EL CENSOR
}

MADRID, 182i:


En la imprenta del Censor,
Á:MARETA.


\\
EL CENSOR 9


PERIODEO IMIT/C0


Y LITERARIO.




11111111"""---
EL


PERIÓDICO POLÍTICO Y LITERARIO.


N." 25.
.1,41: »DO, 20 DE .9318E10 ,DE ,182X.


CORTES.


LiEsGii SLakT U 14 ;DY, x82o,


No estractaréinos la memoria que,o:m se.
paracion de la general de hacienda • leyó á.
las Cortes el señor ministro.de este ramo
en uno de los primeros dias de setiembre,
sobre..el.importantísimo,objeto,de la deuda
nacional yy medios de. consolidar el crédito
público; negocio cuya magnitud )cufesó
Su excelencia que (csuperaba . á sus conoci-
•mientos , y cuyo intrincado . y dificil ,éxito
desalienta , dice, zi los'. ingenios mas ra yen -
-tajados." La•memoria :está impresa, y todo
'el mundo puede ver en .ella lo que su autor


T.,




'propone sobre tan delicada materia. Tam-
poco examinaremos la ley relativa al asun-
to , decretada por las Cortes en 9 de no-
viembre, é inserta en la gaceta de 3o del


• mismo mes. Conocidas son sus disposicio-
nes. Nosotros prescindimos de lo que se ha
hecho , y suponernos que para hacerlo se
habrán tenido presentes razones muy po-
derosas que no-estan á nuestro alcance ; y
vamos á indicar sumariamente lo que á
juicio nuestro hubiera debido hacerse. Di-
vidiremos ante todas cosas la deuda en ex-
trangera y nacional , y hablaremos de am-
baA con separacion , porque las medidas re-
lativas á la primera son muy diferentes de
las que pudieran adoptarse respecto de la
segunda.


Deuda, éxtrangera.


Sean las que-fuesen su procedencia y
época en que -se contrajo, si los.' capitales
recibidos entraron en la nacion, es menes-
ter reconocerla , y vemos con placer que
asi se ha hecho relativamente á la de Ho-
landa : la' buena fe, la justicia, y la moral
política no -permitian otra cosa. Pero no pu-
diendo pagar de pronto y acaso en muchos


5
años ni el capital ni los réditos atrasados.,
y tal vez ni aun los corrientes , nos parece
que se ha debido entrar en negociaéion
con los acreedores, y transigir de tina -vez .


P
or la suma total que se les estuviese de-


biendo. Las condiciones propuestas por nues-
tra Parte hubieran podido ser : i.a cesion
de bienes nacionales en la península con
rebaja de la tercera parte de su tasa : 2. a ce-
sion de terrenos que pudieran convenirles
en alguna de nuestras posesiones de ultra-
mar por la mitad de su valor: 3.a privi-
legio por un cierto número de años para
hacer directamente el comercio , con tal ó
cual puerto de aquellos dominios, bajo ta-
les ó cuales restricciones , y en tantos ó
cuantos buques. Esta última transacion , es
la mas desventajosa; pero si no aceptaban
ninguna de las dos primeras era menos malo
pasar por ella que permanecer agoviados
de la deuda. Sin embargo, nos parece que
no bubiora sido necesario llegar á esta ter-
cera propuesta , y que las casas extrangeras
hubieran recibido con gusto la primera, y con
mas razon la segunda, y cualquiera de ellas
hubiera sido ventajosa para nosotros ; pues
aunque los dueños de los terrenos cedidos
debiesen residir por algun tiempo en pays




6
extrangera, • con el tiempo la propiedad
los atraeria al nuestro , y entretanto siem-
pre se lograba que se' cultivasen bien tier-
ras , que 'de otro modo estarian-6 incultas


niál cultiva'd'as por muchos arios. Si nin-
gtiria de estas proposiciones les. ,conviniese,
era menester oir las suyas, y.admitir la que
fuese menos perjudicial .; que. ninguna
seria tanto corrió mantener la deuda en pié,
y &Mal' todos los años sus réditos fuera
del reyno.


Deuda nacional.


Vá se entiende tyüe damos este nombre,
á aquella , en la dial los interesados son
ó se suponen individuos de la nacion; pues
aunque algunos vales, por egemplo, perte-
nezcan en el cija á extrangeros, esta cir-
cunstancia accidental no muda su natura-
leza , y ellos mismos en el cija en que
tornaron este papel identificaron volunta-
riamente su suerte con la de los ciernas
tenedores. Conocemos que lo que vamos á
proponer no agradará al corto número de
personas que se ocupan en la negociacion
de efectos públicos , ó como vulgarmente
se en el agiotage: sabemos tambien


7


que asustará 4 ciertas gentes nimiamente
timoratas , y no. merecerá la aprobacion
alguftos p.olítícos excesivamente tímidos y


de
d ánimo apocado que tiemblan al oir ha-
blar de medidas fuertes y -atrevidas; pero


á
grandes males, remedios herOycos y cura


radical : la paliativa no hace mas que pro-
longar la dolorosa existencia del enfermo.•


Si la nacion pudiese, clespues de liquida-


da la. denda,,,reconocerla por el todo de:.su
valor, pagar puntualmente sus réditos y
formar un fondo de reserva para ir amor-
tizando el capital, quién habia de propo-
ner otra cosa Pero desgraciadamente no
es este nuestro estado actual , ni lo será en
muchos arios. Dígase cuanto se quiera un


siglo ha de pasar lo. menos antes que la , pa-
cion pueda. destinar anualmente, d ,espues de
cubiertos los gastos., , 22o millones de reales
para solo el pago de réditos á , nacionales, sin
contar los 17 de préstamos extrangeros an-
tiguos„,, los 21, del nuevo empréstito, y
i


los
011 los otros que Dos -nos envie todavía 'para
castigo; de nuestros pecados. Y no se. diga
que pudiéndose pasar los créditos con in-


.


terés á la clase de los qué no los devengan,
lo harán asi muchos de los tenedores de
los primeros para comprar fincas , en cuyo




pago solo se admiten los segundos, y que
de este modo se disminuirán los intereses
hasta el punto de poderse satisfacer con el
prodiicto de los arbitrios destinados á este
obgcto. Si con esta ,


esperanza se ha conta-
do, ya se puede renunciar á ella. Demos-
tracion.— Los documentos (le créditos sin
interés pierden mas que los de aquellos que
le tienen (véanse los cambios en la gaceta
del .13 de este mes, de los cuales resulta
que los intereses y certificaciones pierden
83 y medio , y los vales comunes solo
75 y medio), luego es imposible que nin-
gun hombre inteligente y cuerdo (y en esta
materia ninguno hay tonto m loco ) dé un
papel que vale 24 y medio por otro que no
vale mas que 16 y medio.'Si quiere com-
prar fincas, venderá elsuyo en la plaza, to-
mará el otro y aún le • quedará un 8 por,
ciento de ganancia. ¿Puede haber un solo
hombre á quien. no se le ocurra esta sen-
cillísima opeiacion ? Es, pues, necesario
contar con que la deuda nacional llamada
con interés va á quedar en pié, y por tan-
to que habrá 'que pagar, no ya 220 millones
que importan sus réditos en el pié actual,
sino mas de 3oo que importarán puestos
todos al- 5 por ciento. Y siendo esto jiu-


9
posible de toda imposibilidad, no pudiendo
ni aun estar- seguros de que haya para los
gastos del servicio. corriente ; es claro que
aun suponiendo que no tuviesemos contra
nosotros mas deuda que la llamada con in-
terés, era preciso tomar otro arbitrio para
descargarnos de- una gran parte de ella ; pe,
ro está' suposicion no es exacta. Ademas
de la deuda consistente en capitales entre-
gados á lin cierto- interés, tenemos la que
consiste en los que se han entregado sin
él, corno los suministros, y en los :-réditos
no pagados : y esto en el dia en que la
nacion llama á cuentas y á liquidar toda
la deuda, ó ha de ser pagada, ó es necesa-
rio abonar un interés hasta su amortiza-
cion. No hay arbitrio, asi lo exige la mas
rigorosa justicia. ¿Por - qué al tenedor de
Un vale que acaso tomó en tiempos calami-
tosos al 97 por ciento de pérdida , 6 que
en el dia mismo puede adquirir al 73 6 74,
e, le ha de pagar un 5 por ciento de este


capital mientras nó le sea reintegrado,
ly no se ha de dar ningún beneficio por
el suyo al propietario 'que entregó su trigo,
su.vino, sus ganados y quiz,á su ' dinero me-
tálico para la subsistencia del egército; al
empleado á quien en años enteros no se le




LO


han .pagado: sus sueldos, y al acreedor de
cualquier especie á quien. Se- estar; debiendo
los réditos: de muchos. años,? Está bien que
á todos, estos. no se les abone ningun in-
terés por los que han debido percibir hasta
ahora. ;, pero o. dia 'que el estado los
convoca para: reconocer sus respectivos
créditos „debe ó pagarselps, en el acto ,
asegurado, correspondiente interés por
la suma tótai que les, reconoce, y convierte
por te, acto en un verdadero, capital, aun-
que sea proeeclen. te , de, réditos no, pagados
por otro capital anterior. Resulta , pues,
que en. términos de. justicia, importando 11
suma total de lo que se debe á nacionales
MAS /.:4. mil millones , este es. el capital que
las nacion debe reconocer desde ahora, y
por•,e/ cual deberia en rigor pagar 1.111
terém que aun,


no pasando del 4 por ciento
inaportaria al pie de 6op, mill on es. En efecto,
todo deudor que, entra en ajuste de onen-
tas con. sus acreedores „ les reconoce no
solo los capitales recibidos,„ sino los inte-
reses. no Pagldos„; fprIng de ambas partidas
un total , y signa, les satisface en el acto,
les abona, hasta la extineion de la deuda
el interés en que se conviene. Véase ahora
si la nacion está en estado de conformarse


con estos principios y de cumplir puntual-
mente las obligaciones que ellos la impon-
drían. Nadie habrá que lo sostenga. No ha-
llándose, pues , el erario público en estado
de. tener con sus acreedores la misma con-
ducta que un particular solvente tendria con
los suyos ; es menester que haga lo que
hace el simple ciudadano que mío puede
pagar sus deudas. ¿Y qué hace en este caso
el hombre de mas probidad? Llama á todos
aquellos á quienes debe por cualquier título
que sea, liquida y reconoce el total de sus cré-
ditos ; pero no pudiendo satisfacerle , les
propone y ruega que los reduzcan á la mi-
tad al tercio , al cuarto y tal vez al quinto
de su valor nominal, y ellos, si la imposi-


- bilidad del deudor es real , tienen que ha-
cerlo de buena ó de mala gana. He aqui,
pues , lo que la nacion junta en Cortes ha
debido hacer respecto de sus acreedores
nacionales: liquidar la deuda total, cual-
quiera que fuese su origen y calidad : 2.° re-
tener y dar por cancelados todos los cré-
ditos pertenecientes á los pósitos y propios,
á los establecimientos públicos que no sean
de educacion ó beneficencia en actual eober-
cicio , á las fundaciones piadosas y capella-
nías sin llamamientos de familias, á los con-




YS


I2
ventos ya suprimidos , en suma , á dueños
en cuyo lugar se halle ya subrogada la na-
cion : .3:9reducir los restantes á la 4. a par-
te de su valor nominal: 4.° dar en recono-
cimiento de la cantidad líquida que resul-
tase á cada acreedor un nuevo documento
admisible en pago de fincas del estado:
5.0 asignar el número de estas que cubrie-
se superabundantemente el total de la deu-
da : 6:0 proceder á su venta en subbasta
dividiendo las grandes propiedades en varias
suertes : 70 dar un año de término para
verificar los remates; y 8:0 declarar nulos
los documentos que pasado este término
no se hubiesen empleado en dichas com-
pras. Examinemos separadamente, y justi-
fiquemos la legalidad 'y conveniencia de
cada una de estas operaciones.


En cuánto á la -1. a y 2. a , es decir, la
liquidado! ' de todo crédito y la cancela-


- don de los pertenecientes á dueños en cu-
yo lugar se halle substituida la nacion por
anteriores resoluciones, no tenemos que
detenernos: es lo mismo que se ha manda-
do, y es tan notoriamente necesario y justo,
que seria ridículo hablar de ello por mas
tiempo.


En orden á lo 3.° , es decir, á la gran-


y capital medida de reducir
laae'deauteelavitdatoda á la cuarta parte de su va-
lor nominal , cosa que enunciada asi pare-
cerá una atrocísima injusticia, esperamos
que dejará de parecerlo, luego, que se vean
y mediten bien las razones en que se funda.
Primeramente es un hecho público que
todos los títulos de la deuda , es decir,
vales, intereses, certificaciones de tesoreria,
acciones de empréstitos , etc.,. pierden en
este momento entre 70 y . 85 por ciento de
su valor nominal, 6 lo que es lo mismo,
que la estimación; pública los -tiene ya ..re-
ducidos á la cuarta parte de su valor pri-
mitivo poco mas O. menos. Luego recono-
cerlos . • por lo _que, intrínsecamente valen
hoy , y no por . lo, que valieron en otro
tiempo, no es hacer injusticia al tenedor.
Cualquier • título de la deuda es una pro-
piedad sujeta . como todas 'á , que su valor
aumente ó disminnya.segun las circunstan-
cias de los. tiempos. Y.


asi ,nio el que hoy
fuese á tasar una casa eu Aranjuez, no
baria injusticia ninguna al 'due en no
estimarla en mas de la cuarta o quinta
parte del valor qae tendria hace 14 años;
del mismo modo el que hoy aprecie los
vales, por egemplo, en la cuarta parte de




4
su valor primitivo, no baria agravio nin-
guno 'al tenedor, aun -cuando,. este no los
hubiese adquirido con pérdida sino que
los luibiese recibido por 'toda la cantidad
que suenan. 'El (acaso es idéntico. Si las
casas dé Aranjuez 'han disminuido de valor,
porque no haciéndose jornadas á-aquel sitió
no 'hay quien 'las ocupey•pague el alquiler
,que -antes-deVengában , :los vales y demas
créditos han -perdido los tres -cuartos del
suyo por otras mas imperiosas-éinevitables
-casualidades.


Si. s•dice que,Aos tenedores - de -crédi-
tos:no tienen la culpa, de estas desgracia-
das •ocurrencias- que han desacreditado sus
títulos ,.'tampdeo los dueilos de -las casas
de Aranjuez tienen la culp'a-de que el rey
no vaya á . aquel 'Sitio á pasarla • primavera.
En suma, el que tiene, pierde; -es decir,'que
todo propietario está --expuesto:4 que -su
propiedad venga,:á 'valer menos, por mil
accidentes 'en 'que - él no :tenga la --menor
culpa ; pero que 'en -este 'caso '-no tien
Techo .á -que se le pague por lo que ien
otro!liempo . valia, sino -por aquello ven
que 'la estimacion • pública la tase.


En segundo lugar, siendo las causas,
que aumentando ladeuda , han producido


vi5
á descrédito 'de lis 'títides `'6 absoluta-
mente eventuales, • contó las :güerras, ti vo-
luntarios errores de !los,gObiernos pasados,
es de 'toda la'nacietieritera
actual 'stibsant 11`es'particulaifes nna pér-
dida , la cuál 'río 'ha ! tenido -culpa
alguna. El 'a:Creedor título ha perdí-
do -tres 'cuartos 'de su 'Valor por las
desgracias delOs 'tiempos, está >en "mis-
mo caso que el dnerio de 'tina )tielka, al
cual una avenida, -6'iln'téVreineto le ha
inutilizado, ó quitado ériteraniente -las tres
-cuartas 'partes de su' posesion. Es sin duda
una calamidad; pero labra de tener'pa-
ciencia , que asi van las cosas :del:Jun:Indo.


'En tercer lugar, st n a tictílár sha-
iendo tratado de igual :1 í igual con vort


comerciante , y dádóle ivitereses su dine-
ro , tiene que remitirle :ttna parte :de -la
deuda , cuándo este llega al estado 1Me
insolvencia aunque sea -:por culpa suya,
¿cuánto mas derecho tendrá , una -nacion á
exigir - este sacrificio-de 'parte de -sus 'indi-
viduos, cuando (inevitables desgracias.,'
los errores :gébernantes , la han
puesto en situaeion de no poder-pagar,:el
total de las deudas que aquellos contraje-
ron en su nombre? A 'esta reduccion de




z6


la ,deuda de una nacion se. da el nombre
de bancarrota : porque este es el que tiene.
la operacion análoga del comerciante que
se compone con sus acreedores. Sin embar-
go, el nombre no es exacto, ni el caso
es absolutamente idéntico; y aunque• la
operacion tenga algo de odiosa é infaman-
te , considerada- entre particulares , esta
odiosidad. é infamia desaparecen cuando se
verifica entre el estado y sus individuos.
El comerciante que quiebra es una ,perso-
na. física, igual .pon sus acreedores, y que
ninguna ventaja, ni derecho tiene , sobre
ellos, el estado es una persona ficticia, es
la coleccion de los , ciudadanos, cuya tota_


que;tales ó cuales indivi-
duos.,. tiene sobre , ellos la. ventaja y los de-
rechos que toda comunidad tiene sobre
los - miembros,, - que • la . componen , y estos
estan obligados á hacer individualmente
los..sacrificios:que. exija el bien general
de corporaciort.- Hay. mas : cuando . los
acreedores. pierden una parte del valor no-
minal de sus . créditos , no se la perdonan


remiten á un estraiio, á un tercero sin
que á. ellos les resulte utilidad; se la con-
denan á sí mismos,.,pues hacen este; ,sá-
prifiCio en favor de...laeoinunidad, de que


ion parte; y el alivio que esta . recibe , re-
dunda • tambien en beneficio suyo; pues se.
ahorran aquella parte de contribucien;.que-<
les tocaria en las destinadas al :pago de.
los intereses de la deuda. Resulta, piles,
qué cuando las naciones llegan al punto dé
atraso y decadencia á que ha llegado la
España, el reducir la deuda nacional á.
aquella cuota:á que ya la tiene reducida.
la opinion pública no es una operacion
injusta; que los acreedores estan obliga-
dos á hacer este sacrificio; y que redunda
en beneficio suyo una parte de la utilidad.


desahogo que este procura á la •oprimida,
ngustiada,comunidad.
'Pero se dirá «este es un recurso que
judicando mas ó menos; y siempre algo


á :trna parte numerosa de les chulada nos,
rio debe emplearse sino en el caso de que.
la nacion esté totalmente imposibilitada de
pagar; pero nosotros no nos hallamos en
tan apurada situación. El estado posee una
cantidad de bienes , cuyo valor supera -al
total de la deuda; por consicruiente .,- dán-
dolos en pago .á sus acreedores , cumple
con estos, segun todo el rigor de la
obligaciones que con ellos contrajo, cnan--
do les tomó sus capitales., ó dejó de pa-•


Tomo v.




r8
garles los réditos ó sueldos devengados;
y ademas fomenta su agricultura y acre-
cienta su riqueza. La obgecion parece fuer-
te; pero ¡ hay tanto que responder !


1.0 Negamos que el estado posea fincas
vendibles suficientes para redimir con
ellas el capital entero de la deuda. Llama-
mos y tenemos por vendibles las tierras
cultivadas, ó de cualquier modo produc-
tivas; no los eriales y baldíos que no ten-
gan arbolado: y de aquellas no creemos
que haya los catorce mil millones que se
necesitan. En cuanto á las segundas, la
experiencia probará que se venderán muy
pocas, ó acaso ninguna; porque si aun
dándose de valde, hay tantas que nadie
ha pedido , ¿quién irá ahora á tomarlas
por dinero ? Hemos dicho que para ex-
tinguir la deuda con bienes nacionales, era
menester que hubiese de los vendibles
hasta la cantidad de los catorce mil millo-
nes; porque nos parece que ni por princi-
pies de justicia, ni por . razones de política
ha debido mandarse que solo se admitan
en la compra de dichos bienes créditos sin
interes. No es justo excluir aquellos que
le devengan, porque ó la entrega de bie-
nes.es beneficiosa al acreedor, ó perjudi-


-cial. Si es beneficiosa, todos los acreedo-
res deben ser admitidos á este beneficio;
y si es perjudicial, no hay razón para que
este gravamen recaiga sobre aquellos solos
á quienes no se pague interés: esto- :Seria
perjudicarles doblemente. No el' político:
porque al .contrario , el interés público exi-
ge que la nacíon se descargue de la deuda
que devenga réditos-, antes que de aquella
á la que no se conceden. La rátOn es
obvia, clara y demostrativa: la primera es
mas gravosa. No enterideMos-, eú verdad,
por qué nos hemos de apresurar á descar-
garnos de unos acreedores, á quienes na-
da se da por rédito de sus créditos, y
hemos de conservar aquéllos á quienes hay
que pagar un interés por sus capitales. La
razon parece que está pidiendo un orden
inverso en la . eXtiricion dé la deuda : salir
primero de la que tiene réditos que es
la que mas nos agovia; y despues de la que
no los reclama, y que por consiguiente da
iris espera, ó no nos ahoga tanto. Hablarnos
en la suposicion de que la haya de estas
dos clases; pero ya hemos dicho que en
rigor de justicia, toda ella debe tener ré-
dito desde que sea liquidada hasta que sea
extinguida.


2.




20
2,° Concediendo que hubiese bienes


vendibles, que segun la tasa actual basta-
sen para amortizar toda la deuda, no al-
canzarian luego que se pusiesen en venta.
La razon es evidente. En el instante que
se presente en el mercado público una
cantidad tan considerable de fincas, corno
es la de catorce mil millones, su valor de.
be disminuir y quedar reducido á la mitad,
ó menos. Principio es de economía siem-
pre comprobado y nunca desmentido -por
la esperiencia, que la abundancia del gé-
nero le abarata; y que asi como le enca-
rece la concurrencia de los compradores,
asi le hace bajar de precio la de los ven-
dedores. Qué sucedería , pues , el dia en
que catorce mil propietarios pusiesen en
venta simultáneamente fincas por valor de
un millon cada uno ? Que la que estuviese
tasada en diez , tendrian que darla en cinco,
ó en menos. Pues la nacion equivale, para
el caso , á esos catorce mil vendedores ; y
mejor todavía á ciento cuarenta mil, cada
uno de los cuales vendiese propiedades ter-
ritoriales, pon valor de cien mil reales ca-
da uno. Es, pues , demostrado que la ná-
cien no tiene fincas útiles , suficientes para
estinguir la deuda toda ; y por consignien-


Zz
te, que está en el caso del particular in-
solvente , y debe corno este componerse
con sus acreedores.


3.° Suponiendo que la nacion , aun
dando las fincas vendibles por la mitad , ó
menos, de su tasa, tuviese tal cantidad de
ellas , que pudiese pagar todos sus débi-
tos ; todavía era 'de su interés no dar todos
los bienes del estado á los acreedores so-
los. Dados á particulares, y puestos en cir-
enlacien los que antes pertenecian á manos
muertas , siempre se daba un grande im-
pulso á la agricultura ; pero este seria tanto
mas grande, cuanto mayor fuese el núme-
ro de los adquiridores ; y esta ventaja se
disminuye en gran parte, si no pueden en-
trar en concurrencia para la venta , sino
los tenedores de papel; porque queda es-
cluida la clase. indigente, que no puede
tomarlos en la plaza, por la poderosísima
razon de que no tiene dinero para pagar-
lbs al curso , por despreciados que estén.
Pues esta clase indigente es cabalmente la


' que era necesario fomentar , repartiendo
entre ella una parte, á lo menos , de los
bienes nacionales. En Suma , queremos de-
cir , que dándose estos á los acreedores es-
clusivamente , se hace siempre un bien;,




22
pero no el que se debia y podia hacer á
la comunidad : se fomenta la clase de los
capitalistas que se apoderarán de toda la
riqueza territorial que va. á entrar en cir-
culacion; ,pero no la clase pobre, que era
precisamente la que oonyenia interesar,. ha-
ciéndola propietaria.


Luego explicaréMos el modo con que
deberia procederse á la enagenacion y. re-
partimiento de los. bienes. del estado , para
que fuese rüas util y. beneficioso.


Por ahora. nos parece que hemos pro-
bado que las. primeras operaciones, respec-
to de la. deuda. nacional, han, debido ser
liquidarla , purificarla , uniformarla


. y re-
ducirla.á. la cuarta, parte de-su valor nomi-
nal. Si, asi se hubiele, ejecutado , .no excederia
de tres mil millones ; y; podria ser pagada
pronta y completamente , haciendo lo que
ya queda. indicado ; á saber , destinando á
su estincion una cantidad de fincas propor-
cionada , y de superabundante valor por,
la depreciacion que estas tendrian siempre,
puestas en venta simultáneamente. Veamos'
el modo, con que , en este caso , deberia
procederse á su adjudicacion.


CSe concluhá.)


23


Reflexiones sobre el discurso de S. M. Cris-
tiantsuna en la apertura de la actual se-
sion de las cámaras de Francia.


•En los payses sometidos al régimen
constitucional, el discurso que pronuncia
el monarca en la apertura de la sesiou le-
gislativa : , es un indicio' bastante seguro
de las intenciones . -del ministerio, y del
giro que piensa dar á los negocios públi-
cos. En Inglaterra se miran estos discursos
como documentos • históricos; y aunque
en ellos no se manifieste decididamente la
voluntad del rey,- por .-no comprometer su
dignidad, se entrevé, á pesar. de los velos
con que suele cnoubrirse, cuál es el abgei.
to á que se dirigen los depositarios del
poder.


El discurso pronunciado por S. M.
la apertura. de las cámaras de Francia, el
ro de diciembre próximo , contiene pasa-
ges muy importantes, y en los cuales está
cifrado el destino de la Francia , y quizá
el do uria gran parte de la Europa.


En cuanto á las. relaciones exteriores




24
S. AL se congratula con mucha razon de
la 'continua.cion de la: paz. Esta palabra
es siempre la delicia de, los pueblos, y
mas cuando la, oyen pronunciada por - sus
monarcas. Dice tambien que se han es-
trecluzdo .los vínculos de la grande alianza,
la cual, añade, ademas de alejar las causas
de la. guerra, dá seguridad contri los ries-
gos á que podruin estar. expuestos' el: orden
social y el equilibrio político. En -cuanto al
equilibrio político , ya se ha demostrado
en otro artículo. de este periódico ; cuán
corta y precaria es. la garantia que .la alan-
za de . las grandes pOteneias ofrece á
los estados de segundo orden. El vínculo
de la alianza podrá mantener en paz por
algunos años á .los estados que la han
contraido ; pero el equilibrio es:;ill►sorio -
cuando una de las potencias aliadas do-
mina. esclusivamente en los mares ,-y :otra
tiene armadas las falanges necesarias .para
inundar: el resto dé la Europa.


Pero ¿qué garantia,
ofrece esta alianza


al orden social, y por consiguiente;. inte-
rior de los estados ? ¿El ministerio francés
quiere dar á entender con esta .frase que
el orden social 'de Francia necesita para
sostenerse de la alianza de los extrangeros?


25
¡Pobre de aquel gobierno que no se baste
á sí mismo; y desgraciado cle aquel mi-
nisterio que para sostener un régimen
aborrecido de la• nacion , tiene que ame-
nazarla. á cada paso con la idea de• las
fuerzas exteriores! Cuando el gobierno de
los pueblos es conforme con sus intereses,
tiene toda la garantia que necesita. Ade-
mas en el momento que se recurre á las
alianzas.exteriores, para sostener á los gober-
nantes, empieza la influencia extrangera , y
es preciso renunciar á egercer la inde-
pendencia en to,.., su plenitud. Quizá este
fue el único error de la achninistracion
de. Mr. Decazes. El congreso de Aquisgrañ
le obligó á retrogradar; las consecuencias
las hemos visto en las turbulencias de la
cámara anterior. Asi es como las alianzas
conservan y afirman el orden social, esta-
bleciendo • una lucha funesta entre los ou-ip
bernanto y los gobernados.


Al mismo tiempo que se pronunciaba
este discurso, no podrian ignorar ni el
gobierno ni la nacion. francesa, que Ná-
poles está amenazado. El silencio,


de S. M.
sobre un suceso que toca tan de cerca á
su. augusta familia y á los intereses de sn
nacion , prueba que no es la Francia la




26
potencia de donde debe esperar auxilio
aquella nacion , acometida de tantos y tan
justos temores. Y sin embargo, ¡cuánto
pierde de su gloria la nacion francesa, per-
mitiendo que la casa de Austria egerza so-
bre la Italia un predominio tan absoluto!
Ya en otro tiempo cometió el gabinete de
Versalles el yerro grosero de abandonar
la Polonia á las tres grandes potencias que
la dividieron. ¿Lo -repetirá ahora con res-
pecto á la Italia? ¿Es ese el equilibriopo-
lítico, único obgeto de las miras de la san
ta alianza? ¿De qué sirve á- la Francia su
rico territorio, sus inmensos recursos, ni.
ser el centro de la civilizacion y de las'
luceS, si ha de abandonar á un estado,
aliado antiguo .por el pacto de familia, y
su discípulo en materia de• ideas liberales,
á merced;de los gobiernos absolutos?.
• El abate Deprat ha escrito- qu'e . la isla


de León despidió el congreso de CarlSbad Pe-
ro. la diplomacia aristocrática ,


que domina
hz Francia , no quiere entender este ,


gran
principio político. La Francia, acompaña
da- de las- dos penínsulas- .


libres seria .in-;
vencible. La Francia, combatiendo di-
plomáticamente bajo los estandartes de
la santa alianza contra la libertad , que.


27


cnseló al continente , es menos que un
estado de segundo ó de tercer orden; por-
que á nada se puede comparar el decai-
miento de. una potencia que pudiendo ser
cpn justicia , con segwidad y con gloria, la
primera del universo, se coloca en una
clase . inferior ; y.subyugada por una fac-
cien insana, pelea en segunda línea contra
sus intereses y sus principios, á favor de
sus enemigos naturales, que serán los que
logren todos los trofeos y despojos de la.
victoria. No se podria esplicar lo absurdo
de sus actuales combinaciones diplomáticas,
si no conociesernos el caracter de las pa-
siones políticas.,. y el espíritu de partidos,
para el. cual nada es ni la patria , ni la
gloria , comparadas con el triste placer de
triunfar de sus conciudadanos. Puede ser
que salgan fallidas las esperanzas• de los
pueblos, que creyeron, hallar en: el gabi-
.nete francés un, defensor de su libertad,
como lo. fueron las de los polacos cuando
combatian ,


por suindependencia ; pero, asi
como la Francia lloró por mucho tiempo,
la ruina de la Polonia , asi tambien llorará,
quizá-algun dia , y con lágrimas de sangre,.




la obstinada adhesion de su gobierno á- un
sistema diplomático, contrario á su feli-




28
cidad y á su gloria , cuando le está abierto
otro amplísimo y seguro camino para ad-
quirir la gloria y la felicidad. Que la na-
cion francesa sea lo que debe ser ; y los
pueblos libres estan seguros , y el equili-
brio européo cimentado para siglos.


En cuanto al interior de la Francia,
S. M. atribuye los movimientos y los in-
fortunios del año pasado á los restos del--
espíritu perturbador' , que quedó de los .


desór-
denes antiguos.


El ministerio francés ni es exacto , ni
enteramente- justo, al dictar esta doctrina.
Nosotros somos los primeros en detestar
el desorden , y en censurar las disposicio-
nes gubernativas ó populares que conduz',
can á él. Si la Francia , gozando plena-.
mente de sus libertades constitucionales,
hubiera abusado de ellas, mostrando dis-
posiciones hostiles contra un gobierno pa-
ternal , en ese caso seria digna de la mas
severa censura y de leyes que acabasen con
los restos del espíritu perturbador. Mas no.
era. tal la situacion de Francia durante la
sesion anterior. Habia seis años que gemia
bajo el yugo impuesto alpensarniento .


y á.
la seguridad : se debe añadir en alabanza
de aquel pueblo, á quien sus infortunios.


2D


han hecho prudente , que durante las se-
siones de • 1817 y 18E8, sufrió con pacien-
cia y tranquilidad la supresion • de las
garantías mas esenciales , y los insultos de
la faccion privilegiada , esperando la -con-
Solidacion de la Carta del tiempo y de la
sábia ley de elecciones del 5 de febrero.
En la sesion de 1819-, ademas de las leyes.
escepcionales , se vió amenazado de perder,
como efectivamente perdió , el áncora .de
esperania que le quedaba únicamente en
la facultad electoral. Veia introducirse en
el mismo santuario de las leyes el fermen-
to aristocrático, que perpetuada la opre-
sion, é inutilizada por muchos años la
Carta , cuando no la aboliese para siem-
pre , como quiso hacerlo en 1815. Acome-
tidas fueron estas que debian Cansar la pa-
ciencia mas obstinada; y sin embargo, ¿qué
hizo este pueblo para merecer la acusacion
de perturbador Solo gritar viva la C'arta,
dar música á sus. defensores, y cencerradas
á sus enemigos. Los demas desórdenes que hu-
bo, procedieron de la faccion aristocrática.


Sin embargo , no debemos olvidar (por
que debemos ser mas justos que un minis-
terio vendido á la aristocracia que se
cometió un gran crimen ; y aunque está




3o
demostrado que fue de un individuo , y
no de una faccion ó partidono deben


7
olvidar los pueblos que semejantes atenta-
dos son siempre la ruina de la libertad , á
cuyo favor fingen los perpetradores que se
han cometido; porque sirven de pretesto
al servilismo para armar contra ella á to-
dos los gobiernos. El. asesinato de Luis XVI
ahogó en su cuna la libertad del pueblo
francés: el asesinato del duque de Berry
ha sepultado las esperanzas liberales que
la Carta ofrecia. Que no olviden los pueblos
esta leccion : nadie se aprovecha de los crí-
menes cometidos en nombre de la libertad,
sino el servilismo.


En un mismo párrafo del discurso se
habla de consolidar la carta , y de dar al
gobierno la fuerza proporcionada á las di-
ficultades que experimenta para mantener
el orden ; ó en otros terminos, poner á su
disposicion , corno en los años anteriores,
las personas y los pensamientos, y con-
ceder en las primeras sesiones la conti-
nuacion de las leyes excepcionales.


Causa ya hastío oir este perpetuo para-
logismo del ministerio francés: permitidnos
:ser déspotas para fundar la libertad. Si la
constitucion sirve para algo en una nacion •


3r
es para asegurar la libertad in-


dividual y la del pensamiento ; y es cosa
nomuy singular que durante seis arios


haya tenido arbitrio aquel gobierno para
dirigir constituciona lmente la máquina de
la monarquia. Pero hagamos las siguientes
reflexiones: el poder discrecionario , ó por
otro nombre la dictadura, puede ser nece-
sario en tiempo de guerras civiles ó extran-
geras , ó en algun otro caso extraordina-
rio; pero ninguna nacion se halla durante
el largo periodo de seis años en la nece-
sidad de privarse de sus libertades. Si el
ministerio en todo este tiempo no ha en-
contrado otro modo de conservar el or-
den que el despotismo, ó deje el puesto á
gentes mas hábiles, ó diga de una vez que
la carta es impracticable. •Si ro quieren
decirlo hasta que el pueblo , habituado á
una larga tiranía', deje de amarla y de in-
vocarla, no esperen eso jamas: tan impo-
sible es borrar en Francia las ideas de li-
bertad y de igualdad, como grabarlas en los
turcos ó en los japones.


Bella manera de consolidar la carta es
imponer silencio á sus amigos. y defenso-
res, y permitir á la Cotidiana y al Estan-
darte blanco las mas vehementes y ridí-




32
culas diatribas contra todos los que aman
el nombre de la libertad. El dia antes- de
la apertura de las cámaras clamaba la Co-
tidiana : que los realistas elan los únicos
hombres desinteresados de la monarquía, y
por tanto , que se les deben dar todos los
destinos, y escluir de ellos á sus adversarios.
No hay duda que el ministerio seguirá este
saludable consejo de la Cotidiana, y que
el mérito y el talento no valdran nada
ante la facción aristocrática que todo lo
domina. De esta manera establecerán la
desigualdad entre los ciudadanos; conso-
lidarán la aristocracia privilegiada ; pero
á lo menos que no nos digan que quieren
consolidar la carta. El ludibrio hiere mas
que la ofensa.


No es ese el modo de terminar las re-.
voluciones: la igualdad de derechos y la
mezcla de ,los partidos son los únicos sín-
tomas en que se conoce la terminacion feliz
de las enfermedades políticas. Donde quiera'
que haya favorecidos ydesechados en masa,
hay deviacion de la senda constitucional.


El gobierno frunces tiene ya experien-
cia suficiente para conocer que las leyes
excepcionales , aunque sirven para exas-
perar la nacion , no son á propósito para'


33
consolidar el cóíligo social. ¿Por qué no
se valen del método mas natural , y que
ocurriria al hombre mas ignorante? ¿Por
qué no dejan á la carta en toda libertad,
y que ella se establezca por sí misma?•
Suéltenla de pies y manos: entréguenla á
esa nacion que la ama sinceramente, por-.
que en ella estan consignados los princi-
pios, y consagrados los intereses de dos
generaciones: preséntenla á un pueblo que
en las calamidades pasadas y las esperan-
zas presentes apreuderia á ser cuerdo y
moderado: quiten esas leyes excepcionales,.
eterno tópico de las declamaciones de los
amigos de la libertad, y eterno pretesto
de los que pueda haber amantes del des-
orden. ¿Qué temen? Son dueños de un
egército completo y bien pagado; de un
erario acreditado y rico ; de un poder gu-
bernativo inmenso ; de una policía liba
y egercitada. Con estos elementos no hay
que temer revoluciones repentinas , si con-.
tentan al pueblo ; y si despues de haber
hecho esta experiencia, esa nacion indocil
quiere todavía traspasar los límites de la
libertad, y entregarse á la licencia que la cu-
brió • de cadahalsos y de sangre, no les
será dificil conocer por los primeros .sín-


Tomo v.




14:
tomas la existencia de, un niat tan arraP.
gado, y siempre les, soimará, tiempo para;
recurrir á las leyes . de excepcion „
"mas cuando .14 aristocracia vela` i: favor de
la arbitrariedad ei




el puesto. donde solo
debiera oirse la voz , de la oPinion pública.
¿Qué podemos decir de un gobierno que
cada alo adquiere nuevas fuerzas, y á cada
nueva adquisieion las pide mayores? ¿ Qué
hidropesía de..domitocion es esta?. Sabe-
mos que el miedo. no es. buen principio
de gobernar; pero en. Francia , si no es el
principio, 4. lo menos es


• el pretesto.
N.o omitiremos el artículo en que S. M.


se muestra POMo padre de sus pueblos.:
‹, El aumento de las rentas, del estado, las,
economía& que he prescrito:, y la solidez
experimentada del crédito permiten. pro-
poner en. esta sesion misma una. nueva
diminueion de, los impuestos que sufren.
directamente. los, contribuyentes.: este ali-
vio será. .muy eficaz, porque. producirá un.
repartimiento mas igual (le los graváme-.
nes públicos. Estos felices resultados
harán mas. amables los deberes de monar-
ca." Y estas palabras son propias del rey.
que dio á sus pueblos la carta consti,
tucional. ¿Por qué ha,de_ privar á la Fran-


o de un beneficio tan grande la am-
icion interesada de un partido ?


Eñ el párrafo siguiente Se'habla depo
er en harmonía las diferentes partes de la


administracion con la ley frinclamental. Hace
mucho tiempo que los 'franceses desean
eyes de administracion departamental,
as liberales que las que actualmente ri-


gen. Estas, dadas bajo el régimen consular
y perfeccionadas bajo el imperial , se re-
sienten del despotismo que las dictó. Este
es - uno de los obgetos mas dignos de la
.consideracion- de las cámaras. Pero mien-
tras exista la lucha respecto . á -las leyeis
excepcionales, no habrá tiempo para en-
trar en materias (le utilidad pública. Suce-
derá este año lo que el anterior. Se em-
plearán seis ú ocho meses en disputar sobre
si los franceses son ó no dignosi en el dia
de la seguridad de sus personas y de la .li-
bertad de sus pensamientos, y despues ape-
nas quedará tiempo para examinar el budget.
Sin embargo, algunos periódicos han anun-
ciado que la sesion debe empezar por este
examen , lo que es muy de


.
desear.


3.




16
<1 SOBRE EL MODO


:11..Xr0RINIAL LAS O. CIPZA


Dialogo entre U7 1 gefe francés y su inme-
diato subalterno.


Para que 'cesen de una vez esas injustas
y frecuentes murmuraciones que se oyen
por todas -partes contra la falta de econo-
mía con que se han hecho las reformas de
nuestras oficinas nacionales , voy á ofrecer
al „público la traduccion de cierto diálogo
que ha venido á mis manos , entre el gefe
superior de uno de los ramos de la admi-
nistracion francesa , y su s inmediato su-
balterno. Es de esperar que el ptIblico des-
contentadizo, encontrará en el cotejo que
le presento motivos mas que suficientes pa-
ra disculpar cualquiera excesillo que en
nuestras reformas haya podido darle en
ojos. Yo no me tomaré otra libertad que
la de poner algunas notas para la mejor
inteligencia de lo que haya de decirse. Los
interlocutores son Monsieur Bombé, y Mon-
sieur Brissac.


37
Mr. Bombé.


Buenos días, amigo mio , usted ha de
perdonar que haya enviado á buscarle tan
á deshora ; pero el asunto es urgente, y
no admite dilacion alguna. Acabo de lle-
gar ele mi casa de . campo, y lo primero que
me dicen es , que apenas hay oficina algu-
na en París en donde no se haya introdu-
cido la mas rigurosa. economía ; con que
ya usted ve-que sí en la nuestra no pro-
curamos hacer lo mismo. que en las cie-
rnas, nos exponemos, á_ que desde, el mi-
nistro para abajo todos nos tengan por unos
Malos servidores del estado. Apuradamente
ya me estan mordiendo los talones sobre
si he sabido ó no he sabido conservarme
muchos años en el empleo, y ya sabe us-
ted que este es un crimen imperdonable
'en estos tiempos. (*).


Mr. Brissac,
Usted tiene mil razpnes en cuanto di-


ce ; pero no puedo menos de hacerle la
observacion de que atendido el recargo de
negocios con que nos hallamos, no es po-


(*) Muy parecidos debian ser á los que actual-
mente disfrutamos en España.




38
sible dar vado- el los asuntos con menos de-
pendientes de los que hay en la oficina,
y por lo que hace á los sueldos que dis-
frutan , estan ya reducidos á la mas í


'expresion.


111.r. Bombé.


Sin embargo de todo eso, yo sé que
la manía de los ministros es actualmen-
te la de introducir reformas en todos los
ramos, y'no es cosa de exponernos á una
reconvencion de su parte. Lo primero que
tiene usted que :hacer es echar una ojeada
por -todas las mesas , y ver él modo de
disminuir la gente que se pueda: yo me
Vuelvo á marchar al campo., y dentro de
-Odio dias . volyeré,á saber el resultado ,de
los trabajos de 'usted : con que no hay mas.
que tener firmeza, pues primero es, servir
al estado que no el dejarse ablandar per
la suerte de los Particulares.


1Wr. Brissac.


Vayase :usted descuidado de que pro-
curaré ejecutar. sus órdeneseon aquella pun-
talidad que me . .és propia ; pero si usted
me lo permite•.;• le diré . un pensamien-
to que me ocurre,'y que 'en mi concepto


313,
ha de llenar completamente las intencio-
nes de usted.


Bombé.


Hable usted cuanto quiera, y eipóriga,
me con absoluta libertad todo cuanto le
ocurra , pues ya sabe que cuando estamos
á solas, yo nunca le,-trato como gefe sino,
.como con, paiiero.


Brissac.


Decia yo, pues', que como ahora., por
de pronto , (le lo que tratamos no es de
.aliviar al erario público , sino de cónfor-
martios con la manía del nuevo. ministerio;
podriatnos hallar un medio término; con
el cual sin toniarnos la molestia de redil.,
cir la oficina á la .mezquindad de un con-
vento , mostrase usted un celo igual O sti.
perior al que han, podido ostentar los de-
mas gefes. Para eso le que únicamente
necesitamos es dar d la.oficirra. uná forma
nueva ,` ó que lo parezca á 16 menos,
variando algunos nombres, cambiando al-
gunas atribuciones, y sobre todo alterando
el local , de modo que los concurrentes.
adviertan una gran novedad en el sitio y
y distribucion de las mesas.




4 1
Mr. Bombé.


¡Admirable-pensamiento y digno en un
todo de los talentos y experiencia de us-
ted! Ahora sí que me voy descansado, por-
que sé que á mi vuelta encontraré reali-
zado el plan que me propongo; mas en-
tretanto es menester que vea usted el mo-
do de colocar en una de las plazas á. un
sobrinito lejano que me han embocado es.-
tos (has , y que segun las trazas no es el
inventor de la pólvora.


Mr. Brissac.


¡Oh qué salidas tan graciosas tiene us-
ted siempre , y cómo gusta de sorprehen-
der á todos con esos informes chanceros!
apostaré yo á que el señorito es capaz de
enseñarnos á todos nuestra obligacion (*).
No , pues, no me venga usted luego con
que si le coloco eri un puesto alto ó bajo,
porque yo. le he de poner.. en donde cor-
responde, segun loá,


méritos de su señor
tio y mi respetable favorecedor.


(*) Sobre que son unos aduladores estos plu-
mistas franceses ; vaya usted á que por acá se aguan-
tase esta especie de bajezas:


Mr. Bombé.
Usted siempre se sale con lo que


re ; pero entretanto no se olvide usted de
proponer algun ascenso para mi recomen-
dado el primo de madama Latour.


Mr. Brissac.


No hay una cosa mas justa que ese as-
censo; pero es el caso que no le conozco
todavía personalmente , porque aun no se
ha presentado en la oficina ; bien es ver-
dad que apenas hace un año que fue nom-
brado oficial de ella.


Mr. Bombé.
¿Qué quiere usted? es muy jóven , tie-


ne la sangre hirviendo, y por otra parte
apenas le deja un momento libre su seño-
ra prima : con que es preciso hacerse car-
go, é irle sobrellevando , porque es mozo
de grandes esperanzas..Ea, quédese usted
con Dios , que á mi vuelta acabaremos de
arreglar el plan que hemos concebido.


Apenas se ausentó el gefe , empezó
Brissac á repasar la lista de todos los


empleados y de los sueldos que cada uno
disfrutaba, y confirmandose en la idea de
que era absolutamente imposible disminuir




.42
ni el número ni la ,cantidad de unos ni de
otros, concibió de repente -el mas


•desati-
-nado proyecto que ha podido producir el
celebro de un loco rematado. Este fue el de
proponer la reforma ó jubilacion de casi
todos los empleados antiguos , achacán-
doles á cada cual una falta notable , y pin-
tándoles á todos corno unos enernignS del
buen orden de • la oficina y aun de toda
la administracion. El uno habia sido colo-
cado por el favor de un ex-ministro. abor-
recido del gobierno actual; el otro era un
orgulloso que nunca venia á cOntultar sobré
el giro favorable ó adverso que debia dar-
se á los negociados de su mesa. Aquel ha,
bia celebrado las glorias clel gobierno an-
terior; este -otro miraba iroti:mal ojo ciertas
providencias administrativas, dictadas por
el actual ministró,, y finalmente cla<41a tuTó
tenia una tacha mas ó .menos grave:, ore
lucia indispensable su separación de la
'o'ficina (*).


Claro es-que al mismo tiempo que iba
rayando los nombres de los que débian


(*) ¡Oh y qué poco se verian entre nosotros se-
mejantes iniquidades ! Ya se vé , como que aqui no
hay otro obgeto que . el bien de la patria y los pro-
gresos de la marcha constitucional.


cesar en sus funciones, iria sustituyendo
;otros nuevos que los reemplazasen; pero en
-la duda de si esto mereceria la áprobacion
del gefe , hubo -de suspender el menciona-
-do arreglo hasta su Ilegad•; y en el inte-


;dedicó su atencion á ordenar algunasrin
.variaciones en el local de las oficinas. En
esto se cumplieron los ocho dias, y al si-
guiente se presentó Mr. Bombé, lleno de
curiosidad por ver las reformas verificadas
en su ausencia.•


Mr. Bombé.


Y bien, Monsieur Brissac, ¿ qué tene-
mos de provecho? Veamos ante todas cosas
que es lo• que ha adelantado usted sobre
aquel planecito de que me habló dias pasa-
dos, y luego saldrenios á v ‘n‘ esas nuevas
Obras que estan emprendiendo los albañiles.


Brissac.


Cosa ligera, señor, y de muy poca
monta es lo que he mandado ,. ejecUtar.pa-
ra conformarme en un todo .con, las órde-
nes de usted ', Mas por lo que hace á las
reformas interiores que tengo meditadas,
usted vera que he sobrepujado, sino me
-engaño , á sus esperanzas. Por -de•contado




44
yo creo que no le disgustará á usted haber
hallado una ocasion de deshacerse de los
tres gefes de division que, segun se dice,
le rehusaron su voto para la eieccion de
diputado; ni tampoco el verse libre de los
cuatro oficiales que vinieron sin otra re-
comendacion que la antiguedad de su car-
rera. (*)


Mr. Bombé:


En efecto, es gente que me incomoda,
y me alegraré poder hacerlos saltar de la
oficina sin que nos comprometamos.


Mr. Brissac.
¿Cómo comprometerse?' todo lo con-


trario; jamas habra usted dado una prue-
ba mas terminante de su celo, lealtad y
patriotismo, que cuando haya disfamado
del todo, ó á lo menos introducido algu-
nas dudas acerca del modo de pensar de
sus dependientes. Ni hay necesidad para
ello de descender á pormenores, referir
hechos, ni presentar la mas ligera prueba,


(*) En efecto esto de permanecer los antiguos es
un verdadero obstáculo para que entren los nuevos.


45
sino contentarse únicamente con decir que
su opinion 'es dudosa, que no se han pro-
nanciado abiertamente, que no aplauden
con entusiasmo las medidas del gobierno
actual , y otras expresiones asi, que sin
asegurar nada de positivo, dan á entender
mas de lo que se piensa.


Mr. Bombé.
Cada dia, Mr. Brissac, voy descubrien-


do en usted mayor talento y capacidad pa-
ra los negocios , y me felicito de nuevo
de la ilimitada confianza con que le dis-
tingo de sus compañeros. Pero veamos la
lista de las'reformas, y concluyamos cuanto
antes este negocio tan urgente.


Mr. Brissac.
Pues, señor, empezando por los gefes


de division soy de parecer que en lugar de
de los cinco que ha habido hasta ahora,
haya en adelante seis con el mismo sueldo
de cuarenta mil reales que disfrutaban
aquellos; pero con la precisa condicion de
que haya de jubilarse á los tres mas an-
tiguos, que son aquellos de quienes hablé
antes; y en una de sus plazas es muy justo
que pongamos á su señor sobrino de usted,




46
pues no parece regular que vaya ahora
confundirse con la garulla de los nio.
demos.


Mr. Bombé.
Muchas gracias, arraigo, pero me talló;


.que se murmure de este nombramiento,
que acaso le atribuirán á parcialidad, y no
quisiera yo...


Mr. Brissac.


¿Qué-es eso de murmurar ? ya sé guar-
darán muy bien de tomarse semejante li-
cencia, y en todo caso al primero á quien
se coja murmurando in jriganti, se le per-
sigue por napolconista se le echa el guau-
te si. se- puede, y se le deja perdido para
toda su vtda..


Despues de los gefes de division he pro-
curado arreglar los geles de mesa, que
como sabe usted eran ocho, y gozaban á
treinta mil reales de lucido cada uno. De
estos es.impo.sible hacer ninguna .


rebaja;
pero he :determinado que se llamen en lo
sucesivo inspe,etore.s. confidentes, que es mi
x2.orabre: sonoro. y significativa, y le gus-
tará ..mucho :1". S. E. De estos me parece
que: debeu jubilarse los seis que á usted le
parezcan ; por que todos son iguales poco
mas ó mencis,..y yo sé que ninguno nos


47
-quiere , bien. Entre los nuevos que se pon


b


-


«an puede calocarse al primito de mada-
ma La tour, y si usted no lo , mirara como
un, atrevimiento, 'le . propondria dos paisa-
,nos arios y un sobrino de mi esposa , que
son unos decididos realistas.


Mr. Bombé.
Desde luego puede usted ingerirlos en


la propuesta, y vamós prosiguiendo, que
ya desea ver en qué clase piensa usted in-
troducir las economías.


Mr. Brissac.
No será por cierto en la de los oficiales;


porque antes bien es indispensable que . se
aumenten algunos de ellos; pero á decir
verdad; apenas quedaria por mi dictamen
en.r• oficina ninguno de los actuales, por-
que todas abundan en unas ideas que casi
siempre-, les hacen- reprobar lo . que se rnaliP
da por arriba. Sin embargo, porque no se.
'diga que recargamos el erario público, solo.
propongo que . se jubilen trece de los anti-
guos, dejando únicamente aquellos que
han debido á la. bondad . de usted el des-
tino de que gozan.


En donde únicamente veo que la. re-




'8
forma y la economía se estan cayendo de
su peso, es en el ramo de escribientes
que son los que se llevan la sustancia de
la tesorería. Sobre ellos verá usted que
hago una rebaja de la tercera parte.; re-
duciendo á solas ocho plazas las doce que
ha habido hasta aqui, y ahorrando en ca-
da una de ellas tres pesetas diarias, que
era justamente el sueldo que disfrutaban.
Ya de hoy mas no verá usted


- en la oficina
al hijo de aquella viuda que suele venir
á molestarle pidiendo algun socorro para
mantener á las cuatro muchachuelas que
la han quedado de su matrimonio.
tampoco al inválido cojo, que nos embocó
casi por fue-rza el general de su division:
ni aquel guardia nacional que se empeñó
en echarla de, valiente cuando se acerca-
han los aliados; ni finalmente aquel viejo
medio asmático que no cesaba de toser
en todo el dia. Ya les he dado á todos
cuatro las dimisorias correspondientes, por-
que supongo que en este punto no en-
contrará usted la menor dificultad.


Igualmente he dado orden para que no
vuelva á encenderse la chimenea de la


;sala de audiencias , porque ninguna nece-
sidad hay de que los pretendientes se esteta


49
hay calentando tres 4 cuatro horas interin
sale usted á oir sus impertinencias. Con
esto y con mandar que los porteros no go-
cen sueldo en adelante, *sino que se cobren
de las propinas de los agraciados , me pa-
rece que no puede exigirse mas del pa-
triotismo de usted,' ni cabe mayor educa.,
zo de prudencia y de economía.


Mr. Bomb(L
Venga acá dos mil abrazos , amigo


mio , que ha hecho usted mas • 'en ocho
Bias que otro pudiera hacer en ocho siglos:
voy . inmediatamente á presentar el plan
al ministro, y de canino le pediré la cruz
tic San Luis para usted , que bien merece
ser -caballero de esta orden el que sabe
conciliarse tan perfectamente los intereses
del erario con la justicia que. se debe á los
particulares. A Dios , amigo Brissac , hasta
otro rato, y cuente usted con el afdetn:y
proteccion -de su agradecido gefe 'y
vidor.


Tono v.




,.5.o


CARTAS DEL MADWILESO.


IO.a


Madrid, 19 de enero de 1821.


Bravísimo, querido amigo mi°, asi de-
ben ser los hombres, francos é ingénuos
para confesar sus faltas, y prontos á re-
pararlas luego que se convencen de que lo
son. Mas valen las cuatro líneas .dula res-
puesta de usted á mi anterior, en que me
da su palabra de ser en adelante mas re-
servado, que cuantas disculpas ridículas
estudiadas y artificiosas andan discurrien-
do algunos para obscurecer ciertos cargos
de cuya certeza -no duda ningun viviente
y que son indisculpables por su natura-
raleza. Me ha dejado usted completamente
satisfecho, y ya de hoy mas no tendre
reparo en referirle todo cuanto me parez-
ca digno de su noticia y atencion. Y para
dar á usted una prueba de que quiero in-
demnizarle del mal rato que le debió
ocasionar mi paulina del correo anterior,.


Jr
voy á repasar- en mi memoria ciertas es-
pecies que yo sé que quise comunicarle •en
su tiempo, y que poi: causa de mi dilatada
enfermedad:hubieron de quedarse en el
tintero.


Usted debe saber por experiencia, que
cuando el cuerpo del hombre se halla tra-
bajado con alguna penosa enfermedad, to-
dos los obgetos.que se le presentan, tienen
para él un aspecto tanc diferente del. que
tenian cuando estaba sano, que no hay
Medio de' que sus.juicios y todas las demas
operaciones intelectuales dejen de resen-
tirse del estado de su cerebro. Tal es. la
íntima .relacion que se observa enlre lo
físico y lo .moral de esta especie de ma-
marracho á quien llamamos hombre.. Acuér-
dome , por.egemplo, de que cuando .yo
me hallaba en lo.fuerte de mi mal , era
justamente la época en que se verificaron
las elecciones parroquiales para'renovar
eLayuntamiento constitucional. Es taba yo
encaprichado,


con laifuerza . del delirio, en
que el pueblo,madrileU tema muchas-mas
obligaciones que ningun otro á conocer y
apreciar las inmensas ventajas que ofrecen.
los artículos 112 y 113 de la Constitucion,
y me atormentaba la idea :de no poder


4.




52
asistir- clan todo el pueblo á Una funcion
que yo me figuraba que debla ser' concur-
ridísima. ¡Qué espectáculo tan bello y tan
augusto , decia yo para mí , será el ver
reunido por parroquias á todo este he-
róico vecindario, eligiendo per sí mismo
sus magistrados municipales, y egerciendo
uno de los actos de la soberanía! ¡Qué
confusion tan agradable habrá en aque-
llos pórticos, y qué empeño se notará en-
tre los vecinos para no perder nadie su
voto en una materia tan interesante! Aho-
ra sí que merecerá el título de excelentísi-
mo y de herdico con que se honran él y su
ayuntamiento. Asi discurría yo , <5 por
mejor decir, así deliraba antes de tener
despejado el uso de mis potencias ; pero
luego que recobré mi' razon , acabé de co-
nocer -el disparate de semejantes racioci-
nios. Las elecciones municipales de Ma-
•rid se hacen y se pueden hacer en algu-
nas parroquias sin otra asistencia que la
del señor regidor presidente, y alguno que
otro vecino que se descuelga corno por
acaso por aquellas inmediaciones. Ni pien-
se-usted que esto pruebe falta de celo ni
mucho menos la menor sombra de indife-
rencia, sino pura generosidad y exceso


53
de patriotismo, .cuyos efectos se pudran
ir observando en las elecciones ulteriores.


T.ambien me acuerdo de que estuve
muy incomodado con ciertos papeles pú-
blicos que -habian tributado elogios al po,-
pulacho de Barcelona, por haber salido
á insultar á un ilustre y desgraciado an-
cia-noque iba á cumplir su justa condena
de expatriacion. ¿Hasta qué -grado,,decia
yo , piensan llevar estos periodistas su
infame adulacion á los pueblos , que no
se avergüenzan de elogiar las acciones mas
viles y mas indignas (le un- pecho -espa-
ñol? Pues qué ha perdido ya


. la desgra-
cia entre nosotros todos sus derechos?
¿No basta que se „adule cobardemente á
todos los potentados, sino que tambien.se
ha de derramar entre los pueblos este ve-
neno mortífero? ¡Mentecato de mí digo
yo. ahora, y qué mal conozco el medio
de inflamar el patriotismo de la gente vul-
gar! Solo podria el estado de mi cerebro
servir de disculpa á unos raciocinios tan
descabellados. El modo de que la plebe
Vaya entrando en la carrera del entusiasmo,
es hacerla que desfogue todo su encono
y su rabia.


en los que ya estan sufriendo
la venganza de la ley. ¿ Qué ocasion mas




54
oportuna para emplear debidamente los
insultós' y malos tratamientos , que cuando
se ve arribar á sus playas á un arzobispo
octogenario, condenado ya por el tribu-
nal' competente, y que camilla sumiso al
lugar que ha escogido para asilo ? Vivan
los periodistas de Barcelona, y todos cuan-
tos hayan• sabido imitar su patriótica . de-
licadeza....


Estas y otras varias especies , que iré
recordando segun se me presenten, se me
habian quedado rezagadas; y ya ve usted
que no , es justo que le• prive de la satis-
faccion de saberlas , y yo carezca de la
gloria de elogiarlas.. Pasemos ahora á dis-
currir sobre las cosas corrientes , esperando
en la misericordia de-.Dios que nuestra
correspondencia no vuelva á tener tan lar-
gas interrupciones. Pige á usted, sine, me
engaño, que habla recaido una sentencia
completamente favorable á la marquesa de
Lazan y demos ilustres señores de Zarago-
za, acusados de complicidad en una cons-
piracion de las muchas que andan revo-
loteando por las cabezas de ciertas gentes.
Le di 1' usted la 'noticia con mucha rapi-
dez, porque acababa de. recibir el correo
pocos momentos antes de despachar mi


carta ; pero tuve .la inadvertencia de no re-
inítir á usted al mismo'', tiempo la famosa
proclama que con fecha de 3o de diciem-
bre -Ultimo dirigió á los zaragozanos su
fámosisimo gefe político, con ocasion de
esta archi-famosa conspiracion. Entonces
"hubiera usted formado una cabal idea: de
lo muchisinto .que la divina Providencia
vela para desvanecer como el humo los pla-
nes de los 'enemigos de• la-patria. Yo le ase-
guro á 'usted que no á ser por la.vigilan-.
cia de las autoridades, el entusiasmo y pa
triotismo de algunos celosos ciudadanos, y
La anion de todos los buenos (i) se llevan
dos mil demonios: elpaladion de la libertad
y .á toda su parentela. Por fortuna que ya•
en el cha no se reconocen clases, titulos, ni
distinciones, sino adictos ó no adictos • 41 siste-
ma constitucional, para que nadie sénuVe de
la clemencia y benignidad con que el seilor
gefe político llama perversos á los .


mismos
á quienes la• sentencio judicial . 1lama ino-
centes. Por fortuna•tainbien qué dicho se-.


) Estos celosos , estos ciudadanos, y estos
buenos


• han. venido á reducirse á un tal Manuel Sa,
Hilas, aceitero de oficio , borracho- de: profesio n
y acostunbrado á residir en los presidios, y no
por causa - de liberat.




56
ñor gefe' se abstuvo de fallar, (que fue un
milagro ) sobre la causa de los que habían
sido aprendidos en la noche anterior, por-
que en tal caso, maldito sino los saca á
la plaza al dia siguiente; no tanto para
satisfacer á la vindicta pública, que no es-
taba mancillada, cuanto por dar una prue-
ba irrefragable de que toditos somos igua-
les cuando se sustituye la pasion á la ley. ( )


La cosa estaba tan adelantada, como
que el juez de primera instancia haba en-
contrado ya suficientes Méritos para la pri-
sión; y si luego todos estos méritos se vi-
nieron á convertir en una falsa, vil, y
calumniosa delacion , qué culpa tiene de
eso su señoria ? El no pudo hacer mas que.


( r ) Si fuese cierto , corno aseguran personas fi
-dedignas. de Zaragoza , que el auto de prision con-


tra la señora marquesa de Lazan y (lemas cómpli-
. ces se, libró y llevó á efecto en virtud de la simple
delacion de Salinas , oida y creída, sin mas prueba
ni indicios , por el señor gefe polí:ico y otros apa-
sionados fogosos del actual sistema ; pensamós que
un ahuso tan torpe y tan clásico de la autoridad
solo podría servir para hacerle aborrecible; pero


nos apresurarémos á decir tambien , en obsequio
del gobierno ,)que segun las mismas cartas, ya está
removido de su destino, y aun suponen que arres-
tado , un magistrado tan crédulo y temerario.


J7
manifestar sus , ganas de que no -hubiese
contemplaciones; pero si luego el diablo la
enreda de modo que los culpables aparez-
can inocentes , y el inocente culpado, va-
ya usted á adivinar lo que puede suceder.


Quién habia de imaginarse en unos tiem-
pos como estos , que habiendo por una
parte una grande , un coronel, un sastre
y varios canónigos, y por la otra un acey-
tero borracho, ¿ no habia de estar la razon
de parte 'de este ? El juez hizo lo bastante
con, manifestar que era adicto : lo lemas
no se necesita para nada, ni nadie se pro-
pone exigirlo para la eleccion de un juez.
Hasta la misma prorision del auto está
respirando cachaza , prudencia , y mucho
conocimiento de la legislacion ; porque aun-
que pro bono pacis -se declara calumniosa
y falsa la delacion , se reserva á proveer
lo que luego corresponda contra el enuncia-
do Manuel Salinas , con arreglo á derecho.
No quisiera yo engañarme; pero se me ha
puesto en la cabeza que el infame calum-
niador de Zaragoza , y el otro libelista de
141 adra, ; son lobos de una "misma ca-
rnada , y' que representan el mismo papel
en dos ,


diferentes teatros. Quin será el
empresario de ellos ? No me falta mucho




58
para averiguarlo, y entonces... entonces-nos
.oirán los sordos.


Pero volviendo al vigilantísitno gefe
político, y al prudentísimo juez de Zarago•
za , ¿ no sabria usted decirme en qué pue-
den consistir estas frecuentes alarmas con
que los dichos magistrados y -otros de su
calaña estan poniendo en inquietud á las
provincias, y aun á la misma capital ? Pues
sepa usted qne yo no lo atribuyo á otra
causa mas que á la introduccion de la pa-
bra adictos en el lenguage del gobierno.
Solo el genio de la estupidez y del error
pudieran haber inventado la idea de exigir
ante todas cosas la calidad de adicto para
el nombramiento de un juez, de un gefe
político , ú otra .magistratura semejante. ¿Y
qué quiere decir adicto? ¿y cómo se cono-
cen los adictos, y los que no , tienen ad- •
hesion? ¿Será acaso cantando el Trágala (i)?
Pues entonces- lo mejor seria que en el plan
de estudios se añadiese una cátedra de


( ) Dicen que seilor don Rafael del Riego ha
prohibido en Zaragoza el abuso que se , hacia de
esta cancion ridícula y peligrosa . Si es asi , como lo
cree mos , VIVA . el prudente general RIEGO : restau-
rador tan intrépido de la libertad de su patria, COMO
amigo ilustrado de sus conciudadanos.


59
forzosa asistencia , para que tenlos los ciu-
dadanos aprendiesen á manifestarse adictos,
siempre que lo exigiese la ocasion. Yo creia
que las principales calidades de un juez se-
rian la integridad y la inteligencia , supo-
niendo en ellos , como en todos los denlas
ciudadanos, la ciega obediencia , á lo que
manda,. la Constitucion. ¿Pero pedirles que
hayan dado pruebas de adictos? El diablo
nadiscurriria asi.


El caso- es que se ha -generalizado de
tal modo esta falsa y• ridíctila idea, que
hasta en el mismo consejo de• Estado , don-
de sin disputa alguna estan reunidas mil-


. chas luces con la mas pura, intencion, han
adoptado también , no sé si por propio
movimiento , ó por insinuacion del minis-
terio, este método tan erróneo para pedir
los • informes y' verificar las 'propuestas:
Luego pretendientes acuden con sus.
respectivos memoriales, pide el consejo in-
forme á' las audiencias del- territorio , y- á •
las diputaciones de provincia , y unas y
otras responden con la fórmula de tres
B. 13. ó tres M. M. 1 L , segun el 'juicio
Ole hayan formado del pretendiente. La.
primera calificación recae sobre si son ó
no son adictos , y esta por lo general es




Go
, la que decide ; la segunda :sobre la ido-


neidad , y la tercera sobre conducta. Su-
cede con muchas notas lo que es indis-
pensable que suceda siempre que se pro-
ponen ideas vagas, las cuales se han de
expresar con voces insignificantes, .y es,
que cuando la diputacion , por egemplo,
dice que fulano es bueno , bueno , bueno,
informa la audiencia de que es malo , ma-
lo , malo. La causa de esta divergencia es
sencillísima, porque de diferente modo han
de calificar la adhesion los jueces que es-.
tan acostumbrados á conocer los hombres
y los negocios, que los que ahora de pron-
to han sido llamados por el voto general
de su provincia al manejo de los asuntos
públicos.
• El consejo de Estado conoce perfecta-


mente esta grave dificultad ; pero no pue-
de remediarla mientras que dure la enfer-
medad de los adictos. No hace muchos das
que me presentaron un impreso que em-
pezaba por estas ó semejantes palabras:
«La primera obligacion del tesorero gene-
ral es la de ser adicto á la Constitucion.'


Medrados estamos , dije yo entonces : lo
que hasta ahora se ha creido ser la pri-
mera obligacion de todos los tesoreros del


inundo., es custodiar fielmente el tesoro pú;
blico , pagar á todos los acreedores exacta
y corrientemente, si se puede , y sino ha-
cer á lo menos que no sean postergados
los unos por favorecer á los otros , y so-
bre todo no hacer maldito el caso de las
recomendaciones ministeriales, que siempre
son á costa de la justicia. Una vez que el
tesorero general ó particular se,maneje de
este modo , déjele usted que sea adicto ,
no adicto, que no nos importará un bledo.
Hasta cuándo querrá Dios que la mala ló-


gica sea la señora del mundo !
'Me he detenido algo mas de lo que de-


biera en esto de los adictos, porque hace
ya mucho tiempo que me estan dando cien
patadas en el estómago todos esos majarle-


, ros que creen imponer al público con. la
aplicacion de semejante voz; y ha llegado
á tal punto el pedantismo gubernativo, que
me temo que pronto se pedirá la cualidad
de adictos hasta para enseñar el . árabe y
la veterinaria. Concluyamos, pues., esta
carta anunciando á usted diferentes des-
cubrimientos constitucionales que se van ha-


,


ciendo en esta corte, para que por ellos vaya:
usted formando esparanzas de ver pronto
consolidado el régimen de nuestra libertad.




I.° Se ha descubierto un método eficaz
y seguro para que los periodistas liberales
no publiquen artículos que puedan desazo-
nar á nadie de por allá arriba , y esto se
consigue facilísimamente , sin mas que po-
nerlos en la cárcel , y tenerles largo tiem-
po en incomunicacion.


2.° Tambien se acaba de descubrir un
nuevo rumbo para que los Militares pue-
dan zafarse de ir á cumplir con sus res-
pectivas obligaciones fuera de la • capital;
y este consiste en agregarles á la comisiou
de legislacion , aunque en toda su vida
no hayan saludado el Derecho.


3•° Se' empina ya á resolver el problema
de cómo desaparecen con tanta falicidad
grandes cantidades de los caudales públi-
cos , sin •que se aumenten los sueldos ni
las obligaciones; y parece ser que no . con-
siste en mas sino en ir rescindiendo las con-
tratas útiles, y celebrando otras nuevas
visiblemente onerosas : verbi gratta , si la
direccion de rentas, ó cualquiera . otro es-
tablecimiento público tuviese ajustado el
quintal de tabaco Brasil á s8 duros , se
procura que se anule este trato , y se ce-
lebra otro inmediatamente á a4 duros por
la misma cantidad. Lo único que se nece-


63
sita para realizar este último descubrimien-
to , es escoger buenas testas di fierro , que
segun noticias abundan en Gibraltar.


Esto es por ahora lo mas importante
que ocurre, y si usted necesita explicaciones,
no se detenga en pedirmelas , porque está
muy pronto á. satisfacer á usted, á Dios, y
á todo el mundo su afectísimo.=


El Madrileño.




64
LITERATURA.


L AS ESTACIONES:


P onmA.: por D. José Mor de . Fuentes.


Los poemas descriptivos propiamente
tales, es decir, poemas enteros y de una
e'stension considerable destinados á descri-
bir el universo todo, ó una série
cular de fenómenos, ó una colección mas
ó menos numerosa de obgetos naturales,
han sido invencion de los modernos : los
antiguos no conocieron este género. Entre
ellos la descripcion es un adorno (le las
denlas composiciones, pero no el obgeto
principal de una obra. Ni hubieran po-
dido tampoco escribir una como las que
ahora conocemos con este título. Hasta
que se han ensanchado, por decirlo asi,
los límites del universo ; hasta que los pro-
gresos hechos en las ciencias exactas y na-
turales han facilitado estudiar el „sistema
del mundo y la tierra que habitamos; hasta
que la navegacion perfeccionada ha per-
mi tido viajar á todas las regiones del globo,
y observar al hombre en todos los grados


65
de su civilizacion ; y hasta que los cono-
cimientos científicos de todas clases han
estado tan generalizados que se pudiese
hablar de ellos en composiciones destina-
das á la comun lectura ; ni hubiera, sido
posible escribir poemas


• que supusiesen un
conocimiento variado de la naturaleza, ni
sus autores hubieran encontrado lectores
que los entendiesen. Asi no es de extrañar
.que el primer .poema _propiamente descrip-
itivo sea : Las estaciones de Tompson, es-
critas en el último siglo. Decimos que es
el primero, ,porque aunque ya en el XVII
habian publicado nuestro Gracian sus
.Selvas del ano , cuyo argumento 'viene á
•ser el mismo que el escogido por el poeta
.inglés ,.es muy probable que este ni aun no-
Aida tendria de las Selvas . de Gracian ; pro-
.duccion casi burlesca y tan disparatada que
en España misma apenas es . conocida. Y
_aun cuando Tompson la hubiera leido, •
¿ qué, pudiera haber tomado de un poema
en que la carrera del sol por los signos de
Tauro y Géminis está expresada con estas


.extrambóticas perífrasis:


Despues que en el celeste anfiteatro
el gabinete del dia
sobre 1Flegonte toreó 'valiente


Tomo v.
5




(16
al luminoso toro
vibrando por rejones rayos de oto :
despues de un singular metamorfosi
con talones de pluma
y con cresta de fuego ,
á la gran multitud de astros lucientes,
gallinas de los campos celestiales,
presidió gallo el boquirrubio Febo
entre los pollos del tindareo huevo , etc.


Pero sea dé esto lo que fuere , y hubiese
leido Tompson las Selvas de Gracian , ó
acaso ni aun supiese que existian ; lo que
hay de cierto es que aquel ha sido el mo,
delo que han seguido cuantos designes se
han egercitado en la poesia descriptiva.
Entre ellos podernos contar al señor Mor
de Fuentes que acaba de publicar la pri-
mera parte de un poema sobre las Estack-
nes, en el cual se ha propuesto no tradu-
cir, como algunos han pensado al leer el
título, sino imitar á Tompson, españoli-
zando, por decirlo asi, la materia. Por esta
razon ha individualizado muy oportuna-
mente los cuadros generales, contrayéndo-
los á los paisages , instituciones, usos, cos-
tumbres y producciones de nuestras pose-
siones en ambos emisferios. El plan es tan
vasto y la egecucion tan dificil por los


muchos, variados é inconexos conocimientos
que supone, que el autor mismo se aplica
con razon el dicho de Virgilio: no.-i est
mortale quod optas. Cuando se haya aca-
bado de publicar toda la obra, podremos
decir si el trabajo del autor ha correspon-
dido á la grandiosidad de la empresa; por
ahora seeia injusticia aplicar toda la seve-
ridad de la crítica á la muestra que ha,
presentado; pues lo que pudiera echarse
de menos en la primera parte, se encon-
trará tal vez en las siguientes. Asi nos li-
mitarémos á indicar algunas observaciones
que sometemos al juicio de los inteligentes
y al del autor mismo , por si acaso puede
alguna de ellas serle util al tiempo de dar
la última mano al resto de su poema.


x.a Aunque sabemos que las composi-
ciones poéticas puramente descriptivas no
son susceptibles de la rigurosa unidad que
deben tener aquellas cuyo fondo- es la
narracion , la imitacion de acciones y ca-
racteres, la exposicion de un sistema de
conocimientos, ó la mocion de afectos; sin
embargo nos parece que todos los cuadros
que presenten , deben estar ligados entre
sí de modo que formen un cierto todo
.general aunque compuesto de varias csce-




68
nas particulares . Sabido es que esta ley de
la unidad , tan necesaria dé observarse en
toda composicion literaria , está fundada
en que él mecanismo de nuestra organiza-
cion es tal, á' lo- que vemos por sus efectos,
que cuando contemplarnos y examinamos
varios obgetos, se debilitan la atencion y el
interés, si todos ellos eStan absolutamente
sueltos é independientes unos de otros. Asi
aunque lo sean por su naturaleza, es me-
nester reunirlos y enlazarlos artificial-
mente para que formen cadena y no sean
corno eslabones separados. Si este princi-
pio es verdadero, como á nosotros nos lo
parece, creernos que la primera parte de
las Estaciones del señor Mor, dejan algo que
desear en este punto. Algunos cuadros se
presentan tan aislados, que por mas que
se busque, no se halla -entre ellos otra
conexion ú otro punto de contacto que él
de pertenecer á una misma estacion del
año ; y quisiéramos que todos estuviesen
coordinados bajo un cierto plan que les
diese una mútila dependencia. Vemos que
el poeta lo ha intentado; pero nos parece
que no siempre lo ha conseguido.


2.a Si corno ya lo observó S.t Lamben,
una de las primeras obligaciones del pintor


69
de la naturaleza es engrandecerla y hacer
sentir de tiempo en tiempo su magestuosa
sublimidad , sembrando aun en las des-
cripciones de obgetos puramente bellos las
ideas del espacio, del infinito , del orden,
del movimiento y del silencio universal,
¿cuánto mas necesaria será,


esta especie de
sublime al describir escenas tan brillantes,
magníficas y grandiosas como el nacimien-
to del sol:) Nos parece, pues, algo pobre
la .descr•pcion de este fénómeno encanta-
dor , introducida en el canto primero , y
en la cual el poeta se contenta con decir:


Con qué bullicio y algazara ardiente
el.•Muiverso todo se alboroza !...
Ya entronizado en su triunfal carroza
se ostenta el sol esclarecido y bello;
y apenas • desde el rápido torrente
de su volean envia
el volador destello;
el verde suelo que en su triste ausencia
en pavorosa lobreguez yacía,
revive ufano con vigor pujante.


LA misma observacion puede aplicarse
;i oro pasages.


3.a Aunque las voces ?únelo, sesgo, desa-
lado pujante , pujanza , y alguna otra sean
buenas y poéticas empleadas con oportuni-




7o
dad y distribuidas con cconomia , creemos
que en los tres cantos publicados están de-.
masiadamente repetidas, y no siempre bien
aplicadas. En las sólas seis primeras pági-
nas encontrarnos, sesgas ondas, sesgas fa-
jas, pujante znzpulso, pujante vigor, central
pujanza; y apenas hay' Una: hoja' en que no
se halle alguna de estas voces favoritas,
que era a menester qué no lo fuesen.


4.a Hemos notado alguno que otro ver-
so tan descuidado que ni aran la medida
tiene. Por egemplo, pág. 9 1 lin. 3.


« Párase atónito con Muda sala. "
(Pag.- 9 6 a5. )
«Y yerta yace, y con voz desmayada."


5.a Algunas expresiones figuradas no nos
han parecido las mas propias. Tal es esta,
(pág. 49


7.a)
Mas ¡quién pudiera con raudal sonoro
pintar al vivo los matices bellos
y el vario trino del volatil coro!


1.o Los trinos no se pueden pintar, por
que no son objetos visibles ; 2.0 se pinta
con colores , no con raudales.


6.a Del mismo modo hemos notado al-
gunos términos que á nuestro entender no


7!
son bastante nobles para este género de
poesía. Por egemplo, el de serrallo para
designar las gallinas que acaudilla y galan-
tea el gallo ( pág. ro )


7 .a Varias veces se hallan tres epitetos
aplicados á un solo objeto con uniforme
y constante simetría ; v. gr. pág. 7 n.o 2,
lin. 4.a


La viva, linda, erguida mariposa.
y en la 16 , n.° 15.


La pagiza , sutil, brillante seda.


Fuera de estos ligeros reparos podemos
decir qne los tres cantos ya impresos están
escritos con cuidado y singular esmero: que
el autor se muestra en ellos adornado de
los muchos conocimientos necesarios para
la egecucion de tan dificil poema: que los
versos son generalmente sonoros y armo-
niosos, y muchos de ellos conocidamente
imitativos ; y que la obra no es una simple
copia de las otras de su clase que cono-
cemos, sino verdaderamente original.




11


,2
TEATROS.


No habláramos de la comedia Angel
lego , pastor, S. Pascual Baylon , sino se hu-
biera fijado en ella la atencion pública por
la anticipacion del anuncio, y. si esta pieza
no nos proporcionara la oeasion de hablar
de uno de los • géneros en que ha sido mas
desgraciadamente fecundo nuestro teatro,
á saber, del D'unza religiaco.


11(} somos de-la opinion de Boileau que
destierra sin piedad de la poesía los asun-
tos sagrados. La lírica sublime cantó las
grandezas de Jehová en las harpas de los
salmistas -de Israel , y en las liras de Her-L
rera y de Rousseau : la epopeya reconoce
como una produccion inmortal , á pesar.
de sus defectos é irregularidades, el Paray-
so perdido de Milton ; y los Trenes de Je-
remías son un Modelo en el género ele-
giaco. Pero en la poesía dramática es mas
dificil que en. otras la introduccion de los
asuntos religiosos : los sentimientos que
dicta la piedad , considerados como agen,
tes de la fábula trágica, pueden tener lu-
gar eñ la representación 'teatral: El carac-
ter de- Joyada en Atolla , el de Lusifian• en
la Jayra , y la tragedia de Polieucto son •
modelos en este género, en el cual nada
podernos presentar los espaaoles , sino es
que la poco conocida tragedia del Mardo-
queo merezca por su eseelente versificacion,
que se miren con alguna indulgencia los


73
defectos del plan , y la falta de interés.


Hemos dicho que los sentimientos re-
ligiosos pueden ser agentes en la tragedia,
y la razon es bien clara. Son afectos, co-
mo los denlas que agitan el corazon hu-
mano : pueden producir grandes efectos.
dramáticos, asi como han producido gran-
des efectos en la historia ; y pueden ser-
vir de egemplo ó de escarmiento , repre-
sentados en la escena. Al mismo tiempo
dan origen á contrastes muy interesantes:
el amor y la religion pelean en el corazon
de Jayra : el cariño conyugal, y el celo por
la fe recibida , en el de Polieucto; y esta
lucha es muy teatral , porque su represen-
tacion produce resultados morales de suma
importancia.


Pero si los sentimientos religiosos pueden
representarse en el teatro , no asi los obje-
tos mas : sagrados de nuestro culto, , no asi
los milagros, los éxtasis; no asi al prín
cipe-del abismo y sus secuaces, ni los per,
sonages alegóricos:, ni los ángeles cantan-.
do , ni el cielo..abierto , ni el infierno tra,
«ándOse sus víctimas:


-«.Quodcumque:o&tendis nxihi sic , incrcdulus odi."
En la ópera se : pueden permitir sin in-


conveniente las deidades del paganismo
puestas: en accion, los campos 'elíseos , el
Tártaro y el Olimpo representados.. lerae,
jame espectáculo podrá- ofertder
jttiéio delos espectadores, -peno no s'U Ino,
ral, Los asuntos sle: , nuestra`. santa reliaionb




merecen mas respeto ; y las comedias de
santos, que hormiguean en el teatro es-
pañol , y que tantas veces se han repre-
sentado con todo el ridículo aparato de
mutaciones , vuelos, transformaciones y es-
cotillones, son una verdadera profanacion.


Como sino bastase el escándalo de la
representacion, se añadieron otros muchos,
combinándose la irregularidad monstruosa
de nuestra dramática con las supersticiones
del vulgo. Este admitia v creia cuanto en
aquellas comedias se le representaba: asi
eran un perpétuo vehículo para transmitir
al pueblo los errores mas crasos y con-
servar el fuego del fanatismo. Pero como
era •en nuestro teatro un principio incon-
cuso, que no puede existir comedia sin
gracioso , fue necesario , que los santos tu-
viesen un satélite que les acompañase fiel-
mente , y cuya obligacion fuese hacer reir
á los espectadores ; y asi como los galanes
de las comedias de capa y espada tenian
siempre un criado que aspiraba al mérito
de ser enamorado como su amo, asi fue
preciso tambien que los graciosos de las
comedias sagradas , ademas de ser bufones,
fuesen aprendices de santos, pugnasen por
hacer milagros , y parodiasen las acciones
y palabras, del protagonista del drama. En
la cinne'día ?49-. San Caszano , hay una
cena ,--én..que4e1 santo obliga al gracioso,:. t,


pugnancia , a hacer oracioir
con el.. .S40


l'ano dirige al cielo una pa




75.
ráfrasis muy sentida del Padre nuestro ; y
el gracioso , que aun orando se veia obli-
gado á ser bufon , hace á su manera una
trova ridícula de la oraeion que nos ense-
ñó el mismo Dios.


Señor, dadnos de comer,
Aunque no haya que cenar."


Es una de. sus súplicas.
Bien se ve que esta combinacion dra-


mática debia ser una fuente inagotable de
profanaciones. ¿Cómo las sufría la nacion es-hola , tan célebre en el siglo XVII , por
la intolerancia de su celo? Los que quieren
estudiar las ridículas contradicciones del
espíritu humano , transfiéranse á aquella
época en que la inquisicion lanzaba á cen-
tenares sus víctimas á las hogueras encen-
didas por el mandato de la ley. El mismo
pueblo que asistid al suplicio de los pros-
critos en nombre de la religion , y alimen-
taba con aquel espectáculo atroz los furo-
res del fanatismo ; ese mismo pueblo vo-
laba á los teatros y .aplaudia en ellos, co-
rno gracias y donayres , las escenas mas
indecentes y sacrílegas. ¡ Hasta qué punto
degradaron el despotismo y la supersticion
la inteligencia humana en una nacion, por
otra parte llena de ingenió , cuando ser-
vian para encender los ferv
las mismas representacio
.nacion y en otros sigl
ridiculizar los objetos m
petables !


<II,'
,r4.11


+A/


oiosos
tra


.




No se crea que carecemos de datos pa,
r a afirmar, que el fanatismo adquiria nue,-
vas fuerzas en esas representaciones. Hay
una tradicion entre los actores de los tea..
tres de provincia , que justiíica nuestra
asercion. En tiempo de nuestros abuelos
pedian los religiosos de S. Francisco que se
representase la comedia del Duuip predica-
do •, cuando notaban que se resfriaba lo •
que ellos llamaban el fervor de los fieles,
es decir, que eran menos -abundantes las
limosnas; y corno nadie les ha culpado to-
davía de no entender bien sus intereses,
paternos creer ruie en aquellos siglos de
oro la representacion producia su efecto,.
Nosotros hemos visto en nuestra juventud
representar algunas comedias, de santos que.
han obtenido el mismo resultado, cine los
sermories mas fanáticos , en la parte no- ins,
trnida .41 . pueblo. Tan arraigada estaba la
supersticion en los ánimos, que hasta.
cheulo mismo era un medio de propagar
0)fa.oa.t.is,010,


los ;progresos de la civilizacj,gn
y. las luces del siglollegareo hasta la inqui".;-
sidon, la cual coopei,. que semejantes eor
Indias, O eran el oprohio de la nacíq
Aststia, de buena fé á su.represetitacion, ,
pl,b4dIkr.4410,e la piedad silos espectadores
Aás.elarm,01.,bart con alguna crítica, como


etupgzabalá- hacerlo. Para obviar estos
irmóriveniejíte,s.9 .. se prohibió que se :pre,
sentasen en ertéatro lospersonages 1.4y4;k91,


77
y la Virgen ; se proscribió un gran primerode comedias de sautós, -y las pocas que se
permitia n leer, fueron arrojadas del teatro,
'en el cual solo veíamos de cuando -cuanen
do aparecerse un angel en el Bruto de Babi-


'


lonia ó en el Arca de Amé , escapadas como
'por milagro de la proscripción universal.


A nosotros , aunque sea bueno en el
fondo , nos - parece malo en la forma cuan-
to la hecho un tribunal como la inquisi-
cion. Pero ¿porqué cuando ya se nos ha de-
vuelto la libertad, por la cual suspirabamos,
hacernos tan mal uso -de ella que volvemos
á permitir la entrada en nuestra escena á.
esos monstruos dramáticos? ¿Qué disculpa
pueden dar -los que forman las listas de las
.piezas que se han de representar, de haber
'ofendido el buen gusto y el buen juicio,
Incluyendo en ellas semejantes mamarra-
chos? rl pueblo gusta de estas comedias.
Esta no es razon, y vamos á prelado.


Tres motivos pueden inclinar á los es-
pectadores á gustar de las comedias de este
género ; ó el aparato teatral con que gene-
ralmente están sobrecargadas, ó las sales
del gracioso, ó el deseo de burlarse de cier-
tas prácticas , que es lo que en el 'dia lleva
á los mas, ó en fin, él alimento 'que pue-.
'den prestar al fanatismo . , 'Mdtivo `que obra
"ya sobre muy pocos. En 'cuanto al aparato
'teatral , -ya que aislado y en sí mismo se
cuenta como un placer, ¿ no seria mejor
emplearlo •en. algula de •-das 'comedias de




78
mágica, que en las farsas religios,as•?Aué
cosa es mas agradable; las tranformaciones
del Mágico de Astracan, ó la multitud api-
ñada de frayles que acompañaron no
mucho á S. Pascual Baylon cuando oraba
en el monte ? Pues las sales y donaires de
nuestros graciosos abundan mas , y son de
mejor gusto , eUlas comedias urbanas, ó
de capa y espada, que en las de santos.


Pero en estas pica mas aquella sal,
porque sirve para ridiculizar ciertas prácticas,
en las cuales se ha hecho por mucho tiem-
po consistir la virtud, dirán los que van al
teatro á reirse malignamente, de que S.
Pascual Baylon esté muy contento con ser
lego limosnero de S. Francisco, ó de que el
gracioso Zurron afecte en todo su papel la
grosería pedantesca y osada que caracteri-
zaba á los donados. Confesarnos que la co-
media debe corregir los defectos; pero ha ..
de ser de los que asisten á ellas , ó á lo'
menos las leen. Ni los santos, los legos
van al teatro. Ademas , semejantes burlas
_de objetos que son sagrados entre nosotros,
no pueden producir ningun buen resultado
para las costumbres. Nuestras ideas,\ nues-
tros afectos tienen en el dia una direccion
muy diferente. Los milagros y los frayles
eran de moda en otro tiempo. Ya pasó esa
moda. En el dia queremos ver las ridicu-
leces de la sociedad actual , no las del
siglo XVI.


Aetatis eujuscine notandi sunt tibi


79
Esta sentencia, dictada por el juez irre-


cusable del buen gusto, hasta á 'proscribir
para siempre las comedias de los santos,
que son la ignominia de nuestro teatro y
de nuestras antiguas costumbres. Mostre-
mos que no necesitamos de la inquisicion
para desterrar de entre nosotros esas pro-
ducciones , que reunen al mal gusto la
profanacion y el ludibrio de las cosas sa-
gradas.


Mas ya que se hubiese de representar
una comedia de santos, extrañamos mu-
cho que se haya elegido la mas disparatada
é insulsa. El Diablo predicador, á pesar de
sus absurdos, hace reir con la inestingui-
ble jocosidad de Fr. Antolin ; y por otra
parte, en la hipótesi de verse el diablo
obligado á fabricar conventos, no deja de
tener un interés dramático de la misma
especie que el del Convidado de piedra. To-
dos desean ver lo que hará Fr. Obediente
forzado, asi como todos desean ver cuál
será .


el resultado de los convites entre don
Juan Tenorio y la estatua. Las comedias
de santos que escribió Calderon, tienen es-
cenas verdaderamente dramáticas ; hay en
ellas juego che pasiones, y siempre buena
versilicacion. •


Pero en el Angel lego y pastor ni hay
un verso bueno , ni una situacion intere-
sante, ni aun donayre y jocosidad en el gra-
cioso. Los recursos de este son sus conti-
nuas súplicas al santo para que haga el mí-




So
lagro de curarle una pata coja; sus grose-
ras sandeces entreveradas con latines ma-
carrónicos, y sus miradas á lo zayno chri-
«idas á la graciosa. Ni elocucion,. ni sal, ni
interés, ni sentencia: ¿ por qué, pues, se
le ha dado la preferencia á este monstruo,


hulla virtute redenipturrt
A vitiis?"


Sin embargo agradecemos á los actores
que.. hayan suprimido las continuas diatri-
has contra los comuneros señaladamente
una en que se compara el rey á Dios ;
persOnage de Carlósr., joven Balan á quien
'el autor hace viajar sin necesidad de nadie
y solo por cumplir con la costumbre in-
troducida desde Tirso de . Molina; y lagu-
nas escenas que solo hubieran servidO de
aumentar el .fastidio de los expectadores.
Asi hubieran omitido tambien aquella en
qu'e el demonio, introducido en, el cuerpo
de Isabel, solicita torpemente al santo ben-
dito, el cual para hacerse superior á José,
huyó del riesgo , y al mismo tiempo li-
bertó su manto de los garras del tentador.
Tampoco hubiéramos llorado la pérdida
de la escena teológica. en que' el santo
lego convirtió al- vandolero Jaime Sorclla,
hombre muy versado en los estudios ecle-
siásticos.


Concluiremos: el género es perverso;
pero se buscó lo peor del género, cuando
se pensó en representar la comedia de Saa
Pascual Baylon,


EL CENSOR,
PERIÓDICO POLÍTICO Y LITERARIO.


N.° 26.
SÁBADO, 27 DE ENERO DE 1821.


CORTE S.
LE GISLATURA DE 1820.


Concluye el artículo I.° del número anterior
sobre la deuda pitblica.


Supongamos liquidada ya la deuda , y re-
ducida á la suma de tres mil millones poco
mas ó menos, y destinadas para su amorti-
zación fincas nacionales de segura y pron-
ta venta, es menester ante todas cosas di-
vidir las posesiones rurales de mucha ex-
tension en varias suertes de moderado va-
lor, para que puedan aspirar á ellas los
tenedores de créditos no muy cuantiosos.
Una de las muchas ventajas que debe
proporcionar al estado la enagenacion de
sus fincas es la de aumentar el número de


TOMO v.
6




82
propietarios; lo cual se logrará mejor di-
vidiéndolas en muchas porciones, que ven-
diendo íntegras las de mucho valor, tales
como el. valle de .la Alcudia y otras de esta
clase. Ademas 'es evidente que vendidas
por partes , lo serán con mas estimacion,
porque será mayor la concurrencia de
compradores : y esta aumenta necesaria-
mente ci valor de la cosa vendida. El ven-
der tales como hoy estan las grandes po-
sesiones, tiene tambien el inconveniente
de acumular la propiedad en pocas manos,
cuando el interés palie() exijo que se sub-
cliVidl,Qn muchas,


Divididas ya y. . puestas en subhasta las
fincas nacionales y dadas á conocer su ca-
lidad,y_ tásacion p,or .medio de listas impre-
sas, se;,equeederáiPara, verificar los rema-
tes. y ventas el tiempo , necesario; pero .de


modo que la quede compinada
en: el. térillino,..d» ó á lo , más del
dos, y pasado. el,, que definitivamen te se:


quebrán .rrulos y se¿,reputarán eanr
c‘eládos todos los. créditos que no se hu
ln.enen, empleado en una negociaeion tan
»till á lo,s mismos acrce;()res; porque estos,


el hecho de, no. hálhgr (vellido com...
piran, -bienes nacionales , hahrian »lardes-


83
tado su odio al actual sistema de gobier-
no, la desconfianza que tienen de que se
consolide y subsista, y Una punible re-
sistencia á identificar su interés con el de
la sociedad entera.


Y ¿ qué haremos con el sobrante de
bienes nacionales ? Muchas operaciones
útiles é importantes:' z.a las fincas actual-
mente.productivas y apetecibles que resta,
sen despees de pagada la deuda , se ven-
deJan 'á metálico, divididas en varias suer-
tes, y dando para el pago ciertos plazos


• mas ó menos largos, segun las circunstan,
cias: 2. a aquellas que no pudiesen divi-


.dirse y fuesen de mucho valor, se rifarian
y por pocos billetes que se despachasen,
siempre. se sacaria mas utilidad de ellas,
que admisistrándolas por cuenta del esta-
do: 3.a las de poca estimacion , pero divi-
sibles, se darian á censo reservativo , en
enfiteusis ó por foros , como los de Gali-
cia, y por un rédito ó canon muy mOde-
rade .4. a los baldíos eriales se darian di-
vididos tambien en absoluta propiedad á
todo el :que los pidiese , sin mas cargo que
el de cultivarlos y hacerlos productivos
dentro de un cierto tiempo , pasado


- el
cual volverían al estadoil el nuevo dueño




84
no los hubiese beneficiado. Para estas dis-
tribuciones gratuitas serian preferidos, co-
mo es de toda justicia, los naturales; pero
á falta de estos se llamaria á los extran-
geros que quisiesen venir á emplear su
trabajo é industria en establecimientos de
agricultura ; y seguramente habria muchos
que vendrian gustosos á establecerse en
nuestras fértiles provincias. No pretende-
mos que se llamase á pobres miserables á
quienes fuese necesario darles aperos de
campo, granos para sembrar, casa y otros
auxilios, como se hizo con los colonos de las
nuevas poblaciones; queremos que la nacion
diese únicamente las tierras, y que los
pobladores tragesen el capital necesario
para beneficiarlas y establecerse. Si á esta
concesion gratuita de terrenos comunales
se juntasen las convenientes disposicio-
nes legislativas que asegurasen á los extran-
geros la necesaria proteccion , no deja-
rian (le venir muchos ; la poblacion se au-
nientaria , y la produccion iria creciendo
en una progresion incalculable. Es menes-
ter no engañarnos: en España no faltan
tierras, lo que escasea son brazos. Destruida
la amortizacion civil y en parte la eclesiás-
tica, serán tantas las propie.r:ades que se


SS
pongan en eirculacion , que ,


es imposible
que haya compradores para todas las tier-
ras del estado; y para que no quede una
gran parte inculta, es menester dar5le bal-
de una considerable porcion á nacionales, y
la restante á extrangeros.


Extinguida de una vez la deuda públi-
ca, todos los arbitrios destinados á su
amortizacion y pago de intereses entrarian
en tesoreria general: se ahor•aria todo lo
que hoy cuesta la recaudacion separada de
algunos (le ellos, y la administracion de
los bienes nacionales; y sobre todo des-
apareceria esa gran masa de papel que obs-
truye la circulacion de la riqueza pública
en vez de facilitarla.


Si nuestras ideas sobre la reduccion
y exrincion total de la deuda no llegasen
á realizarse como lo tememos; nos. atre-
veremos á proponer todavía otros medios
de hacer mas llevadera la carga y facilitar
su amortizacion.


t.° Liquídese toda la deuda yunifór-
mese sin dividirla en deuda con intereses
y deuda sin ellos. 2.° destínense todos los
bienes del estado á su amortización: 3.° dis-
tribáyanse:en suertes las grandes propieda-
des rurales:. 4,°. pónganse en venta progre-




86
sivamente, admitiendo en pago todos los
documentos de la deuda que deberán ser
uniformes: 5.° rifense á ellos aquellas pro-
piedades que no sean divisibles y de facil
enagenacion: 6.° mientras haya bienes
nacionales enagenables, no se abone rédi-
to ninguno por los créditos que no se hu-
biesen empleado en su compra: 7 .° solo
en el caso de que los útiles y vendibles
no alcancen á cubrir el total de la deuda,
concédase un rédito de tres por ciento á
aquellos acreedores que no hubiesen podi-
do emplear sus títulos: 8.° este rédito
anual de la deuda no amortizada sea la
primera partida del presupuesto de gastos,
y páguese como todos ellos por tesorería
general: 9.° restitúyanse en consecuencia
á esta todos los fondos y arbitrios destina-
dos al crédito público, y excúsese este
costoso establecimiento. Esta es una idea
que necesita ilustrarse.


Bajo los gobiernos arbitrarios nada mas
justo, ni mas prudente que destinar ciertas
rentas al pago exclusivo de la deuda y sus
intereses, y establecer una administracion
y una caja independientes del tesoro pú-
blico, las cuales recauden con total inde-
pendencia aquellos fondos, y los inviertan


87
religiosamente en el objeto • á que eStan
;aplicados por la ley. Mas en los góbiernos
.tonstittieion ales no hay necesidad de se-
mejante precaucion. -En estos el tesoro no
puede "aunque quiera dar á los fondos pú-
blicos otro destino que el que le está in-
dicado anualmente en el presupuesto de
gastos. Sien este se han asignado cien trai-
41ones , por egemplo , al pago de réditos
los acreedores del estado , todo lo que la
ley tiene que hacer es proporcionar el in- ,
«reso de esta como de las <lemas cantidades
necesarias al servicio público; pero no debe
destinar exclusivamente tal ni cual impuesto
al pago de esta ó aquella atencion determi-
nada. Con tal que la tesorería los ponga
puntualmente á disposicion de los ministros
respectivos, es indiferente que procedan
del ramo A, ó del ramo B. Al contrario
es conveniente que el tesoro teniéndolos
todos á su disposicion, pueda tornar indi-
ferentemente lo que necesite de cualquiera
entrada que haya habido. De no hacerlo asi,
y de establecerse tesorerías separadas é in-
dependientes de la general, afectas al pago
de determinadas atenciones , resulta que
unas son pagadas con puntualidad , mién-
tras que otras experimentan considerable




88
retardo. Ya lo hemos visto varias veces C011
los establecimientos que sucesivamente se
han creadó para la deuda con los nombres
de caja de descuentos , caja de consolidacion


y c. rédito público. Cuando el gobierno no
echaba mano de sus fondos, contravinien-
do á las leyes mismas de su creacion, sus
arcas estaban llenas , mientras que las de
la tesorería general estaban vacías; en aquer
lías se pagaba á los tenedores de créditos
negociados tal vez, y en esta se dejaba mo-
rir de hambre á los empleados , acreedo-
res mas privilegiados ; en aquellas se des-
contaban á metálico los vales de los po-
derosos, y en esta no 'labia un cuarto para
pagar su retiro á los defensores de la pa-
tria que se hablan inutilizado en su ser-
vicio. La igualdad legal sancionada por la
Constitucion no permite ya . que vuelvan
á verse tan injustas desigualdades. Es me-
nester que todos los que tienen derecho á
recibir alguna parte de las rentas públicas,
corran la misma suerte , cualquiera que sea
su título. Si hay para satisfacer á todos su
haber, satisfagáseles integramente ; si falta
algo , prorratéese el defícit entre todos. Asi
lo• exige la justicia. Pero ¿ cómo podrá ve-
rificarse así , si unos cobran de una caja


8g
abundantemente provista , y otros de la que
acaso está enteramente exháusta ?


No concluiremos este artículo sin re-
petir que en tomar la atrevida , pero nece-
saria providencia, de reducir la deuda na-
cional á la cuarta parte de su valor nomi-
nal , no se perjudica en realidad á los
acreedores; porque si el que hoy tiene cien
mil reales en vales , por egemplo, no tiene
en verdad mas que veinte y cinco mil;
pues esto es lo único que le darán en la
plaza por su papel; la misma cantidad ten-
drá el dia en que su crédito sea repre-
sentado por un título que la exprese; pues
este correrá necesariamente á la par desde
su emision , puesto que representa exacta-
mente el valor que la estimacion pública
tiene señalado á los vales que nominalmente
representan cien mil reales. Tampoco se
perjudica al crédito nacional con esta re-
duccion de la deuda ; al contrario , si la
nacion no tuviese contra sí otra mas que
la de tres mil millones, y la extinguiese
con bienes nacionales ; entonces seria cuan-
do encontrarla dinero si lo necesitaba;
porque podría mejor satisfacer el capital y
los réditos que estipulase. ¿ A quién prestará.
cualquiera con mas confianza ; al que nada




91)
debe , 6 al que está -in-tia-nido de deudas?
Finalmente , tampoco se amancillaria el
honor nacional, ni padeceria nuestra repu-
tacion. La de un comerciante se menosca-
ba sin duda cuando quiebra , porque sino
se duda de su buena fe , se sospecha á,
lo menos de su habilidad é inteligencia.
Pero no sucede asi con las naciones que
despues (le una_revolucion tratan de repa--
rar los errores de su anterior gobierno.-El
nuevo que ellas han elegido, no es respon-
sable de la ignorancia , impericia ú in-
moralidad de sus predecesores , como lo
es el :Comerciante de sus propias operacio-
nes, ni la generacion actual está obligada
á soportar las cargas que las precedentes
la impusieron sin tener autoridad para ello;
asi como tampoco la tiene ella para de-
vorar con empréstitos y profusiones el ha-
ber de las venideras. Si la ley permite á
todo heredero recibir la herencia con be-
neficio de inventario , es decir, le autoriza
á no pagar las deudas del que le instituye
heredero, sino hasta donde alcancen los
bienes heredados; ¿por qué no han de te-
ner igual derecho las naciones ? es decir,


por qué la generacion actual ha de estar
obligada á satisfacer una• deuda muy su-


perior al caudal que recibe de las que la
han precedido ? No vemos razon ninguna
para que un individuo sea mas privilegiado
rue la sociedad entera.




91


Des proscriptions , par 111a. Binsox : z vo-
• lumenes : 1820.


Esta excelente obra tiene dos obgetos,
el primero moral y el segundo político
El obgeto moral es enseriar á los pueblos
y á los gobernantes á desconfiar de las pa-
siones políticas , que en todas las épocas
de la historia han sido los principales agen-
tes de las proscripciones. El obgeto polí-
tico se reduce á demostrar con el racioci-
nio y la experiencia que no ha habido
proscripcion alguna que haya producido
el efecto político á que se dirigia : y por
consiguiente que el maquiavelismo de los
proscriptores es tan insensato como inhu-
mano. Esta verdad, bien conocida y gene-
ralizada debe tener una grande influencia
en la moral de los pueblos , porque las
crueldades inútiles se hacen dañosas al que
las practica: ¿á qué pues llenar la tierra
de sangre y de ruinas, y ser la execracion
del género humano ? Considerada bajo es-
te aspecto la parte política del libro de
las proscripciones , tiene tambien un obgeto
moral de la mayor importancia.


93
-En este libro está como desleida toda


jai historia; y solo ha podido producirlo
el estudio profundo y tenaz de los anales
de los pueblos en las épocas mas notables
de su existencia, como son los tiempos de
la revolucion. La filosofia del autor es la
de un gran publicista, un hábil diplomá-
tico y un hombre poseido de los senti-
mientos Mas puros y dulces de la huma
nidad: el estilo reune las cualidades mas
apreciables; porque tiene energía y seve-
ridad, propias de la materia, templadas
por una elocuencia atractiva que el aútor
halla sin duda en los sentimientos de su
corp.zon. La obra de Las proscripciones que
en nuestro entender es clásica, debe causar
una revolucion en la política , al mismo
tiempo que forma época en los fastos de
la literatura francesa. Todos los amantes
de la virtud y de la libertad deben tribu-
tar, en nombre de la humanidad, el borne-
nage- de su gratitud, al escritor valeroso
que se atreve á invocar los derechos de
la razon en medio de los gritos del 'Interés
y de la ambicion , y á imponer el freno de
la justicia á las pasiones revolucionarias.
Las naciones en que sea generalmente lei-
do y estudiado este libro, no proscribirán;




94
y por consiguiente le deberán el librarse
dé infinitos crímenes y de infinitas cala-
midades; porque en valde grita el ambi-
cioso maquiavelismo: la razon y la expe-
riencia le responden, que la sangre del
inocente cae sobre el que la derrama , y'.
que la iniquidad se engaña- á sí misma.


• El principal cuidado del autor, cuando
pinta las, proscripciones que se han verifi-
cado en, los diferentes estados de la. „án-
tioüedáá y del mundo moderno hasta nues-
tros dias, es manifestar cuál es el principio
que las produjo , y qué caracteres presen-
tó en cada pueblo y en 'cada época: Estos
principios han variado segun las inudanzas
que ha sufrido el espiritu público de las na-
ciones. En aquella época,en que la Grecia se
componia de gobiernos populares, el princi-
pio de las proscripciones fue el amor de la
igualdad ó .de la democracia. En Roma Ma-
rio proseribló por el deseo de.la dominacion,
Sila por d.de la venganza,, Octavio y los
emperadores que 'le siguieron ,,par el amor
del despotismo: Las proscripciones perma-
nentes, de, Venecia tenian por origen el
amor de la aristocracia : las periódicas de
Florencia , :, ya el temor de perder la liber-
tad , ya el anhela de la. prepotencia. El


95
fanatismo religiosa, origen fecundísimo de
proscripciones , inundó de sangre la Euro-
pa desde los siglos de la barbarie. Este fu-
nesto principio estaba en su mayor vigor
en. el siglo XVI, precisamente cuando em-
pezaban á esparcirse las luces que lo han
destruido. En el dia está ya en decrepitud:
pero ¡ ay de aquel que pruebe las garras
del leon moribundo !.


Del . cuadro que forma el Tutor de lás
diversas. especies. , do proscripciones que se
laau


.


fulminado en todos los payses y en
todos los tiempos, resulta que si el princi-
pio de las proscripciones ha sido tan ya-,
riable como lo son,41„pasiones humanas,
seas efectos han, sido casi los mismos .en
todas partes. No hay proscripcion en que
no, se halle crimen, pela ro é inutilidad.
Todas son subversivas del orden social;
todas llevan ,consigo el riesgo inevitable
dejas represalias , todas son impotentes ó
spé,rfluas 'pro, elp, pie,: se propusieron
sus autores.


El autor comprehende bajo nombre
general (le proscripcion, todo acto arbitrario
Ole opresion contcaxizva4s. ó enemigos , súb-
ditos ó príncipes, culpables ó inocentes.
Tampoco hace distincion entre las. pros-




96
cripciones legales y las ilegales. El capri-
cho de un czar que destierra un buen ciu-
dadano á la Siberia , el de un saltan que
envia el cordon fatal á un visir fiel y vir-
tuoso , son proscripciones legales en Pe-
tersburgo y Constantinopla ; pero en este
género Lóndres y París han ciado con fre-
cuencia el mismo escándalo que Constan-
tinopla y Petersburgo. Sí los tribunales,
apasionados ó serviles ,• dan sentencias ini-
cuas, estas no son sentencias, son pros-
cripciones. Si los verdaderos criminales son
vejados por medidas gubernativas sin res-
peto á los procedimientos judiciales, esto
tambien es una proscripcion : porque á los
ojos de la justicia no son válidas las sen-
tencias , sino cuando se pronuncian con
imparcialidad y por las autoridades com-
petentes. La humanidad reprueba una sen-
tencia justa dada contra las formas que
prescribe la ley, igualmente que una sen-
tencia' injusta, en que se han respetado las
formas ; y las matanzas populares y jurídi-
cas de 1793, las matanzas populares de
Nimes , Aviñon y Marsella en 18 t5, y los
asesinatos jurídicos de Leon y de Grenoble
en la misma época, son igualmente crimi-
nales. Sobre todo , una de las mas atroces


97proscripciones es el juicio pronunciado por
cuerpos políticos, que, usurpando la auto-.
ridad judicial , son á un mismo tiempo le-
gisladores , acusadores y jueces. No hay.
proscripcion , que no haya tenido alguno
de estos caracteres las hemos visto con
las rnisnias formas , los mismos principios,
y los mismos resultados en los tiempos
antiguos y en los modernos, en las monar-
quías y en las repúblicas. En general, se
pueden reducir á dos géneros todas las
proscripciones.


Desde que los hombres se han reunido
en sociedad, agitan el' espíritu humano dos
poderosos motivos ele 'discordia , que arman
sucesivamente con la espada de la proserip.,
cion á los partidos que disputan.


1.0 " En todo tiempo ha existido, y to-
davía existe hoy l'a' querella entre los
pueblos que quiere1i' la libertad política y
Civil , y él 'magistrado ó los magistrados,
temporales ó vitaliciOS; electivos ó here,
ditáries , reyes ó emperadores , cónsules
arContes, que quieren el poder absoluto."


2.0 En todo' . ii'diiipe ha existido y to-
daVía existe hoy fá'q'áérella entre los pue-
blos , que no "quieren" admitir otras dis-
tinciones entre los 'miembros del cuerpo


Tono v.




98
social sino las que sean conformes al in-
terés de todos; . y las clases de individuos
que quieren retener , por sti propio inte-
rés, los privilegios pecuniarios ú honorífi-
cos queharr usurpado,


A estas dos querellas importantes , que


empezaron • desde que se . la primer
ciudad , se añadió la tercera, en que el sa-
cerdocio se apóderó de la, espada y del ce-
tro , la cuál. tuvo su origen en los Siglos
de la barbarie. Esta última ha sido.


. ,


gada ,jper, t ia opinion pública; pecó el re-
sultado. de las proscripciones r que causó,
debe servir de advertencia á los que sos-
tienen las otras dos causas. Las proscrip-
ciones z)relioiosas tuvieron los mismos ca-.
racteressne las políticas. Fueron subversi


s de todo principió de equidad , funestasv
á sus autores , ó inútiles . . y gratuitas. Sin
detenernos en su injusticia , atendamos
principalmente a las funestas consecuenciasque han tenido para losmismos que las ful-
minaron. Los católicos persiguieron: se ha
visto hasta , donde llegaron 'las represalias.
Tambien debemos contemplar la impotenk4
cia y la inutil atrocidad de lasproscrip-
ciones. Calcúlese, si es posible , el núme-
TO de cadahalsos erigidos en toda Europa


99
para conservar la pureza die la fe. Qué
fruto ha producido la ceniza de las hogue-
ras? La mitad de la Europa es protestante.
Se debe esperar,


que llegó el fin del fana-
tismo religioso. De los tres volcanes que
vomitaban sobre el género humano sus
devorantes nomas, ya. hay uno de menos, y
sino está enterartiente apagado, sus esfuer-
.zos se reducen á arrojar de cuando en
cuando algunas débiles centellas. Las luces
han hecho en esta parte un 'gran benefició
á la humanidad.


Parece -que no está lejana la solucion
de las otras dos Icatbsas


., En la primera se
ve por :una :parte á les ptiohlos que quieren
la libertad pektica y , y por


. ,otra á
los ,gefes de los gobiernos ,que quiere{ el
.poder.abs<itlato. Uodo reynado era ,tiraxna
-pana rhis romanos y grines.. Los Atenienses
xinisieron diestnulr .P9d9r 4 59 1. 1,kt9 . 1=11 la
-persona ,


-de ;Insistrato : los „lacedonioniosi,
en la de Paumnias: los rornanos , en las
de Tarquino, y Cesar. El espípitn- que dor
finaba • en aquellos ptiades ,e.ra .temor
de la tiranía : este temor limo cometer
,crueldades ; pero: Muelle Menores que las
.de los tiranos, y las de sns nngadoreS y
herederos. Las proscripciones :


11l 4Windas
7.




Oo
por los treinta tiranos , por Tarquino, por
los decemviros, por (i) Sila, Mario, Lépido,
Antonio , y principalmente por Octavio,
tuvieron por principio la sed de . la domi-
nacion.


En la Europa moderna tuvieron el mis-
mo principio las crueldades de los Tudores
y Estuardos ; pero nosotros somos mas


justos que los ' antiguos , y distinguimos
'el despotismo de la monarquía. El poder
era igual en Luis XI y en Luis XII : y sin
embargo llamamos al primero tirano , ,y
al segundo padre de la patria.... La cuestion
"política era mas sencilla para los pueblos
de la antiguedad , que acostumbrados á
discutir los intereses públicos con sus go-
bernantes , llamaban tiranía á 'todo poder
`concentrado. En las naciones modernas la .
concentracion del poder en manos del mo-
narca ha sido Muchas veces la :.salvacion:
del pueblo: Cuando la nobleza feudal com-„.i,
-baria -contra los reyes , objeto era afir-14
mar su libertad propia , reservándose el
poder absoluto sobre sus vasallos. Cuando


(1) El principio de las proscripciones de Sila no
fue el amor del poderío , sino la venganza y el
odio á los demagogos. Véase el Didlogo de Sila y
Lucrares por Montesquieu.


IOI
los reyes atacaban el feudalismo , y para
tener un apoyo contra la nobleza, recla-
maban el auxilio de los comunes, aunque
su objeto fuese someter los unos y los otros
al poder absoluto del trono, la necesidad
que esté tenia de los , pueblos , obligaba á
concederles ciertas prerogativas, ó mas bien,
á restituirles algunas de sus libertades,
usurpadas por el feudalismo. A pesar de
todo, los reyes y los barones miraban al
pueblo con los mismos ojos que los grie-
gos y los romanos á sus esclavos. Los co-
munes eran tratados algunas veces con
bondad, cuando el principe. era benigno;
las mas veces con indiferencia, cuando era
ambicioso ; pero nunca fue el objeto ,


de
las proscripciones realistas , que siempre se
dirigieron contra los grandes vasallos de la
corona. Deben exceptuarse las de Inglater-
ra y de los Payses.Bajos.


La Inglaterra, dividida por Guillermo
el Conquistador en 7•9000 feudos ha tenido
una nobleza numerosa é independiente, obli-
gada hasta cierto punto en sostener los inte-
reses de la nacion entera. Los reyes de Fran-
cia solo tenian que pelear contra un corto
número de grandes vasallos , para cimentar
el poder de la corona ; pero los monarcas




102
de Inglaterra, para llegar á ser déspotas,
tenian (que luchar contra la masa .general.
A pesar de este obstáculo , el genio de la
tiranía y el de las proscripciones pasa en
herencia de una dinastía á otra. Tranquilo
y sistemático bajo los Tudores, ardiente é
impetuoso balo los ,Estuardos , despues de
haber precipitado la ;monarquía de críme-
nes en' infortunios, 'y'de infortunios en crí-
menes , córonando todos sus escesos con
horribles Catástrofes, y volviéndose contra
los mismos, á quienes 'labia servido, pro-
nunció la muerte de:Cárlos I , la -esclusion
del duque de Yotck .,• y la espulsion defi-
nitiva de 'la familia de los Estuardos. ¡Qué
horrible camino •para •perder una corona!
Horrible lanibien ;para los pueblos , aun
cuando los conduzca á'la libertad.


Ochenta años de- proscripciones y de
combates obligan al rey de España á re-
conocer : la independencia dedos holande-
ses. Sombras •de Felipe 11,y,del duque de
Alba., cuál es --el friktozde !tanta-sangre der-
ramada ?


'La 'Francia no •tiene -que • censurar en
sus -reyes -proscripcionesdirigidas especial-
mente centra el . piieblo. -Si -este'.disputase
solanrente-con su :monarca, la paz se ha-


o3
ria bien . pronto : porque la Francia con-
cederia mucho, y el rey no exigida dema-


.,


siado. Ni en la dinastía , ni en la nacion
se debe buscar el princ i pio de las pros-
cripciones que han afligido aquel pays des-
de 1789 , sino en la invencible pertinacia
de la clase privilegiada que se obstina en ha-
cer retrogradar la nacion ante sus volun-
tades particulares, y en preferir sus intere-
ses á los de 28 millones' de ciudadanos.


Esta es la segunda querella que se pe-
lea eu la actualidad desde mi extremo al
otro de la Europa. ¡Cuánto hay que temer


.de las proscripciones que puede originar
la lucha entré el espíritu de igualdad y el.
espíritu de privilegio! Este es mas terrible
que su rival: porque de todas las pros-
cripciones, las más espantosas son las que
se egereen en nombre de la minoría. La
masa general puede ser cruel momentá-
neamente; mas no lo es por mucho tiempo
ni puede serlo siempre. Pero la minoria
cree Multiplicar su número, multiplicando


....


los actos de rigor. Las proscripciones de la
democracia son medidas de Preservacion,
y por


son temporales, por-
. .,


que las naciones necesitan de leyes comu-
nes proscripciones de la aristocracia,




401




xo4
cuyo obgeto constante es comprimir el espí-
ritu de igualdad, son tan permanentes, como
el deseo mismo que combaten , porque las
clases privilegiadas necesitan de leyes de
excepcion. En Florencia proscribia el pue-
blo cuando sospechaba á algunos ciudada-
nos: en Venecia la proscripcion era ley
del estado , á la• cual estaban sometidos
basta los mismos oligarcas. La aristocracia
es la que ha perfeccionado el arte funesto
de las proscripciones : los democratas se
contentan con degollar : la oligarquía no
está contenta sino se ultraja á la naturale-
za y á la ley de todas las maneras po-
sibles.


Las „grandes potencias y principalmente
el Austria, defienden en el dia la causa de
la aristocracia. Ya se han convencido los
monarcas de que los pueblos nada quie-
ren las dinastias : por qué, pues , hacen
su. causa de muy peor condieion , unién-
dose al partido de los privilegiados ? Las
naciones ceden siempre una parte de su
libertad, á trueque de tener gobiernos fir-
mes y vigorosos ; mas nada quieren ceder
de la igualdad natural, y tienen razon: por-
que los privilegios á nadie sirven sino á
los que los gozan. Se puede facilmente


o 5


transigir con los gobernantes acerca de
la parte de libertad que se les debe ceder:
con la aristocracia no hay transaccion , por-
que es insaciable ; y por lo mismo que no
es razon concederle nada, quiere apode-
rarse de todo.


Estos son los principios generales que
desenvuelve Mr. Bignon en toda su obra
con la mayor destreza y claridad. Los úl-
timos libros estan consagrados á descri-
bir el estado actual de Europa , ya con re-
lacion al espíritu público, ya con relacion
á las pretensiones é intereses de las gran-
des potencias. El gran problema que pre-
senta en el dia , es el siguiente: triunfa-
rá el espíritu de igualdad de la aristocra-
cia , auxiliada por el maquiavelismo de la
diplomacia y por la fuerza de las bayone-.
tas ? El cuadro que forma el autor de las
potencias de Europa es magnífico, é impo-
sible de analizar en un artículo como este.
Es preciso leerlo , y aun estudiarlo , para
apreciar todo su mérito.


El primer tomo de esta obra se publi-
có antes de larevolucion de Espada en 1820:
el segundo aunque posterior á ella , es an-
terior á los nuevos sucesos de Nápoles y
Portugal. Sin embargo , las grandes poten-




507
lugar, nuestra ley constitucional y los de-
cretos de Cortes atan la mano de tal ma-
nera á los que han de juzgar sobre delitos
contra la religion, que probablemente no
será perseguido sino el que abiertamente
insultase nuestra fe, lo que el mismo sabio
publicista confesará que es un delito en
todos los paises del mundo. En esta parte
solo nos faltan leyes .claras y terminantes,
que prescriban los debidos límites á la cen-
sura eclesiástica, .curen esa manía de
prohibir libros, tan opuesta al liberalismo
de nuestras instituciones.


El resultado de todo el libro, es este:
toda proscripcion es injusta , peligrosa é
inutil. Los reyes cuando proscriben, abren
el camino para el cadahalso: :los pueblos
para la tiranía. Pero nada es peor que las
proscripciones legales y permanentes 4e ,la
aristocracia. Tal es la leceion .de la his-
toria.


IoG
cias se han mostrado en sus relaciones di-
plomáticas con los pueblos , que han con-
quistado su libertad, tales como Mr. Big-
non las describe. -Este hecho solo basta
para formar idea de sus talentos políticos.
En el prefacio del segundo tomo dice asi:
« La insurreccion de España es un suceso
que no estaba negado á la previGion : pues
que las proscripciones han debido pro-
ducir en aquel pais su efecto ordinario.
En el primer tomo hemos confesado, que
solo en España y en Venecia se ha visto
la proscripcion coronada de un éxito feliz.
Ya Venecia no existe: España era el único
pais que conservaba tan deplorable honor.
Mas en este año acaba de perderle, lo•
menos 'en parte. Un solo dia le ha . arreba-
tado los triunfos que habia logrado ,con
los suplicios de muchos siglos. Las 19ros-
cripcionespolíticas han cesado, aunque no
las religioSas."


Permítasenos advertir al ilustre escri-
tor\que analizamos que han cesado tambien
las proscripciones religiosas. Primeramente ,.
hace muchos años que á pesar de la in- '1
quisieron, habian hecho las luces que ce-
sasen de.hecho -las persecuciones sangrien-
tas por causa de religion ; en segundo




x o8


Examen del Discurso sobre sociedades pa-
. trióticas , publicado por DON FRANCISCO


MARTINEZ MARINA.


NOTA. Este artículo estaba escrito antes
de las últimas ocurrencias, de las cuales,
por consiguiente , no se hace mencion era él;
pero . por • desgracia añaden nuevo peso á
nuestra respuesta.


En el número I.° de este periódico in-
sertamos un artículo relativo á las llama-
das reuniones patrióticas, existentes enton-
ces en esta corte y en otras ciudades del
remo. En él expusimos francamente nues-
tro dictamen acerca de esta especie de
corporaciones ; hicimos presente lo funes-
tas que podian ser algun dia ; probarnos
su ilegalidad, y pedimos que se disolvie-
sen. Este artículo escitó contra nosotros
una violenta tempestad ; se escribieron pa-
peles sueltos ; se insertaron discursos en
los diarios, y en algunos no se ahorraron
los insultos y las personalidades. Nosotros
tranquilos con el testimonio de nuestra
conciencia; y no viendo en cuanto se im-


xog
primia contra nuestra opinion razones que
nos hiciesen abandonarla, esperarnos en
silencio á que el tiempo nos hiciese justi-
cia. No se pasó un mes, y ya dieron ocasion
ciertas ocurrencias á que -en el Congreso
se pidiese una ley que regularizase las
reuniones. La comision nombrada para in-
formar sobre esta proposicion , dió su dic-
tamen en x4 de octubre , se debatió el
punto en tres distintas sesiones , y se de-
cretó la ley que hoy rige en la materia.
Ella y la discusion que cualquiera puede
leer en los diarios de Cortes, son la mejor
apología del artículo del Censor; pues la
primera ordenó la disolucion que este ha-
biá pedido, y en la segunda se reproduge-
ron en sustancia nuestros principales ar-
gumentos, y se aiiadieron otras muchas y
muy fuertes razones para demostrar lo
peligroso é ilegal de las reuniones , y que
establecida la .


Constitucion , no solo no
son instituciones necesarias, sino , mas bien,
como dijo el señor Porcel, unas corno ex-
crescencias inútiles que afean y desfiguran
el hermoso edificio constitucional. Nos-
otros contentos con que hubiese triun-
fado la verdad , nos abstuvimos de celebrar
nuestro propio triunfo, y de recriminar á




AIO
nuestros impugnadores, sin embargo de que
se nos presentaba- tan buenaocasion de ha-
cerlo: Ahora viendo que un hombre como el
señor Marina se presenta de nuevo en cam-
paña y toma la defensa de las estinguidas
reuniones , no podelhos desentendemos de
esponer nuestro dietátnen sobre su diser-
tation ; y no es porque citando al censor,
Cbrno al papel que Más 3 .1 ha estrellado
contra acacia que las ha eoanhátido
en j'Olí° y esiilo declamatorio , no tanto :con
las armas de la ratón , cuanto e«¿ acz-
namzentó de palabras, y btiii la 'belt,emencia
de una loienSe eló citción A la verdad , no
llemOS dejado de estrafiar y aun sentir lo
severo dé esta "cierta especie de
acriniónía'qUe.se nota' en'éltas frases; ami-
monía tanto menos merecida de nuestra
parte , eiralitb que una sella vo, que sellos
b a o táíriár ,en %oda él notathre • del
señor Marina heindS:he'cltó con respeto
y aun con '61'ógib. Siir élíS15árgó , no es estó
lo que nos iüiieve 'á hablar de stu discurso,
sino -el temor de 'pié SU atith•idzad. vuoda
"acaso haber que preValezea una' 'opinión
que errada, "y' ló que ,es peor,
funelth. Si 'el atttór''deia . nuelvit ;apología
fuese un ádoúnádo ,‘nb r 'eohOeídb escritor,


IX!
pá'témeriainos su influjo sobre la opinion
pública , y dejariamos que el tiempo sepul-
tase su escrito en el olvido; pero siendo
un diputado, uri académico, un eclesiástico
y un escritor corincidó-ya por Otrzigi7-árias
obras, su nombre solo 'puede hacer' auto-
ridad. Es, pues ilitéára obligadon pro-
curar debilitar ra" ithpreSion que la lectura
de su opúsculo puede. hacer en los menos
instruidos , observando en nuestra impug-
nacion todo el decoro debido á tan res-
petable' antagonista. Mas para qué rió acuse
nuevamente de forense. nuestra elocUCion,
ni tenga pretesto siquiera para decir que
bomba timos en tono j> estiló declamatorio, y•
no con las a»inas de Za razon , Sino con
acircamiento de palabras, procurarénios Ser
conelSos, evitar las formas oratorias, y re-
dilá.


los argumentos á la Sencillez de la
lógica ; aunque esto haya dé dar á nues-
tro escrito cierto ayre dé, escólasticismo,
y Una 'ceno aridez deSaOadable.


Reeonocenios desde luego que el amor
de Liz pinza (pág. 5), el deseo de que s¿'.
consolido' el maestrioso edificio dé 'nuestro.
regeneivici&i civil, y el celo por la . cónser-
vacion- déla libertad son lós que kan su-
gerido
señor Marina el pensainienió , y




1


I I 2
obltgádole en cierta manera, y dádole fiter-
zas para hacer algunas observaciones sobre
el iiiiportante argumentó ¿le que se trató
en las Cortes en los dias 14; 15 y 16 de
octubre. Creernos tambien que no las vehe-
mentes pasiones de amor y odio (pág. 6), ni
la parcialidad, ni la emulacion , ni la lison-
ja, ni la amistad, antes si la 'rizan . y la
justicia, y el deseo del bien público, han
influido en sus investigaciones y animado
su discurso. Pero no entendemos cómo tra-
tándose de aprobar 6 no un proyecto de
ley en el cual seproponia que se manda-
sen cesar no unas reuniones cualesquiera in-
determinadas , indefinidas y en abstracto,
sino '( texto de la ley) las reuniones. de indi-
viduos constituidos y reglamentados por ellos
mismos sin autoridad pública. , añade el
señor Marina estas notables palabras.: Con-3::


Ileso igualmente que no es nu proposito, de-
clamar contra las 'sociedades patrióticas ni
luicer su apologia, ni acriminadas, ni de--


fende•las porque me falta nlos datos para
proseguir esta causa . con acierto; porque no
conozco esas corporaciones , ni á los indi-
viduos que las componen , ni jamas he con-.
currido á ellas. Entiéndase ., pues, que. yo*
no hablaré sano hipotéticamente , y solo ea


r t 3
este sentido procederá mi razonamiento: Tea
tándose, decimos, de mandar cesar no
las reuniones ut sic , sino las reuniones
determinadas que existian en el dia i4 de
'octubre tales como ellas eran , buenas ó
malas, no entendernos cómo el orador que
se opone á la ley, entra confesando que
no tiene los datos necesarios para prose-
guir esta causa con acierto, ni conoce las
corporaciones de que se trata; porque sino
las conoce, mal puede saber si son útiles
ó perjudiciales , necesarias ó snpérfluas,
legales ó ilegales; y el voto que emitiere
no podrá ser muy fundado, como profe-
rido sin conocimiento de causa. Tampoco
entendemos cómo el señor Marina' asegura
que su 'ánimo no es acriminar á las reu-
niones , ni defenderlas, siendo asi que su
discurso es una continuada apologia de
ellas, y no solo en abstracto, sino en con-
creto, es decir, de las que entonces habia
en España; pues sostiene que no han he-.
cho mal ninguno, sino mucho bien, que
son necesarias para afianzar el sistema cons-
titucional , etc. etc. Sin embargo no nos
valdremos de esta que á nosotros nos pa-
rece contradiccion , y entrarémos desde
luego en el examen . del discurso, cuyo


Tohio v.


- 8




x.x 4
plan. es:el que el asunto pedia. Se-propo-
nen x. 0 los argumentos qué á juicio del
autor prueban directamente la utilidad
y 'necesidad de las reuniones, y se • refutan
luego los alegados contra, ellas. Le segui-
remos ,;, pues, en nuestra respuesta, co-
piando cuando sea necesario las mismas
palabras del original para no debilitar su
fuerza.


Los argumentos -directos empiezan en
la-Pág. 7.a y continúan hasta la mitad. de


, y son tres: los hombres tie-
nen par la naturaleza el' derecho de pensar
y hablar libremente, y los españoles tie-
nen ademas por la Gonstitucion el de es.
cribi', irnprimfry .publicdr sus ideas , Míticas
sin: necesidad deliccne i a: luego tienen tan/-
bien el de formar para. disentir las reu-
niones -reglamentadas . por ellos mismos,
con presidente y secretarios, tribuna y
auditorio, reuniones• que se correspondan
unas con otrasl, .qtrel hagan peticiones . ceilec-
tivas á, las GOrtes y al rey y deinas;• auto-
ridades, reuniones que envien diputacio-
nes y tomen la voz del pueblo, 'pidiendo
en nombre de este lo que les parezca
conveniente ., etc. etc. A,este argumento res-
pondernostegando la consecuencia, porque


1.15
de que todos los ciudadanos: tengan libet;
tad de pensar; hablar , escribir, imprimir
y publicar sobre materias pediticas lo'qne
se les ofreciere y pareciere, no se infiere
-que. tienen igual derecho para fórmar pkir
autoridad privada una corporacion eh que
se arengue al pueblo', en que se torne
su nombre, y en que se firmen peticionel-
colectivas. Masrclaro: él :simp••'particulart
tiene en un gobierno libre el derecho dei
hablar con quien quiera y .cuanió quiera:,
sobre materias políticas; sin' p'od'er ser re-'
convenido ni castigado,' aun cnando lo que
haya dichonn agrkete ; á. •


los gober'n'antes,
no ser en eIcaso de que abusando' de 'esta,
libertad hable con algunos para excitar-1
les á destruir la constitucion del estaddIT.
porque entonces ya seria responsable 'write:
la ley de tales- Conversacionél..subversiVag1,1
pero no tiene derecho pava :arengar desdet
un garage público á una fracelon del pue-
blo, proponer las resoluciones,,, recoger:
sus votos, y presentar luego la' , opiniffii)
de aquella' corta poreioii- de' indivíduov
como la rexpresion de . la.


voluntad general.
El arengar al pueblo es una prerogativá
inherente á la autoridad de los> funciona-
ríos públicos, y' el' expresar ra . voluntad:


8.




xru
general solo es dado á los representantes de:
la nacion, los únicos á quienes esta con-
fia --tan precioso derecho. Y sino -dígase
cuándo ó cómo el pueblo español, y aun
solo el de Madrid, habia autorizado á esta ó
aquella de las reuniones .patrióticas que
Labia el 14 de octubre, para que tomasen
su nombre, y diesen por opinion suya la de
los concurrentes á sus sesiones. Nosotros
por lo menos no tenemos noticia de que
este hcróico vecindario y -mucho menos
la España toda les hubiese dado semejante
facultad. Acaso -dirá el señor Marina, que
él no habla de reuniones formadas por
autoridad privada , reglamentadas por sí
mismas, en las ;cuales se .arengue. al pue-
blo y se tome su nombre para hacer pe-
ticiones. Pero en Primer lugar esta res-
puesta no cabe, porque habla expresa-
mente ele unas reuniones que , segun él,
habian contribuido á rectificar; las ideas, etc.
(•ág. ro), y todas á las que puchera cua-
drar su retrato, se habian constituido y
reglamentado 'por sí . tenían tri-
buna , formaban, corporacion., l ' aman pe-
ticiones ,,etc. En segundo lugar si no habla
de las de -esta especie, sino de otras en
que sin reglamento, ni arengas, ni peti-


x17
eiones,'Xii voz del pueblo se discutan cues-
tiones políticas, en este caso. su. discurso
nada prueba ; porque no era áebtas.á las
que se referia la - ley . que se propuso im-
pUgna•. La ley no4ueria que se cerrasen,
si las habia, las reuniones en que un cierto
número de ciudadanos se juntasen á ha-
blar de materias políticas, sin reglamento, .
Sin tribuna, sin corresponderse- entre sí;
sin firmar peticiones y .sin tomar ;la voz
del pueblo.. Habla de lasque habian ektado
haciendu,todueste Manda .


que cesen .; :y
previene, «que los individuos que en ade-
lante quieran reuriirse.


- periódica.mente en
algun sitio públicos. puedan hacerlo con
previo.!cOnoci miento de la


_
autorielartheal;


y que asi reunidos'uo puedan james lla-
marsei corporacion, ni representar: corno
tal, ni tomar la voz del pueblo , ni tener


, correspondencia, .con otras reuniones de
igual clase", ( texto. de la ley ). Aborplien,
ó el señor Marina dice que las reuniones
políticas deben estar sujetas. á estas- res:-
tricciones , ó dice que no. Si dice que sí,
no hay .disputa ; dice lo mismo- que.la..ley,
ylejOs• de impugnarla, • debió sostenerla
con toda, su elocuencia y• todo su saber.
Si .dice ,que no:, es lo. mismo que deeii:. que




I18
en :su opinion las reuniones, en que algu-
nos individuos se junten á discutir cue.sl


-tiones políticas, deben considerárs.e 401131>
corporaciones ;:y tienen el;dereebo de re,
presentar como tales ,::de la .~.14
pueblo, y de tener correspondencia •coon
otras: de igual clase ; en cuyo ,caso , mienr
uas,,no„presente en apoyo de su doctrina
piasilp.ruebas




;que las que llega en su
4iscloso., • .uus..,,p.erin¡lirá que seamos
delAt.k opinion ; pues ,por ninguna de. filas
alegadas en se .deduce que teniendo. el
b9JObre par la naturaleza libertadAe:pen-
kassy:bblar.,. y,los ciudadanos el -derecho
iiCipubilear; impresas sus ideas, le tengan
arnbien para formar por ,autoridad <priva-


da!. corporaciones: que...:represen ten . como
tales, tornen la voz:del pueblo ,,:y tengan
correspondencia unas con otras, que.es
lo que:lia debido,,probar,isi como • dice,
se:propuso en .su.1 discurso impr.ignarl;la
ley proyectada entonces, y hoy decretada
y s.ncionada.
. : Argumento. 4.as•observaciones: por


lítitas!,, arengas: .y discursos pronunciados
en estas reuniones fraternales: (las ex. iltén-
tes en ,x.4 (.1e..ocubr e) han contribuidou;á
rectificar las ideas ,.exaltar los, animos.abá-


1.19
tidos, fortificar el imperio de la opinion,
reducir á unidad los opuestos pensamientos
é intereses, y prevenir la,peligrosa fermen-
tacion de las pasiones populares , difundir
copiosos rayos de luz para esclarecer la
ciega muchedumbre pie todavía yace en
tinieblas „: .observar, descubrir é'finpouer
silencio á los malvados " (pág. xo:y„.1.1):
luego las reuniones son útiles , necesarias,
y no .se debe mandar que cesen. A:este
respondemos : 1.0 negando el antecedente;
y al señor Marina toca probar todos y
.cada uno de los estrenos que contiene,
para lo .eual le


• ,da mos , todo térniino,.,que
quiera tomarse ; y cuando presente su pro-
Fianza, nos obligamos ádernostranlas propo-
siciones contradictorias ,41a,s -contenidaseri
su antecedente: 2.° si elseñor Marinaruoieo,
noce.esas corporaeionesoa;i4ra asistida .nunca•
,kellas„ni .tiene,los daos necesarios :parkba,
„coi' -sil...apología y defenderlas.,,,,19400.1aue-
de afirmar que han hecho Jarros•rodigios
y tan: eminentes ;servicios? ¿Cómo • lo sabe?
,IEs•:porque alguno se :lo lia,,dicho? ¡• so-


• :bre a gen a palabra' establece nade . in eposlque
.la cuestion controvertida!•,Aye,noradilleles.
Y si-acaso le han engallado :¿ en .q:W.,v,iene
á parar su argumento




121)
3.° Nos parece que el simil con que el


señor Marina ilustra la proposicion antece-
dente , no le favorece mucho : es este. «Y
'asi como los razonamientos y sermones
'dogmáticos y morales, que resuenan en el
silencioso y tranquilo recinto de los tem-
plos , influyen poderosamente en la con-
servacion de la sana"doctrina y'•en' la pu-
reza de costumbres ; así aquellos ( los dis-
cursos pronunciados en las reuniones ) han,
contribuido , etc." En primer lugar, se co-
noce bien que el señor Marina no ha asis-
:tido á las reuniones 'patrióticas, cuando
-compSra los discursos pronunciados en estas
á los sermones predicados en los templos.
Si hubiera oido aquellos, hubiera visto
cuán poco se parecen los vivas , aplausos,
palmotéos y gritos que los acompañan , al
niagestuoso y tranquilo silencio con que se
escuchan en la iglesia los sermones; y cuán
poco honroso es para. estos el compararlos
con las vociferaciones de los cafés. En se-
gundo lugar , este mismo simil debió stiH
gerir al señor Marina las siguientes refle-
xiones : si en el templo , á pesar del silencio
que se guarda y- tiernas circunstancias que
se oponen á todo desorden , no se permite
subir al púlpito al primero que se le anto-


12/
ja , y sí el derecho de arengar á los fieles
sobre los deberes cristianos está r .servado
á los ministros del altar, es decir, á los
funcionarios de la república católica ; ¿ no
estar pidiendo la razon y la analogía 'que
en la república civil se reserve tambien á
los . magistrados el .


importante derecho de
arengar á los ciudadanos sobre los debe-
res-'políticos ? Si en el orden religioso 'se
ha confiado tan^ augusta funcion á- solos
aquellos que se supone instruidos en la
ciencia de la religion, ¿no seria tambien
oportuno en el: 'orden politice , que el mi-
nisterio de la Palabra no se confiase sino
á los que por estado se suponen iniciados
en la dificil ciencia del gobierno? ¿Se aban-
donará tan importante encargo al primero
que sin mision .alguna quiera subir al púl-
pito de un café , para desde 'allí extraviar
acaso la opinion pública, en vez. de recti-
ficarla , y propagar heregias políticas , en
lugar de sanas doctrinas ? ¿ Trataremos de
hereges á los cuáqueros, porque en sus
juntas religiosas permiten arengar á cual-
quiera que se dice inspirado, y atemoriza-
rémos á los oradores de las reuniones para
que sobre materias de .


gobierno prediquen
al pueblo indocto lo primero que se les




122
venga á; la -boca ó les sugiera la pasión
Conocemos que nolia.sidola inteneion del
señor ivlarina la de .asemejar en- todo 'los
.discursos de:lasmetkniones.•eon los ,.sermones
de los-- los-:templos, -y sabemos que pYtritas pon,
tenet :jugad .0mnia ; .,poo decimos -que 54
simil:pte;ha empleado clawula. o
ha sido: bien escogido y .perjudica.
misma i9ataso , porque necesariamente -hace
pensar-. al lector en el . :chocante • contraste
que ofrecen el magestuoso:•.silencio de • los
templos, y la estruendosa vocería de las
reuniones ; la legítima . :autoridad con que
los.prellicadores ;hablan al pueblo , y :el
Aitn,tun derecho que tienen para hacerlo
los 'rafengadores políticos ; . el augusto ea-
wácter :que :recomienda á . los primeros é
Inspira veneracion lxácia •suspersonas, y la
cualidad dé simples particulailes que ninguna
ventaja da, á los segundos sobre . el auditorio
que los :escucha , el cual si viene á cuento,
les .insulta : .les .hace bajar :de la tribuna.
¡.Cuánta-se::putliera prolongar el paralelo!


Argumento 3.o ‹, Las reuniones no :han
-faltado al respeto debido á la .magestad
del trono ;•,no han atentado contra la sa-
grada é inviolable persona.' •del rey, ó con-
tra la constitucion del estado ;.-no.- han com..


/23
prometido la seguridad de la monarquía


provocado á la sedicion , ó turbado la
pública tranquilidad, rio han violado el
santuario de las leyes , ni mancillado, la'fá-
rna , 'honor y reputacion de los -Miembros
de 1á :sociedad , ni atropellado los derechos
de, los ciudadanos ( pág.




12. y t3) :" 'luego
nó han hecho mal ninguno , no son per-
judiciales •, y no' deben cerrarse.


• 'Sobra los
extremos contenidos én la primera parte,
acerca de los cuales no es extraño que no
esté 'bien instruido •el señor Marini,.puesto
que' no conoce las corporaciones de que ' se
trata .


, üi ha' Cenicurridoma
-
s ;: le


remitimos al informé' dé los hombres
. sen'.


sitos , juiciosos :é 'inipárciales
'laSlayán


frecuentado. Ellos-le dirán si en ellas sé
hdblado siempre con 'todo el respeto dei


bido la magestad dél:trono , y si ya que
no -sella atentad' :


contra. ' la sagrada : é in-
viOlable personá rdél"ref,


pronuncia-
d Sieffipre • su


- narribre con la vénéraciori
que


• •1#,.debe á st.t augústa dignidad ;. si sé
há:;Provocado á. : la:


• sedicion ,' si no le 'ha
procurado turbarla pública tranüilidall;
y si se ha mancillado la fama , honor y re-
putacion de alguno .


G algunos ciudadanos.
Nosotros nos abstenemos de decir sí ó




5 2 5


no. El público sabe ya lo que se puede
responder. A su decision apelamos'.. El se-
iior Marina prueba. su antecedente con . dos
citas , una de nuestro artículo inserto • en
el núm. t.°, y otra del discurso &informe de
la comision de Cortes:que presentó la ley.
En cuanto á, nosotros , respondemos , que
provistos de armas. suficientes para com-
batir contra la institueion en sí misma , tu-
vimos la,.ateneion de. prescindir .de.las per-.
sopas, y, haberlas todo el honor posible,
no porque ignoraremos que ya en aquella
época labia habidodesórdenes reprensibles
en alguna reunion, sino porque suponien-
do que habrian nacido de excesiva, : pero
patriético.cela., y;.contentandonos conAul
se evitasen :en,lo sucesivo, no quisimos
acriminarlos, y ni aun siquiera recordarlos
á la memoria del público, que no los ig-
norAb li , y por consiguiente name.eesitaba
de que nosotros se los revelaseraos. En
cuanto á la comision . presumimos que pro-
cedió con igual delicadeza. De todas mane-
ras , , ni nuestro dicho ni el de 'la comision
prueban nada contra los hechos.


(Se concluirá.)


CARTAS DEL MADRILEÑO.


11.a


Madrid 26 de enero de 182x.


Mientras.que ciertos antiguos amigos,Mios
muy bonachones y aguantadízos se estan
afanando á todas horas por persuadir al


. pú-
blico á que los tenga por libres y por
dependientes en sus discursos y opiniones,
yo me empeño por el contrario en conjurar
á usted para que variando de dict•men
acerca de mi situacion , acabe de conven-
cerse de que estoy completamente esclavi-
zado. Sepa usted que no soy dueño del uso
de la ,palabra , ni de la manifestacion de
mis pensamientos , porque se han apodera-
do de mi libertad dos especies fíe tiranos,
que apenas ven que quiero explicarme un
poco segun mi genio, cuando se me echan
encima con voces y con


.
amenazas, hasta,'


que logran apartarme de mi primera idea, y-
rue sugetan porjuerza á su modo de ver
y de discurrir. ¡Cuántas veces hubiera yo




126
deseado hablar á usted. con alguna confian-
za sobre los-sucesos políticos, y manifes-
tarle con franqueza mi dictamen acerca de
las cosas y de las personas, si al moinen-
to estos señores mios no se hubieran ar-
rojado como unos energúmenos sobre mis
pobres mamotretos, obligándome á dictar
alabanzas , en lugar de vituperios, y , á es-
cribir panegíricos en vez de críticas! Ya
podrá usted inferir que los tiranos de
quienes habló' no. • son otros que mis
laboraderes , auxiliados por el médico de•
cabecera, que á fuerza de que me quiere,
mucho , y do- que no 'le-pago las visitas,
ni las recetas•, ha tornado-'-tal ascendiente
sobre mi débil persona , que tengo que,
obedecerle como si fueras , un chiquillo.
quelloa•uo cesan de•amedrenta rme con la,
censura con los jurados y con la saña
harto acreditada de los jueces , y este otro,
me:conmina:don los accesos de cólera , con,
el reuma , con qué,..14,. yo que mas plagase,
fisicas y materiales: 11,


Para: que usted se convenza de esta trisli
te verdad,. voy á referirle lo- que me está
pasando ,en este instante;• y verá eón cuánta
razon.-moquejo de mi. dura esclavitud. Na
de saber usted,:, amigo mica, que mientras


que yo me estaba entreteniendo
. en -mi ca-


ma en escribir .á usted estas. cosas, tum-
bado del lado izquierdo , quiso el médico
aplicarme por su mano unas cincuenta san-
guijuelas sobre la cadera derecha,, que es
el sitio donde por ahora me afligen mas
los dolores. Facil es de discurrir-"qtteJ.en
una• actitud- tan cómoda no hay distracion
alguna, por pequeña que sea, que. 'no se
abrace con gusto, siquiera para matar el
tiempo. Insinué yo mi deseo de mojar
la pluma en sangre (corno la mojan otros
muchos) , sín mas obgeto que el de que
saliese esta carta -algo mas coloradita que
las denlas. ¿Y por qué, es esa manía, me
dijo al instante el médico con cierto ayre
de sequedad y de disgusto? ¿Qué es lo que
ustett se-propone. escribir con este líquido,
el cual no debe tener otro uso, que el de
la conservacion de la vida? No se altere
usted, , selordoctorr le respondí acobardado
pues lo único que;


yo' me proponia era ver
si *me seria' posible imitar por escrito lo
que dicen que pronuncian de palabra al-Q.
«unos oradores inconsiderados en ciertas
reuniones populares, y algun otro perio-
dista de-provincia. Deseara yo hacerles ver
que si hasta ahora les he estado aguan-




128
tundo sus insulsas y calumniosas varinas
con que procuraron corromper la moral
pública y. extraviar la opinion del pueblo,
no ha sido con otra mira que la de aca-
barme de convencer del estado de esa mis-
ma opinion y del grado de influjo que en
ella tienen los que con tanto descaro se
constituyen sus intérpretes. ¡Pero convén-
cido ya de que hasta la ínfima plebe ha
llegado á conocer los planes de semejantes
charlatanes , iba yo desde luego á. tomar
por mí solo la ofensiva contra ellos,, por-
que- veo que no saben distinguir' lo que
es efecto de miedo de lo que no es mas
que un esfuerzo de moderamon. ¿ Hasta
cuándo se imaginan esos perpetuos grita-
dores que les hemos de estar sufriendo
sus brutales injurias, sus sarcasmos y sus*
fingidas ó ridículas proezas? ¿Juzgan acaso
que aquellos á quienes llaman ccfrancesado
( cuyo dicterio han llegado á convertir en
un título de gloria), se han de limitar
siempre á una vergonzosa defensiva ? ¿Ig•
noran esos pobres inocentes que la opinion
del público está sobre este punto á mil leguas
de distancia de donde ellos la creen , ó se
han persuadido acaso...? Vamos , dégese
usted de eso , me replicó el prudente fat¡i:


119
cultativo , pues se van ya desprendiendo,
las sanguijuelas , y usted va á destruir
todo su efecto con ese a caloramiento in-
oportuno. Persuádase usted á que esas gen-
tes son sobradamente desgraciadas con no
acabar <le conocer el •daño que hacen á.
su patria alimentando el fuego de la dis,-
cordia entre sus hijos. ¿ De qué servirá que,
ellos clamen y repitan siempre los mismos.
dicterios y .


baldones contra esa clase de
ciudadatios, /,,s0a- ley por' .


una. parte y la,
opinion pública per otra les indemniza so-,
bradamen P 7 de aquellas. vagas imputacio-
nes . .) Repase


• usteden,sit
memoria la .deci-•


sien de las .
Cortes, y lea con cuidado el,


decreto. de S. M. en. que sanciona la ley,
de amnistía . , y vera entinto, es el empego:
que: manifiestan uno y otro porque se,
ponga un término á esas denominaciones.
tan odiosas. Recorra usted tambien , si
gusta , ;una multitud de. pueblos , y se ad-
mirará de ver que en -las elecciones mu-
nicipales ,han.


logrado .muchos de ellos ser,
no solo .elegidos, sino tambien aclamados
para los primeros empleos de la magistra-
tura popular. ¿1 se le- figura á usted acaso
que„esta especie de conquista que han be-.
cho sobre la opinion , es debida á su, su-


Tono v. 9




13o
perioridad en el manejo de los sarcasmos
y de 1•,s desvergüenzas, O á sus escritos
satíricos ? ¡ Desdkhado triunfo seria el que
usted consiguiese , aun cuando les llegase
á convencer á sus adversarios de que solo
á;ellos les cuadraban las vomitadas injurias;
porque al fin solo podria resultar la triste
verdad de que aun alimentaba la república
algunos ciudadanos perversos.Deseugáñese
uS1,ed , amigo mio , y crea que no hay otro
camino abierto para los desgraciados que
el de la cordura y moderación. Hasta•aliOra
puede decirse que esos de quienes habla-
nios , han presentado un modelo digno de
¿precio , y acaso (le imitacion , en medio
del abandono en que se hallan por causas
que no conviene descubrir. Seria , pues,
Muv 'lastimoso perder el fruto de tantos
Sacrificios por la satisfaccion pueril de sos-.
tener con mas ó menos ventaja • una especie
de conclusiones escandalosas. Abandone us-
ted , repito, semejante proyecto, y trate
Uni.•amente de restablecer su salud , que-está
bastante quebrantada , para lo cual seria
ti uy conveniente que arrojase lejos de sí
esas plumas y esos papeles, que no le
convienen de ningun modo en el estado en
que se encuentra.'


13r
De esta manera terminó mi: amigo sus


prudentes reflexiones ; saliéndose como
siempre con la suya, de no dejarme ha-
cer nada de lo que se•me pone en la ca-
beza. Hube de obedecerle por cien mil ra-
zones , siendo la principal de todas la. im-
posibilidad en que me hallaba de resistir á
su voluntad. Sin embargo no pierdo las es-
peranzas de que luego que me vea libre de
su férula, he de hacer. entender en térmi-
nos sumamente claros á. los tales oradores
y periodistas que pierden inutilmente su
tiempo. Que so pasó ya la época en que se
podia• inflamar el ánimo del. público calum-
niando atrozmente á: los hombres virtuo-
sos; que por mas que . ellos,se:crean aceptos
á los ojos de la multitud, no son ya• sino
un obgetj de desprecio y, de horror, para
el sensato i : pueblo españoh que se aeabl
para siempre el hacer. grangería»con el tí.-
Mulo usurpado de patriotas: que las. gentes
estan avergonzadas de haber prestado por
algun tiempo cierta especie de veneracion
á unos seres tan desprovistos de virtudes;
como llenos de ignorancia; y finalniente.
que conozcan que-- no están en el caso de
ofender ni de desdeñar á nadie, sino de
reunir lás, pocos medios que ya les quedan


9.




132
para defenderse del desprecio general que
les amenaza por todas partes.


Estas y otras muchas cosas pienso yo
decirles algun dia , luego que me vea libre
de estos tiranos domésticos de quienes ha-.
blé al principio, pues tan desairado como
es el ver que á uno hayan de dictarle el
tono en que ha de hablar á sus amigos,
asi es agradable y lisongero poder uno ala-
bar todo cuanto se le antoge á las personas
que cree que le pueden favorecer. En lo
-único en que hasta ahora les he encontra-
do flexibles, es en permitirme cine tiihute
los debidos elogios al rasgo de beneficencia
con que acaba de distinguirse el ministerio
destinando 200,000 reales al socorro (lelos
desgrac i ados que se han quedado por puer.
tas de resultas de la inundacion del Guadal-
quivir. ¡Oh si viera usted qué de acuerdo
líenlos estado todos . para publicar, pu-
dieramos por todo el mundo , esta feliz
dísposicion de los ministros, á la cual qui-
sieramos que correspondiesen todas sus ul-
teriores providencias! Entonces todos nos
gloriaríamos del título de ministeriales, y
no se venia á nadie andar buscando rodeos
y escondrijos para aventurar algun elogio
ridículo, ó alguna disculpa disparatada.


133
Hace ya mucho tiempo' que no hemos


hablado una palabra de nuestros apasiona-
dos los monjes, y en efecto no ocurria
para qué,,estandose ejecutando lo dispue,s-
to por las Cortes, relativo á su total. extin-
cion. Nunca habia dudado yo del celo bien
entendido de los empleados de la hacien
da pública; pero confieso que jamás Me
persuadí á que llegase á tal punto su vi-
gilancia y esmero en la redaccion de in-
ventarios, ajuste de cuentas de los prela-
dos y procuradores, renovacion de las es-
crituras de arriendos, reconocimiento de
deudas antiguas, y demas obgetos de su
comision. Desde luego apuesto yo á que
los ingresos que ha tenido el Crédito públi-
co, y que vá teniendo sucesivamente, ex-
ceden á cuantos cálculos se han podido
aventurar sobre la materia. Ni crea usted
que haya servido de obstáculo


.
para sacar


todo el jugo posible el haberse hecho una
gran parte de estas operaciones á cen cerros
tapados , porque en ellas ha suplido la
buena conciencia por parte de los que da-
ban las cuentas, y el espíritu de concilia-
cion por parte de los que las recibian. No
puede usted imaginarse la indignacion con
que he visto algunas representaciones de


á




X34
los mismos individuos de varias comuni-
dades., manifestando existencias que se ha-
bian omitido en los inventarios ya hechos,
y el placer con que be sabido que no se
La dado curso á semejantes exposiciones
Porque en efecto, ¿ qué ventajas pueden
seguirse á la nacion de que en cada con-
vento se encuentren ciento ó doscientos mil
reales mas ó menos, los cuales apenas pue-
den .figurar como partida en la suma total,
mientras que ese Mismo dinero basta, y
aun sobra , para sacar de los primeros apu-.
ros á 1a poca gente honrada que interviene
en estos negocios? Desengañémonos, ami-1
go, que la generosidad es una . prenda muy
apreciable, y que mucho mas util es que.
estos productos se repartan entre pocos. y
bien avenidos , que no el destinarlos al
pozo ayron del Crédito público, para que
se repartan entre la nacion entera.


Ya recibiría usted el correo pasado un
prospecto para la publicacion de la causa
del general Lacy , de la cual se ha dado
á luz el cuaderno primero del primer tomo.
Sería de desear que ya que se ha juzgado
c,,mveniente su publicacion, se limitasen á
copiar sencillamente la causa, sin adornar-
la ni obscurecerla con notas tan imperti-


135
'lentes como las que se insertan en este pri-
mer cuaderno! La memoria del general Lacy
será siempre muy respetable á los ojos de
todos los amantes de la libertad, y por lo
mismo quisieran estos que las personas que
han tornado á su cargo renovar el 'recuer-
do de su desgracia y de sus virtudes, no
diesen lugar con exageraciones inoportunas
á que hubiese lectores que en lugar de ha-
llar un héroe en esta célebre victima de
la libertad nacional, no viesen, al leer su
causa , sino un conspirador desgraciado
bre el cual era indispensable que descarga-
se la cuchilla de la ley. Cuando las Cortes
y el monarca han hónrado ya de un modo
digno las cenizas de este hijo benemérito
de la patria, cuando han llovido tan su-
perabundantes premios sobre su estimable
familia, no se descubre otro obgeto en es-
ta publicacion ruidosa, que el de suscitar
nuevos motivos de discordia que necesaria-
mente han de recaer en menoscabo de la
reputacion del héroe.


Aun está rio Sólo pendiente, sino tam-
bien sin principiarse, la causa de los que
promovieron y firmaron la represen tacion
contra los miniStros: ya sabe usted que es-
rte crimen es atroz por su naturaleza, y




#
4. n


A


-140,


x36
que á lis que le cometen , les constituye
fuera de la ley. Asi es que no extrañaré yo
que continúen incomunicados todo lo.que
resta del año, con arreglo á lo prevenido
en varios artículos de alguna constitucion.
No asi los habitantes de la que se
han hecho acreedores á los elogios siempre
sinceros de algunos papeles públicos. Ellos
conocen que si tuvieramos la desgracia de
mudar de mano para cualquier ministerio,
nuestra ruina sería inevitable, y el crédi-
uX nacional perdería necesariamente el bri-
llo de• que actualmente goza. Tributemos
pues las debidas gracias á los legítimos
mantes condenses, y juremos un odio eter-
no á los que no griten con nosotros que
vivan losexcelentisimos mandones,.


El ministro ,de la guerra procura irse
enterando de las obligaciones de, su nuevo
oficio , y para ello ha adoptado el sistema
enteramente opuesto al que dejó establecido
otro ministro que fue quien arregló aquella
materia. Segun la llueva planta que en el
corto tiempo de su ministerio supo aquel
dar á los trabajos propios del gefe y de
los oficiales, logró despachar en pocos me-
ses mas de doce mil expedientes que esta-
ban detenidos en aquella oficina ; pero se-


z37
gun el contrario método que se ha pro-
puesto el actual, esperamos que logrará en
mucho menos tiempo acumular en ella un
número mucho mayor, sin que haya inaa
intención de su parte. Estas ventajas son
comunes á todos los ministros. del inundo
que se empeñan •en leerlo y despacharlo
todo por sí mismos ; pero brillan sin dis-
puta mucho mas en los que han seguido
la carrera de la marina. Ya le veo á usted
arrugar las cejas y calificar de extravagante
esta singular observación; pero ha de tener
entendido que el género de vida á que se
habituar los marinos (y particularmente
aquellos que estan tan bien acreditados en
su carrera como el actual ministro ;de la•
Guerra ), se acostumbran de tal suerte á
la cachaza, y aun á


• la pesadez monótona
propia de los que estan embarcados , que
sin poderlo remediar llegan á persuadirse
á que del mismo modo que la embarcacion
camina sin que ellos se muevan de su ca-
marote , asi ni mas ni menos se van eva-7
cuando los negocios con solo tenerlos en-
cima de la mesa. En vano se' matan los
pretendientes en ir y venir á la secretaría
y preguntar por el estado de sus solicitu-
des , porque el despacho de .estás no se




X38
verificará nunca, hasta que S. E. se llegue
á persuadir completamente de que no está
todavía embarcado. .


A Dios , querido amigo , y disponga
'usted como guste de su afectísimo


El .Madrileño.


139
MODA S.


Terrible chasco se van ustedes á Llevar,
señores subscriptores, si piensan encontrar
en este artículo alguna descripcion menuda
y circunstanciada de la hechura y corte de
las mantillas , del adorno de los gorros, del
color de los fracs, levitas; carriks, etc. por
que en Dios y en mi conciencia que no
entiendo una palabra de estos asuntos, ni
aunque me pusiera de intento á observar.,
los podria sacar en limpié cuál es la mo-
da del dia. Sin embargo presumo yo, qué
asi como se puede hablar con tino de
teatros sin saber hacer la crítica de ninguna
pieza dramática , asi tambien se podra ha-
blar generalmente de las modas sin saber
á punto fijo cuál es la que está en yoga •
esta semana, y en qué se distingue de la
que privaba en la semana anterior. Por
otra parte, ¿qué se diría de mí por esos
mundos si me atreviese á profanar con se-
mejantes fruslerias las severas páginas del
Censor? Capaces serian mis compañeros de
armarme una pelotera sobre si yo les alte-
raba el tono y el colorido de su reverendo




140
periódico. Asi como •asi son ellos tan apa-
sionados ala moda, qué el día que no se
presentan con sombrero de tres picos, se
les figura que les falta la mitad de la au-
toridad y del decoro.


Bien quisiera yo sin embargo tener la
facilidad que tienen algunos hombres, y
casi todas las mu lleres , de imponerse des-
de la primera ojeada que dan por el tea.
tro, .por el prado, ó por cualquiera otra
concurrencia, de todas las rireraciones y
variedades que hayan podido ocurrir desde
el cha anterior. Pero tengo la desgracia de
que aunque esté concurriendo diez años á
la misma reunion , jamas advierto otra di-
ferencia que la de las cortaduras de pelo y
el estreno de los sombreros. Esto no obs-
tante , es preciso hablar algo de las modas,
porque veo que es tan general en todos
la mafia de seguirlas, que casi ninguno se
apercibe del verdadero ridículo en que in-
curre•á los ojos de cualquier observador.


Para tratar este punto de manera que
parezca algo 7 censorzl, sera preciso que sen--


- ternos antes el principio de que en España,
hace ya cosa de un siglo que no tenemos
otro. modelo para toda especie de modas
que las que se nos han comunicado de


zu


Francia. Desde que Felipe V se vió pací-
fico poseedor del trono de las Españas, no
solo montó_su casa y su corte enteramente
lí la francesa, sino que obligó por todos
los medios indirectos qué es¿án-en 'manos.
de un rey, á que los particulares de Bla-
drid y aun los habitantes de las provincias
acomodasen sus usos , su trage, y aun no
sé si diga que su idioma, al que habla he-
cho adoptar. á sus cortesanos:


-
Desde :en-


tonces acá la mayor dicha á que ha podi-
do aspirar un petimetre ó una señorita es-
pañola no se han extendido á mas que á
remedar con mas ó menos sol tura -á los
elegantes de París.


Es preciso confesar sin embargo, que.
esta especie de contagio no se limitó úni-
camente á las hechuras y colores de los
vestidos , sino que se hizo general á casi
todos los usos;


• costumbres y movimien-
tos de la vida civil. Mientras que toda la
nacion afectaba sumo desprecio por las co-
sas -de sus vecinos, toda la nacion se esme-
raba en imitar cuantas invenciones ridícu-
las y extravagantes venian del otro: lacio
de los Pirineos. El egército, los tribuna-
les, la administracion „


de la hacienda
blica, las academias, y hasta los-hospitales




34a
y casas de beneficencia, todo se iba 'uni-
formando, aunque con diferentes modifica-
ciones, á lo que se practicaba entre los


_franceses.
Solo las ciencias útiles ó necesarias pa-


ra la prosperidad nacional fueron las que
hallaron mas dificil acceso entre los espa-
ñoles: no ciertamente por falta de aficion
ó de mal gusto de los naturales, sino por
la terrible oposicion de un. tribunal san-
griento, y por el celo feroz é interesado
de. las corporaciones protectoras de la. ig-
norancia. Habían estas adoptado para el
estudio de la teología , de los cánones , y
de lo que ellos llamaban filosofía , los peo-
res autores elementales franceses que se
conocian, pagando hasta en esto el tributo
general que pagaba toda naCion ; pero
pérseguian al mismo tiempo de muerte á
todos los que intentaban leer otros libros
útiles que hubieran podido comunicarnos
sus adelantamientos artísticos y filosófi-
cos. En una. palabra, estaba do• moda el
mal gusto en la teología y los cánones, por
que lo estaba tambien el oprimir al pue-
blo , y. el comer y beber á costa agena.
• No es esto decir que esta última moda
se haya acabado del todo; nada menos que


x43
eso, antes se ven todavía sin extrañeza ,
aun con satisfaccion de muchos buenos,
esos reverendos cerquillos y los sombreros
de teja que estan encargados de *defender
los restos de la sabrosa pitanza. Sin em-
bargo, esta moda va perdiendo cada , dia,
y no extrañaré que antes de mucho tiem-
po se quede reducida i'micamente á los que
sirven util y constantemente al altar. ¿Pero
qué conexion tiene esto que yo estoy di-
ciendo con un artículo de modas? • La
imaginacion se extravía faciltnente , y como
son tantos y tan diferentes los obgetos
en que tiene imperio la moda , hubo de
llamar mi atencion este de la sagrada hol-
ganza, por ser el mas general y frecuente.
Fuera de que yo sé muy bien que no es
mayor el empeño de una coqueta por con-
formar su tocado y su mantilla con lo que
dicta la moda, que el que tiene un cleri-
'pito por la hechura d'e su sotana, ó el de
un frailecito joven por la gracia con que
se le ha de afeitar..el cerquillo. Todas estas
son flaquezas de la condicion humana, que
por mas que se disimulen, no se pueden.
ocultar al que las observa de intento.


Decia , pues , que nuestras modas no
kan'sido durante un. siglo, ni son ahora.




144
otra cosa mas que una servil imitacion de
las que . s.e adoptan en Francia, sin que
el odio , de la guerra, ni la contrariedad
de intereses hayan podido moderar esta •
mania de parecer franceses una gran parte
de españoles. No parezca sin '.emhargo, que
yo desapruebo esta imitarion , bien al con-
trario quisiera que se extendiese á otros
muchos artículos, en. que veo que mis
paisanos tienen un formal empeño de for-
mar estilo aparte y campear por sus res-
petos. Lo que verdaderamente me enoja,
y lo que exc,IP1 el justo desprecio de na-
turales y extrangeros es, esa falsa y ridícula
vergüenza que afectarnos tener para imitar
las cosas . útiles, al mismo tiempo que ha-
cemos una necia ostentacion de remedar
sus fruslerias y vaciedades. Tal hay que
se pabonea muy erguido por esa Puerta
del Sol enseñando á todo el mundo 'él
sombrero ó los pantalones que acaba de
recibir de París , y que si le encargaran
que ,,Viese el modo de acomodar nuestro
sistema administrativo al que con tanta


'Prosperidad se practica en Francia, res-
ponderia muy erguido que acá no necesz-
tamos aprender nada de los franceses.. El
otro que acaba de publicar un escrito


.r45
de arengaren contraHas. dis7
posiciones del ministerio, por.haber,adop,
talo alguna medida mil tomada del ex-
trangero,






escribirá aquella noche é Fran-
cia pidiendo que le .envien unas botas
algun . chaleco de moda para lucirse entre
otros casquivanos como él.


A esta funesta' contradicion que é la
verdad' es bastante antigua, no, puedo me-
nos de añadir otra gracia propia de los
últimos tiempos, y consiste en la ridícula
afectacion .con que algunos mentecatos
dieron en zaherir á los que no abando-
naban las modas francesas para arrojarse
á brazo partido en los disfraces ingleses,.
Creian ellos que á falta de otras pruebas
de patriotismo podrian hacerse pasar por
unos,pequeños héroes con solo remedar el
sombrero á la Welingthon ó llevar un frac
con las faldillas hasta los talones. Tan bo-
bitonto aparece un madrileño vestido á la
inglesa á los ojos de un habitante de Lon-
dres , como. el que cree vestirse á la frau:-
.cesa á los ojos de un. elegante de París. Es,,
toy íntimamente convencido de que si ellos
supieran el papel tan desairado que hacen
en una reunion de franceses ó de ingleses
todos esos ;petimetres y petimetras que


Tollo v.




146
creen adornar el. Prado, se moririan de
vergüenza al ver las risotadas y los sarcas-
mos á que clan ocasion. Un nzaragáto que
se presentase en París podria causar extra-
ñeza, pero jamas oca.sionaria el desprecio:
mas cuando uno de nuestros pisaverdes,
alguna señorita del gran tono se presentan
por primera vez en alguna tertulia ex-
trangera, ya se sabe que hay sonrisa por
barba, y que está pagada la diversion para
toda la noche.


Esto que yo digo ahora es por desgra,-
cia tan cierto y \ tan frecuentemente repe-
tido , que no habrá nadie de los que han
risidido algun tiempo en las cortes extran-
geras que no haya hecho la misma obser-
vacion. Aun esto mismo, es decir, el se-
guir rigurosamente la ‘moda francesa, ó
inglesa , ó de cualquiera otro pais del
mundo , podria ser tolerable, y aun con-
veniente hasta cierto punto, en aquellas
pocas personas que dotadas de una fortuna
inmensa no saben, por decirlo asi, en qué
gastar su dinero. Mas ¿qué diremos de
toda esa tropa de pobretones que-
man las esquinas de la calle de la Monter a
afectando el lenguage y los movimiento s
de los extrangeros, enseñando un cuello


z47
muy almidonado que Oculta una camisa
de estopa, honrándose con un carrik que
fue en sus tiempos una decente capa, con
su frac de paño vuelto, pero cortado 11 la
derniere , con unos sellos enormes de metal
dorado pendientes de una gran cinta co-
sida á la pretina de los calzones, sus pan-
talones corcosidos, pero muy anchos y cor-
tos por abajo, y mostrando en lugar de
una rica media , que es el obgeto de esa
moda, unas muy usadas botas que apenas
defienden de la humedad? ¿ Qué diremos,
digo, de toda esa tropa de tunos , que el
dia que se presentan con una nueva gala
es lo mismo que si fueran publicando el
gran petardo que acaban de pegar al ino-
cente que cayó en sus manos ? Y no es •
menos de extrañar el desden con que mi-
ran al ciudadano modesto que pasa tran-
quilamente embozado en su capa, O con


_un trage limpio y aseado, pero no con-
forme á la moda; entonces entran las son-
risas, y lós estiramientos de piernas, y el
volver la cara hacia todas partes, hasta que
les obliga á bajár : los ojos la importuna
llegada de algun acreedor desapiadado.


¿Pues qué 'diremos tambien
.
de -algunos


otros que sin cesar un punto de hablarnos
ro.




x48
de París y de sus famosos restauradores,
se arrojan como leones sobre una fuente
de garbanzos á la cual sirve de escolta al-
oun plato de pimientos escabechados ? Esa
sí pie seria tina moda que debiéramos to-
dos apresurarnos á imitar; hablo de la de
comer tan bien y á un precio . tan-'cómodo
como lo hacen los franceses ; pero para
eso necesitábamos mejorar nuestra agricul-
tura , tanto como ellos han mejorado la
suya, perfeccionar nuestra industria por
los mismos medios que ellos han empleado
para el mismo fin, aumentar nuestra po-
blacion rural en proporcion de, nuestro
territorio, abrir comunicaciones. interiores
con el mismo afan con que ellos se las
procuran , mejorar nuestras producciones
y los medios de conservarlas, estudiar aque-
lla econoinia doméstica que tanto distingue
la. casa de un labrador francés de la de
un labrador espailol, y sobre todo acos-
tumbrarnos á un trabajo asiduo y cons-
tante„desterrando la holgazanería de todas
las clases del estado.


Una de las preguntas que mas fre-
cuentemente se hacen en Francia á las per-
sonas no conocidas, , á, quienes se habla por
la primera vez:, es ¿que,l, est votre etat?


1.49Qué odio u ectipaciOn tiene iilt`da? Si
esta pregunta se les en V.sPaiia á
todos OSOS' seborites volires del sonibreróiI.'y 4.


- la 'levita eSWeeiijá' 'Cuando eStutléll
riñnlo algun p tQié inediO' de
jeuá seria ? Ya me "p1Paé.
qué 113.--éáí'óy .oyer"; apenas batirla; 'uno-
que no se fiera dueño dé,un aYo'rSzgO
de


•iocioo ducados; y si la Con versacion
duraba siquiera diez minutos, acabaria por
pedir un par de duros prestadós, interin
llegaba la letra . pro:netida por su ,Elminis-
trador. Entretanto pasatia una señora de-
cente sin meterse con nadie, y el petimetre
petardista se la acerearia con gran


.
descaro


á decirla veinte sandeces y ofrecerla mon-
tes de oro. , haciendo sonar los dos duros
y los anillos dorados del relox.
. Estas son señores subscriptores , las


"principales modas reynantes hoy en din en
Madrid, y que segun las trazas durarán to-
davía muchos siglos. Me he limitado á
describir aquellas que por ser las mas usa-
das son las que primero dan en ojos de
todo forastero, que no sabe como combi-
nar tanto franeesismo en los trages, y tanto
españolismo en las acciones; pero yo les
prometo á ustedes otros artículos en que




150
se iran recorriendo algunos de los vicios y
ridiculeces que mas distinguen á nuestros


,queridos paysanos. Sé muy bien que, no
faltará quien se pique ; pero eso es preci-
samente lo que yo deseo , porque asi me
darán ocasion para cargarles mas la mano.
Entretanto basta de modas, y vamos á tra,
tar de otro asunto.


'5'


Noticia de un documento iny;ortante, y hasta
ahora inédito del congreso de riena.


Tenernos á la vista una nueva memoria
de Mr..Keratrv,


cuyo rítu!o es , la Francia
como está ahora. En ella se describe con la
mayor: claridad y osadía el estadO en que
han!:.puésto á aquella namon el ministerio y
la , facciori . aristocrática , :tanto en su:.admi-
nistracion interior..comó • en sus relaciones
exteriores. Ninguna cuestion importante se
queda. por tocar ; el principio ( le la legi-
timidad , los bienes nacionales , el derecho
electoral la:ley •dé organizacion del egér-
cito, y el estado actual- de la religion, son
los Objetos , sobre los:cuales trata (le fijar
con especialidad la atencion del público.
- Lo que hace.


mas apreciable, esta me-
moria, no.. es tanto la esposicion lumi-
nosa de 113, verdaderosprincipios políticos
que los amantes de la libertad pudieran-leer.
en otros libros, como la revelacion.animo.-
sa de las prevaricaciones •que se cometen
en la censura de los periódicos', de los ma-
nejos anticonstitucionales con que el mi-
nisterio francés ha influido en las últimas




elecciones , y de la debilidad de aquel g-o-
liei,rio-en Itis relacionel . vdiVioMátícás Con
las graktles potencias. De ... u:Mos To1' ;46eu-
mentos, elegimos ,pira presentarla á nues-
tros lectores, la siguiente determinacion to-
niadiren el congreso de Viena con respecto
ti.:•la.. ,Franeia y á la España. Esta piezi.
lzá sido ,eónocida , .. , ni publicada hasta
ra.•Por, ella coninerá:elf- público; quélgra-i
clonile:apreció tiene la :Frau cia en la santa
alianza]; y los :espagioles• :se adinirarán..Ide
verse cicloides de lafiniciativa en :loS,graii-
des 'negocios xliphinyátices. Pudieramosiptle-
gunía-o.leon sobralta,rrázon prtwei pe)',de
Metternich „nor qué acion que .16'.an'-'
tó ,,priinero que ,sedás. )el . estandamie 'de la
independencia Jemitijo.:Napoloon , lía de ser
condenada á lajrnisinainulidad .políticastie
la nweibit .francesai;' en agiten* ..triz.
eha.célébre ? Mas,. ya mtlü toorpregonteinos


aprenderetiost pór menos ái ser
5iia- 1 ,eatites en nuestrov i s-ticrí c, cios ,ái-,famar
de Europa , y mas! ¡ken tds a asegu•rnos
clel^jpi,emie que •raierelettwEl
ya., i ttaráa publicarréos'<es'`oli•del•'citado.•.Con-,
greso.'


I.53'


;protocolo separado. de la conferencia: del 22
. de setiembre : de. 1114.


La discusion . se fijó. sobre el .documento,
relativo á las formas.fdel :congreso T'ella-
bia de pasarse ;:ál 1%4, plénipotenciaaaes de
Francia y de España .3 1,e1 cena/ se faproia&
por dos ministros ,réuni.dos,labiendo, hecho'
enea algunas mutaciones.


observ;Iron. 'qu 'e Solo por
no causar ;recelosa. .4a z te de 1 ..r,caviat, .y
por Été; :chocar, con . ella , e habian,,•bste-.
nido de.klar todá , lá esplioaciOn:haevesziriti,
para la inteligencia del artículo 3 ;:qUela-.1


.


bki .de la.,iniciaticla,,correspondieute; d. jos
cudtro, gabinetes: Poallietturazon rha,ipar
re.eid o in u eh mas, ;i
e.oss b 1 e fi jarr!ottyy


sil iaara y distiiklán}eute modo de discu,
sion que qttio.tewesztabiener;s0bre, este pun-
to!, fy . das d fe rmei a s ¡que. ;41.1a.e habor.:e»
laildeliberacion..de ,JoSnTiotrot .y


c; las:
seis . poténeias; p rc rl catalthctta reortelo /O.
slpiente


quie las elaa bro Qtthicia s solas pu
entre ellas determinar la distribucion de
los poderes "que han titilIdado .dislaotaibles




I5 5
éias conquistadas pertenece por su misma
naturaleza á las potencias que mas han con-
',pulido á la conquista con sus mayores es-
uerzos. Este principio se ha consagrado por


el tratado de París , consintiendolo prévia-
nente la corte (le Francia , portpue,e1 , artí-


culo primero secreto del tratado de :París
ice del modo mas claro: « que :las.,clisposi-.
iones que hubieren . de tomarse sobre, .ter-


.las arreglaría el congreso, confor-
laridose con • las bases que fijaran las po-


tencias aliadas entre :sí." Estas palabras
) 4n y11.7áran, entre sí espresan evidentemen-
te que no se trataba de simples disposicio-
nes, ni de discusiones en que entrara la
Francia. Tampoco, se dijo dónde y cómo
abrian de fijarse estas bases, y seria por


lo mismo una jnterpretacion absolutamen-
. te arbitraria é injusta el querer sostener


ue solo se habia ,comprendido en esto el
ntenido del tratado existente antes entre


los aliados.
Mas habiendo pasado la Francia á ma-


nos de un gobierno legítimo, no es el áni-
mo de las cuatro potencias aliadas apartar-
la á ella, ni á la España, de todo genero
de intervencion en la dístribucion (le los
territorios, mientras que estas potencias tu-


q


154
por la última guerra y la paz de París;
pero que las otras dós deban en seguida
ser admitidas para manifestar su dictamen,
y presentar, teniéndolo por conveniente,
sus objeciones que serán discutidas enton-
ces con la concurrencia de aquellas:


2.0 Que para no apartarse de esta línea,
los plenipotenciarios de las cuatro poten-
cias no entrarán en conferencia con las
otras dos sobre este objeto , sino á p•o-
portion que fueren terminándose enteramen-
te, y obteniéndose plena conformidad en-
tre las primeras , respecto á cada uno de
los puntos de la distribucion territorial del
ducado de Varsovia ; de la Alemania y de
la Italia:,


3.0 Que para reservarse el tiempo nece-
sario para estas previas discusiones, dichos
plenipotenciarios, entretanto que se abriere
el congreso con las otras dos , procurarán
ocuparse de las cuestiones de. distinta .na-
turaleza á aquellas en que concurren las
seis con pleno derecho, como partes prin-
cipales para la discusiotu Los fundamentos
que , durante la conferencia , se -han se-
ñalado para fijar los tres principios , son
estos:


La facultad de disponer de las provin-




56
vieren en ella algun interes 5pattleülár,
bien con respecto al linera de •dda'lla:Tlu.-
ropa';' 'cómo sin duda


'hubieran lieeho
con la 'Francia , si se lidliiera ,ajustado la
paz con Napoleon.


De este modo, 'de las tres .radttatiOnell
que 'hubieran podido fijarse, á siiher;'.d'éf›:
no intervenir 'eh nada , tocante :á éste
goeid--'4%/é 'ser oido ,-litego que la's &mas pdr::
tes iliüviesen :Col?frrine.'s -entré sí, '6 de te-
her Ore reconocer anticipadátnente todo lbs,
que las otras determ•náran, 'seguramente
segunda es aquella á que la Francia ,pued‘e,




aspirar .con 'derecho , 'cómo tanibien
á la qué 'se debe 'Ceñir.


De 'no' -hacerse asi', se seguirían grave:,
incenvenientes. Porque la Francia no coni-1,
curra -á . 1a"dliscusior•, que tuJ.1
tro pótencias no esten' • 1Mdrtnes de -atttejl
mano, no se la impedirá que presente des
Íiiies'tdd'asias objeciones que estime ci51-ii0
Mentes, tanto con respecto á su propia so-'
guridad , 'corno con respecto al interes ge-
neral de la 'Europa , aun cuando no le cor-
responda hacer otras. Mas si asistiera á la
primera discusion , podria entonces soste-
ner ó rebatir cualquiera etiestion que se
produgese, fuera ó no contraria á sus pre.4;91


1,>7
piar .intereses, favorecer ó combatir los de
mi (5- de cual príncipe, segun sus miras par-
t iculares, y de este moda se excitaría í los
soberanos pequeños de Alemania á que em-


Mran de nuevo- las intrigas y cabalas, de
se han valido , y que en gran


.
parte


- han causado las desgracias de los últimos
arios.


Esta es la principal razon
conviene entrar en conferencia
nip.otenciarios franceses, sino




por qué no
con los ple-
luego que


este objeto estuviere determinado entera-
mente.


Aprobado. = Metternich.= Ilardembeig.=
Htonbold. =Nesselrode.




I58


NOTICIA LITERARIA":


Todos los españoles y muchos estran-
geros curiosos que deseaban con ansia co-
nocer la historia de nuestro pays, durante
la época en que estuvo dominado por los
árabes , recibirán con mucho gasto la no-
ticia de la publicacion próxima de esta
obra tan importante , que dejó acabada el
malogrado don José Antonio Conde, sa-
cándola de manuscritos y memorias ará-
bigas • que existen en la biblioteca pública
de Madrid , y en la del Escorial. El inten-
to de su autor ha sido que se pueda leer
la historia de los árabes españoles, como
ellos mismos la dejaron escrita en sus di-
ferentes libros y memorias que todavía con-
servamos, y que él extractó , comparando
sus relaciones bajo un órden cronológico,
y formando la sencilla narracion de los
acaecimientos como estan referidos por di-
chos escritores , que casi siempre se ha
limitado á traducir literalmente.


Se ha servido de las biografías arábigas,
que son muy curiosas y exactas, para dar-
nos á conocer , sin interrumpir la narracion
de los sucesos , á muchos varones célebres
entre los árabes por sus conocimientos
literarios , por sus hazañas en la carrera
militar , ó por sus virtudes. Mutuamente
se encuentran en esta historia muchos da-
tos y noticias concernientes al estudio de
la antigua geografia de España, haciéndose'


159
mencion de muchos pueblos, de los cuales
algunos ya no existen , y


.otros no presea-
. tan mas que rastros de lo que fueron.


La obra está dividida en cuatro partes.
En la primera se manifiesta con brevedad
el estado de la nacion árabe al tiempo de
sus primeras espediciones, y su invasión
Africa : pasa luego á referir la entrada de
los moros en España, el gobierno de los
Amíres, ó caudillos de la conquista , y las
condiciones que ponian á los pueblos so-
juzgados , sus míituas desavenencias ,
todos los sucesos importantes de este tiem-
po en que España estuvo sujeta á los Cali-
fas de Damasco.


La segunda parte trata del estableci-
miento de su monarquía, independiente de
los Califas orientales , bajo el mando de los
Beni-Omeyas, y refiere la sucesion de todos
los príncipes de su dinastía, su forma de
gobierno , costumbres, opulencia, artes y
cultura.


La tercera parte ofrece las consecuen-
cias de la guerra civil y la division del es-
tado en varios gobiernos independientes á
veces confederados entre sí , y á veces des-
avenidos. Refiere la entrada de- los moros
ahnoravides .


de Africa en auxilio contra los
cristianos, y las sangrientas batallas entre
ambas naciones ; cómo á favor de estas des-
avenencias los Almobades de Africa ade-
lantaron sus ventajas contra los Almoravi-
des , y los príncipes cristianos de España
fueron adelantando sus conquistas, hasta




160
acabar con el poder de los africanos á
consecuencia de la célebre batalla de,. las
Nava s..


La cuarta contiene la ereccion del reyno
de Granada: se refiere la serie de los príti,
cipes de Beni Nazar, sus guerras ya con
los cristianos, ya tambien con los Beni Me-
rines. •da. Africa: sus. desavenencias., sus
alianzas, sus derrotas, y en fin, la ruina
de aquel estado en' guerra de diez. ..anos
que acabó por capitular y entregarSe la
capital de Granada á los reyes. Católicos
en el año de 1492.


Toda la obra constará de tres tomos
en 4.°, de los cuales se publicará ahora
el t.' que se hallará en la libreria de don
Joauniri Sojo , calle de las:.earretas.


EL CF,NSOR,
PERIÓDICO POLITICO Y LITERARIO.


N.° 27.
SABADO, 3 DE FEBRERO DE 189./.


CORTES.


L EGISLATURA DE 282o.


SESIONES DE AGOSTO.


Erratas notables del número anterior.


Pc2g. dice léase


2 6
97


condenan
gabineteb


condonan
ginete


, ItL


65:
66' 3 de un (pe en.
6 7 3 Virgilio ()pidió '


Algunas reflexiones sobre separación "
moción de empleados.


El señor Banqueri 'labia hecho en 'la se-
sioii del 18 de julio varias proposiciones
relativas á que fuesen repuestos en sus des-
tinos los empleados civiles de todas clases
que habian sido separados de ellos sin jus-
ta causa, y á que se fijasen para siempre los
principios que debian regir en esta impor-
tante materia : y leida por segunda vez sti
propuesta en 7 de agosto, explicó é ilustró


Tomo y.




z62
sus ideas en una larga memoria, en la cual
tocó varias cuestiones de no pequeño in-
terés, y que hasta ahora no han sido re-
sueltas definitivamnnte por las Cortes. Por
esta razon, aunque las proposiciones del
señor Banqueri no fueron admitidas á dis-
cusion, y nosotros no profesamos entera-
mente su doctrina, nos parece necesario
llamar la atencion del público hácia un
ohgeto de tanta trascendencia, y sobre -el
cual es urgente que se adopté un sistema
constante y conforme á los principios cons-
titucionales. Nosotros para proceder cpn
claridad, estableceremos ante todas cosas
ciertas verdades generales que serán como
otras tantas bases, las cuales puestas , sea
facil resolver todas la cuestiones que pue-
den agitarse relativamente al punto de
empleados.


z.° Los empleos no han sido creados
en las sociedades en beneficio de los que
han de obtenerlos, sino de la comunidad
misma que los establece y paga. Y si aun
respecto de los gefes supremos se ha dicho
con verdad que los reyes son por los pue-
blos, y no los pueblos por los reyes , es decir,
que la suprema magistratura ha sido bis-
tituicia en beneficio de la nacion y no del


63
individuo que la egeree; ¿ con cuánta mas
razon se dirá respecto de los dermis fun-
cionarios públicos cualquiera que sea su
denominacion y gerarquía ? De aqui se in-
fiere que los empleos no son una propie-
dad en el sentido riguroso de esta pala -
bra: son una comision , un encargo , una
gestion ,


pública que la: sociedad confia á
aquellps ciudadanos que contempla mas
aptos • para desempeñarla. Decimos la so-
ciedad , porque cualquiera que los nombre
obra siempre como delegado de la nacion,
y no tendria facultad para hacer semejan-
tes nombramientos; si esta no se la hu-
biese concedido.


2." A todas estas comisiones 'ó cargas
públicas estan anejos con justicia ciertos
honores, y á muchas ciertos emolumentos
pecuniarios. El -honor es inseparable de la
autoridad mas ó menos extensa de que
está revestido el empleado: los emolumen-
tos son una merecida indemnizacion por
el trabajo que emplea en beneficio comun,
y de lo que deja de ganar en- favor suyo,
todo el tiempo que dedica al servicio del
público. En consecuencia cuando á un
empleado se le separa justa ó injustamen-
te de su destino, se le ]lace siempre cierto


I




64
perjuicio; pues á lo menos •s .:; le priva de
aquella porcion de. potestad que egercia
sobre sus conciudadanos, y del respeto
eón que estos le miraban en razon del bien
ó del 'mal que podia hacerles.


3 .o Sin embargo, este perjuicio no
produce accion de daños contra el—d'esti-
tuyente. Si la separ. acion es justa, este
mal es una pena merecida por el destitui-
do, y ningun derecho tiene á la repara-
cion del daiio que le irroga. Si es injusta,
es un acto de arbitrariedad de que puede
ser responsable el que le comete por el
perjuicio que ocasiona al estado priváis=
dole de un buen servidor ; pero nunca
lo será ante los tribunales por el dalo
que á este hace : porque no siendo los
empleos una piópiedad , ni el acto con que
se confieren un verdadero contrato, sino
una connsion de confianza, no ha lugar á re-
clamaciones legales por parte del despojado.•


4.0 • Cuando el interés público exige
que se suprima algun empleo por no ser
ya necesario 5 pide la equidad que al indi-
viduo que le ha estado sirviendo hasta
entonces, se le dé alguna indemnizacion
mayor ó menor , perpétua 6 tempoi al , se-


, gun las circunstancias, por los emolumen-


165
tos pecuniarios que pierde. Esto no es por-
que el empleo sea una verdadera propie-
dad, sino porque mientras ha servido al
público se ha privado de adquirir con su
trabajo un capital con que vivir, ó
es lo. mismo, porque en todo aquel tiern:- •
po ha trabajado para los otros en lugar de.
trabajar para sí. En cuanto á los honores
de que se le priva, esta es una pérdida ir-
reparable; pues por mas que la sociedad diga
que se los conserva, ya no consistirán de.
alli adelante mas que en el tratamiento si
lo ,tiene: honor puramente nominal, si
puede decirse asi. El honor real de los


j
empleados cesa en el momento en que de-


j an de egercer la porpion de autoridad ane-a á sus destinos: porque no es otra cosa
que cierta deferencia que los simples par-
ticulares tienen con aquel que mas ó me-
nos puede influir en su bienestar. Lo que
decirnos d'e los cesantes por supresion del
destino, es aplicable tambien á los que sin
culpa suya se imposibilitan fisicamente
para continuar en el servicio, á los jubi-
lados.


Si estos principios son evidentes corno
á nosotros nos lo parecen, resultan de ellos
las consecuencias siguientes :


Cual-




- 40,


166
quiera que por la ley está autorizado para
nombrar empleados, sean estos de la clase
que fueren , no es absolutamente libre' en
la provision de los empleos ; es decir,




no puede darlos arbitrariamente á quien
se le antoja ; está obligado á darlos al que
deba suponerse que los desempeñará con
mayor ventaja de la sociedad. 2.a Aun
citando la ley le autorice tambien para
destituirlos, no puede usar de este derecho


or mero capricho; es net osario que haya
justa causa para proceder á esta desti.
tucion. 3.a Las únicas causas justas que
puede haber son la ineptitud, la inapli•
cacion , la mala conduc a del empleado:,
cualquiera otra que se alegue será un pre
texto, no un motivo legítimo. 4.a Esta
causa ha de constar legalmente, ya sea por
proceso judicial en aquella clase de desti-
nos en los cuales la ley exija este requi
sito, ya por simple expediente guberna
tivo. 5.a Si el dispensador de los empleos
falta á estas reglas, será un mal administra
dor, será injusto, se hará execrable á lo
ojos del público, pero no será responsa
ble ante los tribunales sino en, el caso de
que alguna de ellas esté consignada expre-
samente en la ley. Asi porque en nuestra


167
eonstitucion está mandado que los jueces
no puedan ser separados sin previa sen-
tencia judicial, el ministro que , firmara la
orden para la destitucion arbitraria de al-
guno de ellos, seria responsable á las Cor-
tes en virtud de artículo expreso de la
Misma constitucion. Al contrario no lo
será por haber firmado la de separacion
de un gefe político ó cualquiera otro
empleado de libre nombramiento. 6.a El
empleado á quien se ha separado en con-
traversion de estos principios, tiene mucha
mon para quejarse; pero no tiene derecho
legal á indemnizacion de daños y perjui-
cios, sino cuando la ley se la concede ex-
presamente. 7


.a Seria de desear que se de-
.terminasen las calidades que deben tener
respectivamente todos los empleados pú-
blicos, y las formalidades con que se ha-


' ya de proceder á su separacion , para no
dejar nada á la arbitrariedad de los gober-
nantes; pero mientras no lo esten , es me-
nester referirse á su


-conciencia. Vamos á
ilustrar separadamente cada uno de estos
principios.


El primero es tan evidente que basta
haberle enunciado para demostrar su ver-
dad. Sean los empleos cargas ó beneficios,


s




168
es claro que aquellas no deben imponerse
sino á has que puedan desempeñarlas, ni
estos conferirse sino á los que los hubie-
sen merecido : es principio eterno de jus-
ticia distributiva. Asi aunque en las mo-
narquías constitucionales se deja en liber-
tad al monarca para nombrar los minis-
tros, la ley suprema del bien público le
impone la obligacion de escoger los mas
idóneos y beneméritos.


Lo mismo debe decirse de la, separacion.
Decretarla sin causa es una injusticia en
que se Ofende el interés público y el pri-
vado : el público, porque se priva á la
nacion de los- útiles servicios que prestaba
el empleado que suponemos idóneo , labo-
rioso y bueno; el privado ; por el perjui-
cio que á este se le causa á. lo menos en
su reputacion. Asi el rey no debe tampoco
despedir á un ministro sin poderosas ra-
zones.


Que las causas justas no pueden ser
otras que la ineptitud , la inaplicacion y la
mala. conducta, es demasiado cierto; pero
tambien es menester esplícar , lo que se
entiende por mala conducta. Bajo esta ca-.
lificacion se comprenden 1.0 la prevarica-
cion en el desempeño de su empleo por


169
ligera que sea: 2.0 todo delito comprendi-
do en las leyes penales y ya cahlicalo, 'el
cual_ ademas de la separacion lleva consigo
el castigo de la ley: 3.0 los vicios y desar-
reglos vergonzosos, como el de la embria-
guez, el juego y 'otros: 4.0 en circunstan-
cias como las nuestras, la mala conducta
política; pero es menester no abusar -de
esta calificacion , y .entender bien lo que
estas palabras significan. Mala conducta
política no puede decirse sino de actos
positivos contra el sistema de gobierno


- existente, ó á lo mas opiniones anti-libe-
rales., pública y francamente profesadas.
Presunciones , conjeturas ó el chisme de
que tal ó cual individuo es desafecto al
actual sistema, no bastan para despo-
jarle de su destino si, como suponemos,.
-le desempeña con inteligencia y puntuali-
dad: son menester hechos. positivos que
lo justifiquen. ,


En general cualquiera que sea la causa
que se alegue para la separacion de un
empleado, y suponiendo que sea del nú-
mero de las que.


hemos reconocido por
legítimas; es necesario que esté debida-


.


mente comprobada, ya sea por proceso
judicial en los casos que lo requieran, ya




17o
por un simple expediente gubernativo de-
bidamente instruido. De otra manera el
rey, ministro ó gefe que ordena la sepa-
racion , se expone mucho á ser engañado,
á privar á la nacion de un servidor util,
y á causar daños irreparables á una fami-
lia inocente. Esto es tan innegable que
seria malgastar el tiempo el detenerse á
probarlo.


Tambien lo es que en la legislacion
vigente no es responsable ante los tribuna-
les el que destituye á un empleado aun


a cuando la separacion sea notoriamente ar-
bitraria é injusta, á no ser que se trate
de algun juez, porque para solos estos ha
prefijado la constitucion el modo de pro-
ceder á ella. Y aunque existan todavía cier-
tas leyes citadas por el señor Banqueri, las
cuales previenen que no se destituya ni
remueva á ciertos empleados sino por tales
ó cuales causas, y bajo estas ó aquellas for-
malidades ; es constante que el no uso las
tiene como abolidas, y que aun suponién-
dolas en vigor, no imponen al destituyente
la clase de responsabilidad que la constitu-.
cion y decretos de las Cortes extraordina-
rias requieren para que se pueda proceder
en juicio contra él. Sin embargo, seria


175
bueno, como queda indicarlo y probare-
mos luego, que las separaciones arbitrarias
estuviesen sujetas á responsabilidad, como
todos los actos ilegales y perjudiciales á
la sociedad.


Por la misma razon hemos dial() que.
en el estado actual el destituido- injusta-
mente tiene un derecho incontestable para
publicar el agravio que se le ha hecho,
para quejarse de él ante el tribunal de la
opinion pública,,


y revelar la iniquidad
del que sin ninguna razon le. ha despoja-
do de su destino; pero no puede recla-
mar en juicio los daños y perjuicios que
su providencia le ocasiona en su honor
y acaso en sus intereses. Y aun cuando los
reclamase, ¿quién deberia indemnizarle?
Nadie. No el gefe que le destituyó , porque
la ley no le impone esta obligacion ó pena:
no el erario público, porque este no debe
ser recargado por injustas separaciones de
empleados.


Finalmente quisieramos, qué para cer---
rar las puertas á la arbitrariedad en el.
nombramiento y separacion de los emplea-
dos, se fijasen por ley las cualidades de que
deben estar adornados respectivamente pa-
ra la primera entrada, la escala rigorosa de


IM




1.72
ascensos , las circunstancias cine legitimen
la jubilacion , las causas que puedan dar
motivo á la separacion , y las formalidades
con que ha de procederse á ella. Este es el
punto capital y el único controvertible. En
Inglaterra y en Francia el rey nombra los
empleados de primera clase y los destitu-
ye igualmente, menos á los jueces'; pero en
cuanto á los subalternos, los eligen y des-
piden ó los ministros mismos ó los gefes
superiores. Este sistema presenta á primera
vista algunas ventajas, y por ellas sin du-


- da parece que se quiere introducir ven Es-
paña; pero bien examinado el punto, cree-
mos que es infinitamente mas ventajoso el
que se ha observado hasta aqui. «No es
político ni conveniente, (dijo con mucha
razon el señor Banqueri en la memoria ci-
tada) que se conceda á los secretarios del
despacho la 'facultad de quitar y poner
empleados á su antojo. Si tal se concediese,
se limitaria la responsabilidad á muy pocas
personas, y, faltada el contrapeso de dis-
tintos cuerpos ó encargados del poder, que
en sentir de todos los políticos asegura la 1
justicia y la buena administracion pública.
1-latia de los empleados , en vez de ciuda-
danos virtuosos que miraran por el cum-


773
límiento de las leyes, miserables esclavos


Psin otro .estudio que el de agradar á sus
g.cfes , adularles, venderse • á sus' capri-
chos, y prepararse de cualquiera manera
para un futuro acontecimiento á costa de
la honradez y de la virtud. Y si el emplea-
da es .electo diputado, ¿ qué suerte podrá
esperar si se opone al ministro y no .se
presta á sus ideas? ¿Y cuánto no podrá te-
mer por la suya el que esto escribe , con-
cluida que sea su legislatura? ¡Aquí invoco
la atencion del congreso y la delicadeza de
su justicia ! ¿Y cuál seria la suerte en fin,


la garantia de la nacion contra un mi-
nisterio emprendedor, si todos los emplea-
dos de hacienda y guerra estuvieran suje-
tos únicamente á la voluntad de estos se-
cretarios del despacho, y dependieran de
ellos sus destinos y su subsistencia ?


11' . «Se ha querido decir, mal dicho , que
no siendo perpétuos los empleados se cor-
tarla el afan por destinos; pero esto es so-
lo el deseo de los hombres honrados y
sencillos. Jamas al saltan ni á sus bajaes
les faltaron esclavos, y muchos. liarlo mas
'se ha minorado la empleo-manía en los go-
biernos donde los empleados estan seguros


• de que ha de ventilarse el motivo de su,




174
separacion por medio de un juicio público
6 de un espediente gubernativo oyendo las
reclamaciones. Cuando asi se procede, na,
die emprende la ofensa cara á cara, ni,
arbitrariamente , ni tampoco la calumniajuega , la cual desarmada con la publicidad
del juicio , no tiene el ascendiente de los
ocultos trámites de la intriga y de los;ma-
nejos rateros de que se vale el genio del
mal, para suplantar y deprimir impúne- ,
mente á los buenos."


Aquí están recapituladas las principales
razones que hay para 'que el nombramien-
to y destitucion de los' empleados no se
dege á la libre y ; arbitraria voluntad dg,.
los ministros ú otros gefes ; pero se en
tiende que hablamos de empleados que
tienen alguna parte en el manejo y despa-
cho de los negocios y en la egecucion
las leyes; no de los sirvientes de los es,
tablecimientos públicos , como porteros,
barrenderos y otros á los cuales se da tam-
bien , aunque impropiamente, el título de
empleados. El admitir y despedir á los de
esta clase debe ser privativo del gefe del
establecimiento .en que sirven. La razon
que se alega contra el sistema antiguo.,
fundada en la responsabilidad de los mi-


.5


nistros, sería valedera, y estos tendrían fu
17


n-
lamento para arrogarse el derecho de de-
poner á su arbitrio los empleados, si ellos
fuesen los únicos responsables, y lo fuesen
de todas las gestiones de los subalternos
de su ramo ; pero ni uno ni otro es cier-
to. El decreto de las cortes extraordinarias
de 24 de marzo de 3813, hace individual-
mente responsables á todos los empleados
por las faltas cometidas en el uso de sus
empleos, y no permite que se exija la res-
ponsabilidad á ninguno por las que come-
tan en el servicio sus respectivos subal-
ternos, sino en el caso de que por omision ó
tolerancia diesen lugar á ellas, ó dejasen de
poner inmediatamente para corregirlos el
oportuno remedio (cap. 2.° 1.rt. IV): de
manera que en este caso el ..gefe responde
en realidad , no de la culpa del subalterno,
sino de la suya, propia, es decir, de su mo-


- rosidad, descuidó (S- negligencia. Ni la jus-
ticia puede permitir otra cosa. Asi la cons-
titucion solo hace responsables á los mi-
nistros de las órdenes que firmen contrarias -
á. ella misma ó á las leyes, y á nadie se le
ha pasado por la imaginacion que aquellos
hayan de responder de cuailto hagan en el
egercicio de sus facultades los dependientes




de su ramo: cada uno responderá en su
caso y lugar de lo que personalmente le
concierne; y' asi está mandado. Con este
motivo debemos hacer una observacion
importante relativa á la errada inteligen-
cia que, segun nos han dicho , dan algu-
nos de los ministros actuales á este texto
de su responsabilidad. Se nos segu ra que/ b
cuando se trata de nombrar algun emplea-.
do , aunque el rey indique y designe la
persona que dese¿ nombrar, si esta por
desgracia no es del agrado del ministro,
se excusa este á estender y refrendar el
nombramiento, alegando por rszon que
siendo él responsable; las personas que han
de servir bajo sus órdenes hañ de ser todas
las que á él le acomoden. Este, si existe,
es un error grave y grosero en un gobierno
constitucional. Siempre que la persona de-
signada por el rey tenga las cualidades que
la ley' ó la práctica requiere, el ministro
no tiene excusa, y está obligado á estender
el nombramiento aun cuando el electo sea
acaso su enemigo capital. Si creyese que
el noMbramientO no es acercado, puede y
debe hacérselo presente al monarca; pero
si este insiste, es menester firmar el decre-
to ó dejar el ministerio : este es el orden,


• 17


Recapitulando ya todo lo que dejan o
sprobado, nos parecen verdades incontes-


' tables las siguientes: La que los empleos
deben darse á los*


mas aptos y beneineri-
tos: 2.a que una vez dados no deben qui-
tarse,,sin justa causa: 3.a que esta ha de es-
tar •


j
bien comprobada, ya sea por proCesó


udicial, ya por expediente gubernativo:
4.a que solo deben reconocerse por justas
la ineptitud, inaplicacion , y mala conduc-
ta, entendida esta:calificacion en el sentido
que hemos explicado : que sería con-
veniente fijar por ley las cualidades que de-
ban tener los .agraciados, y el modo de
proceder .á su destitucimi , haciendo res-
ponsables á los gefes que los separasen ar-
bitrariamente.


No examinarémos aquí si estas reglas
han sido fielmente observadas desde 9 de
marzo último por nuestros ministros: solo
repetiremos que el motiva que se ha ale-
gado para separar á algunos. empleados y
colocar á otros en su lugar, á saber, que
estos eran adictos al sistema y aquellos
no, ha tenido macho de arbitrario. Y para
que se. vea que no somos nosotros los pri-
meros, ni los únicos que opinan de esta
manera, concluiremos este artículo co-


Tomo v.
12




17apiando lo que el señor Banqueri dijo so-
bre la materia al congreso nacional.


«Si, pues, la justicia , la Constitucion,
las leyes positivas, y hasta los sentimien-
tos naturales de los hombres, estan por que
un empleado no sea sin causa-legal cono-
cida separado de su empleo „I cómo es
que contra todo 1e ha procedido en estos
dias á destituir á muchos de sus respecti-
vos destinos? ¿Será porque acostumbra,
dos al gobierno absoluto no fueran á pro-
pósito para el constitucional? Siempre se-
ria esta una causa voluntaria, y por con=
siguiente inadmisible en el reino de la
ley. Pero ¿se buscan por ventura para
sucederles hombres nacidos y criados en
los gobiernos constitucionales ? No , sino


• los que estaban ó hahian estado en el mis-
mo caso; ó cuando mas , los que en un
tiempos ó quizá solo en estos últimos dias
dijeron: viva la Constitucion. Y ¿por esto
Son mas constitucionales ? I Qué error ! Los
que en un tiempo promovieron el gobierno
constitucional, acababan de salir del abso-
luto; v si ellos tuvieron virtudes para no
marchitar sus ideas liberales por actos á
que les obligara el gobiernó absoluto, ¿por
qué niegan esto á . los lemas ?


179
Sobre todo, gritar y mas gritar Cons-


titucion, no es lo que se necesita para ha-
cer amar' al gobierno que ella establece;
lo que esta pide es honradez, tolerancia,
imparcialidad, amor á la justicia y al orden,
desinterés, buena moral , y estar dispuesto
á .decir la verdad, y sostener la justicia, no
impertinentemente á manera de un char-
latán , sino cuando se halle en tiempo y
circunstancias. Y ¿cuándo mas han lucido
estas buenas prendas, qué en los emplea-
dos de los últimos tiempos, á escepción dé
muy pocos que no han de confundirse con
los buenos ? Con la particularidad de qué
dichos empleados para sostener sus ideas
constitucionales, han tenido que pasar por
mil filos y dificultades : con la particulari-
dad de que.... pero seria largo traer á cuen-
to otras cien reflexiones que se ofrecen en
este punto. ¿ Será , por fin , que autorice
tales desórdenes la formacion de nuevas
plantas ó reglamentos de empleados ? Al
menos asi se ha presentado. Esto es verdad
que sucedia en el gobierno absoluto, aun-
que sin saber la razon 6 ley que tal auto-
rizara ; pero si son unos mismos lo-, nego-
cios, háyanse tratado en la dependencia
que se reglamenta, ó en muchas que se


12.




41#


'1


unen, e•cuál es la necesidad 4 conveniencia
de mudar las personas? Ninguna. Por el
Contrario la facilidad con que iris el ser-
vicio deseropefiado . por los que ya estan en
antecedentes, aconseja evitar semejantes
mutaciones, las cuáles entorpecen el curso
de los negocios, los embrollan, y el finte-


. rés general padece como está padeciendo
con esas plantas provisionales, introduci-
das -arbitrariamente en la -administracion
de las rentas -públicas, sin saber las que
han de quedar, no obstante de estar man-
dado que no se hiciera novedad en ellas
hasta la reunion de las Cortes. Solo la ar-
bitrariedad, que desprecia el orden y todo
lo sacrifica al capricho, ha podido discur-
rir tan ruinosos procedimientos, en los
que no parece sino que de intento se trata
de aumentar el número de descontentos
en la ‘corte y en las provincias, para des-
truir el sistema constitucional, disminuir
el ingreso de las rentas y cercar por liam•
bre al estado."


Permítasenos hacer esta sola .pregunta:
se ha explicado jamas el Censor con tanta


fuerza z ¡ Y se le imputa á Crimen decir lo
mismo que un diputado, y decirlo en tér-
'minos suaves!


Censura de los periódicos
.
en Francia,


Cuando el !ministerio propuso á las cá-
maras el restablecimiento de la censura de
los periódicos-, Mr. Simeon , pidiendo á los
mandatarios, del pueblo 'el- sacrificio mo-
mentáneo de una de las libertades mas pre-
ciosas de la nacion , declaró que no pon-
dría límite al examen de las actas del
gobierno; que todos los ciudadanos- ten-
drtian facultad de cultivar el dominio de
la política ' y que la publicidad de los he-
chos importantes no experimentara obs-
táclo alguno.


Al mismo tiempo Mr. Pasquier habla-
ba en sentido enteramente contrario en la
cámara de los pares , y para. obtener la
Misma concesion que su dóle,ga , hizo pro-
mesas muy diferentes. El primero dijo.: «la
censura será imparcial": el segundo dijo:
.«la censura 'será parcial"; y este es el que
ha cumplido su promesa.


La comision de censura se compone en
la actualidad de 12 individuos, entre los
cuales solo habia un hombre ilustre en la




182
literatura, que es el académico Mr. Auger,
qfite se ha desistido de su empleo mucho
tiempo antes que lo supiese el público,
á quien se le quiso ocultar este suceso,
Los Otros, solamente conocidos por .sus
derrotas en la república literaria y en la
política, son hombres,dispuestqs á recibir
eón rostro sereno todos los escarnios y
mofas con que los han insultado los ma-
lignos folletistas de París , con tal que ellos
sirvan bien á los que los pagan. Van á pu-
blicarse notas biográficas acompañadas de
retratos que harán conocer á la Francia
qué especie de seres es la que egerce la
censura de los diarios, y está encargada
de la inspecciona del pan cotidiano.


Las decisiones de este tribunal, son so-
beranas, y mas temibles en esta parte que
la extinguida inquisicion : juzga sin ver á
sus acusados, á quienes no permite medio
alguno de defensa. Es verdad que el pe,
riodista puede apelar á la comision (le so-
brefukilancia; pero esta apelacion es tan
ilusoria, que los interesados ni aun saben
el sitio en que se reune esta comision. Para
apreciar los juicios de la censura, la sobre,
vigilancia espera á que le sean denuncia-
dos; pero como la tardanza liara nulo to-


183
do procedimiento, ningún periodista ha
pensado hasta ahora en dar egercicio á ese
tribunal de apelacion.


En efecto, la existencia de los diarios
es efímera : la dilacion de un dia quita
á las noticias todo su valor. Si hoy las
prohiben los censores, ma.Hana las sabe.
todo el mundo. Ahora bien , la comision
de sobrevigilancia solo se reune dos veces
al mes, sin duda para tener un rato de bue-
na conversacion. Los censores son, pues, los
árbitros absolutos y soberanos de los pe-
riódicos. Veamos ahora cómo egercen
su despótica soberanía sobre el pensa-
miento.


Desde el mes de abril hasta el de oc-
tubre de xSzo han rayado con tinta en-
carnada, que es su símbolo de proscrip-
cion, 4o,868 renglones del Constitucional;
cantidad bastante para componer un ,tomo
de la edioion compacta de Voltaire. Ob-
sérvese al mismo tiempo que los editores,
sabiendo que sus artículos han de pasar
por aquel crisol, los escriben con toda la
prudencia iinaginable y toda la reserva de
que son capaces. Atormentan su imagina-
cion , cubren con velos el pensamiento, sa-
crifican sus propias sensaciones , y desfi-




84
guran los hechos para que se les permita
medio decir la verdad. Tienen que ape-
lar á todas las finuras de la retórica para„)
disfrazar los hechos , y oscurecer los ra-
ciocinios. Los censores , que conocen "con
cuanta rapidez se leen los periódicos , no
permiten la publicacion de iun hecho im-
portante , sino cuando las espresionel am-
biguas, \


con que está contado , le quitan
toda la irlportancia á los ojos del vulgo.
Ademas el grado de 'escrupulosidad en el
,;examen, es segun el colorido del diario.
'A los unos se les deja gritar á todo su
placer : nava el rey... aun cuando... A los
otros no se les permite esclamar: viva la
Carta.


Basta leer los periódicos aristocráticos,
para conocer queda censura solo les opone
ostáculos. pueriles. ' Si tal lie:z experimenta-
sen cadenas mas pesadas, conocen los me-
dios de romperlas impunemente, asi como
en el filia mismo rompen sin escrúpulo ni
temor las prohibiciones. La Cotidiana ha
insertado muchas veces artículos vedados.
Este periódico publicó 'noticias relativas á
a revolucion de Portugal , que le estaban
prohibidas al Constitilefonal ; á cuyas que-
jas respondió la censura , que la Cotidiana


185
/labia traspasado las órdenes de la comi-
sion , y seria denunciada á los tribunales.
En otra ocasion insertó furiosas impreca-
ciones contra los liberales: el Constitucio-
nal quiso responderle con algunas reflexio-
nes moderadas ; pero la .


censura rayó ¿le
encarnado i su respuesta , diciendo que el
pasage de la Cotidiana estaba pvviribido,
aunque se liabia publicado ,.,2r que no era
lícito responderle. Qué castigo se ha im-
puesto á /os editores de la -Cotidiana por
estas infracciones? Ninguno.. Si el Consti-
tucional se hubiera atrevido alguna vez á


,quelx‘antar las decisiones de la censura, al
otro cija se hubiera convocado el tribu-
nal , y á las 48 horas hubiera habido sen-
tencia de condenacion , suspension , mub-
Ia y prisiorf. Esta es la jnsticia de las fac-
cion es.
' Si sei presenta á la discusion del pú-
blico .alguna querella importante ,-como la
de Donnadien y Decazes , el suceso de


. Saumur, y los hechos citados en los opúscu-
los de . Keratry y Jay, los ecos 'del partido


. retrógrado tienen absoluta licencia. Se les.
permite ser fiscales y jueces : el Constitu-
cional ni aun puede ser relator , sino á


,merced de reticencias. Se le ha iprohibido




186 •
anunciar , que M. Madier (i) de Montjau
va á publicar para su defensa una coleccion
de documentos importantes. Esto prueba,
que los censores quisieran poder suprimir
la misma defensa de Mr. Madier..En la
época de las elecciones , los papeles aris-
tocráticos , gritaban todos -los días : nom-
brad á los ultras :- y aun en las provincias
se ha permitido recomendarlos pc.:.su
nombre ; cuando •á los periódicos contra-
rios no se les ha concedido ni aun el elo-


ooi indirecto de los candidatos liberales. A
pesar de todas estas ventajas no estan con-
tentos los retrogrados. : porque no lo esta-
rán mientras exista una sola idea liberal.


El mayor inconveniente de este modo
de censurar és la imposibilidad de publi-
car ciertas noticias , ó de mostrar la fal-
sedad de algunos. rumores populares. Los•
periódicos libres de la censura , es decir,
los periódicos serviles , dan á estos ru-
mores el colorido que mas les acomoda;
y el vulgo que no sabe la causa del silen-
cio de los liberales , cree que no callan
sino porque estan convencidos. De aqui


(I) Este es el virtuoso magistrado de Nimes,
acusado dé haber revelado á la Francia la existen-
sia del gobierno oculto.


187 •
nacen los •


-terrores calumniosos que el
partido aristocrático eseita á su placer. Su
triunfo es vergonzoso : porque el enemigo
contra quien pelean , está atado ; pero al
fin triunfan : y esos preconizadores del an..,
tiguo honor caballeresco se jactan de una
victoria , que-solo deben á la operacion
preliminar de haber desarmado 4 sus ri-
vales.


Entre las varias equivocaciones sobre
materias importantesá que da lugar la cen-
sura, muy notable el estado actual de
las relaciones diplomáticas entre Francia y
el reyno de las DosSicihas.Sp lee muchas
veces en la gaceta : los embajadores 4 /Ya-
po/es y de Espana han cumplimentado á


31., etc. En cuanto al embajador de Es-
Ana no hay - dificultad ; pero ¿ quién es


embajador 40 Nápoles El príncipe de Cas-
telcicala, no ; porque sus poderes no debían
llegar, segun las órdenes de su gobierno,'
sino hasta la época del parto (le la duque-


de Berry,: y en lugar de haber recibido
nuevos poderes , tina ordenanza del vicario
general , de Nápoles,.dada en setiembre, lo
destituye de sus dignidades y de sus fun-
cienes diplomáticas. (1 . Caál es ., pues , ese
embajador de Nápoles , tantas veces "Men-


f,




x88
cionado en la gaceta ? ¿Será quizá . M. Bran:
cia , Secretario (le embajada ;hombre muy
distinguido en su patria, y enviado á Pa-
rís en los primeros dias de la revolucion
napolitana? No: porque ni ha sido recono-
cido por el gobierno francés, ni tiene el
título de embajador, sino el de encargado
de negocios, que se le dió cuando la des-
titucion de Castelcicala. ¿ Será quizá el prín-
cipe








de Cariati , nuevo embajador extraor-
dinario de Nápoles en la corte de Francia ?
Tampoco: pues á pesar de dos _6 tres con-
versaciones que ha tenido con el duque
de Richelieu y con el baron Pasquier,
no ha podido conseguir–todavía que se
le admita á presentar sus credenciales, ni
que se reconozcan sus poderes.


El embajador de Nápoles no es otr
que el mismo príncipe da Castelcicala., que
á, pesar de la revocacion -de sus poderes,
no deja de llevar aquel título , y de pre-
sentarse como tal en la corte. Este hecho
es sumamente curioso. La censura impide
que lo sepa el pueblo francés, y priva áV.•
ministerio de los elogios que• le son del
dos por el arte con que compromete
dignidad del trono, admitiendo embajado'
res sin poderes.


x 89
No son menos in teresantes las noticias


siguientes, cubiertas tanibien con la tinta
encarnada.


Desde que se empezara'
las elecciones


se manifestó en el ministerio una disiden-
cia que cada dia se ha hecho mayor. Por
una parte Mrs. de la Serre , Pasquier y La-
tour-Maubourg tratan de restaurar el siste-
ma de z8x5 : por otra Mrs. Simeon, Roi,
Portal , pugnan por impedir el restableti-


. miento de aquel sistema. El duque de Ri-
chelieu , presidente del consejo de minis-
tros, no ha podido conciliarlos, y cuando
se ha visto Obligado á decidirse, no se ha
manifestado enteramente adicto


- á las pre-
tensiones del lado derecho. Esta posicion •
del ministerio le obligó á pedir al rey la
disolucion de las cámaras, y la convocacion
de otra nueva, segun.dice el eco del Norte,
periódico de los Payses-bajos. Y en efecto,
si la mayoría de la cámara ha de ser aris-
tocrática , los tres minitros plebeyos , Si-
meon, Roi y Portal , á pesar de los bene-
ficios que han dispensado -á aquel par-
tido , no podrán sostenerse. Mr. de la Serre
y Pasquier, si en el dia son ultras, no lo han
sido siempre, y los aristocratas no olvidan


. ni perdonan nada.




190
«Sin embargó los ministros obran como


si el poder- hubiera de permanecer eterna-
mente entre sus manos, y no hay que es.
traiiario, porque ese es el sistema de todos
los ministros. Se debe pensar en lo futuro;
pero entendamos bien esta máxima , que
si es justa y saludable en la economía or-
dinaria de la vida, puede ser funesta en
política. Un ministro , en quien se supongan
rectas intenciynes , no puede dejar de creer
que sus talentos y . su adrninistracion
son mas -útiles al estado , que la adminis-
tracion y los talentos (le sus antecesores;
y aun con mas faclidact se persuade que
si le dan• un sucesor , su remocion del mi-,
nisterio será dañosa á. la causa pública. Con
este convencimiento cree conciliar su con.
ciencia con su ambicion no omitiendo di.
ligencia . alguna para conservarse en el po-
der; Si una faccion, que él juzga podero.
sa , le amenaza , transige con ella; y si lle-
ga á concebir grandes temores , se entrega,
á discrecion , con la , esperanza de que,
mientras él conserve su puesto , tendrá
medios para oponerse á las pretensiones
ulteriores d'el partido que lo apoya. Sin
embargo, este partido no le• favorece hoy
sino para derribarlo mañana. El ministerio


/9
que se entrega á la merced de una faccion,
es un ministerio arruinado.


La faccion que lo domina, le obliga á
cometer actos arbitrarios , zt desconocer
los principios mas sagrados de la justicia,
á egercer el despotismo , á consagrar como
leyes los caprichos de su furor. El minis-
tro 'cede , creyendo que en lo venidero po-
drá reparar las vejaciones, de que él mismo
es instrumento , romper las armas tirá-
nicas, de que se ve obligado á valerse , y
templar ó aniquilar las malas_ leyes, que
él mismo propuso. ¡Cuán funesto es semejante


,error ! Las víctimas de la arbitrariedad gimen
todavía en las prisiones : et •despotismo
menta la esfera de. su actividad , y el mi-
nistro cae. La faccion , á la cual ha sa-
crificado su deber y su patria , habiendo
adquirido fuerzas por su criminal condes-
cendencia, le precipita : en el abismo , y
con él todas las esperanzas de mejorar la
suerte de la nacion. Ya no ve sino un es_
pantoso porvenir : muere políticamente,
y deja por herencia á su pays la perspec-
tiva de innumerables infortunios."
• Estas reflexiones que debieran saber de


memoria todos los ministros del 'mundo
para que aprendiesen á ponerse al frente de




192
la naczon , y no al frente de un partido,
han sido suprimidas por la censura, asi co-
mo los hechos que las produgeron. Lo mis-
mo sucedió á las siguientes reflexiones po-
líticas sobre el estado de la Francia y de
la Europa.


Dos grandes potencias se 'disputan la
supremacia europea. Entrambas creen que
la que :tenga por :diadá . á la Francia , se
hará superior á su rival. Asi vernos que
despees de los últimos tratados , la diplo-
macia rusa está constantemente en oposi-
don con la inglesa en la corte de Francia.
Los ingleses dicen : si la Francia no se une
sinceramente con la gran Bretaña para opo-
ner un dique á la ambicion de, los czares,
los • herederos de Pedro el grande someterán
en breve la Europa á su &ahuse° poder.
Los rusos dicen: si el gobierno francés no
hace causa conzun con nuestro soberano , la
Inglaterra dominará el continente.


«,Segun esto, la Francia tiene que de-
cidirse á elegir amigos y enemigos ; pero,
si es ella la que ha de hacer que se incline
la balanza , ¿ por qué no se determina á te-
nerla en sus manos. ? Nosotros no quere-
mos mandar sirio en nuestra casa. Nuestra
ambicion se limita .á consolidar nuestra


193
independencia, que es la primer necesidad
de una gran nacion , y nuestra libertad,
que es el bien supremo de un pueblo ilus-
trado. La Francia no necesi:a de la Rusia
para ser independiente, ni de la Inglaterra
para ser libre ; y tiene fuerzas suficientes
para cónserVar la neutralidad en todos los
casos posibles.


«Pero ¿consentirán los soberanos en
sancionar las revoluczones de España, Ná-
poles y Portugal? Y con qué derecho se
privaria á los pueblos y á los reyes de la fa-
cultad ele gobernarse á su placer ? ¿Qué
nos importan las determinaciones de este
ó de aquel gabinete con respecto á los na-
politanos? Mas no se crea que las grandes
potencias piensen coi seriedad en in-
tervenir en los negocios de Nápoles ó de
España.


«En cuanto á España , la cuestion está •
ya-resuelta. De buena ó mala voluntad
ya han reconocido el sistema adoptado en
aquella península. ¿Quién podrá oponerse
á que se desenvuelvan las libertades que
han




reconquistado los españoles ?•
«Los napolitanos estan igualmente dis-


puestos á no sufrir la influencia estrange-
ra. Nuestro egemplo debe 'enseñarles cuán


Tomo . v.
13




xsi5
xiones anteriores, la censura , prohibien-
do su publicacion manifiesta bien á las
claras , que ni gusta dé la honrosa neu-
tralidad dé la Francia , ni de que los pue-
blos .


de Europa sean libres.
Pasemos de las noticias políticas á las


de los teatros, igualmente perseguidas por
la inexorable censura encarnada.


En a de noviembre se representó en
el teatro francés la comedia del Casamien-
to de F%-aró. Al fin del tercer acto, Figaró
para manifestar á su amo que tambien en-
tiende la política , dice algunas sentencias,
que hace mucho tiempo que suprimen los
actores , sin duda en virtud de instruccio-
nes superiores. El público quiso que se
representase la escena toda entera : el ac-
tor se disculpa con el uso : el público in-
siste : el actor declara que no sabe de me-
moria los pasages suprimidos : esta discul-
pa no basta, y Figaró se ve obligado'áto-
mar el egemplar del apuntador , y á leer
el pasage siguiente :


«Fingir que se ignora lo que se sabe,
y que se está al cabo de lo que_no se en-
tiende ; no oir lo que se oye ; mostrar po-
der muy superior á las fuerzas ; tener por •
gran secreto ocultar quo /á hay .4inuno;


194
costosa es esta influencia ; y su patriotisms
los libertará de una invasion que proba.
blemente no se verificará.


«El embajador de Nápoles en S. Pe-
tersburgo , que ha recibido sus poderes
del nuevo gobierno, ha sido reconocido
sin dificultad. El rey de los Payses bajos
que no quería desagradar al emperador A-
lejandro, ha felicitado al rey de Nápoles,
por las mudanzas hechas en el gobierno
de sus estados. De aqui se puede inferir,
que la Rusia no está determinada á favo-


recer las miras hostiles del Austria.
«En cuanto á la Inglaterra, su. situa-


cion interior da bastante que hacer al mi*
nisterio , para que pueda atender á nego-
cios agenos. Por otra parte, ya ha decla-
rado que no intervendria en . las mudan-


zas ocurridas.
m y si contra toda esperanza se decla


ra la guerra á Nápoles para prohibirles 1.
libertad, seria preciso declararla tambien
á la Espaiía• ¿quién iria á hacerla ?


«El congreso de Troppau , á pesar de
los deseos de algunos diplomáticos ,
tendrá resultados funestos á las libertades


europeas." .
Sea cual fuere el valor de las refie-




196
ocultarse para cortar la pluma, y mostrarse
profundo el que está vacío ; representar un
papel bien ó mal; esparcir espías y pagar
traydores; ablandar nemas, interceptar car-
tas , y ennoblecer la pobreza de los recur-
scs con la importancia de los medios : esta
es, por vida mia , toda la política."


El público aplaudió mucho este pasage.
Los aplausos se redoblaron cuando el ae-.
tor en el quinto acto dijo las siguientes
Palabras , que se le obligó á repetir:


«Me dicen que durante mi retiro eco-,
nómico , se ha establecido en Madrid cier-
to sistema de libertad en la venta de los


O
neros , y que esta libertad se estiende


tambien á las -producciones de la impren-
ta; y que con tal que yo no hable en mis
escritos ni de la autoridad , ni del culto,
ni de la política , ni de la moral , ni de
los empleados , ni de las corporaciones que
tienen valimiento , ni de la ópera , ni de
los demas espectáculos , ni de nadie que
tenga quien le sostenga, puedo imprimir
con libertad cuanto me viniere á las mien-
tes , bajo la inspeccion de' dos ó tres cen-
sores." ,


Los aplausos fueron mayores cuando se
cantó la siguiente . copla :


« Por la suerte del nacer
Uno es rey, otro es pastor:
Mas solo el ingenio trueca
El destino de los dos.
De mil reyes , alhagados
Por la adulacion falaz,
Ni aun dejó la parca el nombre;
Y Voltaire es inmortal."


Como no habia en el teatro mas que
dos mil testigos de este acontecimiento,
la censura ha dispuesto con mucha pru-


' dencia que no se insertase su narracion en
los 'periódicos.


El siguiente artículo , que lis. desapia-
dadas mutilaciones de la censura pusieron
en tal estado , que no fue posible inser-
tarle en el Constitucional, será un nuevo
egemplo de la -animadversion de aquel tri-
bunal con respecto á los acontecimientos
teatrales.


«'Todos los teatros han celebrado á
porfia el feliz nacimiento del duque de
Burdeos , destinado á perpetuar la familia
del monarca legislador, á quien debemos
el pacto social que debe reunir todos los
intereses, cicatrizar todas las heridas y
consolidar el reynado de la libertad. Los
artistas de los dos principales teatros se
reunieron la noche misma del dia en que


.. :


197




xgg
nació aquel príncipe, para dar una: repre-
sentacion estraordinaria de la Atalla. Este
gran modelo , el mas magnífico y pomposo
de la escena francesa , no porfia presentarse
en ocasion mas oportuna , y sin duda los
encargados de los teatros del rey habran
influido en la éleccion de aquella tragedia.
Se ha querido dará los espectadores una
nueva ocasion de manifestar sus sentimien-
tos, buscando en' los versos de la Atalía
aplicaciones y alusiones á: las circunstan-
cias del dia.


Estas alusiones se han manifestado
singularmente en el momento en' que el
gran sacerdote Joyada dirige al niño rey
que va á subir al trono las exortaciones
Mas santas y paternales : le conjura á que
no atienda á los consejos de los lisonge-
ros corrompidos , de los hipócritas corte-
sanos que engañan á los reyes para enca-
denar á los pueblos. El Coristituczonal citó
aquellos versos que Talma habia represen-


. tado con el acento de la verdad, y en un
tono patriarcal ; se dieron muchos aplau-
sos al aáor y á los versos. El Constitucio-
nal lo dijo , y héle aqui transformado en
faccioso para todos los apóstoles del oscu-
rantismo, para todos los realistas que gri-


1,99
tan: -viva el rey; aun cuándo.. Somos pér-
fidos , criminales de estado, que queremos
turbar la alegría pública; y ya hablemos,
ya callemos, siempre merecemos el anate-
ma : nuestras palabras son revolucionarias,
y hasta nuestro silencio es faccioso.-


Yo que solo he sabido por el Consti-
tucional de hoy las injurias asquerosas que
nos han dicho , estoy lejos de rehusarlas:
al contrario , las acepto con alegría; porque


I
‘.. sé de dónde vienen. Como sé muy bien


que seria superfluo responder á ellas , me
limitaré á referir un hecho. Es falso , dice


• - un periódico ultra , que fuesen aplaudidos
: los versos que cita el Constitucional. Yo


asistí á la representacion , y yo y todos los
que asistieron á ella podemos afirmar que


. fueron aplaudidos mas que el resto. de la
tragedia, unánimemente y por dos veces.


- Ademas el Diario de París imprimió esta
frase : los consejos paternales del gran sa-
cerdote al inocente / último bástago de la.
casa-real , fueron tambien aplaudidos con
entusiasmo. Dejemos , pues , al diario el
cuidado de desmentir las alegaciones del
periódico que hemos citado : son dignos
de batirse."


La siguiente cita del Constitucional, su-




1


200
primicia tambien , prueba que la censura
sabe dónde ha de Permitir y dónde ha de
prohibir la lectura de una misma obra:


«La publicacion y circulacion por me-
dio ele los diarios de las instrucciones pa-
ternales, contenidas en una pastoral del
obispo de Carcasona , para dirigir las con-
ciencias de los fieles en el grande asunto
de las elecciones, nos anima á aumentar
la publicidad ele esta obra de paz y de ca-
riad cristiana. Las cosas buenas deben
ser conocidas cuanto se pueda.


iimadísimos hermanos: las conjuracio-
nes de los malvados estan fustradas : acabó
su einado, demasiado largo por desgracia
nuestra: los enemigos del rey son pocos : su
fuerza solo consiste en nuestro desaliento y
en su impudencia.


«El nacimiento del duque de Burdeos
debe darnos en las elecciones próximas un
resultado muy diferente del que han anun-
ciado con tanta arrogancia lós emisarios
de la comision directora...


«Dad vuestros votos á lós verdaderos rea-
listas. Se abusa de vuestra increible
credulidad. Todos los ;efes de nuestra es-
pantosa revolucion os han engañado durante
treinta años; y ¿es posible que deis fe to-


201
davía á sus palabras? Creed mas bien á.
vuestro obispo....


INo os dejeis intimidar por la osadia
con que afirman, que vuestos votos serán
inútiles, y que los emisarios de la malevo-
lencia tienen la pluralidad en su favor. Ha
habido grandes mudanzas. Teneis la certi-
dumbre de que el rey y sus ministros solo
quieren á los verdaderos realistas.


«Y vosotros, amados cooperadores, de
cuyos sentimientos monárquicos yio que-
remos dudar, usad de toda la in fluencia que
teneis por vuestro ministerio sobre los
fieles de las parroquias, para hacerles en-
tender que les interesa sumamente el no
dar crédito á las .cosas que les dicen en
sus mismos pueblos.


« Nuestros reyes , hijos primogénitos
de la iglesia, han protegido siempre nues-
tra santa religion, y nuestro piadoso mo-
narca pondrá en egecucion los designios
que ha concebido en favor de ellas cuan-
do la tranquilidad esté perfectamente res-
tablecida."


Es inutil anotar una pastoral tan llena
del espíritu evangélico ; pero no podemos
negar nuestros elogios á la sagacidad delb
ministerio, que permitió que se circulase




202
por el obispado de Carcasona , donde po-
dia hacer grande impresion sobre el espí-
ritu sencillo de los fieles ignorantes , y al
mismo tiempo impidió que fuese conocida
de los malignos é impíos parisienses, que
guiados por una falsa filosofia, ó se burla-
rian sacrílegamente de ella, ó conocerian
que la religion misma no es mas que un
recurso ministerial en las manos de ciertos
hombres.


Pudiéraln os citar otros muchos artícu
los suprimidos por la censura, y que están
impresos en varios opúsculos. Los que he-
mos citado se hallan en una Carta sobre la
censura j- los Censores, escrita por Evaristo
Dumoulin. Pero nos hemos limitado á aque
líos pasages, que conteniendo hechos poco
conocidos ó reflexiones nuevas, no dian po
dilo publicarse, por haberse prohibido sz
insercion en los diarios.


Concluiremos este artículo, repitiendo
una observacion que ya lienzos hecho mu
chas veces en este periódico. La libertad
de la imprenta equivale á todas las demas
Libertades : por eso es la que con mas ahin
co persiguen y aborrecen los amantes de
la arbitrariedad.


ao3


CARTAS DEL MADRILEÑO.


12,a


Madrid 2 de febrero de z821.


31i querido amigo : gracias sean dadas.
á Dios y á María Santísima del Sagrario
por haberme sacado del susto en que me rol-.
nia el pago de la última contrata de ta-
bacos. Ya le dige á usted hace algunos
correos las inmensas ventajas que se iban
logrando con estas travesurillas económi-
cas que, discurren cada dia nuestros mo-
dem os administradores de la hacienda pú-
blica , y aun pudo usted ver en otro papel'
público los nombres y apellidos de las per-.
áonas que aparecen ser los contratistas bien-
hechores de la nacion. Pero como, segun
dicen , no reyna el mejor acuerdo entre
la direccion y el ministerio de estos ra-
mos, todavía me „ estaba yo temiendo que
para. evitar hablillas y murmuraciones so-
bre este punto, hubiesen fraguado alguna
nueva entruchada para eludir el cumpli-


,.<




204
miento de la contrata actual, emprendiendo
otra mas benéfica que subiese á treinta
duros poco mas ó menos. Mas , á Dios
gracias , repito , se han empezado á hacer
los pagos con un amor 57 puntualidad sin
egemplo: El ministerio mismo no se ha
desdeñado de entrar en los pormenores
mas minuciosos para instruir al tesorero
general de cómo ha de dirigir las letras
á favor del interesado. En otras circuns-
tancias cualesquiera se habria contentado
el oficial de la mesa con poner al cabo
de algunos meses un árido páguese , ó un
téngasele presente. Pero cuando se trata de
corresponder dignamente á una fineza ta-it
mafia, como es la de surtirnos de tabaco •''
brasil á seis duros mas el quintal que lo
que hubiera hecho cualquier otro, no se
debe perdonar medio alguno de contentar
al contratista para que no se aburra como
el otro pobrete de los diez . y ocho duros.
Vaya , sobre que es cosa de enternecerse
al ver como su excelencia mismo se hu-
maniza hasta el extremo (1,9 dar las ins-•
trucciones sobre cómo se han de reunir las
letras de diferentes cantidades , formando
una sola suma que se ha de entregar en •
Lóndres con la mayor religiosidad. Asi me


205
gustan á mí las cosas , cuando se hacen
imparcialmente como se ha verificado en
esta, y se verificará en todas cuantas con-
tratas corran por iguales manas.


No diré por cierto lo mismo de otras
que, segun he oido, suben alla por las
nubes , pues aunque su procedencia sea
por de contado mucho,mas justa que aque-
lla , no es cosa de andar desembolsando 'su
importe precisamente por tesorería. ¿Qué
mas dará que se pague en esta oficina que
en la del credito público ? ¿No son ambas
nacionales y sujetas á las mismas reglas in-
variables de justicia y de equidad? ¿Pues
que al caso viene esa manía de los acree-
dores del estado, sobre que se les pague
en libramientos de tesorería , y no en cer-
tificaciones del crédito ? Cinco millones en
dinero, ó cinco millones en papel, ¿ no
vienen á ser lo mismo para el que tiene
que pagarlos ? ¿ Pues por qué se ha de dar
°idos á los que vienen á quejarse de que se
les defrauda en cuatro quintas partes por
lo menos? Rabia me dá y pataleta, cuando
les oigo quejarse de puro vicio, y ponerse
muy formales á decir que les han engaña-
do cornos á unos chinos.


Vive Dios que me dan ganas algunas




206
veces de cojerlos por una oreja, y llevar_
los callandito á casa de un coronel amigo,
mio, el cual como que es muy joven y há;
ce poco que le dieron los tres galones , no
pensaba ni\1l habia ocurrido el pedir pó
ahora su reta /o. Contento con sus 24odo..
reales de sueldo „ habia determinado segui r
la carrera hasta lograr mayores ascensos,
morir en la estacada como es de su obli-
gaeion. Pero cátate que llega á su noticia
el sabio reglamento económico-militar qué
se ha publicado últimamente, y se encuen.
tra con que en el acto , de retirarse se le
abonan 3o,000 reales anuales de bobilis bo-
bilis. Ya se vé, ló primero que hizo fue
plantar su memorial , y tras de él hubieran
ido otros muchos quese hallan en el mis-
mo caso. d Y habrá,todavía quien diga que
el que dictó esta providencia no tiene sena
tido comun ? Vayan muy enhoramala todos
los que se quejan de la administracion
española, porque lo que yo veo es que
donde pierden unos ganan otros , y á
quien Dios se la dé .San Pedro se la ben-
diga. Este mundo ya se sabe que es un
juego de lotería, y al que le saliere el ter-
no de un reglamento tan económico corno
este, que se alegre y dé gracias al que I


• 207
inventó; mas al que le coja el carro de un
corte de cuentas á tiempo , que calle y su-
fra el resuello, y vea el modo (le reducir
sus cinco ,millones á uno siquiera.


Bien veo que usted no dejará de pre-
guntarme que qué es eso de corte de
cuentas? Y en verdad que la pregunta no
es enteramente importuna, porque en el
diccionario de la razon tiene esta frase un
sentido muy diferente del que tiene en el
lenguage de la farándula. Corte de cuentas
se llama entre las gentes de mediana hón-


,


radez, el arreglo amistoso que se hace pa-
ra terminar alguna diferencia entre el deu-
dor y el acreedor, ó la cesabion de relacio-
nes comerciales entre dos ó mas personas
que dejan de convenirse mútuamente. Pero
acá en nuestro gobierno se llama corte de
cuentas la resolucion decidida de robar aI
infeliz ciudadano el todo ó la mayor parte
de los sueldos que tiene devengados , aca-
so con peligro de su vida, ó el pago de
los créditos mas sagrados que no se han
podido menos de reconocer. En una pala-.
bra aqui se llama cortar cuentas lo que en
otras partes se llama bancarrota ó quie-
bra; pero ya usted vé que el terminillo
es mas suave y no desacredita tanto al




208
que le sabe usar con oportunidad.


Para que usted comprenda este 'nego-
cio con toda la claridad posible, le voy á
poner un egemplito del cual , para servir
á usted, soy yo mismo la víctima. Usted
se acordará sin duda alguna de mi tio D.
N. comerciante en S. pueblo que como
usted sabe estuvo durante .la guerra casi
siempre en poder de los franceses. Era mi
tio, como tantos otros de su pueblo y pro-
fesion , un acalorado patriota , y no por ha-
ber permanecido en su casa dejaba de dis-
currir continuamente medios de hacer ser-
vicios efectivos á la patria. Supo aquel
hombre honrado que se experimentaba al-
guna penuria de trigo en Cádiz, donde se
vendia la fanega de este grano. á 145 y aun
á 16o reales de vellon, y sin consultar á
nadie , hace salir una fragata .suya para
Francia, la carga de buen trigo , y entre-
gando con gran secreto á uno de sus de-
pendientes una carta respetuosa para la re-
gencia, le dirije á Cádiz con orden de en-
tregarlo al gobierno por el coste y costas,
que no excedia de 7 3 reales vellon.


Dignóse la regencia de aceptar con mucho
agrado este servicio , y ademas de dirigirle
una carta de gracias llena de atenciorr y


209
de bondad (la cual conservo en mi poder)
mandó que inmeditamente se le abonase
el precio de su trigo. Luego que se comu-
nicó esta orden á tesorería, facilitó el señor
tesorero las cantidades que habia en ella,
las cuales no alcanzaron mas que para cu-
brir una tercera parte del' importe, que-
dando las otras dos en deuda para ser sa•
tisfechas inmediatamente. Mas tales y • de
tanto bulto debieron ser las necesidades y
obligaciones que ocurrieron, que no pudo
verificarse su pago hasta que el año de
i814 , despues de muerto mi tio y siendo
yo el heredero de este crédito , se hizo un.
magnífico corte de cuentas, y fue traslada-
da esta obligacion con Otras muchas á eso
que llaman crédito público. Ya se deja dis-


-currir que hasta ahora no habremos cobra-
do .un. cuarto de una deuda tan sagrada;
pero hay varios corredores que dicen que
me la reinaran sin mas pérdida que el 84
por ciento.




No tiene por ahora fundamento la espe-
cie que usted me comunica de haberse
mandado tambien explicar la Constitucion
en las secretarías del despacho; pues aunque
en efecto es alli mas necesaria esta expli•
cacion que no en las aldeas y lugares cor-


TOMO V.




210
tos,


seria muy indecoroso suponer tanta
ignorancia en las personas encargadas de.
'dirigi r su exacto cumplimiento. Sepa usted
que cuantas faltas se han cometido y come-
ten alli contra el sistema représentativg,
nacen de pura malicia , y no tienen otro
origen que el ansia. de conferir empleos.,0
satisfacer pasiones mal apagadas, y darse
.una importancia pueril y ridicula. Qué;.
-


poco saben ciertas gentes, decia un
nistro dias plisados, lo que puede un mi_
nistro! Pero aquellas mismas gentes decian
entonces y dicen ahora: ¡Quépoco sabe un
r•


al ministro lo aborrecible y despreciable
que se hace, cuando no acierta á ejecutar
ni el bien ni el mal!


No deja de hacerme gracia la pregunta
que usted me hace sobre qué providencia


fcsu wrnaúva se ha tomado contra el «ee
pOlítico de Zaragoza, por la ligereza del,
haber publicarlo aquella proclama en que
tan gratuitamente.quitaba el crédito á una
porcion de beneméritos ciudadanos. Cada
dia Me admiro mas de la inocencia de us-


ted,






y de cómo se figura que todos amlin
igualmente Va justicia. Aquel señora efe
político despees de proclamear en Zarago-
za, se ha ido á proclaniear ás Pamplon a , y


211
luego que alli 'contrayga otros tantos ser-
vicios (le igual naturaleza, le destinarán á
otra parte , y el que venga atras que arree,
y sufra usted por amor de Dios. Pero no


, es eso lo malo , sino que el calumniador
Salillas no cesa de cantar como un gilgue-
ro , y para cada gilguerito que descubre
se forma una competencia que


.
embrolle


y obscurezca su canto; todo én obsequio
de la justicia y de la imparcialidad. Si
será alguna epidemia que acomete á cuan-
tos egercen mando y autoridad en estos
tiempos? Mucho lo sentiría, pero me temo
que es ciertísima-.


Incluyo á usted,
un papelito bastante


gracioso intitulado el Memento-Horno, en
el cual figurando el autor la ceremonia
del miércoles de ceniza, va recordando á
todas las clases de ciudadanos sus respec-
tivas obligaciones. Yo he tenido buen cui-
dado de aplicarme la última clausula que
dice asi: « acordaos de la nueva ley de la




libertad de imprenta , y cuidad mucho de
no deslizaron cuando tomeis la pluma para
referir las cosas que aqui habeis visto y
oido, .no sea que os pongan luego otra
ceniza en la frente." Aseguro á usted, ami-
go, que no despreciaré el aviso, porque cada


r4.




.112
dia voy recibiendo nuevas pruebas de lo
peligroso que es el atacar al poder, cuando
el poder es injusto. Contentémon os con
murmurar en voz baja de cuantos desati-
nos • y torpezas lleguen á nuestra noticia;


peto cosa de pensar en publicarlos, ni
-menos en hacer burla y chacota de los


que los hayan cometido, eso ni 'con cho-
cOlate.


Varias 'veces se me ha olvidado pregun-
tar á usted en qué estado van por ahi las
secularizaciones ; porque si yo no me en-


• gaño el mayor ó menor número de las
que se verifiquen, es el termómetro mas se-
guro del estado. de la opinion. Asi como la
'subida ó baja de los Vales. son una señal
ciertísima • del Mayor .6 menor crédito de 1
que goza el estado , asi ni mas ni menos


la mayor ó menor afluencia de religiosos que
soliciten su restitucion al siglo , debe ser-
virnos para medir el grado de confianza


'.qtie Se tiene en la duracion de este siste-
Ma. Me • atrevo á discurrir de 'este modo,
porque no puedo suponer .qu'e de parte de
los prelados, ni mucho menos de la de
los tribunales, haya quien se atreva á opo-
nerles la menor dificultad; pues en tal caso
ademas de ser fallida la regla, me atreve-


2.13.
ria á juzgar que los tales tribunales ó pre-
lados son unos verdaderos infractores de
las leyes , y unos enemigos declarados de
la razon y de la felicidad de sus hermanos..
A saber yo, por egemplo, que algun des-
graciado lego de San Francisca


.,
que hu-


biese adquirido conocimientos, verbi gratza.
en la farmacia ó en alguna otra ciencia ú
arte, se acercaba inutilmente á solicitar su.
brebe en la Nunciatura, y que en lugar
de oirle y despacharle benignamente, le
llenaban de dicterios y le exigian que ex-
pusiese motivos canónicos, diría 'redonda,.
mente que aquel tribunal era injusto, anti-
con s titucional , extraño y aun enemigo do
nuestras instituciones, y digno de quo
cuanto antes fuese reformado ó corregido.
Pero corno no me es posible imaginar tal
infamia en unas gentes que saben cuál es
la voluntad de la ley , por eso no puedo
menos de persuadirme á que la falta está
de parte de los interesados que no quieren
desprenderse de la seráfica bienandanza.


liemos salido del cuidado acerca del
autor de las proclamas incendiarias que
circularon


• dias pasados ; y si es cierto lo.
que dicen los papeles públicos, la causa
no debe ser de larga duracion. Fatal cosa




t


114
es que hasta ahora en cuantas intentonas
se han descubierto contra el sistema cons-
titucional siempre han estado mezclados, ó
clérigos ó guerrilleros, y no deja de dar
motivo á muchas reflexiones esta armonía
de ideas entre dos profesiones tan diame-
tralmente opuestas. ¿Seria posible que los
intereses del clero estuviesen unidos hasta
cierto punto con el de los guerrillos?
ó seria tal nuestra desgracia que estos


últimos se prometiesen hacer causa comun
con aquellos? Otro sabrá desenvolver es-
tas ideas, pues yo solo me contento con
indicar á usted mi admiracion y extrañeza.


A Dios, amigo, queda de usted afec-
tísimo.


El Madrileño.


215


Se' concluye el, artículo 3.° del núm. anterior
relativo al discurso del seno,' Marina sobre
sociedades patridtkas.


Expuestos ya losIrgurnentos qne zl juicio
del autor .prueban directamente la necesi-
dad y utilidad de las reuniones patrióticas;
pasa á refutar los alegados contra ellas por
la comisíon de Cortes; los cuales recapitu-
la y analiza en estos términos. «Reflexio-
nes polí!ico-rnorales; funestos resultados de
las cofradías , hermandades y federaciones
que presentan á nuestros ojos para eterno
escarmiento los monumentos de la histo-
ria nacional; y las disposiciones legales
consignadas en nuestros códigos vigentes;
he aqui los argumentos en que estriba el
dietátneil de la conúsion , y que serán el
blanco de este examen crítico y el objeto
le mis observaciones."


Reflexiones político-morales.
El r.° redu ido á que las reuniones pa-


rióticas, tales como existian en i4 de ()c-
ubre, es decir , constituidas y reglamen-
atlas por sí mismas, con tribuna , aren-




216


g„S y auditorio, formando corporacion,
tornando la voz del pueblo, y firmando
peticiones colectivas, debian necesariamen-
te ser funestas ; y que por tanto era nece-
sario sujetarlas á ciertas restricciones y re-
glas que precaviesen los abusos; está presen-
tado por él señor Marina en estos terminos:
«La natural tendencia del corazon humano á
traspasar los límites que le . ha señalado la
razon y la ley, la violenta propension, y
los continuados esfuerzos que hacen los
individuos de la .especie humana. por di-
latar la esfera de sus facultades ; el fuego
de la juventud , las ciegas y precipitadas.
pasiones , .el celo indiscreto y exaltado,
el amor de la singularidad, el extravío de
la opinion ; y en fin la malicia á flaqueza
humana, ¿no es de temer que este concurso
de causas produzcan en el 'dia los mismos
efectos que han producido siempre en to-
dos los siglos, edades y tiempos? (pág. i6,
y 1 7 .) 'Y responde á él de esta manera:
«¿Quién no ve la debilidad, 6 por me-
jor decir , la nulidad del argumento pro-.
puesto? ¿ Qué establecimiento , qué insti-.
tucion de las que existen en el mundo po-
lítico, por mas justa, santa y benéfica que
sea, no se podrá batir con semejantes ar-


217


mas? Prívese hombre .de su libertad,
porque .en todos tiempos ahusó de ella;
deróguese la ley protectora de la libertad
de la prensa , porque puede facilitar los
crímenes , y convertirse en instrumento de
corrupcion ; destiérrense de la sociedad las
ciencias, ahuyenténse las luces de 'la


• sabi-
duría , porque su abuso llegó á corrom-
per las costumbres y á preparar la cuida
de las repúblicas , y la ruina de los ira- t


'perios". ( pág. 17 y 113.,)
La respuesta del señor Marina seria ad-


misible y satisfactoria si se tratase de la
sola posibilidad del abuso; peto el argu-
mento preservado. con toda su fuerza no
se funda en meras contingencias y posibi-
lidades. Los que combaten las reuniones
patrióticas en. el sentido que hemos. ex-
plicado (porcp̀ie 'puede haberlas muy úti-
les y nada peligrosas ), no dicen que en
ellas puede haber abusos , sino que 11 o
puede dejar de haberlos, que son inheren-
tes á' su naturaleza , que empiezan •desde
el dia mismo de su instalación; que des,
de aquel mismo instante se empieza á abu-
sar del nombre y de la voz del pueblo,
calificando de tal á una cortísima y casi
inapreciable fraccion del vecindario 'ente-




2IS
ro ; que se enuncia como voluntad general
la que lo es de algum,s pocos individuos;
que al menor motivo de agitacion se sale
de alli gritando por las <:alles .., turbando
el Orden , asustando á los ciudadanos pa-
cíficos , comprometiendo la tranquilidad
pública , y se .va á hacer peticiones al go-
bierno , y á la misma represen tacion na-
cional; peticiones que cuando los herma-
nos reunidos llegan á tener una cierta fuer-
za numérica, se convierten en imperiosas
leyes que es necesario obedecer, etc., etc., etc.
Los egernplos con que el señor Marina ilus-
tra su respuesta para reducir al absurdo
el argumento propuesto, lejos de favore-
cerle Se pueden volver contra él. Las cosas
buenas en sí mismas , y que son necesa-
rias ó simplemente útiles para ciertos usos,
no se prohiben absolutamente porque en
general pueda abusarse de ellas ; pero sí
en ciertas y determinadas circunstancias
cuando razonablemente se supone que el
abuso es necesario ó sumamente probable.
Porque se puede abusar del vino , no se
prohibe venderlo ; pero


• se le veda al en-
fermo que está - padeciendo una calentura
ardiente. Porque se puede abusar y se abu-
sa =de las armas , no se prohibe fabricar-


219
las; pero se quitan de la mano de los ni-
ños, de los furiosos, de los imbéciles. As i
en nuestro caso , porque .


se puede abusar
de la facultad de hablar, no se prohibe
en general el uso de la palabra ;pero cuan-
do se trata de arengar á la multitud se
prescriben oportunas restricciones para que
no se haga de la palabra un uso perju-
dicial. Esto es Jo único que se propusieron
las Cortes en la ley que decretaron : • ¿y
quién no tendrá por justa tan prudente
precaucion


2.° Argumento. España tiene asegurada.
su libertad con una Constitucion liberal,
sistema compuesto de mas elementos po-
pulares que los de ninguna de las socie-
dades libres de Europa, y de instituciones
sábias que establecen todas las garantías de
la libertad politica y civil. ¿ Pues qué ne-
cesidad hay de apelar á recursos violentos
y extraños, para darle estabilidad y firme-
za ? Esto Seria• hacer una injuria á la Cons-
titucion misma considerándola como im-
perfecta y necesitada de medios supleto-
rios" (pág.. ). Respuestas del señor Ma-
rina compendiadas sin debilitar en nada su
fuerza , antes bien aumentada esta , si
es posible, con la concision de las formas




220
lógicas. La Constitucion por sí sola no .
hasta para asegurar y conservar la libertad;
puesto que la Constitucion existia y estaba
vigente en el año de il , y sin embargo
la libertad fue destruida. 2. a Nuestra li-
bertad naciente marcha rodeada de un egér-
cito de . esclavos muy poderosos prontos
á sacrificarla en su misma cuna: de con-
siguiente para salvar la patria es necesa-
rio aprovechar todos los medios y auxilios
por extraños que parezcan." 3.a «Es. tan
débil y escasa la luz que al presente res-
plandece entre nosotros , que no puede di-
sipar. los nublados que oscurecen - nuestro
horizonte : luego es necesario proteger las
sociedades patrióticas como la institucion
mas eficaz para disipar los nublados y di-
fundir las luces" ( pág. 21 y siguientes.)..
Réplicas: La libertad pereció el año
de xl , no por falta de reuniones patrió-
ticas . , sino por el poder de las bayonetas;
y á manos de este adversario, si por des-
gracia lléga á ser 11 mas fuerte,. perecerán
segunda vez la libertad y la. Constitucion,.
corno han perecido siempre las mejores
instituciones.= . 2.a Se debe sin'duda echar
mano de todos los recursos posibles para
sostener el sistema constitucional ; pero han


221
de ser legítimos t inocentes , no ilegales,
peligrosos y tales qué lejos de consolidar
el edificio, contribuyan á derribarle soca-.
bándole por los cimientos. És Menester
decirlo de una vez : las reuniones que se
formaron desde 9 de marzo , lejos de ha-
ber contribuido á extender y fortificar el
imperio de la Constitucion , han sido una
como piedra de escándalo, y han servido
para desacreditarla; porque dieron lugar á
que la parte sensata de la nacion temiera
que la prometida libertad fuese en el
fondo una verdadera licencia , pues que'
creaba los clubs revolucionarios , que la.
nueva forma de gobierno degenerase bien
pronto en una desatinada demagogia , y
que le que se llamaba nuevo orden de
cosas no fuera en realidad mas que des-
gobierno y desorden. 3.a Las reuniones
de que se trata no son el mejor vehícu-
lo para difundir la luz : podrian serio si
se organizasen de otro modo , y este le
indicaremos luego : aquello resultará de lo
que vamos á decir respecto de él.


Argwizento 3. o La imprenta libre bas-
ta para propagar la ilustracion , y por tan-
to las reuniones no son necesarias para tan,
útil ministerio. Respuesta del autor, R Hay




lea


ale


222
un crecido número de individuos que no
saben, leer ; y por lo mismo es preciso crear


. para esta clase numerosisima otras escuelas
donde aprendan 'sus derechos políticos y
sus obligaciones sociales, y no puede darse
otra mas á proposito que las reuniones".=
:Péptica. Sin repetir la observacion ya Be-
che de que aun suponiendo que las reu-
niones pudiesen prestar' este servicio, seria
conveniente privarnos de su auxilio siem-
pre que los peligros y males anejos á esta
institucion fuesen mayores que las ventajas
que prometen; nos contentaremos con ha-
cer presente al señor Marina que la utilidad
de las reuniones consideradas como medios
de instruccion es nula ó casi núla. t.° Los
que asisten á ellas no son por la mayor parte
gentes que no sepan leer: rarisímo es el
que no está en estado de aprender en escritos
lo.mis ► o que allí se le puede enseñar de viva
voz. 2.0 Como las reuniones no son propias
sino de las grandes poblaciones solamente,
su enseñanza no penetra en los pueblos
medianos y pequeños, que son los que mas
la necesitaban. 3.o El señor Marina como
no ha asistido á ellas, ni las conoce, se ha
formado una idea equivocada de su mane-
ra de enseñar. Se ha , figurado sin duda que


223
• las llamadas reuniones eran otras tantas
academias en las cuales se discutian tran-
quila y • sabiamente cuestiones de derecho
público y de legislacion, se explicaba cate-
quísticamente el código constitucional , y
se hacian a los oyentes exortaciones
tico-morales á manera de los sermones que
se predican en los templos. Esto último lo
dice expresamente. ¡Pero afán otra sería
su opinion si una sola vez hubiese asistido
á las pláticas doctrinales de los cafés!
Pregúnteselo á alguno de sus amigos que
haya asistido, y este le dirá de qué mane-
ra se enseñaban allí la filosolia,_la política
y la moral pública.yo nos detendremos
en los otros argumentos pertenecientes á
esta primera clase, y reducidos á que si
de contínuo se censura en las reuniones- la
conducta de los agentes del poder, no ha,
brá quien quiera serlo , y el pueblo ademas
les perderá el respeto- que les debe; que
« la ilustracion es un fluido benéfico que
debe esparcirse con mucha, economía, pues
de lo contrario podría convertirse en un
gas volcánico que causase mucho daño ; y
finalmente que siendo la nacion española
neófita, por decirlo asi, en la carrera de
la libertad, no estamos todavía en estado.




224
de usar de esta con moderacion." Estos ar-
gumentos son taxi débiles que el serior . Ma-
rina los rebate victoriosamente, haciendo
ver que por probar demasiado, nada prue-
ban ; pues en efecto podrian emplearse tam-
bien contra la libertad de la imprenta. Ade-
mas corno son los que deben hacerse con-
tra las reuniones, podernos considerarlos
corrió no hechos.


Funestas consecuencias de algunas herman-
dades y federaciones,- segun resulta de
nuestra historia. e
Tampoco nos detendremos en esta par-


te, porque no pareciendose en nada á las
reuniones patrióticas de que se trata , ni
la liga de Lerma en tiempo de don Alon-
so el Sabio, rii las juntas de Yepes , Bur-
gos y Avda . en el de Enrique IV , ni. la
11721.011, aragonesa; dice muy • lijen; el señor
Marina que los funestos resultados de
estas federaciones nada prueban lógicamenL
te contra la moderna y anglicana institu-
ción de los clubs, que entre nosotros se
han llamado reuniones. Solo sí observa-
remos que cuando él señor Marina, repro-
bando juiciosamente las que pueden lla-
marse conspiraciones, hace un pomposo




.225
elogio de las antiguas hermandades de
Castilla y deduce de ellas argumentos en
favor de las reuniones patrióticas moder-
nas; cae en el mismo defecto que ha
echado en cara á la • comision , pues cita
un egemplo que nada prueba en favor
suyo. En efecto, asi como no se deduce
en buena lógica qué no debe haber reu-
niones patrióticas á la moderna, porque
hubo en otros siglos federaciones perjudi-
ciales, del mismo modo que hubo en otro
tiempo unas hermandades que en aquellas
circunstancias fueron acaso, si es que lo
fueron , útiles y saludables, no se • infiere
tampoco con rigorosa exactitud, que varia-
das totalmente las circunstancias y en tiem-
pos tan diversos, deben autorizarse unas
reuniones que en nada se parecen á las an-
tiguas cofradías ó hermandades. 1.° El mis-
mo señor Marina establece que «las causas
que principalmente influyeron en las anti-
guas reuniones se pueden reducir á dos,
•e5 al despotismo y opresivo ,


y deconcertado
gobierno de los príncipes , ó á las turbulen-
cias y convulsiones políticas que en dife-
rentes ocasiones expusieron el reyno á su
total disolucion , y en que confundidos to-
dos los derechos , y enervada la fuerza de
las leyes , peligraba la vida y la propiedad
del ciudadano." Preguntamos ahora: ¿ nos
hallamos nosotros en tiempos tan calami-
tosos y en tan apurada situacion? ¿vivi-
mos bajo el despotismo y opresivo y des-


Dm°
v. /3




concertado gobierno de algun príncipe?
¿Hay entre nosotros turbulencias y con-
vulsiones políticas que expongan el reino
á su total disolucion , y en las cuales, con-


fundidos todos los derechos , y enervada la
:fuerza de las leyes, peligren la vida y lapropiedad del ciudadano ? Pues si nosotros
no nos hallamos bajo ningun respecto en
la misma situacion que nuestros mayores,
¿ qué podrá probar lo que ellos hicieron
entonces para lo que nosotros debemos ha-
cer ahora? 2.0 Unas hermandades que «ce-
lebraban frecuentemente juntas, ora ordi-
narias, ora extraordinarias para tomarprow-
dencias gubernativas , económicas y milita-
res , velar sobre la observancia de las leyes
y- ordenanzas de la confederacion ; unas
hermandades que extendian escrituras de
seguridad comun comprensiva de los ca-
pítulos de reforma, en cuya custodia y ob-
servancia se debian todos ocupar emplean-
do todos sus recursos, talentos y autoridad
hasta proceder, si fuese necesario, con la


fuerza armada; unas hermandades que li-braban cartas para todos los concejos, al-
foces , corporaciones , alcaldes , merinos
mayores, magistrados y cualquier clase de
personas,. sin exceptuar la del monarca;
cartas píe todos dehian respetar por el
hecho solo de ir marcadas con los sellos
de la cofradia : unas hermandades que ha-
cian leyes y ordenanzas para la buena ad-
ministracion de justicia y conservacion del


227
orden y sosiego público : que podian sus-
pender la egecucion de las sentencias ci-
viles y criminales dadas injustamente por
los magistrados, requerirlos para que en-
mendasen el yerro cometido, y en el caso
de no hacerlo, avocar á sí el negocio para
-terminarle segun fuero y derecho : unas
hermandades cuya autoridad se extendia
hasta proceder contra los jueces, merinos
reales, y oficiales (le justicia indolentes ó
descuidados en administrarla, en cuyo caso
los puéblos confederados se la tomaban por
su mimo, en conformidad á los capítulos,


(
leyes y ordenanzas de la confederacion,


pág. 47,48 y 49) semejantes corporaciones, ,
decimos, ¿se parecen en algo á las reunio-
nes patrióticas modernas ? Y si no se pare-
cen ¿qué sacamos de toda esa erudicion
histórica? Nada en •rigor lógico: porque el
argumento se reduce en suma á lo siguien-
te : «En otros tiempos hubo unas reuniones
que fueron útiles: luego en estos tiempos
que en nada se parecen á aquellos, debe
haber tambien otras reuniones que tampo-
co se parezcan á aquellas, y que sean por
su misma naturaleza perjudiciales". Cual-
quiera ve que la consecuencia no es muy
legitima: 3.0 El señor Marina nos permiti-
rá que le hagamos una, pregunta acerca de
las hermandades mismas que tanto elogia,
y cuyos servicios tanto encarece y reco-
mienda. Despues de enumerar las faculta-
des que se arrogaban, concluye asi, (pág. 49)


.4




228
«He aqui los medios de que se valió el pue-
blo. español en diferentes épocas y en los
tiempos mas 'calaniztosos de la república
.para salvar la patria •y hacerse respetar de
los déspotas, y de los opresores de la li-
bertad -nacional, sin, chocar directa ni inch-
rectamente con la sagrada persona del prín-
cipe." Y nosotros nos tomamos la libertad
de preguntarle respetuosamente, ¿ cómo
se compone esta, última 'asercion con lo
que deja estampado en la pág. 48 .. saber,
que la hermandad despachaba carta - Sella-
das á los 'cofrades , y se les hacia- pleito
homenage concebido en estos términos:
«que vos ayudemos contra el rey é contra
don Sancho, é contra todos los ‘ reyes que
despues de ellos vinieren etc." •¿ Queremos
decir, si la hermandad se obligaba á ayu-
dar á sus individuos en caso necesario aun
contra el rey y contra el príncipe y contra
todos los reyes que les sucedieren, ¿ cómo
porfia dar esta ayuda sin chocar directa ni
indirectamente contra su sagrada persona?
Ademas algunos reyes de. Castilla ( por •Or.,
Bullo y despotismo enhorabuena) miraron
con desagrado á las hermandades, y « por
no poder resistir á sus esfuerzos sin com-
prometer su honor ó sin exponerse á los
peligros de una revolucion, y acaso á per-
der su existencia política tuvieron que con-
temporizar, ceder y aun aprobar y confir-
mar sus actas, capítulos y leyes (pág. so)";
parece que alguna vez se chocó harto di-


229
recta y violentamente contra ellos, pues
tuvieron que contemporizar y ceder, sope-
ña de perder su existencia política. ;luchas
otras reflexiones se nos ofrecían. acerca de
las antiguas hermandades; pero las omiti-
mos por no alejarnos del asunto princi-
pal. Pasemos á los argumentos de la tercera
clase que son las
DisposicOnes legales de ,


nuestros códigos


Poeces lo que tenemos que observar
en esta, --1.1'á clase. Ni las leyes recopiladas
que alega. la comisión, ni la de Partida que
cita el señor. Marina hablan ni pueden ha-
blar determinadamente. de las reuniones
patrióticas á la moderna, poi que entonces
no existian. Aquellas sin embargo pueden
aplicarse por analogía al caso presente, por
que prohibiendo justamente, como reco-
noce el señor Marina , todo lo que sea re-
bato, asonada, motín, gritería, tumulto;


-prohiben necesaria é implicitamente todo
lo que por su naturaleza deba producir es-
tos desórdenes, en cuyo caso están las reu-
niones tumultuosas no regularizadas por la
ley. Mas la de Partida que nada manda ni
prohibe , y que. soló' entincia teóricamente
las arterías de que se valen los tiranos para.
oprimir la libertad . pública , entre las cuales
cuenta la de « vedar en sus tierras, cofradías
et ayuntamientos de los ornes," qué ar-
gumento puede suministrar en favor. de las




f23o
reuniones patrióticas de nuestros días? Esta
sola proposicion en que la comision con-
viene, convenimos nosotros, y convendrá
todo hombre que profese principios libera-
les , á saber, que asi corno los tiranos pro-
hiben que se reunan los ciudadanos, asi
los buenos gobiernos deben permitirlo. De
acuerdo ; pero no es esta la cuestion. La
cuestion es si las reuniones en que se jun-
ten para discutir asuntos políticos, se han
de constituir y reglamentar por sí mismas,
sin noticia siquiera del gobierno ; si han
de tener tribuna y auditoría ; si han de
formar corporacion ; si han de poder tomar
la voz del pueblo, y si se han de correspon-
der entre sí. La comision dijo , y nosotros
decimos , que organizadas de esta manera
son funestisimas y ocasionan necesariamen-
te, mas pronto ó mas tarde, motines, gri-
terías y tumultos : el señor Marina dice que
nó, y si se quiere tendrá razon ; pero no será
ciertamente por la ley de . Partida, que nada
dijo ni pudo decir sobre semejante cuestion.


Conclusion.


El señor Marina deduce-de todo lo ale-
gado en su opúsculo, que la ley presentada
por la comision no solo no era necesaria,
sino antes bien inútil , perjudicial, injus-
ta-, anticonstitucional , y contraria á los
principios adoptados por los gobiernos li-
bres. Y como al ilustrar esta conclusion


23 it
general (pág.. 68 y siguientes), añade algu-
na que otra reflexion nueva , no nos des-
entenderémos de ellas tampoco.


La ley no es necesaria ; porque las que
ya existian previenen suficientemete todos
los crímenes , y para castigarlos basta que
el magistrado las aplique. Respuesta. Aqui
se hace equívoco con la palabra previenen.
Es verdad que las leyes anteriores preve-
nían todos los crímenes , delitos y contra-
venciones en el sentido de que los han
previsto, y señalaba á cada uno su casti-
go; pero es falso que prevengan los excesos
que pueden resultar de las reuniones pa-
trióticas , en el sentido de precaverlos y
evitarlos , que es de lo que se trata en
la nueva. Esta no es una ley penal , sino
reglamentaria. ¿ Y quién puede negar que
para nuevas instituciones son necesarios
nuevos reglamentos ? Esto es, pues, lo que
se ha hecho. No habia habido nunca en
España reuniones populares, como las esta-
blecidas desde 9 de marzo, y de consi-
guiente no habia ley que las regularizase.
Se establecieron, y fue preciso reglamen-
tarlas. ¿ No era esto necesario ? ¿Se debia
dejarlas á su arbitrio , para que degenera-
sen en clubs revolucionarios ? Poca pru.
dencia hubiera sido de parte del legislador:


Es inútil ; 1.° porque no conviene ha-
cer que intervenga el imperio de la ley
sino cuando hay necesidad, y se espera
de ello el bien del estado : a.° porque no


>IV




232
es bueno multiplicar las leyes, pues su
multitud las hace despreciables : 3. 0 por-
que el resultado del nuevo reglamento será
que el mal eche mas hondas raíces , y la
enfermedad se agrave : 4.° porque muchas
veces es mejor disimular los defectos , que
sugetarlos á reglas ó castigarlos: 5.° porque
una ley tiránica no puede ser respetada
por un pueblo libre. Si es violenta, perderá
su fuerza entre hombres que aprecian su dig-
nidad-; .y sino se deroga, la hará callar la
fuerza de la opinion, y de la costumbre.


Respuestas á cada uno de estos capítu-
los. Al z.° En punto á reuniones 'labia
necesidad de que interviniese una ley .: los
excesos lo habian demostrado : de la que
se (lió se espera el no pequeño bien de
evitar males gravísimos. Al 2.0 No se de-
ben multiplicar leyes sobre una misma ma-
teria ; pero en esta se está tan lejos de ha,
berlas multiplicado , que no hay mas que
esta sola. Al 3.° No tema el señor Marina
que el árbol arrancado de cuajo eche mas
hondas raíces. Al 4.0 Los defectos no se
sujetan á reglas : estas se establecen para
que no se cometan ; y en la ley no se
trata de éastigar ningun defecto, sino de es-
torbar que los baya. Al 5.0 La ley de que
tratamos no es tiránica ni violenta ; y no
hay que temer que la haga callar la opi-
nión , -porque esta no está por las-reuniones
á manera de clubs.
. «Es perjudicial, porque paralizará los


233
conatos y esfuerzos del celo y patriotismo:
cautivará los grandes ingenios con sus tra-
bas y lazos: embotará los resortes de los
movimientos progresivos del espíritu hu-
mano: eclipsará el astro que ya se habia
elevado sobre nuestro horizonte : apagará
las luces de que tanto necesitamos : in-
troducirá el desaliento; y acaso en el pue-
blo sinsabores y disgustos , y cierto géne-
ro de desconfianza hacia la opinion del
Congreso." Acerca de tan aciagos pensamien-
tos y vaticinios, diremos solamente al se-
«ñor Marina que se tranquilice ; que nada
de todo esto sucederá, porque las reunio-
nes no sean en adelante lo que fueron an-
tes del i4 de octubre. Ni se paralizarán
lós esfuerzos del patriotismo , porque este
no. consiste en ser orador ó agente de las
reuniones; de otra manera mal patriota se-
ria el señor Marina que nunca ha asistido
á ellas : ni Ios grandes ingenios serán cau-
tivados por las trabas de la ley, pues esta
ninguna les pone para que escriban cuanto
quieran , que es lo propio de' los grandes
ingenios : ni se embotarán los resortes de
los progresos del espíritu humano ; porque
este les ha•hecho , hace y hará-sin clubs,
y lo que es mas , á.. pesar de ellos; ni se
eclipsará el astro, porque no está en con-
juncion con los cafés ; ni se apagarán las
luces, porque hay otros medios mas segu-
ros y legítimos de' avivarlas: ni habrá des-
alientos, ni disgustos, sinsabores, ni des-




234
confianzas, porque las novecientas noventa
y nueve milesimas de la nacion se curan
muy poco de las tales reuniones.


«Es injusta : porque disolver legalmen.
te las federaciones patrióticas no puede
dejar de ser indecoroso á sus individuos.
El decreto de su abolicion es en cierta
manera un castigo, y el castigo supone
delito , y el cielito debe constar legalmente,
precediendo las formalidades judiciales;
acusacion , sumaria, informacion de causa,
proceso y sentencia de juez." Aqui desea-
riamos por el honor del señor . Marina
que no hubiese empleado un argumento,
cuya falsedad y sofisteria salta á los ojos.
Las Cortes , aprobándolo el señor Marina,
han disuelto legalmente varias corporacio-
nes religiosas; y nosotros le preguntamos,
¿ ha sido este acto indecoroso á los indi-
viduos que las componian? ¿el decreto ha
sido un castigo ? ¿este castigo ha. supuesto
cielito ? ¿ este delito constaba legalmente ?
¿ han precedido formalidades judiciales ? ¿ha
habido acusacion , sumaria , proceso y sen-
tencia ? Sin embargo , las corporaciones
religiosas -suprimidaS' -, habian sido estable-
cidas con autoridad pública , existian hace
muchos siglos, etc. , etc. , circunstancias
que no concurren en las reuniones de los
cafés. ¿ Cómo, pues , han sido disueltas
sin proceso judicial ? Porque toda nacion
tiene el derecho de suprimir por una
medida legislativa toda corporacion que


235
sea perjudicial , ó solamente inútil.


«Es anticonstitucional : porque priva á
los patriotas de los placeres de una justa
libertad, y las satisfacciones que produce la
comunicacion de


• sus opiniones y pensa-
mientos, derecho que otorga la Coristitu-
cion á los ciudadanos en todas las circuns-
tancias y casos en que no pueden perjudicar
ni' ofinder á la sociedad ni á sns indívicluos."
Pero esta es la cuestion , respondemos
nosotros. Por consiguiente dar por sen-
tado que las reuniones no eran perjudicia-
les en el sentido en que hemos dicho, y
deducir de aquí que la ley que •la regla-
menta es anticonstitucional , es lo que se
llama en las escuelas petitio principié..


«Finalmente es contraria á las princi-
pios adoptados por los gobiernos libres;
porque en estos el ciudadano goza del
derecho de hacer todo aquello que no
es contrario á la ley." Sin duda:. y por eso
son necesarias leyes que le prohiban hacer.
lo que perjudique á la sociedad entera, ó
á los individuos; y por eso queremos que
haya una que prohiba á un corto número.


Ixle federados tomar el nombre del pueblo,
hacer peticiones, etc., etc., porqué lo..cree-
m os perjudicial.


Concluyamos. ya este dilatado artículo
con tres observaciones necesarias para que
se conozca bien, cuál es el espíritu que nos
anima, y cuán. puro es ,nuestro celo..


na No se infiera de cuanto hemos di-


111




2:17.
nes de ninguna clase 6.° Con mas razon
estará prohibido á los concurrentes salir de
alli en tropas tumultuarias para hacer de-
mandas verbales á los {uncionarios públi-
cos ó pedirles cuentan de sus operaciones.
7
.° Los ciudadanos que quieran formar una


reunion pública, exteu derá n previamente un
reglamento que regularice todas sus ope-
raciones, y le pasarán para su aprobacion al
gefe político ó alcalde constitucional. Este y
demas autoridades á quienes competa,
cuidarán bajo responsabilidad, de que en
las reuniones no se-cometa exceso alguno;
y si llegare á verificarse, podrá disolver
inmediatamente la que hubiere contrave-
nido á la ley ó á su propio reglamento, ó
turbado de cualquier mode, la pública.
tranquilidad. Bajo estas regias y otras que
los magistrados locales podrian -añadir, si la
experiencia hiciese ver que eran necesarias;
estarnos tan ,,lejos de oponernos á que haya
reuniones, que quisiéramos que hubiese
una en cada calle; con tal que en ellas
nunca se pidan cabezas, aunque sean de
conocidos criminales ; porque si al prin-
cipio re piden estas, luego se pediran las
de los ciudadanos mas inocentes y acaso
los mas beneméritos. Tengase presente que
mamá mala exempla ex Lonas initiis orca
snnt..


2.a Ademas de estas reuniones públi-
as y abiertas , puede haber otras privadas,


pero• con noticia del gobierno, á quien se


236
cho en este examen, ni de lo que digimos
en nuestro primer número, que somos ene-
migos de las luces, y que nos oponemos
á su propagacion. Mal conoceria nuestros
principios, y notable injuria nos baria el
que de esta manera nos juzgase. Si hemos
combatido y combatimos todavia las reu-
niones, tales como existian antes del y4
de octubre, es precisamente porque esta-
mos persuadidos de que en ellas se infla.;
maban indebidamente las pasiones del au-
ditorio, pero no se le instruia. Asi nuestra
opinion es, que debe haber reuniones pa-
trióticas, y que serán muy útiles siempre
que se contengan dentro de los límites pres-
critos por la sabia ley de las Cortes, y se
organicen bajo los principios siguientes:
1.° Todos sus individuos han de ser per-
sonas conocidas, de buena conducta, y que
por su clase educacion den suficiente ga-
rantía de que respetarán el orden y guar-
darán modéracion, w° El auditorio even-
tual , si le hubiere, escuchará en silencio
sin interrumpir al orador, y sin aplaudir ó
vituperar con gritos y palmoteos lo que
dijere. 3.° Los oradores no arengarán de
memoria y' de repente, sino que leeran los
discursos que lleven preparados. 4.° Estos
discursos quedarán archivados y sus autores
serán.. responsables de su contenido en la
misma forma que si estuviesen impresos.
5.° Nunca se propondrán en ellas resolucio-•
nes, ni se extenderán y firmarán peticio-




238
pasará lista de los socios, y se dárá aviso
del lugar-de las sesiones; y sin mas forma-
lidad podrán los individuos reunirse perió-
dicamente, y hablar cuanto • quieran de
política, discutir cuantas cuestiones encier-
ra esta ciencia, tomada la palabra en toda
su extensmn, ilustrarse mutuamente, y pro-
pagar los conocimientos publicando memo-
rias y todo genero de escritos sobre mate-
rias de gobierno, y otras si gustasen. De
estas quisieramos que hubiera una en cada
casa si posible fuese: tan distantes estamos
de aborrecer la luz. Ya existe en la calle
de los Jardines alguna reunion de esta cla-
se , y á su imitacion podrian formarse
otras.


• 3.a Rogamos á los ciudadanos que com-
pusieron las reuniones anteriores al x4 de.
octubre, se persuadan de que si somos
enemigos de la institucion, tal como era,
no lo somos de las personas : y que mi-
ramos por los intereses de estas, cuando
combatimos aquellas ; porque si hubiesen
continuado, hubieran degenerado muy,
pronto en clubs revolucionarios: de cuyo
furor hubieran sido ya, ó lo serian con el
tiempo, víctimas sus mismos. fundadores.
Ellos habrian empleado tan temible instru-
mento para laudables fines; pero cuando
hubiese pasado á manos de gentes amenos
'bien intencionadas,'se volverla contra los
mismos artífices. Esto sucedió á Danton,
Robespierre, Couthon , Saint Just y . de


mas corileos de los jacobinos, y esto su-
cederá siempre y necesariamente á todo
el que exalte las pasiones de la multitud:
que cuando quiera calmarlas, ya no será
tiempo ni tendrá fuerzas para ello.


Al artículo del protocolo del congreso
de Viena, inserto en nuestro anterior nú-
mero , añadiremos en este la nota en que
el ministro inglés lord Castlereagh dió su
aprobacion. Es curiosa, porque defiende el
honor é intereses de Francia y de Espacia
con mas fuerza que la que se podia es-
perar en aquellas circunstancias de un ple-
nipotenciario británico.


«Doy mi asenso á las proposiciones
contenidas en el anterior protocolo , re-
conociendo que las cuatro potencias, como
autores del tratado de París, tienen mas
derecho para proponer las medidas ulterio-


,,•es que resultarán de él.
« Sin embargo , estas medidas deberán


discutirse franca y liberalmente con las
otras dos potencias, considerándolas como
amigas y aliadas , y no en un estado de
hostilidad.


« Con respecto á la espresion terminado
enteramente , y hasta la peileeta unanimz-




2 40
dad, deseo que se comprenda can dis-
puesto estoy á hacer todos los sacrificios
posibles de mis opiniones á las de mis eó-
legas para lograr la unanimidad ; pero no
puedo obligarme á seguir siempre el voto
de la pluralidad de los plenipotenciarios,
y me reservo el derecho de manifestar mi
contraria opinion , si :desgraciadamente
ocurriere este caso , de la manera que las
circunstancias me dicten que debo hacerlo
en nombre de mi corte". Firmado= Castle-
reagh = Viena 3 de setiembre de 1814=
Visto bueno = Metternich, .217 esselrode 7 11
demberg Humbold.


EL GEN
PERICS.P.WQ POLÍTICO Y LITERARIO.


N.° 28.
SABADO, 10 DE FEBRERO DE T821.


De iniciativa de las leyes.


No es extraño que una nacion despojada
como la francesa de la facultad de hablar
por el espacio de x4 arios, mirase como
un gran beneficio la restitucion del dere-


Ireh
cho de discutir, aun cuando se quedase


•as manos del poder la iniciativa exclu-Iva,
de la ley. Pero sí lo es, que al pueblo


lpolitano,
constituido en la actualidad


segun los verdaderos principios del régi-
men representativo, se le quiera imponer
ese yugo insufrible, causa de todos los ma-
les que han afligido la Francia durante los
seis años últimos, entre las condiciones dela m


ediacion con que se le convida. Nos-
oxpos creemos que Nápoles puede hacer al-r. Tollo v.


e 1;




243época señalada por ella misma para su re-
vision : porque son muy diferentes las cir-
cunstancias. Nuestra. constitucion fue hecha
para la nacion española; ha sido reconoci-
da por dos veces y en dos épocas muy
diferentes por las potencias extrangeras, y
por consiguiente no puede, ser nunca el
obgeto de transacciones diplomáticas. Ten-


, (Iremos pues todo el espacio y libertad ne-
cesarios para modificarla por nosotros mismos
cuando la ley lo mande. No es la misma
la situaclon de los napolitanos, que ni se
han adherido á ella tan


.
absolutamente


como nosotros, ni se hallan con la misma
independencia diplomática para la adop-
eion total de nuestro código. Pero como
las 'transacciones actuales de la política con-
sisten en dejar á los pueblos las menores


-


libertades que sea posible, y hacerlas Hit-
" sorias despues , es muy importante toda
cuestion en que se manifieste á- las nacio


1,1 nes, que en las concesiones que se les
hacen , se les dan palabras y no cosas. Aho-
ra bien, nosotros estamos persuadidos de
que la libertad representativa es ilusoria,
cuando la iniciativa de la ley existe esclu-
sivamente en manos del ministerio.


Si la libertad representativa es algo , es
•16.


2 4 2gunas modificaciones en la constitucion es-
pañola que ha adoptado, sin faltar á su
dignidad; pues desde el principió declaró


que se modificarla sin faltar á los derechos
imprescriptibles de la libertad, que pue-
den salvarse bajo diferentes combinaciones
constitucionales; mas no seríamos nosotros
los que le aconsejásemos que pusiese en
Manos del ministerio las llaves del poder
legislativo, para que abriese y cerrase á su
arbitrio. El sabio Lanjuinais en su escrito so-
bre las modificaciones que requiere la
constitucion española para hacerla aplicable
á las Dos Sicilias, se guarda muy bien de
dar exclusivamente al gobierno la iniciati-
va de la ley ; antes bien la hace comun á
los tres ramales del poder legislativo el
rey, el senado y el cuerpo representativo;
y aunque en parte 'nos hemos separado
de su opinion , sin,embargo esta facilidad I,
que concede tres caminos á la ley para. ser
admitida á discusion, es mucho mas libe-
ral que la que le impide la introduccion,
como no sea por la propuesta del gobierno.


Tampoco somos de la opinion de aque-
llos que creen que las modificaciones de la
constitucion en Nápoles abrirán el -camino
á que se modifique en España antes de la




244precisamente la facultad de deliberar y dis-
cutir sobre las leyes; mas si la propuesta no
nace del mismo cuerpo que delibera, claro


es
que se reducirá entonces á un poder


meramente negativo,
muy semejante al que


organizó Napoleon en sus cuerpos legisla-
tivos: porque la verdadera potestad está


la eleccion; y ¿qué diferencia hay del
e
legislador enmudecido, al legislador que
solo puede hablar sobre los obgetos que
se le señalan? Ninguna. Los legisladores de
la carta constitucional son como nuestros
.abogados, á quienes el presidente del tri-
bunal interrumpe á cada paso , obligándole
á qué se limite al hecha.


No hay duda en que el gobierno, to-
cando mas de cerca las necesidades de la
nacion, se halla en una situacion muy á
propósito para proponer leyes útiles ; y
por eso en ninguna constitucion se ha pri-
vado al ministerio de la facultad de proponer
Pero tambien es igualmente cierto que hay
'muchas leyes útiles y aun fundamentales
'que jamas serán propuestas por los manis
tros, ya porque repugnan á sus intere
.ses , ya porque limitan el poder de la co
rona, de la cual son y deben ser defenso-
res natos. Un egemplo muy del dia y al


a45
mismo tiempo muy convincente manifes-
tará este principio. La carta dice, que los


• ministros serán responsables ; pero como la
carta es mas bien una coleccion de máxi-
mas que un cuerpo de leyes, se necesita
de una ley particular para que la responsa-
bilidad del ministerio pase de ser un axio-772CG á ser un hecho. Todos los publicistas
de Francia invocan esta ley, todos los di-


j
putados de todos los partidos se han que-
ado sucesivamente de su falta cuando el


..ministerio no ha obrado segun sus opinio-
nes. Pero la ley no existe,


-y probablemen-
te no existirá mientras la iniciativa esté en
poder de los ministros ; porque eso de
decir al gefe de las tropas: yo os entrego la
espada para que la volvais contra mí,
falto á las leyes ; se queda bueno para el
sucesor de Nerva, mas no para los ministros
del dia,. que gustan del poder y no de la
responsabilidad. Véase, pues, un caso prác-
tico en que la iniciativa exclusiva del go-
bierno priva á la nacion de una ley fun-
damental.


Si el ministerio puede proponer leyes
. útiles, los diputados del pueblo se hallan


tambien en estado de conocer las. necesi-
1 ' Jades; Con esta diferencia, que el ministe-


-)




246
rio, sí sus intenciones son rectas, puede
ver nias en grande y de una sola ojeada
la nacion que administra, cuando los di-
putados solo tocan necesidades ó peligros
parciales , y sola la reunion de sus luces y
noticias en el congreso puede dar á sus
ideas el caracter de universalidad, que es
condicion necesaria para una Buena ley.
Parece, pues ,.que la naturaleza indica que
se debe conceder la iniciativa tanto á los
que velan sobré la generalidad de los nego-
cios , como á lós que notan los males
particulares y los medios de atajarlos.


Estas ideas son puramente teóricas , y
hasta ahora hemos prescindido de las dispo-
siciones particulares que afectan tanto á los
ministros como á los diputados en un pays
constitucional. Los hemos contemplado en
su calidad política, y no hemos atendido


247
nos y revoluciones .del mundo. Entre los
atenienses las. riquezas. estaban en la demo-
cracia, y la igualdad fue la divisa de
aquella célebre república. En Roma la par-
te productiva del estadq era la. milicia que
aglomeraba en las orillas del Tiber los
tesoros: del universo ; y la milicia de Ro-
ma creó el proconsulado, .y el proconsulado
la tiranía militar. En los siglos bárbaros
se halló primero la nobleza y despues el
clero. enseñoreados de las tierras ; y, la
nobleza y el clero dominaron. En


.
el dia


las luces. del siglo han hecho que no se
conozcan mas riquezas que las. de la in-
clusti .ia (s.), y en esta parte (. quién lo
creyera ?) la libertad de los pueblos ha
sido auxiliada poderosamente por la avidez
tiránica del erario, cuya tendencia general


• desde el siglo XIV se ha dirigido á hacer
plebeyos todos los bienes para estender los
límites cl.e su - dominio. Hay, pues, tres
intereses muy notables en todos los pue-
blos modernos : el de la industria , que es
dernocrzaico. por sn esencia, el de las dis-


(t) Entendernos por industria hasta la agricultu-
ra, ó el arte de producir


• riquezas con el auxilio de
la tierra
sol , el agua y otros agentes naturales.


á las , pasiones humanas. Si las hacemos
entrar en consideracion , veremos que pri-
var á la cámara de la iniciativa de la ley,
es no conocer la esencia de la monarquía
moderada.


Tres son los elementos de toda socie-
dad , poder , distinciones , riquezas. Las
combinaciones diferentes de estos elemen-
tos han dado origen á los diversos gobier-




441


248
tinciones, que quisieran suplir con el recurso
de los privilegios la falta de los talentos
y de las virtudes, y el del poder que
pugna constantemente por aumentar sus
atribuciones y la esfera de su actividad : de
aqui la tiranía y la conquista.


Pero cuando las atribuciones del poder
se han fijado por el pacto constitucional,
sea cual fuere, el primer interés de los re-
yes es la conservacion de la paz interior;
porque sin ella ni estan seguros en sus
tronos, ni tienen la consideracion y gloria
exterior, que es tan necesaria para su exis--
tencia política. Pero la paz interior no
puede consolidarse, mientras ' no esten á
cubierto de toda invasion todos los inte-
reses existentes en la sociedad. ¿Cuál es,
pues , la obligacion de un, buen rey? Va-
lerse de la autoridad que ponen en su ma-
no las leyes constitucionales, para asegurar
á cada uno lo que es suyo ; es decir, im-
pedir que se cometan atentados contra los
intereses individuales, y hacer que se ofrez-
can suficientes garantías á todos los miem-
bros de la sociedad. Mientras los unos sean
perseguidos, y los otros sean dominan-
tes habrá revolución; y el estado de revo-
lucion es el mas espantoso de- todos.


249
A los reyes les seria muy facil cumplir


con esta sagrada obligacion que les impo-
ne.' tanto el bien general de sus pueblos
como el interés particular de su conserva-
cion y su gloria, si el sistema constitucio-
nal no los obligase por otra parte á depo-
sitar el peso de su poder en los ministros.
Estos por consiguiente, ademas de la ambi-
cion, que les es comun con el rey, de au-
mentar su prerogativa , tienen miras de
ambicion particular que los mueve á adop-
tar con preferencia todos los arbitrios que
sean útiles para la conservacion de sus des-
tinos. Ha aqui por qué es tan rara la im-
parcialidad en los ministros, por qué en
lugar de conciliar los intereses encontra-
trados , como exige la gloria del monarca
que representan, se complacen al contra-
rio en aumentar la division: finalmente
por qué se ponen casi siempre al frente de
una faccion en lugar de ponerse al frente
de la patria.




De todos los medios que pueden po-
nerse „á disposicion del ministerio para sa-
crificar á la conservacion de su destino el
honor del monarca y el bien público, el
mas enérgico es indudablemente la inicia-
tiva esclusiva de la ley : porque siéndoles




25o
muy faca conocer cuál es la mayoría nu-
mérica de la cámara, serán perpétuamente
vencedores , porque siempre propondrán
leyes agradables á dicha mayoría, por mas
respetables que sean los intereses que der-
riben con ellas: este es todo el artificioso
misterio del sistema de báscula, tan segui-
do en nuestros dial, y que consiste en tires
operaciOnes sencillísimas: ponerse al
frente de la pluralidad , sean sus preten-
siones justas ó injustas: 2.a emplear todos
los -medios posibles para impedir que la
pluralidad actual dé la ley, procurando


, que sus enemigos obtengan mayor número
en las elecciones : 3.a pasarse al bando de
estos enemigos , cuando han aumentado su
número, aunque solo sea en un voto. A
estas tres operaciones pudiéramos añadir
la cuarta, y es caer ignominiosamente, cuan-
do habiendo hecho mal á todos los parti-
dos y bien á ninguno , se hallan siendo
obgeto de la execracion y del desprecio
universal.


De aqui la versatilidad, que es uno de
los mas grandes males que pueden afligir
á una nacion, porque nada hay seguro,
cuando no se puede confiar ni aun en la
voluntad de los gobernantes: de aqui las


251
quejas generales, porque no hay ningun
interés que 1101 haya tenido su época de
desgracia : de aqui la falta de influencia di-
plomática , porque una nacion agitada- de
discordias intestinas, no puede inspirar res-
peto á las estraiías: de aquí en fin, la ar-
rogancia de los que actualmente estan fa-
vorecidos, y la indiferencia de la nacion
al gobierno, porque esto sucede siempre
que no se gobierna para hacer bien á la


41
- nacion. Los franceses han visto y padecido


todos estos males en la funesta cuestion
que los ha dividido y divide todavía
acerca de la ley de elecciones. ¿Cuál:es la
fuente envenenada de donde han salido
todos, corno en otro tiempo de la caja
.de Pandora ? La


• iniciativa esclusiva de la
ley, que no ha permitido hasta ahora ha-
cer efectiva la responsabilidad del minis-
terio , ni organizar la administracion de-
partamental, ' y por consiguiente que ha
impedido la creacion de una pluralidad
rzaczonal eri la cámara de los diputados,
•que obligase á los ministros á gobernar para
bien de la Francia, no segun las opiniones


los intereses de este ó de aquel partido.
Valiéndose de la facultad de proponer, han
quitado al rey la mas preciosa de sus pre-


4




253


.11


252
rogativas, que es la de ser el conciliador
de sus pueblos; prerogativa 'cuyo egerci-
cio inmortalizó al buen Enrique IV. La
iniciativa no le sirve al rey, sino á los mi-
nistros; pero el mal está en que el rey
que no tiene necesidad de ella, aparece
como autor de todas las calamidades á que
da lugar.


Decimos que el rey no tiene necesidad
de esa iniciativa, y • es claro ; puesto que
despues de todas las discusiones posibles en
las cámaras, tiene la potestad de suspen-
der el efecto de las deliberaciones. ¿De
qué le sirve, pues, la facultad esclusiva de
proponer? De perder el caracter sublime
de imparcialidad, que es el primer atributo
de la ;Monarquía. Un ministro viene á la
cámara ; propone una ley, y dice: así lo
quiere el rey: he aqui ya el primer nombre
de la monarquía constitucional comprome-
tido en un negocio que no es suyo : por-
que casi siempre se agitan intereses muy di-
ferentes de los del trono; y una de dos, ó
hay libertad , y la propuesta es rechazada
con oprobrio del nombre, real , ó "no hay
libertad para negarse á admitirla, y en
esta Itipótesi la esclavitud de hecho no
merece la pena de tener dos cámaras


y dos clases de colegios electorales.
Uno de los mas grandes inconvenientes


de la iniciativa ministerial , es que no per-
mite. á las leyes fundamentales la consoli-
daciOn necesaria para formar el espíritu
público y. las coStumbres de la nacion.
Apenas el ministerio provee que' una ley,
establecida ya, pugna con los intereses de
su ambicionó con las pretensiones de sus
protegidos , cuando hace uso de su facul
tad de proponer para modificarla 6 des-
truirla, teniendo antes muy buen cuidado
de preparar la opinion por medio de los
periódicos ministeriales, que nunca faltarán
donde haya quien quiera destinos, y minis-
tros que los nombren. Por Otra parte, ellos
estan en la fortaleza del poder : pueden
aprovechar cualquier momento favorable,
y lo aprovechan siempre que cuentan 'con
la pluralidad numérica en la cámara. No
en valde ha dicho un ministro de una
narquía constitucional, hablando de cierta
clase de gentes, que no es de su gusto : yo
les haré que sepan lo que puede todavía un
ministro. De esta manera, ni los principios
constitucionales se fijan, ni las pasiones se
aquietan, ni hay una ley de la cual no se
pueda temer que será -


anulada en la pró-




254
sima legislatura. ¿Pero que importa? Los'
ministros habrán conservado su poder, gra-
cias al recurso que les ofrece la iniciativa.


Para conseguir este resultado, se Valen
de las doctrinas, como de armas que no
tienen precio alguno, sino cuando los de...
fienden , ú ofenden á sus contrarios. Toda::
doctrina es buena, como Produzca la plu- -
ralidad deseada: esta es la divisa del mi-
nisterio francés desde 18[4. De esta sinies-lit
tra disposicion resulta, que los ministros


• pugnando por ser los árbitros absolutos
de los hombres y de las cosas, son ellos..
mismos esclavos de las circunstancias; y
por no someterse al yugo de la razon,
sufren el, de la suerte ; y no es lo peor
que ellos lo sufran, sino que lo imponen á .,
las cosas mas sagradas en política , y que
debiendo ser eternas, entran por las com-
binaciones ministeriales en el dominio de
la versatilidad. Tales son los principios fun-
damentales de la Constitucion del pays y las
máximas que sostienen el gobierno . , y las
garantías que defienden las libertades públi-
cas. Toda esta coleccion de doctrinas que
componen la esencia de la administrador],


:debe ser eterna , é inmudable ; mas no es
posible que lo sea bajo ministros que quie-


255
ren perpetuarse en el mandó.. La Francia
ha visto pasar el ministerio del partido li-
beral al aristocrático, y de este


-
al liberal,


lo menos dos veces en seis afros : pero esta
insconstancia no hubiera producido efectos
muy dañosos, si el ministerio no poseyese
al mismo tiempo la facultad de,


arrastrar
en pos de sí en sus divagaciones contra-
dictorias á las leyes , á las doctrinas cons-
titucionales , y hasta la misma Cuita. Si es-
ta no ha sucumbido , es un prodigio que
se debe al valor de sus amigos ; los cuales,
viendo que no les han dejado mas que fra-
ses , quieren sin embargo conservarlas á toda
costa, cuando no como gérmenes de la
libertad futura en tiempos mas felices , á
lo menos como materiales preciosos , reu-


' nidos por un rey legislador para levantar
un edificio magnífico. El diseño está hecho:
los materiales prontos; pero las manos que
-debian elevarlo , estan empleadas en legra.
dar bajo el pretesto de .


corregir.
Para conocer hasta qué punto elministerio


frances es esclavo de las circunstancias, basta
saber que en la época que siguió inmediata-
mente al asesinato del duque de Berry, época
.de calamidad, de pasiones y de terrores,
propuso nada menos que desheredar de los




256
derechos•políticos á las tres cuartas•artes de
la Francia, limitando el derecho de eleccion
á los grandes propietarios, y reduciendo
á un limitado círculo de aristocratas la fa-
cultad de representar la nacion. Si esta in-
sensata proposicion se hubiera adoptado,
nada era capaz de libertar á la Francia de
una revolucion espantosa, y aquel . pays
debe á la vigorosa oposicion del lado iz-
quierdo la eonservacion del orden y de la
monarquía. ¿Qué razon movió á los mi-
nistros á chocar de frente tantos intereses
como iban á ser sacrificados por aquel pro-
yecto? Las circunstancias. La eleccion de
Grenoble , la revolucion de España , y el
establecimiento de los gobiernos constitu-
cionales en Alemania, les hizo temer que
el partido liberal , al cual se hablan uni-
do , no tardaria mucho en hacerse supe-
rior al ministerio, y arrancarle el poder
dictatorial que le daban las leyes de es-
cepcion , y en derribarlos de sus destinos.
Al mismo tiempo el terror y la indigna-
cion , producidos por un crímen espanto-
so, les dió toda la pluralidad que desea-
ban, y creyeron oportuna la ocasion para
deshacerse del importuno liberalismo. Se
engañaron, por felicidad de la Francia , y


257,
se vieron obligados á .proponer un suple-
mento á la antigua ley de elecciones ,
• cual fue admitido sin discusion : de modo
que la Francia , despues de tres meses de
deliberacion , obedece á una ley que no
fue discutida en la tribuna nacional. Esto
no debe extrañarse : porque gracias á la
conducta del ministerio , las cosas habian
llegado á,tal punto , que era imposible ha-
cer la paz, si se hablaba sobre la materia,
y se debió al silencio la aparente y momen-
tanea concordia , de la cual se apeló por
entrambas partes á fas elecciones. Pero lo
que es mas admirable que una ley funda-
mental admitida sin discusion , es la dia-
léctica ministerial. Estos decian á los dipu-
tados del lado izquierdo , que anunciaban
los peligros del proyecto que se discutió an-
tes : « nosotros habiamos querido proponer
el parlamento de siete años : no lo quisis-
teis. Propusimos despues otro proyecto: la
comision lo rechazó. Quizá el que ahora
proponemOs es malo ; pero no tenemos no-
sotros' la culpa. ¿Por qué no aceptais desde
luego lo que se os da? Sabed, que para ha-
cer una ley, necesitamos de mayoría ; y si
nos negais vuestros votos, nos vemos pre-
cisados á modificar el, proyecto para ga-


Tomo v.
17 •




a58
mar el partido opuesto." Asi obrará siempre
el ministerio que posea la iniciativa esclu-
siva de la ley. Estas palabras son la impug-


' nacion mas convincente de esta institucion
de la Carta.Qué pueden ¿poner á estas reflexiones
y á estas esperiencias los defensores de la
iniciativa real ? ¿El temor de que la cámara,
si posee la iniciativa, la emplee para de-
liberar sobre leyes escesivamente demo-
cráticas y contrarias á la prerogativa de la
corona ? Pero ¿ qué puede temer el monarca
de semejantes proyectos , aunque se discu-
tieran y deliberaran en ,e1, cuerpo legislati-
vo, cuando tienen que pasar por la cáma-
ra de los pares', cuyo interés primordial
es impedir los progresos de la democracia,
y ultimamente él, en virtud de su prero-
gativa, es el que ha de. dar la sancion de-


. finitiva á todas las leyes? Estos temores son
infundados: el ahuso, que los comunes po-
drian hacer de la iniciativa, se puede cor-
regir con suma facilidad: el que hacen los
ministros de la propuesta esclusiva , es ir-
remediable, si se atiende á la influencia


que forzosamente han de egercer en las
elecciones de diputados. , y á la imposibi-
lidad que tiene la cámara de proponer


25s,
mejores planes que el ministerio. La facul-
tad de presentar indicaciones ó enmiendas
ó es insuficiente , ó muda enteramente el
estado de la cuestion, y equivale á conce-
der la iniciativa á la cámara, como se haill
visto en la discusion sobre la ley de elec-
ciones. .


Sea, pues, la iniciativa comun al mi-
nisterio que conoce las necesidades gene-
rales de la nacion , y á los diputados que
conocen las particulares , y pueden cono-
cer las generales por la reunion de sus lu-
ces y noticias en la cámara' de los cornu.,
nes ; mas no existiendo ninguna de estas
razones en el senado ,. ó cuerpo conserva:-


r
dor, no hay motivo para concederla inicia-
tiva de la ley en ningun caso, y aumen.,
tau las atribuciones de un cuerpo , ya tan
poderoso. Por otra parte , concederle una
influencia positiva en la legislacion , seria
"quitarle el caracter de poder intermedio,
cuya fuerza no debe entrar en egereício,
sino solicitada por otro de los poderes
constitucionales.


Nosotros, pues, no tendríamos dificul-
tad en aconsejar á los napolitanos que res-
pondie.seu á los que le ofrecen la. media-
cion con las potencias del norte , excitán-




1


260
dolos á que renuncien á la facultad de pro
poner los proyectos de la ley : Guardad '
vuestra iniciativa esclusiva que os ha ser-
vido para eludir la responsabilidad de los
ministros, y para convertir vuestro gobierno
en un Proteo , adaptable á todas las formas
y á las calidades . mas opuestas. Nosotros
queremos un ministerio que no se liberte
de la responsabilidad , , echando la culpa
del pésimo manejo de los negocios á la
faccion que ellos mismos llamaron , galan-
tearon y entronizaron para libertarse de
la faccion contraria, que en su dia será
tambien invocada, y despues calumniada.


n• O ministros de Francia! sois los mas feli-
ces gobernantes del universo: pues se ha
declarado publicamente que la monarquía
estaba en peligro , sin que ninguno de
vosotros haya resultado culpable. No ne-
.


cesitais de talento : vuestra garantía existe
en vuestras opiniones ; y con tal que ellas
os den la pluralidad, sois los mas virtuosos/
los mas hábiles y los mas elocuentes de
los hombres.


«Nosotros no queremos ministros que
suban al templo de la gloria á tan poca
costa. Queremos , sí, que nuestras leyes
fundamentales sean respetadas : que haya


/.6x
buena administracion; que no nos separen
del examen de las actas del gobierno con
proyectos versátiles y con terrores, hijos
de las circunstancias : queremos que á las
miras personales, limitadas y astutas de un
ministerio que quiere conservarse en el
mando , pueda oponer la nacion planes
grandiosos, generales, que abracen todos
los intereses, que reconcilien los partidos;
y no tenemos miedo de que los diputados
sean tenidos por mejores publicistas que
los ministros: porque á estos los queremos
para administradores, no para legisladores.


« No queremos que la palabra libertad
signifique esclavitud en el ,hecho. Guardad
vuestra Carta, ya reducida á una estéril
frasiología. Donde quiera que el ministe-.
rio es el único que propone , la discusions:
facil de ser ganada , se versa solamente
acerca de las ideas del gobierno, y quedan
oprimidas todas las ideas nacionales.


«Si algun dra nos- vemos obligados á
aceptar ese artículo , creeremos haber acep-
tado la arbitrariedad ministerial.; y . por
consiguiente no le aceptarémos, sino cuan-
do desesperemos de la victoria eh la me-
morable lucha que sostenemos contra el
despotismo."




7,7:111r-


El congreso de Troppau.


Los congresos de los soberanos ó
sus plenipotenciarios han sido desde/ el
siglo XVI. el anuncio de la paz y de la
felicidad para los -pueblos, despues de las
calamidades de la guerra. Díganlo ; si no,
las dos celebres reuniones de Munster y
de Utrecht, cuyas decisiones fijaron para
muchos años la paz de la Europa, .agitada
por el fanatismo y la ambicion. Se ha crei-
do siempre que la guerra se enciende en-
tre los príncipes, porque no discuten sus
intereses recíprocos apenas se reunen , su-
cede la razon á. la influencia de las armas,
y la paz brilla 'á los pueblos.


Por esto es muy digno de observacion
que en este siglo filantrópico suceda todo lo
contrario, y que las naciones teman ver
encenderse el hacha 'de la guerra en las
mismas reuniones, de dondé solo doblan
salir palabras de paz , de concordia , de
consuelo para la miserable humanidad. Pe-
ro así lo quiere, no el interés, no la glo-
ria, no la voluntad de los monarcas, sino


. .71.


263
la aristocracia diplomática ,- que puebla su;.
cortes, y domina en sus gabinetes. Así,
ademas de las antiguas calamidades que
hemos heredado de nuestros padres , la
actual generacion se ve afligida por una
nueva , que es la epidemia de los congre-
sos. Apenas se anuncia la próximai celebra-,' ' cion de uno,
tenr- la Europa á te-


' .. blar , y la Europa tiene razon.
. . El- primer congreso de Viena no hizo'


mas 'que repartir los despojos de los ven7
cidos , y aun los de pueblos inocentes é
indefensos. Génova desapareció, á pesar de
las 'promesas de conservarla independiente:
la Sajonia fue multada en parte de su ter-
ritorio; y ¿qué habian hecho los pueblos
de la Noruega,


.
• ' « Penitus Loto divinos orbe"


para separarlos de la- 'monarquía ;
en Cuya


Union habian encontrado por tantos siglos
la paz y la felicidad? Sin . 'embargo , uná


" frase consoladora ,
se pronunció en 'aquel


congreso : 10.1 papes de la confederde iOn
germánica tendrán constituciones represen-
tativas.


En el congreso de Aquisgran se labra.
ron las cadenas que las grandes potencias
echaron al ministerio 'francés. Allí se es-


.1-




1


N


tipuló la muerte ' de la libertad francesa en
nombre de la Carta constitucional: allí la
aristocracia europea inventó el arte de elu-
dir las promesas mas sagradas , sustitu-
yendo á las leyes constitucionales leyes de
escepcion „ y llamando enemigos del trono y
del órden social á los defensores de la li-
bertad.


Pero «,ly las constituciones prometidas
en el congreso de Viena?" La aristocracia
responde que en aquel congreso solo se tra-
tó de constituciones históricas , y que si los
liberales querian una nueva organizacion
social, debiari buscar el modelo en el siglo
XII. Repugnaba á ]a delicadeza personal
'de los monarcas semejante interpretacion,
y mucho mas á su . humanidad la Violencia
y el rigor . ..necesarios para impedir , la pu-
blicacion de 'las doctrinas 'contrarias. Pues
19 que ninguno de ellos haria por sí solo,
que lo hagan reunidos; y nació el congreso
de Carlsbad. En él-se dió la. sentencia de
muerte contra la libertad de Alemania y
contra , la independencia de los príncipes
de segundo orden : en él se organizó la co-
inision de Francfort contra la libertad del
pensamiento; pero como la dieta del impe-
rio no tiene bastantes fuerzas para hacer


265
que los príncipes de la confederacion obe:,
deciesen los decretos serviles de aquella
comision , se forma un nuevo congreso en.
Viena, centro de la oligarquía, para com-
pletar la grande obra del congreso de
Carlsbad.


Pero entonces se engafió. Los príncipes
y los pueblos encontraron en el congreso
de Viena de x8x9 valerosísimos defensores,
á cuyo frente se puso el ilustre Zentner,
'plenipotenciario de Baviera. Por otra parte
el tribunal prevostal de Maguncia , en que
tanto confiaban los aristocratas , ni ha
hecho una sola prision , ni ha .forrnado ün
solo interrogatorio. Es verdad que . la Fran-
cia era muy infeliz en aquella época-; mas
la libertad recobraba sus derechos,';y en
su balanza la revolucion de España übitt-
Tensa el estado de sumision pasiva á que
la Francia se ve momentáneamente redu-
cida. Los- sucesos de marzo de 182o cau-
saron la mas viva agitacion en los oligar-
cas: se hablaba ya de reunir un congreso;
pero el nombre de España lleva consigo el
terror (x): los monarcas dudan. Una expió-


(1) 111r. Bignon en su opúsculo Pu con'res de
Troppau, 182x.




266
sion semejante se rompe poco despues en
un pais menos inaccesible. Madrid les dejó
dudosos: Nápoles les obliga á decidirse:
nueva conferencia de soberanos : nuevo
congreso de ministros.


Las cuestiones que se han ventilado
en Troppau, y cuya decision definitiva se
ha de verificar en el congreso de Laybach
son de la mayor importancia ; porque su
resolucion nos hará saber , si la grande ore-
pública europea es una reunion de estados
libres é independientes unos de otros, 6
una pentarquia soberana, á la cual deban
ceder todos los estados de segundo orden,
no por otra razon , sino porque los pen-
tarcas.son los mas fuertes : y si en el caso
de que se admita esta aristocracia de las
cinco potencias han de influir todas igual-
mente en las determinaciones que se to-
men, <S han de dominar en sus congresos
los votos del Austria y de la Rusia. Estas
cuestiones son las siguientes:


¿ Tienen derecho los gabinetes reuni-
dos de varios monarcas- para intervenir en.
las formas del gobierno interior de otro
estado ? ¿En los tratados que celebren los
gefes de dos monarquías 'independientes
pueden entrar artículos relativos" al gobier-


1


267
no interior de sus estados ? ¿ Tienen dere-
cho los soberanos reunidos para tratar hostil-
mente al pueblo que varía su forma de go-
bierno por una revolntion, ya en a.tencion
las causas que la han producido, ya á la falta
de libertad en el rey que la ha sancio-
nado, ya al peligro de que el egemplo cun-
da hasta sus mismos estados ? Si estas
cuestiones se deciden positivamente en el
congreso de Laybach , la aplicacion es
fácil: los emperadores de Austria y de Ru-
sia quedan declarados por legisladores so-
beranos de Europa, y los pueblos que de-
sean ser libres, tendrán que mendigar de
dos monarcas absolutos su código consti-
tucional.


La experiencia histórica por una par-
te, y la razon política por otra, niegan
á las potencias el derecho de intervenir en
las mudanzas del gobierno interior de otros
estados. Las guerras que han hecho los prín-
cipes, han tenido siempre por obgeto sus
mútuas pretensiones de poder y ambicion;
mas hasta ahora no ha habido guerras le-
gislativas. Basta que el cañon sea la tíltuna
razon de los reyes, sin obligar á la triste
humanidad á reconocerlo por el árbitro
de las leyes. Y en efecto, ¿ qué • es la inde-




pendencia;
de un estado, si se permite a


los denlas el derecho de influir en su le.
gislacion política ? ¿No está claro que las
leyes dictadas por las potencias extrange,
ras, serán mas favorables. • á los intereses
de estas que á los del pueblo á quien se
dan ? Jamas pueden ser obgeto de un trata-
do de paz, de alianza ó de mediacion las
disposiciones legislativas; porque estas de-


. penden inmediata y exclusive.mente° de la
soberania inenagenable de cada nacion.
Dicte, pues, la pentarquía europea cuantas
leyes constitucionales quiera á los príncipes
de segundo orden ; pero confiese que en
esta operacion ataca la gran máxima de
la independencia de los soberanos, de
que tanto partido sacaron en su guerra
contra Napoleon.


Decir que las variaciones en el gobierno
de Nápoles no se pueden tolerar, porque
han sido producidas por una revolucion,
es condenar tonos los tratados ya de paz,
ya de alianza , celebrados entre las mismas
potencias que ahora desdeñan tanto la tran-
quila mudanza de Nápoles , y la nacion
francesa en los diversos periodos de su
tempestuosa revolucion. La Prusia trató con
la convencion nacional y con el directo-


269
rio: el Austria con 'este gobierno y con el
consular: la Rusia el.conInglaterralalY
primer consul de la república francesa:
todos ellos, escepto la Inglaterra, con el
emperador de los franceses. Estas potencias,


„Ion el dia tan puras, tan escrupulosas en
materia de revolucion, sancionaron con sus
paces , con sus alianzas, y algunas de elle s
con sus adulaciones, la grande usurpacion
del imperio francés. Si Nápoles hubiera de-
puesto á su monarca , pudieran encontrar
en sus tratados con este rey motivos que
justificasen sus hostilidades contra la na-
cion; pero no : el rey ha quedado el mis-
mo; la dinastía se ha asegurado mas por
el contrato constitucional que une al pue-
blo y al monarca; esta íntima union es de
notoriedad en toda Europa; no queda mas
disculpa á los agresoras , que la de que
poseen la fuerza. Pero si tanta influencia
debe concederse á la fuerza, ¿para qué es
invocar continuamente la razon y la jus-
ticia ?


Pero « la revolucion de Nápoles ha sido
producida por la fuerza. armada." Y ¿ en
qué revolucion no sucede lo mismo? y en
la hipótesi de que sea necesaria una . revo-
lucion, ¿ no se escusarán muchos horrores,




270
no se acabará mas pronto ,• interviniendo en .•
ella la fuerza armada , que acostumbrada a
la disciplina , y exenta de las pasiones po,
pillares , introduce cierto orden aun en los
movimientos convulsivos de la revolucion ?
La fuerza armada no ha intervenido en las
revoluciones de España, Nápoles y Portu-
gal , sino para auxiliar la fuerza moral. Es
una calumnia atroz é insensata comparar
los soldados de la libertad á las tropas del
pretorio 'ó á los genízaros de Censtoantino•
pla. Las guardias pretorianas entregaban el
imperio al que ofrecía mas ; tráfico infame,
en el que se consideraba al género huma.
no como un objeto de comercio. Los ge-
nízaros, ya avarientos-, ya indisciplinados, \
deguellan un déspota para someterse á otro;
pero en Madrid y en Nápoles los guerreros
que han pedido constituciones á sus mo-
narcas , han probado por su moderacion y
su conducta que n'o han dejado un solo
momento de ser buenos ciudadanos y fieles
súbditos de sus reyes. Si la revolucion es
ún mal pasagero , la constitucion es un
bien permanente ; y cuando la primera se
verifica' con tanta facilidad, es prueba de
que todos luís ciudadanos desean la segunda.
La 'parle instruida de la nacion napolitana


271


deseaba la constitucion : y la parte que
reunía á la instruccion la fuerza, ha obte-
nido este beneficio. ¿ Quién tiene la culpa
de que los soldados no sean en el dia
unas meras 'máquinas para matar ? Los
mismos soberanos que invocaban para ata-
car á Napoleon la fuerza moral de las na-
ciones. Si las circunstancias de 01111 , y las
luces del siglo han dado existencia moral
al cuerpo militar .de las naciones , todavía
tienen los reyes el recurso de ser los pri-
meros en dar la libertad , antes que se les
pida. El despotismo fue destronado' desde
el dia que los guerreros adquirieron cono-
cimientos.


Pero para que se vea cuán desprecia-
ble es esta acriminacion , caemos el egem-
plo de la revolucion de Suecia en 1 77 2, en
la cual el rey, auxiliado por las tropas,
cambió el gobierno de constitucional en
-absoluto. ¿Qué potencia europea protestó
entonces contra esta revolucion, hecha con
el auxilio de la fuerza armada ? La Ingla-
terra y la Rusia desaprobaban esta mudan-
za , y es muy singular que sean en el dia
tan enemigos de la libertad en Nápoles lbs
mismos gabinetes que entonces quisieron
protegerla en Suecia ; lo que prueba cuán.




.272
versátiles son los principios de la diplo-
macia. Los embajadores de aquellas dos po-
tencias titubearon en reconocer la nue-
va forma de gobierno : Gustavo III man_
da rodear de guardias sus palacios , y les
obliga á venir á darle la enhorabuena de
su victoria. ¿Se conmovió entonces la Eu-
ropa. para escarmentar ó contener la revo-
lucion militar de Suecia P Podemos, pues,
inferir legítimamente , que segun las doctri-
nas políticas de las grandes potencias, es
permitido á los príncipes revolucionar .!,.las
nacíones para esclavizarlas; pero es ilícito
y punible en las naciones romper las ca-
denas de una viciosa administTacion , aun
cuando no alteren en nada los sentimien-
tos de respeto y de fidelidad á sus monarcas.


Al egemplo de la Suecia puede agre-
garse el de` la revolucion de España en
1814, que tambien fue militar. Los conse-
jeros de nuestro monarca en aquella infe-
liz época , auxiliados de una parte del egérT
cito , castigaron á la nacion , privándola
de su libertad por el valor con que habia
defendido su independencia , é hirieron de
muerte á las mismas cortes , cuya lealtad.
y perseverancia habian defendido el trono
y el territorio de las Españas. Las grandes


273
potencias que liaban reconocido el gobier-
no de las cortes , que habian hecho causa
comun con él en la guerra contra Napo-
leon , que habian admirado é imitado la
constancia española , ¿reclamaron entonces
contra el abuso de la fuerza militar ? ¿grita-
ron , como ahora , que concederle la inicia-
tiva en la 'forma de gobierno es pervertir
el orden social P ¿ Los principios (le ltyli-
plomacia varían tanto desde 1814 hasta
)(82o ? Si entones reconocieron la máxima
de la independencia nacional , ¿ por qué la'
violan ahora ? Decir que estan obligados á
sostener las naciones europeas , como esta-
ban en i815 , es mandar que reyne en
todas ellas la inmutabilidad , que es tan . con-
traria á la ,naturaleza de las instituciones
humanas , es condenar todos los pueblos á
permanecer estacionarios: es declarar que
lo que existia en aquella época, es lo mas
perfecto que puede inventarse en materia
de gobierno : es prohibir á las naciones
toda mejora en su administracion , en una
palabra, es crear segunda vez el universo.
El congreso de Viena ¿ pudo decir , como
Dios , todo está bien?


No se debe sufrir una revolucion 'hecha
por una secta. Pero ¿no se ha dado en to-


• ,
Tomo v. r 8




tiempos el nombre de secta, á los que
hecho las innovaciones mas útiles al


-género humano ? Los cristianos que rege-
neraron la moral del imperio fueron per-
seguidos como sectarios : se llamó 'secta de
economistas á la que creó la ciencia de la
administracion interior : secta de. filosofos,
á la que proclamó los importantes princi-
pios de la libertad enmcdio de la Europa
corrompida y esclava. Las palabras no sir-
ven de nada: examinemos las ideas. En
los gobiernos despóticos los amigos de la
libertad son una secta:: en los payses li-
bres son la masa nacional. Si á los ene-
-migos del poder absoluto liamais sectarios,
•¿ por qué no dais el mismo nombre y con


la misma asociacmn de ignominia á sus
amigos y favorecedóres? Lo que caracteriza
las sectas, es el espíritu de corporacion , la
'ambicion , la crueldad, la aristocracia, en
fin , de los que la siguen. Nada de esto
vemos en los que han influido en la re-


. volucion de Nápoles. Morelli no es mas que
'un teniente; de Conciliis se ha negado á
admitir premios : Pepé abdicó su momen-
tánea dictadura , y Munichini , apostol de
la libertad , no aspira mas que á propagar
las sanas doctrinas entre sus conciudada-


.117


•41 nos (x). No se ha tocado al trono.: la na-2"5
cion y el monarca estan unidos • entre sf
con el mas estrecho lazo. Los españoles
tenemos que llorar las vísperas de Cádiz;
pero á los napolitanos no les ha costado
su revolucion ni una gota de sangre. El
grito general , Dios s. rey, constitaczon., re-
sonó casi á un mismo tiempo en todo •el
reyno. La revolucion de Nápoles ha sido la
mas nacional de todas ; y ¡quieren decir
que ha sido el impuro resultado de las doc-
trinas de una secta!


Y en fin , si la revolucion de España ha
tenido su apoyo en la fuerza armada , si es
facil -calumniar á los autores , como .-á los
defensores de la libertad napolitana con el
odioso nombre de sectarios , por qué esa
distincion que establecen las grandes po-
tencias entre dos sucesos 'tan iguales ? Lo
que Espada pudo recobrar despucs de per-


no lo podrán obtener los napolita-
nos? Si . en otro tiempo pudieron las Si-
eilias aceptar sus tiranos de la 'despótica
Madrid, d'no podrán en el cha aceptar ins-


(a) Egemplos respetables que deben tener siempre
presentes nuestros solicitadores de empleos y de pre-
mios , ó mas bien los ministros que los dispensan.


z 8.


a


274
dos
hin




.4


276
tituciones justas y benéficas de Madrid li-•
lertada ? ¿ Será licito en España lo que es
ilícito en Nápoles? ¿El bien y e] mal de-
penden de las localidades ? ¿ De cuándo acá
es la geografía un elemento importante pa-
ra la moral? Desde que los que tienen el
poder en, sus manos , erigiendo sus inte-
reses en máximas, no calculan para pro-
clamarlas mas que la resistencia que pue-
dan encontrar, ó los peligros que tienen
que temer. La distincion entre España y
"Nápoles quiere decir, que el egemplo de
los Ahilaos es mas contagioso para Milan,
que el de los Pirineos; y que esta segunda
cordillera no es tan facil de pasar, ni de .
ida ni de vuelta como el Apenino. ¡ Ah!
si quieren librarse del contagio , ya hemos
dado el remedio. Las ideas liberales son ya
una epidemia inevitable: el único método
que hay para prevenir • sus malos efectos,
es complacerlas.


La' última obgecion que ponen á la re-
volucion de Nápoles, es la falta de libertad
en el rey para la celebracion del pacto
constitucional. Pero la obligacion de go-
bernar segun las leyes destruye la libertad
de los monarcas? ¿Será mas libre en Lay
bach sometido á la influencia de los ene-


277,
migos de la libertad,


.-enNápolesenqueq
medio delsus hijos ? ¿ Cuándo han de aca-
bar de comprender los pueblos y los go-
biernos, que el rey considerado como el
magistrado Superior de la república es una
persona moral , colocada fuera deltumulto
de las pasiones y de los intereses? Jamas
se puede decir : el rey obró por miedo , por
capricho: el rey está enfermo , ni aun el rey.
ha muerto. El supremo gefe de la repú-
blica es inmortal é indestructible como la •
nacion que representa. Si llegasen las gran-
des potencias á persuadir á la Europa de
que el rey de las Dos Sicilias habla obrado
sin libertad, le harian el mayor de todos
los males; porque le quitarian el honor,
que es la existencia de un monarca. El mis-
mo pretexto de,libertar á Luis XVI toma,
ron las potencias de la primer coalicion,
y la historia llora los funestos efectos de
aquella perfidia. ¡ Oh reyes! reuníos á vues-
tros pueblos: en ellos está:


vuestra fuerza,
vuestro honor, vuestra gloria : si las luces
del siglo exigen que renuncieis al poder
absoluto , mas vale ser el primer ciudada-
no de una nacion libre y generosa , que
el miserable factor de la tirania extrangera,
ó la víctima lamentable de las convulsio-




278
nes anárquicas que atormentan á las nacio-
nes . cuando se abusa de su confianza. .


Hemos visto que la hostilidad contra
Nápoles , es injusta bajo todos 'aspectos:
examinemos ahora la cuestion bajo un as-
pecto que no se habrá pasado en silencio
en el congreso de Troppau , es decir, aten-
diendo á. los intereses de las potencias que
forman la santa alianza. 'Nosotros sin hacer.
agravio á las intenciones , con que se or-
ganiza esta nueva cruzada contra la liber-
tad , no podemos dejar de reconocer que
cada una de las potencias medita muy de-
tenidamente cuáles son las probabilidades
de engrandecimiento propio , que este me-
morable acontecimiento puede acarrearlas;
y considerada la actual situacion de la Eu-
ropa , he aqui los resultados que natural-
mente se ofrecen á un observador impar-
cial.


En la hipótesi de que venza el Austria
en la lucha , se aumenta ó su influencia 6,1"
su poder en la península italiana ; pues 7'1


-justo será que logre algun resarcimiento
por su celo á favor del poder absoluto ,y
por los adelantos necesarios para hacer la
guerra.


La Rusia tendrá sin costo ni peligro


279
un e grandecimiento proporcionado en Po-
lonia ó en la parte litoral del mediterra-
neo ; y c 'to es infalible : su garantía son
ochocientas mil bayonetas.


La Prusia 'podrá engrandecerse á costa
de algunas ciudades libres ó estados pe-
queños de Alemania; mas de esto será lo
que quieran las otras dos potencias. El
único modo que le. queda á la Prusia para
hacerse respetar , es adoptar el régimen
constitucional y ponerse al ,frente de los
gobiernos representativos de Alemania, ya
que la Francia ha renunciado al glorioso
puesto de dirigir la marcha de las nacio-
nes liberales. Pero mientras el rey de Pru-
sia no sea mas que un monarca absoluto
tiene que estar sometido por precision á
las dos grandes potencias continentales.


La Inglaterra no tiene ventajas ningu-
nas que esperar de la sumision de •Nápo-
les, á no ser que entre en los planes de
aquel gobierno ilustrado la ocupacion de
la Sicilia que de nada les sirve bajo el as-
pecto mercantil. No olviden los ingleses
que Venecia se perdió por haber hecho-
conquistas en el continente italiano.


La Francia nada tiene que perder ni
que ganar en cualquiera hipótesi que se




So
establezca, gracias á la nulidad diplomá-
tica á que la ha condenado su versátil mi-
nisterio.


De estas reflexiones se infiere que en
el caso de victoria , nadie gana sino la
Rusia: pues aunque las (lemas potencias
aumenten su poder con igualdad aritmé-
tica, no podrá haber proporcion entre es-,
tos aumentos ; pues el qua reciba la Rusia
sobre el inmenso poder militar que ya tie-
ne, multiplicará sus medios de invasion y
defensa en una proporcion mucho mas rá-
pida que el Austria y la Prusia. La Prusia
parece que conoce esta verdad; pues es
notoria su indiferencia por lo menos con
respecto á las nuevas conferencias de Lay-
19acb: el Austria, aunque la pasion des-
lumbre á su gabinete, debe temer hasta,
sus Mismas Victorias: ¡ cuánto no deberá
temer una derrota que, como ella sabe muy
bien , la arrojaria para siempre de:Italia!


Es indudable que estas consideraciones se
han tenido presentes en el congreso de Trop-
pan , donde se han ventilado las grandes
cuestiones que acabamos de discutir : pues
en lugar de la guerra que esperábamos
ver salir como de un volean del seno de
aquel congráo , se ha apelado á las ope-


281
raciones diplomáticas, y consiguiendo del
rey y del parlamento de Nápoles la asis-
tencia de aquel monarca octogenario al


—congreso de Laybach, se esperan de sus de-
claraciones nuevas armas morales contra
la libertad de las Dos Sicilias. ¡ Desgraciado
de aquel monarca , si cediendo á las ame-
nazas ti á la perfidia, se pone en manos
de los que desean la guerra! Su oprobio
será eterno; y un monarca deshonrado, ya
Jo hemos dicho, no es monarca, es menos
que hombre.


La cuestion que debe ventilarse relati-
vamente al congreso de Laybach, es la si-
guiente: ¿tienen derecho los soberanos en
intervenir en las Modificaciones que deben
hacerse á la constitucion de Nápoles? ¿Es
del interes de la monarquía napolitana ac-
ceder á aquella intervencion?
- La primera


-cuestion debe responderse
negativamente : porque claro es que dichas
modificaciones son actos de la soberanía
nacional, que segun el derecho público que
actualmente rige es independiente (le todo
poder extrangero. En cuanto al interés del
pueblo y del monarca-de las Dos Sicilias,


• solamente responderemos preguntando, si es
util á uit estado recibir la ley de otros esta-




28 2
dos mas poderosos, y "á se ha repetido
muchas veces en el mundo político el
egemplar de Gelon, cine obligó á los car-
tagineses por un tratado á prohibir los sa-
crificios de víctimas humanas. Cuando las
grandes potencias hayan dado el egemplo
del desinterés mas puro , de la humanidad
mas acendrada y de la ilustracion mas pro,
funda; en una palabra, cuando hayan he-
cho' . todo lo contrarío de lo que se ha
dispuesto en Viena, Aquisgran y Carlsbad,
entonces podran los pueblos confiar en
sus decisiones, y aceptar su mediacion para
la modificacion de los pactos constitucio
1) ales.


Pero lo que mas se necesita es que la
mediacion de las grandes potencias no sea
un acto de superioridad, sino una verdadera
operacion amistosa con el rey y con la na-
cion de las Dos Sicilias. Guárdense de obligar
al generoso pueblo napolitano á convertir
los desfiladeros del Apenino en nuevas
Termópilas, y á ser los Leónidas que se.
sacrifiquen en ellos por la libertad euro,
pea: guárdense de obligarle á renovar los
juramentos con que en otro siglo se con-
federó por dos veces para evitar el yugo
de la inquisicion que quiso imponerles el


283
temible Carlos V. Este Monarca tuvo que
transigir con sus vasallos , y olió á Nápoles
el título


se


l
habia


a ciudad fidelísima,
á la publicacion


no obstante
delque


edicto inquisitorial. Todas las naciones de
Europa fijan en. el dia sus ojos sobre la
antigua Parténope: en ella está la van-
guardia del egército de la libertad : no
crean sus enemigos que les bastará vencer
las tropas de la vanguardia. Grandes y ter-
ribles combates serán las consecuencias
del primer cañonazo que se dispare; porque
las sociedades europeas , viendo violada
su independencia por el nuevo derecho
público que quieren introducir los gabi-
netes dominadores, no se creeran seguras
mientras Nápoles no esté libre. La causa
que se discute en Laybach , no es solo la
del mediodia de Italia: es la de todas las
ilaciones independientes.


Nota. Acabado de escribir este artículo,
hemos leido el- discurso de S. M. británica en
la apertura del parlamento. 11),e él se infiere
que el gabinete de S. James no está determi-
nado á tomar parte activa en la guerra de Ita-
lia, si por desgracia se rompiesen las hOstili-
dades.




284


Manifiesto acomodaticio para toda clase de
personas.


Cuando el hombre de. bien y el ver-
dadero patriota (r) se ven atacados en su.
honor , y su nombre se encuentra manci-
llado por los calumniosos gritos de la en.
vidia , justo será presentarse con denuedo
ante el tribunal de la opinion pública, para
contener los progresos que pudiera hacer
en ella la malignidad de los perversos , des-
vanecer con las luces de la verdad los fu-
nestos errores de los que solo desean ex4
traviaria en perjuicio de los buenos (a), y
menoscabo de las honras. En 'todos Tiem-
pos ha sido la calumnia una arma de que
se valen aquellos que estan destituidos de
todo Mérito, á.fin de asestarla contra los


(i) De esta expresion solo se usará cuando sea
permitida la voz patriota ; mas si el Manifiesto se
escribiere en tiempo del poder absoluto , se subs-
tituirá el epíteto de vasallo.


(a) Asi debe apellidarse todo el que escriba, aun
cuando fuere un solemnísimo pícaro , 6 un bribon
de cuatro suelas.


285
Inocentes y virtuosos, sin otro objeto que
el de substituirles en sus empleos ; pero
nunca se desplega con mas furor que
cuando la libertad de la imprenta (r)


los medios para abusar indignamente
de este precioso derecho que nos concede
nuestro sagrado código.


El artículo .
que se ha insertado contra


mí en el número tantos de tal periódico,
no es mas que un tejido de imposturas y
de falsedades, escritas con una intencion
perversa y en . un lenguage virulento , en-
gañador y sofistico. Poca..4ificultad me
costará responder á sus negras imputacio-
nes , siendo corno es tan pública y noto-
ria mi conducta en el desempeño de.todos
los importantes cargos con que se ha dig-
nado honrarme la augusta bondad del mo-
narca.


La acusacion que se me ,hace (supo-
niendo que fuese militar el acusado) de que
durante la pasada guerra de la indepen-
dencia no se me vió jamas en ningun


(e) Esto no debe nunca olvidarse , porque al fin
y al cabo á fuerza de repetirlo se arrancan algu-
nas leyes represivas, y por último vendremos á
parar en la censura.




286
campo de batalla, sino que siempre estuve
empleado en comisiones que no presenta-
ban el mas ligero riesgo , es enteramente
infundada, á lo menos en cuanto á la se-
gunda parte. Verdad es que con motivo del
justo concepto que de mí se habia servido
formar el señor' ministro de la guerra,
hube de entregar por orden suya el man-
do de mi cuerpo á mi inmediato subalter-
no , apenas empezaron las hostilidades en
el año de 18°8 ; pero no por eso se •ie
'dió- comision alguna (le ninguna especie,
no obstante que me ofrecí á desempeñarlas
con toda la integridad que me es propia
Sin embargo habiendo ocurrido la conduc-
cion de los prisioneros, hasta el mismo .
puerto de Santa María, no dudaron un


. momento en encargarme de esta delicada
comision , y no habrá nadie que se atreva
á asegurar que yo no estuve prontísimo á
admitirla.


Marcharon luego las tropas en perse-
cucion del enemigo , adelantándose hasta
Tudela; pero yo que no podia contener
mi patriotismo, y que sabia el estado de
desnudez en que se hallaban , solicité con:,
instancia (no lo refiero por vanidad ) la .
comision de activar el vestuario, sin reparar •


287
en riesgos ni en dificultades. Luego que se
uniformó el gobierno central en Aranjuez,
me presenté, como era


. justo , á felicitar á
'la suprema Tanta, y proponerla al mismo
tiempo mi prontitud y determinacion para
pasar aunque fuese á Lóndres en busca de
paños , de monturas, ó de cualquiera otro
artículo que se necesitase para el egército.
Dignóse la junta admitir esta patriótica
oferta, y bien sabido es el ánimo y valor
con que me embarqué y atravesé los mares
en servicio de la patria. No duró mas que
dos años aquella comision, porque recibí
orden de la regencia para que se suspen-
diese , á causa de unas ligeras equivocacio-
nes que habia padecido el escribiente en
la formacion de las cuentas , y desde en-
tonces, esto es desde fines' del año de II
hasta el de 13, no volví á ser empleado
en esa ni- en otra comision alguna. Todo
ésto lo podria hacer demostrable con do-
cumentos justificativos, y con la certifica-
cion del médico que dirá lo mucho que
padecí en los dos últimos arios de fluxio-
nes de cabeza.


De esta manera pasé aquellos terribles
seis arios , (le los cuales solo estuve em-
pleado dos y medio , como queda demos-




288
tracto , y por . consiguiente se echa de ver
la calumnia con que mi injusto acusador
se ha atrevido á estampar que siempre es-
tuve entretenido en comisiones. Luego que
por la proteccion de la divina Pro-videncia.
y por nuestros héroicos esfuerzos, fue res-
tituido S. M. al trono de sus mayores, me
presenté á felicitarle en las inmediaciones
de Valencia , como era de mi obligacion,
y enternecido S. M. con la relacion que le
hice de mis señalados servicios , se sirvió
concederme el gobierno que disfruto en
esta plaza del interior , sin que durante
mi mando se haya atrevido ningun enemi-
go á acometerla. Ultimamente seria inutil
enumerar uno por uno mis muchos y con-
tinuados méritos, porque escrito está que
la alabanza en boca propia envilece. Pero
sepa el señor mio , que en adelante no


, debe asegurar que estuve comisionado to-
dos. los seis años de la guerra , no habién-
dolo estado sino menos (le la mitad , y
por lo denlas, sabida cosa es que nadie
es dueño de la salud ni de la vida , sino
que la reparte Dios como quiere, y por el
tiempo que quiere ; y si yo tuve la des-
gracia de verme acometido de fluxiones,
tambien me costó el haber perdido muchas


2 89promociones en que fuí injustamente pos.
tergado.


Concluyo, pues , suplicando al público
que suspenda su juicio acerca de mi per-
sona y reputacion militar, hasta tanto que
pueda públicar la sentencia dé los tribuna-
les, á los cuales me propongo acudir luego
que me mejore de estos achaques.= Aqui
la fecha, y luego la firma, con el grado
que tuviere.


ror,


Si el interesado fuese un empleado ezvil se
explicará de esta manera.


Los cargos que tan injustamente se me
dirigen en el número tantos de tal perió-
dico , no solo deben considerarse como una
injuria hecha á mi persona , sino tambien
como un atroz insulto á la suprema auto-


•idad que se dignó ponerme al frente de
esta provincia. Por tanto no seré yo quien
5e" abata á responder á todos , ni á ninguno
en particular, porque no ine creo en el
caso de tener quedar cuenta al público
de mis operaciones , sino al excelentísimo
señor ministro de mi ramo , siempre que
su ex-celencia tenga por conveniente pedir-
mela. Mas para que no piense el articulista
que mi silencio es una prueba de convic-


Tomo v.
z9




.290
'don , me contentaré con dar una idea su:.
cinta de mi carrera y de mis dilatados ser-
vicios , para que el público juzgue con su,
acostumbrada imparcialidad de parte de
quién está la razon en esta lucha, y en
quién reside el verdadero mérito.


Dejo aparte mis estudios que desempe-
fié en Toledo á satisfaccion de mis cate-
dráticos, habiendo conseguido el grado de
bachiller en leyes nenune discrepante. Em-
prendí luego la pasantía en casa de un abo-
gado de mi pueblo , á cuyo estudio con-
curri cuatro afiós con el objeto de recibirme
de abogado en alguna de las reales audien-
cias. No me fue posible lograr esta satis-
faccion , no por falta de suficiencia , de
la cual , gracias á Dios, nadie me ha acua
sado todavía, sino por haber sobrevenido
la revolucion' de 1808. Bien sabido es que
en aquella época todas las capitales de pro.
vincia formaron sus juntas para atender á
la defensa de la patria , y lo mismo pro-
curamos hacer á imitacion suya en los pue-
blos de segundo orden. Entre los indivi-
duos que componian la de mi pueblo fue-
ron elegidos dos tios míos , los cuales se
empeñaron en que me habian de nombrar
secretario. de ella. Harto notorio es entre


:29r
todos itnis paysanos el modo con que me
porté en aquel encargo , y los muchos via-
geros y traficantes que hice detener en las
posadas para registrarlos, como era debi-
do , y ver si llevaban proclamas ó cartas
confidenciales de Napoleon. Pero no quie-
ro detenerme en mis elogios , pudiendo
presentar todavia la certificacion que me
dieron los señores de la junta, para que
Me sirviese en mis ulteriores pretensiones.
• No tardé en presentarme con ella en
la junta central , la cual reconociendo la
importancia de mis relevantes servicios,
me confirió la cornision de ir por los pue-
blos excitando el patriotismo, y dando
prisa para los alistamientos , señalandome
de dietas 6o reales diarios sobre los fon-
dos de propios, y cuatro raciones de to-
da especie. No faltaron malas lenguas que
quisiesen echarme en cara el gire yo no
predicaba con el egemplo ; pero supe muy
bien evitar sus impertinentes reclamacio-
nes trasladandome á otros pueblos en cum-
plimiento de mi comision..


De esta manera pasé aquella primera
borrasca , y dejo á la consideracion de mis
lectores, si eran ó no 'de importancia esta
clase de servicios. Era• sin embargo tan


19.




$


292
ardiente mi patriotismo , que no me ha.
Baba descontento con aquel género .de vi-
da , y á no haberse apoderado los franceses
de Madrid y de toda la Mancha , ahora
es la hora que me estaria yo todavía pre-
dicándoles • á todos que acudiesen á las ar-
mas. Entonces ya se ve , se me concluyó
la comision, y yo hallandome asi sin oficio
ni beneficio, me determiné á probar for-
tuna, y me colé en Cádiz como tantos
otros , porque me hice la cuenta de que
como por fuerza habían de vacar muchí-
simos destinos, no podria menos de con
seguir alguno, teniendo tantos méritos que
alegar.


Habla yo tenido muy buen cuidado de
ir recogiendo de todos los ayuntamientos
un testimonio de mi presentacion en ellos,
y de este modo habia formado un catálogo
de pruebas y de documentos, mayor .que
el que pudiera presentar otro alguno. Asi
es que ' apenas llegaron las listas de los
pícaros traydores que se halan quedado á
administrar justicia en los pueblos ocupa-
dos por los franceses, cuando conseguí una
toga dispensandoseme la falta de no estar
recibido de abogado. No me fue muy li-
songero este ,riombramiento., porque ha-


293
blando eon verdad , salieron colocados
conmigo en el mismo despacho otros trein-
ta ó cuarenta


• pretendientes quemo tenian
la mitad de los méritos que yo ; pero al
fin hube_ de conformarme con mi suerte,
que es la obligacion• de un verdadero pa-
triota:


Solo seis meses conservé el destino de
togado expectante , al cabo de los cuales
me disgusté de la carrera, y si no pedí la


• jubilacion fue porque oportunamente se
me presentó una •ocasion favorable de con-
seguir una plaza de gefe político, con la.
cual me dí por satisfecho, corno que no
soy hombre que se deja dominar •de la am-
bicion ni de la vanidad. Yo bien sé que
estoy agraviado , y que otros en mi lugar
pondrian los gritos en el cielo ; pero los
que amamos nuestra patria no tenernos
otra guia que la moderacion en todas nues-
tras acciones. A fe que buenas pruebas he
dado durante estos seis años últimos, por-
que sin embargo de haberme tenido en
clase de jubilado con el triste 7riaximuml
he sabido no desplegar mis labios hasta que
volvieron mis antiguos favorecedores:


Diga ahora todo lector imparcial des-
pues de una carrera tan lucida, tan brillan-




294.
te, y sobre todo tan patriótica, habrá lu-
gar para que ninguna pluma maldiciente se
atreva á poner dudas sobre la conducta que
observo en mi destino. Debieran considerar
esos malignos escritores que el murmurar
contra nosotros, los que hemos huido de
los franceses, es lo mismo que murmurar
contra la Constitucion, y que no hay nin-
guno de mis compañeros que no esté per,
suadido de lo mismo. Pero tanto se empe-
fiarán en aburrirnos, que nos precisarán á
no hacer nada de lo que ella previene, y
entonces verán corno los dejamos á ellos so-
los que sean constitucionales, y nosotros se-
remos otra cosa. He dicho.


Si el autor del manifiesto fuese algun. ecle-
siástico (cosa que no es imposible) deberá
esplicarse en los términos siguientes:


Cuando la impiedad y la ignorancia lle-
gan á romper el freno de la verguenza y
de la religion, no hay límites humanos que
puedan contenerlas, ni respetos divinos que
acierten á amedrentarlas. El artículo tan im-
pío como sacrílego-, que se ha insertado con-
tra mí en el periódico intitulado tal cosa,
es un ataque directo contra las verdades mas
augustas de la religion, contra el dogma,


295
4ontra la revelacion, contra el verdadero
sentido de las sagradas escrituras, contra
los concilios, y contra la santa disciplina
de.la iglesia. Pero como tenernos la seguri-i dad de la palabra del mismo Jesucristo,
nuestro divino maestro , el cual se dignó
prometernos su perpetuidad y permanencia
por los siglos de los siglos , aunque con-
tra ella se estrellen todas las puertas del in-
fierno, et porta,


inferí non prcevalebunt ad-
versus cariz, por eso yo confío que conven-
ceré facilmente á mi


herético antagonista.
• No me valdré para esto de palabras injtr


riosas , que no dicen bien con la, lenidad
de mi estado, ni echaré mano tampoco de
las muchas doctrinas y autoridades de los
sagrados libros , porque la premura del
tiempo no me permite ir á registrar las bi-
bliotecas públicas y privadas. Afortunada-
Mente cuento con la piedad de mis lecto-
res, que no habiendo bebido de las aguas
ponzoñosas de la filosofía , conservan intac-
ta su creencia, y aman y respetan los usos
y costumbres consagrados de tiempo inme-
morial en la iglesia. Solo me valdré de la
fuerza del raciocinio y de la notoriedad de
los hechos para confundir á ése detractor
inicuo probando hasta la evidencia que sus




296
discursos han sido dictados por Satanas- , y
que su lengua está ya calcinada con todos


los fu egos del infierno.
¿ Porque 4 quién que conservase algun res-


to de piedad ó de catolicismo , podria nunca
ocurrirle echar en cara á un ministro del
altisimo, á mi sacerdote, al ungido del Se-
ñor, al mediador en fin entre Dios y los
hombres, el si tiene ó no tiene diferentes
beneficios simples, y si anduvo ó no andu-
vo del todo limpio en sus últimas preten-
siones ? Oh lengua endemoniada y maldita,
centro de iniquidad, perseguidora de tos buc-
eos y enemiga de Dios vivo! ¿. cómo. te atre-
ves á pronunciar blasfemias tales contra un
hombre que se halla constituido en digni-
dad eclesiástica ? ¿ De quién ó de dónde has
podido tu sacar , infame ateo y deista, que
yo tenga unni muchos beneficios simples,
cuando sabe ios y todo el mundo que no
he tenido nunca mas que la canongía y dig.
nidad de mi iglesia, las dos prestameras
que me dió mi tio el arzobispo difunto , y
esta última capellanía que me han dado pa-
ra que pueda residir en la corte ? ¿Cómo
hay quién no se horrorice al oir una calum-
nia tan manifiesta:1


No me mezclaré yo ahora en la cues-


tion tan traqueteada como inoportuna de
la pluralidad de beneficios, por no pare-
cerme en nada á esos modernos hereges,
que bajo pretexto de reformar la discipli-
na, no se proponen otra cosa que destruir
la religion y el estado. Pero mé basta 'sa-
ber que. nuestros padres' y abuelos tuvie-
ron' canongías y dignidades, sin que esto
causase á nadie el menor escándalo, antes
bien era mirado con desprecio el clerigo
que no habla podido conseguir mas que
un.simple beneficio ó algun miserable cu-
rato. Con que si en aquellos tiempo' s tan
rígidos. y tan ascéticos era lícito poseer di-.
ferentes beneficios, ¿ por qué no lo ha de
ser ahora en que apenas va quedando ni
una sombra de religion ?


Por lo que hace á mis pretensiones, no
puedo decir otra cosa sino que hice para
conseguirlas. lo mismo que de tiempo in-
memorial hace todo el mundo, cuando no
quiere volverse á su casa con las manos
enteramente vacias. Verdad es que por mi
genio soy mas inclinado que otros á mos-
trar mi agradecimiento ; y asi cuando he
tenido deseos de conseguir alguna cosa, no
me he desdeñado nunca de visitar, no solo
á los señores ministros, sino tambien á


«I n




10.


298
los oficiales, al portero mayor y á sus
inmediatos, porque me parece que la re-
ligion nos enseña que seamos mansos y
humildes de corazon. Una vez est ablecido
el trato con todos estos señores, ¿quién ha
dicho que tenga nada de reprensible el hacer
alguna expresion á sus señoras, á sus hijas,
ó á ellos mismos, si el caso lo permite?
¿Podrá esto nunca llamarse simonia , ni
cosa que se le -parezca, ó serán mas bien
un agasajo usual y bien recibido que dice
muy lindamente en todos aquellos que
necesitan ? Pero siempre es esta la costum-
bre de los' que no logran nada, que es des-
figurar los hechos ó á lo menos malignar
las intenciones. No fueran ellos tacaños, y
verian luego si es ó no reprensible este
Método; pero piensan estos casquivanos que
todo se lo merecen, y no son capaces de
desprenderse de un maravedi.


Creo 'haber respondido victoriosamente
á los dos inicuos y falsos testimonios que se
atrevió á levantarme una lengua viperina:
creo tambien que no me he separado en
nada de la moderacion que me propuse al
principio ; pero si por desgracia mia , ó por
mis muchos pecados hubiese podido ofen-
der á alguno de mis prógimos, le pido


299
que me perdone por las entrañas de Je-
sucristo ; mas por lo que hace á ese irija-
me, herege, desvergonzado y mal cirstiano,
á quien Dios y el Angel de la Guarda tie-
nen- dejado de su mano, le digo que sino
se arrepiente de sus yerros, y .me restitu-
ye la buena opínion y fama, con arreglo
á lo prevenido en los sagrados cánones,
ademas de las penas del infierno con que
le conmino sepa que le he poner un
pleito que le deje sin camisa á él , su
muger y á sus hijos. Amen. •




1.


3oo
CARTAS DEL MADRILEÑO.


1.3.1


Macind 9 cíe febrero de 1821.


Doy á usted un millon de gracias, mi
querido amigo, por la sincerísima oferta
que me hace de su casa y compañia para
que vaya á restablecerme de mis achaques
y convalecer de mi pasada enfermedad.
Aseguro á usted ingénuamente que aten-
dido el mal humor que ella me ha dejado,
nada me seria tan provechoso como dis-
frutar algunos ratos de la amena conversa-
cion de Usted, utilizándome al mismo tiem-
po de sus juiciosas y festivas reflexiones..
Nuestra amistad sin ser tan antigua como
otras, es infinitamente mas sólida, por-
que está fundada sobre la conformidad
de las ideas , sobre una mútua
y sobre una recíproca independencia. Nos-
otros nos amamos sinceramente , porque
somos verdaderamente libres y no necesi-
tamos el uno del otro; mas si por' desgra-
cia llegase alguno de los dos á tal estado
que no pudiese subsistir sin los auxilios


30
de su amigo, sería de temer que el peso
de la gratitud, debilitando poco •á poco los
sentimientos amistosos, viniese á desvane-
cerlos del todo, y terminada la necesidad,
cualquier pretesto bastaria para separarnos.


Esta w la marcha mas :frecuentemente
seguida entre los hombres, y esto es lo
que observan á cada paso todos los. que
conocen un poco este valle de placeres y
de amarguras. Por eso debernos nosotros
conservar cuanto nos sea posible nuestra
independencia recíproca en acciones y pen-
samientos. Y para dar á usted una prueba
de que yo por mi parte no me quiero se-
parar de esta regla , le digo francamente
que no admito su cariñoso ofrecimiento,
porque á pesar del aliciente de la conver-
sacion de usted, no podria resistir la triste
residencia en un pueblo tan reducido y
miserable. Es muy bella sin duda la pin-
tura que usted me hace a esas pobladas
alamedas, de esas fértiles campiñas , y de
los inocentísimos placeres de la caza y de
la pesca. No me cabe la menor duda de
que usted ha trasladado al papel sus pro-
pias sensaciones , y hay muchos ratos en
los cuales se me figura que participo de
ellas á mi sabor. Pero cuando considero




3cra,
que en medio de todos esos placeres, está
usted careciendo del egercicio de los mas
preciosos derechos de la ciudadania, y
cuando le veo á usted privado de egercer
este gran influjo de que gozan los habi-
tantes de Madrid en los altos destinos de 4
ambas , Espaiías le asegnro á usted que
apenas puedo-dejar de mirarle con compa-
sion y con lástima.


Porque ¿qué - conexion tiene- el derecho
de elegir diputados y magistrados munid-.
pales, que es el único que ustedes tienen
expedito, cén aquella soberana facultad
que goza todo cortesano de pedir al rey


al Roque lo primero que • se le pone en
Ya cabezal) ¿Quién es aquel lugareño, por
mas adicto y patriota que él se figure ser,
que sin encomendarse á Dios ni al diablo
pueda irse derechito desde la taberna al
mas lucido café de la corte , encaramarse
sobre una mesa, y con voz estentoréa y
cigarnina dictar á grito pelado cuantas
reformas y inedidas. se le antojen 9 ¿Quién
entre todos ustedes puede reunir en me-
nos tiempo un auditorio mas preparado á
aplaudir y á dar palmadas 9 ¿Qué patan
hay en el mundo aunque tuviera mas elo-
cuencia que un Demóstenes, • que pueda.


303
llevarse tras de sí ciento ó doscientos ciu-
dadanos, con los cuales, como si ellos solos
fueran toda la España reunida, instauran
cualquiera peticion con hónores .de man-
dato, y dejan asi en libertad para obrar á
todas las autoridades?


Por otra parte, ¿qué ayuntamiento es
el que ustedes tienen en ese villorrio que
pueda ser comparable con el que tenernos
acá en Madrid? Yo me atrevo á apostar á
que el-de ahi se contenta con ser un cuer-
po puramente administrativo, sin otras
atribuciones que las que le designa la Cons-
titucion: mas el de aqui no se puede limi-
tar á eso solo; sino que de cuando en
cuando tiene que pasar á ser cuerpo re-
presentativo, ó por mejor decir, , repre-
sentador. Despues de haber terminado fe-
lizmente todas las obras necesarias para
la salubridad y comodidad de los vecinos
de la corte, no puede contener su celo sin
denunciar .la lentitud del poder judicial,
y sin prevenir al rey lo que pasa en su
palacio, porque ya se le tiene dicho lo
mismo en 22 de noviembre último , y no
es cosa de andar todos los dias repitiendo
la misma copla.


Despues de o•eStas cosas, no se muere




3o4
usted de envidia y de despecho al verse
ducido á una condicion tan obscura, pu•
oliendo venirse aqui á ser el árbitro de la
fama, y acaso acaso de la vida de cual-
quiera que le incomode? Y para que usted
no dude de que todas estas funciones son
egercidas por los ciudadanos mas útiles y
laboriosos, y no por gente ociosa y vaga-
munda , ha de saber usted que la mayo.r
parte de estas griterías,y adunanzas se ve-
rifican de noche, que es la hora en que tie-
nen mas gana de chicoleo los que han esta-
do trabajando todo el dia. Pero ahi, como
si lo viera, lo mismo sera anochecer que
retirarse todo el mundo á su casa , dejan-
do al cuidado del alcalde y demas señores
de justicia el remedio de los desórdenes y
el castigo de los delitos. ¡ Desidia notable y
tranquilidad impropia. de los adictos de pro-
fesion ! No asi nosotros los buenos y las
constitucionales por excelencia, • pues nos
hemos -posesionado de esto que se llama
opinion pública, y miramos y hacemos mi-
rar como un atentado horrible todo lo que
sea oponer la mas leve contradiccioin á nues-
tras ideas.


Verificóse ya la sentencia contra el padre
general de los capuchinos por aquella re-


53opreSentacion al
rey y á las Cortes de que


tengo hablado á usted en diferentes cartas.
El juez de primera instancia le ha condena-
do á la deportacion y estrafiamiento dé es-tos reynos. La sentencia será sin duda muy
justa, porque ¿cómo puede haber nada in-justo . en un pais donde reina la Constitu-
cion?.Pero á mí me parece que hubiera
tádo y aun sobrado con una de las dos coz
sas, dispensándole de la primera, porque
podrizt suceder que á su excelencia reveren-
dísima no le acomodase ir á.busearasilo en
ninguna isla donde le rehusasen el agua y
el fuego, sino á algun otro pais del conti-
nente donde le dejen calentarse á la chime-
nea, y le den un trago de buen-vino siem-
pre que tenga sed La sentencia está pen-
diente de la aprobacion de la audiencia ter-
ritorial, y yo entiendo que sin perjuicio de
las justísimas razones que motivaron el fa-
llo del juez inferior, se tornará en conside-
racion la avanzada edad del malhadado es-
entor. Es un síntoma muy propio de to-
das las revoluciones que siempre han de
ser mal miradas de los viejos, y como


estos
señores mios no dejan de cometer grandes
i
mprudencias, como si fueran muchachos,


Tomo v.




3o6
ponen á los gobiernos en la triste necesi-
dad de dar una especie de escándalo des-
terrando de su pais á unos hombres que
al parecer no debian tener otras afecciones
que las del sepulcro. Cuando en los paises
estranacros'.vean arribar á nuestros dester-
rados ochentones podran hacer el juicio
que quieran; pero no diran por lo me-
nos que disipamos nuestra poblacion útil, •"..'
como se ha dicha en tantas otras ocasio- -
nes. El padre general de capuchinos esta-
ria sobradamente castigado con la dura
precision de haber de tratar corno iguales
á los que fueron sus súbditos.


Como nada me seria tan sensible que el
dar ocasion á que cualquiera se mostrase •
resentido por lo que le digo á usted en mis
cartas , me apresuro á deshacer una equi-
vocacion que padecí en la segunda posdata
de • la que está inserta en el número • 25
del censor. Dije en ella que se habia des-
cubierto un medio bastante ingenioso para
que los militares residentes en Madrid, y
que recibian órdenes de sus gefes para-pa-
sar á otros puntos, pudiesen zafarse de ir
á cumplir con sus obligaciones, y que este
medio era el de agregarles á la comision



307


legislacion, aunque en toda su vida no
hubiesen saludado el derecho. Confieso,
amigo mio , que padecí una - gravísima
equivocacion, y que me pesa en el alma dé
haberla padecido, porque aunque, como
dicen los estudiantes equivocatto non est
erratzo ,' con todo y con eso se debe prtocu-
rar que no haya ni uno ni otro en unas
cartas que no respiran mas que candor y
sencillez en todas sus relaciones. La • comi
sion de legislacion no ha agregado ni pensa-


. do en 71a oTegar militar alguno á sus del:-
cados trabajos, y yo no debí confundirla
con lá comision del código de procedimientos,
que es á donde realmente se


'ha intentado
agregar alguno de las circunstancias que
yo expresé. Sirváse usted pues corregir este
yerro que es tanto mas reparable., cuanto
estoy mas persuadido de que la comision
de legislacion no necesita de ningun arti-
llero para llevar á cabo sus sabias y uti-
lísimas empresas.


Graciósa está la manía de usted de pre-
guntarme que qué seria lo primero que yo
hiciese si me nombraran ministro de al-
guna de las secretarias. Y en verdad que no
es tan dificil como usted piensa el con-


20.




3o8
textar á su pregunta, porque como gracias


á Dios no me ha tocado una excesiva ció-
sis de amor propio , vendria á contentar-


me con hacer lo mismo, ni mas ni menos,
que lo que veo hacer ahora á los que se
hallan en ese caso. Lo primero, por egem-
plo , que haria yo en cuanto empuñase los
cordones de la bolsa del despacho , seria
hacer presente á S. 1VI. la necesidad de con-
decorarme para que no pareciese que esta-
ba desairado el empleo. - Suponga usted,
verbi gratia, que habiendo yo empezado la


carrera de la marina y seguido en ella dia.
rante algunos años , me hubiese luego se-
parado para entrar en la diplomacia ó en la
judicatura : suponga usted tambien que por
otra bolichadá de la suerte , hallandose va-
cantes dos ó tres ministerios, echaban mano
de mí para llenar alguno de estos huecos:
y suponga usted 'por último que siendo in-
dispensable un marino para el ministerio de
la guerra,.me nombraban á mí, como diplo-
mático, para despachar el de marina. ¿Qué
hariamos en este caso ? Lo que dicta la pru-
dencia es aprovechar el momento de la pre-
sentacion de las listas de la escuadra, y te-
niendo buen. cuidado de no insertarme en


ellas, decirle entonces al rey que esta
omísion era dictada por el decoro, pues no:
parecerla decente que el gefe de una oficina,
de donde han de emanar órdenes á genera-,
les y oficiales superiores, careciese de un
grado correspondiente á tan alta dignidad.


- Ya usted vé que unas razones tan po-
derosas como estas, no tienen otra respues-
ta que la de preguntar al interesado


.
que


cuál seria su grado si no hubiese abando-
nado la carrera de la marina, y entonces,
¿ qué menos se ha de decir que el grado de
gefe de escuadra, haciendo una higa á los.


jque " hubiese intermedios? Pues vea ustedustamente lo primerito 'que haria yo para
que mis compañeros no me tuviesen por
absolutamente tonto. Una vez puesta la
faja, y sin haber dacio otra prueba


. de ini
habilidad .que la presentacion de la tal lis-
ta, cuidaría de manifestar un si es no es de
deseos de-abandonar segunda vez la mari-
neria á manos mas expertas , y vería el
modo de acercarme de nuevo á la diplomá-
cia .


canónica, que sin disputa alguna es car-
rera mucho mas útil y no menos descan-
sada.


Hasta ahora tenia yo prevenido á us-




310
ted que no se asustase aunque le fuesen
á decir que habia gritos y alborotos en
las inmediaciones de palacio , porque era
cosa sabida de todo el inundo, que se ha-
cian con las licencias necesarias , ya que
no fuesen pagados para ello. Pero en el
dia ya le prevengo á usted todo lo con-
trario , y le digo que se asnste y se, ex-
tremezca, corno nos extremecemos todos
los que aun conservamos un resto de
amor al orden. Seria muy impertinente
tomar el tono de la chanza habiendo de
tratar de un suceso que tiene en verda-
dera allicc.ion á los pacíficos habitantes de
esta capital. No me detendré á referir á
usted, los pormenores de lo que está ocur-
riendo,pues para eso puede recurrir á los


apeles diarios que los pintan cada uno á
su manera. Le advierto sin embargo, que
los lea con suma desconfianza, porque en
el estado de agitacion que ha habido en estos
dias , no era facil que pudiesen averiguar
la verdad.


. Yo me limitaré únicamente á decir á
usted mi opinion acerca del origen de las
desgracias de estos dias , y es tan claro y
evidente este origen , que se necesita cerrar


355
del todo los ojos á la verdad para no
señalarle con el dedo. Permita Dios que
la sangre esp¿ciíola , que ya se ha derrama-
do y se derramáre en lo sucesivo , cayga
gota á gota sobre las cabezas de aquellos
insensatos que creyeron oportuno aparen-
tar Motines para amedrentar al monarca
y arrancarle la sancion de una ley. Permi-
ta Dios tambien que los autores de las
inicuas farsas de los 16 y 5 7


de noviembre
último, vean realizados en: sus personas
solas los funestos y necesarios efectos de-
su triunfo ridículo. Ellos sublevaron una
parte del pueblo haciéndola que cometiese.
desacatos indignos de una nacion genero-
sa : ellos provocaron la licencia y el des-


, orden de unos pocos con general pesadum-
bre de casi todo el honrado vecindario de
Madrid.: ellos transigieron cobardemente.


, con todos los que les inspiraban alguna
desconfianza para vencer con su auxilio
los fantasmas que les habia forjado su
pánico terror : ellos han gastado, el resor•
te de los motines y de los alborotos


.
em-


pleándolos importunamente en, lo que juz-
gaban que- era su defensa propia, sin ad-
vertir-que llegaba un tiempo en que no




312;
estuviese_ ya en su mano el contener su
accion.


Este es, amigo mio, el origen de los
males que nos cercan , y cualquiera que
haya sido el autor ó los , autores de aqt“..
líos: primeros desaciertos debe estar per-
suadido de que él es el que ha clavado
el puñal en el pecho de los verdaderos
patriotas , y reputarse pomo un monstruo
indino de vivir entre los hombres. De
poco servirá. que se tomen providencias
parciales aunque justas para corregir <5 cas-
tigar á los que actualmente hayan quebran-
tado las leyes, si no se procura contener
el mal espíritu que ,se , ha difundido en
una parte del pueblo. Podrá muy -bien la
fuerza de las autoridades y la union de los.
ciudadanos impedir que por 'ahora progre-
sen los desórdenes actuales , d pero qué se-
guridad tenemos de que no se repitan á
cada - momento, careciendo de principios
constitucionales , ó lo que es peor , ha-
biendo ocupado los errores el lugar de
los principios ?


Dios me libre de acusar á nadie indi-
vidualmente; pero no temo decir á la faz
de la: !nacion entera, que las desgracias de


3 x 3
estos-- 'últimos días han podido y debido
evitarse, pues que apenas habia ningun
hombre de juicio que no las estuviese
pronosticando. Queda como siempre de us-
ted afectísimo amigo.


El Madrileilo.


1




314
TEATROS.


VI IEDA PADIL1,11.: tragedia-en. -5 actos.


«Bella viri pacemque gcrant."
VInG.


El defecto esencial de esta tragedia con-
siste en la eleccion del asunto. Ni la flui-
dez y vigor de la versifieacion , ni la ra-
pidez y alma del diálogo , ni la gravedad
de la sentencia han podido elevar la cae,
bre Fiada de Padilla á la clase de un per-
sonage trágico. Podrá eseitar la admiracion
en la escena, como la escita- en la histo-
ra; pero su alma era demasiado altiva , y
el poeta la ha pintado con demasiada fide-
lidad , para que pueda ser objeto de las
pasiones propias de la tragedia, que son
el terror y la compasion.


Si las bellezas poéticas prodigsg.flas en es-
ta pieza'se hubieran empleado en descri-
bir la caida de la libertad castellana -en
los campos de Villalar, tomando por héroe
al inmortal Padilla, es de creer que el au-
tor hubiera conseguido presentar al pú-
blico un escelente modelo de la tragedia
española. Los sentimientos del heroismo


3'15
patriótico hubieran sido mas propios en la
boca de aquel campeon desgraciado , que
en la de su viuda.


Los restos de las vencidas comunidades
se habian reunido en


• Toledo, único ante-
mural entonces, y despues túrhulo de la li-
bertad. Aquella ciudad se hubiera resistido
menos tiempo á las armas del rey , si la
viuda de Padilla , agitada del amor de la
patria y del deseo de vengar la muerte de
su esposo , no hubiera alentado con sus
enérgicas exortaciones el valor de los to-
ledanos y contenido los progresos del egér-
cito enemigo. Ultimamente fue preciso ce-
der á la suerte , y Toledo consiguió swper-
don , porque se rindió cuando era tiem-
po todavia.


El poeta ha querido describir el carac-
ter indomable de aquella muger,


, la in-
fluencia que egercia sobre-el pueblo de To-
ledo, y suouperioridad sobre todos los hé-
roes qué combatian aun por la causa de'
la libertad. Todos ellos , convencidos de
la inutilidad de sus esfuerzos , querian
transigir con el rey : la viuda era la única que
preferia la muerte y la ruina á la esclavitud.


Estos afectos que son tan \agenos de la




3 x 6
dulzura del caracter mugeril, aunque pro.
Dios para escitar nuestra admiracion , ale-
jan de los ánimos la piedad , sobre la cual
se funda el interés trágico; pues el perso-
nage que no nos mueve á compasion , no
tiene derecho de escitar nuestro terror
con sus . desgracias. La amazona que se
condena á sí misma, á su hijo y •á su pa,
t'ia á la muerte y á la destruccion , que se
niega á los sentimientos mas dulces de la
naturaleza, que ahoga el grito invencible
del amor maternal , por no renunciar á
sus proyectos de venganza , no debe esperar
que encuentre quien llore con ella y se
aflija en sul• calamidades. Esos sacrificios,
esa insuperable ostinacion son propios de
los varones : ótros afectos debemos espe-
rar de aquel sexo, cuya: fuerza está en su
debilidad misma, y cuyo tinverit se eger-


os.
ce por medio de las lágrimas. 79,,


El .pasage en que _mas se acerca al ca-
racter trágico el de la viuda, está en el_
segundo acto, donde enumerando los males
que ha padecido , acaba con esta excla-


ácion:
« impíos !
Basta el ser tierna madre me Vedaron!"


317Sin embargo, es
una verdad fija en todos


los corazones, que el amor maternal es el
sentimiento superior á todos los denlas. La
madre que renuncie á él, no puede escitar
á su favor los afectos de la humanidad
que desconoce ella misma.


Ni basta decir que el personage histó-
rico fue• tal como se pinta en la tragedia.
Nosotros no acusamos ni la fidelidad, ni
el arte del poeta, sino la mala eleccion. Hay
ciertos caracteres en la historia que no es
posible hacerles interesantes en el teatro,
y uno de ellos es el de la heroina de To-
ledo. La superioridad misma de su alma
la coloca en una esfera ideal, á donde podrá
llegar el respeto de los espectadores, mas
no sil amor ni su compasion.


Asi es que mas interés inspiran en
la representacion de esta tragedia los to-
ledanos expuestos á todos los horrores de •
una ciudad tomada por asalto , que la suer-
te de la heroina: porque solo se presenta
en la tragedia' esté dilema. d Se rendirá To-
ledo á partido, ó será entrada á fuerza de
armas? Esta es la verdadera accion : pues
en cuanto á la viuda, ya sabe el e spec-
tador desde la primera vez que la oyó ha-




3i8 e •
n
blar que ha de perecer forzosamente. Esta
combinacion dramática disminuirla el in-
terés que pudiese inspirar la protagonista,
y por tanto es esencialmente contraria al
caracter de las pasiones trágicas.


Si hubiese alguna esperanza de triun-
far contra el egercito real; si la viuda, cuan-
do habla al pueblo reunido , indicase al-
gunos medios de salvacion que no 'fuesen
los egemplos de Sagunto , Numancia y Me-
dina ; si los defensores de Toledo contasen
con algunos socorros ó refuerzos , que aten-
taran su constancia, entonces la cuestion
dramática sería otra ; se rendirá Toledo ,
triunjará? ¿ Deberá España su libertad á
la viuda de Padilla, ó sucumbirá con ella?
Mas por desgracia el poeta ha seguido tan
fielmente la historia en esta parte, que no
deja ni al espectador , ni á los héroes ni á
la misma Padilla, otra alternativa que la de
rendirse ó morir.


De esta combinacion resulta otro incon-
veniente, que es la uniformidad de situacion
durante toda la tragedia basta la catástrofe.
Por una parte las reflexiones de amigos,
guerreros y basta del mismo padre de Pa-
dilla, que aconsejan la necesidad de rendir-


379
se; Por otra la constancia impertérrita de
la viuda, que prefiere la muerte á la servi-
dumbre: esta es la situacion habitual de to-
do el drama, sin incidentes que la alteren.
El triunfo de la viuda en la sesion del pue-
blo, representado en el tercer acto, no
cambia la disposicion de los ánimos ni la


• de los intereses.
Los caracteres están bien descritos:


Mendoza es buen caballero y buen patricio:
Laso de la Vega, aunque traidor á los ojos
de la heroina , es noble, generoso y se es-
pone por libertar á Toledo-de los horrores
del asalto : Pedro Lopez de Padilla, que es
el mas interesante de los personages, es
buen caballero , escelente padi e , y si se
atiende á las circunstancias en que aconse-
ja la rendicion , buen español.


Esta tragedia , cuyo defecto esencial está
en el asmittumismo, recibe muchos aplau-
sos en el teatro, y á la verdad muy justos.
Indepeirdidikemente del mérito de la buena
elocucion y de la viveza del diálogo ,. el
autor se ha valido del cuadro dramático
que presenta para inspirar odio á la tira-
nía y amor á las instituciones liberales, y
para imprimir en los ánimos de los oyen-




320
tes las máximas propias de un pueblo libre.
Siempre será muy interesante para la na-
cion española oir los latimos. gemidos de
la libertad, que espiraba en su territorio
en el siglo XVI, y que trescientos años
despues debia renacer mas brillante que
nunca, y bajo formas que la aseguran la
inmortalidad.


NOTA.


Se ha publicadó el primer volumen del
Curso constitucional de D. Ramon Salas, y
en el número siguiente haremos su aná-
lisis, para corresponder á los deseos de
varios amigos , que por amor á la educa-
cion de nuestra juventud , nos piden en-
carecidamente que le demos á conocer.


EL CENSOR,
PERIÓDICO POLíTICO Y LITERARIO.


N.° 29.
SABADO ., 17 DE FEBREI10 DE 1820.


Extracto de unfilleto que acaba de publi-
earse én /


.Paris con el titulo de Proyectos
del Austria sobre la Italia,


C
uando Napoleón pronunció contra la


familia reynante de Nápoles aquel terrible
decreto que deCia: la familia de los Bom-
bones de Sicilia ha cesado de:rernar ,


nopuede negarse que hablaba Con luna exce-
siva arrogancia, pero tampoco se le pue-
de disputar. que se explicaba --con mucha
mas franqueza que. los soberanos de Top-
pau. Estos vienen á decir lo mismo ; pero
lo 4icen envuelto en -kIn sofisma y en una
hipocresia ridícula y detestable. Si
llevan á efecto sus proyectos, r;tiránicos,
no hay duda en que la familia. de los


Testo y. 21




322
Borbolles habrá cesado de reynar alli.


• Blas no solo habrá cesado de reynar la
familia de los Borbones , sino que tambien
habrá desaparecido del mapa el reyno
de Nápoles , porque lo mismo es no exis-
tir, que existir sin libertad y sin indepen-
dencia. ¡Bella situacion por cierto seria la
de un reyno, 'cuyos destinos hubieran de
arreglarse á cuatrocientas leguas de distan7
cia, y por unos soberanos que no tuvie-
sen la menor conexion ni con la familia
reynante ni con el pueblo !


Desaparecerá el reyno de Nápoles,
porque es muy posible que se verifique
la invasion del egército austriaco ; pero
lo que no es posible es que este llegue
á establacerse jamas en paz, en el territo-
rio de las Dos Sicilias.. Nunca merecerán
sus 'operaciones la aprobacion de ningun
gobierno legítimo, y en cualquiera parte
en donde los napolitanos tengan armas,-
alli le presentarán una justa y obstinada*
resistencia.


Seria hacer nosotros una grave injuria
á la casa de Borbon que reyna en Nápo-
les el suponerla capaz de admitir un trono
mancillado por sus propios enemigos , ni
resignarse á ser un mero lugar teniente


323
de los opresores de su
mos que Cesaria
reynar,


, y que
pais. Primero cree-


como
en tiempo de Bonaparte se resignaria á
no conservar para sí mas que el corazon
de sus súbditos, el deseo de la venganza
y la esperanza de mejor tiempo.


La conducta ambiciosa de Napoleon
1‘,especto de esas mismas familias á quienes
precipitó del trono, tenia á lo menos por
pretesto el odio mal disimulado que le
profesaban aquellas casas , diferentes intri-
gas descubiertas, y una actitud constan-
temente hostil. ¿Pero qué pretesto pueden
alegar esos monarcas del norte para pro-
nunciarse contra un rey del mediodía que
no les ha hecho daño alguno, con quien
no han tenido la mas ligera contestación,
y que no les ha concedido ni reusado
ninguna demanda, pues que ninguna se
le ha hecho?


Bien sabemos que se habla con gran
énfasis ,


de un artículo secreto del tratado •
de Viena de 12 de junio de 1815, por
el cual parece que se convino en que S. M.
el rey de las Dos Sicilias, al tiempo de res-
zblecer el gobierno del reyno, no admitirla


altcracion ninguna que no pudiera conct-
liarse con las instituciones monárquicas , de


25.




324.
cuyo artículo infieren que el Austria Ita
quedado por fiadora perpetua del .antiguo
orden de cosas, ó por mejor decir, del mi-,
tiguo desorden.


Graciosa cosa seria que porque el Aus-
tria se ha declarado garante del régimen
antiguo , no se pusiese un término á la
execrable .policia , y á la no menos execra-
ble administracion de justicia, durante las
cuales el término medio de los asesinatos
que se cometian en la ciudad de Nápoles
no bajaba de catorce cada noche.


Tambien seria muy bueno que por no
disgustar al Austria continuasen los via-
geros sin 'poder atravesar las Calabrias, ni
pasar desde la Campania á los Abruzos sin
riesgo de ser despojados ó muertos en los
caminos. En Sicilia no era posible alejarse
de las costas sin riesgo de caer en manos
de los ladrones, y se contaban mas éríz
menes en solo aquel reyno , que en todos
los demas estados de la cristiandad. Pero
en cambio de eso el ciudadano estaba se-
guro de no encontrar jamas la proteccion
de las leyes, • sino que estaba reducido á
defenderse ó vengarse por sí mismo.


Tampoco seria conveniente hacer cesar
el escándalo de que los presos acabasen su


325.
vida en las prisionés,T llegando hasta tal
punto el abandono de algunos tribunales
de Nápoles, qué se verificó haber senten-
ciado á un reo dos arios despues que ha-.
hia fallecido de vejez en un calabozo;
pero no es justo tocar á ninguna de estas
Cosas estando el Austria de por medio.


Mucho menos debió pensarse en refor-
mar la administracion de sanidad, no obs-
tante de habérsela probado que por igno-
rancia y por un sórdido interés dejó intro-
ducir la peste en una ciudad de la Pulla,
habiendo perecido los habitantes, arruinado
la provincia limitrofe y asustado á toda
la Europa. Todos estos primores estan ga-
rantidos por el Austria, y deben conser-
varse como prendas del régimen antiguo.


Lo mismo.debe suceder con los corsa-
rios de Argel que interrumpian el comer-
cio de las costas , se llevaban cautivos á
los infelices marineros, y vendian los cris:.
tianos en los desiertos del Africa , porque
asi aquellos como el absoluto desorden de
la hacienda pública estan bajo la. protec-
don y garantía del Austria.


Ahora bien ¿ qué es lo que se figuran
esos monarcas, que es el- nuevo orden
constitucional, sino el recurso á la justicia




326
y á la prudencia, el conocimiento de los
hechos y de los derechos, y el de los de-
beres y necesidades de cada individuo t>
¿Qué es lo que han jurado asi el rey como
el pueblo, sino emplear las luces de todos,
y las virtudes de todos en el aumento de
la prosperidad y de la moralidad de todos?


Todavía no se ha advertido la menor
violencia , el mas pequeño desorden , ni •
el mas ligero insulto desde que se mani-
festó la revolucion. Los crímenes que tanto
abundaban en la Sicilia., se han disminui-
do considerablemente; no se ha formado
ningun otro partido sino el del bien pá-
blico , ni se ha observado la menor licen-
cia en el uso de la libertad de la prensa.
Pero se nos dice que no es la reforma de
los abusos la que intentan detener por
medio de la guerra , ni tampoco la cons-
titucion en sí misma, sino el modo con
que se la ha proclamado. Ya lo entiendo:
lo que se quería era que se pidiese la cons-
titucion de un modo tal , que estuviese-
MOS seguros de no obtenerla. En efecto,
no. hay egemplo en la historia de que ja-
mas se haya otorgado ninguna especie de
libertad ni de garantía á los simples . ruegos
de los pueblos.


327
Dos clases de constituciones libres hay


en Europa : unas que se han conquistado
con las armas en la mano , y otras que
han sido - otorgadas por los gobiernos na-
cientes . cuando han necesitado adular á las
naciones que podian admitirlos ó ren-
sarlos. Sepan los pueblos que no tienen
otra garantía de sus derechos que la ma-
yor ó menor fuerza nacional (1).


El Austria es en efecto bastante pode-
rosa para formar el proyecto de sujetar
toda la Italia , y aun acaso no necesita-
ria hoy mas que reducir el reyno de Ná-
poles á aquel estado de respeto y de te-
mor en que tiene á los ducados de Mo-


(x) Vernos que se repite muy á menudo en e
lenguage constitucional aquella frase de que


fuerza: aunada es esenciabnente obediente, y yo creo
que seria mr .y bastante decir , que ella deberla ser
esencialmente neutral-en todas las discordias civiles.
Nadie duda de que las bayonetas son un malísimo
argumento , y ya se sabe que ,despues de una car-
ga de la caballería , todavía se puede preguntar


qué ds lo que esto prueba P Pero exigir que el egér-
cito se esté muy tranquilo sin inclinarse•zi ninguno
de los dos lados de la balanza , podrá ser muy
bien el deseo de un hombre honrado, pero nadie
debe contar con que pueda verificarse. Cuando el
egército no sirve para pedir , sirve á lo menos pa-




328 -
dena y de Luca pero es preciso que se
convenza de que para lograrlo no hay otro
arbitrio que la fuerza.


Fatal olvido fue de las antiguas máxi-
ximas que habian hecho la seguridad de


vla Italia, eI haber cedido al Austria el es-
tado veneciano facilitando de este modo


. su accion lateral sobre todos los estados
débiles que no pueden sucumbir sín que
,con ellos sucumba la libertad de la Euro-
pa. Pero entonces nada parecia temible sino
la Francia, y se sabia que esta estaba muy
'interesada en defender aquella cadena de
pequeños estados , como que en caso de
ser atropellados estos, la Francia se en-.
contraba descubierta en toda la longitud


ra reusar , y necesariamente protege los abusos,
cuando no solicita su reforma ; G bien da de sa-
blazos al pueblo por las calles , 6 apoya y regu-
lariza sus peticiones. Es una potencia peligrosa en
la sociedad, no hay duda ; puede hacer mucho bien
ó mucho mal , pero • es preciso que convengamos
en que donde haya un egército , todo el bien 6 el




mal que experimente la sociedad se ha de hacer
Por él ó á su sombra. Su accion directa, por
lo menos la presuncion de su accion han de entrar
necesariamente como elemento de' todo lo que se
egecute : lo que importa es averiguar si lo (Die se
cgecuta es bueno 6 malo en sí mismo.


.


923de su frontera mas desgtiarnecida La exile_
ciencia ha confirmado esta verdad en los
últimos desastres de este reyno


u ; pero lle-gará s
eguramente un dia en qe la Francia


r
econozca , aunque tarde , que el ataque


contra Nápoles es un ataque contra ella
'misma. Entretanto que su gobiérno abre
los ojos , no dejemos de prevenir á to-
dos los estados que . se hallan. en primera
línea , que no es posible que•


sucumba
ninguno de ellos sin que .se disminuya elhonor , la independencia , la seguridadde todos.




La santa silla tiene ya sobrados motivos
para conocer la ambicion del Austria , y
sabe lo que tiene que esperar de la estension
de su poder. Bien sabe lo que pesan sus
cadenas cuando el egército austriaco ocupa
el territorio de Nápoles, y no debe ignorar
que concluye su independencia el dia en
que Roma se haga un punto de comuni-
cacion entre la Lombardía y las Dos Siciliaspara los egércitos imperiales. El sucesor
del papa actual vendrá á ser el primado del
imperio austriaco , y acaso acaso podrá as-
pirar al honor de ser confesor del monarca,


consejero suyo en los negocios eclesiás-
. ticos. Pero cuanto mas austriaco se haga,




330será menos ecuménico , y no estamos en
tiempos de que el papa aventure la con-
sideracion que tanto le importa entre los
denlas cristianos que no hablan aleman,
solo por hacer la corte al Austria.


El gran duque de Toscana , por mas
que sea italiano de corazon, no puede
ofrecer otra garantía á sus estados contra
las cadenas austriacas que el ser hermano
del emperador, y ya sabemos. de lo que
sirve esta garantía los que hemos visto la
conducta de S. 1. con


su, amadísima.


hija y nieto. Los vínculos de la sangre
son enteramente desconocidos en aquella
corte , excepto el caso en que se interese la
seguridad personal del soberano.


No nos detendremos á hablar del duque
de Dlodena. , ni de la duquesa de Luca,
porque la pequefiez de sus estados es in-
compatible con la independencia , y sool
pueden figurar en esta cadena de estados
independientes por ser el punto de comu-
nicacion del Austria con el mar Ligurio.


La corte de Turin, aunque enemiga de las
ideas liberales, es la única que se hace cargo
de su posicion , y comprende sus verda-
deros intereses. Teme mucho las constitu-
dones ; pero teme mucho mas al Austria,


1y sabe que esta no se creerá bien seg urain terin que la corte de Turin no se vea
reducida á la misma nulidad que el papa.


Aun cuándo la casa de Savoya hubiese
echado en olvido el peligro de su situacion,la c


onducta del Austria en las Últimas eh--
• cunstancias se la hubiera traído á la nie-
moria , porque por grande que sea el in-
terés comun de suprimir las p


retensionesdel pueblo, hay otro mucho mas evidente
y mas del clia , que es el de


co nservar suindependencia. El temor que debe inspirar
al Austria el egército p i amontes no cesacon la conclusion de las operaciones mi-
litares, aun cuando estas fuesen •tan rápidas
Como se han figurado en Troppau. El mayor
peligro no está en el


momento^ de' la agre-
sion , sino durante la ocupacion ; y bien
se puede asegurar que los austriacos


nooiránjamás la campana de vísperas
sin estreme-


cerse , y sin .pedir á gritos la diáolucion del
egército piamon tes. •


Por lo que hace á los suizos, tienen ya
poquísimo que perder en cuanto á su


in-dependencia. Pasaron ya aquellos tiempos
en que sus montañas eran la gran fortaleza
de Europa, y en que sus egércitos soste-
nían ó trastornaban los tronos. Cada pro-




332greso que hace el Austria es una nueva
pérdida para la Suiza, y si aquella ocupa
á Nápoles, lo primero que hará será cerrar
este ..mercado á los suizos , y lo mismo si.
ocupa el Piamonte , ó el Wurtemberg ; de
modo que solo puede quedarles el de Fran,
cia que ze cerró muchos años hace.


Jamas\ se persuadirá el Austria que ha
logrado sus designios ambicios sobre la
Italia, interin que las fronte


so
ras_ de esta


no
sean las mismas que las que tenia en


tiempo de los romanos , y mientras que
la Babiera y el Wurtemberg no hagan
parte de su sistema de defensa. Pero del
mismo modo que el Austria pesa sobre la
Italia, pesa tambien la Rusia , y su van
guardia la Prusia , sobre los estados del
Austria. No sabemos todavía bajo qué con
diciones han sido abandonadas las poten-
cias del mediodia á la corte de Viena; pero
no nos cabe la menor duda de que hay
otros pequeños estados en elNorte que pue-
den convenir á los grandes potentados. Ya
se sabe cual es la costumbre de todos los
triunviratos , y cómo se abandonan recí-
procamente sus amigos y aliados cuando
forman las listas de proscripcion. Octavio.
entregó la cabeza de Ciceron á Antonio


333en cambio de la de su tio Lucio Cesar , y
á Lépido en cambio de la de su hermano
Paulo Lépido. Veamos, pues, en el caso
de que Fernando represente á Lucio César
en el mediodia , quién es el que debe 're-
presentar á Paulo Lépido en Alemania.


Poco nos importa averiguar el secretode estas compensaciones, á que estamos
muy acostumbrados desde la reparticion
de la Polonia : nos basta


-ánicamente sa-
ber que no se hace jamas ningun tratado
de paz , sin que sea sacrificado algun es-
tado independiente. Todas las potencias
de segundo orden que acabamos de pasar
en revista, estan interesadas inmediatamen-t te en oponerse á una agresion que va


„ rigida contra ellas ; ¿pero es posible que
la Francia , la Inglaterra y la España no
han de hacer nada por su parte para man-
tener la independencia de los estados y su
consideracion propia ?.¿ Han de abandonar
la causa de las monarquías constitucionales'
que tanto las interesa , y no han de acabar
de conocer que estan muy expuestas' á ser
llamadas tambien ante el tribunal de los
monarcas absolutos ?- ¿No conoce la In-
glaterra que se va acercando el momento
en que se la sierren todos los mercados




334
de Europa ? ¿Ha de estar siempre la Francia
sin acabar de conocer el eminente puesto
á que la llaman los nuevos destinos de la
Europa? ¿Y creerá la España haber hecho
nada para la conquista de su libertad, si
deja sucumbir á aquellos que se han ar-
mado por la misma causa,. y han querido
participar de sus destinos ?


Pero estas tres monarquías constitu-
cionales estan atormentadas al mismo tiem-
po por el espíritu de faccion. La Inglaterra,
en medio de unos sucesos tan importantes,
está ocupada hace tres meses en averiguar
si una reyna de cincuenta años ha sido
pura ó inmodesta en su. conducta. La Fran-
cia no escucha otros gritos que los del es-
píritu de partido, entregándose á continuas
sospechas , odios y resentimientos. Y la
España todavía. conmovida con sus re-
cientes sufrimientos mira el poder social
como enemigo de la sociedad , y se ocu-
pa 'micho mas en anonadarle que en di-
rigirle hácia la gloria. Solo el Austria es
la que aparece constante en sus proyec-
tos , reflexiva en sus consejos é imper-
turbable en su política. ¡ Quiera Dios que
la Europa que tan inquieta se ha mos-
trado de las riquezas de la Inglaterra , de.


33las victorias de la Francia, y de la. es
5
-


tension colosal de la Rusia , lijé un poco
su


atencion sobre ese gabinete que se
muestra ser un digno heredero de la po-lítica no menos que del territorio de Ve-necia!




336


Nuevo sistema de colonias establecido eit
H dan da.


Una sociedad de beneficencia eompues-;
ta de mas de 24,000 suscritores, de los
cuales cada uno pone en fondo anualmen-
te 52 sueldos de Holanda, (22 reales y 12
maravedis) ha fundado en la provincia de
Brenthe, hacia la Frisia, la colonia de
Frederiks-Oord : este establecimiento que
empezó en 1818, consta ya de doscientas
casas cómodas y avadables, y de 1,5oo in-
dividuos : se han desmontado Goo arpens,
(320 fanegas de Goo estadales) de tierras
ingratas y hasta aqui abandonadas, que
proporcionan ya á sus cultivadores una
subsistencia honrada é independiente. Los
moradores de la colonia eran antes men-
digos é indigentes; mantenidos á costa de
la caridad' pública.


. La sociedad se ha propuesto los nobles
obgetos de someter al dominio de la agri-
cultura terrenos hasta ahora estériles, de
subvenir á las necesidades de los infelices
abandonados á la. mendicidad y á los vi-
cios que trae . consigo , de restituirlos al


337
becrercicio de los deberes doinésticos, arran-


Carlos de la deg,radacion en que han caido
y ponerlos en estado de educar sus hijos
como se educan los de un labrador honra-
do .é industrioso.


Los habitantes de cada casa deben
cultivar 2,100 ver es (fanega y media poco
mas ó menos). La renta territorial de cada
una'de estás suertes está valuada en 525
florines , (cerca de 4,5oo reales) y sube
á 725, añadiendo los productos de la in-
dustria de los colonos. Si de ésta cantidad
se quitan 137 florines, para los gastos de
cultivo y de administracion , quedan 55a
florines, beneficio neto de cada habitacion.


La disciplina del establecimiento se fun-
da en el principio de la emulacion que se
excita con sumo cuidado entre los colonos,
en la firmeza necesaria para mantener el
orden, y en el conocimiento que se inspi-
ra á aquellos desgraciados de sus verda-
deros intereses. Los colonos que necesitan
de socorros-, y cuya conducta es reprensi-
ble se ponen en curatela, y la sociedad
paga. su alimento y vestidos. Los que con
su trabajo pagan mas de la mitad de lo que
consumen , y cuya conducta es arreglada,
reciben en premio una medalla de cobre


Tomo v.




lor338
y adquieren la facultad de disponer de sus
cosechas, bajo la inspeccion de los gefes
del establecimiento. El colono que lle-
ga á pagar completamente lo que debe
á la sociedad, y que ya no recibe ningun
socorro de ella, obtiene la medalla de plata,
y• queda libre é independiente como un
Mero arrendatario. -Últimamente, los que
se distinguen extraordinariamente por SUS.
virtudes y su laboriosidad, obtienen la
:medalla de oro.


El establecimiento de Federicks-Oord
puede recibir 40,000 individuos y satisfacer
sus necesidades : va á establecerse ademas
otra colonia aparte , con el nombre de
Ommeschams, destinada á los individuos
de- mala conducta: en esta colonia se les
someterá á una disciplina mas severa: po-
drá contener 5o,o0o individuos.


La sociedad recibe á todo, indigente, •
por el cual se pague la pension anual de
25 florines (213 reales); pero si se la en-
vian 20 de una vez, los recibe por 18 flo-
rines anuales por cada uno; aunque de las 20


personas, seis han de ser niños: esta clan•
aula es de rigorosa condicion. Las 20 per-
sonas se distribuiran en tres casas; en dos
de ellas habrá individuos de todo sexo..


339
y edad,' pero en la 'tercera estarán
zosamente loS seis niños. y dos personas ya
de alguna edad.


La renta anual de 25 ó 18 florines no
se debe pagar á la sociedad sino durante
el espacio de z6 años: pasado este término
la persona-6 e


.stableehniento ,que haya„co-
locado en. la- colonia á alg


.
n, desgraciado,


no tendrá. nacía que por por su ruanui.
tencion, y conservará el derecho de,notn»
brar otros indigentes para las plazasque
Crearon con sus fondos, Este derecho
será perpetuo. De esta manera logz;a:con
mi pequeño sacrificio.;: tener para sj y
transmitir 'á sus deseen:dientes la faculta.d
de egercer nuevos actos de beneficencia.


Esta colonia es sumamente util á los'
establecimientos palieos,-, fle:earidad. Los
depósitos actuales de inendícidad, aunque -
se hallan . en: ,


un estadó. Muy. imperfecto,
cuestan . muchísimo., y


.
se, puede valuar


en So florines el gasto ,,annal de cada i udi
viduo que se coloca•. en


. ellos cuándo en
la colonia .de Federicks-Oord solo les cos-


> taria 25.6 rl, y ahorraria-nllos g4slos.:pár-
ticulaies de escritorio:;. comisiones de.bos-
picio,. etc. Este exameniaphicado á objetos
de mayor trascendericia,,:, demostrará las


22.




34o
inmensas utilidades del establecimiento;
pues segun el informe del ministro del
interior el gasto de cada individuo en el
hospicio salia, en 1818 , á 114 florines, y
las distribuciones domiciliarias, en 182o,
á 8o florines por persona.


En la colonia reyna la mayor actividad:
los colonos que asisten á los talleres son
sumamente dóciles, y los niños compiten
en aplicacion y laboriosidad con los hom-
bres. Las mugeres se emplean en el cuida-
do y limpieza 4..b las casas, y en preparar
los alimentos. Los niños estan vestidos con
aseo, sanos y contentos, y los mas chicos
se ocupan en mover las ruedas de las má-
quinas.
• Debemos la noticia de este importan-


te establecimiento á una memoria del ge-
neral Vander Bosch, que es uno de los
directores principales de la sociedad: he-
mos visto un extracto de dicha memoria
inserto en' el diario de Bruselas del g de


enero del presente año.
Cualquiera que compare nuestra Espa-


ña con el territorio de los Payses Bajos,
conocerá que los establecimientos de esta
especie, si son mas necesarios entre noso-
tros, son al mismo tiempo mas fáciles, En


34r
efecto, el mayor ,obstáculo que debe ex-
perimentar la sociedad de Holanda para
sus operaciones filantrópicas está en la es-
terilidad del terreno: la naturaleza ha re-
movido entre nosotros ese obstáculo. Nues-
tros valdíos no son estériles , y si no pro-
ducen , no es culpa del cielo ni de la tier-
ra, sino de nosotros mismos, ó mas bien,
de nuestras malas leyes y de nuestra pé-
sima administracion. Mas ahora que la
venta de bienes afectos al crédito público
hará entrar en circulacion una porcion
considerable del territorio, no hay ningu-
na dificultad para crear colonias en los
puntos donde mas se necesiten, y multipli-
car la poblacion rústica, tan decaida en
nuestras provincias del interior. Los espe-
culadores en semejantes empresas hallarán
el premio en el valor que tomarán las
tierras, cuando hayan probado la mano
Vivificadora del hombre.


El gobierno no puede menos de alen-
tar semejantes empresas por- muchas razo-
nes,: primera, la diminucion de la mendi-
cidad y la economía en los establecimien-
tos de beneficencia; pues si se multiplican
las colonias, los hospicios y las cunas se
convertirán en meros depósitos de donde




é


rk;


342
pasarán los indigentes á los estableeimieri-
tos campestres; apenas sean capaces de
trabajar. Segunda, el aumento 'de la po-
blacion rústica, que es el verdadero reine-
dio contra los ladrones ; porque mientras
haya una larga distancia entre las habita-
ciones lejanas , habrá quien robe en el
camino intermedio: es natural que los
malvados se olviden de que hay leyes en
aquellos sitios donde no hay quien las re-
clame ni las egecute. Ademas, cuanto con-
tribuya á disminuir la mendicidad , con-
tribuye á disminuir el latrocinio. Tercera, la
moral pública gana mucho y no menos la
riqueza 1 de la nacion, en que se apliquen
los capitales á un destino igualmente pro-
ductivo que benéfico.


No ignoramos que la 'falta de canales
y el mal estado..de los caminos impide é
impedirá por mucho tiempo que los capi-
talistas se apliquen á especulaciones de es-
ta especie; porque las producciones no au-
mentan el valor de las tierras , cuando no
encuentran conductos fácilos para su ven-
ta: mas ya nuestro congreso ha tomado
en consideracion el, importante ,asunto
las comunicaciones inte•ioles, y es de es-
perar que en las legislaturas próximas se


343
venzan los obstáculos que se oponen toda-
vía al sistema de navegacion interior, sin
el cual no es posible que


se eleve nuestraindustria rústica al grado de p
rosperidadque necesita la España.




344
POLITICA.


Lecciones de Derecho público constitucional,
escritas por don Bamon Salas , tomo x.°


ANÁLISIS DE ESTA OBRA..


Ya en este periódico hemos aprove-
chado una ocasion que oportunamente se
nos presentaba para recordar á la gratitud
del público el distinguido mérito del señor
Salas y los señalados servicios que hizo á
la causa de la .libertad en tiempos, en
que era harto peligroso profesar principios
liberales; atrevimiento patriótico que le
acarreó una muy cruel , aunque honrosa
persecucion. Ahora aprovecharemos tam-
bien con placer la nueva ocasion que se
nos ofrece con la publicacion del torno I.°
de su escelente obrita , intitulada Leccio-
nes de Derecho público constitucional, para
recomendar al público su lectura , y dar
gracias al autor de que en ella nos haya
presentado el texto mas oportuno para es-
poner nuestrás ideas sobre los puntos ca-


345
pitales de la ciencia social; ideas que en
el fondo y en la sustancia no pueden ser
otras que las del señor Salas , aunque tal
vez nos separemos de su opinion en al-
gunas cuestiones accesorias, ,


y en el modo
mismasde /esplicar las doctrinas mis as .en que


estamos enteramente de acuerdo. Para esto
haremos primero un resumen analítico de
la obra , y espondremos despues nuestro
sistema , deteniendonos á justificarle en


••aquellos puntos en que no coincidiese con
el suyo.


El autor indica rápidamente en el pró-
,logo las causas,


-que insensiblemente han
preparado y hecho inevitable la última re-
volucion. de España ; los fundados temores
que le agitaban, cuando todavía no se ha-
bia verificado , de que esto pudiese suce-
der sin grandes trastornos', y acaso sin la
ruina y disolucion del edificio social , y
los que aun le quedan de que las refor-
mas que exige el nuevo orden de cosas, en-
cuentren resistencias que ocasionen violen-
tas convulsiones ; y dice , cori mucha razon,
que el único medio de impedir que las
haya , ó de vencerlas, si no pudiesen
evitarse enteramente , es el de difundir
la luz por todas las clases de la sociedad,


'




346
para que se conozcan la importancia y .ne-
cesidad de las reformas ; á cuyo fin ha
escrito él la: presente obrita , la cual mien-
tras no se publique otra mejor , podrá
servir como de texto en las aulas públicas
en que se enserie la política constitucio-
nal , y de manual á todos los ciudadanos
que deseen aprender sus elementos. El
autor promete otro torno, en el cual apli-
cará los principios generales establecidos
en este a las disposiciones positivas de
nuestra Constitucion. Cuando le publique,
darémos tainbien nuestro dictamen sobre
sti mérito ; por ahora tenemos que limi-
tarnos al único que ha vino la luz pública.


Derecho público constitucional es el
citerpo de leyes ó disposiciones contenidas
en la conStituCiOn política de una 'lacio%
ó que deberian contenerse en ella ; tratar
de las que ya estar positivamente compren-
didas en alguna , ó algunas constituciones
determinadas: proponer las que deberian
adoptarse y establecerse , es propio del
filósofo y del legislador.


La constitucion política de un estado,
no es otra cosa que la espresion auténtica
de las reglas y condiciones con que un
pueblo quiere ser gobernado : si contiene


347
mas que esto , ya no será una constita-
cion, sino una porcion mas ó menos enten-
dida del código general de la nacion. Las
constituciones políticas se .


llaman tambien
códigos ó cartas constitucionales , leyes
fundamentales ó primarias, pactos, ó Con,
tratos sociales , etc. : todas estas denomi-
naciones espresan una misma idea.


Todo pueblo reunido en sociedad tiene
derecho de formar la constitueion política
que crea Mas ventajosa ; porque ó sea que
no haya tenido todavía gobierno alguno,
ó que no .bien hallado, con el que hasta
entonces ha tenido , quiera mudarle ó al-
terar su forma; es muy dueño 'dé señalar
la naturaleza y condiciones del nuevo á
que quiere sonteterse.


HaLlando con rigorosa propiedad no
hay sociedad alguna política que no tenga
Una constitudon.mas ó 'menos buena, mas
ó menos .extensa , mas ó menos clara , y
mas ó menos bien observada ; porque no
hay ningun gobierno , á no ser el pura
y absolutamente arbitrario si existiese ó
pudiese existir en


- parte alguna, que no
observe ciertas reglas y no esté sugeto
por derecho, á ciertas leyes, aunque tal vez
las quebrante con frecuencia ó impunemente.




343
Una buena constitucion debe contener


una declaracion de los derechos que les
ciudadanos se han querido reservar al
formar Uña sociedad 'política. Cuando se
dice que la constitucion da ciertos de-
rechos , se habla sin. exactitud ; pues lo
que hace es declarar los derechos pre-
existentes, y asegurar su egercicio. Debe
también expresar qué especie de gobierno
han elegido los asociados; porque las le-
yes fundamentales y las secundarias , que
son consecuencias de esta, deben ser con-
formes á la naturaleza del gobierno
b


esco-


«ido Finalmente debe arreglar la. distri-


bácion de los poderes políticos, señalar
sus límites y extension, y expresar la for-
ma en que han de ser egercidos. En esta
parte estan comprendidos los que impro-
piamente se llaman derechos de los go-
bernantes. Estos en cuanto tales no tie-
nen derechos.: lo que tienen son obliga-
ciones y medios ó facultades que la socie-
dad les da para cumplir con aquellas.


Toda constitucion debe reducirse á un
corto número de artículos ó principios fun-
damentales , y no comprender nunca por-
menores reglamentarios, ni leyes que per-
tenezcan á los códigos particulares. Su es-


349
tilo debe ser conciso, cortado y popular:
las voces .usuales y cuyo sentido no sea
dudoso , ambiguo ni dificil de entender.


Las naciones son las que deben formar
sus respectivas constituciones : recibirlas
de mano de sus gefes , es confesar tácita-
mente que estos no tienen su poder de
la sociedad,_ que son independientes de
esta, y que en ellos reside la soberanía;
heregias políticas que nadie puede defen,
der sin exponerse al desprecio de los hom-
bres que piensan y conocen su dignidad.


Mas como es imposible que en un pue-
blo muy numeroso y diseminado en un
vasto territorio se reunan todos los indivi-
duos para formar su código político ; es ne-
cesario encargar á una junta, compuesta de
un cierto número de ciudadanos proporcio-
nado á la poblacion , que compongan y
arreglen la constitucion. Otros medios pu-
dieran" adoptarse , pero estan expuestos á
graves inconvenientes.


Las constituciones no son absolutamente
necesarias para qué precariam ente y por
cierto tiempo pueda el hombre gozar de
sus derechos naturales ; pero son indis-
pensables para asegurarle el goce de estos
derechos, y hacerle independiente de la




350
voluntad y cualidades personales de uno
<5 de muchos hombres. Un príncipe virtuo-
so respetará siempre y por principioá• de
justicia los derechos. de sus súbditos ; un
malvado los respetará .tambien alguna ve1
-por temor ó por calculo de interes ; pero
ni uno ni otro podrán hacer que los res-
peten sus sucesores ; y solo Jipa;cons-
titucion pOlitica puede dar seguridad de
»que seran• respetados en .todas tricasio-


' nes. Ademas siendo la ;felicidad el fin que
los hombres se proponen cuando se reu-
nen en sociedad , y no pudiendo ser fe-
lices si no son libres, es menester que la
libertad les sea expresamente asegurada
por una ley invariable:y fundamental. Esta
•tio hace libre al hombre. que ya lo era
•por su naturaleza; pero determinando con
precision cuál es la porcion de libertad á
que renunciaron al asociarse, las asigna
el goce y egercicio tranquilo de la que se
reservaron.


Aunque se haya dicho, y sea muy
cierto que todo gobierno tiene una cons-
titucion; no se infiera qiié hacen irial los
pueblos modernos -ene tratan de reformar
y mejorar las suyas. Lo que estos desean
y necesitan es una constiMeion .buena en


35'
vez de una mala, una•constitucion que en
Vez de someterlos al hombre , los someta
únicamente á la ley, una constitucion én
suma que los haga felices. Han visto por
experiencia que todas las antiguas consti-
ttiones fundadas en la obediencia pasiva
los han hecho desgraciados, y qnieren
otras que se funden en la razon y en la
justicia; ¿quieren acaso mal?


Los derechos que' una buena constitu-
don debe especificar y garantir pueden re-
ducirse í dos, la igualdad y la libertad, auti•
que ambos se subdividen en varias especies.


La igualdad que pueden y deben ase-
gurar las constituciones, ó por mejor de-
cir , la desigualdad' que pueden. y deben
proscribir y destruir, no es la desigualdad
fisica y materi,at que la naturaleza establece
entre los individtios de la especie humana,
de los cuales no se hallarán dos absoluta


-y completamente iguales en fuerza , en ta-
lento, en actividad, en robustez, etc. : las
desigualdades que la constitucion debe
abolir son las que las malas leyes estable-
cen entre ellos. Mas airó, la igualdad que
el pacto social consagra, es la igualdad de
derechos, y se asegurará facilmente abo-
liendo toda esencion y todo privilegio, y




352
no haciendo clases, corporaciones y cate-
gorías de ciudadanos.


Ademas de la igualdad de derechos, la
ley puede proporcionar tambien hasta
cierto punto las de las riquezas; no una
igualdad aritmética y exacta , pero sí una
proporcional y equilibrada reparticion y
subdivision de ellas. Para esto conviene
estorbar el estanco de las riquezas en po-
cas manos , permitiendo que circulen libre-
mente, protegiendo la industria y dando
toda la posible latitud á la accion del in-
terés individual., Convendrá tambien abolir
la libertad 'de testar, ó á lo menos redu-
cirla á límites muy estrechos. Estos medios
indirectos son los únicos que la ley debe
emplear : los directos como la igual repar-
ticion de las tierras y la abolicion de den-
das son otras tantas injusticias.


La libertad no es otra cosa que la fa-
cultad de hacer lo que queremos , ó lo que
nuestra voluntad desea. Se divide en natu-
ral y civil. La natural es la facultad de
hacer uno lo que quiere sin otros límites
que los que pone la fuerza ó resistencia
de los obgetos externos: la civil es la mis-
ma facultad limitada ó moderada por las
leyes; de modo que la libertad civil es la


35.1.libertad naturarmends las' porciones cu-
yo sacrificio ha creido necesario la ley
para obtener y asegurar el fin de toda
asociacion que es el bien estar ó la feli-
cidad coman.


De consiguiente, si pudiese haber un
gobierno que dejando al hombre toda su
libertad natural , le hiciera gozar de las
ventajas de la sociedad ,• habfiallegadoal
colirio de la perfeccion ; pero por desgra-,
cia esto no es posible. Asi aquel será el me-
jor de los gobiernos que deje al hombre
mas porcion de libertad, y exija de él me-
nos sacrificios para hacerle gozar de los
beneficios sociales.


Aunque un escritor célebre ha dicho
que libertad y felicidad son una misma
cosa, no se ha explicado con rigurosa
exactitud. La felicidad es el fin de' la aso-
ciacion : la libertad uno de los medios de
conseguirle; pero tan importante y prima-
rio, que sin .él no es posible obtener los
otros que conducen á ella, como las ri-
quezas, el poder, la ilustracion, etc. De
aqui se deducen dos máximas teóricas
prácticas :
que siendo la libertad nece-


saria pura• conseguir el fin de la asociacion
política, una buena constitucion debe d-


Tono v.




354jar la mayor libertad posible á los ciuda-
danos: 2.a . que no siendo la libertad mas
que un medio, no debe buscarse como fin;
y por tanto, qué cuando la libertad esté
en oposicion con la felicidad, debe ser
sacrificada esta.


La libertad que la constitucion ha de
asegurar á los ciudadanos tiene varias de-
nominaciones, ó se divide en varias espe-
cies, segun el obgeto á que se refiere ; es
decir, segun que la cosa, cuyo libre uso
le es garantido por la ley, es su propia
persona , ó sus bienes, ó su trabajo, ó su
pensamiento , ó su creencia 6 algun otro
derecho. La 1.a se llama libertad personal:


la 2 .a . libertad de la propiedad, ó simple-
Mente propiedad: la 3.a libertad de, la in-
dustria: la 4.a libertad de imprenta : la 5.a
libertad 'religiosa , ó de conciencia: la 6.a
libertad ó derecho de peticion contra los
abusos.


La libertad individual no es otra cosa
que la seguridad contra las injurias que
atacan la persona. Estas pueden ser he-
chas, ó por los agentes de la autoridad,
6 por simples particulares. Una constitu-


- 'don política _puede :y debe dar á los aso-
ciados una garantía directa contra las in-


355
inrias de ,


los mandatarios del gobierno,
asegurando á aquellos que mientras obser-
ven las leyes, ninguno de estos les opri-
mirá; y que, aun cuando sea necesario y.
justa. privar. á., alguno de su libertad , se
hará con ciertas formalidades que cierren.
la puerta toda a rbitrariedad. Respecto de
las injurias hechas .por particulares„ no
puede la constitucion dar esta .garantía
directa la Única que puede haber :contra
esta especie de .atentados son buenas leyes
represivas, ejecutadas prontamente , y sin
acepcion de personas.


' Las medidas (S precauciones que la
constitucion puede tomar para impedir
los excesos de los agentes del poder , se
llaman garantías individuales , y pueden
reducirse á 'las siguientes.: La. Oolicion
solemne de toda ley de proscripcion , si
existiere alguna: 2.a prohibicion de toda
medida arbitraria y de toda arrestacion que
no sea . sin preliminar , 6 una ejecucion


- de un juicio: señalamiento de un tér-
mino entre la prision del que se presume
delincuente,, y su primera comparecencia
pública ante sus jueces: 4.a distincion en-
tre los jueces del hecho 'y los del dere-
cho ; es decir, los que aplican á él la ley:


23.




356
los primeros deben ser señalados por la
suerte ; y los últimos, inamovibles é inde-
pendientes de la voluntad del gobierno.


La libertad de las *propiedades y la
de la industria son en rigor una parte de
la libertad individual ; porque si el hombre
es dueño de su persona , lo es tambien
de su trabajo , y no se le puede justamente
estorbar que disponga de él como le pa-
rezca ; y como todo capital , sin esceptuar
la tierra , es un trabajo actual ó acumu-
lado , cada uno debe ser tan libre de dis-
poner de sus capitales, como de su persona
y de su trabajo. Decir, pues, que la cons-
titucion de una sociedad debe garantir las
propiedades y la libertad de la industria
de los individuos que la componen , es
decir que debe dejarles y asegurarles la.
libertad de emplear su trabajo , y disponer
de los productos de él como les parezca,
prohibiendo las vinculaciones, los mono-
polios, los gremios , las corporaciones y
toda institucion que pueda limitar esta li-
bertad; y si debe garantir por. estos me-
dios la propiedad contra las usurpaciones
de los individuos , mas debe protegerla
aun contra las de la autoridad , estable-
ciendo que en ningun caso pueda exigirse


357
del pueblo una contribucion que no haya
sido examinada y consentida por sus re-
presentantes.


La libertad de la imprenta , la mas im-
portante de todas las libertades , no es otra
cosa que-la facultad que debe tener todo
individuo de publicar y estender por


-me-
dio de la imprenta sus opiniones , sin cen-
sura ni permiso anterior. La imprenta es
la que ha civilizado al mundo , sin que.
esta grande ilustracion , que á ella se de-
be, haya estragado ó corrompido las cos-
tumbres, como pretenden los hombres in-
teresados en la ignorancia y aun algunos
filósofos tétricos. Nuestros ant3pasados te-
nian todos nuestros vicios , y mas grose-
ros aun y desagradables, y tenian además
los propios de la barbarie. La imprenta
es la que ha destruido el monopólio de
las luces tan funesto á la libertad, pudiendo
decirse .


con verdad que con la ínvencion
de este arte tan precioso, acabó para siem-
pre el reynado de la tiranía civil y reli-
giosa , de la supersticion y de las preocu-


_ paciones; pues , por mas que hagan sus
proctectores, la opinion pública que' solo
podrán comprimir por algun tiempo , será


fin mas fuerte y 'poderosa que ellos. La




358
liber tad , pues , de la imprenta es necesa-
ria para destruir , ó á lo menos remediar
en gran parte, la desigualdad de conocí.-
mientos , ó de instruccion entre los ciu-
dadanos ; desigualdad la mas perniciosa de
todas las sociales. Para que esta"deSigual-
dad se disminuya en cuanto sea• posible,
es necesario que los hombres puedan leerlo
todo, ,


y pea , esto es necesario que todo
pueda imprimirse. .La libertad de imprenta
es igualmente útil á los gobernantes y á los
gobernados : á aquellos, para que cono-
ciendo la voluntad general, se conformen
con ella . ; á estos, para que . puedan ins-
truirse en todo aquello que les importa
conocer.


La libertad de imprimir debe extenderse
hasta la censura. de los actos del gobierno y
la crítica de las leyes; porque si un escritor
censub. un acto del gobierno, otro le de-
tendrá, si es susceptible de defensa ; y en
cunto, á las leyes, el choque de las opi-
iliones producirá la verdad. Es errado y


/funesto el principio que algunos han que-
rido establecer, de que hay algunas ver-
dades que no conviene que todos sepan;
porque si pudiese haber alguna .verdad
perjudicial , podria haber errores que fue-


859'
sen útiles , lo cual bien entendido es un
absurdo. Si la libertad de imprenta debe
existir para los libros científicos y abulta-
dos, aun es mas importante y necesaria
para los diarios, gacetas y papeles sueltos;
porque si aquella se necesita principal-
mente para la instruccion del pueblo ; es
evidente que este se instruirá mejor por
medio de estos escritos volantes 'que le
cuestan y ocupan poco , que por las obras
largas que ,no puede pagar y no tendrá
tiempo de leer.


Hablando con exactitud, no hay delitos
de imprenta : esta no es mas que un ins-
trumento de delinquir como otra cualquie-
ra ; y seria absurdo hacer un código par-
ticular para reprimir los delitos que pueden
cometerse con cierto instrumento. La im-
prenta puede serlo de injurias, de calum-
nias y de provocaciones ; pero estos cielitos
deben tener señaladas sus penas en el có-
digo general : y si parece necesario que la
ley declare que la circunstancia de haberse
hecho por medio de la imprenta la. injuria,
la calumnia y la provocacion , es una
circunstancia agravante y exige una agra-
vacion en la pena ; hágase esta declara-
cion en el código general , asi como en


7:3




aro
él se determinan las circunstancias agra- •
'vántes y atenuantes de los otros delitos.




En las provocaciones á la sedicion, á
la desobediencia á las leyes y á los ma-
gistrados , y á cambiar de un modo ilegal
la forma del gobierno establecido ; es ne-
cesario para que se pueda proceder judi-
cialmente contra los escritores, que la pro-
vOcacion sea directa : y si se admite la
doctrina de las provocaciones indirectas,
se acabó la . libertad de imprenta,. Porque
<, de cualquier - autor que censurase los actos
Viciosos del poder, podria decirse que pro-
vocaba indirectamente á la sedicion y al
trastorno del gobierno establecido : cual-
quier autor que examinase imparcialmente
una ley , é -hiciese ver que era absurda y
debia ser reformada, podria ser acusado
de provocar indirectamente 4 la. desobe-
diencia á las leyes : cualquiera que denun-
ciase al público y censurase un acto ar-




bitrario de un magistrado, podria ser per-
seguido en juicio y condenado por haber
provocado indirectamente á la desobediencia
al magistrado; y el autor mas inocente que
defendiendo los derechos de los ciudadanos-
contra los atentados ministeriales desagra-
dase al ministerio , seria perdido cayendo


361
eh manos de un fiscal dotado de una lógica
sutil, cavilosa y complaciente , y de unos
jueces deseosos de agradar al poder de
quien depende su suerte. El juicio


, por
jurados de que luego se hablará, podría
remediar en parte estos inconvenientes.


Los ataques contra la moral pública
son delitos para que puede servir de ins-
trumento la imprenta ; pero esta moral
pública debe estar bien definida por las
leyestlgenerales, que señalarán los actos que
deban ser reputados como contrarios á
ella , y las penas con que deben ser cas-
tigados ; sean hechos por medio de la im-
prenta_ ó de cualquier otro modo. Debe
decirse lo mismo de los ataques contra la
religion. Si se habla de un gobierno , cuyas
leyes protejan la libertad de conciencia,
convendría acaso que una ley general , y
no una particular sobre libertad de im-
prenta, prohibiese atacar cualquiera de las
religiones ; pero si la constitucion del es-
tado no admite




mas que una exclusiva
de todas las • otras , se obrará • con conse-
cuencia si esta disposicion va acompañada
de otra que prohiba impugnar la religion
recibida:


El. Po, 1S la institucion de los itieCes




362.
del hecho , es una excelente garantía.- de
la libertad individual; y aunque algunos
han dicho que estando compuesto de ciu-
dadanos pertenecientes en gran parte á las
clases menos instruidas de la sociedad, no
deben suponerseles las luces necesarias para
juzgar los cielitos llamados de imprenta; se
les ha respondidaí que si se excluyen co-
mo debe hacerse las provocaciones indi-
rectas, y los ataques indirectos , los delitos
de la imprenta son mucho mas fáciles de
ver y de probar que otros muchos de que
pueden conocer los jurados.


Sobre la libertad de conciencia ó de
religion , cualquiera puede instruirse en los
principios de derecho público constitucional
relativos á esta parte, con solo leer un libro
de los muchos que tratan de la materia;
pero semejante tratado no es indispensable
en unas lecciones elementales.


Acerca del derecho de peticion , baste
decir que esta libertad es el complemento
de la de la imprenta, y á veces dará á co-
nocer mejor la verdadera opinion pública,
porque en ciertas situaciones es muy di-
ficil descubrir por los papeles públicos solos
la verdadera opinion del mayor núme-
ro de los miembros de la sociedad : tanta


363
es la oposicion que entre ellos se observa.
Mas Cuando muchos ciudadanos firman
peticiones manifestando una misma opi-
nion, no puede dudarse del modo de
pensar de los signatarios, y por el número
de firmas se calcula la mayoría. Cuando
las peticiones son colectivas, en el sentido
de que tut individuo toma el nombre de4
otros y habla por una corporaciou 6 co-
munidad , es justo y prudente el prohibir-
las, si esta comunidad no ha autorizado en
forma legal al peticionario paró represen-
tar por ella. Cuando muchos


.
:ciudadanos


autorizan libremente á uno de ellos para
representar por todos ; cuando el gefe y
algunos individuos autorizados de una cor-
poracion piden por la corporacion entera,
no-se ve qué inconveniente puedan tener.
las peticiones colectivas, á no ser para los
ministros á quienes su conciencia advierte
que deben temerlas. Al contrario, las re-
presentaciones colectivas expresarán con
mas prontitud y mas uniformidad la opi-
nion pública , que las representaciones in-
dividuales. '.Cambien hay mucha razon para
mandar que las representaciones se hagan
por escrito, y prohibir las verbales hechas
personalmente en la sala del mismo -cuerpo




364
le islativo. Asi se evitan los attopamientos
revolucionarios, y se conserva al cuerpo
legislativo su dignidad, y la libertad en las
deliberaciones.


Para que el derecho de peticion sea tan
util como puede ser á la sociedad entera,
á cada individuo en particular y al gobier- .
no mismo, es menester que esté unido


. al derecho de asociacion; quiero. decir,
que es necesario que el pueblo tenga .el
derecho de reunirse á la invitacion de
cualquiera ciudadano en asambleas , para
tratar de sus intereses, y disponer y pre-
sentar sus quejas y peticiones á la autori-
dad competente contra los mandatarios del
poder. El temor que ordinariamente se tie--
ne á estas juntas , viene de que se cree
que todo es lícito en ellas. Esto es un ab-,
curdo ; el derecho de reunirse los ciuda-
danos , no es el derecho de cometer im-
punemente toda especie de excesos: el acto
que fuera de la asamblea seria un delito,
tambien lo es en ella, y debe ser castigado
como tal: tan delincuente es el ciudadano
que en una asamblea excita y provoca á
la rebelion y á la. desobediencia á las leyes
y á la autoridad, como el que lo hace en
la calle , en la plaza, ó en su casa ; y si el


365
gobierno ya no tiene .bastante fuerza para
reprimir estos actos, y es mas debil que
una reunion de algunos ciudadanos, esto
indica la necesidad de mudar sus princi-
pales agentes.


(Se continuará.)


NOTA. La doctrina del señor Salas en pun-
to á peticiones y reuniones no favorece de mo-
do alguno á los defensores de los clubs revolu-
cionarios: á su tiempo explicarémos mas á lo lar-
go cuál es el sentido en que debe entenderse.




367
está


366


Del tribunal de los Pares en Francia


Si ll-constitucion de un pays coloca el
poder conservador en un solo cuerpo in-
termedio , sul-satribuciones deben ser do-
bles , porque tiene. , que atender á dos obli-
gaciones distinta¿ Por una parte debe
oponerse á las usurpaciones del cuerpo po-
pular. ó representativo, y bajo este aspec-
to debe tener atribuciones legislativas : por
otra debe 'enfrenar á los agentes del po-
der egecutivo , juzgándolos é imponiéndo-
les el castigo prescrito por la ley, envir-
tud de acusacion intentada por la cámara -
de los comunes, y bajo este aspecto es
un verdadero tribunal. Pero sea cual fuere
la teoría constitucional que se haya adop-
tado para su composicion , su poder , sus
atribuciones y su competencia deben es-


- tar claramente designadas ó en el código
fundamental, ó en leyes orgánicas , diri-
gidas á poner en egecucion aquel código.
Nada puede dejarse, á la arbitrariedad en
una materia que toca tan de cerca á los
principios constitutivos del Estado. Veamos


si la cámara de los Pares de Francia
en armonía con estas máximas en su com-
posicion y reglas actuales.


Hemos visto que este tribunal ha juz-
gado y decidido la causa del asesino Lou-
vel, y que ahora mismo está entendiendo en
la conspiracion militar del 19 de agosto.
A la verdad ha sido muy util para recha-
zar la calumnia infame de Clauzel de Cous-\.
sefgues , que habia estendido la 'opa sobre
toda la nacion francesa , como dice Mr.
Keratry , que esta causa haya sido vista en
el tribunal superior del reyno, de modo que
no quede el menor subterfugio ni al espí-
ritu de partido ni á la maledicencia pa-
ra repetir la horrible palabra de complici-
dad; pero como este precioso resultado
se había conseguido desde la instruccion
del proceso , se cometió un yerro contra
la constitucion , y otro contra la dignidad
de la cámara , en no haber remitido el
reo á sus jueces naturales. Contra la cons-
titucion; porque la carta no dá mas juris-
diccion á los pares, que sobre ellos mis-
mos; sobre los ministros, precediendo acu-
sacion de la cámara :de los diputados , y
sobre los delitos de alta traycion que se de-
finirán por la ley. Mas esta ley no se ha




368
promulgado todavia ; y por consiguiente -
el tribunal de los pares no puede enten-
derse -á mas casos que los que estan espresos
en la carta. La designacion de los jueces que
deben decidir la suerte de un reo , no se
debe confiar á una ordenanza real, sino
á una ley orgánica. La dignidad de la cá-
mara está comprometida tambien en ha-
ber aceptado la jurisdiccion sobre aquel
reo; porque, si ha de juzgar de todos los
cielitos -y tentativas contra la familia real,
se verá obligada á hacer permanentes sus
sesiones. No la naturaleza del delito, sino
la dignidad del acusado establece la com-
petencia de esta cámara en el régimen
constitucional. Un particular quiso asesinar
á Jorge II, rey de Inglaterra en el teatro:
los jurados comunes fueron los que decla-
raron demente al asesino. ¿Por qué privi-
legio la causa de Louvel se vió en la cá-
mara de pares, y la de Gravier, , acusado
de haber intentado la muerte de la du-
quesa de Berry , se decidió en los tri-
bunales ordinarios? Si se quería salvar la
terrible sospecha de complicidad, ó averi-
guar si habia efectivamente cómplices, bas-i
taba para lo uno ó lo otro que la cámara
de los pares hubiese nombrado comisarios


369
que asistiesen al proceso en el tribunal com-
petente para avocarlo á sí en el momento
que hubiese aparecido la menor señal de
complicidad.


Los que quieren (lar al tribunal de los
pares una jurisdiccion decidida sobre todos
los delincuentes de alta traycion y de aten-
tados contra la seguridad del estado, ade-
mas de ir contra el testo mismo de la car-
ta que limita aquella jurisdiccion á los de=
litos que sera señalados por la ley, no con-
sideran que admitido este principio, se
convertiria la cámara en tn mero tribunal
de justicia; y si se puede inferir de lo qne
se ha hecho hasta ahora lo que se hará
en lo sucesivo, llegará el cha eh que resu-
cite el antiguo parlamento de París de la
crisalida á que se va reduciendo el senado
francés: Esta sospecha se hace mas legítima
cuando se advierte que en la cámara de
los iguales, ademas de las diferencias no-
lninales de títulos y bancos, se ha estable-
cido una desigualdad muy esencial. Una
parte (le la cámara, bajo el nombre de
consejo de instruccion, obra sin el concurso
de los domas pares, y llega hasta poner
en libertad á los acusados.


La carta no ha querido entregar todos
Tomo v.
24




370
los reos de traycion á la jurisdiccion de
tribunal de los pares, sino solamente á aque
líos cuya alta dignidad hace su crimen ma-
yor y mas peligroso. Esto es natural y con-
secuente , porque los movimientos subver-
sivos que ponen en riesgo el estado , no
pueden dejar de tener cómplices constitui-
dos en alta dignidad.


En la causa de la conspiracion militar,
la cuestion de la competencia de la cámara
debe lijar mucho mas la atencion del pú-
blico, desde que se ha visto que abogados
y fiscales de mucha fama han sostenido
que es necesaria una ley para decidir di-
cha competencia. El tribunal de reposicion
ha sostenido lo mismo ; pero con una re-
serva qne es muy peligrosa, á saber, que
la cámara de los pares puede ser habilita-
da por una autoridad superior: en estas
palabras se indica la autoridd real , á la
cual sin embargo ui la carta rii la razon
le pueden - conceder la facultad de hacer
semejantes atribuciones, y mucho menos
de dar valor á las ya hechas.


Segun la doctrina del tribunal de re-
posicion , no se puede reclamar la juris-
diccion de los pares . porque no hay ley;
y se puede, con autoridad superior. Esta


ixs una verdadera contradicciori que sin em-
bargo se verá realizada; porque, segun se
tenga .15 no por conveniente, se enviarán,
ó no los reos á la cámara dé los pares> y
habrá siempre razon para 'lo uno y para
lo otro: para enviar, por la autoridad
rior,


, para no enviar pOrqne falta una ley
que no se propondrá nitticai ;pues quien
tiene la iniciativa, no necesita de ella,:
y los que tienen necesidad de la My',
recen de la iniciativa:' De este modo la:
cámara de los pares se reducirá á una iné-«
ra comision cuyos poderes estarán á dis-
crecion del gobierno; y por 'Consiguiente
será de peor condiciori que el; tribunal dé
salud iníblica; pues esté á 10' menos tenia
sus atribuciones señaladas 130


.11 ' tiria ley es.-
presa y positiva . Si sé propu's'iese esta ley,


-


los pares tendrian la ventaja de poder op-
nerse á ella, y arrojar de sí esa juri4diez;1
tion'eventual , que se les quiere :y
que tarde ó temprano acabará: por degraJ:
dar la .


cámara.
Con dos ó tres causas


• ieitirrio la dé
Louveí, no ht


•rá neeesidád7d1 jurados en'
el departamento del Sena; lós 'Pares fran-
ceses entrarán en su lugar; el pueblo será
juzgado per los pares, y rió por sus ignales.


2 4.


T




u7.2.
Estas consideraciones obligaron al du-


que de la Rochefoucault, uno de los in-
dividuos mas respetables de la cámara al-
ta, á manifestar todos los vicios de su ac-
tual sistema de jftrisdiccion ; pero en la
proposicion que ha hecho, aconseja que
la cámara se divida en jurados dé acusa-
cion y jurados de juicio; y ni la cámara
tiene la competente. autoridad para darse
esta' forma, pi esta forma es compatible
con la igualdad de los derechos de sus
individuos.


Mientras que exista el gobierno repre-
sentativo, el derecho de acusacion debe
estar anejo á la cámara de los diputados,
por dos razones: la primera porque en el
caso de ser atacado el trono, no es decen-
te que la cámara alta haga las funciones
de jurados• de acusacion , y mucho menos
lo .es , que comprometa su dignidad, acu-
sando, como sucederia muchas veces ,
los que queden absueltos en el juicio. La
segunda , qtie si el acusado recibe su sen-
tencia de una fraccion de la cámara, y
no de su totalidad indivisible, se infrin-
giría manifiestamente el artículo 33 de la
carta constitucional.


Tal es la versatilidad que dirige en el


frances ,


373dia todas
das


de las s re púo bl


operacionesones del ministerio


miento
el cuerpo conservador , ci-


ic ,:lazoy baluar te d


de poderes,
el Orden social, aun no conoce


las atribuciones que le pertenecen
como


tribunal. Esta incertidumbre podrá ser
muy uta para los que ,gobierna t


; perodesespera a los que obedecen. Sin compe-tencia fija , sin ley de responsabilidad se
manda mas, aunque no se mande mejor.




374


CARTAS DEL MADRILEÑO,


4 .a


Madrid 16 defebrero de 1821.


Ali muy querido amigo: ;con cuánta
razon le prevenia yo á usted el correo pa-
sado que leyese con desconfianza las re-
laciones de los periódicos sobre el fatal
acontecimiento de los dias 5 y 6 del cor-
riente! Acostumbrado como estoy á ver


que siempre , ó casi siempre, son consul-
tadas las pasiones para el egercicio de
todos los sentidos, sabia muy bien que
los hechos mas públicos se oyen y se ven
de diferente manera hasta por los que han
sido testigos presenciales de e .)s. Afortu-
nadamente el suceso que me a lugar á
estas reflexiones, ha sido muro menos
funesto que lo que era de temer de los
atroces atentados con que principió. La
tranquilidad pública estuvo alterada du-
rante dos dias , y el sosiego y la calma
han vuelto por sí mismos á establecerse
entre todas las clases de ciudadanos. Hubo


375
un verdadero crimen de parte de algunos
individuos , y se soñaron complicidades
de parte de todo un cuerpo. A esta idea
equivocada, que cundió con .una rapidez
portentosa , se si o• ieron disposicionbs que
no podian menos de ser miradas por el pue-
blo como efectos de una causa importantí-
sima ; y al ver los gigantescos preparativos
del ataque, inferian cuan tenaz .y obstinada
"labia de ser la resistencia.


Siguiéronse , como suelen , las anéc-
dotas , las relaciones 'exageradas , las citas
de testigos que no habian pensado ni
siquiera en aproximarse al lugar de la
escena , los cuentos del aguader, de la ve-
cina que habia oido lecir á un lacayo
que al pasar por delante de la taberna,
estaban unos cocheros contando los muchos
destrozos que se habían verificado en tal
ó cual parte. Asi de boca en boca , y de
mentira.:en mentira , se iba formando la
opinion general que debia producir las
muchas relaciones disparatadas que abru-
maron aquellas noches las balijas de los
correos. Ni crea usted que despues de tanto
tiempo como ha pasado desde aquel
b


des-
«raciado suceso, haya podido fijarse toda-




vía un juicio cabal y desinteresado de sus




.76
causas , progresos y terminacion ; al con,.
trario , ahora mas que nunca se ve con
cuanta facilidad cunden y se apegan los
errores, y cuán dificilmente se logra in-
troducir el desengaño en las cabezas de
la multitud.


El cuerpo de Guardias de Corps , ó
como se dice en el dia, los guardias de la per-
sona del rey , han debido extinguirse hace
Muchos años en España, desde que se cono-
ció que su organizacion misma era incompa-
tible con el sistema militar del egército, que
su costo es inmenso respectivamente 'al
número de sus plazas , y que la calidad de
sus individuos, y los grados que les eran
anejos, presentaban un obstáculo perpétuo
á la justa distribucion de premios y de
ascensos á los oficiales y sargentos de la
misma arma. Estas razones eran tan óbvias
y tan conocidas de todos , que no deja de
ser admirable cómo hemos podido. llegar
á la segunda legislatura del año 2r , sin
que haya recaido una providencia termi-
nante para la 'supresion de este cuerpo.
Pero esta resolueion , que motivada en
semejantes razones, hubiera sido entinen,
teniente justa , perderia una gran parte de
tan precioso caracter cuando apareciese


377
dictada como castigo del crimen ó del
aturdimiento de unos cuantos individuos,
de que no ha participado, el cuerpo en
general. Resalta mucho mas la...


Aqui llegaba yo de mis reflexiones,
cuando un amigo mío se presenta en mi
casa muy azorado diciendo que la carta


-tan sencilla qué escribí á usted el correo
pasado ha sido denunciada por moros y
por cristianos á la autoridad competente.
Que los unos la denuncian por sediciosa,
los otros por injuriosa , aquellos por sub-
versiva , estos por infamatoria , y todos
por satírica y aichimordente. Le aseguro á
usted , amigo, que pocas cosas me han


• sorprehendido tan de punto como una
novedad que es tan agena de mis puras
y honestas intenciones. Porque ¿cómo fi,
gurarse que pueda seducir, injuriar , sub-
vertir, ni menos infamar á nadie, el decir
pura sencillamente , que segun el tenor
literal del articulo 32! , título 6.° de nues-
tra Constitucion , los ayuntamientos de los
pueblos , incluso el de la capital, no son
mas que unos cuerpos administrativos, á
los cuales se les debe mucho respeto y
gratitud cuando desempeñan bien sus atri-
buciones, y procuran la salubridad y co-




378
modulad de los vecinos? ¿Ni cómo ha de
caber injuria cuando se dice qué en algunas
circunstancias-extraordinarias se -ven preci-
sados á pasar ái ser cuerpos representativos,
ó por mejor decir , representadores? Claro
es que si cualquier ayuntamiento se mez-
clase por sí solo , y sin que nadie le es-
citase á ello á dirigir representaciones sobre
asuntos que no tuviesen- conexion alguna
con el objeto de sus atribuc;ones , podria
considerarse como un exceso •de celo , ó
cuando mas como una aficion irresistible
á mezclarse en la renta del e/u:usado. Pero
cuando este - mismo ayuntamiento fuese
provocado por circunstancias imperiosas
y extraordinarias, entonces ¿ quién puede
dudar de que aquella representacion , sea
sobre el objeto que se quiera , es un pa-
so que aquel ayuntamiento se vió pre-
sisado á dar? ¿Y quién puede injuriarse
de que esto mismo se le diga en ,el tono
familiar de una carta, ó en el estilo -de-
clamatorio de una oracion inaugural? Cada
uno, amigo mio , se explica del modo que
Dios le da á entender , y lo que hay que
pedirle todos los dias es, que se digne con-.
servar á cada uno su estilo propio, y no aquel
que se acomoda al ayre que mas calienta.


379
Pero si• nos acercásemos izo poco al


fundo de la cuestion , paréceme que seria
permitido el hacer esta pregunta. ¿No seria
un impertinente por lo menos, y un in-
justo por demas, aquel escrito? atolondra-
do que se pusiese á reconvenir al ayunta-
miento actual de Madrid, porque en el
corto tiempo que ha mediado desde su
instalacion no ha mejorado todavía el alum-
brado de las calles, suavizado su piso,
ensanchado sus aceras, concluido las al-
cantarillas, abolido el uso pestífero de los
carros nocturnos, destruido el mal olor de
los comunes, adornado las calles con nue-
vos edificios, y los paseos con árboles,
fuentes y monumentos magníficos ? ¿ No
fuera cosa de impacientarse y de perder
la gana de emprender nada , al verse re-
convenido y satirizado por una falta ima-
ginaria cuando carece de fondos, de tiem-
po, de operarios, y de todos los demas
recursos que necesitan unas empresas tan
vastas? Pues respóndaseme ahora de bue-
na fe , no es .igualmente una verdadera
desgracia que por , efecto tambien de las
circunstancias se vea reconvenido el po-
der judicial , porque no atropella las fór-
mulas prescblsjpor.,lás mismasleyes .cuan-




380
do carece de un código criminal ade-
cuado al estado actual de las luces, y á
la nueva forma de gobierno; cuando gra-
vita sobre él una responsabilidad anticipa-
da . cuando carece de autoridad para omi-
tir el menor paso ó diligencia que conduz
ca ó pueda conducir á la defensa de los
reos; y sobre todo , cuando ,e trata , no
de adornos y comodidades, sino de la hon-
ra y de b vida de los ciudadanos ? ¿ Y po-
drá darse por ofendido é injurialo aquel
individuo ó corporacion á quien se le
dirijan estas reflexiones ? Pues he aqui el
verdadero estado (le la cuestion.


Pero se dice, enhorabuena: sus expre-
siones de usted podrán no ser injuriosas;
pero son sediciosas sin disputa. ¿Quién lo
duda ? ¿ No ha de ser sedicioso y subversivo
todo aquel que predique el orden en un
tiempo en ,que hay tantos interesados en el
desorden ? ¿No ha de ser peligroso y de-
testable aquel que ve muy en claro, y de-
nuncia en un lengnage nana turbio , las
tramas y las intrigas de los que no tienen
otra patria que la iesorería ? ¿No ha de
ser perverso declarado cualquier escritor
que indica- el origen de los disturbios pú-
blicos, que desea su remedio, y que pro°


nostica los males ulteriores que amenazan
á 'la nacion sino se apaga el forres que
los entretiene? ¿Qué mayor tendencia de
sedicion á los ojos de, ciertas gentes, que
el estar echandoles en cara contínuamente
su desvio de los principios constitucionales?


Pero usted me preguntará sin duda
que ¿ de dónde han podido sacar unas
inducciones tan terribles? Yo se lo diré á
Usted en pocas palabras. El espíritu de
un escrito no suele ser tan claro y tan
terminante, que al momento que se fijan
lo ojos en él haya de conocerse lo que
dice, y por tanto es necesario averiguar
antes cuál es el espíritu del autor, cómo
se llama, qué oficio tiene, de dónde es
natural, y sobre todo á qué partido per-
teneció. Una vez averiguadas todas estas
cosas, ya no es dificil entender con claridad
lo que dice. y lo que no dice, lo que ocul-


_ ta y lo que expresa, lo que quiso decir y
lo que quisiéramos que hubiese dicho. Es-
to es exactamente lo que sucede con la
carta del Madrileño que ha tenido la des-
gracia de disgustar á tantas seflorias y ex-
celencias.


Porque á no haber precedido esta infor-
macion autógrafa que yo he insinuado,




38 2
cómo era posible que les hubiesen sorl


prendido unas especies, que no solo hari
oido ya en repetidas ocasiones , sino que
han sido escuchadas, acogidas y transmiti-
das al gobierno por el mismo conducto de
la autoridad municipal? No crea que haya
olvidado usted del todo aquella célebre
representacion que en 28 de diciembre
último dirigieron á S. M. unos cuantos cen-
tenares de ciudadanos que acostumbraban
á reunirse en el café de Malta. Mas por si
acaso la hubiese usted echado en 'olVido,
quiero incluirle una copia de las qué se
insertaron en el número 3o4 de la Misce-
lánea. En ella verá usted cómo se con-
templati dichosos de poder directa-
mente á S. M. en uso de una libertad in-
apreciable, y por el conducto de las autori-
dades, pana no dejar lugar á iziterpletá-
dones maliciosas, ni á que se eón/Unda su
conducta con la de hombres vendidos ó
abandonados á una faccion tunititinaria y
amenazador a del orden. Usted c-erácual se
quejan de no haber encontrado en nuestros
nuevos pilotos sino un orgullo 'insolenté; en
lugar de las decantadas luces qué se pro -
metian. Usted verá como los acusan de ha-
ber despreciado con una indiferciicid .tninis-


.383
terial, las diferentes reuniones y desórdenes
que se han suscitado en la noporalenínsuP
chocar acaso con otros intereses. Verá cómo
les dan en ojos con el gca .o de haber des-polado tiránicamente de sus destinos á la ma-


yor parte de los empleados, acaso para sos-
tenerse con el apoyo de los agraciados.... Ve-
rá como salen á luz las repetidas farsas con
que kan comprometido mas de una vez á la
nacion y al decoro de S. M.


• Pero dejando aparte todos estos cargos,
y otros muchos que de intento he omiti-
do, pasemos ahora á las mismas, mismi-
simas -é idénticas reconvenciones que, se-
gun dicen, les han chocado por haberlas
visto en el Censor, y rio por ser las prime-
ras, ni porque envuelvan mas ni menos
acrimonia en el modo. Los ciudadanos del
café de Malta dicen paladinamente (ha-
blanda de los ministros , de los cuales no
habló el Censor) que Izan visto arrancar
destinos de todas- clases á beneméritos ciu-
dadanos, -tenidos por liberales y llenos de
servicios, todo por el furor de colocar fa-
voritos á cualquier costa , y aumentar el nú-
mero de prosélitos, como si asi pareciesen mas
adictos á un, s¿...stema que han barrenado con
injusticias , ó hiciesen mas duradera su for-




384
tuna , adecuándose á la opinion insign4
cante de un partido gritador , descontenta,
dizo.


Dicen tambien que -vieron el nombre de
S. M. comprometido por la rara conducta
del ministerio en la sancion de la famosa
ley sobre monacales. Se muestran arrepen-
tidos y escarmentados de haber contribuido
inocentemente á la última farsa del 16 de
noviembre, en la que el crédito de la 71Ci CZ071
se arriesgó sobre manera, y :últimamente que
los ministros (de quienes vuelvo á repetir
que no habla el Madrileño) pusieron al
rey en la necesidad de despedir al confesor,
no porque su presencia y consejos pudiesen
influi, en perjuicio de la causa pública, sino
porque sospecharon alguna cosa relativa á
sus destinos.


Pues ahora bien , si todo ésto se ha,
dichocontra ciertas y determinadas perso-
nas , si esto ha sido firmado por un nú-
mero considerable de ciudadanos, si esto
lile presentado al excelentísimo ayunta.,
miento de esta capital, y sí, como han
asegurado 1.1s papeles . públicos , este ha
sido el conducto por donde la represen-
tacion fue elevada al ministerio ; ¿ cómo es
que no saltaron á la vista ni las injurias


385
tá las tendencias á sediczon, ni toda esa
multitud de crímenes, que se afectan ver
en la carta del Madrileño? Pues qué, ¿será
mas expuesto á la sedicion lo 'que escribe
un solo .


ciudadano, el cual 'se abstiene de
nombrar personas, que lo que firman qui-
nientos ó seiscientos , los cuales nombran
y especifican los 'sujetos contra quienes se
dirigen sus quejas ? ¿ Es esto denunciar los
abusos de los escritos, ó


.
perseguir direc-


tamente á los autores.? Si es eso lo que se
desea, no hay duda que es mas facil apri-
sionar y perder á un ciudadano aislado y
sumiso , que no al un número tan consi-
derable.




Todo el celo y actividad de las dernin
cias estaba reservado para aqUel periódico
á quien hace tiempo que se deseaba coger
en un renuncio. Muy bien hecho; y si se




llama. renuncio atacar con valor las faltas
contra la Constituciori , muchas veces ten-
drán ocasiou de egercitar su caridad de-
nunciadora. El que denuncia la carta por
injuriosa , podrá haber padecido alguna
equivocacion en Cuanto á la inteligencia de
las expresiones , cuya explicacion le doy
á usted en esta; pero.'el que la denuncia
por sediciosa , ya se puede apostar á que


Tomo v.
25




386
no la ha leido, á lo menos con la deten-
clon necesaria para instaurar una denuncia
tan grave ; porque en tal caso, no hubiera
substituido á lo que ella contiene lo que
solo residía en su imaginacion.


Despues de lo que queda dicho so-
lo restaba incluir á usted el número 44
del periódico intitulado -el Universal para
que leyese un artículo bellísimo de los que
él acostumbra á dirigir / contra el que está
debajo ; pero me cletiene para enviarselo
la -vergonzosa repugnancia que siento de
que ni por un instante esten mezcladas
mis ideas con los asquerosos abortos de
su pluma. ¡ Harta compasion me causan
sus infelices redactores , cuando los veo
sujetos á un cómitre que. los obliga á com-
batir contra sus propios intereses!


Queda de usted alectisimo como siem-
pre.


El Madrileño.


387


TEATROS.


Las Exterioridades engañosas , comedia en
tres actos;


Esta Cóniedia es la misma que Les de-
hors trompeurs ou h0711,17té four de
Boissy, refundida y reducida á tres actos.
El original frances anuncia en sus dos tí-
tulos la intencion dé describir el egoiamo
frívolo, pero cruel, que se oculta general-
mente bajo las esterioridades amables de un
brillante cortesano. A esté fin, después de
dotar á su héroe dé todas las cualidades
que dan la naturaleza y la fórtuna, le ha-
ce imperioso con su herniana , •tiro con.
su familia, infiel á la amistad , esclavo
de la moda, y ageno dé todo principio
de moralidad. El cáracter del fiaron está
bien dibujado ; mas en miestro entender,
debia desplegarse en escenas mas propias
de él, que una intriga amorosa. Boissy, cti,›
yos talentos para la sátira eran inferio-
res á la medianía , no se distingue en sus
comedias ni por el vigor cómico, ni por
la correspondencia de las situaciones con


25.




388
los caracteres. Asi es que son muy pocas
las piezas suyas que se repiten en el teatro
de la comedia francesa ; la que ahora ana-
lizamos es la que se representa mas ve-
ces ; gracias á la combinacion verdadera-
mente original , en virtud de la cual el
baron , prometido esposo de Lucila , incita
al marques, antiguo y correspondido amante.
de aquella jóven, á que lo suplante á él mis:
!no; le da ocasiones, le aconseja y desva-
nece sus escrúpulos , creyendo ser otra la
persona que amaba el marques. Es impo-
sible que esta intriga no agrade en el tea-
tro , mucho mas siendo el baron un per-
sonage aborrecido de los espectadores
desde las primeras escenas. Boissy se apro-
vechó con bastante felicidad de los recur-
sos que le proporcionaba su fábula para
esparcir en el diálogo y en las situaciones,
la escasa dósis (le sal con que le habia do-
tádó la naturaleza. La pieza pertenece al
género cómico urbano, que es hasta donde
podia elevarse el talento del autor, cuyo
gusto era delicado y el ingenio débil.


Casi toda la moral de la pieza está des-
leida en pinturas y cuadros de muy buena
versificacion; pero los que asisten á la re-
presentacion , quieren ver la moral en si-


389
tuaciones , y no en razonamientos. La
moral del teatro toda debe ser práctica:
pueS\ sobran los libros en que se explica
la teoría de las pasiones y de las virtudes,
y no es necesario ir al teatro para oir lo
que podemos leer en nuestras casas. Allí exi-
gimos que se represente como efectivo lo
que en los libros está indicado .como má-
xima , y la grande utilidad de la represen-
tacion dramática consiste en hacer que
las verdades importantes produzcan una
impresion profunda sobre la imaginacion
y los sentidos.


Acaso es demasiado rigoroso el juicio
que hacemos de los razonamientos y re-
tratos que Boissy insertó en su -comedia.
Quizá describió en ellos algunos de los
caracteres ridículos conocidos en su tiempo
en París, y por consiguiente tenian sus versos
el interés de satisfacer la malignidad del
público á costa de la frivolidad y el egois-
mo de algunos cortesanos de aquella épo-
ca. Quizá , sin haber pensado en zaherir
á ninguno en particular sino el vicio en
general, el, público prestaba los lineamen-
tos de sus descripciones á algunos perso-
nases pie los merecian ; porque es el des-
tino comun de los escritores satíricos sufrir




390
la acusacion , y tal vez el. Castigo de ha,
ber descrito injuriosamente en sus diatribas
contra el vicio a determinadas personas;
siendo asi cine no son ellos los que los
designan , sano el público, de modo que
la injuria no está en la pluma del escritor,
sino en la cabeza del lcyente. Mala profe-
sion por cierto es aquella en la cual debe
pagar el profesor la pena, ó de la agena
maneta ó de la semejanza casual entre sus
retratos y algunos seres existentes. Volva7
mos á Boissy.


Sea cual fuere el mérito de sus rizo-
namientos en el teatro de París, es eviden-
te que debió desvanecerse en la traduccion
de la pieza al castellano ; pues en nuestro
teatro no debian interesar aquellos cuadros,
cuyos originales no existen en nuestra so,
ciedad. En España no hay hombres clel dia:
nunca llegamos á tal punto de corrupcion
social, que fuese, entre nosotros un mento,
la frivolidad y elegoismo. Este absurdo no
se ve realizado sino en los pueblos donde
está excesivamente refinada la civilización,
y donde la moral gime siempre hollada por
el placer ó el interés. Tales son las mo-
narquías absolutas cuando han llegado al
último término de su corrupcion en un


391
siglo de luces. Semejantes originales no
pueden existir en los- payses libres; porque
en estos-se necesitan luces ó virtudes para
distinJuirse: el belio sexo conociendo y
amando mejor sus deberes, renuncia á la
influencia que en los pueblos esclavizados •
le dan el antojo de un sultan y la ociosi-
dad. de los ánimos; influencia que siem-
pre es funesta para la cosa pública y para
la moral. Faltando, pues, las escenas que
el amor y la vanidad proporcionan á los
hombres frívolos, y aplicado por otra par-
te el espíritu de la sociedad á los negocios
nacionales, debe extinguirse la semilla de
los hombres amables para dar lugar á los
verdaderos varones. En Atenas, Roma y
Venecia no fueron conocidas las frivolida-
des sociales, y no tuvieron hombres del cita
hasta que perdieron su libertad. Tan cier-
to es que la actividad de nuestra imagina-
cion busca siempre alimento, y no se ceba
en los obgetos mezquinos y despreciables,
sino cuando se 'le obliga á limitarse á ellos.
Era una máxima constante de la extinguida
aristocracia de Venecia permitir al pueblo
toda espeCie de desórdenes en las costum-
bres, y condenarse á sí misma á la mas
severa rigidez. Asi se hacia digna de man-




392
dar y hacia al pueblo digno de obedecer.


No existiendo, pues. entre nosotros los
modelos de la comedia de .Boiss'y, debernos
elogiar que el traductor castellano la haya.
refundido , lirnitándola á lo que verdade-
ramente tiene en ella un mérito dramático
superior , que es la intriga , suprimiendo
los razonamientos que serian sumamente
frios en nuestra escena por la imposibili-
dad de la aplicacion , y convirtiendo los
defectos del baron , que fueron el obgeto
principal de la comedia francesa , en un
mero recurso para el desenlace. Asi es que
en la comedia de Boissy el protagonista es
el baron, el hombre del día , y en la tra-
duccion el personage principal es Lucila,
cuya estupidez aparente, que tanto le sirve .
para hacer que, se engañe el baron,
ca plenamente el título de. la pieza espa-7


•hola: las Esterioridades engañosas.
En cuanto á los caracteres, lo mas di-,


ficil era hacer compatible la probidad del
marques con el plan de robarle á su ami-
go la esposa prometida, y se debe confe-
sar., que esta pare esencial de la pieza está
superiormente desempeñada. El caracter
del baron, bien conocido ya desde el prin-
cipio, hace muy verosímiles los consejos.


393
inmorales que da al' marques cuando este
sin poder preveer que la esposa del ba ron
era su amante, le cuenta sus infortunios
amorosos. Cuando la presencia de Lucila
le descubre la verdad , hace todos los es-
fuerzos posibles por desistir de una pre-
tensioni que miraba corno injuriosa á su
amigo; mas este cada vez mas engañarlo
le insta, le aconseja, le da todos los me-
dios posibles para conseguir su obgeto:
casi toma en la causa del marques mas in-
teces que él mismo. Toda esta escena que
está llena del verdadero juego teatral, será
cuando mas , capaz de poner á cubierto la
honradez dramática del marques; pues ya
se -sabe que en el teatro, en los amores y
en la guerra, son permitidos los ardides.
Pero hay consideraciones de otra especie
que libertan al marques de toda nota de
traycion. El ama y sahé evidentemente,
que el obgeto que ama, va á ser infeliz en
poder de un marido, que ni á ella ni á
nadie estima, y cuyo caracter inmoral per-
mite usar contra él de los mismos artifi-
cios que él aconseja contra otros. ¿Qué
son los lazos' de la amistad con semejante
hombre? ¿Deberán ser mas fuertes que
los del amor correspond ido. ?


c
iDeberá




394
ceder á un vínculo imaginariO, pues el
baron no seria capaz de respetarlo , el do-


'. lor y la lástima de entregar á una infelici-
dad inevitable la muger que se querria
hacer feliz á costa de la vida ?


Y si en fin, la moral es tau severa que
á pesar de todas estas consideraciones, no,
disculpa la conducta del marques, resulta
siempre esta máxima importantísima en la
vida humana : una de las consecuencias mas
inevitables de la inmoralidad es su conta-
gio.si pues suele pegarse aun á los hombres
de Mas delicadeza. El malo encuentra el cas-
tigo de su maldad en los perverws que ha-
ce con sus egemplos y consejos.


El caracter de Lucila está perfectamen-
te dibujado. Su estupidez aparente, origi-
nada del dolor de no saber de su amante,
del sentimiento de verse destinada á otro,
y del temor que le inspira el caracter duro
é imperioso del baron, justifica la desespe-
racion cómica (le este por los monosílabos
de la conversacion de su esposa. Lucila, hi-
ja sometida y amante fiel, al mismo tiem-
po que obedece, aprovecha todas las oca-
siones de no obedecer. En esta parte la
moral del teatro, indulgente con escéso,
venga á las mugeres del poco cuidado que


395
tienen \sus padres en consultar sus'inCliha-
ciones cuando se trata (le ligarlas con un
vínculo eterno; y la heroiria de esta pieza
tiene tanta mas razon de quejarse, cuanto
su padre no hubiera retirado la palabra
que habia dacio al laron , si no se hubie-
ra enfadado contra él• por la negligencias
con que habia "mirado las solicitudes de.
su .suegro futuro. •


El pasme mas cómico de todos es aquel'.
en que el liaron, encontrando á Lucila es-
cribiendo un papel á su amante, cree que
se lo escribia á él; y admirando la gracia
del estilo y el fuego de la pasion , se li-
songea de haberle inspirado un amor ver-
dadero , que habia triunfado de su estupi-
dez natural. Esta persuasion del baron,
ademas de añadir á su caracter, ya bas-
tante odioso , el vicio de la fatuidad, es
un verdadero golpe teatral, necesario pa-
ra hacerle sentir la pérdida de Lucila , y
cumplir con el deber "de un poeta cómico,
que es dejar castigado el vicio. Poco hu-
biera sentido el baron que se casase el
marques con Lucila, si al perderla creyese
que solo perdia una muger estúpida.


El diálogo en las situaciones cómicas
es .sumamente vivo, y sin caer en la jo-




396
cosidad escesiva, tiene la sal necesaria para
excitar aquella sonrisa , que es el efecto
que debe producir la comedia urbana ,- y
que tanto agrada á las personas de una
educacion fina.


En el acto segundo , aconseja el baron.
al marques que suplante á su amigo. El.
marques enfrenado por la amistad y por
el deber, le manifiesta su repugnancia á
ofender uno y otro , y le dice :


De l'erreur d'un ami j'abuse trop long-tems ,
Je veux la dissiper dans ces mémes instans ,
Et je vais sans détoues , á quoi que je m'expose,
De mon trouble secret lui déclarer la cause.


Le Baron.
Ah ! gardez-vous en bien ! vous allez tout gáter.


Le Marquis.
Justo ciel ! est-ce vous qui devez m'arréter ?


Le liaron.
Oui , vous allez commettre une extreme impru-


dence :
Mais a-t-on jamais fait.pareille confidence ?


Le Marquis.
Eh quoi! voulez-vous done que je trompe en ce


jour
Un hommc que j'estime et qui m'aimc á son tour?


Le liaron.
Oui , tronzpez-le , monsieur.


Le Marquis.
C'cst lui faire un outrage.


397
Le liaron.


Trompez-le encoré un coup , trompez-le , c'est
l'usage.
Este último hemistiquio , ademas de


caracterizar el personage , es un golpe tea-
tral que hace recaer sobre el delincuente
la pena de su delito. Toda la escena que
sigue entre los dos y Lucila, está llena del_
cómico mas fino.


En la siguiente entre el baron y
, persuadiéndola aquel á que favorezca


los amores de su amigo , le dice :
Pour l'homme en question point de ménage-


men t.
Lucile (en riant ).


Quoi ? vous me l'ordonmez ?
Le Baron.


Oui , trés-expr essement.
Quand je vous pare ainsi , qui vous oblige


á rire ?
Ce rire maintenant est des plus déplacés.


Lucile.
Mas il .ne l'est pas tant , monsieur, que vous


pensez.
En el acto 4.° el baron creyendo que


era para él el billete que Lucila escribia á
su amante , se lo elogia excesivamente al
marques, despues de haberselo leido. Este
le responde:




398
Ie le goute encor plus que vous ne l'approu-


vez ,


y Lucila añade con toda la gracia propia
de la situacion ,


Vous lonez mon billet plus que vous ne devez.
El final de la pieza es tambien un ras,;o-


de la ironia fina que caracteriza toda la
comedia y el estilo de su autor. La conde-
sa , personage episódico, y solamente intro-
ducido con el objeto de desenvolver el ca-
racter del baron, le dice :


Suivez mes traces
Fuyez votre maison , et reprenez vos graces.
Ñe soyez plus ami , ne soyez plus amant
Soy ez l'homme du jour et vous serez charmant.


Concluiremos con esta observacion. La
coxhedia de Las esterioridades engañosas
pertenece al buen género cómico , en el
cual se prodigan pocas sales y mucha mo-
ral; pero está exenta de la pesadez y..del
fastidio , que son los mortales enemigos de
este género. , Bastará que se represente me-
dianamente, para que obtenga la apro-
bacion del público.


Las aventuras de la hija de un rey conta-
das por ella misma.


Acaba de publicarse en París un fo-
lleto ingeniosisimo bajo el título alegórico
de Aventuras de la hija de un rey contadas
por ella misma. El objeto del autor es dar
una idea del origen, espíritu , progre-
sos y contradicciones que ha experimenta-
do la carta constitucional de Francia des-
de el momento en que la fue presentada
por su legítimo rey Luis XVIII. La gra-
cia y el ayre de novedad con que el au-
tor ha sabido encubrir con el velo de la
alegoría los principales acontecimientos his-
tóricos ,


de estos últimos seis arios, y el di-
ferente juego de las pasiones de los prime-
ros personages de aquella corte, nos han
determinado á dar al público una fiel tra-
duccion de todas sus ideas , en lugar del
extracto que nos hablamos propuesto Pu


-blicar al principio. Hay algunas produccio-


399




400
nes á las cuales es uína especie de crimen su-
primir ni siquiera una linea, y de este gene,
ro es sin duda el folleto de que hablamos.
Se publicará en los números inmediatos, y
se venderan egem piares sueltos en las mis-
mas librerías donde se despacha el Censor.


EL CENSO 9
PERIÓDICO POdTICO Y LITERARIO.


1N.° 3o.
SA.BADO, 24 DE FEBRERO DE 1821.


Las aventuras de la, hija de un rey (I), rete-
ridtzs por ella ¡nimia.


H ija de un rey , y acostumbrada al des-
tierro y á las lágrimas, tal vez moverá á
compasion el ánimo de los hombres la re-
lacion de mis aventuras...


Mi padre nació cerca del trono en una
de las regiones mas hermosas de la tierra,
y debió la corona á los .infortunios de su
familia,..que, obligada á embarcarse en un
mar procelo:; o, fue víctima lamentable de una
tempestad. El tambien estuvo para perecer;
y salvándose en fin milagrosamente de la
furia de las olas; fue arrojado á las costas


(1) La carta constitucional de Luis XVIII , rey
de Francia.


TOMO v.


2 G




402
de una isla cuyos habitantes le‘, hicieron
un acogimiento digno de su clase. Mas no
hay duda de que bajo un cielo extrangero,
en el lugar de nuestro destierro, se acuer-
da uno con mas viveza de su patria, se la
echa mas de menos, y se • la quiere toda-
vía mas. Mi padre no pensaba sino en el
reyno de sus antepasados, y le afligia:mu
cho,- verse apartado de él, por no poderle
proporcionar la dicha que le tenia prepa-
rada. Poseido de esta idea empleó el tiempo
de aquel retiro en cultivar las letras y la
filosofía; debiendose contar en el número
de los consuelos que hacian mas apacible




su soledad la particular atencion que puso
en cuidar de mi madre. Era esta alta, ro-
busta y hermosa (I) : la cuna de sus ma-
yores se encontró en las selvas; y unida á
aquella isla famosa , es guardada por sus
reyes con el mayor esmero : es el paládio
del estado. Mi madre practicaba sus debe-
res con austeridad; su genio asistia al trono
con vigilancia; su nombre se invocaba en
todas las solemnidades. Cuanto mas la veía
mi padre, mas estudiaba su caracter y son-
deaba su espíritu, y mas aprecio hacía dé


(t) La Constitucion de Inglaterra.


4o3
ella: Al fin, yo fuí•el fruto de esta augusta
union.


Criada delante de sus ojos, al paso que
iba creciendo fomentaba la esperanza de
volver con ni i padre á su patria, y de lle-
var-á ella las virtudes de mi madre; pero
las circunstancias nunca eran favorables á
nuestros deseos, y veía con dolor mezclarse
entre las caricias paternales el sentimiento
forzoso de dejarme tal vez abandonada en
un pais extraño. Cada -dia pedia al cielo que
restituyera á mi padre su• corona, y el cie-
lo al cabo compasivo oyó mis humildes rue-
gos. No lo podiamos creer al principio.
;Tan poca confianza nos inspiraban muchas
personas de las que primero vinieron á
traernos la noticia! Mas viendo luego mi
padre entre la multitud á algunos servido-
res suyos antiguos, que nunca le hacian
olvidado , y cierto número de ese linage
de gentes que jamas se equivocan en tomar
el momento oportuno para tributar sus ado-
raciones al poder, ya no le cupo duda:
bendijo á la providencia, y se dejó llevar
por el impulso de un pueblo loco de ale-
gria hasta las puertas de la capital de su
reyno. Antes de entrar en él se paró en un
palacio donde se encontraba reunida toda


26.




404
la nobleza del pais , y allí fue donde mi
padre declaró mi nacimiento : alli fue tam-
bien donde mandó congregarse á los su-


\ puestos sabios del reyno para deliberar
acerca de la forma que mas.convendria pa-
ra presentarme en la ciudad y en la corte.
Entre los miembros de aquella asamblea
reconoció mi padre á varios de los que al
tiempo de la tempestad se habian manteni-
do quietos en la playa , sin prestar auxilio
á su navío ; si bien no habian estimulado
con sus . ruegos la cólera de Neptuno. Fijó
su particular atencion en cierto sujeto que
le recordaba las facciones. de un antiguo
abate, petimetre y cortesano, que habia en
otro tiempo agradado á las señoras por su
cabello rubio (1); que concurria á todas
las funciones mas brillantes, y que se acor-
daba de haberle visto salir de un gabinete
á celebrar el sacrificio de la misa á campo
raso en una fiesta pública; mas habiendo
oido á alguno preguntarle por su espos?,
pensqba haberse equivocado, hasta que úl-
timamente dando el primer paso para acer-
carse , le reconoció por su modo de andar.
El primer impulso que tuvo mi padre fue


( ) Talle) raed, obispo de Autuz.


05
de recibir con frialdad á un hombre que
tanto tiempo habia servido á sus enemigos;
pero informado de lo que habia hecho en
esta última ocasion , olvidó sus antiguos
errores para no pensar sino en sus recien-
tes servicios. Luego que mi padre le habló
de mí, mostró alguna turbacion ; lo que
me maravilló bastante, porque tenia oido
que muchas veces habia hecho sacrificios
en el ara de la Santa de mi nombre. In-
tereses mayores pudieron mas que sus obje-
ciones, y quedó decidida mi presentacion,
aunque el color de mi trape fue objeto de
una discusion; queriendo • absolutamente
mi padre, movido


•:de ciertos recuerdos
agradables, que me presentase vestida de
blanco, y hallando alguna contrariedad su
gusto para mi primera entrada en la capi-
tal del reyno.
. Todo el pueblo fijaba con ansia sus
ojos- en el augusto autor de mi vida, y en
mí; principalmente los -hombres , mucho
mas deseosos de conocerme que las muge-
res. El atractivo de la novedad ejerce siem-
pre grande imperio en el alma de los pri-
meros, y yo tambien me hallaba entonces
fresca y lozana. Pareciame mucho á mi ma-
dre; tenia su ademan , su constitucion




4o6
robusta: y hermosa; Se asomaba en mis la-
bios una sonrisa consoladora ; mis ojos
espiraban bondad; no se percibia en mis
acciónes la timidez propia de una jóVén que
se presenta al público la primera vez: en
fin estaba segura dcl gusto que catisaria
mi vista, aun cuando todas mis facciones
no estuvieran enteramente formadas. Y por
cierto no me engañé: fui recibida con jú-
bilo en la ciudad : la juventud no se can-
saba de mirarme, catisandome mucho pla-
cer' sus vivas aclamaciones : confieso mi
flaqueza. No menos contento quedó mi de-
seo de agradar en la corte; los cortesanos
viejos, poco acostumbrados á mis moda-
les, me miraban como á una advenidiza;
les parecian ridículos la sencillez y corte
moderno de mis vestidos y -me acuerdo
que uno de ellos dijo con desprecio, que
tenia el ayre villano‘; espresion que me fi-
songeó mas que cuantas flores había oido.
Verdad es que no podia prometerme gran-
des triunfos entre señores de la antigua
corte, tratando como iguales á todos los
súbditos de mi padre, no haciendo caso de
la ceremonia, y despreciando el humo de.
la vanidad humana. Esponia sin rodeos mi
opinion ; no contenta con las egecutorias,


407
buscaba el mérito en el alma de sus posee-
dores, y á veces me burlaba tambien del
tupé y los rizos de ala de pichon.


Mi padre, alegre del acogimiento que
me habian hecho sus pueblos, quiso fran-
quear mi comunicacion, y que me amaran
todos como á su propia persona. Se valió
de mí para prometer solemnemente el olvido
de los dias de la tempestad; que dejaría
gozar á las madres de la compañía y asis-
tencia de sus hijos ; que respetaría el san-
tuario de las conciencias; que haría á la
justicia sentarse en el trono ; que nunca
enriquecería al Estado con los despojos
del huérfano ; que sancionaría todos los
dones de la fortuna ; que adoptaría todo
esplendor nuevo; últimamente, que una
vez al año oiria delante de mí los deseos
de sus súbditos. El reconocimiento debido
á tanta magnanimidad redundó en mi fa-
vor : cantabanse en todas partes mis ala-
banzas , y ya no podia salir al público
sin que me acompañasen los ruidosos vi-
vas de una alegría general.


Mas pronto se nublaron los dias de
mi gloria y felicidad. Como 'labia nacido
fuera del rcyno y no me criaron en la cor-
te , aquellos pocos á quienes no agradaba,




)44'
suscitaron varias dudas acerca de la legiti-
midad de mis derechos : principalmente uno
de ellos , bien ingrato, pues me debe su ce-
lebridad, y sin mí se hubiera quedado su ta-
lento desconocido en el rincon de una provin-
cia, siendo á la sazon el primer magistrado
de una de las ciudades principales de la mo-
narquía, ,,dicen que protestó contra mi naci-
miento: otros tambien juraron mi ruina se-
cretamente ; y algunos , mas mañosos, al ver
que festejandome complacerian á mi padre,
árbitro dispensador de todas las gracias , apa-
rentaron amarme por ambicion. No me cos-
tó trabajo distinguir entre estos últimos á ,
'uno muy famoso , cuya reputacion se ha es-
tendid-. mucho y ha caminado con él por
ambos mundos ( ).


Me hablan ponderado infinito su ingenio,
la gracia y brillantez de su imaginacion ; y
asi citando le ví venir hácia mí, sentí cierta
emocion ;haciende gran mérito de su apre-
cio. Me gloriaba de poder ensayar la efica-
cia de mis atractivos en un alma iniciadla
en los misterios mas suaves del amor y de
la hermosura. « Salve , hija del destierro y
de la desgracia, me dijo.: pronto me veré
yo corno ciervo viejo emblanquecido por
( ) N. de Cliateaubriant.


409
los inviernos; mas una larga experiencia de
la vida me ha mostrado que el corazon del
hombre se parece algunas veces á la esponja
del rio, y otras á aquel pozo natural que en
lo hondo presenta á la vista un taymado co-
codrilo. En este lugar inferior todos lloran;
el morador de la cabaña y el de los pala-
cios : yo he visto llorar á pastoras y á prin-
cesas , y me ha admirado la cantidad de lá-
grimas que contienen los ojos de los reyes.
Tambien yo he cantado el hymno de los
dolores. Mi padre-tenia una vasta. y hermo-
sa choza ; sus carneros bebian del agua de
mil torrentes, ¡ y yo anduve errante sin
patria ni hogar! ¡ 1-le visto el humo de las
fiestas del estrangero ; el desierto ostentó
delante de mis ojos su -anchuroso silencio ;
he oido suspirar al alma de la soledad, y la
luna me ha contado su gran secreto de me-
lancolía. ¡ Virgen de los nuevos amores! ¡ el
viejo celibatario de los mundos ha permiti-
do que volvamos á tomar asiento en los fes-
tines de nuestros padres , y que veamos otra
vez el sol de nuestra sábana (1). Tu te has
aparecido en medio de la tempestad como
la paloma mística del arca de salvacion : na-


( x ) Sábana significa en lenguage americano


prado
espacioso en que pastan los ganados.




41 o
ciste como -una blanca vestal : tienes las gra-
cias del dia, y la noche te ama como al ro-
cio : sabes palabras mágicas que adormecen
todos los dolores : tus abrazos enlazan al
presente con el pasado como al beju-
co con la encina : eres hermosa como el
desierto con todas sús flores y vientos fres-
cos: tu voz es tan armoniosa como los acen-
tos del Hornero de las selvas. He visto las ga-
muzas del monte, he Oido las palabras de
hombres hartos de vivir ; pero ni la suavillz
dad de los chotos ni la prudencia de los
ancianos son tan agradables y tan eficzice
como tus expresiones. Tu curas las hilas
como la hoja de papayo ; los viejos que u e n -
tan muchos dias de vida y los hijos df Adan
que' todavía no cuentan treinta inviernos,
fumarán al rededor de tu morada en el calu-
met (t) pacificador ; y hasta que bajen á
la cuevecilla vestida de pieles , de donde
no se vuelve á. salir ,"todos los hombres de
la carne blanca te traerán en su corazon
como la memoria del tálamo de sus padres.
Salve , virgen de los nuevos amores ( 2 ).


(a) Nombre de una pipa de que usan los sel-
vages americanos y es entre ellos un símbolo de: paz.


) Toda esta conversacion se ha insertado en
un romance célebre. (Nota del editor francés.).


4 x
Un discurso tan extraño me dejó pas-


mada; y como aquel tono distaba tanto de.
la sencillez de mi lenguage, no acerté á res-
ponder. Sabido es que no me cuadran las
formas orientales ; y asi que nos costara
mucho trabajo entendernos. Me escribió
varias cartas, dignándose descender de la
elevacion de su genio por consideracion á
mí : las leí y admiré el talento ; pero sus
frases hablaban con el ingenio sin llegar
al corazon : se notaba cierta violencia que
hacia sospechar 'de la sinceridad de los sen-
timientos expresados con ellas. Tambien
sabia yo que en el autor influían siempre
conexiones antiguas que halagaban su va-


• nidad; y no dudando de su adhesion á mi
padre, me acordaba sin embargo de que
como otros muchos habia quemado algu-


, nos granos de incienso en obsequio de cier-
• ta cuna que su imaginacion poética repre-


sentaba como cargada de la suerte del mun-
do. ()Iras veces me daba consejos opuestos
á las lecciones de mi padre; y como cada
dia estrechaba mas y mas los vínculos de la
amistad con hombres de la carne blanca y


• blanquísima que nunca me han querido 1
principié á recibirle con frialdad, y concluí
por no volverle á ver. Luego ha querido




2
vengarse de esto escribiendo contra mí, y
Ine ha atribuido faltas que no tengo, y cal,
pas que no cometeré jamas. Las cartas que
ha dacio al público claro es que no podian
darme gusto ; pero dicen que todavía me
trataba peor en su correspondencia secreta.
Me han traido algunas notas que no he queri-
do leer., por estar escritas en lengua extran-
gera. Parece que en el dia se halla cerca de
los grandes genios, de las tribus del águila
y del leopardo : ¡ quiera Dios que su voz
tan suave corno los sonidos del chichilcue (i)
aplaque á Matchimanitu (2)!!!


Siendo muy joven y no estando toda-
via acostumbrada á verme en concursos de
gente, pusieron á mi lado varias personas
para que me 'atendieran, acompaíjaran y
observaran mi estrella ; pero estas menos
empleadas en el desempeiío de su encargo
que en ver cómo podrian salvarse de toda
responsabilidad , hicieron poquísimo caso
de mí apenas querian salir coninigo
público, cuanto menos llevarme á la corte.
Mis enemigos cantaban victoria ; mis ami-
gos murmuraban de esta flojedad ; el res-


413
peto que me tenian decaía; principió á du-
dacse de mis promesas ; la inquietud se
mezcló con aquella alegría pura que inspiraba
antes , y por último nada adelantaban los
que levantaron la voz para reclamar mis
derechos desatendidos. Dolíame mucho de
haber caido en tales manos, cuando ocur-
rió un suceso (de infausta memoria ) que
manifestó toda la incapacidad de los secre-
tarios de mis órdenes._


El gefe do una isla selvage ( I) atrave-
sando el mar en una lancha frágil arribó
á nuestra playa, y plantó en ella el estan-
darte de la guerra : su presencia me cau-
só una revolucion.


Así como en tiempos antigrns invoca-
ban á Neptuno los navegantes cuando les
amedrentaba una tempestad, asi aquellos
que estaban á bordo del navio del Estado
pensaron que yo sería su mejor amparo
presentando me como una deidad tutelar
contra el azote que les amenazaba. Sacaron
mi imagen del templo en que la tenian
abandonada; la móstraron al pueblo con
grande aparato ; y no habiendo parecido
bastante solemne mi presentacion en la
corte, me ciñeron la frente con una coro-


( 3) Napoleon.
( ) Instrumento de los selvages.
( 2 ) Dios de la guerra y del mal.




414
na. Renovó mi padre el juramento de amar-
me toda la vida , siendo este acto muy.con-
forme á su corazon; concurrió su augusta
faitiilia, y los notables correspondieron con
aclamaciones unánimes; pero al traves de
las protestas de los cortesanos, percibia yo
ciertos indicios de doblez y de falsedad:
les temblaba la mano al tiempo de levan-
tarla delante de mis aras, y su sonrisa era
parecida á la alegría de aquellos guapos
que cantan cuando tienen miedo.


El caracter imponente de esta solem-
nidad, y la solicitud real que la hizo to-
davia mas patética, causaron profunda•im-
presion ; pero ya no era tiempo. Ya n o
era tiempo de que pudiese, como la anti-
gua Juana de Arco, salvar al rey y el tro-
no. En vano pedí una espada : la imperi-
cia de mis ayos, el culpable cuidado que
babian puesto en tenerme oculta dieron
cabida á recuerdos pasados; prestaron ar-
mas al odio, trastornaron la fidelidad , y se
vió mi padre obligado á dejar sus estados
yendo yo con él á su nuevo destierro.


Entre las personas que nos acompaña-
ron ó que vinieron á juntarse con nosotros
despues de haber probado los desaires del
nuevo imperante, observé, no sin pena,


!ta
que el mayor número amaba á mi padre
mucho mas que á mí: procuraban indis-
ponerme en su ánimo, y llegaban has-
ta achacarme todas sus pesadumbres. El
amante poético, cuyos pomposos rendi-
mientos habia despreciado barruntando su
inconstancia, empleó entonces todo su fa-
tal influjo en contra de mi persona, y lle-
gué á temblar de que el eorazon paternal,
exasperado por la desgracia, no admitiese
tan funestas impresiones.


Informado de mis disgustos y recelos
el hombre que se habia sentado en el tro-
no de mi padre, procuró que se me hicie-
ran algunas proposiciones. Me ofrecia el
mismo rango que habia disfrutado en la
corte y en la ciudad; pero añadía al con-
trato ciertos artículos que me disgustaron
mucho. ¡Cruél! Llegaba hasta exigir de mí
juramento de que no volveria á ver á mi
padre, como si en medio de mis sobresaltos
hubiera yo confundido jamas al augusto au-
tor de mi vida con los que procuraban ar-
rancarme de su corazon. Me habian dicho
tambien que este 'nuevo y feroz amante no
habia 'podido vivir en otro tiempo con
varias mugeres que se me parecian, y que
tan mal galan como el señor Barba-azul,




416
las ahogaba despues de haberlas privado
de su libertad : desprecié , pues , sus ofer-
tas, y me puse en manos de la Provi-
dencia.


Velaba el cielo por nosOtros , y mi pa-
dre no tardó en verse restituido á sti pa-
lacio. Yo estaba cansada del viage , y no
porfia andar sin apoyarme en algo. Un su-
geto , que en tiempos antiguos habia ser-
vido á la Santa de mi nombre con fanático
celo , y que la habia presentado sus ofren-
das manchadas de sangre ( ), se presen-
tó para acompañarme y darme el brazo:s
era hombre de talento , de estraordinaria
habilidad, aunque su principal mérito con-
sistia tal . vez en parecer mas á propósito
para el manejo de los negocios, que no lo
era en realidad : mucho mas misterioso
que profundo, merecia mejor la califica-
cion de intrigante que la de estadista.
Sus obsequios me. daban miedo, como los
remordimientos de la conciencia : sabia que
no me cortejaba sino por interés • ó por te-
mor ; y como le costaba poco una traycion,
no me inspiró confianza ninguna. Sus pro-
pios enemigos no le perdonaron los últimos


( ) Fouchet.


417
servicios que les habia hecho ; y asi le ví
abandonado de todos sin sentimiento de na-
die, y obligado á salir del reyno para ocul-
tar su confusion en una corte estrangera.


Por esta misma época se organizó una
liga terrible contra mí : el foco principal.
estaba en la capital del reyno, aunque tam-
bien se habian formado en todas los provin-
cias cofradias secretas, que igualmente cons-
piraban mi ruina. En medio de los peligros
que me cercaban por todas partes, tembla-
ba y no me atrevia á presentarme al pú-
blico. Aquí se blasfemaba de mi nombre ,
y alli se inmolaba á mis amigos , profanan-
do el de mi padre. ¡Cuánto no padecí! ¡ Cuán-
to no me mudé!! Al fin me quedé tan desfigu-
rada, que necesité servirme de un velo para
cubrir mi rostro.


Entre los nuevos señores de la corte fijé
particularmente mi altencion en un hombre
que al principio me miró con poco cuida-
do (1): era joven , bien formado, de ademan
noble y orgulloso . ; ponderábase la gene-
rosidad de su caracter y lá hermosura de
su alma ;


• venia á ver á mi padre con fre-
cuencia; hablaba con gracia ; tenia á sus
órdenes las cien trompetas de la fama que


(I) Monsieur de Cazes.
TODICI




418
le informaban fielmente de cuanto ocurria
en toda la extension del reyno , y sabia
basta las anécdotas mas secretas , porque
tampoco le estaban cerradas las puertas de
los gabinetes mas misteriosos. Por los in-
formes que recibia de todas partes , supo
el grande interés que tomaba el pueblo en
mi dolorosa situacion y siendo obligacion
suya decirselo á mi padre , le habló. Vien-
do entonces que este me amaba con la ma-
yor ternura, mostró quererse estrechar con-
migo, y yo le admití con interés ; pero re-
celaba siempre que no pudiese mas en su
voluntad el gusto de ver humillarse en su
presencia todas las vanidades de la corte.
Cuando le ludan algun desayre ciertas
personas , que no le perdonaban su humil-
de nacimiento, disgusto que le ocurria muy
á menudo , venia á consolarse conmigo.,
Dé este modo contrajo el hábito de verme;
y por entre mi velo y palidez percibió al-
gunas facciones que hicieron suave im-
presion en su ánimo : sintió haber venido
tan tarde á ofrecerme sus respetos, y se mos-
tró enternecido (le mi estado de languidez:
«Hija de un rey á quien yo venero, me di-
jo un dia, mucha lástima me dan vuestras
dolencias, y es preciso buscar un remedio


419
eficaz para acabarlas. No esteis tanto tiem-
po encerrada ; vuestrasalud se resiente de
ese régimen y á poco mas que lo


is,
siguie-


ra no se os
• podria conocer: sois perdí-


da si no salís de casa. Vuestro augusto pa-
dre me honra á veces con su confianza ; le
pintaré vuestro estado, y espero. alcanzar
de su inefable bondad los remedios conve-
nientes." Recibí sus proposiciones genero-
sas con agradecimiento ; le hablé de sus
peligros personales , y respondiendome con.
bizarra nobleza, me dijo : «Yo no temo la
roca tarpeya" y desde entonces puse en
sus manos mi suerte y mis esperanzas. Lue-
go permitió mi padre que volviera.. á Salir
de casa: una sola caricia suya bastó para
restablecerme; v mi libertador obsequian-
dome con una funcion, me proporcionó el
gusto de ver baylar á mis enemigós. Al-
gunos de los ayos que. me dieron y que
habían contribuido á mis pesadumbres,
fueron despedidos ;;..'se renovó mi familia,
y mi nombre volvió á incluirse en las ora-
ciones públicas. Inmenso fue por esto el
reconocimiento que tuve á mi libertador,
y así le asocié á mi fortuna y á mi gloria.
Luego que se supo nuestra estrecha tmion,
recayó en su persona una . porcion del amor


n7.




(Se concluirá.)


420
que se ine habia tenido : mi padre, amoro-
so conmigo siempre, le elevó á la prime-
ra dignidad, le colmó de favores y le con-
tó entre sus amigos. No juzgandome él in-
digna de que se me iniciara en los secretos
del estado, venia á consultarme de cuando
en cuando como á otra Egeria -. Nuestra
union era casta y pura, habiendo hecho.
yo voto de virginidad, y siendo tal mi es-
trella que deberia perder el honor y la vida
si quebrantara aquel voto. Mi propio pa-


. dre era el augusto confidente de todos nues-
tros sentimientos: por la noche quería que
le contaran nuestras conversaciones ; se
alegraba de nuestra felicidad; nos daba'
consejos prudentes, que obedeciamos como
órdenes ; en fin , yo triunfaba , era dichosa,
y todo se proporcionaba favorablemente
para mis amores. Un mayordomo antiguo
de mi padre (1 ) , celoso del favor de mi
tierno amigo , se empleó- en representar
nuestra union con cierto colorido peligroso;
pero se le previno que si no estaba conten-
to fuera á contarlo á Roma : nos cogió la
palabra ; marchó en coche (le la corte , y
nosotros volvimos á respirar con entera li-
bertad.


( r) de ];lacas.


421
Cada dia de nuestra vida se señalaba


por una nueva funcion. Se sabia que á
imitacion de mi padre era yo muy aficio-
nada á las letras ; y así los poetas, los aca-
démicos y los publicistas me atestaban de
madrigales, de discursos y folletos : mu-'
chos no hacian mas que mudar los nom-
bres propios y algunos epitetos á escritos
bajos y lisongeros, que tenian compuestos
para otro ídolo ; pero yo sabía despreciar
este incienso coinun , y pisar las coronas ar-
tificiales que llegaban ya ajadas de otros
altares.




42 2
Continua el resumen analítico de la obrita


del sehor Salas, intitulada Lecciones de
derecho público constitucional.


Supuesto ya que la Constitucion haya
declarado cuáles son los derechos que la
nacion se reserva , y haya asegurado su
egercicio por medio de ciertas disposicio-
nes, ó sean artículos fundamentales, debe
luego especificar formalmente cuál es la
forma de gobierno que la comunidad ha
elegido. Parece muy probable que los pri-,
meros gobiernos de . los hombres fueron el
despotismo puro ó la democracia pura; pero
no pudieron tardar en conocer que el des-
potismo ó la monarquía absoluta, que es
lo mismo, no podia llevarlos á la felicidad,
y que la democracia era impracticable en
un grande estado. De agio debieron pasar
en la segunda época á la aristocracia con
un solo gefe, que es lo que se llama mo-
narquía no absoluta ó templada ,n con
muchos gefes que es lo que propiamente
se llama aristocracia. Finalmente, varios
pueblos modernos han adoptado gobiernos
snas liberales que convienen en el princi-
pio de la representacion nacional, aunque


.423
varien en algunos pormenores accesorios,
y á esta clase de gobierno se ha dado en
consecuencia el nombre de representativo.
Este, pues, es el mas perfecto que hasta
ahora se ha imaginado, el único apropiado
al grado de civilizacion á que han llegado
los hombres, y el que debe adoptar todo
pueblo que trate de mejorar sus institu-
ciones.


La distribucion de los poderes polí-
ticos en este gobierno, tercera cosa que -
debe contener una constitucion , presen-
ta todavía grandes dificultades ; porque
ni aun siquiera está ya fijada su nomen-
clatura, ni bien determinado su número,
ni bien deslindadas sus atribuciones res-
pectivas. Admitiendo la division del podé
comunmente usada en legislativo, egeett-
cutivo judicial, y añadiendo el conser-
vador que algunos cuentan como distin-
to , y puede todavia añadirse el poder real
ó regulador , que podia llamarse tambien
de direccion ó de vigilancia. Cuando se
hayan entendido la naturaleza y las fun-
ciones de cada uno, ya está entendida la
ciencia social ; pero es menester prevenir
que cuando se habla de poderes políticos
no se habla con exactitud , pues en reali-




424
dad no hay mas que un poder político que
exista siempre y únicamente en la nacion,
la cual no pudiendo gobcrnar en masa, tie7
ne necesidad de delegar, no el poder, sino
- el egercicio de él. De aqui se infiere que
delegando el pueblo este egercicio del po-
der, no en beneficio de los gobernantes,
sino por el mayor bien de la comunidad,
puede esta variar la forma de gobierno
siempre que la experiencia haya demos-
trado que la forma que antes habla ele-
gido no es la que le conviene. Se infiere
tambien que el derecho de gobernar no
puede tener otro título que la voluntad de
los •gobernados , y que es nulo el llamado
. de familia, y el que, se pretende emanado
del cielo.


Poder legislativo se llama el poder de
hacer las leyes ; y toda nacion que se cons-
tituya de nuevo ó se regenere, debe re-
servarsele para egercerle, ó por la totalidad
de los ciudadanos, ó por medio de un
cierto número de delegados, que en este
caso se llaman con razon sus representan-
tes. En rigor podia confiarse á un solo
hombre el encargo de formar las leyes que
creyese convenientes; pero la obediencia
y la ley no seria tan voluntaria, entera y


425
segura como si la ley es hecha por los re-
presentantes del pueblo. La intervencion
personal de todos los ciudadanos en la
formacion de las leyes, solo es practicable
en un estado muy reducido ; pero en una
gran nacion es indispensable que solo in-
tervengan por medio de representantes.


El primer obgeto que la constitucion
debe proponerse en esta parte, es propor-
cionar que todos los ciudadanos sean le-
gítimamente representados en la .junta . le-
gislativa , para lo otial es necesario que to-
dos concurran directa ó indirectamente á
la eleccion de los diputados. En los esta-
dos pequeños deben y pueden sin incon-
veniente concurrir directamente á las elec-
ciones todos los que tengan derecho de vo-
tar en ellas : en las naciones diseminadas
en un vasto territorio , es menester con-
tentarse con la elecbion indirecta, es de-
cir, aquella en que todos los ciudadanos
divididos en secciones de esta ¿aquella forma
nombran un cierto número de electores, y
estos luego los diputados. La ley fundamen-
tal debe establecer la naturaleza de la elec-
cion, es 'decir, si ha de ser directa ó indi-
recta; pero determinar su modo y forma,
debe ser materia de una ley orgánica. Cuando




426
se dice que todos los ciudadanos deben con-
currir directa ó indirectamente á la eleccion
de los representantes, se entiende de todos
aquellos que son capaces de conocer las
consecuencias de lo que van al .hacer, y
de tomar interés en la cosa púbiica. De
consiguiente deben excluirse los menores,
los fatuos y dementes, las mugeres y los
hombres sin casa, sin estado y sin bienes.


El segundo punto importantísimo de
que debe cuidar la constitucion , es que
las elecciones sean libres ; y no lo serán si
se deja al poder una grande influencia en
ellas. Ningun empleado dependiente del
gobierno, y ningun pensionado suyo de-
beria ser elector ni elegido. Tampoco de-
be dejarse al gobierno el nombramiento
de presidentes 'para las juntas electorales.
El número de representantes ábe ser pro-
porcionado á la poblacion que han de re-
presentar: y ha de procurarse que su nú-
mero sea considerable, pues cuanto mayor
sea, tantas mas luces se reunirán en el
congreso, y tanto mas dificil será á los
ministros ganar ó corromper la mayoría..


La renovacion y reeligibilidad de los.
miembros del cuerpo legislativo presentan
cuestiones dificiles , en cuya solucion no


427
estan de acuerdo los publicistas. La renova-
do.° íntegra y anual sin reeligibilidad tiene
la ventaja de que para obtener Una plaza de
tan corta duracion no habria grandes intri-
gas; con derecho á ser reelegidos, la de que
los diputados desempeñarán mejor sus fun-
ciones si cada año estan expuestos á no ser
reelectos ; pero en contrapeso las renova-




ciones íntegras demasiado prontas y sin
derecho á la reeleccion, tienen el inconve-
niente de que á cada legislatura se varíe
el espíritu y sistema de la legislacion , y el
de privar á la nacion de unos represen-
tintes ya instruidos en los negocios. Parece
pues que el mejor sistema es el de las re-
novaciones parciales con reeligibidad. Pa-
rece tambien que deberia dejarse á cada
provincia la facultad de revocar los pode-
res á cualquiera de sus diputados que no
desempeñase bien su comision, aun cuándo.
no hubiese espirado el tiempo porque fue
elegido ; pero para que no se procediese
en esto con ligereza, seria bueno prevenir
que el colegio electoral no pudiese juntar-
se á tratar de la revocacion de íin diputado
sino á propuesta de la tercera parte de
sus miembros , y que la revocacion no tii=
viese lugar si en ella no estuviesen de acueri-




428
do las dos terceras partes á lo menos.


Nombrada ya y reunida la junta legis-
lativa, ¿cuáles serán sus atribuciones? Las
que la constitucion señale. Pero cuáles
deberán serla asignada por la constitucion?
Esta es la gran dificultad que se encuentra
al querer deslindar con exactitud las res7-
pectivas facultades cae los poderes políti-
cos. Sin embargo , las de los tres que .co-
munmente se distinguen con los nombres
de legislativo , egecutivo y judicial , pue-.
den señalarse con bastante precision si se
observa que todo poder en la sociedad está
destinado ó á querer, ó á obrar, ó á a-
plicar la voluntad. Querer es la funcion
del poder legislativo , obrar la del poder
egecutivo, y aplicar la voluntad á los casos
ocurrentes la del poder judicial.; funciones
muy diversas y muy independientes. Re-
sulta, pues, que el poder legislativo se
debe ceñir 'á querer, es decir, á manifes-
tar !a voluntad general, que es lo que se.
llama hacer la ley. Pero estas leyes han
de ser generales, y el hacerlas particulares
seria un acto . de usurpacion. Tales serian


las que hiciese para aprisionar , desterrar
ó proscribir á cierto número de ciudada-
nos, ó confiscarles sus bienes. En tales ac-


429
tos el poder legislativo juzga y aendcon
sin forma de proceso y sin oir á los con-
denados; y por tanto usurpa el poder ju-
dicial, y ademas le egerce con violacion
de las formas.


El nombre mismo de poder egecutivo
indica . con bastante claridad , que se llama
asi aquel que supuesta la ley está encarga-
do de tomar todas las providencias nece-
sarias para que sea puntualmente obede-
cida y egecutada. Esto es claro y facil;
pero no lo es tanto el arreglar el modo
con que se ha de egercer este poder, deter-
minar á quién ha de confiarse y fijar bien
sus atribuciones.


Si el poder egecutivo entero , indiviso
y activo (téngase cuidado con estos térmi-
nos) está en la mano de una sola persona,
es muy de temer ve oprima á los otros
poderes , y se establezca al cabo un go-
bierno absoluto , sobre todo si el poder
es hereditario en una familia ; porque aun-
que al principio tenga ciertas limitaciones,
sin embargo „disponiendo de las fuerzas na-
cionales , y teniendo tantos otros medios
de acrecentar su autoridad, no puede dejar
de hacer progresos muy rápidos Inicia el
despotismo, y de llegar á él un dia. Parece,




430
pues, que el poder egecutívo debe confiarse
á un cuerpo compuesto de un 'corto nú-
mero de individuos. Estos en el caso de no
tener un gefe perpétuo y hereditario,' de-
Ferian ser elegidos por tiempo determina-
do , y. renovarse parcialmente, todos los
años ; pero en el caso de un magistrado
único perpetuo y hereditario , á este com-
petirla la eleccion y destitucion de los
miembros del consejo egecutivo. De lo di-
cho acerca de los inconvenientes que ofre-
ce el confiar todo el poder egecutivo á una
sola persona , y mas todavía el vincularle
en una familia , no se infiera que debe
excluirse de la organizacion social la mo-
narquía constitucional. Al contrario, esta
forma de gobierno evita aquellos inconve-
nientes; porque en ella el poder egecutivo
en accion é indiviso no reside en el mo-
narca, sirio en los ministros qne responden
de las operaciones egecutrvas. Asi se dice
con razon que en este género (le gobierno
la persona del monarca es sagrada é in-
violable , y no podria serlo si por sí mismo
egerciera el poder egecutivo. El monarca
no le egerce; lo que hace es ponerle en
accion , como se dirá luego cuando se trate
del poder real 6 directivo.


431
En orden á las atribuciones de este


poder, baste decir que al especificarlas en
la Constitucion , no debe procederse por
antojo ni capricho , sino por razon y s i -


. guiendo los verdaderos principios de la
ciencia social. En consecuencia si por una
parte no debe darse á este poder demasiada
latitud , tampoco deben estrecharse de-
masiado sus límites; porque estando desti-
nado á obrar, debe tener expedita y li-
bre su accion ; y pues ha de cuidar de la
egecucion de las leyes, es preciso que se
pongan á su disposicion los medios ne-
cesarios para hacerlas egecutar. Con tal
que se limite á esto, y no haga por sí
mismo leyes ni las aplique á los casos
ocurrentes, no hay que temer por la li-
bertad. Se dice comunmente que el poder
egecutivo debe hacer los reglamentos y
dar los decretos necesarios para egecutar
las leyes ; nombrar lós empleados civiles
y militares , manejar las rentas públicas,
mandar la fuerza armada, y en suma ha-
cer todo lo que se llama administrar el
estado ; • pero es menester no olvidar que
estas atribuciones tienen mucho de arbi-
trario y vago , y aun por eso tal vez ha
dicho Benthan que hay muchos actos 4€




43 2
los cuales no puede saberse si pertenecen
al poder legislativo ó al egecutivo.-


Las funciones del poder judicial se
reducen , como se ha dicho, á aplicar la ley'
á los casos particulares y pero á aplicarla
literalmente y sin interpretaciones, ni co-
mentarios. El juez que se permite inter-
pretar la ley y abandonar su letra por
seguir lo que se llama-su espíritu , usurpa
evidentemente una de las atribuciones del
legislador. El poder: judicial es por dere-
cho independiente como los otros poderes
políticos ; pero para que lo sea de hecho,
es necesario que los jueces sean inamovi-
bles, ,}y como esto, no bastará acaso para
asegurar la independencia de 'los tribuna-
les, convendria que los jueces no pudie-
sen








ser ascendidos ni mudados por el go-
bierno , y que ó las plazas de judicatura
fuesen todas iguales , ó que no se pasase
de unas á otras sino por antiguedad. De
la regla de inamovilidad no deberian ex-
ceptuarse los fiscales ó acusadores públi-
cos ; porque" estos no son , como vulgar-
mente se dice , unos abogados del rey;
son como los jueces , unos ministros de la
ley y no del monarca; acusan en nombre
-de la sociedad y defienden sus derechos.


433
La máxima de que la justiCiá viene del
rey, es • caSinna blasfemia en un gobierno
constitucional la justicia viene de la( ley
inmediatamente y radicalmente del pueblo.
La práctica de que los jueces en sus sen-
tencias expresen las leyes y las razones en
que las fundan , debe hacerse sagrada é
inviolable ; porque excluye la arbitrarie-
dad , expone 4- un juez inicuo á. la censu-
ra, del público , y es de este modo una
fuerte garantía de la libertad individual y
de la propiedad. Pero la mejor garantía
contra la arbitrariedad de los juicios , es
la institucion del jury, con tal que los ju-
rados ó jueces del hecho que hayan de
componerle: rio sean nombrados por los
mandatarios del poder ; sino designados por
la suerte como se hace en los Estados Uni-
dos de América. Parece que el podei ,ju-
dicial uo es susceptible de una organiza«
cion mas perfecta que la que se le ha
dado en aquellos estados. Los tribunales
extraordinarios, las comisiones militares,..
los juzgados privilegiados son inons,truo'
sidades en la organizacion social y. -rdides
de la tiranía. Los jueces ambulantes son
una excelente institucion: porque en vez
de que los ciudadanos tengan que ir á


Tomo v. 28




434
buscar la justicia, esta va á buscarlos á ellos.


poder conservador.. No ha nimbo . xiem-
p& que: se ha imaginado la institucion de
esta importante magistratura que con razon
puede llamarse la: clave de la bóveda: en el
edificio . social. Porque como el' po.deiege-
eutiVo tiene siempre, una tendencia.. al des-
potismo , y el legislativo á la, democracia,
y lo que se hueca es un buen gobierno,
y no la, monarquía absoluta ni la demo-
cracia pura . ;. se han convencido los sabios
de que es necesario: -un poder intermedio
destinada á oponerse á estas tendencias
naturales. Este cuerpo deberá componerse
de un: cierto número de. individuos propor-
cional al de los: representantes: los que ha-
yau entrar en: él serán ya hombres (le
edad malta, y no podrán aspirará otros
empleos: ni recibir honores, pensiones ni
títulos : las, plazas serán vitalicias:, y -el
Sueldo tal que .'hadalos individuos, in-
dependientes. Los. primeros serán nombra-
dos, por la asamblea constituyente y en
las vacantes sucesivas nombrarán los. cole-
gios electorales sobre una lista de .e .andi-
datos formada por los poderes legislativo
y egecutivo. Las atribuciones de éste cuer-
po serán: x.° verificar las elecciones de los


435
miembros del legislativo. 2.° intervenir en
la


.


élri9194 y dPsti4.1,clon de los
del gobierno


canse_
jo egecutivo cuando la forma
no sea la de una monarquía hereditaria:
3.° intervenir tambien de un modo ú de
otra, en el nombramiento ,


de los jueces su-
periores: 4.° decidir á peticion del cuerpo
legislativo , si ha lugar "í acusacion contra
los ministros: 5.° declarar la inconStitu-
cionalidad de los actos legislativos ó ege-
cutivos que le sean denunciadas en la fui--
nia que prevenga la Constitueion: 6.° de-
clarar , precedidas las, formalidades estable-
cidas en la ley, cuándo ha lugar á la re-
vision de la acta constitucional, y convo-
car una asamblea c4d loc. Las objeciones
que se liar hecho.


contra este cuerpo con-
servador de que G será excesivamente po-
deroso, ó un espantajo inutil, son mas es-
peciosas que sólidas; porque hombres
que nada ganarian perderiap ,


mucho en
Una. revolucion , y que no dispusiesen de
la fuerza pública, poco habría que temer;
y si se supone el caso de que un ambicioso
llegue á oprimir el euerpo, egnsepodor,
del mismo modo hará nulo ilusorio el
legislativo, y no por esto Se dirá que este
no es necesario.


28.




43G
Poder real ó regulador. Sea lo que fuere


de las teorías, los buenos publicistas estan
de acuerdo en que en la práctica el mejor
de los gobiernos para las grandes naciones
de Europa , es la monarquía hereditaria
constitucional , ó lo que es lo mismo, el
gobierno representativo con un solo gefe
hereditario. El nombre que se dé á este gefe,
es indiferente, con tal que las atribuciones
de su magistratura estén bien definidas en
la constitucion. Sin embargo el de rey pa-
rece el mejor , porque viniendo del verbo
latino regere regir , expresa bastante bien
cuales : son las funciones del primer ma-
gistrado. En efecto , el rey no debe eger-
cer directamente y por sí mismo ninguno'
de los poderes políticos : sus funciones se
reducen á velar sobre todos , -y darles el
impulso y la direccíon convenientes. Sus
facultades respecto del legislativo. deben
reducirse á convocarle , abrir sus sesiones,
presentarle los datos necesarios para que
delibere con acierto sobre las materias de
que haya de tratar , aprobar ó desechar
sus resoluciones , suspenderle y disolverle..
En cuanto á la convocacion el rey no debe
ser tan libre que pueda no hacerla : estará
obligado á verificarlo todos los años , y si


437
no lo ha hecho en cierto dia que la consti-
tuCion señalará, se tendrá por convocado. Al
abrir las sesiones, el rey podrá indicar las
materias que deban ocupar con preferencia la
atencion de los legisladores , y mandará
que los ministros den una razon circunstan-
ciada del estado de todos los ramos de
la administracion ; pero no deberá propo-
ner directamente las leyes, porque estas se
presentarian en tal caso con una, recomen-
dacion tan respetable, que muchos diputados
cederian á ella contra el dictamen de sus con-
ciencias. Ya que el rey no tenga , como
no debe tenerla , la iniciativa directa y
exclusiva de la ley , deberá sí tener la san-
cion ; pero es menester arreglar el uso de
esta prerogativa , de modo que no pueda
abusar de ella en perjuicio de la nacion.
Lo mejor parece fijar un término dentro
del cual haya de darse ó negarse la san-
cion ,y' ordenar que negada dos veces, no
pueda ya reusarse la tercera á no ser por
dictamen del cuerpo conservador. El mismo


-


dictamen será necesario para que el rey
suspenda las sesiones de • la asamblea le-
gislativa, y para disolver esta. La suspen-
sion de las sesiones puede ser necesaria
cuando divididos los diputados en parti-




438
dós, sostenidos estos con demasiado calor,,
y'no debiendo esperarse que entre ellos se
restablezca Per entonces la calina tan ne-
cesaria en sus deliberaciones , aconseje la
prudencia que se remitan las discusiones á
otro tiempo en que ya se hayan calmad() los
ánimos. La disolucion total , del cuerpo,
solo tendrá lugar cuando en reyne un
Mal espíritu , porque la mayoría de los
electores haya errado las elecciones, cosa
que no es imKsible.


Las funciones del rey respecto del po-
der egecutivo , consisten en dirigir , y no
en obrar ; y es tan necesario que esten bien
separadas de las del poder activo, que sin


. <esta separador' el monarca no podria estar
exentó de responsabilidad , y se confun-
diría con los ministros. Estos son los que.
realincnte egércen 'el poder , en ellos re-
side activamente en el rey solo pasi-
vamente. A este ..pues no le toca mas relie
poner en movimiento , dirigir y contener•
la accion ministerial. La pone en
miento subdélegando , 'por decirlo asi , 'su
autoridad á los ministros en el hecho de
nombrar-1(3s ; dirige por una serie con.-
firma de órdenes, consejos é inspiraciones;
y la -contiene per • la facultad. que • tiene de


439
separar tanto á los ministros como los
denlas empleados. El ministerio está conte-
nido ademas por la censura pública, y porta
responsabilidad á que le sugeta la ley: y es,
ta responsabilidad corrige recíprocamente
la demasiada influencia del poder real so-
bre el de egecucion activo , porque los
ministros no se prestarán facilmente á-con-
descendencias que los expongan al castigo.
De estos principios resulta que en las mo-
narquías constitucionales los ministros no
deben ser independientes entre sí como
en las absolutas , sino formar un cuerpo
ó consejo con un presidente.


En orden al .poder judicial, las facul-
tades del rey se 'limitan á nombrar jueces
inamovibles, á vigilar su .


conducta, y á
denunciar sus prevaricaciones al tribunal
ó cuerpo que deba conocer de ellas, se-
gun la constitucion, para declararlos indig
nos de tan augusto ministerio., como el
de administrar justicia.


La autoridad del rey respecto .del cuer
po conservador , se reduce á invitarle á
declarar inconstitucionales los actos del
poder legislativo que . á .su juicio merecie-
sen esta calificacion , y que ordenen la
revision de la constitucion convocando




o


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asartwal uraauutd epetuar -ezionsT ri
uapao Iro: raaruoto lar) tuna!sods!p 0(111
'el y 140p sin uoxompsuoo 'cuan(' eunIn'ur
IsotupT9 salsa y olurna ua osad 1 soallqnd
salepura sof ap L epruxar ezianjui op opl!ct
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csa2utiti sns ap onuop .toprinlat aapod
aaualuoa ap sotpont sol ap rataay •olund
un2111 ua uotoraane ns p ar9nli ou 9 vil


-arpuriuoad eqop anb irtoadsa• atamturse
oyy




442
cales del :tribunal supremo de justicia ,
poniendo que sean , inamovibles. Se entien-
de que el cuerpo 'legislativo ha de. haber
declarado ya que ha lugar á la tal :aeusa-
cion. Sobre lo ,3.0 en el sistema de , orga-
nizacion social que queda expuesto , es
claro que el cuerpo - seonservador , es de pie,
no derecho el tribunal que debe juzgar
á los ministros. En orden á las penas bas-
te decir que estas deberán ser proporcio-
da y análogas á : los. delitos. Finalmente por
lo respectivo al indulto , parece necesario
que aun cuando el príncipe tenga este •de-
recibo relativamente




los ;deliras crimina-
les , no deberia tenerle .respecto de sus mi-
nistros ; porque esto equivale á hacer ilu-
soria su responsabilidad. Con -este motivó
debe observarse que á pesar •de la opinion
de algunos :buenos jurisconsultos de que
el derecho de perdonar á .los- !reos 'conde-
nados por los tribunales , es la prerogati-
va mas noble del rey, 'razón parece que
se. opone esta -doctrina. -.1.0 El derecho
de perdonar bien analizado, no es otro que
el de ordenar -lo contrario de lo que or-
dena la ley :;clerecho que no debe existir
en una sociedad bien organizada. 2.0 Todo
lo que aumenta la esperanza de la impu-


443
nidad , disminuye el7temor (le la pena ,
fomenta los delitos. 3.° Como el príncipe
que tenga el derecho de pserdonar ,
de conceder esta .gracia á unos, y negar-
sela á otros, esto comprometerá su digni-
dad; porque daria á entender que cedia al
empeño , al interés, ó á sus inclinaciones
personales , y se haria odioso al pueblo
que aun en la dispensacion de las gracias
quiere ver la justicia , primera necesidad
del hombre




444
ODA


A la memoria del- doctor DON Josz ANTO.NIO
CONDE, erudito humanista , anticuario, eÇ
historiador.


ADV E Ti 15 N C I.A.


El nombre del señor - Conde es bien
conocido dentro y fuera de España de to-
dos los que cultivan las musas, la erudicion
y la historia ; pero no sabemos por .qué
fatalidad ninguna lira espailola cantó sus
alabanzas , cuando la tumba recogió las
cenizas de este hombre célebre, tan apre-
ciable por sus vastos conocimientos, como
amable por la dulzura y bondad de su ca-
racter: El autor de esta advertencia, que
puede decir , Uirgilium tanttim vidi, pues
no le fue dado el placer de gozar su con-
versacion mas que por dos horas, conserva
sin embargo de aquel breve coloquio la
memoria mas agradable y respetuosa ; y ha
tenido varías ocasiones para observar que
esta sensacion es general á todos los que
han tenido la dicha de tratarle.


• 445
La Oda que presentamos al público,


venga sobradamente la ingratitud ó la negli-
gencia de las musas españolas que no quisie-
ron derramar las flores del Parnaso.al re-
dedor de su sepulcro. Aunque el autor de
esta bellísima composicion haya exigido
que se oculte su nombre, no será dificil
de reconocer en la perfeccion y elegancia
de su estilo, en la correccion del lenguage, ,
y en la exacta correspondencia del tono
poético con las ideas , uno de los mas in-
signes poetas de la presenta época. Nosotros
nos abstendremos de analizar las bellezas
de esta oda : ellas resaltarán por sí mismas
á los ojos de los lectores : solo observa-
rémos que la dificultad del metro. y de la
combinacion de estrófas que ha elegido su
autor , aumenta sobremanera el. mérito de
la egecucion.




447441
OID


I¡ I e vas, mi duke amigo,
la luz huyendo al 'ajá !...
¡ te vas, y no conmigo!...
y (le la tumba fria
en el estrecho límite
mudo tu cuerpo está!


Y á mí, que deba siento
el peso de los años,
•y al cielo me lamento
de ingratitud y engaños;
para llorarte, ¡ mísero!
largo vivir me dá.


O. fuéramos unidos
al seno deleytoso,
que en sus bosques floridos •
guarda eterno reposo
á aquellas almas ínclitas
del mundo admiraeion :


O solo á mí llevara
la muerte presurosa,
y tu virtud gozara
modesta, ruborosa,
y tan ilustres méritos
ufana tu nacion.


Al estudió .ofréciste
los años fugitivos ;
y joven oonociste
cuanto la son nocivos'
al generoso,.espíritu
el ocio y el placer:


Veloz en la carrera,
al templo te adelantas
donde moral severa
dicta sus leyes santas;
y en ellas, digno intérprete,
llegas á florecer.


-


corcina
de lauros inmortales
las nueve de -Helicona.:
sus diáfanos cristales
te dieron; ,y :benévola


lira de mairftlik...1
Con renovando


la voz de Ariacreonte,
eco annárósó y Jblando
sonó de Piado, el monte.
Y te cedió Teóerito
la caña pastoril...:.




448 44)
Febo te dió la ciencia


de idiomas diferentes;
y el ritmo? y afluencia.;
que usaron elocuentes
Arabia, Roma y Atica,
supiste declarar.


Y el cántico festivo,
que en bélica armonía
el pueblo fugitivo
al numen dirigia
cuando al feroz egército
hundió en su centro el mar:


La historia, alzando el veló
que lo pasado (oculta,
entrega á tu dIsvelo
bronces que el arte abulta;


códices y mármoles
amiga te explicó.


Y alli, de las que han sido
ciudades poderosas,
de cuantas dió al olvido
acciones generosas
la edad que vuela rápida,
memorias te dictó.


Desde que el cielo ayrado
mostró en Jerez su saña,'
y al suelo derribado
cayó el poder de Uspaíia;
subiendo al .trono gótico
la prole de Isabel:


Hasta que rotas fueron
las ultimas cadenas;
y tremoladas -vieron
de Alhambra en las almenas
los ya vencidos árabes
las - cruces de Isabel.


A tí fue concedido
eternizar, la gloria'
de los que ha distinguido
la paz, ó la victoria,
en dilatadas épocas
que el mundo vió pasar.


Y á-tí de dos naciones,
ilustres enemigas,
referir los blasones,
hazalIas y fatigas;
y de candor histórico
dignos egemplos dar.


Tomo v. 2' 9




Europa, que anhelaba
de tu saber el fruto,
y ofrecerle esperaba
en aplausos tributo,
la nueva de tu pérdida
debe primero oir.


La parca inexorable
te arrebató á la tumba;
en eco lamentable
la bóveda retumba,
y allá en su centro lóbrego
sonó ronco gemir.


¡Ay! perdona, ofendido
espíritu, perdona....
si en la region de olvido
ciñes arrea corona,
y tus virtudes sólidas
tienen ya galardou,


No de una madre ingrata
el duro ceño acuerdes;
que nunca se dilata
la existencia que pierdes,
sin que la turben pérfidas
envidia y ambicion.


45o


4iI


451


Des conspirritions et
• de la justice politique,


par M. GeIZOT : t 82 I .


El obgeto de este célebre escritor en el.
presente opúsculo es manifestar el origen
de las conspiraciones, que' con tanta rapi-
dez se suceden en Francia


.; y la pésima
administracion de justicia que se observa
en las causas de esta especie. Su prin-
cipio fundamental es .que la política izo de,
be entrar jamas en el santuario de la justi-
cia. La política es un conjunto de opinio-
nes , doctrinas, pasiones é intereses, que
chocándose mútuamente produce el siste-
ma de gobierno mas ó menos• malo, segun
sean las ideas preponderantes. La justicia
al contrario no reconoce mas opiniones
que las del código, mas interés que el de
la igualdad de los derechos, y. es inaccesi-
ble á todo afecto., La averiguacion
del hecho y la aplicacion de la ley son el
único terreno en que se le permite
dar sobrevigilada perpétuarnente . , por las
formas.


De este principio deduce lo absurdo
de algunas prácticas que se han inuodu-


ug.




452
cido en los tribunales de Francia, y que
los convierten en otros tantos instrumentos.
del poder, debiendo ser solamente asilos
de la imparcialidad. Censura agriamente la
costumbre de introducir, tanto en los in-
terrogatorios como en los alegatos fiscales,
hechos generales que son del dominio de la
politica , y que no tienen relacion alguna
con la acusacion .particular del reo. En las.
causas de los que fueron presos en las tur-
bulencias del junio próximo pasado , se
trató mas del negocio de la ley de elec-
ciones, y de su influencia en el sistema
político, que de los hechos en que se fun-
daban las acusaciones. Censura tambien
la aspereza de los jueces con los reos y las
diatrivas políticas de los fiscales, que hacen
gravitar sobre el acusado toda la odiosidad
de los revolucionarios pasados y futuros.
No menos reprende la falta de publicidad •
de, los debates judiciales, en cuya publi-
cacion en les diarios interviene la censura,
y suprit•e las piezas que le parece.


Pero lo que con mas justicia . y energia
reprende, es el abuso de los agentes provo-
cadores que tan comunes son en el dia
en aquel gays. Oigamosle. á él mismo ex-
poner un célebre egemplo de este abuso,


453
tomado de Tácito, y sus reflexiones pro-
pias sobre semejante infiunia: Esto ciará
una idea de su estilo, tan enérgico y se-
vero como exige la materia de que trata.


Tácito cuenta la causa de Tito Sabino
de esta manera:


«El consulado de Junio Silano y de Si-
lio Nerva fue mancillado en su principio
por la prision de Tito Sabino, ilustre caba-
llero romano que fue -víctima de su amis-
tad con Germánico.. Se había conservado
siempre leal á su muger y á sus hijos, vi-
sitando su casa, y :acompañándoles en pú-
blico , siendo el único cliente que les que-
dó. Con esta conducta se habia. hecho
amable á los hombres de bien, é impor-
tuno á los malvados. Latinio Lacia '', Por-
cio Caton, Peticio Rufo y Marco Opcio,
que salían de la .püets ura codiciosos del
consulado formaron el proyecto de perder-
lo; porque nadie. era consul sino por el
favor de Seyano, y el favor de Seyano no
se adquiria sino por un crimen. Convinie-
ron entre sí


• que Lacia'', conocido y algo
amígo de Sabino , tenderia el lazo, que los
(lemas serian testigos , y asi se podria ins-
truir la acusacion. Laciar comenzó . sol-
tando algunas palabras como casuales de-




454
lance de Sabino. Despues alababa la cons-
tancia con que asistia en sus infortunios
á una familia ilustre : elogiaba altamen-
te á Germánico : doliase de la suerte
de Agripina. Y como el dolor ablanda los
corazones humanos, Sabino lloró y unió
sus quejas á las de Laciar. Este mas alen-
tado maldice de Seyario, reprende su
crueldad, su arrogancia, sus designios', y
estiende su maledicencia hasta Tiberio.
Estas conversaciones como giraban sobre
objetos prohibidos, enlazaron á los dos en
estrecha amistad. El mismo Sabino buscaba
ya á Laciar, iba á su casa, le confiaba sus
dolores como al amigo mas seguro. Los
confidentes de Laciar deliberaron sobre
los medios de obtener testigos de una con-
versacion. Para esto era menester darle
al lugar de la reunion toda la apariencia •
de la soledad. Si se ocultaban cletras de las
puertas, pocha descubrirlos una mirada, un
ruido, una sospecha. Los tres senadores se.
escondieron, pues, entre el techo y el arte-
sonado, lugar tan indecente, como era
detestable el fraude: desde alli observaban
por los agugeros y rendrijas. Laciar,
hiendo encontrado á Sabino en la ciudad,'
le trae á su casa y á su cuarto , como para


455
darle noticias recientes. Sabino se entrega
al resentimiento mas vehemente, cuando
se ha manifestado ya una vez ; se le acusa
inmediatamente, y los senadores publican
en su carta á Cesar su artificio y su des-
honor. Hasta aqui Tácito:"


«Separemos ahora de esta causa lo
odioso de la época , lo ilustre de la vícti-
ma, lo infame de los delatores, lo patético
de la narracion. Olvidemos los nombres
de Tiberio, Seyano , Sabino, Laciar y Tá-
cito. Transportémonos á un pays libre, go-
bernado per un rey prudente y bondadoso.
Examinemos una causa oscura, en que el
acusado ni inspire interes particular ni sea
condenado al último suplicio. Ya no nos
queda mas que un hombre en presencia
de la justicia. 'Veamos los hechos.






«Millard vuelve del campo/de asilo. Se
le puede creer exasperado, descontento, y
aun si se quiere, enemigo del gobierno.
Confesemos ta.mbien su mala conducta pri-
vada, sus desórdenes, sus expresiones atre-
vidas. Mirémosle como un hombre digno
de la vigilancia de la policía. Todo esto
no constituye un conspirador ; pero él lo
será.


«Dos hombres con 'quienes se ha en-




456
contrado en una taberna, traban conoci-
miento con él. Dicen que son antiguos
oficiales: , sus • opiniones y discursos son
idénticos con los de Millard. Beben juntos;


•firman juntos el juramento de morir en su
diensa mutua, y de la verdadera libertad
sin monarquía. Millard es acusado ante los
tribunales, de conspiraeion contra el go-
bierno del rey y contra. el orden de suce-
sion al trono; y no se alega contra él otro
hecho,. el juramento de que hemos ha-
blado, ni se presenta otro testigo, que los
que lo firmaran con él.


« ¿Quiénes son estos hombres? Se lla-
man Chignard y Vauversin , y estan califica.
dos de agentes de policía en el acta de
acusacion contra Millard. El procurador
del rey no se explica claramente ; pero no
se opone á esta califieacion, y el tribunal los.
designa con ella en el decreto en que de-
cide admitir su declaracion.


«Por otra parte aquellos hombres son
bien conocidos, ni es este el primer ne-
gocio de. esta naturaleza en. que se les ha
visto empleados. En la relacion del pro-
ceso de Louvel , hecha por Mr. Bastard á
la cámara de los pares, se lee lo siguiente:
Se aseguraba que Chignan había dicho el .q


4
de marzo t todavía quedan tres Louvel _gis:
dentro de io dias no existirá ninguno <le
los Borbones. Auversin, de quien se decía
que había oído aquella expresion, fue lla-
mado á juicio ; y al hacerle el interrogato-
rio, se supo que ambos eran agentes de
la policía, -


y que no conociéndose, habiait
procurado sondearse mzítuamente por un ce-
lo inal entendido y con la intencion repren-
sible de provocarse el uno al otro: asi sus
expresiones , aunque .


muy- condenables en sí
mismas, no poduin merecer en aquellas cir-
cunstancias la atencion de los jueces.


«Tal es la conspiracion de IVIillard: ta-
les son los hombres que le han hecho
conspirador: tales son los testigos que la
han probado.


«Los mismos agentes han vuelto á apa-
recer acompañados de




otros en las turbu-
lencias del mes de junio. Su-cualidad y sus
actos fueron entonces manifiestos y eviden-
tes; y hay motivo para creer , que hacia
mucho tiempo que egetcen el mismo oficio,
y que uno de ellos empezó su aprendizage
bajo el régimen del terror.


«La historia actual de esta clase de agen-
tes contiene hechos tan variados como nu-
merosos, que merecen ser conocidos.




451
,,,No siempre se ha recibido la deelara-


cion de los agentes, corno en el proceso de
Millard. En el de Gravier y Bouton , los
acusados daban por descargo que Leydet
los habia provocado , y casi conducido al
crimen . , y pechan que compareciese en el
tribunal. Leydet ni fue citado ni oido.


«En Tolosa , eft el mes de junio de
182o , Picard y Escudet propusieron al
señor Blaignan , capitan á medio sueldo,
entrar en una conspiracion , cuyo plan
le esplican. Blaignan , indignado de seme-
jante proposicion 1, les acusa ante la auto-
ridad. Se prende á los conspiradores : se
les presenta en juicio; y ellos alegan su
calidad de agentes, como único medio de
defensa. Pero M. Dubernard , presidente
del tribunal y los jurados desechan aque-
lla infame disculpa, y condenan á Escudet
á cinco años de destierro, corito culpable
de propuesta no admitida de conspiracion.
Los diarios han contado el proceso y la
sentencia ; pero sin descender á particula-
ridades. Sin embargo esta causa debe ser
conocida , para que este. egemplo sirva por
lo menos para desanimar á los que egerzan
en otras partes el mismo oficio.


«Consta, pues, legalmente la existencia


459
de los agentes provocadores en tres ocasio-
nes diversas : ya se admite su testimonio
contra acusados que protestan; yá se re-
cusa á los acusados que lo piden. Una
sola vez son condenados ; pero por des-
gracia la escena del hecho es en un de-
partamento remoto.


«Yo mismo me averguenzo de lo que
estoy contando: sin embargo es preciso
examinar toda la infamia que suponen es-
tos acontecimientos.


« La autoridad dice : tengo necesidad de
espías , icómo he de asegurar el orden pú-
blico, si ignoro quien le amenaza? ¿y como
lo sabré , si no empleo hombres de esta espe-
cie en el descubrimiento de los proyectos
criminales ? Yo no me opongo á esto.- El
mal existe en la sociedad , y contra el-
mal se ha instituido el poder. Prohibirle.
á este toda comunicacion con las partes
pudendas de la naturaleza humana, y todo
empleo del vicio contra el crimen, es des-
conocer su condicion y la nuestra ; y en
esta parte ese error aunque mas generoso
seria como es siempre fatal. Dejemos las qui-
meras y las utopias, que son tan enemi-
gas de la libertad como del orden. Los
amigos del bien que reciben con frecuen-




46o
cia el apodo de soñadores , pueden librarse
de él, quedándose siempre en los, límites
del mundo real y aceptando las cosas hu-
manas , tales como la providencia las ha
dado , imperfectas , mezcladas , siempre
impuras, siempre pugnando por mejorarse.
En este terreno serán inexpugnables , y
podrán echar en cara al poder el lujo de
su corrupcion y sus gratuitas iniquidades.


«Sea el espiouage necesario : ¿habrá
quien' se atreva á decir que la provocacion
lo es? ¿quién sostendrá que la necesidad
de descubrir el crimen da derecho para
ir á buscar sus gérmenes hasta el fondo
de los corazones, y hallados , para acalo-
rados y hacer que salgan á luz ? ¿ Se
abrogará el poder la mision de Satanás?
¿ y la mísera humanidad no estará bajo
su influencia sino para luchar contra sus
tentaciones ?


Pero del espionage á la provocacion , el
intervalo es corto , y el camino resbaladizo:
por lo mismo los espías deben responder
de su conducta á los funcionarios que res-
ponden de ellos. Si la autoridad desciende
al muladar , la responsabilidad , su com-
pañera inseparable, desciende con ella:
tanto mas imperiosa , cuanto mas arriesga-


461
do es el empleo de la autoridad.. Seria
mas muy estraiío que la condicion ig-
nominiosa de ciertos servicios y de cier-
tos agentes libertase al poder de su con-
dicion inseparable , y frustrase la única
garantía de la sociedad. Cuando los 'espías
provocan, toman la iniciativa del crimen,
tienden lazos á los débiles y buscan ali-
mento para su infame industria: .el poder
que los emplea, debe responder de ellos.
¿ Qué será si despues de haberles permi-
tido parir el crimen, que sin su actividad
quizá no hubiera visto la luz, los reco-
noce y presenta á los tribunales como
testigos del crimen , que sin ellos no se
podria probar? ¿ qué será, si segun sus
conveniencias , y segun las circunstancias
los reconoce ó los niega , los presenta ó
los oculta , á pesar de las reclamaciones
de los acusados ? •


«No ignoro que el poder podrá buscar
su disculpa en la vileza misma de sus
agentes. Los espías son hombres desprecia-
bles : nacen , viven y platzcan con la hez
de la sociedad. ¿ Qué puedo yo hacer? Son
males que se deben aceptar con sus conse-
cuencias necesarias : si se me exigzera la res-
ponsabilidad , se me condenada á la Mac-




462
cion. Esto no es verdad, y el gobierno se
engaña ó nos engaña, cuando habla de.
este modo.


« Ya pasó el tiempo en que los agentes
provocadores, perteneciendo á familias ilus-
tres y teniendo empleos distinguidos, eger-
cian su arte infernal en la clase superior
de la sociedad. No hay Laciares que arrui-
nen á los Sabinos: no hay Seyanos que
den el consulado por recompensa. La pro-
vocacion está envilecida, merced á los pro-
gresos de la moral pública y del órden
social: ya es un oficio infame , egercido


. por infames espías , sobre ciudadanos os-
curos. Pero el poder no - ha ganado por eso
ningun privilegio , ninguna esencion de
responsabi lidad.


«Porque en primer lugar , ¿ es un tí-
tulo la oscuridad para la ruina, y la bage-
za para la impunidad ? ¿Quién tiene de-
recho- para desenvolver en las clases infe-
riores los crímenes que nadie se atrevo ya
á •provocar en las clases elevadas ? ¿ Estas
esperiencias in anima •vzli son menos fu-
nestas y culpables ? ¿Qué ha hecho el pue-
blo francés , para que asi se le entregue á
tentaciones tan pérfidas? Si el gobierno te-
me las • disposiciones de las masas qut


463
egercen en el dia una influencia tan grande
en los movimientos


.
del orden político,


¿ por qué se emplea en indagar proyectos
individuales y tentativas oscuras , aisladas
é in dependientes de la accion terrible
de las masas? Estas se sublevan , se entre-
gan á los escesos mas furiosos; pero rara
vez conspiran. Las conjuraciones que por
su esencia exigen combinaciones mas sa-
bias y fuerzas mas grandes, se forman en
otra esfera. Yo entiendo muy bien que
Tiberio temiese á Agripina y tratase de
provocar á los amigos de Germánico; pero
si el poder provoca á la conspiracion á
algunos miserables oscuros sin crédito , que
pasan su vida en las tabernas y que la
arriesgan por un vaso de vino , esto no
es mas que degradar la provocacion y
prodigar el crímen sin medida ni oportu-
nidad.


«Ni es preciso vigilar siempre á esos
agentes , para que dejen de ser provoca-
dores : basta que el gobierno no tenga
necesidad de recobrar con sentencias ju-
diciales el vigor que ha perdido por su
mala política : basta que le sean inútiles
las conspiraciones , y entonces no habrá
agentes provocadores. Los buenos médicos




464
saben la higiene , y conservan la salud,
sin recurrir á remedios violentos. Los go-
biernos tienen obligacion de saber la hi-
glene del cuerpo social; para eso estan
establecidos : y cuando no la saben , se
ven obligados á convertir el espionage en
provocacion el descontento en conjura-
cion , y la justicia en política.


El resto del opúsculo está escrito con
la misma fuerza de lógica. Proclama . esce-
lentes principios , y los proclama .con la
enérgica osadía de un hombre libre. Si lie-
mos copiado el artículo anterior, no es
porque los denias no Seun igualmente. in-
teresantes , sino porque contiene hechos
que deben conservarse para la historia del
actual ministerio. El artículo mas original de
todos, es aquel en que desenvuelve el origen
y la marcha de las conspiraciones. En él
prueba hasta la evidencia, que no es te-
mible ninguna conspiracion , sino cuando
la mala' conducta del ministerio, convir-
tiendo á los patriotas en indiferentes , y á
estos en descontentos, obligando al go-
bierno á multiplicar los acuu de severidad,
multiplica sus enemigos, y alimenta el fue-
go nacido de los elementos primitivos de
la conspiracion con el pábulo que le ofre-




46ce incesantemente
.
el mismo poder. En to


5
-


da nacion , dice, hay hombres perversos
que no encuentran su existencia sino en
el desorden ; pero las conspiraciones de
estos serian muy poco temibles, si el go-
bierno obtuviese laollpinion general , y las
masas estuviesen contentas con él : la in-
diferencia 6 la cooperacion de estas es laque hace formidables las conspiraciones.


TOM© -v. 3o




466


CAJITAS D'EL MADRILEÑO.


."


Madrid 23 defebrero de 1821.


Muy seiior mio: á su debido tiempo
recibí la estimada carta de usted de 18 del
corriente, y he agradecido sobre manera
los sanos consejos que me da para no tener
nunca que habethis ni con los jurados ni
con los denunciadores. El medio es muy
sencillo, segun veo, y no me hubiera cos-
tado gran trabajo adivinarle, porque á de-.
eir la verdad, no he estado oyendo otra
cosa en toda mi vida. Yo no sé qué necesi-
dad tienen de exponerse, los escritores, me
decia un inquisidor hace algun. tiempo, ni
por qué. han de dar lugar á que el sarito
tribunal se vea precisado á proceder d›Ontra
ellos. ¿ Es posible que siempre han de es-
grimir su pluma ó contra los abusos en
materia de religion ., ó contra el despotis-
mo del gobierno, G contra los desórdenes
del clero, ó contra la legislacion actual, ó
contra la mala administracion de la real


467hacienda,
contra el método de critica-


cien pública, ó contra los frayles, ó con-
tra la intolerancia , ó finalmente contra
los diezmos?.¿No tienen esos hombres otra
multitud de obgetos sobre.los cuales pue-
den egercitar sus plumas y sir talento', sin
que nadie les vaya á la mano, y eri que
puedan hacer un gran servicio á los &Mas?
¿ Paréceles por ventura estrecho el dilatado
campo de las ciencias para derramar cuan-
tas verdades hayan /Mido


'descubrir con
su ingenio y con sus -trabajos ? No quiero
yo decir con esto que se pongan á estampar
en el papel todo cuanto hayan encontrado
en los libros, porque no se Me oculta que
hay en cada una de esas que-llarnan cien-
cias, muchas y muchas cosas las cuales
se podrian sacar haduceitriel peligrosas.
¿ Pero qué precision hay de-rnezclarse con la
física, la química, ni lageologia,para escribir
estensaniente sobre las ciencias naturales:?,
¿Por qué engolfarse en esa maldita ideo-
logia, cuando tenemos mas que suficiente
con las súrirulhá dé Villalpando? ¿ A qué
mezclarse en las .


ciencias eclesiásticas, ni
andar ajustando fechas y noticias históri-
cas, enandw tenemos un coliduét6 segnrcr
por donde sé nos ha corimnicado ya mil


30.




ie


468
veces lo que basta para nuestra tranquila=
dad y bienestar ? Si se les prohibiera del
todo el publicar sus pensamientos y hacer
alarde de su ingenio, entonces sí que po-
drian quejarse de nuestra tirania sacerdotal,
ó como quieran llamarla ; pero habiendo
tantos santos cuyas vidas se deben escribir
y exornar, habiendo tantas obras de teo-
logia que comentar, tantos villancicos que
componer, y tanta medicina que mejorar,
¿ cómo pueden quejarse de que nó se les
deja expedita la libertad de la imprenta?


Asi raciocinaba mi antiguo amigo el
inquisidor, y yo le confieso á usted que
no dejaban de hacerme. fuerza sus discur,
sos ; porque ademas de que veia que eran
proferidos con buena fe, aunque bajo prin-
cipios equivocados , encontraba tambien
una perfecta armonia entre sus reflexiones
y la marcha trazada por la antigua legisla-
don. Pero hablando francamente, no en-
cuentro en los consejos de usted ni en los
de todos los que se llaman á sí mismos
hombres prudentes, sino un egoismo re-
finado y un medio facilísimo de pasar por
hombres de consejo , á costa de cuatro pe-
rogrulladas insípidas. Un escritor satírico,
dicen ellos, no tiene necesidad de atacar


469
/os vicios de ciertas. y determinadas perso-
nas, aunque vea tan claro como la luz del


que (le ellas solas depende el bien ó el
maa f


.'de toda la sociedad. Bastante campo
le ofrecen los vicios y los defectos gene- .
rales de. todos los tiempos, shi asestar sus
tiros contra la ignorancia ó


.11 mala fe de
los que tienen en su mano los


.
destinos de


los hombres. ¿Por qué no emplean las sales
del ridículo y el amargo. de la ironia con-
tra aquellos abusos qué reynaron en otro
tiemps , y que probabilisfinamen te no vol-
veran á introducirse en la sociedad ? ¿Por
qué no pegan de firme contra los mayo-


3razgos que ya se concluyeron , contra la
inquisicion que se abolió, contra los mo-
nacales que ya estan extinguidos, contra
el consejo de Castilla que .está disuelto,
contra los abates que desaparecieron hace
Mil a pios, y contra todo lo que ya no es
temible ni puede defenderse? Por otra par.
te, ¿ no tienen Caza segura con hacer bur-
la de los maridos mansos , de los cortejos
bobitontos, de los abogados ramplones, y
de los médicos estrafalarios? Bien és verdad
que todos esos y otros muchos asuntos han
sido tratados por hombres eminentes en su
género, y que no es facil añadir nada á lo
que ellos nos dejaron escrito; pero menos
malo es copiarlos y hacer bostezar á los
lectores, que no exponerse 'á denuncias y
á sinsabores contínuos. Y finalmente el
medió segurísimo de no estar 'nunca al




o


470 •
alcance de la ley de imprentas es el de no
escribir ni un sobrescrito , ó tener un
testa di fierro para responder ante el tri-
bunal , asi como otros le tienen para .4.1e-


,2
nunciar ante él.


Todas estas reflexiones, ó si quier con-
sejos, ya ve usted, amigo mio, que se nos
alcanzan á todos, y que no se necesita ha-
ber estudiado en Salamanca para tender
el paño del púlpito , y estar diciendo lin-
dezas de esta especie desde la noche á la
mañana, y desde la mañana á la noche.
Pero lo que yo quisiera es que esos seño-
res prudentones me digesen é en qué con-
siste la ventaja de la libertad de escribir
consagrada en nuestro código, si esta no
ha de emplearse jamas en corregir los abu-
sos de aquellos á cuya altura no alcanza
otro azote que el . de la imprenta? Desde
que me nacieron los dientes hasta el 7 de
marzo del año próximo pasado de 1820,
es decir., durante algo mas de cuarenta
años, le puedo á usted jurar, á fe de hom-
bre honrado, que siempre y por siempre
he visto que se disfrutaba en España una
libertad absoluta de imprenta en el senti-
do en que la entienden esos pozos de pru-
dencia. Yo he visto publicar injurias, y
especies ciertas y falsas contra los padres
jesuitas despues que fueron espatriados por
real orden del señor don Carlos IlI, sin
que nadie denunciase al escritor: yo he
leido por mis ojos las mayores alabanzas


de los institutos monásticos , y las diatri-
bas mas atroces contra todos los que di-
recta ó indirectamente aconsejaran su ex-
tincion : yo he visto proferir y egecutar
Venganzas sin cuento contra los que • se
presumia que aprobaban las ideas de liber-
tad que proclamaba una nacion vecina : yo
he visto escribir con la mayor libertad é
independencia libros enteros en que se ri-
diculizaba el gobierno 'representativo, al
paso que se encomiaba. hasta las nubes el
arbitrario y despótico: yo he visto publi-
car libremente las ideas mas absurdas so-
bre la inmunidad eclesiástica, sobre loe
privilegios del clero y de la nobleza; y
sobre otros mil asuntos que ahora se mi-
ran, y con razon, como otros tantos gra-
vámenes de que es preciso libertar á la
sociedad. Pero sobre todo cuando he visto
desplegarse mas noblemente esa especie de
libertad 'de imprenta , ha sido desde el
año catorce acá. Dígaseme, ¿qué nacion
gozó jamas de una libertad_ mas' absoluta
y mas prendada, que la que hemos disfru-
tado en España , para decir toda especie
de vituperios .y contumelias contra esos
mismos liberales, y contra todas las ideas
que se les antojaba atribuirles? • Y no hay
que decir que no so usaba de aquel sagra-
do derecho, porque no me seria dificil se-
ñalar todavia las plumas y los dedos que
sirvieron de instrumento á la fortuna de
quien tan bien los manejaba. Puede 'que




472
algunos prudentes tuvieran que bajar los
ojos, si yo me resolviera á indicar algunos
de sus prudentísimos rasgos.


Pero , señor, que no es . tiempo toda-
vía de recriminar á unas gentes, de cuyo
bueno ó mal crédito depende en gran parte
la marcha de este naciente sistema. ¿No
ve usted que si los pueblos llegan á con-
vencerse de que no son para el caso aque-
llos sujetos de quienes se les han hecho
tan desmesurados elogios , acabarán por
persuadirse á que todas estas mudanzas
no son mas que unas mudanzas de nom-
bre ? Ya te entiendo , pradentito; tú qui-
sieras . que los errores actuales se publica-
sen al cabo de algunos años despues que
se hubiesen cometido y completado todo
su efecto. Tú desearas. que se aguardase á
denunciar las faltas de la mala administra-
cion , el mismo tiempo que se tardó en-
hacer ver los desaciertos del principe de
la Paz, y que despues de veinte años de
ruina y de descrédito nacional , sé solta-
sen todas las lenguas á un tiempo para
maldecir de lo que ya no se puede reme-
diar. ¿ Parécete cine sacaremos ahora mu-
cho fruto ponderando la injusticia con
que fueron abrasados vivos los millares
de individuos virtuosos á quienes sacrificó
la inquisicion ? ¿ Encuentras gran ventaja
en que se hagan ver ahora los perjuicios
que se nos siguieron de la desastrosa alian-
za con la Francia ? ¿Crees que se sirve'á


473
la patria con poner ahora en su noticia
los desórdenes ó excesos que pudo come-
ter taló cual ministro, tal ó cual favorito
del gobierno anterior ? ¡ Oh prudentísimos
varones en los negocios ag-enos , yo os
aseguro que no cambiarla toda vuestra
prudencia por el mas ligero rasgo de mi
imprudencia propia! ¡Qué cargo tan ter-
rible podria


• baceros todo ciudadano si se
persuadiese á que, veiais en efecto los er-
rores y sus causas , y que callábais por no
desmentir vuestra prudencia! La fortuna es
que nadie os cree una palabra de vuestras
soñadas previsiones , y que vuestro silen-
cio se interpreta como debe interpretarse,
esto es , como una señal de ignorancia ó
de tutiorisino.


Estas son , amigo mio , las reflexiones
que halla yo á toda esa cuadrilla de acon-
sejadores ex post factum , siempre que les
oyera motejar de imprudencia aquello mis-
mo que ellos dejaron de decir por malicia
ó por tonteria. No. quieren acabar de desen-
gañarse de que hay unos cuantos papeles
en la sociedad, facilísimos de representar,
y que en esto lejos de adquirir gran con-
cepto aquellos • que los egecutan , solo
logran hacerse un obgeto verdaderamente
ridículo. Tal es el que desempeñan todos
esos aspirantes á hombres de seso, cuan-
do pronuncian con gran énfasis aquello •
del no podía menos , siempre lo dige yo , eso
se estaba -viendo venir , y tantas otras va-




474
ciedades por el mismo estilo, como_si aun
en el caso de que ellos hubiesen previsto
algo antes del suceso , pudiera inferirse
otra cosa que un desmesurado egoismo, y
una perfecta indiferencia por las cosas pú-
blicas. Bueno seria , por egemplo , que en
un tiempo en que es tan necesaria la union
de todos los españoles, estuyiesemos vien-
do y aun palpando los inicuos medios de
division que emplean algunas gentes para
satisfacer una venganza ridícula ,r y que no
digesemos una palabra. hasta despues de
haberse despedazado unos á otros. Lauda-
ble fuera por cierto , que. viendo los ocul-
tos manejos con que se procura extraviar
la opinion del pueblo acerca de los ob-
getos mismos que la constitucion le man-
da venerar , nos estuviestmos calladitos
para no disgustar á. los propagadores in-
teresados en el error. Admirable conducta
seria la de aquel , que viendo la tortuosa
marcha de alguno ú algunos ambiciosos,
se contentase con observarlos en silencio,
para solo tener el gusto de decir luego en
una tertulia, que aquéllo se estaba viendo
venir.


Esta especie de prudencia , mi queri-
do amigo , es una verdadera trayciou que
se comete contra la patria , y lejos de -
merecer. disculpa por el riesgo de los
disgustos á que suele exponer la conduc-
ta contraria , ese mismo temor- la hace
mas fea y abominable. ¿Porque qué int-


475
portan en el mundo las miserables ven-
ganzas que puedan intentar, ó realizar •
acaso, algunos poderosos • del momento,
si se comparan con la satisfacción interior
y perpétna que experimenta un ciudadano
al ver que ha contribuido de algun modo
al bien y al desengaño de sus compatri-
cios ? ¿ Qué contrapeso puede formar en
un corazon franco y noble el temor de
una denuncia obscura, y acaso vergonzosa,
con el sincero convencimiento de haber
desenmascarado á los hipócritas , á los am-
biciosos, y á los turbulentos de toda es-
pecie ? La senda constitucional es estre-
chísima, pero segura: mientras se camina
por ella , no hay que temer ninguna es-
pecie de riesgo ; pero el menor extravio
conduce al precipicio. ¿ Veremos , pues , en
silencio á los que no solo se extravian, sino
que marchan en sentido contrario , sin ad-
vertirles de su error , hasta que se hayan
estrellado á sí mismos , y dado al traste
con toda la máquina social ?


Ni hay que decir que el tono de la
sátira les irrita y no los corrige , porque
degénionos de cuentos ; un empleado
público sabe qué cualquiera fechuria que
él cometa, ha de salir al :público en letra
de molde y que ha de ser el obgeto • de
la risa y del desprecio de todos , tiembla
cada vez que ve un papel•impreso , y se
abstiene de .merecer la pública censura.
Mas no solo es utilísimo y necesario el




476
uso de la sátira , sino que es el -único capaz
de surtir efecto contra los abusos del po-
der. Nadie duda que es infinitamente mas.
noble y mas ayroso el lenguage del ra-
ciocinio sério y grave, sobre todo en ma-
terias de política y de administracion : to-
dos seriamos interesados en que no se*
usase de otras armas que las de una lógica
exacta y rigurosa , para combatir


.
las faltas


del gobierno y los errores de la legisla-
cion ; pero sucede en esto por desgracia
lo mismo que en la cuestion de las revo-
lucione; de los pueblos.


¿Quién duda que en lugar de los alza-
mientos estrepitosos de la tropa y de los
paysanos para variar las formas de los go-
biernos, sena mucho mejor y mas pruden-
te dirigir una humilde representación á los
Soberanos ó á sus ministros, haciéndoles ver
los males (le que adolecia aquel sistema y
la necesidad de variarle ? ¿ Quién hay que
no prefiriese este Medio \ tan suave, y al
parecer tan legítimo, á los horrores y desas-
tres que suele traer consigo una 'mimo-
cion popular? ¿Pero cuál es el soberano
el ministro que ha prestado jamas oído á
las representaciones de los pueblos sobre
materias semejantes , ó que haya dejado de
castigarlas como si fuesen unas rebeldías
manifiestas ? ¿Qué especie de tiranía han
evitado jamas los hombres á fuerza de ra-
ciocinios 'lógicos? Dificilmente se podrá
citar en ningun pueblo una representacion


477-
mas sumisa, mas sabía y mas . convincen-
te , que la que, bajo el nombre de Informe
sobre la ley agraria , dirigió al snpreme- •
consejo de Castilla la sociedad económica
de Madrid. Pocos escritos pudran hallarse
en que mas abunde una exquisita lógica,
ni un respeto mas noble y mas cortesano
que el que se observa en aquella Magnífica
exposicion. Mas sin embargo, diteseme una
scila reforma, una sola enmietida ó correc-
cion de. tantos y de tan capitales abusos
corno en ella se patentizan y demuestran.
Hubiéranse podido atacar estos abusos por
medio de la sátira y del ridículo , y yo
respondo con mí cabeza de que habría-
mos experimentado, sino todas> á lo me-
nos muchas de las mejoras que alli se
proponen. Si Cervantes hubiera escrito en
estilo serio, todavía se enseaaria á leer en
nuestras escuelas por los. libros de caba-


Convengamos pues , señor consejero,
en que no habrá libertad de imprenta pro-
piamente dicha , mientras se dé tanta im-
portancia á la quisquillosa vanidad de los
dispensadores de empleos ; que es absolu-
tamente inutil y aun nociva esa fingida
prudencia de que hacen- rtanto alarde los
que aspiran á lograr nuevos destinos, ó á
conservarse en los que ya adquirieron ; que
si la libertad de imprenta ha de consistir
en alabar á todos los que mandan , nin-
guna necesidad teniamos de constitucion ni




478:
de nuevas leyes ; porque las que antes te-
nsamos , auto: izaban completamente á to-
dos para hacer otro tanto ; y finalmente
que es tiempo absolutamente perdido el
representar con seriedad sobre la reforma
de abusos,,, porque lo mas para que sirve
es para formar un expediente , cuyo tér-
mino no se llega 'á ver jamas, y entretan-
to siguen 'ó crecen los desórdenes con
mucho mayor descaro que anteriormente.


Yo por mi parte continuaré poniendo
en ridículo cuffirtas faltas lleguen á mi no-
ticia, y- de cuya existencia me halle bien.
asegurado ; debiendo agradecerseme , como
un insigne favor , el que por pura consi-
deracion no nombre á las personas que las
hayan cometido , que es lo que deberla
hacerse ; pero pueden estar seguros todos
los que se separen del camino constitucio-
nal , de que no les- valdrán los bordados
ni las excelencias para eximirse de la risa
y del desprecio público siempre que lo
merezcan. Agur. .


De usted siempre
El Illadri7erio,


479
INDICE.


72
Cortes. Legislatura de . 182o. Concluye el


artículo I.° del náznero, anterior sobre
la deuda pública 8 z'


Des proscriptions, par M. Bignon. . . 92
Examen del discurso sobre sociedades


patrióticas, publicado por D. Francis


co Martine• Marina . Io8
Cartas . del Madrileño , 12.)P'
Modas.. 139
Noticia de un documento importante, y


hasta ahora -inédito del congreso de
Viena IJI


Protocolo separado•de la conferencia del
22 de setiembre de 153


Noticia literaria 158
Cortes. Legislatura de x 82o. Sesiones


de agosto. Algunas reflexiones :sobre
separaczon y •remocion de empleados. rIri


de los capítulos contenidos en este tomo.


Cortes. Legislatura de 1820. Deuda pú-
blica.. . .. .. , .. pág 3




Reflexiones sobre el discurso de S. M
Cristianísima en•la apertura de la ac-
tual sesion de las cántaras de Francia. 23


Sobre el modo. de reformar las oficinas.
Diálogo entre un gele Trances y su in-
mediato subalterno 36


Cartas del Madrileño. Décima • So
Las Estaciones. Poema , por D. José


Mor de Fuentes 64
Teatros




48o
• Censura de lós periódicos de Francia 8
Cartas del Madrileñó 12.a 203
Conclusion del artículo 3.o del número


anterior, relativo -al discurso del señor
-Marina sobre, sociedades patrióticas. . 215


- Nota
23g


De la iniciativa de las- leyes , 241
El congreso de Troppau




262
Manifiesto acomodaticio para toda clase


de personas


284
Cartas del Madrileño , x 3.1


3oo
TEATÉOS. La Viuda de Padilla


314
Nota.


320
Estracto de un folleto que acaba de


publicarse en París con el título de
Proyectos del Austria sobre la Italia, 32/


Novo sistema de colonias establecido
en Holanda.


336
POLITICA. Lecciones de derecho público


constitucional escritas por don Banion
Salas, tom. x.° Analisis de esta obra. 344


Cartas del Madrileño: 14. a 374
Teatros
.. 387


Anuncio 399
Las aventuras de la ya de un rey re-


feridas por ella misma,. . .
4o x


Continua el resumen analítico de la obra
.intitulada Lecciones de-derecho pú-
blico constitucional


422
Oda á la memoria del doctor DON JOSÉ


ANTONIO CONDE ..... . . .
Des conspiratzons , et de la justice


ligue , par MI'. GUIZOT : I 82 I. . 45 I
s del Madrileño : 15 466


444