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TOMO III.°


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CENSOR,
PERIODICO POLITICO


741.1 LRARIO


MADRID!'
Zu la Imprenta del Censor, por


Linoo
A itÁltXTÁ,




CE:\SOR,
PERIÓDICO POLÍTICO Y LITERARIO.


N.° 13.
SÁBADO, 28 DE OCTUBRE DE 1820.


ACTAS DE LAS CORTES.
SESIONES EXTRAORDINARIA S DEL 20


DE OCTUBRE Y SIGUIENTES.


Instruccion pública.


liaríamos agravio á la ilustracion del *Con-
greso y á la de nuestros lectores si nos de-
tuviésemos á probar de cuánta importancia
es un buen sistema de instruccion pública
en toda nacion que quiera ser indepen-
te, libre , feliz, opulenta, respetada y vir-
tuosa. Porque solo el 'ridículo empeño
de sostener paradojas para lucir el ingenio
ha podido afirmar que la libertad y bien
estar de los hombres consisten en la igno-
rancia y la barbarie; que por consiguiente
las tribus errantes y salvages son mas di-




fT -
.11


4
diosas que las sociedades cultas , y que las
artes y las ciencias han corrompido el co-
razon humano. Si los hombres no pueden
ser felices si no son libres, ni libres sin ser
independientes ; si para defender y conser-
var su-independencia es menester que puedan
resistir á sus enemigos : y si para rechazar-
los es indispensable que esten reunidos en
sociedades populosas , ricas y opulentas;
si estas no pueden serlo sin agricultura, in-
dustria y comercio , y si para que corran
en abundancia estas tres fuentes de la ri-
queza pública son necesarias las cien-
cias y las artes; ¿ podria ni aun ponerse en
duda la necesidad de un buen sistema de
enseñanza general que proporcione y faci-
lite los medios de cultivarlas? Si hubiese
todavía quien dudase de que entre cuantas
cosas influyen sobre la grandeza, poder y
prosperidad de las naciones, la principal, la
primera y quizá la única, es la instruccion
de sus individuos ; no tiene mas que recor-
rer la historia de todas ellas. Allí verá que
en todos tiempos , y bajo todos los climas
habitables, los pueblos mas ilustrados fue-
ron siempre los mas felices y poderosos: y
que los que permanecieron salvages, pasa-
ron una vida inquieta ., precaria y misera-


'


ble; y siempre en guerra unos contra otros,
desaparecieron al fin de sobre la haz de la


---
tierra. Hoy mismo d cuánto mas feliz es ba-
jo todos


-
aspectos la parte de América ocu


pada por los europeos, que todo el resto
poblado por naciones bárbaras ? El conti-
nente entero del Africa entregado á la des-
poblacion, á la ignorancia y á la esclavitud,
¿ no alimentaria muchos millones de hom-
bres civilizados y libres, si la luz de las cien-
cias y de las artes hubiera penetrado en sus
vastos desiertos? Entre.las naciones mismas
que han salido del estado primitivo (le
barbarie, ¿ qué triste espectáculo presentan
aquellas que no han llegado á un grado tal
de ilustracion que puedan. llamarse verda-
deramente , ívilizadas? ¡Qué costumbres tan
ridículas ó tan atroces! ¡ Qué supersticio-
nes tan groseras! ¡Qué usos y estilos tan
extravagantes! ¡Qué guerras tan crueles!
Qué miseria! ¡Qué libbreza! Examínese


el estado del Egipto, de la Turquía , de la
Persia , del Indostan , del Mogol, del Ja:-
pon, de la Tartana ; compárese la suerte de
estos payses desgraciados con la de las na-
ciones cultas de Europa y de- América, y
se verá como bajo los climas mas rígidos, y
en los terrenos mas áridos é ingratos ali-




5
menta el''Orlo en su parte occidental mu-
chas naciones ricas y populosas : cuando la
parte oriental no ofrece- mas que la imagen
de la despoblacion y la miseria, bajo el cie-
lo mas benigno, en los payses mas férti-
les , y en medio de las campiñas mas ri-
sueñas. Y aun cuando los hechos no de-
mostrasen que la instruccion y la cultura
son las que hacen felices y poderosas las
sociedades. humanas, la razon sola probaria
teóricamente que los pueblos mas cultos,
deben tener una inmensa superioridad en
todos géneros sobre aquellos que esten to-
'davía mas atrasados en la civilizacion. Por-
que no pudiendo haber ni buen gobierno,
ni sabias leyes, ni floreciente agricultura, ni
adelantada industria, ni ventajoso comercio,
ni grande riqueza nacional , sin que á la
creacion y perfeccion de todos estos ra-
mos concurran y presidan las artes y las
ciencias ; es matemáticamente demostrable
que donde unas y otras sean cultivadas con
mas esmero, y por un número mayor de
individuos, harán aquellos mas rápidos
progresos hasta llegar un dia al colmo de
la perfeccion posible.


Mas si la ilustracion asegura la felicidad y
el poder de las naciones, ¿no influirá tambien


7
y con igual ventaja sobre la probidad de
sus individuos ? ¿Acaso la moralidad del
ciudadano que ha cultivado su razon con
el estudio, no será superior á. la del igno-
rante y del rústico, que conservando una
buena parte de la grosería de los salvages,
entregado á funestos errores y absurdas
preocupaciones , y dominado tal vez de in-


' clinaciones brutales , vive bajo el yugo de
la estupidez, y expuesto á cometer crímenes
horrendos ? La naturaleza procura sin du-
da excitar y fortificar en nosotros una tier-
na sensibilidad que temple el ardor de las
pasiones , y contenga los extravíos del amor
propio ; pero estas felices disposiciones son
casi perdidas para el desgraciado que no ha
extendido, fortificado y perfeccionado con
el estudio las facultades intelectuales que
recibió de la naturaleza. No es esto decir,
que en situaciones dificiles y en el acceso de
una violenta pasion , los sabios mas emi-
nentes no se entreguen acaso á los mismos
excesos que los ingenios menos cultivados.
Pero si el hombre que piensa, y que cono-
ce su dignidad y sus obligaciones , deja de
cumplirlas alguna vez, y no procede siem-
pre con la cordura y rectitud que eran de
esperar de su cultivado talento, ¿ qué su-




$
cederá en iguales circunstancias con el
norante y embrutecido, á quien soló puede
contener en sus arrebatos el temor de los
castigos corporales ? Ello es innegable que
el hábito de la rneditacion , el egercicio
continuado de las potencias intelectuales,
la contemplacion de la naturaleza, la lectu-
ra de buenos libros , en suma el estudio de
las ciencias y el trato con las musas, modi-
fican felizmente el caracter , suavizan las
costumbres, inspiran sentimientos generosos,
excitan las pasiones dulces y benéficas, y
corrigen las inclinaciones viciosas: y que
de las ciencias y artes en general, puede de-
cirse tambien lo que respecto de las llama-
das liberales decia con tanta razon Ovidio,
á saber que


Ingenuas didicisse fideliter artes
Emollit mores, nec sinit esse feros.


Este es un hecho comprobado por la histo-
ria de todos los pueblos civilizados, cuyas
costumbres han sido mas suaves, humanas
y civilmente mejores, á medida que sus ha-
bitantes han sido mas ilustrados. La delica-
deza y finura en el trato social, el mayor
amor á los placeres, y un cierto grado de
afeminacion , inevitables consecuencias de
la ilustracion y cultura, excluyen sí varias


.9
• virtudes selváticas y obscuras, útiles solo
al individuo; pero no las civiles y políti-
cas, que son las que importan á la comuni-
dad de los ciudadanos, y ni aun las guerre-
ras de que alguna vez puede esta necesi-
tar. Testigos, Atenas, Cartago y Roma, en
la antigüedad, y en nuestros dias la Amé-
rica inglesa, la Francia, y la Inglaterra mis-
ma. La afeminacion , ó como vulgarmente
se llama, la corrupcion de costumbres , que
Rousseau echaba en cara á los delicados
franceses de su tiempo, no les ha impedido
hacer prodigios de valor y de heroismo en
las guerras de la revolucion : y si estos se
han repetido entre nosotros en la de nues-
tra independencia, no deben atribuirse, co-
mo lo han dicho algunos apóstoles de la
ignorancia, al Atraso en que nos tenia el.
despotismo civil y religioso, sino al con-
trario, á que á pesar de tales trabas, nues-
tra ilustracion era mayor de la que nos
suponian los extrangeros. No insistirémos
mas sobre este punto , porque es imposi-
ble que un hombre de buena fe se atreva
á negar, que pues nuestros errores y nues-
tros vicios son los que nos extravian del
camino de la virtud , el estudio y la ins-
t ruccion deben ser los medios mas pode-




so


rusos para impedir estos extravíos; siendo
incontestable que la ciencia se dirige á cor-
regir los errores del entendimiento, y á
encaminar hacia obgetos útiles las inclina-
ciones de la voluntad. ¡ Qué ingrato seria el
hombre, que debiendo á las letras y al es-
tudio su celebridad y sus felices disposi-
ciones para manejar la pluma , emplease
su elocuencia en impugnar tan incontes-
tables y consoladoras verdades! Su con-
ciencia le estaria gritando mientras escri-
biese , que la instruccion sirve de preserva-
tivo contra los insidiosos alhagos de las pa-
siones, ilustra al hombresob re sus verdaderos
intereses, le enseña sus obligaciones, y le pre-
para para cumplirlas; que la aficion á los pla-
ceres intelectuales, incompatibles con la gro-
sería de la sensualidad, defiende nuestro co-
razon contra la seduccion de los sentidos:
que la ciencia es un amigo prudente, instrui-
do por la experiencia de todos los siglos,
que acompañándonos á todas partes en el
camino de la vida , no nos permite descar-
riarnos hácia las sendas de la corrupcion
y del error ; y en suma que si la virtud.
es el principio de la sabiduría , la sabi-
duría es ordinariamente la compañera de la
virtud.


Supuesta, pues, la importancia ó mas
bien la necesidad de la ilustracion en to-
dos ramos ; y que el mayor beneficio que
los gobiernos pueden hacer á los pueblos,
es el de un buen sistema de enseñanza ge-
neral, entremos ya en el examen del plan
que . las Cortes han discutido y decretado
en varias sesiones , para llenar tan im-
portante como dificil objeto. Nada dire-
mos sobre el deplorable estado en que se
hallaba entre nosotros la enseñanza pública
antes de la última guerra , y se halla toda-
vía : cuadro tan triste nada nos enseñaría
mas que la necesidad del remedio. Apresu-
rémonos pues á ver si el que propone la co-
mision es el que conviene en las circuns-
tancias actuales de la Nacion, y el que de-
seaban con impaciencia todos los amantes de
la luz ; pues á los amigos de las tinieblas,
claro es que no puede contentarles sino el
que fuese formado con el preciso fin de em-
brutecernos.


Once son los títulos de que consta la.ley
propuesta, los cuales analizaremos y comen-
tarémos por su órden , apoyando cuanto
nos parezca bien imaginado ; y combatien-
do cualquiera disposición que á nuestro iui=
cío sea menos acertada 2


por cualquier título




I2


que lo seá , es decir,. ya que sea errado el
principio en que se funde, ya que no sea
practicable , ya que no ofrezca ventaja algu-
na , aun cuando llegara á realizarse.


Título r." Bases generales. Nada hay que
decir acerca de los artículos I.° y 2. 0 , en los
cuales se establece « que toda enseñanza
»costeada por el Estado, ó dada por cual-
« quiera corporacion con autorizacion del
»gobierno será pública y uniforme ; y que
»en consecuencia será uno mismo el meto-
»do de enseñanza é idénticos los libros ele-
» mentales que se destinen á ella." No suce-
de lo mismo con el 3.° em que'se dice « que
» la enseñanza pública será gratuita." Esté
admite muchas excepciones , y debiera ha-
ber sido examinado muy despacio antes de
haber sancionado por una ley esta prome-
tida , pero imposible , generosidad.


En primer lugar, quedando establecido en
los dos artículos precedentes que toda ense-
ñanza «dada por cualquiera corporacion ha
de ser , pública," si se manda luego que toda
la que.tenga esta calidad de pública será gra-
tuita , es consecuencia forzosa que haya de
serlo la que proporcionare alguna corpora-
cion autorizada por el gobierno. Pero con
qué derecho ni este, ni las Cortes, ni la ley,


13
ni autoridad alguna del mundo, ha de obli-
gar á una corporacion 11 quien solo se auto-
riza para que enseñe, á que lo haga gratuita-
mente ? Si la nacion no da nada á la cor-
poracion enseñante por este servicio, é có-
mo ha de poder privarla del derecho eterno
que tiene todo el que trabaja á vivir de su
trabajo , y á recibir alguna indemnizacion
de parte de aquellos en cuyo beneficio se
desvela ? Egemplo práctico: el gobierno au-
toriza en el dia á las PP. de la Escuela pia
para que enseñen las primeras letras y las
humanidades : ellos por su instituto lo ha-
cen sin interés; pero supongamos que no
tuviesen tal voto, que exigiesen alguna retri-
bucion de los discípulos, y los padres de es-
tos conviniesen en pagarla : ¿ por qué razon,
ni con que .título se habia de precisar á los
Escolapios á que renunciasen á este


Hayto de su industria y laboriosidad ? ay mas:
su enseñanza no es en el hecho enteramen-
te gratuita. Es verdad que nada piden á los
asistentes externos, y que á los colegiales no
les ponen en cuenta el trabajo de enseñar-
los , pero cargando á cada uno de ello3 mas
de lo que valen el alimento , casa y asisten-
cia, se hacen pagar tambien la enseñanza:
y hacen muy bien , y nadie debe llevarlo á.




14
mal. El padre que pone su hijo en uno de
los colegios de la Escuela pia, ademas de te-
ner que mantenerle y cuidarle en un todo,
si le tuviese en su casa, habría de pagar al
maestro y al domine que le enseriasen. Debe
pites mirar á los escolapios como maestros
y : domines que no se diferencian de los se-
glares; sino en que visten hábitos clericales,
y viven juntos en un mismo edificio. Así es
que con lo que les queda de la pension de
los colegiales , deducido todo el gasto que
estos hacen , mantienen la comunidad; pues.
sabido es que no tienen haciendas, y que la
cuestuacion no les produce lo suficiente
para 'su manutencion. Prescindiendo de co-
legios cerrados, los PP. dominicos enserian
públicamente y con autorizacion del gobier-
no lo que ellos llaman filosofia y teología:
hasta ahora han dado de valle su lecciones;
pero como no estar obligados á darlas , si •
en adelante, para continuar en este ejercicio
impusiesen á sus alumnos una contribucion.
pecuniaria , y estos quisiesen pagarla , i por--
qué se les habia de piollibir á aquellos re-
ligiosos. este honroso medio de proveer á su
subsistencia con menos gravamen del pú-
blico, que el que ocasiona la cuesta P Parece
que los legisladores no han tenido presen-


z 5
tes estos egemplos, y las justísimas razo-
nes en que se funda ó fundaria la prácti-
ca contraria á su absoluta decision , ó que
no han acertado á expresar con exactitud
su idea. Quisieron sin duda decir que to-
da enseñanza costeada totalmente por la
Nacion , será gratuita , ó lo que es lo mis-
mo que en este caso los maestros II o po-
drán exigir y ni aun recibir retribuciones
pecuniarias de parte de los discípulos : co-
sa indisputable. Pero si esto es lo que qui-
sieron decir, debieron explicarse en tér-
minos claros y precisos , porque tratán-
dose de una ley, nada debe haber en ella
obscuro , vago ni indefinido. Mas en este ca-
so restaba todavía que examinar, si laNacion
ha de pagar completamente la enseñanza en
que han de ocuparse los maestros de todas
clases que el gobierno nombra mediata ó
inmediatamente. La comision, ni aun ha in-
dicado siquiera la cuestion , ni en el Con-
greso se ha ventilado ; pero por,e1 contesto
entero de la ley , parece que se supone re-
suelta por la afirmativa , y en este sentido
hemos dicho que esta prometida generosidad
será impracticable , y se quedará en pro-
yecto. Veámoslo brevemente , advirtiendo
que no comprenderemos en nuestros calen-





los, por no complicarlos, la enseñanza públi-
ca en los dominios de ultramar, debiendo
ser su coste diferente que en la península.


Empecemos por la primera enseñanza , ó
como vulgarmeute se dice por las escuelas
de primeras letras. La ley manda que en
todo pueblo que llegue á loo vecinos haya
una escuela de esta clase; que en los de me-
nor poblacion se proporcione tambien esta
enseñanza por los medios que estimen las
diputaciones provinciales ; y que en los de
gran vecindario se establezca una escuela
por cada 5oo vecinos. Ejecutado el plan, re-
sultará que habiendo un maestro en cada uno
de los pueblos que tienen desde roo hasta
5oo vecinos, en cuya clase se hallan la ma-
yor parte de los de España, y en los de gran
vecindario uno por cada 5oo ; y debiéndose
proporcionar tambien la primera enseñanza
aun á los lugares pequeños , no será muy
errado suponer un maestro de primeras le-
tras por cada 25o vecinos. La ley reserva-á.
las diputaciones provinciales el fijar la renta
anual que deberán tener los maestros de las
escuelas públicas (nacionales sería mas exac-
to , porque públicas podrán serlo las esta-
blecidas por cuenta de particulares ) , como
tambien las jubilaciones de los que se ím-


17
posibiliten : y aunque nosotros no podemos
saber á punto fijo la cuota que señalarán las
diputaciones , nos parece casi seguro que el
minimum no bajará de tres mil reales anua-
les, y el maximum no pasará de nueve mil.
En el pueblo mas reducido no puede vivir


`un maestro con menos de siete reales y me-
dio diarios y casa , y con esta y 25 podrá
subsistir en las grandes ciudades. Tendre-
mos, pues, por término medio 6000 reales
vellon al año por cada maestro ; y siendo
estos diez mil, 6o millones de gasto para
solo el sueldo de los que estén en actual
ejercicio. Añádanse las jubilaciones de los
que se imposibiliten, el alquiler de las ca-
sas destinadas á escuelas, algunos gastos
inevitables para la conservacion del muebla-
ge necesario á estos establecimientos, libros
y otros efectos que habrán de darse gratui-
tamente á los niños pobres ; y no parecerá
exagerado suponer, que si la Nacion ha de
costear íntegramente la primera enseñanza,
habrá que destinar para esta setenta millo-
nes de reales. ¿ Y por qué? ¿Y para qué ?
¿ Por qué un gasto tan enorme , pudién7,
dose obtener el mismo resultado sin ningun
gravámen del erario público ? ¿A qué fin
cargarse la Nacion con el pago de la prime-


Tomo rix.




ra enseñanza de todos aquellos niños, cuyos
padres pueden y deben costeársela ? ¿En
qué nacion se hace ? Y si en las que son
mucho mas ricas y opulentas que la nues-
tra , no se conoce esta prodigalidad, ¿dare-
mos nosotros el egemplo, cuando no pode-
mos cubrir los denlas gastos que necesaria-
mente son y deben ser nacionales , como
los del egercito , marina, etc. ? He aqui lo
que resulta de entregarse á pompozas é im-
practicables teorías cuando se trata de cosas
prácticas. Todo lo que la nueva ley tenia
que hacer en esta parte , estaba reducido á
prevenir que se establezcan en número su-
ficiente escuelas de primeras letras en todos
los pueblos en que pueden sostenerse, que
son casi todos los del reyno: que al maestro
se le pague por los propios la casa, y se le
dé del mismo fondo una indemnizacion por
los niños pobres , á los cuales deberá ense-
ñar de valde , y que por los hijos de los ve-
cinos pudientes reciba la retribucion men-
sual y semanal, que el uso tiene autorizada, ó
la que graduen y fijen los •ayuntamientos.
¿Con qué justicia se quiere cargar á la co-
munidad entera el gasto de la enseñanza de
los niños , cuyos padres tienen medios para
pagarla ? Proporcionar á los hijos la ins_


truccion indispensable para qué se puedan
llamar hombres , ¿no es una obligacion de
los que les dieron el ser? Pues ¿por qué se
les ha de eximir de satisfacer su coste cuan-
do pueden hacerlo ? La Nación no debe pa-
gar mas que por aquellos niños pobres, que
sin este auxilio de la madre comun queda-
rian privados de la instruccion que la Conl-
titucion exije para gozar "de 'los derechos de
ciudadanos. Haciendo lo que dejamos indi-
cado, á saber que'los niños Pudientes ton tri-
huyan , y que de propios se zpágite el alquiler
de la casa-escuela, •y se dé al :maestro una
indemnizacion proporcionada al número
póbres que tenga que enseñar, el erario pú-
blico nada tendrá que satisfacer, los pro-
pios tampoco sufririan una carga muy gra-
,x,'osa: I.° porque suponiendo el minimum dela


indemnizacion -por los pobres 5oo reales,
y el maximum dos mil ; tendría/nos él' tér-
mino medio de 1250 reales ; y añadiendo
350 por el alquiler medio de la casa , y
loo reales por 'gastos sueltos- de los mismos
<niños; resulta/4a un total de x oo reales por
cada escuela, y siendo estas diez mil, un
Oto anual de i 7


millones, sufrido por los
propios, en lugar del de 7o • pagados por el
erario. La diferencia en las sumas no es del-


2,




preciable , y el modo de cubrir este gasto
no deberá tampoco ser indiferente. 2.° Los
17 millones no serian tampoco satisfechos
íntegramente por los propios; porque de-
berian ponerse á disposicion de los ayunta-
mientos todas las rentas destinadas á la pri-
mera enseñanza por fundaciones de particu-
lares ; y de estas hay bastantes en el reyno,
en cuyo caso los propios solo tendrian que
cubrir el deficit á que estas no alcanzasen.
,Blas aun cuando aquellos hubiesen de pa-
.garlo todo ; ¿ no es esta una obligacion lo-
cal ? ¿no se paga del mismo fondo al médi-
co y al cirujano ?


Pasemos á la segunda enseñanza. La ley
.dispone que esta se proporcione en otras
tantas universidades, como sean las provin-
cias en que se divida el territorio. Suponga-
mosque estas .sean 4o ,, que ciertamente no


.bajarán_de este número, y mas bien subi-
,rán,i,y veamos cuál será su coste. Primero,
habria 15 profesores de varios ramos que lue-
go enurnerarérnos , y si han de ser bastan-
ta habiles para enseñar lo que se les pide, no
nos parece que su mérito y trabajo estarán
bast4nte recompensa.dos , sino tienen una
dotacion anual <le 12 mil reales, á lo me-
nos> señalauaniente habiendo de vivir en la


21
capital de la provincia , ó en otro pueblo
grande, donde todo está algo mas caro que
en las poblaciones cortas. Tenemos pues
por esta parte i8o,000 reales anuales. Ade-
mas , habrá en cada una de dichas uni-
versidades una biblioteca, una escuela de
dibujo , un laboratorio químico , un gabi-
nete de física , otro de historia natural y
productos industriales, otro de modelos de
máquinas, un jardin botánico, y un ter-
reno destinado para la agricultura práctica;
y claro es que cada uno de estos estableci-
mientos pide un cierto número de emplea-
dos, y ademas ocasiona gastos considerables
para su conservacion : aquí no hablamos de
los muy crecidos que habrá que hacer para
establecerlos. No podemos calcular aquellos
á punto fijo ; pero nos parece que para do-
taciones de bibliotecario y oficiales , maestro
y celadores de dibujo, ayudante y mozo
del laboratorio químico, maquinista del ga-
binete de física , disecador y algun otro em-
pleado del de historia natural , conservador
de los modelos, jardineros y .trabajadores
para el botánico y ensayos de agricultura;
no será mucho suponer z 8o mil reales ; as»
como para materias primeras del laboratorio
químico, y demas gastos de toda esta gran-.




22


de enseñanza, otros 120 mil. 'Tendrémos,
pues, un total de loo mil reales por cada
universidad de provincia, y por todo gasto
de la segunda enseñanza, la suma de 16


Tercera enseñanza: teología, derecho ci-
vil y canónico, Siendo .trece las cátedras
destinadas á proporcionar estos estudios,.
diez las universidades de Europa en que
han de establecerse, y no debiendo bajar la
dotacion de los profesores de z 8,000 reales
al año; se ve que el coste total será
'de 2,34o,000 reales.


Escuelas especiales de medicina , cirit,
gía y farmacia. Diez y seis serán las cáte-
dras en cada escuela b colegio, seis el nú-
mero (le estos, - y la dotacion de los,profe-
sores no 'deberá bajar á nuestro juicio
de 24,000


reales. Costaránpues los catedrá.,
ticos solos 2,3o4,000 reales. Pero como ade-,
mas ha de haber en cada escuela «el núme-
...competente de disectores y ayudantes,
una biblioteca, un anfiteatro


teatro y gabinete ana-
« tómicos , un laboratorio químico y farma-
céutico, una coleccion de instrumentos


,(quirúrgicos, otra de las drogas y de los
«seres naturales que tienen uso en estas cien-
,<cias-:, y utriardin de plantas "medicinales;'


23


y como los sueldos de los empleados en to-
dos estos establecimientos, el acopio anual
de materias primeras , y los gastos de con-
servacion , han de subir á mas que la dota-
cion de los catedráticos; no será mucho supo-
ner el coste total de las seis escuelas á otros
tantos millones de reales; pero si se quiere
rebajar á cinco ú á cuatro, no hay incon-
veniente: tomemos el término medio de cinco.


Veterinaria: cuatro escuelas, que no pue-
den costar menos de dos millones, á medio
millon cada una : y no tiramos por largo.


Agricultura práctica : las tres de Euro-
pa , millon y medio; que no es tampoco
demasiado.


Nobles artes: seis academias: será mu-
cho medio millon por el gasto total de ca-
da una? No nos lo parece.


Música : una sola; pongamos otro me-
dio millon.


Comercio: siete escuelas : no las gradue-
mos tampoco por de mayor coste que la
de música : tendremos tres millones y medio.


Astronomía y naveg,acion : otras tres;
algo mas costarán que las anteriores por
razon de los observatoriosinstrumentos,,
y mayor número de maestros; pero démos-
las por t?i oualmente costosas : millon y me-o




dio. Observarémos de paso que en el pro-
yecto impreso hay un grave error de im-
prenta. Se dice que estas escuelas serán
seis para toda España, y enumerando los
lugares de Europa., América y Asia, en don-
de han de establecerse, resultan siete, si mal
no hemos contado; á saber, Cartagena, San
Fernando, el Ferrol, Lima, Santa Fe, Ha-
vana y Manila.


Lengua arábiga: tres cátedras, que cos-
tarán poco, aun cuando la dotacion de cada
una sea de veinte mil reales.; 6o,000.


Escuela politécnica. : seis profesores : su
dotacion no deberá bajar de n4,000 reales,
144,000 ; y añadiendo 86,000 para algunos
gastos indispensables, 200,000.


Artillería, ingenieros, minas, canales,
puentes y caminos, ingenieros, geógrafos,
construccion naval : seis escuelas, cuyo.
coste no puede bajar de tres millones, y
quiera Dios no suba.


Un depósito geográfico y otro hidrográ-
fico :. ;bastaria medio millon para am-
bos ? Sea.


Universidad central: 19 cátedras, á 3o,000
reales, porque se supone que los maestros.
serán. sabios de primer orden, y este des


-tino el último ascenso en su carrera, 57o,00e,


25
reales : ayudantes y gastos hasta 7oo,000.


Academia nacional : 48 individuos de
número. Estos no tendran mas que una
módica indemnizacion por las horas de
tiempo que dedican á la asistencia y desem-
peño de las tareas literarias que se les en-
comiendan. Sin embargo nos parece que
no deberá bajar de seis mil reales: 288,000:
portero y algun otro dependiente, y ciertos
gastos : todo 3oo,000.


Direccion general de estudios: siete di-
rectores á 8o,000 reales cada uno 56o,000
reales; secretaría y gastos de escritorio
otros 40,000.


Biblioteca nacional. Aunque no se ha-
ce mencion de ella es claro que ha de que-
dar: y su coste, ya segun la planta que hoy
tiene, ya bajo cualquiera otra que se dé á
este establecimiento, no puede bajar de me-
dio millon, porque hay que gastar mucho.
en la compra de libros.


Pensiones : A los alumnos de las uni-
ersidades de provincia, tres de á 400 du-
dos, 13,20o rs. en cada una: total 58o,000


reales. (Serán pagados de los fondos de las
respectivas provincias; pero que' el impor-
te se envie por ellas al tesoro púbico, ó
á la universidad directamente, siempre es




27
Jubilaciones de los maestros y catedrá-


ticos. Es dificil fijar el importe de esta par-
tida, ni aun por aproximacion ; porque su
cálculo encierra muchos datos muy varia-
bles; pero no será excesivo el de un millon
anual para los jubilados de todas clases.


Sumemos . ya las partidas indicadas.


Escuelas de primeras letras. . . . 7o,000,000
Universidades de provincia. . . . x6,000,000
Escuelas de teología y jurispruden-


cia a,34o,000
Id. de medicina, cirugía y farmacia. 5,000,000
Id. de .veterinaria
2,000,000


Id, de agricultura
1,5oo,000


Academias de nobles artes 3,000,000
Id. una de música
5oo,000


Escuelas especiales
de astronomía


• y navegaciou. 1,5oo,000
Cátedras. de árabe
6o,000


Escuela politécnica.
. . . . . 200,000


Id, de artillería, ingenieros, etc. . 3,000,000
Depósitos geográfico , é hidrográ-


fico 5oo,000
Universidad central
700,000


Academia nacional .....
. .
. . 300,000


Direccion general de estudios.. . 600,000
Biblioteca nacional


Pensiones
Jubilaciones


5oo,000
3,056,000
1,000,000


Total.


. . • rs.111,756,00o


26la Nacion quien paga). A tres discipulos
de la universidad central y escuelas espe-
ciales, la pension suficiente para mantener-
se con comodida d y decoro, en el pa


ex-


trangero á que se les envie á completar
su instruccion creernos que no bajará
de r8,000 reales: tendremos pues, 54,000 al
año. Pero en unas y otras pensiones hay
que observar, que irá creciendo progresi


-vamente su importe hasta el 'número de
aiios que dure cada una. Asi las de las uni-
versidades de provincia costarán el primer
año que siga á la primera adjudicacion,
los 58o,00o reales indicados: al 2.° doble, y
asi hasta el 6.°, en que ascenderá n á 2.,84o,000
reales : y éste será siempre su importe de
alli adelante ; porque en cualquier alío, si.
una 6.a parte de los agraciados deja de per-
cibir las suyas, entra otra 6. a parte á dis-
frutar las vacantes. En las de los viageros,
como no se designa el tiempo que han de
durar, no se puede fijar exactamente su im-
porte. Mas suponiendo la duracion de cua- j
tro arios, tendremos ya al 4.° año, despueá.
de la primera adjudieacion, 216,000 rew,
les, que unidos á 2,840,000 reales, compom,
dran un total de 3,o56,000 reales anuales
para solo pensiones.




r


23
Si la nacion estuviese en el dia, ó pudiese
estar pronto en estado de señalar 112 mi-
llones de reales en cada un año para los
gastos de la enseñanza pública, sin que hi-
ciesen falta para otros objetos no menos
importantes, cuales son canales , caminos,
puentes, hospicios, hospitales, casas de
expósitos, y otros establecimientos de be-
neficencia (prescindimos del egercito, la
armada, la toga, la diplomacia, la dotacion
de la corona , la administracion civil etc.),
podria no parecer excesiva la partida; pero
de buena fe : una nacion oprimida con una
deuda de diez y seis mil millones, la cual
cuando esté liquidada y consolidada de-
vengará un rédito anual de trescientos mi-
llones á lo menos ; una nacion cuyas rentas
actuales no pasan mucho de esta suma; una
nacion tan atrasada en agricultura , indus-
tria y comercio ; una nacion que no tiene,
aun la mitad de la poblacion que puede
alimentar su feraz Ando ; una nacion qu
reduciendo sus gastos á lo mas indispensa-:
ble, y no pagando todavía los réditos de la
deuda, está negociando un empréstito de dos,
cientos millones para cubrir el deficit d
las mas urgentes necesidades , una nacion'
semejante 2 ¿podrá, no decimos ahora, p


2.9


ro ní dentro de un siglo , emplear ciento
doce millones de reales para costear gra-
tuitamente á sus individuos una enseñanza.
general, tan dispendiosa y de tanto lujo, por
decirlo asi , que no la hay igual ni en la
riquísima Inglaterra, ni en la no menos
opulenta Francia? Y si no puede ni podrá
hacerlo en muc;iísimos años, ¿á qué apresu-
rarse á decretar hoy una cosa materialmen-
te impracticable? No se ha visto que esta
especie de fanfarronada legislativa, lejos de
acreditarnos á los ojos de las otras nacio-
nes cultas , nos hace despreciables y ridí-
culos á los de todo hombre sensato. ¡ Cua-
renta jardines botánicos , y seis ademas de
plantas medicinales en la pobre España,
-cuando la Francia que paga tres mil dos-
cientos y mas millones de contribucion
anual, no tiene mas que diez de los prime-
ros, y ninguno de los segundos ! ¿No se
ve que esto es levantar torres en el ayre?
Lo mismo decimos de los laboratorios de
química , y los gabinetes de fisica é his-
toria natural. ¿Se ha calculado lo que cos-
tará el solo formarlos? ¡ Cuarenta y seis
laboratorios, cuarenta gabinetes de fisica,
dyoostip


.oesr teaing.toesbideernleiisótoliaiananeaiettitiráD1 ,ecloossteúa;




3o
timos no hay acaso otros tantos en la In-


glaterra , la Francia, la Italia, la Bélgica y
la Alemania. Y se quiere hacer en una tia-
clon de diez millones de habitantes lo que
no se hace en las mas ricas, mas pobladas
y mas cultas de la Europa? Pero en Espa-
ña hay tantas rentas destinadas ya á la en-
señanza, tantas fundaciones de particulares
consagradas al mismo objeto, que con solo
aplicarlas á su primitivo destino, y admi-
nistrarlas con economía, podrán cubrir la su-
ma de los 112 millones. Asi discurren al-
gunos que no se han acercado á examinar
si el hecho es cierto ; pero si lo hiciesen,
verian que está muy distante de serlo , y .
que dentro de poco las rentas de las uni-.
versidades, colegios y f demas establecimien-
tos literarios existentes en el dia , llegarán
á ser casi nulas; porque consistiendo por la
mayor parte en diezmos , ya se sabe la
suerte que tendrá muy en breve esta con-
tribucion, que desde el año pr:óximo que-
dará reducida á la mitad, y no tardará en
.ser abolida enteramente..


• (Se continuará.)


31


Reflexiones sobre el epílogo de la memoria de
M. DE SAINT-ADLAIRE en defensa de M. DE-


CAZES , sobre otros escritos nuevamente
publicados.


Ya hemos visto en el número anterior
la defensa (le aquel ilustre ex-ministro con-
tra las acusaciones •del partido aristocráti-
co.El epílogo de la memoria de DI. de Saint-
Aulaire contiene la objeccion mas poderosa
que los liberales han hecho contra la ad-
ministracion de Mr. Decazes. Respondiendo
á ella, no se contenta el autor con hacer
ver cuántos bienes debe la Francia á aquel
ministro : prueba tambien que los pasos
que ha dado á favor del sistema constitu-
cional, no los ha podido dar, ni con toda
la firmeza necesaria para su inmediata con-
solidacion , ni con toda la prontitud que
deseaban y pedian los amigos de la libertad.
Prueba que el amigo del trono y de los
pueblos, colocado al frente del ministerio en
circunstancias tan dificiles y rodeado de tan-
tos enemigos, debia proceder con la mayor




32
prudencia, si quería consolidar su obra. Su
caida le ha impedido perfeccionarla : pero
no por eso se le ha de quitar el mérito de
haberla fortificado hasta tal punto , que ya
es imposible su destruccion. Este, este es el
gran delito de Decazes á los ojos de la aris-
tocracia : este es el motivo del odio eterno
que le profesan, y de las absurdas acusacio-
nes con que pretenden oprimirlo , á pesar
de qué nadie mejor que los ultrarealistas co-
nocen el afecto sincero de aquel ministro al
rey y á la familia real. Ovgamos á M. de
Saint-Aulaire esponer la acusacion y la de-
fensa con el vigor y delicadeza que caracte-
rizan su estilo.


«¡Ojalá, dice, que M. Decazes no tuviese
mas acusadores que los Donnadieu. Yo res-
pondo ahora á los que le reprehenden mas
por el bien que dejó de hacer , que por el
mal que ha hecho... No dejo de conocer la
fuerza de este argumento, que es quizá el
mas especioso de cuantos se han opuesto
á la administracion de los cuatro años últi-
mos. d Por qué han inutilizado la ordenanza
de 5 de setiembre? ¿porque no se valiera de
ella para fundar sólida y francamente el go--
bierno representativo ? ¿por qué no asegu-,
raron las garantías que los intereses de la.


33
Francia actual reclaman para su defensa ó


cto, si el gobierno constitucional
seguErinda edf:«


es la condicion necesaria de la existencia de
la dinastía y del órden social en Francia, es
porque este gobierno es el único que ptie .
de asegurar la conservacion de los nuevos
intereses, que se creen facilmente en peli-7
gro. Mientras la Francia no tenga una
rantía en esta parte, no estará sosegada ; y si:
el gobierno se la niega , el pueblo podrá es-
traviarse, pidiéndola á los hombres que cree
mas opuestos al antiguo régimen.


«La necesidad mas imperiosa de la Fran-
cia es esta garantía , y el ministro que no lo
conozca, ó conociéndolo, no tenga espíritu.
para establecerla , no merece ni el título de-
hombre de estado', ni el de buen eiudada -,
no. Yo adopto esta doctrina en toda su ex-
tension; pero sostengo que no debe apli-
carse. á M. Deeazes."


«En la lucha , que empezó desde la res-
tauración entre los intereses antiguos y los
nuevos , ha combatido constantemente á fa-
vor de estos.


«La lucha era dificil , los sucesos varios.
M. Decazes ha sido derrotado definitivamen-
te: echarle en' cara su derrota-, seria añadir
• Tomo ur.
3




14
la ingratitud á la injusticia. Sus


enemigos le


han apreciado mejor. La vivacidad de sus
ataques, constantemente dirigidos contra é l


lá alegría desmesurada que les causó


su
caida su encarnizamiento en perseguir-


le todavía , manifiestan el temor que les ins,
piraba : no á la verdad por los intereses del
trono , sino porque era .m hombre nuevo,
libre de las preocupaciones aristocráticas, y
Cuyo favor con el monarca era independien-
te , de los emigrados y de los nobles. Esta era
la' guerra de los intereses nuevos con los
antiguos, de las instituciones nuevas con las
esperanzas y-los recuerdos del antiguo ré,
gimen. M. DeCazés estaba enmedio del cam-
po de batalla , y por conviccion , por prin-
Cipios , por fidelidad •al rey, favorecia los
intereses nuevos ' y lasfinstituciones hijas de
la re' olucioni pero las favorecia con la pro-


gresion lenta y moderada que afianza el
hilen éxito, y que exige la situacion delica-
da de un ministro.
- • <, Se pregunta ¿por qué no ?card


de los
empleos á los enemigos de las nuevas institu-


dones? Tambien se le podria preguntar,
¿por qué se ha dejado vencer ? ¿ Le era mas
facil desarmar á sus enemigos que resistir-
les ? Perú se dirá: su pusilanimidad les dió


.35
fuerzas : si los hubiera atacado con vigor, los
hubiera vencido. Este resultado es probable,
y hubiera sido cierto , si el sistema consti,
tucional se hallase establecido completamen-
te : porque la accion de este sistema se di-
rige á asegurar el triunfo de la verdadera
superioridad , y á destruir todas las preten-
siones de la vanidad. Pero cuando la Fran-
cia_ estaba invadida por las tropas extrange-
ras , y por las leyes de excepcion , cuando
era preciso sostener á un mismo tiempo la
autoridad del trono, la •independencia na-
cional y las primeras basas del sistema cons-
titucional apenas bosquejado, entonces no
era posible vencer en un solo dia todos los
obstáculos, y trastornar todas las resistencias
que la plenitud del gobierno constitucional
hubiera disipado en uy) Momento. Aunque
los intereses del Antiguo régimen son numé,
yicamerite muy débiles, aunque no ofrecen
á la monarquía hereditaria y constitucional
de los Borbolles sino un apoyo fragil y en,
gailoso, sin, embargo los defensores ostina-
dos de aquel régimen ocupan una posicion
importante. Son incapaces de defender' el
trono; pero aspiran Al


.
erecho exclusivo de


ocupar sus accesos. Esta circunstancia, cu-
ya causa 9,10L 93 11.is.tcyi,a misma de "are-


3.•




364/Oh:don, aumenta una dificultad mas en la
política interior de la Francia. M. Decazes
ha salido todo el peso 'de esta dificultad•,
que no desaparecerá hasta que las institu.,
ciones liberales se desenvuelvan -completa-
mente.


«Una coalicion poderosa, obligada á a-
'doptat las formas constitucionales , se resig-


naba á ello , con la esperanza de hacer la
contratevolucion por medió de la carta, de


^ingerir los abusos del antiguo régimen en
un sirritilaCto de libertad, y de entregar el
monopolio del gobierno representativo á los
qüe tienen desde tiempo muy antiguo el
inonopolio de la corte : esta era una grande
locura y un gran delito contra la monarquía
y contra la Francia. Nadie se ha opuesto á
esta empresa mas que M. Decazes... nadie ha
hecho mas para reprimirla en el tiempo pre-
sente é imposibilitarla en el futuro. Esta es
la gloria de su administracion : el tiempo y


las instituciones
deben hacer lo que falta:


pero era preciso tambien trabajar por la con-
servacion del régimen representat ivo , sin la
cual no debia esperarse mejoras. La orde-
nanza de 5 de setiembre, la ley de eleccio-
nes , la vuelta de los desterrado s -Ç la ley de
recluta, la promocion de los pares ,


y en los


37
últimos tiempos, aunque bajo auspicios dife-
rentes,e1 aumento de la cámara de los diputa-
dos, son los grados sucesivos ó las consecuen-.
cias precisas de este sistema... Las. pequelas
concesiones hechas á la aristocracia , las
contemplaciones y aun los mismos yerros,
son nada comparados con este resultado de-
finitivo , que corrige y asegura todo lo de-.
mas. Hay ya levantada una barrera invenci-
ble contra las tentativas de estos hombres
á quienes M. Decazes no pudo vencer; pero
cuya derrota inevitable ha preparado."


No es, posible defender con . mas arte, y
al mismo tiempo con mas verdad, al hom-
bre amante de su patria, acusado de no ha-
ber hecho .mas de lo que pudo. La corte le
impedia completar la obra ; y no se .retiró,
esperando ocasiones ventajosas para , adelan-
tarla, ó temiendo que retrogradase en otras
manos. Tenemos motivo para creer que los
amigos de la libertad no abandonarán á
M. Decazes , cuando vemos que se .emplean
en su defensa escritores muy sefialados por
su patriotismo.


Para que se vea hasta qué punto era pre-
ciso ser prudente en la situacion que se ha-
llaba M. Decazes, es preciso no olvidar que
la faccion aristocrática de Francia , cono-




38
ciendo que sus pretensiones pugnan direct


con las luces, los deseos y los intereses
dé la nacion , no reconoce otro apoyo que
el de las potencias 'aliadas ; y su política ha
Consistido siempre en persuadir á la familia
real , que se halla en` el mismo caso que los
privilegiados. M. Decazes se veia en la pre-
cision dé contemporizar con muchas poten-
cias , tanto para no comprometer la inde-
pendencia y la felicidad de su patria, ame-
nazada en dos invasiones sucesivas , como
para sostener el trono , que en una guerra
eStrangera, á la cual se seguiria inmediata-
Menté la civil , hnbiera• estado á pique de
Perecer. Se hallaba rodeado de la influencia
aristocrática, apoyada .por las fuerzas de la
santa alianza, de les terrores de la familia
real, y tan/bien (porque nada Se debe ocul-
tar ) de los furores' anárquicos de un corto
riíiincio de personas, que son conocidos en
el dia con el nombre ultraliberales. Los
gabinetes 'extrangeros llevaron á mal la ley
dé elecciones ; y fue necesario todo el arte
de M. Decazes, para disipar los temores que
una ley tan democrática les inspiraba.


La eleccion de M. ‘Gregoire para la cá-
mara de 1819 , pareció al partido aristo-
cr'á'tico un' •aroumento invencible contra


an
quella ley ; y corno un nombramiento de es-
ta especie coinprometia al rey y á su minis,
tro, no solo:con la aristocracia interior, sino
con la santa alianza, el .mismo Decazes
lo atribuyó al abuso que el partido ultra- ,
liberal hizo de la ley de elecciones. Este fue
.el orígen , como dice muy bien M. de rradt-
en su libro Affaire de la loi de elections , de
los ataques que empezó el ministerio con-
tra la ley, que. con tanto ahinco Labia sos-
tenido en la sesíon anterior , á pesar de la
cámara de los Pares. Es fuerza confesarlo:
en aquella época no hubo quien no creyese
que la eleccion de Mr. Gregoire para di-
putado,, procedió , no del partido • ultralibe-
ral , cuya influencia es casi nula en Francia,
sino. de una imprudencia de los liberales de
Grenoble, irritados contra el par:tidoopues-
tot por el espíritu perseguidor del general
Donnadieu. Y el mismo M. de Pradt , en la
obra citada, atribuye al descontento de los
grenobleses, y al deseo de manifestarlo en
las„eleceiones,.aquel nombramiento impolíti-
co. Pero noticias mas exactas de los sucesos
ocurridos en aquella eleccion, nos han descu-
bierto, que el nombramiento de.M..Gregoire
;se debe á la influencia del partido ultra-rea-
lista. M. Chopin de Arnouville, que era pre,




'40
fecto del departamento del Isere en la época
de aquellas elecciones, acaba de publicar
una memoria con este , título : Noticia de
algunos /techos históricos, relativos á la elec-
cien de M. Gregoire en. 1819 en el departa-
mento del Isere. De estos hechos, cuya au-
tenticidad no es posible poner en duda,
consta que en el primer escrutinio M. Gre-
'goire tuvo 48o votos , y le faltaron 3o para
ser diputado; Mr. Rogniat, candidato del
ministerio tuvo 35o, y el marques Planelli de
Lavalette , candidato del partido aristocráti-
co , 220: que al cija siguiente el partido de
'Gregoire se hallaba reducido á 446 votos, y
'que en el segúndo escrutinio tuvo 5 r 2, que
bastaban para ser diputado. Ganó pues 66 -
votos : estos no podian ser del partido de
M. Rogniat, que en el segundo escrutinio
tuvo 353 votos : luego fueron del partido
aristocrata de M. Lavalette, que se halló re-
ducido en dicho escrutinio á 112.


Aun hay mas. Un elector ultra-realista
propuso á los partidarios de M. Rogniat,
que reuniesen todos sus votos á favor de
M. Lavalette. Se negaron redondamente á
esta proposícion ; y se irritó de tal modo,
que prorrumpió en invectivas escandalosas
contra el gobierno, los ministeriales y la ley


4r
de elecciones: declaró muchas veces que su
partido c,otaria á M. Gregoire, y de este mo-
do probarla, que la ley de elecciones era ma-


la: que era forzoso que mudase el estado de
las cosas de un modo ú otro,y que la eleccion de
M. Gregoire seria un pretexto muy feliz. Dicho
esto, salió del jardín donde habia hecho es-
ta propuesta, acompañado de los silvidos de
los electores. Este furioso ultrarealista, cuan,
do clió su voto en el escrutinio último,
presentó una papeleta, en que habia escri-
to con letras muy grandes: Gregoire
senador; y otro del mismo partido enseiía-
ba á todos una papeleta igual , y decia: Tra,
gamos á Gregoire para vomitar al prefecto.


Es indudable, pues, que aquel nom,
bramiento , origen y pretexto de tantos es-
cándalos, se debió al partido aristocrático,
que en esta ocasion , lo mismo que en to-
das las demos antes y despues de la revo,
lucion, ha seguido constantemente la tácti-
ca de valerse de todos los desvaríos que
'él mismo provoca , para desacreditar el sis-
tema liberal. No puede oirse sin indigna-
cion, que se llamen defensores del trono
los mismos que votan para la representa-
cion.


nacional, al que creen enemigo de la
familia augusta (le los Borbolles. No tiene


. -




42
ninguno de los caracteres que distinguen vi-
al vasallo de un rey absoluto, ni al súbdito
de una monarquía moderada, lija un ciuda-
dano que ama su patria. Altivos y stliciosos
en los principios del reinado de Luis XVI,.
fugitivos en la época del peligro, enemigos
de toda libertad , intrigando 'perpétuamen-
te para desacreditar la Francia ante las na-
ciones extrangeras , atizando el fuego de
la discordia en su pays , no son ni realis-
tas, ni ciudadanos, ni hombres : solo son
aristocintas : es decir , orgullo, incapaci-
dad y furor. ¿Y despues de tantas maqui,-
naciones para encender la guerra civil, y
consumar la contra-revolucion , se atreve-
rán todavía á hablar de su pureza?.


Copiarémos lo que resta del epílogo de
Saint-Aulaire, porque es muy á propósito
para `dar á conocer el estado actual de la
Francia.


«Yo he dicho en la tribuna que . los
intereses antiguos formaban en Francia una
verdadera coalicion... he añadido que es-
te partido respetaba poco la autoridad
del monarca, y que parece que reconoce
un rey distinto del rey. Desde entonces
los escritores que sostienen aquel partido,
fingen verse obligados á defender al prín-


43
cipe inmediato al trono, como si tuviesen
el derecho de comprometerlo en la causa
de sus pasiones, de sus pretensiones y de
sus odios. ¿ Qué , atacar su partido es
ultrajar al príncipe? ¿Quién les autoriza ái
nombrarle gefe de su.


faecion P ¿ Se creen
invulnerables á la sombra del nombre au-
gusto de que. abusan P Esos hombres que
decian, no ha. mucho , que los ministros del
rey abusaban de su nombre , de su firma
y de su autoridad , ¿ se indignan ahora por-
que he dicho , que era posible que abu-
sasen del nombre de un príncipe?


«Desde :el principio de este afio, se ha ca-
minado mucho en direccion opuesta á laque
indicaba la ordenanza del 5 de setiembre..
• éS nota mas facilidad en la marcha? ¿La
resistencia que encontraba el poder, cede
ahora .á menores esfuerzos? ¿La tranquili-
dad pública está mas asegurada P ¿ El pue-
blo es mas feliz? Si es muy dificil engaiiar-
se en esta materia, es muy facil conocer la
causa de una progresion tan triste.. Los in-
tereses nuestros se han creido amenazados;
y Mientras se aumente este temor, mas in-
tensos serán los síntomas perniciosos.


«Felizmente la combinacion misma de
de nuestro gobierno ofrece. un remedio


1




44
contra los errores del poder, y contra la.
inquietud de los pueblos. Ya es tarde. para
combatir la carta: existe de derecho, y tar-
de ó temprano existirá de hecho. Querien-
do retardar el gobierno representativo, se
le ha dado madurez y consistencia : la pro
posicion de las elecciones por dos grados ha
producido el aumento de la cámara. Todas,
las tentativas contra la libertad legal darán
motivo á nuevas garantías. La Francia, tanto.
por su situa.cion corno por la sabiduría de
su rey, está á cubierto de las medidas enér-
gicas que proponen los Donnadieu de 1815
y de 1820. Aunque se haya suspendido la
obra constitucional, el gobierno represen
tativo podrá desenvolverse y proseguirla
El abogado Berrier habla con dolor de la
irreparable ordenanza de ,5 de setiembre.
En efecto, es tan irreparable como la carta
y sus consecuencias, desplegándose con
lentitud, pero con seguridad, testificarán
á los siglos futuros la sabiduría de nuestro
monarca, y el celo de un ministro que no h a
inutilizado aquella ordenanza tan importan
te,' pues sus efectos ..son irrevocables, aun
que él haya caido."


Estas reflexiones son convincentes: los I
dos partidos que luchan hoy en Francia,


45
deben conocer toda su fuerza; y las elec-
ciones próximas decidirán la cuestion im-
portantísima de que se trata , no solo para
la Francia , sino tambien para toda la Eu-
ropa. Para la Francia: porque si los electo-
res nombran para la cámara de los diputa-
dos á los hombres mas conócidos por su'
liberalismo, es indudable que el ministerio
se verá obligado á renunciar al egercicio de
las leyes de eseepcion ,.y á la influencia de
las clases privilegiadas y en este caso la
mayor garantía que se podrá ofrecer al
pueblo francés, déla conservacion del sis-
tema representativo, será restablecer al fren-
te del ministerio á M. Decazes; á ese mis-
mo hombre, que minó, casi sin ser sentido, las
esperanzas de la aristocracia, y contra el
cual se dirigen actualmente todos los furo-
res del partido privilegiado. Para toda la
Europa ; porque • consolidándose en Fran-
cia el sistema liberal, los payses donde se
ha adoptado ya, ó se adopte en lo succesi-
vo , no tendrán mucho que temer de los
gabinetes, que quieren el egercicio del poder
absoluto en su casa y en la agena: mucho
mas, si las naciones libres continuan dando,
como hasta aqui, egemplos de orden y de
moderacion , de respeto á la religion , de




46
amor á la familia reynante, y con esta con,
ducta quitan todo pretexto para la agresion
á la malignidad y á la prepotencia. Debe-
mos desear que el establecimiento de los go-
biernos libres no cueste sangre y lágrimas
á la Europa.


No son estos los deseos de la faccion
aistocrática de Francia. Conoce bien que
está muy próxima la ruina total de sus, es-
peranzas y pretensiones, y trata de impe-
dir por todos los medios posibles esta do-
lorosa catástrofe. Nosotros no sabemos to-
davía de qué artificios se valen ya para in-
fluir en las elecciones, ya para precipita r
al gobierno en nuevas imprudencias : solo.
podemos hablar de lo que dan de sí el
espíritu y la letra de los periódicos y folle-
tos de aquella faccion ; esto basta para
conocer sus temores y deseos.


Tenemos á la vista dos de estos folletos'
en que se manifiesta la malignidad del par-j
tido. El primero es una nueva diatriba.;i
aunque indirecta , contra el ex-ministro.
Tiene por título. Conspiracion 111,'-
moria justificativa, por un oficial francas,
implicado en la conspiracion de 19 de agosto
de 182o. Es digno de observacion, que un
oficial, acusado como reo de traycion,


ta su nombre en el escrito que publica
para'su defensa. Es verdad que 'el escrito
DO es tanto una defensa suya, pues en él
confiesa y se arrepiente de su crimen, co-
mo una acusacion del ministerio pasado , y
aun del presente, contra el cual conspiraba:
toda , la memoria se reduce á lo siguiente:
Yo soy partidario de la monarquía y de la


familia de Borbon; yo veía que el ministe-
rio de Decazes y aun el presente , aparta-
han de los empleos á los mas realistas, y los
daban á los que manifestaban opiniones fa-
vorables á la libertad. Yo me persuadí que el
objeto del ministerio era conspirar contra el
trono; y creí que' mi deber era conspirar


:como los ministros. Estas atroces y absur-
das inculpaciones que suponen malignidad y
plan, y que por otra parte no defienden del
rigor de las leyes, no pueden haber salido de
la pluma del conspirador anónimo; y mien-
tras no se publique su nombre , tenemos
derecho para creer que es la calumnia mil
y una del partido privilegiado contra M. De-
-cazes. La circunstancia de envolver en una
misma acusacion al ministro antiguo y á
los actuales, que tan mal han merecido de
la libertad en la última sesion, probaria una
de dos cosas: ó que el ministerio actual es-




48
tá ya cansado de soMeterse ergonzosamew,
te á la faccion aristocrática, ó que esta le
juzga poco vigoroso , ya para sostener los
debates de la sesion próxima , ya para an-
ticiparse á ellos con un golpe ministerial.:
Quizá estos• das motivos obren simultánea-
mente. La aristocracia no reconoce mas aMi-:
gas que sus esclavos: es menester servirla,
servirla bien y no hacer mas que servirla,
só pena de incurrir en su eterno odio.


El otro folleto es de un magistrado, autor
de la Redaccion de las leyes en las monar:
narquias ; obra publicada en 1789, y tiene
por título: Carta de un antiguo magistrado
al vizconde de \ Chateaubriant sobre el
abuso de la representacion nacional. Su es-
tilo es incoherente y enrevesado, como el
del autor de la legislacion primitiva, é imita
ridículamente la manera brillante é inge-
niosa de su corresponsal ; pero á pesar de
la abscuridad en que se encubre , y de la
dificultad que cuesta adivinarle la inten-
cion , se sacan en limpio de este escrito los
principios siguientes:


J[.° La soberanía no reside en el pueblo,
sino en el monarca ; y esto de derecho di-
vino; lo que prueba con la autoridad de•
Aristóteles , muy inteligente como todo el


49
Mundo sabe en materias de derecho. La
aceptacion del pueblo mas bien tácita que
esplícita , se supone que recae sobre el pri-
mer gefe de una dinastía real, cuando ob-
serva las máximas eternas de la justicia. Asi
los descendientes de Gensiskan reynan de
derecho divino, porque aquel conquista-
dor, observando las. máximas eternas de
justicia, arrasó como loo ciudades del
Asia y degolló sus habitantes. Todo es-


' to es muy claro; y si la sagrada escritu-
ra está algo severa contra el despotismo de
los monarcas, es porque el pueblo ju_
dio abjuró la ..


teocracia cuando pidió ur
rey. Es imposible reunir mas desatinos ea
menos palabras.... • •


2.° La repres'
entacion nacional es una


cosa muy buena, pero no debe servir para
dar leyes, sino para votar las contribucio-
nes; y los ingleses son muy tontos en no
haber dejado la soberanía del poder legis-
lativo en manos ,


del rey. Los legisladores an-
tiguos, añade, como Solon , Carondas, Li-
curgo etc., eran solos. La ley no debe •ser
el resultado de las intrigas y partidos de
una numerosa corpomcion , sino de las me-
ditaciones de un solo hombre. El amigo de
la unidad comete aqui un yerro. histórico


Tomo xu.
4




(po
,muy grande. Es cierto que aquellos legis-
ladores dieron las leyes fundamentales y
.constitutivas de sus repúblicas; pero cuan-
do en cualquiera de ellas se trataba de le-
¡yes -secundarias ,, ¿quién las dictaba? ¿Era
.éste ó el otro legislador? ¿ Era uno soló?
-No: era el pueblo entero ;. y todas las 're=
públicas de Grecia y de Italia, á pesar del
derecho divino , Ise dieron leyes que las hi-
cieron felices y gloriosas. Nosotros lie-
mos substituido á aquellas democracias
imposibles de realizar -en el dia, el régimen
constitutinnal. No faltaba mas , sino que
nos idigera' lloma ,.Gártago , Atenas 'y
Esparta no estaban tan bien constituidas'
como los imperios de los Cambises, Na-
lnicodonosores y Sardanápalos.


3° Las arengas de la tribuna són5per-
IiclosaS cuando ',se interpela la opinion42e
'las masas' populares. Jamas puede ser daño-
so :invocar - la opinion pública, y para los
diputados esta -invocacion es un deber.
-Falta que nos explique, qué entiende 'por
masas populares , y hasta qué punto puede
llegar la invocacion : porque en fin, á na-
die le puede ser 'prohibido citar las perso-
nas 6 cOrporaeiones que tienen 'Su


opinion. Este principio -se dirige 1.


atacar la publicidadlas;sesianes legi•
lativas.


4.° La carta constitucional tiene ,~,c,c
tendencia 4 la república: por eso los editores
del Conservador.


kan ;hecho muy .bien Mp9-.
nCr por ,epígrafes carta y los buenos . ga-
bla ,despties de la iii.terpretacion de aquel
código fundamental.; y


.41,e,1 que debe j.17i7
terpretarse para el mciyor orden de la socier
dad. Ya sabernos que en el language de lot
ultra-realistas, los buenos son:esclusivamen-
te los privilegiados , y el 07'47;1 es la .tiranía.
Nada es ,mas :


ridículo que Aktendenaja,4
la carta al republicanismo.


5.° Las nzáximas que establecen la exis-
tencia de las familias •distinguidas son tan in-
mudables como.los.dogmas de


.la ,relzkion. i Y
estosz;son hona,bres que han nacido para•
defender eltropay el altar!, Para ellos ton-
bien descendió i del ciclo la aristocracia.


6.° Lo,qwel rc,), quiere .:es siempre .0
mejor., Aquí 4911ulacion está ;generalizada
y.,reduciala :á -ciencia. Que no ,se
reyes de, mtos aduladores : la :liist,oria de
los.siglos,bárbarosAos manifiesta lo quo,11•.
ben hacer cuando pueden, atacar ;


el trono
impunemente.


7.0 Las calamid,
ales de la Inglaterra




1
han procedido del sistema representativo. Con
mas razon se diría, que han procedido de
no haber tenido sistema fijo. Nadie ignora
que hasta la espulsion de los Estuardos, no se
consolidó la constitucion inglesa; y el ma-
yor argumento á favor de la libertad, es la
experiencia de la prosperidad y engrande-
cimiento progresivo de la Gran Bretaña
desde que se radicó en ella el régimen
constitucional.


8.9 El rey de Francia podrá modcar
la carta, cuando guste. Medrados estan los
franceses, si sus derechos y libertades han
de depender de los ministros y de los cor-
tesanos.


9.° Existe un vínculo que une el trono
Y el altar. Esta- proposicion dicha. en toda
su oscuridad, puede inducir á errores de
mucha consecuencia: el autor debia expli-
carla. Si quiere decir, que la religion aña-
de una sancion divina á las leyes prótecto


. ras del orden y de la.•justicia, no nos que-jaremos mas que de la palabra trono, en cu-
yo lugar debe substituirse potestad civil. Si
quiere decir, que el poder espiritual debe
proteger todas las pretensiones del monar-
ca y al contrario, esta máxima es la pie-
dra fundamental del oscurantismo.


Un código, fundado sobre los princi,
píos de la citada obra, seria muy 40951
pósito para hacer retrogradar la'


.
Europa


por lo menos hasta el siglo , que ; es el
siglo de oro de la aristocracia, ya que no.
hasta el X, que es su siglo heróico.,
. No podemos omitir, ya que tocamos
esta materia, una reflexion inserta en un
diálogo tambien aristocrático, que se im-
primió no ha mucho en París, con, eltItti..
lo dé Diner de Kincennes. Despues de haber
calumniado, segun el uso, á los constitu7
cionales , llamándolos republicanos, revo-
lucionarios, etc., añade: ..que jamas el rey
podrá acceder á las pretensiones de la
se privilegiada porque no olvidará que la
política de los.',reyes de Francia se ha •di-
rigido constantemente á abatir


. poder de
.los barones." Esta reflexion seria :roxv..juso,
si la aristocracia actual renovase' las
tensiones ambiciosas de los siglos bárhar
ros.. No es tan necia como todo eso.: Sus
miras Actuales son apoderarse (le la cámara
de los diputados, como lo estan del palacio


•-y de la cámara de los pares: representar
ellos solos la nacion para reducir á cero la
Influencia de la opinion• pública y dejas
luces del siglo : cuando sean irrevocar




ti


bleibetíté .du'éifol del poder leMáilvo y del
Minister:J.:O; siís empresas serán mas vastas.
lQén puede calentar el límite que pen-
ará' enlemcds- Lól-= qué es
,biért-cV


•tesc ', qué Si t'O la atajan , ella por
su naturaleza átá'dispnesta llegar has-
fá%-la oligarquía féudal , Citié era el go-
liierrió de aquel liá'moso siglo , tan precci/
riiiácIó per los escritores de su partido' con
elMrbre' del buen tient/lo' antiguó.


' Y éstos elcrItol y estos folletos tan sey-',
vileá, tan antieonstitudoualéS; los deja cor4
reir'cl ministerio, la censura: -y los tribiiiia,


in la Med& aniffladVerlidn; ál,miárriO
tiéto que I6ái,éáéritorel que defienden l4'
libetfáci, Sn'S palabras, y
aún ó les lá'altá; palli/ liberta:tse de las vé•


'Este es teproducir
apóldgo' : dél pérro , alanceadó por haber


ládradti uwisi,ówstaiitt y que no-Inthie-
th.e.Slídó' lasti go .t1,-:htibiélia Met".


dátóliéó, Giiárido el éspíritti'dé
átAb dirige''éT espíritu del gobierno, no


(hé'dében extrañar los mas funestos


periiitliebserVilesréápirari4aMiánia
'ailitilóáidad : CliisiStatire, y enipleá lá mis7


saiia. La: frase Con que se cubre como con


una egicla- impenetrable, es esta; D4einos,
defender e4 trono ,contra. la revolución,. Perg,:-
¿ por qué no le eÇplica esta palabra,?: 14)
revolnejon'lla tenido diferentes .:- época:5


A
producido males y bienes: ha dejado pre7...;
tensiones justas y pretensiones injustas: ¿por,-
qué ' no separan estas ideas?. O. mas bien,
¿por qué no olvidan todo lo .pasa40, 1-,1)
fijar exclusivamente en la carta cons,tity7.,
9ipnal,. emanada •40 trono , á, cuyo fayori:
pelean? Pero ah! que ese es el verdade-
rO.rpcktivo de tantas vociferaciones. No cluie
ren el trono de Lui XVIII-, sino un tIon0;


94to de ellos„ 1: se oia 4191 4
algunos realistas exaltados de. Tolosa, que
Lti XVIII sé habla vueltoio.tpoleonist:a...
No es idént.kl . esta frase. con -la que ya.


beinos la parta tiene cierta
zciazl n?,/,440:40-n9 ¿Qué . sepe4c,


e4prar de lappbrel jp esta., especie?
El feliz acontecimiento j h p. dado 4


11 Francia 3.11- heredero del tro.no , no:ba si-
10$ ultrarealistas mas que un nuevo


recurso, para insultar y calumniar 4 los libe,
tales. '$e:yglen basta de lo,s. mismos infoytu-
xi:01


do la, famil:ia. real,:paradenigrar
niente, 4 §up ady-ersarios. !t• odos, ,peziédi-
P;11$1;11an esmerado en manifestar la 'alegría




56
pública, en referir hasta las menores circuns-
tancias del nacimiento del duque de Bur-
deos ; pero con esta diferencia, que los li-
berales se han contenido en los justos lími-
tes del júbilo inocente que debe producir
en todo buen ciudadano un suceso util al es-
tado , y que asegura la propagacion de la
dinastía. Los ultrarealistas no se han conten
tado con eso : porque no creen que manis'
Ustan su adhesion á la augusta familia de
los Borbones , sino atizan con todas sus fuer-
zas el fuego de la discordia. A sus gritos de
alegría se mezclan gritos de furor y de pro7
Nocacionousan á los periódicos del parti-
tido contrario , ya porque callan , ya porque
hablan como ciudadanos ; ya porque citan
:versos de Racine , que seguramente, si resu,
citase ahora, se admiraria de ser contado-
entre los revolucionarios. El pobre Consta-u-
cional en su número del 2 de octubre, des-
pues de una observaci-on muy 'patriótica a-
cerca del nombre de Enrique , impuesto al
príncipe reciennacido , se queja así de la per-
secucion de lee esclusivos ,‘ nos acusan, por-
que no nos alegramos en el nacimiento del
hijo de un príncipe infeliz : ¿ y qué motivos
tenemos para entristecernos?Nacido bajo el
imperio de la constitucion , educado bajo loba


auspicios del autor de la carta, este niño,
si llega al trono , nos asegurará el mayor de
todos los beneficios, que es la libertad so-
metida á las leyes. ¿ Qué deseamos nosotros?
Príncipes que amen la Francia. El nombre
de Enrique D OS parece el mas feliz aguero.


Qué necesita la Francia ? príncipes acos-
tumbrados desde la infancia á creer que la
felicidad de los reyes consiste en la concor
diá del poder y de la libertad. El alumno
de Luis XVIII será un rey constitucional.


« d
Cómo responderemos á la violencia


de nuestrós adveisárlos ? El uno acusa nues-
tro silencio, el otrd nuestras palabras... El
crímen.del silencio nos parece una nueva in-
vencion del espíritu de partido ; crimen, que
se escapó á la sagacidad de Montesquieu y
Beccaria.


No les. faltaba mas que censurarnos por
haber citado hermosos versos - de Racine.
¡Felices los reyes, si los que se creen ene-
migos, del trono, les hablasen siempre en el
lenguage de aquellos versos ! Nosotros qui-
siéramos que el príncipe pudiese oirlos ya
de la boca de su abuelo."


El Estandarte blanco, en su número del
'4 de octubre , celebra aquel fausto aconteci-
miento con las mas imprudentes provoca-




58
ciones. »En el momento 'en que; la Francia
entusiasmada no puede contener su alegrla,
é qué cosa será imposible. al gobierno, si sabe
aproveclzars,e. de su ~toda „ y gra' se podr4
rehusar al monarca , cuando pida en nombre
del heredero de su corona? Los malos no
han pronunciado ya su anatema? Sú pesar,
enmedio de la ,alegría pública , ¿no prueba
suficientemente que no son franeeses.?.¿.Y
les confiarérnos la suerte . de la Francia
Bflientras los realistas (r) no compongan la
mayoría de las cámaras y de las administracioL
nes y en vano Dios pos protegerá; pereceré-
mos." Es imposible reunir con tanta perfec-
cion la estupidez y la impudencia , la blasr.
fPn,lil y. h. 11iP9.91T,sí/- Aló, menos •1/11! nos
quejarérnol de que ecullari . ,sus proyectos:
el rey mismo lo conoce: conoce, tambien
sus talentos y sus virtudes: .conoce mejor
que esos furiosos el estado . dt la.); rancia; y
no se espondrá, por darles gusto y gffiliffiel
el Poder. , que es 19 que celos quieren, á 037
perider .otra vez e aquel pqifi 14: 11301'41
de la guerra civil.


(x) Cuidado que esta palabra no significa aquí
los cónstitucionaleS , sino los que quisieran que el
gobierno sc aprovechase de s« reiclaÑA.


59
Ya se deja entender que los espaIoles,


portugueses y napolitanas tenemos la dicha
de ser •abórrecidos en extremo de esa fac-
cion , enemiga de las luces y del liberalis-
mo. Pero los' napolitanos obtienen la p4si-
inacía en ese eterno rencor por las . razones
que diremos despues. Corno el apoyo de los
serviles de Francia consiste en las fuerzas
extrangeras, debe causarles un grande eno-
jo todo k, que se oponga á la influencia de'


santa alianza en los negocios interiores
de aquel reyno , y ya se 'vo que el gritó
de la libertad , que va; pasando . de nacion en
nacion, no es' muy favorable á la omnipo-
tencia de la santa alianza.


Los editores del' Estandarte blanco se
han descubierto sin pensarlo en su número
del ro de octubre. Citan las siguientes pala-
bras del constitucional de Náp


•oles , p.ersiódiis-
co liberal: esperamos, Cuando Tos sobe-
ranos aliados tengan noticias rizas exactas de
nuestros negocios, conocerán que la nacion na-
politana que lea dado -tan grandes pruebas- de
moderacion enmedio de una crisis tan péligM-
sa , 710 puede ser fachada de atentado al CM=
social; y desptics (son palabras défEstandar-
te blanco ), corno si los liberales- se arre:-
-pintiesen de haber imitado ,


débil-


da




6o
mente , el lenguaae de la sumision, añade
el Constitucional: la potencia' que pensase en
atropellar los derechos de un pueblo indepen-
diént , no lo haría con impunidad.


Los serviles exigen , pues, de todos los
pueblos de la Europa una sumision á las de-
terminaciones de la santa alianza, corno la
que ellos la profesan. ¡ Ah! si ellos fueran
tan fuertes, corno quieren dar á entender,
no buscarian su apoyo en las armas extran-
geras , sino en la voluntad de su nacion ; ni
establecerian esa sumision absurda é injusta
de los pueblos y dé los gobiernos á la con-
federacion de algunos monarcas.


Pero ¿por qué , al mismo tiempo que
maltratan con tanta acrimonia á los napo-
litanos , hablan con mas decoro de los es-
pañoles, y casi nada de los portugueses ?
¿Por qué, una' misma la causa del
odio , hay tanta diferencia en sus efectos os-
tensibles? ¿ Por qué el Monitor llega hasta
disculpar la revolucion de España , y ex-
cluye de todo perdon á los napolitanos, que
no han hecho ni mas ni menos que nosotros?
La razon es muy clara : la reunion de tro-
pas austriacas en la Lombardía , y el des-
agrado que han manifestado los gabinetes
de las grandes potencias por el establecí,


6i
miento del sistema constitucional en Nápo-
les . , han persuadido á los aristocratas fran-
ceses, que en breve quedará oprimida la
libertad en Italia en virtud de la misma
fuerza armada con que cuentan para opri-
mirla en Francia. Insultan . á un enemigo
que creen próximo á la ruina ; y en su ser-
vilisrño miran como una osadía
muy punible el que se atreva á de pender su..
libertad contra las grandes potencias , si se
determinan estas á atacarla. Por la misma
razon manifiestan la , mas indecente alegría,
cuando hablan de la escision de Sicilia, aun-
que esta isla quiere tambien constitucion, y
aunque su desmembramiento del reyno de
Nápoles disminuya el poder de la familia de
los Borbones que tanto afectan amar.


La España y el Portugal no se hallan en
el mismo caso que Nápoles. Su posicion
geográfica , y la leccion que dió á la Eu-
ropa en la última guerra, hacen que se mire
como imposible atacarla ; y si juzgan que la
Italia podrá ser sojuzgada por la fuerza, nos
hacen el honor de creernos inaccesibles á
otro ataque que no sea el de la seduccion.
Esta es en nuestro entender la causa de que
nos traten con mas respeto.


No hay duda que la. Europa está ac




62
tualmente en un estado de crisis. Su deci-
sion depende de las elecciones próximas pa-
ra la cámara de diputados de París, y del
colorido político que en -consecuencia de
ellas adopte el ministerio francés : porque
las potencias de Europa, antes de decidirse
á emprender una lucha cruel , general y de-
vastadora , cuyo éxito no hay inteligencia
humana que pueda preveer, han de exami-
nar con mucho cuidado qué es lo que ten-
drán que temer ó que esperar de la nacion
francesa. Por eso nos ha parecido á propó-
sito manifestar , como lo hemos hecho en
este número y en el anterior , cuáles son las
fuerzas de los dos partidos enemigos, cuá-
les sus temores y 'sus esperanzas , y los me-
dios de que se vale cada tino para hacer
triunfar su causa. Solo añadiremos una re
flexion , y es, que si los liberales de Fran-
cia dejan pasar la ocasion que ahora se les
presenta para consolidar el sistema consti-
tucional, quizá no hallarán otra en mucho
tiempo : porque si. eligen malos diputados,
en una época tan crítica, quién los espe-
rará mejores en lo,sucesivo ?


63 -
Sobre el espíritu público.


- En el número 6.° de nuestro periódico
'hicimos ver los inconvenientes, ó por me-
jor decir , los enorinés daños que se siguen
•del espíritu de partido , trazando algunos
cuadros que á nuestro entender representan
con bastante exactitud los extravíos á que
conduce una tan detestable manía. Cualqine-
ra que-sé dediqué á hacer la aplicacion de
algunos de ellos echará de ver los grandes
obstáculos que ponen á la Marcha de 'las
ideas liberales , porque deStrtlyen aquella
preciosa 'armonía y union que forman la
basa principal del régimen representativo.


Mas entre todos los inconvenientes que
arroja de sí esta funesta locura , 'ninguno
nos parece mayor que las trabas que opone
:á la forinacion- del espíritu público , que tan
necesario es'para el progreso de las luces,
y para promover .. todos los ramos de la pros-
peridad nacional. Pocas son las personas
.gire meditan con la detencion debida los
"puntos desemejanza y desemejanza que tie-
nén entre sí estds . xlos . `oápiritus pa-
ra poder .apreciarlas - consecuencias .desas-




65.
salvacion á los brazos de aquellos á quienes
nosotros aborrecernos.


Desde los deseos se pasa inmediatamen-
te á disponer los medios de contentarlos, y
por desgracia son siempre preferidos los
mas violentos y feroces , corno que cada
miembro de un partido sirve recíprocamen-
te de estímulo á los demas , y procura so-
bresalir en celo, ya que no pueda hacerse
valer por la fuerza del raciocinio. Así es que
no quieren mostrarse moderados por pare-
cerles que la moderacion no tiene bastante
fuerza para deslumbrar á sus clientes.
. ¡Cuán diferente es el modo de discurrir


de aquellos que. estan animados del ver-
dadero patriotismo ! Entre estos solo se
ve franqueza é imparcialidad ; los ciuda-
danos se reunen con el objeto de ilustrar-
se y de contribuir cada uno de por sí á la
mejora de la causa pública , discutiendo
con serenidad y sin encono las actas y
disposiciones de la autoridad, y prestán-
dola al mismo tiempo la debida obedien-
cia. Aplauden con alegría, y censuran con
pena y con circunspeccion : se comunican
mútuamente sus luces sin misterio, y sin
aquel ayre de importancia que las rebaja
tanto de su precio: reunen sus trabajos pa-
ra evitar ó disminuir los efectos de una pro-
videncia injusta ó precipitada. Propagan las
sanas doctrinas, y hacen continua guerra al
fanatismo y á la intolerancia política. Sus
perpetuos enemigos son el crímen y el er-
ror voluntario, sin confundir á estos jamas


"'--, Tu.
5


64
trosas del primero , y los grandes bienes
que produce el segándo.


La misma diferencia que hay entre el
fanatismo religioso y la verdadera religion,
se observa tambien entre el espirito de par-
tido y el espíritu público. Ambos toman por.
divisa esterior el zelo del bien de la patria,
y ambos se adornan con un trage tan pare-
cido, que se necesita observarles muy de
cerca para no equivocar al uno con el
otro.


El espíritu de partido no reconoce mas
patria que su propia faccion ni otros ciu.
dadmios que los que profesan unas mismas
opiniones. Entre ellos la exageracion
da á oráculo, no admite medio alguno en su
modo de calificar los objetos, sino que todo
lo que discute ha de ser 6 divino ó atroz,
ó coronado de laureles ó destinado al vili-
pendio. La expresion de sus deseos siempre
se reduce á dos sentencias ó aforismos que
debieran esculpirse á la entrada de todos
los sínodos del fanatismo y de la intoleran-_


.cia, á saber : Gloria , honor y prosperidad á
nuestros amigos; guerra, ultraje, y esterini-
nio á todos los que no participen del furor
de nuestro patriotismo. O en otros términos:
perezca la patria , primero que deber su




66
con la equivocacion inocente, ni con la ho-
nesta libertad de pensar.


Dos son á nuestro entender los únicos
órganos legítimos del espirita público, por
medio de los cuales se manifiestan los de-
seos del pueblo y los medios de subvenir á
sus necesidades. El primero es la represen-
tacion nacional, y el segundo la libertad
absoluta de la imprenta. El uno sirve de
garantía á los pueblos, y el otro de con-
ductor seguro á los que están al frente de
ellos para gobernarlos ; de modo que la Na-
'cion que sepa mantener estos dos baluartes
de su libertad, puede contar de seguro con
que se defenderá de los trastornos violentos
de la anarquía y de los ataques disimulados
del poder arbitrario.


Siendo el espíritu público aquel apego d
alicion mas ó menos activo que toma la por-
cien ilustrada del pueblo en el sistema gene-
ral de su gobierno, y en los actos particzda-
tes de la administra~, d quién podrá ne-
gar que la representacion nacional es el
conducto mas seguro y mas noble para ex-
presar la voluntad de los ciudadanos ? Reu
nidas en aquella como en un foco las luces
de todo el Estado, tiene esta asamblea el
sello de la franqueza y de la imparcialidad,
y corresponde con su sabiduría á toda la
grandeza de su objeto. Si fuera posible que
á pesar de las lecciones de la experiencia
hubiese todavía algunos ministros impru •
dentes que intentasen sofocar los esfuerzos
del espíritu público, la opinion se refugia-


67•
ria naturalmente en el seno de la represen-
tacion nacional, y en ella adquiriría una
nueva fuerza proporcionada á los ataques
que se hubiesen dirigido contra ella.


Es inútil advertir, que cuando nosotros
decimos que la representacion nacional es
un órgano infalible para expresar y formar
el espíritu público, no querernos hablar de
de esas representaciones de mera fórmula,
corno la que tenia la España durante los úl-
timos reynados , ni tampoco de esas otras
que por desgracia se ven todavía en algunos
pueblos de Europa. La representacion de
que hablamos., es aquella en la cual no tie-
nen influjo alguno ni el poder ministerial,
ni los gritos furibundos de los anarquistas,
sino la voluntad libre y expedita de los ciu-
dadanos : aquella en que los representantes
gozan de toda la independencia necesaria
para expresar su opinion , y en la que los
representados no calculan los ascensos de
aquel á quien dan su voto, sino la idea mas
ó menos ventajosa que tienen formada de
su mérito. Poco importan las personas cuan-
do se atropellan los principios, y en fal-
tando el mas pequeño grado de libertad en
las elecciones, la representacion llega 2'. ser
inútil y muchas veces funesta.


El segundo órgano por donde se comu-
nica y se forma el espíritu público , es la li-
bertad absoluta de la imprenta. Decimos li-
bertad absoluta, no aquella que sanciona la
impunidad de los crímenes que pueden co-
meterse por medio de la imprenta, ó que ca-


5.




1


rece de leyes represivas de estos crímenes,
sino la que no terne el peso Je las leyes
preventivas , las cuales bajo pretesto de evi-
tar los delitos, oponen una traba injusta y
absurda al uso libre del pensamiento.


Hemos dicho en varias ocasiones, y no
nos cansarémos de repetir, que toda ley ó
reglamento que se dirij a á prevenir los abu-
sos de la prensa, es un reglamento libertici-
da , el cual acabará tarde ó temprano por
convertir en arma de la tiranía este magní-
fico baluarte de la libertad nacional. Acabe-
mos una ;vez de convencernos, de que el uso
de la imprenta es absolutamente igual al
uso de las marros ó de cualquiera otro miem-
bro del hombre, y que no seria mas ni me-
nos violento, tenérselas atadas para evitar
que no hiciese mal uso de ellas , que el
obstruir la imprenta para impedir que na-
die imprima cosas malas. Téngase un buen
código penal que cierre las puertas á la ar-
bitrariedad y al capricho , y castíguense les
delitos que se hubieren cometido ya , mas.
no los que solo se hubiese pensado co-
meter.


Ahora que los principios de una sabia
política han recuperado los derechos que la
tenian usurpados el rigor y la pusilanimi-
dad, y que la nacion española esperanzada
en una legislacion irrevocable, ha sabido
romper las trabas injuriosas del pensamien-
to , no es posible que el espíritu público de-
je de presentarse tal cual es, es decir, co-
mo la manifestacion de los deseos del pire-


blo , y la quia infalible de los que le go-
biernen. Todos los principios relativos á es-
tos dos intérpretes de la opinion , se redu-
cen á aquella máxima tan sencilla como in-
contestable , á saber, libertad absoluta en
todo lo esencial á sú constitucion, y casti-
gos proporcionados á los delitos que en ella
se cometan.


Síguese de lo dicho, que cuando un go-
bierno quiere de buena fe conocer el espí-
ritu público, es indispensable que huya del
espíritu de partido corno de un motor siem-
pre injusto, y sobre todo en tiempo de tur-
bulencias políticas. Debe huir igualmente de
esa fatal obstinacion con que suele empe-
ñarse en dirigir la opinion pública por me-
dio de lo que impropiamente se llama poli-
cía. Claro es que no aludimos con esta voz
á aquella policía benéfica y necesaria que
tiene á su cuidado la tranquilidad pública y


. la seguridad individual , sino aquella que
consiste en espiar las acciones secretas, y
aun los pensamientos de los hombres, para
averiguar si son conformes ó contrarios á
las miras de los gobernantes. Por mas que
se diga que este es un suplemento de la le-
gislacion generalmente incompleta, lo que
sabemos es , que ademas de ser un delito á
los ojos de la filosofía, es tambien una falta
casi siempre irreparable en política, porque
la opinion del público generalmente se con-
vierte contra la autoridad que la atormen-
ta , y cuanto mas se obstinan en limitar su
independencia y sus derechos, mas perseve-




70'
ra ella en defenderla y en vengarlos. La ma;
sa del pueblo no es tan estúpida como quie-
ren hacernos creer algunos sofistas presun-
tuosos, antes bien suele apreciar con instin-
to imparcial los actos del gobierno, y la mar-
cha franca ú oblicua de la adrninistracion.


Este instinto que naturalmente le incli-
na á decidirse por lo mas justo-, no se pro-
nunciará jamas á favor del gobierno, sino
cuando todas sus medidas y operaciones lle-
ven el sello de la justicia y de la sabiduría.
Pero sobre todo , le enagenará sin recurso
desde luego que trate de violentarle. No di-
remos lo mimo del espíritu de . partido, por-
que como este es igualmente nocivo al repo-
so de los gobernadores que á la seguridad
de los gobernantes, justifica en la autoridad
todos los. medios legales de rigor para re-
reprimirle , y todos los de la persecucion
para triunfar de él. Seria supérfluo detener-
nos en el uso de los primeros, porque so7
bre este punto cada una de nuestras leyes
necesitaria un comentario ; pero acerca de
los -segundos no podemos menos de hacer
dos observaciones harto necesarias en el es-
tado actual del espíritu público.


Nadie ignora que las disensiones ci-
viles arrastran tras de sí las explosiones del
ódio y los proyectos de venganza. Los in-
dividuos que se creen ofendidos por la fuer-
za de la tempestad, no pueden perdonar. á
los que en su concepto la han promovido ó
excitado ; y cuando llega el momento (le
aue todo se restituya al Orden es cuando


renuevan con mas ardor toda especie de
tentativas para dilatarle. Entonces las gen-
tes de juicio se convencen de la necesidad
urgentísima de fundir todos los partidos en
uno , por medio del olvido absoluto de to-
dos los resentimientos , nadie puede ha-
cer esto con mas rapidez que la autoridad
suprema.


En efecto, á la autoridad suprema per-
tenece, así por razones de política, como por
principios de humanidad, prevenir los horro-
res de la venganza, y los funestos efectos
de una reaccion, Ella sola que ha. sabido
vencer los esfuerzos de sus enemigos , y
triunfar de la crísis de los sucesos, puede
poner en uso todos los recursos que ha sa-
bido recuperar, para restablecer entre los
partidos aquella paz de que han carecido
por tanto tiempo. Ella puede hacer que la
Nacion, respirando á la sombra de la concor-
dia y del olvido, no vuelva jamas la vista
sobre lo pasado sin bendecir lo presente, que
es lo que ha. de borrar de dia en dia los re
cuerdos dolorosos de sus males. De este mo
do el espíritu publico, libre de una penosa
opresion , y rotas las trabas con que le su-
jetaba el espíritu de partido, podrá ejercer
todo su influjo, así para la dicha de la socie-
dad, como para la instruccion del gobierno.


2. a Aun cuando noéxistiesen razones de
justicia y de conveniencia para persuadir el
sacrificio de los resentimientos , y que úni-
camente hubiese de dictarle la política, ¿ha-
brá quien crea que son capaces los ultrages




ni los cadahalsos ele inspirar adbesion á las
nuevas instituciones ? ¿ Podrá establecerse la
concordia universal por medio de una bar-
rera humillante entre los que tuvieron la di.
cha de no desmentir nunca su celo , y los
que tuvieron la desgracia de equivocar el
verdadero objeto de su patriotismo ? No, no
es posible; la indocilidad suele aumentarse
con los castigos ; pero no puede resistir á
los beneficios ; y cuando el abandono y el
destierro no hubieran hecho mas que ulce7
rar los corazones, la generosidad y la cle-
mencia los obligan por fuerza al amor y al
reconocimiento. De este módo se formará
una dichosa emulacion entre todas las ciases
de los ciudadanos , y al paso. que se des-
truyan los gérmenes del espíritu de partido,
recibirá mayor vigor la opimon pública, que
es el verdadero apoyo de todos los gobiernos.


CARTAS DEL MADRI.I.Ej5 O.
4 .a


Madrid,, 27 de octubre de 5820.
Muy afanados estamos, amigo mio, con


lo mucho que nos ha caido que hacer es-
tos dias , y-sí Dios no nos da fuerzas , no
'sé' yo, cómo hemos 'dé salir adelante con
tantas dificultades como se presentan. Es
el caso, que como esto del patriotismo be-


" né tantos cabos que atar, cada cua se sus-


73
citan nuevas dudas sobre el modo de que
cada uno reciba aquellos premios á que en
diferentes épocas se ha hecho mas ó me-7
nos acreedor. No piense usted sin embargo
que son tantos los que aspiran á premios,
porque lo mas que suele ocuparse diaria-
mente el Congreso en oir las indicaciones
de esta clase de súplicas, no pasa de un
par de horas, que se van en un abrir y cer-
rar de ojos. Ya se deja discurrir que co-
mo el amor de la patria es tan puro y tan
acendrado en los 'pechos bien nacidos,
no pueden permitir en conciencia que es-
ta pase por ingrata á los ojos de la poste-
ridad, que á no ser por está consideracion,
ni se acordarian ellos siquiera de que ha-
bia premios en el mundo. No puede usted
figurarse cuánto padece mi corazon algu-
nos dias, al ver la calma con que estos se-
ñores diputados remiten á la comision cier-
tas súplicas que en mi concepto deberian
ser despachadas aun casi antes de leidas.


s. to me parece á mí, como que es hacer
una injuria á los que tienen la bondad de
presentarlas, porque ¿quién ha de presu-
mir sin temeridad, que nadie venga á ex-
poner hechos que no esten pasados va en
autoridad de cosa juzgada ? ¿Ni qui.,.1.-kN----áN,


v',1 •de citar en su apoyo un testigo
do como suele ser todo el mundo


¿Habrá persona que dude c
y penalidades que han pad4ído.5alkú-;;,:


nos infelices ilurante estos allin'os.,
años metidos en este Madrid ,


• • vi
(•'"




al triste sueldo de cuarenta mil reales?
Ay cuantos suspiros les costaba tomar


aquel dinero inconstitucional! Yo les ví
á muchos de ellos 'envueltos en sus capas
durante el invierno, y con su bastoncito
ligero durante el verano, que era una com-
pasion el mirarlós. ,7 Pues qué me dirá us-
ted de los que guardaron un pedacito de la
lápida envuelto en un papel con riesgo
de sus vidas ? ¿Y los que llevaron su he-
roismo hasta el punto de tener guardado
debajo de la estera un egemplar de la Cons-
titucion ? ¿Qué premio habrá que baste á
recompensar la fortaleza de aquellos que
se atrevian, enmedio de las persecuciones
del despotismo, á rezar un Padre nuestro á
sus solas por el alma del difunto La-
ci? ¿Y.


los que tuvieron la constancia de
no suscribirse á la gaceta durante este
tiempo ?


Vaya que seria nunca acabar si lmbiera
de referir á usted, aunque no fuese mas que
en extracto, las heroicidades ocultas que
van saliendo ahora á luz para consuelo de
los buenos, y egemplo de las generaciones
futuras. Digan los habitantes de las pro-
vincias, que son los que mas reparan en
estas cosas, si saben ó han oido decir, que
no fuesen muy contadas las personas que
asistian á los besamanos. Mil veces llegué
á temblar por la vida y seguridad de algu-
nos temerarios, que se obstinaron en no
abrir un libro, ni escribir una carta en to-
do el tiempo de su cesantería. Oh almas


75
fuertes, impertérritas, indomables! ahora
es el tiempo de que hagais públicos estos
eminentes servicios, y que la patria reco-
nocida os pague el ciento por uno de los
sacrificios que hicisteis en su defensa! No
os dejeis alucinar de una modestia mal en-
tendida, ni os arredre tampoco el qué di-
rán de las galerías, porque ya -tendre-
mos buen cuidado de echar la . .culpa á
los serviles, y de achacar á la envidia to-
das sus murmuraciones. Procurad ganar
Iris votos de la comision de premios, que
lo demas irá saliendo como. la propia rosa.


Ya. sabe usted que se han prohibido. las
sociedades patrióticas , á las cuales todo el
mundo aduló, menos un papel público,
mientras estuvieron:voyantes; y aun se pre-
sentaron en su defensa tantos articulistas
furibundos, que no parecia sino que el ha-
berlas tomado en boca era haber profana-
do el Sancta sanctorum. Pero sucedió cierta
ocurrencia, en que se quiso decir que ellas
habian tenido parte, y aunque las socieda-


,, dades no hicieron aquel dia ni mas ni me-
nos que lo que habian hecho anteriormen-
te, se levantó contra ellas un pedrisco tan
fuerte de sus mismos padrinos, que casi
estuvo tentado á declararse defensor suyo
el primero que las !labia denunciado á la
.opinion pública. Por lo que hace á usted
y á mí, nadie podrá decir que las hemos
alabado ni deprimido, porque jamas hemos -
hablado de eilak , en nuestras cartas ; mas
como pudiera suceder que usted fuese ten-




7c;
Lado de h Tarda de los certámenes, no
quiero dejar de darle noticia de dos que
acaban de proponerse al público literato
de todas las naciones, inclusas las del Norte. ,,


El primero le propone la sociedad que
fue patriótica, y ya no lo es, de amigos
del orden, la cual convida con un premio --
de 4,5oo reales de vellon al autor de la
memoria que se escriba en contra de las
difuntas sociedades, dirigida á probar los
perjuicios presentes ó futuros que de su
continuacion pudiera seguirse al sistema
constitucional. Los examinadores sinodales
de estos escritos serán , segun el programa,
los mas ilustres individuos de. la expresada
sociedad.


El otro de que me han hablado, me pa,
rece doblemente tentador, porque es en
efecto doble la cantidad que se propone
para premio. Se reduce á depositar g000
reales en manos seguras, para el autor del
mejor discurso, en que se pruebe que la
Inquisicion, que fue santa y ya no lo es, no
hizo ni hubiera hecho nunca el menor da.


á las luces: que su establecimiento y
permanencia no fue un regalo del cielo
para consuelo de los' hombres : que todos
y cada uno de sus ministros no fueron unos
santos de Dios , ó que se separaron algu-
na vez de la mansedumbre y lenitud evan-
gélica. Los autores dirigirán sus discursos,
francos de porte, á los j ueces del concurso
literario, que serán los excelentísimos se-
lores siguientes. Tl ex-inquisidor general


77
don Cristobal Bencomo, don Francisco E-


k
°lúa. , don Blas Ostolaza , don Mariano


artin Esperanza y clon Justo Pastor Perez.
El término del concurso no se ha de limi-
tar á tres meses , sino qUe se admitirán dis..
cursos, memorias, oraciones fúnebres, cen-
tones, y puntos finales por toda una eter-
nidad. Con que no hay que descuidarse en
el trabajo, porque ahora no cabe la trillada
disculpa de la parcialidad.
. Lea usted con mucho cúidado la discu-
sion de los actuales consegeros de Estado,
porque no será perdido el fruto dé las re
flexiones á que ella le dará lugar. Ya yo
me sospecho que usted se habrá estado dan-
do de calabazadas sobre cuál es el verda-
dadero obgeto de la cuestion, porque en
efecto no se descubre á primera Vista qué
es lo que ha podido dar motivo á unos dis-
cursos tan acalorados. Jamas el' Congreso
ha manifestado dar una importancia igual
á ninguno de los graves negocios que ha
sometido á su sabiduria , y el peso de las
razones ha estado tan próximo á equili-
brarse, que no pasó de unidades la dife-
rencia. Viera usted allí los oradores mas
célebres arrebatarse unos á otros la palabra,
y valerse de todos los recursos de la elo-
cuencia. Cualquiera se habria figurado que
la salud de la patria estaba pendiente del
éxito de aquella votación.


Sin embargo, á mí me parece que el
Congreso ha discutido con mucha calma y
mucha mayor dignidad.


otros tantos asun-




78
tos que tocaban mas directamente al bien
estar de la Nacion. Pero sin duda habria
en este Pne<tocio algunas circunstancias ocul-,
tas, que sin pod erse presentar abiertamente
á la discusion , produgesen sin embargo in-
dicaciones suficientes para dar una grande
importancia á la disputa.


Por decantado no es del todo indiferen-
te saber, si el gobierno que ha tenido Es-
paña desde el año de i4 hasta el de 20,
es igualmente intruso que el que tuvo des-
de el año de 8 hasta el de i3. Si los que
admitieron destinos por nombramiento de
Fernando VII, siendo antes consegeros de
Estado por las Cortes, incurren en la mis-
ma pena que los que los admitieron de Jo-
sé, habiendo servicio á Carlos IV. Si ha-
biéndose destruido la Constitucion, y decla-
radose traydores á los que en adelante la
obedecieran, debieron todos los empleados
quedarse sin destinos, y no admitir ningun
otro, aunque pereciesen de hambre ellos y
sus familias. Si debieron dejarse todas las
plazas vacantes, para que exclusivamente
fuesen ocupadas por los enemigos declara-.
dós del sistema liberal. Si un individuo que
hubiese tenido la gloria de salvar lafspa.
ña, y de enseñar á toda la Europa el cama
no de la libertad , debe ser considerado,
como un perseguidor de los buenos, so-.
lo por haber impedido que muchos de es-.,
tos tuviesen la honra de ser ahorcados.


Ya usted ve que todas y cada una
estas cuestiones ofrecen un vasto campo á


79
las flores de la oratoria, ya que el estrecho
sendero de la lógica .no produce mas que
espinas. A mí me parece que una vez admi-
tido el principio , de que los gobiernos de
hecho no son gobiernos ni pueden produ-
cir ninguna abligacion , poca duda puede
quedar sobre el modo cómo debe tratarse
á los que le prestaron obediencia; y asi del
mismo modo que se ha dejado por puertas
á todos los que no cogieron el hatilllo y hu-
yeron de los pueblos •cuanda lá invasion
francesa, lo mismo y con igual justicia se
debe despojar de sus destinos á todos los
que continuaron sirviéndolos á la vuelta
del Rey. Añadiria yo mas, y es que no solo
se quedasen sin empleo, sino tambien sin
poder alegar otros méritos que los que con-
tragesen en adelante ; pero les dejarla expe-
ditos los derechos de ciudadanos para que
se viera como sabia yo hermanar la justicia
con la clemencia.


Las consecuencias inmediatas de la apli-
cacion de aquel principio serian: x.a Que
cuando alguno lograse por medio de la fuer-
za trastornar un gobierno establecido, ten-
dría que abandonar su empresa, por no en-
contrar quien desempeñase los empleos, y
esto le daria mucha rabia. 2.a Que el
que se decidiese una vez á tomarlos, sa-
bria que no habia de dar cuartel á nin-
gun alma viviente, sino llevarlo todo á
fuego y sangre hasta el exterminio de to-
dos los que no pensasen como él. 3.a Que
estos que tuviesen la debilidad de tomar




lo
empleos ó de seguir con los que tenían, cui-
darían de cobrarse por de pronto el sueldo de
los años que pensasen vivir, y como nadie cree
que se ha de morir joven, claro es que co-
brarian adelantado siquiera medio siglo.
4.a Que como ya se sabe que los gobiernos
de hecho, duren lo que duren, tienen por
fuerza qne caer, los nuevos empleados del
gobierno de derecho deben considerarse co-
mo si hubieran estado trabajando sin cesar
en ellos, y por tanto es justo que se co-
bren todos sus sueldos atrasados hasta el
último maravedí , lo cual hace baylar de
contento á los contribuyentes. 5.a Que de
este modo resulta que cada empleo se paga
dos veces en nombre de la patria, que es la
que lo luce. 6.a y última. Que por este estilo
no nos faltará diversion á los que hemos
tomado por oficio el reirnos de las estrava-
gancias de los hombres.


Queda de usted afectísimo etc.
Él madrileho.


ERSATAS.


Pág. xx. lin. 7. donde dice kan disentid) y deerzwidói
léase han disentido en parte decretado.


EL CENSOR 5
PERIÓDICO POLÍTICO Y LITERARIO.


N.° I
SABA.D0 , 4 DE NOVIEMBRE DE 820.


ACTAS DE LAS CORTES.
SESIONES EXTRAORDINARIAS DEL 20


DE OCTUBRE Y SIGUIENTES.


INSRTUCCION PUBLICA.


Continúa el artículo I.° del número anterior.


Hasta aquí hemos considerado la ley re-
lativamente al gasto que ocasionará su eje-
cucion si algun dia llega á verificarse en su
totalidad : ahora prescindiendo de la parte
económica, examinarémos la literaria sola-
mente.


Título 2.° , artículo 5.° La enseñanza se
divide en La, 2. a y 3.a Pudieramos obser-
var que la enseñanza general , es decir, la
que se proporciona á la generalidad de los
ciudadanos sin distincion de profesiones,


TONO III. 6


511111




82
tiene tres grados : escuelas primarias , uni-
versidades de provincia y universidad cen-
tral, y•que la que se llama tercera, forma
en realidad una cuarta clase, que abraza to-
das las enseñanzas relativas á profesiones
particulares ; pero no nos detendremos en
una cuestion de voz.


Artículo 6.° y siguientes De la prime-
ra enseñanza. La parte literaria de este tí-
tulo , reducida á que en las escuelas de pri-
meras letras se enseñe á leer y escribir cor,
rectamente , las reglas elementales de arit-
mética , y un catecismo de la religion cató-
lica, que comprenda tambien una breve ex-
posicion de las obligaciones civiles , y á que
en algunos pueblos se dé mas estension
esta enseñanza; no ofrece materia á críticas
muy interesantes. Lo único que no parece.
muy practicable es , que en las escuelas de
primeras letras de los pueblos de mucho
vecindario, pueda «enseriarse completamen-
te la'aritmética , unos sucintos elementos de
geometría, y los principios de dibujo nece-
sarios para las artes y oficios. Dificil será
-hallar maestros de primeras letras que ten-
tau la instruccion necesaria para dar estas
lecciones : porque no es regular que el que
Ja tenga, se ponga á maestro de niños. En


" 83
este caso será menester agregarles otro maes-
tro para estos elementos, ó establecer una
escuela separada , y de cualquier modo
siempre habrá un aumento de gasto. Sin
embargo , si en la primera enseñanza se a-
doptase la economía que hemos indicado,
deberia :iacerse este desembolso, y estable-
cerse en todas las ciudades de quince á vein-
te mil almas arriba, una ó mas escuelas con
dos maestros; el primero de los cuales en,
señaria unos sucintos elementos de matemá-
ticas puras , y el segundo los principios de
geometría práctica, de mecánica, y de di-
bujo y delineacion, necesarios para las artes
y oficios.


Título 3 ° De la segunda enseñanza. Ar-
tículo 1 7


y siguientes. Comprendiéndose ba-
jo este título , como dice muy bien la ley
« aquellos conocimientos que al mismo tiem-
po que sirven de preparacion para dedicarse
despues á otros estudios mas profundos,
constituyen la. civilizacion general de una na-
cion ," esta será la parte en que mas nos
detendremos , porque es la mas importante,
y en realidad la base del edificio: la prime-
ra enseñanza no hace, por decirlo así , mas
que preparar el terreno. Ademas tenemos el
disgusto de que este título sea entre todos


6.




84
los que comprende la ley, el que menos lle-
na nuestros deseos.


«Esta enseñanza ( dice el texto, artícu-
lo x8 y rg) se proporcionará en estableci-
mientos á que se dará el nombre de uni-
versidades de provincia; y de estas habrá en -
la península é islas adyacentes una en ca-
da provincia, segun se halle dividido el
territorio." Sigue la enumeracion de las ciu-
dades de Ultramar én que deberá haberlas;
lista que no copiamos, porque para nuestro
obgeto es inutil. Convenimos en que haya
en cada provincia un establecimiento para,
la segunda enseñanza; pero nos parece su-
mamente perjudicial que este sea lo que
entre nosotros se ha llamado hasta ahora
una universidad, es decir, un estudio abier-
to, al cual concurren á las horas señaladas
los catedráticos y los discípulos , viviendo
estos fuera del edificio , ya en la casa pater-
na, si son del mismo pueblo, ya en posadas
particulares si son de otros de la provincia.
Si la ley . habla de universidades en este
sentido, y parece que sí , pues nada dice
de colegios cerrados ni de su organizacion,
y ni aun indica-siquiera que deberán esta-
blecerse; nos atrevemos á decir, que á nues-
tro juicio no ha podido darse un golpe mas,


85
funesto á la educacion literaria y moral de
la juventud española. No ignoramos lo que
algunos escritores célebres y recomendables
por otros títulos, han declamado contra la
educacion dada en los. colegios; no se nos
oculta que la reunion de jóvenes de corta
edad bajo un mismo. techo, ofrece algunos
inconvenientes morales; pero estos pueden
evitarse con un buen reglamento interior
y una severa disciplina; y la mala organi-
zacion literaria . de algunos colegios, que
dió lugar á. las'cleclamaciones de aquellos
sabios, puede y debe &er reemplazada por
una excelente. Ademas, aun cuando toda,
vía quedase algun pequeño mal que fuese
insuperable, y como inherente á la natura-
leza misma de estos establecimientos, seria
nada en comparacion de las inmensas, é in-
contestables ventajas que ofrecen. Contem-
plemos primero la sugecion y dependencia
en que viven los colegiales, la contínua vi-
gilancia que sobre todas sus acciones eger-
cen los stiperiores , á cuya dirección estan
confiados , la metódica, uniforme y rept-


- larísima distrib.ucion de todas las horas, la
necesidad en que estan de ocupar en el
estudio, y en las prácticas religiosas, las
que respectivamente estan destinadas para.




1


1


86
estos egercicios; la imposibilidad de que se
entreguen á ningun género de disipacion;
el silencio, el recogimiento, el orden que
reynan en todos los actos de comunidad
fuera de las horas de recreacion ; el hábito
al trabajo que insensiblemente se contrae,
la emulacion que á él estimula y que es tan-
to mas activa cuanto es mas continuo é
inmediato el contacto de los aspirantes á
las pequeñas, pero variadas distinciones
con que se despierta la natural pereza de
los muchachos, y otras varias ventajas que
seria prolijo enumerar. Volvamos luego la
vista al modo de vivir de los jóvenes , que
ausentes de la casa paterna, estan á su dis-
crecion y libertad en una posada de una
ciudad populosa; y sin entrar en un para-
lelo simétrico de ambas situaciones , diga-
se de buena fe, entre igual número de co-
legiales y estudiantes sueltos, d cuáles serán
en eircrinstancias iguales de índole,
cion y talento mas morigerados, mas labo-
rioso"s y mas aprovechados? Creemos que
ningun hombre de buena fe • que conozca
las universidades, y mas que todo el cora,
zon humano , y lo que son muchachos
de ro á 16 afros, abandonados á sí mismos,
negará que la educacion regulada de un


87
colegio es infinitamente preferible á la li-
bre de las casas particulares, aun entrando
las de los padres, parientes y tutores, ¡cuán-
to mas una posada! Creernos, pues, que la
ley deberá mandar expresamente que la se-
gunda enseñanza, costeada en todo ó en
parte por la nacion , se dé precisamente en
colegios cerrados, cuya organizacion se fi-
jará por un reglamento particular. Esto no
impide que sus aulas esten abiertas tam-
bien para los hijos, parientes ó pupilos de
aquellos vecinos de la misma ciudad , que
no puedan ó no quieran pagar la pension
de un colegio. Entre los que puedan, no
serán muchos los que rehusen hacerlo.


Para los de los otros pueblos de la pro-
vincia, es indispensable que haya colegios
á donde los pudientes envien sus hijos, y
en donde los de los pobres puedan tambien
obtener una de las plazas que la nacion
deberá pagar para aquellos que hayan da-
do indicios de un talento particular : de lo
cual hablarémos luego. Si asi no se hace,
.sino se establecen para la segunda enseñan-
za mas que universidades propiamente ta-
les, desde ahora predecimos, y ¡ojala nos
engañemos! que de cada veinte Muchachos
que vengan á ella del resto de la provin-




88
cia, los diez y nueve se pierden moralmen-
te, no estudian nada, ó á lo menos no
aprovechan, ni aun la mitad de lo que en
igual tiempo hubieran adelantado en un
colegio. No hay que olvidar que la segun-
da enseñanza empieza lo mas tarde á los
diez años, porque ¿quién á esta edad , si
ha asistido á la escuela primaria, no sabe
leer, escribir, contar y el catecismo ? Ytn
:muchacho de diez años, trasplantado desde
la casa de sus padres á una posada, donde
nadie le manda, d dejará de distraerse y
pensar mas en diversiones que en el estu-
dio? El asistirá al aula por cumplir ; pero
en saliendo, ‹; quién le sujetará á que ocu-
pe en el estudio las horas necesarias para
la tarea que se le ha señalado? Mal cono-
ce á la juventud el que pretende que de
su propia voluntad, sin freno, sugecion ni
temor alguno, prefiera la ocupacion y el
trabajad la ociosidad y al divertimiento.


Se dirá acaso que la ley no prohibe la
ereccion de colegios; pero nosotros insisti-
mos en que no basta permitirla , es nece-
sario mandarla, y exigirla expresamente
para la segunda enseñanza por lo menos.
Las facultades llamadas mayores pueden
enseñarse en universidades, porque los cur-


89
'santes , aunque jóvenes todavía, son ya
capaces de manejarse y dirigirse por sí mis-
mos; pero la gramática y primeros estu-
dios preparatorios, á los cuales concur-
ren muchachos de nueve ó diez años, es
á nuestro entender indispensable que se
den en casas de comunidad, en las cuales los
alumnos vivan sugetos á regla, y esten ba-
jo la contínua y saludable vigilancia (le
personas á quienes teman y respeten. Estas
casas ofrecen ademas otras ventajas en la
parte económica, de las cuales prescindi-
mos ahora, porque todavía habrá que to-
car en este punto. Pasemos ya á los estu-
dios, que segun el proycto presentado y
aprobado ya en esta parte, habrán de com-
poner la segunda enseñanza.


Ártículo 2o. «En todas las universidades
de provincia se establecerán las cátedras si-
guientes: dos de gramática castellana y de
lengua latina : una de geografía y cronolo-
gía : dos de literatura é historia: dos de ma-
temáticas puras : una de física: una de quí-
mica y una de botánica. Y no está claro en la
gaceta del gobierno, si la botánica se excluye
de ésta enseñanza y se reserva para la terce-
ra, segun lo indicado por el señor Martel:
tibia de mineralogía y zoología ; una de 16-




90
gica y gramática general : una de economía
política y estadística : una de moral y dere-
cho natural: una de derecho público y Cons-
titucion. Vamos por partes.


Deis cátedras de gramática castellana y
de lengua latina." Tal corno está el artículo
presenta alguna obscuridad ; pero habién-
dose explicado por el señor Tapia el sentido
en que debe entenderse, á saber, que habrá
dos cátedras de gramática latina en que al
mismo tiempo se enseñe la castellana, esta-
mos de acuerdo con los señores de la comi•
sion, en que con un buen método se puede
aprender en dos años, ( se entiende si no se
estudia otra cosa ) bastante latin para enten-
der los libros de facultad mayor escritos en
esta lengua, si inmediatamente se empezase
á manejarlos. Pero no es este el caso. Segun
el plan, clespues de estudiar dos años de la-
tin, se recorrerán trece cátedras , en las cua-
les se han de gastar á lo menos seis años, y
en todo este tiempo se han de manejar con-
tinuamente elementos de sus respectivas
ciencias escritos en castellano. Preguntamos
ahora , el muchacho que estudió sus dos
años de latin , y que luego por espacio de
seis no lee mas que libros escritos en otra
lengua, ¿no Una olvidado el poco ó


91
cho latin que sabia cuando salió del aula de
gramática? ¿estará ya en estado de entender
corrientemente las Obras de teología y ju-
risprudencia que ha de dar en las clases su-
periores? tos que así lo supongan , no tie-
nen presente que nada se olvida tan pronto
como una lengua muerta, de la cual siem-
pre es muy poco lo que se aprende en dos
años, si no se continúa leyendo y traducien-
do libros que estén escritos en ella. Mas su-


' pongamos que los muchachos nada olviden
en los seis años de matemáticas, física, etc.
y que concluidos estos estudios prelimina-
res, pueden todavía entender' el elatitó y
afrancesadito latin de las Instituciones teo-
lógicas del Lugdunense , ó el no muy difi-
cil (le las canónicas de Selvagio; pero ¿ en-
tenderán bien á Horacio y á Virgilio á Tá-
cito y á Salustio ? Y si el que completó su
carrera de universidad (le provincia , y no
quiere ser teólogo ni jurista, sino literato,
no está en estado de leer los clásicos, ¿ dón-
de irá á aprender el latin necesario para ello?
Se dirá tal vez que en la cátedra de literatu-
ra podrán perfeccionarse en el latiti ; pero
este es un error, que nosotros coMbatiré-
mos con todas nuestras fuerzas , porque lo
creemos muy perjudicial y dé Mucha trá5-1




9'
cendcncia en la enseñanza de las humanida-
des. Es materia que hemos meditado mucho,
que entendemos algo, y sobre la cual nos
parece que podemos presentar algunas ideas
útiles, y vamos á hacerlo en beneficio del
público, aun á costa de ser algo prolijos y
prolongar demasiado este examen.


Es un hecho innegable, que hasta estos
últimos años en que se ha generalizado nn
poco el buen gusto en materia de estilo , no
porque se hubiese mejorado el método de
la enseñanza pública en cuanto á la litera-
tura, sino por la lectura privada de los bue-
nos libros que de ella tratan ; eran pocos,
poquísimos en España los que por un tra-
bajo privado , muy constante, llegaban á es-
cribir razonablemente la lengua materna.
Sin embargo , el reyno estaba plagado de cá-
tedras de retórica y poética, en las que se
ofrecia pomposamente enseñar el « arte de
hablar bien." ¿Cuál pues era la causa de
que enseñándose en tantas partes , no se a-
prendia en ningnna ? Muchos motivos habia
que indicarémos luego, cuando hablemos
de las cátedras de literatura que la nueva ley
establece ; pero por ahora nos limitarémos •
al que tiene mas conexion con el punto de
que tratamos ; á. saber , que se miraba el es,


93
tudio de la retórica y la poética como un
apéndice y complemento de la gramática la»
tina; y así se ocupaba en aquellas cátedras
una gran parte del tiempo en traducir res-
pectivamente oraciones de Ciceron y aren-
gas de los historiadores , odas de Horacio,
elegías de Ovidio , églogas de Virgilio y al-
gunos libros de la Eneida : otra se destinaba
á hacer composiciones latinas en prosa y
verso , y si se añadia alguno en castellano,
esta no era ni podia ser, ni aun legible, por-
que era imposible que eseribiesen sobre na-
da unos alumnos que no sabian mas que un
poco de mala gramática. latina , ni habian
estudiado ciencia ninguna, y que de consi-
guiente no tenian todavía el caudal de ideas
que se necesita para solo empezar á compo-
ner originalmente. Esto sucedia aun en los
estudios mejor organizados , corno los de
las escuelas pias y los de san Isidro de esta
corte, de que podemos hablar por experien-
cia propia ; que en cuanto á la .dominatura
de todo el reyno , bien sabido es lo que en
ella se enseñaba con nombre de retórica y
poética. De estos hechos notorios deduci-
mos por conchtsion, evidente para nosotros,
que es un error capital en esta materia mi-
rar el estudio de la literatura como una




94
continuacion del de la lengua latina, y no
dar este-completo en sus respectivas cáte-
dras , por la suposicion de que los alumnos
se acabarán de perfeccionar en el latin
cuando aprendan aquella. Si cuando entran
en la cátedra de literatura, no van ya en
estado de entender corrientísimamente los
clásicos latinos ; si hay que' detenerse á ex-
plicárselos; y si todo el tiempo no se consa-
gra , á observar en ellos cuanto hay dig-
no de estudio y admiracion , ya en el plan
general de la composicion que s¿ analice,
ya en cada una de sus partes, y ya en todo
lo relativo á los pensamientos, las formas
oratorias, las espresiones y la coordinacion
de las clausulas ; 2.° á examinar del mismo
modo los clásicos nacionales de prosa y ver-
so, y 3.° á egercitar mucho á los discípu-
los en composiciones originales acomodadas
á su instruccion , la ctial, segun nuestro
plan, que luego propondremos, será ya has,
tente extensa, sino se enseña así la literatura,
y sus cátedras se convierten en aulas de gra-
•nática; aseguramos desde ahora, y no te-
memos que el éxito nos desmienta, que se-
rá muy escaso el fruto que se sacará de se-
mejante enseñanza. Resumiendo ya lo indica-


. do acerca del estudio de la lengua 'latina-


95
decimos, que si esta se ha (le aprender como
debe saberla todo el que en lo sucesivo ha-
ya de seguir la carrera de las letras en cual-
quier profesion que sea , no bastarán las dos
cátedras que se mandan establecer ni los dos
años que se asignan para estudiarla. Luego
expondremos nuestras ideas sobre toda la.
segunda enseñanza, y haremos ver cómo
podrá conciliarse que por de pronto no se
estudien mas que dos años de gramática la-
tina (la castellana va envuelta en ella ) ,
no solo no se olvide lo que en ellos se ha-
ya aprendido , sino que los discípulos se
perfeccionen mas y mas en el conoci--
miento de la lengua de los romanos, mas
importante en un buen sistema de ense-
ñanza que lo que se imaginan los que, por
no saberla, aconsejan que no se estudie, co-
mo hacia la zorra que habia perdido la cola..


Una cátedra de geografia , y dos de lite-
ratura é historia. Previniéndose en el artícu-
lo 28 que los reglamentos particulares fija-
rán entre otras cosas «el órden sucesivo que
« hayan de .


/levar los estudios , " debemos su-
poner que la comision no pretende que la
geografia y la historia hayan de estudiarse
inmediatamente despues de la gramática;
porqué seria el colmo del absurdo antepo-




96
nerlas á las matemáticas, sin cuyo auxilio es
imposible entender ni aun la nomenclatura
técnica de aquellas dos ciencias. Asi no nos
detendremos en esta parte, ni negaremos
que unos elementos de geografia deban ha-
cer parte de la segunda enseñanza ; pero lo
que sí observaremos es , que el estudio de la
historia no debe ni puede separarse del de
la geografia y la cronología, que son, como
vulgarmente se dice, los dos ojos de aque-
lla : y menos puede unirse con el de la li-
teratura. No alcanzarnos ciertamente cómo
ha podido ocurrir á los señores de la comi-
sion, literatos y sabios tan distinguidos, que
el profesor de literatura haya de enseñar
tambien historia. ¿No han tenido presente
que en la cátedra de bellas-letras se exami-
nan los historiadores , únicamente como es-
critores ; pero que no se entra , ni se puede
entrar en el fondo de los hechos que refie-
ren? Se examina y crítica su estilo , su ma-
nera de narrar , la oportunidad ó imperti-
nencia de las arengas, lo bien ó mal deli-
neado de los caracteres y retratos, la exac-
titud, verdad é importancia de las reflexio-
nes ; pero no se estudia la historia ; es de-
cir, no se examina si los hechos que cuenta ,
el historiador, son verdaderos ó falsos , si


7
su relacion es ó no conforme con la de los
otros que han escrito sobre la materia ; si
las memorias ó monumentos que tuvo pre-
sentes, son ó no auténticos y fidedignos ;


si
su cronología es ó no equivocada ; si igno-
raba , ó sabia la geografía y topografía de
los payses y lugares que fueron teatro de
los sucesos que cuenta, etc. : en suma, ¿no
se ha visto que una cosa es la crítica literaria
de los historiadores, y otra la crítica histó-
rica de sus obras ? <1 que si la La debe hacer-
se en la cátedra de literatura, la segunda es
un ramo absolutamente distinto, que no
pertenece á ella en manera alguna ? Si al
tiempo que un profesor de humanidades
examina el earzleter y mérito literario de un
historiador , hubiese de entrar en el examen
histórico ele su obra ; no bastarían los dos
años que se destinan en el plan al estudio de
la literatura, para hacer la censura de solos
los historiadores antiguos. No era poca em-
presa entrar á cotejar lo que dice Ilerodo-
to, p. eg., sobre el Egipto, con lo que cuen-
ta Diodoro Sículo , y conciliar entre sí áArriano, Curcio , y Pintare °


, en órden á
vida y expediciones de Alejandro. Este so-


lo punto ha prestado materia á M. de Sainte-
Croix para componer un enormísbno toma•,°


Tonto Hz. 7




98
en 4.0 de marca. Reúnanse pues la geogra-
fía , la cronología y la historia, como lo
han estado hasta aquí, en donde ha habido
cátedras para su enseñanza, y déjese al ca-
tedrático de literatura lo que le es propio,
que en verdad que no le faltará materia para
ocupar los dos aiíos.•


.Pos de matemáticas puras. Si no ha de
darse mas que una leccion por dia , son in-
dispensables las dos cátedras ; pero bastará
una, si se asiste á ella por mañana y tarde:
Con este motivo observarémos, que aunque
en esta parte de la segunda enseñanza hay
mil menudencias que deben reservarse á los
,reglamentos particulares, hay sin embargo
ciertos puntos capitales que deben fijarse en
la ley...general; porque de ellos depende el
que sean ó no necesarias ciertas cátedras.
Tal es el de que hablamos. Si miéntras se es-
tudian las matemáticas no se ha de asistir á
otra cátedra , bastará una de aquellas , á la
cual'concurran los alumnos dos horas por
la mañana , y otras dos por la tarde, todos
los dias lectivos , suponiendo que no ha-
ya en todo el año mas que una corta va-
cacion en el mes de agosto, despues de con-
cluidos los exámenes generales; lo cual en
nuestro juicio es necesario que se haga asi


99
orante toda la segunda .,enselanza.


Una de .Física. Con este estudio debe
unirse.el de la química. Estas ;dos ciencias
o() forman en realidad , mas que una, como
lo saben los que JAA gq4Cee á fondo. Ade-
más una catedra , á la cual • se asista por
Mañana y larde, bastará para la


. enseñan-
za de loy elementos de ambas, :


porque el./
ella no deben ni pueden enseñarse en toda.
su extenslow .


Una c.fr ?niulralogz'a y zoología. Asi jna -
quedado.definitivamente


. .arreglado ; y á lo
que parece, otra .de botánica y. agricultura.
Sobre los tres primeros ramos juzgarnos
que deberán reunirse en una sola cátedra
011 el título de Historia natural, en la cual
despues de ciar, una idea .general de los
cuerpos organizados, tanto animales como
veattales, con los sistemas de clas.ificacion
Mas acomodados, se. darán á conocer igual-
nientie las substancias inorgánicas que en7.
cierra el globo en su seno. Con -lo cual se
podrán dar unos cementos d.e: geología,
para tener algún conochnientó de la es-
tructura, formaCion 'y composieioo: de la
tierra. Es menester partir del principio que
en estas escuelas secundarias no se trata. de
enseñar completamente las ciencias, cuyes


7.




loo
título llevan las cátedras que hay en ellas,
sino de dar unos breves elementos que
pongan á los jóvenes en estado de en-
tender los libros que de ellas tratan , y de
profundizarlas mas adelante. Hablando con
propiedad, en estas clases no se enseñan las
ciencias, se enseña á estudiarlas, se pone
en el camino de aprenderlas. Asi hemos
estrañado que durante la discusion del ar-
tículo de que hablamos , hayan hecho tan-
to empeño algunos señores en que se ense-
ñe sola la mineralogía, porque la España
es pays montuoso y abundante en minas.
¿No han observado que la mineralogía que
puede enseñarse en las escuelas secunda-
rias, se reduce al conocimiento de los mi-
nerales y fósiles , por sus caracteres exter-
nos, y que esta noticia nada tiene que ver
con la minería, ó arte de beneficiar las mi-
nas? Lo mismo decimos de la botánica.
Aquí no se trata mas que de conocer su-
perficialmente la organizacion de los vege-
tales , y aprender la nomenclatura técnica
de su clasificacion. Lo mismo sucede con
la zoología. Esta debe reducirse á una muy
ligera idea de la anatomía general de los
animales, y su distribucion en clases, gé-
neros *y especies. En cuanto á la agricultu-


tor
ra, creemos que su estudio no debe en-
trar en la segunda enseñanza , y que unas
cuantas escuelas prácticas, especiales, .dis-
tríbuidas en parages oportunos , y cu-
yos adelantamientos se propagasen por me-
dio de memorias , y por el zelo de las so-
ciedades económicas, serian mas útiles que
estas cátedras, en, que no se puede


• ense-
Dar mas que algunos principios teóricos á;
personas que no estan en estado de hacer,
su aplicacion, y muchas de las cuales; tal
vez las Mas, para nada los necesitaran en
la vida.


Una de lógica y granzálica general. Su-
ponemos cine por lógica se entiende la ideo-
logía, y que se substituye este estudio
simo á las llamadas lógica y metafisica de
los escolásticos, en lo cual aplaudimos la
inteligencia y buen gusto de la connision;
pero . añadirémos que á esta cátedra deberá
reunirse la de moral, ciencia que bien en.
entendida no es otra cosa que la teoría, de
la voluntad, íntimamente:,.enlazada-con„la
del entendimiento. Advertirémos tambien,.
que aunque ser


hace expresa mencign .111111,
gramática general , no, ;se; : ,debe creen ¡Rip
esta es una ciencia muy;:extensa
ta de la., ideología; es. un capítulo suyo ;.y.




it»2
nó ntu-S, Adetnas el que haya estibe
diádó las igratfidticas particulares de las
lenguas latina- y castellana; puede apren-
der eh uña.' létnáña la que sellema gene-
ral; ei'llor inejOY decir, la 'tiene ya casi
estudiada'l pbrquh , si aquellas le )e han en-
géiládo corfiti sé 'delit 5 se le . habrá hecho
entender la elálificación filbsófiea . de todas
lis- palabras POsibleá," y la teoría de cada
úna !de'-eStás dales; es decir, que se le ha.,
brá dernOstrado que todas las ViticeS cíe
idionia, Se rédiidéh necesariamente á un
corto número de clases, y se le habrá
pliea4' la naturaleza de, cada Ulla; explica-


égetnplciS toma-
d9Á i,de ptboiáléty6á le será iras il tes
libibfé y ptévechtysittile dejada én'abátrat:-..
t'O- y en -PUM 'teoría.,


( ›Uiéée 9de .2 'ec`bnoth política y 'estadística.
hizgá%ás 'está catedUa tío débé,ébwat,
en 4a t:6, -La ' esladiátiba




ciencia se'fórina és tiña'
<5/Se592i61-i-; dégpubI L 'fókiiñadas•Uri : abpó-
slliáltiln6titiáS.:ydalos
sSiiitá MI) lid r&" Peto ' "tó dt51


Eltinektiirl 1-y 164 -
e-i0alkffi n6111, t) á é lé lila
ber Ifñ'inlis • ikná phirtído7


io3
pueblo, 'estan reducidos á muy poco, y pa-
ra aprenderlos, no es necesario asistir á
ninguna cátedra. 2.° La economía. política
es ciencia que no puede estudiarse con fru-
to sino al fin de la carrera literaria: es para
hombres formados, no para muchachos que
estar haciendo sus primeros estudios , y no
tienen todavía ni pueden tener los muchos
Conocimientos que son indispensables para
solo entender los primeros principios de
la economía pública. Asi nosotros dejaría-
!nos esta cátedra para el último año deja car-
rera de leyes, lo cual no impedida que
en las 'universidades mayores en que la hu-
biese, asistiesen á ella voluntariamente cuan-
tos quisiesen, sin ser precisamente legistas.
De todos modos estamos íntimamente con-
vencidos de que . no debe haberlas en las
de provincia , porque- serian completamente
inútiles para la mayor parte de los alumnos, y
Absolutamente ininteligible para todos ellos
la ciencia que se les enseñase en, esta clase.


Una de moral y.de derecho natural. Otra
de derecho público y Constitucion. Reunien-
do la moral á la ideología , de la cual es
parte, nos parece qne.,el derecho natural,
el público y la .Constitucion, deberán cn-
sefiarse en una sola cátedra con el título de




r o 4
principios de legislac.ion universal. En ellos
se enseñarán los principios generales, y
eternas verdades en que deben fundarse res-
pectivamente todas las leyes políticas, ad-
ministrativas, comerciales, civiles , crimina-
les, etc., y se aplicarian los concernientes á
las primeras, al examen y explicacion de la
ley fundamental , la primera de todas las
llamadas políticas.


Artículo 22. «En la tercera enseñanza
se designarán los estudios delasegunda que
hayan de exigirse á los alumnos, segun las
varias profesiones á que se dediquen." Si
la segunda estableciese, segun el plan que
luego propondremos, este artículo seria
inutil; porque todos los estudios que com-
prenderémos en él, son absolutamente nece-
sarios, no solo para- seguir carrera litera-
ria , sino para adquirir la cultura general
indispensable al que quiera ser lo que se
llama un hombre medianamente instruido;
y asi cuantos pasasen á la segunda enseñan-
za, deberían recorrerlos.


Nada se nos ofrece sobre el artículo 23.
Pensamos como los señores de la comision
que todos los ramos comprendidos en la se-
gunda enseñanza, deben estudiarse en lengua
castellana.


v:k


105
Artículo 24. Aunque ya lo hemos co-


piado con Otro motivo, le repetirémos. “ 1-1a-
dará en cada universidad de provincia una
»biblioteca pública, una escuela de dibujo,
»un laboratorio químico , y gabinete de fisi-
»ca „otro de historia natural, y productos
» industriales, otro de modelos de máqui-
nas; un jardin botánico, y un terreno pa-


» ra la agricultura práctica." Prescindiendo
ya de la casi imposibilidad de que jamas, ó
á lo menos en siglos , llegue á haber en Es-
paña tantas bibliotecas públicas, tantos la-
boratorios , •tantos gabinetes de física, de
productos industriales, de modelos de má-
quinas y de objetos de histolia natural , y
tantos jardines botánicos como resultan de
la ley decretada ya en esta parte ; observa-
rémos : 1.° que cada una de las escuelas se-
cundarias , ya sean colegios, ya universida-
des , no necesitan precisamente de una bi-
blioteca pública. Estas, para ser útiles, debe-
Han constar de muchos miles de viahlmenes


-
de todas facultades y varia lectura; y la que
se necesita para-la segunda enseñanza, debe-
ria reducirse u un corto número de obras
escogidas, relativas á los únicos;ramos que
allí se enseñan ; y á nuestro inicio debería
ser reservada á los maestros y altinanos, cui-




106
dando sin embargo de no franquear á estos
mas libros que los que pudiesen convenirles,
segun la clase en que estuviesen ó las que ya
llevasen recorridas ; porque el darles indife-
rentemente cuantos pidiesen, podria ser per-
judicial bajo muchos respectos.Este ya sabe-
rnos que es un artículo de reglamento; pero
le indicamos, para que se vea que lejos de
mandarse que en las escuelas secundarias
haya una biblioteca pública , deheria pre-
venirse que la suya fuese privada. Si para
los habitantes de la ciudad en que esté la
escuela, y aun para los de cualquiera otro
pueblo grande , se puede formar una bi-
blioteca pública , hágase enhorabuena ; pe-
ro sea este un establecimiento independien-
te, y por consiguiente no se prescriba por
ley su precisa ereccion : quede esta reco-
mendada solamente al celo de la diputacion
provincial ó del ayuntamiento local: 2.. o un
pequeñito gabinete de física, y un laborato
rio químico son sin disputa necesarios; pero
los gabinetes de historia natural, produc-
tos industriales , y modelos de .máquinas, no
nos lo parecen , y menos el jardin botánico
y el terreno, para ensayos . de agricultura: las
razones quedan indicadas. Solo añadiremos
que para los breves elementos de historia


107
natural, que deben darse en la clase (le este
título , bastarian estampas bien iluminadas
que representen los objetos de que se trate;
las cuales deberán ir unidas al tratado ele-
niental--que se estudie:


Artículos y sigxiiehtes, hasta el 31
inclusive,• Tic es el último datítulo 3.0 No
clan . lugar á ,observacioncs que Merezcan
particular. atencion..


41,


Se t:ontinuay á .




Io8


DEL DIEZMO.


No es nuestro ánimo en el presente dis.
curso aconsejar la supresion del diezmo en
la actualidad. Toda medida relativa á la
economía política, debe decidirse por un
cálculo de aritmética, mas ó menos facil de
egeeutar; pero siempre se necesitan datos
exactos para poder confiar en la operacion,
Estos datos estan en manos de la autoridad,
y ella sola puede verificarlos con fundada
esperanza de obtener un resultado seguro.
Por tanto la continuacion ó supresion de
los diezmos ha de depender forzosamente
corno medida económica, de las relaciones,
que actualmente tenga aquella contribu-
cion eclesiástica. con nuestro sistema de ha-
cienda pública, y. de las ventajas ó desven-
tajas que presente la medida que se adopte,
con respecto á la decente manutencion del
clero, al esplendor del culto, á la prosperi-
dad de la naeion, y á la creacion del erario
público.


Pero el estado de la cuestion varía esen-
cialmente, y debemos recurrir á principios
de un orden superior á los de la aritmé-
tica, cuando se presenta bajo este aspecto:


zog
los diezmos son de derecho divino el patrz-


¿
monio de la iglesia? Si se responde afirma-
tivamente , su supresion será una injus-
ticia sacrílega, que no cometerá seguramen-
te la iicio') española. Nuestra Constitucion


proclamado la religion católica con ex-ba
clusion de toda otra: y el Congreso nado-
/1" al no privará á la congregacion de los
fieles de ninguno de sus derechos. Pero si
se responde negativamente á aquella cues-
tion , y los diezmos no son mas que un
asunto de disciplina económica , ó mas
bien , una concesion hecha á la iglesia por
los pueblos y por los príncipes piadosos,
en este caso la decision pertenece exclusi-
vamente á la política ; y en vano se in-
vocaría el nombre sagrado de la religión
para sostener intereses meramente tempo-
rales, y sometidos por consiguiente á las
vicisitudes humanas.


Es necesario , pues, considerar esta cues-
tion bajo tres aspectos diferentes : segun las
relaciones diversas que tiene el diezmo con


religion, con la política y con el estado
actual de la hacienda pública en España.


Estarnos en -el año vigésimo del siglo
• XIX; y no examinariamos la conexion que


tienen los diezmos con nuestra santa reli-


1




o


gion , si no estuviéramos convencidos de
que hay muchas personas persuadidas con


-muy buena fe, á que sin diezmos no hay
religion. Por mas absurda, por mas contra,
ria á la historia eclesiástica que parezca esta
proposicion, mientras haya quien la crea 6
afecte creerla, es necesario combatirla. 1'0
ha mucho que llegó á nuestras manos un
escrito de un eclesiástico instruido y respe.
table, en el cual se trataba de probar, que
la supresion de los diezmos seria un aten.
tado contra lo's derechos de la iglesia. A la
verdad todos sus argumentos se reducen á
citas traidas inoportunamente , y tanto que
el mismoautor , por mas des.eosque tuvie-
se de afirmar la procedencia 'divina del
diezmo, no ha podido menos de conten-
tarse con decir que son de derecho, si izo
divino, casi divino. Ahora bien, quisiera-
mos que se nos explicase qué quiere decir
derecho casi divino : porque no hay medio;
ó una ley ha sido instituida por Dios, ó no:
en el primer caso es de derecho divine: en
el segundo no : y como ignoramos que pue-
da haber un caso intermedio entre aque-
llos dos , ignoramos que pueda haber leyes
casi divinas. Sabemos qué grado de respeto
y obediencia debemos á las leyes que proce-


rt
den de Dios y á las que proceden del hom-
bre;




mas no sabemos qué fuerza podria
tener si existiese el derecho casi divino. He-
mos observado este abuso de palabras, por-
que en toda disputa el error se esconde ba-
jo una nomenclatura viciosa.


Está impuesta á los fieles la obligacion
de mantener los ministros del santuario ; y
esta obligacion es de derecho natural y di-
vino. Es de derecho natural, porque entre
la comunidad de los fieles y el sacerdocio,
existe un verdadero contrato, que aunque
tácito , no por eso es menos obligatorio. Los
sacerdotes en calidad de representantes del
gran mediador entre Dios y los hombres,
se obligaron por su parte á ofrecer el santo
y eterno sacrificio á favor de sus hermanos,
y á egercer las ceremonias augustas del
culto religioso; y como maestros de la mo-
ral evangélica, enseñarla á los pueblos, y á
dirigirlos por el camino de la salud: y los
fieles por su parte se obligaron á proveer-
les la . decente y moderada subsistencia: por-
que no pudieron suponer, que los sacer-
dotes encargados de tantos y tan importan-
tes ministerios, tendrian ademas el tiempo
necesario para cuidar de sus intereses, mu-
cho mas cuando el espíritu y la letra del




¡ 1 2


evangelio los aparta de los negocios tempo-
rales. Ahora bien, la obligacion de . cum-
plir un contrato es de derecho natural. Esto
es tan evidente, que todas las naciones de
que nos habla Id historia, sea ciad fuere
su religion, han cuidado de la subsistencia
del cuerpo sacerdotal (1): en todas , este
cuerpo, encargado del-culto público y de
la moral religiosa, ha merecido y obtenido
tina retribucion.


Si es de derecho natural esta obligacion,
y está fundada sobre un principio de eterna
justicia, cual es: el que trabaja para el bien-
. de los damas, es digno de premio, claro es
que pertenece tambien al derecho divino.
como todas las leyes y máximas del dere-
cho natural. Diremos mas : pertenece al de-
recho divino , eterno é inmutable, porque
como veremos mas adelante, muchas le-
yes estableció Dios, ya en los tiempos pri-
mitivos del mundo, ya en los de la ley es-
crita., las cuales no debian estar en obser-
vancia, segun la misma institucion de ellas


(r) Los romanos no son una excepcion de esta
regla. Es verdad que entre ellos los grandes sacerdo-
cios se consideraban como magistraturas ; pero los
sacrificios y los doces hechos á los . dioses servia'
para la subsistencia de los sacerdotes inferiores .


1/3
sino »dr un tiempo limitado ; pero las le-
yes que pertenecen al derecho natural, que
nunca puede ser abrogado, son eternas, y
en esta clase está comprendida la obliga-
cion de que los fieles sustenten á los mi-
nistros del santuario.


Tambien pertenece al
-derecho divino


escrito : el mismo legislador de los cristia-
nos que dijo á sus ,discípúlos: Recibisteis
gratuitamente, dad gratuitamente; ha dicho
tambien por boca de San • Pablo á la co-
munidad de los fieles , justo és que coman
del altar los que sirven en el altar. Estos
dos testimonios, comparados entré sí, nos
manifiestan el espíritu del evangelio, con-
forme en todo-:al de la equidad y al de la
razon natural. A. la verdad , los sacerdotes
deben subsistir del altar ; mas no deben
hacer un tráfico vergonzoso de su ministerio..


tLas funciones sacerdotales deben ser gra-uitas por eso se le impone á los fieles la
.obligacion de mantener al sacerdote. Lo
primero impedirá que el cuerpo sacerdotal
sea demasiado rico contra el espíritu de su.
institucion : lo segundo le pondrá á cubier-
to de la indigencia, y le libertará de-'lo's•
cuidados temporales. Debemos advertir en es-
te lugar,, que las expresiones del evange-


Tomo ni. 8




i 4
lio relativas á la abnegacion y descuido
soluto de sí mismos, que recomienda nues-
tro Señor á, los apóstoles, y en ellos á los sa-
cerdotes, suponen necesariamente que el
pueblo 'cristiano debia cuidar de su subsis-
tencia: de otro modo, se les hubiera im-
puesto una carga pesadísima, y solo se
deberian mirar corno un consejo. Pero algo
mas que consejos son, cuando la tradi-
cion y los cánones han separado en todos
los siglos á los sacerdotes de los negocios
temporales:, y han fulminado sobre este
punto prohibiciones muy severas y ter-
minantes.


Establecida ya inconcusamente la- .obli-
-gacion del pueblo católico con respecto á
la subsistencia de los sacerdotes, y el de-
recho de la iglesia para reclamar la dota-
cion de sus ministros, podemos establecer
igualmente la obligacion de los fieles á pa-
gar la fábrica y conservacion de los tem-
plos los vestidos sacerdotales, y los deinas
objetos que pertenecen al culto público. No
se necesita para fundar esta obligacion re-
currir á los testimonios de la escritura: bas-
ta la -sencilla reflexion, comun á las demas
cosas que sirven en la vida humana. Es
justo, es preciso, que cada uno pague las


:cosas de que necesita. Los fieles tienen aw-
cesidad del culto público : luego deben pat-
gArlo. Esta obligacion está encerrada ,en la
de ser católicos. Lo que únicamente puede
ser materia de disension , es el mayor
menor explendor do las ceremonias reli-
giosas , el mayor 4 menor- número de mi-
nistros que las celebren, y la mayor Ó me-
nor riqueza de sus ornamentos. Dios quie-
re ser adorado en espíritu y en verdad : la
Pompa. y magnificencia del culto público,
solo sirve izra dar j.clea de la riqueza
de la piedad do la ,


nacion que lo paga.
Pero lo que no s.e puede discutir es, que
las ceremonias del 'culto deben hacerse
con decencia, ; y aunque esta palabra ten-
ga una significacion variable, no tanto que
no se fige en cada caso particular, segun
las circunstancias de personas, tiempos ylu-


io.a
Loa.fi.oles deben sostener el culto y pa-


gar la subsistencia (le sus ministros. Demos
un paso mas, y veamos si hay alguna regla
fija é invariable que determine irrevocable-
mente la hipoteca de esta sagrada obliga-
cion , y los fondds de donde se.han (le sa-
car las .cantidades necesarias para subve-
nir á aquellos gastos. Los libros del nuevo


8.




.116
Testamento nada decretan sobre esta ina-. .
teria: pies la institucion de la comunidad
de los bienes, que notamos ya en vigor en
'el libro de- los Hechos dpostdbcos , no debe
considerarse sino como una costumbre es-
blecida por los apóstoles para aquellas cit.-.
cunstancias en que el cristianismo nacia; pero
no como obligacion impuesta á todos los
fieles que habian de entrar en lo sucesivo
en el gremio de la Iglesia , y la prueba es,
que apenas se extendió y consolidó el cris,
tianismo, y se hizo imposible la comuni^
dad efectiva de los bienes entre naciones
tan diversas en lenguage y situacion, geo-
gráfica, cesó la institucion , y solo quedó
la estrecha obligacion que impone el evan-
gelio de socorrer á los necesitados; obliga-
cion y ley que por sí sola basta á demos-
trar la santidad y origen divino de la reli-
gion cristiana. Ademas han sido condena-
das por la Iglesia como heréticas varias sec-
tas que miraban la comunidad de los
nes como una obligacion esencial del cris-
tianismo; y nadie ignora, que en la Iglesia
reside la autoridad de interpretar las es-
crituras, y de señalar cuáles de las institu-


ones primitivas pertenecen esencial é in-
variablemente al dogma y á la moral, y culi-


/17
les son de pura disciplina , y por consi-
guiente mudables segun,


los tiempos y cir-
cunstancias. La comunidad de los bienes
no fue, pues, en los principios del cristia-
nismo una ley invariable : fue solo. un es-
tablecimiento . de economía interior, que
pudo alterarse 6 .


suprimirse en los siglos
posteriores.


Los libros del antiguo testamentá seña-
lan en el diezmo el fondo de donde el pue-
blo de Israel debia deducir la subsistencia
de los levitas y sacerdotes; pero parece que:
en los designios del Altísimo no debia
tenderse aquella disposicion al pueblo cris.,
tiano ; pues ni nuestro divino legislador, ni_
los apóstoles, ni la Iglesia de los




-


primeros.
siglos, tan cercana al tiempo de los apósto-
les, impusieron á los fieles la obligacion. de.
pagar el diezmo al cuerpo sacerdotal. En
vano, pues, se invoca el testimonio de la
ley judaica, para elevar el diezmo á la clase_
de las instituciones de derecho divino, en
el pueblo sometido á la religion evangélica:
porque Jesucristo que no :Vino á destruir la
ley, sino á consumarla, y la iglesia primi-
tiva, guardan silencio sobre esta materia,,
y no reclamaron jamas la observancia de,
antigua institucion de lps hebreos. Cite...




£18
anos, pues, de buena fe, y no Corifivadainos.
las leyes dietadal .


poi DiCií' ál ptiehló
Israel , para á sólo , eón la qué el anisind
Die& ha dictado al pueble, Cristiano.


Nadie i.gtictra qué , el gobierno deWad.
era esenciálinerité téberático. El poilér'le
orislativóresidia ckehisivanaeníd én lós orá,=
culos que el Altísimo se dignaba dar á si
pueblo eleogidel. Por ésta causa les libros
del antiguo testaineritó eáritienen, no solo,
las leyes ddla ríi rYal universal 'que la rátj
ton del tambieri dé 'la dir.J.'
vinidád, ha'él édítítfreá a' tódós lOá"Pue'hló'á'
del unWeráb las leyes, dogmas
Migiosos CeMnIOnias dei cilltd que eran
pedüliaiieS y cátáétérísticas del pueblo het-
bre'd: lrtino tainbien el código civil, el M.:=
misal, y hasta los reglathentoS- de salubri-
'dad policía. Leyendo &ah: áttricion el
Pentátéiicó, se Verá que iió IStari omitidas
en la ley dada por Diós ni aun laI'Mas lé--•-
ves particularidades en rhateYia. de lag 'dos--
titivaw" liálaitd117y* usos que fornian -él da=.
racter dé uña nación. Dios qu'isla
pnelitS le tuviese presente aun lis


pequeñas ; y toda la latistencia
-vil y doméstica de los israelitas fue objeto
a sti paternal solicitud.


119
Las leyes relativas al gobierno de Israel,


las que determinan la inmundicia legal, que
podemos mirar como un prudentísimo re-
glamentó (le salubridad. pública , la desig-
nacion de los delitos y de las penas , eran
leyes peculiar y esclusivamente hechas para
aquel pueblo, y no para otro alguno. El
desagrado que manifestó el Señor á. Samuel
cuando el pueblo pidió un rey, como le te-
nian las ciernas naciones, prueba la inutili-
dad de esta magistratura suprema, en una
nacion que colocada inmediatamente bajo
la proteccion divina, esperimentaba en su.
legislacion , en stis'costumbres y en su go-
bierno la mano paternal del Altísimo. Dios
condescendió "conlos deseos de su pueblo;
mas no por eso dejó de ser magistrado
superior, y la felicidad ó desgracia de los
reyes de Israel-y Inda, dependió siempre de
su sumision 6 desobediencia á las determi-
naciones del Señor,


De'estos principios; reconocidos por
ciertos .entró todos los teólógos, se derivan
las siguientes consecuencias 1.a que toda
aquella parte "gis ley, dada por Dios á
Israel, que sé Versan:-Étitiíé objetos de moral
natural, y 41.5reísnp.riridipies están fijados en
el Decálogo , sótig obligatorios para todos los




120
:hombres, y mucho mas para el pueblo


.
cris-.


tiano que sucedió en la heredad del Seiior
:por la rebeldía. de la sinagoga: 2.a que la
parte de la misma ley, relativa al dogma, ha
pasado entera á la Iglesia, cuyo' fundador
completó y suplió lo que faltaba á la anti-
-gua ley para la felicidad eterna de los hom-
layes : 3.a


todo lo relativo á los ritos ir ce,
vAtonias se abrogó por los . misterios de-la
ley de gracia ,.yiyos y eficaces , de los cita,
les solo fueran.nn emblema 10S :nzezyuzios>.
.Wbiles elementos de la ley escrita : 4. a en fin,
4 legislacion civil y pólítica del pueblo. de
Israel , ni obliga á la iglesia :cristiana , ni á


.atinglin otro 'puebla M'universo: era solo
para los israelitas, y debió acabarse cuando
.dejaron .de ser una nación.


EstaSeonseetiencialson legítimas; y sin
embargo cuán poca 'Conocidas han sida
en los,


siglos de la barbarie por desgracia de
la humanidad y del pueblo,cristianoLletián-
-Las veces_ .para ,


de yorl n pueblos, ,enterds con
fuego de la persecución, se, han citado a-


quellas palabras del antiguo ..testamentó , en
que el Seiior mandaba á su p,ueblo estermi-
nar las naciones idólatras. cine ,


habitaban
en la tierra de Canaan !¡Cuántas vetes, se
ian querido ahogar los sentimientos:


x9.1.
humanidad y de' la mansedumbre evangéli-
ca, presentando los efectos terribles del enojo
de Dios contra Saul , por' haber este rey
perdonado. la vida al idólatra Agagl En va-
no se openian las palabras de paz y dulzura
del evangelio : en vana-se citaban las histo-
rias de los mártires que propagaron la reli-
gion , sufriendo y no matando : én vano
san Ambrosio levantó el primero el grito
contra 'dacio y Valente primeros , apósto-
les de la- perseeucion- en la iglesia de Jesu-
cristo. El antiguo testamento se citaba por
preferencia, porque lo creiaii mas favorable
á las pasiones bárbara3_ .y supersticiosas de
aquellos.: siglos ; y los: perseguidores eran
cristianos en el nombre , y judíos en los setr..
timicutos.


Tantos destrozos y ruinas, hechos en
nombre de un Dios de paz , se hubieran
ahorrado , si hubiera habido bastante juicio
y crítica en aquella:época para discernir en
la historia y legislacion del pueblo hebreo,
1,1,que- ;:e;ra. propio J-,exclusivo de una na-
clon -gobernada inmediatamente por las ór-
denes . <149,,Seí'ior. Dueiio;y(-,Irhitro ..del uni-
verso , pudo haberse : valida:de su pueblo,
eonta,de un:instrumentó ,,para castigar los
delitos (19.:ptrgl (naciones y hórrarlos de so-




I22
bre la haz de la tierra. ¿Es esto aplicable al
pueblo cristiano en ninguna época? ¿Ha
recibido la Iglesia una órden inmediata del
Señor para exterminar y destruir ? ¡Ah! ci-
temos con mucho tiento y crítica los libros
del antiguo testamento : comparémoslos
siempre con el espíritu y la letra de la ley
evangélica , y sobre todo guardémonos de
creer que son, ni deben ser aplicables al
pueblo y á iglesia de Jesucristo las leyes
particulares y los egemplos tomados de la
historia hebrea.


La ley del diezmo tenia una causa tan
justa en aquel pueblo , que es de extrañar,
cómo no lo han advertidó los que han pre--
tendido deducir de aqüella institucion el
derecho casi divino del sacerdocio cristiano,
á ser mantenido de- aquella contribucion , y
no de otra manera ; y mucho mas cuando
junto al textóriaismo de la ley se da la razon
de ellaoegrin lo qué se observa en otras
muchas- del Levitico y Deuteronómio. Cuan-
do el:pueblo de Etits-áeornetió la tierra de
Cañaári,yextermiáiÓ 4 :ahuyentó sus-antiguos
habitad res, todas las tribus pelearon, y t-
das por consiguiente eran acreedoras á.te-
ner una parte- <ny el repartimiento de las
tierras coriquistadWnuantio Josué, por Ót-,


12.3
déti Dios-, hizo la division y seilaló los
límites de las tribus., la de Leví, reservada
por el Señor para lás funciones sacerdota-
les, no obtuvo distribucion alguna. Su con-
tínua asistencia al servicio del culto divino
íie era compatible con los cuidados de la la-
branza y del pastoreo. La subsistencia de
los levitas quedó por la ley del Señor á car-
go de todo cl pueblo é Israel, y fue hipo-
tecaa en el diezmo. Y para que se vea cuán
justa fue esta asignacion , obsérvese que
aunque á la tribu de Leví solo debla 'per-
tenecer en todo rigor de justicia la duodéci-
ma parte de los frutos de tieli4:.; se le
dió sin embargó la décima ; y el atririerito
que frie una sexagésima' porte de '1OS" frutos,
se les dió en compensación dé los derechos
de propiedad de que carecian, y de :lá im-
posibilidad en que se hallaban dé "eirrique-
cerse indefinidamente, como las demas tribüS.
propietarls. Ademas, que de este
debia deducirse tambien el alimento 'de las
familias necesitadas -Oxidas, huérfanos 'y .
peregrinos , y la parte que'consumia el pró-
pietario y su familia en él banquete que Ce-i•
lebrabu coíi . .


Esta1-Sori i4 dl;
Deutá¿liónild.




124
« Decimam partem separabis de cunctis


fructibus tuis , quae nascuntur in terra per
annos singulos ; , et comedetis in conspectu
Domini Dei tui in loco qucm elegerit ; ut
in eo nomen illius invocetur,


, decimarn fru-
menú túi et vino et olci , et primogenita de
armentis et oribus tuis... et comedes coram
Domino Deo tuo , et epulaberis tu et domus
tua,•et . Levita , qui intra portas tuas est. Ca-
ve ne derelinquas eum, quia non habet alzara
partem in possessione tua. Anno tertio sepa-
rabis aliam decimam ex omnibus, quae nas-
cuntur tibi eo tempore, et repones intra ja-
nuas tuas. Venietque Levites, qui aliam non
liabet'Partem , nec •possessionem tecum , et
peregrinus, 1,c pupillus, et vidua , qui intra
portas tuas sunt , et comedent et satura-
buntur."


«Separarás la décima parte de todos , los
frutos que produce anualmente la tierra,
y corrieras en presencia del Señor tu ,Dios,
en el lugar que eligiere para ser adorado , la
décima parte de tu trigo , vino y aceyte , y
las primeras crias de tus ganados y ovejas—
y comerás en presencia del Señor tu Dios,
tú y tu familia , y el Levita de tu :pueblo.
No lo abandones , porque no tiene otra par-
te en tu propzedad. Al tercer año .separarás,


j25
otro diezmo de todo lo que te haya nacido
en aquel tiempo, y lo traerás á tu casa. Y
enclrá el Levita, que no, tiene otra parte


ni posesion , corno tú , y el peregrino, y el
huerfano y la viuda , que haya en el pueblo,
y corrieran , y serán hartos."


En este pasage está claramente designa-
do el uso ¿le los diezmos para el alimento
de los levitas y de los pobres : y porque es-
ta ley se fortaleciese con la sancion religio-
sa , quiso el divino Legislador, que la entre-
ga del diezmo fuese considerada corno un
sacrificio , y por consiguiente que la acom-
pañase un banqnete en las cercanías del lu- .
gar sagrado, in loco, qucm eleg,erit , ut in eo
nomen illius tnvocetur. Para dar mas fuerza
á aquella sancion religiosa, se incluye la ley
del diezmo en el Levítico, que puede mi-
rarse como el código ceremonial de los he-
breos ; y la décima parte de los frutos y de
los ganados en que consistia el alimenta
de los levitas y de los pobres , se declaro
propiedad del Dios de Israel. Onznes deci-
mae terrae , sive de pomis arborunz , sive de.
frugibus , Domini sunt. annium decimarum
bovis et ovis et caprae , quae sub pastoras
wirga transeunt, quidquid decimunz venerit,
sanct/ficabitur Domino.




X26
Está probado , pues ; que el diezmo en


la ley de Moyses fue concedido á los levitas
corno un resarcimiento de la propiedad que
se le negaba en la distribucion del pais de
Canaam. Querer aplicar al pueblo cristiano
aquella institucion, á un mismo tiempo civil
y religiosa; es manifiestamente abusar del
texto ,sagrado „ criando son diferentísimas
las circunstancias en la ley escrita y 'en la
de gracia. La contribucion decimal no perte-
nece á aquella ley que Jesucristo vino á. con-
sumar y no á disolver. No se necesita prueba .)
de esto ; basta observar que el Redentor, no
impuso aquella obbgacion al pueblo cristia_
no. La única que impone el nuevo 'testamen-
to á los fieles es la de subvenir al manteni-
miento . de los sacerdotes.


En los primitivos tiempos de la Iglesia, la
comunidad de los bienes hacia inútil toda
solicitud en esta materia: pues del fundo co-
rnwse mantenian sacerdotes y fieles. Pero,
POTO' ya hemos observado, semejante co-
munidad debió cesar apenas se aumentó el
número de los cristianos, y se :extendió la
religiou .evangélica á Modas las provincias
del imperio. Las ofrendas de los fieles fue-
ron entonces el .único fondo, de donde se
-deducia el alimento del clero y de los po-


z


bres y los gastos del culto divino. Estas
ofrendas, que se haeian durante la celebra-
cion del santo sacrificio, eran tan •pingtles,
que en tiempo del emperador Aureliano 'y
einnedio de las mas crueles persecuciones,
el clero era bastante rico , tenia templos
suntuosos, y el culto se celebraba con cier-
ta especie de magnificencia. Cuando .Cons-
tantino dió la paz á la Iglesia, y se presenta-
ban al clero las ofrendas de los emperado-
res, de los proceres , de los habitantes de
casi todo el inundó conocido; la opulencia
de los templos y de sus ministros llegó á su
colmo. Aun todavía se conserva, como una
ceremonia., el recuerdo de la ofrenda anti-
gua, fondo . inagotable , que despues de-sub-
venir á las necesidades del cuerpo sacerdo-
tal , y á los gastos de un culto suntuose,
remediaba con abundancia las necesidades
de los pobres.


La invasion de los pueblos bárbaros
del Norte, qué repartieron entre sí el vasto
imperio de los Cesares, el desorden y mi-
seria que siguieron á aquel trastorno uni-
versal, y la multiplicidad :de las sectas heré-
ticas:, .hicieron :que disminuyese considera-
blemente ,e1 producto de las ofrendas , y
que los -obispos .cuando fueron 'admitidos




128
á los congrésos 'nacionales , despues de la
conversion de aquellos pueblos al , cristia-
nismo, tratasen de asegurar la subsisten-
cia del clero y del culto católico ., estable-
ciendo, como una ley fija y eomuri, la con-
tribucion decimal, que en algunas , partes
estaba vigente como una costumbre. Este
es el origen de los diezmos. El solo basta
para probar, segun la regla crítica de San
Agustin, que pues no habia sido conocido
en los primitivos tiempos de la Iglesia , no -
se deriva de la institucion apostólica , ni
mucho menos de la institucion divina.


Los diezmos no son, pues, el patrimo-
nio de la Iglesia de derecho divino. Hay una
nacion que profesa la religion católica,
como religion del estado, y en la cual sin
embargo no se paga el diezmo. El sacerdo-
cio y el culto se sostienen del mismo fon-,
do que el egército y la magistratura: es de-
cir, de la masa general de las con ttibucio-
nes. Si el diezmo fuese un patrimonio se-
ñalado á la Iglesia por el mismo Dios, no se
contarla á la nacion francesa en' el catá-
logo de los pueblos católicos.


Suelen oponerse dos obgecciones á es-
tas verdades incontestables. « Supri-
mido el diezmo, la Iglesia careceria de


x29
patrimonio propio." ¿Por qué ? Porque
siempre que se verifique que existe un fon-
do, una asignacion asegurada por la ley
nacional, para la decente subsistencia del
culto público, aquel fondo es la propiedad
de la Iglesia, que tendrá el derecho de
reclamar las dotaciones de su templo y sus
ministros , como ahora tiene el de recla-
mar los diezmos. No • sabemos que haya
diferencia entre ser pagados por el pueblo
en masa, representado por su gobierno
para este obgeto , ó el serlo parcialmente
por los ciudadanos contribuyentes. En am-
bos casos queda satisfecha la obligacion
de ,los fieles con respecto á la Iglesia, y
asegurada la propiedad de esta sobre las
sumas que se destinen á tan santo fin.
2.a «Y los pobres cuyas necesidades se han
socorrido siempre con los bienes eclesiás-
ticos, si estos dismimnyen, ciquién los ali-
viará?"


En primer lugar, que con el estado ac-
tual de.. diezmo , no quedan á la Iglesia
muchos recursos para socorrer las necesi-
dades de los pobres. En segundo lugar, que
los progresos de la economía política y de
un buen régimen de gobierno, disminuirá
forzosamente el número de los necesitados,


Tomo Hx. 9




33o
Ademas, toda nacion civilizada reconoce
el alivio de la indigencia, como uno de sus
mas sagrados mas sagrados deberes ; y este
deber se cumplirá: porque en el régimen
constitucional es la nacion misma quien
destina los fondos públicos. Ultimamente
la experiencia y la historia eclesiástica nos
enserian, que un ministro del santuario, pe-
netrado del espíritu del evangelio, y en-
tregado al egercicio de la caridad , encuen-
tra siempre en sus feligreses ricos los me-
dios de aliviar la miseria y consolar los
males de los indigentes. Nadie resiste á la
voz y al egemplo del que predica y prac-
tica la mas sublime virtud del cristia-
nismo.


Es indudable, pues, que la contribu-
cion decimal no es mas que uno de los
muchos medios con qué los pueblos cató-
licos pueden satisfacer la obligacion
ulula de mantener el culto ; y que su su-
presion no es ni -puede ser un atentado con-
tra los derechos de la Iglesia, con tal que
á la contribucion suprimida, se sustituya
otra manera de llenar aquella ohligacion.
Por consiguiente la supresion del diezmo
no es ya mas que una cuestion de economía,
que debe ventilarse atendiendo á sus rela-


13 z
cienes con la hacienda pública y con la
prosperidad de la nacion.


Nosotros no dudamos afirmar, que es
casi imposible que una nacion que- paga
el diezmo.,. nos producto neto, sitió- del
producto -total, pueda pagar otra alguna
contribucion directa. Varios cálculos se han
hecho para determinar qué tanto por cien-
to es del producto neto el diez/no del pro-
ducto absoluto. Los mas moderados lo ha-
cen. subir en- Espada de 25 á 3o por cien-
ciento. Sea, tomando un término medio,
dé 27


por ciento. Ahora bien, -una nacion
que paga el 27


por zoo de sus productos
á la Iglesia, no puede pagar al estado nin-
guna •contribucion directa de considera-
cion, como por egemplo, un z aó '12 por zoo:
porque en este caso pagarla mucho mas del
tercio de sus productos, y con los dos ter-
cios restantes, mal podria hacer frente á
á su subsistencia y á los adelantos necesa-
rios para la reproducion: mucho mas, cuan-
do el presupuesto de los gobiernos euro-
peos en la actualidad, no puede contentar-
se con aquel ro ó 12 por zoo, y necesita
para cubrir su deficit , ó aumentar la con-
tribucion directa, ó suplirlo -con las indireD.
tas. En Espaila, ha hecho ver, la experiencia


1


0




3 39
de los tres ales últimos la imposibilidad de.
cobrar contribuciones directas á favor del
erario de una nacion sobre la cual gravita
el diezmo.


No somos de. la opinion de algunos,
que creen que no debe existir mas contri-
bucion que la directa: al contrario, opina-
mos con los mas hábiles economistas, que
la division del presupuesto en contribucio.
nes de diferente especie, es favorable á la
exaccion y á la proporcionalidad. Mas no
por eso negamos, que el impuesto directo
debe ser, digámoslo asi , corno la basa de
la hacienda pública ; porque su exaccion
poco dispendiosa, hace entrar en el erario
casi íntegra su totalidad. Renuncie, pues,
á poseer esta basa preciosa, aquella nacion
que -pague contribucion decimal ; porque
despues del diezmo , ya no es posible so-
brecargarla en los productos.


Esta reflexion sola basta para aconsejar
imperiosamente la supresion del diezmo:
pues la Iglesia no puede . ganar nada en la
ruina de la prosperidad pública y particu-
lar. Es inutil que entremos en la cuestion
de la proporcionalidad del diezmo entre
todos los fieles, segun sus facultades. Ha-
biéndose demostrado que es incompatible


33
con la creacion de la hacienda pública, los
denlas argumentos son inútiles.


Pero atendidas • las circunstancias en
que se halla nuestra nacion , deberá ' su-
primirse el diezmo? Dos son las razones
mas . poderosas á favor de su continuacion;
la necesidad que tiene el erario de los fon-
dos decimales que percibe, y que segun al-
gunos cálculos llegan á So por roo del
diezmo total , y la imposibilidad en que
está de sobrecargarse con la obligacion de
sostener el culto y sus ministros. Estas ra-
zones son fuertes, y el modo de decidir la
cuestion, debe ser el siguiente, segun nues-
tro modo de pensar.


Calcúlese ante todo la suma necesaria
para pagar las iglesias de un modo digno de
la generosidad española, pero con la econo-
mía que prescribe el triste estado de nuestra
hacienda pública: súmese esta cantidad con
la de los fondos decimales que percibe el
erario : examínese despues si ademas de las
contribuciones existentes, es posible á la
nacion , suprimido el diezmo , pagar en
impuestos ya directos, ya indirectos la can-
tidad de aquella suma total.


Si es posible, no tenemos dificultad en
asegurar t que debe suprimirse el diezmo,


#01




'›1


1


134
Si no, debe reservarse esta medida para la
época en que la nacion pueda pagar mas,
ó el estado no tenga tantas necesidades:
porque cn el dia la atencion principal del
Congreso debe dirigirse á no disminuir los
ingresos.


Nosotros no podernos hacer esta opera-
cion aritmética, por carecer de los datos
necesarios; pues los que un particular pue-
de adquirir, son falaces é insuficientes. La
autoridad puede hacerlo, y á ella le toca,
Nuestro obgeto, al escribir 'este artículo,
solo :ha sido manifestar, cuál es la obliga-
don de una nacion católica con respecto á
su clero , y demostrar que la cuestion del
diezmo espuramente t ina .euestion dé ,eco-
nomía .política, y no de religion. Conchti-
rémos con una sola .observacion : el clero,..
que en la actualidad solo percibe el 20
por toó del diezmo, si se substituyen á
esta contribudon dotaciones pagadas de
los 'fondos públicos , perderá muy poco en
cuanto. á la suma total : y la nacion y el.
erario ganarán


-


mucho, ya porque se habrá
removido el grande obstáculo que se opone
á su prosperidad; ya :porque la distribu-
cion Je. la suma destinada á pagar los mi-
nistros 'del santuario, se. hará con mejor


135
orden y economía: Cuando los párrocos
esten suficientemente dotados (que no lo
estan en todas partes), ganará mucho la
moral pública, y la parte trabajadora del
clero será mas instruida, y por consiguien-
te mas virtuosa.




i36


CARTAS DEL MADRILEÑO.,
ra


Madrid , 3 de noviembre de z Sao.


Si es que tiene usted pensado venirse-
una temporada á Madrid, véngase cuanto
antes, porque es cosa de alquilar balcones,
para ver y oir lo que está pasando sobre las
propuestas y provision de las plazas del
consejo de Estado. Nunca, yo se lo aseguro


usted , nunca aparece mas grande nuestra


P
/iacion, que cuando se trata de presentar en


rimera fila los ilustres personages que se
'destinan á ocupar estos altos empleos. Vive
Dios que es mucho apuro para el gobierno
:hallarse con una porcion de ternas , en las
cuales ,no hay ni siquiera un individuo de
estos que se llaman de desecho. Cada dia
me convenzo mas de la certeza de nuestros
antiguos refranes, al ver lo bien que cuadra
ahora aquel que dice: que al que 4 dan en
que escoger, le dan en qué entender. Porque
si bien se considera, no solo entre los pro,


137
puestos, mas ni entre los candidatos , hay
uno que no merezca cinco ó seis plazas él.
solo.


Ha querido la desgracia que no se haya
acordado por ahora mas que la provision de
catorce vacantes, dejando las otras diez para
la proxima legislatura ; y esto es lo que nos
tiene á todos apusadumbrados y mohinos, al
ver que por mas que se haga, no es posible
premiar tanta multitud de servicios , ni a-
provechar tantos y tan consumados talentos
como se presentan en la arena. Yo no he...
podido haber á las manos, sino- una lista de
trescientos aspirantes , y en verdad que no
quisiera que me diesen el encargo de entre-
sacar solo catorce , porque me venia e
zas prietas para desechar á ninguno. an
beneméritos me 'parecen los jóvenes , como
los ancianos, los militares como los cléri-
gos , los diplomáticos como los golillas , y
los grandes, como los del estado llano. Ca-
da nombre que se va leyendo , le recuerda
á uno alguna accion heróica , alguna obra
bien escrita, alguna virtud sublime, ó por
lo menos, una larga carrera-de servicios, sin
haber dado en ella la menor caida ni trope-
zon. Las antesalas de los diputados estan
sembradas de esquelitas manuscritas




x38
que se refieren, así como al desgayre, los prin-
cipales rasgos que distinguen el mérito de
cada pretendiente. Es lastima que la modes-
tia de cada uno les haya impedido exten-
derse corno debieran , en la calificacion de
sus respectivos trabajos , porque nos perde-
mos otros tantos modelos de imitacion pa-
ra nuestros hijos y descendientes.


Aquí vería usted magistrados que supie-
ron no presentarse en casa del príncipe de
la Paz, desde el x7 de marzo de 1808 inclu-
sive , por mas que viesen comprometida su
fortuna y sus empleos. Militares , que de
puro patriotismo no quisieron verle la cara
á ningun francés , y aun por eso prefirieron
las fatigas que da de sí una embajada, á los
ascensos que podian proporcionárseles en
un campo de batalla. Eclesiásticos humildí-
simos y desinteresados, que al ver la dismi-
nucion que van á sufrir las rentas de sus pre-
bendas, se resignan á consagrar los últimos
dias de su vida en servicio del Estado. Gran-
des de primera clase , cuyas ejecutorias es-
tán cubiertas de cicatrices , y cuyas biblio,
tecas están atestadas de libros tan antiguos
como su nobleza. Diplomáticos, que han
sabido sostener el brillo y la dignidad del
nombre español en todos los ventajosos tra,


139
tados- que se han celebrado de medio siglo á.
esta parte : y finalmente ministros, que ha-
biendo encanecido en las turbulencias del,
taburete, se preparan un honesto y sólido
descanso al abrigo de la inamobilidad.


¡Oh dichosa España y siglo venturoso,
en que por mas vacantes que se imaginen,
poi • mas dificiles que sean los encargos que.
baya que desempeñar, se encuentran 'cente-
nares de pretendientes , entre los cuales se
puede escóger, como entre peras, sin riesgo,
de que -él elegido vnlgá dos dedos mas que
el que fuere desechado! Solo podrá intro-
ducirse una latidable -competencia entre los
peninsulares y los americanos, cuya com-
petencia solo se podria decidir asignando
algunas plazas á nuestros heróicos
dadanóS de Asia y de Africa. Entonces ten-
driainos Un consejo verdaderamente univer-
sal , y puede que conviniese trasformarle en
una carga concenl.
. Émpiezan á llegar noticias de América
satisfactorias en algunos puntos, y poco a-
graciables en otros. Lo que es por acá, na-
da nos queda ya que hacer, porque se les há
despachado una amnistía, la mas completa
y generosa que se ha firmado jamas en las
orillas del Leteo. De esta sí que no pueden




-4:


I4O
d,cir, si lleva ó no lleva cola, porque no hay
Lita ni sobra por grave que sea que, no esté
completamente perdonada, indultada , olvi-
dada, y amnistiada , lo mismo y con la mis-
ma extension con que se les amnistió y oNi-
dó hace año y medio y hace tres , y hace
seis . afiós. Muchos son los resultados que yo
espero de esta famosa amnis tía, porque, ó bien
han de tener el corazon de bronce , ó á lo
menos han de despachar ellos otra á favor
de los realistas con claúsulas igualmente be-
néficas ; y así de amnistía en amnistía , ven-
dremós á parar en que al fin y al cabo ha-
brá que enviar otra expedicion , ó dejarlos
con mil santos que se rompan las cabezas.


Yo estoy íntimamente convencido de
que las verdaderas amnistías son estas que
se conceden á los que ni las piden, ni las ne-
cesitan para maldita de Dios la cosa ; porque
en ellas es en donde pronuncia la pluma el
lenguage del corazon. Mas las otras que re-
caen sobre los que ya estan debajo, y no tie-
nen otro arbitrio que sufrir la voluntad del
vencedor, nunca , U muy rara vez, son ver-
(laderas amnistías, sino unos medio perdo-
nes que alcanzan á quien no los merece , y
no llegan á quien no se cree en el caso de
haberlos menester,


Ahora bien, ya van dos cartas enteras
sin haberle á usted tocadb ni una.patabra,
de frayles, y en verdad que debe usted agra-
decérmelo , porque me hubiera sido preciso
duplicarle el coste del correo, para decir si-
quiera lo mas , indispensahle y sustancial en
este ruidoso negocio. Muchas han sido las
hablillas y .murmuraciones, á que dio lugar
la tardanza que se observaba en la sancion;
pero ya le dige á usted que no pusiese la
menor duda en que esta recaeria conforme
á lo acordado por las Cortes. Prescindiendo
de que el gobierno hasta ahora camina per-
fectamente de acuerdo con ellas , no hu-
biera sido 'una cosa muy extraña haberse
trocado todas las disposiciones para facili-
tar el desahogo de la administracion publi-
car , y dejar luego estancado el fondo prin-
cipal de nuestro crédito ? ¿Qué motivo sa-
grado ni profano podia detener á un gobierno,
como el que ahora dichosamente nos rige,
para sancionar una ley reclamada tantos si-
glos há por la razon y por\las luces ?


Por lo que hace á la utilidad temporal,
no creo que haya quien dude de que á cua-
lesquiera manos que se traslade su dominio,
ha de redundar en mayor prosperidad, pú-
blica , como lo ha demostrado la experien-.




142
cia en todos los paises donde se ha tomado
igual medida. En vano se quieren poner á
la vista de los incautos esos ponderados ser-


. vicios que se dice que hicieron á la Iglesia
y al estado en los siglos del feudalismo. Sin
duda serian eminentes , pues con ellos llega-
ron á hacerse senores feudales , y á reunir
en sus troges los frutos del sudor de sus va-
sallos. Pero me parece á mí que si estos fue-
ron servicios, tiempo es ya de que los labra-
dores se pongan en el caso de contraerlos
tambien por su parte, aunque no sea mas
-que para economizar el gasto anual de mila-
gros que tenian que hacer las imágenes pa-
tronas de los respectivos conventos. Todo lo
que podamos conseguir por medios natura-
les , será otro tanto oro y plata para nuestra
agricultura , porque "podremos contar con
obtenerlo á fuerza de trabajo, de sudor, y
de economía ; pero sin azotes ni ayunos ri-
,gorosos. Bien conozco yo que nada iguala-
-l'hl. la ventaja de poderse estar tendido á la
bartola todo el ario, y encontrarse de repen-
te con los granos bien maduros , y las vidas
bien cargadas de racimos, en virtud de las
oraciones de unos cuantos cenobitas ; pero
como ya en el dia no suceden estas cosas,


-y por otra parte los que nos las cuentan son


.143
los herederos de los que sacaron todo el fru-
to del milagro, parece que convendria dejar
obrar un poco de tiempo á la naturaleza y
al arte, á ver que tal nos pintaba este méto-
do puramente humano. Luego que al cabo
de quince ó veinte siglos veamos que cuanto
mas trabajo se da á la tierra, menos produ-
ce, volveremos á entregarnos á la recomen-
dacion de los monacales, para que con cua-
tro zurriagazos y algunas horas de oracion
mental vuelvan á fertilizar los campos , y á
ganar batallas y mas batallas, montados en
sus caballos blancos, corno nos dicen quehi-
cieron allá en tiempo de los moros.


Por lo que mira á los motivos espiritua-
les, no le negaré yo á usted que se han he-
cho todas las tentativas imaginables para
amedrentar .al gobierno, y hacerle concebir
escrúpulos de sancionar esta providencia.
Esto de meterse laNacion entera, representa-
da en Cortes y con su Rey á la cabeza, á dis-
poner de lo que es suyo , y á quitar y poner
corporaciones, segun que las cree mas ó me-
nos útiles al bien estar general , sin pedir
antes la venia á un soberano extrangero, es
doctrina peligrosa para todos los que • quie-
ren considerarnos en una perpetua tutela.


A mí se me figura cuando oigo hablar á




144
ciertas gentes de estos permisos papales, para
reformar ó extinguir las religiones , estar
oyendo á aquellas buenas almas que cuando
se hablaba de mudar el gobierno civil, de-
cian con la mayor inocencia, que para que
la revolucion se verificara con juicio , se de-
bia pedir dictamen al consejo de Castilla.
Parece cosa increible que hayan llegado á
arraigarse tan profundamente unos errores
tan funestos, y tan contrarios al interés ge-
neral. Que se venerase la dependencia de un
príncipe extrangero, secular ó eclesiástico, en
cosas que nos trajesen alguna utilidad visi-
ble y palpable, siempre seria una bajeza in-
digna de una gran nacion : pero á lo menos
tendría la disculpa de aquella utilidad. Mas
que nosotros, para quienes ha sido y es tan
gravosa semejante dependencia , todavía mi-
lenios como una especie de rebelion el uso
recto y sencill o de nuestras facultades , es el
colmo de la estupidez, y aun iba á decir>
de la 'ignominia.


Entretanto lo-doloroso es que por no
chocar de frente con esta y otras preocupa-
ciones,




se ven los señores diputados en la du-
ra precision de tomar medi das medias con-
tra lo que les dicta su razon , y acaso, acaso
u conciencia. Así verá usted que nos halla-


±45
anos con medios frayles, medios mayoraz-
bops medios diezmos, media libertad de•
prenta., medio consejo de Estado


. , media
instruccion pública, y aun media .-inquisi-
don religiosa. . Solo delacidnda . ;:-..de ejercitó
y de marina es de lo que no tenemos ni mi-
tad, ni siquiera cuarterona


-respecto de lo
que necesitamos en el dia. •


Es cosa muy singular, que siendo los hom-
bres naturalmente aficionados; á la moda, sin
embargo neo hay cosa que mas les arredre y
mortifique que el que,les echen eri .: cara.. el
seguir las opiniones de moda.: Contra esó,v)
no encuentro) otro remedi o ,:q#0 . .ci ta des una
autoridad de sarkl3ernardo,s(W.ViewOo po-
drán decir que se explicaba por moda: ha-
bla de ciertos :prelados de su tiempo y dice
así : Miramur praelati; cujus ordinis sita Zilv
perceptione bonorunz ecclesiasticorum se
beizt ut , in ddeptione bonorum tenzpá-:
ralium ut laici , in apparatu ut milites, in Or-
natu ut midieres; et Jamen non predicant ut
cierzci , non laborant ut laici , non pugnara
ut milites , non pariunt ut mulieres. Cujus
ordinis ergo sant ? Plané nullius : at si
nullius ordinis, ubi erunt? ubi nullus est
orlo.


Qué diría ahora el santo, y á quién los
Tomo in, xo




x46
compararia, al verlos arremangarse sus habi-
táculos, y atestar las faltriqueras de todo
cuanto enriquecia sus conventos sin perdo-
nar las alhajas destinadas al culto ? Ahora
si que pegaban bien unos cuantos milagros
para hacer que cada onza de oro que se hu-
biesen embolsado , 'se convirtiese en un
alacran , como dice que ha sucedido muchas.
veces con los que ocultaban el diezmo; Pero
verá usted como no se hace este milagro,
y como las oncitas pasan rápidamente á
manos del tabernero , ó á las de algunas pa-


recitas de la vecindad. Sea todo por amor
de Dios, y Cristo con los marineros.


Abur; de usted afectísimo.


El madrileño.


47
Cartas de M. JUAN BAUTISTA SAt á M T. R.


BIALrnus, profesor de historia y de econo-
mía política en el colegio de las Indias
orientales , en el hertfordshire , sobre varios"
pintos de economía política ; traducidas del
francos al castellano en la oficina de redac.
cion del CENSOR: un volúmen en 8.° mar-
quilla. Se vende á to• reales vellon en Ma-
drid, en la librería de Sojo , calle de las
Carretas , y en la de Paz, el frente de San
Felipe el Real; y á tx reales vellon en
principales librerías de las capitales de pro;;
vincza:


Por copiosa y rica que sea una cOleccion
de hechos particulares y de nociones útiles
sobre cualquier materia, si la faltan prin-
cipios generales para formar un buen sis-
tema , y adaptarla á la enseñanza y á la apli-
cacion de los usos de la vida, no merecerá


• jamas el nombre de ciencia. Por esta causa
la doctrina sobre la formacion , distribu-
lnicion y consumo de las riquezas, siendo
utilísima y social en eminente grado, no
}labia principiado á llamarse propiamente
ciencia de la economía política, hasta des-
pues que Aclara Smith la redujo á un sis-




1.4.8
tema exacto, fijando sus principios genera- •
les, y demostrando que eran de segura apli-
cacion para explicar los hechos ó fenóme-
nos particulares que se hallaban esparcidos
por los escritos de los primeros economis-
tas. Las Investigaciones de M. Smith sobre
la riqueza de las naciones son sin disputa.
la primera obra qué ha reducido á ciencia
la economía política, y segun M. Say, la
ha sacado de la esfera de los sueños agra-
dables. Un corto número de escritores muy
distinguidos, corno M. Ricardo y M. Mal-
thus en Inglaterra. , 31. Say y M. de Sismon-
di en Francia, la han dado luego pocos
años á -esta ciencia un impulso tan grande,
que apenas queda ya un hecho particular
que 'no se explique por sus principios fun-
.damen tales, casi con aquella misma •seguri-
dad y certeza que encuentra el'entendimien-
to humano en la explicacion de las cien-
cias matemáticas , que tienen por ob-
geto da figura ó la cantidad de los cuerpos.
Sin embargo; todavía estos mismos escri-
tores célebres no estan de acuerdo sobre
la resolucion de diferentes problemas, y
lo que parece increible definen de diversos
modos la riqueza y el trabajo productivo; di-
fieren en la explicacion de la naturaleza y me-


x 49
dicta del valor ; en la de la naturaleza y ex-
tension de los principios de la cantidad pe-
dida y de la cantidad ofrecida; en la del
origen y progresos del arriendo; en la de-
terninaeion de las causas que fijan el pre-
ció de los salarios y los beneficios ó intere-
ses del capital; en la enumeracion de las.
causas prácticas que ciñen y retardan el pro-
greso de las riquezas ;•en el modo de nivelar
el valor de los metales preciosos en cada
pays; en establecer los principios del im-
puesto, etc.; de tal manera que sobre todos
estas puntos , y otros Muchos pertenecien-
tes á la jurisdiccion de la economía políti-
ca, sorprende 'y choca el diverso modo de
ver de los descubridores de esta nueva cien-
cia, dejando el espíritu indeciso entre opi-
niones distintas que parecen ' dignas de
consideracion. M. Illalthus que ha adquiri-
do en casi toda la Europa muy justa cele-
bridad por su excelente Tratado de la po-
blacion , acaba de publicar unos nuevos
Principios de economía política , conside-
rados con respecto á su aplicacion práctica,
en que se ha propuesto reformar, como lo
hace las mas veces con buen tino, algunos
descuidos de su muy recomendable com-
patriota M. Ricardo; pero al mismo tiempo




150.
cae en otros no menos graves , que rían
dado motivo á las presentes cartas familia-
res de M. Say, que anunciamos traducidas.
al castellano. En la citada obra , aunque
ingeniosa y llena de ideas útiles, M.


Mal-
thus hace algunas aserciones, no solo con-
trarias á todos los hechos, y faltas de apo-
yo en un raciocinio sólido, sino que tam-,
bien siendo adoptadas en virtud de su res-
petable autoridad, harian retroceder la cien-.
cia económica lejos de adelantarla: princi-
palmente cuando ha querido tratar de las
Calamidades que afligen actualmente á su
patria la Inglaterra. No habiendo parado su
atencion sino en causas secundarias, no es
extraño que sean . insuficientes, por no de,
cir frívolos, todos los medios que ha indi-
cado para sacarla de un estado tan inaudito
de apuro y de estrechez. Con efécto. causa
asombro el ver que la Gran-Bretaña, des-
pues de una série constante de sucesos de
todas clases, y pudiendo lisengearse de
que posee por sí sola mas capitales y mas
industria que muchas naciones principales
de Europa reunidas, no encuentre medio
alguno de emplear y mantener una pobla-
cion.de once millones de habitantes. M. Mal
tlyts no ha podido explicar el mal, y rim-


151
cho menos hallar el remedio que atajara el
estrago que está causando á su par un
simple estancamiento del comercio exte-
rior é interior, ocasionado por la paz de
seis años á esta parte. M. Say, en sus Car-
tas familiares descubre la verdadera causa
de tanta calamidad, é indica el remedio
oportuno y verdadero, aunque ciertamente
no sea este del agrado del ministerio actual
de Inglaterra, ni recomiende mucho el siste-
ma que hace tanto tiempo sigue, no obs-
tante el logro de sus proyectos de domina-
cion política y comercial. Otras muchas
cuestiones de esta especie se . hallaban ya
:ilustradas y resueltas en el Tratado de la
-economía política de M. Say, que es tal vez,
.despues de M. Smith, , el profesor que mas
ha contribuido á los adelantamientos de la
ciencia ; pero por desgracia su obra, á pe-
sar de la justa celebridad del autor, de ha-
berse hecho ya cuatro ediciones copiosas
de ella, y de hallarse traducida á todas las
lenguas cultas de Europa, no se ha estu-
diado ni comprendido bastante todavía,
para resolver las dudas que encontramos
leyendo los escritos de los profesores mas
antiguos ó contemporáneos. Esta falta es
la que ha necesitado la publicacion de las


01




52
Cartas, en que M. Say no hace mas que
aplicar los principios sentados en su Trata-
do , para la completa solucion de las difi-
cultades presentadas por M. Malthas ,
la demostracion de sus errores; de modo
que aquellas no son sino una ilustracion
de los puntos menos claros de la misma
obra, y por esta razon de suma impor-
tancia pan todos los que quieran estudiar
por ella los elementos de la ciencia eco-
nómica.


Las, Cartas de M. Say son un modelo
. de urbanidad : jamas olvida su autor el dis-
tinguido. mérito de la persona á quien cri-
tica -ó- corrige, y jamas se envanece de la
facilidad con- que obtiene un triunfo com-
pleto, sin mas trabajo que el de explicarse
á sí mismo. Nosotros hemos hecho una
traducion literal y sencilla , evitando que
se nos puedan tachar los galicismos y vo-
ces impropias con que afean la lengua cas-
tellana los traductores modernos de pape
lucrando. No pretendemos competir con la
elegancia y. claridad de estilo que percibi-
mos .en el original : pensamos que nuestra


,Version podrá acompañará la mediana que
teníamos del Tratado de M. Say, y que de
este modo será util para la juventud espa-.


• 153
;yola que quisiera dedicarse al estudio 'de
la economía política. No siendo las Cartas,
como hemos dicho, sino una ilustracion ó
amplificacion de los principios de la obra
elemental de M. Say, los que prefieran
comprar esta traducida al castellano , ha-
llarán la misma ventaja y alguna economía
en la adquisicion de la otra.. Aquel que en-
tienda bien la lengua de M. Say , no hará
mal en.dejar á un lado nuestra traduccion:
lo que importa es hacer un estudio profun-
do de sud.' principios , 'por el uno ó por el
otro medio, para aplicarlos con el debido
acierto. ¡Con cuánto gusto los hemos oido
proclamar en la tribuna de nuestro augus-
to Congreso, moderando las injustas pre-
tensiones de nuestros rudos fabricantes, y
combatiendo la mal -deseada exorbitancia
de los derechos de aduana , á la entrada en
el reyno 'de los productos de la •industria
extrangéra! ¡ Qué distantes estan :todavía
de entender los primeros elementos de la
economía política los que ostentan su ilus-
tracion y patriotismo, aconsejando á todos
los miembros de la Nacion que se ciñan al
uso inezqüino de los artefactos iinperfectos
y carísimos del pays, porque á costa de po-
co trabajo se enriquezcan y prosperen cua-




154
tro empresarios rutineros, que ni pueden ni,
quieren dar un paso adelante en el egercicio,
de su profesion! Cuando por la prosperidad-
de estos señores levantáramos barreras de
bronce sobre la cumbre n evad a de los Pirineos,
y cubriéramos de guardas todas nuestras cos-
tas, á fin de estar perpetuamente mal vesti-
dos y peor alojados, ¿ seríamos mas felices;
estaríamos mas ricos ; lo estaria e!. erario?
Si hemos de medrar en España á fuerza de
penitencia y privaciones de los sentidos, le-
jos de soltar los frayles y disminuir los con-,
ve»tos , fórmese uno de toda la nacion , en
donde podamos entrar , profesar y encer-
rarnos todos; pero si se quiere de veras re-
parar los vicios de nuestra administracion
pública, para proporcionar á todas las cla-
ses del Estado su bien estar , gustando los
placeres inocentes de la vida , no nos abra,
cornos con las sombras al buscar la realidad.
Olvidemos para siempre la ilusion fantástica
de una balanza favorable de comercio : no
nos espante la salida del reyno de cada pe-
so duro megicano. Todas estas quimeras, to-
dos estos cálculos aéreos y falaces se deshacen
y desaparecen estudiando bien las obras de
M. Say. Trabajemos cuanto mas y lo mejor
que podamos con los instrumentos que te-


155
Tiernos: saquemos, mediante una aplicacion
permanente , todo el partido posible de
nuestro fertil suelo , de nuestros ganados,
de nuestros capitales de toda especie , de
nuestras luces y de las agenas ; y mientras
no tengamos una industria propia , benefi-
ciemos á poca costa y aprovechémonos sin
miedo de la extrangera : no por esto sere-
mos mas.pobres , ni mas desgraciados. Las
fábricas , máquinas y métodos económicos,
producto de los adelantamientos de las ar-
tes que disfrutan otras naciones; y en la
nuestra se echan de menos , las llamarán y
traerán á nuestro país nuestras propias ins-
tituciones siendo verdaderamente liberales,
con el tiempo , con la propagacion de las
luces, con los progresos de nuestra civili-
zacion, con la tolerancia religiosa , con los
encantos de la libertad , con el aumento de
la poblacion , con el amor al trabajo y el
gusto de las comodidades de la, vida , con
la union y concordia sincera de todos los
miembros del Estado , con la proteccion
ilustrada del gobierno ; y jamas nos traerán
nada de bueno, ni promoverán la industria
nacional, las aduanas exteriores ó interio-
res,, m el 'monopolio exclusivo , antisocial
é irritante , de la rudeza , de la ignorancia




156
y la desidia , ni ningun sistema inquisitorial
de cualquier espeeie. El mayor beneficio
que pueden hacer á una nation sus gober-
nantes , es el no poner trabas al desarrollo
del ingenio y de la industria , proteger in-
definidamente la libertad en todo cuanto
no se oponga á los principios de una buena
moral , no recargar el coste de los servicios
productivos con impuestos excusables ó de-
masiados , y dejar á cada uno que busque
lo .


que necesite y quiera en donde se en•7
cuentrc mejor y mas barato.


X52
ANUNCIO.


Memoria sobre la influencia de la instruccion
pública en la , elicidad de los Estados. Por
D. FRANCISCO DE PA. IILA GONZALEZ
DE CANDA1O. Salamanca, en la imprenta.
de D.-Vi c Ex TE BLANCO, abo de 182o.


Para rebamendar al público la lectura de esta apre-
ciable obrita, bastará recordar que fué delatada al go-
bierno en 18 L6 , porque las ideas contenidas en toda
ella no eran otra cosa que las fatales maxiznas y los
principios destructores que habían presidido d la llama-
da ConstithciOn político formada en las Cortes. tituladas
generales y extraordinarias de la nacion: que•á con-
secuencia su autor fue separado de la universidad de




Salamanca y atrozmente perseguido como fautor del
•-liberalismo: y .que como sino bastase la calificacion de
la autoridad civil, fue ademas prohibida por la inqui-
sicion «por contener doctrinas, cuando menos falsas,
«escandalosas, que favorecen 6 se hocen sospechosas
«de favorecer el deismo ; sediciosas , revoluciona-
« rias , y perturbadoras del orden social, moral y po-
lítico": todos saben lo que significaban estas frases en
el dialecto de aquel tiempo.


Se vende en esta corte en la librería de Rodriguez y
en la de Paz.


Novs. Habiendo llegado á nuestras manos esta
memoria cuando ya estaba impreso el núm. x3 de es-
te periódico, , hemos visto con placer que toda ella
es una demostracion delprincipio contenido en la pri-
mera cláusula de nuestro artícído 1.°; y nos alegramos
sobremanera de no haber dado mas extension á las
breves reflexiones con que hemos procurado ilustrar-




158
le. Los que no las tengan por suficientes, pueden
consultar el opúsculo del SE1OR CANDADO, donde
las hallarán presentadas con toda la hermosura y ga-
las de la lengua castellana. Al ver en él la viveza de
las imágenes del fanatismo , del error , de la supers,
ticion, y principalmente la de Rozna , en donde el
Szzlort CANDADIO se muestra , no solo buen filósofo,
sino tambien orador eminente, y político muy dis-
tinguido, no hemos podido retardar un instante
el tributo de lágrimas que debemos á la memoria de
sus compañeros y amigos, nuestros primeros maes-
tros , COND.UM JOVELL ANOS y MELÉNDEZ , ni de-
jar de sentir profundamente que esté viejo y arrinco-
nado en su patria el .Píestor de los españoles libe-
/ales Don R.tazois OR


z5g


ADVERTENCIA.


Para evitar equivocaciones , debernos
advertir al público, que el conde de Trm.y,
de quien habla el escrito intitulado : Re-
presentaciones que hizo á S. M, y al au-
gusto congreso nacional DoN ANTONIO AL-
CALA GALIANO , y citado en el núm. 12
del Censor , pág. 427 , es DON FRANCISCO
DE GUZMÁN , individuo que fue de la junta
provincial de Sevilla , y de la central de
España é Indias.




.1 n


EL CENSOR
16o


ANUNCIO.


El núm. 3 'de la Cr:mica de delicias
y artes está de venta, desde ayer. Contie-
ne la clasificacion de los ramos de indus-
tria.— Una breve idea de la minería y de
la 'metalurgia.— Modo de"aserrar el hier-
ro colado. —Nueva máquina de vapor, de
facil construccion. — Fabricacion de las
piedras preciosas artificiales. Del agua de
Colonia.— Fin denla memoria sobre el ce-
ro absoluto de calor.


PERIÓDICO POLÍTICO Y LITERARIO,


N.° x5.
SARADO, I -I DE NOVIEDIERE DE /820.


ACTAS DE LAS CORTES.
SESIONES EXTRAORDINARIAS DEL 20


DE OCTUBRE Y SIGUIENTES.


'Continúa el artículo sobre insi`ruccion.
pública.


rp
ítulo 4. 0 De la tercera enseñanza. Es in-


contestable que todos aquellos conocimien-
tos que no son necesarios á la universalidad
de ciudadanos que desean instruirse, sino á
los que se dedican á una profesion particular,
deberán darse en escuelas especiales, y que
el número de estas no debe ser crecido, si-
no proporcionado al de alumnos que por
un cálcalo prudencial puede suponerse que
han de frecuentadas. Lo es igualmente que


Tomo nx. II




62
la teología , la jurisprudencia , la medicina,
cirugía y farmacia , y (lemas ciencias enun-
ciadas en este título, son propias de ciertas
profesiones ; y que perteneciendo al grado
de la enseñanza pública, que la comision ha
designado con el título de 3.0 , deben esta-
blecerse para ellas escuelas particulares. Has-
ta aquí nada tenemos que observar ; ¡y ojalá
que al fundarse nuestros establecimientos
literarios , se hubiese tenido presente esta
necesaria distincion entre las facultades 'Co-
munes á todos los hombres de letras , y las
peculiares de los que egercen ciertas profe-
siones determinadas! Descendiendo ya al
modo con que la comision ha distribuido
estas particulares enseñanzas, aunque en
general no nos parecen. mal las disposicio-
nes propuestas , se nos ofrecen algunos re-
paros que indicarémos brevemente.


/.0 Acerca de la teología, nos parece
que estando mandado por el concilio de
Trent°, que para instruccion de los jóve-
nes que aspiran al sacerdocio, se establez-
can en todas las diócesis seminarios , lla-
mados por esta razon conciliares ; habiendo
varios de ellos en la península, y debiendo
subsistir en virtud del artículo expreso de
la presente ley, se podrian establecer ea


63
ellos las cátedras de teología. Esto propoii;
cionaria notables ventajas, 1.0 por parte dé
de la economía ; porque eón muy poco mas
de lo que costarán los seminarios en que ha
de aprenderse la liturgia práctica pastoral, y
egercicios de predicacion (art. 38.) , pueden
añadirse las cátedras necesarias para la ense-
ñanza de las ciencias eclesiásticas propias de
los ministros del altar: 2.0 por la parte moral,
porque los jóvenes que han de ser un dia me-
dianeros entre Dios y los hombres, se edu-
carán en seminarios cerrados, y bajo la in-
inediatá vigilancia de los obispos, mas re-
ligiosamente que en grandes universidades,
mezclados con los denlas estudiantes de to-
das clases, y casi por necesidad distraidos
á diversiones y disipaciones profanas. Nos
parece que penetramos las patrióticas miras
de los señores de la comision , en no haber
querido dejar confinada la teología á la obs-
curidad (le los seminarios; pero creemos que
sin sacarla de ellos, se puede lograr el jus-
tisinao fin que se han propuesto, siempre
que el gobierno cuide de que las ciencias
eclesiásticas se enseñen por libros de buena
doctrina, y que en los seminarios no se pro-
fesen máximas ultramontanas y antilibera-
les ; lo cual se conseguirá facilmente, si él.


II,




64
nombra los maestros, y tiene ademas en ca-
da uno un inspector que le avise de cual-
quier abuso que se introduzca. Estas
caciones quedarán mas ilustradas cuando
propongamos nuestro plan.


2.0 Acerca de la jurisprudencia nos pa-
rece excesivo el número de escuelas que se
quiere establecer. Cinco , situadas 'en Sala-
manca, Zaragoza, Madrid, Valencia y Sevi-
lla , nos parecen mas que suficientes.


3.o Vemos que para proporcionar á teólo-
gos y juristas los estudios auxiliares, se crean
dos cátedras, tina de lengua hebrea, otra
de lengua griega .y se manda que los bi-


ibliotecarios enseñen historia literaria b
bliografia , numismática y antigüedades;
( d qué antigüedades son estas? ¿son hebreas,
griegas, latinas, hispanas, etruscas, egipcias,
arábigas , pérsicas, índicas , ó chinescas , ó
todas juntas ?) pero no vemos que se exija
la asistencia á ninguna de estas enseñanzas,
ni antes de principiar la teología 6 la juris-
prudencia, ni despues de concluidas: en cu-
yo caso ya se puede asegurar desde ahora
que estarán desiertas sus cátedras. La razon
de haber decaido tanto entre nosotros el es-
tudio del hebreo y del griego , tan flore-
cientes en el siglo XVI en algunas nniversi-,


165
Jades, ha sido el haberse dejado á voluntad
de los cursantes; los cuales deseando por
muchos y justos motivos abreviar cuanto
puedan su carrera, no van á prolongarla
con dos ó tres años mas de estudios que no
se les exigen para los grados. Lo mismo
pues sucederá en adelante, si no se les precisa
á estudiar hebreo ó griego respectivamente
Volverémos todavía á tocar este punto.


Título 5.° Escuelas especiales. Nada di-
remos sobre el número de cátedras que se
establecen en las de medicina, cirugía y
farmacia, ni sobre el orden con que se ha-
yan de suceder sus respectivas enseñanzas;
de esto decidirán con mas conocimiento
los profesores de estos tres ramos. Solo ha-
remos dos observaciones : 1 .a No se previe-
ne, y parece que deberia hacerse, cuáles
son las cátedras que habrán de recorrer
los médicos, cuáles los ci rujanos, y cuáles
-los simples farmacéuticos; ó si todos los
profesores del arte de curar deberán asis-
tir á todas las que se enumeran, que son
nada menos que diez y seis, amén de las
once de estudios preparatorios á que deben
haber asistido antes de entrar en la carrera
médica. 2. a Entre estos conocimientos pre-
liminares se exige el de la lengua griega,




• ,)


G6
se pide un
4...10 menos, ganado en


:una universidad de ,
provincia ; pero; cornop.


.todas.. estas. no:se- ha establecido :cátedral1910:esta lengua, sino en aquellas -á las cua-es hay. agregada universidad mayor para
teología, leyes y cánones; resulta que el
habitante de Cadiz, donde : no,


hay tales fa-
cuhades y;.0. la de m edicina,, tendrá que
ir, á Sevilla. 0.Pranada parael solo


..aDo de
griego; lO,'C'ual es , ,no ;pequeño: inconve-
niente para los alumnos.,Se deberia , pues,
haber dicho„sile :en la,;eindad en que hu-
biese estudio de medicina, y no de teolo,
gía y jurisprudencia, se pusiese,ademas de
todas 4s.. otras,,,cátedras mía de -griego.


Seis• escuelas.especiales para al te de
curar, nos parecen :ftniebas. En Francia
nao hay mas : que:Ires. Sin embargo puede
Haber cuatto:en


. la
• península, situadas en


zl.0.9naiillay4 , y Santiago. Valencia es, -
jos


rc
, cuatro„colegios ya existentes de Cadiz,


O
-1-4eV91.1411 eProa . .de Barcelona, para <pi?
9,14 :/91 Peee$M9. otra. En caso de que Ira-


1?iese Bilbao ,b. Vitoria estan :Mejor
Situadas;


:91te .Burgos-, para - fundar allí el 5.0
7-e,telimp"« . :Guatro escuelas propone la


comisionlpe» pueden bastar tras, sitas en
Nastrid , CArdoha


3167


Idgriscultura experimental. Las tres pro.-
puestas son suficientes; pero es menester,
como ya se ha indicado, suprimir esta en-
señanza en las universidades da proviricia,
donde seria muy diminuta , casi inutil, y
muy costosa en su totalidad, por ser aque-
llas 4o á lo menos.


Nobles artes. Seis academias: si han de
ser costeadas por el gobierno, serán bas-
tantes las cuatro de Madrid, Sevilla, Va-
lencia y Barcelona.


Música. Está bien que se establezca una
en la capital.


Seis escuelas de comercio en la península.
Si son costeadas por los consulados, como
de justicia deben serlo , no hay inconve-
niente en que las haya en los seis puertos
principales que se designan. Decimos que
los consulados deben costearlas íntegramen-
te; porque siendo el comercio una profe .i
sion lucrativa, justo es que el que quiera
instruirse en ella á fondo, pague la ense-
iianza necesaria. Por esta razon estaba muy
bien dispuesto en el antiguo régimen (por-
que no todo en él era malo), que los coleL
gios de cirugía-médica se mantuviesen con
la contribucion de los que se i'evalidabart;
y hemos visto con dolor que las Cortes ha-




'


x68
yan rebajado, ayer 3r de octubre, los dere,.
chos de esta reválida, antes de que se haya
visto, si reducidos á r,5oo reales, alcanza-
rá para cubrir el gasto total de estas en-
señanzas.


Astronomía y navegado/1. Las tres es-
cuelas que la comision propone en los tres
departamentos de marina de la península,
(ya hemos dicho que omitimos todo lo de
Ultramar) son necesarias: nada hay que de-
cir, y la nacion debe costearlas.


Lengua arábiga. Tres cátedras son úti-
les ; deben establecerse, y los parages en
que ha de haberlas estaca bien escogidos;
pero debe decirse: lengua y literatura ará-
Zzg a, y la de Madrid debe formar parte de
la universidad central.


Una. escuela politécnica en Madrid.
lísimo establecimiento, y está bien orga-
nizado solo.


falta que se funde cuanto'
antes.


Lo mismo decimos para abreviar , de
las escuelas.


llamadas de aplicacion: nuestro
deseo es que se organicen luego, luego,
las que faltan, y se mejoren las existentes:
esto es de lo que necesitamos.


Título 6.° Universzdad central. El pen-
samiento de establecer esta grande enseñan-


z69
za en la capital nos parece excelente; pero
juzgamos que en el plan de la comision so-
bran algunas cátedras, y faltan otras. He
aqui el número.


x cátedra infinitesimal.
de mecánica celeste y analítica.




de física.
x de química.
1 de geología.
• de mineralogía.
x de botánica.
z de zoología.
z de anatomía y, fisiblogía comparadas.


de ideología, gráMática general y ló-
gica.
de moraL


1 de literatura griega.


de literatura latina.
z de literatura española.
z de lenguas orientales, ademas déla de


árabe.
z de lengua y literatura francesa.
zi id. italiana.
x. id. inglesa.
z id. alemana.


Y añadiríamos, si nuestro voto hubiese de
valer, una de lengua bascongada filosófica-
mente considerada. Por mas que algunos




r7s.
ya sabidos , el dar mas extension á estos
conocimientos debe ser ocupación privada:
ni lo de estudios apologéticos de la l'eh,
gion, de disciplina eclesiástica general y de
España, y de derecho espoliol; porque to-
do - esto, supuestos los buenos estudios teo-
lógicós y canónicos que deben preceder en
los .que quieran profundizar estos diversos
ramos, puede aprenderlo Cada uno por -sí
mismo en su gabinete. No sucede lo mis-.
¡no con las otras enseñanzas que nosotros
proponernos, como son los lenguas anti,
guas y •modernas con el::eltamen de las res-
pectivas.literaluras clásicas de los pueblos
que las hablaron ó las, hablan. La enseñan-
za, de las lenguas vivas forma hoy y debe
formar una parte muy principal de la edu-
cacion literaria; y ya que -paguen á sus maes-
tros aquellos que las aprendan por razon
de su profesion particular, corno los comer-
ciantes , viageros y sabios de, todas :'clases;
es una prueba de la cultura: nacional que
á lo ,menosen la capital :haya una cátedra
pública, de Cada Una de las. lenguas. de las
otras,-naciones Cultas, eituia cual se den á
conocer su historia- literaria, el estado, de
explendor &decadencia en que se hallé su
li1Q1.4tura, ,y mérito ,composicio,


x70
hayan hecho burla de esta antiquísima,
sin gularísima y muy filosófica lengua, esta-
rnos convencidos de que ella es un monu-
mento literario preciosísimo, que bien es-
tudiado y examinado con ojos filosóficos,
puede servir mucho para ilustrar cuestio-
nes curiosísimas sobre la formacion mecá-
nica de las lenguas y su gramática compa-
rada, y aun sobre puntos de historia an-
tigua muy importantes. Nosotros no somos
bascongados, ni tenemos querencia alguna
que nos haga hablar así: lo decimos porque
lo tenernos por muy :,cierto.. No hacernos
Juencion de las cátedras de óptica y astro-
nomía que propone la comision, porque
habiendo tres escuelas especiales para este
último ramo, no son necesarias en la capi-
tal. Suprimirnos tambien la de historia ge-
neral. de España; porque el estudio profun •
do de una historia, .Cualquiera que sea, de-
be ser privado : no es para cátedras públi-
cas; pues para solo leer y criticar al Ma-
riana, p. eg., cotejando su historia con las
denlas generales y particulares que tene-
mos, se necesitarian algunos anos. Final-
mente tampoco tenernos por necesarias las
de derecho público . y político, porque da-
dos los buenos principios que se suponen




173
dad reglamentarios , no llevamos á mal que
se hayan insertado en la ley ; porque bue-
no es que esta asegure la suerte de tan be-
neméritos ciudadanos, como son los que se
consagran á la educacion literaria de la
juventud.


Título 8.o De las pensiones. El obgeto
que la comision se ha propuesto es lauda-
dable ; pero nos parece que se obtendrá y
con mayores ventajas por el medio que
luego indicarémos. Asi no nos detendre-
mos ahóra mas en este punto.


Título 9. 0 De la direccion general de es-
tudios. No nos parece mal el pensamiento de
confiar la direccion de toda la enseñanza pú-
blica á un cierto número de sabios; porque
¿á quién puede encomendarse mejor que á
los que por oficio deben conocer respecti-
vamente todos sus ramos , el estado que
tienen, .las mejoras de que son susceptibles;
los métodos adoptados, las reformas que
pueden exigirlos establecimientos literarios,
ya en la parte científica, ya en la adminis-
trativa y económica? Sin embargo pensa-
mos que al proponer las bases en que ha de
fundarse el reglamento de esta direccion
general , se han padecido algunos descuidos
y varias equivocaciones, ',o No se exige nin-


172
nes que nuevamente se publicaren. No in-
sistimos sobre la necesidad de establecer
cátedras de lenguas orientales y de litera-
tura clásica. La comision misma la ha reco
nocido proponiendo cátedras de árabe y
de literatura antigua, pero una sola y con
esta vaga denominacion nos ha parecido -
insuficiente. Por eso hemos separado la




griega de la latina. Es muy dificil que un
mismo profesor esté tan igualmente versa
do en ambas que pueda enseñar utilmente
lo mucho que hay que saber en la materia.
No hará poco el que tenga tan manejados,
leidos y examinados los clásicos griegos p. eg.
que pueda hacer la crítica razonada de to-
dos ellos. Lo mismo decimos de los latinos.
Ademas, si ambas enseñanzas se reunen
en una sola cátedra, será muy vago y su -
perficial lo que el maestro podrá expli
car en solo un año escolar , que seria el
tieinpo que durase el estudio, no habiendo
mas que una cátedra; pues todos los año s
habria que comenzar nuevo curso. Muchas
otras reflexiones se nos ofrecian sobre esta
parte de la enseñanza pública ; pero las
omitiremos por evitar proligidad.


Título 7.o De los catedráticos. Aunque
los artículos que contienen son en reali-.




74
guisa cualidad para poder ser elegido direc-
tor, y siendo un destino tan honorífico y lu-
crativo, es de temer que aspiren á él muchos
que no sean capaces de desempeñarle , y
que si tienen favor le obtengan en perjuicio
del interés público. ¿No se pudiera haber
exigido que para llegar á tan alto puesto se
hubiese de tener tanta edad, haber obtenido
antes tales ó cuales destinos, como por egem-
plo , de catedrático de la universidad cen-
tral, escuela politécnica, Universidad mayor,
ó escuelas especiales de aplica cion y otras,' ser
individuo de la academia nacional ó haber
publicado alguna obra apreciable en cual-
quier ramo que fuese ? n.o Ya puede supo-
nerse que nosotros no estaremos mal con
que se honre y premie á los sabios y lite.-
ratos distinguidos, porque aunque nosotros
no seamos de este número, somos á la me-
nos del oficio. Sin embargó ese sueldo , esos
honores y prerogativas del tribunal supre


de Justicia, no nos parecen recompensas
análogas á la - ,profesion literaria'. La renta
~d. de ochenta mil reales es excesiva. El
hombre de letras que no sepa ser feliz coa, .
cuarenta y ocho mil y aun con menos , es
indigno de tan augusto título. El tratamien-:
to de ilustrísima viene bien en los magistra-


i75
dos supremos, porque tienen que atraer so-
bre sí el respeto y la obediencia del pueblo
en general, que venera estos títulos y trata-
mientos ; pero en sabios que no han de
mandar sino á hombres ilustrados , para
quienes nada son estos relumbrones, está
fuera de su lugar , y estamos por decir que
los baria ridículos. Lo de honores de tal ó
cual cuerpo, de tal ó cual clase , de tal
tal grado, es cosa que debe desterrarse y aun
prescribirse en el régimen constitucional.
En este no debe haber mas que funciones
efectivas. ¿ Volverémos á ver honores de
secretarios del rey , honores de médico de
cámara, honores de la audiencia de tal ó
cual provincia ( estos por desgracia los esta-
mos viendo todavía ), honores de contador
de egército, honores de intendentes, etc. etc.?
Eso es bueno para un país de gobierno ar-
bitrario: en el que sea verdaderamente libre,.
no debe haber mas que magistrados y emplea-
dos efectivos. ¿Qué quiere decir «honores de
oficial de secretaría" ? Si el agraciado no lo
es,¿ quién le ha de honrar como á tal?
3.0 No vemos por qué « el cargo de director
haya de ser vitalicio é incompatible con otro
cualquier destino" (art. Io4). ¿ Qué incon-
veniente habrá en que un hombre de gran:




176
mérito que sea director, sea empleado por
el gobierno en un destino temporal en que
pueda hacer eminentes servicios á la patria,
corno por egemplo, en una embajada ? Está
bien que mientras dure esta comision deje
de percibir los emolumentos de director,
pero concluida y retirado á .su país , puede
volver á su anterior destino y ser aun mas
útil que antes. Y por qué no han de poder
ser promovidos á consegeros (-1e Estado, y
aun á ministros ? Esto seria hacerlos de peor
condicion que á los demas ciudadanos , y
privar al estado de sus luces. 4 : 0 é Podrán
los directores ser al mismo tiempo indivi-
duos de la academia nacional ? Nada se di-
ce. 5.o No quisiéramos que la direccion tu-
viese contacto inmediato y directo con las
Cortes, como se establece en el núm. r o6
(facultad 8.a ), previniendo que « dé cuenta
anualmente en ellas del estado de la ense-
ñanza pública en una memoria que deberá
leer uno de los directores. Este no es el ór-
den Constitucional. El órden es que el mi-
nistro de la Gobernacion al mismo tiempo
que dé cuenta al Congreso del estado de to-
dos los ramos que están bajo su inspeccion,
como caminos, canales, hospicios , etc. , etc.
incluye el de la instruccion pública. Para


177
hacerlo con inteligencia, está bien que pida
las noticias necesarias á la direccion; pero
él debe ser el órgano que las comunique. á
l as Cortes.


Título lo. Ácademia nacional. Deseára-
mos que esta se dividiese en cuatro sesio-
nes: La de ciencias físicas y matemáticas,
2.a id. políticas y morales , 3.a historia y li-
teratura antigua y moderna, nacional y es-
trangera , 4. a bellas artes , en las cuales se
comprendan la música. y la declamacion. Es_
tas dos últimas clases son demasiado vastas
para que puedan formar una sola con solo 16
individuos. Para la de literatura solamente
no bastarán acaso los doce que tendrá se-
gun nuestra Idivision.


Título r 1. De la enseñanza de las muge-
res. Es muy justo sin duda que se establez-
can « escuelas públicas en quo se enseñe á las
niñas á leer, escribir y contar, y á las 'adultas
las labores y habilidades propias de su sexo";
pero repetimos lo que digirnos hablando de
las de los niños, á saber, que ni es justo ni ne-
cesario que sean cátedras" integrantes por el
Estado; y añadimos que el maridar que lo sean,
es lo mismo que decir que no se establezcan
á lo menos en muchísimos años ; porque es
imposible que no pasen muchos y muchos


Toisto 12




1.78
antes de que la nacion esté en estado de
añadir á los ciento y mas millones anuales
que, deberia costar la enseñanza de los hom-
bres, si se adoptase el plan de la comision,
otros 25 millones que importaria el sueldo
solo de las maestras. Y no parezca exagera-
do este. cálculo. No supongamos mas que
cinco Mil escuelas de niñas y adultas que
es muy poco : demos por sueldo medio de
las maestras 5.000 reales, asignacion que tam-
poco es excesiva, porque supone el míni-
mum de dos mil reales , y el rnaximum de
8.000 , lo cual no es andar muy liberales,
y tendremos 25. millones de reales. Añádase
el alquiler (lelas casas y otros gastos, y se
verá que la enseñanza de las mugeres costa-
rá si es enteramente gratúita , unos 3o mi-
llones , que unidos á los ciento y doce que
sumamos antes, forman un total de ciento
cuarenta y dos millones para el solo ramo
ele ins6uccion pública. Rebagémosle si quie-
re á ciento y treinta , cuándo estaremos en
estado de destinar tan crecida sima á este
Solo obgeto , habiendo tantos otros á que
atender ? Repetiremos pues que proponer
imposibles, es el medio seguro de que no se
haga ni atm lo poco que podria hacerse en
el estado actual de la nacion y de sus ren-


tas. Se ha dicho muchas veces: pero vemos
que es menester decirlo todavía. Lo mejor
es


• el enemigo de lo bueno. La comision
debió proponer no lo que en esta parte de
la enseñanza puede ser acaso lo mejor abso-
lutamente y en abstracto, sino lo que fuese
bueno y practicable con traido á la actual
nacion española, que es á la cual debe apli-
carse su teoría , no á 'la que tal existirá
dentro de uno: ó de dos siglos. Los legis-
ladores que entonces sean ya cuidarán de
extender y mejorar el sistema de instruc-
cion pública si las circunstancias se lo per-
miten. Nosotros debemos empezar por po-
co é ir adelantando gradualmente á me-
dida que los felices resultados del siste-
ma constitucional vayan meim ando el ra-
Mo de rentas y aumentando la riqueza na-


Título x3 y x4. De los establecimientos
antiguos , y de los fondos, destinados á la
enseñanza pública. Nada se nos ofrece sobre
el z.0 y menos sobre el 2.0 , que en sama
previene cine si no hay bastantes fondos pa-
ra egecutar el plan , se busquen. Esto se di.-
ce fácilmente; pero la dificultad está en ha,
Rulos. Dónde estan ? De dónde se han
de sacar ? Boe opus hic labor.




z8o


DE LAS TRIBUNAS NACIONALES.


Las instituciones sociales caminan en Ett,-
ropa á su perfeccion con la mayor rapidez.
El edificio del feudalismo, tantas veces com-
batido y ya casi minado, amenaza ruina:
y las naciones y los gobiernos , que mas
contribuyeron á su infausta celebridad, se
apresuran en el dia á quitarle succesivamen-
te todos sus apoyos. En efecto , no es de
estrañar que los mismos monarcas contri-
buyan á aniquilar el sistema feudal , esen-
cialmente enemigo del orden y de la liber-
tad. Los barones fueron ,en los siglos de la
barbarie rivales temidos de los reyes : si
despues se han contentado con la opresion
de los pueblos, y han reconocido su de-
pendencia del trono , no se crea que su-
fren volimtariamente la cadena que no pu-
dieron romper. El elemento de la aristocra-
cia es el poder , y no descansará nunca
hasta que este elemento sea el mayor po-
sible. La esperiencia y la razon enseñan que
los privilegios amenazan igualmente á los
monarcas y á los pueblos. En vano preten-


18
den sus partidarios ser exclusivamente los
defensores del trono : los desmiente la his-
toria de las naciones modernas desde el
siglo VIII.


La armonía del trono y de las liberta-
des nacionales es facil de concebir: la mo-
narquía es la suprema magistratura ; y la
conservacion de su dignidad y de sus dere-
chos á nadie interesa mas que á los pue-
blos. Por otra parte, los principios libera-
les no atacan en nada las prerogativas del
trono : privan al rey del funesto derecho
de obrar mal y de ser engañado. Pero la
carrera del bien le queda abierta indefini-
damente en el sistema constitucional. Es
muy facil de probar que los intereses de
un buen monarca son los mismos que los
de su nacion ; asi como es indudable, que
las pretensiones y la existencia misma de
los privilegios pugnan continuamente con-
tra la felicidad de los pueblos y la tranqui-
lidad (le los soberanos.


Ya no se ventilan en Europa las dificiles é
intrincadas cuestiones de los derechos feu-
dales ; ya no se atreven á hablar , ni aun
los diplomáticos, de los principios serviles de
la obediencia pasiva : van desapareciendo,
aunque lentamente, (le las transacciones po-




182
líticas las máximas, que con buena ó mala
fe describió tan superiormente Nfaquiave-
lo. Se van haciendo inútiles las indigestas
compilaciones de leyes civiles y eclesiásti-
cas ( mezcladas sin saber por qué) y de los
comentarios aun mas desordenados é inin-
teligibles que las mismas leyes. Toda enes-
tion sobre legislacion se reduce ya á prin-
cipios claros y fáciles de discutir , y la ra-
zon que calcula el bien público, ocupa ya
el lugar de la autoridad, que tantos siglos
la ha oprimido. Los principios constitucio-
nales, las verdaderas máximas del derecho.
civil y la recíproca utilidad en los tratados
políticos van ocupando el lugar del despo-
tismo, de la ignorancia erudita y de la
mala fe.


A quién se debe que haya comenzado
ná despuntar esta brillante luz precursora
de un siglo de oro ? A la invencion de la
imprenta. El libre pensamiento, del que es
vehículo, perfeccionó al cabo de algunos
siglos el sistema 'constitucional , grosera-
mente delineado entre las tinieblas de la
barbarie. Y ¿á quién deberemos la conser-
vacion de los beneficios y libertades, que
nos ha conquistado el pensamiento ? A las
rihunas nacionales. Estas dos instituciones


x83
estan tan íntimamente Unidas, que no 'es.
posible separarlas,. Las discusiones sosten,-
das por medio de la prensa forman la opi-
nion pública : las discusiones de la tribuna
forman la ley, que nunca es mejor, que cuan
do es fiel imagen de las ideas y de los
sentimientos de los ciudadanos. La per-
feccion del sistema representativo con-
siste en la conformidad de la razon Uni-,
versal de los pueblos con la razon parti,
cular de sus diputados en el Congreso.


Libertad de imprenta y publicidad de
las sesiones legislativas: estos son los dos
grandes elementos del aobierno,constitucio-
nal. Pocas naciones de Europa gozan del
primero: algunas es tan privadas del segun,
do ; pero debe advertirse para consuelo de
los que desean ardientemente la regenera-
cion universal, que no pasan de dos las na-
ciones absolutamente privadas de tribuna,
que son la Dinamarca y la Rusia : pues las
provincias de Prusia y Austria tienen es-
tados diferentes, semejantes á nuestras an,
tiguas Cortes en que bien ó mal se Venti,
lan los intereses públicos. No contamos á
los turcos en el número de -ilás naciones
europeas.


Una vez abierta la tribuna aunque sea




184
bajo una constitticion viciosa é insuficiente,
las luces del siglo suplirán lo que falta. La
ardiente voz del patriotismo resonará en
el Congreso, y obligará al monarca á hacer
la felicidad de sus súbditos, si él mismo no
se anticipa á llenar sus deseos. En la actual
época, testigo de tantos prodigios, hemos
visto egemplos de toda especie.


El emperador de Rusia, despótico y
absoluto por la organizacion interior de
sus estados, y que podria extender este
mismo régimen á la Polonia todavía con
mas razon , si es ' ,que la puede dar el de-
recho de conquista, ha accedido sin
bargo á los votos de sus nuevos vasallos,
y les ha dictado una constitucion , segura-
mente mas liberal que la que tenian cuan-
do formaban una nacion independiente. A
la feroz y turbulenta aristocracia, que cau-
só la ruina del trono y de la nacion po-
laca, ha succedido bajo los auspicios 'de
'Alejandro una dieta, dividida en dos cáma-
ras como las de Inglaterra, en las que se
ventilan, sin recurrir al sable amenazador
'de los palatinos antiguos, todos los obge-
tos de utilidad pública con la modera-
cion y sabiduría que son dignas de un si-
glo filosófico.-En la actual sesion acaba la


285
dieta de desaprobar el plan de código cri-
minal, presentado por el gobierno. Los
motivos de esta desaprobacion demuestran
cuán conocidos son ya en aquel pais los
verdaderos principios del gobierno. Cen-
suran el proyecto I.° porque no establece
el juicio por jurados : 2.° porque no se
habla en él de los abusos de la libertad
de la imprenta: 3» porque no es permi-
tido á los judíos dar testimonio en juicio
contra los cristianos: 4. 0 porque se , des-
truia en el proyecto una de las mas gran-
des garantías de la libertad individual, con-
cedida por la constitucion polaca, á saber:
que ninguno pueda ser arrestado sino des-
pues de ser convencido judicialmente. La re-
pulsa del proyecto fue aprobada por una
mayoría de 120 votos contra tres. Esta su-
perioridad manifiesta cuánta union y pa-
triotismo reyna entre los diputados de la
Polol:ia. El emperador habia declarado por
medio de su consejero de Estado Potocki,
que presentó el proyecto, que si la dieta no
lo aprobaba, se volveria á presentar per-
feccionado en la próxima sesion. La pre-
sente deberá concluir pronto ; pues parece
que el viage de S. M. al Congreso de Trop-
pau no se verificará hasta que se cierre




x86
la dieta. Asi los polacos carecerán por es-
te ario de los beneficios de un buen códi-
go criminal. Esta es una de las malas con-
zecuencias de la iniciativa real exclusiva.
Los pueblos, que la han admitido en su
constitucion, estan condenados á tener ma-
las leyes, hasta que el gobierno tenga por
conveniente proponerlas buenas. Pero en
fin, considerado el estado actual de la Po-
lonja y su dependencia forzosa de la Ru-
sia, se debe mirar como un beneficio de
primer orden la carta constitucional, que los
hace de mejor condicion que sus vencedo-
res, y mas verdaderamente libres que lo
eran en los dias de su gloria é indepen-
dencia.


¿Por qué el gobierno ruso ha dado una
constitucion á la Polonia, y no á sus anti-
guos estados? Prim ero: porque estos no la
han pedido, ni la conocen. Y ¿ de qué sir-
ve un. don cuyo precio se ignora? Segundo:
porque antes de hacer libres á los rusos,
es preciso hacerlos hombres, es decir, li-
bertarlos del yugo de los grandes, y de la
supina ignorancia en que estan sumergi-
dos. Nosotros opinamos que faltan todavía
algunos años para cine la Rusia europea
pueda obtener su libertad. Para la Rusia


187
asiática falta mas tiempo, y es probable que
los samoyedos, ostiacos y calmucos tardarán
muchos siglos en tener tribuna nacional.


El rey de Sajonia acaba de. hacer á sus
súbditos una concesion importantísima. Los
diputados de la nobleza en la dieta no
eran elegidos antes sino por propietarios
de bienes nobles, es decir, de bienes li-
bres, y no sugetos á derechos feudales, y
que ademas hubiesen nacido en la clase dis-
tinguida. Pero el decreto ciado por S. M.
en unimos de agosto para las elecciones
de la dieta, ha establecido dos variaciones:


que no se requiera en el propietario
elector la calidad de noble, con tal que sus
bienes lo sean: que no se requiera tam-
poco dicha calidad en el diputado para
el orden ecuestre ó de la nobleza. Estas
son dos conquistas importantes, logradas
en aquel pais contra el espíritu de la aris-
tocracia. El sistema constitucional se des-
plegará con toda su perfeccion , cuando
todos los bienes sean nobles, y no se reco-
nozca esa diferencia ominosa, vestigio de
la barbarie feudal.


No deja de ser extraño que no se requie-
ra la nobleza ni en los electores, ni en los
diputados del ordeivecuestre; pero debe-




I89 •
larga y refiidísima" disputa entre la cáma-
ra de los diputados y el ministerio, triun-
fó este á favor de una mayoría muy debil,
y las reclamaciones de los electores fueron
desechadas ; se declaró válida la primer re-
nuncia de M. Hoepsner, y se mandó al co-
legio electoral de Darmstadt que procedie-
se al nombramiento de otro diputado. •


En otra discusion acerca de la edad de
los diputados han conseguido los ministros
otra nueva victoria. Se ha declarado que
la edad requerida en los diputados nobles
seria de 3o años y en los plebeyos de 36.
El principio sobre que se fundan para es-
ta distincion , no puede ser otro, sino el
de malita supplet wtatem , á no ser que se
quiera decir, que los talentos, la instruc-
cion y elpatriotismo se adelantan en los que
han tenido la felicidad de nacer en una
familia distinguida. ¿Quién no conoce en
estas ridículas decisiones la influencia del
partido aristocrático ? ¿Quién no ve que
tratan de apoderarse por todos los medios
posibles del cetro del gobierno , que les
arranca el espíritu del siglo? ¿Y es posible
que los ministerios sean tan ciegos , que
quieran confederarse con una faccion am-
biciosa mas bien que con el pueblo, cuyos


x 88
mos observar que esta concesion es e
contrapeso de una mala ley, cuyo efecto
se quiere debilitar. ¿Por qué ha de tener
el orden ecuestre representantes en el con.
greso nacional? Esas aparentes contradic-
ciones cesarán, cuando se fije invariable.
mente la constitucion. La tendencia de
aquel pays es al gobierno nacional. Antes
de edificarlo es preciso separar los escom-
bros del feudalismo.


La nacion ha recibido con entlisiasmo
esta nueva prenda de la bondad y libera-
lismo de su monarca. Entre los diputados,
que se han elegido , se cuentan comercian




tes, gefes de establecimientos y juriscon-
sultos; y se espera de la dieta actual una
nueva organizacion del congreso, mas con-
forme que la antigua á las necesidades del
siglo y á los progresos de la cívilizacion.
Los diputados van á presentar á S. M. un
plan de mejoras en la constitucion del es-
tado y de la dieta. No es dudable que el
rey acceda á los deseos de sus súbditos ; y
no tardaremos en ver á la Sajonia colocada
en la clase de las monarquías verdadera-
mente representativas.


En Hesse Darmstadt no es el gobierno
tan liberal de concesiones. Despues de una




190
deseos se reducen á ser bien gobernado,,
y á obtener justas garantías para sus li-
bertades?


Entretanto los diputados liberales de la
cámara de Darmstadt piden, que dejan do
á un lado todos los obgetos propuestos á
la deliberacion , se emplee el cuerpo re-
presentativo' en redactar un acto constitu-
cional, mas completo que el del edicto de
marzo, concedido por el gran duque. Esta
cliscusion excita en la actualidad la atencion
de. la Alemania: no es posible proveer cuál
será su resultado , porque el ministerio tie-
ne á su favor la mayoría necesaria para ha-
cer que las leyes pasen; y no se cura mu-
cho, de que estas leyes sean el fiel resul-
tado de la opinion nacional. Sin embargo,
por mas que han trabajado , no han podi-
do impedir que las sesiones de la cámara
sean públicas. El soberano ha dado su san-
con al decreto de las cámaras sobre este
asunto: los estados de Hesse-Darmstadt tie-
nen ya tribuna nacional. Esta es la conquis-
ta mas preciosa para los' pueblos: porque
tras de ella vendran las denlas- libertades.
Puestos en comunicacion los defensores
de los derechos de los hombres con la
opinion y la razon universal de los pue-


t
blos, la victoria no es dudosa ; y por mas
que el gobierno austriaco diga á los dipu-
tados aristocratas del círculo de Pest en
Hungría, que todo el mundo delira y pide
nuevas constituciones, no se puede dudar
que los mismos soberanos reconocerán tar-
de ó temprano la necesidad de acceder á


e los deseos de sus súbditos, y de preferir á
los intereses nobiliarios los de toda la na-
cion, ligados estrechamente con los d'e su
monarca. Esta feliz confederacion de los
reyes con los pueblos no podrá verificarse
hasta que de las tribunas, ocupadas por
hombres libres , salgan .los gritos de ver-
dad y patriotismo , que separen del trono
sus interesados aduladores, y destruyan los
privilegios, que gravitan sobre las masas
generales de las naciones.


En Nápoles se ha celebrado ya la pri-
mer sesion del parlamento. El discurso del
príncipe real contiene en una sola frase to-
do lo que es necesario para consolidar el
pacto constitucional. Pide á los represen-
tantes de la nacion, que creen las garan-
tías de las libertades y el poder, que es la
garantía del orden y de la sociedad. Este es el
gran problema que la Europa quiere resol-
ver en el dia despues de haberse prepara




192
do á esta grande operador' con tres siglos
de estudios y de luces.


Su solucion en el reyno de las dos Si-
cilias dependerá de la manera con que se
organice el poder legislativo, fuente en la
actualidad de todos las poderes: porque
está íntimamente enlazado con la mayor
de todas las fuerzas, que es_la opinion pú-
blica. Es muy probable que lo'" napolita-
nos no adoptarán la cámara de los nobles,
como se estableció en la constitucion dada
á la Sicilia por les ingleses en el tiempo
del rey intrusu. Aquella cámara dejaba en
su ser todos los privilegios aristocráticos,
contra los cuales se levanta en masa la ge-
neracion actual. Sin embargo, las luces y
la experiencia hacen necesaria la ereccion
de un cuerpo conservador, compuesto de
magistrados y no de clases privilegiadas;
y es natural que traten de buscarlo en la
constitucion española, cuyos principios y,
bases proclamaron en su revolucion.


Los primeros trabajos del parlamento
serán muy interesantes, porque se versa-
rán acerca de las leyes fundamentales, que
han de consolidar para siempre el pacto
social. Los napolitanos son mas felices que
nosotros en su regeneracion. Nuestro con-


193
greco nacional ha tenido que destruir los
gérmenes de las antiguas rencillas, que el
interes y las pasiones quedan resucitar, y
que sin estas pasiones y este interes pu-
diera haber ahogado una sola palabra. Al
contrario, vemos en Nápoles, que olvida-
das las disensiones y enemistades anterio-
res al Momento de la revolucion, todos los
hombres dotados de luces y patriotismo
conspiran igualmente á la causa pública.
Algunos se admiran al ver que los emplea-
dos en tiempo del rey intruso son los qué
mas se señalan por su adhesion al sistema
liberal , y los que le han hecho servicios
mas señalados. Pero la admiracion cesará
cuando se considere cuáles habian sido los
estudios y las ideas de los hombres que se
sometieron á Murat. Todos aborrecian el
despotismo civil, que por tantos siglos
Babia oprimido á Nápoles: si se sometieron
á la fuerza de las armas, que no podian
resistir, sábian que aquella fuerza es por
su' naturaleza de corta duracion, y que las
ideas liberales que se propagasen bajo su
influencia, sobrevivirian á su ruina. La ex-
periencia ha confirmado su modo de pen-
sar, y son en el día el mas firme apoyo del
gobierno constitucional.


Tomo ni. z3




a94


Histoire, de la premiere quinzaine de juziz
1820: par 1V1. REYMONDIN DE BEX. Folleto
en 8.0 mayor.


so


Las noticias, que ha publicado este escri-
tor, eran indispensables para que el público
imparcial pudiese formar idea exacta de los
tristes acontecimientos de aquellos dias. Los
periódicos del partido aristocrático desfigu-
raron todos los hechos ; y atribuyendo los
desórdenes á la supuesta faccion revoluciona-
ria, que segun ellos agitaba la capital, pinta-
ron los desastres como consecuencias nece-
sarias de la intervencion de la fuerza para re-
primir la sedicion. Al mismo tiempo la cen-
sura , que notoriamente ha estado Siempre.
á disposicion del partido privilegiado, im-
pedia á los periódicos liberales proclamar la
verdad de los hechos : de modo que la li-
cencia de decir por una parte y la opre-
sion del pensamiento por otra , hizo que el
público se hallase en la imposibilidad de co -
,nocer quiénes habian sido los agresores en
aquellas fatales circunstancias. Sin embargo
era bien claro , y lo será siempre, que aquel,




195
á quien se le coarta la libertad de hablar,
tiene que decir verdades; y la opinion pú-
blica no tardó en conocer á qué partido de-
bia inclinarse, aunque no tenia mas datos
para determinarse, que las discusiones de
la tribuna en la cámara de los comunes.


Los periódicos serviles contaron los he-
chos destroncados ,. y sin mas conexion,
que la necesaria para culpar á sus contra-
rios ; en fin, corno se cuentan en un dia-
rio , y mucho, mas en un diario , que es ór..
..ano de una faccion. Felizmente se resta-
bleció la paz por las nuevas modificacio-
nes, que se hicieron definitivamente en la
ley de elecciones, y la historia de aquellos
dias , aunque gravada con carácteres san-
grientos en los ánimos de los franceses , no
pudo conocerse bastante bien , merced á
la censura de los periódicos. M. Reymon-
din , valiéndose del texto incorruptible, que
le presentaron en los mismos dias de la ca-
tástrofe las sesiones de la cámara, ha em-
prendido presentar los hechos bajo su ver-
dadero punto de vista, y á trueque de .su-
frir , como ha sufrido , un proceso crimi-
nal por abuso de la libertad de la prensa,
instruir á sus paysanos y á la Europa ente-
ra del modo , con que los aristocratas sos-


13.




z96
tienen sus intereses y arrancan leyes contra-
rias á las libertades nacionales.


Un príncipe de la familia real cae al
golpe de un vil asesino. Toda la Francia
gimió, penetrada de su dolor y del de su
monarca : en aquel momento, en que todas
las clases del estado daban señas nada equí-
vocas de consternacion , los fríos é incura-
bles egoistas , que han causado la ruina de
la Francia , se combinan para acusar á to-
da la nacion del crimen atroz, que toda llo-
ra. El ministro , director del gobierno , es
lanzado del ministerio : sus colegas no vie-
ron en aquella época mas áncora de salud,
que reunirse al partido aristocrático (i).


Entonces se votó en la cámara de los
comunes , con el auxilio de las promesas y
las amenazas, pródigamente distribuidas por
el ministerio á los diputados , que eran fun-
cionarios ó que querian serlo , la ley com-
presiva de la libertad de la imprenta , y se
creó la censura , para dar toda licencia á


(1) Sin embargo este partido los calum nia dia-
riamente. Dígalo el folleto intitulado : Conspiradas
militar, en donde se les trata, con poca diferencia,
como al ministro Decazes. Todos los que no son ti- .
vanos , son conspiradores para aquella imprudentí-
sima faccion..


'97
las doctrinas liberticidas , y comprimir las
liberales. No tardaron en gritar los ultra mo-
nárquicos ¡ Viva el rey solamente ! y se mi,
raba como un crimen añadir ¡viva la. carta!
Como estos gritos fueron el orígen de las
desgracias del mes de junio , y pueden re-
producirse semejantes acontecimientos, per-
mitásenos esplicar brevemente cómo deben
ser interpretados y hasta qué punto son le-
gítimos.


El grito de ¡viva el rey! en un gobierno
constitucional es justo , y nadie puede opo-
nerse á él ; porque no designa otra cosa si-
no los votos del pueblo á favor de su su-
premo magistrado. Igualmente lo es el de


Viva la Constitucion! viva la carta! ú otro
equivalente , porque expresa el deseo nacio-
nal de vivir siempre bajo la salvaguardia de
las leyes tutelares, en que se han cifrado el
órden y la libertad pública. ¡ Viva el rey
constitucional! es una aclamacion , que corn-
prehende á las otras dos, y que no deja na-
pa que desear. Pero luya el rey solamente,
muera la constituczon , abajo la carta, son
gritos sediciosos y punibles , porque aplau-
den abiertamente el poder absoluto.


Aun hay mas : en Francia el grito de
viva el rey en boca de una faccion , que




198
abiertamente conspira contra la libertad, es
por lo menos sospechoso : no así el grito
Viva la carta en boca de la nacion entera:
porque estableciéndose en la carta la monar-
quía moderada, no es posible aplaudirla, sin
aplaudir tácitamente al monarca , que la ha
concedido, y cuyos derechos están consig-
nados en ella.


Es evidente, pues, la parcialidad del mi-
nisterio , que permitia toda libertad á la
expresion'de las doctrinas serviles, ya en los
periódicos, ya en las aclamaciones, y eger-
cia la mas severa animadversion contra los
escritos y aplausos constitucionales.


Los últimos Bias de mayo fueron nota-
bles en la cámara de los comunes por la
discusion de la célebre ley de elecciones.
El 3ó debia votarse la indicacion de M. Ca-
mille-Jordan, que conciliaba el interés pú-
blico y el del trono : pero los defensores de
la 'libertad se hallaban en número casi igual
al de sus antagonistas ; y tal era la triste si-
tuacion de los negocios, qúe les faltaba un
voto, para qué triunfase en la representa
cion nacional el deseo general de la nacion.
Ya se iba á hacer la votacion , cuando el
diputado Chauvelin , valeroso atleta de la
Çonstitucioll; y ve guardaba cama á cátisa


199
de una grave enfermedad , advertido de lo
importante que era la deliberacion , se ha-
ce transferir á la cámara, y tuvo la gloria
de haber asegurado á la causa de la libertad
un triunfo , momentaneo á la verdad é in-
fructuoso ; pero que excitó el reconocimien-
to público , por el peligro á que espuso su
salud.


Cuando ocupó la litera para restituirse
á su casa , una gran parte del pueblo , que
estaba á las puertas del palacio de la cáma-
ra, le rodeó gritando ¡viva Cliauvelin! ho-
menage debido al sacrificio , que acababa de
hacer por la causa pública. Debe notarse,
que este grito no es ilegal bajo ninguna for-
ma de administracion , cuando el persona-
ge aplaudido no es conspirador contra el rey
ni contra el gobierno legítimo.


Mientras recibia de los parisienses las fe-
licitaciones merecidas, algunos del contra-
rio partido se acercaron á la litera , y grita-
ron: ¡Viva el rey! Esta aclamacion contra-
puesta á la de ¡viva Chauvelin! era por lo
menos impru dente y provocativa. impru-
dente, porque jamas es lícito comprometer
el sagrado nombre del rey con el de un par-,
.ticular , por mas ilustre que este sea: pro-
vocativa , porque en aquellas circunstancias




200
era zaherir al pueblo, que aclamaba su di-
putado, de olvido ó negligencia con respec-
to á su monarca. Sin embargo, los amigos
de Chauvelin se retiraron á instancias suyas,
y el diputado quedó expuesto al escarnio y
á las burlas de los ultrarealistas , hasta que
lo condugeron á su coche.


Este primer acontecimiento y la impor-
tancia de las materias , que se discutian en,
la cámara, hizo mayor al dia siguiente la
afluencia del pueblo al rededor del palacio
señaladamente á la hora que sanan los di-
putados; la • faccion aristocrática , que habia
previsto muy bien, que la época de la de-
liberacion sobre la ley de elecciones seria
la mas á propósito para lograr una reáccion,
preparó todos sus medios para triunfar el
dia 3 dentro y fuera de la cámara.


Las ventajas conseguidas por el partido
liberal fueron de muy corta duracion ; y en
la sesion del citado dia se votó el artículo
primero de la nueva ley de elecciones á fa-
vor de la célebre mayoría de los cinco mi-
nistros.


Esta noticia, habiendo llegado al públi-
co excitó , como. es regular , aclamacio-
nes: cierta clase de hombres , vestidos con
9legancia y uniformidad , como militares


201


en trage de paysanos, gritaban: ¡viva el rey!
el pueblo respondia: ¡viva la carta ! Y estas
dos aclamaciones, que siempre debieron es-
tar reunidas , fueron la señal de las violen-
cias y de los desastres.


Los uniformes, que despues se supo ser
tropas regladas en trage de paysanos, ata-
caron al pueblo con bastones ferrados , y
le obligaron á palos á gritar ¡viva el rey! so-
lamente, y suprimir la segunda parte de
sus aclamaciones, Insultaron á todos los di-
putados del lado izquierdo que encontra-
ron, y les obligaron con violencia á gritar
como )ellos querian. Persiguieron el coche
d Benjamin Constant , que se escapó por la
velocidad de sus caballos: siendo muy de,
notar que los fingidos paysanos entregaban
á la policía y á la gendarmería las mismas
víctimas que apaleaban, para que se asegu-
rasen de ellas. Algunos gritos se oyeron, co-
mo Napoleon! ¡Abajo los Borbones! pe-
ro eran de los agentes que atizaban , e1 fue-
go y que querian justificar con ellos las vio-.
lencias de los ultra-realistas. Entre las des-
gracias de este dia, no hubo mas muerte
que la de un joven, á quien un soldado dis-
paró un balazo por la espalda. Los periódi-
cos vendidos á la faccion digeron que el jó-




202
van 'labia atacado al militar ; pero á un a-
gresor no se le hiere por la espalda.


El dia 4 pasó sin conmociones ; pero
desde el 5 hasta el lo hubo diariamente
grandes reuniones del pueblo , tranquilo y
sin armas, que gritaba ¡viva la carta! Estas
reuniones fueron constantemente disipadas
á sablazos por la fuerza armada , en virtud
de ordenanzas de la policía , en las cuales
aquellas reuniones y las aclamaciones se ta-
chaban de sediciosas. Sin embargo se notó
que el dia del suplicio del asesino Lonvel,
que fue el 7 de junio, la inmensa concur-
rencia que asistió á él, se retiró tranquila-
mente. No quiso el pueblo de París que
equivocasen los mal intencionados la causa
sagrada de la nacion con la suerte de un.
malvado detestable.


En la sesion del z o , en que el partido
liberal accedió á la capitulacion que sus an-
tagonistas le ofrecian en la cámara, y quedó
votada la ley de elecciones, accedió el mi-
nisterio á la solicitud de los diputados del
lado izquierdo , y se empleó la guardia na-
cional para disipar las reuniones , medida
que debió haberse tomado desde el dia 3,
sise hubiera querido impedir el triste espec-
táculo de un pueblo entero, maltratado y


2 o3
herido por una soldadesca embriagada, solo
por haber manifestado cuál era la opinion
vahea en la gran cuestion legislativa, que
se agitaba entonces.


Este es el resumen de los hechos en ge-
neral. El escrito , que analizamos , contiene
las pruebas de estos hechos y las reflexiones
sobre ellos. Las consecuencias , que se de-
ducen, y que son sumamente importantes
para la historia , son las siguientes:


t.a La parcialidad del ministerio hacia
los que daban gritos sediciosos á favor del
poder absoluto y contra los que aclamaban
la carta constitucional.


2.a La violencia de la faccion aristocrá-
tica , en el momento mismo que acababa de
triunfar en el cuerpo legislativo.


3.a La imperturbable intrepidez del pue•
blo de París, que no opuso á los bastones
ferrados, á los sables y á las ordenanzas
ilegales de los magistrados otras armas , ni
otra resistencia, que el grito invocador de
sus libertades. Este grito quedó victorioso
de todas las violencias : pues en los dias
posteriores al io se repitió con mucha fre,
cuencia ; y solo cesaron las reuniones del
pueblo y las aclamaciones de la constitu-
cion, cuando la intervencion paternal y nao,


44.




204
derada de las guardiasnacionales persuadió
al pueblo que le era lícito pasearse y aplau-
dir su código fundamental. Fueron , pues,
inútiles .


las violencias y las calamidades an-
teriores; y si hari servido de algo, solo ha
sido de probar á la faccion nobiliaria , que
ya ni puede escitar en la nacion las con-
vulsiones horrorosas, con que se ensangren-
taron los primeros Bias de la revolucion , ni
le queda medió alguno para triunfar de la
opinion pública : pues no pudo lograrlo,
aun cuando estaba protegida por un minis-
terio parcial, y tenia á su disposicion el in-
flujo de la autoridad y la violencia de la
fuerza armada.


20J


Sobre el manifiesto de los autores de las com-
pañias cómicas, anunciado en el Cons-
titucional.


Cosas se ven en estos tiempos que son
capaces de hacerle á uno sudar de pesa-
dumbre y herizarle los cabellos de puro
asombro. Una de las de este género es el
anuncio que hace. el Constitucional en el
número 484 del Manifiesto que en represen-
tacion de los individuos de los !teatros de la
Cruz y del Príncipe dan al público de Ma-
drid los autorps de estas compañías.


Si el editor de este periódico se hubie-
se limitado á hacer su anuncio pelado ;co-
mo los que se ponen en el Diario ó en la
Gaceta, nuestro furor entonces recaeria
únicamente sobre el autor ó autores del
Manifiesto, y alli descargaríamos cuantas
injurias y denuestos se nos viniesen á la
boca; pero pues que un periodista ha to-
mado á su cargo la defensa de tal papel,
nos parece mucho mas cómodo y decente
habérnosla con él mismo , no mas que por
haber tonlo tan á las claras la defensa
de las comedias y de los cómicos.


Solo nos causa pena el considerar que




206
por mas dicterios que le digamos, rl fin
y al cabo él dormirá en su cama buena
mala , y comerá y cenará en su casa lo
mismo que si le hubiésemos tributado ala-
banzas. Vea usted lo que se sigue de no
poder uno irse callandito á casa de un señor
juez, y con solo calentarle la cabeza con un
chismecillo bien atusado, hacerle que des*
ucase un par de corchetes bien listos , y
soplarle en chirona por de pronto y antes
de entrar en materia. Entonces al mismo
tiempo que lográbamos tomar una justísi-
ma vindicta, le poníamos en el caso de
de que no pudiera defenderse ni replicar-
nos. Pero ya que Dios ó el Diablo nos han
traido á estos tiempos, contentémonos con
manifestar nuestro escándalo, que á bien
que no faltará quien diga que nos sobra
la razon.


¿ Con que ello es que usted se ha em-
peñado en que eso de representar come-
dias ha, de ser un arte hecho y derecho,
y que como á tal no solo se ha de dis-
pensar protoccion sino Cambien estímulo?
¡ Bueno anda el mundo cuando hay ya
quien se atreva á proponernos un des-
acierto semejante ! Todavía nos estan reso-
nando en los oidos las excomuniones á


207
mata candela, y los gritos desaforados de
algunos predicadores que nos amenazaban
con todo un infierno abierto, si asistíamos
á las representaciones escénicas, ¿y se nos
viene usted ahora llamándolas templos ele-
vados á las musas?


Mala musa nos dé Dios si usted no es
un libertino, un herege, ó un ateo. ¿Cuán-
do ni en dónde ha sacado usted que los
teatros sean unos medios poderosos para
formar la opinion , ni para suavizar las •
.costumbres , ni para nada que no sea pe-
cado y mas pecado, concupiscencia y mas


• concupiscencia, liviandad y mas liviandad?
No contentos con haber arrancado de nues-
tros antiguos gobiernos el que tolerasen
este grave mal por evitar otros mayores,
¿todavía quieren ustedes que se aplauda,
se proteja y se estimule ? ¿ Qué mas han:
podido hacer que procurar neutralizar los
peligros sacando una buena parte de sus
productos para las casas de beneficencia?


.Ni sé yo cómo los piadosos adminis-
tradores de tales casas han tenido la dig-
nacion de admitirlo, sabiendo que ese di-
nero venia contaminado con la impureza
de su origen. Solo ellos , que son unos
calzonazos y unos pobres hombres, po-




208
dian haber tenido una condescendencia
que solo puede dorarse con la idea de que
la moneda tiene cruces: Todo eso se quita-
ria con que en lugar de comedias ni come-
dios solo se juntaran las gentes á darse una
buena disciplina, y cuando mas, cuando
mas• á contar cuentos para pasar las tar-
des lluviosas. Entonces no se necesitaria
tanto gasto, ni tanto sirviente, ni tanta
iluminacion, sino que cada cual se estaria
con la boca abierta y con su dinerito guar-
dado.


¿No parece sino que es muy antiguo el
tiempo en que nuestros bisabuelos, que
eran hombres de gran gusto, se juntaban
en un corral en donde sin mas orquesta
que una guitarra bien rasgueada, y sin mas
damas ni sopranos que un jacarero pati-
lludo y un ciego , se pasaban sus tres ho-
ras como si fuesen tres minutos ? En lugar
de esos telones tan pintorroteados se usa-
ban unas cortinas de filipichin ó de lienzo
pintado, por donde se iban asomando an-
tes de empezar la pieza todos -los mucha-
chos y muchachas de la compañía. Asi se
lograba que la gente se divirtiera dos ve-
ces, y se sacaba todo el jugo á los cuatro
cuartos de la entrada.


209
Acuérdese usted de lo que dice Cervan-


tes que Lope de Rueda fue quien sacó á la
comedia de mantillas, la puso en toldo y la
vistió de gala y apariencia. Hizo muy mal
el señor Lope en adornarla, y todavía mu-
cho peor el señor Felipe IV en traérsela á
su casa fabricando ese magnífico teatro del
Buen Retiro , mientras que se estaba des-
moronando la Inquisicion vieja de Sevilla.
Eso es lo que hizo tomar tantas alas á los
dos pedantuelos de Calderon y Morete, que
sé pusieron á ensartar patochadas y frial-
dades, capaces de hacer dormir de tedio
al mismo Démócrito.


Demos gracias al ingenio y travesura de
Carlos II que convirtió la aficion de los
españoles hacia otros espectáculos mas edi-
ficantes , y que á lo menos no costaban
un cuarto á los españoles. Maldito si se le
hizo á nadie pagar la entrada para ir á ver
las fiestas que con tanto lucimiento se ce-
lebraban ahí junto á la puerta de Fuencar-
ral. Pues en verdad, en verdad que la ilu-
minacion no era escasa, ni se economizaba
la leña, ni dejaban de representarse al vi-
vo las mejores tragedias que se han visto
en el mundo.


Vergüenza me da por cierto, que de
Tonto ru,




2X0
unos progenitores tan ilustrados y tan pi..?
bosos hayan salido ahora unos descendiera.,
tes tan mezquinos y tan malos cristianos.
De esos teatros que he dicho salia la gente
compungida y devota, haciendo propósitos
en su interior de no meterse nunca á re-
presentar por sí misma en la escena ; pero
ahora, segun vemos, quisiera el Constitucio-
nal que nadie se desdeñara de ser actor en
las nuestras. ¿No nos faltaba otra gracia
sino que para salir á las tablas se necesita-
se haber recibido una educacion fina, te-
ner conocimiento de la lengua, la lectura
de la historia , el estudio profundo de la
naturaleza, grandes ensayos en la declama-
cion, lecciones de bayle, de esgrima, via-
ges , y sobre todo una conducta honesta y
una alma amiga de lo bello ? Nunca se ha
necesitado tanto en España ni aun para ser
escribano, y con todo, los tenemos que
pueden arder én un candil.


Mas valiera que en lugar de proponer
estímulos para los actores , se tratase séria-
n'ente de ponerles ájornal, como á los alba-
ñiles, y que trabajasen por horas y alterna-
tivamente en sus papeles. Vea usted qué mas
dará, puesto que todo es mentira, que un
íóven haga de barba y una vieja de coqu


2•


ta,... lo que importa es el ahorro y que el
gobierno pueda salir de sus apuros para
dotar hospitales, mantener á los frailes de
San Juan de Dios, y auxiliar á la secretaría
del corregimiento. Logrados estos obgetos,
lo demas es chirinola y cosa de niñería y
de monada.


No sabemos cómo hay cabeza tan re
donda que se figure que el pueblo necesi-
ta de esas diversiones , teniendo tantas ta-
bernas donde puede beber y emborra-
charse en gracia de Dios ; que aunque le
cueste su regalado dinero, se lo lleva en
la barriga , y no lo emplea 'en mantener á
pícaros y holgazanes. Sí señor, muy :holga-
zanes, porque si bien se ajusta la cuenta,
qué trabajo es el que presta un cómico pa-


ra representar su parte? El papel se le dan
hecho con versos y todo : hay quien le ar-
rime las sillas y la mesa, si es que las ne-
cesita, y á mas á mas, le sacan vino y biz-
cochos en la mitad de la pieza, ¿ con que
á qué se reduce su trabajo ? A estudiar cua-
tro ó seis horas , asistir á los ensayos , y
no faltar á la representacion. Si tuvieran
ellos que componer las comedias y las ópe-
ras , ya tal cual, se les podia pagar alguna
cosilla decente ; porque es trabajo de cabe-


54.




212
za como los sermones ; pero venirse con
sus brazos cruzados á repetir lo que otros
han escrito, es cosa que está pagada con
cuatro palmaditas y un bravo..


No diremos lo mismo de las tonadillas
y sainetes, porque esto bien conocemos que
es util; y aun en cierto modo necesario,
para conservar el buen gusto nacional y
las piadosas costumbres de nuestros padres.
Mejor seria que no hubiesen quitado los
autos sacramentales, y que viéramos repre-
sentar al vivo los pasos de la Pasion ó los
milagros de san Antonio Abad; pero ya que
los impíos se han salido con la suya de
desterrarlos de la escena, á lo, menos que
respeten los famosos entremeses y el tímido
bolero, que son los que á nosotros nos gus-
tan y nos.instruyen.


Vea usted ahi, señor periodista, si usted
no hubiera alabado ni defendido mas que
á este género y á los que trabajan en él:
nosotros hubiéramos sido los primeros á
ponernos de su banda y aun con puja; pe-
ro querer que miremos con aprecio á los
que usted llama actores de la musa dramá-
tica, eso ni con chocolate. Infames y exco-
mulgados los hemos de llamar mientras
que las leyes continúen en ser opuestas á'


213
la razon. No quisiéramos mas sino saber
que algun sacristan les enterraba en sepul-
tura eclesiástica, porque habíamos de ser
los primeros á gritar que estaba perdida la
religion. Bonitos somos nosotros para aguan-
tar infracciones en esta materia; .... y á fe
que no es nada lo del ojo, enterrar en sa-
grado á un Taima á un Maiquez, ó algun
otro comicastro de este jaez.


Baste ya de repasata, aunque usted la
merecia todavía mas amarga ; pero no so-
mos amigos de apurar nuestra cólera de
un golpe. Solo le pedimos que se desdiga
de su alegato, y que en caso de meterse
otra vez á apoyar pretensiones injustas, re-
flexione antes de hacerlo , que no hay mas
comedias que servir á Dios, y buenas co-
medias nos dé Dios á la hora de la muerte.


r




.114


CARTAS DEL MADRILESTO


6..


Madrid, xo de noviembre de 1820,


¡Válgame Dios qué pusilánime y qué.
simple se manifiesta usted en su última car-
ta que acabo de recibir! No creyera que un
hombre tan juicioso y tan despejado pudie-
ra dejarse alucinar hasta el extremo de dar-
crédito á tales y tan disparatadas noticias
como las que me inserta en ella. Cuando leí
su carta de usted , se me figuró que estaba
oyendo los razonamientos de alguna de esas
cuadrillas de la puerta del Sol, erg donde la
petulancia, la holgazanería, y el pedantis-
mo de todas las clases se reunen sin otro
objeto que acabar con el tiempo que les a-
bruma. Solo en una concurrencia semejan
te pudiera oirse 'sin risa las desatinadas es-
pecies que con tanta gravedad y misterio se
propuso usted comunicarme. ¿Es posible
que estando tan inmediato á los pueblos en
donde se suponen los alborotos haya sido


x


tal el aturdimiento de usted , que sin dete-
nerse á considerar si eran ó no probables,
los haya tenido y dado por ciertos ? Bien
conozco que el terror pánico de usted , así
como el de otras muchas personas, no na-
ce mas que del sincero afecto que profesan
á las nuevas instituciones , el cual les tiene
inquietos y recelosos, hasta tanto que el
tiempo y la experiencia les dé aquella soli-
dez y firmeza que necesitamos. Este motivo
seria muy laudable , si al mismo tiempo no
produjera otros inconvenientes capaces de
arredrar á los verdaderos amantes de la Cons-
titucion.


En medio de las continuas y fastidiosas
declamaciones que diariamente se estampan
en algunos papeles públicos contra diferen-
tes clases de ciudadanos , y á pesar de la
ridícula seguridad con que se las supone
enemigas del órden constitucional , yo es-
toy íntimamente convencido de que sus ma-
yores contrarios són aquellos que miran á
la Constitucion como un negocio de parti-
do. Hay cierta clase de hombres que sin sa-
ber por quién ni por qué no se han empeñado
en persuadirnos que la Constitucion es una
propiedad suya , y que todo el respeto y
amor que se la profese, ha de ser una de-=




tl


11


)(6
rivacion del amor y del respeto que ellos
se figuran que les debemos tributar. De aquí
nace esa especie de aislamiento en que se
han colocado á sí mismos , dando á enten-
der que ellos solos son capaces de compre-
hender y apreciar las ventajas del nuevo sis-
tema , y mirando con un desden ofensivo
al resto de los ciudadanos. Esta moderna
invencion de un nuevo pedantismo , es en-
teramente semejante al que de tiempo inme-
morial se practicaba en los palacios de los
reyes, y si usted quiere otra comparacion
mas exacta, es el mismo pedantismo que se
observa en los sacristanes de las parroquias.
Acostumbrados estos á manejar con mas fre-
cuencia los objetos materiales del culto, mi-
ran á los demas fieles corno una especie de
profanos indignos de aspirar á los altos mis-
terios de la sacristía.


Así ni mas ni menos me figuro yo á es-
tos sacristanes de la Constitucion, que sin
otro título ni razon que la de pasearse con
desenfado por el vestíbulo de su templo,
creen que son los únicos llamados á soste-
nerla y á custodiarla. De aquí se ha seguido
que debiendo mirarse la Constitucion como
un objeto nacional, independiente de nin-
guna clase ni corporacion aislada, han ve-


217
nido á convertirla en un objeto de parti-
do , haciéndola depender de ciertos nom-
bres, y aun acaso de ciertas y determina-
das pasiones.


Mísera y precaria seria la existencia de
la Constitucion, si estuviese ligada á la fortu-
na de algunos particulares por ilustres y be-
neméritos que ellos se crean. La Constitu-
tucion es el patrimonio de todo el pueblo,
y solo el pueblo, y el pueblo todo entero, es
quien ha de sostener y disfrutar esta precio-
sa herencia. Crea usted , amigo mio , que es-
ta táctica de quererse hacer pasar una fac-
cion por constitucional por excelencia,
despues de ser ya muy conocida de todo el
mundo, ha llegado á ser generalmente des-
preciada desde que se sabe en lo que vienen
á parar todos esos liberalismos. Una vez que
se llegue á persuadir al Rey y al Congreso
que no puede marchar la Constitucion sin
que todos los destinos de primer órden re-
caigan en ciertas gentes , es claro que la
Constitucion depende exclusivamente de un
número determinado de nombres. Esta idea
envilece de tal modo á los que estan sacan-
do el fruto de ella, que no solo han pasado
á ser nombres aborrecibles, sino, lo que es
peor, han logrado desaminar á una gran •




218
parte de la Nacion que ve á su sagrada cara
ta convertida en un juego de compadres,


De aqui inferirá usted cuán cierto es lo
que le he dicho muchas veces ; á saber; que.
los verdaderos enemigos de la Constitucion
no son los nobles , ni el clero, ni los fray,
les , ni los serviles, ni los cesantes, ni los
persas, sino esa multitud de pretendientes
ambiciosos de empleos ; ese enjambre de as-
pirantes á premios que van todos los dial
insultar al Congreso con sus ridículas y ex-
travagantes pretensiones ; esa gavilla de aca-
paradores de destinos, que han sabido repar-
tirse las plazas mas lucrativas sin dar el mas
leve indicio de pudor ; esa malhadada sed
de venganza que traspira por medio de las
voces de cornpasion , de olvido, y de bene-
ficencia. ,


Estos son los barrenos que minan el edi-
ficio constitucional , y contra los cuales no
alcanzo á ver otro remedio sino una con-
ducta enteramente contraria de parte del go-
bierno. Aparte lejos de sí á todos esos mise-
rables que con la Constitucion en una mano
y un memorial en la otra, no conciben que
pueda ser feliz la patria, si ellos no satisfa-
cen al mismo tiempo su ambicion y su ava-
ricia. Dese una idea clara de lo que es ge-


219
nerosidad , y lo que es justicia rigorosa. No
se alucine mas al público con las voces de
amnistía y de perdon , cuando se está cla-
vando un puñal en el pecho de tantos ino-
centes. Aborrézcase el despotismo, sin con-
tentarse con variar el nombre de los dés-
potas. Háblese menos de la hacienda públi-
ca, y no se la recargue diariamente con
tantas concesiones injustas y tantas jubila-
ciones arbitrarias ; y finalmente aprendan á
ser liberales los que se preconizan patrikzr-
cas del liberalismo.


Esta es la época mas oportuna para em-
pezar á ensayar estos remedios , porque ha-
biéndose disuelto las Cortes, despues de de-
jar planteadas las bases principales del siste-
ma que debe regir en lo sucesivo , no tiene
que vencer otras dificultades el gobierno,
que las que le opongan los individuos , y
estos tienen muy poco que conocer. Miá-
dese tambien la ventaja,


de que los señores
diputados puedan en este tiempo de des-
canso enterarse mas á fondo del estado de
la opinion , y ver cuáles son las verdaderas
causas de la fluctuacion que se observa en
la marcha del espíritu público. ¡Quiera Dios
que no sean perdidos estos cuatro meses pa-
ra la causa de la libertad !




220
Entretanto usted tiene la culpa. de qué ‘..11


yo haya tomado un tono tan serio y tan
poco conforme al estilo en que acosturn-
bramos á escribirnos ; y por cierto que á
pesar del mal humor en que le han puesto
á usted esos :acontecimientos fa ntásticos,
todavía me figuro yo que se habia de reir
un rato si le fuera comentando una re-
presentacion dirigida á las Cortes por un
cierto arzobispo , pie por la misericordia
de . Dios fue monge benito de la congrega-
cion de Valladolid , relativa á que desde
luego queden sin efecto todos los decretos y
providencias tomadas hasta ahora en asun-
tos eclesiásticos. Parece ser que lo que á S. E.
le ha llegado á lo vivo , es el terrible con-
traste que observa entre nuestros antiguos
reyes que fundaban y enriquecian los mo-
nasterios , y nuestras actuales Cortes , que
con un solo golpe de pluma los han man-
dado desocupar para destinarlos á otros
usos profanos. Bendita sea mil veces la
boca de este devoto prelado que pudien-
do haber disparado una excomunion á ma-
ta candelas, con la cual se hubieran que-
dado patitiesos toditos los diputados , se
ha contentado con igualarlos á Lutero , y
á los Miembros de la cismática asamblea de


221
Francia. Ni piense usted que es posible
responder á sus razones y autoridades, por-
que, como dice muy bien Pio VI, citado
por S: E., el quitar los regulares es condenar
desde luego la profesion pública de los con-
sejos del evangelio. Es lástima que 'no haya
tenido la bondad de citar algunas pasages
de este sagrado libro, en donde viesemos
los consejos de Jesucristo para las funda-
ciones de conventos ; pero yo estoy traba-
jando en esta materia, y en breve daré á luz
un tomo en folio de citas para que S. E.
las imprima á costa de los pobres de su dió-
cesis.: ¿Fig-ürese usted si deberemos dudar
de la utilidad de tales casas, cuando S. E.
ha comido y bebido cuarenta y siete arios
en ellas , y llegó á ser padre de consejo , y
lo que es mas, contador? Tambien en el
evangelio se habla mucho de los contadores


' de los conventos , y cualquiera que lo dude
r á es un herege relapso , que desprecia las sa-


gradas escrituras, y no merece llegar á ser
arzobispo.


¡ Si viera usted con qué maii nos des-
cubre S. E. las picardigüelas q te pasaron
en la primera extincion de los jesuitas! Pues
sepan los españoles, que la salid, de aque-
llos bnenos padres no se debió á 'otra co-


1




222
sa mas que al influjo que tenian con Car-
los III los bribones de Voltaire y d' Alam.
bert. En efecto, si bien se reflexiona, no
nos debia coger de nuevo esta especie, por-
que el carácter de aquel rey, y el de aque-
llos dos filósofos, se parecian como dos go-
tas de agua.


Entra luego con los diezmos y con la
inmunidad eclesiástica, en lo cual ya pue-
de usted inferir que se extenderá grande-
mente, porque le toca mas de cerca ; pero
yo no tengo maldita la gana de extenderme,
porque me da vergüenza de que en el siglo
actual se renueven con seriedad semejantes
disputas; y asi mas vale dejarlo , porque lo
echaremos á perder. Allá se avenga S. E.
con los jurados y con los tribunales que
deben júzgar de la inocencia de sus doctri-
nas, pues yo solo me contento con asegu-
rar á usted que no son las del


Madrileño.
.11


23


PROPIEDAD LITERARIA.


No deja de ser admirable que en un
tiempo en que todo el mundo clama, por-
que se establezcan las bases necesarias para
asegurar á cada uno el goce libre y tran-
quilo de su propiedad, haya una ley en
España, por la cual no solo no se protege
la propiedad de los individuos, sino que
se les priva legalmente de ella al cabo de
un cierto y determinado tiempo. Si esta ley
hubiese sido concebida y publicada en
/os tiempos de la media jurisprudencia, ó
cuando las ideas de propiedad estaban h-


. gadas con las de la obediencia pasiva á la
voluntad de un monarca , todavía podría-
mos atribuirla á la ignorancia general de
los verdaderos principios de la legislacion,
y esperar su reforma del actual progreso
de las luces. Pero cuando vemos que ha
sido promulgada un año despues de ha-
berse dado á luz nuestra sabia Constitucion,
no se deja comprender, cómo los mismos
que habian manifestado tanta sabiduría y
tan vastos conocimientos, acerca de los de-




224
techos del hombre, mirasen con tanta indi-
ferencia una de sus mas nobles preroga-
tivas.


No es•facil adivinar quién seria el pri-
mero que tuvo la extravagancia de creer
que la propiedad de una obra literaria, era
de distinta naturaleza que la propiedad de
una. casa, de una tierra , ó de cualquier
otro bien mueble ó inmueble. Pero sea
quien fuese el inventor de esta diferencia
tan injusta , bien se puede asegurar que no
seria propietario de esta clase de riquezas,
porque á serlo, no hubiera podido menos
de conocer, que acaso no hay ningunas en
el mundo que se posean con título mas
justo. Es cosa ya muy antigua y muy usual
y corriente el calumniar á las letras y á
los literatos; pero es mucho mas comun
todavía el quererse incorporar en este gre-
mio, afectando despreciarle , y mendigar
una parte de su gloria, sin tomarse la mo-
lestia de adquirirla.


El decreto de las Cortes de lo de junio
de 1813, relativo á la propiedad de las
obras literarias, asegura á sus autores el do-
minio exclusivo de ellas durante su vida , y
diez aiios despues de su muerte en benefi-
cio de sus herederos, de modo que el hijo.


,•


de un autor célebre pierde lá herencia de
su padre á los diez años y un dia despues
de la muerte de aquel. Es de advertir que
esta disposicion de las Cortes, como todas
las que contiene el precitado decreto de Lo de
junio, fueron dadas con el único obgeto de
proteger la propiedad de los autores, aban-
donada hasta entonces al pillwe dig


á moslob 2 b
asi , del primer librero ó impresor que se
aventuraba á imprimirlas. Sin embargo no
entendernos qué especie de proteccion es
Aquella que lleva envuelto en sí misma un
despojo legal al .cabo de diez años de uso.


Qusiéramos haber, encontrado alguna
razon aparente ó cierta, para limitar á solo
este .


término el goce libre y expedito de
una herencia, que si bien suele ser por lo
comun muy expuesta á descalabros, puede
tambien ser una finca riquísima , tanto mas
productiva cuanto mas provechosos sean
los frutos que dé de sí. Bien sabernos que
hay en Francia una ley semejante, promul-
gada en 19 de julio de 1793, y que la mas
antigua que puede citarse sobre esta mate-
ria en aquel pais tan civilizado , no pasa
del año de 1791. ¿Pero por qué razon ha
de ponerse límites al tiempo en que un hi-
jo, un nieto, un biznieto, un centésimo


Tomo u'. 15




226
nieto disfruten de la herencia que les dejó
su padre comun ? Fuerte cosa es el empeño
que se ha tenido siempre, y que .aun tie-
nen algunos de los que pasan por hombres
sesudos , de medir por distintas reglas el
comercio de ideas que el de cualquiera otro
obgeto material y sensible. De este funesto
error toman origen tantas leyes disparata-
das como se han promulgado en Europa
sobre materia de imprentas, y tantos y tan
repetidos ataques como se verifican contra
la propiedad bajo el sagrado nombre de li-
bertad y de proteccion. ¿ Qué se diría de
nosotros en Constantinopla, si se supiese que
á ciencia y paciencia de una Cónstitucion
tan liberal como la española, teníamos una
ley que convertia en propiedad comun la
herencia de los particulares, al cabo de diez
años de su fallecimiento? Esta y otras mu-
chas inconsecuencias que saltan á la vista
del mas torpe, debieran hacernos mas eco-
nómicos en prodigar el título de bárbaros
á los que en lugar de cubrirse la cabeza
con un sombrero, se la cubren con un tur-
bante.


Enhorabuena que los autores sean po-
bres y pobrísimos durante su vida, y tan-
to mas pobres y despreciados cuanto ma-


227
yor fuere la gloria que den á su patria des-
pues de muertos. Esta es ya una tácita con-
vencion hecha entre los sabios y los estú-
pidos. de todos los payses, -y solo por me-
did de una condicion tan dura, podrian los
majaderos tolerar la existencia de los que
saben que lo son. En buen hora tambien
que las riquezas y /os honores esten exclu-
sivamente destinados al vicio y á la igno-
rancia , porque á falta de otro derecho, tie-
nen. en su favor al de la prescripcion
inmemorial, que es un gran derecho, y
que ha tenido siempre poquísimas excep-
ciones. Pero después que los autores han.
cumplido por su parte, muriendo en un
hóspital, G pasando su vida en algun ca-
labozo, ó comiendo las sobras de algun
convento, paredia ufo"' cosa justa que se
dejase expedito á sus herederos el uso de
la única riqueza que pudo llegar á susmanos.


No decimos que esto se haga en obse-
quio de la justicia, ni mucho menos en
consideracion -á los afanes y tareas que le
costó al desgraciado escritor, sino solo
por miramiento á los herederos, que pue,
den muy bien ser tontos, y en ese- caso ya
debe protegerlos la ley. No hay' nadie que


x5.




2,28
ignore que el famoso Rotrou se vió preeisa-
do á venderles á los cómicos la tragedia del
Wenceslao en unos ochocientos reales para
salir de la carcel. El profesor Kilandro tu-
vo que cambiar por unos cuantos celemi-
nes de trigo su excelente traduccion de


-Don Casio. Carnoens se murió materialmen-
te de hambre. Milton vendió el po exila del
Paraiso perdido en cosa de novecientos rea-
les. El abate Delille pudo sacar cerca de
dos mil por su traduccion de las Geórgicas.
El divino Melencjez murió proscripto y
abandonado á la miseria en un pais ex-
trangero, despues de haber cantado las
glorias de su patria , y de haber ilustrado
la magistratura .con sus votos y con sus
discursos. Y por último el inmortal Cervan-
tes, cuya fama sobrevivirá á los siglos mas
remotos, vivió tan pobre y tan humillado
que en los dos años últimos de su vida
tuvo que habitar cuatro diferentes casuchas,
de las cuales le iban despidiendo suecesi-
va in z-(- e por desahucio.


Entretanto re;lexionemos un poco sobre
el inmenso caudal que debieran percibir
sus herederos si las injustas leyes de aquel
tiempo no les hubiesen privado de su he-
rencia. Por fortuna tenemos algunos datos


229
seguros para hacer un cálculo arreglado,
valiéndonos de las excelentes noticias que
por encargo de la academia española ha re-
cogido y publicado con tanto esmero el la-
borioso y erudito don I'llartin Fernandez de
Navarrete, individuo de ella y secretario
de la de San Fernando. Segun ellas consta
que: se hicieron en vida de Cervantes ocho
impresiones de la primera parte del Qui-
jote y cinco de la segunda. De estas no te-
nemos nada que decir, porque Cervantes
vendió sus privilegios á diferentes libreros,
como se suele decir, por un pedazo de pan.
Pero despues de muerto Certantes, cuenta
el señor Navarrete cuarenta y tres edicio-
nes completas de toda la obra, y muchas
de ellas dice que fueron repetidas. Supo-
niendo que cada una no haya dejado mas
utilidad que veinte ,mil reales , resultará
una suma de 43,000 duros en que han sida
defra udados los herederos del escritOr mas
célebre que ha habido en España. No será
tampoco exagerado suponer igual produc-
to de todas las ediciones que se han hecho
de las lemas obras de Cervantes, como la
Galatea , el viage al- Parnaso , las novelas
y los trabajos de Persiles y Segismunda, con
lo que tendremos86,0 00 duros de que,




230
sin saber por qué, se ha visto despojada la
familia de Cervantes. Entretanto esta fa-
milia ha llegado á obscurecerse y perderse
en la memoria de los hombres, sin otra ra-
zon ni motivo que la pobreza, mientras


,que con solo el producto de las obras de
su ilustre ascendiente, debiera gozar de
una existencia cómoda y regalada.


Este es el fruto ordinario de las malas
leyes, contra las cuales se .clebe clamar in-
cesantemente, hasta que las Cortes se sir-
van tomar en consideracion los perjuicios
que se originan de ellas. Ya que tanto se
escrupuliza de imitar ciertas cosas de otros
payses, no obstante de ser notoria su utili-
dad, pudiera con mas razon escrupulizarse
de haber imitado una ley mal inedít ,da y
notoriamente injusta.


Lo mismo que decimos (le esta dispo-
sicion, es aplicable y con mayor urgencia
al abuso introducido de tiempo inmemorial
entre los cómicos de apoderarse de la pro-
piedad de las piezas dramáticas, sin contri-
buir con el mas ligero premio á los here-
deros conocidos de sus autores. Toda pie-
za que se representa en el teatro , cuya pró.
piedad no haya sido comprada por la com-
pañía, devenga un tanto por ciento en fa-


23i
vor del autor de ella ó de sus legítimos he-
rederos, á lo menos por todo el tiempo que
señala la ley. Sin embargo ,- no solo no se
le contribuye á ninguno con nada, sino
que seria considerada esta peticion como
impertinente y aun injusta; tal es el trastor-
no general de las ideas en esta y en seme-
jantes materias.


Cuando tratemos de propósito acerca de
los teatros, propondremos nuestra opinion
sobre-los reglamentos que deben regir en
este punto, con respecto al derecho de los
autores y traductores de piezas dramáticas;
pues en el dia seria del todo inutil al ver
el estado de abandono en que se encuen-
tran , siendo la mengua y el desdoro de la
capital. Entretanto nos contentarémos con
que las Cortes se dignen meditar un poco
sobre la inconveniencia, ó por mejor decir,
la injusticia del decreto de ro de junio
de z 813 , relativo ála propiedad literaria.




232


Sobre un periódico que se publica en Lóndres
con el título de CENSOR AMERICANO.


Ha llegado á nuestras manos el núm. x.°
del Censor americano que se publica men-
sualmente en Lóndres. No quisiéramos ha-
ber tenido la desgracia de que sus editores
hubiesen adoptado el mismo título que no-
sotros, para desempeñarlo de un modo tan
poco digno de la España como (le la Amé-
rica. Cualquiera que sea la idea que noso-
tros tengamos formada de la libertad prác-
tica del pueblo inglés , sin embargo toda-
vía nos parece posible escribir con algun ay-
re de independencia , hasta en el mismo,
Lóndres. Por eso creemos que los editores
de este periódico, pudieran disimular algun
tanto el influjo ministerial que se deja tras-
lucir en 'todas las cláusulas de su papel.


Es lícito á. cualquiera adoptar y defen-
der las opiniones políticas que mas conven-
gan con el modo de pensar, ó con las cir-
cunstancias particulares en que se halle ca-
da uno ; pero siempre miraremos corno un
.erdadero crimen y ademas como una.


233
prueba de estupidez, el. desconocer ó negar
los principios recibidos como axiomas en
el derecho público. Sin embargo esta es la
conducta que constantemente observan los
editores del Censor americano, sin que ha-
ya ni siquiera un artículo en que se separen
de la mezquina línea que les han trazado sus
comitentes.


« El rey de España, dicen , que antes
»era el soberano de los españoles y de los
»americanos , por la presente Constitucion
» es un magistrado subalterno , 'un mero
»ministro y ejecutor de la soberanía, depo-


sitada en una asamblea democrática, don-
» de los americanos no tienen mas que una
» sombra de representacion , y á mucho
» concederles, una minoridad impotente: Es-
» clavo de sus vasallos en Europa, recibirá
»de manos de estos las leyes que no puede
»resistir , para hacerlas ejecutar en los climas
»mas remotos; y de este modo sometiendo-
»se á la Constitucion los americanos , ven-
» drán á rendir su cerviz , no á su antiguo
»señor , no al descendiente de los príncipes,
» bajo cuyos auspicios se descubrieron y fun-
daron sus establecimientos, sine á una


»porcion de hombres , á quienes ni las le-
»yes de la monarquía , ni las de la ra-




234
zon confirieron jamas semejante título."


Quisiéramos que estos señores Censores,
que tan celosos se muestran del antiguo se-
ñorío, se hubiesen tomado la molestia de
señalar el capítulo ó capítulos de la Consti-
tucion , por los cuales queda reducido el
rey á ser un magistrado subalterno , y un
mero ministro de la asamblea democrática.
é Creerán acaso que cuando una proposicion
ha tenido la honra de haber sido pronun-
ciada por alguno de los ministros de S. M.
británica, no necesita ya de otra prueba pa-
la admitida _y proclamada como verdad.
inconcusa ? Muy atrasados nos suponen de
noticias, si creen los editores que ignorába-
mos los diferentes discursos que se pronun-
ciaron en la cámara de los comunes, en la
sesion del u de julio de este año. Tenemos
Muy presentes todas las blasfemias políticas
que en ella se permitió proferir el celebre
Mr. Canning, y entre ellas nos llamó mu-
cho la atencion esa misma idea que los edi--
tores enuncian como propia, no obstante ha-
berla copiado con sus mismas idénticas pa-
labras.


Afortunadamente sabemos que no es es-
te el modo de pensar de la mayor parte de
americanos que habitan la península , ni


235
mucho menos la de los ilustres diputados
que hacen parte de nuestro Congreso:Ellos
ven por sí mismos que el rey de España es
mas honrado y reverenciado en ella, por los
grandes atributos que le concede la Consti-
titucion, que por todos los injustos y ridícu-
los títulos que le prodigaba la esclavitud y
el terror. Observan en nuestro Congreso, no
solo la mayor imparcialidad, sino tambien
cierta deferencia fina y generosa hacia nues-
tros hermanos de América, los cuales parti-
cipan de las mismas ventajas y libertades que
la vieja España. El rey no es aquí el esclavo
de sus vasallos , ni recibe las leyes de manos
de estos para hacerlas ejecutar en otros


, sino que las hace él mismo, y con él
los representantes de aquellos que las deben
obedecer.


Podria ser perdonable en un inglés la
idea de que las Cortes- de España tomarán el
partido de enviar á morir á América á aque-
llos pobres militares que se mantuvieron , fieles
al rey, porque en efecto es bastante conoci-
da la moralidad de aquel gobierno en todos
los negocios políticos. Pero debieran los edi-
tores abstenerse de formar un juicio tan vil
y tan calumnioso respecto de la Espada
constitucional, en el momento Mismo en que




236
está dando tan repetidas pruebas de sus
disposiciones pacíficas , y todos los pasos
que permite su decoro y la conveniencia
pública para una perfec-a reconciliacion.
Por otra parte , en caso de haber de ser en-
viados á Anibica los pobres militares que se
mantuvieron fieles al rey, era indispensable
enviar allí á todos los militares españoles,
porque no conocemos entre ellos á ninguno
que carezca de esta gloria. Fuerte empeño
es el qu; han tomado todos estos escritores
asalariados, de desfigurar los hechos mas pú-
blicos, á fin de trastornar los principios me-
jor sentados. A quién pensarán convencer
de su inteucion y buena fe, cuando se atre-
ven á decir con gran énfasis, que la fatal di-
vision . de las provincias unidas del Rio de la
Plata se debe al pacto antisocial de Rousseau,
ó á la natural aversion que tienen aquellas
gentes á todo gobierno ? Tan ridículo apare-
cerá en el dia el que asegure que el pacto de
Rousseau es antisocial, como el que intente
hacer creer que hay en el mundo gentes que
aborrezcan todo gobierno. Menos dificultad
habria en probar la existencia de los Ciclo-
pes, de los Faunos, de las Sirenas , y de
otros seres . imaginarios ó fabulosos, que la
de una gran masa deliombres que no qui,


237
siese admitir ninguna especie de- gobierno.
Los que escriben tales cosas no ganan bien
el sueldo que se les dá.


El artículo de Nápoles es Verdaderamen-
te digno de los oidos ingleses, y podría figu-
rar muy bien al lado de muchas de sus escenas
dramáticas ; porque aquel equivoquillo de la
España . por delante , y Nápoles por detrás,
escrito con letra bastardilla para que nadie
se equivoque , es una prueba irrefragable
del buen gusto de aquellos escritores. En
efecto , ¿qué prueba mas perentoria se pue-
de dar de que el levantamiento de Nápoles
ha sido una grandísima bribonada , que el
pintarlo con un equívoco de taberna ? ¡ Vál-
gate Dios por ministros ingleses, que siempre
han de escoger instrumentos de esta especie
para sus vergonzosas intrigas !


Lo único que hemos encontrado en este
folleto que pueda ser leido sin indignacion,
es un trozo del extracto que hacen del via-
ge á la América del Sur, por Mr. M.
Brackenzidge, relativo á la persona de Artigas
y á las tropas que tiene bajo su mando. Di-
ce , pues, que los Gauchos son hombres que
viven en la ociosidad, vagando por los cam-
pos, entregados á todo género de vicios y
excesos que sus ideas estan reducidas á la




938
satisfaccion de sus primeras necesidades:
que aman vivamente la libertad; pero que
con este nombre solo conocen la licencia:
que tienen una sumismn absoluta á sus ge-
fes , y que esto='depende de la popularidad
de aquellos , y de la política que observan
dejando á todos cometer las violencias qi,le
se les antojan. Estos bandidos, sin conocer
otro gobierno ni otra ley que la voluntad
de Artigas, atacan las poblaciones pacíficas,
talan los campos, roban los ganados, per-
siguen á los maridos , y violan á las ..nau-
«eres.


Artigas es un hombre medio salvage;
pero tiene un carácter naturalmente fuerte
y reservado, y manifiesta bastante picardía
cuando habla. No usa uniforme ni distín-
cion alguna, y su habitacion es una carreta,
en donde no echa menos las delicadezas
ni las comodidades de la vida civil á que
no está acostumbrado. Siempre ha vivido
en las pampas, y tiene una gran aversion
á las ciudades, y á toda especie de suge-
cion social. Cuando llegó allí este viagero,
residia Artigas en una poblacion sobre el rio
Negro , llamada -Purificacion, que es com-
puesta de unas pocas chozas de barro ó de
cueros ; pero el asiento de su gobierno no


23g
está fijo en ninguna parte. come y vive con
los Gauchos, y en verdad que él no es otra
cosa que uno de ellos.


Dígeronle una vez á Artigas que en Bue-
nos Ayres se habia publicado un folleto
contra -él, y respondió con mucha indife-
rencia : mi gente no sabe leer. Tiene cerca
de su persona un cuerpo de hombres que
son considerados como soldados . de línea,
pero su principal fuerza se compone de los
pastores de las pampas, que como no puede.
tenerlos mucho tiempo juntos, hacen que
su fuerza sea muy variable. Está muy que-
rido de sus Gauchos, los cuales le respetan
tanto por su fama como por sus talentos.
Él les permite al mismo tiempo cierta fami-
liaridad con que les gana el afecto , y esta
familiaridad es tanta, que sus vasallos no le
dan otro nombre que el de Pepe. Estas po-
cas palabras libertad, patria, tiranos, etc.,
que cada uno de ellos entiende á su modo,
sirven como de un lazo ostensible (i) para
su union , que en xealidad nace de su inch.


(c) Por mas que se empelen estos periodistas
anglo-manos , las palabras patria , libertad y tiranos,
siempre tienen una misma significacion para los hom-
bres libres ó que aspiran á serlo.




240
nación á vivir robando, sin sugecion á
;una ley. La autoridad de Artigas es perfec-
tamente absoluta y sin la menor traba. El
sentencia á muerte, y manda ejecutar la sen-
tencia con tan poca formalidad como lo ba-
ria un Dey de Argel. 'SU secretario es un
frayle apóstata llamado Monterroso , que le
escribe sus proclamas y cartas ; pues aun-
que Artigas tiene muy buena cabeza, DO es
hombre que sabe dictar. Monterroso es un
partidario de las doctrinas políticas de Pai-
ne (r), y prefiere la Constitucion de Mas-
sachusett, solo porque es la mas democrá-
tica. Los hombres que llevan armas serán
de seis á ocho mil , pero el número que
siempre tiene reunido, es mucho menor;
porque no tiene comisarios ni método algu-
no para alimentarlos. Las tribus vecinas de
los indios estan adictas á él por haber adop-
tado como hijo suyo á un indio llamado
Anclresito.


(i) ¡ Ah buen hijo! Solo por esto iniraríamos cork,
aprecio á Monterroso , aun cuando no hablaran mal
da él los editores del Censor americano.


PERIÓDICO POLÍTICO;
Y LITERARIO.


N.° 16.
SABADO , 18 DE NOVIEMBRE DE 1820.


ACTAS DE LAS CORTES.
SESIONES EXT RAORDINARIAS DEL 20


DE OCTUBRE Y SIGUIENTES.


Concluye el artículo sobre Instruccion
pública.


Examinado ya el proyecto de la ley pre
sentado por la comisión, y en parte decre-
tado por las Cortes ; pasemos á' proponer,
ó mas bien á indicar sumariamente, las ^ba-
ses que en nuestro ,


concepto deberian adop-
tarse para el completo y general arreglo
de la enserlanza pública.


En cuanto á las escuelas de primeras
letras creemos que deberán establecerse
en todo pueblo en que haya iglesia parro-
quial , ( y estas deberia haberlas en todos


TOMO HL


.1„._.1
1‘.




242
aquellos que lleguen á 25 ó 3o vecinos), y
que no siendo facil que los que no tengan
cien vecinos á lo menos, puedan mantener
un maestro ocupado únicamente en la en-
señanza; podria encargarse esta en cuan-
to se halla en semejante situacion al sacris-
tan al cual se le daria casa y una indem-
nizacion de 200 á 3oo reales anuales, por
los niños absolutamente pobres que hubie-
re de enseñar , permitiéndole recibir de
los mas acomodados la corta retribucion
autorizada por el uso. En las poblaciones
desde loo hasta 1,000 vecinos, puede vas-
tar un solo maestro con casa y una indem-
nizacion que no bage de 35o, reales, y no
pase de 600 ; porque si el número de po-
bres es mayor, lo es tambien proporcional-
mente el de los que pueden pagar. Des-
de x,000 hasta 2,000 vecinos, habrá ya dos
escuelas, y de hay adelante una mas por
cada 1,000 vecinos.. No conceptuamos ne-
cesario que haya una por cada quinientos
en los pueblos de gran vecindario ,,porque
con buen método y bien entendida distri-
bucion de la sala destinada á escuelas pue-
de un solo maestro enseñar cómodamente á
doscientos niños, que es lo mal: ,nuede
haber en una barriada de 'un-vecinos para


243
esta clase. La asignacion que deberla ha-
cerse á los maestros de pueblos que pasa-
sen (lenta Vecinos,, seria de 64o á: 2,000 rea..
les y casa, con lo cual nada pocIrian exigir
de a'que'llos niños que los ayuntamientos
declarasen pobres ; pero no deberia darse
esta clasificacion sino á hijos de jornaleros,
6 á huérfanos indigentes, cualquiera que
hubiese sido la profesion de sus padres, y
en ninguna manera á los hijos de aquellos
ciudadanos que sirven un empleo, eger-
cen una profesion lucrativa, tienen tienda
6 taller abierto. Por jornaleros entendemos
todo el que- trabaja á un jornal, y sea en
1b: clase que fuere. Acerca de lo que con-
viene enseñar en estas primeras escuelas,
nada tenemos que añadir á lo ya indicado
y propuesto por la comision. Leer, esc.a-
bir los elementos de la aritmética, y
tin buen catecismo de la religion, en el
cual, si es cual debe', iran explicadas las
obligaciones civiles : he aqui lo que todo
hombre y aun toda muger deberian saber,
si posible fuese. En los pueblos de mucho
vecindario , y por tales reputamos los que
lleguen á 15,000 almas, y aun solo á diez
6 doce., podrian ademas establecerse, co-
mo ya , digimos, una ó mas escuelas sepa-




244
radas en que se diesen los principios mate-
máticos, teóricos y prácticos, necesarios pa-
ra las artes y oficios, y se enseñasen la
delineacion y cl dibujo.


En orden á esta escuela secundaria; ya
hemos indicado tanibien nuestra opinion;
pero como (s el punto mas . capital de to-
da la enseñanza, expondremos con alguna
extension nuestras ideas.


En primer lugar, creemos que deberá
haber una de esta cíese, no solo en cada
provincia , sino en toda ciudad que ten-
ga 20,000 almas; y que este establecimien-
to deberá ser un colegio. Su organizaeion,
régimen y disciplina , se determinarian por
un reglamento ; pero es necesario señalar
los principios que han de tenerse presentes
para fornnie.


1.0 Todos los alumnos internos pudien-
tes han de pagar una pension, que no solo
cubra el gasto total que ocasionen pos- ra-
zon de easa," comida , lavado de ropa , lum-
bre, luz y asistencia ; sino que ademas de-
gen . un sobrante con el cual se atienda en
parte á la dotacion de los profesores. Esta
pension podrá variar segun las localidades,
pero nunca pasará de cinco mil reales, de
los cuales bastarán cuatro md pata vl bas-


245
to, y se reservarán mil para: fondo de sud.,
dos á los maestros.


2.° Los externos‘budientes pagarán pa-
ra el mismo fondo la quinta parte de la
pension de un colegial: á los calificados dé
pobres por el ayuntamiento local, se les en-
señará gratis.


3.° La nacion costeará ademas *diez
plazas en cada colegio, para otros, tantos
jóvenes indiferentes que hayan mostrado
en las escuelas primarias talento , deseo de
instruirse, aplicacion y buena índole mo-
ral. Los ayuntamientos pasarán anualmen-
te á la dipütacion provincial listas de los
que en sus respectivos pueblos reunan to-
das éstas cualidades; y las diputaciones pro-
pondrán al gobierno tres candidatos para
cada vacante, prefiriendo. 01. igualdad de
circunstancias los huérfanos. de militares y
empleados. De la pension :que el gobierno
abone por estos . colegiale4 que, será igual
á la de los restantes, no se deducirá la
quinta parte para el fondo de maestros; se
destinará para costearles-el:vestido. .


4. 0 La dotacion de . los maestros ,
nos. los de lenguas vivas, será de doce mil
reales, la mitad de la cual les_ será pa-
gada por la nacion, y la otra del fondo




246
del colegié. Los de lenguas modernas ten-
drán solo de tres á seis mil, • pagados del
mismo fondo. Ademas los maestros de
todas clases que sean solteros, tendrán cuar-
to en el colegio, si les acoiodare vivir
en él.


5.° En cada colegio habrá los maestros
siguientes;


2 de gramática latina y castellana.
• de lengua griega.
3de matemáticas.
x de historia natural.
3de física y química.
x de propiedad _latina y griega.
3de ideología y moral.
• de principios de legislacion.
2 de elocuencia (S literatura.
x de dibujo.
1 de lengua -francesa.
3de átaliana.
3de geografia, cronología jé historia.


6.9, El orden progresivo de la enseñan-
za será el siguiente: En los tres años pri-
meros se enseñarán Sininterrupcion y sin
que se junte ningun otro -estudio , dos de
lengua latina y uno rde la griegas •asistiendeti
á. la cátedra los alumnos tres -horas por -U
Mañana y otras tantas por • la tarde. Este


247
tiempo bien apre•vechado basta para poner
á los discípulos en estado de entender bas-
tante bien los autores fáciles de prosa. El
profesor de propiedad explicará los mas di-
ficiles, y los poetas, en los tres años si-
guientes, dando una hora de lección por
la mañana y otra por la tarde, á la cual
tendrán obligacion de asistir los alumnos
que en los mismos años concurrirán su-
cesivamente á matemáticas, historia natu-
ral y física, dos horas por la mañana é
igual número por la tarde. En los dos años
siguientes, ideólogia y legislacion universal,
en las dos horas pkmeras de mañana y tar-
de; y en la 3.a , lenguas francesa é italiana
respectivamente. En el último literatura ; y
alternando con ella del mismo modo la geo-
grafía, cronología é historia. A la sala de
dibujo' se asistirá por obligacion una hora
por la noche, en los tres años de mate-
máticas , historia natural y física : y en
los tres siguientes, á la misma hora, po-
drán estudiar las lenguas inglesa y ale-
mana, y tomar algunos principios -de , mú-
sica los que voluntariamente se convengan
en pagar de su cuenta á ;los maestros ne-
cesarios.


Segun este plan, los- jóvenes, al curaran;


4




.248
sus diez y ocho años á lo mas, se halla-
rán con aquella preparacion general que
basta para emprender el estudio profundo
de una cí mas ciencias, segun la carrera li-
teraria á que se dediquen ; y en caso de
que no siguieren ninguna, tendrán á lo me-
nos la suficiente instruccion para entender
los libres que por gusto leyeren , para no
ser absolutamente extrangeros en el pays
de las c;encias y de las letras, y para des-
empeñar con honor empleos y comisiones
civiles que no piden el conocimiento de


_ alguna ciencia determinada.
Corno ,


las cátedras que proponernos son
por k mayor parte las mismas, señaladas
por la comision , no nos detendremos á
probar su importancia y necesidad: y solo
indicaremos las razones que nos mueven
á pedir el estahlecimiento_de la de. grie-
go, frances é italiano. En , cuanto al pri-
mero, notorio .es'que,hoydia se enseña en
en todos los liceos de Francia , y en la
mayor parte de los colegios de Inglaterra,
Estados-Vnidos; nolandair .Alemania é Ita-


`liaporqne se ha reconocido generalmen-
te cuan necesario . es .hasta cierto punto pa-
ra cultivar con inteligencia casi todas los
ramos del saber humane los cuales para


249
nosotros puede decirse que nacieron en la
Grecia ; pues si algunos vinieron á ella del
Egipto tí otros payses orientales , los grie-
gos fueron los que los transmitieron en su
hermosa lengua á los occidentales.Mas pres-
cindiendo de lo que en esta parte se hace en
las .domas naciones cultas, y aun supo-
niendo que en todas ellas estuviese descui-
dado este estudio; nosotros al organizar ba-
jo • un nuevo plan .la instruccion pública,
deberemos comprenderle entre los que sir-
ven -de preparacion para dedicarse desvíes á
otros mas profundos; porque no solo sirve,
sino que en cierto modo es necesario para
todos ellos. Para la teología y jurispruden-
cia la comision misma le recomienda, para
las ciencias médicas le exige; y para las
exactas y naturales, saben •por experiencia
los que las cultivan , cuán indispensable es
un mediano conocimiento del. griegó, :para
entender bien y conservar fácilmente en la
memoria la -nomenclatura técnica que en
todas ellas está llena de términos tomados
del griego. Para. la :literatura-, dicho se
está . cuán impoktante es poder -leer. en su
.original los modelos.. que en todo!•género
de cemposieio •:rlos lean quedado, de .aque-
lla nacion sabia..:« ros exemplaria:Grafea:'




2.50
En orden al francos y al italiano , fuera de
lo interesante que es bajo todos aspectos
la literatura de ambas naciones, el conoci-
miento de los dos idiomas es hoy parte tan
esencial de la buena educacion , que es ca-
si vergonzoso el ignorarlos. Ademas como
cuanto bueno se escribe en todas las na-
ciones cultas, se traduce inmediatamente á
una ú otra de dichas lenguas, y señalada-
mente á la francesa, es absolutamente in-
dispensable saberlas para estar al corrien-
te de todo cuanto se adelanta en el mundo
sabio en ciencias, artes y letras. 'Por esta
razon queremos que se obligue á estudiar-
las cuantos recorran la segunda enseñan-
za; y no les hemos impuesto la -misma obli-
gacion respecto del ingles y el alegan,
porque si bien es util entenderlos , no son
de tan absoluta necesidad como los otros
dos idiomas. Sin embargo será bueno que á
los que'quieran estudiar aquellas lenguas,
se les proporcionen maestros que ellos de-
berán pagar separadamente,' como el de
música los que le pidieren.


En nuestro plan dejamos el estudio de
la elocuencia ó literatura, como ordina-
riamente se llama, para el último año; por-
que estamos muy convencidos de que si


25c
asi no se hace, no se sacará de esta ense-
ñanza todo el fruto que puede y debe sa-
carse. Para estudiar con inteligencia el
arte de hablar, en prosa y verso, para po-
der distinguir en los escritores de ambas
clases , cuyas obras se examinen, las belle-
zas y defectos en todas las partes de la
coinposicion ; y para solo empezar á ensa-
yarse en imitarlos, es necesario 1. 0 poder
leer en sus originales los clásicos griegos,
latinos, franceses é italianos : 2.° haber
echado una ojeada rápida por toda la na-
turaleza, para poder juzgar de la verdad de
los pensamientos, descripciones, símiles, etc.:
3.° haber analizado las facultades intelec-
tuales y morales del hombre, y haberse
formado alguna idea del estado de socie-
dad, de las .obligaciones y derechos que de
él resultan :á los coasociados , de las varias
formas de 'gobierno que se conocen ó pue-
den idearse, y de sus respectivos inconve-
nientes y ventajas.


Sin estos- prévios conocimientos, ni se
pueden entender los principios filosóficos
en que se funda la delicada teoría del arte
de la palabra ,•ni menos escribirse cosa que
legible sea en ningun género de composi-
cion de prosa ó verso. Y he aquí las razo-




252
nes.que ofrecimos indicar, del ningun fruto
que hasta ahora se ha sacado del estudio de
lo que se llamaba retórica y poética. Ni el
arte dificilísimo de hablarse enseñaba en la
edad cri• que ya se .puede estudiar, ni á su
enseñanza precedian los estúdios prelim iná-
res que requiere ; ni el modo • con que se
presentaba era el pie le conviene:Enseñán-
dose á nidos de ro ó in años á lo mas, que
todavía. no l ' alijan leide casi ningun libro,
que no habian aprendido ciencia ninguna,
que no. tenian ni podian tener suficiente
caudal& ideas rara tratar ningun• asunto;
dándoles no reglas ,Itiles• y practicas , sino
preceptillos teóricos inaplicables; y tenien-
cloque ocupar el tieMpo'en hacerles-traducir
y entender unos cuantos trozos de •latin,
prosa verso , que se . les indicaban-como
rnhdel os en su. ciase, sin que ellos pudiesen
comprender si-. lo: son y • po. r•,qtré: son,
¿qué habia de resultar de tan mal dirijida
instruccion ? Lo que todos•Sate,mos::Eque ni
une. •solo de cuantos estudiaban retórica y
poética Ilegalia:•janias á :escribir bien •una
simple carta , familiar, si eri edad adulta no
reíbr niaba '<SE pri adame n te su edticacion
terapia


253


Escuelas especiales ó tercera enseñanza.


TEOLO GIA.


Hemos ya indicado, y repetirnos con el
acento de la conviccion qee la teología y de-
mas ciencias eclesiásticas deben enseñarse en
los seminarios conciliares. La naturaleza mis-
ma de estos estudios, la clase de personas que
han de cultivarlos, la pureza v aun austeridad
de costumbres que debe adornar á los minis-
tros del santuario; todo exije que esta ense-
ñanza sea separada de la que habilita á los
definas ciudadanos para el desempeño de las
profesiones civiles. Sin embargo, para ase-
gurar el interés que tiene el Estado , en que
todos sus miembros esten animados de los
sentimientos patrióticos que deben hacer
indestructible el sistema constitucional , y
de -que en ningun establecimiento público
se profesen máximas ó se enseñen doctrinas
contrarias á los principios liberales; es ne-
cesario mandar: 1:0 que ningun individuo
sea admitido en los ,seminarios, sin haber
recorrido toda la segunda enseñanza en al-
guno de los colegios públicos, ya como co-
legial




interno, ya externo : 2.0 que el plan


1




254
de estudios que se adopte para los eclesiás-
ticos, sea aprobado por las Cortes , oido el
dictamen de la direccíon general de instruc-
cion pública : 3.o que los maestros sean
nombrados por el gobierno á propuesta de
los ordinarios : 4.0 que ademas haya en ca-
da seminario un inspector que cele -cuidado-
samente de que en ellos no se pervierta el
espíritu patriótico de los alumnos. Tambien


os parece que debiendo de ser muy costo-
sos los seminarios eclesiásticos, si hubiese
de haber uno en cada diócesis , se podria
limitar su ereccion y establecimiento á las
metropolitanas; porque siendo estas seis
siete por lo menos, es mas que suficiente pa-
ra-la península é islas adyacentes, igual nú-
mero de seminarios. En América y Asia de-
beria no haberlos tampoco mas que en los
arzobispados. Creemos igualmente que los
seminaristas pudientes deben pagar su pen-
sion , corno los cogiales de las provincias,
y que solo deberán costearse un cierto mí-
mera de plazas á aquellos individuos , que
siendo pobres, y habiendo dado pruebas de
talento , aplicacion y buena conducta en la
segunda enseñanza, eligieren la carrera ecle-
siástica. Estas pensiones serian pagadas del
fondo de; rentas eclesiásticas del obispa-


255
do, á que pertenezcan los agraciados.


En cuanto á los años que haya de durar
la educacion literaria de los aspirantes al
sacerdocio:, ciencias que en ellos hayan de
aprenderse , y libros que hayan de darse,
juzgamos que la ley deberá remitirlo al plan
de estudios particular, que el gobierno oida
la direccion de estudios, y consultando tam-
bien al algunos señores, obispos y otros ecle-
siásticos de saber y virtud , pasará con su
informe á las Cortes. Entre tanto pudiera
disponerse la enseñanza de esta manera:


I año de lugares teoló-
gicos.


I de teología dogmática.
x de teología moral.
x de Escritura.
I de historia y disciplina


eclesiástica.
s de instituciones canó-


nicas.


Ya se deja entender que en los lugares
teológicos van comprendidos los principios
apologéticos, ó sean los fundamentos de la
religion, y una breve historia de la teolo-
gía; que en la disciplina entra la liturgia,


y simultaneamente
la lengua hebrea
una hora por y
mediana y otra p
la tarde.


práctica pastoral y
predicacion en
los mismos térmi-
nos.




r.0 Elementos del dere,
Techo romano.


2.o Principios .
de legisla-


cion política, admi-
nistrativa y comercial.


3.c. Id. de legislacion ci-
vil y criminal. .


/4
.0 Instituciones de dere-


cho patrio.
5.0 Derecho canónico.
6.o Economía política.


257.


Simultáneamente
prdctica forense


en una academia
que tuviese un ejer-
cicio público el fut..
ves en cada setna-:
na.


En esta enseñanza como en todas qui-
siéramos que los cursantes pudientes paga-
sen si no una pension anual , á lo menos
una suma que no bajase de cien doblones
al tiempo de recibir. la licencia para poder
ejercer la abogacía ., ó pretender judicaturas.
Con este fondo se podrian costear las escue-
las de jurisprudencia, como se costean los
colegios de cirugía con el producto de las
reválidas.


Añadiremos que estas escuelas, corno las
denlas que se llaman especiales , porque son
relativas á profesiones determinadas , lejos
de unirse con las de segunda enseñanza, de-
berian estar absolutamente independientes y
separadas de aquellas.


Tomo 17


256
y que las instituciones canónicas serán pre-
ce, ¡idas de. unos breves elementos de dere-
cho 'Afilie() eclesiástico, lo cual es entera-
mente confirme al plan de la comision , con
la cual convenimos en que todas las ciencias
eclesiásticas se enseñen en lengua latina , es
decir, que esten escritos en esta lengua los
libros por donde se estudie ; pero se entien-
de que la explicacion del profesor se hará en
castellano , lo mismo que las disertacio-
nes y denlas ejercicios que se encarguen á
los discípulos.


Jurisprudencia.


Ya hemos dicho que á nuestro entender
bastarán cinco escuelas de esta facultad en
la España europea , y hemos indicado las
capitales en que pudieran establecerse. Solo
pues nos resta decir algo de los años y es-
tudios que deberla comprender á juicio
nuestro. Son los siguientes:




258
Advertimos que si la historia literaria


y la bibliografia, pueden ser explicadas por
los bibliotecarios de las provincias , no así
la numismática y las antiguedades. Estos
dos ramos solo pueden enseñarse comple-
ta y útilmente en la capital, y en la gran
biblioteca llamada nacional; porque solo en
esta podrá reunirse un monetario y un ga-
binete de antiguedades, cuales se necesitan
para las lecciones.


Medicina , cirugía y Jamada.


No entrarémos á enumerar las cátedras
que deben establecerse para esta enseñanza,
ni las varias ciencias ó ramos subalternos
de ellas que hayan de explicarse: estos por-
menores son de la competencia de los pro-
fesores del arte de curar. Solo diremos, que
cuando se ha puesto ya en planta un méto-
do de instruccion en cualquier género que
sea, y ha tenido resultados felices, aconse-
ja la prudencia no innovar bajo pretexto de
mejorar ; porque tal vez se echaria á per-
der lo bueno que se posee. Así en nuestro
caso el plan de enseñanza médico-quirúr-,
gica , ensayado por espacio de muchos años
en los colegios de Cádiz, Barcelona y Dia-


259
drid, ha sobrepujado tal vez las esperanzas
de sus mismos fundadores, ha poblado la
España de hábiles, y aun sobresalientes
profesores, ha formado excelentes maes-
tros para propagar los buenos principios, y
nos ha puesto en estado de rivalizar en esta
parte con las naciones mas ilustradas. ¿A qué
fin pues alterar en nada tan acertado y bien
entendido plañ Reúnanse para siempre y
por ley, clame cuanto quiera el teórico-esco-
lasticismo de las universidades, la medicina
y la cirujía, enséñese el arte de curar , que
es uno é indivisible, como se está enseñan-
do en los tres colegios existentes ; añádase
solamente una cátedra de clínica interna, y.
alguna otra si fuere necesaria para. lo re_.
lativo á las enfermedades llamadas de medi-
cina; auméntese hasta cuatro ó cinco el nú-
mero de los colegios; conviértanse en escue-
las de medicina ; no se permita á nadie
ejercer este arte dificilísimo sin haber reci-
bido ,en ellas su educacion científica, y lue-
go que se haya formado un número sufi-
ciente de buenosArtistas para proveer á to-
do el reyno , destiérrense de entre nosotros
los sangradores y cirujanos romancistas; y á
buen seguro que dentro de pocos años na-
da tendremos que envidiar en esta materia




260
ni á Inglaterra ni á Francia, .ni á Alemania,:
ni á Italia. Cuando decimos por íntimo
convencimiento que las llamadas medicina
y cirugía deben reunirse en una sola facul-
tad; entendemos por esto que todo el que
haya de estar autorizado para emplearse en
la curacion de los enfermos , ha de haber
estudiado todos los ramos que se enseñen
en los colegios ; pero esto no impide que
en la práctica cada uno se ejercite con mas
particularidad en aquella parte, en la cual
se crea mas instruido, ó para cuyo ejerci-
cio haya recibido de la naturaleza disposi-
ciones mas felices. Así el profesor mas há-
bil; si no tuviese el valor y la firmeza de
pulso que se requieren para ciertas opera-
ciones, se abstendrá de hacerlas, á no ser
en el caso de que no haya otro ninguno
que pueda encargarse de ellas. Lo esencial
es que todos sean capaces de asistir á cual-
quier enfermo que se ponga en sus manos,
y. que para la mas sencilla dolencia externa
no necesitemos de dos, si acaso se complica
con otra indisposicion interior. íQuién no
sabe que aun"para casi todas las llamadas
quirúrgicas es de grande importancia el
plan curativo ? Ni qué cosa mas ridícula
que tener un facultativo para que nos rece-


26r
ze'y aplique los remedios exteriores, y otro
para que nos mande tomar la quina, si fue-
re necesario Fortificar y entonar todo el sis-
tema? No insistirémos mas sobre este pun-
to : solo añadiremos que en Francia existe,
reunida la facultad desde la revolucion acá;
que hace cinco años se formó una terrible y
poderosísima conspiracion para separarla; pe-
ro que á pesar del alto favor de que disfru-
ta el caudillo de los conjurados, triunfó tan
victoriosamente la razon , que aquella ten-
tativa proporcionó, por decirlo así, la sen-
tencia definitiva, de la cual no es permitido
apelar.


Veterinaria , agricultura , nobles artes
y música.


Como respecto de estas enseñanzas la
ley propuesta no entra en ningunos por-
menores, y realmente basta para su objeto
indicar que debe haberlas ; tampoco aña-
dirémos nada á lo que ya queda insinuado
acerca de su número respectivo y pueblos
en que pueden colocarse.


91.




163
cirSe en una ley general sobre instruccion


• pública.


162
Comercio.


Acerca de estas somos de parecer que
se permitatestablecerlas , no solo en las
plazas de comercio que la ley enumera , si-
no en cualquiera otra en que el cuerpo de
comerciantes quiera costearlas. El gobierno
no tiene que hacer otra cosa mas que pro-
tegerlas , y ejercer sobre ellas la vigilancia
general que le compete respecto de todos
los establecimientos de instruccion, forma-
dos y sostenidos por particulares. Y aun
respecto de las escuelas de comercio , esta
vigilancia es nula, ó debe reducirse á muy
poco.


Astronomía y navegacion.


Que estas escuelas son muy útiles; que
estarán perfectamente situadas en los tres
departamentos de marina; que debe cos-
tearlas el erario público , incluyéndose este
gasto en el presupuesto del ministerio de
este ramo, y que sobre su organizacion,
planta y método de enseñanza debe estarse
á lo que proponga una junta de oficiales
de marina de los mas instruidos y experi-
mentados ; he aquí todo ]o que puede de-


Lengua arábiga. r


Recomendamos mucho la ereccion de las /
dos nuevas cátedras que la comision propo-
ne; porque el conocimiento del arabe , útil
en cualquiera nacion , lo es mucho mas en
la nuestra , cuya lengua ha tomado de aquel
riquísimo idióma un número considerable
de voces. Ademas, poseyendo nosotros ma-
nuscritos que pueden ilustrar un importar-
te periódo de nuestra historia, no es indi-
ferente que haya personas que puedan con-
sultarlos y aun traducirlos.


Escuela politécnica.


Ya dejamos dicho que esta es utilísima,
y que su planta está bien ideada en el pro-
yecto de la comision ; ariadirémos solamen-
te que á nuestro juicio es urgentísimo que
se establezca. Y aunque las Cortes no han
decretado todavía esta parte de la ley , ni
ya puede hacerse hasta la próxima legislatu-
ra; el gobierno deberia proceder desde luego
á organizarla provisionalmente bajo el plan




214
indicado, salvo erhacer las alteraciones que
puedan resultar de la resolucion definitiva
de las Cortes.


Escuelas de aplicacion.


Es tan notoria su utilidad, que no debe
perderse tiempo en poner en el pie mas
brillante las que ya existen, y organizar las
que falten para completar el número indi-
cado en el proyecto. Es ocioso prevenir que
estas y la politécnica deben ser costeadas
íntegramente por la nacion.


Universidad central.


Ya hemos dicho que el pensamiento de
establecerla nos ha parecido feliz; y hemos
indicado el número de cátedras que segun
nuestro plan deberá haber en ella, ( nues-
tros lectores habrán corregido por sí mis-
mos el yerro de imprenta que se cometió
en la edicion del mírn. i5 , pag. 169, lin. 5.
donde se lee, I cátedra infinitesimal , en
lugar de z cátedra de cálculo infinitesimal:
tambien en la lin 4 donde dice he aquí el
número, debe decir, he aquí el nuestro, se
entiende plan). Solo, pues, añadiremos que


26'5
que á juicio nuestró la reforma general de
estudios deberá empezar por la creacion
de esta grande universidad, para que sea
una especie de escuela normal, en la cual
se vayan formando profesores que puedan
regentar ciertas cátedras en los estudios de
provincia. Por eso no quisiéramos que
en ella se exigiesen mas cátedras que
las que propusimos en el citado número 15,
porque si ' ,be examina bien sus asignaturas,
se verá que comprenden todas las faculta-
des en las cuales será dificil, ¿qué deci-
mos dificil? imposible hallar en el dia pro-
fesores bastante hábiles para enseñarlas á
otros. Ciencias exactas y naturales, cien-
cias ideológicas, lenguas muertas y vivas
y literatura nacional y extrangera ; he aqui
los ramos en que estamos generalmente
atrasados , porque 'hasta ahora unos no se
han enseñado en parte alguna , y otros se
han enseñado en muy pocos establecimien-
tos, y otros lo han sido con mal método,
y nunca con la extension necesaria para
formar maestros. Por esto n9 hemos 'com-
•prendido en nuestro plan ninguno de los
ro mos que co n tien e el (le la comision, relativos
á ciencias eclesiásticas y políticas. Para estos
estamos seguros que al momento se encontra-




266
rán los maestros que pueden necesitarse en
los colegios, universidades y seminarios que
se vayan estableciendo segun el nuevo plan;
pero para matemáticas, física, historia na-
tural, ideología completa y bien entendi-
da, lenguas sabias y vivas, literatura clá-
sica y nacional bien aplicada, ¿dónde se
encontrarán los que son indispensables?
Hay sin duda sugetos muy instruidos res-
pectivamente en todas estas ciencias; pero
x.0 no son en tan crecido número como se-
ria de desear : 2.0 los mas de ellos estan ya
colocados en destinos incompatibles con el
cargo de enseñar públicamente: 3.0 los po-
cos que podrian dedicarse á esta util pro-
fesion , son necesarios y acaso no bastarán


- para las escuelas especiales y de aplicacion.
Es, pues, indispensable antes de pensar
siquiera en alterar nada el sistema actual
de enseñanza pública, crear una escuela
normal que sea como el semillero ó plan-
tel donde se crien matemáticos, naturalis-
tas, metafísicos y literatos que pasen luego
á difundir por todo el reyno estos utilísi-
mos, y hasta ahora tan descuidados es-
tudios.


Acerca de las pensiones que la comi-
sion propone para premiar el mérito de


267
los alumnos mas sobresalientes de la uni-
versidad de provincia, creemos mas util
que el estado costee su educacion literaria
á varios jóvenes, que teniendo la desgracia
de ser pobres, hayan dado indicios de ta-
lento, y de poder cultivar con fruto en lo
sucesivo aquella ó aquellas ciencias á que
tuvieren mas inclinacion, ó para las cua-
les mostraren mas aptitud. Ya queda indi-
cado el medio de facilitarles la enseñanza
general que forma la segunda clase; y aho-
ra añadimos que entre los pensionistas del
Estado que hubiesen concluido esta segun-
da clase, se elegirán los que quieran con-
tinuar la carrera literaria, y hayan dado
pruebas de mas capacidad y aplicacion, y
se les pagará igualmente la plaza del semi-
nario conciliar en que entren , si abrazaren
la carrera eclesiástica. Si se dedicasen á la
jurisprudencia, ó se aplicaren á alguna de
las profesiones que se enseñan en escuelas
especiales ; bastará que al recibir el grado
ó la reválida, se les dispense de la con tri-
bucion que paguen los restantes. En orden
á las pensiones que se proponen para tres
discípulos de la universidad central , ó de
las escuelas especiales', de las de Lima y
Mégieo las cuales deberían ganarse por




268
oposicion , y servirán para que los agracia-
dos puedan viajar á fin de perfeccionarse
en su respectiva facultad; no entendemos
bastante bien la mente de la comision. Si
esta limita '


la gracia á los alumnos de la
universidad central de Madrid, y las dos
mayores de Lima y Mégico , que deberán
tener la misma extension de estudios que
aquella, nos parece que no hay razon para
no extenderla tambien á los de la academia
de nobles artes y música, y á los de la es-
cuela politécnica y las de aplicacion. Se ha-
incluido tambien á todos estos entre los
que podrán aspirar á tales pensiones, el
artículo no está redactado con bastante''cla-
ridad: 2.° tres pensiones son pocas para
tanto número de aspirantes. Creemos, pues,
que sea mejor decir «que el Estado dará pen-
siones para viajar por payses extrangeros
á los jóvenes que quieran perfeccionarse en
alguna de las ciencias exactas, naturales,
políticas y morales , en cualquiera de las
tres nobles artes, y en la música y decla-
macion ; que de estas pensiones se adjudi-
carán respectivamente seis cada año por ri-
gurosa oposicion ; y que durarán tres ó
cuatro años, si el. agraciado no desmere-
ciese por inaplicacion ó mala conducta, de


26,9
lo cuál deberá avisar el agente diplomático
de nues tro gobierno que reside en el pays
en que se fije, ó por el cual viage el pen-
sionado ; y que estos si hubiesen corres-
pondido á las esperanzas que de ellos se
formaron al tiempo de agraciarlos, serán
atendidos con preferencia para las ense-
ñanzas superiores de aquel ramo en cuyo
estudio hayan ido á perfeccionarse.


Acerca de la academia ó instituto nacio-
nal de la direccion'suprema de estudios, y
de la enseñanza de las mugeres (1), nada
tenemos que añadir á las observaciones ya
hechas sobre el proyecto de la comision.
Unicamente desearíamos que esta hubiese
dado mas extension á sus ideas en cuanto
á la educacion literaria, moral y económi-
ca del bello sexo, porque es punto de gran-
de importancia y trascendencia. Nosotros
hemos indicado ya algunas en otro tr(tme-


. ro de este periódico, y todavía volver&
mos á hablar de la materia; pero por aho-
ra ya es tiempo de poner fin á este lar-
guísimo artículo , que tendrá fastidiado


(i) Otra errata del número i5 (pag. 1 7 7 lin. 24)
donde dice, cátedras integrantes , léase costeadas.
íntegramente.




no
nuestros lectores. Sin embargo el asunto
es de tal naturaleza y tan vasto, que no hemos
podido ser menos prolijos. Por temor de
serlo demasiado, no damos el cálculo de
lo que , segun nuestro plan , costaría á la
nacion la parte que debe pagar en el coste
total de la enseiíanza pública ; pero pode-
mos asegurar, que egecutado aquel com-
pletamente, no llegará ni aun á la mitad
del importe del de la comision. Por la mis-
ma razon omitimos tambien algunas refle-
xiones que se nos ocurrian acerca de la
vigilancia que el gobierno tiene derecho á
egercer sobre los establecimientos de \edu-
cacion é instruccion formados por particu-
lares. Tal vez las indicaremos algun dia con
otro motivo.


Memoria de la comiszon de caminos y cana-
les sobre las comunicaciones generales de la


península, impresa por órden de las
Cortes : 182.o.


Esta memoria, redactada por las perso-
nas mas instruidas de la nacion en las cien-
cias físico-matemáticas, y en sus aplicacio-
nes á los objetos de utilidad pública , trata
de la materia mas importante para la Espa-
cia en su actual situacion. -Hemos reconquis-
tado la libertad: pero la libertad no es el
último fin de la asociacion política , sino
uno de los medios mas poderosos para con-
seguir la prosperidad individual , único tér-
mino de los desvelos de cada ciudadano , y
que debe serlo del cuerpo político ; pues la
felicidad de este no es mas que la suma que
resulta del bien estar de sus individuos. En
vano la Constitucion nos aseguraria la pro-
piedad de las personas y de los bienes , en
vano la libertad del pensamiento aumenta-
ria las ventajas de la libertad civil , sino hi-
ciéramos uso de tan preciosos dones , y ya
por falta de luces , ya de aplicacion, nos




272
Contentáramos con la estera y aun peligro-
sa independencia, que goza el salvage en el
seno de sus bosques y sus montañas. Au-
mentar los medios de subsistencia, multi-
plicar los de comodidad, proporcionar á la
mayor parte del pueblo , que sea posible , el
placer y la alegría , que resulta del bien es-
tar debido al trabajo, y convertir la inculta
naturaleza en una madre productora, atenta
siempre á las necesidades de sus hijos, es el
fin para que se reunieron las-sociedades civi-
les. La liber tad y la propiedad son dos medios
muy poderosos para conseguir este fin. Mas
no. basta, que el gobierno se contente con
proteger aquellos dos grandes antemurales
de la prosperidad : es necesario, que emplee
la inmensa fuerza física y moral , que tiene
á su disposicion, en remover obstáculos in-
vencibles á los débiles conatos de un particu-
lar, y en crear medios , que faciliten la re-
produccion , y que son superiores á los re-
éursos individuales de los ciudadanos. Li_
bertacl y conzunica,ciones , clamaba el sabio
Jovellanos. Libertad ya tenemos : las comu-
nicaciones deben ser obra del mismo go-
bierno ilustrado , á quien debernos la liber-
tad: porque solo él posee la fuerza necesa-
ria para remover. impedimentos y crear íos


• 273
conductos necesarios para el-tránsito de los
géneros.


Movidos de estas consideraciones hemos
querido dar un estracto de la preciosa Me-
moria sobre las conzzinicaciones de la penín-
sula , que tenemos á la vista , para .


dar • á
las ideas luminosas, que contiene, toda la
publicidad, que nos es posible. Tal vez nos.
permitiremos algunas observaciones, que las
confirmen. Los redactores de este es,.;rito han
puesto á contribncio» , no solamente los
principios de las ciencias exactas, as y
mixtas, tan necesarios para las obras de- CO-
municacion , sino tambien -las verdades mas
importantes de economía y de política.
Nosotros nos atendremos á las máximas mas
generales , sin seguirá


los sabios autores ..en
los pormenores, que escederian los límites
de un estracto aunque no debemos. omitir,
que la perspicacia y exactitud, con qué' ma-
nejan los objetos menores , y los ligan al plan
general de la obra, es un' nuevo y invenci-
ble argumento de la sabiduría, del proyecto
y del celoso estudio y profundos .conoci-
mientos de sus autores. Como por desgra-
cia son tan poco comunes las buenas ideas
en esta materia , nos lisonjeamos • que.:4io
llevará á mal el público ;que se repitan ver-


TOMO HL 18




274
dades ^tan importantes , y que tardarán mu-
cho en ser suficientemente conocidas.


La Memoria se puede considerar como
dividida en cuatro partes. En la primera se
trata de la importancia de las comunicacio-
nes entre las mas distantes provincias de la
península: en la segunda se describe la his-
toria de los canales y caminos actualmente
existentes, y de las causas del poco fruto
que hasta ahora se ha sacado de ellos , con
respecto á las esperanzas que deben inspi-
rar las obras de esta especie : en la tercera,


. que es la principal , se espone un proyecto
general de comunicaciones por medio de
canales y de caminos para ligar entre sí los
puntos mas importantes de la península. En.
la ,cuarta trata de los medios de realizar el


• proyecto , y del órden con que deben ege-
cutarse sus diferentes partes.


Parte primera. Se ha hablado' tanto de
la importancia de las comunicaciones entre
las diferentes provincias de una monarquía,
que es ya un tópico de los economistas y
políticos, y todos hablan de caminos y de
canales, aunque no piensen en construirlos.
Nos acordamos de haber nido decir á un
hombre de talento y de luces , pero que no
se confiaba fácilmente de los gobiernos , que


275
todos los que entraban de nuevo á mandar,
lo primero que prometian era canales y ca-
minos. No podemos negar, que estos bene-
ficios, tantas veces prometidos y casi nun-
ca efectuados , pueden excitar la risa ; la
cual deberá recaer sobre los gobiernos que
se contentan con alucinar, ó mas bien, con
afectar que alucinan á los pueblos, y no so-
bre la teoría , que liga esencialmente la pros-
peridad de las naciones con la multitud y.
facilidad de sus medios de comunicacion.


Estamos hartos de leer diatribas, escri-
tas con la mejor inteneion , pues las dictó
el patriotismo, contra los que usan de gé-
neros y artefactos estrangeros en sus vesti-
dos y muebles. Claman estos escritores pa-
trióticos , que los géneros y artefactos na-
cionales se quedan sin vender , que las fá-
bricas del pays se arruinan , que los es-
trangeros se enriquecen con nuestro dine-
ro , etc., etc. Estos clamores han llegado al
gobierno, y se ha creido remediar el mal
con leyes directas y prohibitivas de la im-
portacion , leyes vanas, que el contrabando
ha eludido; ó con aumentos excesivos en
los derechos de entrada, que solo sirven pa-
ra encarecer los géneros , pero no para evi-
tar su venta ; mucho mas cuando á propor-


a S.




276
cion de estos aumentos ha buscado'i.ecursos
la industria estrangera para reducir el costo
de la produccion en sus fábricas , y conser
var en cuanto pueden el nivel de los pre-
cios. Todos estos medios son miserables. El
verdadero método para vender con preferen-
cia al estrangero, es dar los géneros tan
buenos y tan baratos como él, ó mas, si es
posible. El patriotismo en el estado actual
de la civilizacion no llega á tanto, que se
compre mas caro y peor con el laudable fin
de sostener las fábricas nacionales. El inte-
rés individual se opone á este sacrificio : y
ya hemos dicho, que el interés público es la
suma de los individuales.


Igual raciocinio podemos hacer sobre
los artículos de primera necesidad. ¿Por qué
nuestras costas del mediterráneo pagan a-
nualmente al estrangero tres millones de
duros por el trigo que les falta para su
consumo? ¿Por qué los valencianos y cata-
lanes no compran la cantidad de este pre-
cioso cereal, que yace sin valor en Castilla?
La respuesta es clara : porque los co stos del
transporte le carian en Barcelona ó Valen-
cia un precio superior al que llega allí del
estrangero. El patriota mas acendrado no
comprará la libra de pan á 20 cuartos , pu-


277
diéndola comprar á, ú 8. La misma ley se
observa en los productos de primera ne-
cesidad , que en los de comodidad y lujo.


Estos sencillos egemplos prueban la nece-
sidad de disminuir el valor aditicio, que reci-
ben los géneros en su transporte, multiplican-
do y facilitando las conninicaciones.Entonces,
y solo entonces, la podremos ahorrar mtichos
artículos de lá con tribucion, que pagamos á
la industria y al comercio de los estrangeros.


Hasta ahora, dicen los autores de la Me-
moria, se han sentido poco estos males,
porque el oro y la plata , que recibíamos de
nuestras colonias nos inician dueiios de un
producto precioso , con que satisfacíamos
holgadamente la inmensa contribucion, que
desde el descubrimiento de la América pa-
gábamos á los estrangeros. Pero intercep-
tado ó casi destruido este acueducto cZe ri-
quezas, es necesario que nos determinemos
á multiplicar la produccion de la península
y á dar valór á nuestros productos, si que-
remos conservar, no solo nuestro numerario,
sino tambien los medios de subsistencia y
e&modidad. Es preciso ya que comamos de
nuestro trabajo. Pero en un territorio esten-
so , mediterráneo y generalmente seco , co-
mo es la España, es imposible multiplicar




278
y acarrear las producciones de la naturaleza
sin canales de regadío y navegacion. Que no
llegue una sola gota de agua al Océano , re-
piten nuestros redactores, sin haber fecunda-
do la tierra , ó servido para el transporte de
sus frutos.


La Inglaterra ha triplicado en 3o años
el valor de sus tierras ; y no debe este in-
calculable beneficio sino á 900 leguas <le
canales construidos en su interior, que han
convertido las ciudades mediterráneas en
puertos de mar. El tráfico se hace con tan-
ta facilidad, entre los puntos mas distan-
tes de aquella isla, que la diferencia de valor
en los géneros , ó el valor aditicio por
e] transporte es solo de un 2 por zoo. La
Holanda entera no es mas que una gran
ciudad de mercado perpetuo, cuyas plazas
se comunican entre sí por calles de agua.
El laborioso Bátavo , despues de haberle
robado al Océano el arenisco suelo ,. que
habita , ha encadenado sus ondas amena-
zadoras con diques y canales; y así ha con-
quistado la tierra y el mar. Y nadie ignora
hasta qué grado llegó la industria y el co-
mercio de los holandeses. En el dia , des-
pojados de su antigua influencia en la ha-


.


lanza europea , les queda á lo menos su in-


279
dustria y comercio interior; y si no es tan po-
deroso aquel estado Como cuando presumia
dictar leyes á Luis XIV, quizá es mas feliz..


Es verdad que las circunstancias geo-
gráficas de Inglaterra y de Holanda son
mas favorables á la construccion de cana-
les que las de España : pero por lo mismo-
son mas necesarias en nuestra península.
La- cercanía del mar por todas partes, que
hace mas cortas - y menos costosas las em-
presas de comunicacion por agua en aque-
llos payses, las hace tambien menos ne-
cesarias. Cercanos los productos á los puer-
tos de mar, que -es la comunicacion gene-
ral de los pueblos, pueden transportarse,
aunque no hubiera navegacion interior, sin
alterar exorbitantemente su valor. En Es-
paña , donde las distancias por tierra son
tan inmensas desde el centro á las costas,
'el transporte debe multiplicar los precias
hasta el punto de hacer imposible la con-
currencia con los extrangeros. Asi la difi-
cultad de la navegacion interior en nuestra
península.,es el mayor, y mas invencible ar-
gumento de su necesidad.


é Y no son . -mayores las distancias en
el vastísimo imperio de la China? ¿No es
un pays mucho mas mediterráneó que la




280
España , pues solo le ciñe el mar por la
parte oriental , cuando nosotros estam os
rodeados casi por todas partes P Y á
quién debe aquella indefinible monarquía
su industria, su riqueza y su celebridad,
sino al inmenso número de canales, que
unen sus grandes ríos, fecundan st esten-
dido territorio, y sirven de vehículo á la
industria, de adorno y belleza á las pro-
vincias, y aun dé habitacion á los natura-
les (s)? ¿Por qué nosotros con mas instruc-
clon en economía y en matemáticas, no ha-
ríamos lo mismo en terrenos menos difíciles?


La primer parte dé la Memoria conclu-
ye presentando las utilidades de todo gé-
nero , que presenta la facilidad de las co-
municaciones. Los habitantes del interior
viajarían mas, y perderian la especie de
rudeza de que se les acusa generalmen-
te. Los extran jeros, á quienes arredra la
idea de los malos caminos y peor trato de
las posadas , visitarian la España en ma-
yor número y con mas frecuencia. Las
producciones de la tierra, que aumentarian


( 1 ) Muchas familias no tienen otra habitacion
que las barcas de que estan perpetuamente llenos
los canales y ríos navegables de aquel imperio. Pla-
ge á la China del lord Alacartny.


281
considerablemente los canales de riego,
hallarían un transporte facil y un consumo
seguro; y el agricultor se atreveria á expe-
riencias, que perfeccionarian su arte, y á
especulaciones rústicas, que multiplicarian
sus riquezas. Nadie dudaria en establecer
una fábrica de industria y manufactura,
donde quiera que las producciones y cir-
cunstancias del terreno ofreciesen propor-
cion de hacerlo con manos adelantos: porque
no arredraria ni la dificultad de los trans-


• portes, ni la incertidumbre . de hallar mer-
cado. Ultimamente, concluyen los autores,
si es util siempre y en teclas partes la fa-
cilidad de los medios de comunicacion, en
España es en la actualidad absolutamente
necesaria : porque sin ellos es imposible,
que se baste á sí misma, que conserve y au-
mente su numerario, que ocupe el lugar
que se le debe en la balanza europea , y
que proporcione su suelo feracísimo á los
habitantes la subsistencia, las comodida-
des y los placeres de la vida.


Parte segunda. Los españoles, que han
tenido la gloria de adelantarse un siglo á
las demas naciones en todos los ramos del
saber, pero que merced á la Inquisicion se
quedaron rezagados y aun retrogradaron,




282
cuando los demas pueblos de Europa ca•
minaban á la perfeccion; los españoles co-
nocieron desde el reynado , de don Juan
el II la utilidad de las comunicaciones , y
emprendieron traer las aguas del Jarama
al Manzanares para hacer navegable este
rio ; proyecto que no llegó á ponerse en
egecucion. En tiempo de Carlos V se abrió
la azequia ó canal imperial derivado del
Ebro como una legua mas abajo de Tude.
la, y destinado á regar las vegas al sur de
aquel gran rio. Llegaba su riego hasta los
llanos de Zaragoza, y segun algunos, has-
ta Fuentes, atravesando el Jalonpor de-
bajo por medio de tres conductos subter-
ráneos. Esta azequia quedó inutilizada poco
tiempo despues de su construccion , por
haberse arruinado la obra inmediata al
paso del Jalon , y cegádose los conductos.


A estos conatos parciales é infructuosos
sucedió en el reynado de Felipe II el pro
yecto de sistematizar la navegacion inte-
rior de la península. El célebre ingeniero
Antonelli recibió orden de habilitar la na-
vegador' del Tajo, tan interesante en aque-
lla época por la reunion del Portugal al
cetro español. En los cuatro años siguien-
tes se compusieron algunos pasos de aquel


283
rio, y en 1588 se hizo la primer navega-
cion : pero debieron de:ocurrir dificultades
que hacian poco ventajoso aquel viage, y
Antonelli, que las podia vencer, Babia ya
fallecido. El hecho es . que no se hicieron
mas de dos viag,es , y aquel medio de co-
municacion quedó abandonado. Es verdad
que en los reynados posteriores se hicieron
en los ríos de España, señaladamente en los
cuatro principales , varios reconocimien-
tos, de los cuales los mas célebres son de
Luis Carduchi y Julio Martelli en el Tajo,
y los de don Carlos Grunemberg y don
Fernando su hermano en el Jarama y Man-
zanares. «Estos reconocimientos, dicen nues-
troz,. redactores, no tuvieron otro resultado
que el de dejar algunos escritos en los ar-
chivos, para que sean motivo (4 ostentar
erudicion y vanidad nacional á algunos es-
critores , que se quedan muy satisfechos,
oponiendo á los proyectos reales de otras
naciones , muchas pruebas de que no-
sotros aunque nada hemos realizado, hemos
pensado antes que ellas."


Esta vanidad nacional seria muy ridí-
cula en el caso presente : x. 0 porque la idea
de la navegacion interior fue sugerida in-
dudablemente por el egemplo de Holanda




284
y los Payses Bajos: 2.0 porque el. sistema.
de navegacion por los ríos es antieconó-.
mico , insuficiente y peligroso, como se..
probará despues.


Hasta el advenimiento de la dinastía de
Borbon al trono deEspiaia, no se pensó con
eficacia en la construccion de canales y cami-
nos. En el reynado de Fernando VI se
empezaron los canales (le Castilla, de Gua..
darrama y el camino. de Reynosa á Santan-
der, por cuyo medio y el canal de Casti-
lla debia comunicarse el centro de esta
provincia con el Océano cantábrico. Pero
el reynado de Carlos III fue 'en el que se
construyeron casi todas las obras de co-
municacion que tenemos en el dia.


En x 77 2 se puso á cargo de don Ra-
xnon Pignatelli la construccion del canal
de Aragon y azequía de Tauste, de que
hasta hoy solo hay construidas 1 7


leguas.
Derívase del Ebro como á una legua separa-
da de Tudela, ( lo que miran justamente
los redactores corno un defecto ) y debe
terminar en Sástago, segun el plan primi-
tivo, ó lo que que es mucho mejor, en
la misma Tortosa. Sirve al mismo tiempo
de riego y navegacion. Su distancia de las
dos únicas ciudades, á cuya vista pasa, es


-285
la causa de que, no se :saquen de él todas
las ventajas que tan bien construido y con
tanto coste debiera pr'opórcionar al comercio.


El canal de Castilla debió haberse'em-
pezado • en G-olmir cerca de Reynosa , para
que estuviese,


en comunicacion con el ca-
mino de Santander ; pero la dificultad (le
las obras en aquel parage, hizo que se co-
menzase en Alar del Rey á ri leguas de
Reynosa. Hasta la villa de Calahorra tiene
el nombre ele Canal del Norte: desde esta
-villa en el rio Carrion con direccion á Rio-
seco , se llama Canal de Campos, que está
abierto y navegable hasta cerca de Paredes
de Nava. De este canal nace el del Sur,
cerca de Grijota , cuya direccion es á Va-
lladolid y Segovia. Todo el canal del Nor-
te, cuya longitud es de r r leguas; está na-
vegable : del de Campos solo hay 5 leguas
y cuarto, y del canal del Sur 2 que sean
navegables. Valladolid, que es el púnto mas
importante de comercio del territorio por
donde debe pasar aquel canal, no está en
comunicacion todavía con ninguno de los
ramales concluidos. Asi es muy escasa la
utilidad mercantil de la parte navegable en
el dia. La direccion de este canal se con-
fió á los sabios matemáticos don Antonio




286
Ulloa , -don Fernando su hermano, y don(
Carlos Lemaur. Este canal podria servir
para el riego , siempre que se aumente su
caudal con las aguas de los arroyos y ma-
nantiales inmediatos, que se le pueden in-
troducir lateralmente.


El canal de Manzanares se deriva de
este rio por filtracion á favor de un arti-
ficio sumamente sencillo é ingenioso, debi-
do á don Pedro Martinengo , su primer
director. Empieza desde el puente de Tole-
do, y tiene ya iG,000 varas navegables. Es-
te canal es solo de navegacion ; pero el
corto terreno á que se estiende no permite
todavía sacar de él las ventajas mercanti-
les que se tuvieron presentes al proyec-
tarlo, y que son de la mayor transcenden-
cia para el abasto de esta capital. Como
este canal debe ser con el tiempo el que
reuna la navegacion de . las provincias del
norte y del mediodia , la reduccion de su
caja á 14 pies de solera es un defecto muy
notable, que podrá remediarse, como no se
reduzcan tambien las esclusas, que ya por
sí son bastante pequeñas.


El canal de Murcia es de riego y na-
vegacion. Debe correr desde las inmedia-
ciones de Huesear hasta Cartagena: solo hay


287
construidas de él 32,306 varas en trozos
interrumpidos. Considerado como canal de
riego, es una de las empresas mas útiles y
seguras, por la extraordinaria fertilidad de
los campos de Lorca, Ujejar y otros que
debe bañar.


El de Guadarrama se empezó con bas-
tante actividad ; pero á medio construir la
presa, se vino abajo parte de ella, y se sus-
pendieron los trabajos.


Desde el Ebro en Amposta hasta el puer-
to de la Rapita , se abrió un canal de dos
leguas para la conmnicacion de Tortosa cen
aquel puerto , lo que evitaba la entrada del
rio, que á veces es dificil y peligrosa. Esta
óbra era muy útil; pero en breve comenzó á
cegarse, y quedó inutilizada por defectos de
la construcciori.


Estos son los mezquinos lineamentos de
nuestra navegacion interior : para conocer
su mezquindad, basta observar, que no
existen todavía dos ciudades de alguna con-
sideracion ligadas por canal navegable : es
decir, aun no ha podido nuestro comercio
deducir grandes ventajas de tantos millones
como se han consumido en esta clase de
obras.


No sucede así con los caminos, que por




288
lo menos estan completos. Las grandes car-
reteras de Madrid á Irun por Somosierra, á
Francia por Zaragoza y Barcelona , á Cádiz,
á Badajoz y á la Coruña, y el camino de
Madrid á Burgos por Valladolid, inmorta-
lizarán el reynado de Carlos III. Los auto-
res de la Memoria describen muy por me-
nor los defectos de estas obras, el estado de
degradacion en que se hallan por causa de
la guerra pasada , y lo que falta que hacer
en ellas para perfeccionarlas. Entre los cami-
nos transversales de provincias, que son po-
cos y malos, hacen justamente mencion ho-
norífica de los de las provincias basconga-
das y Navarra (i).


Es muy de notar , dicen, que estan me-
jor construidos nuestros canales que nues-
tros caminos , á pesar de ser los primeros
mas dificiles. La causa principal de este fe-
nómeno es, que para los canales se creyeron Ed




t


necesarios conocimientos nada vulgares, y
.5 ,`


(t) Sin embargo , no debemos omitir en este lu-
gar, que será en valde el celo y los sacrificios de
aquellas provincias para tener buenos caminos , mien-
tras permitan transitar por ellos á las carretas de
llanta angosta , capaces de hundir en breve tiempo
el camino mas sólidamente construido.


289
en consecuencia se encargó su direccion á
ingenieros y matemáticos acreditados, cuan-
do un camino se ha mirado como una em-
presa , para la cual bastaban los conoci-
mientos de un mediano arquitecto. A este
error palpable y pernicioso se agregaron
otros de no menor influencia. La construc-
cion de los caminos quedó encargada al mi-
nisterio, y la de los puentes al consejo de
Castilla , cuyos conocimientos en jurispru-
dencia no podian hacerlos jueces competen-
tes en materia de arquitectura hidráulica,
ciencia desconocida de' los arquitectos que
generalmente se empleaban. Al fin se co-
noció la necesidad de crear un cuerpó fa-
cultativo de esta ciencia ; mas este precioso
establecimiento , aprobado en in de julio'
de 1 799," duró muy poco tiempo : por-
que, dicen los redactores, en los gobiernos
arbitrarios se escribe y manda alguna vez lo
que dicta la razon y la justicia : pero no se
ejecuta, sino rarísima vez.


Parte tercera. Es necesasio probar ante
todas cosas , que la navegacion interior por
los ríos es insuficiente, es mas costosa y mas
espuesta á vicisitudes, que la de los cana-
les. Insuficiente, porque los grandes ríos no
tienen comunicacion entre sí , y siempre


Tomo III. 19




290
seria necesario ligarlos por ríos artificiales:
roas costosa, porque, ademas de la destruc-
cion de los molinos y otras obras de utili-
dad pública, se gasta mas en hacer navega-
ble ton rio, que en construir un canal late-


ral (I). Pasa que se Pueda ilvegar por un
rio, su desnivel no ha de pasar dei pie por
cada 4325 pies, segun los ingenieros mas há.
biles ; y como la naturaleza no se ha some-
tido á las fórmulas, de los matemáticos en
Ja formacion de los ríos , es fuerza que e l


-arte supla este defecto ,á fuerza de ingenio
y de dinero. Ultimamente es menos segura:,
porque las avenidas , la continua variacion
y versatilidad de los raudales alteran la si-


--tuacion- de los rios con mucha frecuencia;
cuando el canal , una vez construido , está
siempre á disposicion del hombre.


Estas consideraciones decidieron á los
ingleses á construir el gran número de ca-
nales, que forman en el dia su navegacion
interior. El célebre ingeniero Brindley , que
trazó el canal paralelo al rio Alersey , em-
prendido por el lord 13ridgwater,y que des-


29 t
pues fue comisionado para construir los mas
iinportantes canales de Inglaterra , manifes-
tó cierta ocasion á la,cátnara de los co-
n'Unes la ventaja de la navegacionpor cana
les con Preferencia á la de-los ríos ; y
hiendósele -replicado : Segun eso- „I para qué
sirven los rios? respondió despues de una pe
quena pausa , para hacer canales navega-
bles (r).


.(r) Aun en las proximidades Al mar, donde son los
ríos mas navegables , se encuentran obstáculos muy-.
incómodos. No es el menor de ellos la fórmacion
los tornos ó vueltas .en aquellos parages. Por mas que
se corten,.


el; tiempo y la naturaleza., rebeldes á la
inteligencia humana , los vuelven á formar. En nues-
tro entender proceden de la diversidad de direccio-nes de las diferentes fuerzas que agitan la masa- de
las aguas en las cercanías del mar ; tales son , la fuer-:
zá de• la• corriente- del rio, el -empuje dé las ondas
marinas , las maréas • y la aecion•dC los- -vientos , que•
es muy notable ect los .parages. desabrigados , como.
son los tablazos. Estas • fuerzas, variables por su na-,
turaleza , varian la direccion de la corriente, la im-
pelen hácia una de las riberas ; y abandonada la otra,
se forma una nueva madre , hasta que un- obstáculo.
insuperable , é una nueva mudanza en la combina-
cion de las fuerzas, dirige el rio Iníciala parte- °pues.;
ta. Los salvages de la América septentrioi.alcónocen
en sus largos viages que estan cerca de la mar , cuan-
do ven multiplicarse las vueltas del rio, cuyas már-
genes siguen.


„ z9,


(I) Se. entiende por canal lateral el que sigue el
curso dei rio , y está contiguo , y casi paralelo á él, •
como el canal de Aragon.




192
Nosotros no seguiremos á los redactores


de la Memoria en la esplicacion de los mo-
tivos , tornados ya de la historia natural é
industrial de la península, ya de principios
matemáticos , que los han dirigido en la
forrnacion de su magnífico proyecto de na-
vegacion interior. Tampoco describiremos
con puntualidad la direccion y obras de los
diferentes , canales que proponen. La breve-
dad de un estracto nos obliga á pesar nues-
tro á contentarnos con dar una idea sucin-
ta de los grandes resultados de su trabajo y
de las felices consecuencias, que logrará la
industria, la agricultura y el comercio es-
pañol con las comunicaciones que establecen.


El territorio interior de España está di-
viclido en cuatro -valles muy estensos y no-
tables „ que llamaremos del Ebro, del Due-
ro, dei Tajo y del Guadalquivir. Podernos
considerar la Mancha como una prolonga-
cion del valle del Tajo. El proyecto se redu-
ce á establecer la navegacion en estos valles
y á hacer que sus canales se comuniquen.


El canal de Aragon debe prolongarse
hasta Tortosa: él deben venir á parar los
ramales necesarios para establecer la comu-
nicacion entre el Segre , el Cinca , el Galle-
go , el Aragon y los Urnas ríos que entran.


291
tri el Ebro. Otro ramal deberá ir desde Le-
rida al llano de Urgel. Para completar la na-
vegacion interior en el nordeste de España,
deberá restaurarse el canal que iba desde
Tortosa hasta el puerto de la Rapita.


El canal de Castilla debe prolongarse
por un lacio hácia Santander, y por otro
hasta Segovia. Desde el punto mas oportu-
no de este canal , arrancará otro , que pa-
sando por Burgos y por Calahorra , llegue
hasta Tudela á comunicar con el canal de
Aragon. Desde Burgos echará un ramal por
:Vitoria , hasta un puerto vascongado. Des-7
de Valladolid deberá abrirse un canal late-
ral al Duero hasta las fronteras de Portugal.
El ramal de Campos , prolongado hácia Me-
dina y Benavente, hasta las vegas del Tera,
se comunicará por medio de un camino con
otro canal formado en las vertientes del Sil.
De este modo se estableceria en cuanto fue-
se posible, la comunicacion entre Galicia y
Castilla.á pesar del muro casi impenetra-
ble con que la naturaleza ha separado es-
tas dos provincias. Los escelentes, pero
poco conocidos vinos de la ribera del A-
via (r) , la buena calidad de linos y caña-


iin•••••nn,n,n••••n••,


(r.) Ea el, siglo XVII no exan tan desconocidos:




294
mos de los llanos casi encharcados y perdí-
dos de la Limia , de las vegas del-Sil y otras,
la situacion y multitud de puertos, entre
ellos el incomparable de Vigo , la numero-
sa poblácion y otros mil recursos de aquella
parte de Galicia, °fi cc:en inmenso campo
para una industria del mayor interés y trans-
cendencia, especialmente en los importan-
tísimos ramos de lencería, lonas y cordage
de marina"...


El canal de Manzanares debe pasar por
Aranjuez y por el arroyo Cedron ó el Al-
godor al .centro de la Mancha, donde se di-
vidirá en -tres grandes .canales , el uno á Ex-
tremadura por 'las vegas :del Guadiana , el
otro por el Juear á Cullera , y el tercero lí-
cía la Andalucía: Deberán abrirse ademas
comunicaciones por el Tajo hacia Toledo, y
entre los rioSilenares, Jarama, Tajuiia y el
Inismo Tajo en su parte superior. Su comu-
nicacion con los canales de Castilla la vieja
y (le Aragon debe buscarse ó por las ver-
•ientes del Duero , que estan cercanas á las


Moret°
en la comedia de Las traf,c.wras de Pantoja,


pone en boca del gracioso esta eselamacion báchica:
L O San ! O ilibadavia! 0 Coca !


A dótide:estais


295
del Jalon, .11enares y Jarama, ó por los cam-
pos de Barahona él por mas arriba : pues la
comunicacion por el canal de Guadarrama
es una obra dificil , de inmenso costo , y
aunque utilísima, no debe egecutarse , sino
cuando la navegacion interior haya adelan-
tado mucho.


(s) En Andalucía, dos calales laterales
al Guadalquivir y al Genil unirán las ciu-
dades de Córdoba, Granada y Sevilla. El
canal de Córdoba se prolongará'por Andu-
jar, hasta el mas bajo collado divisorio de
Sierra Morena , y por él se comunicará con
el canal de Manzanares.


Los autores de la Memoria indican los
medios de encontrar aguas para alimentar
estos canales , que al mismo tiempo deben
ser de riego , y responden á todas las ob-
jecciones, que pueden hacerse contra este
plan. Concluyen esta parte de su obra con


(x) En el número siguiente estractaremos la Me-
moria de don José Agustin de Larramendi sobre el
canal del mediodía. En ella se habla con mas esten-
don de las inmensas ventajas de esta empresa , que
abrirá la comunicacion entre Córdoba y Sevilla y
fecundará las vegas del Guadalquivir.




296
la enumeracion de los caminos, .que es pre-
ciso construir ó mejorar.


Parte cuarta. Se establece corno un prin-
cipio fundamental , que debe empezarse á
egecutar este vastísimo proyecto , constru-
yendo primero aquellos trozos de canal, que
ofrezcan ventajas mas inmediatas é indepen-
dientes de la ulterior prosecucion del plan.
Así los objetos de mayor urgencia en la ac-
tualidad son la continuacion del canal de
Castilla hasta Valladolid , centro importan-
tísimo de comercio , la del canal de Aragon
hasta Tortosa para dar desembocadero á las
producciones de aquel reyno , la del canal
de Manzanares hasta Aranjuez, y la cons-
truccion del trozo del canal de mediodía
desde Lora , O á lo menos desde Alcolea.
hasta Sevilla.


Estas operaciones no pueden hacerse, ni
por las provincias, ni por compañías: es nece-
sario que el gobierno se encargue de ellas,
corno se hace 'en Francia, si se quiere que
en la egecucion de los planes parciales ha-
ya la uniformidad necesaria para el logro
'del plan general , y que se eviten los in-
convenientes que resultan de las asociacio-
nes. En la Meritoria se demuestra -victorio-
samente , que no son aplicables á España


297
pobre y recien libre, el sistema adoptado en
la opulenta y constitucional Inglaterra. Mas
es necesario que el gobierno separe la direc-
cion de caminos y canales de la de Correos,
que cesen los nombres y los empleos de
juez protector, director económico, super-
intendente, subdelegado, cuyo menor de-
fecto es poner al frente de instituciones
científicas personas ignorantes en las mismas
ciencias de que se trata : que se erija una
direccion general de puentes , canales y
puertos , encargada de esta clase de obras,
y que se restablezcan las escuelas de ingenie-
ros civiles , bajo un plan mas estenso (le
enseñanza, para formar numerosos alumnos,
que reemplacen algun dia el corto número de
los que poseen profundamente la arquitec-
tura hidraúlica. Estas escuelas, que suponen
ya al discípulo instruido en las matemáticas
puras , se dividirán en tres cursos : el pri-
mero de mecánica y geometría descriptiva,
el segundo de mecánica aplicada, arquitec-
tura civil y nociones de mineralogía y de
física química , y el tercero de geodesia,
topografía y construccion de caminos, ca-
nales , puertos y obras de ríos.


Mas ¿cuáles son los recursos , con que
se ha de empezar á poner en egecucion una




298
empresa tan importante? La comision cree,
que ninguno es adaptable en las actuales cir-
cunstancias de la nacion, sino la aplicacion
de bienes nacionales hasta la cantidad ne-
cesaria para cubrir el presupuesto del pri-
mer






.•


año de trabajos. Esta aplicacion en nada
es contraria al destino, que el Congreso ha
dado á aquellos bienes : pues los productos
de los canales son una hipoteca, quizá mas
segura para la deuda pública: pero es preci-
so cuidar de que los canales sean producti-
vos cuanto antes sea posible : para lo cual
deberán hacerse los trabajos en el órden
que ya dejamos indicado.


En el estado actual de la nacion , no es
la menor de las ventajas , que resultan de
este plan , proporcionar trabajo y ocupa-
don á un gran número de jornaleros, y
mantener con la construccion de obras tan
magníficas, como útiles, una gran multitud
de familias.


Nosotros' concluirémos el estracto de
esta sabia Memoria con una sencilla refle-
xion , que ocurrirá á cualquiera que medite
sobre el estado de nuestra industria, y ten-
ga delante al mismo tiempo el mapa de la
península: én otros payses los canales son Utt-
les : en Esparia son absolutamente necesarios.


299"


CARTAS DEL MADRILEÑO.


7. a


Madrid, 1 7
de noviembre de 1820.


Muy señor -mio : ¿ es posible que por
una friolera tan insignificante como esa, se
haya usted amilanado hasta el punto de no
atreverse á presentar en Madrid? Vive Dios
que tantos palos merece usted por su exce-
sivo miramiento, como otros por la al-
tiva y orgullosa impudencia con que se
arrojan á solicitar aplausos, sin miedo de
renovar antiguas y vergonzosas memorias.


Quién le ha podido meter á usted en la
cabeza que entre las obligaciones del hom-
bre público ó privado haya de entrar
tambien la de ser profeta ó adivino ? Us-
ted se hallaba de corregidor político de
:un pueblo de segundo orden, por nom-
bramiento del Rey; y aunque no puedo
dudar, segun los principios que usted ha
profesado toda su vida, que (1,esearia con
ansia el restablecimiento de la Constitucion




300
española, ¿cómo se le puede hacer á usted
un cargo de no haberla publicado en su
pueblo antes de recibir las órdenes ó el
egemplo de la capital? Enhorabuena que
algunos hayan alegado por nsérito el ha-
berse anticipado á publicar en los pueblos
de su mando un nuevo género de gobier-
no mas conforme con los deseos de la na-
cion. Respetemos en buen hora el feliz
acierto con que supieron elegir el momen-
to de la perfecta madurez de un fruto que
basta entonces no habia ocasionado mas
que muerte y amargura á los que intenta-
ron gustarle: d pero qué persona dotada
de buen juicio, se atreverá á reconvenir á.
los que como usted aguardaron las ór-
denes de sus gefes para proceder con


• acierto?
¡ Oh de cuán distinta manera veo yo


que proceden y se explican algunos, que no
solo no tomaron sobre su responsabilidad
la anticipacion de un solo dia , sino que .
estaban provocando el desacierto de los
que mandaban, para suplantarlos en el caso
de no salir bien la tentativa! Como usted
no ha pasado en toda su vida de corregi-
dor, no ha podido formar una idea clara
de los extraordinarios disfraces con- que


3or
se reviste la ambicion y la hipocresía para
llegar á sus fines; y por éso le parece que
deben tomarse al pie de la letra las excla-
maciones de los boquirrubios. Mas si usted
se hubiera hallado de capitan general de
una provincia , de gobernador , de minis-
tro, ó con algun otro empleo de estos
que por su elevacion y atribuciones influ-
yen poderosamente en la suerte de los pue-
blos, yo le aseguro' que le habian de tem-
blar las barbas para decidirse en casos tan
apurados, y que no podría reprimir la có-


yer cómo se explican ahora los que
callaban entonces.


Pero demos de barato que usted no hu-
biese puesto de su parte todo lo que estaba
en su mano, y que en efecto hubiese ha-
bido algun descuidillo en la conducta de
usted: ¿ és posible que por eso haya llega-
do á perder las esperanzas de ser atendi-
do , colocado , admirado , y aun reveren-
ciado de todos los españoles? Hombre de
poca esperanza, debiera yo llamar á usted
ahora ,i puesto que no le animan tantos
y tan repetidos egemplos de muchos hé-
roes y'varones ilustres, que despues de ha-
ber sido el escándalo de cuantos les cono-
cieron, han venido 4 . ser despues admi-




302
racion de los que no les conocen. Facil se-
ria citar á usted un largo catálogo de san-


' tos y santas del antiguo y del nuevo tes-•
tamento, en que verja palpable la necesi-
dad de esperar continuamente los auxilios
de la g.racia ; pero por no molestar á usted
con la historia de San Pablo, de la Mag-
dalena, y de Santa María Egipciaca, podre-
mos buscar egeMplos mas cercanos á nuestra
edad, y que casi podemos decir que los
vemos por nuestros propios ojos. No por
eso quiero yo decir á usted, que no sea lo
mas seguro haber observado toda su vida
una conducta honesta, igual y consecuente
á los buenos principios, sino que no crea
que por haberse separado de ellos, está ya
desahuciado para siempre de los honores
y de• los empleos.


Desde su mas tierna edad Labia empe-
zado ya á distinguirse entre sus iguales
nuestro D. N. de J., arrebatand,) con sin-
gula•


• destreza los pañuelos y (lemas alha-
gitas que se punjan á su alcance, y ensa-
yando su debil ingenio para otras empre-
sas mas, dificiles, cuando la causa del Es-,
corial vino á abrirle un campo dilatadísi-
mo para sus intrigas. Proveyóse primera-
mente de vna vieja placa, y de üna cinta


3o3
de la gran cruz de Carlos II/ • fingió al-) b
«unas firmas de los primeros personages
de la corte, que le trataban en sus cartas
como si fuera un igual suyo, y posesionán-
dose de uno de los títulos mas ilustres de
la monarquía, se dirigió á las orillas del
Betis, donde mas que en otras- partes. abun-
dan las imaginaciones fáciles de deshim-
brar. La primera víctima que cayó en sus
manos fueun honrado mercader, que creyen-
do tener en su casa la fior y la nata de la
grandeza española, no solo le franqueó di-
nero, sino que le entregó cartas de reco-
mendaeion para varios corresponsales su-
yos , corno que el fingido personage no po-
rfia hacer larga mansion en ningun pueblo>
En todos ellos fue tomando cantidades
este principiante de héroe, citando la re-
volucion de Aranjuez vino á poner un tér-
mino á estas primeras travesurillas.


Claro es que habiendo sido perseguido
por la causa del Escorial, no clebia dilatar
este duque de comedia su presentacion en
la corte. Pero enemigo del fausto, como
él decia , y queriendo proporcionar una
agradable sorpresa al nuevo soberano, pre-
feria viajar incógnito, en compañia de un
particular cualquiera. Deparóle la suerte




virtud que solo lo
debe ser un obsta-
la abandone pueda
inmortalidad. Usted






3o4
un eclesiástico, que si bien no es el que menos
se precia de conocer á los hombres, cori
todo no supo evitar el golpe de salir per-
judicado en mas de la mitad de los gastos
del camino.


Obscurecióse el héroe en Madrid, como
sucede á otros muchos, y habiendo dado
de mano la placa y la gran banda de Car-
los III, alquiló un uniforme de oficial de
la real armada, cuyo disfraz le proporcio-
nó sacar algun dinero á diferentes seño-
res de Madrid. La multitud de huéspedes
incómodos que habian llegado entonces á
esta capital, hacian de ella una estancia po-
co segura y agradable para continuar en
esta brillante carrera ; mucho mas en un
tiempo en que las provincias ofrecian un
teatro vastísimo para representar toda clase
de papeles. Eligió nuestro héroe con pre-
ferencia la . Extremadura , y habiéndose pre-
sentado en una de sus juntas á delatar á
sus compañeros de viage, tuvo la desgra-
cia de que se apareciese allí aquel mismo
eclesiástico con quien había corrido la pos-
ta hasta Madrid. Su presencia era entonces
muy importuna; pero lo fue mucho mas la
ocurrencia de uno de los de la junta rela-
tiva á que se reconociesen los despachos


305
del ilustre delator. Vióse entonces con
escándalo de los buenos que el 'magná-
nimo guerrero no tenia ni la mas ligera
idea de lo que era marina , ni de los gra-
dos que distinguen á sus gefes , ni sabia
otra cosa mas que llevar el uniforme. Tras-
ladáronle á la caree], en donde probable-
mente hubiera permanecido muchos meses,
si el influjo de aquel clérigo, y una espon-
tánea confesion de la » mayor parte de , sus
crímenes, no hubiese podido conseguir
que se le destinase por ocho años á las
armas.


Apenas se le señaló regimiento, cuándo
movido de una luz superior, y como pre-
sintiendo los altos destinos á que le llama-
ba la Providencia, se decidió á desertarse,
y tomó las de villadiego para otra pro-
vincia remota. 'En ella no quiso. ser ya ma-
rino ni grande de España, sino ilustre guer-
rillero cuyo nombre pero vamos á otro
egemplo , ,que este ha sido referido con.
demasiada proligidad.


La constancia, esa
es en la 'desgracia, no
culo para que el que
llegar al templo de la.


4ih


ha conocido como yo á D. S. de T., aquel,
TonO III 9 9D




3-o6-
que jamas pudo servir dos años seguidos
á un mismo soberano : el único caudal de
sus conocimientos consistia en entender
diferentes idiomas ; pero tenia la desgra-
cia de no pronunciar bien en ninguno de
ellos sirio las voces , de mando. Mientras que
\las\ promociones le. fueron favorables, edi-
ficaba á todos con su heróica resignacion;
pero si alguna vez se olvidaban. de poner
SU hombre en las listas de los premiados,
ya no podia sufrir la tiranía , y traslada-
ba á otras banderas toda la gloria de su
espada. ¡ Dichoso una y. mil veces el que
asi sabe viajar á costa del pais , y mucho
mas dichosa su memoria, si la tradicion so-
la, y no las páginas, se empeñan en ce-
lebrarla!


Si éstos brillantes egemplos no bastan
todavia á vencer la escrupulosa resistencia
de usted, extienda siquiera la vista por el
dilatado campo de los empleados nuevos y'
viejos, y por los depositarios de la hacien-
da y de la confianza pública. Repare usted
en aquel prototipo de los pedantes antiguos
y modernos , y véale revestido de una igno-
rancia' á toda prueba, ocupar el asiento que
estaba destinado al saber y á la virtud.
ea usted la vista sobre aquel monstruo que


307
.ez.m nombre de tutor se apoderó del pin-
güe patrimonio de su- pupilo, reducién-
dole á morir de miseria 5 y haciendo per-
der el juicio á su desdichada madre. Pues
sin embargo, ese mismo puede diariamen-
te influir en la suerte de inumerabies fa,
millas: Vea usted esos bordados, á quien
sirven- de- comparsa unos desaforados bi-
gotes y pregunte á de su ropa, qué gé-
nero de proezas han- podido conducirle á
un ()Tacto tan eminente. Observe usted con
imparcialidad la conducta de aquel obis,
po :y .vea los medios por


• donde ha llega-
do á tan alta dignidad. Cualquiera hubie-
ra podido pronosticar, atendida su ignoran-
cia, su orgullo, su adulacíon , y sus bajezas,
que no habria pasado de los grados infe-
riores del clero ; pues sin embargo hay le
tiene usted dirigiendo, ó por mejor decir,
extraviando 'la opinion de los fieles de su
diócesis. Véale usted hacer la guerra á los
derechos de la nacion , é irritarse contra los'
que le-


quieren dejar expedito el uso de sus
facultades. Observe usted cómo vuelve sus
miradas hacia Roma, y cómo tiende sus
manos en busca de unas cadenas extran-
'Oras , con las cuales sabe él muy bien
que podrá oprimir á los incautos españoles.


20.




3o8
Todos .estos .: que he dicho, ya pudieran


abochornarse de presentar sus frentes de-
lante del público, y condenarse ellos mis-
mos á la obscuridad de una aldea, mas no
usted , que aguardando las órdenes de la
Corte hizo justamente lo que Iedictaba su:
honor y su conciencia. Bastante obsequio
se hace á las actuales circunstancias, con no
calificar rigorosamen te ciertas acciones que
con verguenza de la razon humana se citan
todavía con elogio ; pero no transijamos
por mas tiempo con el error , porque será
dar lugar á que los hombres confundan
enteramente las ideas de vicio y de virtud,
sin saber cuál es la reo de sus .respecti-
vas obligaciones. Olvidemos , si se quiere,
aquellos desgraciados tiempos -en que la de-
sercion de los destinos judiciales, fue un
título para los premios ; pero no contri-
buyamos por nuestra parte á qué tambien
se erija en virtud la infidelidad.


A Dios, amigo mio , queda de usted afec-
tísimo


El madrileño.


Ego nenuizen nomino : quare irasci mihi
nemo poterit , nisi qui de se ante volueriP
ea/Viten.


3og


Reflexiones sobre el estado actual de Francia.


La mayor parte de las observaciones que
presentamos al público en este artículo, son,
extractadas de la Carta á un elector , escri-
ta por el ex-tribuno Carrion Nisas. Sus con-
geturas sobre el resultado de las próximas
elecciones son muy á propósito para inspi-
rar grandes esperanzas á cerca del espíritu
que animará la próxima cámara de los di-
putados.


El partido aristocrático comete ahora en
las medidas que adopta , los mismos yerros
que cometió al principio y durante el curso
de la revolucion. Su táctica está reducida á
esta máxima : hagamos que perezca la revo-
lucion por sus propios excesos. Estos excesos,
que ellos provocan, les arrastran á la ruina;
y no hacen mas que mezclar algunos infor-
tunios particulares á los inmensos benefi-
cios que produce la tendencia general de
los acontecimientos y la fuerza invencible
de las cosas, para la gran masa de la nacion.
Todos se acuerdan de la insensata y feroz
alegría que mostraba los aristocratas al
principio de la revolucion, cuando la asam-
blea constituyente adoptaba alguna medida




Afx


izo
injusta ó inoportuna. El jubilo y ia demen-
cia llegaron al colmo , .cuando aquella céle.
bre asamblea , fatigada por las intrigas de
todos los partidos , -hizo la funesta declara-
cion que privó á sus miembros del.derecho
de reeleccion para la legislatura siguiente; y
pronunció en.esta .Sola frase la sentencia de
ostracismo contri la esperiencia y los talen-
tos de los únicos hombres que podian com-
pletar el bien reparar el mal. Todos los
buenos ciudadanos gemían ; pero los aristo-
cratas se alegraban , porque creian que la
influencia y los .sufragios populares serian á
favor de, ellos, no pudiendo ya recaer sobre
los-que : hasta :en toPees•. habian í dMgido tan
feliz.mentela revolucien. Sus esperanzasfue-
roacruelmente engariadaS. La historia con-
serva en páginas. de .saugrelas consecuencias
de aquel error.


Ahora los, resultados no serán los mismos:
porque el estado de la sociedad es muy dife-
rente.de lo que' se figura el partido retrogra-
do. Los ,aristoezatás,.átrincheradOs: en sus ga-
binetes, no conocen olresto de la nacion sino
por relaciones interesadas, pérfidas :ó servi-
les : por eso sus especulaciones


. .se: versan
casi sie,inprésobreliii: mündo ,itnaginário.E1
grande error que padecen en. el dia;; es el


31•
de persuadirse, que mas allá del pequeño
círculo en que se han encerrado, solo existe
una muchedumbre sin busto, sin ideas , fá-
cil de manejar á la baqueta; la cual desig-
nan con el nombre • de pueblo, tomado in
nzalanz partem, y mas comúnmente con - el
de populacho y canalla. 1\o ven, no . cono-
cen la clase media, innumerable , ilustrada,
dotada de virtudes y de patriotismo, y que
en el dia compone casi la totalidad de la na-
cion. Este error les movió á proponer en la
cuestion de la recluta del egército , la ley
del engache voluntario y pagado , sin consi-
derar que hace quince arios que no exis-
ten en Francia los elementos de semejante
modo de reclutar. Por el mismo error han
contado en la cuestion de las elecciones con
la formacion del colegio electoral de depar-
tamento ) en que se figuraban estar en .ma-
yoría , y con la de los colegios de distrito,
en los cuales creian tener numerosos clien-
tes. La inspeccion de las listas de electores
que ya estan impresas , les habrán déSenga-
riado ya:


Hay á la verdad algunos aristocratas en
los colegios de departamento ; pero en casi
todos su número es muy decididamente in-
ferior. Esta minoría es mas positiva en los




312
colegios de distrito, donde es mayor el nú•
mero de electores independientes. Por otra
parte los clientes se hallarán separados de
sus patronos, y por consiguiente muy dé-
biles. Supóngase por egemplo , que un co-
legio departamental conste de 400 electores:
mucho será, si los gefes aristocratas llegan
en él á 6o ú 80. Esta minoría no podrá au-
mentarse con favorecidos ó servidores : por-
que los otros 32o electores son propietarios
de bienes nacionales , enemig,os,


-.6 á lo me-
nos despreciadores de la influencia nobilia-
ria, ú hombres encargados de empresas de
comercio y de industria, que no les son fa-
vorables. Tienen, pues, que renunciar el im-
perio de los colegios departamentales , y si
no quieren perder su voto, han de adherir-
se á un partido constitucional.


No será su suerte mas brillante en los
colegios de distrito. Si no hay mas que tres
en el departamento (y este es el caso mas
'favorable á la


-aristocraéia), como habrá de
á 25 uNjs en cada. uno, lo mas que


podrán reunir- será 1 20 ' votos,, suponiendo
que cada ultra gane tres ó -cuatro


.
de reata.


Ahora bien : esto colegios' se compondrán
de roo electores , de los cuales muy pocos
dejarán de asistir á la eleceion por la grande


313
proximidad de los colegios. Esta es la esta-
dística exacta de las asambleas electorales
de este año.


En los anteriores , reuniendo entre ge-
fes y partidarios cerca de 400 votos, en la
capital del departamento , rizansiou de todas
las autoridades , si de 55oo á 5600 electo-
res', ,faltaban 3oo ó 400 por la distancia de
la capital , podian acercarse á la mayoría, y
tal vez obtenerla. Se ve, pues, que la ley
de elecciones , como estaba antes y contra
la cual han declamado tan furiosamente,
les era mas favorable que la que han soli-
citado.


El partido retrogrado, obstinado en des-
conocer el estado actual de la Francia , a-


/penas ve alguna agitacion en los espíritus,
empieza á predecir desórdenes, incendios,
latrocinios, matanzas; y sin embargo, la
animosidad de los partidos no produce ni el


. menor golpe , ni el robo del objeto mas des-
preciable. ¡ Cuánta dificultad costó á los ul-
tras de 5855 renovar en algunos puntos lo
que era tan frecuente en los primeros afios
de la revolucion! Porque en efecto, ya no
existe aquella especie de hombres incultos y
feroces, exasperados y embrutecidos por la
íniseria y la dependencia : los unos han




3 x4
muerto : el tiempo ha mucládp.á los denlas..
Las heces de la nacion desanárecieron : por-
que se. han incorporado ó en los egéreitos ó
en, las clases industriosas ; muchos son ya
propietarios ; y si claman á los sanscu-
lottes de g3, ubi es P respon-
deria. Los temores de los aristocratas son
tan infundados como sus esperanzas. .


Estas deben de ser muy robustas, si se
sostienen contra la inspeccion de las presen-
tes listas electorales. ¿Qué apoyo buscarán
ahora ? No se mudan'todos los dias las le-
yes fundamentales: porque el peligro de la
mutacion es cierto, y el éxito dudoso : ade-
mas , que sea cual fuere la alteracion , se
puede creer con mucha probabilidad , que
su resultado será copio el de la presente.


Es preciso que se convenzan de esta ver-,
dad: para obtener en la cámara una mayo-
ría decidida á favor de la aristocracia , no
queda mas-- arbitrió , que una tercera irrup-
cion de lioc..Oao bayonetas estrangeras. ¿Y
quién será el impío que desee: lo 'que no. se
puede obtener sino á tanto precio? Serán
muy pocos los monstruos (Pie abriguen se-
mejantes deseos : aun los mismos , que du-
rante 20 años, han solicitado la intervencion
del estrangero en nuestras querellas domés-


315
ticas , hoy gimen y se averguenzan de ha-
berla obtenido. Ademas que no se entien-
de bien; por qué la dinastía, que es una
institucto, ha de ligar sus intereses con los
de la emigracion , que no es mas que un
accidente. Cuando se censura á los emigra-
dos, se debe entender á los emigrados per-
seguidores y no á los proscritos. Los perse-
guidores pudieron ofrecer á un pretendiente
auxilios importantes.; pero convertida ya la
preténsion en posesion , el rey de Francia
no debe vengar, como decia Luis XII , las
injurias del duque de Orleans.


Un dilema indisoluble se presenta á los
ultras en el lamentable periodo de la emigra-
cion. O el rey Luis XVI publicó de buena
fe las proclamas, en que mandaba á los
emigrados que 'amenazaban su patria, vol-
ver á ser ciudadanos y súbditos tranquilos,
y en este caso no es posible justificar la .
pertinacia de los emigrados ; que fue tan
fatal á aquel príncipe; ó bien desmentia sus
proclamas públicas con -órdenes secretas: y
entemces 1 á cuán terrible . discusion queda
espuesta la memoria del desgraciado mo-
narca! Tan cierto es que nada es mas da- .
fi oso á los príncipes, ya vivos, ya difuntos,
como sus amigos interesados; porque estos




3t
los ciudadanos; olvídense las esperanzas de
los privilegiados, y entonces se•celebrará la
santa alianza del rey y de su pueblo, con-
tra la cual combatirán inUtilmente los ene-
migos del trono y los de la libertad. •


AN UN CI O S.


Hemos leido con gusto el discurso pro-
nunciado en la sociedad patriótica consti-
tucional de Badajoz el dia 9 de julio de es-
te año, por don Manuel de la Rocha, racio-
nero de aquella santa Iglesia. La claridad
Con qu'e expone las razones porque debemos
adherirnos sinceramente al actual. sistema
de gobierno, no depende solo de su lengua-
ge puro y correcto , sino mas bien de su
propia conviccion. Desearimos que su lec-
tura no se Jimitase al extrecho círculo de
una sola sociedad , sino que se difundiese
por todo el reyno para instruccion de los
ciudadanos.


Se luillard, en la librería de VILLARREAL,
calle de las Carretas ,y en la de Paz, frente
á las Covachuelas á 3 reales,,


3115
por sostener la dominacion y los bienes
que han usurpado, comprometen á cada
instante la seguridad del rey y la tranquili-
dad pública. Pero ya es antigua enferme-
dad de los palacios, ser preferida en ellos
la lisonja que encubre las pretensiones de
los cortesanos con el especioso velo del
servicio del príncipe .; á la verdad severa y
util , que solo halla la gloria y seguridad
del trono en la libertad y el bienestar de
los ciudadanos.


Ni el trono, ni el ministerio deben te-
mer á los que quieren y aman la carta
constitucional, que está en perfecta armo-
nía con los actuales intereses de la socie-
dad. Si tal vez se irritan los libérales, es
porque se les quiere privar de los bienes
presentes y de la seguridad de los futuros:


. que á no ser esto , volverian indudable-
men té á la pacífica tranquilidad que es el esta-
do habitual de los pueblos; cuando ni se les


.comprime ni se les amenaza. Si en este rno-
mento estan agitados, el modo de sosegar-
los es combatir las doctrinas de sus enemi-
gos. Sila , segun Montiesquieu, venció á
Mario, venciendo zi


• Mitrídates, enemigo de
Mario. Aclimátense en , Francia las garan-
tías que aseguren para .-siempre la suerte de




318


Ensayo sobre la Hacienda pública. Segunda
edicion, corregida y aumentada por el
autor. Se vende en la librería de RAZOLA,
I touzzi`o.cn. ,.8.`>, CG 7rs.


El rápido despacho que tuvo la prime-
ra edicion de esta obrita , prueba que fue
bien recibida del público ; y que no es uno
de esos mil folletos en que se habla de Ha7
cienda,.sin tener conocimiento alguno de este
ramo tan \vasto y complicado, y sin saber qui-
zá los . elementos de la dificilísima ciencia
en que se funda su teoría. No asi el autor
de la que.anunciamos. Instruido á fondo en
los grandes y luminosos principios de los
buenos economistas, y en la práctica de las
otras naciones, y apoyado en datos y calen-


seauros .en todo lo concerniente á p ues-
.


tro sistema de, rentas; propone con claridad,
sencillez y buena fe, sus ideas patrióticas so-
bre .las reformas, que pudieran hacerse en
cada una. de las. contribuciones que ya exis-
ten, y deberán conservarse., 11:creacion
de otras que pudieran añadirse para cubrir.


319
el presupuesto de gastos, sin tener que acu-
dir á empréstitos extrangeros. Las Cortes
han adoptado sin embargo este último me-
dio, porque han creido hallar en él menos
inconvenientes que en el aumento de algu-
nos impuestos y creacion de.. otros nuevos;
pero no por eso dejan de ser útiles y dignas
de consultarse las observaciones del autor
de este ensayo : porque no siendo posible
ni ventajoso recurrir , todos los anos á em-
préstitos extrangeros, acaso podrán adoptar-
se algunas de sus ideas en la próxima legis-
latura. De todos modos recomendarnos á
nuestros lectores la citada obrita. Su autor,
apro'vechándose de las reflexiones qúe al a-
nunciar la primera edicion hizo el ins-
truido y juicioso redactor de la Miscelanea,
ha hecho en esta segunda algunas adicio-
nes , .y ademas ha variado el presupuesto
de gastos , rectificando el contenido en la
primera.




32o
Historia del proceso de la Reyna de In-


glaterra , por T. Desquiron de St.
izan, publicada por cuadernos. El primero
se vende ya en la librería de Sojo , calle de
Carretas, y en la de la viuda de Ramos,
carrera de San Gerónimo : su precio 21
cuartos. Se publicarán los denlas sucesi-
vamente.


41" ENSOR 5
PERIÓDICO POLITICO Y LITERARIO.


N.° 17.


SÁBADO, 25 DE 1VOVIEMBRE DE 1820.


Iyorme y proyecto de un canal de navega-
clon y niego desde Sevilla ú Córdoba , pre-
'sentado al gobierno por el intendente ho-
norario de provincia DON JOSE AGUSTIN
DE LARRAMENDI , ingeniero comisario de
caminos y canales : aprobado por S. N.
en 28 de febrero de 1 81 9. Impreso en Ma-
drid en 1820.


canal del Guadalquivir, que en la
Memoria , extractada en nuestro número
anterior, solo ocupaba una - parte , aunque
muy principal , del gran sistema de nues-
tra na-Vegacion interior , es el objetó único
de la que analizamos ahora: La prosperidad
futura del reyno de Sevilla es el resultado ne-
cesario de aquella grande obra. La comüni-


Tomo 21




3
cacion abierta entre toda la falda de Sierra
Morena y Sevilla , y el riego de las vegas
del Guadalquivir convertirán aquella pro-
vincia tan favorecida ya por la naturale-
za, en un verdadero parayso. Nosotros no
seguiremos al autor ni en las operaciones
geodésicas, ni en los cálculos económicos,
en que funda su plan : nos contentarnos con
esponer el resultado de sus ideas, y las in-
mensas ventajas que se lograrán con.su ege-
cucion.


El primer proyecto de navegacion inte-
rior en Andalucía debió referirse natural-


. Inente á la habilitacion del Guadalquivir. Se
.conserva entre los habitantes .de sus orillas
la tradicion de haber existido -bajo la do-
rninacion árabe una comunicacion no inter-
rumpida entre Córdoba y Sevilla por me-'
dio del rio ; y que este utilísimo comer-
cio, reunido al sistema de regadío , que
aquella nacion entendia perfectamente , era
nan favorable á la poblacion , que las dos
!márgenes del Guadalquivir, en el dia tan
-despobladas , y por decirlo así, tan muertas,
presentaban el aspecto de una sola ciudad
desde Córdoba á Sevilla. Sea lo que se fuere


-de esta tradicion, lo cierto es que Antone-
..-li-, en el memorial que presentó á Felipe II


323
'en 1581 , trata de los medios de habilitar
la navegacion de aquel rio. En el siglo pa-
sado levantó el marques de Pozo blanco los
planos de su curso y márgenes con el mis-
mo objeto. El coronel de ingenieros D. Fran-
cisco Gozar, formó tambien un croquis del
curso del rio en el año 1 768 , estando en-
cargado de hacerle navegable el asistente
de Sevilla don Pablo Olavide (i). Ultima-
mente los ingenieros de egército don Die-
go Tolosa , y don Vicente Ortiz, levantaron
.otro . plano ; pero de ninguno de ellos cons-
ta . qu3 haya practicado nivelaciones , sino
don ;Carlos Leinaur, que hizo una .


nivela-
eion general y proyectó un canal navega-
ble slesae Madrid hasta Sevilla.


Ya .observamos en la analisis de la Me-


(.1 ) Nombre venerable y amado para los anda_
luces. A él se le deben casi todas las obras de uti-
lidad que existen en Andalucía : y aun mas se le
hubiera debido , si los fanáticos, reunidos con los en-
yidi osos ,.no lo hubieran .entregado al poder inqui-
,sitoyial , que .vengó sobre esta ilustre víctima todos
los bienes que Babia hecho , y que meditaba hacer
á la humanidad. Desde que Olavide abandonó los
negocios públicos , las ciencias ; las artes , la civili-
zacion , las obras públicas , todo volvió en Sevilla


la antigua apatía.
21.




324
monja anterior, que son muy preferibles
los canales laterales á los mismos ríos para
la navegacion interior. El costo de las obras
necesarias para dará la madre del rio el desni-
vel correspondiente, si se ha de navegar con
comodidad, es muy superior al de la cons-
truccion del canal. Desde Sevilla á Córdoba
hay 34 leguas de 20.000 pies : por consi-
guiente á razon dei pie por 4825 de longitud,
el desnivel entre aquellas dos ciudades debía
ser de 141. Ahora bien, desde la superficie
de las aguas bajas bajo el puente de Cór-
doba , hasta la superficie de las mismas
aguas en Sevilla, hay 3oz pies de diferencia
de nivel : luego es preciso ganar por medio
de presas la diferencia, que es de 16o pies:
y dando á cada una 8 pies de altura ( que
es mucho en un rio como el Guadalquivir),
serian necesarias 20 presas con sus corres-
pondientes esclusas desde Córdoba á Sevi-
lla. Ademas, la dificultad de establecer bue-
nos caminos de sirga en las márgenes de
aquel rio, que ya son barrancos muy altos,
ya playas movedizas , la tortuosidad varia-
Llé de sd'curso , las avenidas , y otras mil
causas naturales, que substraen el Guadal-
quivir al impurio del arte , exigen impe-


./ . , 05.aihente la construccion de un canal la-<1.1. --


325
feral. El de Lemaur debia al mismo tiempo
ser de navegacion y de riego, lo que le obli-
gó á llevar su trazado muy alto, y á empe-
ñarse en obras costosísimas , y que solo de-
ben hacerse en casos de estrema necesi-
dad. Tales son las minas que propone en
el barranco de los Ciegos, en las torrente-
ras del Picacho del cortijo del Sotillo de,
Rojas y - del molino de las Casillas.


El senor . Larramendl, acompañado de
don José Joaquin Pereira, teniente de la
real armada, individuo director de la com-
pañía del Guadalquivir, y del ayudante de
la inspeccion general de caminos don José
Azas , hizo un reconocimiento del Guadal-
quivir y de sus márgenes desde mas arriba
de Córdoba hasta mas abajo de Sevilla. En
él se fundan, todas las ideas de su proyec-
to, exceptuando algunas modificaciones,
que son resultado de reconocimientos pos-
teriores.


La derivacion del canal deberá ser á
orilla derecha del rio mas abajo del puen-
te de Córdoba junto á los muros de esta
ciudad. El canal deberá continuar por la
derecha hasta trina legua mas. arriba de Al-
modovar , y pasará á la izquierda medio le-.
gua mas abajo de la torrentera del Sotillo.




326
Esta direccion del primer trozo del canal
evita dos de las minas propuestas por Lemaur,
y si bien el riego no se estenderá á todas las
vegas de las inmediaciones de Córdoba,
gozará de este beneficio la parte llana del
término de Almodovar, que es al mismo-.
tiempo la mas importante. Este canal po-
drá comunicarse por el mismo rio con cual-
quiera Otro que viniese del interior hácia
Córdoba , haciendo que este terminase so-
bre la presa de Martos.


Siguiendo el canal por la orilla izquier.i
cla, se encuentra antes de llegar al Génil,
con una márgen de 200 pies de elévacion,
llamada >el Picacho, tan escarpado y cor-
redizo , que es imposible abrir en él , ni
aun la mas pequeña azequia. Lemaur pro-
pone una mina de 11 7o varas de largo se-
gun la direccion , que dá• á su canal : en
el del presente proyectó . , seria forzoso que
la mina tuviese 15oo varas.


El señor Larramendi , despUes de ha-
ber examinado la calidad del terreno, y la
naturaleza de las obras necesarias para abrit.
y conservar la fuina, calculó el costo de


,-y halló que ascendia á mas de 9 mi=
Eones, aun reduciéndola á la navegacion
de un solo barcó , y redUciendó 'á lá mita&


327
el canal de aguas: pues si se quiere conser-
var íntegro, como se necesita para. el riego
y navegacion , seria doble el costo. En es-
tos puntos, dice , vencida la dificultad de.
la mina, hay todavía muchas y costosísimas
obras que hacer, antes de alcanzar la par....
te llana de las vegas , como son puente pa-
ra un arroyo, un desmonte de 600 varas
por un ribazo muy escarpado... alcantarillas
y una pared casi continuada de sostenimien.:
to. Confieso que la primera vez que ví este
parage , me causó la mayor sorpresa ; por-
que no creia, que en las márgenes del Gua-
dalquivir hubiese semejantes escollos, y te-
nia la mayor satisfaccion , en que una per,
sona de la instruccion y juicio de don José
Juaquin Pereyra (r), me acompañase y viese.
estas dificultades tan poco esperadas."


Todas estas dificultades desaparecieron,
apenas estendió el genio sus miradas sobre
los parages que las ofrecia.n. El rio, lamiendo
la márgen del Picacho , forma un torno de


(x) Permítase al redactor de este artículo , maes-
tro y amigo del señor Pereyra, manifestar su satis-
faccion por los elogios que le tributa un hombre de
un mérito tan generalmente reconocido , como el
autor de esta Memoria.




328
cerca de una legua, cuyo istmo es de Sod,
varas. El. rio pugna por romperlo : con po-
co, que le ayude el arte , quedará en seco
la madre antigua, y podrá continuarse por
ella el canal , poi medio de dos terraple-
nes. El señor Larramendi vahía. en cerca de
dos millones el corte del istmo, y la cons-
truccion de aquel pedazo de canal con las
obras necesarias ; lo que produce un ahor-
ro de cerca de ocho millones sobre el pro-
yecto de construir la mina.


En el paso del Genil propone don Cárlos
Lemaur, que baje el canal al valle de aquel
río con una esclusa de. 25 pies de caida,
y que le atraviese por medio de una presa.
El, seiior Larramendi se opone abiertamente
'á. este proyecto. « En toda la Andalucía ba-
ja no se encuentra un terreno mas bien
cultivado, mas ameno y rico, que las huer-
tas de Palma, que se hallan á derecha é iz-
quierda de las vegas- del Genil, admiradas
de todos por la calidad y abundancia de sus
esquisitos frutos. Estiéndense desde Palma
hasta Ecija , á mas de una legua de distan-
cia; y está todo lleno de grupos de casitas
de hortelanos , donde los cultivadores viven,
en el centro de sus labores. Estos terrenos
se hallan tan sumamente bajos , que en las


329
grandes avenidas quedan en mucha parte
inundados. En cualquiera parage que se
construyese una presa de la altura conve-
niente á la que necesitan las aguas para la
direccion antes indicada de Lemaur, y aun
mas baja, necesariamente quedaban inunda-
das para siempre estas huertas hasta una
considerable distancia mas arriba ; y tratán-
dose ahora principalmente del fomento de
la agricultura, no parece razonable empe-
zar por destruir unas posesiones tan precio-
sas y estensas , que ademas de su inestima-
ble valor, deben servir de egemplos palpa-
bles , dignos de imitacion en los planes ac-
tuales por la situacion en que se hallan."
Por esta razon se determina á que el cana-
pase el Genil cerca de la Palma por enci.
ma de un puente construido sobre el rio;
obra conocida de los hidraulicos con el nom-
bre de puente-canal.


Desde allí seguirá en terreno llano, de-
jando á la izquierda la Madre de Fuentes,
y por la derecha del cortijo de Calonge vol-
verá á buscar el rio enfrente del barranco
de los Ciegos. Este paso es semejante en un
todo al del Picacho, con la diferencia de
que el torno del rio es de dos leguas , y el
istmo de 2000 varas, por consiguiente su




33o
corte es mas costoso; pero siempre mucho
menos, que la mina propuesta en aquel
punto por Lemaur. Se cortará , pues , el rio
en aquel punto, y el canal pasará por el
terreno de la madre actual, que quedará
en seco. Despues pasará por el cortijo de la
Rambla , y por los llanos que estan enfren-
te de Lora.


Desde este punto hasta Alcoléa dirigia
el señor Larramendi el canal por la orilla
derecha, cortando el torno de Alcoléa, co-
mo los del Picacho y del barrando de los
Ciegos; pero despues" de nuevos reconoci-
mientos, observó x.0 que el corte del tor-
no podria ser pernicioso á aquel pueblo,
junto al cual pasarla el Guadalquivir rec-
tificado con mucha fuerza : 2.° que ha-
ciendo una derivacion desde Lora por la
orilla derecha , no hallaba dificultades has,
ta Alcoléa, y podria unirse esta derivacion
con el canal , que debe venir de Córdoba,
en la misma Lora : 3.° que esta derivacion
de Lora continuada por Alcoléa, donde de-
be pasar á la orilla izquierda, hasta mas
abajo de Sevilla y de la embocadura del
G-uadaira , llenaba por sí sola dos objetos
importantes , y que harian esta obra suma-
mente útil, aun .cuando no se construyese


33x
el resto del canal desde Lora á Cc;rdoba. En
•primer lugar, las vegas orientales del Gua-
dalquivir desde Alcoléa , como son las de.
Brenes , de la Rinconada y la fertilísima de
Tablada mas abajo de Sevilla , tendrian el
beneficio del riego, y son precisamente las
que mas lo necesitan. En segundo lugar,
Lora, colocada sobre el Guadalquivir á la
falda de Sierra Morena, se convertirla en
un verdadero puerto de comercio para las
serranías de Aracena, Constantina y Cazalla,
cuya cotriunicaCion con Sevilla seria un
manantial inagotable de riqueza para aque-
llas fértiles móritanas, ademas de simplifi-
car estraordinariamente la comunica-don de
Extremadura tan importan te para el abasto de
trigo y carnes de lá capital de la Andalw!
cía. Estas reflexiones le hicieron alterar su
primer plan, le movieron á dirigir el canal
desde Lora . á Alcoléa por la orilla derechas
y á aconsejar, que el primer trozo que se
construyese de él, fuese el de. á Sevilla,


cuando menos, desde Alcoléa á Sevilla,
para empezar á gozar los frutos de este gran
proyecto en las mejoras, que produciria el
regadío en'los campos orientales del Guadal-


Otra de las ventajas mas importantes que




332
resultan de dirigir el canal 'de Lora á Aleo-
léa por la orilla dereelia, es ir casi pegado á
la Sierra en las dos leguas y media de dis-
tancia que hay entre estos dos pueblos. La
mayor parte de los materiales de construc-
eion y de los elementos' industriales se ha-
llan en la superficie y eri la falda de las mon-
tañas ; y la proximidad del canal, facilitan
do el transporte, disminuirá su precio en
los puntos mas convenientes para los esta-
blecimientos industriales , principalmente en


- Sevilla , centro natural del comercio inte-
rior del occidente de Andalucía.


El coste total de todo el canal es de
co mas de 73 millones, segun la evalua-
cion particularizada r sumamente exacta,
que hace el señor Larramendi. Manifiesta
sus temores de que obra tan grande no
tenga la suerte del canal de Aragon y de
otras semejantes, si se empieza por el prin-
cipio: desea ganar tiempo, gozar el fruto del
trabajo conforme se vaya haciendo, é insta
porque se comience el trozo de canal desde
Alcoléa á Sevilla : despues el de Lora á Al-
coléa , al cual ,


seguirá el de Córdoba á Lora.
• Este orden en que cree que debe cons-
'*truirse el canal, le ha sugerido nuevas
ideas que modifican el plan anterior. No


333
hay duda , que atendiendo á la utilidad, que
ofrece el regadío, es mas conveniente que
siga el canal la margen izquierda del Gua-
dalquivir desde Córdoba á Lora. A pesar
de esta ventaja, opina que si hay medio
para vencer ó evitar las dificultades que
ofrece el terreno desde Ahnodovar á Po-
sadas en la orilla derecha , ninguna clirec-
cion será comparable con la de dicha ori-
lla desde Córdoba hasta Lora.


«Para convencerse, dice, figurémonos mas-
truido el canal desde Córdoba hasta Aleo-
léa, al pie Y casi paralelo á la cordillera de
Sierra Morena , que ciñe al Guadalquivir,
abriendo una multitud de caminos de toda
especie, hasta de hierro, como ramales
á los diferentes puntos de las faldas é in-
terior de dicha sierra, que en su superficie
y entrañas encierra tesoros inagotables: fa-,
editarla el transporte de una multitud de
artículos de primera necesidad y materias
primeras á Sevilla y Córdoba , y daria oca-
sion al desenvolvimiento de infinitos ra-
mos de manufacturas utilísimos y desco-
nocidos hasta ahora: se establecerian fábri-




cas en las mismas márgenes del canal don-
de quiera que hubiese localidades ventajo-
sas, como sucede en los , canales de Ingla-




334.
terra: se znultiplicaria la poblacion rural
en un territorio, que á las vegas de gran
produccion une las ventajas de la frescura
y auxilios , propios de las montañas , con
una rapidez, que en vano se esperaria en
los llanos rasos, por mas progresos que
hiciesen los riegos ; y prolongando algu-
nos de dichos ramales de camino á lo inte-
rior de la Extremadura, abrirla un inmen-
so campo al tráfico y movimiento entre
.aquella provincia y los principales plintos
de todas las Andalucías. Estableciendo
barcos de pasage entre las indicadas ciur
dales de Córdoba y Sevilla , la suma co-
modidad y baratura para viajar hasta las
personas mas delicadas de ambos sexos, da-
rl ocasion de construir innumerables casas
de placer en aquellas incomparables faldas,
colinas y valles , que hallándose á diferen-
tes niveles y diversamente orientados, .ofre'
;ceo todas las modificaciones de temple para
.aclimatar todo género de plantas; y logran-
do unas vistas las mas variadas y encanta.
doras de la naturaleza, ofrecerían una morada ,
•de pura delicia la .mayor parte del año."


La obgeccion de la falta de riego, que
:baria entonces en las vegas de entre Cór-
doba y la Palma, se desvanece consideran-




.335
do, que la cantidad de agua


. que puede
.derivarse del Guadalquivir en Córdoba, no
alcanza á regar todas las vegas de su dere-
cha, y con mas razon, ni las de su izquier-
da, que son mas extensas: así, aunque el
canal se lleve por la orilla derecha, rega-
rá todo lo que puede regar ; que es á cuan-
to alcanza la ventaja de. llevarlo por la
izquierda. Ademas que las vegas septen-
trionales son de tan buena ó mejor cali-
„dad que. las meridionales, y generalmente
estan mejor situadas. Los campos mas im-
portantes de la izquierda, que son los
de Sevilla, quedan siempre regados con
el ramal occidental, que desciende desde
Alcoléa.


Otra obgeccion de mas entidad es que
para pasar á Palma y unir este canal con
el de Granada, que debe abrirse en las
vegas del Genil ., seria necesario un puente-
canal sobre el Guadalquivir, obra de un
costo extraordinario : pero debe advertir-
se, que al mismo tiempo se :ahorra el del
Genil y que en dos canales tan intere-
santes, como los que deben unir á Granada,
Córdoba y Sevilla., y otros puntos princi-
pales de Andalucía., no se debe reparar
en algun exceso de gasto para lograr la




336
perfección dei la obra y las mayores vente
tajas de que es capaz. Cuando los pueblos
empiecen á gozar los frutos preciosos de
la navegacion interior y de los canales ,de
riego, estas obras se multiplicarán, y el
sistema de regadío se extenderá aun á los
campos mas separados de las aguas que
los han de fertilizar.


No hemos extractado las sabias obser.,
vaciones del autor, acerca de los depósi-
tos que deben alimentar el canal, las for-
mas que este debe tener para que satisfaga
á un tiempo al riego y á la navegacion, la
pendiente necesaria ,de las aguas para im-
pedir que se estanquen con perjuicio de
la salubridad pública en el clima abrasa-
dor de la Andalucía, y para facilitar la na-
negacion hácia la parte inferior del canal,
y últimamente la figura de la pendiente
de la solera á fin de establecer una cor-
rriente de seccion constante en toda su
longitud.' Baste decir , que en toda la Me-
moria se ve en su autor un patriota celoso
de la prosperidad de su pays, un econo.,
mista ilustrado, un profundo matemático
y un ingeniero acostumbrado á emplear
útilmente todas las . circunstancias locales
del terreno en que opera.


337


gerzerales sobre la legislatura
de 1820.


En los números anteriores hemos pre-
sentado algunas observaciones sobre las
cuestiones legislativas mas importantes que


' se han ventilado en el Congreso nacional
durante las sesiones de este año; pero re-
ducidos -á los estrechos límites que permite
la 'parto destinada en nuestro papel á la
política interior, y no publicando mas que
un solo número por semana, ISel-4-lenios


michas
dar á ichas de nuestras 'ideas toda.


la extension que
.
pedian , ni tócíu todos


los asuntos que 'han tratado las
.C.C.,huS, ni


examinar . , como lo habíamos 'ofrecido, los
discursos pronunciados durante las discu-
siones. Para suplir, pues, esta necesaria
omision ., aprovecharémos el corto intérna-
lo que por esta vez hay entre la- legislatura
de este aiio y la del próximo ; y-en los tres,
meses que restan recorreremos rápida
mente todo lo actuado en la primera, afia-
diendo nuevas reflexiones á las ya indica-
das sobre varios de los decretos dados en
ella , 'y exponiendo nuestro dictamen sobre


Tomo nz.
‘ 22


Reflexiones




338
los demas puntos de que aun no hemos
podido hablar por las razones indicadas.
Pero antes ofreceremos á nuestros lecto-
res algunas consideraciones generales so-
bre el todo de esta memorable sesion.


Un volumen no muy pequeño seria . ne-
cesario si se hubiese de pintar enérgica-
mente el lamentable estado en que se ha-
llaba la nacion española cuando al renovar
en la ciudad de San Fernando el primer
grito de libertad, sacudieron sus hijos el
funesto letargo en que yacian, y revelando
al monarca la verdad que los aduladores
le hahian ocultado hasta entonces ; le hi-
cieron. ver que no habia otro camino de
salvar la patria que proclamar de nuevo
la Constitucion ya jurada en otro tiempo
y convocar con arreglo á ella las Cortes
generales de la monarquía. Pero ¿á qué
renovar tristes recuerdos ? ¿ á qué descri-
bir patéticamente dolencias que ya se ha
empezados á curar, y que son tan conoci-
das ? Baste decir en compendio que ya no
habia España, ya no existia esta numero-
sa familia que se llama naden española,
sino en cuanto' algunos millones de mi-
serables esclavos ocupaban todavía su sue-
lo tan favorecido de la naturaleza como


33g
Maltratado por su gobierno. Un clero en-
tre cuyos individuos nadaban en la opu-
lencia los ociosos, y eran generalmente
pobres los útiles operarios: un egércitO
con tantos generales y oficiales como sol-
dados, desnudos , hambrientos y mal pa-
gados por la mayor parte; una marina que
fue, un erario exausto, una deuda de diez
y seis mil millones, una porcion (le las
colonias sublevadas, el comercio parado,
los caminos inundados de salteadores, la


• industria inerte, la agricultura lánguida,
farraginosas é incoherentes rapsodias pre-
sidiendo en los tribunales con nombre de
códigos ., un . gótico sistema de instruccion
pública, la ciencia ó perseguida ú obliga-
da á esconderse y ocultarse, la Inquisicion
levantando de nuevo su insolente cabezal
resucitando el tormento y preparando las
hogueras ; el fanatismo y la ignorancia
insultando á la verdadera piedad y á la
ilustracion del siglo : el lujo de algunas
ciudades contrastando vergonzosamente con
la desnudez de las aldeas; el descontentó
en casi todos los ánimos ; el temor en casi
todos los corazones, la miseria pintada
en casi todos los semblantes , y perdida
hasta la esperanza de mejorar de situacion:


22.




34-.9
tal era el estado verdaderamente cadaV‘é"-.
rico en que habian puesto á esta desgra-
ciada nacion tres siglos de gobierno arbi-
trario , una invasion extrangera , y el-
errado sistema de los últimos seis años y
tan grandes los males á que las Cortes han
debido aplicar remedios eficaces luego que
felizmente se ha logrado que volvieran á
reunirse. Veamos, pues, si • estas han cor-
respondido enteramente 'á la esperanza de•
los ciAidadanos , si han hecho todo lo que
podian atendidas las circunstancias; y si lo •
han hecho de la manera mas ventajosa al .
interes general. Es innegable'ante todas co-
sas, y nos complacemos e' n reconocerle
y confesarlo, que los señores diputados
se. han mostrado todos sin excepcion ani-
mados del celo mas puro por la felicidad
de la patria, que ha reynado entre ellos
la.-mas constante armonía y buena inteli- •
geneia, que han trabajado con un ardor
increible y con una constancia infatigable,
y que en general han acreditado estar ador-
nados de las cualidades que exige el honroso
cargo de representantes del pueblo. Lo es
tambien que consultando acaso mas con
sus buenos deseos que con' sus fuerzas han
querido abrazar en esta primera legislatu.


34t
za la reforma general de los abusos , y ve-
rificar la regeneracion total del Estado,.
Pero tambien es cierto que con tan felices
disposiciones son muy pocas las leyes im -
portantes que se han dado en cuatro me-
ses de una larga. sesion diaria y muchos
Bias de dos; y que se ha consumido con
poca utilidad, mas de la mitad del tiem-
po. Como esto lo decimos, no por el necio
placer de censurar, sino con el laudable
fin (le que en la próxima legislatura y en
las siguientes se economice el trabajo y se
utilice mas el tiempo, indicarémos las cau-
sas que á nuestro juicio han contribuido
en la pasada á que el fruto de las tareas
del Congreso no haya sido proporcional
á la laboriosidad de sus individuos.


En primer lugar ya observamos en el
número 2.° de nuestro periódico que era
necesario variar en algunos puntos el re-
glamento interior de Cortes sino se quería
que estas malgastasen inútilmente un tiempo
precioso destinado á obgetos dela mayor im-
portancia ; y por desgracia no solo no nos
engañamos en nuestra prediccion, sino que
la legislatura entera., que acaba de con-
cluirse, ha comprobado nuestra asercion
mas completamente de lo que nosotros


y




342
mismos imaginábamos. x.° Digimos en4-
•onces y repetimos ahora , y repetiremos
eternamente mientras no se reforme esta
parte del reglaniento 3 que las Cortes
no deben oir ninguna peticion. hasta que
una comision encargada exclusivamente de
este trabajo la haya examinado , y la
presente analizada con su informe, para
que el Congreso no tenga mas que decir,
sí ó no. Las actas de esta legislatura son
buen testigo de que en cada sesion se han
gastado dos horas poco mas ó menos , en
oir textualmente peticiones, y en discutir
si se han de pasar ó no á una comision.
2.° Digimos entonces, y volvemos á decir,
que no debe haber mas que,


un dia á lo
mas en cada semana en el cual se decreten
en las dos prinieras horas peticiones reco-
nocidas ya, clasificadas, reunidas cuando
se versen sobre un mismo asunto, é infor7-
madas, por la ' comision. 3.0


Añadimos
ahora que esta debe estar autorizada para
descartar todas aquellas que son conocida-
mente impertinentes, ó no recaen sobre
obgetos de ,


la competencia del Congreso.
¿ Por qué én esté no se ha de hacer lo
que antes se hacia (no sabemos si todavía
se hace) muy juiciosamente en las secreta-


343
rías del despacho, y es que el oficial ma-
yor reconocia la multitud de memoriales y
pretensiones que diariamente se reciben,
y en una media hora cada mañana despa-
chaba un crecido número con solo poner
con iniciales al margen de las que no com-
petian á aquel ministerio, ó debian hacer-
se primero á otra autoridad, «acuda adonde
toca, use de su derecho", y á las que per-
tenecian á un expediente general ó á una
consulta pendiente, «únase á los anteceden-
tes"? Si asi se hubiese hecho con muchas de
las presentadas á las Cortes, ¿cuánto tiem-
po hubieran éstas ahorrado?


En segundo lugar, nos parece que el
Congreso se carga voluntariamente con
muchos negocios de los cuales pudiera des-
entenderse sin perjuicio de sus esenciales
atribuciones. 1.0 constitucion seiíala
sí Como la 1.a de sus facultades (art. 131)
la de «proponer y decretar las leyes, in-
terpretarlas y derogarlas" ; pero dispensar
de su observancia en algun caso á un par-
ticular no es derogarlas. Asi podrian las
Cortes , sin perder nada de su autoridad,
excusarse de admitir y decretar las solici-
tudes 'sobre dispensas ele años para gra-
duarse, conmutacion de unos por otros;




344
y varias otras gracias: ¿Qué cosa menos
decorosa para la representacion nacional
que descender á examinar y decidir si á
un cursante que ha ganado un aiio de fi-
losolia en el estudio de Santo Tomas, se le.
ha de pasar en Alcalá? Estas dispensas y
conmutaciones podria concederlas el claus-
tro de la universidad misma en que se
quisieren hacer valer, y á lo mas solicitar,
se ante el consejo de Estado, ya que este
ha sido subrogado en varias de sus
buciones al antiguo Consejo real y al de
la Cámara. Lo Mismo decirnos de las rela-
tivas á dispensas de edad para administrar
sus 'bienes, y otros semejantes, como sobre
tutorías etc.


2.° Tampoco deberian recibir las Cortes
en primera instancia , por decirlo así , las
quejas sobre'infracciones de la Constitucion.
Esta es una ley como cualquiera otra:. el es-
tablecerla, variarla, ó modificarla pertenece
exclusivamente á la representacion nacio-
nal ; pero una vez puesta en vigor, toca al
poder ejecutivo hacer que se observe en to-
das sus partes, y cuidar de que scan t.-,asti,
gados legalmente los infractores. Y solo en
el caso de que el querellante sobre excesos
de esta clase hubiese recurrido en vano 4.


345
los tribunales y al Rey , podrian las Cortes
tomar conocimiento del asunto para exigir
la resporislIbilidad del ministro que no hu-
biese cumplido con la obligacion que le im-
pone la Constitucion misma. Pero ¡ cuánta
distancia hay de este caso rarísimo y cons-
titucional á esa multitud de quejillas impor-
tunas con que diariamente se ha estado mo-
lestando_ y distrayendo la atencion del Con-
greso, en las cuales ya el vecino del maspe-
quelío villorrio grita contra su alcalde, ya este
representa contra el juez de primera instan-
cia; ya un ayuntamiento pide contra el gefe
político de su provincia, porque ha puesto ó
quitado un escribano , y todos claman que
la Constitucion ha sido infringida! ¿Y qué
diremos del militar que viene quejándose de
su gefe , ó del Rey nada menos ; de aquel
porque le arrestó justa ó injustamente , y
de este porque le empleado ó no, ó le
ha destinado á tal ó cual guarnicion? ¡Cuán-
to daríamos porque se pudiese borrar de
las actas del Congreso español la acaloradí-
sima sesion en que se debatió con tanto in-
terés, como si se tratara de la salud de la
patria , sobre si se debia hacer causa al mar-
ques de Castelar ! ¡Qué poco honor hacen
4 un cuerpo legislativo semejantes discusio,.




346
nes, y•mas si despues de haber este denla«,
rado que ha lugar á formar causa , lo cual
es lo mismo que declarar que el acusado ha
infringido la Constitucion (porque sino la ha
quebrantado,-claro es que no hay sobre qué
hacersela), viene luego el juez y falla, que
N. « no ha infringido la Constituciori! " ¡Qué
bochorno- para los legisladores , decirles á
rostro firme que ó no entienden la ley fun-
damental , ó escucharon en aquel caso par-
ticular la voz de las pasiones ! Pues esto en
suma quiere decir la sentencia que ha re-
caido sobre el ruidosísimo negocio que ha
dado lugar á estas reflexiones. Observaré-
nios con este motivo, que el declarar que
ha ó no lugar á la formacion de causa con-
tra tal ó cual persona determinada , sobre
tal ó cual accion suya, no puede competir
á un cuerpo legislativo sino con respecto á
sus individuos y á los ministros. Relativa:,
mente á estas dos clases de funcionarios,
se constituye entonces en)lo que llaman los
publicistas franceses Tury de acusacion , y
obra legalmente ; mas respecto de los dermis
ciudadanos no debe abrogarse semejante
facultad, si ya no es que quiere mezclarse
en las atribuciones del poder judicial , que
es cabalmente el que mas necesita de que


347
se le dejen libres, expeditas é independien-
tes sus facultades, y que de ninguna mane.,
ra se influya en sus decisiones, ni se le in-
dique siquiera la opinion que debe seguir:
que es precisamente lo que hacen los legis-
ladores declarando precisamente que tal in-
dividuo ha infringido la Constitucion.


En tercer lugar nos parece que llama-
das las Cortes actuales á construir un nuevo
edificio grande , magestuoso y regular en
todas sus partes, debieron lo primero for-
mar el plan y asentar los cimientos, y em-
pezar luego á edificar, sin quitar una sola
piedra del antiguo hasta que el nuevo es_
tuviese concluido. Esto quiere decir que así
que se . juntaron, debió nombrarse una comi-
sion que presentase un como bosquejo de
los puntos capitales en que ha de fundarse
el nuevo órclen de cosas , tanto en la `parte
administrativa, económica y judicial , co-
mo en la diplomática , militar , religioso; li-
terária y colonial ; y decretadas primero las
bases generales , nombrar luego cuantas co-
misiones hubiesen parecido necesarias para
trabajar en las leyes orgánicas relativas á
cada ramo. Así la eleecion de los' asuntos
no hubiera dependido de las proposiciones
aisladas de los diputados ; se hubiera tra-


e




348
bajado sistemática y ordenadamente., y 'MI
al acaso y de la manera incoherente é. irre-
gular que hemos visto. De no haberse se-
guido este órden metódico que indicamos,
ha-resultado que la reforma de dos regula-
res no se ha decretado sino porque al se»or
Sancho se le ocurrió hacer una proposicion
que dió lugar á tratar de ésta materia; la
del clero secular no ha llegado á tratarse, y
solo está bosquejada en la parte de los pár-
rocos : que la nueva organizacion del ejér-
cito y la ma.vina , no está tampoco mas que
delineada ; que los códigos estan remitidos
á otra época indefinida , y no se hubiera
comprendido entre ellos el de agricultura, si
no lo hubiere pedido un diputado inteligente
en este ramo; que sin el celo del que promo-
vió el expediente de mayorazgos, estaria en
vigor todavía tan funesta institucion, etc. etc.
Hemos dicho ya dos veces, y lo repetimos
tercera que todas las grandes reformas de-
ben ser simultáneas, y marchar de frente
como stíele decirse : porque en todo siste-
ma si es bueno, las partes estan tan intima-
mente enlazadas y dependientes entre sí, que
es imposible tocar á una sola sin que las
restantes se resientan del acierto ó falta de
tino con que se haya tocado la primera, Este


349
principio que és general y aplicable , así á
lds sistemas naturales como á los ficticios,
es tanto mas necesario en la regeneracion de
un Estado, cuanto que de no observarle re-
sultan necesariamente obstáculos , tal vez
insuperables al llegar á la ejecucion de me-
didas parciales y sueltas. Algunas pruebas
nos suministrarán los ministros al abrirse la
próxima legislatura relativas á N arias de las
disposiciones tomadas en la de este ario.


En cuarto lugar, estamos convencidos de
que la primera operacion preliminar para
las reformas é innovaciones que exige el ré-
gimen constitucional, debió ser. una nueva
division del territorio, por lo menos en la.
península ; y vemos con sentimiento que
aunque las Cortes lo han segtido así , la
operacion no está hecha todavía. Sin embar-
go no es tan dificil como se cree , porque
no se trata de una rigurosísima igualdad
geométrica en la• extension y vecindario de
las provincias , sino de la aproximativa que
basta para los 'usos civiles. Y aunque no ha-
ya un censo éxactísimo de la poblaeion, pue-
de suplir el último que tenemos rectificado
hasta el punto que alcancen las noticias re-
cogidas posteriormente. Hecha y piar teada
la division general' y en grande, fácil será.


ry




350
en los arios Siguientes, corregir y compete,
sar las desigualdades notables que aquella
ofrezca en algunos puntos. Ademas no en-
tendemos cómo las Cortes habiendo encar-
gado que se forme y presente el plan de
una nueva division, han ocupado alguna par-
te rD sus sesiones en aprobar la formacion
de nuevas provincias y division de partidos
para otras, y han dado oidor á las pretensio-
nes de los pueblos que pedian ser cabeza de
este ó del otro. A la comision que entiende
en la materia , y de una vez deeretarémos lo
conveniente, fue lo que debió decirse.


En ¿plinto lugar, somos de parecer que
no ha debido tocarse punto ninguno rela-
tivo al clero secular ni regular , tanto eh
órden á sus rentas, como al número de sus
individuos, sin haberse puesto de acuerdo
antes con la santa sede. No porque nosotros
desconozcamos el incontestable derecho.que
tienen las naciones para hacer sobre ambos.
puntos y varios otras de disciplina las re_
formas que crean necesarias ó simplemente
útiles; sino porque no siendo esta la opinion
de todos , y ni aun de la mayor parte si-
quiera de los ciudadanos, todo arreglo he,
cho sin anuencia de Roma encontrará gran-
des dificultades en la ejecucion, y nos ex,.


3r
pondrá tal vez á conmociones peligrosas. So-
mos enemigos declarados de los errores de
todas clases, para nada los creemos buenos,
no les daremos nunca cuartel; pero sabemos
tambien que en todo aquello que tiene el
mas mínimo punto de contacto con la ni-
miamente timorata y asustadiza conciencia
de los pueblos, es necesario no ya transigir
con sus preocupaciones siempre perjudicia-
les ( ninguna hay útil en ningun género ),
sino combatirlas con sus propias armas. Ya
estamos palpando los inconvenientes que
tiene el que la autoridad civil. proceda por
sí sola en asuntos de esta clase.


En sexto lugar , pensamos que asi corno
para las reformas profanas por decirlo asi
debió preceder la nueva division política y
militar del territorio ; asi tambien para las
que se rozan con cosas ó personas sagra-
das, debe ir por delante la nueva circuns-
cripcion de diócesis , la cual como ya insi-
nuamos en otra ocasion , deberá conformar-
se con la demarcacion civil de las provin-
cias. Sin este primer paso es imposible arre-
glar con equidad la dotacion (le los ministros
del santuario, ni distribuirlos en la propor-
cion que exigen las necesidades espiritúales
de los fieles. Uu sabio concordato, una bula




352
general que autorizase al gobierno , ó la
intervencion de un legado extraordinario
con ilimitados poderes, facilitarian la opera-
ción y las subsiguientes reformas. Cualquier
medio es bueno con tal- que estas se verifi-
quen ,,y para obtenerlas no hay que de-
tenerse en hacer algun sacrificio si fuere
necesario. El punto es de mas importancia
de lo que á primera vista puede imaginarse.


Nada diremos por ahora ni del proyec-
tado sistema de-hacienda, ni de cuanto se
ha hecho relativo á la deuda nacional
consolidación dele crédito público , ni del
empré-tito decretado ; porque nos propo-
nemos tratar de todos estos asuntos con
la extension que merecen. Solo observaré-
ros que el haberse mandado desestancar el
tabaco y la sal desde de marzo próximo,
no debiendo concluir el alío económico
hasta 3o de junio, nos parece una anoma-
lía inexplicable. Buenos ó malos ambos
estancos, ¿ qué inconveniente podia haber
en que durasen todavía cuatro meses ha,-
biéndolos tolerado la nacion siglos ente-
ros? Y al fin si desde de marzo se tu-
viesen asegurados productos equivalentes,
seria disimulable la precipitacion en deses4
tancarlos; pero dónde estan esos?


353
. Hemos hecho estas sumarias observacio-
nes generales sobre la legislatura de este
año ; no porque se nos , oculten las grandes
y gravísimas dificultades que presenta una
reforma universal-, sino porque á nuestro
juicio se han aumentado por el modo mis-
mo con que . se ha procedido á ella ,"y por-
que creemos que aunque se ha hecho alga,
pudiera haberse hecho mas, si se hubiese pre-
parado de otro modo el trabajo, y se 411-
biese simplificado, ordenado. y sistematiza-
do por otros principios.


Tomo ni. 23




354


NÁ9OLES Y SICILIA.


RCum protinus uti4aqiie telltts
tina fóret" VIRG.


Los bárbáróS'ad. septentrion no forma-
ron establecimierito's exila:parte meridional
de Italia hasta laHírivasion de -los longo-
bardos. Las incursiones de los'Visigodos-
bajo Alarico y Ataulfo fueron pasageras,
y la cesion de la Galia gótica hizo que se
dirigiese sobre España aquel torrente, que
amenazaba la cuna misma del imperio. Los
hérulos apenas tuvieron tiempo para apode-
rarse de Roma, cuando fueron extermina-
dos ó lanzados de Italia por los ostrogodos.
Las hazañas de Belísario y de Narses, ge7
nerales del imperio de Oriente, despoja-
ron á los ostrogodos de la mayor parte de
Italia; pero los lombardos sobreviniendo,
como herederos de tantos pueblos bárbaros,
sostuvieron una guerra de dos siglos con
los emperadores de Oriente, dieron el
nombre de Lombardía á la parte septen-
trional de Italia, establecieron la subor-


355
dinacion feudal, señaladamente en los pay-
ses fronterizos con los griegos, y,erigieron
en el reyno de Nápoles el ducado de Be-
nevento, (pie fue el centro de su potencia
en las provincias meridionales.


Pividióse entonces la Italia :en peque-
ños estados ó feudos, sometidos los unos
á los reyes : de Lombardía, los otros 4 los


,emperadores de Constantinopla. La guerra
entre unos y otros era perpetua, hasta


rque Cay19-Magno, gefe de la segunda di-
nastía de los . franceses, destruyó el reyno
.de : los longobardos , yse hizo dueño de
casi toda Italia, excepto algunas provincias
y ,


ciudades litorales , sobre las cuales con-
fiervó su dctminio el imperio ,de Oriente.
„Garlo-Magno transmitió t á sus :S'ucesores en
,el imperio de Alemania sus derechos al
, reyno de 4,00.


Los .,s,arricenos, señores en aquella


,i
época del Asia, del Africa y de la,ESpaña,
nvadieron la Sicilia, é infestaron las Costas


del reyno de Nápoles. Aqueilá isla
.se _haba ,conservado siempre bajo layro-
tecciondel imperio. Los s arracenos apenas


,;(lejaron en ella á los kmperiales
.mas que


ja plaza de ISIesina. El continente próximo
lo devastaban los griegos, los sarracenos, los


23.




356
longobardos de Benevento y los príncipes
feudatarios del imperio de Alemania. Las
espediciones de Oton el Grande compri-
mieron la ambicion de aquellos tiranos
subalternos ; pero apenas se *volvia el em-
perador á Alemania, volvia la guerra y
la devastacion.


Los normandos eran célebres en aquel
siglo por el establecimiento, que habian
formado en la Neustria , despues de de-
vastar el occidente marítimo de Europa, y
por la conquista de Inglaterra. Algunos
caballeros de aquella nacion, vinieron á
Nápoles á servir de aventureros en las per-
pétuas guerras , que asolaban aquel hermo-
so pays : el célebre Roberto Guiscardo, el
mas afortunado y atrevido de todos ellos,
conquistó la Pulla y la Calabria, se coronó
por duque de estas dos provincias, añadió
los estados de Benevento, Salerno y Amalfi,
auxilió á su hermano Rugero en la conquista
de Sicilia, de .donde fueron arrojados para
siempre los sarracenos é imperiales, libertó
la Italia de la invasion de los alemanes, y
llevó sus armas, vencedoras á la Grecia. Este
héroe fue el verdadero fundador del reyno
de Nápoles, aunque no obtuvo la investi-
dura de rey.


357
Esta fue la primer ocasion despues de


la ruina del imperio de occidente, en que
se vieron otra vez sometidas Sicilia y Ná-
poles á una misma nacion y á una misma
familia. Pero no gozaban de una verdadera
union. Las circunstancias, en que se ha-
llaban al tiempo de la conquista de los
normandos, eran muy diferentes. El régi7,
men feudal ,estaba mucho mas radicado'
en el continente que en la isla, libre hasta
aquella época de las invasiones de los
pueblos septentrionales. Fueron , pues, muy
diferentes sus costumbres, y por consi-
guiente sus leyes ; y solo el largo trans-
curso del tiempo pudo uniformarlas en los
siglos posteriores. Ademas no existia la
menor dependencia entre los estados de
Roberto y los de su hermano Rugero,
primer rey de Sicilia, como han querido
algunos historiadores. Giannone, diligen-
tísiino investigador de las antigüedades de
su pays, afirma que el gobierno de Sici-
lia se gobernaba con absoluta indepen-
dencia de los estados del continente.


Rugero, despues de extinguida la línea
directa de su hermano Roberto Guiscardo.,
heredó los estados del continente, y fue
el primero en quien se reunieron todas




355
las CónqiiiátaS de. los normandos: Poco.
des/Pues ObtriiVó dél SUMO p'entífibé; ia.
vestidura y él títidd de rey (k quo
traMiniti6 á Stis d'eSeendieniéS hasta la to-
tal extiriciori de sú fáiniliá y conquista de
sii rdyno los eikipera.dores de la


Siiávia. Illarifredo, bastardo de está:
familia, éxierfflina los príncipes legítifflós1
llena la Italia del terror dé s'U nombré, y
obliga al .stitilki pontífice para defenderse
,e-Ontra él I inVoCár el auiilio de Carlos de
.Anjou, Pkiricipé de la casa real de Vrancia , y
qiie tenia por sti inuger derecho á la corona
de' Sicilia. "tina sola batalla, én cine murió
lianiredd, despues de haber Hecho
¿;ioá dé valor, decidió de la suerte del
ie)yrio. 1..M hijos de Mánfredo perecieron.
Ine1Cadahálo, Y la familia de les angeVi
fzhs stieeditS á la de Stiavia.


Nadie ignoró la terrible vengo:ab. qué
Wabitátites de Sicilia éércieren sobre


Tos franceses 41.ie los d¿náiriábari. Está na-
-Cilb mal ProPiá 'Para éonqiiiátár qué para
conservar sus Conquistas , 'prinéiparmente


Són , lejánáS, Igualinenté odiados
en el 'COtitidl'ilie qué 'en la isla. Peró los
liVebloS de . Nápoles estaban Mas sorneticles
'á la iñfl`uericia de Franda. , y á la le Roma,


359
favorable entonces á los angevinos. La Si-
cilia protegida por las fuerzas aragonesas,
y menos expuesta á las invasiones de los
franceses,, se vengó de la tiranía con la
atrocidad, y se entregó á Pedro, rey de
Aragon. Esta es la primera vez que se
separó Sicilia de Nápoles , despues del
establecimiento d.efinitivo de la monarquía,
hecho en tiempo, de Rugero Guiscardo,
habiendo estado unidas por el espacio de
dos siglos. Despues de una sangrienta guer-
ra entre las. casas de Anjon y Aragon, cu-
yos intereses, se disputaban á un tiempo
por medio de la fuerza en la frontera del
Pirineo , en el .


Mediterráneo y en el me-
diodia de Italia, quedó la Sicilia á don
Fadrique, hijo de don 1) edro de Aragon,
merced al valor y á la pericia de los caudi-
llos y almirantes aragoneses y catalanes,
que le auxiliaron en esta guerra, y que
despues llevaron el terror del nombre espa-
ñol hasta las costas del Euxino y la cor-
dillera del Tauro.


Las dos Sicilias permanecieron
entre las dos familias rivales has:-


ta 1 440 , en que Alonso el magnánimo, rey
de Aragon y de Sicilia, se hizo dueño de
Nápoles mas bien por 1 ,fiterza de la pa.




ft+


36e•
lítica y 'de las armas, que por la adopcien
que hizo en él Juana II reyna (le Nápoles,
en la cual habian,


recaido todos los dere-
chos de los angevinos. Pero esta reunion
de las dos coronas no duró mas que su
vida. Por su testamento dejó la Sivilia á
su' hermano don Juan, sucesor en la corona
de Aragon , y el reyno de Nápoles á su
hijo bastardo don Fernando.


Todos saben que este reyno fue teatro
de la ambicion ,francesa y española y de
los prodigios militares de nuestro Gonzalo
Fernandez' de Córdoba, cuyas victorias lo
adjudicaron definitivamente al rey de Castilla
á fines del siglo XV. Desde entonces hasta
principios del XVIII fueron entrambas Si-
cilias patrimonio de nuestros monarcas: mas
no por eso estuvieron constantemente uni-
das. Gobernábanse por diferentes leyes, y
aun los gefes . . supremos, que enviaba la
corte de España con el título de virreyes,
eran frecuentemente dos, uno para Nápo-
les y otro para Sicilia.


Despues de 'la guerra de sucesion , se
'adjudicó -la Sicilia al duque de Saboya,
y el reyno de Nápoles á la casa de- Aus-
tria. Despues de la guerra pragmática se
dieron estados en Italia á los príncipes de


36/
la rama española de Borbon y ascendió
nuestro Carlos M'al trono de las dos Si-
cilias : de modo que la union íntima de
ambos estados solo' tiene de antigüedad
desde la mitad del siglo pasado. En la
guerra de la revolucion se ha deshecho
forzosamente aquel vínculo nuevo, y no
bien estrechado todavía : porque Sicilia por
su situacion, ha permanecido inaccesible á
las armas francesas, y ha ofrecido un segu-
ro asilo á la corte de Nápoles, cuando el
continente ha sido dos -veces invadido y
ocupado por los vencedores, y han sufrido
en su constitucion y gobierno todas las
vicisitudes que-la Francia quiso dictar.
. Mientras Murat ocupó el trono de Ná-
poles y lo gobernó con una constitucion
semejante á la del imperio •Trances, los in-
gleses que defendian la Sicilia con todo el
ardor que les inspiraban sus propios inte-
reses , dieron á aquella isla una constitucion
semejante á' la que antiguamente habia teni-
do, y que se parecia mucho á la de Ingla-
terra. A la verdad una y otra constitucion
desaparecieron cuando legítimo rey vol-
vió á ascender al trono de las . dos Sicilias;
pero los principios proclamados en estos
dos pactos , no contribuyeron poco á au-




362
mentar la divergencia de las opiniones é in-
tereses políticos entre la isla y el eon tinente.


La constitueion monárquica, dada por-
la Francia al reyno de Nápoles., tenia to-
dos los defectos que los publicistas. han
notado en la constitucion imperial que le
sirvió de modelo. Excesiva autoridad en el
gefe del estado, casi, ninguna, y esa poca
ilusoria en el cuerpo legislativo, y ninguna
garantía para las libertades públicas é in.-
dividuales , caracterizaron: todas las cons-
tituciones que dió Napoleon ; pero debe
observarse que el principio de la igualdad,
que fue el único respetado en Francia por
aquel hombre, se conservó en todas las
instituciones que procedieron de su cuartel
general. Muchos motivos pudieron incli-
narle á respetar la igualdad. Primeramente,
si estudiamos con atencion la historia de
la revolucion de Francia, veremos que no
tanto Se exaltaron los ánimos por el. amor
de la libertad como Por el odio á los pri-
vilegios: el nombre de aristocrata se em-
pleaba con mas frecuencia para proscri-
bir que el de realista; y en general mas
siente .un pueblo civilizado la desigualdad
que la opresion: porque esta se mira como
un infortunio 2\ y. aquella como una igno-


363
Asi es que los franceses, fatigados


de la libertad durante el decenvirato ja-
cobino, durante el régimen convencional y
directorial , aceptaron con ansia la especie
de despotismo militar que organizó Na-
poleon ; pero nunca hubiera podido sufrir
la desigualdad ante la ley. Para convencerse
de esta verdad, basta observar que Napa-
leon perdió muy poco de su opinion entre
los franceses cuando convirtió la repúbli-
ca en monarquía : la medida que irritó mas
contra él, fue la erección de títulos y ma-
yorazgos, y la creacion de privilegios , que
aunque no contrarios á la igualdad, podian
serlo con el tiempo. Decimos que no eran
contrarios ala igualdad, porque la legion
de honor, que abria entonces la carrerade•á
gloria y de las dignidades, no era patrimonio
de ciertas familias, sino de todos los hoin-
bres que se distinguian: y la igualdad exis-
te donde está abierto á todos el camino de
la ambicion.


Ademas de está razon de conveniencia
propia; tuvo Napoleón-otras dos muy po,.
derosas para respetar la igualdad. La pri#
mera se deducia de su sistema de invasio‘-
nes sucesivas. AVel :hombre necesitaba de
-
grandes cualidades y de grandes talentos,




364
que le auxiliasen en sus vastas y ambicio-
sas empresas. Nadie ignora, que el premio
y las distinciones son los móviles que pro-
ducen las grandes cualidades. Fue preciso,
pues , que ofreciese indistintamente á todos
sus súbditos la esperanza de conseguir las.
grandes dignidades , si quería sacar todo el
partido posible dé las ambiciones particu-
lares: porque la esperiencia enseña, que
acomete con mas osadía las grandes haza,
has el que ve despues de ellas el premio y
la gloria , que el que , acostumbrado desde
su niñez á los placeres y á las dignidades,
no necesita para gozarlas dei, mas trabajo
que el de respirar. La grandeza desmesura-
da de sus planes le obligaba, pues, á man-
tener la igualdad entre todos sus súbditos,
para que aspirando al premio, que no se
negaba á ninguno, contribuyesen todos.por
el interés de la tmbicion y de la gloria al
feliz éxito de sus empresas.


Ademas , Napoleon amaba la domina-
cion para egercerla el mismo ; pero no era
propio (le su carácter sufrirla en tiranos su-
balternos. Bien conocida es la expresion,
que dijo en Berliw despues de la . batalla de
Jena , hablando, de-. la aristocracia; prusiana
yo haré que todos estos nobles inmediatos in-


t\


365
dan limosna. No debia sufrir un hombre de
su temple


.


, que los pueblos estuviesen so-
metidos á otra tiranía que á la suya : así
no se observó durante el intervalo en que
egerció el poder mas absoluto , que cuen-
tan las historias , que ninguna de sus nu-
merosas instituciones tuviese la menor ten-
dencia á destruir la igualdad, que estable-
ció la revolucion, á erigir privilegios favo-
rables á un corto número y onerosos á la co-
munidad, ni mucho menos á crear tiranías se-
cundarias, que oprimiesen el pueblo y balan-
ceasen algun dia el poder del trono imperial.


Este espíritu de igualdad que se obser-
va en las constituciones consular é imperial,
pasó á las del reyno de Italia , del gran
ducado de Varsovia, y en general, á todas
las que se construyeron por el modelo de
la de Francia. Una de ellas fue la del rey-.
no de Nápoles: y los habitantes de aquél
estado, si no esperimentaron bajo su nueva
constitucion el beneficio de. la libertad , á
lo menos conocieron y apreciaron el mérito
de la igualdad política , fundamento de la


..libertad , que tarde ó temprano debe rey-
nar donde los ciudadanos son iguales ante
la ley : porque no siempre puede egercer
el poder absoluto un hombre como Na-




366
poleon: y en faltando el gran peso , con
que aquel usurpador comprimia los .espí-
ritus, se debía esperar que nadie se atreveria
-á sucederle, y que el principio de la igual-
dad produciría naturalmente y sin convul-
siones la •emancip.acion de los ciudadanos.


No fueron de esta especie las opiniones
políticas que la . constitucion de .Sicilia
:inspiró á los habitantes de aquella isla. El
espíritu aristocrático de la constitucion in-
glesa , -que ,en cierto modo fue .su tipo, :de-
jaba en su ser y A/igor 1Qs (antiguos


' .gios del clero y de la nobleza siciliana : y
-como estas clases privilegiadas : DO : eran en
Sicilia los anternurales-natos de lalibertad,
como lo han :sido en todos tiempos en la
Gran Bretaña , el pueblo aquella isla
ni gozó :de libertad, -ni de igualdad _duran-
te 'el efímero reynado de su nueva consti-
-tucion. Sancionados :en ella todos los abu-
sos antiguos , . erigidos los privilegios en
dignidades constitucionales , comprimida ó
,desconocidala ' libertad del pensamiento,-el
:pueblo de Sicilia no se constituyó,- y crió con
ia.mayor indiferencia la ruina, del sistema,
que parece que no .le • dieron sus aliados sino
por :el tiempo que (durase la : lucha: centra
-el temible dominador del continente.


No es .nucho , pues que -el primer
•grito de libertad que se ha nido en
el mediodia de Italia , haya resonado -en el
reyno .de Nápoles :donde la usurpacion
'labia :dejado ,elementos del sistema repre-
sentativo., y no en Sicilia , á .pesar de -que
esta (isla .era por su posicion, más propia pa-
ra sacudir.


el yugo ,
del poder arbitrario. Tam-


poco es de , estranar que -los sicilianos, se-
ñaladamente los habitantes 'de Palermo, ha-
yan -querido aprovecharse de la ,revolucion
de :Nápoles , para formar una monarquía
(independiente. No •se niegan á.. , adoptar una
constitucion : tampoco:se niegan -á ser go-
bernados por.el rey de Nápoles .: lo.que -Uni-
(eamen te: quieren es. substrallerse á la iníluen-
cia napolitana ; dejar de ser una provincia
-(6 .•apéndice -.del reyno continental , y
componer una .monarquía separada.


Es la nnion ,
de Sicilia al rey-


no de Nápoles,n o ha durado. todavía el tiem-
po necesario ;para • que sus intereses :se iden-


•..-tifiquen.- Tambien,es- cierto , que la separa-
eion (de : .ámbos estados durante un largo


• intervalo. en- lesprimeros anos de este..siglo,
,debido inspirar •á los sicilianos el deseo


lié la•independencia. Mientras ,Palermo fue
la mansion, delkey de las dos. Sieitias , la isla




368
tuvo una importancia política que ha debi- -
do desvanecerse al trasladarse la corte á
la ciudad de Nápoles. Tambien se puede
temer, que so atienda mas en la distrihu-
cion de empleos y dignidades á los habi-
tantes del continente, donde está la capi-
tal , que á los de la isla, considerada como
una mera provincia. Pero estos inconve-
nientes, que puede y debe evitar la política
ilustrada del gobierno, son de muy poca
importancia, en comparacion de las inmen-
sas utilidades que resultan á los sicilianos
de ;componer una misma nacion con los
pueblos del continente.


En primer lugar, la igualdad de lengua,
la proximidad , la frecuente reunion de ám-
-bos estados bajo un mismo soberano, y los
beneficios de la libertad que en breve hará
comunes á los dos la actual constitucion1
deben crear en la parte meridional de Italia
una potencia respetable , necesaria por una
parte para contener la piratería de los cor-
sarios berberiscos, y por otra para impedir
la demasiada influencia de las potencias es-
trangeras en los negocios de Italia. Si se se-
para Sicilia de Nápoles , estos dos estados
serán demasiado pequeños, demasiado fá-
ciles de subyugar. Reunidos forman un cuer-


369
po , que sino es bastante para inspirar ter-
ror á los denlas pueblos de Italia , es bastan-
te para auxiliarlos en la época, que no está
muy lejana , en que quieran substraerse á
la prepotencia de los soberanos del Norte.


En segundo lugar , la lucha actual de
los monarcas contra las ideas liberales pre-
cisa á los napolitanos á desplegar una gran
resistencia; y para esto es. necesaria la m'ion'
con la Sicilia. Desde que se ha sabido en la
isla, que su resistencia á la union era un
triunfo para los enemigos de la libertad., ha
cesado la oposicion, y las tropas napolita-
nas solo han tenido que sugetar algunos fa-
náticos palermitanos. En ambas Sicilias- no
existe •ya ninguna escision. Todas las fuer-
zas particulares se han unido para sostener
el interés general : y todas serán menester,
si el emperador de Austria se obstina en
obligar una nacion independiente á gober-
narse segun los principios de la corte de
Viena. Cuando está presente el interés de
la propia conservacion, deben Callarse las
pasiones particulares. Muy glorioso seria
para la Sicilia erigirse en nacion indepen-
diente; pero mas glorioso le será contribuir
á la libertad de Italia; y ademas la seguri-
dad mutua de ambos estados está cifrada en.


Tomo lir, 2\4




37o
su union. Con ella pueden aspirar á grandes
cosas : separados , ni aun podrán defender-
se. La formacion de pequeños estados li-
bres é independientes , es muy buena para
las repúblicas federativas , no para las mo-
narquías constitucionales, amenazadas por
monarquías absolutas.


La aptitud hostil del Austria y el con-
greso de Troppau ocupan en el dia la aten-
cion de los políticos. Nosotros nos limitaré-
mos á hablar de uno y de otro con respecto
á los temores ó esperanzas que deben ins-
pirar al reyno constitucional de las Dos-Si-
ajas , sobre el cual parece que ha de des-
cargar primero la tempestad, que caerá des
pues con dobladas fuerzas sobre los demas
pueblos libres. En vano el gobierno Je Ná-
poles., instalado el sistema constitucional,


',comunicó este acontecimiento á la corte de
Austria , y le dió explicacion de un artículo
secreto del tratado de 12 de junio dé 1815,
relativo'á los principios que debia observar
el rey de Nápoles cuando fue restituido á su
trono : en vano el príncipe de Cariati , el
duque de Gallo , el duque de la Serra Ca-
priola , el princípe de Cimitile , encargados
de misiones diplomáticas cerca de las gran-
des potencias del Norte, han manifestado la


37t
íntima union que reyna entre el rey de las
dos Sicilias y sus súbditos, y del unánime
deseo de consolidar la prosperidad pública,
y los derechos de la dinastía por medio de
un pacto constituciónal: •en vano los napo-
litanos seAan abstenido de represalias con
respecto á la legacion y á los cónsules aus-
triacos , por la manera irregular con qye los
agentes napolitanos han sido casi arrojados
del territorio austriaco : en vano los perió-
dicos de Nápoles se han abstenido de res-
ponder con acrimonia á los artículos inju-
riosos de los papeles de Viena : en vano en
fin , se han negado á tomar parte en los
negocios de los payses estrangeros , cuando
los mismos habitantes de Benevento y Pon-
tecorvo pedian como un insipe favor ser
agregados al reyno de Nápoles. El Austria
ha persistido siernpre eh la primer respues-
ta del príncipe de Metternich : á saber, que
la revolucion de Nápoles era obra de


' una •
faccion enemiga de los tronos y de las so-
ciedades.


El duque de Campochiaro, ministro de
negocios estrangeros en el reyno de las Dos-
Sicilias ha disipado victoriosamente esta
acusacion en su nota del primero de . octu-
bre dirigida al príncipe cle Metternich.




372
«Mientras mas se reflexiona , dice , sobré
esta frase (la del ministro austriaco) , me-
nos se entiende. Porque el rey , libre en su
palacio , enmedio de su consejo compuesto
de los antiguos ministros , ha determinado
satisfacer el voto universal de sus pueblos,
concediéndoles un régimen mas adaptable á
sus necesidades , mas conforme á las luces
del siglo, y que el mismo les hubiera con-
cedicld,zi no se le hubiese ocultado el deseo
público, ¿ cree el gabinete de Viena, que el
edificio social está minado en sus cimientos?
Cuando se ha proclamado solemnemente la
legitimidad de los derechos de la familia
reynante , cuando tiene ya por garantía el
voto universal de la nacion , cuando esta ha
manifestado desde el primer instante de su
mudanza política la veneracion mas profun-
da y la lealtad mas decidida al rey y á la
real familia, é se dice, que la seguridad de
los tronos está amenazada ? Cuando nadie
ignora que liemos respetado escrupulosa-
mente los derechos, la independencia y las
instituciones de los demas gobiernos , ne-
gándonos á intervenir en lós negocios de
Benevento y Pontecorvo , aunque estos do-
minios estan enclavados en el reyno de Ná-
poles , y aunque sus habitantes hayan diri-


373
gido al rey las mas vivas instancias para ser
agregados á su monarquía : cuando cum-
pliendoá la letra un tratado oneroso , pa-
gamos con la mayor exactitud al príncipe
Eugenio de Beauharnais los cinco millo-
nes de francos, á que nos habíamos obliga-
do en fuerza de las anteriores circunstan-
cias , se afirma que peligran las institucio-
nes actuales y la tranquilidad de los pue-
blos?"


«Felizmente estos hechos son tan noto-
rios , que el gabinete de Viena no ha podi-
do desconocerlos. Así es , que en las espli-
caciones confidenciales', que tuvo el prínci-
pe de Metternich con el príncipe de Cimi-
tile , nos ha atacado con otras armas , y
atribuyó á los carboneros los últimos suce-
sos de Nápoles. Examinemos esta acusacion
con tranquilidad y sin acrimonia."


« Cuando un partido arranca á viva fuer-
za alguna concesion , es natural que tarde
temprano se forme un partido de oposicion,
que llega algunas veces á adquirir el ascen-
diente de la faccion triunfante. En Nápoles
no hay el menor síntoma de disidencia.
Amor y lealtad al rey y á su dinastía, afec-
to inviolable al régimen constitucional, re-
solucion de defenderlo hasta la muerte, es-




374
ta es la profesion de fe de tocros los habitan-
tes de de las Dos-Sicilias , inclusos tambien
los palermitanos; pues su diferencia de opi-
nion se versa sobre intereses de menor im-
portancia... Las órdenes del gobierno son
respetadas : la justicia se administra con
exactitud : las contribuciones se pagan:
subsiste la disciplina del egército : la liber-
tad individual y la del pensamiento son
completas ; y si el celo escesivo por el bien
público causó al principio algunas aber-
raciones , estas desaparecieron á la voz fir-
me y paternal del gobierno. La eleccion de
los diputados al parlamento, que es el ter=
mómetro infalible de la opinion pública,.
basta á probar que el único deseo de• la'
nacion es el de su felicidad... Argumento
incontestable de que nuestra reforma po-
lítica no es obra de una facáon , es el ver
que no ha recaido la eleccion sobre los
primeros proclamadores •del . nuevo régimen.
Si una faccion hubiera sido la autora de la
.reforma , ¿ no hubiera . exigido que sus
.gefes apareciesen entre, los representantes




• de la nacion? pero nada prueba - mas bien
la libertad de nuestro gobierno , que: la
Moderacion con que ha:-permitido que la


.legacion y .los cónsules .
austriacos egereie-


sen sus funciones en este pais , al mismo
tiempo que se detenia á nuestro embajador
en Klagenfurt , y se despedía con muy po-
ca decencia á nuestro consul de Milan. Si
el gobierno de Nápol9s no fuese libre, si
estuviese dominado por una secta, cuyas
pasiones son siempre fogosas é indomables,
¿ hubiera podido contener los efectos del
orgullo nacional , justamente irritado con
semejantes tratamientos?"


Pasa despues á hacer una apología enér-
gica de la constitucion española, del dere-
cho que los monarcas tienen para conceder
á sus pueblos el pacto social que mas les
agrada ; manifiesta los justos 'temores que
debe inspirar la presencia de un egército
austriaco. en Italia , pide esplicacion de esta
medida, y concluye así: «El rey de las Dos-
Sici has .confia en las virtudes personales del
emperador , y espera, que el gobierno aus-
triaco , depuestas las preocupaciones que
ha concebido contra nosotros , renovará
los lazos de amistad, .que reunian antes los
dos estados. Pero si desgraciadamente no se
realizase esta esperanza, el rey .y la nacion
entera, resueltos á defender hasta la última
estremidad la independencia del reyno .y
la constitucion , que es la salvaguardia de


nIU




376
nuestros derechos , y el mas firme apoyo de
la monarquía legítima, estan prontos á se-
pultarse bajo las ruinas de la patria antes
que someterse á un yugo extrangero. El
egemplo de la resistencia heróica de los
españoles al despotismo de Napoleon nos
animaria : y si el gabinete de Viena tiene
relaciones verídicas de lo que pasa: en este
reyno, sabrá que no hay exageracion en
nada de lo que decimos."


Hemos estractado esta nota preciosa que
merece insertarse toda entera, porque hasta
"ahora es poco conocida ; nosotros á lo me-
nos n<3¿ nos acordamos de haberla visto en
ningun periódico. A la verdad , la corte de
;Viena no ha respondido todavía , ni ha to-
mado - resolucion definitiva , esperando sin
duda el resultado del congreso de Troppau.
Muchas causas pueden haber contribuido á
la especie de incertidumbre que reyna en
la diplomacia austriaca acerca de los nego-
cios de Nápoles:


.La primera de todas es la poca dispo_
sicion del emperador Alejandro 'á oprimir
con las armas el movimiento de Nápoles.
Es verdad que si las opiniones políticas y los
intereses de aquel soberano,Podrian incli-
narle á decidir en una guerra la gran causa


377
de la revolucion del mediodia de Italia,
consideraciones muy importantes deben a-
partarle de éste funesto arbitrio. Se ha di-
cho mil veces en los congresos de Viena,
Aquisgran y Carlsbad , y el mismo empera-
dor de Rusia lo ha repetido , que cada
monarca tiene el derecho de adoptar el gé-
nero de gobierno que mas le convenga
para sus estados y no seria bien visto que
contradigese en la práctica este principio
tan proclamado , con respecto á un mo-
narca que está persuadido de que no podrá
gobernar tranquilamente sus estados ; sino
establece en ellos el Sistema constitucional.
Tal es la situacion actual del rey de Ná-
poles : aunque la iniciativa del pacto que
lo une con su pueblo, no haya procedido
del trono , sin embargo está convencido
de la necesidad de adoptarlo ; y esto bas-
ta para que pueda mirarle como una ins-
titucion concedida por el monarca,, que es,
segun el mismo emperador de Rusia, el
caracter distintivo de las instituciones con-
servadoras. Ademas, el Austria, Invadien-
do con egércitos el mediodia de Italia,
adquiriria en ella una influencia, que la
Rusia no podria mirar sin celos. Solamen-
te en un caso permittria al emperador de


.0i




373
Austria desplegar en Roma y Nápoles la
antigua potencia de los Otones y de los Fe-
dericos : y es en el caso de que la corte de
Viena renunciase á la Galitzia, y consintie-
se en el restablecimiento del destruido
reyno de Polonia. ¿Pero la Prusia , la In-
glaterra y la Francia consentirian este au-
mento de poder, que desbarata el ,mal se-
guro equilibrio de la Europa? La Inglater-
ra no puede mirar con indiferencia el en-
grandecimiento de la Rusia, á la cual mira
como su rival actual en la dominacion de
la Europa. La Francia tiene al Austria por
su enemiga natural, y Ja Prusia pediria un
aumento relativo , que no podria dársele
sino á costa de la Sajonia. Pero estas ope-
raciones ambiciosas no podrian hacerse sin
grandes injusticias , sin despojo de los ac-
tuales poseedores; y nunca ha tenido la san-
ta alianza mayor necesidad de adoptar los
principios de justicia y de moderacion, que
cuando está vigilada por la opinion general
de los pueblos, cuyos intereses estan en el
dia ó atacados ó comprometidos por las
especulaciones diplomáticas. No es oportuna
la presente hora para despojar á los sobera-
nos , cuyos intereses se dice que quieren de-
fender : y es claro que el Austria no puede


379
entrar en ninguna guerra sin la permision


á lo menos sin la connivencia del gabi-
nete de Petersburgo..


Ademas el- emperado de Austria,ha re-
cibido varias cartas, originales del rey de
las Dos-Sicilias, en 7tue...este monarca ma-
nifiesta con energía su 'adhesion al nuevo
sistema, y sanciona y legitima las mudanzas
ocurridas en el gobierno de sus estados.
Estas declaraciones de' la union íntima en-
tre la nacion y su gefe desconciertan los
planes de los que se cubren , para obrar
ofensivamente, con el .protesto de defender
á un soberano aliado y de sostener su tro-
no. Es dificil enviar socorros á un rey,
cuando este declara que semejantes auxi-
lios son hostilidades; ni es conforme á los
principios de la santa alianza, que los so-
beranos legítimos hagan guerra á otro
soberano legítimo que les .


pide la paz y no
reclama su asistencia. Varía , pues , 7\el
estado de la cuestion : y si los monarcas
del Norte no juzgan que sus pueblos estan
en disposicion de admitir modificaciones
constitucionales , á lo menos no deben
creerse con el derecho de tomar las armas
contra un príncipe que ha tenido por
conveniente cimentar la legitimidad de


sis




38o
su dinastía en las combinaciones del sis-
tema representativo.


Estas consideraciones hacen muy difi-
' eil , muy injusta, y por consiguiente muy
improbable la intervencion de la fuerza ar-
mada entre el rey de las Dos-Sicilias y su
pueblo, cuando uno.


y otro, que no necesitan
de dicha intervencion , ni la quieren para
nada, han declarado solemnemente que
rechazarán la violencia con el vigor propio
de uná nacion libre. El Austria , que en el
congreso, de' Aquisgran quedó garante de
la tranquilidad de 'la Italia, no . ba visto
hasta ahora ningun -movimiento que per-
turbe la paz y buena armonía entre los
soberanos italianos; y si lleva la guerra
á aquellos payses, ella será la única que
trastorne el reposo que se obligó á conser-
var. Pero se dirá: «la revolucion de Nápo-
les es un acontecimiento que puede com-
prometer la paz de- la Italia." Es claro que
la comprometerá siempre que los napolita-
nos se 'vean obligados á sostener con las
armas su independencia. El primer caño-
nazo que se tire resonará en ambos emis-
ferios ; y este es uno de los grandes be-
neficios que debemos al sistema del .equi-
librio de Europa, regalado por una ria-


381
cion, que• es superior á este equilibrio,
porque sus medios de ataque y de defensa
estan al abrigo de toda invasion. Pero
aun cuando confesásemos que la revolu-
cion de Nápoles debia excitar la animad-
version •de los soberanos aliados, el minis-
terio austriaco no ,podria por sí y ante sí
decidir esta importante cuestion. Si no nos
engañamos , su resolucion es el obgeto
principal del congreso de Troppau; mucho
mas cuando la misma Austria al empezar
la revolucion en España , habia proclama-
do el principio de que solo un congreso
europeo debia decidir sobre la -opinion de
los soberanos acerca de aquel grande acon-
tecimiento. La aplicacion de este princi-
pio á la revolucion de Nápoles, semejan-
te en todo á la de España, .amortiguó el
ardor de las operaciones militares y de la
diplomacia austriaca ; mucho mas cuando
conoció que si otras potencias habian roto
sus relaciones con la corte de Nápoles, no
lo habian hecho sino por condescender
con la casa de Austria , y que Berlin y Pe-
tesburgo se reducian á una mera observacion,
como habian hecho , igualmente que el
Austria, cuando estalló la revolucion de la
península.




382
La situacion de la hacienda pública dá


tambien mucho en que entender á los mi-
nistros austriacos. Los preparativos militares,
que se hicieron con toda rapidez, estando los
almacenes desprovistos , han agotado el te-
soro. Muchos cuerpos llegaron á Italia muy
mal equipados, y como el papel moneda
austriaco no tiene valor en Lombardía , ha
sido necesario pagar-al contante el servicio
diario. Es verdad, que el primer libra-
miento de 20 millones de florines del em-
préstito hecho por la casa de lioschild ,
sacado al gobierno austriaca de los Orne-,
ros apuros. Pero el segundo, que debia
producir 37 y medís() millones, no ha po-
dido efectuarse á causa de los rumores y
preparativos de guerra, contra los cuales
no han podido sostenerse el crédito y la
confianza, mal consolidados todavía. Si el
orizonte político continúa obscureciendo-
se, si sobreviene un rompimiento, el papel
moneda, que- ya ha bajado considerable-
mente, quedaria sin curso ni valor : y un
gran número de casas de comercio , ya
austriacas, ya alemanas, que han especu-
lado con aquel papel, qucdarian arruinadas.
Las naciones germánicas, en las cuales no
hay una sola ciudad que no sintiese los


383
funestos efectos de 'este descrédito, se han
pronunciado con mas vigor que nunca
contra la política iliberal de los diplomá-
ticos, que quieren perturbar 'la tranquili-
dad de Europa.


El gabinete austriaco conoce todos estos
inconvenientes, .las noticias de Portugal,
y lo que el ministerio mismo ve y palpa
en Alemania , le convence de la necesi-
dad de reconocer los gobiernos constitu-
cionales, y de abstenerse de toda inter-
vencion en los negocios interiores de
un pueblo, que ni amenaza la independen-
cia de los demas estados, ni la tranquilidad
de que goza la Europa.


El conocimiento de estas dificultades
:obligará al congreso de Troppau á con-
tenerse en los límites de la moderacion y
de la justicia ? Se debe esperar qué sí,
siempre que los soberanos se desconfien
de los pérfidos é interesados consejos de
la aristocracia europea, que quiere conser-
var sus privilegios á la sombra de los tro-
nos, y que ve substraerse un nuevo estado,
en cada mes que pasa, al señorío feudal,
dominador en otro tiempo desde el Océano


d hasta el Volga , y desde Cadiz á Estokolmo.
Los aristocratas contarán la inmensa supe-




384
rioridad del Austria en poder, poblacion
y recursos militares sobre el pequerro reyno
de las Dos-Sicihas: las ventajas del régimen
absoluto sobre el constitucional para el se-
creto en la direccion de los planes de campaña
y la velocidad de las operaciones militares:
exagerarán el poder de la una potencia , la
debilidad de la otra; harán presente la ne-
cesidad de contener los malos eget-rpios,
sObre todo, en un pays tan vecino á la
Lombard ía.


Sin embargo, deben considerar los so-
beranos, que los napolitanos del dia son
muy diferentes de aquellos , contra quienes
pelearon. Championnet . y Bianchi. La que
entonces fue guerra meramente de poder,
seria en el dia guerra nacional. Napoleon
cometió un gran yerro, cuando creyó atacar
en tspai-ra al antiguo gobierno; y sus egércitos
pelearon sin fruto contra el pueblo espa-
ñol. Los que gustan de comparar las si-
tuaciones políticas , podrán decidir , si la
intriga será mas poderosa que el genio : si
los soldados de Mack y Schwartzemberg se-
rán. mas terribles• que los veteranos de Urna
y Austerlitz , y si lo que fue imposible á
Bonaparte , será fácil para Metternich. Aun.
hay mas : á pesar de la injusticia evidente


385
de Napoleon contra Esparia, entraba en los
planes de aquel usurpador mejorar las ins-
tituciones del pueblo que acometia , y tem-
plar el dolor del vencimiento con las ven-
tajas de un sistema mas liberal. La Espada
desechó con indignado ') las mejoras que no
porfia comprar sino á costa de la dignidad
nacional : conquistó entonces su índepen-1


despues ha sabido reconquistar su
libertad. Los napolitanos han comenzado
por-


la emancipacion interior que aun no
se Babia verificado en Esparta serán me-
nos fuertes los que peleen por la indepen-
dencia y la libertad , que los que pelearon
solamente por la independencia ?


Los que no se dejan deslumbrar de las
pasiones aristocráticas , antes de emprender
una guerra, como seria la de Nápoles, de-
ben examinar , no el número de los regi-
mientos y de los cañones , sino el espíritu
público , la energía y las virtudes patrióti-
cas del pueblo que quieren someter. Acuér-
dense de los prodigios militares de la Fran
cia libre, de los catorce egércitos , organi-
zados en un momento por Carnot


sepan


. (r) Algunos atribuyen á Robespierre esta grande
operacion ; pero no reflexionan que si un/ mino-


Tomo ni.
25




386
que no hay egército, pdt-ftierte que sea,
que valga tanto como la nacion mas débil.
El desfiladero de las Terniópilas , decia un
gran general, no se defiende con hacer fuego
en doce tiempos. En Nápoles no hay parti-
dos : allí todo está al nivel de la libertad,
como en Austria al nivel del despotismo:
no es posible que la corte de Viena forme
un plan de agresion contra un pueblo , en
que cada ciudadano pelea por sus derechos
y por la independencia de su pays. Las
mismas provincias septentrionales de Italia
que teme que se inficionen con las doctri-
nas constitucionales y la revolucion pací:
fica de Nápoles , sienten , aun mas que el
mediodia , el horror á la opresion y la
necesidad de ser libres. Si estan tan 'Impa-
cientes por arrojar el yugo , cuando la paz
lo hace menos insoportable, ¿no tratarán de
sacudirlo cuando una guerra obstinada y em-
prendida á favor del despotismo , aumente
sus innumerables calamidades con losrigores


.Tía fanática degollaba en París y en las capitales
de los departamentos en nombre de la libertad, la
mayoría nacional , celosa de su-independencia , Va
faba á las fronteras , bajo los auspicios de Carnet,
á defenderla contra los enemigos exteriores,


387.
del sistema político que oprime el' inn,te de
la Italia?Los italianos de Milan y de Venecia,


marcharán alegres contra los de Nápoles y
Tarento bajo los estandartes de los húnga-
ros y pancluros?


. Génevá y Turin , ¿ con-
sentirán en la ruina de sus amigos naturales,
para aumentar la grandeza austriaca ,.y eon-
sumar su propia servidumbre ? ¿Las guerrir
Has de la Calabria encontrarán mas difieul,
tad para sus movimientos en los desfilade-
ros del Apeninó , que las tropas. regladas
del Austria? La España , unida con Nápoles
por el doble lazo de la constitucion y de la
dinastía, ¿mirará"


. con indiferencia que se de-
claren ilegítimas á la faz de la Europa las
operaciones que han asegurado la libertad
de Nápoles ?


Solamente la moderacion y la justicia
imparcial de los soberanos puede preservar
á la Europa de una guerra desoladora. En
cuanto á la libertad del mediodia de Italia,
nosotros la creemos asegurada, siempre que la
union de los ciudadanos presente á los enemi-
gos 'una barrera , que aun despues de ven-
cida , se reproduzca de nuevo á cada paso.
Para esto nos parece necesaria la incorpo-
racion de la Sicilia. Los habitantes de esta
isla no conservarán por sí solos ni su


25.




388
bertad, ni su independencia : es demasiado
pequela, y está separada de los sitios en
que puede pelearse con esperanzas 'de vic-
toria. Las fronteras verdaderas de la Sici-
lia estar' en el Garellano y en los desfiladeros
del Abruzo. Entrambos pueblos reunidos
pueden presentar un total de combatientes
que obligue al Austria á pensarlo mucho
antes de emprender una guerra ofensiva,


389


"Algunas reflexiones sobre las ocurrencias de
estos últimos dices.


His ego gratiora'dietu alía esse seio.
• Lxv.


Si alguna vez ha presentado esta capital
un espectáculo. verdaderamente extraordi-
nario y que ha debido , sorprender á los ex-
trangeros que le hayan observado con aten.
cion , ha sido en los días, y por mejor de-
cir, en las tardes y primera parte de la no-
che del 16, 1 7


y 18 del corriente. Por una
parte la guarnicion sobre las armas, la mi-
licia nacional en actividad , guardias do-
bles, patrullas numerosas, gentío, agitacion,
gritos y arengas en la Puerta del Sol y sus
avenidas ; correr hácia la casa de la Villa,
el Palacio y el salon de Cártes ; la comision
permanente reunida en sesion pública , el
salon abierto , las galerías ocupadas ,
Ayuntamiento y la Diputacion provincial
deliberando juntos , correos que- vany vie- •
nen al Escorial, etc. etc. : y por otra, lo res-


tante 'de la poblacion en la mayor tranqui-
lidad, ni una tienda cerrada, ni un taller
abandonado, cada cual atento á su trabajo;




3go •
ningun exceso, y ninguna desgracia, aun
en los sitios de la concurrencia : fenómeno
por cierto singular, y que acaso no podrá
verificarse en la capital-ele ninguna otra na-
cion ; pero cuya explicacion no es dificíl,
atendido el carácter español , y las circuns-
tancias y motivos de esta conmocion pasa-
gera. Nosotros ignoramos las ocultas y sin
duda poderosas razones que las autoridades
hayan tenido para obrar ostensiblemente
como,


lo han hecho ; respetamos su secreto,
y reconocemos su zelo ; pero no podemos
menos de recordar al público con este mo-
tivo los principios constitucionales que de-
ben tenerse siempre á la vista en ocurren-
cias semejantes , si se quiere conservar el
orden, y evitar la anarquía que es el mayor
de todos los males.


El artículo . z68 de la Constitucion de-
clara que « la persona del Rey es sagrada é
inviolable " ; y nosotros preguntamos, ¿si
en general se tiene bien entendido lo que
en el gobierno representativo valen y signi-
fican estas enfáticas palabras ? Teníamos
creido hasta aquí que explicándose en tan-
tas partes la Constitucion , hablándose tanto
de ella, habiéndose publicado tantos comen-
tarios, catecismos y libros para facilitar su


39i
inteligencia, y llamándose todos á boca lle-
na constitucionales, no habria uno que no
supiese lo que quiere decir aquel importan-
te artículo ; pero vemos que por desgracia
hay todavía muchos para quienes las signifi-
cativas y nada obscuras voces en que está
concebido, son meros sonidos, vacíos de todo
sentido. Se hace pues preciso aclararlas en
favor de los ignorantes, ya que los sabios no
necesitan de nuestras explicaciones. En un
rey constitucional hay dos personas, la fi-
sica y la moral. La física es el individuo Car-
los, Luis, Enrique, que'tiene las mismas
necesidades y potencias que los lemas hom-
bres, que como todos ellos tiene virtudes,
debilidades y acaso vicios; talento mas ó me-
nos despejado , é instruccion mas ó menos
extendida ; y que en su vida privada obra
como obraria otro cualquiera, dadas todas
las circunstancias que en él concurren. La
moral es un magistrado abstracto , y si se
quiere, anónimo (aunque su nombre se
ponga al frente de las actas para mayor for-
malidad ), que sanciona las leyes, si la Cons-
titucion le da este derecho, expide los de-
cretos y aprueba los reglamentos necesa-
rios para su ejecticion , y nombra todos los
oficiales públicos cuya eleccion le está co-




39,2
metida por la ley. En cuanto á las acciones
de la persona física, es decir, del individuo
N., considerado corno tal, es este tan sagra-
do ante la ley, que esta jamas sabe lo que
hace, ni se le puede reconvenir ni citarle en
juicio, ni someterle á ningun tribunal , ni
impbnerle -pena alguna ; solo en el caso de
que su conducta privada llegase al último
extremo de irregularidad , abandono y cri-
minalidad , se supone que sus facultades
mentales están alteradas ; y entonces toda
buena constitucion tiene prevenido lo que
debe hacerse para atender al gobierno del Es-
tado, sin faltar en un ápi«e al respeto de-
bido á la persona material que se halla re-
vestida de la suprema magistratura. En ór-
den á las acciones de este gefe suliTmo,
en cuanto obra corno tal, es decir, en cuan-
t e«erce los actos de autoridad anejos á su
magistratura ; ó lo hace observando las fór-
mulas prescritas por la constitucion , ó no.
Si las observa, él nunca puede ser responsa-
ble de semejantes actos, por mas injustos, ar-
bitrarios y perjudiciales que se quiera supo-
nerlos : la responsabilidad recae sobre aque-
llos agentes subalternos, á quienes la cons-
tititucion se la haya impuesto. Si en ellos
no se han observado las fórmulas constan-


3g 3
cionales , está igualmente el Rey tan lejos
de ser responsable, que ante la ley semejan-
tes disposiciones no solo no existen, sino que
se ignora hasta que han existido: son nulas
de hecho , nadie debe obedecerlas, y el úni-
co responsable en cuanto á ellas sería el
que las obedeciese. Estos principios son
claros, sencillos é incontestables, y están
expresamente consignados en nuestra Cons-
titucion, ,


cuyos artículos 225 y 226 dicen
textualmente : « Todas las órdenes del Rey
deberán ir firmadas por el secretario del
despacho del ramo á que correspondan ; nin-
gun tribunal ni persona pública dará cum-
plimiento á la orden que carezca de este re-
quisito. «Los secretarios del despacho se-
rán responsables á las Cortes de las órdenes
que autoricen -contra la Constitucion ó las
leyes, sin que les sirva de excusa haberlo
mandado el Rey." aquí el complemento
y la explicacion del artículo 168, que decla-
r a sagrada é inviolable esta persona ; y lo
que es mas , he aquí la razon por la cual do..
be serlo, y lo . es necesariamente en las mo-
narquías constitucionales.. En estas el mo-
narca en cualquiera de sus operaciones man-
da, ó no manda , algo relativo al gobierno.
Si no manda nada de esta especie, es un


ira




3g4
particular, sobre cuyas acciones privadas la
ley cierra los ojos por razones de convenien-
cia pública. Si lo manda, ó lo hace legal-


. mente, ó no. En el primer caso , hay está el
secretario rcfrendantc que responderá de lo
contenido en el papel oficial, 'cualquiera que
sea la denominacion que tenga en el formu-
lario , es decir, sea reglamento , decreto, or-
den, nombramiento, instruccion ó lo que.
fuere. En el segundo, se supone no manda-
do, no se obedece; es como sino se hubie-
se escrito. Y bien, qué consecuencias se de-
ducen con todo rigor geométrico de es-
tos inconcusos principios? Las siguientes:
1.a En una monarquía constitucional jamas
se toma legalmente en boca el nombre del
Rey sino para tributarle .los homenages de
respeto y veneracion que la ley autoriza; y
jamas se dice bien, tratándose de-actos pú-
blicos , el Rey Iza hecho esto ó aquello, sino
cuando está hecho constitucionalmente : en
otro caso no sólo se ignora, sino que no
puede ni debe saberse : y el que revela ta-
les actos inconstitucionales , quebranta la
Constitucion , porque esta no permite publi-
carlos. 2.a Ni el cuerpo legislativo , ni nin-
guna otra autoridad sabe jamas legalmente
lo que hace el individuo físico llamado Rey,


395
sino en aquellos casos en e que la Constitu-
cion les concede la inspeccion sobre tal ó
cual accion suya determinada. Por egempló,
en nuestra Constitucion se previene (art. 172,
restricciones 3.a y 12:a


) que el Ikey no sal-
ga del reyno, ni se case sin obtener antes
el consentimiento de las Cortes ; y he aquí
las únicas y bien determinadas acciones de
su vida privada , (lelas cuales puede el Con-
greso tomar conocimiento legalmente. So-
bre las restantes , se excedería de sus facul-
tades, si se le tomase pública y sólemnemen-
te , y como suele decirse, de oficio. Los in-
dividuos del cuerpo legislativo, los que ocu-
pan los ministerios , ó egercen autoridad; y
lo que es mas , los simples particulares pue-
den y deben , si tienen ocasion y medios,
aconsejar al Rey en todas aquellas acciones
privadas que pueden tener alguna influen-
cia sobre los negocios públicos de cualquier
modo que sea : pueden emplear secretamen-
te todos los medios-. que crean oportunos
para contenerle en sus extravíos, ó para se-
parar de su lado las personas cuyo influjo
pueda ser perjudicial : pero representar de
oficio , y menos publicar sus exposiciones,
no es obrar constitucionalmente. He aquí
las reglas teóricas para obrar de un modo


1




1


396 .
legítimo en las monarquias constitucio-
nales, cualesquiera que sean las ocurren-
cias que puedan sobrevenir. En todo lo
relativo á la vida privada del Rey ,
que no tenga relacion con los negocios
públicos, es su persona. tan libre é inde-
pendiente, como la de cualquier ciudadano


- en las cosas indiferentes, y sagrada en aque-
llas en que todos los ciernas pueden ser re-
convenidos. En todo lo que sin ser acto de
autoridad, puede no ser indiferente para
el bien público y mejor gobierno del Esta-
do, la persuasion, -él ruego, los consejos,
exposiciones secretas é individuales para
apartarle del' mal cairino : estos son los
medios que pueden emplearse legítimamen-
te, los cuales no dejan de producir sit
efecto ,á no suponérsele en un •estado de
demencia , en cuyo caso la constitucion
debe prescribir ( y la nuestra asi lo hace)
el remedio conveniente. En los actos pú-
blicos inconstitucionales, la persona ó cuer-
po á quien van dirigidos, los enviará sin
decir nada á nadie, al ministro á quien
corresponda el negocio sobre que se versen,
para que se rectifique la informalidad, si es
efecto de algun descuido, G se recoja si
hubiese sido cometida á ciencia cierta. En


397
los constitucionales no hay que decir: ya se
sabe lo que ha de haberse: exigir si ha lugar
la responsabilidad al ministro 'que refrendó y
autorizó el papel oficial que los contiene. Su-
tilícese cuanto se quiera; supónganse las ocur-
rencias mas extraordinarias é imprevistas;
siempre se puede hacer frente á todo sin faltar
á estas reglas. Se recibe una orden, un
nombramiento, no refrendados por el se-
cretario del ramo : no se obedecen, se le
envian á este, y se calla. El nombramiento
ó la orden vienen en . regla; péro su cum-
plimiento y su egecucion pueden . tener
graves inconvenientes : se hacen presentes
estos, antes de pasar á darles cumplimiento.
Insiste el ministro (porque en •este caso
ya nada hay que hacer con el Rey), se da
parte á las Cortes, ó á su diputacion , si no
estuviesen abiertas, para que tornen las
providencias oportunas. Pongámoslo en el
extremo : el Rey sin -dar órdenes públicas,
legales ni ilegales, conspira en secreto
Contra la seguridad del Estado ,- la cons-
titucion que ha jurado : una de •dos , ó los
ministros son cómplices, ó no. Si lo son,
causa al instante, y comprobado el hecho,
el castigo que la ley señale. Si no lo son,
que dejen el ministerio, y ya quedó 'el




398
hombre llamado Rey, sin poder hacer nada
y con las manos mas atadas que si se le
hubiesen puesto cadenas. Él podrá mandar
extrajudicialmente, por decirlo así; pero
nadie le obedecerá, y si alguno le obe-
deciere, caerá al punto bajo la cuchilla de
la ley. Se entiende , si lo que se 'llama la'
masa de la nacion está por el régimen cons-
titucional : si los representantes del pueblo,
los gefes militares, civiles, y denlas auto-
ridades superiores , son fieles á su juramen-
to, y si los militares y empleados subal-
ternos , y los denlas ciudadanos en ge-
neral estan. prontos á sostener la causa de
la libertad. Si asi no fuese, habrá una
.guerra civil, y triunfará el irías fuerte. He
caqui en teoría todos los casos posibles. La
aplicacion á lo pasado y á nuestra situacion
actual , hágala el que guste. Nosotros nos
Abstenemos de ello, porque no escribimos
para zaherir ni censurar á personas deter-
,minadas,' sino para ilustrar al público me-
nos instruido ; y para hacer sentir que en
situaciones extraordinarias, es . cuando se
necesita de mas tino y mas prudencia en
los que .estan al frente de los negocios. Sa-
bemos que la verdad es mal recibida de
las pasiones , sobre todo cuanetw estan


exaltadas y exasperadas; pero sabemos tarn-
bien que en estos momentos es precisa-
mente cuando el buen ciudadano debe
hablar. 01. lenguage de la razon, aun á cos-
ta de ofender los cosquillosos .oidos de la
sensibilidad irritada. Pasará la efervescen-
cia, y se hará justicia 4. su celo y á :su
valor.




400
Erratas sustanciales en el número


de este periódico.


Pág. 244, dcspues de la línea 4, falta este
epígrafe: Segunda enseñanza; y en la li-
nea 5, donde dice esta escuela secundaria,
léase estas escuelas secundarias.


Pág. 245, línea -lo, indiferentes, léase'indi-
gentes.


Pág. 26o, línea penúltima, despues de las
palabras plan curativo, falta la de interno.


Pág. 260, lín. 8, exigiesen léase erigiesen.
Pág. 266, lín. 7, `aplicada léase explicada.


EL Cin,iNSOrt,
PERIÓDICO POLÍTICO Y LITERARIO.


N.° 18.
SÁBADO, 2 DE DICIEMBRE DE 1820.


EXAMEN GENERAL DE LA LEGISLÁZUB..1.
DE 1820.


SESIONES DE JULIO.


Memorias presentadas por los ministros.


NUMEROS X. y 2.°


Estando prevenido en los decretos de 8 de
abril y de setiembre de 1813, dados por las
Cortes extraordinarias, que en los primeros
días de las sesiones del Congreso nacional,
le presenten los secretarios del despacho la
exposicion dé los negocios concernientes á
sus - ministerios, dándole cuenta del estado
de la nacion, cada uno en el ramo que le
pertenezca ; se presentaron en efecto en las
sesiones de II de julio y siguientes las


TONO un




402
correspondientes á esta . legislatura, sobre •
las cuales no pudimos hacer observacion
ninguna cuando hablarnos de lo actuado
en aquellos Bias , porque aun no estaban
impresas. Y aunque pasado tanto tiempo,
perderán ya mucho de sus intereses las
que vamos á ofrecer á nuestros lectores;
no queremos sin embargo omitirlas, porque
hay entre ellas algunas que todavía pue-
den merecer alguna atencion , y no ser del
todo inútiles para lo sucesivo. Recorrere-
mos las exposiciones ministeriales por el
orden con que fueron leidas al Congreso,
que es el mismo con que estan enumeradas
en la Constitucion las siete secretarías del
despacho.


Num. Memoria leida por el señor se-
ereta.zio de Estado. Secretario de relaciones
exteriores , ,ó de negocios diplomáticos,
ó simplemente secretaria del gabinete: •
cualquiera de estas denominaciones seria
mas significativa y exacta que la de secre-
tario de Estado , tomada del antiguo ré-
gimen, Secretarios de Estado lo son todos
los ministros. Ademas, desearíamos que se
desterrase del lenguage constitucional la
palabra secretario , tratándose de los mi-
nistros. Este último título, ya tan autoriza4.


403
do por el uso , es el que conviene á. las
personas que el rey escoge para que bajo
Su direccion Suprema


administren el Estado
y para agentes suyos, por decirlo asi. Estos
individuos no son secretarios en la acep-
cion legal de la palabra, porque no se li-
mitan á escribir ó hacer escribir las reso-
luciones del rey. En este caso, no serian


que
respo


nsables si habían escrito fielmente lo
se les hubiese dictado. Son verdaderos


delegados, ,
en los cuales deposita el rey


una parte de su autoridad, y por consi-
guiente deben responder del uso que hi-
'cieren de esta porcion de poder que les
está confiada. El título que acaso cuadrara,
mejor con sus atribuciones, seria el de di-
rectores generales; porque en efecto son
los que dirigen todas las operaciones del
poder eg,ecutivo , y todos los negocios. Sin
embargo, como ya está consagrado


• en las
otras naciones cultas el de ministros,.. este
deberá ser preferido. Y no se tengan estas.
por quisquillas gramaticales ; son cosas no
despreciables en los sistemas representativos.
Con este motivo haremos algunas refle-
xiones sobre la mejor organizacion del minis-
terio en este género: de gobiernos, sobre las
facultades de los ministros, y el formulario


26.




404
que debe observarse. en las actas de la po•
testad egecutiva.


El egemplo de la Inglaterra y de la
Francia, y las lecciones de la experiencia,
nos hacen creer que el ministerio debe ser
responsable in solidum de todos los decre-
tos, reglamentos y documentos de cualquiera
especie en que el rey ponga su firma; para lo
cual es necesario que estos sean discutidos,
acordados y extendidos en junta general
.de ministros, presidida por el mas antiguo,
á cuya posada secretaría concurrirán
todos cuando sean invitados por aquel. Esto
no impediria entre nosotros que el consejo
de Estado fuese consultado y oido prévia-
mente en todos los casos en que la Cons-
titucion lo, requiere expresamente, ó lo
permite. De esta manera serian justamente
responsables ellos solos, y se verla la razon
por la cual el Rey no de:)e ni puede serlo
nunca; pues jamas firmaría un papel legal
que no le fuese presentado por uno de
los ministros de acuerdo con sus cólegas;
los cuales todos deberian responder de su
contenido, y ninguno de ellos seria indi-
vidualmente responsable sino de las órde-
nes que expidiese en su nombre para haber
égecutar los decretos ó reglamentos apro,


4o5
por
rey. El "orden constitucionalhados


para el despacho de los negocios es el si-
guiente: hecha, sancionada, y promulgada
la ley, y aprobado el reglamento, ó dados
por el rey los decretos necesarios para su
egecucion, los cuales deben ser redactados
por el ministerio, oyendo ó no oyendo al
consejo de Estado segun los casos ; el mi-
nistro del ramo á que corresponde la ma-
teria, comunica por sí y eriA'su nombre las
órdenes convenientes para que la ley y el
reglamento ó el decreto consiguiente sean
puntualmente egecutados por las autorida-
des ó personas á quienes incumbe su egeeu-
cion. Contra este orden sencillo, natural y
el .único legítimo en los gobiernos


. constitu-
cionales, vemos con sentimiento que entre
nosotros se observan todavía las fórmulas
del régimen absoluto, en que los secreta-
rios lo eran en electo, y no hacian otra
cosa que comunicar las órdenes del rey.
Asi estamos leyendo diariamente en la ga-
ceta del gobierno, que S. M. envia tal
ó cual ley , ó decreta á este ó al otro se-
cretario del despacho, para que lo imprima
y circule ; y que ellos comunican luego sus
órdenes, teniendo siempre cuidado.de abro-
quelarse con el nombre del Rey. Ellos nunca




4o6
previenen, mandan ni ordenan nada: todo
lo hacen de orden del Rey; y haciéndolo
asi, :no-pueden ser responsables sino en el
caso de que lo mandado sea contrario á la
Constitucion ó citas leyes, (art. 225); porque.
entonces no les sirve de excusa el haberlo,
mandado el Rey (art. z26). Pero • qué,
un ministro ¿ no deberá ser responsable
sino de las órdenes contrarias á la Consti-
tucion, ó á las leyes? ¿No deberá serlo
tambien si contraviene á un reglamento.
aprobado , 6 á un decreto dado por el:
Rey? En todos los payses constitucionales
lo son y deben serlo. Entre nosotros si-
guiendo el actual formulario, no habria jos,.
ticiw para exigirles la responsabilidad en:
este último caso. Si ]a orden es en efecto.
del rey, resultará que este manda una cosa
contraria á su propio decreto 6 al regla-
mento que tiene aprobado ; pero el secre-
tario que no hace mas que copiársela á:
otro , no podrá ser reconvenido legalmen-
te, sino en el caso de que no haya comu-
nicado fielmente la orden que se le dió.
Esto nos parece de no pequeña importancia
en el orden actual ; y asi lo‘hacemos presen-
te para que si nuestra observacion merecie.
se oigan. aprecio, pueda arreglarse segun.


407
ella un muevo formulario. Resumiremos
en pocas palabras nuestro modo de pensar
en este punto. Segun nosotros «las Cortes
.hacen la ley juntamente con el Rey,
(art. 15): el rey expide los decretos, re-
glamentos é instrucciones cont:ucentes para
la egecucion de las leyes (art. 1 7 1); y los
ministros, cada uno en su ramo, darán las
órdenes necesarias para que las leyes , de,
cretos , reglamentes é instrucciones vi-
gentes sean observados puntualmente." No-
sotros establecemos una distincion y gra-
dacion que creemos importante entre ley,
decreto, reglamento ó instruccion ( estas
tres cosas no se diferencian sino en la
forma ) y orden. Un egemplo aclarará
nuestra idea. Las Cortes decretan una con-
tribucion directa de tantos millones que
deberán repartirse bajo tales ó cuales
principios ,: he aquí una ley. Para su ege-
cucion es necesario un reglamento 45 una
instruccion en que se individualice el mo,
do de proceder á la reparticion y recauda-
cion del nuevo impuesto: he aqui un acto
que debe ser aprobado por el Rey y lleva
su nombre. Este debe ser circulado á los
intendentes y domas á quienes correspon-
da, y para su egecucion es menester pre-


,11




4o8
venirles una multitud de pormenores que
la instruccion no abraza ni puede abrazar:
he aqui la necesidad de varias órdenes que
el ministro debe dar para 'que la ley é ins-
truccion tengan su debido cumplimiento,
y en las cuales, segun nuestros principios,
ya no debe sonar el nombre del rey. Pue-
de que nos engañemos; pero esto nos pa-
rece evidente y constitucional , porque
aunque la Constitucion en el citado artícu-
lo 225 dice, que ,•todas las órdenes del Rey
deberán ir firmadas por el secretario del
ramo", se ve que en él se toma la palabra
orden en el , sentido lato y vago de acta del
poder egecutivo; porque de otro modo,
es decir, si se limitase á las órdenes pro:-
pigmente tales, se inferiria que los decre-
tos, reglamentos é instrucciones que el
Rey puede expedir (art. 1 7 1 ya copiado')
no deberán ir firmados por el secretario
del ramo': en cuyo casó nadie seria res-
ponsable de semejantes actos que son los
mas importantes. No el ministro, porque
no los habria, autorizado : no el Rey, por
que este no • es responsable de nada. ¿A.
quién, pues, se exigiria la responsabi-
lidad?


Viniendo ya á la memoria del señor se,,


410 409
eretario de Estado que ha dado lugar á es-
ta digresion , esperamos que S. E.• no lle-
vará á mal que manifestemos nuestra opi-
nion con toda franqueza, y le digamos que
para ser la primera exposicion que ha pre-
sentado despues de restablecido el régimen
constitucional , es sumamente diminuta, es-
casa é incompleta. Si la Constitucion hubie-
ra estado en vigor sin interrupcion alguna
desde el año de 12 : si la n'acion estuviese
enterada por las exposiciones hechas en las
legislaturas anteriores del estado de nues-
tras relaciones diplomáticas con todos los
demas estados ; hubiera bastado sin duda
decir que continuaba la buena inteligencia,
y que solo dos ocurrencias habian ocasio-
nado contestaciones con el gobierno del
Brasil, y la república .


de los Estados-unidos
de América. Pero habiéndose verificado
tantas y tan grandes variaciones en el sis-
tema político del mundo , despues de la
disolucion de las Cortes en 1814; habién-
dose celebrado varios congresos generales
y parciales en Europa, y habiéndose ajus-
tado muchos • tratados en que nosotros he-
mos intervenido , 6 debido intervenir,
¿no debería el señor ministro haber instrui-
do al Congreso nacional, á lo menos suma-




4x o
riamente, del resultado de tamaños aconte-
cimientos , del contenido de los tratados
que nos conciernen , y de las ventajas ó
perjuicios que pueden acarrearnos las esti-
pulaciones existentes ? No ignorarnos que
las negociaciones diplomáticas son entre to-
dos los actos del gobierno, las que exijen
mas secreto ; pero esto se entiende mien-
tras se estan ajustando los tratados. Des-
pues de concluidos, ¿ qué inconveniente
puede haber en que la nacion reunida en
Cortes sepa á lo que se ha obligado ? Los
diputados sabrían sin duda extrajudicial-
mente el contenido de los transacciones di-
plomáticas que se hayan impreso en estos.
últimos seis arios; pero reunidos solemne-
mente tenian derecho á que se les diese
cuenta de todas ellas. ¿ Qué vínculos nos
unen en el dia con la Francia Existe algun


;tratado de aliam.a defensiva y ofensiva-que
nos comprometa en su suerte futura, ya con
el título de pacto de familia, ya bajo cualquier
otra denominacion ? Si se ha rénovadG el
pacto de familia, ¿ deberá este subsistir ba-
jo el régimen constitucional ? ¿ tienen fami-
lia los reyes constitucionales ? ¿ Cuál es nues-
tra situaeion diplomática con respecto á
esas grandes potencias que se han encar-:


41 r
gado oficiosamente de la tutela de los pue-
blos? He aqui urja série de


. cuestiones y
otras muchas parecidas que se hubieran
hecho en ambas cámaras á los ministros
de Inglaterra ; si interrumpido por sei3 arios
el régimen constitucional, hubiese sido Pes-
te Mecido nuevamente. Nosotros ciertamen-
te, al presentarse en las Cortes por primera
ver después de tanto tiempo, el señor seere-,
tari de Estado, esperábamos un magnífr-
co de la actual situacion política de
Europa, y del sistema de equilibrio que sé
ba aparentado establecer entre todas las po-
tencias- cultas, de,spues de haber destruido la
preponderancia continental de la Francia,
y lo esperábamos con tanta mas razon curtir.
to no habiendo intervenido el actual mi-
nistro en las negociaciones que ha habido
para tan importantes convenios , porfia ex-
plicarse con mas libertad sobre lo que en
ellos bubieramos ganado ó perdido. Mas
cuál fue nuestra admiracion cuando vi-


mos qué su exposicion se limitaba á in-
dicar que estábamos en paz con todo el
mundo , que solo existian ciertas contesta- .
clones con dos potencias , que los argelinos
daban muestra de hostilizar nuestro co-
mercio con sus acostumbradas piraterías, y




413 -
extrañado tambien que' habiéndose verifi-
cado durante las sesiones del Congreso , los
grandes é importantísimos sucesos de Nápoles
'y de Portugal, no se le hayan comunicado de
oficio, y con una exposicion, que aunque
escrita con mucha prudencia, hubiese di-
cho algo de la influencia que deben tener
en nuestra situacion política, y de la opor-
tunidad con que se han realizado para ma-
yor garantía de nuestras instituciones, ó al
contrario del compromiso en que tal vez


-111 pueden ponernos. Es menester no ser cons-
titucionales á medias : es menester que la
nacion conozca anticipadamente los peli-
gros que pueden amenazarla , ó que nada
tiene que temer.


Número 2.0 Memoria leida por el se-
ñor secretario de la Gobernacion de la pe-
nínsi'da. Relacion de los pasados males;
»dice el ministro en su introduccion , mani-
»festacion de los deseos que nos animan, y
»anuncio .de los bienes que 'se esperan;
»disposiciones para desunir abusos anterio-
» res , y remover obstáculos que puedan en-
»torpecer el nuevo orden de cosas en que
»entramos; preparativos, acopio de materia-
»les , formacion , por decirlo así, de anda-
»mios para levantar con solidez el hermoso


412
que todos los gabinetes iban respondiendo
de un modo -satisfactorio á la noticia que
se les habia comunicado de' las novedades
Verificadas en nuestro sistema de gobierno!
Y si tanta reserva no pudo menos de admi-
rarnos, ¡ cuánto mas ha debido sorprendernos
el alto silencio de nuestros diputados , y de
su comision diplomática, que en cuatro me-
ses im han dirigido públicamente una sola
pregunta al señor ministro de Estado, sin
embargo de que el horizonte político ha
empezado á . obscurecerse algun tanto! Cree-
mos que en algunas de las sesiones secre-
tas se habrá tratado algo de esto; y sabe-
mos que los arcanos del gabinete solo en
esta forma pueden revelarse ; pero nos pa,
rece sin faltar al sigilo sacramental de la
diplomacia , podia haberse dicho algo para
inteligencia y satisfaccion del público. Es
menester que nuestros ministros vayan ol-
vidando la manera de obrar de sus prede-
cesores, los antiguos secretarios del despa-
cho, que á nadie debian dar cuenta de sus
operaciones mas que al rey su amo. En el
sistema constitucional hay otro amo, que es
la nacion entera , y en lo que á esta no
pueda confiarse directamente•, la represen-
tacion nacional, que hace sus veces. Hemos




414
» edificio de la prosperidad de la nacion:
» tal ha de ser el asántr, de esta materia.',
Esto es en efecto lo único. que podia decir
al Congreso el ministro de la Gobernacion,
habiendo pasado tan poco tiempo desde el
restablecimiento de la Constitucion, basta
el dia en que él se presentaba por primera
vez al Congreso. Qué podia haber hecho.
en tres ó cuatro meses sobre un negocia-
do tan vasto, como es el de la administra-
cion interior de un Estado ? Dar ordenes
para.recoger datos, acopiar materiales pa-
ra empezar á trabajar, é informarse del mal
estado en que se hallaba cada uno de los
ramos de su departamento, para ir aplicando
por sí los remedios á que alcanzasen sus
facultades, y proponer á las Cortes la ne-
sidad de aquellos que solo estas pudiesen
proporcionar. Asi pocas observaciones l'aileS
puede suministrarnos esta primera exposi-
eion saya. Sin embargo indicarémos algunas
reflexiones que nos ha sugerido. su lectura, y
que tal vez no serán del todo indiferentes.
Seguirémos su mismo orden.


Gobierno políticoy económico delreyno.Una
de las instituciones mas liberales de nuestra
Constitucion , es á nuestro entender la (le
los ayuntamientos. Que Jos pueblos mis-


415
mos elijan sus administradores locales, que
estos bajo las ordenes del que entre ellos
haya sido designado . con el título de al-
calde, cuiden de la salubridad , comodi-
dad y ornato de la poblacion , protejan
las vidas y haciendas de sus convecinos,
y mantengan el orden público ; que ad-
ministren les caudales del comun , repar-
tan y recauden las contribuciones; eine a-
tiendan á los establecimientos de educa-
clon y beneficencia, á la construccion y
reparacion de las obras públicas, y á la
conservacion de las propiedades comunales
de cualquiera clase ; nada mas bien enten-
dido, ni mas, conforme á los principios en
que se funda el régimen constitucional. Solo
encontramos dos ligerísimas imperfecciones
en esta parte, sobre las cuales quisieramos
que el seiior ministro de la Gobernacion bu-


h- lf. hiera llamado la atencion de las Cortes.
I.a El artículo 3o9. de la Constitucion


dice que los ayuntamientos se compondrán
«del alcalde ó alcaldes" , de los regido-
res , etc. Nosotros quisieramos que hubiese
dicho «del alcalde" solamente, porque esta-
mos íntimamente convencidos de que para
que en el gobierno interior de los pueblos
se proceda con la necesaria unidad, no de-




416
be haber mas que_un gefe cualquiera que
sea su título, es decir , llámese alcalde,
corregidor, bayle , ó como se quiera. Mas
ya que la Constitucion, por no derogar sin
duda enteramente la an•iigua costumbre , ó
mas bien abuso , con el cual no se de-


.


bió contemporizar, permite que en un pue-
blo haya mas de un alcalde , no se podria
conservar la debida unidad sin faltar á la
Constitucion ? Pues que esta solo permite,
pero no manda, que haya mas de un alcalde,
no se podria prevenir que por ahora no


se haga uso de, este permiso hasta que lle-
gada la época de revisar la Constitucion,
se vea si conviene ó no suprimir en el cita-
do artículo las palabras «ó alcaldes"? Y caso
que á toda costa se quiera observar la letra
material del artículo, no se podria man-
dar por un decreto explicatorio, que en los
pueblos en que haya dos alcaldes tengan
estos la denominacion de 1. 0 y 2.0 , y que
este -último no egerza la plena autoridad de
tal, sino en las ausencias y enfermedades
de aquel , y en lo restante del tiempo le esté.
subordinado , y sea como su teniente ? Es-
to es á nuestro juicio mas importante que
lo que muchos pueden imaginar. La exis-
tencia de • dos alcaldes simultáneos 2 iguales


.417
en autoridad , y absolutamente indepen-
dientes en sus operaciones tiene su origen,
como todos saben en el


.
gobierno feudal,


en el cual por contemplacion á los privile-
giados, se nombraban dos alcaldes, uno por
el estado noble, y otro por el plebeyo ó
llano y por esta sola razon debió abolirse
en el régimen constitucional, tan gótica
institucion, aunque no tuviese los incon-
venientes que son tan obvios y palpables.
Ahora no se han experimentado todavía,-
porque llevamos poco tiempo de constitu-
clon ; pero no se pasarán acaso años sin
que se sienta la incongruencia de dos fun-
cionarios iguales, independientes, y tal vez
rivales, encargados de operaciones indivisi-
bles. d No salta á los ojos que si para todo
el reyno hay un supremo egecut6r de la
ley, y para cada provincia otro subalterno,
pero tambien único, no debe haber tam-
poco mas que uno en cada ciudad y en cada
pueblo? Ya se verá algun dia cuánto en-
torpece las operaciones (le Jos ayuntamien-
tos , en que haya dos alcaldes , la sola di:-
vergencia de sus opiniones, circunstan-
cia que necesariamente ocurrirá con fre-
cuencia , á no ser que en tomando la
vara , degen de ser individuos de la es.


TQN0 37




418
pecie humana, porque entre estos, quot
capita , tot sententice , es su divisa ordi-
naria.


2.a El artículo 282 de la Constitucion,
previene que en cada pueblo el alcalde
egerza el oficio de conciliador. Nosotros
nunca hemos podido entender, cómo en un
gobierno verdaderamente constitucional se
mezclan las funciones judiciarias con las
administrativas: estamos muy persuadidos
de que deben separarse; hallamos gravísi-
mos inconvenientes en que las egerza una mis-
ma persona ; y deseamos que al revisarse
la ley fundamental , se exonere á los alcal-
des de la cualidad de jueces conciliadores.
Mas ya que esto no pueda hacerse por
ahora , creemos que habria medio de con-
ciliar en parte la letra de la Constitu-
cion con la severidad de los principios.
¿No podria decirse que en atencion á 'que
en los pueblos de mucho vecindario las
solas ocupaciones administrativas absorben
casi todo el tiempo á los alcaldes, se nom-
bren por los mismos que eligen á estos una
ó mas personas idóneas que les ayuden en
los juicios de conciliacion? Pregúntese á los
dos alcaldes constitucionales de Madrid, y
á todos los de las grandes ciudades, si poe-


41g(len
• desempeñar el cargo de conciliadores


sin robar una buena parte de tiempo á las
muchas é importantes, y á veces urgentísimas
tareas que les impone la cualidad de gefes
de la administracion local; y,L


ó nos enga-
samos mucho, ó todos responderán afirma-
tivamente. Y ¿ qué resulta de aqui ? que tra-
bajando -mas de lo que realmente permiten


.sus fuerzas fisicas los juicios de concilia-
cion no pueden verificarse sino pasados al-
gunos Bias , despues que se han solicitado
por una de las dos partes. Es • tanto,


su
número , que es indispensable que se pro,
ceda 'á ellos por turno y la dilacion que
este Ocasiona, es á veces rriuy perjudicial.
Repetimos, pues, por íntimo convencimien-
to , que esta parte de nuestra organiza-
cion social está clamando por una refqr-
nia y mientras que llegue el caso dé
hacerla constitucionalmente, por un pru-
dente arbitrio que disniiriuya en parte los
inconvenientes, del actual sistema ;echa-
mos (le menos la solícita interVencion del
seildr ministro. Una de siis primeras obliga-
ciones es hacer presentes al Congreso las
dificultades que se encuentran


. en la 'ege;..
Cucion de todas las leYel;.,, inclusa' la funda..
rfteirtall


párá que su .sabiduría las allane.
27,




420
Y aunque el indicar las medidas legislati-
vas que pueden adoptarse, para que la jus-
ticia de conciliacion se administre mejor y
con mas celeridad, toca al señor secretario
de Gracia y Justicia ; el de la Gobernacion
no debió desentenderse de manifestar á las
Cortes cuánto embaraza y dificulta las ges-
tiones administrativas la acumulacion de
las judiciales en una misma persona , so-
bre todo en los pueblos de mucho vecin-
dario.


Tambien echamos de menos que ha-
blando el señor Argüelles de la libertad de
imprenta, no hubiese emitido su opinion
sobre las ventajas ó perjuicios de las juntas
de censura, y sobre si convendria ó no va-
riar en todo ó en parte la legíslacion vi-
gente en este ramo. Los ministros, ya que
no tengan la iniciativa exclusiva en la
formacion de las leyes, tienen el derecho
(puesto que le tiene Rey , facultad 14 ar-
tículo 171 ) «de hacer á las Cortes las pro-
puestas de leyes ó de .reformas que crean
conducentes al bien de la nacion." Y sí
el de la Gobernacion hubiese hecho ver
lo bien que hasta entonces habian corres-
pondido las juntas de censura á los fines
que al instituirlas se propusieron las Gor-.


421
tes extraordinarias y. hubiese indicado las
únicas reformas que debian hacerse en el
reglamento existente, si es que la expe-
riencia. habia mostrado que algunas oran
necesarias; tal vez nos hubiera. ahorrado la
ley sobre libertad de imprenta , la cual,
corno ya hemos dicho, no ha variado con
utilidad la legislacion- anterior.


Por esta razon nos parece tambien har-
to reparable el profundo silencio que el
señor Argiielles observa en su' memoria
acerca de las reuniones patrióticas. Pres-


. cindimos de que sedn buenas ó malas,
útiles ó perjudiciales : hemos emitido ya
nuestra opinion; y las .Cortes han consig-
nado tambien la suya en la ley qne han de-
. cretado sobre la materia, y de la cual tendre-
mos ocasion de hablar en otra parte. Por ahora
solo decimos que siendo una institucion no
indiferente, y que puede tener grande in-
fluencia en la conservacion ó trastorno del
orden público , no debió el ministro desen-
tenderse absolutamente (le 11.11 punto. tan
capital. Si las tenia por ventajosas , debió
recomendar al Congreso sus servicios, para
que una ley las autorizase expresamente: y
si las conceptuaba funestas, ó á lo menos no
necesarias en el sistema constitucional, como


tk




4.22.
despues lo ha manifestado, debió. desde
ele principio. mandar que se disolviesen , y
motivar esta:resolucion ante él Congreso, ó
pedir á. este que la decretase, si no creia
que, el poder egecutivo tuviese facultades.
snficientes para ordenarlo. No.. hay peor
sistema en un ministerio. que el de. la de-
bilidad ; ni. peor. sistema de adminis-
tracion que. el que. los franceses llaman de
bascule, que. nosotros podriamos llamar de
tira y afloja. Querernos decir -que en punte-
a. las reuniones-patrióticas , corno en todos,
es menester: decidirse francamente por el
sí- ó por. el no, y nunca en materias tan
graves andar jugando al escondite, por de-
cirlo así , y mucho menos tenerlas corne-
en reserva para 'sacarlas cuando se- quiera
hacer el coco, y retirarlas luego para- mejor-
ocasion. 'No se crea que tenemos ninguna
ojeriza -persónal - é interesada contra- las•
reuniones, hemos dicho ya acerca-de ellas-
lo que noS- :pareCe verdad; pero no insisti,,
mos en que - prevalezca nuestra- opinion;'
queremos sí que el gobierno- enuncie . la'
suya: de Un modo positivo, para que se-•
pamos á quI:nos hemos de atener; y no.-
aprobamos qu'e' un dia se las persiga , y •
otro se las acaricie. Asilla podido obser:


423
varse que si las impugnamos, con riesgo
nuestro , en los dias de 'su mayor poder;
no nos hemos unido con sus perseguido-
res en los de su decadencia y ruina. Asi
obra siempre todo aquel á quien mueve.
el solo interés de la verdad.


El ministro recomienda y elogia el real
decreto de 24 de abril último , por el cual
se mandó « que en todas las escuelas , co-
legios, casas de educacion y universidades


»del reyno se explique la Constitucion po-
lítica de la monarquia; y que los respe-


» tables ministros de nuestra sagrada
»gion, bajo la direccion de los prelados
»diocesanos , expliquen á sus feligreses,
»como parte de sus-obligaciones , los pre-
» ceptos de la Constitucion, manifestan-
»do sus ventajas , y precaviendo los áni-
» mos de sus oyentes del -veneno de la
»calumnia con que pudIera inficionarlos la
»ignorancia y la malignidad." En cuanto á
la. La- parte estamos enteramente de acuer-
do con el señor Ministro , y nos parece
muy bien pensado que la Constitucion se
explique y recomiende en todos los esta-
bleeimienitos civiles en que cómodamente
pueda hacerse ; pero en cuanto á la 2 .a ,
nos permitirá . S. E. que dudemos algun


á




424
tanto de lo acertado de la providencláj
Alabarnos el celo patriótico que la dictó, y
reconocemos la utilidad del objeto que se
tuvo „presente al expedirla ; pero nos pa-
rece que el medio adoptado para conseguir-
le, ofrece no pequeños inconvenientes. De-
jando á parte lo de «dar á Dios lo que es
de Dios, y al Cesar lo que es del Cesar,"
es decir , lo de no mezclarlo humano con
lo divino, lo profano con lo sagrado ; y
omitiendo, varias reflexiones que se nos
ofrecian sobre lo peligroso que es poner
al hombre en el duro conflicto de obrar
contra su conciencia, aunque esta sea er-
rada , ó desobecer á la ley ; solo indica-
remos que á juicio nuestro (puede ser muy
bien que nos equivoquemos) , mi ministe-
río ilustrado y filósofo , como el nuestro,
lejos de hacer intervenir á los ministros del'
santuario en negocios puramente civiles,
deberia trabajar con el mayor empeño para
contenerlos en los límites 'de la pura es-
piritualidad ; es decir „ que sus esfuerzos
deben dirigirse á propagar é inculcar en el
ánimo de todos los ciudadanos la impor-
tantísima idea' de que la religion es un negó_
cio independiente de la forma de gobierno,
y de la legislacion civil, y que cualquiera


4'25
que sea la reforma que se haga en estos
puntos, el cristiano y el ciudadano son dos
personages tan absolutamente distintos, que
las obligaciones que imponga al último el
nuevo orden de cosas , nada tiene que ver
con las que contrajo el primero en la pila.
bautismal. El gobierno tiene incontestable-
mente.


el derecho de hacer castigar al ecle-
siástico que predique contra la Constitu-
cion , que la desacredite, que provoque á
desobedecerla ; pero ¿le tiene tambien para
imponer á los párrocos la obligacion de
explicarla , comentarla y recomendarla?
Sus dificultades priede tener la cuestion.
Ya hemos visto algun obispo que recalci-
tró contra la resolucion- afirmativa ; y aun-
que en el dia se dice que el papa ha tran-
quilizado su conciencia , tal vez hubiera
sido mejor no ponerle en el caso de for-
mar escrúpulos, y es hacerlos formar á los
párvulos. Materia es esta que tratada con
una buena pluma , pudiera dar lugar á
una larguísima y no poco. interesante di-
sertacion ; pero nosotros no extenderemos
mas nuestras ideas , porque hablamos con
quien lo entiende, y las ligeras indicacio-
nes qué' hemos hecho , bastarán y aun so-
bran para la perspicacia del señor . minis-


l n ruie




426
tro. Concluyamos ya el examen'de
moria, recorriendo rápidamente las < partes
que de ella restan. :


instrucción Ñó parece muy
oportuna y feliz la ObSerVacieii que hace
sobre la contradicción é incobsecitencia
que se observaba éh lá conducta del ante-
rior gobierno; el aial per Una parte pro-
curaba impedir el estudió de' la naturale-
za, corromper y e'xtraviar' las ideas en las
ciencias morales , y acoinoda •. las sagradas
al erradó sistema político que Seguia ;- y
por otra, fomentaba la ilústracion en las
ciencias exactas y naturales, y el buen gus-
to en las bellas artes : por un lado dester-
raba de las aulas los estudios útiles , y
restablecia en ellas el imperio del peripa
to; y por otra fundaba escuelas de agricul.:
tura , y erigia el muséo de ciencias-natura-
les; y al paso que proscribia los eStúdidS.
que podian promover lbs principies de E-•
bertad • política y civil, alentaba' eón . sú pro_
teccion la enseñanza de la economía políSi-
ca. Tan cierto es, observa con razón el se-
ñor Argüelles al :concluir este párrafo , que
hemos copiado casi literalmente , que del
gobierno absoluto no hay mas que un paso
á la anarquía. No nos extenderemos mas


427
sobre este artículo „porque preconizándose
en él altamente el dictámen de la comision de
instruccion pública, presentado á las Cortes.-
ordinarias de 1814 , y siendo el mismo
que con algunas no muy sustanciales va-
riaciones se ha reprDducido en las de este
año, y habiendo nosotros hablado de éL
tan largamente en cuatro de los números
anteriores; seria imperdonable impertinen--
cia repetir , ni aun en compendio , las mis-
mas observaciones.


Caminos, canales , etc. Per: l'a misma.
.sazon que acabamos dé alegar,. será muy
poco lo que digamos sobre este importan-
tísimo ramo. El ministro recomienda la
importancia y . urgencia .,.de facilitar las co-
municaciones• interiores, y da una brev-é-
noticia del estado en que se hallan las
obras ya comenzadas, é•indiew las . muchas •
que nos faltan: Y como ya hemos analiza-
dó'.err los últimos números las Memorias
mas extendidas que sobre el mismo' obgete-
ha compuesto la comision de • puentes y
calzadas, nada. tenemos- que- añadir: Salo
nos permitiremos una. observacion. -quel-u-
bieramos querido oir'de •


boca del'ininistre;
y es queAsiwndo los canales costosísimos, y
habiendo por ahora pocos fondos que des-




AnS
Linar al ramo de obras que faciliten las co<
municaciones, es menester emplearlos ex,
clusivamente en la continuacion de las car-
reteras empezadas, y en la construccion de
los caminos transversales que deben, unir-
las. Si queremos atender á un mismo tiem-
po á. los caminos y á los canales con los.
pocos medios que tenemos , se hará poco en,
los primeros, y poquísimo en los segundos.
Empiécese por lo mas facil , mas breve y,
menos costoso; que cuando estemos en,
otro estado, ya se pasará á lo mas dificil,
mas largo y mas dispendioso. No hay que-
olvidar el proverbio « quien mucho abarca...
poco aprieta",. sobre todo habiendo sidor
este en todos tiempos el error de. nuestro
gobierno : no teníamos caminos y empren
díamos canales, y resultaba lo que deba,
resultar : aquellos se quedaban en su mal.
estado, y lo poco que en estos se adelantaba, .
apenas producia utilidad sensible, porque
la falta de fondos no permitia continuarlos.


Sanidad. Nada se nos ofrece sobre esta.
parte de la exposicion ; porque. contrayén-
dose á citar las providencias particulares.
tomadas con ocasion del contagio que se
manifestó en Mallorca , á principios del
verano, á recomendar á la gratitud pública


429.
los muchos rasgos de beneficencia á que .
en aquella isla ha dado lugar la epidemia,
Y -á prometer un completo y bien .entendi-
-do reglamento para fijar el si\stenza que
.lzaya de observarse en lo venidero, acerca de
este delicado negocio ; reservamos nuestras
observaciones para cuando se publique.


.dgrzcultura , industria , minas y cante-
ras , navegaczon y comercio. Hemos leido
«con placer en este artículo las siguientes
cláusulas : proteccion que el gobierno
« debe á la agricultura y á la industria , es
« mas -bien 'negativa que positiva: su aecion
« debe limitarse á remover estorvos, á hacer
«respetar la propiedad , y dejar obrar li-
bremente al interés individual causa har-
to mas eficaz que todos los estímulos que


«puede suministrar el _favor del gobier-
« no.".... « Cuando se perfeccione el sistema
« de contribuciones , entonces se verá aqui si
« conviene mas bien cdnsiderar á las minas
«y canteras, como parte de los productos
« naturales y espontáneos de nuestro terri-
« torio , y adoptar el sistema ^ de aumentar
« con ellos la propiedad particular, valiendo-
« se de su enagenacion como de un recurso
«para consolidar el crédito del Estado y
e acrecentar su, xiqueza l á la manera de lo




43o
«que dispusieron las Cortes respecto de los
«terrenos comunes y baldíos. Este sistema,
« aboliendo ó estrechando el ruinoso méto-
« do de comunidad, ensancharia el de pro-
« piedad al mismo paso, y en vez de con-
« denar las fincas á un estado perpétuo de
«esterilidad y de languidez, las beneficiaria
«con el abono del trabajo y de las antici-
paciones con que trataria de aumentar su


« valor interés individual. Por lo denlas
« nadie ignora lo que debe pensarse de las


• «fábricas y empresas industriales, dirigidas
«como especulaciones lucrativas por cuenta
«del gobierno. Si éste da á su industria el
«caracter de exclusiva, y pone entredicho
«á los particulares, les cierra un manantial
« de prosperidad; extingue un género de
« industria que podia alimentar á muchos,
«y perjudica esencialmente á la poblacion
«y á la riqueza. Si la industria es comint y
«accesible á los particulares , el gobierno
«concurre con desventaja, y lucha eh vano
«con los esfuerzos del interés personal de
«los fabricantes : sus pérdidas son seguras.
«La experiencia, de acuerdo con la' teoría,
«ha demostrado que en las manos del go-
« bierno las fábricas solo pueden ser ntiios
«consideradas .como. escuelas ;.• ó como anti-


431
« cipaciones precisas para montar los está-
« blecimientos , cuando no hay capitalistas
ó asociaciones particulares que se encar-


« gimen de estas empresas.".... «El comercio
y la navegacion, cómo otro cualquier
nage de industria, necesita de la protec-


« cien del gobierno; pcyro de una protec-
« eion que se cina á asegurar la propiedad


y la,
libertad, que es el alma del comer-


« cio : es decir, que todo lo que el gobierno
« debe al fomento de esos importantes
«ramos, es un sabio código. marítimo y
«mercantil." Hemos copiado estas precio-
sas palabras, porque aunque las ideas no
sean nuevas, , no son sin einb.argo todavía
tan ,


comunes , y conocidas como. deben ser-
lo ; y porque conviene' inculcarlas y repc-


. tirlás, paya que se graven profundamente
en la memoria de Indos los ciudadanos.
Ademas es menester que estos sepan los
principios ilugxados y verdaderamente libera,
les que, prgles el ,gobierno., para que en esta
parte rio .. lopislan xnas,de lo que debe hacer.


de ben,qiipenH«. Tarri-
bien aqui encontramos: con, gusto las 5i-
goieóles expresiones. «,Abiertas, las fuentes
«de la prosperidad, 0.33liea por un sistema
«protector de la libertad y de la.industria,




432
« establecido el honor del trabajo , y con-
«solidado por la costumbre el respeto á la
«propiedad, se disminuirán con el tiempo
«la mendicidad y las necesidades de todas
«clases." Las copiarnos tambien para pro-
pagar el gran principio de que el mejor
modo de dar limosna á los necesitadDs es
proporcionarles trabajo , y no fomentar su
holgazanería con erogaciones pecuniarias.


Estadística y economía política. El go-
bierno, dice con mucha verdad el ministro,


« no puede menos de hacer presente á las
«Cortes que la base para trabajar con fruto
«en esta materia y adelantar las operacio-
<nes relativas á la estadística, es la division
«conveniente del territorio español que se
«manda hacer en el artículo I r de la Cons-
« titucion. Lo monstruoso de la division
«actual no permite organizar de un modo
«fijo, uniforme y activo las tareas de las
« diputaciones provinciales, para las impor-
tantes averiguaciones de que se trata"; y


nosotros copiarnos sus palabras para que
se vea con cuánta razon hemos clamado
por la nueva division del territorio, y no
se crea que ha sido por puro deseo de
censurar la morosidad que se observa en
su egecucion.


433


SUCESO DE SAU1VIUR.


Mr. Benjamin Constant, diputado Clel
departamento del Sarta, y uno'de los mas
ilustres caudillos del partido constitucio-
nal en Francia, al pasar por Saumur para
volverse á París, se detuvo algunos días
en aquella Ciudad. En ellos fue insultado y
amenazado por algunos militares, discípu-
los de la escuela de equitacion, estable-
cida en Saum lir; y un cha que comió en
casa de su amigo Mr.Hurault, fue atacada
la casa de este por los mismos militares,
trataron tic romper las puertas á los gritos de
vaya el rey! mueran los liberales y Benjamin


Constant. No se sabe hasta dónde hubiera
llegado su furor , si la resistencia de la
puerta no hubiera dado lugar á que llega-
sen las autoridades y la guardia nacional,-
que disiparon facilmente aquellos jóvenes
acalorados.


:Ir. Benjamin Constant dirigió desdeBlois
una carta al ministro de la Guerra, des-
cribiendo los hechos de que rabia sido
testigo con suma individualidad, y ha-


Tomo
28




434
tiendo varias reflexiones sobre las causas
á que deben atribuirse. Esta 'carta se im-
priniió en París; y si bien los periódicos •
ultras y ministeriales hacen la justicia que
deben á la veracidad de aquel diputado,
se desencadenan contra las observaciones
con todo el furor propio de un partido.
Ademas, le acusan de haber omitido un
hecho, y es, que los militares se irritaron,
porque les hicieron juego desde las ventanas
de las casas vecinas, cuando ya las auto-
ridades habían acudido para disipar la
conrnocion. Benjamin Constant anunció en-
tonces a pítblico en el Contitucional del 7


de noviembre. , que no se hizo fuego 4 los
militares ni al principio ni al fin , sino en
el momento C72 que estaban rompiendo las
puertas de la casa; y por consiguiente que
el proyecto de romperlas era anterior á la
irritacion que les causaron los tiros. Los
tribunales conocen ya de este negocio, y
y su décision establecerá con toda claridad
la verdad de los hechos.


Pero lo que-no necesita de las senten-
cias judiciales para ser reconocido por una
verdad de hecho incontestable, es la exis-
tencia de un partido enemigo de la
tad, que emplea la fuerza armada para


.435
¡deshacerse de sus contrarios, y que cuenta
con la con


nivencia, y.aurt con la aproba-
cion del ministerio y de las autoridades.
Esta consecuencia


• legítima, é indudable
en el dia , es la que mas incomoda á los
periódicos ministe?iales; y no es de ex-


, trailar que tachen de
exagerado á aquelr


epresentante; el .cual, si ha de compla-
cer al partido contrario , debe esperar á.
que le degüellen para quejarse de los que
'por dos ocasiones le han ido ya á los
alcances.


No se puede dudar que los sucesos
de los primeros chas de junio, y la amena-
za de asesitano contra 11


.1r. Benjamin Cons-
tan; tienen una íntima analogía con las ma-
tanzas políticas del mediodía en x815: no
hay mas diferencia, sino que entonces se
valieron los aristoeratas del populacho, y
y ahora se. valen de cierta clase de jóvenes
m i litares, que Mr. Constant llama con
mucha propiedad


seides guerreros y preto-
rianos imberbes. La causa á que atribuye
la renovacion de aquellos furores es la im-
punidad que esperan


.
de un ministerio,


'que los alhaga y los teme. « El imperio
de estos genízaros, dice, se va consolidan-
do : arrancaron un ministro de junto


14




436
trono : persiguieron en las calles de París
á los representantes de la naciori: ainena-
zan á los constitucionales en las provin-
cias".... creerán impunes, mientras no se
castigue á los autores de los desórdenes
del 3 de junio. Mas ¿ cómo se ha de castigar
si el ministro de la justicia negó en la
tribuna hechos evidentísimos y acusó á las
víctimas para disculpar á los agresores? ¿si
ninguno de estos ha sido preso ni interro-


2ado • si solo han sido entregados á losID • (!
tribunales los que no tenian otro delito que
el de manifestar un deseo legítimo y una
opinion sancionada por la carta ? ¿ si los
diarios sometidos á la censura, piden sangre,
anuncian combates y aplauden todos los
furores de 1 793, como se cometan bajo los
estandartes del poder absoluto ?"


Nada de esto es exagerado; y el 'Mo-
nitor, papel ministerial, y por consiguien-
te no del todo aristocrático, solo presenta
frases en respuesta de estas obserVaciones•
La mas importante de cuantas se leen en
la carta de Benjamin Constant , es la si-
guiente : «la razon nacional es un poder
terrible: sabe de donde nacen las turbu-
lencias.... Es un auxiliar seguro para quien
quiera gobernar bien; pero yo la ternera


3.mucho, si fuese individuo de un minis4te7.
rio que obrase en sentido contrario. Ella no
se precipita, no se determina sino por la
justicia ; pero llega un momento en que
decide; y cuandq ha decidido, no hay
remedio." Los .ministrós se han incomo-
dado mucho con estas


expresiones, por-
que las han mirado como una amenaza.
Mucho mejor hubieran hecho en tomar-
las como un consejó, y en aprovecharse
de él. A lo menos sean consiguientes á su
sistema de 3ascule y refrenen la osadía delos agresores.




438


Elecciones de diputádos en Francza.


Se observa que en casi todos los cole-
gios de distrito recaen las elecciones sobre
candidatos ministeriales; esto prueba, se-
gun algunos que la suerte futura de la nacion
estará • en manos del .ministerio, y que ni
los ultra-realistas, ni los lib erales tendrán
mas influencia de la que quiera el go-
bierno.


Fl Monzt9r, periódico ministerial , con-
gratula á sus conciudadanos de este triunfo:
«porque, dice, la autoridad del rey, la
libertad pública y la carta se consolidarán
con una cámara , en •que los exagerados de
todos los partidos esten en minoría."


Todos los amigos de la libertad deben
aceptar este buen agüero ; pero para que
se verifique ; es necesario que el ministerio
deje de ser el apoyo de los ultras, ó mas-
bien, deje de buscar en ellos un apoyo.
Si hasta aqui se ha podido escusar• con la
debilidad de su partido, ahora que serán
los árbitros de la cámara , no tienen dis-
culpa ninguna.


Otros por el contrario, creen „que los


439
candidatos ministeriales, sobre los cuales
han recaído casi todas las elecciones, ' son
verdaderos ultra-realistas, y que la cámara
próxima se compondrá como la de 1815 de
aristocratas furibundos, que derribarán el
ministerio actual, aborrecido de ellos, y
pedirán al rey la supresion de la carta; y
como los sucesos de este año han causado
en el ánimo de Luis XVIII una impresion
profunda y dolorosa, se temen grandes
peligros para el sistema 'constitucional.


Si esta segunda opinion es cierta, el mi-
nisterio sufrirá el justo castigo de las im-
prudencias que ha cometido , favoreciendo
la faccion privilegiada, y obedeciendo á
sus sugestiones: y si la nacion francesa,
despues de tantos desengaños, despues de
tantos consejos , como ha recibido de los
verdaderos amantes de la libertad, ha
confiado sus mas sagrados intereses á
los enemigos de la libertad, d de quién
podrá quejarse cuando -vea derribadas sus
garantías y el privilegio entronizado ? No-
sotros no creemos , como algunos escrito-
res, que mientras mas servil sea la cáma-
ra, mas pronto se cansará el pueblo fran-
cés, y aniquilará el despotismo : al contra-
rio juzgamos, que el primer síntoma de




440
ideas generosas y liberales , que de-
be manifestarse en una nacion, en la cual
se halla establecido el sistema constitucio-
nal, es el liberalismo de las elecciones.
Pero qué se puede esperar de un pueblo
en donde se desecha al ilustre autor (x) de
las Proscripciones, en competencia con un
candidato ministerial ? La nacion que no
sabe nombrar sus representantes, no es
dioa de la libertad , y por consiguiente no
la tendrá. Esta censura es severa; pero es
ciertísima.


A pesar de su certidumbre, hay cir-
custancias en que un pueblo tiene alguna
disculpa de no hacer buenas elecciones. En
la actualidad no se ha cesado un momento
ni se ha omitido un solo medio para extraviar
la opiníon de los franceses. La censura de
los periódicos ha permitido á la faccion
dominante presentar los hombres y los ne,
gocios bajo el punto de vista que mas les
acomoda; y ha conseguido persuadir á la.
Francia que existe tina faccion numerosa,
fuerte y atrevida, cuyo obgeto es destruir
el trono, acabar con la dinastía, y sumergir


(i) Mr. Bignon.


441
la nacion en la horrorosa anarquía de 93.
Los franceses del cha tiemblan con rolo la
memoria de la pasada revolucion : y no hay
sacrificio que no estén dispuestos á hacer
para alejar aun el peligro de que se repro,
duzca. non este artificio se les ha movido
á nombrar diputados, cuyos principios ge-
neralmente conocidos, deben apartarlos al
otro extremo; y se les ha ocultado que en
este extremo .hay tambien otro abismo que
es el de la contrarevolucion, mil veces
mas temible en el dia que el primero. Por
otra parte, la influencia del gobierno en
las elecciones, el nombramiento real de
los presidentes de los colegios, las humera-
bles formalidades gire son necesarias para
obtener el derecho de eleccion , formali-
dades que estan sometidas á la inspeccion
de los agentes del gobierno, y en fin , los
movimientos turbulentos y atrevidos de la
aristocracia, han podido extraviar la opi-
nion de los pueblos, y obligarles á hacer
elecciones contrarias á sus intereses.


Estas reflexiones , aunque no podrian
disculpar enteramente la indiferencia de una
Dacio!' que quiere ser libre, á lo menos ex-
cusarán el error de un pueblo, acostumbra-
do mucho tiempo hace á caminar de pre-




442
cipicio en precipicio, á temer todos los
partidos, y á temblar aun de los mismos
que sostienen sus libertades. Pero no hay
disculpa ni excusa para un ministerio , que
ha servido con todos los recursos del poder
á una faccion, cuyo obgeto no puede desco-
nocer. Es sabido que los aristocratas suspi-
ran por la ruina de la libertad: es sabido
que aborrecen de muerte al ministerio .ae-
tual, en el cual ven amigos y cólegas del
duque Decazes; y este ministerio, sin aten-
der al abismo en que va á sumergirse con
la Francia , ¡se reune á la faccion liberti-
cida! ¿Quién los ha obligado á ello ? ¿La
voluntad del rey ? pero no pueden ignorar
que. cuando el monarca manda lo que es
dañoso al bien público, el ministerio que
quiere cumplir sus deberes en el sistema
constitucional, tiene abierto el recurso de
la dimision, que aun bajo el gobierno ab-
soluto' es mil muchas veces. ¿ El sistema
de equilibrio entre los partidos? pero se
eng,afian mucho si creen que lo establecerán
dando en la cámara la preponderancia á la
faccion privilegiada.


Tres partidos muy señalados existen en'
el dia en Francia. El primero, poco nu-
meroso, , pero fuerte por su ascendiente


443
en el palacio, es el de aristocratas, cuyos
principios y pretensiones seri bastantemen-
te conocidos. Otro es el de los liberales
exaltados que querian una fórma de' go-
bierno mas favorable á las ambiciones de-
mocraticas. Este es tambien poco numero-
so. Sus pretensiones se dirigen á entender
las libertades del pueblo mas allá . de los
límites que señala la Constitucion ; á re-
visar esté código ; á asignarle al pueblo
la soberanía; en una palabra, á democra-
tizar la carta. El tercer partido, en que
está , incluida la casi totalidad de la nacion,
excepto el cortó número de los áristocra-
tas y democratas , es el constitucional. Este
quiere la egecucion y consolidacion franca,
leal y completa de la carta, el gobierno
representativo én todo su esplendor, po-
der en el trono constitucional ., y garantías
para las libertades públicas. Hay, pues,
dos partidos estremOs y furibundos , y uno
medio , moderado y nacional.


Usan de muy diferente táctica los exal-
tados aristocratas, y los ultraliberales. Los pri-
meros fingen que fuera de 'ellos el resto de
la nacion se compone de enemigos del tro,.
no, de republicanos, regicidas , aborrece-
dores de todo freno, de toda ley, de todo.




444
orden social. Afectan no encontrar diferen-
cia alguna entre los democratas y constitu-
cionales : todos les son igualmente aborre-
cidos , porque segun ellos , todo lo que no
sea poder absohito en el monarca , privile-
gios , riquezas y mando en la nobleza,
influencia y dominio en el clero , es malo,
revolucionario , regicida , etc., etc. Los de-
rnocratas , por el contrario , aunque cono-
cen cuáles son los caracteres que les dis-
tinguen de los realistas constitucionales,
como conocen que sus propias fuerzas son
débiles, se reunen, é incorporan y confun-
den con el partido constitucional ; reunion
que hace mucho dalo á este partido, por-
que justifica en apariencia las acusaciones
de los ultrarealistas. En una palabra, los exa-
gerados de Tino y otro estremo tienen in-
terés en hacer creer, que no hay mas que
'dos partidos, con la diferencia de que los
unos se intitulan defensores del trono, y
otros defensores de la nacion. Los consti-,
tucionales son los únicos que están intere-
sados en que se manifiesten cuáles son los
'dos entremos , para demostrar su separa-
cion de toda opinion exaltada ; y debemos
confesar que hasta ahora no lo han hecho,
á lo menos con respecto á los ultra libera-


445
les; ya porque el partido de oposicion se
alimenta de todo , ya porque es muy difi-
cil , asi mi guerra como en política , re-
-nunciar á un cuerpo auxiliar , venga este
dé donde viniere. Nosotros no hacemos es-
ta reflexion para disculpar á los constitucio-
nales: al contrario su interés, que en los
gobiernos libres consiste en la opinion,
exige imperiosamente que se presenten
bres de toda recriminacion en el combato
contra la. aristocracia.


No se crea que esta distribucion en tres
partidos es peculiar á la Francia : al con-
trario, es general á todos los payses en que
la exaltacion de las pasiones políticas ,- y
largas y sangrientas discordias civiles in-
troducen la disidencia de las opiniones. Un
medio y dos extremos, es ley general , tanto
en moral corno en política. El único fe-
nómeno que se nota de particular en la ac-
tual situacion de los franceses, es la táCti.---
ea singular del partido democrático , que
en vez de atacar á los otros dos, corno
hacen los aristocratas , trata de confun-
dirse con el mas numeroso, que es el cons-
titucional: La razon de esta diferencia es
muy clarii: el partido aristocrático , aunque
débil por su número y sus recursgs" , des-




447
tar muy lejanos , se pueden alejar por me-
dios constitucionales. &rece que el racio-
cinio del ministerio ha sido el siguiente:
hay- un corto número de franceses que de-
sean abusar de la libertad : matemos , pues,
la libertad. Hombres que discurren así,
é merecen gobernar?. El arte de la política


446
plega una gran fuerza por su influencia en
palacio, y por medio de este, en el mi-
nisterio: cuenta , pues, con los recursos
del poder, los que añadidos á la impruden-
cia natural de los ambiciosos , produce
esa audacia con que se atreven á arrostrar
las opiniones y á atacar los intereses de
la masa comun. Pero los ultraliberales, ar-
rojados de las avenidas del trono , y poco
amados del pueblo, que conoce ya por una
funesta esperiencia los peligros ele la es-
cesiva libertad , no tienen fuerza ninguna,
sino la que le den accidentalmente los er-
rores del partido dominante. Esta anoma-
lía debe abrir los ojos á los ministros:
tanta audacia por una parte, : tanta astucia
por otra, manifiesta evidentemente de qué
lado ha de venir el peligro ; y el colmo
de la insensatez seria decidirse á favor de
los que amenazan ) á. la nacion contra los
que solo desean incorporarse con ella. Muy
débil es aquella faccion que solicita ocul-
tarse: y sin embargo se afecta un gran te-
mor hacia ella , se emplean para enfrenarla
leyes de escepcion que atormentan todo el
pueblo, y se celebra una reunion libertici-
da entre el poder y la faccion amenazado-
ra, para evitar peligros, que ademas de es-


bien así como el de la moral, no es des
>-
-


truir , sino dirigir ; y si hubiéramos de ani-
quilar todas. las instituciones de que. pue-
den abusar los particulares , seria preciso
reducirnos á la estúpida tranquilidad del
bosque primitivo. •


En una nacion como la francesa, des-
pues de treinta años de convulsiones polí-
ticas , es imposible que se ignore lo que
hay que temer ó esperar de los hombres
que se han distinguido en un intervalo
tan largo y tan lleno de acontecimientos.
Ninguno de los que valen algo ha dejado
de hacer , de decir ó de escribir alguna co-
sa que pueda servir, comparada con las
circunstancias del tiempo, del lugar y de
la persona , para formar, juicio exacto de
sus opiniones y sentimientos. Un pueblo
que ha vivido tantos años , ó en el foro


en los campamentos, debe conocer to-
dos los hombres capaces por sus prendas




448
ó por su instruccion de influir en la suerte
de la causa pública. Con mas razoh podrán
conocerlos los ministros , en quienes se su-
ponen luces , talentos y recursos para coz.
nocer bien el pays que gobiernan. Pues
ahora bien, ¿cuál seria la conducta que
un ministerio activo y prudente deberia
seguir en un pays tal como es•la Francia
en el dia ? Apartar los estremos , y unirse
al partido medio y moderado: en él está
el número, la opinion y la riqueza, y por
consiguiente los verdaderos gérmenes del
poder, que siempre es precario, sobre todo
en una nacion instruida, cuando no se ci-
menta sobre el espíritu público. Un buen
ministerio debiera consolidar la carta, acti
bar con las leyes escepcionales , dar la es-


. elusiva á los exaltados en las elecciones, y
unir la nacion con el rey, último grado y
ápice de la perfeccion ministerial. ti corto
número de los exaltados puede ser 'fácil-
mente comprimido , porque se les conoce;
y ademas la desercion de los partidos estre-
mos al partido medio seria pronta y comple-
ta, siempre que unos y otros viesen el poder
en el partido de la moderacion. En una
palabra, los deberes de un ministerio • en
tiempo de convulsiones políticas estan


449
frados en estas dos frases : no conocer mas
partido que el de la nacion , y estrecharla
cada vez mas y- mas con su monarca.
esto lo que ha hecho el ministerio francés
de 1820?.Las operaciones de la :cámara lo
decidirán. Si cesan las leyes de escepcion,
si la carta constitucional se consolida , si
cesan los clamores serviles del Estandarte
blanco, entonces se podrá dar la enhora-
buena al pueblo francés de tener una cáma-
ra ministerial , teniendo un ministerio na-
cional, Pero si las leyes de escepcion • con-
titlan oprimiendo la ,Francia , si los gritos
de la aristocracia son tan furibundos como
hasta aqui , si la carta recibe nuevas heri-
das, el ministerio habrá trabajado para una
faccion que lo derribará y quedará ma-
nifiesto á toda . Europa su servilismo é inep-
titud. No sabemos de qué manera llevará
la nacion este nuevo ataque contra sus li-
bertades ; pero malo será, sino aprende á
desconfiar para siempre -de las maniobras
ministeriales en materia de elecciones..


Ni valdrá por disculpa el temor de los
ultra liberales. No pueden ignorar los mi-
nistros., de que el poder de este partido
es ninguno en el dia : saben por esperien-
cia propia que los aristocratas, ó exageran


Tomo m, 29




45o
cuando describen las sediciones del partido
opuesto, como sucedió en Grenoble , ó los
incitan á cometer errores, de que ellos sao
brán aprovecharse, como han hecho du-
rante el primer periodo de la revolucion, y
de lo que últimamente tenemos un insigne
egempio en' la eleccion de M. Gregoire (r).
No pueden tener mas disculpa que la de
no atreverse á contrariar á los que gozan del
favor del rey: esta disculpa no tiene valor
en el sistema constitucional : porque un
ministro ha cumplido sus deberes , dando
su dirnision , cuando la voluntad decidida
del gefe está en pugna con su conciencia; y
'despues de todo , ¿creen que si triunfan los
aristocratas , los dejarán en el ministerio?
Que aprendan del duque Decazes.


(r) Ultimamente ha publicado Mr. Choppin
d'Arnouville , prefecto del departamento del Isere
en 1818 , sus observaciones sobre la Memoria del
general Donuadieu. Consta de este escrito que los
ultras tenían en Leon varias espías , cuyo oficio
era incitar á la sedicion á los que estaban descon-
tentos del gobierno.


45r


£ssai sur les garan:ies individuelles que
réclaine l'état actuel de la société. Pár.'
Daunou, membre de l'Institut 182o.


El autor de este précioso libro es á un
mismo tiempo gran político y grande hu,'
manista : la fuerza de la lógica y la ét.i.
celencia de los principios se hallan reuni,
das en esta obra con la Claridad y éle«,
.-ancia del estilo. Pero como las cálidááes
de la diccion son de muy inferior orden
en una obra clásica de política , nos
mitarémos -á dar una idea del plan y de
las materias de este libro , dejando á
buenos hablistas fraileses el placer de
sentir y admirar las bellezas con que el
escritor ha sabido adornar as tos que són
áridos en la pluma de la parte de


iut,r


los escritores.
El 'objeto de la asóciaciOri r


es adqlfirir
la garantía (le los bienes que se paseen,
y preservarse de los males que se.
Para conseguir estos dos objetó-S-, se inveri-,
16 el gobierno, que depositario


- de la fuerza
pUblica, librase á la sociedad y á los eiu..


29.




452
dadanos de los ataques de la violencia es-
terior, y de los atentados de las pasiones
particulares. Por consiguiente la institucion
del gobierno es la principal y mas im-
portante de las garantías : porque preserva
de los males mas dificiles de evitar,. y
mas ciertos de suceder en la hipótesi de
faltar la fuerza pública. De aqui este prin-
cipio general : la primer necesidad de un
pueblo es ser gobernado.


Todos los males que el hombre puede
esperimentar de sus semejantes , vienen de
la fuerza. Para evitarlos se creó el gobier-
no ; pero como este es tambien una fuer«-
za , y muy superior á las individuales , se
sigue que se habria faltado al principal ob-
jeto de la institucion social , si el poder
supremo se organizase de tal manera que
pudiese causar males, ó quitar bienes á
los ciudadanos. En el estado de barbarie
el hombre, teme la violencia de otro hom-
bre : en el estado social el ciudadano no
tiene que temer sino la única fuerza que.
es superior á todas : y asi como el poder
supremo le sirve de garantía contra las
fuerzas particulares , asi necesita de crear
instituciones que le sirvan de garantía
contra el gobierno. Estas instituciones son


453
conocidas bajo el nombre de garantías in-
dividuales.


El autor no reconoce que sea posible,
ni aun conveniente en un grande imperio,
enfrenar el pode? con• otras limitaciones
que las que le impidan Oprimir los ciú-
dadanos. «Una sociedad, dice , en que se
consiguiese libertar á los súbditos de toda
opresion, seria con: esto solo tan feliz, que
se deberia abandonar á los gobernantes el
cuidado de aumentar la prosperidad pú:-
blica."


Bajo este punto de vista distingue los
gobiernos en tres clases : gobiernos que
conceden garantías ; gobiernos que las nie_
gan, y gobiernos que al mismo tiempo que
las conceden, las hacen ilusorias por medio
de leyes de escepcion ó de medidas Po-
líticas.


Esta teoría no depende de ninguna hi-
pótesi particular , de ningun sistema gu_
bernativo. , de ningun pacto social. «Yo
empiezo por un dato. que ofrecen inmedia-
tamente todas las lenguas depositarias de las
ideas y de los sentimientos de- la especie




humana civilizada. No subo mas arriba de
aquellas palabras que indican el deseo de
preservarse tanto de la fuerza pública, co-




454
mo de la violencia privada. Si alguno afir-
ma que los ciudadanos pertenecen inclefi-
nidament'e al gobierno ; que ente no debe
tener mas limitaciones que las que le dicte
su prudencia; que no tenemos derecho de
distinguir sus actos, ni pedirle cuenta de
sus .operacienes , no seré yo quien refute
este sistema : porque una vez establecido,
no habria nada que decir, sino que quizá
la prudencia de este poder ilimitado consis-.
tiria en dar voluntariamente las garantías
que está obligado á conceder.'


«En cuanto á los gobernados , creo que
todos sus verdaderos intereses están com-
prehendidos en las garantías individuales.
Pero estas no bastan á los a mbiciosos
que necesitan, no seguridades , sino em-
pleos , honores , poder. Esta disposicion
desordenada es muy comun en tiempos tur-
bulentos; no solo porque los trastornos po-
líticos desquician todas las partes de la má-
quina social, sino porque en semejantes
circunstancias el poder, aunque menos se-


. guro que nunca, se considera como una.
garantía, y algunas veces es la única que
existe entonces."


«Toda revolucion política tiene inter-
mitencias: y cada vez que se detiene, se


455
dice que está terminada... En efecto , las
revoluciones estan cercanas á su fin , cuan-
do una ley fundamental hl declarado, pro-
metido y determinado las garantías indi-
viduales."


Con estas notables palabras concluye el
autor su introduccion. Son aplicables á to-
dos los gobiernos., y á todas las revolu-
ciones, aunque las máximas que encierran.
se deducen evidentemente del estudio de la
revolucion francesa. En efecto; las revolu-
ciones se terminan ofreciendo seguridad á
los ciudadanos , no empleos á los ambi-
ciosos.


Los intereses mas preciosos para el hom-
bre social son : su conciencia , su opinion,
su persona , sus bienes y su industria. El
autor trata detenidamente cada una de es-
tas cuestiones é indica los medios de ase-
gurar al ciudadano por leyes fundamen-
tales el goce de aquellos bienes. La su-
presion de los métodos inquisitoriales , la
libertad de la prensa', el juicio criminal
por jurados , el régimen representativo, é
indefinida franquicia de comercio , son las
garantías naturales del ciudadano. En el
dia son bastante conocidas, para que nos
detengamos mas en esta parte del libro,




456.
que aunque está perfectamente escrita , y
es un modelo de lógica y de elocuencia,
no presenta sin embargo tantas ideas nue-
vas y luminosas como los cuatro últimos
capítulos.


En los tres primeros describe los ca-
caracteres de las tres diferentes especies de
gobierno que ha distinguido en la intro-
duccion ; y los cuadros políticos que pre-
senta, son tan verdaderos que se pueden
nombrar los gobiernos, de que habla , aun-
que el autor no los designa. En el capí-
tulo Vf , hablando de los amantes y defen-
sores del gobierno despótico ( así llama al
que se niega á conceder las garantías),
despues de haber demostrado que las cos-
tumbres y las ideas del siglo hacen nece-
sario el régimen constitucional , les dice:
«renunciad á los argumentos y á las doctri-
nas: no os canseis en instruir , ni espereis
conversiones : herid y oprimid , si podeis. La
audacia y 'la violenciá'pneden causar rápi-
das retrogradaciones : un esperimento r:›- -
ciente ha probado que . en doce años se
puede desandar un espacio inmenso. ¿Quién
sabe si con mas arte , y' con el auxilio de


•la inquisicion, que renaceria mas activa y
devoradora á fuerza de tribunales espe-


457
'dales y de comisiones , íi fuerza de su-
plicios , destierros y confiscaciones , rege-
nerando el feudalismo , dotando con pro-
fusion un clero inumerable y legiones mo-
nacales antiguas y" nuevas , señaladamente
la compañía de los jesuitas; quemando por
otra parte todos los egemplares de la ma-
yor parte de los libros , y un suficiente
número de los h-nnbres que les han leido,.
cerrando ó corrompiendo las fuentes de la
instruccion , alterando la historia, fabri-
cando títulos, aboliendo la imprenta, ó re-
servando esclusivamente el uso de ella á las
autoridades supremas, estinguiendo poco á
poco todas las luces adquiridas , reducien-
do el edmercio á los límites mas estrechos,
y comprimiendo, el vuelo de la, industria;
é quién sabe, repito , si empleando con vi-
gor y habilidad todos estos medios, se lo-
grada abrir para el resto de la g,eneracion
actual y para las futuras aquellos profun-
dos abismos en que los pueblos perdieron
por tantos siglos la memoria de su digni-
dad , el sentimiento de su fuerza y la idea
de las garantías sociales ?


«Las reglas que se deben seguir para
conseguir tan importante resultado , son
las siguientes ;




458
« Primera : que el populacho yazga ea


la mas completa miseria : segunda, hacer
que entre sucesivamente en esta clase, con-
denada á la indigencia, el mayor número.
posible de habitantes; de modo que fuera.
de ella solo existan sus opresores" ...


« Tercera , prohibir á todos y aún á las
personas mas eminentes el estudio 'de la
naturaleza y de la sociedad , extender el
imperio de la supersticion y las preocupa-
ciones, é imponer silencio á todas las voces
que no sean órganos del poder"....


No seguiremos al autor en esta hermosa
y amarga ironía contra los apóstoles del
poder absoluto. Si Maquiavelo quiso hacer
un cuadro irónico de esta especie, á lo
menos debió manifestar con mas claridad
sus verdaderos sentimientos, como lo ha
hecho Mr. Daunou. La imposibilidad de
seguir las reglas que él prescribe, y de ob-
tener los resultados que indica , deben pro-
bar á los amantes de la tiranía la impo.
sibilidad de restablecerla.


En el capítulo último, y el mas impor-
tante de la obra, manifiesta los medios do
hacer inviolables las garantías en un pays
donde se ensayan por la vez primera. El
primer medio que señala para conseguir


459
esta inviolabilidad, es declarar dichas ga.
rantías por leyes fundamentales del estado;
y en lugar de confiar la conservacion de
estas leyes á un senado, cuyas necesidades
é intereses son diferentes de los de la na-
cion, deben ponerse bajo la salvaguardia
del cuerpo legislativo, cuyos individuos,
clamando con valor y frecuencia contra la
violacion de los derechos mas preciosos
del ciudadano, harán que los depositarios
del poder se acostumbren á ropetár, , y á
los súbditos á ser respetados, hasta que el
tiempo y la experiencia hayan impuesto el
sello de la perpetuidad á las libertades pú-
blicas. Para esto se necesita que las elecciones
de los diputados sean enteramente libres,
mucho mas en los payses donde el cuerpo
representativo no tiene la iniciativa de la
ley. Si la nacion, en vez de usar del dere-
cho de eleccion , abandona el nombramien-
to de sus diputados al ministerio ó á una
faccion , da un testimonio evidente de que
que nO. quiere garantías; y esta desgracia
no tiene mas remedio que la ulterior pro
pagación de las luces, y el valor del corto
número de escritores y diputados que se
atrevan á sacar al pueblo de su infausto
letargo.




46o
Por mas que las leyes escepcionales


opriman un pays, siempre es conveniente
que en la tribuna nacional se grite contra
ellas. La razon triunfará al fin ; pero es
preciso oponer á la injusticia no mas que la
razon. Si el exceso del despotismo produce
la licencia, el abuso de la libertad nos
vuelve al despotismo. Este gran principio
consagrado ya por el raciocinio y la ex-
periencia, no debe ser olvidado ni por
los gobernantes, ni por los súbditos. To-
do se debe esperar del tiempo, de la
constancia y de las luces : nada de la
violencia.


Ultimamente , ‹< para hacer inviolables
las garantías, basta que la nacion quiera
gozar de ellas, y nombre por represen-
tantes á los que saben que lá ayudaráná
conquistarlas. Contra una cámara , cuya
mayoría es liberal, no tiene poder ni las
astucias del ministerio, que trata de con-
servar con leyes de circunstancias su efí-
mera tiranía, ni las pretensiones ridículas
de las clases privilegiadas.— ¿ Ha seguido
la Francia este consejo en las actuales elec-
ciones ? Las primeras sesiones de la cáma-
ra lo dirán.


465
HESSY DAR.MSTADT.


El gran duque que habia concedido el edic-
to constitucional, lo acaba de someter al exa-
men de la cámara de los diputados, Esta pre-
sentará á la aprobacion del gefe del estado
las adiciones y mudanzas que conviene hacer
en el pacto fundamental : de modo que el
gobierno de aquel dichoso pays no será mas
qua la expresion (le las voluntades reuni-
das del pueblo y del monarca. Como al
mismo tiempo se han transigido las des-
avenencias entre les electores de Daims-
tadt y el ministerio; no hay motivo que
perturbe en el dia el júbilo de aquel pue-
blo. Su union íntima con el soberano se ha
celebrado con iluminaciones, fiestas, y to-
do género de regocijos.


Entretanto sus vecinos los hesseses del
antiguo landgraviato de Cassel, gimen bajo
eÍ . yugo del despotismo militar. Su gran
duque, fiel á los principios de la aristocra-
cia prusiana, que causó todas sus des.
gracias en la época de la batalla de Se-
na., no quiere aclimatar en sus dominios
la tribuna. Se halla fortalecido con el-egern-
plo de la Prusia, que ni cumple su pro-




462
mesa, ni el artículo de la Iey de confe-
deracion germánica , relativo al estableci-.
miento de estados .representativos.


¿ Por qué los príncipes que mandan so-
bre pequeños territorios, son los únicos
que se apresuran á unirse con sus pueblos?
La razon es clara ; quieren suplir lo que
les falta de fuerza física con el aumento de
fuerza moral , que resulta de la prosperi-
dad de sus súbditos, y del amor que tri-
butan á sus bienhechores. Los ministros de
los monarcas poderosos se contentan con
tener grandes egércitos y un tesoro que no
sea nacional , sino propio de ellos; y se
creen dispensados de la obligacion de ha-
cer amar á sus soberanos fuera de los
términos de su palacio , invadido siempre
por la, ambiciosa y hambrienta aristocracia.
En los estados pequeños está el ministro
mas cercano al pueblo; es el gobierno mas
paternal, y el pueblo mas sumiso, porque
ve mas inmediata la autoridad. Las varia-
ciones en la constitucion son movimientos
casi imperceptibles; en las grandes monar-
quías horrendas convulsiones. Por eso ha
sido la libertad la herencia de las ciudades,
y el despotismo de los imperios.


463
Historia critica y militar de las guerras de


la revolucion ji-ancesa, escrita por el te-
niente general JOYIINI, edecan del empe-
rador de Rusia; primera entrega compues-
la de 6 vol. en 8. Q mar quilla: se vende en
Paris á 65 fi'. con el atlas, en la librería
de los señores dnselin y Pochard, calle
del Delfín, Sq/b12.° 9.


Sin haber visto esta obra todavía , in-
sertamos aquí el juicio favorable que se ha
hecho de ella en el Constitucional de Paris,
creyendo que será tan justo, como es con-
forme á la merecida celebridad anterior de
Mr. Jomini. El primer volumen , que for-
ma la introduccion al estudio de una his-
toria tan copiosa, consta de cuatro capítu-
los que son los siguientes: x.° Cuadro su-
cinto de los movimientos de la política en,
ropea desde Luis IV hasta la revolucion;
2.° Aspecto de las causas y primeros pa-
sos de la revolucion francesa; 3.° Idea del
estado de la Europa en x791; 4.° Conside-
raciones acerca de la constitucion de los
egércitos europeos al tiempo de declararse
la guerra de 1792.


El segundo volumen contiene toda la
campaña de r7g2; el tercero solo compren-




464
de el primer periodo de la campaña de l'O.;
el cuarto, el segundo periodo de la misma
campaña; el quinto, el primer periodo de
la campaña de 1 794; y el sexto, el segun-
do periodo de la misma campaña.


A cada volumen >acompañan para su ilus_
tracion documentos justificativos, planos,
mapas, etc. La primera entrega, como aca-
ba de verse, solo abraza los tres años pri-
meros de aquella guerra tan memorable;
materia vastísima de estudio y de reflexio-
nes para el filósofo, para el político, para
el militar, para los reyes y para sus síib-
ditos. En esta inmensa galería figuran mi,


-
llares de sugetos que todavía viven ; y cu-
yos retratos pasarán á la posteridad, por-
que la superficie del globo nunca habia si,
do teatro de un espectáculo tan grave é Mi,
ponente. Júntanse veinte pueblos poderosos
contra uno solo , por quien al instante se
decide la victoria. El éxito de aquella lu-
cha ofrece una leccion sublime ; y la Es-
pacia, casi desconocida á una punta del
continente europeo, se aprovecha de ella,
y ¡rápidamente recobra su lugar entre las
potencias grandes de la tierra


La tarea que se impuso el general Jo.
mini era digna de la superioridad de su


465
talento: ya había merecido quo se le con,
tara entre los escritores clásicos del arte mi-
litar por los primeros ensayos que vió el pú-
blico de su excelente pluma, y aPO Antes que


'los frutos precoces de su ingenio los hua
biese madurado la experiencia. No le fal-
taba mas que perfeccionar en el campo de
batalla, y en el: laborioso silencio de su
estudio particular , las teorías que haba
previsto y casi adivinado su feliz instinto.


En sus observaciones, en las reflexio-
nes que se le ofrecen por la misma relacion
4e los hechos ,que expone magistralmente,
se encontrará una aplieacion contínua de
los principios que habia reducido á axio-
mas el distinguido autor de las grandes
operaciones de táctica. No puede perderse
el lector estudioso , llevando por guia al
general Jomini, que es al mismo tiempo.
exacto, sagaz, rápido y profundo. Si no
merece que se le tenga por imparcial en
todos los juicios que hace , muestra á lo
menos deseos de serlo. Un historiador que
refiere los hechos de su tiempo, en pre-
sencia de los señores actuales • del .mundo,
los cuales leen 4.mandan que les lean las
obras en que sus acciones y su política se •
ofrecen al examen del vulgo, tiene que


TOMO III, 3o




466
someterse por necesidad al influjo de cier-
tas consideraciones personales ; pero á
Mr. Jomini debe hacérsele la justicia de que
no se encuentran en su obra ni una con-
descendencia estudiada, ni un servilismo
tímido. Agrada verle á veces fijar los ojos
en su patria con especial complacencia,
considerando que entre los descendientes
de Guillermo Telt todavía no se han bor-
rado del todo las tradicciones de la li-
bertad.


El general Jomini elogia todo lo que
merece la calificacion de grande, de ge-
neroso y sublime; y al mismo tiempo que
se compadece y lamenta de los errores;
locuras y crímenes que rodearon á la una
de la revolucion francesa, justamente ad-
mira á aquella misma nacion que despeda.:
zada interiormente por mil calamidades
distintas , y cubriendo de bayonetas sus
dilatadas fronteras, supo repentinamente
contener y rechazar mas allá de ellas á los
esfuerzos de todas las potencias de Europa
juntas. La pintura de este grande y sublil
me movimiento es uno de los pedazos mas
herm osos de la introduccion á la historia
militar del general Jomini , bien • que el
interés se' sostiene durante la lectura de


467
tódo el primer volumen, por la importan-
cia de las materias que abraza, y el desem-
peño del autor. Si alguna vez ciertas ideas
inspiran desconfianza, el francés -mas seve-
ro convendrá con aquel en muchos puntos,
y siempre verá con gusto especial á un ge-
neral ruso levantar la punta del velo que
cubre la política de la Inglaterra. Los 'edi-
tores del Constitucional sienten que la falta
de espacio les impida hacer un análisis com-
pleto de los otras cinco volúmenes, en-
contrándolos dignos de los mismos elogios,
y se ciñen á decir lo siguiente: «Nuestras
« campanas , nuestros triunfos , nuestros
«desastres, las causas de los sucesos, el
« conjunto de las operaciones, el caracter de
«los actores principales, todo lo encomia-
« mos en esta obra descrito con una sagacidad
« maravillosa , y seguido con un orden que
« casi nada deja que desear. La Historia cn-
«tica del general Joniini descuellará como
«un monumentento sólido y magestuoso
« entre tanta multitud de memorias, rela-
ciones, compilaciones, y. folletos militares


« de todas clases , de que nos vemos inun-
«dados, y que sin embargo encuentran lec-
« tores, porque está muy lejos de extinguir-
« se el sentimiento del honor nacional. Es


3o,




t


468
«de desear que en la continuacion de este
«hermoso trabajo no se experimente atraso
«ó tal-lanza; y pensamos que el favorable
«acogimiento que ha hecho el público á los
«seis primeros volúmenes, animará á los
«señores Anselin y Pochard para activar la
«publicacion de los restantes de la obra.
«Todas las personas curiosas, y principal-
« mente los estudiosos del arte militar , no
«estarán contentos mientras no vean el des-
« enlace de esta larga época de gloria y de
« dolor á un mismo tiempo , y lleguen á
«la lectura de las últimas campañas, en
«que nuestrq aguerrido y malhadado egér-
« cito, sucumbió bajo el peso de sus pro,
« pios laureles."


469


Compañia nacional de seguros mútuos con-
tra incendios, bajo la direccion de Don
FaAwcIsco DurOo: 182o.


Este papel comprende el reglamento de
la compaii:*a que debe presentarse á la
aprobacion de S. M. El plan es semejante
á la de compañia nyúttia de Seguros, esta-
blecida en Paris en 3 de abril de 1817,
que empezó con 15o socios, que se asegu-
raron a5 millones de francos en posesiones
de la capital, y en 6 de junio de 1820 as-
cendia ya á 12,613 el número de casas ase-
guradas , y su valor á 721,112,000 francos:
progresion que manifiesta la utilidad de los
establecimientos de esta especie.


Cada socio es á un mismo tiempo asegu-
rador y asegurado en el sistema de los se,
guros /raímos. La compañia, cuyo término
se ha fijado al plazo de 3o años, no admi-
te fondo capital numerario, las mismas ca-
sas aseguradas servirán de garantía al pago
de las cuotas de repartimiento de daños
en caso de un incendio. Esta cuota es la
centésima parte de un real por cada x,000




470
de dalo y por cada r,000 de capital ase-
gurado, siempre que el valor de las casas
aseguradas llegue á roo millones de reales.


La contribucion para gastos del esta-
blecimiento será de medio real por ca-
da r,000 asegurados. Durante los cinco
primeros años, el producto total de esta
recaudacion y los gastos del establecimiento
serán por cuenta del director de la coba-
pziíía.


La junta general de la compañía se
compondrá de 5o individuos elegidos en-
tre los que tengan mayor capital asegura-
do. Esta junta elegirá la de gobierno, com-
puesta (le seis individuos, á la cual está en-
cargada la dirección de los negocios y la
observancia del reglamento.


Cuando este sea aprobado, el director
propondrá á la junta junta cuáles son las
ciudades del reyno á que deba estender-
se el beneficio de este establecimiento.


Estas son las bases fundamentales de
esta nueva compañía. Siendo su obgéto
la• conservacion de las propiedades . , • no
podrá dejar de merecer la aceptacion y el
aprecio del público.. La moderacion en las
cuotas de dalos y gastos debe animar á los
propietarios á entrar en una con-palla.,


471
que con muy pequeños sacrificios les ofre-
ce la seguridad de los capitales empleados
en casas (i).


(s) Se está acabando de imprimir en la impren-
ta de este periódico la traduccion de una memoria
dedicada al ministro de la Gobernacion de la penín-
sula, cuyo título es: Les aSSUM/ICCS muluells comparéeo
sux assurances á prime.




472


Defensa de tres puntos esenciales de nues-
tra ComsTereCION : por D. A. de Q.,
preso en' Zaiagoza en 1820. Se vende en


librána de Calleja )
calle de. (jarretas


á 3 reales.


Los tres artículos fundamentales que


el autor de este escrito intenta defen-
der son: I.° que el rey no puede disolver
las cortes: 2.°que no puede suspender las
leyes votadas por las Cortes, sino hasta la
tercera legislatura: 3.° que el poder legisla-
tivo reside en las Cortes con el rey, sin
admitir á la participacion de este poder
una cámara hereditaria y privilegiada.


Todos los pueblos se 'aficionan á las
constituciones, que por muchos siglos los
han gobernado, aun cuando en el princi-
pio lés hubiesen sido odiosas ó indiferen-
tes: quizá Espafia es la única, cuyo amor
á la Constitucion se ha exaltado por haber
carecido de ella seis años. Las glorias del


473
corto periodo que estuvo vigente, y los in-
fortunios que siguieron á su caida, la han
grabado con caracteres indelebles en los
ánimos de los españoles. El autor fundado en
este principio inconcuso de que no hay me-


jor constituczon para un pueblo que la que
él ama, refuta los argumentos que suelen
oponerse contra nuestra Constitucion to-
mados de lal,teorías de las constituciones
extrangeras. Los profundos 6n-10(4i/tientos
políticos que manifiesta en esta ()bita, y
la maestría con que maneja y combina-los
principios fundamentales del gobierno, nos
hacen desear que goce cuanto antes de
la luz pública el Curso de política constitu-
cional que nos promete en la introduccion.


.No podemos dejar de copiar el último'
párrafo, en que manifiesta la necesidad de
adquirir nuevas costumbres y sentimientos
si no queremos inutilizar el excelente pac-
to constitucional de que gozarnos. «Ye nos
ceguemos sobre los vicios que ha sembra-
do en nuestras costumbres el largo des-
potismo que ha pesado sobre nosotros: re-




474
conozcamos que el nuevo régimen exige
de todos los españoles virtudes rígidas, vir-
tudes austeras , y que sino deponemos el
hombre viejo, si las autoridades conservan.
todavía la levadura antigua de la arbitra-
riedad, y nosotros la sumision estúpida y
la insensible paciencia de los esclavos,
volveremos á serlo sin arbitrio, por mas
que nuestra Constitucion sea conforme á
mejor teoría política.


.475
Hornilla del sumo pontífice ote tual Pio Vil,


siendo cardenal y obispo de Imola, tra-
ducida del italiano, con 'vista de la . ver-
sion francesa del célebre Mi'.,'
antiguo obispo de 13 Lois , y aumentada
con un prólogo y varias notas impoitan-
ies: por DON TOMAS RODRIGUEZ BURON.


Este precioso discurso es todo el un de-
chado de máximas de moral y de política,
muy análogas á las circunstancias en que
se halla hoy la España y aun á la penínsu-
la entera.


Si no estuviera harto recomendado por
el nombre de su venerable autor, bastaría
decir que un hombre tan verdaderamente
virtuoso, un escritor tan eminente como
Mr. Gregoire, se ha ocupado en traducir-
le. Así es que tres copiosas ediciones han
sido -.arrebatadas sucesivamente en Francia;
debiendo creerse que haya sucedido lo mis-
mo con las domas que se han hecho ea
casi todas las lenguas cultas.


Se vende en las librerías de Perez y de
Hurtado , calle de las Carretas, y en la de
Brun enfrente de las gradas de San Felipe
el Real.




Actas de las Cortes. Sesiones extraor-
dinarias del 20 de octubre y siguien-
tes. Instrucelon pública.. . . . pág


Reflexiones sobre el epilo<s,io de la memo-
ria de M. DE SAINT-AULAIRE , en de-


fensa de M. DECAZES , y sobre otros
escritos nuevamente publicados. . .




Sobre el espíritu público


Cartas del Madrileño. Cuarta


Arcas de las Cortes. Sesiones extraor-
dinarias del 20 de octubre y siguien-
tes. •.Instruceion pública. Continúa el
.artículo I.° del número anterior. . .




8tE
Del Diezmo


zo8
Gaitas del- 'mochila-7o. Quinta


136
Cartas de M. JUAN BA UTIST A S AY.


d M. T. R. li'1A 1. TIILi s sobre varios
puntos de econonzza política




147


157
.ddvetzencia.


159
Cetro anuncio


..
. 16o


Actas de las Cortes. Sesiones extraor-.


47 7
di nadas del de octubre y siguien-
tes. Continúa el artículo sobre Instmc-
clon pública


De las tribunas nacionales ..
Histoi •e de la prerniere quinzaine cle


fui. 182o: par M. REY:110).10'N DE
BEX. Folleto en 8.o mayor 194


Sobre el manifiesto de los autores de
las compaiii as cómicas , anunciado
en el Constitucional.


Cartas del madrileño. Sexta
Propiedad literaria
Sobre un periódico que se publica en


Londres con el título de Cussoa A.31E-
RICANO 232


Actas de las Cortes. Sesiones extraor-
dinarias del 20 de octubre y siguien-
tes. Concluye el artículo sobre Ins-


ccion pública 241
Memoria de la comision de caminos y


canales sobre las comunicaciones ge-
nerales de la peninsula, impresa por
orden de las Cortes : 1890 271


:Cartas del Madrileño. Séptima 299


Reflexiones sobre el estado actual de
'Francia. . • • . 3og


anuncios -313
Informe y proyecto de un canal de na-


n


476


INDICE


de los artículos contenidos en el tomo
del CENSOR.


161
18o


205
214


223




478
oegacion y ¡lego desde Sevilla d Cdr
doba , presentado al gobierno por el
intendente lion:orario de provincia DON
JOSÉ AGUSTIN DIi LARRANIENDT, in-
geniero comisario de caminos y cana-
les : aprobado por S: 111. en 28 de,fe-
brero de 181 9 . Impreso en Madrid en
1820 39x


Reflexiones generales sobre la legislatuz a
de .182o




337
Nápoles y Sicilia






355
Algunas reflexiones sobre las ocurren-


cias de estos últimos días'


Erratas del número anterior


Examen general de la legislatura de
1820. Sesiones de julio. Memorias


presentadas por los ministros , núme-
ros 1.0 y 2.0


Suceso de Sauniur... . .
Elecciones de diputados en Francia. .
Essai sur les gara nties individuelles que


réclarize état actuel de la société.




• .Par Dan. nou , membre de l' Institut


1820
Hesse Darmstadt
Historia critica y militar de las guerras


de la revolucionfrancesa , escrito por
el teniente general JOMINI edecan


479
del emperador de Rusia ........ 463


Compañía nacional de. seguros zmítuos
contra incendios bajo la direccion de
DON FRANCISCO Duróo: 1820. 469


Defensa de tres puntos de nuestra Cons-
tituczon , por D. A. de Q


Homilía del sumo pontífice actuallno VII,
siendo cardenay obispo de Nom., etc. 475


indice .. 476


389
400


4ox
433
438


451
461