-.--.--------r -.--' -.¡--- '_0,. .. -.t.......__ '" R. " t t HE LA ...
}

-.--.--------r -.--' -.¡--- '_0,.


.. -.t.......__ '"


R. " t t
HE LA


REVOLUCION
FRANCES-L~


POR


DE I.A ACADE1I1a FRANCESA.


TRADUCIDA Y ANOTAD:\


POR.


J)ON 8EBASrrIAN MIÑAN'O
nE r.A ACADEMIA DE LA H!STOR L\.


TOMO OCTAVO.


SAN SEBASTIAN


Imprenta de IGNACIO RAMON BAIlOJA.
Caracteres de la Iuudicion de L;\,URENT etDE BERNV de Paris


1840.




r




HISTORIA.
DE I.A.


n,EVOLUCION FRANCESA.


CONVENCION NA(~IONAL.


,CAPITULO P.RIMERO.,


Consecuencias del 9 ele thermidor, - Mcdificacioneaquesc
hicieron al gobiel'110 revolucionario. - Reorganizacion del
personal de las comisiones. - Revocacion de la ley de 22 de
prerial ; Decretos para arrestar á Fouquier-Tinville , Le-
hon , Rossignol y otros agentes de la dictadura; suspeusion
del tribunal revolucionario; desencarcelamiento de los sos-
pechosos. -Fórmanse dos partidos , el de los montañeses
y el de los thermidorianos. - Rcorganizacion de las comi-
siones de gobierno. - Modificaciones de las comisiones re-
volucionarias. ~ Estado de la hacienda, comercio y agri-
cultura despues del terror. - Aeusacion dirijida contra los
miembros de las antiguas comisiones que se declara calum-
niosa por la convencion. - Esplosion del almacén de pól-
Tora de Grenelle ; exasperación de los partidos. - 1nforme




'-.


REVOLUCION FRANCESA.


presentado ..tIa convencion sobre el estado de Francia. Mu
chos é importantes decretos sobre todos los ramos de ad-
ministracion, - Trasládanse los restos de Marat al Pan-
thcon , y se colocan allí en lugar ele los de Mirabeau.


Por muchos dias duró la alegria que causaron
los acontecimientos de los dias 9 y 10 de thermi-
doro Era universal el júbilo y una multitud de
personas que habian huido de sus provincias para
venir á ocultarse en Paris se apresuraban á tomar
asientos en los coches de camino para ir á anun-
ciar en sus pueblos la noticia de la comun restan-
raciono En todas partes las detenian para hacerlas
mil preguntas, y luego que se convencian de la
certeza de los succesos , ó se restituian á los para-
ges que habian abandonado despues de largo tiem-
po Ú se presentaban los que habian estado escon-
didos en cuevas subterráneas. Entonces principia-
ron los inumerables presos amontonados en todas
las cárceles de Francia á esperar la Iibertad , ó por
lo menos á no temer el cadalso.


No se acertaba á esplicar bien la naturaleza de
la revolucion que acababa de realizarse, sino que
se tenian bastantes dudas sobre la mayor ó me-
nor disposicion que tenian los miembros super-
viventes de la comision de salud pública á conti-
nuar el sistema revolucionario, y hasta qué pun-
to se hallaba dispuesLa la comision á entrar en sus




CONVENCloN NAClO~AL (1794.). .1
miras. Solo se veia y comprendia una sola cosa que
era la muerte de Robespicrre. Como él habia sido
gefc del gobierno, solo á él se imputaban las pri-
siones, los cadalsos yen fin todos los actos de la úl-
tima tirania, Una vez muerto Robespierre, parecia
que todo debia cambiar y tomar una nueva faz.


Despues de tan gran suceso, no era posible
contener la ansiedad pública mas antes era indis-
pensable satisfacerla. Despucs de haber consagTa-
do dos dias á recibir felicitaciones, escuchar escri-
tos en que cada cual repetia la frase de que ya no
existe Catilina, la república está salvada, recompensar
los rasgos de valor, decretar monumenlos para
inmortalizar la gran jornada del U etc. ,se ocupó
en fin la convencion de tornar las providencias


. 11" ,necesarias en aClUC a ctrcuustancra.
Todavía estaban en ejercicio aquellas comisiones


populares que se hahian instituido' para hacer la
funesta clcccion de los presos que habian de su-
bir al cadalso : el u-ihunal rcvo lucionm-io, tal cual
le instituyó Robcspicrrc y la atroz Iiscai iu tIe Fou-
quier-Tinville, y les bastaba la menor insiuua-
cion para continua.' en sus terribles operaciones.
Hasta en la misma sesiou del dia t l de thermidor
(29 de jutio ) no se pl'eguntó ni decretó el cspur-
go de las comisiones populares, y Elias Lacoste
llamó la atenciou acerca del tribunal revolucio-
nario proponiendo su suspensión hasta clue se


/"
~./". ....


-




ImVOLUCIO~ FHAXCESÁ.


nrganizara dc nuevo con arreglo ú otros pl'in-
eipios y se nombrárnn distintos jueces. Quedó
aprobada esta proposicion , y para que no se re:-
tardase el juicio de los cómplices de Hobespier-
re, se convino en nombrar en la sesión misma,
una comision provisional que reemplazase al tri-
hunal revolucionario. En la de por la tarde, Bar-
rcre que continuaba en su encargo de relator de
la comision de salud pública, vino ú anunciar una
victoria que fue la entrada de los Franceses en
Lieja, y despues estuvo dando cuenta á la asam-
blea del estado de las comisiones que se habian
ido mutilando repetidas veces 1 ya pOT el cadalso 1
ya por legaciones, J se hallaban reducidas ú un
corto número- de individuos. Robespierre , Saint-
Just y Couthon habían espirado el día anterior:
Herault-Sechelles habia muerto con Danton: Juan-
llont-Saint-André y Pricur del Marne estaban en
comision , y no quedaban mas que Carnot, ocupa-
do esclusivamente de la guerra, Prieur de la Costa
de Oro , que lo estaba de las armas y municiones ,
Roberto Lindet de los abastos v cornercio; Billaud


.J


Varcnnes y CoBot de Herbois de la corresponden-
cia con los cuerpos adrniuistrativos , y últimamen-
te Barrórc como encargado especial de dar los in-
formes. Quedahan pues solo seis miembros de los
docc que eran de número: pero la comision de se-
buridad general estaba algo mas completa y has-




CONVENCION NACIONAL. (1794) 1
faba para sus ocupaciones. Propuso Barrére que
se reemplazasen los tres individuos que habian
muerto la víspera en el cadalso por otros tres nue-
vos, entre tanto- que se hacia la renovacion gene-
ral de comisio-nes señalada para el 20 de cada mes
y omitida despues de mucho tiempo por el tácito
consentimiento que se habia dado á la dictadura.
Esta propuesta encerraba grandes cuestiones, y
entre ellas la de saber si dehian espelerse todos
los que habian hecho parte del último gobierno;
y si no solo se habian de var-iar los hombres , mas
tambien las cosas, modificando la forma de las co-
misiones, tomando precauciones contra su escesi-
vo influjo, limitando sus atribuciones, y en una
palabra haciendo una completa revolución en la
adrninistracion. POI' de pronto se reclamó en la
asamblea contra aquel modo demasiado espedito
y dictatorial de proceder, que consistia en propo-
ner y nombrar en la misma sesion los miembros
de las comisiones. Se pidió que se imprimiera la
lista de candidatos y que se difiriese la cleccion;
adelantándose Duhois Crancé á quejarse de la PI'O-
Jongada ausencia de los indi viduos de ellas, dijo,
que si se hubiese reemplazado á Herault-Sechelles
y no se hubiese permitido á Prieur del Marne y á
Juan-Bon-Saint-André que permanecieran ausen-
tes por tanto tiempo, se habria asegurado una
mayonu y evitádose estar tanto tiempo sin atacar




fn::. VOLUCION FIUN<:ESA


fa los triunviros. Luego sostuvo que los hombres se
maleaban en el poder y contraian inclinaciones
peligrosas, por lo cual propuso se decretara pa-
ra en adelante que ningun miembro de las comi-
siones pudiese ser enviado en legacion á las pro-
vincias ,y que todas se renovasen por cuartas par-
tes todos los me ses. CamLon llevó IDas adelante la
discusion dicie ndo que era preciso reorganizar en-
teramente el gobierno, porque segun él , la comí-
sion tic salud pública se habia apoderado de to,....
do , y resultaba que aunque sus miembros traba-
jasen dia y noche no podian dar abasto, mientras
que quedaban reducidas á una completa nulidad.
las comisiones de hacienda, legislacion y seguri-
dad general. Por consecuencia era indispensable
hacer una nueva distribucion de facultades, im-
pidiendo que la de salud pública estuviese dema-
siado recargada, y las otras sin tener nada que
hacer,


Entablada de este modo la discusion , iban ú
poner la mano' en todos los ramos del gobierno
revolucionario; pero contuvo este movimiento
inconsiderado Bourdon del Oisa, cuya oposición
al sistema de Robespierre era bien notoria, pues
que estaba designado para ser una de sus pl'ilIle-
ras víctimas. Dijo que hasta entonces se habia te-
nido un gobierno habil y vigoroso, á quien se ha-
bia debido la salvación de la Francia y victorins




CONYENCION NACIONAL (1794). 9
inmortales, para esponerse á poner una mano
imprudente sobre su organizacion, que acababan
de despertarse toda') las esperanzas de los aristo-
crátas , y era preciso guardarse al mismo tiempo
de una nueva tirania, sin dejar de modificar con
mucho tiento una institucion á quien se debia
tan grandes resultados. Sin embargo Tallien , el
héroe del dia 9 , queria que por lo menos se toca-
sen ciertas cuestiones, y no veia el menor peli-
gro en que se decidieran inmediatamente. Por
ejemplo, ¿por qué no decidir al instante que las
comisiones se liabian de renovar por cuartas par-
tes todos los meses '? Esta proposicion de Dubois
Crancé, reproducida por Tallien fué acogida con
entusiasmo y aprobada con gritos de viva la repú-
blica. A esta medida quiso añadir otra el diputado
Dclmas diciendo: « Acabáis de obstruir el nla-
« nantial de la ambicion, y para completar este
« decreto propongo decidáis que ningun miem-
« bro pueda vol ver á entrar en ninguna comision
« hasta un mes después que hubiere salido de
« clla.» Tambien quedó adoptada esta proposición
como la precedente, y ya sentados estos princi-
pios se convino en que una comision presentara
un nuevo p an para organizar Las nuevas corni-
sienes de gohierno.


El dia siguiente quedaron elegidos seis miem-
bros para reemplazar los muertos y ausentes de




10 REVOLUCION FRANCESA.
la comisión de salud pública, y por la primera
vez no se confirmó la. propuesta. hecha porBarrére.
Nombraron á Tallien en recompensa de su valor; á
Breard, Thuriot, y Treilhard que habian sido miern-
bros de la primera comision desalud pública, y úl-
timamente á los dos diputados Laloy 1 y Echasse-
riaux 2 el mayor, porque este último era lnuy ver'-
sado en materias de hacienda y economia pública.
Tambien sufrió sus alteraciones la comisión de se-
guridad general, porque se levantaron mil gritos
contra David, diciendo que había sido demasiado
apasionado á Robespierre contra Jagot 3 y Lavi-
comterie á quienes acusaban de haber sido unos
inquisidores horribles, y así una multitud de vo-
ces solicitaron su reemplazo que se decretó innle-
diatamente. Designaron p~H'a sucesores suyos y
para completar la dicha comision de segul'idad
general, muchos de aquellos atletas que se habian
distinguido euIa jornada del 9, como Legendre,
Merlin dc Thionville, Goupilleau de Fontcnay ,
André-Dumont, Jean Debry , y Ilernard de Sain-
tes lt. En seguida se revocó pOl' unanimidad de
votos la lcy del 22 ele prerial y se indignaron con-
tra aquel decreto que permitia poner preso ú un
diputado antes de haber sido oido por la conven-
cion , decreto bien funesto que habia conducido
á la muerte víctimas ilustres de quienes todos se
acordaban como Danton , Camilo-Desmoulins,




CONVENCION NACIONAL (179¡). 1r
Herault Sechelles , etc. En efecto se revocó el de-
creto; pel'o no bastaba mudar las cosas sino que
hahia ciertos hombres á quienes no podia perdo-
nar el resentimiento público. -- ({ Todo Paris ,
«gritó Legendre, os pide á gritos el suplicio de
«Fouquier 'I'inville » y sin detenerse' un punto se
mandó que se le pusiese en estado de acusacion,
« Otro dijo que era imposible 'permanecer senta-
«do al Iado de l ..ebon 1)) y todos clavaron los ojos
en aquel proconsul que había ensangrentado la
dudad de AITÚS cuyos escesos habian provocado
reclamaciones aun en tiempo de Ilobespierre. In-
mediatamente se le mandó arrestar y volvieron á
pegar con David á quien solo se habian contenta-
do con escluir de la comision de seguridad ge-
neral y también se decretó el arresto contra él.
Igual providencia se tomó contra Héron que habia
sido'gefe de los agentes de la policia instituida
por Robespierre, contra el general Rossignol de
quien tantas veces hemos hablado; contra Her-
mann presidente del tribunal revolucionario an-
tes que Dumas, y que por el favor de Uohespier-
re habia pasado á presidente de la comisión de
tribunales.


Ultimamente quedó suspenso el tribunal revo-
lucionario ,revocada la ley del 22 de preria1,
reorganizadas en parte las comisiones de salud
púhlica y de seguridad general y arrestados y




12 REVOLUCION FRANC~SA.
perseguidos los principales agentes de la última
dictadura; con lo cual se indicaba suíicientemen-
te el carácter de la última revolucion, y se dió
márgen á toda especie de esperanzas y reclama-
ciones , diciéndose unos á otros los parientes de los
presos que estaban en las cárceles que iban á dis-
frutar los resultados de la jornada del 9. Antes de
aquel feliz momento no se atrevian siquiera los
parientes de los sospechosos á reclamar en favor
suyo, ni aun para hacer valer las razones mas
justas y legítilnas ya por miedo de escitar la aten-
cion de Fouquier Tinville ya por recelo de ser
ellos mismos aprisionados por haber querido
proteger á los aristocratas. En una palabra, ha-
bia terminado el tiempo del terror y asi principia-
ron de nuevo á concurrir á las secciones, abando-
nadas en otro tiempo á los Sansculottes de las dos
pesetas diarias y se llenaron de gentes que vol-
vian á salir en público, de parientes de los pre-
sos, y de padres, hermanos ó hijos de las vícti-
mas sacrificadas por el tribunal revolucionario.
A unos les animaba el deseo de libertar á sus pa-
rientes y á otros la venganza de los suyos, soli-
citándose en todas las secciones la libertad de los
arrestados para lo cual se dirigieron á la conven-
cion. Esta remitió todas aquellas súplicas á la co-
mision de seguridad general, que estaba encar-
gada de hacer la aplicacion de la ley sobre 805-






=7T~~',


1);" r0




CONVENCION NACIONAL (1794). 13
pechosos , y aunque la mayor parte de ella cons-
taba todavia de individuos que habian firmado
las órdenes de prisión , con todo eso la fuerza de
las circunstancias y el influjo de los nuevos miem-
bros que se la habian agrega~o no podian me-
nos de inclinar la balanza al lado de la clemencia.
En efecto principió á dictar autos de libertad, y
aun algunos de sus miembros, como Legendre,
Medin y otros varios visitaban las cárceles para
oir las reclamaciones y restituir con su presencia
y palabras la alegria y la esperanza. Otros sin de-
jar dia y noche sus asientos, daban oidos á las
súplicas de los parientes que se agolpaban á soli-
citar iguales decretos. El principal encargo de la
comision consistia en examinar si los llamados
sospechosos habian sido encerrados por las causas
que prevenia la ley de 17 de setiembre y si estas
causas se hallaban especificadas en los manda-
mientos de prision, lo cual equivalia á volver á
la misma ley del 17 aunque ejecutándola mejor;
pero era lo bastante para desocupar enteramente
las cárceles. Efectivamente habia sido tal la prisa
que se habian dado los agentes revolucionarios,
que por lo comun arrestaban sin indicar los mo-
tivos , y sin siquiera dar comunicacion de ellos á
los presos; y por tanto se les fue soltando como se
les habia encerrado, esto es por masas. Entonces
no por ser menos bulliciosa la alegria dejó de ser




14 l\EVOLUCTON FRANCESA.
mas verdadera , y se estendió por las familias que
recobraban un padre , un hermano ó un hijo de
quien por tanto tiempo habian estado privadas, y
á quienes creían destinados al cadalso. Se vieron
salir de ellas hombres á quienes su sola tibieza ó
sus relaciones habian hecho sospechosos á una
autoridad sombria , y otros .á quienes no habia
podido preservar de tal desgra.. ia el mas notorio
patriotismo. AlU estaba encerrado aquel jóven ge-
neral Hoehe que reuniendo en una sola vertiente
de los Vosgos los dos ejércitos del Mosella y del
Rhin habia levantado el bloqueo de Landau por
medio de una maniobra digna de los mas gl'an-
des capitanes, por solo haber hecho resistencia á
la comision de salud pública, y se le puso en li-
bertan y se restituyó á su familia y á los ejércitos,
·á quienes debía conducir de nuevo á la victoria.
Igualmente recobró la libertad aquel Kilmaine que
salvó el ejército del norte levantando el campo de
César en agosto de 1793 y cuya brillante retirada
babia sido causa de su prisión. Salió también á respi-
rar la libertad aquella muger joven y hermosa que
tanto imperio había adquirido sobre Tallien y que
desde la cárcel misma no cesaba de estimular su va-
101', yen cuya recompensa le dió la mano de espo-
sa. Cada dia se iban multiplicando las solturas sin
que por eso dejaran de ser igualmente numerosas
las solicitudes que se agolpaban sobre la comision;




CO~YE~CION NACIONAL (1794). 15
Yentonces dijo Barrére. ({ La victoria acaba de se-
« ñalarnos una época en que la patria puede ser in-
«dulgente sin riesgo, y mirar las culpas de inci-
e vismo como bastante purgadas con algun tiem-
« po de prision, Las comisiones no cesan de dictar
«autos de libertad, ni de reparar errores é in-
e justicias privadas, y no tardará en desaparecer
( del territorio de la república el menor vestigio de
«las venganzas particulares; pero la escesiva
« afluencia de personas de ambos sexos á las puer-
e: tas de la comisión de seguridad general no hace
« mas que retardar unos trabajos tan útiles á los
« ciudadanos. Nosotros hacemos justicia á los na-
« turales movimientos de la impaciencia de las fa-
« milias , ¿pero por qué retardar con tantas soli-
« citudesinjuriosas álos legisladores, y con reunio-
l) nes escesivamente numerosas la marcha rápi-
« da que la justicia nacional debe tomar en esta
« época? »


Era en efecto tal el cúmulo de solicitudes de
toda especie que asaltaban á la referida comision ,
que las nlugeres particularmente usaban de todo
su influjo para conseguir decretos de clemencia
aun en favor de enemigos notorios de la revolucion
y no dejaron de sorprenderla algunas veces como
sucedió con los duques de Aumont y Valentinois
que salieron de la cárcel con nombres supuestos,
y tambien hubo otros muchos que se salvaron con




16 UEVOLUCION FRANCESA.
iguales subterfugios. No era grande el inconve-
niente que de esto se scguia, porque corno ya lo
habia dicho Barrére , la victoria hahia señalado
la écopa en que la república podia ser flexible (~
indulgente, pero también podia suceder que cs-
parciéndose la voz de que se soltaba á muchos
aristocrátas se vol viesen á inquietar las desconfian-
zas revolucionarias, y romperse la especie de una-
nimidad con que' se acogian las providencias de
dulzura y de paz.


Andaban agitadas las secciones, llegando ú pun-
to de tumultuosas -; porque en efecto no era posi-
ble que los parientes de los presos ó de las vícti-


. . .


mas, ni que los sospechosos recientemente liber-
tados, ni en fin que tantos y tantos á quienes de
pronto se habia restituido el uso de la palabra, se
limitasen á solicitar la reparacion de antiguos ri-
gores sin pedir también venganzas, casi todos es-
taban furiosos contra las comisiones revoluciona-
rias y se quejaban de ellas altamente, queriendo
modificarlas y aun abolirlas, todo lo cual ocasionó
algunos alborotos en Paris. La seccion de Mon-
treuil vino á denunciar los actos arbitrarios de la
comision revolucionaria; la del Pantheon frunces
delaró que la suya habia perdido su confianza; y
la del contrata[social tomó tambien con la suya
providencias severas y nombró otra para que se
enterara de lo que contenían sus libros de registro.





17


Era U1UY natural esta reacción tle 'la clase mu-
«Ierada, tanto tiempo reducida al silencio y al ter--
rol' por los inquisidores de las comisiones l'evolu-
cionarias , mas nopodia menos de ¡Janlar la uteu-
cion de la Montaña.


Aquella .montaüa teri-ihle no habia perecido tO""7
{la entera con Rohespierre sino que le había sobre-
vivido. v algunos de sus miembros continuahau


1, '-,


convencidos de la probidad y Icale. i ntencioues de
aquel tribuno, sin porler persuadirse ú que hu-
hiese querido janlas usu rpar P1 porler : mas antes le
miraban como una víctima de los amigos de Danlon
'y del partido corrompido ~ .'uyos restos no hahia
'podido destruir .;pero 110 eraarande 'el número dt~
Jos que pensaban de este modo, La Juayo1' parte
(le los montañeses corno l'epu hlicauox si III'Pl'OS y
·exaltados, miraban con horror todo proyecto de
tiranía y habian auxiliado á la jornada del H, 110
tanto pOL' derribar un ré~ám(~n sanguinario, cuan-
.to pOI' destruir val naciente Cl'onnvel. Sin duda
,que les parecia inicua la justicia rcvolur.io n.u-ia tal
.cual la habian ejecutado Hobespierre , Saint-Tust.
Couthon, Fouquicr y Dumas ; pero llO pOI' f~SO eu-
tendian que debiera disminuirse en n.ula la ('IH'I'-
gia del gobierno., ui xlar cuartel de niuguu modo
á los que ellos Ilamaban aristocraras. Eran la ma-
yor parte hombres PUI'OS y rígidos que JIU hahiau
tomado parte en la dictadu ra ni en ninguno de sus


vnr.




48 ItEYOLUCION FnA:NCES~.
actos y asi no estaban interesados en defenderles ';
j)el'o eran unos revolucionarios suspicaces, que no
querian que c19 de thermidor se convirtiese en
una reaccion y tornase en provecho de un partido"
Entre aquellos cólegas suyos fIue se hahian adu....
nade pal'a derribar la dictadura , miraban con
desconfianza á los que pasaban por bribones, por
dilapidadores, por amigos de Chabot y de Fabre
de Eglantine, y en fin ptll' miembros del partido
'concusionario , agiotista, y corrompido, Les ha-
bian ayudado contra Robespierre, pero estaban
l)l'ontos á combatir contra ellos si los veian incli....
nados -á entibiar la energia revolucionaria ó á he-
neficiar los 'últimos acontecimientos en favor de
una faccion cualquiera. Halrian acusado ú Danton
de corrupción , fcderalismo, orleanisrnn y realis-
mo, y asi no era de admirar que formasen iguales
sospechas contra -sus victoriosos amigos. Pero no
-se habia dado todavia ningun ataque directo, aun-
que Iya principiaban ú escitarles algunos recelos
todas aquellas solturas y la suhlevacion general
contra el sistema revolucionario.


Los verdaderos autores del 9 de thermidor,
'eran en número de -quince á veinte , entre quie-
nes se contaban 'como principalcs Legendre, .Pre-
ron, Tallien , Merlin de Thionville, Barras , Thu-
riot , Bourdon del Oisa , Duhois Crancé y Lecoiu-
tré el de Versalles , no se indinaban tampoco ui




.,


Cr.;SVENCION NACIONAL. (t 79 'í). t9
Fealisnlo ni á larnntrn-rcvolucion : pero oscitndos
por el peligro y la lucha se habían pronuuciaclo
contra las leyes revolucionarias. Tenian tamhicn
mucha de aquella propensión á suavizarse qne ha-
hia perdido ú sus amigos Danton y Desmoulins ;
y corno se veian aplaudidos y solicitados ele todas
partes , se inclinaban mas que sus cólcgas de la.
montaña al sistema de la clemencia. Aun era po-
sible quc muchos de ellos hiciesen alf(unos sacri-
ficios á su nueva situacion , porqne eso de hace!'
servicios á familias .desconsoladas , recibir testi-
monios de la mas viva gl'atitud y hacer -olvidar an-
tiguos rigores, era una tentacion lIlUY lisongera:
y ya tanto los que desconfiaban de su complacen-
cia como los que esperaban en ella les distinguian
con el nombre de Thermidoríonos.


Frecuentemente se suscitaban contestaciones
lllUY vivas sobre las tales solturas, porque se }WC-
sentaba por ejemplo un diputado recomendando
algun individuo de su departamento , á quien co-
nocia y en consecuencia mandaha la comisión que
le pusiesen en libertad.; perG á corto rato venia
otro diputado del mismo departamento queján-
dose de aquella lijereza, y diciendo que era un
aristocrata rematado, Estas contestaciones y el ha-
herse dejado ver pOI' las calles una multitud de,
enemigos notorios de la revolucion ostentando una
alegTia imprudente, provocaron una providencia




REVOJ.('1:10!l( FIlANCES.\.


({ue S~ adoptó sin repal'ar en la importancia que
luego tu \'0. Se decidió qnese imprimiera la lista
de todos los individuos puestos en libertad por
<'n'den de la comisión de seguridad general, y que
al lado del nombre del individuo se pusiesen los
de las personas que hahian pedido por él y rps-
pondido de sus principios.


Esta providencia hizo una impresión malísima,
porque se asustaron muchos ciudadanos de ver que
se consignaban sus nombres P11 una lista que po-
dria servir el dia de mañana para ejercer nuevos
rigores en caso de restablecerse PI régimen del ter-
ror. Muchos de aquellos que ya habian solicitado y
conseguido la libertad de algunos, se arrepintie-
ron de ello , y otros no quisieron volver á hacer
semejantes solicitudes. Se quejaron amargamente
en las secciones df' aquel retorno á las medidas
que perturbaban la confianza y alegria pública
sol icitando que se revocase.


El dia 26 de therrnidor se estaba hablando en
la asamblea de la agitacion qUí' reinaba en las sec-
ciones de Paris : y habiendo venido la de Mon-
treuil [t denunciar su comision revolucionaria, se
la respondió que debia dirijirse á la de seguridad
:general. Mas entonces el diputado .de Lille Duhem
que no habia tenido parte alguna en los actos de
la última dictadura, pero que era amigo íntimo
de BiHaud y partici pa ha de todas sus opiniones ~.




21


en pavticular de que no convenia que el gohier-
no revnlucinuario relajase su sistema de rigor,
principió it hablar acaloradamente contra laaris-.
tocracia y el moderuntismo , que segun decia le-o
vantaban ya sus atrevidas cabezas pensando qUf'
el 9 de thermidor se habia hecho en provecho su-
yo. Tamhien Baudot (j y Taillefcr 7 que habían he-
cho una valiente oposicion al régimen de Robcs-
pierre , pero que eran montañeses tan pronuncia-
dos como Duhem ; .Y Vadier , aquel famoso miem-
bro de la antigua comisión de seguridad general;,
sostuvieron ig;uahnente que la aristocracia andaba
muy agitada, y convenia que sin apartarse el go-
bierno de la justicia, permaneciese inflexible. Hizo
Grauet s , diputado de lUarsella .v uno de los de la
montaña ,Ulla proposición que aumentó la agita-
ciou de la asamblea , pidiendo tque 103 presos á
quienes se había puesto en libertad sin que sus
fiadores se hu l.iescn presentado á dar sus nom-
hres , volviesen iurucdiatauicute [. la cárcel , cuya
proposiciou escitó gl'an tumulto. Empezaron á
combatirla Bourdou , Lccointre y Merlin de Thion-
villc y corno suele suceder en tales casos, pasó la
discusiou desde las listas á la situación política l
se atacaron reci procamentc sobre las intenciones
que se suponían unos.a otros. ({ Ya P.S tiempo dijo
« )Jel'lill etc Thionvil]« de (llH~ todas las facciones
O( I'CIIUlwi.'n á sr-rvirsc de los mismos ~.s.'alonc~


,t¡~




REWJlXClOX fn.\~CE~a.·


!( dd' trono ele Robespicrre : siuo (ple se necesr-
l( ta no hacer nada Ú Inedias, porque HO puede
« negarse que la convención ha hecho mucho de
« esto en la jornada del 9 de t'lierrnidor, Ya que
«ha dejado aquí algunas tiranos, debieran por lo
{( menes gual'dar sijencio.« Aplaudiéronse mucho
estas palabras de ~fel'lin que iban especialmente
({'¡rigidas contra Vadier : y después se le' siguió
tegendl'e diciendo: « Muy hien sabe la comisión
« que se la ha sorprendido proporcionando la li-
« bertnd de algunos aristocratus , pero son muy
d pocos y na tardarán en volver ú ser encarcela....
t( dos; ¡, lTIaS poe {rué nos hemos de acusar unos á
« otros? ¡, Por qué mirarnos como enemigos cuando
« tenemos las mismas intenciones '? Procuremos
(( calmar nuestras pasiones si queremos asegurar
l( v acelerar el éxito de la revolueion. Ciudadanos
« yo os pido que revoquéis la ley del 23 que man-
f( da la irnpresion de las listas de los que hun sido
« puestos en libertad, porque esa ley no ha hecho
« IlTaS que disipar la alegria pública, y entibiar
« todos los conlzones.» A Legendl'C' sucedió 'fa-
Hien , y le escucharon con la nIaY0l' atencion por
ser el principal de los thcrmidoriunos y dijo: « Ha-
({ ce algunos dias que todos los buenos ciudadanos
« ven con sentimiento que se trata de dividiros y
( reanimar los odios que debieran haberse sepul-
(t lado en la. tumba de Hobcspierre. Al cutral' aqui




..


eONYE~€ION NACIONAL. (1794). 2:Y
«; me lian entregado un billete en que se me anun-.
(t, cia que-varios .rniembros debiun ser atacados en,
e esta sesion, y sin duda que los enemigos de la
«república son los que circulan estos rumores :
«..guardémonos de confirmarlos con nuestras divisio-.
«<Des.)) Los aplausos. interrumpen al orador, y vol-
viendo á tornar la palabra di jo en voz alta: « No-
e espercis.frutoulguno de vuestras intrigas , conti-
« nuadores de Robespierre Pf)l'(iue la. convencion.
«,está resuelta á pel'ecer pcimero que sufrir una,
«nueva tirania, Quiere un-gobierno inflexible pe-
«:1'0 justo, y a.unque es nluy posible que algunos:
«.patriotas hayao sido, engañados respecto de cier-
«·tos presos,..es menesten acordarse de que nunca.
«"heITIOS contado con la infalibjlidacl humana; pe-o
«TO denúnciense las; personas, que hayan sido 111aL
«puestas en libeetad y no se tardará en vol vedas
eI,.f. la prisión. Por Ioque hace á mi , debo confesa¡'
({, francamente que prefiero-ver bay 20 aristocratas
« en libertud.á ver un patriota en la cárcel pol'(Iue
«aquellos es nluy f~l(~il volverlos ú encer-rar maua-.
ena. ¡y. qué, una, república que tienc un millou
« y doscientos. mil ciudadanos- armados ha de tener
«miedo de unos- cuantos aristocratas.! No, porque
(! es demasiado gl'aru.le y sabrá nluy bien descu-
e.brir y castigar á sus enemigos. })


Aunque le habían interrumpido á menudo con.
los aplausos, recibió, otros mas estrepitosos aLcon-




2í RE\"(If:UCfO:\ I!'JUNCESA.


t


r luir este discurso? y después de algunas esplica-.
r iones g-(~nel'ales, se volvió á tr-atar: de la ley del
23 Y de la nueva disposicion que queria añadir-
la Granet. Sostenían los partidarios de ella que no"
(lehia vacilar nadie en darla cara cuando se ejer-
cia nn acto tan patriótico corno es el de reclamar
la [ibertad de un ciudadano injustamente arres-
tado :-ú lo cual respoudian sus adversarios (Ine 110-
hahia cosa mas pe1igl'(tSa que 'andar formando lis-
tas pues hierr sabia todo el mundo quelas de los
sn mil y la de los S mil habian ocasionado gl'an-
ftÍsÍmo-s daños , pues cuantas personas estaban in-
,-lusas el) ellas habían vivido" en la mayor inquie-
tud y aun cuando no" hubiese" ninguna tiranía
Clue temer. no pOI' eso se tranqujliztu-ian las
personascomprr-udidas en ellas, Ultimamente hu-
ho {[lle tl'anSi~Ól' segnn la propuesta de Bourdon
reducida á que se impr-imiesen los nombres de los
presos Iihertados mas no los de las pel'sonas qne
hablan respondido por ellos, Así se adoptó 11lan-
dando (lne no se imprimiera sino los nombres de
los primeros. Mas inmediatamente Tallien, qne
no estaba satisfecho con este medio término , vuel-
YC ú subir á la tr.buna y dice: (( Ya quehabeis de-
.. terminado inscribir los nombres de }os Índivi-
« duos puestos PIl libertad? no podeis dispensaros
.. (le Blanda!' publicar tarnhien los de las personas
'"(PI(' les mandaron eurarcclar , P01'(11IC es de tod:l,




r.O~'·E~CION NACIO~AL (t79,¡')' 2;)
( justicia que no se ignore quienes fueron los que'
«denunciaron é hicieron meter en la cárcel á los.
«buenos patriotas.» Sorprendida la asamblea con
esta proposicion de Tallien inmediatamente la de-
claró nlUY justa y la aprobó con sus votos; pero
apenas se habia tomado este acuerdo cuando mu-
chos miembros de la asamblea reflexionan que
aquella lista no podia menos de formar contraste
con la precedente y ser of'igen de guerra civil. Cuya
cspresion principió á cundir en todos los ángulos
de la sala repitiendo que se queria la guerra cial.


« Sí, replica inmediatamente Tallien , es la guer-
«ra civil, tenéis mucha razon, porque vuestro
(( decreto pondrá en presencia unos de otros á
f( hombres que nunca pueden perdonarse, pero
f( mi intento al proponel'OS el segundo decreto no
«fue otro que el de haceros comprender los incon-
e venientes del primero y asi os propongo ahora
t( seriamente que revoquéis uno y otro. D Y al mo-
mento empezal'on á gTital' de todos lados «si, si
({ es necesario revocarlos ambos, » El mismo Amar
lo propuso así y quedaron revocados ambos de-
cretos , y prohibida la impresión de toda lista ,
gracias á la astuta y atrevida sorpresa que Ta-
Ilien acababa de hacer á la asamblea.


Esta sesion restituyó la seguridad á una lllulti-
tud de gentes que principiaban á perderla, pel'O
t.uubien probó que no estaban del todo estingui-




26' REYOI.:UCION FRANCESk.
das todas las pasiones ni terminadas todas lasÍu-'
chas, Todos los partidos habían- recibido castigos
uno despues de otl'O-Y perdido sus mas ilustres co-
rifeos ;-los realistas en diferentes épocas, los giron~
dinos el31 de- mayo, los dantouistas en germinal-
y los montañeses exaltados el 9 de thermidor. Pe-
ro" pOI' mas que hubiesen perecido los corifeos
subsistían lose partidos, pOl'que estos no acaban-
con un solo' golpe sino que se conmueven sus res-
tos largo" tiempo después que" ellos, Ahora iban
estos partidos <:1 disputarse-de- nuevo' la dirección
dela revolución y principiar una carrera laborio-
sa y ensangrentada. Era en electo indispensable
f1ue habiendo- llegado los ánimos par la inminen-
cia del peligro al último gl'ado' de- iri-itaeion, vol-
viesen progresivamenteal punto de donde habiarr
partido', y durante este- retroceso debía el poder
pasar de mano- en mano y renovarse- las mismas
luchas de las pasiones., los sistemas y lnautnrrdad;


Despues de aquellas primeras atenciones conce-
didas á la reparación de muchos injustos rigores,
pensó la convencion en organiz'al' las comisiones
y el gobiernO' provisional, que como ya dijimos
habla de gO'hcI'na,r la Francia hasta la paz general.
La primera discusión que se' habia suscitado lué
la de la comisión de salud pública, dudándosede
si se remitiria á otra nueva comisión el cuidado de
formar un nuevo, plan. EI'a ya nlUY urgcnlc OClI-


.




'1


rONVE~(:ION· NACIONAl> (17¡4~'l. 21
pnrsc' de ello ,. y en efecto asi lo hizo' la: asamblea
en los primeros dias de fructidor (agosto). Se en-
contraha combatida POl' dos sistemas ó escollos
opuestos, ú saber el' temor de debilitar la autori-
dad que se hallaba encargada de salvar la revolú-
cion y el de volver á constituirla con formas tirá..
nicas. Es peculiar ú Jos hombres tener miedo de
los peligros cuando ya han pasado, y tornar .pre-
cauciones contra lo clue ya no puede vol ver á su-
ceder. la tiranía' de la última comision de salud
pública habia nacido de la necesidad de dar vado
i. una carga. inmensa y estraordiuuriu en medio de
tuda especie de obstáculos, y:aú se' pl'{~ental'OIl
algunos hornln-es para ejecutar lo que no podia, ni
sabía, ni, se atrevia ú hacer una asamblea nU111e-
.rosa, y en medio tI'e los inauditos trabajos que de-
scmpeñaron durante 15 meses, no habian podido
ni motivar sus operaciones , ni da.' cuenta de ellas
á la asamblea sino de' un modo muy general, y
sin fIne ni ellos mismos tuviesen tiempo pal'a de-
liberal' ensre sí , sino que cada uno de ellos obra-
ba de un modo absoluto en el ramo (lue habia to-
mado ú su cargo. Así llegaron á ser una especie de
dictadores forzados ú quienes las. circunstancias
mas bien que' su amhicion habian hecho ornnipo"
lentes. Mas hoy qne la tarea estaba concluida y
pasados los peligros cstremos no podia ya formar-
se un poder semejante por falta de ocasión para




28 REVOLUCION FRANCESA'.
ello, y era una idea pueril tomar tantas lwecau-
ciones contra un peligro imposible, mas antes bien
ofrecia esta precaucion un grave inconveniente ~
que era el de enervar la autoridad, quitándola
toda su energia. Un millon y doscientos mil hom-
bres habían sido alistados, mantenidos, armados
y conducidos ii las fronteras, pero era indispensa-
ble proveer á su manutencion y direccion , lo cual
exijia todavia el mayor cuidado, suma aplicaciou ,
estraordinaria capaci..lad y facultades 111UY esteusas,


Ya estaba decretado el principio de renovar las
comisiones todos los meses por cuartas partes, y
decidido ademas que los miembros que de ellas
saliesen no pudieran volver á ser elegidos antes
de un rnes; .Y ~i bien estas dos condiciones impe-
dian una nueva dictadura, tambien estorbaban
uua buena administraciou ,i porque era imposible
establecer ni serie , ni aplicacion constante, ni se-
creto alguno en este ministerio constantemente
renovado. En tal modo de organizacían apenas
estaha un hombre al corriente de los negocios
cuando se veia precisado á dejarlos, y si se presen-
taba una especialidad sobresaliente, como la de
Carnot para la guerra, las de Prieur de la Costa
de 01'0 y Roberto Lindet para la adrninistracion ,
ó la de Cambon para la hacienda, se privaba de
ellas al estado en un término fijo porque con solo
separarse por el rnes exijido en la ley, quedaban




"CON\'ENCION NACiONAL (r794). 29
casi nulas las ventajas de una reeleccion ulterior.


Pero no habia mas arbitrio que sufrir aquella
reaccion, cayendo desde el estremo de haber con-
centrado demasiado la autoridad ~ a otro mucho


I


mas peligroso de diseminarla demasiado. La an-
tigua comision de salud pública, como encargada
soberanamente de cuanto interesaba á la salvacion
del estado, tenia derecho para convocar las otras
comisiones y hacer que la diesen cuenta de sus
tareas , aprovechándose así de todo )0 mas esen-
cial que huhiese ejecutado cualquiera de ellas.
Para impedir en adelante estas intromisiones, se
separaron en la nueva organizacion las atribucio-
nes de cada comision haciéndolas independientes
unas de otras, y se crearon diez y seis.


La Córnision de salud pública;
2. 11 De seguridad general;
3.a De hacienda ~
4.a De legislacloll ;
5. a De instrucción pública;
6. a De agricultura y artes:
7.a De comercio y abastos:
8. a De trabajos públicos:
~). él Detrasportes ~r COC'l'COS;


IO.é1 Comisión mj litar ;
l1.a De marina y las colonias;
12.a De SOCOI'l~OS púhlicos ~
13.a De división ;


'~


.\
~., ;~; .


"1' ~


"




30 nEVoJ.UCIO~ FR'\NCRS~.
1i·.a De redaccion de las actas y de .los archivos';
15.a De 'peticiones, correspondencias ydespachos;
t 6.a De inspectores del palacio nacional.
Estabacompuesta la de salud pública de doce


miembros que conservaban Iadireccieu de las ope-
raciones militares y diplomáticas: de la leva y
equipo de los ejércitos , {le la elección de los ge-
nerales, los 'planes de cnmpaüa etc., pero no se
estendian á mas sus au-ibuciones, La de seguridad
general constabade.16 miemhros , y estaba á su
cargo la policía'; la de hacienda, com puesta de
48, tenia la inspeccion de todas las rentas, teso-
reria, monedas, asignados etc., pudiendo reunirse
las comisiones para los objetos que fuesen comu-
nes á unas y otras. Asi quedó reemplazada laau-
toridad absoluta de la antigua comisien de salud
pública por una "multitud de autoridades rivales,
espuestas á embrollarse y entorpecerse en su mar-
cha; pero tal era la nueva organizacion del go-
bierno.


Al mismo tiempo 'se hacian .otras reformas que
no se tenian por menos urgentes, como pOl' ejern-
plo: la de las comisiones revolucionarias estable-
cidas en cualquier pueblecillo y encargadas de
ejercer allí la 'inquisicion , que eran entre todas
las instituciones atribuidas al partido de Robes-
pierre las mas incómodas y aborrecidas de todas.
Para que su aceion fuese menos estensa y vejato-




CO~\'ENCJON NACION.lL (179'4.). 31
ria se redujo su número al de una sola comisión
en cada distrito, bien que debia .haber una en ca-
da pueblo de 8 milalmas, fuese ó no cabeza de
partido. En Paris se redujeron á 1:! las 1..8 .que
habia ,y estas habian de ser cOlDpuestas de doce
micmbros , con la obligacionde 'que todo luan-
dato de comparecencia babia de estar firmado por
tres de ellos, y por siete á lo 111enOS todo manda-
miento de lwision. Adenlas habian de renovarse
tambien por cuartas parles todos los 11leses., á
ejemplo de las comisiones de gobierno. Aiiadió la
convencion ú todas estas disposiciones otras no
menos importantes mandando que no se reunie-
sen mas que una vez cada década las asambleas de
secciones, y esto precisamente en el dia decadí,
cesando desde luego la distribucion de las dos pe-
setas ,pOI' sesion. Esto era lo luismo que jr estre-
chando á la demagogia en límites menos estensos,
haciendo que fuesen mas raras Jas reuniones po-
pulares , y sobre todo no pagando á las clasesba-
jas que asistian á ellas. Era cortar un abuse
que habia llegado á ser escesivo en Paris pues
se pagaban mil doscientos miembros presentes
en cada seccion, cuando realmente apenas ha-
bia trescientos. Solian responder los presen-
tes, por los ausentes, haciéndose mutuamente
este servicio , y asi quedó escluida aquella mili-
cia obrera que habia sido tan devota de Robes-




REYOLUf'IONFRANCESA.


piel'l'e y debió volver á sus trahajos ordiuurios.
La determinacion mas 'impertante qne tomó la


convencion fue la depuración de los individuos
-que componían todas las autoridades locales, co-
misiones revolucionarias, ayunlamientosetc., por-
que.allí es donde se encontraban, como ya hemos
dicho, los Olas fogosos revolucionarios, que ha-
bian venido á ser en cada pueblo lo que Rohes-
pierre , Sainl-Just y Couthon eran en Paris , abu-
sando de sus facultades con la brutalidadad pro-
pia de autor-idades inferiores. Cuando el decreto
.del gohiet'no revolucionario suspendió la constitu-
cion hasta la paz, suspendió también toda espe-
cie de elecciones con el fin de evitar alborotos V
concentrar la autoridad en unas mismas manos.
Por ig'uaI consider.u-ion , esto es para im pedir las
luchas entre jacobihos y aristocratas , mantuvo la
convención las disposiciones del decreto; y confió
á los representantes que estaban en comision la
facultad de depurar las administraciones en toda
Francia. Este era el medio de asegurarse á sí mis-
ma la eleccion y direccion de las autoridades lo-
cales, al mismo tiempo que evitaba la compe-
tencia de las dos facciones una con otra. Ultima-
mente volvió á ponel' en actividad el tribunal
revolucionario que se habia suspendido última-
mente, y como 'no estaban nombrados todos los
~ .


jueces y jurados que habian de componerle, fue




CONVENCION NACIONAL \ t 79l). 3:l
preciso que entrasen inmediatamente en ejcrcicic
los que ya estaban reunidos y juzga~en con arre-
glo á las leyes existentes, anteriores á la de 22 de
prerial. Eran muy terribles las tales leyes, mas
como los elegidos para aplicarlas, y la docilidad
de las justicias estraordinarias se modifica segu n
la tendencia del gobierno quc las instituye sirvie-
ron dc garantia contra nuevas crueldades.


Todas estas reformas quedaron ejecutadas des-
de el primero al quince de fructidor (fines de
agosto) , y solo quedaba por restablecer una ins-
titucion importante, que era la libertad de im-
prenta. Ninguna ley hasta entonces la ponia lími-
tes, sino que antes bien se hallaba consagrada d«
un modo ilirnitado en la declaración de derechos:
pero con'todo hahia sido proscrita de hecho bajo
el régimen del tenor. La menor palabra impru-
dente podia comprometel' la vida de los ciudada-
nos") y de este modo ¿ quien se habia de atrever á
escribir? La suerte del infeliz Camilo Desmoulins
prueba el estado en que se hallaba la imprenta
en aquella época; pero Durand-Maillane , ex-cons-
tituyente y uno de los hombres mas tímidos que se
oscurecieron completamente durante las tormen-
tas de la convencion ,propuso que se g-al'antizase
de nuevo formalmente la libertad de la im prenta,
dieiendo : «nunca hemos podido esphcarnos eu
« este sitio sin esponernos á insultos y amenazas;


vrn 3




flRVOLUCION FRANCESA.


t: Y si quereis saber nuestro dictámen en las dis-
q cusiones que se susciten en adelante, y que po-
( damos couu-ibuir con nuestras luces ú la empresa
er comun es preciso dar nuevas seguridades á los
« que quieran hablar ó escribir. »


Algunos dias después Freron , el amigo y com-
pañero de Barrás en su comision á Tolon , el ca-
murada de Danton y de Camilo Desmoulins , y el
enemigo mas fogoso, despues de su muerte , de la
comision de salud pública, unió tambien su voz
á la de Durand Maillane para solicitar la ilimita-
da libertad de imprenta. Dividiéronse los parece-
res, pretendiendo aquellos que habian vivido en
sugecion durante la última dictadura, y deseaban
dar impunemente su dictamen sobre todos los
asuntos con intencion de resistir enérgicamente á
la revolucion , una declaracion formal que prote-
giese la libertad de hablar y escribir. Pero los
montañeses que preveían el uso que se pensaba
hacer de aquella libertad, y no dudahan de que
se preparaba un diluvio de acusaciones contra to·
dos los que habian desempeñado cualquier em-
pleo durante el terror; y otros muchos tambien
que sin temer nada personalmente calculaban el
peligroso medio que se iba á dar á los contra-revo-
lucionarios, harto abundantes ya por todas par-
tes, se oponian ú que se diese una declaracion es-
presa. La razon en que se fundaban era que la de-




CONVENCION NACIONAl. (t 794). 35
claracion de los derechos del hombre consagraba
ya la libertad de la imprenta y así era inútil es-
presarla de nuevo supuesto que equivalia á pro-
clamar un derecho que ya estaba reconocido ,y
que si el intento era hacerle ilimitado , se e orne-
tia una gran imprudencia. « ¿, Quereis , dijeron
« Bourdon del Oisa y Camhon , permitir al realis-
<r mo que se levante é im piirna cuanlo se le anto-
« ge contra la institución de la repúhlir-a?» Todas
estas proposiciones se remitieron á las comisiones
competentes para examinar si hahia lugar ó no á
hacer nueva declaracion.


De esta manera quedó enteramente modificada
el gobierno provisional, que estaba destinado á
regir la revolución hasta la paz, conforme á las
nuevas disposiciones de clemencia y generosidad
que se manifestabandesde el 9 de thermidor. Co-
misiones de gobierno, tribunal revolucionario 'Y
administraciones locales estaban reorganizadas y
depuradas; declarada la libertad de imprenta y
todo anunciaba una nueva marcha,


No tardó en conocerse el efecto que debian pro-
ducir aquellas reformas , pues hasta entonces el
partido de los revolucionarios ardientes habia es-
tado en el gobierno 111isn10: componia las comi-
siones y mandaba en la convencion; reinaba en
los jacobinos, ocupaba las administraciones mu-
nicipales y comisiones revolucionarias de que ei-




36 REYOI.UCION fRANCESA.
taba inundada la Francia: mientras que hoy des-
poseido se iba á encontrar fuera del gobierno y á
formar contra él un partido hostil.


La sociedad de jacobinos habia quedado sus-
pendida en la noche del 9 al 10 de thermidor , y
Legendre que habia cerrado su sala, depositó las
llaves sobre la mesa de la convencion ; pero se les
devolvieron y se permitió á la sociedad que pu-
diera volver á constituirse con condicion de de-
purarse á sí misma. Eligiéronse 15 miembros de
los mas antiguos para examinar la conducta de to-
dos los asociados durante la noche del 9 al 10, Y
no debian admitir sino á los que hubiesen estado
en su puesto como simples ciudadanos, en lugar
de concurrir al ayuntamiento á conspirar contra
la convencion. Entre tanto que llegaba la depura-
cion fueron admitidos los antiguos miembros en
la sala provisionalmente , y habiendo principiado
aquella se vió cuan dificil era hacer una informa-
cion sobre cada individuo, y se contentaron con
hacerles algunas preguntas, juzgándoles por sus
solas respuestas. Ya se deja discurrir con cuanta
indulgencia se Iiaria este exámen siendo jacobinos
unos y otros, y así quedaron reinstalados en po-
cos dias mas de 600 miembros por la simple de-
claracion que dieron de que habian pasado en su
puesto aquella famosa noche. Quedó pOl' tanto
compuesta, lo mismo (Iue antes de todos los indi-





CON\'ENCION NACiONAL (1794). 37
viduos afectos ú Hobespicrre , Saint-Just y COlt-
thon, á quienes miraban como mártires de la li-
bertad y víctimas dc la contra-revoluciono Al lado
de la sociedad madre existia tambien aquel famo-
so club .electoral donde se retiraban aquellos que
tenían que hacer proposiciones que no podian
oirse en los jacobinos, y donde se habian trama-
do las grandes jornadas de la revoluciono Conti-
nuaba este club en el palacio antiguo del obispo
y constaba de antiguos franciscanos, de los jaco-
hinos mas determinados y de los hombres mas
comprometidos durante el terror; viniendo natu-
ralmente á ser, tanto el club como la sociedad de
los jacobinos, el asilo de aquellos empleados á
quienes la nueva depuración iba á dejar sin des-
tino, como asi sucedió efectivamente. Alli se reu-
nieron los jurados y los jueces del tribunal revolu-
cionario , los miembros de las 48 comisiones que
llegaban casi al número de 400, los agentes de la
policia secreta dc Saint-Just y de Robespierre, los
encargados de llevar las órdenes de las comisiones
que componían la banda del famoso Heron, los
escribientes de diferentes administraciones, y en
una palabra todos los empleados que habian sido
escluidos de sus funciones, aun cuando muchos
no fuesen antes miembros de los jacobinos ni del
club electoral. Allí exhalaban sus quejas y resen-
rimientos C01110 hombres inquietos del porvenir y




as REVOLUCION fIlANCtrSÁ.
temian las ,'cnganzas de aquellos [1 quienes habian
perseguido; sin que tampoco les fuese indiferente
la cesacion de las comisiones lucrativas que antes
desempeñaban, sobre todo' los miembros de las
comisiones revolucienarias , que además de su
sueldo- eometian toda especie de dilapidaciones,
La reunión de tales hombres formaba un partido
violento y tenaz (Iue además del natural ardor de
sus opiniones, se hallaba irritado por el perjuicio
de sus intereses ,y esto mismo que pasaba en Pa-
ris sucedía también en todo el resto de Francia.
Los individuos de los ayuntamientos. y comisiones
revolucionarias y los directorios de los distritos
se juntaban tarnbien en las sociedades filiales de-
sahogando en ellas sus odios y sus temores, á que
se agregaba también el bajo pueblo, destituido
igualmente de sus funciones desde que no recibia
las dos pesetas· por asistir á las asamhleas de secciono


En odio dé este partido y con el objeto de con-
batirle se estaba formando otro ó por mejor decir
revivia; y estaba compuesto de todos los que ha-
bian sufrido ó guardado silencio durante el terror,
y pensaban haber llegado el momento de desper-
tarse y dirigir ú su vez la marcha de la revoluciono
Ya hemos visto, hablando de las solturas de' los
presos, como los parientes de estos y de las vícti-
mas volvian á presentarse en las secciones escitán-
dolas á que hiciesen abrir las cárceles y denun-





CONYENCION NACIONAL (1794). 39
ciando y persiguiendo á las comisiones revolucio-
narias. Aumentó mucho sus espel'anzas y les dió
mucho ánimo la llueva marcha de la couvencion
y las reformas principiadas, pues pertenecian POl'
la mayOl' parte á todas las clases que habian esta-
do oprimidas, cualquiera que fuese la calidad,
pero particularmente al comercio, á la industria
y á este tercer estado laborioso, opulento y mode-
rado que siendo monárquico y constitucional ti)
tiempo de la constituyente, y republicano como
los girondinos , se hahia anulado desde el 31 de
mayo y quedado espuesto á todo género de pel'-
secuciones, Entre ellos se ocultaban ahora algu-
nos individuos muy raros de la nobleza, que
ni siquiera se atreviau todavia á quejarse de
su abatimiento, pero sí de la violacion que se ejer-
cia en ellos de todos los derechos de la hUlnani-
dad; y tamhien algunos partidarios de la corona ~
criaturas ú agentes de la antigua corte , que no
habían cesado de suscitar obstáculos ú la revol ucion
mezclándose en todas las oposiciones que se fue-
ron sucediendo de cualquier sistema ú carácter que
fuesen. Eran segun costumbre, los jóvenes de estas
diferentes clases los que se pronunciaban con mas
viveza y energia, pOl'que siempre la juventud es
la primera que se subleva contra un régimen·
opresor. Estos inundaban las secciones, el Palacio
Real y todos los sitios públicos donde no disinul-




40 REVOLUCION FRANC-ESA.
laban sn opinion contra los que denominaban ter-
roristas , y esponjan pal'a ello los mas justos y no-
bles motivos; porque nnos habían visto pel'se-
guidas sus familias, y otros temian que se las per-
siguiese algun dia si volvia á restablecerse el régi-
men del terror, y juraban oponerse á él con todas
sus fuerzas. Pero el secreto y verdadero motivo de
la oposición de muchos era la requisicion, por-
que unos se habian sustraido á ella ocultándose y
otros acababan de abandonar los ejércitos luego
que supieron lo ocurrido el dia 9 de thermidor. A
estos se agregaban los escritores perseguidos en
los últimos tiempos, y siempre tan dispuestos.
como los jóvenes á alistarse en favor de todas las
oposiciones de modo que ya estaban llenando los
diarios v folletos de diutrivas violentas contra el


.'


n~gimen del terror.
Ambos partidos se pronunciaron del modo mas


acalorado y opuesto acerca de las modificaciones
hechas por la convencion al régimen revolucio-
nario ; porque los jacobinos y clubistas gritaban
que era volver á la aristocracia; y se quejaban de
la comisión de seguridad general que ponia en
libertad á los contra-revolucionarios, y de la im-
prenta porque estaba haciendo de ella un uso cruel
contra los que habian salvado I~l Francia. La pro-
videncia <{lW IDas les ofendia era la depuracion
~eneral de todas las autoridades, y sin atreverse





CONVENCION NACIONAL (1794). 41
precisamente á murmurar de la renovacion de los
individuos por no manifestar motivos demasiado
personalcs , se desataban contra el modo de la ree-
leccion , sosteniendo que era necesario restituir al
pueblo el derecho de elegir sus magistrados, y
que eso de que los diputados en comision tuvie-
sen facultad pal'a nombrar individuos de ayunta-
miento, de los distritos y de las comisiones revo-
lucionarias era una verdadera usurpacion , asi
como el reducir las secciones á una sola sesion
cada década era violar el derecho ,que tenian los
ciudadanos de reunirse á deliberar sobre la causa
pública. Estas quejas estaban en contradiccion con
el principio del gobierno revolucionario que pro-
hibía toda eleccion hasta la paz, pero los partidos
no se paran en contradicciones cuando se trata de
su interes, y los revolucionarios no ignoraban que
una eleccion popular les restituiria sus empleos.


Así los vecinos honrados en las secciones como
los jovenes en el Palacio Real y otros sitios públi-
cos y los escritores en los diarios solicitaban con
vehemencia la libertad ilimitada de imprenta,
quejándose de ver todavía en las actuales conli-
siones yen los cuerpos administrativos demasia-
dos agentes de la precedente dictadura, y ya em-
pezaban á dirigir peticiones contra los represen-
tantes que habian desempeñado ciertas misio nes,
llegando ú desconocer todos los servicios hechos


. " ..


..... .


.~-




42 REVOLUCTON FRANCESA.
y aun á disfamar á la misma convencion. Bierr
hubiera querido Tallien, como primer thermido-
riano que se consideraba particularmente respon-
sable de la nueva marcha que tomaban los nego-
cios, que esta acabara de determinarse con vigor
sin inclinarse á uno ni otro sentido. Por eso pro-
puso en un discurso lleno de sutilezas metafísicas-
y distinciones ingeniosas entre el terror y el go-
bierno revolucionario, declarar que este habia de
permanecer en toda su energia, aunque sin em-
plear una crueldad sistemática, y que por conse-
cuencia, no debían convocarse las asambleas pri-
marias para hacer elecciones, pero al mismo tiem-
po propuso se declarase quedar proscritos todos
los medios de terror, contándose entre ellos las
persecuciones dirigidas contra escritores que hu-
biesen emitido lib-remente sus opiniones.


Estas proposiciones por mas que no contuviesen
ninguna resolucion determinada, sino filas hien
una profesion de fé de los thermidoriauos que
intentaban situarse entre los dos partidos sin fa-
vorecer á ninguno de ellos, se remitieron á las tres
comisiones de salud pública, seguridad general
y leg'islacion, á donde se enviaba todo lo relativo.
á semejantes cuestiones.


Mas en medio de todo no eran las mas apropó-
sito para calmar la cólera de los partidos, sino que es-
tos continuaban en zaherirse con igual violencia




I


CONVENClUN NAClONAL (179íL -'-3
siendo lo peor el aumento que tomaba la inquie-
tud general con la situacion económica de Fran-
cia, tal vez mas deplorable entonces que lo habia
estado nunca, aun en las épocas mas calamitosas
de la revolución,


A pesar de las vitcorias de la república habian
sufrido los asignados una baja tan rápida , {Iue ya
no se contaban en el comercio sino por la sesta ú
octava parte de su valor, lo cual ocasiona ha su-
ma dificultad en los cambios, y hacia que el máxi-
mum no solo fuese mas vejatorio que nunca, sino
tambien casi inegecutable. Ciertamente no se des-
preciaban los asignados por falta de confianza,
pues ya habia desaparecido el recelo acerca de la
existencia de la república sino por las inconside-
radas emisiones (lue se habian hecho de ellos, y
continuaban haciéndose en proporción de su mis-
ma baja. Apenas daban las contribuciones, yeso
con mucho trabajo, la cuarta ó quinta parte de
lo que necesitaba la república cada mes para gas-
tos estraordinarios de guerra, y no podia suplir-
se sino á fuerza de nuevas emisiones. De aquí re-
sultó que hahiéndose esperado el año anterior re-
ducir la cantidad de asignados en circulaeion ú
menos de dos mil millones por medio de diferen-
tes combinaciones, había subido á 4600 millones.


A esta acumulacion escesiva del papel moneda
y al desprecio que llevaba consigo, se reunian




REVOLUCION FIlANCRSA.


otras calamidades procedentes ya de la guerra,
ya de las providencias inauditas que ella habia
hecho necesarias. Puede acordarse el lector de
que para establecer una relacion forzada entre el
valor nominal de los asignados y las mercancias,
se habia discurrido la ley del máximum que tasaba
los precios de todos los objetos, y no permitia á
los mercaderes alterarle en proporcion del envi-
lecimiento del papel; tampoco se habrá olvidado
de que á estas medidas se agl'egó la de las requisi-
ciones que concedian á los representantes y agen-
tes de la administración la facultad de secuestrar
todas las mercancias necesarias para los ejércitos
y grandes pohlaciones pagándolas en asignados, y
al precio del máximum. Estas medidas habían sal-
vado la Francia, pero á costa de ocasionar estraor-
dinario trastorno en los cambios y en la circu-
lacion.


Ya hemos visto cuales fueron los principales in-
convenientes del máximum, esto es: el estableci-
miento de dos mercados, el uno público en que
los mercaderes no esponian al público mas que
lo peor yeso con suma escasez; el otro clandes-
tino en que aquellos mismos vendían lo mejor á
dinero y á precios convencionales; la ocultacion
general de los géneros que los arrendadores llega-
ban á sustraer á la vigilancia de los agentes encar-
gados de las requisiciones; últimamente la per-





CO~\"ENCIOl'i NACiONAL (179/..). 45
turhacion y flojedad en las fábricas, porque sus
dueños no encontraban siquiera el costo de la pro-
duccion en el precio que se habia fijado á sus pro-
ductos. Todos estos inconvenientes iban cada dia
en aumento, y asi en todas partes se hacian dos
géneros de comercio, el uno público é insuficien-
te, y el otro secreto y usurario. Habia dos calida-
des de pan, dos de carne y dos de todo, la una
para los ricos que podian pagar en dinero ó á
precio superior al maximum , y otro para el po-
bre, el trabajador ó el rentero que no podian dar
mas que el valor nominal del asignado. Cada dia
se iban haciendo mas astutos los arrendadores pa-
ra ocultar sus géneros, dando declaraciones fal-
sas, no desgranando el tl'igo hajo pl'etesto de fal-
ta de brazos, lo cual no era todo mentira, p:.:.es
estaban en los ejércitos mas de un millon y qui-
nientos mil hombres, y quejándose de la mala es-
tacion, que en efecto no habia sido tan buena
como se creyó á principios de año cuando se hizo
la fiesta del ser supremo en accion de gracias por
las victorias y la abundancia de las cosechas. Los
fabricantes habían suspendido enteramente sus
trabajos, pues ya dijimos como el año anterior por
no ser injusta la ley con solo los mercaderes ha-
bia tenido que suhir hasta los fabricantes, fijando
el precio de la mercancia al pie de fábrica aña-
diendo el coste de los transportes; pero esta ley




46 lU';YOLUCION 'FRANCESA.
habia llegado á ser tambien injusta pOI' lo lTIUc1tO
que habian subido las primeras materias y la ma-
no de obra que no dejaban medio para sacar los
costos. Lo mismo sucedia con los cemerciantes ,
porque el flete de las mercancias de la India ha-
hia subido por ejemplo desde 150 francos pOi' to-
nelada hasta 400, Ylos seguros desde el 5 y 6 por
ciento á 50 Y.60, con lo cual era imposible que
los comerciantes pudiesen ya vender en los puer-
tos los productos al precio que fijaba el máximum
y asi interrumpian sus espediciones, Para alterar
y forzar un precio hubiera sido necesario alterar-
los y forzarlos to.dos, y esto era de toda imposibi-
lidad.


EL tiempo fue descubriendo otros inconvenien-
tes particulares del m/ucimum ; como por ejemplo
haberse fijado d precio del trigo de un modo uni-
forme en toda Francia., siendo asi que era diver-
samente costosa y abundante su producción en las
diferentes provincias, con lo cual no podia haber
la debida relacion en tan distintas localidades.
Hasta la misma facultad que se habia dejado á los
ayuntamientos de poner precio á todas las mer-
cancias ocasionaba otra especie de desórden, pues
cuando estas faltaban en algun puehlo las auto-
ridades subian el precio, y entonces acudian á él
en perjuicio de los pueblos vecinos, de suerte
que en unos hahia escesiva abundancia mientras





<:ONVENCION NACIONAL (1791.-). 4-7
que en otros se sufria escasez, todo segun la vo-
luntad de los que arreglaban las tarifas, dejando
de ser regular y natural el movimiento del comer..
cio , y pasando á caprichoso, desigual y convulsivo.


Todavia eran mas perjudiciales los resultados
de las requisiciones, porque valiéndose de ellas
para alimentar los ejércitos y surtir las gl'andes
manufacturas de armas y los arsenales de lo ne-
cesanio , así como para atender á las grandes po-
blaciones, y aun algunas veces para proporcionar
ti los fabricantes y manufactureros las materias


.necesarias, solo los representantes, los comisarios
de los ejércitos y los agentes de la cornisiou de co-
mercio y abastos tenian facultad para requerir.
Pero cuando ul'gía el peligro se hacian estas re-
quisiciones con precipitacion y confusion , cruzán-
dose muchas veces para unos mismos objetos sin
saber los contribuyentes á quien atender y sien..
do por lo comun ilimitadas. Algunas veces cargaba
la requisición sobre todo un pueblo ó sobre todo
un departamento, y entonces ni los arrendadores
ni los mercado. es podían vender á nadie mas que
á los agentes de la república , quedando interrum-
pido el comercio y la circulacion porque solian
tardar mucho en recogerse y pagarse los géneros
requeridos. En la confusión misma que resultaba
de la urgencia, no se calculaban las distancias del
departamento, del pueblo ó del ejército para quien




REYOLUCOlN FRANCESA.


se requeria , lo cual multiplicaba el gasto de los
transportes. Como por otra parte muchos rios y ca-
nales habian dejado de ser navegables por causa de
la gran sequia que se estaba esperimentando , solo
quedaba el recurso del acarreo y habia sido pre-
ciso echar mano de las caballerías propias para
la agl'icultura para engancharlas en los carruages.
Unido este empleo estraordinario de bestias á la
remonta de 44 mil caballos para el ejército habia
ocasionado suma escasez de caballerias y la agri-
cultura carecia de medios de transporte. POI' un
efecto indispensable (le este mal calculado y no
pocas veces inútil movimiento, se encontraban los
almacenes atestados de víveres y géneros que so-
lian estár espuestos á toda clase de averías. El ga-
nado de requisicion pública estaba malditamente
alimentado y flaquísimo cuando llegaba al mata-
dero, perdiéndose porconsecuencia la grasa y el
sebo etc. Por manera que no solo quedaban inú-
tiles los gastos de transporte sino que el género
mismo se deterioraba ó perdia con otros abusos
todavia mas culpables. Muchos empleados infieles
solian revender á precios muy subidos aquellos
mismos ~'éneros que habian comprado segun la
tasa del méaimum y en virtud de la requisición.
De la misma fraude se prevalían ,algunos merca-
deres y fabricantes que habiendo obtenido antes
una órden de requisicion para surtirse, volvian





~~Ol'(VJJ;~ClU'" N.H:lO~.U. It79~J' ·H)
á vender luego secretamente y al precio del día
lo mismo que habian comprado con el nuucimum,


Todas estas diferentes causas añadidas á los efec-
tos de la guerra continental y maritima hahian re-
ducido el comercio al estado mas clenlornb!e. No
hahia la menor comunicacion con bIS colonias [t
causa de los cruceros ingleses y tam bien se ha-
llaha 11 devastadas casi todas por la guerra. Entre
ellas la principal que era Santo-Domiuu» estu ha
puesta ú sangre y fuego por los partidos, que se
dispu tahan su domiuio : todo lo cual reu nido ha-
cia que fuese casi del todo imposi hle cnalq uiera
comunicacion esterior. Este estado de ·i.~lamiento
se habia aumentado mucho con otra medida re-
volucionaria que fue la del ¡sCCUf'stl'O mandado
hacer de todos los bienes de Jos estraujreros COII
cuyas naciones estaba en g·uel'i'i.1 la FrarH~ia. Ya di-
jimos que cuando la convención mandó hacer este
secuestro, llevó la mira de contener el ajio que se
estaba haciendo con el papel estraugero , é impe-
dir que se abandonasen los asignados en favor de
las letras de cambio sobre Francfort , Amsterdan ')
Londres etc. Pero mientras se apoderaba de los
valores pertenecientes á Españoles, ALemanes,
Holandeses é Iualeses se provocaba iuual medidab' b
de parte de ellos contra los valores pertenecien-
tes á Franceses, y así cesó toda circulación de
efectos de crédito entre la Francia :y la Europa,


VIU.




50 REVOLumON FllANCESA.
sin que quedasen otras relaciones que las de los
paises neutrales, el Levante, la Suiza, la Dina-
marca, la Suecia y los Estados Unidos; perola
comision de comercio y abastos era la única que
hacia uso de ellas para proporcionar granos-,
hierros y otros objetos necesarios á la marina.Pa-
ra eso habia puesto en requisición todo el papel;
cuyo valor en asignados ponía á disposición de
los banqueros franceses y se servia de él en Suiza,
Suecia, Dinamarca y América para pagar .Ios gl'a-
nos y dernas productos que compraba.


Quedaba pues reducido todo el comercio de
Francia á las provisiones que hacia el gobierno
en paises estrangeros por medio de valores saca-
dos por fuerza á los banqueros franceses. No bien
llegaban á los puertos algunas mercancias por me-
dio del comercio libre, cuando al instante r ecaia
la requisición sobre ellas, lo cual desanima ba en-
teramente, como acabamos de demostrar, á los
comerciantes que habian pagado un precio enor-
me por los fletes y seguros y se les obligaba á dar-
las á la tasa del máximum. Las únicas que abunda-
ban algo en las puertas eran las procedentes de
presas hechas al enemigo; pero unas estaban mo-
vilizadas por las requisiciones, y otras por la
prohibicion que habia de todos los productos de
las naciones enemigas. Nantes y Burdeos, ya bas-
tante destruidos por la guerra civil, estaban re-





CONYENCION NACIONAL (1794). ji
ducidos á una inercia absoluta y á la InayOl" po-
breza pOl' aquel estado del comercio; y ~larsella
que en otro tiempo vivia de sus relaciones con
Levante tenia sus puertos bloqueados por los ln-
.gleses y sus principules comerciantes dispersados
por el terror, las javonerias destruidas ó traslada-
das á Italia, sin poder hacer mas que él19unos
cambios onerosos con los Genoveses. ~o menos
triste era el estado en que se hallaban las ciuda-
des del interior; pues Nimes habia cesado de
producir sederias , (!UC en otro tiempo esportaba
por 20 millones de francos. La opulenta ciudad
de Lyon, arruinada por las bombas y las minas,
se estaba entonces demoliendo, y ya no fubrica-
ha aquellos ricos tegidos con que solia surtir al
comercio por 60 millones. A eso se agregaba un
decreto en que se mandaban detener las mer-
cancias destinadas á los pueblos rebeldes, y por
.consecueucia habia inmovilizado al rededor de-
Lyon una cantidad considerable, de que parte de-
hia quedar en aquella ciudad, y la otra solo atra-
vesarla para otros muchos puntos á donde condu-
ce el camino real del mediodia. De este decreto


I


se habían aprovechado las ciudades de Chalons,
Macoo y Valénce para detener las mercancias que
·viajaban por aquel camino tan frecuentado. La
manufactura de Sedan se hahia visto precisada á
interrumpir la fabricacion de paüos finos para en-




REVOLUt:ION íil\Á.NCRSA.


treg;use á solo los necesarios para las tl'opas , y sus
principales fabricantes se hallaban perseguidos
adenias como cómplices del rnovimiento proyec-
tado pOL' Lafayette des pues llel 10 de agosto. Los
departamentos del Norte, Paso de Calais , Soma y
Aisne, que tan ricos eran en linos y cáñamos es-
taban totalmente desvastados pOl' la guerra, mien-
tras que hacia el Oeste, en la desgraciada Ven-
dée lo estaban por el hierro y el fuego mas de
600 leguas cuadradas. Los campos se hallaban en
parte abandonados, y numerosos rebaños anda-
han errantes sin guia, sin pastos y sin rédiles :
últimamente en todas partes donde los desastres
particulares no se añadian á la calamidad gene-
ral, la guel'ra sola habia disminuido singular-
mente el número de brazos, y el terror en unos
y la preocupación política en otros, alcjado ó dis-
gustado del trabajo un considerable número de
ciudadanos laboriosos. i Cuantos preferian á sus
campos y talleres los clubs, los consejos munici-
pales y las secciones donde se les daban dos pese-
tas por solo alborotar!


Asi el cuadro que presentaba la Francia salva-
da del hierro cstrangcro, pero exhausta momen-
taneamerite por los esfuerzos que se habian exigi-
do de ella, se componía de desórden en los mer-
cados, escasez de subsistencias, interrupcion en
las manufacturas por efecto del máximum, tras-


,





to~YENCIO.'( NACIO~AL (1 79!..). 5a
portes mal dirigidos, amontonamientos inútiles,
averias de g(;neros, falta de medios de conduccion
pOI' efecto de las requisiciones, interrupcion de
relaciones con todas las naciones vecinas pm'
causa de la guerl'a, bloqueo marítimo y secues-
tros ; ruina de las ciudades manufactureras y (h~
muchas comarcas agdcolas por la guclTa civil; dis-
minucion de brazos pOI' la requisicion , y ociosi-
-dad ocasionada pOI' la aíicion á la vida política.


Figúrese pues ahora el lector , despues del 9 de
therrnidor á dos partidos opuestos, uno de los
cualesse empeña en que continúen los medios re-
voluciouarios como indis pensahles ,yen ([He se
prolongue indefinidamente un estado pasngero
pJl' esencia, el otro irritado con lo,') male. incYl-
tables de una ol'g:inil,acion cstraovdinaria ~ que ol-
vida los servicios hechos por aquella organizaríon
y qUiCI'C abolirla como atroz; y faeilmente conce-
birá cuan tos motivos encontrnrian de acusarse re-
ciprocamente uno él otro. Los jacobinos SP. queja-
ban de la relajaclon de todas las leyes : de la vio-
Iacion del máximum por los arrendadores, merca-
deres y ricos comerciantes; de la inejecucion de
las leyes contra el a!!:io y del envilecimiento de los


.' 4_, •


asignados, todo 10 cual Íes obligaha á repetir los
antiguos g-ritos de los Hebertistas contra los ricos:
los acapadores y los ag'íotistas. Por el cOlltrarío SI"'"
f':MPmigos ~ atl,pvipndosr pOI' primera H'Z. ;'l "OH) ha-


r'-,;~ :" .,. ,"





tir las medidas revolucionarias , se sublevaban
contra la escesiva emision de asignados , contra las,
injusticias del máximum, contra la tirania de las
requisiciones, contra los desastres de Lyon , Sedan,
Nantes y Burdeos, y en fin contra las prohibiciu-
nes y trabas de-toda especie que paralizaban y ar-
ruinaban el comercio. A esto y á la libertad de
imprenta y al modo de nombrar los empleados
públicos estaban comúnmente reducidas las peti-
ciones de los clubs ó de las secciones. Todas ellas
se remitían ú las comisiones de salud pública" ha-
cienda y comercio , para que informasen y diesen
su pare<..:er.


Asi estaban en presencia uno de otro dos parti-
dos buscando y encontrando en lo ya hecho y en
lo que se continuaba haciendo frecuentes motivos
de ataques y reconvenciones. Cuanto se habia eje-
cutado bueno Ó malo se imputaba á los miembros
de las antiguas comisiones que eran ahora el hlan-
co de los autores de la reaccionv Por mas que hu-
biesen contribuido {l derribar ú Robespierrc , se
decia que solo lo habian hecho pOI' amLicion y
por partici par de su tirania ; pero fIue en el fondo
pensaban lo luismo que a , tenían iguales prin-
cipios y queiiau continuar en provecho suyo el
mismo sistema. EL que con 'mas imprudencia se
esplicaba en tre los thermidorianos , era Lccoin-
trc el de Vcrsallcs , hombre fogoso é inconsiderado,





CONYEl\'CION NACIONAL (179í). 55
que habia formado el proyecto de denunciar á
Billaud-Vareu nes, CoBoL de Herbois y Barrére ,
de la antigua comision de salud pública; y á Da-
vid, Vadier, Amar y Vouland, <lela de seguridad
general, como cómplices y cOllthtuadores- de Rohes-
pierre. No podia ni osaba hacer la misma acusa-
cion contra Carnot, Prieur de la Costa de Oro y


. Roberto Lindel, á quienes la opinion pública se-
paraba enteramente de sus cólegas, y pasaban pOl'
hombres que se hahian ocupado esclusivarnente de
las tareas ú que se debia la salvacion de Francia.
Tampoco se atrevia á atacar {[ los miembros de la
seguridad general pOl'que no todos estaban igual-
mente desconceptuados. Dió parte de su proyecto
ú Tallien y á Lcgendre ,. quienes procuraron di-
suadirle , pero él no dejó de insistir en él , Y en
la sesión del t 2 de fructidor {29 de agosto) pre-
sentó 26 cargos deacusacion contra los miembros
de las <lntig-uas comisiones, Todos ellos se reduciau
áimputaciones vagas de haber sido cómplice de
aquel sistema de terror finc Rohcspierre lw.iJla
impuesto ú la convencion y ú la Francia; de ha-
ber contribuido ú los actos arbi trarios de las dos
eornisioucs , firmado órdenes de proscripciou , ha..
bcrse hecho sordos á todas las reclamaciones de
los ciudadanos injustamente perseguidos, haber
contribuido poderosamente á la muerte de Dan-
ton, haber defendido la ley del 22 de prcrial, ha-




;,6· nEVOUJf10~ FltANCESA.
her dejado ignorará la convención qne esta le)' no
era obra de la comisión , no ha her denunciado á
Hobespicrre cuando abandonó la asistencia á la
comisión de salud pública, y en fin no haber he-
cho nada en los días 8 , 9 Y 10 de thermidor pal'a
I>onei' á la convencion á cubierto de los }woyectos"
de los co.isni rarlores.


l


Luego que concluyó Lecointre la lectura de los 26:
cargos se levantó Goujon 9, diputado del Ain que"
era un repuhlicano jóven, siucero , ardiente y
montañes desinteresado', pues- no hahia tomado
parte alguna en los actos que se echaban en cara
al último gobiel'no , y tomó la palabra con todas
las señales de un profundo sentimiento. « Me ha-
« Un dolorosamente aíliuido al ver la frialdad con


<


e que se vienen á esparcir aquí nuevas semillas de
.. discordia y proponer la ruina de la patria. Unas-
« veces se intenta marchitar bajo el nombre de sis-
f( tema de {eITOI' todo cuanto se ha ejecutado du-
C' rante nn aúo ; ot.ra s se os propone acusar á unos
C' hombres flue han hecho los mayores servicios
«á la revoluciou , 103 cuales yo ignoro si eran cul-
ti pables , pOl'q ¡H~ me hnllnba en los ejércitos y no
« puedo juzga.' de nada; ppro aun cuando hubie-
• se tr-nit o en mi Hl:UH> pnlCbas justiHcativas con-
«t1'a miembros de la convencion , me hubiera
e guardado de presentarlas, ó lo lrahrin hecho con
C' profundo dolor. Par el contrario i Con que sere--





COl\;YE]\'CION N.·\f.IO~.\L (t 79 r, 51
('( nidad se viene á meter el puñal en el seno de
« hombres recornendnhles á la patria por sus íln-
«portantes servicios ! Y es de notar q uc los car-
({ gos que se les hacen recaen sobre la misma con-
« vcncion , y á esta es á quien verdaderamente se
«acusa, y al pueblo frances , supuesto qne uno y
e otrn han sufrido la tirania del infame Hnhespier-
<1' re, Veo que tenia razon Juan de Bl'Y cuando hace
(POCO os decía qne torlas estas proposiciones se ha-
« ccn por órclen de los arist.ocratas...... - Y de los
« ladrones, añudieron algunas vocc:;.-- Yo pido que
el cese inmediatamente esta discusion.» Opusi[~ron­
se á ello muchos di [lutados, y lanzú ndose ni llaud-
Varennes rl la t.ribunn , solicitó con instancia que
continuase la dj::;CBSi'~1l .v dijo: « No bay chula en
« que si los hechos qn? se a!cp'an son ciertos, no-
el sotros somos grandes culpables y deben cae!'
«nuostras cabr;.:a ". Pero de:;a liarnos á qne lo prue-
ti be Lecointrc , y corno desde la cuida del tira r:o
({ estamos siendo continuo ohjeto de los atarmes


] 1 1 o o o 1 1 O}
« ere touos os lI1tI'.!~antf's. d cclara mos (fue la vu a(,.: :&
({ no tiene precio alguno para nosotros si se les dá
<l' crédito.» Continuó BiUaud l'diriendo (!Ufl, mu-
cho tiempo antes meditaban él y sus cóJegas el 9
de thermidor , y si lo di ti rieron rué pare! ue las
circunstancias lo f'xigian ;};;;1 ; C)ue ellos fueron 105
primeros Ú denunciar Ú Rohespicrre y arraucaele
la máscara con fJIW s:' cuhria : flue si fué un Cl'Í-




IlEVOLUCION FRANCESA,.


men la muerte de Danton no ticne reparo cn acu-
sarse de él , porque Danton era cómplice de Ro-
liespierre , y el punto de reunion de todos los.
contra-revolucionarios, corno que si hubiera vi-
vido se habria perdido' la libertad. Después de al-
gun tiempo, añadió Billaud, veíamos agitarse á los,
intrigantes y los .larlrones .....,- Una vez que se ha.
soltado esa palabra, interrurnpió Bourdon al cirla,
es indispensable que se pruebe. - Yo me encargo
de ello, replicó Iíuhem , á lo' menos pOl' uno.--
Nosotros la probaremos por otros, añadieron 111U-
ehas voces de la montaña. -Esta era la injuria
que mas -eomunmcnte estaban dispuestos á hacer
los de la montaría á los amigos de Danton , (pIe
casi todos se 'habian hecho thcr-rnidorianos , y Bi-
llaud fIue en medio de aquel tumulto y de a(IUC-
Has interrnncioncs no habia abandonado la tribu


l


na , insistia en pedir que se instruyese cansa para.
que fuesen conocidos los culpables. Snccdiolc Carn-
hon y dijo que era preciso evitar el lazo qne se
estaba tendiendo á la convencion ; que los aristo-
cratas queriun obligarla [l deshonrarse [\ si misma
con la deshonra de algunos de sus miembros , y
que si las comisiones eran culpables, él lo era tarn-
bien ;-Y toda la nación igualmentc añadió Bour-
don del Oisa. En medio de aquel tumulto se pre-
sentó Vadier en la tribuna con una pistola en la
mano, diciendo que no sobreviviría á la ealum-





CO~VENCION NACIONÁL (t 79-l). 59
nia sino se lc permitia justifical'se. Rodeáron le
muchos miembros y le obligaron á que se bajára,
declarando ,el presidente Thuriot f[Ue iba á levan-
tal' la sesion sino se apaciguaha aqueltun1ulto.
Quisieron Duhem y Amar que continuase la dis-
cusionporque era obl\gacion de la asamblea res-
pecto.rle Jos miembros inculpados; pero Thuriot ,
que era uno de los mas fogosos thermidorianos ,
aunque celoso montañes , veia con pesadumbre
que se suscitasen tales cuestiones, y asi tomó la
palabra desde su asiento y dijo ú la asamblea:
« Por una parte exige el interés público que se ter-
({ mine inmediatamente scmejaute xliscusion , y
« por otra reclama el interes xle los acusados <lue
C( se continue : i10ngamos fin Ó uno y otro pasan-
« do ú la órdcn del dia sobre la proposicion de Lc-
« cointre , y declarando queIa asamblea ha escu-
« chado esta proposieioncon profunda indigna-
« cion. » Adoptó la asamblea estedictámen de Thu-
rjot y pasó en cfccto ú la órden del .dia auathcma-
tizando la p.'opuesta de Lecointre.


Todos los que amaban sinceramente á su patria
vieron con mucho sentimiento aquella discusiou ,
porque en efecto era sumamente dificil distinguir
el mal del bien ni averiguar áquien se hahia de
echar la culpa de la tiranía recientemente sufrida.
¿, Como había de distinguirse la parte que en ella
habia envido úIlobespierre y Ú. las comisiones que


/,~.
J .... .'
-¡ (.




60 ItEVOUTC.O~ Pn.ANCRS1.
con él ejercieron la autoridad, la de la conyen-
cion que las habia tolerado, y en fin la dc la na-
cion que habia tenido la paciencia de aguantar á
la convencion, á la comision y á Robespicrre?
j, y quien habia de juzgar semejante tirania ?
¿,Habia sido crunen de la nmbicion ó solo efecto
de la accion enérg'ica é irreflexiva de hombres que
con intento de salvar su causa á cualquier precio,
se equivocaban en los medios <Iue ponian en uso?
¿, Cómo distinguir en aquella confusion lo que
era mera crueldad, ambicion , celo mal entendi-
do ó patriotismo sincero y enéq;ico? En medio
de tales oscuridades no era posibL'~llzgal' bien
tantos corazones humn nns , sino que con venia ol-
vidar lo pasado, l'f'cibir de mano de ~H[ueHos
á quienes se acababa de escluir del poder , la Fran-
cia libre de sus enemigos, ulTegLu' los movimicn-
tos desordenados, suavizar las leyes demasiado
crueles, y reflexionar que en política solo deben
repararse los males y nunca vengarlos.


Este era el dictamen de los hombres prudentes,
pOl" mas (lue los enemigos de la revolucion aplau-
diesen el paso {lado por Lecoi ntre , y al "el' que
se hahia cerrado la di scusion esparciesen la voz de
(Iue la convención hahia tenido miedo y no se ha-
hia atrevido ú tocar cuestiones que eran demasia-
do espinosas para ella. POL' el contrario los jacobi-
nos y montañeses in tltHados tod a 'Ti a ('nI) su fit~-





CONVE~CION NACIONAL (1794). 61
.natismo y de ningun :lnodo dispuestos á renegal'
deleégime:) del terror , no ternian la discusión y
estaban furiosos de fIue se hubiese cerrado. En
efecto desde el siguiente dia 13 de fructidor se le-
vantaron una multitud de ellos, diciendo que el
presidente hahia sorprendido la víspera á la asam-
blea decidiendo que se cerrase, y emitiendo su
dictamen desde la silla; que corno presidente no
tenia derecho para dar ningun parecel' y mucho
menos para hacer una injusticia; y por último
que tenian los individuos inculpados, la misma
convención y ~a revolucion derecho incontestable
para exigir q ne se entrára francamente en una discu-
sion (Iue de ningun modo era rernible para los pa-
triotas.En vano solicitaron los therrnidorianos Le-
gendl'e, Tallien y otros, de quienes se decia que ha-
Lian instado ú Lecointre á presentar la acusacion ,
mientras que por el contrario habian procurado di-
suadirle de ella, qne no se volviera á tocar el asunto;
porque la asamblea, (pIe aun no habia perdido la
costumbre de temer y ceder á la moutaña , consin-
tió en revocar su decisión de la víspera y volvió
á principiarse la disputa. Llamóse á Lecointre á
la tribuna para que leyese sus 26 cargos y los apo-
yase con documentos comprobantes.


No habia podido este reunir las pruebas de
aquel singular proceso porque para ello habria
sido necesario adquirir copias de lo que habia




62 REVOLUCOINFRANCESA.
pasado en lo interior de las comisiones, para juz-
'gar hasta que punto habian tornado parte los acu-
sados en lo que se llamaba la tirania de Robes-
pierre. En cada uno de los artículos no podia Le-
cointre invocar otro testimonio que la notoriedad
pública, los discursos pronunciados en los jaco-
hinos ó en la asamhlea, y los originales de algu-
nas órdenes de prision qne no probaban nada por
sí mismas, A cada nuevo c<u'g'o (1 He leia gritaban
furiosos los moutañeses ; los documentos, lus documen-
tos, y no querian que continuase hablando sin (Iue
presentara pruebas escritas. Como Lccointre se
veia muchas veces reducido á no poder suminis-
trarlas, invocaba los recuerdos de la asamblea
preguntándola sino habia considerado siempre á
Billaud., Collot de Herhois y Ilarróre como acor-
des con Robespierre. Pero aquella prueba, por
111as que fuese la única posible, demostraba lo
absurdo de semejante proceso, pues con ella que-
daba demostrado que la convencion era cómplice
de la comisión y la Francia, entera de la conven-
cion, Los montañeses no querian dejar concluir á
Lecointre , sino que le decian : eres un columnuulor ,
y le obligaban á pasar tÍ otro cargo. No bien ha-
hia leido el siguiente cuando gritaban de nuevo:
los documentos, los documentos, y como Lecointre no
los presentaba, volvian él gL'itar: á otro. De esta
manera llegó Lecointre hasta el cargo veinte y seis,





CONVENCION NACIONAL (1791..). 63
sin haber podido probar nada de 'cuanto decia.,
'Sino Iimitándoso á dar pOI' razon que el procese
era político y no adrnitia la forma ordinaria de
la discusion ; á lo cual se le podia responder que
'por lo mismo era muy impolítico intentarle. Ulti-
mamente después de una sesión tan larga corno
tempestuosa, declaró la convencion que la acusa-
cion de Lecointre era falsa y calumniosa, quedan-
do de este modo rehabilitadas las antiguas co-
misiones.


El efecto de aquella escena rué volver ú la lUon-
tafia toda su antigua energía, y á la convencion
toda su antigua deferencia por ella; pero sin em-
bargo Billaud-Varennes y Collot de Herbois die-
ron su dimisión de miembros de la salud públi-
ca, y Iiarrére quedó escluido de ella por la suer-
te. Tambien Tallien se desistió voluntariamente ;
y todos cuatro fueron reemplazados por Delmas,
Merlin d-e Douay, Cochon y Fourcroy 10. Asi no
quedaron de los, antig-uos miembros de la famosa
comisión mas que Carnot , Prieur de la Costa de
Oro y Roberto Lindet. En la .dc seguridad gene-
ral se renovó tambien la cuarta parte saliendo de
ella Elias Lacoste, Vouland, Vadier y Moisés Baile;
y corno ya faltaban de ella David, Jagot y Lavi-
comterie, que habian sido escluidos por una deci-
sion de la asamblea, fueron reemplazados estos
siete por Bourdon del Oisa , Colombelle 11 lUea-




64 I\RVOIXCWN FH •.\Nt';R5A.
ulle n, Clauzel 13, Jlatti hcu , MOllt-Jfayau v Le"
sage Seuuoult H


01:1.'0 suceso imprevisto y enteramente casual "i-
no ú aumentar la ag'itlcion que ya l'c:naba y fué
haberse prendido fuego al almacen de pólvoru de
Grenelle que se voló enteramente y cuya repenti-
na esplosion consternó úParis, porque se creyó que
era efecto de alguna llueva conspiraciou. Inme-
diatamente se echó la culpa á los ru-istocratus v los
aristocratas á los jacobinos, suscitúudose nuevos
ataques en la tribuna entre Íos dos partidos,
sin poderse averiguar nada. Ocurrió tamhien que
el día 23 de fructidor por la tarde (9 de se-
tiembre) volviéndose Tallien á su casa, un hom-
In-e que estaba embozado en su capote se arrojó
sobre él diciéndole te estaba esperando y no te me es-
caparás; y en el instante mismo le disparó un pis.
toletazo á quema ropa que le deshizo un hombro,
Esto ocasionó al dia siguiente nucvo motivo de ha-
blillas en Paris, diciendo que no habia cIue espe-
rar sosiego porque estando encarnizados los dos
partidos uno contra otro, hahian jurado perturbar
eternamente á la república. Los unos atribulan el
asesi nato "- de Tallien el los jacobinos y los otros
á los aristocratas , y no faltaba quien digera que
Tallien imitando el ejemplo de Grange-Neuve an-
tes del 10 de gosto, hahia dispuesto que le hi-
riesen en el hombro para solo echar la culpa á





tONYI\:'iCIO~ ~·UCIO".\L (17H4). 65
los jac'1hino~ y tener pl'etesto de solicitar su diso-
lucion. Entonces se lanzaron á la trihuna Legen-
dre , Merlin de Thionvil lc y otros amigos de Ta-
lIien y sostuvieron con empeño que el cr-imen
del dia anterior era obra esclusiva de los jacobi-
nos, porque decian qne Tul lien no habia abando-
nado nunca la cansa de la revolucion por mas que
algunos furiosos pretendiesen qne se hulria pasa-
do al partido de los moderados Ó aristocratus : pOI'
tanto no deben tener estos últimos ninaun interes
en deshacerse de él ,~ino los furiosos mismos que
le acusan, es decir, los jacobinos. Merlin denun-
ció sus últimas sesiones V citó un dicho de Duhern
que era el si)~uiente. Los sápos del pántano empiezan tí
levantar la cabeza; mejor, con eso se les podrá cortar
mas [acilmente. En consecuencia solicitó con su acos-
tumbrada osadia que se mandase cerrar aquella
célebre sociedad, á pes~u' de que segun el mismo
dijo habia hecho antes los mas importantes servi-
cios y contr-ibuido poderosamente á dcrribar el
trono, pero que una vez que no habi» ningun
trono quc derribar estaba empeñada en echar
ahajo á la misma convención. No sc aprobó la'pro-
puesta de lUerlin sino que segun costumbre se re-
mitió á informe á las comisiones competentes. Mu-
chas otras propuestas del luismo g-{~nero lwesenta-
das por los diferentes partidos se habian remitido
ya á las comisiones, y entre ellas la relativa á la


VIII 5




ftR\'OJ.UCIO~ FR..U'CHSA.


libertad de imprenta, á los asignados al maximum,
las requisiciones á las trabas que sufi-ia el comercio y
últimamente á todo lo que habia servido de ocasion
de controversia y discordia. Quísose entonces que
todos aquellos informes se incorporasen en uno so-
lo, encomendando á la comision de salud pública
que diese un informe general acerca del estado ac-
tual de la república. Encargóse la redaccion del tal
informe á Roberto Lindet que era el que mejor co-
nocia el verdadero estado de las cosas, porque per-
tenecia á las antiguas comisiones y era el mas des-
interesado en todas aquellas cuestiones por haber
estado siempre ocupado en el servicio de su pais
teniendo á su cargo la enorme tarea de los abastos
y trasportes. Se señaló para oir este informe la
cuarta Sansculotida del año 2 que correspondía
al 20 de setiembre 1794.


Esperaban todos con mucha ansia el tal infor-
me y los decretos á que daria lugar, sin dejar por
eso de continuar agitándose mientras llegaba aquel
dia, particularmente en el jardin del Palacio Real
que es donde acostumbraba á reunirse la juventud
coligada contra los jacobinos. Allí se leian los dia-
rios y folletos que se publicaban en gran número
contra el último régimen revolucionario, y se des-
pachaban en las Iibrerias de las galerias. Frecuen-
temente se formaban en grupos y salian de allí
para ir á perturbar las sesiones de los jacobinos,





-CONVENCTON NACIONAl. (1794). 61
Y el dia de la segunda Sansculotida se reuruo
uno de ellos compuesto de jóvenes que para dis-
tinguirse de los jacobinos, se- vestian con mucho
esmero y llevaban grandes corbatines, por lo cual
dieron en llamarlos '1lul,scadins que equivale á cur-
rutacos. OCU1'l'ió que uno de los asistentes dijo que.
en el caso de que sucediera alguna cosa, era me-
nester reunirse á la convencion, porque los jaco-
hinos eran unos intrigantes y unos inícuos. Quiso
replicarle un jacobino y entonces se armó una pe-
lotera en la cual se gritaba pOl' una parte viva la
convencíon, mueran los jacobinos, 1nuera la secuela de
Robespierre y por otra mueran los aristocratas y los cur-
rutacos ; viva la convencion y los jacobinos. No tardó en
aumentarse el tumulto, y tanto el jacobino que
habia querido tornar la palabra, como los pocos
que intentaron ayudarle fueron bastante maltra-
tados, de ..suerte que tuvo que acudir la guardia
y dispersar la reunion que ya era bastante nume-
r03a, é impidió una escaramuza general.


Al otro dia que era el soñalado para el informe
de las tres comisiones de salud pública, legislacion
y seguridad general, fue por fin oido Roberto Lin-
det , que trazó un cuadro muy triste del estado de
Francia. Después de haber espuesto la marcha su-
cesiva de las facciones, y los progl'esos del poderde
Robespierre hasta su caida llamó la atencion sobre
dos partidos, compuesto el uno de patriotas ar-


.. --


, ..."




68 IlE\'OLUCIO~ J<'ltANCESA.
dientes que temian por la revolucion y por sí mis-
mo , y el otro de familias doloridas cuyos padres
habian sido sacrificados ó estaban todavía gimien-
do en las prisiones. <t Piensan algunos hombres
el; inquietos, dijo Lindet que el gobierno va á ca-
« recer de enerjia , y no perdonan medio de pro-
(. pagar su opinion y sus recelos, enviando dipu-
II taciones y representaciones á la convcncion. Es-
« tos temores son quiméricos porque el gobierno
« conservará en vuestras manos toda su fuerza y
e( bien pueden estar seguros los patriotas y em-
ct pleados públicos de que sus servicios no se hor-
e. rarán de la memoria, asi como no se disminui-
a: rá la admiracion que ha causado el valor con
«que aceptaron y desempeñaron unas funciones
( tan peligrosas. Pero hoy que la Francia clama
( porque vuelvan á sus trabajos y profesiones pOl'
.. tanto tiempo abandonadas, deben saber quc sus
«funciones eran temporales; que el poder confia-
el do por demasiado tiempo en unas mismas Ina-
J, n03, llega á inspirar inquietud, y no deben
« temer que la Francia les abandone á los resenri-
.. mientas y las venganzas. »


Pasando luego Limlet á lo relativo al partido de
los que habían padecido, continuó diciendo: « Res-
• tituid la libertad á aquellos á quienes odios y pa-
« sienes y errores de empleados públicos y el furor
«de los últimos conspiradores han hecho precipi-





(O:'lYENClO~ NACION~L (1794). 69'
~ tal' en masa en las cárceles ; restituídsela á los la-
( bradores y comerciantes y á los padres de los lié-
t" roes que están defendiendo la patria. Las artes
( han sido perseguidas, y sin embargo á ellas es á
( quien debéis haber aprendido á forjar el rayo y
« por ellas el invento de lUontgolfiel' ha servido
<t para aclarar la marcha de los ejércitos ;:por ellas
'Ct se prepal'an y purifican los metales, se curten
« 103 cueros y se preparan y hacen útiles para el
~ servicio en solo ocho dias, Protegedlas y SOCOl'-
<t redlas, y sobre todo sacad de los calabozos ti nlU-
~ chos hombres út.iles. »


Despues trazó Roberto Lindet el cuadro del es-
tado agrícola y comercial de Francia, demostran-
do las calamidades (Ine resultaban de los asigna-
dos, del máximum, de las requisiciones , y de la
suspensión de comunicaciones con los estrange-
ros "1 diciendo: ({ El trabajo ha perdido mucho de
« su actividad ,así por haber trasferido á las fronteras
({ millon y medio de homhres , y em pleádose otros
« en la guerra ci vil ,como porque distraidos los
« ánimos con las pasiones políticas, se han apar-
« tado de sus ocupaciones habituales. Hay muchas
«tierras que se han abierto nuevamente, pel'o ps-
« tán descuirladisimas. No Cíe desgranan los trigos
« ni se hilan las lanas v los labradores no hacen
~ eurar el lino, ni batir los cáiuunos. Procuremos
~ reparar tantos y tan (li verso« maJe;,; restituven do




70 REVOLUCION FRA~Cl!SA•
.. la paz á las ciudades marítimas y manufacture-
«ras. Que se cese en la demolición de Lyon , y con
« la paz, la prudencia y el olvido volverán á em-
« prender sus tareas los Nanteses, Bordeleses, Mar-
« selleses y Lyoneses. Revoquemos esas leyes des-
etructoras del comercio; demos circulacion á las
e mercaderias ,y permitamos que se esporte para
« que nos traigan aquello que nos falta, Que ce-
«sen ya de quejarse del gobierno las ciudades y
« departamentos , que dicen haber agotado sus re-
{( cursos por no observar una exacta proporción , y
«hecho pesar con desigualdad la carga de las re-
Cl' quisiciones. i Plugiera á Dios, que los que se
«quejan pudiesen tendel' la vista sobre los esta-
«dos, declaraciones y representacio nes de sus con-
.. ciudananos de los otros distritos, y entonces ve-
« rían las mismas quejas, los mismos clamores y
« la misma energia , inspiradas por el sentimiento
( de las mismas necesidades! Restituyamos el re-
4: poso del ánimo y el trabajo en las campiñas y
.. vuelvan los obreros á sus talleres y los agriculto-
« á sus carnpos. Sobre todo, añadió Lindet, esfor-
« zémonos por restablecer la union y confianza
({ entre nosotros, dejando de reconvenirnos por
«nuestras desgracias y errores. ¿ Hemos sido
« alguna vez ni acaso podido ser lo que hubiera-
4\' mos deseado'! Todos fuimos lanzados en la mis-
«IDa carrera , combatiendo unos con valor y refle-




CONVENClON NACIONAL. (1794) 71
« xion y otros precipitándose por su natural ardor
« contra todos los obstáculos que deseaban destruir
« y disipar. ¿ Quien querrá preguntarnos ni pedir-
« nos cuenta de unos movimientos que era impo-
er sible preveel' ni dirigir? La revolucion esta he-
er cha y hecha por todos. ¿ Quien es el general y
c: quienes los soldarlos que han hecho alguna vez en
ce la guerra todo lo que convenia hacer y han sa-
f! bido parar~e en donde mandaba la razon fria
« y serena que no se pasase adelante '? ¿ No nos ha-
« lIamos en estado de guerra contra los mas nu-
« merosos y terribles enemigos? ¿ Qué de reveses
«no han venido á irritar nuestro valor y á infla-
« mar nuestra cólera? ¿ Qué nos ha sucedido á 110-
« sotros que no haya sucedido igualmente á todos
« los hombres cuando son impelidos á una distan-
({ cia tal del CU1'SO ordinario de la "ida. 't »


Inumerables aplausos cubrieron aquel informe
tan juicioso é imparcial, sin que nadie dejase de
aprobar los sentimientos que espresaba y hubiera
sido de desear que todo el mundo deseara pene-
trarse de ellos. En seguida propuso Lindet una se-
rie de decretos que merecieron igual aprobación
que el informe y fueron inmediatamente adop-
tados.


Por el primero se encargaba á la comisión de
seguridad general y á los que se hallaban de re-
presentantes , que examináran las reclamaciones




72 llEVOLUClON FUANC.fiS..\.
de los comerciantes , labradores, artistas, padres
y madres de los ciudadanos residentes en los ejér-
citos, cuyu padre Ó madre estuviesen en la cárcel.
Por el segundo se obligaba á las mu n icipalidades
y juntas de las secciones ú que motivaran su ne-
gativa siempre que reusasen certificados de civis-
010. Eran estas otras tantas satisfaccioues que se
daban á los que se quejaban continuamente del
terror y temian que volviese á renacer. POI' el ter-
cer decreto se mandaba redactar una instrucciou
moral dirijida á recor.lar el amor al trabajo y á las
leyes, é instruir ú los ciudadanos sobre los prin-
cipales sucesos de la revolucion, la cual habia
de leerse al pueblo en las fiestas de cada década.
El cuarto decreto era relativo á un proyecto de es-
cuela normal para formar profesores y esparcir así
la instrucción y las luces en toda Francia.


Ultimamente á ;estos decretos se seguian otros
muchos, mandando á las comisiones de hacienda
y comercio que examináran á la mayor brevedad:


1.° Las ventajas de la libre esportacion de ob-
jetos de lujo, con condición de reimportar su va-
lor en Francia en mercaderias de toda especie;


2.° Las ventajas ó desventajas de la libre espor-
tacion del sobrante ele géneros de primera necesi-
dad , .con condiciou de retorno y otras forntali-
datles;
~t(l Los medios mas ventajosos de volver á po-




CO~YENCION NAC10NAL ~179l). 73
ner en circulacion las mercancias destinadas á los
pueblos rebeldes que estaban selladas;


1".0 Ultimumeute las reclamaciones de los comer-
ciantes que eu virtud de la ley del secuestro esta-
ban obligados á depositar en las cajas de distrito
las sumas que dchian á los estranaeros con quie-
nes estaba eu guerra la Francia.


Ya se echa de ver que todos estos decretos da-
ban alguna sutislacciou ~l los que >e quejaban de
haber sido perseguidos, y comprendían algunas
medidas capaces de mejorar el estado del comer-
cio. Solo el partirlo jacobino se quedaba sin de-
creto en su favor , aunque realmente no necesita-
ba de él, pOl'que ni habia sido perseguido ni
aprisionado, si no que únicamente se le prí vaba
del poder, y así no hahia que hacerle reparnciou
alguna. Lo mas que se podía hacer era tranqui-
lizarle acerca de la marcha que se proponia se-
guir el gobierno, y este es el objeto evidente con
que se habia coucclrido y escrito el informe de
Lindel. Por C:JO fue tan favorable el efecto que pro-
dujo en todos los partidos asi el informe come
los decretos que le acompafiaLan.


Restituvóse un poco el sosiego de la g'ente y
al otro dia, que era el último del aiio y la quinta
Sansculotida del 2. 0 (21 de setiembre 1794) se ce-
lehró la fiesta mandada despues de larg'o tieIII po,
y dirigida á colocar á l\Iar<lt en el Pantheon yes·-




74 REVOLUCION FRANCESA.
cluir de él á Mirabeau. No estaba ya semejante
fiesta en armonía con el estado de las opiniones
y de los ánimos, porque ni era tan santo Marat ni
tan culpable Mirabeau que se dehiesen tantos ho-
nores al sanguinario apostol del terror-, y se re-
cargase tanta ignominia sobre el mayor orador de
la revoluciono Pero no se tuvo por conveniente re-
vocar la fiesta pOI' no alarmar á la montaña y evi-
tar las apariencias de una reaccion demasiado
precipitada. Luego que se fijó el dia fueron con-
ducidos en pompa los restos de :Marat al Pan-
theon, y sacados ignominiosamente los de Mira-
beau por una puerta lateral.


Asi aquella autoridad que en otro tiempo ocu-
paron los jacobinos y montañescs , estaban hoy
en manos de los partidarios de Danton y de Cami-
lo Desmoulins, en una palabra de los indulgentes,
que se habían convertido en thermidorianos, Sin
embargo estos últimos al paso que procuraban
reparar los males producidos por la revolucion,
y daban soltura á los sospechosos, esforzándose
por asegurar alguna libertad al comercio, prodi-
gaban mil consideraciones á la montaña él quien
habia sucedido, y conferian á Marat el puesto que
arrebataban á Miraheau.




N01'AS DEL TRi\DUCTOll
PERTENECIENTES AL CAPITULO PRIMERO.


PAGINA 10.


1 PeJI'o Antonio Laloi, administrador del alto Marne
rué uno de Jos que volaron la muerte de Luis XVI y
miembro de la comision de salud pública despues de la
caída de la montaña. Despnes pasó al consejo de los 500
donde le reeligieron por dos veces y en seguida le nom-
braron para el de los Ancianos. En tiempo del consulado
obtuvo plaza en el tribunado y en el del imperio rué uno
de los directores de la comision de presas donde le al-
canzó la muerte en 1815.


PAGINA 10.


2 José Eschasseriaux , el mayor era un abogado de
Saintes y administrador del departamento del Chnranta
y luego convencionista y regicida. Perteneció siempre al
partido demagógico, y no hizo parte de la comision de
salud pública hasta despues de la jornada de thermidor ,
dedicándose en ella á presentar varios informes sobre ha-
cienda, abastos y medidas de scgtuidad interior. Conti-
nuó siendo muy opuesto á los emigrados y los clérigos
aun después que hizo parte del consejo de los ~OO, don-
de se opuso ú que se reconociese ninguna religion y mu-
cho menos á que se dotara el culto católico y sus igle-
sias, diciendo que este era un paso para introducir el ré-
gimen monárquico. El 25 de setiembre 1797 Pl'OPUSO la
ereccion de un monumento en honor de los fundadores
de la república, y cada dia estaba amenazando y atemo--
rizando á los patriotas con las próximas venganzas que
tornarla en ellos la monarquia si llegaba á restablecerse.


. .~~.




76 NOTAS
Sin embargo de eso rué uno de los IwimNOS Ú ofrecer sus
servicios' áNapoleon , que le admitió en el tribunado, le
dió la cruz de la legion de honor y le colocó después en
la carrera diplomática. Lo mismo continuó despucs en la
restanracicn y acabó su vida en 1SI 7 IllUY reconciliado


.. .'


con las ideas monárquicas cuando en ellas se desempeña
un buen destino y se cobra un sueldo saneado. Ilnhia pu-
blicado en 18ü5 nn Cuadro político de la Europa á prin-
cipies del siglo XIX ~ Y medios de asegurar la duracion de
la paz.


PAGINA io.


3 GregOl'io Jugot era juez de paz en Nantua , depar-
tamento del Aiu cuando le eligieron diputado ú la legis-
lativa y despucs á la couvcnciou , donde no votó en el
proceso del rey por esta!' de comisionado en el ejército
de Montblanc , pero escribió á la convencion , igualmen-
te que sus compañeros Gregoire, Ilernult y Simon una
carta en que dccian que estando convencidos de las traicio-
nes de aquel f'fY perjuro, su voto era pOI' la muerto sin
dilacion ni apelaciou. Despucs del !) de thermidor le pu-
sieron preso por haber abusado de la autoridad y sustrai-
Jo algunos papeles en favor de varios terroristas cuando
tuvo á su cargo la correspondencia de la comision de sa-
lud pública. Luego le alcanzó la nmnistla y vivió y murió
en la obscuridad.
PAGl~A 10.


4 Adriano Antonio Beruard , el de Saintes era presi-
dente del tribunal de esta ciudad cuando le nombraron
pal'a la asamblea legislativa y luego que pasó á la con-
vencion votó la muerte del rey sin upelaciou , En seguida
le eligieron miembro de la comision de seguridad gene-
ral y poco después comisionado ú la Costa de 01'0 para
organizar el terror, Hizolo :l"i , Ydesde allí pasó con igual
comisión al principado de Moutbelliard , y ú su vuelta le
nombraron secretario de la convencion. Despues del 9
de thermidor le eligieron de nuevo para la comisión de





DEL TRADUCTOR. 71
seguridad general. Mas adelante rué presidente de la con-
vencion , pero en mayo de 1793 le pusieron preso de re-
sultas de los sucosos del mes de preriul y pOI' mas recla-
maciones que hizo no salió de la cárcel sino en virtud de
la amnistía de -1796 Y poco después murió en Bluye.


5 Lebon (Véase su nota en la pag. 548 del tomo 7. O)


PAGI~A 21.


6 Marco Antonio Buudot era médico en Charolles
cuando le nombraron suplente ú la legislativa y luego á \a
convención , donde rué lino de los regicidas. Después
pasó de representante Ú Tolosa , de donde tuvo que es-
capar' á uña de caballo cuando principiaron los alborotos
contra la montaña. Por' eso en cuanto volvió ú la con-
vencion propuso una ley para que todo el que se hallase en
un pueblo alborotado , y no escapase en el término de
tres dias serta tratarlo como emigrado. Este Iué el qne
propuso la fundicion de todas h~ ('ampall:~s par3 conver-
tirias en cañoncs v v quien no cesó de perseguir sospe-
chosos en cuantos comisiones se le dieron ú diferentes
ejércitos y departamentos. Nunca quiso transijir con eso
de qne habia de acabarse el tCITO\' v asi se declaró con-
tra los thermidoriauos , pOI' lo cual se le encerró en el
rastillo de Ilam , d(~ donde no salió hasta la amnistía del
25 de octubre 17D.1 . sin que <l('~pues hayamos sabido
en qué paró.
PAGl~A 21.


7 Grrgoil'e 'Iuillrfer era otro médico de Domme y ad-
ministrndor del distrito de Sarlat , que fué diputado pOI'
la Dorrloúu ú la kgislal ivn y :J la convencion . Celoso p::u'-
tidario de la revoluciou Iué siempre consecuente con sus
principios y aun \ll'gó :í tomar medidas estrcmas , como
por ejemplo la de hacer qnc se quemasen las antiguas
banderas al frente de los If'gimicntos , denunciar Ú los
guardias suizos v perseguir Ú la guardia constitucional




78 1fOTAS
-del l'ey. Fué uno de los que votaron la muerte de este
último y poco después PI'OPUSO que se repartiesen entre
Jos soldados los bienes de los emigrados. Pero al mismo
tiempo se puso furioso contra los saqueos que se hacían
en Paris y contra la conducta tiránica de la couiision de
salud pública, no menos que contra Bouchouo y Hebert.
Luego que todos estos se vieron abatidos pOI' los ther-
midorianos , tomó la defensa de las leyes revolucionarias
y viendo que no podía sostenerlas en todo su vigor se re-
tiró de la tribuna y no quiso tomar' uingu 11 empleo. Hom-
bres de este temple podrán tal vez equivocarse en sus
juicios, pero á lo menos conservarán el aprecio de sus
contemporaneos y el respeto de la posteridad.


PAGINA 21.


8 Francisco Granet el de l\fal'sella llamó la atencion
á los principios de la revolución en los primeros albero-
tos de aquella ciudad, por lo que le persiguió el prevoste
Bournissac ; pero Mirabeau hizo que pasara su espedieu-
te al tribunal del sennscalato y no solo se cortó el asun-
to , sino que se le nombró administrador' de las Bocas del
Hódano. Después le eligieron para la legislativa y la con-
vencion donde votó la muerte del rey sin dilaciou. En se-
tiembre de 93 le nombraron adjunto á la comision de sa-
lud pública, y lo primero que propuso rué que se revo-
cara el nombramiento v se hiciese volver á todos Jos di-
putados ex-clérigos que estaban de representantes en los
departamentos; tanto se distinguian de los demas pOI' sus
crueldades, Era hombre de escelente fondo en medio de
sus ideas democráticas y así cuando Freron propuso en
1794 despues de la caída de Bobespierre la demolicion
de la casa de ayuntamiento de Paris , le dijo con mucha
calma: (( las piedras de Paris no son mas culpables que
( las de Marsella , castigad á los hombres que hayan he-
« cho mal y no derribéis nada. » Persiguió mucho á JOUI'-
dan corta cabezas, asi como habla perseguido á Mal'at
por lo cual le denunciaron Barras y Freron ; pero habién-




DEL TRADUCTOR. 79
dose hecho ver en la convencion que el verdadero moti-
vo de la denuncia era pOl'que tenia en su poder las pl'ue-
Las de las dilapidaciones de aquellos dos procónsules del
mediodia , se echó tierra al negocio. Maf, adelante en 1795
volvieron á enjuiciarle de resultas de la insurreccion ja-
cobínica del 2 de prerial y estuvo preso hasta que le al-
canzó la amnistia. Después se retiró á su casa y no vol-
vió á mezclarse en negocios públicos,


PAGINA 56.


9 Luis Maria Goujon procurador sindico del distrito
de Beauvais rué diputado á la legislativa y en ella pl'OpUSO
un proyecto de ley sobre la emigracion , dirijida á que
antes de proceder contra los bienes de los ausentes se les
diríjiera una proclama instándoles á volver. Siempre se
opuso á toda medida violenta y tuvo valor para denunciar
á los que denunciaron la camarilla austriaca y para de-
clarar en favor de Lafayette cuando se le hacia tanta
guerra en la convencion.


En 1800 dió á luz una tragedia intitulada Coriolano
entre los Volseos, y en 1804 una memoria sobre la pro-
piedad literaria.


PAGINA 65.


10 Antonio Francisco FOUl'CI'OY célebre quimico , na-
ció en Paris el 15 de junio 17~5. Su padre era boticario
de la casa del duque de Orleans y le privaron de ejercer
su profesión en Paris de resultas de ciertos reglamentos
que hizo la corporación de boticarios , lo cual redujo la
suerte de la familia á un estado vecino á la indigencia.
Esta desgracia hubiera tal vez conducido al joven ~"OUI'­
croy á la desesperaciou si el sabio Vicq-d' Azyr, que co-
noció á sn padre y sabia las buenas disposiciones del hijo
no hubiese venido á su socorro protegiendo la continuao
cion de su carrera en la medicina. Para tomar el grad-
en ella fué necesario echar un guante entre los individuos
de la sociedad real y por este medio consiguió la Iacul-




80 NOL\.S
tad de enseñar en las escuelas de la capital. M3S esto
le hubiera servido de muy poeo si el célebre profesor de
química Bucquet no le hubiese recibido como su discí-
pulo favorito y permitido que le reemplazase algunas Ye-
ces en sus lecciones, con lo cual pudo dar á conocer su
elocuencia y conocimientos, que no tardaron en propor-
cionarle la plaza de catedrático de química del jardín de
plantas , que le coufirió Buflon. Estuvo desempeñándola
mas de 2~ años desde el de '1781 v fué tal el concnrs o
que dió en acudir á oirle , que hici] puede atribuírsele
la afición genel'al á la química que se estcnrlió no solo
por Francia sino tamhien por toda Europa, pues acudían
3. su anfiteatro oyentes de todas las naciones. Ademas de
las dotes naturales y adquiridas con que amenizaha sus
csplicacioucs , aumentaba cstraordinariumentn su interés
el esmero con que estaba ni corriente de todos los pro-
gresos que se hacian en una ciencia que se hallaba en-
ronces en una de sus épocas mas brillantes. Para formar
idea de las mejoras que iha haciendo en el curso eh su
enseñanza De »reciso 1,'0" 1,)" (J:f('I'(Hj'OS resúmenes ql]'"
.J; ,l1(, ~(,:t 'l.;' "l L ..'~'-,,_ J¡'.,\,~ j, .» r •• ,/ ¡ t,,~,. ..;. _ l. '{-H l.:


publicó en! 7S iÍ con el tituló de Lecciones de historia.na-
tural y despues con el de Sistema de los conocimientos quJ-
micos, ?J de ,~n aplicucion á los fenómenos de la naturaleza
y del arte: G tom. en 4,.0 Dcspucs publicó su Filosofia
química, que es un compendio dt~ la misma doctrina ,
donde se ponen los hechos fundamentales de la química
en forma de aforismos p~I'a que los jóvenes los retengan
con mas facilidad en la memoria. Esta obra se ha tradu-
cido ú casi todos los idiomas , ¡wro como son t:1I1 rápidos
los progresos que están haciendo las ciencias naturales,
hay en el dia otros libros elementales de quim ica prefe-
rihles al de Fourcrov. Mas no se limitó Ú servir Ú la quí-
mica con la enseña¡~za y con obras didácticas , sino que
la enriqueció con muchos descubrimicntos , como por
ejemplo el de los diferentes métodos para hacer análisis
de las aguas; el de separar el cobre del estaño; el de 138
triples sales ammoniacajes ; las diferencias que se notan
en los diferentes cálculos de la vcgiga humana etc. etc.




IlEL TlUJ)UCTOR. SI
Las domas obras do Fourcrov son Ensayo sobre las enfer-
medades de los artesanos : la Entomología Parisiense . el
Arte de conocer y emplear los rnerlicarnentos en las enfer-
medades que acometen al cuerpo humano: Ensayo sobre el
(logístico de los ácidos: la llfedícina ilustrada por las cíen-
das físicas. Metodo para estraer la sosa de la sal marina:
Cuadros sinópticos de la quimica y pOI' último el 111étudo de
nomenclatura química que publicó en compnñiu con La-
voisier , Bcrtolet y Gnyton Monean.


Antes de la revoluciou se hahia limitado FoUl'('!'OY ú ~ll
profesion de químico )' médico, :lUnqllr con poca clien-
tela en esta última y p01' consecuencia con lllUY poca uri-
lidad de su bolsillo; por lo cual se entregó con urucho
calor ú las lluevas espcl'anzas qu<' le ofrecía nquolln ~r:':Jl
convulsion poluica. Sus frecuentes discursos eu las .rsam
blcas populares le proporcionaron ser nombrado dip¡; -
tado suplente por Pnris en la conveucion nacional. y dil';
la casualidad de que fuese sucesor de ~lara'. A:-;i 110 í'l!--
tró en aquella asamblea sino después que ya huhia COIlSlI-
ruado el III:1YOI' de sus crímenes. Las circunstancias \ el
partido en ([ne se hallaha alistado le hicieron adopl:u: al-
gunas veces el lenguage gl'OSCl'O de los demagogos ~. aun
no falta quien le culpe de haber tenido uua parte :W¡iY;l
en el suplicio de Lavoisier , Pero cuando se consultan los
diarios de aquel tiempo se vé que nunca se ocupó en la
tribuna mas que de asuntos de adrninistracion interior ,
so hre todo de instruccion pública. .


Después de la couvencion pasó al consejo de los ii(/O
de donde salió en t 798 Y al siguiente le nornhró el pri-
mer cónsul consejero de estado, y allí permaneció hasta
su muerte. Sus tareas administrativas fueron no meno-
activas que sus trabajos cicntlticos , pues se 1(' dehe' la
erección de las tres escuelas de medicina de Paris , 3iont-
pellior y Strasburgo , la de las doce escuelas de derecho
y cerca de treinta liceos. Hizo que se Iuuduruu Ó restn-
hlecicran mas de 500 colegios comunales en los pueblos
de segullflo órdcn , y son suyos todos los reglamentos con
lJUl' se' l"igPl1. Pero este hombre tan instruido y tan capaz


vIlI. (j




82 NOTAS


,


ciPo coupremler todos los ramos de los conocimientos hu-
manos , no pudo hacerse superior á los desdenes de la
fortuna ni ú la frialdad con que siempre le miró el ern-
perador Napoleon , y al "CI' que este habla concedido do-
taciones á casi todos los consejeros de estado compañe-
ros suyos y cscluido á él ,fué tal la pesadumbre y cai-
miento de su ánimo, que murió de repente el dia 16 de
diciembre 180U á la edad de 5 f, años, estando en toda
su fuerza y vigor ,


PAGINA G5.


11 José Luis Colombell , y no Colombelle, era di-
putado suplente del departamento del l\Ieul'the, y no en-
tró en la convcnciou hasta despucs del proceso de Luis
XVI en lugar de Salles. Fué representante en el ejército
del Norte , secretado oc la asamblea y miembro de la co-
misión de seguridad general. Puso en libertad Ú los ad-
miuistradores del distrito de Sedan, que estaban pl'esos
p~)l' partidarios de Lafayettc ; contribuyó ú la supresión
de las comisiones ejecutivas y ú la renovación del tercio
de la convención. Sc le debieron una multitud de pl'O-
vidcncins relativas á la libertad dc las familias V revoca-
cion de leyes sanguinarias que tenían ú todas en perpetuo
susto. En el consejo de los 500 se condujo con noble im-
parcialidad defendiendo ú los quc habian figurado antes
y eran entonces perseguidos pOI' terroristas -' como Frc-
;'011 y otros varios. Lo mismo hizo en el consejo de los
Ancianos, abogando pOI' la libertad oc la imprenta que
estaba realmente oprimida desde el 18 de Iructidor. Por
la misma razón se opuso vigorosamente á la atrevida em-
presa del -18 de brumario con cuyo motivo le espclieron
brutalmente del cuerpo legislativo que estaba forzado en
Sto Cloud. Desde entonces renuncióá la carrera polüica y
se dedicó á otra mas lucrativa cual fué la de tamal' empresas
de surtido de hospitales, en que adquirió un caudal in-
menso , cuando antes estaba reducido ú las modestas g-a-





"DEL TRA:DUCTOR.


nancias que le daba Sil oficio de estanquero en Pont á
~lousson , su patria .


PAGINA nit.


12 Juan Mcaulle era presidente del tribunal de Cha-
teau-Briand cuando le eligieron para la legislatlvu , don-
de no llegó á 'tomar asiento, pero si en la convencion
donde votó la muerte del rey, Casi siempre estuvo de I'C-
presentante en Lyon y en el Vendée , de cuyas resultas le
acusaron frecuenternemente después del 9 de thermidor
de varias depredaciones y escesos de todo génel'o. Sos-
tuvo cuanto pudo en la comision de seguridad general las
medidas revolucionarias en que había tenido tanta parte ,
y defendiendo á los terroristas se defendía á si mismo.
En el consejo de los 500 tomó á su cargo la causa de los
miembros de la comision revolucionaria de Nantes quc
hablan cometido los horrores )'a referidos en esta histo-
ria, dícieudo , y á fe que no le faltaba razou , que eL
verdadero responsable de ellos era la convencion que los
había mandado cgecutar. Cuando salió delcuerpo legis-
lativo en 1797 le nombraron juez del tribunal de casa-
cían yú pesar de todo su republicanismo recibió con los
brazos abiertos la cruz de la legión de honor que le dió
Bonaparte y el destino de procurador imperial del tribu-
nal de Hunte , donde murió muy honradamente ~I
año 1811.


PAGINA 64.


13 Juan Bautista Clauzel fue diputado del AI'l'ieg.c
en la legislativa y en la convencion donde votó la muerte
del rey y Pl'OVOCÓ la destitucion de todos los represen-
tantes nobles que estaban en los ejércitos y provincias.
Este fue quien pl'OpUSO la confiscacion de los bienes do
Madama Duharry , á quien luego gulllotinaron porque vi-
no á reclamados. Posteriormente elegido miembro de la
seguridad general , persiguió Ú sus antiguos amigos IOi




84 NOTAS


..


terroristas Billaud , Barrére y Collot d'Ilerhois y se de-
claró enemigo de las sociedades populares, ú quienes de-
bia su elevacion , pretendiendo que la mayor parte de los
discursos que en ellas se pronunciaban, vcnian de los
emigrados, de quienes él hahia recibido algunos. En me-
dio de eso se empeñó en que no se hiciese tregua á las
confiscaciones ni se alterasen las fiestas decadarias en lu-
gar de las religiosas porquc miraba el fanatismo como
tan peligroso ó mas que el realismo. Sostuvo que debla
conservarse el máximum, y hacer qne se respetasen los
bustos de l\'1al'at y Lepelletier. En los consejos de los
500 y de los Ancianos, de que rué miembro apenas hu-
bo día en que no hablase é interrumpiese á los oradores ,
obligando al presidente á llamarle continuamente al ór-
den y mereciendo el apodo de perpetuo interruptor. Cuan-
do salió del cuerpo legislativo en 1798 le dieron una con-
taduria y en este destino murió en 180.1,.


PAGINA 64.


14 José Enrique Lesage-Senault era comerciante en
Lille y luego convencionista y regicida. Este fue el prime-
ro que díó cuenta de la traicion de Dumouriez pues se ha-
llaba de representante en su ejército, y á poco tiempo des-
tituyó á Lavalettc que era gl'an partidario de Robespierre ,
lo cual fue origen de que se encarnizase mas en la caida
de este último. Mientras fue miembro de la seguridad ge-
neral estuvo al frente del partido jacobino, tomando ú su
cargo la defensa de 1:Is personas y principios revoluciona-
rios , contra el nuevo partido thcrmidoriano , La misma
conducta observó en el consejo de los tiOO, donde con
ocas ion de una disputa que se armó sobre la impunidad
de que gozaban los tcrroristas , se bajó del asiento y
empezó ú dar de puñadas ú sus adversarios de modo que
tuvieron que retirarle por fuerza lleno de contusiones.
No fue esta su última pelotera sino que renovó igual
violencia sobre que babia de quitarse del jurameu to ci-





DEL TRADUCTOR. 85
vico la cláusula de ódio á la anarquía, porque decía con
mucha seriedad que sin ella estaba la patria en peligro.
Movido de estos mismos principios se opuso vivamente ú
la reaccion del l8 dc hrumnrio , por lo que lc cspelieron
del cuerpo legislativo y despues de una corta prision en
Angulema, se retiró á su casa y murió el año 1825.


: _J~


r ,







CO~VENCION NACIONAL (1794). 87
~~~~~@@gg~~)o


CAPITULO SEGUNDO.


Vuelven á principinrs« las opcracioucs militares. --- Rcndi-
cion de Coudo , Valcuclcuucs , Luudrecics v 'el OUl':,UOV .


.., l"..... .:


Desaliento de los coli¡;ados. - Bntallas dd Ourtlre y la
Roer. - Paso- del Mosa. - Ocupacion de toda la linea del
Rhin. - Situacion de los ejércitos en 11)5 Alpes y en los
Pirineos. Ventajas de los Franceses en todos los puntos.-
Estado del Vcnrlcc y de la BI'etaiia ; gllerr.l de los Chua-
nes. Puisaye agente principal realista en Brr-taña. - Rela-
clones del partido realista con los príncipes franceses y los
estra ngeros. Tntl'igfls en lo interior; pnpel de los príncipes
emigrados.


Se habian suspendido á mediados de la estacion
las operaciones mil itares , permaneciendo en re-
poso nuestros dos grandes ejé,'citos del Norte y del
Sambra y Mosa, que habian entrado en Bruselas
por julio, y encaminádose el uno hácia Amberes
y el otro al ,lVIosa , esperando , la reconquista de
las plazas de Landrecies , Quesnoy, Valenciennes y
Condé , perdidas en la última campaña. En las
orillas del Rhin estaba ocupado el general lUi-
chaud en reorganizar su ejército para reparar c~




IlEVOLUCIO;S FRANCESA


l'P\~S sufrido ou Kavser-lautct-u , y esperaba un re-
fuerzo dr t ,) mil hombres quc se hahian sacado
del Vendca. Los ejél'citos de los Alpes y de Italia i
dueños de la gran cordillera, acampaban CH las
alturas de los Alpes aguardando la- aprobacion de
un plan de invasión propuesto, segun se decía,
por aquel 111iS1110 oficial jóvcn que habiu decidido
la toma de Tolon y las lineas de Saorgio. En los
Pirineos orientales, despues que Dugommier con-
siguió las ventajas que ya dijimos en el Boulou , se
habia detenido bastante tiempo para tornar á Co-
Iliouvre y estaba ahora bloqueando á Bellegardc.
El ejército de los Pirineos occidentales se estaba
organizando todavia , y hubiera podido ser nluy
funesta esta larga inacción á la mitad de una carn-
paria si 105 enemigos hubiesen sabido aprovechar
d tiempo durante los grandes sucesos del interior
.Y las malas combinaciones que se habiun hecho.
Pero era tal el desorden que reinaba en el ánimo
de los coligados, que no supieron aprovecharse de
nuestras faltas , y solo sirvieron para retardar uu
poco el curso estraordinario de nuestras victorias.


Era en efecto un error notable semejante inac-
cion en la ndgica en las inmediaciones de Ambe-


L,


res y á las orillas del Mosa , porque el mejor me-
dio de acelerar la reconquista de las cuatro plazas
perdidas, era alej:u cuanto se pudiese los grandes
ejércitos (Iue podian socorrerlas. Hubiera sido muy





CON\'ENCION NACIONAl. (1794). 89
fácil aprovechándose del desórden que les habia
causado la victoria de Fleurus y la retirada con-
siguiente ú ella, llegar inmediatamente al Rhin.
Pero por desgracia se ignoraba todavia el gran ar-
te de aprovecharse de la victoria, que es tal vez el
mas dificil de todos, porque supone que no es úni-
camente fruto de un ataque feliz, sino resultado
de profundas combinaciones. Para acelerar la ren-
dicion de las cuatro plazas habia espedido la con-
vcncion un decreto formidable, semejante á todos
los que fueron saliendo desde el mes de prerial
hasta el de therrnidor, Apoyándose en la razon de
que los coligados ocupaban ,cuatro plazas fronteri-
zas y que todo debe ser permitido cuando se trata
de echar al enemigo de su casa, mandó que si no
se rendian sus guarniciones 24 horas despues de
la intimacion fuesen pasadas á cuchillo. La única
que se rindió fue la de Landrecies; pero el coman-
dante de Condé respondió heroicamente que una
nacion no tenia derecho para decretar la deshonra de
otra. Quesnoy y Valenciennes continuaron defen-
diéndose; pero conociendo la comision la injusti-
cia de semejante decreto, se valió de una sutileza
para evitar su ejecucion sin que al mismo tiempo
pasase la convencion por la vergüenza de revocar-
le. Supuso pues que no habiéndose notificado el
el decreto á los comandantes de dichas plazas, no
habían tenido conocimiento de él, Y asi antes de




90 ltEVOLUCION FRANCESA.
notificarle se dió órden al general Schérer que' acle;.'
lantase con la mayor actividad los trabajos del si-
tio, {l fin de que" cuando se hiciese la intimacion
fuese mucho mas imponente, y legitimase la ca-
pitulacion de las guarniciones enemigas. Efectiva--
mente se rindió Valenciennes el 12 de fruotidor
(29 de agosto) y en los dias siguientes Condé y
Quesnoy. Estas plazas que tanto trabajo habian
costado á los coligados durante la anterior campa~
ña se nos devolvieron sin necesidad de grandes es-
fuerzos, y el enemigo no conservó ya punto algu-
no en nuestro territorio de los Paises-Bajos, sino,
que quedamos dueüos absolutos de toda la Bélgica
hasta el l\'Iosa y AUlheres.


Acababa Morean de conquistar la Esclusa y de
volverse á poner en línea, mientras que Schérer
habia enviado á P-ichegri'I la brigada Osten y pa-
sado' á reunirse al general Jourdan con la suya.
En virtud de esta reunión ascendia el ejército del
Norte bajo- las órdenes de Pichegrú á mas de 70'
mil hombres sobre las arrnas , y el del Mosa, bajo
las de Jourdan á 116 mil. Pero no alcanzaban 105
recursos de la adrninistracion , ya no poco exhnus-
ta, con los enormes gastos que habia tenido que
hacer para equipar tanta gente, y se iba suplien-
do con requisiciones moderadas y á fuerza de vir-
tudes mili tares. Sabian pasarse los soldados sin
muchos objetos de los mas necesarios, y entre





CON\'ENCION NACIONAL. (179/,:). 9r
ellos de tiendas de campaña, abrigándose en' sus
vivaques con ramas de árboles. Los oficiales no
tenjan sueldo ó se les pagaba en asignados, y asi
se sujetaron á la misma racion del soldado á co-
mer del mismo pan y á caminar á pie y con la
mochilla al hombro. El entusiasmo republicano y
la victoria sostuvieron la constancia de aquellos
ejércitos, los lTIaS prudentes y bravos que jamas
hubiese tenido la Francia. Se h allahan Íos coliga-
dos en estraordinario desórden porque mal apo-
yados los Holandeses por los Ingleses sus aliados,
t:uya buena fé les inspiraba muchas dudas, seveian
en la mayor consternacion, formando un cordon
delante de sus plazas fuertes, pal'a tener tiempo
de ponerlas en estado de defensa, cosa que debie-
ran haber ejecutado mucho tiempo antes. El du-
que de Yorkc tan ignorante como presuntuoso, ni
sabia como mandar á los Ingleses ni tomaba nin-
gun partido decisivo. Iba retirándose hacia el Mo-
sa inferior y hacia el Rhin, estendiendo sus alas
tan pronto hacia los Holandeses como hacia los
imperiales. Si se hubiese reunido con los prime-
ros, habria podido disponer todavia de 50 mil
hombres, é intentar por los flancos de alguno de
los dos ejércitos del Norte ó del Mosa uno de aque-
llos movimientos atrevidos que supieron ejecutar
con tanto honor el año siguiente Clerfayt, y en,
J796 el archiduque Carlos y despues repitió tan-




92 REVOLUCION FRANCESA.
tas veces un gl'an capitán.. Los Austriacos que se
hallaban atrincherados en las orillas del Mosa des-
de la embocadura del Roer hasta la del Ourthe es-
taban muy desanimados con tantos reveses y ca-
recian de abastecimientos. El príncipe de Cobourg,
que se habia desacreditado enteramente en la úl-
tima campaña, habia tenido que ceder el mando á
Clerfayt, ciertamente el mas digno de ocuparle
entre todos los generales Austriacos. Aun era to-
davia tiempo de acercarse al duque de Yorck y
de obrar en masa contra alguno de los dos ejérci-
tos franceses, pero no se pensaba mas que en con-
servar el Mosa. Inquieto el gabinete de Londres
con la marcha de los negocios, enviaba comisarios
sobre comisarios para despertar el celo de la Pru-
sia, reclamar de su parte la ejecucion del trata-
do de la Haya y comprometer al Austria ofrecién-
dola socorros para defender con vigor la línea que
todavía ocupaban sus tropas, Verificóse en Maes-
tricht una reunion de ministros y generales ingle-
ses, holandeses y austriacos, en que se acordó
defender las orillas del Mosa.


Por fin se habían vuelto á ponel' en movimien-
to los ejércitos franceses en los primeros dias fle
setiembre adelantándose Pichegrú desde Amberes
hacia la embocadura de los rios , y fue precisa-
mente cuando los Holandeses cometieron la falta
de separarse de los Ingleses. Situáronse en núme-





CONYENCION NACIONAL. (1794). 93
ro de 20 mil hombres entre Berg-Op-Zoom , Bre-
da y Gertruidemberg '\ teniendo el mar á la esva1-
da ., en una posicion que ya no les perrnitia , cu-
brir las plazas. El duque de Yorck con sus Ingle-
ses y Hanoverianos se retiró á Bois-Ie Duc ., dándose
la mano con los Holandeses pOI' modio de una lí-
nea de puestos que el ejército frances podia rom-
per apenas se presentase. Alcanzó Pichegrú la re-
taguardia del duque de Yorck en Boxtel á las orillas
del Dommel y les cogió dos batallones. Al dia si-
guiente encontró al general Abercombrie 1 ; le co-
gió tambien algunos prisioneros y continuó empu-
jando al duque de Yorck ., que se dió mucha pri-
sa á pasar el 'Mosa en Grave bajo el cañon de la
plaza. Había hecho Pichegrú en aquella mar-
cha 1500 prisioneros , y llegó á las orillas del Mo-
sa el (\ia. de la. ~efbund.a. San'i'>culotida. ( \~ .ne 'i'>e-
tiembre ).


Entre tanto avanzaba Jourdan por su parte y se
preparaba á pasal' el Mosa., cuyo río tiene dos
afluentes principales que son el Ourthe que de-
sagua en él cerca de Lieja ., y el Roer que hace lo
mismo en Ruremunda. Estos dos afluentes forman
dos lineas que dividen el pais entre el l\'Iosa y el
Rhin., siendo indispensable vencerlas sucesiva-
mente para llegar á este último rio. Dueños los
Franceses de Licja habían atravesado el Mosa., y
venido á situarse en frente del Ourthe , bordean-


¡ ,
... ., 'J.
:~ .


0,'


,/




94 'REYOLUCIONFRANcnSA.
do el Mosa desde Lieja á Maestricht , y el Ourthe
desde Lieja á Comhlaine-au-Pont , formando de
esta suerte un ángulo, 'cuyo vértice era Lieja. Ha-
hia Clerfayt situado su izquierda detras del Ourthe
en las alturas deSprimont, las cuales estan ro-
deadas por un lado del Ourthe, y por otro del
Ayvaille que entra en el Ourthe, Allí mandaba La-
tour á los Austriacos, y Jourdan dió órden á Sché-
rer que atacase la posicion de Sprimont por el
lado de Ayvaille, mientras que el general Bonnet
se dirigia hacia la misma atravesando el Ourthe.
El dia 18 de setiembre dividió Schérer su cuerpo
en tres columnas mandadas por los generales Mar-
ceau, ~Iayer y Hacquin y se dirigió á las orillas
del Ayvaille, que corre por un lecho profundo en-
tre dos orillas escarpadas. 'Los mismos generales
dieron el ejemplo metiéndose en el agua y condu-
ciendo sus soldados á la orilla opuesta, á pesar de
un fuego· formidable. Permanecia Lateur inmovil
en las alturas de Sprimont, preparándose á caer
sobre las columnas francesas apenas hubiesen pa-
sadoel rio, Pero no bien ocuparon las escarpadas
orillas, cuando se precipitaron sobre la posicion
sin dar tiempo á Latour dcprevenirlas , y la ata-
caron con el mayor ardor mientras que el general
Hacquin adelantándose por su flanco izquierdo ,
y el general Bonnet que habia pasado el Ourthe
acometian por la espalda; con lo cual se vió pre-





CONVENCION NACIONAL (17,94). 95
cisado Latour á abandonar la posicion y replegar-
se sobre el ejército imperial.


Este combate tan Lien concebido como ~jecu­
tado era no menos honroso para el genel'al en gefe
que para el ejército, y nos valió 36 piezas de arti-
llería y 1Oücajas de municiones ,costando al ene-
migo 1500 hombres de pérdida entre muertos y
heridos,y obligando áClerfayt á abandonar la li-
nea del Ourthe. En efecto recelaba este g€neral al
ver batida su izquierda que le cortasen su ;retira-
da sobre Colonia, y en consecuencia abandonó
las orillas del Mosa y del Ourthe y se replegó so-
bre Aquisgran.


No les quedaba ya á los Austriacos mas que la
linea del Iloer , y así ocuparon este rio desde Due-
ren y Juliers hasta su embocadura en el Mosa, es
decir hasta Ruremunda. Habian cedido del curso
del Mosa todo el territorio comprendido desde el
o, rthe al Roer en tre Lieja y Ruremunda, sin que-
darles mas que la estension desde Ruremunda á
Grave, que era el punlo por el cual estaban en con-
tacto con el dudue de Yorck.


Era el ROCl' la linea que necesitaban defender
para no perder la orilla izquierda del Rhin, y pa-
ra eso concentró Clerfayt todas sus fuerzas en las
orillas del Roer entre Duerem, Julliers y Linnich.
Ya ántes habia ordenado trabajos considerables
para asegurar su linea y colocar cuerpos avanza-




REVOLUCION FRANCESA.


dos del otro lado del Roer en las col inas de Aldcn-
hoven con muchos atrincheramientos y luego ocu-
pó la linea de aquel rio y sus escarpadas orillas
acampándose detras de esta linea con su ejérci to
y una artilleria numerosa.


El dia 10 de vendimiario del año 3.° (1.0 de oc-
tubre 1794) se halló Jourdan en presencia del
cnemigo con todas sus fuerzas. Dió órden al g2-
neral Schérer que mandaba el ala derecha de di-
rijirse á Duerem pasando el Hocr por todos los
puntos vadeables ; al general Hatry que atravesa-
se por Alterp hácia el centro de la posicion ; á las
divisiones Championnet y Morlot sostenidas de la
caballeria de que tornasen las colinas de Alllell-
hoven que estaban delante del Roer, desemhara-
zasen la llanura, atravesasen el rio y cubriesen á
Julier para impedir que los Austriacos descmbu-
casen por allí; al general Lcfévre que se apode-
rase del Linnich y atravesase todos los vados quc
habia en las inmediaciones; últimamente á Klé-
her , que estaba junto ala misma embocadura del
rio, que subiese hasta Ratcm y pasase sobre aquel
punto mal defendido, á (in de cuhrir el ~uel'ro
de batalla por el lado de Rurem unda.


Al dia siguiente 11 vendimiario se pusieron en
movimiento los Franceses en toda la linea; y cm-
pezaron á marchar á un tiempo 108 mil jóvenes
republicanos con un órden y prccisiou dignas~de





t~ONYENCION NACIONAl. \ t 7H'l,·¡. 97
tropas veteranas. Nunca se les habia visto en tan-
to número en un luismo campo de batalla, avan-
zando hácia el Roer que era el objeto de todos sus
esfuerzos. Por desgracia estaban todavia distantes
de él y no llegaron hasta cerca de medio dia, Se-
gun el dictamen de los militares el general no ha-
bia cometido mas que una falta, que fue la de ele-
jir un punto de partida demasiado distante del
de ataque y no que tuvo que emplear-un dia para
alcanzar la linea enemiga, El general Schérer (pte
estaba encargado de la derecha dirijió ,sus briga-
das sobre diferentes puntos del Roer , y mar.dó al
general Hacquin que fuese á pasarle mucho mas
arriba en el vado de Windcn para flanquear la
izquierda del enemigo. Eran las I 1 de la mañana
cuando tomó estas disposiciones y Hacquiu tardó
demasiado tiempo en hacer el rodeo que le habiau
mandado , mientras que Schérer esperaba que hu-
biese llegado al punto convenido pal'a lanzar su
division en el Iloer , con lo cual se estaba dando
tiempo á Clerfayt para preparar todos sus recursos
en las alturas de la orilla opuesta. Viendo que
eran ya las tres de la tarde no quiso agual'dar mas
Schérer y puso sus divisiones en movimiento.
Arrojóse Marceau al agua al frente de sus tl'Opa3
por el vado de l\Iirveillel' ; lo mismo ejecutó Lol'-
ges dirigiéndose ú Dueren , de donde echó al ene-
migo despues de un combate sangriento. Abando-


V 111




H8 IHi:rOtUCIO~ FRANCESA.
naron los Austriacos un momento este úl timo pue-
blo, pero aunque se retiraron un poco atras no
tardaron en volver con fuerzas considerables. In-
mediatamente entró Marcean en Dueren para sos-
tener la brigada de Lorges, y Mayer, que habia
pasado el Roer un poco mas arriba en Niederau,
donde se hahia encontrado con un cañoneo mortí-
fero, se replegó tambien hacia Dueren ,que fueel
punto á donde se concentraron todos sus esfuer-
zos. El enemigo que todavia no habia hecho uso
mas que de sus vanguardias, estaba formado de-
tras en las alturas con 60 piezas que principiaron
á disparar inmediatamente, cubriendo á los Fran-
ceses de una nube de balas y metralla. Sin embar-
go resistieron nuestros jóvenes soldados sostenidos
por sus generales, aunque desgraciadamente no
parecia todavia el general Haoquin por el flanco
izquierdo del enemigo, de cuya maniobra se espe-
raba el éxito de la batalla.


Al mismo tiempo se estaban hatiendoen el cen-
tro sobre la meseta de Aldenhoven, donde los
Franceses habían llegado á la bayoneta, y hasta
su caballería se habia desplegado en ella y ejecu-
tado y recibido muchas cargas. Viendo los Aus-
triacos que se habia pasado el Hoer por mas arri-
ba y por mas abajo de Aldenhoven abandonaron
la meseta y se retiraron á Juliers del otro lado del
rio, y Championet que los habia seguido hasta el





'CONVENC'IO:'i NACIO~AL (t 79'''). 9~)
'glasis, caiioucaha y recibia cañonazos de la arti-
lleria de la plaza. En Liunieh habia rechazado Le-
févre éÍ los Austriacos y llegado hasta clRoer , pe-
ro encontrando quemado el puente se ocupaba en
restablecerle; mientras (iue Klcber habiendo en-
contrado en Ratem algunas batcrias rasas, estaba.
respondiendo ú sus fuegos con toda su artillería.


Consistia pues la accion decisiva en el ala dere-
cha hacia el Dueren , donde estaban acumulados
Marcean, Lorges y Mayer que todos esperaban el
movimiento de Hacquin. Habia mandado Jourdau
á Hatry tIue se replegase sobre Duercn en lugar
de efectuar el paso por Altorp; pero era demasia-
do larga la travesia para que esta columna pudie-
se llegar á ser útil eu un momento decisivo. Ulti-
mantente á las 5 de la tarde se presentó Hacquin
en el flanco izquierdo de Latour , y entonces los
Austriacos que se veian amenazados en su iz-
quierda por Hacquin , y tenian al frente á LOI'ges,
Marceau y .l\fayer., se .decidieron á ponerse en re-
tirada, replegando su ala izquierda , que era la
que habia combatido en Sprimont. Por la derecha
les amenazaba Kléher con un movimiento atrevi-
do , y C0l110 fuese demasiado corto el puente que
habia querido echar pal'a el paso del rio, pidie-
ron los soldados qUB les dejara precipitarsr, al
agua, y ú fin de sostener su ardor, reunió Klé-
her toda su artillería y acribilló con ella alene~




100 REVOLrCION FllANCES.\.


migo que estaba en la otra orilla. Con esto se vie-
ron uuevamente obligados los imperiales úretirar-
se tambien de aquel punto, y poco después de
todas los dernas: de modo que abandonaron el
Roer dejándose 800 .prisioneros y 3 mil hombres
fuera de combate,


Al dia siguiente por la mañana encontraron los
Franceses evacuado á Juliers y pudieron pasal' el
Roer por todos los puntos, siendo esta la impor-
tante batalla que nos valió la conquista definitiva
de la orilla izquierda del Rhin. Esta es una de las
que merecieron al general Jourdan el reconoci-
miento de la patria y la estimacion de los milita-
res; mas no por eso han dejado los críticos de
echarle en cara no haber puesto en movimiento
el ejército desde un punto mas inmediato al del
ataque, ni h..her dirigido el grueso de sus fuerzas
á Mirveiller y Dueren.


Clerfayt tomó el camino real de Colonia y si-
guiéndole Jourdan ocupó aquella ciudad el dia 6
de octubre; el 20 del mismo mes se apoderó de
Bonn y Klébcr se fue á hacer con Marescot el sitio
de Maestricht.


Mientras que Jourdan desempeñaba su cargo
con tanto valor y tomaba posesión de la impol'-
tante línea del Rhin, se preparaba Pichegrú por
su parte ú pasar el Mosa , para venir luego hasta
'Vahal qne es brazo principal del Rhin cerca de





(O~"ENUON NAClO~AL. (179!i-). 101
su embocadura. Ya dijimos poco hace que el du-
filIe de Yorck habia pasado el Mosa en Grave aban-
donando ú Bois-Ie-Duc á sus propias fuerzas; n1(\5
era menester que Picliegrú se apoderase de este
punto antes de intentar el paso del Mosa, lo cual
HO era facil en 10 adelantado de la estación y con
poco material de sitio. Sin embargo todo era po-
sible segun la osadia de los Franceses y el desalien-
to cn que sc hallaban los enemigos. Hindióse el
fuerle de Creve-coeur cerca tlel _Uo3a, por verse
amenazado de una hateria oportunamente dirigi-
da sobre un punto donde no creyó el enemigo que
era posible establecerla; y es lo raro que con la
urtilleeia que se encontró allí se pudo acelerar el
sitio de Bois -le-Duc. Cinco ataques cousecuti vos
que se dieron llenaron de espanto al gobernador,
el cual rindió la plaza el dia 10 de octubre , lo-
grando los Franceses con tan inesperada ventaja
una basa sólida, y municiones considerables para
adelantar sus operaciones d(') otro lado del Mosa
v hasta las orillas tlel \YahaL


Morean que forma ha la derecha, se haliia ade-
lantado hasta Vcnloo después de las victorias de I
Ourthe y del Hoi;r') y asustado el duque de
YOl'ck de aquel movimiento, liahia retirado to-
das sus tropas dd otro lado del 'Vahal, y aban-
donado todo el espacio comprendido cutre el .\lo-
sa .v el 'Valial ó el Rhim. Sin elllb~tl'g'o, viendo




REYO[:[CION FRii:NCES.ti:.


fIlIe el Grave iba ú queelar sin comunicaciones ni
apoyo, volvió á pasar el Wahal y se propuso de-
fender el espacio comprendido entre estos dos
ríos. El terreno era, C0l110 sucede siempre cerca
de las embocaduras de los ríos caudalosos , infe-
rior al lecho de las agua;s y presentaba estensas
praderas cortadas de azequias y calzadas é inun-
dadas en algunas partes. El genel~al Harnmers-
tein 2 que' estaba situado en el intermedio entre
el Mosa y el "'aha1, habia dificultado mas el
terreno cortando los caminos, cuhrionrlo los di-
ques de artillerin y echando puentes ú los canales
que debía destruir el ejército cuando se reti-
rara. Corno él formaba la vanguardia del duque
de Yorck , se quedó este por detrás á las orillas
del 'Yahal, en el calupo de Nimegue.


En los dias 18 y 1n de octubre mandó Piche-
grú ú dos divisiones que p..asasen el Mosa en un
puente de harcas, sin (1 ue los Ingleses., pudieran
impedirlas el paso porque estando bajo el cañon
de Nimeg'ue y esteudida la vaneuarclia de Haur-
merstein por las orillas de los canales y de los di-
fIues j se hallaban ú demasiada distancia. Lo res-
tante dcl ejército desembarcó ú la otra orilla bajo
11\ protección de las dos divisiones. El 28 decidió
Vichegrú el ataque de todas las obras que cubrian
despacio intermedio desde el Mosa al Wahal pa-
ra lo cual dcstacó j columnas que formaban una





CONVENCION NACIONAL. (1794). 103
masa superior á la del enemigo en aquellas pra-
deras inundadas y cortadas de azequias. ~fanifes­
taran los Franceses el mayor valor en medio del
fuego de la artilleria y luego se arrojaron á los
fosos con el agua hasta los hombros, mientras que
los tiradores disparaban desde las orillas por ci-
ma de sus cabezas. Asombrado el enemigo, se re-
tiró sin pensar en otra cosa que en salvar su ar-
tilleria, y vino á refugiarse al campo de Nime-
gue á brillas del Wahal , donde los Franceses no
tardaron en insultarle diariamente.


De esta manera así por la Holanda como pOl' el
Luxemburgo habian por último los Franceses con-
seguido llegar á la formidable linea del Rhin ,
que la naturaleza parece haber designado por lí-
mite "Le su patria y que siempre habían deseado
tener por frontera. Es verdad que Pichegrú con-
tenido por Nimegue , no era :duelio todavia del
curso del. \Vahal, y que si pensaba en conquistar la
Holanda" vcia delante de sí muchos rjos , plazas
fuertes, inundaciones y una estación crucl : pero
se acercaba al límite tan deseado, y 'con 'un nuevo
rasgo de audacia podia ocup:u' á Nimegue ó la
isla de Bommel , y establecerse sólidamente en el
Walial. lUoreau, á quien Ilamaban el general de
los sitios, acababa de entrarse en Venloo por
medio de un golpe atrevido , al mismo tiempo
{Iue Jourdan se encontraba hien Iortificado en el


", '.


'i· "Y.-.. '\
""l"". \


.... "


-' ;'--.J> ,~ i
--;
-',




10'í HEVOLUCION FIL\NCESA.


Hliin , ;1 donde tambieu acahaban de llegal' 10&
~jércitos pOI' todo el Mosella y la Alsucia.


Desde que sufrieron el revés de Kavserla utern
los ejércitos del l\Iosella y del alto Hhin manda-
dos por lUichaud, habian empleado el tiernpo en
reforzarse con destamentos venidos de los Alpes y
del Vendée. Se intentó cl J4 dc mesidor (2 de ju-
lio) un ataque en toda la línca desde el Hlrin has-
ta el Mosella en las dos vertientes de los Vosgos;
pero era demasiado dividido aquel ataque para
({ue produgese ningun buen resultado. Otro se
clirig'ió con mejores principios el dia 13 del mis-
mo llles, haciendo el principal esfuerzo contra el
centro de los Vosgos, ú fin de apoderarse de los
pasos, y produjo, corno siempre, la retirada ge-
neral de los ejércitos coligados del otro lado de
Franckenthal. Habia destacado entonces la comi-
sion de salud púhlica una diversión contra Tré-
veris , apoderándose de la ciudad p;u'a castigar al
elector, siguIéndose de este movimiento que se
hallaba formando punta un cuerpo principal en-
tre los ejércitos imperiales del bajo Rhin y el ejér-
cito Prusiano de los Vosgos, sin que estos pensa-
sen en sacar la menor ventaja. Sin :embargo apro-
vechándose al fin los Prusianos de la disminuciou
de nuestras fuerzas hacia Kayserlautern , nos ha-
hian atacado de nuevo improvisamcnte y obliga-
do á retir-ar ú este último punto. Por fortuna Jour-





CO~'d~NClüN NACIONAL (179ft.). t 05
dan acababa de vencer en el Hocr , y Clerfayt se
habia visto precisado ú rcpas,li' el Rbin en Colo-
nia. Entonces no se atrevieron los coligados á per-
manecer en los Vosaos , sino que se retiraron
abandonúndonos todo el Palatinado dejando una
fuerte guarnicion en Maguncia: de suerte que no
les quedaban mas que esta plaza y la de Luxem-
burgo en toda la orilla izq uierda. In mediatarnen-
te mandó la cornisiou que se bloqueasen, y fue
llamado IHd>el' desde la Bélgica (, lUaguncia para
mandar el sitio de esta plaza, que él habia con-
tribuido ú clefeudcr en 1793, donde principió su
ilustre reputación. Por manera que nuestras con-
quistas se eslendian en todos .los puntos, y todas
tocaban en el Hhin,


En los Alpes hahia continuado la inaccion y
éramos dueños de la gran cordillera. Habíase


<-


aprobado el plan de invasion tan bien discurrido
por el general Bonaparte , y comunicado á la co-
1111310n por Robespieri:e el menor, que se hallaba
de representante en el ejél'cit) de Italia. Consistia
este plan en reunir los dos ejércitos de los Al pes
y de Italia en el valle de Stura para invadir el
Piamonte ; IDas cuando va estaban dadas las órde-
nes de marcha ocurrió lo del 9 de thermidor , con
este motivo se suspendió la ejecucion. Los coman-
dantes de plazas it quienes se habian quitado una
partc de sus guarniciones, los ayuntamientos, los




106 REVOLUCIO~ FRANCES.\:.


representantes , y todos los partidarios de la rcae-·
cion , pretendieron que aquel plan tenia por ob-
jeto perder el ejército metiéndole en el Piamonte
y volver á entregar Tolon á los Iugleses para ser-
vir los secretos. designios de Robespierre, Uno de
los lnayores adversarios del pl'oyecto era Juan-·
Bou-Saint-André , á quien habiun enviado ú To-
Ion para restablecer la marina y tenia no se que-
planes sobre el ~lediterraneo. El mismo Bonapar--
te fue acusado de complicidad con los dos Robes-
pierl'es., á caus-a de la confianza que su talento y
modo de discurrrr habian inspirado al mas jó-
ven ele los· dos hermanos.. Volviese á traer en de-
sórden el ejército á la gran Cordillera donde vol-
vió á tornar sus posiciones; pero con todo eso se
terminó la campaña con un brillante suceso. Qui-
sieron los Austriacos de acuerdo con los Inglc3es
hacer una tentativa sobre Savona para cortar las
comunicaciones con Génova, que con su neutrali-
dad hacia grandes servicios al comercio de vÍve-
res. Se adelantó el general Collorcdo COIl un cucr-


<.


po de ocho :1 diez mil hombres, y como no .acele-
ró bastante su marcha dió tiem po á los France-
ses para prepararse. Cogido en medio de las rnou-
tañas por los Franceses, cuyos movimientos diri-
gia el general Bouaparte , perdió 800 hombres y
se retiró vergonzosamente echando .la culpa á los
Ingleses, que por su parle se la echaban á él, Y




CONYENCroN NACiONAL (l79!i.). 107
quedó restablecida la comunicación con Génova y
consolidado el ejército en todas sus' posiciones.


En los Pirineos hahia vuelto' {. prineipiar el cur-
so de nuestras ventajas, y Dugornmier continua-
ba sitiando á Bellegarde, ele quien queria apode-
rarse antes de bajar á Cataluña. Habia intentado
el conde de la Union SOCOlTel' Ú los sitiados pOl~
medio de un ataque general á la linea francesa,
pero rechazado en todos los puntos tuvo flue ale-
jal'se, y perdidaslas esperanzas en la plaza, se rin-
dió el 27 de setiembre. Tranquilo Dugotnlnier por
su cspalda., se preparaba á penetrar en Cataluüa .
POI' los Pirineos occidentales se habian puesto en
fin los Franceses en movimiento invadiendo el va-
lle de Baztan y tornando á Fuenterrabia y San Se-
bastiau , por lo que contando con la suavidad del
clima de estas comarcas , se preparaban como en
los Pirineos- orieutalos ,ú continuar sus ventajas
á pesar del invierno.


En a Yendcc continuaba iguahnente la guerra
sino muy viva y acalorada por lo menos lenta y
asoladora, hubiendose repartido el mando Stof..
flet , Sapinaud 3 , Y Charétte. Desde la· muerte de
Larrochejacqucleiu le habia sucedido Stoftlet en
el Anjou y en el alto Poitou. Habia conservado Sapi-
naudla pequeña division del centro y Charétte que
tanto se habia distinguido en la última campaña
en que con fuerzas casi nulas habia sabido burlar




108 REVOI.UClO~ FRANCESA.
todas las persecuciones de los republicanos, seguía
mandando en el Bajo Vendée pero deseaba con
ansia el mando general. Se habian reunido en Ja-
lés y hecho ciertos convenios dictados por el abate
Bernier ,., cura de San Laud ,consejero yamigo de
Stofflet que gobernaba el pais en su nombre. Este
clérigo era no menos ambicioso que Charéttc y
deseaba encontrar una combiuacion por medio de
la cual pudiera estender su influjo sobre los de-
mas gefes, como le ejercia sobre Stofflet. Se :con-
vinieron en nombrar un consejo superior de quien
en adelante emanarian tonas las órdenes pal'a las
operaciones. Stofflet, Sapinaud y Charétte se con-
firmaron recíprocamente los mandos del Anjou,
del centro y del bajo Vendéc, y lUr. de lUarigny
que habia sobrevivido á la grande expedición de
los del Vendée contra Granville, pero quebranta-
do las órdenes del consejo le mandaron prender,
y Stofflet tuvo la crueldad de mandarle fusilar
por un simple informe de Charrétte. Se atribuyó
aquel acto tan rigoroso no mas que á la envidia,
y produjo una funesta impresion en el alma de
todos los realistas.


Como esta guerra no ofrecia ningun resultado
posible, estaba reducida á una lucha desvasta~
dora, en la cual habian establecido los republi-
canos 14 campos atrincherados que cuhrian todo
el pais insurgente , y desde ellos salian columnas




CONVENCION NACIONAL (179!,,1. ton
inccndiarias , que bajo el mando en gefe del ge-
neral Torrean ejecutaban el formidable decreto
de la convencion. Quemaban los montes, los Ya-
lIados, los carrascales, y muchas veces los pue-
blos, apoderándose de las mieses y de los gana-
dos, fundándose en el decreto que mandaba á to-
do habitante que no hubiese tornado parte en la
re1>elion retirarse á 20 leguas del pais insurgsnte,
y tratar como enemigo á todo el que se encon-
trase en él. Viéndose los del Vendée precisados ú
buscar la vida, no dejaban de cultivar sus campos
enmedio de aquellas horribles escenas y resistian
la guerl'a en términos de hacerla eterna. A la me-
1101' señal de sus gefes se formaban improvisamen-
te y caian pOI' la espalda de los campamentos,
apoderándose de ellos con mucha frecuencia, ó
bien dejando adelantarse á las columnas, caian
sobre ellas cuando estaban mas internadas en el
pais, y si llegaban á romperlas, no dejaban hom-
bre á vida. Entonces se apoderaban de las armas
y municiones, de que tenian gran necesidad, y
ya quc no podian dcbilitar á un enemigo dema-
siado superior en fuerzas, á lo menos adquirian
medios para continuar aquella guerra atroz.


Tal era el estado de las cosas en la orilla iz-
quierda del Loi ra ; mas en la derecha , esto es,
en aquella parte de la Hretaña , comprendida en-
tre el Loira y el Vilaine se habia formado una


/-
/ ..,~:. ;',¡;,',
...,'.,". " ... \


..~.~,
~..


"


'~"'.




t:ro ·R.EVOLUCIO:'i FRANCESA


..


nueva reunion compuesta en gl'an parte de los
restos de la columna del Vendée que habia sido
destruida en Savenay, y de los paisanos que ha-
hitabaR aquellas llanuras. Elgefe de esta colum-
na era Scepaux 5, y su fuerza casi la misma de Sa-
pinaud, pero que servia de .cOlnunicacion entre
el Vendée y la Bretaría.


En esta última era diferente el teatro de la
guerra del de el Vendée, aunque no menos de-
plorable; pOl'que los Chuones , de quienes ya he-
mos hecho mencion , eran por lo general los con-
trabandistas, á quienes la abolicion de las adua-
nas habiadejado sin ~ficio ,algunos jóvenes que
no habian querido obedecer á la requisicien , 'Y
algunos vendéenses dispersos, como los de MI'.
Scepaux en la derrota de Savenay. Se entregaban
á todo génel'o de desórdenes en las breñas y es-
tensos bosques de la Bretaña., particularmente en
el monte de Pertre , 'Y no formaban reuniones
numerosas y capaces de sostenerla campaíia, co-
mo los del Vendée , sino que marchaban en gru-
pos de treinta á cincuenta, que detenian los cor-
reos y,cal'ruages públicos" asesinaban á los jue-
ces de paz, á los corregidores y em pleados repu-
hlicanos , y sobre todo á los compradores .de bie-
nes nacionales. En cuanto á los que no eran com-
pradores, sino arrendatarios de estos bienes,
iban á sus casas y Ies hacian pag.u' el arriendo. '





CON'"ENCION NACIONAL. (17'94). 111
'Por lo común tenian gran cuidado de destruir los
puentes poner obstáculos en los caminos y cortar
los ejes de las carretas para impedir que pudie-
ran llevarse víveres á las ciudades. * Hacian ame-
nazas ter-ribles á los que traian géneros á los mer-
cados, y las ejecutaban saqueando é incendiando
sus propiedades. Como no podian ocupar mili:-
tarmcnte el pais., su objeto evidente consistia en
trastornarle impidiendo á 10f; ciudadanos que
aceptasen ningun empleo de la república ,casti-
gando la com.pra de bienes nacionales y dejando
sin víveres á las poblaciones. Reuniéndose en me-


,.. Por este cuadro verán los lectores franceses cuan injus-
to es el cargo de barbarie ni ferocidad particular á los Espa-
Iioles , que COIl tanta Irccuencin se nos han estado haciendo
todos los dias en los diarios con ocasiou de las atrocidades co-
metidas durante la gnerra civil de estos últimos años; y sobre
todo cuan injustos y no merecidos los que nos hicieron del
mismo g(~nero en la guerra de la independencia. No es esto
decir que nosotros intentamos disculpar' unos ni ot ros , an-
tes por el contrario desearíamos que en ambas ocasiones se
hubiese hccho Ta guerra con igual valor y menos ferocidad.
Pero aseguramos ,.•y no IIOS desmentir..í la historia que en ma-
teria :de crueldades y devastaciones nada dejamos á deber ni
nos deben tampoco los Frauccs , los Ingleses y todas las na-
ciones cuan Jo se encuentran dominadas de alguna fuerte pa-
sion , por noble y generosa que pueda ser en sí misma, y asi
deben cesar de una vez esas reconvenciones dictadas pOI' el
orgullo y la irrcílexion. (N. rld T.)




112 REYOLL:CIO" FHAXCESA.
)101' número , y teniendo menos fuerzas (PIC los
del Venrlóe , eran con todo eso mucho mas temí-
bles y mas merecedores del título de bergante.


Tenían estos últimos un gefe secreto, de quien
ya hemos hecho mencion ,que era 1\11'. ele Puisaye
antiguo miembro dc la asamblea constituyentes
Este se habia retirado ú Normandia después del
10 de agosto de 92 y se metió de lleno en la in-
surreccion federalista, y después de la derrota de
Vernon vino á ocultarse á la Bretaüa . y reunir
los restos de la 'conspiracion de la Rouarie. A de-
mas de estar dotado de una gran inteligencia y
de estraordinaria habilidad para reunir los ele-
montos de un partido, tenia mucha actividad de
cuerpo y ánimo, y sobre todo suma ambiciono
Luego que Puisave observó la situación peninsu-
lar de la Bretaña, la vasta estension de sus <":0:;-
tas, y la topografia particular del terreno, cuhicr-
to de bosques, montañas y espesnras impenetra-
bies; conociendo sohrc todo la barbarie de sus ha-
bitantes , <ltle hablaban una lengua estrangera ,
que les privaba de toda comunicacion con los de-
J11aS franceses: ciegamente sometidos al influjo: de
los clérigos, tres ó cuatro veces mas abundantes
que en el Vendée, formó inmediatamentc el pro-
)'ecto y la esperanza de pl'cparar aBí una insur-
recion mucho mas formiduble que la que man-
daron Cathelineau, Elbce , Bonchamp y l .. escure.




CONVENCION NACIONAL. (1794-). 113
Lo que principalmente sirvió para inspirarle aque-
llos proyectos fué la inmediación de la Inglaterra
y el oportuno intermedio de las islas de Jersey y
Guernesey que tanto facilitaban el concurso del
gabinete de Lóndres. Por tanto no queria que se
malgastase la energia del pais en correrías y sa-
queos inútiles, sino que trató de organizarle de
manera que le pudiese tener todo en su mano.
Con el auxilio de los clérigos logró que se alistasen
todos los hombres en estado de llevar armas, en
unos registros que se abrieron en las parroquias,
formando cada una de ellas una compañía: cada
partido una division : y de todas las divisiones
reunidas formó cuatro principales, que eran las
de Morhihan, Finistere, Costas del Norte y de llle-
y-Vilaine; dependiendo todas ellas de una comi-
sion central que representaba la autoridad su-
prema del pais. Presidia Puisaye aquella cOlni-
sion en icalidad de general en gefe, y por medio
de las dichas ramificaciones comunicaba sus ór-
denes á toda la comarca. Entre tanto que se pre-
paraba la ejecucion de sus vastos proyectos, re-
comendó mucho que se hiciesen las menos hos-
tilidades posibles, para evitar que se agolpasen
muchas tropas á la Bretaña , sino que se conten-
tasen con reunir municiones, é impedir el trans-
porte de víveres á las ciudades. Pero como los
cluume« eran poco á propósito para el género de


VIII. 8




1tí RE"OLUCION FRANCES.\.
guerra general que meditaba, se entregaban in-
dividualmente á muchos desórdenes que ademas
de darles provecho eran muy conformes con su
inclinacion. Puisaye se daba gran prisa á p@ner
la última mano en su obra, y se proponia, luego
que hubiese terminado la organizaciJIl de su par-
tido, pasar á Lóndres y abrir negociaciones con
el gabinete ingles y con los príncipes franceses.


Ya dijimos hablando de la precedente campa-
ña, que los del Vendée no habían comunicado
todavia con los estrangeros , y que solo se les ha-
bia enviado á MI'. de Tínteniac 6 para saber cuan-
tos eran, qué miras tenian , y para ofrecerles ar-
mas y socorros, si llegaban á apoderarse de al-
gun puerto de la costa. Esto fue lo que les escitó
á venir á Granville , y hacer aquella tentativa,
que ya vimos lo mal que les salió. La escuadra
del lord Moira, despues de haber cruzado inu-
tilmente por nuestras costas, se fue á llevar á Ho-
landa los socorros destinados al Vendée , y se li-
sonjeaba Puisaye de provocar otra espedicion se-
mejante, y entenderse con los príncipes que has-
ta entonces no habian dado la menor señal de gl'a-
titud ni proporcionado estímulo alguno á los rea-
listas sublevados en el interior.


I...os principes por su parte esperaban muy po-
co del apoyo de las potencias, y principiaban á
volver la vista ~hacia sus partidarios en Francia,




CO'NYRNCJON ·~ACIONAI. (:1194,1. 11:¡
-siu que hubiese al rededor suyo ning-una disposl-
cion para aprovecharse del celo de tantos valientes
como querian sacrificarse por su causa. Alg'uuoll
señores ancianos, y antiguos amigosvhaliian sc-
-'guido al hermano mayor del rey (PW tomaba el
título de regente y vivía en Verona desde que
las orillas del Hhin eran solo hahitahles para sol-
dados y hombres de guerra. El príncipe de Con-
dé , lnuy valiente pero de corta capacidad ~ conti-
nuaba reuniendo en el alto Rhin ú todos los que
querían ofrece!' su espada. Otra parte de la
noblezajóvcn seguia al señor conde de Artois en
sus viages y le habia acompañado hasta San Pe-
tersburgo ,donde le recibió Catalina magnífica-
mente , y le dió una fl'agata , un millon de f('an-
cos, una espada y al valiente conde de Vauban
para que le estimulase á servirse bien de ella,
Habia prometido ademas los mayores SOCOlTOS
luego que el príncipe desembarcase en el Ven-
d ée : :pero el tal desembarco no se había efectua-
do, sino que el conde de Artois se volvió á Ho-
landa al cuartel general del duque de Yorck,


No era pues ni brillante ni feliz la situación-
de los tres príncipes franceses : pues que el Aus
tria, la Prusia y la Inglaterl'a se hahian nega-
-do á reconocer al l'cgente, por no mezclarse
en sus negocios interiores , como hubiera su-
cedido rec-onociendo otro soherano xle Francia




i f 6 REVÜJ.UCTON FRANCESA.
fIue el que lo era de hecho, y ú esto se oponian
todas las potencias. Sobre todo entonces que se
vejan batidas, afectaban decir que solo habian
lomado las armas por su propia seguridad. Fue-
ra de eso tambien tenia otro inconveniente reco-
nocer al regente , porque era lo mismo que con-
denarse á no hacer la paz sino despues de la
destruccion de la república, cosa con que ya na-
die contaba. Entre tanto toleraban las potencias
á los agentes de los príncipes, pero sin reconu-
cerles ningun título público, y asi el duque de
Harcourt 7 en Lóndres , el de Havre 8 en Ma-
drid y el de Polignac 9 en Viena trasmitian algu-
nas notas que eran poco leidas y rara vez escu-
chadas, reduciéndose á servir de conducto por
donde pasaban los cortos y raros socorros que se
dispensaban á los emigrados, mas bien que el
órgano de una potencia conocida. Asi es que rei-
naba entre ellos el mayor descontento contra to-
dos las gabinetes, y ya empezaban á conocer que
todo aquel celo de la coalicion por la monarquía
ocultaba un odio violento contra la Francia. El
haber plantado el Austria su bandera en Valen-
ciennes y en Condé , habia despertado segun los
emigrados, todo el entusiasmo del patriotismo
francés, mientras que sospechando las disposicio-
nes pacíficas de la Prusia, decian que se les fal-
taba á todos los compromisos. Pero á quien abor-




CüNVENCION NACIONAl. (17H'''), 117
..-ecian IDas era it Pitt porque Ú pesal' de ser el ma s
seguro de todos los coligados, era también el qu e
les miraba con mas desden, y asi no le nombra-
ban nunca sino con el apodo del pérfido ingles,
diciendo que convenia recibir su dinero y enga-
ñarle luego que se pudiese. Pretendían que no
habia que contar mas que con la España porque
esta sola era una parienta fiel y una aliada SÍll-
cera, y que asi se debian fundar en ella todas
las esperanzas.


l\Ias no solo reinaba esta mala inteligencia de
las tres córtes fugitivas con las potencias, sino
{Iue tambien vivian con gl'an desacuerdo entre sí.
I...a corte de Verona , (lue se movia muy poco y
daba ú los elllignulos órdenes mal obedecidas y
pasaba notas ú los gabinetes que no las escucha-
ban , pOI' medio de agentes que no eran recono-
cidos, desconfiaba mucho de las otras dos, y te-
nia celos del papel activo que hacia el príncipe
de Condé en el Rhin y de la especie de conside-
ración que su valor poco ilustrado pero enérgico
le valia cerca de los gabinetes, llegando hasta
mirar con envidia los viages del Señor conde de
Artois por Europa. Por otra parte el príncipe de
Condé, tan valiente como falto de talento, no
queria entrar en ningun plan y se interesaba IDUY
poco por aquellas dos cortes que no se batian. Vl-
timamentc la pequeña corte reunida en Arnheiu




(18 RE\'()LtClO~ FJlA~CfSA·.
}~uia tanto de la vida que se pasaba en el Rhin
como de la autoridad tiue era necesario aguan-o
tar en Verona , y se estaha en el cuartel general
ingles bajo pretesto de diferentes proyectos en,
las costas de Francia.


Corno ya sahian los príncipes franceses por una
cruel esperiencia q~le no tenian que contar con
los enemigos de su patria para restablecer el tro-
110 , no deja han de deci r ¡frecuentemente que en
adelante solo debía contarse con los partidarios
del interior y con el Vcndée. Luego que cesó de
reinar en Francia el tCI.T(W, principiaron á respi-
rar por desgracia los intrigantes al mismo tiempo
que los hombres de Lien , y por consiguiente vol-
vieron Ú pviucipiur las correspondencias de los
cm ieru.los con el in icrior. La corte de Verona se


'-


l~Or¡'C:spoHdia por medio dd conde de Alltl'aigues
eon Hit tal Lcmaitrc 10 ~ran intrigante, que suce-
sivamente hahia sido abogado, secretario del con-
sejo, folletista y prisionero en la Bastilla, conclu-
vendo por ser ag'enle Úe los prmcipes, Le pusie-
ron por adjunto ú Laville-Heurnois 11, antiguo re-
lator del consejo de estado y criatura de Calonue ,
y á un abate l l.unado Brottier 1'2, preceptOl' de los
sobrinos del abate Maury. Preguntaban á estos in-
l~'igautes noticias acerca de la situación de Fran-
cia ~ del estado de los partidos, de sus disposicio-
nes , y de los planes de conspiracion , y sus res-




CONYENCION NACIONAL (1794). 119
puestas eran en lo general aventuradas, alabán-
dose falsamente de sus soñadas relaciones con los
gefes del gobierno, y contribuian con todas sus
fuerzas á persuadir á los príncipes franceses que
todo era de esperar de un movimiento en el in-
terior, Les habian encargado estar en correspon-
dencia con el Vendée y particularmente con Cha-
rétte , que por su larga resistencia era el héroe de
los realistas, pero con quien todavia no se habia
podido entablar ninguna negociacion.


Tal era pues la situacion del partido realista asi
dentro corno fuera de Francia: es decir, que hacia
una guen'a en el Vendée poco importante en cuan-
to á los peligros, pero aflictiva por sus estragos;
formaba en la Bretaña proyectos estensos pero to-
davia lejauos , y sujetos á una condicion muy di-
ficil, cual era la union y concierto de una multi-
tud de individuos. Fuera de Francia estaba divi-
dido, poco considerado y poquísimo sostenido;
en fin dcscngaiíado de la eficacia de los auxilios
estrangeros , y manten iendo con los realistas del
interior correspondencias pueriles.


Tenia muy poco que temer la república de los
esfuerzos de Europa y de la monarquía , porque
dejando aparte los motivos de pena que causaban
los estragos del Vendée, solo tenia motivos de
aplaudirse de SllS brillantes triunfos. Habiéndose
salvado el año anterior de la invasion , quedaba


',-~ ~~
.,:. ",
-: 1




120 REVOLUCOIN FRANCESA.
vengada en este:por las conquistas, y habia adqui-
rido la Bélgica, el Brabante holandes , el pais de
Luxemburgo, Lieja, J uliers , el Electorado de Tré-
veris , el Palatinado, la Savoya, Niza , una plaza
en Cataluña, el valle de Baztan ,y amenazaba á un
tiempo á la Holanda, al Piamonte y á la España•.
Tales eran los resultados de los inmensos esfuet--
'L~~ u.e. \a ~~m.\.~\.\)'\\.d.e. ~~\\.\.'-\. ~ú.\-)\\.\'-~ ..




..


NOTAS, DEL TRADUCTOR
PERTENECIENTES AL CAPITULO SEGUNDO~


-g-
PAGINA 93.


'1 Sir' Halph Abercombrie , general mayor al servicio
de S. 1\1. B. :estuvo empleado en el ejército ingles del con-
tinente y se distinguió mucho en el ataque del campo de
Famars el 25 de mayo 1795 y en casi todos los encuen-
tros que hubo en toda la campaña de 1. 794. En 179G
pasó á las Indias occidentales donde obtuvo ventajas de-
cisivas yal año siguiente se volvió á Inglaterra. En 1799
pasó á Holanda bajo las órdenes del duque de Yorck
mandando la espedicion dirigida á sublevar los partida-
rios del Sthatuder, pero no era posible que nada sa-
liera bien estando bajo las órdenes de un gefe tan inca-
paz como el tal duque de Yorck , que jamas hizo nada
ni bueno ni mediano, y así pOI' mas peligros que arros-
tró Abercombrie , tuvo que retirarse vergonzosamente.
En prueba del buen concepto que merecia á todos se le
confirió el mando de la espedicion preparada contra
Egipto y á este fin entró en el Mediterraneo en calidad
de general en gefe. Queda el rey de Nápoles que de-
sembarcase en su reino, donde se propagaba entonces
el fuego de la insurreccion , pero no quiso distraerse de
su principal intento. A su p3S0 delante de Cadiz hizo
algunos insultos, pero no se atrevió á atacarle por-
que estaba bien defendido y se contentó con disparar
algunas bombas á la ciudad que batallaba con la fiebre
amarilla. El f ." de marzo 1. 801 se presentó con su flota
en Ahoukir y desembarcó el dia 7 á pesar de la oposi-
cion que hizo el general trances Friant. En seguida
atacó á Alejandria y ganó una de las mas sangrientas ba-
tallas que se dieron en aquellas comarcas ; aunque le




1'22 NOTAS


....


costó la vida como á Otl'08 muchos generales ingleses y
franceses. Su 'cadáver rué depositado en Malta con mu-
cha pompa y trasladado después á S. Pablo de Londres.


PAGINA 1102,


2 El general Hammerstein era hanoveriano y sirvió en
i:795 contra los Franceses defendiendo la plaza de Me-
nin, guarnecida pOI' el cuerpo de emigrados de Lachau'e,
quienes resolvieron dejarse matar antes que rendirse.
Hammerstein se puso á su cabeza é hizo con ellos unu
salida en la noche del 29 al 50 de abril 1794 y habien -
do degollado los puestos avanzados, arrolló á todas las
tropas republicanas que estaban en el bloqueo de las
puertas de Ipres y Courtray y les cogió toda la auilleria


PAGINA 107.


5 Sapinaud rué de los primeros que se arrojaron en;
el partido de los realistas del Vendée y Iué uno de sus
mas distinguidos gefes , aunque cn una esfera secunda-
ria, Mandó algun tiempo en gefe el ejército Hamudo del
centro y firmó diferentes armisticios y tratados con la
república. No figuró en la última insurreccion de 1799
sino que desde el de 1796 vivió pacifico y retirado en
el Vendée.


PAGINA. 108.


4 Estovan Alejandro Beruier , obispo de Orleans,
nació en Daon, departamento de l\'l\ycna el 51 de octu-
bre 1794. Fué cura de S. Laud en AngCl's y desde el
principio de la gucr¡'a del Vendée ejerció con mucho
brillo las funciones de su ministerio y atrayendo un nu-
meroso concurso á sus sermones. No po(~as veces le ba-
jaron del púlpito pal'a pasearle en triunfo y pOI' su po-
pularidad le nombraron miembro el mas influyente del
consejo superior de los ejércitos católicos y realistas. Si-




...


nst. TRAOUCTOR. j23
guió al ejército en su escursion del otro lado del Loira-
y escapó á las denotas de lUans y Savenay estándose es-
condido en las inmediaciones de esta última durante el
invierno de '1795 á 9-1. Volvio al pais insurgente en'
mano de aquel año y principió á organizarle de nuevo
segun las miras de los realistas , tomando luego el mando
general del ejército de Stoflct, donde ejerció el mayor
influjo. Estuvo en correspondencia con el conde de AI'-
tois y con el gobierno ingles durante todo el año de 96,
pero despues de la muerte de Charéue y dispersión de
Jos chuunes y de los del Veudée , pidió el abate Bernier
un salvo-conducto :'t Hoche pal'a pasar á Suiza.


Cuando en '1799 volvió á encenderse la insurrección
no se presentó Bernier con el mismo carácte r que antes,
pel'O gozó de bastante influjo pal'a contribuir eficazmente
á la pucitlcacion obtenida por Bouuparte después de su
advenimiento al consulado. Vino á Paris encargado de
los poderes de algunos gefes realistas cerca del nuevo
gobierno y pasó allí bastantes meses, durante los cuales
tuvo varias confe rencias con el primer consul que le to-
mó mucha inclinación y después del concordato le nom-
hró obispo deOrlean s.


PAGINA uo.


S Manuel Luis Scepeaux era un antiguo oficial de
eahalleria que desde el año '17D3 se arrojó en el partido
de los realistas de! V('II<I(~e. Sirvió bajo las órdenes de
Bouchamp ,. que era cuñado suyo, y despues de su muer-
te siguió al ejército en Bretaña y se ocultó en las inme-
diacionos de Segré después de la derrota de Mans. En
179,'1, se puso ú la cabeza de los ctiuancs y fue el q:w
conservó IJI ejor disciplina en su tropa aun des pues de
la muerte de Charétte 'v Stoílet. En 1795 todavia con-


"
siguió una ventaja considerable cerca de Aubiñe ; pel'o
en mayo de aquel año tuvo que someterse á la república por
no se!' ya posible continuar la guerra. A pesar' de eso le
arrestaron poco tiempo despues para deportarle , pero-


..




124 NOTAS
pudo conseguir su libertad y no volvió á sacar la cabeza
en la insurreccion de 99. En 1800 le mandaron borrar
los cónsules de la lista de emigrados, le devolvieron
sus bienes yen ellos vivió hasta una edad muy avanzada.


PAGINA 114.


6 El caballero Tinteniac nació en la quinta de Quim-
mercen entre Quimper y Loricnt y sirvió en la marina
real antes de la revolucion. Desde 17!H tomó parte en la
conjuración de la Rouarie, de quien fuc edecau , y por
dos veces fue de órden dc su gefe al Vendée para con-
certar las operaciones de unos con otros. Dcspucs de la
muerte de la Rouarie pasó á Inglaterra y obtuvo la co n-
fianza del gobierno británico que Ic comisionó al Vcndéc,
donde se manejó con zelo é inteligencia. Mas adelante
le nombraron gefe de division entre los cluuuie« y cuando
se hizo el desembarco de Quibcron mandaba los insur--
gentes del Morbihan. Se abrió paso espada en mano con
una columna de 2 mil hombrcs, ganó muchas ventajas
contra los republicanos, pero habiéndose abandonado de-
masiado en su persecucion , Ic mató un granadero en la
arboleda del palacio de Coetlogou en julio de 1795.


PAGINA 116.


7 El duque de Ilarcourt era un amigo particular del
rey de Inglaterra Jorge III. Emigró y volvió ú entrar en
Francia en 1792 al frente de un cucrpo dc emigrados ~.
luego salió de Verdun para volverse ú Inglatcrra . En
1793 mandó otro cuerpo de emigrados al sueldo ldel go-
bicrno ingles, y estuvo mucho tiempo siendo agente de
los hermanos de Luis XVI y encargado de la correspon-
dencia con los gefes del Vcndéc.


PAGINA 116.


8 El duque de Havré y de Croi era olicial general,





DEL TRADUCTOR. 125
cal..al1ero del Toison de oro y grande de España de pri-
mera clase cuando le nombraron diputado á los estados
generales, y en ellos se opuso á todas las concesiones de
la nobleza, y mas aun á la supresion de las órdenes de
caballeria. Pero viendo que de nada servia su oposicion,
se marchó á Coblentz , y el conde de Provenza le nombró
enviado suyo cerca de la corte de Madrid , lo cual oca-
sionó que se le acusase en Francia en 1792 de que esta-
ba provocando al gabinete español á entrar en la coali-
cion : asi como en 179¡J se le volvió á acusar de que ha-
bia presentado títulos falsos de residencia como grande
de España para que le rayasen de la lista de los emigrados.


PAGINA 116.


9 El duque Armando Francisco de Polignac nació en
Paris y tenia 16 años cuando salió de Francia con sus pa-
dres. Despues de haber andado errante por muchas par-
tes vino á establecerse en Rusia v desde allí en Ukrania
donde le regaló Catalina 11 una posesion . Mas antes es-
tuvo adicto como amigo particular al conde de Artois con
quien estuvo en Inglaterra y tomó parte en todos sus pro-
yectos. Pasó á Viena en calidad de agente de los prínci-
pes y últimamente vino á Paris en 1804 y habiéndosele
hallado cómplice ó pOI' lo menos sabedor del proyecto de
asesinato del primer cousul por medio de una máquina
infernal en la calle de San Nicasio , le condenó á muerte
el tribunal; pero habiendo acudido su esposa á pedir por
él , le concedió la vida Napoleon condenándole á 4 años
de prisión en el castillo de Ham. Se escapó de allí, le
volvieron á coger y le encerraron en el Temple, donde
estuvo algunos años, hasta que vuelto á Rusia , murió
allí el 21 de setiembre 1817.


PAGINA 118.


10 Pedro José Lemaitre , antiguo secretario genel'al
del consejo de hacienda, fue condenado á muerte el t 7 de




t26 ~OTAS
brumario año 4.o. (7 de noviemlJre179tj) pOI' (JI consejo
de guerra de la seccion Lepelletier ce por conspirador
(r realista que habia seguido correspondencia con los emi-
« grados y condiferentes departamentos para hacer su-
« hlevaciones, y por haber tomado parte en la insurrec-
« cion de las secciones. II El embargo de sus papeles com-
prometió mas ó menos á una multitud de diputados que
aparecían propensos á la autoridad real, y bastó para im-
pedir á Camhaceres ser director. Hesultaba de aquella
correspondencia que la junta de emigrados establecida en
Basilea tenia muchas inteligencias en París.


PAGINA 118.


11 Bartelot de Laville Heurnois domiciliado en Paris
.y antiguo relator del consejo de estado, rué denunciado cn
enero de 1797 como gefe de una conspiración realista
por el coronel :Mato que le atrajo á su cuartel de la Escue-
la militar , juntamente con Brouier , y Duverne de Pres-
le , bajo pretesto de entrar en sus proyectos. Segun la
declaracion de este último, que YCIHlió á sus compañeros
por salvar la vida, se trataba de formal' en toda Francia
compañias de Ctuusnes para hacer sublevar todas á un
tiempo dándolas una organizaeion regular. Se encontraron
entre los papeles de Laville todos los pormenores de !a
que se pensaba ejecutar )' hasta las listas de los nombra-
mientos que hablan de hacerse; por lo cual se le juzgó
-en un consejo de guerra y aunque se defendió con la ma-
yor energia , le condenaren á un año de prisión. Conclui-
do este, volvió á mandarle prender de nuevo el directo-
rio y le puso en lista para ser deportado á Cayena , jun-
tamente con Píchegrú y otros, murió allí en julio de 1799.


PAGINA 118.


12 El abate Brottier era sobrino del famoso comenta-
dor de Tácito y permaneció en la obscuridad durante los
primeros años de la revolucion , pero de pronto se encon-




...


rDEL TRADUCTOR 127
.tró envuelto en la conspiracion realista de Laville Her-
nois (veasé su nota), descubierta pOI' un artificio del
coronel Maló que se la denunció á Carnal. De sus resul-
tas le condenó el consejo de guerra á la pena de muerte,
.que luego se conmutó en la de diez años de prision. Mas
el directorio le envió deportado á Cayena y Brottier mu-
rió en Sinamary el 15 de setiembre 1798. Había publi-
cado en 1789 las ~L1.ximas de la Rochefocault.






CO~VENCION NACIO~'\L (t 79,..). 129


CAPITULO TERCERO.
..


<.:..


Invierno del aÍlo terccro.- Reformas administrativas en todas
'"las provincias.c-« Nuevas costumbres. Partido thermidoriano;


la juventud dorada. Tertulias de Paris.- Lucha de los dos
partidos en las secciones ; riñas y escenas tUlllultuosas.-
Violencias del par-tido revolucionario en los jacobinos v cu
el club electoral.-Decretos sobre las sociedades popula-
res.- Decretos relativos á hacienda. - Modificaciones en
el máximum y en las requisiciones.c-Proceso de Carrier.-
Agitaciones en Paris y exasperación ascendente de los dos
partidos.- Ataque á la sala de los jacobinos pOI' la juven-
tud dorada - Ciérrase el salon de los jacohinos.- Re ins-
talacion de los 'i~ diputados que se habían puesto pt'esos en
31 de mayo.- Condenacion y suplicio de Carrier.- Pes-
quisas principiadas contra Billaud Varennes, Collot de Hcr-
hois y Barrere.


Mientras que ocurrian los sucesos de que hemos
hablado en las fronteras continuaba la convencion
sus reformas, y los representantes encargados de
renovar las administraciones recorrían la Francia
reduciendo en todas partes el número de las co-
misiones revolucionarias , nombrando otros indi-
viduos ,mandando arrestar como cómplices del
sistema de Robespierre á los que por haberse se-


VIU




130 RE\'ÜI.L'CION FRANCESA.


...


11ala<10 demasiado por sus escesos no podian que-
dar impunes, mudando los empleados de ayun-
tamiento , reorganizando las sociedades populares
y purgándolas de los hombres mas violentos y pe·
ligrosos. No dejaba de ofrecer dificultades esta
operacion en algunas partes, como por ejemplo
en Dijon , donde era mas compacta que en ningu-
na otra la organizacion revolucionaria, pues unos
mismos individuos eran miembros de la cornision ,
de la municipalidad y de la sociedad popular, los
cuales hacían temblar á todo el mundo. Encerra-
ban arbitrariamente á los viageros y á los habitan-
tes, ponian en la lista de los emigrados á cuantos
se les antojaba, y les irnpedian obtener certifica-
dos de residencia intimidando á las secciones. Se
habian regimentado á sí mismos con el título de
ejército revolucionario y obligaban al pueblo á
que les pagase sueldo. No ejercian profesion al-
guna sino asistir á las sesiones del club, ellos y
sus mugercs disipando en comilonas, donde no
era permitido heber mas que en cálices, así el
producto de su salario C01110 el de sus rapiñas, Es-
taban en correspondencia con los jacobinos de
Lyon y :Marsella, sirviéndoles de intermedio para
comunicarse con los de Paris. Le costó mucho tra-
hajo al diputado Cales 1 disolver aquella coali-
cion , pero al fin destituyó á todas las autoridades
revolucionarias, y escogió veinte ó treinta miem-




'{;O'NVE:,(C10~NACIONAL (179l). 131
1)['05 de los mas moderados del cluh para que Ili-
ciesen la depuración de los demas.


Cuando los echaban de las municipalidades en
las provincias .,hacían los revolucionarios lo luis-
mo que en París, que era retirarse al club jaco-
bino ;y cuando este se hallaba puriticado , volvian
de nuevo ú invadirle cuando se marclrahan los re-
pl'csentantes y formaban otro donde pronuncia-
Iian discursos todavia mas violentos que los de án-
tes, y se entregaban á todos los delirios de la có-
lera y del miedo , porque en todaspartes veian
una próxima venganza.Los jacobinos de Dijon en-
viaroná los de Paris una representacion incendia-
ria; y los de Lyon presentaban un conjunto no
.menos peligroso, porque corno todavia la ciudad
estaba hajo el peso de los terribles decretos de la
.convencion ., no podian los representantes repri-
mir su furor. Todavia fueron mas atrevidos en
Marsella porque reuniendo la violencia de su pal~­
tido 'con la de su carácter local, formaron una
reunion considerable rodearon la sa la donde esta-
'ban comiendo los dos representantes Auguy 2 y
Serres y les diputaron unos comisionados que con
pistola enmano pidieron la libertad de los pa-
triotas que estaban 'presos., Mostraron los dos re-
presentantes la mayor firmeza ., pero mal sosteni-
.dos por la gendarmeria , que constantemente ha-
hia apoyado las crueldades del último ['eglmen,




:f.32 REVOLUCION FRANCESA.


...


acabando por creerse culpable en ellas, estuvie-
ron para ser ahogados ó degollados. Sin embargo
muchos hatallones de Paris que se encontraban
entonces en Marsella, vinieron á libertar los re-
l)resentantes y disiparon el .tumulto. Tambien en
Tolosa formaron los jacobinos sus asonadas por-
quej hahia allí cuatro individuos que eran el ad-
ministrador de correos, un secretario de distrito y
dos cómicos que se habían constituido gefes del
partido revolucionario. Estos formaron una comi-
sion de vigilancia pal'a todo el Mediodia y estén-
dian su tirania mucho lnas allá de Tolosa, opo-
niéndose á las reformas y á las prisiones manda-
das por los representantes Artigoite y Chaudron-
Rousseau 3 ; sublevaron la sociedad popular y tu-
vieron atrevimiento para declarar que estos dos
l'epresentantes habian perdido la confianza del
pueblo. Sin embargo se les pudo vencer y fueron
encerrados con sus principales cómplices.


En todas partes se reproducían iguales escenas
ton mas Ó menos violencia, segun el carácter de
los habitantes de las provincias; mas cn medio de
todo al fin se lograba reprimirlos en todas partes.
Los que en mayor inquietud se hallaban eran los
de Paris , como g'efes que eran de la coalicion ~
l)orque veian que la opinion se habia sublevado
contra sus doctrinas, y que no lo estaba menos
la de todos los departamentos. Sabian qne en to-




CüNVENCION NACIONAL (1794). 133
tlas partes se les llamaba canibales, partidarios,
cómplices y continuadores de Robespierre, y por
mas que se sintiesen apoyados por la multitud de
empleados destituidos, por el club :electoral , por
una minoria acalorada y frecuentemente victorio-
sa en las secciones, y hasta por una parte :de
miembros de la convencion, que todavia eran [in-
dividuos de su sociedad, no dejaban (de asustarse
con el cambio de la opinion y pretendian que
habia un plan formado para disolver las socieda-
des populares, y detrás de ellas la república.


Redactaron una circular á las sociedades afilia-
das para responder á los ataques de que eran ob-
jeto diciendo: «Se procura destruir nuestra fra-
(( terna] union, y romper este vínculo tan temi-
« ble ú los enemigos de la igualdad y de la liber-
{\' tad, acusándonos y persiguiéndonos con las mas
« atroces calumnias La aristocracia y el moderan-
({ tismo levantan sus atrevidas cabezas y se vá
({ perpetuando la funesta reacción ocasionada por


. ({ la caida de los triunviros , exhalándose del se-
{\' no de las tempestades formadas por todos los
<1. enemig-os del pueblo una nueva faccion que in-
t{ tenta disolver todas las sociedades populares.
« Trabaja y pI'ocura sublevar la opinion'ipúhlica
«y se atreve á pintarnos como una potencia rival
... de la represcntacion nacional, sin embargo d e
-: 'fue siempre combatimos y nos unimos con ella




....


IUWOfXflON FRANeESJf.


« en todos Ios peligros de la patria. Nos acusa de-
l( que somos continuadores de Robespierre , cuan-
«do no constan en nuestros libros de registros mas
« que los nombres de aquellos que en la noche del
« 9 al 10 de thermidor ocuparon el puesto que les
« designaba el peligro de la patria. Pero nosotros
«responderemos Ú esos viles calumniadores corrr-
f( batiéndolos sin cesar ; nosotros les contestare-
« 'mos con la pUI'eza misma de nuestros princi píos-
« y acciones y con un celo inalterable por la causa
« del pueblo, (lue cllos han vendiclo , á la repre--
e sentacion nacional ({He intentan deshonrar, y :t
fe la igualdad ú quien detestan. » Bien se vé como
afectaban un gran respeto á la represcntaciou
nacional y aun l1eg-aron á denunciar á la comi-
siou de seguridad general uno de sus miembros,
VOL' haber dicho que los ptincipales conspirado-
res contra la libertad estaban en el seno mismo
de la convenciou. Esparcieron su circular por to-
dos los- dcpartameutos , y particularmente por las
secciones de Paris.


El parti do opuesto iba cada dia haciéndose mas
atrevido, pues· ya habia tomado colores y cos-
tumbres aparte y sitios y palabras diferentes de
reunión. Se coru ponia particularmente en su ori-
gen, como ya liemos dicho, de jóvenes que per-
ten ecian á familias perseguidas ó que se habian
escapado de la requisición. Uniéronse con ellos





CONYENCIOl'{ NACIONAL (1794). 135
las mugeres , porque ya que habian pasado el in-
vierno anterior en un continuo susto, se propo-
nian pasar el siguiente en fiestas y di versiones.
Ibase acercando el mes de frimario (diciembre)
y les faltaba tiempo para pasar desde las aparien-
cias de la indigencia, de la sencillez y hasta el
desaseo que se habia estado afectando durante el
terror á los hrillantes adornos, las costumbres
finas y los saraos. Por eso se ligaban y hacian cau-
sa comun con aquellos jóvenes enemigos de la f(~­
roz democracia, escitaban su celo y hasta les obli-
gaban á guardar cierta urbanidad y trages lllUY
esmerados. Volvia el imperio de la moda segun la
cual era necesario llevar el pelo trenzado y reco-
gido derras de la cabeza con una peineta á imita-
cÍon de los militares que se peinaban de aquella
manera para defenderse de los sablazos, lo cual era
un signo de que se tornaba parte en las victorias
de nuestros ejércitos. Tambien era de rigol' llevar
grandes corbatines, y el cuello de los fracs habia
de ser verde ó negro, como le llevaban los Chua-
nes y sobre todo una tira de crespon al brazo en
señal de ser pariente de alg"una víctima del tribu-
nal revolucionario. Ya se echa de ver que esta
confusa mezclado ideas, recuerdos y opiniones era
quien dirigia las modas de la juventud dorada, que
este era el nombre que se les daba entonces. POI'
la noche en las tertulias que principiaban á ser




J36 REVOLUCION· FRANCESA.
bastante hrillantes se prodigaban elogios á todos
los quc en las secciones, en el janlin del Palacio
Real ó en las Tullei-ias habian mostrado valor, así
como á los escritores que en los muchos folletos y
periódicos diarios perseguían con sus sarcasmos á
la canalla revolucionaria. Freron habia llegado á ser
el corifeo de los diaristas redactando el orador del
pueblo que no tardó en hacerse célebre. Y era este
diario al que estaba suscrita la juventud dorada"
donde recibia la instruccion necesaria para el día.


Todavia no se habian abierto los teatros sino
que continuaban en la cárcel los córnicos del tea-
tro frances , pero á falta de este punto de reu-
nion se juntaban en algunos' conciertos que se
daban en el teatro de la calle de Feydeau donde
pirncipiaha á cantar con mucho aplauso el célebre
Garat. lt Allí se reunia todo lo que pudiéramos lla-
mar la aristocracia de aquel tiempo, es decir al-
~unos nobles que no habian salido de Francia, los.
ricos que principiaban á sacar la cabeza y los asen-
tistas que ya habían perdido el miedo á la terri-
ble severidad de la comision de salud pública.
Usaban las mugeres un trage quc se les figuraba-
ser el de los antiguos segun las ideas de aquella.
época, y habían copiado de David. Ya mucho tiem-
po antes habian abandonado los polvos y los ton-
tillos, sino que llevaban unas cintas á manera de
bandas al rededor del pelo y los vestidos se acer-




CO~VENCION NACIONAl. (1794), 1'31
eahan en lo posible á la túnica sencilla de las mu-
geres griegas; en lugar de zapatos de talon alto
como ántes , llevaban un calzado semejante al que
se vé en las estatuas antiguas, esto es una suela
delgada atada á la pierna con cintas imitando el
coturno. Los j-óvenes del pelo remangado y de los
cuellos negros ó verdes ocupaban el patio del tea....
tro Faideau, y aplaudian algunas:veces á las damas
elegantes y adornadas con cierta singularidad que'
venian á hermosear aquellas reuniones.


Mme. Tallien era la mas hermosa y admira-
da de las señoras que daban la ley á la nueva mo-
da, y su tertulia era la mas brillante y frecuen-
tada. Hija del hanquero de España Caharrus 5 y
esposa de un presidente de Burdeos se acababa
de casar con Tallien , y así pertenecia igualm'cnte
á la clase del antiguo y del nuevo régimen. Se
hahia irritado mucho contra el terror, tanto por
resentimiento como por bondad de carácter é in-
teresádose por todos los infortunios, así en Bur-
deos como en Paris , sin dejar un momento de ha-
cer el papel de pretendiente, que desempeñaba ,
segun dicen, con una gl'acia irresistible. Ella fué
quien supo suavizar la severidad proconsular que
su marido desplegaba en la Girorida y atraed e á
sentimientos mas humanos , hasta que últimamen-
te le hizo hacer el papel dc pacificador y repara-
dor de los males de la revoluciono naba entrada




138 REVOLUCJON FllANCE8A.
en su casa á todos los (lue habian contribuido con
él al suceso de thermidor y procuraba ganarles li-
songeárrdolos ó haciéndolos esperar el reconoci-
miento público, el olvido de 10' pasado, de que
muchos tenian grave necesidad, y el ascenso al
poder que hoy estaba prometido á los adversarios
mas bien que á los partidarios del terror: estaba
rodeada de mugeres arnables , que contribuian á
su plan por medio de una seduccion bien discul-
pable. Entre ellas brilluba la viuda del desgracia-
da general Alejandro Beauharnais, jóven criolla
llena de atractivos, no tanto por su belleza como
por su mucha gracia. Concurrian á estas reunio-
nes aquellos hombres sencillos y exaltados, que'
acababan de pasar un) vida tan dura y tormento-
sa , y se les acariciaba y se chanceaba con ellos
acerca de sus trages, costumbres y principios ni-
miamente severos. Se les hacia sentar á la mesa
alIado de otros homhres , á quienes hubieran per-
seguido hace poco corno aristocratas, como espe-
culadores enriquecidos ó como dilapidadores del
tesoro público , obligándolos á reconocer su infe-
rioridad al lado de los a r:tiguos modelos del buen
tono y de la gracia de sociedad. Muchos de ellos
por falta de recursos intelectuales perdían su dig-
nidad juntamente con la aspereza y no sabian sos..
tener la energin de su carácter; otros que á fuer-
za de talento sahian conservar su posicion adop-




CO~VENCI0N NACIONAL. (f79'l) J39'
tando aquellos modales tan frívolos de los salones
{lue se adquieren con tanta facilidad, no por eso
se libertaban de una delicada lisonja, y asi no
faltaban algunos miembros de comisiones que se
dejaban arrancar durante una comida ciertos ser-
vicios y no poco influjo en sus votaciones.


De esta manera una muger nacida en la clase'
del comercio, y casada con un magistrado habi a
venido á ser después de dar su mano á un ardien-
te revolucionario el medio mas eficaz para reconci-
liar á hombres sencillos, algunas veces groseros y
siempre fanatizados, con la elegancia, el gusto,
los placeres, la libertad de costumbres y la indi-
ferencia de las opiniones..Era sin duda muy plau-
sible ver, cligalnoslo así, arrancada la revolucion
de aquel término estremo del fanatismo y la gro-
seria hasta el olvido de las costumbres, principios
y resentimientos republicanos. Culpábase de este
cambio á los thcrrnidorianos ,acusúndolos de que
se entregaban ciegamente á él Y que contribuian
á producirle y acelertu-lc , en lo cual se les hacia
rigurosa justicia.


Los revol ucionurios no se presentaban ni en las
tertul ias , ni en los conciertos, y élpenas se atrc-
vian algunos de ellos á asomarse allí, cuando sa-
lian inmediatamente para irse á sus tribunas á.de-
eir mil pestes contra la Cabarrus , y contra los aris-
tocratas , los intrigantes y asentistas que llevaba á


.. '
... ,'


,-


,




f40 REVO,tUCION FIlANCESA.
su séquito. Ellos no tenian otras reuniones mas
que sus clubs y sus asambleas de seccion, donde
no iban ciertamente en busca de placeres, sino pa-
ra desahogar sus pasiones. Sus mugeres á quienes
llamaban las furias de la gm:Uotina , porque eran las
que formaban círculo al rededor del cadalso, se
presentaban en traje popular en las tribunas de
los clubs para aplaudir las mociones mas descabe-
lladas. Todavia concurrian á las sesiones de los
jacobinos muchos miembros de la convencion , y
algunos bastante célebres, pero permanecian si-
lenciosos y sombrios ,como por ejemplo Collot de
Herbois, Billaud-Vareues y Carrier. Otros como
Duhem, Crassous 1, Lanot 7 etc., iban allí por
simple aficion á la causa, y no porque- tuviesen
motivo de defender su conducta revolucionaria.


Mas donde solian encontrarse los dos partidos
era en el Palacio Real, en los alrededores de la con-
vencion, en las tribunas y en las secciones, aun-
que mas particularmente en estas últimas solia
haber riñas Inuy violentas porque tenian que de-
liberal' y discutir. Llevaban allí de unas en otras
Ia circular de los jacobinos á las sociedades afilia-
das, empeñándose en que habia de leerse , al mis-
mo tiempo que estaba mandado por un decreto
que se leyera el informe dc Roberto Lindet sobre
el estado de Francia, en que se hacia un cuadro
tan exacto y se espresahan de un modo tan opor-




CONVENCION NACIONAL (1794). 141
tuno los sentimientos de que estaba animada la
convencion y todos los hombres de bien. Cada de-
cadí suscitaba esta lectura las mas vivas contesta-
ciones y al instante pedían á g'ritos los revolucio-
narios que se leyese la circular de los jacobinos,
mientras que los otros clamaban P{W el informe
de Lindet. Dábanse gritos espantosos, y los miem-
bros de las antiguas comisiones revolucionarias
apuntaban el nombre de todos los que subían á
la tribuna para combatirles, y decian al escribir-
los: ya los esterminarémos. Aquellas costumbres
del tiempo del terror les habian familiarizado tan-
to con las palabras matar y guillotinar, que siem-
pre las tenian en la boca, dando ocasion con esto
á que se dijera que estaban haciendo nuevas lis-
tas de proscripciones y querían volver á principiar
el sistema de Robespierre , Muchas veces se batian
en las secciones mismas, quedando no pocas in-
cierta la victoria, y llegaban las 10 de la noche
sin haber podido leer nada. Entonces los revolu-
cionarios, que no tenian escrúpulo en escederse
de la hora legal, esperaban á que sus adversarios,
que afectaban obedecer la ley, se hubiesen mar-
chado, para leer lo que les venia á cuento y to-
maban cuantas resoluciones les parecian.


Cada dia se daba cuenta á la convencion de
esta clase de escenas y se acusaba á los antiguos
miembros de las comisiones revolucionarias de




REVOl.UClO:'( FUANCESA.


ser autores <le todos estos alborotos.. POi' fin el club
clectoral , que metia él solo mas ruido que todas
las secciones juntas apuró la paciencia de la asam-
blea con una de las :representaciones 'mas peli-
grosas. Ya hemos dicho que allí es donde se reu-
nian siempre los hombres mas comprometidos y
se tramaban los mas osados proyectos. Vino una
.diputacion de aquel club á solicitar que se resti-
tuyese al pueblo la eleccion de los magistrados
municipales; que se constituyese de nuevo la mu-
nicipalidad de Paris ,que no se habia restablecido
desde el 9 de thermidor, y por último que en vez
de una sola sesion por década se permitiese de
nuevo á las secciones que tuviesen dos. Al oir es-
ta última petición se levantaron muchos diputa-
dos quejándose con vehemencia y pidiendo que
se tomase alguna resolución contra los miembros
-de las antiguas comisiones revolucionarias, á quie-
nes se atribulan todos los desórdenes. A pesar de
fIue Legendre habia desaprobado el primer ata-
que de Lecointre contra Billaud-Varennes , Collot
de Herbois y Barrére , dijo que era necesario su-
bir algo mas arriba , porque el origen del mal es-
taba en los miembros de las antiguas comisiones
de gobierno que abusaban de la indulgencia que
la asamblea habia tenido con ellos, y era ya tiem-
po de castigar su antigua tiranía para impedir
otra nueva. Aquella discusion ocasionó un turnul-




CONVENCION NACIONAL (1794). 143
to todavia mayor que la precedente, y después de
larg;as y deplorables recriminaciones, volvió la
asamblea á pronunciar segunda vez la orden del
dia , por no encontrar en todo ello mas que cues-
tiones indisolubles ó peligrosas..Fuéronse propo-
niendo otros medios para reprimir los estravios
de las sociedades populares, y los abusos del de-
recho de peticion, y se discurrió añadir al infor-
me de Lindet una proclama al pueblo frances, en
que se esplicasen de un modo todavía mas claro
y enérgico los sentimientos de la asamblea y la
marcha que se proponia seguir, cuya idea fué
aprobada. El diputado Richard 8 que volvía del
ejército, sostuvo que eso no era bastante, sino
que era preciso gobernar vigorosamente; que las
proclamas no significaban nada porque los peti-
cionarios responderian con otras; que no conve-
nia sufrir que se viniesen á proferir en la barra
espresiones que dichas en la calle bastarian pal'a
poner preso al que las pronunciara. Añadió Bour-
don del Oisa: «Ya es tiempo de decir verdades
Cl útiles. ¿Sabéis por qué son constantemente vic-
<t toriosos vuestros ejércitos? Pues no es por otra
« cosa sino porque observan una exacta disciplina.
({ Tened una buena policia en el estado y tendreis
« un buen gobierno. ¿Sabeis de donde proceden
(" esos eternos ataques que se dirijen contra el vues-
(( tro? Pues solo es del abuso que hacen vuestros




REVOLUCIONFRANCESA.


«enemigos de la parte democrática que hay en
« vuestras instituciones. Tienen gusto cn esparcir
« la voz de que nunca tendréis gobierno sino que
(1 estaréis siempre entregados á la anarquia, ;, Y se-
({ ria posible que una nacion constantemente vic-
« toriosa no supiese gobernal'? Y la convencion,
«que sabe ser esto lo único que la impide acabar
II la revolucion, ¿no ha de tomar ningun reme-
e{ dio? No" no; es preciso desengañar á nuestros
«enemigos que se proponen destruirnos por me-


te: dio del abuso de las sociedades populares y:del
( derecho de peticion ; es indispensable repri-
«mirle. »)


Para ello se propusieron diferentes medios á fin
de sujetar las sociedades populares sin destruir-
las. Con el objeto de quitar á los jacobinos el apo-
yo de muchos diputados montañeses que (asis-
tian á la sociedad, y sobre todo para privarles de
Billaud-Varennes , Collot de Herbois y otros ge-
fes peligrosos , propuso Pelet 9 que se prohibie-
ra á todos los miembros de la convencion serlo
de ninguna sociedad popular, cuya proposición
fué adoptada. Pero se suscitaron muchas reclama-
ciones del lado de la montaña diciendo que el de-
recho de reunirse pal'a ilustrarse sobre los intere-
ses públicos, pertenecia á todos los ciudadanos, y
no debia despojarse de él á un diputado mas que
á cualquiera otro miembro de la socicdad, y por




CONVENCION NACIO~AT, (179'..). 14.:'
tanto el decreto era u na violacion del derecho co-
mun é inatacable. Revocose el decreto y entonces
Dubois-Crancé presentó otra mocion, en la cual
refiriendo el modo como se habian depurado los
jacobinos, hizo ver que aquella sociedad conser-
vaba todavía en su seno los mismos individuos
que la habian estraviado en tiempo de Hobespierre
y sostuvo que la couvencion tenia derecho para
purificarla de nuevo, del mismo modo que se es-
taba haciendo con las sociedades de los departa-
mentos por medio de sus comisionados. Así' pro-
puso que pasase la cuestion á las comisiones corn-
petentes para que discurrieran un medio conve-
niente de hacer la depuracion y de que las socie-
dades populares pasáran á ser útiles. Tambien filé
bien acogida esta proposición.


No dejó de cscitar gran rumor aquel decreto
en los jacobinos, gl'itando que Dubois Crancé ha-
hia engallado á la convencion , porque la depura-
cion mandada después del 9 de thermidor se ha-
hia ejecutado rigorosamente y no habia derecho
para volverla á principiar; que todos eran igual-
mente dignos de asistir á aquella ilustre sociedad
que tantos servicios habia hecho á la patria; y
que sobre todo no temían el mas severo exámen ,
estando muy pronto 'á someterse á la investiga-
cion de la convencion. En consecuencia decidie-
ron que se imprjmiera la lista de todos sus miern-


vrn. 10


"','




146 REVOLUCION FRANCES.A.


...


hros y se llevase á la barra por medio de una
diputación. Mas al dia siguiente, 4. de octubre
ya estuvieron menos dóciles, diciendo que era in-
considerada la decision tomada la víspera, por
que eso de entregar la lista de los miembros de la
sociedad á la asamblea, era lo mismo que reco-
nocer en ella el derecho de depuración que no
pertenecia á nadie; que estando facultados todos
los ciudadanos para reunirse sin armas á fin de
conferenciar sobre cuestiones de interes público,
ningun individuo podia ser declarado indigno de
hacer parte de una sociedad, y por consecuencia
la depuracion era contra todo derecho y no habia
que pensar en llevar la lista. {( Las sociedades po-
«pulares , dijo un tal Giot 10, jacobino desecho,
« y uno de los empleados cerca de los ejércitos,
« no pertenecen mas que á sí mismas, y si no fue-
« se así la infame corte hubiera depurado la de los
« jacobinos, y habríais visto esos bancos que no
«deben ser ocupados mas que por la virtud, man-
e: chados con la presencia de los Jaucour y de los
e fuldenses. Pues bien, hasta la corte misma que
« no respetaba nada no se atrevió á atacaros y es
« bien de admirar que aquello á que no se atrevió
c: la corte se quiera emprender ahora en el mo-
«mento en que los jacobinos han jurado abatir á
e: todos los tiranos cualesquiera que sean y estár
e siempre sumisos á la convencion ...• Yo llego




'CONVENCION NACIONAL (17'94). t l7
«de los departamentos y puedo aseguraros que
,ti está gravemente comprometida. la existencia de
-« las sociedades populares ; á mí me han tratado
« de pícaro solo porque me hahian puesto en la
«. comision el título de jacobino. Me han dicho
« que yo pertenecia á una sociedad que no estaba
( compuesta mas que de bribones, y hay bastantes
( intrigas sordas para alejar de vosotros á las de-
( mas sociedades de la república. He tenido la for-
« tuna de contener la escision y estrechar los vín-
« culos de fraternidad entre vosotros y la sociedad
( de Rayona, á quien Robespierre hahia calumnia-
«do aquí. Lo mismo que os digo de un pueblo
( está pasando en todos, y así tened prudencia,
{{ permaneced unidos á los principios y á la con-
({ vencion , y sobre todo no reconozcáis en ninguna
« autoridad el derecho de pueificaros.» Aplaudie-
ron los jacobinos aquel discurso, y decidieron no
llevar la lista á la convencion sino esperar sus de-
cretos.


Mucho mas tumultuoso todavia era el club
electoral pues aunque de resultas de su última
peticion le habian echado de la casa episcopal,
habia ido á refugiarse á una de las salas del Mu-
seo muy cerca de la convencion. Allí en una se-
sion nocturna entre gritos furiosos de los asisten-
tes y palmadas de las mugercs que ocupaban las
tribunas, declaró que la convcncion se habia




'148 UI~VOLUCION FUANCESA.


...


escedido en la duracion de sus poderes, porque
solo se la habia nombrado para juzgar al último
rey y formar una constitucion, y qne una vez
que ambas cosas estaban hechas, quedaba conclui-
da su comision y terminado su mandato.


Inmediatamente se denunciaron á la conven-
cion aquellas escenas de los jacobinos y del club
electoral, y se pasaron á informe á las cOlnisio-
nes encargadas de presentar el proyecto relativo
á los abusos de las sociedades populares. Ya habia
votado una proclama al pueblo Frunces segun se
habia propuesto y la envió á las secciones y
á todos los ayuntamientos de la república. Es-
taba escrit..a esta proclama en un estilo enérgico
y prudente, reproduciendo de un modo mas po-
sitivo y esacto los sentimientos ya espresados en
el informe de Lindet , y asi dió ocasion á nuevas
luchas en las secciones. Querian los revoluciona-
ríos impedir que se leyese y se oponian á que
se votara ninguna respuesta adiriendo ú sus sen-
timientos, sino que al contrario se adoptaban cir-
culares á los jacobinos manifestándoles el interes
que se tomaba en su causa. Muchas veces después
de haber decidido alguna votación en este sen-


. u


tido , Ileguban algunos refuerzos á sus adversarios,
que los echaban de aUi , y la seccion decidia ente-
rarnente al revés de lo votado. Viéronse tambien
muchas que enviaban representaciones contradic-




CONVENCION NACIONAL (179!"), 11.9
torras, una {l los jacohinos y otra á la convencion.
En la primera se ce lchrabau los servicios de las
sociedades populares y se hacian votos por su con-
servacion , mientras que en la otra se decia que
libre ya la seccion del yugo de los anarquistas y
terroristas venia á ofrecer sus hrazos , y su vi-
da para combatir á un tiempo á los continuado-
res de Robespierre y á los agentes del realismo.
La convencion escuchaba todas estas cosas mieri-
tras llegaba el proyecto acerca de la policia de
las sociedades populares.


Al fin se presentó el dia 16 de octubre, y su
objeto principal consistia en rOluper la coalicion
que formaban en Francia todas las sociedades de
los jacobinos; pues corno afiliadas á la sociedad
madre, seguian una correspondencia regular con
ella, obedecian sus órdenes y componian un bas-
to partido bicn organizado, que tenia centro y
direccion, y esto era lo que convenia destruir.
Prohibia el decreto todas las afiliaciones, confedera-
ciones y correspondencias bajo nombre colectivo entre las
sociedades popttlares. Ademas decia que no pudie-
ran hacerse colccti vamente peticiones ni circula-
res, ú fin de evitar aquellos manifiestos imperiosos
que solían venir Ú. leer á la barra los enviados de
los jacohinos y del club electoral, los cuales ha-,
hian sido muchas veces unas verdaderas órdenes
para la asamblea. Teda representación habia de


«.




150 ltEYOLUCION FRAN CESA.
ser firmada individualmente ~ con lo cual se asegu..
raba el medio de perseguir á los autores de pro-
posiciones peligrosas y s-e esperaba que la necesi-
dad de firmar les haria parar un poco la atencion.
Habia de hacerse inmediatamente una lista de los
miembros de cada sociedad, y ponerla en público
en el lugar de sus reuniones.tMas apenas fue leido
este decreto en la asamblea cuando se levantaron
una multitud de voces para combatirle , diciendo
los montañeses : « Se intenta 'destruir las socieda-
ti: des populares sin acordarse de que ellas han
« salvado la revolucion y la libertad, y que son el
({ medio mas poderoso para reunir á los ciudada-
( nos y conservar entre ellos la e nergia y patriotis-
«mo; con prohibir su COI' respondencia se atenta al
« derecho esencial que tienen todos los ciudadanos
({ de corresponder entre sí , 'derecho tan sagrado
« como el de reunirse pacíficamente á conferenciar
«sobre cuestiones de interes público. J) No solo se
esplicaban asi los diputados Lejeune, Duhem y
Crassous , todos jacobinos y todos interesados en
alejar aquel decreto, sino que el mismo Thibau-
deau 11, que era un republicano sincero, tan es-
traño á los montañeses como á los therrnidorianos ,
parecia asustado de las consecuencias de tal de-
creto, y proponía que se difiriese temiendo que
pudiera perjudicar á la existencia misma de las
sociedades populares. A esto respondían los the1'-




CONVENCIOl'( l'(ACIONAL (1794). 151
midorianos , autores del decreto, que no se pen-
saba en destruirlas sino, en sujetarlas á una po-
licia necesaria; y en medio de este conflicto gritó
lUerlin de Thionville : «Presidente, debes llamar
<r los preopinantes al órden, pOl~que pretenden
( que intentamos aniquilar las sociedades popu-
( lares, cuando solo se trata de arreglar sus actua-
( les relaciones. 1) Rewbel, Bentabolle y Thuriot
demostraron que de ninguna manera se trataba
de suprimirlas y decian que nadie las estorbaba
reunirse pacíficamente y sin armas á conferenciar
sobre los intereses públicos, antes bien les que-
daba intacto este derecho. Solo se las impedia afi-
liarse, y confederarse, haciéndose con ellas lo
mismo que ya se habia hecho respecto de las au-
toridades departamentales. Estas, segun el decreto
de 14 de fi-imario que instituyó el ¡gobierno revo-
lucionario, no pueden corresponder entre sí ni
concertarse entre ellas, ¿ y será regular que se
permita á las sociedades populares lo mismo que
se prohibe á las autoridades departamentales? Se
les impide que sigan correspondencia bajo nombre
colectivo, y en esto no se viola derecho alguno,
pOI que todo ciudadano puede sin duda alguna
corresponder por cartas desde un estremo á otro
de Francia ¿ pero se escriben los ciudadano, por
medio de presidentes y secretarios? Esta corres-
pondencia oficial es la que quiere impedirse y con




J52 RlEvOLUCJON FRANeESA.
mucha razón para destruir un federalismo mons...
truoso y mucho mas temible que el de los depar-
tamentos. Esas afiliaciones y correspondencias de
los jacobinos son las que les han dado tan grande
influjo en el gobierno hasta tomar en la direccion
de los negocios una parte que jamas debia :cor-
responder ú nadie sino á la misma representacion
nacional. Bourdon del Oisa ,que era uno de los
principales miembros de la comision de seguridad
general y que como ya hemos visto estaba fre-
cuentemente en lucha con sus amigos aunque era
thermidoriano dijo: « Las sociedades populares no
«son el pueblo, y yo solo veo, á este en las so-
«ciedades primarias: las tales sociedades son una
e: coleccion de hombres que se han elegido á sí
e mismos como los frailes, y han acabado por tor-
e: mar una aristocracia esclusiva, y permanente
e: que se intitula pueblo y viene á situarse al lado
e: de la representacion nacional para inspirar, mo-
« dificar ó combatir sus resoluciones. En una pa-
«: labra veo levantarse otra representacion al lado
« de la convencion y esta tiene su asiento en los
« jacohinos. » Interrumpieron á Rourdon muclu-
simos aplausos y continuó en estos términos : «Ha-
« hlo tan desapasionadamente, que por solo con-
« servar la paz y la union, no tendria el menor
e: reparo en decirle al pueblo: escoge tú entre los
fe hombres qne has designado para que te repre-




CONVE~CION NACIONAL (1794). i 53
(' senten, y los que se han erigido á sí mismos al
(' lado de aquellos, pues no importa absolutamen-
«te nada con tal que tengas una representacion
s única.: Nuevos aplausos vuelven á interrumpirle
y continuó de esta manera: « Sí, que escoja el
cr pueblo entre vosotros y los hombres que han
C[ querido proscribir á los representantes encarga-
ce dos de la confianza nacional, entre vosotros y los
«hombres que ligados con la 'municipalidad de
« Paris , intentaban hace algunos meses asesinar la
(l libertad. Ciudadanos ¿ quereis hacer una paz
« gloriosa? ¿ Queréis llegar hasta los antiguos lí-
« límites de la Galia? Pues presentad á los Belgas
« y á los pueblos de las orillas del Rhin una revo-
« lucion pacífica, una república sin doble repre-
el' sentacion y sin comisiones revolocionarias tei'li-
«das con la sangre de los ciudadanos. Decidles
el' á los Bélgas y á los pueblos del Rhin: vosotros
« queriais una media libertad, y nosotros os la trae-
« 1110S entera, pero sin que cueste las calal11ida-
« des que preceden á su establecimiento ahorran-
({ doos las pruebas sangrientas por donde hemos
« pasado nosotros. Pensad, ciudadanos, en que
es. para disgustar á los pueblos vecinos de su incor-
«poracion con nosotros se les dice que no teneis
«gobierno, y que no se sabe si para tratar con
(' vosotros es necesario dirigirse á la convencion ó
«: á los jacohinos. Por el contrario si dais unidad




154 REVOLUCION FRANCESA.
« y fuerza á vuestro gobierno, vereis que ningun
« pueblo repugna vuestros principios y que nin-
( guno aborrece la libertad.»


Intentaron Duhem, Crassous y Clauzel que á lo
menos se difiriese el decreto diciendo que era de-
masiado importante para espedirle tan de pronto,.
y reclamaron la palabra todos tres á un tiempo.
Pero Merlin de Thionville la pidió contra ellos
con aquel mismo ardor que mostraba en la tribu-
na y en los campos de batalla. El presidente se la
fue concediendo sucesivamente, y tambien fueron
oidos Dubarran, Levaseur y Rome contra el decre-
to, y Turiot en favor de él. Ultimamente volvió á su-
bir Merlin á la trihuna y dijo: « Ciudadanos, cuan-
el do tratasteis de fundar la república, lo hicisteis
el sin cometerlo á informes de ninguna comision;
« pero ahora en cierto modo se trata de restaurar-
« la segunda vez, salvándola de las sociedades po-
( pulares que están ligadas contra ella. Ciudada-
( nos, no temais acercaros á esa caverna, á pesar
«de la sangre y cadáveres que obstruyen su en-
( trada : atreveos á penetrar en ella, y á echar
( de allí á los bribones y asesinos, no dejando
( mas que á los buenos ciudadanos que se ocu-
«pan tranquilamente de los grandes intereses
« de la patria. Os suplicó que espidais ese de-
e creto que salva á la república, de la misma
« manera que espedisteis aquel en que rué crea-




CONVENCION NACIONAL (179í). 155-
(~ da, es decir sin dilaciones y sin informes.))


Fue muy aplaudido Merlin y se votó ilunedia-
tamente el decreto :artículo por artículo, siendo
este el primer golpe que se dió á aquella célebre
sociedad que POl' tanto tiempo habia hecho tem-
blar á la convención y dádola una direccion revo-
lucionaria. No tanto eran las disposiciones del de-
creto, facilísirnus de eludir, las que le daban im-
portancia, cuanto el valor mismo de espedirle,
pues indicaba suficientemente á los jacobinos
cuan próximo estalla su fin. Reunidos por la tarde
en su sala, comentaron el decreto y el modo con
que se habia espedido, quejándose mucho el di-
putado Lcjeune de que habiéndose opuesto por
la mañana con todas sus fuerzas , no le hubiese
ayudado nadie y poquísimos miembros de la asam-
hlea habian tomado parte en la defensa de la so-
ciedad de que eran individuos, y añadió: ({ Hay
(. miembros de la convencion, célebres por su
( energía revolucionaria y patriótica, que hoy han
« guardado un silencio muy vituperable, y una
( de dos, ó estos individuos son culpables de ti-
C( rania , como les acusan i Ó han trahajado por la
({ felicidad pública. En el primer caso merecen ser
({ castigados, pero en el segundo no crean que han
« llenado todas sus obligaciones. Después de ha-
« her preparado con sus vigilias las victorias de los
el defensores de la patria deben defender tambien




156 REVOLUCION FRANCESA.
« los principios y derechos del pueblo cuando es-
tl tán atacados. Hace dos meses que no cesábais dc
« hablar en esta tribuna de los derechos popula-
t[ res vosotros Collot y Billaud, ¿por qué razon ha-
« beis dejado de defenderlos? ¿por qué callais hoy
« cuando una multitud de objetos reclaman toda-
« vía vuestro valor y vuestras luces '? 1J


Estaban muy silenciosos Collot y Billaud dcs-
pues de la .acusacion pronunciada contra ellos, y
cuando su compañero Lejeune les echó en cara
no haber defendido á la sociedad, tomaron la pa-
labra y declararon que si habian guardado silen-
cio no habia sido por debilidad sino por pruden-
cia, temiendo perjudicar á la causa defendida por
los patriotas con solo apoyarla; que hacia ya mu-
cho tiempo se habian propuesto guardar silencio
por miedo de perjudicar las discusiones; que
viéndose acusados de haLer tiranizado á la con-
vencion, querian responder á sus acusadores pro-
curando reducirse á la nulidad, y (lue se alegra....
han mucho de verse provocados por sus cólcgas á
salir de ella, autorizándolos en cierto modo á sa-
crificarse de nuevo por la causa de la libertad y
de la república.


Satisfechos los jacobinos con esta esplicacion les
aplaudieron y volvieron á tratar de la ley que se
habia decretado aquella mañana, consolándose
con decir que ellos corresponderiun con toda la




CONYENClON NAClON.\.L (179.4-). 157
Francia por medio de la tribuna. Instóles mucho
Goujon á que respetasen la ley que se habia dado
y ellos se lo prometieron asj , pero el llamado
Terrasson les propuso un medio de reemplazar la
correspondencia sin faltar á la ley, y SB reducia á
escribir una circular , no en nombre de los jaco-
binos , ni dirijida á otros jacobinos, sino firmada
por todos los hombres libres que estaban reunidos en la
sala de los jacobinos , y diriJida á todos los hombres li-
bres de Francia reunidos en sociedades populares. Ado p-
tóse este medio con mucha alegria y se resolvió el
proyecto de semejante circular.


Ya se vé el caso que hacian los jacobinos de las
amenazas de la convencion , y cuan poco dispues-
tos estaban á aprovecharse de la leccion que aca-
baba de darles. Entre tanto que otros hechos nue-
vos provocaban nuevas medidas contra ,ellos, se
puso la convencion á continuar la tarea que Ro-
berto Lindet la habia trazado en su informe y á
discutir las cuestiones propuestas por él. Se trata-
ba de reparar las consecuencias de un réginlen tan
violento en la agricultura, el comercio y la ha-
cienda, y de restituir á todas las clases la seguri-
dad, la aficion al órden y el amor al trabajo. Pero
en estas materias corno en todas las demás habia
la misma oposicion de sistemas y la misma pro-
pension á encolerizarse unos contra otros.


Las requisiciones, el máximum, los asignados y




158 IlEVOLU(']ON FRANCESA.




el secuestro de los bienes de los estrangeros escita-
ban no menos cargos contra el antiguo gobierno,
que las prisiones y los cadalsos. Los thermidoria-
nos que eran muy ignOl'antes en economía públi-
ca ,se empeñaban, por espíritu de reaccion en
censurar de una manera amarga é injuriosa todo
cuanto se habia hecho en este género sin embar-
go de que todos los actos de la administración ge-
neral durante el año anterior y particularmente
la administracion de hacienda y de abastos, esta-
ban mas que justificados por la necesidad. Cam-
bon , que era el miembro mas influyente de la
comision de hacienda habia establecido el mayor
órden en la tesoreria, y aunque efectivamente
habia hecho que se emitieran muchos asignados,
es menester considerar que este era su único
recurso y que se habia desazonado con Robespier-
re , Saint Just y Couthon por no querer consentir
en muchos gastos revolucionarios. Por lo que ha-
ce á Lindet que estaba encargaclo de los trasportes
y requisiciones habia trabajado con admirable
celo en comprar delestrangero, embargar en Fran-
cia y trasladar 'á los ejércitos y grandes ciudades
los abastos necesarios. Violento era sin duda el
medio de los embargos, pero era el único po-
sible , y Lindet se habia esmerado en usar de él
con la mayor moderacion , no estando en su ma-
no responder de. la fidelidad de todos sus agentes,




CONVENCION NACIONAL. (1794) 159
ni de la conducta de todos los que tenian derecho
para hacerlos, como los empleados municipales,
los representantes de la convencion y los comisa-
rios de los ejércitos.


Sin embargo los thermidorianos y en particu-
lar Tallien no cesaban de dirigir los ataques mas
necios é injustos contra el sistema general de aque-
llos medios revolucionarios y del modo :de em-
plearlos. La causa principal de todos los males era
segun ellos, la escesiva emision de asignados, por-
que asi se habian hecho despreciables y estaban en
una desproporcion tambien escesiva con los géne-
ros y mercaderias. Por eso se habia hecho tan opre-
sivo y desastroso el máximum, como que obligaba
al vendedor ó acreedor reembolsado á recibir un
valor nominal cada dia mas ilusorio. Nada de esto
era nuevo ni tampoco útil, pues que faltaba lo
principal que era indicar algun remedio, y asi
todo el mundo sabia lo mismo que los acusado-
res, pero TalIien y sus amigos atribuian la pro-
fusion de los asignados á Cambon, como impu-
tándole á él solo todos los males del estado. Tam-
bien le echaban en cara el secuestro de los bienes
de estrangeros, el cual habiendo provocado re-
presalias contra los Franceses, habia interrum-
pido la circulacion de todos los valores, destrui-
do toda especie de crédito y arruinado enteramen-
te al comercio. En cuanto á la comision de abas-


, ......


. ). .:'1




iDO REYOLUCION FRANCESA.


..


tos la reconvenian los mismos censores de haber
atormentado á la Francia con ernbargos , y ha-
ber gastado sumas enormes con los estrangeros
para proporcionar granos, dejando á París en la
nlayor escasez á la entrada de un invierno rigoro-
so; y asi propusieron exigirla cuentas lnuy es-
trechas.


Era tal la integridad de Carnbon , que ningun
partido se atrevió á dudar de ella, y reunia á su
mucho celo por la buena administración de la ha-
cienda un carácter fogoso, á quien hacia salir de
sus casillas una reconvencion injusta. Ya tenia
prevenidos á Tallien y á sus amigos, que él no se
meteria con ellos de ningun modo si le dejahan
en paz, pero que á la primera calumnia les ataca-
ría de muerte. Tuvo Tallien la imprudencia de
añadir á sus ataques de tribuna artículos en los
periódicos, lo cual hizo perder la paciencia á Cam-
bon , y en una de las muchas sesiones destinadas
á la discusion de estas materias, se lanzó á la tri-
buna y le dijo á Taliien: ({ Parece que tú te em-
« pellas en desacreditarme y en suscitar dudas
« acerca de mi probidad; pues bien, ten entendi-
« do que voy ahora á probarte que eres un ladron
«y un asesino. Tú no has rendido cuentas como
« secretario del ayuntamiento, y tengo la prueba
« de ello en la comision de hacienda; tú mandaste
«hacer el gasto de un millon y quinientos mil




CONVENCION NACIONAJ~ (179~J 161
~ francos para un objeto que te cubrirá de rev-
( güenza. Tarn poco has rendido cuentas de tu co-
{( mision en Burdeos, y de ello tengo tarnLien la
« prueba en la de hacienda. Eternamente recaerá
« sobre tí la sospecha de complicidad en los Cl'Í-
<l menes de setiembre, y voy á probártelo por tus
« propias palabras, que deberian bastar para re-
Cl ducirte al silencio. .) Interrumpieron á Cambon
diciéndole que aquellas personalidades eran estra-
ñas á la discusion, pues (Iue nadie acusaba su pro-
bidad, sino que solo se trataba del sistema econó-
mico. Balbució Tallien algunas palabras trémulas
y dijo que no responderia á le que le tocaba per-
sonalmente , sino á lo concerniente á las cuestio-
nes genel'ale3. Despues probó Cambon que los
asignados habian sido el único recurso de la revo-
[ucion : que los gastos habian ascendido á 300 mi-
Hones carla nles, mientras que las entradas ape-
nas habian subido á la cuarta parte de esta suma
por el desorden que reinaba entonces, y que se
babia suplido la diferencia con los asignados;
que la cantidad que se hallaba en circular-ion no
era un misterio para nadie, sino que ascendía á
6,400 millones, y que representando los bienes na-
cionales un valor de 12,000 millones, habia mas que
suficiente para que la república saldase su deuda;
(Iue él habia preservado, con riesgo de su vida .")00
millones que Robespierre, Saint J ust y Couthon


vrrr 1 1




162 REVOLUCION FRAN CESA.
se proponian destinar á ciertos gastos; que él ha-
bia resistido largo tiempo al maximum y al secues-
tro, y que en cuanto á la comision de comercio ,
viéndose precisada á compral' trigos estrange-
ros á 21 francos el quintal, y darlos en Francia á
14, no era de admirar que hubiese hecho pér-
didas enormes,


Estas controversias tan imprudentes de parte
de los thermidorianos , que con razon ó sin ella
carecian de una reputacion intacta, y que se las
habian con un hombre muy puro, muy instruido
y no poco violento, hicieron perder mucho tiem-
po á la asamblea, pues aun despues de haber ce-
sado los ataques de parte de los thermidorianos ,
no por eso se sosegaba Cambon, sino que cada
dia estada repitiendo en la tribuna: « ¡Atacarme
« á mí, infame canalla! Venid á verificar mis cuen-
«tas y juzgareis de mi conducta.» - Sosiéguese
usted, le gl'itaban de varias partes, porque nadie
duda de su probidad; pero él volvia todos los dias
á lo mismo, y en medio de aquel conflicto de per-
sonalidades la asamblea hizo lo que pudo para
tomar las providencias mas convenientes para re-
parar ó suavizar aquellos males.


Mandó que se diese una cuenta general de ha-
cienda en que se presentasen los gastos y las en-
tradas , acompañada de un informe sobre los me-
dios de retirar una parte de los asignados sin qui-




'CONYENCION NACIONAL (1794). 163
'tarles la calidad de moneda por no desacreditar-
los mas. A propuesta de Cambón renunció á un
recurso económico muy miserable, pero que daba
'0 casion á muchas -exacciones , y chocaba con las
preocupaciones de muchas provincias , ·que era la
fundicion de la plata de las iglesias. A los prin-
cipios sehahia valuado aquella plata en 1,000 mi...
lIones y en la realidad no ascendia mas que á trein-
ta ; y así se decidió que no se tocase á ella, sino
que permaneciera en depósito en los ayuntamien-
tos. Después trató la con rencion de corregir los
principales inconvenientes del máximum, y no fal-
taron algunos votos 'para su abolición ; pero el te-
mor de una subida desproporcionada en los pre-
cios impidió que se cediera á aquel impulso de los
reactores, contentándose con modificar la ley. Ha-
bia contribuido el máximum á destruir el comercio
porque los negociantes que tenian que conformar-
se con la tarifa, no sacaban siquiera el precio del
flete y los seguros. Por consecuencia todo género
colonial ó mercancía de primera necesidad, así'
como las materias primeras que llegaban á nues-
tros puertos procedentes del estrangero, queda-
ron libres del máxim1tm y de las requisiciones, pu-
diendo venderse libremente á preciosconvencio-
nales. El mismo favor se dispensó á las mercancías
procedentes de presas, las cuales estaban estan-
cadas en los puertos sin encontrar salida. Aquel




164 RRVOLUClON FRANCESA.




máximwn uniforme de los granos, tenia un inconve-
niente sumamente grave, porque siendo mucho mas
costosa y menos abundante la cosecha de unas pro-
vincias que en otras, resultaba que los arrendadores
no recibian siquiera el precio de sus anticipaciones;
y así se decidió que los precios de los granos va-
riarian en cada departamento en proporcion de
los que tuvieron en 1790 y que subiesen á dos
tercios mas. Habiendo aumentado de este modo
los precios de los víveres, se pensó en aumentar
los sueldos, los salarios y el rédito de los peque-
ños renteros; pero esta idea que habia propuesto
Cambon con la mayor sencillez, fué rechazada co-
mo pérfida por Tallien , y en consecuencia dife-
rida.


Despues se ventiló el punto de las requisicio-
nes, y para que ya no fuesen tan generales, tan
ilimitadas y confusas, ni apurasen tampoco los me-
dios de transporte, se decidió que sola la comision
de abastos tuviese derecho para hacer requisicio-
nes, ó embargos y que aun esto mismo no pudiese
hacerlo de todo un género ni de todos los prod uctos
de un departamento, sino que designára el objeto,
la naturaleza, cantidad y época de las entregas y
de los pagos; que iria pidiendo segun ocurriera la
necesidad, y en el distrito mas inmediato al pa-
rage que convenia surtir. En caso de urgencia de
víveres ó en el de un movimiento rápido, se les




CONVENCION NACIOl'(AL. (1794) t 65
dejó tambien á los representantes en los ejércitos
la facultad de hacer inmediatamente las reqwisi-
. .


ciones necesarias.
~fucho se disputó la cuestion del secuestro de


los valores estrangeros , porque decian unos que
la guerra no 'debia estenderse desde los gobier-
nos á los particulares, sino que se les debia dejar
á estos que continuasen pacificamente sus relacio-
nes y sus permutas, y no atacar mas que á los ejér-
citos; que los Franceses no habian embargado
mas que 25 millones, mientras que á ellos se les
habian secuestrado 100 ; que era necesario devol-
ver los 25 pal'a que nos volviesen los 100; que el
secuestro era ruinosísimo á nuestros banqueros
porque se veian precisados á depositar en tesorería
lo que debian al estrangero , al paso que este no
les daba lo que á ellos se les debia, pues los go-
biernos se apoderaban de ello en virtud de las re-
presalias; que una medida tan prolongada llega-
r ia á hacer sospechoso el comercio francés hasta
para los mismos neutrales, y últimamente que
habiendo cesado la circulacion de efectos de cré-
dito, era necesario pagar en metálico una parte de
los géneros sacados de los paises vecinos. A esto
respondían otros que supuesto se intentaba dis-
tinguir en la guerra á los particulares de los go-
biernos, era necesario no dirijir las bombas y las
halas sino á las cabezas de 105 reyes y no ú las de




16() REYOLUCION FRANCESJt.
sus soldados; que era indispensable devolver al
comercio ingles los navios cogidos por nuestros-
corsarios, y conservar solo los- buques- de guerra ;
que si se volvian los 2~ millones secuestrados, no
se imitaría este ejemplo por los gobiernos enemi-
gos, sino que se guardarian les 100 millones de
los Franceses , y t ltimamente que restablecer la
circulacion de IQ!IJ valores no era mas- que propor-
cionar á los emigrados los medios de recibir fon-
dos.


La eonvencion no se determinó á resolver la
cuestion sino que decidió únicamente que se le-
vantara el secues-tro por lo respectivo á los Belgas,
á quienes la conquista habia vuelto á :poner en
cierto modo en paz con la Francia, y tambien con
respecto á los comerciantes de Hamburgo, que
no tenian culpa alguna de la guerra declaradapor
el imperio, y cuyos valores representaban trigos
suministrados á la Francia.


A todas estas medidas reparadoras que se habian
tomado en favor de la agricultura y del comercio
añadió la convencion todas las- que podian resti-
tuir la seguridad y confianza de los comerciantes
que se habian ausentado. Por un antiguo decreto
se ponia fuera de la ley á todos los que habian
huido de algun juicio ó de la aplicacion de alguna
ley, y habiendo abolido este decreto, pudieron
restituirse á su domicilio los que habían sido con-




CONVENClON NACIONAL (1794). 167
denados por las comisiones revolucionarias, y los
sospechosos que se habían ocultado. ¡Tambien se
devolvió á los (Iue continuaban presos por sospe-
chosos la administración de sus bienes. Se declaró
que Lyon no estaba ya en estado de rebelion y se
la devolvió su nombre mandando cesar las demo-
liciones y restituyéndola las mercancias que se ha-
bian secuestrado por los pueblos inmediatos, sin
que sus comerciantes tuviesen ya en lo sucesivo
necesidad del certificado de civismo para recibir
ó espedir sus g(~neros y en una palabra volvió á
renacer la circulacion en aquella desgraciada ciu-
dad. Los miembros de la comision popular de
Burdeos y sus adherentes, es decir casi todos lo
comerciantes bordeleses se hallaban fuera de la ley
y se revocó el decreto espedido contra ellos. Se
decidió qne no se llevase á efecto la creccion de
una columna infamante que se habia mandado
erigir en Caen en memoria del federalismo. Se
dió libertad á Sedan para que fabricase todo gé-
nero de palios; y se el ispensó ú los departamentos
del Norte, Paso de Calais , Aisne y Sorna del im-
pue~to territorial durante cuatro arios, con la con-
dicion de que habian de establecer el cultivo del
lino y del cáñamo. Ultimamente se echó una: mi-
rada de compasion sobre el desventurado Vendéc
retirando á los representantes Hentz 11 y Francas-
tel 13, al general Turrcau y á otros muchos que




168 HEVOLUClON FRANCESA.
habian ejecutado los formidables decretos del ter-
1'01', sosteniendo naturalmente que los cómplices
de Hobespierre y de la comisión de salud públi-
ca eran quienes habian hecho durar eternamente
la guerra del Vendée por medio de la crueldad.
No se alcanza ciertamente por qué la comision ha-
hia de haber tenido semejantes intenciones, pero
los partidos se pagan absurdo por absurdo. Se dió
el mando del Vendée al general Vimeux; y al ge-
neral Hoche el de la Bretaña, enviando á aque-
llas comarcas otros nuevos representantes con en-
cargo de examinar si seria posible hacer que se ace p-
tase una amnistia , y proporcionar la paciticacion.


Ya se echa de ver cuan rápido y gen eral era el
retroceso hacia otras ideas, y cea Inuy natural (lue
ocupándose de toda especie de males y dc todas
las clases de proscritos, pensase tambien la con-
vencion en sus propios individuos. Habia ya mas
de un año que estaban arrestados 73 de ellos en
Puerto Libre, por haber firmado una protesta
contra las escenas del 31 de mayo. Habian escri-


• J


to una carta pidiendo justicia y al oirla todos los
que quedaban del lado derecho y una parte de
los que se intitulaban del Vientre se levantaron y pi-
dieron la reintegracion de sus cólegas, por ser una
cuestión que interesaba la libertad de las yota-
cienes. Esto dió origen á una de aquellas discu-
siones tempestuosas é interminables que siempre





CONVENCION NACIONAL. (1794). 1 69
se suscitaban cuando se recordaba lo pasado. De-
cian los montañeses : « Parece que quereis conde-
ti: nar el 3 j de mayo y maldecir de una jornada
<l que hasta el dia de hoy habeis proclamado glo-
({ riosa y saludable, intentais resucitar una faccion
( que por su resistencia estuvo para perder á la
( república, y en un pala hra quereis resucitar el
( federalismo. » No dejaban de verse apurados los
thermidorianos que habian sido autores ó aproba-
dores del 31 de mayo, y para alejar la decisión
mandó la asamblea que se la presentase un infor-
me sobre los setenta y tres.


Es muy natural en todas las reacciones no con-
tentarse con reparar el mal ya egecutado, sino
aspirar también á venganzas, y así cada dia se es-
taba reclamando el juicio de Lebon y Fouquier
Thinville, sin olvidar tampoco el de Billaud, Co-
llot , Barrére , Vadier , Amar, Vouland y David,
miembros de las antiguas comisiones. A cada ins-
tante ocurvian motivos para proposiciones de este
género, y entre ellas se acababan de revelar los
ahogamientos de Nantes, que se habian ignorado
por mucho tiempo. Unos 103 Nanteses que habian
enviado ú Paris para ser juzgados por el tribunal
revolucionario, no llegaron hasta después del 9 de
thermidor y habian sido absueltos y escuchados
con benevolencia en todas las revelaciones que hi-
cieron de las desgracias de aquella ciudad. Fué




170 REVOLUCION FRANCESA.
tal la indignacíon pública, que hubo necesidad
de citar á París á los miembros de la comision re-
volucionaria de Nantes, y pÜ'r medio de aquel jui-
cio se dieron á conocer todas las atrocidades comu-
nes en las guerras civiles. No se podia formar idea
en París de que hubiese llegado el furor á tan alto
grado. Los acusados no tenian mas queuna disculpa
que es laque daban á todos los cargos, á saber la in-
mediación del Vendée y las órdenes del represen-
tante Carrier. Viendo que se acercaba el término
del proceso, cada día cargahan mas contra este y
pedian que viniese á participar de su suerte ,y dar
cuenta pOi' sí mismo de los actos que él habia or-
denado. Todo el público en masa clamaba por cl
arresto de Carrier y su comparecencia ante el tri-
bunal revolucionario: de modo que la convencion
no podia menos de tomar un partido. Pregunta-
han los montañeses, si después de haber encerra-
do ya á Lebon y á David, y acusado muchas veces
á Billaud, Collot y Harrcre ,acabarian toda via por
perseguir á todos los diputados que habían estado
en comision. Para trane¡uilizar sus temores se dis-
currió espedir un decreto er, que se espusiesen las
formulas que debian emplearse para proceder
contra un miembro de la representación nacional.
Se discutió prolijamente este decreto, y se debatió
con encarnizamiento de una y otra parte porque
los montañeses querian con el objeto de evitar




CONVENCION NACIONAL. (1794). 171
otra nueva quinta como la pas-ada que las fórmu-
las fuesen largas y difíciles; mientras que los lla-
mados reaccionistas, querian por el contrario sim-
plificarlas á fin de que fuese mas pronto y s-eguro
el castigo de ciertos diputados á quienes designa-
han con el nomhre de procónsules. Últimamente
se decretó que toda denuncia se remitiria á las tres
comisiones de salud pública , seguridad general y
legislacion, las cuales decidirian si habia &no' lu-
gar á formacion de causa; que en caso de que la
decision fuese afirmativa se nornhraria por la suer-
te una comision de 21 miembros para que infor-
mara igualmente, y que después de este informe
y la defensa contradictoria del inculpado, decidi-
ría la convención si habia lugar á la acusacion, y
~e remitiría ante el tribunal competente.


Apenas se espidió el decreto declararon las tres
comisiones que habia lugar á examinarse la con-
ducta de Carrier, Se formó la cornision de los 21
miembros , á quien se pasaron todos los documen-
tos del proceso, y mandando cOlnparecer á Carrier
se principió la instrucción , con la cual y con lo
que habia pasado en el tribunal revolucionario,
y el conocimiento que todo el Inundo tenia ya de
los hechos no podía ser dudosa la suerte de Car-
riere Los montaíieses, al paso que condenaban sus
crímenes, pretendian que su persecucion no era
con el objeto de castigarlos, sino con el de prin-




t72 REVOLUCION FRANCESA.
clplar una larga serie de venganzas contra los
hombres, cuya energia habia sal vado la Francia.
Por el contrario sus enemigos, oyendo diariamen-
te á los miembros de la comision revolucionaria
pedir la comparecencia de Carrier, y viendo las
Ientitudes de la comision de los 2 t , decian que
se intentaba salvarle. Temiendo la comision de
seguridad general que tomase la fuga, le mandó
rodear de agentes de policia que no le perdian de
vista, aunque ciertamente no soñaba Carrier en
huirse. Bien se lo aconsejahan algunos revolucio-
narios, pero él no se determinó á tomar ningun
partido, como si estuviese confundido y paraliza-
do por el horror público. Notó un dia que le iban
siguiendo y parándose delante de uno de los agen-
tes le preguntó para qué le seguia, preparándose
á apuntarle con una pistola, y habiéndose segui-
do una reyerta, acudió la fuerza armada, y apo-
derándose de Carrier le condujeron á su casa. Esta
escena metió mucho ruido en la asamblea, y escitó
violentas reclamaciones en los jacobinos, dicién-
dose que habia sido violada la representación na-
cional en la persona de Carnier , sobre lo cual se
pidieron esplicaciones á la comision de seguridad
general. Esta esplicó los hechos segun hahian pa-
sado , y aunque la censuraron amargamente, tuvo
pOl' lo menos ocasion de probar que no intenl aba
favorecer la evasión de Carrier. Últimamente la




.,


CONVENCION NACIONAL (179~.). 173
COlTIISIOn de los 2 J presentó tambien su informe
proponiendo la acusacion ante el tribunal revolu-
cionario. Procuró Carrier defenderse aunque débil-
mente, atribuyendo todas las crueldades á la exas-
peracion producida por la guen'a civil, y á la
necesidad de aterrar al Vendée que tanto amena-
zaba, y últimamente al impulso dado por la co-
mision de salud pública, á la cual sin embargo no
se atrevió á culpar de los ahogamientos, pero sí
de aquella inspiracion de energia feroz que se ha-
bia apoderado de tantos comisionados de la con-
vencion. Esto suscitaba varias cuestiones peligro-
sas que ya se habian tocado muchas veces, y eran
relativas á la parte que cada uno habia tenido en
las violencias de la revoluciono Los representantes
podian disculparse con las comisiones, las comi-
siones con la convencion, la convencion con la
Francia y todos con aquella inspiracion que habia
producido cosas tan grandes y tan horribles, que
era cornun á todo el mundo y que dependia esen-
cialmente de una situacion tan fuera de ejemplo.
-« Todo el mundo, dijo Carrier en un momento
«de desesperacion, todo el mundo es culpable
([ aquí, hasta la campanilla del presidente. J) -
Sin embargo fue tal la indignacion que causó la
relacion de los horrores cometidos en Nantes que
no hubo siquiera un miembro que se atreviese á
defenderle, ni menos á justificarle con algunas




174 REYOLUCION FRANCESA..
consideraciones generales; y así se decretó un á-
nirnemente su acusacion y se le remitió a 1 tribu-
nal revolucionaria..


Rápidos eran en efecto 19s progresos que iba ha-
ciendo la reaccion , pues que vemos dirigirse con-
tra Carrier los tiros que no se habían atrevido á
emplear contra los antiguos miembros de las .co-
misiones de gobierno, y ya empezaban á temblar
todos los que habian hecho parte de ¡lascomisio-
nes revolucionarias, todos los que habian sido re-
presentantes de la convencion y en fin todos los
que habian tenido que desempeñar funciones ri-
gorosas.


De mucha prudencia necesitaban usar los jaco-
bines á quienes ya prohibía un decreto las afilia-
ciones y la correspondencia en nombre colectivo,
pero era poco probable que después de los últimos
acontecimientos supieran contenerse y evitar una
lucha con la convencion y los thermidorianos. En
efecto lo que habia pasado con Carrier ocasionó
una sesion muy tempestuosa en su club, donde el
diputado Crassous hizo una pintura nlUY severa
de los medios empleados por la aristocracia para
perder á los patriotas diciendo: « La causa que se
({ está siguiendo ante el tribunal revolucionario es
C{ su principal recurso y con la que mas cuentan;
« los acusados apenas tienen facultad para ser oi-
ti: dos en presencia del tribunal; los testigos son




CONVENCION NACIONAL (1794). 175
« casi todos gente interesada en hacer mucho
4' ruido con este negocio; algunos traen consigo
« pasaportes firmados por los cluumes ; los periodis..
<t tas y folletistas se han coligado con ellos para
« exagerar las menores bagatelas fascinar la opi-
«nion pública y hacer perder de vista las crueles
({ circunstancias que ocasionaron y esplicar las des..
41' gracias ocurridas no solo en Nantes mas en toda
« Francia. Si la convencion no reflexiona en ello,
« no tardará en verse deshonrada por esos aristo-
« cratas que solo alborotan tanto en esta causa
« para hacer resaltar sobre ella toda la odiosidad.
({ No son ya los jacobinos á quienes debe acusarse
« de que intentan disolver la convencion, sino á
« esos hombres que se han ligado para compro-
« meterla y envilecerla á los ojos de la Francia.
« Que se rniren bien en ello los patriotas y tengan
ti: cuidado, porque el ataque se ha principiado ya ,
«y es menester que 'se unan estrechamente y se
« defiendan con energia. »


Otros muchos jacobinos hablaron despues y re-
pitieron casi las mismas cosas, diciendo que se
hablaba mucho de los fusilamientos y de los aho-
gamientos , pero no se decia una palabra de que
aquellos individuos á quienes miraban con tanta
compasion, habian enviado socorros á los rebel-
des, nise recordaban las crueldades cometidas con
nuestros voluntarios, á quienes colgaban de los




176 REVOLUCION FRANCESA
árboles y los iban fusilando uno tras otro. Si se pi-
de venganza en favor de los veraautes ,qne ven-
gan tambien ú pedirla las familias de 200 mil re-
publicanos sacrificados desapiadadamente. -Esta-
han muy acalorados los ánimos y la sesión se iba
convirtiendo en tumulto cuando Billaud-Varennes
á quien los jacobino) reconvenian por su silencio,
tornó á su vez la palabra y dijo: « Es sobradarnen-
({ te conocida la marcha de los contra-revoluciona-
ce rios, pues cuando allá en la asamblea constitu-
Cl yente quisieron desacreditar la revolucion, die-
ce ron en Ilamar desorganizadores á los jacobinos y
ce los fusilaron en el Campo de Marte. Despues del
«2 de setiembre cuando se propusieron impedir
« la fundacion de la república, les llamaron ase-
« sinos y sanguinarios cargándoles con calumnias
« atroces: hoy vuelven á poner en práctica las mis-


. . .


« mas rnaqulllaclOnes, pero no por eso pIensen que
({ han de triunfar, porque si los patriotas han po-
« dido guardar silencio por un instante, no se crea
« que está muerto el leon cuando duerme , sino
« que al despertarse suele estermiuar á todos sus
« enemigos. La trinchera está abierta, y los patrio-
« las van á despestarse y recobrar toda su ener-
« gia ; mil veces hemos espuesto ya nuestras vi-
« das, y si es que nos espera el cadalso, acordé-
«1110nos de que el cadalso fué quien cubrió de
« gloria al inmortal Sidney. 1/. ) Este discurso elec-




CONVENCION NACIONAl ~ (1794). 177
trizó todos los ánimos y no solo aplaudieron á
Billaud-Varennes, sino que se arremolinaron á
él Y prometieron hacer causa cornun con todos
los patriotas amenazados y defenderse hasta la
muerte.


Una sesion semejante en la situacion en que es-
taban los partidos no podia dejar de escitar gl'an-
de atencion , porque las palabras de Billaud-Va-
reunes que hasta entonces se habia abstenido de
subir á ninguna de las dos tribunas , eran una ver-
dadera declaracion de guerra, y en este sentido
las tornaron los thermidorianos, Al dia siguiente
Bentabolle cogió el diario de la montaña donde
estaba copiada la sesion de los jacobinos y denun-
ció aquellas cspresiones de Billaud que deciau :
no está muerto el leon cuando duerme y al despertarse Hlte-
le esterminar á todos sus enemigos. Apenas tuvo ti ern-
po Bentabolle de acabar la lectura de aquella frase
cuando los montañeses se levantaron y le llenaron
de injurias diciéndole que era del número de aque-
llos que habian hecho soltar aristocratas. Duhem
le trató de tunante, y Tallien pidiócon ahinco la
palabra en favor de Bentabolle que asustado COIl
el tumulto se quiso bajar de la tribuna. Sin em-
hargo le hicieron permanecer en ella y entonces
pidió que se obligase á Billaud-Varennes á espli-
carse sobre el despertamiento del leou. Billaud pro-
nunció algunas palabras desde su asiento, y enl-


VIlI. 12




178 REVOLUCION FRANCESA.
pezaron á grital'le: á la tribuna , á la tribuna. Se
resistió algun tanto, pel'o al fin se vió precisado á
subir y tomar la palabra diciendo: el Yo no retrae-
« to la opinion que emití cn los jacobinos; mien-
ce tras creí que solo se trataba de disputas indivi-
« duales he guardado silencio, pero no debo ca-
« llar cuando veo que la aristocracia levanta la ca-
« beza mas amenazadora que nunca.» - Al oir
estas últimas palabras empezaron á reirse en una
tribuna, y á meter roucho ruido en otra. - Há-
gase salir á esos chuanes, gritaron desde la monta-
ña, y Billaud continuó entre los aplausos de los
unos y los murmullos de los otros. Dijo con voz
confusa que se habia puesto en Iibertad á realistas
declarados y puesto presos á los patriotas mas pu-
ros; citó á lUma. de Tourzel, aya de los Infantes
de Francia , á quien acababan de poner en liber-
tad, cuando ella sola podia servil' de foco á la
contra-revoluciono Al oir estas últimas 'palabras
nadie pudo ya contener la risa, y él añadió que la
conducta secreta de las comisiones desmentia el
lenguage público de la convencion; que en seme-
jante estado de cosas, tenia fundamento para ha-
blar de la necesidad que tenian los patriotas de
despertarse, porque el sueño de los hombres acer-
ca de sus derechos es el que les conduce á la es-
clavitud.


Oyéronse algunos aplausos del lado de la mon-




'CONVENCION NACIONAL (1794). 179
taíia -en favor de Billaud , pero una parte de las
tribunas y de la asamblea principiaron á soltar ri-
sotadas que indicaban suficientemente aquella
compasión insultante que inspira el poder hUll1i-
Ilado cuando aventura en vano algunas palabras
para su j1:lstificacion. Dióse mucha prisa TaUien en
suceder á Bil1aud en la tribuna y dijo: e Yaes tiempo
el de responder á esos h-ombres que intentan diri-
« gil' las manos del pueblo contra laconvencion.»
-- Nadie intenta semejante cosa, prorumpieron
algunas voces en la sala.- Si , si, respondieron
otras, se quiere emplear las manos del pueblo
contra la convencion.- «Esos hombres son, con-
ti: tinuó Tallien., aquellos que tiemblan al ver sus-
({ pendida la cuchilla sobre sus criminales .cabe-
« zas, al mirar la claridad que empieza á pene-
« trar por todos los ramos de Sil administracion,
« y la venganza de las leyes pronta á recaer sobre
« los asesinos. Esos hombres son los que se agitan
« hoy y pretenden que el pueblo se despierte, es-
« travian á 105 patriotas persuadiéndo.los á que to-
« dos están comprometidos y se prometen impe- -
« dir por medio de una conmociou general que se
({ persiga á los aprobadores y cómplices de CarriCI'.»
Interrumpieron á TaUien universales aplausos, y
dijo Billaud desde su asiento que él jamas ha-
bia aprobado la conducta de Carrier ; pero sin ha-
cer caso de estas palabras de Billaud, volvieron ji




180 REVOLUClON FRANCESA.
aplaudir al otro de nuevo y continuó diciendo:
c No es posible que se sufran por mas tiempo dos
«autoridades rivales, ni que se permita á ciertos
«miembros que guardan silencio aquí, ir inme-
« diatamente á denunciar en otra parte todo lo
«que haceis. » -No, no, gritaron muchos á un
tiempo; :que no haya autoridades rivales de la
convencion.-- « No conviene, continuó TalIien,
c( que se vaya á cubrir de ignonlinia á la conven-
« cion en cualquiera parte que sea, ni tampoco á
«los miembros en quienes ha depositado el go-
« hierno. Yo no solicitaré ninguna providencia de-
({ terminada en este momento, pues basta que esta
« tribuna haya respondido á lo que se ha dicho
«en otra, y que la unanimidad de la convencion
({ se haya declarado contra los sanguinarios. »
Otl~03 nuevos aplausos indicaron á TalIien que


la asamblea estaba decidida á aprobar cuanto se
la propusiese contra los jacobinos; tanto que Bour-
don del Oisa aprobó las palabras del preopinan-
te, por mas que en muchas cuestiones no fuese
del mismo parecer que sus amigos los thermido-
rianos, Tambien Legendre hizo resonar su enér-
gica voz diciéndo: ({ ¿Quienes son esos que vitupe-
e¡: ran nuestras operaciones? Es un puñado de
« hombres de rapiña, á quienes basta que mireis
«sus semblantes para que conozcais que están
« barnizados con la hiel de los tiranos.}) Aplaudié-





CONVEÑClON NACIONAL. (179i). 18 f
reuse cstl'aol'dinariamente aquellas espresiones
{Iue eran evidentemente dirijidas contra el aspec-
to lívido y sornbrio de Billaud-Varennes , y conti-
nuó Legendre : « ¿De qué os quejais vosotros que
({ no cesais un momento de acusarnos? ¿ Es acaso
( de que no se aprisionan los ciudadanos á cen-
({ tenares? ¿De que no se guillotina ya cincuenta,
« sesenta ú ochenta personas al dia? Ah , confieso
el' que en este punto nuestros gustos difieren esen-
({ cialmente de los vuestros, y que tenemos una
({ manera muy distinta de desocupar las cárceles.
«' Nosotros nos hernos presentado en ellas para dis-
( tinguir en cuanto nos era posible los aristocra-
« tas de los patriotas, y si nos hemos equivocado
Cl en la eleccion ,aquí están nuestras cabezas para


Q:' responder. Pero entretanto que procuraulos re-
(1 pal'ar crÍInenes , y hacer olvidar que estos crf-
( menes son los vuestros, ¿por qué vais á denun-
e ciarnos en una sociedad famosa y estraviar al
« pueblo que por fortuna concurre allí en corto
« número '! Propongo añadió Legendre al concluir ,
« que la convencion tome los medios convenientes
ti: para impedir que sus miembros vayan á predi-
( cal' la rebelión á los jacobinos. » La convencion
adoptó la propuesta de Legendre y encargó á las
comisiones que propusiesen los medios.


De esta suerte se hallaban en presencia uno de
otro la convención y Jos j~cohinos y cuando ya




182 REVOLUCIO~ F1L\~CES,\.'
llegan á agotarse todos los discursos , no queda
mas sino usar de' las manos. Ya principiaba á no-
ser dudosa la intencion de acabar con aquella. so...
ciedad y solo se necesitaba que las-comisiones tu-
viesen el valor necesario para proponerlo, Bien le.
conocian los lacO'binos") ., se quc)aban en todas-sus
sesiones de que se les quería disolver, comparando
aquel gobierno á Leopoldo , it Brunswick y á Co-
bourg, los cuales habían también pedido su diso-
Iucion. Particularmente una, cierta palabra que se
habia soltado en la tribuna les dió pretesto para
decir que se les atacaba y calumniaba, pues se
habia dicho ({ue entre sus cartas interceptadas se
encontraba la prueba de que la comision de los
emigrados en Suiza estaba de acuerdo con ellos.
Si con esto solo se queria persuadir que los emi-
grado~ celebraban mucho todas las agitaciones
que perturbaban la marcha del gobierno, no les
faltaba razon , pue~ en efecto- decía una carta de
un emigrado, que era locura esperar vencer á la
revolución por las armas , sino que era preciso ani-
quilarla por sus propios escesos, Mas si por el con-
trario se queria suponel' qu~ los jacobinos y elni-
grados estaban en correspondencia y de concierto
para llegar al mismo fin , era una especie tan ab-
surda come ridícula, y los jaco-binos se alegraban
mucho de verse acusados de aquella manera. POl'
eso no cesaron en muchos días de decir que eran





CONVENCION NACLONAL (1794). 183
calumniados, y Duhem pidió repetidas veces que'
se leyesen aquellas cartas en la tribuna..


Era estraordinaria la agitacion (Iue reinaba en
Paris , donde por una parte salian numerosos gl'U-
pos del Palacio Real, compuestos de jóvenes con
cadeneta y cuello negro, y otros del arrabal de San
Antonio y de las calles de San lUartin y San Dio-
nisio , que eran los barrios dominados por los ja-
cobinos, y se encontraban en el Carroussel , en el
jardin de Tullerias y en la plaza de la revoluciono
Unos gritaban viva la conoencion y mueran los terro-
ristas y la secuela de Robespierte ; mientras los otros
respondian con el grito de viva la couoencion ,vivan los
jacobimos ,mueran los aristocratas. Sus canciones eran
tambien diferentes , porque la juventud dorada
habia adoptado una, que tenia por título le Reveil
du peuple; mientras que los partidarios de los ja-
cobinos- no cesaban de repetir aquella otra que se
habia inmortalizado con tantas victorias: AllonseH-
fans de la patrie: Cuando se encontraban cara á ca-
ra , no soluui contentarse con protunuiu: en la s
opuestas canciones, sino que emprendian á pe-
dradas y palos, y corria sangre y se hacian pri-
sioneros recíprocos que entregaban á la comision
de seguridad genel'al, diciendo los jacobinos que
como esta solo se componia de thcrmidorianos ,
soltaba á los jóvenes que se la denunciaban y solo,
ponia presos á los patriotas.




REVOLUCIO" FR:.lNCESA.


Duraron estas escenas una porción de dias , y
acabaron por llamar la atención de las comisiones
gubernativas, hasta precisarlas á tomar medidas
de seguridad y doblar la guardia de todos los
puestos. El dia 9 de noviembre t 794 fueron mu-
cho mas numerosos los grupos que en los dias an-
teriores , y habiendo salido uno del Palacio Real
y seguido por la calle de San Honorato, llegó á la
sala de los jacobinos y la cercó, aglomeeándose
una multitud de gente que obstruia todas las ave-
nidas, en términos que los tacobinos que se ha-
llaban en sesion , se persuadieron á (que estaban
asediados. Algunos otros grupos que eran favora-
bles á estos empezaron á grital' viva la conl1encwn,
vivan losjacobinos , á lo cual habiéndoles contestado
con gritos opuestos, se trabó una lucha en la cual
siendo mas fuerte la juventud dorada no tardó en
dispersar á sus enemigos. Entonces rodearon la sa-
la del club y empezaron á rompee los vidrios á
pedradas, de suerte que principiaron á caer gui-
jarros en medio de la reunion de jacobinos. Enfu-
recidos estos empezaron á gritar que los degolla-
ban , y corno habia entre ellos algunos miembros
de la convención , decían que se estaba asesinan-
do á la representación nacional. Las mugeres que
ocupaban las tribunas, á quienes llamaban las {Ur
rías de la guillotina, intentaron salir huyendo del
peligeo, pero los jóvenes que las esperaban, las





CONVENCION NACIONAL (1794). 185
cogieron á la salida, las dieron un trato bastante
indecente y aun á algunas de:ellas hasta cruel. Mu-
el-as volvieron á entrar en la sala trémulas y des-
melenudas , diciendo que se atentaba á sus vidas,
mientras que no cesaba el apedreo por las venta-
nas. Entonces se resolvieron los jacobinos á hacer
una salida contra los sitiaclores , y el enérgico Du-
hem se armó con un palo y se puso á la cabeza de
los que quisieron seguil'le, y se trabó una pelo-
tera terrible en la calle de San Honorato , de suer-
te que si los dos partidos hubiesen tenido otras
armas, se habria seguido incvitablemente juna
carniceria. Vol vieronse á entrar los jacobi nos en
su sala, llevándose algunos prisioneros, pero los
jóvenes que quedaron fuera les amenazaban de
que sino se ponia en libertad á sus camaradas ,
entrarian en la sala y tomarian una venganza se-
vera. Muchas horas duró aquella escena antes que
las comisiones de gobierno pudieran reunirse y
dar órdenes ; ~y unos emisarios de los jacobinos
vinieron á dar cuenta á la seguridad general de
que se estaba asesinando á los diputados que es-
taban en la sociedad. Reuniéronse las cuatro co-
misiones de salud pública, seguridad general, le-
gislacion y guerra, mandaron que acudiesen in-
mediatamente patrullas á libertar á sus cólegas
comprometidos en aquella escena mas escandalo-
sa fine mortífera.




186 REVOLUCION FRANCESA.
Acudieron las patrullas con un miembro de ca-


da comision al sitio del combate siendo cosa de
las 8, pero los miembros que las conducian no
quisieron cargar sobre los sitiadores como desea-
han los jacohinos, ni tampoco entrar en la sala,
como les instaban sus cólegas que estaban den-
tro, sino que se quedaron fuera persuadiendo á los
jóvenes. que se dispersasen, prometiéndoles po,-
ner en libertad á sus camaradas. En efecto se
fueron disipando poco á poco los grupos, y man-
dando evacuar la sala de los jacobinos, enviaron
á cada uno á su casa •.


Luego que se restableció la tranquilidad se vol-
vieron á donde estaban sus cólegas, y pasaron la
noche las cuatro comisiones en deliberar sobre el
partido que habia de tomarse, siendo unos de die-
támen de suspender la: sociedad de jacobinos, y
oponiéndose otros. Entre estos últimos se distin-
guió Thuriot, que aunque adversario de Robes-
pierre ,empezaba á mirar con recelo la reaccion
y á inclinarse en favor de los jacobinos, y así se
sepal'aron sin tornar ningun partido.


Al dia siguiente por la mañana, que era el 2~
de hrumario hubo una escena de las mas violen-
tas en la asamblea, sicndo el primero Duhem á
sostener que la víspera se habia degollado á los
patriotas, y quc la comision dc seguridad general
no habia cumplido con su deber. Las tribunas,




CONVENCION NACIONAL (1794). 187
que tornaban parte en la discusion , hacian un
ruido espantoso, pareciendo apoyar por un lado,
y contestar pOI' otro la certeza de los hechos. Se
mandó salir de ellas á los perturbadores , é inme-
diatamente despues pidieron la palabra una lnul-
titud de miembros; á saber: Bourdon del Oisa,
Rewbel y ClauzeI para apoyar á la comision, y
Duhem , Duroy 15 y Bentanbolle para combatirla.
Fueron estos hablando á su vez y presentando los
hechos cada uno- á su lnanera, al paso que los des-
mentian aquellos que habian sido testigos de vis-
ta ; porflue unos parece que no habian visto otros
gl'UpOS que los. que maltrataban patriotas, y otros
solo aquellos en que se apaleaba á los jóvenes y
atacaba tÍ la convencion y tÍ las comisiones. Du-
hern que nunca se podía contener en discusiones
tales, gritaba diciendo que todos las golpes eran
dirigidos por los aristócratas que comian en casa
de la Cabavrus é iban á cazar á Haiucv. Hubo que
quitarle la paluln-a y lo único que quedó fuera
de toda duda en medio de unas asersioues tan
contradictorias fue que á pesal' de' la prisa con que
trataron de reuni rse las. comisiones ,habian tar-
dado demasiado en convocar y dirigir la fuerza
armada; que una vez Ilegadas las patrullas á la
calle de San Honorato , no habian querido eva-
cuar por fuerza la sala de los jacobidos conten-
tándose con disipar poco á poco el alboroto. Vlti-




188 REVOLUCION FRANCESA.
mamente que habian manifestado una indulgen-
cia muy natural con los grupos que gritaban viva
la convencion, en los cuales no se decia que estuvie-
se el gobiel'no entregado á contra-rcvolucionai-ios-
Efectivamente casi no se les podia pedir mas,
pOl'que aunque fuese obligacion suya impedir que
se hiciese daño á sus enemigos, era demasiado
exigir que cargasen á la bayoneta contra sus pro-
pios amigos, esto es contra unos jóvenes que dia-
riamente se presentaban dispuestos á apoyados
contra los revolucionarios. Declararon á la con-
vencion que habian pasado la noche discutiendo
la cuestion de si se habia ó no de suspender á los
jacobinos; y preguntándoles si habian acordado
algun proyecto, y respondido ellos que todavia no
habian podido entenderse, se les cometió de nue-
vo el asunto para que tomasen algun partido y vi-
niesen luego á someter la resolucion á la asamblea.


Algo mas tranquila fué aquella jornada del 20
porque no hubo reunion en los jacobinos, pero al
dia siguiente, que tocaba haberla,se renovaron los
grupos y parecian estar preparados de una y otra
parte á venir á las manos en la tarde misma. Al
instante se reunieron las dos comisiones, y sus-
pendieron por medio de un acuerdo las sesiones
de los jacobinos, mandando que inmediatam ente
se tragese la llave de la sala á la secretaria de se-
guridí\d general.




t


CONVENCION NACIONAL. (179'''). 189
Egecutose la órden cerrando la sala y trayéndose


la llave, cuya providencia evitó el tumulto que se
temia; se disiparon los f,.,upoS y se pasó la noche
con el mayor sosiego. Al dia siguiente vino Laigne-
lot 16 en nombre de las cuatro comisiones á dar
parte á la convención de la resolucion que habian
tomado , diciendo: (( Jamas hemos tenido inten-
« cion de atacar á las sociedades populares, pero
cr tenemos derecho para cerrar las puertas de cual-
([ quier sitio en que haya facciones y se prediq ue
«la guerra civil.» La convencion le cubrió de
aplausos, y habiéndose pedido la votacion nomi-
nal, quedó sancionado el acuerdo casi por unani-
midad entre las mayores aclamaciones y gritos de
viva la república, viva la convencían.


Así concluyó aquella sociedad cuyo nombre ha
venido á ser tan célebre y tan odioso, y que seme-
jante á todas las asambleas, á todos los hombres
que sucesivamente figuraron en la escena, y á la
revolucion misma, tuvo el mérito y los defectos
propios de la estremada energia. Colocada en un
puesto inferior á la convencion y abierta para to-
dos los recien venidos, era naturalmente la arena
donde los revolucionarios jóvenes que no eran co-
nocidos todavia y ansiaban por serlo, venian á en-
sayar sus fuerzas y acelerar la marcha, por lo co-
mun mas lenta de los revolucionarios que habian
ascendido al poder. Mientras que se necesitaron


. \.:,
~.~..


.';
). ,~.


r::


~.,~.<) ;
-:~ /




190 RIWOLUCOINFRANCESA.
nuevos súbditos, nuevos talentos y 'nuevas vidas
que sacrificar ,fué útil la sociedad de los jacobinos
y produjo los hombres que necesitaba la revolu-
cion en aquella lucha sangrienta y terrible. Mas
cuando aquella llegó á su último término y prin-
cipió á retroceder ,sirvió la sociedad de los jaco hi-
nos de asilo á los hombres f{)g-osos (pl{~ S~ habian
educado en su seno y sobrevivido á su violenta ac-
cion. No tardó en hacerse importuna por sus des-
confianzas, y hasta peligrosa por sus temores, y
entonces la sacrificaron aquellos hombres que que-
rian atraer la revolucion desde el término estre-
mo donde habia llegado hasta el justo medio de
la razón ,la equidad y la libertad ,creyendo cie-
gamente, como todos los que viven de espel'an-
zas, poder fijarla en aquel deseado medio. No hay
duda en que tenian razón para querel' moderarla,
pero tampoco les faltaba á los jacobinos para decir-
les que caminaban á la contra-revoluciono Son las
revoluciones semejantes á un péndulo violcnta-


,


mente agitado que corre de un estremo ú otro y
siempre hay motivos para pronosticarle escesos;
pero felizmente las sociedades políticas después de
haberse precipitado en contrarios sentidos, acaba-
ban por fijarse en un movimiento igual y justamente
limitado. * Pero ¡cuanto tiempo, y sangre y cala-


* La comparacion es ingeniosa y hasta cierto punto exac-




,


CONVENCION NACIONAL (1794). f 91
midades suelen sufrirse antes de llegar á tan fe-
liz época! Nuestros antecesores los Ingleses tu-
vieron que aguantar un Cromwel y dos Estuardos,


Dispersos los jacobinos no eran hombres para
contentarse con la vida privada y renunciar á las
agitaciones políticas; y así unos se refugiaron en
el club electoral, que aunque echado por las co-
misiones del palacio del obispo se habia reunido
en una de las salas del Museo, y otros se dirigieron
al arrabal de San Antonio, á la sociedad popular


,


de la seccion de Quince- Vingts. Allí se juntaban los
hombres mas decididos del arrabal, y allí se pre-
sentaron los jacobinos en gran número el dia 24
de hrumario , diciendo; cr Valientes ciudadanos
«del arrabal de Antonio, vosotros que sois los
«únicos apoyos del pueblo, aquí teneis en vues-
« tra presencia á los desgraciados jacobinos per-
C[ seguidos. Pedimos que nos recibais en vuestra
II sociedad, habiendo dicho entre nosotros: vánl0-
« nos al arrabal de Antonio y allí seremos inata-
« cables; estando reunidos, podremos dar golpes
([ mas segul'os para defender al pueblo y á la con-
a: vencion de la esclavitud.» Todos fueron admiti-


ta ; pero por lo mismo son mucho mas plausibles los esfuer-
zos de los hombres animosos qne procuran, tal vez con ries-
go <le sus vidas, hacer que las oscilaciones políticas sean me-
nos duraderas y violentas. (N. del r.)




192 REVOLUCION FRANCESA.
dos sin examen y allí pronunciaron los discursos
mas violentos y peligl'osos, leyendo muchas veces
aquel artículo de la declaracion de los derechos
que dice: cuando el gobierno viola los derechos del pue-
blo la insurreccion es para este el mas sagrado de los de-
rechos y la mas indispensable de sus obligaciones.


Las comisiones que ya habian ensayado sus
fuerzas y conocian que eran capaces de vigOl', no
tuvieron pOl' conveniente perseguí.' á los jacobi-
nos en su asilo, y toleraron sus baladronadas , es-
tando prontas á obrar á la primera señal en caso
que á las palabras se siguiesen los hechos.


Con esto las secciones de Paris cohraron alien to
espulsaron de su seno á los que llamaban terroris-
tas, los cuales se retiraron hacia el Temple y á los
arrabales de San Antonio y San Marcelo. Libres de
aquella oposicion redactaron muchos mensages fe-
licitando á la convencion de la energia que acaba-
ba de desplegar contra los cómplices de Robespietre.
Iguales representaciones vinieron de casi todas las
ciudades y corno la convencion se veia aplaudida
en la nueva senda que acababa de elegir, se en-
golfó mas y mas en ella. Cada dia clamaban á gri-
tos los diputados del centro por la reintegracion
de los 73 miembros pues deseaban, así como los
del lado derecho reforzarse con 73 votos mas y
querian ase~urar la libertad de las votaciones rein- A
tegrando á sus cólegas. En efecto se les puso en li-




CO~VE~CIO~ NACIO:\'.\ L (t 79l). 1n:J
hertad y se les llamó ú la couvenciun , la cual sil!
esplicarso acerca del 31 tIc mayo declaró que Illl1Y
bien se habria podido pCllSat' diversamente (fUC la
mavoria sobre aquel acontecimiento sin ser pOl'
eso culpable, y entonces entraron todos ju.ntos con
el anciano Dusaulx á su cabeza. Tomó este la pala-
hra cn nombre de todos y aseguró que al tornar d(~
nuevo asiento al lado de sus cólegas ., dejaban oi vi-
dado todo resentimiento para' no ocuparse mas que
del deseo del bien público. Dado este paso ya 110
era tiempo de detenerse, y así Louvet, Lanjuinais .,
Eurique Larriviere , Duucelt ., Isuar y todos jos gi-
rond.inos que hahiun escapado de la proscripcion
y estaban la lnayor parte ocultos en cuevas, es-
cribieron pidiendo su iutcgraciou. Con este Inoti-
vo se suscitó una escena violenta, pOl'que asusta-
dos los thermidoriauos con la rapidez de la reacción
se dctuvieron é impusieron respeto al lado de-
recho, el cual crevendo tener necesidad de ellos


v 1
no se atrevió údisgustades y dejó de insistir. Enton-
ces se decretó que los diputados puestos fuera de la
ley no serian perseguidos en adelante, pero que tam-
poco volverian áentrar en el seno de la asamblea.


El luismo espíritu que conducia á ahsol ver ú
unos dehia inclinar ú condenar Ú los otros , y asi
un antiguo diputado llamado RafTron 17 dijo en alta
voz que ya era tiempo de perseguil' Ú todo el (IW~
fuese culpable, y probar ú la Francia que la COIl-


\L11 13




l\EVOU1C\ON H\A.NCE.S~.


vencion no era cómplice de asesinos, y asi pidió
(Jue al instante se enjuiciase á Lehon y á David que
ambos estaban arrestados. Habiéndose sabido lo
que hahia pasado en el Mediodia y sobre todo en
Bedouin (Vaucluse) se pidió un informe y un de-
creto de acusacion contra lUaignet como tambien
el juicio de Fouquier Tinville y una sumaria in-
formación contra el antiguo ministro de la guerra
Bouchotte que fue el que puso aquella secretaria
á discrecion de los jacobinos. Igual propuesta se
hizo contra el ex-corregidor Pache , cómplice, se-
gun decian de los hebertistas , y salvado por Ro-
bespierre. En medio de tal torrente de ataques
contra los corifeos revolucionarios , no podian me-
nos de sucumbir los tres principales defendidos
tan brgo tiempo yasi participaron de la suerte co-
111un Billaud Varennes , Collot de Herbois y Bal'-
rére, nueva y determinadamente acusados por Le-
gendre. No pudieron dispensarse las comisiones
de admitir la denuncia y dar su dictámen , y ha-
hiendo anunciado Lecointre , aquel que fue de-
clarado calumniador en su primera acusacion, que
habia dado á la prensa los documentos que no te-
nia al principio, se remitieron todas á las comi-
siones , y estas arrebatadas por la opinion , no pu-
dieron resistirse y declararon que había lugar á la
formación de causa contra Billaud, Collot y Barrérc,
pero no contra Vadier , Vouland , Amar y David.





r.ONVENCION NACION.lI. (179,t). 1'95
. Por fin se terminó el proceso de Carrier el 16
dc diciembre en presencia de un público que no
sabia -disimular cl espíritu de reacción que le do-
minaha , fueron condenados á muerte él y dos
miembros de la comision revolucionaria de Nan-
tes llamados Pinel y Gl'and-Maison 18, como
agentes y cómplices del sistema del terrorv Los de-
mas fueron absueltos en razon de que solo ha-
hian ejecutado los aliogarnientos pOI' obedecer á
sus superiores. Carrier sin apartarse de su mania
de que la rcvolucion entera y los que la habían
hecho, aguantad{} ó dirigido eran tan culpables
como él , hizo resistencia y fue necesario llevarle
arrastrando hasta el cadalso sin ~conformarse á la
resignacion hasta el momento mismo de recibir el
golpe fatal, En prueba de la cegucdad de las g'uer-
ras civilcs se citaban ciertos rasgos de Carrier bas-
tante característicos de cuando estaba en Nantes,
los cuales prueban que no era naturalmente san-
guinario. Al mismo tiempo que los revoluciona-
rios condenaban su conducta quedaronusombra-
dos de la suerte que le habia cabido sin poder
disimularse que aquella ejccucion era el preludio
de las sangrientas represalias que les preparaba
la contra-revoluciono Además de las pesquisas di-
rigidas contra los representantes miembros de las
antiguas comisiones, ó de los que habían estado
en los ejércitos y provincias veian ojras varias le-


". , _",


".'. ..'




196 REVOLUCIO~ FR,\NCES1\.
yes promulgadas últimamente que les probaban
que la venganza bajaria hasta las últimas clases
tle la sociedad. Se obli gó pOI' un decreto á todos
los que habian desempeñado cualesquiera em-
pleos y manejado fondos públicos á que diesen
inmediatamente cuentas; y como todos los miem-
bros de las comisiones revolucionarias habian for-
rnado cajas particulares con los productos de los
impuestos, con la plata de las iglesias y las con-
tribuciones revolucionarias para organizar los pri-
meros batallones de voluntarios, pagar los ejérci-
tos de este título, los trasportes, la policia y
otros muchos gastos del mismo género, era evi-
dente que todo individuo que habia sido emplea-
do durante el terror iba á quedar espuesto á per-


.


secucioues.
Además de estos fundados temores se añadian


otras voces mas alarmantes, pues se hablaba de
paz con la Holanda, la Prusia, el Imperio , la Es-
paña y hasta el mismo Vendée , y 'se añadia que
las condiciones de ella serian funestas al partido
revolucionario.


\ '




IlEHTENECIENTES AL CAPITULO TERCERO.


PAGINA '1 :>0.


1 José María Cates ahogado en Tolosa fué miembro
del club de aquella ciudad y tan furibundo jacobino, que
cuando llegó el momento de votar en el proceso del rey,
dijo que estaba pOI' la muerte ~ y que solo sentía no po-
der comprender en la misma sentencia á todos los reyes de
la tierra. Estuvo un corto tiempo de comisionado en el
ejército de las Ardenas y despues del 9 de thermidor pasó
al departamento de la costa de Oro, donde por una de
las muchas anomalías de aquel tiempo, trató de reprimir
Ú losjacobinos. Cuando volvió de Dijon le eligieron miem-
bro de la seguridad y en calidad de tal fué el dia 10 de


'- .


octubre de 1 íD,') al frente de UIt destacamento de tropas
il mandar evacuar la sala de reuniones de la sección del
teatro francés. Luego pasó al consejo de los !lOO donde
solo se hace mencion de él pOI' haber presentado el mo-
delo de los dilcrcutcs tragcs de ceremonia que hahiau de
usar los representantes, los mensajeros de estado, los
porteros de los consejos etc.


PACI:\A 1:>1.


2 Francisco JOS() Auguy presidente del tribunal del
partirlo de )(0110, Iué diputado á la convencion y votó
por el destierro de Luis XVI, sin que se oyese jamas su
voz <'11 uiugun 01,1'0 nogocio hasta despues del 9 de ther-
miilor. Entonces le enviaron Ú Marsella donde persiguió
ú los partidarios de ltohcspierrc , y CI'CÓ una comisión
militar pa!'a c:'~;ligal' ú los culpahlcs de [os alborotos que
suhn-viuicruu allí en setiembre de 179t, A su vuelta




,"OTXS'


{e nombraron ruiembro de la eornisiuu de seguridad ge-
neral y mostró uu vigor esuuordiuario contra toda e8pe-
eie de desorganizadores, fuesen realistas ó republicanos.
En la insurruceiou de las secciones contra la convencían
el 1. o de ubril 179il, le cogieron prisionero los de la
seccion del Pantheon mieutras él estaba visitando las
eárceles ; pel'O no tardó en libertarle un destacamento
que envió fa asamblea, aunque recibió en aquel lauce-
dos heridas de pica, tina en los labios y otra en la mano.
~l\'Janirestó entonces mucho valor', pero mucho mas des-
pucs en la segunda intentona del ~o de ma,-o, en fa
(mal rué uno de tO!ll cuatro diputados fInc al frente de la
fuerza arruada se presentó ::t media noche en la sala de
las sesiones de 105 terroristas v los echó de allí. Mas
adelante hizo parte del consejo de los Andanas y des-
pues del de los 500. Uliimamente en tiempo del consulado
y del imperio rué uno de los miembros mas distinguidos
del cuerpo legislativo.


PAGINA 152.


;) Gregoriu Chaudron ltoussean 1 procurador síndico
del partido de Bourboune , rué U1tO de los qHe votaron
la muerte del rey en la conveucion ,y después pasó de
represeutante á Burdeos con Tallien , Isabcau y otros.
Desde allí pasó al Aube , donde se cuenta que obligaba
ú los niños y ú las rnugeres , bajo pena de muerte , á que
asistieran al acto de quemar la:; iuuigeucs , ornamentos
sagrados y otros objetos del culto. Dió muchas veces
cuenta ú la couvencion de sus operaciones y PI'OPUSO 3\'-
1'3S31' todas Ia~ casas de campo )' talar los montes que
serviau {le abrigo ú los realistas. A su vuelta de la comí-
sion le nombraron secretario , pero se disminuyó mucho
su ascendiente por el empeño que tomó en defender des-
pues 8cl 9 de thermidor los decretos proscriptores de los
girondiuos , y al fin de resultas de las jornadas del 2 de
marzo y 21 de abril 1795 le mandaron prender por'
causa de la tiranía con que hubia desempeñado las comí-




DEL TRADUt:'I'OIl. 199
sienes y RO recobró la libertad hasta la amuistia del 4
de brumario , El directorio le nombró después comisario
civil y últimamente Napoleon le coufirio el empleo de
inspector de montes en Bourboune les Bains , donde re-
sidia hace pocos años.


PAGINA 15G.


·1 Pedro Juan G:II'at, sobrino del que fué IllIllISU'O
de la justicia en tiempo de la couveuclon , nadó como
él en Ustariz y rué el mejor cantor que nunca se habia
visto en Francia. No hubia nacido ciertamente pal'a el
teatro , pero su incliuaeiou á la música le alTebat~¡.'í'e··
sistiblcnicntc desde su infancia y su madre íuó quien le
dio las primeras lecciones. A los 1ti años lué á Puris ú
estudiar leyes, pCl'O solo se dedicó á la música , estre-
chándose mucho con el caballero San JOI'ge, que era
un violonista célebre. Trató mucho con las cautar iuas
italianas Todi y .Mara y con ellas adquirió aquel tono
PUl'o , COITcctO y elegante que tanto le distinguió luego,
Viendo su pudre que no aprovechaba el tiempo en París
en lo quc él le tenia mandado, le retiró las asistencias
que le daha ; pCI'O le indemnizó el conde de Artois nom-
brándole secretario suyo particular ). le proporcionó que
le oye¡'a l\I~II'ia Autoueta con quien tuvo el honor de
cantal' algunas veces. Ilubia roto su padre toda relación
con él; pero habiéndole oido en un viage que hizo el
conde de Artois á Burdeos , donde dio \lil concierto :i
beneficio de su antiguo maestro Beck, Iué tanto lo qne
le enamoró la voz de su hijo, que corrió :l uhrazurle y
le perdonó. De vuelta á Paris se encontró con la famo-
sa compañia italiana en qne brillaban entonces Mandini,
Vigarroui , la l\1ol'ichelli, la Vanti y tantos otros canto-
res admirables entre quienes se distinguió y sobresalió
Garat. Hasta que llegó la revoluciou no cantó nunca
sino como aficionado; pel'O despues la necesidad le obli-
gó á ajustarse como cantor, Después de 1794 que es la
época en que hace mencion de él ~h. Thiers , le nom-




200
Lrurou 1)1'01'''801' del couscrv.uorio . d()JHI(~ Iortuó cscc-
lentes discípulos, como ltolaud , ~olll'l'it , Despcrtuuuna,
Ponchard , Levaseur , Boulnuger y otros iulinitos. El Iu é
quien dió :', conocer en Francia la música dl~ MOí'r:ut y
d que mejor snpo espl'esa¡' las composiciones de Gluck.
En los últimos uños de su "ida le I'altó la HlZ, y aun-
que él queria hacerse toduvia ilusión y cuutaha algunas
vcccs , al vur que 11' Ialtalxm los npluusos , se entl'islí'-
ció l:¡ 11 lo q ue se murió de pesudurulnc (,1 l. o de marzo
1:--;23 Ú la edad de ;;n auos.


P'AG1~A 137'.


;,; AUIHJ!W este lHll"Sonage es hir-u couoc ido en Es-
paila y pudiéramos dispensarnos d(~ dar noticias de él ,
con todo puede haber algunos que ignoren que D. Fran-
cisco Cahurrus , conde de este título , nació en Havona
f-'ll 17~2. Sil padre te destinó al comercio, para lo cual,
después d(' haber estudiado en Bayona y en 'rotosa, le
envió á Zaragoza á casa de HilO de sus corresponsales
llamado Galalw!'t, con cuya hija se casó secretamente
rouuu el gusto de las dos familias. Sin embargo Sil
sllegro le confió la dirccciou de una rúb6ca de juhon
que tenia en Carabanchel. La inrnediacion ú :Madrid le
proporcionó ir alli casi diariamente , y la casualidad y
su uficiou al estudio, el gusto do trabal' amistad con el
:lhaU~ Gucvara, redacto!' entonces d(~ la Caceta, con el
e()Hlle de Campomancs y D. Pablo Olavide. Estas honro-
sas relaciones despertaron su aiubiciou que se fué au-
mentando por varias circuustuncius. Ilallúndosc dcclarn-
da la guerra de la independencia americnna , se vio
precisada la España Ú reunirse con la Francia, y por
cousiguicutc apurada pal'a subvenir ú los gastos de
b guerra estando privada de los caudales de .lUl'jico.
El ministro de hacienda pidió 1I1l informe ú Caharrus 80-
j)¡(. los medios de restablecer el crédito del estado, y cs-
1(' le prTSl'lltó el IlI'O)TCiO d(~ la (TeaeiolJ dc yales reales
vou intereses. Al prinvipio tuvieron mucha yoga y lucrou





DEL TRADUCTOR. 201
proferidos ú la moneda efectiva, lo cual <lió mucho cf'(~­
dito ú su inventor Caharrus. Entonces concibió el plan
del establecimiento del banco de S. Carlos que fué crea-
do el 2 de junio 1782 y de que fué nombrado director,
qucdaudo á cargo de aquel establecimiento pagar todas
las obligaciones de la tesoreria , el servicio del ejército ,
de lo interior y de lo estrangero , uhonándo]c una comi-
sion dc 6 pOI' cicnto sobre todos estos servicios, El prc-
eio del descuento se fijó en 4 pOI' ciento y el capi-
tal de fondos en ,tii millones de pesos Iuertes , dividi-
dos en 1;)0 mil acciones dc á dos mil rs. cada una,


Como la compañia de Caracas hahia hecho pérdidas
considerables durante la guelTa, Cabarrus la proporcio-
nó el medio de reparadas proponiendo unir el comercio
de Asia con el de América pOI' las islas Filipinas, con
cuyo objeto se creo la compañia de este nombre el
10 de marzo l78S. Emprendió el canal de Cuadarrnma
cuyos trabajos principiados mandó suspender el ministro
Llerena en 17R'L Poco dcspues le nombraron consejero
d(~ hacienda ; pNO la muerto de Carlos IH ocurrida á fi-
nes de 1788 ocasiouó mudanza en el ministerio v habien-
do sido uomlnado el conde de Floridablauca· siguióso
inmediatamente la desgracia de Cabarrus. Se declaró acu-
sado!' SU)'O el ministro Llerena y le pusieron preso el
24 de junio 1790, no habiendo obtenido su libertad has-
ta fines de H2, en virtud de un juicio solemne en que
fué declarado inocente y para indemnizarlo se le conce-
dio el titulo de Castilla de su nombre.


En 1797 se le nombró ministro pleuipotenciurio al
congreso de Bastadt y poco después en comision secreta
cerea del gobierno frances , después de la cual se le
1l0m!J¡'Ó embajador en Paris , pCI'O reusó el gobierno re-
conocer/e pOI' ser natural frunces y no poder represen-
tal' ú una potencia cstraugcra. Entonces le dió el prínci-
pe de la Paz una mision en Holanda, Estando en ella
ocurrió el gran trastorno de 1808 y el rey José llona-
pal't(~ l(~ uomhró Sil ministro de hacienda, hasta que ha-
biendo pnsado aquella corte Ú Sevilla en 1810 le dió un




262 NOTAS
ataque de gota á la cabeza de que murió el 27 de ahril
de aquel año. Ha dejado escritas sus cartas al pdncipe
de la Paz desde su. prision, El sistema de contribuciones
'mas conveniente para España. El elogio de Carlos III
rey de España y el del ministro de tuicietula llIuzquiz.


PAGINA '140.


6 Pedro Crassous diputado de la ~Iartinica á la con-
venciou , no votó en el proceso del rey, pel'o no por
eso dejó de ser uno de los mas acalorados jacobinos y
defensor acerrimo de las sociedades populares. El i) de
abril de 1795 le pusieron preso pOI' haber dicho que los
jacobinos debían defender ú Carricr formando una mu-
ralla con sus cuerpos , ~. pOI' haber protestado coutra la
deportación de Burrére , Billaud y Collot d'Herbois. Pero
le alcanzó la amnistia del 4 de hrumurio.


PAGINA '1·1:0.


7 Lanot , diputado del COI'l'CZC fué convencronrsta y
regicida y lUlO de los encargados de hacer' la leva el}
masa en agosto de '1795. Fué jacobino decidido antes y
después del terror, á punto de declarar- que era imposi-
ble 301al' 13 libertad sin serlo. En agosto de 1793 se le
mandó arrestar porque estando de comisionado en EI'Í-
ves, hacia que le precediese la gniltotina y dos verdugos,
que esta y no otra era la libertad amada de lus jacohi-
JlOS. Siempre andaba rodeado de la gente mas perdida
del pueblo, de taberna en lahe I'lla , envileciendo el ca-
rácter de representante con Irccueutes borrucheras , y
mandando demole!' casas ó Jcmoliéndolas el mismo pOI'
sus manos. Un dia mandó colgar desnudo duran le 24 ho-
ras el cadaver de un anciano, padre dc once hijos á
quien habían guillotinado el dia anterior. Sin embargo
este monstruo participó del beneficio de la amnistia del
año siguiente 1796.




f


D-EL TRADUCTOR.


PAGINA 145.


8 José Carlos Hichard , abogado y procurador en l:.r
Fleche Iué uno de los diputados que votaron la muerte
del rey, y en seguida le enviaron de representante al
ejército del Vendée con Choudieu. AHi sostuvo al parti--
do jocobino de Bosignol y consortes contra Philipeaux,
Canelaux y los Maguntinos, y no volvió á Paris hasta
pasado el tiempo del terror. Entonces se declaró en la
convención que la república no existía mas filie en los
ejércitos , y que se necesitaban nuevas providencias con-
tra los realistas. En 17m:h'olvió á ir' comisionado al ejér-
cito del Norte y del Sambra y Mosa , y rué quien pro-
porcionó á Schercr el mando dcl de Italia en lugar de
Dumerbion. En el consejo de los ;)00 tomó por su cuen-
ta sujetar y castigar á una multitud de jóvenes que toma-
ban el título de boticarios, cirujanos y médicos sin Le-
ner conocimiento alguno dc estas profesiones y asesina-
ban á diestro y á siniestro. Luego que salió del cuerno
legislativo Ic nombraron los cónsules prefecto del Alto
Garonay últirnameute consejero.de estado en cuyo destino.
murió en 1809.


PAGINA 144·.


9 JU3n Pelet , diputad» del Lozére no voló en la con-
vencion en el pl'Oceso del r'ey por estar' ausente con li-
cencia, pero pl'OVOCÓ medidas rigurosas contra los rca-·
listas de su departamento. Era hombre de muchos COIlÚ'-
cimientos y sobre todo de un gran tacto pol-ítico, corno
lo demostró en el cuadro que hizo de la situacion inte-
rior )" esterior dc Francia el 8 de abri l de 1795. Dos ve-
ces fue reelegido para el consejo de los 500 y propuso
repetidos planes par':! pacificar' la Europa. El primer cón-
sul le nombró prefecto del departamenno de Vauclnse y
despues consejero dc estado. 1\1as adelante le dió muchas
comisiones reservadas y últimamente la de adjunto al
ministerio de pollcia en cuyo destino murió en '181 '1.


, .~ .-' -Ó,
<,"'/ .


;' "c'
......


\ ..h.~
'",


...




204 NOTAS


PAGINA 'I4·{).


'lO Este Giot era un mercader de estufas tille \"I\"Ia en
Paris yabandonó el oficio por entregarse ú los movimien-
tos de la revoluciono Diéronle una comision do víveres
en el ejército de los Pirineos , que le ocasionó 110 pocas
acusaciones sobre su mayol' Ó menor pllJ'(~za. En tiempo
del directorio abrazó la carrera de los tribuuules V esta-
ba hace pocos años de comisario cerca del tl'ihUl;al civil
del Loira y Cher ; pero CI'C('I\IOS que murió ('11 1827.


PAGiNA 1¡)O.


11 Antonio 'I'hihaudeau , era procurador sindico del
avuntnmiento de Poitiers cuando le nombraron para la
legislativa y seguidamente para la convencion donde votó
la muerte del rey. Aunque habló pocas veces durante la
época del terror , dió bien ú conocer que sus principios
eran puramente constitucionales y tan opuesto ú la Mon-
taña corno al realismo. Dcspues del D de thcrmi.Ior se
conoce que estaba mas en su cuerda pOI' que ocupó uiu-
chas veces la tribuna sobre objetos diversos de In admi-
nistracion, sobre la mariua , la cducacion pública y pal'-
ticularmente contra el uuucimun; y las comisiones ejecu-
tivas. Siempre propenso ú la ruoderncion y ú la justicia,
reclamó en 179t) que se rcstituvescn los bienes confis -
cado s Ú los parientes de los emigrados , y pl'OpUSO la su-
presiou de la cornisiou de seguridad güueI'al , de que era
miembro , y que se confiase el gobierno Ú una (le salud
pública compuesta de 24 miembros. No hubo ('U aquella
época diputado alguno que se opusiese con lilas lirmezu
~l todos los estravios de la opiuiou , ya en el sentido rea-
lista ya en el del terror , y pOI' ('SO I(~ llamaban Barra de
hierro. En el consejo de los ~)OO acusó á Tullien de com-
plicidad con los asesinos de setiembre y de que entonces
mismo estaba intrigando p~H'a restablecer el régimen del
tCI'I'OI'. Igual cnergiu manifestó contra los triunoiros di-




t


DEL TRADUCTOR. o,~
rectoriales que en su concepto opriminn la libertad, lo
cual le valió ser puesto en lista pal'a ser deportado el
4 de setiem hre 1797; pero tuvo buenos defensores
qne consiguieron se le horrase de ella. Despues del 18
de hrumario (D de noviernbre 1799) fue nombrarlo
prefecto de la Girouda y Ú poco tiempo consejero de
estado, en cuyo destino hizo señalados servicios para la
redaccion de los códigos penal y de procedimientos. En
1803 se le dió la cruz de la legion de honor y la prefec-
tura de Marsella que desempeñó muchos años. Escribió
la historia del terrorismo en eldepartamento de Vienne, que
se imprimió en 179t>. La coleccion de actos heroicos y áel-
cos de los republicanos franceses; y un gran número de dis-
cursos é infonnes de las diferentes asambleas legislatit'as ,
que se imprimieron en el Monitor.


PAGINA 167.


12 Carlos IIcnz, juez de paz en Sierk y luego con-
vencional y regicida, fué desde los principios un furioso
perseguidor de aquel priucipe y uno de los que mas abu-
saron después de la dictadura proconsular para ejercer
venganzas y hacer alarde de las monstruosas facultades
con que estuvieron revestidos los representantes de la
convencion , Este fné el que denunció al general Hou-
chard y ú todo su estado ma~'or despues que habían he-
cho los mas señalados servicios ; y quien dió personal-
mente la orden de incendiar la ciudad de Ruschel, á fin
de íluminar el patriotismo de los habitantes. En 1794 le
enviaron de representante 3 los ejércitos del Oeste con
facultades ilimitadas y alli siguió en compañia de Fran-
castel aquel sistema de esterrniuio que luego produjo
contra ellos tantas y tan justas denuncias. Entre ellos y
los generales Houchar y Grignon inundaron de sangre el
Vendée y fueron causa de la prolongacion de la guerra.
Pero es de observar que la mayor parte de estos mons-
truos, conocidos y confesados tales por sus contempora-
neos y hasta pOI' los que podían ser jueces suyos, que-




206 NOTAS
daron perfectamente impunes ó cuando mas sufrieron al-
.gun tiempo de prisiou y luego fueron amnistiados, co-
mo éste en 179t> , cuando mil "idas no hubieran bastado
~ pagar la_milésima parte de sus crlmenes.


PAGINA 167.


\5 Otro solemne pícaro fué este Francastel , diputa-
do del Eura :í la convencion , donde no tomó asiento h3S-
ta despues del proceso del rey. Pero alistado desde lue-
go en el partido de la Montaña, le nombraron adjunto
á la comision de salud pública y poco después represen-
tanto en el ejército del Vendée. Su correspondencia COIl
la oonvencionabundaen aquel estilo revoluciouario , es-
to es grosero y feroz en que se cuentan como hazañas
sublimes y jocosas haber arrojado al agua un centenal' de
sacerdotes, ó haber fusilado doscientos padres de Iami-
Iia. Entre muchas cartas suyas que pudiéramos copiar,
citaremos la siguiente, escritaal genel~al Grignon. (( Te
(( encargo que hagas temblar á los yergan tes no dando
(( cuartel á nadie perque ya tengo llenas todas las cárce-
{( les. Y por otra parte ¿quien ha vísto dar cuartel en el
« .vendee? .. Es necesario que incendies las casas de
« campo, los molinos y sobre todo los palacios á fin de
« acabar cuanto antes de convertir este país en un desier-
« too i Cuidado con la blandura ni el perdon ! porque
« estas son las ideas de la convenciou. J)


Cuando volvió á Nantes organizó con Carrier la famosa
compañia de Marat y concurrió á una gran parte de sus
operaciones que cousistian en ahogar en el rio millares
de ciudadanos. Sin embargo este bárbaro no sufrió por
de prontootro castigo que volver á la obscuridad cuando
se acabó la convención. Despues le enviaron á las fronte-
ras de España en lugar de Gilbert para introducir gana-
do merino. En 1799 le nombró el ministro Quinette ofi-
dial mayor de la secretaría del interior, y luego el em-
perador le confirió un empleo mas análogo á su carácter
~. costumbres, cual rué el de director de la casa de fieras





DEL TRADUCTOn. 201
de Versalles , dc la cual fué hasta su muerte el mas cu-
rioso y mas horrible adorno.


PAGINA. t 76.


14 Sc hace tantas veces alusion en esta historia á la
gloriosa muerte de Sidney, que tal vez no será inútil pa-
ra algunos de nuestros lectores saber quien fue este per-
sonage.


Algcmon Sidcey era hijo segundo de Roberto, conde
de Leiccster , y nació en Lóudres en 1617. No se sabe
casi nada de los primeros años de su vida, pero si qne
cuando su padre fue de embajador á Dinamarca le llevó
consigo en 1G52 y después á Francia en 1656. Cuando
luego Ic norubruron virrey dc Irlanda, dió á su hijo una
compañía en el regimiento de Sil nombre, y manifesta-
ron así Algernon como su hermano el conde de Lisie
tanto valoren la guelTa provocada por la insurreccion
de aquel reino, que Carlos 1 los llamó á ambos cerca de
su persona. Nbs como el parlamente estaba ya en lucha
abierta con el rey, les mandó arrestar al tiempo de su
desemharco, y los dos se pasal'On al partido del parla-
mento. Nombraron á Sidney coronel de un regimiento en
el ejército de Fairfax y dos años después ascendió al
grado de teniente general, y se le dió el empleo de go-
bernador de Duhlin y luego después de Douvres, Fué
miembro del tribunal encargado de juzgar' al rcy Carlos 1
pero no asistió el día de la mortal sentencia. Aseguran
algunosescritores que estuvo muy distante de desapro-
bada, per'o al fin no la firmó y no hay razon para tal sos-
pecha, mucho mas cuando se sabe que no sucumbió,
como tantos otros, á la tirania de Cromwel , sino que vi-
vió retirado cn cl campo todo el tiempo que duró el pro-
tectorado de aquel hipócrita. Allí compuso sus famosos
lsiscurso« sobre el gobier'no , que han sido despues el códi-
go favorito de los republicanos exaltados de todos tiem-
pos y p~HSCS.


LIH'gO que el hijo de Cromwel renunció <'1 protectora-




208 NOTAS
do y se rcstableciu el parlamento largo, le hicieron miem-
bro del COllSCjO de estado y le comisionaron ú Din.uuarca
con otros <los personages par'a negoci:\I' I:t paz entre las
cortes de Stokohno y Copcnhugue ; pel'O no adelnutó otra
cosa sino agTial' mas los ánimos con sus altauerius fue!':l
de propósito. Lo que hizo Iué dar allí una pruehn de qu\'
en efecto había aprobado la muerte de Carlos 1 pues es-
cribió de su mano en el Albuni de la universidad de Cu-
penhague los dos siguientes versos latinos:


.... illanus luec inunica l!lrannys
Ensepetit placidam subtiberuue quietem,


Durante su permanencia en aquella corte huhia OCIII'-
rido una revolución en su patria , subiendo al trono de
sus padres Carlos 1I, que publicó inmediatamente una
amnistia : pero tSidney no la quiso admitir, sino que
prefirió vivir 17 años prófugo de su pais. Recorrió la Ita--
lia, la Suiza y la Francia , donde segun cuenta Dalrimp«
estuvo cobrando una pensión de Luís XIV en cambio de
las noticias que le daba de lo que ocurria en su pais. Mas
estando su padre muy anciano y enfermo solicitó de Car-
los H el permiso de da!' el último ahrazo ú su hijo, y en
efecto no solo se lo concedió el rey, sino que á recomen-
dacio n de la Francia y con la promesa reiterada de una
obediencia constante, se ospidió :en raV01' de Sidney un
perdon pm-ticular , con el cual volvió ú Inglaterra y tomó
asiento en el parlamento ú la muerte de su padre. Inme-
diatamente se declaró enemigo del ministerio y partida-
rio del hill de esclusiou dirigido contra el duque de York.


En 1685 se halló envuelto en una acusación de cons-
piracion con Russcll , Essex y Otl'OS señores iuglescs ,
dirigida á asesinar al rey y á su hermano el duque de
York. No se sabe bien de cierto 10 q uo hubiese de verdad
ó de exageracion en esta ruidosa causa, conocida enton-
ces con el norubre de Ryc-Ilousse. Reusó Sidney contes-
tal' á los primeros interrogutorios , asegurando que no
tenia nada que decir , pero que procuraria defenderse si
tcnian pruebas contra él. La misma reserva guardó cuan-
do se presentaron los jueces en la torre donde estaba




DEL TRAOUCTOR. 209
pl'eso para tomar declaracion , díciéndoles . no piensen
Vms. ('J) arruncarme con pl'(~guntas artificiosas las prue-
has de que carecen. Luego que fue condenado y ejccu-
indo Hussel! , condugeron á Sidney ante el jurado de
Middlesex y habiéndole recusado el preso, no permitió
el presidente Jefferies que se examinase siquiera la elles-
tion, diciendo que ya estaba decidida en el lWOCCSO J('
su cómplice, y sin mas ni mas le declararon culpable los
jurados. En vano escribió y remitió su defensa al I'('Y pa-
ra que la examinase el mismo porque esto solo <irvió
para retardar tres semanas su suplicio, que se velineó d
7 de diciembre 1085.


PAGINA 1~7.


Hi Era Duroy juez del tribunal de Bernay y diputa-
do suplente á la convencion donde votó la muerte de
Luis XVI. Fue gran enemigo de los girondinos y en par-
ticular de Buzot á quien dounnció. En julio d(' U5 esW-
vo de representante en ('1 ('j("l'cilO destinado ú rcpriuii¡
el Icdcrulismo en Calvados , y ú la vuelta clamó ('11 !;:
couvencion contra el lujo qne ostcutabau muchos di¡lI11:l .
dos y sobre todos .Merlin de Thiouvillc, diciendo qu(' !'s-
timaba en mas los qne no hahian votado la muerte ikl
tirano , qne ú los que 1(' hnliian condenadb para pon('l' ;'(
otro CIJ su lugar. Estf~ fu<; uno de lo~ promotores (k h
insurrcccion del 5 de mayo 17D;) , y uomhr.ulo pOI' tu',
facciosos miembro de la comisiou di' salud 11:'11>11(", (\;:
rante su corto triunfo. Pero :qwllas b ('OIlVl'lH~¡(ln l';'" \1
pcró su autoridad, cuando 11' cond,'Jlu Ú lHü('~'k H'LI'.l
misión militar. Luego (]llt~ 0:\"; ~,U H'Hk!lci;¡ :",' d:; :,/'
puñaladns , pero no k,hi(':n\lo:',I' ~!\';~h ;L< j~" :Tl\:\,', J¡'
guillotinaron el! d mismo día.


PAGI\.\ Jg~J.


in .JUSL~ Fra!lclc;co La¡L~:\('¡()i ILIC!!) (',. Vn<dl', ('il
'o


J7;)~Z. v v.i (Oca IIll :íll'nIOCOllo::¡do JnLI':": d;~ b I'í'\o!u-
\,-! 1t. . Il"f




210 NOTAS
cion , pnes había dado al teatro la tragedia de Agis, que
se representó en. Paris en 1782. Adoptó con ardor los
principios revolucionarios y fue uno de los regicidas,
pero aunque sentado en los bancos de la Montaña, tuvo
gran cuidado de no comprometerse demasiado en sus lu-
chas con el resto de la asamblea. Bien es verdad que la
mayor parte del tiempo estuvo de representante en Brest,
Lorient, la Rochela, Rochefort y el Vendée. Estando en
Rochefort hizo condenar por el tribunal revolucionario
á todo el estado mayor del navio Apolo , acusado de
conspiracion, y mandó quemar públicamente todos los
libros de religión. Cuando ocurrió la reaccion de ther-
midor hizo lo que tantos otros, que rué cambiar de opi-
niones politices y perseguir á los que antes eran sus ami-
gos; como puede verse en lo que de él dice el texto.


Con igual facilidad volvió ú cambiar de ideas poco des-
pues, tomando una parte activa en la insurrección jaco-
binica del 1. 0 de abril 1793, Y mucho mas en las del
20 , 22, Y 25 de mayo del mismo año por lo cual le
pusieron preso, aunque dcspues gozó el beneficio de la
amuistia. Mas esta no le corrigio , sino que también to-
mó parte en 1796 en la conspiración de Babeuf que vol-
vió á conducirle á la carcel , de que salió poco despues.


En 1799 le dieron los cónsules un empleo de recibi-
dor de contribuciones, que no quiso admitir pal'a dedi-
carse esclusivamente á los placeres y tareas de la litera-
tura. En 1804 publicó la tragedia de Rienzy, que le
ocasionó disgustos y persecuciones de la policia , y que
por fin le ocasionó la muerte en 1807.


PAGINA 195.


1. 7 Nicolas Ram'on de Trouillet convcncionista yregi-
cida tuvo grande empeñoen acelerar lacausa de aquel prin-
cipe, como si por su avanzada edad de 84 años temiese
no ser testigo de tal espectáculo. Filé á los principios ja-
cobino acalorado puesto que propuso la esclusion de todos
los nobles de los ejércitos y la venta de los bienes de




'DEL TRADUCTOR. 2tl.
-emlgrados por pequeños lotes para su mas facil enage-
nación. Despues mudó, corno dicen, casaca, persiguió
á.Carrier , Barrére , Lebon y David, y pidió que se de-
volviesen los bienes á los emigrados.Pasó después al
·consejo de los 300 que presidió el primero como decano
de edad YpOI' último le cogió la muerte á la de 94 años,


PAGINA 19f>.


18 Miguel Grand Maison era ya antes de la revolú-
·cion conocido pOI' un horrendo asesinato cometido en
la persona de un molinero y solo escapó del cadalso por
una de aquellas cartas llamadas de perdon que le alean-
.zaron algunas personas influyentes de su provincia. Cuan-
do Carrier le nombró juntamente con Pinel para la co-
misión revolucionaria, su primer ensayo fué ahogar po r
sus propias manos 119 personas que estaban presas,
diciendo que las iba á llevar á la Rochela. Estos dos
monstruos tenían el sable en la mano y cortaban los de-
dos á las infelices victimas que intentaban asirse del bar-
co fatal. Sufriere n ambos el suplicio el 1 f) de uioviesa-
bre 1794·. '





,.;




~._----u:a;~-e-
,L-


... '
- -JO \


.;;.; \
j
..,






CONVENCION NACIONAL (1794). 213
o(~gg~~8g8g8~5g8~~g8~?:58~~~


CAPITULO CUARTO.


Continuación de la guerra en el Rhin. Toma de Nimegue por
los Franceses. - Política esterior de Francia. Solicitan tra-
tal' muchas potencias. - Decreto de amnistia en favor del
Vendée. - Conquista de la Holanda por Pichegrú. Toma
de Utrecht , Amsterdam y otras ciudades principales; ocu-
pacion de las siete Provincias Unidas. Nueva organizacion
política de la Holanda. - Victorias en los Pirineos. - Fin
de la campaña de 1794. - Solicitan la paz la Prusia y otras
potencias coligadas. Primeras negociaciones. - Estado del
Vcndcc y de la Bretaña. Puisaye en Inglaterra. "- Provi-
dencias de Hochc para la pacificación del Vendee. Ncgo-
ciaciones con los gcfcs de esta comarca.


L.


Dueños Jos ejércitos franceses de toda la orilla
izquierda del Rhin , y prontos á desembocar en la
derecha , amenazaban á la Holanda y Alemania;
pero al mismo tiempo ocurría la duda de si con-
vendría hacer! es marchar adelante, ó volver á en-
trar ea sus acantonamientos.


A pesar de todos sus uiunfos y de su permanen-
cia en la rica Bélgica, se hullnbun en la mayor
desnudez y estaba completamente exhausto el pais




214 REVOLUCION FR:AJiCESA:.
dende durante tres años habian permanecido inu-
merables legiones. A los males de la guerra se ha-
bian reunido los de la administracion francesa,.
que llevaba tras de sí los asignados, el máximum y
las requisiciones. Unos ayuntamientos provisiona-
les, con ocho administraciones intermedias y otra
central establecida en Bruselas, estaban gober--
nando aquella comarca entre Lanto que se decidia
de su suerte definitiva. Ya se habían impuesto
nada menos que 80 millones sobre el clero, las
ahadias , los nobles y las corporaciones. Se ha-
bia dado una circulacion forzada á los asignados,
y los precios de Lille habian servido para deter-
minar el máximum en toda la Belgica. Los géne-
ros y mercancias útiles para los ejércitos estaban
sujetos á la requisicion , y con todo eso no se po-
dia poner término á la escasez, porque tanto los
mercaderes corno los arrendadores y colonos ocul-
taban cuanto tenian J así el oficial como el sol-
dado carecían de lo necesario.


Con la leva en masa ejecutada el año anterior ,
equipada muy de prisa y trasladada de pronto á
Hondtschoote ,\tVatignies y Landau , no habia re-
cibido el ejél'cito entero de la administracion si-
no pólvora y proyectiles. Habia ya largo tiempo
que no acampaba en tiendas, sino tenia que con-
tentarse con bivacar al abrigo de ramas de árbo-
les al principio de un invierno sumamente rigu-




CONVENCION NACIONAL (1794). 215
roso. Muchos soldados estaban sin zapatos y con
los pies envueltos en esteras de paja y cubriéndo-
se con otras en lugar de capotes. Los oficiales, cu-
ya paga era en asignados se veian reducidos á co-
brar ocho ó diez francos efectivos al mes, y los
que recibian :algun socorro de sus familias, no
podian compl'ar nada porque todo estaba embar-
gado antes pOl' la administración francesa; y asi
tenian que sujetarse al mismo régimen que el sol-
dado, andar á pie con "la mochila al hombro, co-
mer pan de munición y vivir de lo que; daba de
s í la guerra.


La administracion se veia sin ningun recurso,
habiéndolos agotado todos con el estraordinario
esfuerzo de leva"ntal' un millón y doscientos rnil
hombres. Tampoco la nueva Ol'ganizacion de la
autoridad debil y dividida, era la mas á propósito
para adqui rir el nervio y actividad necesaria: tocIo
lo cual persuadia la necesidad de reti rar el ejérci-
to á cuarteles de invierno y recompensarle de sus
victorias y virtudes militares con el reposo y sur-
tidos abundantes.


Sin embargo, nos hallábamos delante de la pla-
za de Nimegue, situada á orillas del Wahal, que es .
el nombre que toma el Rhin cerca de su embocadu-
ra; dominaba las dos orillas, y podia servir decabeza
de puente al enemigo para desembocar en la iz-
quierda ala próxima campaña. Por consiguiente ~




:l16 UEVOLUClON FKAN~ESA.


era muy importante apoderarse de aquella plaza
antes de invernar pcro no dejaba de ser dificil la
empresa. Ocupaba b orilla derecha el ejército in-
gles en número de 38 mil hombres y con un puen-
te de barcas que tenia podia comunicarse con la
plaza y surtirla de víveres. Ademas de las fortifi-
caciones de Nimegue la precerlia un campo retrin-
cherado con muchas tropas, y era preciso para
embestirla completamente trasladar á la orilla de-
derecha un ej ército precisado ti aventurar el pa-
so , dar una batalla y carecer de toda esperanza
de retirada en caso de una derrota. Por tanto no
era posible opera.l' mas que en la orilla izquierda
reduciéndose á atacar un campo atrincherado sin
grandes esperanzas de buen éxito.


Sin embargo los generales Iranccses estaban de-
cididos á probar uno de aquellos ataques bruscos
y osados que en tan poco tiempo les habian abier-
to las plazas de lUaestricht y Venloo. Conociendo
los coligados la importancia de Nimeguc se ha~
bi an reunido en Arnhcim para coucertarse sobre
los medios de defenderla, y convinieron en (Iue
u n cuerpo Austriaco manda rulo por \Vernek 1 pa-


.saria al sueldo de Inglaterra y formarla el ah iz-
fptierci<. del duque tic Yorck para dd(~ndc,' la :;;)
landa. lUientra"i que este duque con ~·W) lnglc~je:) .Y
Hanover-ianos pcrmau cceria en la (j.;:iib ,kredl<t
delante del puente, de Nimeguc ;' rcnovariu la:--





CONVENCION NACIONAL (1794). 217
fuerzas de la guarnicion, el general W crnek debia
intentar por el lado de Wesel , mas arriba de Ni-
megue un movimiento muy raro qu(, segun la
opinion de los buenos militares era uno de los
mas absurdos que haya inventado la coalicion en
todo el curso de sus campañas. Aprovechándose
este cuerpo de una isla que forma el Rhin cerca
de Buderich , debía pasar á la orilla izquierda
é intentar una arremetida entre el ejéI'cito del
Sambra y Mosa y el del Norte. De suerte que un
cuerpo de 20 mil hombres iba ú aventurarse del
otro lado de un rio caudaloso entre dos ejércitos
triunfantes de ochenta á cien mil hombres cada
uno, para solo ver el efecto que en ellos produ-
ciria su presencia. Se le debían ir enviando socor-
ros segun diesen de sí los sucesos y ya se echa de
ver que este movimiento ejecutado con los ejércitos
coligados reunidos podia llegar á ser grande y de-
cisivo ; pero ensayándole con solos 20 mil hombres
venia ú reducirse á una tentativa pueril y tal vez
desastrosa p ara el cuerpo encargado de ejecu-
tarla.


Con todo eso pensando salvar á Nimegue por
aquel mcdio , mandaron los coligados avanzar por
-una parte el cuerpo deWernet hácia Buderich
y por otra verificar una salida de la guarnicion
de Nimegue. Esta última fue rechazada por los
Franceses y asi como en l\1aestricht y Venloo ha-




218 REVOLUCION FRANCESA.
hian abierto la trinchera á una inmediacion tal
de la plaza cual nunca se habia visto en la guer-
ra , asi tambien una feliz casualidad aceleró sus
trabajos. Los dos estremos del arco que describian
al rededor de Nimegue venian á parar al Wahal"
desde los cuales procuraban disparar sobre el
puente, y en efecto algunos de sus proyectiles al-
canzaron á varios pontones y pusieron en mucho
peligro las comunicaciones de la gual'tlÍcion con
el ejército ingles. Sorprendidos los Ingleses que
estaban en la plaza de aquel acontecimiento im-
previsto, restablecieron los pontones y se dieron
gran prisa á reunirse con el grueso de su ejél'cito-
en la otra orilla, abandonando la guarnicion á
sus propias fuerzas, que solo constaban de 3 mil
holandeses. Apenas observaron los republicanos
aquella evacuacion cuando redoblaron sus fuegos,
y asustado el gobernador, dió parte al príncipe
de Orange y obtuvo su permiso para retirarse
luego que viera que lo requeria el peligro. No
bien hubo recibido aquella autorizacion cuando
pasó personalmente el Wahal y se introdujo la
indisciplina en la guarnicion rindiendo las armas
una parte de ella, y la otra pOI' querel' salvarse
en un puente volante fué apresada por los El'an-
ceses que cortaron los cables y vino á arribar á
una isla donde cayó prisionera.


El dia 8 de noviembre entraron los Franceses en





CONVENCION NACIONAL (1794). 219
Nimegue y se encontraron dueños de aquella im-
portante plaza, gracias á su temeridad y al ter--
rol' que inspiraron sus armas. Durante aquel tiem--
po los Austriacos mandados por Wernek habian
intentado desembarcar por el Wesel; pero el im-
petuoso Vandame cayendo sobre ellos. inmedia-
tamente que pusieron el pie del otro lado del
Rhin, los repelió á la orilla derecha, y no fueron
poco felices en no haberse adelantadojnas , porque
se habrían espuesto á una destruccion completa.


Ya por fin habia lIegadt> el momento de reti-
rarse á sus acantonamientos, supuesto que' se ha-
hian hecho' dueños de todos los puntos importan-
tes del Rhin. No hay duda en que era un objete
digno de la ambicion de nuestro gobierno y de sus
ejércitos conquistar la Holanda, asegural' con ella
la navegacion de los tres grandes rios , Escalda,
Mosa y Rhin, privar á la Inglaterra de su mas.
útil alianza marítima, amenazar la Alemania por
sus flancos, interrumpir las comunicaciones de
nuestros enemigos del continente con los del Ocea-
no, ó por lo menos obligarles á hacer el largo ro-
deo de Hamburgo, y por último abrirnos la mas
rica comarca del mundo y la mas apetecible para
nosotros en el estado en que se hallaba nuestro
comercio. ¿Pero cómo atrevernos á intentar aque-
lla conquista de la Holanda, casi imposible en
«ualquier tiempo, pero sobre todo inegecutable en




220 REVOLUCOIN FRANCESA.
la estación de las lluvias'? Situada en la emboca-
dura de muchos rios , toda la Holanda se reduce
á algunos trozos de tierra entre sus aguas y las
del Oceano, estando en todas partes mas bajo el
terreno que las aguas, y por consiguiente amena-
zado por el mar , el Rhin ,el l\'Iosa y el Escalda',
y cortado ademas por una multitud de canales ar-
tificiales. Pero estas tierras tan bajas y amenazadas
estan cubiertas de jardines, de ciudades manu-
factureras y de arsenales, de suerte que á ca-
da paso que intente dar allí un ejército, se
encuentra con rios caudalosos, cuyas orillas es-
tán defendidas por muelles cargados de caño-
nes, ó con brazos de rio y canales, igualmen-
te defendidos por fortificaciones, ó últimamen-
te con plazas que son las mas fuertes de Eu-
ropa. Por tanto son imposibles aquellas grandes
maniobras que tantas veces desconciertan la de-
fensa metódica, haciendo inútiles los sitios, en
un pais cortado y defendido por líneas inumera-
bles. Aun en el caso de que:un ejército llegue el
vencer tantos obstáculos y penetl~ar en Holanda ,
no necesita el heroismo de sus habitantes hacer
otra cosa sino la que hicieron en tiempo de Luis
XIV, que fue ronlper sus diques é inundar el pais
yel ejército temerario que hubiese penetrado en
él. Siempre tienen á su disposicion sus navios ,
con los cuales pueden, como los Atenienses, huir





CONVENCION NACIONAL (1794). 22 j
con sus principales riquezas, y esperar mejores
tiempos ó trasladarse á las Indias á habitar el vasto
imperio de que son dueños. Todavia eran mayo-
res estas dificultades en la estacion de las inunda-
ciones y con una alianza marítima como la de In-
glaterra.


Verdad es que el espíritu de independencia que
tanto cundia entre los Holandeses en aquella épo-
ca , junto con su odio al Stathuderado y su aver-
sion á la Inglaterra y la Prusia , como quienes cono-
cian sus verdaderos intereses y conservaban gran-
des resentimientos por haberse apagado tan desgra-
ciadamente su revolucion de 1787, daban cierta es-
pel'anza y casi certeza de que deseaban la entrada
de los ejércitos franceses. Era de creer que se opon-
drian ellos mismos á que se rompieran sus diques y
se arruinase el pais por una causa que detestaban;
pero se veian oprimidos por los ejércitos del prínci-
pe de Orangey del duque de Yorck, que juntos bas-
taban para impedir el paso de tantas líneas como
era preciso vencer en su presencia. De todo esto se
infiere que si era temeraria una sorpresa en tiem-
po de Dumouriez , pasaba á ser una verdadera lo-
cura á fines de t 794. Sin embargo la comision de
salud pública escitada por los refugiados holan-
deses, pensaba seriamente en hacer una tentativa
por mas allá del v;rahal, en ocasion en que Piche-
grú casi tan mal tratado como sus soldados, que


r
" ,


»


.J'
.'~


.... ,J<.




222 REVOLUCION FRANCESA.
estaban llenos de sarna y miseria, habia ido á Bl'U-
selas á curarse -de una enfermedad cutánea. Ha-
bian quedado en su lugar Moreau y Regnier 2 que
ambos aconsejaban el descanso y los cuarteles de
invierno. El general holandes Daendels 3 que era
un refugiado muy valiente, proponia con instan-
'cia hacer una tentativa contra la isla de Bornmel,
salvo á no pasar adelante si salia mal el ataque.
Está formada esta isla con el terreno que arras-
tran el Mosa y el Waha} , que corren paralela-
mente hacia el mar, juntándose un momento mu-
.cho mas abajo de Nimegue y separándose de nue-
vo para volver á reunirse otra vez en Wondrichem
algo mas arriba de Gorcum. A pesar de los dictá-
menes de Moreau y Regnier se intentó el ataque
contra aquella isla por tres diferentes puntos; pe-
ro no habiendo salido bien, se abandonó inme-
diatamente y con muy buena fé sobre todo de
parte de Daend.els , que se apresuró á confesar: la
imposibilidad luego que se convenció de ella.


Entonces, es decir, á principios de diciembre
se le dieron al ejército los cuarteles de invierno
de que tenia gran necesidad, y se establecieron
algunos acantonamientos al rededor de Breda con
intento de bloquearla. Ni esta plaza ni la de Gra-
ve se habian rendido todavía, pero no podia me-
nos de obligarlas á ello la falta de comunicaciones
durante todo el invierno.





CONVE~CION NACIONAL (1194). 223
Allí:esperaba terminarle el ejército, y ciertamen-


te tenia motivos para envanecerse de su gloria y
de sus servicios; mas una casualidad que pode-
mos llamar milagrosa, le tenia reservados otros
destinos, porque el frio que ya era muy agudo,
se aumentó de tal manera, que llegó á esperarse
(lue se helarian los mayores ríos. Salió Pichegrú
de Bruselas sin aguardar su completa curacion ,
á fin de estar pronto para aprovechar la ocasion
de nuevas conquistas si la estacion se la facilitaba.
Efecti vamente el invierno se fué haciendo cada dia
mas áspero , y se anunció como el mas riguroso
del siglo. Ya el Mosa y el Wahal arrastraban mu-
chos témpanos y estaban trabadas sus orillas; pero
el día .23 de diciembre quedó enteramente helado
el primero de estos dos rios , en términos de po-
der atravesar sobre él la artilleria. El general Wal-
moden , á quien el duque de York habia dejado
el mando cuando marchó á Inglaterra, condenán-
dole por este solo hecho á no sufrir mas que re-
veses, se vió en la situacion mas difícil, porque
habiéndose helado el Mosa, se encontró á cuerpo
descubierto, y como por otra parte amenazaban
las crecientes del Wahal llevarse todos los puentes
estaba muy comprometida su retirada. Muy poco
después supo que en efecto se habia llevado el
puente de Arnhein y se dió mucha prisa á hacer
que desfilase por su espalda la gruesa artilleria y




224 REVOLUCION FUANCESA.


sus bagages , retirándose el mismo á Devcnler en
las orillas del Issel. Aprovechándose Pichegrú de
la ocasion que le ofrecia la fortuna disipando en
pocos dias todos los obstáculos que parecían in-
vencibles, se preparó á pasar el Mosa por cima del
hielo por tres puntos á un tiempo , y apoderarse
de la isla de Bommel, mientras que la división
que bloqueaba á Breda tornaba las lineas que ro-
deaban la plaza. Aquellos valientes franceses me-
dio desnudos en el invierno mas crudo del siglo
casi sin zapatos, salieron al instante de sus cuar-
teles Iy renunciaron al descanso que apenas prin-
cipiahan á gozar. El 28 de diciembre ,con un frío
de 17 grados, se pres~ntaron por tres puntos en
Creve-Coeur , Empel y el fuerte de SaB Andrés ,
atravesaron el hielo con su artilleria, sorprendie-
ron á los Holandeses que estaban ateridos de frio
y los derrotaron completamente. Al mismo tiem-
po que ellos tomaban la isla de Bomrnel, atacó las
islas de Breda la división que la bloqueaba y se
apoderó de ellas; de modo que asaltados los Ho-
landeses por todos los puntos, se retiraron en dc-
sórdcn ,unos hácia el cuartel general del prmciP'' de
Orange que había permanecido en Gorcun y otros á
Thicl. En el desórden dc su retirada no pensaron
siquiera en defender los pasos del \Vahal que no
estaba enteramente helado, y como Pichcgrú Cl'J
ya dueño de la isla de Bommel i atravesó el Wahal




,


CONVENCION NACIONAL (1794). 22.")
por diferentes puutos, aunque no se atrevió á
aventurarse del otro lado del río por no tener has-
tante consistencia el hielo para sostener la artille-
ría. En aquella situacion parecia desesperada la
suerte de la Holanda si continuaban las heladas,
y todo anunciaba que duraria el frio. El prfncipe
de Orange con sus Holandeses desalentados en
Gorcun , y Walmoden con sus Ingleses en plena
retirada sobre Deventer, no podian sostenerse con-
tra un vencedor formidable que les era tan supe-
rior en fuerzas y acababa de romper el centro de
su linea. No menos espuesta que la situacion mi-
litar era su situacion política, porque llenos los
Holandeses de gozo y esperanza al ver acercarse
1\ los Franceses, principiaban á agitarse, y era de-
masiado débil el partido orangista pal'a imponer
al republicano. Por todas partes le asaltaban los
enemigos de la autoridad Stathuderiana recou-
viniéndole de que habia abolido las libertades del
país y aprisionado ó desterrado á los mejores y
mas generosos patriotas , y sobre todo de haber
sacrificado la Holanda á la Inglaterra , comprome-
tiéndola en una alianza opuesta á todos sus inte-
reses comerciales y maritimos. Se reunían secreta-
mente en juntas revolucionarias prontas á suble-
varse ú la primera señal, á destituir las autorida-
des y nombrar otras. La provincia de Frisa ,cuyos
estados se hallaban reunidos" se atrevió á declarar


VlJl




226 1\EVOLUCIO'N FRANCESA..
que quería separarse del Stathuder y los ciudada..
nos de Amsterdam hicieron una representacion á
las autoridades de la provincia, en que declaraban
estár prontos á oponerse á todo preparativo de
defensa, y que sobre todo no aguantarian que se
intentase romper sus diques. En aquella desespe-
rada situación pensó el Stathuder en negociar y
envió comisionados al cuartel general de Pichegrú
pidiendo una tregua y ofreciendo por condiciones
de la paz la neutralidad y la indemnizacion de
los gastos de la guerra. El general frances y los
representantes reusaron la tregua, y en cuanto á
las ofertas de paz se refirieron inmediatamente á
la comision de salud pública.


Ya la España amenazada por Dugomier ,á quien
dejamos bajando los Pirineos, y por l\loncey (¡ ,
que dueño de Guipuzcoa se adelantaba hácia Pam-
pIona, habia hecho proposiciones de acomoda-
miento. Los representantes enviados al Vendée
para examinar si era posible alguna pacificacion,
habían respondido afirmativamente y propuesto
un decreto de arnnistia, Por secreto que guarde
cualquier gobierno, siempre transpiran en el pú-
blico este género de negociaciones, y si esto suce-
de con ministros absolutos é inamovibles ¿ qué
no sucedería con unas comisiones que se renova-
ban todos los meses por cuartas partes? Se sabia
de público que la Holanda y la España hacian




t


CONVENCION NACIONAL (1794). 227
proposiciones: se añadia que la Prusia desenga-
fiada de sus ilusiones, y reconociendo la falta que
babia cometido en aliarse con la casa de Austria,
tambien solicitaba tratar; todos los diarios de Eu-
ropa hablaban de que en la dieta de Ratishona
muchos estados del imperio cansados de una guer-
ra que les importaba muy poco, habian pl'opues--
to la apertura de una negociacion , de suerte que
todo preparaba los ánimos á la paz: y así como
habian vuelto desde las ideas del terror revolu-
cionario á sentimientos de clemencia ~ así pasaban.
ahora desde las ideas de guerra á las de una I'e-


<-


conciliacion general con Europa, Se recogian las
especies mas minuciosas para sacar congeturas,
y hasta los dcsgraciado3 hijos de Luis XVI, pri-
vados de todos sus parientes y separados uno de
otro en la prision del Temple, habían notado
algun alivio en su situación despues del 9 de ther-
midor. El zapatero Simón que era ayo del joven
príncipe, hahia perecido como cómplice de Ro-
bespierre, y le hahian substituido tres guardas
{le los cuales se renovaba uno cada dia y le trata-
han con mas humanidad. De estas alteraciones en
el Temple sacaba el público muchas consecuen-
cias, y no daba ocasion á menores conjeturas el
trabajo proyectado acerca de los medios de re-
tirar los asignados de la circulacion. Los realistas
<lue ya sacaban la cabeza, y cuyo número se au-




228 REVOT.UCTON FRANCESA.
mentaba con los cambiacolores que siempre abando-
nan un partido luego que principia á ser débil,
decian con malignidad que iba á firmarse la paz.
Como ya no podian zaherir á los republicanos di-
ciéndoles que sus ejércitos serian batidos, segun
habian estado repitiendo mucho tiempo, les de-
cían ahora que iba á detenerse el curso de sus
victorias porque estaba firmada la paz; que no se
conservaria el Rhin, que la condicion de la paz
seria el restablecimiento de Luis XVII en el tro-
no, la vuelta de los emigrados, la abolicion de
los asignados y la restitucion de los bienes nacio-
nales. Ya se deja discurrir cuanto irritarian estas
voces á los patriotas, qne asustados ya con las
persecuciones dirigidas contra ellos, veian con de-
sesperacion comprometido por el gobierno el ob-
jeto á que ellos habian aspirado con tanto ardor
y decian: ¿ á qué destinais al jóven Capeto? ¿ Qué
vais á hacer de los asignados? ¿No han derrama-
do su sangre nuestros ejércitos mas que para ser
detenidos en medio de sus victorias? ¿No tendrán
la satisfaccion de dar á su patria la línea del Rhin
y de los Alpes? La Europa ha intentado desmem-
brar la Francia, y en justa represalia debe esta
ahora que se encuentra victoriosa, conquistar las
provincias que redondean su territorio. ¿Qué se vá
á hacer en favor del Vendée? ;, Se vá á perdonar á
los rebeldes cuando se sacrifica á los patriotas?




t


co~VnNClON NACIONAL (1794). 229
Mas valdria , dijo un miembro de la montaña en
un rasgo de inclignacion , ser Charétte que dipu-
tado de la convencion.


Facil es de comprender cuan agitados andarian
Jos ánimos con todos estos motivos de discordia
unidos á los que daba de sí la política interior.
Viéndose la comision de salud pública apurada
por los dos partidos, creyó que era indispensa-
ble esplicarse , y así vino á declarar repetidas ve-
ce5, ya por medio de Carnot, ya por Merlin de
Douay, que los ejércitos hahian recibido órden
para continuar sus triunfos, sin escuchar propo-
siciones de paz mas que en las capitales enemigas.


En efecto la parecieron demasiado tardias las
proposiciones de la Holanda para poder admitir-
se, y que no se estaba en el caso de consentir en
negociaciones en el momento mismo en que iba á
hacerse dueño del pais; mas antes la pareció muy
{ligno de la república abatir el poder del Stathu-
del' y favorecer Ú la república holandesa. Es ver-
dad que con eso se esponia á ver pasar á manos
de los Ingleses todas las colonias de Holanda y una
gl'an parte de su marina, de que dirian tomaban
posesion en nombre del Stathuder , pero eran de
mayor importancia las consideraciones políticas.
~o podia dispensarse la Francia de humil lar el
Stathuderado , porque esta conquista de la Holan-
da aumentaba el prestigio de sus victorias, in-




REVOLUCION Ii'UANCESA.


timidaba mas á la Europa y sobre todo cOlnpra-
metia los flancos de la Prusia y obligabaI á esta
potencia á tratar inmediatamente de paz, al lllis-
mo tiempo que tranquilizaba á los patriotas fran-
ceses. En consecuencia se le ció órden á Pichegrú
para no detenerse de modo alguno. Todavia no ha-
bian hecho la Prusia ni el Imperio apertura algu-
na, y así no hahia nada que responderles; mas
en cuanto á la España, que prometia reconocer la
república y pagar indemnizaciones, con condicion
de que se formase un pequeño estado hacia los Pi-
rineos para Luis XVI[ , se la escuchó con menos-
precio é indignacion , y se dió órrlen á los dos ge-
nerales franceses para que avanzasen sin demora.
Por lo que hace al Vendée se espidió un decreto
de amnistia en favor de todos los rebeldes sin dis-
tincion de grado que depusiesen las armas en el
término de un mes, y no se les perscguiria por el
cargo de insurrecciono


Volvieron á poner al frente del ejército del Oes-
te, que comprendía el Vcnrlee , al general Cau-
claux , que ,se hallaha destit.uido sin mas causa que
su 111oderacion. Además se dió el mando del ejér-
cito de las costas de Brest y de las de Chcrhurgo al
jóven Boche; y ciertamente no podian escojerse
dos generales IDas capaces de pacj tica r el país,
rOl' su mucha prudencia y energía.


Esperaba Pichegl'ú para continuar su marcha




,


CONVENCION NACIONAL (1794). 231
victoriosa que acabára de helarse el 'Vahal, cuyas
orillas ocupaba nuestro ejército, estendiéndose
hacia lUillingen, Nimegue y toda la isla de Bom-
mel, de que éramcs dueños. Viendo Walmoden
que Pichegrú no babia dejado hacia esta última
sino algunas avanzadas en la oeilla derecha, las
hizo replegar y principió un movimiento ofensi-
vo, proponiendo al príncipe de Orange que se
uniese con \él para formar con los dos ejércitos
reunidos una masa imponente capaz de contener
al enemigo con alguna batalla, ya que no era po-
sible hacerlo con las líneas de los rios. Mas el prín-
cipe conociendo la importancia de no dejar des-
cubierto el camino de Amsterdam , no quiso en
manera alguna abandonar él Gorcun , y por lo tan-
to solo pensó Walmoden en asegurar su línea de
retirada, que ya tenia trazada con antici pacion
desde el Wahal al Linge, desde Linge al Leck ,
y desde el Leck al Issel , por Thiel , Arnheim y
Deventer,


Mientras que los republicanos aguardaban las
heladas con la mayor impaciencia se verificó la
rendicion de la plaza de Grave ,despues de haber-
la defendido heroicamente su comandante De-
hous, pues estaba casi reducida á cenizas. Era esta
la principal ,que tenian los Holandeses del otro
lado del Mosa ,y la única que no hubiese cedido
al ascendiente de nuestras armas. Entraron en ella




232 llEVOLUCION FRANCESA.
los Franceses el 29 de diciembre, y pOl' fin el 8 de'
enero 1795 se halló perfectamente helado el 'Va·
hal. Atravesóle cerca de Bommella division Sou-
harn , y la brigada Dewinther que se habia sepa-
rado del cuerpo de Macdonald le atravesó hácia
Thiel. No era tan facil el paso por Nimegue ni por
mas arriba, porque no estaha del todo trabado el
rio; pero sin embargo le atravesó el dia 10 el ejér-
cito por cima de Nimegue, y apoyado Macdonald
por él, le pasó en barcas por Nimégue mismo, á
cuya vista se retiró decididamente Walrnoden.
Solo una batalla hubiera podido salvarle, pero en
el estado de division y desaliento en que estaban
'los coligados, tal vez una batalla se hubiera con-
vertido en un desastre. Ejecutó Walrnoden un
cambio de frente hácia atras, dirigiéndose por la
linea del Issel á fin de llegar al Hanover por las
provincias de Tierra-Firme. Segun el plan de re-
tirada que se habia trazado abandonó á los Fran-
ceses las provincias de Utrech y la Gueldre. El
príncipe de Orange continuó cerca del mar, es e-d
cir en Gorcun y no teniendo ya ninguna espel'an-
za abandonó su ejército y se presentó á los estados
reunidos en el Haya, declarándolos que habia he-
cho cuanto estaba en su mano pOl' defender el pais
y que ya no le quedaba nada que hacer. Hizo ins-
rancias á los representantes para no prolongar la
resistencia al vencedor á fin de evitar mayores





CONVENCION NACIONAL (1195). 233
desgracias, é inmediatamente después se emharcó
para Inglaterra.


Desde aquel instante no tenian ya los vencedo-
res en qué detenerse para ocupal' como un tor-
rente toda la Holanda y así el 17 de enero entró
en Utrecht la brigada Salm y el general Vandam-
me en Arnheim. Decidieron los estados de Holan-
da cesar toda resistencia á los Franceses y que sa-
liesen comisionados para entregarles las plazas que
necesitasen para su seguridad. En el momento
mismo levantaron la cabeza la multitud de clubs
que ya estaban formados en todo el pais los cua-
les depusieron á las autoridades constituidas y
nombraron otras por sí mismos. Eran recibi-
dos o s Franceses con los brazos abiertos en cali-
dad de libertadores apresurándose á traerles víve-
res y vestuarios de que tenian gran necesidad.
Mientras tanto reinaba una gran fermentacion en
Amsterdam , donde no habian entrado todavia y
los esperaban con impaciencia. Irr-itado el vf'cin-
(Iario contra los orangistas se empeñaba en que
la guarnicion saliese de la ciudad, se desistiese la
regencia de su autoridad, y que se entregasen las
armas ú los ciudadanos. Pichczrú que se iba ya
acercando envió un edecan suyo para persuadir á
las autoridades á que mantuviesen la tranq ui lidad
(~impidiesenlos desórdenes. Al fin el dia 20 de
enero llegó Pichegru acompañado de los repre-





234 REVOLUCIO~ FRANCESA.
sentantes Lacoste, Bellcgurde y lJouhcrt ,é hizo
su entrada en Amsterdam. Los hahitantes salie-
ron á recibirle llevando en triunfo á los pa-
triotas perseguidos gritando viva la república fran-
cesa , viva Pichegrü , viva la libertad. Se queda-
han admiradas aquellas buenas gentes de que
unos hombres Inedia desnudos hubiesen resistido
á 'un invierno tan riguroso y conseguido tantas
victorias. En aquella ocasion dieron los Franceses
el rnas bello ejemplo de órden y disciplina, pues
á pesar de estar careciendo de víveres y vestuario ,
espuestos al hielo y á la nieve en Inedia de una
de las mas ricas capitales de Europa, estuvieron
esperando durante muchas horas al rededor de
sus arruas en pahellon es á que los magistrados to-
masen las providencias necesarias para darles lo
que necesitaban y sobre todo alojamiento. Micll-
tras que los republicanos entraban por un lado,
huian por el otro los orangistas y los cJnigl'ados
franceses, estando el mar cubierto d('¡cm bal'c<lcioncs
cargadas de fugitivos y de toda especie de despojos.


El mismo tila 20 la di vision Bonnaud , qHe aca-
haba de apoderarse la víspera tIc Gcrt.rudcmberg,
atravesó el Bielbos helado y entró ~Il la ci ucIad de
Dordrcch donde encontró 600 piezas de artilteria ,
10 mil fusiles, y almacenes de víveres y municio-
nes para un cjército de treinta mil hombres. Esta
división atravesó lucgo por Ilottcrdarn ú fin de




CONVE~CION NACIONAL (1795), 235
entrar en el IIaya donde estaban reunidos los es-
tados ; y así la derecha por el Issel, el centro há-
cia Amsterdam, y la izquierda hácia el Haya,
tomaban sucesivamente posesión de todas las pro-
vincias. Hasta hubo algo de maravilloso en aque-
Ha operación de gue1'ra ya tan estraordinaria en
sí misma, pues una parte de la flota holandesa
que estaba anclada cerca del Tcxel , no queriendo
Pichegrú darla tiempo á que con el deshielo diese
la vela para Inglaterra, destacó algunas divisiones
de caballeria y muchas baterias de artil leria ligera
hacia el Norte de Holanda. Estaba heLado el Zuy-
derzee, y le atravesaron á galope nuestros escua-
drones ,vi(~ndose á los húsares y artilleros de á
caballo intimar la rendicion á unos navios inmó-
viles como si fueran una plaza fuerte, y en efecto
se rindieron de una manera tan singular.


Por la izquierda no faltaba mas que apoderarse
dc la provincia de Zelandia ,que se com ponc de
las islas situadas en la embocadura del Escalda v
del 1\105a ,y á la derecha, de las provincias del
Over-Iscl , Drentc , Frisa y Groning:l , (iue reunen
la Holanda al IIanover. La provincia de Zclandia ,
cuya posicion es inaccesible, propuso una capi-
tulacion algo orgullosa por la cual pedia .no reci-
bir guarnicion en sus principales plazas, no pa-
gar contribuciones, no admitir los asignados, y
conservar sus navios y propiedades públicas, y pri-


,./ . t~1i'
I


.: ~
....... l
;'


'-"-


'. (;


"\ ,




236 REVOLUCION FRANCESA..
vadas: en una palabra, no sufrir ninguno de los
inconvenientes de la guerra. Tambien solicitaba en
favor de los emigrados franceses la facultad de reti-
rarse sanos y salvos. Los representantes aceptaron
algunos de aquellos artículos, sin comprometerse
por los restantes, diciendo que necesitaban dar
cuenta á la comision de salud pública; y sin mas
esplicaciones entraron en la provincia muy con-
tentos de haber evitado los peligros de un ataque
á viva fuerza, y de conservar las escuadras que
hubieran podido entregarse á la Inglaterra. Mien-
tras que esto pasaba en la izquierda, atravesando
la derecha el Issel iba echando á los Ingleses del
otro lado del Ems y así se encontraron igualmen-
te conquistadas las provincias de Frisa, Drente y
Groningua, quedando sometidas las siete Provin-
cias Unidas á las armas victoriosas de la república.


Esta conquista, debida á la estacion, á la admi-
rable constancia de nuestros soldados, y á su feliz
temperamento que les predispone á resistir todo
género de penalidades, mas bien que á la habili-
dad de nuestros generales, causó en Europa una
admiracion mezclada de terror y en Francia un
entusiasmo estraordinario. El principal y verda-
dero autor de aquellos sucesos era Carnot, como
quien habia dirijido las operaciones de los ejér--
citos durante la campaiia de los Paises Bajos, ha-
biéndole ayudado maravillosamente Pichegrú y




CONVENCION NACIONAL. (1795) 231
sobre todo Jourdan , durante aquella sangrienta
serie de combates. Pero después que desde la
Bélgica se pasó á Holanda, todo se debió á los sol-
dados y á la estacion , aunque Pichegrú, general
del ejército , tuvo toda la gloria de aquella bri-
llante conquista, y su nombre llevado en alas de
la fama, circuló pOl' toda Europa, como el del pri-
mer general francés. *


No consistia toda la dificultad en haber con-
quistado la Holanda, sino que era indispensable
conducirse con prudencia y política, cuidando so-


'" Se echa de ver el trabajo que le cuesta á MI'. Thiers
conceder una parte de gloria en esta conquista al general pi-
chegrú, como si la idea no hubiese sido esclusivamente suya,
sin que á nadie le hubiese ocurrido y mucho menos á Car-
not , aguardar los hielos con atenta previsión para maniobrar
sobre los rios y canales como por tierra firme. Para eso se
vino á medio curar de Bruselas y no perdió un minuto en
aprovechar tan feliz coyuntura. La misma comisión de salud
pública no supo una palabra hasta que ya estaha casi todo
ejecutado, como puede leerse en las felicitaciones que dirigió
al general firmadas por el mismo Caruot y publicadas por
Pichcgrií, Pero como este general era enemigo declarado de
los principios revolucionarios , se necesita deprimirte cuan-
to se pueda, y hasta manifestar admiracion de que en Europa
se \e yepu\abc como el mejor ¡;eneral hanCf:~ , cuanúo el n115-
mo emperador Napnleon , cuya autoridad es ciertamente de
tanto [H.'50 corno otra alguua, le califica de primer gelleral
de in república ('lJ Sil manuscrito de Sta. Helena., N. del T;'




238 RBVOLUCION FRANCESA
hre todo de no asolar el pais ni indisponerse con
los habitantes. Adernas se necesitaba dar buena
direccion política al gobierno marchando entre
dos opiniones contrarias. Querian unos que la
conquista fuese útil á la libertad revolucionando
la Holanda, mientras otros no tenian pm' conve-
niente que se afectara proselitismo para no alar-
mar de nuevo á la Europa, que estaba próxima á
reconciliarse con la Francia.


La primera atencion de los representantes fué
publicar una proclama declarando fIHe respeta-
rian todas las propiedades particulares, con es-
cepcion de las del Stathuder , porque siendo este
el único enemigo de la república francesa, sus
propiedades pertenecian :i los vencedores por in-
demnizacion de gastos de guclTa; (PlC los Fran-
ceses entraban como amigos de la nacion bútavu
no para imponerla un culto ni una forma de go-
bierno cualquiera], sino para libertarla de sus opre-
sores , y facilitarla los medios de espresar sus de-
seos. Como esta proclama fué seguida de una COH-
ducta conforme con las palabras, produjo la mejor
impresion, y en todas partes se renovaron las au-
toridades segun el influjo francés. Se escluyeron
de los estados algunos miembros que solo habiau
entrado en ellos por favor del Stathuder , y eli-
gieron presidente á Petter-Paulus que hahia sido
ministro de la marina antes que se destruyera el




CONVENCION NACIONAL (1795). 239
partido republicano en 1787, hombre distinguido
y muy amante de su pais. Aquella asamblea abo-
lió para siempre el stathuderado y proclamó la so-
berania del pueblo, de lo cual vino á dar parte á
los representantes, rindiéndoles en cierto modo
homenage de su resolucion. Luego se puso á tra-
baj al' en una constitucion , nombrando una admi-
nistracion provisional para los negocios del pais,
De los ochenta ó noventa navios de que constaba
la marina militar de Holanda, cincuenta habian
quedado en los puertos y se conservaron para
la república bátava; los <lemas hahian sido cogi-
dos por los Ingleses. Hubo que reorganizar sobre
un nuevo pie y bajo las órdenes del general Daen-
dels el ejército holandcs que hahia quedado di-
suelto desde la salida del] príncipe de Orange. En
cuanto al famoso banco de Amsterdam se descu-
brió por fin el misterio de su caja, pues había ya
mucho tiempo que todo el mundo preguntaba si
era banco de depósito, ó de descuento, prestando,
Lien á la compañia de las Indias, bien al gobier-
no, bien á las provincias; mas lo cierto es que ca-
da dia se disminuia el crédito de tan célebre ban-
co. Súpose que habia prestado de ocho á diez mi-
llones de florines sobre obligaciones de la com-
pañia de Indias, de la cámara de empréstitos, de
la provincia de Frisa y de la ciudad de Amster-
dame Esta era una violacion de sus estatutos,




UEVOLUCION FHANCESA.


pero en realidad no hahia ningull déficit , pOl'qU(~
aquellas obligaciones representaban valores cier-
tos, aunque ante todas cosas era preciso que la
compañia ,la cámara de empréstitos y el gobierno
pudiesen pagar y no dejasen en descubierto al
banco.


Entre tanto y mientras que los llolandeses pen-
saban en el arreglo de su pais , era indispensable
proveer á las necesidades del ejército írauces que
carecia de todo ; para lo cual hicieron los repre-
sentantes una peticion al gobierno provisional
de pafios, zapatos, toda especie de vestuarios, vÍ-
vcres y municiones, con carg'o de satisfacer sus
precios. Aunque no fuese escesiva aquella deman-
da , era la suficiente para equipar y alimental' al
ejército, y el gobierno holandés escitó á las ciu-
dades para que cada una concurriese á la requisi-
cion por su parte; diciéndolas y con razon que
era necesario darse prisa á complacer á un vence-
dor generoso que pedia en lugar de tornar , y no
exigia mas de lo absolutamente necesario. Las ciu-
dades correspondieron con la mejor voluntad y
aprontaron exactamente todos los objetos de l'e-
quisicion. Después se hizo cierto arreglo para la
circulación de los asignados, pues como el solda-
do recibia su paga en papel , era indispensable
que este tuviese curso de moneda, siu lo cual no
podía pagar lo que comprase. Dió sobre ello una





CONYENCION NACIONAL (1795). 2!f.1
resoluci on el gobierno holundes y los tenderos y
mercaderes por menor quedaron obligados Ú re-
cibir los asignados de mano de los soldados fi'an-
ceses á razón de unos quince cuartos y medio rOe
peseta, sin poder vender por mayor cantidad que
la de dos duros á un mismo soldado; 1uego al fin
de cada semana dehian presentarse ú los ayunta-
mientos, quienes recogerian los 1signados al mis-
mo precio á que habían sido recibidos; y por fin
gracias á diferentes disposiciones, el ejércilo que
habia estado sufriendo pOl' tanto tiempo, se halló
en fin con abundancia y pudo empezar á gustar el
fruto de sus victorias.


No menos admirables que en Holanda eran
nuestras victorias en España , con la diferencia de
fIue allí hahian podido continuar por la benigni-
dad del dillla. Abandonando Dugommier los Altos
Pirineos, se hahia presentado delante de la Iiuea
enemiga, y atacado por tres puntos la larga cadena
de posiciones tornadas por el conde de la Un ion
Fue muerto Dugommier de una bala de cañón en
el ataque del centro y tampoco habia sido feliz su
izquierda; pero en la derecha, gracias al valor y
energia de Augereau :;, se habia conseguido una
victoria completa. Diose el mando á Perignon quien
volvió á principiar el ataque el 20 de noviembre
(30 de brumario) y obtuvo un suceso decisivo. El
enemigo habia huido en desorden abandonando


VIII.




242 REVOLUClON FRANCESA.
el campo atrincherado de Figueras, cuyo coman-
dante lleno de terror abrió tambien la plaza el 9
de frimario y de este modo entramos en una de
las primeras fortalezas de Europa. Tal era nuestra
situacion en Cataluña; mientras que en los Piri-
neos occidentales nos habiamos hecho dueños de
Fuenterrabia ,San Sebastian y Tolosa, y ocupába-
mos toda la provincia de Guipuzcoa. Moncey que
habia reemplazado al general Muller 6 , atravesó
l'd~ m.()nta.\''\.a~'f ha.bia \\e.~a.d() á \a.'5. \,ue.rtas de. Pam-
plona; pero mirando como muy aventurada su po-
sicion, volvió á apoyarse en otras mas seguras,
aguardando la vuelta de la primavera para pene-
trar en las Castillas.


Así el invierno no habia podido detener el cur-
so de aquella inmortal campaña que vino á ter-
minarse á mediados de él ,es decir en enero ó fe-
brero. Si la hrjllante campaña de 93 nos habia
preservado de la invasion con el desbloqueo de
Dunkerque, Maubeuge y Landau, la de 94 acaba-
ha de abrirnos la carrera de las conquistas dándo-
nos la Bélgica, la Holanda, el territorio compren-
dido entre el 1\1osa y el Rhin , el Palatinado y la
linea de los Alpes, la de los Pirineos y muchas pla-
zas en Cataluña y Vizcaya. Ya veremos mas ade-
lante otras mayores maravillas, pero estas dos
campañas permanecerán en la historia como las
masnacionales, legítimas y honrosas para laFrancia.




CONYRNCION NACIONAL (1795). !.í3
No podia resistí.' la coalición á tantos y tan ru-


eles ataques ,y el :gabinete ingles que por las faltas
del duque de York no había perdido mas que los
estados de sus aliados, pero que baio pretesto de
volvérselos al Stathuderacababa de atrapar cua-
renta ó cincuenta navios , é iba á hacer lo mismo
y con ~igual pretesto de las colonias Holandesas;
este gabinete digo no tenia mucha pl'isaen ter-
minar la guerra, sino ántes p"Ol' el .contrario tem-
blaba de que se concluyese por disolución de la
coalicion. Mas la Prusia que veia ya á 10i France-
ses en las orillas del Rhin y del Ems , y no duda-
ba que el torrente iba á despeñarse sobre ella, no
tuvo motivo para dudar y envió inmediatamente
un comisionado al cuartel general de Pichegrú pa-
ra estipular una tregua" y ofrecer seguidamente
negociaciones de paz.. Escogióse para ellas la ciu-
dad de Basilea , donde la república francesa tenia.
un agente que habia adquirido gran consideracion
entre los Suizos por su moderación y luces. El
pretesto que se tomó para elegir aquel sitio fué
{Iue se podria tratar allí con mas secreto y sosiego
que en Paris , donde todavía fermentaban las pa-
siones y se cruzaban una multitud de intrigas es-
trangeras; pero no era este el verdadero motivo.
Al paso que se hacian proposiciones de paz á una
república que se contaba haber aniquilado en una
sola marcha militar, se deseaba disimular la con-


, ::.; ~. ,
;¡.." 0,,


". i
~.~7~ i


¡ . e '




244 REVOLUéION FRANCESA
fesion de su derrota , y por eso se prefería bus-
car la paz en un pais neutro mejor que en París.
Como la actual comision de salud publica era me-
nos orgullosa que la anterior, y conocia la im-
portancia de separar la Prusia de la coalicion,
consintió en enviar á su agente de Basilea los pode-
res necesarios para tratar. La Prusia envió al ha-
ron de Goltz 7 y se cangearon los poderes en Basi-
lea el 22 de enero 1795.


Iguales deseos que la Prusia tenia el imperio de
retirarse de la coalicion ,pues la mayor parte de
sus miembros imposibilitados de suministrar el
contigente y los subsidios votados hajo el influjo
del Austria, se hahian dejado apremiar inutiL-
mente durante toda la campaña para cumplir sus
contratos. Esceptuando aquellos que tenían com-
prometidos sus estados del otro lado del Rhin , y
veian que la república no se les volveria mientras
no estuviese precisada á hacerlo, todos los demas
deseaban la paz. l.,a Baviera, la Suecia, por el
ducado de Holstein, el elector de Maguncia y
otros muchos estados habian dicho ya que era
tiempo de poner fin á una guerra ruinosa por medio
de unapaz aceptable; que el imperio germánico no
habia tenido otro objeto mas que el mantenimien-
to de las estipulaciones de 1648, ni tomado las
armas sino en favor de sus estados vecinos de la
Alsacia y la Lorena , que pensaba en su conser-





CONVENCION NAClONAL (1795). 245
vacion y no en su engraclecimiento ; que jamas su
intenclon habia sido ni podido ser mezclarse en el gobierno
interior de Francia; que era necesario hacer inme-
diatamente esta pacífica declaracion para poner
término á los males que afligian la humanidad; y
que la Suecia, como garante de las estipulaciones
de 1648 y corno felizmente neutral en medio de
aquella guerra universal, podria encargarse de
la mediacion. La mayoria de los votantes oyó con
gusto esta proposicion , y solo el elector de Tré-
veris , que ya estaba privado de sus estados, y el
enviado mperial por la Bohemia y el Austria de-
clararon que aunque sin duda convenia desear la
paz, no creian fuese posible con un pais que ca-
recia de gobierno. Ultimamente el 25 de dicienl-
hre publicó la dieta provisionalmente un conclusum
dirigido á la paz, reservándose la decision de
quien habia de hacer la proposicion. Era el sentido
de aquel conclusum que sin perjuicio de hacer los
preparativos para una nueva campaña, no por eso
debían dejar de hacerse aperturas para la paz y
que sin duda la Francia compadecida de los ma-
les de la humanidad, y convencida de que no
intentaban mezclarse en sus negocios interiores,
consentirla en admitir condiciones honrosas para
los dos partidos.


Asi todos los que habian cometido faltas pen-
saban en repararlas supuesto que aun habia riern-




REVOLUCIO~FlUNCES ("


po. El Austria aUll(lue agotada C@l1 sus csíuerzos ,
habia perdido demasiado con los Paises Bajos,
para que pudiera pensal' en deponer las al'....
mas. La Espaíia humera querido retirarse pero
comprometida en las intrigas inglesas y retenida
por una falsa vergüenza en la causa de la emigra-
cion francesa, torlavia no se atrevia á solicitar la paz.


El desaliento que se apoderaba de los enemi-
gos esteriores de la república, iba cundiendo en
igual proporción entre los enemigos interiores, y
hallándose ya dividnlos los del Vendée y no poco
exaustos, estaban muy inclinados á la paz, de suer-
te que para decidirlos á ella no se necesitaba otra
cosa que proponérsela con maña y persuadirles á
(Iue era sincera, Hallábanse muy reducidas las
fuerzas de Stoftlet, Sapinaud y Charétte, Jos cuales
tenían ya tIue valerse de la fuerza para hacer salir
{¡o los paisanos, quienes cansados de tanta sangre,
y sobre todo arruinados con los saq neos y devas-
taciones, hubieran ahandnnado de muy buena
gana aquella funesta guerra. Los únicos que per-
maneciau todavía adictos á sus gefes eran algunos
hornbres, ú quienes podriamos llamar militares
por temperalnento ; los contrabandistas, los de-
sertores, y los cazadores de oficio, para quienes
era una especie de necesidad el combate, y se ha-
In-ian fastidiado precisándolos á cultivar los cam-
110S ; pero tedos estos eran en cúrLo número. Ver-




CONVENCION NACIONAL (1795). 241
dad es que eran la tropa selecta y constantemente
reunida, pero insuficiente para contrarrestar los
esfuerzos republicanos, y costaba gran trabajo
sacar á los paisanos de sus haciendas en los di as
de espedicion. Por eso eran tan escasas las fuerzas
de los tres corifeos del Vendée, y para mayor
desgracia se encontraban desunidos. Ya dijimos
que Stoffiet , Sapinaud y Charétte habian hecho
en Jalés ciertos convenios que no fueron otra cosa
mas que una suspensión de rivalidades; pero no
tardó Stoffiet, inspirado por el ambicioso abate
Bernier en querer organizar su ejército aparte, y
crear reCU1'SOS y administración y todo cuanto
constituye una potencia regular, con cuyo objeto
intentó fabricar papel moneda. Celoso Charétte
de tal proyecto, trató de oponerse á él, Y ayuda-
do por Sapinaud , que estaba á su 'devocion , ha-
bia intimado á Stoffiet que renunciase' á tal pro-
yecto, y compareciese ante el consejo comun ins-
tituido por los convenios de Jalés. No quiso res-
ponder Stoffiet á la intimacion , y Charétte declaró
nulos tales convenios, lo cual equivalía á despojar-
le de su mando , porque en Jales fue donde se re-
conocieron mutuamente sus respectivos gl'ados.
Era pues completa la desavenencia, privándose
con ella de las ventajas que hubiera podido Pl'O-
porcionarles su union , agregándose á esto que los
agentes realistas de Paris , á pesar del encargo que




248 REVOLUCION FRANCESA.
ten ian de entablar correspondencia con Charét-
te y entregarle las cartas del regente, todavia no
habia reci hido ninguna.


Igual espectáculo ofrecía la division de Sce-
peaux entre el Loira y el Vilaine; y aunque en la
Bretaña estuviese algo mas viva la energia solo
podia atribuirse á que la guerra habria hecho allí
menos estragos. La Chuaneria era un modo de
guerrillear lucrativo y de poco riesgo, fuera de
que no habia en ella mas que un solo gefe de
mucho teson que procuraba reanimar el ardor
próximo á estinguirse. Pero ese gefe, que corno
ya dijimos, no esperaba para marcharse sino con-
cluir la organizacion de la Bretaña, acababa de
irse á Londres con el objeto de entrar en comuni-
cacion con el gabinete ingles y los príncipes fran-
ceses. Habia dejado Puisaye en lugar suyo en la
comision central con el título de mayor general á
un tal Desolteux 8 , que se intitulaba baron de Cor-
matin. Los emigrados que tanto abundaban en las
costas de Europa, eran rarísimos en el Vendée,
en la Bretaña y en todas partes donde se hacia
aquella penosa guerra :civil, mas antes afectaban
mirar con desprecio aquella clase de servicio,
llamándole por apodo guerríllear (chouannér). Por
esta razon escaseaban los subalternos, y Puisaye
tuvo que valerse de aquel aventurero que se ha-
bia dado á sí. luismo el título de barón , por haber





CON~rENCION NACIONAL. (1795). 2'~9
heredado su mugcl' allá en Borgoría una pequeña
baronia de aquel nombre. Unas veces hahia sido fo-
gosorevolucional'io, oficial de Bouillé, despuescaba-
llero del puñal y últimamente emigrado buscando
siempre un empleo. Era un energúmeno que no ha-
blaha sin gesticular muchísimo y capaz de las mu-
danzas mas repentinas; Este es el hombre á quien
dejóPuisayc,sin conocerle mandando en la Bretaña.


Habia tenido gran cuidado Puisaye de organi-
zar una correspondencia por medio de las islas de
Jersey, pero su ausencia se prolongaba demasiado
y no llegaban cartas suyas. No era homhre Cor-:-
matin para suplir su falta ni reanimar los espí-
ritus, de lo cual se impacientaban y desalenta-
ban los gefes, que veian estinguirse los ódios con
la clemencia de la convención y disolverse los ele-
mentos de la guerra civil. No dejaba de conteibui r
tambien á su desaliento la presencia de Hoche ,
de suerte que á pesar de estar menos exhausta la
Bretaña que el Vendée , se hallaba no menos dis-
puesta á admitir la paz ofreciéndosela con cierta
maña,


Tanto Canclaux como Hoche eran muy á pro...,.
pósito para aquella enlpl'eSa, pues ya vimos como
se condujo el primero en los principios de la
guerra del Vendée donde habia deiado gran fama
de moderación y habilidad. Estaba muy reduci-
do el ejército que le dieron á mandar por los




250 REVOLUCION FRANCESA.
continuos refuerzos que de él habian salido para
los Pirineos y para el Rhin, estando ademas no
poco desorganizado por la larga estancia que ha-
bia hecho en los mismos parages; de suerte
que ademas de los desórdenes comunes en las
guerras civiles, habia hecho grandes progresos la
indisciplina, á la cual se habian seguido los sa-
queos , el Iibertinage , la embriaguez- y las enfer-
medades. Esta era ya la segunda recaída de aquel
ejél'cito desde el principio de aquella funesta
guerl'a, pues de los 46 mil hombres de que cons-
taha, estaban de quince á diez y ocho mil en los
hospitales, y los 30 mil restantes estaban mal ar-
mados, y la mit ad de ellos guarneciendo las pla-
zas: por tanto no tenia disponibles mas que t 5
mil á lo sumo, Consiguió Canclaux que le diesen
otros 20 mil, que se sacaron, 14 del ejército de
Brest y 6 del de Cherburgo. Con aquel refuerzo
dobló todos sus puestos, recuperó el campo de
Soriñiercs cerca de Nantes ocupado anteriormente
por Charétte y se dirigió con fuerzas hacia el
Layon que formaba la línea defensiva de Stofflet
en el Alto Anjou. Luego que tomó aquella impo-
nente actitud esparció con profusion los decretos
y proclamas de la convencion y repartió emisa-
rios por toda la comarca.


Como Hoche estaba acostumbrado á la guena
en gl'ande y tenia en supremo grado las prendas




,


C(J~VENCION NACIONAL. (1795). 2:.')-1-
necesarias para hacerla se desesperaba de verse-
precisado á mandar en una guerra civil en que no
habia ni generosidad, ni comhinaciones , ni glo--.
rin, Por de pronto pidió que le reemplazasen, pe-
ro al fin tuvo que resignarse á servir á su patria
en un punto desagrad.able y verdaderamente obs-
curo para su talento. Pero no estaba lejos la re-
compensa de su resignación proporcionándole la
suerte en aquel mismo teatro que con tanta impa-
ciencia deseaba abandonar, la ocasion de desple-
gar sus grandes prendas de hombre de estado
gualmente que las de buen general. Su ejército
se hallaba estremamente debilitado con los refuer-
zos que se habian sacado de él para Canclaux, y
apenas le quedaban 1..0 mil hombres mal organi-
zados para defender un pais tan quebrado , mon-
tuoso, muy poblado de árboles y con 350 leguas
de costas desde Cherhurgo hasta Brest. Le prome-
tieron 12 mil hombres del ejército del Norte y ét
insistia en que se le enviasen particularmente sol-
dados acostumbrados á la disciplina y dedicó toda
su atención á corregir los suyos de los hábitos
contraidos en la guerra civil; « porque decia él
« que era indispensable poner al frente de las co-
« Iumnas únicamente hombres disciplinados que
« al mismo tiern po que mostrasen valor se condu-
« jeran con moderación y sirviesen de mediadores
« al mismo tiempo que de soldados.. Cuidó de ir...




252 REVOLUCION FRANCESA.
les formando en una multitud de pequeños cam-
pamentos, desde los cuales recomendó que se les
fuese enviando por destacamentos de cuarenta á
cincuenta hombres, con el objeto de adquirir co-
nocimiento del pais , habituarse á aquella guerra
de sorpresas compitiendo en ardides con los chua-
nes, hablando á menudo con los aldeanos, contra-
yendo amistad con ellos, tranquilizúndolos y pro-
curando adquirir no solo su confianza sino tambien
su auxilio. « Solia escribirles á sus oficiales: no
« perdamos nunca de vista que en esta guerra se
«necesita hacer mucho uso dc la política y debe-
« mos emplear en ella sucesivamente la humani,
«dad, la virtud, la probidad, la fuerza y el arti-
« ficio, pero siempre con aquella dignidad propia
«de unos republicanos.» En muy poco ti em po ya
tenia su ejército otro aspecto y otra actitud, pues
se habia restablecido aquel órden indispensable
para la pacificacion. El fué quien altcrnando en-
tre sus soldados la indulgencia con la severidad,
escribia las siguientes y preciosas palabras ú uno
de sus subalternos que se quejaba con demasiada
amargura de ciertos escesos de embriaguez: « Ay
« amigo, si los soldados fueran filósofos, no se ha-
« tirian..... Sin embargo corr'ijamos á los borra-
({ chos cuando la embriaguez les impide cumplir
« con su ohligacion.» Habia concebido las ideas
mas exactas acerca del pais y de los medios de pa-




CONVENCION NACIONAL. (1795). 253
cificarle , y asi escribia: « estos paisanos necesitan
« clérigos; dejémoselos supuesto que los quieren.
<l Hay muchos entre ellos que suspiran por volver á
« sus campos; y así se les debe dar algunos socor-
« ros para que reparen sus haciendas. Por lo que
<t hace á los que han tomado la costumbre de la
({ guerra, seria imposible enviarlos á Sil pais , por-
« que no harian mas que perturbarle con su pro-
(j' pia ociosidad é inquietud; sino que se necesita
« formar legiones y alistarlos en los ejércitos de la
« república. No hay que dudar de que serán unos
« escelentes soldados de vanguardia y el mismo
({ ódio que tienen á la coalicion por no haberles
« socorrido, servirá de garantia de su fidelidad.
« Ademas de eso ¿, qué les importa á ellos la cau-
« sa '? Lo que necesitan es guerra, y sino acuerden-
«se ustedes de los tercios de Duguesclin cuando
« fueron á destronar á D. Pedro el cruel, y del
«regimiento que levantó Villars en las Cévenas. D
Asi se esplicaba aquel jóven caudillo destinado á
pacificar tan desgraciadas comarcas.


Así en el Vendée como en la Bretaña principia-
ron á producir el efecto que se esperaba en am-
bos paises los decretos de la convencion esparci-
dos profusamente : la soltura de los sospechosos
en Nantes y en Rennes , el perdon concedido á
Mme. de Bonchamps cuando ya estaba condena-
da á muerte por un decreto; la revocacion de to-




251.. REVOLUCION FRANCESA.
das las sentencias noegecutadas, la libertad que
se concedió para el egercicio de todos los cultos ,
la prohibicion de desvastar las iglesias, la soltura
de los sacerdotes y el castigo de Carrier y de sus
cómplices, preparándose los [mimos para que se
aprovechasen de la amnistia general que se habia
ofrecido así á los gefes como á los soldados. Ibanse
apagando 103 odios al mismo tiempo que el valor,
y los representantes comisionados en Nantes tu-
vieron algunas conferencias con la hermana de
Charétte, á quien se dió noticia por su medio del
decreto de la convencion. Estaba ya él en aquel
momento reducido á los últimos apuros, y aun-
que .dotado de una tenacidad sin igual no veia
esperanzas pOl' ninguna parte. La corte de Verona,
en que gozaba de tanta admiracion como ya hemos
manifestado, no hacia nada en su fayor, limitán-
dose el regente á escribirle una carta en que le
nombraba su teniente general, y le daba el dic-
tado de segundo fundador de la monarquia. Pe-
ro esta carta que á lo menos hubiera podido ali-
mentar su vanidad, no habia llegado á sus manos
por haberla confiado á los agentes de París. Había
entonces por primera vez solicitado socorros de los
Ingleses y enviado á Londres á su edecan Larobe-
rie 9 , pero no habia recibido noticias ningunas su-
yas y asi no habia llegado á sus oidos una palabra
ni de recompensa ni de estímulo, ni de los prín-





CONVENCION NACIONAL (1795). 255
cipes ácuyo servicio estaba dedicado, ni de las po-
tencias por cuya política se sacrificaba. Hubo pues
de consentir en tener una entrevista con Canclaux
y con los representantes del pueblo.


Tambien en Rennes se proporcionó una recen-
ciliacion por medio de la hermana de uno de sus
gefes, que fué el llamado Botidoux, uno de los
principales Chuanes dell\1orbihan el cual supo que
su hermana estaba presa en aquella ciudad por
causa suya. Le instaron á que acudiese allí para
conseguir su libertad, y en efecto el representan-
te Boursault le entregó la hermana, le colmó de
atenciones tranquilizándole acerca de las intencio-
nes del gobierno y llegó á convencerle de la sin-
ceridad del decreto de amnistia. Botidoux se com-
prometió á escribir al llamado Bois-Hardi 10 que
era otro Chuan jóven muy intrépido que mandaba
la división de las costas del Norte, y pasaba por el
mas temible de los rebeldes. «¿Cuales son vues-
« tras esperanzas, le decia? Los ejércitos republi-
({ canos son dueños del Rb in , la Prusia pide la
«paz, y ustedes no pueden contar con las palabras
« de Inglaterra ni con la de unos gefes que solo
el les escriben del otro lado del mar, ó les han
cr abandonado bajo pretesto de ir á buscar socor-
cr ros, por manera que se ven reducidos á hacer
cr una guerra de asesinatos. » Apurado Bois-Hardi
con esta carta y no pudiendo abandonar las cos-


..


Iv
;"). ..


, ,




256 REVOLUCION FRANCESA.
tas del Norte donde era necesaria su presencia por
que aun duraban las hostilidades con muchaac-
ti vidad , persuadió á la comision central que se
uniese á él para responder á Botidoux y en efecto
vino donde él estaba la comisión á cuya frente es-
taba Cormatin corno mayor general de Puisaye.
Hahia en el ejército republicano un general nluy
jóven, valiente y de mucho talento llamado Hum-
hert 11 el cual tenia aquella travesura peculiar á
su antigua profesion, que era la de chalan. Era es-
te , segun dice Puisaye, del número de aquellos
que han probado al mundo que un año de práctica
en la guerra suple por todos los aprendizages del
oficio. Escribió una carta, cuyo estilo y ortografía
llamó la atencion en la comisión de salud pública,
pero que realmente era la mas á propósito para
persuadir á Bois-Hardi y á Cormartin , con los cua-
les tuvo una conferencia. El primero de estos se
presentó con aquella naturalidad propia de un
militar jóven y valiente, exento de odio y que
se batía I1laS bien por carácter que por fanatismo:
pero sin em bargo no se com prometió á nada y de-
jó obrar á Cormatin. Este último con su acostum-
brada inconsecuencia, y muy hueco de que le Ha-
masen á tratar con generales de la poderosa repú-
blica francesa, admitió todas las propuestas de
Humhert , y pidió que le pusiesen en relaciones
con los generales Hoche y Canclaux y con los re-





CONVRNCIOX NACION,\L (1795 'lo 257
presentantes. Se pusieron de acuerdo en cuanto
al sitio y dias en que hahian de verse ; y aunque
la comision central reconvino á Cormatin por ha-
berse adelantado demasiado, este con tanta. in-
consecuencia como doblez, la aseguró que no pen-
saba en vender su causa, y que lo único qne
se proponia en aquella entrevista era observar
de cerca á sus comunes enemigos para juzgar
de sus fuerzas y disposiciones. Para ello espuso
dos razones que segun él eran irnportantes : la
primera el que jamas veian á CharéUe ni se ha-
bian concertado con él ,y que solicitando verle con
pretesto de hacer que la negociacion fuese común
al Vendée y á la Bretaña , podria hablarle de los
proyectos de Puisaye y pcrsuadirle á que concul'-
riese il ellos. La segunda, que Puisaye, como com-
pañero de infancia de Canclaux, le habia escrit o
una carta capaz de enternecerle, en la cual se le
hacian las ofertas mas brillantes á fin de ganarle en
favor de la monarquía. Valiéndose del pretesto de
la entrevista, podría Cormatin entregarle la car-
ta, y concluiría lo principiado pOI' Puisuve. Por
este estilo haciendo del di plomático con sus cóle-
gas, logró Cormatin la autorizacion pal'a il' á en-
tablar una negociacion fingida con los república-
nos, ya para concertarse con Charétte, ya para se ,
ducir á Canclaux. En efecto escribió éÍ Puisaye en
aquel sentido, y marchó con la cabeza llena de


VUl




258 REVOLUCION FllA~CESA.
las ideas mas contradictorias, hora envaneciéndo-
se de engañar á los republicanos conspirando á
su propia vista para quitarles un general, hora
con el orgullo de encontrarse mediador de los in-
surgentes COl] los representantes de la república y
sobre todo nlUY dispuesto, segun la agitacion de
sus ideas, á ir por lana y volver trasquilado. Vió
á Hoche y le pidió por de pronto una tregua pro-
visional, exigiendo ademas que se le perrnitieru
ver á todos los gefes de los Chuanes uno despues
de otro, visitar á Canclaux y particularmente á
Charétte ; para concertarse con este último , dicien-
do que los Bretones no podian separal' su causa de
los del Vendée. Asi Hoche corno los representan-
tes le concedieron ·cuanto pedia pero con la con-
dicion de que estuviese á su lado Hurnhert para
acompañarle y asistir á todas las conferencias. Con.
tentísimo de todo esto Corrnatin , escribia á la co-
misión central y á Puisaye, que sus arti licios iban
saliendo perfectamente y que tenia engañados á
los republicanos; que iba á asegul'ar de nuevo á
los Chuanes , dar la consigna á Charétte , pel'3 na-
diéndole á que contemporizase mientras lle~aba
la gran espedicion , y últimamente seducir á Can-
claux. Púsose tambien á recorrer la Bretaña, visi-
tando en todas partes á los gefes, y admirándoles
con las palabras de paz y con aquella tregua tan
rara. No todos comprendian sus artificios y así se





'CONVENClON NACroNi\L (1795). 259
les quitaba la gana de pelear porque la interrup-
-cion de las hostilidades hacia que gustasen del
reposo y la paz, de suerte que sin pensarlo iba
adelantando Cormatin la pacificación. 'EL mismo
principiaba á inclinarse á ella y mientras que
creia engallar á los repu blicanos , eran estos los
fIue , tambien sin quererlo, le engañahan á él. En-
tre tanto, se hahia señalado ya el dia y sitio para
la conferencia con Charétte en un pueblo cerca de
Nantes, donde debia ir Cormatin y principiarsc
las negociaciones. Este último cada dia mas apu-
rado con los compromisos que iba tomando con
los repuhlicanos , principiaba á escasear las cartas
á la comisión central, y esta viendo el giro que
iban tomando las cosas, escribia á Puisaye en el BIes
.de ni voso: « Dése usted prisa á venir, porque los
<l ánimos están vacilantes, y los republicanos sedu-
«cen á los gefes. EsindispensaLle que venga usted
(( aunque no sea mas que con doce InilllOmbres, cli-
( nero, clél'igos y emigrados. Venga usted ántes del
«fin de enero ( pluvioso ).» Así mientras que la emi-
graciony las potencias fundaban tantas esperanzas
enCharétte yen la Bcetaüa , iba una negociacion á
pacificar aquellas dos comarcas; de suerte que la
república estaba en los dos meses de enero y fehre-
ro, ncgociando en Basilea con una de las principa-
les potencias y en Nantes con los realistas, que has-
ta cntoces la habian desconocido y hecho la guerra..






NOTAS DEL TltADUCTOR
PERTENECIENTES AL CAPITULO CUARTO.


------- ....g- -_._---


PAGINA sis.


l El baron de Werneck , teniente Feld mariscal de
Austria v caballero de la órden de María Teresa, era ma-
~;or general en el Brabante en 1795 y mandó de 2. 0 ca-
ho los sitios de Valenciennes y Dunkerque. En 1794 con-
tinuó sirviendo en 105 Paises Bajos y su conducta en el
combate de Cateau-Camhressis le valió el grado de te-
niente Feld-mariscat. En 1796 desplegó mucho valor é
inteligencia bajo las órdenes de Warsterleben , asi como
en Limburgo y ,Vurtzburgo conteniendo los progresos
de Jourdan y obligándole ú retirarse. De sus resultas le
dieron el mando en gcfe del e.ército austriaco en el bajo
Rhín ; pero su desgraciada aíícion al juego le hizo perder
el fruto de su valor y talento, pues por quedarse á jugar
en Francfort descuidó en sus generales de division la de-
fensa del frente de la linea en el momento qne atravesa-
ba Hoche el Rhin y solo acudió para ser testigo de la
derrota. Por' fortuna el consejo de guerra le miró con in-
dulgencia y el emperador se contentó con retirarle con
medio sueldo. En 1800 le volvieron :l emplear en elejér-
cito austriaco de Baviera , donde le hizo prisionero Mu-
ral y aunque debió ser iU1.~~\{loQm' otro cou<>'(>,\<\ de. ~'-\.~'C-
ra ; no pudo presentarse en él pOI' haberle cogido la
muerte en Koenigsgratz de un ataque de apoplegia,


PAGINA 222.


2. Juan Luis Regnier , general francés, nació en Lau-
sana el 14 de enero de 1771 de una familia protestante y
estudiaba matemáticas par'a seguir la carrera de ingeniero




262
('i\-íl cuando principió la revolucion. EIl t 7D2 hizo h
campaña de Bélgica en calidad de adjunto al estado lIla--
Y01' , Y luego que ascendió al grado de ayudante general,
contribuyó ú las victorias ohtcnidas por Pichegrú en .Me-
nin , Courtray cte. Le nombraron general de brigada du-
rante laconqnista de Holanda en '17H4, Y cuando se eu-
tabluron negociaciones para la paz con Prusia le comisio..
narou , siendo todavia muy jóven , para fija!' la demarca-
cion de los acantonamientos, y dejó admirados á los :1Il-
liguas generales prusianos de su prudencia y couocimicu-
tos. Luego pasó de gefe de estado mayor de Morcau cn
el ejército del Rhin , y este era su verdadero destino-, por
que careciendo de cierias prendas de general, como pOl~
ejemplo de la serenidad en ciertos casos y del ojo ce¡'-
tero en las batallas propio de los gran.des capitanes, nadie
eutendia mejor que él la distribuciou oportuna del servi-
cio, como lo demostró en los muchos combates que ocur-
rieron en los diferentes pasos del Rhin ,en el de Hastadt,
Ncrcsheim , Friedbcrg y en la memorable retirada del
año 17UG. En aquella invasión de la Alemania dió repe--
tidas muestras de la nobleza de su caráctcr , reusando las
sordidas ofertas que le hicieron los ministros del umrgra-
ve de Badeu y d enviado de la ciudad de Bruchsal. Ha-
biéndole separado del servicio pOI' una intriga, volvió á
entrar en actividad en la espediciou de Egipto en 17!)~,
donde después de la batalla de las Pirámides ocupó
y gobernó la provincia de ClJarkic. En la camp.iñ« dí~
Siria fué el primero que atrnvcso el desierto , derrotó
la vanguardia enemiga é hizo d sitio de El-Arisch. Es-
tuvo en el sitio de San JU:U1 de ACI'C v aun tuvo intel'i--
nauicnte el mando mientras Ilouaparte mar-chó al n1OlI-
le Thabor , Dcspues del asesinato d(~ Kléber, que le ha-
hin enviado ú mandar en el Kcliubeth , volvió al Cairo
,'" allí principiaron sus reyertas y rivalidades con lUe-
nou , que llegaron ú término de qlW esto mandó pl'cn-
dcrlo en su casa y trasladarle ú un buque qne estaba lis-
to para marchar ú Francia, donde le rccihió lllUY mal
Bonapartc , ya primer C.ÓlISUI. Eutouces publicó un libro





DEL TRADUCTOR. 263
sobre el Egipto en que trató muy mal ú l\Ienou y sus opo-
raciones militares por lo cual se embargó la obra por la
policía. Esto le ocasionó un desafio en 1803 con el ge-
neral Dcstaiu Ú quien mató y de 3US resultas le desterra-
ran de Paris, Sin embargo en 1805 volvió á entrar en
actividad y el emperador Ic dió un mando en el ejército
de Italia. Poco tiempo despues pasó al ejército que se
apoderó de Nápolcs pura poncl' la corona en las sienes de
José Napoleón , y esto le valió el gran cordón de la le-
gion de honor y 'ser gran oficial de la órden de las dos
Sicilias. Hizo la guclTa en la Calabria ulterior donde rué
batido y batió despues al general ingles Stuard , hasta
que despues de la marcha del mariscal Jourdan , tomó el
mando del ejército do Nápoles. En 1809 pasó á Alemania
bajo las órdenes del emperador y cornbatió á su lado en
la batalla de Wagrarn. Tumbien asistió en 1812 á la cam-
paña de Rusia y estuvo cubriendo la derecha del ejército
en Polouia , lo cual le evitó hallarse en el desastre de la
retirada de Moskow. En 1815 le hicieron prisionero en
la batalla de Lcípzig y luego que le cangearon se vino á
Paris , donde ururió el 27 de febrero 1814. Las obras
qllc quedan SllyaS son: l.ll el libro ya citado, cuyo titulo
es Vd Eqipto despues de la batalla de Ilelopolis , y conside-
raciones ffe1Wrales sobre la organizacion fisica y politica de
aquel pais. 2. a Conjeturas sobre los antiguos habitantes del
Egipto. 3. a Sobre las Esfinges que están aliado de las Pi-
rámides de Eyi¡Jlo.


PAGI~A 222.


5 El g('ncl'al holandes Dacndcls se refugió ú Fruu-
cia con motivo de haberse reprimido la rovoluciou de su
pnis en 17ó8 y ya Dumomioz .le huhia empleado en Sil
malograda espcdiciou contra Holanda en 1795 , antes de
esta tentativa en que le menciona el texto. Pero couui-
huyó, á las órdenes do Morcan á la toma de Courtay y
ú las victorias de Tournay é Ingel JUu nster. El 28 de di-
cicruhrc 17H1: tomó la isla de Bommel y el fuerte de S.




264 ~OTAS
Andrés ycogió al enemigo 60 piezas de artilleria y muchos
prisioneros. En 20 de junio 17n~ volvióá entrar de genera 1
al servicio de su puu-ia , peJ'O le sucedió lo que á tantos
otros emigrados que fue empeñarse en dirigir á su gusto
losdestiuos de su pais y tuvieron que arrestarle de orden
del directorio bátavo. Luego que le pusieron en libertad
se volvió á París á. dar sus quejas al directorio de Fran-
cia )' este le autorizó ú que volviese á armar otra revolú-
don en su patria. En efecto pasó secretamente al Haya,
y seguido de algunas cornpañias de '~gr:lllndel'os holande-
ses atacó el dia 21 de enero de 1798 al directorio , puso
presos con guardias de vista á sus miembros, cambió las
autoridades y mereció la aprobaclon del gobiel'no fran-
ces. En 1799 mandaba el ejército bátavo cuando los An-
glo-Ilusos hicieron un desembarco en Holanda y mostró
tanta inteligencia corno intl'epidez; pero su manía in-
vencible de hacer revoluciones le hizo al fin sospechoso á
todos los gobiernos y no se le volvió á emplear , ni he-
mos podido averiguar su paradero.


PAGI~A ~2G.


4, Buen Adriano Jeannot Moncey nació en Hesanzon
el 5'1 de julio 1754 siendo su padre abogado del parla-
mento de aquella ciudad. Estaba estudiando pat'a seguir
la misma carrera de su padre cuando pot' inclinación pro-
pia é irresistible entró de voluntnrio en el regimiento in-
fauteria de Couti. Seis meses despucs le compró su fa-
rnilia nn sustituto, pero él se volvió á enganchar en el
regimiento de Champañe donde estuvo dc simple grana-
dero hasta 1775. Entonces fastidiado de la lentitud de los
ascensos, compró su licencia y se volvió á Bcsanzou ir
continuar sus estudios de leyes . .Mas al año siguiente en-


. ~


tró de nuevo á senil' en la gcnduruieria de Luueville y
cuan-o :J.ilOS despues era subteniente de dragones de Nas-
sau-Siegen. En 17fH le hicieron capitán en el mismo 1'0-
gimiento qlIe tomó entonces la dcnomiuacion de 5. 0 ha-
tallón de infantería ligera , y ('.11 l7n5 vino mandándole ~\.





DEL TRADUCTOR. 265.
ejército de los Pirineos occidentales en S. Juan de Pie del
Puerto. Mucho se distinguió en los diferentes encuentros
que ocurrieron durante los años de t 795 Y94 con los es-
pañoles mandados por' D. Ventura Caro, y sus servicios
le valieron el grado de general de brigada , conferido pOI'
los representantes de la convencion , y luego la comisión
de salud pública le envió el de general de división. Con
él ocupó el valle de Buztan , Fuenterrabia , San Sebastian
y Tolosa , donde le alcanzó el nombramiento de general
en gefe. Penetró despucs hasta Bilbao y fue generalmente
feliz hasta que se hizo 13 paz de Basilea. Entonces volvió
ú Francia y se le confirió el mando de la t 1. a division mi-
litar (Bayona) que conservó hasta el 18 de hrumario en que
Bonaparte le dió el de la 1tl. a (Lyon) , donde su conduc-
ta fne un modelo de moderación y prudencia. Cuando se
abrió la campaña de Italia al principio del consulado, pa-
só }\Ioncey el San Cothardo al frente de 20 mil hombres,
se apoderó de Plasencia , combatió en Marengo y ocupó
la Valtelina despues de la conclnsion del arruisncio. En
'1801 se le nombró inspector genel'al de gendarmer'ia y en
'1804 mariscal de Francia, gran oficial de la Irgion de
honor, duque de Conegliauo y presidente del col..gio
electoral de Doubs. En 1SOS pasó á España con el cjér-
cito invasor' y desde los principios le volvió la fortuna las
espaldas primero en Valencia y dcspues en Zaragoza, tle
cnyas inmediaciones le llamó el emperador para que
tomase el maudo del ('j(','eilO de reserva del Norte
en Lille , donde fijó su cuartel genel'al. Allí estuvo
hasta 1814 en qUé mandó la guardia nacional de Paris al
tiempo de la invasión de los aliados y se condujo noble-
mente en una circunstancia tan dificil. Luis XVUI le norn-
bro ministro de estado)' par de Francia , sin perjuicio de
la inspeccion general de gendarmer'ia. A la vuelta de
Napoleón durante los cien días se declaró por él ,yen
consecuencia se le privó en la segunda restauración de
todos sus destinos; pCl'O el tJ de marzo de 1819 se le de-
volvieron todas sus prerrogativas. Dejando aparte sus ser-
vicios urilitares , jamas adquirió Moncey un título mas po--




266 NOTA:S
sruvo de gloria que cuando reusó presidir el consejo de
guerra que habia de juzgar (mejor diriurnos asesinar) al
mariscal, Ney y cuando CSCI' ihió su famosa carta á Luis
XVIII aconsejándole que resistiese á tan bárbara y sangui-
naria exigencia. Aquella carta es un modelo de elocuen-
cia, cuando no lo fuese de honrudez , moralidad y salla polí-
tica. En 1825 mandó el duque de Conegliano e14. o cuel'-
po de' ejército de los Pirineos y ratificó el2 de noviembre del
mismo la capitulacion con el general español Mina para
que el ejército frunces ocupase á Cutaluúa. En 1850 adhi-
rió como todos á la revolucion de julio y á la muerte del
mariscal Jourdan se le confirió el gobierno del palacio de
los Inválidos, donde goza del respeto y consideracion del
ejército y de toda la Frauciu.


PAGINA 2,1.1.


3 Pedro Francisco Carlos Augereau , duque de Cas-
tiglione y mariscal dc Francia , era hijo dc un frutero del
arrabal de San Marcelo, y nació en Paris el 11 de no-
noviembre t 7i57. Aficionado dcsde muy uiño Ú la carreru
de las armas , no se sabe qué aventura íué causa de que
fuese á sentar plaza en Italia, donde estuvo sirviendo de
simple carnbinero en las tropas napolitanas hasta 1787.
Se domicilió en Núpoles, donde ejerció durante algunos
años el oficio dc maestro de esgrima, pero cl año 1792,
dc resultas de un decreto quc se publicó p~ll'a qlle todos
los franceses sospechosos saliesen de Núpolcs ,se volvió
ú Francia y se enganchó cu las tropas de la república.
Fué tan 1,:'tpiLla su fortuna y tales LIs pruebas que dió de
valor é inteligencia, que al cabo de tres nuos era ya ge-
neral de brigada , despues de haber pasado pOI' todos los
grados, y estaba cubriéndose de gloria en el ejército de
los Pirineos con la toma de Figueras. A linos del año si-
guiente 1795 le nombraron gencral dc división y desti-
naron á Italia donde J10 hUDo acción gloriosa en que uo
resonase su nombre al lado del general en gel'c BOllapal'-
te. Las iO\'nal\as l\C LOlU 'j CT:;ti3\\onc 'j el bmoso paso




I


nRL TRADUCTOR. 267
tTer puente de Arcole elevarou su roputacion Ú punto de
ser tenido po\' uno de los primeros generales de la re-
pública. Después del' tratado de Campo Formio le envió
Bouaparte Ú Puris Ú presentar al directorio los trofeos
conquistados al enemigo, y no solo se le hicieron mil
elogios, sino que se promulgó una ley en qne se le confe-
da por recompensa nacional la bandera de Arcole. En-
tonces fué cuando el directorio despucs de haber alejado
á los dos generales que mas temía , Hoche y Bonapartc ,
creyó encontrar cn Augereau una criatura toda suya, y
le dió el mando de las tropas de Paris, con esperanzas de
nombrarle director en lugar de unode los dos qne iban Ú ser
apeados. Pero se pasó la jornada del18 de Iructidor sin que
Augercau viese el cumplimiento de tal oferta , y habién-
dose quejado de ello, le confirió cl nuevo directorio para
desembarazarse de él ,el mando del ejército del Rhin y
lJ'Iosela que habia quedado vacante por muerte de Hoche,
y poco despucs le envió de comandante general á Pel'pi-
ñan, En '17nn rué elf'gido miembro del consejo dc los 500,
en ocasión qlw ncnbaha Ilonnpartc de salir de Egipto para
venir ú derribar el déhil g'ohicmo de Francia. En los pri-
meros momentos se unió Augercau con Jourdnn , qnc
quería declarar la patria cn peligro , pero apellas cayó el
directorio cuando se declaró UIlO de los mas ardientes
partidarios del primer cónsul Bouapnrrc. Aceptó enton-
ces el umndo del ojército de Holanda, y ayudando allí
1~IS operaciones de Morcan , contrihuvó eficazmente ú la
victoria de HohenJin.dcn que terminó I:~ campañ». Habien-
do venido Ú sucedcrlc en el mando el gClIeral Victor en
,1801 , pasó tres años haciendo una vida rctlrada , hasta
qne se le nombró comandante de una csperlicion contra
Portugal, que no llegó :l "criticarse, y se volvió ú Paris ~t
asistir á la cousagracio n del emperador y aumeutar el nú-
mero de sus cortesanos. A~í llovieron de pronto sobre él'
las dignidades de mariscal del Imperio , grun Aguila de la
Icgiou de honor, gran cruz de Carlos III , duque de Cas-
tigliolle ele. etc. EllLI'C tanto se declaró la guerra en Ale-
uiania , y al momento pasó allí Ang('lrau con su cuer'po,


\
~l
.,.. /
~ f'
.




268 NOT.4S
batió a los Austriacos cerca del lago de Constanza tomó
á Bregentz y Londen y contribuyó á acelerar la paz de
Presburgo. Poco despues se le "jó brillar en los cmnpos
de Jena y entrar victorioso en Be1'1 in . En la batalla de
Eilau estando con una fue"le calentul'a , mandó que le
atasen sobre el caballo y aunque le hirieron en un brazo
no notó siquiera la herida hasta después de la victoria. La
alteración notable de su salud le precisó á volver á Fran-
cia , donde permaneció hasta 1809 en que se le dió ór-
den de pasar á la Península, donde como ú tantos otros
le volvió la fortuna las espaldas pOl'que despues de ha-
cer capitular á Geroua tuvo que replegarse á Barcelo-
na y entonces le reemplazó el mariscal Macdonald. Este
revés le puso en desgracia de Bouaparte que no gustaba
de generales desafortunados, fuesen los que fuesen, has-
ta que volvió á necesitarle para la campaña de Rusia en
1812. Tuvo en ella un mando importaute , y después de
aquellos desastres se replegó á Prusia é hizo todos sus
esfuerzos para sostener la retirada del ejército. Pero es-
taba ya eclipsada la estrella de Napoleón y con ella todo
el celo y cariño de Augoreau. Durante la campaña dentro
de Francia, que es cuando debiera haber redoblado sus
esfuerzos para echar al enemigo del terr-itorio , se portó
mal y con timidez, vendiendo la patria al enemigo. Su
pronta sumision á Luis XVIII le valió algunos favores;
pero apenas volvió Napoleon de Córcega el 20 de marzo
1813 cuando acudió á prestarle homenage, que no se le
quiso admitir. Sin embargo debe decirse en honor suyo
que no quiso juzgar al mariscal Ney, imitando el hon-
roso ejemplo dado por Moncey, desde cuya época se re-
tiró á su casa de campo de la Houssaie, donde murió el
12 de junio 1816 á la edad de 59 años.


PAGINA 242.


6 Este general Mullel' era un antiguo bailarin de la
ópera á quien en 1793 emplearon contra el Vendée y á
fé que se portó con mucho valor y no poca crueldad. Lue-




I


DEL TRADUCTOR. 2,69
-go que se espidió la amnistía en aquella comarca, volvió
Mullel' ála obscuridad pOI' algun tiempo y aunque luego
se le empleó otra vez por el directorio, al fin no pudien-
do moderar sus exaltaciones políticas, hubo que dester-
rarle en 180f>.


Otro generat de este mismo nombre estuvo mandando
en el Rhin en 1799 y fue el que tomó á Stutgard.


PAGINA 244.


7 El conde de Goltz habia estado va de ministro es-
traordinario en Francia en 1791 , .y fue quien al año si-
guiente declaró al gobierno francés que en el caso de que
penetrasen tropas francesas en territorio del imperio, no
podría menos de tomar parte activa la Prusia. En conse-
cuencia salió de Paris el 5 de Mayo de aquel año y poco
despues le nombraron embajador en S. Petersburgo, de
donde volvió en 1795 y habiéndole dado lacomision pa-
ra Basilea , de que esta hablando el texto, cangeó sus
poderes con 1\11'. Barthelemy y pocos dias despues se que~
dó muerto de repente sin haber podido concluir nada.


PAGINA 248.


8 Pedro Manuel Francisco Desoteux era hijo de un ci-
rujano de una aldea de Borgoña y habiendo un tia suyo que
también era cirujano mayor' del regimiento del rey, sa-
cado de una grave enfermedad al baron de Viomenil
que iba á salir para América le pidió por favor que se
llevase consigo á su sobrino, y de este modo consiguió
que entrase á servir de oficial. Luego que llegó á América
se hizo muy amigo de los Lameth y con ellos volvió á
Francia cuando se hizo la paz y siguió en la revolución
el mismo partido que ellos. Anduvo vestido de muger en-
tre las que vinieron á Versalles los dias 5 y 6 de octubre
-1789 , escitándolas al desórden. Luego estuvo empleado
en el estado mayor de Metz bajo las órdenes de Bouillé ,
y no falta quien diga que le pusieron allí los Fuldenses




270 NOTAS
para que espiase á su general. Mas luego que prcsunuo
que cl partirlo realista tenia trazas de vencer , se pasó :i
él y trabajó bastante en favorecer la huida de la familia
real. Mas viéndose comprometido con el mal éxito de
aquella empresa, tuvo que emigrar y fue muy mal reci-
hido en Coblentz, de donde se volvió á París y obtuvo
una plaza de teniente en la guardia constitucional del
rey, Volvió á emigrar' de nuevo de resultas de la jornudu
dcl 10 de agosto 1792 y se fue á Iugtutcrra , donde el
conde de Artois lc dió una comision para senil' en el cjér-
cito de Bretaña. Alli hizo conocimiento con Puisaye y
ya se refieren en el texto las aventuras en que tomó pal'-
te. De resultas de la mala fé con que se condujo le man-
dó prender elgeneral Hoche y se le mandó juzgar en un
consejo de guerra. El le recuso é imploró CIl su favor la
amnistía y las leyes constitucionalcs, observándose qtw
había algun obstáculo secreto qnc impedia la pl'OSCCU-
cion de lacausa. Dícese que este obstáculo no era otro que
un documento que existía en su poder, pOI' cl cual re-
sultaban comprometidos muchos diputados de influjo.
Lo cierto es que en diciembre dc t 79;') publicó un folleto
en que demostraba quc la comision de salud pública dcs-
pues del 9 de thenuidor habia negociado con él y con
otros gefos realistas , comprometiéndose á entregados los
dos hijosdc Luis XYl que estaban encerrados en el Temple.
Los diputados comprometidos se dieron prisa á desmentir
aquel aserto ; pe['o lo admirable es que después de haberle
trasladado á diferentes cárceles, le declaró absuelto el ui-
hunal de Coutances en diciembre de 1. 796 ; pel'o se le
condenó á la deportación por haber sido emigrado. Mas
ni aun se llevó ú efecto esta pena, sino que se le pnso
preso en el castillo de Cherburgo y luego en el de Hum ,
de donde le sacó un decreto del consul Bonaparte y se
retiró ú Borgoña hasta que murió en Lyon el 1n de Ju-
lio 1812.


PAGINA 254.


9 Ilubo tres hermanos del nombre de Laroherio que




DEL TRADUCTOR. 271
eran unos hidalgos de las ín mediaciones de Machecoult y
todos tres se incorporaron en el ejército de Charétte
cuando principió la insurrección del Vendée. Este, de
quien habla el texto, fue el mayor' de los tres, que pa-
só á Inglaterra en busca de socorros ; pero aunque con-
siguió el objeto de su misio n , le mataron á la vuelta al
tiempo de desembarcar' en la costa de S. Fraudemont.
El segundo, que mandaba la caballeria de Charétto , se
distinguió en muchas acciones durante la campaña de
1794 y le mataron á fines de la de 1795. El tcrcero , que
tumbien mandaba una division, contribuyó mucho á su
pérdida por haberse separado de él y haber' firmado u na
paz particular' con Ilcche ; y no falta quien le acuse de
que él fue quien entregó á Chareuc. Desde entonces juró
un ódio eterno al realismo.


PAGINA 253.


10 Carlos Bois-Hardy habla servido en clase de ofi-
cial en el rrgimienLo de la marina real, de donde se re-
tiró al principio de la revoluciou , y desde el año 1792
entró en la conspiraciou de la Itouarie. En 93 llegó á
ser oficial superior en el ejército católico de Bretaña y
comandante de las costas del Norte , cuando firmó el con-
venio con Cormatin. PCI'O habiéndose interceptado su
correspondencia con los miembros del consejo de Mor-
hihau y COII otros geles chuanes , tomaron los generales
republicanos algnuas precauciones contra él. En efecto á
los pocos días le sorprendió en Villehcmet una compañía
de granaderos y fue muerto en el mismo instante, lleván-
dose su cabeza clavada en un palo para paseada por las
calles de Lambnlle y lUontcontour.


PAGINA 2tiG.


f'1 El general Ilumbert , que con tanta maña pl'epa-
ró la pacilicacion del Vcndée, tuvo encargo de recorrer
todos los acantonamientos y dió aviso de las diferentes




272 NOTAS
infracciones á la paz hechas pOI' Cormatin J contribuyó á
su arresto. En 1. 798 le dieron el mando de las tropas
destinadas á hacer un desembarco en Irlanda y en efecto
desembarcó en Kilula y se reunió con los insurgentes, con
los cuales batió al principio á los Ingleses; pel'o siendo
muy inferior en Iuerzas , le envolvieron y obligaron á ren-
dirse. Fue conducido á Inglaterra , donde agradó mucho
su traza y no tardaron en cangearle. Al año siguiente
pasó al ejército del Danubio donde recibió una herida
grave )' apenas se hubo curado le enviaron con la espedi-
cion de Sto. Domingo, de donde no volvió hasta 1803 y
-el emperador no se sirvió mas de él,




,


~O~YliH(CIO. ~U.CIO~.u, (t795). !73


CAPITULO QUINTO~


Vuelven á abrirse las tertulias, los teatros J las reuniones li-
terarias; establecimiento de las escuelas'primarias , n01'oHlI,
de derecho y medicina ; decreto relativo al comercio, á la
industria, á la admiuistracion de justicia y á los cultos.-
Escasez de subsistencias en el invierno del año tercero.c-«
Destrucción de los bustos de Marat. - Abolición riel Má-
eimum y de las requisiciones, - Diferentes sistemas acerca
de los medios de estinguir los asignados, - Aumento ¿e la
escasez en Paris.- Heintegracion de los diputados giroudi.·
n05.- Escenas tumultuosa. con motivo de la escasez : agio
tacion de los revolucicnarios ; insurreccion del 1'l. de ge,'-
minal; pormenores de aquella jornada.c-> Deportaciou de
Barrére , Billaud Varennes y Collot de Hcrbois.-- Art'estn
-de muchos diputados Montañeses.- Alborotos en la" ...iu-
dades.- Desarme de los patriotas,


Hallábanse dispersos los jacobinos, y persegui-
{los los principales agentes ó corifeos del goLiel'-
no revolucionario. Carcier guillotinado y busca-
dos otros muchos diputados que habían esta-
..do en comision; últimamente Billaud Varen-
nes Collot de Herhois , Barrére y Vadier en esta-


\"111. 18




27·'í- REVOLUCION FRANCESA.
do de acusacion y destinados á sufrir muy pronto
el juicio de sus cólegas. Pero mientras que la Fran-
cia procuraba vengarse de este modo de los hom-
bres que habian exigido de ella esfuerzos doloro-
sos y condenádola á un régimen terrible, ella
volvia con cierta pasion á los antiguos placeres
y á las dulzuras de las artes y de la civilzacion,
de que por algun tiempo la habian privado aque-
llos hombres. Ya hemos dicho con cuanto ardor
se preparaba á gozar de aquel invierno, y el nue-
vo gusto con que empezaban las mugeres á ador-
narse y asistir á los conciertos de la calle de Fey-
deau. Ahora ya se habian abierto todos los teatros
y salido de la cárcel los actores de la comedia
Francesa, Larive , Saint-Prix , Molé, Dazincourt,
Saint-Phal y las señoritas Contar y Devienne , á
cuyas representaciones concurria la gente con fu-
ror. Allí se aplaudian todos los pasages que po-
dian aludir al terror, y se cantaba la cancion del
Reveíl-du peuple , y se proscribía la Marsellesa. Bri-
llaban en los palcos las hermosuras de aquel tiem-
po que eran esposas ó amigas de los Thermidoria-
nos, mientras que en el patio concurria la juven-
tud dorada, haciendo burla con su alegria , tra-
ge y aficiones, de los terroristas sanguinarios y
groseros, que segun se decia habian intentado
proscribir toda civilizacion. Con igual afan se au-
mentaba la concurrencia á los bailes, y se dió




,


'CONVENCIUN NACIONAL. (1795). 273
'uno en que no se concedió entrada á ninguno que
'no hubiese perdido algun pariente en la revolu-
cion , y se le llamó el baile de las víctimas. También
se hahian vuelto á abrir los sitios públicos desti-
.nados á las artes , y la convencion , que juntanlen-
te con todas las demas pasiones tuvo grandes
ideas., habia mandado formar un Museo., donde
se reuniesen , á los cuadros que ya poseia la Fran-
cia todos los que adquiriesen por medio de la con-
quista: ya se habian trasladado á él todos los
de la escuela flamenca conquistados en Bélgica.
Igualmente se habia abierto para .el público el
Liceo en que Laharpe t, habia celebrado la filoso-
fía y la libertad con gorro colorado , y habia es-
tado cerrado durante el terror: la convencion ha-
hia hecho una parte de los gastos del estableci-
miento y distribuido algunos centenares de bille-
tes de asistencia á los jóvenes de cada secciono Allí
se le volvió á oir á Laharpe declamar contra la
anarquia , el terror , el envilecimiento de la len-
gua., el filosofismo., y todo lo que habia celebra-
do en otro tiempo , antes que aquella libertad que
él ponderaba sin conocerla hubiese asustado ásu
alma mezquina. * Habia concedido la convencion


.. Ya se echa de ver que Mr. Thiers no es un apasionado
de MI'. Laharpe, cosa muy permitida como crítico y corno
literato; pero lo que no debe tolcrarse ni como literato ni




176 IUtVOLUCIO~ FRANCESA.
pensiones á casi todos los Iiteratos y sabios sin
distincion alguna de opiniones, y acabada de de-
cretar la formacion de escuelas primarias donde
el pueblo aprendiese á leer y escribir , las pl'i-
meras reglas de la aritmética, los principios de
la medición de tierras y algunas nociones prácti-
cas acerca de los principales fenómenos de la na-
turaleza; las escuelas centrales destinadas á las
clases mas acomodadas donde pudiese aprender
la juventud las matemáticas, la física, la quími-
ca, la historia natural, la higiene, las artes y
oficios, el dibujo, las bellas letras, las lenguas


como crítico, e5 que haga rechifla de él por que celebrase la
1 ibertad en general y ponderase sus inmensas ventajas. No so-
lo hacia muy bien Laha rpe en describí.' y propalar los benefi-
cios de la libertad considerada en abstracto , que es el punto
de vista bajo el cual la apluudia en slls)erciones , sino cIue
hizo mucho mejor en anatcmatizarlu y vestirla con los mas
negros colores e na ndo dejó de ser libertad para pasar ,i
convertirse en licencia y pretesto de persecuciones y vengan-
zas para un partido que tanto abusó de ella. Lo que hizo en-
tonces M. Laharpe está tan lejos de probar pequeñez de alma,
que antes por el contrario fué una prueba de su recta" razon
y de su filosofia candorosa. No es eso variar de principios,
como se vé frecuentemente y se verá mientras haya hombres
y sistemas en el mundo, sino adquirir desengaños y patenti-
zados á la juventud para que no se dege llevar de teorias que
aun no ha comprobado Ll espcrieucia , ni seducir con pala-
bras CjUC aun no ha habido tiempo de definir. '(N. del 1'.)




t:ONVENClON NAclO~AL (1795). '"77
antiguas, las modernas que mas COnVIl1IeSen á
cada provincia la f!ramática general, la lógica y
la analisis , la historia, la economía política, los
elementos de legislacion y todo con el órden mas
conveniente p~u'a el desarrollo del entendimien-
to humano; la escuela normal donde debían for-
marse bajo la dirección de los mas célebres sabios,
algunos profesores jóvenes que fuesen luego á es-
parcir por toda Francia la instrucción adquirida
en aquel foco de luces; últimamente las escuelas
especiales de medicina , derecho y arte veterina-
ria. Ademas dc aquel vasto sistema de cducacion
destinado á esparcir y propagar aquella ci viliza-
cion , que con tanta injusticia se acusaba á la re-
volucion de hahcr desterrado del pais , votó la
convencion diferentes premios para toda clase de
trabajos. * Acababa de ordenarse tamhien la fun-
dacion de diferentes manufacturas , y concedído-
se á los Suizos, espati-iados pOI' causas políticas,
bienes nacionales en Ilesanzon , con el ohjeto de


* Nadie acusa .l Lt rcvuluciou de semejante cosa, sino <[los
canallas jacohinos, que desnuturnliaaron todo 10 que habia
bueno en aquella ; y ele estos es justísilHO decir no solo que
desterraron la civilizucinn sino que Lt lH'I'sigllierolJ de muerte
~ que .í estar eu Sil I1i'HlU, 110 huhierau d(jj,ldo .í vida ni hom-
hres , ni monumentos <¡lit' l't'('ordasctJ otros pro~rl'SOS tll'¡ j~n­
lt'noinll('nto humano l1'IC la iuvvuri ou d'e: h ::,\\i\lutina.


.v. del 1'.:.
, .




REVOLUCION FIL\NCE~h\.


formar una fábrica de relojeria. Además hahia en...
eargado la convencÍon á las comisiones proyectos
de canales, planes para establecer un banco y un
sistema de antici paciones para algunas provincias.
que se hallaban arruinadas por causa de la g'uer-
ra, Habia suavizado algunas de las leyes que eran
perjudicia les á la agricultura y al comercio: co-
TIlO que una multitud de labradores y obreros
habian abandonado la Alsacia cuando la evacuó
Wurrnser , y durante el sitio de Lyon , yen todo el
mediorlia , después de los rigores ejercidos con'-
tra el federalismo. Mas no les confundió con los
emigrados, sino que espidió una ley por la cual
los labradores y artesanos que hubiesen salido de
Francia desde el primero de mayo 1793, Y
estuviesen dispuestos ú volver antes del primero
de genninat, no serian considerados como emi-
grados. Se mantuvo la ley relativa á los sospe-
chosos, cuya revocación se pedia; pero solo era
ya temible para los patriotas que eran los sos-
pechosos del día. Acababa de reorganizarse com-
pletamente el tribunal revolucionario, no solo
con nuevos miembros ¡sino dándole las formas
propias de los tribunales criminales ordinarios,
donde habia jueces, jurados y defensores. Ya no
SG podia juzgar en a sino por documentos escri-
tos y oyendo ú los testigos , y así se anuló aquella
ley que permitía cerrar la discusion cuando se les.




CONVENCION NACIONAL (1795). 279
antojaba á los jueces ó juraclos, como se habia he-
eho con Danton. Dejaron de ser permanentes las
administraciones de distrito esceptuandu en las
ciudades cuya poblacion escediese de 50 mil al-
mas; y últimamente quedó arreglado por una
nueva ley el gran interés del culto. En ella se re-
eordaba que en virtud de la declaracion de los
derechos del hombre todos los cultos eran libres,
pero se declaraba al mismo tiempo que en ade-
lante no pagaria el estado á ninguno, ni permiti-
ria la pública celebracion; sino que cada secta
podria construir ó alquilar edificios, y dedicarse
en lo interior de ellos á las prácticas de su culto.
Ultimamente para reem plazar las antiguas cere-
monias de la religion católica y las de la Razon,
acababa la convencion de formar un plan zle fies-
tas decndarias , combinando en ellas el haile, la
música y las exortaciones morales, de modo que
fuesen provechosas las diversiones del pueblo, y
produgesen en su imaginacion impresiones tan
útiles como agradables. De esta manera distrayén-
dose del urgente cuidado de su defensa, iba des-
pojúndose la revolución de sus formas violentas,
y revistiéndose de su verdadera mision , que era
la de favorecer las artes, la industria, las luces
y la civilizacion.


Mas al paso que se veian desaparecer las leyes
crueles, y se iban restableciendo las clases eleva...


.:..~ \.


lt:'
-, ,;
,,~
~ \ ".


,<




280 KBVOI.UCUJ.:'( FaAt'{CEiA.
das y entregándose á los placeres, sufrian las in-
feriores una horrible escasez y un fi-io casi desco-
nocido en nuestros climas. Aquel invierno del año'
III que nos habia permitido atravesar á pie enju-
to los ríos y los brazos de mar (le la Holanda , nos.
hacia pagar bien cara aquella conquista, conde-
nando al pueblo de las- ciudades y campiñas á
nlUY duras penalidades. Era sin disputa el mas
riguroso del siglo, y aun eseedia al que precedió
la apertul'a de los estados gen~rales en 178-9. Fal-
taban las subsistencias pOi' diferentes causas, sien-
do la principal de todas la cortedad de la cose-
eha , pues aunque se anunció magnífica en los
pr'incipios, la sequia y las nieblas defraudaron
todas las espel'anzas. Se habia descuidado la tri-
lla como en los años anteriores, hora por falta
de brazos hora por mala intencion de los colonos..
Los asignados iban bajando todos los dias, y ya se
hallaban reducidos á la décima pal'te de su valor ,.
por lo cual era mucho mas opresivo el máximum,
lna)'or la repugnancia á conformarse á él Y mayo-
res los esfuerzos para sustraerse, En todas partes.
hacian los colonos declaraciones falsas, y los mis-
mos ayuntamientos les ayudaban á menti .. pOI'
que tod.os ellos se habian renovado, y como esta-
ban compuestos de gente moderada, no les dis-
g'ustaba la resistencia á las leyes revolucionarias.
Últimamente se habian relajado todos los rcsor--




.,


CONVENCION NACIONAL (1795). 28 r
tes de la autoridad, y como el gobierno había
dejado de ser temido , se obedecian mallas requi-
siciones para el abasto de los ejércitos y de los
pueblos grandes. Asi aquel sistema estraordinacio
de abastos, que estaba destinado á suplir al c(}-
mercio , se encontraha desorganizado mucho án-
tes que el comercio hubiese vuelto á tomar su na-
tural movimiento. Era mucho foayol' la escasez
en los pueblos gl'andes por lo mismo que son mas
difíciles de nhastecer , y Paris se veia amenazado
de una hambre mucho mas cruel que aquellas que
tanto se temieron durante la revolucione A estas
causas genel'ales se ag-rf'gaban otras particulares,
pues con motivo de haberse suprimido el ayunta-
miento couspirador que regia antes del 9 de ther-
midor , hubo de conferirse el en'.:argo de las sub-
sistenci as á la eomision de comercio y abastos, de
lo cual resultó alguna interr-upción en este ramo.
Se habian dado 111U y tarde las órdenes y con una
precipitación peligl'osa. Faltaban medios de trans-
porte, porque como ya hemos dicho se habian
reventado los cuballos , y además de la dificultad
de reunir cantidades suficientes de trigo, habia
tambien la de trasladarle á Paris de modo que
quedaban frustrados los esfuerzos de la comision
por las lentitudes, los saqueos en los caminos y pOl:'
todos los accidentes que son comunes en las escase-
ces. A la falta de subsistencias se juntaba}a dela le-




282 REVOLUCION FltANCESA.
ña y carbon, porque se había secado- en el vera-
no anterior el canal de Briare y no llegaban carbo-
nes de tierra mientras que las ferrerías habian
consumido el carbon de leña. También 'se habian


I


retardado las órdenes para las cortas en los bos-
ques, y se' hallaban desalentados los empresarios
que habian de- conducirlos por agua, á causa de'
las vejaciones que les irrogaban las autoridades lo-
cales. Por manera que con la falta de todos estos
artículos llegaba á ser tan funesta la escasez de


LO


combustible como la de granos.
Esto mismo hacia Inayor el contraste entre los


sufrimientos del pueblo y las nuevas diversiones á
que se entregaban las clases elevadas. Los re-
volucionarios irritados contra el gobierno, seguian
el ejemplo de todos los partidos vencidos, aprove-
chándose de los males públicos, como de otros
tantos argumentos contra los gefes actuales del es-
tado. También contribuían á aumentar estos ma-
les, contrariando las órdenes de la adrninisu-acion ,
pues les decian á los colonos: « el gobierno es con-
«tra-revolucionario , puesto que clá permiso de
« vol ver á entrar á los emigrados, no quiere poner
« en planta la constitucion , y deja podrir los gra-
({ nos en los almacenes de la comision de COnlel'-
« cio , deseando matar al pueblo de hambre para
« obligarle á que se arroje en brazos de la monar-
« quia.» Asi persuadian á los cosecheros á conser-




· I


CONVENCION NACIONAL (1795). 283
val' sus granos y desde aUí se trasladaban á las
geandes ciudades donde no eran conocidos, ocuL-
tándose de aquellos á quienes habian perseguido,
y esparciendo por todas vartes génnenes de albo-
rotos. En Marsella acababan de cometer nuevas
violencias contra los representantes, á quienes.
obligaron á suspender los procedimientos princi-
piados contra los snpuestos cóm plices del terror,
y fue preciso poner la ciudad en estado de sitio.
Mas sobre todo en Paris se reunian en gran núme-
ro y eran mucho mas turb ulcntos, pues no salian
de su tema que era ponderar el sufrimiento
del pueblo comparándole con el lujo de los nue-·
vos directores de la convención. Madama Tallien


I


era entonces la (IlIe estaba de moda, y á quien
habiun tomado entre ojos como se habia hecho en
todas épocas con alguna muger: esta era la pérfi-
da encantadora á quien echaban la culpa de to-
dos los males del pueblo, como habia sucedido
antes ú Madama Ilo land y á María Antoneta. J}o1'
mas que se pronunciaba su nombre muchas ve-
ces en la convencion , solia TaBien no hacer caso;
hasta que al fin lomó un día la palabra para ven-
garla de tantos ultrages y la representó como un
modelu de ternura y de valor y COlllO una de las
víctimas que Ilobespierre tenia destinadas al ca-
dalso, acabando por declarar que era esposa suya..
Ileunicronse á él, Barras , Legendre y Freron los-




284 REVOLUCION FRANCESA
cuales dijeron que ya era tiempo de acabar de
esplicarse y se digeron recíprocas injurias entre
ellos y la Montaña, viéndose obligada la con ven-
cion como la sucedía lllUY á menundo it poner
fin á la discusión con la órden del día. Otra vez
dijo Duhem al diputado Clauzel , miembro de la
comisión de seguridad general, que le asesinaria
y fue tal el tumulto, que tampoco pudo termi-
narse sino con el mismo medio de la órden del dia,
aquella nueva escena.


Descubrió el infatigable Duhem un escrito in-
titulado el Espectador de la revolucion , en el cual
habia un diálogo entre los dos gobiernos monár-
quico y republicano, dándose una evidente pre-
ferencia al primero, y persuadiendo al pueblo
abiertamente á volver á él. Denunció aquel escri-
to con indignacion, como uno de los síntomas de
la conspiracion realista, y en efecto mandó la con-
vencion que el tribunal revolucionario juzgase á
su autor; pero al mismo tiempo habiéndose atre-
vido á decir Duhem que el realismo y la aristocra-
cia triunfaban, le envió preso por tres dias á la
Abadia, por haber insultado á la asamblea. Estas
escenas llamaron mucho la atencion en Paris y
trataron las secciones de representar sobre lo que
acababa de suceder, disputando con encarniza-
miento sobre que estas representaciones habían de
ser escritas en el sentido que cada uno quería. Nun-




CONVE~CION NACIONAL (1795). 285
ca habia presentado la revolución un espectáculo
tan agitado, porque antiguamente los jacobinos
eran tan poderosos que no daban lugal' á que la
resistencia pasase á ser una verdadera lucha y to-
do lo arrollaban quedando vencedores, bullicio-
sos y coléricos si se quiere, pero á lo menos únicos.
Mas hoy acababa de levantarse un partido pode-
roso, y aunque fuese menos violento, suplia con
su masa lo que le faltaba de energia y podia lu-
chal' con fuerzas iguales. Se hicieron representa-
ciones en todos sentidos , y algunos jacobinos reu-
nidos en los cafés de los barrios de San Dionisio ,
el Temple y San Antonio dieron en espljcarse de
la manera que acostumbraban, diciendo que irian
á atacar en Palacio Real, en los teatros y hasta
en la convencion misma á los nuevos conspirado-
res. Por otro lado los jóvenes metian mucho ruid.o
en el patio de los teatros, y prometieron hacer un
ultraje sensible á los jacobinos. Habia en tod.os los
sitios púhlicos y particularmente en los teatros,
un busto de l\'Iarat y habiéndose juntado muchos
jóvenes en la galel'ia del teatro de Feydau se subie-
ron unos sobre los hombros de otros, y logl'aron
echar á bajo la imajen del santo, la hicieron pe-
dazos, y pusieron en su lugar el busto de Rous-
seau. En vano hizo todos sus esfuerzos la policia
para impedir aquella escena, porque se celebró
con mucho aplauso la accion de aquellos jóvenes




286 REVOLUCION FRANCESA.
_y se arrojaron muchas coronas destinadas al nue-
-vo busto, leyéndose en alta voz los versos que ya
estaban preparados, geitande mueran los terroristas,
-abajo ese monstruo sanguinario que pedia 300 mil cabe-
zas, viva el autor del Emilio, del contrato social y de la
Nueva Eloisa. Al dia sigtiiente se repitió la misma
escena en todos los teatros y sitios públicos; se
,precipitaron por los mercados y tiñeron de san-
gre el busto de Maral arrastrándole luego por el
Iodo, Unos niños formaron en el barrio de 1\IOl1t-
.martre una procesion en que despues de llevar el
husto de 1\1arat hasta el borde de un nlbañal le
arrojaron dentro: todo lo cual manifestaba que
la opinion estaba decidida con estrema violencia,
y que el odio y disgusto contra Marat era gene-
ral en los corazones, inclusos muchos de los mon-
tañeses , cerno que ninguno de ellos habia inten-
tado continuar los estravios de aquel atrevido lo-
co. Pero habiéndose consagrado en cierto modo
el nombre de Maral , á quien el puñal de Corday
habia valido una especie de culto, se temia tocar
á sus altares, cual si fuese á los de la misma li-
bertad. Ya dijimos como durante las últimas Sans-
culotidas, es decir 4 meses antes, le habian colo-
cado en el Pantheon en el sitio donde antes esta-
ba l\IÍrabeau ,y las comisiones se apresuraron á
aprovecharse de aquella señal para proponer en
la convencion un decreto en que se prohibía fIne




,


CONVENCION NACIONAL (1795). 287
ningún individuo pudiese ser depositado en el
Pantheon antes de 20 años despues de su muerte
y que el busto ó retrato de ningun ciudadano pu-
diera colocarse en los sitios públicos. Se añadió
que quedaba anulado todo decreto contrario, y
por consecuencia el cuerpo de Marat llevado con
tanta pompa al Pantheon fue estraido de allí an-
tes de los 4. meses. Tal es la instabilidad de las re-
voluciones, en las cuales se concede y se quita la
iumortalidad y se despopulariza á los gefes de pal~­
tido aun después de su muerte. Desde aquel ins-
tante principió la larga infamia que ha perse-
guido á Marat y de que participa Robespierre, di-
vinizados no ha mucho por el fanatismo, juzga-
dos hoy pOI' el dolor" y entregados á una larga
execracion.


Irritados los jacobinos con aquel ultraje que se
hacia á una de las maY0l'es reputaciones revolu-
cionarias, se reunieron en el arrabal de San Anto-
nio y juraron vengar la memoria de Mal~at. Cogie-
ron su busto, le llevaron en triunfo por todos los
barrios donde ellos dominaban y armados de pies
á cabeza amenazaron degolJar á cualquiera que
viniese á perturbar aquella siniestra funciono No


.. y pOI' la razon , y por la filosofia y por la humanidad,
y en una palabra por todos los principios en que se funda el
amor del órdeu y de la libertad. (N. del T.)




288 IlEVOLUCION FB.ANCBSA.
les faltaban ganas á los jóvenes de caer sobre
aquella comitiva, y empezando á animarse unos
á otros, se hubiera seguido infaliblemente ,una
batalla, á no haber mandado las comisiones cer-
rar el cluh de Quince Vingts, prohibido aquel gé-
nero de procesiones y dispersado los grupos. En
la seccion del 9 de enero se mandaron quitar de
la convencion los bustos de 1Uarat y Lepelletier,
igualmente que los dos preciosos cuadros en que
David les representaba moribundos. Dividiéronse
las tribunas en la manifestacion de sus sentirnien-
tos, aplaudiendo unos y murmurando otros de lo
que se hacia. Entre los últimosestahan aquellas
mugeres llamadas furias de la guillotina, á las cua-
les se echó de allí, quedando la montaña triste y
silenciosa al verse arrebatar aquellos célebres cua-
dros con los cuales creia ver desaparecer la revolu-
cion y la república.


Privó la convencion con esto á los dos partidos
de una ocasion de venir á las manos, pero solo se
retardó la lucha por algunos dias. Eran tan Pl'O-
fundos los resentimientos , y tan grande el pade-
cer del pueblo, que no podia menos de espm'al'se
alguna de aquellas violentas escenas que habian
ensangrentado la revoluciono Sin saber todavia lo
que habia de suceder, se discutian todas las cues-
tiones que sugeria la situacion comercial yeconó-
mica del pais; cuestiones siempre desgraciadas




,


CONVENCION l'(AClONAI. (1795). 2R9
que se emprendían y abandonaban [l cada instan-
te para tratarlas y resolverlas de un modo dife-
rente segun las alteraciones que ocurrian en las
ideas.


Dos meses ántes se habia modificado el máximum
haciendo que variase el precio de los granos se-
gun las comarcas, y reducido las requisiciones su-
jetándolas á ciertos sitios ,límites y regularidad,
dejando para mas adelante las cuestiones relati-
vas al secuestro, al numerario y á los asignados,
Mas hoy ya habia desaparecido toda consideracion
en favor de las creaciones revolucionarias, y no se
solicitaba una simple modificacion , sino la aboli-
cion completa del sistema de urgencia estableci-
do durante el terror. Los adversarios de este sis-
tema esponjan escelentes razones, porque decían
que no estando todo sujeto al máxúnurn, no podía
menos de ser este absurdo é inicuo. Cuando el ar-
rendador estaba pagando 120 reales por una reja
de arado que ántes no le costaba mas que 10: tres
111i1 reales á un criado, cuyo salario no ascendía
ántes mas que ú ciento, y dos duros por el jornal
que ántes no pasaba de dos pesetas ¿era posible que
diese sus géneros al mismo precio que otras ve-
ces? Se habian esceptuado últimamente delmáxi-
mttm las primeras materias procedentes del estran-
gero, para dar alguna actividad al comercio, y f'ra
un absurdo sujetarlas á él despues de elaboradas,


VIII 19




290 REVOLUC10N FR.ANCESA.
porque equivaldria á pagarlas en este estado ocho
ó diez veces menos que en el estado bruto. Y no
eran estos los únicos ejemplos que podian citarse,
sino que lo mismo sucedia con todo, como que el
máximum esponia al mercader, al fabricante y al
cosechero á pérdidas inevitables, que ellos nun-
ca querian sufi-ir, y por consiguiente abandona-
rian unos sus tiendas ó sus fábricas, y los otros es-
conderian el trigo ó se le darian á las aves, en-
contrando mayor utilidad en vender estas últimas
ó en engordar cerdos. De cualquier modo que sea
era indispensable poner los precios libres si se
queria que estuviesen provistos los mercados, por
que nunca era de esperar que nadie quisiese tra-
bajar para perder. Fuera de eso, añadian los ad-
versarios del sistema revolucionario, no se crea
que jamas se haya realizado el tal n¡,áximum, sino
que los que tenian necesidad de comprar se :re-
signaban á pagar el verdadero precio y no el pre-
cio legal, quedando reducida la cuestión á estas
simples palabras: pagar caro ó no tener nada. En
vano se intentaria suplir la espontanea actividad
de la industria y el comercio con requisiciones,
es decir con la accion del gobierno; porque un
gobierno comerciante es una monstruosidad ridí-
cula. Esa comision de abastos que tanto ruido me-
tia con sus operaciones ¿se sabe cuanto trigo es-
tranjero ha traido á Francia? Pues sépase que so-




,


NACIO'N· AL (·1795). 291CONvgNCION
lo trajo lo suficiente pal'(l alimentarla durante
cinco dias. Por tanto no hay otro remedio que el
de acudir á la actividad individual, es decir al
comercio libre y no fiarse mas que en él. Luego
que se haya suprimido el máx'imum y el comercian-
te pueda sacar el precio del fJete , los seguros, el
interés de sus capitales y una ganancia justa, él
tendrá buen cuidado de traer ~'éneros de todos
los puntos del globo. Sobre todo las gTandes po-
blaciones que no han estado como Paris surtidas
á costa del estado, no podian recurrir mas que al
comercio , y se moririan de hambre sino se les
volviese la libertad.


Estos raciocinios eran evidentes como princi-
pio , y no era menos cierto que la transicion des-
de el comercio forzado al libre debia ser peligrosa
en unos momentos tan críticos, porque hasta tan-
to que la libertad de precios pusiese en accion la
industria individual para surtir los mercados, no
podia menos de ser estraordinaria la carestia de
todas las cosas. Este inconveniente era muy pasa-
'gero por lo relativo á todas las mercancías de pri-
mera necesidad y venia 'á ser una linterrupcion
momentánea hasta la época en que la concurren-
cia misma hiciese hajar los precios ¿ pero como
componerse para las subsistencias que no admi-
tian espera ni interrupcion ? Entre tanto que la
facultad de vender libremente losgranos, propol'-




R!VOLUClON FIlANCESA.


cionase buques que los trajeran de Crimea, Polo-
nia ~ Africa ó América, obligando á los cosecherosá: vender sus granos en fuerza de la concurrencia
¿cómo habian de vivir los pueblos grandes sin má-
ximum y requisiciones? Siempre era preferible te-
ner pan por malo q.ue fuese, adquirido á esfuer-
zos de la administracion por medios violentos, que
no carecer de él absolutamente; y por mas indis-
pensable que fuese salir cuanto ántes de aquel sis-
tema forzado, siempre se necesitaba guardar a1-
gunas consideraciones y no proceder atropellada-
mente.


Por lo que hace á las reconvenciones hechas por
Boissy d'Anglas á la comision de abastos, eran tan
injustas corno ridículas, porque aunque él asegu-
raba que todas las importaciones no habían alcan-
zado á cubrir mas que cinco dias de escasez en to-
da Francia, habia otros que negaban aquel cálcu-
lo, y ademas importaba muy poco el mas ó el
lnenos, porque siendo siempre los grandes apu-
ros de un pais el salir del paso por pocos dias ,
era un servicio inmenso haber suministrado aque-
llo poco que faltaba. ¿Hay quien pueda calcular
hasta donde llegaria la desesperacion de uu pue-
blo á quien faltase el pan durante cinco d ias '? Y
por fin si esta pr-ivación hubiese sido repartida
con igualdad, podria tal vez no ser mortal, pero
no sucedia así, sino que al paso que en las cam-




,


i:ONVEN(:ION ~ACIONAL (1795). 293
piñas andaría sobrante el trigo, faltaria del todo
en las grandes ciudades y particularmente en Pa-
ris , uo así corno quiera duran te cinco dias , sino
durante diez, ó veinte, ó cincuenta, y el trastor-
no seria inevitable. Fuera de eso la comision de
comercio y abastos, dirijida por Lindet , no se ha-
bia limitado á traer géneros de fuera, sino que se
babia ocupado en transportar los granos, forrages
y mercancias que hahia en Francia desde las cam-
piñas á las frontel'as ó pueblos grandes, cosa que
no hubiera podido nuncalejecutar espontaneamen-
te el comercio, asustado con la guerra y con los
furores políticos. Habia sido indispensable suplir-
le con la voluntad del gobicrno, voluntad enér-
gica y estruordiuaria , que merecia el rcconoci-
miento y admiracion de la Francia, ú pesar de
los gritos de aquellos hombres mezquinos , que
durante los peligros de la patria no habian sabido
mas que esconderse.


Resol vióse la cuestiou cligúmoslo así ex-abrupto
aboliendo á una voz el máximum y las requsicio-
nes, como habian reintegrado á los 73 diputados
y como habian decretado la acusacion de Billaud,
Collot y Barreré. Pero con todo eso dejaron que
continuasen alauuos restos del sistema de las ['e-


e


quisiciones , mandando que aquellas que teuian
pOI' objeto surtir :í. las grandes ciudades, subsis-
tiesen todavía por un 111CS. Sc reservaba el gobier-




HE'¡OUJCOl~ FIU~CESA'o


no el derecho de preferencia, es decir la facul-
tad de tomar lo que necesitase al precio corrien-
te de los mercados , con lo cual perdió la comi-
sion una parte de" lo que significaba su título y
asi no se llamó en adelante comision de comercio
y abastos sino únicamente comisión de surtidos.
Los cinco directores quedaron reducidos á tres y
los diez mil empleados que tenian bajo sus órde-
nes se redujeron ú alguños cientos de ellos. Se
adoptó con preferencia y con muchísima razon el
sistema de empresas ó contratas al que antes se se-
guia de administracion , y de paso se habló mal,
de Pache por haber creado la comision de los mer-
cados. Tambien se dió por empresa el acarreo y
se disnlvió aquella fúbrica de armas que se hahia
establecido en Paris y hecho servicios costosos pe-
ro inmensos. Verdad es que ya podia hacerse sin
inconveniente, y así volvió á darse por empresa
la fábrica de todas armas, cosa que no llevaron á
bien los ohrcros pOrcplC veian (!He en adelante no
serian tan bien pagados. En consecuencia, su-
geridos por los jacobinos, amenazaron con que se
snblcvarian , pero se les pu.lo contener y se les
despachó á sus pueblos.


Volviose á entablar de nuevo la cuestion , de
los secuestros , que se habia suspendido recelando
que al restablecer la circulacion de los valores se
proporcionase auxilios á la cmigracion y restable-




,


CONVENCION NACIONAL (1795). 295
ciese el agio en los valores estrangeros, peroá pesar
de eso se resolvió en el sentido de la libertad de
comercio. Levantados los secuestros se restituye-
ron á los comerciantes estrangeros los valores que
se les habian embargado, á riesgo de no conse-
guir la recíproca de los que habían sido secuestra-
dos álos Franceses calas otras naciones. Illtirnamen-
te tambien se restableció la libre circulación del
numerario despues de una discusion acalorada. Se
había suspendido en otro tiempo pal'a solo impe-
dir á los emigrados que sacasen dinero de Fran-
cia y ahora se vol via á permitir por la única ra-
zon de que faltando los medios pétra pagar en re-
torno seria imposible hacer el comercio, á no
ser saldándole. con materias de oro y plata, POl'
cuanto Lyon no podía ahora suministrar los 60
millones ({ne antes daba en géneros manufactu-
rados, ni Nimes los 20 , ni Sedan los 10 con que
antes enriquecian al comercio. Ademas de eso se
creyó ({ue hallándose enterrado el numerario y no
atreviéndose ú salir á luz por causa del papel mo-
neda, el pago (Iue se hiciese á los estrangeros en
dinero de los objetos de importación , seria un es-
tímulo para que volviese á parecer y adquiriese
movimiento. Se tornaron al mismo tiempo ciertas
medirlas bastante pueriles para impedir que vinie-
se á parar á manos de los emigrados: una de ellas
fue precisar á todo el que sacase dinero á volver á,




2~)6 HE\'OlUCW:S FItANCESA.


introducir igual suma en géneros ó mereaderias..
Ultimamente se ocuparon en la dificil cuestión de


los asignados, de los cuales habia poco mas ó menos
7500 ó 7600 millones, en circulacion y quedaban
en caja de 5 á 600, pues los fabricados hasta el dia
ascendian á unos 8000 nrilloncs. La hipoteca que
quedaba todavia en bienes de primero y segun-
do origen como bosques, tierras, casas de canlpo,
palacios, fincas urbanas y muebles , podian ascen..
del' á mas de 15 mil millones, segun la valuacion
actual en asignados, y asi la hi poteca era I11aS que
suficiente. Sin embargo los asignados estaban per-
dicndo las nueve décimas Ó las once dozabas par-
tes de su valor, segun la naturaleza de los objetos
con que se cambiaban, y asi el estarlo quc cobra-
ba las contribuciones en asignados, el rentero , el
empleado público, el propietario de casas ó tier-
ras, el acreedor de un capital, y últimamente todos
los que cobraban sueldos , rentas ó salarios sufrian
pérdidas cada dia mas cnonnes, y siempre iba en
aumento el desórden. Contra él propuso Cambon
que se aumentaran los sueldos de los empleados
públicos y el rédito de los renteros , y después de
haberle combatido su proposjcion se vieron pre-
cisados á adoptarla en cuanto {I los empleados que
realmente no tenian con que vivir, pero esto no
era mas que un li jeL'() paliati \'0 para un mal in-
menso, porquc venia ú reducirse á aliviar una




,


CONVENCION NACIONAL (17 95). 297
sola clase entre mil; y para aliviarlas á todas era
preciso restablecer la justa relacion de los valores
¿pero como conseguirlo?


Todavia no acertaban á desengañarse de los sue-
ños del año anterior, y andaban adivinando la cau-
sa del desprecio de los asignados y los medios de
hacerles subir. POl' de contado, sin negar que su
enorme cantidad fuese una de las causas de su en-
vilccimiento , intentaban probar que no era la prin-
cipal,como escusándose de su escesiva emision; y en
prueba de ello se decía que en tiempo de la de-
sercion de Durnoui-iez , de la sublevacion del Ven-
dée y de la toma de Valenciennes , circulaba me-
1101' cantidad de asignados que des pues del desblo-
queo de Dunkerque , de Maubeuge y de Landau ,
y que sin embargo perdian mucho mas. El hecho
era cierto , pero solo probaba que las derrotas y las
victorias influian en el curso del papel moneda, lo
cual nadie podia disputar. Pero hoy, es decir, en
marzo de 1795 la victoria era completa en todo s
los puntos, se hallaba restablecida la confianza en
las ventas, y los bienes nacionales se habian con-
vertido en un objeto de agio, en que una multi-
tud de especuladores compraban solo pal'a reven-
derlos ó subdividirlos; y sin embargo el descrédi-
to de los asignados era cuatro ó cinco veces lnayor
que el alío precedente. Luego la verdadera causa
del descrédito del papel era la inconsideración de




298 REVOLUCION FRANCESA.
las emisiones, y su único: remedio la amortiza-
.


cion.
¿ Podria verificarse esta solo con vender los hie-.


nes? ¿Y cual sería el medio de verificar su venta?
Cuestiones eran estas que se reproducian todos
los años; porque la verdadera causa que, habia
impedido comprar los bienes anteriormente era la
repugnancia, la preocupacion ,y falta de confian-
za en la solidez de aquellos contratos, y 'hoy en
dia era otra muy distinta. Figúrese cualquiera
corno se hacen las adq uisiciones de inmuebles en
los tiempos comunes. El comerciante , el fabrican-
te, el labrador y el capitalista que han hecho sus
ganancias paulatinamente cOlnpran la tierra de
otro que se ha empobrecido ó que vende para,
cambiar su propiedad con otra: y así una tierra
muda de dueño ó en cambio de otra ó en cambio
de capitales adquiridos por medio del trabajo, y
el comprador de la tal tierra viene á descansar en
ella, mientras que el vendedor procura hacer va-
ler sus capitales recibidos en pago y cambiar de
ocupación. Tal es el círculo insensible de la pro-
piedad inmueble. Pero el que forme idea de lo
que es una tercera parte del territorio frances
compuesto de propiedades suntuosas y poco di-
vididas, de parques, quintas y palacios puestos
en venta á un tiempo, en el instante mismo en
que los propietarios, los comerciantes y capita-




CONVENCION NACIONAL (1795). 299
listas mas ricos andaban dispersos, comprenderá
fácilmente si era ó no posible el pago. No eran al-
gunos aldeanos ó colonos escapados de la pros-
cripcion quienes podian hacer aquellas adquisi-
ciones y sobre todo pagarlas; así de nluy poco ser-
via que se dijese que la masa de los asignados en
circulación era suficiente para pagar los bienes,
porque era ilusoria la tal masa , en razon de que
cada portador de asignados tenia precisión de em-
plear ocho ó diez veces mas que ántes para adqui-
rir los mismos objetos.


La dificultad consistia en proporcionar á los
compradores, no la voluntad de comprar ,sino las
facultades pal'a pagar; y así todos los medios pro-
puestos caminaban sobre una hase falsa, pues que
todos suponian la posibilidad del pago. Estos me-
dios eran forzados ó voluntarios; á saber: los pri-
meros consistían en quitar la calidad de moneda
al papel, reduciéndole á un simple abonaré para la
compra de bienes, y en el préstamo forzoso. Era
sumamente tir-ánica la primera de estas dos me-
didas, porque cuando recaia sobre el :lsignado
que estaba en manos de un obrero el cual apenas
tenia lo necesario para vivir se veia precisado á
sacrificarle sin poder siquiera comprar un pedazo
de pan. Así fué que apenas se esparció la voz de
que se quitaba la calidad de moneda á una por-
cion de papel , bajó inmediatamente , y se vió pre-




300 REVOLUCIO:'( FRANCESA.
cisa da la convención á decretar que se suspendie-
se. No era menos tiránico el préstamo forzado,
pues consistia en cambiar por fuerza el asignado
moneda en valor sobre tierras, con la única dife-
rencia de que el préstamo forzoso recaia sobre las
clases elevadas y ricas, en quienes solo se verifi-
caba la conversion; pero habian sufrido ya tanto,
que era d.ifícil hacerlas que comprasen bienes in-
muebles sin ponerlas en los mayores apuros. Fue-
ra de eso, después de la reaccion , ya principiaban
á resistir todo retroceso hacia los medios revolu-
. .


cionarros.
Restaban pues :únicmnente los medios volunta-


rios ,y de estos se propusieron una multitud.
Cambon discurrió una lotería que hahia de cons-
tar de cuatro mil lones de premios de á mil francos
cada uno , los cuales formaban un total de 4000
millones, á los cuales añadia el estado 391 millo-
nes que servirian para formar grandes premios,
de modo que hubiese cuatro de á 500 mil fran-
cos, treinta y seis de 250 mil, trescientos sesenta
de á 100 mil, y los menos afortunados siempre se
encontrarian con sus mil francos primitivos; pero
unos y otros en lugar de recibir asignados, solo
cobrariau un abonaré sobre bienes nacionales que
rendiria tres por ciento de intereso Así se suponia
que el deseo de ganar un premio considerable ha-
ria preferir esta colocacion en abonares sobre bie-




CONVEN'CION NACIONAL. (1795) 301
nes nacionales, perdiendo al mismo tiempo la ca-
lidad de moneda 4000 millones de asignados,que
quedarian convertidos en contratos sobre tierras,
y con una prima ó ganancia de 391 millones. Esto
era continuar suponiendo la posibilidad de hacer
esta colocacion; pero Thirion 2 aconsejaba otro me-
dio que era el de una tontina, y aunque este fue-
se muy bueno para reservar un pequeño capital
en favor de los superviveutes , era demasiado len-
to é insuficiente con respecto á la masa enorme de
los asignados. Johanot 3 propuso una ~especie de
banco territorial, en que se depositarian los asig-
nados para obtener recibos con tres por ciento de
interes, los cuales se carnbiarian luego cuando se
quisiese por asignados. Esto era repetir el mismo
plan de cambiar el papel moneda por simples va-
lores de tierras, sin mas diferencia que la de con-
servarles la facultad de volver á convertirse 'de
nuevo en moneda corriente, de lo cual resultaba
no quedar vencida la verdadern dificultad. Cuan-
tos medios se hahian imaginado hasta entonces
para rescatar el papel y darle valor, eran ilusorios
y se necesitaba continuar todavia por largo tiem-
po emitiendo asignados y haciéndolos bajar por
consiguiente hasta que la necesidad proporciona-
se una solucion forzada. Desgraciadamente no se
aciertan nunca á preveer los sacrificios necesarios


y disminuir su estension resolviéndose á hacerlos




302 REVOLUCION FRANCESA.


cuanto ántcs , y no conozco nacion alguna que ha-
ya tenido esta animosa prevision en las crisis eco


, .


normcas.


A estos imaginarios medios de recoger los asig-
nados se reunian otros que por fortuna eran mas
efectivos aunque muy insuficientes. Ascendian los
muebles de los emigrados, que eran fáciles de
vend el' á 200 millones de francos; y las transac-
ciones de los intereses que estos poseian en las
-compañias de comercio podrian producir corno
100 millones, á que podian añadirse otros 500
millones que importaba la parte de sus herencias.
Pero en el segundo caso se privaba al comercio
de gruesos capitales , y en el tercero hahia que
percibir una parte de los valores en tierras. Se
contaba con ofrecer un premio á los que comple-
tasen sus pagos de los bienes ya adquiridos, y se
'esperaba sacar de este recurso 800 millones. UI-
timamente se iban á rifar las casas grandes sitas
en Paris , que no estaban alquiladas, y de esto
se pensaba sacar mil millones: de suerte que
aun en'el caso de realizarse todo cuanto acabamos




de enumerar, lo mas que podria ascender era á
dos mil seiscientos millones : pero ya se hubieran
tenido por felices con sacar en todo 1500 , cuya
suma iba de todas maneras á salir por otra via.
Se acababa de decretar una medida muy pruden-
te y humana , que era la liquiclacion de los acree-




CONVENCION NACIONAL (1795). 303
dores de los emigrados; y aunque á los principios
se resolvió hacer una individual para cada uno de
ellos, y por :consecuencia habiendo muchos in-
solventes, la república no tendria que pagar sino
en proporcion de lo que tuviesen, con todo se con-
sideró que semejante liquidacion ofreceria lenti-
tudes interminables. Hubiera sido necesario para
realizarla abrir una cuenta á cada emigrado con
presencia de sus bienes muebles é inmuebles,
comparándolos con sos deudas, y entre tanto es-
tarian aguardando el pago veinte ó treinta años
sus infelices acreedores, que casi todos eran cria-
dos, obreros ó mercaderes. Por eso Cambon logró
(lue se decidiese que los acreedores de los emi-
grados pasasen á ser acreedores del estado, y que
se les pagase inmediatamente á todos, menos
aquellos, cuyos deudores fuesen notoriamente in.
solventes. De esta manera podia la república per-
der algunos millones, pero aliviaba grandes ma-
les y hacia un bien inmenso. El autor de esta idea
tan humana era el revolucionario Cambon.


Pero mientras se disputaban estas desgraciadas
cuestiones vol vian á aquejar de nuevo otras aten-
ciones mas urgentes, cual era entre otras la de las
subsistencias de Paris, que iban á faltar enteramen-
te, yaun se estaba á mediados de marzo. Todavia
no era posible que hubiese reanimado el comer-
cio la abolicion del máximum y los granos no aca-




304 REVOLUCION FRANCESA.~
baban de llegar. Una multitud de di putadosan-
daban repartidos por los alrededores de Paris ha-
ciendo requisiciones que no eran obedecidas, por
que aunque todavia estuviesen autorizadas para
el abasto de los pueblos grandes y se pagaban ú
precios corrientes, decian los cosecheros que es-
taban abolidas y reusaban obedecer. Pero no era
este el mayor obstáculo, sino que los rios y cana-
les estaban enteramente helados sin que pudiera
navegar barco alguno. Los caminos tambien esta-
ban intransitables por causa del hielo, y era ne-
cesario para que pasase cualquiercarro echar are-
na en ellos á veinte leguas á la redonda. Durante
la travesia solia salir el pueblo hambriento á sa-
quear las carretas, á lo cual le incitaban los ja-
cobinos, diciendo que hacia muy bien porque el
gobierno era contra-revolucionario , que dejaba
podrir los granos en París y queria restablecer la
monarquia. Al paso que se disminuian las entra-
das, se aumentaba el consumo, como sucede en
semejantes casos, porque con el miedo de que
faltase, cada cual hacia su provision para muchos
di as. Verdad es que se distribuia el pan como án-
tes por medio de billetes, pero el que mas y el
que 111enOS exageraba sus necesidades, fuera de
que los habitantes de Paris viendo que la escasez
era igual en las inmediaciones solian dar á las le-
cheras , las labanderas y á la gente del campo que




CO;."(VE~CION ~ACIO;'(AL (1795). ~lO;)
les traia legun1bres ó aves, pan en lugar de dine-
ro, pues así lo preferían aquellos. Los panadcros
revendian hasta la masa pura á las gente del cam-
po, con todo lo cual habia subido el consumo
desde 150 hasta 1900 costales. La abolicion del
máximum habia hecho subir el precio de todos los
comestibles á un grado estraordinario , y para dis-
minuirle habia depositado el gobierno en casa de
los salchicheros y especieros , víveres y merC~ln­
cias , con órden dc darlas ú bajo precio, y resta-
blecer un poco la haratura: p ero los talcs deposi-
tarios ahusaban del depósito, y vendia n ú precio
mas caro del que se habia convenido con ellos.


Cada dia estaban las comisiones cn la llla)'or
inquietud y esperaban con vivas ansias los 1non
costales de harina que habian venido á ser indis-
pensables. Boissy d'Anglas que estaba encargado
{le las suhsistencias , acababa de dar nuevos y nue-
vos informes para tranquilizar al público y pro-
porcionarle una scguri(lad de que el mismo go-
bierno carecía. En esta sitnacion se prod igaban
unos á otros las injurias de costumbre, diciendo
los de la montaña : ahi teneis la abolicion del mú
xinuun ; mientras que el lado derecho respondia
que aquel triste efecto era u na consecuencia nece-
saria de las antiguas medidas revolucionarias. J~n­
to nccs eada uno proponia por remedio el curnpJi-
miento de los deseos de su partido y pedia reso-


VIII. 20




ItE\'OI.UCION FRANCESA.


luciones que solian ser muy estrañas al lastimoso
asunto de que se trataba. Decia el lado derecho:
« Castigad á todos los culpables, reparad todas las
ti: injusticias, revisad todas las leyes tiránicas y
ti: anulad la ley de los sospechosos.») No, respon-
dian los montañeses, renovad las comisiones de
gobierno, vol vedles su energia revolucionaria, ce-
sad de perseguir á los mejores patriotas y de [1VO-
recer á la aristocracia. Tales eran los medios pro-
puestos para aliviar la miseria pública.


Siempre escogen los partidos aquellos momen-
tos para venir á las manos y hacer que triunfen
sus deseos, y POl' eso sin duda se presentó á la
asamblea el informe tan esperado acerca de Bi-
llaud-Varennes , Collot de Herbois , Barrére y Va-
dier. La comision de los 21 era de dictamen que
habia lugar á la acusacion y proponia el arresto
provisional, que fue votado inmediatamente por
una inmensa mayoria. Se decretó que aquellos
cuatro miembros acusados serian oidos por la
asamblea, y qllt~ se ahriria una solemne discusion
sobre la proposicion de acusarles ó no. Apenas se
dió aquella decision ,!cuando se propuso reintegrar
en la asamblea á los diputados proscritos, que dos
meses antes habian sido declarados libres de toda
pesquisa, hien que prohibiéndoles que volviesen
al seno de sus compañeros. Sieyes , que habia guar-
dado 5 años de silencio, y qne desde los prime-




'CO~YI~NCIO:'NACIOL'1AL (1795). 307
ros meses de la asamhlea vconstituvente se había


o/


ocultado en el centro para hacer olvidar su l'epu-
tacion y su ingenio; aquel á quien hahia perdo-
nado la dictadura, como á un carácter insocia-
ble incapaz de conspirar y que dejaba de ser pe-
ligroso desde que cesaba de escribir, salió enton-
ces de su larga nulidad y dijo que supuesto re-
nacía el reinado de las leyes, volvía á tomar la pa-
labra. Entretanto que no se repare la i nj uria he-
cha ú la rcpreseutacion nacional, no estaba l'es-
tablecido en su dictárncn el reinado de las leyes,
y asi decia á la convencion: a: Toda vuestra histo-
« ría se di vide en dos épocas, :i saber; desde e121
« de setiembre que fue el dia de vuestra reunion ,
(l hasta el 31 de 111ayo en que os oprimió el pue-
« hlo fanatizado : desde el 3 t de lnayo hasta hoy


.c(l ha estado oprimido el pueblo por la convencion
« tiranizada. Hoyes el dia en que probareis que
q ya sois libres llamando á vuestros cólegas , sin
(f que deba siquiera discutirse semejante medida,
« porque es de pleno derecho, » Al oir este modo
de raciocinar se sublevaron los montañeses, y le
dijo Cambon: <' Con que todo cuanto se ha hecho
« es nulo. Esos inmensos trabajos, esa multitud
~ de leyes, todos esos decretos que componen el
« gobierno actual son tamhien nulos, y la salud
« de la Francia verificada por vuestro valor y es-
« fuerzos será i~ualnlentc nula. » A eso respondió




308 REVOLUCTON FRANCESA
Sieyes que no se le habia comprendido bien; pero
sin embargo se decidió la reintegracion de los di-
putados que habian escapado del cadalso, y vol-
vieron á entrar en medio de una multitud de
aplausos aquellos famosos proscritos Isnard, En-
rique Lariviere, Louvet , Larreveliere Lepaux, Doul-
cet de Pontecoulant, y esclamó Chenier: ¡, por qué
no se habrá encontrado alguna caverna bastante
profunda para libertar de los verdugos la elo-
cuencia de Vel'gniaud y el ingenio de Condorcet ?


Mucho se indignaron Jos mon tañeses , y aun al-
gunos thermidorianos no las tenian todas con sigo
al ver entrar en la asamblea los corifeos de una
faccion. que habia resistido con tanta energia al
sistema revolucionario , y se volvieron hacia la
montaña. Entre ellos se distinguieron aquel Thu-
riot tan enemigo de Robespierre, que escapó co-
mo por milagro á la triste suerte de Philipeaux,
Lesage-Senaoult, hombre prudente, pero enemi-
go declarado de la contra-revolucion , y por últi-
mo aquel Lecointre el enemigo encarnizado de
Billaud , Collot y Barrére , á pesar de que cinco
meses ántes le habian declarado calumniador por
haber denunciado á los siete miembros que que-
daban de las antiguas comisiones. Todos estos,
repito, se pasaron al lado izquierdo. -No sabeis
lo que estais .haciendo , les dijo Thuriot á sus có-
legas; pOl'que esos hombres nunca os la perdona-




CONYE~CION NACIONAL (1793'1. 30n
rán. Propuso Lecointre una distincion diciendo
que en buen hora se admitiese á los diputados
proscritos, pero fIue se examinase quienes de en-
tre ellos habian tomado las armas contra su patria
sublevando los departamentos, pues á estos no se
les debia admitir, En efecto todos habian tomado
las armas , y Louvet no titubeó en convenir en
ello y aun propuso hacer la decJaracion de que
los departamentos que se sublevaron en junio de
93 habian merecido bien de la patria. Al oír esto
Tallicn se levantó furioso y admirado del atrevi- .
miento de los gil'on<1inos , rechazó las dos pro-
posiciones de Lecointre y de Louvet , las cuales en
efecto se dieron por no oidas. Entre tanto fIuC se
acababa de reintearar á los girondinos proscritos
se maudó examinar' en la cornision de seguridad
general la conducta de Pache , Bouchotte y GaraL


Semejantes resoluciones no eran las IDas pro-
pias para calmar los úuimos ; á lo cual se añadió
la escasez (pie cada dia iba en aumento, y obli-
gaba á tomar una providencia que se estaba difi-
riendo habia muchos días, y no podia menos tic
llevar ú su colmo la iriitacion del pueblo. Consis-
tia esta en poner á ración á los habitantes de Pa-
rís para lo cual propuso Boissv d'Anglas en la
asamblea del, 16 'de lnarzo, que ú fin de evitar los
desperdicios y asegurar á cada uno la parte.suti-
ciente de alimentos se redujese á cada individuo




il una porcion determinada ae pan. Era necesario'
indicar en un billete el número de individuos de'
fllle se componia cada [unilia y uo d(~bia darse á
cada uno mas <¡ue una libra (le pan por día, con
cuya cornision porlia responderse de que no fdl--
tarian víveres en la ciudad. El montarles Romc
propuso que se aumentase la ración de los traba-
jadol'cshasta lilH'a y Inedia, ponplC idi jo que las
clases elevadas teuiun otras cosas (l'_lC comer como
carne, arroz y lt'f.;'llm];l'cs, pero fIne el hajo pue-
hlo lo mas que pod ia hacer era compl'al' pan y
por consecueuria Ill'('es~tabamas. Adoptose la pro-
posiciou d(~ Horuc , .v los tlH~rmidol'ianos sintieron
mucho un hahers» ant.ici parlo :1 hacer-la para con-
<JuisLal' d apoyo dd pueblo en perjuicio de la
mon lalta.


Apeuns S{~ LI1!H) pS¡H'dido este decreto cuando
escitó uu a f{~rnH'ntacioll estraordinaria en los bar-
rios popu Iosos de Paiis , y los revolucionarios se
esforzaronpor agravar su efccto , pon icndo ú Hoissy
d'Anplas el apodo de 1Joissy de! luunbre. A la maña-
na siguiellte 17 de méH'7,O en (¡ue por primera
vez ¡ha ú ponerse en ej¡~eucion d decreto se levan-
tó nn ~Tan tumulto en los arrabales de San Mal'-e .
celo y San i\ntonio. Se habian distribuido para
los 636 tui 1 habitante.s de la ca pital 1897 costales
de harina; v 32 't mil ciudadanos haliian recibido
la Inedia libra mas destinada para los obreros que




CONVENCION NACIONAL (1795). 3 J t
trabajaban pOl' sus propias manos, pero á pesar
de eso le pareció al pueblo de los arrabales una
cosa tan nueva eso de verse puesto ú racion , que
no pudo menos de murmurar de ello, y aun algu-
nas mugeres de las parroquianas de los clubs, que
siempre estaban prontas á sublevarse, se amoti-
naron en la seccion del observator-io, Juntáronse
con ellas los bullangueros orcli narios de aquella
seccion, y quisieron hacer una representacion á
la convencion , mas para eso era indispensable
una asamblea formal de toda la secciou , la cual no
podia verificarse 111as que en el dia décadi. Sin
embargo cercaron á la comision civil, y la pidie-
ron con amenazas las llaves de la sala de las se-
siones , y habiéndoselas negado, exigieron que uno
de sus miembros fuese acompañando al tumult o
hasta la convencion. Consintiose en la propuesta
y seúaló la comisión uno de sus individuos para
que regularizase el movimiento, é impidiese 105
desórdenes. Esto mismo , y al mismo tiempo esla-
hit sucediendo en la comisión de Finistere donde
se habia armado otro motin que vino á reunirse
con el del observatorio, y mezclados 11no con otro
caminaron 11ácia la convención. Uno de los cabe-
cillas se encargó de llevar la palabra, y le intro-
dujeron en la barra con algunos de sus canlal~a­
das, quedándose los dernas á la puerta haciendo
un ruido espantoso, y dijo el orador: ( Xos falta




IlEVOLUCIO~ FfL.\~CES.\.


«el pan y estarnos lllUY dispuestos á arrepentirnos
( de los sacrificios {lne hemos hecho en favor de la
« revoluciono » ---- Al oj r estas palabras indignada
la asamblea , le interrumpió lu-uscamente ,y se Ic-
vantaron muchos dc sus miembros para reprimir
la osadia de aquel lenguage. -Pan, pan ¡g"ilaron
it un tiempo los e~poncntes dando golpes en la
harra ,{¡ cuya insolente respuesta quiso la asam-
blea que se les hiciese salir de la sala. Sin embar-
go se calmó el alboroto, y el orador concluyó su


.-' ....' ""'


arenga diciendo que hasta que SP- hubiese satisfc-
ello á las necesidades del pueblo, no gritarian mas
que 'viva la república. Respondió con firmeza el pre-
sidente Thibaudeau á tan sedicioso discurso, y si u
convidados Ú (pIe presenciasen la sesion , los dcs-
pachó para que volviesen ú sus trabajos. Al mismo
1iempo la comisión de seguridad general, {pIe ya
habia reunido algunos batallones de las secciones
hizo despejar las puertas de la asamblea y disper-
só la reunion.


Esta escena produjo gran impresión en los áni-
mos, y las diaria", amenazas de los jacobinos es-
parcidos por las secciones dc los harrios , sus pas-
quines incendiarios en que anunciaban una insur-
rcccion para de allí ú ocho dias sino cesaba toda-
pesquisa contra los patriotas, y no se ponia en
vigor' la const.itucion d{~ n:3 , y por último sus con-
cjliábulos quc casi eran públicos en los cafés de los




C'WVVENCION NA.CIONAI_ (1795). 31:5
riTl'aJJales, no dejaron la menor duda á la conven-
cion de qne se intentaba otro 31 de nlayo. Como
en él se veian amenazados el lado derecho, los gi-
rondines y los thermidorianos , pensaron en to-
mar sus medidas para prevenir otro nuevo ataque
contra la representacion nacional. Sieyes que aca-
haba de volver ú tornar parte en la escena y entrar
en la comision de salud pública, propuso á las co-
misiones reunidas una es ;)ecie de ley marcial des-
tinada á prevenir nuevas violencias contra la con-
vencion. En este proyecto de ley se declaraba se-
diciosa toda reunión en que se propusiese atacar
las propiedades públicas ó privadas, restablecer
la monarquia , trastornar la república y la cons-
titucion de 93, dirigirse al Temple ó á la conven-
cion etc. Todo individuo que hiciese parte de se-
mejante reunion sufriria la pena de la deportacion
y si no se disipaba después de tres intimaciones
de los magistrados , se emplearia contra él la fuer-
za , para lo cual quedaban obligadas todas las sec-
ciones á enviar aUí sus batallones entre tanto que
se reunia la tl'opa de línea. Todo insulto á un re-
pt'esentante del pueblo seria castigado con la de-
portacion , y el ultragc acompaüado de violencia
con la pena de muerte. No habia de quedar mas
que una sola campana en Paris , y esta en el pa-
hellon de la Unidad, la cual tocaria á rebato in-
mcdiatamentc que cualquier grupo marchase ha-




314 REYOUJ€ION FRANCESA.
cia la convencion. Cuando se oyese esta señal to-
das las secciones estaban obligadas á reunirse y
marchar al SOCOlTO de la represen tacion nacional.
En caso de que esta se viese disuelta ú oprimida
en su Iibertad , se mandaba á los miembros que
lograran escaparse, salir inmediatamente de Pa-
ris y dirigirse á Chalons SUl' l\Iarne , á los cuales se
reunirian inmediatamente todos los sup lentes y
todos los representantes que se hallaban en comi-
siono- Los generales debian inmediatamente enviar
tropas á la frontera , y la nueva convcncion reuni-
da en Chalons, corno única depositaria de la
autoridad legítima debia marchar sobre Paris ,
Iihertar la porción oprimida de la rcpreseutaciou
nacional y castigar á los autores del atentado.


Aprobaron con mucho gusto las comisiones
aquel proyecto y quedó Sieyes encargado de pl'e-
sentarle á la asamblea lo mas pronto posi hle,
Pero los revol ucionarios por su parte, alentados
con el último movimiento , y viendo cuan favo-
rable les era la ocasion de la escasez, juntamen-
te con el peligro fpIe corria su partido y en parti-
cular el de Billaud, CoBot, Harrcre y Vadier, se
agitaron con mayor violencia y pensaron seria-
mente en combinar una sedicion. Hallábanse di-
sueltos el club electoral y la sosiedad popular de
Quinze- Víngs y careciendo los revolucionarios de
aquellos lugares de asilo, se habian esparcido por




CONVENCION NACIONAL (1795). 3J5
fas asambleas de sección que se juntaban todos-
los decadís y ocupuban los arrahales de San Anto-
nio, San lUarcelo, los barrios del Temple y de la-
ciudad. Allí se juntaban en los cafés que hay en
aquellos barrios y proyectaban un movimiento
aunflue sin tener plan ni gefes bien conocidos.
Habia entre ellos muchos horn hres com prometi-
dos ya en las comisiones revoluciona rias ya en
diferentes empleos que tenían mucho influjo en Ía
multitud, pero ninguno de ellos tenia una supe-
rioridad decidida, sino que se equilibraban unos
con otros, se entendian mal , y sobre todo no te-
nian comunicación alguna con los diputados de la
montaña. Antiguamente los demagogos, siempre
aliados de Danton ú de Hobespinrre ó de otros ge-
fes del gobierno les hahian servido de interme-
dios para dar al populacho la contrasella ó pala-
bra de órden ; pero unos y otros liabian perecido
ya, y los n nevo." agita<1ores eran desconocidos de
los nuevos cori feos de la moutaíia ~ sin otra confor-
midad <lue la de los peligros y la adesion <l una
misma causa. Por otra parte los d iput.ulos 1110nta-
ñeses que habian quedudo cu rninoria en las asam-
bleas ~ se les acusaba sin cesar de q He conspira
han para recuperar la autoridad, como sucede
siempre él todos los partidos vencidos, se vejan re-
ducidos á justificarse diariamente y á protesta['
que no conspiraban. El resultado ordinario de se-




316 REVOLUCION FUANCESA.
mejante situacion es inspirar el deseo de que cons-
piren otros y la repugnancia á conspirar uno mis-
lllO y así decian todos los dias los montañeses: el
pueblo se sublevará; es 'útdispensable que se subleve; pero
ellos no se hubieran atrevido á concertarse con él
para decidir tal sublevacion. Solian citarse con
frecuencia dichos imprudentes de Duhem y de
l\laribon lUontaucl en un cnfó , poi'(Iue uno v otro
tenian muy poca reserva y mesura parano haberlos
proferido. Se repetian algunas declamaciones de
Leonardo Bourdon en la sociedad seccionaria de
la calle de Verthois , las cuales eran nlUY verosí-
miles en su boca; pero ninguno de ellos trataba
con los patriotas. En cuanto el Billaud, Collot y
Barrére , aunque mas interesados que otros en un
movimiento, temian tomar parte en él POl' no
agl~avar su situacion ya sohradarncnte peligrosa.


Caminaban pues solos los patriotas sin mucha
conformidad como sucede siempre que no hay ge-
fes señalados. Concurrian unos ú las casas de los
otros, se daban citas de callc en calle y dc bar-
rio en barrio y se noticiaban que tal ó cual sec-
cion se proponia hacer una representacion ó cnsa-
yar algun movimiento. En los princi pios de una
revolucion cuando un partido toma la delantera
y tiene sus gefes , y cuando el éxito y la novedad
arrastran las masas en su séquito, suele desconcer-
tar á sus adversarios con la audacia de sus ataques




CONVENCION NACIONAL. (179fj).317
Y suple á la uniformidad y al órden con el entu-
siasmo: mas por el contrario, cuando se ve redu-
cido á defcnderse, cuando carece de impulso y
cuando es conocido de sus enemigos, necesita mas
que nunca de disciplina. Pero aun esta misma que
casi siempre es imposible, llega á serlo del todo
cuando han desaparecido sus corifeos influyentes.
Tal era la situacion del partido patriota en fines
de marzo del año IlI, muy distinto ya de aquel
torrente del 1i de Julio, dcl 5 y 6 de octubre,
del 10 de agosto y del 31 de lnayo; no siendo en
el dia mas que una reunion de algunos hombres
aguerridos con largas discordias, seriamente com-
prometidos, llenos de energia y tesan, pero mas
capaces de combatir con desesperación que de
vencer.


Segun la antigua costumbre de hacer que pre-
cediese á cualquier movimiento una representación
imperiosa, aunque en términos mesurados redac-
taron una las secciones de lUontreuil y de Quince
Vingts, que estaban comprendidas en el arrabal
de Antonio, muy semejante á las que se habian
hecho antes de las insurrecciones. Se convino en
que habia de presentarse en 1.0 de gel'minal que
equivalia al 21 de rnarzo, precisamente el dia
mismo en que habian convenido las comisiones en
presentar el proyecto de grande policia discurri-
do por Sieyes. Ademas .de la diputación que ha-




318 RBVOLUCION FRANCESA.
bia de presentar el escrito de los barrios ~se habla
juntado un gl'UpO de patriotas hacia las Tullerias,
y en efecto segun su costumbre se agolparon los
'grupos gritando viva la convencion , vivan los Jacobi-
nos, mueran los atisiocratos. Tambien se habian jun-
tado en gTan número los jóvenes del cabello re-
mangado y del cuello negr'o desde el Palacio Real
:á las Tullerias y se .formaban en gr'upos opuestos
gritando, viva la convencion, mueran los terroristas.
Fueron introducidos los su plicantes en la barra y
leyeron la petición cuyo lenguage era estrema-
merite comedi do , pues en ella se recordaban los
paclecimientos del pueblo sin soltar' la menor pa-
labra descompuesta, respondian á todas las acu-
saciones dirígidas contra los patriotas sin mezclar'
ninguna recriminacion contra sus enemigos, lla-
mando solamente la atencion sobre que en las di-
chas acusaciones se olvidaban los servicios hechos
pOl' los patriotas y la situacion en que se habian
encontrado. En medio de todo no negaban que se
hubiesen cometido escesos, pero añadian al rnis-
1110 tiempo que todos los demas partidos eran
tambien compuestos de hombres y no de Dio-
ses. y añadieron pOl' último: «Las secciones de
« Quince VÚlgts y ele Montl'euil no vienen á supli-
« caros como providencia general ni deportacio-
« nes ni efusión de sangre contra ningun partido,
« con cuyos medios solo se consigue confundir los




CONVENCION NACIONAL. (1795). 319
'« simples errores con .Jos crímenes; no quisieran
'C[ ellas ver en los Franceses sino hermanos diver-
«samente organizados aunque miembros todos de
<l una misma familia. Solo vienen á pediros que
« pongais en práctica un medio que no solo está
él en vuestras manos sino que es el único eficaz
({ para terminar nuestras tempestades políticas, y
<r este medio no es otro que la constitución de 1793.
C[ Organizad desde hoy mismo esa constitucion po-
(( pular que los pueblos franceses aprobaron y ju-
araron defender : ella bastará para concilia!' todos
« los intereses, calmar los ánimos y conduciros al
« término de vuestras tareas.»


Esta insidiosa proposición encerraba en sí todo
cuanto podian desear los revolucionarios en aquel
momento, pues en efecto pensaban que como la
constitución debia disolver la convencion , volve-
rian á la legislatura, al poder ejecutivo y á las
administraciones municipales no solo sus gefes si-
no tambien ellos mismos. En esto habia un grave
error, pero ellos lo esperaban así creyendo que
sin anunciar deseos peligl'osos corno por ejemplo
la libertad de los patriotas, la suspension de to-
das las causas ó la forrnaciou de un nuevo ayun-
tamiento de Paris , lo conseguirian todo con solo
que se pusiese en vigol' la constitución. Si la con-
vencion reusaba su demanda y no se esplicaba
con claridad ni fijaba una época próxima para




'REVOLUCION ¡"ItANCnSA.


hacerlo , era lo mismo que no querer la constitu-
-cion de ·93. El presidente Thibaudeau les dio una
respuesta muy ti nne, la cual coucluia COIl estas
palabras tan duras como poco lisonjeras: « La COIl-
-« vencion no ha atribuido jamas las peticiones in-
{( sidiosas que se le han dir igido ú los robustos y
« sinceros defensores de la libertad, que ha pro-
« ducido el arrabal de Antonio. 1) No bien habiu
concluido el presidente, cuando el diputado Cha-
les se apresuró ú subir á la tribuna para pedir
que se pusiese en la sala de la con vcnciou la dcclu-
racion de los derechos del hornhre , con alTeglo
á uno de los artículos de la constitucion, Detras
de él subió Tallien y dijo: Il Yo pregunto á esos
«hornhres que tan celosos se muestran hoy en fa-
« VOl' de la constitucion , y parecen haber adopta-
.« do aquella palabra de reunion de cierta secta que
« se formó al fin de la constituyente, esto es la cous-
« titucion y no mas quela constitucion: si no fueron ellos
<t los que la encerraron en una caja.» Los aplausos
de un lado y los murmullos del otro interrumpieron
á Tal'lien , el cual en medio del tumulto continuó
diciendo; « Nadie hay que me impida decir mi
« opinion cuando me hallo en medio de los re-
« presentantes del pueblo. Todos queremos la C0115-
« titucion con un gobierno firme, es decir, con
« aquel gobierno que ella misma prescribe, y no
«debe permitirse (Iue unos cuantos rniernbros




CO~YE~CION ~ACIO~AL (1795). 321
c: hagan creer al pueblo que hay otros en esta
« asamblea que no quieran la constitucion, Hoy
({ mismo es indispensable tomar medirlas para
« impedirles que calumnien ú la mavoria respe-
« table y pura de la convención. » - Si , sí , gl'i-
taron todos, - Y él añadió : « Esa constitucion á
« quien ellos añadieron , no leyes propias para
(l completarla y hacer posible su ejecucion , sino
« un gobierno revolucionario , es indispensable
([ ponerla en vig'ol' de modo que dé vida al go-
« lrierno. Pero nosotros no tendremos la ilnpru-
« ciencia de querer cjccutarla sin leyes orgánicas,
« {l fin deentregar la incompleta y sin defensa á to-
(f dos los enemigos de la república. Por eso pido
« que sc c.lé prontamente un informe sobre los 111e-
<r dios de cjecutal' la constitucion , y que se decre-
(f le desde ahora que no habrá intermedio alguno
« entre el gohierno actual y el que haya de que-
([ dar definitivamente.» Bajó Tallien de la tribuna
dando todos muestras de la satisfacción universal
que acababa de causar su respuesta, sacando de
su apuro á la asamblea. Aquellas leyes ol'gánicas
eran un esccleute pl'ctesto para diferir la promul-
gacion de la constitucion , y facilitar medios de
moditicarlu : pudiendo tal vez dar ocasion á revi-
sarla de nuevo corno se habia hecho con la de 91.
El diputado lUiaulle, que era un mnntañes 1110-
derado , aprobó el dictamen de Tallien y admitió


VIIl 2l




322 REVOLU(']ON FRANCESA.
como él que no debia precipitarse la ejecucion de
la constitucion ; pero sostuvo que no habia incon-
veniente en darla publicidad ni en que se gl'avase
en piedras de mármol y se espusiese á la vista ;en
los sitios públicos. Asustado Thibaudeau con que
se diese tal publicidad á una constitucion hecha
en el momento de un delirio demagógico, cedió
la silla á Clauzel y suhió á la tribuna diciendo:
« Legisladores, nosotros no debemos parecernos á
c: aquellos sacerdotes de la antigüedad que tenian
«dos maneras de esplicarse , la una secreta y la
ti: otra ostensible, sino que debemos tener valor
«para decir lo que pensamos acerca de esa cons-
«titucion, y aunque me cueste la vida, como
« costó el año pasado á los quc se atrevieron á ha-
« cer algunas observaciones COI1tl'(\ ella , tengo de
« hablar.» Después de una larga" interrupción ,
ocasionada por los aplausos, sostuvo osadamente
Thiba'udeau que era muy peligroso publicar una
constitucion, que ciertamente no era conocida
mas quc de los mismos que tanto la ponderaban ,
y dijo: « Una constitucion democrática no es aque-
«Ha en que el pueblo ejerce todos los poderes ... » .
No , no, gl'ital'on una multitud de voces ... «sino
« aquella en que POl' una prudente distribucion
« de todos ellos, goza el pueblo de libertad, igual-
« dad y reposo. Ahora bien, yo no encuentro nin-
«'gtlna de estas cosas en una constitucion :que al




'CO~VEXCION NACIO~AL. (t 795). 32:\
-eIado de la representación nacional me coloca un
«ayuntamiento usurpador y unos jacobinos fac-
« ciosos; que no concede á la representacion tna-
«cional el mando de la fuerza armada en el sitio


.« mismo donde ella reside , privándola de los me-
e[ dios de defenderse y mantener su dignidad; que
e[ concede á una fraccion del pueblo el derecho de
(l insurrecoion parcial y la facultad de trastornar
«el estado. En vano se nos dice que una ley 01'-
(( gánica corregirá todos esos inconvenientes, sin
(l hacerse cargo de que una simple ley puede mu-
({ darse por la legislatul'a, y unas disposiciones
el tan importantes como las que contienen las le-
({ yes orgánicas ,deben ser tan inmutables como
<r la misma constitucion. Fuera de eso, las leyes
4: orgánicas no se hacen en t 5 dias ni en un mes ,
({y entre tanto propongo (Iue no se dé publicidad
~(á la constitucion , sin que ántes se asegure un
« gl'an vigor en el gobiel'no y que si es necesario
({ se añadan nuevas atribuciones á la comision de
«salud pública. » Diéronse innumerables aplausos
á esta atrevida declaracion , y al instante 'se pro~
puso cerrar la discusion y se cerró en efecto casi
por unanimidad. Dijeron los montañeses irritados
que no habian tenido tiempo para oirIaspalabras
delpresidente ni sabian lo ctuese hahia 'pl'opues-
to , pero no se les hizo caso y se pasó adelante.
Entonces propuso Legendrc que S~ nombrase una


\
,If


''Y}.'


t ••Y J
,-h :
.~ j ...




32!ir REYOJ_UCJON FRANCESA.
comisión de once miembros para que se ocupara
sin descanso de las leyes orgánicas que habian de
añadir-se á la constitucion , y al instante se adoptó
la idea. En seguida anunciaron las comisiones
que tenian un informe importante que leer y Sie-
yes subió á la tribuna para pl'esentar su ley de
alta policia.


Mientras que pasaban estas diferentes escenas
en lo interior de la asamblea, reinaba por fuera
el mayor tUlTIUltO, y los patriotas del arrabal
que no habían podido entrar en la sala, anda-
han esparcidos por el Carrousel y por el jardin de
'I'ullerias , aguardando con impaciencia y dando
sus alaridos acostumbrados, para saber cual habia
sido el resultado del paso dado con la convencion.
Algunos de ellos que habían bajado de las tribu-
nas vinieron á contar á los demás lo que pasaba
y mintiendo en su relacion les dijeron qne ha-
bian sido maltratados sus comisionados por la
convencion , otros habian recorrido el jardin y
dado empujones á)os jóvenes que encontraban y
aun cojido á tres á quienes arrojaron en el estan-
que grande de 'l'ull erias.rViendo aquellos. desór-
denes la comisión de seguridad general, mandó
tocar generala para convocar á las secciones in-
mediatas; pero sin embargo el peligro era urgen-
te y se necesitaba tiempo para que. estas fuesen
convocadas y reunidas. Estaba rodeada la comi-




CONV~:SCION NACIONAL (1793), 325
sion de una multitud de jóvenes que habian ~lCU­
dido allí en número de mil á mil y doscientos ar-
mados con estoques de bastón y dispuestos á em-
bestir con los grupos de patriotas qne hasta en-
lonces no habian encontrado resistencia. La co-
mision aceptó su socorro y los autorizó ú que lJi-
ciesen la policia del jardin, y en consecuencia se
precipitaron sobre los grupos donde se gritaba t,i-
van los jacobinos, los dispersaron después de una
escaramuza bastante larg;a y aun arrollaron á una
parte de ellos hácia la convencion. Entonces algu-
nos de estos patriotas subieron á las tribunas y
causaron con su llegada un nuevo desorden. Aca-
baba entonces Sieves de leer su informe sobre la


.'


ley de alta policia y no cesaban de gritar en la
montaña que se difiriese, porque era una ley de
sangre, una ley marcial y que se intentaba sacar
i\ laconvencion de Paris, --- A estos gritos se lllez-
ció el ruido que hacian los fugitivos del jardín,
y entonces llegó ú su punlo el alboroto, oyéndose
una voz 11lUY fuerte que decia: los realistas están
asesinando lÍ los patriutas. Tarnbien se oia gran tu-
multo Ú las puel'tas en términos que el presidente
llegó á cubrirse, y la mayoria de la convcucion
decía (fue ya se estaba verificando el peligro pre-
visto por la ley de Sieyes y (fue era indispcn-
sable votarla en el mismo memento. Que se vo-
le, que se vote di jCl'on una multitud de miem..




hros ; ) cn efecto se puso ú votación y quedó apra-
hada por una mayoria inmensa y con aplauso ge··
neral. Los de la estrema izquierda reusaron tomar
parte en la deliberacion , hasta qne al fin se rué
restableciendo poco á poco el sosiego y principia-
ron á poder entenderse los oradores, diciendo Du-
hem ({ue se habia engañado á la convencion. En-
tonces entró Clauzel y di jo que ven ia ú tranqui-
lizar á la asamblea ; pero replicaron muchos á un
tiempo, que no tenian ninguna necesidad de que
nadie les tranquil iz.ara, El mismo aiiadió que los
buenos ciudadanos habian venido á formar un
muro de defensa en favor de la convencion , pero
le replicó Huamps t[ue él era quien haLia provo-
cado aquellas reuniones para hacer pasar una ley
atroz. Quiso contestar Clauzel pero .no pudo con-


.-"t .• .."
segUIr que le oyeran, y entonces se pnnCIpiO a
combatir aquella ley votada con tanta precipita-
ciou, l\'Ia~ di jo d presidente : « la ley está ya votada
«y no se puede volver sobre ella, » pero aüudió
Lal lieu j q\le na .la importaba por lo mismo que es-
taban e ouspiraudo por fuera, .pues era necesario
hacerle;) ver que la convención sabia deliberar aun
rntre asesinos , y así no había inconveniente en
fIue se vol viese ú aln-ir la discusión. En efecto
~\sí se hizo y principiaron á deliberar con el ma-
yor sosiego al mismo tiempo qne se res tahlecia la
"'


tranquilidad por fuera, por(lue los jóvenes, vic-




CONVENCION NACIONAL (1795). 327
toriosos de los jacobinos, solicitaron presentarse
á la asamblea pOl' medio de una diputacion, pro-
testando de sus intenciones patrióticas y de su ce-
lo en favor de la representacion nacional. Esto di-
cho , se retiraron despues de haber recibido mu-
chos aplausos, y la convencion continuó discutien-
do la ley artículo por artículo, la votó y se sepa-
ró en fin á las 10 de la noche.


Aquella escena dejó convencidos á los dos pat'-
tidos de (lue se preparaba algun acontecimiento
estrnordinario. Efectivamente los patriotas que
habian sido desatendidos por la convencion y
apaleados en el jardin de 'I'ullerias , se fueron á
desahogar su cólera en los arrabales, escitando al
pueblo á que se sublevase, y como no quedó du-
da á la asamblea de que iba á ser atacada, se
propuso poner en práctica la ley tutelar que aca-
baba de dictar.


Al dia siguiente tocaba otra discusion no me-
nos gl'ave que la anterior, pues debian ser oidos
por primera vez en presencia de la convencion
Billaud, Collot , Barrére y Vadier. Desde 11lUY
temprano habian acudido á las tribunas muchos
patriotas y lnugeres, pero les habian ganado pOl'
la mano los jóvenes, impidiendo la entrada á es-
tas últimas y empujándolas con bastante aspere-
za, de que resultaron algunas riñas el) las in me-
diaciones de la sala. Entre tanto no faltaban nu-




328 ttE'·OLU(:ION FltANCESA.
merosas patrullas esparcidas por los ulrededores ,
que consiguieron mantener la tranquilidad pú-
hlica , y así aunque no dejaban de estár nenas las
tribunas, no puede decirse que hubiera confusion
y pasaron el tiempo desde las ocho de la mañana
hasta el medio dia en cantar canciones patrióti-
cas, esto es, unos la del Receil dlt pellple y otros la
Marsellesa,. hasta que tomaron asiento los diputa-
dos. Por fin ocupó la silla el presidente entre gri-
tos de viva la conoeucion ,. viva la república, y Ios acu-
sados vinieron á sentarse en la barra esperando
la discusión con el mayor silencio.


Inmediatamente pidió la palabra Roberto Lin-
det para una moción de órden , y nadie dudó de
que aquel hombre irreprehensihle , Ú quien nadie
se había atrevido á acusar como ú los dernas miem-
hros de la comision de salud pública, vendria á
defender á sus antiguos camaradas. Era esto muy
propio de su carácter por lo mismo que aun se
habia mezclado menos que Carnort y Prieur de
la Costa de Oro en las providencias políticas de la
antigua comision , y si aceptó- el encargo de los
abastos y trasportes, fue con la condición espresa
de no mezclarse en las operaciones de sus cólc-
gas,. de no deliberar nunca con ellos y hasta de
ocupar con sus secretarias otro diferente local. En
tina palabra habia reusado su conformidad antes
del peligro, y luego que este llegó, venia á recla-




CON"VENCION NACIONAL (1795). 329'
mal'la geIlerosalnenlc. Se creyó que Car\lot y
Prieur de la Costa de Oro imitarian este ejemplo '1
y por eso empezaron :l gritar muchos del lado de-
recho oponiéndose á que fuese escuchado Roberto
Lindet, diciendo que tocaba la palabra á los acu-
sados, y era justo que se les oyese antes que á sus
acusadores y defensores.--Ayer, dijo Bourdon del
« Oisa , sc ha tramado una conspiración para sal-
« va r á los acusados, que por fortu na han sabido
(l disi par los huenos patriotas. Hoy se recurre á
« otros medios suscitando los escrúpulos de los
« hombres de bicn , á quienes la acusación ha se-
« parado de sus compañcros , y se procura asociar-
cr: les con los culpables para retardar la justicia con
«nuevos obstáculos.» A esto respondió Roberto
Lindet que se intentaba juzgar á todo el gobierno
de quien él hahia hecho parte, y por consecuen-
cia no debia consentir que se le esceptuase de sus
cólegas y asi pedia su porción de responsabilidad.
Es muy dificil resistir á un rasgo de valor y gene-
rosidad y no pudo reusarse la palabra á Roberto
Lindet, el cual se 'estendiú mucho sobre los in-
111enSOS trabajos de la comision de salud pública,
haciendo ver su actividad, su previsión , y sus in-
minentes servicios, demostrando que la única cau-
sa de los esccsos que se echaban en cara á algunos
de susmiernbros , era su mismo celo escitado por
la lucha. No faltaron muchas interrupciones al tal




330 UEVOU,JCION FRANCESA.
discurso que duró 6 horas porque muchos ingra-
tos, olvidando ya los servicios de los que hoy es-
taban acusados, decian que era demasiado larga
aquella enumeracion , y hasta tuvieron algunos la
indecencia de decir que se dehia imprimir aquel
discurso á costa de Lindet porquc seria muy caro
para la república. Los girontlinos se irr'itaron al
oir hablar de la iusurr'eccion federalista y dc los
males que habia ocasionado, y al fin cada partido
encontró motivos de queja. Últimamente se difi-
rió para el dia siguiente prorneticndose no tolerar
tan largas deposiciones en favor de los acusados.
Entre tanto Carnot y Prieur de la Costa de Oro
queriau ser oidos también como Lindet, y pres-
tar su generoso auxilio á sus compañeros, justifi-
cándose al mismo tiempo de una multitud dc acu-
saciones que no podian recaer sobre BiUaud, Co-
llot y Barrére sin que también les alcanzasen á
ellos mismos. Asi era la verdad porque estaban las
firmas de aquellos dos en muchas de las órdenes
con que se recouveuia á los acusados. No podia
menos de escucharse con mucho respeto á Carnot ,
cuya reputación era inmensa, de quien se decia
en Francia y en Europa (Iue había organizado la
victoria y cuyas disensiones con Saint Just y Ro-
bespierre eran sahidas de todo el mundo, Por con-
secuencia obtuvo la palabra y dijo: que á él le to-
caba justificar á la cornision de salud pública por




CONVENClON NACIONAL. (1795). 331
lo mismo que habia sido el primero it loponerse
cara á cara á Robespierre y á Saint Just , y aun hu-
biera podido añadir , atacarles cuando vosotros
respetabais sus menores insinuaciones, y decreta-
bais á su arbitrio todos los suplicios que ellos os
proponian. Esplicó á los principios pOl' qué se en-
contraba su firma y la de sus compañeros, aun
las de los mas estraños á los actos políticos de la
comision, en las órdenes mas sanguinarias, y di-
jo: « Abrumados de inmensas atenciones, ten~en­
(( do hasta tres Ó cuatrocientos espedientes que
« despachar cada dia, sin tiempo ni aun p.ara ir á
« comer, habiamos convenido el) prestarnos mu-
« tuamente las firmas , y asi es que firmábamos una
«multitud de papeles sin siquiera leerlos. Yo
« firmaba decretos dc acusacion , y mis cornpañe-
ti' ros firmaban órdenes de [movimiento y planes
« de ataque sin que unos y otrost.uviéscmos ti~m­
« po para esplicarnos ; oblig'ando la necesidad de
~ tan enormes trabajos á confcru-nos esta recrpr o-
«ca dictadura. De otra suerte n unca se hubiera
« podido concluir la tarea, Es esto tan cierto que
«yo mismo habia firmado la órden para arrestar
« á uno de mis mejores empleados sin examinarla,
(l y cuando lo supe rompí con Saint Just y Robes-
« pierre. Por tanto nuestra firma no prueba na-
« da ") ni se debe citar como indicio de nuestra
«partieipaciorl en los actos del antiguo gobier-




332 REVOLUCION FRANCnSA.
no. » * Despues se dedicó Carnot á justificar espe-
ciahnente á sus compañeros acusados, sin negar
por eso que habian hecho parte de los hombres
apasionados y violentos que habia en la comisión ;
mas no disimuló que tambien fueron de los pri-
nlCI'OS fIue se declararon contra los triunviros y
que el indomable carácter de Billaud-Varennes
habia sido el mayor obstáculo para todas las mi-
ras de Robespierre. Prieur de la Costa de Oro,
que en su ramo de la fábrica de armas y muni-
ciones habia hecho tantos servicios como Carnot
en el suyo y puesto su firma del mismo modo que
el otro" repitió su declaracion y solicitó igualmen-
te que Carnot y Lindet participar de la responsa-
bilidad que pesaba contra los acnsados.


Estos incidentes volvieron á sumir á la conven-
cion en las mismas dudas y perplexidades anterio-
res, que solo habian venido á parar en una es-
pantosa confusión. Un ejemplo semejante dado
por tres hombres rodeados de la consideracion
universal y que reclamahnn la responsabilidad en
el antiguo gobierno, no podia menos de ser una
verdadera advertencia pan\ ella misma ; porque


* Esta disculpa es tan absurda (11If' no debiera haberla ci-
tado MI'. T'hiers siquiera por honor ..l Carnot ; y esto prueba
la indiferencia con que aquellos t igres miraban la sangre de
los hombres y los principios de la libertad y de la justicia.


:N. de! T.)




CONVENCION NACIONAL (1795). 333
era una prueba de que todos habian sido mas ó
menos cómplices de las antiguas comisiones y que
la convencion misma no estaba exenta de venir á
pedir tambien que se ]a castigase como á Carnot ,
Lindet y Prieur. Efectivamente ella no habia osa-
do combatir á la tirania sino después de aquellos
tres hombres á quienes se proponía castigar hoy
como cómplices suyos. Por lo que hace á sus pa-
siones ella habia participado de todas, y hasta se-
ría mas culpable no estando animada de ellas
puesto que habia sancionado todos sus decretos,


Por tanto la discusion vino á parar durante los
dias 4,5 Y 6 de gernlinal (24,25 Y 26 de marzo)
en un barullo espantoso. A sada instante resulta-
ba el nombre de algun miembro comprometido
que pedía ser incorporado con los dcmus , al nlÍs-
mo tiempo que inculpaba á otro y otros, hacien-
do interminables las discusiones, y las personali-
dades. Entonces se decretó que solo los acusados
y Jos individuos de la comision tuviesen la pala-
hra para discutir los hechos artículo por artículo,
y se prohibió á todo di putado Justiticarse mientras
no se pronunciase su nombre, Pero \lur mas (\ue,
se espidió este decreto, á cada instante volvía á ha-
cerse general la discusion y no hubo acto alguno
que no se achacase ú este ó al otro con estraordi-
naria violencia. Con esto no hizo mas que aU111en-
tarse la conmocion que ya existia desde los 'dias




334 RE\"OLUCION FIlA.NCESA.
anteriores y la única palabra que se pronunciaba
en los arrabales era vamos á la conoencion á pedirpan,
la constitucion de 93 y la libertad de los patriotas. Por
desgracia nohabia podido llegar á Paris para el dia
6 la cantidad de harina necesaria para repartir los
1800 costales, y así no se distribuyó en la maña-
na del 7 111as que la mitad de la racion, prome-
tiendo la otra mitad para por la larde. Reusaron
las mugeresde la seccion de Gravilliers en el bar-
rio del Temple admitir la media racion que se las
queria dar, y se juntaron tumultuosamente en la
calle de Vertbois , donde algunas que estaban en
el secreto, se esforzaron pOI' armar un alboroto, y
llevando tras de sí á cuantas mugeres encontraban
se fueron derechas á la convencion, Mientras ellas
tomaban aquel camino , echaron á correr los ins-
tigadOl'es á casa del presidente de la seccion , y
apoderándose violentamente de la campanilla y de
las llaves del salon de reuniones, se fueron á for-
mal' una ¡asamblea ilegal. Nombraron un presi-
dente COl! sus respectivos secretarios y leyeron re-
petidas veces la declaración de los derechos del
hombre que proclamaba la insurreccion , no solo
como un derecho, mas tambien como una obli-
gacion. En el entre tanto las mugeres que ya ha-
hian llegado á la convencion hacian mucho ruido
en las puertas, queriendo que se las dejase entrar
en masa, pero solo se les permitió penetrar á




CONVENCION NACIONAL (1795). 335
veinte, y una de ellas tomó con mucha osadia la
palabra quejándose de no haber recibido mas que
media libra de pan. Quiso responderla el presiden.
te, pero todas empezaron á gritar pan, pan, sin
permitir que Boissy d' Anglas diese las esplicacio-
nes que queria acerca de la distribucion hecha por
la mañana. Por fin se las hizo salir de allí y con-
tinuó la discusion sobre las acusaciones , mientras
que la comision de seguridad general mandaba
disi par á las mugel'es POl' las patrullas, y env iaba
uno de sus miembros para que deshiciese la asam-
hlea ilegal de la seccion de Gravillicrs. Los que la
componian reusaron al principio obedecer las in-
timaciones del representante, pero luego que vie-
ron á los soldados, se dispersaron , y aquella no-
che fueron arrestados y conducidos á la cárcel los
principales intigadores.


Esta era ya la tercera tentativa de movimiento,
pues el 27 de ventoso, se habian alborotado por
causa de la racion , el 1.0 de germinal por la l~e­
presentacion de Quince- Vingts y el 7 del mismo por
la distribucion insuficiente qne se habia hecho
del pan. Era de temer otro movimiento general
para el próximo décadi que era dia d.e ociosidad y
de asamblea en las secciones. Para prevenir los
riesgos de una reunion nocturna se decidió que
las tales asambleas de seccion solo se verificasen
desde la una á las cuatro de la tarde; pero esta


" r:..... t~:.~ :-'.', "..
i


, "J
t t¡olt.
~ ',-


.r .
('.-"
~


\ .. e




UEYOLUCIO:\, J1'RANCESA.


providencia era nluy insigniticante para evitar el
combate, pues se sabia fUUY bien que el motivo
l)rinci pal de aquellas sublevaciones era la acusa-
cion pendiente contra los antiguos miembros de
la comisión de salud pública , y el encarcela-
miento de los patriotas. Eran de parecer muchos
diputados de renunciar ú las pesquisas, que por
justas que fuesen, siempre eran peligrosas. Pero
Rousset discurrió un medio con que evitar pronun-
ciar ninguna sentencia contra los acusados, sal-
vando al mismo tiempo sus cabezas, y este era el
del ostracismo. Propuso pues que cuando un ciu-
dadano hubiese llegado á servil' de motivo de dis-
c~


cordia , se le desterrase por un tiempo, pero no
fue escuchada su proposición. Mas el mismo Mer-
lin de Thionvil]c , tan fogosD thermidoriauo CODlO
ciudadano intrépido , principió á reflexionar que
acaso valdria 111aS evitar la lucha, y así propuso
convocar las asambleas primarias, ponel' en vigor
la constitucion , y diferir el juicio de los acusados
hasta la próxima legislatura. Apoyó fuertemente
este dictámen el otro Merlin el de Douay, pero
Guiton-Morveau propuso otro 111as firme dicien-
do: « Este proceso que estarnos haciendo es un es-
« cándalo, ¿ y á donde iremos á parar si se per-
ti: sigue á todos los que han hecho mociones mas
« sanguinarias que las que se echan en cara á los
« acusados? En verrla J que no sabemos si se con-




CONVENCION NACIONAL (179.5). 337
{( cluye ó se vuelve á principiar la revolucion.»
Les asustaba y con mucha razon la idea de aban-
donar en aquel momento la autoridad á una nue-
va asamblea y tampoco se queria dar á la Francia
una constitucion tan absurda como la de 93 y asi
se declaró que no habia lugar á deliberar sobre la
proposición de los dos lUerlines. En cuanto á la
causa principiada, eran tantas las personas deseo-
sas de venganza que ansiaban por su continuacion ,
que no era posible abandonarla, y asi se decidi ó
únicamente que á fin de que pudiese la asamhlea
atender á otros negocios, solo se ocuparia de oir á
los acusados en los dias impares.


Semejante decisión no podía tranquilizar á los
patriotas, y asi emplearon todo el dia décadi ,
que era el tO de germinal en escitarse recípl'oca-
mente, y fueron muy tumultuosas las asambleas
de seccion , mas no se verificó el movimiento te-
mido. En la de Quince- Vingts se hizo otra represen-
tacion mas osada que la primera, para leer-la el
dia siguiente en la convencion, como en electo se
verificó así en la barra , y decia: ([ ¿Por qué está
« Paris sin ayuntamiento, y porque están cerradas
c: las sociedades populares? ¿ Por qué se van envi-
e: leciendo los asignados, y qué se hace de nues-
e: tras cosechas? ¡, Por qué han de poder reunirse
~ solo los jóvenes del Palacio Real, y por qué solo
« los patriotas han de estar en las cárceles'? El pue-


VIII. 22




338 REVOLUCION FRANCESA.
« blo quiere ser libre, y sabe que cuando se halla
«: oprimido, la insurreccion es la mas sagrada de
« sus obligaciones. D Fue escuchada aquella peti-


.


cion entre los murmullos de una gran parte de la
asamblea y los aplausos de la montaña , y des pues
de haber recibido el presidente Pelet del Lozére
á los espol1entes con mucha aspereza, les despi-
díó sin darles otra satisfacción que la de enviar á
las secciones la lista de los patriotas que estaban
presos para que pudiesen juz~'ar por sí mismas si
habia algunos entre ellos que mereciesen ser re-
clamados.


Lo restante del dia 11 se pasó en ag'itaciones en
los barrios, y se decia por todas partes que era
preciso ir al dia siguiente á la convencion ú redil'
de nuevo todo lo que no se había podido conseguir
todavia, cuyo dictámen fue trasmitido de boca en
boca á todos los barrios ocupados por los patrio-
tas. Sin tener todavia un objeto bien determina-
do, querian los instigadores de cada seccion esci-
tal' una reunion general y llevar á la convencion
la masa entera del pueblo. En efecto al día siguien-
te que era el primero de abril, se sublevaron las
mugeres y los muchachos de la seccion de la ciu-
dad, y reuniéndose en las puertas de los panade-
ros impidieron que los que estaban allí acepta-
sen la racion sino al contrario que fuese á todo el
mundo á las Tullerias, Esparcieron además toda




CONVHNCION NACIONAL (1795). :Ja9
clase de noticias y dijeron que la convención se
iha á marchar á Chalons y abandonar á su miseria
al pueblo de Paris : que se habia desarmado aque-
lla noche á la sección de Gravillers, y que los jó-
venes se hallaban reunidos hasta el número de 3-6
mil en el campo de Marte, y que con su auxilio se
pensaba desarmar á todas las demas secciones pa-
trióticas. Ohligaron ú las autoridades de la seccion
de la ciudad á que entregasen sus tambores, de
los cuales se apoderaron y principiaron á tocar
generala pOI' todas las calles. Estendiose el in-
cendio con rapidez y la poblacion del Temple y
arrabal de San António se insurreccionó y siguien-
do por los muelles y por el haluarte , se dil'igi()
hacia las Tullerias. Componian aquella formida-
hle reunion lnugeres, muchachos, y hombres
borrachos, estando estos {¡·ltimos armados de palos
y llevando escritas en sus sombreros estas pala-
bras : pan y la constitucion de 93.


Estaba en aquel momento la conveucion oyendo
un informe de Boissy-d'Anglas sobre los diferentes
sistemas adoptados en materia de subsistencias, y
no tenia á su lado mas que la gnardiaOl'dinaria,
de suerte que el tumulto halria negado hasta sus
puertas , inundaba el Cai-roussel , las Tullerias, y
ohstruia todas las entradas , sin que pudiesen las
muchas patrullas que circulaban pOI' París, venir
al socorro de la representacion nacional. Se intro-




340 REVOLUCION FRANCBSA
dujo la multitud en el salon de la libertad, que
precedia á la sala de las sesiones, y quiso penetrar
hasta el seno mismo de la asamblea. Los porteros
y la guardia hicieron todo género de esfuerzos pa-
ra contenerla, pero los hombres armados de palos
se precipitan y dispersan á cuantos querian resis-
tirles, y agolpándose á las puertas las echan á ba-
jo, y se derraman como un torrente en medio de
la asamblea, dando gritos, meneando los sombre-
ros y levantando una nube de polvo. Solo se les
oia vociferar pan, pan, la constítucion de 93 , mien-
tras que los diputados, sin abandonar sus asien-
tos, muestran una serenidad imponente. De re-
pente se levanta uno de ellos y grita; viva la repú-s
blica, cuya voz imitaron todos, y la turba ni ma
ni menos, pero añadiendo: pan, y la constitucion
de 93. Solo los miembros del lado izquierdo pro-
rumpieron en algunos aplausos, y no parecían
disgustados de ver á la poblacion en medio de
ellos. Como á la multitud no se la habia dado plan
alguno, pues sus instigadores solo intentaban ser-
virse de ella para intimidar á la convencion, em-
pezó á esparcirse por entre los di putados y á sen-
tarse á su lado, pero sin atreverse á hacerles la
menor violencia. Quiso Legendre tomar la pala-
bra y dijo: Si alguna vez la malevolencia pero
no le dejaron continuar, sino que empezó á gri-
tar la multitud abajo, abajo, no tenemos pan. En-




C:ONVENCION NACIONAL (1795). 341
tonces Merlin de Thionville , siempre :tan animoso
como en Maguncia ó en el Vendée, baja de su
asiento en medio del populacho, habla á algunos
de ellos, les abraza y es correspondido por otros y
les persuade á todos á que respeten la convencion...
-Vuélvete á tu puesto, gritaron algunos monta-
ñeses, pero él les respondió; « Mi puesto es: en
({ medio del pueblo, Estos hombres acaban de
q asegurarme que no tienen ninguna mala inten-
{( cion ni quieren amedrentar á la asamblea con
«su número, sino que lejos de eso la defenderán,
« y solo han venido aqui pal'a hacerla patente la
« urgencia de sus necesidades. -Sí, sí, :·gritó la
« multitud, no queremos mas que pan. })


En aquel instante se oyen gritos en el salon de
la libertad, y era otro nuevo torrente popular que
venia á reforzar al primero, compuesto de hom-
bres, mugeres y niños que pedian á una voz pan,
pan .... Quiso Legendre volver á principiar lo :que
ántes quiso decir, pero de nuevo lle interrumpie-
ron con los gritos de abajo.


Bien conocian los montañeses que en aquel es-
tado de opresión y envilecimiento no podia la
convencion ni escuchar, ni hablar , ni deliberar,
y que se inutilizaba hasta el objeto mismo ;de la
insurreccion , supuesto que no podían espedirse
los decretos deseados. Levántanse Gaston y Duroy
que ambos se sentaban á la izquierda y se quejan




REYOLUCru~ FfL\NCES...t.


fIel estado á que se halla reducida la asamblea, y'
acercándose el primero ele ellos al pueblo le dice :,
«Amigos mios , vosotros qucreis pan, la libertad
« de los patriotas y la constitucion : pero para eso
«se necesita deliberar , y no es posible hacerlo
« mientras permanezcáis aquí. l) No era posible oir
á Gaston con el ruido , así corno taInpoco á Andres
Dumont 11 que habia reemplazado- en la silla al
presidente y en vano se empeñaba en repetir las
mismas razones á la multitud. El único que pudo
logl'al' la ateucion fue HUf;'uet 5 que les dirijió al-
gunas palabras diciendo': «El pueblo que se halla
«!iCJui uo está en insurreccion , sino que viene á
( pedir una cosa jlista, cual es la libertad de los
( patriotas: pueblo no abandones tus derechos. »
En aquel momento un hombre se sube ú la harra
atravesando la multitud que le abrió paso, y era
aquel mismo Vanee qne mandaba la seceion de la
ciudad en la época del31 de mayo y dijo: «Repre-
el sentantes , teneis en vuestra presencia los mis-
4r mos horn bres del J:'¡. de julio, del i10 de agosto
« y del 31 de mayo.... » Al oir esto las tribunas, el
~ populacho y la montaña prorl'lunpen en aplau-
sos, y a continuó; « Estos hombres han jurado vi-
e vir libres ó morir. Vuestras divisiones están des-
41: trozando la patria, y esta no debe sufrir por
t'( vuestros ódios. Volved la libertad á los patriotas
~ y dad pan al pueblo. Hacédnos justicia del ejér-




CONVRNCION NACIONAL. (1795). I 343
({ cit« (le Frecen y de esos sciiorita« de los palos.
e" y tú, montaña santa, añadió el orador vclvién~
« dose á los hancos de la izquierda, tll que tanto
C( has combatido en favor de la república, los
« hombres del 14 de julio, del 10 de agosto y del
«31 de mayo, te imploran en este momento de
e cvísis : tú les hallarás siempre prontos á soste-
e nerte , y siempre dispuestos á derramar su san-
«gre pOlo la patria.}) Estas últimas palabras de
Vanec fueron] cubiertas de gritos y aplausos, sin
que hubiese TIlaS que una sola voz en la asamblea
que se elevase en cnntra y que no se podia distin-
guir de donde habia procedido. 'Entonces se dijo
en alta voz que si alguno tenia que decir algo
contra Vanec, que se esplicase. - Sí, sí grilj)
Duhem, que lo diga claro. - Otros muchos ora-
dores de diferentes secciones se fueron sucediendo
en la barra, y aunque en términos roas mesura-
dos, pidieron las mismas cosas que el de la ciu-
dad. Respondió con firmeza el presidente Durnont
que la convencion se ocupariu de satisfacer los de-
seos y necesidades del pueblo inmediatamente que
pudiera continuar en sus tareas. - Pues que se
despache, replicaron muchas voces, porque tene-
mos necesidad de pan. - Asi d~ró muchas horas
el tumulto, y al presidente se le dirigieron toda
clase de interpelaciones, como por ejemplo, le di-
jo Choudieu el realismo está en el sillon; á lo cual




344 REVOUJCION FRANCESA.
respondió Dumont: nuestros enemigos escitan fa'
tempestad, ignorando que el rayo va á caer sobre
sus cabezas. - Sí, replicó Ruamps, el rayo es
vuestra juventud del palacio real. - Pan, pan, re-
petian las mugeres furiosas.


Entre tanto se oyó tocar á rebato en el pa-
bellon de la Unidad, y en efecto las comisiones
ejecutando la ley de alta policia , mandaban reu-
nir las seccione" y ya muchas bah ian tomado las-
armas y marchaban hacia la convencion. Bien
conocian los montañeses que era necesario darse
prisa á convertir en decretos las solicitudes de
los patriotas; pero para esto era necesario desaho-
gar la asamblea y dejada respirar, -Entonces
gritó Duhem: presidente, intimad á esos buenos
ciudadanos que se retiren pal'a que nos dejen
deliberar, y dirigiéndose al pueblo le dijo; ya ha
sonado la campana de rebato y se toca por las
c;lles la generala, y así podéis estar seguros de
que si no nos dejais deliberar está perdida la pa-
tria. - Quiso Choudieu asir por el brazo á una
muger para hacerla que saliese, y ella le respon-
dió muy colérica diciendo que estaba en su casa;
viendo lo cual Choudieu le dijo al presidente que
sino sabia cumplir con su obligacion cediese el
puesto á otro que lo sabría desempeñar mejor, y
dirijiéndose de nuevo á la multitud la dijo: ¿No
e conoceis que os estan tendiendo un lazo? Reti-




CONVENCION NACIONAL (1795). 345
( raos inmediatamente para que nosotros poda-
« mos cumplir vuestros deseos.'» Viendo el pueblo
las señales de impaciencia que estaba dando toda
la montaña, se dispuso á retirarse, y á corto rato
se fué disminuyendo el concurso así dentro como
fuera. En aquel dia no hubieran podido hacer
nada los jóvenes contra aquel inmenso gentio,
pel'o los numerosos batallones de las secciones fie-
les á la con vencion iban llegando por todas par..
tes y la multitud se retiraba en su presencia. A
la tardecilla ya estaba desembarazado t odoasí den-
tro como fuera de la sala y se habia restablecido
el sosiego en la convencion.


No bien se halló esta 1i bre cuando se pidió la
continuacion del informe de Boissy d'Anglas que
se habia interrumpido con la irrupcion del popu-
lacho, y como la asamblea no se consideraba to-
davia muy segura, qucria dar una prueba de que
su primera atencion despues de libre hahia sido
cuidar de las subsistencias del pueblo. A conse-
cuencia de su informe propuso Boissy que se en-
tresacase alguna fuerza armada de las secciones de
Paris para proteger en las cercanías la llegada de
los granos, y en efecto así se acordó. Tambien pro-
puso Prieur del Marne que se principiase la dis-
trihucion del pan por los trabajadores, y tambien
quedó adoptada la proposicion; mas cuando ya la
noche estaba bastante adelantada , se halló reuni-




346 REVOLUCION ¡"RANCESA.
da una fuerza considerable al rededor de la con-
vencion , y se su po que algunos facciosos se resis-
tian todavía en la sección de Quinze- Vingts y otros-
en la de la ciudad, habiéndose apoderado estos-
últimos de la catedral donde se atrincheraban;
pel'o no se tuvo la menor inquietud sobre esto-
porque estaba segura la asamblea de poder casti-
gar los atentados de aquel dia.


Presentóse Isabeau en nombre de las comisiones
y refirió todas las ocurrencias, el modo con que se
habian formado las reuniones, la dirección que
habian recibido, y las providencias tomadas por
las comisiones para disiparlas en conformidad de
la ley del 1.0 de germinal. Hefirió que habiéndose
comisionado al diputado Auguis para que recor-
riese diferentes barrios de Paris le habian preso y
her-ido los facciosos , y que tambicn habia recibido
un tiro el diputado Peuieres ti , que hahia ido á li-
bertar al otro. Al oi resta relacion se dieron gl'an-
des gritos de indignacion pidiendo yenganza , y
propuso Isabeau : L° que se declarara haberse vio-
lado en aquel día la libertad de las sesiones de la
convencion : 2.° que se encarg-ase ú las comisiones
formar causa contra los autores del atentado. Oida
esta proposicion principiaron ámurmurar los mon-
tañeses al ver el partido que se queria sacar de su
inútil tentativa, y las tres cuartas partes de la
asamblea se levantaron pidiendo que se votase, To-




CONV}~NC10N NACIONAL. (1'795). 3,..7
dos decian que habia sido un 20 de junio contra
)/1 represeatacion O/U";OIN1) , ;j~ vadiendo la Sc?}a de'
la asamblea, corno en aquel dia se habia invadido
el palacio del rey, y que si la convencion no 11a-
cía caso, pronto se prepararía contra ella otro 10
de agosto. Quiso Scrgent, diputado de la montaña,
imputar aquel movimiento á los fuldenses, á los.
Lameth, y :. los Duport, (lue segun dijo trataban
desde Londres de precipitar á los patri-otas á esce-
sos imprudentes , pero se se le respondió que es-
taha delirando. Tíhaudeau que durante toda aque-
lla escena se habia retirado de la asamblea, in-
dignado del atentado diríjido contra ella, subió á
la tribuna y di jo: « Allí está, señalando con el de-
«do cllado izquierdo, la minoría que :.conspira ,
« yo declaro que me he ausentado durante cuatro
« horas porque no veia aquí la representación na-
t: cional, y vuelvo ahora solo para aprobar el
«proyecto de decreto. Pasó ya el tiempo de la
e debif idud , que es la que ha comprometido
«siempre á la representacion nacional V dado


, v


~ aliento á una faccion perversa. Hoy está en
« vuestras manos la salvacion de la patria, y
« la perderéis si sois débiles .. » Adoptase el de-
creto con infinitos aplausos y principiaron á des-
pertarse aquellos accesos de cólera y venganza que
se acostumbran cuando se recuerda el peligro que
se ha corrido. Andres Dumont que había ocupado




348 REVOLUCJON FRANCESA.
el sillon de la presidencia durante aquella tem-
pestuosa escena, se dirigió á la tribuna y se que-
jó de las amenazas é insultos que le habian he-
cho, recordando que Chalés y Choudieu le ha-
bian sindicado al pueblo diciendo que el realis-
mo estaba sentado en la silla de la presidencia y
que Foussedoire 7 habia propuesto la víspera en
un grupo desarmar la guardia nacional. Pero
Foussedoire le desmintió, á pesar de que una
multitud de diputados aseguraron que se lo ha-
bian oido. ( Por lo demas, continuó Dumont, yo
( desprecio altamente á todos esos enemigos que
<l han intentado asestar contra mí los puñales ,
<l porque solo debe atacarse á los corifeos y no ca-
( be la menor duda de que el intento de hoy ha
( sido poner en sal va á 103 Eillaud, Collot y Bar-
({ rére ; los cuales no propondré yo que se les en-
( vie al cadalso porque ni están juzgados ni ya
« subsiste la moda de los asesinatos jurídicos; pe-
« ro sí que se les destierre porque están infestando
({ el pais y promoviendo sediciones. Por tanto os
( propongo para esta noche la deportacion de los
( c. uatro acusados, cuya causa está pendiente hace
( muchos dias.» Se oyó aquella proposición con
grandes aplausos, solicitando los de la montaña
la votacion nominal, y muchos de ellos se acer-
caron á la mesa para firmar la solicitud. Enton-
ces dijo Bourdon: <l: Este es el último esfuerzo de




CONVENCION NACIONAL (1795). 3\.9
( una minoria cuya traicion es evidente; y os pro-
({ pongo ademas el arresto de Choudieu, Chalés y
er Foussedoire.» Ambas proposiciones pasaron á
ser decretos y así se terminó por la deportacion
el largo proceso de Ilillaud , Collot, Barrére y Va-
dier. Arrrestóse tambien á los otros tres y no con-
tentándose con estos, se recordó que también Hu-
guet habia tomado la palabra cuando se invadió
la sala y díchole al pueblo que no olvidára sus dere-
chos; que Leonardo Bourdon habia presidido la
sociedad popular de la calle de Vertbois y acon-
sejado la insurreccion con sus continuas declama-
ciones ; que Duhem habia estado animandu abier-
tamente á los revoltosos durante la irrupción del
populacho, y que los di as anteriores se le habia
visto en el café Payen, en la seccion de los Invá-
lidos, bebiendo con los principales corifeos de los
terroristas animándolos á la insurreccion: y por
tanto se decretó tambien el arresto de Huguet,
Leonardo Bourdon y Duhem. Tambien se fueron
recordando ot1'OS muchos, en cuyo número estaba
Amar, el miembro mas aborrecido tde la antigua
comision de seguridad general, y reputado por
el mas peligroso de los montañeses, y en conse-
cuencia se le mandó arrestar. Para alejar de Pa-
ris á todos aquellos su puestos gefes de conspira-
cion, se propuso y decretó que fuesen conducidos
al castillo de Ham, añadiendo que se les llevase




3,'50 IrEVOLUCION FRANCESA.
en el instante mismo, En seguida se propuso de-
clarar la capital en estado de sitio hasta que hu-
biese pasado enteramente el peligro, y como se
hallaba entonces en París el genel'al Pichegrú en
todo el brillo de su gloria, le nombraron general
de la fuerza armada durante todo el tiempo del
riesgo, dándole por adjuntos á los diputados Barrás
y Merliude Thionville. De suerte que siendo ya
las 6 de la mañana del 13 de germinal (2 de abril)
se separó la asamhlea abrumada de cansancio,
pe.r0 confiada en las providencias que hahia to-
mado.


Las comisiones tornaron sus medidas para ege-
cutar sin dilacion los decretos que se acababan de
promulgar, y en aquella misma mañana se en-
cerró en 'sus respectivos coches á los cuatro depor-
tados, aunque uno de ellos, Barrére , estaba 11lUY
enfermo, y se les encaminó á Orleans con direc-
cion á Brest, Con igual presteza se hizo salir á los
otros siete diputados que estaban destinados al
castillo de Ham, y como los carruages tenian que
atravesar los Campos Elíseos, y lo sabían los pa-
triotas ,acudieron muchos á su paso para detener-
los, de suerte que cuando llegaron allí los coches,
precedidos de la gendarmeria , se formó al rede-
dor de ellos un numeroso peloton. Decían unos
que era la convencion que se retiraba á Chalons
llevándose los fondos de la tesoreria ; otros por el




CONVENCION NACIONAL. (1795). 351
contrario, que eran unos diputados patriotas in-
justamente arrebatados del seno de la convencion,
sin que nadie tuviera derecho para despojarlos de
sus funciones. En estas y otras se dispersó la gen-
darmeria y condugeron los carruages á la comi-
sion civil de los campos Eliseos, y en el mismo
instante cargó otro grupo sobre el puesto que guar-
daba la barrera de la Estrella y apoderándose de
103 cañones los apuntó hácia la calle de ál'bo-
les por donde debian pasar los coches. En vano in-
tentó el comandante de la gendal'lllCl'ia parlamen-
tal' con los sediciosos, sino que le asaltaron y se
vió precisado á huir hácia el Gros-Caillou á pedir
socorro; pero los artilleros de la seccion le ame-
nazaron de que dispararian contra él sino se seti-
raLa. En aquel momento llegaban muchos bata-
llones de las secciones, y algunos centenares de
jóvenes mandados pOl' Pichegrú, lnuy orgullosos
de venir marchando bajo las órdenes de un ge-
neral tan célebre. Dos caúonazos dispararon los
insurgentes á que se siguió un tiroteo de fusil bas-
tante vivo, del cual fué herido á quenla rJpa Raf-
fet 8 que mandaba aquel dia las secciones, y el
mismo Pichegrú coi-rió gl'andísilnos riesgos, pues
le apuntaron dos veces cara á cara. Sin embargo su
presencia y la serenidad que inspiró con su ejem-
plo á los que estaban bajo sus órdenes, decidie-
ron el éxito de aquel dia ,y puestos en fuga los in-




352 REVOLUCION FRANCESA.
surgentes, prosiguieron los carruages su marcha
sin obstáculo.


Faltaba disipar la reunion de la seccion de Quin
ce- Vingts á la cual se habia reunido la otra de la
catedral, donde los facciosos se habian erijido en
asamblea permanente y estaban tratando de una
nueva insurrecciono Acudió allí Pichegrú , mandó
desocupar la sala de la seccion y acabó de resta-
blecer la tranquilidad pública.


Al dia siguiente se presentó en la convencion á
dar cuenta de que los decretos quedaban cumpli-
mentados, lo cual se oyó con universales aplau-
sos al conquistador de la Holanda que acababa de
hacer con su presencia en Paris un nuevo y seña-
lado servicio, y le dijo el presidente: ( El vence-
« dor de los tiranos no podia menos de sugetar á
« los facciosos. » ¡Recibió el abrazó fraternal , los
honores de la sesion y estuvo durante muchas ho-
ras espuesto á las miradas de la asamblea y del
público que todas estaban fijas en él. No se refle-
xionaba ni hacia mencion de la causa de sus con-
quistas ni de la parte que en ellas habian tenido
muchos acontecimientos casuales, sino que solo se
paraba la vista en los resultados y se admiraba
una carrera tan brillante.


Esta osada tentativa de los jacobinos perfecta-
mente com pal'uda con la. del 20 de junio solo con
tribuyó á aumentar la irritacion que ya se tenia




eONVENCI0N NACIONAL (1795). 353
contra ellos y provocó nuevas providencias de re-
presiono Se mandó hacer una sumaria severa y
minuciosa con el objeto de descubrir todos los hi-
los de la conspiración que equivocadamente se
atribuia á los individuos de la montaña, cuando
en la realidad estos no tenian comunicacion alguna
con los agitadores del pueblo limitándose sus rela-
ciones con ellos á lasveces que se encontraban en los
cafés donde selcontentaban con animarles verbal-
mente. Pero sin emhargo la comisión de seguridad
general tuvo encargo de informar sobre todos ellos.


Se daba por supuesto que la conspiración era
tanto mas estensa cuanto se había observado que
en todas las comarcas bañadas por el Ródano y el
Mediterraneo , había haLido también sus rllovi-
mientos, como en Lyon , Aviñon , Marsella y To-
Ion. Ya se había denunciado á los patriotas di-
ciendo que hablan abandonado los puehlos donde
eran conocidos pOI' sus excesos y que se reunian
armados en las ciudades principales, hien fuese
por huir de la presencia de los parientes de sus
víctimas, ó bien para reunirse con los suyos y ha-
cer causa comun con ellos. Se propalaba que an-
daban recorriendo las orillas del ",Ródano y que
circulaban en partidas numerosas por las inrne-
diaciones de Aviñon, Nimes, Aries y en las lla-
nuras del Crau , donde cometian gTandes violen-
cias contra los habitantes que tenian reputacion


\'111 23
~~ .,' .~ l' i, .....
~... r


?:.;




354 nEVOLUCIO~ FRANCESA
de realistas. Se les achacaba la muerte de un "par-
ticular muy rico que era magistrado en Aviñon,
á quien se habia asesinado y robado. En l\Iarsella
apenas podia contenerles la presencia misma de
los representantes ni la providencia que habia si-
do preciso tomar de declarar la ciudad en estado
de sitio. En Tolon tambien se habian reunido en
g·ran número y formaban un cuerpo de muchos
miles de individuos, poco mas ó menos como ha-
bian hecho los federalistas cuando llegó el gene-
ral Cartaux. Allí dominaban enteramente á la ciu-
dad incorporados con los empleados de la marina
que casi todos habian sido elegidos por Robes-
bierreel menor después que se tomó aquella pla-
za. Tenian muchos partidarios entre los trabajado-
res del arsenal, cuyo número ascendia .ú mas de
12 mil y todos ellos reunidos eran .capaces de los
mayores escesos. Era entonces el momento en
que ya reparada la escuadra estaba pronta á dar
la vela, y á bordo del navío almirante el repre-
sentante Letourneur. 9 Se habían embarcado al-
gunas tropas en los buques y segun voz pública
estaba destinada la espedicion á la Córcega ~y asi
aprovechando los revolucionarios la ocasion de no
haber en la plaza mas que una corta y poco se-
gura guarnicion , como que en ella contaban mu-
chos partidarios, Iiabian formado una subleva-
cion y en los brazos mismos de los rep rcsentantes




CONVENCION ~AC10NAL (1795). a5."}
llariette 10, Rittcr 11 y Chamhon habian quitado
la vida á siete prisioneros sospechados de emi-
gracion. Iguales desórdenes renovaron en los últi-
mos dias de marzo empeñándose en que se que-
nia perdonar á 20 prisioneros hechos en una fi'a-
gata enerniga , y estaban encerrados en uno de los
fuertes. Con este motivo alborotaron á los 12 mil
trabajadores del arsenal y rodeando á los repre-
sentantes estuvieron para degollados y lo hubieran
hecho á no haberles contenido un batallon que
desembarcó de la escuadra.


Como todos estos hechos coincidian con los de
Paris se aumentaron los recelos del gobierno y
duplicaron su severidad. Ya se habia mandado á
todos los miembros de las administraciones mu-
nicipales, á las comisiones revolucionarias, po-
pulares ó militares, y por último á todos los em-
pleados que habian sido destituidos despues del
9 de therrnidor salir de los pueblos donde se
habian reunido y restituirse cada uno al suyo;
pero se espidió contra ellos otro decreto mas seve-
ro. Se habian apoderado de las armas que se ;dis-
tribuyeron en los momentos de crisis, y se decre-
tó que todos cuantos eran conocidos en Francia
por haber contribuido á la vasta tirania que se
aholió el dia 9 de therrnidor , fuesen desarmados,
debiendo cada asamblea municipal y de sección
designar los cómplices de aquella tirania y arre-




356 REYOLUCION FRANCESA.
batarles las armas. Ya se deja discurrir las peli-
grosas pesquisas á que iba á esponerlos semejante
decreto en el momento mismo en que habian da-
do motivo para escitar el odio mas violento. Mas
no se contentaron con esto solo, sino que tamhien
se les quiso privar de los supuestos corifeos que
tenian en la montarla; pues aunque ya habian si-
do condenados á la deportacion los tres principa-
les y estaban encerrados en el caslillo de Ham los
otros siete, á saber, Choudieu, Chales, Foussedoire,
Leonardo Bourdon , Huguet, Duhem y Amar, to-
davia se ¡creia que quedaban otros igualmente te-
mibles. Se concibieron sospechas ó por lo menos
llegó á incomodar demasiado Cambon , el dicta-
dor en materias de hacienda v el inexorable ad-


.;


versario de los thcrmidorianos , á quienes nunca
perdonoba que se hubiesen atrevido á poner du-
dosa su probidad. Se dijo que en la mañana del
12 les habia dicho á los empleados de la tesore-
« ria: Ustedes son aquí 300, Y en caso de peli-
el: gro hien podrian resistir s , cuyas palabras era
muy posible que las hubiese dicho y aunque pro-
basen cierta conformidad de sentimientos, mas no
su complicidad con los jacobinos. Igualmente fue
considerado como gefe de faccion aquel Thúriot ,
que habiendo sido thennidoriano en otro tiempo,
se habia vuelto á pasar á la montaña despues de la
reintegracion de los 73 y de los 22 diputados. En




CO~VE~CION NACIO~AL. (1795) 357
la misma categoría se puso á .Crassons, que habia
sido uno de los apoyos mas enérgicos d~ los jaco-
binas; á Lesage Senaoult , (IlIe hahia conti-ihuido
á cerrarles el club , pero quC' se huhia alarmado
con la reaccion : á Lecointrv ('\ de Vf"l'saHes, ene-
migo declarado de BiUantl, CoBoL y Barróre , y
habia vuelto á la mnntaiia por 111lwi'sP admitido
á los girondillos ; á Maignet, el incendiario dell\Ie-
cliodia; á Hentz el íerri hlf' procónsul del Vendée :
á Levasen!' del Sart lie ') uno de los (plP contribu-
yeron ú la muerte de I'Iril ipcaux ; y á Granet el
de Marsella, acusado (l!~ ser uno de los i n:o;tigado-
res de los revolucionarios del lUediodia. "I'allien


""fué quien los designó en la tribuna , proponiendo
que fuesen ~H'l·l,..,t:Hlos y I'Nnllido3 tí Hum como
sus ~i(·te, cnmpa~ü'r\}s. C\Hnp\i{~nw~:;e los deseos ele
Tallicn , y todos fueron condenados á sufrir aque-
lla pena.


Asi no sacaron otro Iruto los patriotas de su
movimiento mas qn~ ser pcrsegui<los , desarmados
en toda Francia, desterrados á sus pueblos, y
perder unos 20 moutañeses , de los cuales unos
fueron desterrados y otros encerrados. Esto sucede
ú cada partido que se remueve sin tener la fuerza
necesaria, pues en caso de no vencer solo consigue
acelerar su pérdida.


Después de haber castigado á los individuos,
trataron los thermidorianos tde rornper con las


••
.•~ i


:ftl
...-....., ...:


,~~.J '




358 UEVOLUCION PRANCESÑ.
cosas, y asi la comisión de los siete, que estaba;
encargada de dar un informe sobre las leyes orgá-
nicas de la constitución , declaró sin rebozo algu-
no clue era esta tan vaga, <\.ue era indispensable
re\laccr\a. E.ntonces se nombró otra comision de
once miembros para que presentara un nuevo
plan; pero desgraciadamente las victorias de sus
adversarios , lejos de corregir á los revoluciona-
rios y hacerles entrar en el órden , iba á irritarlos-
mas y provocar nuevos. y peligrosos esfuerzos.




NOTAS DEL TRADUCTOR
PERTENECIENTES AL CAPITULO QUINTO.


PAGINA 27t>.


t Juan Francisco Laharpc , poeta, orador y crítico,
nació en París el 20 de noviembre 1759, de padres des-
conocidos y abandonado en la calle de la Harpe , cuyo
nombre adoptó. El mismo refiere que hasta la edad de
1f) años debió el alimento v la educacion :l las hermanas
de caridad de la parroquiade S. Andrés de los Arcos.
Una confesion tan humilde como ingenua basta pal'a
desmentir el concepto de orgulloso con que le motejan
algunos de sns biógrafos. Admitido gratuitamente en
aquella edad en el colegio de Harcourt por la proteccion
de su rector 1\11'. l.sselin, no tardó en llamar la atcnciou
pOI' SIlS prenmtnros pl'OgTCSOS, pues obtuvo todos los
primeros premios de las clases á que asistió. l\Ia~ no con-
tento con aquel triunfo , tuvo la dergraciada rnuuia de
componel' algunas sátiras contra sus maestros y aun con-
tra su mismo protector , cuyo rasgo de ingratitud le oca-
sionó una justa severidad de los majistrados que le con-
donaron úestar pl'eso algunos meses en una casa de COI'l'CC-
cion , Hay 'l uicnes atribuyen ú este merecido cat',iigo ;lQIH'--
1la acritud de carácter que conservó Lnharpe todo el resto
do su "ida; pero nos pal'cce mas natural que procediese
de la falsa posición en que le habla colocado su nacimien-
to, la cual debió inspirnrle algun odio contra las institu-
ciones sociales. Lo mismo le sucedió ú d'Alernherg y ú
los dos Housseaux y á otros muchos que podríamos citar
como ejemplos de un orgullo mal disimulado con el des-
den de todo cuanto les rodeaba. Sea lo que quiera, esto
110 le ímpidió entregarse á su inc1inacion poética, pu-
blicando sus Heroidos , de quienes apenas queda hoy no-




360 NOTAS
ucia. Son Hilas cartas supuestas de un héroe á una he-
roina , á imitado" de Ovidio , en las cuales no hay
mas que una pura declamacion , que en aquel tiempo es-
taba muy en moda, como hoy lo estan los dramas y otras
monstruosidades semejantes. Pero ellas le sirvieron de
ensayo para publicar á la edad de 23 años la tragedia
de JVarwick, que fué muy aplaudida ~' le valió , como di~
ce Voltaire , hallarse en un dia rico y célebre. Mas por
lo que hace á la riqueza debió de durarle poco tiempo
pues {w/.¡i(;ndose casado, y dado ;i luz tres tragedias que
parecieron muy mal, el Timoleon , Gustavo y Faramundo,
tuvo que irse con su familia á Feruey y se tU\'O por muy
feliz de disfrutar la hospitalidad de su Mecenas Voltaire.
Allí permaneció mas de un año sin otra ocupacion que
representar papeles en las tragedias de su ilustre pl'O-
tector, con quien al fin se descompuso seriamente. Vol-
viose á París con poco dinero, pero en la ocasiou opor-
luna de adquirirle, porque acababa de resolver la aca-
demia que en 10 sucesivo los elogios de los gr.mdes horn-
hres serian el asunto de los premios de elocuencia, y no
parece sino que este género hahia sido inventado espre-
samente para Laharpe. Efectivamente los ganó casi todos
v aun obtuvo tres en un mismo concurso. Estos triunfos
;'canimaroll su confianza y ClllP(~ZÓ á leer en las tertulias
su dramn de Melania que le facilitó la entrada en la aca-
demia. Pero ni el drama ni las trugedias , ni las poesías
sueltas <¡ue publico son hoy cn día títulos de gloria pa-
ra Lahar¡«: , sino su curso de Iiieriuura , en el cual tra-
uajó muchos años. Ya desde 177tJ huhia principiado es-
ta critica literariu en su correspoudencin con (>1 gran du-
qtHJ dn Husia y en la redacción del Mercurio de Francia;
pero b llla~OI' parte se debe ú las lecciones que csplica-
¡)a en el Liceo fundado en 1786 por 1I1la sociedad de
literatos , que se encargaron de diferentes ramos, y á La-
hurue le tocó el de la literatura. Precisumcute cuando él


•l!cgatl:l ú la época de la masona moderna y especialmen-
te á Voltuire es cuando ocurrió la rcvolucion , cuyas pro-
mesas creyó Lahurpe y recomendó bajo su palahra , como




DEI, THADUCTOR. 361'
fas creyeron Y creimos tantos con harta vergiisnza y
desengaño de nuestra prematura buena fé. .Mas no tar-
daron en darle el pago que acostumbran los filósofos y
liberales de galTote, pucs le metieron en la cárcel y le
amenazaron con la muerte. Esta nueva é injusta perse-
cueion le hizo abjurar sus antiguas opiniones, aunqne
con algun esceso, pues ciertamente no tenia culpa la
filosofía ni los verdaderos filósofos de la perversidad de
los jacobinos. El caso es que este desengaño espresado
con exageración le ocasionó otra nueva proscripción en
cl 13 de vendimiario y otra en el 18 de fructidor , de
suerte que no pudo volver Ú su Liceo hasta el año de
1802, Y se mudó el 11 de febrero del año siguiente.
Estamos mny di:.. tantes de considerar el CUl'SO de litera-
tu.u de Luhnrpe como una 01)1':1 porfecta , ni aun media-
na; pel'o es hasta ahora la única completa qne hay en
frunces y si pudiera sustraerse de sus juicios de los con-
temporáneos la parte que en ellos tuvo el espíritu de
partido, se veda en lodos ellos un gran fondo de verdad,


PAGINA 301.


2 Domingo Thirion , catedrático de retórica en l\letz
votó la muerte del rey en la couvencion , solicitando al
mismo tiempo la abolición de aquella pena, fundándose
en la singular razón de que ninguno podia haber ya quela
mereciese tanto como aquel tirano, Fnédefensor de M:.JI'at el
26 de lebrero '17H3 y propuso el maximum como el úni-
co frcno contra los ncaparudores. En una palabra fué aca-
loradisimo en sus discursos y votaciones y sobradamente
cruel en su cornisiou al Vendé«. Cuenta Danicun en sus
memorias filie estando UII din comiendo con él, trajeron
{¡ un hombre fine hablan arrestado los soldados y habién-
dole pI'cguntado quien era, respondió que habia sido
empleado en los arriendos. Pues entonces es imposible
que no seas aristocráta , dijo 'I'hiriou , y le mandó fusi-
lar inmediatamente. De vuelta á París frecuentó mucho la
sociedad de los J:wobillOS, com1Jatiendo siempre á todas




362' NOTAS
las facciones que se iban sucediendo en el camino def
cadalso, hasta que al ver en peligro ú Robespierre, se
agregó como era natural., á sus opresores. Desde enton-
ces emprendió contra las sociedades populares y renun-
ció á la de los jacobinos; pero temiendo que si la reac-
cion continuaba podía alcanzar hasta él, solicitó en,179S
que se restableciesen las leyes revolucionarias y en aque-
llas pocas horas que dominaron los insurgentes el 20 de
mayo en la convención estuvo de secretario , por lo cual'
se le puso preso y no salió sino en virtud de la amnis-
tia que se publicó al cerrarse la convencion.


Despues estuvo de comisario civil por el directorio en
el tribunal de Brugas y últimamente de profesor de bc-
llas letras en Namur , donde murió. Dc estos caracteres
bajos é infames hubo infinitos en la tal convencion nacio-
nalfrancesa, como se puede echar de ver en muchas de'
nuestras notas, pero aunque los menciona .MI'. Thiers,
pasa sobre sus malas calidades corno gato sobre áscuas.


PAGINA 501.


:5 Juan Johanot rué siempre moderado, así en la
asamblea legislativa, donde se opuso á que se imprimie-
sen las listas de los que se hablan opuesto á b jornada
del 20 de junio para no d3I' pábulo á las proscripciones,
como en la convención , donde aunque voló la muerte
del rey fué con suspeusion de la ejecución. En adelan te·
solo se ocupó en materias de hacienda y entre ellas de la
bancarrota de los asignados. Despues pasó al consejo de
los ancianos y no hemos podido averiguar nada mas acer-
ca de este personage.


PAGI~A 542.


.-} Anches Dumont rué un revolucionado decidido
con tocios los requisitos c\e 1a\ ,esto es conveuciouista,
regiciua, perseguidor de los gil'ondinos y defensor oli-
cioso de ~Iarat y Robespierre, á punto de denunciar




DEL TRXDUCTOR. 363
eomo traidores á los vecinos de la ciudad de Amiens por
que hicieron una representacion contra aquellos dos
monstruos, y porque solicitaron una ley contra los ase-
sinos y promotores de asesinatos. En junio de 95 fué de
representante al departamento del Soma y su primer es-
treno fué mandar prender 200 personas, entre las cua-
les hahia 64 sacerdotes, de lo cual dió cuenta á la con-
vencion en estos términos; « He mandado atar de dos
« en dos á estas cinco docenas de animales ó fieras negras
« y después de tenerlas cspuestas á la risa pública bajo la
(( custodia de unos cómicos, las mandé llevar ~l la CÚI'-
« cel.» Concluía la carta diciendo: « sabed que llO hay
( mas que tres cosas que hagan temblar ú este departa-
t( mento , el trdnmal recolucionario , la guillotina y el ma-
« raüsta Andrés Dumoni. » El historiador Prudhome eru-
plea 50 páginas de su historia de los crímenes en refc-
rir los de este malvado. Pero como todos los de su lava
cambió de ideas enla reacción de thermidor y principió
ú perseguir con encarniaamiento á sus antiguos amigos;
y cuando le reconvenían por los escoses que hubin come-
tislo anteriormente, daba pOI' disculpa que babia encal'-
celado y privado de Jos bienes á muchos solo para sus-
traerlos del furor de los terroristas. En medio de todo
no puede negarse que se condujo con mucho valor en las
insurrecciones de los barrios contra La convencion , como
se verá en el texto. Después fue miembro del consejo
de los t-iOO, donde se convirtió en abogado de los parien-
tes de los emigrados y últimamente habiéndole nombra-
do subprefecto de Abdeville , se condujo en términos que
hicieron olvidar sus estravios revolucionarios.


PAGINA 342 ..


:; Manuel Antonio Iluguet , del Creme, Iué obispo
constitucional de aquel departamento, diputado á la le-
gislativa y después ú la conveucion , donde votó la muer-
te del rey y se situó en los bancos de la Montaña. No te-
nia talento ni facilidad de hablar en la tribuna en térmi-




3ol¡. NOTAS
nos que hasta los mas exagerados de los suyos le ame-
nazaron con In Abadía la primera vez que tomó la pala-
bra para acusar á los ministros. Despucs de esta prisión
de que habla el texto disfrutó la amnistia del 4 de hru-
mario : pero al fin se le condenó á muerte el dia 6 de
octubre de 1796 como cómplice del tumulto del campo
de Crenelle , cuyo objeto era restablecer el gobierno de
1795, á la edad de 59 años. Era natural de l\loissac.


PAGINA 34·6.


6 Juan Antonio Penieres , diputado del Correze á la
convencion nacional, fue de los que mas se opusieron á
la reunion de la Savoya con la Francia , representando
enérgicamente con tea la escesiva osteusion de territorio.
Votó la muerte del rey pCl'O se deeluró enemigo de los
terroristns. Al mes siguiente de aquella catástrofe pl'OpU-
so que Murnt fuese mirado y tratado como loco, y des-
pues de la calda de Hobespierre persiguió encarnizada-
mente á sus agentes. EI'a de un earáctcr tan fogoso, que
nunca podia hablar en la tribuna sin mucha vehemencia,
fuese sohre las colonias, sobre agricultura ó sobre mo-
vimientos populares, tanto que llegó á acusar Ú los ja-
cobinos de que hablan envenenado al bnron Goltz en el


. congreso de Basilea. De resultas de la herida que reci-
hió en esta ocurrencia de que habla el texto, PI'OPUSO
que la convencion se depurase ú sí misma, y osto fue lo
que decidió á Tallien á proponel' el arresto de los dipu-
tados que nombra 1\11'. Thiers. En el consejo de los 500
se mostró todavía mas opuesto al partido revolucionario
y votó constantemente con el de Clichi , clamando en
favor de los sacerdotes que estaban rl'(~sos y contra el
juramento que se exigía ú los electores. Fu é reelegido para
el mismo consejo en 1797 ) no se sabe como escapó de las
proscripciones del 18 defructidor. Coutinuóabogando en fa-
vor de los antiguos nobles y luego que se verificó la revolú-
cion de brnmario obtuvo plaza en el tribunado, que el mis-
mo instaló en el Palacio Real y murió pocos días después.




DEL TRADUCTOR.


PAGINA 548.


365


7 Foussedoire era diputado del Loira ). Cher 'y uno
de los mas apasionados al terrorismo pero sin que jamas'
pasase de ser voto de reata, usi en el proceso del rey ,
como en todas las demas resoluciones de aquel tiempo.
Así no siendo nada por si mismo, luego que le alcanzó
la amnistia , salió de su prisión y nadie volvió á oir ha-
hlar de él.


PAGINA5iH.


8 Nicolas Raffet era comandante de batallon de la
seccion de la montaña, llamada la Butte des Moulins , y
desde las primeras asambleas manifestó su celo por la
monarquia y su oposicion á los jacobinos. Después del
51 de ma)'o estuvo en competencia con Henriot para el
mando de la guardia nacional de París , de cuyas resul-
tas le persiguieron y encarcelaron como sospechoso, y
no recobró la libertad hasta la cuida de la montaña. En-
tonces volvió :í tomar el mando de su batallan y tuvo
ocasion de vengarse del partido contrario, como dice el
texto. Su comportamiento en aquellos alborotos le valió
el gobierno temporal de Paris , que conservó hasta que
se verificó el de 15 de vendimiario (5 de octubre 179;)) en
que le removieron y aun se le puso preso por algunos
días. Desde entonces se obscureció y no hemos vuelto á
saber de él.


PAGINA 554.


9 Carlos Luis Letourneur nació en Granville de una
buena familia y se distinguió siendo muy jóven en el es-
tudio dc las matemáticas. En 1768 entró á servir en el
cuerpo de ingenieros donde llegó al grado de capitán.
Cuando principió la revolución fue empleado en Cher-
burgo y alli dió las primeras muestras de su aficion al
partido popular hasta que en '1791 le nombraron para la
legislativa donde subió raras veces á la tribuna j eso solo




366 1(OTAS
para leer algunos informes relativos á la marina. Después
le eligieron para la convencion y rué lino de los que vo-
taron la muerte del rey. Hizo parte de la comision mili-
tar y trabajó mucho en preparar informes sobre los mo-
vimientos y administracion de los ejércitos, particular-
mente en los del mediodía, donde estuvo de represen-
tanteo Aunque partidario de la montaña, no se cuenta de
él ninguno de aquellos crímenes tan comunes en otros y
desde la cuida de los girondinos hasta la de ltobespierre
no desplegó sus labios. Después de esta época hizo un
reglamento nuevo para organizar el cuerpo de ingenieros
que mereció ser aplaudido y aprobado. En 17D5 le nom-
braron sucesor de Juan Bon Saint André en el mando de
la escuadra del l\1editelTaneo y á su vuelta á la conven-
cion comandante del campamento de PaI'Ís con encurgo
especial de reprimir los movimientos de los jacobinos.
Al fin de aquel mismo año de 95 le nombraron director
juntamente con Barras y Carnot ,pCI'O miró con tal in-
diferencia aquella supl'ema dignidad, que consintió en
1797 en que principiase por él la renovación del direc-
torio. En cambio se le confirió la inspecciou general dc
artilleria , y segun se dice, una buena suma en dinero,
l\'Ias 'adelante pasó de ministro plenipotenciario á LilIe
pal'a tratar con el embajador <le Inglaterra , de donde le
mandaron retirar de resultas de la jornada del 18 de fruc-
tidor (4 de setiembre 1797). En 1800 le nombraron los
cónsules prefecto del Loira inferior, pcro después que
Bonaparte subió al imperio le quitó el destino pOI' causa
de ciertas discusiones de interes particular. En 18tO le
confirió plaza en el tribunal de cuentas y estuvo en ella
basta la primera restauración ,en quc le destituyó Luis
XVIII dejándole una pension de ocho mil francos. Cuan-
do volvió Bonnpnrte de Córcega se apresuró á YOIVel' á
su plaza en el tribu nal de cuentas y en 18tG le desterru-
ron como regicida , y murió en Lacken , cerca <le Bru
selas el 4 de octubre 1817.




DEL TRADUCTOR.


PAGINA 555.


367


10 Jacobo Mariette , diputado del Sena inferior, no
votó mas que la detención del rey y su destierro al tiem-
po de la paz. A principios de 179t' estuvo de represen-
tante en los puertos de Cette , Marsella , Burdeos y Ba-
)'ona para levan tal' la ley del máximum y arreglar el des-
tino que habla de darse á las mercancías que estaban allí
en depósito. No dejaron entonces los jóvenes del nuevo
sistema político de hacer sufrir duras represalias á los
terroristas ; pero él se lavó de todo contribuyendo eficaz-
mente á comprimir la sublevación de los jacobinos de
Tolon cn 17D:i y acusando Ú Salicctti de que la habia fa-
vorecido introduciendo allí 6000 Corsos. Esta espedicion
le valió ser miembro de la comision de seguridad gene-
ral y luego dcl consejo de los 500 ,despues de lo cual
nada hemos sabido de él.


PAGINA


11 Francisco José Ritter era juez en el tribunal de
Allkil'ch cuando le eligieron para la legislativa y despues
para la convcncion donde fue uno de los regicidas. Al
mcs siguiente le comisionaron á Porentrui para que infor-
ruase acerca de la república de Raurucia , y desde allí
pasó al ejército del Rhin. En 1794 pasó al de los Alpes
y despues á Tolon cerca de las tropas destinadas á la es-
pedicion de Córcega. Fue miembro del consejo de los t>OO
y cuando salió de él en 1798 le nombraron juez en el
tribunal de casacion , donde, murió de mucha edad.






CO~VENCJON NAcrO~AJ. (1795). . 369


CAPITULO SESrO.


Continuacion de las negociaciones de Basilea, - Tra tado de
paz con la Holanda. Condiciones de este tratado. - Otro
tratado de paz con la Prusia. - Política del Austria y o tras
estados del imperio. - Paz con la Toscana. -. Negociacio-
nes con el Vendéc y la Bretaña. - Sumision de Charctte y
otros gefes. Stofflet coutinua la glíerra. Política de Hoche
para la pacificacion del Oeste. Intrigas de los agentes rea-
listas . Paz simulada de los gefes insurgentes en la Bretaña.
Primera pacificaciou del Vendee. -Estado del Austr-ia y
de la Inglaterra; planes dc Pitt , discusiones en el parla-
mento ingles. - Preparativos de la coaliciou para una nue-
va campana.


Durante aquellos tristes sucesos se hahían. in-
terrumpido un momento las negociaciones prin-
cipiadas en Basilea por causa de la muerte del ha-
ron de Goltz. Inmediatamente se esparcieron voces
muy alarmantes , porque unas veces se decía que
las potencias no tratarian ya con una república
que siempre estaba amenazada por sus propias
facciones, sino que la dejarian perecer entre las
convulsiones de la anarquia sin combatir contra


VIII.




370 IlEVOLúCIO~ ¡fRANCESA.
ella ni reconocerla. Oteas se aseguraba todo lo
contrario, diciendo que estaba he. ha la paz con
España y que las tropas francesas no pasarian mas
adelante; quese estaba tratando con Inglaterra ycon
la Rusia, pero á costa de la Suecia y Dinamarca,
que habian de ser sacrificadas á la ambición de Pitt
y de Catalina, siendo esta la recompensa que se
las daba POl' su amistad con la Francia. Ya se echa
de ver que la malevolencia solo discurria en estos
diferentes lenguages lo contrario de lo que convenia
á la república, suponiendo rompimientos donde se
deseaba la paz, y la paz donde se deseaban vic-
torias. Por último se quiso otro dia hacer creer
que ya era imposible toda idea de paz, porque se
hahia hecho una protesta sobre ello en la comision
de salud pública por la mayoria de miembros de
la convencion. Quien habia dado lugar á este ru-
mor fué cierta salida de Duhem el cual pretendia
que era una simpleza tratar con una sola poten-
cia ,y que no convenia conceder la paz á ninguno
sino venían á solicitarla todos á un tiempo. Sobre
esto habia en efecto depositado una nota en la co-
mision de salud púhlica , y esta fué la que dió
ocasion para suponer aquella pretendida protesta.


No menos tristes eran las voces que csparcian
los patriotas por su parte, diciendo que la Prusia
andaba muy lenta en las negociaciones á fin de que
quedase comprendida la Holanda en un tratado




CONVENCION NACIONAL (17'95). 37J
com un con ella, para conservar de este modo su
influjo en aquel país y salvar el Stathuderado,
Se quejahan de que permaneciese pOl' tanto tiem-
po dudosa la suerte de aquella repúhlica ; de que
los Franceses no difrutasen en ella ninguna de las
ventajas de la conquista; de que los asignados no
eran recibidos allí mas que pOl' na mitad (1 e su va-
101', yeso solo de manos de los soldados; de que
los comerciantes holandeses habian escrito á los
comerciantes belgas y franceses que estaban muy
prontos á entrar cn neg'ocios con ellos, con tal que
los pagos se hiciesen anticipadamente y en metá-
lico; de que los Holandeses habian dejado mar-
char al Stathuder llevándose cuanto habia queri-
do , y trasladado á Lo11<1 res, ó á los buques de la
compañia de Indias una parte de sus riquezas. En
efecto se habian suscitado en Holanda muchas di-
ficultades, ya por causa de las condiciones de la
paz, ya por la exaltacion del partido patriota. Ha-
bia enviado allí la comisión de salud pública á dos
de sus individuos, capaces POl' su influjo de ter-
minar todas las diferencias, solicitando ántes por
interes mismo de las negociaciones el permiso de
la convencion para no designar sus nombres ni el
objeto de su comisiono Así lo hahia permitido la
asamblea y marcharon inmediata mente.


Era muy natural que unos sucesos de tanto
bulto y unos iintereses tan considerables escitárau




372 ftEVOLUCION FRANCESA.
esperanzas, temores y noticias tan contradictorias
pero á pesar de todos aquellos rumores continua-
ban con buen éxito las conferencias, y habiendo
llegado á Basilea el conde de Hardemberg 1 en
reemplazo del baron de Golz iban ya á convenil'-
se de una y otra parte las condiciones.


Apenas se habian entablado aquellas negocia-
ciones cuando la fuerza "misma de los sucesos obli-
gó á que se hicieran ciertas modificaciones en las
facultades de la comision de salud pública, POl'-
que era imposible negociar tratado alguno con
ninguna potencia por mas franca fIue fuese, un
gohierno que no pudiera ocultar nada ni decir
nada por sí mismo sin una deliberacion pública.
Es indispensable ante todas cosas el secreto para
negociar y firmar armisticios ó neutralizar terri-
torios, porque muchas veces está negociando una
potencia largo tiempo antes que la convenga de-
cirlo: y no solo eso sino que hay repetidas veces
artículos que deben quedar ignorados. Por ejem-
plo si una potencia promete unir sus fuerzas á
las de otra; si estipula la reunion de un ejército,
ó la de una escuadra ó cualquiera otra incorpora-
cion de medios y recursos, es importantísimo el
secreto, ¿y cómo habia de guardarle la comision
de salud pública que se renovaba todos los meses
por cuartas partes, tenia que dar cuenta de todo,
y carecia de aquel vigor y osadía de la antigua




CONVENCION NACIONAL (1795). 373
eomision que todo lo tomaba sobre sí'? ¿ Cómo hu-
biera podido negociar particularmente con unas
potencias que estaban avergonzadas de sus faltas,
ni se atrevian rlpenas á confesar su derrota , y que
todas se hallaban interesadas ó en ocultar sus con-
diciones, ó en no publicar la transacción sino cuan-
do ya estaba íirmada ? La precisión en que se en-
contró de enviar dos individuos suyos á Holanda
sin publicar su nombre ni el ohjeto de su comision,
fué la primera prueba que tuvo de la necesidad del
secreto en las operaciones diplomáticas. En conse-
cuencia presentó un decreto por el cual se la conce-
dian las facultades indispensablemente necesarias
para negociar, y esto dió causa á nuevos rumores,


Es un espectáculo curioso para la teoría de los
gobiernos el de una democracia que sabe vencer
su indiscreta curiosidad y desconfianza del poder,
y que vencida pOI' la necesidad, concede á ciertos
individuos la facultad de estipular hasta condicio-
nes secretas. Esto fué lo que hizo la convencion
nacional confiriendo á la comision de salud púhli-
ca la facultad de esti pular armisticios , neutralizar
territorios, negociar tratados, acordar condiciones,
redactarlas y hasta firmarlas, sin reservarse mas
que lo que verdaderamente la pertenecía, que era
la ratiíicacion. Aun hizo mas , y fué autorizar á la
comision para que firmase artículos secretos, con
la única condicion de que no habían de contener




RE\üi':l;CION FUANl:ESk.


nad.a que derogase á los artícuios patentes , y que'"
se hahian de publicar luego que desapareciese la
necesidad del secreto. Con estas facultades conti-
nuó la comision y llevó á cabo las negociaciones
principiadas con diferentes potencias.


Por último se firmó la paz con Holanda á influjo"
de Rewhell y sobre todo de Sieyes, que eran los
dos miembros de la comision enviados allí últi-
mamente. Los patriotas holandeses hicieron un re-
cibimiento brillante al célebre autor de la prime-
ra declaracion de Jos derechos del hombre, y tu-
vieron tanta deferencia con él que se allanaron
muchos obstáculos. Las condiciones con que se
firmó la paz en el Haya el 27 de floreal año III
(16 de mayo 1795) fueron las siguientes: la repú-
blica francesa reconocía la de las Provincias Unidas
como potencia libre é independiente, y respondía
de su independencia y de la abolicion del Stathu-
derado. Habia entre las dos repúblicas alianza
ofensiva y defensiva mientras durase la presente
guerra, y sería perpetua entre ellas siempre que
ocurriese g'uerra con Inglaterra. La de las Provirr-
cías Unidas ponia pOI' el pronto á disposición de
la Francia 12 navíos de linea y 18 fragatas que
dehian emplearse principalmente en los m ares de
Alemania, del Norte y del Báltico; dando además
en clase de auxiliar ú la Francia la mitad de su
ejército de tierra, que á la verdad estaba reduci...




COl'(VBl'(CIOl'( l'UCIO~AL (1795). 375
do á casi nada y dehia ser reorganizado entera-
mente. Por lo que hace á los límites del territorio
se fijaron del modo siguiente; la Francia conser-
vaha toda la Flandes holandesa redondeando así
su territorio pOl' el lIado del mar, y se estendia
hasta las embocaduras de los rios; por el lado
del Mosa y del Rhin quedaba en posesion de Ven-
loo y Maestricht, con toda la comarca comprendi-
da al mcdiodia del primero por las dos orillas del
Mosa, Así la república renunciaba sobre este punto
ú esteuderse por el nhin , lo cual era ITIUY puesto
en razon , COIDO que en efecto pOl' aquel lado el
Rhin , el Mosa y el Escalda se mezclan y con-
funden de tal modo que no hay límites conoci-
dos, ni se sabe cual es el ramal que dehe propia-
mente llamarse Rlrin ,sin que nadie sepa una
pnlahra y todo depende de convenios particu-
lares. Ademas de eso no amenazaha hostilidad
alguna ú la Francia por aquel lado, sino la de la
misma Holanda que era 11lUY poco temible y no
necesitaba de la protección de un gran límite; y
asi el territorio indicado POl' la naturaleza á la
Holanda, como que consistia en terrenos de alu-
vion ,trasportados á la embocadura de los rios ,
hubiera sido preciso para que la Francia se estén-
(lie!;e hasta algunos (le los principales, apoderarse
de las tres cuartas partes por lo menos de aquellos
territorios dejando reducida á casi nada la nueva


.' -. \'~.". f~ /':
I to,', , J


;' ~;., ..


. .




376 REVOLUClON FIlÁNCESA,.
república que acabaha de reconocer. El Uhin rw
llega á ser límite de la Francia respecto de la Ale-
mania siuo en las inmediaciooes de 'VescI, y la
posesion de las dos orillas del Mosa , dejaba intac-
ta aquella cuestiono Ademas de todo eso se reser-
vaba la república la facultad en caso de guerra
pOI' el lado del Rhin ó de la lelandia, de poner
guarnicion en las plazas de Grave, Boisle-Duc y
Ber-gop-Zoom, quedando cornun elpuerto de Fre-
singa y tomadas todas las precauciones. Se decla-
raha para siempre libre la navegacion del Ilhin,
el Mosa, el Escalda y el Hondt y todos sus ramales,
Además de todas esas ventajas debia pagar la Ho-
landa una indemnizacion de 100 millones de flo-
rines, y en cambio de todos estos sacrificios pro-
metia la Francia, cuando llegase la pacificación
f;'cneral indemnizaciones de territorio, tomadas
de los paises conquistados, y en Ios sitios mas con-
venientes á la hueua demarcacion de sus límites


,


reci pro~os.
Eran 11111y razonables las bases de este tratado ~ ,


y el vencedor se mostraba en ellas tan generoso


Razonublcs , sí, para uu francés (Iue naturalmente de-
be tener pOI' justo y bueno cuanto ceda en utilidad de su pa-
tri~t ; pero para un holandes , estuvo tan lejos de ser ni ra-
zonable, ni generoso aquel tratado, tIlle desde entonces
hasta la restauracion , no fué la Holanda mas <fue uua sun-
111c pl'efectura de Francia. ( N. del T.;




CONVENCION NACIONAL (1795). 377
como diestro, sin que obste lo que se ha querido
decir de que incorporando los intereses de la Ho-
landa con los de Francia por medio de una alian-
za , la esponia á perder la mitad de sus navios que
estaban en los puertos de Inglaterra, y sobre toda
sus colonias quedaban entregadas sin defensa á la
ambición de Piu; porque aunque la Holanda hu-
hiese quedado neutral, nunca hubiera recuperado
sus navios ni conservado sus colonias pOl'que Pitt
siempre hubiera alegado el pretesto de que se
apoderaba de ellas por cuenta del Stathuder. Solo
conservando .esta dignidad hubiera podido, ya que
no salvarse positivamente los navios y las colonias
holandesas , quitar á lo menos todo pretesto á la
ambición inglesa ¿ pero era posible, ni convenien-
te, ni aun honroso mantener el Stathuderado con
los principios políticos de la Francia , con las pro-
mesas hechas á los patriotas holandeses, con el es-
píritu que les animaba y con las esperanzas que ha-
bian concebido al abrirnos sus puertas?


Mucho mas fáciles de arr~glal' eran las condi-
ciones con la Prusia , porque acababa de ser encer-
rado Bischofwenler 2 y el rey de Prusia enlancipa-
do ya de los místicos, habia concebido otro nue-
vo género de ambiciono Ya no hablaba de salval' los
principios generales del órden, sino que preten-
dia hacerse mediador de la pacificacion universal,
Firrnose con él un tratado en Basilea el dia 16 de




378 REVOLUCIO~ FllANCEfSA.
germinal ( 5 de abril 1795) Y por de pronto se
convino en que hahria paz, amistad y buena armo-
nia entre S. M. el rey de Prusia y la república fran-
cesa; que las tropas de esta última ahandonariau
los estados prusianos que ocupaban en la orilla
derecha del Rhin; que continuarian ocupando las
provincias prusianas situadas en la orilla izquier-
da , cuya suerte definieiva quedaria arrcalada en
la pacificacion general. Segun esta última condi-
cion , era evidente que la república pensaba ren
tomar por límite al Rhin, aunque toduvia no se
esplicaba positivamente, sino que diferia la solu-
cion de las dificultades que podrian nacer de esta
g1'an deterrninacion hasta conseguir nuevas victo-
rias sobre los ejércitos del imperio y del Austria.
Solo entonces podriu despojar á los unos ó conce-
der indemnizaciones á los ot1'OS. Se comprometia
la república francesa á admitir la mediacion del
rey de Prusia para su reconciliacion con los p1'ín-
cipes y los estados del imperio germánico, y has-
ta ofrecia no tratar como enemigos durante tres
meses á los príncipes de la orilla izquierda pOI'
quienes se interesase S. M. prusiana. Este era el
medio mas seguro de obligar á todo el imperio á
solicitar la paz por mediacion de la Prusia.


Efectivamente , no bien estuvo firmado aquel
tratado cuando el gabinete:de Berlin mandó anun-
ciar su determinacion al imperio, y los moti vos




CUNVE:SCION NACfO:SAL (1795). 379
que la habian dirigido. Declaró á la dieta que
ofrecia sus buenos oficios al imperio, si es que de-
seaba la paz; y que en caso de que la mayoria de
los estados la reusase, se la ofrecia también á los
que se viesen precisados á tratar aisladamente por
su seguridad personal. El Austria por su parte di-o
rigió á la dieta unas reflexiones. muy agrias, di:...
ciendo que ella deseaba mas que ninguno la paz,
pero que la tenia por imposible, y que ya sabria
elegir el momento conveniente para tratar de ella,
y que entre tanto encontrarian los estados del im-
perio mayores ventajas en confiarse á la antigua
fe austriaca, que á las potencias perjuras que ha-
bian faltado á todos sus compromisos. Disimulan-
do la dieta sus solicitudes de paz con la apariencia
de que se preparaba á la guerra, decretó un contin-
gente quíntuplo para aquella carnpaña , y estipuló
que los estados que no pudiesen suministrar solda-
dos, podrian salir del paso contribuyendo con
240 florines por hombre. Al mismo siernpo deci-
dió que el Austria, que acababa de ligarse con la
Gran Bretaña para la continuacion de la guerra· '1
no podria ser mediadora de la paz, y resolvió con-
fiar esta mediacion á la Prusia. Con esto ya no que--
ció que determinar otra cosa sino la forma y com-
posicion de la diputación.


A pesar de aquel vivo deseo de negociar, no po-
dia hacerlo el imperio en masa, porque tenia que




380 REYOLUCION FI\ANCESA.
exigir de la Francia que restituyese los territorios,
de que habia despojado á varios de sus miembros,
lo cual no se podia hacer sin renunciar á la línea
del Rhin. Pero era evidente que en la imposibili-
dad de tratar colectivamente se apresuraria cada
príncipe particular á ponerse en manos de la Pru-
sia, y hacer su paz especial por su mediacion.


De esta manera principiaba la república á des-
armar á sus enemigos y obligarlos á la paz, sin
que estuviesen bien resueltos á la guerra sino
aquellos que habian hecho grandes pérdidas, y
no esperaban recobrar por medio de negociacio-
nes lo que habian perdido pOl' las armas. Tales
debian ser las disposiciones de los príncipes de
la orilla izquierda despojados de sus estados, las
del Austria privada de los Paises Bajos, y las del
Piamonte , á quien se habia quitado la Savoya y
Niza. Por el contrario aquellos que habian tenido
la sensatez de conservar neutralidad cada dia se
daban la enhorabuena de su prudencia y de las
ventajas que les habia producido. La Suecia y la
Dinamarca habían enviado embajadores cerca de
la convencion; igualmente la Suiza que habia lle-
gado á ser una especie de depósito intermedio pa-
ra todo el comercio del continente, persistía en
sus prudentes intenciones y dirigia por medio de
MI'. Ochs , al ministro plenipotenciario Barthele-
my las siguientes palabras. «La Francia necesita




CONVENCION NACIONAL (17"95). 381
( una Suiza, y la Suiza una Francia. Efectivamen-
~te casi no puede dudarse que sin la confedera-
«' cion helvética jamas se hubieran reunido á la
( dominacion francesa los restos de los antiguos
«reinos de~ la Lorena, Borgoña y Arlés; asi como
~ es nlUY dificil de creer qne sin la poderosa di-
« versión y sin la decidida intervencion de la Fran-
« cia hubiera podido conservarse la libertad hel-
vética sino que se habria ahogado en la cuna. }) En
todo caso la neutralidad de la Suiza acababa de
hacer un inmenso servicio á la Francia y hahia
contribuido á salvarla. A estas imágenes añadia
Mr. Ochs otros pensamientos no menos elevados,
porque decia: « Ya llegará tiempo en que se ad-
« miren estos sentimientos de justicia natural que
( nos Iiacian aborrecer todo influjo estrangero
( acerca del gohierno interior que nos convenia , y
« por lo mismo nos obligaba á no erigirnos en jue-
«ces de la clase de administración pública, que
({ quisiesen escoger' nuestros vecinos. Nuestros an-
( tepasados no censuraron ni á los antiguos fun-
«dadores del imperio genllánico por haber aba-
« tido el poder imperial, ni á la autoridad real de
«Francia pOI' haber oprimido á los graneles seño-
«res feudales; sino que vieron sucesivamente á los
«estados generales representar la nacion francesa,
«y luego á Richclieu y á l\fazarino apoderarse de
« la autoridad absoluta, Luis XIV'despleg-ar él solo




382 REVOLUCI08 FRANCESA
( todo el poder de la nacion y á los parlamentos
« pretender tomar parte en nombre del pueblo de
« la pública autoridad, pero jamas se les oyó arro-
( garse temerariamente el derecho de recordar al
«gobiel'no frances este ó el otro periodo de su his-
({ toria. Su único deseo fué la felicidad de la Fran-
« cia , así como su unidad la única esperanza y su
« único apoyo la integridad de su territoi-io.»


Estos principios :tan severos como exactos eran
una amarga crítica de la conducta de la Europa y
los resultados que estaba tocando la Suiza de su
comportamiento una demostracion de su pruden-
cia. Celosa el Austria de su mucho comercio, pen-
saba incomodarla con un cordón , pero la Suiza
hizo sus reclamaciones á W urtemberg y á los es-
tados vecinos y obtuvo justicia.


También las potencias italianas deseaban la paz,
á lo menos aquellas á quienes su imprudencia po-
dia esponer algun dia á fatales resultados. No así
el Piamonte , que ya habia perdido demasiado pa-
ra renunciar voluntariamente al recurso de las ar-
mas, pero la Toscana, arrastrada á pesar suyo á
salir de su neutralidad por el embajador inglés
que la amenazaba con una escuadra sin conceder-
la mas que doce horas para decidirse, estaba im-
paciente por volver á su antiguo papel, sobre to-
do desde que los Franceses estaban á las puertas
de Génova. En consecuencia habia abierto el gmll




CONVENCION NACIONAL (17'95). 383
duque una negociacion que acababa de terminar-
se por un tratado de paz, que fué el mas' fácil de
concluir. Quedaban restablecidas la buena inteli-
gencia y amistad entre los dos estados, y el gran
duque restituia á la república los trigos que se ha-
bian quitado á los Franceses en el momento de la
declaración de la guerra. Es d. advertir que esta
resti tucion estaba ya hecha de su propio movimiento
aun ántes de la negociacion, y quedó terminada
esta que tan ventajosa era á la Francia para el co-
mercio del Mediodia y en particular para el de
granos y se firmó el dia 9 de febrero, que corres-
ponde al 21 de pluvioso.


Venezia que habia retirado á su embajador de
Francia, anunció que iba á nombrar otro y hacer-
le marchar inmediatamente á Paris ; y por último
hasta el papa se arrepentia de los ultrages hechos
á los Franceses.


No así la corte de Nápoles, estraviada por las
pasiones de una insensata * y por las intrigas de


.. Por mucha latitud que queramos conceder á la libertad
de un historiador no podemos pasar á MI'. Thiers ciertas lige-
rezas, que rayarian en groser ias sino fuesen unas injusticias
notorias. Insensata llama á la reina Carolina por haber t;echo
con admirable constancia todos 105 esfuerzos que caven en un
hombre y muchos mas de los que corresponden á una mugl'r
por pl'p.serv31· su trono de una caida inminente, y á su pue-
blo de una humillaeion y desastres iguales ó mayores á los


~
\J


, ..
• ~J


_ J.'.


. ..~."




·384 REVOLUCION FRANCESA.
la Inglaterra, pues lejos de pensar en negociar,
hacía ridículas promesas de socorros á la coali-
.


cion,
La España tenia gran necesidad de la paz, pero


qi1€ sufrió toda nacion que cayó bajo el insoportable yugo
de los ejércitos y procónsules de la república. No crea MI'.
Thiers que nosotros vituperamos la incongruencia de esta pa-
Iabra por ser dirigida á una reina ; cosa que hastaria, yaun la
sola calidad de muger , para que debiera parecernos estraña ,
sino porque la aplica contra uno de los mas bellos caracte res
de la historia moderna, y cuando así no fuese siempre seria
vituperar indignamente la noble resolucion de esponel'se á
todo por no ser el juguete de un gobierno estrangero por
imponente y temible que nos parezca. ¿ En qué hubiera para-
do la Francia si á principios de 1793 hubiese calculado por
las leyes de la prudencia la debilidad de sus propias fuerzas
y las de las potencias que trataban de invadirla? ¿ En qué la
España si se hubiese detenido á contar los soldados del Gran
Napoleón y su omnipotencia europea, comparándola con la.
debilidad de sus recursos? ¿Y se atreverá MI'. Thiers á llamar
insensatos á estos dos pueblos que triunfaron á pesar de esa
imaginaria inseusa tez, ó digamos mas bien á causa de ella mis-
ma? Pues si á eso no se atreve, como de cierto na se atreverá
so pena de ser desmentido por la historia, ¿ por qué insultar á
una reina de quien con harto mayol' razon de la que se ha usa-
do con otras podria decirse que fue el único hombre de su fa-
milia? La insensatez ó la prudencia no dehen medirse rinica-
mente por los resultados, siuo mas bien por la maYal' ó me-
nor nobleza de los raciocinios (Iue la dirigen, sobre todo en
materias políticas en que el patriotismo cubre tantos errores
y santifica tantas desgracias. (N. de! T.)




CONVENCION NACIONAL. (1795). 385
estaba esperando verse obligada á ell a por nuevos
reveses.


Otra negociacion no menos importante acaso
por el efecto moral que debia producir, era la que
se estaba entablando en Nantes con las provincias
insurreccionadas. Ya hemos visto como los gefes
del Vendée hallándose divididos entre sí y casi
abandonados de sus paisanos, se veian reducidos
á unos cuantos guerrilleros determinados en me-
dio de los generales republicanos que les perse-
guian por todas partes, sin dejarles otra eleccion
que una amnistia ó una destrucción completa, y
precisados á tratar de paz. Tamhien hemos dicho
como Charétte habia aceptado una entrevista cer-
ca de Nantes; cómo el pretendido haron de Cor-
matin , mayor general de Puisaye, se habia pre-
sentado en calidad de mediador de la Bretaña, y
cómo viajaba con Humhert dudando entre el de-
seo de 'engaliar á los republicanos', concertarse
con Charétte y seducir á Canclaux, y la ambicion
de ser el pacificador de aquellas célebres comar-
cas. Se señaló para la reunien comun la ciudad de
Nantes y debian principiar las conferencias en la
quinta de Jaunaye á una legua de alli el dia 12 de
febrero.


Apenas llegó Cormatin á Nantes cuando quiso
pasar á manos de Canclaux la carta de Puisaye;
pero aquel hombre que pretendía engañar á los


VlU 25




386 REVOJ.UCION FRANCESA.
republicanos, no supo siquiera impedirles que to..
masen conocimiento de aquella peligrosa carta.
Todo el mundo tuvo noticia de ella, y ·él se vió
precisado á convenir euque era supuesta, pero
que él no habia sido el portador de ella, sino que
venia sÍnceramente á negociar la paz. Con esto se
encontró mas comprometido que nunca y tuvo
que renunciar al papel de un diplomático hábil,
cuyo intento fuese engañar á los republicanos,
poner en el secreto á Charétte y seducir á Can-
claux, quedando reducido al simple personage de
pacificador. Habló con Charétte y encontró 'que es-
taba reducido por. su situacion á tratar momenta-
neamente con el enemigo, y ya desde aquel instan-
te no titubeó Cormatin en trabajar en favor de la
paz. Convinieron en que esta ser-ia fingida, y que
mientras llegaban á realizarse las promesas de
Inglaterra se mostrarian sumisos á la república,
y solo se pensó .en conseguir las mejores condicio-
nes. Apenas se abriéron las Iconferencias, cuando
Cormatin y Charétte entregaron una nota en que
solicitaban la libertad de cultos, pensiones ali-
menticias para todos los eclesiásticos del Vendée,
la exencion del servicio militar y de contrihucio-
nes durante diez años, á fin de reparar los males
de la guerra, indemnizaciones de todas las ruinas
y estragos hechos, el pago de las obligaciones con-
traidas por los gefes para las necesidades de sus




·CONVENCION NACIONAL (1795). 387
e.jércitos, el restablecimiento de las antiguas ·di-
visiones territoriales del pais y de su antigua for-
ma deadn1Ínistracion ,la creaoion ·de guardias
territoriales bajo las órdenes de los actuales ge-
nerales ,.l-al'etil'ada á cierta distancia de todos los
ejércitos republicanos, la esclusion de todos los
habitantes del Vendée que habian salido del pais
en calidad de patriotas y cuyos bienes estaban en
poder de los realistas; y últimamente una amnis-
tia comun á los emigrados y á los del Vendée. Se-
mejantes proposiciones eran tan absurdas que no
~podian admitirse, y los representanles solo con-
cedieron la libertad de cultos, las indemnizaciones
para aquellos cuyas cabañas habian sido asoladas,
la escepcion del servicio en favor de los jóvenes <1«
la presente requisic.on , á fin de que pudiesen
volver á poblar las campiñas, la formación de guaL'-
dias .territoriales hajo las órdenes de los ayunta-
mientos , yeso solo hasta el número de 2000 hom-
bres ,y el pago de los recibos firmados por los
generales hasta la cantidad de dos millones de
francos. Pero reusaron el restablecimiento de las
antiguas divisiones territoriales y de las antiguas
administraciones , la exencion del impuesto du-
rante diez años., la retirada de los ejércitos repu-
blicanos', la amnistia para los emigrados , y exi-
gieron la vuelta y reintegracion en sus .hienesde
los patriotas del Vendée. Además estipularon que




388 REVOLUCION FRANCESA.
ninguna de estas concesiones se estampase en un
tratado, sino en unos acuerdos espedidos por los
representantes que estaban en comision , y por su
parte los generales del Vendée firmarian una de-
claracion por la cual reconocerian la república y
prometerian someterse á sus leyes. La última con-
ferencia quedó acordada para el 29 de pluvioso
(17 de febrero) porque la tregua se acababa el 30.


Antes de concluir la paz se pidió que fuese lla-
mado Stofflet á las conferencias, como asi lo de-
seaban muchos oficiales realistas, porque no creían
que se debia tratar sin él ; tambien lo deseaban
los representantes porque hubieran querido com-
prender á todo el Vendée en una misma transac--
cion, Pero se hallaba entonces Stofflet manejado
por el ambicioso abate Bernicr , el cual estaba po-
co dispuesto á una paz que iba á privarle de todo
su influjo, y ademas Stofflet no era hombre que
gustaba de representar el segundo papel, y veia
de malojo toda aquella negociacion principiada
y seguida sin él. Sin embargo consintió en asistir
á las conferencias y vino á Jaunaye con gran nú-
mero de sus oficiales.


Fue grande el tumulto que se armó porque es-
taban bastante acalorados unos contra otros asi los
partidarios de la paz como los de la guerra. Los
primeros se agrupaban al rededor de Charétte ale-
gando que los que quedan continuar la guerra




CONVENCION NACIONAL (1795). 38H
erau precisamente aquellos que nunca acudian al
combate; fIue el pais se hallaba arruinado y redu-
cido al último estremo: que las potencias no habian
hecho ni probablemente harian nada en su favor,
y se decian al oido que en todo caso era necesario
aguardar y ganar tiempo por medio de una paz
simulada , y que en caso de que alguna vez cum-
pliel'a sus promesas la Inglaterra, siempre esta-
rian prontos á levantars e. Por el contrario los par-
tidarios de la guerra decían que solo se les ofre-
cia la paz para desarmarlos y violar luego despues
sodas sus prOluesas, sacrificándolos impunemente;
que con solo deponer las armas por un instante se
amortiguaban los ánimos y seria imposible toda in-
surreccion, que supuesto que la república negociab
era una prueba de que se veia reducida al últimoa
cstremo ; que bastaba esperar y desplegar todavia
un poco de constancia para que llegára el momen-
to en que se pudiesen intentar grandes cosas con
el auxilio de las potencias; que era indigno de
unos caballeros franceses firmar un tratado con la
intcncion secreta de no cumplirle, y que por úl-
timo no habia derecho para reconocer á la repú-
hlica , porque esto equivalia á desconocer los de-
rechos de los príncipes pOl' quienes se habían es-
tado batiendo tanto tiem po. Hubo muchas confe-
rencias bastante acaloradas, en que por una y otra
parte se manifestó mucha irritacionj, llegando á




amenazarse los partidarios de Charette y los de
Stofílet que estuvieron para venir á las manos. Uno
de los mas ardientes en f¿l V01' de la paz era Cor-'-
rnatin ,que llamaha mucho la atención por su fa-
cundia , por su agit<l{'ion de cuerpo~ y de ánimo,
y por su calidad de representante del ejército de
Uretafla.Era una desgracia para él venir acorrr-
pañarlo de Solilhac á ({uien habia nombrado la co-
misión central cnulase de adjunto;y este se ad-
miraba mucho de ver á Gormatin representar un
papel tan distinto del que se le habia encargado y
no cesaba de advertir!e que se apartaba de las-
instrucciones, pues nadie se las había dado para
tratar de paz. Yiose nluy apurado Cormatin , y
Stoflletv los partidarios de la guerra u-iunfaban
al oir (lue la Hretauu pensaba mas bien en ganar
tiempo y concertarse con el Vendé, que no en so-
meterse; lPor lo cual declararon que janlas deja-
rían las armas una vez que la Bretaña estaba de-
cidida á sostenerlos.


Ultirnamente e1J 7 de febrero por la mañana se
reunió el consejo de] ejél'cito del Alljou en una sa-
la particular tle la quinta de Jauuave , con el fin
de tomar una determinacion definitiva. Los gefes
de la división de Stofllet sacaron el sable y juraron
cortar el pescuezo al primero que hablase de paz y
decidieron entre sí la guerra; mientras que Cha-
rétte , Sapinaud y sus 2ficiales resolvieron en _otra




CONVENClON NACIONAL (1795). 391
sala admitir la paz. A medio dia debian reunirse
en una tienda de campaña que se habia construi-
do en la llanura, con los representantes del pue-
blo, y no atreviéndose Stofflet á declararles cara
á cara la determinacion que habia tomado, Les
envió á decir que no aceptaba sus proposiciones.
Los representantes dejaron ála distancia convenida
el destacamento que los acompañaba y se dirigie-
ron á la tienda, haciendo lo mismo Charétte, aun-
que presentándose con sus principales oficiales.
Durante aquel tiempo se Le vió á Stofflet montar á
caballo con algunos furibundos que le acompaña-
ban, y salir á galope con el sombrero en la. ma-
no g['itando viva el rey. En la tienda donde estaban
conferenciando Charétte y Sapinaud con los re-
presentantes , no habia ya nada que discutir por-
que anticipadamente estaba ya aceptado el ultima-
tum de estos últimos. Firmáronse recíprocamente
las declaraciones convenidas, esto es Charétte, Sa-
pinaud, Connatin y los demas oficiales su sumi-
sion á Las leyes de la. repúhlica , y los I'epl'esentan-
tes espidieron los acuerdos que contenian las
condiciones. concedidas á los gefes del Vendée.
Heinó la luayol' urbanidad de una y otra parte, y
todo daba indicios y esperanzas de una reconcilia-
. .


eren sincera.
Como los representantes querian dar una gl'an-


de importancia á la sumision de Charétte , le pre-




392 REVOLUCION FRANGESA
pararon un recibimiento magnífico en Nantes, don-
de hubo una alegria estraordinaria con su llega-
da ; pues no solo escitaba la curiosidad ver á un
hombre tan distinguido entrar en el grenlio de la
república, y tal vez consagrarla su espada, sino
que se lisongeahan con tocar ya el término de la
guerra civil. El día en que debia entrar se pusie-
ron sobre las armas la guardia nacional y el ejér-
cito del Oeste y todos los habitantes gozosos y al-
borozados, corrian á "el' y festejar aquel célebre
caudillo y le recibieron con el grito de rica la re-
pública, viva Charétte. Iba vestido en trage de gene-
ral del Vendée, pero con la escarapela tricolor. Se
cchaban de ver en el semblante de Charétte sus
principales calidades que eran la aspereza, la des-
confianza, la astucia y la intrepidez. Era de rne-
diana estatura, con los ojos pequeños y vivos, la
nariz un poco remangada á lo tártaro y la boca
bastante grande, todo lo cual reunido le daba
cierto aire estraño y muy apropiado á su carácter.
Cuantos salieron á recibirle procuraban adivinar
sus pensamientos , y asi los realistas, creian ver
en sus facciones cierta vergüenza y remordimien-
to, mientras que los republicanos le suponian ale-
are v casi entusiasmado con su triunfo. Debía en
1( J .J


efecto estarlo y no poco á pesar de lo estraüo de
su situacion, porque sus propios enemigos le pro-
porcionaban la primera lY mas lucida recompensa




CONVENCION NACiONAL (1795). 393
que hasta entonces hubieran merecido sus ha-
z.añas.


Apenas se firmó aquella paz cuando se trató de
seducir á Stofflet Iy hacer que aceptasen los Chua-
nes las mismas condiciones concedidas á Charétte.
Este afectó la mayol' sinceridad en toda su con-
ducta, esparciendo proclamas por el pais aconse-
jando á todos que entrasen en el camino de su de-
ber, por manera que los habitantes estaban lle-
nos de contento con aquella paz. A los insurgen-
tes que manifestaron mas decision pOl~ el servicio
se les puso de guardias territoriales bajo las órde-
nes de Charétte para que cuidasen de la policia en
aquella comarca. Esta fue una idea de Hoche ,
aunque luego se desíiguró por satisfacer á los ge-
fes del Vendée , que como estaban desconfiados y
tenian segundas intenciones, quisieron conservar
bajo sus órdenes á los hombres mas aguerridos.
Llegó á prometer Charétte hacer armas contra Stof-
ílet en caso de que apurado en el alto Vendée, vi-
niera á replegarse á la marisma.


Inmediatamente salió Canclaux en persecucion
de Stofflet, sin dejar mas que un cuel'po de ob-
servacion en el pais donde habia estado mandan-
do Charétte , y se dirigió á Layon con la mayor
parte de sus tropas. Deseando Stofflet dar un gol-
pe de importancia, hizo una tentativa contra Cha-
lonne, donde fue rechazado y se replegó á S. Flo-




REVOLUCION FRANCESA.


rencio, Allí declaró á Charétte traidor á la causa-
de la monarquía é hizo que se pronunciase contra.
él sentencia de muerte. SaLian muy bien los re-
presentantes que semejante guerl'a babia de ter-
minarse no solo,empleando las armas, sino satis-
faciendo algun tan to á los ambiciosos y dando so-
corros á los que se habian quedado sin recurso, y
así esparcieron bastante dinero. Les habia abier-
to un crédito la comision de salud pública sobre
sus fondos secretos , y de ellos dieron 60 mil fran-
eos en dinero contante y 365 mi] en asignados á
diferentes oficiales de Stofflet. Su mayol' general
Trotouin 3 recibió fOO mil francos, la mitad en
dinero- y la mitad en asignados, con lo que se
separó de él, Y escribió una carta á los oficiales-
del ejército de Anjou persuadiéndoles á la paz y
dándoles las mejores razones para hacer titubear
su fé.


Mientras que' se empleaban estos medios en el'
ejército del Anjou, pasaron á Bretaira ú los repre-·
sentantes pacificadores del Vendée con el ohjeto
de inducir á los Chuanes á una transaccion selne-
jante. Fue siguiéndoles Cormatin, que se hallaba
ya enteramente comprometido en el sistema de la
paz y tenia la ambicion de hacer en Rennes la mis-
ma entrada triunfal que habia hecho Charétte en
Nantes. Mas á pesar de la tregua no dejaban de
haber cometido los Chtfanes bastantes eseesos , por..




CONVENCION- NACIONAL (1795). 395
que como la mayor parte de ellos no eran mas que-
unos bandidos, á quienes importaba muy poco
una Ó otra causa ni las miras políticas de sus ge-
fes, cuidaban muy poco- de observar la suspen-
sion de armas, sino- de hacer el mayor meróde
que podían. Viendo algunos representantes la con-
ducta de los Bretones, principiaron á desconfiar
de sus intenciones y aun á persuadirse que era
necesario renunciar á la paz. Boursault abundaba
mucho en este sentido, pero Bollet era de dictá-
men contrario, pues como pacificador celoso,
creia que á pesar de algunas lijeras hostilidades,
era muy posible la reconeiliacion y solo debian
emplearse los medios de la suavidad. Solo Hoche
se encontraba rodeado de disgustos, corriendo de
acantonamiento en acantonamiento á distancia al-
gunas veces de 80 leguas sin tener un momento
de reposo, teniendo que luchar entre los repre-
sentantes que deseaban la guerra y los partidarios
de la paz, entre los jacobinos de las ciudades,
que le llamaban debil y traidor, y 105 realistas
qne le acusaban de crueldad , mas no por eso se
entiviaba su celo. Escribiendo á uno de sus ami-
gos le decia : ([ Tu deseas que haga aquí otra carn-
e: paila como la de los Vosgos ¿pero cómo quieres
« que la emprenda contra los Chuanes y casi sin ejél'-
« cito? )) Efectivamente veia aquel jóven caudillo
inutilizarse sus prendas militares en una guerra




396 REVOLUCION FRANCESA.
ingrata, mientras que otros generales inferiores á
él se estaban inmortalizando en Holanda, 'en el
Rhin y al frente de los mas brillantes ejércitos de
la república. Sin embargo continuó su tarea con
ardor y con un profundo conocimiento de los hom-
bres y de su propia situacion. Ya dijimos los pru-
dentes consejos que habia dado, como por ejem-
plo, el de indemnizar á los insurgentes que se ha-
bian quedado de paisanos, y alistar á los que te-
nian inclinaciones guerreras; pero á fuerza de es-
tudiar el pais llegó á conocer los verdaderos me-
dios de apaciguar á los habitantes y aficionarles á
la república. Por eso decia: « Es preciso continuar
( negociando con los gefes de los Chuanes porque
« aunque sea muy dudosa su buena fé, se les
«debe guardar á ellos, con lo cual se ganará la
«confianza de los que solo desean estar asegu-
( rudos. Conviene dar grados á los que son am-
( hiciosos y dinero á los que tienen necesidad,
«logrando dividirlos de este modo , y se encar-
« gará de la policia á los que se tenga por mas
<l' seguros bajo el nombre de guardias territoria-
c: les, ya que acaban de crearse. :Mas esto no
« impide que se distribuyan 2ft mil hombres
({ en muchos campamentos para vigilar todo el
« pais , y situar al rededor de las costas una es-
« cuadrilla de lanchas cañoneras que estén en mo-
«vimiento continuo,y sobre todo trasladar los ar-




CONVENClON NACIONAL (1795). 391
({ seriales , armas y municiones desde las ciudades
« abiertas á los fuertes y plazas defendidas. En
(l cuanto á los hahitantse es necesario valerse para
( con ellos de los clérigos, y dar algunos socorros
« á los mas indigentes, pues si llegamos á inspi-
( rar confianza por medio de los eclesiásticos in-
«: mediatamente caerá la chuaneria. Tambien escri-
({ bia á los oficiales generales con fecha 27 de ven-
«toso : procurad esparcir la saludable ley que aca-
([ ba de espedir la convencion sobre la libertad de
«cultos, predicando vosotros mismos la tolerancia
« religiosa. Cuando los clérigos estén seguros de
({ que no se les ha de perturbar en el ejercicio de
( su ministerio, inmediatamente se harán amigos
( vuestros, cuando no sea mas que por estar tran-
({ quilos , como que su carácter propio les inclina
( á la paz, y así procuren ustedes hablar con ellos
( y decirles que la continuacion de la guerra les
« espondrá á mil disgustos, no de parte de los re-
«publicanos que respetan las opiniones religio-
( sas, sino de los mismos Chuanes que no recono-
q cen ni Dios ni ley y solo desean dominar y estár
«saqueando sin cesar. Hay entre ellos algunos que
({ son muy pobres, y no dejan de ser interesados y
«asi no se os olvide ofrecerles algun os socorros,
cr pero sin ostentacion y con toda la delicadeza
( que os sea posible. Por medio de ellos sabreis
( todas las maniobras de su partido, y consegui-




398 IlBVOLUCION FRANCESA.
(e reis que contengan á la gente del canlpo y les


{( impidan batirse. Ya conoceisque para conseguir
« este objeto es necesario'cierta r-dulzura , ameni-
« dad y franqueza. Aconsejad á algunos oficiales y
« soldados á que asistan con respeto á algunas de
ce sus ceremonias, pero teniendo el mayor cuida-
« do en no perturbarlas jamás. La patria espera de
c( vosotros el mayor celo y todos los medios son
([ buenos para servirla" cuando van de acuerdo
ce con las leyes, el honor y la dignidad republi-
([ cana.}) A estos consejos añadia Boche el de no
robar nada en el país para la manutencion de los
ejércitos., á lo menos por algun tiempo; y en cuan-
to á los proyectos de los Ingleses, era de parecer
de apoderarse de Jersey y Guernesey, y fundar
una chuaneria en Inglaterra para darles que hacer
en su propia casa. Tambienpensabaen la Irlanda
pero acerca de ella escribía que se esplicaria ver-
halmente con la comision de salud pública.


No tardaron en verse los huenos efectos de
aquellas disposiciones tan juiciosas, las cuales se
ejecutaron en muchas partes con bastante sagaci-
dad, y asi la Bretaña no tardó en encontrarse di-
vidida, con solo haber sido bien recibidos acari-
ciados y pagados todos los Chuanes que se pre-
sentaron en Rennes decididos á dejar las armas.
Otros mas tenaces ó masconfiados en Stoffiet y en
Puisaye se empeñahan en continuar la guerra, y




CONVENCION NACIONAL (1795). 39~
Cormatin no paraba de correr de unos en otros
para atraerles á la Prevalaye y persuadirles á ne-
gociar. Mas á pesar de todo el ardor que aparen-
taba aquel aventurero por la pacificacion del pais,
no tenia Hoche la menor confianza en él porque
habia sospechado cual era su carácter y vanidad,
y temia que faltase á la palabra dada á los repre-
sentantes del mismo modo que lo habia hecho con
los realistas. Por tanto le observaba con la mayor
atención para asegurarse de si trabajaba con sin-
ceridad y sin segunda intencion en favor de la re-
conciliación.


Otras intrigas muy raras vinieron á combinarse
con todas aquellas circunstancias para proporcio-
nar la paz que tanto deseaban los republicanos.
Va dijimos anteriormente como Puisaye habia ido
á Londres con el objeto de decidir al gahinete in-
gles á que favoreciese sus proyectos; y tambien
hemos visto á los tres príncipes franceses que es-
taban en el continente esperando el uno hacer al-
gun papel en Arnheim, batiéndose el otro en el
Rhin , y el tercero en calidad de regente, escri-
biendo desde Verona á todos los gabinetes y man-
teniendo una agencia secreta en París. Habia ma-
nejado Puisaye aquellos proyectos como hombre
diestro y activo, y asi sin valerse del anciano du-
que de Harcourt que era un embajador del regen-
te muy inutil en Londres , se fue directamente á




400 RnVOLUClON FRANCESA.
los ministros ing'leses , y Pitt que por lo comun
no se dejaba ver de toda aquella emigracion que
hormigueaba por las calles de Londres y le molía
con proyectos y peticiones, recibió inmediatameu-
te al organizador de la Bretaña, y le puso en re-
lacion con el ministro de la guerra Windham
que era un amigo fiel de la monarquia y queria
mantenerla ó restablecerla en todas partes. Luego
que se examinaron maduramente los pl'oyectos de
Puisaye se aprobaron completamente, y la Ingla-
terra prometió un ejército, una escuadra, dine-
ro , armas y muchísimas municiones para desem-
barcal' en las costas de Francia; perose exigió á Pui-
saye que no dijese una palabra á sus compatriotas,
y menos al duque de Harcourt que era el enviado
del regente. Esto le convenia muy mucho á Pui-
saye, que deseaba hacerlo todo por sí mismo, y
asi guardó la 11layor reserva con el duque de Har-
court , con todos los demas agentes de los prínci-
pes en Londres , y sobre todo con los de Paris ,
que seguian correspondencia con el secretario de
Harcourt, Solo escribió al conde de Artois solici-
tando facultades estraordinarias, y ofreciéndole
que viniese á ponerse al frente de la cspedicion.
El príncipe se las envió inmediatamente y prOlne-
tió venir á tomar el mando en persona, con Jo
cual no tardaron en propagarse las sospechas de
lo que pasaba, ú pesar de tantos esfuerzos para




CO:'(YENCION NACIO:'(.\I., (1795). 40 t
ocultarlo. Todos los emigrados á quienes no habia
querido escuchar Pitt ni merecido confianza de
Puisaye estuvieron unánimes en decir que este era
un intrigante vendido al pérfido Pitt , que anda-
ba meditando proyectos I11UY sospechosos. Una
vez esparcida esta opinion en Londres, no tardó
en cundir por Verona entre los consejeros del re-
gente, y como ya se desconfiaba mucho en aque-
lla pequeña corte de la Inglaterra desde el suce-
so de Tolon , se aumentó mucho su inquietud Jue-
go que se supo intentaban valerse de uno de
los príncipes. Inmediatamente se dieron prisa á
pregul1 tal' COIl cierta ansiedad ¿ que es lo que se
pensaba hacer del señor conde de Artois, y por-
qué no se mencionaba siquiera el nombre del her-
mano lnayor del rey en todos aquellos proyectos,
COI110 si estuviese de mas en ellos? etc. Las mis-
111as especies esparcieron los agentes de París, que
estaban comisionados pOI' el regente y participa-
han de sus mismas ideas acerca de la Inglatcna,
sin haber merecido tampoco ninguna confianza de
Puisaye. Hubo tamhien otro motivo para desa-
probar la empresa y fue que el regente pensaba
en recurrir á España y queria trasladarse allí pa-
ra estar mas cerca del Vcndée y de Charétte que
era su hcroe, Los agentes de Paris por su parte se
habian pnesto en cornuuicaciou coa un emisario
de Espaií<l que les habia aconsejado valers-e de'


VIII 26




402 R-nVOLUCIOl'( FRANCESA.
aquella potencia, prometiéndoles, hacer en favor
del hermano mayor del rey y de Charétte lo que
la Inglaterra se proponia por el señor conde de
Artois y por Puisaye. Pero era preciso espel'ar á
que el dicho señor pudiera trasladarse desde los
Alpes á los Pirineos por el Mediterraneo y pre-
parar una espedicion considerable. Asi los intri-
gantes de Paris estaban enteramente decididos por
la España pretendiendo que aquella potencia asus-
taba menos á los Franceses que la Inglaterra por-
que sus intereses eran menos encontrados, fuera
de que ya estaba ganado Tallien pOI' medio de su
muger que era hija del banquero español Cabar--
rus, y hasta se atrevian á decir que estaban segu-
ros de Hoche pues nada les importaba acumular
embrollos para dar bulto 5 sus proyectos. Pero á
oirles no era nada la España ni sus navios , ni sus
tl'opas en comparación de los magníficos proyectos
que iban á desarrollar en lo interior. Estando co-
mo estaban situados en la capital se les figuraba
ver por sus ojos una esplosion de indignacion de
todo el pueblo frances contra el gobierno revolu-
cionario y decian que lo mas conveniente era exci-
tar aquel movimiento y darle una direccion Ül-
vorable al realismo , pero en el bien entendido de
que para asegurar el g'olpe no debian los realistas
inspirar temor alguno pOl'que lo único que soste-
nia á la montaña era el miedo fIllC se tenia á una




(1 ""9 - ) 4.0:lCONVE~ClON ~Ar.IO~.U.i a.
contl'a-revolncion. Que bastaba una sola victoria
de Charétte ó un desembarco de los emigrados en
la Bretaiia para que los montañeses recuperasen
todo el prestigio que habían perdido y para des-
popularizar ú los therrnidorianos , de quienes tan-
to habia que esperar. Acababa Charétte de hacer
su sumision pero necesitaba estar pronto para vol-
ver á tomar las armas y que el Anjou y la Breta-
ña finjieran someterse por algnn tiempo y que en
el entretanto se fuera seduciendo á los gcf('~s y g-e-
nerales dejando á los ejércitos que pasasen el Hhiu
y se internasen en Alemania. Después no hahia
mas que sorprender á la convencion ciega por la
confianza y proclamar la monarquía en el Vendée,
en la Bretaña y en el mismo Paris. Entonces una
espedicion española en que viniese el regente al
mismo tiempo que se ejecutaban aquellos sirnulta-
neos movimientos decidiria la victoria de la 1110-
narquia. En cuanto á la Inglaterra, lo único que
se la hahiu de pedir era dinero 'porque sin d no
era posible hacer Hada, y luego no había incon-
veniente en ellgaflarla. Asi , cada uno de los j 11-
finitos ag-enles em picados en la contr-a-revoluciou
deliraba ú su manera, proponía planes aCOlTIoda-
dos á su situuciou , y queria ser el principal l'es-
taurador de la monarquia , sin tener la tuayor par-
te de ellos otro recurso que la mentira y las intri-
gas, ni otra ambicio n mas (1 uc la de sacar dinero.




404 nEVOLUflON FRANCESA.
Con semejantes ideas la agencia de París no po...


dia menos de procurar alejar por el momento to·
da empresa del género de aquella que Puisaye
preparaba en Inglaterra tratando únicamente de
pacificar las provincias insurreccionadas hacién-
dolas firmar una paz finjida. Al abrigo de esta
tregua concedida á los Chuancs habían estahleci-
do Lemaitre, Brottier y Laville-Heurnois relaciones
con las provincias insurgentes habiéndoles con-
fiado el regente cartas para Charétte, las cuales
pusieron en manos de un antiguo oficial de nla-
rina Ilamado Duvernc de Presle 5 , quc estaba sin
carrera y andaba buscando un empleo. Al mismo
tiempo le dieron la comision de contribuir á la
pacificacíon , aconsejando á los insurgentes que
contemporizasen y aguardasen los SOCOlTOS de Es-
ña y algun movimiento del interior. Este comisio-
nado se fué á Ren nes , donde entTcg-ó á Charétte
las cartas del l'cgente y luego se pnso á aconseja!'
á todo el mundo una sumision momentánea. Otros
muchos individuos tuvieron igual encargo por los
agentes de Paris,de suerte que se propagaron muy
pronto por la Bretaña las ideas de paz infinita-
DIente mas que lo estaban antes. En todas partes
se decia que era necesario deponer las armas, que
la Inglatena no hacia mas que engañar á los rea-
listas, que todo debia esperarse de la convención
y que ella misma restahleceria la monarquia , co-




COX\"E:\,CION NACIONAL (1793), 40;)
mo que en el tratado mismo firmado con Charétte
hahia artículos secretos en que se estipulaba la
condicion de reconocer 11lUY pronto por rey al
huerfanito del Temple l ...uis XVII. COIUO la posi-
cion de Coruiatin era cada día mas élpurada por
haber faltado á las órdenes de Puisave y de la co-
mision central, abrazó con ansia la escusa [Iue le
ofrecia el sistema de los agentes de Paris y se con-
firmó en su conducta, tanto que llegaron áofrecerle
ser sucesor de Puisave en el mando de la Bretaña.
Lo cierto es (1 He Ú fuerza de tesón logró reunir á
los principales Cluuines en la Prcvalayc y princi-
piaron las conferencias.


En aquel iutérvalo acababan de llegar de Lon-
dres, enviados por Puisave los señores Tenteniac
y I..a Hoberic , el primero para traer pólvera y
dinero para los Clnuuies , juntanlentc con la noti-
cia de una próxima csperliciou ; el segundo pard
entregar á su tio Charcttc HIla. carta en que se
le encargaba estar pronto p:u'a auxiliar el deselu-
barco en Brctnña , y últimamente á los dos para
fIlIe hiciesen romper las negociaciones. Procura-
ron estos comisionados desembarcar con algunos
emigrados hácia las costas del Norte, de lo cual
advertidos los Cluuuie« habian echado á correr á
su encuentro, y tenido una escaramuza con los
republicanos en la que habian sido batidos. La-
Roherie y Tenteniac se salvaron por milagro, pero




REYOLUCIO~ FRÁ~CEij


ya estaha. comprometida la tregua, y como Ho-
che principiaba ú desconfiar de Jos Chuanes y de
la buena fé de Cormatin , queria mandarle arres-
tar. Este último protestó de su sinceridad ante los
representantes, y obtuvo que no se rompiese la
tregua, y asi continuaron las conferencias en la
Prevalave , á donde acudió un agente de Stoffiet.
Hallándose este batido, perseguido y reducido al
último estremo sin recurso alguno pOl haberle
cogido el pequeño arsenal que tenia escondido
en un bosque, tuvo en fin que solicitar ser ad-
mitido á tratar y acababa de enviar un represen-
tante it La-Prevalaye que fué el general Bcauvais.
Fueron allí no menos acaloradas las conferencias
que lo habian sido en Jaunaye y el general Beau-
vais sostuvo con ernpeño el sistema de la guelT:l,
Ú pesar de la triste situación del gefe que le comi-
sionaba, y pretendió que habiendo Cormatin fir-
mado la paz de Jaunaye y reconocido á la repú-
hlica, estaba ya privado del mando con que le
habia condecorado Puisaye y por tanto no podía
deliberar. LOgTÓ MI'. Tinteniac, ápesar de los ma-
yores ostáculos , penetrar á la sala de las confe-
rencias , ~' quiso romperlas en nombre de Puisa-
ve, V volverse inmediatamente ú Londres, pero


"-- ....


se lo impidieron Corrnatin y los partidarios de la
paz. Finalmente decidió este último la mavoria
ú que admitiese una trausaccion , dando por prc..




L:ONVENClO~ NACIONAL (17U5). 407
testo que se gallluia tiempo con una sumisión apa-
rente adormeciendo la vigilancia de los ~l'epubli­
canos. Las condiciones eran las mismas que las
acordadas con Charóttc , esto es libertad de cultos,
indemnizaciones á los que tuviesen destruidas sus
propiedades, exenciou de la requisicion , y crea-
cion de los guardias territoriales. Otra condición
babia en este tratado, que no hubo en el otro, y
fué millon y medio de francos para los gefe3 prin-
cipales, en la cual habia de tener su parte Cor-
matin. Para que no faltase la mala fé en mornerr-
to alguno de este negocio, dice el general Beau-
vais que al tiempo de firmar Corrnatin , tomó el
sahle en la mano y juró que volveria á tomar las
armas en la primera ocasion recomendando á to-
dos y á cada UllO que lwsta llueva órden conser-
vasen la organizacion ya establecida y el respeto
debido á todos los geles.


En seguida se trasladaron los caudillos realis-
tas ú la l\labilaye, ú una leg'ua de Hennes para
firmar el tratado en una reunion solemne con los
representantes. .Muchos de ellos no querian con-
currir, pero Cormatin les llevó allí casi por fuer-
za , y se verificó la reunion con las mismas for-
malidades ({ue en Ía Jaunaye. Hahiau solicitado
los chuanes (lue no asistiese Hoche por la cscesiva
desconfianza que de ellos tenia, y en efecto se
les concedió. El día 20 de abril cspidieron los re-




40S
presentantes los mismosacuerdos que en la Jau-
naye, y los ehuanes íirmarou una decluracion por
la cual reconocían ú la república y se sornerian á
sus leves.


Al dia siguiente hizo Corrnatin su entrada en
Rennes C01110 Charétte la babia hecho en Nantes,
:y como se daba tanta importancia ti sí mismo y se
mezclaba en tod.o, llegó á pasal' pOl' ~'efe de los
realistas JJl'etoncs , de suerte (Iue todo se lo atri-
buian á él, asi las espediciones de aquella multi-
tud de chuanes desconocidos que habían recor-
rido misteriosamente la Bl'etaüa, como la paz
deseada por tan largo tiempo. Disfrutó un ver-
dadero triunfo, siendo aplaudido de los habitan-
les, agasajado por las mugeres, provisto de una
fuerte suma de asignados, y recogiendo todos los
provechos y honores de la guerra ~ como si la hu-
biera estado sosteniendo largo tiempo. Sin embar-
go la verdad es que desembarcó en Ilretuiiu solo
para descrnpeiiar aquel singular papel; mas no
se atrevía va ú escr ihir á Puisave , ni á salir de
~ ~


Ilennes , ni mucho menos Ú internarse en el pais
pOi' miedo de que le fusilasen los descontentos.
Volvierouse Ú sus divisiones los principales geft?s y
escribieron á Puisaye que los habian eng'aliado y
que se diese prisa á venir ponlue á la primera
señal su Ídrian á incoL'porarse con d; pero algu-
nos dias después viéndose Stofllet abandonado de




CO~VE~ClO~ ~AC!o"AL (1795). 409
la mayor parte, firmó la paz en San Florencio
con las mismas condiciones.


Mientras que los dos VerHl(~cs y la Bretaña ha-
ciun su sumision , llegaba á manos de Charétte
pOl' primera vez una carta del regentc con fecha
primero ele febrero, en la cuallc daba aquel prm-
cipe el título de sCf)"undo fundador dc la monar-
quía, y le huhlaha de su gratilu~l , dc su admi ra-
cion y de su deseo de reunirse con él, nombrán-
dolo tcnien te f,·clleral. Un poco tardías eran ya es-
tas demostraciones, pero Chal'étte penetrado de
ternura con ellas, respondió in mediata mentc al
regente quc la carta con que le habia honrado
transportaba dc gozo su alma; que siempre serian
los mismos su cejo y Iidelidad : que solo la nece-
sidad lc habja ohligado ú ceder , pero que su su-
misión no era I1laS que aparente, y que cuando
las cosas estuviesen mejor conipajiiuulas, volveria á to-
mar las armas y estaria pron to amor i r Ú la vista
de su pi-íucipe y por la mejor dc las causas.


A esto se redujo la primera pacilicacion de las
provincias insurgentes, la cual como habia pre-
visto Hoche, no era mas que aparente, pero po-
dia Ilegal' Ú ser funesta á los gefes del Veudée :
acostumbrando el pais al reposo y á las leyes de
la república, colmando ó distrayendo hácia otro
objeto aquel ardor de los combates que animaba
Ú muchos hombres. A pesar de las seguridades




410 REVOLCCION FRANCESA.
que daba Charétte al regente y Puisaye el los e/ma-
ues no podia menos de estinguirse el ardor en las
almas despues de algunos meses de sosiego. To-
das aquellas tramas no eran mas que unos actos
de mala fé, escusables sin duda en la obcecacion
de las guel'l'as civiles pero que bastan para qui-
tar el derecho á los que las emprenden de que-
jarse de la severidad de sus adversarios. Así los
representantes corno los generales republicanos
ejecutaron con el mayor escrúpulo las condiciones
convenidas, y es inútil perder el. tiempo en de-
mostrar lo absurdo de las voces que entonces cor-
rieron y se han repetido despues de que los tra-
tados firmados encerraban algunos artículos se-
cretos en que se prometia ponel' en el trono mas
adelante á Luis XVII, corno si pudieran los re-
presentantes ser tan insensatos que tomarán se-
mejantes cornpromisos , y COlTIO si fuera posible
que quisieran sacrificar á unos pocos particulares
una república que estaban defendiendo contra to-
da la Europa. Además de eso, ninguno de los ge-
fes que escribian á los diferentes agentes realistas
hizo jamas mención de semejante absurdo. Cuan-
do mas adelante Charétte fue puesto en juicio por
haber violado las condiciones acordadas con él,
ni siquiera se atrevió á hacer valer la poderosa es-
cusa de la no ejecucion de ningun artículo secre-
to; y el mismo Puisayc en sus memorias tiene




CONYENCION NACfON"\L (1795). 411
por tan falso como necio semejante aserto y noso-
tros no hari amos aquí mencion de él á no verle
reproducido en una multitud de memorias.


No solamente hahia dado aquella paz el resul-
tado del desarme de la comarca, que coincidia
con el de la Holanda, la Prusia y la Toscana, y
con las intenciones que no disimulaban otros 11lU-
chos estados de Europa, sino que tuvo la ventaja
de producir un enorme efecto moral; porque se
vió reconocida la república por sus enemigos in-
teriores y esteriores, por la coalicion y por el mis-
lno partido realista.


No quedaban ya entre los enemigos decididos
de la Francia mas que el Austria y la Inglaterra,
porqne la Rusia estaba demasiado distante para
poder ser peligrosa; el imperio se hallaba próxi-
1110 [. desunirse é incapaz de sostener la guerra;
el Piamonte estaba exhausto de todo recurso; la
España poco seducida con las quiméricas espe-
ranzas de los intrigantes realistas, suspiraba por
la paz; y la cólera de la corte de Nápoles era tan
impotente corno ridícula. El único que no se ha-
hia dejado amedrentar pOI' los triunfos inauditos
de la república francesa y por una campaña sin
ejelllplo en los anales de la guelTa, era Pitt , sino
que su gran capacidad habia comprendido que
todas aquellas victorias tan funestas para el con-
tinente, hacían poquísimo perjuicio á la lngla-




412 REVOI.UCIO~ FltANCES.\.
terra. Es verdad que et Stuthuder , los príncipes
de Alemania, el Austria, el Piamonte y la Es-
paña habian perdido una parte de sus respec-
tivos territorios; pero en cambio la Ingla-
tena habia adquirido una predominancia in-
contestable en los mares , dominaba en el lUedi-
terraneo y el Océano , se había apoderado de la
mitad de las escuadras Ho landcsns , obligaba á la
marina Española á consumirse contra la de Francia,
trabajaba por apoderarse de nuestras colonias, iba
á tornar posesion de todas las de Holanda, y afir-
mar para siempre su imperio de la India. Nece-
sitaba para todo esto que durase algo mas la guer-
ra y las aberraciones políticas de las potencias del
continente, y asi la importaba mucho promovcl' las
hostilidades dando socorros al Austria , avivando el
celo de la España, y preparando nuevos desórdenes
en las provincias meridionales de Francia. Tanto
peor para las potencias beligerante':l si se dejaban
batir en otra nueva campaiia , pO['(lue (l la Inglater-
ra la importaba n1uy poco con tal que continuasen
sus progr~sos en los nlares, en la India yen Améri-
ca. Por el contrario, si las potencias quedaban vic-
toriosas, tamhien ganaba en devolver al Austria
los Paises Bajos, que la disgustaba mucho ver en
manos de la Francia. Tales eran los calculos , san-
guinarios pero profundos del ministro ingles.


A pesal~ de las pérdi das que hahia sufrido la




CONVENCION NACIONAL (1795). 4 t 3
Inglaterra, ya por las presas, ya por las derrotas
del duque de York Y ya por los enOr111eS gastos
que habia hecho en dar auxilios de dinero á la
Prusia y al Piamontc , torlavia poseia inmensos re-
cursos mayores de lo ({lle creian los Ingleses y
aun, el mismo Pitt. Verdad es que se quejaban
amargamente de las repetidas presas, de la esca-
sez y carestia de todos los objetos de consu-
mo; porque como los únicos que circulaban por
los mares eran los buques del comercio ingles, na-
turalmentc estaban mas 'cspuestos á ser cogidos
por los corsarios que los de otras Ilaciones. A esto
coutribuja la inmensa especulación de lo.., seguros,
que llegaron á ser temerar-ios , y tanto que ni si-
quiera esperaban ú que saliese un convoy. Por lo
que hace (t la escasez era general en toda Europa,
y llegaba á costar la fanega de centeno en el Rhin
y en los alrededores de Francfort hasta 1;j flori-
nes. Provenia esta escasez del enorme consumo de
los ejél'cit~)s, de la falta de brazos para la agricul-
tura y de los muchos desórdenes que reinaban en
la desgraciada 11010nia. Fuera de eso habian lle-
gado ú ser casi im posi bles los trasportes ú Ingla-
terra por el Báltico desde que los Franceses eran
dueños de Holanda; y nsi tenia que surtirse la
Europa del nuevo mundo, alimentándose con lo
que sobraba de los productos de aquellas tierras
Yírgenes, que los Americanos del Norte habian




REVOLUCION FRA.NCESA..


abierto á la agricultura. Pero estos últimos tras--
portes eran carisimos y habia subido á un precio
escesivo el pan en Inglaterra. No menos elevado
era el de las carnes, á qne se agregaba tambicn
que ya no llegaban lanas de España desde que los
Franceses ocupaban los puertos de Vizcaya y se
hallaba próxima á interrumpirse la fabricacion de
paños. Asi , mientras que la Ing"latcrra preparaba
su futura grandeza, sufria cruelmente y se rebe-
laban los obreros en todas las ciudades mannfilc-
tureras , el pueblo gritaba pidiendo la paz, y lle-
gaban al padanlento representaciones cubiertas
de millares de firmas , solicitando el término de
aquella desastrosa g'uerra. Añadiase á todo esto la
agitacion de la Irlanda de resultas de haberse re-
vocado las concesiones hechas anteriormente v el


.;


gobierno se hallaba en los mayores apuros.
En medio de tan penosas circunstancias encon-


traba llitt razones y medios para continuar la guer-
ra , las cuales lisonjeaban ú la corte y al pueblo
ingles, cuyo odio á la Francia estaba tan arraiga-
do, que siempre se podia contar con él á pesar
de los nlayores padecimientos. Adenias, por gran-
des que fuesen las pérdidas del comercio , que
pOl' sí solas eran una prueba de que solos los Ingle-
ser recorrian los mares, veía Pitt que el comercio
se había aumentado en los últimos dos años con
el goze esclusivo de todas las esportaciones para la




CONVENCION NACIONAL (1795). 4. J:>
India y América. No le quedaba duda de que ha-
biéndose acrecentado con tal rapidez desde el
principio de la guena , era evidente el gran ,'por-
venir de su nación. Vió que los empréstitos eran
tan fecundos que le admiraban á el mismo; que no
hajahan los fondos ni aun con la pérdida de la
Holanda, pOl'que estaba previsto aquel suceso y
porque se habian trasladado á Londres los princi-
pales capitales de Amsterdam; como que á pesar
del patriotismo del comercio holandcs , no las te-
nia todas consigo y procuraba poner en salvo sus
capitales trasladándolos á Inglaterra. Habia habla-
do Pitt de un nuevo y considerable empréstito , y
á pesar de la guerra vió que se le agolpaban '11as
ofertas y segun ha demostrado luego la esperiencia
debia suceder así, porque COlll0 la guerra entor-
pecía todas las especulaciones comerciales no que-
daba otro recurso mas que el de colocar sus capi-
tales en los fondos del gobierno. Era esto tanto
mas cierto en Inglaterra, cuanto la guerra no po-
dia Ilegal' al punto de amenazar sus fronteras, si-
no reducirse á una cuestion de comercio y de es-
portaciones. Por tanto resolvió Pitt valerse de los
inmesos capitales de su patria para dar auxilios al
Austria, aumentar su marina, reorganizar su ejér-
cito de tierra para conducirle á la India ó á la Amé-
rica y dar á los insurgentes franceses considera-
bles socorros. Celebró pues con el Austria un tra-


.......


,. ;
~ ,."




REVOLUCIO~ FRANCESA.


tado de subsidios semejante al que el afio anterior
habia celebrado con la Prusia. Aqnella potencia
tenia sob ra de soldados y prometia mantener en
pie hasta 200 mil hombres, pero la faltaba dine-
ro y no la era posible tampoco abrir empréstitos
ni en Suiza, ni en Francfort ni en Holanda. En-
tonces se ohligó la Inglaterra, no á suministrarla
los capitales, sino á :'garantir el ernpróst ito fIue
iba á abrir en Londres; y como eso de garantir á
una potencia como el Austria era tan uventurado ,
casi venia á equivaler ú tomar scln:c si el pago del
empréstito. Pero hecho de aqucl]a manera espe-
raba Pitt poder aseglll'armaS flcilmellle la apro-
bacion del parlarnen too Asccndia el empréstito á
4 millones 600 mil libras csirrJinas'i60 millones de
reales) con el interés de 5 pOi' 100. Al mismo tiem-
po abrió Pitt otro empréstito por cuenta de Ingla-
terra de 18 mi llenes de esterlinas úsolo t~ por 100.
Es imponderable la prisa con que acudieron los
capitalistas y como el ompréstito aushiaco esta-
ba garantido por la Inglaterra y daba nlayor ródi,
to , exijiel'oll que por cada d s terceras partes que
tornasen del empréstito ingles se les concedcria un
tercio en el austriaco. Después qne Pitt hubo ase-
~urado el Austria j procuró despertar el celo de la
España pero ya se encontró con que estaba del to-
do apagado. Tornó á su sueldo los regimientos de
emigrados qUi" scrvian bajo las órdenes de Condé




CONV-ENCION NACIONÁL (t195). 4f7
Y le dijo 'á Puisaye que COlUO la pacificación del
Vendée habia disminuido la confianza que inspi"-
l'aban las provincias insurgentes, pondria á sudis-
posicion una escuadra , el material de un éjérci-
to y los emigrados l'egitnentados" pero que no le
dacia soldados ingleses; y {IUC si era cierto, corno
se lo ese....ibian de la Bretaña que las disposiciones
.de los realistas eran siempre las mismas, él le
daba palabra de que si salia hien la espediciou
procurariil hacer que fuese decisiva enviándole UR
ejército. Después de todo esto tomó la resolución
de aum-entar su marina con ochenta ócien IUi[
marineros mas, para lo cual discurrió una especie
<le conscripcion por la cual cada buque mercante
estaba obligado á surtir de un marinero por cada
7 hombres de tripulacion, siendo esta una deuda
que dehia pagar el comercio en cambio de la pro.
teccion qu~ recibia de la marina militar, Igual-
mente la agTicultura y la industria manufacture-
ra debían SOCOITer á la marina por las esportacio-
nes que la proporcionaba y en consecuencia cada
parroquia tenia precisión de suministrar un ma-
r'iueru. De este modo aseguró Pitt los medios de
dar á la marina inglesa un desarrollo estraordina-
rio, Eran los navios ingleses muy inferiores á los
franceses en cuanto á suconstl'uccion; pero-al
mismo tiempo era tal la superioridad del número,
la escelencia de sus tripulaciones y la hahilidad


VIII. "7




4· t 8 ftHVOI.UCIO~ FRANCESA.
de los oficiales de su marina, que era del todo
imposible rivalizar con ellos.


Reunidos ya todos aquellos medios, se presentó
Pitt en el parlamento , cuyo partido de oposicion
se habia aumentado aquel año con veinte miem-
bros poco mas Ó menos, y se hallaban mas ani-
mados que nunca los partidarios de la paz y de
la revolución francesa, teniendo muchos ,hechos
'que alegar contra el ministerio. Fué diestrfsimo el
lenguage que puso IPitt en boca de la corona, y el
que el luismo usó durante aquella sesion ,que fué
una de las mas memorables del parlamento in-
gles, así por la importancia de las cuestiones, co-
mo pOI' la elocuencia de Fox y de Sheridan. Con-
vino en que la Francia habia conseguido triunfos
inauditos; pero dijo que aquellos triunfos, lejos
de desanimar á sus enemigos, debian por el con-
trario inspirarles mayor tenacidad y constancia ;
porque la principal mira de la Francia era des-
truir la constitucion y prosperidad de la Ing'la-
t.er-ra , y así ni era prudente -:ni honroso ceder en
presencia'de un odio tan temible. Sobre todo, de-
'cia, deponer las armas en aquel momento sería
una debilidad desastrosa, porque no quedándole
'ya á la Francia otros enemigos que combatir sino
al Austria y al imperio , acabaria conellos muy
pronto, 'Y entonces libre de enemigos en el con-
t.inente caeria con mayor furor contra la Ingla-




'CONVJni(CIO;' ~,\Cr,ONAt (1795). .t9
'terra rque tendria que resistir sola aquel terrible
choquevEra pues indispensable aprovechar el mo-
mento en que estaban luchando otras muchas po-
tencias pal'a atacar simultaneamente al e~emigo
co mun y ohligar á la Francia á entrar en sus an-
tiguos límites, quitándola los ¡Paises Bajos y la
Holanda y cae jándola con sus ejércites, '<'-'OH S'O ca-
mercio i uterior y con sus funestos principios. Fue-
ra de que ya no se necesitaba hacer mas que un
solo esfuerzo para acabar con ella ,porque si ha-
bia vencido, solo era á costa de estenuarse y de
emplear aquellos medios bárbaros que se. habian
,gastado ya por su misma violencia. El máximum.,
las requisiciones, Ios asígnados y el terror habian per-
dido ya toda su fuerza en mano de los caudillos
de Ia Francia , habiendo perecido todos ellos por
ha berse cm peñado en vencer á ese precio, Así,
aüadia , con una campaña mas quedarán la Euro-
'pay la Inglaterra no solo vengadas, sino libres
tambien de una sangrienta revoluciono Ademas ,
ya que no se quisiese ceder á estas razones de ho-
nor, de seguridad y de política, y se empeñasen
en hacer la paz, debian convencerse de' que esta
era imposible, porque los demagogos franceses la
desecharian con aquel mismo orgullo feroz que
manifestaron antes de ser victerissos. ¿Y donde
están esos Franceses con quienes se debejratar t
¿ Donde enconlrare.¡nos el gobierllo por entre tan-




420 RBVOLUCION FUANCESA.
tas facciones sanguinarias que se disputan el po-
der y desaparecen inmediatamente que llegan á
él?' ¿Cóm:o esperar condiciones sólidas habiendo
de estipularlas con unos depositarios tan instahles
de una autoridad siempre disputada? Era pues
poco honroso, sobre imprudente é imposible pen.
sal' en negociar, mucho mas cuando la Inglaterra
tenia todavia inmensos recursos, cuando se ha-
bian aumentado estraordinariamente sus eXpol'ta-
ciones , cuando las presas mismas que sufria su
comercio probaban su osadia y acti vidad ,y cuan-
do su marina llegaba á ser formidable y llovian
los ricos capitales para ofrecer al gobierno medios
superabundantes de continuar aquella guerra justa
y necesana,


Este era el título que desde el principio dio Pitt
á aquella guerra y que afectaba continuar dándo-
le ,echándose facilmente de ver que entre todas
aquellas razones propias de la tr-ibuna , no podia
manifestar la mas verdadera de todas, que era la
de conducir la Inglaterra , aunque pOl' medios 111a-
quiavélicos ,al mas alto gt'ado de poder. Una am-
hicion: semejante no se publica á la faz del mundo.


Por eso la oposicion contestaba victoriosamente
diciendo Fox y Sheridan que tampoco se les ha-
bia pedido el año anterior mas que una sola cam-
paña, porque ya se habian tomado muchas plazas
fuertes y no restaba otra cosa que echar á andar




CON\'ENCION NACIONAL (1795). 42 t
en la primavera para aniquilar á la Francia. Sin
embargo véanse cuales han sido los resultados.
Los Franceses han conquistado la Flandes, la Ho-
landa, toda la orilla izquierda del Rhin escepto
:Maguncia, una parte del Piamonte , casi toda la
Cataluña y toda la Navarra. Búsquese otra campa-o
ña semejante en los anales de Europa. Se nos dice
únicamente que han tornado algunas plazas; pero
que se señale una guerra en que tantas y tantas
hayan sido tomadas en una sola campaña. Pues
ahora bien si los Franceses han conseguido tales
ventajas luchando contra toda la Europa; ¿cuales
serán las que consigan contra el Austria y la In-
glaterra casi solas? Porque no hay que engailar-
nos ~ todas las demas potencias ó no nos pueden
ayudar ó acaban de transigir con ella. Se dice que
estan ya exhaustos, que su único recurso el de los
asignados ha perdido todo su valor, y que su go-
hierno ha cesado ya hoy de tener energia. Pero
tambien los Americanos llegaron. al caso de que
su papel moneda perdia 90 por 100 y con todo eso
no sucumbieron. Tambien se nos decía que cuan-
do aquel gobierno mostraba energía, era bárba-
ro; y hoy que se ha hecho mas humano y mode-
rado se nos dice que ya no tiene fuerza..Se no~
habla de nuestros recursos y de nuestros ricos ca-
pitales ;.pero entre tanto el pueblo perece de mi-
seria' y no puede pagar ni la carne ni el pan y pide




421 RB\' ourCHtN 'RANCES"'.
á grito1§ Ia paz. ¿Pero. son verdaderas todas esas-
maravillosas riquezas que parecen creadas como
por encanto? ¿Se forman tesoros con papel? Es
imposible qoe todos esos misterios económicos no
oculten algun error desastroso y algun vacio in-
·roenso que aparecerá cuando menos se piense.
Nosotros vamos dando nuestras riquezas á las. POlo,
tencias de Europa: ya las hemos prodigado en el
Piamonte y en la Prusia, ahora se las vamos á dar-
al Austria, ;,y quien nos asegura q~e esta última
potencia será mas fiel fluc la otra? ¿Quien nos ga-
rantiza de que no será perjura á sus promesas ni
negociará con la Francia después de haber recibi-
do nuestro dinero? Nosotros estamos escitando
una ~ue-.fra civil infame, armando á los Franceses
contra su patria; y sin embargo para nuestra ver-
güenza esos mismos Franceses reconocen su error
y el acierto de su nuevo gohierilo y. deponen las
armas. ¿Hemos de ir ahora á volver á encender las
apagadas cenizas del Vendée para ocasionar nue-
vos estrazos ? Se nos haLla de los principios hár....
bares de la 'Francia: pel'o esos principios ¿son ~an
antisociales como nuestra conducta respecto de las
provincias insurgentes 1 Cuantos medios se em-
plean para la guerra- son ó dudosos Ó culpables ...•
Pero se nos dice que es imposible la paz; que la
Francia aborrece á la Inglaterra , ¿ mas desde cuan-
¿~ se ha declarado esa violencia de 105 Franceses




CONVENCION NACiONAL (1795). 323
contra nosotros? j,No rué cuando manifestamos la
culpable intencion de arrebatarles su libertad, de
mtervenir en la eleccion de su gobierno y de es-
citar entre ellos la guerra civil? Se dice que la paz
esparcirá el contagio de sus principios; ¿pero se
ha destruido la constitución de la Suiza, de la Sue-
cia ,de la Dinamarca y los Estados Unidos, que
todos están en paz con ellos? Se añade que es im-
posible la paz con un gobierno vacilante y que á
cada paso se renueva; pero con todo eso la Prusia
y la Toscana han encontrado con quien tratar, y
la Suiza, la Suecia , la .Dinamarca ;y los Estados
Unidos sahen con quien entenderse en sus relacio-
nes con la Francia, ¿ y no hemos de poder negociar
nosotros con ella? Para eso debió decirsenos al
principio de la guerra, que nunca podriamos ha-
cer la paz, sin que se hubiese restablecido entre
nuestros enemigos cierta forma de gobierno, esto
es sin que se hubiese abolido la república y sin
que admitiesen las instituciones quc nosotros qui-
siésemos darles.


Por entre este choque de razon y elocuencia
continuaba Pitt su marcha sin descubrir jamas los
verdaderos motivos que la dirigían, y consiguió
todo lo que quiso, empréstitos, conscripcion ma-
rítima y la suspension del habeas corpus. Provisto
ya de tesoros, de marina y con los doscientos mil
hombres del Austria y el valor desesperado de los




424 llEVOLUCfON FRANCESA..
insurgentes franceses, resolvió emprender una
nueva campaña, segUl'o de dominar á lo menos
en los mares, por mas que la victoria continuase
en ser fiel á la nación entusiasta contra quien
cornbatia.


Todas estas negociaciones y preparativos de guer-
ra, y aquella misma variacion de opiniones en
Europa probaban la inmensa importancia que
nuestra nación tenia entonces en el mundo. Vié-
ronse llegar á un tiempo en aquella época embaja
doresde Suecia, Dinamarca, Holanda, Prusia, Tos-
cana, Veneúa y Arnei-iea. Apenas llegaban á Paris
ihan á visitar al presidente de la convencion ~ que
solia v-~vir en un tercero ó cuarto piso y cuyo re-
cibimiento atento y sencillo babia reemplazado las
antiguas recepciones de la corte. Luego les condu-
cian ú aquel famoso salon, donde se sentaba en
unos modestos bancos y en trage muy sencillo
aquella asamblea flue tanto por su poder como
pOI' la gl'an fuerza de sus pasiones, dejaba de ser
ridícula pal'a parecer terrible. Se les ponia un si-
Ilon en frente del de el presidente y hablaban sen-
tados y les respondia el presidente del mismo mo-
do nombrándolos con los títulos que traian en sus
credenciales, Luego se les daba el abrazo fraternal
y les proclamahan representantes de la potencia
que les enviaba, y podian asistir en una tribuna
reservada á las tempestuosas sesiones que inspira-




CONVENCION NACIONAL. (t 795). 425
han tanta curiosidad como asombro á los estrange-
ros. Tal era el ceremonial empleado con los emba-
jadores de las potencias, siendo muy propio de una
república recibir sin fausto pel'O con decencia y
consideraciones á los embajadores de los reyes ven-
cidos por ella. Era muy bello entonces el nombre
frances porque estaba enoblecido por las victorias
y por las mejores de todas, que son las fIne con-
sisten en defender su existencia y libertad.






PERTENECIENTES AL CAPITULO SESTO.
_a_


PAGINA 372.


f El baron de Hardenberg nació en Hanover y fué
ministro privado del rey de Prusia para la administracion
de la guerra, Este es el que tomó posesion en 1792 del
margraviato de Anspach, donde quedó de gobemadOl'
hasta qne en 1795 vino á. reemplazar al barón de Goltz
en Basilea. Entonces le condecoraron con la gr'an cruz
del Aguila negra, y continuó gozando de gran crédito en
la córte de Berlin. En 1803 se le nombró ministro de
negocios estrangeros por dimision de Augwitz, y dos
años después , estando ulli de ministro estrnordinario MI'.
Wintxingerode , envió una nota diplomática al ministro
de Francia Laforest , que anunciaba muy mala inteligen-
cia entre los dos gabinetes. Se dijo en los diarios de Pa-
ris que se había entregado á la Inglaterra y á la Rusia,
firmando con ellas un tratado de alianza mientras estuvo
allí el emperador Alejandro. -Por mas secreta que queda-
se aquella negociacion )' por nulos que fuesen sus resul-
tados despues de la batalla de Austerliz , incurrió en el
desagrado de la Francia , que exigió su retirarla de los
negocios.


PAGINA 377.


2 Era Bischofwerder un caballero sajón que entró a
servicio de Prusia ú HIles del reinado de Federico 2. 0 v
luego llegó á ser ministro y favorito de la corte de Ber~
lin durante mas de once años. -El origen de este largo fa-
vor fué el afecto que mostró á Federico Guillermo cuan"
do este no era mas que principe real sin crédito ni po-·




428 NOTAS
del' alguno. Lc nombró plenipotenciario cn el congreso
de Syéthove donde contribuyó mucho á las detcrmiuacio-
ncs que en él se tornaron y el emperador le hizo mil aga-
sajos. Asistió á la conferencla de Pilnitz , donde Federico
y Leopoldo se unieron pal'a restablecer en cl trono á un
rey que no sabia mantenerse en él. Acompañó al rey en
en la campaña de 1792 y se volvió con él á Berlín. Lue-
go le envió de embajador á Francfort, de donde salió en
1794 y murió en su quinta de Marquats cerca de Bcr-
lin el año 1805. Era UJl hombre muy astuto y hábil con
todas las apariencias de sencillo y hasta pesado. Era de la
secta de los Iluminados y creia poseer la panacea universal.


PAGINA 594.


:> Pedro Joaquin Trottoin á quien llamaban Thureau
era hijo de un alfarero de Sanmur , donde nació y estu-
dió para abogado. Desde el principio de la revolucion se
declaró por el partido realista y en 1795 estuvo de co-
misario en el ejército de Bonchamp, Después pasó ni del
Loira y "01vió n1 Vendée después de las denotas de
1\lans y Savenuy. Sirvió luego activamente con Laroche-
jacquclein ). Stoftlet , de quien llegó á ser mayor gene-
ral. Cuando le dieron aquel dinero de que habla el texto
se fué á Paris y le arrestaron en 1796, lo cual le indis-
puso de lluevo contra el gobierno que había jurndo , y
apenas recobró la libertad se vino al departamento del
Dordoña y empezó á escitar á los jóvenes en Iuvor de la
causa realista. Despues de la revolucion de 18 de fructi-
dor (4 de setiembre 1797 ) se rué ú refugiar ú Burdcos ,
de donde volvió mas tarde á París á coutinuar CI) las in-
trigas de su partido hasta que al lin perseguido de cerca
pOI' los agentes del gobierno consular' , tuvo que huir :i
Alemania, donde murió.


PAGI~A 400.


~1 Nació Guillermo Windham en el condado de NOI'-




DEL TRADUCTOR. 429
Iolk , estudió en la universidad de Oxford y viajó por el
continente, que es en compendio la carrera de casi
todos los nobles ingleses. En 1775 se embarcó como afi-
cionado , en la espedicion que salió para buscar un paso
hacia el polo del norte , pero fue tanto lo que padeció del
mareo , que tuvo que volverse á Inglaterra. Cuando ocur-
rió la guerra de la independencia umericana se declaró
centra el ministerio que la sostenia y llegó á ser un ora-
dor' popular y declarado 'Vigh. Obtuvo plaza en el par-
lamento en 1785 y se sentó aliado de Fox é hizo la guer-
ra al ministerio en todas las cuestiones capitales. Pero la
revolucion francesa cambió todas sus ideas y declaró en
alta '"01. que en adelante « votaria con aquellos á quienes
« habia combatido hasta entonces, y contra aquellos, cu-
a ps opíniones habían estado en armenia con las suyas ,»
En efecto el año 1795 se opuso á la mocion de Fox I'e-
lativa ú la paz con Francia, y declaró que la Inglaterra
sin pretender mezclarse en el gobieruo que debía tener
la Frnncia , necesitaba trastornar el actual con quien era
imposible negociar. En t 794 le nombraron ministro de
la gU(~IT~l, ((ll(~ és cuando hace meucion de él nuestra
historia, y coi-rió cou todos los preparativos J(~ la des-
dichada espcdicion de Quibcrou qne referirá minuciosa-
nreut« (~I texto. EII17H7 se espuso tumbien ú las confe-
reucias de Lille , diciendo que solo debían continuarse
partiendo de la base del restablecimiento de la monar-
quia. De lo coutrurio , decia que no debian cesar' un
punto las coaliciones, y en efecto preparó con Pitt la de
'17H9 , como habla hecho con las anteriores. Este fué el
que se empeñó en anular el convenio de El Arich por el
cual se estipulaba la vuelta del ejército de Egipto ú Fran-
cia bajo las órdenes de Kleber (V. su nota), Pero fueron
tan brillantes 1M victorias de la república y tal el deseo
gene.'al de la paz en '1801 , que no pudo resistir el ga-
binete á los argumentos de la oposición y tuvo que reti-
rarse con Piu y demas compañeros. Entonces natural-
mente volvió á sentarse en la oposicion y no hubo COYUIl-
turu ni combinacion bastante ú hacerle convenir en que




430 NOTAS
se tratase de paz. Fué tal su obstiuaciou en los prinei-
pios que habian dirigido su conducta, que hasta el mis-
mo Pitt cuando volvió á tomar las riendas del gobierno en
t 804 no quiso nombrarle ministro de la guerra , lo cual
le picó muy mucho y murmuró altamente de las últimas
operaciones de aquel gabinete, ú punto de oponerse á
los honores que se proponía hacer el parlamento á la me-
moría de Pitt después de Sil muerte, ocurrida en enero
de 1806. (V. su nota), y solo cousentia en q1le se le pa-
gasen sus deudas. Entonces cambió enteramente la arl-
ministracion del país bajo la dirección del lord Grenville
J de Fax y volvió Windham al ministerio de la gu< ru,
pero duró muy poco tiempo pOI'qne la muerte de Fax.
trastornó todo el sistema ministerial y Wiedhum tuvo por'
conveniente retirarse, ., volvió á los bancos de la opo-
sicion desaprobando la torpe conducta del ministerio en
sus dos espediciones de Portugal yla Coruña. Ultimamen-
te habiéndole hecho una operación quirúrgica que á los
principies parecía haber' 'Salido perfectamente, murió el
4 de junio de 1810 , dejando una reputacion dudosa en
cuanto á la mas ó menos lucidéz de sus ideas políticas,'
pero perfectamente intacta en cuanto á su desinterés y
valor.


PAGINA. 404.


f) Tomas Luis Duverne de Presle había sido oficial
de la marina real y conocido con el nombre de Teodoro
Dunan. Bajo este nombre fue denunciado en enero de
t 797 por el gefe de escuadrón Malo como cómplice de
una conspiracion realista, y habiéndoles conducido ú un
consejo de guerra rué condenado á muerte, aunque lue-
go se conmutó la sentencia en diez años de presidio. l\fas
cuando le iban á embarcar p~H'a deportarle, denunció á
sus compañeros de desgracia y desde entonces continuó
siendo empleado de la policía.


FIN DEL TOMO OCTAVO.




TABLA
DE LOS


CAPITULOS QUE CONTIENE ESTE TOMO.


CAPITULO PRIMERO.


Consecuencias del 9 de thermidor. - Modificaciones que se
hicieron al gobierno revolucionario. - Reorganizacion del
personal de las comisiones. - Revocacion de la ley de 22 de
prerial ¡ Decretos para arrestar á Fouquier-Tiuville , Le-
bon , Rossignol y otros agentes de la dictadura ; suspeusion
del tribunal revolucionario; desencnrcelamiento de los sos-
pechosos, - Fórmanse dos partidos, el de los montañeses
y el de los therrnidoriunos. - Rcorganizacion de las comi-
siones de gobierno. - Modificaciones de las comisiones I'f'-
volucionarias. - Estado de Id hacienda, comercio y agri-
cultura despues del terror. - AI~llsacion dirijida contr.. 10$
miembros de las antiguas comisiones que se declara c"lllm··
niosa por la convencion. - Esplosion del alrnacen de pól-
vora efe Grenelle ; exasperacion de los partidos. - Informe
presentado á la convencion sobre el estado de Francia. Mu-
chos é importantes decretos sobre todos los ramos de ad-
ministraciou. -Tl'asládanse los restos de Marat al Pan-
theon, y se oolocan aHí en lugar de los de Miraheau. pago 3.


CAPITULO 11.


Vuelven á principiarse las operaciones militares. -- Rendi-
eion de Condé , Valencíennes, Landrecies y el Qucsnoy.
Desaliento de los coligados. - Batallas del Ourthe y la
Rocr', - Paso (lel Mosa. - Ocupacion de toda la linea del
Rhin. - Situacion de los ejércitos en los Alpes y en los
Pirineos. Veut:ljas de los Franceses en todos los puntos. -
Estado del Vendee y de la Bretaña; guerra de 105 Chua-
Des. Puisaye agente principal realista en Bretaña. - Rela-
ciones del partido realista con los príncipes franceses y los
estrangeros. Intrigas en 10 interior) papel de los príncipes
emigrados 87.




CAPITULO 111.


Invierno del año tCl'ce.'o.- Reformas administrativas en todas
las proviucias.- Nuevas costumbres. Partido thermidoriano;
la juventud dorada. Tertulias de Paris.- Lucha de los dos
partidos en las secciones; riñas y escenas tumultuosas.-
Violencias del partido revolucionario en los jacobinos y en
el club electoral.- Decretos sobre las sociedades popula-
res.- Decretos relativos á hacienda. - Modificaciones en
el md.cimum y en las requisiciones.-Proceso de Carrier.-
Agitaciones en París y exasperación ascendente de los dos
partidos.- Atae\,le :t la sala de los jacobinos por la juven-
tud dorada - Cicrrase el salon de los jacobinos. - Reins-
talacion de los 73 diputados c¡ue se haBian puesto presos en
31 de mayo.- Condenacion y suplicio de Carrier.- Pes-
quisas principiadas contra Billaud Vurennes, Collot de Her-
bois y Barrére . 12g.


CAPITUI.O IV.


Continuacion de la guerra en el Rhin. Toma de Nimeguc por
los Franceses. - Política esterior de Francia. Solicitan tra-
tar muchas potencias. - Decreto de amnistia en favor del
Vendee. - Conquista de la Holanda por Pichegrú. Toma
de Utrecht , Arnsterdam ,v otras ciudades principales; ocu-
pacion de las siete Provincias Uuidas. Nueva organizacion
política de la Hola nda. -Victorias en los Pirineos. - Fin
de la campaña de I 79[¡.-Solicllan la pUl. la Prusia y otras
potencias coligadas. Primeras negociaciones. - Estado del
Vendée y de la Bretaña. Puisaye en Inglatcrra ..- Provi-
dencias de Hoche para la pacificacion del Veadce. Nego-
elaciones con los gefe~ de esta comarca 213.


CAPITULO V.


Vuelven á abrirse las tertulias, los teatros y las reuniones li-
terarias; establecimiento d~ las escuelas'primarias , normal,
de derecho V medicina; decreto relativo al comercio, á la
industria ,,(la administracion de justicia y á los cultos.-
Escasez de subsistencias en el invierno del año tercero.c->
Destruccion de los bustos de Marat. - Abolicion del Má-
ximum y de las requisiciones. -- Diferentes sistemas acerca
de los medios de estinguir los asignados. - Aumento de la
escasez en Paris.- Reintegraciou de los diputados girondi-
1105.- Escenas tumultuosas con motivo de la escasez: agi-




taeion de los revolucionarios ; insurrección del n de ger-
minal; pormenores de aquella jornada.- Deportacion de
Barrere , J3illallu Varennes y Collot de Herhois.- Arresto
de muchos diputados Montaficses.c-« Alborotos en las ciu-
dadcs.-l>csarme de los patriotas 273.


CAPITULO VI.


Conrinuacion de las negociaciones de Basilea. - Tratado de
pa;" con la Holanda. Condiciones de este tratado. - Otro
tratado de p,¡z con la Prusia. -Política del Austria y otros
estados del imperio. - Paz con la Toscana. - Negociacio-
nes con ~I YClldl',c y la Bretaña. -- Sumisión de Charétte y
otros gd'es, Stofílct continua la guerra. Política de Hoche
para 1:1 pncillcncion <.Id Oeste. Intrigas de los agentes rea-
listas , Paz simulada de los gef'es insurgentes en la Bretaña.
J'rillJL'l'a pacilicaciou de] YCIl(ke.-Estado del Austria r
de la III::;!alerra; planes de Pitt , discusiones en el parla-
1lH'1l10 in~l('s.-- Prcpar« tivos de la coalicion para URa nue-
va C;\IlJI'ÚI:l 369'


vur.






INDICE nI~LAS NOTAS IHOGRAFiCAS
CONTENIDAS EN ESI'E TOJIO,


Ahercombrie pa¡;.
Augereau,
Auguis
llaudot
Bernard
Ilernier
Bischofwerdcr
Bois Hal'di .
13rotticr .
Cabarrus (conde de
Calés.
Chaudron Rousseuu
Clauzcl
Colombel.
Crassous .
Dacudels .
Dcssoteux
Durnont
Duroi .
Duverne dc Prcslc.
Eschaserieu J(
Fourcrov
FOllssed~irc .
Francastcl
Garat (el cantor /
Giot .
Goltz .
Gouchon.
Orandmaison
Granet
Harcourt .
Hardemberg
Haumerstein.
Havre (duque de)
Hentz "


1'), l. Bugad pago 3U 3.
~ fiG. Hlllllhert 271.
1~)7. .Ja~()t 7E),


¡ • J ,,/¡allot 30',L
7(;, 1'1""1'-)" 35!),.. J(. l· v:


J'LL Laigndot 2
° 9-


fl ?7· Laloi í~) .
27 I. La not :Jo lo


" },al'o1>crie.1 '). ts . ~ JO'
200. LaviHe Ileurnois I'lrJ.
If)7· Lemaitre J 2:).
1 :,8. L.esage Scnoult . 8.'\_


4,J ') Letou rncur :~ (j j.él J.
th. ,!l,'ial'iette 3G'~ .
2()~. lUc,lullt~ 8'1.


l ") :lIouccy :¿G 4,2u l.
1.' 1\1 U Ile!'. ' ¡:;..;2 u~), zoo,


3G',L Pclct ')s o J.
20;}. Pcnnicres. ') (~ .r.J (, ,¡ .
4.~". Poiig'l:lC 1') j.


7:> . H;dfd. 3(j'J.
79· ILdfro!l :1 J o.


305. Rc" uicr 20 Lt>
r, e nichat'<I :¿q3 ..1d·) .
) !)0· i i i t te'!' 3,1); 11
2 (J,,!. Sn pin:lud 1 'l ') •
:J.G9· .scvpcallx. .)) 2 ).


7:J' Siduev Smith 2°7·
2. 1 1. Taill("fcr r;-


'I'hibaudeau
I I •


78. 204·
124· Thiriot 301.
42.7· 'I'inteniac. 124·
122. Trottoin 4'úL
124· 'Verneck 26 I.
20:'>. ,Yilldlulll. 4'¿i).