DEL GOBIERNO REPRESENTATIVO. EXAMEN CRITIC() DEL . GOBIERNO REPR...
}

DEL


GOBIERNO REPRESENTATIVO.




EXAMEN CRITIC()


DEL .


GOBIERNO REPR SENTATIVO
EN LA WEDAD MODERNA,


POR EL R. P. LUIS TAPARELLI,


de la Compafiia de Jesus,


TRADUCIDO DEL ITALIANO POlt


EL PENSAMIENTO ESPAROL.


TOMO H.


MADRID:


IMPRENTA DE EL PENSAMJENTO ESPASOL,
calle de Pelayo, niun. 34.


186'7.




PARTE IL


APLICACION FRACTICA
DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS DE LOS GOBIERNOS LIBERALES.


CA/PliTICILO Inli19:ORE2144).


INTRODUCCION Y


'M. La parte primera de nuestro Examen Critico ha pre-
-sentado el principio supremo de,, donde nace aquel espiritu que
,en el lenguaje de hombres Inas o mênos imperfectos en el Ca-
tolicismo suele llamarse espiritu del siglo, espiritu de la socie-


, dad moderna. Leyendo en la conclusion reducida a sus mini-
mos terminos la scirie de los raciocinios, nuestros lectores ha-
bran no solo comprendido perfectamente nuestro pensamien-
to, sino participado tambien, sean las quo quieran sus opinio-
nes en materias religiosas, de nuestra intima conviccion. Los
cattilicos verdaderos y fervorosos habran. maldecido el princi-
pio heterodoxo que trasformO la fraternidad en discordia y la
Europa en campo de batalla: los incredulos habran triunlado al
sentir emancipada su razon y suelta la brida para toda licencia;
pero en esta diferencia, asi los que vituperen como los que ala-
ben, •odos habran dicho: .Si, ciertamente el espiritu modern()
consiste en esto, su prin.cipio es la independencia, sus aplicacio-
nes son el justo medio, la libertad de la prensa, la felicidad
material, el gobierno de las machedambres, la division de los


TOMO 2




6 AP. PRIET. DE LOS PRINCIPIOS
'memos


poderesd) Eslas consecuencias que bier podemos Ilamar prin-
cipios teericos secundarios, son abrazados como axiomas que
no se demuestran, pues no hay quien tnstintivamente y casi
;in advertirlo no los yea contenldos de un modo virtual en
aquel principio supremo de la indepentlencia.


Si esta persuasion no hubiese penetrado cornpletamente en
el entendirniento de alguno de nuestros lectores, sêanos licito
decirlo pidiendole antes humildemente perdon, tememos que
haya leido la demostracion algo superficialineute y de corrida.
Ea, pues, gracioso lector, no to de vergilenza si . acaso eres el
que asi procede, ni quieras itnputarnos a orgullo temerario
la viva persuasion que tenemos de las verdades demostradas
y de la tuerza de la demostracion, a lo menos en lo sustancial
de las doctrinas. rues sobre.no ser orgullo en el catelico creer
tanto mas verdaderas sus doctrinas cuanto mas se conforman
con el principio fundamenta l del catolicismo y cuanto mas
contradicen la independencia condenada por la Iglesia; en nues-
tro caso tenemos una razon menos piadosa y evidente, pero,
enteramente esperimental y palpable, cual es el silencio a que
se lean condenado por si mismos todos los que tenian un interes
supremo en refutarnos.Da habido entre estos quien nos maldi-
ga, no ha faltado quien se burle de nosotros, quien nos calumnie•
atribuyadonos sentencias que no son nuestros, y diciendo que-
somos enemigos de todo gobierno templado. Otros prometieron
respuestas, amenazaronnos con argumentos decisivos, busca-
ron con la linternilla de Diogenes apologistas entre los cam-
peones del gobierno parlamentario; mas todo este ruido quede
en palabras, es decir en algo menos que el parto de la mon
taila de Esopo. Dijose babel' emprendido tal obra el noble y
honestisimo ingenio de Cesar Balbo, y creyese encontrar en-


tre sus og
res pesturnas la refutation apetecida. Pero hasty


ahora to cierto es que nadie ha combatido forrnalment
verdadera


e ague-


llos tebremas; y con ra yon podcmos repair ser
mente lo que Haman los liberates espiritu del siglo tal como
nosotros lo esplicamos deriy


andolo de la independencia bete-
rodoxa en que se halla virtualmente contenido.


674. No haremos nosotros ciertamente tamaito agravio al


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES.
7


verdadero siglo XIX, a la verdadera sociedad moderna, en la
cual recobra diariamente el espiritu catelico nuevo esplendor
y fuerza; y por esto mismo hemos discurrido no ya contra los
Gobiernos modernos, sino contra los reformados a la moderna
usanza, empleando ad horninem la voz reformados en el sen-
tido de nuestros adversarios , los cuales se creen a simismos
los itnicos sores racionales de que consta la sociedad, y al que
no piensa como ellosluego lo expulsan con arrogancia del gene-
rohumano y de la sociedad moderna, como un bruto sin enten-
dimiento 6 como un rancio y enmoltecido resto de los siglos
pasados. En lenguaje de estos tales el. espiritu de la sociedad
moderna esta todo 01 verdaderamente encerrado en los princi-
pios que Ilevamos expuestos y que iremos sucesivamente apli,
cando a la sociedad real para demostrar con la experiencia en
la "nano sus efectos inevitables. Antes, sin embargo, de entrar
en estas aplicaciones no queremos pasar en silencio cierto ar,
ticulo escrito en el Friuli y copiado• por el Constitutional de
Florencia de moderada memoria, donde se trate de comparar
el principio. representativo con el principio feudal, y se atri-
buyeron al primer() rasgos muy diversos de los que nosotros
seiralamos en el principio de la sociedad reformada. El presen-
tar ante los ojos del lector la lacil y cemoda manera de guerra
que se usaba en Italia para defender las ideas constitucionales
A la sazon desacreditadas y decadentes , ademas de poner alas
en claro el verdadero principio de los regeneradores, confir-
mara to que antes deciamos de no haberso intentado en Italia
oposicion alguna doctrinal contra las ideas que hemos sus-
tentado.


El articulo del Friuli, reimpreso en el Consttlueional de Flo-
rencia (13 de Abril de 1851), tiende a demostrar que los Go-
biernos serAn tanto mejor ordenados cuanto mas se conformen
con el principio representativo , escluyendo el principio feu-
dal. Para quo se comprenda su demostracion, he aqui como
define ambos principios:


.Alientras que el principio representativo supone la exis-
tencia de una sociedad consentida por todos sus miembros,
fundada en la igualdad de los derechos y de los deheres , en




8 AP. PlUCT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
el trabajo y la cooperacion de todos para el bien comun,
en la armonia de las partes, en los intereses generales y per-
manentes de una sociedad que a nadie violenta , que a nadie
menosprecia, que contiene en si juntamente el elemento de la
conservation, porque quien tiene mas y inis sabe puede ha-
cerse valer mas, si esta por lo recto, por lo equitativo, por lo
oportuno, y el elemento del Progreso, con Ia conservation in-
separable de el, porque deja libre la manifestation de todo lo
que puede ayudar a la sociedad misma , de cualquier parte
que proceda es libre el desenvolvimiento de las facultades en
todos para suplir con fuerzas nuevas las que perecen, para
hacer que renazca la vida de la misma corrupcion ; el prin-
cipio feudal, per el contrurio, tiene su origen en la conquista,
en la violenccia; admite el dominio de una parte de Ia socie-
dad sobre la otra; pone el priviiegio en lugar de la ley, del
derecho; el monopolio en lugar de la libertad; a la igualdad
social hace que sucedan la division do las castas; a la armonia
de los elementos que compone la sociedad , la rucha, el con-
traste, el antagonismo, no dejando lugar a la election de los
mejores, abre la puerta a la corrupcion, prepara en los Esta-
dos el desOrden y la ruina , etc., etc.»


Dadas estas definiciones, o mejor dicho, estas prolijas descrip-
ciones de entrambos principios, el autor sigue demostrando
que el principio de la igualdad ha ido continuamente ganando
terreno, primero aboliendo la esclavitud pagana, despues mo-
.derando el feudalismo barbaro con la representacion por ar-
tes come en la repiiblica florentina, y en nuestros dial con.la
representaeion por censo no tan imperfecta, dice, come a al-
gunos parece.


Pero come todavia se echan de ver en la representacion
moderna muchos inconvenientes, el autor juzga necesario re-
currir a la representacion por comunes, organizando primero
los comunes conforme a su condition natural ordenada al hien
de la familia; esperando de esta suerte dar a la representa-
cion national la armonia y duration que no ha tenido hasta el
dia. Y para darle todavia mayor fuerza invoca el principle
cristiano que no (leja nunca al derecho desamparado del de-


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES.
9


ber: este principio, continna el autor, debe ser encarnado en
todas las ,


instituciones de lodes los Estados, para que estas
influyan en las costumbres; y debe penetrar en todas las capas
atm las mas inferiores de la sociedad si ha de ser esta preser-
vada de la corrupcion.


675. Si estas Ultimas (rases se toman en sentido verdade-
ramente exacto, es decir, si el principio cristiano se toma por
sinOnimo de cattilico (pues solo es plenamente cristiano el ca-
tOlico), tendriamos viva complacencia al vernos completarnente
de acuerdo con el autor en lo que hemos dicho hasta aqui, y
en lo que despues diremos. Tambien hemos encontrado nos-
otros defectuosa la representacion de las constitucione:• mo-
dernas, porque no tienen en cuenta los derechos de la familia
y del municipio, porque no conocen las influencias del princi-
pio cristiano en las instituciones, en las leyes y en las costurn•
bres; y estamos persuadidos que la falta de este principio es
Ia verdadera llaga de todas las sociedades modernas y de los
modernos sistemas representatives.


676. Pero reconociendo con placer la verdad de estas y de
otras doctrinas del Friuli explicadas en aquel articulo creemos
oportuno citar a juicio la idea que nos da de los dos principios
representative y feudal. Si el autor se hubiese propuesto con
.aquella larga descripcion dames una definition nominal y ha-
comes participes de .


su propio entender, seria examinar
aquel concepto, y podriamos resignarnos, aunque no sin peli-
gro de equivocarnos, al use de las palabras que prescribe.
Pero debiendo Las palabras expresar hechos histdricos y no
conceptos hipoteticos, no es Iicito en tal case definirlas arbi-
trariamente, lino se debe dar la definition de la palabra habida
consideration de los hechos. Ahora bien, icorresponden los
hechos a la descripcion del autor?


El principio representative supone, segun 61, la existencia
de una sociedad consentida por todos sus niiembros. Pero,
i. Q61 es la sociedad en Europa donde los individuos no Mayan
pasado de la puericia a la adolescencia, de la adolescencia a la
virilidad bajo un Gobierno elegido y consentido por e pos? Pre-
guntemos si los miguelistas de Portugal, los carlistas de Espa-




A. PR:1CT. DE, LOS . PRINCIPIOS TEORICOS


na, los comunistas de Francia, los cartistas de Inglaterra, los
republicanos del Piamonte , los federalistas unitarios , de Ger-
mania y otros partidos semejantes numerosisirnos, Ilan con-
sentido en aquella sociedad contra la cual estan pugnando
mas no poder. Si estos viven en una sociedad constitutional
no consentida por si por consiguiente el principio del
consentimiento de todos no se encuentra en todas las socieda-
des representativas , es imposible comprender como se paeda
incluir este consentimiento en la definition del principio de
que se derivan.


Si el autor respondiese que el consentimiento negado por
estos debe presumirse, porque estan obligados a darlo, y fal-
tan a su deber con su reaction antisocial, en tal caso hare-
mos notar que su principio representativo es el mismo de to-
da sociedad legitima cualquiera,que sea la forma y el grad° en
que se presente, y aun todos los demas caracteres que senala
al principio inismo son realmente los del principio universal
de toda sociedad; pues en toda sociedad estan obligados los
asociados a consentir en la existencia de ella, a respetar to-
dos los derechos, a practicar todos los deberes respectivos, a
cooperar con todos al pro-comun; todas las sociedades estan
fundadas en la .armonia de las partes, en el Orden natural, en
los intereses generales y permanentes; en ninguna sociedad se
debe despreciar ni hacer violencia a nadie. Por donde se ve
que el articulista ha llamado principio representativo al Orden
ideal que deberia existir eu toda sociedad bien ordenada;
principio feudal al desOrden real introducido por el egoism°
barbaro en el gobierno feudal; y de esta suerte ha podido
conceder al primero toda excelencia é infamar al segundo con
toda clase de vituperios. No es, pues; maravilla si luego dice
que en el primero se encuentran el elemento de conservation
y de progreso, y en el segundo se prepara el desOrden y la
ruina. Cierto si se llama principio representativo al Orden so-
cial, todo en los gobiernos representatives procedern en per-
fectisima armonia, y asi el quo sabe como el que puede em-
plearnn su saber v poder en sostener lo recto, lo justo y lo
oportuno. Pero si no comienza suponiendo que el principio


DE LOS GOSIERNOS LIEF:RILES.
11


representativo trasforma en angeles a todos los que lo abra-
zan, bien podra suceder que asi el que sabe como el pie
puede mas, abuseri de su ciencia y de su saber para Incrar
con detriment°


publico, como sucediei en Inglateera con da-
no de los Irlandeses, en Ia Francia de Julio y en la Suiza radi-
cal, en dafio de los CatOlicos, en los Estados-Uniclos para
opresion de los negros, y por modos annlogos en otras par-
tes (1).


(1) Este es el vicio ordinario de los que miran las institucionessociales, no en la realidad de Ia naturaleza corrompida, sin° en eltipo ideal imaginado por su optimism. A las manos se me ha ve-
nido el libro de Sevestre (Des lois penales consideres commemoyensde represion), donde encuentro A cada paso elogios tales del Go-
bierno representativo, que no parece sino que el panegirista es
trasportado en estasis al cielo de Platon. lid aqui algunos de sus
textos escritos, notese bier), en 18'27: el principio de vida quo ani-
ma el Gobierno representativo le asegura una duration sempiter-
na run esplendor triunfal. (Estos explendores sempiternos se
eclipsaron para Belgica y pars Francis en 1830, y nuevamente
volvieron 6 eclipsarse pars esta Ultima en 1848). La razon de esto
es que cl Principe no puede nunca 'lacer el mal, porque los aten-
tados contra la libertad son obra de los ministros. (El Rey do Ho-lands fire espulsado de B6Igica tres linos despues, y Carlo X, de
Francis come opresores de is libertad, y en Francis. sucedi6Luis Felipe, que respet6 Is libertad del rnodo que todos saben.)
Asi es que el Principe es siempre capaz de reparar los errores de suGobierno. (Quisiers saber si cuando repara los errores, obra por si
mismo o par medio ue sus ministros-. Si obra por si rnismo tam-
bien podra hacer aun el mal; si por medio de sus ministros, es in-
capaz de hacer aun el bien); y pars es indubitable que desea esen-
cialmente la conservation de su poder tutelar... no es posible que


haga cabeza de partido para oprimir la libertad de los pueblos.
(Como si el Principe constitutional no pudiera desear el absolu-
tism° de Napoleon, o conspirar por interes con una Ctimars contra-
ria a los catO!icos, 6 dejar /nicer, por pusilanimidsd, al partido masintrigante que triunfa).


Asi estos adrniradores del belie ideal se figuran que en reali-dad todas
cosas siguen per si rnismas el camino de is perfec-cion, y convierten sus concept.os en hechos histericos.


rnaravilla, pues, que women en tants cOlera cuando ven prossica-
mente diputados intrigantes, partidos y ministros ambiciosos, bal-
sas vacias, parcialidades evidentes en la distribucion de los em-pleos, purificaciones injustas par optniones que se dicen libres, ymil °tins discordancias que los poetas Arcades no yen en sus pas-tores, en sus rebanas y cabacas?


I di'




12 AP. PRACT. DE LOS PR1NCIPIOS TE;ORICOS
Observaciones opuestas podriamos hacer sobre los cargos


acumulados al principio feudal, en que todos los vicios que se
enumeran pudieran haber acaecido por la condicion ruda de
los hombres y de los tiempos, sin que por esto Maya razon
para decir que sean consecuencia (lel principio feudal.


677. Para demostrar filosOficamente su tesis nos parece.
que el autor del articulo deberia haber comenzado por despo-
jarse de las preocupaciones quo lc han hecho ver nada mas que
defectos en el antiguo regimen y nada menos que todas las vir--
tudes en los sistemas modernos; y despues de dar una delinicion
filosOfica del feudo y de la representation, poner este concep-
-,o bajo las influencias de la naturaleza humarza, es decir, com-
puesta de razon y de sentido, y demostrar como en la socie-
dad feudal el segundo debia prevalecer sobre la primera, y en
la representativa la primera prevalece sobre el segundo. De.
esta suerte habria probado algo real en vez de aseverar una
opinion gratuita; aunque prObablemente el problema se le ha-
bria presentado bajo formas inenos absolutas, y el articu-
lista habria caido en que las leyes de la justicia y dela equidad
pueden hacer más que tolerable todo sistema social, si sus in-
dividuos aceptan las influencias de dichas ]eyes y las encarnan.
en las obras. Por el contrario toda forma de Gobierno aunque
sea la mits perfecta posible en si misma, puede hacer a un.
pueblo desgraciado si las fuerzas vivas de 61 se hacen esclavas
de la pasion.


678. Procurare explicar algun tanto mi pensamiento.
es un principio? Es una primera proposicion de que legitinia-
mente se inhere una serie de consecuencias especulativas
practicas. Asi principio feudal, principio representativo, po-
dran decirse dos proposiciones de las que resulte como legiti-
ma consecuencia el gobierno feudal, el gobierno representati-
to; ahora bien, (1116 proposicion sera esta?


Mis lectores comprenderân que tratandose de gobierno hu-
man°, cuyos derechos proceden de dos principios, como mos-
tramos en otra parte, uno de eterna, inmutable justicia, otro
de hecho histOrico subordinado a este Orden eterno, el princi-


DE LOS GOBIERNOS LIDERALES.
15


pio debe ser necesariamente doble; uno de justicia universal,
otro de aplicacion histerica.


El principio universal, tratandose de gobierno, debe ser re-
motamente el mismo de que se deriva todo gobierno, que no es
otro, finalmente, sino el principio universal de asociacion y de
autoridad: siendo llamados todos los hombres a cooperar libre-
mente al mistno fin por su naturaleza, y no pudiendo, en
fuerza de su libertad, unit.


sus esfuerzos para este fin sin la di-
reccion de una inteligencia ordenadora, todos deben someter-
se a este principio de unidad, que suele Ilamarse autoridad.
Mas pudiendo esta autoridad tomar varias formas, se pregun-
ta: zcual es el principio en cuya virtud tomarà bien la forma
feudal, bien la representativa?


Qt.16 es gobierno feudal? Feudal se llamaba aquel gobierno
que en lugar del poder universal puso algunos poderes par-
ticulares obligados a prestar al sefior supremo ciertos servi-
cios, principalmente en la guerra, antique libres en lo demas
para gobernar sus tierras. Estos poderes subordinados na-
cieron unas veces por gracias del principe supremo, otras ve-
ces por sujecion voluntaria 6 violenta de un principe a otro (1).
Principio feudal sera, pues, una proposicion universal de cuya
aplicacion a los heclios histOricos debe resultar esta division y
subdivision del poder supremo. Ahora , si bien se mira,
esta proposicion no es otra cosa finalmente sino el principio
monarquico aplicado a un gobierno debil y grosero. Para pro-
ducir la unidad social debe ser una la inteligencia ordena-
dora: he aqui el principio universal de que proceden todas las
monarquias, las cuales cuandogerminan en una sociedad cul-
ta y bajo un gobernante vigoroso, llegan a ordenar multitu-
des inmensas sobre estensos territorios por medio de un orga-
nism° artificial que concentra la multitud en la mente del
que gobierna, para dilatar despues la voluntad ordenadora
toda la extension de la multitud.


(1) •A veces un poder ha dado soberanias en feudo, y los quo
eran soberanos se han hecho voluntariamente feudatarios de otro.x.
Wallet, Droit de Gens. L. 1, cap. I, S. 8.




40.


-*V


AP. PRICT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS


Pero cuando la sociedad es grosera, cuando es debit el go-
bernante, entonces no pudiendo abrazar con . el entendimiento
o guiar con Ia voluntad la balumba social, el principe !supre-
mo retiene solamente lo que es capital en una sociedad en
brute, la supremacja de la fuerza con algun otro atributo mas
celoso, dejando el resto de la autoridad soberana a los gober-
nantes menores, Tales fueron los SAtrapas Persas, tales los
Oligarcas Chinos en la primes disolucion del imperio, tales
los Regulos del Japon bajo Cubosama, tales, segun Vico, los
heroes de Romero ('1), y segun Schlegel, algunos principes in-
dianos (2).


Luego el principio de la sociedad feudal no es otra cosa
finalmente sino el principio monarquico aplicado a sociedad
informe por gobernante incapaz. Perfeccienese esta sociedad,
y los feudatarios se convertirAn en gobernadores; exagèrese,
y quedara reducida al centralismo napoleOnico ; pero el
principio siempre es el del Gobierno monArquico, y no en-
vuelve por su naturaleza ni injusticia ni opresion. He aqui
porque el Catolicismo, cuya tendencia es siempre, como nota
el autor muy Bien, perfeccionar y no destruir, aceptO el siste-
ma feudal como hecho histerico, e introduciendo en Ia socie-
dad ideas exactas del derecho, lo redujo poco a poco a mejor
Orden; y sabe Dios a que punto de perfection hubiera podido
conducirlo si la rebelion luterana rio hubiera venido a ense-
flar a los Principes el despotismo y a los siibditos la impacien-
cia contra todo yugo (5).


1.) Scienza nu000. T. 1, prig, 159 y sig.
2) .1%tlosofia della Storic. L. IV.
3) Mucho se declaim() contra los Barones opresores, y no sin


ra yon, porque los opresores fueron muchos. Pero muchos fueron
tambien virtuosos, () al menos los prudentes y honestos gobernan-
tes quisieron la felicidad de sus pueblos; pero de ellos no se ha-
bla rya porque les es contrario el viento que sopla. El que
conoce la sociedad feudal en su ocaso, cuando las influencias
cristianas habian suprirnido en rnuy grande parte el despotismo
barbaro; el que separa el elemento palaciego que disipaba en las
capitales el dinero y Ia potencia de ciertos Barones que miraban
sus tierras coma tin fondo que debia esprimirse, y sus castillos
como un destierro de que era preciso huir, no puede menos de


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES.
15


679. De lo dicho hasta aqui resulta que el principle feu-
dal (tomando esta palabra en el sentido que le dan los fileso-
fos como antes esplicamos) es muy diverse de este mismo prin-
cipio cual lo describe el articulista, La conquisla y la violen-
cia fueron un licelto por el cual se posesionaron los •bArbaros
de las tierras romanas, nn fueron un principio por cuya virtud
las•dividieran y las gobernaran: el dorninio de una parte so-
bre otra, fue corregido por la Iglesia, sin que por esto cayese
el feudalismo; el pritrilegio, el monopolio, el antagonism° y
otros vicios semejantes pudieron germinar de aquellos siste-
mas por vicio de los hombres, como germinan de otros siste-
mas otros vicios, sin que puedan Ilamarse principio del Orden
inficionado por ellos, el cual no seria Orden si tal principio tu-
viesen. El verdadero principio del gobierno feudal es la idea
monArquica aplicada al gobernante todavia debit; porque real-
mente, encarnado el principio monArquico en persona debit
inculta, la consecuencia legitima es el feudalismo. Los enerni-
gos de los monarcas verrin aqui todos los defectos que ellos atri-
buyen al poder absolute, con mas los que son consiguientes A
la debilidad del que lo ejerce: no corre a nuestro cargo tomar
aqui Ia defensa de tal sistema de gobierno. BAstanos repetir
que son legitirnos y pueden llegar a ser tan benefices como
otros cualesquiera.


Pero suponerlos fundados en la violencia como principio de
ellos, y en los abusos, y en la injusticia, etc, nos parece efec-
to de animos prevenidos, pues no es posible que una socie-


reprobar el fren6tico emperio de quien envuelve en Ia misma sen-
tencia los inocentes y los reos. No investigard hasta quo punto
naciese la malicia de los filth:nos de la naturaleza de las institu•
clones feudalcs; pero sea la que quiera la influencia que estas
ejercitasen, es lo cierto que muchos Barones vivian patriarcalmen-
te en sus tierras como padres entre sus hijos, acrecentando su
prosperidad mas con beneficios que con rigores, y derramando en
gran parte sobre el pueblo aquellas riquezas que del pueblo re-
cibian: que el pueblo no aleccionado por la demagogic sine por
los bechos, amO no raras veces a sus tiranos como padres, y to-
davia se acuerda de ellos en ciertos paises, coma me ocurriO ver
tiltimamente en Sicilia, donde on principe encontrO en sus tier-
ras seguridad contra la opresion del partida dominante.




16 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEODIEOS
dad eminenternente catOlica, como fire la de la Edad Media,
tomase por principio SOCIAL una doctrina altamente condena-
da por el Catolicismo. Decirnos esto tomando la palabra prin-
cipio en su sentido filosOfico, pues si se tratase de principio
histOrico, no tendriamos la menor dificultad en admitir que
la conquista y la violencia fueron verdaderamente la causa del
feudalismo. Pero de estos elementos de desdrden no naciO
ciertamente el Orden feudal, nacie, solo la materia en que
este Orden se encarnO, concertandola segun aquellas rela-
ciones de justicia originadas de la violencia. Al modo cabal-
mente que el codigo de Napoleon y la Carta de Luis XVIII
pretendieron ordenar de nuevo el caos de relaciones sociales
acumulado por diez altos de revueltas y delirios republicanos.
Pero no es ciertamente este sentido cronolOgico de la pala-
bra principio el que esta tiene en boca del autor.


680. Analicemos de la misma manera el principio opues-
to, y preguntemos: 2,ettril es el principio del Gobierno repre-
sentativo? Tamblen este es gobierno y admite por consiguien-
te el principio universal de antoridad, gue para unir una so-
ciedad se requiere una unidad ordenada; pero a este prin-
cipio universal yremoto de donde procede todo Gobierno, los
constitucionales afiaden: esta unidad no es sino el consenti-
ndento de la nation; y asi ca ella toca elegir los gobernantes y
regular su action,


Esta proposicion menor subsunta puede mirarse , ora como
un hecho histörico , ora como una proposicion absoluta y ne-
cesaria; como hecho histOrico puede expresar una verdad,
pues cuando muchos iguales se asocian libremente, ninguno
de ellos tiene derecho de imponer a otro su propia voluntad
como ley ; y esta verdad cabalmente file el origen de tantas
repriblicas y constituciones de la Edad. media , que perfeccio-
nadas poco a poco bajo la inlluencia de la idea catOlica, pro-
dujeron los sistemas representativos que en muchos lugares
han llegado pasta nuestra epoca. a Que derecho podian toner
en los origenes florentinos los Amadeos sobre los Buondel-
motile y sobre los HuBertos , y cuales podian tenor unos sobre
otros los profugos de la laguna de donde surgio Venecia ?


DE LOS GODIERNOS LIBERALES. 17
en las asociaciones federales, zquien daba derecho a un Can-
ton helvêtico 6 a un Estado americano para dictar la ley a
los demas? Aqui, plies, la igualdad de heclto precedente pro-
ducia el derecho de representation , y el principio universal
de que el igual no da la ley al igual puede ser tenido por
el principio proximo universal de los Gobiernos represen-
tativos.


itilas supOngase que A este principio muy verdadero se junte
un hecho falso, en cuyo caso la consecuencia resultarA falsa y
perniciosa: y esta es cabalmente A nuestro juicio la causa
principalisima del vicio de que adolecen los Gobiernos libe-
rates, los cuales establecen como hecho real la histOrica men-
tira de la igualdad é independencia natural de todos los indi-
viduoshumanos, cuyos funestisimos efectos demostrarêmos al
hablar de las Constituciones modernas.


El principio representativo seria, pues , la igualdad real
histOrica de los individuos asociados, y la natural imposibili-
dad de admitirlos A todos al Gobiernb bajo la influencia del
principio universal: el igual no da la ley al igual. FAcilmente
se echa de ver que el principio representativo no es otra cosy
en sustancia sino una aplicacion especial del principio repu-
blicano, al modo que el feudal es una aplicacion del principio
monArquico. X como los principios universales todos pueden
degenerar al combinarse con el barro de que estamos forma-
dos, no es maravilla que los dos principios produzcan funestas
consecuencias cuando son encomendados A la humanidad cor-
rompida. Por la razon contraria, cuando la eficacia de la divi-
na redencion entra a fermentar con levadura sobrenatural
una sociedad, es muy natural que reduciOndola a aceptar prin-
cipios y consecuencias del Orden supremo y de la eterna jus-
ticia, le quite sus elementos viciosos, y aplicando la verdad
universal a los hechos verdaderos, restaure sobre bases legiti-
mas la sociedad reparada.


681 He aqui comb y porquê acepta el Catolicisrno todas
las formas de gobierno, sin ser del partido de ninguna; el Ca-
tolicismo tiene el dombrio de las voluntades y entendirnientos,




18 AP. PR1ET. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
6 introduce por aqui, atom en las formas Inas arbitrarias,
principio de Orden.


Por donde se ye cirán ilegitimo sea confundir, como de he-
cho confunden algunos, el principio cristiano con el repro-
sentativo, como si la iguahlad fraterna predicada por el Re-
dentor, fuese la igualdad que predican los dernagogos, y no
precisamente lo contrario, pues sobre un principio contrario
esta fundada.


La igualdad y fraternidad de los republicanos arthrquicos
parte del principio de independencia, supone un amor des-
enfrenado de los-goces materiales, concede a calla cual el dere-
cho de adquirirlos, y despues, con una sirnplicidad que seria
maravillosa si no fuese hipocrita, exhorta a todos a no querer
ser mas unos que otros. El principio cristiano, por el contra-
rio, parte de la obediencia debida al Criador, presupone la
nada de todos los goces materiales, exhorta a los hombres, pm-
consig,uiente, a privarse de ellos por amor de sus hermanos,
haciendo conocer una igualdad espiritual en que la persona
pobre y abyecta sea primer() que la noble y rica.


Ahora bien: ies posible concebir enseiranzas Inas contrarias
que estas dos? Los unos dicen al pueblo: Sois todos iguales;
luego Id tienes derecho a gozar como los ricos; hoz, rues, lo
quo le sea pos•ible para •gualarte con ellos. Los otros dicen,
por el contrario : Sois todos igualmente criados por Dios para
una vida nzejor: luego todos los bienes debnundo no son sino
nada; • y tanto Inas felices y sdbios screis, cuanto ?rids dais de
to vuestro para bien del prOginio.


No es posible, a la verdad, negarlo: .arnbas doctrinas admi-
ten una igualdad universal ; Inns la primera saca de esta igual-
dad el derecho de los pobres a robar a los ricos ; la segunda
el deber de los ricos de hater bien a los pobres-: esta mueve
al rico a dar espontAneamente, al paso que da fortaleza al po-
bre para sufrir con paciencia si no recibe ; aquella, por el con-
trario, justifica de una parte la codicia y la violencia del pobre,
y aprieta la mano del rico mientras el terror no le fuerza
abrirla. Calcidense los efectos prActicos de las dos opuestas
doctrinas, y se vera la diferencia inmensa entre la igualdad


DE LOS COBIERNOS LIDERALES.
19


crisriana y el comunismo anarquico. .Mostremos la diferencia
bajo otro aspecto, considerando el respeto al derecho, de que
tanto nos hablan los modernos reformadores. Una cosa es
respetar todos los derechos, y otra igualarlos a todos en de-
rechos. El respeto a todo derecho forma parte del principio
cristiano, y es elemento de conservation para la sociedad, que
no es otra cosa que la union de los hombres por el vinculo
del derecho. Por el contrario, la nivelacion de todos los de-
rechos implica esencialmente la injusticia; porque supone que
se despoja a una parte de sus derechos, de los cuales esta en
posesion, para enriquecer al que no los posee, lo que es puro
comunismo, mAs 6 menos desenvuelto, violation flagrante del
setimo rnandamiento.


Los reformadores constilucionales nos repiten a menudo
que nuestras doctrinas catOlicas, O como ellos dicen, reaccio-
varies, preparan nuevas revoluciones, porque en vez de invi-
tar el vulgo todo al banquete fraterno de aquellos bienes ono
derecho le die naturaleza, conservatnos inviolables los dere-
chos mismos del rico, y no reconocemos en el pobre el derecho
de despojarlo ( .1). «Yosotros, dicen, condenais el pobre a pade-
cer, y autorizais el egoismo desapiadado de Epulon que nada en
la abundancia. Pretendeis que el pueblo , una vez conocidos
sus derechos, se resigne a sernejante ilotismo?»


Se engafian miserablemente : nosotros queremos lo anpobres
asistidos , lo queremos tanto y acaso un puntico Inas que
nuestros censores. La diferencia entre el °Wilco y el comu-
nista esta solo en el medio que ha de emplearse. Luis Blanc,
Proudhon , quieren que el pueblo se 'raga rico quitando lo
ageno; nosotros queremos que los ricos le den de lo propio.
iCuA1 de estos dos metodos es mAs revolucionario ? mas
elicaz? Yo compadezco A los incredulos si esperasen poco de


(1) Ntitese que tanto monta decir al pobre: hones derecho
despojar al rico, como decir al sUbdito, tines derecho d (guitar
una parte de autoridad al Monarea. etc., etc. Todas estas formu-
las particulares implican la formula general: se puede guitar al
quo tiene para. dar at que no tiene, scan los flue quieran los de-
rechos del antig2toposeedor.




7


20 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEÔRICOS
semejantes exhortaciones,, si el rico las oyese de su boca: ellos
no tienen su disposition mas que loterias que irritan la co-
dicia , o bailes filantrOpicos que atrapan un Obolo a la diver-
sion del epicOreo.


Pero el catOlico que predica al rico la limosna y al pobre la
paciencia , sabe ab antiquo cuan eficaz es la gracia, cuzin rica
es la caridad.


Esta es cabalmente el alma del principio cristiano, que todo
lo puede, y por lo mismo asi es capaz de mitigar el orgullo mo-
nArquico en el principio feudal, cumo el anArquico delirio en
el representativo. Por cuya razon pueden entrambos Gobiernos
santificarse en el Cristianismo , y llegando a un alto grado de
perfection , formar la verdadera felicidad de los pueblos.


682. Lo que no podia nunca santificarse por ser esencial-
mente malo, es el principio de la independencia absoluta de
la razon, que como dijimos otras veces, corrompe y hace in-
tolerable todo Gobierno en el punto que inocula en el gober-
nante la impaciencia de todo freno; trasformandolo, si es Mo-
narca en un despota que tiene par licito cuanto se le antoja,
si poliarca en una manada de ambiciosos que alternadamente
se derriban con guerra sin tregua y con horrendo esterminio
de la nacion.


Este es el principio, no de los sistemas representativos,
sino de su liberalization a gusto de incredulos y heterodoxos:
de la cua'i imicamente hablamos aqui, como varias veces he-
mos repetido desde la introduction preliminar en toda la serie
de nuestras censuras. El haberlo repetido tantas veces no ha
podido librarnos de alguna acusacion aun de personas hones-.
tas, aunque poco acostumbradas a la seriedad de las discusio-
nes, a la exactitud del discurso, a la atencion en la lectura:
lo que mAs de una vez nos oblige a reiterar las mismas decla-
raciones. Esperamos que boy que nuestras doctrinas salen no
en las hojas volantes de un periOdico, sino estereotipadas, por
decirlo asi , en la mole de dos volnmenes , o serAn leidas de
los que quieran combatirlas, 6 no serail combatidas de los que
no quieran leerlas.


683. Entremos, pues, en materia, y con esta declaration


DE LOS GorsiERNos LIBERALES.
21


,en la mane, veamos que efectos debera producir el principio
heterodoxo, primer° en el sugeto de todo Gobierno, que es la
:nacion; despues en los varias poderes por quienes la nacion
es gobernada. Todos saben que poderes son estos en el orga-
nismo de las instituciones representativas a la moderna: un


• oder legislativo compuesto de Monarca, ministros y Parla-
ment°, este ultimo subdividido en dos Camaras, la alta v la
baja. Examinada la influencia del principio heterodoxo en la le-
gislatura, pasaremos al poder ejecut.ivo, considerandolo en sus
cuatro partes, Gobierno, Administration, Magistratura y Mili-


.cia: y concluiremos respondiendo a algunas dificultades que de
cerca 6 de lejos, directa o indirectamente, se han suscitado
contra las doctrinas expuestas en el curse de esta obra.


'TOMO 11 7.)




CAPITULO II.


LA NACION LIBERALIZADA.


§.


Acicirase /a proposition.


684. No es nuestro Animo ni tenemos por officio discurrir
sobre el sistema representativo genericamente y coma politi-
cos, lino imicamente notar en- ealidad de publicista catOlico los
funestisimos que en este sistema, nut y sAbiamente prac-
ticado en otros tiempos, ha introducido el espiritu heterodoxo.
En el presente capitulo vamos pues a mostrar el dalio que este
espiritu ha hecho a la representation nacional alterando la na-
cion misma que debia ser representada, y en los capitulos si-
guientes consideraremos los vicios introducidos en las pinctones
de los representantes.


Ahora hien, pudiendo considerarse la alteration de la uni-
dad nacional en la abolition del antigito organismo social, y en
la reconstruction del nuevo, la primera parte de- -este articulo
explicarA la disolucion, la segunda el nuevo edificio y las le-
yes que dirigen su construction, la aplicacion mas prActica y
mas molesta, y la conclusion final.




24 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS minicos
685. Pero antes de entrar en materia, quisiera prevenir


una dificultad cuya solution esclarecerA major las doctrinas.,
quo santo, podra objetarme el lector, hablarnos de la repre-


sentacion de los intereses, despues de habernos demostrado
tan evidentemente en la primera parte quo no deben los inte-
reses dar la ley a la sociedad?»


Si alguno me propusiera semejante dificultad , yo temeria
con razon haberme explicado sin claridad, con peligro de en-
gendrar ideas incompletas y exageradas ; y la exageracion es
mala nun en el hien, cuando mutila una parte de 61 para supe-
rarla con la otra : como acaeceria cabalmente si la proposi-
cion demostrada: el interes no da la ley, se trasformase en
esta otra : la ley no repara en los intereses ; es patente la
enorme diferencia de ambas proposiciones, las cuales podrian
compararse a las dos siguientes, consideradas en el Orden in-
dividual : el apetito no es la , ley moral; la ley moral no tonta
en cuenta para nada los apetitos ; claramente se ve que la
segunda proposicion es falsa , pues aunque la bondad moral
no recibe la ley de los apetitos , Antes por el contrario Ia
dicta a los mismos, ordenandolos al fin de la naturaleza huma-
na; Pero cabalmente por lo mismo que los ordena debe to-
marlos on cuenta rigurosa, proporcionandolos a su Ultimo fin,
segue la elicacia con que ellos pueden contribuir a que este
fin sea conseguido. Los apetitos son,. pues, la materia regida
por las leyes de la bondad individual, como los intereses son
materia de las leyes sociales ; y el no hacer caso alguno de
estos intereses seria un estoicisino social asi como el no
hacer cuenta con los apetitos y pasiones flee un estoicismo
individual.


Por cuya razon deben entrar en los calculos de todo sable
publicista hasta los intereses , y su recta representacion debe
ofrecerse a la inteligencia legislativa para que esta dicte con
toda, equidad su respectivo codigo, asi coma deben represen-
tarse verdaderamente ante los ojos del juez los intereses de
las partes para que pueda su justicia pronunciar el fallo. Y
aunque delante del juez el interes de diez no sea preferido al
de lino si este tiene ration, porque la sentencia la pronuncia


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES.
25


la razon, todavia debe el juez conocer aun el interes de. los
diez para juzgar con conocimiento de causa.


686. Por donde-, se ye quo si despues de haber viciado el
principio 6 seise el eriterio del derecho poniendo lo fail en
lugar de lo bueno, la idea protestante alterase tambien Ia
misma representation de lo titil establecida por ella come
norma suprema, sit delito seria doble, pues quitaria A la so-
ciedad las proporciones materiales de la le y, despues de haber-
le quitado las proporciones morales.


Ahora bien, esto Ultimo es lo quo yo afirmo y lo que pro-
pongo explicar ahora aplicando practicamente una prueba
clue ya otra vez dimos de esta proposicion nuestra.


687. Ya recordaras, lector amigo, lo que Antes dernostra-
mos , que la ley de Ia pluralidacl se reduce en sustancia A la
ley de la fuerza; y la fuerza como sabes bien, puede con su-
ma facilidad conquistarse 6 comprarse por la prepotencia del
brazo 6 de Ia bolsa, como acaeci6 en el '18 brumario, y como
vemos acaecer todos los dins entre electores y diputados.
ra bien, representar los intereses es una cosa muy diversa
ceder a la prepotencia. Luego ya qucdaria demostrado por lo
dicho hasta aqui, que la sociedad heterodoxa es incapaz de
representar rectamente los intereses, porque fAcilmente se la
intimida 6 se la compra.


Pero estas dernostraciones dejan un no se que de vago y
fluctuante en las aplicaciones, y por tanto una cierta confu-
sion en las cabezas menos especulativas, que es causa de
que las oigan con indiferencia 6 se penetren de ellas con poca
exactitud 6 las apliquen mat en la prictica.


688. Entremos, plies, mas en el Orden prictico, dejando
libre el campo a la idea reformadora para que acute en la socie-
dad liberalizada la representacion de los intereses.


A fin de representarlos bien en la sociedad, debera 1." sa-
lir en busca de ellos y contemplarlos tales como son; '2.° orga-
nizar un Citerpo legislativo que pueda protejerlos con Ia ley;
5.° formar un brazo ejecutivo, que sea movido por la ley mis-
ma. Examinemos las modernas trazas ideadas para estos tres




96 AP. PACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS


II






intentos, bajo la influencia de la idea protestante, comenzan-
do por el primer°.


La idea heterodoxa deberia conocer los verdaderos intere-
ses de la sociedad; y para conocerlos deberia conocer la ver-


iiN






sociedad, y conocerla tal Como la hizo la naturaleza, y
no disfrazarla ni torturarla sometiendola a sus teorias. Dc otro
modo Hamara interes de la sociedad a lo que es su ruina,
creeri haberla representado cuando haya representado sus


Iik mOnstruos, sus abortos.
Esto es exactamente lo que aseguro y pretendo demostrar


en el presente capitulo: digo que, puesto el principio protestan-
te, la sociedad no puede ya ser conocida en su organismo, ni
ser representada en sus verdaderos intereses; no puede ya co-
nocerse en la verdadera unidad de su espiritu, ni ser definida
con leyes proporcionadas.


Si consigo demostrar esto, se ver y claramente que asi co-
mo los Gobiernos representativos, al caer bajo el protestan .


-tismo teerico, se tornan una mentira en lo tocante d su ser,
asi cuando caen bajo el ptotestantismo activo deben obrar la
ruina de la sociedad tiranizada. Para demostrar mi tesis basta
dejar el cameo libre a la devastadora idea heterodoxa, es
decir, a la independencia natural é inalienable del hombre
divinizado.


§ H.


Abolicion del organismo natural.


689. Aqui teneis, pees, en marcha a esta idea come a un
emisario de Mazzini, vociferando en todas partes su buena nue-
va: Sois todos independientes. La buena nueva invade todos
los cerebros, todos los animos y corre donde quiera que palpi-
ta un interes individual cualquiera atenaceado por otro inte-
res mayor, segun aquello de que alli va la lengua donde al


DE LOS GOBIERNOS LIREuALES.
27


-diente duck. I he aqui 'meg() al interes menor chocar contra
•el mayor para librarse de el, desgranando asi la sociedad, co-
me quiere Beccaria (1), en sus moleculas primitivas, que se
hacen independientes por la atraccion y otras afinidades so-
ciales.


690. Para comprender el efecto real y practico (pie esta
subdivision podra producir para la futura representacion de
los intereses, recuerdese lo que en otro lugar (2) diji rnos acer-
ca del organismo natural de la sociedad. Mli vimos que el or-
ganismo de familia, comun, provincia, estado, etc., es cosa
muy diferente de su ma 6 aglomeracion de individuos porque
cada uno de estos Organos debe toner su propio fin, y por con-
siguiente una vitalidad 6 sea autoridad especial dotada de
reuniones proporcionadas y de especial configuracion. Por
donde facilmente puede comprenderse que cada uno de los Or-
ganos sociales tiene un interes propio, elcuai, si hien redunda
en hien de cada fibra 6molecula dominada en el y ennobleci-
da por la vitalidad, es distinto del interes privado de cada par-
ticula, 6 sea de los individuos aislados. Asi por ejemplo el ejer-
tile, que forma parte de la sociedad, tieneintereses diversos de
los de la magistratura, y esta los tiene diversos de los de los
cuerpos docentes; y el interes del ejercito, de la magistratura,
de las universidades, es divers° del de los individuos determi-
nados, aunque individuos, ejercito, magistratura y universida-
'des deben subordinarse al bien de la sociedad entera a la cual
se subordinaran sus operaciones sociales, al mode exactamen-
te que, segun nuestra manera de entender,


, el interes del ojo
•que consiste en una vision clara, si bien redunda en bien de
cada fibra haciendo que sea de sumo precio para el hombre
todo el globe del ojo,


Nam quid carius est oculis? (Ca lull.)
pero es distinto del interes de las fibras mismas, las cuales
romperian el lazo que las une y volverian a sus respectivos
-elementos si no estuviesen contenidas por el principio vital.


(I) Vdase la nota al nfunero 999.
(2) V. el cap. 1V, n. 281 y siguientes:


I




ti
6)8 AP. PRAM DE LOS PRINCIP1OS TE6R1COS


Este interês, que junta . inmediatamente la moiecula a la ca-
beza y a todo el hombre, este nacres orginico esta necesaria-
mente templado con doble Orden de proporciones, debiendo
promover el bien de cada fibra trasrnitiendole la vitalidad det
todo, y el bien del todo cocrprando a el con la energia de-
cade Libra. En: faltando cualquiera de estas condiciones, pa-
dece la fibre, padece el ojo, padece la cabeza, y padece el horn-
bre todo.


Ahora bien, cabalmente de este mod° el individuo adquiere,
importancia en la sociedad par su conjuncion Con la familia y
con coda la parentela; la familia y parentela influyendo en el
comun, adquiere importancia aun en la provincia; y la impor-
tancia adquirida en la provincia le procure cierto influjo en.
los negocios del Estado; el cual adquiere por su parte, en vir-
tud de la conjuncion Bien proporcionada de toda y estas in-
lluencias, aquella unidad ordenada de juicios, de propensiones,
de afectos, de movimientos en que esta la salud del cuerpo.
social. Este bien rebosando de todo el cuerpo, es recibido por
cada individuo, a quien cornunica aquella tranquilidad y suave,
bienestar de paz y de content° con que reposa en el Orden.
Por lo cual si el individualismo de la Reforma tendiese a des- -
truir en SUS parlamentos y en la sociedad la representation de
este interês colegiado de las asociaciones menores, evidente-
mente tenderia A representar mal los verdaderos intereses de,
la sociedad, y en vez de esto a traer la discordia y la disolu-
cion. La naturaleza habia, pues, provisto al individuo de estas.
asociaciones menores, anticipandose a toda deliberation de su
parte y aun antes de que el fuese capaz de doliberar: de suer-
te que el infante, desde el seno de la madre que le da el pe-
cho, comienza ya a ejercitar su influjo en el conjunto total
de la sociedad; y la ejercita cabalmente por .aquella depen-
dencia con que esta adherido a la familia que prevee y fo_-
menta sus futuros intereses; por aquella dependencia con que
Ia familia esta ingerida en el cocoon, el comun en la provin-
cia. la provincia en el Estado. Levantese el Erinneo de la
Reforma y ernancipelo; mas lo que biz° con esto fue aislarlo,




y el aislamiento de un intlividno entre rnillones enemigos


DE LOS GOB1ERNOS L1BERALES.
29


que podian °prin.:Ho y desangrario, espante A la Reforma y
los retormados. Qice hater para remediar el daft° y el espan-
to? Despues de haber dicho: ores libre de la sociedad por de-
ber, ailadiese: eres libre para asociarte por role es (libertad
de asociacion). De este modo la independencia abolia la unidad
natural de toda la sociedad, y por consiguiente toda idea de
aquel bien comun natural, que no puede nacer ;ino de la
dependencia natural de las partes respecto del tod,o; y he
aqui por que en estas sociedades el bien comun- se ye luego
fabricado segun el antojo de la opinion de los mds, como en su
lugar veremos.


691. Itagamos aqui otra observation mucho mas impor-
tante y prictica sobre el espiritu que ha excitado en la socie-
dad la destruccion de su natural organismo, por Ia cual se ha
sustraido a cada uno de los consorcios la influencia que debe-
ria legitimamente ejercitar segun su naturaleza en el grado
inmediatamente superior de la asociacion. El espiritu que re-
sulta de esta disolucion anti-natural es el furor de los pode-
res politicos para defender por si mismo los propios derechos
civiles. Expliquemos algun tanto esta idea en el primer grade
de la asociacion pnblica.


La destruccion del municipio natural produjo y debia pro-
ducir la mania de los poderes politicos. Para producirla
biera sido bastante aquella activa energia de temperament°
que se !calla en muchos, cuales ,son los que habiendo nacido
para obrar necesitan una materia en que esplayarse. Estos la
encontraban en el municipio tanto mas oportuna para satisfa-
cer su ambition, cuanto era mas proporcionada A sus conoci-
mientos, mas justa en sus deseos, mas provechosa A sus inte-
reses. Los negocios del comun no son otra cos y


por su natu-
raleza que la recta ordenacion de las relaciones entre familia
y familia; y cabalmente por esto siendo capaz todo padre do
familia de conocer los intereses de la suya, puede sabiamente
juzgar sobre sus relaciones con las dermas laminas que la ro-
dean. El deseo, pues, de influir en determiner con leyes po-
sitivas las relaciones naturales é indeterminadas entre las fa-
milias vecinas nada tiene de desordenado, pues es un deber del




30 Al'. VII:\ CT. DE LOS PIIINCIPIOS TE6ITICOS
padre; el cual provee a los intereses de Ia propia familia, cuan-
do mantiene el Orden en las relaciones comunales. Excitado
se siente, pues, a obrar dentro de este circulo no solo por la
ambicion operativa. sino por la proportion de sus fuerzas, por
la certeza de sus derechos, por el sentitniento de sus intere-
ses y pasta cierto panto penal dictamen de su deber.


Pero si se quita a los cabezas de familia estas infinencias
para confiar a on Gobierno central todos los intereses del co-
man, que deberA resultar? Toda lesion de los intereses pr i va-
dos, lastima a todos; y asi come el ojo y la mane se vuelven
luego a donde esta la liana, todo individuo del comun procura-
ra al panto indagar las causas del mat para conocer re-
medio. Pero el remedio depende de la autoridad central ; y he
aqui por consiguiente al individuo casi en la necesidad de exa-
minar si la autoridad central cumple hien con su cargo; y aun
hartas veces sucedera que el individuo conozca los verdaderos
intereses del comun macho mejor que el ministro de la Gober-
nacion. Las quejas seran , pues, tan justas, cuanta sea la in-
justicia de las providencias del ministro. Y he aqui el espiritu
del descontento justificado per un derecho cuando menos
aparente.


Pero este es el manor de los males. El trabajo del comun
se presenta al padre de familia cotno efecto de las influencias
centrales, que no puede remediarse si estas no se remedian;
y he aqui, pues, al sitbdito juzgando y deseando , y finalmente
intentando nuevas cornbinaciones political, sin las cuales no
ye la esperanza tie que se remedie la marcha del comun. Co.
menzara„ pues, a pretender para si los poderes politicos, cree-
ra toner derecho a poseerlos, pues siente la necesidad de ellos
Para el remedio. Mas como esta necesidad no precede de la na-
turaleza sino solo del desOrden de las instituciones positivas,
la naturaleza no le ha dado los conocimientos necesarios al
Orden politico como se los die para el Orden municipal. De
aqui quo las providencias politicas con que el quisiera reme-
diar su propio mat, solo sirven para aumentarlo ; y aquella
capacidad quo en un circulo mas estrecho habria sabiamente
proyisto al Wen del comun, lanzada en una esfera cpte no es la


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES.
51


soya a discurrir tie politica sin conocerla, desbarra miserable-
mente 6 se postra.


Y he aqui la triste consecuencia del Orden natural violado
en la constitution del comun por el influjo de la independen-
cia inalienable del hombre. Por donde se Ye que conceder a los
particulares la dehida influencia en los nogocios del comun,
restringiendo Ia accion del Gobierno central A unir y coordi-
nar la accion de los varies municipios hicia el bien comun de
toda la .provincia, y por Ultimo de todo el Estado, es no solo
an acto de justicia administrativa, sino al niismo tiempo un
remedio eficaz contra el furor de los poderes politicos, cuya
conquista sera poco aliciente para el pueblo si no la juzgase
necesaria A la defensa de sus intereses domesticos.


Y lo que decimos del comun podria aplicarse con las debi-
das proporciones a todas aquellas corporaciones de religiosos,
de artesanos, de sables y literates y de otra cualquiera profe-
sion, que sometidas un (ha para la tranquilidad pnblica A la
direction de la Iglesia que las libraba de abusar de la fuerza
que se adquiere con la union y con el organismo, fueron des-
truidas por el espiritu innovador, y sustituidas por la Hine aso-
ciacion de los obreros y otros clubs emancipados de todo
vinculo moral y de toda vigilancia piiblica, con aquella ventaja
que se vio en las barricadas de Paris y de Viena.


Queremos arrancar del corazon de los particulares la raiz
del descontento y del furor politico? EstUdiese atentamente el
organismo natural del comun, y las justas influencias que le
corresponden NATURALMENTE al jefe de la familia. El legislador
quesepa conceder a estas influencias la libertad necesaria para
asegurar la fatnilia, sin dejar que esta pierda las ventajas que
adquiere de su union con el Estado, y por consiguiente, de su
dependencia de el con relacion al bien podra gloriarse
de haber quitado pabulo al incendio europeo restableciendo la
paz en la gerarquia social restaurada.


692. Observese ademas que esta paz y este bien comun
es asimisrno Bien de cada individuo, come es bien de cada
fibra Ia salad de todo el cuer:o. La salad, aunque bien inesti-
mable (bien lo echa de ver quien la ha .


perdido), todavia se




32 AP. PRACT. DE LOS PR1NCIPIOS nenucos
siente bastante menos por cada una de las partes organicas clue
lo qae cada una de ellas siente el estiando de los agentes ex-
ternos proporcionados a su especial funcion. Par donde acae-
ce pre las personas muy materiales y esclavas del sentido sa-
crifican a veces estupidamente en la embriaguez de una pasion
el tesoro de su salad a la importunidad de cualquiera de sus
Organos abrasado por la sed de gozar.


Ahora Bien, asi cabalrnente puede suceder en todo cuerpo
social por un momentineo paroxismo. Y si-el cuerpo social se
halla viciado por el principio heterodoxo, verdadera fiebre de
la sociedad, no solo puede sino debe acaecar constantemente;
pues el terrible anuncio de libertad (I) deja la rienda suelta
a toda la energia del sentimiento individual, al paso que el
bien comun, cuya perdida causa un pesar acerbisitno, lo sien-
te poco y se cuida poco de el quien to posee: el bien corium
coma todas las ideas universales se conoce por la razon, mas
el bien particular se conoce y desea por via de sentirniento.
Apenas Loco la idea reformadora la trompeta


• de la insurrec-
cion, despertaronse en el cadaver de la sociedad catralica
manera de afinidades moleculares todos los intereses privados
de las partes organicas; la provincia recuerda los derechos so-
beranos o los privilegios de los fueros ó de los usages gozados
en otro tiempo, y se opone a la union, coma recientemente
los ligurios y saboyanos amenazaban con separarse del Pia-
monte; . pero no tuvo el municipio tambien en algun. tiempo
su soberania, sus torres almenadas, sus cafiones y sus carros
militares? iQue dicha si pudieramos volver a aquel tiempo con
todos los tribunales dentro de nuestros muros, sin tener que
mandar proscritos a remotas fronteras, ni que vaciar en ageno
Erario nuestros tributos! ilTivan los comunes! Pero el comun
no subsiste sino por los sacrificios de la familia, y estos sacri-
licios, mal distribuidos bajo el regimen del interes con dafio
especialmente de los pobres, moveran al proletario indepen-


(i) Coasia formula este anuncio destructor de toda sociedad, y
lo di6 par base a su moral en aquellas dos palabras: Ser fibre,
libre.


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 33
diente a gritar en medio de la plaza: i Abajo la close media! Con
lo que Tierra decir que abajo todo Orden de autoridad munici-
pal. IIele aqui quo vuelve ronco de la demostracion de la plaza,
y encuentra sentado al hogar no padre de mirada terrible é
inflamada, solicito por el bien del comun en el cual contempla
su esperimentada prudencia el bien de la familia. La austera
acogida que este le hace al bullanguero, lastima alguna fibra
de su corazon, y le hace suspirar por que se destruya el yugo
paterno. 10h atencion! A son de tambor van convocandose
los electores: (pier) darn su voto este hijo impaciente y dis-
cola? Al que quiera proponer una ley contra el discolato (4) y
contra las influencias municipales de la clase media ; los indi-
vidtios de esta se lo daran al que les prometa emanciparlos del
gobernador civil , y los provincianos al que quiera los privi-
legios y la libertad omnimoda de la provincia ; en surna, cada
cual a quien sostenga el interes vacilante, no de la sociedad,
sino del individuo fisico o moral. Y no acabara el fermento en
el primer grab de disolucion : disueltas las provincial por el
Estado, comenzaran a procurarse la libertad contra la provin-
cia los comunes: en los commies emancipados se desenca-
denaran las fatnilias, y renovaranse, como sucedie en ISIS en
ciertos comunes de Sicilia, aquellas luctuosm . facciones que en
laEdad media fueron el estrago de toda ciudad y aun de todo
caserio en Italia. De esta manera un calor disolvente de fiebre
social va tras!adando a las clases infimas del individualismo el
gran movimiento de los intereses , dejando sin defensa todos
los intereses mayores de la gerarquia de asociaciones gradua-
das , y reducirà a todo individuo a su personal pequefiez,
igualmente incapaz de acometer grandes empresas y de resistir
a fuertes agresiones.


693. Qua este sea verdaderamente el efecto de la indepen-
dencia protestante, no tengo necesidad de demostrarlo histeri-
camente a los italianos, que no podran olvidar aquella fiebre


(1) Discotalo se llamaba y acaso se llama todavia en Floren-
cia, a una medida de policia que recoge a los discolos y los con-
dena a la prision 6 al servicio




54 AP. PRACT. DE LOS Nun'Ptos TEOrncos
municipal que se encendiO de repente apenas se public6, el le-


• recho de independencia, g in que fuera bastant'e a contenerla
ni el juicio de los más avisados, ni aim el peligro evidente
su principal empresa, que era Ia emancipation de Italia.
Imposible parecia que los agitadores fuesen tan estnpidos que
no viesen 6 tan freneticos que no pudiesen soportar la nece-
sidad, al mónos momentanea, de unir provisionalmente to-
dos los esfuerzos, y por Canto de respetar, cualesquiera que
tiesen, todos los derechos existentes, cualquiera de los cuie-


les, una vez puesto en dada, bastaba a separar de la obra
toda una clasp de ciudadanos y hacer titubear con la duda


todas las demas.
69-4. iPero quien pide sabiduria al calenturiento que deli-


ra? La agitation habia comenzado violando abiertamente, sin
que precediera sentencia al; una judicial, un derecho interna-
cional reconocido habia was de cuatro lustros , y quo hoy
mismo ha silo confirmado hasta por el Sr. l3ianchi-Giovini
(L'Opinione 9 de Enero de 1851), no investigare ahora si
too injustamente: estaba en vigor por via de posesion, y fue-
ron rotos los tratados por una de las partes que se erigiO asi
misma en juez y dijo: yo lento razon,—Tambien la tengo yo,
debit al punto responder en coda asociacion menor el litigante
rots audaz en fuerza del mismo principio ; y Ia division foe
luego consumada por obra de los republicanos, cuyas doc-
trinas son una aplicacion nits completa del principio de in,.
dependencia. Los moderados que fueron los primeros en for-
mularla y cuya simplicidad habia •llegado hasta el punto de
lisongearlos con la idea de encadenar la lOgica de Las muche-
dumbres con los articulos de su Constitution, al exhortarlas
violar por su propio antojo el tratado de Viena y las institu-
ciones monarquicas, con tal que respetasen la nacionalidad
italiana y los nuevos Estados; los .moderaclos, digo , viendose
impotentes para enfrenar aquellas fieras indOmitas, se retina-
von en buen Orden deplorando los impetus que no podian re-
sistir; y al remordimimiento de su conciencia y a las recon-
venciones de su patria destrozada respendieron con una ex-
cusa todavia poor para ellos que el cargo: iqud podia-


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 55
moo ham- nosotros, Si estos freridlicos no nos escuchan?


695. iQue que podiais !weer? iAcaso erais tan ignorantes
en el conocimiento de los hombres, tan imperitos en materias
histericas, tan inespertos en los negocios pitblicos que no corn-
prendiaiS los peligros y los excesos de tin pueblo desbordado?
iNo visteis (pie una vez desbordado el pueblo se desliga del
derecho, y que realmente se encuentra desligado cuando un
solo derecho es reputado por violable? ique es violable el de-
recho cuando la independencia es natural é inalienable? E
ignorando verdades tan triviales y palpables, m5tno os atre-
visteis a usurpar Ia diroccion de los pueblos embriagandolos
de independencia? Y por no ver en esta independencia el es-
piritit heterodoxo menospreciasteis la voz, rompisteis los de-
cretos, hollasteis la persona de un Pontifice cuyas amonesta-
ciones os impedian seguir el camino del abismo! iY despues
de estos excesos de arrogancia anticatOlica y de una implici-
dad quo tan pact os honra, creels escusaros con la ceguedad
del pueblo, y nos pregtintais: que podiamos nosotros? Podiais
creed como catOlicos; podiais conocer coma filOsofos; podiais
calcular como espertos; podiais sobreseer como prudentes; y
por lo menos podiais reconocer el error y no empujarnos
de nuevo al precipicio con teorias que inexorablernente nos
asesinan.


ille aqui en la realidad histOrica la rigorosa aplicacion de la
la idea regeneradora! Asi Ne disuelta Italia bajo la influencia
de esta idea; asi serian disueltos bajo la constituyente italiana
todo pueblo, toda provincia, todo comun, toda familia; pues
el mismo principio debia producir las mismas censecuencias en
todos los grados de asociacion: por mi parte, y tin temor de
ser desmentido, dejo la comprobacion histOrica de estas doc-
trinas al juicio de cualquiera que conozca los episodios pro-
vinciales y municipales de aquella revolution , y de quien me-
dite con Ia sabiduria impartial del publicista los votos de calla
uno de los diputados en todas las varias cuestiones, investi-
gando los principios por que se deciden. De esta considera-
cion resultant que el principio del intones soleinnemente abra-
zado por la sociedad liberalizada , dicta a calla diputado tin




BRACT. DE LOS eniNcielos TEORIC OS
sufragio anAlogo a la pasion individual, que lo agita , y que es
presentada por el con colores seduc.ores y disfrazada con
todas las artes del raciocinio y de la elocuencia del Bien
comun.




698.. Pero al dejar a la memoria de mis lectores el estudio
de las reminiscencias histAricas, no debo ornitir una observa-
tion que puede todavia dar mejor a entender la itltima natu-
raleza del principio disolvente, y evidenciar todayia mas que
Ia actual disolucion de la sociedad nace propiamente , como
hasta aqui demostratnos, de la independencia protestante.


Este principio (como notamos en otra parte y observaremos
mejor despues) no tiende propiamente a destruir Ia union so-
cial sino en cuanto la mira como efecto de un derechocualquie-
ra, quedomina a la voluntad humana y enfrena el fibre frenesi
de las pasiones. Por esto si una asociacion resulta de la libre
election liecha por el individuo para secundar un interds coal -
quiera, podra encontrar gracia en los ojos de los regenerado-
res modertio, y aun ser objeto de sus favores. Asi nada hay
que temei, salvo en 'el caso extremo de Ilegarse al comunis-
mo Inas salvaje y mis lOgico, por las asociacione .; para nego-
cios, placeres, ciencias, indestria, literatura, filantropia, con
tal que no se vislumbre en todo esto no solo rayo de dere-
cho, con tal que no traspire ni una sola gota de balsam° ce-
lestial , de perfume sobrenatural. Pero ;ay si este perfume
Ilega a tocar las pupilas irritabilisimas de sa delicada mem-
brana! jOh! para estas asociaciones no puede haber miseri-
cordia. FilantrOpica es sin segunda la obra de aquella hermana
que enjuga el sudor de muerte al desamparado en los hospita-
les; la filantropia se trasforma en sus benditas manos atom en
economia administrativa. Pero el olor de su caridad virginal
es olor de . Cristo que deja embalsamada la casa en que pene-
tta (1). Fuera, pues, las hermanas en Aviiion, en Verna. Obra
filantrOpica es la instruccion de los niTios pokes, la visita y
asistencia de los presos; pero si esta obra se pace en nombre


(I) Domus impleta est ex adore unguenti...., Christi bonus odor
sUMUS.


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 57
de 'la humildad evangelica por el hermano de la doctrina
en nombre del Sagrado Corazon A de San Josè, la proscription
caerit sobre estas instituciones, aun a costa de disipar tesoros,
sustituyendolas con mercenarios. Obra filantrOpica es, y nece-
saria cual ninguna otra en epocas de crisis econAmicas, em-
plear capitales inmensos para librar al pueblo de la usura y al
mercader de la bancarota: pero si al fomentar el interes de
una administration gratuita se invoca la frecuencia de Sacra-
mentos y el nombre de San Pablo ApOstol, ;oh! entences no
hay piedad, y vereis a un Brofferio, no solo convenir con Bo-
rella, su enemigo, sino disputarle el honor y cl primado
moral y civil de la tirania, de Ia persecution, de la expolia-
•cion. ,Lo yes, lector mio? La independencia brama convulsa
apenas siente algun olor de religion y de derecho.


697. Si ahora se aplica este principio universal, cornpren-
derase fAcilmente el verdadero sentido del llamado derecho
de asociacion: todos los ciudadanos son likes para asociar-
se segun la letra de las Constituciones modernas, pero so
espiritu pone luego la siguiente exception: con tal qua la aso-
ciacion no huela a religion 6 derecho.


Allora hien: ctiAles son las sociedades ligadas principalmen-
* te par estos. dos vinculos? Por la religion esta congregada la


Iglesia con todas sus partes orgAnicas; y asi scan tambien vo-
luntarios los vinculos que forman en ella el religioso, el con-
gregado , el cofrade, la hermana, el circulo y cualquiera otra
reunion catOlica; el siglo no quiere frailes, no quiere jesuitas,
ni cofradias, ni congregaciones, ni fanatismo; no quiere, en
suma union alguna formada por la religion: Broferio nos lo
ha dicho francamente con una claridad que honra a su valor
ya que no a su Ingica (1); pero do estas antipatias irreligio-
sas prometi no entreteneros mocha por ser demasiado eviden-
tes: pasemos A la union del derecho,


698. ,Coal es la sociedad en que el derecho natural one
a sus mielnbros con vinculos mas fuertes é indisolubles? Na-
die lo duda: la familia, la misma de quien dijo Beccaria ser


(1) Sesion de 19 de Julia de 4848.
TOMO 11
4




38 AP. PRAM DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
un vano idolo (1). Fortalecida de nuevo con Ia gracia sacra-
mental en las penal y trabajos de un monOtono consorcio indi-
soluble, la familia adquiriii aquella plenitud de perfeccion


(1) Este autor me parece el Avatara de Ia idea protestante.
Lease en el farimso opiisculo De los delitos y de las penes el
S XXVI Del espiritu de familia, y se encontrara alli compendiado
como quinta esencia de Ia sabiduria lo que vamos mostrando
como asolamiento del organismo social. Ile aqui algunos pasajes:




Estes funestas injusticias fueron aprobadas .... . pm' haberse
considered° a la sociedad ores bien como un conjunto de families,
quo como una union de hombres.. Vese, pues, quo la sociedad no
es para Beccaria una union de familias.




Si la asociacion es fornzada por las families, contendre veinte
mil hombr es y ochenta nail esclavos.. Para este, escritor 7tijo y es-
clavo son siminimos: como se ve, Beccaria aplica lOgicamente la
doctrine do Montesquieu, que en otro lugar hemos expuesto (C. X,
vol. I, § 5).


' Sorel una repsiblica compuesta de veinte mil monarquias.. El
autorjuzga con espiritu republicano que .toda sociedad debe ser
una repliblica; por lo coal afiade:




El espiritu moncirguico se introducird poco la poeo en la re-
pziblica mime sin ser contenido por un sentimiento quo respire'
libertad a igualdad. • Tales el espiritu protestante con que escri-
bio Beccaria.




En la repuldica de families, los Ojos permanecen bajo la po-
tested de su cabeza mientras esta vice..... en la decadence ldngui-
da edad cuando haste la desesperacion de ver sus frutos se opone
los camblos vigorosos.. Ya 10 yes, lector amigo; el autor quiere
guitar el freno a los hijos y liberalizar la familia para destruirla, 6
sea liberalizer la sociedad.




Cuando la repsiblica es de ho nbres (no de families), la familia
no es una lbordistacion de mando, sino de contrato, y los hijos
ilegan 4 ser libres..... como los hombres libres en la sociedad, ma-
yor.. La sociedad no es, pues, una subordination de mando, sino
de contrato libre.




Cuando la rep4blica es de families, los hijos, esto es, la parte
mayor y mds fail de la nation, ester: a discretion de los padres..
i Pobrecitos! Aluchas personas Utiles a discretion de pocas in-
Utiles! Asi promovia Beccaria el amor paterno y la reverencia
filial.


•Tales contradicciones entre las leyes de la familia y las fun-
damentales de la sociedad..... produces un perp6tuo con flicto.. Be
donde se sigue qiie es precis() destruir la familia.


,La primera inspire sujecion y tensor, la segunda valor y
tad.. Este es cabatmente aquel valor y libertad que a despecho de
los padres llevaba escrito el batallon de la Esperanza de los heroes
mamones.


•Aguella prescribe tin continuo sacrificio 4 un idolo rano pc,


DE LOS GOBlERNOS LIBERALES. 59
que la naturaleza la enderezaba desde el principio (I). ..A.hora
bien, el soplo de la reforma resucitO la libertad pagana del
divorcio donde quiera quo logrO introducir la pestilencia de su
gangrena.


Y alai° bien, oh lector; esta disolucion fue en nombre del
placer-klicidad, de la independencia, del derecho de la nata..
raleza. Lee, si to place, las pruebas de esto en Bentham, y
vents censurada como absurda una ley en viand de la cual di-
ce el hombre: amard pare siempre la cornpaliera, como si
pudiese el hombre (anade aquel bipedo) responder de sus afec-
tos futuros. No veia Bentham que si el hombre no puede res.:
ponder de sus afectos futuros, no queda contrato alguno vali-
do en el mundo. Pero que podia ver este inmundo animal en
las sagradas !eyes de las nupcias catOlicas cuando tegia la apo-
logia y el panegirico de la prostituta que se ofrece al pitblico
como ministra de felicidad?


GPO. He aqui la idea de la union mils sagrada, tiles natural,
mAs inviolable que hay sobre la Lierra anegada para corromper-


se llama bien de la ..... este ensena d proveer ci la propia
convenoncia sin ofensa de las leyes.• iQue sentimental era Bec•
caria!


.A medida que la sociedad se multiplica..... el sentimiento
republican () se disminuye proporcionalmcnte ..... iota Republica
dem«siado vasta no se salve del despotismo sino es subdivicti6n,
dose y uniOndose en tantas Repilblicas federativas. • iCuan viva
expresion se ve en estos dos periodos de la contradiction pso-
testante! El autor ha destruido el organismo natural de la fa-
milia para formar la sociedad iinica ; ahora destruye esta unidad
para salvarnos del despotismo. Pues no era mas cOmodo dejar
las cocas en el estado natural en que Dios las puso? Pero vdase cl
gracioso medio a que recurre el autor para dividir !a Repablica y
salvarla del despotismo.


6.••
C mo conseguir esto? Por medio de un dictador despótico que


lenge el valor de Site, y lento genio para edilicar como e6 tuvo pa-
re destruir. A un hombre semejante ..... la gloria de todos los siglos
to espera.. Como se ve, el genio de Mazzini no faltaba a Becca-
ria: el coal canta anticipadamente el himno de gloria al Principe
reformador para impulsarlo al suicidio: dispuesto esta a besar
los pies aun al despotismo, con tal que se torne reforrnador


y pone el sello a las contradicciones protestantes llarnando
un dictador despOtico para que nos salve del despotismo.
(1) .46 initio non full jus. MATrit.




40 AP. PRAGT. DE LOS PR -mi p ios mintcos
se en el fango del Mao pestilente de la independencia y del
naturalismo: ijuzga si quedara piedra sobre piedra en lo res-
tante del edificio social cuando asi se conmueve su itnico fir-
misimo fundamento! iQue afecto tendra al Comun el que no
ama la familia? iQue sacrificio harit por la Provincia, por el
Estado, el que nada sacrifica al Comun, a la familia, a los hi-,
jos, a la naturaleza?


700. jQue mas? La misma union todavia nth intima de
la inteligencia con el organismo ; la union que forma la
existencia misma del hombre, y la que nosotros llamamos
vida, cae tambien por inspiracion protestante en nombre de
'la liberlad y do la felicidad (1) bajo el pufial independiente del
suicida; y un espiritu de vertigo que .tiende ampliamente sus
alas lenebrosas por la sociedad ltheralizada, murmura en se-
creto al oido, no digo del desesperado , del desgraciado , sino
aun del hombre aburrido y despreciador, sino de la doncella,
sino del nino„ la espantosa libertad del paid exilus; y Ia axfisia
y el veneno Mogan a ser un juego, una ironic, un medio de
singularizarse y desafiar la opinion y la justicia. que union
sera ya respetada si la independencia del brazo y de la pasion
pide su garantia al suicidio, y lo trasforma en heroismo, y lo
jura como un deber?


No, no existe ya la unidad bajo este dorninio destructor : el
entendimiento ftni emancipado con la incredulidad del yugo de
un Dios revelador; con Ia critica, del yugo de la razor; con la
soberania popular,del de toda autoridad ; con el derecho del
suicidio del de todo temor. Asi se disuelven la sociedad del
alma con Dios en la Iglesia, la del pueblo con el Principe en
la ciudad, la de la muter con el marido en la familia , la del
cuerpo con el alma en el individuo, siempre que estos vincu-
los son osados de oponerse al impulso de una pasion , a un
derecho, a la liberlad , a un deseo de felicidad (placer). Di-
suelvese la sociedad hasta en su primer elernento, abandonada


(1) Lea quien pueda los sofismas de ROUSSEAU en la Nueva
lleloisa en favor del suicidio, y yeti quo todos ellos se apoyan en
el derecho a gozar, o sea a la felicidad. Lo mismo podria decirse
respecto de Jacobo Ortiz.


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES.
a merced del primer insensato que quiere dominarla. Tal es
la ultima consecuencia


• de la independencia protestante.
Ahora bien; si el principio protestante acaba con toda socie-


dad, con toda manera de union, facil es comprender que mal
puede ser representada bajo su influencia la sociedad verda-
dera y natural, cuando su organismo ha dejado de existir.


§ III.


Abolicion de la unidad moral.


701. Hemos visto que la representacion nacional es impo-
sible en el protestantismo, porque mediante el individualismo
que forme su esencia como su mismo nombre lo dice
(proleslar quiere decir, en efecto, separarse), hace imposible
el organismo social, e imposible, por consiguiente, la nacion,
sociedades esencialinente organicas. Con todo, no seria tan
grande este mal, si abolido el organismo de la nacion, pudiese
al menos el protestantismo representar su espirilu, o sêase la
unidad moral. Comprèndese esto muy bien recordando que la
importancia de los agentes Glebe medirse por su proportion con
el fin que deben conseguir. Es asi que el fin por que se dice
reunirse los representantes, es un fin completamente moral 6
intelectual, pues se pretende que den una ley de acuerdo
con sus propios juicios y voluntaries, o digamos mejor, con los
juicios y voluntad del pueblo, pie son cosas de un Orden ab-
solutamente inmaterial: luego aunque faltase la representacion


• del organismo, todavia podrian lisonjearse los novadores de ha-
ber tocado la meta, si al menos representasen con susinstitu-
ciones el sentimiento moral de la nacion.


702. Lo cual no seria dificil en una sociedad catOlica, pues
no hay cosa mas facil que una verdadera representacion cuan-
do Ia indole misma de las personas las hace perfectamente se-
mejantes. Supongamos dos gemelos, y el caso lo he visto yo




F


a AP. PIIICT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
mas de una vez, que hayan recibido de la naturaleza la misma
identica fisonomia. Si uno de ellos estuviese ausente y su ma-
dre quisiera que le sacaran su retrato, que Maria? Ficil es
adivinarlo: llamaria al pintor y poniendole delante su hijo se-
gundo le diria: olas facciones son las mismas con may peque-
lia diferencia en este 6 aquel panto; la nariz an poco mas de.
perfil , los carrillos un tanto mas gruesos , el colorido algo
mas animado, etc.»


705. Asi cabalmente puede representarse a la tnadre (Igle-
sia) toda nacion catOlica en su perfectisima fisonomia moral;
pues la moral del catelico, asi en el entendimiento como en
la voluntad, esti formada esencialmente por la fe y por las leyes
de la Iglesia: y asi, sea quien quiera el que representa socialmen-
te la moral de la Iglesia, esti ciertisimo de representar en su
parte mas importante la nacion 6 el individuo catelico. Digo y
repito (permitaseme este recuerdo en materia de tanta impor-
tancia), digo y repito, en su parte mas importante, no solo por-
que el entendimiento y la voluntad son en el hombre la parte
especilica, son el yo de que tanto nos hablan alemanes y ale-
manescos; sino principalmente porque en la idea de los
constitucionales los representantes se reunen, I.° para ha-
cer leyes, que son actos de inteligencia yvotuntad; 2.° porque
estas leyes espresan los juicios (o como ellos dicen la opinion)
y la voluntad nacional.


704. Por donde se ye cuin ficil debia ser una representa-
cion nacional veridica en los pueblos catOlicos de la edad me-
dia (a que nos remiten cuando les tiene cuenta los novadores
cob mas audacia que buena fe), cuando la unidad de la fe y de
la ley hacia imposible a an diputado alterar an spice en la
conciencia de sus comitentes y en todas las relaciones politi-
cas que con ellas se enlazan y forman lo que supremamente
importa en un pueblo sinceramente catOlico. Tambien se ve
por aqui cuan razonable es otra representacion, verificada en
el rito fundamental de la Iglesia, el bautismo; en el cual el
flirt() privado aun del use de la razon es fidelisimamente re-
presentado per la mente y la voluntad de los padres y de las
personas que hacen sus veces. Llena la madre de los tidies


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES.
45


de respeto para con los sentimientos naturales , infundidos
nosotros por el mismo Criador que instituy6 la Iglesia, com-
prende que
inteligencia del hijo durante largo tiempo es


una con la del padre (I); por tanto, siendo el padre catedico,
el hijo tendri naturalmente el mismo sentir y el mismo que-
rer inspirado por el catolicismo, en el cual debe ser educado.
Tambien en este caso es, pues, may razonable y verdadera una
representacion de Orden moral.


705. GPero puede decirse to mistno entre los protestantes?
No: su representacion bautismal es una burla sacrilega: es de-
cir, por una parte, que seria un crimen de lesa dignidad hu-
ntana encadenar la inteligencia del nifio, y en el acto mismo
pronanciar en su nombre: iYo creo! La afirmacion es tan ab-
surda que ciertoscatedicos, cuya cabeza protestantizada va ab-
jurando a la par con la fe aun la misma naturaleza, dicen
francamente que es absurda la obligation del bautismo, por-
que nadie puede obligarse sin querer (2); como si el padre no
debiera educar A los hijos para que obren racionalmente 6 no
fuese racional en los hijos consenlir con el padre, 6 en el pa-
dre inclinarse delante de Dios, autor de la revelation.


70G. Ahora bien, este mismo absurdo, introducido por el
individualismo protestante en el bautismo, resulta mil veces
mas estravagante todavia introduciendose en una representa-
cion nacional con an ManifieAo que podria publicarse al tenor
siguien te:


CIUDADANOS!


Sois libres en vuestras opiniones; por consiguiente no hay
entre vosotros un solo cerebro que convenga con ningun otro.
Mas, pues deheis obedecer ilnicamente A la verdad que pen-
sais, a la justicia que quereis , se os invita a que busqueis
entre vosotros mismos una cabeza que exprese fielmente lo que


(4) Cap. 7,
43, num. 555.


(2) Esta imposibilidad la entienden solo en lo tocante a la Reli-
gion; hero en las demas cosas no reparan en ella. Vdase la CiviltdCattoltca. Vol. 4, p. 374.




44 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
piensan las demas cabezas contrarias , una voluntad que ex-
prese fiehnente to que quieren todas las demas voluntades.
contrarias,D


707. zQue tat, lector amigo? i, no es esta propiamente la em-
presa de nueslro picapedrero, representar en una sola cabe-
za quince o veinte millones de cabezas todas contrarias las.
unas a las otras? Comprendo que esta imposibilidad reconocida
ha forzado a los politicos reforrnados a contentarse con que se
represente la mayoria de las cabezas ; lo cual es una violation
de su principio combatido por la naturaleza. Ellos dicen : No
estds obligado (i °bedecer si no consientes. La naturaleza res-
ponds : El consenlimiento de todos es imposible ; los novado-
res, pues, replican contradiciendose: Debes obedecer a la ma-
yoria.


Pero en esta misma mayoria icuintas mentiras se encier-
ran! Prescindiendo de que esa replica niega el derecho ina-
lienable de independencia en el acto -en que se quiere redu-
cirlo a la prActica; pasando en silencio todo to que dijimos
sabre la imposibilidad del sufragio universal , aunque esta
condicion seria necesaria para formar una verdadera mayo-
ria; sin pacer memoria de que esta impotencia reduce a los
fautores de la doctrina heterodoxa a decir claramente quo los
votos se pesan y no se euentan, que el pueblo son los hombres
ilustrados, y que los hombres ilustrados son los liberales: en
suma, cifiendonos al simple cbjeto de la presente disquisicion,
quiero suponer que los diputados sean una expresion verda-
dera de la mayoria que los manna:; oeran ellos por esto re-
presentantes morales?


708. Ni por piens° ; pues para representar esta mayoria,
deberian recibir de ella la comuuicacion de sus opiniones y de-
seas; comunicacion no solo imposible, sino tambien irracional.
Imposible porque en Ia multiplicidad de los negocios destinados
A. Ia discusion, la unidad de los juicios, ya morahnente impo-
sible sabre cada negocio en particular , es absolutamente
absurda en .el conjunto total de los mismos. Y es evidentp que
no existiendo esta unidad mat puede ser comunicacla.. Si a los
diputados se les nombrara coin° procuradores para un solo'


DE LOS GOBIERNOS LIBEBALES.
45


asunto, discutido este en los colegios electorates podria de-
terminarse (Dios sabe cOmo) la disposicion moral de la na-
cion acerca del punto discutido ; pero a cOmo determinarla,
cuando ni siquiera se sabe lo que despues ha de :tratarse en
las Ca maras?


709. Pero supongamos todavia posible este absurdo; su-
pongamos que sobre cada negocio se pnede obtener la ma-
yoria de juicios y voluntades, y que esta mayoria diversa en
mil diversas coyunturas, se ye afortunadamente reflejada siem-
pre en la Unica cabeza del diputado electo: en tal caso
seria sumamente irracional exigir a este diputado que repre-
sente las ideas de sus comitentes de una manera inmutable?
Pties para que se discuten los negocios en el Parlamento,


sino cabalmente para que los diputados sean ilustrados por la
discusion? Pretender que estos no cambien de opinion, seria
frustrar todo el mecanismo representativo. Henos aqui, pues,
en Ia alternativa de dos extremos irracionales: 6 debemos decir
al diputado: la nacionafirma, y que debes representarla,
podrds representarlanegando (lo coal significa que la nega-
cion representa la afirmacion), 6 decirle que despues de la dis-
cusion, sean las que quieran las razones que en ella se oigan,
el no debe mudar de dictarneb; to coal, sabre lo irracional de
un sufragio contrario al hien publico conocido, envuelve lo ir-
racional (detecto muy comun en las Asambleas modernas) de
haber charlado dias enteros a costa del pueblo sabre un nego-
cio ya inmutablemente deliberado. La irracional toma visible-
mente en este caso la forma de un dilema donde no hay esca-
pe, pues si se huye de uno de sus cuernos, chivase el adversa-
rio en el otro: 0 el representante piensa por si y entonces no
representa, 6 el representante representa, y entonces hate !e-
yes sin pensar.


710. Y aqui tenemos otra ridiculez digna de atencion: las
leyes que salon de la urna parlamental , se nos echan encima
gravemente por voluntad de Ia nacion, cuando rniradas en ver-
dad aun solo en el parlament°, son generalmente sucesos casi
fortuitos; para demostrar lo coal bastaria examinar las espe-
cies peregrinas y contradictorias pronunciadas por la boca de




1.


46 AP. PP. 'ACT. DE LOS PRINGIPIOS rzOracos
In nacion personificada en la urna fatal. Pero no me detendre
ahora en lo que pasa, pues me urge explicar sus causas.


711. Para que la ley fuese realmente la expresion de un
juicio y de una voluntad nacional, seria preciso por lo ?winos
que expresara el juicio y la voluntad una de la mayoria de los
diputados. Con poquisimo me contento en verdad : pues no
exijo ; Begun el principio de los novadores, que consientan
todos los individuos, ni la mayoria de ellos, no exijo el acuer-
do de las opiniOnes entre los electores, ni Ia mayoria personal
de estos ; me contento con la mezquinisima mayoria de dos-
cientos o trescientos diputados , y si esta se consigue , me re-
signo (para lo coal se requiere una buena dOsis de abnegation)
A decir esta solemne mentira: el parecer de los trescientos es
un verdadero retrato del parecer de veinte o treinta millones.
Pero no, esta mayoria misma de trescientos juicios y volunta-
des es ya de por si una mentira, si se afirma generalmente y
como efecto constante de la institution. iQaieres palparlo?
He aqui las pruebas.


712. Qtie, entendemos por juicio iinico y Onica voluntad
de trescientos lionorables? Entendemos la afirmacion de un
juicio ilnico seguido de una sola determination. La unidad
externa del hecho no es por si misma unidad de juicios y de
voluntades, antes uuede Hater de su oposicion. Se podria tener
por Unica voluntad la de los hijos de Jacob cuando arrojaban
en la cisterna al inocente Jose, Ruben para salvarlo, los otros
para matarlo? iSingular unidad seria la que se formara por el
homicida y el dcfensor! Ahora Bien, esta es la unidad moral
quo dicta las leyes en el Parlainento: lo cual se ha visto so-
lemnemente confirmado en e,1 ejemplo reciente de la Asam-
blea francesa, que estuvo a pique de producir un incendio uni-
versal con la caida del ministerio Baroche y del general Chan-
garnier. Puede leerse el hecho en la crOnica segunda de Ia
Civilla Cattolica de Febrero de 1851, donde se vera cOmo una
minoria queria que cayese el segundo, y la otra que fuase
aplaudido; etas teniendo arnbas sus razones, 6 por puntillo 6
por espiritu de partido, para combatir el ministerio, he aqui
que se consintiO en una ley luego al punto desaprobada por los


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 47
mismos que la habian establecido: ley que no expresaba nin-
fruna mayoria en su conjunto, ley negada por una fraction del
partido que la aprobaba con otra.


iCuAntas veces no ha sucedido lo mismo! iCuantas veces
podra repetirse el hecho en fuerza de las instituciones parla-
mentales! iNo era esto con poca diferencif lo ocurrido en In-
glaterra cuando el voto de los irlandeses combatiendo el bill
anti papal hacia mudar la ley electoral (I)? No puede reducir-
se a esto el shim etismo de los consejos de instr:lcccion pet-
Men introducidos en Francia, donde:1m pisto de catOlicos, de
protestantes, de judios, de incredulos da un resultado iinico
sacado de principios contradictorios para el regimen de la en-
sefianza pitblica. de lo cual se rie grandemente Cormenin (2)?.
En tales casos, zque estOmago por grande que sea, se tragarA,
por ejemplo, que poniendo juntas las miras que presidieron al
nombramiento de Brofferio por el comun de Caraglio, de As-
proni por el de Genova, de Lisi por el de Bra, de Menabrea
por el de Saint-Jean•de-Maurienne, y asi otros, se obtendra
realmente la expresion del sentimiento moral de aquella na-
cion, siendo asi que Asproni contradice a Lisi, al paso que
Brofferio blasfema del Dios de Menabrea? La mayoria nacional
que eligiO por diputados estos gladiadores parlamentarios, se
reduce, pues, a la mitad de lo que Antes era; y la minoria de
la Camara, junto con la minoria de la nacion que foe vencida
en las elecciones, forma probabilisimamente la verdadera ma-
yoria que en tal caso seria contraria A la ley establecida. El
profesor Melegari reeonv.e esta condition del Gobierno repro-
sentativo , por cuya razon asegura con valor quo su garantia
es insuficiente; pues zquien garantizarci, al-lade, a la pade de
la nacion quo no estd representada? guión garantizard a las
minorias de derecho que son a menudo las mayorias de he-
cho, contra el absolutismo de las mayorias de derecho quo
son a menud° la minoria de hecho?» (Risorgimento, 8 de Di-


(1) Cilvilta Catlolica, vol. IV, Ng. 676.
(2) Libertd, grautaite, et publieite de l'enseignement, par Timm


Paris 4850.




48 AP. PRACT. DE LOS PRINGIPIOS TEGRIGOS
ciembre de 1850). 11O aqui un profesor de Derecho constitu-
clonal en Turin reconociendo que la ley puede hacerse per la
minoria. Y despues de todo, que espresa esta ley en el juicio
de varies diputados? Tomemos, per ejemplo, la ley sobre el ar-
mamento de la milicia nacional 6 de la marina. En esta ley,
el vote de uno significarA por ejemplo: Quiero que se arme la
milicia, porque la considero fail a hfazzini: el de otro diri:
Quiero seguridad pezblica, y tengo por instrumenlo adecuaclo
para conseguir este fin la milicia nacional; el de Asproni po-
drA significar:.Quiero la it priblica porque la considero
Util a Genova; el de Menabrea podrA significar: Quiero la ob-
servancia del Estatuto, porque me juzyo en este panto ligado
per el juramento.


715. • lie aqui cuatro voluntades y cuatro juicios diversos
y acaso opuestos que han producido una ley Unica: decir que
esta ley Unica espresa una voluntatl imica, es una mentira vi-
sible descubierta solemnemente por mil hechos y mil raze-
nes : es una mentira que ruborizaria a la materialidad de
las ciencias fisicas, bien que estas se hallen reguladas por la
irresistible necesidad que impulsa a las sustancias materiales.


quien no daria que reir un fisico que viendo entrar dos na-
ves en el puerto, dijera que las dos han heclio el mismo ca-


.mino? El hecho material es uno, pero la causa moral puede
variarse indefinidamente.


nOtese que la inmensa variedad de impulses pace que sea
fortuito el resultado de las leyes: si Caraglio no nombrara
Brofferio, si Brofferio no abrazase Ia republica, si la repUbli-
ca de Brofferio no conciliase su interes con la de Liguria, si
este interes no esperase apoyo del armamento, si este arma-
mento no fuese mirado come medio de seguridad y deber ori-
ainado del Estatuto, si en el dia de la votacion Brofferio 6
Asproni hubiesen side invadidos de la fiebre, la ley que resul-
tara, podia ser enteramente contraria. Todas estas combinacio-
nes bajo las influencias de la independencia heterodox y son
puramente fortuitas , porque cada diputado siguiendo por
norma el interes de su respective partido podia pensar de di-
ferente manera. Decimos bajo las influencias heterodoxas


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES.
49


delinterds, porque si los diputados obrasen bajo Ia influen-
cia del principio catOlico reconociendo una sola norma de Yen-
dad y de justicia moral, todos a 1:;ha mirarian A este punto
versando tan solo el disenso posible sobre materias de intere-
ses inferiores. Luego en el sistema heterodoxo la legislacion,
que debia ser fruto y expresion del buen sentido nacio-
nal, es fruto y expresion verdaderamente de una combina-
cion fortuita. Recornicelo asi eu sustancia aun aquel publi-
cista que en el Lombardo Veneto defendia las Constitu-
ciones con las siguientes palabras: Que el absolutismo a que
hoy (1851) estd sujeta Francia, sea el peer de cuantos
jen a los pueblos civilizados, pruebase con decir que en una
asamblea desetecientos cincuenta, todo puede depender
del VOTO de un molinero, de un posadero, de un carnicero! El
apologista de las constituciones reconoce, pues, come fortui-
tas las resoluciones de una Asamblea, donde Ult veto de un
posadero decide los destines civiles y politicos de un pueblo.
Verdad es que si este poder se llega A dividir, el autor cree
haber salvado A los pueblos de la omnipotencia del tzrano.
Mis habiendo demostrado nosotros en los articulos anterio-
res que el poder supremo es indivisible, que la division es
puramente aparente o por lo menos temporal, que es muy
Elea a la Asamblea popular tomar la sarten por el mango,
conforme al principio de los novadores , mientras el publicista
Lombardo no nos pruebe lo contrario, continuaremos soste-
niendo que bajo las influencias heterodoxas el Gobierno ,:repre-
sentativo conduce naturalmente a leyes fortuitas.


Ahora Bien, una ley fortuita es esencialmente despOtica, que
no es otra cosa el despotismo sine una ley impuesta sin razon:
despotism° cuya frecuencia en Jos Parlamentos muestrannoslo
muy Bien las persecuciones del Parlamento ingles desde Crom.
well Rasta Rosen; y to declaraba el ilustre orador frances Mon-
talembert cuando en la sesion de Ia Asamblea de 10 de Febre-
ro de 1851 decia: Yo amo al Glbierno representativo porque
es un freno necesario al poder, y quiero que su sistema in-
tervenga en todas las materias de legislacion y de politica
general y nacional;•»z4s no pier() su ingerencia intolerable,




50 AP. PRICT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
ommpolente, ettolidania y sulilmente charlera en coda nego-
cio minttaiosisimo del pais (I). iLaudabilisinio deseo! Mas para
conseguirlo convendria pedir la oortuna licencia a Ia madre
naturaleza; convendria que las deliberaciones parlamentarias
fuesen dirigidas por la razon y no por el acaso; y pars esto se-
via menester que el Parlament° tuviese su freno, como 61
mismo sirve de freno al poder; pero el freno disminairia la
independencia de la palabra, Ia independencia de los Honora-
bles, la independencia heterodoxa. Es asi que disminuir esta
independencia seria retrogado: luego mientras sigainos refor-
mândonos a la moderna, es forzoso resignarnos, no solo a ta-
les parlerias, sino a leyes' fortuitas y por consiguiente ti-
rânicas.


Veo por otra parte que alguno podri impugnarme acaso con
mis propias armas, diciendo que aquella razon cabalmente
que yo atribuyo el hecho de ser casual esta legislacion, dernues-
tra con mayor evidencia la utilidad de las nuevas formas poli-
Licas; piles debiendo resultar las byes de la conciliation de
partidos é intereses tan complicados y contraries; gran sabidu-
via politica hi menester el que debe obtener el triunfo con la
mayoria de los sufragios. X siendo efecto la ley de la sabi-
duria politica, por fuerza habra esta de ser excelente.


A quien asi discurriese podria yo responder con beams in-
terrogindole si los centenares de leycs dadas a luz con Canto
dolor, son verdaderamente I3enjamines o abortos. Podria pre-
guntarle si le parecen sapientisinzas aquellas mayorias que se
negaron a admitir en el Piamonte al Milanesado cuasi cedi-
do por Austria, que sumieron al Piamonte en la miseria, que


(1) je ne veux pas de son intervention taquine", bavarde,
quotidanne, onznipotente et insupportable dans touts les alfaires
du pays. .•E1 Lombardo Veneto hace coro a estos votos del orador
frances: tales rnaquinas ..... se mueven pianos y concordes hacia.el
nnico fin del Bien ptiblico, con tal que no caigan en rnanos de
charlatanes y calaveras. (11 Lombardo Veneto, 1 .° de Abril de 1851)..
Estos buenos deseos honran al autor de este articulo; mas confe-
semos que no se nos alcanza la traza con que habra de excluir de
la Camara no ya solo al molinero, al posadero, al carnicero, sine
a los chanlatanes y calaveras.


DE LOS GOMERNOS MURALES.
51


manclaron el ejercito al mataclero en Novara, que rechazaban
tin tratado de paz para renovar un tercer desastre sangriento,
que violando la 1'6 de los Concordatos, y oprimiendo las con-
ciencias catOlicas con byes inicuas y caflones inviolables, ahu-
yentaban de la politica del ministerio a todos los verdaderos
catOlicos. Si mi lector no se declara por panegirista de estos
excesos, su objecion resultant destruida por la historia, y la 16-
oica de la historia es invencible.


Mas como pudiese haber alguno que asintiendo al hecho, lo
atribuyera a otras causas, bueno sent responder directamente


la dificultad propuesta. La cual se funda en una confusion
de ideas, en que se toman las travesuras de un intrigante por
sabiduria politica, dotes absolutamente contrarias en el cora-
zon, aunque presupongan cierta semejanza en las cabezas.
• A la verdad no puede negarse que los bribones necesitan
tenor ameba sagacidad para servirse de los Hombres, come la
necesita para moverlos el verdadero y sthio politico; pero hay
entre ellos dos grandes diferencias. La primera de las cuales
esta en el fin, que para el politico es la honesta utilidad de
Ia nacion, y para el bribon el interes propio 6 de su partici°.
La otra diferencia todavia mas importance en nuestro case,
esti en la election de los medios; que todos son muy bue-
nos para el malvado, mientras el sabio politico debe necesa-
riamente rechazar todo medio inmoral.


Per donde se ye que el sistema representativo, tal come se
le entiende, sometido a las influencias del espiritu privado,
lejos de asegurar el triunfo a la verdadera sabiduria politica,
hate muy probable su derrota; plies de una parte suprime,
come ya otra vez dernostre, las influencias de la conciencia
reduciendo al intents todos los motores de la sociedad (1), y
de este. modo debilita el arma mas poderosa del verdadero
politico contra el bribon, que es la influencia de la justicia
en la conciencia de los diputados; y de otra deja a los tunes
el libre use de todas las armas mis perversas, desde las de-
clamaciones mas audaces de la tribuna, hasta las traiciones


(I) Civiitd CattOlica, vol. IV, pag. 53'5.




52 AP. PRIM'. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
de los conventiculos mas secretos protegidos bajo la inviola-
bilidad del honorable, y favorecidos por los intereses que 61 se
(la mafla para engafiar 6 sobornar.


Piensese en esta posicion respectiva de dos atletas parla-
mentarios, uno de ellos politico sabio, el otro pillo intrigan-
te, y no causaran maravilla mi proposition ni los hechos que
la confirman, coin° nadie se asombraria de °in-ire asegurar que
en el asalto de Forlimpopoli era mils probable la victoria de
Passatore (1), preparada en secreto y consumada por la auda-
cia,que la victoria de los ciudadanos sorprendidos en medio
de las tinieblas y no acostumbrados a arrostrar la muerte.


Y si se quiere otra ,prueba de lo que vamos diciendo„ ahi la
tenemos, como dicen, ci forli.ori, en la caida de la casa de Or-
leans, dispuesta por un puilado de malvados, intrigantes en
las tinieblas, con arses tan reprobables, que el desgraciado Mo-.
narca tuvo pre lamentarse, mas que de la p6rdida de su rei-
no, de Ia ignominia de aqu611a derrota por genre tan vil, tan
poca, tan flaca y tan perversa. Pries si aquel politicon, que no
era siempre muy escrupuloso .en la election y en el use de los
medios, ayudado de otras cabezas no inferiores a la suya, to-
davia fu6 derrotado por la cabala y la audacia de quien supo ga-
nar los sufragios de mil intereses opuestos; que puede espe-
rarse que ocurra a un sabio y honesto politico, que huya de las
vias de la violencia, de la seduccion, de la venalidad, del enga-
no, de la traicion? ;Oh, para este tal, la derrota no es solo pro-
bable, sino inevitable!


Me diras acaso, oh lector, con la sonrisa en los labios , que
hay pocos politicos que padezcan de estos escritpulos , lo cual
es harta verdad en todos los sistemas de Gobierno. alas si tal
es la natural propension del politico, aun pudiendo gobernar
sin villanias , que sera en un sistema que se las pace ne-
cesarias, y hasta le quita la vergrienza que debiera sentir al
cometerlas, gracias a la perversidad de los principios y a Ia


(1) Famoso bandido que en estos dltimos anos asol6 las Lega-
ciones.


DE LOS GOBIERNOS LIBF,RALF,S. 5:5
complicidad de muchos?


que juicio formar de un sistema
que pide tamafia iniquidad?


Yana es, pues, la objecion de los que atribuyen toda la ac-
cion gubernativa en los Gobiernos liherales a mero influjo de
sabiduria politica. Aun esta podra sin duda tener su parte; mas
debiendo siempre resultar Ia ley en Ultimo termino de la ma-
yoria, y siendo la mayoria mas ordinariamente ganada poi' los
astutos que per los hombres de Bien, no es nada probable el
triunfo de la sabla politica que algunos esperan como efecto
infalible de los Gobiernos representativos.


714. Lo cual a decir verdad no necesitaba tantas pruebas,
por ser Cosa evidentisima que cuando hay que elegir un Con-
greso de diputados, todos se afanan porque sea elegido a su
gusto; y cuando ya esta elegido, todos le miran como un he-
elm accidental que determinará mil hechos futuros, los cuales
habrian podido fallar por mil circunstancias fortuitas. yY es
posible que una combination fortuit y


semejante, pueda lla-
marse sin mentira espresion veridica de los sentimientos mo-
rales de la nacion? Quien ignora que este sentir moral es una
unidad determinada y constante, y que si esta unidad estaba
por el armamento, no podia estar por el desarme? Si plies el
haber conseguido lo uno y no lo otro ha sido efecto del em-
pleo prornetido a aquel diputado, 6 del vaso de vino dado al
elector, de una indigestion 6 de un costipado que forzO a un
diputado a guardar cama, 6 de una distraccion que le hizo
perder el lido del discurso, casos todos muy contingences, di-
gase enhorabuena con franqueza que la ley es la expresion
de combinaciones fortuitas, mas no se nos diga que expresa
en el sistema liberal el voto de la nacion.


71r). Decir esto es privilegio del catOlico en una nacion catO-
lica donde la idea moral es en todos una. Si en ella dicen todos,
aunque no sin alguna dificultad, que se arine, estemos mo-
ralmente ciertos por lo menos de que el armarse se reputa
justo, y como tal es querido tambien por la nacion: pero este
querer y este juicio reciben su unidad y su juslieia, no de
anillones de electores que no pueden dar ni la una ni Ia otra,


TOMO 11
5




54 AP. PRIM. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
sino de la unidad y santidad del pensamiento catelico, solo
principio verdadero y legitimo de unidad social.


Supuesto ademas lo que hemos demostrado, que en fuerza
del organism° legislativo no son las leyes respecto a la nacion
sino un suceso fortuito que espresa, no los juicios del pueblo,
sino los intereses del partido etas astuto o mas poderoso,
nadie podra ya maravillar la portentosa fecundidad de estos
legisladores. ((Alas de trescientas mil leyes„ sin.contar el CO-
digo; cerca de diet millones entre decretos o providencias le-
gislativas, segun el calculo de uno que tuvo la paciencia de
contarlos (1)»; he aqui el tesoro encerrado en el ovario de la
Francia constitucional durance los sesenta afios de su existen-
cia, fecundidad que se deja atras Ia de Los arenques; y con to-
do esto, siempre nos encontramos en el principio.


;Como se explica este heelio? Para explicarlo bastaria con-
siderar que es casual; porque leyes dictadas al acaso no stir-
ten naturalmente el efecto que debieran producir, y hacen por
consiguiente, necesario iritroducir perpetuas alteraciones en el
COdigo. Mas a la casualidad se aflade la influencia esencial-
mente contradictoria del principio heterodoxo, que obliga y
aun precisa a las thimaras a derogar o modificar las leyes, y
aun las mismas modificaciones a retocar indefinidamente ca-
da vez que se en tromete a hater leyes sobre religion, violando la
libertad de conciencia, y despues leyes de libertad de concien-
cia violando Ia religion, como acaece en materias de nzalri-
inonio, de ensenanza, de volos nzonastieos, etc.


Mas si se repara que la ley votada por la mayoria parla-
mentaria, ley casual para la nacion, significa la victoria de un•
partido, se comprendera cuales lean los vientos que Ilevan
sobre los campos de la sociedad estas p ubes de langostas: por-
que Oiay cosa mas evidente que la mudanza de las leyes cuan-
do se mudan los intereses, y la mudanza de los intereses con la.
mutlanza de los partidos? Fijese la vista' por un moment° en la.
cronologia de los Boca lustros que van de Constitution, y yea-
se como la alternada caida y elevation de los partidos fue mu-


(I) Pluton Polichinelle. Part. I, cap. 27.


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 55
dando los intereses y por consiguiente las leyes. En 5 de
Mayo de 1789 se reunen los Estados generales inspirados por
principios y sentimientos dinasticos y aristocraticos: en 17 de
Junio de 1789, aholidos los ties Orclenes, se forma la Asamblea
nacional bajo los impulses del espiritu democratic°. Creera
natlie posible que esta Asamblea se contentara con las antiguas
leyes de Francia?


Convertida en constituyente la Asamblea nacional, prepara
Ia prision del Rey, pero le conserva la vida y una sombra de
dignidad; viene luego la Asamblea legislativa, y ya los girondi-
nos y la montafia consiguen guitar al Rey sus titulos y su trono,
y comienza la persecution contra los Principes, los emigrados
y el Clero (9 de Noviembre de 1791). La Convencion forma la
republica y sacrifica a Luis XVI; icomo aceptarse por ella las
leyes dadas por los constitucionales de la Asamblea anterior?
La Convencion, decimos, conturba a Francia con los actos
de la barbaric mas sacrilega; pero cae Robespierre el 27 de
Julio de 1794, y he aqui disperso el club de los jacobinos,
devueltas las Iglesias que quedaban a los catOlicos, la paz a los
Vandeanos y el hombre de pila a los cristianos.


A Ia Convencion nacional sucediO el Directorio , y el Directo-
rio prepara el Consulado , y el Consulado el Imperio; y por es-
tos ties grados se pasa de los excesos de la anarquia al exceso
del despotismo; y en cada uno de estos tres grados van las !e-
yes tornandose rigurosas , la autoridad rodeandose de bayone-
tas, y las leyes republicanas trasformandose en monarquicas.


Pica afios de monarquia absoluta, a contar desde 180!s, habian
establecido el espiritu del despotismo en las leyes, y el espiritu
del servilismo en los pueblos (1), cuando comienza de nuevo


(1) Digo servilismo, porque el espiritu heterodoxo animn siem-
pre al prirnogenito de la revolution, y no le dejO nunca compren-
der el verdadero espiritu del gobernaute catOlico y la verdadera
libertad del catelico sumiso: asi fue, que se asombr6 y se Henn
de furor cuando el Viejo inerme del Vaticano, y a su ejemplo, los
trescientos Prelados del Imperio osaron resistirle. La heterodoxia
imperial, como la constitucional, no conoce mas ley que el des-
potismo ni mas obediencia que la esclavitud, a la cual acostum-
bre a los franceses.




56 AP. PRACT. DE LOS PR1NCIPIOS TE0R1COS
la epoca de las constituciones con la carta de Luis XVIII (14
de Junio de 1811), é intenta recOnciliar realistas, imperialis-
tas y liberates. Suspendida un moment°. por el acta adicional
del 22 de Abril de 1815 que resucitaba el Inyierio , vuelve
ponerse en vigor a la vuelta del Rey legitimo , y asi dura en
rnedio de las perpetuas vicisitudes de los partidos en el minis-
terio y de los intereses en las leyes. Habiendo Ilegado el peli-
gro a su Ultimo extremo bajo un ministerio liberal, Carlos X
se echa en brazos de Polignac que prepara sin quererlo la cai-
da de Ia dinastia primogenica. Sucedenle los Orleanes intere-
sados en combatirla constantemente y en combatir por consi-
guiente las tradiciones francesas, Ia aristocracia y la Iglesia.
Caidos los Orleanes, Ia Republica entra con tendencias opues-


- tas en religion y en politica.
De esta suerte, durante la serie de sesenta altos, no pudo


menos de existir una perpetua sucesion de intereses y de leyes
contrarias entre si, y modificadas perpetuamente. Lo que me
ha parecido Bien notar, , porque se entienda todavia mejor que
en las nuevos leyes entran siempre nuevos elementos que ha-
cen imposible volver a las antiguas, pees no es posible, por
ejemplo, a la Asamblea constituyente negar del todo A la Fran-
cia monarquica, ni al Imperio repudiar la herencia del Consu-
lado, ni a la Carta del :50 no reconocer la de 1814, ni a Ia
presidencia del 10 de Diciembre olvidarse de la repnblica de
Febrero. Asi se enlazan los intereses, se multiplican las leyes
contradictorias complicadas con mil aclaraciones que las oscu-
recen, con mil aplicaciones que las alteran. Asi, finalmente, el
el cedigo quo habia de ser accesible al vulgo, Ilega a ser inin-
teligible aun para la pericia de un abogado.


Tal es el resultado necesario de un gobierno el que es
siempre necesariamente legislador y gobernante un parlido.
No puede ser de otro modo : cuando' machos luchan las vicisi-
tudes son continuas.


Por donde vuelve otra vez a destruirse por mano de la na-
turaleza la fabrica quo la idea heterodoxa intenta levantar. 2,De
clue modo hemos Ilegado a la lucha de los partidos en las Ca-.
maras? Los reformadores modernos declamaban contra la ar-


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES.
37


bitrariedad del Monarca que mudaba las leyes a su antojo:
mas he aqui a los Monarcas acusados de una
mortal, comprobada por la estabilidad de los cedigos que han
regido las naciones siglos y siglos. Abolida esta forma de go-
bierno para establecer otra donde la justicia regularice al le-
gislador, y el poder ejecutivo separado de el no pueda vio-
lar sus prescripciones, hems Ilegado a un termino entera-
mente distinto, y tan contrario que se ha hecho irnposible Ia
separacion de los poderes, porque no es posible que un minis-
terio resista a la reprobacion del Parlainento. Pero este poder
Utile° quo todo lo absorve, es por su misma naturaleza per-
petuamente mudable, y perpetuamente se ve arrastrado
mudar leyes sin mirar jainils al verdadero bien de la sociedad,
sino solo ó por lo menos primariamente al Bien del partido.
Ha Gobierno Ala antigua podia, si quisiera, mirar con sus le-
yes a la justicia y al bien comun, cuya violacion era para CI
la infamia , y a menudo una sentencia de muerte. alas el Go-
bierno a la moderna no puede menos sin .suicidarse de con-
descender con el partido quo le die el ser y lo conserva ; y
si.para hacer el bien comun y observar la justicia osase resistir
los intereses de los suyos , escribiria por su propia mano
sentencia de muerte y prepararia el triunfo de sus enemigos.


Por esta razon no quisiera yo ser con estos hombres tan
severo como es La Armonia (19 de Febrero de 1851), que es-
presando sentiinientos propios de un caballero y de un catelico
echa en cara al ministerio piamontes his perpetuas mudanzas
originadas de strcondescendencia con todas las opiniones pre-
dominantes. Entre los catelicos, para quienes la opinion debe
regularse con norrnas de justicia eterna,. ciertamente reveladas
al hombre por Dios, comprendese la inmutabilidad, y Gene ra-
zon La Armonia. Pero cuando la (mica norma de la verdad
llega a perderse por la libertad concedida al pensamiento, en-
tonces el variar con la mayoria no solo es la (mica norma
constante, sino puede ser indicio de modestia, calculo segu-
risimo de interes y aun hilacion legitima del discurso. (:2116
podria responderse , una vez admitido su primer principio,
quien discurriese de esta manera : «Todo hombre tiene liber-




58 AP. PPACT. DE LOS PIUNCIPIOS TEORICOS
tad de pensar: luego no hay pensamiento alguno con derecho
A prevalecer sobre los demas : luego 6 los gobernantes deben
gobernar sin pensar (lo que no es fAcil a todos), 6 el pensa-
miento regulador es el de la mayoria?),


Cesen, plies, las quejas retrOgadas por 10.100,000 entre de-
cretos y leyes: cuando el legislador es la castialidad, y tienepor
secretario al espiritu de partido, todo el mal que nos sucede
debe tenerse por dacha; y el ejemplo de Francia da al Piamon-
te una prenda segura de los frutos que puede esperar del espi-
ritu heterodoxo en las Camaras y en su Gobierno. Y estamos
tanto mas ciertos de quo esta esperanza no saldrA fallida,
cuanto mas ridiculos son los panegiricos que anualmente
leemos de las Camaras en los periOdicos ministeriales , quie-
nes , terminada la legislatura de cada aim salen engrande-
ciendo con pomposa elocuencia la fecundidad de las Camaras,
que ha llegado hasta el punto de dar una 6 dos leyes por dia:
si buenas 6 malas , no nos corresponde a nosotros decirlo,
pues cada partido las juzga de un modo diverso.


Resumamos ahora lo que Memos dacho hasta aqui sobre la
influencia moral de la nacion en las leyes hechas a estilo mo-
derno. La teoria heterodoxa establece que, siendo indepen-
diente todo individuo, no obliga la ley cuando no espresa la
voluntad general. Ahora bien, la ley no es nunca voluntad
general, porque 1.° el sufragio de todos es imposible; 2.°, im-
posible el sufragio de la mayoria numerica; 5.°,, el sufragio de
los electores no representa sus disposiciones morales; 4.°,
esta unidad moral no se trasmite a los diputados; 5.°, aun
cuando se trasmitiese no deberia ser representada; 6.°, aun
cuando los diputados concordasen en el acto esterior, no re-
presentarian ninguna unidad moral. Luego en la teoria pro-
testante la representacion naciona4 es una burla que se hace
de los tontos para paliar el reino de los fuertes (ora sea su
fuerza ladel ingenlo, ora del oro, o Ia de los pianos), que con-
siguen ganar los votos de los diputados.


DE LOS GOBIERNOS LIB4RALES.


§ IV.


Organismo facticio.


716. Es la disolucion universal de toda unidad secunda-
ria demasiado contraria A la naturaleza humana y a la social
para poder subsistir largo tiempo. La naturaleza humana (1),
como otra vez pusimos de manifiesto, necesita de la sociedad
como de la atmOsfera en que wive: la naturaleza social hace
necesario absolutamente un organismo, pues es imposible Ia
unidad siempre en aumento de los asociados sin una distribu-
tion organiea de los poderes (2). Luego la idea reformadora
se ye forzada a reconstruir con su principio heterodoxo el
organismo demolido. Atencion, plies, 6 lector: consumada la
destruction, es Ilegada la hora de comenzar la regeneracion.


717. El principio esencial adoptado por nuestros regene-
radores es que nadie obedece si 'no quiere, que nadie quiere
sino lo que le agrada; y este principio, como vetnos en otro
lugar, hace pesado el yugo del orden a todas las pasiones: y
como los hombres se dejan guiar mas por la pasion que por
Ia razon, son pocos los que quieren un Orden y mu-
chos los que quieren la licencia. Cierto que las pasiones no
paten buena liga entre si , ya por la variedad de sus objetos;
pues unos quisieran la prosperidad del connercio, otros la glo-
ria rnilitar, otro la reduction de los impuestos, un cuanto la
impudente licencia del vicio, etc.: ya tambien por el antago-
nismo , merced al cual, se quitan unos a otros de la mano un
mismo objeto, tin ambicioso se lo quita otro ambicioso, un


entre los intereses. Y miOntras tan Orden legitimo sobrevive y
Orden y hollados los derechos, comienza una lucha furiosa
avaro A otro avaro, etc.: mas cabalmente por esto destruido el


(1) V. I.*, cap. IV, 3,', num. 272.
(2) Ibid. mint. 231 y siguientes.


59




60 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
se eleva cual gigante en la sociedad pigmea de los intereses,
el imponente imperio que ejercita a despecno de ellos y con
desdoro de su sofisteria, irrita continuamente las bocas que
muerden el freno, y que por lo mismo estAn perfectamente de
acuerdo en el deseo de romperlo. Sabido es a que sacrificios
y aun a que; puerilidades ridicules se entregan pare extirpar
toda raiz y borrar todo vestigio de todas las instituciones so-
ciales. Rectierdese el Brumario y Termidor , Ia Dócada sus-
tituida al domingo, y el calendario de la hoz y de Ia azada
sustituido a los nombres de heroes cristianos; y se verAn Ices
inepcias a que se humillan para innovar todo el Orden social
y canceler la memoria del Orden destruido.


718. Con tales disposiciones tir, lector mio, que tan biers
conoces el corazon humano, pregUntale a este corazon corrom-
pido de quión y bajo que forma quiere depender: que respon-
ders este corazon, si diciendole que es libre le instas a que


Ikl
elija por si mismo su Gohierno y sn gobernante? Responders


eligiendo el Gobierno en que espere tener mayor infitiencia (1),
y eligiendo las personas que was condesciendan con sus de-


!IA seos. De esta suerte diez, quince, veinte cabecillas popula-
res con la astucia que ya tienen para coger en sus redes la
multitud, formarim diez, quince, veinte facciones que propor-


i0 cionen a su respectivo tribuno el mando supremo, y que pare
si logren mayor O menor cantidad del Opimo botin cogido des.
pues del triunfo contra la sociedad desarmada. Todavia no ha-
bia conducido a Caussidiere la revolution de Febrero a la pre-
fecture de policia donde pudiera hartarse de honores, de ven-


(1) Ciertas verdades se escapan de la pluma cuando menos se
piensa. El escritor Gualterio confiesa que los abogados se hicieron
en gran parte constitucionales luego que se karodujo en los tribu-
nales la discusion ptiblica, con la esperanza de alcanzar, merced


su elocuencia, una reputacion europea: •1a discusion pdblica
en los tribunales suministrn al foro oradores elocuentes, aliment6
el deseo de formal representativas con la esperanza de mayor glo-
ria.. (Sloria, etc., tomo II, peg. iQuien sabe si mss de un
noble no hid arrastrado por este pueril amor propio a introducir
en su patria la desolation y el desOrden atrayendo sobre su cabe-
za las lagrimas y la sangre de tantos inocentes!


DE LOS GODIERNOS LIBEIIALES. 61
ganza y de aguardiente (1), y ya habia distribuido los empleos
a sus satelias.


719. Pero estas facciones serAn regidas por algun resto de
Orden por lo menos material; y cuando no otra cosa, Ia que
entre, ellas llegue a predominar mornentAneamente, contendri
con la fuerza de todos, los demAs partidos. Ahora bien, estos
nItimos, Lque deberAn hater!


iDeberdn! Dispense, amado lector, que se me haya escapa-
do esta palabra tan disonante aqui donde la idea del deber
ha silo abolida. Digamos, pues, hablando con propiedad: zquo
querran?41.6 les aconsejarA su interós?j,quó derecho les queda
para conseguir la tirania?'


Les queda el derecho de hablar, y junto con la palabra, el
derecho de former una mayoria contraria al partido vencedor,
y con la mayoria el derecho de mender a la sociedad. lie aqui,
pries, a todos los partidos con las manos en la obra que nece-
sitan pacer pare crearse una mayoria: esta obra es legitima,
este derecho inalienable, esta agitation necesaria tanto coma
es necesario el bien pUblico que cada cual considera por el
prisma de su propio interes.


720. Ahora bien, los partidos pueden hallarse aqui en dos
condiciones: los unos se tienen por fuertes haste el punto de
poder, atemorizar al gobernante; y estos se organizarAn pUbli-
camente, dividiendo la sociedad en machos campamentos donde
se preparan a dar la batalla, alistando soldados y espiando
el momenta oportuno del ataque. Este es la posicion actual
en que hay se divide Francia. Otros, por el contrario, cono-
ciendo la propia flaqueza ti en la ekasez de su niun .pro, ó en
la cobardia inherente a su delito, 6 en la malicia de sus pro-
yectos, Co en la execration que causarian en el pftblico, se
ocultan en los antros de los conventiculos, dispuestos para de-
jarlos salir el dia que otras facciones menos .perversas y mss
fuertes esten ya desangradas y postradas por efecto de su lu-
cha reciproca, y en la necesidad de ceder siempre alguna


(1) V. CHENN: Les conspiraleurs.





62 AP. PR 'ACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
ventaja al demonio del desarden capitulando con el aun
despues de haberlo derrotado. Las ventajas conseguidas por
este dan anima a un demonio todavia pear, el cual se ofrece
Como auxiliar oportuno al demonio ya derrotado, aunque alen-
tado por las concesiones, y lo induce a volver A dar la ba-
talla.


721. Partidos descubiertos y sectas ocultas Began A ser,
pues, el organismo natural y legitimo de la sociedad informa-
da de protestantismo: A los afectos (le familia suceden los in-
tereses de partido; una vasta red de asociaciones gerArquica-
mente subordinadas, y aun tantas redes cuantos soft los parti-
dos se extienden por toda Ia sociedad y encadenan todos sus
movimientos: la cual, sin saber porque, ve que todas las provi-
dencias de los legitimos gobernantes sales abortivas , paraliza-
das en la mitad de su carrera por un falso hermano, o cuando
menos, desacreditadas en la opinion de los sectarios confede-
rados. Estos partidos que perpetuamente renacen coma las ca-
bezas de la hidra de este mOnstruo de Ia sociedad poseida . del
demonio de la independencia , son consecuencia tan necesaria
del principio abrazado , que ni aun el amor mismo del Orden
basta para curarsu frenesi destructor, sino cuando llegada una
nacion al horde del abismo se espanta, y recogidas por un mo-
menta todas las fuerzas que le quedan, junta en violenta y ar-
tificial unidad a todas las facciones quo no han jurado exter-
minio y sangre sabre el pufial, para oponer tin esfuerzo deses-
perado al desesperado asalto de la demagogia brutal. Pero esta
unidad, conato violento de una sociedad sin principio de aso-
ciacion, esta unidad completamente nominal y ficticia, no pue-
de durar sino el tiempo que dura la crisis politico-social, el
paroxismo del horror: pasadm el cual, la naturaleza recobra sus
derechos y devuelve a los partidos la independencia que los
engendrO y los conserva ; y la desventurada nacion vuelve
bajar la pendiente que conduce al precipicio a Gaya vista re-
trocediO horrorizada. Asi se ha vista en Francia: «En los tres
anos tiltimos los partidos moderados s6lo han tenido un fin:
cerrar la puerta a los soeialistas; y asi, a pesar de algunas di-
ferencias, han quedado amigos. Pero log la cueslion no es la


'DE LOS GOBIERNOS LIBERALES.
63


misma: cada emit de ellos piensa EN su PROMO INTERES y un
enemigo en<sus aliados.» (1)


Tan cierto es que la division y Ia guerra de los intereses for-
ma, aun en los Animos mas bonestos, la disposition habitual en
una sociedad reformada al estilo moderno, y prapara su inevi-
table disolucion si no inventa nuevas artes de unidad y de or-
ganismo.


722. Creo iniltil estenderme en ejemplos histOricos tratan-
dose de un hecho tan notorio coma puede serlo la conspiracion
europea del condado de Londres. Lo que importa es que el
lector comprenda ser este verdaderamcnte el organismo natn•
ral, y, segun aquellos sistemas, legitimo, coma poco antes
dije, de la sociedad impregnada de protestantismo: pues
esta verdad bien cOniprendida sale mucha luz con que ilustrar
Ia materia que estamos tratando. Partidos politicos y sectas se-
cretas hubo en todos tiempos (aunque no en tanto nnmero);
pero con esta enorme diferencia, que en las edades pasadas el
organismo sectario era una rebelion contra los principios de
la sociedad, y por tanto era tenidoycastigado coma no crimen:
Fn. el contrario en la sociedad moderna regenerada no es otra
cosy


que una aplicacion de su mismo principio, y asi debe ser
tenido por un derecho, y por una tirania toda pena que se le
imponga (2). Leanse en el Abate Barruel (llistoria del jaco-
binisnzo) las teorias sociales del iluminismo, y se ver y


coma
proceden por una deduccion rigurosa del principio de la inde-
pendencia y del pacto social; y A la verdad, una vez admitidos
tales principios, es imposible negar semejante consecuencia.
Esta es cabalmente la razon por que la sociedad francesa nos
presenta el extraiiisimo fenOmeno de un Gobierno en que se
maquina abiertamente su destruction sin que el se atreva A
oponer resistencia eficaz. zQue digo oponer resistencia? El
presidente ]lace alianzas ora con los legitimistas, ora con los
orleanistas, que preparan la ruina de su Gobierno: lo Babe, lo


(1) Corrispondenza della Billancia, 8 de Abril de 1851.(2) Vease to que en otra parte dijimos sobre la impunidad de
los delitos politicos. (Cap. I, vol. I, S 4.)




DE LOS GOBIERNOS LIBERALBS. 65


§. V.


A cosas nuevas hombres nuevos.


724. Destruido el organismo natural, y constituido y legi-
timado el organismo sectario , son manifiestos los inmensos
males que se preparan a una sociedad en donde toda impiedad
puede trasformarse en dogma y todo crimen en deber. Dis-
penseseme, pues, de presentar aqui toda esta cadena de con-
secuencias teOricas , y permitaseme imicamente desenvolver
una de ellas por ser de un Orden practico y muy digna de las
observaciones IllosOficas de toda persona que medita en los
fenOmenos sociales.


No hay quien no haya oido a los modernos publicistas y
periodistas repetir en tiempo y Lugar oportunos (quiero decir),
cuando les tenia cuenta, pues en caso contrario bien saben
hablar de justicia distributiva y de imparcialidad con todos
los partidos, el torpe aforismo: A cosas nuevas hombres nue-
vos. La iniquidad de este precepto politico ha obtenido la
aprobacion y los aplausos aun de muchos que se inclinan vo-
lublemente a la virtud cuando la virtud no compromete sus in-
tereses y proyectos.


725. A cosas nuevas hombres nuevos, gritaban estos tales
a los gobernantes, 6 prudentes O timidos, a quienes se resistia
condenar a la mendicidad con sus inocentes lamilias a cente-
nares de empleados sin mas delito que no pensar como los
vencedores. Con cuyo grim querian decir: «la -sociedad refor-
mada A la moderna ha mudado los principios de la justicia, y
quiere seguir hasta el Ultimo termino del progreso todas las
consecuencias. Es asi que estas consecuencias son injustas y
funestas para los que no piensan como nosotros, antes estan
dispuestos mientras conserven en el corazon algun sentimien-
to de justicia A servir perpetuamente de obstaculo a nuestro
progreso; luego una de dos: 6 cruzarse de brazos y no paceram^I


64 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
conoce, pero no es osado de res r stir ; tan persuadido esta que
es legitima esta oposicion, esta maquinacion. Por legitima la
juzgan al par de el todos los partidos, y asi vesele obrar abier-
tamente a la luz del dia.


723. HO aqui como se explica que el poder espantoso de las
sectas haya tornado un increment° colosal bajo las influencias
protestantes. En otros tiempos conspiraban Unicamente los
malvados, execrados por Ia sociedad que se veia en peligro, y
por la bigica no pervertida: boy que la lOgica los sostiene y que
Ia sociedad no los castiga lino poniendose en contradiction con-
sigo misma, no encuentran las sectas mas obstaculo que la fuer-
za, la que siendo siempre (tail en el Orden moral, y mas debit
todavia cuando es tenida por injusta, de nada sirve contra un
enerrigo que se oculta, clue por medio de sofismas logra a ve-
ces su alianza, y merced al cual las bayonetas se toruan into-
ligentes.


Este organismo de las sectas sucede por obra del protestan-
tismo al organismo de la naturaleza destruido: los sectarios
ocultos y los partidos manifiestos son la subdivision real de
cada uno de los pueblos liberalizados , como quiera que los




vinculos de familia , de municipio , de provincia, estan muy
distantes de prevalecer sobre los intereses de partido.


Y como las ideas no se detienen en las fronteras, esta me-
tamOrfosis sigue trasformando hasta las nacionalidades, que
delioy Inas, a pesar del gran ruido que con ellas se mete, yen
palidecer sus tintas ante el vivo flamear de los partidos.
es la nacion de Mazzini, de Ledru-Rollin, de Ruge y sus
cOmplices? Su nacion es su secta, por amor a la cual estan
dispuestos a destruir, a asolar, a reducir a cenizas la tierra
donde nacieron, la familia que los nutriO, la sociedad en que
fueron educados : sus conciudadanos son todos los sectarios;
sus enemigos O esclavos, todos los profanos.


dY porcine? Porque independientes de naturaleza, desliga-
dos de toda asociacion dilerente de la secreta, eligieron por
patria la secta, por Gobierno la lOgia.




r
66 AP. PRA.CT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS


nada, o arrancar con violencia la nave del Estado a estas re-
moras que hincan en ella el dienteo) Oigamos a Brofferio des
envolver este argument° en la Camara piamc: Lesa a quien in-
vitaba a imitar los Gobiernos absolutes de 1821 desposeyendo
de sus destinos a todos los que opinasen de un mode diferente
que el.


Pasemos por el ejemplo que 61 cita de los absolulistas, quo
no fueron ciertamente tan severos; pasemos por la incoheren-
cia higica de pedir en nombre de 1a libertad la aplicacion del
absolutism° profesado por los realistas y megado por los libe-
rales; no reparemos en estos quo podemos Ilamar peceata
minula, y oigamos al apOstol de la libertad: admira que
la palabra depuracion suene en esta Camara como un delito
no solo contra el COd igo, sino contra el mismo Evang,elio .....
es verdad que tenemos instituciones liberales? .... pues si las
tenemos haced que estas instituciones, estos progresos, esta
bandera lean difundidos por hombres que quieren sinceramen-
te sostenerlos, y no por quiónes es por lo menos dudoso que
amen a Ia patria (1) y tengan el sentimiento de la libertad.
Los que nosetros queremos que dejen de ser empleados son
hombres que no participan de nuestras propias convicciones
(Una voz en el Desierto, 16 de Febrero de 1854,, El argu-
mento no tenia replica: convenia despojar de sus empleos
hombres encanecidos en la fidelidad, y cuya administration
era inmaculada, y abandonar sus pobres familias A la miseria,
su nombre a la suspicacia, sus derechos A la violencia, sus per-
sonas al desprecio y a la opresion. Tanta iniquidad en nom-
bre de la libertad de pcnsar, de la imparcialidad, de la jus-
ticia, de la admisibilidad de todos a los empleos y cargos
ptiblicos, debia espantar la equidad aun menos escrupulosa de
un ministro; Inas para su consuelo creOse una palabra; y co-
mo en otros tiempos para adormecer el remordimiento de un


(I) Notese aqui de paso, que amar d la patria, segun Broffe-
rio, quiere decir opinar como CI. zCuil es, pues, la pdtria de
Brofferio? Su 'Atria es su partido, Ia reptiblica de Mazzini. Poco
Antes lo dijimos: la pdtria de estos tales es su partido.


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 67
usurpador sacrilege se inventO el hecho consumado, asi para
sosegar los escritpulos de los gobernantes y apagar el hambre
de los.cesantes, se enton6 aquello de: 41cosas nuevas hombres
nuevos.


El aforismo podrà parecer cruel: pen es racional; y lo que
es mas extrairo, iracional tambien quo se lament° el cesante!


que podria responderse a dos adversaries, que por una de
las habituales contradiccienes de la idea reformista, pudieran
lisonjearse ambos de llevar razon obrando mirtuamente el uno
contra el otro?


—Yo, dice el ministro, no puedo impulsar la marcha de los
negocios, si el braze que me ayuda, no estA de acuerdo con mi
cabeza: abajo, pries, el que no sirva a mis designios (1).


—Y yo, responde el empleado, Lenge derecho a pensar li-
bremente, como me dicte la razon, sin quo por esto podais en
justicia privarme de mi destino y guitar el pan a mis hijes.


—Pero si no os quito el empleo, de seguro contrariareis
todos mis planes.


(I) A una responsabilidad universal corresponde, segun el pen-
samiento del marques de Valdegamas, un poder absoluto,


—Si los contrario dentro de• la Constitucion, hago use de mi
derecho, y no teneis razon para quejaros.


—Si seller, puedo quejartne, porque la mayoria es la que
impera, y a vos os toca obedecer.


La mayoria no puede quitarme los derechas que me con-
cede la Constitucion; y cabalmente, yo los ejercito para formar
otra mayoria que 'man& legitimamente lo contrario que la
vuestra.
—Pues para quo esta nueva mayoria no se forme, debo yo qui-
tarle a Vd. el destino.


En lo cual, no precediendo culpa alguna de mi parte ni
forma de proceso, violais la Constitucion que jurasteis man-
tenor.


—La Constitucion no puede querer un Gobierno imposible;
y es imposible un Gobierno en que el empleado hace la guerra
al ministro.




68 AP. PRÃ.CT. DE LOS PRINCIPIOS TEÔRICOS
—Antes cabalmente, porque el empleado puede, conforme
la ley, hacer la guerra al ministro, segue Ia Constitucion, es


evidence que este Gobierno no es imposible; y vos sereis quien
carezca de la capacidad necesaria al efecto.


—A lo menos, por delicadeza deberiais conformaros con
vuestro j efe.


—Si la conciencia me lo permitiese, paciencia! pero la con-
cie,ncia me impide vender la causa de la justicia, que vos que-
reis oprimir.


—Ese cuidado es mio: a Yd. le coca solamente obedecer.
—Mi conciencia es libre, y tengo derecho a obrar conforme


a su dictamen.
—Pues yo me conformo con la mia, y os quito.
Podriamos continuar este dialogo indefinidamente, sin que


ninguno de entrartbos interlocutores se viese reducido a con-
fesar su error: porque, como llegaria a convencerse, si el prin.
cipio de que parte cada cual viene a ser admitido, aunque con-
tradictoriamente, por su adversario? Y nOtese que esta es con-
dicion a que estan condenados en la sociedad liberalizada to-
dos los partidos gobernantes: nOtese pie todos realmente su-
cumben a esa ley y acepttin su yugo, infringiendo la Constitu-
cion desde el mismo instante en que se ha publicado: nOtese
que la formula de semejante aceptacion viene solemnernente
pronunciada con el acostumbrado grito de mueran los retrOgra-
dos, mueran los clericales, muerarl los absolutistas, etc,
Al estruendo de esta griteria se expulsa a los religiosos, se
encadena O desacredita al Clero para menguar las influencias
morales del partido retrogado: y de aqui se pasa a meter mano
a la depuramon de la magistratura , de los empleados y pasta
Ale la militia. Los proscritos Horan o brarnan; pero dejan
obrar; porque cada cual comprencle que caeria el Estatuto o la
Constitucion, si la Constitucion O el Estatuto se observasen de
veras. De aqui aquellas dos formas mas 0 menos resueltas,
mas 0 menos hipOcritas con que principian siempre sernejantes
regeneraciones. En medio de la plaza publics un enjambre de
pillos al cual se llama del pueblo impudente; y en el pala-
cio, los moderados, que ocultos detrAs de la persiana, aguardan


DE LOS GORIERNCiS MURALES.
69


con la sonrisa en los labios a que se perpetre el asesinato. En -
tonces es cuando tomando un aire triste y compungido salen de
su escondite a reprohar, pero respetuosarnente, las violencias
del pueblo y se -clan prisa a recoger los despojos de los asesina-
tos. ihifelices! exclamaw, nos parte el corazon, pero el hecho
esta consuniado; las exigencias de los tiempos os obligan a re -
tiraros. El hecho es injusto; pero no temais: haremos una ley
para legitimarlo..


iCAspita! Con una ley todo se arregla: lo injusto llega
ser justo; lo robado buena presa, y lo que mas importa, la
'Constitution con la violation flagrante queda asegurada. Ya
estas viendo, oh lector, que las violencias é hipocresias de
los liberates han de ser juzgadas con un poquito de indulgen-
gencia, considerandolas mas Bien como lOgica necesidad del
sistema que como dureza de corazon o ignorancia del derecho:
A cosas nuevas hombres nuevos.


726. Pero tan desapiadada burla no podia contar con 105
hombres verdaderamente probos, gracias a pie son catOlicos,
los cuales tenian mas fe en la call dad y en la justicia pie en
las palabrasfb en la carla. Asi el Sr. Balbo, pie era ciertamen-
te entre estos Oltimos uno de los mas ilustres, notO con gran
agudeza que una sociedad constitutional no puede jamas hacer
lira con el centralism° burocratieo, que pone a disposicion de
los ministros responsables un ejercito innumerable de emplea-
dos, cuya existencia pende de su beneplacito, como depos tres
dedos del Omnipotente la mole de la tierra. Semejante ornni-
potencia ministerial es al mismo tiempo injusta en si misma,
inconstitucional en el Estado, peligrosa a la libertad: mas por
.otra parte, afiade Balbo, con quien estuvo de acuerdo el mar-
ques de Valdegamas hablando en


.
el Congreso aca-


so posible 0 los liberates abrogarla? Ellos confian el timon del
Estado a un ministerio responsable, amenazindole de parte
del pueblo soberano con la censura, la dimision, el destierro y
la cartel, y aun con un cabestro 6 un cencerro, si tal cosa se le
•ocurriere para divertirse 0 tan brutal sobergno; iy sin embar-
go, quereis poner limites A Ia election de los instrumentos,


TO310 I I
6




7.0 AP. PfaCT. DE 1.0S PRINCIPIOS TEOnicos


dandole no solo instrumentos inUtiles e indeciles, sino comple-
tamente hostiles!


727. El remedio sugerido por aquel insigne escritor con.,
tra la cruel innovation personal, de que tanto a como todo.
nublicista desinteresado abominaron, reduciriase a un acto.
de justicia social invocado Roy por el sentido comun no me-
nos que por la ciencia y la experiencia en toda la Europa civi-
lizada, es a saber, la abolition del esceso de centralizacion (1).


Desconocida fue esta siempre en Inglaterra a la que tan false-
mente, pretenden parodiar nuestros regeneradores. Aunque
haste en Inglaterra bull y el frenesi reformista moderno, su
constitucion sin embargo no puede producir los males que en
el continente, sobretodo si se atiende a la indole national y
al caracter de su religion , que impitle sacar consecuencias.
estrenias del principio heterocloxo, como ya lo esplicamos ha-
blando de la imprenta libre en Inglaterra y lo hemos confir-
med° todavia bajo otro aspect(' en este mismo volUmen.


Estes aserciones se ven knievamente confirmadas en el si-
guiente pasaje de El Conslitucional de Florencia: «Sea enbora-
buena dada a conocer a nuestros lectores (la Constitution in-
glesa) asi por haber sido el modelo de las Cons del
continente, come porque mejor se vea que no rd hija de la
reforma protestante :come algunos, por male ft o ignorancia,
van propalando pare desacreditar su print' pie, sino que foe el
resultado notz,esario de los sistemas representatives que fueron
comunes a todas las naciones de Europa, y a cuya decadencia
son debidas cabalmente las revoluciones que de un siglo a este,
parte, con poca diferencia, se vienen sucediendo, ora en pro del
despotismo, ora en pro de la licencia.,) Si, netenlo bien nues-
tros lectores; eIGobierno ingles no naciO de la reforma protes-
tante; Antes hemos de decir pare alabanza de su politica inter-
national, que cuanto mayor file su empeito en promover este
reforma en todos los demas Estados de cuyos desOrdenes saca
tan grande provecho, otro tante file el cuidado que puso en
conserver para si propio (despues del primer paso del despota


(1) Cap, IV, S. 5, n. 302.


DE LOS GOBlERNOS LIBERALES.
71


Enrique \TO el espiritu y el organism° nativos. Todavia ye-
mos en Inglaterra, no ya solo la aristocracia, el episcopado, les
privilegios del foro, las riquezas de la Iglesia, etc., etc., sine
;tinier' lo creeria? las colosales pelucas ensortijadas de los
magistrados, los capisayos de los profesores „ los uniformes
de los escolares, los escolios sobre el text° de AristOteles y otras
antiguallas a este tenor, que si resucitasen entre nosotros tras-
cenderian a muerte. Per esta razon el espiritu de los ingleses
es todavia muy diverso del de todos los Estados del continen-
te, el amor 0 el respeto de la ley se conservan entre ellos
cuasi intactos, cual los infundie en aquellos pechos tan tenaces
el catolicismo del monge Agustin, solicitamente conservados
(cuanto es posible conserver a las instituciones humanas) aun
despues del cisme por obra de la aristocracia anglicana. Por
este cabaltneute pudo poco haste ahora alli el espiritu nova-
dor, y aquella Constitucion permanece de pie y tnarcha, mien-
tras todas las del continente se tambalean arias de espiritu
protestante.


Esto mismo decia un•diario ingles , el Economist, en un
pasage cited°


por El Conslitucional de Florencia de 30 de
Enero de 1852 ; donde se pollen las tees rezones siguientes
pare demostrar que la Constitucion inglesa es inoposible en
Francia v en todo el resto del continente. «El Gobierno repro-
sentativo, dice el Economist, vive la vida de la transaccion,
es fruto de moderation y respeto reciprocos sin los cuales no
tendria ni una soda hora de vida. Es un error capital ima-
yinar clue semejante sistema es tedricamente bueno: todo lo
contrarto, es tedricamente impracticable. Tambien es un
error decir que la libertqd inglesa ha itorecido por efecto de
nuestra gloriosa constitucion: no, la libertad inglesa ha fore-
cido pesar de nuestra constitucion anomala y defectuosa:
ha llorecido merced ci virtudes nacionales , sin las quo esta
constitucion habria side absolulamente impracticable.... Pero
los franceses delestan las transacciones; lo quo tienen, guie-
yen poseerlo exclusivamente sin consortes ni competidores:
quisieran ser ó dodo 6 nada. Asi el exclusivismo de los fran-
ceses es la primera razon de no haber echado raises en Fran-




72 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEOR1COS
cia las instituciones representativas.» Esta demostracion del
autor a que nos referinaos, merece ser leida en su original;
pues entra en particularidades de la Constitution inglesa,
probando que cada uno de los tres poderes detendria la marcha
del gobierno, si no supiera renunciar a su propio interes; pero
nosotros en la necesidad de ser breves vamos a la segunda ra-
zon, que bien puede reducirse a la prirnera. Los franceses
creyeron posible reformar: la sociedad sin reformarse a si
nzismos ..... hallar en el eskiril y estrecho alambique de las
forms, to que solarnente se puede hallar en el nzundo moral:
y no se les ocurriO quo la libertad y la igualdad zinicamente
echan raices en la Germ del hombre interior. iCuAntas veces
repitio esta misma leccion al Constitutional la Civilta Ca-
ttoltcu! ,


La tercera causa (nosotros la llamaremos segunda, reducien-
do a una sola las dos primeras), la tercera causa de la dificul-
tad quo ha encontrado la nacion francesa en hater andar al
sistema representativo, es la excesiva centralization y anti-
municipalidad de su administration. iCosa extrafta sobre ma-
nera, que un regimen republicano puetla coexistir con tin en-
gendro tan refinado del despotismo! Los franceses estcin casi
totalmente privados de aquellas libertades . reales de par-
roquia, 6 de coniun, que son la savia nutritiva natural de
las libertades nacionales y republicanas. Esta razon es la
misnia que extensamente explicamos al demostrar que todas
las Constitticiones del continente habian demolido la sociedad
natural,-,la familia y el municipio en viand del principio he-
terodox,, poniendo este principio como base de su castillo de
papel.


728. Mientras no sea abolida la . influencia de este princi-
pio, es imposible la abolition del centralisino burocratico, pues
seria volver al organism, natural, y por to mismo diametral-
mente opuesto al progreso del principio protestante que corn-
bate y suprime la naturaleza: y por eso cabalmente no ten-
drin etecto duradero en estas sociedades ciertas veleidades de
los que con animo más sinter, que logic, invocan la libertad
para todos. Estos gritaron contra el despotism, centraliza-


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. .73


dor, pero sin ningun resultado: antes vimos en Francia,
fuerza de tanto gritar contra el monopolio de la enseilanza,
alistarse en Ia falange universitaria, inscritas en las patentes
hasta las hermanicas que ensefiaban el Catecismo; y vimos
Belgica parodiar con la esclavitud a aquella misnia Francia
que un dia envidiaba su libertad: y vimos a los reformadores
tadescos gritar como energnmenos porque se emancipaba la
Iglesia; y a los liberates piatnonteses pedir prestadas al Jose-
fismo austriaco cadenas enmohecidas para centralizar al Cle-
m. El caso tiene mucho de cOmico, especialmente en el Pia-
monte, °try° ministro Plezza enviaba falanges regeneradoras
para ernancipar del Joselismo la Iglesia lombarda; lo cual esta
todo en una contradiction aparente, o mAs bien en Ia candi-
dez del que se hizo juguete de ella. La verdad es quo los go-
bernantes de una sociedad reformada son y deben de ser un
partido que comprime por su propio interes a todos los de-
mas. Y porque mirar su propio interes y procurarle el apoyo
de la mayoria es para el mAs bien un deber que un derecho,
justo es que unza A, su carro pant que tire de el dOcilmente
el mayor niunero de mercenarios que les sea dado encade-
nar (1). Luego el centralism° burocrdtico, aunque contrario
la libertad, es uno de los resortes esenciales de los Gobiernos
representativos.


729. Perdida por esta causa la esperanza de evitar la rui-
na de las personas atitiguas que deben ser sacrificadas a las
nuevas histitutiones, un pobre ministro pre todavia conserve
en su corazon algun sentimiento de humanidad, se ver y redu-
cido a totnar un partido extremo, acaso peor en realidad que
el pritnero, aunque menos cruel en apariencia. Tal es el de
indetnnizar a las victimas de las cosas meccas a espensas del
pueblo soberano, que tan barbaramente las despoja: por su-
puesto sin que el mismo pueblo soberano tenga conciencia


(i) Este es el fin a que mira en el moment() mismo que escri-
bimos (Enero de 1854) el proyecto de ley del ministro Rattazzi
sobre la magistratura piamontesa. Se la quiere encadenar, dice La
Armonia, y hacerla eselava del poder ejecativo.




74 AP. PPACT. DE LOS PAINCIPIOS TEORICOS
alguna de haberlas inmolado, por mas quo la tenga y muy
cierta de sacar su dinero para indemnizarlas.


Y he aqui como se inaugura la era de insoportables tribu-
tos, de deudas y de bancarrotas, que recorren con envidiable
serenidad todos los Gobiernos liberates sin escepcion. En su
Lugar tocaremos mis explicitamente las mal . gnas influencias
del protestantismo en esta llaga del cuerpo social; llaga cura-
da pm' los economistas al use modern° con las cataplasmas
quo nan convertido en Inglaterra en pobres a una sexta, en
Francia y en Alemania a una vigesima, en Belgica a una se-
tima, y en Suiza a una decima parte de la poblacion.


750. Aqui solo hemos querido indicar esta llaga en cuanto
se siente exacerbada por,, el proberbio cruel a cosas nuevas
hombres nuevos; gracias al coal los cesantes adquieren el de-
recho de vivir a espensas del pueblo como mendigos, y al
pueblo se le impone el deber de sustentarlos gravandolo al
efecto con nuevos tributos. ProcUrese no dar aqui en on en-
gafio que disminuiria inmensamente a los Ojos del entendi-
miento asombrado y ante la piedad del corazon la inmensa es-
teosion de esta gangrena que padece el cuerpo social; el coal
eugafio consistiria en creel' que despues de haber dafiado la
infeccion hasta cierto punto las fibras mis simpâticas del or-
gano enfermo, deberia detenerse por el primer ciustico de
una reaccion violenta. Asi to creen los candidos cuando
empiezan a sajar y aplican la piedra infernal; mis el que co-
noce las causal del mat ve muy bien en los hurnores corrom-
pidos del cuerpo entero el nuevo fumes que ha (le reproducir
el fatal veneno. La idea regeneradora ha emancipado los en-
tendimientos, y los entendimientos emancipados son siempre
libres para forjar nuevos principios, y la novedad de los prin-
cipios podra nuevamente exigir cosas minas, y por consi-
guiente hombres nuevos: por donde a un ejercito de emplea-
dos moderados, vencedor y sucesor de un ejercito de relrd-
grados, podra suceder en breve on tercer ejercito democriti-
co, y despues Imo dindslico y despues ono rojo, y asi sucesi-
vamente; quedando siempre los ejercitos derrotados a cargo,
no de los vencedores que gozan, sino del pueblo soberano que


DE LOS GOSIERNOS
75


papa. Cierto es que de vez en cuando saldran ministerios 6 co-
misiones o convencionales mas econOinicos, que suprimirin
una parte de los gastos saldando las coentas con on destierro,
6 de on modo mas perentorio con algunos disparos de metra-
lla contra los encmigos de la patria: hien es cierto que a la
deuda palica podrin sufragar las riquezas de la Iglesia y de
los nobles, que la nacion reivindica contra sus usurpadores;
pero todos estos despojos bien sabido es que no son Curcios,
capaces de cerrar el crater abierto en el foro de la reptiblica
,moderna, mênos discreto que el de la romana. Los derechos
pasivos de los jubilados como hombres viejos continuarin au-
mentando la deuda publica y el torreme de invectivas con que la


.oposicion acusarti a los ministros, coal si se tratara de una di•
lapidacion del Erario y de sanguijuelas del pueblo. Y tendrin
razors todos, los unos gritando y los ministros gastando; por-
que la Ultima consecuencia del principio protestante debe ser
siempre una.contradiccion practica que diga si y no, que cons-
011),a y derribe, quo haga redondoel cuadrado y vuelva d cua-
drar to redondo.


751. Pero dira quizi alguno : convenimos en que asi ha-
lAan los hechos y el raciocinio en las sociedades regeneradas:
Xmas no podia suceder lo mismo en las sociedades antiguas?
,Jsro se desataban tambien entOnces por efecto de las turba-
ciones politicas todos los vinculos de las sociedades menores?
No se conspiraba tambien entOnces por los enemigos del Or-


den? Y cuando estos entraban en posesion de la cosa publica,
r eran acaso inas discretos sefioreandose de ella, más humanos
tocante al despojo de sus adversarios, mis inmOviles en el bien
-adquirido y en el nuevo Orden que se establecia? Vamos; el
mundo foe siempre el mismo; y el pez grande siempre se ha
comido al pequefio.


732. Nuestros lectores no partiran de ligero asintiendo
esta objecion , pie ya beams prevenido suficientemente; pues
ellos yen la inmensa diferencia quo hay entre la sociedad des-
trozada por el impetu de una pasion momentinea, y la sociedad
en donde el desOrden esti transformado en principio. En todo
tiempo (Auien se atreveria a negarlo?), en toclo tiempo bubo en




76 AP. PRS:CT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
la sociedad humana delitos felices y hombres malvados en el
Gobierno; pero en otros tiempos el principio.de la autoridad
y del derecho obtenia sin embargo siempre algun respeto, y no,
tardaba en recobrar el imperio que momentaneamente le arre-
batara la violencia. En estas sociedades era, pues, tacil y du-
rable (dada en lo demas igual rectitud) la restauracion del or-
den. Sin recurrir ahora a aquella fuerza moral con que un
Prelado catOlico, derramando en la frente del nuevo principe-
algunas gotas del sagrado crisma, lo hacia venerable a los ojos-
del pueblo como ungido del Seiler, me contentare con mirar
la restauracion bajo el aspecto de la natural influencia de la:
teoria social verdaderamente filosefica.


733. No podia ella ciertamente calmar de repente despues
del diluvio exterminador la alternada fluctuation de las olas;
duraba por algun tiempo la efervescencia de los partidos y la
incertidumbre de la sociedad. bias apenas reaparecia radiando
en la magestad del derecho un genio potente , un Enrique IV
por ejemplo, o aun solo un heredero legitirno , un Eduardo,
aunqUe fuese un se calmaban finalmente las tempesta-
des y volvia a hablar en todos los pechos la conciencia de los
deheres y de los juramentos. Desde aquel instante el organis-
mo social recobraba su natural semblante y sus funciones na-
turales: el individuo era sitbdito en la familia: el padre que lo-
defendia sentiase unido al comun : el comun no meditaba la
ruina e1e la provincia : la provincia se consideraba como parte
del reino; y come la novedad estaba solo en los hombres y no
en los principios, la fidelidad prestada Antes del desorden al
antecesor, era garantia y no Obice de la fidelidad debida al su-
cesor. Este podia echarse en brazes de sus antiguos adver-
sarios con aquella magnAnima confianza que tanto admiramos
en Enrique IV yen muchos otros Principes herOicarnente res-
tauradores. No tenia, pues, aqui sentido el inhumano prover-
bio de la politica liberal : todos los hombres, con tal que fueran
honestos, eran igualmente nuevos en las nuevas aplicaciones
del derecho antiguo, respetado concorde y universalmente por
todos los ciudadanos. Asi que, salvas aquellas excepciones quo
jamas faltan bajo los impulsos de la malicia ordinaria , todos


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES.
77


los empleados antiguos podian conservar su destino y su suel-
do sin imponerse al pueblo el insoportable tribute de sueldos
dobles, o a los antiguos servidores de la sociedad la inhumana
recompensa del hambre y del desprecio.


No es, pues, cierto que deban siempre seguir las cosas este
curso cualquiera que sea el principio que las guie; y seria su-
mamente absurd() que las mismas consecuencias naciesen en
verdad de estos dos sistemas diametralmente opuestos. El
que thee: creo solo en mi mismo, y solo a mi mismo obedez-
co, debe decir por consiguiente: quiero solo el bien quo sien-
to: siento solo el placer, al placer lo sacrifice todo. Por el con-
trario, el que conoce un Orden y un ordenador de quien de-
pende, debe decir por consiguiente: la garantia de mi felici-
dad fulura es para mi aquella sabiduria quo nunca falla, no
este sentimiento quo tan a menudo me engana. Este tal vera,
pues, su bien, al paso que el anterior solo lo siente; este reel-
bira la ley de la razon, el primero la recibirA del placer. Que-
rer que de estos dos principios opuestos salga una Bola c iden-
tica consecuencia, seria exactamente igual a querer confundir
lo universal con lo concreto, el espiritu con la materia, el de-
recho con la fuerza.


En tanto el reformador liberal se ye precisado a pedir hom-
bres nuevos, en cuanto los viejos no pueden mudar de princi-
pios. Luego en aquellas sociedades donde se conservan los an-
tiguos principios, la variation legitima del sumo imperante 6
de las formas de gobierno no impone necesidad ninguna .de
despojar a las personas probas de sus destines. Su probidad
les obliga a respetar las variaciones legitimas al par que cual-
quiera otra ley antiquisima: y tal hubiera sido cabalmcnte la
condicion de casi todos los Estados italianos si los fautores de
los Gobiernos representatives hubiesen querido realmente un
mere cambio de formas y no de principios. Los Principes legi-
times habrian hablado, y todo sitbdito /eat hubiera obedecido.
Tal file realmente el principle que al ilustre ex-ministro de Car-
los Alberto, condo Solaro de la Margarita, sugeria el terra de
la noble y energica alocucion con que die gracias a sus electo-
res de Borgomanero hacia fines de Diciembre tie 1855. Pero




78 AP. PRACT. DC LOS PRINCIPIOS TF.6RICOS
los reformadores liberates querian on cambio de principios; y
asi no podian estar contentos con las concesiones que le tenian
a raya especialmente en materta de religion: y he aqui porqn6,
muchos hombres honrados que no a probaban especulativamen-
te Ia oportunidad de Ia innovacion, la aceptaban, sin embargo,
en la practica por defier de obediencia , ; mientras que por
el contrario aquellos que habian exigido los Estatutos fueron
cabalmente los primeros en combatirlos. En NApoles ni si-
quiera quisieron prestarles juramento, en Sicilia pidieron so
reforma, en Roma y en Florencia echaron a los Soberanos quo
los habian otorgado, en el Piamonte se preparaban a hater lo
mismo pasando a formas republicanas, y como Itobiese salido
frustrado so intent°, emplean boy todos sus esfuerzos en en-
ender la guerra entre el Gobierno y Ia Iglesia, forzando al pri-
mero a violar el principio catOlico, de suerte que no puede re-
troceder sin ponerse en contradiccion consigo mismo. Si esto
les sale hien, ellos conocen que lo ha g conseguido todo,!y gritan
con toda seguridad: rc cosasnuevas hombres nuevos, compren-
diendo hien que la violation del principio catfilico !lace impo-
sibles los anttgoos..


El aforismo proverbial es, pues, exclusivo de las sociedades
reformadas a la moderna 6 heterodoxas , germinando por su
naturaleza, no de los catnbios politicos, sino de la innovacion
doctrinal.


Basta sobre la inhumana consecuencia de las ideas hetero-
doxas. Resumamos ahora la doctrina explicada en los pArrafos
anteriores.


§, V.


Conclusion.


734. Permitaseme que al concluir apele aqui de nuevo
la rectitttd , A la sinceridad , al catolicismo del lector ; y que


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 79
con aquella confianza que naturalmento se engendra entre los
lectores y el escritor, cuando entrambos aman sinceramente
Ia verdad y procuran su triunfo ; permitaseme, digo, les pre-
gunte si pueden negarme que el Gobierno representativo , tat
como vulgarmente es entendido, es una eterna mentira con-
sistiendo como consiste en una representation clue no re-
pr esen ta .


No debo temer que a nadie cause maravilla esta conclusion
contradictoria despises de cuanto hems dicho acerca de las
iniluencias heterodoxas; plies, A la verdad; a nadie debe mara-
viliar que de un principio contradictorio salgan consecuencias
tambien contradictorias. El principio quo pretende formar de
la humana fragilidad on Dios independiente debe necesaria-
mente conducirnos a esta y a otras contradicciones semejan-
tes. Cierto: los Gobiernos representativos, mirados A la luz del
principio protestante, son exactamente una representation que
no representa.


735. Porque cual es el sentido de la palabra represen-
tacion? Sabido es que A una persona la Ilamamos represen-
tante cuando obra en lugar de otra, A la quo damos el nombre
de representada. Por consiguiente aquel sera representante del
pueblo 6 de la nacion, 6 digamos todavia con mas rigor, re-
presentante para los intereses de la nacion, pie sea diputado
por la nacion para tracer sus veces en la defensa del interes
national. Ahora bien, los representantes no son dipotados por
la nacion, como demostr6 en un articulo sobre el .su fragio
universal, que no repito aqui para no ser importuno (1). Los
quo son representantes en virtud de las instituciones mocler-
nas no son movidos A defender, sino mas hien a vender el in-
teres de la nation; como quiera (pie la nacion es un cmnpues-
to orgAnico de sociedades gerarquicas, y los diputados tienden
segun el impulso protestante a desgranar el organismo social,
y a promover imicamente el interes propio, o a lo mas, el de
de su respectivo partido, como he demostrado en el presente
articulo. Luego los Gobiernos representativos son verdadera.


(1) V. el t. L cap. 2


4"




80 AP. PRACT. DE LOS PR1NCIPIOS TEORICOS
mente bajo el impulso protestante una, b mas Bien, dos o tres
mentiras: una, en cuanto los representantes se dicen diputa-
dos por la nacion; otra, en cuanto se dicen representantes,
pues el representante es inuigen de otro y no de si propio,
al Paso que ellos por el contrario defienden el interes propio
y no el ageno (salvo cuando per (widens se combine con el
suyo); otra mentira en cuanto se dicen por la nacion, la
cual es compuesto organic°, cuando ellos a to mas no repre-
sentan sino la multitud sin organismo, que es cosa muy di-
ferente de la nacion, como una Libra de came de la carniceria
es cosa muy diversa de la ternera conducida al matadero.


756. Es de advertir que estas tres mentiras no son efecto
de la rnalicia de los hombres, sino Ia consecuencia del princi-
pio protestante y de las instituciones quo brotan de el y que
son electrizadas con su espiritu. Instituciones semejantes fue-
ron inocentisirnas en la edad media, y podrian ser restituidas
aun hoy mismo a su primitiva inocencia; y por esto cabalmen-
tetantas personas honradas cayeron en la red mirando la su-
perficie de las formas sin penetrar en el espiritu que les da
vida. bias si se llegaran a rectificar, veriase clime eran recha-
zadas cual goticismo retreniczdo por los regeneradores, no de
otro modo que se rechaze la democracia de la Suiza catOlica y
la constitution normanda de Sicilia que olian a sacristia.


No les bastan a los tales las formas, lo que quieren es el es-
piritu moderno; lo que quieren es que sea reconocida la in-
dependencia de la razon libre para blasfemar, cuando le plaz-
ca, aun del paraiso entero; que sea reconocida la independen-
cia de una naturaleza libre para desfogar sus impulses mate-
riales: to que se quiere es que esta independencia sea procla-
mada soberana; quo esta multitud de soberanos sea . desligada
de los vinculos de Ia gerarquia social; que viendose libre de
esta gerarquia tenga reconocido el derecho de confederarse en
nuevas asociaciones: que estos ejercitos organizados por el libre
sufragio de los individuos sean armados legalmente en la lucha
civil, sin 'freno ni de conciencia comun, ni de Iglesia que lia-
ble, ni de reverencia filial que reprima, ni de fuerza pablica
que contenga.


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES.
81


Entonces si, entonces sera la sociedad regenerada y progre-
sand; pero entonces tambien la


•nacion sera desmenuzada, y
por consiguiente, dejara de ser nacion; los sufragios serail
forzados o comprados, y por consiguiente, dejaran de ser na-
cionales; los representantes defenderan sus propios intereses y
dejaran por consiguiente de ser representantes.


757. Si todo to dicho pasta aqui persuade de la falaaia de
estas instituciones, se vera esplicado un fenemeno que a nues-
tros adversarios y a otras personas Buenas, antique credulas,
les parece inexplicable é incomprensible. ,(Miren que extrafie-
za! dicen algunas veces atOnitos, imiren que extrafieza! El pue-
blo manda sus representantes para refrenar A los ministros, pa-
ra disminuir los tributes, para cortar los abusos en los tribu-
nales y las dilapidaciones en la Hacienda; y cuantos mas son
los representantes, Inas se empeora la condicion del pueblo.»


Pero despues de to que hemos dicho, sera razon que esto
nos maraville? Si en virtud del principio y de las instituciones
esta nacion no es la nacion, su sufragio no es suyo, el repro-
sentante no representa: lejos de sorprendernos del mal resul-
tado, to que debia maravillarnos es que to tuviera bueno: en
vez de decir: aunque representados estamos oprimidos, debe-
riamos decir: aunque representados todavia no cstamos tan
oprimidos como los 'irlandeses; en vez de exclamar: fi estas
Constituciones son insoportables! deberiamos exclamar: Nue


.discrelos son en cuidar de sus intereses estos legisladores!
758. Yo confieso en honor de la verdad quo cuando pienso


en el desinteres de los legisladores piamonteses que ocupan los
bancos de la Camara cinco alias ha sin hacerse pager en mo-
neda contante, al estilo de otros paises, la facundia de su amor
patrio, que nada tiene que envidiar a la de las naciones mas
grandes, me quedo atOnito considerando la influencia que to-
davia ejercita en ellos a despecho del principio abrazado, el
sentimiento catelico superviviente. Mire Yd., me digo a mi
mismo: cuando cada uno de ellos deberia fomentar su interes
particular, pocos entre estos han exigido y ninon° ha obteni-
do su jornal. No quiero decir que esta es una prueba de total
desinteres y mucho menos de desinteres future, pues se muy




82 AP. PRÂLT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
bien que los intereses no se encierran todos en la bolsa; was
la misma vergnenza y discrecion presentes son un hecho tanto
mas honroso, cuanto mas en contradiccion esta con el espiritu
que anima estas instituciones modernas, y con el ejemplo de
otros pueblos mas antiguos en las vias del progreso.


739. ((Pero no pudiera ser que en el Piamonte se haya mu-
dads) ese espiritu?»


Ciertamente si hubiese algun pais donde las instituciones
pudieran emanciparse del influjo de la impiedad protestante,
ese pais seria el Piamonte. Establecidas sin violencia en el por
un Monarca legitimo, vieronse libres al nacer del vicio radical
de que adolecen en todas partes por su origen, cual es la fla-
grante violacion de Ia autoridad legitima: lo cual es debido en
parte al espiritu catelico de algurros de sus fautores mas leales,
que supieron contener el entusiasmo al horde del precipicio; y
en parte a la astucia de Illazzini que, viendo todavia vivo en Ita-
lia el respeto al derecho, comprendie la imposibilidad de co-
menzar el movimiento italiano con la rebelion. De otra parte
la bondad del Monarca, el afecto del pueblo a su dinastia, el
sentimiento del Orden y del derecho, todo esto se conserve
maravillosamente vivo por la fuerza de la vitalidad catelica en
aquel pueblo, a pesar de tres arios de prensa impia y sin freno:
todo esto haria por cierto menos imposible infundir en aquel
organism° por si mismo radicado en lo falso, un espiritu que
lo regenerase y trasformase. Al intent° habria bastado algun
Kayo de luz en el entenditniento y alguna pequeria desis de
buena fe en la voluntad.


744. La luz del entendimiento habria debido intervenir
como interprete en el Estatuto de Carlos Alberto, cuya piedad,
por mas que acaso estuviese entenebrecida a veces y poseida de
ilusiones, nadie acusare de no haber sido eatOlica sobre todo.
Asi que, si como fee el quien die el Estatuto, hubiese sido el
encargado de interpretarlo, en vez de sacrificar su primer ar-
ticulo junto coil los concordatos, con el Papa, con los Obis-
pos, con los religiosos, con la unidad catelica, ii los otros ar-
ticulos que prescriben la igualdad de los ciudadanos, y cons-
tituyen en el principe la frente de la justicia y otros semejan-d


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 85
tes, hubiera subordinado todos estos articulos al primer°, es-
crito por 61 al frente del Estatuto, para que todos los demas
se acomodasen a 61:(1). Asi lo pide toda ley de hermeneutica,
todo sentimiento de conciencia, todo concept° elevado de filo-
sofia en un entendimiento que no haya abjurado de las ideas
de religion y de catolicismo.


741. Rectificada despues de todo la inteligencia del prin-
cipio, bastaria una poca de mas lealtad para .que se calculase
Milos el modo de conciliarse los partidos y se cuidase was
bien de contenerlos en lo junto ; de donde resultaria el honor
que corresponde a quien nunca se pone en contradiccion con-
sigo mismo, y la fuerza moral que nace de la verdad pura y
universalmente observada, y que trasformandose.en el gober-
nante en conciencia de la propia dignidad, le da fuerzas para
desafiar las acusaciones de la opinion y el rugido de la re-
belion.


Mientras el gobernante recobra de esta suerte Ia magica
fuerza de aquelia mirada que Serena el tumulto, como los Ojos
de Van-Amburg fascinaban las fieras , una sabita trastormacion
vuelve a concertar organicamente los mieinbros lacerados de
la nacion: el padre siente ci deber de representar la familia
mientras el hijo reverencia al autor de ella; la conciencia del
deber paterno llega a convertirse en derecho de representar la
familia en el comun sin inendigar el sufragio delos hijos, y este
derecho fortalecido por el amoi;, se Mace tan sordo, a la vena-
lidad del interes gobernante, cuanta es la suavidad de su ter-
nura para con los gobernados. Mientras el municipio es movi-
do per la intimidad de las relaciones de ciudadania y de los


(I) Conocida es Ia anecdota que se refiere sobre la redaccion
del Estatuto de Carlos Alberto, el cual escribiA de su puno y le-
tra: La Religion ca101ica, apos101ica, romana, es la Religion del
Estado; y despues , alargando el papel A sus ministros , les dijo:
Ahora eseribid lo' que querais. i Desventurado Principe ! I Wino
fueron burladas sus intenciones y se abash de su indulgencial
(V. la Canipana de 20 de Enero de MI.) No salimos fiadores del
hecho , mas del espiritu de Carlos Alberto nadie se atrevera
d u d a r .




84 AP. PRiCT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
intereses roinuos a promover el bien de todas las familias, que
por lo reducido del comun perpetuamente se entrelazan, sien-
te a la par sus numerosas relaciones con los comunes vecinos,
y las ventajas de todas clases que de ellas le redundan ; y de-
aqui que mientras el deber de parte lo junta al todo que for-
ma la provincia, le (la fuerzas para hater sacrificios el in-
teres comun municipal bien conocido. El que hate cabeza en
la provincia, que siente muy. poco las quisquillas de las indi-
vidualidades domesticas, este en contacto perpetuo con los co-
munes, y conociendo sus necesidades, por poco que se respete
a si mismo y atienda la voz de su conciencia, comenzarâ sin-
tiendo con tanta mas fuerza los atectos legitimos del gobernan-
te , deber , honor , peligro, etc., cuanto mas distaste se en-
cuentra de las impresiones dornesticas ; y representara fiel-
mente (si la conciencia catelica no guarda silencio en sit
animo) la unidad de los commies como el comun representa
la asociacion de las familias. Y familias, y comunes, y provin-
cias tendrian su unidad, no de una Linea iluminada sobre la
carta geografica o corografica, sino de la conciencia de ague-
llos deberes que les pollen en miituas relaciones indisolubles,
porque estim fundadas bajo el imperio de la religion, y no al
antojo de cada individuo.


Ile aqui lo que seria acaso todavia posible en aquel pueblo
aun no corrompido, siempre que un Gobierno lea! Dronunciase
su siinbolo con firtneza, y al decir: La Religion eatOlica es la
sola Religion dominance, no se envileciese con sutilezas de le-
guleyo para forjarse un Catolicismo sin Obispos, Concilios ni
Papas. Emprendiendo una marcha generosamente catelica,
acaso podria superar en las elecciones las influencias volteria-
nas; y obtenida una Camara catelica en su generalidad, seguir
realmente la mayoria de ella en los negocios politicos sin corn-
prarla (pues el catelico no se vende), y sin temor de inquietar la
Religion de los buenos, miêntras se esfuerza por apaciguar el
furor de los demago,gos.


Y si con una reforma electoral hallase modo de que bajo la
direccion de la conciencia catelica viniesen a la Camara repre-
sentados, no ya los intereses pulverizados de trescientos o cua-


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES.
85


'rocientos individuos, sino las verdaderas partes organicas de
la sociedad, acaso podria lisonjearse de resolver un problema
pasta ahora mal resuelto, cual es la verdadera representation ,
de un vcrdadero pueblo.


TOMO 11.
7




CAPITCLO III.


LA LEGISLATURA


§-
Epilog° del capitulo anterior y proposition.


742. La nacion no es nacion, sus sufragios Noon suyos,
el representante no representa: tal es el resultado de nuestras
consideraciones acerca del saga() que deberia ser representa-
do, segue las teorias modernas, en los Gobiernos constitucio-
nales. Pasemos ahora a considerar estos Gobiernos, sienzpre
bajo la intittencia protestante, en el cumplimiento de su fun-
cion principal, la LEGISLATURA.


745. Para entender lo que esta debiera ser y lo que real-
mente es, conviene empezar contemplando el objeto que debe-
ria en Ultimo termino conseguir, los medios con que pudiera
conseguirlo, y las monstruosidades con que trasforma el fin y
los medios: asi se pondra de manifiesto el vicio inherente al
organismo asi como del articulo anterior resultO el
vicio protestante del organism social. Supongo que mis lec-
tores conocen las triviales formas de la legislatura constitutio-
nal: un Rey, una Camara alta mAs o Milos hereditaria o elec-
tiva, una Camara baja enteramente elegida por la multitad:•A
la primera Camara se le suponen intereses conservadores, a la


(I) V. el Ensayo teOrico de derecko natural en el capitulo de-
dicado al poder legislativo.




8$


AP. PRACT. DE LOS PRINCIP1OS mimeos
segunda progresivos, al iNlonarca conciliadores. Veamos lo
primer() el fin a que deberia conducirnos este complicadisimo
mecanismo.


§ II.


La ley.


744. Este objeto es patente: el objeto de los legisladores
es dar leyes,Pero ique cosa es ley? La razon heterodoxa nos dirA en breve
que Ia ley no es mas que la voluntad general;


pero antes de


oir alos freneticos, interroguem os al antigun seso con que era


interpretada la naturaleza.
745. El nos dirà que para juntar individuos rationales se


requiere una ordenacion de la razon.
Y en efecto, facilmen-


te se comprende que un gobierno desatentado no producira
nunca la inclination vigorosa a obedeccr, quo impone una ne-
cesidad moral a las voluntaries dorninadas por la idea de la
verdad. Los mandatos irracionales no pueden llamarse Ordenes:
fuera del Orden la inteligencia humana no puede descansar.


746. Pero recuerdese que el acto de
ordenar presupone un


principio de Orden; y que este principio deberà ser en los dis-
cursos una idea, en la accion un fin que debe conseguirse. Si
yo to digo que me clasifiques los reinos de la naturaleza para
comprenderlos bien, to procuraras disponer sus partes con-
forme a ciertas ideas generical y especificas que se enlacen
con una idea suprema. Si por el contrario tienes que ordenar
las operaciones sucesivas de una oficina, v. gr., de una im-
prenta, deberas disponerlas de manera que se Ilegue por


a la conveniente publication del Ebro.
747. La ley, pues, pertenece a esta segunda clase de orde-


nacion, y debe por consiguiente. regularse por el fin a que mira,
que no es otro finalmente que hacer felices A los indivicluos
asociados.


DE LOS GORIER:NOS MURALES.
89


748. Pero ihay felicidad para el hombre en Ia tierra? Tam-
bien respondimos otra yea a este pregunta diciendo que la fe-
fielded de la tierra, siempre limitada é imperfecta, no puede
propiamente concebirse sin virtud, ni esta virtud puede sub-
sistir sin una vide. future.


Esto es lo que en otra parte explicamos largamente, y lo
que debe formar las bases irrecusables de todo catecismo so-
cial y de toda legislation (1.).


769. La ley debe de ser, pues, una ordenacion de la razon
que dirige los ciudadanos al Bien comun bajo las influencias de
una coaciencia honesta. iPero cue' es el bien comun que de-
be honestamente conseguirse? Los bienes materiales no pue-
den ser comunes, porque todo lo que uno adquiere no es de
los otros. El bien verdaderamente comun es la juslicia: Bien
precioso por si mismo a la razon humana en cuanto es Orden
de proporciones, y el Orden es siempre un bien para nuestra
mente; y cosa ventajosa para todos, porque asegura la invio-
labilidad de los derechos, y asimismo asegura por illtimo a
cada individuo, en proporcion a sus obras, a sus fuerzas fisi-
cas 6 morales, una jugta cantidad de bienes materiales, que si
no contentan la parte mas noble del hombre, que es la razon,
tienen sin embargo alguna proporcion con su naturaleza ani-
mal, y por consiguiente, no pueden del todo desatenderse.


750. Esto es verdad muy especialmente en la sociedad ci-
vil, la coal no obra sobre las almas sino indirectamente pa-
sando por la materia. Si el bien de la sociedad no tuviese rela-
cion alguna con la materia, no tendrianaos necesidad alguna de
ordenacion civil: mas encontrando nosotros en la materia
nuestro ser animal y los medios de sustentarlo, y los obstAculos
que se oponen a su accion, necesarlo es un ordenador que
nos asegure contra el que quisiera indebidamente 6 privarnos
de los primeros 6 encadenarnos con los segundos.


751.
Ley sera, pues, un ordenamiento racional que Taira


a asegurar a todos, sesun reglas de justicia, el bien que consis-
te en vivir juntos honesta y esteriormente unas personas con


(1) V. c. I., per. d .° s. n. 43 y sig., y CIX.
4.




cur


90 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
otras. Debiendo este ordenamiento juntar en la unidad social
a todos los asociados, debe proceder necesariatnente del orde-
nador supremo quo puede moverlos a todos: debiendo mover
hombres y no maderos, debe moverlos conforme a la humana
naturaleza, empleando aquellas fuerzas que hacen natural
al hombre seguir los irnpulsos de su motor. Luego estable-
cer un Orden racional con quo. se pueda conseguir honesta,-
me,nte el bien extern() de la sociedad, tal es el intent° del le-
gislador


752. Por donde se echa de ver que para alcanzar tal inten-
to se requieren tres condiciones en la ley, es a saber: utilidad,
congruencia y honestidad. Debe ser titil, porque debe propor-
cionar un hien externo; debe ser congrua O conveniente con
la naturaleza humana, a fin de mover al hombre segun su na-
turaleza; debe ser honesta, porque sin honestidad no podria
obtener las otras dos propiedades, como quiera que nunca pue-
de ser util alhombre envilecerse con el delito, ni conforme con
su naturaleza lo que repugna a su conciencia.


•53. Estas condiciones de la ley son el fin que debe prefi-
jarse todo legislador cuando ejercita sus sfunciones: debe de.
cirse a si mismo: «La sociedad que de mt depende, siente el es-
timulo de tal necesidad (per ejemplo : penuria de grano, peli-
gros de ladrones, violaciones de tcilamos etc.); debemos hacer
una ley que quite estos males (uail): que sea observada sin di-
licultades insuperables, porque ide que serviria pacer la ley si
no se acertase a hacerla guardar? (congruidad). Pero debe-
mos obtener esta utilidad y observancia sin violar ninguna otra


(I) fiogamos al Constitutional pontificio de la Miscelanea flo-
Tentina (pig. 201), considere que esta doctrina, en concepto Dues.
tro, y en ei lenguaje comun, no se llama de los intereses materia-
les, sino cuando excluye el principio catOlico de la justicia eter-
na, derivando la obligacion de la voluntad de los mds, y esta vo-
luntad del interds: nada mds contrario a nuestra doctrina. Pero
dado tal principio, el pueblo catOlico no pide a los Gobiernos tem-
porales ni la fe ni la moral (de cuya ensenanza son a veces mas
celosos que lo que ella quisiera), sino la defensa del Orden exter-
no, come antes digimos.


DE LOS GOBIERNOS LIBERAI.ES. 91
ley de honestidad natural (honestidad).» Tal es el problema
que debe proponerse a si mismo todo legislador.


751. lPero es este problema del legislador el que nosotros
traemos entre manes? No por cierto; pues ahora discurrimos
como publicistas, y el problem del publicista es superioral del
legislador, como el problema del legislador lo es al de un magis-
trade civil: y asi como el que hate la ley, debe formar • exce-
lentes juicios, asi el que constituye los Parlarnentos debe for-
mar excelentes legisladores. Por donde se ye que despues
de haber conocido lo que estos deben ser, sera hien ahora ha-
liar el mode en quo podemos formarlos, instituyendo un orga-
m-mo legislative de que pueclan proceder legisladores capaces
per su inteligencia y rectitud de hacer lops titiles, adecua-
das, honestas. Esto que ahora estamos tratando de un mode
teOrico, es cabalmente le que hubieran debido poner en prAc-
tica estos sabiondos modernos, que con las nuevas institucio-
nes prometian a los pueblos las oche bienaventuranzas (no
evangdlicas) con la perfection futura de sus cedigos indepen-
dientes.


755. Pronto veremos como lean debido resolver el proble-
ma A la luz de la idea protestante ; pero antes resolvAmoslo
nosotros mismos con alguna dOsis de seso vulgar, con aquella
crasa minerva que"Horacio preferia (y con razon) A la sabidu-
ria a la moda de los sofistas griegos; Eon aquella trivial sen-
satez que ilustrada por el Evangelic produjo en la Edad media
Gobiernos representatives citados hey como modeles de verda-
dera libertad, aunque sin desterrar Obispos ni despojar reli-
giosos.


Si : con esta sensatez tratamos de resolver aquel problema
sobre el mode de hacer las leyes adecuadas y honestas,
encomendando la representacion de las varias clases sociales
un organismo que, no por un impulso fortuito de buena vo-
luntad, sino por virtud de la institucion politica, debe producir
en las leyes las tres dotes que su naturaleza demanda. Lo que
sobre esta niateria digamos, sacAndolo de la misma naturaleza
del hombre, es comun a todas las formas de Gebierno legiti-
mo; per() nosotros solo aplicaremos las verdades universales it




92 AP. PRACT. DE LOS PRIXCIPIOS TEORICOS
los Gobiernos representativos cuyo examen nos ocupa , remi-
tiendo al que quiera ideas Inas generates a nuestro Ensayo
Marie° , que desenvuelve esta materia con aplicacion a todas
las demas formas de gobierno. Y partimos de los datos de la
naturaleza, porque entre los sistemas representativos, ora an-
tiguos, ora modernos, Bien reales 6 posibles, no damos la pre-
ferencia a ninguno, y solo exigimos de todos la exclusion del
principio heterodoxo de independencia,- de donde proceden y
A donde quisieran inexorablemente conducirnos nuestros rege-
neradores. Yo no soy proyeelista, ni mucho minas revoluelo-
nario: no sugiero estas ideas para provocar Ansias de mejoras
politicos, con que siempre se empeora verdaderamente el Es-
tado cuando se ofende con ellas el derecho aun del Ultimo de
los sUbditos. Propongo, pues, los elementos de naturaleza
versal que hubieran debido servir de pia a los modernos
regeneradores, y que ponen de manifesto sus extravios. Esto,
como todo el mundo puede notar, no es hater proyectos, sino
aplicar principios para juzgar despropOsitos, asi como se apli-
ca el compas para discernir la redondez o irregularidad de uit,
circulo descrito en la pizarra.


§ III.


El organismo legislativo con relacion 4 la utilidad (1).


75G. Es nuestro propOsito formar un buen organismo le-
gislativo, es decir: un organismo por el cual en virtud de la
institution pueda tenerse por moralmente cierto que se daran
leyes Wiles al Bien material, conformes con la naturaleza hu,
mana y justas ante el tribunal de la conciencia. ,Como to pa-
rece, amigo lector, que debemos proceder para resolver este


(I) Las observaciones de este parrafo ilustran el cap. IV del
libro V de rni Ensayo teOrico.


DE LOS GOBIERNOS LIBEDALES.
93


problema con el seso del vulgo? Si supusieramos ya existente
en la sociedad un organismo legislativo legitimo, podriamos
dispensarnos de seunejante trabajo, y o resignarnos a la obedien-
cia, 6 tocar la cuestion con mil respetos y miramientos A la
inviolabilidad de los derechos preexistentes; pues cualquiera
que fuese la perfection del organismo que pudiesemos nosotros
idear, seria una solemne necedad introducirlo por fuerza en
la sociedad con ofensa del derecho. ,Que otra cosa seria esto
sino despojarla de la fuerza vital para embellecer sus formas
corpOreas? La vida de la sociedad es el derecho; luego dar a la
sociedad un precioso organismo sin derecho, seria convertirla
en un precioso cadaver. iMaravilloso progreso! Alas habiendo
la piqueta protestante derribado por tierra todo el edificio de
la sociedad götica y desembarazado por completo el suelo don-
de se elevaba, estamos en plena libertad de construir de planta
el nuevo edilicio conforme a los pianos del sentido comun aloe-
cionado por el Catolicismo. Ea, pues, manos a la obra.


757. th.te haremos para que el Cuerpo legislativo de leyes
fitiles en el Orden material? Es evidente que el legislador debe
conocer esta utilidad para procurarla por medio de la ley. La
utilidad es un Camino de la relacion entre el media y el fin.
Luego conocer la tftilidad en nuestro caso es conocer la nece-
sidad de la sociedad y el modo con que esta necesidad puede
ser satisfecha. Tratemos ahora del conocimiento de ella,
reservando para el pArrafo siguiente el conocimiento de su re-
medio.


Quien tiene mas-aptitud para conocer la necesidad? La res-
puesta es clara: la conoce el quo la siente: y la necesidad se
siente por todos, pero principalinente por los mAs pobres,
por los Inas miserables, y por aquellos que por naturaleza 6
por education 6 por razon de oficio toman parte en los sufri-
mientos de los infelices. lid aqui, pues, el primer principio
universal que estableceremos en la gran obra que hemos co-
menzado: formar4 parte del organismo legislativo un mime-
r° elegido de personas que sientan, lo Inejor que sea posible,
las necesidades materiales de la sociedad.


758. Tentados podiamos sentirnos por este principio a re-




94 AP. PR.n CT. DE LOS PRINCIPIOS TE6RICOS
unir en una cimara todos los ciegos, lisiados, y mendigos, co-
como hacia el siervo del evangelio. Pero no: porque aun cuan-
do cada clase de, la sociedad tiene sus necesidades, Ia repre-
sentacion de las necesidades debe elegirse entre todas las cla-
ses de la sociedad:•aunque es de notar que las clases superio-
res, cuya voz es mas poderosa, necesitan menos proteccion de
la ley que las clases. inferiores, cuya voz podria ser sofocada.
Asi procede un buen maestro do capilla para ordenar bien una
sinfonia: los instrumentos de voz debit los sostienc con su
nnmero y con la oportunidad de los.acompaharnientos; mas los
contrabajos y bombos y platillos emplealos sin semejante mi-
ramiento, seguro de que se dejaran oir aun entre cincuenta
flautas y violines y oboes. Pues a este modo la ley, al determi-
nar el modo de representar las necesidades de las varias cla-
ses de la sociedad, debera proveer a las mas pobres, demas
del nitmero de votes , de apoyos fieles y poderosos que es-
cuchen sus gern. idos y no teman representarlos.


759. Es notabilisimo, especialmente en boca del triste-
mente famoso Eugenio Sue, el elogio del abogado de los po-
bres, institucion de los monarcas de la casa de Saboya, y de la
que Francia no podia gloriarse aun despues de cincuenta afios
de libertad heterodoxa y de filantropia sent,imental (1.). Insti-
tuciones semejantes podran hallarse diseminadas aqui y alli
entre las gentes catOlicas; y es digna de admiration en Roma
la Congregation llamada de San Ivo, encargada de defender a
su costa por motivos espontaneos de caridad los pleitos de
los pobres injustamente oprimidos. Pero en favor de todos
los pueblos catOlicos estableciO la caridad celestial un orga-
nismo universal, a cuyo cargo corre, en viand de su misma
institucion, el deber gravisimo y el sublime derecho de socor- .


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES.
95


rer, de congregar y de representar a todos los atribulados .
y mi-


serables, abrazAndolos todos, y mas afectuosamente a los mas
miserables, con paternal ternura.


760. Ya se habra comprendido que estoy describiendo al
PArroco catOlico, a quien la Iglesia contiO, descargAndolo del
cuidado de los hijos, la cara y numerosa familia de toda especie
de atribulados. Y para que nadie quedase fuera del circulo de
la caridad de su ministerio, el espiritu catOlico hacia organiza-
do cada una de las clases del pueblo en asociaciones de artes y
oficios, donde bajo Ia proteccion de un Santo propuesto A.los
congregados como model° de virtud cristiana, defendia a un
mismo tiempo sus intereses espirituales y temporales con acti-
vidad vigilante inspirada por la religion y dulcificada por el
trato familiar de la amistad (1). Estas corporaciones no podian
hallar gracia a los ojos del error exterminador que predica la
libertad de asociaeion para todos: asi que la politica presente
no acudirà ciertamente a los PArrocos ni a las cofradias para
conocer las necesidades de la sociedad; antes prefiere las inspi-
raciones de Proudlion y de Luis Blanc. Pero a nosotros, que
estudiamos la politica a la buena de Dios, bajo las influencias
catOlicas, no se nos puede rehusar el derecho de observar co-
mo los intereses todos de la miseria tienen en nuestras filas
un representante nato en la clase mas sublime de la sociedad
cristiana, 6 sea en el Clero, y un organism° aprobado y vivifi-
cado por la religion. Si estos intereses estan mejor representa7
dos por el pobre Sacerdote, que en su perpetua abnegation y
privacion de toda comodidad los va buscando al tiempo mismo
due lleva de choza en choza los balsamos del espiritu y el Obolo
de la caridad, o por los diputados que en medio de la abun-
dancia de la capital predican la filantropia y frecuentan ban-


(I) .IIabia, senores, en ot.ro tiempo, corporaciones unidas por
el vinculo del interds, unidas tambien por el vinculo de la Religion.
Estas corporaciones oponian un dique a todo despotism° que hubie-
ra osado levantarse en la nacion. Estas corporaciones resistentes
no son compatibles con mi responsabilidad, con la rapida libertad
de action que necesito como Ministerio responsable: dejadme aca-
bar con ellas.. (DoNoso CORTi:S, discurso en las CM tes.)


(I) .Podra esperarse que algun dia comprenda. la Camara de
los diputados, a que corresponde toda iniciativa, que es per lo
mdnos extrano que en Francia, las clases pobres de ohreros, sean
tratadas mdnos bien que en los Estados tan a menudo apellidados
despOticos? Al mdnos es consolador consignar que, Soberanos en
quienes reside la omnipotencia, velen tan paternalmente, con tan-
ta piedad por los intereses de los desdichados.. (Histerios de Pa-
ris nota ad cap. CXLIII.)




96 AP. PRÄCT. DE LOS PRINCIPIOS TEÔRICOS
quetes y teatros, no nos toca a nosotros decirlo; sotnos sospe-
chosos en la materia: decidanlo los pobres.


No me detendre en hater aplicaciones mis practicas de es-
tas doctrinas, pues no es mi intento dictar una Constitution,
sino solo discurrir sobre los principios de que deberia esta
partir; a cuyo propesito creo suficiente haber explicado el
modo como la representation de las necesidades pide natural-
mente el concurso de los que, o por su condition las sienten,
o por su oficio las compadecen.


761. Adviertase por otra parte que los que padecen son
movidos por la pasion a representar sus necesidades con una
vehemencia que no pocas veces degenera en violencias y tu-
multos especialmente si el representante pertenece a las
clases de menos education. De donde resulta que el que tiene
en sus manos el poder, al reprimir los excesos de las reclama-
clones, suprime a veces las reclamaciones mismas; y que la
pasion, segun su costumbre, pierde lo que debe satisfacerla,
al paso que suspira por lo que no se le debe conceder. Con
esta observation se comprende que encomendando al Clero el
cuidado de hablar en favor de los infelices, Inicese este cuida-
do Canto mats eficaz cuanto es menos apasionado; y al contrario,
los regeneradores al uso, al conceder a todo infeliz el cuidado
y el derecho de defenderse a si mismo, encomendaron la mi-
seria a la debilidad Tie nada podra obtener, y excitaron la
violencia de las pasiones que hacen justa y necesaria la reac-
cion de los gobernantes. De esta suerte el espiritu protes-
tante construye con la Carta lo que la Naturaleza debe luego
destruir con los hechos.


762. Estas consideraciones pueden servir para potter de
manifiesto y refutar uu sofisma, repetido de buena fe y aun por
personas buenas y mantes del Orden por falta de ideas clams
y exactas.


«Una representation, dicen, que exprese sinceramente los
votos y las necesidades del pais, es una necesidad para todo
gobierno que comprenda verdaderamente su mision: es asi que
los votos y las necesidades del pais no pueden ser rectamente
representados sino por los delegados de la nation, es decir,


DE LOS GOBIERNOS MURALES.
97


por las formas constitucionalcs: luego las formas constitucio-
nales son absolutamente necesarias a un buen gobierno..


El Lombardo Vdneto (26 de Abril de 1851) distinguia muy
bien la representation de las necesidades, necesaria en todo
gobierno, de la election national, propia de las formas repro-
sentativas; y aunque aspiraba modestamente a ver estas conce-
didas con el Estatuto, todavia respetaba las formas vigentes,
sin acusarlas de usurpacion y despotismo. Pero no todos los
constitucionales son igualmente moderado .s , aunque lleven
este nombre; y con el argumento que !lentos formulado, creen
demostrar de un modo irrefragable el derecho que tiene todo
pueblo de nombrar sus propios representantes.


• Pero el lector habra comprendido ya, por lo que hemos di-
cho, el vicio del silogismo, cuya proposition mayor es univer-
sal y muy verdadera, Inas cuya menor universalmente tomada
es falsa de toda falsedad. Cierto es que su falsedad parece boy
dia menos evidente y menos daitada por la deplorable perver-
sion de las ideas sociales; de las cuales procede el poder del
sofisma para persuadir los animos en razon del doble error de
que estan preocupados, asi en l9 que niegan a la autoridad co-
mo en lo que otorgan 0 las muchedumbres.


763. Respecto a la autoridad, la independencia heterodoxa
y el principio utilitario del interes ban pervertido de tal mane-
ra el juicio y los sentimientos de la generalidad, que el titulo
de superior se mira comunmente, sin advertirlo siquiera, co-
mo sinOnimo de enemigo, 0 al menos de adversario hostil, de
usurpador inminente; y asi todo el que gobierna es a los ojos
.del periodismo liberalesco como quien va a arrebatar al pueblo
su Yo, apenas este Argos cierre al dormirse sus cien ojos. Ad-
mitidas estas ideas en la sociedad, es claro quo recomendar el
bien del pueblo al gobernante, es como recomendar al lobo la
guarda del ganado. Y como toda la r..lase de los empleados
nombrados por el Rey, no son en resolucion otra cosa que el
brazo del Principe mismo que se extionde para ni .over la socie-
dad entera, resulta que toda esta clase cae a los ojos de estos
bajo la accion de las mismas sospechas, de los mismos anate-
mas; y asi es muy natural que se juzgue imposible conocerse


in




98 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
las verdaderas necesidades del pueblO'por medio de los emplea-
dos de real nombramiento.


Este siniestro juicio fOrmase inadvertidamente por Ia ine-
luctable necesidad del encadenamiento lOgico, como en Giros
lugares indicamos 6 indicaremos; y de aqui que sean preOcu-
pados de el, sin advertirlo, muchos que con him° honesto y
con reminiscencias catOlicas pronunciaron a veces formulas
completamente opGestas a sus preocupaciones. Si fuesen con-
secuentes consigo mismos, despues de haber afirmado que ins-
tituyendo la autoridad quiso la naturaleza el bien de Ia socie -
dad, inferirian luego de aqui que un superior honrado sera
naturalmenle celoso del bien comun; al modo cabalmente que
habiendo prescrito la naturaleza la fidelidad conyugal, infierese
que los Buenos consortes sertin ordinariamente fieles. Y asi
como de la infidelidad frecuente de los deshonestos y de la mAs
rara de algun consorte honesto, seria necedad interir: ponga-
nzos gendarmes de eentinela en coda talanzo; asi. de las usur-
paciones de los tiranos y de los errores y debilidades de los
Principes honestos, nose inferiran la enemistad delPrincipe con-
tra el pueblo, y la necesidad de armar al pueblo contra el co-
mun enemigo , frase que expresa en los papeles democrAticos
cindidamente su verdadero concepto, que los moderados, aun-
quo no agenos de 61, todavia no se atreven a formular cate-
gOricamente, no ya ante el piiblico, pero ni aun ante su propia
conciencia.


Y es que los contiene (no hablo ahora de los hipkritas)
cierto sentimiento catOlico que les trae a la memoria lo que
siendo nifios aprendieron en el Catecismo, la obligacion de
amar al principe impuesta por el mismo precepto del Decalo-
go que nos obliga a amar al padre. «Si en este precepto mis-
mo, se dice a si mismo el catOlico, me impone Dios el amor
del principe y del padre, sera razon tambien decir que su di-
villa Providencia haya puesto una correspondencia natural de
afectos en el corazon del uno como en el del otro para con el
sübdito y el hijo respectivamente. ,) Y asi es la verdad donde
quiera que domina el principio catOlico: a despecho de los er-
metes involuntarios del entendimiento y de los extravios de la


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES.
99


voluntad apasionada, los principes catOlicos tuvieron siempre
sus sitbditos el afecto y el lenguaje de padres: harto lo saben
los reformadores modernos cuando se esfuerzan en extirpar del
corazon del vulgo la reciprocidad de f6 que Daman esltipido
servilismo,


Es, pues, instinto de naturaleza y de fe el abandono del
sitbdito en las manos de uu superior honest() (y esto, nOtesa
bien, sea la que quiera la forma de Gobiern o), como el aban-
dono del hijo en las manos de un padre, el representarle sus
necesidades sin dictarle la ley, el invocar como prenda de
confianza la conciencia y el amor, mejor que la insurreccion y
la suspicacia (1). Cabahnente por esta razon los moderados
honestos continitan diciendo que la autoridad es naturahnente
ben6lica, y que el subdito debe amar a su gobernante.


Pero como Ia lOgica es indomable, como del principio utili-
tario que profesan, saca la lOgica inexorablemente la hostilidad
del pobre, del miserable, del sUbdito contra el rico, el noble,
el imperante; los mismos moderados niegan con los sentimieu-
to4 las formulas catOlicas que profesan de palabra, y forman
aquel cuadrado-redondo, de que otras veces he hablado, ex-
presando su concepto contradictorio con el extrafio maridaje de
paternidad y despolismo.


HO aqui la primera preocupacion quo "lace imposible, Begun
su sententii, A los oficiales elegidos por el Gobierno la verda-
dera representation de las necesidades comunes. No propo-
niendonos aqui nosotros descender a la practica, sino estable-
cer sobre sus justas bases las ideas sociales (persuadidos fir-
memente que en su tiempo madurarAn), no tomamos alfora Ia
defensa de los empleadOS elegidos, ni de los Gobiernos que en
todos tiempos los eligieron. Creemos que la equidad impone


(1) El sal° lector comprende que no quiere decir esto re-
nunciar 4 las garantias legitimas , sino solo animar Ia confianza
reciproca sofocada por la escuela liberal; la que asi como pide
garantias contra los gobernantes legitimos, asi se pavonea en la
oposicion contra los gobernantes representativos. La diferencia en-
tre Gobierno catOlico y heterodoxo esta en el espiritu, no en las
formes.




100 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS


A un escritor leal la necesidad de reconocer excesos histOricos
d imprudences calumnias por atnbas padres.


Las mas bellas instituciones de consejos municipales v pro-
vinciales, de hombres de confianza y de inspectores, las mismas
visitas personales de los Principes en las provincias fueron mu-
chas veces esteriles, en vez de producib los buenos efectos es-
perados de la sabiduria y rectitud del mismo Principe, parali-
zadas ora por las intrigas de los ministros y de empleados in-
fluyentes, ora por la adulation y pusilanirnidad de las personas
diputadas al efecto: y la torpeza de estas es tanto mas detestable,
cuanto fueron mas rectas y generosas de los gobernantes fun-
dadores. Mas que se infiere de aqui? que es imposible por
este medio conocer las verdaderas necesidades de los pueblos?
Asi da a entender que lo tree el Constitutional Pontifieto al
decir francamente que ningun Gobierno paternal salt() nunca
bien. Si con esta proposicion se quiere decir que aim en-los
mejores Gobiernos limbo siempre defectos, se dice una verdad
solemne, aunque de poca utilidad para el caso, por ser propia
de todos los Gobiernos humanos, cualquiera que sea su forma.
Mas si lo que se quiere decir es que ningun Gobierno paternal
ha satisfecho nunca los discretos deseos de un pueblo sabio y
templado, (lase una prueba de atribuir por pasion politica a
los pueblos el descontento que trabaja hoy en dia a los parti-
dos; los cuales no pudiendo pesar de todos sus esfuerzos,
comunicarlo al comun de los sUbditos, han recurrido al subter-
fugio de llamarse ellos solo pueblo, y tenerse a si propios
por los solos sabios. Pero la historia y el sentimiento no callan
por.estos sofismas y anfibologias; ni podrAn nunca borrar de
las piginas de la primera los nombres caiionizados por los pue-
blos como padres de la patria , ni del corazon de los mismos
pueblos, el sentimiento formado en el por mano de la natura-
leza y canonizado por la fe. Mientras este sentimiento dure, los
pueblos, especialmente los catOlicos, no creeran imposible para
un padre que gobierne, la sincera voluntad de conocer, ni para
los hijos a quienes pregunte, la generosa lealtad en represen-
tar las necesidades del pueblo.


764. Esta confianza falta a nuestros reformadores en se-


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES.
101


.undo lugar, porque se fian demasiadu en la election popular,
como si encomendada al pueblo la election de los diputados,
estos se tornasen infalibles e incorruptibles. Mas sobre la fal-
sedad de esta presunta incorruptihidad ya hemos hablado y to-
davia hablaremos muchas veces; y asi no queremos fastidiar con
esto a nuestros lectores ; mayormente despues que ha hablado
con una elocuencia superior a la de todos los oradores la do-
lorosa experiencia de sesenta altos , que por cierto no quiere
aun cesar de hablar a interrumpir el lido de sus lecciones.
A la vista esta el modo como han sido representados en la Ca-
mara piamontesa los derechos y las necesidades de Niza , de
Ossola, de la Valesia, etc. Si la primera no se hubiera movido,
hubiera quedado como las otras dos, sin tener quien la acorn-
pafiase en los funerales. Por el contrario el Valle de Aosta des-
de 1191 que paso a los Principes de Saboya hasta 1730 bajo
el Rey Carlos Manuel vie respetados los antiguos pactos y
mas de una vez quitados algunos tributos que indebidamente
le fueron echados , como en 1540 la gabela de Ia sal, en 1553
el gravamen sobre las pieles, en 1595 sobre los vinos, en 1622
sobre escrituras, en 1729 sobre Ia administration de los
bienes de la Universidad. iVease ahora si es sostenible lo de
que no hay esperanza de Bien en los Gobiernos paternales! ;Va.
yase a poner en manos de los diputados bajo forwas consti,
tucionales los intereses del pueblo!


Cierto quien oye con docilidad las ensefianzas de la expe-
riencia debera confesar que si los que informan al Gobierno
paternal hicieron un injuria al Principe enganandolo por adu-
lacion o bellaqueria , no menor injuria hicieron los represen-
tantes al pueblo que los elegia por diputados, vendiendolo por
ambition (50 por avaricia. Ahora, asi coma de la vileza de estos
no se sacaria rectamente por consecuencia que se deberia su-
primir la representation popular alli donde legitimamente do-
mina ; asi de la vileza de los primeros no puede inferirse la
necesidad de reemplazarlos con los segundos.


Lo que legitimamente se inferiria es la necesidad de mover
los animos al valor, las conciencias a la justicia, los entendi-
mientos a la fe, para que volviesemos a tener en los oficiales


TO310 11.
8




102 Ar. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
del Principe y en los diputados del pueblo aquella independen-
cia y sinceridad de lenguaje que, sin sacar a relucir en pitbli-
co impertinencias de dente baja, ni hombrearse altivamente
con Principes notoriarnente mansos, sepa decir con respeto,
pero con firmeza, verdades aun amargas: en lo cual, y dicho
sea esto en honor de la verdad, los Ambrosios y los Becket, ge-
nerosamente imitados no ha mucho en Baden por ilustres ma-
gistrados, que se negaban a condenar a los catelicos, podian
servir de modelo a muclios de los mas animosos representan-
tes modernos.


§ 1Y.


(Irganisnzo legislative en Orden al Wen CONVENIENTE.


765. Es sentencia de la sabiduria vulgar en las enferme-
dades corporales que el enfermo, y mas todavia si no entiende
de medicina, puede sentir y manifestar su mal; pero no dar
con el remedio ni juzgar rectamente de el. Para combatir este
aforismo vino, Dios se lo pague, un regenerador de la medi-
cina, que no solamente die a los enlermos la clara intuicion de
los medicamentos convenientes, mas porque los viese con ma-
yor claridad cerrele los ojos en un suefio magnetic°. No nos
corresponde a nosotros examinar si debe pr'eferirse el parecer
de los ignorantes dormidos al de los doctores despiertos; en
materia de salud corporal nos remitimos gustosos al juicio de
las, pules interesadas. Lo que importa a nuestro propOsito
es examinar una sustitucion amiloga introducida por los nova-
dores en la medicina cabalmente donde el error hete-
rodoxo proclarnO, como era natural, con su principio de igual-
dad •e1 derecho que todos tienen, aunque scan ignorantes,
esten dormidos, de echarla de medicos.


766. Alas por nuestra parte, pues nos , falta una inteligencia
tan sublime, vamos a discurrir sobre este punto con las ideas do


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES.
103


buenos viejos. te parece a ti, amigo lector, que debe en
la sociedad ser tenido per capaz de Racer leyes convenientes?
Naturalmente me responderis que expresando la conveniencia
un juicio de relacion, no puedes satisfacer a mi pregunia, si
no te explico mas claramente el fin con que debe convenir
la ley. Parecente, sin embargo , que de lo dicho hasta aqui
resulta hastante claro este fin: la ley debe ser conveniente
sea, buena para mover a los ciudadanos de modo que provean.


la necesidad peblica o remedien la pnblica enfermedad. Asi,
por ejemplo, si la representacion de las necesidades nos Int-
biere hecho comprender que estaba enferma la sociedad por so-
breabundancia de ladrones, ique deberemos !lacer con nuestra
ley? Quo los ciudadanos se abstengan de robar, o quo. al pri-
mer hurt° se les reduzca a la imposibilidad de repetirlo. Para'
remediar tal necesidad hay un remedio muy ficil, y es publicar
una ley que diga:


Art. 1.° Se prohibe a todos robar.
Art. 2.° Todo el que robare sera llevado a la cancel hasta


que se le pase la gana de cometer este delito.
767. ;Buen remedio a fe mia! dire aqui ciertamente el lec-


tor: eso ya lo sabiamos: mas quien nos asegura que sera obe-
decida . tal ley?


Tienes razon, lector mio, y veo muy bien que el remedio no
basta. Cosa muy verdadera es que para que cesen los hurtos con-
viene que no se robe; mas para que no se robe conviene inducir
al pueblo a la observancia de la ley. He aqui, pees, dos cosas
convenientes a que debe atender el legislador; la medicina
debeconvenirconla enfermedad yconvenir con el enfermo; con
la enfermedad para curarla, con el enlermo para que la tome. Asi,
pues, para encontrar buenos iegisladores en este punto, es
precise hallar personas que conozcan las causes de los males
sociales, y la naturaleza de los ciudadanos enfermos.


768. Ahora hien, para dar con tales hombres, nuestros re-
formadores tienen una receta muy sencilla: lanzado un grito de
igualdad é


• ndependencia con acompafiamiento obligado de
progreso y humanidad, basta obtener el sufragio do quinien-
tos o seiscientos electores para que descienda inmediatamente




104 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEOltICOS
sobre el nuevo diputado el espiritu santo de Lutero que ha de
Benarlo de-ornotiseibili y constituirlo en una enciclopedia am-
bulante; y no hay ninguna vaina de babas que en saliendo elec-
ta de la urna no encierre en germen en cada haba un ramo de
las ciencias politicas, y que no adquiera la ciencia y la frente
de aquel Eormion que ensenaba a Annibal el ante de la guerra:
asi que no bien han saltado de la barca 6 salido de la escuela,
de la oficina, de la tienda, cuando tornando un vuelo atrevido
por todas las regiones enciclopedicas, nos hablan de economic
politica, de estrategia, de diplomacia, de canones, en terminos
quo desafio a Leibniz a que no se quede atOnito. Verdad es que
bitimarriente cierto malicioso diario se atrevi6 a asegurar que un
diputado. y quiza tambien un ministro qne no sabia distinguir
la vela de la antena, ni la proa de lapopa, Baba-]eyes a la mari-
na (4). Pero estas malignas sâtiras no impidieron al honorable
discurrir, 6 al menos, hablar por espacio de cinco o seis cuar-
tos de Nora. Tal es la gran ventaja del hombre progresivo sa-
bre los viejosyscurantistas.


769. Ear° los oscurantistas deberemos por esta vez contar
a Romagnosi, cuyo celo cordial por los gobiernos represert-
tativos no llego a ponerle la venda en los ojos y a inducirle
admirar com p Gobierno 'Unix° posible la Constitution inglesa
6 la francesa. 0Abrid, dice el celebre publicista de Pavia, abrid
las actas de todos los parlamentos, examinad todas sns sesio-
nes, recorred la lista de todos sus aftliados, y despues de esto
negad, si podeis; que estos comicios no son mas que on pue-
blo algo mas escogido, dominado do todas las preocupaciones,
de todas lag pasiones, - arrebatado por todas las emulaciones po-
pulares rectas y oblicuas, A . excepcion de algan varon &No y
boon° conducido accidentalmente al salon de sesiones.0 p0-
co antes hahia dieho: «i;Es 6 no es cierto que para compren-
der y apreciar . 1a conveniencia de una ley justa y prOvida se
requiere ciencia e imparcialidad? Esta ciencia debe abrazar la


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES.
105


razon privada, la razon social, la razon de Estado, con quo
concertar todos los derechos, conciliar todos los intereses,
impulsar la prosperidad de los individuos con la potencia del
Estado. La imparcialidad edge estar al abrigo de la emula-
cion predial, de la industrial, de la mercantil, de la cortesana,
de la doctrinal, y estar dotados del solo sentimiento de la cosa
pUblica. Ahora yo pregunto si en los comicios de los diputa-
dos se puede encontrar esta ciencia y esta hopareialidad.»


Y confirma su juicio con on estracto de la Biblioteca brita-
hica (Julio de 1828, pig. 21, 23), donde todos los autores y
correctores de las leyes en las Camaras alta y Baja, todos, se
dice, ignoran en el mum° grado la razon de las leyes. «Cada
cual modifica a su moclo la ley, sin conocer apenas la materia
sobre que versa. mutilada y torturada, contradicha Ttras-
formada primer° por los comites, despues por los partidos
politicos, den que estado sale por Ultimo de esta fragua ardien-
te donde la vimos arrebatada? zConserva par Ventura la fuerza
que se le atribuye? (1).0


La:sentencia es perentoria , y los jueces no sospechosos ni
incapaces parecen haber referido lo que sucediO poco tiewpo
ha en la Asamblea de Francia , tratandose de la tarifa de los
azeicares: aprobados los primeros articulos tras una charla
interminable, y propuesta a uno de los siguientes no se que en-
mienda, se reconociO quo estaba en oposicion con los articulos
ya aprobados : entonces la pobre ley , naufraga entre el cho-
que de las correcciones y las parlerias de cajon, hobo de it
parar para carenarse en manos de la comision, que entendia
del negocio mejor que los diputados, la cual se vie condenada
a concordar los articulos aprobados con la susodicha enmien-
da. Esto es lo que sucede cuando los ignorantes corrigen a los
sabios.


lie aqui ahora una nueva confirmation en el opitsculo
fia-


manic de Romieu (El espectro rOjo do 1852), quien repite
Tie .1a causa de estos abortos es cabalmente la ignorancia,
resultado necesario del. Orden bastard° establecido por los so-


(1) llomAcxosx, Gittrisp.
p. 1, Iib. VII:, cap. IV.


(1) Todos queremos hablar de timones y velas, de fuerzas de
tierra y de fuerzas de mar, y se les escapan unos gazapos que pa-
recen ballenas. El conde de Cavour en su ardor, etc. (V. La Vox en
el desierto, 42 de Enero de 1851)..




106 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
fistas: una nation entera gobernada por medicos , abogados,
herreros ; las cuestiones sobre la guerra y la paz abandonadas
a leguleyos de Inger ; cada un aflo aventurada la suma de las
entradas piiblicas al ninnero fortuito de los que asisten a la
sesion, y el reposo de un gran pais puesto en manos de descon-
tentos, de atnbiciosos rivales.»


Asi piensan y asi hablan los hombres peritos y sinceros
cuyo cerebro no ha alterado la quinta esencia de Montesquieu,
y cuyo Aainao no se afectO al oir que se les acusa de oscuran-
tismo. No se nos niegue a nosotros el derecho de usar el len-
guaje de la verdad, ya que no somos de los que se extasian
contemplando la repUblica de Platon entre las nubes, pues
buscamos en los hechos y en la realidad la explication de los
desOrdenes que en los Gobiernos represefitativos de Italia
lean excited° tales quejas.


Nosotros,que no teniendo alas con rine volar, caminamos toda-
via a pie con el auxilio de unas comunes piernas, de que nos pro-
vee la madre naturaleza, podiainos acaso encontrar en el vulgo
la sabiduria necesaria para erigirlo en legislador O elector de le-
gisladores? .•Para esto seria preciso que estuviesemos persuadi•
dos de la igualdad imaginaria de todos los individuos.humanos,
en la cual fundan lOgicamente los novadores este derecho uni-
versal de gobernar. 10h! Cuando hay valor para decir: oel pue-
blo estA maduro, este ilustrado, ha Ilegado haste la altura
de su siglo, etc.,» entonces podrà decirse que, sea este 6 aqua-
Ila la persona elegida, todo es igual, como es igual jugar al bi-
ller con tacos perfectamente iguales. Pero nosotros, que no
Ilevamos la tonteria haste el punto de reputar ignales a Sixto V
y Fray Junipero, a Richelieu y a Cal4unne, tenemos por may
dificil que marclie un Gobierno cuando los legisladores son
elegidos por el sufragio universal, y todavia creemos que . sin
medlar un milagro una persona ignorante- no hallarn ordina-


-riamente la verdadera medicina a los males sociales, y una
persona inesperta no moverà generalmente a los hombres A
que la adopten. Las enfermedades sociales tienen sus raices
por debajo de tierra, y no se las puede percibir si no se em-
plea la observation mas imparcial y penetrante. Oigamos de


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES.
'107


nuevo a Romagnosi: Los dogmas politicos estdn por su natu-
raleza fuera de la inspiration del amor propio individual,
y por su certidumbre fuera de- la ' gran masa de una na-
cion (1): por lo que muchas veces el remedio que a primera
vista se presenta, solo serviria para agravar la dolencia.
para valertne de un ejemplo familiar, en un Estado necesitado
de diner° el primer remedio a que recurre una persona impe-
rita es el de aumentar las contrihuciones; y sin embargo, no
hay ya nadie que haya saludado aun desde lejos la ciencia
econOmica, a quien se oculte que hay un limite mas ally del
cual el aumento de las pechas disminuye su pro. Pues si tales
engafios pasan sobre materias tan groseras y palpables, como
la bolsa, zque no paserA en tames otras materias en que se
agitan los intereses morales y la g fibres mas delicadas del co-
razon humano? iQue no sera cuando se busque un remedio
la codicia de los avaros, a los impetus de la venganza, a los
extravios del amor, a los de,sOrdenes domesticos, yendose so-
bre la estrecha senda de la verdad que va por entre dos pre-
ci piciosi


770. Si tuviesemos, pues, que prescribir una norma uni-
versal pare organizer bleu una Asamblea legislative, consul-
tando solo un poco de criterio comun, despues de haber con-
cedido al vulgo un Organo que represente sus necesidades,
que partici° abrazariamos pare proveerle de legisladores que


conozcan la congruidad de las leyes? Por mi parte, buscaria
entre las personas doctas y prudentes la for y nate de los que,
despues de haber estudiado prolundamente todos las ciencias
morales y en particular las political, Imbiesen despues de esto
adquirido en el ejercicio de la administration y de los Gobier-
nos aquella prdctica sin la que poco valen retOricas.


771. Se que esta' eleccion sonaria mal en los oidos acos-
tumbrados a la igualdad: mas ya to he dicho, lector bueno,
que aqui entre nosotros hems de diacnrrir con ideas algun
tanto viejas, viejas como la madre naturaleza, que no es poco
decir. Si convienes conmigo en este punto, podemos consoler-


(1) Guirisp. teor., p. I, lib. 7, c. 4.




108
AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS


nos de las censuras de los reformistas, acordandonos de Ana-
carsis, filOsofo Barbaro de nacion, mas comparado no obstan-
te por los griegos a sus siete sabios; el cual, cotno le pregun-
tasen lo que pensaba del Gobierno de Atenas, donde el pue-
blo deeretaba las leyes a propuesta de los magistrados, res-


. pondie que le parecia extrano un Gobierno donde los tontos.
mandaban y los sabios obedecian. Asi se pensaba en aquellos
tiernpos, y si este juicio! volviese poco a poco a penetrar en
las cabezas, luego cesaria Ia locura del sufragio universal,.
no siendo posible que el comun de tenderos, artesanos, mer-
caderes, rnarineros, labrantines, soldados y demits que forman
Ia masa de los sufragios, pueda nunca juzgar de la convenien-
cia de las leyes ó de la pericia politica 6 filosOfica de los can-
didates. Y no hay que replicar que no toca al pueblo hacer
las leyes, sino elegir diputados; plies aunque la replica fue-
se verdadera, no desataria la dificultad; porque no es menor
la sabiduria que se requiere para elegir las capacidades poli-
ticas, que para formar leyes sabias. Y a la verdad, quien
ignora que aquellos se distinguieron entre los grandes Princi-
pes, que supieron habilmente elegir ministros?


Pero tat replica es falsa y contradictoria en los Gobiernos
constitucionales. Falsa, porque el pallid° de la oposicion que-
riendo corregir las leyes, fpuede en todo caso cautivar la opi-
nion del vulgo, y mudar las personas de los diputados invo-
cando en nuevas elecciones el juicio de la nacion, es decir, de
la pluralidad ignorante, constituida de esta suerte en juez de
los propios legisladores, a quienes obliga a mudar las leyes.
Esto supuesto, cOmo podria la multitud ensalzar 6 vituperar a
un legislador si no juzgase por buena 6 por mala la ley?—
Contratlictoria, porque si alguno pretende guitar al pueblo el
rierecho de pronunciar este juicio, zquieri no advierte la contra-
diction en que por aqui cae con el sistema heterodoxo, segun
el cual, nadie esta obligado a obedecer una ley en que no ha
consentido?


772. El sabio autor del articulo de Friuli citado en el Cons-
litucional de Florencia (15 de Abril de 1851) parece haber
percibido esta dificultatl en el hecho de reducir a formas ge-


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. I fi9
rarquicas las elecciones de diputados, formas en virtud de las
cuales los elegidos por los Cornunes tratarian solo los nego-
cios municipales, y el derecho de tratar de los negocios politi-
cos seria de los diputados de las representaciones superiores.
He aqui sus palabras: «En un comun esta al alcance de todos
hacer una buena election de representantes... Los mas probos,
los mas entendidos son perfectamente conocidos de todos.....
Si los representantes de los Comunes eligiesen los represen-
tantes de la provincia, y estos a su vez una representation
mas vasta, tendriatnos todas las garantlas convenientes a los
intereses existentes.


No es nuestro inimo dar el voto it esta mejor que a cual-
quiera otra manera de asegurar la eleccion 'de diputados dota-
dos de la aptitud necesaria para encontrar los remedios con-
venientes ã las enfermedades sociales y a la sociedad que las
padece; pues estamos resueltos a no 'lacer acepcion de forma
alguna politica, atento que nuestro propOsito se litnita a mirar
las materias sociales por su lado Moselle° y abstracto. Y si
ponemos el proyecto del publicista friulano , es solo para
probar que no nos domina ninguna preocupacion retrOgrada
al reputar al vulgo incapaz de elegir sus legisladores. El pro-
cedimiento gerarquico supliria, segtm este autor, los metodos
usados en otro tiempo de estudios legales y de practica toren-
se, con que se pretendia formar legisladores y gobernantes.


A este propOsito habian sido instituidos los grados universi-
tarios; cuya institution no carecia ciertamente de merit°. Asi
que reditnidos los estudios de la presente superficialidad, es-
tendidos a todas las ciencias politicas, alianzados por exame-
nes que no fuesen una formula 6 una socalina, y fortalecidos
con un periodo de practica que fecundase los germenes del
seso gubernativo y madurase la experiencia, la antigua insti-
tueion de las borlas podria ser mas ittil que antiguamente lo


y ciertamente seria menos irracional que la patente de
ciencia ilimitada conferida a los diputados por el vulgo, que
apenas sabe escribir su nombre.


775. He aqui indicadas algunas ideas en Orden a la repro-
sentacion del seso politico necesario Para hacer leyes adecua-




110 AP. PIUCT. DE LOS PRINGIPIOS TEORICOS
das. Si todo esto falta en las Constituciones modernas on vir-
tud delmCdo como estdn formadas, no deberd causar A•nadie
maravilla el triste resultado que han dado de si, por el cup].
llora toda Italia sin poderse persuadir aque sea solamente di-
chosa Ia nation gobernada con estas formas, y a que sean sola-
mente sibios sus fautores. Prosigamos nuestro asuni,o.


§ V.


Organismo legislattvo en Orden al bien honesto.


774. Para que sean riffles las leyes, deciamos, surja bajo
los auspicios del derecho una representacion popular (pie ma-
nifieste. las necesidades publicas; una representacion que ten-
ga fidelidad en expresarlas , autoridad para hnplorar su re-
medio y templanza para no exagerarlas. Para hacer leyes con-
venientes buscamos un organism° de hombres sabios, de
hombres conocedores de las personas y de las cosas. Resta
ahora que bajo la direccion,del buen juicio natural busquemos
el medio de asegurar a las leyes su primero y necesario re-
quisito, 6 sea la justicia. Este es un presupuesto de toda ley,
como quiera que su bondad moral no es la causa por que se
hace la ley, sino una condicion sin Ia cual toda ley careceria
de fuerza. La ley civil se establece por un bien externo, y el
bien externo no es la bondad moral. Pero asi como todo el
hombre exterior debe siempre subordinarse al interior, asi
tambien todas las leyes politicas deben siempre subordinarse
la justicia.


775. zbias quien sera interprete y juez de la moral en la
sociedad que nos hemos propuesto organizar por via del sen-
tido coinun? jOh! para nosotros dos , taro lector, que somos
catOlicos, el caso no es arduo. Y si no, que es lo que to !races
para saber si to es licito otorgar un contrato para bien de to
familia? Por mi parte , me voy en derechura al confesor o al


DE LOS GODIERNOS LIBERALES. 411
Cura de mi parroquia para que me digan, no si el contrato
me es ni como podre persuadir a la otra parte a que lo
Naga, que de esto entiendo yo mas que el Parroco 6 el confesor,
sino solamente para estar cierto de no faltar en el a ningun de-
ber de justicia.


Ahora, si asi obramos en cosas de poquisimo momento,
icuanto mas justo sera emplear esta cautela en los graves ne-
gocios que pueden poner turbacion en todas las conciencias de
una sociedad catOlical


7713. Es inntil afladir que esto que acabo de decirte, debe
quedar entre nosotros, sin traspirar hasta los oidos de los po-
liticos liberales, sl no quieres que to respondan con una bo-
canada de risa 6 de dicterios, segun haya sido buena 6 mala
aquel dia la digestion. Bien sabes que estos tales no conocen
otra probidad que el interes y entOnces siendo la ley


dicho se esta que tambien sera honesta; O conocen alga-
na manera de probidad que no sea el interes, mas reservando-
se cada cual, en fuerza del principio de la independencia, hacer
con relacion a ella oficio de juez; y entOnces la pluralidad juzga
en iiltima instandia , sin necesidad de it a rozarse con el
polvo del santuario ni a tomar sus vestidos del Oleo de la
lampara.


Por esta misma razon ha observado el ilustre publicista es-
pafiol sabiamente en el ultimo capital° de su Ensayo
sobre el Catolicismo, el liberalism° y el socialism° , que los
liberales moderados quieren si conceder a Dios cierta autori-
dad primitiva y radical sobre Ia sociedad , a condicion que
Dios les deje a ellos la autoridad actual. Asi se les oye hablar
perpetuamente de religion, de ley manifestada por el Criador
con Ia naturaleza de las cosas, comprendiendo bien quo sin este
fundament° su Gobierno no podria sostenerse ni dar un paso.
Mas cuando se les llega el catOlico y les pide que sea escu-
chada la voz de Dios en la Iglesia, aun en Orden a los intere-
ses publicos , luego gritan como energinenos, saliendo cla-
morosamente con aquello de que el reino de Dios no es de este
mundo.


Decirles, pues, a estos senores , clue la honestidad de las le-




r


112 AP. PR:ACT. DE LOS PRINCIPIOS TEOR1COS
yes en un pueblo catOlico debe cohstar en la firma del Clero,
seria volver A las tinieblas de la Edad Media, como dicen; seria
conceder a Dios el gobierno actual en la sociedad , segun el
ilustre marques de Valdegarnas.


Sabes lo Inas que pueden dar de si por un exceso de compla-
ceneia cuando les parece que les importa ser tenidos por ca-
tOlicos, y bajo esta mascara se sienten precisados por la lOgica
A aceptar el tribunal de Ia Iglesia? Curios() es el expediente
que acuden para salvar la cabra y el pasto : invitan a colo-
carse en el tripode de la Camara para que la consuelen con sus
orAculos a la flor del Clero formada por los Asproni , Turcotti,
Cameroni, Rebechi, Garola y otros de igual laya , diputados
periodistas, cuya teologia nunca dejO descontentos a los gober-
nantes. Estos se excusan con ellos de acudir A Obispos que no
respetan y a Confesores de que no han ,menester.


777. Mas a poco que quieran reflexionar sobre sus pro-
pias teorias, comprenderian hien cuAn deleznable es el apoyo
que pretenden dar A la honestidad de las leyes. zNo son acaso
ellos mismos los (pie pregonan continuamente la importancia
de las instituciones? No repiten A cada paso clue en las insti •
tuciones y no en las personas debe fundarse la seguridad del
bien social? lPues que confianza podria tenerse en la honesti-
dad de las leyes, si no tuviesen otra seguridad que el parecer
de ocho 6 diez clerigos salidos fortuitamente, Dios sabe como,
de la ulna electoral? Para nosotros los catOlicos el custodio de
la moral es la Iglesia, no este 6 aquel presbitero; y la Iglesia
tiene, a Dios gracias, un organism° instituido por el Redentor
en persona, al que toca regular nuestras conciencias, si quere-
mos que puedan Ilamarse rigurosamente catOlicas.


778. De esta manera el Redentor, instituyendo la Igle-
sia nos fibre) de toda solicitud en Orden al asunto de quo esta-
mos discurriendo, habiendo tornado por si mismo el cuidado
de darnos un Organ° perfectamente adecuado para custodiar
en las sociedades cristianas la honestidad de las leyes. Acep-
temos agradectdos do mano tan benefica y de sabiduria tan
infalible este don, y estaremos seguros en nuestra platOnica
repOblica, no solo dB la honestidad de las leyes, pero aun de


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 115
la concordia entre los ciudadanos. Pero esto se queda para
nosotros los catOlicos. Los reformadores A la mods, seine-
jantes al susodicho Berti, a quien oimos en otra ocasion de-
clarar con tanta sinceridad que el regimen representativo, fun,
dado en la libertad de discusion y de discursos, es esencial-
mente contrario a las doctrinas clericales de los Papas,
tales reformadores, digo, aun cuando se fingen catOlicos, ex-
cluyen claramente por sistema de Ia legislation A la Iglesia
docente, 6, como dicen, al alto Clero. OigAmoslo por boca del
mismo Berti, en la sesion de la Camara piamontesa (1 .1 de
BIarzo de 1851). «Las mismas doctrinas politicas que profesa
el Clero de Roma son profesadas por el alto Clero de todos
los demas paises catOlicos...., ,;Debera ser tolerada la ensefian-
za de Roma despOtica en un Gobierno constitutional?.....
Cuando la Iglesia RENUNCIASE A TODA INGERENCIA POLITICA,
constituyendose, por consiguiente, sobre su verdadera base (1),
entOnces no tendriamos dificultad en renunciar A alguna in-
gerencia, etc.... No es la Iglesia, no son sus santas doctrinas
lo clue nosotros combatimos, sino mas bien las doctrinas poli-
ticas DE LA PARTE âIIS PODEROSA DEL CLER0.))


779. Asi excluyen de toda influencia en el Orden politico
A la Iglesia docente (los Obispos con el Papa), que es cabal-
mente la (mica A quien es debida plena y absoluta obediencia


(I) lie aqui la verdadera base de la Iglesia, segun el legisla-
dor piamontes: a esta costa seria libre de atizar sus lamparas, de
hacer girar por el aire el incensario, y de tocar (en no pasando de
cinco minutos) sus campanas. Pero, ;ay de ella, si penetra en el mun-
do exterior! Lastima que su divino legislador all y en Palestina no
hubiese pensado como el de Turin: pues no podemos gozar aun
las ideas de los gladiadores, la apoteOsis de los Césares, y la ven-
taja de toner centenares de esclavos para servicio nuestro y sus-
tento de nuestras murenas. Pero desgraciadamente el Nazareno
conflO a Roma despitica y a la parte mds poderosa del Clero sits
santas doctrines, obligando a este cuerpo docente y hablar claro
y a ensenar, no solo a los individuos, sino y las naciones: docete
homnes GENTES; y a los que no creen, que vayan y hacer compania
al diablo en la morada de este: qui non crediderit condenabilur.
Vea Vd. ahora, Sr. Berti de mi alma, en Tad peligro os poneis
con todos vue4ros colaboradores en la fabrica del COdigo, comba-
tiendo las doctrinas politicas de la parte rnas poderosa del Clero.




114
AP. PRICT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS


por todo catOlico; la Unica a quien esta prometida la infalibili-
dad é impuesta la vigilancia sobre el Orden moral de toda la
cristiandad: y asi vienen a decir con los hechos que nada im-
porta la moralidad de las leyes, 6 que de la moralidad de las
leyes son jueces infalibles los diputados. Y si por desgracia al-
gun sada() escrupuloso dudase de esta infalibilidad, y vacila-
se en la obediencia, ya de tiempo muy atrAs Antioco y Neron
ensefiaron a nuestros legisladores como deben librar a los Ma-
cabeos y a los cristianos de estos escrUpulos, y apartar del
Estado la ingerencia politica de la Iglesia.
. La leccion de aquellos grandes maestros de politica ha en-
contrado escolares dOciles en nuestros mismos tiempos; y si la
Iglesia se obstina en meterse en cosas po!iticas, tanto pear pa-
ra nuestros regeneradores le han dicho Bien claro que
como Iglesia docente no tiene que intervenir para nada. Si el
Gobierno cree oportuno recibir consejo en materia de hones-
tidad (de la cual se jacta de estar bastante informado), ilamarà
teOlogos, Damara canonistas, y llamas hasta Obispos, si se le
antoja; pero tengan estos pre sente que aqui no hablan sino como
diputados 6 senadores. En cuanto al cuerpo orgAnico de la
Iglesia, interprete legitimo entre los catOlicos de la verdad y de
la justicia, no tiene aqui intervencion ninguna ni puede ser
lolerado en un Gobierno constitutional.


Qu.e haremos, pues, para asegurar la honestidad de las
leyes? Romagnosi, que comprendiO inejor que los constitucio-
nales la importancia de establecer una proportion entre las
lunciones y la capacidad del sugeto, pero que desgraciada-
mente no tuvo ideas exactas en materia de Religion y de mo-
ral, comprendiO, a pesar de esto , que la honestidad legal de las
leyes (6 sease su conformidad con la Constitution) debia juz-
garse por un consejo distinto del quo juzga sobre la convenien-
cia de la ley; y IlamO al primero Senado conservador , y al
otro Consulta national (1). Parece, pues, que confiar el juicio
sobre la honestidad a aquella misma sociedad a quien el ado-
rable Fundador de la Iglesia encomend6 este magisterio, es


(1) Guir. tear. p. 1. lib. 7, c. IV.


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 115
entre los catOlicos la consectiencia lOgica de la re que pro-
fesan; y quo por el contrario excluir al Clero de las in-
fluencias legislativas, es negarse implicitamente a reconocerla
por maestro supremo del Bien moral.


§ VI.


Coordination de los Organos.


780. Conforme a las ensefianzas del sentido comun, hemos
sacado hasta aqui en limpio por via de conclusion, que las ne-
cesidades sociales deben ser hechas manifiestas por los que
sienten el peso de ellas, y ser remediadas por los que tienen la
pericia necesaria para el caso, y rubricadas, en fin, las leyes
acordadas al intento por los quo tienen de Dios el magisterio
en punto A moral: estas tres fun clones, hemos dicho, deben te-
nor Organos distintos; porque seria absurd() corregir el senti-
miento de las necesidades con la conciencia de quien no las
siente, 6 regular la ciencia del medico con la ignorancia del en-
lam°, 6 finalinente, mezclar en los juicios relativos a la ho-
nestidad algun interes que los vicie.


781. Por donde se echa de ver que estos tres organos de
representacion no deben ser tratados por nosotros como los
modernos reformistas tratan a CAmaras y ministros, IlamAndo-
los a sancionar con un mismo voto la ley considerada en Co-
das sus pales sin hacer distincion de honestidad, conveniencia
y utilidad. Habiendo visto nosotros que las tres distintas fun-
ciones corresponden a tres distintas clases , seria aburdo vol-
ver a confundir los elementos diversos en un solo vow; pero
convendrA necesariamente que toda ley pase por tres crisoles,
y reciba su action completamente libre en Orden a su objeto
respectivo. zNo hemos dicho que el vulgo siente las necesida-
des, pero no conoce sus remedios? Pues seria ridiculo llamar
para que hiciese de medico al enfermo ignorante y quiza fu-




116 AP. PRACT. OE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
rioso. Por la misma razon no debe juzgar de Ia honestidad el
politico, poco escrupuloso a veces en esta materia y casi siem-
pre tentado por su profesion a sacrificarla al interes.


782. Digo por su profesion , porque no ocurra una obje-
cion que no deja de tener alguna apariencia de legitimidad.
jPor que razon, podriase decirme, quieres suponer que los le-
gisladores de lo conveniente no pneden dar tambien leyes ho-
nestas? No son ellos conocedores del Bien y obligados a ha-
cerlo en cuanto hombres, asi como son dodos y peritos
como legisladores de lo conveniente?


Mis lectores ven muy bien que, al menos entre catOlicos,
no rige la objecion; pues confesando nosotros quo el nnico juez
competente e inapelable de la moral es Ia Iglesia, el pretender
obligar y forzar a los sitbditos a la observancia de una ley sin
hacer cierta en grad° supremo su bondad moral con el voto
de la Iglesia, es por lo menos una imprudencia solenme, y
muchas veces una tirania, no menos salvaje, mirada a la luz de
la civilization, que impia ante la conciencia religiosa. iPluguie-
se a Dios que los recientes ejemplos de las Camaras piamon-
tesas no hubiesen confirmado con pruebas de hecho que la
probidad catOlica de los politicos no esta siempre segura de
las tentaciones del interes!


785. Mas aun prescindiendo de la natural competencia de
Ia Iglesia sobre esta materia , nuestra proposicion seria siem-
pre firmisima por la intima naturaleza de las cosas , a la cual
aluden las palabras (por su profesion) con que hems querido
prevenir la dificultad. Es un principio notorio de buena legis-
lacion que, aun cuando ninguno debe presurnirse malo mien-
tras no se le pruebe, es sin embargo malisima toda ley que pone


Ia flaqueza humana en peligro de delinquir ; y por el con-
trario, es ley muy excelente la que, al paso quo obliga las con-
ciencias con el deber, anima con el interes el instinto natural.


Ahora bien, todo el que tiene conochniento de lo que es et
hombre, sabe muy bien que no solo es propenso a ponderar
grandemente la utilidad, especialmente coloreada en nombre
del bien pitblico, sino que esta inclinacion preferente tOrnase
poco menos que exclusiva cuando se trata de conseguir el


D1 LOS GOBTERNOS LIBERALES. 117


objeto dela respectiva profesion o envie°, pues en este caso
-aftadese a la utilidad no se que tintura de derecho y de deber
para conseguirlo. De donde proviene que el cuerpo politico,
•destinado a hacer leyes para utilidad pUblica de Orden exter-
no, estara perpetuamente tentado de llevar hasta su grad()
maxim° estas ventajas externas, si no fuese contenido por
quien tiene por oficio asegurar it las leyes la integerrima ho-
nestidad: que es el objeto a quo mica por su deber, y para
el cual ha recibido el Clero la capacidad necesaria del divino
Autor del Catolicismo.


No deben, pues, confundirse las tres funciones, sino coor-
dinarse; y su coordination debe necesariamente formarse se-
gun las relaciones naturales de los objetos entre si y con la
naturaleza humana a la que se imponen las leyes.


Por donde siendo en esta vida la rectitud moral Ia ley su-
prema é indeclinable de la naturaleza, debera toner una
fuerza suprema para impedir que • se establezca una ley el
veto del Maestro competente y socialinente reconocido de Ia
moral.


Pero la honestidad, como ya he dicho antes, es la condicion
previa sin la cual no se da ley alguna; eras no es la causa in-
mediata de la ley, puessi lo fuera, Ia ley, deberia mandar todo
lo que es bueno. Asi aunque una determinacion inmoral
pueda nunca elevarse a la sublime dignidad de ley, sin embar-
bargo, la causa de la ley debemos buscarla, no ya en el elemen-
to que la Ince licita, sino en el que la Mace necesaNa 4 fail.
Quit element° es este? Recardarás, lector amigo , que la ver-


dad y gravedad de la necesidad hacen necesario el remedio,
y que entre los varios remedios posibles la mayor convenien-
cia determina la election de uno con preferencia a los demas.
He aqui, pues, Ia fOrmula con que se coordinan estas funciones
de actterdo -con el sentido comun en la sociedad catOlica:.«No
sera sancionada ninguna ley, si un Organ° que exponga las ne-
cesidades del pueblo, no reconoce quo es precis° remediarlas;
si el Organ° interprete de la ciencia politica no juzga el reme-
dio por conveniente; Pero la ley no tendra vigor si no esta sus-
crita por el Clero; el cual considerado en su pure funcion


TOMO II. 9


Trt




118 AP. PRÃET. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
juez de lo que es bueno (prescindimos ahora de las razone&
que le puede') corresponder por otros titulos de utilidad, ne-
cesidad, etc.) • no habia de proponer las leyes, sino solamente
impedir que se adopten cuando sean contrarias a Ia moral.


781. Echase aqui de ver cuan injusta es la imputacion de
espiritu invasor que hacen al Clero catOlico los pie clatnan
contra la teocracia y el de-potismo de los Sacerdotes, que
quieren meterse en lode, é impiden la libre accion de los-
gobiernos. A la verdad siendo oficio del Sacerdote custodiar
la moral; siendo la moral el requisito previo necesario, no so-
lamente de toda ley sino de toda accion huruana, es imposible
que el Clero deje de ejercitar entre los holes una influencia
granite y continua para impedit


• el mal. Pero impedir el ?nal
moral no es lo mismo qua lancer leyes 6 aplicarlas. Mientras
el Clero, reducido a sus facultades tocantes a Ia moral, deje
Ia representation popular el encargo do expresar la necesidad
del pueblo y proveer a su remedio, es on abuso de los termi-
nos Ilamar teocracia a este Gobierno, como lo seria Ilamar
constructor de una casa al bracero que caba las zanjas haste,
Ilegar al terreno virgen para que la casa no se venga abajo.
Pues asi como seria ridiculo acusar a este zapador de impe-
dir la obra y usurpar sus funciones al arquitecto, porque pro-
sigue sus escabaciones mientras encuentra tierra movediza, asi'
es ridiculo o mas bien calumnioso acusar de usurpacion a los-
Sacerdotes, porque prohibett las leyes que Ilaquean en materias,
de moral. Si los gobernantes se obstinan en llevarlas adelan-
te aunque scan malas, de seguro tropezarAn en la Iglesia.
Pero que culpa tiene la Iglesia de su maldad? Ciertamente
todo derecho del Orden natural y del sobrenatural es un ohs-
taculo para los gobiernos despiiticos; pero sera razon Hamar-
por esto usurpadoras A la naturaleza y a la religion ?


785. Permanezca , pues, cada coal de estos Organos en el
circulo de sus atribuciones: decida sobre el objeto en que es
juez competente, y conservando sobre el so propia suprema-
cia, deje a los demas la soya en su respectivo objeto ; y la
accion ordenadora procediendo ordenadamente, no darn °ca.
sion a coaliciones O incertidumbres, las cuales no tienen lu-


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 119


gar donde un poder supremo decide en iiltima instancia.
786. Distribuidas asi las atribuciones deliberativas se vera


facilmente que un principe cualquiera es en semejante orga-
nism° un resorte necesario, pues da a las tres deliberaciones
la unidad necesaria. El principe hace en el gobierno lo que
hace en las sensaciones el sentimiento central , al coal (puede
dArsele el nombre que se quiera) deben liegar todas las sensa-
clones diferentes producidas por un objeto tznico para que sea
percibida de el su unidad. Xthno se podria decir, por ejemplo:
esta rosa de color de ptirpura time la corola mOrbida y olo-
rosa, si un sensorio interim no recogiese en uno las sensacio-
nes de la vista, del tacto y del olfato? Esta es, pues, la funcion
del monarca, quiera reuniendo las tres deliberaciones',6 la
Ultima mano a la.ley. Es tan necesaria esta funcion, que sin
ella Ia ley seria imposible, O Ilegaria a alterarse O destruirse la
respectiva supremacia independiente de las tres asambleas re-
presentativas.


Para los --etormadores a la moderna que han confundido
todas las funciones confiandolas indistintamente a todos los
individuos, el principe es una planta parAsita, pues para con-
tralizar los pareceres basta el presidente de la Asamblea: y asi
foe abolida sin dificultad la dinastia primogenita en Francia;
tambien cap' el Monarca de la casa de Orleans, y ya vacila aura
el fantasma de presidencia que un diputado Oltimamente propo-
nia que fuese abolido quedando el principe sujeto a la Asam-
blea. Mas si por el contrario , dais una funcion distinta a cada
uno de los Organosrepresentativos, luego se . convierte en necesi-
dad absoluta un principe en quiera se concentreeste organism°.


Este principe hace en los Gobiernos representativos, lo que
hace el monarca en los Gobiernos absolutos, aunque por
Orden inverso; pues en la Monarquia absoluta on principe juste
provoca por si mismo, haciendo use de su autoridad, como an,
tes vimos, las informaciones relativas a Ia necesidad del pue-
blo, y los consejos de la sabiduria politica, y los oraculos de Ia
Iglesia: mas en los Gobiernos representativos la accion legisla-
tiva parte de los tres dIstintos Organos y halla so punt° centri-
co de reunion en el principe.




120 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
787. He indicado los elementos naturales de las funciones


orginicas considerando el objeto de la funcion y el tempera-
mento organico del que la ejerce: por donde se ye lo que an-
tes dije, que esta teoria se puede aplicar a toda forma de go-
hierno, pues no hay ninguna que no necesite conocer las ne-
cesidades del pueblo, la naturaleza de los remedios y la bondad
moral de las leyes. Pero debiendo contraernos a bablar de las
instituciones representativas y habiendosenos invitado a exami-
nar teOricamente las causas de los males or'linados de ellas,
pueden proponerse a mis Ojos, com p objetos de la filosofia del
derecho, dos pintos importances de donde sacar una explica-
tion racional de (hellos males. 1.° que proporciones debe-
ran corresponder a los tres diversos Organos los tres actos le-
gislativos de iniciativa, de discusion y de sancion? 2.° 4 De don-
de se deduce en concreto la razon de esta distribution? A cu-
yas cuestiones no nos parece dificil dar una respuesta te6rica,
que deje subsistir en toda so integridad la libertad de las apli-
caciones politicas.


788. Es evidente que la iniciativa corresponderi natural-
mente a todos los que puedan tener necesidades, ora sear) in-
dividuos fisicos, ora morales, segun hemos explicado en el par-
rafo 3.°; donde si bien insistimos mas particularmente en lo
que toca a los derechos del pobre, tambien incluimos las ne-
cesidades de todas las demas clases de la sociedad. Toda clase
podria teller, pues, la iniciativa en la representacion de las
necesidades: y aun los dos otros Organos legislativos, encarga-
dos de representar lo conveniente y lo moralmente bueno, ten-
drian naturalmente el derecho de iniciativa respecto de ague-
llas leyes exigidas por SUS intereses colegiados 6 por el objeto
propio de sus ficciones, que bien puede considerarse a veces
como una necesidad de la sociedad, sin que ella la sienta tan
generalmente como las necesidades materiales 6 los afectos
del corazon. Asi, por ejemplo, la necesidad de instruction pir-
blica se siente mas por las clases instruidas que por la gente
del pueblo; las ofensas contra la moral excitan mas facihnente
la animadversion del Clero como corporation, que la de los
individuos, y con mayor razon si son legos. Copiosa materia


DE LOS GOBTERIsiOS LIBERALES. 121
tendria, pues, aqui el politico a que aplicar bajo mil formas
concretas el derecho de iniciativa que se origina naturalmente
de la necesidad.


789. Tocante a la discusion, es evidente por si misma la
respuesta: no pudiendo ninguna Asamblea concebir una de-
terminacion (mica sin discutir sus motivos, cada Organ° de-
beria discutir las razones propias de cada dictamen por un
modo conforme con su composition personal y con su objeto
propio. Decimos esto refiriOndonos principalmente a Ia re-
presentacion de las necesidades, en Ia cual deberia tenor
gran parte mediata o inmediatamente el pueblo bajo, menos
apto por muchas razones para discutir. La ignorancia de las
dectrinas, la irritabilidad de las pasiones, la movilidad de los
juicios, la continuidad de las ocupaciones, la dependencia perso-
nal y otras mil razones a este tenor, pueden sugerir para con
estos representantes una forma de discusion diversa de la que
pudiera emplearse en las otras asambleas. Es esto tanto mas
fundado, cuanto que debiendo la Asamblea popular represen-
tar las necesidades sentidas , y siendo el sentimiento de la
necesidad cosa mas enlazada y reducida a los limites de la
materia, que las consideraciones sobre lo convenience y lo ho-
nest°, un publicista discreto podria muy Bien preguntar si es
irtil para representar la necesidad reunir todos los diputados
en una Asamblea Ciertamente, el deseo de los irlan-
doses de teller un Parlament° propio, apetecido tarnbien en
casos de revolucion por lombardos, sicilianos, etc., esta fun-
dado en gran parte en la persuasion de que las necesidades de
una provincia, diversos de las necesidades de las otras, se
sienten particularmente en el circulo reducido de sus confi-
nes; y quo esta diversidad puede ser causa de que sea nocivo
a una provincia, lo mismo que a Codas las demas puede pare-
cer muy DemA desto, la discusion que pasa en el lu-
gar donde la necesidad es sentida, puede sacar do los hechos
y observaciones diarias los elementos conducentes a una solu-
tion practica. Por to cual podria acaso convenir a esta re-
presentacion una discusion organizada, al 'metros con respecto
a una parte de la sesion, en varios centros dktantes de la ca-




122 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
pital, segun la practicaban en otros tiempos los Parlamentos
de Francia, y actualmente los consejos provinciales de Napo-
les: lo cual pudiera orillar algunog inconvenientes de concen-
tracion que dieron lugar el ario de • 850 a la proposition del
general Granmon, y a las quejas de los departamentos trance-
ses contra el predominio legislativo de Paris.


Razones de otra naturaleza podrian aconsejar una division
analoga de la discusion respecto a los representantes del hien
moral, A lo menos entre los catelicos ; porque siendo estos por
el derecho canenico una distribution organica en diecesis y
metropolis, un sabio politico podria juzgar superfluo, a lo me-
nos en los casos ordinarios , una concentration mayor, has-
tando la convocation canOnica de los sinodos.


Ilemos hecho estas observaciones, no ya para recomendar
una forma mejor que otra , sino para confirmar con ejemplos
nuestro aserto, que hacemos mas como filelsofos que como po-
liticos, y para probar nuevamente que nuestras teorias univer-
sales dejan un campo vastisimo a todas las formas de Gobierno
y de organism°.


790. Llegamos a la sancion. En un Gobierno donde se
quiere que el pueblo influya realmente en el ejercicio del po-
der supremo, debe atenderse principalmente A dos cosas cuan-
do se trata de la sancion. La primera es que la ley nunca
Ilegue a ejecutarse sin la influencia popular; y la segunda que
esta influencia, por la indole de las inslituciones, sea bene-
fica, como es benefica la autoridad por su naturaleza cual
no impedira nunca los abusos originados por las pasiones).
Ahora bien, estas dos condiciones exigen que la sancion de la
ley dependa de los cuatro poderes enum6rados hasta aqui,
aunque en la esfera propia de cada uno. Asi, pues, una vez pro-
puesta alguna ley con las formas legalmente determinadas, ha-
bra de requerirse la sancion popular que • reconozca el hecho
de ser verdaderamente sentida tal necesidad, y la sancion de
los sibios que garanticen la conveniencia del remedio, y la
sancion religiosa que certifique de su honestidad , y la sancion
regia que, despues de reconocida la legi timi dad y concordia de las
tres anteriores ; acepte como posible juntamente su ejecucion.


DE LOS GOBIERNOS LIBERAI.ES.
123


791. Pareceri quiz's a alguno dificil reunir en favor de
ina ley tantas sanciones diversas; pero a esta dificultad se


puede responder con muchas ra-zones, Ia primera de las cua-
les se funda en la necesidad de las cosas. Habiendo demostra-
do en otro lugar que la division de los poderes asi es fail para
impedir los abusos en los gobernantes imperfectos, como da-
imsa a Ia unidad y prontitud de Ia action social por una ley
inexorable de la naturaleza, todo el que recurre al medio de
Ia division debe resignarse necesariamente a sus naturales in-
convenientes, como se resignan A los inconvenientes opuestos
los partidarios de la mas perfecta unidad.


iQuereis un Gobierno pronto, rapid°, que no este sujeto A
las dilaciones consiguientes al rote y a la contradiccion? Pues
resignaos con un monarca que, en siendo justo y catOlico, Na-
mara en cada funcion a las personas que juzgue mas competen-
tes. Mas si seguis obstinadamente asustandoos del arbitrio del
monarca, y quereis absolutamente la division del poder, i,ceno
podreis evitar los inconvenientes NATURALES • del partido que
elegis?


La segunda razon nos la sugieren nuestros adversarios,
presuponiendo que la necesidad de obrar da A los diferentes po-
deres la flexibilidad necesaria para obrar.


Pues si esto lo admiten en sus tres poderes, a quienes dan
por objeto la plena determinacion de la ley, mucho mas facil
sera (y he aqui la tercera razon) cuando cada Organ° preva-
lezca solamente al determinar la propiedad respecto A la cual
todos le reconocen , atendido su natural temperainento , por
juez competente. X A la verdad, tie cosa mas facil , especial-
mente entre catOlicos (entiendo catelicos verdaderos), que
persuadir a los seglares a recibir del Clero los documentos re-
lativos al Orden moral? que persuadir al vulgo a que acepte lo
(pie le proponen las personas que saben mas que el ? iCuanto
ban debido trabajar los reforrnadores para contrastar esta
propension natural y sustraer el pueblo al yugo de la aristo-
Cracia y del Clero, ilnstrandolo con las doctrinas protestantes!
Acaso no es, pues, tan dificil, como a alguno podria parecer,
reducir a unidad y concordia estos cuatro elementos de la ac-




124 AP. TRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
cion social. Por Ultimo, Ia cuarta razor' Mace de la misma base-
del sisterna catOlico, que siempre presupone en la totalidad
de los asociados los influjos de aquella conciencia cuya unidad
y aun cuya existencia hace vacilar el principio heterodoxo.


792. La solucion de este primer probletna nos conduce
racionalmente a resolver tambien et segundo, por el tine se
pregunta de dOnde procede en concreto la distribution de los
tres actos legislativos. De lo dicho hasta aqui resulta, que el
que quiera reducir a sisteina conforme a razon las funciones.
legislativas y sus actos , debe distribuir el todo por un modo
anAlogo a las propiedades de los Organos y a la naturaleza de
los actos que hemos indicado.. Asi cotno todo organismo social
debe estar aniroado por su vitalidad propia, que en resolution
no es sino el derecho con que se mueven los hombres; y asi
como todo derecho tiene su raiz en los hechos anteriores (1).,
asi el politico que se encuentre en el caso de renovar las leyes
orgAnicas, ó sea los derechos politicos en una sociedad, deberA
sacar de los derechos anteriores razones poderosas de la nueva
distribution, si quiere que esta ayude y no embarace el mo-
vimiento de la sociedad. En to coal, como indicamos otra vez,
pecan esencialmente todos los Gobiernos nacidos de la revolu-
tion esperando constituir derechos cuando paten y suponen
violable el derecho.


795. Mas algono dirA que si todo derecho ha de ser res.
petado, se hace iinposible tocar jamas a Ia Constitution.


Esta objecion, cuya falsedad puede notarse en todas partes,
es ademas extrafia é impudente en Italia, cuyos principes
usaron de tanta largueza y espontaneidad en sus concesiones,
y cuyos nobles tan fAcilmente se han allanado siempre a renun-
ciar sus privilegios.


Pero dejando to que toca particularmente a Italia, todo el
que conoce la teoria del derecho, que explicarnos al principio
de esta obra, y las perpetuas vicisitudes a que estan sujetos
sus elementos mat.eriales, comprenderit por cuantos modos
puederfirudarse legitimamente los derechos anteriores. Cier-


(1) Valle el t. I., cap. 1, ri. 26 y sig., y c. III, pit% II y sig.


DE LOS DOBIERNOS LIBEItALES. 125


tamente estas mudanzas no se bacon a tontas y a local gri-
tando que el siglo quiere eslo y el pueblo ordena eslotro: la
persona de honor a cuyo encuentro sale algun derecho, no
hace por aplastarle, sino pacta con el: si le detiene un Con-
cordato, no podrA infringirlo, plies debe depender de la Igle-
sia. Asi obra un verdadero caballero, y esta conducta mesura-
da no detiene Ia marcha regular de las cosas. Cuando mAs, se
impide la satisfaction de todas las codicias de tin partido, de
todos los afanes de una ambition. iPero no es esto cabalmen-
te lo que quieren los parlidarios leales de la division de los po-
deres? Porque los poderes se dividen a fin de que si alguno
quisiera abus'ar le su propio derecho en el mando, encuentre
un derecho contrario a cuyo aspecto debe detenerse y pactar
con el, restringiendo sus particulares pretensiones dentro de los
limites de la justicia y de la equidad. Pues esto mismo debera
suceder cuando las innovaciones politicas tengan por guia y
por norma el derecho, sea la que quiera la forma del Gobier-
no: los Monarcas sabios y no despOticos, cuando quisieron en-
frenar el poder de los barones sin violar los derechos existen-
Les, procuraron inducirles con suavidad a qne renunciasen
por si mismos tales derechos, cuyas consecuencias econO-
micas y civiles resultaban desfavorables al bien pUblico. Asi
obtuvieron lo que el bien pUblico reclamaba sin violar los mi-
ramientos de la justicia ni comprometer la tranquilidad pu-
blica.


794. Resurniendo lo dicho hasta aqui, es evidente que hay
en la naturaleza ciertos elementos por cuya viand las funcio-
nes sociales pueden y deben distribuirse con variedad en las
varias sociedades; y que todos los que rechazan las ideas exclu-
sivas y absolutas de los constitucionales puros, no por esto
quieren el despotismoy la tirania. Esta triple representation no
la he trazado A mi antojo, corm trazan los liberates las suyas,


y cabalmente por ser estas formadas caprichosamente, tambien
caprichosamente han sido modificadas, suprimidas, desnatura-
lizadas, ysiempre sin resultado ninguno: primero se quiso que
los senadores fuesen ricos y hereditarios para que fuesen con-
servadores; despues pareciO que conservarian, anti sin necesi-




126 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
dad de berencia, siendo de real nombramiento; pero este
nombramiento no parecie necesario al Parlamento siciliano de
4S48, yla segunda Camara supli6 A la primera. De cuyo ejem-
plo se aprovecharon los republicanos de Francia, a quienes pa-
recieron mas que suficientes para el bien piddle() las parlerias
de setecientos diputados, juzgando innecesario el repetirlas en
una Camara mas noble y menos numerosa. La multiple repre-
sentacion de los reformadores A la moderna, nada tiene, puer,
de orgdnico; porque no puede Ilamarse orgAnico un complies-
to hornogèneo en que todas las partes ejercen la misma fun-
cion. Si yo preguntara cuantos Organos de sensation tiene el
hombre, se me contestaria que cinco: y Lpor gull no ocho 6
nueve? Porque los dos ojos, las dos oreias, las dos aberturas de
la nariz constituyen respectivamente cia. solo Organ°, como
bacen un solo Organo del gusto el paladar y la lengua, y uno
del tacto desde los pies hasta la cabeza la membrana interna y
externa. Las funciones son las que especifican los Organos: asi
que, siendo Unica la Iuncion, Onico sera el Organ°, y el drga-
no nnico no es mas que una masa de carne sensible, inhabil
para ejercitar las funciones que deberia ejercitar la complica-
tion de los Organos de las funciones diversas.


Todo el que tenga alguna practica en las influencias organi-
cas de las varias formas deliburativas, comprendere. al punto
la inmensa diferencia que hay entre las distintas deliberaciones
de los tres cuerpos, que miran a tres fines prOximos diversos,
y la deliberacion imica de trescientos o cuatrocientos diputa-
dos a cada uno de los cuales se suponen recomendadas todas
las dotes que hacen perfecta una ley. Sin embargo, para el
use de los menos entendidos observare que en la union de
todos, Ia pluralidad tenderic siempre por su naturaleza 0 viciar
la ley (salvias honrosas excepciones); mientras por el con-
trario, en la distincion de los fines dicha union tenderia
perfeccionarla. Me explicare.


Supongarnos en cada una de las tres distintas Asambleas
cien diputados, por ejemplo: los ciento que deliberan sobre la
utilidad no influiran nada en la deliberacion relativa 0 lo con-
veniente ni a lo honesto; asi que si los peritos y Ios sabios repro-


DE LOS GODIERNOS LIBERALES. 127


basen como inconveniente o poco honesta una ley, estos dos vi-
cios se mostrarian en toda su deformidad y evidencia a pesar de
la peticion, annque esta sea unanitne, de los que representan
la necesidad. Por el contrario, jiintense las tres Asambleas, y
se tendra respecto a cada una de las dotes una minoria en su
favor, combatida por las otras dos fracciones de la Asamblea
que constituiran naturalmente la mayoria. Asi, por ejemplo,
si la ley Siccardi hubiese sido sostenida con los sufragios dis-
tintos de las tres Asambleas, habria podido muy bien obtener
la pluralidad de los politicos, mas no la del Clero; del mimm
mod°, la ley del sufragio universal en Francia habria sido pro-
clamada en Ia Camara popular, pero resistida acaso por los po-
liticos de seso. Por el contrario, reunidas las fracciones, los
pocos hombres de juicio fueron vencidos de los machos dem6-
cratas; los pocos catelicos de veras por los muchos, 0 volteria-
nos 0 indiferentes.


795. Hay, pues, una diferencia inmensa entre los resulta-
dos de las dos formas de deliberar, si atendernos a las loges
quo han de ser hechas; pero no es menos la diferencia de los
efectos en Orden a la racionalidad, y por consiguiente, a la
estabilidad de los Organos deliberantes. Si cada uno de los
Organos legislativos tuviese su propia funcion; si esta funcion
fuese encomendada 0 las personas que lo componen; si estas
personas representasen una realidad social y no una fiction de
los publicistas, es evidente que cada Organ° tendria una razon
especial de existencia en las tres propiedades naturales de la
ley; es evidente que los miernbros que la componen serian es-
cogidos en consideration a su capacidad natural para esta me-
jor que para aquella funcion, y no habria libertad para tener
hoy por elegibles a los que no lo fueron ayer, solo con disminuir
el tipo del censo: je.xtrafia cosa por cierto, que un franco mas
O menos convierta 0 un Ulises en un Tersites, a un legislador
en un pupilo! Se veria por iiltimo,que estos Organos fundados
en la necesidad natural de la ley y en la natural capacidad
las personas tendrian en la naturaleza social y en la institution
divina del Catolicismo, con la razon de sa existencia, una pren-
da de perpetuidad.





128 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS


§ VII.


Prueba histOrica del organisnzo explicado (I).


790. Despues de to que hemos dicho teOricamente sobre
las funciones legislativas, la benevola cortesia con que me si-
gues honrando, me da animo, oh been lector, para manifestarte
una sospecha por la cual to pido anticipadamente perdon. Pare-
ceme que Ieyendo toda esta frusleria has debido acompaftarla de
interjeciones y otras sefiales de admiration di ciendo para to ca-
pote: «iesto nos ,faltaba! Como si no tuvieramos bastante con
losutopistas conatitucionales para construir la torre de Babel,
todavia se nos presenta el autor de este libro trayendo su pie-
dra en la mane, y afladiendo un nuevo dialecto a Ia confu-
sion de lenguas ; pues este es formar tambien el su proyecto
de representation..


797. Pero si tal hubieses pensado, yo tendria dos excusas
muy poderosas cada una de por si, y mas todavia reunidas,
para defenderme contra la filipica. La primera es, que, como
antes dije, mis proyectos no miran a destruir ninguna institu-
cion legitirnamente existente, sino solo a resolver algunos
problernas de derecho phblico, mostrando en la sinrazon de
las instituciones con que nuestros reformadores suplantaron
las que legitimamente existian (come varnos a ver atendiendo
a sus mismas doctrinas), las causes de las desventuras sociales
que hey deploran las personas sensatas. Esta excusa podra
ciertamente moderar Ia cetera del lector.


798. que seria si yo aiiadiese que mi proyecto, lejos
de ser una utopia, es un verdadero hecho 6 por to rnenos una
explication razonada de un hecho social, no acabado del todo


(1) Este pirrafo aclara lo dicho ea el lib. 5. c. VII, u. 1251 y
sig q ientes del Ensayo.


DE LOS GODIERNOS LIBERALES. 129
pero si evidentemente iniciado en muchos pueblos por la na-
turaleza, cuya operacion, impedida por los humanos extravios,.
abortO y die a luz un mOnstruo, una cristalizacion amorfa?
Lease la historia de aquellos pueblos cuyas forms represen-
tativas invocan los reformadores del dia para acreditar sus
abortos, y se vera como la irresistible naturaleza elaboraba
mucho tiempo atras en el seno del Cristianismo, bajo toda
forma de Gobierno, el mismo organismo cabalmente que ye
he descrito, y que el principio luterano debia necesariamen-
te, come ahora veremos, trasformar en un menstrua abor-
tive.


799. Es notorio a quienes conocen aquellas histories, que
las sociedades modernas nacieron de la lenta operacion plasti-
ca del Episcopado catOlico : asi lo dice de Francia Gibbon, de
Espaha Guizot, de las naciones germanicas Muller, de Italia y
del Imperio bizantino todos los historiadores que hablan del
Pontificado en Italia y del espiritu teolOgico-imperial entre los
griegos. cual file el titulo por el que Pontifices y Obispos esti-
micron las funciones legislativas, sino el ser maestros de las
conciencias? A tal magisterio sometiO el barbaro conquistador
la espada • que habia destrozado las aguilas romanas; y habien-
do aprendido a respetar el derecho en la conciencia, continue
despues queriendo pfiblicamente per maestro y legislador al
Episcopado catOlico. Este persevere siempre en tan sagrada
funcion hasta el dia en que los tres Estados fueron fundidos
en Francia en uno solo, por la rebelion de la impiedad volte-
riana, heredera de la heterodoxia protestante. Lo mismo:suce-
die en Sicilia en 1812, quitando al Glero su Brazo, Organo
inirtil y aun incOmodopara el secrete conspirador que trabajaha
por hater anglicana Ia Sicilia. ;Cosa al parecer extrafla ann•
que lOgica en realidad! El protestantismo que abolia la repre-
sentacion eclesihstica en Francia y en otros paises catOlicos,
la conservaba en Inglaterra y en la Suiza protestante hasta
nuestros dias; porque fuera del interes de secta, la institution
era por si tan rational, que su abolition resultaba absurda. El
Obispo es namralmente maestro del derecho entre los catOli-
cos, y no hay cosa tan absurda come excluirlo de los Cuerpos




130 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
legislativos. Y adviértase quo este rnagisterio no esta vinculado
en la persona, sino en la clase unida con el Pontifice: a la
clase, pues, y no a este o aquel Obispo corresponde la repre-
sentacion de la bondad moral en las sociedades cristianas.


Por lo que se engaftan deplorablemente los publicistas que
creen haber asegurado la bondad moral de las leyes Ilamando
algunos Obispos Bien vislos en el banco de los legisladores;
como si estas individuos, muy dignos ciertamente de toda re-
verencia, representasen alli la autoridad infalible de la Iglesia.
El dar cabida en la Camara a alguno puede ser efecto de
astucia politica para cautivar a los entendimientos vulgares,
que en viendo las apariencias, ya creen salvas la fe y la disci-
plina. Asi convino a Lutero mantener la Biblia para que se
creyese que el respetaba la palabra de Dios. MAs el que cono-
ce el espiritu de las instituciones, lo mismo se rie de quien
cree que la Iglesia es legisl.adora cuando aigun Obispo toma
asiento en el Senado, que de quien cree que Ia palabra de Dios
va empaquetada en las rajas de la Sociedad biblica. Ningun
Obispo particular tiene derecho al asenso obligatorio de la
nacion catelica ; ninguno por consiguiente puede tranquilizar
completamente sus conciencias, ninguno asegurar inviolable-
mente su concordia en Ia observancia de la ley. Por el contra-
rio , el cuerpo de los Prelados nacionales junta en uno todas
las autoridades diocesanas , a las que ningun sitbdito puede
sustraerse, y su comunioR con el Vicario de Cristo les comuni-
cainfabilidad en el dogma, firmeza en la moral.


800. Asi como de la autoridad del clero en las conciencias
brotan las influencias legislativas, asi de la indole misma de
la clase de los barones nacie la intervencion que tuvieron los
nobles en la formation de las leyes. Cuando estaban estas sos-
tenidas en la punta de la espada, naturalmente habian de ha-
cerse por el que la manejase con mas valor; mas habiendose
luego conocido que una coca es gobernar pueblos y otra con-
quistarlos, fueron Ilamados a sugerir rnedios de buen gobierno-
principalmente los sabedores de las leyes; y a medida que creciO
en importancia el bienestar material, fueron asociados y aun
preferidos en los gobiernos, los maestros en el arte de hater


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 151
pesetas, a que, Begun Helvecio, estaba en sus dias reducido el
arte todo de gobernar (1). Por donde se ye tine la nobieza , la
magistratura, los hacendistas entraron por aqui naturalmente
a formar parte de los gobernantes o cotno doctos o como prac-
ticos.


801. Mas ipor quit causa fueron asociados los comunes al
clero y a los doctos en camaras legislati vas? La causa de esto
foe la misma que produjo los comunes, la necesidad. En las
necesidad de defenderse contra la opresion de los barones, la
gentes del pueblo se formaron en comunes, los comunes obtu-
vieron poco a poco por el znismo motivo la entrada en el Par-
lamento: no de otra suer to el pueblo romano, ponia frente
frente de los censules, para que lo sostuvieran contra su opre-
sion, A los tribunos, a quienes hacia legisladores.


802. Si estas instituciones procedian de la naturaleza, cla-
ro es que ella les habria dado poco a poco aquel desenvolvi-
miento y perfection de que hablatnos, si desgraciadamente no
hubiese sobrevenido para desbaratar el natural designio la ca-
tastrofe antinatural, que vamos a explicar: el Clero, continuan-
do por si la gran obra iniciada por Ildebrando contra los si-
moniacos y concubinarios, habria corregido aquellas profani-
dades y desenfreno que la licencia de los barbaros 'labia intro-
ducido en alguno de sus miembros, como realmente lo hizo en
los concilios de Costanza y de Trento; que es propiedad admi-
rable de la Iglesia, prueba innegable del divino Espiritu que la
mueve, protnover la reforma de si misma por boca hasta de
aquellos Prelados imperfectos y acaso corhmpidos, que na-
turalmente la repugnan. Pero reformandose a si misma, la
Iglesia no habria perdido aquella influencia social que a modo
de aroma, o Para usar de la rnetafora evangelica, de la sal,
preserva de la corruption a toda Ia humana sociedad ; y
por consiguiente, la influencia de tin Clero mejorado en si mis-
mo y respetado en su autoridad, habria hecho seguir el mo.


(1) Tout Vail (du youvernement) est, par di fferens moyens de
[awe passer l'argent de la patrie de la parlie youvernante, (Carta
de Ileivecio a Montesquieu diciendole haber recibido el Espiritu
de las leyes.)




411P


140.


152 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEOBICOS
vimiento progresivo que habria transformado con perfecciona-
miento insensible las hordas germanicas en organismo feudal,
inoculando en los corazones el principio del movimiento pro-
gresivo, esto es , la moral verdaderamente evangelica.


La coal, inclinando con humildad espontanea la altivez del
grande hasta tgualarse con los pequefios (I), e imponiendo
sus elms la ley del trabajo, a sus riquezas la espansion de la
caridad, habria ahorrado al vulgo los excesos con que se pre-
tendiO sustituir entre los hombres una igualdad imposible y
antinatural la igualdad amorosa que nace espontaneamente
de la humildad y de la caridad del Evangelio.


He aqui en quo terminos seguia su derecho camino la sociedad
cristiana bajo la direccion de su moral incorporada en los tres
Organos naturales de necesidad comun, de la capacidad politi-
ca y de la probidad cristiana; Organos tan naturales a la so-
ciedad crisliana, como lo es al hombre tomar por guia de la
moral las ideas religiosas, del Orden civil la sabiduria politica,
de los juicios sobre las necesidades del pueblo la voz del pue-
blo mismo.


Esta si que habria sido una verdadera division naturalisima,
y por consiguiente, duradera, delos poderes sociales, teniendo
por seguras garantias la misma impotencia de las tres clases
para invadir reciprocamente susrespectivas atribuciones, la fa-
cilidad con que un individuo podia pasar de la una a la otra
sin contundirlas, y las ventajas que cada clase reportaba de lo
que hicieran las otras dos. No podia el noble usurpar las fun-
clones del Clero; pero tenia franca la puma del santuario des-
de el punto y Nora en que quisiese agregarse a sus ministros.
No podia esperar un Masanielo Ilegar a ser constantemente le-
gislador conquistando los sutragios de carreteros y pescadores;
pero estudiando, O siguiendo la carrera de las armas, podia
pasar de la choza al Vaticano como Peretti, al Consejo como
Gimenez y Ilogino, al mando del ejercito como Catinat, y al
grado de altnirante, como Bart. De este moio la ambicion no
se desanimaba enteramente cuando estaba unida con el valor;


(1) Efficiamini sicut parvuli.


DE LOS GORIERNOS LIBERALES. 155
pero sin tal auxilio, se veia obligada a resignarse, desesperan-
zada de salir de su circulo natural. Asi el poder ejecutivo, O sea
la fuerza material manejada por el vulgo se hallaba natut almen-
te separada de la incapacidad intelectiva y guiada por esta: la
coal no podia abusar ordinariamente de las fuerzas de la inte-
ligencia, viviendo siempre como vivia, refrenada por una au-
toridad moral. Y quien manejaba la autoridad moral tampoco
podia plegarse constantemente a los designios ambiciosos, no
teniendo a su disposicion otras fuerzas que la moral evangélica
que la contenia dentro de lo g limiter de lo razonable (1).


Tal era el engaste natural de los tres poderes en las socieda-
des catelicas de la Edad Media gobernadas con formas r6pre-
sentativas; mtly divers() a todas limes de las modernas inven-
ciones de la heterodoxia reformista. Engaste que bien medi-
tado tiara comprender al lector discreto y sinceramente cateli-
co cuanto es el;dolo que man los seudo-regeneradores de Ita-
lia, quienes con una serie de contradicciones apoyaban de una
parte en las tradiciones de la Edad Media sus derechos a reco-
brar la libertad , de la coal, dicen, faimos tan indi.gnamente,
despojados en los idtimos periodos del siglo XVIII y en los
primeros del presente; y por otra parte acusan perpetuarnen-
te a la Edad Media y a la Iglesia, que entonces domino, de es.-
piritu torpemente servil con que se pro, one favorecer todos
los depotismos, despues de haber encadenado por tantos siglos
los pueblos europeos que hoy se redimen de la servidumbre.
Poi. horror A esta servidumbre exhortan a los pueblos a rum-


'111r° mayor que la de abandonar titulo de posesion antigua para


en la Edad Media fuhnos libres esclavos? Si :realmente fiii-
Media. Por amor de Dios, senores mios, podramos saber si


per las cadenas de la Edad Media; y por encarecer el derecho


mos libres, no veis el dant:, que haceis vuestra causa mu-


de insurreccion invocan la libertad que poseyeron en la Edad


dando las antiguas constituciones? Puede darse una locura


(I) •El poder que domin g podra sostenerse algun tiempo con
las artes de la humana politica, mas sin el di vino principio , lo que
•queda no puede ser ni estable, ni duraderu ..... • Diseurso del
-cab. Luis COLEGNO.


TOMO II.
10




154 AP. PRACT. DE LOS PIUNCIPIOS TEORICOS
inventar utopias no garantidas ni por derechos anteriores que-
justifiquen su conquista, ni por la experiencia que certifique
de su buen resultado?


Y si no Nimes libres en la Edad Media, hacednos el favor
de no ponderar estos titulos para paliar la rebel ion , y de con-
tentaros con una sola mentira, la cual puede ser bastante para
engafiar a los ignorantes, sin necesidad de echar esta otra
cuya contradiccion es tan manifiesta.


Pero con quien estoy hablando? ;Ali! estoy hablando con mi
lector, que comprende muy bien cuil es el verdadero estado
de las cosas: el empefio de los reformistas no era librar los
pueblos de on Yugo politico, sino hacerlos independientes de
toda idea religiosa: he aqui porque no cuadraba a su intento
la Edad Media. libertad seria la que anduviese junta con
el respeto debido a la Iglesia, con la congregation del Induce,
con las excomuniones del Concilio de Trento? La libertad que
se quiere, consiste en la total independencia de la verbd, de la
fe, de las practicas, de la disciplina catOlica; y esta indepen-
dencia es cosa muy diversa de la libertad de la Edad Media.
Para conseguir esta independencia heterodoxa nuestros refer-
madores renunciarian a todas las libertades del mundo, pron-
t( s a servir y a adular a tin Federico II, una Catalina de Ru-
sia, un Napoleon, un Robespierre y hasta el mismo diablo en
persona, si por aqui esperasen el triunfo de la incredulidad
contra el Catolicismo.


He aqui porquè, coino dice Galeotti, si bien los privilegios
de la nobleza p del Clero, los Estatutos de las corporacio--
nes, etc. constituian haste el siglo pasado la, Carta constitu-
clonal de los Estados de Italia ..... , donde no fed conocida
otra especie de principado sino la del principado civil (1);
sin embargo, los restauradores de la libertad dieron sus prime-
ros pasos aboliendo los privilegios de la nobleza y del Clero y
los reglamentos y hasta la existencia de las corporaciones.
Queriase la emancipation religiosa Inds que la politica, y em-
plearonse medios proporcionados a aquel fin, renunciando


(4) Cansider. polit. sidle Toscana, pkg. 8 y 0.


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 155
todo derecho antiguo y esforzandose por abolir hasta su me-
moria (1)


Un docto publicista citado por el Constitucional de Floren-
cia (15 de Abril), ofrece varios aspectos en que se muestra lo
defectuosa que era a sus ojos la representacion de la Edad Me-
dia, porcine fornieda por varies estados, 6 clases, o brazos de
nobles, de mercaderes, del Clero, de aldeanos, de doctos, etc.,
tenderia a perpetuar los inconvenientes del principio feudal
encarndndole en institiceiones representatives, a former clases
distintas en la sociedad, .perpetuar las luchas de los into-


' yeses, a fomenter el espirilu de corporation gee es estrema-
damente exclusivo, a former ca.las coin° las de la India,
contraries a todo movimiento y aun al contacto de la civili-
zacion regeneradora del Cristianismo. La representacion por
Brazos es contraria a la igualdad, por lo cual ofende siem-
pre derechos, organize luchas perpetuas, y prepare las re-
voluciones.


Rechazando de esta suerte Ia representacion por brazos y
censurando poco despues la representacion por censo, el en-
ter recurre por iiltimo a la representacion por comunes y pro-
vincias.


Conformes con este autor en la importancia de los elemen-
tos naturales de familia comun; provincia (2), creemos sin
embargo que no ha penetrado bastante la indole del organis-
mo social en la Edad media, y la parte que ejercit6 en el la
naturaleza, cuyo impulse es irresistible: asi que confunde Ia


(1) 116 aqui porqu6 ranchos Organos de la prensa catelica, que
en un principle se dejaron fascinar por las engailesas promesas de
los que invocan come modelo de regeneracion social los Gobier-
nos representatives de la Edad Media, tuvieron que variar de lea-
guaje y tener Danaos et done ferentes. El Slatuto de Florencia.(17
de Abril de 1851) salie echando chispas contra estas atrevtdas
apostasies 6 imprudentes palinodias; y no faltaran ciertamente
entre les regalistas cuyas banderas se mueven a todo viento. Alas
para justificar sus reconvenciones contra los buenos catelicos con-
vendria que los conslitucionales no hubieran trocado las cartas en
las manes de &us adversaries, ni convertido las formas representa-
tivas en Gobiernos perseguidores de la iglesia.


(2) V. Part. cap. 4.





156 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORicos
representacion por clases con Ia representacion por Brazos,
por estados, ect. Las consideraciones teOricas, que explicamos
en este parrafo y en el anterior, conducen a consecuencias
diversas y a distinguir la representacion por clases, consecuen-
cia natural en el Orden civil, de la representacion por estados
aconsejada por la naturaleza en las instituciones politicas. La
primera es producida naturalmente en el Orden civico por los
incrementos naturales de la poblacion en las ciudades. En
efecto mientras el comun es poco numeroso, los intereses de
la profesion 6 del olicio siguen identificados con los de la fa-
milia. como vemos que sucede en los lugares, donde raras \T-
oes se encuentra mas de un medico, de un sastre, de un ha-
ticario, ect. Mas apenas crece la poblacion, crece tambien por
una consecuencia necesaria el niunero de los que se dedican a
cada profesion, los cuales teniendo unos mismos intereses se
sienten movidos por instinto natural A asociarse. El espiritu
de corporacion es, pues, una necesidad en la naturaleza; y
cabalmente por esto renace hoy bajo las influencias del socia-
lismo, despues que la impiedad le prohivi6 asociarse en nom-
bre de la religion; y la asociacion de los obreros sustituye
las antiguas cofradias.


Porto cual nos pareceria exagerada la censura quo hate el
escritor citado por El Constitutional, del espiritu de corpo-
ration como demasiado exclusivo, si hubiese de aplicarse alas
corporaciones en el Orden civico. Ciertamente puede exage-
rarse todo instinto natural, mas no por esto debe corregirse
desarraigAndolo. Ann el espiritu de familia puede excederse en
el artesano con per juicio de sus compafieros en el arte: Xmas
seria esta razon para corregir tal exceso aholiendo con Becaria
el espiritu de familia? No por cierto: la sabiduria natural de
nuestros antepasados opuso al egoismo del artesano las corpo-
raciones del arte, como opuso al espiritu exclusivo de las eor-
poraciones la unidad del comun. De esta suerte su sabiduria,
(Moil a los impulsos de la 'naturaleza, organizaba mas perfec-
tamente el comun recibiendo de ella los nuevosla que
iba introduciendo medida que se acrecentaba la poblacion.


Que esta forma orgAnica sea verdaderamente por naturaleza


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 157
un perfeccionamiento del Orden civico, parece reconocerlo
aun el mismo autor a quien nos referimos, cuando alaba en
Florencia Ia representacion por artes. Si loda ciudad, dice el
autor, como en la cipoca de los cornillteS italianos, fuese
eslado, el sisterna de la REPRESENTACION POR ARTES tendria to-
davia un valor real. A esto afiado yo que en los intereses co-
munales todo comun puede mirarse de algun modo como un
estado, porpe procura cuanto es de su parte, sin dafiar
otro, por sus propios intereses: luego en el Orden civico la re-
presentacion por artes, aun a juicio del autor, tiene algun
valor.


Pero cuando del Orden civico pasamos al Orden politico, la
representacion por artes, que tanto sirve para ordenar un co-
mun, descompondria, no ya solo el estado, sino hasta la pro-
vincia; pues siendo la provincia una reunion de comunes, cada
uno de los cuales abraza todas las artes, si las artes mismas
hubiesen de tener una representacion distinta, deberian desli-
garse del comun que todas las junta en la unidad de los in-
tereses municipales. Deberan los intereses del arte ceder a los
del municipio, o los intereses del municipio A los del arte? Cla-
re es que et arte esta ordenado a is subsistencia del municipio,
no el municipio A la subsistencia del arte. Luego la represen-
tacion par artes es por su naturaleza de Orden municipal O ci-
vico: la representacion pomunicipios entra en las institucio-
nes de la provincia y por aqui en el estado, 6 sea en el M‘den
politico.


§ VIII.


Organism° legislativo a la inoderna..


805. El organismo de la legislatura catOlica nacia en la
Edad media, segun he demostrado, de la naturaleza misina de
Ia sociedad, en la coal, respeiando el Catolicismo todos los ele-




158 AP. PRACT. DE LOS PR1NCIPIOS TEORICOS
mentos naturales habia infundido el espiritu de vida. La fa-
milia, el municipio , la provincia , dotados, respectivamente de
sus derechos por el curso de las cosas, conservaban su propio
y verdadero ser, su personalidad moral respetada como dere-
cho inviolable por todos los poderes del estado.


Pero estos derechos (decia yo Antes repitiendo las palabras
del ilustre marques de Valdegamas), estos derechos oponian
un clique a todo despotism° que intentara encadenar la na-
tion , y por consiguiente tenian que ser destruidos por todos
los reformistas modernos ..... La vida domOstica, la munici-
pal, la provincia, aunque muy excelentes, deben caer al
de la omnipotencia de los ministros responsables. Y cayeron
A la verdad, y Ia nation reducida A una masa inorginica , no
pudo ser ya representada en su su ser natural, sino descuarti-
zada y dividida con el compAs en la mano de los reformadores
en tantos trozos (departamentos) iguales, Rego a ser represen-
tada al antojo de los gobernantes, que . nombrando tara todos
los empleos dominan las elecciones : y por este arbitrio des-
pOlico, file forzado, ora con el fraude, ora con la fuerza A con-
sentir en todos sus caprichos. Lo he demostrado en otra par-
te, siendo la consecuencia que los representantes no represen-
taban por faltar la materia representable. •


804. La misma idea protestante que habia destruido la re-
presentacion nacional desnaturalizando el sujeto • de ella, de-
bio por otra parte, destruyendo el organismo de
las funciones. (qA. qua me venis hablando, dijo ella, de per-
sonas que representan la rectitud 6 la pericia? Este oscuran-
tismo que excluye al pueblo del Gobierno, es una abierta vio-
lacion del derecho inalienable de independencia y de igual-
dad. Si todos somos independientes, todos debemos elegir
al quo gobierne; si todos somos iguales, todos tenemos igual
derecho a ser elegidos. La igualdad en los derechos politicos
y en los civiles, no sera nunca verdad si no se excluyen todos
los privilegios de castas, si todos los empleos no se hacen ac-
cesibles a todos.»


805. Asi hablO y asi debit') hablar de conformidad con sus
principios la idea reformadora; y mis lectores yen claramente


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 159
cuAl debie ser la consecuencia. Anulada en los Animos toda
idea de desigualdad en las conditioned sociales, venia A per-
derse en el acto mismo toda razon social para distinguir las
funciones. Podian, si, quedar razones personales de distincion,
pues A pesar del axioma heterodoxo, la naturaleza se obstina
en producir individuos designates; pero privada esta desigual-
dad de todo apoyo en las instituciones sociales, deje de tenet.
un signo, un cuerpo externo, y se hizo invisible corm la Igle-
sia de Wicleff y de Lutero. Asi que todo individuo, aun el
mas ignorante y licencioso, vino encargado de representar to-
das las necesidades, todas las capacidades para proveer a su
remedio, y todas las sanciones de la probidad y de la con-
ciencia.


806. Asi fue destruido el organismo de las funciones so-
ciales, y el protestantismo banindose en aqua rosada celebrO
el progreso con tanto mayor entusiasmo, cuanto que la aboli-
cion del Clero catOlico, representante nato de la moral, era la
primera necesidad de la reforina. Cuanto A los nobles y otros
personages distinguidos en razon de doctrina e• de experiencia
politica, podia tolerarse cierta lentitud estrategica, con Ia
esperanza de verlos caer poco a poco en las redes de sus adver-
sarios fascinados por el prestigio de los falsos principios: mas
con respecto al Clero catOlico, como no habia esperanza de
mudar sus doctrinas, convino consumar rapidamente su total
destruction. Bien sabe el lector la prisa que se dieron los re-
formistas• italianos, aunque no encontrasen en el principio la
mas minima oposicion politica de parte del Clero. Fue tan
grande que renunciaron a todos los beneficios que de su coope-
racion hubieran podido esperar mediante un tantico de hipo-
cresia, y obligaron aun a los mas ilusos, aun a los mas estOli-
ch,s a reconocer los designios de la impiedad, y a cornbatirlos,
si no querian ser sus cOmplices, como iban a ser sus vic-
times.


807. Sorprendida la triple representation de la necesidad,
de la conveniencia, de la justicia, la asamblea legislativa se
vio reducida a una masa inorgAnica, donde lodos los diputa-
dos, elegidos por lodos (nominalmente) los ciudadanos, de-




140 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
berian ejercitar lodas las funciones del legislador. Pero tat
r,uerpo inorganic° aunque material, segun las leyes ordinarias-
de la naturaleza, no puede .vivir y obrar, y mucho menos tut
cuerpo moral, cuya unidad exije absolutamente, como en otro
lugar explicamos, un individuo que sirva de centro (1).




808. Verdad es que la Asamblea crea por si mistna un no
se que legal organismo peculiar suyo de presidentes, comisio-
nes, secretarios, etc.; pero este organism.; destinado nnica-
mente a hacer posible el mecanismo material de las delibera-
clones, lejos de suministrar un instrumento proporcinnado a
los varios pensamientos y voluntades que deben ponerse por
obra, mas bien se procura con todo afan que no pueda expre-
sar nada, para que todas las cabezas conserver la plenitud de
su libertad.


809. Pero supuesta esta plenitud, los intereses que bullen
en el animo de cada diputado, serian demasiado debiles para
boyar entre las olas del tempestuoso golfo, para que deje de•
sentir cada cual el natural twills° y necesidad de asociacion,
con la cual espera conseguir lo que no podria por si solo. lie
aqui, pues, formarse en la Asamblea por necesidad irresisti-
ble de la naturaleza otro organismo, aquel organismo cabal-
mente, deplorado por Balbo (2), compuesto de rnuchos parti-
dos antagonistas ,


(IC cuyo choque habra de saltar la chispa que
ha de iluminar y viviticar la accion nacional.


Ahora Men, icualsera la ley. por decirlo asi , fisiolOgica,
que debera conlormarse el ['novo organismo ? Si mi lector se
acuerda de lo que en otra parte dijirnos sobre el organismo
nacional con que reemplazO la Reforma las grandes institucio-
nes de la naturaleza, farnilia, municipio, provincia, compren-
dera facilmente las forms que habran de darse a los nuevos.
miembros de la naturaleza plaslica que los informa. Los dipu- .
tados surgieron de la urna engendrados por mil intrigas, por
mil ilusiones de este 6 de aquel partido: ahora bien, iquereis
que renieguen del partido a que son deudores .del alto puesto.


(1) Cap. III, S 1.
(2) Cap. IV, 5. H.


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 141
en que se ven encumbrados? El ilustre Balbo quisieralo asi,
menos cuando se trata de sacrificar al propio partido la reli-
gion 6 la justicia 6 la probidad; pero este piadoso deseo del
publicista catOlico fiesta conforme por ventura con la marcha
de las cosas? Si asi fuese, los Yepresentanles no represenlarian
A sus comitentes, pero al rnOnos Italian el verdadero bien del
pueblo. No es sin embargo este el torso natural de la socie-
clad, tal como se nos rnuestra por hechos notorios; pues la es-
peranza de nuevos ascensos espolea :al atnbicioso con un es-
timulo Marto agudo para dejarle tanta libertad de conciencia.


si por ventura la conservase ilesa a pesar de todo, ;que
lenguaje hablara en la Asamblea sino el lenguaje de su parti-
do, sino el lenguaje, mistno que use en el club, que cabalmen-
te lo pus° en candidatura porcine lo tenia por conforrne?


810. El organismo legislativo sera, pues, formado para el
ejercicio de sus funciones, no ya por las leyes del mecanismo
autornatico de los oficios parlatnentarios, sino por la vitalidad
de los intereses que distribuiran en varios grupos o facciones
los diputados; a cada uno segun el viento (pie lo levantO hasta
colocarlo en el escafto de los honorables. Esto es lo natural; y
expresion de la naturaleza fue tambien aquel hemicielo de los
bancos parlamentarios, a que el citado publicista piamontes,
para mejor suprimir la multiplicidad de los partidos, hubiera
querido sustituir las dos filas opuestas del Parlamento in-
gles (I). En lo cual me parece que pecO inadvertidamente,
respecto a los cuerpos morales de aquel materialism° quo ha-
cia decir a Helvecio respecto al individuo que quitados
al hombre los dedos , Ilegaria a faltarle la inteligencia. El
principio vital es lo que forma los dedos, y no los dedos al
principio vital; y a este mismo modo los 'intereses son lo
que clasifica los bancos, no son los bancos lo que clasifica los
intereses. FOrmese un hemiciclo, o dos bancos rectilineos,
un solo banco si se quiere : mientras esten divididos los ani- -
rnos, ya hallaran modo de (listribuirse en los asientos.


811. Dividida, pues, la Camara en muchas facciones, no es


(1) Revista ilaliana, aft° III.




142 AP. PRÃCT. DE LOS PRINCIPIOS TEOnrcos


dificil comprender cuales deberAn ser sus actos. Si el pueblo
en su totalidad estuviese corrompido, corrompida estaria tam-
hien la mayor parte de los diputados; y Ia tinue representacion
del principio moral no serviria sino para hacer mas escandalo-
sa la malicia de las leyes. Iluegote, amigo lector, que atiendas
seriamente A este resultado, porque es uno do los puntos capi-
tales para comprender hien Ia necesidad de que sea tal, nece-
sidad que empuja hacia el abismo a todos los Gobiernos a la
moderna, cual si fuera su hado inexorable. Los reformadores
nos lisongean tal vez asegurandonos que atm nosotros los Ca-
tOlicos.


tendremos nuestros represe,ntante3; y por tanto que si
boy sufrimos una derrota, mailana lograremos tta triunfo.
Asi seria ciertamente si a cada partido le Ilegase su turno de
hacer la ley; mas baciendose esta siempre por la mayoria an-
ti-catOlica, el Catolicismo estaria cierto de no tener ya aqui
otra garantia de susintereses que la conmiseracion de sus ene-
migos, los cuales se dignaran acaso dejarle algun mendrugo
que roer, un aliento, un estertor de incierta agonia.


812. Esto nos explica la tirania ejercitada contra los cato-
licos todos los Gobiernos constitucionales de pueblos corrompi-
dos o heterodoxos: si se meditan las pruebas con que demos-
tramos en otra ocasion que la nation no esta representada me-
diante las elecciones inspiradas por el principio protestante,
todavia se comprenderA mejor que no solo en las naciones cor-
rompidas, sino aun en las mas honestas Ia actividad y la
unidad de accion con que las sectas secretas y las coaliciones
pitblicas manejan la's elecciones a su arbitrio, datin casi siem-
pre una mayoria anti . catelica, como vemos que sucede boy
hasta en Belgica, donde tan profundas son todavia las raices
de la fe catOlica; y atm hemos oido ya muchas veces A la lot-
piedad moderada proclamar el triunfo asi por los diputados
arrancados A las muchedumbres desprevenidas , como por las
leyes anti-catOlicas obtenidas de una mayoria sorprendida
seducida.


He aqui las consecuencias necesarias del nuevo organismo,
puesto por la reforma en ]agar de la representacion natural
creada un dia entre las naciones catOlicas por el espiritude


DE LOS GORIERNOS LIBERALES. 145
la Iglesia: un Cuerpo legislativo dividido en muchos partidos
en vez de pensar en hater leyes ordenadas al hien publico,
pensarà en cada partido en hacer triunfar el interes propio
sacrificando el ageno.


Por lo cual el ilustre Pescatore observa que una aintara le•
gislativa es para los casos de conflicto judicial el poor de todos
los tribunales (1). aSobrecargada de negocios politicos, turbada
por pasiones inces. antes y procediendo sin las garantias pro-
pias de los juicios, precisada generalmente a transigir en el
choque de las diversas pretensiones que en su seno se mani-
flestan, una Camara legislativa no nos permite esperar much°
de ella aquellas decisiones deliberadas, t.ranquilas, imparcia -
les y exactas, que solo proceden de las instituciones judicia-
les en los finites de la humana posibilidad. Y si se supone
ejercitado el poder legislativo, como entre nosotros, colectiva-
mente por dos CArnaras y por el Rey, todavia resulta mas evi-
dente Ia incongruencia del sistema quo antes indicatnos; por-
qua el mismo conflicto que surgiO entre los tribunales del rei-
no, podria reproducirse entre una y otra Camara, 6 bien en-
tre las dos Cimaras y el Rey; y entOnces, zquien decidirà en,
ultimo termino de los inciertos derechos de los litigantes
tanto tiempo angustiados pasando por vias judiciales y legis-
lativas?»


He aqui lo que se piensa de la Camara legislativa tratAndose
de los intereses de los particulares: tendria curiosidad por sa-
ber con que cara podrà encotnendarse a un tribunal, de cuya
decision no se fiaria una hacienda privada, un litigio entre fa-
milias, la tranquilidad, las rentas, el honor, la moral, la reli-
gion de todo un pueblo.


813. Esta disposicion natural de los Animos del Parramen-
to puede explicarnos la historia tempestuosa de todas estas
Asambleas, que se me parmitirA compendiar valiendome de los
colores que me presta el animadisimo pincel de Luis Veillot
hablandonos de la Asamblea francesa (2).


(1) Bevista italio.na nueva serie, t. 1. Ng. 432.
(2) L, Univers, 26 de Enero de 1851.




144 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORIcos
,(Lisongera ciertatnente es la teoria del Gobierno parlamen-


tario. Representantes elegidos libremente para promover los
intereses de un pueblo que por si mismo los conoce bien; una
tribuna que todo to puede decir y una prensa que todo lo
puede repetir ; por todas partes se ye la luz, por todas partes
va la libertad con la vigilancia : todo esto parece tan hello, tan
justo, que si la razon quisiera porter dificultades, la palabra
moriria luego en los labios.


814. »Y sin embargo quantum est in rebus inane. ;Por to-
das poles luz! Pero sabeis bien quien debe producir esta
luz? Es Cosa sabida. La luz es producida por el choque de las
opiniones entre los diputados , y propagada en toda la nacion
por los extractos de los taquigrafos.


815. »Taquifrafos y periodistas , he aqui los propagadores
de las ince:, destinados a formar la opinion piiblica ; pero
mientras los diputados hablan, mientras escriben los taquigra-
fos, inticamente se oyes los periodistas. iDOnde estan si no los
heroes que se leen enteras las interminables colunmas del
Monitor, ni aun solo los extractos de su propio diario ? Vein-
te 6 treinta desconocidos metidos en la tribuna de los perio-
distas, encendidos por la audacia y las otras pasiones , y sin
responsabilidad ninguna, son los Luceros destinados a reflejar
por toda Francia la estnaltada luz de Ia tribuna. a Y sabeis de
que instrumentos se arman para mejor propagarla ? De apaga-
dores con que apagar y de vidrios colorados con que transfor-
mar los esplendentes rayos.


»Pero antique quisieran ser veridicos, fáltales tiempo para
ello, y todo, por el contrario, les conduce a desfigurar la yen.
dad. Tras una sesion de cinco horas, en que la destreza, la as-
• .


tucia, la pasion, el sofisma y a veces hasta la fatuidad lo con-
fundieron todo; el periodista solo dispone de un moment() para
expresar en el papel en pocos rasgos el espiritu de la sesion de
un modo sumario y generalmente errOneo: ni recuerda todo to
que oyO, ni puede decir todo lo que recuerda, ni lo que dice
expresa fielmentesu pensamiento. Le apremia el tiempo, vue-
la la pluma, y si Ia palabra propia no se presenta, el pensa-
miento fatigado no puede buscarla, y encaja al pOblico la pri-


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 145
mera que se le ocurre. Y este es el periodista sincero, de bue-
na re, que no tiene un partido que le exija enmascarar la ver-
dad. Fig,nrense Vds. lo qne seran las reset as de la sesion he-
chas por periodistas a quienes el espiritu de partido hace em-
busteros por arte y a ojos vistas!


816. »Pero aun suponiendo que estos espejos reflejasen
verdaderamente sobre los entendimientos los rayos de luz que
parten de la tribuna,qt.teganaria con esto la nacion? El Par-
latnento, hablemos claro, Ince imposible decir la verdad: todos
hablan en 61, pero diciendo la verdad, ninguno. Y no es por-
que fatten ingenios que la conozcan, ni hombres honrados que
la profesen; sino porque la misma naturaleza de las formas
parlamentarias los condena al silencio. De una parte condena-
riales la disciplina de los partidos, dura e implacable especial-
mente para con los oradores generosos y perspicaces; de otra
detendriales la conviction profunda de que seria inutil y mal
recibida la declaration de,la verdad (1). Tal es la ley inexora-
ble de la lid parlamentaria: iperteneces a un partido? Forzoso
te,sera estrecharte con el; no es licito, ni acaso posible librar-
te de su yugo; un individuo aislado no tendria valor para hacer-
se oir y para mover a los demas. Para decir la verdad en el
Parlamento, seria preciso que una persona desconocida se pre-
sentase en el salon de repente, sin lazo alguno de amistad po-
litica; mas este, ignorando un lenguaje en el que aun los mas
peritos son siempre novicios, interrogado a cada instante por
hurnores irritados, burlado siempre que tropezase en alguna
dificultad de elocucion, no sostenido por nadie, caeria en me-
dio del discurso entre las burlas de los necios y los sarcasms
de los malevolos.


.En toda Asamblea se divide ordinariamente en dos
partes: la una de los que no comprenden, la otra de los que
no quieren comprender: para llegar a veneer unos y otros ne-
cesitan de un partido; este partido tiene sus planes que no


(1) Tal es la opinion de Balbo, que quiere quo los diputados se-
pan acomodarse 8 su partido, cuando no se ofende la probidad.
(Revista It atiana.)




146 AP. PRICT. DE LOS PRINCIPIOSTEORICOS
puedes contrariar sin culpa; para no contrariarlos es precise
generalmente y de un modo especial en los momentos solem-
nes ocultar por lo menos alguna parte de la verdad. El hombre
honrado que violase esta ley, censurado privadamente, conde-
nado oficialmente, despedazado por los periOdicos, privado de
credito y de influencia, pasaria o por estitpido o por apOstata;
y pagaria de este modo el esteril placer de proferir una ver-
dad que no conseguiria mudar un solo sufragio.


817.. .jAsi resplandece la verdad en los Parlamentos! lu-
das y no debates son estas sesiones: abogados que quieren
sorprender a otros COn miras interesadas, no ya consejeros que
promueven el bier palico, son estos oradores. Antes de Ia
discusion sabers ya lo que pensaran despues: su resolution es-


, to formada, y por ella dirigiran su plan de ataque. Til to en-
cargas de decir esto„ yo dire estotro; Pablo saldra en tal oca-
sion, en tal otra Juan; a tal partido, que entra en coalition
con nosotros, le concederemos tanto, a tal otro no tanto: en
la derecha contamos con tantos, en la izquierda con tantos
otros, y con tantos en el centre; preveamos lo que sea de pra-
yer, y dejemos lo demas a la suerte. La batalla durara cuatro
dias; queda una bateria de reserva para un case: si !labia tal
ministro responders Guillermo; si tal otro, Jacobo: si se baCe le
tarde, Pancracio entretendra al auditorio hasta que el apetito
advierta de la necesidad: a falta de coyuntura para dar un gol-
pe teatral compraremos la interpelacion de un adversario pro-
fugo. Hay cases en que uno 6 dos votes son decisivos; en tales
circunstancias se hacen todo linage de esfuerzos por apartar
de la arena o sobornar 0 distraer del campo enemigo A dos de
los contraries; todo es, pues, aqui ardid 6 combat°. iy esto se
llama buscar la verdad en las leyes!


818, .Pero esta ley debera producir la libertad, ;la liber-
tad para todos! Pero en realidad el regimen parlamentario,
cualquiera que sea su forma, deja tante come el.que Inas en
manos de unos pocos privilegiados por su ingenio O riqueza,
por sus intrigas ci nacimiento, el gobierno del mundo. Este re-
gimen abre la liza a los intereses, a las dificultades , al favori-
tism°


y a su mas insolente omnipotencia; aqui se von aventu•


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 147
reros en alza , el verdadero merit° dado de baja , servicios
recompensados con ingratitud, el Erario robado , la verdad
odiada. Cuanto vayan ganando a todo esto las costumbres
blicas y la dignidad nacional , no hay para que decirlo. Lo que
hay aqui mas que admirar, es la fecundidad y variedad de sus
catistrofes, pues desde las cuestiones de Gabinete hasta las
ma's vitales sobre la existencia misma 6 la muerte de la socie-
clad, el pbblico se Ye conducido grade por grade por toda la
escala posible de las was terribles conmociones, sin peligro de
fastidiarse jamas ni un solo momento. Este es cabalmente el
merit° capital que tienen estas forms para los franceses,
cuya primera pregunta cuando se encuentran contigo es la de
N no hay nada de nuevo?D No es, pues, maravilla que un pue-
blo semejante tenga aficion a semejante Gobierno: todo juga-
dor gusty del juego, sin que esta sea razon para reputarlo pro-
vechoso 6 laudable.


819. pCrisis y catastrofes en los tninisterios (fenOmenos
inevitables en este regimen, cuya vida consiste en esto); crisis
en los Gobiernos, las cualesconmueven hasta en sus bases el
organismo social, porque sewn los que quieran el seso, la vir-
tud, el ingenio en el Gobierno y en la mayoria de la Asamblea,
siempre quedaran a los agitadores dos medios de triunfo se-
guro: conviene a saber, las divisiones inevitables de la rnayoria
y Ia action de las sociedades secret:. • , que casi legalmente
conspiran al amparo de la tribuna y de la prensa. SupOngase
todavia , si se quiere un Gabinete compuesto de ministros
buenos y justos, integros y elocuentes: siempre habra pal tidos
en no Gobierno representative (nzaxime en Gobiernos a la
moderna), y partidos furibundos, mientras haya empleados que
se obstinen en mantenerse en sus puestos, y cesantes avi-
dos de obtenerlos: siempre sera impos,ble conciliar los par-
tides y asegurar el Orden con la libertad.


Con que un bufon ingenioso y parlanchin acierte a popula-
rizar con una gravedad cOrnica cuatro disparates, bastara para
reunir gente, alterar el Orden y derribar al Gobierno: y cuan-
to mas lo venzais en razon, en probidad, en factindia, mas fu-
ries° y terrible se volvera si Ilega a armarse con la rabia de


4,1




41t


148 AP. PRACT. DE. LOS PR1NCIPIOS TEORICOS
un pueblo ignorante que desempiedre las calles y construya
barricades. Vuestros virtuosos ministros iran entre vituperios
y execraciones al destierro 6 al patibulo, y el susodicho bufon
cogiendo su cartera, entraric en posesion de alguna heredad
perteneciente a sus victimas a quienes no tardare en suceder
en la carrera de las desgracias, siendo desterrado o ajusticiado
conic ellos por otro bufon peer que el.


820. «He aqui la historia de todos los gobiernos modernos
parlamentarios, que son verdaderas repnblicas, sea el que fue-
re su titulo. Ciertos republicanos creen hacer un gran argu-
mento cuando nos ofrecen desde el principio de nuestro siglo
tres monarquias derribadas en Francia: cayO, dicen, en 1814
la monarquia de Ia gloria, en 1830 la monarquia del derecho,
en 1848 la monarquia de los intereses: luego la era de los re-
yes ha concluido. Pobre gente, que no advierten en su simpli-
cidad que ni el imperio ni la restauracion, ni el rey ciudadano
constituyeron monarquia, sine solo tres formes republicanas,
parto de la revolution y argumento evidente de vacilacion per-
petua y de ruina segura paro todo gobierno clue no habiendo
echado raices en lo pasado sea esteril en lo porvenir.


«Bien conocia Nepoleon la falta de este jugo vital cuando
esclamaba desde su Trono vacilante: «iah! isi yo fuese mi
nieto!»


«Luis XVIII nada restaurO en la restauracion; sine creose
per si mime no rival, aprendie pronto a temerlo, y prepare
con las concesiones el abistno a pie fue arrebatado Carlos X
por la corriente.


.El Gobierno de Julio fu6 con razon llamado la mejor de las
reptiblices, y cabalmente pot' esto no file monarquia; por tanto
nada prueba contra la posibilidad de las monarquias, aunque
prueba macho contra la duration de las constituciones. He
aqui porque couvencidos por este prueba pululan en todas
panics publicistas que proponen nuevas teorias, el uno para
concentrar los poderes en una sole asamblea, otros pare im-
porter en Francia las leyes de America: IlAstima que no pue-
den traernos tambien su indole y sus otras condiciones geo-
graticas y politicas! Pero el problerna es insoluble: seria preci-


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 149


so que la asamblea nnica estuviese compuesta de un solo hom-
bre: ententes si que no se veria dividida en partidos. Pero
mientras no se encuentra este arte, cuando los partidos for-
men las asambleas y las asambleas multiplican los particles,
cuantos sean los particles, otros tantos serAn los poderes, y
cuantas sean las cuestiones , otros tantos serAn los conflictos.
Bien que obteniendo presto popularidad un particle mAs astuto
y mas faerte, acabarA por apoderarse del cetro, y con Ia opre-
sion reducirA a sus males A conspirer en las tinieblas. Tal es la
unidad del Gobierno parlamentario.


821. «Yero en deride, dirt alguno, en deride adquirira ese
partido el favor de las muchedumbres?


» iY O., lector, me lo preguntas! Toma, si to place, en las
manos el almanaque, cuenta en la lista de los diputados cuan-
tos fueron los Reyes que hiciste por ti mismo, y considera que
cada diputado electo supone dos 6 tres . candidates ; considera
que cada uno de los electos obtuvo favores, distribuy6 em-
pleos, organize intrigas, autorith injusticias, y que todos ba-
con perpetuamente centinela para sostener el sistema cuya
caida seria tambien su caida. Ahora, cljnio puede causarte
sorpresa que instituciones que tanto interesa a todas las males
pasiones sostener, obtengan el apoyo de muchos?


»La ventaja para nosotros esta en que la iniquidad se des-
truye por si misma: Dios quiso que fuese imprudente, porque
no quiso que fuese eterna.,,


822. Aqui tienes, amable lector, lo quo piensa del Go-
bierno constitucional un publicista que hace machos arms me-
dita sobre esta materia teniendo ante la vista los dates de la
experiencia. Lo traigo aqui pare invocar no la autoridad de un
hombre, sine la exactitud de sus observaciones que confirman
nuestra teoria. •


El que se persuade que las necesidades son conocklas del
pueblo, los expediences de los peritos, la honestidad de los
maestros de las conciencias, no debut admirarse de que sor-
prendida la conciencia y abandonada la legislacion n coerced
de los ignorantes, resulte este caos, may bueno pare tractor-
nar la sociedad, no ciertamente pare ordenarla.


TOMO 11. 11




150 AP. PIIACT. 115 LOS PIIINCIPIOS TEORICOS


EXPLICACIONES DADAS A UN ANON1110.


Las doctrinas explicadas en este capitulo rnovieron a art
anOnimo cortes a proponernos algunas dificultades; y porque•
las mismas Judas que a 61 se le ocurrieron, podrian presen-
tarse tambien a otros, se nos c ermitira insertar aqui breves
respuestas a sus dificultades, reduciandolas al mayor laconis-
mo posible.


825. lIaciendo abstraccion, como nosotros, de todo dere-
the preexistente, el aneahno juzga clue nuestras doctrinas
no son completamente indiferentes a toda forma de Gobierno,
segun declines, sine que conducen basicamente a preferir el
sisterna representative. Ile aqui como lo prueba. Deben en
nuestro sonar formar parte del organisnzo legislativo los
que sufren las necesidades; es asi que estos son los nzas; lue-
(JO los Haas, la pluralidad .


tendran el mas noble entre los
poderes politicos, c; sea el poder legislativo y serdn por
consiguiente necesarios dipulados legisladores, pees es cosa
claret quo Los mAs no piteclen representar per si mismos sus
necesidades. Tendremos, pries, el Gobierno poliarguico.


El atento anenimo comprendera que aunque torte esto tu-
viese fuerza de ley, no se seguiria de aqui la conclusion que
pretende sacar, a saber: que el Gobierno representatito es et
mejor de todos los Gobiernos. Pues habiendo nosotros demos-
trade en otra parte las ventajas inherentes zi, la unidad de los
poderes, y (cuando los gobernantes son imperfectos) a su divi-
sion (1), aunque se nos probase que la representacion de la
necesitad results alas perfecta en los Gobiernos represeniati-
vos, de ningun modo pedria sacarse por conclusion que estos
scan los mejores Gobiernos, absolutamente hablando, come
quiera que atm sabStstiiia en e p os el inconveniente de un Go-
bierno diviclido, y es cierto que omne regnum division deso-
labitur.


DE LOS GOBIERNOS L1BERALES. 151
Pero facilmente se ve que el argurnento propuesto llaquea


per varias partes, y en este memento lo habra ya conocido asi
el agudo opositor en los filtimos parrafos de este capitulo, don-,
de se dice que la ley propiamente dicha debe ser propuesta
por hombres sables, y ser confIrmada por los custodies de la
honestidad, y sancionada per el poder central. Esto le dennues-
tra que el ands noble de los poderes por el que la
sociedad se une mas intimamente con el derecho, y . por este
con lo moralmente bneno, o sea la legislatura, no pertenece-
ria, como el anenimo supone, a la multitud.


Si bajo el nombre de legislatura hemos puesto tambien la
representacion de la necesidad, ha side por efecto necesario
de la confusion de doctrinas e instituciones modernas, a que
hemos tenido que acomodarnos pars dames a entender, hien
que ellas hayan reunido indistintamente en su cuerpo legisla-
tive tante las funciones verdaderamente preliminares, come
las verdaderamente legislativas. Pero habiendo nosotros de-
mostrado la diferencia entre unas y otros, es claro que, segun
nuestra teoria, la funcion de la multitud dista muchisimo de
la dignidad propia del verdadero legislador.


Flaquea tambien por este lade la argumentacion, diciendo:
ser claro que no pudiendo los mds representar por si mismos
sus necesidades, debercin elegir sus representantes. Estes re-
presentantes (que jamas serian verdaderos legisladores), ni si-
quiera son verdaderamente necesarios fuera de los Gobiernos
representatives, sine en cuanto se supone, que arm o pocos
llamados a pacer tal oficio por un camino diferente del sutra-
gio popular, no puedan representar fielmente; y que por el
contrario, los machos deban ser incorruptibles ante las pro-
mesas del Gobierno, y abrazar en su solicitud-todas las nece-
sidades; sin sentir pasion alguna al tiempo de representar sus
reclamaciones, siendo per Ultimo elegidos por los sufragios
del pueblo con una prudencia satornenica. Alas habiendo nos-
otros demostrado (1) con razones y con hechos cairn falsa sea


(1) Civilta Cattolica, v. vi, pig. 71 y sig., y en el v. ra mfr.
unix.(1) Civiltd Cattolica, Vol. V, pig. 57 y siguientes.




152 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
esta presuncion, siguese que aun concedido a la multitud el
derecho de representar las necesidades, no por esto se inferi-
ria que esta representacion debiera ser en forma policir-
guica.


824. Pero aqui presenta su segunda dificultad el bueno
del aminimo. Pues quereis, nos dice, quo la representacion de
la necesidad fuese DEPRECATIVA y no legislativa , por que,
pues, decis .


quo deben formar parte del organismo legislativo
los que sienten la necesidad?


Por la misma razon con que solemos decir que el conoci-
raiento forma parte de Ia obra; pues aunque esta consiste sus-
tancialmente en el acto de la voluntad libre, todavia requiere
pro piamente ser precedido del conocimiento, sin el cual no
podria quererse. Del mismo modo la voluntad social, es decir,
la ley, presupone el conocimiento de la necesidad para la cual
se establece. Luego el que contribuye al conocimiento , con-
tribuye tambien (aunque algo remotamente) a la ley: y si Ia
representacion se pace con un Organ° social, como en NApoles
A en Roma por medio de los e.onsejos provinciales, una de las
instituciones mas sakdables de estos paises tan faniticamente
calumniados (aunque tales consejos han sido elogiados cindi-
damente en el gobierno pontificio por Galeotti, menos injusto
que tantos otros moderados), este Organ°, decimos, en el sen-
tido explicado es parte del organismo legislativo.


825. Por donde se desata tambien la tercera dificultad,
sea que los quo mejor sienten las necesidades, no pueden for-
mar parte del organismo legislativo en el GOBIERNO DE UNO
SOLO. El anOnimo ve muy bien que la multitud no puede nun-
ca formar parte de la legislatura propiamente dicha, sino iini-
camente puede manifestar sus necesidades. Ora las manifieste


uno, ora a muchos, el resultado sent que siempre debe de-
pender de los que las sienten menos. Hay ademas en esta ma-
teria entre el gobierno de uno y el de varlos esta gran diferencia,
que estando constantemente en el poder y viviendo por consi-
guiente rico y seguro el gobernante time°, no tiene interes en
despojar a sus pueblos; mientras que por contrario, los mu-
chos que al ternadamente se suceden en el banco de los legislado-


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 155
res, llegan de ordinario Avidos, si no ya pobres: se apresuran a
asegurar sus propios intereses, y dejan bien pronto el puesto


otros diputados hambrientos que vuelven al mismo juego,
sintiendo mucho mejor su necesidad propia que la del pueblo.


826. Cuarta objeccion. Recomendar la ittilidad al amor
de los Soberanos, es querer quo to Wit cambie de naturaleza;
pues tratdndose do la utilidad social, esta se obtiene mas de
la parte material del hecho, que de la nacional del derecho,
y asi es mas Tacit deencadenar por la ley quo por el amor.


Segun parece , el anOnimo supone que las monarquias ca-
recen de leyes. Si de esta suerte entendiese el poder monar-
quico, no estariamos de acuerdo con el en este punto. Porque
una Cosa es decir que la ley en las monarquias esta constituida
por el Principe solo, obligado en conciencia a tomar informes
escrupulosos de hecho y de derecho Antes de sancionar las pro-
videncias mas convenientes al Bien pitblico , y a mante-
ner constantemente lo sancionado mientras no llegue a ser
nocivo al mismo fin ; y otra muy diversa asegurar que un
Monarca debe de gobernar por capricho y para el dia, sin le-
yes ni COdigos. is todo lo contrario Casi todos los Cedigos
que conocemos fueron sancionados por Monarcas.


iPero si el Monarca lo puede todo, habremos de estar pen-
dientes de su amor, de la bondad de su corazon I Parecenos
haber ya respondido a esta dificultad, demostrando en otro
lugar (1) cuantos intereses habia juntado la Providencia en el
corazon de un Monarca, para fortalecerlo en el Orden de la
justicia y de la conciencia. Lo Util esti por consiguiente sujeto
no sido por el amor, sino tambien por la ley y por el inheres,
al cual tambien es necesario recurrir en los Gobiernos repre-
sentativos.


827. Por Ultimo, se nos opone quo aquel debe gobernar
quo mejor conozca el bien social y quo mds enérgicamente
to procure. Es asi clue quien mejor to comae y lo pracura es
el quo siente mas la necesidad. Luego este es el quo debe go-
bernar.


(i) Civilta cattolica Vol. V, pig. y sig.




Ji


r
154 AP. PRACT. DE LOS PRINGIPIOS TEORICOS
Bastaria esta consecuencia histOrica y racionalmente absur-


da, pare que comprendiese el objetante pie hay algun vicio
en su argumento. Porque, zen que pueblo O en que historia ha
encontradopor venture que gobiernen los menesterosos?
que menesteroso encontrare el anOnimo (si ya no fuese un
santo canonizado) que en !legend° al poder no cese de ser me-
nesteroso y no se provea con abundancia? Es, plies, imposible
que la multitud necesitada se encargue del gobierno.


El vicio del argument°
este en confundir el conocimiento


del fin social y de los medios de promoverlo con el conoci-
miento de las necesidades materiales. El verdadero Bien social
es el Orden protector de los intereses legitimos , y el medio
pare conseguir este Orden es la ley. De estos tres elementos
(intereses, Orden y medios pare conseguirlo) la multitud no
siente comunmente sino el Ines material , esto es , el interes
legitimo (y aun el ilegitimo); y cabalmente porque solo siente
el interes, es incapaz de hailer el medio con que acudir a el
con la seguridad de proceder rectamente. Lejos, pues, de ser
necesario para hacer la ley sentir las necesidades , mas hien
debemos decir todo lo contrario : malesuada fames! El eterno
legislador es tan excelente, porque conoce todas las necesida-
des sin sentir ninguna. Por el contrario, el pueblo, que siem-
pre , es mat gobernante, gobierna todavia peor cuanto más vi-
vamente siente la necesidad : ilibrenos Dios del Gobierno de
un pueblo famelico! pues hare lo que el pueblo de Milan se-
gun aquelia viva pintura debida a la megica plume de Ale-
jandro Manzoni.


Esperemos que el buen anOnimo reconozca por estas res-
puestas la flexibilidad de nuestras doctrines y de los principios
que las encierran y hacen aplicables a todo Gobierno con
tal que sea legitimo (1). Este es el mayor lauro e pie aspira-


(I) Observe aqui conrnigo el lector el poder de las 'preocupa-
clones auu sobre personas buenas, catOlicas , y que nos aman.
Illientras el sabio opositora que hemos respondido en este apendi-
ce nos acusaba de favorecer exclusivamente los gobiernos repre-
sentativos hasta el punto de tener por imposible 6 por desdichada
cualquiera otra forma de Gobierno, muchisirnos de los que nos


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 155
inos, y el mayor servicio que creemos poder hacer A la socie-
dad agitada: el metodo que algunos siguen, de encarecer una
forma y censurer todas las demas como injustas, funestas,
contraries e la naturaleza, parecenos indicio de entendimien-
tos en extremo debiles. Como si se pudiese boy impedir toda
lecture y persuasion de doctrines diversas, 6 se dehiese poner
la verdadera causa de la obediencia en la persuasion de la ma-
yor utilidad de las formes que nos rigen, y no en el derecho
por el coal esten en posesion. No advierte quien recurre a tan
fragil apoyo, que asi suscribe la sentencia que le condena;
pues presentando la utilidad como razon de obediencia, auto-
riza anticipadamente para rebelarse e todo el pie juzque mas
utiles otras formes de Gobierno. JUSTICIA Y RELIGION, he aqui
las verdaderas rezones firmes e inmutables de una obediencia


toda prueba.


leen (6 quizas qne no nos leen) nos hart acusado , cuando estas
teorias salieron a luz en la Civilta Cattolica, de abominar, vitnpe-
rar, y calificar de heterodoxos•todos los gobiernos represeutativos.
La declaration dada ante la imparcialidad absoluta en cuanto A las
formas, y de profunda reverencia para toda autoridad legititna,
que no son sino un epilogo de todas nuestras doctrinas, habrian
debido hacer mas cantos a los que nos son benevulos, y menos au-
daces A los malevolos en admitir tales irnputaciones.




CAPITI3L0 IV.


PODER EJECUTIVO..


§ I.


Prelintinures.


828. TOmese el lector Ia molestia, Antes de penetrar en el
tratado que vamos a ofrecerle, de volver Ia vista hAcia atras
para que no se olvide el camino que hemos andado y el termi-
no a donde vamos a parar.


Nuestro terra consiste en seflalar los vicios introducidos en
los Gobiernos representativos a la moderna en fuerza de la in-
dependencia absoluta del individuo. Para conseguir tal inten-
to hemos aclarado y explicado lo primero el principio hetero-
doxo, y en seguida lo hemos aplicado a la sociedad representada
y al organismo representante.


829. El principio heterodox°, germen funesto de todo des-
Orden en las sociedades modernas, encierra aquella contradic-
tion con que se diviniza la razon humana cuando dice: Soy
independiente; y de esta independencia pasa a creer includable
lo que le parece natural; a tener por naturaleza lo que es fla-
queza y enfermedad; a querer que la enfermedad y la flaqueza
sean favorecidas en Lugar de ser remediadas; a suponer que
ayudando A la enfermedad el hombre se encuentre sano y sera
feliz; a concluir, por que en la naturaleza huniana de-
ben existir fuerzas y medios en virtud de los cuales pueden


A




158 AP. PRIM. DE LOS PRINCIPIOS TE6RICOS
conseguir el hombre y la sociedad una dicha cumplida en Ia
tierra sin depender de la fe y de la gracia, de la autoridad y so-
ciedad sobrenaturales. mas? El gran medio de obtener
esta bienaventuranza terrena es el perfeccionamiento de los
Gobiernos: cuya perfection, dicen, no es imposible a la natu-
raleza, porque de Ia naturaleza procede el instinto de la per-
feccion misma (1).


850. Pues la naturaleza lo quiere, y pues ademas es posi-
ble, he aqui a la regener tcion correr desbocada a secundar
la naturaleza. Esta, en el orgullo de su corrupcion, se tree
infalible, y por consiguienle autorizada para expresar libre-
mente lo que infaliblemente conoce: y he aqui surgir la im-


. (1) El insigne Manzoni (Dialogo sun' invenzione), nos presenta
una aplicacion histOrica de tal verdad en el tristemente famoso
Robespierre, donde junto con lo monstruoso, se echa de ver lo
nzisterioso, que misterio es incomprensible la union de algunas
dotes naturales con el exceso de so maldad. Para explicar este
misterio, dice el ilustre . autor, hay que recurrir a los principios
filosOficos: aquel impio hubia aprendido de J. J. Rousseau. quo el
hombre face bueno, sin inclinacion alguna viciosa ..... Sobre
fandanzento, pues, de este axioms, habiase firmentente persuadido
d quo quitadas de en medio las instituciones artificiales,
pediment° a la bondad y felicidad de los hombres, y sustitutdas
estas por otras con formes a las tendencias siempre rectos, y a los
preceptos sencillos, claros y por si mismos fdciles de /a naturale-
za..... el mundo se tornaria en un paraiso terrenal. Cuya idea no
es extrario qua naciese en dnintos quo no creian el dogma del pe-
caclo original ..... Persuadido, como he dicho, que tales institu-
ciones eran el union obstaculo a on estado perfecto de Ia sociedad,
y que otras instituciones diversasserian el medio de seguro de con-
ducirla a semejante estado, emple6 el poder ..... en remover el
obstaculo. Y lre aqui Como, negada la corrupcion de la naturale-
za, espdrase Ia felicidad solo con mudar de Gobierno. Medite sa-
bre esto El Constitutional Pontificio, que podia la libertad por
exigirla, decia (Iliscelanea de Florencia, pag. 224), la naturaleza.


Y vos, (apostrofa banns), reverendos Padres, podeis creerque te-
niendo como tenemos instinto que nos =eve Weir, ella, no be-
mos de gozarla jamas?. Medite, decimos, que todos los hombres
tienen el instinto de la propiedad, de la vita bona, del co.nnubio,
de la vengauza, de la foga de los peligros, etc. Sin embargo, nu
filOsofo no s6lo ernin.mte, sino divino, mand6 o aconsej6 que nos
resignasemos con no toner janids el goce de tales instintos.
do? Cuando el goce ofendiese el derecho de otro do nos privase del
bien moral, que vale mas que ningun goce.


DR LOS GOBIERNOS LIBERALES. 159


prenta libre y la fibre discusion, queridas por derecho inaliena-
ble de la naturaleza!


851. quien podra impedirnos poner por obra lo que
infaliblemente se conoce y libremente se expresa? Helios aqui,
pues, independientes de toda autoridad 6 ley no sancionada
por nosotros mismos; he aqui por consiguiente abolidas con
su respectiva autoridad todas las formas organicas de la so-
ciedad antigua, familia comun, provincia, Estado.


852. Pero un consorcio human° no anda sin organismo.
Luego una vez abolido el organismo natural y obligatorio, se
hue preciso fabricar otro artificial y voluntario. 116 aqui,
pues, la sociedad que se divide en facciones elegidas por ca-
da uno segun su opinion. Las unas fuertes y audaces lucha-
ran en pUblico: dos otras no toleradas y cobardes tendran el de-
reelto inalienable de conspirar en secreto.


833. Esta sociedad dividida en facciones que o abierta-
mente se combaten o conspiran en las tinieblas, es la que
elige los diputados y es representada en las Asambleas: y las
facciones que atrapan el triunfo en las elecciones mandan al re-.
presentante a defender sus intereses bajo la pens de desti-
tution.


831. Los intereses son, pues, en faerza de la institution,
la norma suprema de las leyes en tales Gobiernos representa-
tivos. Cierto, si, los intereses; mas no los del pitblico, sino so-
lo los del respectivo partido. Por donde las leyes provienen no
de la justicia universal, sino de la combinacion fortuita de
Inas 6 menos intereses, a los que conviene esta O aquella dis-
posicion propuesta a la deliberation de las Asambleas.


835. He aqui el hilo del discurso que hasta ahora hemos
seguido y que quire aqui presentar de relieve y en miniatura,
no tanto por enlazarlo con el que luego ha de seguir, como
para recordar al lector que largo y larguisimo como es este
hilo, todo el sale de la tela que forma la venenosa araita del
racionalismo independiente, que con tan frágil sustancia ha
conseguido prender y tener cogidas en sus reties a casi todas
las sociedades europeas. Pasemos ahora a considerar, siem-
pre bajo las influencias heterodoxas, Ia ejecucion concreta de




160 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEOrucos
leyes asi constituidas, ó sea el PODER EJECUTIVO en Coda su am-
plitud. Y para circunscribir y ordenar en lo posible nuestra
materia , contemplemos este mismo poder ejecutivo , I.°,
respecto a lo que propiamente se llama Gobierno, destinado
a ordenar las personas; 2.°, respecto it la administration, is
ordenamiento de las cosas; respecto a la militia, que dehe
sostener el derecho contra la violencia; 4.




, respecto al poder
judicial, con que se paten prevalecer los derechos que se con-
sideran de más vigor. El examen de estos cuatro objetos capi-
tales completara el tratado de los Gobiernos representativos,
cuya estructura esta naturalmente dividida en poder legislati-
vo y ejecutivo (1).


Y comenzando or la parte mas capital, esto es, por el
Gobierno propiamente dicho, observemos que este, en los mo-
dernos Estatutos, pertenece en realidad casi esclusivamente al
ministerio responsable. Y debiendo ser este considerado en el
poder que tiene para gobernar y en la docilidad de los sirbdi-
tos para ser gobernados, este capitulo resulta exactamente di-
vidido en dos partes.


(1) Todo lo que aqui vayamos diciendo puede servir para
ilustracion del Ensayo Tarte°, v. IV, lib. cap. VI, y lib. IV,
cap. III y IV.


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 161


MINISTERIO RESPONSAIILE.


§ H.


Poder de los gobernantes.


836. Despues del cansancio general de una sociedad despe-
dazada por innunaerables partidos, uno finalmente ha obtenido
completamente el triunfo (Dios sabe con que medios, pero es-
to poco monta, segun el principio hetcrodoxo); y asi ha podi-
do finalmente ilustrar al pueblo, es decir, darle a entender
las falsedades que quiera: victorias en vez de derrotas; reales
Ordenes que espresan lo contrario de lo que piensa y quiere el
Rey o la Reina; oscurantismo, reacciones, conjuraciones que
solo existen en sus cerebros, y otras laces a este tenor. La
voluntad ilustrada del llamado pueblo ha elegido bajo estas in-
fluencias tnentirosas una mayoria procedente de dicho parti-
do, y ha contraido por aqui la sagrada obligation de creer
que es suyo todo todo lo que se haga por esta fraction 6 fac-
cion de la sociedad. Y la faccion usando y abusando de su triun-
to da a luz de Buenas a primeras en el espacio de dos a tres
meses un tomo en folio de leyes nuevas (1) conceliidas de
mucho tiempo, y que en la imposibilidad de echarlas fuera la
atorrnentaban con los dolores del parto y con las bascas del
vOmito. Ahora, zde clue modo seran ejecutadas estas leyes?


(1) .Los ingleses mudan las leyes lo mzis tarde y lo menos po-
s sible..... nosotros mudandolas casi todas (las leyes antiguas), so-
•mos despues much° nuis tividos a inquietos por esto.• (C. BALBO,
en la Revista italiana, aft. , v. I, pug. 21.)




162 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
837. La ejecucion de la ley es un acto con que el gober-


nante produce con sit voluntad el movimiento en los sitbditos
mediante Ia fuerza moral. Asi, para conocer coal sera la me-
jor ejecucion de estas leyes, es preciso comprender cuAl sea
la fuerza moral ejercitada por el superior sobre el sitbdito, te-
niendose en cuenta las disposiciones morales, tanto del agente
motor, como del que por su viand es movido.


838. En el sistema catOlico este movimiento se comprende
por todos. Santificada la autoridad por la religion, Ilega a ser
inmevil a los ojos del sitbdito, irresistible por la cooperation
de todos los hombres de Bien, inmutable por la inmutabilidad
de la moral y de las conciencias, determinadas ambas por for-
mulas solemnes publicadas constantetnente durante el espacio
de diet y ocho siglos por una Vox sensible que tiene dirigien-
dose a todos los principes, a todos los pueblos el mismo len-
guaje. Aqui el movimiento se imprime con mucha facilidad por
la innuivil autoridad al m.ouil sitbdito. Pero en la sociedad re-
formada ci la moderna es preciso olvidar esta inmovilidad del
poder, porque el elemento del derecho, la dependencia natu-
ral Beg-a a abolirse; y el nuevo edificio se fabrica en seguida
sin argamasa (1).


839. Entretando el axioma de Archimedes es ley indeclina-
ble de la naturaleza: sin apoyo no se du palanca: DES UM cox-
srsTAm. Ahora, ique haremos para acomodarnos a esta ley na,
tural sin alterar la sagrada independencia de las muchedum-
bres? El ingenio no les falta a los regeneradores, los cuales
han acudido a un expediente maravilloso para unir en un
mismo sugeto los dos atributos contradictorios, mtivil d inmO-
vil. iQuereis una autoridad inmOvil? han dicho a los pueblos:
teneis razon ; vedla aqui : el Rey semi inviolable.


840. Pueb/2.—Como inviolable! quereis, pees, volvernos
al absolutismo?


Constitucionales.
il.ibrenos de ello el cielo! inviolable


quiere decir que no puede mandar nada.


(1) Part. I, c. X,
II.


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 163
Pueb.— Pero en tal caso , i porque le llamais autoridad?


Por ventura no se llama autoridad al derecho de mandar?
Const.—Si ciertamente, y de hecho el Rey tiene este dere-


cho ; pero no puede usar de 01 sino por medio de sus mi-
nistros.


Pueb.—j si los ministros no quieren pacer lo que el Rey
quiere que hagan?


Const.—EI Rey puede decirles que hagan su dimision y
elegir otros.


Pueb.—i Si! Et.t? iY si la Camara no los acepta y quiere que
a toda costa vuelvan los antiguos?


Const.—Entonces el Rey tendrA quo conformarse.
Pueb.—Pero esto quiere decir en conclusion que el Rey no


tiene derecho de mandar; porque no es derecho lo que puede
violarse sin ofensa de Ia probidad.


Const.—Cabalmente por esto decimos, que el Rey reina y
no gobierna. Si gobernase seguir lase uno de estos dos incon-
venientes: o lo llatnais y lo reputais verdaderamente inviola-
ble, y entonces se convertirA en Rey absoluto y podra pacer
la ruin g del Estado; 0 quereis aseguraros de que no arruinarri
al Estado, y en este caso sera preciso hacerlo responsable y
justiciable por el pueblo. Para evitar ambos inconvenientes,
he aqui la invention de la sabiduria moderna: mine y no yo-
biome.


841. Pueb.—Asi le habeis dado un derecho que no es
-dereelio, y con esto quereis que yo trague una autoridad in-
nlovil ni siquiera es autoridad. Por lo visto os habeis ol-
vidado que en nuestros dias el juego no anda entre hobos;
y el pueblo, a quien habeis ilustrado, quiere cosas y no pala-
bras. iDoude esta, pees, la autoridad inmOvil que debe mover,
y sin la coal es imposible cl movitniento de la unidad social?


842. Pareceme evidente que por esta vez el pueblo Ileva
razon. El mando es realmente aqui de los ministros , y por
consiguiente no puede decirse que su autoridad sea inviolable,
inmevil, cornoluiera que los ministros son responsables ante
el pueblo mismo a quien deben mover. Lo cual significa que
el punto en que estriba su movimiento es como el del globo




464
AP. PRÂCT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS


aerostatico, cuya direction no ha podido nadie determinar pas-
ta ahora, cabalmente porque descansa todo el en las alas del
viento que deberia resistir. Tal es el Gobierno a la moderna:
Como cualquiera otro Gobierno acomete la empresa de guiar
la sociedad en los mismos casos en que esta quisiera descar-
rilar (pues cuando anda por su pie dentro de la via , no ne-
cesita gala); pero a condition de no negarse a las cocas que
son queridas por la misma sociedad. iQuê maravilla es, pues,
que estos Gobiernos sean cons° los aereonautas, que vuelan
majestuosamente mientras son impelidos por el viento, pero
ceden y aun a veces Caen miserablemente cuando pretenden
combatirlo? Por donde se ye que el Rey que reina y no gobier-
na, la autoridad inviolable pero impotence, los ministros que
gobiernan pero que son gobernados, en suma, todo este con-
junto de contradicciones no es mss que una aplicacion espe-
cial de la India entre Ia naturaleza y las teorias heterodoxas,
lucha que hemos representado por el picapedrero que se ejer-
cita en sacar del mirniol una tabla redonda y cuadrada
Ia vez.
sn. Y pues hablamos de Ia ejecucion real de las Ieyes, de-


tengamonos aqui para considerar las disposiciones reales que
esta contradiccion debe engendrar en el animo de los motores:
y quede reservado el pArrafo que sigue a este para hablar de
los movidos. Iligase por comprender en su sentido moral el
axiom de Arquimedes que he citado, y se vera que este axio-
ma expresa una verdad practica notoria.


844. iQue queremos decir cuando pedimos un punto de
apoyo inmOvil? Queremos decir que un gobernante debe sentir
su propia fuerza , su propia vida y estoy por decir su propia
inmortalidad , y estribar en ellas para dirigir a sus sUbditos.
En el Tondo de su conciencia tiene que decirse a si mismo:
<Cualquiera silaba que salga de mis labios con fuerza de la
ley, estoy segttro de que resonarA luego en lo Inas Ultimo de
las conciencias , y que todos mis sUbditos dirán para si: Debo
obedecer ; y aun los mismos que sean osados a violar este
deber, sabran que cometen una falta ysentirAn interiormente
el rernordimiento que a tai violation se sigue.), Este senti-


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 165
sniento de la propia fuerza moral (pie elevado 4 su potencia
suprema hablaba ya desde las rocas de Savona y de Gaeta a
doscientos millones de sitbdites sin toner una soli bayoneta,
hacienda temblar a sus opresores; esta fuerza moral, dice, se
cornunica a todo gobernante catOlica, el coal esta Wen per-
suadido a que participan de ella, porcine lee en la conciencia
de sus sitbdites el decreto venerado de la doctrina catalica:
Quien resiste a la autoridad resiste 4 Dios. Y estando per-
suadido de su fuerza, to esta asimismo de su inmortalidad, y
no teme que de un dia a otro la totalidad de, SUS sUbditos le
niegue Ia debida sumision, salvos aquellos casos extraordina •
rios en que o su tirania le acusa de ahuso excesivo del poder,
o una boudad excesiva deja el Campo libre a todas las conspi-
raciones.


845. ;Gnarl diversa de esta es la condition del gobernante
a la moderna! Retirese en Wen hora el Rey inviolable a dorrnir
con la cabeza reclinada sobre la misma abnollada donde antes
se dorrnian, no metros inviolables que 61, Luis XVI, Carlos X,
Luis Felipe! idormira cierto con la espada de Damocles pen.
.diente sobre su cabeza, porcine escrito esta que en medio de
su invio!abilidacl reina y no gobierna! Y cuanto A sus minis-
tros, que gobiernan y no reinan, icual sera la conciencia que
tengan de su propia vida ministerial y de su fuerza? ;De su
vida! Los calendarios disputan entre si por cuil es entre epos
el que cuenta en cada silo mils ministerios. iY cuan urine apo-
yo encuentra dentro de ellos mismos esta leccion de la histo-
ria contemporanea! Sabedores Como son de las intrigas.de•dOn-
de salieron, del partido de que apostataron, de las promesas
•que violaron, de las esperanzas que tornaron fallidas, (vizi
de los juramentos y de los sectaries a que faltaron, sienten
vacilar el banco en que se sientan, y comprenden (pie prove-
cho sacar de las pocas horas de vida ministerial que
les concedi6 Ia fortnna. iY se quiere que con esta intima per-
suasion se consagren a ordenar la cosa pfiblica? Pero ;ay!


hobo jamis que trahajase s6riamente para fabricar
•castillos de cartas y burbujas de jabon? Nadie, responde el pro-
fesor Me,legan quiza sin advertirlo, nadie seria tan insensato


TO310 11.


12


A




166 AP. PRACT. DE LOS , PIIINCIPIOS TEOR1COS
que quisiera poner fuego desde la tienda del poder, en que-
este un die, al teclzo bajo el cual se cobijaron sus antepasa-
dos, d ddnde no podria luego el refugiarse (1?isorgimento 8
de Diciembre de 18501. Lo que quiere decir, que un ministro,
a no estar loco, no dictara con relation al Bien publico nin-
guna Orden que cornprometa sus propios intereses el dia en
que vuelva a su condition de particular. Acabemos: el ojo del
anzo engorda el caballo, y si se quita la propiedad cesa el eel()
por cultivarla; esta es una ley inmutable de Ia naturaleza, re-
conocida par todo cconornista entendido.


Ahora bien, quierase 6 no se quiera, el derecho de mandar
se parece a todos los demas derechos de propiedad ; y debe,
por consiguiente producir los tnismos efectos: si el propietario
no esta cierto do recover, no se tiara much prisa ni trabajo
por sembrar.


Si a esto se atiade las penas infiaitas con que debe un mi-
nistro responsable defender sti precaria eiistencia en un Par-
lamento que le quita las mejores horns del dia y acaba con el
vigor que necesita su entendimiento para batallar con la ()po-
sition, la cual puede de un momenta a otro mudarle el banco
ministerial en el banquillo de los reos, fAcilmente se entendera
si nodra con Lodi) esto conducir al bien la Cosa


846. Mas aunque concibiese la idea de lo que debe hater,
ritte conciencia tendri de su fuerza para poneria par obra? La


fuerza de las ballonetas y el poder del oro bien podran caer
en sus manos y servirle para sujetar adversarios y comprar-
aduladores; pero la verdadera fuerza moral que encadena al
trono del Eterno aun las conciencias mas obstinadas , esta
fuerza se la niega categOricarnente y en alta voz la idea regene.
radora. «Tan independientes coma tit son todos tus sUbditos; la
ley que pones en ejecucion es la Vittoria fortuita de una


»ralidad material; Ia interpretation que le das es una opinion
»tuya puramente individual contra la coal hay mil opiniones.
»irtas fuertes que ella; el poder con que la sostienes es una
.tirania precariamente apoyada en la condescendencia de los
.(pie le sostienen 6 en la paciencia de otros quo le toleran.,,
;Bello panegirico por cierto de la fuerza moral del gobernante•


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 167
que este aye en lo interior de su conciencia luego que ha
abrazado coma principio la independencia absoluta de la razon
individual!


Al son de esta respuesta de muerte, facil le sera compren-
der las disposiciones con que tiene que persuadir a sus sub-
ditos. gEstoy cierto, lira para su capote„ que nadir me obe-
deceri lino es el que tenga alga que temer O que esperac,
porque A Hattie obliga moralmente la conciencia de Ia mayoria:
las conciencias son fibres.» Ahora bien, ;,con (pie valor podrA
mandar quien asi conoce su propia flaqueza? ;Ohl en que aba-
timiento tan profundo tiene que caer el gobernant.e catalico
renunciando A la sublime conciencia de fuerza moral que su
fe le infundiria en el corazon! Bien es cierto que esta concien-
cia de la propia fuerza envucive Ia terrible consecuencia del
deber; mas el deber que pone esparto en el Aniino de los
poderosos con la idea de un Juez eterno, da brios a su valor
para contener a los malos. El profesor Melegari se propa-
ne esta ruistna pero niega nuestra asercion di-
ciendo:


No se crea que por este cause se diminuye en las naciones
provectas la fuerza de los Gobiernos, ni descaece el principio
de la autoridad. Pero ya saben nuestros lectores que este
ilustrado profesor no supone privada A la sociedad de los
metlios internos y morales que suministra la religion. Las
pruebas a que recurre, tomadas de Inglaterra y de Belgica,
lejos de debilitar confirman nuestras doctrinas. Porque In-
glaterra es quiza, como digimos en otro Lugar, el menos re-
formado a ha moderns e,ntre los Estados europeps, y Belgica
se constituyb para que obtuviera la libertad stt catolicisino,
y solo de algunos arias a esta parte ha cornenzado alli la guer-
ra sorda del Josefismo contra la Iglesia: guerra poco favora-
ble ciertamente a la libertad que canto encarece el profesor
subalpino. La debilidad de los ministros A la nooderna no
cesa, pues, como hemos probado mientras no se establece
autoridad del principio catalico.


Y esto que hemos dicho del ministro para con los subdi-
tos, ;con cuanto mas motivo puede decirse del ejercito de em-




168 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TE6RICOS
pleados que deberian formar con el ministro un solo cuerpo
informed° por un solo espiritu!


El poder ejecutivo no perteaece solatnente a los rninistros,
de los cuales se deriva a los empleados mediante cuya action
la voluntad del Gobterno ilega Rasta mover a la multitud.
Ahora hien, es facil observar que tenie,ndo cada empleado su
opinion y su interes propios, la buena morello del Gobierno
se !lace si no L-nposible, a to menos purarnente accidental. Si
el ministre tiene la fortuna do encontrarse en las oficinas con
funcionarios que opinen como 61, la fortuna conducive Bien los
negocios; pero si les empleados piensan do diVerso modo.....
considerese cuântos tropiezos y encrucijadas habrin de pre-
sentarse al pobre minstro en su camino!


—Pero sera un ministro que no sepa lo que trae entre ma-
nos : pues por poco que conozca como anda el mundo, ;oh! ino
lo dudeis! si no le obedecen por adhesion 6 por opinion, le
obedecerAn por interes 6 temor.


Marto que to se; y no es este el menorl de los inconvenien-
tes morales con que los Gobiernos a la )noderna inficionan
la sociedad. Diferencia entre los gobernantes bubo y habra
siempre bajo todas las formal, bajo la inlluencia de toda close
de principios. Sin embargo, entre, los catelicos reconociendo-
se como se reconoce universalmente un termino comun de
felicidad en la otra vida, Imo direction uniform de la ley su-
premo, un tribunal definitivo de autoridad inapelable que en-
cadena las conciencias , cuando el gobernante se apoya en
estas bases, obtiene la obediencia de las conciencias sin forzar-
las a contradecir sus propias convicciones. Mils dejando vos-
otros a las conciencias todas sus convicciones contrarias, si
obteneis la obediencia del solo terror 6 del interes solo, es in-
troduciendo en los empleados tin espiritu servil de fingimien-
to, tut habit° cobarde de negar la propia conciencia , que no
puede tnenos de extonderse como gangrena por toda la socie-
dad, donde el organismo burocratico se ramillca como el siste-
ma nervioso en el cuerpo humano.


No ps sucederia ciertamente esto si , todos los agentes
blicos entendiendo la importancia de sus funciones las cum-


nE. LOS G013IERNOS LIBERALES. 169
pliesen como un deber, en vez de codiciarlas como una yenta.
Pero este modo de mirar las grandezas de la tierra como un peso
de que Memos de dar severisima cuenta al jUe5 de las justi-
cias, esta idea que solo el Catolicismo }ludo introducer en las
relaciones practicas de la vida, los regeneradores la han des-
truido de raiz encomendando el movimiento social al principio
de utilidad. iVerdad es que no cesan de inculcarlo a los gober-
nantes supremos con aquella solemne petulancia tan a prop6-
sito para indisponer a la plebe contra los grandes a causa de
sus defectos, a veces exagerados, pero harto verdaderos; en
lo cual siguen estos aristarcos el ejemplo de aquel cronista de
que antes hive mencion, porque despues de haber cortado la
cabeza a los gobernantes quisieran que estos se /a besasen:
despues de haber quitado a la sociedad toda intluencia de ideas
catOlicas, quisieran que por 'ellas se guiasen solo los gobernan-
tes! Mas tratandose de empleos subalternos, oh, entonces no
se detienen en la influencia natural del principio utilitario, an-
tes proclaman las eonsecuencias de este principio en formulas
esplicitas a inteligibles para todos.


,iQuien no oye, en elect°, altamente preconizado el derecho
de todos d todos los empleos derivado del derecho que tiene
coda uno a la felicidad? Qt.16 explication tendrian estas for-
mulas si los empleos se mirasen con ojos catOlicos como una
cargo espantosa? Entre los Tie asi verdaderamente los miran,
es muy frecuente huir de las grandezas; y aun hay closes en-
teras de la sociedad que renuncian A ellas por profesion 6 por
voto; de lo cual mormuran nuestrosregeneradores achacando
A vileza tat abnegation. De otra parte, la sentencia moral, so-
lemne un dia generalmente en la sociedad cristiana, no ambi-
eionar elevarse uno sobre su condition, nacia en gran parte
de la terrible idea de quo a cada grado de elevation social cor-
responde un grado de mayor severidad en la cuenta que hay
que Oar.


Pero despues de haber vocilerado en todos los torsos contra
el Catolicismo propagador de la carta indiana y del ilotismo;
despues de haber convidado, 6 mejor, arrastrado A los bancos
de la Universidad A todo paleto, ponderAndole las beatitudes


vi




170 AF. PRACT. DE LOS pRINCIFIOS nOtticos
de la pluma y de la carta, harto mas ligeras pie el arado v la
azada; despues de haber puesto en las plazuelas y tabernas
la ma altos oficios de la legislatura, mandando a los candida-
tos (que se presumen nitnores)


• A mendigarlos 6 al nienos ha-
ierlos envidiables del populacho como un beneficio: despues
eke toda esta sarta de documontos utilitarios, ,,, no es por ventn-
ra una solemne contradiccion Stith' luego como un Caton, 6
Mas bien como un Seneca predicando con graveclad a las con-
ciencias, en que no cree p , la gravedad de deberes que fueron
Basta entonces derechos y dinero? Y cuenta que las contradic-
ciones no prevalecen en el pueblo; y pues el hombre sensitivo
domina en el vulgo, este aceptarà macho rnas dOciltnente la
prActica utilitaria que las estOicas predicaciones de sus regene-
radores. El vulgo correrA sedienp A los empleos como a ma-
nantial de beatitud, bebera a sorbos o a torrentes, como mejor
Ie parezca, harto riths solicito por percibir el estipendic que
por cumplir el deber del oficio. Y luego, en cuanto A las in-
tenciones (lel gobernante supremo, este se hard instrumento
del vulgo, adulandolo vilmente mientraslo vea en auge; y es-


'te envilecimiento moral formarA la condicion mónos dolorosa
de la sociedad gobernada. Y si las esperanzas y la seduccion
libran del terror del ministro al empleado, este sera un estor-
ho para todas las providencias ministeriales, y podra a veces
descomponer toda la mAquina administrativa.


Vease ahora cual es esta debilidad del gobernante: depen-
der por tal manera de las mil eventualidades de la fortuna:
los que le nombraron ministro, de los que to sostienen provi-
sionalmente como menos male, de los que to combaten como
enemigos declarados o come insidiosos rivales. ;No poderse
liar de sus propios agentes incierto de si le sirven 6 le venden!
No saber nada positivo, no hallar nada imp utable en las ideas
de aquellos a quienes manda, nada fuera del desastroso prin-
cipio de independencia que Mace p asta imposible a estos Ani-
mos desenfrenados imponerse a si mismos ninguna sujecion.


847. Mas Ia debilidad moral engendra el despotismo mate-
rial: este es un axiom reconocido en buena razon no menos
que en la historia; y cabalmente por esto Ia Iglesia, cuva fuer-


DE LOS comERIsos LisEn.u.Es. 171.
-za moral es cuasi divina, maneja los medios con suavidad y
longanimidad admirables, sabiendo bien que, llegado cl dia
pronunciar un orticulo, yeti inclinarse ante ella a todas las al-
mas catOlicas. Por el contrario , el menosprecio absoluto de
todo derecho condujo al terrorismo trances a la proscription y
al patibulo permanentes. He aqui la primera raiz de aquel
genie despOtico notado, tambien por otras razones coma esen-


. cial a los ministerios a la motlerna, por el il acre publicista espa-
itol en su celebre discurso en las Cartes. Los ministros, decia,
deben ser dOspotas porque son IIESpONsABLES; y teniendo que
responder de todo, deben poderlo y dominarlo todo.


Los ministros , afiadiremos nosotros, deben ser despOticos,
porque pudiendolo todo en el Orden material, carecen absolu-
tamente de fuerza moral. Ahora bien, para mover la maquina
social, es precisa una de las dos. fnerzas. Luego careciendo de
la moral, habran de moverlo todo con la fuerza material, que
es cabalmente, cuando se emplea sin derecho, el ma grosero
de todos los despotismos. Par to coal no debe maravillarnos, ni
es razon juzgar coil excesiva severidad, aquellos despotismos
que vetnos de vez en cuando despertar las iras y las nAuseas
de los Buenos, especialmente catOlicos, en quienes la concien-
cia del derecho stiele hablar en voz atta y con tanta delieade-
za. Cuando el ministerio piarnontes, O para ganarse el favorde
los malos, 6 para Ilevar a cabo designios politicos, violaba
bruscamente Concordatos, metia en la cared Obispos sin for-
ma de proceso , im ploraba medidas extralegales, etc., etc., obe-
decia, a ma de otros instintos, al de Ia propia debilidad, que
-en todos tiempos indujo al despotismo A los ministros de los
Monarcas catOlicos que la tomaban con la Iglesia. iNi como
ha de dejar de ser despota el que dice allti en sus adentros:
.Una sola palabra que pronuncie esta Iglesia , mi enemiga,
r esu e n a en el corazon de doscientos millones que inexora-


mblemente me condenan; y yo para imponerla sileucio solo
4engo A mi disposicion gnindillas y embargos y patibulos, sin
',etre resultado que 'el de !lacer mas ruidosa la violencia y
smas notoria mi infamia?»


848. Pero aun hay otra ra:z del .despotinno 1,0,1avi.a




172 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEOnicos
lecunda en los sentimientos de un ministro constitutional ; y.
es la ira que naturalmente se despierta contra el obstAculo,
especialtnente si se reputa injusto , que impide el bien que se
codicia. El furor es uno de los caructdres de la inzpotencia,
dice a otro propOsito Lenormant; cuanlo mcis se encarniza la
serpienle contra la lima, lotto mds dano y sangre se Race
en la boca. Aquella perpetua lucha que Antes insinue , al Paso
quo le pone de manitiesto su debilidad y le amenaza con su
caida, mantiene su despecho , originado asitnismo del princi-
pio racionalistico. Porque si bien este principio le prescribe el
respeto de todas las opiniones, pero tambien le cot:cede el de-
recho a una arrogancia sin limites al asegurarle que so razon
es infalible. Alguna contradiceion hay en toner por verdadvros
estos dos atorisinos : Tic ores infalible, y tus contrarios son
tambien infalibles; i paciencia ! yo no puedo variar las doctri-
nas de los que lo son mios. Ahora bien , oponiendo ellos
obstaculo a la ejecucion de alguna Orden ministerial , el mi-
nistro que juzga (aun con verdad y buena fe) que su mandato
debe resultar provechoso a la sociedad,, por necesidad tiene
que irritarse contra los quo resisten a la evidencta, y atribuir
la ret,,istencia a interes, maldad , rencor, etc.: cosas todas que
han (le inclinarlo a mai tratar con la fuerza a los que no pue-
den sorneter con la razon.


81s9. ;, Quieti osaria lisongearse con arrimo de esta manera
dispuesto a hallar en los ministros nuparcialidad de Gobierno
igualmente junto para con todos los partidos, ora to ayuden,
ora lo combatan? Y cuenta que esta imparcialidad es una de
las pritneras dotes que se requieren en el que ejecuta las
leyes: pero !Ojos de hallarla en los ministros constitucionales,
116moslos visto forzados a declarar altatnente aquello de: A
cosas nuevas hornbres nuevos (1).


850. Bien que la brutalidad de este aforistno tirAnico es tan
repugnante, que se hate preciso tentar vias tnOtios bArbaras
a to menus en la apariencia. Y pues todas las diticultades
de las opiniones discordes de la oposicion, procurase cambial-


(4) V. parte II, cap. II. S. 5.


DE LOS GOBIERNOS LIDEnALES. 17'5
las opiniones, no ya imoidiendo que se publiquen material-
mente, sin() interceptando is comunicacion moral de ellas,
es a saber, la quo se propaga con los diarios en el pueblo,
con la educacion y la instruction en la edad juvenil, con la-
f6 catOlica en todas las conciencias y generaciones.


Para interceptar la prirnera, sirven aquellas artes tan cono-
cidas de rigor extremo en las multas y penal impuestas a los
diarios contrarios; de Ordenes secretas al correo, de compra
notoria de las plutnas nuts cansticas y acreditadas, y de. otras
artes setnejantes que sin decir: Te proltibo imprimir impiden
a la prensa dar fruto en la multitud.


851. Y para interceptar la difusion de las doctrinas con-
trarias A los sistemas de los gobernautes en las generaciones
nuevas, se abrazan las dos tiranias sobre el entendimiento y
sobre el corazon, que con una cola palabra se Haman Mono-
polio universitario. Una persona sencilla y poco practica que
no haya Dolma penetrado a fondo la verdadera idea de la li-
bertad heterodoxa, se indigna y no acierta a comprender cOmo
en nombre de la libertad del pensamiento se haya introducido
o se vaya introduciendo, donde quiera quo los Gobiernos se
liheralizan, esta esclavitud tan repugnante A la naturaleza y al
Catolicisino. ?Sias a poco que se reflexione logica e histOrica-
mente se comprendera que el monopolio de la instruction es
panto no solo legitimo sino tambien necesario de la idea refor-
tnadora desposada con el Gobierno catOlico. Los protestantes
no necesitan de esta ayuda, porque descaradatnente dicen al
mundo que todo Gobierno tiene derecho sobre todos los enten-
dirnientos en materia de religion y de fe: con que lOgica lo
digan, dejo al lector rpm to juzgue, y a Grocio, Burlarnachi y
consortes que to sostengan (1).


(1) lud jai° principunt sciant gum cInctrinam et privatinz ad
suam!salutem teternam, et publice in ;input() Del tueri debennt. BREN-
ZIO Al, . GROTIUM. De imp. sumnt. pot. eel:. Cap. V, S 4, Cf. Cap. VI,
S 2. Y para que nadie sospechase que a esta absurda tirania se le
hubiese dado de roam a to meoos por respet.os humanos, en un
sigh) quo habla siempre de libertad, vëase como eo el centro del
protestantismo el ministro de cultos Raumer renueva su profesion




174 AP. PRACT. DI: LOS PIIINCIPIOS TE6RICOS
Pero en paises catOlicos donne tales escesos parecerian hos-


tiles, el despotism° de los rninisterios constituoionales no tie-
ne otro recurso que el de organizer contra la ensefianza de la
Iglesia otra ensenanza, a la cual con una sinceridaI quo
no ha sido bastante admirada, se lo ha dada sin ceremo-
nia en nuestros dias asi . en Francia coma en Italia el nom-
bre de SAM:111)0CW LAICAL. Sustitayese In universidud (a la
iglesia); decia un celoso Obispo trances, solo cuerpo docen-
le, titulo gue ella se arroga con no se quo (Aire de afectuda
eomplacencia, tomdndolo preslado del lenguaje de la Iglesia,
quo asi llama a sus Obis pus unidos al vicario de Jesucristo.


He considerudo oportuno notar esta arrogancia en una
institucion quo pretendc dominar tan orgullosamente las into-
ligenetas, y que. gloriandose de haber robado al altar el lite-
go sagrado del saber sceularizado para siemime, se cmpena
en apartar de las ciencias todo soplo divine), y osa llumarse
IGLESIA LAICAL, pronta d sustiluir sit enselianza a la revela-
clan, y la filosofia a la Religion dc los franceses (1) Basta
aqui son palabras del valeroso Obispo de Marselia. Esta empre-
sa insensate que ha conducido a Francia entre mil batallas al
horde del precipicio, decia haber puesto en guardia a los refor-
madores de pueblos mAs universalmente catOlicos, ya que no
por otra cosa, por el terror de despertar el abispero. Pero se-
ria conocer poco la fuerza de las instituciones atribuirles pro-
dencia en la bigica. La lOgica no tiene prudencia; y la cadena
silogistica con que discurren las instituciones es inexorable
como el destino. En Belgica y en el Piamonte foe una necesi-


defe en el Parlamento prusiano invocando en su favor las leyes y
costumbres (foe crearon el reino de Prusia. L'Egtise prussienne,
possOde, sa constitution dans le lois et les Images qui Pont faits
cc qu'elle est, et qui out creel la Prusse. Ces lois et ces costumes
ont ete observOs depuis trois aprds elleS le souverain
est membre de t'Eglise; it lui apportient comma son dignitaire le
plus acne; it la sert'par sa puissance IL A LE DROIT OR LA REG111.
1, 4


Echo du Mont•Blanc. 19 de Abrit de 1851. La sentencia es cla-
ra: El Rey tiene derecho de regir la Iglesia. Et 111.‘y es Papa en
Prusia.


(1) Mazcaon.—Recionacion al Rey con motivo del proyecto de
ley de enseitanza. Marsella, 1344.


DE LOS GODIERNOS LIBERALES. 175


dad tiranizar la enseilanza, como lo foe en el reiormador del
siglo pasado Jose H. Solo quo en este la tirania era menos tor-
pe, porque resultaha menos contradictoria: a la Iglesia como
al siihdito, deciales francamente: yo soy ducito do lu alma y
de to cuerpo: eree y obedecc. Pero en los liberales que se Ha-
man catOlicos, semejante tirania afiade a lo repugnante del des-
potismo el ridiculo de la contradiccion y lo diabOlico de la im-
piedad, diciendo: sois fibres par mi parte en vuestros juicios;
la Iglesia solo es la norma infalible de ellos, mas yo compri-
mire con cadenas vuestras eabezus y su voz..


Lo que hemos dicho sobre el monopolio del periodismo y de
la ensefianza, puede decirse con mayoria de razon de este otro
invento de la Reforma, la Iglesia nacional oi;Que cosa es?,)
pregunta otro Obispo no menos generoso que el anterior oiQue
cosa es una Iglesia nacional? Es el refinatniento del despotis-
Mo. Usurpadores ambiciosos del paler que desean poseerlo
tranquilamente, se ingenian coma pueden para asociar A Dios
mismo a sus invasiones manejando con la misma mano el ce-
tro y el cayado pastoral; y de esta suerte coma Organos que
pretender ser de Dios y senores de los hombres, encadenan y
reducen a esclavitttd el espiritu no menos que el cuerpo. Par
la ma/Lana una ley sobre rentas, par la tarde otra sobre liturgic;
boy se vota un camino de hierro, maiiana se suprime on sacra-
mento, al decreto administrativo sucede un decreto sobre el
dogma; a las imposiciones de tributos la abolicion de una fies-
ta que guardar; abren y cierran a su antojo los templos pidien-
do prestada a la iglesia nacional cadenas para maniatar A los
pueblos (1).D


He aqui una idea exacta de la institucion que hemos vista
constantemente del mismo parto que la reforma, y decorarse
mochas veces con. el titulo de catOlica, regalandonos el cato-
licismo germanico, el catolicismo frances, y recientemente
entre los apOstatas republicanos en LOndres, la Iglesia
ca de la jOven Italia bajo ai aposto'ado de Gavazzi. Pangase en


(I) Mons. RtiNDli, Obispo de Annecy; en su pastoral de Cuares-
ma, 1851.




176 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
manes de los ministros este Iglesia national, dêsele. per Papa
un Cameroni 6 un Turcotti, y es indudable qua se ha encon-
trade reinedio a Ia libertad de pensar que cual demonio incubo
sofcca a los trabajados ministros. Con candor admirable lo
declare el Sacerdote Asproni en la sesion de 14 de Maize de
4851, exhortando con editicante catolicismo a la Camara pia-
montesa a ingerirse haste en los Seminaries pare encadenar
completamente la ensefianza teolOgica. Conozco, son sus pale-
bras, que el estado de nuestra sociedad no esta todavia pre-
rarado para soslener la concurrencia del inItujo contrario
la libertad civil de los pueblos. Lo que traducido al lenguaje
vulgar, quiere decir: Si dejamos al Clero que liable libremen-
te, la opinion es suya; luego pongdmosle una mordaza.


852. Dispensemos a estos miserables un pace de indulgen-
cia y de compasion , pues son quizi antes victimas de sus
principles que verdugos de sus sUbdites. Se ven forzados a ti-
ranizar blandamente las almas para no verse en la necesidad
de despedazar barbaramente los cuerpos. Haciendo esclavas de
sus doctrines a todas las generaciones nuevas , esperan verse
libres de la necesidad de desterrar Obispos y meter en la car-
cel a periodistas; males materiales que, segue los modernos, son
tante peores que los morales cuanto mas poseidos esten los
modernos de este gran principle: Ia felicidad del hombre en la
tierra no consiste en vencerse a si mismo conforme A la ra-
zon, sine en gozar guiado del sentitniento. Pero acerca de
este monopolio hablamos largamente en la parte primera , ca-
pitulo VII , Teorias sabre la ensefianza. Fue , sin embargo,
precise recordarlo aqui para explicar a nuestros lectores este
otro fenOmeno extrafio producido por la disposicion engendra-
da en los reforinadores por el principle liberal. Como hemos
visto, dado este principle, todo ministro debe sentirse privado
de fuerza moral; esta debilidad, unida A la responsabilidad , le
fuerza a hacer un use descompasado de la fuerza material; la
inelicacia de este fuerza irrita al que se juzga omnipotente, y
lo hate partial y prepotente; mas su prepotencia no le vale, y
hole aqui finalmente comprando las plumes y circunvalando
los emelt di mien Los


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 477
853. Tales son, sine erramos, las disposiciones naturales


de los gobernantes en el poder ejecutiva destinado a mover a
los siihdites. Aquellos constituciondles apasionados a cuyos
ojos fuera de la Constitucion ningun Gobierno es licit(), nin-
guno ninguno posible, !lanai' aqui un buen campo donde
luchar con gloria y con exile en vez de ponerse roncos a fuer-
za de gritar llamandonos oscurantistas v serviles, calumnian-
dories sin lealtad y argumentando sin tazones , bien pueden
en este 'come en otro cualquiera articulo acudir a la arena
donde les hems arrojado el guante y opener a calla una de
nuestros argumentos o un franc() mends histOrico o una vigo-
rose razor filosOfica. Cojan las histories en la mane, y digan-
nos francamente si los gobernantes antiguos vacilaban al par
de los modernos: que los Sully, la Colbert, los Pitt y los Fox
duraron tante, no digo come los Ratazzi y los Sineo, sine come
los Balbo y los Montanelli: digannos si el Nestor de los minis-
terios liberates estaba tan firm come Metternich en su Silia
durance los cinco 6 seis arms (imirabile dicta!) de su vide, y
que no rue combatitto jamas per los partidos de'Thiers, de La-
martine , de 13arrot , o de otros que querian arrancarle las
carteras: recuerdennos el profundo respeto con que fuerott
siempre tratados en las cameras y en los periOdicos, no dire-
mos los Rattazzi y los Sineo, sing los 13albo, los Azeglio,
los Capponi t los hombres en suma que habian Ilevado al an-
nisterio tin notnbre ya honrado por otros titulos en Italia.


854. Pero estas preguntas pareceran acaso indiscretas
nuestros adversaries: dare; los partidos contraries deben
siempre Murmurer per inter& censurando todo lo que hacen
los gobernantes:, iMuy bien! cerremos, pues, la historia, y
vengamos a las rezones. Probemos con ellas que ministros
atacados, vituperados, mofados por mai-Jana y tarde con cen-
sures venenosas por prensa, y con ridicules caricatures por
la litogratia, no pierden nada del respeto y amor del pueblo
que tienen que gobernar; 6 bien que un pueblo gobernado
por ministros que el conociO familiarmente en la plaza publi-
ca y de quien Itizo burla, siente no obstante vivamente el
deber de obedecersin necesidad de civiles o bayonetas; y que




'178 AP. PRACT. DE LOS PRINCIP1OS TE6111E0S
para cumplir este deber, viene en su auxilio la influencia de
aquellos caciques que cogen por las narices a los partidos, con
aquel celo del hien pitblico, con aquel sacrificio de intereses
personales que todo el inundo conoce.


Y si tambien esto lucre dificil de probar, si aun pareciese
qua no ministro saturado de oprobios, censurado diariamente
por mil periodicos, envidiado por partidos rivales que a cada
paso le arman on Lazo; carece de fuerza, no digo para ligar las
conciencias, sine para atraerse las voluntaries y el aprecio, en-
tonces podrase recurrir a otro argumento que resta todavia,
demostrando qne el ministerio responsable no apelarA a la
fuerza material, no comprara periedicos ni diputados, no en-
carcelara Obispos ni editores, no destituirA empleados ni ma-
gistrados, no dispondra columnas volantes ni estados de sitio;
y que esto no obstante el pueblo estara bien gobernado sin
fuerza moral ni material: 6 hien que este empleo de la fuerza
material, noapoyado en on derecho socialmente reconocido,
es cosa completamente diversa del despotismo ministerial.


855. He aqui, corno hemos dicho , un excelente campo
donde pueden cubrirse de gloria nuestros adversaries. Solo
nos parece hien prevenirlos contra las insidias de algun retrO-
grado que pudiera quiza sugerir otra respuesta y sacarles de
este pantano por el malign° placer de reirse de ellos por de-


.En vez de responder a las razones de este, podria decir
gel retrogrado socarron, retorced el argumento y contestadle
que siempre han side gobernados los pueblos por gente que


,,estiman poco, que a menudo zahieren y a que solo obedecen
' por la fuerza; y con todo este los Gobiernos carninaban con
' ague! feliz exit° del que los oradores de la antigiledad no se
' cansan de con tar mirabilia..


856. iAy de los liberales si acogiesen semejante sugestion!
pues luego al punto negariamos el hectio y el derecho. Lejos
de sostener estas maravillas, nosotros hemos establecido la
tesis contraria, es decir, que entre los hombres siempre sera
imperfecto todo Gobierno; y cabalmente per esto la Religion
catdlica nos (la fuerzas para tolerar los defectos de los gober-
nantes legitimos con el pensamiento de nuestra esencial de-


DE LOS GOBIERNOS L1BERALES. 179
pendencia y de la comun corruption original. Negariamos ade-
mas que la obediencia de 1111 catOlico se funde principalmente
en la estima que hace de las personas de sus gobernantes; y
saldriarnos del paso con el estribillo de una conciencia, una y
constants, que mantiene en el ministro la idea de su fuerza
y de sn vitalidad. Y asi la traza aconsejada de retorcernos el
argumento, resuitaria ser una evasiva y nada mas.


Firmes, pues, senores liberates, firmes all y en vuestra in-
sula flotante, de la independencia nativa esencial, inaliena-
ble de vuestra razon: en este caballo de batalla entrad en el
lugar del combate y opened lanza a lanza. Pero cuidado con
no acertar los golpes a alguno de nuestros aliados al combatir
con vuestros adversaries; pues mas de una vez nos ocurrie,
teller de nuestra parte conviniendo con nuestras censuras
los mimes que.salian al campo come delensores del Goblet'-
no representative. Permitasenos pones algunos ejemplos, los.
cuates podran hater cantos a nuestros contraries en el use de
sus armas.


Confirmase lo dicho con los hechos.


857. Hems dicho poco ha que es una consecuencia del
principle heterodox° armar al despotismo ministerial de una
plenipotencia doctrinal mediante el monopolio de la ensefian-
za, a condition solarnente de que este monopolio se Hanle
libertad. Ahora bien, vinga aqui en confirmation de nuestro
aserto el discorso del senador Boncompagni a la Academia de
Filosofia Italica (1).


Ya debe ser conocula a nuestros lectores la Academia de.
Filosofia nacida en Genova bajo las inspiraciones del


(I) El iiesorgimento de los Bias 5, 6 y 7 de Agosto de 1851.




180 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
famoso Conde Terencio Mamiani, cuyo nombre revela Bien, a
quien no lo conociere por otra parte. el espiritu de semejante
reunion :


En ella discurriO el 22 de Junio acerca de la Iibertad
de enseflanza el senador Boncompagni, por entOnces ministro,
a cciya moderada probidad inerecie infausta fame la ley sobre
ensenanza que despert6 los temores de la Iglesia en el Pia-
monte y las reclamaciones solemnes del reinante Pontifice en
la conocida Alocucion consistorial. Basted estas pocas indica-
clones para dar a entender que el discurso del senador debia
intitularse Inas bien CONTRA la libertad que SOBRE Ia libertad
de enseitanza; si es que no so (Hera creer que el A. haya que-
rido condenar en la teoria la ley tan vivamente promovida
por el en su ministerio.


.


Esto no obstante, siendo aquel, segun parece, moderado de
buena le, se ha valido de todo genero de artes para ocu!tar no
a otros, sino a si mismo Ia tirania heterodoxa de sirs doctri-
nal, y nosotros queremos persuadirnos de que el las cree ver-
daderamente liberales y catOlicas. Por desgracia su sistema es
tal, quo no admire ni lo uuo ni lo otro, y para mayor desven-
tura la filosofia no vendra a sacarle del apuro. A bien que la
oracion pronunciada por una Academia por el pretendido filO-
sofo, liberal y catOlico, no es sino un tejido do contradiccion,
despotism° y heterodoxia, que pace no mas dudar en coal de
los tres elementos i.reclornina. Esto so vera con mas claridad
por las observaciones que sobre' ello irernos haciendo; pero
acaso a los mas sagaces, bastard para convencerse de ello el
buen restimen que aqui hacemos, y puede comprenderse en
las siguientes proposiciones.


La cuestion de la ensefianza libre se reduce a Ia de la liber-
tad de pensar que puede plantearse en estos terminos: Los
mandator y las proltibiciones de la autoridad pueden interpo-
nerse en la obra del pensamiento que propaga una idea, una
conviction, tine creencia? lsl pensamiento humano es esen-
cialmente libre..... El mandato de una autoridad cualquiera
no puede impedirle'que acepte las creencias que .juzga verda-
der«s ..... La autoridad por su parte sin atender a raroncs
rechaza toda opinion contraria al fin que se propone consc-


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 181


guir y la con.dena conto acto contrario al orden y merecedor
de castigo.... iComo se pondrci tOrmino a este antiguo antago•
nismo? Conla conciliation de los dos principios.


Viniendo luego a demostrar esta conciliation el A. observa
que toda Ia vida activa se informa de estos tres elementos, de-
recho, moral, Religion. El derecho se funda en la moral, la
moral y el derecho en la Religion. Por lo coal el pensamiento
que reniega de aquellos principios cantina hdcia atrds en la
via que lc sonata su propia naturaleza, allera los funda •
mentos de toda humanidad y civiliracion, se reduce a la itn.
posibilidad de fundar una creencia en que pueda todo el
mundo convenir. Oficio de la autoridad es ntantener aquellos
principios, defenderlos siempre que la •gnorancia d las pa-
stones intenten destruirlos d viciurlos. El pensamiento no
tiene el derecho de violarlos, la autoridad es veneranda cuando
los mantiene.


Pero icuales son en las sociedades modernas los poderes que
ejercitan esta autoridad tutelar? Son dos: la Iglesia cristiana
.y los Gobiernos civiles.


El cardcler propio de la autoridad de la Iglesia consist° en
toner por inslituto mantener y establecer una creencia, dar
por medio de ella direction a los pensatnientos intimos, a los
intimos sentimientos del alma humane. Esta empresa la Bev°
a cabo durante el espacio de muchos silos con grande utilidad
del genero humano certificando, autorizando y divulgando las
doctrinas profesadas por algunos de los orris ilustres 1110.0-
fos de la antiguedad, imprimiendo on sello de autenticidad
la inviolabilidad de la persona y del pensamiento humano,
ordenando la sociedad domestica con la proscription del di-
vorcio y del concubinato, y restaurando la sociedad civil con la
idea verdadera de la autoridad. Pero en los tiempos modernos,
en muchos de los pueblos rnas principalmente
en la parte mas culla de ellos, disntinuyeronse el respeto y la
autoridad de la Iglesia cristiana. ;,Cudl rue la cause de esto?
Sin dude alguna las diferencias entre los fautores de la opi-
nion libre y los principes de la Iglesia. z Y de quión fud la
•culpa? Yo creo que en esta, cow en Codas las discusiones del


TOMO II.


13




182 AP. PIL:s.CT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
mundo, la culpa esici algun (onto en ambas parks. (No se
el autor recordaba que entre todas las discusiones del mundo,
una, y la was universal é irreconciliable, es la de Cristo con
Belial. Deseariarnos saber si tambien en ella hay alguna parte
de culpa pot' ambas partes. Los moderados dan a entender que
asi to creen; peso Lcomo piensa el A.?)


Los par tidarios de la libertad, anade, exageraron sin Casa
los derechos del pensamiento humano no reconociendo lo bas
tame la neeesidad y la divinidad de la autoridad conserva-
dora del sentido , comun y de la humanidad. La Iglesia POP
su parte..... Y aqui comienza el autor la serie de capitulos
que hate contra la Iglesia, como pudiera hacerlos un Sarpi 6.
un Melancton; y concluye que de la discordia entre la Iglesia
y los liberates naciO la irreligion y el indiferentismo, que hoy
deptoramos (par culpa, ya se sabe, en alguna pequena parte
de la Iglesia y en otra pequena parte de los liberates).


Paso despues a considerar la libertad del pensamiento con
relation a la potestad civil; y admitida como un axioma con-
sagrado por la Constitucton la libertad del pensamiento en
la presencia del Gobierno, protesta sin embargo contra todos
los extravios ddl pensamiento mismo. El Gobierno no tiene ju-
risdiccion alguna sobre el pensamiento naientras este no sale
al pablico. -Alas si una over, expresado pablicamente tiende
pervertir la concieneia d excitor las pasiones al delito, si int-
pugna los principios en quo se funda el consorcio del Estado,
en tat caso la autoridad que to rige no puede dispensarse de
aplicar la pena.


No creo, prosigue el autor, quo pueda haber ocasion de
grandes diferencias acerca de estos principios (mas no todos
nuestros lectures serAn del mismo parecer): pregunta por otra
parte si la§penas deberan imponerse solo en defensa de los
principios que son comunes a todos los consorcios civiles,
bien de los quo don forma a la constitution politica. Y res-
ponde, que solo en defensa de los primeros, con tal que entre
el los este comprendida la obediencia a las leyes, y se condo-
nen las doctritias quo tiendan ALIN 1NDIRECTAMENTE a dismi-
nuirla.


DE LOS GOBIERNOS LIBERA.LES. 185


Pero ysera licito condenar las doctrinas irreligiosas? Si,
cuando ofendan una fd, que se conserve ilesa, y subsista con
viva fuerza en la conciencia del pueblo: en los demas casos
no, porque la sociedad no se funda en las creencias, ca las
que muchos y a menudo las personas mas cultas son contra-
rios o indiferentes. (Por to vista el senador Boncompagni
imagina que los pueblos son Arbitros de fundar la sociedad en
las doctrinas religiosas que se les antojen: esta es cabalmente
la famosa doctrina de Rousseau. que concede al pueblo el de-
recho de crear la bondad y la justicia. Yo creia que el arqui-
tecto debe elegir el terreno que sirve para la construction del
edificio, y no se me }labia ocurrido que el terreno sirve para
esto porque es elegido del arquitecto.


Prosigamos en el examen del discurso de la academia. «De-
plorables son los escandalos que estos incredulos han produ-
cido en la sociedad moderna; was los que quisieran reprimir-
los en vez de persuadirlos, se muestran poco persuadidos par
su parte del poder que tiene la verdad sobre los entendi-
mientos. La libertad absoluta seria ciertamente mejor; mas
por ahora no es posible. La incertidumbre de los principios
morales y oiviles en que se funda Coda sociedad, por culpa en
parte de los enentigos imprudentes, y en parte de los defen-
sores indiscretos de aquellos principios, es todavia harto
granule para que el sentido comun posea la virtud de resistir


los extravios de la opinion. (iY el senor senador espera su-
primir esta incertidumbre con una definition de un ministro!)


Hasta aqui la parte tocante a las relaciones de la libertad
de pensar con las dos autoridades eclesiAstica y civil. Ahora
Bien, que derechos saca de aqui el Gobierno en materia
enseftanza? Si esta parte fuese Urticamente la espresion del
pensamiento libre, nada te,ndriamos que anadir a to dicho.
Pero la ensenanza puede mirarse bajo dos aspectos; esto es,
primero en cuanto prepara sujetos idemeos para las profesiones
sociales y contribuye a su edncacion; segundo en cuanto ins-
pira ciertas doctrinas determinadas que pueden disponer 0
inimo de los sUbditos en favor de los designios del Gobierno.
Bajo este segundo aspect°, el A. no concede, gran atencion




184 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
las influencias gubernativas; mas respecto al primero, concede
a los Gobiernos la facultad de nombrar y vigilar a los profeso-
res pialicos, y establecer los examenes oportunos a que de-
ben someterse los futuros funcionarios del Estado.


La Ultima parte del discurso, discute la libertad de la ense-
fianza eclesiastica, la cual puede darse, dice el A., 6 a todos los
cristianos en el templo 6 al Clero en las escuelas. Esta se-
gunda puede, dividirse en estudios preparatorios y en teolOgi-
cos. Cuando el gobierno civil entre en las Universidades, do-
mino naturalmente todos sus estudios; pero quedaron fibres
las escuelas dirigidas por los Obispos. De donde naciO aquella
rivalidad entre las escuelas seglares y eclesiAsticas, que a su
vez engendro los malos humores que, despises de haber sido
concedidas por los Gobiernos las instituciones fibres, se mani-
festaron en las pretensiones a favor de la libertad hechas por
la Iglesia misma en materia de instruccion pUblica. i,Es, con-
Teniente concederle la libertad que demanda? La concordia con
la Iglesia no puede obtenerse sin esta libertad: es asi que esta
concordia es necesaria; luego se debe conceder la libertad.
Bien se, continua el A., que pidiendo la libertad para todos,
los prelados invocan para si mismos un derecho divino, con
que pretenden abrazar la ensenanza completa de las escuelas,
no menos que la predication en las iglesias. Pero hz sociedad
moderna no adrnite ninguno de los derechos divinos asi cons-
tituidos; sino sostiene que si hay derechos que la ley no pue-
de menos de reconocer (entre los cu ales esta ciertamente el
que la Iglesia ejercita respect° a la education de los clórigos),
no hay derecho alguno que no se ejercite bajo la tutela de la
ley, que esta tutela no debe la ley concederla sino bajo las
condiciones requeridas para la conservation del Orden
co. Aun sobre la misnza predication time el Gobierno el de-
recho y el deber de vigilar y dieter las providencias oportu-
nas. Pero reservados estos derechos al Gobierno, es sienipre
un gran hecho que d nombre de la Iglesia se invoque la liber-
tad de enseilanza ..... Los que dirigen la Iglesia, queriendo 6
no queriendo, establecen asi, premisas en que..... la Religion
estrecha alianzas con la libertad.


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 185


Ile aqui en breves palabras la sustancia de este largo dis-
curso, que no refutaremos de propOsito, porque anticipada-
mente lo combatimos en el primer volumes con las eitadas
Teorias sabre la ensefianza, que el senador parece haber se-
guido paso a paso, aunque con intento contrario. Si los lecto-
res vuelven los ojos a lo que digimos, veran que tambien alli
se reduce a la cuestion del libre pensamiento, discutiendose
sucesivamente casi los mismos puntos considerados aqui per
el A. Ahora solo ariadiremos algunas reflexiones para deplorar
los extravios a que un sistema hibrido conduce necesariamen-
te sus secuaces bajo los tres aspectos propuestos al principio
de filosofia, de liberalism°, de ortodoxia.


jEl A. es filOsofo! Y sin embargo, ique extrafio modo tiene
de discurrir! No se comprende ceino puedan residir y andar
juntos en un cerebro filosOfico tantas inexactitudes y contradic-
cioues. ;El pensamiento es esencialmente libre! Qué quiere
esto decir? iEntiende por aqui el A. que el pensamiento es Li-
bre de toda necesidad interior! Mas ningun filOsoto ignora que
la inteligencia par si misnia es una facultad que (lace sus ac-
tos necesariamente. Quiere decir que el pensamiento es libre
de coaccion? Pues ya lo sabiamos: pero esto no Mace al caso de-
cirlo, porque la autoridad no es coaccion. Parece, pues, que
por Ia expresion el pensamiento es esencialmente libre, el A.
quiere decir que es libre nzoralrnente. Pero en tat caso,
podra el A. llamarse catOlico? e,Puede acaso ser catOlico el que
no reconoce una ley impuesta por la fe a su pensamiento? He
aqui, pues, sentada desde el principio una proposicion cuyo
valor no puede sostenerse cuando se comprenden sus ter-
minus.


La segunda proposicion igualmente fundamental es igual-
mente estrafia o ciertamente inexacta. La autoridad, dice,
rechaza toda opinion contraria d su fin sin escuchar los ar-
gumentos en quo se funda. ;Oh! ;Oh! Despacito. J)e esta suer-
te entiende Boncompagni Ia autoridad? Nosotros creiamos que
Ia autoridad media el fin por la verdad, y no la verdad por el
fin. Asi tambien lo entiende en otra parte el A.: corresponde
a los gobiernos varier segun las doctrinas, no a las doctrinas




186 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORECOS
variar segun los gobiernos. Si esta Ultima proposicion es ver-
dadera, la autoridad no puede rechazar las opiniones a su
antojo; y mucho menos podra rechazarlas sin prestar atencion
A los argusnentos en que se fundan; y menos todavia castigar-
las como contrarias al Orden.


Dije antes, si la doelrina es verdadera, porque el filesofo
italic° glade a este atorismo innegable una clAusula que lo
trasforma en gra yish-no error. Los Gobiernos, dice, deben va-
riar a medida quo varian las doctrinas, EN LAS QUE CONSIENTE
UN PUEBLO. He aqui repetido en toda su crudeza el torpe axio-
ma de Hobbes y Rousseau, a saber, que la justicia es creada
por la =laud. Aun en este caso si los gobiernos no pueden
adapter las doctrinas a sus designios, es falso que la autoridad
tenga derecho a rechazar las opiniones sin poner oido a sus
argurnentos.


De lo que resulta que el antagonismo propuesto por el A.
como objeto de conciliation, no tiene otro fundament° que lo
errOneo de sus doctrinas. Si hubiese comprendido que el pen-
samiento debe obedecer a Ia verdad; que en la verdad deben
apoyarse Ia autoridad que gobierna y el pueblo que obedece,
habria cotnprendido, que no hay entre los dos otra causa de
antagonismo, que la ignorancia O el despotism; y que cuan-
do una autoridad conoce la verdad intaliblemente y la presen-
ts a un entenditniento deed y razonable, este esla, obligado
aceptarla, y no es por consig-uiente esencialmente libre.


De donde habria debido inferir, que si la Iglesia cristiana
es intalible en las doctrinas religiosas y morales, tiene el de-
recho de imponer .'sus doctrinas a todo catOlico. Mas tomando
el A. por base de credibilidad, no la autoridad de. la Iglesia, si-
no las ideas en quo consienle el linage humane, no debemos
maravillarnos de que concede A Ia Iglesia aquella autoridad
tan escasa que en breve veremos le reconoce examinando
su discurso. Por ahora bAstenos haber puesto de manifesto
euitn inexactas son sus ideas y cuin contradictorias sus pro-
posiciones consideradas filosOficamente en los principios esta-
blecidos por el A. mismo.


Pregunta el orador si el Gobierno debe condenar la expre-


DE LOS GOBIERNOS LIRERALES. 187
lion de los pensamientos contrarios a Ia Religion, y responde
distinguiendo : si esta Religion se conserva sin contradiccion
de parte del pueblo, si ; si muchos y entre las personas más
cultas las contradicen, no. 116 aqui de nuevo A la Ildigion juz-
gada por las muchedumbres y abandonada a merced de cuatro
sabiondos incredulos A quienes habri que sacrificar la con-
,eiencia de un pueblo entero. Pero dejemos este error, y con-
sideremos imicamente la contradiccion del A.


lPor que ra y on no ha de castigarse en el segundo caso la
expresion del pensatniento irreligioso , antique escandalosa y
nociva? Porque la fuerza de hi verdad se abre por si misma
camino, dice el A., quien parece censurar el eseeplieismo de
los que quisieran defenderla con la fuerza. Mas por Dios , se-
nor senador, si tanta es la fuerza de la verdad en las aplica-
ciones secundarias y oscuras de Religion y de f6 que no necesita
de defensa, Lcuanto mayor debe ser en los primeros principios
adoptados por la conciencia de todo un pueblo? Y sin embargo,
vos sin ser esaptico quereis que los principios y la fe univer•
sal se defiendan con la fuerza-. iPuede darse mayor contradic-
cion que defender A quien es tuerte y esta sostenido por un
pueblo entero, y abandonar al debil combatido por muchos?
i,clue defender los principios que por su universalidad abstrac-
ta son menos combatidos y mas facilmente abrazados , y no
defender las verdades particulares en que practicamente clan
su fruto bueno O malo los principios? A la verdad, es el caso
que vos mirais como criterio do la verdad a la opinion pitblica
y no A la Iglesia, y solo de esta suerte puede salvarse vuestra
proposicion de la nota de contradictoria incurriendo en la de


De estas contradicciones pudieramos sacar mochas otras
contenidas implicitamente en las proposiciones siguientes:
que no es posible combatir la verdadera libertad y la verda-
dera religion sin contradecirse quien las combate. Mas para
abreviar, dejandolas a la consideracion del lector, pasemos
examinar el liberalism del A. en lo pie concede a los Go•
biernos.


El Gobierno, dice , no tiene competencia alguna con rela-




0111•11-


188 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TE6RICOS
cion al pensamiento no expresado. Pero cuando pnblicamente
se expresa , tiene derecho a aplicarle una pena si lb juzga
contrario a los principios de Religion , de moral y de derecho.
Aqui se ye en pocas palabras el liberalismo del A. El Estado
no debe coartar el pensamiento mientras no puede conocerlo.
Y cuando lo conoce debe dejarle Ia libertad si eslci conforme
con las ideas de los gobernantes. ;Bella libertad por cleat)!
La misma que ciertos liberales piarnonteses dejan a los catOli-
cos y a la Iglesia; el A. no hace aqui otra cosa sino regalarnos
en una breve formula la teoria que el despotismo de dichos li-
berates 'lace sufrir de hecho a equel pais.


Esta teoria adquiere por otra parte en las doctrinas del A.
on color de contradiccion manifiesta, pues Antes nos habia di-
cho la sociedad se apoya en aquellos tres principios, el
prirnero de los cuales es la Religion, verdadera base. Presu-
puesta esta verdad indisputable, Boncompagni deberia reco-
nocer, o que Ia Iglesia no es para los catOlicos maestra infa-
lible de Religion, 6 que el Gobierno debe establecer todas sus
leyea é instituciones conforme a las enseiianzas de la Iglesia.
Pero el A. piensa muy de otra manera; y considerando que la
sociedad caeria si fuesen destruidos aquellos principios de
Religion, de moral y de derecho, saca por consecuencia pie
es oficio del Estado defender las doctrinas quesean de so agra-
do en materia de Religion, moral y derecho. Digo las doctri-
nas quo sean de su agrado, porque sabido es coati facil es
atraer las multitudes ponerlas de su parte, cuAn elastic° es
el Orden pnblico, segun el coal ha de toner el Gobierno el de-
recho de proveer, cuAn arbitrarias aquellas leyes cuya obe-
diencia quiere el A. que el Gobierno sostenga como un primer
principio. Considerado A la lux de estas premisas el despotis-
mo del A., ya que no respeta las conciencias y los pensa-
rnientos, tiene por lo manos el merit° de una franqueza nada
com un.


No quisiera yo ser con 61 tan severo que insistiese con ex-
tremo en la contradiccion ya notada en que incurre sostenien-
do como catOlico que la Iglesia es maestra en Religion, como
filOsofo quo la Religion es la base del derecho, como publicis-


DE LOS GORIERNOS MURALES. 189


to que el derecho es superior al legislation,y despues conclu-
yendo como politico pie el legislador rod a A su placer el derecho,
la Religion y la Iglesia. Comprendo muy Bien que el A. sabria
defenderse respondiendome pie no concede tal Superioridad al
legislador contra la Iglesia, sino cuando esta abusa de la


y de Ia moral: pero no advertiria al decir esto el bueno
del senador que si se concede al poder civil el derecho de in-
terpretar por si la Religion y la moral, se edifica el pedestal
de todo despotismo, donde puede colocarse la estAtua de Ma-
homa, de Enrique VIII, de Isabel , de Pedro el Grande 6 de
cualquiera otro ernblema que mas al vivo represente el idolo
Estado; y que este despotismo resultaria tanto mis seguro en
su accion, cuanto mOs estrechamente juntara en un misrno
sugeto la supremacia espiritual y la preponderancia de la
fuerza. De lo cual librO al mundo cnistiano Ia sahiduria reden-
tora, confiando la supremacia moral A un anciano inorme, y
dejando la fuerza preponderante en manos del que tiene obli-
gacion de ohedecerle. Este admirable organismo de la cris-
tiandad, en la coal el poder legislativo esta realmente separa-
do del ejecutivo, viene siendo combatido por el regalismo
gibelino o galicano, o febroniano, 6 como se quiera decir,
desgraciadamente acarieiado por ranchos universitarios en el
Piarnonte, que forman boy una gran mayoria en las Camaras y
en el Gobierno.


LIAmanse liberates; pero basta la segunda proposicion fun-
damental establecida poi- el A. para comprender que todo so
liberalismo se reduce a cambiar de amo. Cuando hay osadia
bastante para decir que to autoridad, sin oir argumen,tos, re-
chaza ',oda opinion contraria a lo que ella se propone, sea la
que se quiera la mano que posee semejante autoridad, siempre
ha de venir a ser on aro de hierro, ya sea que tenga un solo
dedo, ya tenga cinco, 6 ciento, 6 mil, 6 un millon de dedos.
En vano se disfraza Boncompagni abusando como abusa de las
palabras cuando a semejante opresion la llama una tutela quo
concede el Gobierno: la tutela sera siempre una lraba, y el
eoncederla a quien no la pide (y ciertamente no la pide
la Iglesia), equivale siempre a sujetar. Esta es cabalmente la




190 AP. PICACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
libertad que el filesofo itálieo, con gran ostentation de libe-
ralismo, se digna conceder a la Iglesia. Pero bastante he-
mos hablado del liberalismo de 13oneompagni consideremos
ahora su ortodbxia, advirtiendo que hablarnos de sus doctri-
nas, no de sus intenciones. Estamos persuadidos que pro-
testa de su catolicismo y que reza el Credo; mas no depen-
diendo de el dictar las profesiones de fe, nos permitira que
dejando sus intenciones al que juzga el corazon conforme a su
sentencia qui non crediderit, la doctrina de los ApOstoles y de
la Iglesia, condemnabitur, interroguemos al tribunal de esta
sobre el merit° de sus proposiciones.


Nos permitird he dicho? Pues he dicho mal, porque de se-
guro no nos lo permititi ni podia permitirnoslo sin contrade-
cirse, por haberse erigido como viinos en juez entre la opi-
nion fibre y los principes de la Iglesia, que son el Organ°
por donde esta habla, y porque ha fultninado contra ellos una
sentencia adversa. pie fuerza puede terser Ia Iglesia con
quien ha tornado tanta parte a favor de Lutero y del filosafis-
mo en la contienda de estos con la Iglesia misma?


Esto bastaria para comprender que genero de Catolicismo
puede haber en las proposiciones de Boncompagni; pero exa-
minemos uno por uno los cargos que pace a los Principes de
la Iglesia. El primero consiste en no haber expuesto las doc-
trinas con aquella sabiduria quo hubiera sido necesaria
para hacerlas admitir de los sabios. Si los sabios son liberales
moderados, claro es que Begun esto la infabilidad de is Iglesia
debia acomodarse a la infabilidad de los moderados mismos.


2.° De haber in.sistido sobre el dogma nudo separado
de la moral. El cargo es gravisimo : afortunadamente es falso
el hecho, pues no hay un solo Catecismo que despues del Cre-
do no ensefie el Deccilogo : y es sabido que en el Catecismo es
donde los Principes de la Iglesia exponen las doctrinas.


3.° En el dogma mismo insistieron mas sobre la formula
quo sobre el conocimiento del sir divino guardando silencio
acerca de las relaciones de la I'd con el sentido comun y la 4,
civilizacton. i Cth, aqui si que esta el pecado gordo! Los Prin-
cipes de la Iglesia no han sabido arreglar las doctrinas a la




DP.. LOS GOBIERNOS LIBERALES. 191
civilization. Si hubiesen predicado la redencion de Italia , la
division de los poderes, la insurrection de los pueblos, Ia cai-
cla de los nobles, las bienaventuranzas de Ia riqueza, los dere-
chos inalienables de soberania popular, los sabios (y proba-
blemente hasta los necios) habrian admitido con los Brazos
abiertos las doctrinas de la Iglesia.... liberal.


4.° No tuvieron siempre cuenta con la caridad para con
las personas y con la equidad con los sistetnas discerniendo
lo bueno de lo malo, y atribuyeron a las cosas temporales la
misma importancia quo a las divinas. iPor donde sabe esto el
senador Boncompagni, sino es por haber citado ante su tribu-
nal a los principes de la Iglesia? No tomar6 yo aqui el oficio
de abogado, que bien se que tambien son hombres: pero si
observare que si una falta cualquiera de este o aquel prelado
hate culpable a todo el cuerpo, no hay ya autoridad algnna so-
bre la tierra: observare que es estrafia justicia la de un sena-
dor atribuir a los prelados Ia falta cometida por uno o dos
prelados: y afiade, que si el A. atribuye la falta a todos los
prelados, pAsase a las filas de los luteranos y calvinistas.


5.° Mantuvieron la fd por la fuerza en vez de conservar -
la con la persuasion, es decir, juntaron la coaccion ejercida
contra los discolos a la persuasion con que ensefiaron a todos;
y esta mezcla del vino con el Oleo, tan recomendada por los
ApOstoles y los Padres, es, bien que lo sabemos, unpecado im-
perdonable en los ojos de los moderados, como en otra parte
indicamos. Mas no hay remedio: quieran 6 no quieran, la Bala
de Juan XXII, los decretos del Concilio de Trento, el estable-
cimiento de la Inquisicion romana, han escrito en caracteres
indelebles el anatema contra una tnoderacion hija de la indife-
rencia religiosa y madre de la anarquia y de la impiedad.


6." Hacian de la domination absoluta de los Monarcas
un principio que no se podia contbatir sin ofensa del cristia-
nismo. Ante la estiipida vileza de esta Ultima imputation con-
liesote, lector de mi alma, que tengo que hacerrne fuerza a mi
mismo para transformar en compasion cristiana los sentimien-
tos de indignation y desprecio que me inspiraria, bajo la plu-
ma de una persona no ignorante, una calumnia tan impuden-





192 AP. intim DE LOS PRINGIPIOS TEORICOS
te. Tan peregrino es el senador Boncompagni en este mundo
europeo y ea su historia, que ignore que los Prelados de la
Iglesia protestaron siempre contra el verdadero despotism°,
6 sea contra todo poder arbitrario no regulado por las leyes
eternas de justicia y de caridad? ggnora acaso que la farnosa
Bulla cence fue, mientras lo permitieron el liberalism° hete-
rodox° y la adulacion gibelina, una protesta contra este arbi-
trio? i, lgnora que el absolutismo del poder civil fue el idolo de
aquella adulacion galicana, que los universitarios piamonteses
no cesan de presentar mientras la Iglesia no ces6 de repro-
barla? Ignora que cuando los viles representantes del pueblo
corrian en Paris a besar los pies de un despota ofreciendole las
riquezas y la sangre, dos gerarcas supremos osaron ellos solos
desafiar su furor y arrostrar las cadenas y la segur? Ignora que
en aquel mismo tiempo se levantaron aquellos altares (pie a la
vista de los cobardes senadores y legisladores del pueblo re-
sistieron al tirano embravecido a quien no detenian los cafio-
nes de todas las Potencias europeas? Y a estos inermes Vence-
dores del mas soherbio y del mas poderoso entre los despotas
se atreve a arrojar tal calumnia en la frente un senador de
Turin! iEs decir uno quizAs de aquellos senadores que en los
tiempos apellidados de absolutismo hubieron de rozarse
mente con Febronio y con los galicanos en la Ultima grada
del Trono, diciendo sacrilegamente a su idolo con la primera
proposicion galicana: Tic Bolus dominus: los Reyes no tienen
superior alguno en la tierra! iy calumnia lanzada cabalmente
en el momento mismo que todo el Episcopado subalpino resis-
te generosamente al absolutismo ministerial mas aibitrario
que el monArquico, al que villanamente se inclinan abofetean-
do a la Esposa de Cristo tantos senadores y diputados!


Verdaderamente se necesita an esfuerzo de mansedumbre y
refiexion para trocar aqui en piedad la indignation. IIagamos
sin embargo este esfuerzo, amado lector, y deploremos la es-
clavitud a quo se reducen aun los hombres probos cuando los
tiraniza, ora el error de las opiniones, ora un cobarde respeto
humano para con los repartidores de la fama facticia y de las
preeminencias sociales.


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 195


A las reflexiones hechos sobre los cargos hechos a la Iglesia
afiadamos algunas otras relativas a la Ultima parte de/ discur-
so donde se trata de la libertad que le es debida.


Tambien aqui comienza el A., segun es costumbre viciosa de
los mocterados, reconociendo en la Iglesia algun derecho y
dandole alguna alabanza. La Iglesia cristiana, dice, es do•
cente, y no podria renunciar at derecho y a la obligation de
ensenar sin renunciar a la parte mas esencial de su oficio.
Gracias, senor filOsofo italic°, por esta confesion inaportantisi-
ma que haceis en un interval° tin:id° sin dada; la coal basta-
ria por si sola a conclenar las circulares con que el ministro
Gioia persigue a los Obispos y a su ensefianza teolOgica.


Reconocido A la Iglesia el derecho y el deber de ensefiar (y
por consiguiente de juzgar por si misma de la verdad sin reci-
birla de los ministros), prosigue el A. alabando las influencias
de la Iglesia en las universidades, corrompidas luego que en
ellas se ingirid la autoridad de los principes subyugando la
ensenanza.


Pero Bien presto verdades y elogios se tornan en errores y
blasfemias. El primero de los errores es querer reducir la en•
sefianza de la lglesia para todos los cristianos al templo,
para los clerigos a la escuela. Esta es, ya lo sabemos, la idea
de los universitarios,. pero ni es, ni jamas fue la idea de la
Iglesia, de los ApOstoles y de su divino Maestro. Pues sabien-
do may hien que la moral dirige al hombre en todos sus
actos, pronto penetraron atm en los mas recOnditos angulos
para ordenar la conducta de sus fieles prescribiendo a cada
una de sus obras su respectiva norma. Bonita cosa hubiera
sido encerrar la enseiianza dentro del templo y de la escuela
durante aquellos primeros afios en que el cristianistno no
tenia escuelas ni templo. Los caminos y las plazas, las tiendas
y cenaculos, los convites y conversaciones, los paseos y los
viajes, las naves y los coches, todo brindaba a los ApOstoles
con la oportunidad de adoctrinar las gentes a las cuales y por
todas partes habian sido enviados del divino Redentor


(1) In mundum universum prcedieute omni creatures.




194 AP. PRIM DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
Pues como los Apestoles entences, asi entiende hoy la Iglesia
su derecho y su deber. Bien lo sabe Boncompagni, el cual se
queja de que los Prelados de la Iglesia cristiana eseudados con
el Supremo Pontifice, acostumbran siempre invocar por si
mismos un DERECRO DIVINO, un derecho • clue no puede limitar
ni sujetar is condition alguna la ley del Estado. Pero la or-
todoxia del A. no se espanta por tan poco, y a la Iglesia, al
Pontifice, al mismo Evangelio atrevese a responder que la socie-
dad moderna no admite ninguno entre los derechos divinos
asi estab!ecidos: que no hay derecho alguno que no se ejercite
bajo la tufela de la ley (imagnifico lo de la tufela! Ia Iglesia es
pupila del Estado!): y que aun sobre la predicacion religiosa
el Gobiento tiene el derecho y el deber de vigilar y de adoptar
providencias.


Como se ye, la declaration no podia ser Inas explicita; es la
misma en nombre de la cual mostrAbase el sanhedrin sorpren,
dido con los Apestoles, porque eran osados a predicar despues
de haberselo prohibido; Ia nits= en cuyo nombre los Apesto-
les y los primeros Obispos fueron enviados al patibulo para Ia
conservacion del Orden Despues de sentejante decla-
ration, iquC maravilla es que el A. concluya diciendo que los
derechos quo la Iglesia ejercita en la enseizanZa cientifica no
son los mismos quo los que ejercita en la predicacion? Por mi
parte, confieso que no veo aqui diferencia alguna. El A. recono-
ce que el Gobierno no tiene por si ningun derecho sobre las
doctrinas ni aun laicales, y mucho menos sobre las ecle-
siasticas; y que todo su derecho consiste en vigilar aun en las
escuelas por la conservacion del Orden publico. Ahora bien,
este mismo derecho lo concede el A. a los Gobiernos sobre Ia
predicacion. 4 Que diferencia hay, pees, para la Iglesia en ma-
teria de esclavitud?


iCernica ciertamente, por no decir otra cosa peor, es la ex-
hortacion que despues de sentadas tales premisas hace Bon-
compagni para que se conceda tambien a la Iglesia la libertad
de ensenanza! No parece sino que quiere morarse de ella des-
pues de haberla encadenado: befa tanto Inas amarga si se re-
flexiona en la itItima consecuencia que saca el A. en favor de


DE LOS GOBIERNOS LIBRRALES. 195
Ia libertad moderna absoluta. Invocando, dice, ht libertad de
enseitanza, los Prelados de la lglesia, queriendo o no quo-
riendo, ponen las premisas de un Orden de cosos en que ce-
sand° la monstruosa guerra que hey existe, la Religion ce-
lebre con la libertad Illt pact o de estrecha alianza.


1)e veras? ;Que legica tan terrible es la del senor senador)
Por esta cuenta los buenos ciudadanos, que cuando bay ga-
villas de salteadores piden que se les perinita llevar armas,
ponen las premisas de un concierto general en cuya virtud sea
igualmente licito llevarlas asi a los ciudadanos honrados co-
mo a los ladrones y sicarios. Cierto, asi cabalmente con estos
mistnossentimientos (como lo ha explicado muy bien en sits ca-
sos de conciencia el ilustre senor Parisis) asi pide hoy en
Francia la iglesia libertad para todos: ye quo a todo zurcidor
de frases es licit° asesinar la verdad y scducir las almas sen-
cillas, no se me proltiba Cc mi por Dios manejar la lengua y /a
plum en sit defensa. CuAl sea en si misma la sentencia de la
Iglesia, bien lo ha esplicado esta en la celebre Enciclica citada
por el mismo Obispo de Langres del pontilice Gregorio XVI.
No me detendie a citar sus palabras, que tendrian poca fuerza
contra ciertos catblicos quo cuentan dicha Enciclica, con otras
del mismo pontifice, entre los yerros de ios que rigen la Igle-
sia. Basta, mi proposito que cumprenda el senor senador
que fuerza tenga su argumento, sacado de la libertad invoca-
da por los Obispos, y que el lector conozca la ortodoxia que
profesa el fllesofo italic°.


Filosofia contradictoria, liberalismo tiranieo, catolicismo
febroniano, esto es en sustancia el discurso que nos regala la
Academia de Mamiani en el Resorgimento de Turin: a esta
sima son arrastrados, acaso contra su voluntad, por las incohe-
rentes doctrinas del past° medio, hombres que se llarnan ca-
telicos, que disertan como filesolos y pretenden gobernar co-
mo liberates.


858. Acabamos de oir a un senador, y vamos ahora a escu-
char al prolesor Amadeo Melep,ari, que parece haber tornado a
su cargo confirmar Iasi todas nuestras imputaciones contra el
sisterna representativo, alterados por el principio heterodoxo,




196 AP. PIICT. DE LOS PRINCIPIOS TEÔRICOS
en una introduction leida por 61 en la Universidad de Turin,
donde era profesor piiblicode derecho constitutional.


Alli nos obsequia con satiras que parecen elogios, y con elo-
gios que parecen sitiras.


Tal nos parece el escrito de dicho profesor, que si es sitira
es admirable por la delicadeza de las punzadas; y si es elogio,
es todavia mas admirable, por la ingenuidad del panegirista.


Resorgimento que la inserta per extensum, segun costum-
bre, anade de su cosecha otro panegirico del panegirista, Ca-
paz de completar la maravilla de los lectores, si dicha intro-
duccion hubiese dejado algun signo de admiracion en la caja
de nuestro tipOgrafo.


Permitasenos Ilamar su atencion sobre estos curiosos do-
cumentos aunque debamos parecer encomiadores detnasiado
simples O estremadamente satiricos. iAcaso habretnos de re-
nunciar por un respeto tan love at sufragio de un adversario
pie en tantas partes confirma nuestra doctrina, O a poner de
manifiesto la debilidad de los argumentos con que podria im-
pugnarlos?


En todo su discorso propOnese Melegari demostrar que la
moderacion es una excelencia natural de los Estados represen-
tativos; terra que explica en la primera parte poniendo en cla-
ro el verdadero mecanismo de donde procede a su juicio la
moderacion; y en Ia segunda el false mecanismo de que se ori-
gina la moderacion viciosa. Si analizando su prirnera parte
convenciesemos a nuestros lectores de que las Constituciones
modornas, por efecto del principio heterodoxo de que esta in-
ficcionada la sociedad, deben caer necesariamente en los vi-
cios censurados en la parte segunda; la oration del catedritti-
co de Turin seria la mas brillante confirmation de nuestras
doctrinas sobre los Gobiernos representativos. iNi que otra te-
sis nos proponemos demostrar sino que estos Gobiernos, no
viciosos en si mismos, venen siendo corrompidos por Ia in-
trusion del principio de independencia irreligiosa? Ahora hien,
esto que Malegari ha reconocido en terminos equivalentes di-
ciendo que casi lodes las constituciones de Europa ban caido
en los vicios que enumera, de lo que echa la culpa a su aba-


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 197
iimiento moral; esto cabalmente resultarà evidentemente de
su discurso. Demos, pues, gracias al mencionado profesor por
haber querido afiadir tarlta fuerza a nuestras teorias, no solo
conlas coufesiones de ciertas verdades parciales, que escritas
por sit pluma adquieren para nosotros an 'valor extraordinario;
sino mucho mas porque todo el conj unto de su teoria nos
ayuda admirablemente a compendiar y iortificar todavia mas
todo el conjuato de la nuestra.


lie aqui en pocas palabras la sustancia de su razonamiento
en la primera parte: El Gobierno representative es esencial-
mente Gobierno 'de la opinion pliblica ; pero esta se divide
per efecto de los inlereses materiales y de las in fluencias mo-
rales quo se manifieslan por medio de los partidos:; hem) el
Gobierno representative es per esencia Gobierno de partidos
quo tienen coda uno su programa propio y diferente (1).


Observe el lector en este pasaje coin cierto es to que mo-
chas veces Memos dicho; esto es, que semrjante Gobierno es
esencialmente Gobierno de partidos; que el ser Gobierno de
partidos nace de la libertad concedida a las diversas opinio-
nes; que todo partici° tiene su modo de gobernar diverso de


.los dermas, de todo lo cual Memos deducido is movilidad de las
cosas y de las personas; (a cosas nuevas hombres nuevos.) Pero
prosigamos el asunto.


Los partidos tenderian a excederse ; pero sus excesos indi-
can que la Constitution , sea per la inexperiencia de los go•
bernantes, sea por la poca madurez de las naciones, ha ce-
sad° de desenvolverse segun su verdad (2). Y icual Cs, pre-
guntara el lector, esa verdad del desenvolvimiento que hace
imposible los excesos? Vela aqui, descrita por el A.


En los dos partidos militantes hay tin legitimo derecho,
tante por parte del uno , C01720 del otro. La parte quo abusa-
se de dl , destruiria el Orden de donde recibe proleccion su
9nismo derecho. Asi , para impedir quo ninguna de las dos
partes se extralimile, se estableee en la Corona una autori-


(1) Risnrgimento del 26 de Noviembre, coumna XIII.
(2) Ibid.
TOMO H. 14




198 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS Tzeitcos
dad moderuda, dispuesta siempre a poner de acuerdo el de-
recho con el 'welt° y a enireger el Gobierno en manes de los
mds fuerles, en manos de aquella perle que , cabalmente
per ser nuis fuerle , usard, del poder con mcis moderecion (1).


Aqui ye el lector corroborada nuestra asercion de que este
Gobierno es el Gobierno del mds fuerle; pero el A. altade que
cabalmente porque es muds fuerle, sera moderado. Esto
verdad no lo deciinos nosotros, ni creemos que el A. haya po -
dido aprenderlo en la historia (5 en la naturaleza del hombre;
puesto que si el mis tuerte fuese mis moderado, el Gobierno-
absoluto seria, aun a los ojos de aquel, e,1 rnis moderado de to-
dos, por ser indudablemente el was fuerte , y no habia para
qua buscarlegarantias u oponerle contrapesos. Pero prosiga-
mos con el A.


Teniendo los partidos asegurada la libertad, el partido
que tiene el Limon del Estado no ve con terror aproximarse
el tiempo en que ha de ceder el puesto ; porque si cayen-
do pierde la administration pdblica, le queda toda ague-
lla parte de la soberania que le sera respetuda y prolegida
por el partido contrario ..... • De aqui que no manifestandose
natural Ia vida constitucional lino en donde los partidos estan
bien ordenados, es felicisima en aquel pueblo que, dentro dei
terreno de la Consiitucion, ve las diversas opiniones dividi-
dos en solo dos grandes partidos. Tal ha side la condicion
en que, a consecuencia de largos y sangrientas luchasintesti-
nas, se ha encontrado finalmente Inglaterra (2),


Siendo duble el aspeclo de la opinion pdblica y los partidos
y los intereses de la administration, la Corona puede sierra-
pre subrogar los unos a los oiros a la cabeza del Gobierno.
Asi con este regimen se presentan , era la conspiracion ora
la revolution en acto , purgadas una y otra de cuando pue-
den loner de inmoral y de violento. Conspira leal y abierla-
menle contra el quo est4 en el poder el partido que estd fuera
de ; y cuando este ha llegado a reunir bastantes fuerzas


(1) !bid, columnas XI y XII.
(2) Ibid., columna XIV.


DB LOS GOBIERNOS LIBERALES. 199
para lanzar a aquel de su puesto , interviene prebidarnente
el element° moderador , y hate la necesaria revolution en-
tregando el poder al partido vencedor. Asi /a fuerza que ame-
nazaba el Orden viene en su apoyo (1).


He aqui Ia sustancia de Ia teoria presentada por el profesor
de derecho constitucional, autoridad competente en tales ma-
terias, a quien nadie acusari de haher trocado el elogio en
sitira por oscurantismo. Los que profesan una politica contra-
ria combatirin ciertamente las excelencias que atribuye al sis-
tema constitucional, y nosotros no respondemos de muchas de
sus proposiciones, que darian lunar a alguna censura. Pero res-
petuosos como somos para con todos los Gobiernos legitimos,
aceptamos gustosos para aquellos paises en donde esti legal-
mente establecida la forma constitucional explicada por Mele-
gari; y it aquellos politicos que scan partidarios de semejante
forma, sea en buen Nora, les diremos francamente, esa que
vosotros admirais, la mejor forma de Gobierno ; sea en buen
hora posible que lleguen a ella legitirnamente todos los pue-
blos, que la perfeccionen y obtengan de ella los frutos espe-
rados ; pero tened entendido que vuestro deseo sera irrealizable,
desastroso, fatal, si se extingue en el pueblo el sentiiniento
catolico, si se introduce en el aquel -element° de libre discu-
sion , que los was ardientes fautores de semejantes formas van
predicando como alma O fundamento del Gobierno representa-
tivo. Si, senores: este Gobierno pudo ensayarse utilmente en
el Catolicismo; pero en la sociedad catelica, liberalizada con la
absoluta libertad del pensamiento, os demostraremos con el
mismo Melegari que por necesidad tiene que ser funesto.
aqui la demostracion sacada de los elementos consignados en
la preleccion universitaria.


th.f6.1 es la condicion importantisima de tal Gobierno? Ya lo
habeis visto: debe ser una lucha de dos solos partidos, dividi-
dos por los intereses materiales 6 por las influencias morales
y conciliados por la autoridad regia. Pues yo digo que seme-
jante Gobierno solo es posible en las naciones catOlicas cuando


(1) Bisorgintento del 30 de Noviembre, columnas X y XI.




200 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
el Catolicismo se conserva Iielmente. Y por que? Porque solo
en el Catolicismo pueden las influencias morales hacer conci-
liable la armonia de los dos partidos en lucha: y he aqui por
que semejante armonia fue posible en la Edad media. De lo
contrario, extinguido en la sociedad el predotninio del Cato-
licismo (y este cesa tan pronto como se establece la libertad
del pensamiento), los partidos militantes ya no seran solamen-
te dos, y su multitud sera inconciliable.; y he aqui por que en
ninguna de las nacionescatOlicas modernas, rine han pasado del
Gobierno absoluto al templado „ pudieron constituirse 6 ser du-
raderos dos solos partidos.


Que en el Catolicismo puede alguna vez la sociedad dividir-
se en dos solos partidos, se comprende facilmente siempre que
queden salvas 6 inconcusas las ideas morales, puesto que no
esta vedado a los catOlicos apoyar con preferencia esta
aquella tendencia en asuntos puramente politicos, esto es,
de puro interes material; cuando de esto se trata, es licito ,
por respeto Ala opinion del propio partido 6 por no perder
el mayor bien de la unidad que le es necesaria para el bien co-
mun , condescender en una ley quo se teme que pueda ser
perjudicial. Igualmente se comprende que dos partidos puedan
ser moderados el uno para con el otro, por la naturaleza mis-
ma de so division, tat como esta puede , subsistir dentro del
Catolicismo; porque el Catolicismo, concediendo âmplia liber-
tad para luchar por aicanzar la justicia en los asuntos de in-
teres material, it/vide sin embargo toda disension grave en el
Orden moral. En una sociedad catelica es, pues, evidente que
la division no puede nacer sino de los intereses materiales.
Pero estos son esencialmente dependientes de las influencias
morales, en las que todos los catOlicos concuerdan, y por
consigniente la autoridad moderada tendra una base Ilia en
que hacer girar a los dos partidos: tendra un principio admi-
tido por entrambos, con lo coal puede persuadirlos y obli-
garlos.


Pero borremos del Estatuto el articulo primero, la unidad
religiosa; y que los partidos, una vez introducida la libertad del
pensamiento, se dividan , como quiere Melegari, no solo en lo


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 201
relativo a los intereses materiales, sino tambien a las influen-
cias morales: i, cual sera la consecuencia en la sociedad moder-
na? Podrart los hombres honrados sacrificar siempre sus con-
vicciones para seguir a su propio partido en compacta unidad y
tolerar en paz el triunfo del parlido contrario? Esta sociedad
esta esencialmente injerta en la sociedad catOlica: quieranlo
6 no los regeneradores, el Catolicismo es una de las potencias
sociales, y quiza confesaran ellos mismos que, si no es la supre-
ma, es ciertameute una de las mss poderosas. jY cuantas ye-
ces deploran con tristes sollozos o con freneticas invectivas su
indomable vitalidad , imprecando al siempre renaciente par-
tido de los Curds, a las conspiraciones clericales , al jesui-
tism° , al papismo, votes todas sinOnimas para ellos de Cato-
licismo apostOlico romano! Porque el Catolicismo es un partido
social en las sociedades donde las otras doctrinas ban logrado
alguna influencia (1), y nunca podrin hacer los regeneradores
que este partido desaparezca y no se encuentre jamas.


Pero, por otra parte, no es menos necesaria en una sociedad
donde se conceda amplia libertad a la manifestation del pen-
samiento la existencia de un partido enearnizado antra el Ca-
tolicismo. El desenfreno es demasiado grato a todas las pasio-
nes, aun las mss torpes, para que estos no se desborden en su
carrera tan pronto como sienten roto el freno. Y asi como el
Catolicismo no puede metros de predicar muy alto su inexora-
ble non lice!; asi como este autorizado oraculo, uniendo na-
turalmente todas las almas honestas , forma una opinion pit-
blica quo gravita como obstinada pesadilla sobre los desvergon-


(1) Alguuos se han resentido de ]a denominacion de partido
catOlico, usada en Francia y en Belgica: unos por el fervor de su
fd, que no les permite mirar el Catolicismo como un partido, con-
siderando que deben ser ca Winos todos los hombres houestos
razonables; otros por refinada hipocresia, S fin de desacreditar
los buenos catOlicos que resisten A los Gobiernos perseguidores.
Pero la verdad es, que si bieu los catOlicos en la sociedad religiosa
no pueden ser un partido, puesto que no es propiamente religio-
so el que no es verdadero catOlico, en las sociedades politicos que
dan cabida a todas la y


opiniones, constituyen necesariamente un
partido, toda vez que aquellas sociedades reconocen politicamente.
Como ciudadanos A muchos heterodoxos.




202 AP. PRAGT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
zados libertinos, y tiende a aniquilar su faccion y la libertad
del escandalo, 6 al menos a contenerlo con Ia fuerza moral,
asi esta faccion debe oponerse , debe naturalmente oponerse
con constante reaction para cptitarse de encima, ora con frau-
de, ora con violencia, el incOmodo a implacable censor.


En una sociedad , pues, que admite la libre manifestation
de todas las opiniones, deben encontrarse necesariamente des-
pues de la revelacion catOlica dos partidos extremos é irre-
conciliables luchando encarnizadamente por alcanzar la victo-
ria pasta exterminarse uno a otro. Las armas seran diversas:
el catOlico combatira con un proposito de todos conocido,
con las armas de la razon, de la justicia, de la ley ; el incre-
dub con las conjuraciones de los sectarios y el disimulo de los
hipOcritas; pero el :Ultimo fin es el mistno para entrambos:
iexterminar al adversario!


A decir verdad, esta guerra de exterminio, anunciada ya por
Jesucristocuando dijo queveniaa traer no lapaz, sino la espada
ci la tierra, no toma desde el primer impulso todas sus gigantes-
cas proporciones : cada partido comienza por pedir aquellas
ventajas nias insignificantes que espera conseguir de los adver-
sarios Inas timidos y menosresueltos , y precisamente por esto
se encuentran siempre en ambos campos los moderados del
justo medio, los cuales creen estar en la verdad , pero que
solamente huyen del extremo del bien como del extremo del
mat ; y estos forman lo que se llama el partido ministerial,
pues el Gobierno tiene que mantenerse necesariamente en
este medio, si no quiere declararse resueltamente, o catOlico
o incredulo , condenando al silencio al partido contrario. Pero
sernejantes moderados, gente precaria , vehiculos de transicion,
no duran mas que lo que dura la debilidad de los partidos ex-
tremos; los cuales, tan pronto como Ilegan a la plenitud de su
virilidad, arrollan a esas bellacas nulidades del juste medio,
y corren resueltamente al encuentro de sus verdaderos ad-
versarios, para disputarse el dominio de Ca Esta
verdad fire ya conocida por Macchiavello en tin discurso al
Pontifice Leon X , acerca del modo de reformar el estado de
Florencia , en el cual demostraba de la siguiente manera la


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 203
impotencia, Ia insubsistencia esencial de toda forma media:
Ningun estado puede establecerse de una manera duradera


si no es , 6 verdadera monarquia , o verdadera repnblica;
porque todos los Gobiernos intermedios son defectuosos. La
razon es clarisima : la monarquia no tiene mis que un camino
que tomer para sus resoluciones, qua es descender hacia la re- .
publica; y de la misma manera la repirblica tampoco tiene
que el que conduce a la monarquia. Los estados medios tienen
dos caminos , porque pueden it hicia la monarquia o hicia Ia
repfiblica , de donde nace su instabilidad.p Como se ye , esta
es cahalmente la razon porque hemos dicho que es debit el
poder ejecutivo de los moderados, expuestos perpetuamente al
doble asalto del error extremo y de la verdad completa.


Consultad la historia moderna de las revueltas paliticas, y
encontrareis escritas sobre todas sus piginas esa intoleran-
cia dogmitica al menos de los partidos extremos ; intole-
rancia que la moderacion de gentes demasiado debiles para
creer por completo, y demasiado cobardes para ser completa-
mente malvadas, puede censurar y excomulgar a su placer;
pero que no destruira jamas en aquellos paises en donde
trille la luz del Evangelio. En seinejantes paises no ,hay
medio: 6 triunfa el Evangelio. y la impiedad tendri que es-
conderse en las sombras de la hipocresia , de las sectas y de
las conjuraciones; 6 triunfa la impiedad, y el Evangelio esco•
gera entre las catacumbas y los patibulos; 6 los dos adversa-
rios serin dominados por un partido medio que se sobrepon-
ga, y este partido, teniendo mayoria en el Parlament°, pasta
el dia de su completa ruina se yeti atacado por dos lados,
por log dos partidos extremos, inconciliables igualmente con el
y entre si. Por consiguiente, la existencia de tres partidos al
menos es una necesidad inevitable en las sociedades catOlicas
modernamente reformadas, y los vicios que de ella se originan,
segun Melegari, deben encontrarse necesariamente en todas
ellas.„


El lector habri notado ya que aqui hemos trazado la histo-
ria de todos los Parlamentos modernos, en todos los cuales se
ban venido formando poco a poco los trespartidos menos mar-




,o4


204 A.P. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
cados si se auiere al principio , y encubiertos con diversas
sombras politicas. Pero estas sombras desvane.cidas poco
poco dejaron destacarse luego por un lado la legitimidad re-
ligiosa, por el otro la impiedad anArquica , y en medio to-
dos los que no compreudian Ia fuerza de los princiiios, 6 no


. tenian valor para profesarlos, se mostrahan de hecb los mas
viles y los mends lOgicos; todos aquellos , diremos con Mete-
gari, que inca paces 6 tenor una opinion propio ó de soste-
nerla, se acomodaban gustosos en ese gran partido quo (cilia
en su hibridismO la razon de su momentaneo triunfo (I). El
profesor turines que no echa de ver que esa multiolicidad de
partidos es consecuencia inevitable del espiritu heterodoxo in-
troducido en las sociedades catOlicas, to atribuye a culpa de las
naciones, tomando el efecto por Ia causa y vice-versa. Fran-
cia, dice, reuniendo todos los elementos moderadus de los di-
versos partidos civiles para formar un solo partido guberna-
tivo, conden6 a aquellos partidos a la inmoderacion: debia
decir, por el con trario: la inmoderacion esencial de los dos ex-
tremos condene a Francia A rettnir todos los elementos modera-
dos, es decir, capaces de transigir entre la conciencia y laim
piedad. Cualquiera que conozca cuiles eran los propOsitos del
partido volteriano desde el momenta quo se abri6 el Parla-
ment° frances, conaprenderi .perfectamente que la inmodera-
cion estaba en los partidos 3xtremos antes que el Gobierno
comenzase a obrar. Entre estos dos extremos, las opiniones
politicas hubieran podido conciliarse si hubiese im perado el Ca-
tolicismo, reconociendose par todos la legiti rnidad de aquella
autoridad que habia escrito el Estatuto fundamental, y recono-
ciendose tambien por consecuencia la fuerza obligatoria del
Estatuto tn.nnki. Pero los volterianos no querian a tin Borbon
A la cabeza de unGobierno catOlico; y mientras hipOcritamen-
te aparentaban moderation, preparaban la subversion civil y
religiosa con intrigas y por medio de sectas, con un diluvio
de publicaciones obscenas, con su oposicion a las misiones y a la
Iglesia, que no supo atemperarse al justo medic), y Incite con


DE LOS GOBIERNOS MURALES. 205
aquella generosidad de fe que entonces se llama tirania cleri-
cal, y hoy se aplaude como imica salvacion de Francia.


iQue debia hacer en tat caso el ministerio? iDar todo a la
Iglesia? gritarian los impios. Dar todo A los impios? gritaria
la Iglesia. Se colocO en primer tdrmino, dice el profesor, el
concepto de un partido media..... que hizo desbordarse a los
extremos, precipitandolos en el sender() de la revolucion. De-
bia decir, por el contrario, los extremos inconciliables preci-
pitaron al Gobierno en el sendero del justo medio.


Despues de vituperar de igual manera A Esparta, Portugal y
it todos los Gobiernos alernanes e italianos , el A. recurre como
contraprueba a los ejemplos de Inglaterra y Belgica, donde dos
solos partidos, dice, representan todas las opiniones del pais;
y atribuye esta felicidad en Inglaterra A la rnadurez de la na-
tion, y en Betgica A la capacidad del Soberano. Pero por poco
que en ello se medite , se comprenderA que la felicidad atri-
buida a aquellos dos Parlamentos, como libres ambos de alian-
zas bastardas , es consecuencia natural de las condiciones en
quo nacieron, segun las doctrinas explicadas por nosotros. En
cuanto a Belgica , lo dice explicitamente Melegari : Su revo-
lucion rue obra de una coalition de dos partidos, colocados
primeraniente por un partido media (el holandes) fuera de la
Constitucion ..... Despues de la victoria, los dos partidos se
encontraron divididos, segun sus tradiciones histOricas, asu-
miendo nuestro nombre, eluno de partido caldlico, el otro de
partido liberal (1).


Pero por lo mismo que en aquel dichoso pais predominaba
vigorosamente el Catolicismo, debiO suceder lo que trace no-
tar Melegari, que el partido ctitelico gobernase largo tiempo y
obtigase en consecuencia A los liberates A no manifestar por
completo, coma hoy cornienzan a hacerlo, su odio A la Iglesia
y su propOsito de despojarla, maniatarla y aniquilarla. El ejem-
plo de Belgica , por consiguiente, Unico en el mundo, no prue-
ba la posibilidad de que exista un Parlament° conslanlemente
dividido en dos solos partidos, en una sociedad catOlica reforma-


(1) Risorgimento del 50 de Noviembre, columna XI. (I) Risorgitnento del 2 de Diciembre, columna XII.




206 AP. PRACT. DE LOS PrtniCIPTOS TEthliCOS
da a la moderna; prueba tan solo que los dos partidos extre-
mos se encuentranalli profundamente divididos por la caida re-
pentina del partido medio. Pero demos tiempo al tiempo, y osa-
mos pronosticar sin ser protetas, que O los catOlicos volveran
al Gobierno y haran todo lo posible por los medios morales y
legates para lanzar de la Camara todo elemento de increduli-
dad , de modo que las leyes lean puramente catOlicas, O conti-
nuaran los liberales ganando terreno y formarAn IIn partido
medio mis marcado, que reprobara a los catOlicos por exage-
rados y a los liberales por anarquicos.


En Inglaterra las cosas han sucedido de muy distinta mane-
ra: oprimido y poco menos que aniquilado politicamente el Ca-
tolicismo por las tiranias de Enrique VIII y de Isabel, é inocu-
lado profundamenle en el pueblo aqueLantipapismo que en su
agonia tuvo aun pace poco tiempo tanta fuerza para blasfemar
como Argante moribundo en el bill de los titulos , el partido
•atOlieo puede decirse extinguido en el Parlamento. De suer-
te que a la llegada de los Oranges . cuando el Parlamento dictO
las formas del presente Estatuto , operO libremente sin in-
fluencia de aquel terrible adversario; Estatuto del cual, por otra
parte , los antiguos Parlamentos ingleses han recibido la vida
y la forma priinitiva cuando solo el Catolicismo dominaba en
Inglaterra. No vamos a recordar en que epoca se forme el do-
ble partido, aunque el recurso seria curioso para quien qui-
siera coinprender cuanto ha quedado en las instituciones in-
glesas de las costumbres y lradiciones catOlicas , ann despues
que el Catolicismo tue sustraido por hombres .


hipocritas
aquel desventurado pueblo, dejindole solo, a fin de que no
echase de ver la traicion , las formas externas de los templos y
de la liturgia que sobreviven , aunque come cadaveres y mo-
mias.


Pero atm cuando las formas de los antiguos Parlamentos
nada hubiesen influido en el modern°, que maravilla es que
al caer los Stuardos se formasen los dos partidos come en
Belgica al caer los holandeses? El Catolicismo, indicado por
nosotros como razon de la inconciliabilidad de los dos par-
tidos , estaba como muerto politicamente en Inglaterra y


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 207
apenas tolerado civilmente a despecho de las leyes, como,
pees, habria podido penetrar en el Parlamento y formar un
tercer " partido? Pero emancipados los catOlicos , mirad que
confusion introdujo en los dos ejercitos la cuestion del bill
acerca de los titulos eclesiasticos. Dejad que prosiga la inva-
sion del Catolicismo, y me direis despues si continuaran las con-
ciencias haciendose tan elasticas para no dailar los intereses
del propio partido.


Ciertamente en Francia, en Espafia y en los Gobiernos ita-
lianos, en los que el espiritu catOlico se mantiene en vigor por
is misericordia de Dios, tan pronto como dejO de reconocerse
en el Catolicismo la Unica Religion del Estado, y se concedie al
yolterianismo y a la heregia entera libertad, fue imposible que
todas las opiniones se coneentrasen en dos solos cameos; en
atencion a que los incredulos quieren sacar adelante los inte-
reses materiales, que podria sufrir el dualismo delas opinio-
nes, por ciertos medios que los Buenos catOlicos no podran
aceptar jamas. De lo cual resulta quo muchos que por interes
politico se atiliaron a una bandera tienen que separarse de
ella por sentimiento religioso, y asi se iran formando esos
partidos volantes, con los que jamas podra conciliarse la es-
tabilidad de semejantes instituciones. X en cuanto a Inglater-
ra misma, de que acabamos de hablar, lease un testimonio
recientisimo en las siguientes palabras del Morning-Herald del
16 de Diciembre, insertas en el Risorgimento del 21 de Di-
ciembre de 1851: «Nuestra actual Camara de los comunes
tiene cierta semejanza con la pobre Asamblea de Francia, por-
que, no esta en condiciones de hater el bien del pais. Se com-
pone de nuntiples y diversas fracciones, que algunas veces en-
gendran combinaciones extraordinarias.» Para engafiarse acer-
ca de los resultados que esto debe producir, seria precise estar
ciego pasta el punto de pasar por una de las tres proposicio-
nes siguientes: o que los catOlicos convendran en violar la Re-
ligion, al menos dejandola en manos de sus enemigos; 6 que
los incredulos se resignaran a vivir bajo leyes enteramente ca-
telicas, disininuyendo constantemente en rthrnero y en impor-
tenth; O, por


que el gobernante sera tan vil coma es




4;


1


208 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEOR1COS
menester para dectararse catOlico al triunfar los catOlicos y
perseguidores del Catolicisrno, al triunfar los incredolos. Pero
siendo estas tres proposiciones todasigualinente increibles, los
constitucionales tendran que resignarse a ver el Parlamento
dividido al menos en tres partidos, hasta tanto que el Estado
no se declare, 6 enteramente catOlico, 6 perseguidor encarni-
zado. Y he dicho dividido al menos en tres partidos, pnrque
cuando el Catolicismo se doblega a las


. influencias del libre exa-
men en ciertos cerebros enlermos, esa misma flexibilidad se
muestra con variedad en diversos puntos, queriendo el uno que
se conserve to que por el otro se sacrifica; y asi, no solamente
tres, sino cinco y diez partidos pueden formarse, cada uno de
los cuales, sin ser completamente catOlico, se separa en aquel
punto en quo el escrupulo Ilega a ser insuperable.


La hiatoria del Parlament° piamontes confirma plenamente
lo que hasta ahora llevamos dicho, por mas que el catedratico
le tribute un Mogi( )


tan subido hasta el punto de darnoslo como
tipo de unidad parlamental. Perdenese Ia arcadica ingenuidad
de semej ante cumplimiento de un profesor pnblico para con sus
mecenas. Los curnplirnientos no son siempre mentiras, y tam-
poco yo , aunque me declare hurnittlisimo siervo vuestro,
sere acusado de mentiroso si rehuso /avaros la cara o limpia-
ros los zapatos. Use, plies, ague! libremente de su cortesia; pero
permitanos a nosotros ver con nuestros ojos y contemplar en
Ia Camara piamontesa ese desmentizamiento de partidos que
deploraba Balho en la Revista italiana, como hoy lo echa en
cara Brofferio con formas un tanto duras. NIenabrea y Balbo ,
Despine y Palluel podran enhorabuena apoyar al ministerio
en los Ferro-carriles , pero no en la guerra contra el Papa :
Brofferio y Borella , no satisfechos con la guerra contra el
Papa , pretenderan todavia mas, la expulsion de los Obis-
posy el despojo de los Curas; esperamos que ni esos cederin
a los prirneros, ni los prinleros a los segundos. En el Pia.
monte, pries, la alternativa es inevitable 6 gobernar con uno
de los partidos extremos, 6 formar una mayoria moderada que
se yea comprimida nor [entrambas, y por entrambas despeda-
zada.


DE LOS GOBIERNOS MURALES. 209
He aqui de que manera en un pais catOlico, no gobernado


catOlicamente, se debt; formar por neccsidad aquella espi-
rea moderation que el A. pinta tan a lo vivo yeati justamente
detesta en la seguatia parte de su discurso , sin notar que en
esa pin.tura de los moderados 'lace la sitira de su propio par-
tido , cuando se 'labia propuesto elogiarlo ; ni le disculpa el
protestar inmediatamente de quo el no hablo del Piamonte,
sino de la loglaterra antigua y de la Francia orleanista. Lease
esta decripcion de los moderados, quo es propiamente on Ca-
rmelo, no ciertamente para todos los paladares, pero si para
muchos, y entre ellos el nuestro:


(tUn partido, sin caracter, sin tendencia marcada, al coal
se da el timbre de moderado, como si la moderacion con.,


»sistiese en no toner opinion franca. Nombre en mat ho-
»ra y muy debiltnenteescogido para encubrir hajo el veto del
»arnor al pais todas las apostasias. las antbiciones mas in-
»nobles , propOsitos menos legitimos. Con este nonibre se
»han juntado naturalmente todos Ins que, siendo incapaces de
»tener opinion propia, se acotnodaban gustosos a ese gran
»partido. De donde resuita que las naciones parecen repro-
»sentadas en todas sus fuerzas y no lo estan , sin embargo,
»mas que en sus vicios.» (NOtese bien que se habla de la
represenlacion quo no represonla, de la que hemos tratado
en el capitulo precedente). «No teniendo los Gobiernos, ni
»la conciencia su propio derecho, ni la de su 'fuerza (I),
»fueron en cambio debiles mas bien que moderados; astutos
»y no prudentes; no conciliadores, sino corruptores .. . .. Pro-
»curO seducir con programas ..... TratO de ganar con titulos
»y pingfies empleos ..... Hizo mercado de la justicia, de los ofi-
Dcios pablicos y de los honores..... Se encontraron con ocultos
»favores amigos secretos de las facciones mas hostiles. Se cor-
»rompieron las elecciones, se sobornaron Organosde la opinion


; foe alentada la inmoralidad politico , ridieulizada la
»constancia en los principios , escarnecida la fidelidad en el


(1) 116 aqui los ministros sin derecho y sin fuerza descritos
por la Civiltec Catlolica.




210 AP. PRACT. DE. LOS PRINCIPIOS TEDRICOS
sdeber ..... Inglaterra, despues de su dolorosa revolucion , se
D encon 1.6 la primera sometida a tan torpes condiciones ..... Y
ASi el sistema /4/augurado por Roberto Walpole , que pagaba
»A los diputados para hater que votasen conforme a su con-
»ciencia , segun el decia cinicamente , hubiera durado pee
smAs tiempo, aquella noble nacion hubiera perdido su li-
sbertad ..... En nuestros dies hemos visto presentarse bajo di-
»versos aspectos este misma plaga en el continents europeo,
»en donde las naciones son CAST TODAS impotentes pare
»encontrar un remedio eficaz , por efecto del abatimiento mo-
=ral en que han caido ; y se quiso buscar en el principio
»disolvente que nace de este plaga la razon de tantas revolu-
»ciones que ahora conmueven tan fuertemente no el Orden cons-
»titucional , sino el Orden social.


»Bajo el manto de la moderacion , y dando fatal ejemplo,
sse han reunido , constituyendo en diversas naciones partidos
»gobernantes, fuertes por el nitmero, no por el valor moral;
»parasites , no devotes ; crueles por miedo, no por valor;
»torpes , (Writes , indecisos , no moderados






(1).» i Basta , per piedad! i baste , Sr. Mele-
gari! iDetente, vii é indiscrete plume mia! Y vosotros, be-
nevolos lectores , perdonad , perdonad lo largo de la cita por
so importancia. Mochas veces heinos querido terminarla, y el
interês del pensamiento siguiente nos importunaba para que
continuAsemos aun A pesar nuestro. No podemos comprender
come el auditorio del profesor tuvo cachaza para tragarse este
panegirico; este solo acto de hereica moderacion baste para
bautizarlo de moderado. Por nuestra parte, nos regocijamos
creyendo ver poco merles que la harina de nuestro saco.
os parece ester oyendo nuestro ExAmeN relive° , que llama
mal capital a CASE TODAS las Constituciones de Europa; que
atribuye la culpa, no a la naturaleza de un Gobierno tern-
plado en esta 6 en la otra forma, sine al abatimiento moral
de las conciencias? iY aquella corruption de los electores,
y aquel mercado de empleos, y aquel comprar los Organos


(1) Risorgimento del 50 de Noviembre, columna XII.


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 211
de la opinion, los periOdicos? 2,Y aquella inmoralidad politica
alentada y aquellos amigos sobornados en el partido enemigo?
,iNo sou todas piedras preciosas que nos deslumbran? Perolo Ines
hermeso es que no se han echado al acaso aqui y alla sin prop6-
site alguno en un razonamiento disparatado y heterogeneo: to-
das esas piedras preciosas estan incrustadas en oro, porque
asi resulta del tegido del raciocinio , y tienen en el su natu-
ral engarce. El orador sostiene que un Gobierno constitu-
cional caera en todos aquellos excesos siempre que no pueda
dividirse francamente en dos partidos politicos que gobiernen
alternativamente. Ahora bien : es imposible que en un pais
eatOlice luche libremente la incredulidad con la conciencia
pObliea , sin que se forme un partido intermedio corn puesto
de todos aquellos que , 6 no comprenden su religion, o estin
prontos a venderla por interes material. Luego la esparea
moderacion en semejantes paises es inevitable , segun la doc-
trine de Melegari: ella es la que debe prevalecer comunmente,
la que prevalece boy en el Piemonte ; su caracter y sus cua-
lidades acabais de verlos descritos por el valiente catedratico.


El unico remedio seria que un gobernante incredulo pusie-
se alternativamente al frente d% los negocios, como quiere
Melegari, partidos contraries ; procurando coeciliarlos coma
se concilian los partidos politicos. Pero asi come la religion
no admite transacciones en las conciencias catOlicas, la con-
ciliacion tiene que ser siempre precaria y los catelicos usaran
tie todos los medios para convertir a los pueblos y abolir la
incredulidad , come esta usarà tambien de todos los medios
para encadenar y destruir la Iglesia. Lo que habra , por con-
siguiente, no sera conciliacion, sino guerra , y el gobernante
propinara a sus pueblos a sabiendas , ora ponzone , ora antido-


te, y caera en el oprobio de la cobardia, ora blasfemando apes-
tate con los incredulos, ora vigilando hipOcrita con los catOli-
cos. Es esto posible en una nacion catelica , con un Principe
catOlico ? Y aun siendo no solo posible sine practicable tanta
vergiienza , isera un honor pare el Gobierno constitucional el
necesitar de eso, no ya para prosperar, , sine come condition
vital de su existencia?




212 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
He aqui, pees , a que se reduce finalmente el elogio del


Gobierno constitutional a la moderna, compueslo este alto por
el profesor turines; a decir que para andar exento en las na-
ciones catelicas de los vicios mas abyectos, canonizados bajo
el nombre de moderacion, deberia e/ Parlament° dividirse en
dos solos parlidos; condiciones imposibles sin apostasia e hi-
pocresia. Ahora diga el lector si esto es elogio o sAtira.


Y ique diria si leyese en su original los argumentos con que
demuestra suasunto! Aseguro que a la satira se juntaria por
contera la ridiculez. iYno bastaria al efecto la cola enuncia-ion
del te.orema con que el A. se propone prober quo este virtud (la
moderacion) es frulo natural de estos sistentas mientras se
mantienen en su verdad? (Q. Si yo quisiese 'lacer el panegirico
del profesor turines y tratase de demostrar quo enselia seem-
pre la verdad mientras no enseila despropOsitos, o no se diria
que me habia propuesto satirizarle? Cierto que si. ;Y por que?
Porque pars elogiar a un profesor, es preciso demostrar que
enseria la verdad absoluta y no condicionalinente. Por esto
legari, 6 no debia decir mientras quo, 6 debia probar que el vi-
cio se encuentra rarisima vez. Pero el candid° escritor, no solo
repite de cuando en cuando la condition—cuando (el Gobier-
no) estd de hecho en su verdad seam su ley natural, etc.,-
sino que repite, muchas veces, y ya lo habeis visto, (ie pasta
ahora solo una nation se, ha mantenido firrne en la verdad
constitutional.


Habeis visto la ingenuidad del asunto; ved ahora la in-
genuidad de la prueba: el Gobierno representative es racional-
mente el nuis moderado, porque no estd en su verdad sino en
cuanto es tutela de todos los . derechos (2). ;Qua decis de este
raciocinio? A mi me parece de una elasticidad portentosa: si
maiiana quisiera mos justificar Ia moderacion del pasado Gobier-
no de Ai•gel segun aquel modelo, piAriamos hacer una her-
mosa apologia en estos terminos: oNingun Gobierno está en su
verdad sino cuando es tutela do todos los derechos; luego el


DE LOS OOSIORNOS LIBERATES. 213
Gobierno do Argel, cuando estaba en su verdad, era tutela de
todos los derechos. Pero la tutela de todos los derechos es el
colmo de Ia moderacion; luego el Gobierno de Argot era el
colmo de la moderacion.--Pero el Boy piratealyi, apaleaba a los
esclavos, violaba los tratados ..... —Peor para el; eritOnces no
estaba en la verdad de su Gobierno.0 ;Qua os parece de la
apologia?


Podriamos multi plicar citas semejantes, clue os dajarian sor-
prendidos; citarernos por via de ejemplo (pie aunque la fuer-
z a es siempre condition primera de la moderacion, no obs-
tante, la Manarquia pura (reputaila por los , publicistas como el
masfuer Le de los Gobiernos) no es un Gobierno suqaucialtnente
moderado; que las aristocracias no se templan sino por la
conciencia de sudebilidad, como atestiguan las aristocracies
griega y romana y la de ?a Edad media (1); y estas aristocra-
cias tan debiles, contaban mas siglos quo bistros los fuertes
Gobiernos constitucionales; que la democracia es en abstrac-
to el Gobierno y por consiguietite el mas fuerte,
y sin embargo es el mas debil, par defect() irremediable de su
organismo; por donde se ve que la democracia abstracta es un
Gobier.io sin organismo, y que de no toner organismo, nace el
ser legitimo y fuerte!


Pero si hubieramos de poner en evidencia todas esas mara-
villas, ipobres de nuestos lectores! no acabariamos en un dia.
Contentemonos, plies, con transcribir una aorta muestra de
los elogios que It Risorgimento tributa a la misma forma de
Gobierno, haciendose eco de Melegari. Il Risorginiento en-
cuentra una ventaja capital del sistema constitutional, en
que ahoga al individuo y salve las instituciones. Toda idea
tiene sus partidarios, toda doctrine sus adiwadores, todo
sistema sus intrumentos que la soberania notional, el poder
mondrquico d el poder electoral tome d dept. segun lo area
necesario: asi la nave del Estado estd siempre en yoga, y su
mecanismo se fortilica con todas las convicciones y con to-
dos los principios; no hay soplo de la opinion pdblica quo no


(4) Risorgimento del 29 de Noviembre.
(2) Ibid. (4) Ibid.


TOMO II. 15




214 AP. PRÄGT. DE LOS PRINCIPIOS TEDRICOS
encuenlreuna vela adaptada quo lo recoja; no hay resorte
gue despues de haber jugado en un sentido sea obliged° a ju-
gar en sentido .inverso (1). Lo que en lengua vulgar significa
que la nave del Estado esti sieinpre en yoga , porque vsria
de direction a cualquier cambio de viento ; (pre se fortalece
con Codas ias convicciones y todos los principios, porcine no
tiene conviction ni principio aiguno ; que los resortes no se
yen obligados a jugar en sentido inverso , porque al cambiarse
de sentidos , que es cosa frecuentisima , se cambian todos los
resortes. No dudaran ciertamente nuestros lectures de que por
nuestra parte suscribiriamos con plenisimo asentimiento a to-
dos esos atributos, bien sean encomio o bien sitira; 'oh! que-
dese csto a cargo del Risorgtmento.


Promete despues el articulista que li aegari tratara inrne-
diatarnente del primer articulo del E qatirto, concebido en los
siguientes terminos: La Religion catolica, apostdlica, roniana
es la !inject Religion del !:stado. Los *mas cultos existentes
se toleran con arreglo d las leyes (2). 1Considerad que abun-
dante pasto de conceptos peregrinos se nos va a ofrecer en
esta otra leccion, y especialmente en la respuesta a las obje-
ciones de la escuela ultra-teolOgico! Pero por ahora it Risor-
gimento nos regala solamente en forma de preludio un bos-
(pejo trazac!o par aquel profesor de la confusion que nace de
la union de las dos sociedades, espiritual y temporal. He aqui
las palabras del profesor: Unanse la Iglesia y• el Estado, la
sociedad litre con la sociedad forzosa ..... la, sociedad quo
tiene par ley la verdad y par lerjislador a Dios, con la so-
ciedad quo time por ley la opinion y legislador al hom-
bre , la institution quo tiene por vinculo, la caridad con la
quo tiene por vinculo la fueraci ..... Coldguense en la misma
linea los simbolos y los Estatutos , los Ccinones y las leyes, el
Altar y el Trono..... y asi la Iglesia , conto el Estado, no con-
seguirdn mas que empeorar las consecuencias de la priinera
caida (3).


(4) Itisorginiento del 4 de Diciembre.
(2) Ibid.
(3) Risorgimento del 4 de Diciembre.


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 215
Deploramos a/lade el articulista , la falta de espacio ; pe-


ro nuestros lectures deplorarin probablemente que haya teal-
do tanto para hacernos saber que el Gubierno constitucional
no tiene por ley la verdad , no Nene por vinculo la caridad;


que para irnponer en la misma linea los sanholos y los Es-
tatutos , el Altar y el Trono , es menester negar los simbolos
y destruir los altares. Nuestros lectores creian quiza que para
no colocar en la misma linea el Altar y el Trono, bastaria el
Trono al pie del Altar, creian que en vez de separar los Es-
tatittos de los simbolos, seria mas oportuno que la opinion se
conforrnase con la verdad. Pero semejantes antiguallas han
pasado de moda , al inenos en aquella sociedad en que la
moderacion brota espontaneamente de la lucha parlamental.


Sepirese, pues, la sociedad Dbl.° que tiene por ley la ver-
dad, de la sociedad forzosa clue tiene por ley la opinion, y
vosotros, henevolos lectores, escoged to que mas os agrade, ya
que el vivir en las dos sociedades se ha declarado imposibte, y
toda vez que es imposible el reunirlas é igualinente im-
posible el vivir en dos sociedades separadas. Y puesto que
la Iglesia que fuc instituida por el Divino Reparador pre-
cisatnente para corregir en la sociedad humana las conse-
cuencias de la primera caida, no hare, otra cosa que em-
peorarlas, ivayase con Dios, y deje a la sociedad entregada
al feliz imperio de la opinion y al dulce vinculo de la fuerza!


Ya ye el lector que nnestros adversarios • no escasean los
testimonios en favor nuestro: un senador academic° nos ha
demostrado con un largo discurso que la libertad a la moder-
na obliga a los ministros a apoderarse de las inteligencias por
medio de la instruction publica, par donde se ye cOmo entien-
de aquel la libertad. Despues el profesor de derecho constitu-
cional nos ha dicho tantas cosas acerca de los Gobiernos re-
presentativos, que la introduccion por si sola confirma por to
metios la rnitad de las imputaciones publicadas por nosotros
contra el principio heterodoxo. Por Besorgimento
de moderada y sokolienta memoria mete su cucharada en la
nitima parto del panegirico para recordarnos explicitamente,
que, a su entender, el Golnerno constitucional es an Gobierno




216 AP. PRACT. DE LOS PRTNCIPIOS rEOnrcos
irreligioso (separation de la Iglesia), es un Gobierno mentiro-
so (guiado ro por la verdad, sino por Ia opinion) y es on Go-
bierno despOtico (apoyado en la fuerza). DuIle las gracias en
nuestro'notnbre si por ventura llega a vuestras manos algu-
na hoja escapada a la indiscreta rapacidad de los fruteros y
pescaderos, porque jamis nos habiamos atrevido nosotros
esperar de 61 una conlirmacion tan explicita de lo que hernos
dicho acerca del poder ejecutivo y del modo con que debe go-
bernar bajo la infhtencia del principio heterodoxo. Nosotros
entretanto, despues de haber examinado en las sociedades li-
berates los sentimientos con rine debe mandar un ministerio
nEs p oNsAn g , pasamos a inquirir en to intimo de los corazo-
nes los sentimientos CGO quedeben obedecer los gobernados
por un ministerio responsable.


§ 1V.


Docilidad de los gobernados.


859. La bondad de las insalueiones sociales consiste, co-
mo sabe muy bien el lector, en inducir suavemente en fuerza
de sus combinaciones, a los individuos que viven bajo de ellas,
a obrar en conformidad con el fin que se proponia so funda-
dor. Asi el Divino iundador de Ia Iglesia, modelando en lo in-
timo de cada creyeate el entendimiento y la voluntad, y reco-
mendando a una sociedad permanente so instruction y educa-
tion, formö la unidad social del Cristianismo con aquella stra-
vidad que experiments todo buen catOlico. Las instituciones
rnodernas de los Guhiernos templados, queriendo former Ia
sociedad con sores independientes en la inteligencia y en la
conciencia, ban debido surninistrarles, para reunirtos eficaz-
rnente, un organismo material. iPero como la ban formado? Ya
lo ha visto el lector: la ban formado de tal manera, que en
fuerza de las mismas instituciones todos los ministerios lie-


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 217
gan constantemente a dudar de su propia luerza y de su vida
propia, cornbatidos por muchos , despreciados por todos; por
los eneinitzos, porque lo ridiculizan 4 fin de desacreditarlo y
arruinario, pot los amigos, porqoe to mina como hecliura
propia 6 como su sobornador (I). iExcelentes disposiciones
pare constituir a on'ministerio en centro de unidad!


860. Pero ique disposiciones se requieren para preparar
la materia social, es decir, los animos de los ciudadanos ? El
Catolicismo sonO aquella gOtica estupidez de que los Principes
son padres y so autoridaJ RD rayo 'divino ; y de esta suerte
aquellos pobres ..ontos de Ia Edad media se hicieron dOciles
como on rebano de carneros. Verdad es que si los Principes
se enfurecian soberbiamente, podian temer, no solo las repre-
sentaciones de un confesor y las resisteric.ias de on ministro,
sino pasta las excomuniones de on Pontifice ; sin embargo, es-
tas excomuniones, y oposiciones y representa clones, al past, que
cortaban las alas al orgullo del Monarca , y generalmente en
secreto, salvaban al menus siempre en el corazon del sObdito
la natural( za paternal del Gobierno y la sublime idea de auto-
ridad, presedtandola inviolable a todos menos A otra autoridad
suprerna alas divina que Immana.


861. Las instituciones modernas ban encontrado un me-
dio alas energico, y para asegurar la obediencia del pueblo


(I) cuyas ideas cat6licas no pueden adaptarse A los
errores heterodoxos, se cooduele justamente de que et, los Par-
lamentos del coramente los ruimstrus este!) colocanos por bajo de
todos los diputados y poco meoos que puestos en berlina;
pero si refboxionase quo, segue las ideas moderoas adoptadas
en el contioente, y pasta shots rechazadas por Ing l aterra, los
mioistros eaten verdaderameute en el grado mas inferior del
cr6diro moral, auuque et, el mAs alto del poder material, com-
prenderia que la roaterialidad de las posiciooes es la expresion de
uoa verdad moral, como la division de las flacciooes en diversos
bancos, y se regoeljaria del servicio que hacernos con nuestra po-
lémica a Ins coostituciouales verdaderameoe calOhcos, demos-
trend° el vordadero ()tiger, de este error, que coosiste precisamen-
te en haber coocentrado todo el puder material en los mioistros,
hacieodo dep"nder despues de la Camara la exislencia del minis-
terio, y obligandole, 6 bier a ubedecer, O bien A cOmprar a la
Camara misma de que depeude.




218 AP. PRÂCT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
ban empezado por predicarie a voz en cuello que el es propia-
mente soberano y que el que manda es su subdito. Y como si
de otra suerte esta teoria no hubiera sido creida si no iba
encarnada en algunas instituciones, nos hicieron de &las un
buen presente para que inculcase y perpetuase infaliblemente
en el pueblo el gran concepto de su independencia. A este fin,
desencadenada la prensa y encadenada la ensefianza , procla-
maron la fuerza de la razon y sus dererechos •inalienables:
lei nifios en el banco del gintnasio vieron a sus prolesores es-
perar de su sufragio aquella aprobacion que imprimia el solo
de la opinion a las timidas doctrines litimdladas por el en su
presencia, y los candidatos a la legislatura repitieron periedi-
mente a todo el pueblo, cuyos votos mendigaban, protestas de
reverencia profunda a su soherania. En el teatro de las Asam-
bleas vie el pueblo el edificante espectacu!o de las luchas de
los partidos, y comprendie que para combatir a los ministerios
con furia de impertinencias y de blastemias , baste tenor una
lengua sin freno y una frente sin pudor. Todas las solemnida-
des palicas , los teatros , los bailer, los festines y los convites
invitando indistintamente a los ciudadanos de todas condicio-
nes al banquete fraternal de la igualdad, les repetian con
el lenguaje prActico de los hechos, que to mejor y casi lo
nnico que comprende el pueblo es que todos los ciudadanos
son iguales. Pero este axiom tan equivoco y repetido en tales
circunstancias, toma precisamente a los ojos de la multitud
un significado erreneo ; esto es , el que favorece todas las pa-
siones y prepara todas las revueltas politicas, haciendo creer
al 'Ultimo de los pordioseros que tiene derecho a gobernar la
cosa pubiica como podia tenerlo un Sully o un Jimenez de
Cisneros. Despues de esto, ipodrernos maravillarnos de que la
resistencia a toda autoridad, como dice el ilustre Peyron , y
por consecuencia la guerra contra la misnla , sea el gran vicio
de nuestros tiempos ? Todos los partidos lo van repitiendo a
porfia, es.epto los comunistas ; este vicio es consecuencia le-
gica del sistema religioso protestante aplicado a la politica.
(Peyron, pig. 106.)


862. Tambien el catelico oye deck a la iglesia, que todos


DE LOS GODIERNOS LIBEliALES. 219
los Roles son iguales ante Dios , y este igualdad la ye practi-
cada en el temple en el moment() solemne en que cumple el
acto mas augusto de su religion , acercandose A recibir aquel
mismo pan celestial del quo participan con 61 temblando los
principes de Ia tierra. De la misma manera sabe tambien,
que si una vida perfecta , una suficiente caoacidad de inteli-
gencia , y un estudio adecuado a la grandeza del ministcrio
sacerdotal le mostrase, coo vocation divine el camino del san-
tuario , Bien podria seceder que elevado A Ia suprema digni-
dad .de la'Iglesia viese encorvado A sus pies a su mismo Prin-
cipe confesando sus culpas , °yet-id° consejos y aceptando
arnonestaciones y castigos. Todas estas instituciones dicen
rimy alto al pueblo : En la especie humana todos los indivi-
duos prescindiendo de sus condiciones personales , son mira-
dos pot. Dios con ojo igual y son por consecuencia sustan-
cialmenle iguales.


863. Pero apenas pronunciado el grande y verdadero afo-
rismo de la igualdad especilica encarnada por el Redentor en
estas instituciones que representan en la Eglesia el elemento
popular, la infalible maestra de la verdad se apresura A }loner
inmediatamente el correctivo de la desigualdad individual. Y
sin habiar de aquellas que atm dentro de las condiciones ci-
viles y politicas, Ia Iglesia honra en sus finis solenmes asam-
blocs concediendo A los grander de la tierra sitios de prefe-
rencia y honores especiales , ella misma no cesa de repair en
mil forms visibles que son varias las gracias sobre Ia tierra,
como son varios los grados de esplendor de los astros del fir-
mamento (I). Quiere que su Clero se distinga de los seglares
en el vestido y en las virtudes ; dentro del mismo Clero exige
un escrupuloso examen de la capacidad y de las costumbres,
Antes que sus clerigos seen prornovidos de grado en grade
A las Ordenes supremas; y en cada grado al atribuir al elegi-
do del cielo , las insignias propias , el Inger propio en los
ritos mas esplendidos, los titulos propios de Ia dignidad que


(4) Divisiones gratiarum sent..... Stella difert d stella in
daritate.




220 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
pronuncia con rigurosa eliquela en las ocasiones solemnes,
va repitiendo contirmamente a cada uno de los fides y de los


ijllii clerigos inferiores: uNo le areas igual al que se sienta rnds
arriba. Aquel que esIci mas alto es lo maestro, lu guia, to
juez.0 Con seroejante magisterio de instituciones sensibles,
gite maravilia goo los fetes, bien quo sin perder de vista


aguel concept() nobil isitno de 1a.nutidad de las dignidades ter-
renas, y de Ia igitaldad universal en cuya virtud saben que el
pobre cocinero Pascual Iltylon igualara quizas en el cielo
los Emperadores y a los Pontifices , se postren sin embargo
en el polvo con Catalina de Sena para besar las huellas de un
Sacerdote y macho mas las sandalias del Vicario de Jesucristo
esearnecidas por ague! insensato dipitIndo de Ia Camara pia-


montesa ? (I) Esas cabczas groseras y materiales que besarian
un atiillo pert) no una pawn fin , demuestra en verdad un
gran sentimienlo de so dignidad que el cree superior con
much° a on zapato bordado pero igual a una piedra bien
labrada . como si el calcific°, al inclinarse a dar aquel beso,
no se prosternase ante la majestad suprema, bajo cup pie in-
clinan la cabeza los serafines y delante de la coal todossomos
polvo y ceniza.


864. Estos son los sentimientos encarnados en el pueblo
por las instituciones catMicas, y con ellos se acostum


.bra a
unir perpetuatitente no desprecio de la grandeza con la
bumilde y afectunsa dependencia de los superiores legitimos.
Pero en los Goldernos liherales, tales como los vemos, el pue-
blo recibe constantfinente una leccion roily distinta: (0):1 has
silo criado para ser feliz: Ia felicidad consiste en el engrande-
citniento por las riquezas y en el mando : riqueza y !nand()
relumbran en los rniuiaterios expuestos a la piiblica avidez: a


(I) Dario ennocidas qin las infames palabras con pie en la se-
sion de 3 de EDpio de 1851, si mat D o recueroo, el mputado Slott°
', rotor rirlioul.zh a los caldirens, floe bosao el pie (la Stigratin pan-
tulla bla4emaba ague! itopio) Orl Vicario de J,sneristo il'obres
catoliros que os sProais on aquel rocinto, a god afrenlas os conde-
na la libertad p,riatirehta I cuando eiltre los aiputados la impiedad
es tan ciui.ca y el cinituo tan degradante!


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 221
todos es licito aspirar a esas cosas, zy quien puede d.esesperar
de alcanzarlas cuando las han alcanzado on falano, un menga-
no? .... (Dojo al lector que nombre a los mas desdichados de se-
mejantes. parvenus: por mi parte no sabria a gaieties elegir.)
Todos los medios son buenossi producer) el resultadoapetecido.


He agni una gran leccion para preparar los anirnos a la obe-
diencia.Ninguno, por humilde que sea su condition, esta obli-
gati° a obedecer si no consiente en ello: nadie por insensate
que sea esta excluido del mando siempre que lo quiera.


865. Pero esta leccion necesita sus rebterzos , toda vez
quo la obediencia humana aunque fundada como la catolica
en el derecho de la autoridlid a soineter la razon del sitbdito,
puede todavia recibir gran fuerza, ya del afecto reciproco en-
tre snbditos y superiores, ya de la persuasion con que el pri-
mer() espera de la capacidad del segundo y de su rectitud las
disposiciones oportunas para el bien pnhlico. Y esta interven-
tion de los afectos y de los intereses venia a fortalecer la obe-
diencia catolica, cuando los pueblos consi&raban a sus Reyes
6 gohernantes, cualesquiera que fuesen, aristocraticos 6 demo-
craticos, revestidos a los Ojos del mundo de una sabidnria supe-
rior a la vulgar como padres de la 011ie; titulo el Inns social
que tenian los gobernantescatOlicos. lundado en el cuarto pre-
cepto del Decalogo, y que no ignora ban los mistnos paganos
en aquella sociedad en que los principios naturales producian
con mas rigorosa lOgica leyes ma's verdaderas y mas juntas, en
la antigua Roma.


866. No sucede asi en el paganismo resucitado. De un si-
glo a esta parte lo menos, su voz salvaje no cesa de ridi-
culizar, escarnecer y desacreditar a los Ojos del pueblo a los
gobernantes, apellidAndolos en tono burlon la policia pater-
nal, el despolismo paternal , los esbirros pa lernales , los es-
pies palernales y otras semejantes paternidades sarcastias,
destinadas a excitar al pueblo contra los gobernantes, pre-
sentandolos incapaces, no solo de concieucia, sino de todo
afecto amoroso y de todo cuidado por el bien ageno ; yen esta
obra de destruecion el periodismo moderno no se dilerencia
de los mazzinianos mas rabiosos sino en las forms mas hi-




222 AP. PRACT. DE LOS PIIINCIPIOS TE6RICOS
pOcritas y metios vilianas. Cualquier Gobierno quo no sea re-
presentativo puede estar seguro de quo no podra dar un
paso sin que sea al panto censurado por el Risorgimento y
sus adeptos , ya que no por otra cosa , por las intenciones
secretas y por las resoluciones futuras ; y si se conculca toda
majestad terrena, mucho mas se vitupera aquella que va uni-
da al sagrado caracter del Pontificado. Obrando de esta mane-
ra , no solo vomitan la hie( que les inunda el pecho , sino
que manifiestan corno antes he dicho , las ideas clue rebo-
san en so rnente. Ellos han erigido en axioma que el hombre
no obra mas (re por interes propio, Liege la consecuencia es
evidence: los gobernantes no gobiernan mas que por interes
propio; ni sienten afecto ni estiman el bien pnblico.


867. Este triste juicio de los r„obernantes propio de los
pueblos liberates, bajo cualquier forma de Gobierno, adquiere
en los sistemas representativos colorer was oscuros y propor-
ciones mas gigantescai, pues quo siendo torte ministerio (y
el ministerio es propiamente el que gobierna) el triunto per-
sonificado de un partido, esta obligado por so naturaleza a pro-
curar por los intereses de ague! e inclined° naturalmente
malquerer a todos los partidos rivales , los cuales por su par-
te, si bien cada ono de por si son inferiores al quo esta en
el poder-; sin embargo, rountios todos constituyea general-
mente la mayoria social (corno se ha visto en Feancia en la
fusion del llamado partido de Orden contra los rojos), y por
consiguiente si salon ponerse de acuerclo , lienen el dere-
cho segun los principles rnodernos de llamarse • el pueblo.
Este pueblo debe decir en lo intimo de su conciencia : El
ministerio obra en favor de su partido y ham todo lo po-
sible para dcprimir a los partidos contrarios: ;Nene razon!
vce vielis; iya very el dia de la revancha I Si alguna vez
el pueblo estuviese para persuadirse de que aquellos oradores
que ayer le invitaban , trasladados boy al bane() ministe-
rial habian abandonado en los de la izquierda la tibia de
partido, trasformindose en padres comunes, no dudeis que
para despertar la cOlera pondran el grito en el cielo cien pe-
riOdicos, /nista que no encuentren quien los cornpre, y bra-


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 223.
maran en las Asambleas los diputados de la oposicion; pero
callaran los del otro lado y en cambio hablaran con voz
clarisima las listas de los nuevos empleados, todos favorites
del vencedor, y las destituciones de los antiguos.


868. Y a esa mayoria derrotada , despojada, burlada y
quiza engafiada O vendida, vete, lector mio, si tienes valor,
vete a predicarle obedieucia per amor y por interes, ya quo
no per conciencia 6 por derecho, que ya se queen las socie-
clades modernas estos cation. ;Oh! ila encontratis hien dis-
puesta en fuerza de estas admirab!es 'nstituciones de los Go-
biernos representativos ale moderna! Tambien en los anti-
guos este antagonismo podia tener alguna fuerza, porque en-
tOnces tambien el hombre era hombre, pert) pre,cisamente per
ser hombre lo labia provisto la Providencia de principias con
los cuales podia gobernar dentro do si mime los inteNses y
iosafectos con razon y conciencia, y esto que experimentaba
en si sabia suponerlo en los nuevos . ,gobernantes, convencidos
lo mistno quo el de la idea de ague] juez que juzgard las jus-
holes y depondra it los poderosos. Pero abolidos estos asce-
tismos que hoy hieden demasiado a sacristia para cualquier
olfato moderno, ;oh! isi! repitimoslo do nuevo, el pueblo esta
bien dispuesto a confiar boy con amorosa obediencia en aque-
llos padres de la patria que le mordian ayer aliullaneo corno
mastines. Se sufre, dice Peyron perfectamente, se sufre at Go-
bierno; pore con la condicion de que este con suavisirnas ma-
neras implore el perdon de la autoridad que maneja y en expia-
tion cle su poder se deje burlar,


, escarnecer y arrastrar por el
Tango; asi, confesando el su debilidad en todos sus actos, im-
plorando, no solo perdon, sine piedad, y vilipendiandolo y
maltratandolo los otros, no hay Gobierno misgallardo ni mas
fuerte (1).


869. Convencidos por estas razones de los instintos indO-
mites que deben encarnarse en ci pueblo con las modernas
constituciones, podreis ticilmente hacer aplicaciones histOri-
cas. Y iquien no podra hacerlas por si mismo? Todos sornos


(t) PEYRON: De la segunda ensenanza en el Piamonte, pag. 105.




221 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS mimeos
pueblo, todos hemos esperimentado si no la cartera, al menos
la suerte de quien ao la maneja: todos hemos ten ido parientes
amigos en algun partido derrotado, a quienes hemos visto per-
der el empleo 6 la antigbedad, secos como el pelo de Gedeon
en medic) de una rociada de favores que Ilovia de las nubes mi-
nisteriales, o mas bien que se levantaba de la bajeza de la nie-
bla ministerial para fecundizar a los emalos de toda aurora
naciente. Pero para comprerzeler la acritud de los rencores, y
casi diria la jesticia, conviene recordar que en este pueblo, de
tal rnanera comprendido y envilecido,


...... manet alto mente reposlum
Judieitim Paridis, sprefregue injuria formce.


El pueblo recuerda quo tiene derecho a gobernar ni mas ni
menos que quien lo gobierna; que la felicidad es posible; que
es posible un gobierno perfeccionado de tat suerte que Naga
todos }ellen y que cierre para siempre en este valle terrenal el
manantial del llant.o. Pero el Gubierno que el pueblo Ye en ac-
tion no es ciertamente la perfectibilidad practicada, luego la
consecuencia es Clara: obedeceremos forzosamente a este go-
hierno provisional procurando por todos los medios derribar-
lo, y mafiana quiza asaltarernos su banco.


Leamos las historias de Chenu y de la Hodde; y nos conven-
ceremos de que no hay abogadillo, ni tendero, ni descamisa-
do que no pueda prometerse para mailana a mas tardar una
cartera de ministro.


870. La historia de las revoluciones de todos estos Gobier-
nos no es como algunos piensan e aparentan pensar, aquella
misma historia que en todos Cempos nos ha contado los errores
amarnalos de las pasiones accidentalmente desenfrenadas: ino!
es el desenvolvimiento prictico, la historia aplicada de las
teorias y de las instituciones modernas; y cabaltnente por es-
to el fenOmeno se rendeva constantemente y dura perpetua-
mente, Como que el alma de la sociedad es el principio de la
independencia absolute de la razon. Los que niegan este aser-
to nneatro, desciendan nuevamente al camp) a combatirla con
armas corteses, oimpugnando nuestra teorta,o esplicando de
(Ara rnanera su historia. Digannos, si so atreven que los pue-


DE LOS G013IERNOS LIBERALES. 225
blos antiguos oprimidos por alwAtitismo odiahan ti sus go-
bernantes; que no era necesario ilustrarlos para arrancarles
del pecho el esthpido amor que profesahan a los Gobiernos
paternales y a las dinastias reinantes; que han comenzado
amar h sus gobernantes, hoy solo. despues de haberlos vis-
to revolverse en aquel pantano donde los conocieron renacua-
jos. jOh! jahora si quo los quieren de veras! y cualquier se-
fiat de estos gobernantes elegidos por el pueblo despierta la
simpatia, Ia ternura, el sacrificio y Ia abnegation de cada in-
dividuo que estaria dispuesto a morir por sus Siccardos y por
sus Sineos. Repetid, si, esta bella historia griega, afiadiêndole
sus razones filosOlicas.


((Este prontitud de obediencia ;» podeis decir si os Ilega
tanto el valor; uesta abnegation profunda hasta el sacrificio
»es consecuencia necesaria de nuestras doctrines y de nues-
»tras instituciones; puesto que habiendo predicado claramen -
»te al pueblo que es independiente , y que no obedece sino
»a quien y cuando quiere ; hablendole dividido en fracciones
politicas, todas igualmente avidas del potter ; habiendo es-


utablecido entre esas fracciones un antagonismo necesario y
»perptituo, es claro que hemos casi obliged° al pueblo a amar
y reverenciar a aquellos que por rencor le combaten y por


Dinteres le oprisnen.
He aqui la filosofia de las historias parlamentales a la mo-


derna. Si nuestros adversarios se contentan con suscribirla,
nosotros nos daremos por vencidos y reconoceremos contrito .
y hurnillados que verdaderamente las instituciones moder-
nas del sistema representativo son la gran panacea para curar
las llagas de Ia sociedad moderna -y cerrar para siempre el
abismo de la revolution.


871. Pero antes de terminar, echo de ver alli en un angu-
lo un beroe a la romans, un Camilo, un Cineinato, un Bruto
que se estremece de mi estupidez politica , y compadece mi
ceguedad. tqlnlo yes, me contests con aire desdenoso, que la
obediencia se presta no al ministro por arnor al ministro,
sino a la patria por amor a la !Atria? Asi obedece, asi debe




226 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
obedecer el hombre antiguo. pelasgo, italo-griego en los nue-
vos sisternas sociales.a


iGracias por la leccion! me !labia engairado dame tiem-
po para meditar un poor) y hablareinos en otra ocasion. Entre
tan to no te disgustara que te !raga reflexionar que la patria no
ha nacido hoy, que rue arnada y obedecida en todos tieunpos en
la persona de los gobernantes.


Pero antIguamente la politica catOlica crey6 conveniente
unit al amor de la patria en abstracto, el amor del gobernante
en concreto : hoy la politica liberal ha encontrado más hied
despertar el Odio del gobernante en concreto para alambicar
en una quints esencia volatiiisima el amor de aquella patria
a cuyo altar te Ilevar6, como he dicho otra Yea. Si este medio
ha .producido buen efecto, dejare que te lo digan aquellos
ciudadanos benenzeritos que, para derribar al partido contra-
rio apoderado del timon del Estado, ora incendiaron los casti-
llos para irritar a los grandes a ora compraron el trigo con las
riquezaxorleanesas , arrojandolo al rio para causal' el hambre
de los pueblos ora suscitaron tumultos para desacreditar a la
policia , ora conspiraron con los extranjeros para demostrar
que su Gobierno era inepto. Asi, sin acudir a _ejemplos ran-
eios (ya que en nuestros dias es rancio todo lo que es de
ayer), dejar6 quo lo refieran algunas plumas muy.moderadas
que se ocupan en maltratar ti su tiropio Gobierno y a los otros
suscitando turnultos , propalando su debilidad 6 inventando


.calueanias , a tin de obligarle a despecho suyo a aceptar el in-
falible remedio de todos los males , la panacea del Estatuto.
Estos podran servir de ejemplo de la docilidad que infunde el
amor a la 'Atria en el corazon de los hombres peltisgicos, aun
hacia gobernantes antiptiticoS.


iPobre sociedad si todas sus esperanzas se fundasen, 6 en
las inspiraciones de ese amor is la pdtria, de teatro , 6 en las
profundas especulaciones de estos repUblicos platOnicoal Afor-
tunadamente , la flaca mediania humana prescinde aqui de los
suefros poetleos y de los tragicos d'ecursos para resolver una di-
Ccultad que mientras destruye las teorias contrarias, podria re-


DE LOS ROBIERNOS LIBERALES. 227
volverse con alguna fuerza contra las que nosotros hemos ex-
plicado en este parrafo y en el precedente.


aEspantosa pintura, podria decir alguno, nos habeis hecho
aqui de los ministros y de los slabditos a la moderna , y si fue-
ra exacta, todo pais constitucional seria un intierno y un Go-
bierno no podria darer un solo dia. 1( sin embargo , nos-
otros vemos pie bajo esas formas viven pueblos que no son
desgraciados , y rninisterios que duran meses y altos. Los he-
chos, por consiguiente,•contradicen vuestra teoria y esta sale
condenada. ))


Tendreis razon , y la condena seria incuestionable si los in-
dividuos y los pueblos se acomodaran siempre a la rigida se-
veridad de los principios y de las consecuencias que abraza-
mos. Pero asi corno la flaqueza humana , ya porque no llega


comprender en toda su fuerza los principios , ya porque
es incapaz de seguirlos muchas veces aunque los compren-
da, asi en el bien y en el mal el hombre no llega jamas al col-
mo , sea que abrace el principio catOlico, sea que abrace
el heterodoxo. Si los catOlicos• siguiesen 'en todo sus teorias
formarian una sociedad de tal naturaleza que casi se igualaria
la celestial: si el principio de independencia gerrninase en toda
su fuerza formaria de una sociedad heterodoxa un inferno. en
la tierra (I). Pero modificados el uno y el otro por nuestra car-
ne mortal, pierden su primitiva energia, y asi como en la so-
ciedad catOlica existe y renace el egoiSmo, a pesar de ser con-
tinuamente arrancado, asi las teorias del egoismo heterodoxo
no llegan jamas a desprenderse enteramente de todo gerrnen
de caridad , natural y catailica.


De aqui resulta que los ministros no son exactamente los
que indican las teorias, facciosos triunfantes . y opresores des-
pOticos; y los sUbclitos conservan nn resto de conlianza en la
rectitud de aquellos y un poco de paciencia contra la opresion
de estos. Asi es posible en la practica, al menos por algun tiem-
po, lo que no seria posible en teoria. Pero guardaos de inferir
For esto quo la teoria Inisma en su principio heterodoxo sea


• (1) Ubi nullus ordo sod sempiternus horror inhabitut.




228 AP. PR1CT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
per si misma inocente: los silogismos de los pueblos carninan
con los tiempos. y si Baboeuf se detiene en presencia de una
multitud heredera de tradiciones cristianas atm no extin-
guidas, Proudhon recojera a millones sus faniticos proselitos
en una muchedumbrepreparada con sesenta altos de sofismas
y de a postasias.


Vendri, pues, para todas las sociedades liberates el dia en
que no pueblo enlurecido rompers et idol° de un ministetio
vilipendiado. Id entOnces, moderados libertinos , a recordarle
el amor A la patria y el sacriuicio de si mismo; recordarle que
se obedece al ministro no por amor al ministro, sine a la ph-
tria. , Veremos si a fuerza de masticar este ruibarbo se le forta-
lecera el estOmago de manera quo de alli a poco pueda engu-
Ilirse el mayor bocado dz heroismo, sacrificando en aras de la
patria todo interes y toda pasion.


§ V.


El Estado y la Patria.


872. En cuanto a mi, acostumbrado con mi estOmago
catOlico a triacas nunca desmentidas, no soy buen juez
en tat materia. He interrogado a la historia contemporanea
con sus Cinetnatos moderatos , cuya hermosa cabellera de
purpura hemos visto salir del casco en las calles de Roma ;
per° su respuesta me ha convencido hasta el alma de la om-
nipotencia de su amor pcitrio. Solo me parece que me han
puesto en via de encontrar el kilo de la madeja con tanto re-
petirme a cada paso; La patria peligra, la patria quiere .sa-
crificios, la pcitria llama a sus hijos en su defensa; mien-
tras que por el lado opuesto , on ministerin reunido en Con-


. sego me intintaba con gran sosiego per el bien del Estado A
combatir a esos defensores de la patria. Pero zquienes son,
me preguntaba yo a ml mismo, esos dos entes de razon, que ha-


DE LOS GOITTSRNOS LIBERALES. 229
blan en sentido opuesto, pero con imperio igualmente exi-
genie y arrogante ? Ciertamente hay entre ellos alguna diver-
sidad , puesto que se hab!a bastante del arnar a la patria. ,
pero pocos son los que, se glorian de mot' al Estado : por
otra parte el Estado representa on papel mas elevado y exige
sacrificios mas penosos que la patria . Examinernos , pues ,
estos dos objetos de adrniracion y de afecto v veamos qua es-
peranza nos dan en compensation de ese poder ejecutivo con
el coal ministros despreciados y mat vistos se proponen go-
bernar a on pueblo que so cree soberano par derecho como
es prepotente de hecho.


PATRIA.


873. Si miro a los pueblos antiguos veo grandes Impe-
rios , donde una multitud de gentes muv diversas obedecian


un solo Gobierno , guardando sin embargo cada ono su pa-
tria particular ; ni los Bactrianos O los Isauros, bajo Xerjes, ni
los Bretones 6 los Numidas bajo Trajano, creian cotnbatir por
la patria cuando entre las hordas conluistadoras se lanzaban,
por Orden de sus gobernantes , a asesinar a los pueblos nue-
vos. Y sin embargo , el Gobierno central no tiejaba de tener
su razon de Estado, reguladora de los Prineipes y de sus mis-
teriosos consejerOs. •


874. Hay , pues , una diferencia entre el Estado y la Pa-
tria, y su mismo hombre indica est.a diversidad por los diver-
sos afectos que despierta , tiernos para con la patria, recelosos
y poco menos que rencorosos para con e! Estado. Este cote
razon to se presenta siempre entre las nieb!as sombrias del
rnisterio en actitud de vaciarte el boisillo 6 de encadenarte
los brazos , mientras por el contrario la patria to se presenta
mas bien coma !padre amorosa , la coal si pides aliment° se
apresura a amamantarte en sus pechos. Pues donde esti la
diterencia de estas dos ideas, bajo otros aspectos tan analogas,
que se toman muchas veces come sint',nitnas? He aqui on pro-
blema social que merece alguna y puede servir de
.contestacion A los anatemas de los rnodernos Cincinatos. Y en


TOMO tr. I6




230 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
verdad , donde irian a parar sus teorias si al paso que exigen
obediencia sumisa y completo sacrificio, por puro amor ti la
patria, a un rninistro opresor, descubriesemos que esta queri-
da patria este sacrificada, segun sus teorias, a aquel horrendo
Moloc que ellos mismos adoran bajo el nombre de Estado?
aCon que derecho pretenderian de nosotros , por amor a la
patria, que cooperasemos a su destruction?


875. Pues esto es cabalmente lo que ha pasado: el paga-
nismo resucitado por la Reforma ita sacrificado pasta la idea
de patria, tan grata at corazon humane( por ese naturalism;
engafioso con el cual pretende tener par nnico gala , no la na-
turaleza, sino la corruption (1) ; y to que es peor el sacrifi-
cio de la Patriu al Estado, no es ya simplemente un cam-
bio de palabras, sino una verdadera perversion de la idea
natural y cristiana , transformada en anti-natural y pagana. A.
fin de explicarte, lector henevolo, pensamiento, basta
solo analizar los con.ceptos que expresan estas dos palabras y
demostrarte Como, supuesta aquella idea fundamental de in-
dependencia que hemos ilamado principio prolestante , idea
regeneradora liberal, etc.; el concepto do Pdtria queda
esencialmente destruido en la mente y en el corazon, y et
concept() de Estado Loma necesariamente ésas formas des-
potical y pavorosas, que .se ban creado para destruir en el
corazon do los ciudadanos todo sentimiento de afecto hacia
esta espantosa divinidad.


Ya comprende el lector que de aqui no debe inferirse que
yo soy enemigo de todo Estado, pues esta palabra puede usar-
se inocentemente para representar en abstract° una sociedad
pnblica en cuanto esta personificada en sus gobernantes. Pero
cuanto este onto abstract° se trasforma en real y se diviniza
como dueno absoluto de visas y personas, de los individuos y
de las corporaciones , segun la natural tendencia del espiritu
heterodoxo, jai! entences, digo , quo se pierde el suave en-
canto del amor patrio y son ridiculas las exhortaciones do esos
heroes de teatro que esperan que los pueblos obedezcan


(I) Vase P. I. Cap. VIII. El Naturalismo, etc.


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 251
los gobernantes sin otro titulo que el amor pawl° hcicia
el Estado.


876. Pero antes que pasemos adelante, pongamos en claro
mi asercion litolOgica respecto a las ideas y afectos diversos
que despiertan las dos palabras, a fin de que nadie me acuse
de calumniar a ese pobre Estado presentindolo tan severo,
tan feo y poco menos que rnonstruoso. Se trata aqui de averi-
guar el concepto social y no el individual, y bien puedo yo
imaginar al Estado bajo las monstruosas formas del Pagodo
de Giagrenat aplastaudo bajo las ruedas de su carro a sus es-
tiipidos adoradores ; si la idea general no es esta, todo mi dis-
curso se apoyará en falso al Milos por to que hate a la parte
filolOgica, pero quedara por to demas rimy selida la demostra-
cion filosefica.


877. Pero no: el lenguaje no line traicion a las ideas; y
ya que los diccionarios son los legitimos interpretes del len-
guaje, y su Mile° fin es determinar el concepto social de cada
palabra, abramos el diccionario justarnente apreciado por to-
dos los napolitanos y leamos primeramente como se esplica
la palabra Pdtria: veremos que significa la tierra en donde se
nace y que su nombre se deriva del adjetivo pdtrio, que signi-
flea igualmente paterno y de la patria. Luego no es maravilla
que este nombre haya conservado universalmente la significa-
tion afectuosa que la naturaleza asigna al nombre de padre.
Leamos por el contrarto la palabra Estado, y veremos que se
aplica al mandar, dominar, senorear, etc., y que se habla de
caso de Estado, como delito de lesa majestad, de razon de
Estado, como derecho de los magistrados supremos, convertir
frecuentemente en utilidad de los quo ripen el Estado; pero
no encontramos un significado que recuerde o la tierra o la fa-
milia nativa. Y si el lector buscase adernas la etimologia gra-
matical, por si mismo sabe, que se deriva de estar firme en
frente de cualquiera que se atreviese a respirar delante de el,
to cual si bien es cualidad del poder civil, puede por otra par-
te convertirse facilmente en abuso: de todos modos esa pala-
bra despierta mas bien sentimientos de pavorosa reverencia
que no de ternura.




252 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
La signification de las dos palabras en la sociedad es, pues,


ciertamente la que de antemano hemos afirmado: restanos
ahora ver cern° Ia idea liberal produce realmente en los
pueblos esa mudanza de sentimientos destruyendo el concep-
to dulce, natural, catOlico de patria, y siistittlyendole con un
monrtruo que se llama el Estado. A este propOsito conviene
primeramente trazar la generacion catedica del nombre patria
y de las ideas que representa.


878. iComo nace natural y catedicamente la idea y el atec-
to de patria? face naturalmente como Ia palabra, espresion -
de los conceptos naturales: el primer amor del nino file con-
sagrado a sus padres, de los que la madre espresaha antes que
todo la ternura ; el padre unia a la ternura la autoridad. Por
el padre se Ilam5 patria Ia tierra nativa, y el exceso del amor
con que el hijo abrazaba las rodillas del padre , refluyO so-
bre aquella tierra en que moraba el patriarca. Convertidas las
familias en tribus, el amor patrio salie de su tienda para esten-
derse a la vecindad: convertida la vecindad en comun, bajo
techo estable, el amor patrio se consolidO dentro de aquellos
muros, cuya estabilidad, cultivando los afectos, los habitos
del hombre v como aprisionandolos los vinculO en un punt° del
globo y erigie los tares paternos para la familia y los uhmenes
pitrios para la ciudad.


879. Asi aquel que fue amor de sangre a instintivo y ra-
cional hacia el actor de nuestros dias , se convirtie poco a
poco en amor a aquella tierra y a aquellos muros qua nos re-
cuerdan la dulce sonrisa de la aurora a que se abrieron por
primera vez nuestras pupilas. Destines la seguridad contra los
asaltos y los peligros , el auxilio para una vida honrada y ce-
rnoda que proporciono el recinto de aquellos muros, fortific6
los afectos con los intereses y exigiO el sacriticio de los indi-
viduos al comun , no solo como compensation , sino come
causa efectiva de aquellos bienes que del mismo comun repor-
taban los individuos.


880. pasta aqui la voz de Ia naturaleza. Pero este amor,
harto debil a causa de la corruption natural, file del todo im-
potente para llegar jamas a estrechar con el amor patrio a un


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 255
niunero de familias que saliese de los limites a que se extien-.
de la sitnpatia sensible, la reunion habitual, la memoria de la
consanguinidad, la cotnunidad de intereses y otros motivos
semejantes que el hombre razonable saca del hombre sensible
para enaltecerlos y engrandecerlos seguramente, pero sin salir
de la esfera en que nacieron.


881. Por donde el lector se esplicara aquel feneoneno que
hemos hecho notar acerca de: hello principio, a saber: la res-
triction del arnor a la patria en los grandes imperios del pa-
ganisrno, en los cuales se encontrara ciertamente la unidad
del Estado en el centre, del Gobierno, pero la unidad de la
patria no traspasa nunca los Hittites de los muros ó de la
prOxima consanguinidad.


882. Se necesita la chispa electrica de la caridad cristiana
para que se aumente este calor social y se estudie y abrace con
awplitud regiones y ultitudes desparrarnadas; se necesita ague-


sublitnidad del concepto social, aquella plenitud deautoridad,
aquella noble docilidad de sumision afectuosa engendrada por
la idea catedica, si ha de ser posible una union vastisima y al
mismo tiempo Ultima de los individuos que dependen de un
centro comnn, no por temor, sino por conciencia (1). Con es-
te impulso afectuoso y reverente que llevaba a los sUbditos al
pie del goberudnte y destellaba en el sernblante de este tin ra-
yo de randeza divina y de dulzura paternal, obligandolo al
mismo tiempo a ser justo como Dios y tierno como nit padre,
poca fuerza material se necesitaha para unir a muchos pue-
blos, y la fuerza moral que los reunia tomando de la religion
el amor civico, aplicaba a todos los sitbditos del mismo Prin-
cipe el precepto de caridad cristiana: alma a tu prOginto como
a ti mismo. De esta manera se formaron las naciones catOli-
cas 6 y con ellas el actor d la pcitria se hize sitiOnimo de amor
national.


885. Por aqui vera el lector que la generacion de este gran
concept°, iniciada en el sentimiento natural, se manifesto per
la fe y por la gracia, y saliendo de la estrechez de la tienda pa-


(1) Non propter irarn sed propler consciention.




251 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
triarcal en que naciO, y del municipio en donde madurO, re•
eibiO despues, en la plenitud de los tiempos, un engrandeci-
miento a que izo alcanza la naturaleza, y lo recibio por el in-
flujo sobrenatural del Cristianismo.


884. Con solo liaber desenvuelto asi, gradualmente, el con-
cepto natural y catelico de patria, se advierte que en la so.
ciedad liberal este concepto esta destruido. Destruido en su
ampliacion catelica, pues que, perdida la idea de lo sobrenatu-
ral y la llama de la caridad divina, que estrecha a todos los
hombres como hijos de un mismo padre, el corazon human°
toma otra vez sus naturales proporciones , y vuelve a las
rnezquindades , primer° de la nacionalidad despues del
municipalismo. La unidad europea dividida, dice un ilustre
autor, y el espiritu de nacionalidad sustituido al espiritu de
universalidad.... tales fueron los resultados de la Reforma (1)
y un celebre orador catOlico repetia casi la misma verdad des-
de el pUlpito de Nuestra Senora de Paris: la pasion de la na-
cionalidad es tan fuerte hey come hace dier, y echo siglos;
los misnios que aspiran a la unidad social del genero hunza-
no, no pueden soportar la idea de una reptiblica cristiana.
He aqui a que terminos debia conducirnos al primer impulso
la abolition de la idea catOlica. Pero zacaso podria detenerse en
el camino?


885. No; el caracter propio del paganism° resucitado, por
el coal este es peor que aquel que se corrompiO entre los gla-
diadores de Boma pagana, consiste precis.amente en que
al paso que el antiguo pudo respetar por altos y por siglos
ciertos elementos naturales en que se funda la felicid.acl terre-
na, el paganismo resucitado , por el contrario , se ye arras-
trado a ensauiarse Basta contra las inspiraciones y los senti-
mientos de la naturaleza vigorizados por el Cristianismo..Aca-


(i) Villeneuve de Bargemont: Historia de la economia politi-
ca, t. I, pg. -288. Y poco despues anade el autor: •La division...
separaudo en creencias e interescs a los diversos Estados de Eu-
ropa ha reducido A las estrechas proporciones de la nacionalidad
las grandes cuestiones de la socieda.d europea. • (Hid. pagina
34.4. 345).


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES.
255


so esta acusacion le parezca al lector atrevida , pero las
pruebas se la demostraran pasta la evidancia, y voy a presentar
dos, no dificiles de comprender, y honrosisimas Ambas7para el
Cristianismo.


886. La primera es una necesidad lOgica quo obliga a los
apOstataS a combatir las verdades naturales para destruir
aquella plenitud de comprension y de certeza que engendra en
los catOlicos el, saber que Div habld. Seguro de esto , el catO-
lico afront6 valerosamente todos los combates de las opiniones
con su tremula razon firmemente adherida a la roca
de la Iglesia. Y en esto fueron maravillosos los escolasticos,
-quesabiendo sin sombra de duds que no es posible descubrir
ninguna verdad natural que contradiga la fe, se esforzaron
casi temerariarnente en demostrar con la luz de la fe las mss
oscuras stitilezas. Y no por cambiar de metodo ode genio
cientifico cambi6 en un spice aquella noble audacia de los si-
bios catelicos, los cuales se compadecen con ague! docto pur-
purado, lionra de Inglaterra , que one hoy a los laureles del
sibro la palnia del generoso combatiente ; se compadecen,
digo , de las almas debiles que temen los progresos de las
ciencias terrenas como peligrosos para las verdades de la
fe (I). Esta plenitud de comprension y de certeza mueve a los
catOlicos a coordinar todas las verdades de su fe en una cade-
na de raciocinios vigorosos que comprende todo el mundo de
las ideas y todo el mind° de los hechos, en un tejido de nar-
racion continua que explica la serie de todos los sigios. La
Summa del angelic°


doctor y la Ciudad de Dios continuada
por Bossuet , comprendian estos dos conceptos colosales del
genio catOlico. illubiera imaginado jamas por si la filosofia
pagana !a posibilidad de una filosofia semejante de su politeis-
mo? Y cuando para rivalizar con la filosofia cristiana diO a lux
el eclecticism °


alejandrino, orodujo jamas coca alguna que
pudiese compararse A aquellas dos obras maestras, portento
de la filosofia y de la historia cristianas?


(I) Dr. lAr iszmAN: Con ferencias acerca de las relaciones de la
cicada con la revelacion. Introduccion.




256 AP. pnACT. DE LOS PRINci p lOS TEOincos
887. Pero el paganism° resucitado comprende hasta Ia


evidencia que el exito de su victoria exige de el tratados
compietos y severos para que la impiedad pueda envanecerse
de alguna semejanza con la ciencia catelica ; y asi no se paran
en conclusion algtna,sino quo sacan las consecuencias hasta el
extremo. Y asi como la verdad catOlica fundada en las verda-
des naturales forma con estas una sola tela , de distinto color
ciertamente , sepia que se conteanple a la luz de la razon O
de la fe , pero imposibte de se irararse en dos como intentaron
los protestantes (I), sin desgarrarse ; asi la nueva rabia gen-
tilesca con que ias ideas modernas se lanzan contra el Catoli-
cismo, las oblige oral de su grado , a combatir la naturaleza si
quieren destruir la t6.


888. De aqui nace una segunda razon por la que el paga-
nism° resucitado se ye arrastrado a destruir la naturaleza,
cual es, aquel furor de enentigo con que mira generalmente la
verdad. Antiguamente. los restos de la tradicion prirnitiva Bran
estimados por el filesofo pagano, como tabla de naufragio en
la que ponia a salvo la razor' moribunda y la sociedad que pe-
ligraba, y en esto se funde en gran parte la prirnitiva virtud de
aquellas repUblicas paganas que el jOven escolar suele admi-
rar en los clasicos, griegoa y latinos. Hoy estas tradiciones
format' parte del ejercito catOlico formado en batalla contra
los sitiadores de la re, los cuales no pueden deshacerlo sin
salir completarnente derrotados. Y esta diferencia entre el pa-
ganismo antigtio y moderno, esta indicada por el Redentor en


(I) Aigunos catOlicos repitrw n sin la menor sospecha que los
autores de la ciencia de derecho natural fur, rou los protestantes.
Grocio é Ileneccio, Puffendorff, etc., y hablando de esta manera
se equivocan gratidemerite en cuanto que estos son los primeros
autores por ellos conocidos; porque jam as han leido los mas an-
tiguos. Pero la verdad es que el derecho natural fad inventado
por los protestantes, conic f..eron instituidos por ellos los Gobier-
nos represeatati vos; arrancarnu de raiz et derecho de la Id y del
Catolicismo , reduciendolo s seco sarmiento como quitaron a los
Cobiernos repre:eotativos el elerocuto de la conciencia , reducidn-
dolos a un mecarlismo sin motor. El (ie conoce medianamente


'los antiguos moralistas catOlicos encuentra en ellos tratados pro-
fundos de derecho natural, a los que recurren frecueutemente.


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES.
257


estas palabras: He venido a freer la espada y no la paz:
desde el die del Bautista comenz6 la era del cgmbate. Antes
de la predication del Redentor la verdad era tan incierta 6
ilimitada que no podia encender los animos para la guerra,
por lo que el sentido comun y la probidad natural admitian
ciertos principios tradicionales de bien vivir necesarios a la
sociedad, sin darse cuenta de las consecuencias dernasiado rno-
lestas para las pasiones, que se ignoraban sin vergUenza y se
violaban sin remordimiento. Pero desde entonces sea es pre-
ciso, o aceptarlas o combatirlas.


De aqui resulta que abolido lo sobrenatural y vueltos al ra-
cionalistno pagano los regeneradores, no pudieron detenerse y
tuvieron que continuer la demolicion, primero de todas las
verdades morales en que se funda la existencia y el Orden de
Ia sociedad, y despues de todo el organism° natural de la so-
ciedad, como ya lo he explicado otra vez. Si es, plies, cierto
que la idea de Paine gerrninaba por la naturaleza de la fami-
lia desarrellandose en la tribu, en el Comun y en is provincia,
abolido este organism° por la independencia regeneradora, Clare
esta que la palabra Kuria pierde su objeto y toma otra signi-
ficacion. iPero coal sera el nuevo significado de esta voz?


889. El lector lo conoce ya per aquellas doctrinas en que,
despues de la demolicion de lo antiguo, he explicado el orga-
nismo nuevo sustituido per la Reform al natural y catOlico.
Atli he demostrado que la independencia ortodoxa , rompiendo
todo vinculo de deber no voluntario, habia dado a cada horn-
bre la lacultad de formarse artificiosarnente una sociedad nueva
bajo autoridad facticia con leyes creadas por el , y que esta
sociedad se reducia a una reunion de muches partidos o frac-
ciones, ora pUblicos , ora secretor , cada uno de los cuales se
esfuerza por suplantar a todos los demas y ensehorearse de
ellos. Por aqui se comprende facilmente Como la patria de
cada uno es propiamente aquel centro faccioso o sectario a
cuyo triunfo se ha consagrado en cuerpo y alma, esperando de
el para si toda suerte de bienes, supuesta !a victoria , despues
de haber seguido ciegamente todas sus Ordenes para cense-
guiria y aaeguraria.




238 AP. PRACT. DE LOS PRINC1P1OS TEORICOS
890. He aqui la pdtria en el desenvolvimiento legico de


la idea refornradora. No todos los regeneradoros, ciertarnente
comprenden la exactitud de esta consecuencia , ni aceptan su
brutalidad; la cornprende solo y apenas la acepta come mas
legico el mazzinismo rojo dispuesto, corno sabe el lector, a sa-
crificer, no digo los vinculos nacionales o municipales, sine
haste aquellos tan intimos. tan dulces y tan tiernos de la fa-
milia, de la amistad, de la sangre, los cuales no hastan pare
detener el punal parricide Wad° en los intereses de la secta.
Esto no obstante, no hay que creer que ann los mas modera-
dos no se resientan cual mas, coal metros, de la influencia re-
generadora en la abolition del erect° pAtrio, y en todas las
convulsiones europeas de principies de este siglo no hay quien
no recuerde las apostasies nacionales a que dieron lugar, era
los franceses bajo las Cortes espaliolas y bajo los muros de
Roma que resistian al ejercito de so 'Atria, era los dester-
rados italianos, que preparaban.. en tierra extranjera armas
y armadas pare combatir a Italia; era, en fin, las proscripcio-
nes contra millares de ciudadanos considerados corno extran-
jeros y haste come enemigos de la patria por ser agenos a las
opiniones del particle Y si estos recuerdos antiguos se hubie-
ran borrado , is Balanza de 28 de Agosto de 1851 nos tree
un nuevo ejemplo en las siguientes palabras de su correspon-
sal toscano: oNtrestros constitucionales se felicitan altamente
y en pdblico de que el Grandisimo Duque de Toscana se haya
visto obligado d ceder d las reclarnaciones de la soberbia Al


en deride encontratin su nido los que de tal inane-
ra odian a la sociedad y a la tierra native? No io dudeis , lo
encontraran, lo encontraren: en donde quiera quo triunfe la
opinion del partido, alli se reunirán de mochas naciones di-
verses y contraries los hermanos sectarios para combatir Pro
aris et focis.


891. El culto de su partido es, pues, pare estos una
verdadera idolatria de patria; /a pcitria peligra cuando peli-
gra el partido ; la pdtria llama d las armas,cuando e,1
pallid() quiere defender so despotism°, y come los inte-
reses del partido son el bien coman a que rnira el Gobierno,


DE LOS GOBlERNOS L/BERALES. 239
asi los adversaries del particle son los enemigos de la patria
y todos los indiferentes al partido son sus esclavos obligados
A pager , a armarse , a cooperar y quizAs haste A denunciar
eualquier complot contra la pdtria., so pena de ser juzgados y
castigados corno cOmplices (1).


Estes ideas de la pdtria corren constantemente por todas las
histories de las revoluciones y especialmente de las modernas.
iY quien las desmentiria, ha.biendolas oido recorder hate poco
por el diputado Brofferio en la Camara piamontesa cuando la
incitaba a depurar A los empleados diciendo: Haced quo estas
instituciones, estos progresos y esta bandera sean defendi-
dos por hombres quo quieren sinceramente sostenerlos y no por
aquellos para quienes es por la menos un problema EL AMOR A
LA PATRiA? (V oz del desierto de 16 deFebrero de 1851.) 1Com-
prendeis el lenguaj e? Esto quiere decir, que si vosotros o yo,
o cualquiera.otro piamontes opine, aunque sea solo especulati-
vamente, que las actuales instituciones del Piemonte no son
las mejores, debe ser castigado; no dire con el ostracismo,
pues que este dejaba subsistente la ciudedania, sine con ser
despojado haste del hombre de piamontes. Es decir, quo en
Francia los Unicos ciudadanos son aquellos (si los hay) que
quieren sostener las instituciones presentes; todos los demAs
son extranjeros y quizits enemigos.


EL EST um).


892. Este vocabulario, por otra parte , sirve solamente
en los dies de 'Liebe, cuando ningun partido ha obtenido
todavia un triunfo complete y constituido tin organismo de go-
bierno ; porque durante el conibate todos los hermanos y


(1) Cualquiera que haya leido las recientes proclamas de los
varios comites de resistencia de LOndres de las tree naciones, etc.,
ha podido ver en fOrmulasmuy esplicitas inteligibles, los deberes
de los indiferentes pare con esta pdtria, y la coerced con que de-.
bian ser recompensados. De aqui que poco ha dijera con mucha
gracia un valiente periodista: En Francia tenernos, por to menos,
una docena de Francias,




240 4P. PR ACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
amigos sienten igualmente la necesidad de la unidad y el'
aguijon del interes, y conocen quo se encuentran en la al-
ternativa terrible de veneer o morir. Entonces, pues, se sa-
crifican precariamente las cuestiones privadas por el bien
comun , y asi lo dicen abiertamente ciertos publicaciones
recientes del mazzinismo que inculcan la conveniencia de no
entrar por alcora en ciertos problemas, cuya solucion debe-
rA intentarse despues de conseguida la victoria sobre el ene-
inigo comun. Antes de aquel dia la Igualdad y la Fraterni-
dad , dirigen la conducts de los facciosos y el centro de este
fraternidad asume sacrilegatnente, si , pero con alguna apa-
riencia de atialogia el suave y duke nombre de Pcitria , pues
que no serian hermanos si no tuvieran una Madre cornun. No
suede asi al cesar de la batalla, cuando el partido vencedor,
subyugados todos los denies y repartido algun bocadillo de
los despojos a sus pretorianos callejeros , orgataiza entre. sus
jefes padresde la Pcitria un Gobierno legalmente regular.
Entouces la fraternidad cesa bien presto y aquellos matunes
abandonados con nn hueso descarnado entre los dientes , tri-
nando contra sus jefes, de (planes esperaban mejor salario
por la sangre (no sup) vertida en el combate, se yen pron-
to reducidos a la condition de vencidos, sin otra parte en el
Gobierno que la de mired() de lejos y temblar. Asi hernos
oido muchas veces en Sicilia murmurer y gritar a aquellas
bandas que al salir licenciadas de sus reales y despojadas qui-
za haste del lusil , eras enviadas a diskuter del honrado re-
lies() merecido con la dfifensa de la pâtria. Pero estos no
encontraban recompensa alguna en aquellos laureles siempre
verdes , y viendo a ministros y diputados repartirse la hoga-
za , sentian el veneno en su pecho y hubieran preferido ce-
der los laureles a los capitanes para qua se repartiese el bo-
tin A los soldados.


895. Pero esta buena gente catninaba con las ideas de
otros tiempos y pronto debieron advertir que la era de la
Igualdad y de la Fraternidad habia pasado y que empezaba
el moment() de transition cuando se pierde haste el nombre
de la patria y entre decididamente en su lugar el ESTADO.


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES.
241


Entonces se empieza a obrar en nombre de este nuevo ido-
lo y los nuevos poseedores de la autoridad, movidos pot' aquel
instinto de conservacion con rpm la naturaleza quiere perpe-
tuar la sociedad no menos que los individuos, to piden todo en
nombre del Estado. El Eslado guiere arenas, el Estado quiere
dinero, el Eslado quiere hombres, el Estado quiere sacrificios,
el Estado, en suma, pide todo to que en nombre de la naturale-
za y de la Religion nodria pedir la patria y macho rnas. ;Pero
qua diferencia entre el que pide y aquei a quien se pide!


894. La patria que pedia segun la naturaleza, era un ser
bien conocido practicamente de los sObditos, par la ternura
de los afectos que despertaba y por los beneficios que cada uno
recibia de ella. Todos los individuos llamaban su patria a los
conocidos intros qua les recordaban los Inas dulces encantos
de los primeros ahos y de las más cares afecciones. Todo pa-
dre de families, con Ia participacion rnediata o inmediata qua
tenia en el comun y en todas sus adminis!raciones y perte-
nencias, sentia las centajas de la seguridad de los auxilios y de
las comodidades (pie . /e.


suministraba la antoridad tutelar de
la provincia, mediante la coal se unian proximamente Princi-
pe y padre, persona viva en earn y hueso como el, cuyos
fectos y miseries como hombre conocia, pero en los cuales veia
al mismo tiempo (hablo de la mayor parte de los Principes
italianos de estos filtimos tiempos) dotes no siempre ordina-
ries, education esmerada, afabilidad paternal y deseo sincero
del hien de todos los sitbditos no desgarrados en partidos,
sino partidarios todos igualmente de su Principe (1) no quie-


(1) zUnno quereis, por ejemplo', qua no se aficionen tierna-
mente a sus gobernantes aquellas turbas de infelices de Ia Basili-
cata quo obligadas poco hA a acampar al raso , mirando desde
lejos la polvareda de sus hogares destruidos, "en que se presenta
entre ellos, y con ellos acampa tambien, tin Monarca con su hijo
como padre entre sus hijos, como hermano entre hermanos, feli-
nes solo con su grandeza, porque pueden comunicarla con los
miserables y con su poder, porque con el pueden apresurarse los
beneficios?


Desganitese el Sr. Gladstone gritando contra las atrocidades del
.Rey Bomba, cuya tira nia ha quitado a los mazzinianos en aquel rei-
no la libertad de asesinar a los hombres honrados. Debia it a pero-




242 AP. PRACT. DE LOS PRINGIPIOS TEORICOS
ro decir con esto que bajo el gobierno paternal todo caminase
regularmente, digo tan solo que is naturaleza de aquellos
instituciones no engendraba rencor en los gobarnantes, ni
desconfianza ni aversion en los sicbditos, y que dejando subsis-
tir los vinculos del afecto natural y el natural organism° de la
asociacion humana, formaba de la polria un ser benefico, vi-
sible y real, en donde todos los afectos humanos encontraban
objeto proporcionado 0 sus naturales inclinaciones.


895. Peroocados hoy bajo el gobierno del Estado en
aquel concepto puro del modernism° , despojo de aquellos
correctives que una tradition esencialmente catOlica pudo in-
fundir y mantener en el por algun tiempo, en dOnde encon-
traremos un objeto de revereucia y amor, un principio
fico de Orden y de justicia? iQuien es el Estado, en cuyo nom-
bre se me vacia el bolsillo, se me piden los hijos, se me ocupa
la casa para alojainientos militares, se me burla p las esperan-
zas, se roe quitan los empleos, se me diezma el estipendio 6 la
pension y se me tiene inquiet° todos los dins esperando de
Nora en- bora un proyecto de ley que comprometa mis intere-
ses 6 ponga tortura a mi conciencia?


Me preguntas, , rittitin, es el Estado? Si hubiera de daros una
definition de este Dios Estado , segun la mente (no segun las
palabras) de los regeneradores, to definiria: Uri mecanismo
compuesto de algunos centenares de ruedas rationales giran-


rar de tat suerte al pie del Volturi y se enteraria, 4 pesar suyo, de
cual es e/ honor de los pueblos pare con los Gobiernos quo eon-
Mean DE TAL MAC:ERA con propOsito deliberado todos los derechos
de la justiciay de let humanidad. Si cti vez de recurrir a un go-
beruante visible, hubiesen tenido que recurrir al Dios-Estado, y
despues de recorrer el engranaje de todas las ruedas de esta ma-
quina, al fin hubleran conseguido sacar de las areas del Tesoro
aquel rio do oro, y con aquella misma diligencia con que se les
proporcionaba el despotism° paterno, zhubieran sentido jamas ha-
cia aquel mecanismo secreto y tenebroso la mil6sitna parte de los
afectos que despertO ellos la sonrisa de aquel angel de paz y
consuelo? SO que tambien un Principe constitucional hubiera po•
lido imitarle, si no en el disponer del Erario ptiblico, al menos
con su lista civil, y esto le era querido de los pueblos, como
Leopoldo de los belgas; pero ei Rey no es el Gobieruo, y ser que-
ride su persona no es se querido el Estado.


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES.
243


do sobre los ejes de la Carta al irnpulso de un resort° que se
llama interes , en el coal los sicbditos funden su inteligencia,
su voluntad, so fuerza y su fortuna a condicion deque el se en-
cargue de pensar, querer y erabajar por ellos , dejindoles sola-
mente el gozar y divertirse , 6 sea procurando la pUblica feli-
cidad.» Entra, querido lector, en el corazon de los regenado-
res, en sus teorias, en sus deseos y en sus exijencias quiet/
sabe si pcdria ailadir , y perdOname el atrevimiento, entra en
to mismo corazon ?) y alli sorprenderàs ocuito en el escondite
mas secret° , sin ,


que lo haya advertido quiza el mismo que la
fomenta , esta idea del Estado 6 sea del Gobierno. Una ma-
quina sin conciencia que fabrica felicidad pnblica sin quererlo
y sin saberlo.


Y esa es precisamente la maquiria coy° deseo resulta en los
pueblos liberates, Juntamente con el derecho a fabricarsela y
poseerla, del natural ism° y del concept° epicitreo de la felici-
dad que to he demostrado que nace por la independencia de la
razon (1). Es aqui en sustancia lo que es, segun las doctrinas
liberates, aquel Estado por amor del cual se quisiera que los
vencidos tolerasen los defectos, la antipatia, las injusticias y
las ilegalidades de un ministerio nacido de su derrota y del
orgulloso triunfo de sus adversarios. Que to parece de esta
pretension? Pretender que se ame y que se conserve una nid-
quina de placer, aunque inepta para fabricarlo y quo se ame
precisamente porcine es rniquina! Que dirias si hallandote
dispuesto a destruir una casa tuya que amenaza desplomarse
sobre to cabeza , para fabricar otra mejor , yo to exhortase
que to resignaras a ser aplastado por amor 0 las bigas que to
amenazan?


Pero expliquemos un poco mejor la description 6 definition
que hemos dado del Estado. para quo se comprendan mejor
sus consecuencias y se deseche la esperanza de encender el
heroismo con el amor al Estado.


899. 1Quidn es el Estado? El Estado es on ente de razon,
una combinacion de resortes secretes y de ruedas engranadas


(I) Wine el naturalism° parte cap. 8.° y 9.°


1,F




244 AP. PRACT. DE LQS PRINCIPIOS TEORICOS
una en otra, cada una de las cuales puede triturarte a ti y
tus intereses sin dejar vestigio en la sierra.


2Tienes, por venture, quo tratar de tin negocio importante
para los intereses de tu case o del municipio? Pues infOrmate
Bien de todo el mecanismo que has de recorrer, teniendo en
cuenta que el nuevo ministro ha dado a su burocracia, coin°
nuevo Monarca, Ordenes recientes, y que si no to atienes
ellas, tu negocio fracasara. illas presented° los papeles al pri-
mer oficial? Pues este los repartira entre los oficiales meno-
res, y cede uno de estos podra detenerlos o alterarlos. Fells
de ti si despues de meses y quizi afios no se ban perdido y
pasan del primer oficial a las manes del ministro que, infor-
med° Dios sabe cOmo, pone finalmente en ellos un decreto
siniestro de No ha lugar a lo Tie se pide. iPero por que? Vete
a preguntersele al ministro y te remitire a los oficiales; 2i los
oficiales? Estos se desemienden del negocio. Recurriras al Rey.
El Rey reina y no gohierna. 2Y el Estado, dOnde esta?2,DOnde
esta este oracule, en cuyo nombre se hace Lode, sin que el
comparezea, ni responda, ni pueda versele jamas?


Dice bien, plies, el profesor Melegari (1) tantas veces citado
por nosotros. En este Gobierno el Soberano no time nombre
propio ni persona, se Mona mayoria national-, poder invi-
sible pero presence en todo lugar, quo hive sin poder ser
herido, que llama d todos los ciudadanos a examen de todos
sus estos y opiniones sin Tie nadie pueda pedirle a el cuenta
de su Gobierno. Cual otro Proteo se transforma, se modifies a
cede instance, siempre irresistible, siempre absoluto, siempre
irresponsable.


(1) El lector recordar5 quiza el reciente ejemplo de tan miste-
rioso laberinto dado con el caliz y la mitra, euviados a Monsenor
Franconi por los Modeneses y Genoveses y perdidos por largo
tempo en las revueltas de la burocracia en donde se ocultaban
todas las pesquisas de los dos enviados para activar y seguir la
pasta come nerros lebreles por el intrincado laberinto d p aquellos
senderos. El gendarme los remitia al cuestor, el cuestor al inten-
dente, el intendeote al aduanero, el aduanero al ministerio, el mi-
nisterio al telegrafo y asi sigui6 la comedia hasta quo los intri-
gantes echaron de ver que la Europa espectadora en platea, se
rem mss de los actores que del drama.


DE LOS ROGIERNOS LIBERALES.
245


Con semejante Soberano el Gobierno representative podria
Ilegar d ser EL PEOR DE LOS GOBIERNOS, si la nacionreconocl-
da en sus diversas ponies, en sus diversos modes de existen-
cia, en las varies esferas do su necesidad, en los individuos,
en las families, en la libre asociacion, en la sociedad comun,
en la corporation y en la compaiiia no estuviese en posesion
del Gobierno de si misma (1).


897: El retrato del Dios Estado no puede parecerte lison-
gero, pero hecho per tal pincel y tan amigo , ni siquiera pue-
de sospecharse que este desfigurado: el A. ha hablado come
hombre sincere, y el anditorio debia escucharlo con aquella
resignation que las


.verdadcs solemnes imponen a las inteli-
gencias. Contemplalo shore de frente y mire que amor te ins-
pire ese mecanismo frio, rigid°, siempre irresistible, siempre
absoluto, siempre irresponsable! Par amor a ese mecanismo,
ite vendra jamas la tentacion de imitar el heroismo de los ma-
cabeos 6 de los paladines crktia nos, ni siquiera el afecto de los
soldados de Alejandro 6 de Cesar para con su capitan? Los li-
berales no quieren persuadirse de quo los gobiernos se hen
hecho para los hombres- y de (poles hombres no se aficionan
los mecanismos. Ye que falto de vista tengo que valerme de la
plume de otro para escribir, siento no agradecitniento para el
que benesoio me la presta; pero si en Yes de tin hombre radio-
nal semejante a mi pudiese servirme de aquella maquina que
Balbageinvento para calcular, 2crees to que tendria yo gran
afecto a nil miquina cuando dado el impulse) a una rue-
da encontrase yo escrita una paginaal terminar el movimien-
to' La querre por interês, pero estare dispuesto a echarla al
fuego si no me sirve: pero 2y los afectos? 2y el agradecimiento?
2y el sacrificio?. ...


803. 2Pues quien no sabe gee el hombre que obra depen-
de inmediata y principalmente del hombre a1ectivo , espe-
cialmente cuando la operation es dificil ? Exigir pues , artier


(I) Si se reflexiona que segun este autor, ninguno de los Esta-
dos coniinentales de Europa, ileac justa idea de la libertad, secomprenderli


cu61 es en Europa el pear de todos los Gobiernos.
TOMO 11.
17




246 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
A la patria en hombre de este trio mecanismo, es querer
eambiar al hombre en maquina , y como esto es imposible
ya yes la imposibilidad de este Gobierno comb lo conciben los
regeneradores.


899. Pero oh, poder prodigioso de un cerebro preocupa-
do! De este absurdo que pretende transformar al hombre en
una maquina , los constitucionales seran capaces de sacar el
terra de un panegirico para su idolo , y to misnio acaso lo
habras oido de aquellos qua se la echan un poco mas de
filesofos y que se extasian contemplando este Gobierno impa-
sib!c en donde hay justicia para todos, vencidos ya los arbi-
trios del capricbo. Pronto echaras de ver en estos encomios
cuando pueden las preocupaciones en animos quiza rectos y
cultosinducidos a confundir la justicia conla insensibilidad, la
equidad con el arbitrio. Bueno es , ciertarnente , que los pue-
blos y los rnagistrados tengan una ley a la cual deban con-
formarse ; pero la aplicaciowde las leyes es cosa esencialmen-
te moral , y los juicios morales dependen de elementos tan
delicados y espirituales que la mas se podran obtener de un me-
canismo por artificioso a intrincado que sea ; y precisamente
por esto jamas se ha llegado a establecer un verdadero y pu-
ro criterio legal para use de los tribunales.


Un Gobierno mecanice es, pues, la institution mas absurda
que se puede idear en clase de justicia. Impedir absolutamente
con Ia materialidad de las formas todo genero de arbitrio
equivale a abolir la equidad; y esto tratandose de las institu-
ciones humanas en las que la inteligencia limitada no puede
prever las multiples combinaciones que pueden ocurrir y las
interpretaciones que serail necesarias , vale tanto como hacer
necesarias mochas injusticias legates para impedir pocas in-
justicias voluntarias que con un poco de conciencia y con el
auxilio de bAnas instituciones podrian evitarse en gran par-
te (1). iTe atreverias tit a ensayar este sistema en medicina 6


(I) Podria explicar mi pensamiento con el Pj e m plo de tantas
injusticias con que se veja a la Iglesia cuando se publica una ley
anti-catelica, pew prefiero aplicar la teoria a la legislation inglesa


DE LOS GOBIERNOS MURALES.
247


cirujia a fin de evitar los dafios que pudiera causar un profe-
sor ignorante? iTe atreverias, por ejemplo, a formar un Cedi-
go medicosquirargico , por el cual, dados tales sintomas de-
biese irrentisiblemente amputarse Erna pierna o aplicarse tat
medicamento sin confiar nada al arbitrio del facultativo? Cier-
tamente con esto irnpedirias cualquier error invoiuntario,
ipero cuantos dairos resultarian por inevitable necesidad!


900. De aqui resulta tambien el gravisimo inconveniente
de abolir en los sabditos todo sentimiento de gratitud hacia
estos gobernantes en un brutal mecanismo, Gobierno contra
la naturaleza; pues que cosa mas contraria a la naturaleza
humana,cuya vida y cuyo amor es el Orden (1), que ponerla
respecto al Ordenador Supremo (es decir al Supremo Bien,-
hechor de la sociedad) en tat relation que mirandolo como an
mecanismo privado de inteligencia y libertad, y por consi-
guiente sin merit°, reciba de el los beneficios sin sentirse
obligada y soporte las injusticias como an granizo o un rayo,
y mire sus grandezas como miraria Ia torre de Pissa ó la
capula de San Pedro?


901. Estas observaciones to explicaran un fenOmeno moral
de la vida ordinaria, coal es aquella indiferencia hacia las per-
sonas de los gobernantes, cuyo enaltecimiento y caida alter-
nativos veis con tanta indiferencia , y quiza menosprecio como
podrias tener hacia el salvage si no fuera eminentemente ra-
cional. i Y qua cosa mas racional que no imputar a otro ni en
biers ni en mal to que hace par necesidad irresistible? Y atri-
buyendo todo lo que sucede a la ciega necesidad, que afecto
puedes concebir para con las personas? Un municipio ha con-
seguido cualquier favor, un ferro-carril, un instituto de Be-


la coal conduciria a tales enormidadesque para evitarlas los magis-
trados y jueces prefieren, como decia Benthan, violar la ley y eon
acaso su juramento. De donde resulta que excluir todo arbitrio en
la aplicacion de las leyes conduce a gravisitnas iniquidades lega-
les, y temiriamos que deplorar uo pocas por la nueva ley de Be-
neficios eciesiasticos, si esta como otras leyes no fuese corregida
por la natural honradez de los magistrados y el pueblo.


(1) Vease Parte 1, Cap. V. mina. 344.


ift




248 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
neficencia ; que dirán en el rondo de su corazon los elude-
danos de aquel municipio? a Si e,l ministro no se hubiera aco-
modado a aquella opinion hubiera perdido la carters ; si la
Camara no se acomodaba al partido dominants , hnhiera sido
disuelta y esos diputados hubieran perdido los vows de los
electores; si en el ministerio no se hubiera accedido a la pre-
tension de un diputado, este hubiera alborot .tdo la Camara.*
Todo es necesidad , cada cual obtiene lo que puede con su
propio valor y el del partido a que se asociO. tiene por
consecuencia obligation alguna para con el gobernante.


902. Agrega a todo esto aquel catioter de inIerds aceptado
paladinamente Como guia de los particulares y de los gohernan-
tes ; agrega tambien aquel caracter de parcialidad notoria que
results del mecanismo gubernativo, sabiendo todo el mundo
que hoy el ministerio es Whig y manana Tory; de donde nave
que el hacerle la oposicion es un deber de fidelidad pare el par-
tido contrario. Agrega el sistema de las destituciones, en cnya
virtud los oposicionistas ad.iuieren el carActer de heroes y la
veneration de victimas, y dime si es posible , no digo quo en-
cuentres, sino que imagines con toda la poesia de to cerebro un
resto de afecto, de veneration, de admiration 6 de sacriticio en
el corazon del sada() hacia este material engendro de ruedas
administrativa.s, frio é inaccesible a todo afecto, rigido é inac-
cesible a toda equidad, complicado y secrete: en sus movimien-
tos, benefico sin amor, castigador sin justicia, interesado por
sistema, partial por origen, cotnbatido y desacreditado por de-
ber y fidelidad; iy a esto Haman Gohierno algunos hombres, y
se pretende que los sfibditos tengan tanto afecto a este Go-
bierno, que se olviden de si mism5s por amor A la pitria! leste
es el mejor, este es el unico Gohierno posible.!


903. iPobre humanidad! asi to has rebajado buscando el
mecanismo gubernativo que sustituyese A la conciencia y nos
condujese al Penis° terrenal! La idea catOlica incolcando en los
sithditos el respeto a su Principe, lo coloc6 en su corazon bajo
un mismo mandamiento al lado del Padre, y aquellos afec-
tos que Ia naturaleza enciende en el ara del amor filial se ex-
tendian A fortalecer y suavizar la obediencia politica.


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES.
249


Pero gracias a Dios (6 mss biengracias al diablo) , el despo-
tismo paterno quedo abolido y sustituido pot' el despotistno
mecanico del Dios-Estado, cuya grotesca personification con
semblante espantoso nos hairnet' obedecerme 6 despedazar-
me. (2(ie much° que a esta intimation responds tan frecuen-
temente el pueblo rompiendo el idolo Antes que obedecerle?
Qtle much() quo todo el amor hacia el Gobierno se. reduzca,


especialmente ec las naciones ya maduras en estas ideas, A
un caiculo de cuando me producith la fidelidad y cuanto la
rebelion? ()Ite much() que el Gobierno de Orleans , despues de
diez y ocho anus , haya dejado tante indiferencia en sus mis-
mos partidarios que casi eats disuelto el partido despues de
dos arms de desventura , al paso que el iegitimista subsiste y
se fortaiece despues de veinte enc.'s?


901. Comprendo que este estado , este espectro misterios
so, no es privativo de los Gobiernos representativos. Tambien
en los Gobiernos absolutos , cuando en elios penetr6 el veneno
de las doctrines heteradoxas , se form6 este idolo del Estado,
el cual, destruidas 6 rnenospreciadas las ideas naturales , or-
ganizO barocraticaniente el reinado de la fuerza, envolviendo-
se stempre misteriosamente entre las sornhras de su santuario.
No es mi intention defender el espiritu heterodoxo sea cual-
quiet's el pun to 6 la forma en que, se presente.


Por lo demAs, repito que siendo co:no es pesimo en toda
su generation , adquiere nuevos grados- de deformidad cuando
bajo las torroas orginicas de los Gobiernos representativos
se !lace invisible, impalpable, inaccesible, y desde la oscuri-
dad de sus ..inieblas estiende la rnano fria para estrechar
inexorablemente todo lo que le place, sin que se sepa a quien
recurrir ni que escudo oponerle. lIasta ahora queda un Prin-
cipe que gobierna por si y que es sever°


con sus ministros , los
cualt-s , si no tiemblan por conciencia, temblarAn:al menus por
sus intereses. Pero cuando todo se lace por la mAgia del me-
canismo , sin que tit puedas Ilegar en el intrincado laberin-
to de aquelias revueltas administrativas al punto en que se for-
ma la voluntad , en donde comienza la injusticia y en donde
se consunia Ia iniquidad, entOnces no hay remedio, ni salvation,




250 AP. Prit\ET. DE LOS PIIINCIPIOS TEORICOS
ni defense. Si S. E. te quiere perder , es duetlo absoluto de
hacerlo ; baste queencuentre modo de aparentar que to cabe-
za es necesaria para el bien del Estado.


905. Concluyamos: la Niria del catelico pace en el ho-
gar domestic° y se remonta poco a poco por medio de na-
turales incrementos pasta al supremo gobernante. Todo es
natural en esta pitria; la familia donde germina, el rnunicipio
en que se desenvuelve, los intereses y los afectos que a machos
municipios reunen, la persona visible que a todos los gobier-
na, los afectos que rebosan en aruor hacia un Principe bene-
fico, en solicited para con una pitria real que encierra todos
mis intereses, en confianza en un Gobierno al cual se debe re-
currir, en sacrificio por conciudadanos pare quienes me obliga
la caridad cristiana.


Pero donde esta esta pátria en una sociedad liberal? Un
centro supremo, una abstraccion rigida, invisible, intrincada,
implacable , que no despierta en mi ninguno de los afectos
naturales, extiende desde las tinieblas de sus nubes el terror
de un brazo invencibie que tiraniza haste el Ultimo de los
sUbditos por medio de un organismo facticio que cada clasp° •
to puede desordenar o recomponer a su capricho arrojando
la calle los pedazos que ya no le sirven. He aqui el Estado!


Si; he aqui ioh nuevos cincinatos! en nombre de quien.exigis
obediencia de sUbditos irritados hacia un poder supremo. ;Oh!
ciertamente por amor a este Estado y a esta patria postiza,
obtendreis el sacrificio de lo que les es mis querido en el mun-


do. La demanda es tan justa, el afecto es tan tierno y el pitmen
tan benefico! ....


Si al menos hubierais dejado en el corazon de este pueblo
la fe de la cruz y el balsam° de paciencia que esta derrama,
podriais quiza prometeros, si no amor a esta abstraccion dia-
belica, al rnenos tolerancia para con los desapiadados que en
su nombre le oprimen. Pero si le quitais este resto de con-
suelo , esperar de el amor, y por amor obediencia , es , enten-
dedlo bien , burlarse del pueblo engailandoos a vosotros
mismos.


909. Y como este amor, esta obediencia y este sacrificio


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES.
251


se exige por algunos con una severidad algo indiscreta y rigo-
rosa en las personas del Clero, y con ciertas predicaciones
masabundantes en textos del Evangelio que en caridad evan-
gelica , permitaseme considerar nor un moment() que derechos
ha adquirido hacia el Clero esa nueva pitria fabricada por los
liberales. En verdad el Clero en esta, que no Se si Hamar co-
media 6 tragedia , merece hacer de protagonista, y no acabo
de sorprenderme de Ia feliz inocencia de ciertos constitucio-
nales a la moderna , de cuyos labios y de cuyas plumas llueven
exhortaciones que , recomendando al Clero el amor d la pd-
tria , le reprenden el poco celo por las instituciones patrias y
leinvitan a predicar, no ya la Santa Cruzada yla bendita ban-
dera , sino el deber de pagar las cargas y de contribuir a las
quintas. Si en confirmation de estas exhortaciones invocasen,
con el espiritu del Evangelio, el deber de rogar por los calum-
niadores y perseguidores , y de hacer bien it los enemigos (1),
to entenderia; pero que se Maravillen de que el Clero despo-
jado , ridiculizado , proscripto. insultado, no rebose en ternura
para con nn ministro o un diputado (2) que pide mediclas
x4tralegales para tiranizarlo cOmodamente é igualarlo asi d


los demos ciudadanos ..... j ob! semejante conlesion supera Ia
capacidad de mi corto entendiariento y me recuerda las sibias
palabras del diputado Menabrea: si quereis que el Clero se
aficione a la libertad, es preciso que tambien dl guste sus
frutos; es preciso concederle tambien esta misma libertad
qua se reclama para los demos (3).


Por dicha vuestra, sacrilegos y desapiadados burladores,
este Clero, a quien con sarcastica reverencia pedis amor é la
patria , conoce el sentido de este sagrado deber, y no tiene
necesidad de vnestras lecciones. Si no respetase tanto el Orden
y las leyes de la vida social, si no resonase en sus oidos con el
eco de 18 siglos aquella voz que dice: Obedeced aun d los


(4) Benefacite his qui oderunt vos, orate pro persequentibus
et calutnniantibus vos.(2) Vease et discurso del diputado Ravina en las Cimaras pia.
montesas.-44 Harz° 1854.


(3) !bidet)].




252 AP. PRACT. DR LOS PRINCIPIOS TEORICOS
discolos, si no supiese ceder la timica a quien 10 roba la capa,
y quisiese atraer rayos contra quien le desprecia, tendria qui-
za tal vigor en su polso, tal fuerza en su unidad, tat credit°
por la santidad y la ciencia de muchos de sus miembros, que
haria nalidecer a etas de uno de los quo insultan impunernente
al Clero, precisam€nte porque no es nada de aquello por lo
que le insultan. Pero live en el Clero (a pesar de la maldad de
alguno de sus individuos. de la tibieza de muchos y de la .na-
tural imperfeccion de todos), vivo en ese Clero, gracias a Dios,
y ohm aquel espiritu que prometio ester con ellos haste la con-
sumacion de los siglos, y ese es el principio de la conducta ge-
neralmente pacifica, indulgente y paciente con que se deja
despojar sin cembatir en cuanto tienen o pueden tenor de le-
gitimo ciertas instituciones legalizadas con el sell.° de la auto-
ridad respetada, aunque hijas en gran parte de la intriga y del
engano.


Pero si respeta,a esta autoridad (salvos los derechos de la
Iglesia)-aun cuanto siente la vara de su despetismo, no por eso
debe.callar • Cuando . s6 trata de descubrir el espiritu anci-cris-
tiano quo eorrompe hasta las instituciones Inas hermosas. Asi
lo entendieron al fin aquellosliberales que guardaban todavia
u rayo deft') y nun chispa de carided catelica y se esforzaron
por salir del laberinto de estas contradicciones destructoras..
Y para engafiarte, ya lo •ves, • fabriean con la lengua y destru-
yen con las obras, paso que no ha habido epoca que pre-
conizase tentedl amor a la p .'Itria coin° estos regeneradores,
ellos la hen reducido a -no ser ya ni municipio, ni
provincia, bajo un gobernan te- visible heredero de mil glorias
pâtrias y deg mil afeeciones aociales, trasformandola un tene-
brOso-mecanismo, al cual se encadenan todos los partidos-bur-
lades 6 derrotados.que pagan a -peso .de oro la espada de aquel
Dreno de quien esperan tertiblando el Ultimo golpe contra su
verdadera patria, si no Mega. a tiempo on Carrillo quo lo der-
ribe de su carro triunfal.


CAIN EJU., W.


LA ADMINISTRACION EN SUS TEORIAS.


5 f-


Preliminares.


7. Las personas se gobiernan , las cosas se adminis-
Iran. Esto es lo que dicta el sentido comon a toda inteligencia
recta, aunque no Maya laltado quiza fp)ien haya queritlo (y se-
gun el principio ut.ilitario no se egnivocaba, como vertImos)
confundir personas y cosas bajo el nombre cornun de Almi-
nistracion.. Pero la diferencia es enortne: la administration se
refiere a las sustancias irracionaies , y per consiguiente inca-
paces per so naturaleza de resistir a un irnpulso ; el gobierno
se refiere a sores rationales. y por consiguiente libres. El arte
del que administra consiste en hater mover; el arte del que
gobierna , mica principalmcnte a haver guerer. ILbiendo ha-
blade ya del gobierno, pasemos a examinar la administration.


8. He demostrado antes el valor de nuestros regene-
radores en bacon que los sithditos quieran obedecer. Ellos
ban encontrado a este propOsito un medic, no rnenos sublime
y nuevo que i6gico y liberal. uPortgamos, hen dicho , al gober-
nante en •tal coudicion , quo sea mirado por el pueblo como
un enemigo digno de destruirse, como un bnfon digno de
ridiculizarse, y hagamos quo en frente de la multitud maldi-




254 AP. PRACT. DE LOS PP,INCIPIOS TEORICOS
ciente pierda toda fuerza de derecho, toda esperanza de llegar
al dia siguiente , y, no lo dudeis , el Gobierno se encontrari
en las condiciones mas favorables pare hater que el pueblo
quiera obedecer por amor (ya se comprende) a aquella pAtria
quo ya no se sabe en dende se alberga.


909. No dodo, lector benevolo, que habras feiicitadoa estas
sublimes inteligencias politicas, y habras comprendido Goan
injustos son los retrOgrados mind() con su acostumbrado ar-
gumento post hoc , ergo propter hoc (1), pretender atribuir
a los constitucionales liberales la culpa de aguel mat espiritn,
de aquellas interminables discordias, de aquella oposicion
sistemAtica , de aquel perpetuo carubio de ministros y minis-
terios que lanza a los pueblos regenerados ó la arena como
para divertirlos y los acostumbra a las barricadas y a los . ca-
clones , como en otros tiempos a los gladiadores o a los anti-
teatros. El pueblo se seta por la monotonia, oimos decir mu -
chas veces , se necesita un par de jornadas gloriosas , o una
guerra europea para divertirlo. De otro tnorlo como se irnpri-
mirian y de que hablarian los perh5dicos?


Este brutalidad de un pueblo siempre inquieto, esta for-
mula nueva pero mas sanguinaria del Panem et eireenses , to
guardarias muy bien de atribuirla a aquel admirable meca-
nismo en qua se encicrra el thrico metlio de gobernar bien
los hombres (2). Y si por todas partes, al parecer do Baldo y
de Melegari, las e,onstituciones del continente (es decir, todas
las liberales) han producido cabalmente aquellos frutos que
ingenios groseros creen que deben producirse en un pueblo
persuadido de quo no debe obedecer al poder sino como ene-


(.1) Cnmprendera el Constitucional Pontificio que el argument0
de la Cioilta Cattolica no carece de todo valor cientifIco , cuando
con el Post hoc d sea con el beef) confirms una teoria ya demos-
trada. Asi hate todo buen fildsofo , asi la Europa atOnita tree
con6rmados por el descubrimiento de Newton los calculos de
Leberrier. Y Europa no carece siempre de Ingica aunque comdiata
tal vez a los constitucionales o sea el univeqo ñ el mundu ustra -
do, como ellos quiia por distraccfon suelen apellidarse. Wase la
Miscelanea de Florencia, pag. 195, -224, etc.


(2) Vease en la roiscelânea et Constitutional pag.
224 y siguientes.


DE LOS GORISRNOS LIBERALF.S.
255


migo, por ministros persuadidos de que no pueden mandar a
aquel pueblo ni resistirle, habras comprendido perfectamente
que este hecho constante es una pura combination casual
quo no Glebe atribuirse a los estatutos como bacen maliciosa-
mente los retrOgrados confundiendo Ia sucesion con la casua-
lidad. iCulpar a los estatutos ! i Me maraviilo ! semejante
combination fortuita dura en Francia !lace 60 anos, no por-
cine aquel pais Maya desechado la idea catelica, sino porque
aquel pueblo es ligero; se manifiesta en todas las constitucio-
nes germAnicas, pero es que aquel pueblo es demasiado gravey
metafisico ; atortnenta a Espafia pace 40 altos, pero es porque
el pueblo se embruteciO por la Inquisition; ha puesto a sangre
y fuego a Italia, pero es porque ha durado muy poco. ;Oh!, si
el Rey de Napoles, el Papa y los duques un poco mas fieles
los juramentos que no prestaron, y a aquellos que los re.volu-
cionarios fueron los primeros en viola'', hubiesen vuelto 0
felicitar A los pueblos por aquella soberania de que tan se-
briamente usaron , y a exponer las carteras 0 la cornpetencia
del mas astuto que seduce, del mas rico que compra, del mas
faccioso y audaz que arrebata los votos! i oh! si; Ia edad de
oro empezaba entonces en Italia con la edad del sacriticio; el
pueblo hubiera querido obedecer aunque era soberano, y los
ministros hubieran sabido mandar aunque eran impote,ntes!


fiorriprendestit esta profuudidad politica? Pues Bien, atesOra-
la y yo pasare a considerar la administracionpUblica, puesta,
segun costumbre, bajo la influencia de aguel principio de in-
dependencia heterodoxa que Memos llamado Idea liberal.


910. Pero tit sabes, lector mio , que la administration
pUblica se rige en nuestros dias con principios cientificos y
con un mecanismo de oficiales dirigidos por estos principios.
No estamos ya en aquellos tiempos cuando


in Lamagna
Be Carlo era attendato alia campagna ;


y desde su tienda escribia A sus intendentes como debia arre-
glarse la yenta de los huevos y como debian cuidarse los po-
lluelos de la clueca. La economic politica ha vertido 0 ser la
regla de los administradores, y pare coin fundada-





256 AP. PRACT. DE LOS PRINGIPIOS TEORICOS
mente lo que sera la administration regenerada , conviene
esclarecer antes que es bajo la idea liberal la ciencia econOmi-
ca. Recuerda , pues, los principios que antes hemos averi-
guado acerca de la sociedad liberal. El individuo es indepen-
diente en sus pensamientos ; El pensamiento independiente
cambia la ma feria del vulgo, pasta las inclinaciones corrom-
pidas por la naturaleza; La naturaleza por consiguiente


' guicre gozar a su manera ; El Cobierno debe satisfacer los
instinlos en la naturaleza. Apliquemos estos principios a la
ciencia de la riqueza social para deducir de ellos despues la
manera de °brar de los administradores y de los pueblos,
guiados por samejante ciencia , y cot-nem:ems a comparar las
ideas y las opiniones del individualismo protestante, trasfor-
mado en egoism moral con las ideas y opiniones nacidas de
las ensefianzas de la y del Catolicismo en tan vasta é
importante materia.


911. No ignoramos quo algunos economistas creen hoy
abandonada y aun inuerta para siempre la moral del interes;
pero creemos que tales opiniones nacen mas bien de la bon-
dad de .ânimos honrados que de la justa estimation de las doc-
trines conociendo demasiado que son muy pocos los que se
forman una idea justa del principio utilitario considerado en
sus mas profundas raices. Esos economistas de que hablamos
declatnan contra la moral del interes, reprobando pie se derive


justicia de la utilidad; pero no siempre advierten que es
imposible, al .menus a la sociedad, atribuirle otro origen si no
se forma una verdadera conciencia pUblica, y la verdadera con-
ciencia publica es imposible fuera de las enseflanzas de la au-
toridad eatOlica. Todos los partidarios de la absolata libertad
de conciencia, de palabra, de iuiprenta y de ensefianza, po-
thin por una honrada inconsecuencia detestar la inmoral .del
interes; pero si les pides una base Segura del derecho incontes-
table para toda.la sociedad, 6 no E abran que decir, 6 recurri-
ran a la falsa nocion del bien pUblico, ya refutada por nos-
otros, confundiendola con el interes de los mas.


Las doctrinas del interes desdichado regulador de la socie-
dad regenerada, merecen, pues, en primer Lugar nuestra aten-


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 257
cion en esta materia, en que el interes encuentra tan vasto
campo y presa tan agradable a su rapacidad.


La riqueza segun el principio utilitario.


912. Asi come et toda ciencia es sumatnente importante
determinar con claridad cuál es el objeto sobre que versa, asi
nuestro primer paso debe ser considerar que idea se erigendra
bajo la influencia del principio protestante con relation a la
riqueza, de donde vends a esclarecerse que cosa es la ciencia
que razona acerca de ella y porque medios debe proceder en
la investigacion de su objeto y en la determinacion de sus
principios y de sus leyes. A este propOsito tomemos el camino
del principio utilitario y contemplemos a su Luz la riqueza,
esto es, segun la definition comun, lin ctinutlo de capitales;
pero antes consideremosla en su nocion universal para apli-
carla despues mas particularmente a la sociedad.


915. Tender a la felicidad no es otra cosa, segun el .prin-
cipio utilitario, que tender a sentir gradualmente, pero te•
ned presence que la sensacion en el hombre es esencialmente
limitada en la intensidad y en la duration, de donde resulta
que no puede tenor otra forma de infant° sin° la de la indefl-
nida continuidad y multiplicidad. El hombre esclavo de los
sentidos imagina una continua sensacion de emociones agra-
dables sin limite determinado, y he aqui la felicidad infinita
tal come puede adaptarse al hombre sensual. Pero come veis,
semejante infinidad es puro engafro, toda vez que la sensacion
agradable tuvo un principio, y en cada momento de vuestra
existencia sucesiva tiene por consiguiente un termino, tenni-
no progresivo si quereis, com p progresiva sera vuestra vida,
pero siempre determinando en cada memento la suma de la
felicidad ya gozada.




258 AP. PRIM. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
914. El principle utilitario engendra, pues, esencialmente


la idea de felicidad formulada por los sensualistas con la cono-
cida definicion : una suma de goces. Bentham, Gioya y sus
discipulos fueron legicos al dar aquella definition de la huma-
na felicidad. Si esta consiste en sentirgradualmente, no puede
ser sine una suma , pues repugna a la sensation ei ser infinita
en la intensidad.


Pero esta suma, podia ser nunca infinita? Cierto que
no : suma e infinita son dos terminos opuestos entre si;
pero el hombre siente irresistiblemente la sed de lo infinite.
Cerno podra, pues , satisfacerla en el sistema utilitario? No


de otra manera que multiplicando indefinidamente, los goces.
De tai suerte, que decir al utilitario debes tender a la felici-
dad, es como decirle en su lenguaje debes multiplicar y con-
tinuer tus goces cuanto puedas; y este es cabalmente come
sabeis muy bien el deber fundamental del hombre en el siste
ma utilitario. Verdad es que se puede sentir graduahnente
practicando la virtud come satisfaction de los sentidos ; pero
como estas dos sensaciones son limitidas, mas feliz es el hom-
bre que las posee ambas que el que no posee Inas que una ; y
por consigniente , debiendo todo hombre tender a la mayor
felicidad posible , crimple mAs perfectamente su deber el que
procura las dos que el que procura una sola.


915. El que conozca la idea que el mundo se forma hey
acerca de la virtud, ver y claramente que nuestras deducciones
no necesitan de otra prueba , y aceptarA sin repugnancia mi
primera conclusion : El principio utilitario obliga al hombre a
procurarse la mayor suma posible de sensaciones agradables,
asi en el Orden espiritual come en el Orden sensible. De este
principio es facil inferir coal es la idea de la riqueza , pues
que pudiendo el individuo con eualquier cantidad de riqueza
proporcionarse una cantidad correspondiente de comodidades
y de placeres (1), la obligacion de tender a obtener la mayor
suma posible de goces , se trasforma rigorosamente en la obli-


(1) Cada porcion de riqueza tiene su porcion correspondiente
de felicidad. Bentham, tit. I, pig. 60.


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 259
gacion de procurarse la mayor cantidad posible de riqueza; al
menos mientras no estorbe a aquellos goces del Orden moral.
Y corno estosno pueden ser impedidos wino por el delito , de-
bera el hombre honrado procurarse cuanta riqueza pueda
mientras no llegue a comprarla con algun delito.


916. Tales son precisamente los preceptos de los econo-
mistas pre miran come 6 mAs bien per judicial a todo
individuo que no se p ace productor indefinidamente. Tal
es la marcha de la sociedad en que una sed inestinguible de
riquezas incita perpetuainente a todas las clases a precipitarse
solve el ore erigido en Dios, come que es el Unice embleina
más bien la Unica causa Begun el principle epichreo del Men
infinite. Los adoradores ;alas francos y metros timidos de este
niunen execrable profesan descaradamente su servidumbre y
queman su incienso en p(ibiicos altares. Los hombres Inas
honrados 6 menos desvergonzados, quieren riqueza para tener
algo superfluo do que poderse desprender en beneficio de otro
despues de haber satisfeche so avidez y coronar asi la buena
dosis de goces sensuales con el placer moral. Pero come este
mismo placer moral sera tanto mayor cuanto mayores sean los
beneficios con el agradecirniento y gloria que le acompaira,
asi el deseo de lacer bien, viese a ser un nuevo estimulo para
acumular riquezas o num titulo del derecho del deber de
enriquecerse. iQue maravilia, que con tales principles la socie-
dad haya venido a ser un palenque, la competencia un corn-
bate y la conciencia una mercancia! Yo me maravillaria más
bien de que un resto de vergiienza se esfuerce todavia por
velar las concusiones, los peculados , las usuras , la venalidad
de los jueces, los fraudes de los contratos y otras mil malda-
des sancionadas por el principio utilitario generalmente acep-
tado, si no viese en esta pirblica decencia la inspiration secreta
de este publico catelice no extinguido todavia a despecho de
la legica en la sociedad europea.


917. El deber de gozar indefinidamente, el deber de enri-
quecerse indefinidamente, son pries consecuencias rigorosamen-
te legicas del principio utilitar i o y bajo la intluencia de este
las riquezas no son otra cosa que un medic de goce 6 de fe-




260 AP. PRACT. DE LOS PRINCTPIOS nOnicos
licidad. %mos ahora que direction tomara bajo Ia misma in-
fluencia la ciencia econOinica considerada genericamemte
prescindiendo por ahora de las varias especies en que puede
dividirse, esto es, economia individual 6 domestica o publica.


918. cosa entendeinos nosotros por ciencia econOmi-
ea, 6 economia? Economia , Begun Ia etimologia de la palabra
derivada del ;;rime, quiere decir ciencia reguladora de las ri-
quezas; y ique norrna podra esperarse de esta reguladora,
cuando viene inspirada por ei principio utilitario? No es preci-
so it a estudiarla inn lejos: et aforismo utilitario ha procla-
mado patalinamente gild es an deber del hombre el enrique-
cerse indefinidamente para gozar indefinidamente. Si , pues, la
economia debe regular la Conduct:a del hombre respecto a la
riqueza, bajo la influencia de aquel aforismo no puede pacer
otra cosa sino ensetlarle el modo de aumentar indellnidamen-
le la riqueza para emplearla en el pee (1). Y asi naci6 ca-
balnae,nte, como todo el mundo sabe, esta ciencia entre los uti-
litarios ingleses; asi se conserve poco mas e menos y progre-
86 por largo tiempo entre . todos los pueblos Illosofantes de Eu-
ropa, pasta que Ia gravedad de los males canonizados por ellos,
oblige a algunos eeonomistas a contener as consecuencias,
aunque sin penetrar pot' to comma hasta /a raiz , para destruir
el principio. La economia fad para estos la ciencia de produ-
cir y de aumentar la riqueza.


Verdad es que al producir agregaban el distribuiry consu-
pero con que propOsito t'ataban de estos dos filtimas


partes? Siempre con ei de la mayor production posible, fin
constante de todas las investigaciones econOtnicas.


Y si atendemos severamente a las leyes de la lOgica como
que todo debe ordenarse al ultimo fin, este es, it la felicidad.
y como este es tante mayor cuanto es mayor la cantidad
de riquezas, sera justa la ciencia reguladora de las riquezas


(I) Las cosas por cuyo merlio vive (el hombre) consideradas en
aptitud de ser 6 convertirse en medios de satisfaccion para .....
cuyo estudio forma el objeto de la ciencia ecouOmica.—Scia/oja.
Economia social. Section I, Cap . I, parrafo 1.°


DE LOS GORIERNOS LIBERALES. 26-1
en cuanto enselie a producir la mayor cantidad posible de las
mismas.


919. No debe, pues, inculparse a la escuela inglesa por la
forma qua d;6 y las tendencies que•inspir6 a la economia
litiea.Admitido el principio utilitario; su ciencia fire tanto flues
perfecta cuanto mas rigorosas fueron las conaecuencias que
dedujo. Podreis anatematinr al hombre desnaturalizado que
no se horroriza ; pero la ciencia, cuando encadena inexorable-
mente las consecuencias con los principles, curnple perfecta-
mente su-prOpio objeto, y merece-alabanza, no vituperio.


920. Y es en verdad cosa digna de consideration que el
antiquisimo y el nuts eminente de los filOsofos del gentilismo,
AristOteles, previese ya y desenvolviese estas consecuencias del
principio utilitario en el pritnero de Sus -libros politicos, capi-
tulo 9. oNingun arte, dice alli , tiene limites en la investiga.
&ill' de su propio fin ; asi,•la medicina quiere salmi , y no se
detendra . hasta que la haya conseguido en toda superfeccion.
Per el contrario, en el use de loi .medios todoorte tiene aque-
Iles limites que le prescribe su Ultimo-fin; asi; el medico no
dairidefinidamente bebidas y jarabes, sino solo lo que basta
para obtener la salud. Lo mismo sucede en los hombres • res-
pecto a las riquezas : los -que piensan en vivir entre- delicias en
vez de pensar en vivir con modestia, ansian aumentar indefini-
damente las riquezas conio medio infulible de aumentar inde-
finidamente el placer (1)-.
de donde se sigue , continua el Stagirita , que todo el arte
de gobernar bien la. riqueza este cifrado por estos en el arte
de aumentarla,i fin de aumentar de esta suerte los goces (2).
Per el contrariti), el que toma . por‘objeto vivir honestaniente


(4) Cum sit infinita cupiditas ilia, fit ut etiom effilientia vitce
voittpluarice infinila concupiscennt. Arist. I Politic. cap. 9. trud.
Larabiim, neim belle. 6 recentisima' traduziohe del Ricci lib. I, ca-
pitulo III, mini. 48.
.


p


(2) Qucerunt uncle..... voluptntibus corporis perfrui possint.
Itaque queniam hoc in rerumpartururapossessinne inesse Pidetur
°


fos eit(irunt ope
r


a.... inpecunia qucerenda consuntitur. lbi. Ca-


TOMO IL.
.18




262 AP. PRiCT. DE LOS PRINCIPIOS mimeos
-encuentra un limite en el deseo de riquezas , mirandolas solo.
como medio del cual sa sirve en cuanto es necesario para su
objeto.


921. Quien creyera que un pagano hubiera podido cono-
cer tan claramente el error de la economia utilitaria a la de-
bil luz de las tradiciones casi extinguidas y de una razon en-
ferma? Pues hay todavia para mi un hecho Inas maravilloso y
casi incomprensible ; y es que bajo la influencia del Cristia-
nismo un actor moderno, disgustado con los vicios de la eco-
nomia utilitaria, cuando investigando las raices y los reinedios
se encuentra con aquella profunda y evidente verdad , pasa
adelante sin detenerse en ella (1). i Tanto influye aun en in-
teligencias perspicaces y rectas el principio epicUreo no ente-
ramente separado de la razon!


ENRIQUECERSE INDEFINIDAMENTE He aqui el aforismo racio-
nal, consecuencia legica del individualismo y del naturalis-
mo con que se pretende regenerar la sociedad. Pero este pre-
cepto considerado en el hombre individuo , lo colocaria en un
peligro del que dificilmente sabria salir no pudiendo obedecer
el precepto econOmico , sin faltar en parte al primer princi-
pio de la moral epicUrea ; puesto que un individuo aislado no
puede enriquecerse sin gran fatiga ni fatigarse demasiado .
sin renunciar a muchos goces , y asi faltaria a los dos aforis-
mos goza sin limites, enrigudcele sin fin.


Por fortuna el hombre es naturalmente sociable y como tat,
goza en la conversation de sus semejantes ; y apenas ha con-
versado con ellos echa presto de ver clue de su sociedad
puede reportar otro provecho que el de contar cuentos por
pasatiempo , y que puede con su auxilio enriquecerse sin que
la fatiga estorbe sus goces , ó sea su felicidad. Y he aqui in-
terpretado por la sociedad el perfectisimo acuerdo de los dos
aforismos epiareos que podran reducirse socialmente a Ia
formula siguiente: Vice en la sociedad de manera que cedien-
do a otro lo mdnos que puedas de tus placeres y de ins ri-


(I) Sismondi nuevos principios de economia politica lib. I,
cap. III.


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES.
263


quezas, obtengas la mayor cooperation posible para gozar
sin limites y enriquecerte sin


El lector comprendera a primera vista las consecuencias
de este maridaje dialectic° entre el placer y la riqueza ; very
que si debo por naturaleza enriquecerme indefinidamente
para gozar , debere esforzarme por conseguirlo sin fatiga.
Para enriquecerme indelinidamente sin fatiga debere hacerlo
en cuanto pueda con los brazos de otro; enriquecerme con
los brazos de otro , quiere decir sacar el maximum del tra-
bajo retribuyendo el minimum del salario. El menor salario
posible sera , 6 el scstento diario para un esclavo , 6 lo
menos pie se pueda dar en dinero al obrero. Por lo tanto,
del principio epiciireo deben nacer 6 la esclavitud del paga-
nismo, 6 el proletario del obrero ingles.


Pero estas deducciones serian prematuras. Debiendo hablar
aqui genericamente de la economic para preparar las doctri-
nal de la economic social, nos contentaremos por ahora con
esta indication, reservando la explication para el parrafo si-
guiente; por ahora de la consideracion del principio utilita-
rio pasaremos al principio opuesto, y veremos que idea nace
de el, de la felicidad, de la riqueza, de la ciencia econci-
mica (1).


S


La riqueza, segun el principio filosOfico.


922. El hombre tiende a la felicidad, equivale a decir,
segun nuestra filosofia, que el hombre tiende a un bien sin li-
mite: esta tendencia enteramente objetiva, esta regulada por
la voluntad del Criador, la cual conozco por medio de Ia ra-


(4) Sismondi, nuevos principios de economia politica, lib. I.
cap. III.




264 AP. PRACT. DE LCS PRINCIP1OS TEORICOS


ion y no por rni inclination o Mis instintos excitados por la
sensation de la necesidad. Irdependientemente, piles, de toda
afeccion stibjedva, mi razon comprende cierto Orden de ac-
etones Gen fortieS al deSignio universal del Creador; las cuales,
siendo a propOsito para 'conclucirrrie al termino trazado de an-
temano nor et, ma sirven de medio para conseguir aquel hien
infinito hacia el cual me impulsa la naturaleza. Este Orden
de aeciones encatninabs - AAA fin, es lo que yo Ilamo el Or
Moral; y la filosofia moral que lo toma por via de sus j uicios,
es la que y011anan filosofia del Orden.


923. Siendo este Orden medio , come he dicho , para al-
canzar el bien objetivo por 'el cual seremos bienaventurados,
es por si mistno un bier , come bien es todo medio util para
un bien final: AM para el hombre peregrino en la tierra , el
Orden puede IlatriarSe 'el sumo bien , o mas bien el iinico
verdadertilbierftle-sti'etirttencia pasagera, como el sumo hien
del viajet'6', en odauto'es oiojero es todo aquello pie le fa-
cilita Hagar al termIno - desii • viaje. Ruego al lector que me-
dite bien 'esta .


impOrtantisitn* verdad demostrada 'y esplicada
en la prinfera parte, y prilidipa!nrnite en et canitulo V; por-
que si no la comprende con evidencia y no se convence de
ella profundamente, le sera inntil todo lo que voy a decir en
seguida acerca de la filosofia de las ciencias econOmicas ; las
cuales no volveran, en ml opinion , a su verdadero camino,
hasta que los economistas no acepten come axioma inconcuso
que el bien del hombre sobre la tierra, el bien sumo, el erni-
co bien es el Ono: el OhbErr en el use de sus facullades or-
dinaries, el ORDEN de las relaciones sociales. Y cuando digo
el lilac° bien, digo por cortsiguiente la nnica felicidad, pues
que para el hombre racional, como'acabo de decir, felicidad
eS consecution del bien. tal suerte, que cuando se dice
del hombre peregrino quo tiende a la felicidad , este axioma
pii&IO'trailucirse ea 'este otro: el hombre peregrine tiende por
naturaleza insaciablemente al Orden come sic l'inico fin aqui
en la tierrd: Todos los bienes materiales podran serle iitiles
para este objeto come,. medios; pero el Ultimo objeto, el ter-
min° de sus aspiraciones en cuanto es racional es el Orden,


DE LOS GOBIERNOS LIDF.R ALES. 265
lo juste , lo honesto ; votes todas poco menos que sinOnimas
para nuestro proposito.


924. Y que asi es verdaderamente en la prictica, podreis
conocerlo con evidencia en el horror irresistible que infunde
en todo Animo recto cualquier especie de injusticia 6 de des-
Orden. Salvo el caso en que cualquier pasion o interes desvie
la razon (porqu-e entonCes no obra el hombre comet, ente
racional), en cualquier otra circunstancia la injusticia y el
desOrden producer en nuestro camino una ixppresion que le
repugnal


corn° repugna a la inteligencia una4roposicion evi-
dentemente falsa o absurda. hasta en los hechos que otra
persona ejecuta malainente arrastradaator alguna pasion o inte-
res, imirad come se sonroja! ide que artes usa para ocultarse
las miradas de sus semejantes! iCuanta hipocresia para encu-
brirse.a la perspicacia de quien la mira! Icuantas escusas para
dar a entender una intention recta en el acto de sentir interior-
mente el remordimientode su desOrden! fIabra j4rrths para un
hombre no corrotnpido un placer malvado quenm venga aci-
barado por estas palpitaciones de sonrojo , de remordimiento,
de hipocresla, involuntarios homenajes de un alma estraviada
al sublime imperio del Orden? Cuando digo, pues, que el Or-
den es la Unica felicidad del hombre en la tierra, siento un he-
cho no menos confirmado por la experimicia que demostrado
por las teorias, y no creo necesario detenerme mas para obte-
ner de los Animos rectos a quienes habit), el asentimiento que
poco Antes reclamaba, sin el cual en vano seria proseguir en
esta exposition de.doctrittas.


925. Pero si tengo la suerte de obtenerlo pronto, yeti el
lector cual es la idea de la riqueza que se cicriva de tal con-
cepto de' la felicidad. aPuede el Oreen comprarse? Ridicula es
la pregunta. Puede el Orden dividirse en particulas y distri-
lbuirse asi desmenuzado entre los individuos? Nueva ridiculez;
pues que se llama Orden la inmensa alnidad que abarca todas
las relaciones del universo. No hay, ,Rues, proportion de na-
turaleza 6 de cantidad, ni sernejanza, de division entre el bien
moral del Orden y el bien material de las riquezas. Por consi-
guiente, el deber de tender a la felicidad no puede trasfor-




266 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
marse aqui en el deber de aumentar la riqueza.


926. 13ajo que aspecto se presenta, pues, Ia riqueza en la
filosofia del Orden? 0 en otros terminos: que intento tuvo el
Creador al proveer al hombre de los bienes materiales, si con-
sultamos la armonia de las relaciones entre los hombres y las
cosas? Yo veo que el hombre no se mantiene sin bienes mate-
riales ni puede por tanto concurrir con sus obras al pe,rfeccio-
namiento de los designios confiados por el Creador a su libre
actividad. Los bienes materiales son, pues, en esta filosofia an
medio de sustentacion O de actividad, no de placer; un presu-
puesto de la action, no una causa de felicidad; un remedio de
la enfermedad, no una delicia apetecible por si misma.


Verdad es que el hombre animal, a semejanza de los bru-
tos se siente arrastrado a la comida é impelido a trabajar por
un apetito cuya satisfaction le proporciona un placer; pero el
hombre rational encuentra en el apetito y en el placer un
mero auxilio de la voluniad, a fin de que le repugne menos el
sustentarse y el trabajar; asi como en los brutos el apetito
es un auxilio de la razon divina que les impulsa por este
medio a continuar su existencia y a prepagarla. Admirable
providencia que eleva al hombre a llenar en la parte animal
del mundo en pequeno que el constituye, las mismas funciones
que llena en los animates del mundo universo la razon divi-
na; enalteciendole asi hasta participar de la divina grandeza
y dominio sobre la materia.


927. De donde se sigue que si la riqueza es un medio, el
proporcionarse tanta cuanta sea necesaria para el objeto de
sustentarse y obrar racionalmente, sera el deber que dicte la
filosofia del Orden respecto a los bienes materiales. Y digo ra-
cionalmente, porque las razones naturales entre el hombre y
las cosas nos demuestran que no todos los medios son igual-
mente aptos para proporcionar y mantener en el hombre las
fuerzas corporates é intelectuales; y asi el deber de sustentar-
se y de obrar comprende !juntamente, segun el Orden de la
naturaleza, la election de los medios mis oportunos en las
diversas circunstancias de edad, profesion, temperamento, re-
laciones sociales, etc., etc. El temperament° debil, los traba-


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 267
jos mentales exigiran un alimento menos sustancioso , una
habitation más cemoda; y por el contrario los temperamentos
robustos, los trabajos mecanicos podrin contentarse con me-
nos comodidades. Por aqui comprendereis claratnente el prin.
cipio rational de la variedad que existe en el tratamiento de
las varias clases y condiciones "sociales. El vulgo, y mucho
fines el vulgo epicitreo, encuentra muy natural que el rico se
divierta y goce; y que otra cosa buscaba el cuando procurO
enriquecerse? Pero si mires el use de las riquezas con la ra-
zon, los cuidados del cuerpo no tienen su causa en las rique-
zas O en el apetito, sino Unicamente en que son conducentes
al cumplimiento del fin para el cual la Providencia nos colocO
en la tierra. Ile aqui Ia idea de la riqueza segun la filosofia
del Orden.


928. Aliora bien, por esta idea de la rigneza, que se reduce
A considerarla como medio de decoroso sustento y de fail ac-
tividad, es ficil comprender en que consiste la ciencia eco-
nOmica. Debe esta, como arriba Memos dicho, regular al
hombre el use de los bienes materiales , y si los bienes ma-
teriales no son otra cosa que un medio necesario de decoroso
sustento y de fail actividad, Economia sera la ciencia que
ensefla usar de los bienes materiales, de modo que el
hombre se mantenga decorosamente y ejercite su actividad
segun su naturaleza. El fin del sustento decoroso y de la ac-
tividad social sera apetecido por el hombre y enseflado por
el filOsofo absolutameute ; pero los medios de riqueza serin
apetecidos y usados en tanto, cuanto seen necesarios para el
fin de la villa honesta y naturalmente sociable. El aumento in-
definido de la riqueza tan ponderada y recomendada por los
economistas, es pues, un absurdo, como absurdo seria , el
que un medico recomendase al enfermo que se proveyese y se
aplicase indefinidamente medicinas y vegigatorios; y el cono-
cido aforismo econemico : multiplicad las necesidades del
lujo para favorecer cl aumento de la production es en teoria
tan absurd() como lo seria en Boca de un medico este otro:
multiplicad las enfermedades para favorecer la production
de los boticarios. lQue macho que una teoria econemica que




.268 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
induce a tan absurdas proposiciones Maya labrado la desventu-
ra cle los pueblos en donde se ha aplicado?


925. Mas ye estoy viendo una tremenda objecion que se.
oeuvre a los preocupados quo hayan bebido la doctrina eco-
nOmica en fitentes ruenos puns. « i Quitar a la produccion el
aguijon de la necesidad„ ca atractivo del placer! iStienos asce-
ticos de quien no conoce al hombre en la realidad , sino solo
en sus contemplaciones! iLimitar Ia produccion al mero sus•
tento y al trabajo! i;Creeis volver !a sociedad moderna a las
tiendas de Abraham y a la edad patriareal?p A medida que
vamos edesenvolviendo las consecuencias de . nuestra teoria,
comprenderA facilmente el lector que nosotros adniitimos to-
tos los adelantos de civil cultura y que solo rechazamos aquel
lujo quo produce el desequilibrio entre los clases acomodadas
y los pobres que tiene agobiada a Ia sociedad presente. .Pero
como esto pertenece a la economics social, y yo estoy habian-
do en,general de la idea universal de economia, no puedo res-
ponder por ahora mas estensamente a la seeunda parte de la
objecion. Solo hare observer que siendo el hombre natural-
mente sociable y por consiguiente llamado A prornover en los
demas como en Si mismo los intentos del Creador, el deber de
ejercitar su actividad no le obliga solo a trabajar pare si, sine
(ie le oblige tambien bajo muchos cenceptos a trabajar para
otros. Este trabajo, al peso que aprovecha mediante la reci-
procidad , pone al hombre en la necesidad de trabajar e/
mundo material , y trabajando en el incita a nuevas. aplica-
ciones a las . :fuerzas individuales con perfeccion siempre cre-
ciente. Por donde yes quo los fines del Creador !men activo
al hombre racional, ya sea por los deberes que tiene para con-
sigo .mismo, ya por los que tiene para con otros, sea por ra-
zon de justicia ó de benevolencia; y este doble impulso le
conduce naturalinente a subyugar y perfeccionar toda latier-
ra que le ha lido concedida por el Creador trabajando cuanto
pueda ; no solo en beneficio propio, sine para el sustento y
comodidad de todos los hombres, y especialmente de los mas
necesitados. Pero de esto traLaremos mas ampliamente en
otra ocasion.


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 269
930. En cuanto A la primera parte de la objecione,..1JAicil


observar que cuando el IllOsofo ensefia 'al hombre los princi-
pios de la razon no lo sustrae al incentivo de los sentidos;asi,
pues, habiendo nosotros considerado poco ha la necesidad y
el placer como auxiliares de la voluntad racional, no homes
podido menos de aceptar sus impresiones y sacar partido de
ellas como otra vez lo hemos sacado de la intolerancia del vul-


para contener a los gobernantes (1). Al decir al hombre
Glebes procurer la riqueza pare sustentarte, no le hemos exi-
mido del hambre y del frio, sine que dejandole este?, estimiilos
del_ hombre animal, hemos afiadido otro incornparablemente
mas fuerte para el hombre racional, sacAndolo de la condition
de bruto a que los adversaries quieren condenarle. Th sientes
la necesidad, le hemos dicho, y el sentirla te estimula a que
la satisfagas; pero to voluntad fiesta irresistihlemente ligada per
ese estimulo? No, tit podrias resistir al impulso si este no te
descubriese una ley del mismo Dios. Pero si reflsxionas bien,
comprenderAs por semejante impulse que Dios quiere quo te
summates y trabajes; ;, y puedes to racionalinente resistir a su
voluntad?


931. Nuestra teoria reune, pues, todas las ventajas del
sistema anadiendole nueva fuerza, guiandolo per el
Camino del Orden y enalteciendo/o a tun grandeza no conocida
antes per el; pero la teoria filoshfica es tin pure substratum
de la teoria cathlica. El Catolicismo, al descender de la&razo-
nes sobrenaturales al polvo de nuestra naturaleza, hate pre-
cisamente lo mismo que el rayo del sol al descender sabre la
tierra, la reviste de nuevas bellezas, dotandola de nueva acti-
vidad, de que no seria capaz mientras ' permaneciese corrom-
pida bajo el predominio del principio epichreo. Mientras el
hombre dice: gozar gradualmenle es mi felicidad, su embru-
tecido corazon es inaccesible al influjo celestial (2). Pero tan
pronto como remontAndose de los sentidos A la inteligeneia ha
sabido decir: el objeto de nil felicidad es Ain bien in finito y mi


(1) Vase tome I. cap. 10, Or. S.°
(2) Anintalis Homo non percipit ea gem sant spiritus Dei.




270 AP. PRÄCT. DE LOS PRINCIPMS TEORICOS
felicidad presente es el Orden con que tiendo a aquel. ha
abierto su corazon a la gracia (1), lo ha dispuesto Para recibir
sus impresiones y los efectos de Ia gracia principian, sin que
sea necesario destruir la obra natural formada al principio del
mundo por la virtud creadora. cual sera bajo la influencia
de la gracia la idea de las riquezas y por consiguiente Ia idea.
de la ciencia econOmica? Kxarninemos primeramente los prin-
cipios dogmaticos universales con que se forma la idea justa
de la riqueza, despues los itnpulsos sobrenaturales con que la
voluntad se siente movida a seguir A la inteligencia, y por Ul-
timo, la influencia que ejercen en el trabajo y las condicio-
nes para que aquella sea eficaz.


S IV.


La riqueza, segun la idea catölica.


932. Entre los muc'nos auxilios que prest.a al principio del
'Orden la idea cristiana, solamente recordarOmos dos, para no
hacernos demasiado asceticos, aunque la ascetica, como vere-
mos luego, no es tan extrafia a la economia corm algunos qui-
sieran creer. Esos dos auxilios son el principio de la expia-
eion y el ejemplo del Redentor. Rasta aqui considerado el
hombre en la filosofia del Orden, la riqueza apetecida como
medio, conserva todavia gran fuerta para excitar desordenada-
mente la ambition humana. Vertlad es que al desOrden se opo-
ne la razon ; pero sera esta siempre tan exacta en su medida
y tan poderosa para regular sus actos, que jamas se extralimia
te? Conocer un bien qua halaga los sentidos y no excederse a!
procurarlo, es cosa que se imagina con mas facilidad que se


(4) El Concilio de Trento exige como condition del perdon pie
el penitence comience a aniar a Dios, tacnquam totius fusticio3
fontcm.


DE LOS GODIERNOS LIBERALES. 271
ejecuta, aun en el estoicismo de aquellos Brutus quo a despe-
cho de su heroismo prestahan A la usura de 70 por 100; icuan-
to mas tratAndose de la desparramada multitud de todas las
generaciones de hombres vulgares! Por consiguiente, cuando
la misericordia del divino Reparador quiso restaurar electiva-
mente y poner en vies de ejecucion el designio prirnitivo for-
mado por el Creador respecto del genero humano, debiO nece-
sariamente tomar una providencia mediante la cual el Orden
ideal fuera posible en nuestra corrompida naturaleza, no solo
para los Animos mas sublimes, sino tambien para la multitud
de los Animos vulgares; una providencia por la cual los me-
dios materiales, cuyos excesivos atractivos sensibles habian
seducido ligeramente la inteligencia y la voluntad en su esta-
do natural, perdiesen A los ojos del entendimiento cristiano
aquel incentivo y pudiese el hombre en sus juicios y en sus
deseos acomodarse a la idea pura del Orden; debia en sustan-
cia hater lo que se Mace en la balanza que se inclina por peso
A uno de los lados y se quiere restituir 0 su natural equilibrio;
esto es, contraponer un peso igual. Y este contrapeso se ofre-
ce cabalmente al cristiano respecto A la idea de la riqueza, ade-
más de otros muchos, en el principio de la expiacion; princi-
pio esencialmente intimo connatural 0 la idea del Reden-
tor, y por consiguiente, a la idea del cristiano. Porcine ode
que hemos sido redimidos? De la culpa original. zCual file el
medio de la redencion? La vida y Ia muerte de Cristo. La idea
de culpa engendra la de expiacion; la vida y muerte del Reden-
tor se nos ofrece como modelo a que debemos sujetarnos.


933. Esos dos principios son por tanto oportunisitnos para
corregir el excesivo atractivo de las halasiiefias impresiones de
los sentidos que influyen en la idea de Ia riqueza. El dogma
de la culpa original seguido de la condenacion de sudar el
pan y de esperar la muerte, ensefia al cristiano a desconflar
de aquel lucent ivo sensible pero venenoso, ensefiândole al mis-
mo tiempo el trabajo y las privaciones como medio de expia-
cion. De aqui quo el cristiano, lejos de anhelar el gozar gra-
dualmenle, se cree en peligro cuando gusta semejantes pla-
ceres, y se cree feliz cuando consigue vencerse y privarse de




272 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
do's Esta doctrina no agradara macho a ciertos econo-
mistas que parece que no hart oido nunca que hay en el mun-
do un Evangelio- ensefiado por Dios Crucificado. etontinuarAn
en el epicurismo de Gioya y de tantos otros del mismo jaez,
repitiendo que arestringir las necesidades por medio de pri-
vaciones dolorosas, es un principio 6 de herOica desesperaciort
nacido del pesimo Orden social o de una torpe incuria que re-
nuncia al goce solo por el terror de sufrir ..... La restriccion de
las necesidades es aria falta de estimulo para el progreso•in-
dustrial, y una falta de ocasion para los gores..... Se puede
erigir en axioma: Que las necesidades deben ser de tat natu-
raleza, que salisfechas nos reporten una utilidad real, y ver-
daderos 6 inocentes placeres, y tonics que no sobrepujen los
medios de satisfaction qua puedan obtenerse. Y digo que
puedan obtenerse, porque si el hombre no concihe necesida-
des snperiores a los medios que posee, la industria permane-
ceria inerte (2).).)


Asi continuarAn repitiendo los economistas utilitarios (y
netese biert aquellas palabras que puedan obtenerse, palabras
cup importancia verernos 'más adelante); pare los catelicos,
si no reniegan de su fe continuaran en aquel combate contra
la sensualidad qua forma el carActer especial del penitente
sonietido a la expiation y del discipulo de Cristo (3).


934. Continuaran , digo , porque ninguno de rnis adversa-
rios niega que este ha sido el carActer del cristiano hasta el
principio de la Edad moderna , eondenando altos la Edad
media precisamente por aquel espiritu de austeridad que ar-
rastraba no solo frailes y solitarios , sipo pueblos y Principes
y hasta Princesas a vestir humildemente , al ayuno , al cilicio,
y a la peregrinacion. Este espiritu que la Iglesia enjesultada
no quiere todavia regenerar, quitando a los ojos del catelico


(1) Qua; mihi fuerunt lucra, arbitratus sunt propter Christum
detrimeata. Philip. III. 7.


(2) Scialoja. Prin. de econ. soc. cap. I. sec. 4.', parrafo 7.°,
&Inter° 447.


(3) Qui Christi sunt carnem suam cruxifixerunt. Galat. V, 24.


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 273
el prestigio .de la riqueza , le pace facil valerse de. ella solo
como medio , segun los principios de la recta filosofia.


935. Por este desprecio de las riquezas temen los 110107
rios, como acabamos de oir a Scialoja, que la industria per-
manezca inane por falta de eslimulo en el progreso indus-
trial, y si sus temores concluyeran con lamentar la perdida de„
alguna esencia olorosa, de alguna delicia gastronOmica, de, al-
gun hallo 6 festin mits lujurioso, no me tornaria la molestia
de discutir con altos. Pero si temen que el catOlico se abando-
ne como un Yoqui indio , sin mover an .dedo y sin pestafiear,
les demostrare que ban olvidado que el cristiano, no solo tra-
baja por necesidad de su naturaleza, sino por debar de expia-
cion. De donde se sigue que no solo el pobre y el artesano ,
sino, el rico y el patricio se creen obligados al trabajo. Dc
manera que aunque al hacerse catOlico el pueblo, no estimu-
lade por el incentivo de los placeres, distninuyere algo en el
deseo de trabajar , la sociedad no perderia en la suma total
de sus riquezas, compensandose la falta de aquel incentivo en
los pobres con el deber de trabajar en los ricos (1).
- 936. He aqui otra ventaja inestimable para nuestros tiem-


pos: el introducer mayor iguald td entre las varias clases socia-
les quitando esa distiacion tan rnarcada de trabajadores y ocio-
sos.que escandaliza a los artesanos comunistas; los cuales no
pueden comprender que la Providencia haya. querido dividir a
la sociedad humarta en alegres ociosos de una parte y traba-
jadores necesitados de otra. Cesa semejante separacion afire
los catOlicos , tan pronto coino el trabajo no es solamente una
necesidad de la naturaleza para los pobres , sino an debar


(I) La compania de San Pablo, suprimida poco ha en Turin
por los liberates, era una prueba viva de nuestro aserto. Personas
de las mas distinguidas de aquella capital se de.dicaban gratuita-
mente a trabajar en una complicadisima administracion, en don-
de, en servicio de los pobres, hacian de agentes, de secretarios,
de abogados, no para ganarse e' pan en que abunclaban, sine para.
cumplir el deber del hombre y del cristiano. El trabajo pasara


lo sucesivo a manos de los liberates, que convertiran en ganan-
cia propia lo que se hacia para socorrer a los pobres; iy esto se
llama administracion de bene/icencia!




DE LOS Of:1E1E1MS LIBERALES. '275
del necesario sustento. Necesario digo, porque el catOlico no
medira el pan al que trabaja con aquella avaricia de los uti-
litarios ingleses que en el Parlament° calcularon, no lo nece-
sario para vivir , sino to suficiente para no morir. Be aqui que
una proposition de ley que proporcionase a los pobres arte-
sanos algun alivio , vino a sancionar con el asentimiento pu-
blics la crueldad de los emnresarios.


939. Cuando los derechos del operario se miden con ei
concurs° de la caridad catOlica, el que compra los brazos del
artesano se los pagarA al precio que racionalmente quisiera
para si mismo; es decir, de tat manera que sea suficiente para
el sustento de un hermano, segun el antiguo valor de esta pa-
labra. Y no porque el hermano obligado por la extremada mi-
seria ofrezca el trabajo a menor precio, consentirA el jamAs
en apropiarse sus sudores. Comprendo que en el comercio
ordinario estos principios econOmicos no suelen tener apnea-
cion practica, siendo pocos los que son capaces de medir jus-
tamente las necesidades del trabajador y el valor de su trabajo
valuados por el tat vez indiscretarnente; pero nosotros no da-
mos ahora la regla prActica, damos los principios universales
y principio universal para el catOlico; segun la sentencia de/
Genesis, es que el sudor debe producir el pan.


Y no solo para el hombre que trabaja, sino para la mujer y
para el pequeiMelo que forman la familia y preparan su con-
tinuacion. Aqui Scialoja esta con nosotros de acuerdo. Los
economistas, dice, llaman Casa natural del salario a aquella
cantidad de merced que basta para el mantenimiento del
trabajador y para la PERPETUACION DE LA ESPECIE. Porque el
deslino principal de las entradas es el conservar el fondo
productivo del trabajo lo mismo quo todos los otros (I). Pero
esta verdad tan evidente a los ojos, no ya de la caridad, sino
de la economia, icomo ha sido respetada por otros muchos
economistas? iCtian:os son los que con Malthus condenan al
operario, o al celibato forzoso o la muerte, 6 los que con


(I) Scialoja. Principios de economia social, cap. I, parrafo I,
nine. 423, pag. 04.


274 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
de expiacion para todos. He aqui el resultado de aquella
sentencia del Genesis: comerds el pan con el sudor de tu.
rostro.


937. Pero no acaban aqui las consecuencias ben6ficas de
aquella tremenda y al mismo tiempo misericordiosa condena-
cion. Si el catOlico aplicAndola a si mismo ve en ella una sen-
tencia criminal, aplicAndola a sus prOgimos encuentra una
importantisima ley comercial. Si en el primer sentido el °Finn-
lo divino tiene un valor negativo, en el segundo to tiene po-
sitivo; y los dos preceptos podrian espresarse en forma prover-
bial con estas cuatro palabras: si el pan es sudor, el sudor
es pan, 6 menos !actinic°. el que no suda no debe corner,
debe comer el que Buda.


Acostumbrados a considerar aquellas palabras de la Biblia
corno sentencia penal , muchos no rellexionan en el valor que
tienen como sentencia comercial; pero por poco que se retie-
xione , se comprendera que si no admitimos el principio des-
naturalizado de que algunos individuos humanos nacen desti-
nados a rnorirse de hombre , todos deben vivir con su trabajo
o mantenerse a expensas de otro. Que se mantenga de esta
suerte al invalid° , pocos tendrAn hoy el valor de negar-
lo ; pero el hombre robusto que no tiene otro tesoro que sus
brazos, claro esta que tiene que vivir de sus brazos. He aqui
una ley fundamental para apreciar los valores sociales.


958. Los economistas nos dicen que los valores se deter-
minan en el comercio por la oferta y la demanda; y con este
principio (del que deducen que los capitales pueden darse
a usura cuando son muy buscados) aplicindolo a los brazos
del pobre , han reducido at proletario al extremo de la opre-
sion, disminuyendole el salario a proporcion que crece la mi-
seria pues cuanto Inas miserable es el artesano, tanto niAs
obligado se ye a ofrecer sus brazos a infirm precio. lPero es
esta una medida justa del trabajo? Ficil es comprender que
un catOlico se guiari por otros principios.


No solo como veis , la oferta y la demanda no pueden in-
fluir realmente para alzar 6 bajar los precios, sino . que el pre-
cio infimo deberA ser siempre tat , que el obrero se provea




276 AP. PlIACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
Sismondi recomiendan el matrimonio a la avaricia de los
empresarios! Facil es comprender que si Ia mujer y tal vez los
hijos no proveyesen a las necesidades domesticas, no irodria
el operario emplear libremente el dia en servicio de quien le
page:Este verdad es tan evidente, que Ia mire la caridad ca-
tOlica intuitivamente como axioma y la aplica con aquella
faciiidad con que el administrador O ei juez deciden en ne-
gocios que no le son prop ios. Y es un principio muy trivial
entre los catOlicos toe el rico, respecto de Dios, es alas Bien
depositario que propietario de las riquezas.


He aqui, pues, los principios de economic que el Cristia-
nismo deduce de la idea de la culpa original y de la Pena que
111.6 su consecuencia para tortalecer los principios filosOficos
acerca de Ia riqueza. Las riquezas, dice, son un medio de sus-
tento, no una luente de placer, de ese placer que inunda fu-
nestamente a toda la raza humane: el privarrne de 61 me li-
brary


de nuevos peligros y me servira para espiar las culpas
pasadas; pero la abstinencia no me dispense de la ley del tra-
bajo, y si con mi trabajo aumentO mi capital estos redundaran
en provecho de mis hermanos, y antes que todos gozaran de
ellos los que l0 merecen A taut °


de merced. Ved que comuni-
cacion de afecto y de sustancia se establece entre el rico y el
pobre por las doctrines del Catolicismo.


940. Agrega a estos sentirnientos el ejemplo de Dios em-
pobrecido per el hombre, y considera que fuerza adquirira en
el corazon del cristiano el despreclo de las riquezas, y por
consiguiente , la perfectisima libertad de su razon al usar de
elias tan solo segun la norma del Orden ; y reciprocamente
que confianza se despertara en el pobre pare recornendar al
rico las propias esperanzas y las propias necesidades, descu-
briendo en su conducta tan viva penetration de los principios
catOlicos. No faltan hoy entre los filantropos ciertos doctrine-
rios , que aterrorizados por los peligros de levantamiento y de
saqueo, ban copied° de los catOlicos el lenguaje evangelic° pa-
re edification de los comunistas, a los (males con meliflua elo-
cuencia exageran la nobleza conferida al trabajo por un Dios
que se hizo por nosotros artesano en Nazareth. Pero haste que


DE LOS GOBIERNOS LIDEDALES. 277
ellos mismos no se trasformen en artesanos, emulando la glo-
ria que van predicando, hasta que no agreguen a la predicacion
de los deberes al artesano la practice de la mortificaeion y de
•1a caridad cristiana; mientras ensalcen la sopa frugal entre
los vaporer del vino y de, las ricas viandas, y la sencillez de
una pobre habitacion , pisando tapices de Flandes y sentandose
en divanes de terciopelo, temo mucho (pie su predicacion .no
sera provechosa , y que el artesano responders que es may
hermosa y buena la nobleza del bracero, pero que su estOma-
go y los de sus hijos quieren pan y no palabras.


Haced, por el contrario , que yea que el rico se considera
igualmente condenado al trabajo , que divide espontaneamente
con el pobre sus riquezas como to hacen tantos patricios y se-
floras verdaderamente cristianos, quitando al lujo lo que in-
vierten en caridad, y'vereis con que facilidad acepta por si
esos tnismos principios (pie deben perfeccionar entre los cris-
tianos todo el Orden econOmico.


941. El predominio de los principios introduce en la eco-
nomia politica otros elementos por parte de la voluntad entre
los que queremos considerar primeramente el que es mss pro-
pio de los catOlicos, la caridad. Si la Pena del trabajo no estu-
viese sazonada con este element°, no podria esperarse esa uni-
versal eficacia con que obran las ensefianzas del Evangelio.
Pero ,cuando se despierta en los anitnos la ebispa electrica de
la caridad, entonces el ejemplo, de Cristo, adquiere una . fuer-
za incomparable; y aquel principio tan trivial de la bona-
cencia cristiana, por el coal el mss miserable de los prOgi-
rnos es hermano del Redentor, y tiene derecho a aque-
llo que a nosotros nos sobra , adquiere esas proporciones
prodigiosas que limn el heroismo de la propia abnegation
haste parecer imprudencia y locura. Entonces un Paulino •de
Nola, despues de Haber dado todos sus bienes, se venders
asimismo por esclavo; entonces un Tomes de Villanueva no
guardara de los grandes productos de la mesa arzobispal
ni siquiera un lecho sobre el cual pueda recostar su cadaver
moribund°, y se vera obliged° a recibirlo prestado, pare mo-
rir, del mismo pobre a quien se lo habia dado. Ejemplos ma-


TOMO 11.


49




978 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
ravillosos, y sin embargo frecuentes en su heroism°, a los
cuales podrian agregarse otros a millares de hombres vivos
todavia, convertidos en administradores de los pobres respecto
de la riqueza que han adquiriclo legitimamente y que consti-
tuve su propiedad exclusive. i, En deride se encontrath este
generosidad sino en el arnor de Dios pie trasciende a los her-
manos !nes miserables?


942. De este sentimiento tan dulce sederiva en Ia economia
catOlica otro element° dignisimo de la observation de un fileso-
fo, la espontaneidad del Orden. Ilicimos notar antes que este
espontaneidad es un catheter enteramente propio de las obras
de Dios, asi comp por el contrario la contradiction es catheter
de todo artificio humano; lo cual se esplica por la sencillisi-
ma razon de que Dios crea las cosas adecuadas a sus fines,
mientras que el hombre se vale para fines propios de las co-
sas ya creadas ydotadas de cualidades, no todas oportunas para


• elks, por to cual se ye obligado a neutralizer con una la re-
sistencia de la otra. Asi cuando el Creador forme la sociedad
domestica, para garantia del debit infundie la ternura paterna
en el corazon mAS fuerte. El hombre, por el contrario, cuan-
do quiere hacerse creador de la sociedad no sabe hacer otra
cosa para garantia del sada° que poner en contradiction los
derechos del superior.


Pues esto mismo sucede en las relaciones comerciales. El
hombre que quiere asegurarlas sin conciencia y sin de,penden-
cia , p ace todo cuanto puede para combiner los intereses y
derechos que se combaten; y mientras dice el rico: •oliaz todo
lo que puedas para enriquecerte esprimiendo a los' pobres,e
se vuelve a los pobres predicindoles la asociacion y animAn-
doles a defenderse contra los ricos. Y cuando ha conseguido
crear ese antagonism°, cree haber dado• la Vida a la sociedad
y cornpone el panegirico de la compelencia.


943. El Evangelio , por el contrario , pare unir a todos
en una misma sociedad, impone al rico el deber : de la genero-
sided en el der, y al pobre la paciencia en el sufrir, constitu-
yendo de este suerte al rico en administrador de los pobres,
é infundiendo a los pobres la gratitud para con los ricos. iQue


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 279
maravilla que ci pobre tome entences por protector de sus
intereses a ese mismo rico con quien la heterodoxia lo indis-
pone y contra el cual le arena corno a un enernigo!


944. Pero para producir esta tranquilidad de confianza es-
pontanea, el Catolicismo adquiere fuerza del conjunto de to-
das sus doctrines, y 116 aqui por que puede obrar aquellos
portentos a que la filosofia , aun la mAs recta, no podria si-
quiera aspirar. Para que el pobre confie en el rico, es precise
que lea en su conciencia los preceptos de sus obligaciones.
lY podria leerlos si una autoridad universal no los publi -
case igualmente al rico y al pobre? La idea de la autori-
dad catelica, es, pues , base esencial de esta confianza reci-
proca.


945. Pero no baste esto : nadie puede tener confianza de
alcanzar lo que es imposible. La humillacion del grande haste
la choza del miserable , cs obra que repugna demasiado a la
indole de, la naturaleza corrompida para que puede mirarse
coma generalmente posiblo y ordinaria. Pero para los cateli-
cos acude en auxilio de Ia debilidad, de la naturaleza, la fuer-
za de la gracia, yes cosa tan comun el ver a los grandes em-
paquenecerse no solo cuando renuncian al mundo entrando
un clAustro , sino aun viviendo en el siglo entre comodidades
y riquezas, que el hecho ya no produce ni sombre de admira-
tion en los paises verdaderamente catelicos (1). Y siraiendo
en si mismo tambien el pobre los prodigios que la gracia obra
en el cristiano, que maravilla que espere otro tanto de quien
nada en las riquezas ?




946. Se que no faltara algun economista quo se sonria al


(1) No hay en Roma quien no recuerde aquella madre de los
pobres desamparados , la Princesa Borguese, en cuyos funerales el
llanto de los mismos pobres fad el mss solemn ornament° , y
todo Roma vie en la terrible inundation de 1846 al Principe su
esposo andar de case en case en •una barquilla llevando el ali-
ments cotidiano. z Pero quien habla ye de estos hechos? Eatre los
catOlicos son harto frecuentes. En cambio el liberalismo hubiera
atendido a aquellas necesidades dando un baile en favor de los
muadados.




280 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
vernos esperar de la esponthnea voluntad de los ricos, el bien-
estar de los pobres; pero riase enhorabuena, yo le compadece-
re porque se muy bien que las obras del catOlico no pueden
comprenderse sin la 1'6 y sin la caridad. Pero esa sonrisa
burlona podra borrar una sole silaba del Evangelio, 6 de la
historia uno de esos hechos que registra con tante ahundancia
la caridad cristiana? por venture por esa sonrisa tan-
tos Hospicios, erigidos desde los tiempos de los Cesa.res per-
seguidores para alivio de toda suerte de desgracias? 6 use olvi-
daran las iarguezas de tantos Monarcas que se empobreciercn
por socorrer a otros? iSe contiscaran los bienes legados a la
Iglesia para que distribuyese al menos una tercera parte entre
los pobres? Riase, pues, elfeconomlsta de quien funda espe-
ranzas en la caridad catOlica , pero recuerde que esta rise es
una contradiction. Recuerde que 61 mismo habra censured°
en otras ocasiones la excesiva largueza de los ricos en doter
monasterios y la excesiva largueza de los monasterios en man-
teller ociosos y vagabundos. iY sabe el que asi se burla quie-
nes son esos vagabundos, cuyo Ocio enciende su eelo que calla
indulgente ante el Ocio de los ricos, si es que 61 no participa
de los refinados placeres? Estos vagabundos son aquellos pro-
letarios feroces que en otros paises, en donde el rico solo
Diensa en gozar, van corriendo furiosos a centenares y a mi-
Hares con la antorcha incendiaria en la mano, gritando que
tienen derecho al trabajo , que la propiedad es un robo , que
/a tierra es de todos y para todos. Estos espectaculos de terror
tan frccuentes en los paises heterodoxos no los conoce el cat6-
lico. iY sabeis porque? porque entre los catOlicos, el rico es
mas bien depositario que propietario de sus bienes , y oye to-
dos los Bias , se le intima esto mismo, no por los ahullidos de
un populacho furibundo que le obligaria a cerrar la gabeta y
la case , sino por el suave imperio de una conciencia que le
induce 6 abrirlas prometiendole ciento por tint).


947. Todo , concurre en el Catolicismo a ordenar
en rigurosa armonia las relaciones entre el pobre y el rico;
las ideas, los preceptor, los sentimientos y los ejemplos. La
idea de la riqueza si no Dierde sit atractivo para los sentidos,


DE LOS GOBIEITNOS LIBERALES. 281
hate recelar y temer a la razon; el trabajo , lejos de ser un
envilecimiento para el pobre, es un deber hasta para el rico;
este deber pie fructifica pare el rico el derecho al pan que
tiene, lo fructifica igualmente para el pobre, y el pobre lo es-
pera conociendo la influencia del debar y de la piedad en la
conciencia del rico , y el rico lo cemple fortalecido con aque-
lla gracia que lo hermana con el pobre, y a uno y a otro
de auxilios de inestimable dalzura el ejemplo de Dios que
trabaja y padece en el pobre y atesora y da generosamente
en el rico. iEn donde encontrareis fuera del Catolicismo este
conjunto de.elementos sobrenaturales?


948. He aqui por que motivo sera siempre imposible en
las sociedades heterodoxas evitar 6 exterminar el terrible ene-
migo de la propiedad, el comunismo, si no se acude a la es-
clavitud y al embrutecimiento del proletario. Leed las defen-
ses de la propiedad hechas por Thiers, Bastiat, Guizot o coal-
quier otro de los economistas descreidos, y el mejor que podais
encontrar (si lo encontrais) sera un pAlido reconocimiento
del derecho, segun la razon. Pero este Razon ono habla tambien
en favor del pobre? iY el pobre que escucha las dos rezones
contraries sera impartial al sentenciar entre las dos? .1.‘lo vera
que su propio derecho puede conculcarse porque 61 es debil,
y que debe ser conculcado porque asi lo exije el interes del
rico, y que se conculca de hecho toda vez que 61 se muere de
hambre A la puerta del rico, al olor de un banquete opulent°,
como al sonido de la mitsica y a la vista del lujo fastuoso que
parece que le insulta?


Raced , por el contrario, que yea a los ricos en general
persuadidos en el deber de socorrerle; que los yea dispuestos


hacerlo ayudados por una gracia omnipotente , y que .esta
ornnipotencia aparezca eficaz en los hechos, y entonces podri
persuadirse a que todos los derechos deben respetarse, que el
Evangelio ha pensado tambien en 61, y que no es para 61 solo
el infierno.


949. No se da, pues, cumplida respuesta al comunismo si
la predicacion A los pobres no va seguida de la predicacion A
los ricos, y por la misma razon no bastarilit'nrirnera para con-




282 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TE6RICOS
vertir a los pobres, si no basta la segunda para convertir a los
rims, en lo cual quisiera que pensasen estos nitimos por su
propio bien, mirando y proveyendo a su eminente peligro. La
verdadera revolucion social, quiero decir, la revolucion de los
principios comenzO por los ricos , y el impio de Ferney se
congratulaha poi ello con la conocida blasfemia : «Solo los vi-
llanos creen ya en el Consustancial ; b y entonces, Les Bens
eomme it fain , riOndose del Consustancial y de sus consejos
y preceptor, se divirtieron en crear esa inmoderada necesidad
de lujo que forma la pobreza de los ricos y el hambre de los
pobres, no habiendo ya quien sea tan rico que le sobre algo
con que matar el hambre del pobre. Pero el Consustancial,
ó major (para no profanar nuestro lenguaje con estas execra-
bles blasfemias) el Verbo Eterno tom boy su revancha y en-
via a los villanos para contestar a las gentes comma it faut
haciendo que se comprenda por los pobres que la desigualdad
entre epos y los ricos ha llegado ya a punto de lastimar des-
apiadadamente la naturaleza y la razon. Ilasta aqui la diferen-
cia se reducia solamente a algun adorno mas en las habitacio-
nes , a alguna habitacion mas en el domicilio , a algun plato
mas en la mesa; el pobre podia decir al levantarse con so
familia, satisfecho de su parca pero suficiente mesa : «En sus-
tancia somos iguales al rico : el cansado con los trabajos men-
tales lleva a so cuerpo enfermo manjares mas delicados; noes-
tra comida es material como nuestro trabajo, pero nosotros
estamos quiza mejor de salud.. Pero cuando la diferencia entre
los dos representa por una parte al epictireo que nada ocioso
entre placeres , y de otra al operario que se muere abrumado
por el trabajo, rodeado de una familia hambrienta, zdonde esta
entonces la igualdad de la naturaleza? icomo conseguireis per-
suadir al pobre a que la respete mientras el rico la pisotea?


' Estas observaciones, asi como demuestran que no hay sal-
vacion hoy para la sociedad sin el concurso de los ricos (el
coal no sera nunca sincero, eficaz duradero fuera de la Igle-
sia catelica,) asi demuestra tambien que si los ricos no vuel-
ven al catolicismo praelieo con la abolition del lujo y la mo-
licio, considerando lo que les sobre wino derech) de los pobres,


DE LOS GOBIERNOS LI13ERALES. 283
estos saran los ejecutores de la justicia divina contra su disipa-
cion, como los subditos lo faeron bastante contra la prepoten-
cia de los gobernantes. Culpables son los sfibditos y culpables
los pobres individualmente (I) arrogandose on oficio que se
ha reservado a si misma la divina venganza, pero cumplen el
fin de aquellas leyes providenciales con que la sabiduria in -
finita guarda con preciso equilibrio el Orden material entre
esos protervos que pondrian el mundo en conmocion si pu-
-dieran violar a mansalva el Orden moral.


950. Delo dicho hasta aqui, se desprenden como veis dos
consecuencias. La primera es que fuera del cristianismo la
rectitud de la ciencia econennica no pasari de ser especulati-
va; solo en el cristianismo podra ser una verdad. zPero faltan
acaso doctrinas de Orden fuera del catolicismo? No creo que se
encuentren nunca coherentes y completas , pero el negar que
aun entre los incrddulos se encuentran hombres honrados que
aborrecen la opresion del pobre, la disminucion de los sala-
rios, la postracion de la education popular, la carestia de los
articulos mas necesarios, etc., seria en mi concepto una injusti-
cia. Algunos han predicado y han promovido el bien del pobre
con esftterzotanto mas singular, cuanto que era menos favoreci-
do par los principios puramente naturales en que se encerraban.
,Pero que resultado han obtenido hasta ahora? 6Que propor-
cion hay entre la predication y sus efectos? Sin negar absoluta-
mente toda fecundidad A tantos buenos deseos de espiritus
naturalmente honestos, creo no ser injusto si afirmo que el
resultado de su trabajo ha sido hasta ahora inferior a la gran-
deza de los medios; qua en las alturas del reino industrial el
predoroinio de la avaricia vence las propensiones beneficas; que
es poco lo que se escurre a los valles de aquel alcâzar qne se
levanta en la cumbre; que es mas facil encontrar entre los
descreidos espresiones de afecto , que sacrificios personales;
que a los centenares de hermanas de la Caridad y de relig,io-
sos de otras Ordenes bienhechoras, dificilmente contrapone la
filantropia algunas decenas de imperfectos imitadores. zY por


(I) V(r,


illi per quern scandal= venit. Matth. XVIII, 7.




284 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
que? Porque en el Orden natural el bien de los medios aun-
que se mire con la razon como bien secundario, tiene toda-
via gran fuerza para arrastrar la voluntad con el atractivo sen-
sible no compensado por los principios de la Fe y de las dulzu-
ras de la caridad.


951. Y si por la primera consecuencia es evidente que
no es posible una economia practica en una sociedad no ca-
tOlica; la segunda consecuencia nace espontineamente de la
primera. ,;Quereis ordenar econOmicamente una sociedad? Re-
novadla en el espiritu catOlico, y la ciencia econOtnica podra
deducir valerosamente las mas rigorosas consecuencias del or




den moral con la seguridad de encontrar en los corazones de
los buenos catOlices un eco fiel de las mas arduas verdades, un
ejecutor herOico de los sacrificios mas generosos. EntOnces
la economia podri indoor al rico el deber del trabajo, de la
frugalidad, de la liberalidad, y predicando al pobre la paciencia
le asegurara el susten to, no armandole de on derechopara que
se insolente, sino uniendole al rico, su bienhechor, con senti-
mientos de gratitud y humildad.


952. Pero si a este fin conviene aceptar de la religion catO-
lica todos sus dogmas y todo su espiritu, conviene tambien re-
sucitar el desprecio de la riqueza y el honor de la pobreza en la
opinion piiblica. Pero mientras la sociedad, bajo pretesto de
reformar abusos continite la guerra del protestantismo contra
la humildad cristiana, contra la limosna y contra el mona-
guismo en que se personifica la pobreza evangólica; mientras
el abandono de las comodidades y de las riquezas, honrado
hasta por los pagano,s como Diogenes, Focion y Cincinato,
tenga por imico cortejo la burl y y el insulto, el dinero conti-
nuarit siendo el idolo social, la rabiosa einsaciable sed no co -
nocera otro termino que la imposibilidad material de aumen-
tarlo, y el que pueda oblenerse de Scialoja sera todo lo que
el delito procura, lo que esconde el secreto y In tine asegura
la fuerza.


953. Pongamos fin a estas premisas que eran necesariaz
para explicar los fenOmenos desastrosos quo presents la Ha-


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 285
cienda en los Gobiernos liberales 6 reformados por la heregia
especialmente cuando se mantienen bajo formas de represen-
tacion




national. En el capitulosiguiente entraremos en el cam -
po de las aplicaciones.




CAPiTULO VE


LA ADMINISTRACION EN LA PRACTICA.


§ T.


Economia social ci la moderna.


954. Hemos considerado pasta ahora is riqueza y la eco-
nomia bajo su aspect() mas universal, a la luz de los tres prin-
cipios: utilitario, human° ó natural y cristiano 6 sobrenatu-
ral. Tiempo es ya de que nos cinamos a los limites que nos
prescribe el asunto de que tratamos, considerando la riqueza
y la economia dentro de los limites de la sociedad politica.
A este fin, recordando breve,mente lo que en otro lunar he-
mos deinostrado con mAs amplitud, investigaremos que forma
revisten en la sociedad la riqueza y la economia bajo la influen-
cia de los tres diversos principios antes mencionados.


Qtie es la sociedacl a la luz del principio epichreo? En el
siglo pasado se estim6 como creacion del hombre, el cual re-
cibiendo por medio de los Organos la sensacion y la inteligen-
cia de sus necesidades , resolvi6 asociarse Para satisfacerlas
Inas cOrnodamente , y encontrandose entre afros animales
semejantes suyos, pact6 con ellos la union y la autoridad,
creando de esta suerte la mAquina portentosa de la sociedad.
En el siglo decimo nono estos sueflos del pacto social cayeron
en el desprecio de los sabios , pero el principio epichreo
aceptado aun universalmente por muchos ignorantes , pro-




288 AP. PRACT. DE LOS PIIINCIPIOS TE6MCOS
duce una idea de la sociedad fundada en la necesidad y en
el deseo de sentir gradualmente. Las teorias de Romag-
nosi repiten aun que el hombre ciertamente se siente
arrastrado a la naturaleza por la sociedad , pero lo es solo
por los vinculos de los sentidos , por el deseo de sentir gra-
dualmente , por el calculo que hace consigo mismo de la
mayor cantidad de placer que encontrarà asociado , comparada
con la que gozaria en la soledad. No de otra suerte parece
que piensa , aunque menos inmoral que otros -machos, el
desgraciado Rossi condo ensefia que el hombre estimulado
por el amor al placer , deseoso de multiplicar sus goces , no
tarda en reconocer que haciendo aluorros y aplicandolos
la production aumenta su riqueza. Asi es que la riqueza se
acrecienta por el trabajo y por el capital (1).


955. El hombre necesita de la sociedad porque ama el
placer ; pero no conseguiria sociedad ni tutela sino contribu-
yese al bien de los demas; por amor, pues, a si mismo aprende
a respetar los derechos de los otros, a someterse a un supre-
mo ordenador, al cual por interes propio concede el mismo la
autoridad pare que guie y el concurso de la fuerza para que con-
tenga a los asociados. Asi la sociedad estara formada de per-
sonas mittuamente unidas por el deseo de obtener cuanto pue-
den del auxilio de los demas , cediendo el minimum de los
propios bienes unidas por consiguiente , come dice Romag-
nosi , por un perpetuo antagonism° , cuya fuerza de repulsion
estara refrenada por la autoridad moderadora. Contra esta
en vane let:hat:5n continuamente las pasiones de los indivi-
duos neutralizadas por la fuerza prep onderante de que esti( re-
vestida la autoridad por el consentimiento espontaneo de toda
la sociedad.


956. Antes de contimaar , .permiteme , lector benevolo,
que te someta a una prueha. iSerias tit jamas de esos filesofos
utilitarios, a quienes la rectitud de su corazon no impide adop-
ter los principios sociales que acabo de explicarte? Si eres de
esos presentate conmigo en trente de toda la sociedad que te


(I) Rossi, curso de economies politica. Tom. lec. 2.`


DE LOS GOSIMINOS MURALES. '289
honra cornet ciudadano, y con animo linperterrito, pronuncia
conmigo la formula de tu fe diciendo aConciudadanos os
juro per ml honor que no os amo sine por mi interes; que no
os presto servicio alguno sine en cuanto espero de vosotras otro
tanto y mss; y si no confiase Hater con vosotrus un buen ne-
gocio , estad seguros que seria con todos vosotros un mal cria-
do , un opresor , un ladron , un homicide. Si arno a un pa-
dre, 0 una madre, a un hermano, a un amigo , Os aseguro
que al amarlos , stile busco el placer ; y si no esperase de ello
algun goce, Maria lo posible por echarlos pronto al sepulcro.D
Qtre dices de este, prudente y humano lector? iTendrias tit


en tu logica valor bastante pars pronunciar seinejante formu-
la de le prâctica? iNo to estremecerias antes de miedo, de
vergfienza, de indignacion? Puos una lOgica severs deberia
pronunciar este formula tan pronto come admitiese con rigor
el principio utilitario y pronunciarla sin vergfienza , porque
no puede haberla en obedecer las leyes de la naturaleza y los
preceptos de la legica. 1SP Deberia pronunciarla sin vergtien-
za pues segun la idea del set.' social explicada por el prole •
sor de Pavia, es dare que sacar lo posible y no sacrificer
nada al bien comun , sino vend:et:dole a precio de cualquier
goce , es un deber , no un derecho de todo hombre, sea Se-
iler 0 esclavo gobernante o sabdito , de case ó de fuera, y
sea su condition la que te plazca. Este deduccion es tan
evidente , que el autor profess explicitamente, que el sacrifi-
cio del individuo al bien pitblico es una idea absurda, y el
exigirlo una pretension tirinica (1).


957. Ahora bien: en una sociedad de este especie y con
tales principles, ique forma tomarin la riqueza social y la cien-
cia que la gobierna? La riqueza, genericamente considerada,
no es otra cosa que un medio de goce y de felicidad; la rique-
za social un medio de goce y de felicidad Y asi come
para el individuo el principle universal en el use de las rique-


(1) La razon iinica , universal é invariable de las •volicio-
nes ... es el nvrna gs. Romagnosi, Derecho penal. Tuthill, parra-
los 446 y 452 y siguientes.




r
290 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS 'mimeos


zas se reduce a aquel aforismo: Enriqudcele sin fin, para go-
zar sin limiles; asi la economia de la sociedad abrazara el mis-
mo principio aplicandolo a esta y dira: hacer que la nacion
se enriquezca indefinidainente para que pueda entregarse li-
bremente a todas las delicias.


9a8. Que este principio esta realmente adoptado en la teo-
ria y en la practica, me parece inutil confirmarlo mas prolija-
mente, pues que todos los econornistas , y en especial los del
siglo pasado to diran que la ciencia econdmica es la que
conociendo como nace, se dislribuye, circula y se consume la
rtqueza por eluso de los particulares y de la sociedad, flja
deantemano los principios para aumentarla cada vez mds (1).
Y que este aumento ha de tenor por objeto el placer, podras
oirlo , no solamente a ciertos animates de Epicitro, cuyo
nombre ha caido ya en el dprobio, sino tambien a ciertos
hombres discretos y naturalmente honestos que se esfuerzan
por otra parte en evitar las consecilencias funestas de sus
mismos principios, Entre estos rnerece contarse Sismondi, a
quien no rattan de vez en cuando moviinientoS felices de na •
tural honestidad. Lee su economia politica y en los prirneros
capitulos encontraras, que el legislador debe procurar para to-
dos iguales goces, sostener la multiplication de - las comodi-
dades de la vide y hacer participes a todos los ciudadanos
de las satisfaciones de la vide fisica (2). He aqui la idea y
la ley fundamental de la economia politica utilitaria: hacer quo
la sociedad se enriquezca y voce.


959. Pero a quien corresponde esta funcion del Gobier-
no? Corresponde al administrador, el cual, hombre to mismo
que los demis, esta obligado por su parte a enriquecerse cuan-
to pueda para ser feliz. Y como la felicidad exige para
jante raza de hombres gozar mucho y trabajar poco , cuanto
mas pueden sacar en •rovecho propio de la 'riqueza de los


(1) San Filipo. Exposition
troduccion . — 1/ease tambien
civil, tomo parrafo I, pig.
di: etc.


(2) • Sismondi,. Tom. I, pig.


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 291
otros, con el trabajo ageno, tanto mejor, cumplira su de-
her natural de tender a la felicidad. No hay quien deje de
comprender cuanto puede en esta materia el que gobierna;
cuando en verdad podra faltarle el medio de echar el agua


su molino? El ingenioso dicho de Helvecio antes citado por
nosotros que todo el arte de buen Gobierno se reduce ci tras-
portar el dinero de las bolsas gobernadas 4 las bolsas gober-
nantes, recibe aqui no solo una demostracion filosefica , sino
una verdadera sancion moral: el gobernante esta obligado
ser feliz; luego cad obligado 4 enriguecerse cuanto pueda,
salvo el honor (honor muy eldstico) que de conciencia no se
habla.


960. En vano, pues, se quiere que la economia politica
atienda al goce de todos los ciudadanos mientras se ensalce la
torpe moral del yo: el yo gobernante no trasmitira a los go-
bernados sino aquella porcion de la riqueza pilblica que a el le
sobre o que le sea retribuida con algun placer; por to que
hubo de decir un humorista considerando las teorias inglesas,
que el Bello ideal de la economia se conseguiria cuando el Rey
solitario en su palacio, dando vuelta a un manubrio que movie-
se todas las rnaquinas de la Gran•Bretafia, pudiera bacon ho-
ver al pie del trono todas las mercancias fabricadas, y los bie-
nes que estas proporcionan.


961. Si, lector rnio; esta es la moral del yo; y como el yo
gobernante no puede estar nunca solo, sino que debe tener
bajo de si Lantos otros egoismos subordinados que le ayuden
en la administracion, cuenta con que cada uno de los admi-
nistradores secundarios disfrutara de los mismos derechos y
deberes que confiere al administrador supremo la tendencia
la felicidad. iConsidera, pues, eclat sera la dilapidacion de la
riqueza piiblica en una sociedad epicirrea!


962. Lo que acabamos de decir atafie a toda sociedad ani-
mada de semejante doctrina, aunque este gobernada Imo uno
solo de esos voraces hambrientes; zpero en que Caribdis caere-
mos si pars introducir una representation a la moderna se pro-
clama en las plazas al pueblo soberano? En menos que yo tar-
do en decirlo veris cuatro iI ocho millones de egoistas abrir


de la economia politica, torn. I, in-
Genovesi Lecciones de economia
21.—Bassano, 4769„Say, Sismon-


14 a la 22.




292 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
con toda su fuerza las fauces para beber en el tesoro de la na-
cion gritando: <<Yo tengo derecho a la felicidad y tengo el de-
ber de procurarla porque soy hombre: tengo derecho y fuerza
para procurarmela porque soy soberano y pueblo. * Ya tienes
aqui al socialismo y al comunismo autorizados fllosOficamente
para administrar la riqueza pnblica; ahi tienes a Babeuf y
Proudhon; allf tienes la lay agraria y las organizaciones de los
sansimonianos. iCon que derecho nos atreveremos a disputar
a Lantos desventurados el l'inico medio de felicidad , la rique-
za? Se, predica el resp eto a la propiedad y al trabajo de los


coves, pero ino hemos convenido en que el comercio social se
reduce a obtener el mdximum de la sustancia y del trabajo de
los otros, a cambiar del minimum de los mios?


963. Ser llamado a gobernar'vale tante como deck en la
economia utilitaria, ser llamado a enriquecerse y a gozar a es-
pensas del priblico , es decir, a espensas de los que no se enri-
riquecen y no gozan, ó sea del pobre pueblo que no gobierna.
Procura, lector mio, comprender claramente esta proposicion
clarisima en teoria , como es claro que el hombre debe buscar
la felicidad con la riqueza y que este deber sera fielmente
cumplido per todos los gobernantes que estan dispuestos para
ello por sus funciones , y clarisima en la practica , corno es
claro que los empleados pirblitos viven de estipendio, y por lo
coniun hacen todo lo posible para procurarselo - abundan-
tisimo.


964. Comprendida la verdad de mi aserto, to explicare un
fenOmeno que a primera vista podria aparecer paradOgice y an-
titologico. El fenOmeno es este: que en los gobiernos poliarqui-
cos las calamidades y las opresiones son ordinariamente peo-
res que bajo e,1 despotismo de uno solo. Esto a primera vista
podria parecer una anomalia , por aquella razon tan frecuen-
temente repetida por los militaries, que en el Gobierno de
ranchos, muchos lean de ser naturalmente felices. Pero a no
es mucho mas just° y tolerable un Gobierno cuando hace fe-
lices a muchos , 'quo cuando hace feliz a uno solo? Pues es mil
veces mas terrible un Gobierno opresivo, manejado por ma-
chos que manejado por uno solo, y Cromwel y Napoleon se


DE LOS GOMERNOS MURALES. 293
olevaron para consuelo de Ia humanidad aterrorizada por los
puritanos y jacobinos. La razon de este fenOmeno es clarisi-
ma: los muchos que gobiernan serail siempre muy pocos relati•
vamente a la nacion entera, pero estos pocos no ceden en ma-
nera alguna al egoismo de un tirano solo en el afan de enri-
quecerse, de engrandecerse y de gozar.


965. La nacion entera tiene clue sufrir, por consiguiente,
centenares y millares de tiranuelos que haran todo lo que pue-
dan, cada cual en su escala, para enriquecerse, crecer y gozar;
pero con una circunstancia peer que todo este, que la tirania
de un solo poderosogravita por lo comun sobre los magnates
que le rodean, y cesa con Ia muerte del despota, mientras que
la tirania de las instituciones oligarquicas, duradera como las
instituciones mismas, se estiende, hasta donde alcanza la par-
ticipacion de la oligarquia. La tirania de Enrique VIII y de
Isabel acabO con /a muerte, de aquellos dos mOnstruos; pero la
opresion del Parlamento anglicano sobre la catelica Irlanda,
dura hace tres siglos y desciende hasta la pobre cabana a es-
prirnir por mano de los Land -Lords la Ultima gota de sudor del
hambriento irlandOs. He ahi personificado con toda la seve-
ridad de la lOgica el gobierno del principio utilitario en la mul-
titud de los felices gobernan',,


966. Esta convention del egoism°, este pacto social esta
tan profundamente arraigado en la economia moderna, que ha
trasfortnado en riqueza material a los mismos hombres, casi
sin saberlo los mismos economistas. Beccaria aducia ya entre
las razones para abolir la pena de muerte la de utili5ar a los
hombres conlos trahajos forzados, y Genovesi designaba la mul-
tiplicacion de los hombres y de las riquezas como los dos fines
principales de la economia civil, como si dijera: multiplicad
los corderos y los carneros para que no os falte Ia carne en
la mesa (I); y Sismondi excitaba al depositario de los gober-


(I) Dos son los fines principales de la economia civil: el primero
es, que la nacion quo quiere gobernarse econOmicamente, en cuanto
sus fuerzas internas, tenga todos los climas y situaciones posibles
y una poblacion numerosa ; y por otra parte que sea todo to coma-


TOMO II.


20


I




291 AP. PRA.CT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
names a aurnentar la suma de la felicidad en la tierra procu-
raudo la multiplication de sus sabditos (1). jQue maravilla
que con semejantes doctrinas el despotisms napoleOnico lia-
mase a sus soldados, si no miente la fama, carne de canon?


maravilla que recientemente Anacarsis Clootz reduzca
la virtud del hombre a hacersezatil y para ser mAs Util hacerse
ateo (2)?


967. Tan impregnado estA el espiritu publico con tel idea
del hombre Util, que oirds con mocha frecuencia aim a buenos
catOlicos calcular el valor de las instituciones civiles y hasta
de las religiosas con relacion a la utilidad, y to pedirAn que se
supriman los conventus de vida contemplative porque no son
Utiles, se lamenthrAn de los gastos de las solemnidades catOli-
cas y del consumo de Ia cera, y de los diasfestivos porque no
ven la utilidad que de ello pueda reportarse, y to dirAn que la
misma Iglesia ha decaido de su antiguo espiritu , porque en
vez de caminos de hierro y palacics de cristal publica dogmas
de fê y ju bileos. Las quejas estan en su lugar: si el hombre
estA deslinado a gozar, si para gozar se necesita riqueza, el en-
cargado de la felicidad social debe aurnentar la riqueza, y sa-
cando para use propio todo lo que pueda, poner a contribu-
tion pare el mismo objeto los Brazos y toda la existencia de
los otros. Todo lo demas es, por lo menos, trabajo Perdido y
tiempo malgastado.


968. He aqui, pues, en pocas palabras Ia teoria de la ri-
queza social en la sociedad reformada con las ideas protestan-
tes y por consiguiente esencialmente utititaria, como ya hemos
dernostrado. Siendo la riqueza un medio de goce, 6 sea de fe-
licidad, asi para la sociedad como para el individuo, la socie-
dad y el individuo estan igualmente obligados a enriquecerse.


do, rica y poderosa quo pueda ser. Genovesi, Exposicion de la
economic politica, torn. I, introd.


(I) Sisrnondi, cap. I, p4g. 23.
(2) Cuanlo mas razonables scan los hombres, seran mds virtuo-


sos, es dear, Utiles a la sociedad; luego la religion es una en fer-
ineded social rine nunca se curard baslante pronto. La Republica;
universal, Ng. 30 y 31. Vdase el Eco del Monte Blanco, 20 de Fe-
brero de 1851.


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 295
El administrador pablico harA todo lo que pueda para enri4
quecerse primeramente a si y despues a Ia sociedad, y siendo
muchos los administradores y gobernantes, la riqueza publica
se consionirà en sueldos de empleados y en empresas de co-
modidad publica para las clases acomodadas. El vulgo sera an
rebano que se multiplicath y se empleara a proportion do la
necesidad y con el menor dispendio posible. En los Gobiernos
en qua la perpetuidad de las instituciones perpetita la aristo-
cracia de los poderosos, s.era igualmente perpetua la opresion
del pueblo, !testa que creciendo en poder y aleccionado con
los ultrajes, se despierte, se sacada, y de to alto tie las bar-
ricadas exija como Soberano un asiento en el banquete
social.


969. Si hubiera de hater aqui un tratado de economia.
politica, contrapoadria a este cuadro espantoso el retrato do
una nation administrada con el principio catOlico. Como la ri-
queza es en ella simplemente un medio de sustentacion, asi
en la conciencia de los grandes como en la de la plebe ; corns
todos los individuos son en ella igualmente respetables, porque
son hermanos y estan protegidos por aquel Dios que juzga a
los grandes y alos pequeiros; como el grande es depositario
Antes que propietario de sus riquezas ; como la multiplication
de los hombres se deja A la libre voluntad de los cOnyages uni-
dos por la santidad de on sacraments, y el Gobierno , en vez
de pensar en la multiplicacion de los venideros por la utilidad
que pueden reportar, piensa en el bien de los existentes por su
felicidad, Ia sociedad tomaria so aspecto natural que hemos
bosquejado en el capitulo precedente y volveria a aquella
tranquilidad de Orden que se obtiene tan fAcilmente cuando el
hombre esta persuadido a sufrir tribulaciones en la tierra para
ser teliz en el cielo.


970. Pero no siendo mi propOsito tratar a fondo de la eco-
nomia politica , sino bosquejar la administracion en las socie-
dades liberates , lo dicho hasta aqui podrA bastarnos para
comprender la economia social A la moderna y las aplicacio-
nes practicas que de ella se deducen; primero , en la demoli-
cion social con pie la reforma emprende la regeneration de la




296 AP. ',RAC'''. DE LOS PRINCIPIOS TEORIGOS
sociedad !despojo universal); segundo, en la reconstruction
regeneradora (aristocracia de partido y pauperismo); tercero,
en el estado actual de la nueva administracion (presupuestos
constitucionales).


§ II.


Economia en la demolition, ó sea despojo universal,


971. zCua1 es el principio fundamental del economista y
del administrador? Yo debo hexer rica a la sociedad.
es la sociedad bajo el principio reformador? Va trasformAndo-
se de antigua en moderna pasandopor varios estados, que la
conducirian A la destruction total si no se opusieran a la /6-
gica la omnipotencia creadora y los instintos de Ia naturale-
za, pero que no pudiendo Ilegar a ese abismo la hacen pasar
de su organization natuaal , primero a la des!Tuccion del
principio de la autoridad supreme , y deepues sucesivamen-
te de la provincia, del municipio y de la familia. En seme-
jante anarqaia, la irresistible necesidad de un organismo social
hate nacer una asociacion, o Inas Bien una aglomeracion de
partidos que combaten, ya publicamente ya en secreto, para
constituir mayoria, apoderarse legalmente del poder, destruir
la sociedad y repartirse los despojos, medics de gee°, y de fe-
licidad.


972. El (pie conozca un poco la formation de las opinio-
nes en la sociedad, compreaderA por si mismo que la pobre
sociedad moderna no pasa precisamente toda en masa de uno -
a otro de esos estados, como pasa por todos los grados del
termOmetro una masa de agua en ebullition 6 de hielo que se
va liquidando. La opinion pablica, de la que tanto nos hablan
entre grnuflexiones e incensarios los reformadores . fue sofo-
cada por ellos mismos cuando quitaron a la sociedad la uni-
dad de los principios catOlicos ; de donde resulta que esa opi-


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 297
nion no es otra cosa en la sociedad real que una disipacion
gradual de las doctrinas que, abandonado el principio y las
instituciones de Ia naturaleza , progresan de negacion en ne-
gacion pasta la plenitud de la anarquia. Y en este Progreso
toda nueva negacion acusa de retrogradismo a los grados
precedences :y de ultra-democratismo las negaciones a que
ella no se ha acomoclado todavia, proclamandose a si misma
imicamente LA OPINION P6BLICA , LA OPINION DE LOS SABIOS.


97'5. Todas las aplicaciones econOmicas tienen por consi-
guiente en nuestros dias sus organos más 6 inenos pitblicos,
a! menos Mien tras la tirania de un partido triunfante no con-
sigue ahogar Ia voz de la reaccion en los partidos vencidos.
Por lo cual, al presentarte yo en alguna sucesion lOgica las
consecuencias prActicas del principio_ de la razon individual, no
pretendo que el Orden cronolOgico corresponda al de los ra-
ciocinios (piles no basta la logica solamente para hacer triun-
far los partidos); pero habr6 cumplido con mi deber si la ten-
dencia de las sociedades modernas aparece de hecho en la ad-
ministracion cual debe resUltar de la teoria.


974. zCual es el principio de la reforma de las sociedades?
Es el mismo que por boca de Lutero diO principio a la Era
moderna; es la proclamation de la independencia religiosa 6
libertad de conciencia, que envuelve esencialmente la negacion
de la sociedad catOlica y de todas sus dependencies. Un Go-
bierno quo establece que es licito a todos los ciudadanos vio-
lar la palabra empefiada A la Iglesia, establece implicitainente
que no le consta (pie la Iglesia sea una institucion divina que
obliga a todos los hombres a aceptar su autoridad; pues no
es posible conciliar estas dos proposiciones: Creo quo todos los
ciudadanos dependen de la Iglesia por deber y por la pala-
bra empeliada: Creo que todos los ciudadanos estdn libres de
semejante deber y de tal palabra. La sancion de la indepen-
dencia es, pues, la abolition civil de la Iglesia.


975. Pero si la Iglesia no existe civilmente, si no es una
sociedad real A los Ojos del piiblico, no tiene.derecho a poseer,
y todos los bienes que ayer le pertenecian quedan boy sin due-


quien pertenecen esos bienes abandonados? Si se




298 AF. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORKOS
mantienen todavia las ideas monarquicas, al lisco; si ya han
progresado las ideas democrâticas, a la nacion. Es inatil que
nos detengamos en este primer estado, cuya historia es harto
famosa y constante en los primeros pasos de las sociedades
modernas, desde Enrique VIII, que solo diO el primero,
hasta nuestros tiernpos; y aun los pocos reformadores que no
han despojado totalmente a la Iglesia por un resto de pudor
0 por un calculo interesado, han erigido en axioma que no
necesita pruebas, que los bienes de la Iglesia son bienes na-
cionales.


976. Asi como por otra parte la Iglesia misma puede ser
los ojos de los diferentes grados de progresistas una sociedad
muerta que tuvo un dia algun derecho per su naturaleza,
una sociedad tolerada a quien la ley permitiO poseer, o una
sociedad de esta [as que explotO injustamente a los demos horn-
bres, asi tambien las leyes podran considerar su existencia
pasada como un hecho 'nes 6 menos legal, valiendose de los
diferentes aspectos bajo los cuales miran a la Iglesia para ad-
judicar sus despojos en bien del piiblico, como recuperados
del latrocinio, 6 al Estado heredero ab intestato ; 6 al munici-
pio representante de los ciudadanos donantes, -6 a una familia
descendiente de los donantes engaflados, 6 a algunos necesita-
dos presuntos donatarios segun la piadosa intencion del testa-
dor. Si este deje sus bienes para monjas , se presume que
boy los daria para matrimonios; si los dejO para hospedar pe-
regrinos, hoy mantendria a emigrados politicos; si edifice co-
legios de religiosos, hoy pagaria a los que enseflan moral a los
jOvenes con el ejemplo de Catilina en las castor paginas de
Salustio. Estas diferentes sustituciones, al paso que demues-
tran la elasticidad de las teorias econOmico-liberales, abren
nuestros lectores un vasto campo de interpretaciones histOri-
cas que por ser h arto conocidas dejamos a su perspicacia.


977. En el segundo estado de las sociedades modernas
la independencia religiosa se convierte en independencia po-
litica, y se predica que el Soberano no acne autoridad sino por
sus sUbditos de los cuales es servidor. Como primera aplica-
cion de este principio pace inmediatamente la lista civil, que


DE LOS GOBIERNOS LIRERALES. 299
•es el saiario dado por el pueblo soberano a su servidor trasfor-
mando los bienes de la corona en bienes de la nacion. Tarn-
bien aqui el hecho es notorio y no necesita ulteriores ex?lica-
ciones..Pasemos adelante.


978. Rota la unidad monerquica procedie a la destruccion
del organismo provincial, resto de antiguas unidades inde-
pendientes que, en la Europa moderna fueron engendradas en
so mayor parte b3jo formas feudales. Una sabia reforma de
aquellos abusos que habian sobrevivido a la barbarie prece•
dente en esa nueva forma social, que foe a su vez correction
del salvajisino germinico, como dice Guizot , podia ser y foe
verdaderamente un perteccionamiento de la sociedad cuando
se obrO bajo las influencias catelicas.


979. Pero cuando la lieterodoxia se lanze con so acostum-
brada furia a matar a /a enferma sociedad para curar sus ma-
les, la operacion foe rues facil. Se Dame injusto a todo privile-
gio de las provincias sin examinar sus titulos : el rasero de la
igualdad aholi6 todos los cOdigos provinciales, las costumbres,
las formas orgenicas y las tradiciones. Caro es que en estas
circunstancias todos Ins derechos de la proyincia pasaron al
Estado, y tit sabes qlien es el Estado. Este ahismo sin fondo,
al devorar con los bienes de la Iglesia y de la Corona todos
los derechos y privilegios de las provincias , sancionO solem-
nernente el principio econOrnico moderno q'ie die vida illti-
mamente al comunismo, y que podria reducirse a la formula
siguiente: Puesto quo la independencia de la ra yon puede
eondenar como falsos los principios adoptados en lo antiguo,
puede tambien condenar como injustos y nulos todos los dere-
chos procreados por tales principios. Ahora bien, to ad-
quirido injustamente puede y debe recuperarse por la socie-
dad, luego la sociedad puede revindicar lo que se poseyO
titulo de derechos Entiguos, pues que la nueva opinion los ha
condenado como falsos a injustos: Abajo, pues, las costumbres
provinciales, los privilegios y los contratos de toda suerte;
derecho tenian los abuelos para esclavizar a los nietos?


980. Esta formula general, como yes, es la misma que se
ha aplicado al derecho piiblico internacional al grito de na-




300 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
eionalidad. .Haya pensado el mundo como haya querido por
espacio de 30 siglos, respetando los tratados como ley de
las naciones, 16alia (gritaron los italianisimos) no se conten-
ta con reformas , quiere nacionalidad. testa PUEDE SER ILE-
GAL, PERO LA EXIGE LA NATURALEZA, aunque contraria d los
tratados... (1). La guerra era santa porque era guerra de
independencia (2). El principio, como se ye claramente, es
siempre el mismo: so cambian las ideas y las palabras para.
violar los derechos mansalva.


981. De la destruction de la provincia se pasa naturalmen-
te a la del municipio y de los feucl atarios menores , quernanda
los castillos, dilapidanilo la administration del Comun y ar-
ruinando a este por medic, de esa ley agraria , comida tan
agradable para los ociosos, iniciada mochas veces con la di-
vision entre los particulares de los derechos de pastos, de
hacer lena y otros pertenecientes al comttn (3).


982. Del municipio desciende el reformador moderno a Ia
familia, y soliviantando a los descendientes contra los ascen-
dientes, les enseila que todos amen, igual derecho d gozar,
los hermanos menores como el p rimogenito ; que obrO con-
tra naturaleza el orgullo de aquel antepasado , que conden6
A ranchos a la indigencia para que uno solo nadase en las de-
licias.


983. Pero no seria ittil a la familia una columna de apoyo?
Y el bien de la unidad domestica que iesulta de la primogenitu-
ra, ono redunda en provecho de los hermanosmenores bastante
mejor que el desrnenuzamiento do la Fortuna del padre? Asi lo
creia el profesor Orioli; y yo, aunque protesto que no he mcdi-
tadobastante sobre tales materias'para emitir una opinion acer-
tada, quisiera darte aqui un breve extracto del importantisimo
opiisculo de ague,/ profesor sobre los fideicomisos ; pero por


(I) Farini. L6 Estado romano. Toro. I, pig. 200.(2) Ibidem. Tom. II, pig. 27. Nota bien la causal, y compren-
deras que cualquiera que se libra de un derecho antiguo bane
una obra santa.


(3) Con un lector lea/ y ben6volo es intitil repetir que quien
condena las inju.sticias no condena las reforms.


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 301
amor a Ia brevedad, aconsejandote que lo leas en su original,
me limitarê a hacer notar quo la abolition de los fideicomisos
es la aplicacion a la familia de siete proposiciones canoniza-
das mas o menos explicitamente por los reformadores: .Te-
dos tienen derecho por la naturaleza a gozar igualmente; lo
tienen por consiguiente a enriquecerse y compartir igualmen-
te la herencia:» luego el fideicomiso es injusto; luego el primer
propietario no file dueilo de disponer de lo suyo (principio
del comunismo). Si pudo obligar al heredero inmediato, los
descendientes no estan obligados por las estravagancias de los
antepasados; luego no hay trasmision de derechos en las fa-
milias; luego no hay unidad sucesiva de familia , puesto que
todd unidad social estA fundada esencialmente en la unidad de
derecho (1).


984. Como se 'ye, Ia abolition del fideicomiso en su cru-
deza revolucionaria (bien distinta segun Orioli de las sabias
reformas) no es otra cosa que la regeneration A la moderna de
la economia politica en ese estado extrerno de demolition so-
cial que destruye hasta el mss sagrado de los vinculos , la
unidad y la autoridad domOsticas, en nombre del derecho igual,
inalienable de todos los hombres, a gozar de los bienes de este
mundo (2). Despojada la Iglesia , despojado el Monarca sa-
queada la provincia y el Comun, se introduce en la familia el
individualismo econOmico, porque se ha introducido en 61 el


`individualism° moral. Se destruye con Beccaraa /a propiedad
de la familia, repitiendo con dl : .a repUblica no esti corn-
puesta de familias , lino de individuos, y los individuos tienen
todos igual derecho A gozar.D


985. Solo faltaria que triunfasc en la opinion pi/Mica la
doctrina de David Hume, que ponia en Buda si el YO DE 110Y es
propiamente el YO DE AYER, para que un reforrnador redujera
inmediatamente a formulas de derecho individual la rapilia
y el saqueo. De la misma suerte que para destruir la iguall,


(4) Vease parte primera, cap. I.
(2) Es digno de observarse que en el Irnperio austriaco Ia res-


tauracion politica iniciada con la libertad de la Iglesia ha traido
en pos de si la posibilidad legal de los fideicomisos.




502 AP. PRACT. DE LOS PD1NEIPIOS TEORICOS
dad econOmica en la familia conviene decir : «Los antepasados
no tenian derecho para disponer de lo suyo con perjuicio de
sus desc,endientes » (lo cual equivale a decir que no tuvieron
los derechos paternos de propiedad , 6 sea que no fueron
padres de la familia hoy viviente) ; de la misma manera el co-
rnunisoio podria preguntar a todo propietario:000mo puedes
1.6 demOstrar que eres el mismo que cultive este terreno 6
fabrie6 esta case ? Los buenos viejos, poco ejercitados en el
analisis, creyeron estnpidamente sin dernostracion alguna, en
ese instinto de identidad personal , que bien puede ser una
simple preocupacion ; y de este preocupacion dedujeron ese
derecho de propiedad en cuya virtud se enriquecen los ociosos
y se mueren de hambre los trabajadores. Pero el hambre y el
trabajo de estos son bastante mas ciertos que la identidad de
los primeros : a los segundos, pues, y no a los primeros , cor-
responden por derecho natural los bienes sobre los cuales
trabaja.


980. No se que Prondlion haya querido recurrir a estas
abstruserias de Hume; pero si a uir sofista semejante a Lam-
mennais, Lamarcine 6 Cousin se le encasquetase vulgarizarlas
con la ayuda de los sectarios y clubs interesados , tambien
estas tonteriaspodrian tener su dia de triunfo efimero, y men-
der a los cafés , a las plazas , a los casinos y a las tabernas
sus apOstoles charlatanes para ensefiar palicamente que, ha-.
biendose descubierto A la luz del progreso que no es seguro
que el hombre de hoy sea el hombre de ayer, todo propietario
que ayer adquiriO apoye su derecho en un titulo incierto y
ofende con un hurto a la sociedad entera


987. He aqui el comunismo en el individuo fundado en el
mismo principio que el comunismo en la familia y en los pue-
blos. Asi como desaparece la idea de la propiedad de la fa-
milia y de los deberes //Minos de las naciones cuando las gene-
raciones de hoy no estin seguras de sit unidad con sus ante-
pasados porque no estan ligadas a ellos por derechos y debe-
res, asi desaparece la propiedad del individuo cuando se pone
en dude la identidad del hombre de hoy con el hombre de
ayer : y asi como se encontrO un sofista para destruir las na-


' DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 305
ciones desligando las generaciones sucesivas de las preceden-
tes ; asi como se encontr6 tambien para destruir la familia y
desmembrar la propiedad , asi pudo encontrarse uno (;, y que
otra cosa es Proudhon?) pars destruir el individuo y despojarlo
de todos sus derechos. Verdad es que los comunistas no nece-
sitan de tales metafisicas. Lo quo conviene predicar, , escribe
a Weisling Maximilian° Hepp, es la necesidad de venganza
contra el Orden social, quo por (onto amp° nos ha tenido
aplastados bajo sits piss de vibora


Esto no obstante, si el comunismo no ha buscado por auxi-
liar al metafisizo ingles, bien ha recurrido a las sutilezas, tu-
descas el socialismo que liege finalmente, al misino punto del
individuo con su propiedad ; y en vez de decir: yNinguno
posee, porque ninguno este seguro de ser el mismo Tie cul-
tiv6 sus tierces,» dice: a todos lo poseemos todo, porque todos
sornos un solo Dios.» DespropOsito tanto mas grosero que el
excepticismo ingles, clam° repugna mas A la natinaleza hu-
mane el trasformarse en Dios que el volver a la nada.


Si pues la enormiclad del panteismo ha podido ser acogida
en la sociedad europea y no ya por algunos estnpidos del po-
pulacho idiota, sino por la for de los ihgenios de la nacion
que se erige en maestro; si ha sido canonizada, no solo como
especulacion de cerebros trascendentales, sino como base para
la vida histerica del genera humano y para la vida practice y
civil del hombre social, mucho mas tacit seria introducir en
la vida practica el Yo fenomenal de Hume y completer asi con
el despojo de todos los individuos humanos esa rapine uni-
versal que desde el supremo grado del Catolicismo y de la
Iglesia ha descendido por su propio peso haste despojar razo-
nadamenle a los Monarca's y a las provincias, A los municipios
y a las families.


Como ven nuestros lectores por lo dicho haste aqui, el prin-
cipio regenerador es igualmente lOgieo en la adrninistracion
que en todo el resto del organisin g social cuando se trate de


(1) Cretineau.—Joly , historia del Sonderbund. Tom. I, ca-
pitulo III.




304 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
demoler, y pueden aprender por esto a no quejarse de los
hombres cuando vean saqueada a la sociedad moderna por una
plaga de impuestos y recargos. Sean cualesquiera los hom-
bres, jamas podran resistir al rigido arpon (1) de la necesi-
dad logica que les empuja.


988. Pero a fin de que la teoria de la demolition hetero-
doxa esplicada hasta aqui adquiera con los hechos la posible
evidencia, permiteme consultar un caso practice ocurrido re-
cientemente (1852) en uno y otro extreme de Italia, en donde
se estan experimentando las dos formas de Gobierno, asi en
!a administration de Ia riqueza pnblica come en todo lo de-
Ms. La comparacion delos resultados pondra mas en evidencia
la verdad de nuestra teoria, hues es irrecusable la elocuencia
de los hechos y de los nUmeres.


Esperamos que nuestros lectores nos haran la justicia de
reconocer que al explicar la teoria de los Gobiernos represen-
tativos no hemos dejado de valernos de esta poderosa elocuen-
cia da los hechos, la cual, dicho sea en alabanza de Ia mime y
de la prodigiosa actividad de los reformadores, nos favorece es-
plandidamente con sus enseflanzas. Este no obstante, recozca-
mos y confesemos sencillam en te que los hechos y las cifras a que
hemos apelado , hen silo per lo comun argumentos negatives
mas bien que positives. Ellos Iran dado testimonio frecuente-
mente contra los errores de quien funda el Gobierno en la
natural independencia del hombre, y por consiguiente en la
pretendida soberania del pueblo; pero cuando hablabamos en
favor del sistema opuesto , la confirmation de los hechos era
Milos frecuente y metros espontanea. Y esto, por dos raze-
nes bastante naturales: la primera , porque estando el espiritu
de casi todos los pueblos de Europa impregnado mas 6 manes
de las doctrinas heterodoxas , estas producian sus tristes efec-
tos aun a despecho de la honradez de los gobernantes; la se-
gunda , porque si acaso estos efectos no se producian, la mar-
cha tranquila de los negocios no daba Lugar a esa publicidad


..... Nec severus
Uncus abest.


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 305
formada por el clamoreo de los descontentos y por la exigencia
de reforms. Sucede en estos casos lo que a los hombres de
buena salud, que jamas hablan de enfermedad ni dan ocasion


disertaciones clinicas ni patolOgicas. Estas disertaciones y
estos lamentos se oyen cuando la salud se ha perdido 6 altera-
do, y con tanta mas energia y frecuencia cuanto es mas ir-
reparable la pardida.


Neste quo se nos ofrece boy un hecho a propOsito para
confirrnar positivamente nuestras teorias, no queremos des-
aprovechar esta importantisima leccion que puede esclarecer
mucho mas , no solo la verdad , sine tambien el significado
de las doctrines que hemos explicado.


Recordaran nuestros lectores que mas de una vez hemos
observado que el caracter propio de las instituciones moder-
nas es Ia destruction del natural organismo social, de la fa-
milia y del comun, al coal el despotismo protestante subrog6
esa centralizacion burocrcitica que afligio a Europa desde el
alio 93 al 48; centralizacion sobremanera apreciada por el
despotismo aun de las plazas, 6 mas hien de los sectaries que
comprenden maravillosamente cuanto les importa reunir to.
das las fuerzas vivas del Estado en un punto central desde
el cual, si llegan a apoderarse de 616 por cabalas de partido 6
por un atrevido golpe de mano, tendran esclavizada a la nacion
entera. 17 con cuanto acierto obran pare sus miras harto lo
esta demostrando su Suiza unitaria, a la cual encadenaron de
tal suerte algunos cuantos alborotadores que


«Freme... si contorce e scuote ,
»Ma it bracio prigionier ritrar non puote.»


No se apartaria mucho de la verdad el que atribuyese
tal principio el favor de que goza entre los sectaries la for-
viente aspiracion de las nationalidades. Si en virtud de este
principio llegaran a reunirse en pocos puntos centrales todas
las razas europeas , tornados estos puntos, la .1-Oven Europa
podria tiranizar con la rapidez del rayo desde el Neva al Tajo,
desde el Danubio, al TAmesis a la gran familia Jafetica. He
aqui uno de los caracteres mas evidentes , de los intereses




506
AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS


mas vitales, de los medios mas eficaces de la regeneration
moderna: Centralization y nacionalidad.


Por el contrario el antiguo espiritu catelico es esencial-
mente domestic° en su principal origen , en su car Actee , ea
sill intereses, en sus forrnas , en sus medios de Gobierno.
Conceder a la familia y al municipio el pleno y fibre use de
los derechos naturales que son necesarios para defender
los propios intereses, subordinindolos solamente al Bien pii-
blico con el 1121111MUM de los sacrificios y con la mayor
espontaneidad posible al hacerlos, file el gran medio de pros-
peridad social trasmitido por la Edad media a aquellas-
gentes que muchos miran hoy como modelos de civiliza
cion y libertad modernas , Inglaterra y America. Los farre.-
ticos y presuntuosos admiradores de estos pueblos creen
haberlos imitado con solo haber copied° su muerto meca-
nismo, destruyendo en si Inisrnos el espiritu que debia haber-
lo avivado. Las verdaderas bases de la Conslilucion inglesa
no son , dice el senor Harthausen, las formas constilucionales
propiamente dichas con ,


sus poderes quo se contrapesan mii-
tuamente. Lo son, por el contrario, la constitucion de la
casa y de la familia quo descansa en principios severamente
morales y la constitucion de los Comunes, sdiida y bien or-
denada, nacida de las coslumbres y usos del pueblo, de la
casa y de la vida. Y precisamente la talta de estas institucio.
nes domesticas y municipales y del espiritu que de ellas ema-
na ha hecho impracticable en otras naciones, como vemos
en et Constitutional de Florencia (50 de Enero de 1852), la
aplicacion de la Constitution britanica. Los franceses, enrea-
lidad (decia el Econontista) apenas poseen algunas huellas
de estas instituciones municipales que entre nosotros (los
ingleses) son escuelas de discusiones politicas..... Los fran-
ceses estdn casi completamenle privados de esas libertades
reales, de parroquias y do contunes. Si Luis Napoleon resti-
tuyera ti estos el motel() de los asuntos comunales y las prac-
ticas de sus corporaciones parroquiales, el espiritzt inquieto
de la nation encontraria en que emplear su energia y.....
ese espiritu turbulenlo , quo estando reconcentrado contra


DE LOS GOBIERNOS LIEE.RALES. 507
el poder, es la fuenle inagolable de revoluciones .incesan- .
tes. Lo que estos autores dicers de Inglaterra podria aplicar-
se cemodamente A sus colonies americanas: este grandisimo
Estado, nacido de la vida patriarcal de los primeros colones y
de la libre union de algunas de sus provincias, conserva pro-
fundamente impreso el espirita domestic° y municipal, razor:
potisima de su envidiada libertad.


Peroi, por que , preguntaran los lectores , las libertades do-
mesticas y municipales tienen tal fuerza pare Tracer la felici-
dad de los pueblos y pare ham- que se crean libres aun poli-
ticamente, mientras que otras pueblos que politicamente pa-
recen mas libres gimen en la esclavitud y tascan el freno? La
razon es evidente: el hombre no desea lo que es no se
lamenta del mat que no siente. Si excluis algunos ambiciosos


quienes una instruction poco catelica y poco acomodada a
sus condiciones ha ensanchado la esfera de suambicion, presen-
tAndoles los poderes sociales, no como medio de favorecer al
phblico, sino como una press que Glebe atraparse, el pueblo
no siente ordinariamente ningun dano por su irnpotencia po-
litica, ni pretende otra cos y de los poderes pnblicos cuando
los ejerce, que asegurar los intereses domesticos y municipales
que le tocan tan de cerca.


Y en esto, sea dicho en honor de la verdad, el vulgo es mu-
cho mas razonable que esos ambiciosos sofistas que se arrogan
la mision de ilustrarlo. Para que estAn en la sociedad los jue-
ces, los militares, los administradores y los legisladores?
ban conferido acaso estas funcienes politicas a algunos ciuda-
danos determinados porque carecian de otro medio de subsis-
tencia y para que de esta suerte un cierto nitmero de perso-
nas pudiese tener el pan cotidiano? No ciertamente. La socie-
dad nombr6 legisladores y jueees pare que los derechos de los.
ciudadanos se esclareciesen, militares para qua estuvieran se-
gurus, y administradores pars que se invirtiesen las rentas con
buena econornia en los servicios pablicos. Los poderes politicos
son, pues, un medio para conseguir el Orden civil, y como es
mu y rational que al pueblo le sea indiferente el medio para ob-
tener el fin, asi el hacerle desear el medio cuando posee el fin




308 PRkCT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
es una Cosa no solo irracional, sino ridicula, como lo seria el
atracar a un hombre sano de purgant.es y emeticos. iQue os
diria este hombre? «Yo no tengo, gracias a Dios, ni dolor de
cabeza ni ocupacion de estOmago. Dad estas pOcimas a quien
se encuentre estitico 6 inapetente, y dejadme • A mi en paz
mientras este sane.» Dues esto mismo precisamente contesta-
ba muchas veces el pueblo a sus regeneradores Antes de ser se-
ducido o ilustrado: gYo tengo asegurados mis derechos perso-
nales y mis derechos respecto a mis bienes; que necesidad ten-
go, pues, de carnbiar de Gobierno? Guardad vuestros contras-
tes constitucionales para los pueblos inquietos por la income-
didad que sienten, y no vengais a fingir entre nosotros males
que no existen para vendernos vuestras medicinas y limpiar-
nos los bolsillos.))


De este mismo buen sentido vulgar nace por el contrario la
inquietud con que el pueblo desea tal vez derechos politicos
en una sociedad mal ordenada, en donde los oficiales pilblicos
Henan mal sus funciones y en que el pueblo no puede cono-
cer sus propios derechos civiles 6 los ve maltratados en los
tribunales, poco seguras las personas contra los ladrones y
malversado el Erario pOblico. Entonces se despierta en su co-
razon el deseo de reformas y la sociedad enferma siente necesi-
dad de medicinas. Quisiera ver reformado el ejercicio de las fun-
clones; pero se engana, porque en lugar de recurrir a los
verdaderos sables y A los verdaderos medicos, cuyo conocimiento
sobrepuja A la inteligene,ia vulgar, esta dispuesta a confiarlas al
primer charlatan que la seduce , como los enfermos del pue-
blo sencillo acuden al balsam° del primer embaucador que les
ofrece curarlos. El impulso es natural, pert) no estA guiado por la
razon que debiera llevar por delante la luz. El vulgo siente por
una especie de .instinto quo el Orden politico, medio destinado
a formar el Bien de la unidad social , esta subordinado al Or-
den civil que deberia formar la felicidad individual ; por lo que
sintiendo la falta de esta, inhere que el Orden politico debe
estar clesconcertado. Pero yerra en cuanto espera curar el mal,
poniendo en 61 su mano, escogiendose el mismo los medicos y
las medicinas.


DE LOS GOBIERNOS LIEORALES.
309


Es, pues, verdadera en cierto sentido aquella frase: Vox
populi, vex Dei. El pueblo es racional cuando no se cuida de
los derechos politicos, viendo marchar regulartnente el Orden
civil, pues es gran tonteria rehusar el fin por amor a los
medios; es racional el pueblo cuando atribuye la infelici-
dad civil de los ciudadanos mal gobernados A les defectos delos
gobernantes, pues que la rectitud del Orden politico (magistra-
dos, militares, administradcres) consiste y se ecba de ver en
el recto Gobierno de los ciudadanos y en el use pacific° de sus
derechos civiles. Hasta aqui la voz del pueblo es la voz de Dios„
porque es la voz de la razon natural. Pero persuadir a un
pueblo de que no es feliz sino cuando posee derechos politi-
cos, nunca le conseguirAn sediciosos de una manera esta-
ble y universal, sine cuando los gobernantes fatten a sus debe-
yes y no produzcan el Orden. /laced, pues, que el pueblo no
padezca per falta de Orden; que pueda manejar sus bienes,
rnandar en su casa, conservar tranquil °


el hogar domestic°,
educar a su gusto a sus hijos ; hated quo no le arruineri los
itnpuestos, que tenga medios faciles de coinunicacion con sus
vecinos, que viaje sin miedo a los ladrones, que pueda con-
tratar y recrearse libre y honestamente y tine no se violen
sus sentimientos naturales y y con este no temais;
el aldeano de Calabria 6 de los Abrazos no so ofanara porque
el ministro se /lame Medici 6 Santangelo, ni el sardo 6 el sa-
voyano porque se Dame Revel 6 Cavour. Ya 10 veis practica-
rnente: ique esfuerzo, que atractivas y que argucias no hay
que poner en juego para arrastrar a los campesinos a las elec-
clones! Aun despues de cuatro Mies de amaestramiento politi-
co y continua insistencia, ono veis que en Cagliari, convoca-
dos por tercera vez no p ace flinches dias los electores, por ter-
cera vez ban faltado al Ilamainiento?


Pero iquien se asombrara de esta negligencia cuando ague-
llos electores que tan presperamente vivian mientras no esta-
ban representados, von ahora con hechos practices la inutili-
dad de las supuestas garantias en qua debia apoyarse la san-
tidad inviolable de sus derechos" llabre memento mas solem-
ne para un pueblo constitutional y ante anis energico que


TOMO 11.
21




510 AP. PRAM DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
que nos ha ofrecido poco ha Saboya? tcPor machos afros, dice,
»en las recientes exposiciones del municiplo de Chambery,
»hemos pedido una Universidad, et use de nuestro tengua
»en los actos pUblicos , fabricas de armas, libertad de ins-
»truccion , y sobre todo , seguridad de conciencia y de re-
ligion, y pasta ahora no homes conseguido nada. Al menos


y>vosotros, nnestros diputados é hijos de este suelo, recordad
u e teneis obligation de detendernos, y negad a quien nos


»quiere oprimir la sancion de ese Tratado quo seria para nos.
,,otros un golpe ruinosisimo.» Asi hablaba Saboya; ly los dipu-
tados?.... Aunque hubieran hablado a una voz, nada hubieran
conseguido 14 votos contra 100; pert) el pueblo soberano no.
consigniO siquiera esa union entre sus pocos representantes, y
despues de tanto tiempo, la libre Saboya, en el libre Pia-
monte, con el libre Estatuto, y con todas sus garantias se


'vile:we con la gaits en el saco, porque Ia mayoria estA contra
ella.


No tratamos de echar la culpa de esto A los diputados ni
los ministros:' es preciso, per el contrario, absolver completa-
laterite a unos y a otros pars que resalte mejor que los males
de aqua/ pueblo son efectos necesarios, no de la maldad de los
hombres, sine del espiritu heterodoxo de las instituciones.
Los ininistros tienen que atender al Bien universal de/ Estado
y los .demás diputados tienen que procurar cuantas ventajas
puedan para sus provincias. Si la provincia de Saboya, mss
montuosa quo 1;:s dernAs, extanjera por su lengua , apartada
por su situation, diversamente acondicionada por su antigua
stijecion a Francia, tiene intereses enteramente diversos de,
todas las demas provincias, necesariamente tends que ser
sacrificada, a mOnos quo loS diputados y ministros pagan una
ley para ella. ;Loy para ella! iQue error! La ley debe ser co•
mun, y las provincias como los ciudadanos deben ser igua-
les ante la ley. Per consiguiente que Saboya liable italia-
no, que mancle a sus hijos A !a Universidad de Turin, que sa-
tine de SOS pants to quo e! Piamonte saca de sus campinas,.
que se vista y se arme con ropas y armas italianas, que
reciba la education de los emigrados, la filasofia de Gioherti,.


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES.
311


las herejias de Nuyts. 1-16 aqui las consecuencias del sistema.
Pero estos son hechos que prueban su indole malefica ,


y yo he promeiido A los lectores adueir otros para confir-
mar Ia verdad de nuestras teorias. He aqui algunos quo me
suminiStra el Diario de las Dos Sicilias (2 de Abrit de 1852).
Pero antes do abrirto, toned en cuenta pie yo refiero los
hechos y no los panegiricos; aunque tratindose de un Prin-
cipe profundamente catOlico que (Ho un dia albergue al des;
terrado Pontifice, no debemos ser tan mezquirios en las ala-
banzas como Glasdtone 6 el Risorgimento. Pero no hay quo
hater panegiricos ; el , mejor de todas esta hecho siempre:
laudent earn in portis opera ejus. Y para que puetlan corn-
prenderse los hechos adviertan los lectores que en aquellos
tiernpos tan oscuros, cuando en algunos paises se pedian como
retormas un tribunal supremo , consejos provinciales , cami-
nos de hierro, buques de vapor, etc., etc., de todo esto estaba
ya provisto et oscurantislmo y oscurisimo reino de Napoles;
y es pecial men te los consejos de los distritos y de las provin-
cias estaban erigidos descle 1816. En estos ititimos tiein-
pos cada afio por espacio de veinte Bias se sometia al juicio
del 1.ittilico la conducts del . intendente (1) , (el coal inau-
gurado el consejo se retiraba (2) para dejarle en -completa
libertad para sentenciar) y discutidos los principales intere-
zes de la provincia se redactaban de Oman acuerdo las peti-
ciones qua habian de haeerse al Monarca para el bien
co. Todo el numb comprende pre cuando la provincia ha de
gastar de to suyo y se ofrece ii gastarlo , el Rey no tiene in-
teres nitiguno en rechazar las peticiones justas.


(1) El consejo provincial discute, sabre la conducta moral del
intendente. sobre la inversion de los Tondos provinciales ; da su
parecer sobre el estado de la provincia y de la administration


particularmente sobre la conducta y la opinion general
de los funcionarios pUblicos y propene los medios que tree ma&
conducentes porn su mejora.


Ley orocinica para la administration civil del reino de las Dos-
Sicilias de 12 de Diciembre de 1816, cap. V, pdrrafo 30.(2) Durance la reunion el intendente darn al consejo todas las
e rvlicactones gut: le pida el presidente.Podr4 asistir al consejo,




312 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
Acaso pueda suceder que no ministro inconsiderado o ra-


paz haga pasar algunos miles de ducados de las cajas de una
provincia a otra caja (por ejemplo , a aquella en (isle se ver-
tieron los 0 millones famosos del conde de Revel); pero esas
son desgracias que suceden tambien en los Estados modelos y
en mayores proporciones. Pero generalmente hahiando, la ins-
titucion por si tiende naturalmente a satisfacer los deseos de
la provincia , pues que los consejeros son de la misma provin-
cia , discuten sabre el terreno , los consejos reconcentran sus
miradas solo en la provincia, yen los consejos se concentran
las detoda la provincia. De este modo no se tome que las Ilanu-
ras de la Puglia se opongan a la construcscion •de un puerto en
Pozzuoli 6 en Ga/ipoli , ni que Caserta 6 Catanzaro usurpen
para sus-nuevas huertas los fondos destinados en Lecce 6 en
Atri para hospicios y asilos de huerfanos. De este modo cada
provincia examina sus proptas necesidades , suministra sus
propios-recursos, proporcionAndolos a sus erarios ; y el Es-
tado , que nada tiene que darles , no tiene interes alguno en
negarse 0 sus pretensiones.


De aqui que nadie debe maravillarse de que las provincias
sin auxitio alguno hayan obtenido en el reino de Niipoles del
absolutism° , casi direenos a vueita de correo , la respuesta
favorable a sus pretensiones , mientras las provincias Sardas
apenas consiguen de sus mandatarios , despues de tres o cua-
tro altos, que sus votos sean representados en la representa-
cion nacional. Y ique actividad se desplega con aquel sistema
en todos los Organos de la administracion! Si no terniera ser
indiscreto con mis lectores, transcribiria aqui por entero la




larga enumeration de los acuerdos de los Consejos provincia-
les , aprobados , y en parte ejecutados en el espacio de diez
meses , clesde que las propuestas de las provincias se elevaron
a la capital , despues que nese la feticidad de aquellos tres
ailos , en que la centralization parlamental habia irnpuesto si-
lencio a los Consejos 0 impedido su reunion. Pero como no


pero sin tomar parte en sus deliberaciones cuando sea invitado por
el mismo consejo.(Ibidem,pcirra fo 39.)


DE LOS norintnNos LIBERALES. 313
quiero ser prolijo extractar6 las resoluciones principales , de-
jando a quien quiera tornarselo el cuidado de leer el original
en el citado periedico del 2 de Abril. Alli puede verse subdi-
vidida en varias closes de religion, instruccion , obras
cas , agricultura y comercio, beneficencia , sanidad y resolu-
ciones varias , una serie de trabajos confiados a las provincias
respectivas , en los cuales se descubre coal es la actividad gu-
bernativa en ese reino de las Sicilias , al que algunos diarios
pintan como inerte, porque no se revela y como incapaz
progreso porque no cacarea. Y recordamos e gos hechos con
tanto mayor gusto, Auto que pueden servir para llenar una
laguna que ha dejado Ia habitual mala fe del Resorgimento,
Este periOdico rebajAndose pasta a la deslealtad y torpeza de
los diarios demagogicos, al dar cuenta de aquel nUmero del
Diario o ficial, dice, que las mejoras materiales de algunas
provincias entraron por alguna cosa en las soberanas dispo-
siciones; pero la parte mas principal se la llevaron les inte-
reses espirituales (1). He aqui una mentira sazonada con un
sarcasmo. Si los intereses espirituales tuviesen la mejor parte
respecto de los materiales, ningun hombre de entendimiento
podria atribuirlo a culpa del Gobierno napolitano , especial..
mente cuando este no !lace otra cosa que


. condescender a los
deseos tnanifestados por las provincias. No falta mas sino que
el Resorgimento quiera obligar al Gobierno a contrariar la con-
ciencia de los pueblos cuando piden mejoras para las cosas reli-
gio sas y las prefieren 0 las mejoras de puro Orden material.
Estamos seguros de esta noble preferencia en el animo del
Principe y de sus ministros; sin embargo, en cuanto 0 sus de-
cretos , los que se refieren 0 la parte espiritual son quizA la
decirna parte del total de las soberanas disposiciones. El Bi-
sorgintento que ha dado cuenta solamente do las primeras ,
contando con Ia buena fe de sus lectores hubiera podido de-
cir no solo que aquellas son las mas pt‘incipales , sino que
son las tinieas ; pero por fortuna nosotros leensos tambien


(1) Risorgirecnto 16 de Abril de 1852.




AP. PRACT. DE LOS PRINGIPIOS TEORICOS


Diario oficial y vamos a hater un extracto alto mas complete
que el publicado por el ex , moderado subalpino.


gUn nuevo temple en Reggio, instalacion de una Orden
»religiose en San Clemente, restauracion y edificacion de
pIglesias en Molise. Numerosas pensiones en favor de estu-
pdiantes pobres. Subvenciones at colegio de Reggio para ad-
pquirir maquinas , al Institute de doncellas en Salerno para
pmuebles , nueva Ensefianza de doncellas en Chieti , otra en
»Avelino ; ensanche de los reales colegios de Cossenza , Luce-
Pra , Salerno y Terarno ; provision de catedras en Salerno y
»Maddaloni , ereccion de los colegios de*Chieti y de Lecce en


asivando al Ultimo tres mil decades anuales. Limpia
»del antiquisimo puerto de Baia , mejora del de Barleta y de
»San Nicolas de Arcello , conclusion de los de Bari y Ortona,
»construccion de nuevos puertos en Pozzuoli , Salerno , Pao-
la, Cotrone , Santa Venera , Gallipoli , Mola , Manfredonia


»y Pescara ; puentes sobre el Sele , sobre el Alento , sobre el
»Mincardo, sobre el Crati , sobre el Busento , ries canalizados


e.ri el principado Citerior , en las Calabrias , en los Abruz-
pzos, pentanes desecados en el literal de las Pullas y en las
pinmediaciones de Sera. Un cuartel en Cossenza , caminos
N en Abruzzo., en Molisse, en Calabria ; union del Janice con
pel Tirreno por medio de un camino desde Belvedere al Sin-
pile; caja de socorros en Nápoles , escuela nautica en Gaeta,
»Mentes Pies y POsitos, Banco en Bari ,• cajas de descuen-
pto en Gerace y en Palme, cabria en el puerto de Giulia,
»pozos artesianos en Calabria , Huertas en Caserta y Catanza-
»ro; ensanche del asilo de los expOsitos y de los angiolili
»en Lecce , del hospital en Salermo y en Crotone , del asilo
»de huerfanos en Reggio. Fundacion de un asilo de huerfanos
py escuela agraria en Avigliano , de hospicio de pobres en
pLecce con la asignaclon de dos mil trescientos ochenta y un
pducados , aumento de dotes a las doncellas pobres en Sul-
pmona , un hospital de mujeres en Salerno , un hospital civil
»en Licastro, un hospital de distrito en Campagna, asiles de
»huerfanos en Atri , Evoli, Casoria. Todo municipio de Tierra
»de Labor tendra un hospital 6 boticas gratuitas para los po-


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 515
»bres. Un Lazareto en Ortona , Campo-Santos en donde. fal-
Aan, barbs minerales en Telese, archive provincial en Po-
ptenza y Consejo municipal en Chieti.»


Despues de todo este vienen otras providencias del Gobier-
no central que atefien a la administration universal del reino,
de las cuales' no hacemos mention porque tocan menos
diatamente a los intereses particu!ares de los varies Consejos.
La note que acabamos de inserter es nias que suficiente pare
demostrar nuestro propOsite.


Considered chore, lectores que irnpresion de afecto hacia
su Gobierno producire en un pueblo ver satisfechos de esa
suerte los deseos y necesidades Tie le tocan tan de cerca y
satisfechos con tel prontitud. iCreeis que cambieria ahora su
suerte for el ensued° de tener que abandonar a cada memen-
to el azadon que le propel-clone el sustento diario, para correr
a Ia cabeza del distrito a echar en Ia urna una cedula sugerida
por un intrigante en la mesa de una taberna , especialmente si


'Pon oce que tendra que pagan el vase de vino quo aquel le de
con diez 6 deco francos anuales de recargo en 13 contribution?
Los que se creep tan felices con tel recargo no pueden persua-
dirse de que el pueblo napolitano no suspire por las felicidades
del Estado perdido , y ciertamente no fatten tambien alli algu-
nos abogadillos y mediquillos que preferirian a las discusiones
familiares y secretes de una sale de Consejo la publicillad tern-
pestuosa de un Parlament° y Ia gloria de predicar per espacio
de algunas bores entre los aplausos del partido , entre los
bostezos de los descontentos y sin resulted° alguno. El alcan-
zar un nombre europeo y una cartera responsible compensa
para estos superabundantemente can el bien ptiblico que ellos
sabran propercionar (pare su bolsillo particular) las ventajas
que cada provincia reporta del organismo municipal de los
Consejos provinciales. Pero la mayoria de la poblacion, que
no espera participacion alguna en el timbre europeo, en
la cartera la en el bien publico que ha de resultar, sin con-
tradecirse ni desn.aturalizarse puede preferir un Gobierno
de quien todo to tiene a tiempo, hospicios, puertos, li-
ons, institutes agrarios, caminos , puentes y todo le que pue-




516 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
da convenir a las mas urgentes é inmediatas necesidades.


Pero todo esto, dire alguno, depende, de la buena voluntad
de uno solo, el coal, par bueno que, sea, no sera eterno cierta-
mente.


Pero, que fnerza tiene semejante argument° en. comparacion-
de los hellos que tenemos a la vista? C.lAntosanos (lure la eter-
nidad de las Constituciones de 1814 y de 1831 en Francia?.
CuAntos la eternidad de la repalica? Y la eternidad de los


ministerios en Turin, y aquella Camara dernocrAtica, i,tovieron
mayor duracion? Y el cambio de /a Camara y de los ministros,
no cause cambio do politica y de administration? Hablar,


puss, de /a pm duracion de un Gobierno quo depende de la
vida de un Monarca, es objecion (pie da lAstima cuando la
eternidad que se contrapone A aquel, es tan mOvil en, las so-
ciedades modernas como el soplo de Ia opinion y los caprichos
del vulgo. Concedamos que en un pueblo Reno de respeto
Ia justicia, y de, fe y piedad catelica, un Gobierno representa-
tivo catelico fuese, como dice El Economista, no absolutamen-
la impracticable, sino como nosotros queremos suponer, hones-
to yittil;coneedamos que animade de la idea del bien pAblico
(seguridad para todos los derechos), avocando A si solamente
las resoluciones que atafien a las relaciones mAtuas de las pro-
vincias y a las relaciones interna.cionales, dejase A los miembros,
inferiores (Provincia, Colrain, Familia), el cuidad.o de proveer
por si a las necesidades que solo ellos pueden sentir, apreciar y
satisfacer; concedamos , que de ese modo la parte del Teso-
ro pAblico que viaja boy iniitilmente en alas del presupuesto,
primero hAcia la capital para volver despues haste Saboya,
prescindiese de estos viajes dispendiosos y se quedase en
aquella provincia para mantener, segun los deseos de la mis-
ma, ona Univeraidad y profesores catelicos que hablen frances,
y para !lacer carninos y obras pAblicas, segun sus necesidades,
y para el sustento de on Clero, hijo en gran parte del pueblo,
el coal de esta suerte reportaria on doble beneficio, ya porque
cesaria la obvencion con clue time que atender al Clara, y ya
por las limosnas quo este distribuye. Si, todo esto es muy cier-
to, pero no podernos- dam la preferencia a los ministros y a los


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 317
representantes no catelicos en las actuales disposiciones mo-
rales de la sociedad sabre el Gobierno monarquico, viendo
tanta diferencia en los resultados, viendo en un extremo de
Italia on pueblo tranquilo, porque esta satisfecho en sus de-
seos, mientras en el extremo opuesto vemos un pueblo que
clama y se agita sin obtener otra respuesta que estados de


y gravAmenes; aqui se destierran periodistas, se procesan
los periedicos (.un catelicos, se entiende), se compran votos,
se anuncian disoluciones de Gabinete para inducir A cellar a
los que se quejan; mientras al extremo opuesto todo lo que
las provincias han conseguido en el alio anterior se publics la
vispera de los nuevos Consejos provinciales, coma si el Go-
bierno quisiera animarlos a pedir con la contianza de hijos
todo lo que exijan las nuevas necesidades. Preciso es confe-
sarlo, los hechos hablan y su elocuencia no puede animar A
aquellos pueblos a hacer la prueba de los Estatutos. Si estos
tuviesen alguna eficacia para hacer el bien publico, era preci-
so goner A todas las provincias en las condiciones de los Esta-
dos particulares que cornponen la Confederacion americana,
en la coal el Congreso se limita A proveer A aquello que interesa
universalmente A toda Ia repiiblica y deja A cada Estado quo
cuide de lo que particularrnente le interesa, y esto mismo (lace
el Estado respect° de la Ciudad y de los Comunes. No es este
par cierto el merit() de los Estatutos del continente, los cuales
han tornado de Francia el mat vicio de introducirse en los An-
gulos mas recOnditos de las Ciudades, de los Comunes, de ias
Provincias, para dam la ley a todos los municipios, a todas las
familias, y estoy por decir, a reglamentar los pasos y los sus-
piros, dando por toda compensacion una ceduia a todo ciu-
dadano para que vaya a depositarla con otros millares A la ur-
ns, coma Unico ejercicio de su soberania.


Muy diversos objetos produce en el reino de NA poles la hella
institution del doble Consejo. Los Consejos provinciales, sin
cuidarse de las relaciones con Suecia y con el Indostan (poco
conocidos probablemente por los baticarios, medicos y notaa
rios de las Calabrias y la Basilicata), piensan en abrir cami.
nos, construir puentes, instituir colegios, amparar enfe,rmos y




518 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
mendigos, cuyas miserias tienen presentes mucho mejor que
los economistas y estadistas de la capital. Y si para a tender a
estas necesidades tienen que tocar a les intereses de los Co-
mimes y de los distritos, se tienen en ceenta precisamente las
indicaciones del Consejo del distrito que precede ordinaria.
mente al de la provincia (I).


Asi, bajo un Gobierno monirquico los provincias atienden
por si mismas a sus propios intereses con una libertad muy
analoga , aunque no igual a la de los Estados particulares de
la confederation americana.


No queremos decir por esto que la organization de mud
reino este en teramente exenta . de esas influencias heterodoxas
que ha n invadido los pueblos de Europa, espec ialmente en
donde ha dominado en todo su apogeo el filosofisrno frances.


Por el contrario, si alguno nos hiciera este arguinento le con-
cederiamos desde luego lo que pretendia tanto Inas de bue-
na gana, cuanto que esa objecionvenia a rohustecer nuestro
raciocinio. En efecto , i, no es una grandisima confirmacion de
la homogeneidad quo hay ent.re el Catolicismo y Ia organiza-
cion de la familia y del municipio el que aun é despecho


de las imperfecciones de la administration , el Catolicismo in-
troduce en la prActica las tendencies naturales de la familia y
del Comun eliminadas en otros pueblos por Ia demolicion y
por el artificio heterodoxe


Sin duda estos bienes dependen de la vida de un Principe
que no ha sabido acomodarse a abrazar, para gloria suya, las
funciones de Roy holgazan, titulo que, usado en algtm tiempo
para vituperar a los itlamos Merovingios, ha venido a set' boy
la gloria de los Monarcas a la moderna, bajo la conocida for-
mula do, rainan y no gobicrnon. Dependen edemas, si quereis,
de la buena volantad de un ministro que ha comprendido que
es un remedio elicaz contra los sacudimientos revolucionarios
asegurar a los pueblos los derechos civiles y municipales para


(I) El Consejo del distrito que time la representation de este,
exanziva y pro pone al Consejo provincial todo to relativo al Esta-
do, k las necesidades y al Inenestar del distrito.


Ley citada, par. 47.


DE LOS GOBIERNOS MURALES. 319
que no se cuiden de poseer derechos politicos que les serian tan
nocivos como manejados por la impericia y la ambi-
cion. Si, los bienes de que gozan esos pueblos en el eden de
Italia, a la sornbra de sus naranjos, dependen tambien de los
hombres que la Providencia escoje para instrumentos de su bon-
dad, como dependen tambien de esos hombres la tranqui-
lidad de Francia, la prorperidad de Alemania, e.1 porvenir de
Inglaterra, y en suma, todo lo que esta sometido al libre albe-
drio de los hombres.


Pero si prescindiendo de los hombres consideramos las ins-
tituciones y las apreciamos por sus resultados, tenemos que
confesar que es mucho mejor para los pueblos ti*. ufeuctuar es-
tos bienes, aunque vacilantes, come todas las cosas de este
mundo, que no gernir bajo Ia certeza de una sola Icy inexora-
ble, que confundiendo 0 codas las provincias diversas en una
monotonia desnaturalizada, las reduce, por la unidacl
de opresion. Basta ya lo dicho aces ca de la demolicion hetero-
doxa de la administracion social: pasemos ahora a ver la bete-
rodoxia que la rodea para reconstruirla sobre nn nuevo di-
seho.


Aristocracia de particle.


989. La regeneration social, de la que hemos presented°
antes una genealogia razonada, no es otra cosa en resinnen
que un gran duelo. En la ausencia de toda autoridad, la fere-
za que descendiO de la Ercinia y de los Alpes al pa-
cific° snob° romano cristiano, enseiiO el asesinato legal, pues
que no se encontraba a quien acudir para obtener justicia.
La civilization moderna hizo otro tanto respecto de la socie-
dad y habiendo libertado al individuo, lo encontrO tan debit,
que Cue menester recomendarle a alguna fraction y forme')




520 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
asi Lantos individuos morales cuantos son los partidos. aQuien
puede ser juez entre esos partidos? Ninguno, puesto qne forman
ellos mismos el soberano con la mayoria. Pero est:: mayoria
como se crea? Ya In hemos dicho antes, con la astucia clue
engafla, con la fuerza pre atemoriza, con la riqueza que coin-
pra , con los halagos que seducen, con la elocuencia quo enar-
dece, con el sofisma que ofusca, con la esperanza que alienta,
con la lama que impale.


990. En suma , todas las fuerzas del hombre moral y ma-
terial se Konen en acciou por cada partido y el que mas puede
mas tiene. El voto sera favorable no a quien tiene mas derecho,
silo a quien tiene mas medios de sobreponerse, lo cual, confe-
sernoslo francarnente , es desgracia comun a todas las formas
sociales . peso en las sociedades modernas esa desgracia es la
regla y el ['echo es el derecho. En las sociedades rnodernas
se dice francamente a todas los ciudadanos: si quieres salvo'
tus derechos delidndelos; busca companeros, aumenta su mi-
mero, ensenalos d prevaleeery silo . logras tienes razon, si su-
cumbes no la tienes. NO otro lenguaje hablaba el juez al
carnpeon cuando desde la estacada ie excitaba a pronunciar
el juicio dc Dios con Ia puma de su espatia ? Si vences tienes
razon , si sucumbes no la tienes. Quien habia de creer que
esta estApida y barbara legislacion torrnase la base del derecho
politico segun la idea regeneradora? La ley se vota par la ma-
yoria , luego es justa y debe obedecerse. Semejante base de
derecho social no es, coma el modern() duelo, una aberracion
de los que discurren poco, sino una consecuencia rigurosa del
principio de independencia. Ni podra maravillarse de tal con-
formidad entre el modo de sostener los derechos individuates
y los sociales, el que acepte las doctrines histericas de Guizot
que emplea no pocas patinas desus Lecciones en demostrar que
el sistema representativo es hijo de la independencia germanica,
como Gerdil dice que es hijo de la misma independencia la ins-
titucion del duelo (1). Clara esta que la comunidad de padre
debe producir una fisonomia comun en los hijos; el espiritu


DE LOS GOBIERNOS MURALES. 321
de cada sociedad informa necesariarnente todas sus institucio-
nes especialmente de las indigenes. Si, pues, el sistema re-
presentativo pondered° por los heterodoxoe tuvo nacirniento
en la misma nacion en que nacie el duelo, ague tnucho que
tenga el mismo caracter de salvaje ignorancia , y repita a la
sociedad lo que el duelo dice al individuo : privados de
mentos de razon para aceptar el derecho , no tenemos otro
media que encomendarlo a un juicio de Dios aventurandolo
la casualidad de la fuerza?0


991. Este raciocinio no tiene valor sino bajo Ia influencia
del principio de independencia, Puente de todo salvagismo.
Pero nosotros, que no somos tan enemigos del sistema re-
presentativo, que queramos verlo amamantado como Romu-


. lo y Remulo en los pechos de una fiera, hemos dernostrado a
nuestros lectores Ia manera de ser catelico ese sistema, ha-
blando de sus funciones racionalmente distribuidas entre los
varios Organos de la Edad Media (1). Entiendase, bien,
que reneged° el principio catelico, y resucitada con las ideas
patinas la independencia salvaje, el sistema representativo de-
be haber recibido su caracter y informadose en su espiritu,
volviendo a decir en la sociedad A las fracciones no menos que
al individuo: Tu derecho esta en to fuerza.


-
Veneer y despojar A los otros partidos es, pues, el primer


principio econemico de una sociedad A la moderna , la cual,
constituida sabre el principio utilitario, dice a cada uno de los
partidos coma a los individuos: enriquecerte y gozar cuanto
puedas, y por consiguiente, arrebatar d los otros lo que pue-
das, cediendo to menos que tea posible, no es para ti sola-
mente un derecho; sino un deber, pues quo es un debar natu-
ral procurar la felicidad. El despojo de los otros partidos
debe ser, por consiguiente, un media de enriquecer y hater
la felicidad del propio, y cnalquiera que conozca la historia Sa-
bra muy bien que al derecho nunca ban dejado de suceder los
bechos. donde han ido A parer los bienes de la Iglesia, las
asignaciones de los Principes, el sueldo de los envious provin-


(4) Vdase parte 1.', cap. III.(I) Gerdil. Des combats sioguliers.




r
522 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS


dales y municipales, los mandos militares, las carteras minis-
teriales, las citedras, las aduanas, etc.?


992, Advierte por otra parte , que asi com p solo consigue
la victoria uno solo de, los partidos militantes , asi tambien
uno solo pertenecen de derecho los despojos. Este derecho lo
hems oido decantar con admirable sangre fria, no por la opi-
nion de 13roferio en el Parlamento , sino fiesta por la solemne
gravedad de Gioverti en on libro dado a la estampa , en
donde hablando a los jesuiticos (quiere decir 0 los no libera-
les) les entona la formula de Brenno , y les dice qrte se re-
signer a no usar de los derechos constitucionales en pena de
haber destruido las Constituciones. Ya se comprende que esta
misma razor puede hacerse valor en cada caso a imponerse
per ella siempre la misma pena por el partido vencedor al
partido vencido. De esta suerte el Vce .victis viene 0 ser Ia for-
mula , reguladora de la administration


993. Apliquemos ahora A esta formula un element° eco-
mimic° conocidisimo hasty


per el vulgo , que lo expresa en
este proverbio: diner° gana dinero. ()Lie quiere decir este
proverbiu? Quiere decir que el rico , teniendo a su disposition
abundantes medios de toda clase , debe naturalmente it en pet-
petit° aumento y llegar A los puestos mss elevados: el pobre,
per el contrario , encuentra en su misma miscria la razon in-
dutiable de un porvenir mss miserable ; lo cual debe eaten-
derSe, no solo de las riquezas materiales , sino tambien de la
farm , del poder , del saber , de las relaciones y de cualquier
motivo de influencia moral , especialmente cuando estos me-
dios se ponce an juego con esa concordia , con esa diligencia
y ese secrete con que se mueven los partidos calculando todos
los pasos y tocando todos los resortes. El partido vencedor
esti , pues , en condiciones favorabilisimas para sostenerse
mientras el vencido esta expuesto A todo genero de opre-
siones.


994. He aqui la explication (no dificil 0 decir verdad) de


esa opresion legal; en que gimen por todas panes, aunque no
siempre de la misma manera en fuerza de los modernos
estatutos , los honrados catelicos destinados a ser copies


DE LOS GOBIERNOS LIDERALSS. 323
fieles del idiotismo irlandes y de los oprimidos sonderbunia-
nos de Suiza. Defendeos sti podeis, victimas -pacilicas de la
idea regeneradora: defendeos; he aqui la tutela de los dere-
chos concedida 0 todos los ciudadanos.—inefendeos! Pero icon
tine armas? No con la fuerza, porque aunque no lo vedase la
la conciencia los tiene encadenados la fuerza pirblica. Con re-
presenta aiones tampoco, porque ya sabemos que case se sue-
le hater de cites. Con los votos en el Parlamenti)? ;Pero si el
Parlament° es todo anglicano, en que vote se apoyara la eau-
sa de los irlandeses? Si la coufederacion es enteramente ra-
dical , ;clue protection encontrarán les sordenbunianos? Todo
pues, se hara en adelante por el partido y pare el partido
vencedor.


995. He aqui, Imes , formada una nueva aristocracia de in-
fluencia parlamental, en que el grande tiende siempre a engran-
decerse, y el pequeilo a empequefienerse; el gramle es dueno
de todas las riquezas del Estado, y el pobre es victim del que
gobierna en nombre de ague!. No me hableis de futuras elec-
ciones , porque el partido reinante entre otras ventajas tiene
Ia de dirigirlas y comprarlas, y esta veritaja ha sido mss tiled
de combatirse en las barricadas, que de reivindicarse con for-
mas legates. iCuanto tiempo lace qua Irlanda trabaja para ob-
tener una reparation que los franceses obtuvieron en 1848 con.
-peas horns de tumulto! No aplaudo la conducta de estos
mos, y antes bien envidio la gloria . de los prirneros , pero ese
es el hecho que corresponde exactanaente con la teoria.


El vencedor tiene codas las prebabilidades de sucesivas
victorias en el terreno de la legalidad, de moan que la econo -
aria tnoderna se reduce a intimar 0 los vencidos de esta suer-
te: resistir come el Sonderbund con probahilidades de
una derrota, o resignarse con la seguridad de ser despojadoso,
Este que acaece especialmente en dafio de los catelicos rnenos
expertos en la election de los medios y mss ejercitados en la
paciencia , puede tambien aplicarse 0 cualquier partido der.,
rotado, el cual se encuentra en sustancia en la misma condi-
tion en que se encontraban en la antigaedad los' pueblos con-
pistados.!Como nacieron, preguntan Cantu y otros eruditos




521 At,. PR1CT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
historiadores, cOrno nacieron las causas entre persas , egip-
cios, indios y otros pueblos?Unos con juistadores subyugaron
A los conquistados : esta foe la casta servil, aquella la casta
dorninante. Si piles la victoria parlamental no es mis que of
triunfo do on partido que prevalece en el duelo , es muy na-
tural que baj o la influencia delprincipio utilitarto, el derrotado
y despojado permanezca en perpetua esclavitod , 5 el vencedor
dorninando se enriquezca para siempre. Poco importa que
Irengan en auxilio del primero la habilidad, la energia, la lega-
lidad , la ciencia y la constancia de un O'Connell ; la caclena es
de hierro y no se rompe fAcilmente: se puede huir a America,
pero emanciparse jamas.


99G. Ya habris echado de ver una razon , quiza la princi-
pal, de ese fenOmeno social que bajo el nombre de pauperism°
se introduce bonitamente en todas las sociedades modernas,
el coal no es, como todo el mundo sabe , la pobreza or-
dinaria , producida en todos tietnpos y en todas partes por
escasez de cosechas o cualquiera otra calamidad, sino que es
esa pobreza progresiva que en medio de la abundancia !lace pa-
decor a las claws trabajadoras tanto mas cuanto mas aumenta
el trabajo. No me propongo estudiar aqui A %tido en todas
sus causas esa espantosa enfermedad social ; pero creo no
equivocarme si la atribuyo en gran parte al espiritu moderno
y a los vicios que el mismo introduce en los Gobiernos consti-
tucionales.


997. Piensa bier, en la naturaleza de esa llaga, si quieres
medir la influencia de la causa que le atribuyo. El pauperis-
nu) sa eucuentra en donde reina la abundancia, en esas na-
ciones quo aigunos Daman las mas ricas de Europa , y mejor
dirian las mac ricasaristocracias de Europa. En Inglaterra, en
la parte saptentrional de Francia , en Holanda , ett los canto-
nes Inas ricos de Suiza , \was en tanta pujanza el comercio y
la industria que creeris que todo el mundo esta Deno de co-
modidacles. Pero sucede muy al contrario. El pauperism°
progresa alli tanto y ejerce tal tirania que to baria estreme-
cer. Consultala hermosa tabla sinOptica de Villeneuve-Barge-
moot, parte de la coal trascribirernos Inds adelante, y verAs


Dg LOS GOBIERNOS MURALES. 325
que mientras que los mendigos estan en Italia en la propor-
cion de uno a veinticinco, estan en Espana en la de uno
treinta , en los Paises-Bajos en la de uno a siete , en Ingla-
terra en la de uno A seis. De manera , que ateniendonos
la preocupacion aceptada buenamente por muchos italianos,
tendriamos quo decir que la nacion mas rica del mundo es
aquella en que la sexta parte de la poblacion esta condenada


vivir de limosna. Y si biers lo observas, ilos 'Inas pobres son
alli los que mas asidua y penosamente trabajan!


998. Luego veremos las causas especiales quo atraen este
azote sobre las sociedades modernas ; por ahora me basta
hacer notar quo una vez que se introduce en ellas , no hay
razon porque pnecla 6 deba cesar. Cesarit acaso porque el
partido que triunfe este compuesto de pobres? Asi parecia que
habia de suceder en Francia en ciertos momentos ; pero ape-
nas conseguido el triunfo, algonos, muy pocos, de aquellos
pobres, trasformandose en gobern3ntes y aficionAndose al
oficio, dejaban por este hecho de ser miserables ; el resto
quo es casi la totalidad se quedaba en la miseria y continuaba
padeciendo. Pero faera de estos casos de rebelion y de tumul-
to , claro es quo los pobres no mandan; claro es por consi-
guiente que la ley no protejeri al mendigo mas que lo que
sea preciso para asegurar les intereses del rico , plies que el
rico es el legislador, y .el legislador (cuando es utilitario)
obra y Abe obrar por interès propio. El Pauperismo se con-
solida y se perpetita en las sociedades modernas par esa for-'
ma de Gobierno en la coal el partido quo Ilega a predominar
tiene en virtud de los principios generaltnente admitidos , no
solo la fuerza sino el derecho de perpetuarse por toda clase
de medios, aun los MU reprobados.


999. Pero antes de pasar a estas consideraciones , debo
explicar la proposicion pie he sentado, a fin de anticiparme
A una objecion quo naturalmente pudiera surgir en el Animo
de mis lectores. Ile dicho que el Pauperismo se consolida en
el Gobierno constitutional ; pero propiamente es hijo de la
idea reformadora , y si me he expresado do esa manera ha
lido para acomodarme estrictarnente a los finites del asunto


TOMO II.


22


A




:52G AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
de que tratamos , est° es, de los Cobiernos Representatives.
Pero como el atribuir esta enfermedad social a Ia influencia
heterodoxa podria parecer a &ono una acusecion poco fun-
dada , el lector me pertnitira que Naga una breve digresion
para esclarecer Ini pensantiento.


S IV.


Li pauperism° hijo legilimo de la independencia /tete-
rodoxa.


1.000. Para el objeto que me propongo, ruegote en pri-
mer lugar que recuerdes lo que homes dicho y' detnostrado
mochas veces; este es, quo la independencia de la razon es el
principio propio y verdadero de los sistemas modernos; de
donde se sigue que si el Pauperism° es hijo de esta indepen-
dencia reinara principalmeute alli donde la independencia ha
pasado del Or den religioso al Orden politico, y por consecuen-
cia al civil, y sere Canto mas monstruoso cuanto mas indus-
trial sea el pueblo 6 cuanto mas disminuya la influencia reli-
giosa. En donde falta esta independencia, el Pauperism° no -
echa raices; en donde falta la industria falta la materia;
pins el Pauperismo prnpianiente considerado es el que crece
a medida que was trab:.jan los que son victimas de 61.


Si esta proposicion es verdadera debera confirmarse (salvas
las anomalias que produce el concurs° de otras causas socia-
les), en la estadistica de los pueblos europeos. Consultemos
puesesta estadienca para establecer un fundamenfo de hecho,
que de cuerpo a nue.tro razonarniento. iCuales son los paises
de Europa en que la independencia ha encontrado mayor re-
sistencia? Busia y Turquia, cuyos autOcratas son jefes de la
religion ciegarneute rt conocidos; Espana y Portugal, en don-
de foe mas severa la Ingoisicion; Italia, en deride se con-
serve con was explendor el Catolicismo; Austria, Dinamarca


DE LOS GOEIEENOS LIBERALES. 7,27
y Prusia, en donde existie el poder absoluto (sabide es que
la Constitution de Dinamarca ha tenido alternativas y no ha
opuesto nunca excesivas trabas al poder monarquico; Prusia
es constitucional hace solo tres efts y foe gobernada a la ha-
queta por un Rey filOsoro). Por el contrario Suecia, Francia,
los Paises-Bajos, Inglaterra y Suiza, abrieron hace mucho
tiempo sus fronteras a/ protestantismo, que si no ha llegado
destruir el Catolicismo, en Suiza y en los Paises Bajos ha ob.
tenido el predominio en los cantones 6 ciudades mas dedica-
das al comercio y a la industria.


1,001. * Conternplad ahora el cuadro estadistico de esas na-
ciones hecho por el citado Villeneuve , y veal si las cifras,
salvas como he indicado las excepciones producidas por otras
influencias, no confirman lo que llevo dicho:


NA CION ES.
If sbitantes
agrieulas.


Habitantes in-
dustriales.


Relacion en-.
tre los pokes
y la pobla-


cbi.
1. Rusia 18.850.000 5.750.000 4 : 100
2. Turquia
8.512.500 1.137.590 4 : 40


3. Espana
•1.533.335 2.316.667 1 : 50


4. Prusia
•0.618A15 2.129.085 1: 30


5. Portugal
2.941.665 588.335 4 : 25


6. Italia
15.870.000 3.174.000 1 : 25


7. Austria
25.600.600 6.460.000 1 : 25


8. Dinainarca 2.000.000 500.000 4 : 25
9. Suecia.
5.092.800 773.200 4 : 25


40. le ral!cia
25,600.000 6.480 000 1 : 20


11. Suiza
4.141.666 571.334 1: 40


12. Paises.Itilos 2.451.000 3.692.000 : 7
13. Iugiaterra.... 9.566.000 44.040.600 4: 6


1,002. No especificare las causas que pueden ocasionar
las pequenas oscilaciones que presenta el principio de inde-
pendencia ccmparado con la indole de las poblaciones , ya
per no entrar en minuciosas averiguaciones estadisticas , ya
porque para mi objeto el paralelismo de las consecuencias con
el principio se muestra en general con tal evidencia para todo
median() conocedor de Ia historia , que es infitil hater un
tratado especial , que resultaria necesariamente prolijo y pro-
bablemente pesado para muchos. Me limitare a pedir al ex-




328 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
pert° lector que tenga en cuenta los dos principales elementos
antes indicados: independencia é industria , y que considers
la independencia en estos tres intimos siglos en que viene ma-
durandose con varias alternativas en los diferentes paises,
merced al espiritu de Ia Reforma contrarestado ya por el
principio catelico, ya por el absolutism° monArquico 6 ;aristo-
cratic°.


1,003. Adviertase ademas que en la presente estadistica
los Estados europeos se presentan en so extension actual ; y
por consiguiente, formados de varios pueblos en los cuale las
influencias de la heregia y de la industria son diferentes, estas
secompensan o neutralizan en parte al mezclarse unos pueblos
con otras de diversas condiciones. Esto se advierte especial-
mente en Suiza y en los Paises Bajos; en apella los Cantones
catOlicos estan generalmente menos dedicados A la industria
y son menos populosos, y asi las verdaderas '„nflaencias del
Pauperismo que aparecerian Inas graves en otros Cantones, es-
tan mitigadas en la totalidad por la vide patriarcal de los Can-
tones catOlicos. En Belgica el •Catolicismo foe por mucho
tiempo floreciente , pero en los primeros tiempos de Ia Refer-
ma alcanzO gran poder la heterodoxia que separO de Relgica
a Holanda (comprendida en la estadistica bajo el nombre de
Paises-Bajos). En dies mis recientes pudt much° el liberalis-
m° en los glandes centros de poblacion , y por consiguiente
la independencia de la razon ejercie alli gran influencia y ma-
yor tal vez la va alcanzando. El otro element° , el de la indus-
tria, es en ese pais tan exuberante desde tiempos inmemoria-
les, que hace Inas perniciosos los efectos de Una mediana in-
fluencia heterodoxa.


1,004. Esta misma observation puede 'wester alguna luz
ese abismo del Pauperismo inglès, que podria parecer extra,
ordinario en on pueblo en ei que, como Antes hemos dicho, la
heregia se detuvo en el primer paso, trasladando per° no des-
truvendo la autoridad religiose. Esto no obstante, el que re-
flexione en el poco credit() alcanzado por semejante autoridad
en manos de los papas y papisas ingleses, el que medite en la
miscelinea de los puritanos escoceses, en la independencia re-


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 329
publicana encadenada por Cromwell, en la ninguna influencia
del Catolicismo que ha sobrevivido, y especialmente del 'aria
irlandès, despojado, al mismo tiempo que de sus bienes, de
Coda influencia en la economia pUblica ; quien medite, deci-
mos, en todos estos elementos, comprendera facilmente que
la heregia obrO alli con mocha libertad y que el exceso de in-
dustria le ofreci6 vastisimo campo. Agreg,uese a esto que aquel
resto de autoridad aristocratica que igualO al vulgo con los es-
clavos, si es que no los hizo inferiores a estos, lejos de contra-
rester las influencias heterodoxas del Pauperismo, hubo de
aumentarlo, come veremos luego, asegurando mAs el poder
los rites, y Iasi dire consagrandolo, sin infundir en la clase
aristocrAtica y en el Clero los sentimientos de caridad, de ab-
negacion, de sacrificio y de actividad que les habria infundido
el Cristianismo no corrompido. Estas reflexiones bastarAn pare
insinuar otras muchas, que explican sobradamente las peque-
fias irregularidades de Ia tabla precedente.


1,005. Ya has visto el hecho. Si ahora to demostrase, que
adrnitida la emancipation de la razon, de que hemos }tabled°,
con sus coneecuencias de naturalism° y felicidad material an-
tes explicada, el Pauperismo tiene por necesidad que desarro-
llarse , 6quien dejaria de persuadirse que es itnposible refor-
mar un pueblo A la,,moderna sin introducir en el el Pauperis-
mo? Pues Ia demostracion no ofrece la menor dificultad, espe-
cialmente si se compare la idea reformadora con la ilea ca-
tOlica.


1,006. CtiAl es la diferencia fundamental entre el princi-
pio catOlico y el heterodox° con respecto a la vida practice?
Ya lo hernos visto otra vez A la lux de la revelacion corrobora-
dora de la naturaleza. El catOlico se considera a si rnisrno como
un agente destinado por el Creador a curnplir libremente sus
designios, pero agente condenado por su rebelion a trabajos
forzados. Condena mitigada despues por la gracia y por los ejera-
plos del Redentor que trasform6 la pena en merit° y Ia sua-
vizO con el atuor (Q. A la luz de tal doctrina comprenderas


(4) Vease el capitulo precedente.




530 AP. PRÂCT. DE LOS PRINCIPIOS TE6RICOS
lector benevolo cueles son las ideas pricticas respecto al tra-
bajo: todo hombre es per naturaleza operario y tiene por


companeros en el trabajo a todos los demAs hombres: todo
hombre esta condenado al trabajo y mira a los pobres come
participes de los frutos de su trabajo en nombre de Dios: el
hombre gana tante mas para la felicidad future , cuanto mas
domina con el trabajo a la naturaleza rebelde, imita al Reden-
tor, y cambia amor por arnor, socorriendo a los miembros en-
ferules del mistico cuerpo del divine Redentor. Y estos senti-
mientos no son frases huecas que pronuncia el catOlicorecos-
tado en su divan, sorbiendo y saboreando su cafe para favore-
nor la formation del kilo.


1,007. Prescindiendo de los jOveues y doncellas que de-
jando las delicias de la Casa paterna buscan a millares en el
claustro un trabajo austero , oscuro y despreciado, 6 sin re-
parar en el hedor de los hospitales y de los cArceles corren A
hacerse esclavos de gentes quizA irrascibles 6 brutales , Basta
recordar tantas obras de piedad cristiana quo bajo la invoca-
cion del been Pastor, de la Virgen del Parte 6 del Pesebre, de
tal 6 coal Santo heroe de caridad, Ilevan diariamentei perso-
najesrespetables de ambos sexes desde la altura social en quo
viven a los hospitales , A los asilos de expOsitos , a las cArce-
les , a la Casa del pobre y hasta a los lugares de infarnia para
tender una mano caritativa a !as victimas sumergidas en ague-
Ha hediondez. Pregunta a cualquiera de estos fervientes cate-
!ices quien le conforta en aquel duro, aunque voluntario oficio,
cuando ninguna necesidad le obliga a elle, y porel contrario mil
atractivos contraries le retraen. La respuesta se reduciri siem-
pre A uno de los motives indicados: yo soy criatura y administro
esos bienes , no soy clueroa de ellos ; soy culpable , debo sotrir
la pena ; me veo combatido y debo dominar al enemigo; soy
cristiano y debo seguir a Jesucristo. Piles si estos motivos son
suacientes para sacar al rico de las duizuras del Ocio, consi-
dera si lo serial para confortar al operario en la inevitable ne-
cesidad de su trabajo. Se que estos motivos no estAn de moda
para. confortar a los trabajadores, pero se tambien que cuando
lo estaban, los trabajadores se prestaban con menos


DE LOS GOBIERNOS LIBEI1ALES. 531
A las facciones y revueltas politicas y vivian de so sudor sa-
tisfechos con su modesta ganancia no cercenada per la insa-
tiable avaricia del capitalista desapiadado y recompensados
abundanternente. por la caridad de los ricos en los dies de en-
fermedad 6 de vejez.


4,008. Pero aquella fee la gtilica edad de, la ignorancia y
del servilismo. !Sea en borabuena, tilAntropos A la moderna!
Venid a librar a estos pueblos de !as tinieblas dal Catolicismo
y del yugo de los Curas; decidles que son por naturaleza libres
de toda autoridad, quo la naturaleza es la maestra de toda ver-
dad, quo les llama A la felicidad y les da la esencia del placer,
suministrandoles come medios de gore las riquezas; que la
naturaleza da A cada ono el derecho y le impone el deber de
conseguirlas en tante cantidad cuanta le sea posible. Encon-
trareis dOcil, no lo . dudeis, a la multitud; pero, icual sent el
resultade?


1,009. El resultado sent, responde GiojR, la riqueza, y
por consiguiente, la felicidad siempre creciente. OigArnosle
hablar a 61 niismo. Los medios primaries para aumentar la
civilization consisten en aumentar la iniensidad y el narnero
de las necesidades y el conocirniento de los objetos quo las
salisfacen ..... Creciendo los deseos. se mantienc el hombre en
ern estado constante de carestia que es cause de movimiento
perpituo. La esperanza ..... procurarse los placeres del
lujo es un agicijon poderosisime para cl bajo pueblo, sin el
cual ..... se acestumbra fil estado de inercia ..... a los vicios-
que la acompaiian (I). Sarin pues, &Ier del gobernante que
desea la prosperidad de la riqueza pitblica tener al pueblo en
carestia: sent debar de todo individuo el sacar del trabajo
ajeno el maximum de gene por el minimum de dispendio: en
este consiste la vida social, 6 sea el antagonismo de Romagno-
si, a quien antes hemos citado.


1,01.0. Dade este impulse A la sociedad, el rico explotari


(I) V. Nueva aspecto de las ciencias econOmicas , tom. I,.
part. I, cap. coo el coal conviene trace. I, pug. it
cDonde se tuatara Ia. necesidad pereceria la industria.•




532 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TORICOS
todo cuanto pueda, como aeabamos de ver al proletario ; y es-
te cuanto más trabaje sera mas pobre. Luego el verdadero
Pauperismo se establecera en una nation tan pronto como en.
ells penetre con la emancipacion de la razon el deseo y la-
esperanza, en la generalidad de procurarse todos los placeres
del lujo.


1,011. Esto to parecera mas evidente si recuerdas lo que
antes hernos dicho acerca de la generation de los valores, se-
gun la teoria de los economistas modernos. La multiplication
de los viveres, la mismo quo de todo la demds, disminuye
valor; y este valor debe suministrar al fabrivante el capital.
para (malariar a los braceros: estas son dos reglas qua nadie
sa atreverA a impugner. Altera bien: aplicadles el precepto
econOmico de Gioia, excitando al pueblo indefinidamente a la
production; cual sera la consecuencia? Sera, sin duda algu-
na, hacerla disminuir indefinidamente de precio; y hacerla
disminuir de precio, es obligor a los fabricantes a disminuir
los salarios; disminuir los salarios, es reducir al obrero cada
die a mayor estrechez; la estrernada estrechez le inducira
aumentar las bores de trabajo; el nuevo aumento de trabajo
aumentarà nuevaraente la produccion, y esta producirA nueva
disminucion de precio, y asi sucesivamente, hasta que el pobre
aumentando la riqueza de otres, taiga rendido sin poder sa-
car de un trabajo superior a sus tuerzas lo qua baste para, 'ali-
mentar, no ye a su desgraciada familia, sino a su. propia Per-
sona.


1,012. DescUbrase luego rtna Inacptina cuyo trabajo equi-
valga al de un centertar o tin miller de operarios y ciento 6-
mil de estos infelices perderan su mezquino pedazo de pan ;
la produccion. alcanzara nuevo aumento y por consiguiente et
precio y el safari() nueva disminucion; acrecentada la miseria
importunara al rico, el cual, per el principio epichreo aprende
no a dar sino a vender. Creciendo asi por un lade Ia miseria y
por otro la doreza,llegara un rnornento en que amenazados por
el hambre desesperada las fabrieas y los fabricantes, los go-
biernos y los gobernantes, se pensara en alimentar A espensas
del pitblico al pueblo sumido en la carestia, que no gana ya


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 553
el pan con el sudor de su rostro; la caridad legal sustituiri
A la justicia conmutativa y el trabajador qua debia ser pagaget
A proporcion de sus obras, por quien las consume, y qiiedar
apradecido por la generosidad de la merced, se ver y en
cambio asalariado por el erario pitblico é incited° al ocio de
la mendicidad y a la arrogancia en el pedir


1,013. Este es el verdadero resulted° de Ia economia po-
litica que' despierta en el pueblo el deseo indefinido de place-
res y de riquezas pare indueirle al trabajo. Al principio con-
sigue ciertamente su intento ; el pueblo comienza a tra-
bajar y la produccion hace que abunden en la sociedad los
operarios (pie antes faltaban. LleAados A este punto los econo-
mistas desapiadados triunfan y gritan regocijados: ;la socie-
dad es rica! Y ciertamente es riea para los que no miran A
los padecitnientos del pobre, sino clue toman la sociedad 6
mas bien el Estado , como un personaje ontolOgico al cual
atribuyen todo lo que se hace en la sociedad. Si, el Estado es
rico, o mas bien son rites los que gobiernan el Estado y
Ilevan toda el ague A su molino; pero el pueblo cae pronto en
la cuenta de que una Cosa es el deseo de gozar y otra la rea-
tided. El deseo de gozar predicado universaltnente, hace qua
todos ansien los goces, pero no cambia la desoroporcion de la
fuerza y de la riqueza. El rico. pues, el poderoso podra enri-
quece.rse si quiere; lo querra igualmente el pobre, y redobla.-
re el trabajo, pero este, aumentando la produccion, redutida-
ra en provecho del rico; y disminuyendo los valores redun-
clarà en detriment° de los pobres.


1,01-4. El filOsofo, pues, que con el principle utilitario del
naturalismo cifra la felicidad en el goce, incite al legislador
abrir un cameo para quien desea alcanzar honores y gozar
de los placeres mas delicados ; a procurar que encuentre
amp la dignidad en la especie humane,.... la mulliplicacion


(1) La limosna ha multi() d ser un impuesto que se rreaurla y
reparte come un servieio patio a cargo de un ente de razon. el
Estado, 4 quien nadie ye y ii guien nanie quedamgradeeido. Car-
ta de Luis Veuillot en el Univers de 45 de Enaro de 1851




554 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
de las comodidades de la vida (1) ; el filOsolo que llama civi-
lizada a una nation euando los hombres son bastante ri-
cos para sentir vivas sensaciones, y el legislador prom.-
ra ci todos iguales goces (2); este filAsofo es menos filOsofo
que el desapiadado epicimeo que comiendo en esplendida me-
sa, devora el sudor de los infelices cowlenados a 18 horas de
trabajo, y quo se alimentan con unas pocas onzas de patata
diariamente.


1,015. iHe aqui, italianos conciudadanos mios, la desespe-
rade condition a que quieren reduciros los orgullosos enco-
miadores de Ia civilizacion hererodexa ! i He aqui la era de fe-
licidad que quieren abriros desacreditando la limosna del
catelico y despojando a la Iglesia de esos bienes que son el
sosten del tnendigo , del artesano enfermo o desgraciado A de-
crepito! Si el celo de los declarnadores contra el Acio vagabun-
do these de buena fe , iseria tan indulgence para con el Acio
cOmodo de los ricos, coma es severo para con el Ocio penoso
de los pobres ? Pero la aversion a los pobres es harto natural
a la naturaleza corrompida , y todo el mundo sabe que en el
Japon y en otras naciones infieles la pobreza se considera si no
como culpa , al merles como indicio de culpa. He aqui por
clue introducido el Pauperismo en una sociedad gobernada
constitucionalmente , no hay medio de que cese sino por sedi-
ciones y revueltas. El que posee p ace 'eyes en favor del que
posee, el comerciante en favor del comerciante, el literate en
favor del literate; pero iy el pobre ? ..... si tuviera entrada en
las Cameras cesaria de ser pobre ; mientras no entre en ellas
no encontrarA protectores formados por las instituciones mo-
dems, pues el Clero protector nate de los pobres en las ins-
tituciones catAlicas esta generalmente excluido, al menos co-
mo cuerpo, de toda representation, nor ese espiritu heterodo-
so quo domina en la civilizacion moderns, si no renuncia a la
plenitud del espiritu catAlico , cediendo constantemente al es-
piritu heterodoxo. Sea el Clero en los bancos de !a Camara


(1) Sismondi. cap I, peg,
(9) Ibidem, peg. 14.


DE LOS G0111E1:1408 LIRERALES. 535
cismatico en Inglaterra, luterano en Suecia, y los Reformado-
res, no le echaran de ella , seguros como estan de que sera
su cOmplice y compartira con ellos el botin; pero el Clero ca-
tOlico ..... ;Oh! las circunstancias de este son muy diversas:
tiene presente que su reino no es de este mundo y no siendO
maleables sus doctrines, el presento siglo no quiere cures ni
frailes. Entretanto el Pauperismo obtiene de esta forma de
gobierno su sancion suprema , sin que haya en el gobierno
ningun elemento de contrapeso que tiencla, al menos con el
tiempo, A mitigar la opresion de la plebe desgraciada.


4,016. Esa sancion reduce al hombre del pueblo a la con-
dicion de cabeza de ganado, de animal destined° A la multi-
plicacion. Ya lo has oido a Gioia y Sismondi: es precis°
tenor al pueblo en carestia para que no taiga en Ia inertia;
es necesario favorecer su multiplication para multiplicar con
ells las fuentes de la prosperidad general, repiten cien veces
los economistas del siglo pasado. Quizi antes lo dijo en Ita-
lia Genovesi desde Nipoles, en estas palabras : dos son los
fines prinelpales de la economic , el primer° , quo la na-
cion sea tan nunierosa y este tan poblada como sea posi-
ble (1). Como ves no se trata aqui del bien pnblico; se trata
de aumentar , de multiplicar : multiplicar los hombres , au-
mentar la riqueza. Verdad es que para estos hombres mul-
tiplicadas desea el filAsofo sustento y cornoclidades, pues Lque
provecho sacaran los gobernantes de cadaveres ambulantes?
Pero estos deseos interesados de benevolencia lcambiaran la
naturaleza de las cosas? ,IConseguiran jamas que el aumento
de los bienes corresponda al aumento natural y artificial de
una poblacion incilada al rnatrimonio? Si fuese cierta la aser-
cion de Alaltus y de otros economistas de que el incremento
de la poblacion esta con respecto a los medios de subsistencia
en la relation de 5 A 1, los cuatro quintos que carecieran de
sustento, ono vivirian necesariamente en una penosa agonia?


Asi lo creyeron los economistas, y despues de haber grita-


(1) Genovesi.—Lecciones de economta civil , torno I, parte 1,'„
Pig. 21.—Bassano, 1769,




i


338 AP. PRÁCT. o; LOS PRINCIPIOS TEORICOS
do con todas sus fuerzas: Multiplicad el rebaiio, viendo que
faltaba el forraje alzaron el grito opuesto: Impedid las unio-
nes. Este grito confirm!, nuevarnente el principio Pagano
de que los hombres son pars el Estado, y no el Estado para
lbs hombres. Y como el Estado es, segun hemos visto, el par-
tido que gobierna, todo se sacrifice por derecho al Bien del
partido dorninante, hombres y cosas, nth Bien, cosas racio-
nales y cosas irracionales.


1,017. He aqui la inevitable brutalidad de la econornia po-
litica de los Gobiernos modernos, perpetuada y empeorada por
la inmortalidad y por el niunero de la representacion nacio-
nal. A. la luz de semejante raciocinio to esplicaras facilmente
el fenOineno de Ia alternative en que se encuent.ran los Gobier-
nos de algunas naciones, siernpre inciertos y vacilantes entre
concesiones y cadenas. Cuando el rebafio es de anitnales man-
sos, se puede multiplicar sin terror; pero las bestiAs teroces y
los ilotas muitiplicados excesivamente, ponen al pastor en pe-
ligro. Entonces, 6 se les persigue pare matarlos, 6 se multi-
plican los hierros pare encadenarlos. Precisamente en nuestros
dies estamos viendo a aquellos ricos aristOcratas sometidos
una prueba, cuyos resultados se decidirin en los altos ye-
nideros. fiesta aqui la plebe se ha mantenido en aquel
pais en las reminiscencias religiosas que habia heredado del
Catolicismo, 6 en una estapida ignorancia, y la increduli-
dad y el epicurism° de la aristocracia anglicana ha podido re-
ducirla A la extrema miseria sin pie se resistiese. Pero hace
ya algun tiempo que Ia faction heterodoxa del Continente ha
conseguido penetrar en aquella is la eilumittar a los operarios,
y los Cartistas hen hecho ya un ensayo pare exciter a los
rancios hombres de bien. La 61tima invasion de tantos emigre-
dos que la interesada hospitalidad de Albion acogiO con fra-
ternal cordialidad, ha recompensed° generosamente el benefi-
cio con un torrente de luz y de fuego que ha despertado aun
A los mac ap:Aicos de la intima clase manufacturers. 116 aqui
un pequeflo ensayo de la nueva Iglesia formada alli por la ins-
piracion de Mazzini, y descrita por El Constitutional en estas
palabras: «Race algunos aims se viene estendiendo profuse-


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 357
Anente en secreto una vasta asociacion de obreros bajo el
P no mbre de Union de los, : ofieios. Tiene sus jefes, su organize-
»cion y todos sus miembros inscritos. Se ha ingerido en ells y
»la guia la sociedad, combinada demaquinistas, fogoneros y me-
” ccinicos, pie formada apenas hace un alto, cuenta ya 15,006 in,
sdividuos, y tiene un fondo de 625,000 francos. Este socie-
dad esti regida par un consejo que gobierna despeticamente


»y tiene polo Organ° un diario socialists tattled° 7'he-Operati-
" ye (El Operario), y esa es precisamente la que de un modo
»inesperado y energico inici6 poco ha el movimiento pie este-
»116, enviando a los Sres. Hibbert, Platt y compariia, una de
»las primeras cases de Manchester, las intimaciones siguientes:


»Suprimir en sus fabricas las horas de trabajo extraordina-
»rio, except() en casos de rotura, en los cuales las horas ex-
»traordinarias deberAn pagarse a doble precio del marcado en
,da tarifa;


»Abolir absolutamente el trabajo a destajo; despedir inme-
»cliatamente, y sin excepcion alguaa, a los braceros y (equines
P o co pa dos ahora en las maquinas, sustituyindolos con indivi-
»duos de la Union de los oficios.


»Todo bajo pena de deserter de la (Arica desde, el dia 31 de
»Diciembre de 4851.


»Los fabricantes de LOndres, en donde la sociedad tiene pro-
»selitos, se hail reunido en Asamblea pablica para concertar
/los medios de oponerse alas pretensiones de aquellos.»


Rasta aqui L'Echo du Mont-Blanc del 12 de Enero de 1852,
dando cuenta de un articulo de M. Cucheval Clarigny, publi-
cado en el Constitutional.


te parece, lector, de la elocuencia de estos hechos?
,Hay necesidad de comentarios? Todo el mundo cree que la
aristocracia de los capitalistas y de los fabricantes este reclu-
tando su ejercitacontra el ejercito de los artifices amotinados.
iQuien alcanzara la Victoria? Et tiempo lo dire.; nosotros, me-
ros espectadores, vamos atesorando entretanto las ensenanzas
de la experiencia, la coal nos dice bastante claro que en don-
de la caridad catOlica no hermana al rico con el pobre, el rico
se encuentra en la alternative de mantener al pobre en la ig-




1


'338 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
norancia del bruto, o de encadenarlo en la prision del esclavo..
En la primera condition ha estado hasta ahora !a plebe logic.
sa, y la descripcion de su ernbruteeimiento aterra A la humani-
dad (1). Hoy los gatillos hanabierto los ojos, y los siervos ilus-
trados infunden miedo a sus Amos. f.legarà a tiempo el Cato-
licismo, que progresa diariamente en la Isla de. los Santos,
para amansar a esas fieras y salvar A la sociedad, reconcilian-
doles cristianamente con sus seirores? Roguemos y esperemos,
y entretanto, prosigamos el tratado que tenemos entre manos,
consicierando prActicamente los efectos de las teorias explica-
das haste aqui.


§ V.


Presupuesto constitutional. — La econornia en, las
elecciones.


1,018. zSeras tir tan candid° , o tendras nor tan candidos
a los gobernantes rnodernos quo creas quo estas carteras bus-
cadas con tanto trabajo y esos empleos distribuidos tan gene-
rosamente a lea del partido se ban da dejar perder tran-
quilamente y sin oponer resistencia? En cuanto a mi no soy
tan inocente, y tengo per oierto que quiet' tanto trabajo tiara
conquistar algo , hard todos los esfuerzos imaginables para
conservar lo adquirido. Ahora bien, ode que depende el con-
servarlo legalmente sine del concurso de los votos asi en las
elecciones come en las Cameras? Si , pues , la compra de vo-
tos en las elecciones y en las Carnaras es un abisrno dispues-
to a tragarse la hacienda , claro es que ha de ser costosisirno
el Gobierno representativo que en Ultimo resultado depende
-de esos votes.


(1) El qua quiera ver una descripcion lastimosa, lea el Univers
de 8 de Enero de 1854 ó et CatOlico de 43 del misrao, y encoutra-
rá algunas noticias particulares sacadas de dccurnentos oficiales
Iasi oficiales.


DE LOS GOBIERNOS MURALES. 539
1,019. (due asi sucede en la practice , principalmente en


las elecciones , hart° to dicer' las declamaciones de las gcntes
honradas y de los demagogos contra el use de tantos metilos
de seduccion que se ban hecho familiares en esa ciase de Go-
biernos , hasta el punto de que la circular del ministro Horny
que renunciaba a usarlos en las elecciones de Francia ha pa-
recido poco menos que un milagro. La inversion de los fon-
dos secretes es el menor gravamen de esa especie quo pesa so-
bre los pueblos en compatacion de tantas malversaciones y cor-
ruptelas de todas clases con las cuales el Gobierno esta no
solo autorizado, sine Iasi dire precisado, y hasta si se me per-
mite la expresion, obligado a comprar los votos.


1,020. Obliged ° si, ann a despecho de Ia honradez, a la
que repognan /nettles tan torpes; porque en Ultimo resuitado,
puetle en conciencia el gobernante hourado abandonar la so-


ciedad, que le ha sido coufiada, en mamas de una pandilla de
corrompidos intrigantes? Seria hacerla traicion. La forma y la
libertad constitutional conceden a esos intr i gantes franquicias
y garanlias para asociarse y tender lazos en los que sin remedio
caera Ia mayoria de los electores. Librarse, pues, de la Ian-
gosta devastadora es una necesidad y en el Gobierno un
deber.


1,021. Este deber estA sancionado por otra parte per el
principle de la sociedad moderns, defendeos con todas vues-
lras fuerzas. Este principle se aplica por interes, pues quo
las elecciones son la vida o Ia muerte para el ministro y el in-
teres se santifica con el barniz del bien comun, pues bien co-
mun se llama al bien de Ios amigos y del partido. Y con tan-
tos incentives, i, quereis que se escrupulice en los medios?


1,022. De aqui que todo es venal en el Estado; la provin-
cia que quiere on camino de hierro, el municipio que exige
una institucion gubernativa, el individuo que desea un ascen-
so, un empleo, se valen del cebo del veto para pescar lo que
desea. Los que leen habitualmente las crOnicas periodisticas,
se acordaran de haber leido mil veces ciertas condescenden-
cias y bajezas de los ministerios al acercarse el dia te.mpestoo-
so de las elecciones, capaces de .dar nauseas a cualquiera perso--




310
AP. PRACT. DR LOS PRINCIPIOS TRORICOS


na que tenga sentimientos de rectitud; y cabalmente mientras
se imprime este libro (Enero de 1854) los periOdicos piamon-
teses hacen larguisimas crOnicas dando cuenta de los excesos
de las elecciones en Diciembre


1,023. FAcil es comprender que inmenso perjuicio deben
acarrear a la economia social esos medios de corrupcion;
icuantos empleos creados para las personas! icuantos sueldos
aumentados! icutintas pensiones y donativos! icuantas obras
pirblicas que serAn menos irtiles o mas costosas! Y cOmo todos
estos grandes resortes de las elecciones se mueven principal-
mente por medio de la prensa, resulta del mismo organismo
de ios Estatutos la irresistible necesidad de comprar piumas
que preconicen por todas partes a los candidatos ministeriales.
iSabeis lo que significa cornprar la pluma de un periodista?
Si se piensa en que un diario de los mas famosos de Francia
ha sido vendido algunas veces por un millon de francos, se
comprenderA que valor debe atribuir A su pluma el orgullo
de un escritor &la ambition insaciable del corazon humano.
;Qua maravilla, que bajo el peso de tanto dispendio se rornpa
ei carro de la Hacienda y gitna el pueblo!


1,624. Pero aqui, permitame el lector una breve digre-
sion moral entre tantas especulaciones materiales. A que
se reducirà la honradez pablica en un pueblo donde todas
las conciencias se ponen en subasta en donde la corrupcion
es , no digo tolerada , no digo notoria y universal , sino algu-
nas veces convenience? El elector vende su voto, el periodista
su plume , el diputa'io su opinion , el Gobierno los empleos,
los favores y hasta la justicia (no hemos visto poco ha a los
Bianchi . Giovini comprar con su plume la irnpunidad?), todo
en suma lo quo puede encender los deseos y servir pars con-
seguir votos es objeto de Yenta. Una sociedad animada de este
espiritu mercantil, ate parece que estA bien dispuesta a fore-
cer por su honradez y a inmolarse por et sacrificio? No podria
decirsele lo mismo que dijo a Roma, Jugurta: si encontrases
quien to pagase, to venderias a ti misma?


La Economia en las leyes de Hacienda.
1,025. El Gobierno ha comprado a los electores , a los pe-


DR LOS GOBIERNOS LIBEI1ALES. 341
ricdistas, ha comprado (y estos no se contentan con poco)
los diputados, ha formado una mayoria compacta , devota
y dispuesta a jurar bajo la palabra del Ministro. Basta esto
para qua comprendas el nuevo aliento quo Lowell en adolante
la Hacienda. El Ministerio esti seguro do obtener la aprobacion
y hasta el olvido de las dilapidaciones pasadas , los subsidios
necesarios para los gastos presentes , la seguridad para los
futuros; todo depende de la habilidad con que se haya hecho
la compra-venta de los diputados. Falta pues , allora tan solo
que pregunternos al Ministerio cuales son sus mina en el
manejo de la riqueza pUblica.


1,026. No quiero tenor aqui ea cuenta la pêsima condition.
social de un Causailiere , por ejemplo , que , sale de la
Ia taberna y de la miseria para desempehar una cartera é
intervenir en el Erario y hacerse pager por la nation lo que
ha gastado para constituirse en instrumento del bien pdblico
quiero tambien prescindir de todas las obligaciones que pue-
da haber confraido para con el partido quien es deudor
de su cartera y quiero suponerlo muy sincero am Into dal bien
social, aunque siempre bajo Ia influencia dal principio refor-
mador completamente heterodoxo y pagano. Y bajo tal in-
fluencia pregunto yo, icOmo se prepara a invertir la riqueza
pUblica, y cuales son los principios de su Cauca administra-
cion? Bien entendido que considero al ministerio en union
con las Camaras , las cuales escribiran dOcilmente en las leyes
lo que aquel se haya propudsto llevar a cabo.


1,027. Ya sabeinos que cosa es el bien comun: hater que
la nation sea lo ands nunterosa , rica y poderosa quo sea po-
sible. Haste aqui los Gobiernos adoptaban la idea catOlica y
decian entre si: todos estos vasos de tierra mortal , debe-
mos colocarios ordenadamente de modo que no se rompan el
uno con elotro ; peso este cuidado que te,nemos del vaso
tiende finalmente a salver ese licor precioso que se encierra
en el, ese espiritu inmortal que hace de la tierra un escabel
pare subir al cielo.» Todo el Orden piiblico tiende, pues, final-
mentea ordenar las exterioridades materiales de modo que no
pongan obstaculo , antes por el contrario , presten auxilio a la


TOMO cc. 23




r


512 AP. PRAGT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
rectitud de las obras morales. La personalidad humana ad-
quiere aqui por consiguiente la dignidad del fin , mientras-
toda la organizacion material , civil , politica , internacional,
se presenta como medio. Verdad es que para conseguir la rec-
titud en los individuos, debe ordenarse la familia, y para
conseguir !a rec,titud en la familia debe ordenarse la eluded,
y asi sucesivamente toda asociacion debe ester hien ordenada
y a este ordenamiento deben sacrificer algun interes material
las asociacioncs feriores. Pero todos estos sacrificios no sig-
nifican que el individuo moral, la personalidad humana, haya
de sacrificarse a los intereses materiales de una multitud;
significan precisamente to contrario ; esto es, que los intere-
ses materiales son defendidos y ordenados en pro de la per,
sonalidad humana 6 sea del individuo moral (1).


1,028. Pero admitida en la sociedad esa independencia de
razon , ese naturalism° de los afectos , esa idea de felicidad
material, esa idolatria del Estado , que ya to esplique, el fin
del gobernante es enteramente arbitrario segun su diferente
manera de ver las to g as. Si tree que la felicidad es la riqueza,
estrujara a los sithditospara Neer prosperar al Erario , si su
mania es la independencia nacional arruinari Estados, pro-
vincias , municipios y families para asegurar la independencia
sacrificando individuos y families , opiniones y conciencia, re-
ligion é instruccion. Este admirarà la libertad de Fraricia y-
favorecera a los volterianos que la fundaron con la guillotine,
aquel adniirara el comercio de Inglaterra y to recomendara
los anglicanos que lo hacen prosperar con la perfidia y la epos-
tasia. A uno le gustarA el esplendor de las letras , a otro el
florecimiento de las artes ; aquel invertire tesoros en acade-
mies , este en museos de pintura. Y en vez de considerar si
bajo el brillo, de ese oropel viven felines los individuos , cede
uno segun sus preocupaciones juzgara feliz al pueblo que po-
sea tesoros de aquello que a 61 mas le gusta; lo cual por otra
parte no tiene valor ninguno por si mismo , sino en cuanto


(4) Este idea esta prolijamente tratada en la Civilta CattOlica _
Tomos II y Ill.


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES, 545
es de alguna utilided para la inmortat felicidad de los indivi-
duos. Los que asi piensan hablan en nuestros tiempos aquel
lenguaje que echaba en care a los antiguos heterodoxos un gran
principe, en aquel texto quo sirve de epigrafe a la Guilin Cat-
tolica (1). El cual despues de haber hablado dejos bienes mate-
riales tan ponderados hey como bienaventuranzas de las na-
ciones, de la riqueza del Erario , de la fecundidad de los rebe-
l-los, de la abundancia de viveres, del ludo y herrnosura de las
ciudades, y de la riqueza de los habitantes, aftede: Estos dan
a esas materialidacles el nombre de bien pUblico; pero el ver-
dadero bien pnblico no es otra cosa que el Orden que hate
Dios plenamente Senor de la sociedad (2).D


1,029. Pero las sentencias de este gran Principe son Bue-
nas para cantadas en el coro por los Candnigos 6 las monjas,
con tal de que de noche no estorben el stiefio de algun dipu-
tado. No es poco que los reformadores lo toleran todavia;
Pero ellos con finnan diciendo que el bien pitblico consiste en
la riqueza, en el niimero y en el poder de la nacion. De don-
de resulta ese sistema econOmico reprochado a los Gobiernos
modernos (y recientemente a las CAmaras piamontesas) que no
ajustan los deceos con los medios, sine que aumentan los in-
gresos a proportion de los deseos.


1,030. Este vicio, si bien es propio de todo disipador
co 6 privado, crece desmedidamente bajo las influaecias consti-
tucionales: 1.° por la razon ya indicada de que bajo ellas lode
se vende y se compra por todos; y en este negocio todo el
mundo quiere ganar y enriquecerse alas y mas. La nacion,
pues, debe contribuir A la riqueza, no ya de un solo Erario,
sino de tantos cuantos son los nuevos Soberanos que ha crea-
do. 2.° Porque queriendo saciarse completamente, cada um),
favorecerA A aquel Gobierno de quien espera favor enrique-
ciândo/o, y el Gobierno favorecerA esa codicia para no per=


(1) De el hemos tratado en el prOlogo del tonao, V de la espre,-
sada revista, II.


(2) Beatum discreet popelem cui hcec suet; beaus papules cu-
jus dam:nes Dees ejus. Salrno 145, 4 8.




344 AP. PRACT. DE LOS PIUNCIPIOS TEOnccos
der su popularidad. 3.° Porque asi el Gobierno se asegura
la aprobacion de todos los gastos que haga, y a peear de to-
dos los presupuestos y cuentas que pidan i bis diputados,
esta sieinpre seguro do CfIle merecerà la aprobacion cualquier
capricho disfrazado de bien p6blico. 4.° Porque asi, no solo
tendric brazo fuerte, sino conciencia tranquila, porque esta
seguro en e! principio de que cuanto dan los diputados lo di
la nacion, la coal entre tanto maldice la likeralidad de las Ca-
raaras, despues de haber maldecido las empresas del Gobierno.
5.° Porpe, (y esto es lo que hue rnas desesperada la enfer-
medad social) estos gastos de un Gobierno lujoso en fabricas,
caminos, fiestas, comercio y ej6rcitos, obtienen el aplauso de
los extranjeros, de las cahezas ligeras, de los que nada tienen
y de todos aquellos cuyo bolsillo no se ha puesto A contribu-
tion 6 que aun contribuyendo no se resiente y en carnbio saca
algun provecho. Todos estos aplauden la grandeza de las ideas,
la nobleza de las empresas, el Progreso de las lutes, la libera-
lidad del Gobierno, que salts de alegria y orgullo sin tener en
cuenta que es poco rnerito ser liberal del dinero ageno. Pero
se justifica diciendo: La nacion lta consentido, no la hago
ningun perjuicio; crece en esplendor y aurnanla su crddilo
entre las naciones europeas. De esta suerte las rental de ese
Gobierno van A parar A las bolsas aristocraticas de los comer-
ciantes y especuladores que aplauden todos los gastos, porque
ellos obtienen abundante compensation estando los ministros
interesados en compensarlos abundantemente, A fin de obte-
ner de la nacion nuevas exacciones para prerniar A los dipu-
tados. Y todo eso se hace en nombre de los Gobiernos repre-
sentativos, los cuales nos repiten continuamente quo los di-
putados son la nation (lo cual hemos visto cuan falso es en
teoria y en practical y quo ellos son diputados do la nacion
pare protegee los intereses (contra las dilapidaciones de los
gobcrnantes.


1,031. Este despilfarro , hecho en nombre del bien
blico , esta confirrnado por esa opinion que ha convertido A
los goberngntes en ernpleados , y a la nacion real en ese ser
ontol6gico del Estado. Antes la nacion y el Gobierno eran lo


DE LOS GOBIEBNOS LIBERALES. 345
que les !labia hecho la naturaleza ; cada familia , cada indivi-
duo , cada rnunicipio , coda gobernante tenia sus bienos y de-
rechos prop:cis sujetos A las leyes de la justicia , de la ear--
dad , de la liberalidad , de la munificencia fortalecidas por
mil ideas religiosas , por mil afecciones naturales , las cuales
movian a los rites A la limosna para con los pobres , y de la
misma. manera A la liberalidad pare con el pitblico. Prescin-
diendo de las grandes obras hechas en muchas ciudades y re-
palicas italianas per la generosidrd de los particulares , todo
el munch) sabe que en -lunches cantones de la Suiza , los em-
pleos del Gobierno , como en los Estados pontificios los mu-
nicipales, eran casi todos gratuitos pasta el dia en que esos
Gobiernos se reformaron a la raoderna ; y era una especie de
axioma entre las personas bien nacidas, que era una vergilen-
za recibir estipendio por hacer el bien de los conciudadanos,
cuando el hacerlo no aurnentaba los gastos ordinarios de la
familia. Per otra parte , los Principes adquirian fama de ge-
nerosos y benèficos gastando en provecho del pitblico las ren-
tas de su patrimonio ; y con estas sostenian en gran parte los
gastos pitblicos , ya porque las tradiciones originarias les ha-
cian considerar la posesion del Gobierno corno una propiedad
de familia, ya porque la riqueza patrimonial era tal, quo podia
cubrir sin gran perjuicio las moderadas atenciones de la ad-
ministracion. Esta distincion entre los bienes del gobernante
y de los sithditos hacia que aquel ajustase los gastos con los
ingresos (1).


(1) Por esto no consideramos propiamente exacto aquel dicho
de Scialoja: El Gobierno es unresultado neeesario dc la sociedad:
debe subsistir y acne neccsidad do sacar de la sociedad los me-
dios paw!, su subsistencia. Estos medios no pueden ser sino tantas
porciones de ingresos de particulares que reunidas form en los in-
gresos del Gobierno. (Scialoja, Principios de economia social, sec-
cion 6.', cap. I, parrafo primero, nitro. 644, peg. 238). Que esto
suceda ordinariaineute y especialmente en las sociedades moder-
nas, lo creemos; pero que no pueda suceder de otro mode, al me-
nos en parte, nos parece no menos contrario I la historia que a
la razon; porque 4qu6 cosa mss cootraria a la razors que hacer el
bien del prOjimo sin exigir retribucion cuando no cueste dinero?
Los utilitarios modernos que no creen posible que se preste dinero




546 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORECOS
1,052. Pero no sucede asi en las sociedades modernas.


Desde el dia en que a todo empleado se le remunera como
servidor del pueblo, se engendra naturalmente en el Animo
esa disposition servil, par la que todo asalariado ca!cuia la
dignidad de su empleo a proportion de Ia cantidad de su sa-
lario , y considera su empleo coma tin peculio sin pensar
jamas en etnplear su salario en beneficio del Senor riquisimo
de quien lo recibe. s A. las necesidades pUblicas, dice, que
atienda el piiblico.»


1,033. iX este salario de donde sale? De esa masa enorme
del Tesoro en la coal se reune confusamente el dinero de la
nacion. En los torbellinos de esa Caribdis que absorveria el
Ocean() entero, no se distinguen los millones de Rostchild
de Lariat: , del Obolo de la viuda y del artesano nec'esitado, y
no se considera cuintos ayunos y cuintas ligrirnas cuesta al
pobre el .


Ilevar al Tesoro esa gota de sudor O de sangre.
1,034. De aqui ese valor herOico de los diputados, aun


lion-
rados, para consentir siempre en nuevos gravimenes. Panda la
nacion y la nacion es rica; y no se reflexiona que la nacion
esti compuesta de machos individuos pobres, a los utiles
cada nuevo gravamen impose una nueva privacion ; no se
reflexiona que de Ia suma enorme de esas privaciones que
qnitan al labrador y al artesano el pedazo de pan que Ilevaba
a su boo, sari desapiadadamente el lujo de los ciudadanos
y de los gobernantes , esos teatros en que se disipa el tedio
de los ociosos, ese gas con que se atumbran las diversiones
nocturnas, esa pompa con qua se engrandecen los diplomiti-
cos y los militares, y en fin, todos esos gastos de lujo con


sin interes, es muy natural que no comprendan tampoco un em-
pleado pAblico sin sueldo. Pero el que conserva las nobles ideas
del verdadero Catolicisrno, as[ como encuentra muy natural que el
dinero verdaderamente yacente se presto sin usura, porque asi lo
'panda la benevolencia hutnana y cristiana, del mismo modo en-
mantra muy natural que el bien pliblico se procure, sin otra com-
pensacion que la del verdadero dano emergente, cediendo su tra-
bajo por amor a sus conciudadanos y no negocidndolo como jor-
nalero. 10s reis, senor economista? Teneis razon, pero perdonad-
me, estoy hablando como economista catOlico.


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 547
que se vanaglorian de haber awnentado el explendor de la
nacion.


1,035. Cuando el organism° natural tie la sociedad ofrecia
en cada familia , en cada municipio , en cada provincia no
ente moral con existencia propia , con un bien O sea un fin
propio con medios de riqueza, con autoridades y Gohiernos
propios, subordinados si, pero no confundidOs con los intere-
ses del Estado , entOnces en las sociedades inferiores se sen-
tia mas de cerca el gemido del pobre, y se conoeia con mas
certeza el valor de, las balsas que tenian que stistentar los
gravamenes , se media con mis pastas proporciones la utili-
clad que cada uno reportaba , y asi se procedia 6 par lo me-
nos podia procederse con miras mas justas y econOmicas.
Los diputados de esas corporaciones , al Paso que otorgaban
al Gobierno central los impuestos que se les pedian para el
bien general del Estado , sabian que despues . tenian qua dar
cuenta a aquellas corporaciones que los habian diputado, y
que en algunas naciones se reservaban a si mismas el reparto
de Ia cantidad otorgada al Erario pitblico; por lo que el dipu-
tado tenia gran interes en no coinprometer con sus propios
asuntos los de sus comitcntes.


1,056. Pero desgranada la sociedad en individuos , abo-
lida en gran parte 6 desnaturalizada la personalidal del muni-
cipio y de la provincia , todo ciudadano se ha constituido ne-
cesariamente en miembro orginico inmediato del Estado , de
donde race la extraiieza de haberse diputado a sostener inte-
reses que no conocen a personas extraiias , no ya al munici-
pio a quien representan , sino hasta a la nacion en cuyo Par-
lamento se sientan. El supremo interes tie tales personas es
cautivarse el afecto del Gobierno central , par mas que tenga
que lamentarse despues el municipio de quien se at rancaron
los votos O con quien no tienen comunidad de intereses.


Se concede, pues, todo lo que quieran los ministros; y todo
lo que se concede se reparte matemiticamente entre los indi-
viduos diseminados. Desde ese centro, donde todo se hate
tientas, sin conocimiento de los individuos y de sus fuerzas




348 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TORICOS
respectivas, se descarga un tajo sobre todas las cabezas, y
panne el que deba y ltore el que quiera.


Ya eomprendera el lector que no es mi objeto condenar en
general la moeificencia phblica; mi propOsito es Unicamente
indicar que en las formas modernos de los Gobiernos, y espe-
cialmente en la abolition de todos los derechos de los Organos
de la antigua sociedad y en la obligation general impuesta a la
nation de pagar todo lo que consientan toe diputados, estin
las causal del desmesurado aumento de los impuestos, que sin
el menor escriipulo so hautgravitar en gran parte sobre
clases más pobres de !a sociedad.


• ,057. De esta misma fuente nace el vicio opuesto de pedir
insaciablemente al Estado, ora sue/dos para nuevos empleos,
ora jubilaciones para de.tituir suavemente a oficiales ineptos
o mal quistos , ora para emigrados sin titulo y sin pu.-
dor, etc. , etc. Que tin Rey, un patricio, un propietario rico
ygeneroso atienda con su botsillo a todos esos gastos, cosa es
contra la que nadie puede decir nada : el que gasta de to suyo,
esta ensu derecho; siempre que to Naga honestamente, puede
gastar donde mejor le plazca. Pero desde que el Rey, la


• pro-
vincia y et tounicipio han abdicado sus derechos de propiedad
y todos sus •gastos deben salir de una masa comun, la equidad
y la justicia exigen que todo nuevo impuesto redunde en pro-
vecho de los que to pagan, y en los Gobiernos representativos
que los que han de pagar consientan realmente en ellos. Pero
ies este el [podia de proceder en las nuevas instituciones? ,Son
estas a propOsito para conservar todos esos miramientos? Muy
al contrario: establecida la idea del Estado y ese golfo del Te-
soro al coal confluyen todos los riachuelos de la riqueza del
pueblo, todo el =ado se ores autorizado para beber en 01 pas-
ta saciarse.


1,038. Todo esto , como yes en Ultimo resultado , no es
otra cosa que un verdadero comunismo iniciado autorizada-
mente por easi todos los Gobiernos enropeos. iQue es en sus-
tancia el comunismo? Es esa doctrina en cuya virtud cada in-
dividuo quiere mantenerse a expensas de los ricos , hacienda,
Tondo comun de todas las riquezas. Pero para acumular este


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 519
tesoro, las cabezas vulgares y turbulentas no conocen otro
medio que saquear y matar. iEstnpidos! Nad obrar a los Go-
biernos modernos; ellos conduciran la nave a puertoi con Pro-
greso menos rapid() pero más seguro. No =reran a mano
armada destruyendo la riqueza en vez de acumularla (que de
este modo , en vez de satisfacer al pobre a expensas del rico,
se empobrece al rico con peligro y trabajo del pobre); la lleva-
ran poco a poco al erario piiblico con impuestos y recargos y
contribuciones directas 0 indirectas, y el Gobierno se ermarga-
rit de distribuirlas. 116 aqui establecido un verdadero coma-
nismo, muy diverso sin duda alguna• del desvergonzado asesi-
nato de los Rojas, pero quizas cabalmente por esto mas con-
tagioso é irremediable ; porque cuantas personas honradas
fomentan este comunismo legal y se horrorizarian del coma-
nismo anarquico ! Los que no sienten el trabajo de los pobres
y quizis reciben del Estado en salarios y pensiones lo que
pagan de contribution, no notan la injusticia de los gravame-
nes que reducen al hambre a los pobres 6 imponen al erario
el deber de satistacerlo. Pero cuando el hombre tiene todos
los medios de vivir con su propio trabajo, quien no ve quo
tiene derecho a ser mantenido por el public() cuyas leyes im-
previsoras le ban reducido a la extrema necesidad ? Y,
mucho quo bajo el imperio harto poderoso del hambre apron-
da muy pronto el pobre a conocer, estirnar y exajerar su pro-
pio derecho ?


Como ves, lector, el sistema ordinario de impuestos en los
Gobiernos constitucionales produce expontineamente dos co-
munismos : el primero legal , que tiende a concentrar poco
poco toda la riqueza social como todos los denies derechos,
la administracion de la Iglesia, el gobierno de los municipios,
la enserianza pfiblica , etc., etc., reservandose el deber y el
derecho de distribuir a su antojo todos los tesoros fisicos y
morales. El segundo comunismo anarquico y bestial, que se
deriva del primero, pone en la desesperacion al miserable pro-
letario, y adquiere tambien del primero al merles la aparien-
cia de un derecho , si no el derecho real de vivir a expensas
del pUblico.




550 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TE6RICOS


Esto que acabo de decir del pobre puede decirse proper-
cionalmente tambien de las familias acomodadas, pues no hay
riqueza que satisfaga completarnente el deseo insatiable de
goces. Todos , por consiguiente, piden todos pretenden en
rigurosa justicia.


1,039. Asi el pobre recibiri beneficios sin agradecimien-
to, el rico pedira sueldos sin vergiianza , el Gobierno manda-
ri a todos a baqueta, pudiendo de un dia a otro dejar seco el
abrevadero con solo cerrar el conducto. Este arte de tirania
fue iniciado contra la Iglesia catOlica cuando los Estados mo-
demos quisieron reducirla a la condicion de asalariada ; pero
este era un primer paso, consecuencia, come vemos , de una
primera destruccion. Dejad que la picots de los reformadores
continue demoliendo las otras instituciones sociales. y vereis
que las mismas causes producirAn los miscues efectos, y que el
Estado (es decir, los gobernantes), asi come desea asalariar al
Clero para maniatarlo, asi tambien desearA tener a su capri-
cho come diciles instrurnentos de su despotismo A los emplea-
dos , magistrados , letrados y toda clase de personas influyen-
tes. Para este fin no so puede hnaginar institucion mss eficaz
que la que tienen entre sus manes, y en la que tan generosa-
mente les confirma la prOdiga liberalidad de los diputados.
Estes tienen mil paniaguados a quienes proteger y encumbrar,
y nunca dejarAn de pedir. Si et Estado fuese propietario sabria
cuanto puede gastar, y en Ilegando a ese punto diria : no pue-
de mss. Pero el Estado no es rico sino a costa del pueblo , y
ya sabe lo que ha de contester al diputado que le pide: dame
y to dare ; y cuanto mss piden estos mss se obligan a dar.
ague mucho que no se deje mince de dar, si cuanto mss se da
mss se saca


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 551


§ VI.


Conclusion.


1,040. 116.aqui, lector benevolo un bosquejo razonado de
la administration pfiblica que debe engendrarse en los Go-
biernos representatives bajo Ia influencia de los principios
modernos. Una vez que el corazon del hombre se deja Ile-
var a sus propias invenciones, bajo la guia de aquel instin-
to corrompido pie los epicureos llarnan naturaleza , fija su
fin en los goces y, buscando para este fin la riqueza come
medio, establece come princioio supremo de toda moral
pare el individuo y para la sociedad el derecho y el deber
de enriquecerse. Cuando el individiro quiere enriquecerse el
medio es conocido arrebatar de todas partes por engefie 6
per fuerza, al merles mientras no se corn: peligro de engano
6 de fuerza mayor , o bien de infarnia 6 de amargura que
atosigue el goce material.


Pero cuando se trate de enriquecer a la sociedad , el case es
mss complicado , y se necesita examinar que Cosa es Ia so-
ciedad moderna, esto es , la sociedad de individuos ensefiada
por Beccaria a sacrificer el idolo del bien domdstico para
concentrar todos los afectos , deberes , derechos a intereses
en el bien de la Republica 6 sea del Estado. Este Estado en
los Gobiernos constitucionales esti concentrado en /as Came-
ras y en el ministerio, cuyos miembros estAn todos obligados,
segun el principle aceptado , a enriquecerse y a enriquecer al
Tesoro 6 sea el Estado.


1,041. Para enriquecer al Tesoro es necesario exciter al
pueblo al trabajo; y come el pueblo no trabaja sine cuando
tiene hambre, sostener el hambre en el pueblo es el gran re-
sorte pare favorecer la industria y enriquecer al Estado.


1,042. El hambre es de dos maneras. El vulgo tiene ham-




I


552 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPTOS TEORICOS
bre de pan; el rico de diversiones y placeres. Fomentando el
lujo se enciende et hambre de los ricos para que den de co-
mer a los pobres. Estrujando desapiadadamente a los pobres,
se les obliga a producir continuamente nuevas comodidades
para satisfacer A los ricos, sin que por esto pueda gozar de al-
guna comodidad 'el pobre, peor pagado cuanto alas se esfuer-
za en producir. He aqui , pues, el pauperismo, primera ley
econemiea de la sociedad moderna.


1,015. Este pauperismo ira poco a poco creciendo, y sus
instancias en demanda de pan al Estado serAn audaces como la
desesperacion y fames como el derecho. Todos, por consi-
guiente, pedirán al Estado , y pedirán con tanta energIa cuan-
ta sea necesaria para que se les Naga caso. Pero el Estado no
puede dar con la mano derecha sin recojer con la izquierda; de
donde se sigue que para dar a todos necesita tomar de todos.
Y toma de dos maneras: en el primer estado de la regenera-
cion toma de los qua, O por virtu(' 6 por debilidad no quieren
(6 no se atreven a resistir, , como son a la Iglesia y a las obras
pias. En el segundo estado toma de todos los ricos por me-
dio del impuesto de los pobres. Tomar de todos para dar
iv; todos, tomarlo todo para igualar a todos es el comunismo;
luego en los Estados modernos la administration es un verda-
dero comunismo legal. Pero el Estado modem() tiene siempre
derecho para tomar, cuando se lo consientan las Cameras , y
las Camaras estCn siempre dispuestas a conceder, porque los
diputados obtienen a proporerion de lo que conceden. Luego
en fuerza de estas instilueiones, tomar ilimitadamente sin
sonrojo y sin remordimiento es tan propio de los gobernantes
como natural en los diputados.


1,044. Este raciocinio no rimy complicado, epilogo de lo
expuesto en este capitulo, adquiere naeva fuerza con la lectu-
ra de la Estatolatria, opusculo de Bastiat, de gran importan-
cia que recomendamos eficazmente a quien desee compren-
der estas grandes verdades (I), las cuales no son otra cosa que


(1) Estatolatria 6 el Comunisran legal per el autor de la solu-
cion de los grandes problenzas.—Paris, 4848.


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 353
la esplicacion de un hecho constante repetido por Codas par-
tes al regenerarse /a sociedad. Francia , que hate 60 anos
que estri buscando el Gobierno barato, ha visto crecer el pre-
supuesto y la deuda piablica a cada paso dado en el camino del
progreso; de Espafla °linos no ha mucho tiempo, como con-
testd la piedad de aquel principe al ministro de Hacienda que
continuaba despojandoa la Iglesia para no deelararse en quie•
bra; el Estado de la Hacienda de Portugal es harto conocido;
Suiza, que no conocia en ciertos cantones los impuestos ni
de nombre, sabe ya lo que es deuda pnbliea ; to satin tambien
Sicilia, pero no sabe donde ]Ian ido a parer los 3 millones
gastados por los reformadores. Apenas daba Napoles los pri-
meros pasos en las vias modernas, ya se declaraba necesario
e/ despojo de la Iglesia y el aumento de los impuestos, all
donde poco despues el principe, recuperado su poder, ha podi-
do sostener dos guerras y hospdtlar decorosamente al Ponti-
lice y a otros principes sin autnentar en nada los ingresos or-
dinarios, antes por el contrario , disminuyendolos despues no-
tablemen te. En el estremo opuesto de Italia, conti nitan las ideas
Nformadoras en los gobernantes, y la generosidad de las Ca-
maras en conceder cada dia nuevos impuestos, no tienen
igual sino en el valor de los ministros para pedirlos y en la
paciencia del pueblo para pagarlos. Y si se Aide cuenta de 70
.6 SO millones dilapidados no se sabe como, la responsabilidad
ministerial se elude con corteses cumplimientos.


1,045. Si estos son los hechos , si a estos hechos corres-
ponde la teoria, el lector nos permitira que Antes de concluir,
recordemos nuevamente al Conslilucional Pontilieio , que
en la Miscelhnea de Florencia ponderaba con tanto entusias-
mo las inextimables ventajas que prestan las garantias cons-
titucionales para la seguridad de los intereses pilblicos y pri-
vados. Y no traeriamos a la memoria ese feliz recuerdo si no
supieramos que en Italia hay machos que piensan todavia
en el.


1,046. El quo aseguraba que una Constitution (A la mo-
derna) es la thaw garantia de una administration econözni-




354 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
ca para la defensa de los intereses y alivio de las miserlas
pdblicas, deberia demostrarnos los siguientes puntos:


1."--Que los Estatutos modernos no encierran el princi-
pi° de independencia, 6 bien que de este principio no nacen las
consecuencias que nosotros hemos deducido ; el naturalismo
de los conceptos y de los deseos , la idea de una felicidad en-
teramente terrenal , la persuasion de poderla conseguir refor-
mando los Gobiernos , la necesidad de estos de secundar ese
deseo de los ricos , la propension a constituir a los pobres en
esclavos de estos; la tendencia consiguiente a fomentar la
produccion y como resultado del aurnento de produccion la
disminucion del valor , y como consecuencia de la disminu-
cion del valor , la dismin ucion del salario , a to coal sigue ne-
cesariamente el aumento de trabajo y por consiguiente
produccion, y como consecuencia de la disminucion del valor
y del salario viene el PauperiSmo ; de aqui el despojo de las
manos muertas, despojo que concede momentAneo alivio al
Pauperismo, pero que lo agrava despues extremadamente psi-
vAndolo de todo socorro ; de aqui el impuesto de los pobres
sustituido a la caridad catelica , de aqui el derecho de los por
bres a los bienes do los ricos legalmente reconocido en rigor
de justicia , de aqui la audacia del pobre y la holgazaneria
consiguiente ; en una palabra , un comunismo sancionado por
la ley y agravado con el 66io de los vagabundos. Si todas .esas
consecuencias que se extienden a la mayoria de la sociedad
auxiliadas, por la propension natural , nacen poco a poco
de la independencia regeneradora adoptada por los Esta-
tutos rnodernos , decir que tales instituciones son la iini-
ca garantia de honradez econemica en la administracion
blica, vale tanto como recetar arsenic° para todas las enfer-
medades.


1,047. 2.'--Pero si El Constitutional Pontificio prefier°
el terreno de los hechos , puede registrar la historia para ver
si encuentra en los Gobiernos modernos una administracion
que haya hecho economias con relation a las administracio-
nes precedentes y que haya engrandecido al pueblo sin sem-
inar el comunismo. El hallazgo le honrarà poco mends quo;


DE LOS GOBIERNOS MURALES. 355
el de /a piedra filosofal que 61 busca en la Civiltd Catto.
lica (1).


1,048. 3."—Por Oltimo , si le placers mils las pruebas
aritmeticas (en las que bieri sabe lo debiles que somos) tam-
bien tiene abierto un ancho campo resolviendo o mils bien
reduciendo a formas concretas la formula 'siguiente que nos-
otros poco expertos en aritmetfca le proponemos con signos
algebralcos. Llamando A. a todos los gastos indispensables de
un Gobierno , que sea solamente Gobierno , y B. a todos los
gastos que anade necesariamente el rnecanismo de los Estatutos
modernos, tiene que demostrarnos .que


A nth B es menor que A.


1,049. Y a fin de que la cantidad B no parezca una canti-
dad intaginaria, la especificaremos brevemente.


NOTA DE ALGUNOS GASTOS NECESARIOS PARA RACER ANDAR UN
ESTATUTO I. LA NODERNA.


1.°—IIonorarios de algunos centenares de diputados 'y se-
nadores que no seguirim ciertamente mucho tiempo sirvien-
do sin estipendio como los del Piamonte, (y lo digo en honor
de los diputados presentes) (2).


2.*—Proveer al sustento decoroso de todo ministerio nue=
vo. Los ministerios cambian frecuentemente ; los ministros
salen por lo comun de lo3 abogados, orainariamente mils ricos
en palabras que en dinero; un funcionario palico supremo


(I) Miscelanea de Florencia, pig. 211.
' (2) Un diario de Francia ha calculado la cantidad que ha cos-
tado a los franceses la representacion popular en los affirms se-
senta afios: Asamblea constituyente, 19.257,688 francos; Asamblea
legislativa, 4.564,060; Convection, 20.523,248; Consejo de los
ancianos, 42.296 750; Consejo de los quinientos, 20 860,000; Tri-
bunado , 9.750,000; Senado , 75.790,590; Cuerpo legislativo,
74 .700,000; Asamblea national de 1848, 801,000; Total. 256.542,246
kancos. (Vease La Carnpana de 25 de Julio, uumero 295).




356 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICCS
debe sostener decorosamente por el Bien pitblico (y tal vex
por el bien privado) su propia position.


3.°—Jubilaciones a los viejos a cualquier cambio de sis-
tema que requiere hombres nuevos (1). Esta partida no us
Ina bagatela ; porque partiendo de la altura de los ministe-
rios y bajando hasta el alcalde y el maestro de y hasta
el comisionado de aduanas , el ugier y el portero , las exi-
gencias de los hermanos y amigos suelen ser igualmente Avi-
dos de empleos que irritables de afecto. Por eso oimos coati-
nuamente el clarnoreo de los quo acusan al Gobierno porque
no introduce hombres nuevos.


4.°—Subvenciones a cierto niimero de periodistas para pre-
parar la opinion piiblica de un modo favorable a los proyectos
del Gubierno.


5.°—Subvenciones secretes a periodistas y a escritores de
otra clase, caya influencia adversa podria dafiar gravemente
al ministerio 6 a su sistema politico.


6.°—Compra de espias do los clubs , los cuales no pueden
probibirse dada la libertad de asociacion. Podria obi etarse a esto
que en los Cobiernos absolutos las asociaciones serAn secretas
y los espies costaran mis y espiarin ménos ; pero esta obser-
vacion no tiene fuerza en boca de los delensores de los Go-
biernos moderados que no impiden las asociaciones secre-
tes con las asociaciones piablicas , lo cual sabe muy Bien
'rancia por el desenvolvimiento de. la illtirna conjuration de-
magOgica.


7.° Compra de electores en cada nueva eleccion de dipu-
tados. Ya se sabe lo que cuesta en Iglaterra la compra de un
elector en los distritos rurales , pero aun en donde no esta ta-


(1) El furor de Brofferio no time gran valor; sin embargo,
cuando se trata de hechos no es siempre iniitii el citarlo. Vease
Ia Voz, en el desierto de 18 de Mayo de 1851, y se veil confirma-
do nuestro aserto. Recienternente vuelve a confirmarlo la jubila-
tion de 5,001) francos anuales concedida al consejaro de Estado y
diputado Rabina, cuyas importunidades contra los Principes eu-
ropeos le han hecho viejo en un momento en que el respeto
los Soberanos es una nece,idad en el Piemonte. Los 8,000 francos
del ex consejero Rabina pasan al senador Boncompagni.


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 357
eada esta mercancia es sabido que se vende por comidas, re-
galos, carruajes y otras unciones sin las que el carro de la
Constitution no andaria sin dar chirridos.


8.° Compra de diputados para que hablen 6 para que Ca-
llen, poniendose enfermos 6 retirindose en el moment() de la
votacion. Esta compra, por mis que se haga con los debidos
miramientos del que vende 6 del vendido, como querais Ila-
merle , debe influir notablemente en la administration , aun
cuando no se pague al . contado, porque siempre se lastima al
Erario (aunque no aparezca Ia cantidad) cuando se mantiene
un empleo inutil 6 el empleo util se da a un hombre inhtil, 6
cuando se prefiere por miras personales un proyecto dispen-
dioso a otro alas econOrnico, etc.


9.° Compra de las inteligencias por medio del monopolio
universitario (1) sin el cual no habria unidad de opiniones, y
seria imposible el Gobierno representativo. Este compra pesa
sabre el pueblo, no solo por los muchos y cuantiosos gastos,
sino porque impide y hasta prohibe con graves penes la en-
seflanza de muchos Clerigos y religiosos, A quienes no siem-
pre hay valor para condenar al destierro 6 la conliscacion.


10. Compra de las afecciones apropiandose la administra-
cion todas las obras pias, lo cual favorece al Gobierno, ya por-
que pace devotos suyos a los nuevos administradores asalaria-
dos, y ya porque puede beneficiar 6 recompenser a sus favo-
ritos Ines vulgares y a sus families (2).


116 aqui un pequefio bosquejo. de los gastos que
mente tiene que sostener un pueblo cuando quiere conseguir
esa unite y eficaeisima garantia del Estatuto A la moderna,
que pone en manos de los gobernantes esa cuerda misteriosa
con la cual bacon mover rnecdnicamente la cabeza de 300


(1) En el ministerio de Instruccion palica en el Piemonte ha-
bia bajo el antiguo regimen cinco empleados, el marques Alfieri
aurnentO dos. Hoy soa 42. (echo. da Mont-Blanc, 4 da Marzo de
1851.)


(2) Los emigrados politicos en el Piemonte reciben diariamen-
te del Gobierno 00,000 francos, o sean 21.900,000 francos anua-
les. (E'er) de Floreacia, 4 de Julio da 1851.)


TOKO 24




558 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEOR1COS
maniples, y luego dicen al pueblo que .1%:l (pueblo) (fulcra
gastar con on patriotism° que no tiene igual. iBuen prove-
cho, pueblos afortunados! Disfrutad. de ese Gobierno beret° y
consolaos con la protection que asegura vuestro diner° contra
los ladrones (casi estoy por decir por los ladrones) del Erario
phblico. El consuelo de ver duplicados 6 triplicados los irn-
puestos, nada signifIca al lab del que proporciona el gozar tan
ampliamente corno vosotros gozais de la libertad de Catoli-
cismo y de conciencia. Esto, no obstante, no puede negarse
que tales consuelos son tin poco caros, y quo las partidas que
acabarnos de enumerar no se encuentran en el presupuesto de
los Gobiernos a la antigua.


1,050. Quize los constitucionales encontraron en estos
otros gastos que contraponer a los que acabamos de especili-
car ; qitiza podran demostrar clue los tresciefflos o cuatrocien,
tos honorables (diputados) son otros tantos Fociones ; quiza...
iquien sabe las ventajas quo podran encontrar en su sistema?.


Pero pare no gastar el tiempo permitanrne que
les recuerde coal es el estado de la cuestion. Nosotros no
defendemos el absolutism° sino el Catolicismo ; bien lo saben
los que nos acusan de querer volver la sociedad a la Edad
Media. No necesitarnos , pues, recorder los despilfarros de.
Luis XIV y Luis XV tit otros de los tiempos contemporaneos;
antes por el contrario, tales despilfarros eran on desenvolvi-
miento del mismo principio de independencia heterodoxa ma-
nifestada en el galicanismo en el jansenisrno , y en el filoso-
fismo, con aquella idea insensate de grandeza nacional de la
coal hemos hablado y hablaremos otra vez. Sin revolver las
cenizas del Gran Rey empapadas en las lagrimas de su erre-
pentinaiento en la vejez , no podemos menos de decir que la
sociedad francesa entre> bajo su reined° y el de su sucesor en el
Segundo estado de aquella re‘orma iniciada por los hugonotes
y completada por la repalica , por el lmperio y por las Car-
tes posteriores con aquel aumento progrcsivo de impuestos,
de pauperism° y de comunismo que todos conocemos.


Si los absolutistas reformados del siglo XVIII hubieran esta-
do rodeados de las formes representatives con todos los gastos.


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 359
que hemos enumerado como efecto neceserio de los Estatutos,
hubierais visto tambien en aquel siglo Gobiernos despilfarrado-
res semejantes al Gobierno econOmico del Rey ciudadano. Y no
puede suceder otra cosa, puesto que el Estatuto trae consigo
una complication inmensa de gobernantes asalariados, y lo que
es peor, harnbrientos. Mientras que los constitucionales no de-
muestren que el aumento de los salarios disminuye los gastos
piiblicos, 6 bien quo los diputados no tienen predisposition al-
guna a facaltar al Gobierno pare toda clase de gastos y de em-
presas, dificilmente podran persuadir al lector experto de la se-
guridad, de la linica garantia, sobre todo despues del experi.
mento que ha hecho Italia y este haciendo el Piemonte.


Y he aqui terminadas la primera y segunda de las cuatro
pastes en que hemos dividido la presente obra respecto al Po-
der ejecutivo, es decir, respecto al Gobierno de los hombres
y a la administration de las cosas. Nstanos ahora tratar de
aquellas dos funciones mediante las cuales ese poder remue-
ve los obstaculos, ora de la violencia usando de la fuerza, ora
de la razon usando del derecho. De esto vamos a tratar en los
capitulos siguientes, estudiando lo que son en los Gobiernos
modernos, primero la militia, Organ° de la fuerza, y despues
los tribunales, Organ() del derecho.




CAPITtUfLO


LA FLIERZA ARMADA EN LAS CONSTITUCIONES MODERNAS.


SI.


Preliminares.


1,051. Mientras existan en la sociedad hombres que tienen
mas de animales que de hombres, en ios cuales la razon, es-
clava de los mils brutales apetitos, parece que no tiene otro
fin que investigar y procurar todos los medios de satisfacerlos ,
violando toda ley divin g y humana, es evidente que la socie-
dad necesitara una fuerza capaz de vencer la resisteocia do se-
mejantes hombres feroces y bestiales, pox grande que sea su
nitmero y su arrogancia, y como la accion malefica de estos
sexes puede estenderse cuando menos se espere a los derechoi
publicos y privados , ya en el Orden civil violentando a los in-
dividuos ya en el politico violando los derechos de la autori-
dad , ya en el internacional traspasando las fronteras como
manada de hienas para acoineter a sus vecinos , en cualtj uie-
ra de estos tres Ordenes de hechos , la fuerza de la sociedad
debe ser suficiente para contraponerse A la furia brutal cuando
no basten los medios de persuasion.


1,052. Estos medios de persuasion son de dos especies:
los primeros y mas nobles hablan a la razon , peso estos no
hacen al caso de que hablamos , pues procisamente tratamos




362 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
de esos entes brutales que no atienden a la razon. Para estos
podria valer otro medio y seria el atractivo de Ia recompensa;
pero Caen es comprender cuAn imprevisora seria una sociedad
que tratase de impedir con premios los dates , porque a más
de la enormidad de los gastos que esto ocasionaria , semejante
gasto aumentaria indefinidamente , pues serviria para satisfa-
cer un hambre que cuanto mas se aguzaanas devora.


1,053. No hay', pues, otra cosa que hacer que oponer la
fuerza de Ia sociedad a la fuerza brutal de las pasiones. Mur-
mure , pues , en su puesto la fllantropia liberalesca, excite al
ejercito a fraternizar con los ciudadanos , dame contra la bar-
Mlle de los que derraman la sangre hermana, exija a las
bayonetas que se inclinen ante el pueblo soberano ; toda esta
bella fraseologia, ora majestuosa ora dulce , no cambiara un
apice la naturaleza del hombre y de la sociedad, que en el dia
del peligro se reirâ de sus propios solismas y busOra salva-
cion en esas bombas de las que en otro tiempo sad) un delito
y un mote para otra autoridad. Marto lo saben Leon, Barce-
lona y Genova , y si tres altos que pueden compararse a tres
siglos hubiesen borrado ya este Ultimo recuerdo, bastaria para
evocarlo el reciente decreto del general Durand() en Cer-
delta (1), en el cual habla sin la menor consideration a eso
que se llama el espiritu 6 la humanidad de nuestro siglo.


1,054. Pero quien habla de fuerza poderosa en la sociedad
habla necesariamente de ejercito , y en nuestros tiempos de
ejercito permanente. Decir ejercito, es tanto como decir fuer-
za de gente armada, fortalecida con la organizacion y Ia tacti-
ca, y movida por un solo pensamiento y una sola voluntad.
Si no fuese armada quedaria muchas veces sujeta a los faci-
nerosos a quienes furor arma ministrat. Sin disciplina y sin
tactica a lo sumo podria igualarles; sin unidad de pensamiento
y de mando la disciplina y la tactica sedan cadAveres, cuerpo
sin alma. La unidad del mando es la que hace eficaz al
ejercito, y esta acacia es insuperable con la organizacion
perfecta de la tactica militar.


(1) Risorgimento del 10 de Marro de 1852,


DR LOS GOBIERNOS LIBERALES. 563
1,055. El arte militar, tan funesto y tan benefico al mis-


mo tiempo , siendo perfectible y pro;resivo Como todos los
demas, ha conducido a las sociedades incultas desde el confuso
batallar de las ordas salvajes a la ordenadisima forma actual
de los ejercitos permanentes, no por la libre voluntad d2
Principes 6 capitanes, silo por una de aquellas leyes insupe-
rabies de Ia naturaleza, contra las cuales puede luchar el ar
bitrio humano, pero jatnis vencerà. La naturaleza que dicta a
la sociedad como a los individuos esa ley apremiante de la
conservation, a la cual no resiste sino un suicida fanatic°,
pues que habla al mismo tiempo y con igual fuerza a la razon
y al instinto; Ia naturaleza, decimos, foe la quo aleocion6 a los
grandes maestros de la guerra cuando formaron la falange
-griega, con aquella tactica que los romanos vencedores admira-
ron en el vencido epirota é imitaron.


Faltando a los romanos la fuerza do sus legiones enervadas,
la naturaleza les oblig6 a tomar a sueldo a los harbaros , y la
naturaleza form) con los bArbaros asalariados adiestrados y
armados A la romana ese conjunto de arte y de fuerza con que
subyugaron a sus senores ; la naturaleza form) la caballeria
de los paladines vigorizando con la generosidad cristiana a]
nervudo normando bajo el enorme peso de Ia coraza y del yelmo.
Pero la coraza y el yelmo cayeron al estampido del canon , ad-
mirable invencion de esterminio, esa misma ley natural de
la defensa que los habia fabricado; y una tactica nueva form)
las mesnadas y los capitanes en la civilizacion que renacia.
La perfidia de aquella epoca oblig6 al in ismo Hey A hacerse
capitan y a constituir a su pueblo en militia regular no pu-
diendo profesarse ya el ante de la guerra sin un largo ejerci-
cio , ni continuar en ese ejercicio entre las artes de la paz.
La misma indole , pues, de nuestra civilizacion hizo necesa-
rios los ejercitos permanentes, y A medida que el ingenio
humano arma a estos ejercitos con nuevos y mis complicados
instrumentos de muerte , A medida que se abren nuevos
campos de batalla , ora volando en aras del vapor , ora ensan-
chando y fortaleciendo sin limiter esas ciudadelas que surcan
los mares, ora ensangrentando , si Dios no lo impide , hasta




564 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
el azul del cielo con artes prohibidas, tendran que crecer en la
misma proportion los afros de instruction militar y por consi-
guiente la necesidad de la milicia permanente.


'1,056. Y no es esta condicion especial de la milicia,
sino necesidad del progreso social, en esta como en todas las
naciones. La observation es antiquisima, pues me acuerdo de
haberla leido en los libros de AristOteles: a medida que una
sociedad progresa, todas las artes se van perfeccionando y
hacen necesaria con Ia misma perteccion la division del tra-
bajo. Aplicad esta misma ley universal a la milicia y os pare-
ceri tan imposible adiestrar en pocos meses a los reclutas en
las armas de ingenieros y artilleria, como formar un artesa-
no en su oficio. En toda sociedad es, pues, necesario un ejer-
cito; en 'toda sociedad progresiva sera progresiva la perfec-
tion del ejercito, y cuanto mas tiempo exija la educacion del
soldado, tanto mas necesarios serAn los ejercitos permanentes.


1,057. Estos ejercitos, esta grande y admirable institucion
universal es /a que boy vamos a examinar tal cual es bajo las
influencias de la heterodoxia dominante y bajo las forms del
Gobierno representalivo. Examinaremos en Ia primera parte
quien y para que fin debe manejar esta fuerza en los gobiernos
modernos, y en la segunda bajo que tutela 6 garantia para el
pueblo soberano. La primera parte la intitula mos: Dispendioso
despotismo creado por la libertad; la segunda: Oneroso ab-
surdo de la guardia national.


§ II.


Dispendioso despotisms creado por la libertad:


1,058. Si al problema de quien y para que fin debe mane-
jar la fuerza pudieramos contestar con esas formu-
las universales que son tan oportunas en la ciencia y tan age-
nas a toda pasion politica, no hariamos otra cosa que repetir


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 565
lo que el buen sentido ensefiO a los 'publicistas antiguos. El
ejercito, diriamos, no es otra cosa en Ultimo resultado que la
fuerza social; ahora bien, la fuerza esta esencialmente al ser-
vicio de la razon, y repugnando al Orden natural toda fuerza
que se usa sin razon 6 contra razon (fuerza A la cual se le
llama precisamente violencia), Ia fuerza social, 6 sea el
ejercito, debe ser manejado por la razon social, 6 sea por
quien posee la autoridad. Y cOmo esta fuerza es necesaria
para la sociedad toda entera, en cualquiera de los tres casos
Ordenes de hechos enumerados poco ha, civil, politico é inter-
nacional, el solo poseedor de la autoridad suprema debe ser
al inismo tiempo el supremo motor de la fuerza, O en otros
terminos, el ordenador supremo debe tener una fuerza irre-
sistible para mantener el Orden. Este axioma, reducido por
Ia sabiduria de los antiguos tiempos, a una forma concreta,
hizo decir a los politicos pie el mando del ejercito incurnbe
al Soberano, porque en el Soherano se encarna la razon so-
cial, y que el ejercito debe obedecer sin razonar, porque la
razonadora de la fuerza, es por esencia la inteligencia.


1,059. Pero la sencillez de aquellos buenos hombres y la
naturalidad de su argument° debe pasar por una tonteria,
puesto que las contradictorias ideas de la heterodoxia rene-
gando de la naturaleza, se proponen formar una sociedad ar-
tificial en contraposition a la natural. Verdad es que por una
de esas reminiscencias catOlicas que siempre sobreviven en
los sistemas modernos, a pesar de la lOgica se continua di-
ciendo que en los Estados constitucionales corresponde al Rey
el mando del ejercito, y asi se ha consignado en todas las Car-
tas, en todos los Estatutos.


1,060. Pero este articulo de las Constituciones ha sido
acertadamente censurado como contradictorio par Romagno-
si , el cual ha vtsto perfectamente con su perspicacia politica,
que es imposible que el primer servidor del pueblo soberano,
fortalecido con la milicia y con la Hacienda, no sienta la ten-
tacion vehemente de limpiar las grabs del Trono del fango
de la plaza. Es , pues , absurdo en los Gobiernos modernos
confiar al Rey el mando supremo del ejercito. Procurar, dice




566 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
el publicista de Pavia, la preponderancia efectiva del supre-
rrto es el dogma primario fundamental d indis-
pensable de cualquier Gobierno civil. Ahora bien , el supremo
imperante de los Gobiertios constitucionales es el pueblo, Se-
gun la teoria moderna; luego el pueblo debt tener el mando
del ejercito.


1,001. Pero como este Soberano callejero es impotente
para gobernar, y es siernpre pupilo, el manejar la fuerza para
Racer cumplir Ia ley incumbe propiarnente a quien la hace en
nombre del Soberano. Ciertamente asi lo pensO la difunta
Asamblea francesa, sintiendo la urgencia de esta necesidad , y
nadie ignora que hizo ya algunas tentativas y nombrO genera-
les de aquella fuerza quo debia hacer cumplir sus mandamien-
tos y sostener su autoridad. Pero por su mala suerte este de-
recho no estaha escrito ni en la legica , ni en la Carta, ni en
los destinos, siendo, por el contrario, un dogma solenme de
sus mismas teorias , la absoluta se paration del poder ejecutivo
del legislativo, de donde results que mientras la Asamblea, se-
gun su derecho, hacia las leyes, mientras Luis Napoleon con
igual derecho manejaba la fuerza, despertindose un dia des-
pues de mochas contradanzas y rigodones , eche de ver quo
habia estado bailando sabre el horde del sepulcro, y que le ha•
bia sucedido coma a aquel personaje del poeta que


..... del colpo non. accorto
»Andava combattendo ed era morto.»


1,062. Este, mas bien cOmico que tragico ejemplo de la
impotencia de un legislador sin ejercito , debiera sugerir a los
constitucionales algun remedio mejor contra los peligros de
esa division de los paderes en la coal se apoya todo el catafal-
co de sus Gobiernos.


Ciertamente debian caer en cuenta de quo despues de ha-
her declamado tanto contra los despolismos paternales, en los
cuales los sOblitos conflaban en la conciencia del Rey llama-
do Padre del pueblo , ellos se encuentran en Ultimo resultado
sujetos al dominio de un jefe de fuerza armada a quien niegan
su confianza, yen cuyas manes se yen obligados no obstante
poner Leda la fuerza. Pero este aviso servirA en el siglo veni-


DE LOS GOB1ERNOS LIDERALES. 507
dero, en la epoca del tercer ensayo, cuando el Gobierno a la
inglesa , impracticable boy coma hemos visto en el capitulo
precedents que ha dicho el Economista , vuelva a ser si Dios
lo permite el unico Gobierno posible. Por ahora tenemos que
contentarnos con recurrir a los delirios de los modernos char-
latanes politicos , y ver que emplasto podremos aplicar a tan
peligrosa enfermedad que no es menos quo on verdade-
ro ataque de paralisis. Que es lo que veis que sucede a los
paraliticos? lIelo aqui en dos palabras: el alma racional quiere
y manda , y el cuerpo no obedece. Pero en la enfermedad del
individuo , el organismo enfermo que no tiene fuerza para
obedecer la tiene sin embargo para resistir encadenando 6
destruyendo la razon ordenadora , al paso que en la enferme-
dad de las sociedades constitucicnales la paralisis predispone a
las convulsiones 6 al isterismo, hacienda que Ia mano ejecuto-
ra se ponga en lucha con la caheza legisladora y


.Di punte mortalissime Poffenda.»
1,065. zY que medicina se encuentra contra enfermedad


tan peligrosa en la farmacopea constitutional? Ya lo sabeis:
potter al Rey bajo la tutela de los ministros, y a los ministros
bajo el peso de la responsabilidad. Pero esta medicina en el
lenguaje constitutional suele Ilamarse la garantia de la li-
bertad del pueblo; en el vocabulario espariol del celebre Mar-
ques de Valdegamas tiene precisamente la significacion con-
traria , y se llama la garantia in falible del despotismo


Citaremos • otra vez la demostracion de aquel valero-
so publicista, que puede compendiarse en estas pocas palabras:


Todo ministro responsable puede ser llevado a la barra y
sentenciado a gravisimas penas par cualquier daft que sufra
la cosa pUblica con motivo de sue actos administrativos. Seria
injusto conclenar a on hombre por el mal que pace o per el
bien que deja de hacer, despues de haberle quitado los medios
que el crea necesarios para gobernar. Luego dada la respon-
sabilidad ministerial , es necesario dar al 'ministro todo cuan-
to pida. Esto seria crear un poder arbitrario y despOtico;
luego dada la responsabilidad ministerial , los ministros deben
toner en justicia un poder despOtico y arbitrario.




414


368 AP. PIIACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
1,064. Imagino que el lector no me objetara qua un mi-


nistro se llama responsable porque debe dar cuenta de sus
obras, y si es culpable sufrir la pena , y que quien esta a las
resaltas de sus obras y puede ser condenado por ellas, no es ni
despetico ni arbitrario. Semejante objecion le Maria digno de
compasion despues de cuanto se ha visto en tantos Estados
constitucionales y se esti viendo aun en el Piamonte. Todos
sabemos et valor de semejante.responsabilidad y las infinitas
puertas abiertas a los ministros para salir de ese laberinto.
Antes de cometer el acto arbitrario se obliga a las Camaras
que concedan autorizacion al mismo , y esta es el metodo mas
sencillo, mas teal; en suma, el metodo de los caballeros. Si
las Camaras niegan la autorizacion y murmuran, se hace cues-
tion de Gabinete, y en los momentos terribles en que los ac-
tos arbitrarios son mas urgentes, el ministerio vera pronto a
sus pies a las Camaras haciendo reverencias y ..concediendo
cuanto les pidan. Cuando la arbitrariedad se ha cometido sin
licencia y es ya un tanto de bulto, si alguno quiere pedir
cuenta se le responde que no es tiempo de sembrar zizafia,
ti ne se debe salvar el respeto a la autoridad, la reputation de
las personas y el buen nombre del Gobierno representativo,
de esta suerte se induce a los hombres de bien a inmolar sus
reclamaciones en el altar de la pdtria (1). Asi el ministerio
puede hacer lo que quiera , no fiando en la seguridad de sus
actos, sino con certeza de que sera agradecido y aplaudido.


1,065. Si este es el valor real de la responsabilidad minis-
terial, bien puede enorgullecerse el despotismo de los minis-
tros, a quienes sin mas que esa ilusoria garantia se confia
el derecho, y aun dire mejor el deber de manejar la fuerza.
Veamos con un ejemplo la plenisima libertad de su ar-
bitrio.


(4) Vease et Diario de las Sesiones de. las Cdtnaras piamonte-
sas. Sesion del i t de . Febrero de 4852. Antes de esto era cono-
cido el dicho del diputado Losti en otra sesion: para hacer sa-
ber estas cosas at pais era dentasiado tarde 6 demasiado pronto.
No se dcsee /a afiade, porque causaria espanto. (\Tease La voz
en et Desierlo del 16 de Juaio, y la Balanza del 26 de Juuio de
1851.)


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 569
Suponed que las poblaciones de Cagliari o de Sassari pro-


movieran tumultos quejandose de las Ordenes de la policia 45
del peso de las contribuciones, ó en fin, de cualquier mandato
del Gobierno ; despues de todas las declatnaciones que habeis
oido y leido contra la cruel dominacion de los bornbardeadores
absolulos, que un Gobierno constitucional, deseoso
de hacer solo la voluntad del pueblo soberano, correra en se-
guida como el Presidente de. Francis a consultar al oriel&
por medio del sufragio universal?


1,066. iQue candidez! Oid como contesta un diario semi-
Risorgimento: 44Semejante proceder seria funesto


para todo el Estado; el Gobierno no puede ceder siquiera en
la apariencia d alguna de las prclensiones que fueron el
pretext° 6 la consecuencia do los desdrdenes, porque loda
concesion que hiciera por arnor a la paz no dejaria en tales
circunstancias de ser aprovechada para cl mal y de repu-
tarse como indicio y prueba de debilidad (1).


iSabeis, pues, lo que se hace en semejante caso? Se envian
tres o cuatro regimientos con un buen nitmero de caitones,
los cuales se encargan de . advertir a los sardos que son sobe-
ranamente felices, y por consiguiente, seria injusta cualquiera
tentativa que quisieran hacer contra los beneficios de la fu-
sion (con los otros Estados de tierra firme), muy superiores d
las cargas que no pueden menos de acompaliarlos; que hay
quien espera pescar d rio revuelto y por eso se empena en
revolver el agua: estón sobre aviso los buenos ciudadanos,
porque se trata de sus mas vitales inlereses (2). , (Y lque cosa
mas vital que evitar un cailoneo?)


Demostrada asi a los sardos la gloria y la prosperidad en
que viven, 5se dudara de que los desördenes ocurridos no fue-
ron efecto de los secretos manejos de los enemigos de la ver-
dadera libertad, que /tan conseguido engaltar a algunos hom-
bres de buena TO y hacerles cometer actos indignos de ciu-
dadanos honrados? (5). iY cuales serail Ihs consecuencias


(4) Risorgimento del 10 de Marzo de 4851.
(2) Risorgimento citado.
(3) Ibidem.




370 AP. PRACT. DE LOS minutes rairacos
de este? El Gobierno debe dar muestras, aunque contra su
voluntad , de inflexible energia en la represion de todo
movirniento, porque se trata en primer lugar de proteger
a Cerdcda contra si misma, esto es, ci la inmensa mayoria
do buenos y pacificos ciudadanos contra los manejos p las
violencias de unos pocos malvados 6 ilusos. Tratase ade-
mas de mantener puro 6 integro en beneficio de todo el
Estado el principio de autoridad para desmentir peren-
toriamente con los hechos las acusaciones de los fautores
de la reaccion quo, para desacreditar la libertad, dicen que es
inconciliable con el Orden (1).


1,067. i;lIabeis entendido? iliabeis comprendido Bien es-
tas itItimas palabras? Elias os dicen claramente coon urgente
es para uu ministro constitucional el deber de hater respe-tar
el principio de autoridad integro y puro. Con tat deber de
conciencia que impitle admitir cualquiera reclamation de los
snbditos, ya veis si es omnimodo y dictatorial el poder de los
ministros. Suponed si quereis que cualquier ciudadano bueno
y pacifico quisie'Va demostrarles que ellos son los enganados,
los ilusos, y que han colocadO'i los buenos ciudadanos en si-
tuacion de no poder tolerar nails las vejaciones religiosas . y las
cargas rentisticas ; suponed esto dechnos , y os responderan
al punto los ministros: 'No bone Cerdeiia sus representantes
en el Piamonte? iY no puede si qttiere acudir directamente
por medio de peticiones? iNo tiene, en_ una palabra, todos
los medios legatos de manife.star sus deseos y sus tendencias,
y de pedir los remedios que crea ?tads del caso? (2).


1,068. Los tenemos, si , senores ministros ; pero toned en
cuenta que los diputados sardos pueden comprarse lo mismo
que los demos; y si por su honradez no son capaces de vender-
se, de todos modos no constituyen Inas que una pequenisima
minoria con relation a toda la Camara. iQue sacaremos, pues,
con acudir a ellos?—Peor para vosotros si vuestras razones no
persuaden a la Camara, os encontrareis en la condicion de to-


(4) Ibidern.
(2) Risorgirnento citado.


DE LOS GOBIERNOS LIRERALES. 371
das las demos provincias cuyos diputados son siempre una
minoria al lado de una Camara entera; y asi como esta deja
gritar a Saboya clue tiene derecho a la ensefianza libre y a la do-
tacion del Clero, asi corno deja gritar a Niza sobre las condiciones
de su agregacion y le quita el puerto franc° , asi puedo, dejar
que griteis ' tambien por media de vuestros bachilleres de mu-
nicipio , y serials verdaderamente incontentables si no os has-
tase el inestimable fruto de los nuevos Ordenes civiles y esa
facultad de manifestar vuestros deseos por medio de peti-
clones. '.1`endrictis jamas tan dmplia libertad bajo el absolu-
tismo?


—Senores , la libertad de pedir es hermosa y buena , per°
nosotros quisieramos tambien la libertad de conseguir.


desventurados, fautores de la reaccion! ya se ye que
sois pocos malvados O ilusos. Despreciando los medios legates
haceis dudar de vuestra f6 en la libertad p de vuestro afecto


las instituciones que hacen la prosperidad del Piantonte,
pues si las estimdseis no hariais nada que pudiera comprome-
terlas. llaceis dudar hasta de vuestra capacidad y madurez
politicos, y justificais la opinion de los que os quisieran ex-
cluir de la comunidad del Estatuto (1). Ea ',ties, a nosotros to-
ca emprender nuevamente vuestra education politica, y no du-
deis que os serviremos a pedir de Boca. Prestad, pues, atencion
por un momento.


1,069. «En virtud de las facultades extraordinarias que se
me han conferido:


Art. 1: »Quetta disuelta la guardia nacional.
2.° »Prohibido el use de arenas.
3.° »Prohibida la yenta de toda clase de arenas.
4.° »Los contraventores serail detenidos inmediatamente.
5.° »Toda resistencia, aun de palabra, todo acto de des-


»precio contra los agentes de la fuerza sera reprirnido
' inmediatamente hasta con la fuerza de las aimas si fuera ne-
.cesario.


(1) Ibidesa.




572 AP. PRACT. DE LOS PRI,NCIPIOS Tztitucos
6.° DToda reunion pliblica de mas de cinco personas sera


p disuelta por las armas.
7.° Tod o ciudadano se estarA en casa desde las ocho de la


Dnoche pasta las cinco de la maiiana.
8.° DTodo extranjero debera salir de la ciudad en el termi-


Dno de 24 horas, bajo la Pena de, etc.
%.* DEI Consejo municipal no podia reunirse sin previa au-


o torizacion.
10. DIA ciudad y la provincia quedan en estado de sitio,


Dque podrà estenderse al resto de la isla (I).
uYeremos si con esta receta el pueblo soberano no debe Ila-


nurse feliz; en cuando a nosotros no podemos hacer otra cosa.
Si empezamos a ceder se levantarA Saboya, se levantarâ Ge-
nova, se levantarti Niza, se levantara Ossola, se levantard
todo el municipio Subalpino, &ide iria a parar entOn-
ces la prosperidad del Piamonte? Callen, pues, los sardos y
sepan que si estas razones no bastan, saldran de Genova nue-
vos batallones con una lOgica alas apretniante y una elocuencia
ma's fultninante.»


1,070. Tal sera el lenguaje , tal es la natural condicion del
Ministerio SI QUIERE CUMPLIR CON so OBLIGACION (notad been esta
(rase). Tal es en todos tiempos la condicion de cualquier Go-
bierno templado 6 absoluto. Si , ciertamente , las razones ya
os las ha dicho El Bisorgimento, y nosotros estamos muy lejos
de quererlas poner en duda. Nosotros que no unimos nuestra
voz con el periodismo liberal para clamar contra el estado de
sitio impuesto por Radetzky cuando el anciano general decla-
raba pUblicamente que queria defender a los honrados mita-
neses, los cuales se verian muy contentos de librarse con el
estado de sitio del pu pal de los mazzinianos (2); nosotros,
digo , reconocemos de buen grado que el Gobierno sardo tiene
el derecho y el deber de protege?. a Cerdeita contra si misma
o invitar a los buenos por amor a la pc:aria , a los intereses,
al nombre y alporuenir comun, a ester preucnidos contra un


(4) Risorgimento citado.(2) Proclania de Radetzky: Lombardo •VOneto, 25 Julio de 4851.


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 575
mel entendido amor a la independencia. Eso Mace eso debe
hacer, eso hara siempre todo been Gobierno; y un Gobierno
catOlico ademas• del amor d la pcitria , a los intereses , al buen
nombre y al por»enir , podria acradir con mayor eficacia por
amor a equal Dios contra el cual peca todo el que ofende ci la
autoridad legilima ; y asi no temeria que se le contestase con
una sonrisa sardOnica a todos esos amores retericos sacados
de Tito-Livia 6 de Plutarco.


1,071. Mas si este es su derecho y su deber por ley de
natural conservation, es por otra parte un absurdo en la teo-
ria constitucional, en la cual el pueblo tiene cornpletisimo de-
recho, no solo de censurar los actor de sus manclatarios go-
bernantes, sino tambien de carnbiar de pies a cabeza el Esta-
tuto, o sea el punto fundamental. N . idende esta libertad,
si es licit° al Gobierno, sin contar con los votos de la mayo-
ria, obligar a los sUbditos a que quieran lo qu.e no quieren?
Y iquien asegura al Gobierno que los insurrectos son verda-
deramente pocos, 6 malvados 6 ilusos? Decir al pueblo que
se prohiben sus reuniones, que se desarma su guardia nacio-


que se declaran en estado de sitio las provincias, que se
domina a cailonazos su resistencia, por el terror de que otras
provincias imiten su ejemplo y se pagan tambien resistentes
al Gobierno, es lo mismo que rebe,larse abiertamente contra el
pueblo soberano, tapAndole la boca para quo no pueda hablar,
porque se Babe que si pudiese hablaria contra sus gobernan-
tes. Decirle que esos deseos que manifiesta con sus tumultos
insurrecciones son conjuraciones de algunos malvados 6 deli-
rios de,algunos hombres de hien (especialmente cuando no se ha
examinado el nittnero de los quo piden ni consilltado el voto
universal), es recurrir a los medios reprobados por los libera-
le,s en todos los Gobiernos absolutos; es decir, en sustancia, al
pueblo, que debe obedecer y no mandar; lo cual es cierto en
la sociedad constituida, segun la naturaleza; pero en la teoria
•de los constitucionales, es una contradiction, es una rebelion,
una tirania.


1,072. lie aqui en que sentido hemos dicho que la liber-
tad constitucional hate necesariamente despOticos a los mi-


TOMO




'574 AP. PRÃGT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
nistros , poniendo a su disposition la fuerza armada. Veamos,
ahora coin dispendioso es semejante despotism° , si el minis-
tro caballero quiere cumplir con conciencia sua deber promo-
viendo el bien pUblico , el coal , como hemos visto , no es
otra cosa en el sistema heterodoxo que el bien del Estado, 6
en otros terminos , la riqueza , la grandeza, el poder, etc., con
clue on pueblo sobresale entre los otros.


1,075. Para que un pueblo sobresalga entre los otros y
consiga la prepotencia , bien supremo de las gentes a los Ojos
de un utilitario , se necesitan medios, esto es , hombres y
dinero , y estos medios pueden acumularse indefinidamente
mientras los exijan los ministros, los concedan los represen-
tantes y los produzca la nacion. Y aun los que la nacion no
produce pueden tomarse prestados de afuera , con tal de que
la nacion se obligue, a pagarlos por Boca de sus representan-
tes. He aqui , pues, abierta a los Gobiernos modernos esa
vena riquisima de oro y de sangre bosquejada ya por Rous-
seau en el Control° y mediante la coal la nacion pone
en manes de sus gobernantes toda la riqueza, toda la fuerza
personal , toda la voluntad y toda la inteligencia que se neco-
sita para constituir la felicidad. Si en este contrato el pueblo
racionalista se hubiese contentado con sacriticar por el bien
pUblico la riqueza y las fuerzas , podria a cads paso negarse
lo quo los ministros mandan ; podria juzgar nocivo al bien
publico lo que estos juzgan provechoso. Pero habiendo sacritl-
cado hasta la inteligencia, al Gobierno toes juzgar respecto •
al hien de la nacion; y al pueblo, si quiere ser lOgico, des-
pues del sacrificio de la propia voluntad y de la inteligencia,
no le queda otra liberlad que la de pagar y seguir adelante.
;Curios° resuitado en verdad de un contrato iniciado por los
individnos para seguridad de la liberlad individual! Rau sa-
crificado iota parte para que el Gobierno pueda legitimamente
tomarse todo el resto. Pero en fin, mis lectores ya estin acos-
turnbrados a estos resultados ccntradictorios de la idea rege-•
neradora puesta en pugna con la irresistible na.turaleza.


No hay razor para inculpar a los gobernantes cuando
guicndo un principio (en hipertesis) generalmente adoptado„


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 575
invitan, o mis bier], obligan al pueblo a procurar el bien de
la pitria, sacindole el Ultimo centimo para armar al Ultimo in-
dividuo, victims destinada al canon. No hacen mis que seguir
la ley de la opinion, reins del mundo (moderno) , la cual,
como deciamos poco antes, ha abierto una riquisima vena de
oro y de sangre a los ordenadores del bien pUblico.


1,074. Pero precisamente en fuerza de las modernus ins-
tituciones, la sociedad esti hoy en tal situation, que si no es
inconsecuente, debe dar las gracias al Gobierno quo la expri-
ma y la desangre. Y que podria, en efecto, repticar i sus go-
bernantes una nacion A la moderna, cuando estos le piden el
ultimo centimo y el Ultimo hombre? zSe lamentari de que
quieren pacer poderosa? Pero este es el fin pars el coal el Go-
bierno esti obligado a usar de todos los medios proporcionados.
Se lamentari de quo el Gobierno use de todos los medios?


Pero seria absurdo querer on fin sin medios, querer el fin
Ultimo sin usar de todos los medios. iSe lamentara de una
desacertada election de medios? oPero titriert los ha elegido,


repl ica ria el rninistro, sino esos diputados que la nacion pre-
»cisamente me ha dado por gulag?»


Por consiguiente rnientras las riquezas y las per-
sonas de la nacion aumenten el poder del Estado, el Gobierno
tiene derecho a pedirlas; rnientras el Gobierno pide, los re-
presentanps tierien derecho A conceder ; mientras los repro-
sentantes conceder], la nacion tienc obligacion de pagar. iLc.
yes, lector ? el despotisrno esti organizado en toda su pleni-
tud con perfectisima legalidad* y con consumo sin limite de di-
nero y de personas, por el valor intnortal e irresistible de es-
tas instituciones.


Las cuales instituciones, a fin de que el efecto sea infalible
han tenido el boon acierto de deck al rico, al poderoso, al
astuto que a el toca el pedir y mandar sin sacrificio ninguno
por su parte, Antes con provecho; mientras quo al pobre, at
debit, al sencillo toca pagar y sacrificar sin fin so dinero , su
persona , sus afectos, sus amigos, sus hijos; sin otra corn-
pensacion que leer despues en los periOdicos los elogios de la
grandeza , del poder y del florecimiento de la pitria rege-




376 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
nerada , la generosidad del pueblo que todo lo sacrifica
per el bien de la pâtria.


1,076 Imagino que el lector no me pediri aqtii pruebas
de hecho pues que todas las regeneraciones modernas han
seguido inexorable y pricticamente este camino trazado por la
logica. Empezad por aquel pueblo que predomin6 en el pleno
desenvolvimiento de la idea regeneradora , y vereis que naci-
da en el cerebro del Gran Rey y de los sitbditos fascinados la
mania de !lacer de Francia la Gran Nacion , comenz6 bajo el
Gobierno monarquico esa vide de sacrificio social que prepare
la angustiosa situation del Rey nvirtir, el ministerio de Necker
y los Estados generales. Estos , trasformados por completo
en Constitucion y despues en Republica a la moderna , con-
virtieron a Francia en un lago de sangre, al pueblo en un
ejercito que lanzaron al otro lado de las fronteras y a Europa
en un Campo de batalla y en un sepulcro del mismo ejercito.
A la Republica sucedi6 Napoleon que repitici el dicho de
Luis XIV: El Estado soy yo. Pero para gobernar con absolu-
to arbitrio a Francia , cree,is que aboli6 las formas constitu-
cionales? i Bah! Conocia demasiado bien por instinto sus pro-
pios intereses para renunciar al omnipotente instrumento de
aquella representacion nacional que los buenos constituciona-
les recomiendan a los buenos italianos , como irnica garantia
de sus derechos ; continue Ilamando periedicametne a los di-
putados de la nacion y a sus patricios o senadores , encarga-
dos , como todo el mundo sabe , de inclinar la cabeza a todo
cuanto el Emperador queria , y ofreciendo todo lo demas si
el Emperador se avergonzase de pedir. Esto que sucediO en
la Francia imperial, continue en los Gobiernos sucesivos y se
ha repetido poco mas o menos en todos los demas Gobiernos a
la moderna.


1,077. Cuando alguno de estos se encapricha con cualquie-
ra empresa vistosa , por más dispendiosa que sea, es raro
que no encuentre mono de sacar los medios a la nacion pa-
pila ganando a los diputados. Pero cuando esta empresa es
guerrera y tiende a hater poderosa a la nacion multiplicando
la fuerza armada, entonces no es posible que falten a los mi-


DE LOS GOBTERNOS LIBERALES. 377
nistros los medios necesarios, porque la existencia indepen-
diente es para la nacion, como pare los individuos regenera-
dos, el mticcinto bien, y este Bien maxim° entre las naciones
modernas , como entre los individuos poseidos de la idea de
independencia , no Ilene otra garantia qua la fuerza. Por lo
cual bien puede un ministro renunciar a determinadas teo-
rias, v, gr.: al monopolio de la instruction pUblica , 6 a la
agricultura , o al comercio; pero cuando se trata de la fuerza
militar hay que engrandecerla a costa de cualquier sacrificio,
como el individuo compra a costa de cualquier sacrificio el peda-
zo de pan 6 el vaso de agua que necesita para su subsistencia.


1,078. Por donde se ve la razon intima y necesaria de esa
actitud espantosa en que se encuentran todos los Estados de
Europa manteniendo sobre las arenas a la mitad de la nacion
para defender 6 subyugar a la otra mitad, y se puede inferir
cuan vano es el propOsito de esos Congresos de la paz, que
mientras fomentan el principio heterodoxo y se fundan en los
derechos del pueblo soberano, del cual se declaran amantes
fervorosos, para obtener que se depongan las arenas y se resti-
tuya a Europa la tranquilidad, contribuyen con ese mismo
principio santificado a afilar las espadas y a hater imposible la
paz, porque ese principio es precisamente el que obliga a los
pueblos a mantenerse en guardia unos contra otros y esfor-
zarse por sobrepujar a los demas.


1,079. Griten , pues, los amigos de la paz (y sea so grito
sincero) porque se desarmen los ejercitos; jamas conseguiran
nada mientras la independencia heterodoxa grite con voz mas
alta a los Principes, que no estan seguros de sus pueblos, y
los pueblos que no lo estan de sus vecinos. Y en estos mo-
mentos en que los ejercitos hart sido la salvation de la socie-
dad y de los gobernantes, el grito de los pacificadores no solo
sera inUtil por estar contradicho por la naturaleza de las co-
sas, sino que sera perjudicial, porque °Jeri a demagogia maz-
ziniana, pues no hay cosa que deba desear con mds ardor la
demagogia que la abolicion de la Unica fuerza contra la cual
se ha estrellado hasty ahora todo et furor de sus tempestuosos
asaltos.


*ri




378 AP. PRACT. DE LOS PruNcmos TE6RICOS
Quede, pues, sentado para entre nosotros que los grandes


ejercitos no pueden desarmarse m!entras se mantenga viva en
los pueblos la idea heterodoxa de grandeza national, y la firme
persuasion de que no puede conseguirse por vias de derecho
(pues el derecho a la moderna depende de las opiniones indi-
viduates), sino solo por roedio de la fuerza mayor, insupera-
ble. Quede sentado que un ministro a quien le dice la nacion:
44Y0


quiero sobrepujar en riqueza, en gloria y en poder,» no
puede contester otra cosa sino: 4<Yo quiero ejercito quo sobre-
puje a los ejercitos europeos.» Lo cual quiere decir en len-
guaje vulgar: dame cuantos hombres y dinero to sea posible.


1,080. Ye comprenderàs que esto no quiere decir que no
haya un hornbre que no sea initilar ni una moneda quo no se
caste con los militares. Demasiado desatentado seria un mi-
nistro que asi interpretase la grandeza del Estado y de su
ejercito , pues deria'pruebas de creer quo entre todas las pro-
duccienes solo la came humane se produce sin miquinas
braceros , y se conserve sin gastar en reparaciones. Tambien
ese produclo necesita de una Inciquine que to fabrique ; esa
maquina se llama el matrimonio y los maquinistas cdnyuges.
Y de la maquina y de los maquinistas y de su producto tiene
el ministerio empresario ese cuidado asiduo y dispone con
ese arbitrie despOtico que cualquiera puede conocer cuando
lea las leyes francesas y los articulos del Congreso radical de
Baden respecto al niatrimOnio civil y at monopolio universita-
rio. Sobre esas huellas van marchando tambien (por no ser
menos que otros reformadores) las Carnaras piamontesas , al
raisin() tierupo cabalmente que no solo el Gobierno austriaco
sino los mismos protestantes comienzan a detestar el vicio de
tiranizar la familia en los matrimonios (1).


(4) Acaba de hacerse entre nosotros nun ley que disgusta ti to.
do el mundo, inclusos los republicanos: es una ley sobre matrimo-
nios civiles. En los can tones de Zurich y de Vaud, en donde sebeto
Dios, la gente es bastante radical, alit', no obstante, el matrimonio
religioso es de obligation. En Neuchatel nuestros redicales hen
reclamado: el matrzmonio civil es obligatorio y simplemente pa
testativo el re,ligioso. IIa sido preciso nombrar en cede parroquia
dos casamenteros oficiales d los males se senala, con el dedo. En


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 579
1,0S1. De aqui deducires quo la mania 410 toner un gran


ejercito para obtener gran influencia sobre los otros pueblos,
no impectira que se deje (theme permitido usar de una espre-
Sion muy exacta, aunque alto dura,) no impedith que se deje
A la partvda un flamer° suficiente de machos para propagar::
la raze, y p ill se Baste cuento sea necesarlo a fin de que los
potros y pollinos no carezcan de forraje. Todo esto es nece-
sario para hacer a la nacion grande, rice y poderosa, y el
ministerio a quien esta encomendado este importantisimo
ram° de felicidad pziblica, habrA desempefiado perfectamente
su papel cuando con exactas estadisticas en la mane haya en-
contrado el punto culminante de esa curve que resulta de la
combination de las dos modernas leyes econOinicas: tenor
pueblo en la escasez y favorecer la reproduction; o en otros
terminos, cuando haya resuelto el problema de enganchar et
mayor ninnero posible de potros multiplicand° todo to posi-
ble los caballos padres. Este chIcuto esti ya hecho por Mon-
tesquieu, y he aqui cOmo de, cuenta de el la Enciclopedia del
siglo XIX en un articulo al coal dejo la responsabilidad de
las cifras, hastando para mi objeto que los celculos ester' he.
chos con ese, espiritu caracteristico de la economia moderna
de utilizer los hombres. 44Segun Montesquieu, dice la Enciclo-
»pedia, una esperiencia continua ha podido hacer conocer
que un Principe que tiene un millon de sitbditos no puede,


n sin destruirse a si mismo. mantener un ejercito de más de
»dos mil hombres. Admitiendo este principio, el ejercito no
»debe, pues, pasar de la centesima parte de la poblacion. En
»tiempo de Luis XIV ..... Francia tuvo 400,000 hombres....
fines de 1793 teniamos lo mimes 700,000 cornbatientes, en
las filas, y al afio siguiente catorce ejercitos presentaban un


»efectivo de más de un millon de hombres (tomo 24, pigina
»388, V. Troupe) »


He aqui lector querido, la condition a quo queda reducido


?flitches parroguies ?tactic ha querido aceptar este encargo; en dos
de ellas ha side necesario nombrar d dos inspectores de genetic'
para que llenen ese oficio. (illermosa election!) Echo du Mont
Blanc, 8 de Nam de 4 an. De la Independencia




580 AP. PRACT. DE LOS\ PRINCIPTOS TEORICOS
en punter a fuerza militar un pueblo a la moderna; condicion
que pcdra parecernos a los catelicos un poco degradante,
pero que admiten sin gran difieultad muchos de los que se
han arrogado el papel de restaurar en los pueblos la concien-
cia de la propia dignidad y los derechos del hombre y del
ciudadano.


1,082. Y he aqui de donde nace ese sistema de recluta-
miento militar con que to encuentras en donde quiera que los
pueblos se regeneran. Cuando erari esclavos de los tiranos, de
los curas y de la superstition, enganche militar no ponia toda
la carne piblica a disposition de los empresarios: la supersti-
tion reconocia tambien el derecho de defender la patria, pero
conocia igualmente el derecho individual de escoger cada uno
su propia profesion. Los tiranos dejaban esta libertad escep-
to en el caso de peligros universales y urgentes, contentan-
dose con armor a los voluntarios asalariados a espensas del
principe; y los curas predicaban el deber de fidelidad a los mi-
litares sin importer a los pueblos la obligacion de levantarse
Como un solo hombre para los enganches.


1,083. Pero conocida , gracias al apostata tudesco, la /us-
ta idea de la libertad, proclamada esta por el frenesi del po-
pulacho de Paris, oyeron los pueblos que se les- intirnaba que
la libertad es de aguel quo sabe tomdrsela ; el quo no sabe, no
es digno de ella; todos los ciudadanos son soldados ; es un
cobarde y un, malvado el clue no corre is arrostrar la muerte
por la pdtria. Con estas ideas apareciO a los ojos de la Francia
repablicana la ley del 19 frumich4 aft VI, sentencia de muer-
te que condenaba a millares dejOvenes, for de la nacion. La
Carta de 1814, inspirada por las tradiciones del despotisnzo
paternal, aboll6 en el art. 12 las quintas, ad mitiendola
despues solo para casos de necesidad en la ley (1(410 tie Mar-
zo de 1815. Pero despues de las gloriosas jornadas, abolido
nuevament.e el espiritu de aquel de,spotismo y vuelta Francia
a la libertad moderna, nacie Ia ley de 21 de illarzo de 1852,


• que resucitO el reclutamiento forzoso, y recorder a todos los
franceses que son soldados. Y para que yeas más palpable el ori-
gen heterodoxo del aumento indefinido de los ejercito;, tOma-


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 581
te el trabajo de leer el articulo frances poco antes citado , y ye-
ras. que siempre que renacia el espiritu catOlico disminuia el
ejercito, y por el contrario, crecia al fortalecerse el hetero-
dox°. «Las guerras continuas del Imperio mantuvieron nues-
»tras tropas en un pie formidable; pero el pais quede agotado
»por tan grandes esfuerzos. Bajo la Restauracion, se redujo
»considerablemente el ejercito. Durante los primeros anos que
»siguieron a Ia revolution de 1850, se aumento y tuvimos
hasta 400,000 hombres en las files; desde hace tres 6 cuatro


»arios, el ejercito se ha puesto en relation con la pobla-
cion » (I). Como yes, los hechos confirman la teoria, y la teo-
ria explica los hechos.


Los regeneradores de Italia no tuvieron tiempo o necesidad
dereducira formula practice el principio teerico; pero ea
Roma, donde las quintas no se conocian, se publice solem-
nemente el principio con el decreto de 27 de Abril de 1849,
el cual, considerando clue la villa y las facultades del horn-
bre pertenecen de derecho a la sociedad y al pais en clue la
Providencia le ha puesto, preparaba la tumultuaria quinta
de los ititimos dies de la repUbliCa , cuando «algunas corn-
»paiiias de legionarios armados esparcidos por las calles y
»las plazas de Roma, cogieron a los aibaiiiles, carpinteros y
»otros artesanos, y despues a cuantos pudieron haber en Ia
»ciudad y en el campo, y todos, contra su voluntad, rodeados
»de aquellos yalientes que les ponian . las bayonetas en el pe-
»cho, fueron conducidos violentamente a las murallas y ocu-
»pados alli, Como carne de matadero, en los trabajos rnas pe-
»nosos, rnientras por otra parte granizaban sobre ellos las ba


y la metralla de los sitiadores» (2). A ese mismo espiritu
regenerador debe atribuirse en el Piarnonte la institucion del
tiro, felizmente extinguida , a lo que parece, pues quo ya no
se oye hablar de elle, pero que hubiera trasformado a todos los
ciudadanos del Piemonte en otros lentos bersaglieri.


(1) Enciclopedia del siglo XIX.
(2) La Revolution Romana a jaicio de cos imparciales, cap. XI,


pag. 322.




382 AP. PRACT. DL LOS PRINCIPIOS TEORIGOS
iLos yes, lector! las quintas, dolorosa necesidad de un


Principe paternal en tiempos dificultosos , es para los regene-
radores uno de los bienes principaies del pueblo. Pero esta
materia ha lido muchas veces falseada y pervertida en nom-
bre de la heterodoxa civilizacion moderna , de tal suerte, que
eon frecuencia ha sucedido que la verdad ha tornado la apa-
riencia de paradoja y el error de verdad. Asi , pues , no des-
agradara al lector que nos esfercemos en poner en claro en
este capital° las sinceras enseitanzas de la nataraleza , forta-
leciendolas cuando llegue el caso con las dela Iglesia, a fin de
quo se distinga la verdad del error y la justicia absoluta del
deber relativo , por el cual machos se enganan y, autorizando
el error social, fomentan los males presentes y preparan otros
futuros.


1,084. Estos politicos , antique tal vez honrados y esper-
tos, se persuaden buenamente a que el reclutarniento forzo-
so no solo es licito en ciertos casos porque es necesario ,
sino que encuentran en el Lantos bienes para la persona , para
la familia y para el Ettado , que creerian ofender la caridad
ciudadana si aventurasen una palabra contra esa institucion
que otros Daman un trihuto de sangre. X mas de una vez
se censure al Gobierno pontificio, el no haber cencedido has-
ta ahora a sus sabditos la inestimable ventaja de pager este
envidiable trihuto (1). «Y l que tropas, dicen, puede esperar
un Gobierno que se contents con los vagabundos que recoge
por las calles, gentes sin oficio ni beneficio? Solo la quin-
ta puede proporcionar soldados que no sean salteadores.
Las familias , pues , y las personas adquieren mediante es-
ta institucion las ventajas inestimables de la cultura, que no
pueden esperar mientras la juventud campesina no salga de
las angustias y de las miserias del caserio nativo ; y 4quièn
sino !a quinta eleva a los aldeanos de, tinimo generoso y de ta-
lento distinguido , hasta los mas encumbrados prestos de la
militia , .practicando de, esta suerte el derecho universal de
Ilegar con el merit! A las alturas suprernas da la sociedad?a


(1) F'arini. Lo Stato Romano. etc.


DE LOS GOBIERNOS MBERALES. 583
1,085. Nuestros lectores acostumbrados al lenguaje hetero-


doxo ya habrin previsto nuestra contestacion echando de ver en
este Ultima parte de la objecion el germen venenoso de donde
nace; del sistema utilitario y dela igualdad corruptora de todo
Orden social. Ese sistema heterodoxo no consiste solamente en
que el talento distinguido, unido al Animo generoso, pueda subir
A la cumbre del poder social (doctrina muy propia de la idea
catelica, que imponiendo severamente a los que hen de }lacer
Ia election la preferencia del. merito, enaltee,i6 tantas veces
labradores y pastures hasta sus mas venerables grandezas, la
mitra, la pUrpura y la tiara) sino que consiste precisamente
en mirar esas grandezas, no como funciones d deberes sino co-
mo felicidad que se adquiere por derecho, deduciendo este
mismo derecho de la natural tendencia a la felicidad. Este
sentimiento, esencialmente heterodox°, porque es esencial-
xnente . contrario a los principios catelicos, que sacan de la ten-
dencia a Ia felicidad los estimulos mas poderosos para exciter
A los fieles al desprecio de toda grandeza terrena; este senti-
miento, digo, es esencialmente subersivo de la sociedad, por-
que es razon esencial de descontento en todas las closes socia-
les mientras se ye a un conciudadano que sobresale. zNo has-
tara esta sola observacion pars encontrar un vicio en la tea-
ria de la quinta que so funda en tales principios?


1,08 g. i Esperan civilizar la aides educando al campesino en
el cuartel! Esto indica que idea se forman de la civilizacion
los panegiristas de la quinta. Ciertamente el aldeano deja-
ra a la puerta del cuartel la velluda piel de su montafta , y
tomando nn peso cadencioso y un sire decidido y fiero pare-
ceri mas bonito a nuestros ojos ciudadanescos; pero si el
nuevo, equipo se pagase a precio de inocencia , si al dejar Ia
pellica dejase el espiritu de familia y el amor filial; si el ejer-
cicio del campamento le hiciera perder la aficion al arado ; si
la diversidad de alojarnientos y las francachelas le dieran lec-
clones diferentes de las quo habia recibido del Parroco y del
confesor, que ganaria en ello la verdadera civilizacion? dSe
podria Ilamar a esto una buena educacion del pueblo? En
taunt() a nosotros, coniesamos ingenuamente que solo vemos




584 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
una aplicacion especial de ese completo desbarajuste hetero-
doxo que hemos deplored° Antes de ahora ; esto es , Ia disolu-
cion de la familia. A ella conduce en Ultimo resultado la mania
de ciertos padres de promover siquiera a uno de sus hijos a
esa alts cumbre a que alcauzan las fuerzas en cualquiera de
las carreras sociales : elevado el Benjamin con inmenso traba-
jo, y quizA con dant" de los deifies hermanos, al rango de los
empleos, se le ve despues volver a case deselect° a los suyos,
avergonzado de su clase y de su case, desdenando las toacas
formas de su conversation ; en suma, rnas extrano que hijo,
mas ambicioso leguleyo que honrado ciudadano, mas apto
para pescar a rio revuelto y Avid° de revueltas, quo deseoso
y capaz de compensar a la familia con su sudor los sacrificios
inmensos que him para enaltecerlo.


Bei° el dorrinio . de las ideas catOlicas se censuraba a las
families que dedicaban a un hijo a la carrera eclesiasti-
ca por el beneficio, y se censuraba al hijo sacerdote que en-
riquecia por nepotismo a la familia con los bienes de la Igle-
sia, y estas censures eran juntas, porque semejante proceder
era ciertamente una perversion de juicio y de afecto. Pero
icuanto poor es la perversion que liege a relajar, como sucede
hoy en muchos paises, los vinculos mas sagrados de la nature-
leza 6 de la gratitud! Y ique gana el bien de la sociedad con
que esto se Naga pare former un abogado o un coronel? Ga-
nara la verdadera civilizacion compensando con la elegancia
de las formas la *tilde de los principios y de los sentirnientos
sociales? Si el reclutamiento militar fuera imicarnente de hom-
bres viciosos y discolos, podria esperarse algun provecho,
pues que la educacion de los militares sera siempre mejor que
el desenfreno de los discolos, pero a estos cabalmente se quie-
re excluir para civilizar con la educacion de los cuart des la
inocencia de los caserios; lo coal es sustituir tiranicamente
una culture facticia de barniz material a la civilizacion inter-
ne de los sentimientos naturales.


1,087. False idea de felicidad para el individuo; false idea
de culture para la aldea ; he aqui dos errores de los pane-
giristas de las quintal. Pero esta dicer es necesaria para


DE LOS GOBIF.RNOS LIBERALES. 385
tenor un buen ejercito; de otro modo tendriamos un rebailo
de viciosos dispuestos al latrocinio y a la traicion.


Este es sin duda el argumento mas poderoso quo milita en
favor de aquella institution; pero su valor, como todo el mun-
do ve , presupone tal disposition, moral en la sociedad que
nadie sino el bagabundo desmoralizado tenga voluntad de ser
militar, o que el ejercito haya de ser tan numeroso que no
basten pare formarlo los voluntarios honrados. Supongamos
quo en estas condiciones se encuentra actualmente la code-
dad: es este el estado normal , Begun la naturaleza? Si el lec-
tor me concede que en 'machos casos la milicia puede ser una
profesion apetecida por un boon niimero de ciudadanos, y
que este nilmero en otras condiciones de Ia sociedad puede
bastar para Ia defense del derecho contra la violencia , pron-
to very


que la razon alegada en favor del reclutamiento forzo-
so, sera suficiente para demostrar su necesidad relative en
los tiempos presentes , pero no su necesidad absolute en todo
tiempo, si por otra parte es contraria A la ley natural.


1,088. Piles una y otra condieion deben encontrarse, en
nuestro sentir, en la sociedad natural. En primer lager, nadie
se atrevera a afirmar que no pueden encontrarse en un pueblo
culto cierto unifier° de jOvenes inclinados a las armas, no solo
por la experiencia, contraria de todos tiempos, en que siempre
ha habido jOvenes aficionados A la milicia, excitados, ya por
Ia nobleza que resplandece en el valor, ya por la alegre 'Aber-
tad que reina en los cuarteles, ya por el privilegio de la fuer-
za, que todo lo consigue, y tambien por las mismas rezones
con que nuestros adversarios, queriendo prober que es ne-
cesaria la quinta , prueban que la profesion de las armas
es generosa y laudable. Seria ciertamente tristisima condition
de Ia sociedad humane, que la naturaleza hiciese inexorable-
mente necesaria la fuerza armada, y que hubiese puesto en el
corazon humano tales instintos, que el satisfacer aquella ne-
cesidad exigiese violencia. Este seria una extraiia anomalia en
los planes de la Providencia, la coal, al lado de cualquiera ne-
cesidad, ya ya social, coloca la capacidad, el im-
pulso y hasta el placer de satisfacerla. La verdad es que de las




586 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEDRICOS
muchas naciones europeas que conocemos esceptuais algu-
nas pequenas fracciones, cuya aversion a la milicia se explica
fAcilmente por circunstancias puramente accidentales, en to-
das las dernas el genio guerrero necesita mas bien direction
que estimulo, y la espada es para los espafioles, franceses,
piarnonteses, suizos, languros, polacos, etc., un adorno del
cual se enorgultece , no un peso que lleva de male gana.
Ann a los mismos shbditos pontificios que tienen fama de po-
or) belicosos los juzgaria mal quien los creyese incapaces de
moverse a la voz de la Religion y del honor. Bastaria para
probar lo contrario esa institution a la que las caiumnias y
el Odio de los demagogos debia tracer acreedora, no a la corn-
pasion, sino a la aprobacion de los sitUtos fieles y de los sin-
ceros catOlicos. No negare yo ciertamente que los centurio-
nes, 6 sea voluntarios pontificios, tan desacreditados por los
revolucionarios de 1851 Mayan tenido alguna culpa en las di-
sensiones que conmovieron las Romanies y las Ma rcas antes
de la tritium rephblica; Pero de que aquella milicia mereciese
tantas execraciones de que fuó objeto , no me convencera
ninguno de esos vociferantes de plazuela que despues de haber
vituperado a Los defertsores del Pontifice corrieron a apuntar
los cafiones a su palacio. Asi, cuanto alas alaullan los lobos
mas me convencea de que el perro hate su oficio en defen-
der el rebano. Solo an proceso podria hacertne creer lo con-
trario y ese proceso nadie to na iatentado sant en tiernpos en
que hubiera sido Mei! formarlo.


Y antique en el ardor de defender al Principe legititno y
Gerarca Supremo excitaclos por la perfida y obstinada faction
se hubieran excedido algunos 6 si se quiere muchos de aque-
llos voluntarios, esta seria una nueva prueba de maestro prin-
cipal asunto , est.o es , que se encuentra tambien en el pueblo
romano ese sera:mit:at° militar espontAneo pronto a responder
al Ilzamamiento del deber, de la piedad y del honor,. y que solo
necesita de mejor organization.


1,089. Supuesto, pees, que no falter ' en ninguna nation
culta numerasos voluntarios lionrados pare el ejercito , si no
obstante la in fluencia de ciertas ideas ha reducido a la socie-


DE LOS GOBIERNOS LIDERALES. 587
dada tal condition que necesita innumerables batallones pare
resistir a la violencia y al crimen, bueno sera deeir que las
presentees necesidades de la sociedad nacen de no se que des-
gracia accidental que constituye una crisis , pasajera , la cual
exijeremedios extraordinarios que estan luera de su constitu-
tion normal.


1,090. Por otra parte , si consideramos en segundo lager
a la sociedad en sus condiciones naturales bajo el impulso de
la naturaleza , es claro que la eleccion de profesion es por si
misma derecho natural é inalienable del individuo , y debe es-
tar en armonia con las uecesidades, con la capacidad, con el
caracter del que con ella ha de atender a su subsistencia y
bienestar. De estas prernisas restate, que fuera de ciertos ca-
ws en que un peligro extraordin .ario puede Hamar a todos los
ciudadanos por deber de caridad a defender a la pitria, toda
persona debe quedar en libertad de escoger su profesion, y
no se la puede violentar sin corneter tirania: Este principio
moral merece tan profunda veneraciort entre los cataticos,
que al mismo padre le estA vedado muchas veces importer una
profesion deterrainada a los hijos , a pesar de que querria y
sabria atender macho mejor ciertamente que el Gobierno al
verdadero bien de su hijo. iY canto se ha de conceder al Go-
bierno sin gravisirna necesidad lo que se allege al padre?
Como concederlo precisanzente pare una profesion en que son
tantas has teniaciones para la conciencia, tan grande el sacrificio
de los afectos, tanto el perjuicio de Jos iraereses y tantos los
peligros de la vida? La sociedad alas sante no se atreveria
facultar Ala autoridad alas respetada pare obligar al shbdito
mas virtuoso a abrazar la profesion mas sante; iy se concede-
rs a la autoridad seglar que puede en circunstancias norma-
les obligar a largo celibato en la for de sus ratios a la juventud
que elide, trastrocando su eficio, la dulzura de los afectos y las
esperanzas del porvenir, pare exponerla a todos los peligros de
las arenas y obligarla at sacrificio de la vida! Que esto pagan
los adoradores del Dios-Estado , se comprende perfectamente;
porque iquien se fibre de set sacrilicado a ese Moloc? E1 re-
bel:10 de los reclutas no es para ellos mas que una peques




388 AP. PlaCT. DE LOS PRINCIPIOS TRORICOS
fia parte de las victimas destinadas al matadero. Las quin-
tas corren parejas con el sacrificio de la juventud por me-
dio del monopolio universitario y con el sacrificio del oro en
el presupuesto parlamentario. Todo se debe al Dios-Estado, y
a los ministros toca elegir la materia ; si se ofrece al idolo la
sangre de los reclutas, 6 la inteligencia de los jOvenes,6
las rental de los propietarios, el principio es siempre el mis-
mo. Todo se debe en holocausto al Dios-Eslado.


Si se prescinde de esa idolatria tan contraria a la naturale-
za, nadie puede admitir como condicion natural de la sociedad
el desOrden que hemos descrito y considerarlo como una
perfection, a menos que haya perdido la idea catOlica de ague-
lla Providencia paternal que tan sabiamente ha dispuesto en la
tierra la suerte y la vocation de los hombres.


1,091. Par lo dicho haste aqui comprenderA el lector que
no es nuestro propOsito condenar absolutamente el reclutamien-
to forzoso y Mello menos censurer a los Principes que por
el espiritu modern() se yen obligados a introducirla en su le-
gislacion. Conocemos que no es un crimen para el padre de
familia, que sorprendido en su case por un tropel de foragi-
dos arme contra ellos, no solo los criados, sino las criadas y
la mujer y los niims. • Sabemos que lo hace contra su yoluntad
obligado por los asesinos; solo-estos consideran la pelea como
su estado natural, y tienen por infeliz al hombre honrado que
marcha confiado y sin arias; solo a estos debe, pues, impu-
terse la triste condicion de aquel pobre padre que se ye obli-
gado a armar a todos los asaltados, porque son machos y ar-
mados los ladrones salteadores; solo al espiritu heterodoxo
debe imputarse la necesidad de las quintas, porque solo
el produce esa sed insatiable de grandeza material, al peso que
apagando toda luz de derecho ensefia que el imico medio de
conseguirla es la fuerza material del ejercito. Preciso es, pries,
aceptar el medio por duro que sea, cuando la perdida del senti-
miento catOlico le ha hecho inevitable-y necesario. Pero si las
quintas deben aceptarse como necesidad de tiempos anor-
males, no por esto debe erigirse en regla 6 sancionarse como
tipo de felicidad. Quedese este aspiration pare la sociedad


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. • 389
corrompida que labra en el yunque de SUS farreos principios,
al son de los himnos de la libertad, las cadenas para todos los


-


ciudada nos.
1,092. Esa heterodoxa y contradictoria libertad, si bien


ha invadido, Inas 6 menos, toda la sociedad europea, ya to he-
mosdmostrado muchas veces y lo repetimos nuevamente, no
tiene Organo alas adecuado entre los Gobiernos que los delos
sistemas represen tativos. No debes por cQnsiguiente mara y illar-
te de que bajo esas formes se recrudezca y se perpetite la plaga
delos ejêrcitos indefinidos y del reclutamiento universal. Ya es
sabido: cada ser obra segun su naturaleza; por consiguiente,
cuando es mAs connatural A los moLlernos sisternas represen-
tativos el principio heterodoxo, tanto Inas lozano debe ser su
fruto natural, el dispendioso despotism° militar. Considera. al
ministerio constitucional en relation con el Orden interna-
cional politico 6 civil, y.siempre Jo writs obligado a aurnentar
el ejercito haste donde sea posible.


1,093. Lo yes en el Orden civil? A un lado to se presenta
un pueblo de descontentos, agitado por 1111 deseo constante de
novedades y alucinado por una prensa para la cual Ia male-
dicencia contra el Gobierno no es un vicio, sino un bien, una
necesidad, un deber. Las facciones descubiertas y las sectas
secretes lo han reducido completamente a una organizacion
card militar, y si algun ciudadano honrado se ha escapado de
los compromisos de los partidos, se le engancha y se le arena
pars la militia nacional. En medio de un pueblo de seme-
jante neturaleza, donde todo es rahia 'de partidos en el cora-
zon y todo militia en la organizacien, zque remedio le qtreda
al rninisterio que tiene que sujetar a ese pueblo, sino former
otro pueblo apartado en los cuatteles, animandolo del espiritu
contrario de obediencia, e.umentindolo y armAndolo haste que
sea capaz de resistir a todo ataque?


1,091. Pues mis que esto sucede aun en el Orden politi-
co, en que A la fuerza de las muchedumbres se agrega el de-
recho de soberania. En un pueblo que no se crew soberano
Ia rebelion es un delito; y si es promovida por las pasiones
puede esperarse un ruomento lircido en que la conciencia


TOMO II.
26




MO AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEURICOS
disuada al pueblo de revelarse. Pero los sistemas politicos
modernos, cinendo al pueblo la diadema de soherano, le hart
concedido el derecho de insurreccion a proportion del ti-
mero y de la fuerza.


Pasa la frontera si to lo !termite ese circulo de
bayonetas que la rodea , y jque veras ? Yetis a los pueblos
vecinos ensenados por el Espirito de las ]eyes (1) a mover
guerras al limitrofe , par justo e inofensivo que sea, siempre
que sit creciente prosneridad y poder parezcan peligrosos al
suspicaz politico. Y la doctrine del antiguo magistrado frances
foe confirmada puce ha por Lamartine. .Francia , dice, no
»puede tolerar que una Potencia de Segundo Orden 'situada
»sus puertas se convierta de repente en Potencia „de primer
»Orden ; no lo puede tolerar sin sospec ha..... Francia en este
»casco debe apoderarse de dos prendas: Niza y Saboya (2).»
Me diris que boy los ministros no son n i Montesquieu ni La-
martine; pero to contestaró que en el sister-ea constitutional
son alto poor; son un dado echado al aire, insconstante como
la multitud, incierto como la tortuna. IIoy es ministro Stanley
O Guizot 6 d • Azeglio, y podemos vivir tranquilcs; pero mafia-
na pueden velvet' un Palmerston , un Thiers , un' Rattazi y
poner fuego a los cuatro Angulos de Europa. En semejante
incertidumbre que politico esperara a formar su ejercito
cuando sea tiempo de lievarlo a catnparia? Cuando un Rey
reina y gobierna , conociendo su caritct,Ms , ya sabe a que ate-
verse rnientras viva, pero la frecuencia de los cambios minis-
teriales no deja en materia de tropas otro camino que seguir
que hacerse sordo , no digo a los Congresos de la paz,
sine, lo que es ntas seri°, a la penuria de la Hacienda y al
gemido de los pueblos.


1,09G. Y como si no bastase este element° de perpetua
agitation para pacer necesarios los grandes ejercitos se ha


(I) Montesquieu: Espiritu de las ]eyes, lib. X, cap. U.
(2) Lanaar:inc: El pasado, el presente y el porvenir de la re-


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES.
7,91


aliadido nuevamente la terrible palabra nacionalidad , que hi-
riendo hasta las fibras Inas reconditas del corazon del pueblo
pone en conmocion a los ciudadanos de todas clases, y en des-
Orden todas las razas humanas. Esto, que el periOdico El Esta-
tuto de Florencia (1) Ilamaba un hecho nuevo en la historia
moderna, por el coal todas las nacionalidades divididas aspi-
ran irresistiblemente a reunir sus partes, si hien en cierto sen-
tido puede liamarse uno de esos vocibulos encantadores con
que /a revolution tiende a subvert.ir el Orden pitblico biene sin
duda una base en el estado actual de paganismo de nuestra
sociedad, como to tuvo en la antigna sociedad pagana. Abolida
la idea catelica é introducido el protestantisato, bajo el coal
toda nation crea si misma su propio derecho como su
propia conciencia, no se envilece por aceptar la norma de su
conducta de una Potencia extranjera, de los servidores de
un eura; todas las naciones conocen que reran respetadas en
cuanto pueden hacerse respetar con el ejercito. Asi le leen
escrito por la diplomacia europea, porque el principle hete-
rodoxo sancionado por la paz de Westfalia aboli6 en Europa
la unidad de creencias y de voluntad; asi lo ven ejecutado en
la practice, porque jque valor tienen los Principes pequefios
enfrente de las grandes Potencias que escriben los protocolos?
lQue otro tnedio tienen aquellos para engrandecerse despues
de haber acumulado sus hombres y su dincro, sino reunirse
con otros pueblos y formar uno solo con ellos? Esto es prod-
samente lo que se llama el principle de nacionalidad: agrupa -
cion de pueblos que esperan engrandecerse bajo el especioso
titulo de una genealogia.


1,0972 La mania de engrandecimiento material se va,
pues, inliltrando poco a poco, no ya solo en los Gabinetes y
en los Parlamentos, sine con el auxilio de estos hasta en la
rnuchedumbre, a quien los diputados y los periodicos embau-
can perfectamente con tales ideas, falsas o exageradas de
grandeza national. El valor que estas tienen en Europa pue-


(1) El Est«tuto de G de Marzo de 1851.




592 AP. PRACT. DE LOS PRtNCIPIOS TE6RICOS
des calcularlo por tin hecho reciente. Cuando Italia iasurrec-
eionada en nombre de la nacionalidad queria ser indepera-
diente de Austria, los diputados tudescos, reunidos en Franc-
fort, querian la unidad alemana en virtud del miemo princi-
pio, y los emisarios secretos de la JOven Europa trabajaban
enOrgicamente por Ilea y otra nacionalidad. iNo parecia que
la Dicta germinica debia respetar su propio principle en la




unidad italiana, y que el mazinismo tudesco debia favorecer a
sus hermanos cisalpinos? 'V, sin embargo, no euceiliO asi: la
unidad alemana.. comprendi6 lo mucho que perdia cercenando
las fuerzas de ,Austria, y el principio en que se fandabai todo
ci trabajo de la Dicta en el Min perdia su verdad combatien-
do en el P6. La razon tit inismo la yes; los principios no son
otra cosa que ideas pare los modernos; las ideas no son mas
que suefios; lo positivo, lo real es lo que toca al bolsillo, y el
bolsillo de los modernos tudescos quo ganaba en Alernania con
ci poder de Austria, se veia amenazado en Italia por la eman-
cipacion de los lombardos. Por consiguiente, la unidad na-
cional era un .derecho en.Alernania y un entuerto en Italia.


1,098. He aqui , lector, lo que son para etagenre me-
derna los principios , el derecho , la inviolabilidad de los
pueblos , etc., pura palabreria pare encantamientos , y ele-
mentos do diecordia ; pero le verdadero lo importante es dar
la ley al mundo i ; lo que quieren es engrandecerse y preponde-
rar. En tales circunstancias lte atreveras a esperar que dis-
minuyan los ejercitos permanentes? Esto podria suceder entre
principes absolutes abrurnados por el peso de sernejantes ejer-
citos, no impelidos por los delirios del pueblo y deseosos de
engrandecerse con las artes de la paz. No hay quien no se
acuerda de la primeee y celebre frase de Napoleon III al
subir altrono: el linperio es la paz. Pero cuando la forma de
gobierno-invita A todo el pueblo a tomer parte en las delibe-
raciones y el principio epichreo lo embriaga con la idea de las
grandezas materiales, siempre se encuentra entre los ri-
cos é influyentes un buen numero de diputados tan ardien-
tes para inviter a la guerra come prudentes para no esponer
su pellejo. Asi, puts, el estado de guerra es permanente


DE LOS GOBIERNOS MURALES.
593


y la disminucion de los ejercitos es un puro suefio (1). Calcu-
le enhorabuena con la evidencia de los niimeros un general
senador la imposibilidad de mantenerlos, un terrible delenda
Carthago sostendrA et ejercito apetecido per el ministerio,
pues ha vuelto A estar en vigor la antigua y barbara idea, segun
la cual el ejercito no es otra cosa que la nacion reunida y pues-
ta en movimiento. En la villa de los pueblos gerainicos.... el
ejercito era la nacion reunida y en marcha (2). Si hay algu-
na diferencia, consiste en que se llama ejercito a la faerza
asalariada, y el resto de la nacion es una militia sin sueldo.
Las leyes de 6 y 12 de Diciembre de 1790, quo son las prime-
aras que despues de las tresrazas han proclamado una
acion oficial, salian del carril de las rutinas yflecian con mas
»justie.ia , pero en estilo mênos vago:


. El ejercito Prances es
Duna fuerza habitual sacada de la fuerza priblica y destina-
Dda esencialmente dobrar contra los enernigos de *era (3).a


1,099. ilIabeis comprendido? iteneis necesidad de otro in-
tèrprete? Me parece que el lenguaje no puede ser alas claro;
Francia , y despues do ella Codas las naciones modernas, hen
vuelto A la felicidad de las hordes barbaras: El ejercito no es
mds que la nacion puesta en rnovimiento. La nacion siente
por naturaleza quo debe tender a la felicidad; sabe por las
dcctrinas utilitarias que la felicidad consiste en el engrande-


(9) Macho se ha declarnado contra el dicho do Hobbes, segun
el cual, del verdadero estado natural del hombre es la guerra de
uno contra todos. Pero si estas deciamaciones son naturales en
labios de un catdlico, son por el contrario en extremo grade irra-
cionales en los de tin heterodoxo que aceptando el p H pie de
ague' implo, es .


decir, la indepenclencia absoluta del hi -.;"e, Sr-
bitro de fijar segun su razon el objeto, los medios y los uerechos
de la propia felicidad, le disputa despoils el derl-cho de couquis-
tarsela donde quiera quo la anctientra. Hobbes era mas


ylos regeneradores„ sus accusers, que arman a "!i T r -1 . 4) coo.
tra todos los demas, son mils lOgicos que aqr


de la
paz , que eu nombre dal egoisruo protestaste


eunar a
los pueblos privandoles del sluice medio con que podrian con.
quif=tar grandeza riqueza, ti sea felicidad (utilitaria).•


12; Hisinire du Droit criminel des . penpks modernes en la
Universitó Catholique. Tom. 31, p igs. 2/3 y 56. -


•(3) Euciclopedia del siglo XIX, tome 111, peg. 625.




394 AP. PRACT, DE LOS PRINCIP1OS TEORICOS


cimiento, en la preponderancia y en el dominio ; se encuen-
tra en la alternativa de la egentonia en que la coloca la supe-
rioridad, 6 Ia esclavitud que la pone a merced de otro pue•
blo. Con tal condicion eleva al mando a un ministerio respon-
sable y le intima que gobierne a la baqueta , pero que la
conduzca a costa de cualquier sacrificio a la victoria. 4Quó
pedira , pues semejante Gobierno a la omnipotencia de los
diputados? uDadme cuanto oro y soldados tengais.p Dichoy he.
cho: se autoriza a los ministros para sacar todo el dinero que
hay y para tomar prestado lo que faite ; se le autoriza para
que reclute hombres , violente las vocaciones , fomente los
matrimonios y sugiera la mania de guerrear en todo imberbe
estudiantillo y en todo alumno de colegio. Y si despues de
tantos esfuerzos todavia no somos bastante fuertes , se recur-
re a la genealogia de los pueblos , se arruina el Orden inter-
nacional y el derecho do los antiguos gobernantes para que
nuestra nacion no ceda en nada a.los demas pueblos europeos
y sepa hacerse respetar con el canon, ya que calla el dere-
cho y enmudecen las conciencias. A un ministerio que oye esto
de sus mandataries, cos atreveriais a acusarle do despota ó de
despilfarrador?


Inclinad la frente y doblad el cttello bajo ese Yugo. 'oh
modernos encomiadores de la libertad! Reconoced con Vitalini
que el despotismo es todavia indispensable para nuestra sal-
vacion (1). Solo falta que provedis de buenas garantias a la
libertad vacilante, y de esto trataremos en el parrafo si-
guiente.


(I) Vitalini„ El anior de Italia, pag. (94.


DR LOS GOBIERNOS LIBERALES.


S


La Milicia ciudadana.


1,100. Tat vez, benevolo lector, to eneuentres melancOli-
en a vista del triste porvenir que se abre ante las coniidera-
ciones generates quo acabamos de esponer, respecto al use y
al fin de la milicia en los Estados modernos. Pero consuelate,
que no es tan fiero el leon comb lo p intan, y si


•La guerra the in latino é detta bello
•Par brutta .....


no faltan en la milicia ciertos lados ridicule., capaces de se-
renar con una sonrisa el cefio feroz de Mane.


Uno de esos lados se nos presenta en la fuerza militar de
los Estados modernos cuando la consideramos en los dos &de-
nes en que se divide. Para esplicarte mi pensainiento permute-
me clue como otras veces entre contigo por algunos instantes
en familiar entretenimiento.


Si yo fuese un cuaquero que creyese ilitito el armarse para
la guerra, ique argumento emplearias para convencerme, de In
con trari o?


EL LECTOR.—Os diria que no siendo otra coca Ia autoridad
social que el derecho de dirigir por el camino del hien a la
multitud, debe toner necesariamente el deredho de usar
Rasta de la fuerza contra quien no obedezca a la autoridad.
Ahora Bien, la fuerza para contener a la multitud debe ser
mas fuerte que la multitud misma, 6 al menos que aquella
parte pie puede no ceder a Ia razon y al derecho; de otro
modo seria iniitil la institucion natural y divina de la autori-
dad. Luego la autoridad tiene el derecho de mantener tanta
fuerza armada que pueda dominar eualquie,r maldad de la
multitud.


1.101. EL
que diriais si yo tachase vuestra





396 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEOOICOS
prueba de igualmente absurda y tirinica? porque
pone en mauos de pocos un poder del cual pueden abusar
para opritnir a todos; absurda, porque en nombre de un pue-
blo ltbre y soberano se instituye una fuerza quo le quita la li-
bertad y la soberania. Al 'lianas los absolutistas hablan mas
francamente, y enaefiando el canon dicen, «obedece:a no pre-
tenden demostrar que los quo menden la artilleria que mata
sornos nosotros mismos que seremos las victimas.


1,102. LECTOR.—Asi deben obrar los absolutistas, segun
su sistema. Pero no puede negarse quesi a un Roy se,le pone
en la cabeza hacernos ametrallar, tiene para ello cumplido
poder. Y precisamente para evitar esto, los Estatutos del Conti-
nente han provisto al pueblo de esa maravillosa garantia de la
guardia nacional; la cual, mientras por un lado asegura a las
families contra gentes de mal vivir, por otro garantiza a la na-
cion contra el despotism°.


1,101. Auron.—No obstante, la portentosa institucion no
film') de la 7netrulla a los ciudadanos libres, cuando a Collet
d'Herbois se Ic antoj6 ametrallar a los lioneses.


Lacron.—Bien, bien; en los tiempos del terror, ya se sabe,
todo estaba desbarajustado.


Auron.—jEn los tiempos del terror! Y icuantos dies haul
quo en Sassari, mientras el pueblo soberano andaba haciendo
el loco, se crey6 prudente desarmarle y reducirle a la condi-
cion de esos Soberanos que reinait y no gobiernan? Y muy re-
cientemente, ,no Fe ha hecho otro tanto con /a guardia nacio-
nal de Cagliari?


LECTOR,—Exactisimo; pero 4sabeispor que? porque promo-
vian tumultoF.


Anson.—Pues precisamente c no es ese el momento en que
dehia garantirse al pueblo la libertad?


LECTOR.—Este es cabaimente el oficio de la guardia nacio-
nal ; pero no porque haya felted° alguna vez , debemos dew).
nocer los servicios importantisimos que ha prestado en otras
mil circunstancias. ;Ali! si os hubiêrais encontrado en Paler-
mo , cuando por espacio de meses y meses vivia aquel buen
pueblo casi a coerced de los asesinos quo los aterrorizaban


DE LOS OODIERNOS LIDERALP.S. 397
apoderindose de quien se les antojaha porrespetahle que fue-
se! 1Si imbieseis visto el admirable continente de aquella
querida guardia nacional , cuando corria por los vericuetos
de Monreal para libertar a cinco victimas ilustres, o cuando
se presentaba energicamente al Parlamento para salver la
ciudad de la destruction a que Ia conducian cuatro frond-
ticos, cornprenderiais entOnces que inestimable tesoro se en-
cierra en esa institucion.


AuToR.—Suscribo de buena gan g
a vuestros elogios si me


hablais de una guardia cuya probidad , houradez y catolicis,
mo , sewn tales que la Kagan el apoyo de Ia justicia y de la
verdad.


LECTOR.—Pnes este es el caracter propio de la milicia na-
cional , ester siempre, por la naturaleza de su instituto, com-
puesta de los ciudadanos mas hourados, y ser por consiguien-
te natural defensora de lo que es gusto y verdadero.


AuTon.—Pues si es asi , que necesidad tienen los Gobier-
nos de armor on ejercito para contener a la rnaltitud?


1,104. Lacron.—Asi to creo yo ; y en erect°, mas de una
vez se ha estahlecido en los Estatutos que la tropa de linea se
mantenga en las fronteras y se confie la seguridad interior a
la milicia nacional. Pero ya sabeis en que vienen a parer estas
disposiciones hecha la ley, heeha la trampa. El poder eje-
cutivo encuentra mas cOmodo seguir su capricho; deja hablar


la ley y coloca sus batallones donde mas le place.
1,105. Aunt-1.—Y la guardia nacional , por que no se


opone ?
LECTOR.—jAh! ipobrecillo! c(irno ha de ser tan aguerrida


Como la tropa permante?
Auron.—Pues entOnces es una fuerza sin fuerza.
Lacroa.—Sin fuerza propiamente no puede decirse.
Atros.—iCuestiones de palabras ! liamemosla, pues , una


fuerza insuficiente.
LECTOR.-A decir verdad , conozco quo si el poder ejecutivo


se ernipefia en concentrar su ejercito, la guardia nacional no
puede impedirselo.


1,106. Armen—Lugo ya 'Fels cOrno esta institution Eta-




598 AP. PRAGT. DE LOS PRING1PIOS TEORICOS
quea por diterentes lados y no sirve para el objeto que se
quiere, que es asegurar al pueblo contra la opresion. Asi,
pues, no solo es una institucion in rnl , sino perjudicial é in-
cOmoda, porque si no reunen en la guardia nacional a los
•ciosos y bagabundos , ode que gen te se va a componer? Ya
se sabe ; de empleados , de gentes de negocios , de artesanos;
personas todas cuyo trabajo es necesario al pithlico , y mas
que necesario a sus familias. Extrafia cosa en verdad que
ciertos econotnistas a quienes les parecen excesivos dote dias
de fiesta consagrados a las practicas religiosas , a los estudios
liberates, a las relaciones civiles y al descanso del pobre
pueblo, extrafia cosa repito , que tales econotnistas hagan
tan poco caso de la interruption extraordinaria del trabajo




dos u tres veces al mes , a mas de los medios dias dedicados
cada semana al manejo de las armas. Ifaced bier el cAlculo
y vereis que tenia razon el diputado Menabrea cuando en la
Camara piamontesa .decia: «No seria dificil demostrar que la
guardia nacional , considerada econOmicamente es macho mas
gravosa al Estado que el mantenimiento del ejercito perma-
nente (1).0 Y si acude al cuartel la juventud imberbe, que
iran ganando la education y la moral piiblica? Y si en el Ocio
del cuartel considera el operario que es mas cOmodo jugar y
trincar que dar martillazos y cepiilar, Gno resultarà dernasiado
cara una institucion por otra parte inatil? Por todas estas ra-
zones creo que se ha encontrado tanta renitencia en la organi-
zacion de la militia nacional, que ha sido precis() recurrir a pe-
nas no leves para obliges a los remisos. De esto teneis un ejem-
plo en Genova , en donde la Orden del dia del 15 de Mayo de
1851, pace alusion a esas penas. Y lsabeis qua son esas penas?
Heaqui cemo se lamenta de ellas un genoves. sNo podemos
saprobar,


, decia , la costumbre de exacerbar la pena de los
spresos con la prohibicion de llevar un simple colchon para
A la noche y de comprar los alimentos que les acomoden, cosas
queo se prohiben ni a los condenados a trabajos forzados.s


No puede negarse que la negligencia podia merecer algunas


(4) Echo du Mont Blanc, 5 de Dicierebre de 1851 .


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 599
penas, pues tantas eran las faltas a las llamadas, peso esto
mismo prueba cuan onerosa era esa milicia para el pobre pueblo.
Mas aun sin recurrir a la frecuencia de las penas, harto lo
demuestran las no latenos frecuentes instancias y recursos
contra las decisiones de los Consejos de disciplina, sobre todo
por esencion de servicio.


1,107. LECTOR.—Pero, amigo mio , os vais a rebuscar to-
dos los registros reaccionarios; yo tambien creo.....


AuTon.—Aqui se trata de hechos no desmentidos por na-
die , y los hechos, cuando son verdaderos , porque se cuenten
por los reaccionarios O por los ministeriales no dejan de ser
hechos. Pero supongamos que semejante institucion pueda con-
seguir su objeto sin tanto agravio; ino veis que es contraria al
principio en que vosotros mismos habeis fundado la necesidad
de un ejercito permanente?iNo habeis reconocido que el Gobier-
no tiene este ejercito para poder contener a los perturbadores
del Orden, por numerosos que scan? Y vosotros mismos, (iquè
cosa tan bonita!) quereis al pueblo armado para que pueda re-
sistir a la fuerza permanente. 1;),te ventaja encontrais, pues,
en esta fuerza dispendiosa y peligrosa si al fin quereis redu-
cirla a la impotencia contra el pueblo?


1,108. LECTOR.-E[ ejercito permanente, hablando pro-
piatnente, no esta destined°, como os he dicho, para contener
al pueblo, sino para combatir a los extraujeros; el Orden inte-
rior esta confiado a la guardia nacional.


Atron.—Puss idlo A contar a los franceses, que si no ha-
bieran tenido ejercito, no se a cue punto huhieran Ilegado
cuando con todo su ejercito apenas pudieron escapar del es-
terminio, y aun les cuesta trabajo el mantenerse firmes contra
la horda de canibales comunistas.


LECTOR.-NO puede negarse; y por esto precisamente es im-
posible tener la tropa en las fronteras. Ea machos casos (y la
Hepatica francesa se ha visto en algunos) el auxilio de la tro-
pa de linea asegura a la nacion contra los revoltosos, a quienes
la sola milicia ciudadana quizA no hubiera podido dotninar. En
semejantes circunstancias, icOmo habia de asegurarse el Or-
den pitblico si el ejercito estuviera en las fronteras? Hay para.




400 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
las naciones, como para los individuos, ciertas horas fatales,
ciertos momentos solemner, en los cuales Ia salvation puede
depender de una medida extralegal, y entonces si un genio
providencial se desentiende de una legalidad farisaica, lejos de
conderiarle la nacion debere aplaudirle.


1,109. Aurott.—Os confieso que este confianza en los hom-
bres providenciales me parece bastante peligrosa. Cualquier
general ambicioso, cualquier ministro poderoso ye siempre
la pdtria en peligro y la estrella propicia que le guia a salver-
la, por lo que un sistema de Gohierno quo depende de some-
jantes medios extraordinarios me parece un sistema sin siste-
ma. Siempre ha habiclo irre,gularidades en todos los Gobier-
nos, aun en aquellos en que estaban prohibidas por sistema, y
qtte sere cuando no solo se admiten como licitas, sino que


se consideran necesarias y se aplauden como providenciales?
Y ya que estamos hablando de las medidas extralegales, antes
de despedirme permitid que hablo de vuestros elogios a la
guardia nacional siciliana qua me esten todavia zumbando en
el oido. Esa guardia, haheis dicho, indujo al Parlamento y al
Gohierno a aceptar condiciones de paz y a librar asi a aquella
ciudad de su destruction. Este narracion me dej6 enla duda
de si la militia ciudadana es un cuerpo ejecutivo 6 deliberan.
te, y no sea que redo inclinarme.


1,110. LEcrou.—iPues este si quo es buena! inaililar de-
liberante! Qaiên puede incurrir en el error de confundir es-
tos dos terminos? 2,No veis quo conceder la deliberation a la
fuerza armada seria propiamente destruir por su base todo el
edificio constitutional, cuya estructura descansa precisamente
en la necesidad de dividir los poderes? zQue seguridad de li-
bertadhabria sf el que tiene la fuerza tuviese al mismo tiempo
el derecho de mender? -


AuToa.—zPues no es esto cabalmento lo que babeis aplau-
dido A la guardia palermitana ? iNo fu6 esta en efecto la que


-movie, al Parlament°, ;,la quo die la ley al Gohierno?
Lacroa.—Sea enhorabuena ; pero este es uno de aquellos


casos escepcionales de que hablAbamos poco ha y que no de-
ben tomarse como estado normal de la institution.


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 401
Auron.--No puedo disimularos cierta siniestra impresion


que me produce oir (y lo digo a cada paso) qua estas institu-
clones son Utiles por via de medidas escepcionales. iEs posible
que siempre se haya de recurrir a las escepciones para sacar
provecho de las Constituciones modernas , cuando una de las
promesas Ines pomposas de los constitucionales es siempre Ia
legalidad constants , la abolition de todo privilegio , la igual,
dad ante la leg , etc., etc. ,


LECTOR.—Pero toned en cuenta tine en una epoca de transi-
eion en el hervor de las 'revoluciones, es imposible evitar toda
irregularidad de hecho.


Am.:11.—LO comprendo ; pero este epoca de transition es
un poco larga , y se admite aun fuera de las revoluciones,
puesto que Cavour quiere continuarla en el Piemonte haste que
llegue a subyugar al Clero ; y segun el profesor Melegari, lleva
sesenaa altos do duration en toda la Europa continental, y aim
no hemos llegado a la legalidad.


LECTOR.—La culpa la tiene el caricter intranquilo de los
franceses , one no nos dejan un unomento de luz , y la reaccion
retrOgrada que.....


AUTOR -10h! escuchad ; para otras instituciones pods sere
vir esta excuse ; pero para la guardia national no me parece
que tiene Ia menor fuerza. Asi me parece propio que la guardia
nacional sea por su naturaleza un verdadero cuerpo delibe-
rante.


LECTOR.—Esta seria la mayor de las contradicciones.
AnTon.—Pero si no delibera, icdino hare para defender it la


nacion contra e/ Gohierno? Sin deliberar no se obra.
LECTOR.—La trope recibe las 6rdenes , no las
Auron.—yero do quien las recibe?
LECTOR.—De la nacion.
Auron.—Pero la nacion no tiene otro Organ° de sus actos


que et peder ejecutivo , del cual depende ol movimiento de la
fuerza.


LECTOR.—Si, pero en este. caso la guardia. ciudadana debe
obedecer a las Cemaras.


Auron.—En este caso, oh? iEN ESTE CASO! Pero si la guardia




402 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
no delibera, cOtrio tiara para conocer que este es el case
de desobedecer a un poder, y obedecer mas bier, a otro, cuando
el Soberano es la reunion de ambos?


LEcToa.—Cuando el Rey ofende al Estado y bane trail
cion a la nation, entonces a las Câmaras toca mandarr


Airou.—Sea enhorabuena ; pero cOrno tiara la guardia na-
cional para saber que el Rey es tin traidor, sin deliberar?
podri !lacer tambien traicion a la nacion la Camara de repro-
sentantes? Supongo que no querreis decir que los represen-
tantes son incapaces de pacer traicion, 6 al menos de errarn
cuando cabalmente para prevenir este error se atribuye al po-
der ejecutivo el derecho de elegir la Camara y a los electo-
res el de cambiar de diputados. Por consiguiente, 6 la guardia
nacional tiene que deliberar 6 tiene que obrar a degas y ser
quizis instrumento de opresion y tirania. Y, 2 ,que seria despues
si la misma guardia nacional , que deciais poco ha que es
esencialmente honrada y defensora del Orden , se dejase per-
vertir y amenazase la tranquilidad phblica?


LECTOR.—(Bail! Eso es irnposible; tantos padres de familia,
ricos, comerciantes, ernpleados...


Atrron.—iQue cindido Bois! Cualquiera diria que nunca
habeis leido un periOdico. Acaso no decia la Gaceta Tici-
nense que por decreto de 8 de Marro fue elegida la guardia na-
cional de Strasburg° para demostraciones demagOgicas? zllo
anunciaba hechos semejantes el Risorgimento en otros pun-
tos de Francia?iNo dijo La Abeja de Viola quo el coronel y
el. teniente coronet de la.guardia nacional de Poitiers presen-
taron su dirnision fundada eh la imposibilidad de mantener
la discipliner No se desarmd la guardia nacional del alto
Gerona por un decreto do Diciembre, de 1851? iNo ha dicho


• el Risorgimento que toda la guardia nacional de Espafia es
contraria al Orden Y en fin, ipor que el general
Durand° ha desarmado recientemente la guardia de Sassari y
de Cagliari? iVease, pues, en que condiciones se encuentran
esos Gobiernos! iLa . guardia esencialmente honrada es el es-
panto de la sociedad!


DE LOS GOMERNOS LIBERALES. 405 •
LEcTon.—Betio cents:ir qua :a madeja me parece enredada


y no puedo encontrar el bile.
1,111. AuTon.—Pues si no encontrais el Hilo sera impost-


ble desenredarla por rois vueltas que de la devanadera: cuan-
tas inis vueltas da mis se enreda la rnadeja. Mired cuintas-
contradiciones p an salido en nuestro dialogo. Hemos comenza-
do.por decir quo


I. Es necesario un Gobierno para que la multitud no se
desborde; pero el Gobierno puede tambien desbordarse, y por
consiguiente debe ester gobernado por la multitud.


II. Para refrenar i la multitud se necesita una f uerza su-
perior a la del pueblo; pero para quo no abuse se necesita que
el pueblo tenga una fuerza superior a la del Gobierno.


111: Esta fuerza es la atilicia ciudadana, Unico freno de
las hordas demagOgicas; pero condo el iinico freno no reftena,
es bueno reforzarlo con la tropes de linea.


IV. El ministerio *cuter de la ley debe por esto pros-
cindir en algunos casos de la ley, A fin de asegurar el Orden ph-
blico, porque


Y. La guardia nacional, asi come algunas veces es impo-
tente contra la trope de asi puede serlo tambien contra
las hordas demagOgicas. En este caso la nacion soberana podria
resistir a su guardia de corps y desarmaria.


VI. La totalidad de la nacion es, siempre sostenedora de la-
verdadero 'y to justo par masque la multitud sostenga lo false
y lo injusto.


VII. Cuando sostiene lo verdadero y lo justo debe la guar-.
dia nacional deliberar si obedeceri a la Cirnara 6 al poder eje-
cutivo, y sin embargo, repugna que sea un cuerpo deliberante:
. 1,112. He aqui, si mal no recuerdo, el tejido de contra-


dicciones en que se envuelve on los Estados modernos la por-
tentosa institution de la guardia nacional. Y digo en los Esta-
dos modernos, porque ellos solos se linden en el principio del
equilibrio de los contrastes materiales, separados de las in-
fluencias morales; ellos solos suefian en la posibilidad de equi-
librar entre si dos mesas de voluntades libres , bajo un ciele
en quo se desarrollan mil tempesta.des, como se equilibrarian




404 AP. PRAM DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
en una balanza dos copes de algodon, bajo la carnpana neuma-
tica; ellos solos se persuaden de que Napoleon 6 Luis Felipe,
con cincuenta mil guerreros a su mando, esperaran del be-
neplacito de las Cameras el aviso telegrafico del memento so-
lame 6 de la hora fatal en que su genio providential debe
recurrira medidas extralegales; ellos solos desgranan los pue-
blos destruyendo hasta el idolo de la familia; ellos solos dan
libertad al pensamiento cortando el frenillo para toclo despro-
pOsito bestial; ellos solos aseguran a los sediciosos autorizando
todas las reup iones y todas las sectas. Ellos solos, por consis
guiente; hacen imposible lo que por otra parte solo a ellos pa-
race absolutamente necesario, una fuerza nacional opuesta al
ejercito permanente.


1,115. En cuanto a los Gobiernos y a los pueblos catOli-
cos , la guardia nacional puede ser, no solamente inofensiva
sino tutelar y benefica , come inofensiva y benefica file nor
algunos siglos en Suiza la saeta y Ia carahina que artn6
les caullicos de to .da la poblacion. La cual Ilamandose sobera-
na en cada canton, pero bajo el Gobierno de Dios , y Daman-
doselibre , pero bajo una ley universal y eterna, podia dejar
las armas a todos sus hijos, quo se movian al impulso de una
cola conciencia. &tie tales influencias m uy propias de la natu-
raleza humane , cualviera sistlatria politico , siendo licito,
niarcha at manes medianamente ; separado de estas influen-
cia.s el hombre no es hombre, y por consiguiente todos sus
.pases son una contradiction, coo!labels podido ver en todo
lo que hemos expuesto acerca da la milicia ciudadana a la
modern. iQue os perece? GNo esta basiante, \ demostrada
ineeherencia, su intrinseca repugnancia?


LECTOR.—Me rindo, amigo mio, y me maravillo de que
se-


mejantes absurdos puedan . tener cabida en eiertas cabezas, que
no son ni de nines ni de chochos.


1,114. Auron.—jOs inaravillais _de eso! pues yo , permi-
Udine qua os to diga, me maraville de vuestra maravilla. Pre-
eisamente porque. esas cabezas no chachean , si senor , pre-
eisarnente por eso, deben. tragarse a Ojos cerrados esos ertor-
mes disparates. .




DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 405
LECTOR.---0( por qua?
AuTon.—Torque si no son esplicitainente heterodoxos,


piensan sin sospecharlo quiza a la manera de los heterodoxos,
y la heterodoxia, come mil veces hemos dicito , es esencial-
mente contradictoria.


LECTOR.—Pero ique tiene que ver la heterodoxia con la guar-
dia nacional?


AuTon.—La conexion es evidente. iEn que consiste la he-
terodoxia de que hablamos?


LEcTon.—Consiste en admitir que toda razon individual es
independiente.


Auren.—Perfectamente. Pero podeis aria& que toda razon
independiente tiene derecho de hacer aquello que le parezca ra-
clonal.


LEcTon.-1011! este se supone.
AuTort.—Pees el que tiene derecho de hacer, ha de tener


precisamente el derecho de tener la fuerza para hacer.
LEcTen.—Tambien este es Clare.
Aurort..—eY quereis negar al Gobierno y a la nacion un de-


recho que concedeis a la razor, del ultimo de los siibditos?
LECTOR.-NO per cierto.
AuTon.—Luego ya veis que si el Gobierno con su razon cree


tener derecho de oprimir a la nacion, Liebe terser la fuerza
para elle; y Ia nacion debe tener la fuerza, si con su razon
tree tener derecho a resistir al Gobierno. Loop la contradic-
tion de los heterodoxos es obra del entendimiento acuciosisi-
mo y coherente, y no del entendimiento chocho.


No acuseis, pues, A los hombres de Nita de lOgica; acusad
Unicamente A los principios de falta de verdad. Admitidos agues
Iles principios, los pobres reformadores, si quieren ser Iogi-
cos deben admitir las consecuencias awl en la practice. Y no
dudeis que aunque se desarmasen y se aboliesen todas las
guardias nacionales de los Estados modernos, cambiarian de
hombre, pero resucitarian come las cabezas de la hidra, mien-
tras no se sofoque el principle de donde nacen y se abjure de
el. Mientras el individuo sea independiente. el pueblo tendril
derecho a Ilamarse soberano; mientras tenga derecho de lla-


T0110 II. 27




401 AP. Pram DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
coarse soberano, tendrA derecho a una fuerza para hacerse obe-
decer, 11Arnese esta fuerza guardia nacional, 6 guardia civica,
o sociedad del tiro, 6 cuerpo franca, 6 legionarios, 6 coma
querais: el principio es el mismo; y al principio en buena 16-
gica deben corresponder los hechos.


S IV.


Conclusion.


1,115. Reduzcarnos ahora a terminos mAs concisos los
varios aspectos bajo los cuales se presenta la fuerza militar I
la luz del principio moderno.


A Nolen se encomienda el mando del ejercito? Al poder
ejecutivo, al mismo en cuyas manes esta toda la riqueza pn-
blica; A aquellos ministros a quienes asign6 el marques de
Valdegarnas como condition indispensable el despotism° ab-
soluto, hijo de una responsabilidad peligrosa.


1,116. Para que fin se pone en movimiento el ejercito?
Para la grandeza nacional; luego debe ser tal quo asegure A la
nacion contra todas las naciones vecinas; luego el ejercito
debe ser tan numeroso como se panda; luego toda la nacion es
ejercito; luego es iinposible la abolition de los ejercitos per-
manentes; luego si se perfecciona el arte de la guerra los ejer-
citos crecen y crecerin a proportion de los ataques exterio-
res, de las disensiones politicas interiores y de las revueltas
de un populacho (alto de religion y de conciencia.


1,117. iCOmo se divide entre los pueblos modernos la
fuerza piiblica? Se divide en dos partes correspondientes A las
dos en quo se divide el poder. Para asegurar sus derechos A
la nacion en la coal reside la soberania, se crea la guardia na.-


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES 0 .107
clonal que comprende a todos los ciudadanos (1) y on ejerci-
to permanente asegura al Gobierno una fuerza poderosa.
Cuando el pueblo insurgente es debil se Ie domina por
del ejercito y toma el nombre de sedicioso; por el contrario
cuando es fuerte y prevalece, torna el nombre de pueblo sobe-
rano y los jefes de partido toman el mando del ejercito.


1,118 116 aqui, amado lector, un pequefio ensayo de las
contradicciones, del dispendio, de los peligros, de la ariarquia
esencialmente contenida en las instituciones modernas y en el
principio heterodko de que se derivan: El hombre es por na-
luraleza independiente. Estas contradicciones, estos peligros
no se escaparon A la perspicacia de Romagnosi, el coal, aun-
que imbuido en Ia independencia racionalista que le impide
combatir el mal en sit raiz , sin embargo pronostic6 A los
italianos la imposibilidad , la insubsistencia , la ninguna Jura.,
cion de esas instituciones coca que los publicistas constitu-
cionales no supieron ver a pesar de la evidemia de sus prue-
has. Senecesita otra cosa,. dice•Romagnosi que los circenses
de las Caniaras parlamentarias. Estas son un disfraz que
causan ilusion al vulgo y encubre debajo una servidumbre
sistemdtica... Las constituciones modernas se apoyan todas
( entendedlo hien , senores constitucionales , TODAS TODAS; no
es un reaccionario quien lo dice, es Romagnosi) se apoyan
Codas en la falsedad y se reducen a una dolorosa ilusion. Es-
ta falsedad fundamental , dice tambiem Romagnosi ; consiste
prenisamente en esperar la absurda conciliation de la misma
fuerza prepotente de dos condiciones opuestas, omnipotencia
material para el hien , impatencia material [Sara el mal.


Hasta que no introduzcais en la materia el elemento moral
del derecho y de la conciencia , todos los contrastes del mundo
serAn incapaces do cambiar Ia ley de la inertia quo rige
todo el mundo fisico , en donde ninguna sustancia material
puede pasar de la quietud al movirniento y de on movitniento


(1) Porque, por fuerza priblica entendia la Constituyente k
guardia national. Asi se expresa el general Barden, autor del ar-
ticulo Ej6reito en la Encielopedia del siglo XIX.




4t08 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPTOS Tautcos
otro sin una causa preter-determinante. Y 6cua1 sera esta


causa en frente de un millon de hombres armados? iQuien se
atreverà a decir a un Napoleon que los mande, lo que el Pon-
Mice Leon pudo intimar at Barbaro azote de Dios?


Dos derechos encontrados, dos fuerzas encontradas; he aqui
en cuatro palabras el organismo de la nacion armada bajo
Las influencias del principio regenerador. c tpiLE gio ULL


EL PODER JUDICIAL EN LAS CONSTITUCIONES MODERVIAS.


§.


Consideraciones generates,


1,119. Despues de haber considerado la influencia de la
idea regeneradora en el gobierno de las personas, en la admi-
nistracion de la Hacienda y en la fuerza armada , restanos
inticamente para cumplir nuestras promesas que dirijamos
una mirada al Poder judicial. Despues de esto , selo , faltari
para terminar nuestro asunto recapitular to dicho , sacando
algunas consecuencias finales que la misma materia nos su-
gerira. Dejemos el epilog°, de este largo tratado para otro ca-
pital°, y echemos en este una ojeada a los TribUnales a's la
mod erna.


Una ojeada, digo, porque las influencias reformadoras ban
sido en esta materia memos fuertes que en las demas, pues ge-
neralmente, a pesar da aqueltas, se .han conservado en la ma-
gistratura las verdaderas ideas de la justicia y del Orden, bas-
tante menos corrompidas que en todo lo demas del organismo
social. Tenemos rementes ejemplos del valor con qua ciertos
magistrados han sabido resistir a las lisoojas de la populari.
dad, A la prepotencia de los ministros, al imponente esplendor


.1E




410 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
del Poder supremo, cuando se lean creido obligados por el in-
violable derecho del debit. Un Girocli, un Nuvoli que afrontan
al ministerio piarnontgs en defensa de un Prelado perseguido,
un Consejo supremo que se atreve a aceptar una competencia
que le pone en el caso de contradecir un decreto del presidert-
te de Francia, son ejemplos de tal naturaleza, que pasaran
la posteridad con los Boecios y Moms para atestiguar cual
NO, a pesar de la gran corruption da nuestra apoca, la fir:me-
za incompatible de una parte de , la magistratura. Me com-
plazco en hacerlo constar, no solo para rendir el debido ho-
menaje a la verdad y la debida justicia a los Organos inmacu-
lados de Terris, sino tambien para sacar de ello en favor de
nuestra causa un argumento quizA inesperado de mis lee-
tores.


Acostumbrados estos a vernos por tantos meses combatir
los estatutos modernos poniendo de manifiesto el veneno con
que infestan a la sociodad , esperarian quizA ver igualtnente
combatidos los juicios Y ciertatnente tampoco aqui
faltan influjos ponzoftosos y resultados deplorables ; esto , no
obstante, el daft que producen es incomparablemente menor
que en las demas esferas sociales.


1,120. Y en verdad, icuales son los efectos principales
del principio de independencia en el Orden de los juicios?
Cuales son las principales reformas que se consideran como


conquistas de la civilization raoderna? Si miro a las personas
de los magistrados, su independencia d inarnovilidad y la in-
troduccion de los jurados ; si al procedimiento, la abolition
del tormento y la publicidad de la discusion; si a la sentencia
la mitigacion de los eastigos if la limitacion de los indulloS;
si A la extension de las conapetencias, la unidad de los tribu-
nales y la igualdad de los ciudadanos ante ellos.


En todas estas modificaciones, aunque no puede decirse
(lejos estamos de ello) que son totalmente inocentes, un Atli-
mo imparcial y candoroso encuentra ciertas reformas razona-
bilisimas, como la abolicion del tormento, mayor proporcion
en las penas, etc.; y encuentra en general poquisitnas enor-
midades irracionales de las que hemos deplorado muchas ve-


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 411
ces en los demos ramos dal organism° moderno. Asi que
cualquier entendimiento vulgar podria juzgar inerios criminal
O maims universalmente difundido el principio de independen-
cia, 6 creer que este ha encontrado en las grades del tribunal
y en la persona del ogler una especie de Querubin, semejante
al puesto par Dios en Ia puerta del Paraiso para arrojar de alli
la ell' pa original.


1,121. Pero no; no se ha detenido Ia baba desoladora de
la serpiente venenosa en el umbra' del santuario de la justi-
cia; y si el veneno ha sido alli menus mortifero, ha sido por
la indole natural de los juicios sociales, que es materia mOnos
dispuesta a la infection. En efecto, jcuAl es el gran vicio de
la idea regeneradora? Con la independencia pretende igualar
it todos los ciudadanos, llamandolos a todos a dogmatizar
pUblicarnente; con el naturalismo y con el interes que de e/
race, excita los afectos rebelAndolos contra todo freno de Orden
y contra todo superior que lo mantenga. Plies estos dos ele-
mentos, que en el Orden politico son faisos en principio y
perniciosos en los etectos, subvierten manos /as ideas, cuan-
do penetran en el Orden civil, por ser este un Orden de natural
igualdad y de intereses materiales.


1,122. Eaplicararnos esto. Cuando la independencia hete-
rodoxa vociferO en el Orden politico: Sois todos iguales y te-
neis todos igual derecho a mandar, dijo una solemne mentira
que troncho hasta par is raiz el Orden politico, el cual es esen-
cialmente una subordination de personas y asociaciones gra-
dualraente super:ores las unas A las otras y quo obran orgAnica-
mente en sus relaciones morales. Aqui, pues apenas se in-
troducia la igualdad entre los individuos y el interes en los
afectos , , el desairden debia crecer gigantescamente desde sus
primeros paws y esterminar miserablemente el admirable
edificio de la naturaleza.


El Orden civil , por el contrario , reina entre ciudadanos
iguales realmente por la naturaleza, y su reino consiste en
proteger a calla uno el fibre use de sus fuerzas, procurando
sin obsticulo iujusto los interesei materiales. Aqui, pues, la
igualdad es una verdad, y el interes es objeto del trabajo




(1) Pease parte I, cap. 1. El protestantismo y la linidad
social. (I) Qui (mod nova lognitur index juslitice est. Pros. XII. 17.


412 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
ciudadano. Verdad es que este trabajo jatnas sera perfecto,
Como cosa del hombre, mientras no se dirija a aquel fin do
felicidad supreme, Unice que puede producir una idea justa de
honestidad y de verdadera utilidad en Ia tierra (1); sin em-
bargo, Ia falta de estas miras elevadas en el individuo no des-
compone el Orden civil , mientras el trabajo material conser-
va , sea por temor O por interes, las debidas pruporciones es-
teriores de las que resulta la paz de los conciudadanos. No es,
pues, maravilla quo el grito de igualdad no se muestre aqui
tan falso y pernicioso.


1,123. A este razon deducida de la materia sobre que
versan los juicios civiles, que son los intereses debatidos en-
tre ciudadanos iguales, se puede ailadir otra deducida de la
capacidad y competencia de que depende en tanto grado el
Orden social. Este Orden tiene, como es notorio, en el inte-
rior de Ia sociedad dos conceptos notablemente diversos: el
politico y el civil ; el primer() que mira a las leyes del orga-
nismo social y (it-terinina las relaciones mhtuas de las partes
organicas , Como siibditos y Gobierno , legislativo y ejecuti-
vo , etc., etc. ; el segundo , mira a las relaciones entre ciuda-
danos iguales para declarar y proteger sus deeechos. Por esto
en los asuntos del. Orden politico falta a la multitud 13 posibili-
dad de ser jueces Bien infortnados , tanto porque la complir
cacion del mecaeismo social y la sublimidad de sus leyes
morales exile una elevacion de miras y una profundidad de
instruction te6rica y practica A que pocos llegan, por lo cual
son tan raros los grandes hombres de Estado , como porque
los negocios politicos exigen mochas veces un secreto de tal
manera necesario , que pasta los Gobiernos representativos
ban tenido quo conse.ntirlo a los ministros. Falta , pues , en la
multitud el conocimiento teOrico , y seria imprudente iriuchas
veces el conflarle el conocimiento prActico de los asuntos po-
liticos.


Por el conlrario, en los asuntos civiles, el conocimiento


DE LOS GORIER?i0S MURALES.
41'6


teOrico no solo esta al alcance del vulgo , lino que es conve-
niente y en gran parte necesario ; es coo velliantiaimo (porque
es posible) que el pueblo conozca el CO civil que ha de
regirle ; y es absolutatnente necesario (pie conezca las leyes
morales, de las que . las leyes civiles son ana simple aplica-
cion concreta. Las materias de hecho , no solo son general-
mettle accesibles a la inteligenoia vulgar, shut que juzga
tal vez con mss pericia que los magistrall ;s; y precisameute
de esta pericia presunta nace en gran parte la antigua institu-
cion de los peritos y la presente de los jurados, adoptada por
Ia mayor parte de las Constituciones Intelernas.


Si en estas materias el vulgo tiene tania capacidad natural,
es por consecuencia macho menos ineolapetotte que en las
politicas. Porque si hay gran diferencia eetre la capacidad in-.
telectual y la competencia de jurisdiccipn. siendo la prirnera
el presupuesto necesario de la segunda, sera Innen° menor
desOrden atribuir la segunda a quien poses al menos Ia pri•
mera, quo atribuirla a quien por naturaleza esta completamen-
te desprovisto de esta ; pues en el primer caso, el pueblo no
es juez, pero podria serlo; en el segunda le falta !testa la po-
tencia para serlo. El primer caso es como si to erigieres en
profesor de jurisprudencia a un aldeano ig:norante, que puede
liegar a ser docto; el segundo es como si cotocases en Ia cate-
dra a un mono 6 a una ardilla, incapaces de a prender nada.


1,121. He aqui por que en la practica es pequefio por lo
comun el error y el dello de la sociadad cuando cual-
quier hombre del pueblo se arroga el derecho de sentenciar en
materias civiles, y gravisimo cuando to hace en las politicas.
En las prinaeras sentencia sobre !ma cosa que conoce media-
namonte (1); si la sentencia es errOnea lo comprende la ma-
yoria del vulgo, ig-ualrnente capaz, y esta cap tcidAd no puede
extraviarse generalmente por el interes, porque al interes de
un individuo 6 de una familia a quien podria favorecer la in-
justicia, se oponen los intereses de todos los detnas a quienes
conviene que la justicia prevalezca en la sociedad.




414 Al'. PRICT. DE LOS PDINCIPIOS TEORICOS
Lo contrario vemos que acaece cuanto el hombre del pue•


hlo se entromete en la politica: hinchado con su position, y
poniendose sêrio , le oyes sentenciar con una prosopopeya tan
cbmica , que haco reir a las gallinas. Y cuanto mas encope-
tado sea, tante mas enarca las cejas y dingo sus miradas por
enema de la coronilla de sus compafi.ros; estos repiten es-
thpidamente la leccion con Canto mas atrevimiento , cuanto
que el intones privado esta necesariamerae en oposicion
con el verdadero bien pablico de/ que poco 6 nada entienden.


1,125. Considera , pues cuan tontos deben resultar los
juicios y cuAn contagiosos los errores. Todas las enorinidades
desarroiladas progresivamente en Francia our la independen-
cia , intimada doctrinalmente at vulgo por N1trabeau en la fa-
mosa Declaracion de los derechos del hombre y del ciudada-
no , son una prueba de hecho de to que veramos ditiendo;
prueba que to parecerà de gran valor si reftexionas que los
mismos errores aceptados como verdades evrdentes en el Or-
den politico , apenas pasan al civil , caea b;;jo la reproba-
cion universal. Y asi hien se puede pedir la abolition de la
monarquia desposeyendo al Monarca ; pero cuando con el
mismo principio quiere Baboeuf desposeer a los propietarios
particulares , la mayor parte de los ciudadanos comprende
la insubsistencia del comunismo y los peligros de su apli-
cacion.


En lo cual , notemoslo aqui de paso , consiste en grail pars
to aquella medicina por la que fa Provid-ncia haco sanables
a las naciones de la gangrena del error. Porque este , descen-
diendo poco a poco de los principios universales y de los in-
tereses supremos haste las aplicaciones mas . concretas de los
intereses individuates y domesticos , ilega finalmente A las
fibras mas sensibles del corazon hurnano , y obliga al vulgo,


despecho de todas las preocupactones , a reconocer la ma-
lignidad del error e implorer el remedio de la fuente inagota-
ble de la verdad.


•,126. Por aqui comprenderis• lo que propuse al princi-
pio , que el ser menos fanesta en el Orden judicial la mentida
igualdad y el inters material a los que hems acusado del


DE LOS GO13IERNOS LIBERALES.
415


actual desbarajuste social , Nos de debilitar las doctrinal
haste ahora estahlecidas , las confirm admirablemente.
ha sido , pues , nuestro propOsito? Probar que los desOrdenes
sociales deplorados boy por todos leo hombres do entendi-
miento , nacen de la independencia protestante y del natura-
lismo epicUreo que se introduce en los afectos. 6Y que mejor
prueba y mas convincente podria yo aducir que esta? Donde
la naturaleza del individuo rechaza la igualdad y el interns,
exigiendo por el contrario subordination gerArquica y desin-
lords de justicia distributiva , alli la generation adulada, lleva
por todas partes el esterrninio ; donde por el contrario , la
naturaleza exige que se admita paridad de individuos y movi-
miento de intereses , alli el Orden esterno recibe poco dafio de
las nuevas ideas. Es , pues , evidente que esta es en realidad
la fuente principal del desOrden larnentado.


Asi cabahnente discurriremos en todas las demis materias.
Supon, por ejemplo, que un medico ignorante en tiempo de
epidemia ordenase A todos los enferinos una medicina ineficaz
para aquel contagio, una sangria, v. g,; y quo todos estos en-
fermos, excepto uno que tenia una inflamacion,, empeorasen,
ique consecuencia deducirias? iNo dirias que el empeoramien-
to de los otros fue ocasionado por aquella sangria que curO la
inflemacion para la coal estaba indicadisima? Supon que entre
una multitud de personas que tienen mala vista y se prueban
un par de anteojos de lentes cOncavos, todos se sienten con la
vista oscurecida, except() uno que tit sabes que es miope; oto
inferiras al instante que precisamente la causa del oscureci-
miento de los denies es lo quo hate que el miope yea mejor?
Y icuAntas veces le secede al quimico que con el Ceido con que
ha visto alterarse cien colores distintos, ve quo se aviva y em-
bellece uno rosado 6 purpurino! 0)irerrios por esto que el
acido no altera los colores, ni los anteojos la vista, ni la san-
gria la salud?


Si, pues, bajo la influencia heterodoxa los jueces y los magis-
trados se Ilan salvado en parte de la perversion universal, atri-
bUyelo, no a la inocencia de las opiniones o a la barrera que
las ha detenido en su curso, sino A la materia misma del po-




416 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
der judicial, a la coal la igualdad y el inheres no ban causado
ningun daflo extraordinario, porque son como afecciones
genas, y por consiguiente menus nocivas.


1,127. Esto , no obstante , no debemos permitir entera-
mente las alteraciones introducidas tambien en los Ordenes
judiciales de las sociedades modernas por el error dominante,
las cuales si pasasen sin ser notadas podrian producir a su
tiempo notables inconvenientes , bien que en el momento
presente el mal se mantenga en la inteligencia y no haya des-
cendido a la prA,tica. La fecundidad del error es tan funesta
como provechosa la de la verdad , y ya se ha visto hate dos
siglos como los errores politicos tienden a hacerse lugar
en las iwtituciones catelicas, A pesar de is continua vigilancia
de los Pastores Su premos; los cuales mAs de una yea han
amonestado a los fiales a que cuiden de que la soberania del
pueblo, las formas constitucionales , la libre envision del pen-
samienlo, la pubtleidad de las discusiones , principios adop-
tados por algunos como dogmas politicos, no adquierau poco
a poco hasta el valor de dogmas cateiicos. Por est.° cualquiera
que sea hast y ahora la aparente inocencia practica de Ia inde-
pendencia, iguaidad , inheres y otros conceptos semejantea y
errOneos, en la administration de la justicia civil , no desagra-
dart A los lectores qae examinemos su valor especalativo a fin
de distinguir con acertada critica lo que es inocente por la
verdad de la doctrina, de to que no dada por casual aplicacion
a materias menos peligrosas.


' S


Independencia.—Inamovilidad.


1,128. Una de las primeras glories de la regeneration mo-
derna, suele, decirse por muchos que es la independencia de
los jueces asegurada por su inamovilidad, y dicho sea en ho-


DE LOS GOBIERNOS LIBERALiS. 417
nor de Ia verdad, si el hecho fuera cierto, I a jactancia no seria
irracional. Justa y elevada es la idea de poner al interprete de
la justicia en altisima y noble region de atinesfera serena en
quo la razon jozgadora se encuentre libre de toda niebla , ase-
gurada contra tuda conmocion en fuerza de las instituciones
sociales. Esto es tan evidente que nadie se atreverà a ponerlo
en dude.


Pero precisamente porque es tan evidente, icomo es posible
que haya sido ignorado por toda la antigiiedad? Y si Ia invio-
labilidad de los juicios fuese doctrina e institucion antiguas,
por querazon se considera como efecto de la civilization mo-


derna? La respuesta A la segunda pregunta preparara la res-
puesta A la primera.


1,129. Es antiguo axioma legal que toda pisticia ernana
del hey; la revolution de Francia aplicando el contrato social
del sofista ginebrino inherente a Ia doctrina democrAtica
rats bien anArquica de la razon soberana, transforine el an-
tiguo aforismo diciendo : toda justicia emana del pueblo.
Pero el pueblo no puede obrar por si mismo, por lo que se
ye obligado a encomendar a determinados individuos Ia auto-
ridad de la justicia social coma otros funciones del Gobierno.
Los jueces son , pues, funcionarios de la nacion en los tribu-
nales como los diputados en el Parlament° , como el Rey y
los ministros en los actor de ejecucion. Comprendido el orga-
nismo de las funciones de la autoridad A la luz de tales prin.
cipios, la independencia de los juicios por el Rey y por las Ca-
naaras es esencial y coherente con todo el sistema, porque
seria tan absurdo que el diputado 6 el Rey mandasen al juez,
como en on ejercito que on coronel de artifieria mandase
otro de caballeria. Todos igualmente mandatarios de la na-
tion, pero Para objetos diversos , los tres poderes dependen
cada ono inmediatamente de la nacion que los delegO.


1,150. El sistema pues, de la soberania del pueblo produ-
ce naturalmente una aparente independencia del poner judi-
cial del Rey y de las CAmaras; y por consiguiente no es ma-
ravilla que la idea regeneradora haya movido gran algazara


4


4




418 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
come, per un nuevo deseubrimiento , mal conocido y peor res-
petado aim en los tiempos pasados.


1,131. Pero esta jactancia, i tiene fundamento seri° ? Por
poco que reflexiones notaras ficilmente que si atendemos al
principio la reforma no invente nada nuevot si el principio
ha sido en algun tiempo bien aplicado, la reforma no tiene
merit° alguno. y donde hubiera metecido also aplicândo,
violO quith mis que en lo aritiguo.


Que nada nuevo ha inventado se echa de ver en su misma
formula, cuando se reduce a terninos abstractos; pues,
icuAl es en materia Ia formula abstracta de ese aforismo:
todo poder emana de la nacion? Eso se reduce a esta otra
formula tan antigua como verdadera: todo poder social ema-
na de la suprema autoridad , formula evidentisima para cual-
quiera que entienda lo que quiere decir autoridad , que no es
otra cosa que el principio del Orden social. Y 4 quien no ve
que siendo toda injusticia parte del Orden social, debe emanar
de la autoridad? A esta doctrina conocidisima en todos tiena.
pos afiade la Indipendencia heterodoxa como manor su error
fundamental, la autoridad supremo, esta en el pueblo; de
donde se deriva esta consecuencia luego tambien el poder


emana del pueblo. Como ves los regeneradores no hart
tenido aqui otro merit° qua el de agregar a un principio
verdadero , pero antiguo otro principio nuevo si , pero
erreneo.


1,132. Es muy cleft° ; todo poder social, ó sea pUblico,
emana de la autoridad suprema (1). Esta proposition puede
reducirse con breve demostracion a una evidencia metafisica.
`Que es lo que llamamos Poder pliblico? No es otra cosa que


(1) La delegation fad necesaria por la multitud de los asun-
tos quo el progreso y desennolvimiento trace consigo. De ma•
nera quo en un pegueno Estado todavia rudo y senczllo , la judi-
cature y el been gobierno , se desempeiirin inmAdiatemente por el
Bey en persona. Taus las h 'storias antiguas de Europa. y todas
las relaciones de los inojes fuera de Europa nos presentan ejem-
pins en gee todos poderes gubernalivos se desempenan por el
jefe del Estado inmediatamente. (Romagaosi. Del Derecho admi-
nistrativo. Cap. 2).


DE LOS GOBIERNOS MURALES. 419
el derecho de ejercer actos de funciones pUblicas. cuiles son
las funciones psiblicas ? Las que se requieren para el mante-
nimiento del Orden quo une A todas las asociaciones menores
y a los individuos que forman la sociedad entera. Y este Orden
de la sociedad entera, 1podra emanar de otra fuente que del
Ordenador supremo? Ya ves que seria igualmente absurdo el
decir que el Orden no resulta de UN ordenador, y clue el Orden
supremo resuita de un ordenador secundanio. El que se atre-
viese a pronunciar el primero de estos dos absurdos, de-
mostraria que no comprendia lo que significa ordenar, que
no significa otra cosa que establecer alguna unidad en lo va-
rio y multiple. 5 H as comprado un monton de libros y manus-
critos? Pues Ilarnaras en seguida a un bibliotecario que te los
ponga en Orden, y este, separando y clasificando las materias,
los autores, etc., distribuirà ordenadarnente to compra erudi-
ta. Pero supon que en vez de Hamar al bibliotecanio encar-
gases que te ordenase los libros al carpintero que hiciese la
estanteria, verias que este, sin pararse en la materia, que no
conoce, tomaria por regla su conipas y colocaria todos los li-
bros segun el tarnafio, desconcertando todo el Orden de las
materias, de los autores, etc. Asi, lo que por uno se llama
Orden, seria para otro desOrden, y lo que el primero colocO
en una grada el otro to pondria en la opuesta. Esto sucede
preeisamente 0 los grarides naturalistas Linneo, Tournefort y
otros, que tornando por norma de clasificaeion conceptos cien-
tificos inusitados por el vulgo, colocan, por ejemplo, en el
mismo Orden quo al hombre al murcielago, al cual el vulgo
jamàs hubiera colocado en tan honrosa compaiiia. por
que? Porque todo ordenador sigue en el Orden su propio con-
cepto, y por consiguiente, tantos son los Ordenes cuantos son
los ordenadores (nablo de los supremos). Como ves, el con-
cepto debe ser folio para conseguir un Orden, y de Ia misma
manera tambien el Orden publico debe tenor un ordenador.


1,133. Pero podria al me nos este ordenador no ser
supremo? zY como quieres que un ordenador parcial pueda
aleanzar el Orden total? ‘Qaien no ve la repugnancia en los
terminos


siendo capaz el ordenador parcial siao do orde




420 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
nar una parte? El ordena rlor de todo debeser supremo , como
todo ordenador dehe ser UNO.


Ciertisimo es , pips , el antiguo principio de quo todos los
poderes ordenadores de la sociedad priblica residers como en
su fuente en la autoridad supreme , de la cual emanan , y por
la coal se trasmiten a los secundarios. Asi, desde que se conai-
dere al Rey como poseedor de la suprema autoridad social, se
debi6 proclamar qi.e toda justicia emana del Rey; y estableci-
do el error de la soberaaia del pueblo , debia decirse que toda
justicia emend del pueblo. Ile aqui por que mientras se
adoptia el primer enunciado y su ejercicio fue posible a las
&biles fuerzas del hombre y de la sencillez de la edad mas
ruda , los Reyes juzgaron por si mismos las causas de sus sirb-
ditos ; los jueces se ll4maron por algun tiempo los supre-
mos gobernantes de Israel y de Cartago (Sophetim, Sufic-
tes); los juicios faeron en Atenas , en Roma y en otras an-
tiguas repüblicas, la principal funcion de los Arcontes, del
Senado y de otros magistrados supremos ; y asi sucesivamen-
te encuentras aplicado constantemente bajo formas diver-
sas el principio mismo. juzgar pertenece originariamente
al Orden ; decir otra cosa , seria sostener una contradiction,
seria afirmar que toda la sociedad no esti ordenada por el Or-
denador de toda la sociedad.


Digamos, pues , en conclusion, que en la reforma hetero-
doxa de los tribunales, la idea protestante no contribuye mas
que por el error del pueblo soberano.


1,134. Por donde yes que la acusacion lanzada contra les
antiguos gohiernos de haber hecho a los jueces dependientes
y ainovibles, por mas que tenga algun valor en razon de la
oportunidad practice, suele por otra parte consignarse en
formulas poco exactas originadas de ideas sistematicas. Se
comienza por establecer que el poder judicial esti esericial-
mente separado del real; despues, considerando bajo tat su-
puesto a los antiguos gohiernos, se dice: aVed, el poder ju-
dicial estaba vinculado. y no podia sentenciar libremente.a
Pero d6nde estaba entonces el poder judicial? iNo so encuen-
tra en toda su plenitud en el supremo gobernante? iQuien


DE LOS GORIERNOS LIBERALES. 421
puede ser mas fibre, mas independiente, mas inarnovible quo
este supremo juez?


La verdadera imputation , pues, que podia hacerse al po-
der judicial en las antiguas formes de Gobierito, lejoa de ser la
dependencia que lo encadenaba, debia ser mas hien la escesi-
va lodependencia 0 la imposibilidad de correeer bien la miteria
de sus jaicios. Porque a medida que las sociedades, malti i.di-
catido las relaciones personales y comerciales, entre los du-
dadanos cornplicaron las leyes y las colisiones de derechos, en
la misma proportion crecieron los litigios y la diflealtad de
resolverlos. De donde resulta quo el supremo imperante vino
a ser incapaz por la limitation de las fuerzas , asi de oiriirtodo
come de decidirio todo. Y he aqui por que le fue aecosarto
1/(1 .auxilio de magistrados y tribunales, a los cuales se reiegO
la autoridad ordinaria, sin que perdiese nada el juez supremo
ni d.1 derecho de juzgar ni de so independencia.


Podrin estas iestituciones tener otros itmonvenientes , es-
.peeialmente cuando tainbien se delegan otras funciones de la
autoridad, por motivos analogos a los precedentes, a diver•
sos cuerpos de oficiales gobernantes y administradores de los
gee no hay aqui Lugar de habiar. Pero la independencia del
poder judicial considerado en so plenitud jamas podra ser
tanta en la division de los poderes constitueionales , como
en aquellos gohiernos en que el supremo juez era el supremo
gobernante (fuera monarquia 0 poliarquia, que pare el caso
es lo tuistno,)


1,155. Repetimos, pues, que la independencia de los jiticios
no se dehe a la Retorma, sino en cuanto establecido el error po-
litico y religioao de la soberania popular y erigido con tal siste-
ma un Soberano incapaz de toda funcion soberana, pudo ague-
Da decide andazmente: aYa que to Majestad no sa g a tracer le-
yes, ni ejecutarlas, ni juzgar, estas en el debar 6 was . bien en
la necesidad transierir estos cargos kindividnos delegados
para las trey distintas funciones, de suerte quo calla una de
estas viva independientemente de la otra y depeirda imicainen-
-te del pueblo soberano, aunqueincapaz de hacer nada pare ar-
monizarlas bien. D


TOMO II. 28




492 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS se.;Olucos
1:136. Pero ,c6mo, preguntarà quite alguno, un error in-


troducido en la sociedad ha podido producir ogee' gran bier,
que producers sesuramente la independencia positive y la ina-
movilidad de los jueces? Pues no puede negarse que bajo los
Gobiernos representatives son los tribunales mac independien-
tes que halo los Gobiernos absolutos.


Ciertatnente, parece imposible quo una cause tan pestilence
produzca tan buen efecto. Esto no obstante por poco que se
reflexione en la naturaleza del efecto conseguido en cuanto es
pura negacion, se comprendera quo la cause, por male quo
sea , no solo puede , sino que debe precisamente produ-
cirlo.


1,137. En efecto, za que se reduce la independencia obte-
nida en el Orden judicial? Se reduce a la negacion de la in-
fluencia del Rey; el Rey no tiene autoridad para remover los
jueces, porque en los Gobiernos representativos no es el su-
premo Poder del Estado. Y is donde ha ido a colocarse este
supremo Poder?—En el pueblo.—Y si el pueblo quisiera des.
tituir a los jueces, tendria autoridad para ello?—Ciertamente
que si, porque el Poder puede haste. abolir o Gambier 6 refor-
mer Ia Constitution. Luego los jueces son amovibies. Ver.
dad es que el pueblo jamas llega a este extremo, porque el
pueblo, sebre todo cuando es muy numeroso, es incapaz de
obrar por si mismo y este condenado por naturaleza a dejarse
perpOtuarnente, 6 pier por la autoridad, 6 enganar por los ;in.
postores. iQue mucho que un Soberano ciego, estapido, pu-
pil°, inepto no remueva a los jueces y les concede los pode-
res que concede igualmente a los diputados y a los ministros
mientras le pisotean y le sacrifican?


Quien atribuye este incompatibilidad a virtud de las teo-
ries constitucionales, podria igualmente atribuir a virtud de
los sordo xnudos el no enseriar heregias. Ciertamente, si tal
hubiora sido Nuyts, los escolares de Turin hubieran ganado
much(); pero ise diria por eso que era un buen sisterna el co-
lorer en las catedras profesores mudos? Pero hay mac; yo pre-
gunto, si es verdad siempre quo el pueblo no remueve 6 no
daja remover a, los jueces. Si un Giriodi no quiere complacer


DR LOS COBlERNOS L1BERALES.
423


a los ministros despojando a un Arzobispo iestara seguro con-
tra todapurificacion? Y si los jefes de las barricades calientan
la cabeza al pueblo soberano, no sera este muy capsz de erigir-
se en juez y condenar a rnuertesiu oirios siquiera a unPrine
o Polignac, si el cielo no los libra de sus furores?


La inviolabilidad real de
• los jueces es pues en los Gsbier-


nos de que tratamos la consecuencia natural de la inercia é
impotencia de Ia multitud, la cual no tiene merit° alguno en
respetar la independencia de los tribunales, pues ;eri-
torio un acto cuando es necesario.


Pero al menos, sera ixtil? Cuaudo se trate de on sujeto
perfectainente uno , la


• utilidad ,• la conveniencia y otras re-
laciones semejantes pueden considerarse bajo un aspect()
imico y expresarse con proposiciones absolutes. Asi podre.
mos decir: conviene a la inteligencia la reflexion , conviene
usar de la vista con moderation para no perderla ; pero
cuando los sujetos son compuestos y mas aun cuando lo son
en contraposicion , es muy raro el caso en que puede darse
una respuesta absolute respecto a su utilidad o conveniencia,
salvo aquellas que conducen al ultimo fin de su naturaleza.
En todo lo denies la ventaj a viene siempre compensada con
algun inconveniente, como ya hemos visto al tratar de la uni-
dad 6 division de los poderes ; la unidad favorece A la fuerza,
peso con peligro de abuso; la division disminuye el abuso,
pero taxnbien la fuerza (1). Pues este es nuestro caso al tratar
del sujeto correplicadisimo la sociedad. Ciertamente es ittil la
inamovilidad de los jueces, alla donde la inercia del geber-
Dante , mal gravisimo de la sociedad , se compensa con este
Bien, esto es, la impotencia de hater un mal positivo. Pero
esta impotencia para el mal es al mismo tiempo impotencia pa-
ra el bien, ypara el hien que requiere la existencia de la socie-
dad, la coal conclaye cuando concluye la autoridad central y
la unidad , y disminuye cuando este disminuye.


1,138. Y precisamente por eso Francia, Antes del 2 de D1-
ciernbre, aunque doted& de magistrados realmente inamovi-


(I) V. Porte
cap. X.


Ire




424 AP. PRICT. DR LOS PRINCIPIOS mimeos
Isles (pues ninguno de los pnderes 6 de los partidos se hubie-
re atrevido a menoscabar la inviotabilidad), estaba muy lejos
de disfrutar de la maquina gubernativa Inas perfecta, porque
aquella misma impotencia hacia imposible a los gobernantes
la violacion de los derechos, hacia imposible igualmente la
tutela necesaria, y la talta de union politica de las partes org6,-
nicas, de donde dimanaha aquella impotencia, quitando a aque-
lla nation tan trabajada toda unidad. moral de derecho, y poM
niendo en peligro hasty la unidad material por medio de la
fuerza., atraia hacia si las miradas de Europa, y tenia recelo-
sos de su porvenir a todos losciudadanos honrados.


La inatnovilidad de los magistrados mirada como efecto de
la impotencia gubernativa , es pues un bien para la sociedad
como el abatimiento y el letargo to son para el demente cea-
sed° del paroxismo, que no puede ya hacerse daiao a si mismo
tirandose por la ventana. Pero asi como este abathniento que
es un bien relativo para el demente, es un verdadero mal ha.
blando del hombre sand, asi tanabiea si se mira la inamovili-
dad corno efecto de impotencia en una sociedad ordinaria y
vigorosa, seria un mal en on cause, y no podria llamarse bien
sino cuando naciese de la rectitud inalterable de Ia voluntad
supreme y de su inalterable adhesion a lo justo , dominando
todo inapetu apasionado. Este si que seria inamovilidad lau-
dable, originada en Ia fuerza do la justicia , no en la debilidad
del poder ; per() la otra considerada bajo una autoridad su-
preme verdadera y rigorosa, es un puro sueno tan imposible
como es imposible que el gobierno de una sociedad no depen-
da totalmente de un gobernante fisico o moralrnente. uno.


1,139. iSabeis cues seria el Unica medic de producir en
cierto mode esa independencia absolute? Confiar los juicios
respecto a los negocios de una sociedad a otra sociedad COM -
pletamente independiente de esta. Este es el admirable arti-
ficio con que el Divino Fundador del Cristianismo perfeccio•
no el organismo legislativo de los cristianos con la institution
de Is Igiesia catOlica. Con 61 ha existido, al memos por las lea


• yes mAs universales, durante diez y ocho siglos esa division
del poder legislativo del ejecutivo que despues ha sido tan es-


OR LOS GOBIERNOS LIBERALES.
425


tapidainente contrahecba y tan funestamente ensayada para los
sofistas a is moderna.


Ellos hubieran querido former tal organismo de Gobierno
que el legislador no pudiera ser inducido por mires interesa-
das a alterar la justicia de las leyes, y en el delirio de on or-
gullo formaron esa representacion quo no representa y ese
poder ejecutivo quo no puede, de los que antes to he hablado
large men te.


1,140. Por el contrario , el Reparador de las naciones
enfermas por !a culpa original y iteridas por el orgullo babe-
lico , cuando las reuniO en Ia unidad catOlica restaurando en
ellas la tinkled de familia , do pensamiento, de voluotad y de
lenguaje, les die en la autoridad catOlica el verdadero . poder
legislativo independiente en el dieter /eyes Pero distinto de
quien las ejecuta, que podia adaptaree a la Mole de las so-
ciedades politicas; las cuales mientras conserven a salvo los
prineipios do lo verdadero y de lo justo, corregirAn ficilnaen-
te los errores de aplicacion, conociendolos poco A poco con
la fuerza .del. raciocinio y con la ensefianza de la esperieneia y
de la misma Igiesia. DiO, pues , a las naciones catOlicas una
autoridad completarnente independiente de ellas, mantenedo-
ra infalible de los princieios supremos de Oda buena legisla-
cion , y correctora franca y leal de los errores más graves, y
conocidos en la aplicacion. V este guia imparcial y arnoroso,
es precisamente el qua los reformadores ha'n excluido de toda
influencia en las /eyes como tirano del pueblo, como usurpa-
dor del poder, COMO potencia extranjera. Han destruido,
pues , entre los pueblos modernos la Unica separacion verda-
dero y posible del poder legislativo del ejecutivo excluyendo
enteratnonte de la iegklacion la independiente sociedad cat6-
Bea , de la cual son siibditos y forman parte. los pueblos cat6-
boos. A. la invention celestial , ban sustittiido su absurdo
suede do una autoridad no una y de un poder impotente.


Pere le que el Redentor hizo en materia de leyes refluyO,
como era conaiguiente , haste en los juicios, pues que estos
no son was que una aplicacion de las leyes. El magistrado
catOlico, mientras no se separa de los deberes de catOlico , es




4913 AF. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS


doblemente iridependienta del Gobiorno ejecutivo ; indepen.
diente segun los principios universales, de modo que nunca
abandonard los fundamentos de Ia justicia, nunca vacilari
ante ellos; inclependiente en las aplicaciones , en cuanto Ia
conciencia catOlica no puede lOgicamente someterse, como la


• heterodoxa, a la reina opinion , al torpe interês, al cual con-
duce raciona/mente el principio de los reforrnadores.


1,141. Las rezones expuestas hasta aqui han demostrado
que valor tendria en las sociedades modernas la independen-
Cis concedida a los jueces per /a ley constitucional ; pero esta
ley, ise traduce siempre a Ia realidad de los hechos? No hacia
aun dos sibs quo los regeneradores habian emprendido la re-
generacion de Francis, y ya el Gohierno esperimentaba Gnarl
pesado es pars los poderosos el yugo de la justicia , y cuAn
asirnodo es desembarazarse de el , y con Ia lay de 21 de Agos-
to de 1790 separaba las funciones judiciales de las adminis-
trativas, intiracndo a los jueces que se guardasen de suscitar
obstAculos a la accion de los ageates de la administration
de citarlos ante su tribunal. «Las funciones judiciales son
distintas y estardn siempre separadas de las funciones ad-
ministrativas. Los jueces no podrdn, bajo pens de ser con-
siderados como prevaricadores, interrumpir de ninguna ma-
nera las operaciones de los cuerpos administrativos, ni citar
ante ellos a los agentes de la administration par raxon de
su cargo. ( Ley do 24 de Agosto de 1790) (1)..


Como ves, Ia libertad comenzaba nor desenganar a los
credulos en su infancia; imagina iquó libertad judicial les
dejaria en su adolescencia!


Continuo el terrorismo bajo los mismos auspicios, y la Cons-
titution del afio III , atribuyendo al Directorio la decision en
Ultima instancia de todos los conflietos jurisdiccionales , de-
mostre nuevamente que los juicios no pueden separarse nunca
enteraniente de la autoridad suprema , digan lo que quieran
las teorias de los utopistas. Eso mismo en fuerza de la nacura-
teza de las cosas tuvo que repetirse despues ; asi el decreto


(11 Encielopedia del siglo XI X.—V. Conflicto.




DR LOS GOBIERNOS LIBERALES.
427


del 15 Brumsrio, alto X, atribuy° los misrnos poderes al Con-
sejo de Estado, limitandolos despues , pero no desposeyendole
de ellos la Orden del.' de Junio de 1828.


No podemos hater iguates observaciones en Inglaterra , por-
que esta nation come Antes homes dicho, al , paso que fomen-
ts ,otros pueblos la reforms de las ideas mantiene en el
suyo en cuanto es posible , los principios antignos, y todavia
subsiste entre sus tnagistrados el anti ;u• axioms: Toda justt-
cia emana del Rey (all justice from the King). Eli cuanto
Italia los conflictos de jurisdiction ails no son conocidos, que
yo sepa, en el campo de la legalidad constitutional , pars que
podamos saber cuAl es el grado supremo del poder judicial.
Pero es tacit comprender que si la administration !rioters A-
guas reclamation contra los trihunales, la cuestion se Ilevaria
A las Cimaras (si no se resolvia desp6ticameote por el minis-
terio) en dotAle la pretendida independencia dal poder judi-
cial se reduciria siempre a la omnipotencia de los diputados
superiores a los jueces en esto , come son superiores a los
ministros en otras cosas.


Estas consideraciones demuastran histOricamente lo quo
hetnos dicho al principio, que es imposible Ia completa se-
paracion e independencia del poder judicial del legislativo y
del ejecutivo , aun cuando los hombres honrados se con-
tengan (Metro de los limiter de la mss perfects legalidad.


1,142. Pero precisamente por esto tiene quo suceder que
el poder supremo invada los juicios siempre quo le arrastre
la pasion, sin (pie pueda contenerle la forma de gobierno,
cualquiera que sea. De aqui que en los gobiernos modernos el
poder ejecutivo usurps los derechos judiciales con la misma
franqueza con que los usurparon en otros tieinpos los minis-
tros 6 los Monarcas, cuando se dejaron arrebatar por el impe-
tu de una pasion. Pero si la injusticia es la misma inland() se
viola el derecho per tin decreto del Rey O por una medida es-
ccpcional, la audacia y la imprudencia es mucho mas torpe
en el segundo case que en el primer°, en cuanto el ministro
monarquico no pretende enganar al pueblo dejando a los
jueces responsables de todos sus actos, sine que dice tran-




428 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEDRICOS
camente: Asi juzga. el Bey porque tiene dereclto de juzgar, al
pago quo. el mioistro constitutional dice irnplicitamente: soy
incompetevie y-por eso juzgo asi.


1,145. Resurniendo to dicho haste aqui, el lector compren-
dera cual es el verdadero concepto de esa inamovilidad judicial
quo hoy causa tante orgullo. Si la consideramos en su reali-
dad teOriCa, debia ser una institucion por la que todo juez
estuviera animado a sentenciar rectamente con la seguridad de.
que •niogrin poderoso, por elevada que fuerasu position, podria
perjmlicarle privandole de su officio o invadiendo sus atribut=
cis es.•


E to inviolabilidad es un derecho de todo juez, sea cualquie-
ra Ia forma de Gobierno, y por consiguiente, debe ster respe-
tack por todos los gobernantes.


La independencia del poder judicial no puede, ser total sin()
en el gohernante supremo, del coal emanan todos los poderes
pill-dices. AN donde se considers como Soberano nn Monarca,
un Stotado aristocratic° 6 un Consejo democratic°, de egos
ernatiarA el prier judicial; si por el contrario, se acepta el
error protestante (1) de la independencia de la razon privada,
o en otros terminos la soberania del pueblo, de. este mintilud
agloffierada y de su fortuita mayoria provendri todo juinio y
toda justicla.


(t) Coando bpblamos del error protestante , to tomarnos prey/ •
sarneute en et mistno seotido en quo Jo tooaa el abate A!•1,110.
rey que lo f-xplIca de esta mauera : •Roy no se puede t• -n er
cur Polio se hop luterana, 6 enlvinista, o annintana ,
tisto a otra o.so semejonte; estos seetos. ya difuntos. pertrn fern
a in lostorio do la arqueologia eclesiastica. Solo se 'puede lento, et
espirilti de la C tp1' IT 1 a, y de ESTO SOLO Anus.v Pep on. De k
i nce:on sk.eundaria en et Piemonte; pag. 403. par. 42. Nota.


DB LOS GOBIERNOS MURALES. 429


El Jurado.—Origen del Jurado.


1,144. 116 aqui una segunda modification de los juicios
introducida cotno canon soleume en todas las legislaciones
modernas. Los Jurados ban sido presentedos corn° una pana-
cea que iba a conducirnos a la edad de oro. Los criticos algun
tanto dificultosos torceran Ia nariz al oir quo el gran peace-
cionarniento de la civilizacion moderna se consigue volviendo
A las instituciones barbaras; peso nuestros lectores, acostunn-
brados a colter en flagrance contradiccion a los secuaces de la
idea heterodoxa, no tendrin por que asonabrarse viendo A la
civilization implorer su perfection de la barbdrie , corno la
sociedad la pile al individualism°. En cuanto a nosotros, qua
somos acusados de arnor excesivo a la &lad Media, podiamos
aceptar de ella sin contradiccion un perfeccionarniento social.


1.145. Esto no obstante, no siendo nuestro propOsito in-
troducir ni destruir iustituciones, sino solo restablecer en su
justo valor los conceptos en Orden a la materia de quo trate-
mos , nos contentaremos con examiner brevcmente el merit()
real del tribunal popular, y las rezones por que goza de esti-
macion entre los regeneradores, mirando como de costumbre
la institucion bajo la influencia heterodoxa de la soberania
popular. Esta , introduciendo en este institution, como en
otras, A la multitud como elemento necesario de hv,itimidad,
finge invocar en so defense instituciones de la Edad Media,
mientras en realidad solo acepta el cadaver de las mismas, des-
pues de haber abuyentado el espiritu quo las animaba.


- 1,146. Nuestros lectores saben en que se hace consistir co-
munrnente la institucion del Ilamado Jurado. Partiendo de
principios cur valor examinaremosluego brevemente, se es-
tablece como aforismo includable que todo hombre tiene de-




430 AP. PRACT. DE LOS PRINDIPIOS TEORICOS
recho de no ser juzgado alas que por sus semejantes, especial
mentecuando se trata de hechos crinzinales (pues tratindose
de derecho y en materia puramente civil, las opiniones se di-
viden). Establecese por consiguiento quo el ofleio del juez no
es pronunciar la sentencia respecto al hecho sino
aplicar fa Pena,,


cuando terminaclo el proceso y leido despues
ante los ciudadanos semejantes al nosed° y aceptados por el,
hayan declarado estos quo realmente el reo es culpable.


1,147. Facil es comprender que esos dos elementos en
cierto modo, pueden iniciar legitimarne.nte esa forma de juzgar,
estando esencialmente contenidos en el coric,epto do jnicio.
Siendo esta una sentencia autorizada con que el Osdenador
social pace triunfar la justicia. se reqtriere en quien juzga pe-
ricia para conocer lo justo, y derecho para mantenerlo. Por
esto cuando los tribunales sin la institucion de los Jurados
no pudiesen conseguir la pericia en el conocer ó la autoridad
en el juzgar, esa institucion deberia decirse que era introdu-
cida por la naturaleza misrna de las cosas.


1;148. No es diticil ver quo al menos en dos casos existe
una de las dos condiciones. Falta el derecho de pronunciar sen-
tencias autorizadas en los primeros periodos de .la ciudadania,
cuando se forinan los primeros embriones del organism° civil
en la sociedad patriarcal o en la senatorial, cuando politica-
mente se consideran iguales todos los jefes de familia, ye por-
que se ban reunido libremente en voluntaria sociedad, ya por-
que hen quedado en el pleno dominio de si mismos a la nailer-
te del Patriarca supremo. En estos casos siendo naturalmente
independientes, y por tanto duelios del Gobierno los jefes de


&los toca escojer los jueces entre sus semejantes y
trazarles las formes do los joicios; y en tal caso, es natural
que nazca la institucion de los j urados y vaya perfeccionindose
y consoliandose por aquel respet.o a las antiguas instituciones
qua es tan propio del hombre social cuando no esta estraviado
per sofismas ° por las pasiones.


1,149. Palle en el tribunal la pericia necesaria para co-
nocer lo justo cuando este condition depende de la especiali-
dad de las profesiones y artes. Y este es el principio en que


DE LOS GOBIEREOS LIDERALES. 43 1
s e fundan los juieios de peritos, usados en todos tiempos en
aquellas materias en (pie los jueees ordinarios no podian dar
una. sentencia razonada. Asi , por ejemplo , se consulta al ci-
rujano respecto a las heridas, al medico respecto a los en,
venenamientos , al agrimensor respect() a la estension de las
fincas, al caligrafo respecto a la falsification de las escrituras.
al platero respecto a la falsification de los metales, y donde
se tree que la religion debe enseliarse por quien por estudio
O per consagracion sobrenatural, es sn legitimo ministro y
maestro, se consulta al clero como juez acerca de la doctrina
c,atOlica.


1,150. Ficilmente se comprende que estas dos razones pu-
dieran producir instituciones semejantes a lasde aigunas nacio-
nes modernas, en la epoca de la invasion de los barbaros; por-
que por una parte la igualdad natural que reunia a los padres
de familia en la horde germânica, y a los feudatarios menores
bajo el supremo organismo feudal, debia conducir natural-
mente a esos mismos resultados que acahamos de ver que de,
bia prodiicir la igualdad . patriarcal en la formation de la socie-
dad primordial. Por otra parte, la variedad de legislaciones in-
troducida o conservada por los birbaros en la sociedad mixta
de vencedores y vencidos, daba naturalmente derecho a cada
uno de ser juzgado segun la ley de su propia nation, ley no
Bien conocida sino por sus connacionales . De aqui naciO
aquella conocida pro fessio juris, por la que cada cual declara-
ba bajo que ley queria vivir (1).


1.151. Dejaremos a los eruditos que examinen ese hecho
a fin de no separarnos de nuestro asunto , para el cual basta
baber indicado algunos caminos legitimos por los cuales esa
forma de juicio pudo introducirse y arraigarse en los pueblos,
con el objeto de que los animos imparciales y honrados vean
pricticamente cuin agenos estamos de tomar partido politica-
mente por esta o aquella forma de instituciones sociales. El
que quiera tener alguna idea histOrica de aquellas institucio-


(1.1 Vease la Revista nuava sdrie, torso I , pagi-
na 780.—Artieulo del profesor Mittertnajer.




432 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
nes primitivas quo en la Edad Media pudieron preparar los
juicios de los jurados , puede consultar la reciente y erudita
Historia• del derecho criminal dei Sr. Alberto du Boys, impre-
sa en el excelente periOdico L • Universite Catholique. En
el capitulo X, pirrafo 1.° que trata de las formes de enjuiciar
de los seandinavos , ba y.aros, francos y angio-sajones , se veil
coma el mundio era en sustancia una especie de socie-
dad patriarcal representada en la sociedad pirblica por el
mundo-aldo su jefe, que la union de los mundo .aldi for-
maba la parte principal del Gobierno y por consiguien-
te administraba justicia ; que el tnagiatrado supremo no
intervenia por lo comun sino para reunir a los miernbros
de esa especie de jurado, en el cual se sentaba corm sim-
ple espectador dejando a los jueces dictar la sentencia (1).
“ El Godi clone al mediodia y desiyna sei., miembros de
cada grupo para formar el tribunal, quo se coin de dote
miembros, y son los jueces quo han de aplicar el derecho.....
El delegado real no es en esta especie de tribunal 6 jurado
mas quo earl simple ESPECTADOR.D Ell eAa historia se ye tam-
bien que los Godos y Visigodos perdieron antes las huellas del
sistema barber° a medida que el Codigo romano y las leyes
canOnicas civilizaban y armonizaban el Codigo national. Por
el contrario, entre los francos que conservaron a la raze ro-
mana sus leyes antiguas, los propietarios romanos faeron ad-
mitidos entre los Rachimburgos, o sea Jurados, desde los pri-
meros tiempos de la conquista, precisamente porque no hu-
bieran sido juzgados rectamente segun su Codigo, si no hu-
bieran intervenido ellos mismos coma jueces. .Los PROPIETA-
RIOS de rata romana parece quo fueron admitidos a luego
de la conguista is formar parte de los RACHIMBURGOS, porque
sin ellos el juicio de los asuntos quo se regian per la ley ro-
mana hubiera sido imposible (2).


.1,152. Este pequeflo ensayo rpm se encaentra en la cite-


(1) Vase la Universite Catnotigue, tomo 31, pdg. 314 y 324 y
sigu ientes.


(2) Universit6 aseholague, ibid., pig. 328.


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES.
433


da historia , eruditamente explicado , tiara comprender a los
lectores cOrno pudo naturalmente forrnarse y perfeccionarse
en la prictica la autoridad de los jurados coma cualquier otro
Oiler° de autoridad. Pero los regeneradores queriendo negar
en el derecho todo elemento histOrico, ineurren en el error, /o
hemos visto otras veces , do acomodar sofisticamente la na-
turaleza A sus teorias abeolutas , y encantados de la ventaja
que esperan, no tanto para la sociudad coma para su parti-
do o para su egoismo, se alzan contra cualquiera otra forma
de instituciones , buseando rezones en au fantasia y tal vez en
la audacia da una ignorancia que sunonen igual en sus lecto-
res. Toman entOnces el tono de oraculos é imponen a los ore-
dulos con el atrevimiento de sus aserciones , las doctrinas
mas gratuitas, y tat vez las mas incomprensibles , coma si
fuesen axiomas recibidos par todo el genera humano.


1,153. Daremos de esto una muestra a nuestros lectores,
sactindola de una obrita de un jurisconsulto y antiguo magis-
trado en la torte imperial de Bruselas , ciudadano belga, pre-
sentada a los Estados generates de los Poises Nos en el
afta 1827; y escagewos este , [torque la autoridad del escritor
y de la corporation a quien habla demostraran pre no hemos
rebuscado un adversario inerme (1). Apelando , pues, a una
discusion impartial , comienza por establecer coma aforismo
inconcuso , que todo hombre debe ser juzgado por sus seme-
jantes (2); lo cual es precisamente lo contrario de lo que la
naturaleza dicta at entendimiento mas romo , coma al .hom-
bre de mejor discorso. Vattel , que entre los publicistas mo-
dernosgoza seguramente de algun crOdito , dice ca.balmente
lo contrario de Sevestre: el derecho de castigar, no pertene-
ce de ninguna mantra d un hombre particular respecto de
sus semejantes (3). En efecto, que quiere decir juzgar en el


(1) Velse Sevetre: De las leyes males. Cap. XIX.
(2) Es de derecho pablico qua todo hombre debe ser juzgado


por sus sem . jantes.
(3) El derecho de castigar, es decir, de corregir al qua obra


mat haciendole pode er &gun mat, no incumbe 6 un particular res-
pecto de su senzdante. (El derecho Cie gentes, Vattel, lib. I, capi-
tubo X111, pag. 226, en la Rota 12.)




451 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS Taiinicos
Orden social? Quiere decir imponer a los litigantes el propio
juicio en fuerza de la autoridad suprema. iY que derecho
puede tener tin igual de imponer su propio juicio come norm
de conducta a sus semejantes?


1,154. El axioma de Sevestre esti, plies, en contradic-
tion con el sentido comun , y no podria see aceptado por los
fervientes sostenedores de la independencia individual inalie-
nable si no admitiesen el suene del pacto social , en el cual
se apoya efectivarnente el autor belga. El cue/ afladiendo al
primero un segundo absurdo , afirma que todo individuo tiene
derecho a escoger por si mismo sus jueces recusando los que
se le presenten , puesto clue ninguno time derecho.a •


senten-
ciar a su seinejanite si no esti autorizado por 61(1).


1,155. No insistire en demostrar al lector por un lade la
falsedad del principio universal asentado tan audazmente,
pues salta a Ia vista de cualquiera cuin disparatado seria per-
mitir a todo bribon el tomer por jueces a sus semejantes ; lo
cual es una consecuencia del principio aloptado por el autor,
pero que no se admite por los que defiendeal la institution
del Jurado. Macho menos me detendr6 a refuter el absurdo
del pacto Social, ridiculizado hoy per todo publicista sensate;
solo me hare cargo de la prueba en que apoya el autor su
gratuita asercion , a fin de que se haga palpable que la insti-
tucion del Jurado ha resucitado en los modernos sistemas de
Gobierno a la voz de la independencia heterodoxa , verdadero
principio de las doctrinas de Rousseau. El coal, establecido
el dogma de que todos los individuos de la especie humana
son iguales e independientes, intiri6 de 61 quo no podia for-
mers° entre ellos sociedad ni ejercerse jurisdiction si coda
ono no concedia a sus coasociados el derecho de castigarle
cuando faliase.


1,156. Esta generacion del jurado, per el principle de


(1) Todo indiuiduo sometido d juicio ticne derecho 4 escoger
los pieces que hue de fu5garle y de recusar d los que se le presen-
ten y..... nadie debe decidir de la suert , y de la outs de cc SeMe-
jante si no ha recibido, mediante, la eleccinn. amptios poderes de
quien ha de coutestar d to acusaelon. Pag. 270.


DR LOS GODIERNOS LIBERALES. 435
independencia, puede mirarse todavia bajo otro aspect.° con-
siderando la independencia misma en su people raiz, que es Ia
libertad de la razon, 6 sea el espirilu privado. Nuestros lec-
tores recordarin lo que otras woes beams demostrado, a sa-
ber: que ninguna verdad objeliva resislc macho liempo al cho-
quo redo de los delirios individualcs, sino que 4 la verdad se
sustituye en las sociedades modernas el imperio de aquella vo-
luble divinidad de la opinion pnblica, formada por el partido do-
minante con los innobles artilicios que todo el mundo conoce.
Pero segun lo que beams que el poder judicial perte-
nece por naturaleza al ordenador supremo de la sociedad, es
claro que si la opinion es reina de la mayoria, ella debe ser
el juez.


1,157. Pero icOmo se bate pare reunir la mayoria de la
nacion en el sillon del rnagistrado? Elijase, dijeron los refor-
n3atlores, elijase en la sociedad la for de los hombres honra-
dos, y confieseles el cargo principal de los jueces; el magistra•
do ordinario desempeilari las funciones mss materiales, ins-
truyendo el proceso y registrando el COdigo, y los jurados .e-
presentarin a la nacion juzgando acerca del hecho, en el coal
esti propiamente de toda causa criminal.


1,158. A. una folio juris, una de las ficciones aces-
. tumbraclas , proclamada por los innovadores y humildemente
aceptada per esos carneros independienles quo no cesan de
ponderer la emancipation de su propia razon , dice en tono
magistral que dote aldeanos son LA NACION , quo la nacion
pronuncia sus juicios, quo el juicio de la nacion es Organo de
la verdad. Asi Ia nacion magistrada no menos que la nacion
legisladora , se encontrO constituida por un polled° do hom-
bres, que son tanto Inas el verdadero pueblo (al decir de sus
agitadores) cuanto mss bajamente ban side elegidos en el fan-
go de las calles y en las tinieblas de Ia ignorancia. Asi, una
nacion compuesta de cocineros y pastek,, ros , de zapateros y
cerrajeros, se y e llamada a pronunciar su verediclo acerca de
un escritor 6 de un Prelado, tallando si en tal frase se encier-
ra tal concept° , si tal acto (la confesion por ejemplo) es es-
piritual 6 civil. Asi, el mismo pueblo soberano que de las bar-




436 AP. NUM DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
ricadas pasa A la /egislatura, puede sentarse con igual derecho
en los tribunales y sentenciar aqui acerca del hecho corno en
las Camaras sentenciaba acerca del derecho.


1,159. iLlyves, lector benevolo? La institucion del jurado
considerada como yos de la nacion que liable en los tribune-
les, no es alas quo una aplicacion de aquella raisma teoria
que hace brotar del pueblo, per media del sufeagio universal,
toda justicia y toda verdad, escluyendo todo principio de au-
toridad y reduciendolo todo a la fuerza de la mayoria. Y si
este esti representada en los tribunales mas microscOpicamen.
te que en las A.,4ambleas legislativas, atribayelo a la imposibi-
lidad de reunir a todo un pueblo en el tribunal; pero de dere-
cho todo el pueblo debe serjuez; juicio del hecho
nal pertenece, piles, al PUEBLO o A. LA NACION,» • dice Sevestre
en el !agar citado; y Peseatore: ' La justicia emanacla
pueblo..... es el fundamento del jurado modern() (I).D


1,160. Si este fuese un princiPio ve.rdadero d indubitado,
los jurados apariseerian, coma (linen los regeneradores, ya
corno una institution nacida de una eerie de hechos histOricos,
sino como una ley irrecusable de la naturaleza, par la que
seria injusta, incompetente e insubsistente cualquiera otra
forma de tribunal.


1,161. Y observe, lector mio, que la Unica forma
da por aquellos en los juicios , es precisamente la mas rude
quellamarnos de irbitros , primer origen de los juicios, come
Antes he dicho , en las sociedades primitives. En las cuales no
estando aun bien formada , reconocida y consolidada la autori-
dad pUblica conviene que los litigantes elijan voluntaria-
mente los irbitros, qua no tienen mas autoridad clue la que re-
ciben per la confianza de los contendientes. Pero cuando en una
sociedad adelantada se coraienza a comprender que todo Jos
intereses de los individuos dependen esencialmente del Orden
pUblico, uo pueden dejarse sin gran injusticia a coerced
ested aquel litigante ; entOnces se echo de ver que la autori-
dad judicial en la sociedad es una instucion natural , no pure


(4) Revista itatiana, nueva serie, tomo 1, pig. 404.


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 437
capricho de los individuos; se ve que el Ordenador supremo
necesita de este. autoridad pore mantener a coda uno en su
derecho, y que por consiguiente corresponde al superior y no
a los iguales el juzgar a los sabditos y elegir al efecto los jue-
ces delegados snyos. a La obligation del Soberano es hacer jus-
ticia , dl es naturalmente el juez, de su pueblo... Ls imposi-
ble quo el Principe se encargue par si rnisrno de ese penoso
trabajo... Bebe... conflarlo a otros bajo su autoridad. No
hay inconveniente en confiar el juicio de un proceso a una
reunion de genies prudentes, integras d ilustradas (1).


Lin. De los dos falsos principios de que parte Sevestre,
infiere en seguida que ninguno tiene dereeno de imponer los
jueces del hecho criminal, ni aun el mismo Soberano quo tie-
ne el derecho de indultar; porque indultando se coutradeciria
a si mismo si hubiese elegido los jueces que condenaron al
reo. La razon no deja de ser curiosa, porque supone que se
indulta, no a quien es culpable, sino a quien fue condenado
injustamente; supone que los delegados jetnis se separan
los deseos del delegante; inhere quo la nacion misma no pue-
de indultar si ella ha nombrado los jueees, y asi it este tenor.
Pero olvidemos estas pequefias aberraciones y volvamos
la prueba principal secede do la independencia y de la igual-
dad naturales. Si estas se admiten, es claro que el Jurado se
convierte en institucion natural, prescrita i>or la justicia eter-
na. Todas estas verdades tienen por base la justicia eterna.»
"rode otra forma «es violencia del absolutismo, vilipendio de
la humanidad, esterminio de los Miles, privilegio de los
grandes.»


1,165. EL autor ha deciacido estas altimas conclusiones de
un hecho particular y accidental, es decir, ' de esos casos que
coma hemos dicho poco ha dependen de los conocimientoa es-
peciales, en los que es necesario el juicio do peritos. Un medi-
co, dice, acusado de envenenamiento, tiene completo derecho


(1) Vattel, El derecho de gentes. Tomo 4, L. 1, Cap. XIII,
pig. 232.


Tomo 29




438 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
de querer que el hecho se examine par medicos semejantes
suyos. Tiene razor el autor; pero el ser medico, el ser acusa-
do en materia medica , es para el ciudadano una circunstancia
accidental y personal, y podia muy Bien ser acusado en mate-
ria medica ignorindola completamente; entences, en vez de
buscar jueces semejantes sttgos , deberia buscar a sus deseme-
jantes. De este hecho, puramente accidental, y al cual se ha
provisto ya Am pliamente en todas las legislaciones, ha inferido
el autor tura consscuencia universal y natural, esto es, que en
todos los juicios todos los cimladanos tienen el mismo derecho,
lo coal Bien se ye coin mal se aviene con las premisas ; pero
nadie ha pensado por esto que todos los juicios debieran consi-
derarse como exciatenes de peritos. Los deberes del ciudadano
son coniunes a todos y conocidos a todos, y si en algurro hubie-
ramos de reconocer en esto mayor pericia, seria seguramente
en el magistrado que tiene que juzgar.


1464. Confirma despues el autor su doctrina con otra
prueba no menos .curiosa: El poder judicial, dice, no puede
encontrarse nunca en una sola persona, porque juzgar es
discutir y cornparar y la . discusion exige necesartamente el
concurso de muchos (pig. 274), bQue te parece, lector mio?
No es esto propiamente burlarse de sus lectores? iEs posible


que ese magistrado, no corrigenda que el hombre racional
puede juzgar por si discutiendo consigo mismo?


1,165. Sin embargo, nos dice pre su proposition es una
de aquellas verdades incontestahies, y notorias siempre y
todo el mundo; de la coal broth en !as naciones antiguas la
institucion del jurado, institucion distinta de la moderna. No
vayamos a averiguar hasta que punto se parecian el foro de
&tem y el de Roma a la institucion del Jurado , pees ya he-
mos concedido al autor pre esta institucion nace naturalmen-
te hajo la forma arbitral a los primeros pesos de las socieda-
des en su infancia. Pero admitido este hecho, Lpuede deducirse
de el legitirnamente la conclusion universal que asienta el
autor? La sociedad primitiva primero y rudo desenvolvimien-
to de la familia, inaugttran sus tribunales eligiendo arbitros
d falta de Coda autoridad superior; luego aun en una sociedad


DE LOS GODIERNOS LIBERALES. 459
en que la autoridad legitsma estci ya reconocida, el juicio
deberd hacerse por drbitros.


1,166. La consecuencia es un poco atrevida; pero lace di-
remos de la otra que deduce el autor, a saber, quo. el pueblo
es el juez natural de todos los culpables? ,Para quo sirve en-
tOnces baber hablado con tan ta solemnidad de la indepen-
dencia personal, del derecho de escojer o recusar los propios
jueces, y de la necesidad de conocimientos particulares en
esta 6 aquella profesion? Si la nation tiene el derecho de juza
gar, yo no soy independiente: si juzga per si misma, yo no
puede escoj sr; si todo el pueblo juzga de todo, todo el pueblo
es perito en todas las profesiones.


Razon del favor de rite goza el jurado.


1,167. Pero dejemos ya estos raciocinios con que las teo-
rias rnodernas pretenden trasformar en derecho absoluto lo
que no es sino una de tantas formas, pre puede tener en la
sociedad la administration de justicia. La insubsistencia de
las rezones espuestas hard comprender a nuestros lectores
que hay galo encerrado, y pie quiza se quedan en la garganta
otras razones de Orden practice, per 1as cuales la institucion
de la Edad Media ha podido enamorar a los innovadores.
Precis() es, pues, que las examinemos brevemente.


1,168. Los innovadores, como ya te he demostrado ha-
blando de la demolicion heterodoxa, debian subvertir todas
las instituciones antiguas. Pero para este fin era preciso terser
por jueces personas que no rehusasen el principio de destruc-
tion, antes hien la admitiesen como aforismo sotemne de con-
ducta social, y seguramente no los hubieran encontrado tales
en la mayor parte de aquellos magistrados a la Antigua, cuya
integridad hereditaria en las familial togadas estaba ilumina-
da por profundos estudios y fortalecida por el habit° inveteras
do de administrar justicia. Por el contrario, ilamanclo a ,juzgar
acerca de los hechos a los jurados, sus semejantes conseguian
dos ventajas: primera, estos jueces reunidos fortuitamente se
corromperian a rnedida que se corrompiese la opinion del .


vos




440 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
luble y ciego vulgo de donde se sacaban; segunda, el derecho
de recusar a los hombres de hien que se mostrasen contra-
rios a la subversion apetecida. El acusado podria decir a estos
francarnente: Recuso vuest.ro ministerio porque no conoce el
arte; mi religion es conocida de mis her:nanos; tengo, pues,
el derecho de apPlar a su juicio: je vous recuse parce quo vous
n'êtes pas competents pour juger du fait, et quo vous re' en-
tendez rien a cat° afaire; vous ne coon aisez pas tart que
j'exerce: ma..... religion est comma des mes confreres; je
me defends centre la societe qui nr accuse; je dots etre jugé
par cette societe, c'est (retire par ceux quo pai le droit de de-
signer dans son sein.


El tener por jueces del hecho a semejantes suyos, es pues
derecho rigoroso; el aceptar del Soberano los jueces que han
de aplicar la ley, es una transaction voluntaria. «Il ?Telma-
re done , avec justice, le jugement de ses pairs , sur le fait
et par zone transaction speciale, it eon rapportera aux juges
du souverein, sur le droit (pig. 27:5).a


Nada mas cemodo como yes en los revueltos tiempos de agi-
tacion politica. buen Bertoldo no hubiera deseado mas
cuando consentia en ser ahorcado con la condition de que se le
dejase escoger el irbol de quo uabia de ser colgado. INhorca-
do, si! pero en una planta de peregil.


1,169. Recordad ahora todo lo que hemos dicho acerca del
predominio de los partidos , de la timidez a impotencia de
los hombres honrados , de la abolition de toda unidad social
y de toda influencia autorizada en la sociedad moderna, y ye-
reis caanto crecera el merit° de la institution inglesa para
cualquiera que quiera subvartir la sociedad. Este no quiere
decir que la institution sea por si absolutamente datiosa,.
antes por el contrario hemos visto que puede ser una nece-
sided de un pueblo naciente , un derecho de los antiguos orige-
nes , una barrera en determinados casos contra la prepotencia
de los grandes.


1,170. Pero lo que es bueno y verdadero accidental y
relativamente , es falso y nocivo cuando se quiere tra.eformar-
lo en absolute y universal, y este es precisamente el error de


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES.
441


los que buscan en el jurado tin instrumento de partido en vez
de buscar la verciad y el derecho segun la naturaleza. Si tu-
viesen un poco mas de esa sinceridad de que se vanaglorian e
cada peso , en lugar de apoyarse en la ley natural nos confe-
sarian lisa y lianamente cuel es su propesito. X asi sus prue-
bas serian evidentisimas, porque nadie se atreveria a negar
que es muy cdmodo at partido triunfante dictar leyes en las
Camaras, ejecutarlas en el ministerio, sostenerlas con Ia guar-
dia national y defenderias en los juicios invadiendo los tribu.
nales.


Pero, diganlo o no , el hecho habla con gran elocuencia , y
principairnente en materia de imprenta y de delitos politicos,
la repetition de las anomalias las erige casi en ley constante
donde quiera que se ha apoderado del Gohierno el espiritu
reformador.


1,171. Baste lo dicho respectO a la influencia de Ia idea
regeneradora en las personas de los magistrados; primer pun.
to que nos habiamos propuesto examinar respecto al poder
judicial. Su inamovilidad es consecuencia natural de la sobera-
nia popular, pues cuando se presupone esta, cuando dependen
de ella todos los Organos del poder politico , plenarnente po-
seido de la misma , entences es claro que tan independientes
son los jueces'de los ministros y legisiadores , cuando lo son
los ministros y legisladores de los jueces : son como tres co-
roneles en una brigada , tres generates de division en un ejer-
cito , iguales entre si y dependientes solo del jefe superior.
Este jefe superior es el pueblo , luego au) el pueblo tierie el
derecho de destituir a los jueces , de la misma manera que en
la teoria heterodoxy


puede destituir a los legisladores y mi-
nistros y hasta al mismo joie ministerial do ' todo el Estado.


Esta inamovilidad es provechosa para dar a la magistratura
esa independencia que conviene un poder soberano , coal es
el poder supremo de juzgar. Esta independencia , quo en las
monarquias perteneceesencialmente al Monarca, es nula para
el poder judicial en un Estado popular, en donde el pueblo
no puede ejercerlo por si mismo, pero puede muy bien amo-
tinarse contra los jueces y someter a duras pruebas su into-




44'2 AP. PIUM DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
gridad. Aqui, pues, la inamovilidad es de necosidad absoluta;
pero puede ser tambien ventajosa en las monarqu t as ,sustra-
yendo las conciencias de los tribunales a las influencias de
cualquier rninistro propotente.


Y el temor de este prepotencia es precisamente lo que 'lace
apreciable el tribunal de los Jurados a las naciones que por
influencia de la idea regeneradora han comenzado a juzgar
casi imposible la honradez de los gobernantes, suponiendolos
movides constantemente por su propio interes. Una nacion
- dominada por tal suspicacia, ape,nas ha priest() en manos de
alguna de sus mismas criaturas un trozo de su cetro, co-
mienza a sospechar que abuse de el, y por medio de inspec-
tores y contrapesos intenta recojer el poder que por nature-
leza es incapaz de ejercer por si raisma. Un intento semejante
es en el Orden judicial la institution del Jurado, con la que el
pueblo espera ejercer por si mismo el poder que por su in.
capacidad se yid obligado a confiar a los magistrados;.. de la
misma manera que con la guardia nacional reivindica pare si
la fuerza pnblica despues de haberla entregado al Principe
con el ejercito, porque se sentia incapaz de dirijirla.


Pero ;all! pronto vuelve la inclOrnita naturaleza a reivindia
car tambien sus derechos y a intimar con los hechos a la mul-
titud, que este es .por la misma naturaleza sAbdita y no sobe-
rana; los personajes alas eminentes del municipio, los emplea.-
dos pagados por los ministros, los jefes astutos y prepotentes de
las facciones forman Ia lista de los Jurados a su capricho, y
asi quitan al pueblo aque.11a, mediana seguridad que le daba la
inamoviiidad de los magistrados. La integrida.d de estos queda
subyugada a Ia volubilidad de un pueblo dominado alternati-
vamente, 6 por las influencias ministeriales, 6 por el poder de
los partidos, 6 por Ia resistencia a toda sujecion; y por querer
una infalibilidad absolute en los tribunales, se incurre en su
nulidad absoluta; por poner los tribunales en manos del pue-
blo, se ahandonan en manos de la ignorancia 6 del valimiento.


116 aqui los efectos de las ideas de independencia y de la
nulidad de la conciencia pnblica , introducidas en el Orden
judicial. Manes acomodadas a Ia naturaleza del individuo y


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES.
445


la indole de la materia, alterando los principios fundamenta-
les de la sociedad dan una direction peligrosa . a la practice y
cambian en instrumentos de particle hasta la balanza y Ia es-
pada de la justicia.


5 Iv.


Publicidad de las discusiones judiciales.


1,171 La publicidad de los juicios es una de aquelias ins-
tituciones de cuyos progresos mas se vartaglorian nuestros re-
generadores y cuyos frutos creen mAs .copiosos, y aun ma-
chos de los que en otras puntos les disputan Ia victoria , en
este se dan por vencidos y no se atreven a oponerse a la evi-
dencia de sus rezones , aunque menos dOciles 6 mas tardios,
digan otra cosa.


Nosotros que no hemos abrazado ninguno de los dos parti-
dos , reduciremos a su justo valor las razones en pro y en
contra , tratando por Ultimo de demostrar en eats punto lo
que en general hemos manifested° acerca del poder judicial,
6 sea cue', es la razon por que la innovation tia silo en esa
materia menos fecunda que en otras.


1,173. Las razones en favor de la publicidad de los jui-
cios , nos las deli el ya citado Sevestre, quo (Wake de los Es-
tados generates de los Paises Bajos defendiO en 18271a cause de
los reformadores (1).


1,174. He aqui , segon este magistrado y jurisconsulto,
las principales razones por que los juicios, al menos los cri-
minales , deben ser pablicos en una sociedad bien organize-
da: 0E1 delito , dice, traatorna toda Ia sociedad , la cual es


(1) Des lois penales considerdes comma me yen de repressionpar Joan-Louis Sevestre.—Bruxelles, 1867, cap. XVIII, pag.
y siguientes.




441
AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS


solidaria en el estado social , porque a todos inquieta el delito
que ofende a uno solo de sus ciudadanos. Si toda la sociedad
siente NI peligro , toda debe poder asistir al juicio instituido
para reasegurarla.


1,175., Esta primera razon se apoya , como se ye , en ese
psinci isio de desconflanza que sobresale perpetuamente en las
teorias moclernas , las cuales , perdida toda idea y Rasta toda
posibilidad de conciencia pfiblica , no cree p encontrar seguri-
dad sino alli donde cada ono puede, examinar por si mismo mi-
nuciosamente la rectitud de SUS gobernantes, 6 al nienos de
sus mandator.


1,176. Y en efecto , esta es la segunda razon que di el
jurisconsulto :,«Cuando solo bajo la fe de un colegio de ma-
gistrados se condena a/ culpable, .que apoyo tendrin la liber-
tad y la inocencia de la voluntad pliblica? La libertad, pues, no
existe donde la justicia esconde sus tribunales y aparece solo
en sus patibulos. A


1,177. Esta segunda razon asienta como axiom que es no-
cesario ci concurso de la voluntad general si se quiere ass.
gurar la libertad y la inocencia, to coal es en sustancia re-
currir a la soberania del pueblo , presuponiendo todos sus
absurdos y aceptando todos sus inconvenientes. El autor ro-
bustece su asercion con la acostumbrada tragedia del despot?,
que corta la cabeza al inocente cuando 103 tribunales no estan
abiertos al pueblo. «Basta, dice, que la cabeza de un individuo
taiga bajo el cuchillo de la cOlera y quo se enseiie a los escla-
vos del drawn. Y quizi este golpe teatral conmoveria a los
espectadores de 1827.


1,178. Pero despues de veinticinco altos de esperiencia,
aleccionados ya acerca del justo valor de las garantias consti-
tucionales y de la responsabilidad ministerial , comprendemos
muy bien que si la publicidad de los juicios puede servir de
ireno a la rara Urania de los palacios, fomenta y confirma la
más frecuente y mas feroz tirania de la plaza. Y seguramente
no eabernos si se encontrara ejemplo en los Gobiernos abeo-
lutos , de que en solos cuatro altos Mayan sido desterrados 0
despojados sin juicio dos 5 tres Obispos, mas de veinte corpo-


DE LOS GOBIERNOS LIBEEALES.
445


raciones religiosas y una institution de caridad veneradisima,
declarada benemerita de la pitria , ademas de las continuas
usurpaciones de varias asociaciones en el momento en que se
declaraban regulares 0 beneficas. Despues de semejantes ejem-
plos, si el hablar de la seguridad de la libertad por medio de
la publicidad de los juicios no Race reir a todo el que tenga
sentido, es porque el desprecio estrernece , y este estremeci-
miento contesta convenientemente a la tercera razon de Se-
vestre, que se funda en la responsabilidad ministerial. (Ca-
pitulo I, pig. 258).


1,179. La cuarta prueba confirma lo que otras veces he-
rnias dieno acerca del origen de toda josticia: La fustian, dice
el magistrado belga , es administrada por todos y . EN NOMBB.E
DE 'moos bujo el nombre del Principe. .Por consiguiente cada
uno tiene derecho de asegurarse por.si misino de como se
adniinistra. (Pig. 260).


1,180. El autor se ha olvidado de que ci hubiese setnejan-
te derecho seria tambien un deber , pues el velar por la con-
ducta de sus dependientes no es derecho del supremo


impe-
rante , sino precisamente porcine es deber. Concedida rues a
todo ciudadano la soberania y por consiguiente la censuea de
los tribunales, se impondria a cada mm el deber de asegurar-
se por si mismo de que la justicia era hien administrada. Pero
un magistrado como Sevestre no puede ignorar la ridicnlez de
semejante doctrina, porque iseria acaso mas posible la instituciort
de los jueces en una sociedad, si A cada hombre del pueblo le file-
s licito, 6 mils bien obligatorio, el examen de todos los proto-
colos de los tribunales? Y digo todos los protocolos, porque
ese mismo derecho 0 deber quo segun Sevestre podria cum-
plirse asistiendo a -


las discusiones pablicas , segun otros de
mas dificil contentar y Inds escrupulosos en !a defensa de la
vida de los ciudadanos, podria exigir otras indagaciones muy
distintas de la asistencia a las discusiones Y si
esto respondiese que no hay razon para tales escrOpulos, otros
le replicarian que se contente con las instituciones en que por
Canto tiempo fiaron y flan todavia tantos pruclentes y honrados
ciudadanos.




446 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
1,181. La misma respuesta puede servir A la vez para Ia


quinta razon, fuadada en la dignidad e independencia del ma-
gistrado, la cue' depende, dice el autor, de la reputacion de
integridad, que no puede alcanzarse sin Ia publicidad de los
actos(peg, 261 y-siguientes). Feed es de ver que este argu-
rnento puede Ilevarse al extremo como el precedente, en cuari-
to pueden ser sospechosos todos los pesos del magistrado, aun
los del interior de au case. illabremos de condenar por esto al
magistrado a vivir en un:palacio de cristal repitiendo con el ju-
risconsuito: cur non palam si decanter? Para obtener fama
de juste es indispensable, continua el_ autor, la complela pu-
blicidad de las audiencias; de otro modo se despierta la des-
con fionza y la sospecha. He aqui, segun costurnbre, la sos,
pecha queeicanza a toda autoridad. il3e aqui, segun costum,
bre, que despues de haber habiado de la necesidad de un ma-
gistrado que juzgueal


oueWo, se ariade la antitesis de que es
necesarie que el pueblo juzgue al magistradol


1,182. La sesta razon se deduce del ejemplo piiblico de
las ventajas que obtiene la sociedad; como si la sociedad no
quedase persuadida de le justicia de una condena y edificada
por el castigo del delito, si el pueblo es alejado,_ aunque sea
de Ina pequena parte de las audiencias causes criminales:
de la plus petite partie des audiences criminelles (peg. 262).
Cicrtamente hay casos en que la discusion pitblica puede edi-
ficar a la sociedad; pero i euentas veces la atrocidad del delito,
la audacia del reo, la presencia de los computes que lo con-
forte, la apologia del abogado, 'las mentiras do los testigos, las
esperanzas de la impunidad, el provecho obtenido del delito y
otras circunstancias semejantes pueden aumentar el escandalo
en vez de repararlo, pueden inciter a cometer otros delitos
iguales en vez de aterrar con la penal


1.185. La publicidad, continua el abogado, da majestad
d los juicios (peg. 261). Sea enhorabuena; pero eio hay otras
solernnidades con que compensarla?—E1 inocente no queda
asq., ura.do contra la prevarication del juez —Pero iquien le
asegura contra las conspiraciones de los entilos?—.Ei pablico
juzga rectamente porque no este. en lucha como el magistrado.


DE LOS GOBIERNOS nmaaaLEs.
447


—Pero el magistrado tiene una pericia, una education, una
probidad que no existe siempre en aquellos curiosos que for-
man el pitblico, y estas son circunstancias de gran autoridad
para atenuar la gran importancia que se de a la publicidad.
eSon acaso los que frecuentan los estrados de los tribunales
los verdade.lramente doctor, los prudentes, los capaces, los
ciudadanos integros, o mas bien los ociosos, los lijeros, por
no decir los cOmplices y los entrometidos?


1,184. Finalmente , la publicidad de los juicios se pide
para que todo ciudadano conozca el merit° de los que como
electores O elegibles pueden tenor alguna parte en el Gobierno
(pagina 265), y a este propOsito de poco sirve , segun los re-
formadores , la sentencia de un juez siempre sospechoso
para ellos.


1,185. Pero ficilmente se comprende coma puede retor-
cerse este argume.nto en favor de la opinion contraria. Si los
tribunales deben proteger a los ciudadanos contra un acusa-
do culpable , mucho mas deben proteger la reputacion de un
acusado inocente , que todo el mundo sabe cuan fecilinente
se empaiia aunque las acusaciones sean calurnniosas , espe-
cialmente a los Ojos del vulgo mas inclined° a pensar mat y
menos acoetumbrado a discernir Ia verdad entre las antes de Ia
mentira y de la burla. Ailedase la consideracion de' las dife-
recites personas qua pueden venir A la cause , de las ignomi-
nies que pueden descubrirso, de las sospechas que pueden con-
cebirse y de las enemistades que pueden encenderse , por la
cual aim establecida la publicidad como ley general hay nece-
sided quizi do excepciones y privilegios quo demuestran el pe-
ligro do la institution.


1,186. 116 aqui, si mai no entendemos, las principales re-
zones 'en pro y en contra, sobre cuyo valor no queremos fa-
ller precticamente, decidiendonos por uno ii otro sistema, si-
no en cuanto no podemos menos de reprobar el elemento de
la soberania popular de que parten los reformadores, y que
condena los defensores de la publicidad , cuanto quize , sos-
teniendola por otros principios podrian tenor alguna razon. Al
recurrir A tan erreneo principio obligan naturalmente a sus




448 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TORICOS
adversarios a combatir todo el sistema; Canto etas, cuanto que
este una vez poseido del error lo trasmite a toda la sociedad,
pervirtiendo sus doctrines y alterando algunas veces Ia rectitud
en todos los juicios.


1,187. Pero este es cabalmente el principal motivo por-
que los regeneradores proclaman is necesidad de la pnblica
discusion y discurren acerca de este punto, lo mismo a prop&
site del Jurado , que de las discusiones de las Carnaras , de
la libertad de la prensa , de la mision de los periodistas, etce-
tera, etc.; toda publicidad es para elios un medio de embrollar
la cuestion con sofismas , de encender las pasiones, de fo-
menter las consoiracinnes , de porier obstAcules a los Gobier-
nos y de agitar a la multitud. Aprovechaos de la mss mini-
ma concesion para reunir las mesas, clecia Mazzini A los ami-
gos de Italia el afio 184G..... Estremadas las numerosas rela-
CiOneS entre los hoinbres de todas opintones , bastan pare hater
triunfar las ideas CO. Que se presentee adornadas•esas ideas
por un poeta en un cancionero por un actor en el teatro,
por un profesor en la catedra , por un diputado en la tribuna
O por un abogado en el foro cuando esti presente la ignoran-
te multitud , y el efecto sera siempre el misinci, las objecio-
nes se entienden mejor que las contestaciones; las pasiones
halagan al corazon mas que to justicia. La publicidad de los
juiciostrasferida del Orden civil al politico, prepara dos triun-
fos relevantes a Ia cause de los perturbadores. Por una parte
los hermanos acusados encuentran en una nurnerosa reunion
de cOmplices , d una defensa, O al menus un auditorib que
los anima. Si con los conjurados del partido se entrometen.los
()closes, estos saldran instruidos por ios abogados fanaticos
que con el pretext° de la libertad de la defensa , sescenclrin
la libertad de seducir. Afiadid a este la ventaja senalada ya
por Guaiterio de former en los abogados un lenguaje elocuen-
te , una popularidad facciosa , una ambition insatiable y
comprendereis las rezones secretes que unidas a las publicadas


(4) Carta de Mazini a los cooperadores de la jOven Oc-
tubre de 1846.


DE LOS GOBIERNOS LIBRRALES.
449


por Sevestre , deben tracer queridisima a los reformadores y
desaguadabIe á los reaccionarios la publicidad de los juicios.


1,188. Esto no obstante , repetimos que este institution
atemperada con medidas prudentes , clue salvers a los jueces su
independencia , que aseguren la execracion del delito , el son-
rojo de los delincuentes , la reputacion de los inocentea , y Ia
probidad de los abogados , Bien puede introducirse en los jui-
cios del Orden civil con alguna ventaja por la razon antes indi-
cada , que el element° individual puede obtener rac,ionalmen-
te mayor influencia en el Orden civil quo en el politico.


1,189. En efecto, icual es el fin pare que se juzga en la so-
ciedad? No es solo para avenir los ãnimos de los dos litigan-
tes, sino pars asegurar el pleno triunfo de la justicia y adunar
en una opinion y voluntad unidas a todos los miembros de la
sociedad. Esta unidad intelectual y moral es la que propia-
mente constituye en sociedad humana la aglomeracion de los
individuos; y su raiz esta en los,supremos principles de moral
que ?a razon nos ensefla y la Religion fortalece. Pero siendo
estos principles supremos universales , pueden en la aplica-
cion, no solo violarse por la fuerza, sino que bajo otros aspec-
tos puede juzgar de altos diversamente la razon. Un Gobierno
justo contrapone a las violaciones de la fuerza el poder de su
ejercito y a las opiniones contradictories contrapone la auto-
ridad de SUS juicios para fortalecer la unidad social. Pero,
ise conseguira este unidad con los juicios secretes? iQue fuer-
za tendrian estos pare formar una opinion cornun en todos los
asociados?


1,190. Es, pues, evidente clue los juicios tienden por si
la publicidad, y tienden tante mas cuando ias materias son
Dais Obvias y las rezones mas culminantes. Y precisamente por
este, los tribunales mas respetados, aun cuando no admitan la
publicidad en las discusiones , procuran la publicidad de las
sentencias y de sus fundamentos que recopiladas en gruesos
tomes eerviran de norma pare casos analoges. Asi se coleccio-
nan las sentencias de los, Tribunales Supremos, y asi se colee-
cionan (y se coleccionaban tambien en otros tiernpos) las deci-
siones de la Rota Romana. Y esas decisiones, aunque relatives




AP. PRICT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS


a casos particulares, presuponiendo siempre un principio uni-
versal que se aplica para deducir de el la sentencia, autorizan
expresa o terminantemente aquel principio; y erigiéndose en
use judicial adquieren Como autoridad de ley para servir de
norma en casos semejantes (1).


Fecilmente se comprendera ahora que la discusion pUblica,
en que los abogados se esfuerzan en opuestos sentidos por
alegar razones en apoyo de sus opiniones, es muy a propesito
para despertar hicia ellas la atencion de la multitud , que en
tal materia no puede llarnarse enteramente estraiia. La auto-
ridad, pues, del magistrade (siel pAblico la res,peta firmemen-
te), poniendo en claro cuel de los dos tenia razon , puede re-
parar ordinariarnente los inconvenientes que traen consigo las
discusiones pablicas , cuando el pueblo se constituye en juez
entre las pastes contendientes, y no le dart el hilo con que salir
del laberinto en que le han puesto los sofismas.


1,191. Yerdad es, que con solo publicar la sentencia, aun
sin discusion pnblica, podia el sitbdito oir la voz de la autori-
dad, y mediante ella atemperarse a la unidad de conducta so-
cial. Pero cualquiera que reflexione en la verdadera indole del
impuiso gubernativo, comprenderit cuanto tiles natural es para
el sitbdito el obrar con algun conocimiento de causa, y a la
autoridad el fortalecer su mandate con la persuasion. Si bien
es cierto que la razon de obediencia no es para el sAbdito la
evidencia de los motivos sacados de la ley, sino la autoridad del
superior que la intima, hay que toner en cuenta que ese mis-
mo superior tiene que mover, no a un angel, inteligencia pu-
ra, ni a una piedra o a una plants sin sentido ni conocimiento,
sino a un hombre dotado de razon para conocer la verdad,sy
de sentido pare gustar el placer; y por esto , cuanto mils se
valga de razones para convencer al entendimiento, y de inte-
roses pare exciter la sensibiiidad, tanto tiles podia decir que
gobierna al hombre, segun la humane naturaleza; haciendo,
por supuesto, que predomine la razon, y que nunca lleguen


(1) Revisla italiana. Nueva sdrie, Como I, pig. 110.


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 451
ponerse en dude los derechos de la autoridad, por quererlos
reforzar con tales subsidios.


1,192. Y decimos subsidios porque estamos a mil leguas
de distancia de aquella imprudente y false teoria que bulle
boy en muclias cabezas y se estampa en muchos escritos , la
cual tiende a persuadir que no oblige la ley al stibdito si este
no la juzga racional, opinion de tal manera false y pernicio-
sa que haria imposible (y ,por que no he de decir Race, al
menos en ciertos paises ?) la sociedad Como es imposible que
la turba , no ya de pordioseros de las calles, sino de pisaver-
des de salon , comprenda siempre y estitne en su justo valor
las razones civiles y politicas. No es, pues, neces.ario para
constituir el deber de obediencia civil , hacer comprender al
sAbrlito las razones intrinsecas del precept°, bastando para
obligarlo aquella universalisima razors . en que se funda toda
obediencia social. uSiendo al menos moralmente imposible que
tortes las razones y todas las voluntades libres de los asocia-
dos , sientan y quieran da un mismo niedo, es ley de la natu-
raleza que si han de vivir en sociedad han de aceptar uu prin-
cipio de unidad racional en todos sus actos pitblicos


1,193. Pero si este persuasion universal haste para tiger
en cierto modo al hombre racional, zbastara para ligar al
hombre sensible? No, ciertamente, porque los sentidos buscan
satisfaction , miran al interes , se agitan por las pasiones. Por
el contrario , el hombre racional se mueve a obrar mils viva-
mente cuando no solo acepta por deber el precepto sino que
comprende con alguna evidencia su justicia y su sabiduria:
por esto cuando es compelido solo pot el deber, se rnueve por
una fuerza menos externa ; cuando reune al deber el propio
convcncimiento (y mucho mes si este se fortalece con los ins-
tintos sensibles), obra con una espontaneidad casi irresistible.
La autoridad Inca que deba obedecer, la persuasion que quie-
ra obedecer y casi,que no puede desobedecer.


Pero el gran arte del gobernante consiste precisamente en
hacer que los sitbditos quieran obedecer, por lo que si Is pu-
blicidad de los juicios favorece este fin, bien se ye qua ven-
taja puede reporter a la sociedad. El sithclito, a quien es




452 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPTOS TEORICOS
licito intervenir en los debates., se persuade ficilinente de
que los litigantes son libres , los juicios imparciales , las
sentencias justas ; tante mas cuanto qde como otra vez
Memos dicho, las materias de clue comunmente conocen los
tribunales son derechos y delitos de los particulares.
Afiadase a estos motives la influencia que ejerce la majestad
de la reunion, ya sobre el juez para que no prevarique, ya
sobre el sithdito para que se y comprenderas que se
puede conceder con provecho a los tribunales la discusion pli-
blica al inenos en los asuntos ordinaries.


Esto no obsta para toe en ciertos cases, 6 por la fealdad de
la materia 6 por . temor de que -se continievan las pasiones, la
publicidad pueda ofrecer algun peligro, y por consiguiente haya
que hater en ells alguna escepcion. No hay ley que no la su-
fra, y no por eso se derogan 6 se vituperan las otras leyes.


1,191. Estas ligeras indicaciones haran eomprender al lec-
tor, pie el quo desea la publicidad de los juicios puede en-
contrar buenas razones bajo cualquier forma de Gobierno,
por to quo sabiamente,, a nuestro entender, se opone Romagno-
si al abogado Marrocco, que creia que desdecia de la monar-
quia esta institucion, que consideraba como republicana.
Marrocco confun.clia aqui, como ranchos otros, el Orden civil con
el politico, y por consiguiente no podia advertir la incnensa di-
ferencia que hay en la misma institucion cuando entra en uno
6 en otro. El mal de la' publicidad no consiste propiamente
en Hamar al pueblo al conocirniento de las causae ; consiste en
quererles echar enciina el peso insoportabie de lo que no pue-
de comprender 6 en erigirle en juez de aquellos a quienes de-
be obedecer. La impotencia del pueblo para juzgar , y juzgar
sin pasion , en el Orden politico (de cuyas ventajas a incon-
veniences masse juzga con el entendimiento por medio de ge-
neralizacienes futures, que se prueba con la esperiencia del
presence), hace que generalmente en los Estados mas vastos
sea menos conveniente la publicidad de las discusiones politi-
cas , la cual por otra parte podria corivenir , por ejemplo,
en los pequefios Cantones de Suiza , cuya politica excede poco
de los limiter del municipio, y es por consecuencia proporcio-


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES.
453


nada alas inteligencias vulgares. Bien se puede, pues, y se debe
distinguir la publicidad de los negocios civiles de la de los
politicos , y el desdecir de los Gobiernos monArquicos la pu-
blicidad de los segundos , no debe ser parte


.
para excluirla de


los primeros.
1,195. Mas eficaz seria , para convencerse de la conre-


niencia del secrete , sun en los asuntos civiles , la razon
contener a les siibditos en el debar de obediencia, impidiendo
la arrogancia con que tan fAcilmente invocan en el propio
tribunal la misma autoridad cuyassentencias deberian respe-
tar. Y aqui esta propiamente a nuestro entender el nudo de
la dificultad y la manzana de la discordia entre la sociedad an•
tigua y la sociedad reformada ; aqui es donde los regenerado-
res han empeorado y desacreditado su causa derivando de un
principio malo una institucion que por si no seria condona-
ble. Ellos han dicho : pueblo es soberano, y por canto juez;
luego la discusion debe ser publics , pues solo con esa publi-
cidad puede sentenciar el pueblo.» Es un absurdo, dice Se-
vestre, impedir al pueblo la asistencia action petblica; es
una .usurpacion de sus derechos el quitarle el conocimiento y
el juicio del hecho criminal.


1,196. iLo yes? Para probar que los juicios deben ser
Moos, apelan precisamente al argument° por el cual deberian
ser secretes. Quieren la publicidad de los juicios para que el
pueblo pueda creerse y hacerse juez; y la verdad es que este
es precisamente el inconveniente , porque podria co:nbatirse
racienalmente la publicidad de los juicios si otras razones de
utilidad no aconsejasen muchas votes hacerlos pUblicos, siem-
pre que Tiede a salvo el principio de dependencia del shbdito.
Los reformadores truecan la cuestion de utilidad en cuestion de
principio, la publicidad de los juicios en homenaje al pueblo
soberano. LQus mucho,.pues, Tie el quo no hace profesion de
f6 en los derechos de la muchedumbre niegue el de la pu-
blicidad?


1,197. Resnmamos lo dicho hasta aqui. La publicidad de
los juicios, considerada bajo diversos aspectos, puede teller sus
ventajas y sus inconvenientes, como cualquiera otra institucion


TONG II, ' 30




454 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TE6D1COS
humane: Las ventajas principales pueden reducirse a las si--
guientes: la sociedad se persuade de la justicia con que se.
castiga el delito, y de la seguridad que tranquilize a los ino-
centes; los magistrados encuentran una barrera contra la se-
duccion y una defense contra las lenguas maldicientes: el nu-
ncio puede esperar 'lacer valor mejor so derecho y terrier me-
nos la parcialidad de los jueces.


1,198. Pero hajo otro aspecto, las muchedumbres pueden
tiranizar a los jueces subyugando a los magistrados con ruina
de los inocentee; los culpables pueden ser confirmados en el
delito, O con la impunidad, O al menos con la popularidad; el
vuigo puede ser enganado con sofismas, irritadas sus pasiones,
y tenor abierta una escuela practica en que aprender el mode.
de delinquir impunemente; puede comprometerse la reputa-
tion de los ciudadanos y turbarse la tranquilidad de las fa-
milies.


No es posible faller en absoluto acerca de este institution;
sino que es preciso calcular las condiciones de la sociedad,
la naturaleza de los delitos y la persona en quien reside la so-
berania.


1,199. Esto , no obstante , los reformadores. procurando'
la perversion de los Ordenes politicos, precisamente habian de
levantar pasta el cie/o los derechos de la publicidad, no solo.
porque es cm medio de perturbar las cabezas de la muctie-
dumbre, sine porque es consecuencia necesaria de la soberania
del pueblo , errOneo principio de todo su cisterns , que tras-
forrna en derecho absoluto é inalienable to que es cuestion de
oportunidad y de utilidad.


Fundada en ese principio la publicidad de los juicios , debe
defier necesariamente a la sociedad, porque la mentira no
puede producir provecho duradero. Ese daft° no se advierte
mientras la publicidad se reduce a los tribunales del Orden
civil y no traspasa el Orden politico , porque en el Orden. civil,
si bien no corresponde al pueblo el juzgar, le es ,. y mochas
veces necesario el guiarse por las sentencias publicas de los
magistrados esciarecidas y justificadas per la diecusion , cuyo.
oficio principal es reunir en una opinion las de todos los aso-


DE LOS GODIERNOS LIBERALES,
455


ciados cuando hay dude acerca de un derecho controvertido
por otros. Pasemos al tercer objeto de nuestras consideracio-
nes, Ia lenidad en los juicios.


§ V.


Lenidad en general.


1,200. yabrA quien se atreva a disputer al siglo XIX Ia
glcria del humanitaristno en el derecho penal? , GtiAndo han
sido los castigos mas ligeros, Ines recomendada la indulge.ncia
y mAs templados los tribunales?


No seremos nosotros los quo disputemos este verdad histd-
rica; pero no se nos niegue, despues de colocar esa verdad en
su verdadero aspecto, el derecho de examiner sus causes , para
atribuir el merit° a quien corresponds. Es necesario , en pri-
mer lugar, considerar hajo su verdadero punto de vista la ,, de-
centada lenidad, a fin de no incurrir en la tonteria o en la mel-
ded, lo quo sea, de los nue convierten en motivo de vanagloria
lo que debe serlo de confusion. Es , pues , necesario examiner
las causes de donde proviene la lenidad de los tribunales para
conocer si la obra es tan buena y meritoria como son dulces
sus consecuenci as.


1,201. Para comprender bien la naturaleza de esa lenidad,
de esa suavidad que se ha infiltrado de un siglo a este parte
en los cOdigos penales de Europa, es precis() en primer lugar
beer on examen general y penetrarse bien de la indole de
esa suavidad de costumbres de donde derivan los tribunales
su lenidad, distinguiendo cuidadosamente la idea generica de
suavidad del Gobierno, de esa aplicacion especial que se hace
mitigando los castigos. Porque la suavidad, generalmente con-
siderada en los gobernantes, no es otra cosa en Ultimo resulta-
do, que la conformidad entre el Gobierno y la naturaleza go-
bernada. Todo cantina suavemente cuando se procede segun




456 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
la naturaleza, y no hay entonces necesidad de violencia, que
no es otra cosa precisamente que un esfuerzo contrapuesto a
la inclination de la naturaleza. Y esto es verdad en todas las
materias. y asi Ilamamos violento al movimiento tie una piedra
tirada al alto, y natural, por el contrario, al de su caida; es
violento el encorbamiento de una planta quo cede al peso de
sus rams, y es natural la forma en que crece espontaneamen-
te. Lo mismo sucede en materia de gobierno: Ia violencia es
precisamente to opuesto a la naturaleza. Un gobernante que
nada sepa conseguir de sus snbcliCos sino a fuerza de esbirros y
de guillotinas, sera un gobernante violento; si gobierna con
el convencimiento, con el movimiento de los afectos, con
la combinacion de los intereses, sera tin Gobierno suave, por-
que usarà de atractivos mediante los cuales ceden espontAnea-
mente las inclinaciones humanas.


1,202. Verdad es, que siendo Ia naturaleza humane un
compuesto de razon y de sentido , son varies las formes con
que los gobernantes pueden condescender con ella y atraerla
sus designios. La razon puede cautivarse 6 con el principle
universal de la obediencia, haciendo que penetre profundamen-
te en la mente de los sitbditos la primera base de toda exis-
tencia social; esto es, el deher de sa rificar el individualismo
disolvente al principio unificador 6 social de la autoridad, 6
con el convencimiento prActico, demostrando a los sitbditos
Ia justicia del decreto a quo quiere sOmetersela. A este fin
van eneaminadas en los Gobiernos representativos las discusio-
nes pitbficas, con las que se demuestra el pro y el contra de
las leyes proyectadas, discusiones que se publican despues en
los diarios para former, corno suele decirse, 6 para investigar
la opinion piiblica (1). Pero cuando a la fuerza de /a razon


(1) La idea no soda absolutamente inutil para el objeto si fuese
menos falsa en el supuesto, 6 menos inconsiderada en la ejecu-
cion. E suponer Tle la ley debe formarse por la opinion pdblica,
es nu absurdo que se deriva del absurdo principle de la soberania
popular, estilpirta negacion del principio esencial de toda autori-
dad, la cual establece una autoridad presuponiendo la imposibi-
lidad de que todas gobiernen. Pretender, pues, que se forme 1a
unidad del convencimiento con la discusion sosteuida por varios


DE LOS GOBIERNOS LIBEIIALES.
457


Bien poseida del principio universal, corresponde en los sub-
ditos la firme voluntad de aplicarlo con todo el rigor del de-
ber, con solo publicar: nisi lo manda quiet lie2iC derecho para
ello, basta para conseguir la ejecucion; tal es la forma de
mando entre los militares en quienes esta profundamente gra-
bado aquel principio. Por el contrario, en los sistemas demo-
crAticos es tanto mayor el esfuerzo en dar la razon de lo que
se rnanda, cuando mayor es la creencia de los snbditos de que
tienen parte en el Gobierno.


1,205. El hombre, sensible se mueve energicamente ya por
la idea del bien , ya par el tensor del mal. Seri , pues , suave
en tal concepto un Gobierno que en vez de cadenas y palos
emplee para guiar a sus sn.blitos pre,rnios o castigos, y toda la
teoria de los premios 6 castigos en que fundan los utilitarios
toda esperanza de Orden social , no es otra cosa en sustancia
que la suavidad gubernativa proporcicnada al hombre sensible
y animal.


Un Gobierno que sepa combiner los dos impulsos, el rational
y el sensible , subordinando el segundo al primer° , sera un
Gobierno verdaderamente humane , porque secundarA la na-
turaleza humana en la combinacion de los dos elementos,
manteniendo a cada Lino de ellos en•el grado en que res-
pectivamente la coloc6 el Creador.


1,204. No es calm decir que el use de suedios purarnente


materiales, cuando los otros son intiti/es por cu/pa del della-
cuente , se oponga a la dehida suavidad del Gobierno , como
ha se opone la reclusion de los dementes 6 el use de la cami-
sa de fuerza que les impide dafiarse a si mismos 6 a los demas.
Porque estando destinado el hombre por naturaleza a la socie-
dad y la sociedad al Orden , exige la ndsma naturaleza que la
fuerza brute cuando so desordena , sea dominada por la
fuerza rational. Y si esto exige la naturaleza, no podrA. decirse
que es contrario a Ia sociedad, en la que ejerce el dominio
partidos, y falsificada por varies periOdicos con todo el calor de
las pasiones y de los intereses, es un medio de ejecucion, no solo
ineficaz, sino contrario al fin, es lo mismo que querer apagar el in-
cendio con antorchas encendidas.




458 AP. PRACT, DE LOS PRINCIPIOS TF.enucos
de la naturaleza la autoridad que para eso esta principal y di-
rectamente constituida. Supongamos quo la autoridad no sea
reconocida por la espontaneidad irrational del loco , y por la
espontaneidad perversa del malvado ; estas espontaneidades
tendrAn que ser donainadas por la fuerza y separadas del fin a
quo les inclinaba la pasion, y esta violencia a la pasion del
ciudadano es naturalise ma a la razon social , destinada preci-
samente per la naturaleza A centener los escesos de los asocia-
dos. Per este, yerran grandemente, los quo por advirir fama
popular de suavidad en el Gobierno , dejan impunes los deli-
tos so pretesto de clernencia y usando asi una suavidad indebi-
da para los instintos salvages del hombre perverso , los alien-
tan con la impunidad a la opresion de los honrados en cuyo
provecho debe redundar, , segun la naturaleza, la fuerza su-
prema de la sociedad. La misma naturaleza se encarga des-
pues de castigar a tales g,obernantes , por somejante perversion
del Orden , 'naciendoles perder la justa popularidad que con-
siste en la aprobacion de los hombres de bien cuya tranqui-
lidad esta .asegurada , sin quo adquieran la quo cellos ansian
entre los malvaies , los cuales comprenden que no es clemen-
cia de buen corazon sino debilidad de loca -ambition , esa in-
dulgencia con quo se quiere comprar su aprobacion.


1,205. La verdadera suavidad en el Gobierno consiste en
conducir a los saditos a Ia posible honestidad de vida por los
medios mas conformes a la naturaleza humane, segun los di-
versos grades de perfection quo esta alcance en los goberna-
dos. De aqui que el que gobernase heroes podria apoyarse casi
esclusivatnente en razones de virtud; tal es el Gobierno del
Santo Fundador en cada una de las drdenes religiosas, las cua-
les deben ser, segue la idea catOlica, y han side realmente, al
merles en su principio, institutes de heroism° moral. Per el
contrario, el qua gobierna en la sociedad pdblica A hombres
de vida ordinaria, debe procurer, en cuanto este de su parte,
la influencia de las razones de virtud, come que son las que
ataiien A la parte mas excelente del hombre , pero persua-
dirse al mismo tiempo de que estas no bastan sin el aguijon
de los premios y los castigos , que impulsan al metros al


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES.
459


hombre sensible , si este no doming
al hombre racional


Y coma se aviene mas con el Orden racional el obrar por
atnor al Bien que por temor al mal (pues que la razon se
determina por so misma naturaleza, per el fin, que es uno, y
al coal miry


directarnente, mas bien quo por terminos opues-
tos, que son muchos, y a 103 cuales no rnira sino indirecta-
mente); y como entre los bienes son mas espirituales los del
honor, intimamente unidos con Ia grandeza moral, y de los
cuales se disfruta a proporcion del merit° de que cada uno
es digno, cuya fuente, que no falta en la sociedad, es el recto
juicio de la sociedad entera, asi sera— mas suave el Gobier-
no quo alienta con el bien, que el que atemoriza con el mal;
los estimulos del honor y del vituperio deberAn preferirse,
mientras sea posible, a los medios onerosos.


Cuando, finalmente, haya algunos sübditos quo se linen info-
rims A los mismos animates, que no puedan dirigirse ni por la
razon ni por los sentidos, enininces es cuando pueden ser obliga-
dos por la fuerza y arrastrados, como pie,dras O troncos !Altos de
razon y de sentido, a donde exige el Orden que esten y ellos se
iiiegan a ir. Usar en tales cases de esos medics, no es falta de
suavidad en el Gobierno , sino cuando se rectirre A ellos sin
haber experimentado antes (afros medios mas nobles y menos
innobles.


1,206. De lo expuesto hasta aqui , resulta evidente cuanto
debe considerarse en uno y otro sentido respecto A la suavi-
dad del Gobierno y a la lenidad de las penas ; la urimera es
un merit° absolute , al peso que la segunda.lo es relative ; la
primera debe procurarse por todos los Gobiernos en el mayor
grado posible , no cabiendo exceso en conformarse perfecta-
mente con la naturaleza, segun los diversos grados de so des-
arrollo. Y hablamos de la proportion del Gobierno eon los
diversos grades del desarrollo natural pare que se compren
da la verdadera idea de !a suavidad , aun en los Gobiernos ca-
tOlicos, en los cuales no puede ser perfecta sine va combinada
con el elemento sobrenatural que forina la eseneia del Catoli-
cismo. En este tiende la naturaleza a la ciispide de su perfec-
tion, en la quo se subfima A una altura casi divine, y tambien




460 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
esta tendencia debe secundar todo buen Gobierno cuando ha
sido de este suerte privitegiado por el cielo; y los Gobiernos que
favorecidos con tal privilegio lo rehusan o lo olvidan brutal
ingratamente , se hacen por esto mismo duos en todo , par
Imes que algun incredulo adulador no deje de ensalzarios has-
te el quinto cielo como sus Mecenas, y se . hacen dignos
del descontento y de i pUblica indiguacion que nunca. fatten
mientras sobreviva en la sociedad catOlica uu aliento de vide
eatOlica: CaWgo justisimo y muy natural , pues tan contrario
a la naturaleza es no conformarse a los preceptos que ereemos
firmemente haber recibido del mismo Dios , siguiendo en su
lugar la escasa iuz de nuestra eclipsada razon , como el des-
preciar los dictados de la razon y de la jusicia para condes-
condor con la grosera espontaneidad de los sentidos y del into-
res. Condescendencias tan innobles haran siempre violentos
a los gobierncs de los pueblos catOlicos, por rues que esa irra-
cionalidad y esa flaqueza se bauticen de temp3anza y modera-
tion, pues no hay suavidad cuando so secunda solo una parte
de la naturaleza, 3a Iris inferior, ofendiendo a la mejor parte
0 impidiendola remontarse a la altura sobrenatural a que esa
/lamada.


1,207. Por el contrario, la lenidad de las penas, teniendo
que ser proporcionada , no a la naturaleza en general , sino a
a las circunstancias accidentales de los delincuentes y de la
sociedad, no deb() apeteeerse en el mayor grado posible,sino en
el justo para que la pens sea suficiente pare reprimir el deli-
to, sin exceder los limites de la estricta necesidad. Y en efec-
to, el que abrazase como dogma el deber de la lenidad ebso-
luta en las penes, ilegaria al absurdo de abolir enteraniente
todo castigo, pues no hay ninguno tan ligero como la complete
hid u lgencia.


1,208. Esclarecida de esta suerte la verdadera idea de la sua-
vidad del Gobierno relativamente 01a lenidad del COdigo penal,
no es dificil comprender como han poclido influir en la mitiga-
tion de los tribunales crirninales ya el espiritu catelico, ya la he-
terodoxia reformadora, quo se jacts tanto de so conquista, y no
es dificil comprender tarnpoco (raj!, mórito debemos atribuir


DE, LOS GOBIERNOS LIDERALES.
461


uno y otra. La influencia podemos explicarla por la naturaleza
de los principios , 0 sea aforismos morales con que cads uno
de los dos principios informa su conducta, comparando esos
principios con las diversas formes de suavidad que acabamos
de considerar en los Gobiernos ; el merit° depende natural-
mente del intento con que cada uno de los dos ha ido poco
poco mitigando las penas, pues que el merit° depends de la
moralidad, y toda rnoralidad se derive necesariamente del fin.


1,209. Quereis ver que influencia ha ejercido el Catolicis-
mos respecto 0 la mitigation de las penas? Basta reflexionar
que todos sus progresos son promovidos esencialmente por
.aquel axioma del Ultimo fin, por el que el hombre es conside-
red° como desterrado en este mundo, como peregrino que
carnina 0 la patria celestial, en donde le espera la verdadera
felicidad, y asi toda criatura, toda condition de su existencia
aqui abajo, no es para el Ines que un medio, qua no es hien
sino en cuanto le gala a su termino. Afiadid 0 este principio
universal el sentimiento de caridad fraternal, por el que el
hombre debe desear pare sus semejantes lo que desea racional-
mente para si mismo, y vereis que el Catolicismo deba segue-
mente mitigar gradualmente las penas, pero con esa diecre-
cion y prudencia que ajusta los rnedios al fin, qaeriendolos
ni mss ni menos que como el fin mismo los exige, y aprecian.
do en tal concepto las penas como bienes si nos conducen
aquel, 6 como males si nos separan.


1,210. Y asi, , en efecto, yetis qua obra el Catolicismo en
los fastos de la historia. Vivamente conmovido por el horror
al delito, no le vereis james subir 0 la tribuna 0 defender su
cause, 0 librarlo de la execration, a favorecerlo negIndo el
libre albedrio, a sancionarlo santificando la pasion 6 el intern
que lo produjo. Pero dejando al delito con todo el peso de su
maldad, la caridad catOlica se torna al delincuente mirando
en 01, no la maldad que le hace semejante al demonic y cia-
ma venganza, sino is fragilidad humans que clarna piedad, y
la naturaleza, la redencion, la grabia que le hace semejance
Dios. Y mientras hace lo posible pare mitigar el castigo del
desventurado, y con tanto mayor esfuerzo, event° mayor es la




462 AP. PRAGT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
desventura. de su delito y la vileza de su condicion, la veis al
anima° tiempo trabajar con el criminal, no ya para acusar de
injusticia al juez 6 mote)ar de severa la pena, sine para de-
mostrarle que la condena es justa y atii para el mismo, como
la que sale de los labios del Padre celestial para enmendar, y
no para matar, para salvar a un bile protervo.


1,211, Par lo cual vereis quo el Ca tolicismo detesta siempre
los castiges con rpm un nolo indiscrete parece que quiere con-
vertir en perdiciou eterna del reo su castigo temporal; y cuando
Prelades etas severos, por ciertos delitos extraordinarios,
privaban a los delincuentes de Ia Ultirna reconciliation, cuan-
do ciertos magistrados legos qaisieron guitar a los condenados,
a la Ultima pena el consuelo de recibir los Sacramentos de la
Igiesia, se conmovieron las entrafias de esta Madre piadosa, y
ante eI furor de aquel celo exterminador pronunci6 el hueus-
que venies et non procedes amplius, oponiendo al curso de la
venganza sus inquebrantables columnaa en aquel momento su-
premo que separa el tiempo de la eternidad. Y en las Ultirnas ho-
ras del desgraciado reo, cuando el horrendo espectro de su de-
bit() no le presenta otro finite que el remordimiento de la mal-
dad y ninguna esperanza. de perdon, cuando la sociedad le ar-
roja de su seno cubriendole de oprobio y entregandole al ver-
dugo, acude a consolarle la caridad oaistiana; y no encentraris
quizi un pueblo en donde se deje oir libremente su yea, que no
destine al instante un ejercito escogido de alines piadosas que
tiendan la mane al Sacerdote para endulzar el amargo caliz
propinado ala victima por la rigida justicia del hombre.


1,212. Pero ademas de estos sentimientos inspirados por
el Catolieismo para con el culpable, los cuales deben inducir
naturahnente a los legisladores a mitigar las penas cuanto sea
posible sin dano de la sociedad , el Catolicismo favorece esta
mitigation con suma eficacia , aunque indirectamante , inspi-
rando a la sociedad toda Ia observancia del derecho y la sublia
midad de sentimientos por /as que los legisladores pueden en
elect°, sin done de la sociedad, suavizar el derecho penal.


Las penas homes dicho poco ha , deben ser proporcionadas
a la necesidad social y al grade de perfeccionamiento moral


DE LOS GOBIERNOS LIEERALES.
465


de cada pueblo. Porque es claro que cuanto Inas progresa
en el pueblo el sentimiento catOlico , tante mejor aprende
aborrecer toda mala action , primero per temor de las penas
espirituales y temporales , despues per amor a Ios premios;
finalmente, por amor a la justicia y a la Santidad, y a este le
induce principairnente el Sacramento de la penitencia , del
que es condicion esencial el aborrecimiento de todo pecado.
}laced que un pueblo pondere frecuentemente los motives y
despierte los afectos de sernejante aborrecimiento, y compren-
dereis come poco a poco donde imperan sentimientos tan no -
bles, debe disminuir la frecuencia. de los delitos y atunentar
el influjo moral de los castigos, siquiera sean ligeros. Y cuan-
do los castigos ligeros hayan alcanzado la fuerza de los graves
y basten para defender a la sociedad el legislador,


, no solo po-
dra sin perjuicio sine pre debera per justicia mitigar el C, di-
go penal, pues que es injusta la pena cuando es inne cesaria.


Y este es precisamente el motivo porque todas las legisla-
cione,s europeas ban ido paso a paso mitigando sus cOdigos
medida de los progresos quo Iranian en los pueblos los senti-
mientos catOlicos. Aquel mismo terrible tribunal que forma el
espanto de los regeneradorea y de los credulos, la Inquisicion
espafrola, se redujo finalmente a no imponer casi otra pena
que rosaries y retires espiritu.ales, como puede verse en la
historia, no sospechosa por cierto de indu!gencia excesiva
para los Inquisidores, escrita por el desgraciado Llorente,


1,215 He aqui la consecuencla natural de los principios
catOlicos en el derecho penal, en el que aquellos han mante-
nido siempre viva la idea de la gravedad de la culpa y Ia cora-
pasion para con el hombre que sufre la pena. Pero dadnie Un
heterodoxo que este firms en sirs principios y deduzca lOgica-
mente las consecuencias, y vereis muy diversos resultados,
muy diversa influencia en la teoria del sisterna penal.


1,214. La base de la heterodoxia y de la independencia
de la razon, es la incornpetencia de cualquiera autoridad
en la tierra pare, sentenciar contra las opiniones, y la impo-
sibilidad en el reo de juzgar de otra manera de la que la evi-
dencia le indica. Fijad Bien en el delincuente y en la sociedad




464 AP. PRIM. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
estas ideas y vereis como desaparece la idea de delito. Eres
reo de muerte, dice el magistrado al delincuente.— Por que?


• —Porque has cometido un delito.—iDelito! Mi le llamas tit,
pero en cuanto a mi, he seguido los instintos de mi natu-
raleza, y por coneiguiente de mi conciencia, o al meaos, he
sido Unpaid° por •una pasion a quo no podia resistir.— Y
esta pasion es la que to condena al suplicio.— Una pasion ir-
resistible, un acto inevitable, una opinion que por mas que
fuese falsa nadie tiene derecho de condenar, porque mi inteli-
gencia no puede verb de otro dodo; eso es to que llamas mi
delito; pero que cualquier hombre de buen sentido Damara
mi desventura. iConclenarme a muerte porque soy desgracia-
do, es tal crueldad que me convertira en victims a los ojos
de la sociedad entera, y a ti en asesino Inas Bien que en
verdugo!


Y tal es ciertamente la tendencia de la opinion social, a pro-
porcion del predominio que ejerce el dogma heterodoxo de Ia
independencia intelectual, y de esa fatalidad que se presenta
boy continuamente en las novelas y ea el teatro para hacer la
apologia de todo delito, y abolir casi hasta la idea de la con-
ciencia pUblica. La tendencia , digo , porque ja.mis podra lle-
gar la sociedad entera .


a ser completamente lOgica en la he-
terodoxia „cuyo Ultimo desenvolvimiento seria la destruction
de toda inteligencia y de todo bien social. Pero sin que liegue


este ultimo terraia° espantoso, sin que se santifique 6 ab•
suelva el delito , renunciando a toda seguridad en la sociedad
por amor a un !also principio y por tenacidad de una legica
esterininadora , vemos por otra parte bastante explicitas estas
consecuencias en la tendencia universal a condenar a toda au-
toridad y a todo magistrado , a absolver a todo criminal y aun
a canonizarlo, al menos mientras el interes privado no se ye
herido en lo vivo por el delito y no tome nuevos asaltos por los
que queden absueltos de los atentados precedentes. En efecto,
no oricontrais jamas tratadista de derecho criminal que se
atreva a coneiderar el castigo como expiacion , sino que casi
todos se atrincheran en la idea de Ia defensa social , y fundan
en esta el derecho de irnponer la pena , negandole cualquier


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 465
otro fundamento. Lo cual es decir precisamente, que el delito
por si no merece castigo del hombre, y que la pens no es
una expiacion del desOrden , sino un cornbate contra el mal-
hechor. Este se encuentra, por consiguiente, colocado en la
misma condition de un soldado qua mere a manor del ene-
migo , que no castiga un delito , sino que se defiende de un
ataque. 1()u6 protunda perversion de ideas! pColocar en la
misma linen de dignidad moral al que sacrifica la vida por de-
fender a sus conciudadanos y al que la expone por ofen-
derlos


1,215. La idea del delito y su execration queda, na.
turalmente abolida, segun la tendencia del principio hetero-
doxo, y esta abolition, como todo el mundo ye, lleva consigo
por natural consecuencia la aholicion de la idea de castigo, no
pudiendo subsistir esta idea sino relativamente al delito.


Ya puede la sociedad sacrificar una victima como el carnicero
trincha la carne de un ternero; podrin unos compadecerse de la
victims con la ternura de la simpatia, y otros aprobnr el sacri-
ficio por el interes de la propia conservation; pero el sacrificio
no es no castigo, y un heterodoxo que discurra no podra ver en
todo esto mas que el triunfo de la sociedad fuerte, quo se de-
fiende de/ debit criminal, no ya el mat de la pena debido al
mal de /a culpa. Asi ss juzga lace tiempo en el mundo elegan-
te respecto al asesinato, cuando se comete con premeditation,
se pacts comarmas iguales, y es promovido per el honor y se
llama duelo; asi sucede hey en los delitos politicos, a los cuales,
por enfasis, se suele Hamar tambien delitos de opinion, por-
que a ellos mas especialmente se aplica el. inalienable derecho
de juzgar, segun la norma de la propia razon; asi comienza
pensarse tambien respecto a los delitos contra la propiedad
cuando se cometen racionalme,nte, segun las teorias de Prou-
dhon 6 de Blanc. Y asi sucedera mairana respecto a cualquier
otro delito, si en cualquiera sociedad 6 class se llega a intro-
ducir una opinion que niegue la maldad moral del acto 6 en
imputabilidad. Tan pronto como el delincuente pueda persua-
dir que el acto en si no es culpable, y que 61 no tuvo posibi-
lidad de evitarlo, el castigo perdera su indole natural y hasta




466 AP. PRIM DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
su nombre, y quedara reducido a un sacrificio 6 . destrozo de
came humane.


1,216. Pero el principio de independencia de 1a xazon
conduce naturalmente al sistenaa epicureo en la moral; lo he-
mos visto otra vez, y desgraciadamente esti por otra parte tan
cornprobado por los hechos quo podemos dispensarnos de re-
petir las rezones (1). Y estA tan en el Animo yen la boca hasta
de los hombres honrados que la felicidad del hombre consiste
esencialmente en los goces, quo ya los mismos defensores del
Orden , de la jasticia y de la religion , parece que se hart con-
sagrado A la apoteosis del placer, escribiendo 6 el memos sobre-
entendiendo en toda su apologia el cOlebre epigrafe de Montes-
quieu , encabezado por Chateaubriand en su Gdnio del Cris-
tianinno: La religion dada por el cielo para el bien de la
otra vida forma la felicidad hurnana tarnbien en la tierra:
tan connaturalizadas estan las inteligencias con el- mincipio


epicureo!
1,217. Pero si el Bien del hombre es gozar, padecer sera


su male por mas que diga el Evangelio. Y , por consiguiente,
el que no quiera el mal del hombre debera abolir los padeci-
mientos. 116 aqui, por consiguiente, a nuestros filantropos (al
menos aquellos a quienes los instintos naturalmente honrados
impiden la brutalidad del egoismo), helos aqui, diga, afanados
en abolir todo castigo para los malvados y en multiplicar los
goces para sus concindadanos. Este abolicion de todo padeci-
miento, es en ellos tanto etas racional, cuanto que ellos yen
en 61 delincuente, no ya un culpable, Sill() un desgraciado. Be


quo la mitigation sucesiva, y mAs bien la abolicion de todo
supiicio, no encuentre mis limite qee la necesidad de la pro-
pia defense; y si fuese posible colocar a todos los maihechores
en un parai:o terrenal para que gozasen de Lodes las delicias,
mientras la sociedad se librara de sus purtales, la filantropia
los ilevaria a el en pahnas, y creeria haber hecho con esto el


(1) Santos son los goces y ban de procurarse con la virtud,
porque Dios que nos iefunde el deseo de aquellos es Santo, etc..
PRounnos. .—Sistema de las contradicciones econennicas. Tomo I.
Cap. VIII, peg. 345 a 347.


DR LOS GODIERNOS LIBERALES. 467
ultimo esfuerzo del humanitarismo, consagrado a limiter los
sufrimientos del cuerpo, sin cuidarse pare nada de la hones-
tided del alma, que depende enteramente de la opinion par-
ticular del delincuente.


1,218. Los que aai discurren en defense de sus some-
jantes, son los Inas honrados y estan movidos de verde-
dere antique puratnente natural benevolencia pare con sus
conciudadanos. Pero hay otra razon, qua nace del mismo epi-
curiamo, que puede inducir a mitigar los castigos ; el horror
a Ia pena agena sino a la propia. Mientras la brutalidad del
epicureo no llega a saborear el placer de la Sangre y de la
crueldad , mientras se enerva en Ia Rfeminacion y el No, sin
poner en juego pasiones violentas y furiosas , los animos
muelles y debiles son ince paces de soportar la vista de un obje-
to desagradable, y hacen todo lo posible para quo nada venga


turbar el banquete perenne, en donde se desvartece entre los
perfumes de los ungfientos y las delicias de los variados excitan-
tes. En semejante condicion de hombres, el horror A la sangre
humane y a las lAgrimas no es compasion racional que consuela
al infeliz, sino molicie que rechaza toda pena, y el buen efecto
que resulta en provecho del condenado es una combination acci-
dental, fortuita , quo podia tender a diverso fin. La coquetuela
y el pisaverde no quieren oir nombrar la cuerda por no des,
naayarse, y pideri troy la aboliciori de la pena de muerte como
mafiana pedirAn Ia encarcelacion de todos los mendigos é irn- .
pedidos para no encontrarse por casualidad con la vista des-
agradable de los andrajos y las mutilaciones, ayer su moll-
cie salvaba a un malvado de la muerte; hoy esa misrna rno-
licie condena A mil inocentes a la cartel. Aquel mOnstruo,
Marat, que mand6 millares de victimas a Ia guillotine, no tenia
corazon para retorcer el cuello a una gaIlina, y los misnios
que cla man por la abolicion de la pena de muerte honran el
homicidio de los duelistas. V lct.tAntos dies hate que al pugilato
de los dos Bicker's friend dispuestos a =terse por 550 pesos,
asistian tranquilos y aplaudiendolo 700 espectadores en aquella.
tierra americana quo en materia de filanteopia no cede segu-
ramente a ninguno de los progresistas europeos?




468 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TE6RICOS
;Re ahi cual es la lenidad del epicurismo! Pura pasion tan


irracional en el bien como en el mal, que prueba igual horror
a la muerte del asesino que a la del asesinado, que no tendria
corazon pare visitar a los enfermos en un hospital, por la
misma raznn, porque reparte limosna y socorros a una familia
que llora.


1,219. Si la lenidad se hubiese introducido en los tribuna-
les, cediendo Unicamente a tales itnpulsos, no hay quo decir
cuan poco septa seria en su funclamento y cuen irracional
en sus aplicaciones. Afortunadamente el egoismo epiciireo an-
daha aqui de acuerdo con la caridad cristiana. La cual, infun-
diendo universalmente en las sociedades catelicas su. espiritu
de mansedurnbre y de caridad, no menos suave quo rational,
penetr6 tambien en los . tribunales yprodujo el vivo sentimien-
to de humanidad que los filintropos hen recibido de ella sin
comprenderlo, y se vanaglorian de promoverlo cuando no ha.
con mas que desfigurarlo.


4,229. Pero lo peor es que sus vanaglorias caen en gracia
a ciertos hombres de bien, que se dan a ereer que el hien se
hate a fuerza de charter; de snerte que hate mas hien el que
mas se pavonea. Esos tales que pondrian juntos en el panteon
A Rousseau eon San Vicente de Paul, y que atribuirian de
buen grado la felicidad de los negros al sentimentaiisrno de
Marmontel, o a los cruceros ingleses de las costes de Guinea,
estos tales, digo, continuarAn com p si tal Cosa, eesalzando la
dulzura de los juicios criminales como fruto de la civilizacion,
sin reparar que la civilizacion ni siquiera tendria idea de tal
mansedumbre si no Ia hubiese e.nsefiado desde la Cruz el Na-
zareno. ;Tento puede en ellos el grito humanitario de los sen-
timentales que, tendidos en un divan, perifrasean hostezando
y escupiendo filantropia!


Pero a decir verdad, no todos bostezan tendidos muelle-
mente: hay tambien entre los filantropos hombres activos, 6
mas hien furibundos, que con sus ponderaciones persuaden
los credulos de que dos son los grandes apOstoles de Ia her-
mesa obra de mitigar las penes, y los tontos se lo croon, por-
que es my propio de entendimientos groseros atribuir los


DE LOS GOBIERNOS MURALES. 469
efectos, no ya A las causes mas remotes, mas constantes, mas
secretes, lino a las mas inmediatas, repentinas y estrepitosas.
Para eomprender todo lo que ha hecho el Cristianismo en la
obra do duleificar la justicia humane, seria menester recorrer
toda la historia de la iglesia, penetrar en los pliegues mas re-
cOnditos del corazon humane, de cuyos resortes se apodera
Aquella, siempre que quiere producir una do esas rnetamOr-
fosis portentosas quo cambian la fez de la Tierra. Eso es lo que
ha hecho procisamente el admirable. 13alrnes on su . grande
obra sobre la civilizacion europea, hablando en general de la
suavidad de las costumbres y espeeialmente de la abolition de
la esclavitud (I). Pero asi proeeden los tatentos elevados, pro.
fundos y eruditos a cuyo vuelo no pueden acomodarso las eche-
zas estrechas y vulgares. Si estas von levanterse una tempestad
funesta que arroja rayos, piedras y granizo y arruinando los
edificios destruye y sepulta con todas las instituciones sociales
algun abuse, son cepaces de Hamar al rayo y A la tempestad
libertadores y salvadores de la sociedad, porque hen aeabado
con un abuso , sin pensar en los darioa inmensos de aqifel es-
terminio. Para estos tales, si la filantropia llegase a dar el salvo-
conducto de la impunidad a todo delito , mereceria ester re-
presentada en los altares al lado del Salvador del mundo , por
haber impedido con el desquiciamiento de toda la sociedad
gun abuso pareial ocurrido a veces en la administracion de
justicia. lNo habeis oido hablar nunna de las famosas conquis •
tas de 4793?


4,221. Ile aqui cuatro rezones por las que la lenidad. de
los tribunales se atribuye A la filantropia heterodoxa ; este la
proclama sin discusion, la proclama con estrepito, la procla-
m por instinto de molicie divinizando el placer , la proclama
por torpe error del entendimiento , o mas hien santificando
el delito. Pero esto es propio de toda sociedad reforrnada a fa
moderna, cualquiera que sea su forma de gobierno. Para apli-
car este doctrine universal al asunto especial que tenemos en-


(I) BALmEs.—E/ protestantismo comparado con el CatOlicismo.
Besde el cap, XXXI, al fmal del tome.


TOO II.




470 PRiCT. DE LOS'PR1NCIPIOS TEORICOS
tre manos , restanos solo examiner que relation hay entre la
lenidad de los castiges y la forma del gobierno representative,
corrompide, come hemos demostrado por la influencia del
error protestante.


La lenidad de los Gobiernos representativos (1).


1,222. Segun los principios heterodoxos, el Gobierno
resentativo es , come /lentos visto, un Gobierno en que el in-
dividuo es naturalmen.te independiente , el pueblo soberano,
la ley hecha por Ia mayoria, el Gobierno constituido por los
partidos , y los cambios politicos se suceden perpetuamente
a medida que se suceden los mistnes partidos. En semejantes
condiciones, dare es, que la lenidad en materia criminal ha
de ser atributo necesario de semejante sociedad , especialmen-
te cuando se establece la decantada inamovilidad de los ma,
gistrados.


1,225. En primer sugar ; si el individuo es naturahnente
independiente, la sociedad no tiene derecho a castigarlo ni
imponerle Ia manor Pena si al no consiente en ello, y no
consentire jatnas si antes la sociedad no le demuestra que es
culpable , pues no hay nadie que haya querido concederle el
derecho de castigarle o maltratarle siendo inocente. De don-
de nace esa inviolabidad personal conocidisima bajo la formula
del habeas corpus.


1,224. Bien se comprende cuen racional es en si misma y
en abstracto este inviolabilidad, pees no hay cosa qua mas re-
pugne a la justicia natural que el maltratar a un inocente.
Esto, no obstante, considered° el principio mismo en el Orden
concrete de las relaciones sociales, facilmente se eche de ver
cuen provechoso es al malhechor para eludir las pesquisas


(1) Todo to que aqui decirno3 puede servir de ampliacion at
Ensayo TeOrico, tomo III , ntimero 190, en donde se exponen los
eletnentos ktiricos del derecho penal.


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 471
judiciales y procurer la impunidad del delito. Por consignien-
te, en opinion de los que no colocan el placer por encima de
todo bien social, sine que le posponen al Orden y a la justicia,
la inviolabilidad de la persona se pospondra al Orden social , y
por roes que se haga todo le posible pare mitigar las incomo-
didades de la detencion, la maigacion no Ilegari jamas a hacer
ilusoria la fuerza de la justicia. Si la detencion es medio ne-
cesario pare asegurar el Orden de la justicia , si este Orden es
el primer bien del hombre en la tierra, Ia detencion qua ase-
gura ese Orden es un verdadero bien aun para el inocente que
Ia sufra ; habta tal punto, que bastan muchas veces los senti-
mientos naturales de probidad y de honor para que un acusa-
do inocente se presento voluntariamente en la prision ; en
Roma tenemos de este muchos ejemplos recientes. Ante tales
consideraciones, la justicia y la caridad racional, en vez de
sancionar de una manera absolute una inviolabilidad peligro-
sa , tratara de distninuir las incomodidades de la reclusion del
acusado.


1,225. jQue campo tan vasto me abriria este reflexion si
quisiera discurrir acerca de los prodigies que obra en todas
partes en favor de los presos la caridad cristiana' En ese
reino en quo las carceles han side objeto de tan desvergonza-
das calumnies, en el reino de Napoles la caridad cristiana ha
Ilegado a convertir el calabozo en monasterio , y la Pena en
descanso, haste el punt() de pre se ha visto alguna vez tro-
carse la mania de libertad que devora a los presos en shplicas
para continuer en la reclusion.


A este propdsito quiero rectificar un hecho tan honroso a la
lenidad de los tribunales pontificios come duramente censure-
do y convertido en su desdoro por ciertos periedicos que no
perdonan ocasion de calumniar cuando se trata de personas
eclesiisticas. Dijeron aquellos en alguna ocasion que un cier-
to conde Alberti, acusado de haber falsificado y vendido frau-
dulentamente algtmos autegrafos de Torquato 'Passe, hahia
sido puesto en prision y declared° inocente al cabo de siete
alias. En vane es decir los clamores que se levantaron en favor
de !a victima y las acusaciones lanzadas contra los magistra-




472 AP. PRA.OT. DE LOS PRINCIPIOS TE6MOOS
dos. Quise averiguar la verdad, y descubri (aparte de otras
circunstancias qua no hacen al caso) que la duration del en-
carcelamiento fob debida A las instancias del mismo reo , el
cual , diafrutando de la libertad que se le concedia durante
el dia pare atender rites comodainente a su defense , y te-
niendo muchos medics de 'fortune, creye mas ventajosa one
reclusion que . librAndole de pager habitation , le proporcio-,
naba alguna pension para el abrnentO cotidiano. Precise es.
confesar que cuando los presos son tratados con tel blandura
la camel no es una pens. , y si no obstante para muchos es
incOrnoda, esta incomodidad no ee, tel que deba posponerse al
interes de toda la sociedad.


by que dire de esas carceles en donde la admirable cari-
dad de los hijos de La Salle ofrece a los catOlicos franceses
una nueva forma de encarcelamiento , y en donde algunos re-
ligiosos, animados del espiritu del Redenior han tornado a su
cargo el custodiar y convertir en lugares de arrepentithiento y
de oration con solo la fuerza moral de la fe y- del amor,
los lugares en que gemia encadenado el delito?


Tan fecunda es la Religion, cuando se la abre pas° , en
medics de salver la justicia y asegurar a la sociedad sin mal-
tratar a los inocentes. Por el contrario los defensores de los
derechos dcl hombre, los que pare rescatar a los negros de
la esciavitud encontraron el maravilloso medio de armarlos
contra los blancos y prefirieron al apostolado del P. Las Cases
el de Toussaint POuverture , estos preferiran antes dejar en
libertad al culpable con peligro de la sociedad a asegurar
la sociedad con molestia del culpable. Y en verdad que no
discurron mal, pues no hay Cosa mAs a propesito pare quien
trabaja pare trastornar los pueblos quo conserver siempre su
libertad y los medios de fugarse.


No decinios todo esto pare desaprobar el habeas corpus en
aquellos Raises en quo la dieciplina do la sociedad , la actividad
de la policia , la calidad de los culpables y hasta la misma
configuration geogrAfica del terreno hace posible tan delicado
principio, sino para que se comprenda ottani estOpio seria
erigir en dogma universal de derecho lo que no puede ser


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES,
47'5


sino asunto de especial oportdnidad en un pais : y pare que se
compreudan tambien los motivos secretos que pueden inducir,
Como ahora verernos , a splicer de esa manera en favor de
los partidos , la filantropia fundada en el principio de la inde-
pendencia ngural del hombre y de la soberania del pueblo.


1,226. Esta misma idea de la inviolabilidad . personal ntuy
laudable mientras no pone en peligro la sociedad , pero vitu-
perable cuando a la comodidad de uno solo se sacrifice la se-
guridad social , recibe nuevo pabulo del principio de la sobe-
rania popular, por ese secreto orgullo engendrado naturalmente
erne' vulp por las perpetuas adulaciones de quien va predi-
cando a todo descamisado que Os soberano. En toda nueva
eleccion, en todos los periedicos, en todo circolo politico, en
cuantas ocasiones le conviene a un ministro , A un ambicioso
o A un inocente Oprimido , la lurba mulla de los tontos oye
repetir par boca de SUS aduladores que coda ciudadano es so-
berano , quo debe tenv alta idea de su propia dignig.ad , quo
no debe sufrir quo se injurie la majestad del pueblo. El con-
cepto que forma de si el ciudadano Crete de esta manera,
enorgullece so corazon y le hace intolerables los medios do
coaccion, que recuerdan al reo que es sitbdito y a la sociedad
la majestad supreme de la Justicia eterna , linica fnente de
donde deriva toile su fuerza la ley social y toda su ' grandeza la
condicion humane.


1,227. Eso que en el lenguaje cristiano se llamaria orgu-
llo de pobre abominable a los . ojos de Dios. y que en lengua-
je pagano se llama justo orgullo del hombre quo siente su pro-
pia dignidad, produce naturalmente en los pueblos desvane-
nicks con semejante, incienso el mismo resulted° que en otro
tiempo el. titulo de ciudadano roxnano. Los romanos persua-
didos de que estaban destinados a dominar al -mundo , y de
que eran una nation cle gobernantes, sancionaron per si mis-
mos aquella inmunidad tie las penes affictivas tan conocida
en la historia sagrada y profane. Q..16 mncho quo so deduzca
la mime consecuencia del principio de la soberania del paga-
nism° resucitado? i;)tre mucho que todos los ciudadanos quie-
ran mitigar las penes quo se les imponen por su consenti-




474 AP. PRICT. DE LOS PBINCIPIOS TEOMCOS
miento (segun el sistema) y que los legisladores y jueces no se
atrevan a cargar la mano?


1,228. Otra razon nos suministra el artificioso organismo
social moderno basado en el contrapeso de los partidos mili-
tantes. El partido vencedor que p ace la ley siente intimamen
to que corneteria una enorme injusticia si condenase a los del
otro partido especialmente en materias politicas. iEs acaso
una culpa el haber militado entre los vencidos? quien im-
pedia que el vencido fuese vencedor? Condenar al desgracia-
do porque sucumba, es una injusticia inpropia de un corazon
bien nacido ; y mientras subsista en los legisladores un ato-
m° de equidad, el castigo ha de ser leve cuando proviene de
la division de los partidos.


1,229. Pero aunque perezca el sentimiento de equidad,
si no llegamos al salvajismo feroz del terrorismo, sobrevira el
interes y el partido vencedor comprendera que no siendo su
triunfo eterno, puede llegar Fara 61 el glia de la derrota, y exi-
girsele entonces ojo por ojo, diente por diente; mas vale, pues,
comprar anticipadamente indulgencia por indulgencia: Venion
petimusque damusquevicissim. De aqui nace la facilidad con
que los partidos parlamentarios amalgaman tan facilmente,
cuando no media el Odio personal , las amistades y las enemis-
tades, las promesas y las traiciones. Es una especie de conve-
nio tacit() entre los partidos, especialmente en donde estan
acostumbrados a ese continuo cambio de fortuna, que el vence-


, dor no use jamas por completo de la victoria, pare no stair
deinasiado el dia de la derrota.


Aqui, pues, el interes se aviene con Ia equidad, pare hacer
mas ligeras las penes. La equidad rehusa castigar un delito que
mainna podra ser una virtud , y el interes recomienda la dis-
cretion en el oprimir, para sentir maitana los efectos de
la discretion al ser oprimido. Sucede, en suma , a los partidos,
lo que advierte Melegari propOsito de los ministros que no
se atreven a hacer leyes opresivas, porque no creen que ha de
durar eternamente su cartera.


1,230. Pero asi como aigunas veces el vencedor se cree
liegado a la catspide del poder, y dispensado por consiguiente


DE LOS GOBIHMOS LIBEBALHS.
475


de las reflexiones que inspira el temor e inaccesible a los cam-
bios de fortuna, al menos por parte de aquel partido a quien
cree derrotado para siempre , asi vemos tambien que en las
convulsiones politicas Ile,gan por la misma razon dias de ter-
ror en que se fulminan sentencias de prosoripcion para estir-
par hasta el illtimo retono y hasta el Omen de esperanza para
los derrotados. Eutonces se deja rienda suelta a la venganza
y la lenidad de las penes escrita queda en el COdigo mientras
la espada de la justicia se confla al desencadenado,populacho.
Esas son las glortosas jornadas de peclradas y barricades;
dias en que el pueblo soberano desde un trono do fango y de
sangre se muestra en todo el esplendor de su majestad inane-
jando sin piedad el cetro de sus derechos inalienables. Cuando
la horda de los canibales ha consumado el martirio de las vic-
limas designadas para la venganza del partido , entonces los
jefes de este se pr.esentan en la plaza a incensar a su idolo
con la acostumbrada fraseologia admirando al pueblo calmoso
en su dignidad, fuerte con su derecho , clernente en sus ven-
ganzas, que no ha castigado roes que a una pequeflisima parte
de los enemigos de la 'Atria que le habian provocado con sus
desdenes, con sus insolencias , con sus coaliciones.


Hecha asi justicia al furor del pueblo , se sanciona por
medio de una ley el imam consumado: el muei to bien muer-
to esti , el desterrado hien desterrado y el rohado bien ro-
bado. Se publica el estado de sitio pare consolidar libremente
el triunfo yen pocas horas los negocios siguen so curso acos-
tumbrado, se entonan nuevamente himnos de gloria a la huma-
nidad del giglo y a Ia lenidad de los castigos. Asi concluyen los
que podriamos Hamar juicios sumarios del pueblo soberano,
algun tanto mas severos si no estamos equivocados , mas pre•
cipitados, mas apasionados que los de los Tribitnales de guerra
contra los que se han dirigido tantas invectivas y se •han le-
vantado tan tos clamores.


1,231. Entretanto este modo sumario de ltacer justicia
contribuye no solo a la lenidad de los COdigos (en los cuales
no se hate mencion de la severidad de que se usa con tanta
desenvoltura por medios estralegales y por manos de cani-




476 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TE6RICOS
bales), sino tambien a salver la conciencia de los jueces, y la
majestad de los Tribuneles que no se profanan haciendose
instrumentos de tales maldades. Por consiguiente , et magis-
trado conserva el hAbito de imparcialidad y justicia, esa repu-
tacion de integridad , esa grandeza moral del derecho que
censtitura la magia de su oficio en la sociedad. Y he aqui uno
de los motivos por que , como hems dicho al principio de
este tratado, la melded del principio heterodoxo se Mace me-
nos malefica respecto al poder judicial. La lenidad , o mas
bien la falta de proporcion de los castigos con la gravedad de
los delitos, y especiatmente respecto de aquellos clue, coinpro•
meten la integridad de la sociedad, seria funestistina; Jo seria
pare la conciencia pUblica estraviando sus juicios , lo seria
pare la sociedad poniendo en peligro su existencia. Pero como
la integridad de la sociedad no existe cuando estA dividida en
facciones , y como las facciones tratan de asegurarse el triun-
fo con la violencia sin recurrir a los tribunales, la tranquili-
dad material se sostiene por el despotismo de los partidos y
no siente los sacudimientos a que la expondria la impunidad
do los delitos politicos. Por fleas que la conciencia pOblica so
acostumbre a considerar los delitos legales no como culpas
morales.sino como aetos inocentes en si mismos y (pith vir-
tuosos, calificados injustamente de crimenes por interes de los
facciosos , conserva al menos la nocion universal de justicia
moral aunque yea que se dean impunes esos actos por la leni,
dad del COrligo y de los magistrados.


Asi el pernicioso principio heterodoxo no produce inmedia-
temente en las funciones judiciales .todo el mal que deberia
producir, y la magistrature conserva en una sociedad ya cor-
rompida tal cual integridad y reputation en la totalidad de
sus miembros, al menos mientras la cobardia personal no les
induzca•A vender el nombre y la justicia a algun Acab 6 Jeze-
bel que sMicite la muerte de Nabot.


1,232. Este integridad de los magistrados. amparada pot
su inamovilidad, pace mas sagrada é inalterable la lenidad in-
troducida en el COdigo penal. Porque en una sociedad en
que no existe conciencia ni hay derecho que no pue-


DR LOS GOBIERNOS LIBERALES.
477


da variarse por el voto fortuito de una mayoria mudable, ique
energia podrA mostrar un magistrado que conoce que su de-
her en materia criminal es perseguir el delito , si' la misma
ley le prohibe ver haste la posibilidad de la culpa? Y icon que
valor podrA el que legisla fulminar la pena contra un ado que
no puede ser reconocido culpable, armando el brazo de un
juez quo no puede moverlo sin ofender su propia probidad?


1,233, Puedo aplicarse a nuestro caso lo que el celebre
Newman observe a propOsito de la predicacion , comparando
los oradores catelicos con los protestantes.D Se levanta,
dice, un misionero catelico , enarbolando la crux , sale de
la Iglesia a la plaza , impone preceptos en nombre del Dios
de yerdad , fulmina anatemas y amenaza con los castigos
y la muchedumbre que le rodea , oye reverente y aterra-
da, y se golpea el pecho y clama misericordia. No hay
quien se asomhre O se resienta de la autoridad , del atrevi-
miento con que un hombre , un solo hombre se erige en maes-
tro de todo un pueblo y le reprende, sin exceptuar a las clases
mas elevadas por su nobleza , por su dignidad o par su auto-
ridad. atreveria a Racer otro tent° algun predicador pro-
testante ? Y si se atreviese , ipodria esperar igual acogida? La
risa o el desden seria la respuesta del auditorio, que bien po-
dria user justamente contra el atrevido orador aquella recon-
vencion que injustamente dirigian los judios al Redentor:
Homo dum sis fools le ipsum Down. ((Solo Dios tiene
ederecho de imponer dogmas , preceptos y reconvenciones:
et°. , hombre semejante a nosotros , puedes manifestarnos
Dtu pensamiento , pero no tienes derecho de entrar en el
3) nuestro , de trazarle el camino moral, y por consiguien-
Dte tampoco lo tienes pare reconvenirnos porque nos sal-
Dgamos de el. A nosotros tocara pesar tus rezones, deducir
A de ellas las consecuencias morales , y condenar 6 absolver
Dnuestra conducta.D Quien no ye que este mismo razona-
miento puede dirigirse contra cualquier juez , segun el sis-
tema heterodoxo, por el reo que comparece ante el tribu-
nal? iY que pedrA contester el juez que resuelva la dificultad
sin reneger del sistema protestante? Y si lucre tan tenaz que


or




478 PRAM DR LOS PRINCIPIOS TNORICOS
quisiera respetar a un mismo tiempo el rigor de la lOgica y el
de la justicia, zse atreverA a aplicar una pena, y especialmen-
te una pena grave, mientras no pueda conveucer al supuesto
reo de su delito ?


4,23. Todos los procesos criminalesse encuentran redu-
cidos en ese caso A la equivoca condicion en que estan los pro-
cesos contra los catOlicos en Inglaterra, en donde todavia im-
peran las crueles !eyes de Enrique VIII y de Isabel, renovadas
en parte poco ha por el famoso bill contra los titulos eclesiAs-
ticos, sin que ningun juez tenga valor de aplicarlas realmente
y cargar su propia conciencia con el sacrificio de los inocentes.
Asi se hacen las !eyes, como se dijo del mismo bill en el Parla-
mento ingles, con la seguridad de que no serAn guardadas, y
el legislador se atreve A ser injusto porque esta seguro de que
el magistrado sera prevaricador. ;Miserable condicion, en ver-
dad, la de ese pueblo , y demasiado contradictoria para que
pueda extenderse entre gentes que conservan reminiscencias
catOlicas, y por consiguiente buen use de la lOgica y aplicacion
de la moral a la practical Lo mejor es, pues, en el caso de
que tratamos serialar penas tan suaves que el juez pueda resig-
narse a cometer y el acusado a sufrir una mediana injusticia,
y asi necesariamentesuele,nsuavizarse las penas bajo el impe-
rio de las Constituciones A . ;:t moderna.


1,235. Pero he aqui una nueva razon de semejante leni-
dad. Una de las empresai Ilevadas a Cabo, 6 al menos aco-
metidas por el espiritu moderno en la legislation, ha sido su-
primir el derecho de indulto, quo era una de las perlas mas
inestimabies de las coronas de los Monarcas. Vos no sois So-
berano , dijeron al Rey los reformadores ; vos no sois mas
que el poder ejecutivo, destinado por el pueblo a cumplir la
ley y no a reformarla. Pensad, pues, en cumplirla, y no de-
biliteis rompiendolo el freno con que la ley sujeta a los mal-
echores. i,lle donde recibe esa fuerza sino de la certeza del
castigo quo can sobre el delincuente? /heed que se trasparente
Ia esperanza de eludir la ley, y vereis cesar el temor saluda-
dable que deteniendo al culpable protegia al inocente. Si la
ley condena a penas indebidas, 'torque no son necesarias, de-


DR LOS GOBIERNOS LIBRRALES.
479


be abolirse pot el legislador ; si las penas son necesarias , no
deben condonarse por el poder ejecutivo.,,


Asi discurrieron despreciativamente quitando al Rey lo que
de otro modo en su sistema no podian guitar al pueblo; por-
que comp este soberano de plazuela es et animal inepto
inerto que hemos .descrito otras veces, negando el derecho de
gracia quien gobierna de hecho se hacia imposible condonar
pena alguna. IN aqui por consiguiente la lenidad de los casti-
gos hecha cada vez mas necesaria para con todos los delin-
cuentes , A fin de librar A algunos Gag inculpables en circuns-
tancias extraordinarias y que no se epueden prover. El respeto
natural que impone la inocencia , la conmiseracion 6 indul-
gencia que naturalmente perdonan A la fragilidad y al arre-
pentimiento , bacon de ese modo que en ciertos casos delitos
gravisimos en si tnistnos no puedan castigarse con la pena que
merecian. iQuien no recuerda la indulgencia de los romanos
para con el vencedor de Ich Albanos? Reducida, pues, la ley a
la inflexible rigidez del Hado un sentimiento natural obliga
A los legisladores uninimemente a suavizar las penas, para
no ver delanta de si el espectro horrible del que mAs des-
graciado que criminal fue castigado por Ia severidad de la
ley, mas por la gravedad objetiva del richt ') que por la mai-
dad subjetiva del culpable.


Todo pues conspira en las instituciones modernas
A mitigar legalruente las penas: la abolition de la conciencia
ptiblica que no tiene ya ideas fijas, el origen del derecho pe-
nalderivado del consentimiento del individuo independiente,
el orgullo del ciudadano elevado A soberano, /a ferocidad de
las revoluciones que hacen innecesarios a los jueces y A los
verdugos, las reminiscencias de la justicia en los tribunales
herederos de antignas ideas, la abolicton del derecho de gra-
cia que (lace inexorable a la ley y la imposibilidad de hater
hablar al pueblo soberano que siendo el imico en quien se
compenetran el poder legislativo y el ejecutivo, es tambien el
nnico que tiene derecho A suspender la ejecucion de la ley.
Sobre todo, lo mas eficaz para mitigar el rigor es la escision
quo despedaza A la sociedad y el perpetuo cambio de fortuna




480 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
de los partidos, los cuales procuran cuando vencedores no
hater leyes muy duras que les serian aplicadas cuando ven-
cidos.


A estos , que son motivos especiales de los Gobiernos re-
presentativos, agreguense los muc'nos que sugiere la Religion
Catelica desde hace diez y ()oho siglos , y los que la molicie
epicurea indica a la filantropia moderna , y se comprendera
en seguida que quien ensalza como conquista del siglo la miti-
gacion do las penas , Ie atribuye a honor lo qne mas hien de-
biera atribuirle a vituperio , confunde el interes y el egois-
mo con la caridad y la clemencia ; y mirando a los Buenos
efectos del presence , no preve las tristes consecuencias de
la corruption y del desquiciamiento social para el por-
venir.


Estas tristes consecuencias estin por otra parte neutrali-
zadas en el Orden civil, ya porque el fervor filantrepico se
inclina Inas hien a los reos de delitd§ politicos que a los de de-
litos civiles , ya porque en el Orden civil se deja Inas de bue-
da gan g que la ley siga su curso y la religion ejerza su belie&
ca influencia , no habiendo interes por parte de los reforma-
dares, al menos hasta que triunfe Proudhon , en romper el
freno de los delitos comunes. Discurrarnos ahora un poco
acerca del fuero Unico, otra conquista segun dicen , de la ci-
vilizacion moderna.


S V I.


El fuero


1,237. Nadie ignora el estrepitoso clamoreo levantado en
el Piamonte por los quo sriponen que no hay felicidad en la
tierra , si pronto, pronto, y a tambor batiente no se publica
la ley pare abolir el fuero eclesiastico, por Inas que de hecho
este casi muerto . Este abolicion , muy propia del espiritu


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES.
481


modern°, ha sido promovida especialmente en nombre de la
Constitucion que establece la igualdad absoluta ,


de todos los
ciudadanos ante la ley ; y conseguida asi la victoria con Inas
facilidad pon'cierto quo contra los artilleros austriacos, se ha
ido socavando el terreno para encontrar una base selida sobre
que erigir el monumento de tan ilustre victoria.


Despues de mucho profundizar parecia que habian desespe-
rado ya de encontra.r punto de apoyo; por to que la Civiltd
Cattolica pudo creer que podria agradecersele et que viniese
en auxilio de la obra del zapador que largo tiempo ha viene
buscando los fundamentos no siempre sOlidos de las decanta-
das reformas, con la intencion de apoyarlas en base más con-
sistente.


Pero la base de las instituciones sociales todo el mundo
Babe que es la justicia y la conveniencia apoyada en ella.


1,238. Investigaremos, pues: 1.° cuando son justas y con
venientes las quejas contra la multiplicidad de los fueros,
cuando es junta y conveniente su abolition: 2.° que relaciones
hay entre el Gobierno representativo y la unidad de fuero, y
con que consecuencia promueve esa reforms un Gobierno se-
mejante,


Razones gendricas de la ntultiplicidad de fueros.


1,239. La justicia de cualquiera institution puede deter
minarse come cualquier otro juicio respect() a la moralidad,
partiendo de dos principios, uno de derecho, el otro de hecho,
pues que tat es indefectiblemente la forma de todo juicio mo-
ral. Si no teneis un principio universal del cual partais para
juzgar, el hecho material no tendra caracter moral ; si no te-
neis un hecho al cut aplicar el principio, este sera meramen-
te una idea en el campo de las abstracciones , no descenders
nunca al Orden moral , O sea Orden practico. Lo mismo suce-
de al juzgar acerca de una institucion: si la institucion no
existe, al menos en hipetesis, no tendremos materia sobre la
cual formar juicio; si existe la institution. pero no la referis
a un principio, a una doctrina moral, jamas podreis formular




482 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEÔRICOS
un juicio que no consiste en otra cosa que en Ia aplicacion de
la ley al hecho.


1,240. Por consiguiente, cuando buscamos las bases del
fuero multiple y queremos juzgar acerca de la justicia o injus-
ticia de tal institution podemos examinarla bajo dos aspectos.
aExisten en el Orden de la naturaleza tales elementos que pue-
de baber en la sociedad un solo tribunal que juzgue a to-
dos los ciudadanos? He aqui la primera cuestion, la cues-
tion de derecho. Supuesto que Ia naturaleza no resuelve la
cuestion en absoluto, el hecho de la existencia de tribunales di-
versos histOricamente considerado, era injusto y condenaba
a muerte a estos tribunales? 116 aqui la segunda cuestion, Ia
cuestion de hecho. La primera es de Orden necesario y meta-
fisico; la segunda histOrica y contingente; por to coil, si res-
pondemos afirmativamente a la primera, condenamos implici-
temente todos los tribunales especiales 6 fueros privilegiados,
como suele decirse. Y precisamente por esto hernos propuesto
la cuestion en terminos generalisitnos y alcanza a todos los fue-
ros privilegiados sin concretarse especialmente al eclesiastico
(aunque esta sea verdaderamente Ia cuestion mas controverti,
da), ya para dejar a la discusion la a mplitud con que la han tra-
tado muchos publicistas, ya para evitar la odiosidad particular
que podria deeviar el juicio de los lectores, puesto que hoy es
rnuy frecuente juzgar por pasion mas que por rezones, y ensa-
fiarse por pasion contra la Iglesia en ciertas materias que a ser
diversas se discutirian con repos° y madurez.


Tratandose , pues , de un juicio de hecho serail tantas las
opiniones , cuantos seen los hechos diversos no pudiendo ser
una la consecuencia cuande scn varies y tal vez contraries
las premises.


1,241. Comencemos , pues , el examen de la primera cues-
tion y veamos si la naturaleza del poder judicial nos presents
tales elementos que sea intolerable la multiplicidad especifica
de los tribunales. Y &go especifica para determiner clara-
mente el sentido de la cuestion: no se trata aqui de si deben
existir muchos tribunales de la misma especie , subordinados
los unos a los otros, y de qua &gun° dude que la sociedad ha


DR LOS GOBIERNOS LIBERALES.
483


llegado a tal 'timer() que un magistrado no seria bastante pare
conocer de todos los litigios. La duda es si es just° queciertas
personas y ciertas materias se juzguen por tribunales
tos de aquellos a quienes toca en general declarer todos los
derechos.


1,242. A. primera vista esta unidad de los tribunales se
presenta con tal fisonomia de candor , de sencillez y de racio-
nalidad que apenas deja lugar a dude. iPues como, dirAs, no
ttomos todos iguales ante Ia ley? LPues por qua ha de halter jui-
cios desiguales para personas iguales? Las materias que se so-
meten ai poder judieial son todas naturalmente de Orden
pUblico ; el ordenador de este Orden es uno solo , y de este
imico ordenador emana todo poder pare juzgar corno antes
he dicho (toda justicia emana del soberano); luego todas las
materias deben depender de la misma serie de tribunales dife-
rentes en gerarquia qua se concentrau finalmente en el Supre-
mo ordenador.


1,243. Estos son los dos grandes principios en, que suelen
apoyarse los que piden la abolicion de tantos fueros diversos
que abigarraban la administration pitblica en la edad media.
No puede negarse absolutamente, todo valor a sernejantes ar-
gumentos, porque siendo como antes ha dicho uno , el prin-
cipio de la unidad social, la multiplicidad de los tribunales
parece que debe perjudicar a lo qua mas importa, destrozando
la unidad a rnedida - que se lastima en los sujetos en quienes
encarna el principio ordenador. Esto no obstante, la teoria del
que rezone de este suerte adolece de ese error comun que ha
hecho desgraciada a Europa. Los reformadores, despues de
haber ad mitido el principio de que todo el mundo debe gober-
narse segun las reglas de la evidencia (la cual se individuali-
ze de diverse manera en cada uno), tuvieron el capricho de
querer mover la gran maquina social a fuerza de principios
universales y de sistemas abstractor, sin considerar las diver-
sas realidades en que vivimos.


1,244. Tal es, en efeeto , el primero de los argumentos
poco ha mencionados : i No son todos los ciudadanas iguales
ante la ley? Este igualdad tiene un sentido verdadero,que con-




484 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TE6R1COS
siste en que los derechos de todos los ciudadanos se respeten
por el juez, segun el valor que reciben de la ley universal ; de
suerte que cuando se disputa el dominio de una heredad , el
pleito debe sentenciarse segun los titulos , sin mirar si estos
titulos estan en manos de un noble 6 de un plebeyo , de un
docto Ode un ignorante, de un particular 6 de un magistra-
do. Pero si alguno pretendiese que todos los ciudadanos , y
por consiguiente los dos litigantes deben ser considerados por
el jun Como igualmente poseedores del campo litigioso, en
verdad que daria mucho que reir a quien conservase un resto
de buen sentido y no estuviera enloquecido por el comu-
nismo.


4,245. La igualdad , pues , de los ciudadanos ante la ley
puede, dernostrar que el juez debe ser impartial en so juicio
segun la ley misma, pero no prueba que le este prohibido al le-
gislador por hinguna ley natural el asignar una clase de per-
sonas a este tribunal y otra al otro.


4,246. Per el contrario , si estudiamos la naturaleza de
las cosas , encontraremos que supuesta la necesaria delegation
de rnuchcs jueces por la multitud siempre creciente de los
litigantes , el principio la igualdad ante la ley podria sugerir
buenas rezones pars varier la especialidad de los tribunales;
pues siendo conforme a la naturaleza que se formen varies cla-
ses en la sociedad segun los diversos grados de talento , las
diversas profesiones , las diversas condiciones de riqueza,
poder, , etc. ; cuando el legislador quiere dar a cads una de
estas clases jueces proporcionados puede verse poco menos
que, obligado a varier pare ellas los tribunales y los jueces.
En erect° , icuil es el ofieio del juez ? Asegurar el completo
triunfo del derecho. Claro es que pare asegurar completamente
ese triunfo es necesario conocer completamente el derecho; y
no es menos claro igualmente gee son mochas las especies
del derecho que no se commin jamas completamente sin
una especialidad de estudios y de practice que no puede exi-
girse de los tribunales ordinarios. a Cam° exigireis que todos
los magistrados conozcan a fondo todo lo que Ince, relation en
la sociedad , al comercio , a las artes , a la militia, a Ia medi-


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES.
485


tins , a Ia enseCianza , a la education , etc., etc? Pero la jus•
ticia de las sentencias en semejantes materias depende en gran
parte de la justa idea del dant) 6 de la utilidad que resulta a
A la sociedad en ese Orden especial de que se trate. Si, pues, un
legislador juzgase oportuno asignar a una clase determinada de
personas dedicadas a aquella especialidad, un tribunal especial
mas experto en aquella materia, nada impediria que lo insti-
tuyese, antes por el contrario, pareceria exigido por la natu-
raleza misma de las cosas.


1,247. La naturaleza es verdaderamente la que en todos los
pueblos yen todos los tietnpos ha instituido esas diversas es-
pecies de tribunales que, ann a deseecho de las teorias abs-
tractas y universales, han renacido en el mundo moderno;
pues la practice ha dado a conocer que el tomercio y la mili-
cia necesitan conocimientos, expedition y acacia muy diver-
sas de las que son necesarias pare otras clases y profesiones.


El rnisrno Piemonte, al paso que se creia precisado por la
igualdad de los ciudadanos , por la justicia y la equidad
abolir el fuero eclesiastico , ono se vela obligado por la inexo-
rable naturaleza a una contradiction enorme , al exceptuar
de las leyes comunes del procedimiento , no solo A los senado-
res y diputados , lino a otras nutnerosas clases de ciudadanos?
Oid las reconvenciones que salieron de los autorizados labios
del noble mariscal Latour en su recientisitna carte al Senado
Piamontes (Turin, 1.° de Junio de 1852.), en la que campea
el vigor del razonamiento y el heroism° del valor.


«Et fund tmento sobre el coal descansaba nuest.ro derecho
pare abolir el fuero eclesicistico, nacia de la Constitution que
declaraha iguales ante la ley a todos los ciudadanos, pars
quienes no debe, existir mas que una ley igual pars todos ,
una sole magistrature pare aplicacion de aquella ; de cuyo
principio se deducia Ia abolition de todos los tribunales.a


cExistian en nuestra nation entonces cuatro trihunales espe-
dales; los Consejos de Guerra, los Consejos del Alznirantazgo,
los Tribunales de Comercio, y los Tribunales Eclesiasticos. Es-
tos cuatro trihunales especiales juzgahan en casos determina•


,dos a los sidaditos de su jurisdiction. Los tres prinaeros ejer-
TOMO in 32




486 AP. PRIM'. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
cian cu action sobre cerca de doscientos mil individuos , el
cuarto sobre cuatro o cinco mil ecleeiasticos.


u La Constitution habia declarado exietentes estos tribunales
disponiendo (art. 70) que los magtstrados, los tribunales y los
jueces d la sawn existentes, se conservasen,;sin quo pudiera
derogarse la facultad que tenian de administrar justicia,
no ser por medio de una ley. Mas los Consejos de Guerra , los
del Almirantazgo y los Tribunales de Comercio , son unas ins-
tituciones , o mas hien , creaciones del Gobierrio , en cuya
virrud tiene este el derecho de modificarlas o abolirlas, si lo
juzga convenience ; mientras que la institution de los Tribu-
miles Eclesiasticos , cuyo origen se remonta a los tiempos
apostOlicos , se atirma a la vez en una convention estipulada
solemnernente en 1842 entre el Rey y el Sumo Pontifice , en
la cual S. M. se oblig6 por si, y a nornbre de sus sucesores,
a observar fielmente todos los articuios de la expresada con-
vencion. lY que lra sucedido? Quo los tribunales que tienen ju-
risdiccion sobre doscientos mil 6 mas individuos , y cuya mo-
dificacion o supresion depende del poder civil , han sido con-
sertiados ; mientras que aquel cuya accion se ejerce tan solo.
sobre cuatro o cinco mil individuos , y por cuya conservaciort
teniamos emperIada s&emnemente nuestra palabra con una
tercera potencia , rimy respetable por cierto, 1 a sido suprimi-
do , sin su concurso y sin su asentimiento. Por favor , seno-
res , i,rpre razon, que lOgica , que justicia 'nabeis tenido para
proceder de este modo?0


Los adversaries del noble Mariscal se verAn piths un porn
embarazados para resolver esta objeccion ; por to cual no lie-
varAn a trial que respondamos nosotros en su nombre. Si, se-
nor, contestaremos al vigoroso orador ; habia una razon, a sa-
ber: que la naturaleza tiene una fuerza irresistible , y que un
individuo , un Gebierno , una sociedad pueden en on hecho
particular abusar de la libertad para combatir la naturaleza;.
mas abusar constanternente de la primera , y combatir cons-
tantemente a la segueda , es ernpresa superior a las fuerzas de
la mas inicua inaldad, no ya de los hombres , sino de los de-
monies mimes. Comprenden demasiado hien los mismos ad-


D% LOS GOMERNOS LIBETIALES.
487


versarios cuan necesaria es a ciertas clases sociales la existen.
cia de un fuero especial; mas desatada su colera contra el
inerme Clero quiso el mailladado espiritu de los adversaries,
no solo respetar en los demas las leye,s naturales , sino a la
vez pretender to imposible, irritando las pasiones y preparan-
do nuestra minas


Asi es que•pregonar universalmente que la igualdad de los
ciudadanos exige Ia unidad de tribunales , es aplicar al Orden
judicial la utOpica igualdad que aplicaron los republicanos
franceses al Orden social , partiendo del principio universal de
quo todos los hotnhres son iguales par naturaleza.


1,248. Entendida de este mode por los que cornba.ten el
fuero privilegiado la base de la igualdad natural , .como queda
expuesto, vengamos al segundo argument°, deducido de la su-
bordinacion de todas las materias al imico ordenador de la
sociedad en general. «Tode to quo acaece, dice,n, tOmese en el
sentido que se quiera, se halla sujeto al'Orden establecido en
la sociedad ; ahora bien , del Unico Orden establecido se de-
duce que uno solo debe ser el ordenador; luego una y hnica
debe ser la especie de tribunales.e


1,249. Este argumento peca de defectuoso en dos senti•
dos : el printer° en el de suponer quo la unidad del ordenador
supremo excluya la pluralidad de Ordenes secundarios ; el se-
gundo en el de suponer quo no pueda existir otro Orden p6-
blico diferente de aquel que se conoce con el nombre de civil
o temporal. Probada quo sea la falsedad de las premisas , el
argument° cae por su base.


1,250. Esto supuesto, veamos la falsedad de la primera
premisa, que desde luego Salta a la vista. Ulm solo es en
verdad el ordenador supremo de la sociedad ; mas quiert se
atreverA a negar que aquel que es ordenador de la sociedad
no puede unificar mil Ordenes diferentes entre si , ya por
origen de donde nacen , ya par el fin a que tienden ? Si la so-
ciedad hubiese nacido tal como se imaginal' los utopistas, for-
mada de una argamasa de sustancias homogeneas, dividida
por el escalpelo do los modernos pensadores 0 su arbitrio, en
pastes matematicamente iguales, comprenderiamos bien quo




488 AP. BRACT. DE LOS PRINGIPIOS TEORICOS
pudiese ser uno solo el Orden , como uno solo el autor de la
sociedad; mas la sabiduria infinita del Criaclor que en su
unidad perfectisima abraza toda /a inmensa variedad del man-
do quiso sacar la sociedad poco a poco del &men de una sola
familia, estendiendo su desarrollo a toda la inmensa variedad
do los movimientos de la naturaleza: asociAronse primera-
mente algunas familias , mas tarde otras; urlos individuos por
arnor , otros por interes, por necesidad estos y por la fuerza
aquellos; multipliearonse los unos en prole numerosa y poten-
te, mientras que file la descendencia de los otros corta y ra-
quitica , y estos , incapaces de grandes concepciones, tuvieron
a dieha recibir leyes de aquellos que podian dirigirlos por
seguro camino: aquellos otros , de mayor y mas ciaro ingenio,
de voluntad mas energica , tueron apellidados bienhechores
al tomer sobre si la direccion de los otros: cupo A los unos el
vivir bajo un cielo sereno y sobre un suelo benigno; a los
otros habitar en regiones montuosas y nevadas, y mientras es-
tos se estacionaron en los centros mas poblados y cultos , los
otros emigraron a paises remotos , separados por mares tern-
pestuosos 6 por selvaa inhabitables. En estos y otros mil ca-
ses anAlogos , pretenden los modernos utopistas, tratando de
combatir la tirania, vaciar en una sola turquesa a todas las so-
ciedades , desechando como escoria todo aquello que no se
adapta a los hordes del molde de su fantAstica politica.


Mas todo aquel que no quiera caer en error, truncando las
obras de la naturaleza, debe necesariamente recordar cuAn
diferentes ordenes secundarios han debido hallarse como en-
lazados y confundidos en la corriente de la sociedad progresiva
sin perder enteramente su forma, procediendo de un centro,
é semejanza de aquel de &ide nace la lava de los volcanes , 6
de aquel que los paleontOlogos descubren en ciertas posiciones
montuosas de una epoca antidiluviana.


TOmese , por ejemplo , una sociedad formada por el aluv ion
de los barbaros ; a quien se atreverA a suponer tanta fiereza
en aquellos, que no dejAran existente nada de cuanto constituia
el antiguo modo de ser de sus ciudadanos, ni de su iglesia , ni
de sus municipios , ni de las instituciones? Suponed que se


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES.
489


lleva a cabo la union de dos naciones por medio de un matri-
monio entre sus principes, Los atrevereis a suponer extinguida
la nacionalidad de aquellos pueblos , o quo por solo aguel he-
cho se yea un pueblo obligado a recibir del otro cOdigos , cos-
tumbres y religion ? Veanse en buen hora obligados los venci-
dos a capitular con los vencedores; mas no por esto se debera
entender que capitular es entregarse a discrecion. Supdngase
que en vez de ser debiles, son valerosos en medio del peligro y
apelan en el al auxilio del fuerte ; no podran toner estas con-
diciones ocultas , mientras pid gin socorro y quebrantan el yugo?
Vease cuanta variedad de Ordenes judiciales pae4n nacer en
una sociedad formada , no ya por despOtieo arbitrio ni por el
mas utOpico de los caprichos , sino por. la templada y siempre
justa naturaleza!


1,251. Constituida de esta manera la sociedad sobre mil
voriedades de privilegios y exenciones , quien pretendiese
toner la unidad de los tribunales como dogma absoluto, 6 de-
beria verse obligado a sostener que es ilicito todo pacto que
tiende al engrandecimiento de pequefias naciortalidades , lo
cual seria contrario a la tan decantada libertad, a mas de ser
soberanamente ridiculo; 6 A sostener que las grandes socieda.
des no estAn obligadas a cumplir los pactos ; a cnyo partido si
estin afiliadas aquellos quo mas fueiosarriente gritan contra
los Reyes infieles 6 sea contra aquellos que faltan al cumpli •
plimiento de los tratados , no sera de extranar que sea puesta
en duda la moralidad de los que asi se expresan. El que no
quiera atenerse a uno de los dos anteriores absurdos debe
desde luego reconocer que cuanto se estudia la sociedad tal
como es en si, no basta el que la comodidad de los gober-
nantes exiia la absoluta unidad de tribunales, si esta , como
verdaderamente acaece , no se halla garantida por el derecho.


Razones especiales en pro del fuero eclesiastico.


1,252. Memos considerado ham aqui la variedad de tri•
bunales en una sociedad y deducido de su misma na-
turaleza la teoria universal de los distintos tribunales que pue.




490 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
de en general aplicarse a todas las sociedades. bias si de las
teorias universales descendemos a doctrines mils concretes; si
de las cuestiones sociales pasamos a la cuestion catelica (la
coal es precisamente la causa de este cuestion), conviene que
consideremos no solo la variedad de Ordenes secundarios intro-
ducidos por los orige.nes de on liecho, y por las convenciones
que le acompafiaron, sino la totalidad del Orden supremo ó
pfiblico, en cuant.o puede ester sujeto a las dos autoridades
supremas que gohiernan las sociedades catOlicas. Viviendo el
hombre, como no niegan machos de nuestros mismos adversa-
rios, necesarimente subordinado a dos autoridades en los dos
Ordenes de su existencia, esto es, material y externa la una,
espiritual é interne la otra; la mayoria de los ciudadanos (en
quienes encarna, por decirlo asi, el order publico en su mas al-
to grado), se halla necesariamente suleta a dos autoridades su •
pretties; una que debe guiarle Media el fin temporal y externo, y
otra hecia el espiritual é interno, de cuyos fines tomanrespecti-
vamente nombre cada una de las dos autoridades. Y he aqui,
por lo tent°, dos series de tribunales especificamente distintos,
cada uno de los cualos debere conocer en los asuntos de su pro-
pia competencia; sin que por esto se confundan, ni se inmis-
cuen los unos en las atribuciones propias de los otros.


1,255. Es tan clam este distincion, que no ha sido posible
hacerla desaparecer de la practice en las naciones catelicas,
despecho mismo de los herejes, quienes se hen visto obligados a
razonar com p catelicos, pidiendo tribunales especiales para la
autoridad espiritual, despues de haberle negado toda indepen-
dencia. i.Que otra cosa significa la gran cuestion anglicana en-
tre el Obispo de Exeter y el ministerio, sino tine reminiscen-
cia catelica reproducida en la iglesia anglicana? Reminiscencia
en verdad absurda, contradictoria, en que diO el amante de
Ana Bolena, y en que dieron, despues de el, todos los Papas
y Papisas que han sucedido en los usurpados derechos quo to-
dos conocemos; mas esto ique imports? No es menos convin-
cente la prueba que de aqui se deduce pare sostener la necesi-
dad de la existencia de dos especies de tribunales en una misma
clase social, mientraseste:vive sujeto a dos distintasautoridades.


DE LOS GOBIERNOS MURALES.
491


1,254. Aim los mismos impios (y nOtese la fuerza irresisti-
ble de la naturaleza de las cosas), aquellos precisamente que de
continuo nos aturden los oidos con los ecos de sus catilinarias
en contra del fuero eclesiastico, le rinden, sin saberlo quizis, un
bomenaje inesperado. Sabeis cuando? Cuando pregonan liber-
tad de conciencia. Si, senores; la libertad de conciencia no es
mas ni menos pare ellos quo el fuero de la lglesia catOlica,
trasladado a la I4lesia racionalista de Kant y sus sucesores.


Quereis verb? Recorded aquel femoso sofista de Kenisberg,
el autur de La religion al alcance de la razon, que en sus
principles fi!osOficos redujo al entendimiento del hombre a no
conocer con certeza otra cosa quo so propio ser , concediendo
a este el derecho de constituirse arbitrio one religion.
Cuando el hombre deificado se revela contra los poderes tern-
porales , pretendiendo no reconocer otra autoridad superior a
la de su propia conciencia , libre , segun e l


, como el pensa-
miento , que otra cosa se bade sino distinguir dos clases de
autoridades, la temporal quo pertenece a los Gobiernos , y la
espiritual, a la conciencia del individuo? Todo hombre de este
modo sublimed° , viene a representar una Iglesia , la coal de-
termine su , distingue lo bueno de le, mato , y juzga , en fin,
los actos del hombre. La Unica diferencia quo existe entre el
racionalista quo proclama libertad de conciencia y el catOlico
que quiere la conservacion del fuero eclesiistico , consiste,
no ya en la distincion de la autoridad y fuero espiritual del
temporal (en lo cual concnerdan entrambos), sino en el sujeto
al cual se atribuye este autoridad espiritual , diferente segun
la diversidad de las doctrines. El racionalista dice: «La auto-
ridad espiritual soy yo ; luego a mi me es debida la libertad de
juzgar en el Orden espiritual (libertad de conciencia), la coal,
netese hien , se aplica por el racionalista a los actos externos;
dispensandose el cuakero del juran3ento , evitando el judio
trabajar los sabados , etc. El catelico , por el contrario , dice:
ale autoridad espiritual radica en la Iglesia: luego a la Iglesia
pertenece la libertad de juzgar en materias espirituales
mixtes.D A los unos y a los otros responde el despotismo poli-
tico : ovuestra autoridad iinpide el curso gubernalivo , que-




492 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
fiend° entrometerse en lo que atafie al Orden extern° ; el ca-
tOlico quiere ejercitar sus acciones conforme a la ensefianzas
de Jesucristo ; el racionalista , si se le deja en libertad de
practicer sus utopias , minará los fundamentos todos del edi-
ficio social. Eotrambos deben ser contenidos asi el catOlico
que trata de violentar el espiritu de la Iglesia con Ia fuerza,
como el racionalista que algo mas ingenioso trata de encade-
nar las inteligencias y pervertir las conciencias con el mono-
polio de Ia ensefianza y los periOdicos.


1,255. as parece? i, Podreis negar que esto es un ho.
menaje tributado a is distincion de las dos clases de tribuna-
les y de las dos distintas autoridades?


Es claro, pees, que como las dos autoridades tienen el de-
recho de dirigir hacia su fin respectivo la mayoria de una na-
cion catOlica, las dos a la vez tienen el deber de juzgar con-
forme a su propio fin; por cuya razon no podia el juez logo
sentenciar en asuntos que se ericaminen al fin espiritual, ni el
eclesitstico, en aquellos de fin meramente temporal. Por lo
coal sera inevitable admicir la existencia de los dos tribuna-
les; a no ser que los dos poderes cuncuerden en la election de
un mismo juez delegado, como se verifica en los concordatos,
que no son, por cierto, tratados entre dos naciones 6 entre
dos Principes, si no convenciones entre dos autoridades que
gobiernan una misma nation catOlica. Si en estas materias
mixtas no es dado a las dos autoridades terminar con igual
poder una convention sincera, la autoridad civil hallari tanta
mayor dificultad en Ilevar a cabo la pretendida unification de
tribunales, cuanto nits obstinados se muestren los espiritus
honestos a recibir de las leyes la norma de sus creencias 6 de
sus actos. Que acepten semejante yugo las personas do escaso
talento y no rimy rigurosa conciencia, prontos a desdecirse
malaria de lo quo creian ayer, nada tiene de extra fio, toda vez
que esta clase de gentes, ni tree boy ni creerd mafiana en
nada de lo que oficialmente profesa.


En este molde so halla vaciado gran parte del mundo po-
litico y diplomttico, en el cual se oponan mil obstaculos para
el cumpliwiento de ciertos deberes, a pesar de prestar tantos


DE LOS GOBIERNO5 LIBERALES.
493


juramentos de fidelidad como aflos de magistratura O militia
cuentan aquellos en su carrera politica o diplomatica. Ague.-
llos para quienes la verdad y la conciencia no son Inas que
una palabra vacia , obedeceran las leyes dirigidas a un fin es*-
piritual , siendo dimanadas del gobierno civil? , i,Habrtn de tra-
taree en los juicios que los corifeos del principio politico ju-
dicial quieren apropiarse, objetos puramente materiales,
siendo por lo tanto material Ia Iglesia , material el matrirno-
nio , y no sabemos cuantas cosas rots? Todo hombre honrado
y [men cat Olico sabre siernpre responder, que en los juicios
sobre tales materias, el' no va a interrogar a la Iglesia acerca
de las piedras de que se fabrica su templo , acerca del modo
de proveer sus beneficios o acerca de las leyes fisicas de la re.
produccion de los animales, si no que la interroga como dehe
recibir en la Iglesia la predication y los sacratnentos , como:
deben administrarse los beneficios eclesiasticos para sostener
convenientemente a los Clerigos y a los pobres, como debo re•
girse el matrimonio para que seen sus descendientes fieles ado.
radores de Dios: si en estas cuestiones se entromete un go-
bernante logo a querer juzgar, so pretesto de que la Iglesia es
de piedra , el beneficio de tierra , y el matrimonio union de
animales rationales , hart que se le tenga listima , y que 61
mismo se vet precisado a la mental' su extrafieza riendose de si


como se Heron los legisladores de Turin , cuando en
cierta ocasion, legislando ,sobre materias de enseflanza, se vieron
conducidos inesperadamente al terreno de cuestiones teolO-
0-icas


' •


1,256. En este absurdo incurre el juez que quiere entro-
meterse en un Orden de autoridad ageno a la suya, en el coal
sera siempre incompetente é incapaz por la sencillisima ra-
zon , por limbos ignorada o deepreciada , de que los manda-
mientos de la autoridad social no son proporcionados a Ia ma-
teria acerca de la cual legislan lino al fin que intentan
conseguir. Si no general de ejercito ordena la construction
de un foso, la demolition o fabrication de un muro, dicha Or-
den no puede estimarse como buena 6 mala, militarmente ha-
blando, porque el general sea 6 no sefiar de la tierra donde




494 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEOR1COS
se cave el foso O de las piedras con que se fabricO el muro;
mas pods juzgarse buena 6 mala dicha Orden, sebum que fue-
ra 6 no necesaria para combatir al enemigo , que es el fin
propio de la autoridad Otto tanto puede decirse de
las Ordenes de un juez, Ilamadas vulgarmente sentencias:
en que la rectitud de las sentencias no se mide por el dere-
cho de propiedad, el cual jamas pertenece al juez, sino por
el fin moral a que este se dirige , Ilevado a calm por la auto,
ridad que dicta la sentencia. He aqui por que cuando aquello
de que se juzga va dirigido, bien por su naturaleza o por inten-
tion de los litigantes , a un fin espiritual é interne, no sera
posible obtener de los catOlicos que se dirijan a un tribunal
destinado Unicamente a un fin externo y material.


Se deduce de aqui que de dos maneras pueden ser defendi-
dos los tribunales especiales : bien por argumentos que nacen
de la naturaleza misma de la sociedad; hien porque, en ciertas
niaterias y en ciertos casos secundarios, los jueces ordinarios
no pueden ser bastante instruidos aunque tengan suficiente
autoridad civil ; hien porque tratandose de tin fin que no es el
suyo , de no fin espiritual, la autoridad civil aunque fuese ver-
sada en la materia, seria siempre incornpetente por falta de
potestad.


1,257. Mas no es esto lo peer. Si en un die venturoso
fuera dado a la Iglesia intervenir en materias temporales,
cuando ciertos magistrados ahusaran de su influencia en dano
de los fieles , creeis que no seria capaz de mandar a sus hijos
que no acudieran en sus ligitios ante aquellos jueces ? Veriais
entOnces renovarse por los buenos catOliros el ejemplo dado
en los tiempos del Apestol San Pablo , cuando los tribunales
de los gentiles fueron interdichos A los neOfitos en la fe. Cie-
ramente se ye que los tribunales legos no pueden juzgar sobre
materias nropias a la Iglesia, despojando a esta de su jurisdic-
cion; mas hien podria la Iglesia conocer en ciertos casos en los
asuntos encomendados a los tribunales de los legos , cuando la
conciencia de los fieles (case raro) pudiese llegar a exigir esta
precaution : en ellos obtendria la Iglesia su propOsito sin es-
birros ni alguaciles, procediendo cemo siempre lo p ace. , con


DR LOS GOBIERNOS LIPERALES.
495


la prudencia y conviction que Ileva a los entendinnie,ntos y
las conciencias.


1,258. Todo esto va encaminado a poner en claro la ver-
dad o la falsedad del principio universal sobre que pretenden
apoyarse aquellos que so , tienen con espada en mano la abso-
lute unidad de los tribunales. Si pueden admitirse diterentes
ordenes de asociaciones pUblicas en razon al diferente fin a
que cada una se encamina , ec evidente que deben admitirse di-
ferentes jurisdiccioiies y varias clases de jueces. Si cada una
de las sociedades piiblicas puede formarse de la diverse varie-
dad de sociedades secundarias y de sus derechos inviolables,
existiendo en estas tribunales especiales, la autoridad supe-
rior, no podra sin notoria injusticia aholir a.quelios derechos
que son sagrados en atencion a la perfecta igualdad de los ciu-
dadanos ante la ley. Si, finalmente, son materias de tel natu-
raleza que exijan particular conocimiento pare juzgar de ellas,
come constituyen una clase particular en la sociedad, Clare es


.que para la recta administration de justicia, debe el legisla-
dor constituir para estas materias y pare particulares clases
de la sociedad , un tribunal especial.


1,259. Si estas tres rezones anteriormente apuntadas no
son errOneas, nos parece desde luego que esta resttelto el pro-
blema bajo et primer aspect() del derecho; en cuya virtud pode-
mos concluir generalizando, que la unidad del fuero no es dog-
ma de derecho natural; por lo cual. quien pretendiese apoyar
sobre Ia naturaleza el monument° destinado a eternizer Ia glo-
ria de las leyes de Sicardi. correria el riesgo de ester cabando
durante un mes y otto rues sobre un suelo movido, sin llegar
nunca A encontrar tierra virgen.


1,260. iY podra vanagloriarse al ntenos de lograr mejor
exit° recurriendo a los hechos o apelando a las primeras pagi-
nas de la historia? Si tratásemos de escribir una disertacion
canOnica en defensa del fuero eclesiastico, deberiamos enton-
ces detenernos en este punto, apelando al examen entice de
los origenes de cada uno de los derechos. Mas no es nuestro
propOsito descender a esa cuestion, habiendo ya dicho lo sufi-
ciente para hater comprender cOrno el heclio no puede ser ta-




496 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
cbado de iPegitimo, siendo, come es condicion natural de las
sociedades humanas. Por otra parte, nos hemos propuesto aqui
Unicamente examiner de una manera general las influencias
del principio modern° sobre los fundamentos del principio ju-
dicial, y no censurer los actos do este ó del otro Gobierno, es.
cribiendo su historia juridica.


A este propesito creemos haber dicho to bastante, como po-
drat) juzgar nuestros lectores por la siguiente recopilacion;


1,261. I.° Que la unidad de los tribunales es un parto
genuine de la absolute independencia en el pensar con que se
rompe el hilo de las pasadas tradiciones y expiica la generation
presente todos sus derechos y el curso de los acontecimientos
humanitarios, legandenos asi la herencia de nuestros jltimos
abuelos.


2.° Que solo pochin exterminarse estos pretendidos dere•
chos en cuanto se ponga coto a la despiadada empresa demo-
ledora del antiguo edificio social.


3.° Que la iglesia debe sec- inexorable con los operarios de
este demolition, Coda vez que la distincion del fuero eclesiestice
es consecuencia forzosa de la distincion entre la autoridad re-
ligiose y civil. Aholida, pees, la idea de Ia autoridad espiritual
por el dogma de la independencia de la razon, imposible pa-
recia conceder a aquella autoridad un fuero extern°.


1,262. No carecieron indudablemente de razon los legisla-
dores piamonteses, cuando descargando contra Ia autoridad
eclesiestica todos los rayon de su elocuencia, o mejor de su lo-
cuacidad, declamaron contra su antiguedad, asegurando que no
podian los tribunales eclesiasticos avenirse con la moderna ci.
vilizacion (1).


Ciertamente asi como ellos entienden por civilization moder-
na la aplicacion a todos los Ordenes de la sociedad del dogma


(4) Estas palabras son las mismas de quo se valieron los mi-
nistros piamonteses Galvaguo y Boocompagoi al combatir, el pri-
mero, la Hamada opresiou de la Coropania de San Pablo, y el se-
gnarl° la exclusion de la intervencion de la Iglesia en los derechos
sobre el matrimonio, rompiendo de este modo los Concordatos san-
cionados por el legislador del Estatuto.


DE LOS GOBIERNOS LIBEL:ALES.
497


heterodox° de la independencia de la razon , como demostra-
mos al principio de este tratado , asi la civilization moderna
tan ponderada por ellos, exigia la supresion del fuero ecle-
siestico come un anacronismo intolerable. Asi se verificO efec.
tivamente, y en elle no habra visto ningun catelico sino uno
de esos tantos actos despeticos, Pero necesariarnente ldgicos,
que caracterizan todos los de la reforma protestante.


1,263. Esto no obstante, no inferimos de las razones
precedentes, que todo sea reprobable en las doctrines relatives
a este punt° ensefladas por los modernos. Una vez perfecta-
mente deslindada la distincion entre el fuero eclesiastico y el
laical, distincion necesaria absolutamente a todo el que no
quiera caer hajo el yugo del despotism° musulman; asegurada
la inviolabilidad de los derechos, ya naturales', ya convenciona-
les, que pueden histericamente haber moderado el poder ab-
soluto de un Gobierno ; no puede negarse que la unidad de
los tribunales sea por si un hien que puede lograrse con los
medios que la naturaleza y la justicia proporcionan. A este
propOsito demostramos poco ha como debe entenderse la
igualdad de los ciudadanos ante la ley, clime asimismo la uni-
dad del ordenador social. La eficacia de estas razones no pue-
de desconocerse sino en cuanto ex profeso y a sabiendas sea
negada , contraponiendo la utilidad a la justicia , lo relative
a lo absolute , el Orden contingente al necesario. No hay
acero tan bien templed° que no se quiebre si ex profeso se
intenta: siendo siempro vencido un general que quiera abrir
una brecha a cuchilladas, 6 escalar una muralla con un regi-
miento de caballeria, aunque sea Ia espada de bien templed°
acero y la caballeria un rayo de la guerra. Asi nuestros adver-
saries aduciendo razones de conveniencia para absorver la
autoridad espiritual en la temporal y los derechos convencio-
nales de los sithclitos en los intereses de los gobernantes, han
conrnovido neciamente la fuerza de sus arguinentos.


.abolition del fuero en los sisternas representativos.


1,264. •llemos Ilegado al objeto de la segunda cuestion , y





498 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
acaso el lector se preguntarA, que relecion hay entre los Go-
biernos representativos y is unidad de fuero, 6 de tribunales?
Entendiendose por Gobiernos representativos aquellos que se
cimentan sobre el principio heterodox°, como en su lugar
demostramos , estas Gobiernos se hallan necesariamente en
abierta oposicion a la autoridad eclesiestica (o teologia papal,
com p dice Beni), la caal jamas puede conciliarse con la bete-
rodoxia , Iii renunciar al derecho de regular entre los fieles asi
la palabra, corno el pensamiento y sus obras, ni declinar el
deber de alentar con la sociedad con todas sus fuerzas para abra-
zar la cruz de Jesucristo y evitar toda ocasion de que se cor-
rompan las costumbres 6 amengiie Ia le.


Mientras una sociedad, mientras un pueblo lleven el hon-
rado nombre de catOlicos, la Iglesia tiene derecho a cuider de
que los fieles muestren en sus obras la fe, y demuestren a la
vez quo so mayor interes es Ia vide future, reconociendo como
intalible la doctrine revelada, por soberano Monarca a Dios
uno y por ley fundamental del Estado el Decalogo y el
Evengelio.


Aceptais estas condiciones? Serail catOlicas; peso debereis
renal-icier a los elogios de los progresistas heterodosos, y re-
signaros a oiros apellidar en la Gaceta del Pueblo retrOgrados,
oscurantistas, traidores• a la Constitucion, con otras liudezas
mas iinpropias haste de la lengua


Guardemos los respetos debidos al Gobierno, aplaudamos
los progresos de la industria, ejerzamos la caridad benefice con
el pueblo y promovainos con entusiasmo el estudio de las cien-
cias y las arses; todo esto sere ridicule vejez en tanto que re-
conozcanws a la Iglesia come imica legisladora del pensetnien-
to y la conciencia.


1,265. Si puss A. trueque de no perder el gaserido nombre
de progresistas y verdaderos representantes del espiritu del
siglo querentos absolute libertad para el pensamiento , la
palabra y la imprenta, y proclamanws per soberano y creador
de las leyes y de la justicia al independiente arbitrio del pue-
blo, reuunciemos entOrices al titulo de catOlicos , y suprima-


DE LOS GOCIERNOS LIBERALES. 499
mos en buen hare una en pos de otra , comer:undo por el
fuero eclesiastico , todas las instituciones catOlicas.


1,266. Haste tal extremo , aunque sea violenternente, os
arrastrare la independencia de la razon , que no reconoce au-
toridad alguna espiritual sino la soherania del pueblo, que
tampoco reconoce otra autoridad temporal superior a la suya.
Acostumbrado a no respetar a otro superior que al Principe,
a quien llama su mandatario , zpensais que podre Heger a
creer que sin su delegacion puedan faller en sus asuntos los
Obispos y los Cures? Son ciudadanos como silos, a iguales ante
la ley al. Ultimo pechero. En el templo aparecera superior en
la solemnidad de ciertos dins; was fuera de alli, habiendo do.
jado en los umbrales el aparato de sus vestiduras , aparece en
la,plaza pUblica igual a los (lenses. como 'un simple ciudadano.


1,267. Mas si es igual a los oiros participara de los mismos
derechos, y lo tendrà tambien pare tomer parte en las pasio-
nes political. zY quereis entences que bullendo estas en los
tribunales eclesiasticos les scan encomendados los intereses de
los ciudadancs?


1,268. Todo esto tiende en las modernas constituciones a
imposibilitar de hecho a la Iglesia, impidiendola el ejercielo
de su influencia externa. a la cual se califica a la vez de ser un
un absurdo en scoria. Mas aqui la hipocresia , en lugar de ar-
remeter de frente al Catolicismo, eucubre sus propOsitos , y
sin decir queremos abolir la influencia de la Iglesia, ha crei-
do inns oportuno envolver a la Iglesia en las consecuencias de
un principio general, y pronunciar con formula solemne el si-
guiente axioma: no mds tribunales privilegiados.


1,269. Este universalidad de loyes es tan contraria a la
naturaleza misma, como porn antes hems explicado , quo los
Gobiernos modernos se hen visto bier pronto obligados a usar
en la practice otro lenguaje ; y asi como la igualdad que was
repugna es la de los bolsiilos y Ia más sensible de todas la de
los iobernantes; asi la institucion de los tribunales adminis-
trativos en favor de los intereses del Gobierno y de los tribu-
nales de conciencia en favor de los intereses privados , vinie-
ron pronto a demostrar que Ia igualdad de los tribunales ante




500 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEGRICOS
Ia ley, no era tan inexorable como los decretos del deslino. Y
esto que reclamaba el interes de los negociantes, reclamaba
tambien la fuerza armada ; y /a militia y la marina tuvie-
ron sus tribunales. i Y los Senadores ? Y los Diputados
del pueblo soberano? iPensais que estos, sucesores del Rey por
la gracia de Dios, querran sujetarse a las (eyes comunes? El
diputado foe declared° inviolable, en tanto que la Camara no
le entregue al brazo secular: pare los ministros y senadores
se forma en el Senado mismo un tribunal de justicia , y para
legitiroar estas excepciones , se apele a Ia incompetencia del
pueblo, cuyos intereses representan lo3 mismos que se decla-
ran inviolables.


1,270. A tui se ye claramente destruido el principio de Ia
igualdad entre los ciudadanos , y el de un solo tribunal para
todos. No seremos nosotros seguramente los que hayamos de
censurer como injustas tales escepciones, despues de haber
demostrado , que son inevitables por naturaleza.—Lo que cree-
mos injusto es , que se mande por las byes lo que puede cum-
plirse , y que pare exigir su observancia , de parte de los ciu-
dadanos inferiores , se alegue un principio universal , pronto
a ser infringido y no con descender con la ambition de los
magnates.


1,271. Lo injusto sobremanera es , que mientras se invoca
elprincipio universal ya cited°, pare asegurar la inviolabiiidad


quien janxas la tuvo , se apele despues a la autoridad, pare
sup rimir aquella en quien la ha poseido de tiempo inmemo-
rial, violando de este modo no solo las prescripciones de la
Iglesia llamadas dorninantes, inmernoriales, sino los juramen-
tos y los tratados del principe mismo que decretO el Estatuto,
sin ithirno seguramente de no ctimotir su palabra con la Igle-
sia. Sa dire quo los senadores, diputados, ministros, etc., son
necesarios al bien del pueblo, com p representantes de sus in-
tereses; y ipor esto los habeis declarado inviolables? Sea en
been flora:— —no es por venture menus necesaria a una parroquia
el Cure, a un hospicio el capellan , a un colegio el rector, y a
una diOcesis el Obispo? 0 no merecen acaso los intereses espi-
rituales la atencion de aquellos que se Inueetran tan solicitos


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 501
por ios intereses materiales? Pues dificil es que influya tanto
/a presencia o ausencia de ma orador en el Parlamento como
influye siempre la falta del Prelado en cuaiquiera porcion de
la sociedad catOlica. Y aun si la falta de un diputado dailase
tanto, icuinto mas fief' es seguir las practices dei gobierno
representativo, hacer una election , que suplir la ausencia de
un Prelado, miembro de una gerarquia divinamente instituidal


Y si el privilegio de los gobernantes se halla motivado por
la libertad que exigen sus actos y su palabra pare cumplir las
obligaciones que el cuidado del Bien pfiblico le impone, ino es
por venture mas irnperiosa este necesidad de predicar y obrar
libremente en los encargados de propagar el Evangelio?
mos tal vez sus pupilos, 6 son menus los tiros que a nuestra
autoridad se dirigen?


1,272. La injusticia y las contradicciones de los modernos
que en sit osada lucha contra la Iglesia se notan, son de todo
punto inexcusables , lo cual bien claramente se manifiesta por
medio do la hipocresia con que se pregona , en dello de la
Iglesia, la pretendida unidad de tribunales, quo a continuacion
se quebranta sin escritpulo en mil casos. Si sus mismos defenso-
res estuvioran convencidos de ello, le aphcarian a todos los
casos, le aplicarian constanternente, le aplicarian con prefe-
rencia a los asuntos de su competencia; mas ei asi fuera, si
constantemente le aplicaran , pronto se creerian obiigados a
desdecirse, Todos los derechos conquistados 6 desgajados del
Arbol de Ia libertad con el garrote igualitario pronto senti-
rian sus efectos y reclamarian sus antiguas prerogatives ; to-
dos los errores y ridiculeces cometidos por jueces ignorantes
de ciertas rnaterias , urobarian la necesidad de los tribunales
especiales; y asimismo las conciencias herid as por las vejacienes
de los tribunales laicales los declararian incompetentes para
conocer en materias de fe y costuinbres. Y asi volveriamos
pronto al ejercicio de aquellas doctrinas mas practices y
nos exclusives que existirian siempre en la sociedad , resplan-
deciendo coin° obra maravillosa de la sabiduria infinita, con
el mismo fulgor que en toda y


sus obras, en las cuales resplan-
decen la variedad en /a unidad.


TOMO 1!.
33


I




502 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TE6RICOS
Conoceremos eatonces quo si los principios universales de-


ben dar unidad a la materia , la materia , segun el plan de la
creation , debe dar variedad y fecundidad a los principios; que
si es justo quo un gobernante se sirva de su autoridad para
ordenar y regir , segun derecho, Ia caultitud de ciudadanos, Se-
rie rauy injusto privar de sus derechos a aquellos para sujetar-
los a teorias d caprichos de quienes gobiernan; pues gobernar
A hombres quiere decir tanto como dirigirirloa segun su natu-
raleza los hizo , los forma y dote, no despojarlos del ser y de
las cualidades que les son propias y dejarlos reducidos a una
primera materia, apta para recibir la forma que quiera darla
el despotismo; puesto caso que ninguna sociedad c,ompuesta
de antiguas y sucesivas agrupacionea puede ser despojada sin
notoria injusticia amuelios derechos (aeciantente liamados
privilegios) quo calla una de las partes agregadas convinieron
en cederse matuamente.


Comprenderian Bien todo esto ciertos tiranuelos utopistas
que prOximos a lss gradas de los magnates, a:saidos por su
influjo, merced a algunas botellas de vino 6 intrigas de secta,
va.nagloriAronse de triunfos y conquistas , diciendo: nosotros
somos la nacton; dando a entender que con el poder que se
atribuyen poco menos que divino, son capaces de fabricar y de-
moler con una Bola baia 6 un solo estampido de canon la jus-
ticia y el derecho ; lo comprenderian , repito, si fueran leales
en admitir ciertos principios y en practicarlos a la vez. filas
dada hoy al olvido y despreciada la lealtad, no es ya propio de
los modernos sAbios cumpliria respetuosamente , silo de los
ignorantes 6 de los pobres hombres que aim tienen escrapulo
de juzgar tetherariamente.


Estos tan solo seguirAn defendiendo de buena fe el gran
principio de la unidad de los tribunales para todos-los ciudada-
nos. Pero aquellos, en cambio, que se burlan de los sencillos y
de los hombres de bien , continuaran declamando en favor de
este principio con el aparato fogoso de su grande elocuencia,
y pisoteandolo en la practica con su acostumbrada tirania.
Entretanto , la misma violacion del principio librarA a la so-
ciedad de funestos males , y hare que sea menos sensible y


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES.
505


menos lamentable la falsedad del principie que se combate.
Basta lo expuesto acerca de las influencias nacidas de las


teorias modernas sobre el poder judicial, complemento del
examen de los Gobiernos representativos que hemos empren-
dido y llevado a tOrmino. Resta tan solo que , compendiando
desde el principio al fin Codas las partes de nuestro tratado,
presentemos compendiados en un breve discurso los razona-
mientos que llevaraos expuestos al examinar tan vasta materia.




EESDMEN DE LAS DOCTRINAS EXPUESTAS EN EL EXAMEN DE LOS
GOBIERNOS REPRESENTATIVOS.


§ I.


Doctrinas universales que sirven de base a las Constituciones
modernas.


1,275. Al volver nuevamente a recorrer el carnino que
ilevamos andado , debemos reducir a estrechos limites nuestro
nuevo itinerano , presentando en un breve cuadro a nuestros
lectores ; 1.° las doctrines universales , de donde nacen las
tristisimas consecuencias lamentadas por todos los sabios pen-
sadores en los pueblos gobernados hoy Begun la forma consti-
tucional: 2.° las principales aplicaciones desastrosas y contra-
dictories de aquellos principios a las sociedades modernas:
3.° las consecuencias practices a que deben conducirnos estas
consideraciones.


1,274. Alas antes de recorder los principios , conviene es-
clarecer el estado de la cuestion , presentando Ia formula con-
crete , que los adversarios de mala fe tratan de disfrazar,
fundando sus esperanzas de triunfo en empresas nocturnes y
en combates empefiados a Ia desesperada y sin Orden, mas Bien
que en la victoria alcanzada con Ia nobleza de los que mane-
jan sus armas en una Liza empefiada a la luz del medio die,




506 AP. PRICT. DE LOS PRINC1PIOS TEORICOS
o de los que sorneten las decisiones de sus negocios a jueces
bien informados.


1,275. La cuestion , pues, entre ellos y nosotros esta, co-
mo repetidas veces hemos dicho, en que ellos quieren interven-
tion en el poder y nosctros la rechazamos. Se necesita haber
perdido el Ultimo resto de buen sentido pare preferir a un Go-
bierno moderado en su autoridad, otro rigido en demasia, en •
tregado a un hombre desconocido, de esos que Ia fortuna ha-
bra de deparar a las generaciones venideras; y es notoriamen-
te injusto a irracional el que los adoradores de esta nueva es
pecie de tirania nos culpen de tal obra, much° mAs si se atien-
de a las vejaciones que el poder civil ha causado en varias
epocas A la Iglesia catOlica, primeramente bajo los teologizan -
tes bizantinos, mAs tarde bajo el poder de los longobardos y
otros barbaros luego bajo el de los alemanes, especialmente
de Suecia, y el de los Principes protestantes, y Ultimamente
bajo el de las teorias de Richer y los febronianos, que despues
de haber maniatado la Iglesia at Trono de los Principes, en-
cadenaron los Principes mismos al carro triunfal del pueblo so-
berano, intrusado a gobernar, en tanto que dejaron a los Prin-
cipes el vano titulo de reinantes. Locura seria ciertamente que
al contemplar los desencadenados prepOsitos de tales reyezue-
los, los catOlicos, en vez de oponerse al despotistno, le desata-
ran los brazos para que pudiera manejar mejor sus inicuas
armas.


1,276. iNot Los catOlicos no queremos, no amamos el des-
potism°, y si alguna vez lo hemos tolerado como Milos malo,
aun entonces, ellos son los primeros que nos han dado de 61
una idea cabal, levantando en cambio contra nosotros las mils
torpes execraciones, la Ms vigorosa resistencia de los podero-
sos, obligando a los jueces a fallar sin miramientos, y guiando
la mano de los ministros a su antojo, para hacerlos cOmplices
en los actos despOticos de un Principe extraviado por el error.


'1,277. La cuestion, pues, no esta en si es bueno o no el
despotismo, en si un Gobierno debe O no sec moderado. En
esto todos estariarnos de acuerdo, si nuestros adversarios
al mismo tiempo que gritan libertad y reverencia respe-


DR LOS GOBIERNOS LIM:HALES.
507


tuosa a los derechos, no constituyesen de hecho el verdade-
ro y atroz despotism° represented °


por el Estado, que quie-
re sacrificar a toda costa las conciencias a las leyes, por
injustas que Sean, las personas a la guerra más iota é inmo-
tivada, los entendimientos a la corrupcion de la heregIa, la
hacienda privada al Erario aunque este amenace con
la inAs completa hancarota. ;Oh! si a las tan decantadas liber-
tad y responsabilidad de Jos Gobiernos, no anduvieran uni-
das en estrecho concierto estas pequenas excepciones, estas
pecados veniales, nosotros exclamariamos con nuestros ad-
versarios: estamos de todo punto conformes; y solo trataria-
mos de determinar el mode y la manera de templar é mode.
rar el poder guhernamental.


1,278. Los que proclarnando el principio de la indepen-
dencia de la razon, estan convencidos de la imposibilidad de
que dirijan y gobiernen a Ia sociedad, ni el testimordo de una
conciencia, ni autoridad alguna espiritual, francamente ma-
nifiestan que no tienen fé en la conciencia que la Iglesia pro•
claroa, y que los derechos nada son, ni nada valen, sino en
cuanto han sido conquistados, no por medic, del poder, si-
no con la tuerza. De aqui que a la fuerza acudan para otorgar
siempre el derecho a la mayoria; de aqui A la vez, que todas
sus teorias sociales se reduzcan a tantasear una organizacion,
mediante la coal la mayoria esencialmente junta, a decir suyo,
prevalezca siempre.


4,279. Nosotros por el contrario , sintiendo y profesando
las doctrinas que profesamos , no podemos mAnos de recono-
cer cuinta sea la influencia de la unidad y de la conciencia
catOlicas , base y sOlido fundamento de toda sociedad que des-
canse en el derecho , el cual nunca debe violarse; Antes hien,
debe la tuerza servir do garantia a aquel , congregAndola y
disponiendola al efecto , cuanto se inician convenciones entre
los pueblos y los Principes , pero jamas violando los derechos
adquiridos , por terror a futuros abusos. Atendiendo a la cons-
tante armonia de derechos y deberes , de lo cual resulta en
toda sociedad aquel admirable concierto con que la Providen-
cia quiso pie los hombres en sus necesidades se socorriesen




508 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
miguamente en togas ellas , nosotros estamos persuadidos de
que el derecho de un Principe no es diferente del de los de-
mas asociados , los cuales se concuerdan y limitan reciproca-
mente ; y que asi como no es absoluto el derecho de un senor
sobre su criado, pudiendo este negarse a prestar al duetio sus
servicios si lio se los retribuye y del mismo modo que el dere-
cho de un maestro sobre un discipulo no es absoluto tampoco,
pudiendo este abandonar su escuela si el primero vicia la en-
sei1anza ; asi no es absoluto el derecho de la autoridad sobre
el sfibdito, pudiendo este y debiendo alguna vez desobedecer
las leyes • cuando son notoriamente injustas.


4,280. Verdad es que unas veces por prudencia, otras por
temor , el derecho del siibdito cede a la autoridad imperiosa
del Principe, como el criado se resigna a la mayor injusticia,
temeroso de perder a su senor, o corn° el estudiante se re-
signa a una mediana instruccion, efecto de la ignorancia del
maestro , por miedo a no obtener su aprobacion en el ejercicio
del curso 6 del grado. Más asi como seria ridiculo inferir de,
estos itltimos ejemplos, que el duefto tiene derecho absoluto
sobre el esclavo, y el maestro sobre el discipulo; asi es ridiculo
inferir de la violation de los derechos del sada°, el absolu-
tismo de la autoridad soberana. Si esto pudiera inferirse, no
habria absolutismo nth desenfrenado que el de los ministros
constitucionales, los cuales, comprando una mayoria en la Ca-
mara, dan a Europa los especlAculos de la mas opresora tira-
nia , de lo que freauentemente tenernos testimonios. Nuestros
adversarios, a quienes esta conclusion no agrada, nos respon-.
derAn quizas, que este hecho no es un derecho , y qua la ex-
cepcion no es la regla; mas nosotros querriamos contestar des-
de ahora a este argument°, y lo hariamos si no hubieramos de-
mostrado que el despotism° de las mayorias es la regla y no
exception, es el derecho y no el hecho.


Si a su vez nos replican , que el absolutismo le proclama-
mos nosotros , toda vez que en ocasiones no respetan los
Principes los limites seftalados por los derechos de los sidadi-
tos , y no Cabe en este caso sino resignarse a detestar oculta-
mente el abuso; podemos contestarles que aun en este caso


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES.
509


no somos tan absolutistas, como si hubieramos entregado el
poder y la autoridad arruinada al pueblo , sin cuidarnos de
trazar una Linea divisoria entre los derechos del Soberano y de
'los sfiladitos.


1,281. Expuesta claramente la opinion de entrambas par-
tes contendientes , es Neil ver donde se halla el nudo de la
cuestion. Los liberates sostienen que ningun Principe tiene
derecho a mandar, sino en aquellos subditos que voluntaria-
mente quieren prestarle obediencia , ni a obtener autoridad le -
gitima par consentimiento universal , sino mediante, el adrni;
rable descubrimiento de la Carta constitutional. Nosotros, par
el contrario, sostenemos, que el consentimiento del pueblo no
es por si esencial para que otros manden (esto no obstante
puede suceder de tiempo en tiempo , en casos particulares,
por alguna razon posiliva), antes Bien el consentimiento es
debido , a quien legitimamente manda ; y que el medio suge-
rido por la Carta constitutional se podria, I)* la influencia de
otros principios, explicar de un modo favorable y ♦ entajoso
evidente at menos; mas segun lo que se sigue del principio de
la soberania popular , no solo no Ilene los deseos de todos,
sino que para todos augura una tristisitna. opresion , una do-
lorosa servidumbre (1).


(1) Nosotros presentamos aqui, bajo un punto de vista general,
la misma tesis, que con valentia é ingenio se defendid no ha mu-
cho por un diputado de Belgica, en el Ensayo sobre el movimien.
to de los partidos, (Bruselas 1852) el cuel la resume en los si-
guientes terminos: .No pretendemos, Bien to sabe Dios, tener en
poca estima las garantias qua eo Beigica nos ofrecen Las leyes po-
litical para asegurar los derechos del pueblo. Las instituciones
constitucionales hay arnenazadas d repudiadas , podran subsistir
entre nosotros, apoyadas sobre nuestras viejas costumbres y nues-
tras tradicionales creencias, siempre qua sears lealmente aplicadas,


inters del pais, no en inter& da un partido..


b it
veis? Siguiendo antiguas creencias , 6 como poco antes


dicho, practacando sincerarnente el Cristianiemo y la caridad
crstiana , el distinguido publicista espera que puedau practicarlo
en Bdlgica las instituciones constitucionales. Dos altos ha que re-
petmos esto mismo a Italia y especialmente al Piamonte, hay se-
mei,uate a Ii6lgica en sus instituciones y en las persecuciones;
mas asperar constancia de tal Gobierno, esperar que siga el ca•


Li




510 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
4,282. He aqui explicado brevemente el estado de la cues-


tion, para cuya solution habiamos, en primer lugar, exami-
nado los principios de donde toman sus argumentos nuestros
adversarios , demostran.do coin vanamente apelarin en ias
modernas constituciones a iavocaciones y recuerdos de la au-
toridad y tradicion de la Edad Media, en tanto que nieguen y
renuncien los principios fundamentales respetados en aque-
lla epoca. Toda la fuerza, eneraia y grandeza de aquellas so-
ciedades, consistian en la reverencia y respeto a los derechos
adquiridos, y en la profesion de dependencia a la autoridad
espiritual. Los modernos sigueri precisamente la Benda con-
*.raria; comienzan por pones en dada todos los derechos ad-
quiridos, sino concuerdan con sus teorias, que se apoyan so-
bre el principio heterodoxo de la independencia absolute dela
razon.


Religiosos de espiritu, dice Sclopis, y firmes en las creencias
de la fe cat6tica eran los pueblos (en is &lad Media) .....
apenas surgi6 fa heregia do Lutero, los Estados (o sea los Par-
lamentos), hicieron esfuerzos para verse libres de aquella
playa: al coetrario los modernos; indiferentes en cuanto al
dogma se refiere, y constantes en so propOsito de no tribu-
tar a la fe catOlica preponderancia alguna, se muestran bone-
volos A recibir la independencia de Ia razor+ proclarnada por
Lutero, y trabajan para que la legislacion descanse sobre
aquel principio. En soma, la lucha boy empefiada se apellida
politica, y es en verdad una lucha doginAtica en la coal, co-
mp dijo un ministro de Hacienda en el Parlament° do Belgica,
el partici° conservador puede llamarse PARTfoo DE LA AUTORI-
DAD, 6 sea catOlico, y el partido liberal PARTIDO DEL LIBRE uxl-
MEN, 6 sea protestante (1). iCausara ahora estraiieza el que


mino de la verdad catOlica, es empenarse en luchar contra la al-
turaleza.


(1) V6ase Ia cite Integra en la Emancipacion, SG de Mayo de
4857. El ministro Golvagno abolia la compania de Sau Pablo, na-
cida en el Piamoote pare oponerse al luteranismo, Ilamardola
congregation esencialmente religiosa, que eshi, decia, en alperta
contradiccion d las tendencies hoy existentes en el Orden Lo


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES.


en la enoca prOxima A la aparicion de las doctrinas de Lute-
ro, comenzaran A surgir los Gobiernos liamados mas tarde
co-nstitucionales, y que la corruption de estos sistemas coin-
cida con la propagation del luteranismo? zque se presence en
el Orden politico bajo el mismo nombre que en el Orden reli-
gioso (soberania del individuo)?aque produzca los mismos efec-
tos (subdivisiones inflnitas de sectas)?


1,285. El principio supremo de donde roman origen los dos
grandes partidos que divider), hoy a Europa, cualquiera que sea
el nombre con el anal se apelliden (catolicismo o protestantis-
mo, Orden y anarquia, monarquia y cornunismo, etc., etc.) es-
ta a un lado la dependencia natural de la razon, y al lado del
otro partido la independencia mas absoluta. Siendo esta


esencialmente contradicloria , porque hace al hombre
creado independiente del Criador, esencialmente atea, porque
atribuye al hombre is independencia que forma el caricter
propio de la divinidad, espresado por los escolasticos con la
palabra aseidad, debe necesariamente reproducir en todas sus
consecuencias cierta manifiesta serie de contradicciones, 6 sea
nulidad, y de ateismo, 6 sea antropolatria; de aqui que con-
tradiciindose se Italia en perpetua tuella con la naturaleza;
y delficcindose en ,nerpetua batalla contra Dios.


1,281. De la independencia de la razon vemos nacer el Se-
gundo principio de la reforms intentada por los modernos,
esto es, /a negation de que pueda existir lo que hemos llamado
conciencia pnblica; y por .lo tanto, la necesidad de febricar
idear otra justicia que desemperie las funciones de aquella, sin
toner sus derechos, o mas bien un fantasma de conciencia que
seduzca, encadene o boric A los pueblos. Este fantastna se lla-
ma opinion piiblica 6 sea la de la pluralidacl. Bien claramen-


misno repite Boncompagni en su tratado sobre el Illatrimonio civil.
Et sistema antiguo que regula los matrimonios seguo leyes ca-


nOnicia, no es compatible con el espiritu de la civilization ac-
tual. ill quereis otra autoridad de diversa indole, feed la Italia
y el Pc,ebto , (15 de Agosto de 1851), y hallareis que la revolution
hija de. derecho de fibre examen, y no la filosofia, no puede con-
ciliarse con la ortodoxia del catolicismo.




512 AP. PILCCT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
to se ve que esta divinidad, mudable como el vulgo que cam-
bia de hoy a matiana al solo resplandor de un sofisma , 6 al
impetu de intrigantes sectarios , no tiene el menor derecho
imposer sus juicios a ningun hombre pensador y juicioso. Los
mismos paganos no llegaron a tal grade de degradacion , pues
tributaban gloria al amante de lo junto, que no se adheria cie-
gamente A la multitud de los ciudadanos prava jubentium.
Alas no pudiendose en machos casos, sin apariencias al me•
nos de verdad, empuj at A la sociedad , los modernos han forma-
do su divinidad convencional, y establecen que Glebe tenerse pot
verdadero cuanto asegura la mayoria de los ciudadanos. He
aqui so segundo principio en el Orden intelectual de las teo-
rias politicas.


1,285. Mas esta mayoria, icOmo podremos reconocerla? La
opinion de los individuos se manifiesta con la lengua , con la
pluma 6 con las obras. Derecho , pot lo tanto , universal 6 ina-
lienable de hablar , escrihir y asociarse; he aqui tres derechos
que surgen inmediatamente despues de aceptado el principio de
las mayorias. Sin el libre use de estos derechos no duraria un
solo dia, como dicen los politicos modernos, el Gobierno consti-
tucional. Verdad es quo ellos mismos sienten sus pies vacilar so •
bre la tierra que pisan, desde el momento en que al principio
catOlico se le otorgue la misma Am plia libertad que ellos procla •
man; por lo coal no cesan de tiranizar, validos de cuantos me-
dios estan A su alcance, a los catOlicos, y especialmente al Cle-
ro, para despojarle de la tan decantada libertad. Mas fuera de
esta medida extralegal, el principio queda escrito en las Car-
tas constiLucionales, y la palabra, y Ia imprenta , y las asocia-
clones, se dice que son tan libres como el pensamiento.


Debernos aqui advertir tambien otra de las mas farnosas
contradicciones, entre la heterodoxia y la naturaleza. La . pri-
mera dice: la opinion ptiblica es reina, la mayoria goblet.-
na; y la naturaleza responde: es imposible conocer la opi-
nion ptiblica, o lo que es lo rnismo ta multitud ca incapaz
de gobernar. iQue partido seguirà el reformador heterodoxo?
Se finje legalmente una opinion pitblica , y A este prop.osito se
llama a seis , ocho , o diez millones para elegir representan•


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES.
515


tes en primer grado, y los asi elegidos eligen en segundo , y
estos en tercero , y asi sucesivamente en cuarto, quinto, etc..
Y con tantas delegaciones y subdelegaciones resultarin final-
mente trescientos 6 cuatrocientos diputados, de entre ellos los
ministros , como asimismo altos empleados, jueces , etc.
;;Quereis saber en este caso coal sera la opinion piiblica? Oid
y atended A lo quo dice y resuelve Ia mayoria de los diputa-
dos en la Camara , los jueces en los tribunales, los ministros
en sus consejos.


Los tribunales harAn 6 aplicarAn las leyes , y su sufragio,
an decreto, su fallo obtigara a todos los shbditos que su-
cederà? Qua los sObditos diran , apoyados en la opinion pUbli-
ca contraria quo sus fallos no son un oraculo cuyo decreto
obligue. Oigase esto de la Patria , diario catOlico si pero
entusiasta de la Constitucion piamontesa: «El delito de im-
prenta , que no ataca al individuo, no es man que ttn delito
de opinion , el coal lo sera porque asi lo manda y decide la
ley, mas no porque asi lo aancione la conciencia
ca (I).


Es claro que conciencia ptiblica es sinOnimo de opinion
pziblica. He aqui como en tin pais gobernado pot la opinion
palica, los ciudadanos se ven obligados por fallos contrarios
aquella; de tal manera que la Patria en el articulo citado
pone en dada, si aun a los tribunales supremos les es licito
disentir de estas sentencias..contrarias A la opinion. Visto todo
esto, no podernos menos de preguntar: «En suma, senores,
podernos saber qui& manda en este pais? iMlanda y rige la


opinion pfiblica, o cuatro abogados que Ia impugnan?
1,286. iCual de estas libertades podria sostenerse, si una


Religion constituida en forma visible, en sociedad gerirquica,
con on COdigo indeleble como divino, osase abrir catedra pa.
blica é intimar autorizadamente al gOnero Inman°, diciendo: « 0
creed, 6 pereeed. Destruida la independencia de la razon,cla-
ro es que todas las tan decantadas libertades quedan extingui-
des, y la sociedad cae bajo el dominio clerical. Libertad, por


(I) La Patria; 41 de Setiembre de 4352.




514 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
lo tanto , do conciencia y de cultos, sera la que deba es.
tablecerse come dogma inconcuso en toda sociedad regene-
rada; y la Iglesia catOlica se very de este mode obligada a en-
mudecer, 6 despojada, por lo menos, de toda clase de influen-
cias scciales, con las cuales podria obligar a los fieles, si-
quiera, a no violar la 1'6 de sus mayores, y a reverenciar al
menos, en lo exterior, una autoridad directiva de los enten-
dimientos.


1,287. Mas si el hombre independiente no puede aceptar
una autoridad qua rija su conciencia, ipodri admitir otra que
mande contra el dictarnen de su conciencia? Peer que peor : la
primera al menos tiene ciertos puntos de contacto con Ia na-
turaleza pura, aun a despecho de los propagadores de las
doctrinas heterodoxas; la persuasion, el raciocinio, las sirnpa-
tias, etc., muestran cierta apariencia. de poder espiritual, ejer-
citado naturalmente en la parte espiritual de otros hombres.
Pero un poder, una autoridad que rija y gobierne al cuerpo
a despecho del alma y do Ia razon, de la cual se informa, es
una flagrante violation de la naturaleza humaria, un destrozo,
una division del hombre en dos pedazos que tienden a ter-
mines opuestos. Per eso ha dicho el regenerador: No mds
autoridad religiosa sobre las conciencias ; de donde se dedu-
ce, no nws autoridad politica sobre el hombre externo, sobre
el ciudadano.


1,288. Pero asi como sin autoridad no hay sociedad posi-
ble, .y sin sociedad todo bien 6 toda fuerza se pierde , asi pare
suplir la destruida autoridad vendra el sufragio universal, co-
mo para suplir la verdad destruida se prociarnara la opinion
piiblica. El sufragio universal en la Iglesia constituiri la ge-
rarquia y el poder espiritual; el sufragio universal en el pueblo
constituiri la forma de Gobierno y los gobernantes en el Orden
politico.


1,289. Tales son los principios universales que rigen la
moderna sociedad , los cuales pueden redocirse a la siguiente
nomenclature : Independencia inalienable de la razon : liber4
tad de conciencia privada , abolida la ptiblica : reinado de
la opinion: libertad de discusion, de imprenta, de asociacion:


DE LOS GOBIERNOS LIBETiALES.
515'


esclavitud de la Iglesia y de su poder coactivo: abolicion de
la autoridad politica de derecho divino y sustitucion de la.
soberania popular. Tel es Ia serie de principles a que pue-
den reducirse todas las reglas para dirigir A la reforma los
juicios de la razon.


1,290. Pero el juzgar no es propiamente sino el primer
paso, por decide asi, de todo acto humane y social, el cual se
completa en su esencia con la determination de la voluntad, y
su integralidad con la ejecucion del acto externo. De esta
integridad del acto trataremos en la segunda parte de este re-
saraen ; aqui recordarernos nnicamerte los principios funda-
mentales de las modems doctrines respecto a las voliciones
individuates •y sociales.


La voluntad se mueve por el bien conio la inteligencia por
Ia 'verdad. La idea , pues , que del bien se forman los regene-
radores sera el primer principio de Coda su moral, y por con-
secuencia de las teorias sociales en Orden a la voluntad, a la
legislation.


1,291. Supuesta la independencia intelectual, el sumo
hien del hombre viene a ser el placer, y este por varies raze-
nes, de las cualee apuntaremos aqui las principales.


1,292. La primera es que siendo subjetivo el juicio, sub-
jetivo ha de ser naturairneate el acto de la volicion, no sien-
do posible querer una coca sine en cuanto se conozca. Dicho,
puss, con arrogancia heterodoxa «no creo sino to que veo
se debe afiadir , «no quiero sino lo que siento apetecible.»
Akira bien , en el hombre aislado lo apetecible es solo le que
le causa gozo , placer , nerve el sacrificarlo no es propio
sine de quien se considera 6 si mistno como parte de un todo
A quien esta subordinado. La idea por lo tante del sacrificio
repugna al hombre ludependiente , como repugnan entre si
la subordinacion y la independencia.


1,295. A esta prirnera razon da fuerza otra sogunda; este
es, la negation de la caida original , is cual precede natu-
ralmente de Ia apoteosis del hombre, -de Ia antopolatria . Si el
hombre es infalible , si es independienite , si es Dios , no puede
see corronpido y todas sus inclinaciones saran santas co-




516 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
mo Dios mismo. Ahora bien, entre las inclinaciones humanas
una de las mas innegables y de las mas constantes es la pro-
pension al goce. Santa es , pues , tal propension , y el hom-
bre sera tanto mas perfecto cuanto major sepa gozar (1).


4,294. Constituido de esta manera el principio fundamen-
tal de la tendencia humana, facil es comprender coil sera
en la sociedad la teoria legislativa. slater felices a los hom-
bres, equivaldri a etnbriagarles de goces. Y como el goes mas
agradable a /a muititud es el sensible, y este no se puede ob-
tener per vial ordinarias, silo con grandes riquezas, proper-
cionar a los ciudadanos toda clase de abundancia sera el pro-
posito de los honestos legisiadores, (y decimos honestos, por-
que parece ser que no ambicionan solo para ellos); en vez,
pues, de dictar leyes para salver el Orden pUblico, quiero de-
cir, la justa relaeion entre los varios derechos y deberes, ase-
gurando aquellos a cada uno de los ciudadanos, se pensara en
igualar los derechos de todos a la felicidad, dando a cada uno
iguai cantidad de riquezas y de goces. De este mod° el Bien
publico, en vez de sec una indivisible unidad de Orden mo-
ral, en la coal cada uno de los ciudadanos halle satisfecha
su parte en la justa proportion que le compete en el Orden
universal, el mas pequefio en el inflow lugar, el mayor en
el sumo, cada coal segun su merit°, Ile{ ,zara A ser on reparto
infinito de bienes, de los wales cada uno tendrà derecho, se-
gun las leyes, a gozar su cuota igual, afanandose, segun el
principio de tendencia a la felicidad, por gozar todo lo mas
que pueda.


1,295. Las leyes en favor de los intereses deberan dictar-
se por el interes ntismo; este es, la legislation sera justa cuan-
do el pueblo sea ordenado en so variedad de derecho, no por
la sabiduria de los pocos, sino por el deseo y la razon de los
mas, llamados a opinar sobre el arreglo de sus intereses.


1,295. En toda materia legislativa es tan infinite el nil-


(I) Santo es el goce y debe ser proeurado como la virtud, por-
que Dios que nos Monde el deseo es santo,etc.—Proudhon. sis-
tema de las contradicciones, tome I, cap. VIII, p5g.s. 345 y 47.


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 517
mere de deseos, cuantos son los millones de ciudadanos en


una nation; y asi como no es posible que se espresen clara-
mente estos millones de deseos, y que espresados se satisfagan,
asi no puede admitirse en este sistemainfluencia real de legitimo
Soberano, que lo es el pueblo, -ni una ley que imponga debe-
res ajustados a la norma de los derechos; por lo coal conviene
diputar cierto nitmero de representantes cuyos intereses se
suponeque representan los intereses de todos. Asi se ob-
tierte una justicia conventional en, las leyes, como antes vi-
mos se habia conseguido una verdad convencional con la opi-
nion priblica: y asi como la verdad convencional cambia ante
el relumbron del mas ridiculo sofisma, asi cambiarA la justi-
cia ante cualquier halago de esperanza 6 de intereses.


1;297. En este consiste el famoso principio utilitario, base
de las teorias de los politicos constitucionales, y de casi todas
las discusiones parlarnentarias en donde se sostiene como in-
dubitable que es deber de las leyes, no solo amparar los dere-
chos de cada coal, sine los intereses de los mas. Este aforismo
es admitido no solo por los que hacen profesion de hollarabier-
temente todo derecho sagrado, sino Aun por aquellos:que creen
proceder de buena fe y se vanaalorian con el noinbre de con-
servadores. La razon de esta buena fe se halla qaizas legiti-
mada cuando se trata de pores intereses , y cuando encort-
trades varies de sus derechos, la ley de justicia exige que el
interes de los pocos ceda al interes de los mas. Asi, por ejem-
plo, si pars evitar la inundation o desbordamiento de un rio
fuese necesario abrir un canal , y para. ell° no hubiera mas
que dos caminos, 6 demoler la casa de un particular, 6 las de
cincuenta, 6 las de ciento, claramente se ye que la justicia
exige la demolition de la primera antes q ue de las segundas.
Alas cuando los intereses cle un pueblo esti», en competencia
con el derecho, con la conciencia, coa la religion y con cual-
quier otro elemento moral, tratandose de materias de todo
punto heterogeneas, la primacia del derecho debe decidirse,
no por el Dinner°, sino por la naturaleza de los derechos y
SUS objetos, la coal, en el Orden moral, supera ittfinitamente
la del Orderimaterial. En tales colisiones, dar (31 triunfo a los


T.OMO II.


34




518 AP. PP.ACT. DE LOS PRTNCIPIOS TEORICOS
intereses materiales de los mas, sobre el derecho moral de los.
menos, es desconocer precisamente la verdadera naturaleza
del Bien y la mas noble entre las funciones todas de
la autoridad social, Ia cual fue constituida por la Providencia
(no por el sufragio universal) , para que con fuerza irresis-
tible defienda a los (Wailes contra los prepotentes. Por lo
tanto, si conviniese a los muchos al tomar una ciudad , al re-
ducir una provincia a esclavitud , el quitarles a los ciudadanos
violentam elite todos sus bienes, destruir todos sus privilegios y
sus instituciones, etc., no por esto sera justa la ley en euyo nom-
bre fuese llevado a cabo este asesinato legal de los pocos. En
frente del derecho, todo interes debe enmudecer. Enmudeceri
en el sistema de los reformadores, que colocan el fundament° de
su justicia legal sobre la representacion general de los intere-
ses? Qtre tutela tendra, oh catelicos, el mayor y mas grande
de vuestros derechos, el derecho de creer y obedecer a Dios,
ante una Camara cuya mayoria tenga vivo interes en haceros
perder la fe y separaros de la unidad catOlica?


1,298. Constituidos, pues, como norma de justicia legal
los intereses de uno 6 de muchos ; por norma de conducta
personal la felicidad propia, que consists en el goce ; y admi-
tido el axioma de que no hay conciencia pUblica , y que la
privada es libre en sus juicios; desaparece toda confianza ra-
clonal entre los asociados , sobreviviendo a lo mas cierta con-
fianza instintiva ; porque no puede el hombre cambiar los
instintos en regla de sus juicios tan facilmente como cam-
bia de juicios a fuerza de sofismas. Rota la reciproca confian-
za y destruida la voz de Ia conciencia para asegurarla, hay
que recurrir a los imicos medios que quedan, que son los in-
tereses y la fuerza. Toda esperanza per lo tanto de felicidad
para los ciudadanos consistirá , o en el contraste de los in-
tereses cembinados de tal modo que la injusticia no aparez-
ca ..... elfas que digo? 6a que nombrar la injusticia , si es
palabra cuya idea no puede admitirse en este sistema? Expli-
quemonoscon mas exactitud. Toda esperanza de felicidad,
toda confianza entre los ciudadanos se apoyara, 6 en los inte-
roses couibinados de modo que el interes propio se concilie


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES.
519


con el de los demas , 6 en el poder que se me otorgue de de-
fender con la fuerza mi propio interes, cuando por los demas
me hallase yo cornpletamente abandonado. A conssguir este
contrapeso de intereses se dirige principalmente el sistema
de las Camaras represontativas; y para que la fuerza no pueda
faltarme nunca , han side erigidos en derechos los llamados
derechos de insurrection , de asociacion y de petition.


Las aplicaciones de estos illtimos son tan varias. como va-
rios son los individuos por quienes se ponen en ejecticion. El
derecho , pues , de poser mis intereses en equilibrio coo los
de los demas , se sustenta rrincipalmente con la doctrina
fundamental de los politicos model-nos, llarnada division de los
poderes.


1,299. Result.a la expresada division do los dos principios
ya dichos, a saber: negation de la conciencia y derecho al goco;
puesto case que si uno solo fuese el superior dotado de todo
genes° de derecho, 6 sea funciones sociales, y no tuviese otro
fin y debar que proporcionarse et propio goce, si le viniese
a cuento el mandar cortarme la cabeza, yo creo que pudiendo
hacerlo boy, no esperaria a manana. zQue remedio para evitar
tal peligro? Racer que la ley de cortarme la cabeza no pueda
formarse nor el mismo que tiene interes en degollarme, y que
el hecho de haberine degoilado no pueda juzgarse por el mis-
mo que lo ejecutO.


Con tal artificio podre esperar*que uno de los tres, al menos,
tenga interes en salvarme la cabeza, en lo cual puede descan-
sar mi confianza. Dividase, et poder supremo en tres
partes 6 funciones, atribuyendo cada uno a personas 6 cuerpos
diversos, y pidamos a Dios que estos tres intereses no se pen-
gan de acuerdo; porque entonces ya me puedo dar por muerto.


116 aqui un breve reshmen de los nrincipios uni.
versales de donde toman origen las teorias rnodernas, asi res-
pecto al modo de juzgar, como al acto de querer; asi en et in-
dividuo independiente, como en la sociedad phblica.


Recordarernos en el,parrato siguiente las aplicaciones de
estos principios a la otanizaeioh social. Pero antes, seame
permitido contestar a una dificultad con que algund dl mis




520 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
lectores intentari, si no combatir, despreciar al menos las ad-
vertencias que hago en bien de Ia pAtria comun: en verdad,
podrA decirseme, tendriais muchisima razon si los pueblos
progresaran con teorias. De toda esta gerga metafisica los pue-
blos entienden tanto, como de los Noumenos de Kant 6 de las
dci de Bouterwech. Ensenadles las teorias del Orden, las de lo


y el pueblo, que es bueno de corazon, sere bueno en las
obras; porque si su corazon esta corrompido, viciadas seran sus
obras.


Asi discurren algurfos, burlAndose de los filOsotos, 6 al me-
nos compadeciendolos, como a sores que viven abstraidos del
mundo real; mas es lo cierto que los verdaderos ignorantes
son aquellos que desconocen la realidad, en cuanto real y muy
real es todo aquello que vive y obra, y el vivir y obrar de este
mundo no pertenece a la materia, sino a la fuerza, por quien
la materia se agita. Fuerzas motrices en la sociedad son las
ideas y juicios, de donde surgen las tendencies y las voli-
clones.


Corregidos los juicios y los deseos, las ideas y las ten-
dencies, se habrA logrado necesariamente corregir el estado
social. La multitud, quiera 6 no quiera el sistema, siem-
pre es arrastrada por la decision de los mas inteligentes, los
cuales son los Unicos capaces de comprender los principios
demostrados por nosotros, y las consecuencias quo de ellos se
derivan: aunque se diera por cierto que el vulg.) nada de esto
comprende, nos daremos por satisfechos con haber persuadido
A los Ines capaces.


1,301. Pero, ies cierto eso de que nada comprende el vul-
go acerea de las teorias? Si me hablais de meatnica celeste, 6
de critica de la razon, la asercion es muy cierta: mas si se
trate de teorias morales, 6 especialmente de los primeros prin-
cipios de la moral reisma, el pueblo tiene una inteligencia,
que si:no iguala a Ia de los filesolos en la penetration de su-
tilezas, 6 la exactitud en las formulas, le supera muchas ve-
ces por la rectitud de intencion y . fidelidad en su ejecucion.
Decid ali mes humilde bijo del pueblo si va a Ia iglesia e/ do•
mingo por, reverencia a Dios, 6 por captarse la estimation de


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES.
521


los hombres, y vereis comb comprende Guam laudable es lo
primero y vituperable lo segundo. No sabre, ciertamente, que
lo primer() es un deber y un mandato de eterna justicia, 6 no
sabre al menos reducir a formula filosOfica el anterior precep-
to; mas la diferencia entre los dos motivos y de su moralidad
respective la Yeti tan clara como cualquiera de los filOsofos
mas ilustres.


1,302. Macho mas si pretendeis dar la forma concrete
de la enserianza religiose a las abstracciones de la moralidad
fitosOfica; si les decis, por ejemplo, que aquel Dios Omnipo-
tente y presente en todas partes, que le crib y le conserve,
lee en su corazon sus mas ocultos propOsitos, segun los cua-
les deberA juzgarlo un dia, sin tenor en cuenta para nada la
naaterialidad de sus obras, etc.


iSabeis cuAl es el motivo por que atribuyen algunos al vulgo
tante ignorancia, que no sea capaz de comprendee las teorias,
y a las teorias tante impotencia para obrar poderosa y acerta-
damente sabre el enimo del vulgo ? El motivo es el poco cono-
cimiento que aquellos tienen de lo que es la inteligencia hu-
mane , irnaginAndose que el vulgo no entiende sino aquello
que ye con los Ojos, y que los doctos no yen cosaalguna material
cuando discurreu sobre teorias abstractas. Mas es to cierto
que el hombre , ser esencialmento compuesto por naturaleza,
esencialmente compuestos deben ser sus actos; ni puede reci-
bir una sensation quo no despierte inmediatamente algun
acto de la inteligencia , ni puede formai- ninguno de estos,
sin asociarse una imegen mas o menos material. Suponed, por
ejemplo , que un aldeano honrado yea a un ratero sacar a un
senor la petaca de oro que Ileve en su bolsillo, le vereis inert-
modarse y con acento de celera reprender al ratero.


En su mirada encolerizada , en su reprension, d no leeis
claramente el principio universal de que .robar es cosa male;
de que no debe preferirse lo irtil a lo honesto; de que «la pro-
piedad es inviolable, "


etc., etc.? Verdad es que el rirstico n
deduce estas formulas sino despues de haber sido educe:
mas comprende la diferencia que hay entre el acto mater
el moral; y aquel acto mismo de sacar la peace del bo'


\I




7 El pensamiento es ,li-
bre;


.8 La opinion es el pensa-
miento de los mas,
sea, de los nècios.


9 Cuando el oraculo de la
verdad miente,


10',.!"En los Parlamentos la
libre discusion es ne-
cesaria para hallar
la verdad.


11 El pueblo es libre pa-
ra pensar.


12 Es libre en sus alec-
clones.


13 Todo ciudadano es Li-
bre en su concien-
cia.


14 Todo hombre es libre
para aceptar 6 no
las leyes.


15 El gohernante manda
porque es elegido por
el sitbdito.


Is La nacion manda por


522 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS mimeos
excitara a risa en vez de indignation, si lo ejecuta por via' de'
broma arnistosa.


1,303. No lo dudemos , pues ; el pueblo comprende log'
principios morales, aunque no los exprese con sentencias geO';'"
mkricamente exactas ; y por consecuencia, quien esparce los
principios en el pueblo, debe esperar lOgicamente sus' conse-
cuencias. Y volviendo a la universalidad qae poco Antes ha='
biamos indicado, las consecuencias que deduciremos de lo uni-
versal , si estAn contenidas verdaderamente en los principios,''
vendrAn a ser deducidas poco a poco por el pueblo. Mas,
digo que habrAn de ser deducidas? Yo habia olvidado que estoy
'escribiendo teorias para dar razon de los hechos , y que he
analizado estos para deducir de ellos teorias. En esta obra la
prueba del hecho esti ya justificada, y las objeciones que so-
bre este panto puedan proponerseme, no caben en verdad en
entendimiento sano.


Prosigamos , pues , y recordemos brevemente las conse-
cuencias y aplicaciones practicas de los principios hasta aqui
comprendidos, que constituyen todo lo quo los modernos Ha-
man Gobierno representativo.


rum RELATIVA AL PARRAFO 1,283.


Hemos dicho y probado muchas veces anteriormente que
el sistenaa contradictorio de los modernos destruye con una
mano lo que edifica con otra ; y al efecto presentamos aqui en
un breve cuadro sinoptico las principales contradiccioaes de
este sistema:


Reputemonos co mo 1. Seamos independien-
criaturas. les.


Creemos como catOli-
cos;


2 Pero el pensamiento
es libre.


naturaleza.


La Iglesia. es infalible; 3 Pero es oscurantista. 17 Mandara por diputa-
El error arruini la so-


ciedad.
4 Todo el mundo es ii. dos.


bre papa enseiiarle.
La sociedad tiene dere- 5 Mas no puede prohibir


cho a defemlerse. el error. 18 La nacion bar& la ley.


1


2


3
4


5


523
6 Mas puede comprar las


lenguasy las plumas.
7 Pero la opinion es rei


-


na del mundo.
8 Dada la libertad


a los
mas, se hallarci la
verdad.


9 El estado de sitio to
vuelve a la verdad.


10 En los municipios es
nociva.


11 Cuando todos tienen
libertad para enga-
itarle.


12 Cuando todos son li-
bres para bastar-
dearlas.


13 En tanto que la eon-
ciencia no se oponga
a las le,yes.


14 Pero no puede rehu-
sarlas, cuando se las
impone la mayoria.


15 El setbdito no puede re-
sistir al, elegido por
la nacion.


16 Por naturaleza es irn-
pnsible que la multi-
tud mande.


17 Los diputados sera it
elegidos por 44/1d pe-
quenaefraceion del
pueblo.


18 Mas no podra ponerse


DE LOS GOBIERNOS LIBERALER.


'6 No puede impedirlo.




DE LOS GOBIERNOS LIBERALES,
525


19. Los diputados son flu-
Minados por !as dis-
cusiones.


20 La ley votada expresa
la voluntad de la no..
cion.


21 La ley votada oblige.


22 La Constitucion funda-
mental, sancionada
por voluntad del pue-
blo , es inmortal.


23 La ley debe tender al
bien pnbl co.


24 Todo hornbredebe bus-
car goces.


25 El poder soberanodebe
estar dividido.


26 Las Carnaras estan li-
mitadas . en.,sus atri-
buciones por el Rey
y por los ministros.


27 Las Ca maras son la ga-
rantia del pueblo.


28 Queremos ser italianos.


29 Quevemos (pie la na-
cion gobierne.


50 Nin4uno debe ser desti-
tuidO de srt ernpleo
por sus opiniones.


PRINCINOS TEORICOS


de acuerdo con dos
diputados.


19 Pero se ven obligados
4 voter con su par


-tido.
20 Pero una calentura 6


el Stleii0 de un dipu-
ta.do,puedehacernos
perder la votacion.


21 Pero el pueblo es ar-
bitro supremo de la
ley.


22 Queriandolo el pueblo,
puede cambiarla
su voluntad.


23 El bien pftblico es el in -
ter Os de la mayoria.


24 Todo ciudadano debe
sacrificarse por la
pcitria.


25 Los podera divididos
deben unirse pare
jobernar.


26 El Rey debe cambiar
los ministros, si no
acomodan 4 las Ca-
meras.


27 El pueblo lo forman los
diputados.


28 Queremos hacernos
franceses.


29 Pero queremos rehacer
la nacion 4 nuestro
modo.


30 :11as 4 cosas nuevas,
hombres nuevas.


31 Los ministros gobier.
nan la nacion.


32 Los ministros deben
contener a los fac-
ciosos.


33 El ejêrcito debe fra-
ternizar con los du-


. dadanOs.
34 El poder judicial es su-


premo e inviolable.


35 En los Estados consti-
tucionales econo-
mic es Segura, por-
que el ministro es
responsible 7 los di-
putados intervienen.


31 La nacion gobicrna
los ministros.


32 Los facciosos deben es-
tar armados pare
resistir a los minis-
tros, si estos quieren
oprimirlos.


33 El ejdrcito debe refre-
nar los desOrdenes
de los ciudadanos.


31 Pero a los (pieces deben
sustituirse los jura-
dos:


35 Los Estados constitu-
cionales tienen dew,-
des inmensas, por-
quo los ministros ob-
tienen cuanto piden
y no responden de
nada.


La Note esta bien lejos de ser completa, mas nos parece
suficiente para recordar to ya dicho a nttestros lectores , y para
demostrar quo no en balde ni sin fundament° habiamos acu-
sado de contradictorios a los modernos Gohiernos representa-
tivos, (5 sea, a los que viven bajo la influencia del priulcipio he.
terodoxo, dela independencia de la razon.


Aplicacion de las doctrines al Orden natural.


1,304. INDEPENDENCIA DE LA RAZON Y AMOR AL GOCE ; he aqui
los dos principios supremos reguladores de la conducta del
hombre, cuando este, separandose del gran todo e(ismico en


524 AP. PRACT. DE LOS




526 AP. PRACT. DR LOS PRINCIPIOS TEORICOS
que le coloc6 como parte nobilisima la Providencia , tiende
separarse y hacerse Unico centro de si mismo y del universo.
Esta, quo fue la locura del apOstata Lutero trasmitida bajo
diferentes formas a todos sus modernos herederos y a sus teo-
rias religiosas y civiles , produjo lOgicamente en la sociedad
moderna el trastorno ya explicado, y que brevemente estamos
recopilando aqui.


1,305. El primer paso dado hacia la revolution fue ;el
desquiciamiento universal de todo el antiguo edificio , y por
consecuencia, de todas las sociedades que habian existido orde-
nadamente hasta entonces, ligadas por vinculos de derecho.


Esta demolicion universal originabase naturalmente, asi del
amor al gone, come de la independencia de la razon.


El amor a los goces solia ser anatematizado en las socieda-
des antiguas por algunos que le tildaban de injusto, ilegitimo y


por cuya razon se hacia cigno del esterminio y des-
aparicion quo se le condertaba. Pueslque sociedad ha existido
jamas sobre la tierra en que el ansia insatiable de todas las
pasiones desenfrenadas no tropiece con mas tormentos que
placeres?


1,306. Y en la sociedad donde no se sofoca el insatiable
fuego de las pasiones, ode quien sera la culpa? interrogabaA,
razon independiente; ode quien sino de la autoridad, que;,
manteniendo el Orden, comprime las pasiones con su poder.
y hasta con la fuerza! Robada la autoridad a quien la poses, y
dada iibertad a todo getter° de pasiones para manifestar sus
propios deseos, 6 impuesto al nuevo gobernante el deber de
secundarlos, aparecera una nueva era social, una epoca de go-
ce universal. Porque zquien impide, O quien se atrevera a pro -
hibir a la sociedad el procurarse todos estos goces, sino la pu-
silanimidad, 6 la ignorancia de los asociados; ignorantes si no
conocen su independencia nativa y su irresistible. poderio, 6
cohardes si, conociendola, no usan de su de:echo para labrarse
su felicidad propia y la de. los dernis?


1,307. Este raciocinio, al cual nada puede replicars6, su-
puestos los dos principios supremos del error heterodoxo apli-
cado a las varias clases de sociedades, produjo aquellas des-


DE LOS GOBTERNOS LIRRRALES.
527


trucciones que comenzaron contra la Iglesia con la piqueta
de la detnocracia presbiteriana, y llegaron hastasel esterminio,
no solo de la familia con el divorcio de los cOnyujes y contu-
macia de los hijos, sino hasta la destruction del individuo con
el suicidio. Las pasiones, principalmente las de los grandes
principes, habituadoe a luchar de hecho contra el Yicario de
Cristo en las largat' . diaputas de la Edad media, cambiaron
merced a las doctrinaedel apOstata de Wittemberg, de contien-
das de hecho, en luchas de derecho; e hirieron y despedazaron


la sociedad catOlica. Los grandes, herederos del orgullo se-
iiorial de' Ia Edad media, gozaron al ver humillaclo el pode-
rio de los Cesares y abolida aquella monarquia catOlica, astro
luminosisimo que parecia eclipsar a los astros menores: y asi
como los electores del imperio aspiraban a destruir el poder !
del Cesar, asi los barones de los demas Estados trataron i-de con-
quistar la independencia de sus monarcas, sustitu yen do al poder
de uno solo, el poder de la aristocracia. Las tentativas de los
grandes encendieron las ambiciones de Ia ciase media, y esta
a su vez irritO las pasiones de la plebe. Con este sacudimiento
retemblO toda la sociedad, organizada con el trabajo de diez si
glos por el principio CatOlico de autoridad.


1,308. Pero quien podria contener el impetu del princi-
pio contrario, a fin de que no arrastrase los eletne,ntos todos
sociales, y alcanzase su desbordamiento al organismo de todos
los Estados, aboliendo los derechos de las provincias, sticesi-
vamente reunidas bajo diferentes condiciones; de los munici-
pios, obrando variamente segun la inmensa variedad de los in-
tereses locales; de las familias, unidas en estrechos lazos de
traditional existencia , y que ligaban a los individuos en com-
plicadisimas combinaciones? Una vez admitido que ningun de-
recho tiene vigor, a no ser aceptado por la razon independiente
y por la libre voluntad del individuo; una vez stipuesto que si
a un cerebro sofistico se le ocurre predicar un nuevo princi-
pio de peregrina moral , y trata de trasmitirlo a una turba
ignorante , ague? principio, convertido en opinion pitblica,
llega a ser dogma social ; la demolicion de todos estos edificios
sociales halagaba igualmente al amor propio de los individuos,




528 AP. PRACT. DE LOS annactrros Taenrcos
quienes no notaban pie al desatar


i
s lazos que los unian a las


pequeflas sociedades, perdian su apoyo y ttrtela contra la opre-
sion y orgnllo de los gobernantes , pues destruida la resis-
tencia de aquel organismo subordinado, no tenian en cuen-
ta que de alli adelante deberian combatir , sin ayuda alguna,
toda aquella masa compacta de sUbditos rebeldes, obligados
todos por la igualdad niveladora a tener un mismo interes,
esto es, a derribar el trono del itnico gobernante.


1,309. Nada permaneciO en pie del organismo natural de
la sociedad. Mas con todo , los estiipidos no repararon que
ellos mismos rninaban la tierra quo pisaban al exigir de la na-
turaleza lo que no concede al hombre, esto es , felicidad sin
mezcla alguna de dolor ; libertad absolute , sin freno alguno.
Los gobernantes quo no querian el estorbo de una justa y
templada resistencia en las autoridades subordinadas , vieron-
se privados de la ventaja de gobernar por medio de estas a las
muehedumbres. Las muchedumbres , por el contrario, que
no querian el estorbo de gobernantes secundarios , que Mate-
diatamente las reprimian , se privaron , derribindolos , de
todo estorbo contra la opresion de los gobernantes suprernos.


1,310. A. la demolicion universal de las varias sociedades
y de sus autoridades inmediatas, sigui6 , como era de espe-
rar, , la aboiicion de las administraciones especiales y de sus
posesiones y derechos ; y despues de haber maldecido trail ye-
ces de las confiscaciones, sue todo confiscado en favor deI
Estado: los bienes de la sociedad cattilica, los de la familia rei-
nante, los de la provincia y los de los municipios , fueron ab-
sorbidos bajo el titulo de bienes nacionales ; y mientras este-
mos aguardando que el comunisrno haga otro tanto con todas
las riquezas privadas, la masa siemp re creciente de los im-
puestos conduce en sustancia al mismo termino , a la absor-
cion de los capitales y sudores de todos los ciudadanos por el
Er ario pablico.


Esto es lo que explicamos en los dos capitulos en que se tra-
to de la demolicion social y administrative.


1,311. A la demolicion debia suceder la reconstruccion
del nuevo edificio social; el cual debiendo resultar de la libre


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 529
elecciou de hombres Ilamados plenamente libres, y por lo tan-
to no ligados con ningun vinculo anterior, sino mis Bien
creadores de un nuevo derecho, de una nueva justicia, no pu-
do producir sino una agregacion de muchos partidos militan-
tes que luchan entre si; siendo, coma es natural, A todos los
hombres el congregarse por sus intereses, cuando no estan
vinculados por ningun deher.


Ahora Bien, los intereses constituyen naturalmente los par-
tidos, canto quiera que se fundan en materia esencialmente
divisible y limitada; todo lo contrario que los deberes, los cua-
les resultan del Orden universal, que lige en unidad armOnica
a todos los individuos por desiguales que seals entre si.


Destruidos, pues, los antiguos deberes, y reducido al mise-
rable interes el Unico lazo social, resultari que cuantos seen
los intereses y sus varias fracciones, otras tantas serail los
partidos y las fracciones de partidos; lo coal no es ni flies ni
menos que la conforrnidad en la doctrine de IIobbes, segun ei
cual, la sociedad humane esti naturalmente en guerra, de ce-
de uno contra todos; convertida en paz por una convencion dic-
tada a cada cual por su interes privado.


1,512. Mas esta convencion, icomo se hate? Los modernos
ban visto la imposibilided de llevar a los Parlatnentos veinte
treinta millones de independiente,s, y hinse visto precisados
recurrir a determined° niunero do ficciones legates, qua ban
puesto a salvo las formulas de sus teorias.


Con un espadon en mano, que diera envidia a la Durlin-
dana de Ariosto, dividieron por medio al genero humano, en-
cadenando todas las independenetas femeninas, y gran parte
de las masculinas, que fueron tambien excluidas del Go-
bierno.


Fingieron despues que pare las independencies que queda•
ban, fuese lo mismo gobernar que elegir gobernante; y que
mientras es esclavo aquel y ohedece a una ley formada en el
cerebro de otro hombre, debia Ilantarse libre, cuando el gober-
nante sale por casualidad de la urna, como los nUmeros de la
loteria.


1,315. De este forma no fue dificil dar libertad a todo el




530 AP. PRACT. DB LOS PRINCIPIOS TEORICOS
genera human°, dejandolo todo en manos de la suerte. Mas
como la pobre humanidad no es tan torpe que crea lo mismo
dirigirse por cuenta propia que servir al capricho de la for -
tuna, se fIngiO, publico y sanciona que los diputados repro-
sentaban a todos los demas ciudadanos; de modo que estos ha-
clan su voluntad cuando hiciesen la de los diputados. Mas
corm ciertos entendimientos sutiles y caprichosos no se adap-
taban bien a recibisecomo verdad esta fiction y
manifestaban haber ilegado a ser esclavos de los diputados, y
haber cambiado de cencerros y no de pastores, los modernos
les respondian: c iNo sois, por ventura, libres para reuniros,
para imprimir y publicar vuestros pensamientos?, para con•
quistar la opinion piiblica, para hacer representaciones y ele-
var peticiones?,


Si con tantos medios conseguis atraer a los demas a vuestro
partido ,ode que podeis quejaros? Si no lo conseguis , la culpa
sera vuestra y no de la libertad ; y por lo tanto, bien os esta el
servir, ya que no sois capaces de mandar: la libertad es de rluien
se la toma.


Obedeced , pues , a los vencedores que tienen la map-
ria a su favor , y consolios con que se os conceda la libertad
de emprender nuevas batallas.


1,314. Esta natural condicion de la sociedad reconstruida
sobre los tundamentos de las modernas teorias , nos explica
bien claramente coal es el origen de tantas discordias , male-
diciencias y odios implacables , que ban hecho desaparecer de
las modernas sociedades todas las clulzuras de Ia reciproca
confianza , hast y en la int.imidad de la vida dornestica , redu-
ciendo el nbinero de los amigos y hacienda surgir entre her-
manos y aun entre esposos, el &men de contiendas poilti-
cas que alcanza luego a toda clase de relaciones sociales.


1,515. Dernolida la antigua sociedad basada sabre los fun-
damentos solidos do la familia y del municipio ; reducida la
multitud a Atomos elementales y hornogeneos de puras indivi-
dualidades sodas iguales ; impulsada por distintos intereses
reunirse en otras tantas facciones manifiestas 6 en sectas se-
cretes, debia hallarse un medio de gobernar, que ordenase


'DE LOS GOBIERNOS LIBERALES.
551


los individuos y los partidos , sin vincular la libertad de las
pasiones.


En efecto ; este medio fue dividir entre muchos Ia autori-
dad, a fin de quo si uno de los gobernantes repugnase a una
pasion cualquiera , esta pudiese apelar a otra fraccion de la
autoridad suprema ; y asi se tendria un Gobierno que no go.
bierna, lino que es gobernado.


Admitido el axioma, mis que medianamente ridiculo y con-
tradictorio, EL REY REINA Y NO GOBIERNA. (I), so dividi6 la auto-
ridad abstracta , que flotaba por el aire , entre las niebias de
los tres poderes , legislativo , ejecutivo y judicial , y se andu-
vieron huscando todas las combinaciones posibles para hacer
que los expresados poderes gobernaran ,y no gobernaran.


1,316. El primero de los expedientes seguidos fue el de
hacerlas reelegir peri6dicamente, a fin de que cada yea que.
una pasion estuviese algun tanto oprimida , pudiese arrojar el
yoga con el sacudimiento de una nueva election. Pero como
este expediente seguido ponia en grave peligro la existencia
de todas las leyes , se imagin g


y creel una ley fundamental,
declarada inviolable par la voluntad nacional. Mas esta volun-
tad national. es por ventura menos movible que la de los
individuos? Ni Ia razors ni la experiencia le ban concedido pas-
ta ahora tal preferencia, ni atribuido mayor constancia. La ley
fundamental file, pues, otra ficcion ; la Constitucion vino a
ser una perpetua modification , y la sociedad viOse tambien
movida por la incesante oscilacion de los partidos que subian
al poder, y por los caprichos de Ia fortuna, que sacaba de la
urna, ya esta , ya aquella ley, merced al favor de las intrigas,
que preparan en secrete, lo que los charlatanes proclaman en
pUblico. Esto declaims en sustancia en los capitulos acerca
del Poder legislativo (1).


(1) Reinar viene de reino ; reino de regir , que siguifica gober-
nar. Asi que el famoso aforismo equivale a este otro: -Ea BEY GO-
BIERNA Y NO OORIEDNA, a no ser que reinar signifique divertirse des-
de la manana a la tarde , repartiendose los millones de la lista
civil.


(I) V6ase en este tomo el capitulo que trata acerca del Poder
legislativo.




532 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TE6R1COS
«Cada una de nuestras leyes, contimican los citados autores,


contiene, per termino medio, sobre 50 articulos, lo coal da
una sums de 4.068,300 disposiciones legislativas; sin com-
prender aqui las leyes, ordenanzas, edictos, declaraciones, etc.,
anteriores a 1789, y que estin aun en vigor, las cuales for-
man dos volfiroenes en S.°, y todo lo demis que se ha publics-
do desde 1843 hasta el dia.


1,517. Ahura bien : zcomo es posibie que semejante forma
de Gobierno, tan necia y repugnante al sentido coinun y a la
naturaleza , haya podido mantenerse en pie durante diez y
oche anos bajo Luis Felipe? A esto hemos ya respondido en
los capitulos sobre el poder ejeculivo , el coal puede decirse
que es siempre el que gobierna ; porque si no obtiene de la
Camara lo que quiere , o dimite el ministerio , o disuelve la
Camara. Seguro come esta mientras vive de su omnipotencia,
con la cual no solo puede obrar a su triode , sino cress tam-
hien la justicia pars sus obras, si logra ccaquistar la mayoria
de los votos , el ministerio esta obligado a ser corruptor y
despOtico si quiere hacer, segun lo entiende, el bien del pais.


decimos obligado, porque aqui cahalmente radica el mal
de las sociedades modernas, y la fuerza mayor de los argumen-


Afiadirdmos aqui, en testimonio de la mutabilidad y multiplici-
tied de leyes, la estsdistica siguiente de las promulgadas en Fran-
cia sobre imprenta, hbros, etc., estractadas de la Opinion, 24 de
Octubre de 1851.


Da una estaoistica publicada por los Sres. Duboy y Jacob, en su
COdigo•manuat de unprenta,resulta que en Francia se hen publi-
cado sobre esta materia, desde el ace 1789 a 1843, 81,366 leyes,
decretos y ordenanzas, en esta forms:
3,402 durante la Asamblea coustituyente.


14,034 durante la Couvencion nacional.
2,049 por el Directorio.
3,846 por el Consulado.


10,254 per el Iroperlo.
841 per Luis XVIII (del 4 de Abril de 1814 al 9 de Mayo de


1815).
518 durante los Cien dies, per el Gobierno provisionar.


47,812 por Luis XVIII (del 28 do Junio de 4815 en adelante).
17,801 por Carlos X.
10,931 por Luis Felipe; no contando 17,922 ordenanzas dadas des-


pees de 1830, quo se refieree a intereses privados.


DE LOS GOBIERNOS LIBEDALES.
533


tos con que las censure mos. En todos tiempos hobo en las
sociedades maldades y malvados, ambiciosos y oprimidos.


Mas cuando la melded y la opresion nacen solo de las
pasiones, el culpable , libre come es pars dominarlas con Ia
razon, anenas comieriza a reflexionar,


, comienza a enmen-
daree. Por el contrario , en las modernas sociedades, come
los principios mismos y las teorias son la raiz del mal, cuan-
to mas se razona , tanto 'mas se v0 uno obligado a oprimir
a Ia sociedad; y vice-versa, cuanto mas oprimida esta la socie-
dad, tante mas legicos aparecen los opresores. Asi pees, mas
legicos que los moderados indecisos, son los protestantes re-
sueltos ; mas que los protestantes, los racionalistas , y mas
que estos, los comunistas ateos de la escuela de Proudhon.


De donde results en la Factica una importantisima aunque
tristisima consecuencia; y es , que la caridad catelica debe
compadecerse de los errores de los gobernantes, quip


nesciunt
quod faciunt, estando poseidos de los malvsdos princi ples que
oilmen a tantos entendimientos; y pot el contrario, debe abo-
minas y declarar infames los falsos principles y a sus inagistra-
les sustentadores, porque son la fuente de toda corruption.


Mas el extravio nsismo de los inimos originado por ellos, pro-
duce en la prictica el sentirniento opuesto; y los miserables
oprimidos gritan con todas sus fuerzas contra los ministros y
otros opresores de hecho, que aplican los principios, patroci-
nando.entre tanto como puro delito de opinion, come pa/a-
d:on 'mas bien de la sociedad, la libertad de falsear los princi-
ples y propagar los errores.


Este es come si el envenenado maltratase al criado que le
sirvie el veneno, y elogiase al medico quo se le recete. Tel es
la consecuencia del error trasformado en dogma ; obliga a los
mas rationales a prevaricar mas; obliga a los ministros a ser
despeticos y sanguinarios.


1,748. 'V a fin de corromper primero a los electores, y
despises a los diputados , el Gobierno tiene en su mane
toda la riqueza nacional, y los mismos diputados que el
debe comprar son los censores de los presupuestos con cu-
yos ingresos los compra. A fin tambien de poder tiranizar


TOMO II.
35




534 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
quien no sea venal, el Gobierno cuenta con la fuerza militar
del ejercito, contrarestada por la de Ia milicia nacional. De
este modo quien desea la conservation del Orden material y
extern° , se apoya en las bayonetas del ejOrcito. Si algunos
ballan Marto incOmodo para su- pasiones este yugo, tienen el
derecho de desenvainar la espada nacional ; sin embargo, el
Gobierno podra arrancirsela de la mano disolviendo la mili-
cia por insubordinada ; pero luego . dejara a las pasiones el
derecho de resucitarla tan pronto como;tengan fuerza para ello.
Si la milicia se subleva y vence , habra salvado d la p4tria;
pero si sucumbe sera culpable de rebelion.


1,519. Con tales condiciones es claro que el poder ejecu-
tivo es un verdadero despoia , provisto de toda fuerza, y su-
jeto al propio tiempo a todos los percances de los antiguos
tiranos, siempre ornnipotentes en todo cuando querian hasta
que un punal venia a contener 6 castigar sus excesos. Este
puulal, para los tiranos ministeriales mas con forme con la
suavidad de cbstumbres de nuestros tiernpos , es lo que se
llama crisis ministerial, destinada a poner termino a los triun-
fos de un partido, cuando la enormidad de sus arhitrarieda-
des ha liegado a fat.igar la paciencia de todos los demas parti-
dos que aunque conwrios entre si, se conjuran y coaligan
por el interes imico de abatir el despotismo dominante. Entort.
ces comienza para la nacion una era nueva , cambiase el sis-
tema de politica , la manila de la administration , el personal
de empleados , y al grito de A COSAS NUEVM., , HOMBRES xunvos,
se pone en desconcierto la sociedad entera , desde las supre-
mas alturas del Dios Estado , hasta las infimas de los estan-
queros y periodistas; y quedan en pie solamente aquellos sores
venales que sirven con igual conciencia , esto es. sin concien-
cia alguna , a todos los partidos , y estan prontos lo mismo a
prestar jurafnentos que a violarlos.


Los servicios de esta clase de hombres, encuentran uaa re-
compensa casi segura, pero expuesta a los rigores de la
fortuna, y a las deslituciones, por de-contado , de los nuevos
despotas; lo cual Basta , para que puestos los destinos de
la nacion en semejante turba mercenaria, sea por si solo me-


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES.
555


die eficacisimo de esparcir la vileza de la corruption_, y ex-
tinguir, no solo la Religion y la conciencia, sine el pudor y la
honradez.


1,320. Entre tantas ruinas suele acaecer mantenerse ile-
so y sin mancha el honor de los magistrados, en el animo do
los caales influyen menos los errores rnodernos, porque la ma-
teria propia del cargo de aquellos, esta menos predispuesta
sufrir el contigio. Llamados a sentenciar con conciencia inde-
pendiente, de conformidad con la ley positiva, acerca de inte-
roses materiales, entre litigantes iguales, los magistrados
haft podido oir los axiomas de independencia, de legalidad, de
interes, y de igualdad, sin que sus funciones hayan recihido da-
no notable de la influencia de aquellas doctrinas. 31as precisa-
mente por este fue necesario que los liberales imaginasen un
medic de eximir del miedo a los tribunales a los promotores
de sus designios. En auxilio de esta idea vinieron la inviolabi-
dad del ciudadano, la suavidad de las prisiones, Ia abolition
de la pena capital y de otros suplicios graves 6 infamantes;
y disminuida de este mode la pena quec16 el delito menos re-
frenado. Para conseguir, si posible fuese, la abolition corn-
pieta de las penas, ya mitigadas, empethse a ponderar come
ley universal de justicia el


•Jurado, mediante cuya institucion
el PUEBLO, 6 sea el particle quo se proporcione una ficticia
6 aparente mayoria, viene a serjuez en los tribunales (prin-
cipalmente politicos) come antes Regd . a ser legislador en las
Carnaras y gobernador en el ministerio.


1,321. Asi vemos puestos por obra en la sociedad, yen
todas sus partes mis integras y esenciales, los grandes prin-
cipios de la reforms heterodoxa, INDEPENDENCIA por la cual
cada uno tiene derecho a gobernar, y FELICIDAD PUCLICA con la
cual tiene a su vez todo ciudadano derecho a gozar,.


De quemanera entrambos pretendidos derechos:han liegado a
convertirse en hecho, la Europa entera lo sabe por experiencia
mucho rnas de lo que necesitaba para su propio desengafio.
He aqui nor que este tralado, comenzado a escribir por nos-
otros cuando florecian por todas partes las Constituciones,
apenas Hogue ahora a tiempo de esparcir algunes flores sobre




556 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
el ataud en que son flevadas a la tumba. Los politicos
modernos han querido poner por obra to 'que repugna A la
naturaleza: una criatura que no dependa del Criador, una
satifaccion universal de las pasiones , que no choque con
todas las pasiones rivales. Ernpresa tan loca y contradictoria
no es maravilla que se la haya llevado el diablo, y todavia con-
tinita este esperimento tan desatinado en Belgica y en el Pia-
monte: no es necesario gran discurso pare prover su mal exi-
to, si estas naciones no tornan a los buenos principios; basta,
en verdad, tenor ojos y oidos, para ver y oir el estrepitoso
laarnboleo de :aquellos dos edificios.


Aplicacion Orden ;moral.


1,522. Haste aqui hemos presentado como en una cima-
ra oscura -el vasto campo de Ia sociedad material perturbado
por los principios heterodoxos. Pero el lector no tendria de
esto-cabal idea, si no llamisemos su atencion A mas altas regio-
nes, describiendole la atmesfera moral.


Conte.mplemosla, ahora nublada, oscura, tormentosa,
tal cual la puso la heterodoxia cuando intent:6 hacer
triunfar aquellos dos malhadados principios, derecho a la in-
d,ependencta y furor por el goce.


Indicamos de , corrido sus consecuencias en los cinco Orde-
nes, religioso, moral, civil, administrativo y politico; y la me-
moria del lector, su esperienc'..a., su reflexion sobre los hechos,
me excusan de toda otra demostracion, y de molestarle con
escesivaa Tepeti clones y cites de lo ya dicho.


1,525. En primer lugar ique sera en setnejante sociedad
del espiritu religioso? Es Mita' divagar; si los principios son
protestantes, la sociedad seguira el espiritu irreligioso de los
protestantes, como quiera que el espiritu social no es otra coca


DE LOS GOBIERNOS LISE.RAIES.
537


sino Ia espresion uniform de las inteligencias y de las volun-
tades asociadas, bajo la action de uno o mas principios adop-
tados por todos.


El espiritu religioso de las sociedades modernas sera, pues,
el mismo que estamos viendo entre los protestantes ; y quiet'
dosee una confirmacion de este hecho, le basta leer la historia
del protestantisino durante el siglo XIV en Alemania (1), com-
parAndola con la del liberalismo del XIX en Italia. Ante todo,
discusion universal acerca de toda creencia iuveteracia; de aqui
el escepticismo y el indiferentismo que esparcen un frio de
muerte sobre los Animos de los catelicds vacilantes. En el ca-
lor de las discusiones, irreverencia A los Prelados, y luego a la
Iglesia toda, mendigando entre tanto el favor de los Principes
con hipOcrita exagerada humillacion. Asegurados asi los Prin-
cipes sobre el que creen firmisimo aunque sin el apoyo
de la Iglesia , predicase la libertad de conciencia,. y despues fa
separacion entre la Iglesia y el Estado. A este se ofrecen ricos
despojos , excitAndolo a usurpar los bienes materiales, los de-
rechos legislativos y judiciales , la ensenanza y la educacion
de la juventud, la division de las diecesis y de las parroquias,
los regiamentos para las soleinnidades y los rhos, la censura
de los libros, de los predicadores y de los . .giosos. Asi se
prepara el camino A la creation de una iglesia nacional, o por
mejor decir, la- igiesia nacional esti Ibraaada de hecho, y falta
solo quo se publique de derecho. Tal poco matt o menus,
la marcha del peotestantiemo en un principle ; y donde no
fue contenida-por la reaction, tal fad la marcha de las socie-
dades regeneradas en 1848. Sino quo la reforma alemana no-
cesite nada menus que tres siglos para Ilegar a la incredulidad
volteriana; tnientras que Italia no tendri necesidad de tanto,
habienda ya recorriclo los anillos todos de Ia cadena legica de
consecuencias; y he aqui por que nosotros hemos visto en un
mismo instance todas estas sucesivas elucubraciones de los co-


(1) Para conocer este espiritu sirve adrnirab!ernente la profun-
da y _veridica llistoria del CO21Ciii0 de Trento del Cardenal Pa-




538 AP. PRkCT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
rebros Inas 6 manos progresistas de la sociedad italiana, desde
el liberal satirico come Erasnao haste el lacrimoso moderado
como Melanton, desde el adulador del poder coma Lutero, has-
te el republican° fogoso como Zuinglio y el demagogo furibun -
do come Utrico.


Linos estan ahora en el primer escalon, reverentes con la
Iglesia, pero enemigos del Papa; otros, apOstatas de la Igle-
sia, pero admiradores del Evangelio; y otros liberalizadores del
Evangelio, pero dechado 6 per lo manos predicadores de una


moral severe; y asi se pasa de mane en mane, baste las or-
gias nocturnes del baile angelic°, y los antros sanguinarios del
hombrebestia, que aguza los dientes para lanzarse a devorar
al garter° humane.


Que tal es la tendencia del protestantismo lo reconoce boy
todo el mundo, catOlicos é impios, (excepto ciertos modera-
dos estnpidos o hipOcritas, que al cabo son despreciados y
haste inalditos per todos:) los catOlicos tiemblan y procuran
contener el torrente; y la impiedad es goza y ensaiza el racioci-
nio lOgico para llegar de un salto al profundo del abismo. Aquel
Presbitero renegado, que bajo el nombre de Antonio Franchi,
ha censured° po go ha Ia filosofia de las escuelas italianas, diri-
je sus inventivas contra los viejos protestantes con la misma
energia con qua combate a los catOlicos, porque librando,
dice, el alma de la lirania del Papa, la entregaron a manos
de un Rey, de un consistorio, de un ministro, de un pastor;
resulted° que no valia seguramente la pena de poner en con-
vulsion a Europa e inundarla de sangre. Al contrario el so-
cialism°, tendiendo a desenvolver el elemento liberal de la
reforma ..... rue el verdadero maestro del mundo moderno...
ered la nueva filosofia de Descartes, de Voltaire, de Hegel,
de Straus, etc., etc. (1) De aqui concluye aduciendo nume-
roses conclusiones de catOlicos, protestantes e incredulos,
todos los cuales reconocen con Montalembert que hey no hay
medic. que es precise eiegir entre el catolicismo y el socia-
lismo (2).


(1) Introduccion, peg.
(() Id., peg. LXX.


DE LOS GOBIERNOS LIBERAI.12.5,
539


Este Ultimo grade se nos presenta per ahora en 'perspecti-
va de tremendo porvenir, e,uyo *men estA desenvolsiendose
bajo la tierra. Dias la libre discusion, Ia independencia que
de ella germina, la libertad de la impiedad, Ia interdiccion de
toda pUblica influencia de la Iglesia, son hey una conquista
para los paises liberalizados incluse Italia, y forman la at-
mOsfera religiose que aquellas genies respiran.


1,324. Tal sera el espiritu religioso bajo los principios mo-
demos. Y la moral, ctitno germinare, de las instituciones poll-
tines heterodoxas? Si el Lien politico es en las doctrines mo-
dernas aquel biensupremo que debe ser prod ucido per los es-
fuerzos de todos los ciudadanos, todo otro interes quedara su-
hordinade al bien come medio de alcanzar el fin Ulti-
mo; y como el fin Ultimo merece cualquier sacrificio, cada una
estara dispuesto a sacrificer ante aquel idolo que su cerebro le
presenta como el bien de la nacion, la religion, la conciencia, los
afectos, creyendo hacerse per ello un Alas comolos bienes
ptiblicos podran ser tantos como los cerebros independientes,
la discordia universal penetrare haste el umbra]. domestico,
dividiendo en partidos la familia, y los opuatos partidos em-
plearAn sin escrupulo dos medios principales de promover
sus propios intereses: Ia sospecha para precaverse de las em-
boscadas, y la maledicencia para debilitar al adversario. Y come
ate no puede considerarse debilitado sino cuando este perdido
en la publica opinion, la maledicencia pitblica comida tan
agradable a la malignidad humana, no solo-vendra a parecer
licita , sino obligatoria come acto de patriotismo. Tal es el es-
piritu qua Hate de la independencia: y asi aquellos que ' no ce-
san de declamar contra el espionaje , se tendrAn per hombres
honrados al publicar nun los mas vergonzosos secretes de sus
adversaries politicos.


El frenesi per los goces acostumbrara al pueblo a mirar co-
me un deber el enriquecerse, come una felicidad el mango,
come un derecho el aspirar Y come son pocos los que
arriban a la cumbre de tal felicidad, los ;pequeilos se arranca-
ran de las manes las migajas que caen . de la mesa de los
grander, y compensaran con la yenta del propio sulfa& la




540 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TE6RICOS
privacion en que viven de mayor fortuna. Asi , discordia , sos-
pecha y maledicencia , interes, egoismo y venaiidad, serAn en
el pueblo la moral que vivifique aquellas instituciones.


1,325. cuales saran los sentitnientos motores del Orden
civil? El Orden civil subsiste por cbra de la ley, la ley se ob-
serva por el respeto que inspira, su observancia conduce a la
tranquilidad en el Orden, por el ctral todas las clases de ciu-
dadanos, aunque desiguales, atendiendo a sus especiales pro
fesiones, concurren arnuinicamente al bien comun. Esta tran-
quilidad en el Orden , que armoniza las desigual.dades, no solo
esta perdida en la sociedad moderna, sino que esta vituperada
como pusilanimidad y reprobada como ilegalidad. Todos son
iguales, todos ciudadanos, todosgobernantes: y un gobernante
faltaria a su deber si no se esforme por gobernar. HO aqui,
pues, en et pueblo la mania politica, y sacrificados a la politi-
ca los dim de trabajo, ora empleados en los ejercicios de la
Guardia nacional, ora en los viajes y banquetes de las eleccio-
nes, ora en las tabernas yen los clubs donde se emborrachan con
vino y con periOdicos. aSerá esto oportuno para inspirar amor
a la propia protesion, asiduidad en ejercerla, economia en la
distribution de sus productos para sustento de la lanailia?


En eate su perpetuo politiquear aprenderA poco a poco el
vulgo iturnioado a aquilatar el mOrito de sus legisladores, el
valor de los partidos que 'lacer) las 'eyes, los medios de des.
hacerlas, la eficacia de la conspiracion pixblica 0 secreta, la
impotencia de Vs gobernantes si 01 quiere resistir; en sums,
adquirira la conciencia de su propia soberanta y de su propia
fuerza. 4Y es esta una buena direccion para predisponer los
animos A la observancia de la ley? ;De aquella lay que boy
o mairana puedo yo esperar destruir iegititnamente, solo con
saber tramar con destreza una conjuration, o vocear por las
plazas coma un furibundo! Para hater metros incierta la ob-
servancia de la ley y de un simulacro de Orden, no quedara
sino un medio: infundir en el pueblo un inismo modo de pen-
sar, lo coal se obtiene con el monopolio de la instruccion uni-
versitaria y periodistica. Esta tirania de los entendimientos,
Como adquiera apariencias de necesidad, pasa por legitima en


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES.
541


cuanto es legal; y los grandes encomiadores de la libertad del
pensamiento que rehusan a la Iglesia el derecho de imponer-
nos dogmas de 10, doblan la cerviz al Yugo qua prescribe ju-
rar el fibre cambio bajo !a f6 de Cobden, O la intuition del
Ente creante revelado por Gioberti. Pueblo desligado de la ley
y del Orden, Gobierno tirano de la instruccion y de la educa-
tion; 1)6 aqui el espiritu que anima al Orden civil.


Pasemos al administrativo. El espiritu que le go.
bierna puede reducirse al epicureisrno en su principio, al co.
munismo en la ejecucion, a la dilapidacion en el resultado.
El principio de la administration es, ye) el hombre debe es.
forzarse por gozar, y siendo las riquezas medio de goce, debe
esforzarse por enriquecerse. Por to cual, la mania del placer
y la sed del oro son el alma de la administration, con aquel
embrutecirniento, con aquel olvido de todo sentimiento gene-
roso que naturalmente debe seguirsci en lo universal.


Si tales disposiciones se hallasen solo en el gobernante, le
convertirian en um) de aquellos tiranos asiaticos, a cuyo Erae
rio pasaba, en forma de oro y joyas, el sudor de las naciones
exterminadas. Alas los Gobiernos a la moderna tienen por So-
berano al pueblo, el cual exprimido hasta la sangre con em-
pristitos 6 imposiciones, se tree con derecho de atrapar cuan-
to puede y chupar al que le estruja. De aqui pace en 01 ague.
lla opinion habitual de quo el Erario es cos y de los ciudada-
nos y que cada uno tiene derecho a tonaar de 01 lo poco que
pueda; (le donde resulta la canonizacion del contrabando, la
mania de los sueldos enormes, de las pensiones acumuladas,
de los fraudes de los ernpleados del fisco, habitos muy propios
Para formar almas viler y venales.


Las cuales como estan prontas a darse en mercancia, obli-
gan al Gobierno a aumentar los tributos para comprarlas. De
donde resulta que la mania de enriquecerse pasa del individuo
al pirblico, de los sUbditos al Gobierno : y asi, creciendo en la
proporcion en quo la sociedad supera al individuo, y aparecien-
do el bien pirblico mss junto que el propio interes , adquiere
aquellas dimensiones colosales que dan fin con la fortuna pit-
blica y preparan su bancarota. La grandeza de las naciones,


1




542 AP. PRiGT. DE LOS PRINCIPIOS TEORIGOS
el esplendor de las antes , la venalidad de los electores,
de los diputados , de los periodistas, la destitucion de los
hombres viejos , el enriquecimiento de los nuevos , la mul-
tiplicacion de los ernpleos por multiplicarse los favorites , la
compra de espies pare vigilar en In interior, la compra de adhe-
siones pare crearse un nombre en el exterior; todo viene a ser
licito, laudable, obligatorio bajo el especioso pretexto de
proveer al bien pUblico, y asegorar el Estado. De aqui es final-
/runt° que el espiritu de la administration puede redueirse en
los particulares y en el pirblico a atrapar lo quo se puede para
enriquecerse, y a gastar sin miremiento pare gozar.


1,327. La politica , pries, de pueblos semejantes es por si
misma evidente. Destituidos de toda persuasion capaz de regir
la conciencia, necesariamente ban de vivir en una perpetua
desconfianza , asi en las relaciones interiores como en las in-
ternacionales. Por dentro la desconfianza reciproca entre sub-
ditos y gobernantes , encenderA en los primeros el deseo de
garantias, en los segundos acrecentere la necesidad del ejer•
cito, en todos dejare siempre en dude la duracion del Gabler-
no y haste del Estatuto.


La desconfianza respecto alas naciones vecinas, fomentada
con la posibilidad de trastornos ministeriales 1")


sociaies, si el
pueblo se rige por un Estatuto , con la aversion y diversidad
de principios si por monarquia obligara a esa paz armada,
bajo cuyo peso gemimos despues de tantos lustros sin espe-
ranza de alivio , haste que a Ia desconfianza racional no susti-
tuya nuevamente la racional unidad de la conciencia catOlica.


Tal es el cuadro moral de una sociedad A la moderna , cuya
verdad no necesita otro comprobante que una mirada a los
hechos y al miserable espectaculo represented° a la vista de
toda Europa. Los hechos no son mis que una manifestation
de aque: espiritu, como el espiritu no es mAs que una conse-
cuencia de los principios heterodoxes: independencia y placer.
Aceptados estos principios, necesariamente se ha de formar con
su mismo temple el espiritu social: formed° este espiritu , los
hechos se han de seguir naturalmente en aquella forma. Asi,
pues, por más torpe y deforme que sea aquel espiritu, turba-


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 545
day sin ventura la sociedad; la culpa, hablando propiamente,
no es tante de los hombres cuanto de las doctrines ; para
expresarlo Ines exactamente, la culpa de los hombres no esti
tante en los hechos que practican come en las doctrines que
abrazan. Por este razon, cuanto dura Ia obstinacion en seguir-
las, otro tante durarA el caer de precipicio en precipicio has-
te, el completo desarrollo de los mis detestables excesos y las
Ines dolorosas lieges.


1,328. Piensenlo los entendimientos perspicaces y rnedita-
bundos, y no solo los que viven en la trabajosa lucha de los
Parlamentos y los pueblos ya constituidos segue la libertad
heterodoxa, sine aquellos tambien que en los- Gobiernos abso-
lutes son bastarite simples para esperar que prevalezcan los
principios de independencia de la Iglesia y del bien
material, lisongeandose de detener los pueblos en aquella pen-
diente antes de que lleguen al otro abismo de independencia
de los gobernantes y comunidad de bienes materiales. Si su
egoism° este tan alto que se dice a si mismo : pongamos di-
que al torrente mientras vivimos , y luego desbOrdese sa-
bre nuestra tumba y sobre nuestros hijos , quizi lo logren,
aunque con trabajo , en medic) de tal excitation de pasiones y
tal rapidez en la ejecucion. Mas si confian en la violencia que
bacon a la lOgica de un pueblo catOlico , introduciendole el
principle heterodoxo cuando toca a los gobernantes, y dose-
chandolo cuando emancipa a los sUbdites, 'oh! ien verdad que
no le consideran bien y ban perdido el conocimiento de su
siglo y de la sociedad en que viven! €.,Y no oyen , por ventura,
cuen alto resuena el grito de los novadores que van predican-
do que la justicia y el Evangelio son solo para el pueblo, y la
razon , de Estado y el ateismo pare los gobernantes ? 0 estos
son catelicos, y convienen en ser catelicoe enteramente con la
Iglesia y con el Papa; o son independientes , y en su indepen-
dencia serail seguidos y perseguidos por aquella muchedum-
bre a quien elks mismos conceden el derecho de envidiar su
poder, como ellos envidian a la Iglesia.




54 AP. PRACT. DE LOS PRINLIPIOS TEORICOS


Iv.


Consecuencias practicas.


1,529. Compendiadas nuestras doctrines, falta tan solo que
deduzcamos las consecuencias practices, cuyo fin nos hemos
propuesto al emprender la publication del Exdmen crilico del
Gobierno representative: consecuencias quo no podran recu-
serge, por aquellos lectores nuestros quo se hayan peoetrado
sOlidamente del manifiesto fin a que tienden aquellas.


Pero como seria temeridad en nosotros el augurarlo, ise nos
imputara a soberbia la esperanza de babel: convencido a aque-
llos de la falsedad de los principios sobre quo se aroyan los
modernos politicos, y sabre las desastrosas consecuencias que
debut surgir y surgiren efectivamente, yen especial, si nues-
tro discurso hubiera estado based°, como a nosostros nos pa-
rece, no sobre pure repetition de aserciones, sine sobre so-
lido concierto de argumentos? ;Oh, si! ciertamente. Des-
pues de tan largo discurrir, con pensamiento seguido con
bonded extrernada por nuestros lectores, no se achacara
temeridad el creerlos convencidos y persuadidos de que un
Gobierno, fundado en la independencia de la razon privada y
en la canonizacion de los intereses, constituido en motor de to-
das las acciones. humanes, debe necesariamente vacilar siempre,
former la desventura de los pueblos y caer al fin.


1,350. , Cual seria la mas complete y universal consecuen-
cia practice de tales principios ? No hay quien puede dejar de
verla ; uhagamos cuantos esfuerzos podamos a fin de abatir
los dos principios lteterodoxos , y habramos prepared° el ca•


' mine a la felicirlad Y como quiera que su abolicien
no puede deternerse sine por medio del Catolicismo, nue eau-
tiva los entendimientos en obsequio a !a fa, é inmo!a los late-
reses en holocausto a la caridad; la resolucion practice pues,
de quien este vivamente convencido de nuestras doctrines, se


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 545
reduce en Ultimo resulted° a este formula: uhagarnos todos
euanto podamos para quo cualquiera que seen las formes po-
liticas de la sociedad en que vivirnos , este sociedad sea ilu-
minada por la fe , anirnada per la caridad y conducida por ?a
Iglesia catadica.D Si asi procedemos, seremos felices; si por ca•
mino opuesto , deegraciados. IIe aqui el fin a quo desde el
principle van dirigidas nuestras mires , como anunciamos en
los preliminares de estre tratado (1), al terminar la Introduc-
tion , de la coal rogamos al lector que recuerde at manes la
-tritium parte. Alli very reunidas en compendio las demas con-
secuencias practices, que de la universal poco IIe formuiada se
derivan espontaneamente y que ahora yams a desenvolver
Ines exulicitantente.


1,331. En primer lager, no habra quien deje de ver quo
hemos hecho, no el proceso, sino la apologia de Lode recto go-
bierno representative, per lo mismo que hernos limpiado a los
males de la carcoma y gusanoa, que los roen y trabajan. Cla-
men, pues, los libertines contra la imprenta clerical, asegu-
rando quo estamos en guerra con los Estatutos, y quo suspi-
raidos por el despotism° y las cadenas; nosotros respondere-
mos con la frente muy alts, y sin terror de recibir un men-
tie, que los enemigos del Estatuto son aquellas que to han fal-
seado con la apostasia, y to han infarnado con las persecucio-
nes a la iglesia. En apoyo nuestro invocaramos el testimonio
de un periOdico nada sospechoso, quo bane TO en la futura
victoria de las opiniones constitucionales, y tiene tambien
por seguro que la nzonarquia constitucional es la 'Unica forma
de gobierno que puede convenir, salvo algunas escepciones,..
en favor de las repziblicas existences, a la vieja E'uropa (2).
LA PATRIA, que asi hablaba, no pretendia seguf-amente !Lacer
la guerra a los Estatutos; y sin embargo, este PATRIA es la
rnisma que is trueque de desagradar, interroga 'forrnalmen-
te; iquien es el hombre de buena fe que puede negar que la
causa fundamental de la caida del gobierno constitucional en


(I) V. Iotroduccion.
(2) La Pdtria, 40 de Setiembre de 4852.




546 AP. PRACT. DE LOS PRINCIP1OS TEORICOS
Boma, Toscana y Ndpoles mismo, son las exageraciones de los
mismos constitucionales, ora verdaderos, ora lingidos? Esto
que asegura con franqueza el periodista constitucional, nos-
otros lo hemos puesto al desnudo, demostrando con rezones y
hechos evidentes, palpables. zQuien es, pot lo tanto, el defen-
sor? aEl que propina el veneno, el que clava Ia saeta en las en-
trafias, o el que la estrae y suministra el antidoto? Tat yha sido
nuestro propOsito en la presente obra; y hemos legrado con
ella, gracias a Dios, no pequeno fruto en muchos, que franca-
mente se han confesado vencidos por la evidencia de los razo-
narnientos; y principiando algunos a leerlos con independen-
cia de liberates, cerraron el libro con docilidad de catOlicos.


1,332. Y si hubiesemos conseguido igualmente persuadir
a aquellos hombres honestos a quienes los crimenes constitu-
cionales hicieron aborrecer todos los Gobiernos representati-
vos, habriamos prestado a los Estatutos el mayor de los ser-
vicios, hacienda que puedan volver a coinparecer entre cris-
tianos con el carActer de los bautizados, limpios de la Mamie
protestante y volteriana, y quo entre las varies opiniones
acerca de la mejor forma de Gobierno, la constitucional pudie-
se ser hoy defendida pot los Buenos catOlicos, sin tumor de
aprobar con tal conducta las blasfemias de la Gaceta del Pue-
blo, los destierros de los Obispos, ni el saqueo de los con-
ventos.


1,333. Esto no quiere decir que todo aquel que no go-
bierna con Estatuto, gobierne como despota; que todo Princi-
pe este obligado a escribir una carte constitutional, y que
todos los sUbditos tengan derecho a exigir al monarca la firma
y el juramenia. Lo contrario es precisamente lo cierto; y si
los Estatutos pueden ser legitimos, no son, sin embargo, ne-
cesarios; quien dolosarnente trata de introducirlos donde no
existen, es tan traidor a su patria coma el que tratase de abolir-
los .donde legitimamente ripen.


Este es la doctrine catOlica defendida por nosotros; la coal,
aunque no participa del fanatismo de aquellos liberates , que
proclaman que la Constitucion es la Unica forma posible, el
imico Gobierno justo , la Unica panacea social; es , no obs-


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES.
547


tante , la ilnica que presta a estos Gobiernos el apoyo seguro
de una conciencia catelica , tanto mas firme, donde diches
Gobiernos son legitimos, cunt() nth reverente con toda otra
legitima autoridad. Las exageraciones de esos fanAticos a quie-
nes combatimos , no solo han perjudicado A la cause por ser
falsas é insostenibies si no toe obligati A sus defensores mis-
mos a mostrarse cobardes 6 hipOcrites, arrastrindose unas
veces entre el polvo A los pies de traidores poderosos, des-
pues de haber perorado teatralmente contra los traidores dd-
biles.


1,334. En cuanto A nosotros, habiendo reconocido al pro-
pio tiempo que Ia posibilidad de Gobiernos representativos le-
gitimos, los muchos vicios y la heterodoxia de los que surgie-
ron A impulaos de una faction en 18


.43, hemos demostrado
con esto mismo cuin inicua y absurda sea la acusacion de des-
lealtad contra un Principe que libra a sus subditos de la tira-
nia volteriana intentada por aquellos desgraciados , que des-
pues de haber arrancado , Dios sabe con que mentiras , un
juramento, creen haber conquistado el derecho de encade-
nar, usutructuar y enagenar los intereses, la libertad , las
personas , los hijos, la religion y la conciencia de naciones en-
teras.


Eatariamcs frescos si una Providencia madrastra hubiera
entregado a los pueblos a merced de un pufiado de charlata-
nes, que cercando el Palacio real y sofocando con sus ahulli-
dos las bases del verdadero pueblo, gritase: ;el pueblo somos
nosotros, el pueblo quiere una Constitucion, el pueblo es so.
beranol




Si hubiesen tenido al menos Ia precaution de reverenciar
lo que es sagrado 6 inviolable, aun entre los mismos pueblos
barbaros, este es, la conciencia, el Sacerdote, el altar, podria
quizA titubear todo hombre prudente antes do pronunciar la
nulidad de aqui juramento. bias trasladada la impiedad A la
politica, O rnejor dicho, fundada la politica sobre la impiedad,
icOnto osan invocar por vengador de sus blasfemias al Omni-
potente, A fin do que proteja con sus rayos la guerra qua sa-
crilegamente le promueven?


recuerdan esos malvados qua




548 AF. PRACT. DE LOS PeINCIPIOS TE6RICOS
los escolasticos, citados por ellos como maestros de rebelion,
concedian el derecho de insurrection, cuando el Principe se
declaraba opresor y enemigo de la Religion de sus sitbditos?


Pues bien, si esto se permitia al sitbdito , quebrantando el
juramento que le ligaba a un Rey legitimo, y nuestros adver-
saries aceptan este doctrina para defender sit felonia, como
no se averguenzan de tenerse ellos por mas invtolables que el
Monarca , aun en el acto de holler al pueblo y de destruir sus
templos ? Vea el lector como el vituperio esparcido por los
constituclonales sobre sus instituciones representatives, con la
heterodoxia de que las animaron, es la mas belle justification
que podemos aducir en defensa de aquel acto, con 'el cual
muchos Principes italianos sacudieron el yugo de los Abogados
liberates y reivindicaron para los pueblos la libertad de su
conciencia , la -reverencia a la Religion , Ia inviolabilidad , en
fin , de todos sus derechos, que vacitan apenas resuena en los
pueblos el horrendo grito de independencia individual. He
aqui la segunda consecuencia practica pie en el ya citado lu-
gar de los preliminares hicimos deriver de estas doctrines.


1,335. 1Luego serail culpables aquellosgobernantes a quie,-
nes. la religion del juramento liga tanto que despues de un
trienio de trabajos y de angustias no se atreven todavia a vio-
las lo pactado!


Esta consecuencia DO se deduce siquiera de nuestras promi-
sac; antes hien (y esta es la tereera consecuencia prictica
alli apuntada), habiendo demostrado nosotros que el mal no
esta en las instituciones, .sino en el espiritu introducido en
ellas; cuyo espiritu puede separarse do las mismas-cuando se
quiera; un Principe catOlico que no se atreva a revocar sus
concesiones, no solo aprenderia de nuestras doctrines a cono-
cer Ia llaga y el peligro de un pueblo, sino que hallara que
nosotros le hemos abierto el camino pare dar nuevas Ordenes
de sanidad y de robustei. Expliquemos mas claramente el en-
lace de estas consecuencia, con nuestras premises, ya que
algunos de nuestros lectores, sin advertirlo, pueden juzgar
que habiendo llamado insubaistentes a los gobiernos fundados
en la heterodoxia, lremos anunciado con esto que ha Ilegado


DR LOS GOBIERNOS LIBERALES.
549


el ultimo dia de las formal representatives en el Piamonte y en
Beigica, quo aun duran,desafiando imperterritas a los argu-
mentos de razon con quo la naturaleza las combate, apoyadas
en medios politicos de tuerza y astucia con que esperan veneer
la naturaleza de las cosas.


1.536. No nos toca examinar las razones politicas, de las
cuales nos confesamos muy agenos, y que son por otra parte
tan impotentes para luchar constantemente contra los argu-
mentos de Ia naturaleza, como seductoras para producir, aun
a despecho de esta, triunfos efimeros, apoyados en el calculo
de los partidos, en ia falacia de los sofisrnas y en Ia fuerza de
las bayonetas.


Estos argumentos, que sostienen en Friburgo a un Gobierno
opresor, repudiadosolemnemente por of voto legitimo de Iasi
todos los legititnos dispensadores de /a autoridad, podrian sus-
tenter macho major aquellas Constituciones durante meses 6
altos, siendo comoson legitimas, 6 estando legitimadas por su
origen, por tratados 6 por el consentiiniento de las pastes inte-
resadas. Mas como nadie ha llegado a creer eterno al Gobierno
de Friburgo contra el cual clam el pueblo entero sostenido
For derechos innegables, y amparado por la conciencia catOli•
ca; del mismo modo ningun hombre de been sentido podri
persuadirse a que duren largo tiempo, si no se sigue otra mar-
cha, aquellos dos citados Gobiernos, que'lparece haberse pro-
puesto hater de todo punto imposible, en Belgica y en el Pia-
monte, una sociedad catOlica, come la requiere el genio nacio-
nal de ambos pueblos, y hasta la misma ley fundamental en
el Piemonte. Podra defenderse con gendarmes , legalizarse
con negociaciones, alimentarse con despojos de la Iglesia,
con los sueldos de los magistrados destituidos, y quizas aun,
si los perseguidores asi lo quieren, con la sangre de generosos
catOlicos, que arrastran hoy sin temor los insultos de la Gaceta
del Pueblo, cenfederada con las carceles y las muitas. Con estos
argumentos se sostuvo durante tres siglos el absurd() y adill-
tero Jupiter en el Capicolio; con estos argumentos se sostuvie-
ron por mas de dos siglos, los 39 articu/os de-I adnIteroEnrique
escritos con la sangre de los catOlicos en los patibulos de Len-


TOMO U. 36




550 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
dres y en los desolados campos de 'Halide; con estos argumen-
tos, podra tamblensostenerse una Constitucion justa, contra•
dicha por una practice tiranica. Pero el absurd° y la contra
diction, repugnan demasiado a la razon huinana, para que esa
vide sea eterna, y eterna la opresion de un pueblo catelico.
Ninguna fuerza, pues, de rezones politicas podrA Inciter largo
tiempo contra la naturaleza, pare sostener lo que la natura-
leza condena. De donde se deduce, qua es de todo punto
el que nos detengamos a examiner las esperanzas politicas de
aquellos Estatutos, sin perder por esto el deseado fruto de
este examen de los Gobiernos representa..ivos, bastAndonos a
este propesito el considerar las probabilidades de lo porvenir
desde el punt() de vista qua la filosofia nos sugiere.


1.337. Ahora bien; ique dice la filosofia? zBajo que con-
diciones podrian aquellos dos pueblos asegurar y purger sus
nuevas instituciones? Es claro, que de lo dicho haste aqui re-
sulta que deben ser radicalmente dos estas condiciones, como
son dos los principios primitivos de la ruina. PodrAn subsistir
los Estatutos de Belgica y del Piamonte,si logran estirpar de
los entendirnientoa y de las instituciones Ia independencia del
individuo, sustituIendola con el principio de obediencia; y si
logran estirpar de los corazones el interes utilitario, reempla-
zandolo con el espiritu de sacrificio. A cuyo propesito recuer-
do Ia bellisima observacion del ilustre marques de Valdega-
mas, segun el cual, la salvation de las sociedades modernas de-
penile de dos grandes corporaciones: al sacerdocio y la militia;
porque ambas estAn animadas del espiritu de obediencia a la
discipline, y de sacrificio al bien Esto que el emi-
nente pubiicista espafiol asegura de las citadas instituciones,
puede decirse en general de toda la sociedad. Si is sociedad
este desquiciada, porque ninguno sabe obedecer ni sacrificer-
se, se salvarA, si vuelve a honrar la obediencia y el sacrificio.


1,358. Mas la sociedad, y particularmente las dos socieda-
des de Belgica y el Piemonte, tienen el poder de resucitar
este doble espiritu? No es necesario ser tan tnistico, pare sa-.
ber que, la obediencia y el sacrificio son el espiritu del catoli-
eismo, como el orgullo y la voluptuosidad forman el espirita


DE LOS GOBIERNOS LIBEIIALES.
551


del paganismo tanto antiguo como nuevo. Pregunta.r, pues, si
Belgica s el Piemonte pueden necesitar este doble espiritu, sig-
nifica tanto como preguntar, si podren resucitar el catolicismo.
A cuya pregunta podriamos dar una respuesta dolorosa, y es,
que si bien el hombre puede perder por si mismo los dones
celestiales, no puede recobrarlos por si, si no supiesemos que
en aquella genre, gracias a Dos, no solo esta vivo, sino que
tal vez enfervorizado por las persecucioues el espiritu cateli-
co. He aqui por que no seria la obra de aquellos Gobiernos
la de hacer revivir a un muerto, sino la de veneer los obstacu-
los que quitan al vivo la libertad de accion.


1,359. Estos obsticulos se evitan en las sociedades civiles
de diferente manera que en la Iglesia. Este, teniendo como
tiene, el derecho primeramente sobre el individuo y sobre la
conciencia inmediatamente, y despues mediatamente sobre las
muchedumbres que de los individuos se forman, dirige a estos
sus primeros cuidados, infornaandolos con la fe y con la cari-
dad en obsequio de la razon y en sacrificio de los intereses. La
sociedad publics al contrario, no teniendo accion sobre la
conciencia del individuo, sino mediante las instituciones so-
ciales, debe excluir de estas todo elelnento de heterodoxia, si
quiere que el espiritu catOlico se desenvuelva con plena li-
bertad.


1,340. Para este empress se hallaria el Piemonte en me-
jores condiciones que Belgica, per el origen mismo de sus res-
pectivos Estatutos. El primero nacie de la voluntad catOlica
de tin Monarca legitimamente absoluto, y que por consecuen-
cia pudo escribir al frente de aqua! Estatuto, que el supremo
deber de los gobernantes no menos que de los sUbditos, es la
inviolabilidad del catolicismo ; pero el Estatuto belga , na-
cido del forzado consorcio de los intereses catOlicos con los
intereses de los liberates , conspirando los tines y los otros
librarse del protestantismo holandes, debiO fundarse sobre una
absolute libertad, la cual es, como dice el Sr. Parisis, el Uni-
co deseo de la Iglesia en los gobiernos no catelicos. En el Pie-
monte el articulo primero de la ley fundamental, el imico que
fue escrito de pulio y letra del legislador, como aquel a quien f




552 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TE6BICOS
todos los otros dehieron subordinarse, es precisamente la in-
violabilidad de Ia Religion CatOlica, ApostOlica, nomAarA. En tal
estado, pretender, como quieren alguoos ieguleyos, que la su-
jecion al Pontifice Romano y a todos los CAnones de la Iglesia
no pueda conciliarse con el pleno desenvoivimiento de la ley
misma, es doctrina tan ilegal en el Orden como im-
pia en el religioso. El restablecimiento, pues, del catolicismo
en el Piamonte no solo 03 fad, lOgicamente hablando, sino
que es necesario, hablando legaimente; y apenas la Providen-
cia conceda a ague! pueblo infeliz tin ministerio que quiera
eumplir lealmente el Estatuto de Carlos Alberto con una Ca-
mara no volteriana, ni moderada, sino francamente legal y
catOlica; el catolicismo debera recobrar, en fuerza misma del
Estatuto, sus religiosas influencias, y abolir por consecuencia
la independencia intelectual en todo lo que reuiega esta de la
fe, y la moral catOlica, reavivando las antiguas ideas de reve-
rencia a la autoridad legitima y de sacrificio al hien pUblico.
Entonces no hay quien no yea como saldria con esto el go-
bierno representa tivo.


Persuadido el clero, tanto en el Piamonte como en
Belgica, a pie de la coo peration de los electores catolicos debe
depender el espiritu del Parlament° , y del espiritu del
Parlamento el Gobierno de la nacion , no solo no pondria
obsticulos al cumplimiento de este deber, sino que lo en.
fervorizaria excitando a las oonciencias catOlicas, sin temor
de ser acusado de coaccion O seduction. Los electores
su vez comprenderian que en la eleccion de diputado de-
hian atender , no al triunfo de un partido , y mucho me-
nos al precio de sus sufragios, sino a la probidad del di-
putado que busque imicamente el Orden y la justicia. Los di-
putados, libres con estos mismos sentimientos, de la torpe es-
elavitud de las facciones y de las esperanzas de recompenses
y de carteras, dejarian a un lado el interes proplo, y pondrian
los intereses de sus comitentes en aquel grado de importancia
que les ha designed° la jasticia catOlica, posponiendolos siem-
pre al primero de todos ios bienes sociales, que es el complo-
to triunfo del Orden y del derecho, magnificamente expresa-


DR LOS GOBIERNOS LIBERALIBS. 553
do en aquellas palabras dal Redentor: Qucerde primum reg-
num, Dei et jastitiam


Con tales diputados, seria facil, suponiendo identica voluu-
tad en el Senado, marchar de acuerdo en los proyectos de
ley, facil su ejecucion a los ministros, y facii a todos el ar-
rancar a la mayoria sus votos cuando la mayoria no pudiera
declararse contra la conciencia pitblica, ni la conciencia
blica, dirigida por los supremos Pastures, revelarse contra el
catolicismo. Tendria, pues, la ley principios ciertos de justi-
cia, y no podria ser mariana obligatorio, lo que ayer file in-
justo; ni el caral)io de un rninistro 6 de un presidente obliga-
ria a cambiar los empleados ó el ministerio, sabiendo bien
estos, que si la conciencia catOlica no puede transigir cuando
se trata de dogma 6 de moral, puede muy bien, y aun debe
obedeeer, cuando la autoridad exige un sacrificio en los inte-
reses, cualquiera que sea la persona que legitimamente 'man-
de. Ministros y empleados de todas clases, volviendo a los anti-
guos sentimientos de desinteres y de amor a is pitria, no bus-
carian en el empleo el lucro; antes bien, se espantarian de la
carga con la cual podrian disminuirse los sueldos, y con esto
los atractivos de la ambicion y el defuit del Erario; doble en-
fermedad que infesta la sociedad desde que ei utilitarismo * he-
terodox° la desencadenO contra las pasiones hambrientas; y la
ambicion comenth a gritar Tie auu los rnendigos tienen dere-
cho a gobernar; y anadio el orgullo que es repugnaute que
quien gobierna viva modestameote; y conctuyO la avaricia,
que quien tiene derecho a gobernar, debia enriquecerse en
el gobierno. Asi la ambicion fomenta la avaricia, y este se hace
luego ministra de la ambicion.


Restituidos entre tanto a los derechos naturales de la fami-
lia y del municipio el antiguo vigor y reverencia, y restaura-
da la confianza en el Gobierno central, este podria dejar a las
distiotas agrupaciones locales cierta national autonomic, sin
temor de ser por ellos rontrariado; y aun estos mismos Ilega-
rian bien pronto a rnirar en el Gobierno central un ordenador
que los protegiera,no un arbitro que los tiranizara. El padre ca-
tOlico, al educar sus hijos, como el ciudadano al manifestar su




551 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
pensamiento, podria seguir su propia conciencia, sin otro fre-
no, que aquel que voluntariamente se impusiera por la fe y
moral catilicas,legitimamente declaradas por aquella autori-
dad, en cuyas manos se depositan haste los mas profundos se-
cretos de la conciencia.


1,542. Que en una sociedad tal, el Gobierno representativo
puede afirmarse y prosperar, zquien podri negarlo? Podri al-
guno echarme en cara que he trazado aqui una novela, la
coal no podri realizarse interin los hombres no se trasfor-
men en Angeles, y los Estatuto muertos en aquella vivisima
ley de gracia que penetra el frAgit barro de la corrompida
descendencia de Aden, y mientras impone el precepto, (IA la
fuerza para cumplielo.


Y si me argurnentase de este modo algono de los oscuran-
tistas retrOgrados, pie haven la guerra al Estatuto, pt co me
cuicraria de mi defense, dejAndola a cargo de los catilicos li-
berates. Mas si 0 ataque procediera de aquel!os que quieren
sostener el Estatuto hostilizando al catolicismo: ininao! les res-
ponderia negais la posibilidad de este sociedad tan feliz bajo la
influencia del catolicismo, cuyo espiritu es todo obediencia y
amnia y despues lo colocais bajo la influencia y* auspicios del
principio heterodox°, que es todo independencza é inierOs? 4No
veil que si lo que yo digo es una novela, lo que vosotros decis
es un absurdo?ique, si mis esperanzas son exageradas, las
vuestras son contradictories?


1,545. Pero lo cierto es que sin endorse en novelas ni
confiar en milagros, podemos asegurar que los principios poco
é much°, infloyen siempre en /a conducta de la muchedum-
bre como he dicho antes; y si no producen todosu efecto natu-
ral por la malaidisposicion de la materia a que se aplican, nunca
fallen del todo si este materia no esti enteramentemal pre-
parade como lo estaria pare nuestro caso un pueblo decidi-
damente volteriano y epicUreo. Para continuer nuestra res-
puesta levantan la voz todos los documentos de la historia.


1,544. Al mostrarnos receiosos de los utipicos y optimis-
las que suefian con un pueblo de heroes catilicos, no caiga-
:nos en la novela de los pesimistas que suefian con un pueblo


DE LOS GOBTERNOS LIBERALES. 555
catOlico compuesto de demonios; con un pueblo qua abrace
un principio de perfeccion stri pe, y obre luego al roves del
principio que ahrazO. Este Ultima novela seria tan to peor que
la primera, cuanto es poor abandonar toda esperanza de bien
y caer en la inertia, que confiar demasiado y ver en parte
frustradas las esperanzas.


LTn Gobierno representativo, bajo las influencias catOlicas,
no abrira de nuevo al pueblo aquel edem prometido par los
utopistas, quienes sin dude no recuerdan que a su puerta ros-
piandece la inexorable espada del angel vengador; riles podri
conseguir en parte con la ayuda de la conciencia aquellas
mejoras rationales, que de su eettidiado organism° se pro-
meten estUpidamente los heterodoxos por pure fuerza del
interes; y si con la division de los poderes viese debilitada
la henófica energia de la unidad politica , podria suplirse
con la unidad moral de la fe y de la conciencia católica,
mientras la division de los poderes, y sabre todo la represen-
tacion de las necesidades, podria hoer que et Gobierno fuese
mas activo y solicito en conocer y satisfacer los deseos de la
nation.


1,545. iQue Os parece, lectores? zNo hallais demostrado,
que una vez reprim,zda la verdadera causa de la corrupczon
;social, como queda explicado, los principes constitucionales
hal!arian abierto el camino pare llegar A una verdadera rege-
neracion social?


La aurora de esperanza que parecie brillar un momento en el
Piemonte no nos promote haste ahora un solo dia sereno. Mas si
los diputados, senadoresy rninistros, tuvieman en cuenta los ver-
daderos sentimientos del Piemonte y con los argumentos con que
les demostramos la justicia, intentaran rm movimiento catilico
y terminaran la iniciada guerra que sus antecesores hicieron
la Iglesi a, aun quizis podrian sanear sus infestadas institucio-
nes, y llenandolas de vitalidad catailica podrian trasmitirlas icon
cuenta gloria pare ellos! incilumes y fllorecientes a las gene-ra
ciones venideras, dando fin a toda lucha contra lo g ciudadanos
catilicos, contra las naciones vecinas, contra la Iglesia inmor-
tal de Cristo, contra la misma naturaleza invencible; lucha




556 AP. PRiCT. DE LOS PRINCIP1OS TEMucos
para la cual se necesitaban mas fuerzas que las de Encelado
6 Briareo.


1,546. Ileums cumplido asi las promesas con que inicia-
mos los preliminares de este tratado, mostrando a los liberx-
les caldlicos deride estan los infarnes escollos en que pueden
encaliar sus naves, 6 incitando a los hipacntas, a Ilamarse pro-
testantes sin mascara.


1 ; 547. Para cumplir plenamente nuestra palabra , falta
solo inferir de nuestras teorias que la Iglesia vituperada comp
adversa a la libertad civil, solamenle es adversa a la maldad
protestante. Pero, a decir verdad, esto no necesita on tratado
especial, porque es de por si evidente, ya por la universal be-
nevolencia con que son abrazados por la Iglesia todos los pue-
blos, ya por la encarnizada guerra que les hacen todos los li-
berales. Estos declaran in posible que las Constituciones sean
eatOlicas con el Papa: 1podremos maravillarnos, por ventura,.
de que el Papa no pueda ser catOlico con las Constituciones?
Nosotros, por el contrario, hems demostrado que la hetero-
doxia es la plaga y Ia peste de las Constituciones ; luego las
Constituciones, por si, pueden ser gratas al Papa como cual-
quier otro Gobierno.


Estas son las consecuencias practicas de cuanto hemos ex-
puesto en nuestro Examen critic() del gobierno representative.
Consecuencias que no han de quedar ociosas en estas paginas,
sino que penetrando por el entendimiento en la parte mas
vital y tinergica de los eorazones italianos, han de ilegar a le-
vantar la antigua unidad de conciencia y de politica verdade-
ramente catOlica.


1,548. Anitnase nuestra esperanza al ver la cortesia con
que la flor y nata de los ingenios italianos nos ha acompafiado
en nuestro fatigoso viaje; cortesia a la coal rendimos aqui
nuestra mas profunda gratitud. Pero confOrtase, ademas,
aquella esperanza par el significativo silencio con que nues-
tros adversarios han dejado carninar por toda Italia nuestras
doctrinas, por mas que hayan sido invitados por nosotros
respondernos lealmente.


En una discusion tan larga, con toda desnudez, con toda la


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 557
audacia del asalto, nuestros argumentos han recorrido , no
solo Italia sino la Europa entera, y nuestros adversarios han
visto caer aquelia divinidad en que idolatraban sin osar jamas,
no ya empunar una arena para herirnos, pero ni siquiera le-
vantar la mano pars rascarse la cabeza. Unas cuantas injurias
de L'Opintone, que alteraba puerilmente el hombre del autor;
tat 6 coal calumnia del lizsorgimento e del &caul°, quo nos
imputaban doctrinas muy agenas a nosotros; ciertas invectivas
del Corriere Mercantile, que se burlaba de los aquelarres de
los Jesurtas. siempre terribles para el Piamonle; he aqui Ia
imica replica de los adversarios a nuestros argumentos; mien-
tras que por Codas partes el estrepitoso derrumbamiento de
las profanadas a tlas parlatnentarias y la disolucion de las des-
armadas miiicias nacionales atestiguaban con el !woo la ver-
dad de nuestras teorias. Un solo periOdico aventure timida-
mente la atnenaza de combatirnos en adelante; pero en su mis-
ma intimacion manifesto la descontianza en su propia causa,
protestendo que no queria entrar en una discusion categeri•
ca, y encerrandose en aquellas regiones indeterminadas, en que
Ia falta de buito hate tan fAcil el evitar el golpe. Y sin embar-
go, esta misma respuesta no ilegO a verificarse , y el Cimento
escribiO, y muriO, y resticitO, sin haber acudido jamas al duelo
con clue nos amenazaba.


1,349. Halmos observado todo esto, no por mezquina sa-
tisfaccion de amor propio, que seria por cierto triste recom-
pensa de tan largo trabajo, sino porque nuestros lectores se
conforrnen mas y mas en las sentencias a que tan buen ros-
tro han puesto, viendo cuin irepotentes son nuestros adver•
sarios para combatirlas, cuando en combatirlas tenian tan
gran interes. Y si bien se mira, la amenaza del Cimento nos
favorece aun mas que et silencio de los otros; porque el si-
lencio universal podria hater creer al menos a la gente sen-
cilia que nuestros adversarios no nos habian leido, o que no
les importaban nada nuestros escritos ; pero la lanfarronada
del Cimento prueba que nos ha leido, que siente la necesidad
de contestarnos; pero quo al mismo tiempo conoce la imposi-
bilidad de hacerlo.




558 AP. PRACT. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
Escritas estas palabras , vino a ofrecernos naevos y mas


gallardos argumentos , el reciente °pascal° del esclareci-
do y catOlico Montalembert, publicado expresamente en de-
fensa de los gobiernos representativos, y oportunisimo para
demostrar to que muchas veCes hemos protestado. a saber,
que nosotros somos contrarios a la heterodoxia de los libe-
rales, no a las formas representativas. que se funda el
conde de Montalembert para justificar estas gobiernos? Preci-
samente en las mismas rezones con quo nosotros intentamos
descubrir y vituperar la heterodoxia que en eilos se ha querido
introducir; con esta sola diferencia: que escribiendo el contra
los que se burlan de los gobiernos representativos en gene-
ral, desplega toda su fuerza mostrando quo esta forma de go-
hierno es por si buena, sino quo esta fa:seada por haberse
abolido toda la antigua tradicion; y nosotros, por el contra-
rio, escribiendo contra aquellos que proclaman como ?infect
una forma que por si es buena y la proclarnan precisamente
porcine ha abolido todo elemento traditional , hemos debido
principalmente insistir sobre los vicios con que esta abolition
inficionO instituciones por si no reprobables. Exceptuada esta
diversidad de ataque, derivada de la diversa posicion de los
adversarios, nosotros vemos en illontalembert, si no identi,
dad, ciertamente gran semejanza de sus sentimientos y los
nuestros, en cuanto el como nosotros declara que no juzga
que el gobierno representativo es panacea universal (y hasta
no lojuzga conveniente en Italia); quo el sufragio universal,
lejos de ser un derecho de los pueblos, es el mayor peligro
de la libertad; que la revolucion no se vence solo con provi-
dencias politicas, sino combatiendo el racinnalismo con la fibre
accion de la verdad y del bien; que todo vituperio es poco para
aquellos frrsantes representativos que con sus injurias a la
Iglesia destrozan tanto a la Iglesia, como a la Italia y a la li-
bertad; que la revolucion de Julio pervirti6 la Constitution
francesa, menoscabando el principio de autoridad , y por con-
siguiente la verdadera libertad; que la Inglaterra es fuerte,
porque ha salvaclo sit aristocracia, respetado los derechos an-
tiguos, y se ha rodeado de sentimientos de sabidurla y de de-


DE LOS GOBIERNOS LIBERALES. 559
recho, sin los cuales no puede subsistir el gobierno parlamen-
tario; que lo que forma la fuerza y duration del Gobierno in-
gles, es precisamente lo que este Gobierno ha conservado de
la Edad Media; que Austria puede tenor un Gobierno templa-
do sin regimen representativo, porque conserva la tradicion
de sus antiguas provincias; cpe el haberla destruido en Fran-
cia, fue un delito y un error el no haberla restablecido en
1814; que la imposibilidad de garantias naturales nace del
desengranamiento universal de la sociedad por el individualis-
mo protestante; que cuando este espiritu penetra en un Go-
bierno, sea de Camaras 6 absoluto, siempre la Iglesia sera
perseguida; que el espiritu con que nacieron y crecieron las
garantias politicas de la Edad Media, fue el catolicismo; que
en aquella edad, clero, nobleza, municipios, gremios privile-
gios y usanzas tradicionales eran los contrapesos de la autori-
dad, que hacian imposible el absolutism°. Y por cierto que
para probar esta proposition, cita urn hecho que confirma ad-
mirablemente la fuerza de tales temperarnentos, comparada
con las garantias a la maderna. Un edicto de Luis XIV des-
pojaba a una antigua cofradia de la administration de sus
rentas: reclaman los cofrades, entablan un pleito, y dos
veces lo ganan contra dos Reyes absolutos. Por el con-
trario, en el Piamonte dos cofradias son despojadas, recta-
man, y los ministros responsables las dejan gritar sin hacer-
/as caso.


Asi discurre aquel catOlico y valeroso publicista, tan aficio-
nado a las Constituciones y tan experimentado en conocer sus
prendas y defectos. Afiadid al valor de quien asi habla el si-
lencio de los periodistas piamonteses y las amenazas del a-
mento , que aoaaga sin dar, y vereis si hemos tenido razon de
reconocer en esta especie de sufragio on testimonio evidente
en favor de estas paginas quo se han paseado como invulnera-
bies bajo las baterias enemigas.


No es nuestro el merit° de esta victoria, sino de la causa
por nosotros defenclida; no es valor de ingenio 6 de pluma,
sino todo fuerza de la verdad. Y cuanto was impotentes se
muestren nuestros impugnadores en combatir nuestro escrito,




560 AP. PRIG'''. DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS
tanto mas habremos conseguido nuestro intento, que no es otro
que el triunfo de la verdad.


Recibidla con cariiio, amados lectores, recibid esta
Verdad, hija esplendorosa del cielo; y si os habeis penetrado
vivamente de cuan imposible es fundar una sociedad sin la fe de
una autoridad celestial y sin el desinteres de una caridad ca-
tOlica, convertios vosotros mismos en apOswles de estas im-
portantisimas verdades: y confesaos culpables de haber he-
cho traicion a la patria, a la religion, y a la Iglesia, si por
ruindad de respetos humanos,os absteneis de publicar una doe-
trina de que depende la existencia de la pAtria", de la sociedad
y de la Iglesia.


FIN DE LA OBRA.


APLICACION PRACTICA DE LOS PRINCIPIOS TEORICOS DE LOS GOBIERNOS
LIBERALES.


CAP. I. Introduction y divzsion 5
673. Mirada retrospectiva.-674. Opinion del Friuli,-
675. verdadera en parte:-676. yerra contraponiendo
feudal 4 representativo.-677. Explication interesada
de ambos vocablos.-678. Rectification del primero
—679. Una cosa es el principio y otra el viezo.-680
Rectification del segundo,-681. analoga al Catolicis-
mo.-682. Liberalismo heterodoxo.-683. Division de
las presentee apticaciones.


CAP. II. La ?melon liberalizada


23
S I. Acldrase la proposicion




I bid.
684. Division.-685, Se previene un engano.-686. El
protestantismo no representa con verdad lo
687. resulta ya de in dicho.-68S. Division de la prue-
ba nueva.


§ Abolition del organismo natural


26
689. Anuncio del principio utilitario:-690. disolu-
cion que consigue.-691. Mania de poderes politicos.-
692. Propagation de la disolucion,-693. confirmada
por el hecho,-694. S pesar del peligro y del daub.—
695. Irracionalidadde quien no lo preve.-696. for-


INDICE.


PARTE SEGUNDA.




701. No representa la unidad moral-'702. como to ha-
ria el Catolicismo,-703. porque es moralinente uno.
-704. Ejemplo de representacion en el bautismo.-
705. falseada sacrilegamente por el rito protestante:-
706. mucho mas en la sociedad protestante,-707.
donde uno supone machos,-703. sin saber lo que pien-
san,-709. sin poderlo racioaalmeLte sostener,-710.
haciendo leyes al acaso-71 I. que no representan la
nacion,-712. muy dividida en sus intentos,-713. tal
vez contrarios.-714. Esta casualidad es notoria.-
715. Epllego de la no representacion moral.


§ IV. Organismo ficticio
716. Necesidad de nuevo organismo,-717. desechada
toda memoria de lo an tiguo,-718. sustituida con par-
tidos politicos-719. que luchan perpOtuamente,-




720. 6 'can sectas sccreta s-72 . funestisimas,-722
justificadas por el principio,-723. y por lo tanto, in-
expugnables.
A cosas nuevas, hombres nuevos
724. Este afc risme-725. es consecuencia necesaria:-
726. su iniquidad,-727. fundada en la centralization,
-728. acariciada por la heterodoxia,-729. compete a




dilapidar-730. con gastos perpOtuos.-731. Objecion
-732. Respuesta.-733. En las revueltasantiguas so-
brevivia el principio de Orden.


§ VI. Conclusion.
734. La representacion modern& no representa:-735


encierra la triple mentira de sujeto, de delegation y de
objeto.-736. Nace en fuerza de las instituciones.-
737. Por eso no puede dafiar,-738. si no neutralizada
por el Catolicisme,-739. que podria quitarla su ma-
licia,-740. entendiendose coa verdad-741. y apli-
candose lealmente.


CAP. III. La legislatura
§ I. Epilogo del capitulo precedents V proposkion


742. Epiingo.-743. Proposition,


V,


87
Ibid.


59


8


INDICE. IIIII


III .


IN/NM


ror heterodoxo hacia la asociaciou catOlica,-697.
despecho del estatuto.-69S. Horror a todo viuculo de
derectio.-699. Disuelve la y hasta al
individuo.
Abolition de la unidad moral 41


11, La ley
744. Es el objeto de los legisladores-'745. que orde
nan segue la razon-746. un fin,-747. al cual debe




proporcionarse.-748. Este fin es la felicidad-749


que ha de conseguirse coo la justicia-750. del Orden
externo,-75i. por otra del supremo gobernante.-
752. Condiciones de toda ley.-753. Ohjeto del legis-
lador.-754. Problema del publicista.-755. Formar
legisladores sin ideas sistematicas.




El organismo legislativo con relation d la utzlidad.. 92
758. Supongo destruida toda autoridad.-757. El le-
gislador debe conocer la necesidad -758. Correspon-
de a los necesitados el advertirselo.-759. Bien soste-




nidos,-760. como un dia entre los catOlicos,-761


pero preservados de los excesos.-762. La Constitution
no es siempre necesaria para advertir las uecesidades;
-763; pudiendo los Principes oir las votes del pueblo
por meoio de empleados no eleg1dos por ei vulgo,-
764 y estos faltar a su deber.




Organismo legislativo en Orden al bien conveniente. .


1 02
765. El eufermo no es el medico-766. La ley debe con-
venir a la enfermedad social-767. y a la sociedad
enferma-768. EI vulgo Ilamado a este menester por
los sofistas-769 es incapaz-770.-Para conocer to
conveuiente se requiere ciencia y experieocia-771.
dotes que pocos tienen-772. Como se lean de for-
mar y ser apreciados-773.-Descuido de los libe-
rates en esta materia.


V. Organismo legzslativo en Orden alLbien honest.°
4 10


776. La honestidad es requisito previo-775. Debe
ser representada por quien es competente para co-
nocerla-7'76. Digan lo que quieran los liberates-
777 Para los catalicos la Iglesia es la competente-
778. institucion organica-779. Reguladora de la
moral publica.


VI. Coordinacion de los Organos


780. Distincion de los Organos;-781. se repite por el
objeto 'de la funcion:-782. entre los catedicos solo la
Iglesia da seguridad:-783. por naturaleza el politico
no debe juzgar de lo honesto:-784. la Iglesia acu-
sada injustamente:-785. independeocia nuestra en


88


145




las funciones:-786. ':conceatradas en el Principe:-
787. Distribucion proporcionala de los actos legis.
lativos:-788. ioictitiva;-789. discusioa:-790. san-
cion:-791. unidad armOnica:-792. (Mode ha de
btn. carse:-793. no es imposible:-794. ahsurda dis-
tribucion liberal;-795. la nuestra eata fuodada en la
nature leza.


§ VII. Prueba histdrica del organism° explicado
796. Objecion:-797. reSpueste primate: uo somos sis•
temAticos:-798. leyenda; explica mos la historia:-
799. los Obispos ea el Parlamento:-800. los nobles y
los peritos:-801. los comunes;-802. Obice a la obra
dela naturalexa.


§ VIII. Organismo legislatwo a la moderna
803. La reforma destructora de la nacion:-804. se
debe con is igualdad:-805. destruir et organismo
legislativo*-806. el clero especialmente:-807. el
organism° abolido de representation:-808. trasfor-
raado en mecanismo puramente material:-809. el
organism° nace de Ins partidos,-810. animado por
intereses f3cciosos:-841 . se consigue mayoria ti-
ranica,-812. las mas veces contraria A los catOli-
cos:-813. enganosas apariencias del sistema modera-
do:-816. lux qua proporciona. a la nacion:-815. fal-
seeds por et periodiAno:-816. enmascsrada por los
partidos:-817. cnpjurados pars enganarla:-818. li-
bertad y Orden que proporciona,-819. aun con go-
bernantes honrados:-820. ueba histories:-521.
causes del favor de que gozan las teorias modernas:
822 covelusion.


Apendice. Explicaciones dadas a un andnimo
823. Su primers dificultad segunda;
-825. tercera;-826, cuarta;-827. quinta.


CAP. IV. Poder ejecutivo
§ 1. Preliminares


828. Sumario:-829. principios heterodoxos intelec-
tual y moral:-830. su aplicacioa por la suerte:-83 1
y por la obra de. demolition,-832. y de reconstruc-
tion orginica:-833. los representantes-834. repre-
sentan intereses de partido;-835. division.


§ II. Poder de los gobernantes.


128


431


150


457
ib.


161


INDIcE.
V


836. 'ache la ley-837. debe hacerse curnplir.-
-838. Aoalisis de la ejecucion catOlica.-839. Se ne-
cesita ua punto que falta completa.
mente a los liberales:-841. supuesto que el Rey no
es motor,-842. los ministros no son inamavibles.-
843. efectos de tal organisino:-845. gobieroa
quien se siente fuerte:-845. el gobernante liberal
se siente precario-8i6. y sin fuerza. moral.-847.
La debilidad moral engendra el despotismo,-848.
irritado por la resistencia-849. parcial, porque es
faccioso.-850. Se tiraniza el entendimiento del pue-
blo;-851. se monopolize la enseftanza.-852.


Reto A quien quiera combatirnos con la his-
toria-854, ó con la razor:-855. se previene uoa ob-
jecion.--856. Entre hombres no hay gobieruo per-
fecto.


6 III. Con firmado lo dicho par los hechos


419
857. Primer hecho: el discurso de Buoncompagni
en la Academia itllica,-858. segundo hecho: un pre-
ludio de illelegari: Tercero, confesion del Risorgimento.


6 IV. Docilidad de los gobernados
244


859. Eficacia de las iostituciones.-S60. Las catOlicas
suavizan al pueblo.-861. Las modernas le predican
igualdad d indepeodencia dense wino.-862. La ignal-
dad catOlica,-863. corregida por la subordioacion,-
861. min diverse es de la ambition sugerida por los
principios modernos.-S65. Otros elementos qua se
oponen A la obediencia moderna.-866. Aversion.-
867. Espiritu de partido.-868. luterds frustrado.-
869. Experimento.-870. iNace de la fuerza de la na-
turalev;-871. no superable por patriolismo; p;aro
corregido algun tanto por flaqueza humane.


§ V. El Estado y la pdtria 228
872. Recuerdo del problems.-873. Ideas antiguris.-
874 lino es Estado y otro Prima.-875. La hetero•
doxia sustituye a este con aquel.-876. La distinciou
nominal-877. acorde con la filologia-877. Pcitria vie-
ne de Padre.-879. Pornaturaleza concrdtase al Comun
-880. sin progresar,-881.-conao prueba is ihisto-
ria.-882. El espirita catOlico extiende la patria-
883. iadebnidameate.-884. El naturalismo torna


TOMO H. 37




239


253
Ibid.


257


263


dS INDICE.


restringirla-885. peor que el paganismo.-886. Pri-
mero, porque renegando de la f6-887. debe reneger
de la naturaleza.-888. Segundo, porque odia la ver•
dad que el paganismo desconocia 0nicamente.-889.
Demotic"), pees, la pa tria real,-890. aberrecida tal vez
por los liberales,-891. solo adoradores del propio
partido.
El Estado


892. Ultima caida de la p6tria.-893. El Estado-894.
muy diverse de la pcitria.-895. Qu6: es el Estado.-
896. Mecanismo incomprensible:-897. sits afecciones,
-898. incapaz de excitatlas-899.sin justicia ni equi-
dad,-900. ni flat:dos al agradecimiento.-901. Indi-
ferencia de los stibditos htcia 61.-902, Interesado,
partial, opresivo.-903.-lacitalor de tumultos y re-
vueltas.-904. lleterodoxo.-905. Conclusion-906.-
El pa triotismo en el Chro.


CAP. V. La administracion ea sus teorias
§ Preliminares.


907. Diferencia entre admioistracion y Gobierno:-
908. recudrdase el 0obiefno liberal-909 y sus conse-
cuencias.-910. La administration se pia per la cien-
cia,-91 .1. digan lo que quieran los utilitarios mo•
dernos.


11. Lasriqueza, segun 'el principio utilitario


912. La economic A la moderna-913. este fundada
en el error de que la felicidad es la sums de placeres:
-914. de donde se sigue la rational insaciabilidad
de placeres,-915. y por coesecuencia, la obligation de
enriquecerse.-916. El !tech° contirma las teorias.-
917: De la idea de riqueza-918,. pasamos 6 la Meanie
ecortOnaica.-919. Rectitud /Ogica de los utilitarios,-
920. Prevista por Aristöteles,-921. no comprendida
por Sismondi.


III. La riqueza, segun el principio filosOfico


922. laea de Is riqueza eu la filoaofta d l orden.-
923. El Orden es bien y felicidad del hombre en is
tierra.-924. Pruebase con el hecho,-925. no ha-
biendo proportion entre Orden y riqueza.-926. La ri-
queza es medio de sustento.-927. No es deber au-
mentarla por si.-928. Idea geudrica de ciencia eco-


INDICE. VII
nOmica: regula el use en la production.-929. Obje-
cion. El ardor del Orden no basta a quien trabaja.-
930. Respuesta. Qaien ama el Orden, no es insensible
a la necesidad.-931 . Pero Is tome per indicio del
deber.


§IV. La riqueza, segicn la idea catdlica 270
932. Principios dogmaticos expiactan y redencion
-933. La idea de expiacion se .destaca del daleite,-
934. segun resulta de la historia.-935. y conforta en
Ia fatiga,-936. iguala.ndo a los ricos con los pobres
-937. Establece 13s juntas . bases del valor,-938
faiseadas por los economistas cor-
regidos por la caridad cabflica.-940. El ejemplo del
Redeutor, invocado por los filancropos, tiene su ver-
dadera faerza entre los catOlicos,-911. por los impul-
SOS oe la caridad,-912. gee hate expontäneo el pre-
cepto econ6mico-943. y la armenia entre el rico y el
pobre,-944. coo la unidad de conciencia publics-
945. y Ia omnipotencia de la gracia.-9i6. Ma-
ravillas de esta obra,-947. debidas al compues-
to - de sus dogmas 0 id) pulsos.-9 ,48. Impotencia
de los heterodoxos pare la nivelacion.-949. No se en •
Intend& el comunista, no se en mieuda el rico.-950
No se eomienda el rico sin influeccias catOlicas.-
951. No seran socialea estas iufluencias si no se hon-
ra. la pobreza.-952. No se honrara si se envilece la
limosna, la huaiildad y el monarqui3mo.-953. -
SiCIOn-


CAP. VI. La administracton ea lapracttca.. . . . . . 287
2. I. Economia social a la moderna Ibid.


954. Idea moderns de la sociedad-955. vive de egoisnao
y de antagonismo.-936 Torpezas de estos principlos-
957 aplicados a la sociedad.--958. Soa adoptados has.
to por los hombres de bien.-959. Sigue ge de epos la
legitinaidadt del peculade.-960. Siendo debar de na-
turaleza felicitarse,-961 sun por los oficiales sober -
dinados-962. aun par el pueblo soberano-963. con
la opresion de IOS miserables.-964. Aparente parado-
ja; mayor Urania es hater latices a muchos (pie s uno
solo-965. Tirania mas estensa y duradera.-966. Los .
hombres trasformados en cosas-967. aun a los ojos




it


VIII A


ds ciertos catOlicos.-968. Epilogo. 969. Volvamos
la economia catOlica.-970. Division de los parrafos
siguientes.




:l. II. Economia en la demolition, d sea, despojo universal. 296
971. La econonala corresponde a la demoliciou.-972.
Precede peso a paso-973. y asi lo va recorriondo to •
do.-974. gemolition de k Iglesia.-973. Economia
que le corresponde-976. baje diversos aspectes.-
977. Dernoliciou de la narmarqui,: lista civil.-978.
Demoliciou de las provincial.-979. Centralistno eco •
netuico.-980. Una palabra s sustauida a la justicia.-
981. Demolicion del rnunicipie-982. y de la familia
-983. Abolicion de los fideicomv,os.-984. Liberalis-
m de la economia pdblica en la familia.-985. El
error antropOlOgico.-986. DOS iieva al cornunismo
-987. en sus varios grados.-988. Prueba de hecho:
contraste econOnalco entre el Piarnoutcy Na poles.


§. III. Aristocracia de partido.




319
989. La sociedad A la Modena 6 agregacion de par.
tidos.-990. Verdacero durio social-991. hijo de la
independencia saivaje.-992.Su pnctiaa es ei vice vic •
tis-993. de donde race la perpetuidad de la rniseria
-994. para los catOlicos-995. irreparable.-996. De
aquiael pauperismo.-997. Mendicidad ea la abun-
darmia creciente pot ei trab.jo-998. perp6tuamente
999. se consolida bajo las constituciones.


IV. El pauperismo hi;o legitimo de la independencia hete-
rodoxa 326


4,000.Prueba de hecho.-1,001. Estadistica do los
meudigos-1,002. considerada en la industria-1,003.
y ea relacion a tres s,g1oF-1,004. In ens! explica el




pauperismo ingles.-1,005. Prueba de razon.-1:006
Repudiando el catolicismo,-4,007. queaprodue:: fati-
ga y saceificio-1,008. a introduciendo el epicureismo,
-1,009. el pueblo que la coudenado a is peauria-
4,010. en fuerza de los principios econOrnicos.-1,041.
Peuuria que crece cuanto alas emcee la fatiga.-1,042.
Aumauto colosal de las liquens privadas,-1
vanameute vituperado por los utilitarios-4,014, lOgi-
camente iacohereates,-1,015. Esta economia quiere
introducirse ea Italia-1,016. y reducir los italianas




Ix,
Ia esclavitud-4,017. y los Principes a encldenar 6


temblar.
§. V. Presupuesto constitutional.-La economia en las elec.


CiOneS.
338


4,048. 1.1 election se dirige al triunfo-1,019.
go debe corn prarse-1,020 por necesidad y debar-
4,024. um escrilpulo.-4 022. Venalidad
1,023. Gravita sobre la bolsa del pueblo,-1,024. Con-
secuencia de la correction
La econornza la las ?eyes de hacienda


340
4,025. Seguridad de los ministros que proponen los im-
puestos.-1,026. Obje.to coo qua os piaen. 4,027. Gran-
deza no moral-1,028. sino material y variable.-i ,029
Se acomodan los impuestos a los deseos, no losdeseos
A los impuestos.-1,030. daftos que de aqui resuttan
segun laSoastitocioo-1,031. que abolida la caridad
natural y la munificencia-1,032, contra los emplea-
dos en mercenarios.-4,033. Confrere al Estado toda
propiedad-1,034. to bee naturamente pr6digo-
4,035. sin medida ni responsabilidad. - 0,136.
El diputado desconoce a sus comitentes y sus
intereses-1,037. y hate ciudalanos audaces en pedir
-4,038. y establece el 'al riocipio del comuuismo.-
4,039. Sus consecuencias contrarias a la probidad.


§ VI. Conctusion 33 1
1040. PrincipioermuOmico apticado A /a sociedad;-
1041. produce hambre-1042. en los ricos y pobres.
-1043 El Estado da y pide a todos;-1044: camina
A la bancarrota:-1045. censors de la Misceldnea;-
4016. no justiticable ni ea t Emria,-1047. ni en his-
toria.-4048. ni en aritmetica.-1049. Nota jpstifica-
tiva.-1050. Rectvirdase el estado de la cuestion para
use de los refutadores.


CAP. VII. La fuerza armada en las Constituciones mo-
dernas


361
§ 1. Preliminares lb.


1051. La fuerza es necesaria en la sociedad,-1052.
no bastando Ia persuasion,-1053. digan lo que quie-
ran las teorias liberates.-1054. La fuerza social es
armada, orgänica, una-1055. y por lo tanto ejórcito
permanente , perfectible,-1056. coma son parfecti •


4




364


INDICE.


lidad;-1109. su peligro-1110.
rante.-4111. Epliogo.-1112.


como fuerza delibe-
Estos ineonvenientes


Xr


nae,en del golden° liberal,-1143. no del catOlico,--
1114. porque q acen del principio hetorodoxo.


§ IV. Conclusion
1,415. Despotismo natural do la fuerza:-1,116. su
coste:-1,117. su Ceasura de Ro-
magnosi contra tales instituciones.


Cdr. VIII. El poderjuthcial en las constitaczones modernas. 409
§ 1. Consideraciones generales


Ibid.
1,419. Los tribunales poco danados por los errores
modernos,-4,120. en las varies reforma's,-1,124%
razon de tal l'enOmeno.-1,122. Difereucia esencial
entre el &deo civil y el politico.-1,423. Capacidad
del vulgo eu tales materias.-1,121. Mayor dificulted
de enganarlo.-1,425.-Prueba de hecrios com pare -
dos.-4,126. Confirma que el vicio de la sociedad
moderna es la heterodoxia.


Necesidad de pe-
nerlo en claro.


§ II. Independencia.-Inamobilidad
446


4,428. Importaucia de este privilegio.-1,129. Afo-
rismo en que se a poya.-4,450. El sisterna deinagogi-
co parece quo emancipa los joicios.-4,131. Eogano
de tales apariencias.-1,132. Toda justicia emana del
ordenador unite-1,133. y supremo,-1,134. siempre
fusi asi:--1,135. Los modernos uada han afiedido sine
el error:-4,136. Este parece


porque
hate at Soberano impoteute-1,438. en perjuicio de
la sociedad.-1,139. La verdaciera independeocia de
los tribunales-1,140. esta solo en el Catolicismo,-
4,141. cotno demuestran los hechos,-1,142. cuando
los Gobieruos son fuertes.-4,143. Epilogo.


§ III. El jurado.-Origen del jurado


4,144. Antilogia de sus promovedores,-1,145. Espi-
ritu de nuestro tratado.-1,146. Idea del jurado.-
1 ,147. Principios de su justicia.-1,148. Competencia.
1,149. Pericia.-1,150. Probabitidad de origenes his-
taricos-1,151. esclarecidos por los eruditos,-4,152.
olvidados por los liberates.-I,153. Su absurdo, pri-
mero en los Pares:-1,154. segundo, eu el derecho de
escogert-1,153. tercero, en su fundamento, el pacto


41


395


429


X INDICE.


bles todas las instituciones.--1057. Division.
IL Dispendioso despotism° creado por la libertad


1058. Respuesta antigua al primer 'problema.-1059
respuesta moderna,--1060. censurada por Romagno•
si-1061. y de hecho por la Asanablea francesa.-
1062. Antilogia de Ins con:titucionales • 1063. Inutilidad
y iiespotimo de se responsabilidad-1061. de pura
apariencia.-1065. Absoluti 4 mo de los ministros arma-
dos,•-1066. justiDcadopor el Risorgimento -1067. Pre-
sume que les reclame clones son maiaad n ilusior -1068.
liespue::ta iaconcluyente-1069. Termina con la fuerza
-1070. y asi dehe hater,-1071. aunque negando sus
priucipios.-1072. E:te despOtismo es taro:-1073. pri •
mero por el fin a que tiende-1074. rational, legal y
eficazmente:-1075. segundo por ei orear,ismo en que
se encarna.-1076. Prueba histerica.-1077. El gasto
del ejercito es inevitable:-1078. vanidad de los Con-
gresos de la nazi-1079. sus tewativas son sospectio-
sas.-1080. Limite utilitario de la justicia,-1084.
calculado por Mootesquieu.-1082: Necesidad de las
quintal;-1083. parto de la libertad,-1084. eusalza-
zacia por los liberates-4085. como engrandecimien-
to de los individuos.-1086. Rustiquez de los aldea-
nos,-1087. amen medio de buen ejrcito.-1088.
El instinto natural baste al mitnero del ejdrcito-
1089. en una sociedad bien ordenada.-1090.-Es Li-
bre la election de profesion,-1091. escepto las nece-
sidades extraordinari as.-1092. La necesidad hetero-
doxa de inmenso ejdrcito.-1093. Crece be jo las cons-
tituciones por rezones de Orden civil-1094. y poli-
tico-1095. a internacional.-4096. Pretexto de la
nacionalidad.-1097. Idea pagaua de grandeza,-
1098. sostenida por las asambleas parlamentarias,-
1099. nos vuelven a la idea de los barbaros.


III. La milicia ciadadana
1100. La fuerza armada-I 101. es absurda en el siste-
ma moicroo,-1102. siuo se la contrapone la militia
ciudadeca:-1103. debilided de tal contrapeso:-
1104. Neil de eludir;-1103. instificiente contra el
ejercito.-1106. gravoso a la poblacion.-1107. Con-
tradiecion inhereute i la iostitucion:-1108. su inuti•




iNDICII.


social:-1, 1 56. cuarto, en su raiz, la independencia in-
dividual.-1,157. Nation-magistrado,— .1,158. anal°,
ga a la nation legislador,-1,159. represeutada y no
representada.-1,160. Uuico tribunal competente.—
1,161. Vuelvo a la rusticidad de los arbitros.-1,162.
Otras extranezas de Sevestre.-1,163. Concluye de lo
particular a lo universal.-1,16 Supone al hombre
inapaz de juzgar.-1,165. Ridicule arrogancia en
afirmarlo y coofirmarlo.-1,166. Ridiculez de la tilti-
Iria
Rayon del favor de que goza el jurado
1,167. Rezones secretas.-1,168. Facilid ad de cur-
rupeion y derecho de recusar-1,169 cOrno lo a los
rebeldes, —1,170. aunque to disimulen. — 1,171.
Epilog°.


§.IV . Publicidad de las discusiones en los juicios
1,172. Nuestra imparcialiclad.-1,173. Rezones en fa-
vor de la publicidad —1,174. 1." Toda la sociedad
esta en peligro-1,17 :i. esta defen „fide por la concien-
cia del unagistrado.-1,176. 2.' Peligra la libertad
uo defeodida por la voluotad general.-1,117. Este
voIuntad no es soberaua.-1,178. 3." Falta la res-
ponsabililad faltando la publicidad.-1,179. 4.° La
justicia viene del pueblo.-1,180. El pueblo estaria
obZigado 5 examiner todos los procesos.-4,4 81. 5.'
Decoro del magistrado.-1.182. 6a Pubticidad del
ejemplo.-1,183. 7." illagestad de los juicios.-1,184.
8.' Necesidad de conacer los iuocentes y los culpa-
bles-1,183. pero tambien es preciso defender la for-
ma de los ciudadanos.-1,186. Impradencia de quien
se apoya en la soberania popular.-1,187. La publi-
cidad favorable a losiutrigantes.-1,488. Cautola con
que debe propinarse.-1,189. Ventajas que podrian
resultar de aqui: 1." Uuidad social.-1,190. 2.' Pro-
clama al pdblico.-1,194. 3.a Persuasion-1,192. con
tal de que sea posible.-1,193. 4." Soberania del go-
biernoy. eficacia.-1,191 Diversidad del juicio civil
y El sdbdito no es juez de derecho
—1,196. Suponerlo tal, dada a la cause de los libe-
rales.-1 .197: Epilogo.—Ventajas de le publicidad-


-1,498. sus danos-1,199: su principic,


INDIC F.. XIII
3. V. Lenidad en general






455
1,200. Division.-1,201. Dittingase la suavidad geod-
rice de la beniguidad de las penis.-1,202. La suavi-
dad es segun la naturaleza,


racional.-1,205


2.° Sensitive.-1,204. 3.° Material-1,205. coordina-
des en el catolicismo.-1,206. Suavidad, dote abso-
luta.-1,207. Blandura de pena , dote relative._
1,208. Influencias mitigadwas.-1,209. Del catolicis-
too-1 ,21 0. que junta el horror al delito con la piedad
pare el delincueate-1,211 tratamio de eumendarlo
y de salvarlo-1,212. justifica las costurnbres socia-
les.--1,213. lollueacias rnitigadoras de la heterodo-
xia.-4,214. suprime la idea de culpa-1,215. y por
lo tanto de castigo.-1,216. El epicureismo-1
suprime la pena quo desagrada al reo-1,2,18. y


los que gozan.-1,219. La beingrlidad de la peua
atribuida a los filantropos-1,220. por su charlata-
neria.-1,221. Epilog°.
La lenidad de los Gobiernos representatioos.


470
Aplicacion a los Gobiernos representativos.—


1,223. Mitigan la pena. porque se supone que el snlo


(Ur° la consiente.-4,224. Digresion sobre la deten-
cion.-1,225. Las carceles en el Catolicismo.-1,226




Mitiga las penes por orgullo de ciudadano.-1,227


Reminiscencia romana.-1,228. Las midge por equi-
dad de partido,-1,229. por su interes,-1,230, corn-
pensado con la fiereza tumultuaria,-1,231. sin iufa-
mar a los tribunales.-1,232. Estos aumentan la bleu-
dura de laspenas,-1,233. porque conocen su impo




teocia,-1,234. por equidad,-1.235. porque la ley es
inexorable.-1,236. Epilog°.


§ VI. El fuero 480
1,237. Odortunidad.-1,238. Division.
Bazones genericas de la multiplicidad de fueros.




481
1,239. Mementos del juicio moral,-1,240. aplicados


resolver el problema.-1,211. Elemento de derecho


—1,242. Parece que reprueba la multiplicidad de tri-
banales.-1,243. Primer°, porque el ordenador es
uno.-1,241. Segundo, porque los ciudadanos son
iguales.-1,245. Abstraction de quien asi discurre.-
1,246. Confunde los oficios de juez y de legislador.—


439


443




xv


media.-1283. Se fundan en la independencia-1284,
porque abolida la conciencia apela a la opinion.-
1285. La opinion pliblica quiere libertad de las opi •
niones privadas en la palabra, en la prensa y en la
asociacior'.-1286. Queda, pues, abolido el catolicis•
.mo, vinculo de concienc i a-1287. y inego la autori.
dad civil.-1288. Subrogandola al sufragio univer-
sal.-1289. Restimen de los principios nacionales.—
1290. Principles morales.-1291. El bien y el placer;.
—1292. primero, porque es subjetivo;-1293. segun-
do, porque el hombre no esta corroropide.-1294.
Furor y derecho de enriquecerse.-1295. El interds
de la ley-1296. y crea una justicia convencional —
1297. Raiz y ocasion de este error-1298. El contrapeso
sustituido a la confianza.-1299. De aqui la division
de poderes.-1300. Objecion. Los principles univer •
sales no tienen fuerza en el pueblo.— 1301. Se res•
ponde distinguiende.-1302. Es natural al hombre
cornprender lo abstracto en lo concreto:-1303. lue-
go el pueblo obra segun los principios que admita.


S II. Aplicacion de las doctrines al Orden material...... 525
1,304. lodependencia y deleite,-1,305. rompen todo
vinculo social-1,306. y derriban toda autoridad.—
1,307. En toda sociedad eclesiastica y civil,-1,308.
municipal y tiomestica.-1,309. Necedad de esta


de-
molicion,-1,310. Confitscacion correspondiente.—
1,311. La sociedad se reconstruye en partidos.-
1,312. Ficciones legates para reconstruir el Gobier•
no.-1,313. Casualidad de las Ieyes.-1,314. Discor-
dia social.-1,315. Division de poderes itlo •
vilidad del Gobierao.-1,317. Su despotismo con las
personas,-1,318. con las haciendas y con la fuerza.
—1,519. Perpetuo combate de este Gobierno.-1,320.
Incolumidad de is inagistratura.-1,321. Este Go•
bierno no puede durar.


§ III. Aplicacion al Orden moral.
Divisnou.-1,323. Consecuencias del espiritu


religioso,-1,324. moral y social.—I,325. Espiritu
ciudadano.-1,326. Espiritu, de economia.— 1,327.
Espiritu de la politica-1.328. comun a las socieda-
des liberalizadas sun monarquicas.


489


497


505


11
XIV INDICE.


1,247. Proporcioa de lee tribusales con las varies cla-
ses,-1,248. reconocida tie la prktics.-1,249. Doble
so. presupuesto errOneo.-1,250. El ordenador tittle°
no excluye or detiodores secundatios: Primero, porque
el ordeoador a uno-1,251. y puede haber diversos
Razones especiales en prd del fuero ec I esiastico
1,252.—Segundo: Existen dos Ordenes supremos de
publicidad, y por consiguiente dos fueros-1,253. ad-
mitidos hasty por los he.rejes-1,254. y racionalistas,
—1,255. El civil no puede usurper el religiose,—
1,256. teniendo fin diverso.-1,257. Impoteucia espi-
ritual de los seglares.-1,258. Epilogo.-1,259. La
unidad de tribunales no puede sostenerse come dogma
absoluto.-1,260. jt uede fundarse en la historic?-
1,261 Nace histericamente de la icsdependencia hete-
rodoxa que denaoliO la sociedad y persigui6 la Igte-
sia.-1,262. Los liberates debeu promoverla despeti-
carnente.-1,263. Verdad partial ensenada por elks.


Abolition del Fuero en los gobiernos representatives
1264. Si los Gobiernos representativos son ortodo-
xos, na repugnan el fuero eclesiastico.-1263. Lo
repugnan si son heterodoxoe per indeperadencia de la
razon,-1266. por la soberania del pueblo,-1267. per
los partidos politicos.-1268. Ilipocresia en suprimir
la muitiplicidad de tribuoales,-1269. conservandola
para todo, menos para la Iglesia:-1270. contradic-
cion de los liberales-1271. 6 iojusticia.-1272..—
Conclusloo.


Can. IX. Resitmen de las doctrines expuestas en el
extirnen de los gobiernos representatives


§ I, Doctrines universales que sirven de base a las consti-
tuciones modernas


1273, Se recuerda la division del tratado.-1274
Preocupacior.-1275. Verdadero estado de la cues-
tion.-1276. No se agita entre serviles y liberales.—
1277. Los catelicos no son serviles;-1278. los ad-
versaries quieren organizar el detecho de la fuer-
za:-1279. nosotros sostener la fuerza del derecha.—
1280. Quien tolera la opresion no la aprueba.—
1281 Ultimo t6rrnirto de la cuestion.-1282. Las cons-
tituciones modernas no se parecen a las de la Edad




XVI iNDICE.


IV. Consecuencias prcicticas
1,329. Creemos haber demostrado nuestros princi-
pios:-1,330. sus consecuencias universales.-1,331 .
primero, consecuencia especial: enernigos de la Cons-
titucion los liberales:-4,332. apologistas los catali-
cos,-1,333. pero no exclusivos:-1,354. segundo,
iniquidad y vileza de quien los acusa:-1,335. terce-
ro, justification de los principes constitucionales.-
1,336. Impotencia de la politica contra la naturaleza.
—1,337. Coadiciones impuestas por la naturaleza
la duration de un Gobierno-1,338. se eacierran en
61 Catolicisrno.-1.339 . Modo de rea oirnarlo:-1 ,540.
necesidad de hacerlo revivir en el Estututo del Pia -
monte.—I ,314. Efectos que se obte.ndrian:-1,312.
su narte al naeno3,-1,343. como resulta de los he-
c,hos.-1,344. Los priacipios influyea en la couducta.
—1,345. Aalicacionesi Bilgica y al Piamoate:-1,346.
cuarto y quinto, consecuencia a los liberales sinceros
y los hipacritas:—I.347, sexto, la Iglesia uo es con-
traria a la libertad.—I,3413. Sdencio de los adverse -
ri(y.-4,31.9. que comprueba nuestras doctrines.-
1,350. Conclusion.


544


Yi


L PENSAMIENTO ES PA-SOL
D'ART° CATÔLICO, APOSTOLIC°, ROMANO,


DIIIIGIDO POR D. FRANCISCO NAVARRO VILLOSLADA.


Redaction y Administration, Pelayo. 38 y 40.—Madrid


EDICION GRANDE.


Sale todas las tardes y publica :odes las noticias de Espana y
del extranjero bests las cinco de la tarde, EL PENSAMIENTO ESPANOL ha
recibido repetidas bendiciones de Nuestro Santisimo Padre Pio IX, y
la aprobacion de machos Reverendisimos Prelados del reino.


En este edicion se publican constantemente dos series de obras;
cientifica la una y recreativ ala otra, y ambas en forma de libro. Co-
mo obra cien!ifica, se ha dado luz el incomparable EXAMEN CRITIC°
DEL GODIERNO DEPRESENTATIVO DEL P. TAPARELLI, en el coal este publi-
nista concieezudo examine a la luz de la filosofia catalica les gobier-
nos a la: moderna.


Como obras de recreo, EL PENSAMIENTO ESPANOL, correspondiendo
su titulo, esti publicando aria


BII3LIOTECA RECREATIVA,
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escritcs en prose y verso de nuestros mfjores hablistas, que: su
castiza y elegante diction reunan el interes necesario en un libro
de entretenirniento y uua moralidad complete, en terrninos que,
sin peligro alguno, puedan ponerse por el padre mds escrupuloso


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hijos.


La edi Mon grande de EL PENSAMIENTO cuesta en provincias: 20
reales al mes y 60 por trimestre en case de los comisionados, y ID
reales al roes y 54 por trimestre en la Administration.


A los suscritores de provincias a esta edicion, se les esti REGA-
LANDO este aeo la Revista, que mis adelante se anuncia.


EDICION ECONOIIICA.
Desde I.° de Enero de 1 F67, se pubiican en esta edicion las noti-


cies del dia,; inciusas las oficiales que sales en la Gaceta por la
mafiana. Con estas condiciones no hay un periOdico Ines barato




y de tante lecture en Madrid.—Precio de Nusericion : 21 rs. pot
trimestre en case de los comisionado3, y 22 haciendose la suscri-
cion en la Administracion del periOdico.


REVISTA SEMANAL


Se publica todos loz sabados desde el 5 de Enero de 1867, en 4.°
prolongado, casi fOlio, con sumarios parciales, y un copioso indi-
ce general al fin de cada Como.


El periOdico diario satisfice la necesidad del dia, la curiosidad
del dia, la instruccion del dia; per() luego, si el tarnailo es grande,
se tira, 0 se pierde, pues es difieil de manejarse, y estorba hasta
encuadzroado en nu estante. Despues de satisfeehas la curiosided y
necesidad diaries, queda el deseo de couserver algo para estudiar-
lo despacio 6 pare consultarlo cuando la ocasion se ofrezca; y este
deseo se cumple con la REVISTA, que se guarda y se encuacierna,
y por medio de los indices liege a ser, como la nuestra, una end-
clopedia uo diccionerio manual de sucesos y del
rnovinaieoto religiosoy politico contempor6neo.


Pero hay personas, y son muchas, particularmente entre el Cle-
ro, que tienen me'dios de suscribirse a un periodic() diario, ni
tempo siqeiera de leerlo, aunque sea en la EDICION ECONOMICA, y
que sieoten la necesidad de ester al corriente de 10 que pasa por
el mundo, de los ecoutecimientos, polemicas y documentos nota-
bles. Pues hien; pare este clase de persouas es la REVISTA sola, 6
sea la EDICION SENTANAL de EL PENSAMIENTO, cuyo precio esta al al-
canoe de Codas Ids fortunes.Contiece esta edicion los articulos de fondo mas notables que pu-
blica EL PENSANDENTO durante la semana, resitmeri critic° de las
noticias del extreojero, noticias de Espana., la parte °finial mas in-
teresante de la Geweta, documentos de la Santa Sede, l03 etas no-
tables del Episcopado en todo el Orhe catico y de los gobiernos
extranjeros, discursos parlainentarios, articulos bibliogrAticos, exa-
men 0 censure de obras nuevas, favorables 0 adversas a la doc-
trine de la Iglesia, variedades, etc.


Cada utinaero de este REVISTA contiene 16 pAginas; de suerte,
que 6 fin de cads ano se puede former un torno de 800 A 900 Wi-
nes, en 4. a prolongado, casi fOlio, con sus indices corres-Pondientes,


Este REVISTA cuasta 12 rs. par trimestre y 48 rs. por tan ano.
Hay ejemplares pare servir las suscriciones que se pid gin desde


4.° de Eaero proximo pasado.
PUNTOS DE SUSCRICION


EN PROVINCIAS


A. EL PENSAMIENTO ESPA.NOL,
Agramunt, D. Antonio Sanuy.—A/canar, D. Ignacio Chavalera.


—Aleog, D. Jose Marti.—Algeciras, D. Rafael de Muro.—A ticante,
D. Jose Marcili.—Alliania, Antonio Maria Espejo.—Atinendraiejo,
D. Juan Alvarez Feij60.—Almeria, Mariano Alvarez.—Aranda de


Duero, D. Agustin Olalla.—Arevalo, D. J. Antonio Gomez.—As-
torga, D. Jose Martinez Railina.—Avila., D. Cipriano M. Sanchez;
Santiago, ntimero 6,—Aviles, I). Bernardo R. de Valle.—Baneza,
D. Felix Mata .—Barbastro,.D. GerOnimo Corrales.—Bareelona,
Viuda de D. Jaime S u birana.—Benavente, D. Eusebio Fidalgo Ber-
mej


o.—Betenzes, don Jose Maria Garcia.—Bilbao, senora viuda
de Delmas.


—Burgo de Osnza, D. Juan illartirena.—Burgos, D. Ser-gio Villanueva.—Cdeeres, D. Jose Valiente.—Cdd,iz, Sres. Ver-
dugo Morillas y compania y D. Eduardo Gautier.—Calahorra, don
Crescencio Lumbreras.—Caiatayud, D. Mariano Martinez Ainsa.
—Cardona, D. Pedro Llambes.—Carrion, D. Laureano FernandezMerin


o.—Cartagena, D. Benito Moreno Garcia.—Castellon de laPlana, D. Martin Mastistegui.—Cieza, D. Juan M. Marin.—Ciudad-Real, Viuda de Gallego.—Ciudad-Rodrigo, D. Salome M. Perez.
—C'onzillas, don Ramon Fernandez. — Cordoba, D. Rafael Arroyoy D. Francisco Lozano.—Coruna, D. Jose de Lego, Luchana,
ndruero 20.— Coria, D. Joaquin Echavarri.—Durango, D. Fran-
cisco de Ozollo.—Ecija, D. Juan Benitez.—Estella, D. MelchorZunza


rren.—Ferrol, D. Nicasio Taxonera.—Figueras; D. Jose Fer-
nandez Magarin os.—Fuentecantos i


D. Lorenzo Garcia. Candia,Agustin Aibero
.--Garrobillas, D. Dionisio Crespo.—Gerona,


D. Francisco Palahi—Gijon, I). Lorenzo M. Diez.—Granada, JoseMaria Zamora.—Graus ,
D. Jose Labrid.—Guadix, D. Jose de Cas-tro.—Guerielea , I). Nicolas Iturbe.—Guadalajara, D. Juan Gual-berto Notario.—Haro, D. Jose LopezAyala.--llijar, D. Pedro Pa-blo Dosset.—/fuesea, viuda de Na varro.—.face, D. Miguel Oliver.


—Jaen, 0. Manuel Sagrista.—Jerez de la Frontera, D. JoseBueno.—Jerez de los Caballeros, D. Jose Giles.—Le Gu,wdiaAlava, D. Celestino Lapasapuente.—LeNVa, D. Francisco J. Sa-laz
ar.—Lerida, D. Francisco Fontanals.—Lerma, D. Anselmo Me-


rino.—Logroiio, D. Domingo Ruiz.—Lugo, Viuda de Pujol y her-m
ano.—Mahon, D. Domingo Orfila.—Medaga D. Francisco Moya.


--Mayorga, D. Jose de la Iluerta.—/Ifedina del''.'am po, D. JuanHerrero Velayos.—Montilla, D. Antonio Conde.—Mondofiedo, Viu-
da de D elgado—More//a, D. Salvador Rocefort.—Motra, D. A.Ballesteros.—Najero,, D. Eusebio Carraseo.—Olot, D. Jose Reig de
Peralta. — Onteniente, 0. Jose Maria Caballero.—Orduna , don
Perfecto J. Breton.—Orense, D. J. Ramon Perez


—Oriltuela, don
Pedro Berruezo y Puebla.—Oviedo, D. Ramon Casielles


.
y D. Ra


fael Fernandez.—Osorno, D. Ventura Pereda.—Padron, D. Jose
Maria S.eoane.—Palencia, D. Gerdnium Camazon, y Gutierrez 6




hijos.—Palma, D. Felipe Guasp y D. Juan Colomer.—Pontevedra,
D. Augusto Escarpizo • de Lorenzana.—Pamplona D. Jose Labas-
tida Erasun y D. Regino Vescansa.—Plasencia, D. Isidro Pis.—
Puenteareas, D. Domingo Antonio Ganzalez.—Poles, D. Francisco
Ruiz.—Puente la Rein a, D. Luis Aranegui.—Puerto de Santa Ma-
ria, D. Jose Valderrama. —.Ronda, D. Rafael Gutierrez.—Reus, don
Pedro Molner,—Rua de Valdeorras, D. Agustin Rodriguez.—Ri-
poll, D. Mariano Boixaderas.—Salamanca, senoras hijas de Blanco
y D. Federico Calama.—San Clemente D. Matias Arrivas.—San
Ildefonso, D. Juan Aldrelet—Sanhicar, D. Inocencio de Ona.—
San Sebastian, D. Ignacio Ramon Baroja.—San Mateo, D. Juan
Bautista Vilagrasa.—San Fernando, D. .Jose Aldon.—Santander,
D. Manuel Maria Ramon y D. Fabian lIernandez.—Santiago, don
Bernardo Escribano.—Santo Domingo de la Calzada, D. Eulogio
Regidor.—Segorbe, D. Jose Bayo.—Segovia , D. Eugenio Alejan-
dro.


—Sevilla, don Jose Manuel. Diaz.—Siguenza, D. Baltasar Par-
do.—Sisante, don Pedro Blanco Alvarez.—So/sona, D. Pedro Sant.
—Soria, B. Francisco Perez Rioja.—Sort, D. Pedro Pujol.—Ta-
falla, D. Pedro Rodriguez.—Ta/avera, D. Angel Sanchez de Castro.
—Tarazona, D. Gregorio Frances.—Tarragona, D. Eduardo Gar-
cia.-L-Tcirrega, D. Ramon Canal.—Teruel, D. Joaquin Abad y
D. Domingo Fuentes.—Toledo, D. Severiano, Lopez Fando.—To-
ral de los Cuzmanes, D. Luis Perez Fuentes.—Toro, D. Alejandro
Tejedor.—Tremp, D. Ambrosio Perez.—Trujilto, D. Antonio Go-
mez Holguin.—Tude/a, D. Ramon de Lizaso.—Tuy, 1). .1. No-
lasco Rodriguez.—Torlosa, D. Miguel de los Santos Camps.—Urgel,
D. Antonio CampmajO.— Valencia, viuda de D. Jose Badal y don
Pascual Agm41.— Va/lado/id, Icnores hijos de Rodriguez, D. J.
Nuevo y D. Juan de la Cuesta.— Vergara , D. Jose lbarguren.
— Viana , D. Manuel lavarro.— Via, Senores Soler, hermanos.
—Vigo, D. Jose Huber.— Villamanan, D. Pedro Montiel.— Vinaroz,
D. Jose Oliver.—Vitoria, D. BernardinoRobles.—Vivero, D. Fi-
del Salgueiro . Noguerol.—Velez Mcilaga, Senor D. Jose Laso de la
Vega.—Zafro, D. Gregorio Miero.—Zamora, D. Carlos Turirio Lo-
pez.—Zaragoza, Senora viuda de Ileredia.


NOTA. EL PENSAMIENTO E;,PANOL no responde de cantidades que
se entreguen en pago de suscriciones a otras personas de las con-
tenidas en la lista precedente. Los suscritores, pues, deben tener-
la presente para saber a quien entregan el importe de las res-
pectivas renovaciones,