced las re-
formas que imperiosamente reclaman las
circunstancias del dia y el bien mismo de
la iglesia; pero proceded con mucho tien-
to y pulso en todo lo que pueda rozarse
con el dogma y la disciplina. Mirad que no
hay en el gobierno de un estado tecla mas
delicada ni materia mas peligrosa que la de


•la religion. Nada conmueve y trastorna mas
facilmente lvs estados que el fanatismo re-
ligioso , señaladamente en las comuniones
cristianas ; y bien cerca tenemos el ejem-
plo de lo espuesto que es hacer reformas
en materias que pueden interesar la con-
ciencia de los fieles y chocar aun con sus
errores y preocupaciones en asuntos de re-
ligion. La constitucion civil del clero pro-
dujo un cisma en la iglesia de Francia, que
treinta y dos años no han podido estin-
guir enteramente; y el hombre á cuya voz


x45
talan los , tron os, temblaba ,


el mundo.y se bu-.


lindaba el poder, luyo que ceder vergonzo-
samente á . la resistencia teológica de una


jun-
tasacerdotal que él mismo.'llabi5a convoca-'
do con la es peranza .


de subyugarla. ¡Pa-
dres .de la patria! lejos de mezclar lo
grado con lo. profano, trabajad cuanto p o
dais para separar con eternas barreras 1.
intereses. del cielo


-y la felicidad temporal,;
En • vuestras deliberaciones' y ;providencial
no venir nunca mas que hombres
daclanosi respetad y proteged la religioxiii
pero.


no ,os metáis á reglamentar .s .us prác,,
ticas: si dais un solo paso. para


. tocar.
al.


arbo/, yedado, sois perdidos y . se pi•r(1(.
la libertad. Mirad que et,: ,que .


os lo.
no es fanáticeAnisupersticiosO, TConoce
á los clérigos.,No atraygais
tros su cólera .„ no os 'los .hagliseoemiggs.1„:
disminuid su. número si os Pareciere esr,
cesivo ; pero , 4 los que queden dotadlos
con mano mas bien pródiga; que avara?.
Tres O cuatro . millones es


.
Un áhorro,ar,


cual no se debe sacrificar la tranquilidad (14
estado. Arreglado y dotado el ,


clero y: rel
ducid0•4 su ministerio espir i tual, no os
arrebate •el celo de indiscretos jansenistab
no (fuerais 'laceres legisladore's.;I de la


WOMO XV.
I o




110
sial y aún en aquellas cosas que sean
vueltra competencia, preferid la negocia-
ción- la füél'iá, cuando os lidieis en col,
flietó con él Obispo de Roma. Los ra..


Yes dél Vaticano estan bastante amorti,guiarlos, pero no estinguidós totalmente ;y
una bula de escomunion 6 un entredicho
puede hacer ,todavia mas daño á la causa
de la libertad que un ejército de cosacos.
Mirad : los primeros siglos de la iglesia fue-
ron sin dada los mas gloriosos y bellos;
los antiguos cánones fueron. obra de sa-
pientisimos prelados, y la disciplina que con
arreglo á ellos seintrodujo fue pura y ange-
lical; pero variada ya y alterada en el curso
de tantos siglos, seria tan imposible restable.
ceda en su pureza primitiva, como querer
introducir 'de nuevo la comunidad de bie-
nes establecida por los apóstoles. De to-


ncidos y aun Criando la renovaciori 'de
lakntigim disciplina fuese posible y mil
y político el promoverla, dejad -éste cui-
ádo á los obispos , porque con solo que
la' autoridad civil se mezclase , seria mal
recibida citalquiera novedad que se hicie:
ra. Considerad que el siglo en que vivi*
»los no se parece' al del concilio, iliberi-
Vano 7 ni la ilustrátion 'del dia permite ya


X 47
ve el imperio se mezcle eras querellas
del sacerdocio , sino para impedir que al-
teren y turben la pública tranquilidad. Non
est tui Ozza , ut iidoleas ILCC1ISIWI
»Mino. Qace swit Cceüids, aesari ; gum
siva Deis Deo. Esta sea Vtiestra regla y
vuestra divisa'.


El ciiro punto importantisimo y deli-
cado despues de la religion es el de
hacienda pública y él solo pediria una
larga disertacion. Pero limitándonos aqui
á indicaciones generales; solo deberernó.5
rogaron que no confundais la economia con
la ruindad , ni los gastos verdaderamente
supérfinos con los estrictamente necesarios.
Si en cada ramo de administracion no hay
el número de empleados indispensable pa-
ra desempeñar todas las obligaciones que
le estan in puestas, se ahodárán algunos
reales ; pero el servicio se hárá mal : y si


empleados no estan competentemente
dotados, y no se les paga con exactitud,
en vano se exigirá de ellos que -trabajen
con celo y fidelidad. El hombre á quien
se da de corneé '6 no se le da lo bas-
tante , es natural' y forzoso que lo adquie-
ra por otros medios tal vez ilegitimos y
reprobados. Otra', reglt que debeis siempre




r48
tener á;la- vista es la de . destruir has..
ta haber:edificado. Si alguna . 1e las con.
tribuclories: ;exstentes no debiere conti-
nuar, n'o -..1.a',su,primais 'hasta haber subs..
tituido otra equivalente . ó mas product•....
va. ,Al adoptar las que Creyereis conve.
nien tes , tened presente que .eir igualdad de
circunstancias siempro:son, preferibles las
indirectas á Jas directas, las que se cobran
en muchas veces ó porciones , á las que
hay que •e.ntregar:de un solo golpe, y las
que alcanzan. á todos á. las que gravitan
sobre . tAna,, ,sola:clase. No elyideis que en
materia; ele,' impuestos valen: mas . muelles
pocos que p,opos . muchos. , que es menes.
ter :variarlos : •y . nui ltiplicaklos• para que al-
cancen á ..todos.;: y que .:4.pesar ,de l os .pe•
dan tes .„ por; fin habrá ve x .ectiffir . á la pon-
tribucion , 11),..bre,:consuinos, como la menos
sensible.1,1-411,1gInef ;mas
segura . y ..w9§: ellall9CP (VIPP.I1j111. Las ,eje
patentes ,y„registro convende,ár tal yez,ine7
Ilfica.r411 .0.,Sva:riAr 111.1149.A.1, su repAr,
timienna.3iper,. creenle.S),00,:se 41.91•
en abolirlas :, porque shria , mu,y dificil h3-
llar otras; que : substituir- en . su lugar ,.y c1U0
diesen iguales re n d .-,.• • z.


Sobre crédito público:y J la doctrina•e9


149
rnuy sencilla, y lo que hay que hacer muy
claro. Es imposible que tenga crédito quien
no liquida sus deudas ni paga á sus acree-
do res , ó ya que no les pague, no les abo-
na nueces por el capital debido. Por con-
siguiente es preciso ante todas cosas li-
quidar la deuda , pagar luego con bie-
nes nacionales la parte que se pueda, y
abonar puntualmente por la no pagada un.
interes ',proporcionado, mientras que por
medio dé un ,fondo destinado á su amor-
tizacion y religiosamente empleado en es.
te solo objeto , no se consigue estinguir-
la. Estos puntos son capitales , y sin ellos
nada se hará con variar los nombres de
las oficinas y empleados que entienden en
este ramo. Que se llamen di rectores ó co-
misionados , que sean tres ; cinco, ó uno
y que vivan en S. Martin ó en la• casa
del platero , son cosas muy indiferentes pa-
ra el pobre acreedor á quien no se paga
ni capital ni •nteres.


El ejército 'es el ramo mías costoso, y
por lo mismo el que reclama 'Un' arreglo
que disminuya sus gastos. No


- debiendo te-
merse, á lo que parece, una inVáSion es-
trangera y bastando ,


las milicias activas y
sedentarias para la conservaCiónd.e la tran-




1 No
quil i dad . in terior , seria conveniente rechb
cir la tropa de línea á lo que bastase pa, .1
ra fornÁar el núcleo ,. por decirlo asi , der,
ejército que hubiese de obrar en caso de
guerra. Los cuadros para tres y un solo
batallon completo en cada regimiento bien
disciplinado y ejercitado bastarian para que
en poco tiempo se tuviese en casó necesa-
rio un ejército de ciento cincuenta mil
hombres que en dos meses de campaña se
haría un ejército veterano, y auxiliado por
una parte de la milicia activa podria re-
chazar la agresion mas formidable.


Una gran marina militar no es por des.
gracia ya tan necesaria como cuando era.
mos dueños de inmensas posesiones ultra-
marinas ; pero nuestra situacion peninsu.
lar que nos convida al comercio de mar,
exige siempre fuerzas navales suficientes
para hacer respetar nuestro pabellon y pro-
teger nuestras costas. Este ramo sin embar-
go ha sido hasta ahora el mas desatendi-
do , cuando reclamaba la preferencia, y ya




es tiempo de que fijado el número de bu-
ques de guerra que parezca necesario, se
reparen los existentes , se construyan los
que falten , y se les provea de hábiles ma-
rineros bien mantenidos y bien paga&S,


'25»
Todo no se puede hacer de una vez, pe-.
ro es menester empezar.


En cuanto á la instruccion pública,
es de toda. notoriedad que la nacion no
puede en el. dia costear el vasto y gran-
dioso establecimiento decretado por las úl-
timas Cortes. Es pues necesario que mien-
tras no se realice en todas sus partes aquel
plan se favorezcan y fomenten las enseñan-
zas privadas; y la proteccion mas eficaz
que se puede dispensarlas es la de man-
dar que todo el que en riguroso examen
acredite saber una ciencia , pueda profesar-
la publicamente y ejercer el oficio ó arte
que exija aquellos conocimientos, 'y haya-
los adquirido en su casa, en algun esta-
blecimiento literario, ó si se quiere por
ciencia infusa. Lo que la sociedad tiene
derecho á exigir es que sepa; lo demas es
indiferente. Las escuelas públicas y gene-
rales costeadas por la nacion tienen cier-
tas ventajas sobre las enseñanzas privadas y
particulares; pero cuando no hay aquellas
es menester que estas suplan. Ya en la pa-
sada legislatura se hizo sobre este punto
tina proposicion importante; pero aunque
al pronto fue adoptada pura y simplemen-
te, se hizo luego una adicion que casi




y


x52
la dejó sin efecto.' Se dijo sí que se ach
mitirian en los grados y reválidas los ciii;*-
sos ganados en enseñanzas privadas; pero
se exigió que los maestros de estas hubie-
sen de estar aprobados por la direcciou de
estudios, como si cuando uno va á gra:.
duarse en leyes en teologia , 'no fuese él
sino su maestro el que se, va á examinar.
Como él sepa leyes, ¿ qué importará que es-
té aprobado su maestro , si es que le ha
tenido, ó qué las haya aprendido por sí
solo ?


Nada os diremos, ó padres de la pa-
tria, sobre las que fueron nuestras colo-
nias: se perdieron; no hay que lisongearse
con vanas esperanzas; y ¡ojalá que no se aca-
ben de perder las pocas que aun conser-
vamos ! Es urgentisimo pues sacar en fa- ;,.
vor de nuestro comercio el partido que se
pueda del nuevo orden de cosas, que,no
está en manos de nadie impedir ni variar
á su gusto ni segun sus intereses. Las po-
sesiones ultramarinas debían perderse al-
gen dia : esto dia fatal ha llegado, y aun-
que tal vez hubiera Podido alejarse toda-
via largo tiempo; y cuantas reflexiones se
hagan sobre le pasado, no nos restitui,
rán los opulentos imperios de los incas


153
y Motezumas: Es preciso contar con solo
la Oninsula ; y si la fortuna nos conser-
va alguna de las Antillas y las Filipinas,
mirarlo como un hallazgo. Esta verdad
dice mucho, pues dice nada menos que
con la pérdida de las colonias ha variado
esencialmente nuestra situacion política,
mercantil , económica y militar. Las con-
secuencias que encierra esta sola propo-
sicion , vuestra sabiduria podrá calcularlas


apreciarlas en su justo valor.
Tampoco os diremos nada sobre los


medios de consolidar las nuevas institucio-
nes y , hacer amable la libertad. ¿ Quién
mejor que vosotros 'puede saber que na-
die ama lo que no le produce bienes rea-
les , sensibles y' cercanos ; y mucho me-
nos lo que Ie cuesta dolorosos sacrificios
que no sean compensados con ventajas
equivalentes; que el terror, la sangre, la
proscripcion y las persecuciones no son
buenos medios para consolidar los impe-
rios ; que la union de los ciudadanos los
'ace opulentos y felices ,y la division los
destruye; que el verdadero liberalismo no
consiste en gritar por las calles y plazas
y en cantar canciones, porque entonces no
habria hombres mas liberalesiqüe los cie-


1




r


554
gos; y asi como estos que ahora ente_
fan himnos patrióticos , cantaban oracio-
nes de santos cuando estas eran las can-
ciones favoritas; asi hay muchos . que gritan
hoy libertad, y no hace mucho adula-
ban y servian al despotismo ; que el me-
jor ciudadano es el que vive mas sumi-
so á las leyes y á la autoridad legítima,.
el que mejor paga las contribuciones , el
que mas trabaja por el bien estar de la
nacion y el que mejor cumple con las obli-
gaciones de su estado. La virtud sólida y
verdadera , no las esterioridades hipócri-
tas es lo que debe merecer el respeto y
la confianza en todos los gobiernos.


Solo sí os repetiremos lo que ya sabeis;
y es que pues todos los males políticos y
morales del género humano fueron y son
fruto amargo de la ignorancia , el reme-
dio único y eficaz contra ellos es la bis-
truccion y la ciencia. Ilustrad pues al pue-
blo , no perdoneis medio ni fatiga para .
disminuir la suma de sus errores , y la-
braréis su felicidad. Ciencia , ciencia, ilus-
tracion: hé aqui lo que afianza y asegu-
ra la libertad de las nacienes. Pero permi-
tidnos que os digamos lo que varias ve-
ces (14iukus, 4, vuestra, predecesores


r55
ereais que para ilustrar al pueblo son bue-
na' escuelas las sociedades populares, ta-
les como han existido. Parecerá manía de
nuestra parte insistir tanto en este punto;
pero no es mafia sino resultado de muy
profunda meditacion. Las reuniones popu-
lares no estando sujetas á las reglas que
varias veces hemos indicado , ó á otras equi-
valentes, son verdaderos clubs revolucio-
narios; y si esta institucion se fomenta y
propaga entre nosotras, la anarquia po-
pular es inevitable, y con ella vendrá des-
pues de mucha sangre derramada, no co-
mo quiera, el restablecimiento del poder ab-
soluto, sino la tirania militar, peor cien
veces que el despotismo civil. «P#




156


ANUNCIOS.


Naufragio del brik francés la SOFIA en la
costa de Africa, por Carlos Cochelet;
2 volúmenes en 8.° marquilla, adorna-
dos con varias estampas de Horacio Ver-
net , y un mapa. Se hallará en Paris
en la libreria de Mongie-Boulevard Pois-
sonnicre, núm. 18.


Si cabe tanto interes en una obra litera-
ria que principiandola á leer no se la pueda
dejar hasta el fin, esta lo tiene. El sabio,
el literato y el hombre mundano quedan
todos encantados de su lectura , y los afec-
tos que escita no pueden dejar de alcan-
zar á su autor. Enmedio de las privacio-
nes mas crueles, entre las cadenas de la
esclavitud y bajo el puñal de los bárbaros,
encuentra casi siempre Mr. Cochelet en la
presencia y firmeza de su ánimo recursos
que le hacen superior á Pus desgracias.


Aquel desierto de Sahara, aquel arenal
inmenso por donde anduvo, le ofrecen un
manantial inagotable de observaciones ins-


157
tructivas y deleytables ; ya sea gut una hor-
da salvage y .feroz se apodere de los náu-
fragos en la playa , y .se losl.apropie como
si fueran una mercadería , 6:ya que el ára-
be independiente, y todavia vas temible, los
coja como presa stip , ylos unda en un
labozo donde espira alguno de ellos..


En fin, despues (le cinco meses de tor-
mento y de esperanzas continuamente ma-


los cautivos son rescatados ylogradas,
sacados de su sepulcro. Escuálidos y exá-
nimes no tienen siquiera fuerzas para sen-
tir su dicha ; pero los infelices tienen otros
nuevos trabajos que pasar y nuevos peli-
gros de que salir, antes de llegar al puerto
en que hab.-de embarcarse. Apenashay ins-
tante en que su vida no esté espuesta ; y mo-
rirán en aquel- bárbaro suelo no pudiendo
besar el de:su patria? El lector participa
de esta ansiedad cruel hasta el punto de
arrancarle copiosas lágrimas."•
- Pero no se -infiera -de lor -qtl ' e va dicho,
que la relacion que anunciamos al público ,
se limite al interes que inspiran los náu-
fragos. La modestia y el gusto del autor le
han preservado del vicio de hacer frecuen-
tes repeticiones acerca de su situacion pro-
pia: por el contrario, se olvida de ella pa-




258
ra presentar descripciones pintorescas
muy curiosas de les lugares que recorrió,
de las costumbres y usos de los pueblos en
que se vid cautivo ; y no pareciendole has.
tante rico el fondo de sus conocimientos,
ha inse ► tado en su obra relaciones y netas
preciosas sobre la ciudad de Timecton , que
tan en vano ha escitado hasta ahora la cu,
riosidad de los viajantes europeos.


W==2:=1C


tipología católica del Proyecto de cons-
titucion religiosa, escrito por un america-
no : su autor don Juan Antonio Llorente.


Se hallará en la libreria de Antoraril
enfrente de las gradas de San Felipe: 2 to-
mos en 8.°


Puede considerarse esta obra como un
docto tratado de diferentes puntos de bis-,
toria y de disciplina eclesiástica.


s59
Juan labrador: obrita en que sé pro.


pone el autor leVaritar el ánimo dé los hom-
bres consagrados á la agricultura y á las ar-
tes mecánicas para que sientan su impor-
tancia en la sociedad, y que ellos consti-
tuyen la verdadera fuerza de los estados.


Se hallará en la citada libreria de An-
toran.


indicaciones al congreso nacional para lee
mas acertada resolucion en los asuntos
de America y otros importantes á la Es-
paga.
Se-hallará en la libreria de Cruz , fren-


te á las gradas de San Felipe , á a rs.


Las críticas circunstancias en que se
halla la España para resolver el - parti-
do que haya de adoptarse con la Améri-
ca, la urgentisima necesidad de fomentar
su marina y la precision de arbitrios pa-
ra ordenar el ramo de hacienda, con el
gravámen menor posible de los pueblos,
ha dado motivo al autor del escrito que
ge anuncia á presentarle al congreso




16o
cional, "juzgandá
medios con que
tan importantes
la nacion.


podrán encontrarse en 4
poder atender á aquellos
objetos en beneficio de


EL CE SOR,
pERIÓDICO POLÍTICO Y LITERARIOJ


N.° 87.
SÁBADO 3o DE mAttio DE 1822.


Bellas artes.


N,o: *a de ser todo política y alborotos;
digamos algo de las útiles y pacíficas bellas
artes, pues no son menos• acreedoras á la
consideracion del Censor:que lá poesia dra-
mática ; tan frecuentemente, analizada en
pus números. Si el teatro es una muestra
del buen gusto y cultura de-una ciudad, de
una corte y de una nacion entera, tam-
bien lo son la pintura, escultura y la
arquitectura ; artes de imitacion como la
otra , y artes que se distinguen con el epi.
teto de nobles, cuyo lustre es ostensivo á
los que las ejercen bien, Sus obras son al


TOMO XV.




I'6' 2
ornamento mas agradable y , mas instriió.
tivo al pueblo en que existen : le enrique-
cen , le ilustran y le dan nombre entre
los (ternas civilizados:


El análisis que ramos á publicar es digno,.
de este periódico, porque es de un esce-
len te bajo-relieve original, ejecutado tres
siglos hace en España por el escultor que
trajo á este reynó antes que otro ninguno
el verdadero Conocimiento y perfeccion del
arte; porque contiene doctrinas artísticas
muy sublimes; porque está escrito con exac..
titud y crítica, y porque es oportuno para
la santa semana en que vamos á entrar, á
causa del asunto sagrado que describe. Por
tant6 es de esperar que los políticos,


áéansaiiib htonceá de sus tareas, le lean
Vor tiittetéirilfritrao, los profesores y afi-
tiónadol á las-1141es artes por instruccion,


y los devotos pót piedad.
ANALISIS DE UN BAJO.B.ELIEVE:y<,:‘


Qtusttt páhz iletlaseultura ¿ . la pivva men
equivocó &al .ilza analogía c011a pittura.


MILIZiÁ.


De todas las obras dé ébeititura se tic•


z63
ne por mas dificil el bajo


-relieve, porque
ademas de comprender todas las reglas pene,
necien tes á este arte, abraza las de la persnee.'
tiva, dela óptica, y las que se prescriben
á la pintura:.con»respecto á la itivencion,
á la distribucion y al diseño: Por esto son
muy pocos los buenos bajo-relieves ejecuta.
dos con la observancia de tantos preceptos.
Bien se pudieran señalar aqui por modelo al-
«unos griegos y rónianos que todavia existen,
bien ó mal conservados , erg


. Tarragona,
Mérida, Barcelona, Iledinasidónia, Caz1O-,
na y en otros pueblos y despoblados de
España entre' las ruinas de edificios anti-
guos, ó sepultados entre escombros , ma-
lezas y s ubterráneos; pero el que se va á
describir es._ mucho mas'. inOderno, puespertenece9:ila,:época (le la resurreccion del
arte Italia-, y está ejecutado por las re-
glas del antiguo. No es como muchos que
hay en ItIP-


• etablos mayores de las cate-
drales y parroquias del reyao., cuyas figu-
ras .principales- suelen ser dms' relieve en-
tero, aisladas y desprendidas de su fondo.


Está trabajado en cera--mezclada con
al tnaiarron, ahora- petrificada • con el tra s-
curso de tres siglos, y cambiado su color
rojo en el de bronce. Su forma es-.elíptica,




i64
tendida it horizontal: su longitud consta dé
un vie y seis pulgadas y media, y su al:-•
tura en el' centro de un pie y pulgada y-
media.- El estilo grandioso deVdibujo , la
osnnimoda distribucion y colocación de
las figuras , la nóbleza de los caracteres,
la naturalidad y sencillez de las actitudes,
el gusto y modo de modelar, y el pue-
blo en que estuvo obscurecida esta alhaja,
podejan : dudwalguna de haber sido su au-
tor -el gran Pedro Torrigiano, émulo ven-
redor de Micael Angel Buenarota que
murió: effia l iriquisicion de Sevilla el año
de 152,2 . , 'antes . de ser sentenciado.


El asunto que representa es muy tri-
vial entre nuestros profesores modernos:
es el entierro .1 ') sepultura de Jesucristo. Tal
vez pot esto solo no agradará...á los que
se complacen.; con las alegorias , ni á los
que prefieren .en los bajos relieves 'pasages
mitológicos , á los de nuestra verdadera
ligion. La escena es en un huerto con .pe
fiascos y arbustos, cuyo terreno'.ásperoy
quebrado denota estar al - pieídei mow
te. La oeu pav Neirne v una figui:as dernásia•
dasá la verdaden tivia medalla,Los antiguos
escolpiauen las suyas solamente das , tres
ó cinco , y rara vez pasaban de siete ,


765
yendo de la confusion , é imitando las re-
presentaCiOnes dramáticas en que es mas
perspíciro nüniero corto de los


.
aCtorés,


Pero T.orriliano quiso osteniar7lá Wenn-
didad de 'su • ingenio y la destreza de. su
ejecticion : defecto, ó por incjoi,decir
perfluidad, en que i ncurrieroWentonces y
despues •los escultores modernos, por no
haberse' de qUe


•.1.; séiícillez rlá
economia de, las figuras eri'la cOtripósieion
son l'as dotes más esencialeS de la belleza.


De las 'veinte y una ' ,fikutás .
• doce per-


tenecen al sexo masoullno: ," y '
representan


JesticristO difunto Nícoderints , un.
criado suyo, á José Arimatea , otro santo
varon , á sanJ-uan evangelista, cuatro mozos
fornidos,y dos soldados romanos Iry las nue-.
ve restantes al femenino, cuales son la Vir-
gen Maria, madre del hijo irle, Dios, Mz¿;
ria Salomé , que lo era de los •hijos del Ce-
bedeo, Maria Cleofe, que también lo fue
de Jacobo. el menor, Maria ,


Magdalena,
.roana y tres piadosas matronas, que siguie-
ron á Jesus con otras muchas desde :Gali-
lea, subieron con él á Jerusalen y le acom-
pañaron en el Calvario. Todas estan colo-
cadas en sus respectivos sitios consumo estu-
dio, claridad y arMonia. ; y tocla'sdivididas


n




a (iG
en grupos, formando el general quelas reune,.


El inventor de esta composicion no
pudo haber elegido un instante mas opor-
tuno, mas .decisivo ni mas eficaz para es_
citarlos afectos de los sugetos que la com-
ponen , .momento. de colocar al Se-
ñor en el sepulcro.


Pero antes de demostrarlos es necesa-
rio hablar del dibujo de cada. uno, como
basay<fandardento de las bellaseartes y de.
sus actitudes ,, porque son los órganos de los
mismos afectos , haciendo la descripcion con
exactitud crítica para que el lector pueda
formar una idea cabal del todo y de las
partes de esta apreciable -obra.


Comencemos por Jesucristo héroe del
sunto, y el objeto principal del cuadro.


Nicodemus y Arimatea le sostienen sobre
el sepulcro, situado emnedio de la escena
y en segundo término.


El primero le tiene asido por detras de
los brazos, y el segundo por delante de las
piernas. Descansa su admirable cabeza so-
bre el pecho de aquel , y sus pies se ven
por entre los brazos de este. El derecho
del Redentor está caído y pendiente fue-
ra del sepulcro, y la Madre santisima le
tiene cogido el izquierdo; de manera, que


a67-
se goza todo el tamaño-, esbelteza , pro-
porciones, anatomía y contornos del cada.
yer. Aqui es donde Torrigiano se empe-
fió en manifestar el profunda estudio que
habla hecho del cuerpo humano,
do toda la musculacion con mas 1.13avidad.
y dnlzura que Micael


.
Angel en su ponde,


cado Cristo de la Minerva en Roma;, ;
pee.


ro sin dejar de conocerse'-que era de. un
cuerpo macerado y yema, marcan4Te.sayedad,
su inocencia y hasta su ;misma divinidad
por la belleza que brilla en toda la. figura.,


La de Nicodeinus está en pie y solo se
ve la mitad superiorom,a, rodilla , el bra-
zo y mano derecha , can- la cual y con ;un
trozo .4e la sábana sustenta a Plheza y el
costado del divino maestro ., porque la otra
mitad inferior se eso:m.4'441-as del se,
pulcro y -del eadavee.;Ileearletee y.


fisonae.
mia del ro3lro,, poblada,des una larga: y
respetable hArba, y el-deja-Cabeza cubier-
ta con un pomposa tocado oriental , $0:11.
nobles y magestuosos, y con ,Ittecleco-
rosa actitud denotan piedad , respeto y ve-
neracion,. Me parece retratadaen su sem-.
blante el de la sin par estátaaa . de san Geró-
nimo (capo d'opera. del Torrigiano), que
examiné con entusiasmo ' ,muchas veces y




x613.
en tiempos mas'tranquilos en la iglesia;
del monasterio de Buenavista cerca de.
Sevilla (1).


La de Arimatea se presenta entera . y
agobiada sobre el' sepulcro en el= lado iz-
quierdo. Está toda vestida con una ropa lar.
g, a ,'eeñida por la cintura, y con una mu-
-cet ancha sobre los hombros, que le cu-
bre la cabeza. No se le ve mas que el ros-
tro anciano y arrugado, y el pie con que
estriba , pues las Manos se ocultan entre
las piernas del Salvador , que tiene cogi-
das• con sumo 'acatamiento.


En el lado opuesto y en primer -térmi:-
no se toca la del Criado .de N icodenuis con
la espalda, brazo •dierecho y piernas - des-
nudas perfectamente .! diseñadas, escorza-
das y anatomizadas. •Sus robustos mor-
cillos estar mucho . mas espresados que los
del Redentor , son 'm'in parecidos á los de
•gladiador romano ; y su cabeza. de pelo y
barba corta le .catatteriza de innoble y le
contrapone ron la inmediata de su amo.
Mas su actitud violenta, incómoda é inch-


..


(i) ¿En dónde estará •bora esta estatua de barro
cocido mayor. que 'el tamaño del natural , y la que-
jor moderna que se euttoe0 en .España?


169
nada hácia el suelo demuestra el ansia con
que se apresura á meter debajo del cada-
Ver la sábana limpia para no incomodar
poi mas tiempo á los dos varones que
estar esperando el fin de esta operacion para
envolverle con ella, y encerrarle en el se-
pulcro.


Muy dificil es, y acaso imposible, jun-
.


tar en un solo rostro tantas y tan vivas
señales de dolor, de amargura , de sufri-
miento, de constancia y de modestia co-
mo las que se reunen en el de la madre
de Dios. Se presenta su figura en .pie y
en tercer término con su cabeza -de. per-
fil, rodeada de una toca, cobijada con el
manto é inclinada algun tanto háeia el hom-
bro derecho , en actitud de considerar la
taladrada mano izquierda del hijo que tie-
ne en las suyas, delicadas y perfectamen-
te dibujadas (r). No son tan pequeñas co-
(i) Del tino, gusto y correccion de Torrigiano en


la ejecucion de este género de estremidades hay
repetidas pruebas en el vaciado dela célebre ma-
no, llamada de la Teta, que conservan los artistas
en sus estudios : única y apreciable reliquia que


• ha
quedado de la memorable esuitua


• de la Virgen Con
el Mijo, que ejecutó para el duque de Arcos, y des-
trozó despues á su presencia; por lo que le pren-
dieron, y


II


murió de pesadumbre en la Inquisicion.




r70
nao las de la Madona de piedad' de' Bite.
narora , que se venera en el Vaticano, ,,i
el rostro tan joven como el de esta , que
dicen parece ser de diez y seis años ; , si se.
compara con el do). "hijo .muertc1 ; . :e tie
ne en su regazo , tan groseramente plus,.
culado como el Cristo ya referido de la,
Minerva.


También son. graciosas: y bien propor-
cionadas las mano.“10-.1a Magdalena, pos-
tracia. en primer -término , y apoyada coi,:
todo el brazo derecho sobre el sepulcro,.
sin quererse separar de-':su amado maes-
tro , cogiendo .con la mano izquierda la
corona de. espinas que halló 1111. arrojada
en el suele, De su lindísima cabeza, in-
clinada bácia la tierra, penden sobre sus
espaldas, hombro y brazos luengos y en.
sortijados cabellos., cate tanto la hermosean.


Estas seis figuras•, unidas poú--contae-
te, , forman el grupo principal de la me.
dalla. Las de Nieedemus, Arimatea y la
Virgen se juntan á la del- Señor, la del
criado á la sábana, y la de la Magdalena al
sepulcro. Pero la de san Juan, aunque más.
separada y detras de la de la Virgen, es.
una parte esencial- &I grupo por ser un.
compañero inseparable de esta su nueva


/71
madre. Como hacia pocas horas que este
predilecto discípulo hahia estado recostado
"er, el cenáculo sobre el pecho de su inaeatro,
y sido testigo en seguida de su agonia en el
huerto , y despues de su acerba muerte en
él calvario, no aparta sus .entumecidos ojos
de la inocente víctima , por encima de los
hombros de la madre , con la mano de,
recha en el pecho , para demostrar stt
profundo sentimiento, señalando con el
joice de la siniestra el sitio donde le crir-'
e'fficaron.


Rodean este gran grupo otros meno-s
res y accesorios compuestos de las (lemas
figuras , contribuyendo ton sus afectos y
posturas á engrandecer el asunto y á: enri-
quecer la composicion del cuadro.


Entre las cabezas de Nicodemus y casa
Evangelista se percibe en último término
una de las tres figuras muy espresivas , Ma-
ria Salomé y dos de las matronas galileas.
La primera se cubre rostro :son; un lien-
zo; la segunda, que parece griega por la
grandiosidad de sus formas, tiene las ma-
nos cruzadas y los ojos elevados al cie-
lo, y la tercera esclama con la boca en-
treabierta, y con los brazos levantados,
Cuyas preciosas manos , sin embargo de .




72
estar' poco realzadas
rancia, llaman á primera vista la atencion
del inteligente.
• Á este grupo sigue otro por el lado


derecho, de dos figuras <letras de la•
criada.de Nicodemus , que representan á
.Maria Cleofe, arrodillada llorando amar.
-gamente, y á un joven medio desnudo
.que conhorta , con morrion en la ca.
beza escudo. en el brazo izquierdo, man.
•to: volante en el hombro, y una hacha en-
cendida en la mano derecha , para denotar
que ya habla anochecido.


. Parejo á 'este se ve en el lado contra-
rio y én tercer término otro grupo de tres
hombres ; la- tercera de las que vinieron
de Galilea, Joana y Maria, la madre de
Jacobo el menor. La primera esprime la
violencia de su dolor con las manos sobre
la. cabeza : la segunda sentada y mas mo-
derada tiene las suyas cruzadas en el re,
gazo y la cabeza ladeada sobre el hombro
derecho, mirando hácia arriba. Las for-
mas llenas de sus mejillas , las de sus ro-
tundas gargantas, las de sus robustos bra-
zos y la concavidad de sus ojos son mny
semejantes á las de las Niobes. No ha-
llando el escultor filósofo un modo mas


r.73
enfático para poder ,


esprésar la angustia y
abatimiento de la última, la arrojó sobré:
el hombro y brazo derecho de la segünT
da ocultó su semblante con el manto,
embebió toda la figura.zowun artificioso
y bien entendido escorzo o :llenó al mis-
mo tiempo el estrecho .espacio que po,
dia ocupar precisamente en la escena.


El último grujió cine la completa ,.está
encima de este en- cuarto termino, yuons-:.
ta de seis hombres .que tratan• :de cubrir
el sepulcro. El primero vestido á lo he,
breo dirige la operacion:


.eLsegundo, que
es un soldado romano con capacete
tacto, la autoriza.: los otrés cuatro des--,;
nudos de medio,bperpa arribaí,inlb:
tó de frente • y :losares


- restantes, por de--
tras,: cargan -conhla grave losa inetien
do el,segundo. la•reabeza por debajoidada:
lápidar) .T.abrazándose .


con :elterceroi'porf
sá cintura para: no:caerse, inanifiestan sus!
vigorosas fuerzas en los abultados.rnoteállos
de, los bomopla tos de sus espaldás.•::.:1


_Lbs demas miembros de todas ,las: otras.
figuras no pueden estar mejor trazado&ori,
mas bien contrapuestos ealtre sí, cori,for,,,1
mas proporcionadas,: al ,caracter
de cada una. Si el brizo .derecho del


en razon de la dis--




174 .
Dor « está caído, el izquierdo está levanta.
do,en un . arnioníoSO1'1.bal ance ; mas no.,
pudiendo permanece'- asi por estar inner.
to,«:,1e « sostiene la madre con sus manos;
también contrapues tas en sus- postoras. La •
una sabiamente . escorzada le tiene 'cogi_.•
do por la muiieca , y la otra entendida por
los dedos.


,;;10.


Los brazos de 14 Magdalena se- pre,
sentan en un .perfecto equilibrio. ,Con • el
izquierdo se apoya en el sepulcro., y con
el derecho en el suelo., pues de otro rno
do no podria subsistir: . en su. actitud. Las
piernas del .criado de Nicodemus estan
dibujadas con -gran estudio. : Si las ;rodillas
salen hácia afuera.,..el: pie y la pantorrilla
derecha entran hácia dentro ; pero en la
izquierda estan perpendiculares sobre el
terreno para que la-figura se sostenga en
su violenta postura. Lox,Mismo sucede con
los, denlas miembros . •y músculos de las


' otras figuras.
Igual pugna tienen entre sí las attitti-


deL,:aunque sus cuerpos estan enhiestos,
corno . . los de la Virgen, san Juan , la «inu
gerde los brazos levantados, y el• joven
soldado dé-)11. .hacha encendida; ó sental.;
dos como (el de la otra. muger .que los tiene


i75
•sobre la cabeza., y el de roana, ó encor-
vadás, como los de'Arimatea , la l




-
lagda


lena , el del- criado de Nicodemus ect.; y
la propia óposicion se nota entre los gru-
pos piramidales, cuadrados y borizonta--
les, sin embargo de juntarse unos y otros
para formar el principal que es el todo
de la composicion.


Siendo pues en ella la variedad , eI al-
nia y la gracia las


• quo la vivifican y ame-
nizan , el sabio Tórrigianci- imprimió en
el ánimo de cada tina de las figuras qué
componen este bajo-relieve, diferentes afee-


' tos y distintas espresiones. Es cierto que
todas,- 'aparecen tristes-; ,


pero -ért látopor-
ciotil tienen con el
héroe ¿yo han perdidas í'-y las correspon.
clientes 4Sus «reSpectivos 'sexos , edad y con<
didion. Asi el padecer dé la madre nó es
eomparab lé eón (e1.


sentiniien tes cle•lOS;41&
mas: per esto thYd el'Aütista que- 2; pn-k
rar todos los recursos de su talento


-y
de una profunda meditadet para poder
presarle con unos toque§ ry• lineattentos,
que solamente se « InctientraW•en lás'Ubras
de los griegos. El ardieurte, loner del aarl=
gelistayY . -de; la señora cke Magdalo tkú .se
puede niaitar sino Con las vivas señales"


que




estampó en-sus imágenes; ni son otras •laS
de veneracien y respeto que las . grabadas
en


los semblantes de Nicodemus y de Jo-
sé Arimatea. El llanto y alliccion. de las
Diarias y de las otras tres matronas son tan
varios como sus caracteres. Unas sufren con
resignacion , otras gimen con abatimiento
y otras clainancon viveza.




No bastó esto .para que la variedad
repase en esta :composicion , como.. donii,
na en _la fecunda y . caprichosa naturale-
za.:, nuestro profesor la observó hasta en
los. . vestidos, •llenado las leyes de la cos-
tumbre,




Supo distinguirlos . de paro lns.de
lana:Inas-final . los de•seda de los del Eva-
no.lienzo , y acomodarlos á quienes. perte:
riecian por su.,..est-ado .• y - denlas eireunstal,


como lo: manifiestan los pliegues,1
masas, anclips,.. ,,Lluecos, los angostos y
delgados , lkiselndp, Siempre en unes ,y
otros,.el giro. del, desnudo interior.;


Si;en- todo ,ego„ que es lo cientaco y
sublime del arte,-;,„„fue- Torrigiano ",tan re-
fle-Avo, atinadul i•uip .fue menos :diestro en
la,4aráctica y.•ejecucion,de los., accesorios.
Es de celebrar Ja facilidad , soltura y
gracia cota ,c1 -,.st2a11. , modelados el op.11


177
cro nuevo de piedra , su labrada y 'pon-
derosa cubierta , las nubes que se per-
ciben en la obscura atmósfera , el sutil
picado de los " arbustos nacidos en las
hendiduras de los


. ' peñascós , y la
redada. corona de abrojos , los tres retor-
cidos clavos, el pergamino con la insérip-
cion que se puso en la cruz , y el Vaso"
de los ungüentos de la 'Magdalena derra-
mados -en el suelo. En un suelo tan, estre-
cho en la realidad, que apenas llega á pul-
gada y media su resalte; pero tan ancho en
la apariencia que en él estan abultadas las
veinte y una figuras y degradadas


en cua-


tro términos , con todo el arte de la pers-
pectiva; pues parecen iguales en el bulto
y en el tamaho y se gozan con tanta cla-
ridad y desahogo que no se incomodan
unas á otras.


Por último para que produjese este bajo-
relieve un efecto pintoresco, se valió Torri-
giano de la óptica. Despues de haber previs-
to los que causaria la luz cuando hiriese
diagonalrfiente en las masas y proyectu-
ras de las figuras delanteras , sobre las
que estuviesen detras , las colocó con tal
artificio y acierto que vista la medalla des-
de cierto y determinado punto, parece ser


woiuo
12




x78
un cuadro pintado del claro-obscuro, ó un,
dibujo concluido á la agnada, y tocado con
toda la valentia de un pintor veneciano.


Este es el último término á que debe
aspirar el escultor en los bajo-relieves:
que su obra se equivoque con la del pin-
tor ; y este -á que la suya con la del es-
cultor. Entonces se confimará el apoteg-
Ira de Milizia que sirve de lema en el prin-
cipio de esta análisis y dice: esta parte-
de la escultura es la prueba de la analogía
que tiene 'con la pintura.


Todo es sublime y elegante sin afee.,
taeion ni motonia en el bajo-relieve que
se acaba de describir. Todo está aniinadnl:
todo es original : todo es verdad ; y todo
conspira á la .perfeceion del arte,


79


Suplemento al Contrato social de Rousseau,
aplicable á grandes naezones: escrito en
trances por el ciudadano Gudin , y Lra_
(lucido al español y aumentado con no-
tas del traductor, relativas al estado po,
Mítico de la nacion española. Madrid 182x.


Nosotros hemos leido con suma aten-
cion la obra del filósofo de Ginebra, y
si no nos hemos equivocado, es solamen-
te aplicable á aquellos estados en que el
pueblo constantemente reunido ejerce por
sí mismo la soberanía sin delegarla. Para
una nacion, cuyo territorio no esté cefii-


- do al de las murallas y campo de una ciu-
dad, el contrato social no es mas que una
Utopia peligrosa ; porque la escelencia de
sus principios convidará á aplicarlos don-
de la aplicacion es '


imposible. ,Dígalo la
revolucion de Francia , cuyos desastres no
tuvieron otro origen que la mania de plan-
tificar en un vastisimo imperio el siste-
ma gubernativo de un pequeño canton
de Suiza.


Gudin escribió su obra con el ob-
:




i8O
jeto de corregir aquella urania : de ria-
da sirvió. El' impulso estaba ya dada,
y los hombres son muy indóciles cuando
se precipitan al mal. Pero si el Suplemento


al Contrato social fue inutil para los fran-
ceses , no deberá serlo para las naciones
que se hallan en análogas circunstancias:
podrá, auxiliado del escarmiento y de una


triste esperiencia, contenerlas en la mar-
gen del abismo. Tal es el objeto libintró-
pico y patriótico que se ha propuesto el
traductor.


Ya se deja conocer que la obra de
Gudin debe comprender y decidir las cues-
tiones mas importantes del derecho públi-
co :.nosotros le seguiremos paso á paso,


.notando al mismo tiempo las juiciosas apli-
caciones que hace el traductor á la na-
cion española. El suplemento está dividi-
do en tres libros, conforme á la division
_de la obra de 111111. sean.


Libro s.° En el capitulo 2.° se demnes-
tra la necesidad de circunscribir el cuer-
po político. Gudin -concede , á todos los ha-
bitantes el goce de las libertades civiles;
pero limita los derechos políticos á los que
sean capaces de\ ejercerlos, y ofrezcan á la
sociedad una garantia de que los ejercerán


181
/Ton el interes público. Es imposible tra-
tar con la debida; estension en este an áli-
sis una cuestion . la mas importan te de to-
das las de derecho público, y en la cual
se cuentan nombres. muy ilustres á favor
de las dos opiniones . contrarias. Por alia-
ra nos contentarémos con decir que con
respecto á la Francia era ,


necesaria la cir-
eunscripcion: los funestos resultados de la
revolucion lo prueban.


En el capítulo 4.° atribuye la sobe-
rania á la reunion del pueblo. « El pue-
blo reunido es soberano , y separado se di-
suelve la soberania: cada particular no es
mas que un individuo dependiente de la
ley.» En el capitulo siguiente añade : «la
soberania pertenece al todo de la na-
cion , y. jamas á alguna de sus divisiones.»
Esto se escribia hace 3o años : por lí-
bel- desconocido ,


esta verdad, se sumer-
gió la Francia en un abismo de males; ;y
sin embargo hay quien quiera que se des-
conozca en España, y quien afecte dar el
nombre de. pueblo á cualquier reunion que
se conforma con sus miras ó con sus in-
tenciones! Discite justitiam moniti.


Si en las grandes naciones no puede
reunirse el soberano, forzoso es ,delegar


1




x 8 2
las atribuciones y los poderes de la sobé-
rnnia. La nacion debe reservarse el peder
de elegir sus , diputados. La cwestion de
las eleeciorr3s es una de las mas impor-
tantes del derecho constitucional : todos
opinan por la eleccion inmediata; pero la
dificultad está en combinarla con los de-
rechos políticos. Gudin opina por la limi-
tacion del número de . electores : su tra-
ductor por el aumento del número de di-
putados. Esta dificultad es la que obligó
á los redactores de nuestra Constitucion á
adoptar la eleccion gradual que por lo me-


, nos ni restringe los derechos , ni hace
demasiado numerosa la asamblea legis-
lativa.


En el capítulo 7.° se establecen siguie
4


do á Rousseau los caracteres en que se co-
noce si las decisiones de la mayoria son
la espresion de la voluntad general ó bien


, de una faccion. El principal de estos ca-
racteres es la utilidad ó el interes público.
Se ve pues que la teoria de Rousseau no
está tan distante de 'la de Benthain como
quiere dar á entender el mismo Bentharn.


Qué recurso queda á la justicia cuan-
do una faccion se apoya en la mayoria del
cuerpo legislativo ? El poder tribunicio


'
• 18.3


conservador, El autor examina ,
muy de-


tenidamente en el artículo 8.° á qué ma-
nos estaba confiado este poder en Roma,
quien lo ejerce en Inglaterra : examina la
cuestion de las dos cámaras, y se decide
por la existencia de la cámara alta. El tra-
ductor le rebate y prueba que el poder
tribunicio se ejerce segun nuestra Cons-
titucion por el veto real, apoyado en la
consulta del consejo de estado.


Gudin establece como un principio que
los dos poderes deben sobrevigilarse mu-
tuamente y ejercer el derecho de interdic-
cion. De esta lucha infiere la necesidad de
un cuerpo intermedio : mas el traductor
tiene razon en no querer que dicho cuer-
po se forme de las reliquias privilegiadas
del feudalismo.


Este primer libro concluye con el ca-
pítulo r 1 en que establece los signos y
caracteres de la ley. 'El principal de to-
dos es que debe imponerse á todos y á


.cada uno. Las determinaciones sobre per-
sonas particulares no son actos del poder
legislativo : -pertenecen al• ejecutivo ó al
judicial.


Hemos notado una cicuta incorrección
en la nomenclatura, y es llamar soberano al




x84
poder legislativo. Mas quizá Mr. Gudin.no
pudo escusada, porque era la moda de la
época en que escribia. No hay dificultad
en llamar soberano en un sentido lato al
congreso , al monarca , al tribunal supe-
rior. Las salas en última instancia del par-
lamento de Paris bajo el antiguo régimen
absoluto se llamaban cortes soberanas; pe-
ro en la actualidad se da á la palabra so-
berania una significacion muy estricta, y se
limita al poder sobre todo poder , 'y este no
puede. convenir sino á la nacion reunida,
y en defecto de ella. á, laley fundamen-
tal , reconocida y adoptada por toda la
nacion.


Las reflexiones de Gudin sobre los ob-
jetos que discute estan llenas de sagaci-
dad , y suponen un profundo estudio de
.la historia. Parece que es historiador de
la revolucion de Francia., y es. solamente
su profeta. Los escritores de 1818 no po-
drian hablar con mas•tino y veracidad de
aquellos memorables sucesos , que aun no
habian acaecido. guando se escúbió este
suplemento.


Asi describe la conducta de los ambi-
ciosos en tiempo de convulsiones. «El ma-
yor peligro del estado no trae siempre la


X85
inayer esposicion del bien ohne°,


por.
que entonces todas las voluntades se reu-
nen , los ignorantes callan y la multitud
escucha al sabio. Despues que . el Peligro
no existe es cuando se levantan las pre-
tensiones', se presentan los charlatanes, lle-
vando tras sí la muchedumbre , el incp-
to y perverso se unen para separarlos del
talento y esperiencia. Entonces es cuando
se forman las cábalas, los facciosos se com-
baten , cuando los abusos y la corrupcion
se establecen, y cuando la república se des-
tru


»


yHe.
Hablando de la igualdad rigorosa en


las democracias , dice: «siempre que se ha
querido establecer la igualdad 'de los bie-
nes entre los ciudadanos, ha sido necesa-
rio reducir el estado á una sola ciudad
y los ciudadanos á un número pequeño;
encadenar el resto de los habitantes del
territorio , despojarlos de todo


. , arrebatar-
les hasta su libertad, y dividirlos entre los
ciudadanos que dominaban en clase de se-
ñores absoluto4 á los que les caian en suer-
te, como si fuesen-despreciables rebaños.
Ha. sido preciso incomodar aun á los mis-
mos ciudadanos con reglamentos ridícu-
los: hacer (le ellos no hombres libres,




186
sino una especie de frayles armados , tal
como eran los espartanos.»


-Libro 2.° Los primeros capítulos cora.,
prenden la teoria del poder ejecutivo ; y
al principio del primer capítulo encolara.
laos una inexactitud de lenguage; y es con_
fundiendo la reunion del pueblo con la
de sus representantes, decir que crea á su
eleccion los miembros por los cuales debe
obrar. ,Esto merece esplieacion.


Jamas se debe C91) fundir la reunion
del pueblo con la de sus representantes.
La primera tiene la soberania plenaria : la
segunda no tiene mas poderes que los que
el pueblo le concede con arreglo á la coas.
titucion , único acto de la soberania na-
cional ejercido en el momento de acep,
tarta.


2.Q No es cierto que la reunion de los
representantes nombra á su eleccion los
miembros del poder ejecutivo. Quien los
nombra es la Constitucion. Esto es tan cier-
to que el supremo magistrado en la nto.-
narquia moderada es, hablando con todo
rigor, un representante ya hereditario, ya
electivo, nombrado por la nacion para el
ejercicio del poder ejecutivo.


3.Q_ Aunque se hable del euerpo repre-


187
sentativo constituyente, tampoco este es so-
berano. Es un redactor de la Constitucion
y nada mas. La aceptacion nacional es la
que da fuerza y validez á las leyes funda-
mentales.


Esa mafia de confundir el cuerpo re-
presentativo con la nacion, mafia de que
se dejó arrebatar el mismo Gudin , fue cau-
sa de los desastres de la revolucion fran-
cesa. El congreso representa á la nacion,
mas no es la nacion. Tiene legitimamen-
te la facultad. de ejercer todos los pode-
res que el pueblo le ha confiado, mas no
lene el poder soberano; porque el pue-
tó no se lo ha dado : mas diremos, ni
ha podido darselo , porque la soberania es
inenagenable. Si una nacion cediese á un
cuerpo ó á un individuo todos los poderes
políticos, aun no le habia cedido la so-
berania ; pues al dia siguiente podria rea-
sumir la autoridad que confió. Estas ideas
deben espresarse con toda claridad, por-
que un yerro de lenguage puede causar
grandes é irremediables infortunios.


Gudin divide en cuatro ramales el po-
der ejecutivo ; á saber, en administrativo,
judicial , fiscal y militar. No encuentra
dificultad en que se reunan en unas iras-




188
mas manos la • administracion , la fuerza
armada , y la hacienda pública; pero de..
muestra hasta la evidencia que el, poder
judicial debe ser independiente, no solo del
gobierno, sino también del poder legislativo.


Llama con mucha razon á la dictadura
un verdadero despotismo inventado por la
aristocracia para tener al pueblo en la opre.
sion.


En cuanto á la hacienda pública , se
decide por el sistema esclusivo 4e las con.
tribuciones. directas : otro error propio de
aquella época en que queriendo conver-
tir antiguos esclavos en ciudadanos , se cre-
yó que ya lo eran , con solo haber procla-
mado su libertad. Nosotros creemos la
contribucion directa preferible á la indi-
recta ; pero para hacerla esclusiva es me,
nester que los ciudadanos amen su patria
lo bastante para desprenderse á sabiendas
de una parte muy considerable de sus pro-


_duetos. La contribucion indirecta suple
con una estorsion astuta y casi invisible
la falta de patriotismo de los contribuyentes.


En los capítulos 9 y lo demuestra la
ventaja de los grandes estados sobre los
pequeños, y que el trono es una podero-
sa garantía de la libertad, siempre que se


n89
pa ga efectiva la responsabilidad de los
agentes del poder.


El capítulo i z habla de los medios de
eciificar y modificar la constitucion. Gu-


din dice « que la constitucion debe mandar
que el poder legislativo convoque en de-
terminadas épocas un cuerpo constituyen-


que reforme los abusos introducidoste,
por el- tiempo, revivifique las leyes, ana-
lice hasta el fondo de la constitucion ,
establezca una nueva si


uso ha proba
do que estaba ya defectuosa para subsis-
tir.» A esta teoria que nos parece sana y
verdadera, añade el traductor, que aunque
no se halle espresa en la constitucion le pa-
rece que el cuerpo legislativo debe tener la
facultad de convocar al constituyente en
algunas épocas.


Nosotros ho podemos admitir esta doc-
trina del traductor español ; y nuestra ra-
zon es la siguiente.


El proyecto de modificar el pacto fun-
damental es una ley. Si se ha de modifi-
car en las épocas señaladas por la consti-
tucion , la constitucion misma señalara los
trámites que se han de seguir, y no hay
mas que obedecerla. Pero si ciertas cir-
cunstancias estraordinarias é imprevistas




190
exigen imperiosamente modificar la cons.
titucion fuera de aquellas épocas, y ape.
lar, por decirlo asi , de la nacion á la nacion
misma, ¿quién podrá negar que el proyecto
de modificacion debe ser mirado como una
ley, y como tal sometido al exámen de los
poderes tribunicios , es decir, á la sancion
real ? ¿Será necesaria la intervencion del mo-
narca en una ley que trata de intereses se-
cundarios, aunque generales, y no lo se-
rá en una ley de la mayor importancia,
cual es la variacion del pacto fundamen-
tal , solicitada en un tiempo diferente del
que señala la constitucion , y por consi-
guiente promovida por pasiones é intere-
ses activos? ¿ Qué garantía podrá tener el
gobierno , qué seguridad la nacion de la
estabilidad de las instituciones , si se deja
al arbitrio del poder democrático la con-
vocacion del cuepo constituyente ? Nada
hay fijo , todo es versátil donde haya tan-


' ta facilidad para alterar la constitucion.
Sea lícito pues apelar á la nacion en


circunstancias urgentes: vote el poder le-
gislativo la convocacion del constituyente;
mas sea necesario para efectuarla la sancion
del poder tribunicio ; en una palabra , con•
siderese como ley una decision tan importan-


191
te, tan trascendental, y en la cual deben for-
zosamente intervenir pasiones muy fuertes.


Mr. Gudin establece como salvaguar-
dias de la libertad el derecho (le peticion
y la libertad de la imprenta : «de esta ma-
nera se evitará el que se formen juntas
tumultuarias Contrarias á las leyes.» No sa-
bernos por qué el traductor recomienda en
una nota las juntas ptíblicas: es verdad que
añade bien dirigidas, epiteto que destru-
ye la recomendaeion; porque las reuniones
públicas de los ciudadanos no pueden es-
tar bien dirigidas , mientras no esté suje-
ta á responsabilidad cada sílaba que se pro-
nuncie en ellas. A lo que ya• hemos dicho
en nuestro periódico sobre estas reunio-
nes, solo añadiremos aqui una reflexion.


¿Qué diferencia hay entre la peticion
de un individuo y la de una reunion ? En
cuanto á la justicia, ninguna : una reunion
puede pedir un disparate, lo mismo que un
individuo ; y por el contrario, este puede
ser tan racional en su demanda como la
reunion mas respetable y numerosa. ¿ Por
qué pues lo que se ha de pedir no lo
pide un individuo solo , sino una reunion?
Si es justo y conveniente, la publicidad
será la misma , y la misma la impresion




192
que deberá hacer. «No señor, se nos res,
ponderá: una reunion numerosa hace mas
fuerza que un solo individuo.» Esta con„
fesion es preciosa : a.° se quiere por me,
dio .de las reuniones aumentar la fuerza
Alca de la petición , sea cual fuere su fuer.
za moral, es decir, su justicia ó injusticia:
2 . 0 se. quiere añadir al sistema constitucio,
nal una nueva fuerza desconocida en la
constitucion; es decir, un poder local, frac.
donado y momentáneo, que ejerza una
grande influencia sobre las autoridades
constituidas cuando estas solo deben obede.
cer á la ley y ála opinion pública.


Pero «estas reuniones son la opinion pit
blicads Esto és falso, porque ni todos los
ciudadanos concurren á ellas , ni enviar
ellas sus. representantes.


No hay remedio : las reuniones popula-
res son un poder ; luego no deben existir
en la sociedad sin que existan antes legal.


' mente en la constitución, cuyo objeto esen-
cial es el arreglo de los poderes públicos.


Gudin reconoce en los pueblos el de-
recho de insurreccion . , la cual es univei'sal
si el estado es de corto territorio , ó se ma-
nifiesta por insurrecciones parciales en los.
grandes estados.


199J
:Cuán dificil es preservarse d e


las preo•
cupaciones del momento! Un escritor tanj,uicioso , tan amigo del orden', establece co.
ano un principio el decálogo de la anarquia.


Toda insurreccionpareial contra un go-
bierno reconocido y epierído por la na-
cion es la rebelion de algunos contra to-
dos., es una violacion del pacto fundamen-
tal , es 'una disolución del vínculo social.
No puede calificarse con otro nombre la
desobediencia á las autoridades y magistra-
dos legítimos establecidos por la constitu-
cion : esta se deriva inmediatamente de la
soberania nacional, y solo la nacion tiene
derecho para alterar sus disposiciones. Por
consiguiente las insurrecciones parciales hie-
ren la autoridad misma de la nacion que
afectan defender. Estos principios son 'da-
ros y evidentes ; se deducen de la esencia
misma de la sociedad civil; y es una de
las mayores desgracias del siglo actual te-
ner que buscar demostraciones para un


Si las insurrecciones parciales estar) en
contradiccion con los primeros elementos
del régimen civil, no lo estan menos con
el objeto á que se dirige la asociacion.. Dad
;i los pueblos el derecho de insurreccion:


torito XV.
3




iO4'
se levantarán en defensa de máximas Con:
tradictorias. Una parte de la nacion quer:.
rá la democracia, otra el régimen absolu.
to, otra la monarqiiia moderada. Á quién
se h de estar ? Na almas numeroso , por_
que es imposible contar los votos. Segni:.
remos pues al mas fuerte; es decir, al
que quede victorioso en la guerra civil
que será entonces indispensable . Aun hay
finas: la insurreccion de una provincia no
es el indicio cierto de sus opiniones po-
líticas, sino de la influencia que tienen en
ella los descontentos con él gobierno ,
de la debilidad de los del partido con-
tracio. Como en las -insurreccione s nada se
discute ni delibera, ni se forma opinion, ni
es oída la voz de la razon; solo influyen las
pasiones, y de estas gana la que agita á los
mas 'atrevidos.


De estas reflexiones se infiere que cou•
ceder el derecho de insurrecciones parcia-
les en el gobierno constitucional ., es «-


gormar la anarquia.
„ La • historia comprueba nuestros prin-
cipios , con lana triste esperiencia. Solo co•
notemos dos puebbs que hayan contado
el derecho de insurreccion entre sus liber-
tades. públicas, que son los polacos y los


t93
,i ragoneses. Los nobles de Polonia 'tenían
el privilegio de confederarse entre


,51 con.
tra gobierno; y aquella república tur.
bulenta, despues de una larga agonia en
que experimentó todos los horrores de la
guerra civil y de la estrangera', acabó por
perder su independencia y la integridad
de su territorio. Los ricos hombres de
Aragon poseían el mismo privilegio con
el nombre cle uniorrs y desde Ramiro II
hasta Pedro el grande que lo abolió, fir-
mando con su_ sangre el decreto de abo-
licion, no hubo paz ni tranquilidad en
aquel pais, cuya escelente constitucion no
se fijó sino despues (le sosegadas las tur-
bulencias de los poderosos.


Un pueblo que tiene influencia en el
, gobierno por el derecho de eleccion , por


el de peticion, por el nombramiento de las
autoridades municipales, ó mas que todo
por la libertad de la 'imprenta, no debe
quejarse sino de sí mismo, si el gobierno
es vejatorio.


Libro III. Contiene todos los incidan-
tes que prepararon ó causaron la revela-
cio q francesa: las profecías de Rousseau,
Voltaire Fe le
II y Mably, fundadasco


parte en el movimiento progresivo de las




j96
luces, parte en la opoSicion 'de los inte .
resados en los antiguos abusos ; los conse,
jos dados p¿r Mably al gobierno y á loe
poderosos ; el desden con que estos los re-
cibia n y • despreciaban ; los ministerios de
Turgot y de Necker, y las tentativas que.
hicieron para plantear tranquila y sucesi•
vamente las reformas. Enumera después
los bienes -que hizo la asamblea constitu-
yente, aniquilando los poderes privilegia-
dos, y estableciendo la igualdad civil, á
pesar de las grandes dificultades que tu-
vo








que 'vencer; y la disculpa de no ha-1
ber establecido ningun poder intermedio
entre el ejecutivo y el legislativo , demos-
trando la imposibilidad de establecer en
Francia una cámara alta.


Nosotros .convenimos :con Gudin en
que era muy impolítico entregar la con-
servacion de las nuevas insiituciones á las
clases privilegiadas, envilecida s todas por
la inveterada costumbre del servilismo, y
exasperadas por las recientes pérdidas de
su orgullo y de su avaricia. Pero • ¿es pre-
ciso que el cuerpo intermedio se compon-
ga de nobles y de sacerdotes?-,,Esparta, Ate.
nas y en nuestros dias los Estados-unidos
de América no presentan ejemplos de cuer-


197
pos conservadores sin privilegio?


-verLa
dad es que no se quiso dar ninguna ga-
rantia al gobierno , fuese por ignorancia ó
con.


siniestra intencion.
Este suplemento puede servir, como ya


liemos dicho, para hacer ver que no fal-
taba en Francia quien conociese los ver-
daderos principios <le la legislacion políti-
ca ; y que les yerros de la asamblea cons-
tituyente, de los cuales resultaron tantos
desastres, fueron inescusables. Asi el libro
del ciudadano Gudin puede y debe mi-
rarse como un monumento histórico; pe-
ro al mismo tiempo se debe confesar que
la teórica constitucional ha hecho muchos
progresos desde aquella época hasta nues-
tros chas, y que para. encontrar los ver-
daderos principios del derecho político en
los escritores franceses, ó se ha de retro-
ceder hasta Montesquieu ó se ha de ade,
lantar hasta el siglo XIX. Las declamacio-.
nes de Mably y los principios de Rousseau,
inaplicables á la Francia , habian fascinado
la infeliz generacion , en que se reunieron
los estados generales, y la democracia
pura ó triunfante fue. el ídolo favorito de
aquella época. Descouocióse la necesidad
de un gobierno para la libertad se invo-




198
caron los nombres ilustres de Atenas, Es...
parta- y Roma ; y se creyó que 'Una na-
cion acabada de salir de la esclavitud
pocha entregarse á sí misma sin peligro. La
historia ha mostrado los perniciosos. efec-
tos de aquella ceguedad.


No:otros aconsejamos á la juventud ac-
tual . que se dedica á los estudios polí-
ticos una prudente desconfianza con res-
pecto á las -obras y escritos del principio
de la revolucion francesa; y no deben leer-
las sin hacer frecuentemente comparacion
entre los principios que sientan, y los re •
sultados conocidos ya por la historia que
ha tenido la apheacion de aquellos princi-
pios enteramente democráticos en una gran
nacion. Porque no nos engañemos: todos
los desastres de la revolucion francesa pro.
vinieron de haber querido convertir' una
antigua y estensa monarquia en una peque-
ña y nueva democracia. No nos cansaré-
mos de repetirlo : discite justitiam


Ya que va á terminarse la cuaresma , y
á los ayunos, abstinencias y discipli-
van á suceder la hartura, la golosi-


na y la holganza, no será fuera de propó.-
sito hacer á nuestros ,


lectores un recuerdo.
puramente espiritual , que sirva como de
epílogo á todos los sermones, misiones ó
pláticas que hayan oido en este santo ;


tiem-
po. Este artículo no debe ser muy largo
ni estenderft; á muchos objetos, sino li-
mitarse á uno solo que nosotros miramos
como el origen y manantial de todos los
demas. Hablarémos pues de este maldito
vicio de la vanidad, y tratarémos de él,
no como ascéticos y dogmáticos , que á la
verdad no ,


es nuestro 'fuerte-, sino co-
mo gente ociosa que se divierte en ob,
servar las flaquezas de los hombres.


La vanidad no es otra cosa que la va-
ciedad ó vacuidad; y asi por principio ge-
neral debe tenerse por enteramente vario
á todo hombre en quien notemos el vicio de
la vanidad. Tambien se puede trasladar esta


199


:fina platiquita sobre la vanidad.


que
nas




200
idea de las personas y aplicarla á las cosas
llamando vanas á casi todas aquellas que es-.
tan vacias. Por eso han dado algunos en
llamar vano al crédito púelico durante te..
do el año, y á la tesoreria nacional du-
rante ocho . 6 diez meses; pero ni: una fi
otra a pelacion son verdaderamente propias;
porque aun cuando en aquel y en esta
suelan ser vanos los pagos en dinero, nin-
guna de las dos oficinas está•vacia de pape-
les ni• de emp l eados, sino llenas y muy
llenas; como que por esto mismo han lle-
gado al alio grado de vanidad específica
en que se haikai hoy dia.


No deben pues tenerse por sinónimas
estas dos voces, por mas que en la mayor
parte de los casos puedan usarse recípro-
camente, ni porque sea idéntica la espre-
sion latina con que se representa aquella
idea. Una botella vacua siempre será bo-
tella mientras no se haga pedazos ; pe-
ro un hombre de quien se apodere la
vanidad . , al momento dejará de ser hom-
bre y pasará á ser un majadero. Por eso
son tantos, tan innumer.bles los majade-
ros que andan por el mundo pasando la
plaza de hombres sin ser ni siquiera mit-
geres , y tantas y tan diversas las especies


vt. 205
Je vanidad que se apoderan de


cujilZeteueie1c(sr.a° muy prolija enumerar las
diferentes clases de vanidad que se usan
entre los hombres , siendo de advertir que
no son las mas temibles y perjudiciales
aquellas que se presentan mas á la vista y
suelen dar en rostro aura á los menos es-
pertos , sino que hay otras muchas, las cua-
les se perciben únicamente por les que es-
tan acostumbrados á observar el rumbo de
las pasiones, conforme le trazan el interes ó
las miras ambiciosas de cada uno.


No siempre se presenta la vanidad cu-
bierta con un rico manto de púrpura ó
sentada en sin magnífico coche tirado de
soberbios caballos ricamente enjaezados,
que á veces Cambien suele presentarse bien
caracterizada entre sucios andrajos, ó con
el disfraz de la modestia.


¿Ves aquel joven distraido que usa
siempre de anteojos, á pesar de la clari-
dad de su vista , que se detiene á leer los
rótulos en todas las librerias portátiles y
que parece , dominado de aquella pasion?
¿No le ves como está boleando el libro
Iras viejo en la apariencia , ni oyes las es-
elamaciones que hace al ver la fecha de la


su mas-




202
impresion, y cómo va por las calles le.
yendo algun trozo cual si le faltara tiene.
po para devorar su lectura ? Pues sabete
que su objeto no es otro que e! de que re,
paren en él las gentes y le tengan por un
ciego apasionado á la literatura.


¿No escuchas el lenguage mas grosero
que humilde de aquel que está en aquel
corro maldiciendo del que pasó poco antes
en el coche , cuál se desencadena contra
la vanidad de los grandes, y cómo maldi-
ce de la afeminacion de las actuales costum-
bres? Pues quisiera que le hubieses oido
anoche gloriarse de que concurria á la
tertulia de uno de ellos , y cómo conta-
ba por gran triunfo que le dispensaran del
tratamieno.


¿Ves aquel eclesiástico que .á pesar del
rigoroso frio que está haciendo, no se ore.
ve á embozarse, sino que cuando Inas se
tapa un poco la barba con el manteo? Pues
no vive con ese trabajo , sino porque lle-
va al pecho una venera que no podria verse
tan facilmen te si anduviera como los lemas.


¿Oiste á don Venancio ponderar su afi-
cion á la música , :y el éxtasis que ,,le oca-
sionaba la melodia ? ¿Viste corno ensalzó
hasta las nubes su sensibilidad y


2o3
cado temple de su alma incapaz de resis-
tir á los diferentes afectos que procura es-
citar una orquesta ? ¿ Reparaste cual trató
de insensible y estúpido á don Leoncio,
porque dijo que'aunque la música !e di-
vertia un rato , le cansaba muy pronto,
singularirente cuando no era muy varia-
da (5.'la acornmaíaba la accion ? Pues sa-
bete que en primer lugar es sordo como una
tapia ; en segundo que no comprende una
nota de la música , y en tercero que á cuan-
tos conciertos le he visto concurrir en todos
se ha quedado dormido, y ,solo se ha des-
pertado al ruido de las palmadas.


¿'re acuerdas de aquel caballero á quien
encontramos días pasados viajando á pie,
pudiendo venir en un asiento (le coche cual
correspondia á sus medios y á su decoro?
¿No paraste la atencion


.
al ver la prisa


con que vinieron á noticiarnos los que es-
taban á su lado , que aquel era un señor
de campanillas , cuya virtud no cabia . en
los estrechos límites de una berlina ? Pues
no tengas duda alguna de que por lo. me-
nos tenia tanta parte en aquella viajata la
originalidad y deseo de llamar la aten-
cion , cono la modestia.


¿No notas el empeño de aquel otro en




Sol
no ponerse jamas ninguna de las insignias
con que le condecoró la suerte y el favor
del monarca , y la prisa con que va á des-
nudarse del uniforme , como si fuera al-
gun trago vergonzoso é indigno de presen-
tarse con él delante de las gentes ? Pues
te advierto que no procede de un espíri-
tu democrático, como han querido supo-
ner algunos , sino de otro nuevo género
de vanidad, mas refinada por lo mismo
que es menos ridícula. Tampoco pienses
que nace de distinto principio esa afecta-
da familiaridad con que verjas á aquellos
oficiales que estaban bebiendo y eornien-


. :do juntos con sus soldados en la hosteria
Inmediata. No sé si habrás observado co-
mo yo, que por lo regular todos esos que
se familiarizan demasiado con sus súbdi-
tos son ordinariamente los mas orgullosos
y los menos dispuestos á dispensarles un
favor justo cuando lo necesitan. Mas esta
vanidad se va haciendo tan coman , que
solo podrán corregirla los desengaños que
traerá luego la falta de disciplina en to-
dos los ramos.


Pero vuelve la cabeza hácia este lactó
y dime por tu vida , si has visto jamas
un pabo real mas hueco y envanecido que


203
,squel de la levita verdosa que viene ha-
blando en tono ministerial con aquellos
tres pobretes, los cuales al parecer aprue-
ban todo cuanto va diciendo. Pues me ale-
grara que le hubieses conocido años pa-
sados, para que pudieses formar idea de
toda la ridiculez de ese personage. Hubo
un tiempo en que llevaba la voz y goza-


. ba de voto preferente en varias tabernas
de esta heroyca capital ; pero ha dado en
la mania el desdichado de que es lo mis-
mo tratar de vinos y de aguardientes , que
de cámaras y de gobiernos representativos;
y cátate que se ha metido de hoz y de
coz en la política como pudiera en la bo-
dega de un ricacho de Valdepeñas. Áque-


dla disputa en que le ves tan acalorado
no pienses que gira sobre la mayor ó me-
nor cantidad de agua clara que admite el
vino manchego ó catalan, sino sobre si los
gefes politicos tienen ó no facultad para
escluir de las elecciones á los borrachos
de profesion. El sostiene que estos últi-


Jnos son los únicos ciudadanos que dan
una verdadera utilidad; y á fe que en eso
no va del todo errado ; pero se engaña
miserablemente en creer que hace mejor
figura politiqueando que atendiendo á su
oficio.




Fuera cosa de no acabar nunca si se
hubieran de ir recorriendo los cuadros que
á cada paso se ven por esas calles , esci-
tanda la risa ó la compasion de los hom-
bres de seso ; pero ¿quién habia de tener
la paciencia de contarlos uno por•uno, "sin
que resultase e: inconveniente de que en-
trara en lista casi toda la capital? Deje-
mos pues á cada cual que siga el rumbo
por donde le conduce su locura, y no nos
opongamos á que Pedro se tenga por un
Esculapio , Antonio por un Arquimedes;
Diego por . Un Ciecron, aquel por un Ce-
sar , el otro por un Graco, aquella por una
Aspasia , don Atanasio por un Licurgo, y
hasta la mas ruin cocinera por de mejor
paladar que el mismo- Apicio. -Riámonos
en buen hora de todo lo que nos escite
la risa ; pelo no quitemos á los hombres
una de las pocas satisfacciones que tienen
en su mano, que es la facultad de hacerse
ridículos.


A07


Retrato de Napoleon, bosquejado por
Mr. Deprat.


Cuando se recibió en Europa la :lo-
ticia de la muerte del prisionero de San-
ta Elena, ofrecimos á nuestros lectores un
retrato de este hombre extraordinario que
tanto bien y tanto mal habia hecho á la
Francia , á la Europa y aun al mundo en-
tero. Y habiendo visto ahora en la últi-
ma obra publicada por .el ingenioso é in-
fatigable escritor Mr. Deprat , arzobispo
que fue de 'l'atinas bajo el imperio de Na-
poleon , un ligero bosquejo del caracter
político y moral de este personage ya his-
tórico, creemos que el público tendrá gus-
to en comparar nuestras toscas y débiles
pinceladas con las finas y vigorosas de un
autor tan célebre y que se halló en la si-
tuacion, mas ventajosa para deslindar las
facciones de una fisonoinia tan original. Con-
fiesa sin embargo' y aun demuestra lo di-
ficil que es desempeñar tan ardua empre-
sa, pareciendole que de cuantos conocie-
ron á Napoleon, solo Madama Stael , si




2 o8
viviera, sabria retratarle con acierto.


«A nadie, dice, conviene menos que
mí llenar el vacio de que hablo, y asi
seré tan temerario que me ponga á decir
cómo debe hacerse el retrato de Napoleon;
pero se me permitirá que diga lo que no
debe haber en él. Ya que no pueda seña.
lar el rumbo, indicaré á lo menos los °O
tollos.


«Deben evitarse las comparacienes que
son el recurso de los escritores de mez-
quino talento : una sola diferencia anula
mil rasgos de semejanza, y un solo pun-
to basta para hacer de un diamante un
guijavillo del Rhin. Napoleon era hombre,
pagó su tributo á la debilidad humana,
y se pueden tachar muchas de sus accio-
nes. Merece en efecto ser acusado ; pero
sean estas acusaciones fundadas en objetos
grandes correspondientes al elevado puesto
que ocupó en el mundo, que sean dignas
de él , de nosotros y de la historia. Sal-
gamos de esta senda de pequeñeces y tri-
vialidades , en que nos quieren poner con-1
tínuamente ciertos hombres que no saben
más que cubrir de inmundicias el pie de
los monumentos y de las estátuas. Nadie
podrá echarme en cara que yo haya ar-


209
rancado ni añadido un solo grano á esta
columna : en cuanto he dicho no se ha
visto mas que serenidad y deseo <le lo jus-
to. Ahora bien si se puede acusar á Na-
poleon , yo voy á servir de guia á sus acu-
sadores, y marcharé contra él. Sean sus
capítulos de acusacion la Prusia minora-
da en presencia de la Rusia, la Italia des-
membrada , la Bélgica y el Rhin sujetos
á otras leyes , las huestes estrangeras atrai-
das dos veces á Paris, Fernando yCarlos
confinados en Vale/19i, en lugar de ser
enviados á Méjico y á Lima. En estas acu-
saciones hay grandeza , porque tocan á las
bases del orden político del mundo, el
cual ha quedado en una posicion falsa por
estos errores, estas omisiones y estos des-
cuidos. Piálasele cuenta sobre todo de los
nuevos combates á que por su caida se ha
visto espuesto el espíritu humano, cuyo
depósito inesperado le habia confiado la
suerte : hay cosas que quizá no deben em-
prenderse ; pero una vez comenzadas de-
ben llevarse á cabo ; tul suele ser el pues-
to que ocupa quien no ha sabido afirmar-
se en él , que destruye con su caida mu-
chos objetos importantisimos por haber fia-
do su conservacion á la casualidad. Napo


womo


"11




2 1 0
pokon ha Saltado en todo esto, y ,es muy
justo que se le note; anadanse si se quie..
re los fosos de Vincenas, las prisiones de
Valencai y de Savona : todos cstarémos'de
acuerdo para deplorar ó detestar sus es_
travios. Pero mas justos, mas sometidos á
ía, historia , diremos que la Inglaterra no
ha degradado iá su Isabel por haber sa-
Criticado á la desgraciada Maria Stuardo á
tinos celes de muger, y por haber enseña;
do con su ejemplo á levantar la cuchi-
lla sobre una cabeza real. Carlos V en.
¿erró á un papa en la misma Roma ,
Napoleón no representó la indigna come-
dia de hacer rogativas por la libertad del
que tenia . en su propio poder ; sin embar-


go de que despues de Carlo-Magno esCarlos V el principe mas eminente de cuan-
to's 'han tenido este nombre. Los descen-
dientes de aquellos caballeros que todo lo
consagraban á Dios y á las damas, habrán


• visto con dolor ultrajar á la reynaque em-
bellecia el trono de Prusia ; pero Napoleon
la miraba como autora de la guerra que
se le 'Labia declarado , y no podia tolerar


que las mujeres dejasen lá nieca por la es-
pada. Estan sus proclamas despues de la
Victoria de . Jena llenaS"de invectivas con-


2 1 1
Era esta inversion del papel que deben ha-
cer las mujeres que por su debilidad de-
ben reducirse unicamente á los cuidados
domésticos. Insultó al autor de una guer-
ra y no á una reyna : á esta la colmó en
Tilsit de obsequios y miramientos , que
borraron en parte los efectos de su pri-
mera cólera


Y sobre todo, no es cosa
de poca importancia una declaracion de
guerra, ni nadie nos dirá que debemos dar
gracias á quien hace que


• todo el mundo
nos ataque , á quien trabaja para desunir-
nos, á quien es causa de que mueran
res de hombres. Se diria en verdad que los
mas serios negocios de los estados se han de
tratar segun las reglas cíela etiqueta propia de
un estrado só de un bayle de gala. Napoleon
se desvaneció; pero ¡con qué poder, con
qué nubes de incienso! Tuvo demasiada con-
fianza de sí mismo ; se creyó incapaz de
errar ; pero veinte anos de triunfos Inau-
ditos habian hinchado su corazon y espe-
sado sobre sus ojos el velo del orgullo,
que cubre mas 6 menos la vista de todos
los mortales. Napoleon perdió su camino;
pero se"estravió en un bosque de laureles.
Pué violento, arrebatado; pero su cólera
no ha causado la muerte de Clyto ; su




252
sobriedad no ha permitido que se encien,
da de nuevo el fuego de Persépolis ; su
templanza le preservó de correr como Ce-
sar tras de Cleopatra , y perder én los sus-,
piros de un año entero el tiempo de ase-
gurar la conquista del mundo que acaba,
ha de entregarle Farsalia. No se vió su
carro de triunfo acompañado de los 'gri-
tos que daban los soldados al rededor del
vencedor romano , para prevenir al lecho
conyugal de los riesgos que le amenaza,
ban : ni se vió cerca del que tenia tan-
tos medios de satisfacer y hacer adoptar
sus deleytes , aquel concurso que tantas ve-
ces ha rodeado al trono de Francia: supo
mantener su corte sin escándalos públicos
y sin intrigas secretas.


Cesen de una vez esas imputaciones de
Cobardia contra quien atravesó él solo mas
fuegos que los que arrostraron Conde, Tu-
rena y Villars juntos; acabese de llamar


' desertor al que dejó el precario Egipto por
la tierra fundamental de la Francia :
sar no desertó cuando fue á buscar las le-,
giones que le ayudaron á vencer; no fue
Napoleon cogido por piratas en su trave-
sia; no desertó en Wilma cuando ya no
habia ejército, y se apartaba de aquellos


213
• restos, bien deplorables por cierto, para
ir á busoar aquellos jóvenes guerreros que
vencieron bajo de sus órdenes en Lutzen,
en Wurchen y en Dresde para obligar á
la victoria á que pagase las letras de cam-
bio que habia girado contra y aun no
se habla atrevido á protestar (1). Pónga-
se un término, especialmente á todos esos
clamores de ilegitimidad , usurpacion, ti-
ranía: esperemos que se haya fijado bien
la teoría de estas acusaciones, y no le pon-
gamos en litigio con la Europa. Mr. de Fon-
tanes le dijo en nombre del cuerpo


: que solo había destronado á la anar
-quía. La mano de Napoleon no arrebató


la diadema real de Francia , sino que la re-
cogió en los campos de batalla, y los cam-
pos de batalla son la tierra natal de los
tronos: durante mucho tiempo proclamaban


(x) Al pasar por Varsovia dijo Napoleon : « voy
á buscar 300.000 hombres: con lo que acaba de
suceder se liaran los rusos demasiado atrevidos , y
es menester que yo les dé dos batallas entre el
Elba y el Oder: dentro de seis meses me hallaré
otra vez sobre el Niemen.


El a de mayo , Lutzen ; z T de mayo, Wurchen;
6 de junio, entrada en Breslau sobre ekiOder,


, ¡con
unos conscriptos y sin caballer4tl'Esto es cumplir
su palabra.




214
nuestros antepasados á sus gefes , levantan-
dolos sobre un pavés. ¿Quién puede saber
el acontecimiento ó el motivo que le de-
terminó á guardar para sí lo que. le acu-
san de no haber restituido ? Muchas veces
me lo dijo, pero no. lo revelaré á sus acu-
sadores.


”yranceses! Napoleon ps ha hecho mu-
chos bienes y muchos males : sirvan los
unos para olvidar los otros : en premio de
los primeros permitid que descansen en
paz sus cenizas. Ha querido haceros gefes
y no dueños de• la, Europa , y Roma no
insultaba jamas á los ciudadanos que some-
tian los pueblos su dominio: atrajo la.
Europa á Paris , y por espacio de quince
años vino aqui á tomar sus órdenes. Vi-
vís en medio de los ornatos con que de-
coró á vuestra capital, á la cual quiso ha-
cer la primera ciudad del universo, y vues,
tra vista entristecida por la suspension de
tan grandiosa obra, reclama imperiosamen-
te su continuacion. Pensad bien que mas
celoso por el honor francos que ninguno
de vuestros antiguos reyes , no rindió las
armas al soberano, de la Gran-Bretaña sino
con la condicion de que en lo sucesivo no
llevaria el alto título de rey de Francia


2.15
ninguno que no fuese francos. Dió un
nuevo impulso á la industria, y la libertó
del yugo estrangero por medio de una
combinacion que solo él pudo concebi r y
ejecutar: desde el fondo de su sepulcro es-
tá todavia continuando la guerra inocente
y cruel que hizo á la Inglaterra. Os com-
primió con mano fuerte , os hizo guardar
silenció; pero examinad si el gran Luis de-
bió 'á los debates pólíticos el poder con
pie creó sus ejércitos, sus puertos, sus ar-
tes,„ . sus palacios: ved si Pedro y Federi-


• co, creadores ó restauradores de sus pue-
blos , no se han visto obligados á u'edoblar
la fuerza de su brazo, y no fiarse sino en
ella sola. La regularidad pertenece á las
cosas hechas, á los tiempos tranquilos; la
grandeza de ánimo se siente comprimida
con las reglas, por muy .necesarias que es-
tas parezcan.


»Una vida llena de altos hechos en ma-
yor numero que la de diez. personages
tóricos no .es una carga impuesta á una
hacion; ni es tan pesada que la ponga en
la necesidad de.


sacudirla: el untindo con-
templa con admiracion el ahinco con que
trabajais para contar entre vosotros un
grande hombre de menos.




21.6
.«¡ O Santa Elena! Deja ese nombre que


por sí solo te hubiera dejado en el olvi-
do para siempre: toma el (le aquel cuya
presencia puede decirse que ha reveladó
al universo que existlas para defender su
sepulcro de los ardores del ecuador, c(i-
brele de laureles, que fueron tan fami-
liares aI que descansa en su seno: guar-
da con cuidado esos preciosos despojos,
no esperes que la suerte te depare otros
que puedan reemplazarlos.


»Graba sobre el mármol que le cubre:.
aqui yace el que se elevó desde un lugar-
obscuro- hasta el primer trono de la tierra,
admiró y- conmovió al mundo,. y aqui aca-
bó. Pasagero, quien quiera que seas, pien-
sa en el sepulcro de Na.poleon, y nunca
olvidarás lo que es d'hombre.


',Trazo estas líneas muy ageno de todo
motivo de interes personal, de odio, de
amor, de recuerdos superfluos. Solo aspi-
ro á preparar á la justicia caminos .mas
rectos y menos estrechos que los que hasta
ahora se han abierto; y para poner la última
mano á estos apuntes , despues de haber
bosquejado al hombre público , diré al-
go del hombre privado. Se le ha conocida
muy mal.


n27
»Ha sido mirado como una especie de


traga-hombres , un soldado brutal y gro-
sero : no hay unputacion mas falsa. Sapo-
leon era un esposo tierno y flexible , pa_
dre apasionado., pariente lleno de una
complacencia que le fue bien funesta , ami-
go seguro y durable , y el mejor de los
amos: hacia ruido y no descargaba nin-
gun golpe: la nube borrascosa se deshaciab


• en una granizada, en un huracan de pala-
bras á las cuales no daba él Mismo la me-
nor importancia. Despues de una de las
tempestades mas violentas contra uno de
sus allegados , le oí estas palabras : este
desdichado me hace decir lo que no pzenso,
y lo que nunca debia yo decir.... Pasado el
cuarto de hora volvia á llamar á los que
habla arrojado de sí: le vi muchas veces
Ibuscar á los que él creia haber ofendido.nfundia respeto por la mañana criando
daba la orden del dia; ,


pero por la noche
el cansancio , el desarreglo de sus atavios
en lo cual se ocupaba muy poco , le ini-
primian un caracter muy distinto. En
su conversacion brillaba con mil ocur-
rencias originales , daba gusto por su
singularidad, por su facilidad en descubrir.
entre las cosas mil analogías inesperadas;




1213
uná sola palabra le hacia desplegar sus alas:-
entonces era un gigante que á cada paso.
que ciaba atravesaba montañas enteras.
poleon apreciaba inuchisiim el secreto, y
muchas veces no sabia guardarle, ni en
sus: . asuntos personales, ni en sus pro-.
yectos: se le escapaban á veces. espresio..
nes: que hubieran dado que temer, si hu-
biesen salido de otra boca que de la,sn.
ya ; no sabia contenerse cuando una, ve.1
soltaba la rienda. Estaba en tina tertulia
como al frente de un ejército, siempre en
accion,, siempre delante y en actitud ofen-
siva: le gustaba la . discusion , y como
no tenia tiempo de loor. aprendia escu-
chando y se apropiaba lo que oia ; pero.
de modo que no solamente lo hacia suyo,
sino nuevo. Asi es como llenó la Initad
de las • discusiones sobre el código civil,
del cual no habia 'jamas oido hablar : sus
facultades eran inmensas, y se puede da-


' dar si tuvo mas .talento qne ingenio, el
cual no es mas que el talento aplica-.
do á grandes objetos. No se pasó un
solo cha sin haber dicho alguna cosa
.digna ele notarse. Nadie ha escuchado


con mas atencion, nadie .ha man:festado
-en una audiencia una longanimidad mas


afectuosa para dar ánimo á quien le ha-
blaba: todo se le porfia decir; pero cui-
dado con dar el menor indicio de que no
se le Babia comprendido; se decidia pa-•
va siempre: una sola palabra,, una nada
determinaba su juicio acerca de un hom-
bre : tenia mucho apego á los que se ha-
blan formado á su lado: su mayor pla-
cer era la' conversacíon : mas tiempo ha
perdido en,


hablar que lo que ha emplea-
do en obrar; bien es verdad que ejercia
él entonces un verdadero poder, conocia
su fuerza, y rara vez se apartaba uno de
él sin sentirse subyugado, deslumbrado,
convencido ó conquistado; por esto- de-
seaba siempre avocarse con los soberanos
y con todos los hombres que teman algun po-
der de hecho ó de opinion: se lisonjea-
ba de que pocos resistirian al canto de
la sirena. No siempre correspondían sus.
modales ni sus palabras con la elevacion
del puesto que ocupaba; pero es falso que
jamas haya empleado de intento el len-
gnage .chocante que le han atribuido, es-
pecialmente con un sexo que siempre ha-
lla entre nosotros rendimientos que com-
pensan la pérdida del poder. En este gé-
nero nunca fue agresor, siempre se man-


4'




tuvo en la defensiva: es verdad que al-
gunas veces tomó venganzas severas, va.
liendose de chanzas satíricas en pago de
otras semejantes; y como las suyas caian
de mas alto, daban un golpe mas pesado;
pero las personas á quien las dirigió pue-
den preguntarse S sí mismas: ¿á qué iban
á sus palacios ? ¿ No provocaron ellas mis-
mas aquellas represalias que presentaban
despues en el barrio de san German como
hostilidades descorteses? He vivido mu-
cho tiempo cerca de Napoleon, y no he
notado en todas . sus acciones y palabras
el menor indicio de hombre maligno: te-
nia todas las cualidades y defectos de los
caracteres fuertes y violentos. Era su in-
terior no solo apacible, sino risueño, y
aun á veces aniñado: le vi en muchas oca-
siones entregarse á' los regocijos libres y
sencillos de la mas tierna infancia con su
primera esposa y con los hijos de sus her-
manos y hermanas. Cuando llegó á tener
un hijo , no pudo poner ningun. límite á
estos juegos: habia que quitarsele de las
manos, porque no se hiciese ridículo á los
ojos de ciertas gentes. La malignidad no
tiene jamas este caracter ; y un hombre que
reuniese á. tanto poder una intencion


pria , seria un verdadero, m onstruo. 21:ols
enemigos ciegos son los (micos que se com-
placen con imputaciones contrarias al orden
de la naturaleza. Rara vez son malignas'
las personas ocupadas en cosas grandes: es.,
ta es una cualidad propia de ,los ánimos
mezquinos: malignidad y pequeñez se avie-
nen perfectamente; malignidad y grande-
za, imposible. El mal que ha hecho Na-
poleon, lo ha hecho geométricamente y por
cálculo político bien ó mal entendido, y
no por inclinacion perversa. No quiero ha-
cer mal á nadie, me (lijo muchas veces;
pero desgraciado de aquel á quien encuen-
tren las ruedas de mi carro político, una
vez puesto en movimiento (i). Este es el
gefe militar que ve siempre en el mundo
un ejército que vencer, pero sin aborrecer-
le por eso. Desde Sesostris hasta él no han
hecho ni dicho otra cosa los conquistadores.


»No espero tener otra vez que hablar
extensamente de Napoleon; y asi me apro-
vecharé de esta ocasion para dar á cono-


a) El cardenal de Eicheliett, que no fue un con-
quistador en campo de batalla, sino en el gabine-
te, solía decir : 'antes de emprender alguna cosa,
miro á todos lados ; pero tornada mi resolucion , to-
do lo trastorno y derribo, y despues lo cubro con
sri gran sotana encarnada."




27.2
cer un rasgo de su historia que se ha des,
figurado mucho entre los pocos que le han
sabido: dará tambien una idea de lo que
pasó en aquel tiempo, porque no es la
única tentativa de esta especie que se hizo
contra Napoleon. Desde la máquina infer%
sial ha vivido entnedió de las conspira.
clones de unos y de las coaliciones repe-
tidas de otros. Ha tenido que defenderse
mas bien que provocado la guerra : se rom-
pia al cha siguiente el tratado ó la alianza
que se babia firmado la víspera. Espuse en
la Historia de la rewlucion de:España, que


Napoleon recibió en el campo de batalla
de Jena la proclama del principe de la Paz,
en la cual convidaba á que se armase to-
da la Espaiia , con quien la Francia esta-
ba en alianza doce hilos habia. Quince
Bias despues de haber firmado la paz en
)1.8o5 , ya estaba Nápoles en la coal icum que
despues se destruyó en Austerlitz. El general
Rapp, par de Francia y edecan de Napoleon,
me ha comunicado el suceso que voy á re-
ferir: tiene los documentos en su poder, y
ha tenido -el cuchillo en sus manos (r).


El dia a3 de octubre de 1809, estando
(r) Hemos suprimido muchas menudencias de


esta narra cion, por no molestar á nuestros lectores.


a23
Napoleon entre Berthier y Rapp en la pa.,
rada de Seboen runn, se adelantó un jo-
ven inicia él, y Berthier, creyendo..que quer-
ria presentar algun memorial, le detuvo y
le dijo que lo entregase á Rapp , que es-
taba aquel día de servicio, á lo que res-
pondió el joven que él no tenia que ha-
blar sino á Napoleon , peró se le hizo retirar.
Insistió segunda vez en acercarse á Napoleon,
y se lo impidió Rapp : este observó que tenía
la mano derecha metida en el bolsillo del cos-
tado izquierdo de su levita; notando en él al
mismo tiempo cierto aspecto iracundo, /no-


\ vimientos de un hombre resuelto y aun algo
insolente, lo que le hizo entrar en sospecha,
y le mandó arrestar con orden de regis-
trarle. Corno el concurso estaba entreteni-
do en la parada , nadie se apercibió de to-
do esto.'Vinieron 11>ego á decir á Rapp que
le habian encontrado un cuchillo grande
de cocina sin estrenar ; y segun todas las
apariencias, no podia dudarse de. que su
intento era emplearle contra Napoleon. A
todas las preguntas que se le hicieron des-
pues sobre su nombre, patria, objeto de
su tentativa etc. , dijo constantemente-que
no responderla sino al mismo Napoleon:
Y luego que este tuvo noticia de lo que




1'24
pasaba, mandó que llevasen aquel joven
su presencia.


Le llevaron en efecto, pero maniatado:
la presencia de Napoleon y de los que le
acompañaban no le hizo la menor impre-
sion. Preguntándole si sabia hablar: fran,
ces, respondió que muy poco, en vista
de lo cual sirvió el general Rapp de
intérprete : Napoleon dictó las preguntas
que se le hicieron, y en sus respuestas
declaró...... Que se llamaba - Saint. ... que
era natural de Neuenbourg , hijo de un mi,
nistro protestante , de edad de 18 -años , y
que habia venido con ánimo de matar á
Napoleon. Reconvenido sobre la maldad de
semejante proyecto respondió, que no es,
taba loco ni enfermo , que deseaba aca,,
lar con el que hacia tanto mal á su pais,
que nadie se lo habia aconsejado ni pa-
gado , que se habia resuelto en la íntima
conviccion de que con esto hacia el ma-
yor servicio 1 su patria y á la Europa: `Di-
jo ademas que habia visto á Napoleon
en Erfurt ; pero entonces no tenia inten--
cion de matarle, porque no hacia la guerra
contra la' Alemania , antes bien era uno . de


sus mas apasionados admiradores. Hacia,diez


dias que se hallaba en Viena y no habia


;;Itteritado ejecutar su proyecto, por no ha-
berse presentado ocasion oportuna. Napo-
leen dió orden para que viniese el doctor
Corvísart, en la persuasion de que no podía
lnenos de estar aquel mozo loco ó enfer-
mo. Cuando el médico aseguró que esta-
ba muy sano y bueno , replicó Saint.... Ya
lo había yo dicho. Entonces le reconvino
Napoleon diciéndole que tenia una cabe-
za exaltada , que;buscaba la desolacion de su
familia : que le perdonaria si se arrepentia de
hy que habia hecho, y desistia de semejantes
proyectos. «Yo no quiero perdon, respondió,
y lo único que me aflige es no haber sa-
lido con la Si me perdonais , os ma-
taré en otra ocasion.» A/ ver semejante te-
nacidad, mandó Napoleon que le llevasen
á la prision , se le formó proceso, y fue
arcabuceado.l Quien lea esto, ya no se admirará de


q
os ratos de mal humor y de cólera de
uien era blanco de tales tiros. Sabia que


"los embajadores pasaban el tiempo en es-
piarle : el conde de Czernicheff disfrutó de
su confianza y aun de su intimidad por
muchos años, y le vimos desaparecer des-
pues de haber hecho penetrar el soborno




TOMO xv.
x5




2 26,
hasta la secretaria del ministerio de la
guerra, lo cual costó la vida al oficial Mi-


chel.... Se podrian citar otros muchos ejem-
plos. Sabia que en su corte pasaban mu-
chos eV • tiempo en recoger chismes , que
llevábarn.dospues al barrio de san German.
EA uu.o de estos momentos de furia , en
que toda lo decia , de oí estas espresiones:
eatte todos los:.entigrados, d pesar de lo que
he, hecho por ellos:, no har uno solo que
proceda de buena fe conmigo ; ni aun us-
ted (volvieridose á mí). Sabia - muy bien
que ya no merecia este apóstrofe , porque
cozaccia su terreno.


Para acusar los. hombres, es menes-
ter conocer antes las , situaciones en que
se han hallado: conozco á muchos que han
denigrado: cruelmente á. Napoleon; lo han
tomado como un recreo, ó por mejor de-
cir como un ofrch ; sin embargo de que
nunca las. –agravió, nada les quitó , antes
los,promovikl; una ofensa, un error per-
donado , era para él una cosa borrada
y sin, el menor vestigio: ¡cosa grande y
segura!,


Cesar y Federico escribieron la histo-
ria de, su tiempo : se habla mucho de que
Napoleon ha escrito la suya se . han pu-


- Micado muchas cosas con sil. nombre ; pero
las han desmentido. solemnemente,.N0 es di-.-
ficillIenaralgUnos pliegos de papel cardo que
ha hecha, con lo que ha dicho ó podido de-
cir urrhoinbre quetantn ha beclia,,,,que tanto.
ha hablado y de un modo tan'origánat y tan
fácil de conservar en la memo ria. LasMenz


o-
das de SantaÉlena se han formado sin duda
de este modo . ;. pero esto no es una abra del
mismo Napoleon, que es laque se desearia.
Aqui se ofrecen varias cuestiones. ¿ Qué se
vendria á ganar á perder con que Napoleon
hubiese ó no hubiese escrito? ¿ Era Napo-
leon propio para escritor? Una obra de Na-
poleon paria ser ciertamente 111: única que
diese. á conocer una multitud de hechos,
de: circunstancias,. de anécdotas , en ya pér-
dida seria muy, sensible,, y solo Napoleon
sabia er creta: perderiamos también una
multitud de reflexiones, y esplicaciones que
darian á los negocios y por consiguiente
á la historia una fisanomia muy diferen-/
te de la que tendrá en las narraciones vul.
Ores. Ademas de esto-, quién podria pre-
sentar con mas viveza los-atributos que ca_
racterizaban su alma? ¿ Quién reproducirá
estas espresiones tan nuevas, tan vivas, tan
agudas aun en medio do su incorreccion?




118
Nadie. Esto es incomunicable , y semejani,
tes originales escluyen las copias: en esta -
parte será grande é irreparable la pérdi-
da : pero si bien se considera , ¿llegó Na-
poleoní ponerse bastante lejos de su tiem-
po y de sí mismito para dar á sus juicios
aquel asiento que se requiere en una obra
de esta naturaleza? La fibra puesta en mo-
vimiento por tantas agitaciones ¿había ce-
sado enteramente de vibrar? ¿No queda-
ria- cierto_ movimiento febril ? Con una car-
ga tan pesada de faltas ¿no . habria cedi-
do á la necesidad de disculparse? Embe-
bido en su asunto , como lo estan todas
las almas ardientes, ¿ no se habria deja-
do arrastrar, ó mas bien subyugar por sus
propias ilusiones , no habria dado cierto
cuerpo á muchas .ficciones que babian.
entrado antes en su imaginaCion ? ¿ No
se habria persuadido él mismo de la rea-.
lidad de sus propias ficciones ? Era muy
propenso á ello. El estilo osiánico, las bis-
piraciones desordenada s , las figuras tras-
portadas del oriente á Europa , que bajo
la protección de un inmenso poder con la
sancion de la victoria producen tanto efec-
to, lograrian


lo mismo, hallándose el au-
tor desnudo , desamparado de aquel acom•


12,9
pafiainiento que tanto. le, realzaba ?. Lo que
se ha dicho una. vez. ¿ puede decirse siem-
pre?.... Las colecciones son el sepulcro de
casi todos los escritores : mas estimado se-
ria Federico con cuatro volúmenes que can
veinte: Cesar no tiene mas que uno ; pe-
ro es de oro


Si Napoleón destinado á
vivir en la memoria de los hombres tan-
to como. Federico y Cesar ,« no ha escri-
to con mas abundancia glté este últir-
mo , lo habrá hecho mas substancialmen-
te, en. caso de que se haya. contentado
con. pocos volúmenes y en. un cuadro re-
ducido haya dejado á /.a posteridad la ima-
gen de su espiran (t). Aconsejo á los que
escriban memorias. de este tiempo que pro-
curen contenerse, y no escribir sino lo que
sea, digno de la;;posteridad.


(s) A Napoleon ' le repugnaba mucho escribir:
su escritura era muy singular, llena de abreviatu-
ras y apenas legible : su firma no contenia mas que
las
iniciales y las des finales de su nombre.


_




230


CORRESPONDENCIA.


Acabamos de recibir por el último cor-
reo la' "siguiente carta de 'uno de nuestros
suscriptores. •




»111tay seilores:naióst:soy uno de los abo-
riátles sal .. perlódich de Ustedes desde el pri'-
nier-7.1rii~ '•que salio á luz, y la con-
tintiaciim de mis suscripciones es la mejor
prueba que puedo darles de que me ha
agradado su lector.,. Apenas han tratado
1iStedel materia alguna que no haya si&
eriel ••• inistrio sentido en que la conciben
los hombres de buen juicio y de alguna
instrUccion , los cuales' no escasean tanto
en las provincias, corno acaso se figuran
los presuntuosos habitantes de la capital.


«Pero no siendo el objeto de esta carta
tributar á ustedes elogios estériles, sino in-
dicarles el medio ele que su semanario ofrez-
ca mas interes y utilidad, asi para los ac-
tuales lectores, como para los que vengan
despues, me tomo la libertad de deeir;.
des, que muchas veces se echa de menos
la parte histórica de Itts discurses, '33/40.


10 relativo á la- .•olíticá estrano-era como
con los .acontecimientos


• propios, aunque
mucho mas en estas -que en aquella.


«Bien considero que á:ustedes les suce-
de en .


esta parte lo :que á los demas pe-
riodistas, y es que ,casi siempre se les III-
giira •escribir únicamente para los
Cantes de la corte ó para.los que leen •to,-
dos los papeles palitos, sin bacerse,fear-
f„o de que son muy . pocas las personavque
tienen tiempo ni facultades para. leer mas
de uno. , y aun pluguiera á Dios que esé
uno no fuera mucho mas nocivo que util.


«Convendria pues que cuando ustedes
reflexionan sobre las.cousecuencias de algun
hecho listado • de akunalr'Ixima ó doctrina
íitibó perjudicial, y sobre todo de -cualquier
acontecimiento de :estos que ,,


tanto influ-
yen en la.direceiondel espíritu público


.,'re-
firiesen siempre el hecho ó el discurso.•ue
da motivo á sus reflexiones, para que al
leerlas pudiesemos hacer .todos una justa
aplicacion etc. etc.


No es esta la primera vezjipe nos han
hecho estas mismas obscoaciónés y bien


;h1


Respuesta.




232
hubieramos querido no dar lagar á ellas,
puesto que conocemos su valor. Pero siem-
pre nos ha detenido la eonsideracion
que entonces oeuparia gran . parte de nues-
tro periódico la simple narracion de los
hechos, dejando poco lugar á las doctri-
nas que creiamos necesario••difundir. En
el estado de agitacion en que se hallan los
ánimos cuando se verifica un trastorno po-le
lítico de tanta consecuencia como el nues-
tro, son tantas y á veces- tan contradic-
torias las relaciones que se hacen del mis-
mo hecho, aun cuando sea público, que es
sumamente dificil, si no imposible, referirle
conforme á la verdad. Ni basta para eso
atenerse á los documentos oficiales, ó l'a,
inense pastes que se dan al gobierno ; por-
que sucede muy á menudo que varias au-
toridades de un mismo pueblo se contra,
dicen unas á otras, no solo en los acci-
dentes, causas y origen de los aconteci-
mientos, sino tambien en lo substancial de
ellos. ¿Quién podrá decir con seguridad que
ha llegado á desentrañar los escandalosos
sucesos de Cadiz, Sevilla, Murcia, Valen-


. cia, Pamplona y la Coruña ? ¿No hemos
visto en el mismo congreso nacional; donde
parece que no debian tener jamas entrada


233
la falsedad •y la impostura leerse partes
oficiales absolutamente contradictorios acer-
ca de un hecho público ,• presenciado -por
centenares de personas? ¿Pues quién será


in el escritor que . tome sobre sí la relacion
de los sucesos políticos para reflexionar so-
bre ella, esponiendose á ser desmentido
oficialmente, y á que -sus reflexiones pro-
duzcan un efecto contrario ?


prineipal objeto que se propuso el
Censor desde su primer número fue ana-
lizar las doctrinal- constitucionales , censu-
rar las actas del gobierno, y esponer su
juicio sobre las determinaciones legislati-


,.vas que tomara el congreso. Creiamos enton-
ces que e/ espíritu de partido no llegaría •á
sofocar la justa libertad de escribir que
consagra la Constitucion y autorizan las
leyes; y aun por eso empezamos á usar•de
aquel lenguage que conviene á los escritores
imbuidos de una idea cabal de las libertades
propias de los gobiernos representativo:.


Bien sabido es cómo fue recibida nues-
tra franqueza , y los esfuerzos que se
rieron




para apagar nuestra voz y aterrar-
nos, hasta que al fin conocieron los mis-
mos que nos calumniaban, que ya que eá •
te periódico no fuese perfecto en su clase,




MIP




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-pe as anb uopedapotu f ezanbue4 Cl


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pmuud us epuel.todun rtiontu ap eda
ou ó ' sopeO!suoa aluatuoutualos ef ueq
-eJsa p ‘sosanasT so!zee detudoi caed uo!s
-eao opep ueq sou anb soapqnd sonaaii
ottioa edad edisatut ul -.30!aq) ap sope;lttra
-ua utlepas;,--• 0111) 501 e 0191,1 sauopopi Jet)
caed ouis saaa.s. sil ap alded ..adetu el op
-14.tas eq sou ou eda,S'etealsa rapnod el •


•olaadse- ouispu un oreq liad
-90 sol sopor anb einuiad sauorsed. ap
ouqea el anb elseti 'soda ap °ved J0,1:1101
Ll ua apodad as anb oydap ap oanio oi is
-ea sa anh sotpaq sol ap sappsuayso sop
"t1ptsaa sol asea Jod autuoi L saaaA setp
-rnu sopesioadd sowiA sou olla tuud •oa!lq
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-uoa setu anb sol ap oun rao souatu oi y


!71:t




23(5


TEATROS.


Cristina de Suecia: comedia en tres actos
de don Luciano Francisco Comella.


«Ecco ite;-inn


vvzzr?:


Casi á un mismo tiempo se representó
esta comedia en el teatro de la Cruz y
el Café en el del Principe: sin duda se
quiso justificar la crítica severa de don Pe-
dro, presentando una de las piezas Mas
desatinadas del triunviro.


En Cristina de Suecia hay un almuerzo
campestre, pero delicioso, conapt.esto. de


leche pura y. fresca ,
y tambien manteca rica.


Hay un conde Magnus, especie de con-
fidente de la reyna, el cual es frecuentemente
víctima de su mal humor , principalmente
cuando la insinua que se case : hay un ba-
ron de Sparre, que seduce á Ulrica, va-


237
wndost de un acto fingido de atrimo-
nio :, hay su poquito de teatro con mar
y galeras, que como dice Magnus muy sa-
gazmente, son dignas del brillo de Cristina:
hay un gobernador de Nincoping , hom-
bre muy justificado , y que se las tie-
ne tiesas hasta con el heredero presun-
tivo del trono :,hay un conde de Horn, pa-




dre de Ulrica y del gobernador, que ba-
jo el disfraz rústico se esconde : una per-
secución injusta : hay un lance á obscuras
en que la reyna oye muchos disparates amo-
rosos para averiguar el delito de Sparre, y
hay en fin todos los recursos teatrales y
todo el brillo de la elocucion de Coniella.


Cándamo se propuso dibujar el carac-
ter de Cristina, reyna de Suecia, en su ca-
media Quien es quien premia al arnor: come-
dia disparatada , con versificacion muchas
veces gongorina ; pero llena de originali-
dad , de intencion , de chiste , de buen
lenguage y de buenos versos. Tiene ade-
mas un sabor de urbanidad quees en lo que
Cándamo se acercó mas á su maestro y mo-
delo Calderon. Esta comedia no se repre-
senta; pero d por qué se ha de conceder


Comella lo que se niega á Cándamo?
El siguiente pasago prueba hasta don-




5,3S
de llegaba el genio de nuestro triunviro;
cuando quería elevarse.


Duerman en buen hora , duerman
en blando lecho de' pluma
los genios que se deleytan
de ver entre galerías
retratadas las grandezas
de, la creacion , en tanto
que' mi espíritu se eleva,
se arrebata en contemplarlas .
como en sí mismas son ellas,
como las dejó criadas
la suprema omnipotencia.
Desde que cumplí diez áiíos
atizo de esta dulce escena
todos los dias : con esto
lni corazon se enagena ect.


,1 •


La Moscovita sensible: comedia en tres actos,
de Comella.


Nada prueba tanto la hermosura de la vir•
tud, como que se sufra la representación de
esta pieza. En ella se refiere un prodi-
(rio de ternura filial, el sacrificio de


239
hija que se vende por esclava para li-


bertar á su anciano padre del remo á que
estaba condenado, y que hubiera acabado
en breve tiempo con su triste existencia.
por oir esta action virtuosa se sufren los
discursos morales y políticos del gran señor,
las discusiones sobre las desavenencias po-
líticas de la Puerta y la Rusia, entre las
cuales se interpone Comella como media-
dor, las rascarabias de Fátima , que quie-
re que sus esclavas la sirvan de rodillas,
que está resuelta á 'no sufrir la poligamia
en el Sultan, y que amenaza á su esclava di-
ciéndola :


“Si en el servil ejercicio
de complacerme no tratas,
haré un regalo contigo
al bajá de Besarabia.»


En esta pieza hay todo el aparato de
las de Comella , un tribunal, una escua-
dra, una embajada, un divan , etc.; ,pero
lo que no se encuentra facilmeute en sus
denlas composiciones drátnaticas, es un
poquito de poesía lírica ; y esta comedia
lo tiene en la escena del jardin: los versos
de Alejandra y de Blahomet pertenecen
al género de la int


•oduccioncita de que se


j11


una




n40
habla en el Calé. Vease la muestra.


:ELL .0 E INT S
«Hijas de la aurora,
flores matizadas,
que juntais á un tiempo
el don de la hermosura y la fragancia.


Supuesto que al seno
mas duro del Asia
el lujo os destina
para luceros despojo de la rabia:


Antes que os marchite
del tiempo la saña ,
penetrad su pecho,
y volad á endulzar despues su alma,


Asi Erizaba Comella. Es inutil el ce.
mentario. ¡Y aun todavia se nos obliga á
oir sus versos !


(a) Al de Fátima.


;?Sfi (,I L)1.CO POLÍTICO Y LITERAIII0.


N.° 88.
SIBADO 6 DE ARRIL DE I San;


Alpologia de la.
cion española contra las


calumnias
i de los aristocratas franceses.


Todo el que,•,tenga un nombre y:un
coraAon español Ilebe encenderse eni,justa
indignacion al leer,Ilos ultrages y t lasjm-
posturas que. una, becion insensaill :fre-
hética y ; ciega- con ;su momentánea>
ria > sobre yel liberalismo &anees, nos, di-
rige continuamenkeán, ,sns periódicos y.:en
,slis•.plisenrsos parlamentarios. Esos rnismes
son 1,0s ..que irritando con sus orgullbs'as
pretensiones á 14., Aaci francesa, gozosa
cle .haber conquiltadly,14,libertad , y acApi--


TOilf O XV, d6


( r )


1




242
fiando la Europa armada sobre su patria, •
la precipitaron en el abismo de la anar-
quia , y la hicieron cometer un crimen hoy.-.1
yendo, que diluvios de sangre y calami-
dades espantosas parece que no han espia-
do todavia. Esos mismos son los que ven-
cidos en aquella terrible lucha , buscaron
y encontraron asilo en esta nacion gene-
rosa que ahora denigran con tanta ingra-
titud.Yo reclamo el testimonio de la pre-
sente generacion española. ¿Quién hay de
entre nosotros, sea cual fuere su opinion
política, que no se acuerde con placer 'de
aquel tiempo en que la España cumplió
con los proscritos . v...desgraciados el au-
gusto deber 1.3 la hospitalidad ? ¿Y cuál
de los españoles á quienes nuestras tempes-
tades políticas arrojaran- al suelo 'fiances,
alimismo tiempo (dite` se acuerde Coi] gra-
titttd"del pago que-'11i& la Francia á su
antigil ! ' deuda, de' acordarse


que los matiobligádos' 110 .:ftilffiti los
qkleaworrespondieüan'''inciór ? Ese4u, 'al-
gratiosísacerdote:P frant~s. , :á. cuyas 'virtn-
•dagmtliidiré sietrip'te r •el tributo merecido
("d'elogio y del) rtkeónocinnento, la
,yor parte de la aristiWrácia francesa se ciiin-
piaaiá censurar! ht l 'hospitalidad eine sU


Mas
;lacio»: y su monarca ofrecían 4 : unos des-1
gradados , cuya causa era mucho ,


mas 4+;
cji de defender en jnstieia .


y en .polítiktay,
que la de la emigracion„francesa. Los aris;-,.,
tociatas •


fueron los que. en 78 cometie-:
ron, la vileza de insultar a• infortunio en
el mismo santuario de -las leyes, y la in,
humanidad de impedirle attnqu,e, en „ya..7
no el único socorro:•-que.:,éman


.
arnArgai


situacion sostenia á has
¡ esos,,sotk


los lionibtes que se proclaman defensores
de. la religion y de ¡ Esos boruT,
byes que venden al -espíritu de partlp; lok
sentimientos mas gratos al cojazo n del•ho
bre, •la piedad y la beneficencia!


. Muchas y muy dimersas son las calurn-1
ri;4s , ,que en la dilatada .carrera del Censor


-han vomitado contra este periódico: ;sus
enemigos; pero entre todas la •:qué :mas
ha debido irritar á sus redactores es la: acu7:
sacien de estar vendidos á lo ,


aristocracia
,pancesa. Esta impostura eS ridícula•; v•cés•
menester mucha estupidez para inventas.::
la ; •porque existe una• enemistad persa-al




entre los ultras y los que emigrados á
Francia no han recibido de aquel parti-
do mas que ofensas é-lnjusticias; pero loa
redactores del Censor •áírárán-sieznpre co-




244
mo un agravio imperdonable la .suposicion
de su complicidad como un partido fre-
nético, para el cual , ;la. gratitud, la huma-.
nidád y las' virttide§' ociales son nombres
vatios -de sentiaó: El hombre de- bien pue-
de cometer errores políticos •• pero no ab-
jura ,nunca-los sentimientos generosos que
dicta la vii tud; y estos sentimientos estan
enrinahiliesta opoicion con las pasiones
y"bs' ideas de aquélla faccion insensata.-


! Los españolesnodeben esperar elogios
de un partido éneinigo de la libertad y de
las . luces, y qué hai declarado la guerra al
siglo , por sosteue'r. las envejecidas preten-
siones de su vanidad. Mas á lo menos de-.
bíamos esperar aquella justicia que no se
nlega al mayor contrario, y aquel re pe,
to;que.inerece toda,.nacion, y que bien exa.
miriadonna:tes mas que,t1 respeto que. el
que habla ;,.(5 escribesse debe á si mismo.
Wro-uada», se, debe,:\esperar de una fac-
cipn coi niitioria ansiosa . de poder, y que
encuentra á cadaljaso que da en su pe-
ligrosa carrera oppsiciones invencibles. Ja-
Mas en coo ltrará,Jigrapia el liberalismo :es-


. paii,i1 en la aristocracia francesa.


Se nos prodrga.iel nombre de facciosos,
como si una inicio» •:eritera pudiera ser


245
facciosa: se irritan contra el liberal
dín .porque dice que los españo(0.1.


soh
pueblo r valeroso : se irritan mas
cuanda . aquel militar les anuncia que ha
servido en la guerra de España , y cono-
ce por consiguiente nuestra índole y cuali da-•
des: hacen; comparaciones las mas odiosas
y pérfidas entre la revolucion. de Francia
y la de España: pronuncian los oráculos
Mas tristes y las profecias.: mas funestas
acerca del éxito de nuestra.reVolucion : en
fin nos detestan, nos denuncian á la Euro-
pa , nos someten á la 'animad:version del
inundo: civilizado.


Es• necesario hacer : ; patente la injusti-
cia y la impostura de sus acusaciones : no


•porque lo debamos- á .
ellos , sino porque 11 o slo debernos á nosotros• mismos, y tambien


porque conviene hacer advertencias útiles
á un corto número de nuestros conciuda-
danos-que dan lugar con stíiconducta po-
lítiou . á. que las acusaciones de los. uliras
tengan alguna aunque leve apariencia de
verosimilitud. Los atarrues -de los enemigos
son ;.(1 ti les : nos m an ifiestan: L el "flane.Q. (111d
tenemos, y nos obligan ácula:Orlo.


La invasion de , Espaiía ,en
.i8o8 hizo


palpable a: todas las clases instruidas de la




.446 110


- gód;edad, que• la nacion no tenia ni la iátt
ss'peridad interior ni la influencia estertor gin
corresponden:á nuestra posición geográfica
y á nuestro territorio. Buscóse•eLorigen de




nuestra decadencia, y se encontró facilmen-
-té en las antiguas instituciones. Comer; los
-rnedins de defensa contra la invasion 7 fue-
cron populares, porque la defensa lo frie;, la


luz que resultaba de las discusiones ,• y la li-
-bertad del 'pensamiento que no se pocha
.quitar, sin indecencia á un pueblo que se
sacrificaba por su rey , aceleró el triunfo de
las ideas libemles. La Europa entera se con-
juró contra el imperio &anees , y se verifi-
có la restauración de las antiguas mo-


quias.
El edificio liberal de España, acabado .


-de sacar de cimientos , cayó entonces. La
historia contará que esta catástrofe lamen-
table no fue el resultado de la superiori-


- dad del servilismo, aunque entonces era
, bastante poderos • 5 sino del cansáncio • de
tina nacion la cual en aquella época solo
quería gozar 'tranquilamente el•ruto de su
victoria. - Tambien enumerará los bienes
que se pudieron haber hecho desde 181:4
hasta 1820, y el- mal que se hizo. Poraho-
ra.lasta decir que el empeiío en .lostner


247
el espíritu monacal de una nacion gire ha-
bia ya respirado el ayre de la libertad, la


partido d ominan tetenaz persecucion d cl
contra todos los demás, y la inflexibilidad
en,sostener todas las institE•iorieS de Fe-
lipe Il , tan répugnantes va al espíritu y
á




, las luces del siglo, hicieron 'imposible
toda transaccion del poder con: la liber-
tad, quitaron a los vencidos toda,ugarantía
en lo presente, toda esperanza •para lo fu-.
turo , é hicieron necesaria é inevitable la
revolucion de 1 8 20 . Son muy necios los ul-
tras si atribuyen a•f uella revolucion • al •


algunas tropas, ómovimiento ai Id de
+,4. la declaracion de una provincia. La re-


volucion estaba ya en todos los ánimos: los
que no la tenian en el carazon, la tenian
cola cabeza : los mismos á quienes .rna, gus-


,taba la crerau infalible.
Aquella revolucion se verificó sin que


se derramase ;en ella una gota de .sangre
que no fuese„ liberal. La columna de Rie-
go sufrió por dos meses cuanto


.
hay .que


sufrir: los patriotas fueron asesinados en
Cadiz; mas la libertad triunfó , y con• ella
el olvido de los males y errores:anterio-
res, la paz , la concordia.


.¿A. qué patriota de los perseguidos du-




248 .


ranite-los . seis años han visto los ultras qué.
persiga á sus delatores, á sus jueces, á sns•
enemigos encarnizados? ¿ qué venganzas se,
han ejercido? ¿qué odio, que rencores likrP
visto dirigir á la legislatura del año de •2b?•
¿No vieron I en ella á• un diputado ,
bre por su liberalismo y , por los infortni.
Dios. que le••acarreó, salir de un encierro
de seis años para hacer á las Cortes la proj
posicion- de tina ainni-.tía absoln(a sobre to.:•
dos , h-is ...delitos y 'errores políticos anterió:
res .2 11 9 , .de- marzo ? Y ¿aqur•Ila misma-lez
g;slat•nra•nn concedió parcialmente toda
las .a .mnistias necesarias para''restl.blecer
concordiá',, 'aunque hubiera' obrado con•
mas política adoptando la mocion del seY
ñor Cepero , y concediendolas todas en
bo- paraz.;,évitar discusiones, que habiair
de producir mucha efervescencia en .11i.ti
ánirmil;../dior el recuerdo de . las •desventn-
ras,pasadás? ¿No han visto-á los bonibré
intá!.ríOtables por su liberalismo en el aiín
de! -• sostener en -d. de •• 20 los derechos
con sti tutiOnales . del ghbiern ?¿ No han v
td ttron'd .4 e 'ellbs despees :(1 e haber • sufri.-:
do: por '•la''.-(...onstitucion la pena que le
go al poder absoluto duranté seis años
poner 'sn'Vida á los puñalell 'de: Es anarquía


249
en defensa de la misma Constitucion ? ¡Y
despees de esto tienen los ultras la osadía
de llamarnos facciosos! Parece que aquellos
señores no leen de todos los periódicos espá;
ñoles mas que el .Zurriago y la Tercordár


En efecto no les negarémOs qule suce-
de en España lo que en todas las naciones
donde se altera la forma del gobierno. Los
interesados en los antiguos abusos ó irri7
huidos en las antiguas preocupaciones for-
mato un partido enemigo rudo del gobier-
no establecido : las imaginaciones acalora-
das, los animos tímidos, los


- ambiciosos y
los vengativos pugnan por sacar á la na-
don de aquella línea que concede garan-
tías para todos, que protege ' hasta á los
mismos que no opinan ,como ellos mien-
tras no conspiren , y que no presenta gran-
des esperanzas á la ambicion sin mérito ó
al cinismo descubierto, ó á la inmoralidad
atrevida. Esto produce naturalmente dos
partidos de oposicion; pero en España
y otro son bastante débiles: t.° porque los
talentos , la virtud. y la riqueza industrial
son constitucionales: 2.° porque el pue-
blo español , sean cuales fueren los vicios
en que se ha procurado inibUirle .


duran-
te tres siglos de' despotismo, 'tiene un ins




25o


tinto moral . , que sin necesidad de racioej,
nios le preserva de la seduccion de los par_
ticos;


; y en fin 3.° porque estan ya muy
gastadas y casi enmohecidas las armas con
pe aquellas: dos facciones pueden atacar la
Constitucion.


Lea nse con cuidado las actas de las dos
legislaturas pasadas:: qué cuidado, qué so-
licitud en 5ostener los derechos de la li-
bertad y los del poder constitucional! El
Rey exonera un ministerio : las Cortes á pe.
sar de que aquella medida no les fue agra.
dable , á pesar de ser consultadas para la
eleccion de otro , callaron sin embargo,
se rehusaron á entrometerse en los negocios
del gobierno, y continuaron tranquilamente
la discusion de las leyes. Favorecieron la
libertad , armando al gobierno con una
ley severa contra las conspiraciones servi-
les ; pero dejaron un resquicio abierto pa,
ra el arrepentimiento y la refiexion. Yo no
pienso hacer el elogio de todas las medidas
gubernativas y . legislativas de los dos años
que acabau .. de pasar : podrán haberse co-
metido errores ; pero ninguna manifiesta
las intenciones que los ultras nos atribu-
yen, ni justifica sus siniestras profecias.


Los caracteres principales de la anar'


251
qu ia que se desenvolvieron en la, revolu,
cien francesa fueron : 1.° el derecho de itiff
surrewion parcial , concedido con muy mal
consejo, :á las autoridades populanes,y.
niciples.; y que , se ejerció rrendamen-
te hasta la;. instalacion del) gobierno di-
r'ectorial : 2.° los ataques directos contra
el poder,. á quien la. Constitucion Rabia-,de-
¡,,do indefenso; ataques dados . por el buer-
ro legislativo , autoridades y por
los individuos : derecho de , de-
predación'. y asesinato; predicado prime-
ro en lbs clubs y entendido indefinida-
men te bajo el decenvi: ato de Robespier-
re. listos. fueron los elementos de que..se
formó la tempestad : estos los que produ-
jeron primero la república , despues la .cons--
titucion de 93, y. en fin la monstruos:J.:die-
tadura convencional, conocida -con el. nom-
bre de gobierno .revolucionario.-


fl -Ctiál fue la principal causa de tantos
males? La aristocracia francesa. Su necia
vanidad , -sus intolerables pretensiones. die-
;ron motivo á que la libertad, atacada des:-
pués de su. victoria


despojase -al 'poder
de todas sus garantias, se convirtiese en
licencia. Si la nobleza y el sacerdocio en
vez dé:conspirar contra la libertad, en vez




2N 2
de invocar 'contra su patria la fuerza ar.,
mara de los' eStrangeros , se hubieran uni-
do de buena fe á la constitucion y al rey>
el liberalismo , tranquilo con su victoria y
gozando los frutos de ella, les hubiera de-
jado que cumpliesen su deber., esto es)
que defendiesen el trono , y que fuesen la
salvagmuldia del orden. Mas no : ellos no
querian defender el trono constitucional,
sino • el del antiguo régimen, porque este so.
lo les •oncedia privilegios vejatorios para
la nacion. Ellos no quisieron defender el
poder, sino conspirando contra la liber-
tad. Fueron vencidos, y emigraron. Aun pu-
diera haberse remediado todo; pero-la per-


estrangera puso una muralla de hierro
entre los defensores 1de la libertad y de la
patria y los aliados <le los ejércitós estran,
geros. Desle entonces no quedó esperan-
za alguna de reconciliacion.


¡Cuán diferentes pasos ha seguido la re-
volucion de España! Hemos visto manifes-
tarse en :las provincias resistencias parcia-
les , promovidas y ejecutadas por un , cor-
to número de hombres : estos movimien-
tos se han apagado por la prudencia : del
gobierno , la sabiduria , de las Cortes y la
cordura innata del pueblo español. es-


253
tus insurrecciones ha' correspondido la reac-
cion en sentido contrario de otras provin-
cias , como sucede siempre en tiempos de
revolucione El valor y el .patriotismo las
ha estinguido tambien. Nada prueba mas
la fuerza del gobierno que la facilidad con
que se moderan las convulsiones , que son
inevitables en el tránsitO.de un sistema á
otro. La fuerza., gubernativa de España se
funda en la lealtad y honradez de este pue-
blo , á quien los ultras llamáis faccioso. Es
verdad que no ha faltado qiiien:laga .stis
esfuerzos para establecer como un princi-
pio liberal el derecho de resistencia parcial á
las órdenes constitucionales.:detgobierno ; mas
este principio no ha logrado aclimatarse en
España; y el congreso nacional, defensor na-
tO de las libertades públicas, y convencido
de que es necesaria un gobierno fuerte para
protegerlas, ha proscrito 'aquel principio,
no solo anticonstitucional , sino tambien
antisocial.


has autoridades municipales y popula,
res de España no se arrogandos derechos
y las atribuciones de cuerpos políticos,
Como sucedía en la revolucion francesa.
Una n otra escepcion no <impide que es-
to sea cierto en la generalidad.




mucho mejor defen.-
dijo- en nuestra • •Constitucio n que en la
de, t791, y vernos;'con placer, aunque los ; .
ultras lo mirarán-con •sumo disgusto, que Ir
los,-nombres mas41.ustres en los fastos del .
liberalsmo español, y. de la guerra•:de la,
•Independencia . se, han colocado entre el
trono constittioionaliTaa Oposicion. •


Finalmente;4iBulnieblo. español ni es
bastante ,ininorahlanta i canonizar como vir-
tudes 'patrióticas k.I.,; .as'esinato y el robo,
ni, hastante!:.iluso•Y,.acalorado para dejarse
arrastrar . dél.les..,que quieran llevarle por
el" -camino de. los .crímenes al abismo de
la anarquia , . comun de los' tronos


31-de las libertades,.
- Yo no negarque hay elementos,anár,
qüícos en España cero estan en• todás par-


tes en ininoria.,411-..deseo servil de fimitar
la revolucion .francesa en los brios, la
ambición en los otros, y en algunesda ven-
ganza , les obliga á adoptar y á proclamar
principios, anatematizado s ya por -el espí-
ritu. del siglo, .Es.'ininensa. la distancia de
1.790 á 182a. :No hay un solo europeo
algo instruido en, la historia de estos trein-


ta años, que, nó mire como ei. mayor
, de


:los dislates hacer- correr á las naciones los


.255
espantosos desiertos de este intervalo.


orden. Estas ldosdos quieren libertad y
condiciones,' á las cuales; solo satisface el
régimen. •cOnstitucional , son la divisa de
todos los hombres instruidos. Asi que mien-
tras-baya valor y ,


prudencia en los amigos
de la Constitucion , es decir, eu la parte
culta de L'ilación, no hay que temer que
se renueven entre nosotros los horrores de
la revolumon francesa , ni que se cumplani
los pérfidos pronósticos de los ultras.


Otra razon hay muy poderosa para que
los vaticinios de Casandra sean tan falsos
como no creidos; y es la impotencia del
servilismo en España. Yo quisiera que t'o.-
dos mis Conciudadanos se convencieran dé
esta , que á mí me parece inia verdad de:
mostrada. No hay entre lós .ann:Os del poi
der ab'sátkito fuerza para atacar el sistemd
constiendánal. El Censor lo ha dicho siem:
pre, y 16' repite ahora: y si se le cree, en-
trarán en la senda constitucional muchos'
exaltados de buena fe , que si declinan;uU
tanto á la anarquia , es soló por el temor
de que VUelva el poder alfsohtto.


Nuestra' aristocracia y nuestro clero, hace
dos siglos que dejaron de ser una pótéh.




256
da en el estado. ¿Y lo serán ahora ¿Quiért
resucita los elementos privilegiados; que
se enterraron con nuestras antiguas bine_
tales mi los campos de Villalar P Si se guíe-
re , yo concederé que en una y . otra col pu,
racion hay algunos que deseen la vuelta
del poder arbitrario; cine hay otros descou_
ten teis; que tal, cual se,atreverá á conspirar,
Como el ,cura Merino y la junta apostólica;
pero ¿ dónde estan el dinero , las armas,
la influencia y la táctica necesarias para
hacer temibles estas conspiraciones P


Yo no temo mas que á la .d,ipl-ornaela
europea: mas , eliFt conocerá, , e,ornio, ha di-
Cho un diputado dsel lado izquierdo en el






cuerpo legislativo de Francia, que la inter-
vencion estrangera es funestisima á Jos mis-


,s que afecta defender. Por revelaciones
hechas en aquella cámara, en nuestro


,


•}3


con-


«resé) en la última obra de Mr. Guisot
. „


y ,en otros escritos estimables, está casi de-
mostrado . que la diplomacia estrangera pa-
ga iodos los alborotos en cualquier senti-
do que se hagan. Pero estas revelaciones
obligarán al gobierno y á las Cortes,1 ejer-
cer una animadversion igualmente. severa
contra todo lo que' no sea constitucional;


257
porque todo",es igualmente enemigo de la
coustitticion. Los -unos quieren destruir
la -libertad á cara descubierta : los (Ares
quieren destruirla desacreditandola ; y unos
y otros deben ser igualmente agradables
á la política :estrangera. La aristocracia
alah. , ta deis primeros, maldecirá á los se-
gundos , y los pagará a todos ; porque
tocks coadyuvan a la ruina de la Consti-
tut:ion.


Si se ha podido dudar alguna
vez de las


verdades que he espuesto, en el dia no.
es posible dejarlas 'de




reconocer. Todos los
partidos, todas las opiniones, todas las pre-
tesiones esIan d escubiertos :, y es 'nenes-
ter delirar para no conUcer que en el


sis-
tema constitucional y solo en él está nues-
tra salvacion. Su fiarnos Po es solo un in-
teres personalísimo de todos y cada uno
de los españoles: 'nuestro orgullo nácional


. está comprometido en desmentir les pro-
nósticos de la aristocracia francesa.


Por todo lo cual no cesaré de clamar á los
liberales españoles, que se reunan con todas
sus fuerzas á esta Constitucion, por la que
han, jurado morir : que río se separen de
ella ni al lado del despotismo, ni al la-


TOMO XV.
X7




2'n
do de la anarquia: que no permitan. Tul
se violen nuestras libertades, ni que sea
atacado el poder constitucional del gobier-
no : que comp.' iman enérgicamente toda ten-
tativa dirigida á hacernos retroceder ó á ha-
cernos avanzar en la direccion oblicua y des-
atinada que siguió la revolucion francesa.


Al mismo tiempo lió cesaré de . aconse-
jar á todos mis conciudadanos la union y


concordia. Esta no puede verificarse don-
de no haya tolerancia de opiniones. Mien-
tras no perdamos la costumbre de abor,
recer al que disiente de nosotros, no so-
mos verdaderos liberales : mientras insul-
temos y persigamos, no liemos proscrito
la inquisicion. Castiguense los de:itos : com•
primanse los alborotos : pero sean. respe-
tadas las opiniones.


Y si. mi débil voz puede llegar á los
oidos 'de los gobernantes y diputados de
la nacion , diré que la ar tuonia entre. el
poder legislativo y ejecutivo es mas nece-




saria que nunca para salvar la libertad; por-
que nunca es mas necesario que el gobier-
no sea fuerte y enérgico , que cuando hay.
facciones que comprimir.


La Europa nos mira: la posteridad nos
juzgará y yo no conozco mayor ignomi-


259
nia para el nombre es pañol en los siglos
futuros , que el que la historia nos diga
algun dia : habeis justificado los vaticinios
de la aristocracia Ji.ancesa.




260


Sobre un rasgo de adulacion desconocida
hasta ahora de los liberalisünos edito, es del
Tribuno.


¿A cuántos estonios de servilismo, sed
flores exaltados? ¿Saben ustedes que ala'
paso que llevan les veo en disposiciln.de
dar lecciones de bajeza aun á los mismos
eunucos . del serrallo de Constantinopla ? ¿Y
son ustedes los libres , los impávidos, los
impertérritos, los inflexibles...? Ay que ver-
güenza y qué ignominia para los que han
soltado tantas prendas y pretendido pa-
sar la ',biza de otros tantos lacedemonios!


Mueveme á esta reflexion un artículo in-
serto en el número 7 del Tribuno, Inde-
pendiente, Eco, Antorcha , ó como quie-
ra llamarse ( pues todo es uno mismo
como compuesto de los mismos, mismisi-
Mos elementos); el cual artículo no habrá
escitado ciertamente la indignacion , sino




el asco, la risa y burleta no solo de los
liberales, sino hasta de los mismos servi-
les. El caso es el siguiente : habiendo he-
cho una proposicion el general Riego en


26r
la sesión del 26 de 'marzo , siendo presi-
dente de las Cortes, á fin de que se pro-
hibiesen los vivas á su persona por consi-
derarlos ominosos á la pública


-tranquili-
dad ; proposicion que no. se dignó- el con -
gresó de admitir á discusion , se aprove-
cha el Tribuno de esta circunstancia para
estampar el siguiente artículo.


Madrid 28 (por equivocacion pone 25',
de marzo de 1822.




',Viva Riego (en letras de á pulgada y
media),


zva eternamente su nzentoria en la
gratitud de los hombres.-= «;i as Cortes han
rechazado por unanimidad la proposicion
hecha por Riego, pidiendo que se prohi-
biese decir viva Riego : proposicion llena
de delicadeza en don Rafael del Riego ; pe-
ro criminal en boca del diputado Riego.
Las. Cortes se hubieran inmortalizado si
separando. mentalmente estas dos personas
hubiesen llamado ft /a barra diputado
Rieo , , y obligadole á pedir pérdon por el,
ultrage que Rabia hecho á la nacion en
la persona y nombre del invicto Riego.»


Vengan aqui los cortesanos mas céle-
bres , no solo de las cortes europeas, si-
no de las mas despóticas del oriente; ven,




2 6 2


ga el mas humilde lego del provincial mas
regalon ; venga la monja mas devota y mas
sumisa á su director espiritual, y por t'a-
timo venga el escolar mas tímido de la
palmeta de su maestro y veamos si es.
capaz de un rasgo tan inmundo de adu-
lacion rastrera y nauseabunda. ¿ Conque
el diputado Riego ha hecho una enorme in-
juria ó mas bien ultrage á don Raya el, del
Riego, porque la modestia de Riego se opo-
nia á que se victorease á Riego ; y debió
el presidente Riego mandar salir á la bar-
ra al diputado Riego para pedir perdon al
general Riego ?¡ Oh sublime metafísica , dig-
na de los bellos tiempos de la mas sutil
escolástica ! ¿quién te dijera que estaban re-
servados tus mayores progresos para los
tiempos del reynado de la lilosofia, y que
estos los Labias de deber á las lecciones
de unos Tribunos? Asi como por medio de
tus laberintos no nos permitias entender !as
sutiles distinciones de gracia universal y
particular, eficaz, suficiente, necesitante,
sensu compositor in sensu diviso , la gracia
citante, la preventiva, la concomitante y la
cooperante; asi ahora sin saber cómo, vemos
armada una pelotera entre tres personas que
probablemente se estimarán mucho unas á


263
otras, cuales son el general Riego, el presi-
dente Riego y el diputado Riego. d Y•uien es
el promotor <le esta acolarada disputa ? Un
desdichado Tribuno que no sabiendo como
adular con mas bajeza á todos tres, los
saca de sus casillas y los espolie á partici-
par de la burla que solamente debe recaer
sobre su asquerosa pordiosería.


Pero para que se vea qué trazas de tri-
bunos tienen los autores del tal artículo,
y la idea que han formado de la repre-
sentacion popular, al mismo tiempo que se
figuran que la defienden , no hay mas que
ver la gradacion mental que hacen ellos
mismos de este triple personage. Suponien-
do estos desgraciados que el diputado Rie-
go no ha hecho ningun favor al general
Riego al. proponer que se prohiban sus vi-
vas, quiere que baje un diputado á la bar-
ra á pedir perdon á un general, con lo cual
manifiestan sobradamente la importancia y
los respetos que. para ellos tienen estas dos
cualidades. Que un general, por ilustre y
distinguido que fuese, se presentara en la
barra á dar cuenta de su persona ó á dar
alguna satisfaccion al congreso, ni es co-
sa nueva, ni debiera parecer estrada; pero
que un diputado del pueblo baje á la mis-




,64
rna barra nada menos que á pedir perdon
á un general , y que esto le proponga uno
que aspira al dudo de tribuno del•.pueblo
es I() mas nuevo y esIraordinamo que has-
ta ahora ha podido inventar la adulacion.


Estamos bien prrsuadidos á que bsjo
cualquier concepto que se mire al gene..
ral Riego, nada le lisonj•aria tanto coma
que se le mostrase celoso defensor de
las libertades públicas, y estas ciertamen.
te estan mucho mas seguras en manos de
los diplitados de la nacion, que en las de to-
dos los genérales del mundo. ¿Pero qué
seria de estas libertades, si á un ciudadano
particular (que esto y no mas es Riego
apenas se conclu y a la legislatura) se 1e ha-
ce creer que es un. ultrage cl prohibir que
se victoree su nombre? Desde aquel mo-
mento es probable que lejos de ser ino-
cente, fuera aquel grito. una voz de (lis-,
corcha que seria necesario prohibir bajo gra-
ves penas, como subversiva y provocado-
ra de la guerra civil.


No es ahora de nuestro propósito decir
si las Cortes han hecho bien ó mal en des-
echar la modesta proposicion de su pre,
silente, ni tampoco' averiguar si es un me-
dio conducente para apagar esas y otras vo-


ces el prohibirlas por lev ó por edicto par- .
ti•ular: lo único que decimos es, que asi
corno los que dicen viva el rey absoluto,
ni son amigos del rey ni del gobierno que
ha adoptado la nacion , asi tampoco los
que gritan viva Riego son amigosde Riego •
D i de la Constitticiín i


que a Contribuyó
restaurar. Pero volviendo al Tribuno y en
él á todos los exaltados y victoreadores, ¿se-
rá posible 'cine todavia tengan valor para
invectivar á los palaciegos ni á los pará-
sitos de los grandes, cuando estan dando
una muestra tan vergonzosa de su flexi,
bilidad y pobreza de alma? ¿Ni á quién le
han de lisonjear vuestros elogios ni vues-
tros vivas interesados, cuando, un viva en.
vuestra boca es una marca de desprecio?
Dios nos libre del dia en que siquiera so-
ñaseis con la posibilidad de obtenei, una
plaza de marrniton ó de ugier de vianda;
porque seriais capaces de ir gritando: vivan
los pavos y los capones absolutos. Entonces
si que estariais en vuestra verdadera tri-
buna , y á lo menos no escitariais tanto la
risa, el desprecio y la animadversion de los
que saben hasta qué punto llegan los es-
travagantes delirios que ruedan por vuestras
miserables cabezas.




266


Sobre el error de proponer leyes escesiva-
mente rigorosas.


Viendo lo mucho que se clama en di-
ferentes periódicos y aun por algunos se.
iiores diputados sobre la necesidad de ha-
cer leyes rigorosas contra los enemigos.
ciertos ó. presuntos del régimen constitu,
cional, al mismo tiempo que reconocemos
y aplaudimos el justo celo que anima á los
autores de estas proposiciones, no pede-
mos menos de manifestar nuestra opinion
sobre el poco fruto que en lo general pro-
ducen las medidas de rigor , sobre todo
cuando tienen por objeto castigar críme-
nes nacidos de la divergencia de opinio-
nes. Una fatal esperiencia ha debido con-
vencer á la presente generacion de lo p.
co que sirven las vejaciones , los destierros
y el aparato de los suplicios, para hacer que
los hombres se aparten de las ideas que
son análogas á su modo de pensar.


No recordarémos aqui el falso é injus-
to sistema adoptado y seguido durante
siglos por los tribunales de la inquisicion,


267
pues apenas hay ya persona alguna que no
e,t é convencida de que lejos de contribuir á
13 mayor propagacion y pureza de la re-
jigion católica , la suscitó una multitud de
enemigos , y separó de su creencia á gran
parte de la Europa. Bastará solo formar al-
gunas reflexiones sobre la diferencia que
hay entre las leyes políticas y las natura-
les, con respecto 4 la saludable ímpresion
que hacen en los ánimos de los ciudada-
nos. Damos este título á(..paellas que la
naturaleza indica en todos los tiempos y
ír todos los hombres para mantener la idea
de justicia que grabó ella misma en nues-
tros corazones. En todas partes son cas-,
tigados los robos, las violencias, el homi-
cidio, la ingratitud , el perjurio y la cons-
piracion contra la patria. Pueden ser mas
ó menos graves las penas impuestas á- esta
clase de crímenes; pero siempre son con-
sideradas como justas, no solo por los le-
gislador es, sino tambien por la universali-
dad de los ciudadanos.


No sucede asi con las leyes llamadas,
políticas que solo son dictadas por la ne-
cesidad ó por la pasion del momento, y
estan sujetas á una multitud de interpre-
ta
ciones, sin que lleven consigo aquella




(a) Hasta el yoga r con las , esclavas y cobijeras
de los hijos del rey era reputado por traicion, por-
que «podria ser que alguna cobijera orgullosa que-
riendo f acer maldad con alguno, vestiría los pa-
los, é poudria las tocas de la señora, por paresc er •
mejor."


269
pirar el crimen de alta traicion ó de lesa
inagestad. Este mismo efecto producirán
siempre las leyes én que .


el legisLdor no
haya atendido á proporcionar las- penas
co l , los delitos;' porque no serán miradas
como verdaderas leyes sino como unas es-
piosiones de la pasion ó del espíritu dé
partido.


Ni hay que liarse por lo general en esas.
falsas ideas de utilidad que se forman á
reces los legisladores; porque son con mu-
cha frecuencia' un manantial fecundo de
errores y de injusticias. Es bastante co-
lina tener mas cuenta con las desven-
tajas particulares que con los , inconve-
nientes generales, y el querer dominar los
sentiniientos cuando convendría escitarlos;
en una palabra , suele intentarse reducir
la razon al silencio, y abrurnarla con el
peso de las preocupaciones. Utilisinio es
sin duda castigsár los exímenos; pero val-
dría mucho mas precaverlos por cuantos
medios se,• pidiese, y sobre todo no crear-
los á fuerza de multiplicar las prohibicio-
nes. No se crea que prohibiendo muchas
acciones indiferentes se evitan los crímenes;
por el contrario, se crean otros nuevos
y se alteran las nociones de vicio y de


268
íntima conviccion de criminalidad que re,
quiere el animo , y es casi indispensablepa -
ra la obediencia. Hemos manifestado mil
veces en todos nuestros escritos los graves
riesgos que ocasiona la exagoracion ; pero
ciertamente en nada es ni puede ser tan
temible y perjudicial como en la formacinn
de las leyes , porque indispensablemente
produce su desprecio y destrul:Cion.


Mientras que dominaron las ideas de la
ciega obediencia á los monarcas absolutos,
fue tanta. la latitud que se dió á la acep.
cion de la voz traydor, que fueron casti.
gados con la pena de alta traicion G de
parricidio los robos hechos en la casa del
príncipe , las concusiones, las palabras se-
diciosas, las irreverencias y otra multitud
de faltas que no tenian ninguna conexion




con el parricidio (a.). El efecto natural de
este estravia de la lógica no porfia menos
de producir lo que efectivamente produjo,
la disminucion del horror que debia ins-




270
virtud, las cuales convendria que 'fuesen
eternas é inmutables. '-é Qué seria de les
hombres si se les prohibiese el uso de to_
do lo qué puede inducirlos al mal ?
cesario seria entonces privarlos del uso dé
sus propios sentidos , puesto que mu.
chas veces dan ocasion á cometer accio..
nes criminales. Cuanto mas se . dilate la es.
fera de los cielitos, se cometerán muchos
mas ; porque esta visto que las infracciones
de' las leyes se multiplican en razon del
inintero dé los motivos que escitan á se.
pararse de ellas; sobre todo cuando una
gran parte de estas leyes no son otra co-
sa mas que privilegios exclusivos, es de,
cir, un tributo que se impone á toda la
nacion en favor de un corto nítmero de
individuos.


El mejor . medio *de prevenir los crí-
menes es hacer que las leyes sean claras)
sencillas y tan justas que toda la socie-
dad retina sus fuerzas para defenderlas,
sin que se vea á alguna parte de la. na-
cion interesada en destruirlas. Que estas
leyes protectoras de todos los ciudada-
nos favorezcan mas bien á cada individuo
en particular, que no las diferentes cla-
ses de hombres que componen el estado,


27r
•que inspiren respeto y temor , y que te-
llos delante de ellas; pero que
ellas solas sean las que hagan temblar;
porque tan saludable como es el temor
de las leyes, asi es funesto y fecundo
en crímenes el temor de los hombres.


No seria fuera de propósito examinar
aqui y distinguir las diferentes especies
de crímenes y el modo mas conveniente
de castigarlos ; pero ademas de ser esta
una materia mas propia de un libro que
de un artículo de periódico, varia tanto
su naturaleza con relacion á los tiempos
y á los lugares, que seria necesario des-
cender á .una multitud de pormenores pro-
lijos y fastidiosos. Habremos pues de con-
tentarnos con indicar alguno que otro prin-
cipio de los mas generales, y los errores
mas comunes y nocivos, á fin de d.esen-
galiarií los 'que por un amor mal enten-
dido á la libertad procuran introducir la
anarquia , y tambien á los que se empe-
llan en introducir en la sociedad huma-
na la regularidad propia de los claustros.


Entre los crímenes hay algunos que
propenden directamente á la destruccion
de la sociedad ó de la persona ó cuer-
po que la representa. Otros perjudican á




. 27/
la seguridad particular de los ciudadanos,
atentando contra su vida, sus bienes ó
honor. Y nItunarrente otros no son mas
que acciones contrarias á lo •que la ley
Manda 6 prohibe, consulta t do a! bien intb,
blico. Los plimeros CitiC NOTI los mas gra_,
VCS porque son los nias dañosos, se ha.
man crímenes (le lesa naylon 6 de lesa
magestad; pero solo. la ignorancia ú l a ti-
rauia , que ordinariamente. confunden y
embrollan las ideas mas .claras, pueden dar


este . 110111b •e á otros delitos de dderente
naturaleza, castigarlos Con la n.isma pe-


na, y hacer dual los MISMOS 110Mbrt:S, tan-


t.() en esto como un o t7as t
ia:•has rosas,


vengan á ser i•timas de una palabra. Es
verdad que todos los-crímenes, aunque scan-
privados , ofenden á la sociedad ; pero no
todos se dirigen inmediatamente á.su des.
truccion. Ese arte de hacer interpretacio-
nes odiosas, es la filosofa propia de la
esclavitud, y lit mas indigna (le los pai-
ses libres.


Siguense luego los delitos que turban
la seguridad de•.los ciudadanos; y :como
esta seguridad es el primer objeto de to-
da asociacion legitima , merecen sin da-
da ser castigados con bastante rigor: pe


. 273
ro no ha de 'tomarse por Medida la in,-
tencion cierta


• 6 supuesta del criminal,
sino el daño que haya ocasionado á sus
semejantes. Si la geometria fuese aplica-
ble á todas las combinaciones de- los ac-
tos humanos, podria establecerse una pro-.
gresion exacta de las penas con los de-
litos, la cual formaría esa justa corres-
pondencia tan deseada de todos los que
bao escrito sobre legislacion; pero no, sien-
do esto posible, deberá contentarse- el le-
gislador con señalar los grados de crinii-
nandad de las acciones en la escala de la
prudencia.


Si se recorren filosóficamente los anales
de las naciones, se verá casi siempre que las
palabras de vicio y de virtud , de 'criminal y
tle buen ciudadano han esperimentado las
mismas revoluciones que los gobiernos , y
que su aplicacion ha estado sujeta á mil mu-
danzas; sin que jamas haya tenido por ob-
jeto el interes comun , sino las pasiones y
los errores sucesivos de los legisladores.


"Cuántas veces las pasiones que
.
han do-


minado en un siglo han formado la ba-
sa de la moral de los siglos inmediatos!
Asi han sido tan obscuras las nociones del


TOMO XV. 18




a74
honor y' de la virtud, y asi se han alte-
rado tantas veces segun el tiempo, ha-
ciendo que sobrevivan los nombres á las
cosas. Cuando las penas y las recompen-
sas que son los medios mas eficaces pa-
ra gobernar á los hombres, se distribuyen
con desigualdad , ó cuando se. impone el
mismo castigo á dos acciones que no ha-
cen el mismo perjuicio al publico, es cla-
ro que los hombres elegirán siempre aque-
lla que les sea mas ventajosa, sin detener-
se en que sea la mas criminal.


Indicados rápidamente los principios qüe
deban dirigir al legisladór en la aplicacion
de las penas á los delitos, no entrarémos en
la discusion de si es util ó perjudicial el uso
de la pena de muerte; pero habiéndonos da-
do ocasion, á este artículo una propuesta que
oírnos hacer de ella, en la cual creemos que
tuviese mas parte el celo que una dete-
nida refleSion , no podemos menos de es-
presar nuestro juicio con nuestra acostum..
brada franqueza. Estamos persuadidos á
que ya .que en el estado actual de Euro-
pa no deba abolirse enteramente, á lo me-
nos debiera aplicarse rarisima vez, y solo
por delitos verdaderamente atroces : fue-
ra de estos casos, lejos de considerarla co-


•Is


275
zoo util, la creemos' perjudicialisima.


-Por el contrario vivimos er, l a
inteli


b
-


,:yencia de que no es el rigor de los su-
plicios el que previene ó evita los crímenes,
sino la certeza del castigo. Cuando este
•es moderado, pero se sabe que es inevi-
table, siempre hará


.
una impresion mas


fuerte que el temor • vago de un suplicio
terible, pero dudoso. El hombre mira con
terror hasta los males mas pequeños, cuan-
do sabe que le es imposible substraerse
á ellos, al paso que conservando la esperan-
za de la impunidad aparta de sí la idea has-
ta de los tormentos mas crueles. Cuanto
mas terribles sean, los castigos .; mas em-
prenderá el culpable para llenarse de
ellos, y aun acumulará los atentados para
evitar el castigo que -se le liabia•de impo-
ner por uno solo; siguiendose de.aqui que
el rigor de las leyes vendrá á ser, tvita cau-
sa • de la multiplicacion de los delitos.
, ! Qué no s'e atreverá á emprender un hom-
bre que sabe que por solo dar un grito'
insignificante ha de ser con•lenado espi-


-rar en un suplicio ? Toda severidad esce- •
siva es supérflua ; y por consiguiente ti-
ránica.




Nos dilataríamos demasiado si hubie-




a76
sernos de acumular reflexiones para probar
unas máximas que á nuestro entender son
clarisimas, y que sin duda saben bien nues-
tros lectores; pero .no podernos menos de
citar el siguiente pasage de Ciceron , en
el libro r r de sus oficios , que por ha -
ber sida escrito en circunstancias .algo pa-
recidas á las nuestras , no puede menos
de dar mucha mayor fuerza que la que tie-
ne nuestra debil voz , al paso que hará
ver cuan antiguas son las máximas de la
dulzura y de la suavidad en los legislado-
res filósofos: dice asi:


En una ciudad libre es la mayor lo-
cura procurar inspirar temor; pues que por
mas que se atropellen las leyes y se opri-
ma la libertad , tarde temprano se es-
pliean aquellas con un silencio elocuente,


con secretos deseos 'contra la usurpacron.
La tirania no hace .mas que irritar el amor
de la libertad; y ási en lugar de valerse
del temor se debe emplear la dulzura pa-
ra multiplicar las -seguridades del hombre
y los recursos de la fortuna. Este -es el mo-
do de -pie prosperen 'hl negocios domés-
ticos y los del estado. Todo el que inten¿a
hacerse temer de sus conciudadanos , está ne-
cesariamente lleno de temor', y este es el me-


277
j,r medio de probar su debilidad , y de
hacer qtec desáparnca' toda idea de su
fuerza.


<! Quién fue mas de kgraCiado que Dio-
nisia él Iirtioo, que temblando. de que le
degollase' `su barbero' 'Sé quemaba él mis-
ma las barbas con un carbon encendido?
¿'Qué vida puede haber mas triste que la
de Alejandro de Pheres, pues aunque ama-
ba con la mayor ternura á su muger; ha-
cia que para pasar desde la sala del fes-
tin á su habitacion le precediese un bár-
baro que todavia 'llevaba en su rostro las
cortaduras <le los tracios , con la espada
en la mano, y que 'sussatélites registrasen
por -todas parte's : para ver si había algún.
puñal oculto entre los vestidos de SU' pro
pia muger ? i Desdichado el que llega á te-
ner mas eonfianza-en


`ro y mutilado que en'Sti"prapia esposa!'
«El poder que no es mas que' teini-,


ble por muy fuerte que sea, no puede ser
duradero. Vease á Phalaris-, aquel mons-
truo mas cruel que todos los <lemas mons-
truos , cómo pereció , no por las insidias,
corno Alejandro de Pheres, ni' por los gol-
pes l de un corto número de conjurados,
co nuestro último tirano Cesar, sino




278'
en la sublevacion general de la ciudad
de Agrigento! ¿No. abandonó á Dethe
trio toda la Macedonia , y se declaró por
el partido de Piara P' Luego que Lace:le-
Monja empezó á . usar : tiránioa.mente de,
su. poder , no perdiO , todos sus .aliados.
hasta el punto; de ser : unos simples
pectaderes en la desgraciada jornada de
Lettetres


Seria nunca aeabar.si hublesernos < de
ir


citando adcnias de estos hechos. referidos
per. C.iceron. los muchos que prueba» la
ninguna, veraja.., que , produce el temor., en
cualquiera que se encuentre
el,gObierno , que por lo general.,11) ,con-
vierte pn darlo de los , ty)i,stuos po-
nen en .uso. Pero ¿qué es lo ple,• no se
con sigue por inedioide:lá niode900.1 Es-
ta es la única que puede ganar, todos los
coraz.oin s , recorMayl,., los :in unos y alio-,
gar , los . gérmenes.de„todas las disensiones


,


Pudieramos eitar , uri a nuiltinidde.ejet
plos históricos para probar que todos lo,
que la han puesto en. práctica, 'han cona
seguido facilinente»Jo . que se proponian.
Pero no podemos ,menos de citar algunos
que. por ser demasiado notorios deben


279
hacer mayor fuerza. L: Sestio- cit/e baba
sido cuestor dé Bruto cuando se dió la ba-
talla de PhilOos , conservaba una tierna
memoria de su desgraciado general. Un
dia se atrevió á enseñar su retrato á Au-
gusto , en cuya guardia servia , y le habló
de él con aquel 'aprecio y veneracion que
siempre habia conservado por sia g. virtudes.
El emperador, lejos de llevar á mal esta
manifestacion de ternura por la memoria
de su enemigo, no solo la aplaudió , sino
que le premió nombrandole por substituto
suyo en el consulado. Dice el historiador
que esta accion enamoró á todo el .


mun-


do y particularmente al senado, como que
todavía se conservaba un resto de incli-
nacion hacia los antiguos defensores del
gobierno republicano.


Sabiendo el emperador Carlos IV que
uno de sus oficiales, ganado por los ene-
migos, proyectaba asesinarle ó darle un ve-
neno, le mandó venir á su presencia y le
dijo: «he sabido con sentimiento que us-
ted no tiene los medios necesarios para ca-
sar á su hija que ya se va haciendo gran-
de , ahi tiene usted esos mil ducados que
la destino para su dote.» ¡Considerese cuá-
les serian los remordimientos de aquel des,




280
.dichado .al ver este rasgo de generosidad.
Apenas tenia fuerzas para ir corriendo á
desasirse, de la indigna promesa que habia
hecho.


« Vende la huerta de tu padre, dice el
poeta Sadi , para comprar un solo corazon.
Quema los muebles de tu .casa si careces
de leña para preparar la comida de tu ami:-
go: haz bien á tus enemigos y regalales:
no amenaces al perro que te ladra , sino al,
cuntrarip.dale un pedazo de pan.»


28


Del partido regulador en las asambleas
legislativas.


Es muy notable que ni Benj amin Cons'•
tant en sus varios tratados de política cons-
titucional , ni Bcntham en su. táctica de
las asambleas legislativas, ni -otro alguno
tia los;:puldicistas haya tocado espresamen7
te este pun to, uno de los mas importan-
tes y curiosos que pueden: ;hallarse entre
cuantos componen la 'teoría de los gobieT7
nos representativos. Alguna indicacion suel-
ta se halla en uno ú otro escritor; pero
ninguno ha presentado tódavia un sis-
tema •completo de •observaciones sobre tan
interesante cuestion. Tampoco nosotros po-
dremos ofrecer á nuestros lectores iras que
un ligero ensayo que otros mas hábiles
estenderán , completarán y perfeccionarán
algun dia.


Empecemos por esplicar lo que ,enten-
demos por partido regulador en .las. juntas
deliberantes ,de cualquier especie cine sean;
y una vez fijada .


la idea no será dificil
Probar cuanta es la importancia y cuan


rF




28z
saludable el influjo de semejante partido
en las asambleas. legislativas.


Sin contraernos determinadamente al
parlamento británico, á las cámaras de Eran.
cia, á la representaCiOn nacional (le !os noe,
te- americanos , ni á ningun otro cuerpo
deliberante, puede sentarse como un be_
cho constante , porque resulta .de !a misma.
naturaleza, •que ninguna reunión de Jume.
bres algo numerosa puede estar compuls.,
ta de elementos perfectamente homogéneos.


El talento, la instruccion,dal,pro,bidad.
no pueden estar repartidos :en, dosis -Tua.
temáticamente iguales; los` intereses indi-
viduales y de clase.. .rlartidó:ó corporacion
no .pueden ser,-unoS mismos ,:y las opi-
niones sobre las Materias que. - se han de
tratar no es posible que siempre y en to•
do sean idénticas, cuando las personas tan-
to se diferencian entre sí: Es , pues indis-
pensable que aunque :- al prliitipirY .todos los


miembrol : de, una junta del ibeilan te se mues-
tren unidos en sus deseos y animados de
unas mismas disposiciones .:'poco á poco
se vaya 'notando ,alguna divergencia en los
pareceres, hasta que al fin se formen y
pronuncien abiertamente (los partidos- en.
contrados', Esto ha-=sucedido, sucede y su*


283
cederá siempre en toda reunión permatien.i
te en que se ventilen-cuestiones de interes
Cienera l ,. sean las que fáeren.- La asamblea
constituyente de F4inenti ttiv-o su .montaría


su-llanura, la corve'neion sus jacobinos
y moderados , cámaras -actuales sus
tras y liberales , el parlamento inglés- sus
partidos ministerial y dedposicion , y 'hall
ta en :


los _Estados-unidos, se distinguen ya
los federalistas puros ''de lo's . quw propen,
den á ila;


Supuesto pues --elí .-Ilecho' de la exis-
tencia de dos partidos-estrenos , cuál será
el que deberá llamarse regulador? El: ¿fue
desprendido de todo interes privad:0' 1 siii
otroobjeto que el bien y sin g ira reglaqlne la
ley, se interpone- entre ambos, su
ardor , corrige sus estravi'os-, y renniendal
se alternativamente -al r (pie, en cada • éttá-!
tion determinada tiene la razon de gtripar;,
te, hace que en todas triunfe la causa de
laverdad , de la justicia y del interes ge-
neral. Este partido: medio existe tambien
de hecho y debe existir:en toda junta chis
no esté dominada avasallada por una
cion:, (S comprimida poi• el terror' , y" 111
armas, ó lo que es lo misnitv ;en toda
ta- en que haya verdadera libertad de Opil-




2134 -
niones y de votos. Existe sí porque es int,
posible que en un número de individuos
algo considerable no haya algunos, aunque
sean pocos., que á la instruccion necesa.
ria para descubrir la .verdad reunan el va-
lor de sostenerla y el deseo de. que triun.
fe sobre el error. Este partido existe de
hecho en el parlamento inglés, aunque los
observadores vulgares no le perciban, y loa
periodistas no le mencionen , y :á él debe
la Inglaterra la conservacion de sus liber-
tades que hace muchos años hubieran aca-
bado á manos de ,Itueorrupcion ministe-
rial de las exageraciones de la faccion
radical. Este partido .existe en Francia , y
aunque no obra tan ostensible y enérgi-
camente como entre, sus vecinos , ha he-
cho ya servicios importantes á la causa pú-
blica , y los baria mucho mayores si rae-
le mas numeroso.


Sea de esto, lo que fuere , y aun supo-
niendo que todavia ,tio existiese en parte
alguna , no seria menos cierto que debe
haberle, y que si en la práctica se condu-
ce como nosotros suponemos en teoria,
él será la tabla de salvacion en los can=
fragios legislativos. Los publicistas moder-
nos habiendo observado que cuando una


sola cámara popular se halla en contac-
y casi en hostilidad perpétua con el po •to


(ler ejecutivo , la libertad peligra, y mas
tarde ó mas temprano viene por fin á pe-
recer, porque si el poder vence resta-
blece:el despotismo, y si triunfa el parla-
mento, su dominacion degenera en anar-
quia popular, han imaginado el cuerpo in-
termedio que llaman conservador. El pri-
mer ensayo que de él se hizo fue el fa-
moso senado de Sieyes; pero la facilidad
con que este cuerpo se sometió á la dic •
iadura militar de Buonaparte , se hizo el
docil instrumento de sus caprichos, y san-
cionó todas sus usurpaciones y todos sus
atentados contra la libertad pública, nos ha-
ce creer que cuando hay una representacion
verdaderamente nacional y libremente elegi-
da, el elemento conservador se ha debuscar
en ella misma y que indudablemente se ha -
llará dentro de su -seno si un solo dipu-
tado sagaz , prudente, imparcial , puro y
bien intencionado sabe buscar y reunir á los
que observe dotados de las mismas disposi-
ciones. Este diputado celoso les hará sentir
la necesidad de formar un centro que im-
pasible como la ley y estrangero á los dos
partidos estremos de cualquier color que


1




286'
sean , se agregue: constantemente al que én
cada discusion tenga la razoa de su par-
te: Llamamos tener razon el sostener una
providencia que aunque acaso no sea la que
conviene , presenta menos inconvenientes
que- la contraria ; y en este caso -estar to-
dos los debates parlanientários. Muchas ve-
•ceS seria mejor no mear -ciertas materias,
-no hacer ciertas propuestas; pero una vez
admitidas á discusion y siendo necesario
votar , es preciso decidirse por lo menos
malo , ya que no se pueda conseguir lo
que seria absolutamente bueno.


El partido regulador, tal corno le con-
cebimos , no deberia componerse de los
oradores mas distinguidos: estos deben figu-
rar como campeones en las filas de los dos
partidos estremos. Deberia constar de aque-
llos hombres modestos y por lo mismo tí•
midas, que envueltos en su obscuridad si-
lenciosa conservan durante los debates la
imparcialidad y buena fe que tan frecuen-
temente abandonan á los que empellados
en sostener un_: opinion, Miran como des-
honra ceder de su empeño y reconocer su
error. Por lo- mismo los individuos del par.-


- tido regulador deberían ó no hablar nun-
ca., ó decir solamente lo preciso para des-


287
hacer equivocaciones , y fijar con preci,-
sion y exactitud la' cuestion controvertida.


Este papel de conciliador y regulador
es honroso sin duda ; pero el desempeñarle
no es tan facil como parece. Para mantener-
se cónstantemente en la línea de la impar-
cialidad, es necesario un fondo de rectitud
y de juicio , y un temple de alma que no
se encuentran á cada paso. Para tronar desde
la tribuna contra el ministerio , para coger
á manos llenas los aplausos de las galerías ;
y para. adquirirse la popularidad que es con-
siguiente, basta serelocuente y tener un poco
de firmeza y serenidad. Para sostener los de-
rechos ó las pretensiones de la corona , bas-
tasaber dar á esta defensa el colorido delin-
teres general, y tener la suficiente ambicion
acompañada de una buena dosis de descaro.
Pero para resistir con igual valor á los alha-
gos del poder y á la seduccion de la vanidad;
para defender el trono con una mano y la li-
bertad con la otra; para oponerse con denue-
do al furor de los demagogos y á la bajeza
de los cortesanos; para tener con mano fir-
me la balanza en el fiel de la libertad, sin
permitir que jamas se incline ni á la opre-
sion ni á la licencia , es necesario tener
toda la virtud de los Arístides y Catones.




.288
Por eso este partido nunca será numeroso;
pero si llega á formarse, la severidad de sus
principios, su conocida probidad y la verle_
racion que siempre inspiran hombres inac-
cesibles á todo género de seduccion, le ase-
guran el triunfo y le hacen árbitro de las de_
liberaciones. Grandes combates y peligros le
amenazan sin duda ; pero la gratitud nacional
y la satisfaccion de haber salvado la patria
deben consolarle en todas sus amarguras y
recompensar abundan temen te sus i m portani-
tes servicios. El debe saber que si á pesar de
sus esfuerzos triunfase la insensata demago-
gia, él seria la primera víctima sacrificada
en el ara de sus venganzas, porque á nadie
aborrece tanto el feroz jacobinismo como
á la austera é inflexible virtud del verdade-
ro patriota.


Con el abyecto servil, con el bajo corte,-
sano sabe que á toda hora puede entrar en
negociacion , porque vendidos ambos á la
codicia y á la ambicion , faciltnente se pa-
san al bando que les ofrece repartir con
ellos las riquezas y el poder. Pero el hombre
puro que desprecia el oro, y no se deja des-
lumbrar por la brillantez del mando; el ilus-
trado y juicioso patriota que no busca ni
desea mas que la felicidad de sus conciu-


289
dadanos , ya saben los anarquistas que Dan--
ca transige con el desorden y la, licencia,
y que jamas se hará cómplice de sus crí-
menes, aun cuando le ofreciesen su abond-


• hable dictadura. Por la misma razon los -
individuos que forman el centro regulador
deben contar can el desprecio y el olvido de
la corte, si la faccion del poder llegase á ser
dominante. Mientras duren los combates,
la corte les agradecerá que sirvan de dique
á las irrupciones populares; pero pasado
el peligro y reasumida la prepotencia , á na-
die mirará con mas ceño y ojeriza que á
los rígidos defensores de los principios,
á los importunos censores de su conducta
iliberal , y -á los impertérritos campeones de
la filosofia. Mas facilmente transige el des-
potismo con los anarquistas, cuando una vez
los ha vencido y desarmado, que con los
hombres juiciosos y moderados, pero de
acrisolada virtud ; y es porque sabe que los
que mientras aspiran al mando se mues-
tran mas frenéticos y furiosos, son los que
mas facil y prontamente prestan al yugo
su cuello , ceden, adulan , se acomodan á
las circunstancias, y se hacen los mas dó-
ciles y viles entre todos los esclavos. Pare-
cerá una paradoja , pero es un hecho his-


Tomo xv.




99C,
tónico: durante las diferentes reacciones ve:.
rificadas en la revolucion francesa, los que
mas vociferaban al frente de la faccion do-
minante, si no perecian en el tránsito , eran
los primeros que se pasaban á la que en
cualquiera (le las mutaciones que ha ha-
bido suplantaba á su rival. Los mas viles
aduladores del poder antes de 5 2 89 , los
mas sumisos dependientes de los grandes
y del gobierno fueron los qué con mas ar-
dor y mas aparente celo se declararon par.
tidarios de las reformas, cuando vieron
triunfantes las ideas liberales, y que estas eran
){4 que en adelante conducirian á los pues-
tos eminentes y á los empleos de todos
grados; y luego los que durante la anal-
quia popular se mostraron como sus mas
acalorados apóstoles y como los mas cucar-
nizados satélites do la tiranía decenviral,
fueron los partidarios mas acérrimos de la
dictadura militar , y al fin han parado en
agentes de la reaccion nobiliaria que con
tanto, furor se manifestó en los departamen-
tos del mediodia despues de: la segunda
restauracion. Es un hecho notorio que los
mismos tigres que en 1 :93 degollaban á
nombre de la libertad y del ate' ismo , ase-
sinaban en x8t5 bajó las banderas de la


291
legitimida.d y de la religion. Tan cierto


4 es lo que coniumnente se dice y se ha
dicho en todos tiempos , á saber , 'que
los estrenuos se tocan. Asi entre noso-
tros los que conocen á lns personas sa-
ben que muchos de los que mas voci-
feran de liberales , y se dan d sí mismos
el título de exaltados, no solo se arrastra-
ron bajamente á los pies del despotismo
durante los seis años, sino que -se dis-
tinguieron y señalaron por actos positivos
del mas degradante servilismo. Unos se
apresuraban á arrancar lápidas de los pue-
blos, otros pedian cadenas para timbre de
sus casas y banderas, otros quemaban ejem-
plares . de la Constnucion y aventaban al
ztyre sus cenizas , otros mandaban hacer
cartuchos con sus hojas , y otros.... pero
¿á qué recordar torpezas y debilidades que.
deshonran la especie humana ? Al 'contra-
rio se ha observado que los hombres pu-
ros y juiciosos que durante los seis; años
ó gimieron en los presidios, ó estuvieron
huidos en territorio estrangero , ó vivieron.
.aquí retirados y obscurecidos, y sin parti-
cipar del favor, son los queahora cacarean
menos su


• liberalismo , se han declarado
abiertamente por el partido de la mode-




292
racion ; y 'Cuando pudieran estar resentí-
d'Os personalmente de la antigua corte que
los.persiguió con tantainjusticia corno atro-
cidad , perdonan á sus perseguidores, -y se
hacen los defensores de los derechos del •
trono, reducidos por la Constitucion á los
límites de la conveniencia publica. No su-
cede asi con los que sin haber hecho ni
padecido nada por la libertad cuando es-
ta era odiada y per s eguidla, han venido,
corno suele decirse, á mesa puesta, y sin
haber tenido parte en la pelea se presen-
tan á recoger los despojos. Estos advenedi-
zos, por lo mismo que nunca fueron cono-
ciclos y no. pueden alegar ningún mérito
personal, son los que mas se empinan pa-
ra que los vean, los que mas gritan _para
que los oygan , y los 'que á falta de talen-
tos y virtudes se esfuerzan á suplir con
Violentas contorsiones, ridículas farsas y as-
querosas arlequinadas de liberalismo el mé•


;Tito real de que carecen.
Volviendo al partido regulador , las re.


flexiones que hemos indicado se dirigen á
que no solo en las Cortes actuales sino en
las venideras, aquel corto número de di-
putados que reunan al saber y á la virtud
la mas absoluta imparcialidad (y decimos


293
corto número pm'que, sin que nadie pue-
da ofenderse,' el de los hombres de esta
clase en todo el mundo escasea), se reunan
entre sí, formen la santa liga de la razon y


• dél orden , y se constituyan sin.decirlo en
reguladores de la asamblea. Siendo cornob
suponemos tan enemigos del poder abso-
luto de uno como de la deminacion de la
plebe, cuando vean que la corona ejerce
una perniciosa influencia en las discusiones
parlamentarias , y que el partido ministe-
rial propende á coartar sin necesidad y mas
allá de lo justo las libertades pliblicas , en ton,
ces se unirán con el partido de la oposicion,
lo que baste para mantener el equilibrio.
Por el contrarario•, cuando ti fanatis-
mo de la.libertad, porque esta deydad co-
mo todas tiene tambien sus entusiastas
acalorados, precipite á la juventud fogo-
sa en pasos inconsiderados y peligrosos;
entonces es menester que se ponga del• la-
do del poder ejecutivo , pero no mas que
lo necesario para evitar el estravio de la
oposicion. En suma el partido regulador,
con la Constitucion y las leyes en la` ma-
no, debe decir al gobierno: «hasta aqui lle-
ga tu accion , estos son tus derechos y tus
obligaciones, y de aqui no puedes pasar




ng4
sin oprimir la libertad:" y, al partido pe-
pular : “ hasta aqui alcanza la intervencion
tribunicia, aqui estan consignados los de-,
rechos, y señaladas las obligaciones del
pueblo; dispensar l e de estas y aumentar
el número de aquellos e.s entronizar la li-
cencia, substituir al gobierno representa-
tivo-monárquico la tirania, de muchos, y
provocar por medio de la anarquia el tes-
tablecimiento del despotismo civil , ó lo
que es peor la dictadura militar. El par-
tido regulador debe estar siempre muy vi-
gilante para quitar la. máscara al falso li-
beralismo cuando -á pretesto de celo, de
sospechas y de temores, proponga provi-
dencias estraconstitucionales. Nada hay
mas peligroso, nada mas fatal que el•sa-
lirse de la letra (le la Constitucion, y eludir
el rigor de sus artículos á pretesto de cir-
cunstancias estraordinarias. Si una vez se
admite como valedero este título, y se per-
mite que una mano atrevida arranque una
sola'piedra del edilicio constitucional, tras
la primera se arrancará la segunda, y tras
esta otra, y en breve se desmoronará y•se
arruinará la fábrica. Tengan presente nues-
tros reguladores lo de principias obsta, y
lo, de que omnia mala exempla ex bonis


295
ínitiis arta sunt. El dia en que un cuer-
po legislativo usurpa - las:facultades de cual-
quiera de los otros dos poderes del es-
tado, ó permite que se menoscaben las.
suyas, el dia que abusando del principio


4
..
de que la salud del pueblo es la sume-
. nia ley, se permite quebrantar la funda-
mental escrita 6 cualquiera de sus artícu-
los , ó tolera que otros la quebranten,
en aquel dia acabó de hecho . la libertad,
aunque se continuen haciendo en su nom-
bre pomposas declamaciones. La ‘ conven-


.# cion tiranizada por los jacobinoS, no dió un
decreto en cuyo preámbulo ó consideran-
do no se lean muy patrióticos rasgos , y
principios generales tñtiy verdaderos en
teoria; y á no considerar mas que las fra-
ses, los informes de la junta de salud pú-
blica ' parecen escritos por un Aristides ó
un Fabricio. Sin embargo ya se sabe Cuál
era la libertad de que gozaba La Ftancia
en la época del terror.




41,




196


TEATROS.


La Fiada generosa, comedia en tres ae•
tos de Fermin del Rey.


. •


Despues de los tres famosos Comella„
Zavala y Valladares., Fermio del Rey ocu-
pa un lugar distinguido entre los corrup-
tores de nuestra escena á fines del siglo
pasado. Sin embargo , en obsequio de la
verdad debemos decir que ni sus intrigas
son tau insípidas, ni su lénguage tan ba-,
jo y arrastrado como el de los otros tres.:
Se conoce que habia leido




muchas come-
dias antiguas: su versilicacion es de re-.
miniscencia; .y tal vez suenan bien sus
versos. •


La riada generosa es una caricatura.
Doña Brígida ama al joven que se le pro,
pone por esposo: pero sabiendo 'que este
adora á Isabel su criada , le cede , obliga al
padre de su prometido, viejo ridículo , que
los hay, á que ceda, y se inmortaliza por
su generosidad : merced á la Out-Oí de Fer-
min del Rey. Hay un criado viejo pie


297
aspira tambien á la blanca mano de Isa-
belita, y cuya competencia con el sefio-:
rito no deja de hacer reir á los espec-
tadores. •


Ultimamente se descubre que la Isa-
belita no solo es noble, sino tambien ri-
ca; y que sus caudales, usurpados por un
pariente ambicioso, han caído en poder
de su futuro suegro, el cual , aunque algo
avaro, conserva todavia ciertos .visos y le.-
jos de buen cristiano, y está pronto á lá
restitucion. Este incidente novelesco ocu-
pa una gran parte del tercer acto, y es
Muy á propósito para hacer bostezar al
auditorio.


En vano los espectadores se cansan en
demostrar con su ausencia que esta pieza
y las innumerables semejantes á ella que
se han representado en el último año có-
mico , deben ir á dormir su eterno sueño:
los directores del teatro se obstinan desapia-
dadamente•n desenterrarlas Y regalar con
ellas al público. ¿Procede esta conducta
de cálculos interesados? No : porque la em-
presa no gana nada en que los bancos es,
ten desiertos. Nos es imposible esplicar por
qué so anuncian comedias á las cuales se
sabe de antemano que no' ha de concurrir
el público.




998
Aunque nuestro deber exige imperio,


samente denunciar todo lo que es contra,
vio al buen gusto y á la moral , sin em,
barbo siempre miraremos con indulgencia
aquellas piezas á las cuales concurre el pú,
blico con avidez y placer ; porque sería
cosa muy dura obligar al empresario á per.
der sus ganancias. Ademas que en el die
no se concurre sino á las que tienen algun
mérito , aunque sean defectuosas. Pero no
es posible tener consideracion con las que
arruinan la empresa y deshonran nuestro
teatro.


-El Divorcio por amor, de Castrillon.


. Esta pieza. está escrita con buen lengua-
ge y no mala versilicacion; pero hay dos
motivos muy justos para. que no interese
en nuestro teatro.


El primero es que nuestras costumbres
teatrales no permiten la cesion de una es-
posa, aun en la hipótesi de CRIC las leyes
permitiesen el divorcio; y el segundo que
el sacrificio de D nval , por mas generoso que
sea, por mas elogios que le tribute su


2-D9
ger, por mas ternura que la gratitud es-
cite en ella , no alcanza para hacer inte-
resante á un hombre que nO posee el 'amor
de su esposa. Es una condicion necesaria
ser amado en la escena para ser amado en
él auditorio. El hombre que se unió á una
muger virtuosa y de mérito sin haberse ase-
gurado de su corazon ; ó mas bien ,
hiendo que tenia un rival preferido, care,
ce de disculpa, y mientras mas admirable
es la virtud, la delicadeza y la paciencia
de Enriqueta, menor es él interes que ins-
pira el autor de sus males.


El caracter de Enriqueta es el mas ín-
teresante. da la pieza. Víctima primero de
la obediencia filial, y despues de los debe-
res conyugales, conserva en un corazon in-


1
tacto la memoria de su primero y desgra-
ciado amor. Este contraste de afectos está
tan bien expresado, que nadie se admira de
ver reunidos en una misma persona el afec-
to de simpatía hacia Armara] con el amor
reflexivo é inspirado por el deber hácia
im esposo desgraciado. Semejantes situa-
ciones son muy delicadas de describir ; v
cuando se acierta á hacerlo con felicidad +,
es muy digno de elogios el artista.


El caracter de la madre de Duval está




3ox
300
pintado con mucha propiedad.: El espee_
tado• se rie de que aquella pobre .ciegt, , á
la cual se le han ocultado los infortunios
de su familia , llame á los criados que ya
estan despedidos., y eche menos la asisten_
eta y prontitud antigua; pero la risa que
escita no es de menosprecio , es de lásti-
ma. Los sarcasmos que dirige á su nuera


' pintan muy bien la locuacidad censurado-
ra de los viejos.


pos palabras sobre el número 9 . 0 de
la Tercerola.


Nuestros lectores habrán observado que
aunque alguna vez hemos dicho corno de.
paso alguna espresion relativa al incen-
diario papel que con universal escándalo
de la nacion se está publicando bajo el in-
mundo título de Zurriago , nunca nos • he,
mos puesto de intento á impugnarle; y na-
da liemos dicho ni aun por incidencia de
su dignísi mo compañero


líel el Zurriago inter-
medio, que luego se llamó l Tercerola, y
continua con este nombre insultando á las
Cortes, al Rey, al honor nacional y á la
lealtad española. La razora. que /temo.; te-
nido para no hablar siquiera de tan hor-
rendas producciones, ha sido la misma que
prohibe censurar en el teatro los críme-
nes innobles y viles, cuyo castigo se reser.,
va á los patíbulos y al verdugo. El Cen-
sor ha impugnado é impugnará las doctri-
nas erradas y perjudiales que se hallen en
algun escrito capaz acaso de seducir y
deslumbrar á los incautos; pero no blasfe-:




3o 9.
ardas, injurias y horrendas atrocidades vo,
mitadas por el rabioso frenesí de algun
mente contra entinto hay 'de Mas sagrado
en la, sociedad. Ademas ya que con dolor
de cuantos aman sinceramente á su patria,
se lleguen á estampar semejantes horrores,
exige la prudencia que no se les dé con
la impugnacion demasiada importancia y.
publicidad. Asi hoy mismo , que hemos
creido necesario decir algo sobre el
mo in':inero de la Tercerola, no es para
combatir su doctrina ( ¡qué doctrina pile,
de haber en los rugidos de un tigre!), ni
para rebatir sus calumniosas imputaciones,
ni para defender al monarca tan atrozmen,
te injuriado. Entrar en semejantes contes-
taciones con infames libelistas seria degra-
dar p envilecer al Rey,constitucional de las
Espafias. Tomamos la pluma para pregun-
tar á los editores de la Tercerola, á .los del
Zurriago y denlas escritores periodistas ó
no periodistas, que de algun tiempo S es-
ta parte estan trabajando con mas (5-_,Ine-
nos descaro en hacer odiosa á los pueblos
la persona inviolable y sagrada del monar-
ca , y en preparar la ruina del trono eri-
gido por la nacion; si son patriotas, libe-
rales y ni siquiera españoles los que ecoll


"3o3
tanto ardor emplean sus plumas en atraer
sobre este desgraciado país todos los males
y todos los horrores de la guerra civil y
de la estrangera. ¿ Ignoran esos miSera-
rabies , que si por imposible se viera rea,
Jizado el objeto de sus criminales deseos,
si Fernando VII fuese despojada del trono
de san Fernando en que la Constitucion y
la voluntad nacional le han colocado, al
punto la parte sana y leal de los pueblos,
es decir , la inmensa mayoria de los espa-
bles, se armaria para 1,engar el ultraje
hecho á la magestad de su príncipe; y ha,-
cer pedazos á los impios que se hubiesen
atrevido á arrancar del trono al hombre S.
quien tres veces la nacion entera ha levan-
tado sobre el pavés de Pelayó ? ¿Ignoran
que todos los soberanos de Europa ,
quiera que sea el modo con que hasta aqui
hayan mirado nuestra regeneracion políti;.
ca, se apresurarian á vengar el insulto he-
cho á la dignidad real , y bajo este plata,
sible pretesto .enviarian sus legiones (leso,
'adoras á cubrir de ruinas y cadáveres es-
te tan hermoso como desgraciado suelo.?
¿Se imaginan que en este caso la resisten-
cia . nacional seria tan heroyea y unjforme
como lo fue contra la invasion francesa?




3b4
Pues se engañan mucho; y mal conocen o
caracter de aquella lucha, tanto. mas glo..
riosa cuanto mas desigual y desesperada;
Notorio es y público á. todo :el orle, que
el amor que los pueblos tenían á la per-
sona de su príncipe, el interes que en fa.:
vor suyo habla escitado la causa del Es-
corial, la persuasion en que se estaba de
que su . resistencia al viage de Andalucía
habla salvado á la nacion , y mas que to,
do la indignacion que inspiró la perfidia
con que fue atraido á Bayona y despojado
de la corona-, fue lo que produjo en to-
dos los corazones aquel heroyco entusias-
mo que sin reparar en peligros, sin pen-
sar en las consecuencias y sin calcular las
probabilidades de vencer ó sucumbir, Hi-
co que los campos brotasen legiones ar-
madas como en los tiempos fabulosos.


Notorio es que en tan desigual con-
tienda sirvieron de grande auxilio los te-
soros del nuevo inundo y las fuerzas to-
das de la gran Bretafia, que tan pode-
rosa y oportunamente ayudaron á las es,
pafiolas. Notorio es que tratandose enton-
ces de la defensa del trono y del mo-
narca, fueron sus mas ardientes defenso-
res los mismos que hoy por una conse-


305
cuencia necesaria serian los mas acérrimos
enemigos de los que hubiesen 'derribado
d primero, y conspirado contra la per-
sona del -último. Y bien; faltando todas las
causas que entonces sostuvieron -la. :guerra
y proporcionaron el triunfo, ¿seria el mis-
mo el éxito que tuviese ahora la resis-
tencia, caso de que hasta, cierto punto se
llegase á organizar? No hay efecto sin can-
sa: y las que entonces obraron aquel pro-
digio, obraban ahora en una direccion
diametralmente contraria. Qué espíritu


i de7 vértigo! qué especie de ilusion se ha
apoderado de ciertas cabezas! é Se les figu-
ra que con papeles tan asquerosós, nau-
seabundos y tabernari©s como el.'Zurria-
go, la Tercerola y consortes, con Obscurds
conventículos de cuatro:imbéciles ó


,'vados, y con las ridículas é insignifican-
tes palabras de alcázares, castillos, torres,
plazas de armas, puentes levadizos, rastri-
llos., merindades , castellanos y .caballeros
andantes (ya ven que su secreto es mas
público que el de la .masoneria) y con ju-
ramentos de que: ríe el mismo que los


-pronuncia, han de arruinar un trono que
la nacion entera ha prometido defender?


• . ¿Se les figura que en la tscarmentada'Eu-
. ". W01110 V.
20




3o6
ropa pueden ya repetirse impunemente Bias
tan, aciagos como el i de enero de 1793;
Ni cenizas quedarian de los monstruos que
se arrojasen á renovar aquella escena de
horror. El mal seria ,que juntamente con
la •suya ,corriera: la sangre de muchos ino-
centes,, :si por una fatalidad ó una sor-
presa lograsen un triunfo momentáneo, y




.completasen su obra de iniquidad.


Hasta aqui hemos .considerado el id-
tirria aborto de la , Tercerola :solo con re-
lacion á la persona del Rey: &reinos tarn.
bien. algo dei 'insulto mas grave todavia,
si _ser- puede, que se hace á las Cortes ac-


Alli se supone pérfidamente que «se,
...gun.,:álgunos políticos la cuestion de la
izicapabidad - moral del rey no está muy dis-
tauto •',de poder ser •:ventilada en el .augus-
lo:congreso nacional."' ¿Puede haeerse•rna-
yor agravio á los representantes de la na-
-eion ? Su -mayor enemigo , el agente: mas
<.celoso .del congreso de. Leybach ,é,podria
esparcir , en el público una idea mas-inju-
riosa á las Cortes, y Mas á propósito para
encender la guerra civil? I Ventilarse, pro-
ponerse, indicarse siquiera en las Cor-
tes -eSpaiíolas la cuestion de deponer' al Rey
constitucional de •las ESpan'as! MalVad9s!


3o7
-no sabeis que no hay en el augusto
congreso un solo diputado que no derra•
mara su sangre en defensa del; príncipe
que la Constitucim ha designad, y toelbs
citas han reconoeidO• y jurado, si, la que
en España es imposible, manos sacrílegas
intentasen derribarle del solio ,


que ocupa
por el mas legítimo- 'de los títtdos, la ro-'
Mutad y el amor de lbs es-pañoles?


Al leer papeles como la Tercerola
otros de su jaez,
no puede quedar de-


a ninguna de que sns autores , por
que blasonen de liberales, son los


.
ene.mi'-,


»os mas encarnizados de la libertad, de
lx‘Constitucion y de las Cortell. En' efecto
parece que estan encargados Kit :


Molla
mano secreta, 6 elbsi han tomado voliuri-
tariamente el eneargó: de hacer o d ; .
tro régimen actual, •••cle realizar ;as tris-.
tes prefficciones que hicierow los'-
les de todos los, paises,, e•mulo vieron i'›es-
tablecida. err España- la Consititueionf',
aiío r 2. — «El Rey de España la hajnra-
do , d'ecian, ha sancionado con su acep-
ucion los principios 'desorgartizadores y el
filosofismo en que se funda. —<.,Si?Y`p-ues
hkfitriado la.


'sentencia de su drposicion,
Ylka dado el primer


. paso en el .
camino


1




3o8
del cadalso.» — No señores, les replicad
han los liberales: los españoles aman col'.
dialmente á su rey : son juiciosos , bales
y sesudos por caracter , por herencia y por
temperamento; y aunque hayan restringi-
do ó regularizado la potestad real, ó mas
bien la de los ministros , jamas se repeti..
rá entre ellos el atentado que la Francia, -
mas ligera , mas voluble y Mas novelera
cometió en la persona de su Rey. — Lo
mismo se decia en Francia en . los dos pri-
meros años de -la re%olucion , replicaban
los serviles, y no será mayor el entusias-
mo que haya en España por la persona
de Fernando, que el que se mostró en to-
dos los franceses por la de Luis , cuando
aceptó y juró la constitucion de gr ; y sin
embargo antes de dos años este mismo Luis
fue encerrado en una prision , presentado
á la barra de la convencion nacional ,
guillotinado en una de las plazas de Paris.
No sucederá tal en España , insistian los
liberales, y al tiempo apelarnos. Quisiera•
mos saber qué responder. estos hombres
bien intencionados, cuando un ultra .con
la Tercerola en la mano les diga : «y bien,
amigos , ¿salieron ciertas nuestras predic-
ciones ? Aqui tienen ustedes un papel en


3o6
que se insulta, envilece y hace odiosa la
persona del rey (le España ; de ese rey
del cual decian ustedes que jurada la Cons-
timcion seria respetado como una divini-
dad : ahí verán ustedes cómo se le llama
conspirador contra la vida de su padre,
usurpador de la corona ; cómo se le im-
puta haberla enagenado y cedido esponta-
nearnente, y haberse congratulado en las
derrotas de los


• mismos que le defendian;
. cómo se dice en términos espresos que ha
sido el mas desagradecido , el mas desapia-
dado y ‘ l mas ingrato de los hombres ; có-
mo se le echa en cara haber ejercido durante
seis años el despotismo mas atroz, haber
vedado cuanto debla á los heroycos españoles
y haberlos gravado con enormes é inso-
portables tributos para hacerse uno de los ma-
yores acezonistas del banco de Londres ; có-
mo se le .


acusa de que diciendo que quie-
re se guarde la Constitucion , tiene pre-
tensiones á la tirania, persigue atrozmen-
te á todo buen liberal , usa de escanda-
losa indulgencia con los enemigos del sis-
tema , desprecia altamente al hombre de
bien , y da signos no equívocos de grati-
tud y amor á los enemigos de la patria;
cómo se le dice paladinamente que los




3 io
pueblos que hacen á los reyes tienen el
prescriptible derecho de despojarlos de su
poder; y cómo se concluye escitando á las
Cortes para que declarando su incapacidad
moral, le despojen del trono de san
nando. Y bien , z qué dicen ustedes ahora?
¿Se préparó:en Francia por medios mas pú-
blicos y con mas descaro la deposicion y
catástrofe de Luis XVIII ? 'CY. esto á los
dos .aiios de hecha la revolucion! ¿qué
será mas adelante cuando estas semillas
de anarquia se hayan propagado entre el
vulgo?» No sabemos ciertamente lo que los
liberales estrangeros podrán responder á
tan fuerte y fundada reconvencion ; sobre
todo si este escándalo continua, y si las.
Cortes no toman medidas enérgicas para
que los escritores públicos respeten, palme ,
deben , la sagrada persona del monarca.
Pero es de esperar de que tanto por el in-
terés de la causa pública, como por sil


honor, á .quien se procura tambilo com-
prometer, los padres de la patria no -per-
mitirán por masrn<is tiempo que asi se predi-
que abiertamente la ,anarquia y se provo.-
que la guerra civil, Este es el deseo y la
esperanza cquc nos animan , y el objete,
que nos hemos prov.ues.19 en estAfr ligeras


el fiscal de imprentas habrá
el número citado , y que los


jueces del hecho habrán declarado haber lu-
gar á la formacion de causa.


31z.
observaciones. Suponemos tambien que á
estas horas
denunciado




1
'•


Sis


Instruccion pública.


Uno • de nuestros compañeros de
gracia que como otros muchos solo se ocu-
pa de proporcionar con sus luces y des-
velos ventajas sólidas á la patria-, nos rue-
ga que demos publicidad á unas breves,
pero utilisinias observaciones que dirige á
la direccion general de estudios, sobre la
asignatura de la cátedra de lógica y me-
tafísica, señalada interinamente por el go-•
bierno para todas las universidades del rey-
no ; y sobre el orden que debe tener el es-
tudio de esta asignatura, cuando se esta-
blezca la segunda enseñanza. Ikeducense
estas observaciones á decir : que por ha-
ber:puesto Baldinoti , cuya obra de lógica
es la señalada por el plan , unos límites
muy estrechos á esta ciencia , y queri-
dula distinguir de la verdadera metafísica,
no ha tratado como debiera de las facul-
tades del alma , ni dado de sus operacio-
nes mas que una análisis incompleta y
obscura. Esta análisis no esplica ni Usen"-
vuelve su primer origen y •gencracioo,


313
contentandose con suministrarnos una leve
tintura acerca de ellas, y iemitiendonos
en sus notas á Condillac y á Benet, don-
de se halla, dice él, tratada esta materia
copiosamente, remision que él mismo pu-
diera haber'escusado , si habiendo estractado
de ellos lo mas selecto y mas propio de una
verdadera lógica , lo hubiese acomodado
á la capacidad de los principiantes, aña-
diendo los ejemplos necesarios para su
mejor inteligencia.


Dice que igualmente está diminuto y
obscuro en su tratado de ideologia ; pues
pasa en silencio el verdadero origen y
generacion de las ideas y de su espresion,
fundandose para ello en que esta materia
pertenece á la metafísica que supone dis-
tinta de la lógica: sUposiCion gratuita y
reputada por falsa entre todos los mejo-
res ideologistas que han escrito sobre la
materia; pues dicen que la verdadera me-
tafísica no es otra cosa que la ciencia de
la forrnacion de nuestras ideas, de su espre-
sion, de su combinacion y de su dedito-
CiOn j y


• hé aqui la verdadera lógica que se
debe enseñar en nuestras escuelas con ar-
reglo al plan general de instruccion
Mica, en el que sabiamente se previene


des-.




3 14
que haya un curso de lógica y gramática
general , sin hablar ni una palabra de la
metafísica; porque esta en concepto de los
sabios Ve han formado dicho plan, no
existe realmente distinta de la verdadera
lógica.


En todo lo restante de la lógica de Bal-
dinoti se echa menos aquella claridad en
las ideas que se requiere para que los
principiantes adelanten, ya por carecer co-
mo queda indicado de ejemplos que les
hagan las verdades de este arte mas sen-
sibles y palpables, ya por no haber cui-
dado de simplificar y acomodar á su al-
cance las doctrinas que estractó de los au-
tores que cita en sus sabias notas, ya tam-
bien por haber mezclado y confundido al-
gunos párrafos que debieran estar separa-
dos y colocados en sus respectivos luga-
res, sin haberlos puesto del mismo modo,
y por el método en que se hallan en . di-
chos autores; pues como estos no escri-
bieron precisamente para principiantes, si-
no para hombres ya formados, no tie-
nen sus ideas aquel orden ni aquella dis•
posicion que exige la capacidad de los que
estan por formar; de cuya circunstancia
tambien se ha desentendido d mismo Bale


H :tura alguna lógica nacional
l ó


ordenados,que los tenga asi formados y or, de


los principiantes conhay; ? Yo creo que
hasta ahorano la hu; pero


orq
que acaso no


ta nuestras
en salir á luz , porque los sabios


de' ues universidades se apresurarán


315
dinoti, cuando por otra parte debiera no
perderla de vista.


Quisiera el observador
-que los prin


cipiantes estudiasen unos elementos de ló-
gica breves, claros, y que al mismo tiem-
po abundaran de ejemplos proporciona-
dos á su alcance; cosa que aconsejan todos
los hombres versados en e] arte de ense-
fiar á la juventud. ¿ Y 'dónde estan estos


r
elemenlgtos




con tales dotes?
a


¿


hay por
estrangera




manera


i
que puedaponerse


ad
en manos de


á escribir las asignaturas correspondientes
á la segunda y tercera enseñanza, y estoy


:persuadido de que tambien harán lo mis-
mo los de esta universidad , como quienes


',[fondo
sus superiores luces conocen bien á


' 'fondo que este es el único medio .preferi-
eble á todos los demas de poder aspirar al
magisterio con honor y á satisfaccion del
público.


Si acaso hubiere alguno que obstinada-
mente se empelle en sostener que tode.




316
cuanto se puede decir acerca de la lógica
ya está dicho y escrito en los autores que
tratan de esta materia, tenga entendido por
primera y última vez que cuando Baldi-
noti escribió la suya, todo cuanto • pone en
ella ya estaba tambien escrito en los Lokes,
Condillaques i Bonetes etc., de donde lo co-
ntó, no dejando por eso de ser una obra
alabada y puesta por asignatura. Hagamos
pues otro tanto por nosotros mismos, y no
seamos unos meros imitadores de los. es-
trangeros; modifiquemos sus obras , trans-
formémoslas y acomodemoslas á nuestra
lengua y caracter, , y tendremos entonces
asignaturas propias. ¿Pues qué mas bale-
cho Baldinoti? ¿ Por ventura puso algo de
su casa mas que el latín , y algun orden,
aunque no todo el que debiera, en su obra?
Y por eso no deja de ser alabada de nues-
tros literatos, y de correr p or r asignatura
en nuestras escuelas.


Propone despees sucintamente el pian
de una lógica en castellano , y se esplica
en estos términos:


«Los mejores lógicos estan de acuerdo
en que la lógica siempre debe empezar por
una especie de historia 'abreviada de to-
das las diversas opiniones de los filósofos


3i7
acerca de sus principios, de lo que han
pensado sobre el origen de los conoci-
mientos humanos, su certeza y realidad,
y sobre el criterio de la verdad ; de los
descubrimientos que han hecho y del mé-
todo que han seguido en ellos. De este mo-
do tendremos una especie de lógica espe-




rimental, que podrá servir de introduccion
á la lógica racional.


«Esta deberá componerse do cuatro par-
tes principales. La primera que trate del
origen y generacion de las operaciones del
alma, y de sus facultades ; corno tambien
de las ideas y de su formacion.


«La segunda 'deberá esplicar la espre-
sion de nuestras ideas, esto es, la gramá-
tica general de que carecemos actualmente.


«La tercera contendrá la causa prime-
ra de nuestros errores yla .


de nuestra cer-
teza, indicando sus diversos grados y dis-
tinguiéndola de la verosimilitud.


»La cuarta no solo deberá ; comprender
la combinacion y deduccion de las ideas,
sino tambien los métodos en toda su es-
tension; dandonos al mismo tiempo las re-
glas necesarias para la cultura y desenvol-
vimiento . del entendimiento humano y de
sus operaciones. Todo ello•díspuesto y or-
denado analíticamente.




318
» Acaso se me preguntará „I por qué no


formo yo esa lógica y la presento para set
reconocimiento y aprohacion si la mere-
ciere? Diré que como substituto momen-
táneo sin esperanzas de volver á la ense-
ñanza en propiedad , por razones y moti-
vos que de ninguna manera estan á mi al-
cance; y por otra parte sin medios de po-
der entregarme á un trabajo •que/pid•nut- •
cho sosiego y tranquilidad de 'mimo , sin
distraccion á otros negocios para haber
de subsistir, no me hallo en estado de ettr-
prender semejante obra ; auu cuando tu-.
viera, que estoy muy lejos de pensarlo,
los conocitnientOs necesarios ; pero otros
en situacion- mas. 'ventajosa y mas bien.es.-
peranzades podrán- y . deberui ejecutarlo -d.
satisfaccion det pt'tblico.»


Hablan do rribie .-de meta &U:a del
P. Jacquier-; -pire éstáLsefialadainWasigna-
tura , dice qu•rio tiene ningonapropt«ion
ni aiñalogia en sus ideas con las de lit lógica
dé , ,Córiao se evidencia analizan
dulas y comparandolas‘ entre sí ; pues lá•
metafísica. 'general 'del Jacquier está llena
de ideas escolásticas, y nw,es, 03/4,,S11' Sondo
mas• que una mera nomenclatura' que en
nada se conforma con aquélla lógica,


319
formidad que debiera haber sin duda en-
tre estas dos asignaturas , para que los es-
colares 'aprovechasen en su estudio y no
perdiesen el tiempo , llenando su entendi-
miento de obscuridad y confusion con la
mezcla de ideas enteramente opuestas.


La metafísica particular de este autor,
esceptuando el tratado dela espiritualidad é
inmortalidad del alma y de la existencia
de Dios, que debe apreciarse, no tiene mas
mérito que la general , ni se hallan en
ella otras ideas .


que puedan acomodarse á
las del Baldinoti, mas que las que estan em-
bebidas en el escolasticismo : por lo cual
siempre que haya de continuar en nues-
tras escuelas otro curso el estudio de es-
ta metafísica, -deberá ponerse en su lugar
otra que tenga mas proporcion con aque-
lla lógica. Pues si se ha desterrado de nues-
tras universidades la de Jacquier por la
Unica razon de que abundaba de cuestio-
nes escolásticas, por trié se •de estu-
diar ahora su metafísica


• qtie abunda mu-
cho mas de estas cuestiones que su ló-
gica? Destierrese pues de nuestras escue-
las semejante metafísica , y pongase otra
que analogice con el Baldinoti, mientras
no se establece el plan general de instruc-
cion


Ultimamente propone el orden qué de-
be observarse ,en el estudio de la segun-
da enseñanza , respecto de la lógica y ma-
temáticas, sobre lo cual dice que siguien-




320
do á Bacon de Veruamio , las ma temáti-
cas deben comparecer ante el tribunal de
la crítica lógica para dar cuenta en él de
los motivos de sus procedimientos y de-
cisiones , y para pronunciar alli sobre sn
falsedad ó exactitud. No puedo menos de
conformarme con el voto de este sabio,
ni dejar de proponer á la direccion ge_
neral de estudios , que establezca prime-
ro el de la lógica que el de las matemá-
ticas , por ser aquel mas• á propósito que
este para hacer el entendimiento exacto;
y la prueba de ello es gire cada dia ob-
servamos que aquellos que se .dedican
unicamente á estas , no discurren con la
misma claridad y exactitud en las ciencias
que especialmente estriban en conjeturas
ó probabilidades ; porque acostumbrados á
la suma evidencia les sucede lo mismo que
á los que saliendo de la luz del mediodia,
y pasando de repente á donde hay. una luz
lánguida no ven casi nada , y esto mis-
mo tambien se verifica en los grandes cal-
culadores, que cuando salen fuera de sus
cálculos para entrar en la investiocion de
otras materias diferentes , , se hallan muy
inferiores en la claridad y exactitud. del
.raciocinio á otros que no son matemáti-
cos. Digalo sino la gran superioridad..que
tiene Loke en su raciocinio, sin haber si-
do matemático, sobre Descartes, Malebran-
che y Leibnitz que han sido grandes leó-.
;Tiaras.


EL CENSO!),
PERIÓDICO POLÍTICO Y LITERARIO.


N.° 89.
SAnADO 13 DE ABRIL DE 1822.


BELLAS ARTES.
;Diálogo sobre la primacia entre la pintura


y la escultura.


Son tan unas que yo las considero
como dos cuerpos y un alma, que es
el dibujo.... Siempre fue odiosa la com.
paracion , y el gran Séneca dice : que
contender con el igual es peligroso,
con el inferior bajeza, y con el supe
.rior temeridad.


VINCENCIO CARDIJC110.


INTERLOCUTORES.
BERRUGUETE CARO.


Cano.
Mucho me divertiste la otra mañana


que paseamos jtintos por estos campos Eli-
:ORO XV. a


b.


I




322
scos , refiriendome las grandes obras de
nuestras bellas artes , que habias visto en
Italia.


Berruguete.
Los que no habeis salido de España


no quereis creer que haya tales prodigios
en Roma y en Florencia , ni que aquel pais
sea donde las nobles artes hicieron mayo-
res progresos que en ningun otro de Eu-
ropa.


Cano.
Bien temprano lo creí yo en Sevilla,


siendo joven, citando dibujaba y modela-
ba unas estatuas romanas que los duques
de Alcalá tenían en el jardin de la casa
de Pilatos. Entonces me desengañé de que
ningun escultor hará grandes progresos
sin estudiar el antiguo.


Berruo-uete.
Asi es, porque ademas de la suma cor-


reccion de dibujo, de la grandiosidad de
las formas , y de la filosófica espresion que
contienen sus obras, estan ejecutadas con
tales máximas y estilo, que parece impo-
sible adoptarlas sin haberlas visto y estu-
diado.


Cano.
Estoy tau persuadido de esa verdad,


323
•oamo de que la escultura antigua se ha-
ya aventajado á la pintura. Mas los pinto-
res modernos llegaron á sorprender á los
escultores.


Berruguete.
Por eso se suscitaron tantas y tan fie-


ras disputas entre unos y otros cuando yo
estuve en Italia , acerca de la primacia de
la escultura sobre la pintura.


Cano.
Pues si tú supieras lo que acaba de su-


ceder ahora en el averno con ese moti-
vo entre los mismos profesores que tá co-
nociste en Italia, te llenarlas de admira-
cion y de espanto.


Berruguete.
¡ En el averno! Y tú ¿ cómo sabes lo


que por allá pasa?
Cano.


Porque me lo contó un diablo vaga-
mundo y hablador de ventaja. Paseaba yo
solo una tarde por el lado de estos cam,
pos que está no muy distante de los in-
fiernos, cuando vi salir de ellos y de estam-
pida un demonio alígero. Observé q ye se pa-
ró luego que me hubo divisado, y que se
acercaba á mí. Me miró de hito en hito : iba
á abrazarme: le contuve, y alegre me dijo:




324
señor Alonso Cano, usted por acá y
puertas del tártaro? ¿Y de dónde me cono.
ces tú ,• maldito ? le respondí con enfado.


• (-No te be de conocer, maula, prosiguió con
jactancia , pues fuisy mi cliente en Sevi-
lla cuando eras espadachin y quimerista,
y despues en Madrid cuando diste aquel
mal paso que tan caro te costó , sin mbar-.
go de no haberle confesado, aunque te pu.
.Sieron á cantar en el ansia'? Te refugiaste
á la iglesia: te hiciste clérigo : hallaste un
buen protector que te sacó de mis garras;
-y te burlaste de mí. Quedé mudo y atónito
al oir una deLlaraciondan paladina . , y de
un testigo de primera escepcion. No teasus-
les, añadió , que estás fuera de mi juris-
diccion. Ya ves quien soy : me llaman Gar-
rulo por mal nombre en el infierno , por-
que cuento todo lo que pasa en el mun-
do. Voy y vengo frecuentemente á él, don-
de me ocupo en suscitar disensiones en
los gabinetes , envidias y chismes en los
palacios, guerras entre los reynos, quinte.
ras en las provincias , rencillas en las co-
munidades, ó sean corporaciones, oposicion
en las autoridades, disputas en las farni-
has , variedad de opiniones entre marido y
nitip;er , padres é hijos, soldados y paysa-.


a5
nos, con lo que logro introducir en to-
das partes el desorden y la behetria,
para que yo consiga lo que tanto se de-
sea en los infiernos.


Fui director de
.
Buonaparte ; le llevé á


Egipto ; le traje en volandas á Paris; le
hice consul perpetuo, despues emperador;
consentí que le ungiesen para mas ridicu-
lizarle; dirigí sus acciones en el norte ; le
acompañé en la isla de Elba ; le animé á
que volviese á Francia; le engañé en Wa-
terló ;. le trasladé y encerré para siempre
jamas en Santa Elena con aprobacion de
mis. sapientisimos gefes.


Otra comision no menos importante
me encomendaron poner por obra en Amé-
rica y en Europa, que ya llevo en, muy buen
estado, y para. concluirla no me dejan un .
momento de descanso. Tan presto 'estoy
en el Brasil como en Lisboa , en Lima y .
Méjico corno en Madrid., y en. todas par-
tes tengo bien ordenados mis planes. En
un instante me hallo en Viena, en Nápo-
les „Palermo y Turin ; y en un abrir y
cerrar de ojos me presento en la Grecia, en
-Constantinopla y en Petersburgo, donde
atizo la guerra. Me llaman la Gran-Bre-


Vtia , la Alemania y otras potencias para




3a6
entretenerla , y á todas traygo embrolla-.
das. Pero no me descuido un punto (le lo
mucho que tengo que maniobrar en Fran-
cia , en tu heroyca España, en Portugal.
y en otros reynos , que tratan de gran-
des reformas en sus gobiernos. Ahora me.
voy volando á cierta parte del inundo con




otra comision muy reservada y muy inh.
portante , que si logro llevarla al cabo . , me
declararán héroe en el averno, me llenarán
de elogios de vivas y canciones, me pre-
zniarán exorbitantemente, y me harán rico
para toda la eternidad. Agur Levantó
el espíritu maligno sus prolongadas alas
que silvaban por la atmósfera cual suena
por él ayre una granada que salió opri-
mida del grave y ponderoso mórtero de.
aplaca. Yo aterrado caí de espaldas y que-
dé supino sin pulsos y con la boca abierta.


Berruguete.
Pero Cano Por Dios...., Es. cierto


lo que refieres P Estás soñando, ó te
quieres divertir conmigo Ya sabes que
te conozco, y que sé el pais en que nacis-
te y te criaste.


Cano.
is.si fuera verdad lo que despues me


contó el buen Garrulo ; pero aunque sea


327
mientira, siempre será una leccion admi-
rable y provechosa para los escultores y
pintores, que malgastan el tiempo en dis-
putas necias y perjudiciales.


Berruguete.
Vaya , vaya. ¡ Qué hay diablos prolífi-


cos ! ¡ Qué bueno y que fecundo seria es-
te para periodista!.


Cano.
A poco rato",


hubo de birar de proa
el alígero, pues dandome un gran gri-
to me dijo: sus, con la priesa se me habia
olvidado el asunto de mi cuento; pero mi
prurito de hablar, el deseo de referirtele,
y el placer que sé tendrás en oirle , me obli-
garon á volver atrás , desde mas de dos-
cientas leguas de distancia , y á pesar de
la ejecutiva comision que me espolea. Des-
perté de mi letargo despavorido; mas lue-
go me repuse al oir tan agradables ra-
zones.


La causa de lo acaecido en el aver-
no , prosiguió el diablo parlanchin , fue
la malhadada traduccion al castellano que
hizo y publicó el escultor don Felipe •de
Castro de una lecaion que Benedicto Var-
chi habia compuesto y leido el año de x546
en la academia florentina sobre la prima-




32g
cia de las artes, y sobre cuál sea mas no,-
ble , la escultura ó la pintura. « i Pues qud
no bastaron las refriegas y rencillas que en.
tonces hubo en Italia con la tal leceion
(dijo enfurecido uno de los pintores mas
acreditados de aquel pais , cuyo nombre-
es mejor callar ), sino que despues de tan-
tos anos se venga ahora con su traduc-
don el secator Gallesió.Libádico (1) á al-
borotarnos el cotarro? Juro por la laguna
Estigia , que nos han de oir IoS sordos , y
que no ha de quedar hueso sano á ninguno
de los infinitos escultores que hay en los in-
fiernos. » Por lo pronto invocó el auxilio
y proteccion de las tres furias Alecton,
Megera y Tesiphone , que en un Momen-
to volaron 'por toda la negra region del
tártaro , derramando el veneno de la dis-
cordia sobre las cabezas de todos los ar-
tistas que hay en él.


Era de ver como súbito se levantaron
del Phlegeton , donde yacian tendidos , al
oir el hórrido sonido: del ronco cuerno
que henchia Megera; y de admirar como
los furibundos escultores, sin atender á Jos
-duculos de la sangre, del paysanage y de


(i) Motes que dieron los árcades de Roma á
Castro.


3 29
la amistad, corrian precipitados á juntarse
en facción. con los de su arte , gritando:
guerra, guerra ; mueran los pintores.


Causaban horror y espanto á los mismos
demonios cl ansia y la tirria con •que aco-
metían los viejos pisanos y los ancianos
saneses , primeros restauradores de la es-
cultura el año 1293, la ciega obstinacion
de Andrea Verrochio , del presuntuoso Mi-
no, que ejecutó la estátua de san Pablo,
colocada en la entrada del puente de Sanct-
Angelo en Roma, el encono y la rabia del
caballero Jacobo de la Qüercia , del Or-'
gagna , de Lorenzo Vechietti , que trabajó
en bronce el tabernáculo del domo de Sie-
na, su patria, y la bulla y zambra de mi-
les de saneses y pisanos: sobre todo el
ardor insano de los intrépidos ferrarenses,
Antonio Marescoti, Pedro Lombardo, Al-
fonso I, tercer duque de' Ferrara, insig-
ne estatuario de aquel tiempo, y muy ce-
lebrado por su habilidad del Ariosto y de
otra caterva de sus vasallos.


Pero de qué servirian todas estas fuer-
zas si no se hubieran engrosado con las
poderosas de los florentinos ? Se estreme-
ció la Pi.ntiira al presentarse la venerable
sombra del gran Lorenzo de Medicis, pa-




330
dre de Leon X , que llevando de la nut,i:
no por escudo al anciano Dominico Gri..
landajo , director y maestro que habia
sido de la escuela que el Magnífico es..
tableciera en el ¡ardite de su palacio, man-
daba el terrible escuadron de sus alumnos,
¿Quién es capaz de referir el estrago que
'hicieron con sus escoplos Francisco Gra-
nacci , Francisco Rustici juliano Bugiar-
dino , Baccio de Monte Lupa y su hijo Ra-
fael , Andrea Contucci. y Angelo Policia-
no ¿ Y quién el esterminio que cau-
só con su. cincel el esforzado adalid Mi-
cael Angel Buonarota , que siendo taní-
bien pintor, se declaró en favor de le.
escultura ?


Berruguete.
Ah, sí, mi gran maestro!.


Cano.
¿Y qué hacia entonces, pregunté yo-


á Garrulo , Pedro Torrigiano , discípulo
esclarecido de aquella escuela florentina?
No quiso , me respondió , tomar partido
en la contienda, porque todavia estaba
moliino contra el Magnífico , á causa de
haberle perseguido en vida y obligado á
andar fugitivo , pobre y desvalido por Eu-
ropa.


33z
Berruguere.


No fuera. él tan insolente, que se atre-
vió á aplastar de un tinterazo las narices
de Buonarota , que era el alumno predilec-
to del gran Lorenzo.


- Cano.
Ni 14licael Angel tan envidioso y ziza-


fiero que indisponia á los (lemas discípu-.
los con el Magnífico.


.13,n‘ruguete.
No tenia que envidiar á ninguno; pues


desde muy joven fue el mas aventajado de
aquella escuela.


Cano.
Te engañas, Berruguete. El afecto que


profesas á tu maestro te disculpa. Las obras
de ambos son los mejores jueces. Decia tam-
bien el diablo hablador, que se habian
agregado despees al partido de Buonaro-
ta, Baccio Bandinelli , á quien Carlos V
armó caballero de Santiago, Alfonso Lom-
bardi que trabajó en maimol el busto de
este emperador, Lorenzetto, Benedetto Ro-
vezzano , que, cegó el año de 155o , Ge-
xónimo Santa Croce , Juan de Nola, el que
Labia ejecutado en Nápoles un mausoleo
de marmol muy historiado con estatuas y
bajo-relieves para el virey marques de




332
Villafranca , los famosos teonis padre 6
hijo, de cuyo mérito y maestria hay en-
España suficientes pruebas, y otros mu-
chos aguerridos estatuarios.


Abatida en estreno la mísera Pintura
con tan descomunal pujanza, no se descui-
daron sus hijos en defenderla. Etele que
de improviso se presenta un formidable
ejército , mandado por.el generalísimo Ra-
fael Sancio de Urbino , terror de los es..
coplistas , compuesto de los mas ilustres
veteranos de Italia, y organizado en ter-
cios de esta forma.


Dirigian rá avangnardia. Julio Roma;
no , Juan Francisco Penni , Polidoro Ca-
ravagío y otros aventajados (le la escue-
la romana. Se componia el centro de dos,
divisiones. Iban en la primera los de la
sabia escuela florentina, que presidia Leo-
nardo Vinci con sus edecanes, fray \Bartor.
lomé de san Marcos, Andrea del Sarto y
Jacobo de Pontorno , Pe•in del Vaga. ect..
Y en la segunda los de la agraciada vene-
ciana , • que marchaban á las órdenes del.
gran Ticiano, cuales eran fray Sebastian del
Piombo , el. fiero Tintoreto, Pablo yero-
nés , los Palmas , los Basanes. y otros cé-
lebres coloristas. Cerraban la retaguardia


333
los cisalpinos, subdivididos tambien en es,
cuelas. Los de la parmesana , que regenta-
ba el graciosisimo • Correggio , á quien ube-
decian el abate Primaticio, el Parinegia-
nino ; su primo', Lorenzo Mazzuoli, Ge-
rónirno Carpi, el dulce Barocio ect. ect.
Los de la numerosa y valiente boloñesa,.
á cuya cabeza estaban los fecundos Car-


'racis;, y seguian el célebre Cuido Reni , el
Albario, el caprichoso Dominichino, Lan-
franco , el terrible Giiercino y una multi-
tud de naturalistas: Los de la genovesa
con su coronel Lucas Cambiaso, su tenien-
te Bernardo Castelli, y el alferez Juan Be-
nito Castiglone. Los de la napolitana con
sus espontoneros Cesar de


• Arpinas , Jo-
sé de Ribera, á quien llamaban el Spag-
•oieto porque eta valenciano , Salvator
Rossa, Lucas Jordan y Francisco Solime
na. Terminaban por último los aventure-
ros milaneses, piamonteses y del Monfer-
rato , los man tuanos , medeneses , ferraren.
-ses y paduanos, los bergamascos , brescia-
nos y cremouenses.


Berruguete.
- Solamente un demonio tan locuaz co-
mo ese pudiera haber clasificado y ensar•
tado de corrida y sin equivocarse los 110131.




334
bres de tantos profesores italianos de dU
ferentes escuelas y de distintas épocas.


cano.


Pues aguarda, que aun tienes mas que ad-
mirar, si prestas atencion á otra retahíla de
artistas septentrionales, que acaso no co-
nocerás. Ordenado asi el ejército, se pre..
paraba para acometer , cuando se divisó
hacia el aquilon una densa nube de pol-
vo , que acercandose, tardó poco tiempo
en conocerse, que eran tropas auxiliares,
corno en efecto lo eran de pintores hele.
véticos , tudescos , bátavas , bélgicos , de
una pequeña compañia británica, y da un
numeroso . batallon de la Galia. Se cele-
bró con alegria la llegada del socorro, aun.
que no era necesario ; y el general man-
dó que se formasen en cuadros y que mar-
chasen en escalones á los lados del ejér-
cito italiano.


Marcharon todos á la prusiana (decía
el incansable narrador, levantando el bra-
zo en


ademan de llevar el compas bélico),
y al frente de los suizos el valiente Juan
Holbeed, gran amigo de Erasmo , á quien
retrató en Basilea é hizo los graciosos di-
bujos para su Elogio de la locura, y al
canciller Tomas Moro, á quien le dedi-


335
cara; y Cambien retrató en Londres á En-


•ique VIII y á toda su familia real. Iba
Holbeen acompañado de su hijo Juan, de
su hermano Segismundo , de su discípu-
lo Cristobal Amberger,


, y de los Vander
Meer. Presidía el tercio aleman Alber-
to Durero, el sabio por sus escritos, insig-
ne por sus apreciables tablas , rodeado
de sus discípulos , de Cristobal Schwartz,
llamado el Rafael de Alemania, que


. en-
riqueció á Munich con sus obras , de
Adam Elsheimer,


, conocido por el Tudes-
co de Francfort, de Guillermo Bawr de
Strasburgo y de otros ambidestros , que


t
.ademas de los pinceles, manejaban los bu.,
-raes , armas punzantes y ofensivas en es-
la gu erra.• , in


• Ya que te las he nombrado, permite-
me por digresion que te refiera los artis-
tas que mejor las usaron en 'principios del
siglo XVI en aquella parte del norte, y
en esta misma guerra (me dijo muy reve-
rendo el señor Garrulo en tono decisivo
y de instruccion); porque has de saber que
soy profesor y muy inteligente del arte de
grabar en dulce por haberle ejercitado mu-
chos años hace!en el infierno deorden del se.
lor Vulcano ; que me mandó y á otros habi-




336
les demonios grabar ,e1 adorno de las arm'as
de Eneas y de otros campeones que estuvi
ron en el cerco de Troya , que era lo que
labia que ver y estudiar.


. Ademas del celeberrímo Durero que fue
el norte y quia de todos los grabadores de
su tiempo, se distinguieron en este arte Lib.
cas Cronak de Vitemberg, que grababa en
madera el año de 15o6 ; Alberto Altorffer
suizo , ó el pequeño Alberto , porque imi-
taba exactamente en pequeño á Durero,
--Enzigne Aldegrever westfaliano, que. re-
trató á Lutero y grabó muchos pasages del
antiguó y nuevo testamento (z). jacobb
Binck , imitador en el dibujo de Rafael
de Urbino Hisbel y Juan Sebaldo Beban],


. que usaron una misma cifra , el correcto
Jorge Pentz de Nuremberg, amigo y com-
pañero en Roma de Marco ,Antonio Ray-
m undi , Hans Lenck , Cornelio Matsys, Cor-
nelio Bosch , Cornelio Cort, Cornelio Galle,
Goltzio , los Sadelers , los Sedes , Collaert,
Wierix y otros muchisimos alemanes , sui-
zos y flamencos que se hicieron memora-
bles con sus apreciables estampas. No lo


(s) Y en s553 uno de la historia romana que
representa la degolla 'Cion de un delincuente en la ,*
guillotina: prueba de que los franceses no fueron
los inventores de esta máquina.


337
;son menos las 'del joven Lucas de Leiden,
honor y prez de la escuela holandesa , las
del inimitable Wan-Rhyn ó Rembrant , que
se buscan y pagan con entusiasmo, las de
Nicolas Berghem sin igual en los anima-
les, las de Juan Bc'th y -Gerardo Dow., en
los paises , las de Abraham Blomnart y sus
tres hijos, y las de otros hátavos eseelen-
tes en las marinas. •


Berragueté.
Ahora salimos con (pie Garrulo fue gra-


bador! Seria muy aventajado , como que
era demonio. Yo me vuelvo loco con lo
que me cuentas. Te confieso que jamas oí
nombrar en Italia tales artistas septentrio-
nales, ni vi ninguna de sus estampas. Es
precisó que sean buenas y raras (x).


Calzo.
Volvamos á los demos pintores de las tro.


.pas auxiliares , dijo el réprobo. Era aun
mas numeroso y esforzado 'el otro tercio
bélgieo que Capitaneaba Fran -Fioris ; igual
en beber que en versificar en la filoso-
lia


en la historia, con gran manejo de


(1) Lo son en efecto, y el autor de este diá-
logo conserva gran parte de ellas ettsu copiosa y
escogida coleccion.


TOMO XV. 22




338
los pinceles, cuya instrücCion y habilidad
le proporcionaron ser el in-,.entor y direc-
tor de los arcos triunfales, que se erigieron
en Amberes para la solemne entrada de
Carlos V en aquella ciudad. Seguianle en
pos los valientes cabos Juan Stradano, que
pintó en Nápoles las acciones militares del.
señor don Juan de Austria : Martin de yos,
el que sostuvo •el honor de su profesion
en los Paises-bajos, y dió ocupacion Con
sus pinturas y disefios á muchos buenos
grabadores: Bartolomé Spranger: el bravo
Dmnisio Calvart , maestro en Italia de gran-
des profesores: Paulo Bril y su hermano
Mateo, famosas paisistas: Adam Van-Oort,
que fue el primero qué enseñó á B.ubens:
los tres Brenghucls: Pedro el viejo, el mo-
zo y el de los terciopelos : Francisco Sney-
den/ , muy •celebrado en España por las ba-
tallas y cacerias que pintó para Felipe•IV,
y los Peter-Neels, padre é hijo por sus
perspectivas de templos góticos: el sabio


' Pedro Pablo RubenS por su colorido y com,.
posicion ,iy su gran-discipulo Antonio Wan-
Dick, envidia de Italia y admiracion de la
Europa , por la verdad de sus retratos: los
Teniers, padre é hijo por sus bambochadas:
los dos hermanos Gerardo y Daniel Segers)


339
este florista y aquel llamado de la 2Vottel
porque pintaba con luz artificial, y su dis-
cípulo.


Juan Melle: Jacobo Jordcans , que
tambien pintó para Felipe IV


_ varios car-
tones para tapices: nernan Swanefeld,-pin-


« tor de ruinas y .an tioedades: Cornelio
Schut y un sobrino ,:oyo amigo de_Alurillo,
que falleció en Sevilla -; y otros Mil v
M • ntos . coloristas que inundaron la Euro-
pa y la América con sus lienzos y cobres.


No as: los ing leses , pues solamente me
habló el a q uel . ttialo .


de una pequeña com-
panitt, ecinpneSta de Guillermo Dobson,
Pedró


, • Godofredo Kueller, Jacobo
, y de otros pocos, conocidos so-


lamente en su pais.-
Del batallon francés me dijo con re-


serva, que aunque era tropa bien instrui-
da en la teoría artística•, estaba mal disci-
plinada en práctica ; y añadió que ha-
biendo sido nombrarlo Nicoias Poussin mae-
se de campo , lo renunció con la escuna
de que sin - embargo. de haber nacido en
Andely, y de ser originario de Soissons,
pertenecia á la escuela romana por haber
aprendido en ella su profesion y haber
adoptado su estilo. Enfadados sus paysa nos
eligieron á Juan Coussin , que era el mas




34o
antiguo de la galicana. Siguieronle de troj
pel y con niucha•, algazara Sinion Vouet;-
parisien , que joven: habla estado en Tur
quia y retratado gran seilor Achmet Ja-
óóbo 131ancbard; II- quién llaman en Fran,
cia. "Pieiano francés : y su hijo • Gabriel:
Claudio de Lorena, que pintó en lienzo
ocho pasages del antiguo y del 'nuevo tes
taMento , y se colocaron en el palacio. del
lluen-retiro: Lorenzo de la : Hire: los dos
hermanos Nicolas y Pedro 15lignard: Car-
los, Alfonso du Fresnoy, , mejor poeta que
pintor: Sebastian, Durdon , que lo fue de


resn a Cristina de Suecia : Eustaquio
Le,:suenr, ó el Rafael, de Francia, corno le
apellidan sus paysanos , y su émulo Carlos.
Lebrun , á quien; hicieron memorable Au-
draii.• y Lecierc,por haber grabado sus ha,
tállas de , Alejandro: Iacobo Courtois
B , ,,rgol.:Inone en Italia , y su hermano Gui-.
llerino : Nicolás Loir , Noel, Coypel , Garles
de las Fosse, Jouvenet , Parrocel , Dorigny,
Largilliere, Rigaud, Desportes, Tourniers,
Vanloo ,,otros infinitos amanerados, de
-cuy o . mérito, correciori y colorido,. desacor-
dada, me decia Gari-nlo, que- era mayor el
ruido que las nueces.'


Grande fue el que . levantaron en el ejér,


34r
cito estos profesores franceses, y no po-
cos aficionados á las bellas artes de la


nacion , que tambien quisieron tomas`
las armas en defensa


- de la Pintura: unos
con disertaciones' apologéticas, otros con
descripciones exageradas, algunos con bio-
grafías no muy exactas, y otros con tra-
ducciones libres que suscitaron acaloradiis
disputas y discordias entre unas y otras
escuelas. Irritado el general al ver que con
ellas se enconaban


. laS tropas, y se apar-
taban del objeto para que habian sido' con-
vocadas, mandó que inmediatamente se for-
mase el ejército en batalla y' se tocase al
Arma.


Con el estruendo de los atambores , con
el sonido de las trompas, clarines , ininistri-
les y otros instrumentos marciales, con las
furiosas alarmas de los soldados y con la des-
compasada griteria del infernal populacho,
despertaron despavoridos Pluton y PrOser-
pina que dormian á pierna_ suelta en su ri-
co lecho tachonado y dorado -á fuego. Cre-
yeron por lo pronto que hubiese alguu
tumulto dirigido á destronarlos,, y entori«
ces trémulos y asustados en demasía
denaron que se doblasen las guardias, que
se cerrasen las lamerlas del tártaro', y que




342
se congregase el senado, Todo se. ejectitó.
en un momento: mas sabida despixes la
causa de tan estraordinario - alboroto, re,
parados y tranquilos los soberanos, man.
daron se construyese en una de las pla.,
zas mas anchas del infierno un edificio tan
capaz y cumplido que cupiesen en el con
comodidad todas aquellas tropas , y (pie
en él se celebrase el congreso.


Aqui del pasmo Y de la admiracion , es-
clamó el magniloquO Garrulo , aqui del
asombro y de la sorpresa. Súbito se pre-
sentó una magnífica y grandioSa exedra de.
orden dórico, fabricada por' ensalmo y á
soplos de una multitud de espíritus soplo-
nes (oficio muy distinguido y bien pre-
miado en los infiernos), á la manera que
en los hornos de cristal se forman soplan..


. do las redomas, ó como á fuerza de so-
plar suenan los armoniosos órganos. :Ni la
sabia Grecia ni la ostentosa Roma ensile-


-. dio de su opulencia construyeron un edi-
ficio tan suntuoso ni tan perfecto.


Era rotundo y estaba rodeado de un
sinnúmero de columnas de pórfido, sen-
tadas sobre el liso y bien pulimentado
pavimento mosayco, y arrimadas á re-
trppilastras je, ricos mármoles , susteu-


.


143
tando el robusto arquitrabe 'el dorado
friso con sus triglifos m i-etopas de. brY
liante granito , y la volada cornisa de
resplandeciente jaspe, en cuyos sofitos re-
saltaban los rayos de Júpiter, figurados
con. rubies, las gotas con amatistes y los
caprichosos llorones con esmera!das y to-
pacios, repartidos en cuadros de esmalte
oriental. Cerraba este anchuroso cuerpo
una elegante y elevada cúpula encrustada
de •oro con su linterna encima de blan-
quísimo y transparente alabastro. En los
intercolumnios habia duplices . y triplicas
muelles asientos, en que se colocaron los
artistas por escuelas, los es cultores á la.
derecha y los pintores á la izquierda. En-
cima de los asientos por este Ludo se re-
presentaban los mas famosos hechos de la
historia de la Pintura con correctisimo di-
bujo, fuerte espresion y viveza , de colores;
y por el opuesto los de la Escultura con
bajo-relieves de grandiosas formas. En el
centro de este orbicular espacio se levan-
taban tres gradas alfombradas, y sobre
ellas estaban tres nobles sillones con res-
paldo de brocado para el' triunvirato quo,
presidió el acto , y un rico bufete bron-.
ceado con escribanía de oro mate; y á los.


I ‘F.




344
lados fuera de las gradas en el pavimento,
dos trípodes moscovitas para los vepresen...
Cantes. Pendian por último de la encum..
brada cúpula y de la circular cornisa sen-
das filas de lámparas y de faroles
gentes, abastecidos de asfalto , 'lapida y gas
hidrógeno estraido del carbon de piedra:
operador, muy antigua en el infierno, don-
de tanto abundan este fosil y aquellos be-
tunes inflamables. Con su estraordinaria luz
quedó tan iluminada la escena como si
fuese mediodia.


Asi dispuesta , entró presurosa la mu-
chedumbre; pero al primer paso quedó es-
tática sin poder seguir hacia adelante, al
ver tanta grandeza,. y admirada de la sa-
biduria del artífice que la habla trazado,
bien conocido en el olimpo con el nombre
de Muleiber , por las grandes obras que
allá ordenara, antes que de él le precipi-
tara Júpiter- en el abismo por su altivez.
.De su sabiduria que dió motivo en el mun-
do á que hombres , ilusos se encerrasen en
reuniones nocturnas, que se hicieron sos-
pechosas por el sigilo de sus vanos mis-
'terios , por sus ceremonias pueriles, sor
sus signos y tocamientos y por sus mú,
mos socorros.


345
Berruguetc.


Sea de todo eso lo que fuere , lo cier-
to es que seria .


de admirar el orden ,
invencion, el estilo y el gusto de los dia-
blos, á Cuyo alcance, dicen , estan sujetas
las ciencias y las artes.


Cano.
No seas tonto. Calla y oye el fin y la


moralidad de este cuento.
Sin introductores ocuparon sus respec-


tivos asientos con holgura los innumera-
bles paladines, guiados solo por las pin-
turas, relieves y geroglíficos pertenecien-
tes á cada profesion. Á poco I ato entra-
ron con acompañamiento ostentoso de lic-
tores, esbirros y de otros fieros ministros
de justicia Rhadamanto, Eaco y Mines,
inexorables jueces del averno;


- y se sen-
taron en los ricas sillones que estaban
preparados: Despues de una breve pausa
y.-dada la señal, resonó por toda la re-
dondez de la exedra una voz tronitosa,
que dijo : audiencia pública; y en un mo-
mento se rellenó de espíritus oyentes, an-
tes gigantes, y ahora reducidos á pigmeos
tamaños para no incomodar á los nobles
artistas. Silencio, tornó á sonar la imponen-
te voz, y en un instante fue obedecida.




346
Entonces Rhadamanto mandó á un hor-,
rondo demonio que relatase el proceso que
se habia formado , y del cual constaba la
causa de tan gran estrépito y escándalo,
que se 'labia cometido en el infierno con
susto y temor de sus altipotencias.


Enterado el senado y todo el concur-
so de su contenido, ordenó el presiden-
te que Benedicto Varchi pasase al trípode del
ledo derecho á esponer lo que se le ofre-
ciese en favor de la Escultura. Asi lo hi-
zo,' y despues de una profunda reveren-
cia al triunvirato, comenzó su leccion
el modelo de barro que amasó é hizo
en el paraiso terrenal el supremo Criador
con sus divinas manos para formar y ani-
mar al primer hombre: recorrió en segui-
da las edades del mundo, las épocas de
los imperios y dinastías; y acabó prokan-
do con pedantesca erudicion la antigüe.
dad, la nobleza y las ventajas de su ar-
te sobre el de la Pintura y denlas de imi-
tacion , fundandese en las brillantes obras
de los egipcios, indios, griegos y romanos,
y en las modernas de los italianos. El ge


-neral aplauso de vivas y palmadas resonó
por toda la estension del edificio; sin em-
bargo Pdiadamanto quiso que otros nu es-


347
tros de la misma profesion corroborasen
por escrito lo que habia dicho Varchi;
y asi lo ejecutaron in continenti desde
sus Asientos Blichael Angel Buonarota,
Benvenuto Celini, el Broneino , el maestro
Tasso, Francisco de Sangallo , el Triboli,
y Jorge Vasari de Arezo,.


En seguida de estos siete informes or-
denó el mismo primer magistrado , que ba-
jase al otro trípode del lado izquierdo el
nonagenario Ticiano Vecellio, quien en
pocas palabras, dichas con sencillez y ner-
vio , demostró la escelencia y la sublimi-
dad de la Pintura, el artificio y dificul-
tad que eran necesarios para presentar en
una tabla -lisa, en una pared igual , ó en
un lienzo terso todo el bulto y efecto que
causa la Escultura, y el encanto de' las
tintas 7 colores con que seduce y enga-
ña á los mismos profesores.


Basta , basta , dijo ayrado el furibun-
do Rhadanianto, no queriendo oir mas
.,,razones, y dando sobre la mesa una es-


„9
Vtrepitosa palmada , que aterró todo el con-
'Curso. Basta y sobra, repitió. Solamente
en el infierno se hubieran tolerado tales
disputas y tales discordias, que fueron cau-
sa de tan peligrosa guerra. Parece increi-


dít




341 •
Lie que gentes de tanto mérito y habili-
dad hayan malgastado el tiempo en pala_
bras,que debieron emplear en obras dignas
de su crédito -y reputacion. Y tambien pa-
rece imposible que un asunto de tan po-
ca importancia haya sido causa de albo-
rotar el averno , de asustar á sus dioses
soberanos, de construir tan suntuoso edi-
ficio y de congregar en él con tanto apa-
rato este augusto senado. Bien merecian
un castigo ejemplar todos los que contri,
buyeron á semejante desorden, y extinguir
para siempre unas artes, inventadas por
el capricho y fomentadas por el lujo. Pe-
ro el senado teniendo en consideracion
ciertas miras políticas , la ilustracion y otras
ventajas que traen á la sociedad ; y usan-
do al mismo tiempo de benignidad con
los que las ejercieron y han dado moti-
vo á tales disturbios, se digna decretar
por ahora lo siguiente.


z.° Ten ;ase por acabada para siempre
jamas la ridícula y antigua disputa de la
primacía de las bellas artes, y de cual sea
mas noble la Escultura ó la Pintura.


2.° Se declara ser iguales en mérito,
distinciones y prerogativas estas dos her-
manas gemelas, y lo mismo la Arquitec-


34g
tura, sin embargo de no haberse mesen-,
tado como parte en esta causa, por ser
tambien hermana de las anteriores aunque
de distinto parto.


3.° Se manda y ordena que se disuel-
van inmediatamente los dos ejércitos que
estan sobre las armas; y que asi los ge-
fes corno los oficiales y soldados vuelvan
á ocupar los sitios á que fueron destina-
dos, cuando llegaron á estas




tenebrosas
regiones.


4.° Se determina que há lugar á for-
macion de causa á Benedicto Varchi por
la publicacion de su libro impreso en En-


t4f,rencia el año de 2546 sobre la primacia
de las artes etc.; y á la responsabilidad de
los males que ha causado con su impru-
dencia y temeridad.


5.° Si alguno de estos beligerantes, tan-
to artistas como aficionados ó escritores
de bellas artes, ó cualquiera otro de los
venideros, tuviese el atrevimiento (que no
es de esperar) de contravenir ó alterar el
sentirlo de este superior decreto, será ar-
rojado irremisiblemente y por toda la eter-
nidad en lo mas profundo del rio Lethco,
para que su nombre y sus obras, por es-


ti




35o •
celen tes que sean, queden sepultados en
perpétuo olvido.


Dicho esto, desapareció Garrulo y no
le volví á ver mas.


31r


Reflexiones sobre un discurso de Mr.
non pronunciado en Za cámara de di=
putados de Francia.


El ilustre autor del libro de laspros-
cripciones no desmiente nunca el caracter
de moderacion filosófica y los sentimien-
tos de filantropia que , dictaron las pági-
nas de aquella obra inmortal. Su voz es
oida por entrambos lados de la cámara, si no
con igual gusto, á lo menos con igual res.
peto y atención. Se le cuenta entre los
atletas del liberalismo ; no de aquel libe-
ralismo que no considera las doctrinas si-
rio como medios é instrumentos de eleva-
cion y poder; mas de aquel que fundan-
(lose siempre en la razon, y consiguiente
en sus principios, acabará por triunfar de
todas las pasiones, y someterá el mundo
político á las leyes de la verdadera filosofia.


Mr. Bignon no es solamente un mora-
-lista profundo : es ademas -un 'habil diplo-


mático. Su opinion no ha podido dejar
de hacer in'tpresion e:v1a cámara disciitien-




..352
dose el presupuesto del ministerio de re
Naciones esteriores.


Nosotros no hemos podido defender
nos de cierto movimiento de orgullo que
es muy natural en el hombre que ve la.
coincidencia de sus opiniones con las de un
varon ilustre y célebre ya en la carrera
de la política. Cuanto hemos dicho en el
Censor acerca de la política que ha debi-
do seguir la Francia con respecto á lta-
3ia , á la Alemania constitucional y á la
Grecia libre, se reproduce casi en nuestros
mismos términos en el discurso de aquel
célebre publicista; y como no es probable
que nos haya leido , est'a conformidad prue-
ba, lo que debe sernos muy lisonjero, la
identidad de sus idas con las nuestras.


Este discurso contiene ademas algunos
hechos poco conocidos hasta ahora , y que
describen con bastante exactitud la con-
ducta del ministerio . francés;


El exordio que es bastante largo,. por
•que contiene una gran parte del objeto del
discurso, manifiesta el caracter de ládi-
ploinacia constitucional, comparado, con
de la diplomacia aristocrática ó despótica.
Concede sin contestacion:ál poder el dure-
cho de entablar negociaciones, de hacer


353
tratados de alianza y comercio; pero al
mismo tiempo demuestra que se debe con-
ceder al cuerpo legislativo el derecho de
inspección y de-sobrevil.,;ilancia permanen-
te acerca de estas operaciones. El gobier-
ne no estipula con los estrangeros para su
utilidad propia, sino para la utilidad de la
nacicm; y seria un absurdo quererla des-
pojar del derecho nato de inspección en
materias que tanto le interesan. La oca-
sion mas propia para ejercer este derecho
es la discusion del presupuesto de estado.


Pero el ministerio opone á este dere-
cho incontestable el peligro de la publi-
cidad. Dice que las negociaciones mejor
combinadas suelen inutilizarse por la im-
prudencia con que se revelan los secretos
mas importantes en la discusion plíblica. El
secreto es necesario para el buen éxito en'
las empresas diplomáticas; y conviene que .
el poder legislativo no tome en considera-
cion los objetos de política esterior sino en
sesiones secretas.


«Es cosa muy digna de estudio, les res-
ponde Mr. Bignon, la supe!sticion de las
palabras; y lo mas admirable esstie los
hombres despues de haberlas proruncla-
do se dejan engañar de aquel sonido que


TOMO XY.
23




354
formaron ellos mismos. Yo creo que el mi-
nisterio cree de muy buena fe lo que di-
ce, semejante á los que en otro tiempo se
dejaban quemar por mágicos, y creian ser-
lo. Mas ya pasó el siglo de las hechicerías:
todos los charlatanismos deben enmudecer;
y si la ilusion de los ministros en ciertas mate-
rias dura todavia, nuestro deber es disiparla."


Despues desensiuel,, e esta escelente idea;
á saber, que habiendo tomado el mundo
político una direccion -nueva, debe seguir-
la la diplomacia, y que es un absurdo
querer gobernar los estados del sigló XIX
con la diplomacia del XVI. La condicion
de los gobiernos representativos es la pu,
blicidad. Es preciso que se sometan á ella
los diplomáticos, como se han sometido
los jueces y los administradores.


En Inglaterra el rey tiene el derecho
de declarar la guerra y de hacer la paz:
y sin embargo los comunes y los pares


'examinan con frecuencia las .operaciones
diplomáticas, y á veces hacen que se re-
formen disposic.iones ya tomadas por el
ministerio en virtud de la urerogativa real.
Tambien en Inglaterra han querido los
ministros, pero en vano, limitar el dere-
'ello de las cámaras en las cuestiones de


ll
355


política esterior ; y lord Chesterfield les dijo
un dia : parece que no hemos venido aquí
sino para decidir si S. M. irá á la ópera
á á comedia. Es verdad que esta doctri-
na no la han sostenido sino ministros de
poca capticidad y nombradla.


El temor de que la publicidad de los
debates perjudique á las operaciones diplo-
máticas , es infundado y pueril. « Debe con-
fesarse, dice Mr. Bignon , que la Inglater-
ra y los Estados-unidos de América no
carecen de habilidad en el ,


manejo de sus
negocios esteriores. ¿Sabeis por qué en aque-
llos gobierno s ningun interes se descuida;
por qué todos los ramos de comercio y de
industria gozan de igual proteccion den-
tro y fuera del estado; por qué han ob-


' tenido y ob tienen tantas ventajas en sus
negociaciones con los. (lemas gobiernos?b
Porque en lugar de las discusiones secre-
tas á que el ministerio quiere obligarnos
en Francia, tienen alli la mayor publici-
dad las cuestiones pulí ticas; porque su:
diplomacia se crea, por decirlo asi , en
la tribuna, y obra por el ministerio y á.
favor de las personas verdaderamente inte-
resadas en la negociacion. En Francia sa-


'. hemos lo que se debo hacer ; pero no lo




356 •
que se hace. Los años pasan ; cada (Ea,
adquieren nuevo poder las otras potencias,
y cada dia pierde la Francia."


Los clamores de la oposicion , aunque
sean sin efecto, deben servir para ilustrar
al ministerio La oposicion inglesa clamó
contra la política del gobierno durante la
guerra de la revolucion de Francia: no fue
oida ; pero la esperiencia ha demostrado que
tenia razon. «¿Qué fruto ha sacaddel minis-
terio' británico de esa resistencia tan aplau-
dida á la revolucion francesa? Triunfos
aparentes y calamidades verdaderas: una
llaga profunda que treinta años de descan-
so no podrán sanar, y que la menor con-
mocion puede hacer incurable y mortal.”


Despues de haber manifestado que la
tribuna nacional es el foco de la verda-
dera diplomacia, porque es donde son co-
nocidos los intereses que han de defen-
derse con negociaciones, pasa á los asun-
tos mas importantes que deben ocupar
á la diplomacia francesa. Estos son las
relaciones europeas, las de la América me-
ridional , y las desavenencias mercantiles
con los Estados-unidos de América.


En cuanto á la posicion de la Francia
en Europa se queja de que se pueda de-


357
cir con razon que el ministerio pasado era
.ruso, y el actual es inglés; y que si es-
to fuese cierto, ni uno ni otro habrán ser-
vido mas que para hacer 'á la Francia cóm-
plice de la opresion pasada de Italia, y de
la• futura de Grecia. ¿Por qué fatalidad se-
remos siempre del partido de los opre-
sores ?


Pero la cooperacion de la Francia con
la Rusia y la santa alianza no fue tal que
pudiese producir en ninguna hipótesi una
influencia favorable ni á la Italia ni á la
Francia mismo.
- El ministerio pasado creyó justificar su
conducta por la contradiccion de las opi-
niones manifestadas en entrarnbos lados
de la cámara , cuando se discutió la res-
puesta al discurso de- apertura. El lado
derecho queria que se cooperase militar-
mente con la santa alianza para oprimir
la libertad de Italia , y el lado izquierdo
que se hiciese causa comun con los napo-
litanos para rechazar á los austriacos. Es-
ta contradiccion, dijo el ministro, justifi-
ca la inaccion que adoptamos. «Este razo-
namiento es absurdo, replica Mr. ISignon:
de los tres sistemas que pudo haber segui-
do el ministeria l eligió el peor, porque es




358
el que mas nos humilla y el que mas nos
aleja de conservar ó mas bien de recon.
quistar la influencia y considetacion que.
debemos tener en Europa.


«Si un ministerio favorable á las opi-
niones del lado izquierdo hubiera ofre-
cido una mediador) amigable para el esta-
blecimiento de constituciones libres ajus-
tadas entre los pueblos y los príncipe;,
si se quiere concedidas solamente por los
príncipes, el ascendiente de !a Francia, que
en este caso se hubiera hallado (le acuer
do con la Inglaterra, hubiera impedido la
invasion ó la hubiera hecho menos vio-
lenta., y la dominador'


austriaca no se hu-
biera cimentado tan ,


sólidamente en Italia
sobre la ruina coman de las libertades de
las naciones y de los príncipes.


»Si por el contrario, siguiendo las má-
ximas del lado derecho , el gobierno fran.
cés se hubiera reunido activa y militar-
Mente á las potencias aliadas para destruir
el régimen constitucional en Italia , no so-
lo hubieramos grangeado consideracion é
influencia, sino que hubieramos hecho mu-
cho bien á los pueblos oprimidos. Hubie-
ramos destruido su libertad , pero hubie-
ramos asegurado su independencia, El ge-


35g
fe de la casa de Borbon , por interes de fa-
milia en Nápoles y por una 'política muy
justa en el Piamonte, hubiera recen-m.11;2d°
á los príncipes con los pueblos, y acelera-
do la evacuacion de la Italia.


»El único sistema sin resultados fue
el que prefirió el ministerio.... Los aus-
triacos estan ya á nuestras peonas, y no-
sotros hemos abdicado el antiguo derecho
de proteccion , al cual debe la Francia gran
parte de su gloria, y la Italia su indepen-
dencia. Semejante neutralidad es la decla-
racion de la mas completa nulidad.... ¿No
se podria poner en cuestion cual es mas
peligroso, el viento que sopla de los Alpes
cS elque sopla de los Pirineos ?»


Pasa despues á las operaciones diplo-
máticas del gobierno francés en el nuevo
mundo.


«En esta sesion dice, se. ha hablado
de la obstinacion fu.nesta con que nuestro
ministerio, por no querer reconocer la
independencia de la república de Haiti,
cierra á nuestro pabellon la entrada de unos
puertos en que es deseado, y en donde se-
ria objeto de preferencias muy veneajosas.
El ministerio no debió olvidar el grande
ejemplo que en iguales circunstancias nos




36o
ha dado una nacían vecina.


»Cuando el gobierno inglés conoció la
imposibilidad de recobrar las provincias de
la .América septentrional ¿tuvo la vanidad-
ridícula de romper toda relacion con ellas?
No. Conoció que semejante vanidad es un
engaño del amor propio, que el castigo re-.
caeria sobre el pais que se privase volun-
tariamente de las relaciones mercantiles;
y pues ya no podia ser dueño de aquellas
provincias, se apresuró á ser su amigo pa-
ra recobrar por el comercio la pérdida que
Labia sufrido por la defeccion.


»No hay duda que este esfuerzo seria
duro para el orgullo británico ; pero se
sacrificó el orgullo á la utilidad de la pa-
tria; El lord Chattain que "labia defendi-
do con tanta elocuencia á los americanos
oprimidos, pero que tambien defendia los
derechos de la metró imli , habia declarado
en el parlamento que moriria cien veces-
antes que reconocer la independencia de. la
A:niét•ica. No obstante. esta declaracion el
primer acto de la vida, política de su hi-
jo Mr—Pitt fue la signatura del tratado en,
que se reconocióla independencia ame--
riba n a.


',Mas urgente es - todavia resolver la


36r
cuestion que se agita hace algunos años
entre la Francia y los Estados-unidos de
América. Los periódicos estrangeros di-
cen que la desavenencia está ya concluida:
quisieramos que el ministerio nos lo con-
firmase. Mas no es posible remediar los ma-
les que ya ha causado , ni dejar de acusar
al ministerio .que los ha producido. A la
verdad, el gobierno debe repeler las pre-
tensiones injustas de las potencias estran-
geras; pero es doloroso ver sufrir á nues-
tro comercio interrupciones perniciosas,
sea por negligencia, ó por inhabilidad del
ministerio. Quizá hay muchos diputados
que ignoran la causa de nuestra incomu-
Dicacion mercantil con los Estados-unidos,
y esta ignorancia misma es una censura
tácita de la conducta de los ministros..


»Si hubiera ocurrido un caso semejan-
te en Inglaterra , se hubiera- obligado al
ministerio á presentar los documentos;re-
lativos al asunto. Algun dia lo hareis vo-
sotros asi; y los ministros , conociendo me-
jor sus verdaderos intereses, vendrán á bus-
car el apoyo de las amaras. Por ahora nos
emiten tarémos con cebar menos en el dis-
curso de apertura de S. M. alguna es-
Presion que diese á conocer el estado de




36n
de este negocio. En defecto de un do_
cumento nacional, tuvimos • que recurar-
al mensage del presidente de los Estados-
unidos al congreso americano; y como la


- censura impidió en aquella época que se
insertase en los periódicos franceses, fue
forzoso recurrir á los estrangeros.


»Como la peticion de un comerciante
de Burdeos á esta cámara tiene por obje-
to esta cuestion importante, me limitaré
ahora á dar una idea sucinta de la con-
testacion entre ambas potencias.


»En 1815 los Estados-unido s de Améri-
ca abolieron todas las sobrecargas de los de-
rechos de navegacion é importacion con
que antes habian gravado a los estrangeros.


»Por un contraste singular la Francia
con el designio de favorecer su navega-
don , designio muy loable, pero intempes-
tivo con respecto á los Estados-unidos, es-
tableció en xSi 6 derechos mas fuertes so-
bre los géneros importados en buques es-
trangeros, que los que se cobraban de los
nacionales.


»Desde 1816 hasta• 182o no ha cesa-
do de reclamar el gobierno americano
contra esta sobrecarga establecida por el
gobierno francés, precisamente en la mis-


363
ma época que había abolido la de sus puer-
tos. Sus representaciones son desatendidas.
El consejo general de comercio, con mas
prevision que los ministros, ofrece un tér-
mino medio que corte la disputa. Tam-
poco es oido. Los Estados-unidos, cansa-
dos de quejarse i nutilmente, impusieron
en 15 de mayo de 1820 un nuevo derecho de
Aldoliars por tonelada sobre los buques fran-
ceses. Nuestro ministerio tan debil en Eu-
ropa cuando debia ser fuerte, se arma con-
tra los Estados-unidos de un vigor que
solo puede ser temible á nuestro comer-
cio, y el 26 de julio del mismo año im-
pone á cada tonelada americana 90 fran-
cos de derecho, sin perjuicio del diezmo
adicional, origen de las contestaciones.


Cuál ha sido el resultado de estas
medidas ? La interrupcion del comercio di-
recto entre los dos paises en sus buques
propios: resultado funesto, y de que se
aprovechan los




otros estados. Mientras la
Francia rehusaba el sistema de recipro-
cidad que se le ofrecia, la Inglaterra lo
adoptaba para sus estados de Europa: Ho-
landa, Prusia, Oldemburgo, Hamburgo,
1/rema y Lubeck lo han adoptado sin es-
elcion alguna. Sus navios corren libre-




364
mente á los puertos que nos están negados,
acostumbran á los americanos á los pro_
duetos de su suelo é industria, les hacen
perder la costumbre de comerciar con no,
sotros,, y se apropian el terreno que les'
hemos abandonado...


»Se nos responderá que el gobierno
• está negociando. Muy bien ; pero hace en


1822 lo que debia haber hecho mucho
antes; y lo hace ahora con mucha des-
ventaja. Quizá no serán aceptados en la
actualidad los medios de conciliación que
lo hubieran sido hace dos años; porque
el gobierno americano se ha encadenado
ya con sus mismas disposiciones: sus ciu-
dades de comercio han reclamado su pro-
teecion , y en aquel pais nunca se recla-
ma en vano la proteccion del gobieriic„El
congreso se ha ; informado de la -euestion,
y ha tornado una determinacion vigorosa:
por consiguiente ya no pueden hacer en
favor nuestro todo lo que querrián.


»Cuando la negligencia y despues una
obstinacion poco oportuna l del ministerio ha
cerrado á nuestro comercio un mercado
donde era muy grande su actividad, no
debemos esperar de nuestro gobierno que
nos abra nuevas comunicaciones donde


365
no existian. Por consiguiente no nos ad-
miramos de su negligencia en preparar mer-
cados á los productos de nuestro suelo
é industria en los estados que se han for-
mado con la desmembracion de las colo-
nias españolas, Nuestros ministros confina-
dos en la antigua Europa, donde parece
que se complacen en hacerse cada dia mas
pequeños, parece que ignoran lo que pa-
sa en el nuevo mundo. Un vasto campo
se ofrece en él á las especulaciones de los
pueblos mas. civilizados. Todas las nacio-
nes corren á él , se apresuran á llenarle
de preciosas semillas, y algunas recogen
.ya cosechas abundantes.


»El. ministerio responderá, que nues-
tra union con la corte de Madrid no nos
ha permitido reconocer la independencia
de aquellos nueves estados. Pero dejan-
do aparte este- reconocimiento que tarde
ó temprano será forzoso hacer, ¿es nece-
sario reconocer solemnemente el nuevo
bienio de un pais para entablar con él
especulaciones recíprocamente útiles? Ni
la Inglaterra ni los Estados-unidos han
reconocido todavia la independencia de los
paises insurreccionados. Es verdad que se'
ha hecho la proposicion en el congreso ame.




366
ricano, y el mismo presidente anuncie en
su mensage que aconsejaria amig,ablemen_
te á la España que no prolongase por
mas tiempo una lucha tan inutil 'corno
sangrienta ; pero en el intervalo ¿se han
quedado en ínaccion la Inglaterra y los
Estados-unidos ? ¿ han olvidado como no-
sotros sus intereses ? ¿han aguardado el con-
sentimiento del gobierno español para for-
mar conexiones mercantiles y directas con
aquellas provincias, y conseguir ventajas
que en vano querremos -disputarles en lo
sucesivo? Por,cierto que es admirable nues-
tra delicadeza y escrupulosidad.


»Dejemos que el tiempo resuelva la cues-
tion de derecho. Existen nuevos estados:
este es un hecho de que no .es posible du-
dar. Tratadlos como gobiernos de hecho;
pero comerciad con ellos si lo exige vuestro
interes.


»Si nuestros ministros hubieran con-
sultado la historia, la España misma les ha-
bria dado lecciones útiles. Mientras que
peleaba con la Holanda insurreciónada Fe-
lipe II , el mas -orgulloso de sus reyes , so-
metiendo su orgullo á su política perini,
tía el comercio entre sus puertos y los de
los Paises-bajos.Estaba reservado á laFran-


367
cia ser mas escrupulosa que la España mis-
nia con respecto á sus colonias.


»Si se nos dice que el ministerio tra,
baja con actividad en establecer relacio-
nes de comercio con las colonias españo-
las, responderemos que ¿ para qué es el
secreto ? La Inglaterra y los Estados-unidos
han enviado públicamente hombres que
examinasen la situacion política de aque-
llos paises para adquirir luces y formar
con conocimiento sus especulaciones ul-
teriores."


El autor se queja de la poca .protec.,
don que merece el comercia. francés al
gobierno, y compara la dominacion de
la aristocracia con la de los treinta tiranos
en Atenas , que apartaron á los ciudada-
nos de las especulaciones mercantiles, y los
aplicaron esclusivamente á la agricultura.
«La Francia fue vencida en su guerra pe-
loponesiaca ; pero ¡ que no pase adelante
la .


compara ci
! "


El orador concluye su discurso , pro-
testando que «con un ministerio que vela-
se por la dignidad y los intereses nacio-
nales no baria caso de roo,00 0


francos mas
6 menos en el presupuesto. Es verdad que
en este caso no aplicaria mas que los fon.


e




363
dos indispensables•, porque la habilidad va
siempre reunida con la economia.» Des,
pues enumera algunos artículos de reduc_
cion que propone en el presupuesto del
ministerio de relaciones esteriores.


Lo que mas interesa á los españoles en
este discurso es la situacion de las.poten-
cias mercantiles con respecto á nuestras
colonias. Las mas hábiles esperan la yeso-
lucion del punto de . derecho del tiempo;
entretanto comercian con los insurgentes:
nuestro infortunio actual las enriquece; y
las ventajas que logran con su comercio
opondrán un obstáculo insuperable al que
nosotros querremos hacer cuando cesen los
rencores y las enemistades.


Este tiempo ha de llegar , porque na-
da es eterno en el universo, y mucho me-
nos las pasiones funestas. Pero es de nues-
tro interes acelerar esta época , porque
mientras mas se dilate mas fuertes serán
las aversiones iin'auas entre la metrópoli
y las colonias, y mas débiles las relaciones
de religion , idioma y costumbres, sobre
las cuales aun es tiempo de fundar un sis-
tema tic comercio lucrativo para ellas y
para nosotros. No esperemos . á que se ha-
yan habituado á existir sin nuestras pro-


.369
ducciones y nuestra in dustria., P̂To. Perdil-mos'10


'único que ya podemos conservar
de ellas, que es un comercio ,.si no tan es-


. tenso como el antiguo, á lo menos
,é1 que


e baste para presentar un mercado inmenso
á los productos de maestra agricultura.
Hasta aqui hemos podido ser pródigos: he-
mos podido usar y abusar de todo: bien lo
pagarnos. Llegó ya el tiempo de la eco-
nona.


Nosotros estamos persuadidos de que
nuestras colonias pierden mas que noso-
tros en su separáCion repentina y hostil
de la metrópoli. Las guerras civiles de Bue-
nos-ayres lo prueban. Aquellos estados de-
ben. sufrir muchas convulsiones intestinas
antes de consolidarse, porque no hay en
ellos elementos de poder ni de libertad.
Estan condenados á pasar por todas las
gradaciones de la anarquía y del despotis-
mo antes de llegar á ser potencias. Su his-
toria no se parecerá en nada á la de la Amé-
rica septentrional, porque ni sus costum-
bres ni sus ideas se parecen.


Luis XI respondió á los genoveses que
venían, desp u es de haberle enramado , á
entregarsele segunda vez: vosotros os dais
á mí, y yo os doy al diablo. De esta espe-.


TOMO XV. 24




37r


tie,
aunque mas urbana, debia ser nues-


tra respuesta á los americanos , si se nos


éntregasen : ¿cuál deberá ser cuando quie-


ren ser independientes?


Sobre algunas ocurrencias del mes anterior.


Habiamos hecho ánimo de correspon-
der en este número á la invitacion de aquel
corresponsal nuestro , cuya carta inserta-
mos hace dos semanas , formando un re-
sumen de los acontecimientos mas notables
que han ocurrido en estos últimos quince
alias. Pero apenas principiabamos nuestra
relacion , cuando nos vimos precisados á
suspenderla convencidos de que , ó habia-
mos de limitarnos á copiar desnudamente
los documentos sin acompañarlos de ningu-
na reflexion , lo cual es aridísimo , ó si
esponiamos nuestro juicio imparcial y cons-
titucionalinente tropezariamos con la ne-
cesidad de publicar pasiones y miserias de
muchas personas que en nuestro concepto
conviene que esten ocultas.
• Quien , por ejemplo, que tenga idea
de lo que exige la veracidad histórica , no
se sorprenderá al ver el suceso de Valen-
cia de la noche del r 7


de marzo, referido
por su ayuntamiento constitucional de un
modo tan opuesto á como lo refieren el ge-
fe político y el comandante general de




ri




372
aquella provincia ? Seña-ciertamente entie-
so copiar aqui una despues de otra las tres
esposiciones que fueron leidas en el con-


greso ; pero por no molestar á nuestroslectores , haremos un ligero estracto de
ellas pura que cada uno forme el juicio
que le parezca , y se precava en adelante
de dar crédito á eso que vulgarmente se
llaman documentos , los cuales no .pocas
veces dan margen á que algunas cabezas
ardientes saquen consecuencias muy poco
conformes con sus premisas.


El correo de aquella ciudad que llegó
á Madrid el dia 22 1 trajo una multitud dé
cartas en las cuales se roferia aquel des-
graciado acontecimiento con mas ó menos
alterador' en las circunstancias , y dando-
le este ó el otro colorido , segun la im.pre-
sion que habia hecho en los ánimos de los
que hacian la relacion. Era muy natural
que á los señores diputados de aquella pro-
svincia se les .comunicasen los partes de la
autoridad municipal, al mismo tiempo que
al gobierno daban los suyos la militar y la
civil , y que por el contesto de unos y otros
se pudiese formar una idea clara del suceso
y de sus principales circunstancias. •


Apenas se reunió aquel dia el congreso


373
y se despacharon los primeros espedientes,
cuando los señores Faled y Gisbei t hicieron
una proposicion relativa á que la comision
encargada de informar á las Cortes sobre
el estado político del reyno tomase.en con-
sideraeion lo acaecido en Valencia , y des-
pues • de haber oido sobre ello al gobierno,
propusiese los medios de precaver la repe-
ticion de otros atentados •semejantes , y
de asegurar la tranquilidad pública-Sabien
do el señor presidente que existia una re-
presentacion del ayuntamiento constitucio-
nal de aquella ciudad , exigió que se leyese;
y se• reducia en substancia á decir que en
la noche del s 7 de marzo se habian en cier-
to modo renovado los escesos del to de
aquel mismo mes en Cadiz , por•ie yendo
una multitud de gentes acompañando á la
retreta del segundo "regimiento de artille-
ria , gritando viva la nadan , 3uva Riego,
al llegar enfrente de la casa del coronel
de dicha arma , salieron íos soldados de la
guardia que habia en ella , y principiaron
á sablazos contra la gente que iba detras:
que, tambien habian tornado parte en este
atentado los artilleros que la escoltaban,
sin duda por estar de acuerdo con sus
compañeros que haciendo fuego sobre el




375.
sobre el mismo acontecimiento referían las
demas autoridades. Para eso fueron llamados
los secretarios del despacho de la gober-
nacion y de guerra , los cuales eu efecto
leyeron las que les comunicaban sus res--
pectivos subalternos. recia el gefe político


•-yok cine en la noche del r 7 de marzo , lejos
de insultar los artilleros á aquella parte
del pueblo de Valencia que iba acompa-
ñando á su retreta , ellos eran los que se
habian visto insultados y detenidos en su,
marcha, que habian acometido tí la mú-
sica con una nube de piedras , y con $J.os
tiros al parecer de pistola , á lo cual habia.
contestado la tropa disparando sus armas.
Que de aquella ocurrencia solo ,habia re-
sultado un herido grave y otro'levemente.
Acompañaba los partes y oficio pasado al
juez de primera instancia con la relapio4
de los reos aprendidos , alejando al en:101-
do del tribunal de justicia el descu beimien-
to de los verdaderos autores de aquel
atentado. Refiere la circunstancia de ha-
berse hallado en las paredes de la casa Oel
comandante general las seiiales de los tiros
de postas y perdigones , y aplaude con
entusiasmo la prudencia y severa,
na del cuerpo de artillería


pueblo indefenso, le envolvieron y atrope-
liaron, resultando varios individuos grave-
mente heridos , cuyo número no señala
el ayuntamiento , porque no estando con-
cluida la sumaria claro es que era imposi-.
ble saber legalmente los heridos que ha-
bían resultado. Que este desagradable in-
cidente habia puesto en la precision al
ayuntamiento de representar á S. M. con
igual fecha , pidiendo la remocion de aquel
regimiento de artillería , cuya presencia
tenia comprometida la seguridad pública de
aquella capital; y por último, que como aque-
llos desórdenes se consideraban emanados
de la irregular conducta de aquel gefe po-
lítico y comandante general pedia igual-
mente el ayuntamiento que se exigiese la
responsabilidad á ambas autoridades, con-
cluyendo con suplicar á las Cortes que se
sirviesen mandar disolver el segundo re-
gimiento de ortilleria , diseminando á sus
individuos entre los demas de la mima
arma.


Facil es de concebir cuán triste seria
la impresion que baria en los oyentes la
lectura de esta esposicion , singularmente
en los señores diputados de la provincia;
pero era indispensable oir tambien lo que


1 e 1 ,


0




376
Para deshacer la impresion que pudiera


haber hecho el parte del ayuntamiento , dice
paladinamente, que los individuos de este
cuerpo , que han debido al crimen el lugar
que ocupan, lejos de procurar la tranquilidad-
del pueblo la alteran directa é indirecta-
mente , y son otros tantos agentes del - des-
orden. Señala con particularidad corno pro-
movedor de'este último atentado á uno de
los regidores y hace un estracto bastante
horrible de su vida política , refiriendo
varios hechos comprobados y juzgados,
por los cuáles resulta haber sido autor de
otras tramoyas dirigidas á alterar el orden
público.


El comandante general 'se esplica casi
en el mismo sentido que el gefe político,
acompaiiando los partes del alcalde del
cuartel en donde ocurrió aquel desgraciado
suceso , juntamente con el que anterior-
mente habia él dirigido al gefe político,
quejandose de los repetidos insultos que
sufria la guarnicion de aquella plaza ,. y
los medios indirectos que se empleaban
para trastornar el orden.


Al oir unas relaciones tan encontradas
no puede haber ningun hombre imparcial
que deje de suspender su juicio hasta ver el


371
resultado de las diligencias que •quedaba
practicando el poder judicial , y que se acla-
ren el hecho, las circunstancias y los autores:
Pero como no siempre pueden los hombres,.
por mas que esten revestidos de un carae-
ter póhlico , conservar la serenidad nece-
saria para buscar el acierto -en las discu-
siones , no faltó quien tomando ocasion
del parte del .ayuntamiento , diese por
cierto y averiguado que todo dependia de.
la impericia de los mandatarios y agentes
del gobierno. No es de estraliar este aca-
loramiento en un diputado de aquellapro-
vincia, y ya que no pueda elogiarse la ejtaé-
,litud lógica, siempre seria plausible el Ce-
lb en favor de sus . comitentes , si este
mismo celo mal dirigido no le hubiese preci-
pitado á disfamar el nombre de varios ge-
nerales , y con particularidad el de.uno que'
por .el alto destino que ocupa en la nacion
tenia derecho b. esperar mas miramiento,
mas circunspeccion , y sobre to do mas ver-
dad en el santuario de las leyes.


miY . No contento con esto aquel celoso di-
.1 putado , contrayendose al asunto que se


discatia , citó varios hechos , los cuales
• posteriormente han sido contradichos por


las personas á quienes se inculpaba en




37$
ellos; y no seria estraño que todavia vie_
sernos otras citas ó documentos que con-
tradijesen á los contradictores; tal es la
falta de escrupulosidad con que por desgra-
cia ha dado en mirarse la buena fama de
los hombres. -


Igual y no menos injusto acaloramien-
to manifestaron otros señores diputados en.
la célebre sesion del 22, recriminando al
gobierno con tanta dureza, que hubo quien
llegó á decir que este se complacia en que
se derramase la sangre del pueblo, y que
escitaba á las 'autoridades á • que conti-
nuasen en sus atentados. Sin embargo,
era entonces tan dudoso corno lo es hoy
mismo, si hablan sido les artilleros ó las
gentes que acompañaban la retreta los que
habian provocado el desorden ; y era mu-
cho mas dudoso todavia, si se puede dar
el nombre de pueblo á aquellos acompa-
ñantes. Enmedio de -una discusion tan aca-
lorada prevaleció el juicioso dictamen de
que se nombrase una comision , para que
oyendo al gobierno presentase al día siguien-
te una medida -general, enérgica y con-
veniente para evitar que se repitiesen otras
funestas convulsiones.


Reunióse . en efecto, y a torció diferen-


37g
tes medidas generales, asi con el fin (le
evitar las funestas ,consecueTuglas que pu-
dieran sobrevenir del suceso que lá ha-
bia motivado , como para impedir los pro-
gresos de estos males en toda la nacion.
Días come, la comision había tomado por
base la representacion del ayuntamiento,
lo primero que habian propuesto á los se-
cretarios del despacho antes de acordar me-
dida alguna, era la remocion del gefe po-
lítico y comandante general de aquella
provincia, y la salida del segundo regi-
miento de artilleria de aquella guarnicion;
lo cual venia á ser en substancia dar ya
por averiguado el hecho que todavia era
dudoso; pues aunque no siempre puedan
mirarse como castigo aquella xemocion y
traslacion, es evidente que en aquel caso
nadie las hubiera podido mirar bajo otro
aspecto. No accedieron los ministros es-
ta medida preliminar, por la sencillisima
razon de no creerse con 'suficientes datos
para conocer la certeza del hecho.


Era ciertamente un testimonio de mu--
cho peso el parte de un ayuntamiento cons-
titucional, y á nuestro entender merecen
por lo general mucho mas crédito las aser-
ciones de las autoridades populares que




TZEI
38r


38o
otras, por mas calificadas que se las suporr.
ga ; pero se debilitaba en gran parte esto
testimonio con respecto á Valencia por
la idea que daba de los individuos que
le componen su mismo presidente, de quien
110 es (le presumir que aventurase una
acusacion tan grave. contra ellos, coma la
que se espresa en el oficio (le que va he.
mos hecho ineneion.


Cuando se empezaba á discutir el dic-
tamen presentado sobre este asunto, quiso
la desgracia que se diese cuenta á las Cor-
tes de otro suceso todavia mas funesto por
sus efectos, aunque muy semejante en otras
varias circunstancias que acababa de ocur-
rir en -Pamplona la tarde del 1 9


entre
varios paysanos, Milicianos y militares de
aquella guarnicíon. No se observaba en es-
te suceso aquella estraOrdinaria divergen-
cia y contrariedad en las 'relaciones oficiales
que se hacian de él, como se habian ob-
servado en el de Valencia ; porque aqui
tanto el ayuntamiento como la diputa-
cion provincial y los gefes militar y po
lítico, todos se lamentaban de la catástro-
fe; todos habian procurado evitarla , aun
con peligro de su vida; todos deseaban
evitar que se repitiese, y todos indicaban


con mas ó menos claridad el origen de
aquella desventura. Verdad es que las car-
tas particulares atribuian unas el .origen
á la provocacion de algunos soldados con-•
tra los milicianos y paysanos, y otras á
varios díscolos contra los militares ; pero
esta averiguacion estaba ya encomendada
al juez de prinicia instancia, de cuya ac-
tividad era de esperar que no tardaria en
averiguarse los autores de aquel crimen,
y acaso tambien los instigadores de él;
pues habia fundadas sospechas de que no
Babia sido del todo eventual.


Sin embargo hubo tambien un señor di-
putado que no creyó de abso:uta necesi-
dad la conclusion de la sumaria para ha-
cer recaer un severo castigo sobre los que
xodavia se ignoraba que fuesen culpables.
No era posible que á un sugeto de tan-
tas luces y de tan acendrado patriotismo
como es el autor de esta proposicion, de-
jase de ocurrirle la incongruencia de se-
mejante propuesta; pero su calidad (le


, y la singular circunstancia de ser Pam-
plona una plaza fronteriza, ú otras raza-
nes que no nos es -facil adivinar, excita-
ron su celo hasta tal punto, que pidió á
las Cortes • que se disolviese aquella mili-




cia nacional, y que se tomasen otras ine,
dictas igualmente duras contra aquel
blo que segun su dictamen no quería so,
portar ninguna guarnícion de cuantas se
le habian enviado.


La proposicion se aprobó en cuanto
la primera parte, y en consecuencia se
dieron las órdenes oportunas para que se
llevase á debido efecto. La idea qee se ha
querido dar de Pamplona durante la dis..
eusion autorizaba ciertamente cualesquie-
ra medidas de precaucion que quisiese
tomar el gobierno para asegurar el cum-
plimiento de lo que resolvieran las Cor-
tes; y asi ademas de la determinacion to-
mada por aquel de enviar á dicha plaza al
distinguido general Lopez Baños, todavia
juzgó oportuno dar particulares instruc-
ciones á aquellos geles, y mandar que
entrase con disimulo el estraordinario que
llevaba la orden. Los que conocen el pue•
blo de Pamplona, y no tienen interes en
desacreditarle, ni en arrebatarle las ven-
tajas que su poblacion , su situacion geo-
gráfica y la fortaleza de su ciudadela le
tienen asignadas en la administracion ci-
vil y militar de la provincia, saben muy
bien que toda precauciou . está denlas en


383
Navarra, cuando se trata de obedecer las
órdenes emanadas de la legítima autoridad.
Verdad es que una funesta esperiencia ha-
bia mostrado á los ministros que se po-
dían muy bien desobedecer sus órdenes,
y aun las de las mismas Cortes, con solo
que aquellos contra quienes se dictaban
las providencias, espusiesen que les desa-
gradaban los nombres de los que las ha-
bian firmado; pero debia tranquilizarlos
la idea de que los pueblos y los indivi-
duos que no se limitan á probar solo con
gritos su amor.


á la Constitucion , sino que
le acreditan con hechos que son los tes-
timonios verdaderamente irrefragables , no
irian á desmentir con una escandalosa ino-
bediencia tantas y tan repetidas pruebas de
su buen espíritu constitucional y de su
acreditado patriotismo. Es verdad tambien
que Pamplona no tenia la desgracia de
tener dentro de su seno ninguna autoridad
interesada en conservar su puesto á costa
de la tranquilidad pública y del trastor-
no de los principios sociales; y esto mis-
mo debia aumentar la confianza de que
serian obedecidas las órdenes, de cualquier
modo que se hubieran comunicado.


En efecto, Pamplona, cuyos milicianos




384
y vecindario 'entero se han apresurado á
satisfacer íntegramente sus contribuciones
pecuniarias y el cupo de servicio perse,_
nal (en lo cual puede tener la gloria de
ser acaso única en el reyno), no era po.
sible que :repitiese el escándalo de decía_


e:rarse en estado de rebelion ni de hacer
causa comun con niugun género de . faccio-
sos. Ni , siquiera fue necesario el aparato
de la .fuerza para que quedase cumplida
una orden tan severa á las cuatro horas de
comunicada. ¿Qué se hubiera dicho de
Pamplona, si en lugar de dar este ejemplo
de sumision constitucional hubiese repeti-
do las escenas de Cadiz Y de Sevilla á fi-
nes del alto pasado y principios del actual?
¿Cómo se hubiera calificado el espíritu de
aquel ayuntamiento y de fas autoridades,
si en vez de facilitar el cumplimiento de
la orden , se hubiesen venido haciendo re-
presentaciones sobre su justicia ó injusti-
cia , y sobre si el que ' la daba carecia ó no


' de fuerza moral?
Pero el espíritu de Pamplona es servil


Y su milicia anticonstitucional, puesto que
se ofende de que la insulten á todas ho-
ras los que estan en posesion de que se
crea sobre su palabra que son patriotas y


constitucionales. Sí, lo son sin duda, y
decididos, m , hasta que llegue el o-e




n en que se les mande ojxdecer: pe-
muy to


,J.o. en llegando este caso se eleva la ino-
bediencia al grado de exaltacion berovca,


, y quedan dispensados de hacer el sacrificio
pie de ellos se exigía. Estamos bien per-
suadidos de que no á todos habrá sido
iguahnente agradable este insigne ejemplo
que acaban de dar los milicianos de Pam-
plona , y que él solo desmiente todas las
Imputaciones que gratuitamente han que-
rido hacerseles ; pero entretanto que el


• tiempo y las diligencias judiciales descor=
ten el velo que oculta todavia , no solo las
causas de este suceso, mas tambien el des,
enlace que se quisiera que hubiese tenido,
es de esperar que no será perdido para rec-
tificar el concepto , acaso equivocado , quo
hayan podido formar las Cortes por rela-
ciones siniestras, parciales é interesadas:
El tomar las armas para defender su pa-
tria y sus mas queridos intereses no es un
sacrificio que merezca citarse como heroy-
cidad; .


porque es comun á todos los hom-
bres, y apenas merece agradecimiento: lo
que debe admirar es el.sacrificio de dejar:.
las antes de, estar convencido de haber da-
do el mis ligero motivo para un desayre
tan amargo. QuisieramoS- engafiarnos; pe-
ro nos parece que las mismas causas que
han motivado los supuestos escesos en que
se cree que incurrió la milicia voluntaria


TOMO XV,




Sta "
-de Pamplona , producirán iguales resuhd03
-en la denlas milicia de aquella ciudad y en
la de todws los otros pueblos, si no se porté
Oh término á esos -,,gritos provocativos que
por inocentes qué sean y aun por mas apre.
viable que fuera el objeto á que sé dirigen,
nunca se recibirán con agrado llevando en.;
vuelta en sí alguna amenaza. El mayot
triunfo de los ssl•viles seria introducir la
discordia -entre los militares y los paysanos;
Pues una vez introducida , Oto interesa.
Da saber de parte de quien habia estado
la primera -provocacion. Tenganse pesen.
tes dos rosas , en nuestro entender muy
importantes: la primera es que si esta (lis.
üordia llegara á genera izarse, su. resultados
serian frruestisimos para la tropa; y la se-
gunda que en -este género de disensiones no
se debe considerar como desarmados á
aquellos á quienes se les han quitado sus fu-
siles.


Lo restante de las disensiones del id.
timo mes no ofrece grande interés, fue-
ra de haberse declarado aonretidos al jui.:
ciar de responsabilidad á varios empleados
públicos. La r,pt y curiosa ha sido la.
cusion -acerca de la cansa que se formó
contra don Martin Serrano, don -Floren-
cio Ceruti y don A.2,-nstin Chinchilla.; pero
nopodentos reproducir aqni las razones que
se. espusieron en pro y en contra del clic-.
tamen de la ,ctymision a mas de que resneb.
to .


el pronto- ¡que se discutía, en vano es


387
reflexionar sobre la mayar ó menor fuer-


' Va' de
-. 10á' argurnentdS'.'


qüe diremos es que en nuestro
concepto hubiera sido (le (lesear que este
negocio se hubiera ventilado en sesion or-
dinaria, ó que en caso' de serlo en estraor,
dinaria , no se hubiese prolongado desde
las•ochb y inedia (le la noche hasta la una
•me,,dia ile ta ina


.drujada l
ya porque el re-.gla m en to


. , de, Cortes, previene y determinan
el tiempo que deben durar estas sesiones,
ya,ta inbien.pkir ser-la:víspera del nombra-
miento de , p̀ r2sidente. Es menester pene=
trarse desque en; -los gobiernos represen-
tativos. se! han de. mirar con suma escrupu-
losidad las formas' protectol as del anden; y
es menester gran cuidado para no dar
inenor-pábaky á la malignidad.


4.


u -I q.




38/


Plan renerd ile ha ci'ad'o rre.,entivin d j'a1
Cortes o, dinar/ o, de i 8 2 2. = 1 'or don Pranl
cisco Gallardo Fernandez,


El autor propone el restablecimiento dé
las principales rentas y conti ibueienes que
tema la nacton en t 8o8 reto c'en las re,.
formas y modificaciones que vechttnan el
estado de: las luees y. el de nuestra sitúa_


lleeonoce que ..eériv'entlr á su-
priur • algunas rentas a n tigua i Ny 'est ablerer
otras rtneVaS tie mas,sego :Os nerklimientos;
y alirina . q e e coil las • :nue, se do use] . r en y


1171 que se creen ‹segOni:su
da 1)11 v-diva reunirá; Jos. fm,dos.,.meet„larios
para :.itelider á las obligaciones ordinarias
del estado, satisfacer los réditos de la tleu-
da , y hacer frente á todos los cúlpenos
del gobito no.


!Y. " sol ros no entrarétnos en , el porme.
D or de todos siis calculo 1, ni eXaMinarén10$
una por 'tina todas sus ideas; pero sí ditémos
(pie en su memoria hay muchas observa-
ciones útiles ,le que las Corles pueden a pro.
Yecha•se rara arreglar el vasto, C(.1111)11ra•
do v capital ramo de la bar ienda pnblica.
Señaladamente deseariamo, que se mine
en consideracion lo que el señor Gallardo
dice sobre el restableciento de lit: rentas
provinciales ó sea de la c0utr1b04


.389
',ion sobre consumos. Varias veces lo hemos


`<Will) , esta contri bueion es ja menos one-
rosa , la menos sensible . ; la unas producti,
'L y la mas igualmen te repartida ; y »os


comp l a cemos en ver que una persona tan
inteligente y versaría en .tnaterias de ha-


a
cienda pública como el señor Gallardo
bunde en estas mism a s ideas , las mor-


- robore con su apreciabki voto , y las com!
firme con nuevas pruebas. .


Convenimos tan, bien con el autor én
que la contribucion direcia tel ritorial, so.
bre ser odiosa á los pueblos , no puede
llegar á repartirse con igualdad mientras
no se haya formado el cadastro general del
rcyno; que para formarle son necesarios mu-
chos años y 'muchos millones y que aun num
pletada la operacion babria todayia injusti•
eias, arbitrariedades y m ucha designa Icla,1 un
los repartimientos anuales. eOnvenimos
tambien en f i ne si Con solo contribucio.
nes indirectas' se pudiesen cubrir los gas-
•tos de la nacion , deberia ti preferirse a las
directas ; pero no pareciendonos posible,
tenemos por necesario que se 'eonser ve la
territorial , adoptando para 'S U


repartidor
otras bases que las que lían regido basta
aqui. Como este es un punto muy impor-


. tatue , nos detendremos á darle toda la
claridad posible.,


Al examinar la memoria del ministe-
rio de hacienda, presentada en la legisla.,
tira de 1820 , iodicarnos ya nuestra upi-
.




390
T' ion ; y aunque esta puede muy bien Ser er,
rada, porque es muy lacil eqi iivocarse en lila:
tenias en que frecuentemente se equivocan
los hombres de mas talento é instiuceMzi,:
nos atrevemos sin embargo á reproducir
nuestro proyecto , por si acaso las Cortes
creyesen ccnvcniente adoptarle en todo 6.
en parte , y con las modificaciones que es-
time oportunas su ilustrado patriotismo.


Dijimos pues entonces y repetimos aho-
ra con mayor convencimiento, porque la es.
periencia ha hablado en nuestro favor,.
que si la eontribucion territorial aparece
tan injusta., arbitraria y desigual , y es mi-
rada por los pueblos con, tanta aversien,
esto no consiste en ella misma ni en su
naturaleza , sino en el.modo con..qtte basta
ahora Se ha hecho la repartiCion. Se e'3?-
pieza por fijar una cuota de ciento cincuen-
ta milloneá por ejemplo ; y luego tomando
por base de la distribucion un ceno in-
forme , hiexaCto y lleno de errores , se
dice «de estos ciento cima:lenta M illones. la
provincia A pagará tantos, la provincia,13
cuantós, y asi respectivamente.» Pasado este
decreto á las provincias para que subdiv,
dan sus cuotas , se procede en las capita-
les á hacer la reparticion del cupo respec-
tivo entre los pueblos que las componen;
y con menos datos todavia que los que se
tuvieron presentes para hacer entre las
provincias la distribucion de la 'suma Mal,
se procede á repartir entre los pneblos la par-


39x
te asignada El Cada provincia , diciendo : «la
provincia A debe pagar tal tos millones,
y de estos satisfará el pueblo tal tamos mil
reales, el pueblo cual tantos, y asi res-
pectivamente hasta igualar la suma de.estas
partidas con la señalada ,á la provincia.»
Llega á cada pueblo la orden para (fuese
repartan entre SUS vecinos los tantos mil
reales que le han cabido', y se liace otra
asignacion tan arbitraria como las dos pre--
cedentes , diciendose : «de estos tantos mil
reales deberá .pagar Pedro •


mil , Antonio
ochocientos etc.» , teniendo buen cuidado
los repartidores , y sean los que hieren,
porque siempre son hombres, en cargarse h
sí mi-mos , y á sus parientes y amigos lo
menos posible , y en gravar cuanto pueden
á los que son sus enemigos ó no les li-
teresan. Preguntamos aboca : ¿cómo es po-
sible que una contribncion tan at bitraria-
mente repartida deje de ser gravosa á los
contribuyentes ? La reparticioa de la suma
total entre las provincias no es tri puede.
ser igual , justa y exacta , porque la liase
en que se funda es •conocidamente d2fee,
tuosa : la distribucion <lel cupo de cada
provincia entre los pueblos que la compo-
nen, es todavia. mas inexacta y arbitraria;
y el repartimiento vecinal en los pueblos
para llenar sus respectivos contingentes,
aiade a las. dos primeras inexactitudes una
parcialidad inevitable , contra la cual pee-
den muy poco las reclamaciones de los




agraviados. Es pues de toda justicia y
ce.sidad que la contribucioñ territorial se,
repárta de otra manera.


¿Y cuál será esta ? Ya la indicamos en
el artículo citado ; y aunque conocemos
que no carece de inconvenientes, no ha-
llamos otra que tenga menos. Nuestro
proyecto se reduce á lo siguiente. 'Las
Cortes fijarán segun una escala de bastante
latitud el tanto al millar que deberán pa-
gar. segun su valor respectivo las tierras
productivas que sean de dominio particu-
lar , ya sean de pan llevar , ya esten
tadas de viñas , olivos, frutales , ya consis-
tan en prados naturales ó dehesas , ya en
prados artificiales, ya contengan arbolados
para cortar , carbóneos , ect. Fijada esta,
base general , las diputaciones provinciales
asistidas de una junta de propietarios fijarán
anualmente para cada pros incia, segun el es-
tado.actual de su riqueza , dos términos es-,
tremos entre los varios grados de la escala,
dentro de los cuales haya de hacerse el,
repartimiento local ; y circulada á los pue-
blos la resolucion , los ayuntamientos-res-
pectivos, con intcrvencion de pleno núme-
ro de propietarios nombrados' por todos
los, restantes , lijarian la cuota , determina-
da., que segun el estada del pueblo de-.
biese satisfacer segun su clase cada fanega.
productiva. Hecha esta operacion se pe-
diría 4 cada vecino una relacion jurada de
las,


tierras propias ó..agenas que poseia ó cui-


393
daba , ya en propiedad, ya por arriendo
sí como simple administrador ; y calcula-
do el término medio de su valor por la
misma a junta que labia fijado el tanto de
la contrilincion , se le haría la cuenta , y
se le (Urja : ,,tanto tiene usted que pagar."
Supongamos que habiendo dicho las Cor-
tes <, cada fanega de tierra plantada de vi-
ña pagará segun los garages desde uno
basta diez al millar de su valoren venta,"
la junta provincial hubiese señalado para
la provint la de Madrid , por ejemplo, los
dos términos estremos di sde tres á ocho; .
y que la junta vecinal de Pinto a por ejem-
plo, hubiese determinado delinitivamente el
cinco ; y pedida la razon jurada , resul-
tase que el vecino N es dueño de cien
fanegas de tierra plantadas de viña, cuyo.
valor medio sea el de loo reales cada una,
resultaria que este contribuyente tenia una
propiedad territorial de valor de diez mil
reales , y que por ella debia contribuir con
la suma de c;..neuenta reales vellon al año.
Podrá suceder que esta cuota no sea ma-
temáticamente proporcional á la que pague
otro convecino suyo que tenga tan bien vi,
ñas , por la desigualdad que se observa
aun entre terrenos contiguos ; .pero al fin
la contribucion siempre seria impuesta y
calculada segun tres bases seguras , cali-
dad de las tierras , número de fanegas posei-
do por el contribuyente , y su valor medio
actual. Se dirá que se cometerían fraudes,




394
que las "clariones aunque jurarla; nn
fieles , que cada uno pro eurária ocultar
parte de sus tierras ó. su cabila. Sin d uda
algo habria de todo esto ; pero no tanto co.
salo se imagina. En los pueblos no muy po,
PU1OSOS es casi imposible ocultar las tier-t
ras que cultiva cada ,vecino, ya suyas, ya a go..
nas; y cuando litio quisiera hacerlo, SUS Con,
vecinos serian otros tantos denunciadores y
fiscales: En las grandes •poblaciones se evi-
tarla el inconveniente , 'subdividiendo la
junta de propietarios, tasadores y verifica-
dores en varias secciones por enartelevó
distritos, con lo cual la ciudad mas popu-
losa se reducía para el caso á varios pue-
blos peque5os. -El que esto escribe no ha
vivido siempre en Madrid ; conece lo que
son lugares , sabe corno se manejan , ha
meditado :multa sobre la materia , y está
convencido de que sin Medir geométrica-
mente las tierras , es facil en cada pueblo
tener una razon basta.nte exacta del Ut'ime-
ro de fanegas de tierra pi oduetiva que tie-
ne cada vecino, y de su valor en venta;
supuesto lo cual la imposicion individual no
puede dejar de ser tan equitativa y fUll-•
dada como lo permite la naturaleza de to-
da contrilmciots. No hay ninguna que Sea.
ni pueda ser matemáticamente igual v justa;
y por eso es Preciso contentarse en todas
ellas co n la posible aproximacion á la igual-
dad matemática. Es inutil prevenir que ha-
biendo en Espailia-tt.rttas y tau varias rue-


395
slidas .superficialef; para las tierras, como
son .las de fanega , aranzada, peonada, mar+
jal , huebra, yugada ., tablilla y otras , es pre-
ciso reducirlas todas á una que comen ga
Un mismo mímelo de Taras cuadradas , y
ilamesela fanega ó COLIJO se quiera; pero
fijada esta unidad, se formarian tablas de
reduccion que se improuirian y repartirian
á los pueblos para que supiesen por ellas
la exacta correspondencia de las medidas
usuales con la unidad adoptada. Y no se
crea que para esta operacion se necesitasen
en cada pueblo grandes Inatematscos : da-
das las tablas , el, fiel de fechos mas lego
baria la reduceion necesaria en cada caso
particular. Supongamos que la aranzada de
tal provincia estuviese con la fanega legal
en la razon de dos á tres , y que un ve-
cino dice en su relacion que :tiene una vi-
ña de veinte aranzadas ; poca aritmética
se necesita para deducir que estas veinte
aranzadas equivalen á treinta fanegas , y
que si el :valor medio de la aranzada es •de
cien reales , vi de la fanega . será, sesenta y
seis y dos tercios, y por consiguiente, que si
las veinte aranzadas valen dos. mil reales,
porque veinte multiplicado por ciento da
esta suma , la misma darán treinta (mul-
tiplicados por sesenta y seis y dos tercios ; y
por lo mismo que debiéndose pagar cinco
al millar del valor, las veinte aranzadas,
ó su igual las treinta fanegas, adeudan (hez
reales por la contribucion territorial : tam-




396.
bien es escusado advertir que las juntas re.,
partiduras estarian autorizadas para oir las
reclamaciones de los interesados , fundadas
en razones y circunstancias particulares , y
concederles las rebajas que t •Slit: a en justas.


VolViendo á la memoria del sr fior Ga_
nardo, quisierantos que pues propone Con-
servar la contribucion sobre las casas de
Madrid , ednocida con el nombre de re_
galia de casa-apcs




nt‘1, mu g iese estendido
esta contrilarcion á todo el reyno; es de-
cir, que hubiese indicado un impuesto so_
bre todos los edificios habitados, esceptas
las alque•ias t ora les.Esta contribucion, sien_
do moderada es justa, bastante toleraHe
y productiva , y se repar te con toda igual-
dad. Y aunque pagada por los drrefius de
las casas recae en realidad basta cierto
punto sobre los inquilinos, tudavia
ramos que estos pagasen una , muy peque-
ta , pero genera), corno la <re un uno por


ciento en razon del alquiler anual que sa-
tisfacen al propietario. Esta reemplazarla
con ventajas á la de puertas y entallas
de Inglaterra y de Francia, y su rendi-
r-tiento no seria despreciable.


Piar lo -denlas Convenimos con el sefior
Gallardo en que se conserven alnlue, mo-
dificadas las de patentes y registro; y lo
que es por nuestra parte:creemos que la
de correos podria y deberia recibhr algun
aumento. Se dirá que tenernos espíritu lis-
cal; pero responderemos que sin hacien°


397
tia In'tblica, es decir• , sin un tesoro que
pague puntuslmente todos . los gastos ge-
nerales del estado, no hay libertad, ni Cons-
titueion ni gobierno, ni naciones; que no
puede haber tesoro Hbileo sin que. Laya
contribuciones, y que para fine estas pue-
da " cubrir los gastoses menester muiti-
plicarlaS y diversificarlas 1e mil maneras pa-
Ira que alcancen fr s tódós. El mayor error
que puede cometerse en la materia es el
de reducir los- impuestos á uno solo ó á
muy ,pocos, corno propusieron los econo-
mistas del Ultimo, siglo:


Convenimos finalmente con el señor
Gallardo en que reducidos los diezmos á
la mitad, y debiendo supóñerse que' aun
esta no. se pagará con la Migiosa escrupu,
losidad que en otro tiempo, eUtOtal de ..st.t
importe no puede graduarse en mas decido-,
to treinta y cinco millones de reales ;•pelí.
ro supuesto este cálculo, nos parece que el
que -se hace de las rentas decimales • aplilk
cables al erario es algo exagerado , y que
ó el clero ha de quedar indotado, ó la na-
cion no debe ya percibir las tercias , el es-
cusado , el noveno, el subsidio, las medias
anatas eclesiásticas y la tercera parte do las
mitras. La._razon es clara' El señor Gallar-
do calcula que_ann reducidos los diezmoi
á la mitad producirán toda.via al erario to-
das estas rentas llamadas antes decimales,
porque se sacaban en efecto de la masa do




398 •


diezmos ochenta "millones de reales-en
ta forma:
• Tercias


3o millones.
Escusado



NoVen:o . i5
Subsidio
15


Espolios y anatas 2
Mitras 8 ".


80,..


• i.Q.u , ;le queda pues al clero ? Cincuen-
ta y cinco millones. Y con esta cantidad.
quedara competentemente


té dotado el clero,
costeado 'el culto. de todo el reyno , aun
dejando á las iglesias sus fincas ? Ño lo cree-
try,s , . tenemos calculado, que hecha la ne-
eesarta•refOrtna en el clero secular, redu-'
cido este :a .


•obispos, párrocos y, sus
jutores conservando en lhs catedra-,
les mas que doce presbíteros que sean co-z
ruta el consejo ó apostolado••del obispo, y
asignando á todos una moderada'•acrigilé
decorosa .dotaciou, el gasto teta] del 'eth
to y sos,,ministros no rinede . bajar décima-
to cincuenta millones. Si pues de los diez-
mos no se les dejan mas c ine cincuenta.
cinco, era preciso para completar la. sik;
ma - que las fincas les produj esen sietrisno=
venta y cinco millones; Cosa•.qué nós•parei.
ce imposible. Tanibien nos , lo parece que
reducido él diezmo á la mitad, y no pagan.:


399
dose como antes se pagaba, pueda ascender
á ocho millones la tercera parte pensiona-
ble de las mitras, porque en este caso los
obispos solos se llevarian mas . de la sesta
parte de los diezmos , cosa que en el nue-
vo arreglo no puede ni debe verificarse.


Salvo esté ligero reparo, en lo domas
la memória del señor Gallardo nos pare-
ce -escrita con mucha imeligencia , reco-
mendarnos mucho su lectura, y deseamos
que las Cortes hagan de ella todo el apre-
cio que merece.


En lo tocante al crédito público es-
tamos enteramente de acuerdo con el se-
ñor Gallardo; y nos complacemos en ver
reproducidos en su memoria los mismos
princims que nosotros inculcamos hace
mas de un ano. Estos son muy sencillos,
y claros, y se reducen á lo siguiente..
Liquidada, reconocida y uniformada la déu,
da, y fij ado. el tanto por ciento 'que de-
ba ganar por razon de intereses hasta su
amortizacion' definitiva, el importe de es-
tos intereses debe formar una partida del
presupuesto general , y pagarse por el te-
soro público. Por consiguiente en este de-.
Inri entrar todas las rentas del estado, cual-
quiera que sea el destino que hayan te-
nido hasta ahora. Lo único que debiera
hacerse era destinar mensualmente una can-
tidad fija que puesta separadamente en una
caja particular, que se llamaria de' amor-
tizacion, serviria para ir estir.guiendo gra-




luzca 9,


• 4oó


dual y sucesivamente la deuda , comprar;„
do al curso del . dia, y cancelando re-
ligiosamente el mí mero de inscripciones
que alcanzasen sus fondos. Esto es iodis..
pensable si se quiere tener crédito : f),(gar
fielmente los réditos, é ir estinguiendo el
capital aunque sea muy lentamente.


Nota. Cuando hemos supuesto que al
clero se le hayan de conservar sus fincas,
hablamos segun la teoria del autor; pero
nuestra opinion es de que á toda costa
es .necesario destruir la amortizacion cele,
siástica , como ya lo está la civil. Y si
para dotar al clero y costear el culto no
alcanzase el medio diezmo, cosa que no
creemos, seria menos malo suplir de las
contribuciones, civiles lo que faltase, que
dejar en manos muertas ni una sola pul-
gada de terreno. Es un punto capital: pa-
ra la prosperidad de un estado, que eh todo
él no haya un patino de tierra que no está
en libre circulacion.


tRRATÁ.


J el numeró 88 , pa.. 3io
donde dice XVIII, lease XVI.


CENSOR 9
PERIÓDICO POLiTICO Y LITERARIO>


N.° 9d.


SÁBADO 20 DE ABRIL DE 1822.


TEATROS.


El Ilonzbre de la selva neva, comedia en
tres actos traducida del francés.


Esta comedia, perteneciente al repertorio
del teatro de la puerta 'de san Martin de Pa-
riá, tiene por fábula una novela tan compli-
cada. y tan disparatada como la tasan dra. Es
muy dificil seguir al autor en las vueltas
y revueltas de la accion , plagada ademas
de.:inverosimilitudes.-


El conde Geraldo, ministro del 'elec-
m'e, palatino, fiteH,actisado falsamente de


tralcion por sus enemigos, al frente de los
l'0310 XV.




40.2
cuales estaba el conde Herman , su sucesor
en. el ministerio, hombre dotado de todas
laScuahlades necesarias para hacer un buen
traedor de comedia. Geraldo se escapó con
una fuga oportuna al suplicio quede ame-
nazaba , y dejó encargado su hijo á Frantz,
antiguo y leal criado de su familia. Este
ocultó el nacirñiento de su alumno , por_
que sin duda en aquella época se usaba
degollar á los hijos de los que se fugaban,
y Julio se educó como hijo suyo : pero
aunque Frantz no era mas que un criado
le dió una educacion muy distinguida , que
le proporcionó una carrera brillante en el
ejercicio de las armas. El elector , á pe-
sar del orgullo de la aristocracia alemana,
agradecido á la vida que le debió en una
batalla , admitió al hijo de un criado en-
tre sus guardias, le promovió á los gra-
dos superiores de la milicia, y le hizo su
general, cuando solo' tenia veinte y dos
años. Hasta estas menudencias desciende
ebta grande y verdadera historia :


«Que fue muy puntual el Ariosto.»
Es verdad que Frantz, aunque criado,


no era pobre. 'Tenia una granja cercana
al castillo de Rheintald , casa de 'placer
del elector.; y esta granja I no debia ser


40'3
muy despreciable, piles servia de pinto de
reunion á las • monterias que aquel sobe-
rano acostumbraba á hacer en la selva' ne-
gra, que estaba en las inmediaciones: de
donde se puede probablemente conjetu-
rar que Frantz habla sido intendente ó
mayordomo ó cosa asi del conde Geraldo,
porque en estos empleos se gana siempre
con que sobrevivir al infortunio de los
amos.


El elector tenia una hija llamada Ce-
lanira , á la cual Julio no pudo ver siii
amar y sin decirselo. Ella que estaba do-
tada de una fuerza de earacter no conuco
en su sexo, la empleó en corresponder á
Julio, en asegurarle que no seria de ningu-
no de los potentados de Alemania , en quie-
nes su padre la daba á escoger como en pe-
ras, y en consolar los remordimientos tar..-
dios de su amante que tal vez se acu-
saba de haber puesto los ojos en la hija
de su soberano.


Pues señor, el conde Geraldo 5 despues
de haber vivido mas de veinte años pros-
cripto y fugitivo, cede al deseo de ver á
su hijo, de cuya suerte nada sabia, por-
que parece que en aquella época no se había
inventado todavia el arte de escribir. Vuelve




404
pues á su patria í se embosca en la selva
negra en las inmediaciones de la granja de
Frantz, donde el cansancio , la hambre y
las privaciones lo pusieron tan roto y mal
parado, que eta el espanto y terror de las
aldeas circunvecinas , en las cuales obta-
yo el célebre dictado de hombre de la sel-
va negra, á pesar de que á nadie han mal.
En medio de dicha selva 'labia una casita
cercana á un torrente, junto. al cual se
velan las ruinas de Seckenten; y en esta ca-
sita vivia Beatriz, madre de Frantz, mu-
ger cargada de años y merecimientos, sor-
da como una tapia y muy caritativa: ella
socorria al hombre de la selva negra sin
conocerle. Si se nos pregunta por qué vi-
via en medio de un bosque y sola una mu-
ger de tanta edad, pudiendo vivir en la
granja con su hijo y ron su nieto Pedro,
responderemos .que es porque hay necesi-
dad de aquella casita para un lance muy
apretado del acto segundo.


Es de saber, que el conde Herman tie-
ne por caballerizo mayor á un tal Zimeraf,
que ademas de las habilidades propias do
su cilicio tenia la de fingir letras. Este fue
el que escribió la falsa correspondencia del
conde Geraldo con el duque de Baviera,


por la cual fue condenado á muerte. Des-
pues que Herman consiguió el fruto de su
crimen , Zimeraf quería conseguir el de su
complicidad; pero aquel en lugar de pa-
garle lo que le 'labia prometido, (lió en
perseguirle, no solo para quitarle la vida,
sino tambien para apoderarse de unos pa-.
peles que tenia Zimeraf, y de los cuales
constaba auténticamente fa pérfida impos-
tura de Herman. No se sabe qué conte-
nian dichos papeles, , ni quien los }labia es-
crito, ni,


como podían ser vil de documen-
to para descubrir la impostura , porque
no se llegan á leer en público; pero re-
velaciones muy interesantes debian conte-
ner , cuando el autor funda en ellos el des-
enlace de la pieza.


Zimeraf, cansado de la ingratitud de
Herman , y temeroso por su vida , resuel-
ve ir á la corle del elector á revelarlo to-
do, y á costa de su peligro vengarse del
malvado. Al atravesar la selva negra le
acometen unos gitanos apostados por Her-
man para darle la muerte; pero el hom-
bre de la selva negra aparece y le liber-
ta de aquel peligro. Zimeraf agradecido re-
nuncia á la visita proyectada , y liga su suer-
te á la de su libertador , sin saber que es




4o1
el hombre contra el cual liahia conspira,
do tan horrendamente.


Este es el estado de las cosas cuando
empieza la comedia. Se anuncia una mon,
tenia que el elector quiere hacer en las.
cercanias de Rheintald, donde estaba Cela-
pira.. Esta y Julio se dan una cita junto á
las ruinas de Seckenten. Hernian se apro-
vecha de aquella ocasion para buscar y
dar muerte Zimeraf y prender al hom-
bre de la selva negra, de quien sospecha.
Para conseguirlo paga un número de ase-
sinos mayor que el de la otra vez : pero re-
flexionando sagazmente que aquellos horn-.
bres estaban ya pagados, y que tenia dere.
cho de hacerles trabajar todo el dia en su
oficio , resuelve asesinar al elector con el
objeto de apoderarse de su estado : para es-
ta empresa da por cita .á los gitanos las
ruinas de Seekenten.


Ademas de las personas que debian con-
currir á dos citas tan diferentes , es de sa-
ber que en aquellas ruinas tenían su es-
condrijo Geraldo y Zimeraf. Las citas se
verifican en el segundo, acto. Resultados:
el elector conoce los aniorios de su hija,
la tacha de imprudente, y no hubo mas.
En aquel tiempo los príncipes de Alema-


407
nia no daban grande importancia á los en-
tretenimientos amorosos de sus hijas.


Los gitanos quieren n:atar al -elector:
Geraldo y Zimeraf lo defienden , disparando
sus armas de fuego , •de que los asesinos
no se habian valido,. para matar •


sin ruido:
pero Hernian sobreviene haciendo la des-
hecha con las guardias del elector, y se
atribuye la gloria de haberle libertado. El
elector se entra á descansar en la casilla,
y el traydor,


, ya que perdió una
, no quiere dejar por hacer la otra :


se rmete con -la guardia entre las -ruinas,
salen de ellas Ge•aido y Zimeraf persegui-
dos como dos conejos ;, el prini tTo se u( i -
t a en la casilla y el segundo enti e las lañas:
mientras los guardias registran la Casilla por
un lado , Zimeraf amedrenta á Hernian y
se libra con su con-raficro que jugaba al
escondite con los s( ldaclos; pero
« iheti ! nilil invitis fas quemquam fidere


divis.»
Julio con otra parte de la guardia les


corta la retirada, y -f or una fatalidad que
hace una hermosa trapisonda de teatro,
entrega á su mismo padre en poder de sus
enemigos. Ya se ve: Frantz aunque sabia
desde el primer acto que el hombre -de la




selva negra era Geraldo , no habla creido
que esta noticia epa interesante, y se le ha-
bia olvidado comunicarsela á Julio.


El tercer acto pasa en la prision del
castillo de Rehintald , cuyo mapa topo-
gráfico es necesario saber de Memoria pa-
ra entender lo que allí pasa. Herman vie-
ne de noche á hablar con Zinseraf: le pro-
mete librarle como le entregue los consa-
bidos papeles. Zimeraf pone en su lugar á
Geraldo. El objeto de Herman era apo-
derarse del cuerpo del delito, y luego ase-
sinar á su antiguo cómplice; pero Julio se
adelanta, toma los papeles , se los entrega
al elect,,r, y Herman pone la cara de ahor-
cado, con. la cual acaban todo; los tray-
dores de comedia. Es inutil decir que el'
elector reconoce la inocencia de Geraldo,
casa á Celanira con Julio, y se va á dor-
mir lb que falta de la noche , deseando
un buen sueño á los espectadores.


Sin embargo , este monstruoso drama no
ha desagradado en la representacion , gra-
cias á Pedro, hijo verdadero deFrantz, que
divierte al auditorio con sus necedades, y
le impide quebrarse la cabeza en estudiar
la accion.


Nuestros lectores nos perdonarán de


409
habernos estendido en el análisis de es-
ta pieza. Hemos consultado á la brevedad,
porque este análisis nos escusaiá el tra-
bajo de hacer el de las lemas que se re-
presenten de su especie. Todas son igua-
le:: su traydor, su arrepentido, su amo-
rio, y su poquito de bayle campestre.




410


Sobre un nuevo prospecto de periódico que
acaba de, publicarse.


Se ha publicado un prospecto en con-
s3 lta para un periódico que podrá llamar-
se el Monitor ultramarino, del cual Dada
podemos decir sino que podrá ser muy
util si se ventilan bien y „sobre todo con
imparcialidad las cuestiones que en él se
insiuuan.. Aun cuando prescindiesemos por
un momento del influjo que va •á tener en
la suerte y en la política de la Europa,
y particularmente de Espaí'ia , le indej,en-
dencia de las Américas , siempre seria 'im-
portante presentar al público unos elemen-
tos de historia general . geografia y estadís-
tica americana , los detalles históricos so-
bre los movimientos de tiltranwr , y sus pro-


' gresos en la parte militar y politica la aná-
lisis de las opiniones, discusi(;rics y reso-
luciones del gobierno de la venínsuia res-
pecto de la América, y conducta de sus agen-
tes en aquellos paises : el, examen de los
varios elementos de que se compone la po-
blacion americana, y de la influencia de sus


4 r
intereses en la crisis actual de ambas Es-
pafias, el estado recíproco .


de la opinion
pública en ambos paises , y las noticias
mas ciertas ó fidedignas que se reciban de
allL •


Si los prospectos que salen de cual-
quiera obra son un bosquejo que repre-
senta el giro de Jas ideas que se han de
desenvolver en.


ella , estarnos persuadidos
11. que si se lleva á cabo la empresa que
aqui se anuncia, podrá dar muchas luces al
gobierno y á las Cortes para conducirse con
acierto en el actual desenlace político de
una cuestion ya resuelta por la suerte de
las armas. Estarnos muy distantes de creer-
nos en estado de peder dar consejos á
nadie, sin embargo de habersenos comuni-
cado este proyecto en forma de consulta;
pero sí deseariamos que sin omitir lo que
fuese indispensable de la parte histórica
para la aclaracion de los hechos , se pro-
curase reducir la cuestion á averiguar lo
que debe hacerse en el estado actual de co-
sas, sin insistir demasiado en las causas in-
mediatas que hayan podido producirle. Cua-
lesquiera que hayan sido los errores y des-
aciertos cometidos por los respectivos go-
biernos ó por sus agentes civiles ó milita-




4r2
res, no está ya al arbitrio de nadie hacer
que no sea lo que es , ui que exista lo que
ha dejado de existir. Todos los recuerdos
inútiles suelen ser perjudiciales cuando vi-
ven las personas que-han figurado ,ictiva..
mente en los sucesos , y seria muy
eil que dejasen de producir ó escitar ren
sentimientos unos nuevos coturntarios so..
brt: las causas de una desgracia que ya es
del todo inevitable.


Hace muy pocos números que dirigien:
do nosotros la palabra á las actuales Cor-
les insinuamos sucintamente el punto de
vista bajo el cual creemos que (lebia mi-
rarse esta cuestion. Las que fueron nues-
tras colonias se perdieron , y no hay que
lisonjearse con otras esperanzas. que las
de conservar " las pocas que todavia re-
conocen el gobierno de la tnctrópoli, Di-
jimos entonces que era urgentisimo sa-
car en favor de nuestro comercio el par-
tido que se pudiese, porque no es tá en ma-
nos de nadie impedir ni variar á su gusto
el nuevo orden. de'cosas, y porque cuantas


.reflexiones se hagan sobre lo pasado no nos
restituirán los opulentos imperios de los In-
cas y lIotezumas. Con la pérdida de las
colonias ha variado esencialmente nuestra


política, mercantil, económica ysituacion
militar, y esta variacion alcanza mas ó me-
nos á todas las potencias (le Europa. Ha-
ce ya algunos años que un gran publicista
dijo que la revolucion americana era la re-
volucion por escelencia; es decir, que ha
de mirarse tan en grande como ló es" el
trastorno que ha de ocasionar en el mundo
político. Dicen muy bien los .autores del.
prospecto, que «la preoCupcion fue por
desgracia la base de la• disputa, llevada al
estremó de una guerra civil que se llama
de familia, y que la preocupacion es la
que sostiene y fomenta el grito de las pa-
siones, agentes principales de ambos par-
tidos respectivamente. Evitemos pues que
otra preocupcion no menos ciega y funes-
ta agrie las ánimos y dilate ó dificulte las
transacciones no menos ludes para la Es-
paña peninsular que para la América.


Quisieramos tambien que no olvidasen
los señores que se proponen publicar es-
te periódico , que aunque convenimos en
que «es necesario destruir la preocupacion
que alucinados á los de acá , mas en
daño stiyo que en perjuicio de los que sa-
ben ya lo bastante para deducir lo que
tiene que esperar la España y lo que lie-




414
ne que temer la . América," no lo seiá‘
menos hacer entender á esta última cuan-
to debe y cuanto puede esperar de la Es_
pa tía , á lo menos por mucho tiempo. La
resolucion de esta cuestion interesa tan.
to á los de allá: como á los. tie acá, -no
precisamente mirandola bajo el aspecto de
la capacidad moral de sus habitantes , sino
bajo el de su infancia política , que está
sujeta á tantos riesgos y enfermedades co-
so la infancia física de los hombres. El
conocimiepto de lo que es la España no
debe ofuscarnos hasta el punto de que no
paremos la .consideracion en lo que es to-
davia la América.


Deseamos que los hombres sabios de
ambos . países contribuyan con sus luces
al éxito de esta importante empresa.


415


„l'obre los graves peijaicios que ocas iona
debilidad en un gobierno naciente.


Un gobierno que principia está en el
mismo estado que un niño recién-nacido;
porque aunque. efectivamente hay en él
un hombre completo , es hombre de un
dia. Apenas ha salido de la nada cuando
ya todo parece que se conjura para volver-
le á ella, y un corto esceso de frio ó de ca -
lor pone en grave riesgo la existencia de
este rey de la tierra. No se necesita que-
rer hacerle daño para que perezca , si-
no que basta no suministrarle los ,auxi-
lios de que tiene necesidad. Aquellos ojos
que algun dia se atreverán á investigar
lo que pasa en el cielo , apenas pueden
resistir la impresion de la luz; y aque-
lla voz que está destinada para mandar I.
no tiene otro uso que el de escitar por
medio de gritos , acompañados de suspi-
ros y de lágrimas , la compasion de to-
dos los que le rodean. Necesita que otro
brazo conduzca el suyo y que otros ór-
ganos trabajen por él, de modo que el que




416
algun dia ha de servir de apoyo á su fa-;
milla, para todo ha menester de ella chi:,
rante mucho tiempo.


Esto mismo le sucede á un gobierno
nuevo, y sobre todo cuando se ha esta-
blecido por medio de una revolucion re-
pentina ; y asi pudiera decirse que un go-
bierno de, esta especie no solo es como un
niño, sirio corno un ni5o nacido antes del
término regular y con una violenta Con ni-
sion. Ademas de su propia debilidad tiene
que sufrir la debilidad del gobierno anterior,
que ordinariamente no le deja otra herencia
sino muchos obstáculos que vencer, y gran-
des abusos que reformar.. Pero como es-
to de reformar abusos exige grande au-
mento de fuerza y de vigor, y este mi es
posible que le tenga un gobierno nacien-:
te , suele resultar con frecuencia que á los
abusos anteriores se añaden otros nuevos
que dificultan y entorpecen su . marcha. •


Mas no se crea ,:que todos los defectos
provienen de los gobernantes que DO • sa-
ben ó no tienen bastante fuerza para inan-;
dar, sino que tambien consisten •en gran
parte en que los gobernados no saben ó•
no quieren obedecer. No hay cosa mas pe-
ligrosa que acostumbrar al pueblo á que


4u)
se resista á la autoridad quo respetaba de
antiguo, porque en ello mismo se le da
una leccion para que tambien se resista á
la nueva ,y esto produce muchos mas obs-
táculos de lo que generalmente se cree.


Cuando un gobierno tiene que princi-
piar por conquistar la obediencia 'y for-
marse en autoridad ; cuando tiene que cxi-
.gir esfuerzos estraordinarios (le un pueblo
empobrecido, y cuando tiene


.
que osten-


tar una fuerza de que carece
.
absolutamen-


te, al paso que apenas se concibe como
.pueden vencerse las dificultades que ofre-
ce su consolidacion , merecen mucha dis-
culpa los errores y desaciertos que corneta.


Sin embargo, ello es
.
evidente que se


forman nuevos gobiernos , y que se des-
truyen los antiguos ; y asi COMO .esto su-
cede ' á pesar de lo difíciles que son
semejantes empresas, asi tambien debe
trabajarse con la mayor constancia pa-
ra vencer todos los obstáculos . que se
oponen á que se afirme el nuevo régi-
men ; con tal que sea conforme á la opi-
Ilion de la mayo•ia ilustrada. Pero. todos
les esfuerzos serán vanos si los que..se pd-
nen al frente del f gobierno.cometen la tor-
peza de equivocar:4i ;BMS enemigos c9x1 sus


TOMO XV.
27




413
defensores, porque careciendo, como hé.
mos dicho, de fuerza en los principios, y
alimenta nd.Ose la audacia de los primeros
en proporcion de la poca confianza y se-
guridad de estos últimos, es muy espues-
to que los verdaderos amigos del nuevo
gobierno sean oprimidos por los que de
un modo ú otro intentan destruirle.


Pero ci cómo se podrán distinguir y cla-
sificar los amigos y los enemigos del nue-
zo Sin duda que es muy
cii á los principios de una revolucion, por-
que siendo aquel. el momento en que todos
aspiran á mejorar de suerte, no hay quien
no procuré vestirse 'con la misma librea,.
y quien no se declare adicto al nuevo or-
den de cosas bien haya sido la mudanza
en favor del pueblo, bien en favor del
monarca; ó bien de algun usurpador aven-
turero. Pero cuando ya la revolucion está
concluida siempre hay tres clases de hom-
bres en el estado , á saber , los que quieren


• el gobierno actual', los que quieren otro go-
liera° , y los que no quieren ninguno. A
los primeros los llama•rémoS constituciona-
les , á los. segundos contra revolucionarios,
y á los terceros anarquistas.


Atendida esta clasificacion , ya se echa


4r9
de Ver la macha analogiá que hay entre los
Constitucionales y el gobierno, como que
no pueden subsistir unos sin otro , y tam-
bien los puntos de contacto con que se
unen frecuentemente los anarquistas con
los contrarevolueionarios. El objeto de es-
tos dos últimos es el de destruirlo todo,
y el , de los primeros el de conservar lo
que existe. No habria cosa mas facil que
demostrar esta verdad contrayndo!a á lo
que pasa en España, donde.ya 'en muchas
ocasiones hemos visto trabajar de concier-
to á los llamados serviles (que no son otra
cosa que unos contrarevolucionários


.
es de=


-cir, unos enemigos declarados del régimen
restablecido por nuestra revolucion) y los
'exaltados que no se proponen, ni quieren,
ni dicen otra cosa sino que es necesario
que al actual gobierno suceda otro que •
ellos se figuran, pero que ni siquiera sa-
ben espresar. Contra unos y otros tienen
que estar combatiendo incesantemente los
moderados ó constitucionales sin otras ar-
mas que su íntima union con el gobier-
no , y sin que este tenga tampoco otro
apoyo que la adhesion de estos últimos.


Pero es menester convencerse de que
Cuando el gobierno protege á los hombres




420
que tienen interes en la conservacion
inisnio gobierno , el número de estos es
siempre superior al de los que tienen in-
teces en destruirle. Por decontado todos
los que tienen alguna propiedad se inte-
resan en la defensa de un gobierno cori
servador; pero es tan mezquina la acep...
don que generalmente suele darse á la pa-
labra propietarios , que á primera vista se
creerá que son muy pocos los que en España
merecen este título. Nosotros estamos per-
suadidos de lo contrario, á pesar de que no
desconocemos que hasta ahora ha estado re•
partida entre pocas manos la propiedad ter-
ritorial.


Mas no debe entenderse por esta pa-
labra una hacienda de campo de grande es-


. tension, una gran casa , un olivar ó viIe;
do inmensos, sino tambien cualquiera pose-
sion inmueble , y particularmente cualquier
capital movible. Entre estos últimos se ha
de contar la industria , es decir, el cono-


_


cimiento de un arte que exigió algun tiem-
po de aprendizage, porque los gastos que
en él se hicieron son un verdadero ca-
pital impuesto sobre uno mismo con el
objeto de cobrar un rédito , del modo
que hubiera podido invertirse en la ad-


quisicion de una",finca. El hombre indus-
trioso es un capitalista, cuyos fondos asocia-
dos á su inteligencia estan depositados en
él mismo y hacen un cuerpo con él.


Mucho se equivocan los que creen .que
solo son interesados en la conserVacion del
orden, ó lo que es lo mismo , en la defen-
sa del gobierno actual, los grandes propie-
tarios, ó come vulgarment se dice, loS ri-
cos ; (unes bien somos de opinion de que
los pequeños propietarios tienen mucho
mayor interes en que se respete la pro-
piedad, porque muy .


general y muy violen-
to habia (le-ser el trastorno para que aque-
llos perdiesen todo lo que disfrutan supér-
fino , mientras que basta una ligera convul-
sion para que estos pierdan lo necesario.


Todavia milita con mas hierra esta ra-
ron respecto á los que tienen una
dad mueble que á los propietarios . terri-
toriales; porque todo lo mas que estos pue-
den perder por un saqueo , un incendio ú
otro cualquier desastre es un año de sus
rentas ó los instrumentos de la labor ,
mientras que al otro capitalista le arreba-
tan la renta y el capital. Debe tambiens
entrar en cuenta que la propiedad pura-
mente industrial depende , de todas las de-




'492
Inas , y que no hay arte ni ejercicio al.,
pilo, por poco productivo que sea, que
no supiniga mucha4 relaciones fijas v per-
manentes entre el artesano y el consumí...
dor; y asi tddas las pérdidas (pie le sobre....
vengan á este refluyen -inmediatamente con
ira aquel.


Hay un error muy contri en Espa-
ña, que es el de creer que el mayor núme-
ro se compone de los que tienen mucho,
y de los que no tienen nada ; pero


.
este


error solo depende de que se les ve en to-
das partes, á los unos ociosos en sus co-


•ches, y á los otros ociosos tambien vagan-
do y pidiendo limosna. Si se meditase bien
en esto se verja que son pocas , poqui-
simas en España y'en todas partes las per-
sonas que no tienen nada absolutamente„
porque si se .escep tu an los mendigos y los
ladrones , todos los demas viven de algun
género de trabajo, que es' otra especie de
propiedad , ó de los sueldos y retiros con
que la patria remunera sus servicios.


Todos estos tienen un interes directo.
en que se conserve el gobierno estable-
cido, al paso que los que nada tienen , por-
que no quieren dedicarse á ninguna in-
dustria ni ocupacion, son una especie de


4Q3
cstrangeros indiferentes á todos los paises
y á todos los géneros.. de gobierno, sin
reconocer otro derecho ni otro título que
el axioma antisocial de que todo es de to-
dos. De aqui nace ese continuo gritar
contra los que tienen algo y -no quie-
ren repartirlo con ellos, y de aqui nace
tambien esa contínua maledicencia contra
cualquier gobierno que exista, bautizan
dula con el nombre de denuncia de los
abusos.


. .


Pero repetimos que el número de es-
tá clase de gentes es tan corto ,y tan de-
bil. su poder, que basta para aniquilarle
la decision del gobierno de no 'temerla.
Una de las cosas que nosotros creeriamos
indispensable antes de dar oidos á nin-
guna de esas perpetuas quejas y declama-
ciones con que algunos intentan hacer alar-
de de su. patriotismo , seria preguntar-
les ante todas cosas qué es lo que tienen
y de qué Viven ; y se hallaria que apenas
hay uno de esos gritadores que cuente con
otro caudal ni con otra esperanza que con
la debilidad misma del gobierno. Presen-
tese este decidido á no transigir con ellos
ni atenderlos para nada - mientras que no
conste que tienen un motivo de interesar,




224
se en el bien de su pais, y se verá cuan
pronto se apaga ó se resfria su celo. p0.
ro como hubo una época en que el medio
mas rápido y seguro para lograr los em-
pleos era ir á amedrentar con calum-
nias ó con otros dalos á los que po-
dian conferirlos , no tardó en formarse de
este tráfico una carrera que si no era la
mas honrosa , á le menos ha sido bastante
frecuentada. No seria dificil ir señalando-
con el dedo los muchos quo debieron Su
colocacion á una táctica tan infame; pero
basta que todos los conozcan , sin necesi-
dad de que nosotros nos humillemos -á
nombrarlos. No será poca fortuna que á
lo menos se haya logrado interesar/es en
1.aconservacion del régimen actual, aunque'
nos parece dificil en gente de tal calaña.


Visto pues que la causa de , todos ó.de
la mayor parte -de les males que han
afligido al estado durante los dos prime-
ros años, no ha consistido en otra cosa
que en la debilidad de los primeros que
debieron haberle ayudado á consolidar,
poca duda puede quedarles á los que ac-
tualmente' estan á su frente, de la con-
duGsta que deben seguir en lo sucesivo.
Con solo hacer en este punto todo lo contra-


425 • •


ido de lo que hicieron aquellos , pueden
estar seguros de que darán un grande im-
pulso á las nuevas instituciones. Nunca les
aconsejaremos ni á ellos ni .


á nadie que
se ponga en una actitud hostil sino con-
tra el crimen cometido y probado; pero
sí que se presenten con un aspecto firme
y severo que disipe hasta la esperanza de


.


ninguna especie de transaccion con nin:gi:
no de los exageradores -de principios. Ha-
gan observar la ley con. absoluta igualdad
para 'todos, pero no dispensen jamas gra-
cia ni favor alguno sino' a las personas de
quienes pueda presumirse que tienen n'i-
teres en la conservaciow del orden.. Usen
completamente de las facultades que les
concede la Constitucion, en la inteligen,
cia que no solo no les agradecerá na-
die el que se desprendan de ellas, sino
que se les- achacará á criinen . no haber-
las puesto en uso. Respeten como es de-
bido todas y cada una de las . atribuciones
de los denlas poderesi,pero sean igual-
mente celosos en defender las del -que
ellos representan, sin tener la mas li-
gera condescendencia en este punto, por-
que si ceden una . vez de grado les harán..
ceder ciento por fueria.




426
De cuantas maneras puede trastornarse.


un gobierno, no hay ninguna mas vergon_
zosa que la del miedo ó la debilidad; por_
que entonces no solo cae, sino que puede_
perder las esperanzas de volverse á res-
tabiecer. Pero ¿cuál seria no solo la ver-
güenza sino la ignominia de los que actual-
mente estan al frente del nuestro , si
hallandose sostenidos por una inmen-
sa mayoria de la nacion , mostrasen la ,
menor flaqueza con esos miserables que
se juzgan temibles porque son Osados?
¿Qué se diría en España y fuera de ella
si se viese á unos ministros constituciona-
les ceder el terreno á las torpes maniobras.
de un servil , ü á los gritos frenéticos de
un impudente exaltado? ¿Qué consuelo les
quedaria á los amigos de la libertad si
gasen á perderla por haber carecido el go-
bierno de la energia necesaria para atacar
y destruir á una gaviila de mentecatcs que
ni siquiera se toman la molestia de encu-
brir sus intenciones ?


Muchos meses hace ya que no labia
Un hombre de buen juicio que ignorase lo
que se tramaba en ciertos obscuros con-
ventículos, ni quien los capitaneaba, ni
tampoco quien los protegia; pero una es-


427
pecie de miedo á que se daba el. nombré
de cirrunspeceion , hacia que se mirase ton
cierto respeto á los caballeros conspirado-


..Yes , y se les dejaba obrar como
• si en ello


hiciesen un señalado servicio. Es de
• adini-


rar como no ha habido alguno que diga
en público que tiene á mucha gloria el ser
conspirador, asi como otros han dicho y
dicen' con frescura ,


que son exaltados; y
á la verdad que én el significado de estas
dos vOéeá- no hay mas diferencia, sino que
el primero mostraria impudencia y OSadia,
y : los segundos no mánifiestawmas


. que ne-
cedad, porque ¿pié es un exaltado'


- en la
acepcion política Tne se le da á esta voz,
sino nn hombre cuyes principios 's'en
Varle r tekió al estremo, sin


• cententaÑb con
aqUelliisto medio en que reside la virtud
y por consecuencia 'la ley? Luego el que
se gloria de ser eXaltado es Mas que un
necio que no aguarda á. hacerse 'd'éSpre-
ciable per sus acciones, sino quo se 'ade-
anta á parecerlo por sus discursOS»De
iempo inmemorial ha habido y hay- éty el


mundo infinitos embusteros, no pocos laj
tirones y 'bastantes ambiciosos; pero hasta
ahora no se le ha 7óido á nadie decifd -dé sí
mismo que es ambicioso, embu stero y la-.




428
dron , y si alguno lo dijese, solo se creería-
que hablaba en chanza,




6 que Babia perdi-
do el juicio.


Sin embargo , no se necesitaria ampli-
ficar mucho para bautizar con esta sola voz
aquellos tres grandes :vicios , porque con,
decir, por ejemplo, cycl estoy tan decidido
por la comunidad de bienes, que en mi
concepto perderá su libertad la patria si lo
que poseen los ricos no se reparte.


entre los.•
pobres, y por eso me apresuro á apropiar-
me lo ageno , porque; me glorio de_ ser,exab-.
tado por JaJelicida4,40,Ti pais.), Otro di-
rá , verbi gratia,; ,« ¿de;. sirve referir los,
hechos como 6°111 en, sí, cuando se sabe que,
esta rclacion 11 9i .4,1,4.eournover los
mos de los oyentes? ¡lo es ,much,omejer:
añadirla estas ó las otras circunstancias que.
aunque la desfiguren completamente aea
lorenlos ánimos y produzcan medidas fuer-.
tes, cine sor: las que yo creo necesarias pa-.
ra salvar la patria? pues por eso inc he de-
cidido á mentir, porque me glorío dé ser
exaltado por el bien de mi naden.» Igual-
mente dirá el ambicioso: los que gobier-


. mili ahora el estado lejos de conducirle.
á su prosperidad , no hacen mas que pre:-
eipitarle á su ruina; y como yo sé que.


429
-nadie mandará con mas acierto que yo mis-
1110 , por eso hago todo cuanto puedo por
-engrandecerme; porque en trataudose del
bien publico es cosa que me exalto sin po-
derlo remediar.),


Pues ahora bien: .¿quién será tan. senci-
•lo que crea que estos tales sugetos obran
asi por amor á la patria -y no por amor á
'sí mismos? ¿Ni qué cosa hay mas -Leí' que
exaltarse por ser rico , por influir en las
resoluciones , ó por llegar á la cima del
poder? Lo mismo podrian decir ios ser-
viles , y aun lo -dicen efectivamente los
mas tontos de entre ellos , á saber, que es
tanto el entusiasmo que tienen 'per. la dig-
nidad real que les parece imposible que el
que está revestido de ella, y sea el que fue-
re, pueda jamas abusar de su suprema au-
toridad, y asi tambien ellos se glorian de.
ser exaltados por lo que les tiene cuenta.


Debe pues el gobierno mirar á los ser-
viles y á los exaltados que lo son sin de-
cirio , como : á unos hombres peligrosos que
estan en perpétua conspiracion contra el ré-.
gimen actual; mas por lo que hace á los
que lo dicen, acaso sin serlo, los debe mi-
rar como á otros tantos enfermos que cla-
man por una jaula. No se les castigue á




43o
unos ni á otros hasta que sus acciones los
pongan debajo de la ley; pero hag,aselessen


-


tic todo el despreció que inspiran , y sobre
todo no se les honre jamas con m anifes-


• tarles miedo , porque entonces ademas de
la debilidad que es propia de todo nuevo
gobierno, se añadirá la certeza de que no
llegará jamas á fortalecerse.


431


LITERATURA.


Biografia universal.


Se ha ciado á luz el primes temo y
dos cuadernos del 2.° de la Biografia 11111.-
versal antigua y moderna, ó historia por
orden alfabético de la vida pública y pri-
vada de todas las personas distinguidas por
sus escritos, acciones; talento , virtudes -6
vicios: traducida del francés al castellano
con muchas adiciones y refundiciones por
D. Javier de Burgos.


En vano •seria que protestasemos usar
de la ,mayor imparcialidad anunciando es-
ta obra que publica en Esnaila un sabio
'con quien nos unen los estrechos víncu-
los de la amistad y de los mas puros sen-
timientos. Nuestros elogios por moderados
que fueran siempre se atribuirian al afee-
to que nos gloriamos de profesarle; y es-
ta consideracion nos obligaria á ceñirnos
al simple anuncio del título, de la obra y
de las librerias donde se vende. Pero es
ya tan conocido entre los literatos el nom-




432
bre de nuestro ilustre amigo , que bien poa
demos creernos dispensados de semejante
protesta, seguros de que por mas preve-
nidos, que se hallen los lectores, nunca
podrán dejar de admirar que el mismo que
ya ha dado á luz tantos trabajos impor-
tantes, acometa una obra como esta, ca-
paz de arredrar . al escritor mas animoso.


Si el señor Burgos se hubiese limita-
do á ser un mero traductor, por mas -úti-
les y apreciables que fuesen sus tareas, so-
lo tendriamos que alabar su exactitud, su
estilo y su paciencia; pero habiendose pro.
puesto aumentar una multitud de artículos,
refundir y añadir otros que estaban . imper-
fectos en el original , es preciso admirar-'
le tambien como, historiador de las vidas
de muchos ilustres españoles que eran po-
co conocidos de los sabios franceses que


ooriolnalmente escribieron esta obra. Los es-
quisitos . conocimientos que posee el señor
Burgos en casi todos los ramos de las le-
tras, humanas, y de que acaba de dar tan
altas pruebas en su traduccion del Horacio,
le acreditan para hablar con buena crítica
de nuestros poetas líricos y dramáticos..
For eso se le ve en el prólogo resentirse con
la dignidad propia de un sabio amante de


433.
su nation de la ligereza, ó digamos mas
bien de la mezquindad con que' se ha ha-
blado en el original de nuestro .Calbron de
la Barca , Cánida mo , Mon ni 1 n , Moreto,
Rojas, Solis, Lope cle,Vega :y otros. Hasta
en las mismas razones con' que* :procura
disculpar ,


la negligencia 15 descuido de los
autores franceses, se echa. de ver al paso
que la suavidad de su censura , el exacto co-
nocimientcr:del estado de la literatura eu-
ropea.


Ami errando su trabajo no. pasara ,de
dar 4- 'conocer varios esiTitores y varones
célebres que han sobresalido en Espariaien
estos tiltianns, tiempos tan . fecundoSe,n aeCio-
nes heroycas , y que todavia no nan
do lugar ea; ninguna laiogralia , por haber
fallecido poco ha ; •oto•solo le darla dere-
cho á la gratitud' y al respeto nacional ; y
segun las muestras que nos ha.dado en es,
te primer tomo, en los artículos ..nme-
vos Abarca de Bolea , Aranda ,
Abreu etc. , creemos que: hay muy popas
personas capaces de desempeibr tan bien
una empresa tan dificil.


También ha tomado,. de Otros biógra-
fos españoles los artículos Abril , Adan
la Parra ,Aeuria y Vela, y otros muchos,.


TOMO xv. a$




434
Entre los originales hay algunos verdadera:
mente magníficos; como son el de Abe. .
lardo, Addisson, Accursio etc., y los de
personages de la • historia sagrada , co-
mo Aaron, Abraham, Man, Abel etc. ..Erk
el artículo Addisson, al mismo tiempo que
se escribe la vida de este célebre litera«,
val se dan una multitud dé reglas sobré
casi todos los géneros de literatura, y sé
hace una crítica sumamente ilustrada de .
las diversas obras que publicó aquel fecun-
do escritor. Hablando del periódico qué
se dió á luz por él y Steele, primerd
con el título de el Hablador, y luego con
el del Espectador, al paso que elogia jus-
tamente su mérito, da reglas oportunisimas •
acerca del objeto que deben tener las obras
de este género, pintando las costumbres
del tiempo, los caracteres que mas se dis•
tingufai en la sociedad, y ridiculizando los
vicios y las estravagancias , ya con las ar«,
Mas severas de la razon , ya tomando el
tono de la ironia y . del sarcasmo, y ya
Cambien empleando las formas ingeniosas
del apólogo y de la alegoria. Nosotros sin
embargo no creernos absolutamente cierto,
que ninguno cíe sus. imitadores haya llega-
do á igualarle, porque en nuestro concep,


435
lo le escede la obra que todavia sigue pu-
blicando 111r, de Tory,


, intitulada L' Hermite
de la Chaussé ./Intin. Verdad es que'reco-


,nocemos tambie•n la mayor dificultad que
tuvieron. aquellos, atendido el . .oaracter ge-
neral de^ los ingleses modo de vivir
mas interior. y !zloniestico que •el de los
demas paises de•Eúropa.:,.




Una „de :,las cosas .
qttei .Mas


le el .seilor.13urgos, -aun-por. la parte de
la tradUccion,, es en: . 1a, ,•que hace • de,T•los
trozos-de oesia:.ya •7•inglesI,


frarIPPP.?,
'qiie:•se: eñduentrari en:.loS . orftgi-
nales. Citaremos para:mnestra-el
te de la ,epístola de' Pope, á !Ailbtitlioot,
'en que .hahlando estesmordaZ..pbetkdelica-
racter de Addisson, se. esplica , en lolsiguién-
tes términos:.


« De un escritor os hablaré fecundo,


que ingenio y gracia y- sencillez rebosa,
feliz en versos, elegante en prosa,
buen pensador, conocedor del mundo.


Ama la gloria, y al honor camina :
'es del buen gusto protector ardiente;
pero como los reyes del oriente ,
no reyna, si á su hermano no asesina.


Entrar en concurrencia tiene á menos;
y debiendo al ingenio su fortuna,-




436
el brillo del ingenio le importunó
y envidia sin cesar triunfos agenos.


Con cortés apariencia satiriza,
cobarde hiere, con perfidia halaga
con su sonrisa y su amistad amaga,
con su ceño y su • odio tranquiliza.


Los tiros ruines teme á cada paso
del necio que le .aplaude y le respeta:
En el gobierno •,muestrase poeta,
y muestrase estadista en el Parnaso.


Juzgar un libro su atencion exige
mas que un negocio crítico de estado,
y cual su héroe (r) un tiempo á su senados
así él al pueblo autor modera y rige.


Aplaudele la chusma lisonjera,,
y á cada frase absorta se estasía....
¿De este retrato quién no reiría ?
¿Quién no llorara si de Addisson fuera?


(1) Clit011,


437


De la razon y de la exaltacion.


La razon es necesaria para deliberar
la exaltacion para ejecutar. De aqui nace
que la exageracion de lós principios es
siempre perniciosa, y la exaltacion de los
sentimientos es muchas veces util.


El amor de la patria., de la libertad y de
las leyes es de todas las pasiones políticas la
mas noble, la mas generosa, la que inspira
acciones mas grandes y sublimes. Su . exal-
tacion na puede ser dañosa , si se consi-
dera como un sentimiento: pero puede ser-
lo si se le permite influir en las ideas.


Leonidas muriendo con sus compatrio-.
tas en el desfiladero de los Termópilas, ar-
dia en aquel sacrosanto amor. Tiberio Gra-
co tenia tambien un alma inflamada por
la pasion de la libertad y de la patria. Am-
bos eran exaltados: la exaltacion de ambos
los condujo á la muerte. Pero la de Leonidas
fue util y provechosa a su pais : la de Ti-
berio dañosa á la república romana y al
mundo entero ; pues aceleró los tiempos
horrendos de Mario y Sila , y manifestó. á




419
Roma que ya le era imposible ser libre á
lo menos de la manera -que lo habia sido,
hasta entonces. Examinemos las causas de
resultados tau contrarios.


La Grecia , peleando contra ,
los persas,.


tenia'. la desventaja :del número ; pero te-.
nia la superioridad del valor y la, disciplif.
na. Nada es mas razonable qué.


• mostrar á
Xerxes y á sus esclavos con rin ejemplo.
ilustre (le lo que eran capaces los grie-
gos.


en defensa de su pais. Eligióse á Leo-
nidas para dar este grande ejemplo. Sus
sentimientos exaltados ejecutaron lo que.
su razon habia decidido á sangre fria. Mi
plan de campaña es morir por la patria, de-
chi aquel hombre sublime.


Roma habia perdido ya las virtudes,
que fueron en sus tiempos felices la glo-
ria y el cimiento de la república. Tibe-
rio Graco , entregado á su exaltacion, qui-
so reconstruir con materiales viejos ya y
Carcomidos el edilicio arruinado por el
tiempo , por las conquistas y por la in--
jostieia. • Exageró los principios , es decir, -
quiso dar á Roma mas libertad que- la que
podia tener, y le quitó la que tenia. -Su
hermano Cayo Graco, tan exaltado como
él dió el golpe de gracia á la república,


'439
estendiendo la libertad u toda la Italia. Sus'
intenciones fueron rectas, pero la exaltacion:
estravió á los dos. , y cometieron iMpruden,
cias grandes. Ahora bien, en política N,
imprudencia produce á veces efectos masa
funestos que la maldad.


Nosotros no podemos esplicar:nuestro
pensamiento mejor que con el ejemplo del:
amor maternal. No hav en la naturaleza un
sentimiento mas justo , mas hermoso , mas
exaltado que el amar de madre : sin em-
bargo , cuán perniciosos efectos produ-
ce, ~ido se niega á sujetarse al impe-
rio de la razon ! Yo admiro el alma de •.
aquella madre que se arrojó' á los pies de,
una fiera por salvar el fruto de sus en-
tralas ; pero compadezco , no sin alguna
especie de indignacion, á la que deja cre-
cer- en el corazon de su hijo los gérmenes
del vicio, por no atreverse á afligirle y re-.
prenderle.


De lo dicho se infiere que la exaltacion
es daílosa, corno la idolatria maternal, cuan-
do sacude el yugo de la razon. En mate- •
rias políticas la razon es la utilidad gene-
ral. En su examen entra la discusion de
los hombres y de las circunstancias actua-
les : los efectos probables cí ciertos, bue-




440
nos y malos de las disposiciones que se
tornen: las preocupaciones mismas son ele_
mentos de este cálculo moral ; porque las
preocupaciones mientras no se destruyan,
son para el hombre no solo ideas, sino tam-
bien sentimientos por la inesplicable pro-
pension que tiene el corazon humano á
apasionarse por el error.


Despues que la razon haya hecho un
examen prolijo y' detenido , y haya deter-
minado lo que se ha de, hacer , su ejem-
don debe ser enérgica y vigorosa ; y pue-
de entregarse sin peligro á los sentimien-
tos patrióticos el cuidado de la ejecu-
cion. Pero aun en este es menester pro-
ceder con tiento; porque la hipocresia es.
tan funesta en política como en ieligion.
Non omnis qui dieit , Domine, Domine , in-


. trabit in rcgnam ccelorum. No todo el que.
grita , soy patriota, lo es: y el que grita ,
solo soy patriota, ese seguramente no lo es,.


441


trabajo , considerado como manantial
de las ciencias , de las artes y de todos
los ramos de industria.


Solo el trabajo pudo revelar al hom-
bre que 'labia sido hecho á imagen . de
Dios. Asi como el grande arquitecto del
universo vivificó la materia, organizó el
caos , arregló el curso de los astros, y es-
tableció en todo ese orden maravilloso qué
llena de admiracion del criador á la cria
turá ; asi tainbien el hombre por medio
del trabajo ha mudado la faz del mundo
que habita, y ha hermoseado el globo en
que le echó la suerte.


Por medio del • trabajo ha sujetado los
elementos á su obediencia , fecundiza la
tierra sacando antes de ella el hierro, instru-
mento universal de todo género de industria;
se vale del fuego que docil á su voluntad
funde los metales de que forja las herrannen-
tas ; cubre (le mieses y de frutos los cam-
pos , y puebla de lugares y alquerias las
llanuras ; forma comunicaciones entre los
mares, los rios y los torrentes por medio




tj


442
de canales artificialmente construidos; y
plantando al borde de sus corrientes los,
muros de citidades opulentas, mantiene á
los habitantes del tributo corítinuo de los
campos.


La industria , las artes; las letras con,
tentan á un tiempo las necesidades dei eller-
po , los deseos de los sentidos y hasta los
caprichos de la imaginacion : los pensamien,
tos se comunican desde una punta de la.
tierra á la otra con la rapidez del re-
lámpago por medió de una prensa mági-
ca: el impetuoso océano lejos de separar
á los pueblos' los traba á unos con otros, sir-
viendo á todos de vehículo comun : sus te-
naerosas olas obedecen al hombre que ha
domado su esfuerzo, y con la vela, el timon
y una aguja tocada en la piedra aman hace
frente á las tormentas, sigue impávido un
rumbo cierto entre el ciclo y las ondas,
y facilita el cambio perpétuo entre todas las
partes del globo de los productos comí-.
nuamente variados de su agricultura y de.
su industria.


No menos rico es el cuadro de los pro-.
digios que ha obrado el talento por me,
dio del trabajo.


Mucho tiempo estuvieron los hombres


443
sin conocer -el poder de este talistnan , que
de una tierra silvestre y desierta ha for.
mido un mundo tan encantador. Mientras
vivió el hombre de bellotas y de los fru-
tos ,


espontáneos de la tierra que le dispu-
taban las bestias feroces, su primer alo-
jamiento fueron las cuevas, su primer te,
cho los huecos y ramas de los árboles ;su
primera cama las hojas secas de estos y la
arena , sus primeras armas mazas toscas y
piedras, y su primer vestido la piel de los
monstruos que participaban con él del im-
perio de la tierra. Miraronse como dioses
los primeros hombres que destruyeron á
estos animales, que reunieron algunas fa-
milias, construyeron cabañas, y las rodea-
ron de fosos , sacaron fuego de los peder-
nales , observaron el curso de los astros,
enseñaron el cultivo de las semillas
tritivas y el aprovechamiento de los
nados.


Bajo el influjo de un cielo hermoso no
tardó mucho la industria humana en hacer
rápidos progresos, y el Egipto, la India y
la Fenicia columbraron la aurora de las
ciencias, cuyo suave resplandor se esten-


.


dió luego por el Asia , la Grecia y la ha-,
lia. Pero la imaginacion anduvo mas apri-




t->





444
sa que el juicio, y en aquellos primeros tiem..


' pos todo era mas brillante que sólido, mos,
trandose la tierra , digamoslo asi, mas poé-
tica que histórica. Por mucho tiempo el
mundo nulo divinizaba todo aquello que,
no pocha esplicar, y los conocimientos fí-.
sicos que le faltaban los suplia con suefios
metafísicos: en una palabra, se buscaban en
el cielo las leyes de la tierra.


Aprovechabanse de estos errores bri-
llantes la ambicion y la política mucho
mas que la humanidad; y la mayor par_
te de los hombres vivia en las tinieblas
y la esclavitud. La fuerza , la gloria, la
fortuna, la muerte y los vicios mismos po-
blaban el olimpo: la sabiduria y la vir-,
tud tuvieron menor número de sectarios
y adoradores que Júpiter , Marte, Ve-
nus y Belona. Las monarquias mas céle-
bres, las repúblicas mas ponderadas no ()fre-
cen realmente á los ojos del filósofo ob-
servador sino un cuadro de oligarquías ráas
ó menos distinguidas por sus riquezas, por
sus conquistas, y por las virtudes de al-
gunos varones insignes. Velase en todas ellas
una clase distinguida de ciudadanos que
abusaba como quería de una multitud in-
numerable de estúpidos esclavos. La mo-


• 445'


licie y el despotismo perdieron al Asia;
la discordia destruyó á la Grecia ; el gé-


, nio belicoso de Roma triunfó del mun-
do conocido ; esta misma Roma perdió taro,
bien su libertad, y algunos siglos despues
todo su valor. Los salvages del norte asal-
taron la tierra: las artes, el trabajo y la
riqueza se refugiaron otra •vez. á la Grecia
y entre' los muros de Constantinopla: Ese
te último asilo suyo fue destruido tambien
por la cuchilla (le los soldados . de Mahoma;
y entretanto los habitantes bárbaros do
la Germania y de las playas del mar del
norte fundaron en Europa una especie ntie-
va de monarquias, ó por mejor decir, de
anarquias feudales. Por mucho tiempo no
se Conoció en ellas otra - distincion que la
del nacimiento, otras virtudes que la-fuer-
za , ni otro arte que la guerra. Pero una
réligion mas moral que el politeismo pros
cribia la esclavitud: el interes personal de
los reyes pedia auxilio á los pueblos contra
los grandes; y el temor de los mahometa-
nos y de sus conquistas junto con el inte•
res de la 'iglesia y eLearacter belicoso -de
los principes abortaron la lOrcUra de las eru-:
zafias que transportó una parte considera-
ble de
Europa á l•Urecial el Asia. £1,




446
estos paises algunos rayos que quedaban
de la antigua luz y de una civilizacion mas
adelantada, ilustraron él espirito de los'
europeos que trajeron entonces del oriente
otras ideas y nuevas riquezas : las,necesida,
des de la guerra bicieron.sentir las del: Co.
me,rcie; y en fin cuando los mulsumanes
derribaron el, :trono de Constantino , las
ciencias, las artes y las musas se. refugia.;
ron otra vez en Italia;


Poco tiempo despues de esta misma
época cambiaron enteramente.la suerte de
los hombres tres descubrimienteWgrandes,
el- de un mundo nuevo, el. de 3a pólvora
y el de la imprenta : asi pasó luego. el•rnun-
do de la infancia .ála , edad viril..


La artilleria:•de lá guerra aumentó. el
poder de los :frenes que el ,d-e
los ,eastillos; .. y :la delpensamie,nto trastor-
nó los eimienteá de -dds rancias tiranias1
la de la superstición y la del feudalismo:


Ilustrándose cada. dia mas los ingenios
fueron progresivamentedando pasos felices
para la conquista ,. de los derechos .perdi-
dos entre. las .; l a 5 , y vueltos á le.epon.i
ttár:. por el influló ..de las luces. ,Todas.1a5
cosas se sometieron, á•itin. examen .exacto;
la:industria no -siginótya un. rumbo iricierl;


to: la ciencia se apartó de la rutina y es-
tendió á todas la> artes la aplicacion dé los
buenos métodos y el producto de sus des
cubrimientos consecutivos.


Dobló el trabajo las: riquezas y los pla-
ceres; el aumente de las fortunas indus-
triales fue debilitando' el respeto que has-
ta entonces habia inspirado


• la diferencia
de nacimiento ; el -ingenio , las luces y. la
instruccion cornil:listaron una parte- dél
aprecio que se hacia antes esehisivainente
de ciertas clases distinguidas , y las artes
de la paz principiaron á disputar á la dé
la guerra las pak'ias de la gloria.


Desde este instante se cambiaron los
intereses, los derechos y las' costumbres,
principiandose una revolucion muy gran-
de y general que tardó mucho tiempo en
manifestarse.


Hoy dia causa ya vergüenza la- ignci
rancia , se desprecia la ociosidad envane-
cida , y el talento, -la ciencia y el Juicio
despejado son los únicos y verdaderos tí- •
tulos de la estimacion pública. De este mo-
do fermenta entre la juventud una activi-
dad prodigiosa que la acompaña en la peno-
sa carrera de sus estudios, la estimula
tre sus diversos ejercicios-y la inflama tí la




448
vista de los prodigios multiplicados qua
obra por todas partes una industriosa
lacran.


Hemos aventajado ya muchisirno en las
ciencias positivas, en los descubrimientos
é instituciones útiles á esos griegos y ro-
manos, ídolos de nuestra infancia. Cada ca-
sa de los moradores Menos opulentos de
nuestras ciudades escitaria sin duda , por
todos los objetos unes y curiosos que con-
tiene, la admiraeion y la envidia de muchos
monarcas de los tiempos antiguos.


Si el lujo reyna en nuestras. capitales,
el bien estar y la comodidad van pene-


' trando hasta nuestras aldeas. y alquerías.:
Desde un estremo 1. otro de Europa via-
ja,ya. el hombre con tanta seguridad corno.
dentro de su propia , patria ; y si la polf,.
tica suscita aun rencillas entre las • na-.
ciones, estas sin embargo mantienen en-
tre sí .una correspondencia constante sobre
intereses y servicios recíprocos que prepa-
ran el ainstamiento„de un tratado de paz,
universal y permanente.


Apliquernotios pues nosotros al traba-
jo , Tte es el único que puede sacarnos
de la miseria que nos apremia ., ponernos.
al nivel de las instituciones que. hemos


449
adoptada, reparar la pérdida que lloramos
de nuestras ricas colonias, hacernos sociables.,
tolerantes , pacíficos , ilustrados , indepen-
dientes y verdaderamente libres. Cómo
puede dejar de ser pobre , esclavo y feroz un
pueblo holgazan ? Densele las instituciones
que se quiera por mas liberales ,que ellas
sean , vivirá necesariamente bajo la depen»
ciencia de los propietarios territoriales, y
será siervo: proclamará la' igualdad de-
clamará contra los aristocratas al mismo
tiempo que con la rodilla en el sudó pe-
dirá á estos mismos salarios y libreas: te-
miendo las mismas necesidades , los mis-
mos caprichos y antojos que los pueblos
industriosos y aplicados , bu s cará los re-
cursos que no le presta el trabajo en el
juego , la trampa , la prostitucioh, la li-
sonja , el desorden y la rapiña : querien-
do hacer alarde de ilustracion y cultura,
se mostrará ignorante y rudo : en fin, lle-
vará la libertad en la boca , viendose en
su cuello las cicatrices del collar , y quer-
rá moverse sin haber desatado las liga-
duras de sus pies.


Con 'la misma mano que nos abrió la
reyna de Castilla doña Isabel los tesoros
del Nuevo-inundo, había firmado los de-


TO:11".0 XV. 29 .




45o
cretos de la institucion inquisitorial, del
esterminio de los diligentes israelitas, y de
la espulsion de los industriosos moros: al
cabo de cuatro siglos- que la pérdida de
los primeros nos despierta del letargo en
que hemos estado sumergidos, vemos con
dolor que -no podemos pasar sin los pro-
ductos de la industria , y no tenemos nin-
guna propia , ni medios para pagar la age-
na ; que de nuestras fábricas y talleres solo
nos queda la amarga memoria de haber-
los perdido entonces ; que nuestros cam-
pos estan incultos, nuestras villas despo-
bladas, los canales de riego y navegacion
interior destruidos „los caminos y calzadas
desbaratados, los ríos hechos 'torrentes , in-
festada la atmósfera , y los puertos desier-
tos. No habiendo siquiera sacado de los
americanos el partido que de los ilotas
sacaron los lacedemonios , nos quedamos
tan pobres como estos, sin haber sido ja-
mas. tan libres ni tan aventajados en el ar-
te de la guerra. Hemos representado la tris-
te imagen de Tántalo, que se muere de
sed en el infierno pasando por sus labios
un raudal perene de agua pura y cristalina.


45/


.11Toticiá histórica de don José de iilátnYredo.


Se há dicho muchas veces que á Es-
paila le han faltado los coronistas, nti los
héroes. Parece que el mismo destino mos
ha perseguido hasta el siglo 1.g; y ¿pie
estamos condenados á ignorar las "hazañas.
y el mérito de nuestros grandes -Varones.
Muchos florecieron á fines del siglo pasa-
do (por no trascender á épocas Mas remo-
tas) de los cuales apenas qttedan noti-
cias sino en la memoria de .• los hombres;
y despues nos quejamos de que los estran-
geros envidiosos de nuestras glorias, las
er.‘,1ipsart con su silencio. Ellos las ignoran
porque nosotros no nos tomamos el cui-
dado de publicarlas. Quizá conocen mejor
nuestra historia que nosotros mismos. Sea •
mos menos negligentes y mas justos.


Un ejemplo .notable de 'esta verdad se
puede observar en la fama póstunia• de don
José de Mazarredo. Lo que le debe nues.
tra marina , ya en la parte de, .la ense-
iíanza , ya en la gloria que le dió .


con sus
espediciones militares, la manera honrosa




452
con que desempeñó el destino de plenipo-
tenciario cerca del gobierno consular de
Francia, su conducta en la conmocion de
Bilbao, sus cualidades personales, la reu-
nion natural pero siempre admirable \ del
candor . propio de la infancia con la . pru-
dencia y la penetracion elevada del sabio
y del -héroe, son cosas ignoradas general-
mente en nuestra nacion , y cuyos monu-
mentos no se encuentran sino en la me-
mória de los hombres que tuvieron la di-
cha de tratarle, ó el honor de pertene-
cerle. Con qué justicia nos quejariamos de
que para los escritores‘ estrangeros fuese
desconocido el nombre de Mazarredo?


Yo emprendo en este breve artículo no
escribir su elogio ni tejer su biografia : mis
fuerzas no alcanzan á lo primero , ni bas-
tan los documentos que tengo á mi clispo-
sicion para. lo segundo , sino solo indicar
y recordar los hechos mas notables y dar
á conocer aunque debilmente algunos ras-
gos- Je su fisonomía moral. Mi trabajo po-
drá servir de base á los que poseedores
de mejor pluma ó dueños de compulsar
los correspondientes archivos , emprendan
en lo sucesivo escribir su historia ; y me
daré por contento si escito á esta ernpre,


A53
sa á alguno de los que son capaces de eje-'
cutarla. Ni ocultaré la causa que me- há -
movido á formar este breve resumen his-
tórico: es bien noble;-pues no es Otra que
la gratitud que debo- al pais donde nació
Mazarredo , y la que le debo á él MiSnib,
coyas exortaciones y consejos en 'una . cir-
cunstancia muy decisiva para los jóvenes
inflamaron mi alma en el amor de las Cien-
cias , y doblaron mi celo y aplicacion pa-
ra su estudió:


Fue natural de Bilbao , donde nY,'ció
en 1745. Apenas llegó . á los años de la ju-
ventud se dedicó á la- carrera de la mari-
na, á la cual le llamaban sti : inclinación . y su
genio. Empezó la de guardia mdriña ,'y se
distinguió tanto por su aplicación y acti-
vidad que .á los 12 años de -servicio- fue
nombrado ayudante mayor general del de-
partamento de Cartagena: Siendo lódá.Via
guardia marina, y su edad de 16 añós, ha-
Bandose embarcado en un chan cirechln al
mando del capitan de fragata:' don tiran- .
cisco de Vera , comandante' de una divi-
sion de cuatro javeques , impidió ciñe elhá-
jel se rompiese en la noche del 13 de abril
de 1 76r contra las salinas de la Mata en
que habia dado, por sus acertadas -dispo-




454
sielones,, por la firmeza, con que las sostii-
y0 contra hombres mas prácticos en la mar,
y por la osadia con que se entregó en un
batel peqnefinelo al furor de los vientos y
de l ts olas para recobrar la lancha que se
l iabia.fflerdida •en el choque. El resultado
de sus maniobras fue salvar la tripulacion
que hubiera perecido infaliblemente, si el
buque se hubiese abierto durante la obscu-
ridad ,


de la noche. Este primer ensayo de
su genio naval fue el principio de la ce-
leb4idad ;


merecida que obturo despues,
. Hizo bajo las órdenes del general Lan-


gara un viage las, pipinas. El mismo so-
licitó elubarcarse , en .


aquella espedicion con
el objeto de adquirir nuevos conocimien-
tos en la náutica , y de poner en práctica
losi


que . ya tenia.
. - Hasta entonces no era conocido ni prac-
ticado entre los marinos españoles el mé-
todo >de las distancias lunares para la de-.
teripjnacion de la longitud. Basta conocer
los Nirneros elementos del sublime arre
de la navegaeion para notar cuan manca,
imperfecta é insuficiente seria en aquella
época N de los españoles, cuando se deter-
minaba la longitud sin elementos astronó-
micos, y por consiguiente cuanto debió


nuestra marina al joven Mazarredo
455


qué •


introdujo durante la espedicion de que va-
mos hablando, el uso del mencionado mé-
todo absolutamente necesario en los gran-
eles viages , si no .se quiere caer en gravi-
simos errores. El mérito del bene1icio fue
grande:, el mérito del trabajo no fue me-
nor, pues careciendo de las tablas que tan- '
to han facilitado despues esta operacion, tu-
vo que valerse de los .recursos de-suge-
nio y de cálculos enfadosisimos y difíciles
para determinar la longitud por medio de
las distanciar; observadas de Ja luna á al-
gunas estrellas lijas.


. .


Con el grado ya de teniente.de , navio •
fue nombrado primer ayudante de mayor
general en la famosa y desgraciada espedi-
cion enviada contra Argel en x 77 5 al man-
do del conde de O-reilly, a cuyas órdenes
iba el ejército, y de don :Pedro de Caste-
jon , comandante de la escuadra. La °pe-
racion del desembarco vemifteada el 8 .de
julio y dirigida enteramente por Mazarre,
do se hizo en hora y media, no hablen-
dose invertido mas que cinco minutes,en
el de los -primeros $3oo hombres,• y un
cuarto de hora en él de los pertrechos mas
necesarios.




456
El hombre de genio estiende su preve-


sion hasta aquellos
- objetos que no son de.


su deber ó del arte en que se ejercita.
Mazarredo , aunque su cínica obligacion era
la de un ayudante del mayor general de
marina; previó á las diez de la mañana del
Mismo dia que .


la espedicion estaba /Mi-
. lograda, y qué el reembarco era infalible,


y habla estendido su solicitud é inteligencia
al ejército de tierra. Comunicó sus ideas
general de la armada : fue á tierra á hablar
con el conde de 0-reilly,


, y con los mi-
rainientos propios de quien entra en juris-
diccion agena , le arrancó la confesicn que
necesitaba para hacer los preparativos de
la retirada en la noche inmediata. Su ac-;
tividad fue tal que á las cuatro de la tarde
lo tenia todo dispuesto para el reembarco:
En la junta de generales de tierra que ce-


• ebró el conde para prevenir su determi-
nacion de retirarse Mazarredo fue quien
lés l'Olas instrucciones y les espusd el or-
den en que debian reembarcarse las tropas.
Esta operacion empezó .á las diez de la no-
che; y á las tres de la mañana no quedan-
do ya nadie en tierra-sino Mazarredo, se re-
tiró al navio .Velasco , donde el conde de
O-reilly le recibió en sus brazos; y le dijo:


zi.)7
amigo Mazarredo, la rueda de la fortu-


na no hila siempre seda; pero para usted
será este dia tan memorable, que dificilrnen-
te podrá ceder á otro que usted se hicie-
re del mayor honor en su carrera.» Aquel
ejército de 2o.000 hombres , flor de los guer-
reros de España , debió su salvacion aquella
noche ála actividad é inteligencia: de Mazar-
redo: Ya se sabe lo que es un ejército recha-
zado, y mas cuando á su retirada ha , de
preceder la arriesgada operacion del eriv-
barque. .


La patria le premió tan importante seryi-i
clo con el nombramiento de alferez dela
compañia de guardias marinas de Cadiz, y
con los sucesivos y rápidos •aseensos á
pitan de fragata , de navio y de -Una nue;
va coknpañia de guardias marinas- creada
en el departamento de Cartagena. En es,
te destino escribió su escelente tratado de
navegacion con el cual á nuestrosb
marinos en la navegacion astronómica, tan
poéo conocida antes de él . , y los puso en
estado de que se igualasen con los.rnas há-
biles de las naciones •estrangeras. Su celo
era tal por los progresos de los alumnos
que él mismo hacia de maestro. de manio-
bras . para adiestrarlos „en las prácticas na-
vales.




458
En 1779 fue nombrado mayor gene-


ral de la escuadra mandada por el general
Gasten. En ella ejecutó los principios que
habia escrito en su táctica naval, y me-
joró el sistema de señales; objeto de mu-
cha importancia que le mereció particular
atencion, y (pie llevó al grado de perfee-
cion que tiene en el dia.


Al aao siguiente fue nombrado mayor
general de la escuadra mandada poy
peral Córdoba. En el célebre crucero que
hizo aquella escuadra en dicho año y el
siguiente, ya sola , ya combinada con otras
escuadras francesas, ocurrieron sucesos me-
morables en que manifestó mayor ge-
neral la profundidad de sus conocimien-
tos naúticos; y si: tino en la aplicacion•
La toma del gran convoy inglés que apre-
só nuestra escuadra en 9 de agosto de t78o,
se debió á una maniobra atrevida dispues•
ta por Mazarredo, y que todos graduaban
de temeraria. A fines de octubre del mis,
oto año , deseando el conde de- Estaing,
comandante de la escuadra francesa surta
en• Cadiz, aventurar la bordada de Cadiz
al cabo de san Vicente para ir á Brest,
salió el 3i contra la opinion de Mazar-
redo , y con él la escuadra española. Esta


459'
ae compouia. de 28 navios de línea y
4 fragatas: la francesa de 38 navios, no
fragatas .y ,un convoy riquisimo de i3o
buques mercantes, que esperaban la sali,
da (le escuadra para dirigirse á los puer-
tos franceses del. océano. En la noche del
31 al t de noviembre les sobrevino una
tempestad que hubiera destrozado en un
golfo Jan estrecho una Escuadra tan nu-
merosa, si 11 actividad del mayor general
no.Imbiera conservado reunida la escuadra
española „ y puesto en ejecucion la empre-
sa de volverla al puerto, que parecia im-
posible, indicando 4 los buques aliados la
balda de. Cadiz por punto de reunion don-
de todos arribaron felizmente.
. En el verano de x 781 la escuadra com-
binada, compuesta de 3u navios españo-
les y 1 9 franceses, al mando de don Luis
de Córdoba, cruzaba en el canal de la Man-
cha con el objeto de •encerrar al enemi-
go en sus puertos , , y de asegurar el comer-
cio de Francia y España en el golfo de
Vizcaya. La noche del 31 de agosto. ha-
llandose cerca de las Sorlingas, hizo se-
ñal la almiranta francesa de yerro en la
derrota. Mazarredo que estaba bien ase-
gurado de que era cierta, y conociendo




1


46o
el gravísima riesgo que se corría de pet.,
derse en las Sorlingas, si se biraba de bordo
con el temporal que hacia , ;sostuvo con
teson el rumbo que habia seguido , y n4:5
lo varió,


hasta que el viento fue favoraible pa,
ra la birazon. El navio Brillante que no
vid la señal de binar y continuó el 'tum-
bo primitivo, atravesó dos veces el para=
lelo de las Sorlingas, lo que probó


• la exac7
titud y bondad de a quel rumbo , y la cer,-
tisima perdicion de la escuadra si se Ini;-
hiera accedido á las repetidas seíbles del
conde de Cuichcn que mandaba G escua-
dra francesa. Este general decia desPnes
al conde de Artois con el candor que ca
racteriza á los grandes hombres: yo iba
á perder una , armada que Mr. de Mazar-
redo salvó.


• •


El invierno inmediato salió la escua-
dra española de Cadiz, para' favorecer la
partida de la espedicion enviada á Amé-
rica bajo la escolta de 4 navios y 2
fragatas al mando del brigadier don Fran-
cisco de Borja. Habiendo puesto en der-
rotero . esta espedicion , se volvió la es-
cuadra compuesta de 36 navios de línea;
5 fragatas y otros buques menores á
cruzar en el golfo de Cadiz. Tenia Ma-


46x
¿agredo una larga esperiencia de los yer-
ros de la estima en aquellos parages; y
asi dirigió süs cruceros de un modo no
visto todavia en aquel- golfo ; de tal ma-
nera que cuando se previese algun fuer-
te temporal se pudiese ganar :con pronti-
tud el puerto de Cadiz, para lo cual era
necesario no pasar al sur del paralelo de
aquella plaza. En efecto para el so de fe-
brero se anunciaba una gran tempestad; y
fue tal la precision de sus maniobras, que
á las tres de la tarde del mismo dio que-
dó asegurada en el puerto .toda la escua-
dra. Aquella noche y el dia siguiente ar-
reció tanto el temporal, que aun dentro
del puerto causó notables averías en los •
buques. -Los que se hubieran hallado fue-
ra al norte del paralelo de Cabo-Trafal-
gar, , hubieran perecido sin remedio sobre
las costas ; y los (lemas solo se hubieran
libertado desembocando en el mediterráneo.


La superioridad de sus observaciones
náuticas se conoció en el crucero que
con tan feliz éxito hizo la escuadra com-
binada en el canal de la Mancha y en el
golfo de Vizcaya el' verano de 5 7 84. La
mayor parte de las observaciones hechas
en aquella escuadra para el 2 7 de agosto




4(;2
la suponian á mas de X2o leguas de dis-
tancia del cabo (le Finisterre sin em-
bargo Mazarredo les decia que estaban jun-
to á él. A las 8 de la mañana lb marcaron.
Al fin de esta campaña brillante que ter-
minó con la paz, se le dió el grado de {l'e-
fe de escuadra.


Su descanso fue la constante aplicacion
á promover los estudios náuticos. Nom-
brado capitan comandante de las tres com-
paiiias (le guardias marinas, formó el plan
de un curso (le estudios en sus academias
para que un •.!competerite número de ofi-
ciales de cada departamento aprovechase
el tiempo de paz en adquirir los conoci-
mientos mas sublimes de su profesion.


Ningun ramo de los que constituyen
la vasta y dificil ciencia del marino , se es-
capó á su inteligencia y á la actividad de
su celo. Ya en 1 782 habla dado un in-
forme científico sobre construccion bu-
qués ,. probando la preferencia del plan
que se siguió en la construccion arel San
Hdefinso sobre otros dos. que se presen-
taron. Construido dicho buque, se le en-
cargó al mismo Mazarredo que lo proba-
se en el mediterráneo. Entonces fue cuan-
do se le dió la primer mocion


463
ca , encargandole la negociacion de paz con
la regencia de Argel.


En 1 7 89 ascendió al grado de 'tenien-
te general , y concluyó las ordenanzas de
marina , en cuyo trabajo habia empleado
siete años. Declarada la guerra de la revo-
lucion francesa , pasó á Cadiz á tomar el
mando de la division que debia reunirse con
la escuadra del general Langara en el me-
diterráneo. No mucho despees recayó el
mando de toda en Mazarredo: ya los ne-
gocios de la nacion española habian pa-
sado á otras manos. En lugar de la ad-
ministracion , despótica á la verdad , pero
vigorosa, desinterada é inteligente de Flori-
da-blanca, se veia jgualmente un gobierno
tanibien despótico pero debil y en manos
inhábiles, que no supieron ni quisieron con-,
servar la gloria que habia adquirido el nom-
bre español entre los estrangeros durante
el anterior reynadb. Mazarredo hizo fre-
cuentes representaciones sobre el mal es-
tado de la escuadra y la necesidad de re-
ponerla : sus representaciones fueron des-
atendidas. Hizo su dimision : atribuyósele
á delito el no querer comprometer su glo-
ria bajo un gobierno inepto, negligente y
dilapidador, y aceptando su dimision , se




464
le destinó al Ferrol con prohibicion de en-
trar en la corte.


Con lágrimas de sangre ha llorado la
España la separacion de este y de otros
hombres de mérito de los puestos á que
los llamaba la voz pública , fundada én
sus méritos anteriores. La guerra de Fran-
cia, emprendida con muy mal consejo, se
concluyó con muy poca gloria ; y la primer
operador' de la guerra contra Inglaterra,
declarada poco despues, fue el desastre del
cabo de san Vicente en 14 de febrero de
z797. Cadiz quedaba espuesta á un bom-
bardeo que la destruyese, ó á la vergon-
zosa necesidad de redimirse de su ruina
con sacrificios pecuniarios. La corte se
acordó entonces del desterrado del Ferrol, y
le nombró comandante de la escuadra, y
poco despues capitan general del depar-
tamento de Cadiz. Su actividad fue tal que
en menos de dos meses puso en ejerci-
cio las fuerzas sutiles necesarias para librar
á la plaza de todo insulto., como lo. pro-
baron las costosas é inutiles tentativas del
enemigo en las noéhes del 3 y 5 de julio,
y reorganizó la escuadra , poniendola en
estado de operar, Y obligando á los .ingle-
ses á mantener en estacion delante de ea-


4t55
áii una escuadra muy numérósa.


Ni á pesar de los cuidados á que le
obligaban las circunstancias tan críticas, ol-
vidó los progresos de la ciencia náutica.
Propuso al gobierno que se trasladasen al
observatorio de la isla, erigido á propues.
ta suya , los instrumentos del antiouct
de Cadiz y la redaccion de las efernéri«,
des: hizo ademas que se agregasen h aquel
establecimiento dos talleres de relojes ma-
rinos y uno de instrumentos, á cargo de
artistas enviados á peticion suya á ins-
m'irse en los obradores' de los mejores
maestros ingleses y franceses;


Al ario siguiente salió del puerto en lá
noche del 6 al 7 de febrero con el desig-
nio de sorprender la division enemiga de
ir navíos que cruzaba en bloqueo ciclar'.
te de Cadíz. Un sudeste que se levantó re-
pentinamente , frustró su designio , favo-
reciendo la fuga del enemigo hácia .el ca-
bo de san Vicente.. Entonces repitió la sa-
bia maniobra que 'labia libertado la es-
cuadra española en 1 782 ; porque previen+
do que el almirante Jervis , cuya armada
estaba surta en Lisboa , no dejaria de ve-
nir contra él, apenas supiese que Babia da-
do caza á. la division inglesa , no quiso ba.


roturo xv. 3o




466
jar del paralelo de Cadiz , á pesar . de las
reclamaciones de los rutmeros•, y cOnser,
vó la oportunidad de ganar la bahía , co-
rno lo hizo apenas aparecieron los enemi-
gos con fuerzas • superiores.


En 1799 condujo su escuadra desde
Cadiz á Brest , eo cuya travesía fue res-
petada de los ingleses. Desde Brest pasó á


dejando la escuadra á las órdenes
del general Gravina i para concertar con
el gobierno directoria' las operaciones ma-
rítimas, á cuyo efecto se le revistió con
el caracter de -embajador plenipotenciario.
La llegada de Napolecn , y la revolucion
del .u8 brumario pusieron el poder en ma-
nos de este hombre estraordinario, y con
ól tuvo que entenderse Mazarredo.


Es cusa muy curiosa ver la lucha diplo-
mática entre el hombre mas candoroso del
inundo, pero profundamente instruido en
las materias que se ventilaban , y el mas ce-
loso por-el bien y la gloria de su nacion,
y el hombre astuto, coronado del laurel
de la gloría, al cual iba á unir el de la
política, y que ya desde entonces medita-
ba su proyecto de suprentacia universal.


El designio de Napoleon era compro-
meter á la escuadra española en alguna em-


467
presa de la cual él sólo ,debiese sacar la


uti-
lidad; ó ya que esto no fuera posible con-
servar •en Brest la escuadra española en
rehenes de la adhesion de nuestro gobier-
no, y para que se mantuviese á. costa de
España en Francia, mientras la francesa se
mantenia en su mismo pais, no sin segun-
da intencion de quedarse con algunos na-
víos españoles, como en efecto lo , consi-
guió , y en todos .casos determinado á va-
lerse de las tropas, pertrechos y municio-
nes españolas en las operaciones militares
que se ofreciesen en Bretaña.


Con este objeto ya se mostraba disgus.,
tado al embajador, acusando la corte de
España de poco fiel á su alianza con Fran.
cia, y de poco adicta al nuevo sistema con-
sular: ya le ' presentaba planes de desem-
barco en Irlanda, de espediciones para so-
correr á Malta: ya reclamaba la coopera-
cion de las tropas españolas para guarne-
cer á Brest y otros puntos amenazados
de la Bretaña : ya hacia que el prefecto
marítimo de aquel departamento 'pidiese al
general Gravina naVios para acompañar en
la salida del puerto á los buques france-
ses , ó municiones y víveres para sus tro-
pas: ya manifestaba la necesidad.delcon-




463
servir la escuadra reunida en Brest, y ¡lo
e9onerse á ninguna derrota parcial 6 to.


, para conseguir tina paz ventajosa -que
se -•staba tratando ; y al mismo tiempo sin
dar noticia á Mazarredo daba orden para
(.;:c: saliese la division de Ganteame : ya
fiagia que esperaba respuesta de sus agen-
tes en lag' !aterra para tomar Una determi-
vacion. En Lit , nu hubo predio de que no
se valiese,,,para encadenar la escuadra . Y el
embajador español.


Poro todo era ;nihil: todo se estrecha-
ba contra la penetracion y la sinceridad.
de Mazarredo. Este le demostraba palma-
rian;ente que él sitio donde la escuadra
eoinbinmla debia causar mas daño al ene-
¡nig° , no •era l3rest, sino Cadiz: que era
ya imposible tomar la superioridad en es-
ta guerra : que el modo de socorrer á Mal-
ta era reconqinstar á Puerto-Mahon : que
el. socorro de Egipto , la invasum (le Irlan-
da y otros planes de esta naturaleza eran
no solo peligrosos sino imposibles. Dió
orden á Gravina de no arriesgar una Jan.
chá , ni dar un bizcocho á los franceses.
I-lay sin embargo en esta negociacion un
rasgo -.que caracteriza la buena fe de mies.
;ro marino. Preguntandole el primer con-


469
8u1 , si creia util la reconquista de la 7 ri-
ni42d ? respondió tie. no , porque ,


seyviii)ili:
un_ á perder : que lo que seria mil


portante seria la reconquista de la Marti-
nica.. Esta, respuesta debió. convencer á .N a.
poleon , de que Mazt•riedo no se dejaba ce-
gar tanto del amor de la patria , que pre-
fiere una plaza in&ttil al interes comun de
la alianza.


Pero aquel hombre no gustaba de la
oposieion firme y vigorosa. de Mazarredo,
que s era muy cortraria á sus planes futu-
ros, y nuestra corte le llamó en g de fe-
brero de 18°1 á su departamento de Cadiz,
quedando en el mando de la escuadra el
general Gravina. Desde entonces todo le
fue facil al primer consta. Pero su ayer-
sion á la firmeza de Mazarredo fue quizá
la, causa, del irreparable. desastre de 'Era-
falgar, , impidiendo que nuestro gran ma-
rino tuviese influencia, ni mando en. las
.escuadras.


En setiembre de iSot obtuvo permiso
de S. M. para esta.blecerse en Bilbao en
atenciun á sus largos trabajos, servicios y
deeiii.miento de sus fuerzas. En agosto (le
1 o4 ocurrió en aquella villa una de estas
conmociones que suele causar la rivalidad
del poder y de !Os intereses, y que en los
paises pequeños se han llamado con toda
propiedad tempestades en un vaso de agua.
Aunque Mazarredo no tomó en ella mas
parte que la de impedir los funestos efec-




470
tos del furor momentáneo que agitaba loz
animes, sin einbargoLso conducta fue inal
pintada en la corte,' y .se le mandósalir
dv:las provincias vascongadas; orden que
se ejecutó de una manera poco correspon-
diente,á su edad , á sus-servicios yrS
méritos. Entonces fue -cuando dirigió
S. AL, una representacion en que entume-
raba los servicios hechos á la patria y á la
humanidad, y justifica su ,ourlticta en el su-
•céso de Bilbao. Esta memoria merece ser
leida por la veracidad que reyna en ella, y
p .or los detalles náuticos que contiene,


- y
que manifiestan su profundo conocitnienté
en la te,olia y práctica de su profesión.


Nada diremos- de los últimos años de
su vida. Cres ó como otros muchos -que de-
bia • reder á una necesidad-inevitable; . y . no
se negó á colocarse en u


•• puesto donde
pidiera- contribuir á aliviar los males de
su patria. En efecto, aun deben conser-
var la memoria de su beneficencia dos-piié
baos de las ceicanias de Mina, cuyas 'con-
tribuciones pagó de su bolsillo, y otras
muchas personas y corporaciones que liber-
tó de . los vejánienes.y maltratamientos pro
pios de tina invasion.


Muríó en Madrid en 29
de julio de


1812 á los 67 años de su edad.
La marina le debe la mejora de sus


estudios , prácticas é instrumentos; la pa-
tria la conservacion de un ejército, de tres
escuadras, y en parte la superioridad . ma-


47.1
rítima en la guerra de la independencia
de América, y la conservacion de las , re-
liquias de su. gloria en la de fines del si-
glo pasado: La humanidad perdió en é! un
corazon dulce, candoroso y benéfico: la
marina el genio que 'mas- la ha ilustrado
en estos últimos tiempos, y la nación .un
hombre -veraz, activo y c,eloso que , sabia
decir al gobierno la verdad toda entera sin
disimules ni reticencias. •


Concluirémos este artículo con los si=
gnientes versos, en los cuales brilla en to-
da su pureza la tierna solicitud que los
ha dictado sin mezcla , alguna de ambicion
literaria.


' Quien holló siempre el adorado encanto
del oro corruptor, : Marte en la guerra;
naval Numa en la paz: quien de Ingla-


terra
bajo auspicios mejores fuera espanto:


Quien libró á Cadiz de perpéruo llanto:
quien veraz nuncio al poderoso aterra,
¿mayor tributo no obtendrá en la tierra,
que el bomenage de mi canto?


Musas de Iberia , habeis enmudecido?
;Verá ingrata la patria en su desdoro
hundirse el claro nombre en el olvido?


VrieStros acentos en favor imploro
del héroe, en quien .Bazan ha renacido:
cantad al Mazarredo que yo lloro.




47 a


Dos palabras sobre el número lo ele lo
Tercerola.


¡Honrados y leales españoles! No te-
tomamos la pluma para renovar y acrecen-
tar vuestro duelo. Sabemos la impresion
que ha hecho en vuestros fieles coraz,mes esa.
peticicn 'pública• é impresa que se ha su-
puesto hecha á las Cortes para que vues-
tro Rey, el hijo y descendiente de tantos
reyes,. el nieto de san Fernando, sea ig-
nominiosamente lanzado del trono de sus
mayores ; trono que vosotros habiais que-
rido hacer eterno dandole por base una
sabia Constitucion. Sabemos el horror con
que fue pida en las Cortes la noticia de
semejan te crimen , y salvemos que los ma-
gistrados y jueces á quienes compete se
api estiraron á denunciar y recoger tan in-
cendiario papel , aunque por desgracia cir-
culó demasiado para que podamos ocul-
tar al mundo como debieramos, si posible
fuese, que en España ha llegado la licencia
á tal estremo de abominar:ion.


Tampoco tratamos de responder á los


:473


horrores contenidos en ese execrable libe-
lo : seria, como ya dijimos con igual moti-
vo, envilecer y degradar la dignidad del
monarca. Escribimos úniCamente estas po-
cas líneas para preguntar. á los que tanto
han estado cacareande que en España no
hay anarquistas ni jacobinos, y tantos es-
fuerzos han hecho para persuadir que no-
sotros forjabamos estas quiméricas visio-
nes .Con el objetó de introducir, la discor-
dia en•e los españoles y desacreditar á los
lib, , rales; para preguntarles, repetimos, si
hay ó no jacobinos en un pais en 'que
cle .;pues de haber estado vomitando inju-
rias por espacio de- seis meses contra la
per,ona del monarca , de haber trabaja-
do tanto para hacerle sospechoso y aborre-
cible a los pueblos, se le amenaza con la
muerte y se llega hasta pedir su deposi,
cion al congreso nacional. Los hombres
que dicen en un impreso á lós diputados de
la nacion: «Fernando VII no debe por mas
tiempo ocupar el trono constitucional
Separad pues del cuerpo político el miem-
bro podrido que infesta todos los demas.»
Los hombres, decimos , que han estampa-
do semejantes voces en un impreso ,¿ no
son jacobinos P dblarat y Robespierre se




474
atrevieron á pronunciar siquiera tan atro
ces espresiones antes del aciago,lo de agos-
to de 1 79 2? Y no digan que estos son,


los
acentos de dos ó' tres delirantes, y que su
locura no prueba la existencia de una fac,
clon de jacobinos. No: ya es tarde para
semejante escasa. El Dtario Gaditano , el
MensageM de Sevilla, las arengas del ni-
ño ,; el Zurriago :y otros varios papeles pu-
blicados en diferentes y muy distantes pun-
tos de la peninsula han hablado en los
Mismos términos que la Tercerola sobre la
persona del Rey y aunque no hayan pe;-
elido ter minanteruente su depoSicion,
trabajado sin cesar en desacreditarle para
llegar á este estremo, que es el objeto fa-
vorito de una. faccion, 6 para decirlo mas
claro , pues ya es tiempo, de una socie-
dad secreta bastante numerosa. Por for-
tuna de la nacion los, enemigos del trono
se han engañado en sus cálculos acerca del
estado 'de la opinion , han creido que era
ya. llegado el tiempo de dar el golpe, han
contado con que la caida del ministerio
por la cual tanto se 'afanaron , la entrada
de uno nuevo y la -reánion de la Cortes
facilitarian lá ejecucion de su criminal pro-
yecto, se han quitada la guaseara y han


475
soltado prendas que ya no es posible
*correr. Y no son estas invenciones nues-
tras : •iinpreso está en Va l encia nn proyec-
to de Constitncion para Espaiía , en el cual
ademaS , de próponerse que el .poder ejem-
tivo se - confié : á un magistrado eleetivo . y
temporal , y que en caso de qué haya rey
(cosa que se dice para disimular algun tan-
to), este no ha dé tener otro' • título que
el de gobernador , ha de . ser Sil .hilito de
la nación', sujeto á la soberania de esta
y á Sus leyes cinio los denlas gobernan-
tes, y fespansable' por sus acciones guber-
nativas y personales (parte 9.a , cap: 2.°, art.
4. 0 y 6.° ),'se 'añade en termines positivos
(art. n.° .




-dei Mismo capitulo): el gébierno es-
.


pañol tendrá:. siempre dfreccion hácia la demo
cracia. Eir los números signienteshablarémos
largamente de esta cónstítueinU proyec-
tada ; pero entretanto •reguntornOs
calnente: ¿hay jacobinOs',.artarqiiiStas y
pubii•anos en un pais en cite una - sOCiedhd
secreta hace imprimir un proyecto de .-cons-
tirircion ; én el cual se establece 'que el go-
bierno' dé aquel pais debe ser democrático?
Y bien eran enemigos de su patria , la
calumniaban los que en octubre
anunciaban la -existencia de una faccion




anarquista; los que cuando se acusaba con
tanto encarnizamiento y furor al ministe-
rio, advertían al público qtte no eran las
personas de los ministrOs á las que se C0111.-•
batia , era el trono el que se queria derri-
bar' ¡Ojalá nos hubiésemos engañado! pe-
ro los hechos han probado aun mas de lo
que nosotros nos atrevimos 4 predecir. Ca,-


,


yo aquel ministerio que Pudo errar el,
equi,


vocarse en algunas cosas, pero que, esta-
ba compuesto de hombres bien intencio7
nades, se ha nombrado otro á cuyos in,
dividuos como que acaban.,de,,Serlo.de las
Cortes, y en ellas han acreditado su acen-


drado y puro no se les puede
acusar de serviles - ni .de enemigos de la
C.mstitticion, y conociendo ademas que es-
ta táctica empleada segunda vez ya no. en-
gaibria á nadie, se dejan los rodeos. y los
medios indirectos, se acusa al monarca mis-
mo , y se combate la institueion nionarqui-
Ca en sí misma . Si los. que esto hacen no
son republicanos a la Robespierre, si no
trabajan en llevarnos a la anarquía popu-
lar, digasenos qué nombre deberá darse-
les.— Pero son pocos y consegui-
rán.-- Belativamente al nt'unri o de los hon-
rados y leales no serán moches sin duda ; y
sl fin seran burladas sus criminales esperan-


47V
las; pero entretanto son demasiados pa-
ra causar grandes males y trastornos. Ade-
mas es preciso tener presente que una fae-;
cion atrevida y emprendedora , aunque no
tenga la mayoria numérica, puede obte-
ner triunfos momentáneos sí , ó de corta
duracion, pero que cuesten muchas lágri-.
mas y hagan verter mucha sangre. Los ja-
cobinos de Francia no componian la milé-
sima parte de la publacion de aquel rey no;
pero una vez que á favor de ciertas casua-
lidades llegaron á dominar én la capital , á
intimidar á los buenos y á apoderarse del
mando, ¡ cuántos horrores cometieron !
¡cuántos males atrajeron á sil patria desven-
turada! y ¡cuánto tiempo ha sido necesa-
rio para repararlos en parte! Aproveche-
monos pues de tan terrible leccion ; unan-
se todos los españoles amantes del orden
y del trono constitucional, y opongan un
muro de bronce á las tentativas y esfuerzos
de los anarquistas. Nosotros los hemos de- .
nunciado en tiempo, los hemos combati-
do sin descanso, y los combatiremos eter-
namente sin que nos arredren sus puñales.
Seremos víctima de su odio; pero algnn
la se conocerá el servicio que hemos he-
cho á la nacion á la Einropa, y aun al
mundo.




179
199


478
INDI CE.


de los artículos contenidos en el tomo XP"


DEL CENSOR.


Algunas reflexiones acerca del espíri-
tu de Jaman


Teatros. Por el sótano y el torno. .
—El Desertor htín,s,aro.—El Leñador es-


cocés
Literatura. Matilde ó memorias saca-


das de la historia de las Cruzadas.
22'


Sobre la alegoría que han dado en
usar algunos escritores para esparcir
malas doctrinas


Sociedades secretas
Anuncio de una obra
Anuncios
Memoria relativa á los sucesos políti-


cos y militares de Nápoles en los años
182o. y 1821


`Teatros. El monstruo de la fortuna y
lavandera de Nápoles, Felipa Cata-
nea: comedia de tres ingenios. . . . 103


--El confidente casual: en tres actos
en verso


108


479
Sobre las causas de. la discordia y


medios para restablecer la , union en-
tre los ciudadanos


¡ i ¡
A las Cortes actuales


i33
Anuncios


1 56
Bellas artes
161


Suplemento al Contrato social de Roas-
seau , aplicable á grandes naciones.


Una platiquaa sobre la vanidad. . . .
Retrato ile Napoleon , bosquejado por


Mr. Deprat


207
correspondencia


230
Teatros. Cristina de Suecia




236
—La Moscovita sensible. ,




238
Apolo? la de la nacion española con-


tra las calumnias de los aristocratas
franceses 24


Sobre un rasgo de adulacion descono-
cida hasta ahora de los liberalisimos
editores del Tribuno 260 -


Sobre el error de proponer leyes es-
cesivamente • 266igorosas. „


Del partido regulador en las asam-
bleas legislativas 2 81


Teatros. La Yiuda generosa_ . . 296
—El divorcio por, amor. .. . . . . 29S
`Pos palabras sobre el número g.°


3
13


35
47
69
73


81




48ó
de la Tercerola ±


Instruccion pública
3


Bellas artes. Diálogo sobre la prtmacia
entre la Pintura y la Escultura. . . 321


Reflexiones- sobre un discurso de Mr.
.Bignon, pronunciado en la cámara de
diputados de Francia 35i


Sobre las ocurrencias del mes anterior 371
Plan general de hacienda presentado


á las Cortes ordinarias de i 8 z 2. =Por
don Francisco Gallardo Fernandez. . 383


Teatros. El hombre de la selva negra 40 a
Sobre un nuevo prospecto de periódico


que acaba de publicarse
414


<Sobre los graves perjuicios que ocasio-
na la debilidad en un gobierno
ciente .


4a 5
Literatura. BiOgráfia universal


43
De la razon y la exaltacion 43y
El trabajo, considerado como manan-


tial de las ciencias, de las artes y
de todos los ramos de industria. • • 4 4 x


Noticia histórica de don fosé de Ma-
zarredo .


45z
Dos pal sobre el número lo de


la) ti.riVe
473


/.(9
I ? •14-1&5 '»:1