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HISTORIA POLI1-'ICA
DE LA


ESPAÑA MODERNA.




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POI~ITICA
DE


MODEBNA,
POR


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SEGU~D,\ EDH~ION',


aUIllelltada eOIl 1111 apéndiee que espliea las oeuI"eneias de J ~"t.


BAB(}ELOJ"t A.
IMPRF.ST,\ nI: o . .'\!\TO~IO RERG~ES: y C01IPAÑJÁ. CALl.E DE J~SCrDEI,lEns. ~.o 2.




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FORC HIlA mas y mas, llace seis aflOS , la Espaüa con vicisitudes sin ejem-
plar en la histOl'ia. Pel'sp~cti\a muy nueva es la de un pueblo que echa allá
;11 tra vés lo pasado, conse¡'vando tradiciones aciagas, dejando toda vía en pié
sus achaques adminisll'utivos , y desaIándose tras un porvenir que nunca
Jogra alcall7.ar , y por medio de una guerr'a ci vil que se va siguiendo sin ím-
petu, sin entusiasmo, y si cabe, sin ánimo de tcrminada. Y cuando, sobre-
viniendo circunstancias estraordinarias, la mejor soldadesca de Don Cádos
:ln'ima las armas, ]a pacificacian de las pl'Ovincias Vascongadas y de la Naval'-
I'a queda iufi'uctuosa y sin mejOl'ar la suerte de España. La unanimidad de
las CÓl'tes recien nombradas aCatTea suma desavenencia entre las potestades
del estado, sin que halle el minister'io otra contestacion á los cargos de los
diputados sino una disolucion violenta, arl'Ojando de nuevo el pais á los
azares de conmociones nuevas.


La causa constitucional de España, agasajada con afan en su pr'incipio por
lodos los amantes de la liberl ad. ha ido dejando de interesarles. Problema
inesplicable, en cuya solucion anda cada cual mas ó menos ansioso. Ya no
hay mas que una conmiseracion tibia por' quebrantos cuya trascendencia no
enjendra sublimidades, ni siquiera aquella desesperacion que suele ser el
postrer ímpetu de los padecimientos.


¿ Por ventura feneCIó todo en Espaúa, hasta la pl'ecision de la existencia?
¿ Cómo es que la'i voces libertad y conslitucion no son mas que sonidos hue-
ros, sin causar el menOr eco, cuando la España está ya contando tun crecido
lIúmero de mártires de la libertad ~ ¿ De dónde dimana esa carencia fatal de
todo empuje? pues media desvalimiento militar, cortedad padamenlaria, de~
bilidad gubernativa y postra cían populal'.


Si ya no SI' niega el eslabonamiento de las causas con sus efectos, nos ha-
l'émos caq.;o de r¡ue el estado de la España procede allá de hechos ereclivos"
que SI no han salido todavía ~llllz, no por eso dejan de ser existentes. No cabe




G I'H-ÓLOCU.
que lodo uu puehlo se complaz"Ca en llIi sistema destructor y sempiterllo;
t's el suicidio un yerro met:lal del individuo aislado que allá se arroja á su
atentado con un rapto iustantanco; y así no caLe tampoco que doce ó mas
milloncs adolezcan de aquel devaneo crillliual, y el aborrecimiento de la vida
no para jamás en agonía pausada)' voluntaria.


Reina sin embargo tal desaliento y cansancio eu España, ljue al parecer
la muchedumbre yacc yerta, como los miembro, eutorpecidos por un frio
intenso. Se le hiela la sangTe, está vielldo 'H~llit, la muertc; con un movimiento
escaso se reharia; pero no tiene brio para le'\'alltarse; así sucede en España,
pues le bastaria un Ímpetu de voluntad para atajar sus bascas actuales, y 110
acierta con aquel impulso. El pueblo mas ufano con su nacionalidad parece
que está ya careciendo de aquel brio , y es tal su postracioll, que ha concep-
tuado la intc!'vencÍon estranjera el único especí fico para sus q uebran tos. i Qué
cambio tan amargo en poquísimos añas ~ Aqud pueblo, que se irguió como
un solo hombre contra Napoleon, admite, sill resistencia apenas 1 resignado,
si no gozoso, al duque de Angulema á los diez años, y habiendo mediado
otros tantos, de todos los ámbito!; de España está pidiendo, á fuer de grall
fineza, la intenencion de Ja. Francia. Así pues, en treinta afios hace la Es-
paña una resistencia desesperada, aguanta una in\'asion sin dispat'al' un tiro,
y pOI' fin acude al estranjero: tres aspectos gne están retratando lo varonil,
la decadencia y la postracion de la nacion entera. Hechos sucesivos son los
que han de ir descif.'anclo la pt'ontitud de tamaña mudanza. Tanto vaiven po-
lítico y violento como estamos presenciando se ha de eslabonar con causas
mas rcmotas de lo qlle jeneralmente se conceptlÍa. f\o sé si atinaré felizmente
con las cansas del desamparo de la Espalla, Illas creo que nadie se ha hecho
car~o de esta cuestioll bajo su ve¡'dadcl'o aSlwcto.


Mírese cómo, al estremo contrapuesto de Europa, se está desplomando allá
otro imperio, por causas idénticas.l\o pierde el apresador de vista su pl'csa r
ansiada de antemano tan arteramente. Ya acamparon los RIlSOS al umbral
tlel serrallo, y en medio del estampido de edificios antiquísimos, desmorona-
dos por el tiempo y las reformas, acuden la Turquía y la Espalla á la inler-
\ eneion estranjera ; y es que una y otra se asoman :í la rejeneracion, exhaus-
tas y moribundas con la ponzoña dilatada del despotismo, con la diferencia
de que, cristiana la España, está atesorando, en la creencia progresiva y filo-
sófica del cristianismo, su esperanza de resllI'reccion, al paso que la TLHquÍa
~·ace con su creencia relijiosa gangl'enada de mucrte.


Se cOllceptúa de estraña la guerra civil de Esparia, y pnrece una desven-
t lira inesperada, por cuanto se ignora que es el resultado de quebrantos an-
teriores, y que en suma se reduce á un recargo del acbaque efectivo tÍ pr'e-
dispuesto. Huho por cierto guerra civil antes de la rebelion navarra, esto es,
guerra entablad" por el gobiel'l1o contra todo impulso cahalleroso, todo pro~
greso de sabiduría y toda sobresalencia de las potencias humanas. Amaneci(")
el día en que el gobierno, desacatándolo todo y atropellando toda t1lOl'aiidad
pública , ~a no pudo gurrrear contra todo,,; :v cnióncAs todos le han declara~




Pi\<JLUGU.
do la guerra. El estado actual de la España viene á sel' una trasfol'macion dela
lid encubierta en lucha de mano armada, predispuesta por siglos de un ré-
,limen idiota, fanático é inmoral. Horrorizan las persecuciones del gobierno, el
cual teniendo que hacer' alto en su desenfreno, se desploma desvalido, y lo re-
tan por donde quiera. Desentendiéndose de sus compromisos públicos, voló
su crédito; se propasó el clero en su intolerancia, y luego lo tratan desapia-
dadamente. Alza Fernando V II el pendan del contraresto en 1814: violenta
es la reaccíon, y la Espaüa jira y rejira desde aquel punto pOI' el cerco inter-
minable de las reacciones sangrientas. La proscripcion desde aquel punto tre-
mola sus ínfulas, Al pronto los constitucionales de Cádiz y los afectos al impe-
rio corren parejas bajo sus \engativos enemigos; y luego estos huyen al vuelo
del restablecimiento de la constitucion en 1820. Sobreviene en seguida la
crecida emigracion de 182:~, y en fin la que actualmente está llenando la
Francia de Españoles de todo jénero de opiniones,


La cuestion tan batallada en España es política y es moral, pero ante todo
es social y de gobierno.


No 1>e cifra el achaque en la forma de las instituciones actuales, ni menos
en la de todas las reeien-desbancadas. Plaga suma fueron por cierto la inqui-
sicioll y la frailería; y por supuesto mayorazgos y derechos dominicale~ y el
agolpamiento de haberes en manos muer·tas han sido causas de decadencia;
pero aquellos quebrantos del tiempo anterior trascendieron á la Europa, y
aun siguen reinando en varios paises, mas no han sido tan estragadores como
en Espaüa. La prosperidad y el bienestar se han alzado sobre las nulidades d(~
sus instituciones, y es porque tan desacertada organizacion ha ido vi viendo
junto á un gobiel'Uo tarnbien desatinado, pero que caminaba por el rumho
vividor que alcanzaba ~'a la civilizacioll de a(}ue1l0s tiempos. Por el contrario,
lIunca rijíó en Espaüa otr'O gobiel'llo, prescindiendo de su planta, que el de
la arbitrariedad y sus ímpetus, pues el réjimen público jamás se atuvo <lotra
pauta que el antojo de los gobel'l1antes. Siguió siempre el achaque metido en
los tuétanos, y asoma ahora mismo con el predominio que trae consigo la
tradicion de siglos. esta es la clave del enigma sobre las vicisitudes aciagas de
aquel pais desventurado.


Fenece la Esp::üia por carencia de un gobierno capaz de hermanar' todos los
elementos desparramados por la sociedad, y con fuerza adecuada para aca-
nalados por' el rumbo único de aquel objeto. En suma adolece b España de
una anarquía gubernativa. que est;' hace siglos dominando todas las situacio-
nes, desgastando todos los individuos y anonadando todas las instituciones.
Hubo anarquía real, feudal, inquisidora, estatutista y constitucional, pero
siempre anarquía. Con este descal'l'ío se ha ido creando el estado actual é
indefinible de los negocios, en que todo se imposibilita, escepto el daüo ~ :v
que atenacealldo el cuerpo social en sus entraíias , lo desangra y lo aboca al
sepulcro. Si pudiese fenecer una nncion, feneciendo estaría ya la España .....
pero no, la España 110 yace d('sahuciada. :\0 cupo á llacion tan hirblga el es-,


\\.-




8 PRÓLOGO.
pirar en las fatigas de una agonía dilatada y sangrienta. No se estamp0 allá
en el cielo aquel decreto sacrílego de maldicion desmerecida.


Crecida es la suma de quebrantos que están acosando á la España, pues
tres siglos de mil devaneos políticos no cabe pasen de largo sin atropellat' á
todo un pueblo. Tamalía desfruccion no es obra de la reforma, antes al con-
trario, es abOl't;:> del catolicismo enfurecido y estragado, que trascol'dó los
preceptos del Evanjclio, al arrimo de un tl'OllO tiránico y embrutecido. Que-
dan uno y otro vencidos y como traidos á su instituto pOt' el progreso de la
filosofía y pOI' aquel afan intelectual que está aguijando al OI'be entero,. en-
caminándolo all'espeto de los derechos y al cumplimiento de los deberes, así
por el prepotente, como por fll desvalido. Entró ya la España pOI' el rumbo
jeneral de la humanidad; pero va marchando á ciegas, pues se le agolpan lo
presente y lo venidero, sin el asiento que requieren los ánimos, absortos con
teorías cavilosas é inciertas, ajenas de prevision y de ajuste á la verdadera
práctica. Aquel reflejo deslumbrador no podia menos de estraviar los enten-
dimientos y engolfarlos por los desiertos de la ideolojía. El pueblo espa-
ñol, cuya sensatez está siempre alerta, temeroso de a]gun descarrío, aguar-
da atónito que le patenticen una carretera obvia, llana y recta para caminar.
El desasosiego mental es positivo: todos están allá ansiando asirse á ulJa
jesliol1 acarreadol'a de resultas palpables; y no aparece en aquel agolpamiento
de enconos sempitemos. Fuera pues teot'Ías, 'vengan pensamientos pt'ácticos,
y va ti salit' á luz el buen órden. Harto y aun demás se ha estado cavi]ando;
ya es hora de obrar y de hacer algo.


Por mas postrada que yazca, puede la España desengolfarse de tantísimo
laberinto, I'ecobrat' en breve su fuel'za, y formarse una prosperidad, que ja-
más asomó por sus ámbitos, pues tiene en su mano los medios que el cielo
le franqueó á lllallOS llenas. Esta conquista sí que equivaldría á la de todas las
Américas, pues atesora la España en su regazo preciosidades muy superiores
al 01'0 de Méjico, y solo falta ponerlas en cobro, Descargada de sus posesiones
flamencas é italianas, que le redundaron siempre en guelTas arruinadoras, y
colocada allá al estremo de Europa, puede muy bien desentenderse de com-
I)etencias y J'ompimien los esteriores; y enlónces embargada toda en sí mis-
ma, h,1stale un gobiel'l1o pujante, atinado y pundonoroso, para entonar el
conjunto, despejat'la maleza y desentr'añar de la liena las riquezas que yacen
soterradas. Si nada hemos planteado en treinta años que llevamos de batallar
por la libertad, han ido por lo menos á tierra muchísimos tropiezos que esta·
han contrarestando su est~blecimiento, pues tenemos conquistada la vida po-
lítica, con la libertad de imprenta y la tr¡huna pública.l.Yamos pues enca-
minando estos elementos de coordinacion y de prosperidad por el rumbo que
establece pensamientos prácticos, bien penetrados de la trasformacion qne
compete á nuestra nueva organizacioll sociaL Este es el modo de afianzat' la
dicha, la libertad y el bienestat' de todos; y 110 UJe queda duda en que lo
hemos de conseguir. Estoy creyendo en la s~h'acioll de mi patria, por cuan-
to tengo fe el1 el porrcnir de las naciones.




PRÓLOGO, 9
Desentrañal' allá en su primer impulso las causas de la situacion de la


España moderna, despejar los manantiales de sus quebrantos, es p,'eparal'
su remedio, Al desviarme del cOllcepto jeneral é indiscreto sobre el estado de
la España, logre quizas derramal' alguna luz sobre uua cuestion que trae vi-
sos de inapeable,


No Lasta el denuedo para rasguear la historia contemporanea; se requiere
tambien patriotismo. Desde luego contamos con que se conceptuará la cen-
sura de pedantel'Ía ridícula, y el elojio como un agasajo mezquino, y escasas
serán las escepciones de esta regla jeneral. Ajeno es de estadistas el recono-
cer sus yerros: los acontecimientos son siempre los culpados, y allá se ma-
logran los desengaiios para cuantos intervinieron en los negocios. Si tamaña
ceguedad fuese predominante, fuera mas acertado arrojar la pluma que ha-
blar á los hombres venideros de desventuras pasadas, Nosllcede aSÍ; por árida
que sea la tarea del historiador, no c¡ueda infecunda, y á todos nos incum-
be, aun cuando no medie interés, el patentizar el escollo en donde puede
fracasar la sociedad entera, Si, navegando, asoma un incendio, todo pasa.iero,
desentendiéndose de sus padecimientos, acude desalada mente al sal vamento je-
neral, desaparecen desavenencias, y un solo pensamiento hermana las vo-
luntades. Las conspiraciones de los absolutistas y los estragos de la anarquía
no tr-aen co[)~igo menos peligro para la libertad que el fuego para un bajel;
pues uno y otro cundirán, si no se les ataja. ¿A. qué es pues tanto despego
con la muerte moral, y tan sumo ahinco en salva¡' materialmente nuestra
vida? Consiste en que cllalqlliera se hace cargo de este último pelig"o; y aquel,
con toda SI] inmensidad asoladOl'a, va pasando de largo, conceptuáudose cada
cual en saI.·o de sus alcances.


Corresponde pues {¡ toda alma jenerosa el desentenderse de las iras infun-
dadas y los enconos arrebatados de cualltos oyen algun desengaño contra sus
aciagas ilusiones; pues el médico concienzudo desengaña siempre acerca de
lIna enfermedad grave, por lllas dolorosa que sea Sil sentencia al paciente y
á su familia. Jm pundonor como ciudadano es pues el que me infundió el in-
tento y el arrojo de manife:-;tar Cll[tntO he \isto y conceptLlo. Si atiné, pro-
vecho~.1s han de ser mis advertencias; si me equi vaco, veuga el uesengaiio,
pues siempre me cIlleelará la satisfaccion de lHlbel' provocado una discu",·JO
sobre el porvenÍl' de mi pa,tria , con la cual puede salir :oí luz la ,el'dad,


Por desalado que sea mi rendimiento á la causa que profeso, no sigo par-
tido alguno, Inmoble en mi fe política, doy crédito al convencimiento de mis
contrincantes, y respeto el concepto de los demás, Al ir examillando los he-
chos, no me paro J. dudar l!e la sinceridad en los intentos; y tan solo pido
que se me juzgue ell la cjecllcion de esta empresa por el ánimo patriótico
que me ha inclinado á enlablarla, pues nada tengo que violentar nú amor
pr'opio al confesal' que llO me mueve mas ambicion (Ine la de ser'vil' I)ulldo~
llorOSamellte ~ mi pais y á la causa ele h libertad y de 1:1 ciyilizaciol1.


Si me preguntan ahora pOl'qué, siendo fSP3t10¡, he puestu Ini libro el,-
francés, respondo que llevo la mira igualmente de rectifica:' las ff¡tliyocuc:o-




10 PRÓIJOGO.
nes de los estranjeros, y de retratar á mis conciLldadanos al vivo cuantos
acontecimientos han presenciado; cuanto mas que en España entienden el
francés todos los sujetos á quienes puede encaminarse esta obra; y si por di-
cha inesperada, viniese á ser algun tanto sonada, me servirá de sllma com-
placencia el dedicar'me algun dia á trasladarla en nuestro hermoso y poético
idioma.




aISTORIA.
DE


I~A ESPANA


CANSADA la Enropa de gllel'l'e~Il', il lal':tida del
imperio en 18/4, no trató mas que de sus iote-
}'escs positivos, Brota á );¡ sazoll una actividad
por'teotosa, y sobresale IIl1a ci\'ilizacioll I'Odeada
toda de placel'es, Tras tanLo tncl\"imiento de tro-
pas, asoma el impetn de la iodnstl'ia. El afan de
conquistas y el estruendo de cuestiones políti-
cas, abal'cadOl'as dellllliver'so entero en su tras-
formacion social, se tl'llecan en deslindes yaci-
,'alamientos de aranceles, de aduanas y de tra-
tados de comercio; totlo con miras mezquinas
de cooladlll'ía, ansiando mas agolpal' caudales
q lIe mostral'se gallardo y jeneroso, J' siendo el
punto de los lH'esllpuestos mas halagüeño que
lodos los l'asgos de humanidad. Sube mas y mas
aquel guarismo, ]H'ospera sin término pldco, y
nada le cabe al al'tesano, nada allab1'3dor, nada
al menesteroso, Sobl'epnja en Fr'anda la grn o
tificaciOlí :i los teatros, á la policía secreta y
ponzoñosa, á cuanto se emplea en la educacion
del plleblo y en la enseiíanza fllndameutnl. Eu
las manllfactul'as, se acicalan los medios de cpr'-
cenar la paga al operario, ilJstl'll mento de la
faena, y abultar el cupo del capitalista haragan,
quien se embolsa pOI' entero los pl'odnctos. Casi
lIadie se ha dedicado de ~'el'as á realzar el pun-
dono\' de las clases prefer'entes de la poblacion.
Todo corre parejas en Europa, desde que un solo
pensamiento, el de gl'anj('ai'se ma' y mas I'iqne-
zas, vino á embar'gal' todas las potencias de los
ya acaudalados. Con el sblema l'epl'csentalivo,
al pal' que con los gobiernos absolutos, la nueva
aristocl'acia plel]{'ya no sueña apenils mas que
('n jI' siempre aumentando la ~llrna de sus l'iqlle-
ZlS, En csta nueva f'l'a de civilizacion, las má-
¡ruinas de vapor pOI' m~l' y por ticl'ra ~Oll los


móviles positivos y dicaces de los V1UCU¡OS que
median entre los pueblos, mucho mas que las
ideas de una humanidad jencrosa.


Temporr.da de p~queñeces sin cuento: se está
sllbdividiendo la mente hl1mnna par'a crear en-
t.idades de UIt dia, tal es el atropellamiento rei-
nante de utilizar matel'ialmenle la vida, eIDpa-
p<Índola en sensaciones fugaces. No habrá asomo
de grandiosidad en tal estado de la sociedad toda
malcrial, y en que el despego individllal está
enjendrando el pgoismo de todos. POI' los afue-
ras del jentío frívolo y especuladol', asomau in-
jenios ¡.';l'll!ldiosos y gallardos, qne haciéndose
cargo de la nonada 1II1iVC1'Sal del dia. van pau-
tando allá un ponenil' vistoso. A tenidos á su ra-
cionalidad, anteviendo conliujcncias pOl'los IÍm-
bitos de su fantasla, nadie siquiel'a hace allo el!
:lqnel afaureeóndito y congojoso. ¿Quién intenta
pesquisar las angustias de cuantos se desviven
pOI' la dicha deljénero humano? Pero en ama-
neciendo el dia en que la nueva fe constituya la
cl'et'ncia universal, el dia en quc dicha fe cunda
pOI' ulla sociedad eselar'ecida y Ll'asfor'macla, too
dos escl~marán atónitos que no alc311zal'oll an-
te unos principios tan sencillos de hermandad
v de amOl', Se están ahí desvelando tras el con-
I.l'a peso de las potestades, ¡Ay mi Dios! el equi-
librio en el empuje sodal, la propol'cion adecua-
da en tl'e el hienestar de tocios, es lo que se ha
de busca!'; pues lan solo entónccs logl'al'á la so-
ciedad Sil asiento sólido y dlll'adel'o, y po¡1!'á,
sin vaivenes ni revoluciones, camina¡' pO!' el
['umoo de la perfectibilidad humana.


I<:ste ímpetu uni\'ersal de fuerzas dispel'sa~
'1ueJa atajado á la falda del Pirineo, y cn vano
111 te n tó l!'asponel' sus cllmbré's. Lll denegaciou




Ii'iTRODUCCION.
tácita de asucial'se, mostl'ada por los gobiel'nos
de España, ha tenido el paradero de estranjeral"
la para toda la Europa. Con e.;te antecedente,
nadie se ha dedicado á estudiar un pueblo en el
cual todo aparece pel'egrino , y la voz barbaris-
mo se encaja sin reparo en la pluma de cuantos
t'scritol'es se esmeran '~n retratar á la España
sin asomal'se á conocerla. Allá va el juicio teme-
rario, por cuanto es mucho mas obvio el sen-
tencial' á bul to, que el paJ'arse á estudiar con
¡¡hinco; y hH>gO menudean á miles los desatinos
de cuantos acrimillan á los moradOl'es de la Pe-
nínsula el no vivir por la pauta de los demás
Europeos, Si prescindiesen de sus vulgal'idades
los que se pOllen á escribir sobre la España, en
vez de argüit, COIl analojías, se dedical'an á dcs-
lindat' las eallsales de tanta diferencia; las que
apal'ecen á las claras en la historia de aquel
pais.


Invadida la Pcnír,sula en diferentes épocas,
por Roma nos, por Godos y por A t'abes, all á es-
tuvo peleando mas y mas contl'a la dominacion
de los meridiana Ics. Al contral'io, los Godos avi-
niéndose "oluntariaruente al predominio de
una civilizacion mas adelantada que la pl'opia,
no tuviel'on que batallat' con aquel implacable
contraresto, prohijando los usos y costumbl'cs
de la nacion avasallada; y así queda poco de
aquel tránsito de Jos Godos, al paso que la Espa-
t'ía está COI'mando ahol'a mismo un pueblo semi-
latino y semi-arábigo como la lengua q ne
hahla.


El paradel'o de la lid cOlltl'a los Moros filé su
espulsion definitiva. En medio de las iras de ocho
~iglos, asoma el lipa arábigo en las mas de nues-
tras pl'Ovincias; literatlll'a y costumbl'es saheu
aun al ol'íjen oriental y á sus guerras intermina-
hles; y casi todos los escritores españolcs fnel'on
Roldados. Menfloza.jeneral y embajadol'de Cál'los
V, escribe la histol'ia de la tíltinw lucha con los
MOI'05; pelea Boscan pOI' su pais, comf,oniendo
~us idilios inimitables; piel'de Garcilaso la vida
en el sitio de [llza; sine Laideron en los ejérci-
los de Flúlld~s y de Itali~; Lope de Vega lleva su
;,rcabuz en la A rfllada invencible; CU'v3ntes
~ale herido de la batalla de Lepanto; El'cilla pe-
lea cOlltra los !nuios-!J1'2'iOS del Arauco, .Y corn,
í Jne \ln poema sobrc aquella gnerl';:¡; y en fin,
Mela describe la campaña de Cata!lIi1a, eu q[W
tuvo su pade muy activa. No dirán sino que en
,!quella telflfJú1'aéb inmediata á los postreros
'" ;.nces con los MOI'OS, encerl'aba el estl'lICUüO de
las armas lit' jénct'o de ill~píl'ncion poética, d(~
~¡t1e se 0mbt-i~gaba el pueblo ellloua¡¡do tOlL,ia
~)IJ vjct~)ria.


Quicll ,m(]a .por hs ¡'eir·os de Andalucía j' de
Valent:ía va IJI'eseuci<;mlo usos, costumbres, ha-
~)!a) todoJ!'úbjgo; puebio~, aldeas, cerros y ft'utO.i


tienen sus nombl'es mOl'isensi y aquellos Arabe~
agudos y sociables hicieron de la Vega de GI'a-
nada y de la Huel'ta de Valencia los terl'enos
mas pl'oduetivos del ol'be i pues ahora mismo la
Huerta está contando hasta veinte y dos mil in-
dividuos pOI' leglla elladraua.


T¡'as tantos dominadores como han ido de-
sangrando la PeuÍusul3, sobl'esale todavía el ti·
po nacional, pues atesora la Índole española allá
un ímpetu inalterable que subsiste siglos)' mas
siglos sin rlescaecimiento. Zaragoza y Jet'ona
fueron en la glllTI'¡¡ de la independencia otra
Numancia y otl'O Sagnnto, cuyos vccindarios
heroicos se degüellan entre sí antes que enll'e-
garse á los Romanos. Los At'agoneses de Zal'ago-
za, aC(ll'ralados en una iglesia, eotonan el cánti-
co ue los agonizantes, se art'ojan á la Dt'eeha y
fenecen. Los soldados del Cid, al pat· de los de
Pelajo, de Viriato y de Serlorio, son todavía los
de ahora. Partidarios denodados, se agolpan en
cuaddllas infatigables; sobl'ios, esforzados y sin
SUbOl'dioaciolJ, SIlS prendas y sus nulidades son
las mismas; y así el arte de la gllerl'3 superior
no Ilegal'á á formar escuela en España, J saldrán
sumos ¡ruerrilteros, pel'o jenerales adocenados.
A cada refriega interior brotarán varones arro-jados, emprendedores, y ante todo arrolladol'es
de tropiezos, y despreciadol'es de todo desman,
pasando su viua aventurera en peleas perpetuas
sin snsiego y sin gloria, cuyo paradero es una
muel'te 31'1'incOllada.


Aquella índole nacional se deshermana con la
de todos las pueblos de Eut'opa, y así vivió la
España ell desvío incesante de las demás nacio-
nes. Este aislamiento, favol'ecido por la si tlla-
cían topográfica del pais, l'oLJlIstece mas y mas
el empuje de las tradiciones. Afluel instinto cOu-
servador, aquel cariño tan ciego á lo antel'Íor,
no cabe en la cabeza de naciones que viven ya
en lo venidero, y en las cuales cada jenera-
cion está presenciando una tl'asfot'macion po-
lítica y social acabada. POI' supuesto que
lodo estauista ha de il' pl'0pol'eionalldo me-joras y destel'l'ando achaques en cnanto quepa,
pues ¡:eo desdicen los pt'ogl'esos de cnanto se ha·
Ila ya corriente y abonado; pet'o aqnel lino des-
lindador eut/'e las ventajas dell'etoque y la con-
tilljencia de una innov;\eion ah'opellada no pa-
rece que cupo á los hOJ])bt'cs; y ~i al norte del
Pirineo se :lllolece del fInjo de iunoval', el defec-
to contral'io es el reinante á ia parle del medio-
día. Lo bueno en Esp¡üia, si lo hubiese, vendl'ia
Ú etenJÍz3rse al par de lo malísimo':i pOI' una
raz:lJl idéntica; JlI!l~S elllre 1l0S0tl'OS la ningnna
aíiciün á novedades, r el aCltamif'nl0 ir cnanto
existió en todo tiem"po se opone al asomo de
[¡uevas necesidadc;.
~\O h ~y q¡H':I p.1S111rl!'!:.Ie de c:)ie j¡5uc!~o de civili·




L\TUOncccIO:\.
,acion cscepcional, pues los Españoles, I'evuel-
los por largos siglos eon los Arabes, han tenido
que contajiarse con su instinto de estancamien-
to, tan pl'opio del natural primitivo de los indí·
jenas, AJenos, con su cielo despejado, de tallld
invento pel'egrino de la molicie moderna, no Si!
engolfan en tll'jencias nuevas, Al condolel'se lo;
estranjel'os de tanla sobriedad en la vida, ¿no
debieran mas bien lamentar;;e de tanto apm'"
como les acarl'eau sus propensiones antojadizas,
que los están sentenciando á un sinlllímero ¡I"
privaciones desconocidas en nncstt'o pais? Vell-
turoso con su clima bonancible, sin zozobra pa-
I'a lo venidero, sosegado siem¡ll'e como la natu-
raleza halagüefia que lo embclesa , con lal clla:
tormenla repentina y tl'llllsitol'ia, nada pide el
Español, al lujo y poquísimo á la liCITa tan pl'Ó-
diga de sus dones, España, en suma, es el pab
donde se cometen menos suicidios,


Al paral'me ante los monumcntos sllntuosísi-
mas de todos tiempos que descuellan por la Pe-
nínsula , me alzo contl'a ese cargo de barhal'is-
mocon que se suele tilda[' á la España, pOI' Cllan,
to, dicen, no corl'e pal'ejas con la civilizacioll
francesa ó inglesa: pues pal'a acertar hay qlW
añadir lo incompatihle que es tan decantada ci-
vilizacion con la esencia del pais , y como esta-
mos ya poseyendo llna CllltUl'iI diversa, pl'opia
de nuestl'as eoslumbl'es y tan sobl'csaliente co-
mo la de los parajes con que suelen parangonar-
la; pues cierlo no escasean de alcauces los Es-
pañoles; lo que les está faltando!'s la aplicacion
de su capacidad innala, quc sirmpl'e ha sido des-
carriada,


En los pueblos mas menesteroso~ y casi des-
ampal'ados, enmudece atónito el "iajcl'o al "CI'
las iglesias, clIya al'quitecll11'a majestuosa es!.·!
pl'egonando la ciudadanía de las artes; y luego
se pasma de embeleso con los primol'es de pintn-
ra y de escultura que ateS01'rln. 01'0. plata, p,.-
drería preciosísima, mármoles peregrinos y re~l·
zados con la maestría de sumos at'tífices, clla-
jan el recinto adonde acude eompaetamente ("\
vecindario á l'evcI'encial' al Dios de sus antepa-
sados, sin que en medio de aquel lujo esplendo-
roso·asome impulso alguno de peSat' Ó de cm ¡-
dia pOI'ellabio entrañablementc I'elijioso del Es-
pañol. La difercncia quc media cn!l'e IJIJ<J igksi;l
centelleante de opulellcia y su ahumada chOla
tan solo le I'ecllrl'da la distancia inmensa que lo
separa de su Cl'iadOl', Está rczando con fe inten,
sa y sincera, dando siempre gracias al Todopo-
derow, sin que le OClI1T3 que el boalo munda
no de la morada del SeñOl' cstaria mas bien em:
pIcado en haLililat' la carretel'a que lo tl'ae en
casa, donde luego repal'te su pan enlre el f .. aile
yel m!'ndigo ; plles el EspafioJ á toda hOl'a y pOI'


donde quiel'a aCI'edita su aguan te, su resignacion
y su afectuosa caridad.


Se echa de vel' por eslos pOI'l1lenOI'Cs, que l'e-
tratan al vivo las costumb['es nacionales, (Iue ni
el afan desalado, ni las competencias apasio-
nadas que azoran á otros pueblos, han de ten el'
cabida por lal'go tiempo en España.l\Ie quejo J!,
qne se nos juzgue pOI' analojía, y a~í voy anali-
zando con ahiueo nuestro interior, con el inten·
to de compl'obar que para justipt'ecial' alillada-
mente la trascendencia de los acontecimientos
actuales, hay que acudir al estudio de la indolt,
nacional, y que Sll~ causas se han de sacar á luz
pOI' la histol'ia pasada, en la cual se cifl'a todo
para España, como que lodo es invariable,


Se ha eSl'l'ilo ya tanto acerca de la España,que
se hace ya muy al'duo el illlJoval' en cuanto á los
hechos; p!'I'O hasta ahora no se han estudiado fi-
losóficamente las Cil'cllllstancías que han ,"cnido
á f,wmar el estado del pais, cual se hallaba ai
desaletargarse despue~ dc siglos y eslabonal'sl'
en pal'te con la Em'opa ill'l'ebatada tras la I'evo-
luciou fl'a ncesa de 1789.


No careciú España de instiluciones políticas,
ni allll en lo mas remoto, encl!bczando sobl'e es-
te pat'!icular á la Elll'Opa lada, ya por el réji-
men de ayuntamientos y cOllcejos bajo el impe,
l'io romano, y luego con lo~ concilios en la mo-
narquia goda; desplles con las cÓl'tes entonadas
y pujantes en toda la temporada lal'guísima de
la invasioll 31'ábiga, apocadas bajo la dinastía
austl'Íaca, y pOI' fin soterradas pOI' la casa de
Bnl'bon. No menos descollaron los Españoles P11
descubrimientos y conquistas, pues sojllzgm'on
la Amél'ica,y po\'(londeql1iel'a, cn Enropa, Asia,
y Afriea , sobl'esalieron con sus al'mas ,'iclol'io-
sas. Resplandecieron grandiosamente en litel'a-
tl1l'a y artes, y SIL nom bl'e esclarecido pl'oporcio-
liÓ un ealldal d,~ obras maestras ;i las demás na-
ciones, Cal'ceicl'on sí en todo tiempo de un vín-
CilIo de comllnidad social, de IIn foco de civiliza·
cÍon inflamadora y Irascendiente de jencI'acioll
!~n jenel'acioll I y que progresase por ellh'e tl'O-
pie/os y malez~~; eH sllma, 1111 gobienlO, nu ré-
jimen, Pudiera decirse que en España llI:nea mt'~
<lió eslabonamiento dc h'flIIHll'adas; pues 110 aso-
ma aquel enlace de stlcesos que van gllialldo la
humanidad pOI' el rumbo de los adelantamien-
tos, EIl toda la historia española, los aconteci-
mientos mas abullados van de pOI' sí, pl'escin-
diendo dc Ins demás, tl'ascendiendo este aisla-
miento á la litel'alnra y las artes. Aqnella cam-
pea COIl Inrlos de mímen , con obl'as maesi ras
ajell3s de toda imitacion, pues te!lemos poetas
ó dl'amalurgos arrebatados por una fantasía de~·
Illmht'ante; pero todo yace con ellos, sin ttn~>,
sola obra de filosofía I de metafísica, ni dc eco·
~·;f::·;':


\..-..!.




,14 I:\ TROm'CC 10:\.
Domill política (1). Si asoman injenios meditado- con la nada. Lloroso y amarguísimo se hace el
res, vagan allá por los ámbitos de la teolojía y recuerdo de aquella I'iglll'osa fatalidad que de-
dela mística. ¡TieneCervantcs, ¡¡IToia su númcll jan solos siglos y siglos sin orrt~ccrnos 1111 sobt··
sobrchumano con el raudal dc su h~bla sin pal', rano capall de mirar pOI' cl pl'o\"ccho de sus pue-
y esca\"Oecc de ml1CI'te los Iil)l'os de caballcl'Ía, blos, pues á medial' IIn ccntro de cmpuje, una
sin que le anteccda maestro ni le siga discípll- lumbrcra con unidad moral y fuerza positiva,
lo; su I'acionalidad sublime va salpicando su 110- no tropczaríamos con la cstcl'ilidad monstJ'uosa
vela de pcnsamicntos filosóficos y tl'ascendcllla- de instituciones en cstl'emo democl'álicas y po-
les, mas para ponerlos en jiro , tenia que ver· pulares; pero ni antes ni desplles dc la uuidad mo-
tel'los pOI' boca de un loco formalísimo y de un nárquica , la I'eunion de las diversas pl'ovincias
campesino candol'oso. alcanzó á varial' en la Península ibérica Sil estam-


La pintura vino á producir unajenel'acion 50- (la peculiar, pues no parece ahol'a mismo sino
la sin antepasados ni descendientes, « quedando que se agolparon unas rcpúblicas encabezadas
ceñida al escaso plazo de siglo y medio (2) .• Las pOI' una soberanía nominal, con leyes y usos di·
ciencias encumbl'adas , la historia rw tural y las Jel'elltes, con monedas de cuno respectivo, y IIn
artes mecánicas no mCI'eciel'on etlseoanza : allí sistema de impuestos particulilr; y con este des-
era iml)l'escindible el adelanto, y jamás lo hubo vío mutuo ha venido la España á carecel' de un
ell el aisla:niento, el cual abarcó inllividuos y centro civilizador donde se cl'een conceplos
provincias enteras. En teniendo que il' á mas lo~ trascendentales. Jamás asoma en nuestra histo-
conccptos, se esterilizó todo en Espai'ia , (fi<ill· ria un impulso poderoso con su rumbo bicn
cOlllullándose tan solo las especies relijiosas ; y deslindado, pues no hablo del intenlo degolla-
sabidos son los ámbitos aciagos y lJslimosos que dOI' del jéne/'O humano qllc pl"ofesaba la Inqui.
han usurpado. sicion, y era sin embargo el tínico,


Desmedl'aron las instituciones políticas con la Estado social tan raro ha venido á imposibili-
caI'encia de pensamientos gl'andiosos y recun- tal' hasta el f'jel'cicio de 11Ila potestad absolnta
dos; valla asombl'osa opusieron las cÓI'tes pOI' despejada y ~istemática, pues la sobel'anía 110
cit!rto al despotismo rejio y á la codicia recau- alcanzaba á ahal'car las lejanías, y los encarga-
dadora; pero tras habel' cnfl'enauo ebtas las fu- dos dela aulol'Ídad sUIJl'ema seandaban allá fOI'-
rias de todo poderío monárquico, uo se levant.ó mando Sil nbsolutismo jenial , desentendiéndose
un solo pensamiento civilizadol'; [lel'manecian de apuntes ajenos; y así el despotismo ha ido va·
las cÓI'tes al separarse en acecho pOI' la libertad I'iando con las interpretaciones arbitrarias de vi-
política, mas no encajonaban al gobiel'no pOI' el reyes ó ¡,;obel'lladol'es, eOll1o que en España la ar-
rumbo de los adelantamientos, y así aquella ins· bill'al'Íedad ha sido la I'cinante , lilas bien que el
titucion peregrina )ace estancada, pues asoma en absolutismo,
~l siglo XV cual en el XIII, siempre enfl'enando Cal'eciemlo de gobiel'no y de enlace nacional,
ysiclllpre conteniendo, mas nunca adelantan- ha debido la España yacel' ala~cada; y al :-ISOm31'
Jo. Se desplomó pOI' [JO acel'tar á tI'asfOl'mal'se su decadencia en el roce con los demás estados,
segun las IIrjellcias de la tempol'ad:! en que vi- se palentizó luego su quebranto milit3l' y poli-
,;!Ia. tico pOI' su lIinglln influjo en ElII'opa , y 110 por


Ahinco sumo aplicaban por otra parte los 1'1'- la debilidad d~ su pujanza interiol', que BlIlIca
yos en dat, mas y mas vuelo á su poderío, hollan- estuvo mas entonada que ahora mismo. Pilsma
do ,la lib'~I'tad pLÍblica , pero sin otra mira que la escasez de caudales en todo tiempo, sin qlle
la de vivir á lo déspota, pues á ninguno de ellos el 01'0 de Amél'ira l'eduIlde 1'11 abundancia, plles
ocurl'ió el intento de planteal' al'l'cglos y de fo- el desórden admiuistrativo ha ido mas y mas
menta¡' rnejol'as políticas ó intelectuales. En qui. ensanchando la sima sepultadol'a de tantísimo
tando de la "ida de lo, reyes de España peleas, tesoro, sin que el desamp11'0 público haya ja·
d~savenencias y d.enlusías, hay que apersonal'se más aconsejado destino mas atinado pm'a OplJ·


lencia tan oxol'bitante.
(r) Parece que el autor no ha lenido presente <Í


CampolllOues ni iÍ Jovellanos, N. del T.
C.) Viardot, Estudios sobre la España, p. 397. Se


"'Iuivo"a Viardot en gran manera, pues además d"
los arti,tas peregrinos de la escuela Valenciana, pos-
,teriores <Í los maestros de la Sevillana, flOl'eciel'un,
hricia fines del siglo anterior, los dos pintores Juas
clJlinentes de Europa en su tiempo, ambos aragone-
,es, GO) a y Bayen. Inmortales se ostentan sus obl'as
,,fH la tc:chumhr{' rlrll'ilal' (le Z,1r,1goz1.


He qllel'ido l'asl;lIe31' desde el pl'imer asolllo
todo el álllbilo de mis intentos.l'Iecesitanen mi
concepto los hombres aun mas la justicia y la
economía que la libel'lad j.r si la España alltigua
permaneció estancada, no fué por cal'ecel' de ins-
tituciones liherale~, sino de gobiel'no, y esta
llaga hCI'cdada e~ la que esta callsando lodas sus
desventlll'as.


Difel'cncíasc la España actual de sus tiempos
;llJtPI'i(\l'l'~ pOI' eJ t('50n en lIeval' ad~lante su Ji




l\TllODUCUO",. Hi
hel'fnanamiento d~ oerlau; pero queda siempl'c pOI' plantear un


gobierno de cnlcl'eza y avance, un maucomull
nacional en pos de !In objeto positivo de civili-
zacion, cuyos beneficios de ahol'a vayall ya abal'-
cando los venideros. }<~n uesem peñando, como
puede, la España tan cscelsa tarea, planteará al
pal' IIna época nueva de rejencl'acion social, tl'as
sus temporadas de cOllquista y decadencia,


Lo mas al'l'aigado en las costumbl'es de la Pe-
nínsula es sin disputa el sistema municipal: con-
trarestó los embates de la potestad absolnta, pOI'
cuanto constituye la base de la vida pLÍblica ; en
JJié descuclIau todavía las fl'anquicias concejiles
en muchas provincias, consenando el pueblo
por donde quiera tradiciones de todo su cm'iuo,
y que engl'ien con orgullo plebeJo al alcalde lI1as
arrinconado. La sublevacion naval'l'a, parto de
fanatismo político y reJijioso, ~e ha escudado con
la valla de sus fucros, los cuales han venido á
triunfal' li'as seis años de peleas, fenecienclo ya
el influjo monacal J realista.


Los ayuntallJientos espailoles son hoy, hasta
eiel'to punto, las HlUlIicipalidades romanas, COll·
servando hasta e_tos últimos tiempos sus condi-
{~ioDes mixtas de hel'encia y dc eleccion. Los ve-
cindal'ios el'all Y aun 5011 como ullas pequeñas
l'eplÍblicas qne • se lJoml)l'an sus encargados á
parte pal'a el gobiernoy la administl'acion. Huér-
fana Ja Roma de sus comicios, siguió España
disfl'utando el del'echo de juntar á sus con-
cejales ó diputados, p3l'a dedicarse á los inte-
resesjenel'ales de sus pl'ovinci~s , y todo estú
comprobando la prosperidad del pais en aquel!a
larga tempol'adaj Y así los ayuntamientos sobrl'-
poniéndose á la ca ida del imperio romano, con-
trarestaroll intactos las invasiones de Godos y
de Arabes. Han estado conservando una indepen-
dencia efectiva contra los redoblados embates de
la potestad "eal j al querer la unidad monál'qui-
ca de España empozar las libel'tades ptiblicas,
manifestaron las franquicias conccjiles una re-
sistenciacque no alcanzó á avasallal' por entel'o
la espada de Carios-Quinto ~n Villalar ; y así los
avuntamientos, como lÍnica institucion populal'
vividora, debieron senil' de plantilla para la fOI'-
macion de las constituciones modernas j como
que por hab('l"s(~ desentendido de un elemento
tan obvio y tan pujante, se ha mO!itrado la 1Il11-
chedulll ore tan despegada y tan ajena del aetua l
sistema l'epl'csclItativo.


Trascendió luego la decadencia del Imperio
romano á todas sus provincias, y en el I'einado
de Honol'io, los Godos sus dependientes, acau-
dillados por AI31'ico, IOg1'llron un convenio para
il' á ocupar la España; mas desapal'eció en bl'eve
aquella ilTUpciou de MI'oaros sobre '.ln pucblo
mas ~ulto j se fueron mezclando con la nacion,
y el cl'istianismo, planteado ya en España, con-


tribuyó en gl'an manera al
entrambos pueblos.


Heredó Espaiía de la antigua Roma su réji-
men municipal, y los Godos le trajeron sus juu-
las nacionales, llamadas por el, pronto concilios.
EI'a la monarquía de estos electiva bajo la fór~
mula de: Rex eri.l', si I'cctajacias; si Tlonfacias,
non Cl'is,)l bl'iosamente tI'aducida por los AI'ago-
nescs con su se no, non.


Reden establecidos los Godo~ en la Península,
('jel'citó el clero á sus anchuras un influjo fun-
dado é inmenso en aquellas gavillas desoldadesca
idiota, y los obispos elejidos pOI' el pueblo fueroll
sus verdaderos representantes. Constaba n los J)I"i-
meros concilios de individuos del alto clel'o;en el
tercl'e concilio celebrado en Toledo, lograron ha-
cCl'abjul'al' el arrianismo; y desde entónces tomó
cl podel'Ío saf.'erdotal crecidos vuelos. Sale á luz
en 641 el código EUl'ico , pl'ecl>diendo al Fuero-
Juzgo, prcpal'ado en el concilio dllodéeimo To-
ledano, y rcdondeado á fines del siglo VII pOI' el
concilio décimosexto, El Fuero-Ju¡,go, cOl'l'ien-
te todavía, siJ'\'ió p;u'a la I'cdaccion del código de
las Siete· Partidas de Alfonso el Sabio, y del Fue-
ro·lleal de Alfonso el Jnsticiero,


La organizacion entel'a de la monarquía goda
se cifl'a en esta máxima de los pueblos jermáni-
cos ,que 11'ae Tácito: "De minoribus rebus plÍll-
r:ipes commltant, de majoribus omnes (1).» En el
cUaI'lo cOllcilio de Toledo, con motivo de los
disturbios acarrcados pOI' el apeamiento dell'ey
Suintila y la elevacion de Sisenando, recuerdan
a este los derechos del pueblo. amagando con
escomunion á cuantos reyes abusal'en de su po-
derío,


Ventilábanse las leyes en aquellos concilios,
compuestos de la grandeza y del clero supel'iol';
muchas de ellas se encaminabau á atajar la po-
testad real en sus demasías ; y todas I'ebosan
de ímpetus dc independencia, Era rcquisito para
muchas de las jestiones del gobiel'llo la anuen-
cia espt'llsa de los concilios j y así guerra y paz.
I'eglamentos para el valol' y quilates eJe la mone-
da, corrian pOI' cuenta de los concilios: y sobre
todo era imprescindible su intervencion en ma-
teria de impuestos. Habia derecho de peticioll
para acudir á los concilios en demanda de todo
desagravio; y cn suma se estaba presenciando
una l'epl'esentacion nacional en los concilios; y
ellos fuel'On el ol'Íjen de las cÓI'tes_


Si la monarquía goda tenia sus visos de fen-
dal, DO asoman allí ni feudo, ni jnrisdiccion
aparte, sin que el mismo clel'o , ya tan prepo-
ten te, gozase inmunidad alguna, pues obispos,
el él'Í gas , monjes, todos vivian subordinados
al derecho jeneral del gobiel'llo y de la j lIsticia




·16 ] :'-OTRODUCCIO'\.
secnlal' , aplicando las leyes civiles á cuantos
eclesiásticos se desentendian de las sentencias
de los tribunales ordinal'ios. No disfl'utaban
tampoco los Ill'elados , ni menos las iglesias, la
inmensidad de riquezas que fneron despues ad-
quil'iendo, pUf'S ni existía el diezmo, ni di~f¡'lI­
'taban los obispos tempol'alidad alguna. El clero
sllperiol' , contentándose con unos babel'es co-
medidos y slIficien Les pna sus urjencias , iba
prepal'ando su grandeza venidera con su pl'e-
pOllder3nci,1 IJI'ogrcsiva en los concilios, y pOI'
el ü['I'irno qne franqm>Hba al pueblo contl'a las
uSlII'paciones del podcl'Ío rejio y de la gran-
deza.


Así qne, al paso que nna nueva fuel'za plÍ-
blica se iba fUudamenk ('[Isalzando , medraba
mas y mas la potestad espil'itual del clero, peo-
pendiendo a nbarcal' el poch'río temporal; pel'-
maueciJ uo obst'lnte firme el sistema municipal
en su trascendencia,junto á los dos elementos
el monárquien y el I'elijioso.


A los 297 aiíns de existencia, fenece la mo-
nan¡uía goda con el rey Roúl'igo en la batalla
de Guadalete , en 714, Y la prole del desierto
domina la España.


Amanece aquí una époea nueva harto repara-
ble pOI' la repugnancia indómita de los indíje-
nas á dohle¡::;arse al dominio esil'año. Se entabla
t)lla lid c[ue sigue por 774 años, y tiene pOI' pa-
radel'o la espulsion total de Jos invasol't.~s. En
aquellas peleas dial'ias donde jenel'aciones en-
teras se van relevando incesantemeuLt!. cada
pl'orincia plantea sus leyes, eMablec!' costum-
hl'es de utilidad peculial', conducentes á ro-
bustecer la resisteneia. En estos fIlO\lnmento~
históricos se cifra el galardon de la victoria;
pues una gnelTa populal' no podia menos de il'
enjendrando instituciones popularl's.


Sobl'eviven las de los Godos ¡¡ l den'ibo de sus
fundadol'es, Al [wincipio de I::i lid, 110 puñado
de Cristianos l'eI'lIjiados en Astlll'ia3 rf'ta al po-
del'Ío mllslllm3n; jlÍntnnse concilios en Lean
ya dl~sde lJ04, y en Astorga e!1 934 Y en 937.
Apcrsónilse la nacionalidaú española con pela-
JO , encabezando el empuje sobl'chumano para
reco[]quistat, la patria; van descollando las ins-
tituciones, se eelelll'an siempre junt:ls , donde
se venLila[] puntos políticos al par de los .. eli-
jiosos.


Ann mucho despucs de la muel'te de Rodri·
go, siguen los concilios componiéndose lÍnica-
mente de Pl'elados , pues el'an los consel'Vado-
Tes únicos de la ciencia; mientras nobles y ple-
beyos viven sobl'c las a1·mas. Desde aquella fecha
,ejerce el clero sumo influjo en la SUcl'te de .Es-
J}aña, y fué siempl'c muy ti mas en Hila guerra
"de siete siglos; lid nacional al par que I'clijiosa,
pues ademús de! rpl'dOll propio contra el estra-


ño, tremolaba la bandera de Cristo contra Id
media luna de :\lahoma, Este fué el cimiento de
la preponderancia del clero, sostenedor del
pueblo y emhel¡ic!o en sus filas batalladoras,
con la espada de caballeros de todas las órde-
nes militares; OI'ganizaeion vel'dadel'ameute al'-
mada de In España cris tiana.


Ya lo hemos dicho; en los concmos naciona-
les iban altt'1'll3ndo las cuestiones políticas con
las I'elijiosas , pues tras los negocios eelesiá.sli-
cos, entraban en cuenta los intcl'eses y obltg~­
dones del I'Py , Y luego los derechos del pue -
hlo; Y así la junta, variando como de eseocín
dejaba de l'epl'(~Senlal' el cleeo, pal'a venir' á
l'epresenta .. la Il~cion y el estado.


En breve csl,os objelos divcl'sos se fueron se-
parando, y las juntas, en vel. de concilios, se
apellidaron córtes; y el pueblo, escluido hasta
cnlcinces de las reuniones políticas, logra re-
presentantes con asientojunto al clero y la no-
hleza. Convoca, en lW9, Alfonso VIn á las cór-
tes de BlÍl'gos á los ciudadanos r ti todos 10.<
ayuntamientos de Castilla, Llama Fernando Il,
en 1188, á las córles de Cart'ion á todos los con-
cejos de Castilla. Jun ta Alfonso IX, en 1202,
las córtes en Bellavente, convocando diputados
de todas las poblacionps dell'eino; y en 1208,
las llama de nuevo á Leon, juntando á todos r
cada UllO de lo ... pueblos del reino. Pero como
todo principio fecundo para lo venidel'O no
puede menos de il' siempre descollando, los
diputados de los pueblos, esto es, el elemento
democrático, sei'íorea aquellas juntns, cl'eando
una fucl'za nueva que al'l'olla á los demá~. En-
trambos estamentos pl'edominantes seguim aun
en los reinados de Fel'Dando IH y Alfonso X ,
con cl'ecida autoridad; pero luego despues de
Sancho IV, los individuos de aquellos brazo5
vinieron á perder todo inflnjo en los negocios
públicos.


El pueblo, sacudiendo una tll tela tan dila-
tacla , se iba ya ensalzando como potestad po-
lítica; 105 nynntamielltos , bl'iosamente consti-
tuidos, fnet'on fomentando esta fuel'za populal'
con el móvil de una oq,anizacion poclerosa. Las
cabezas de familia formaban la jllnta Ó ayunta-
miento, de donde se escluian así el cle['o como
la nobleza, qlle no tenian la menO!' intel'\'en-
cion en sus elecciones_ Los concejales, akaldes
y regidores, manejaban el concejo, y luego 105
merinos Ó Jurados desempeñaban el CaI'go de
,jueces. llabia I'ejidores perpetuos Ó vitalicios.
cllyo ejel'cieio cl'a persollal. En alguncs pueblos
no tenia n rnímero fijo los concejales; pero des-
pues Alfonso Xl lo determinó. Nombl'aba el
I'ey los cnrr¡>jirlol'cs, cllya autol'id"d era al mis-
mo tiempo jndicial y municipal.


r.as jllntns de cahezas de familia, ó concejos,




I:-'THOlllCClOS.
1I'Ombrauan al pronto á 105 eonceples, y luego
les cupo el elejir los diputados ¿ cól'les , quie-
Res se apellidaron procuradores.


El nombl'amicllto de los diputados tenia que
ser absolutamente libl'e, pues se oponia la ley
á que el rey, sus ministl'os y todo sujeto de


f influjo se asonlasc á las e}eecioncs. Las córles
han ido I'ecordando á tempol'adas esta condi-~.: .


, don imprescindible, y con esper:i~lidad las de
'1.;
'>, Búrgos en 1430, de Zamora en 14a2, d;) Valla-


dolid en 1442 y !447 , Y de Toledo eu 1457 y
1462. Quedaban escluidos los asalariados por el
rey, en razon á que no podian estar cabalmente
libres eu sus votos para bien del pueblo, y por
·tauto daban c¡¡bida á la sospecha, segun la de-


, ' claracion de las córtes de Madl'id de 1329.
Los costeaban los concejos, y desde 1468 , se


aCOI'dó en las córtes de l\Iedina, aprontámloJes
140 maravedises diarios, á espem;as de sus re-
presentados.


Eran los diputados, desde cl dia ue sn p~I,ti­
da hasta el regreso á sus hogares (1) , inviola-
bies, sin que en aquella tempol'ada se les pu-
'¡~ ;r diese demandar en justicia (2), Ninguna tropa
~~. podia parar, ni aun accl'carse al paraje donde
t:; se habian juntado las córtes , pOI' cuanto podia


su presencia predominar el ánimo y los votos
de los pl'OC lJ radol'es.


i:,' Pero si disfrutahan los diputados sumas re-
l -galías, indispensables para su cabal indepen-


denCia , se les exijian en cambio resgllal'dos
muy fundamentales contl'a los hal¡¡gos del po-
d~r . .Il11'amentábansc , no con el monarca, sino
con sus deleganlPs, para dedicarsp IÍnicamente
al bien Illíblico , sin pararse en miramientos, y
sin pensal' jamás eu sí mismos, No debian ad-
mitir empleos ni agasajos de sus soberanos, ni
para sí, ni para amigos ó den dos , sopena de
padecel', como perjuros, gravísilllas penas. Me-
diaron abusos, y se unrló la ley, y entónces las
i:órles de la Coruña, en 1520, pidieron pena de
muerte y confiscacion de bienes contra todo
diputado que llegase á quebrantar' su ju..amen-
.to, ó a I'ecibil' la menol' fineza, por cuanto se
debían mostrar ajenos de toda ambicion , para
vincularse todos en el senJlúo de Dios, de los
reyes r del pueblo, que les tenía encarrIados .flIS
interese,'. Se les residenciaba además por el des-
empeño del podel' qlle tenian á su cfll'go , ha-
biéndolos á veces lI'atado los electol'es severísi-
mamente sobre est.e pal,ticular.


Se está "iendo pues que mientras yllcia la
Europa hollada POl- la prepotencia de los reyes,


(r) Leyes 2 y !¡ de la 2." partida; ordenamiento
delascórtcs de Medina en J3 T 8, Y de 3Iadri:l en 13 29.


(2) Anwrdo de las córtes de Valladoli,len 13'ío, ~­
aeTordesillas en 140[. L,'yes ro y 1 [, titulo G, Iihro
66 de la RecopilnciGn.


estaba la España üisfl'Utando 1111 gobierno reprc-
sentativo, ceñido ¿ condiciones que en vano so-
licitan en el dia algunos pueblos mas adelanta-
dos en civilizacion.


No se juntaban las có,'tcs á plazos fijos ó pe-
I'iódicos, ó no asoma por lo mellas documento
que lo acredite; abarcaba sin embal'po la le"
nacional todos los casos en que Jos 'in te)'('se~~
del estado I'cquel'ian su convocaeion ; y hasta
el tiempo de la monarquía austríaca, nunca
los reyes se desentendiel'On de su obligacioll,
fundamental, cual eI'a la de juntarlas en los ea-
~os previstos; y en sobt'evinicndo algun tl'ance,
~c juntaban las cÓl'tes por sí y ante si , y sin cs-
peral' la convocacíon del sobel'ano.


Revestian los concejos á las cól'tes de podercs
conCI'etos y muy ceñidos , dándo~es instruccio-
nes impl'escindihles; con qne así su contenido
era pOI' esenci,1 imperativo. En intentando la
cot'ona jestiones ajenas de su encargo, los dipu-
tados. atenidos á las cláusulas terminantes dc
sus podel'es, I'cchazaban tenazmcnte las pl'eten-
siones de la soberanía; como lo acredita eltil-
limo ejemplal' de la resistencia animosa de las
cól'tes de Santiago con Cál'l05 Quinto, Pide esta
un subsidio eSlr'aordiuario; D. Pedro Laso, di-
putado por Toledo, lo rechaza, alegando la in.
suficiencia de sus podel·es. No hay embate q"e
vllelq!le su oposicion, clamando que, eomo
delegado del pueblo, tenia que l'espeta!' la vo-
luntad de sus delegantes ; que no le cabian fa-
cultades pat'a propasarse de sus instl'llccioncs,
]lI'escindiendo de las resultas, dispuesto á morir,
si el'a forzoso, antes que obrar en olt'os téI'mi-
nos, esponiéndose á dar un paso perjudicial á
Toledo r á todo el reino. No asoman por aho-
ra diputados como Laso.


Cuanto llevo dicho acerca de las córtes de
Castilla viene á cuadr'al" con leves diferencias,
á las demás provincias. Tan solo ell AraO'oll te-
nia el ,'ey que juntar las córtes jencl'ale: (sien-
do todos en lo demás los aj'untamientos roma.
nos y JUIltas nacionales dc los Godos) anual-
mente en Zaragoza (1). En 1307, quedÓ el rey
Don Jaime facultado para convocarlas dc do.'
en dos años solamente; pero seguia una dipu-


(r) Historiadore~ aragoneses afirman que hasta pi
tiempo de Pedro el Ceremonioso, al proferir la for-
mula, el Justicia estaha en pié, apuutando la daga al
pecho al rey, que hincaba una rodílIa y decia: si juro;
~. entónces se. levantaha este, ysel1tánc1ose en el 11'11-
110, iba juramelltanc10 al Justicia, á los ricoslwlllcs .
á los i"fanzones, al clero y á los procuradores, 'in;,'"
IlCS le hincaban tarnbien la rodilla; pero sin el cerc-
Ill'mial de la ddaga.


Sabido es qne en Aragon eran cuatro los e~tamen-
10<; en Castilla solo< tres, nohleza, clero :; proen!'" ..
dures. N. del T. ') ¡=


- ,.-l \~ ..




¡:\TIWlHCClO:'\ .
tacion permanente y veladora, encargada de con-
serval' ilesa la libertad nacional.


Abarca la constiLucion al'agonesa una instiLn-
cion absolutamente peregrina; hablo deljustici"
mayor, majistl'ado político terrible, quien seu-
tenr:iaba , asesorándose con algunos letrados,
entre la potestad I'eal y la nacían en punto ú
desafuel'os, Repl'cscntaba la potestad suprema
del pueblo, y cuando el justicia mayor VinatciI
tuvo aliento para decir al I'ey «que hal'ia scn-
tenciar j morir afrentosamente á sus validos, si,
descarriado por ellos, desacataba las leyes d~l
I'eino," se ('stl'enwció la I'eina y quiso que se cs·
cal'llIeutasc al denodado representantc del pue-
blo; pCI'O aplacó el rey sus iras con estas pala-
lJl'as: "En A ragon la jente es libre. » Cifral.h
estaba en la persona de este majistl'ado la sobe-
I'anía nacional, y de sus manos I'ecibia el rt'y
la corona y la investidlll'3, El justicia mayor era
quien p¡'ol'llmpia en aquella fÓl'mnla grandios;l
y p<ltt'iótica quet:m hidalgamente compendiaba
los derechos de los Aragoneses:


JYos, que cada IlTlO somos tanto como pos, ,;
todos juntos ~alemo.f mas que vos, os hacemos
Tly de Aragoll, con tal que jureis d guarde;','
l/uestros fueros é pre()ikjio.~ ; é se no, non.


Ya se alcanza cuán poderosamente cenida
estaba la potestad real con tales instituciones,
pues no solo se hallaban pautadas por la cos-
tumbre , sino que las tenían deslindadas las k-
yes, Así es que la ley 2,", tít. 1 del Fuero Juzgo
contiene la siguiente declal'acion: « Plantearnr,s
leyes pal'a nosotros mismos, como para todos
nnestl'os sübditos ; pues tendrán que respetal'-
las, 111 pal' de nosotros, nuestros descendien-
tes y sucesores. " La ley 1.", tí!. 1, libro 2 del
mismo Fuero Juzgo se es presa en los términos
siguientes: «A'ñadimos estas leyes á las anti-
guas, y la~ pregonamos des pues de haberlas
acordado con los ministl'os de Dios y la anlleu-
cia del pueblo_ » Otl'a ley del Fuero Juzgo trae:
• Mandamos que se cumplan nuestras ley(~s,
convenidas con el del'o, nobleza y pueblo,. La
fÓI'mula de los derechos de Aragon era esta:
"Nos, acordes con el congreso n1ciorlal, man-
damos, etc.»


Esta era la ol'gallizacion política de Espaila
hasta filies del siglo XV; s!cudo una monar-
quía templada con instituciones municipales y
políticas, doude sobresalia podel'osamen te el
elemento democrático,


El pl'imel' período de nuestl'a bistoria es el
de las libel'tndes de España, y en él quedal'un
sicmpre enfrenados los intentos Ilsurpadores d,~
toda pl'epotencía, La corona, de suyo bl'iosa y
a.:atada, ~stllVO jeneralmellte respetando tall!-
bien las institllciolH~s uacionales, avinittndos(~
it veces aun á decisiones conlrapllestas á la V(J-


luntad del 500el'al)[1, pues no conceptuaron lu,
reyes desdoral' 8U señorío cnJguardar mira-
mientos decOt'osos con la voluntad de los re-
presentantes de la n3cion , haciéndose cal'go dlO
que las franquicias de los diputados eran la
salvagllal'dia mas certl'ra de su solio, Dice DOl!
Alonso el Sabio en tilla de sus leyes: « Debe el
Plleblo imposibilital' al rey jestiones cu)as 1"'-
sultas pudiel'an redundal' en desventura dp!
reino, desde luego con su consejo, y despues
de hecho, eonlral'estando á sus eonsejcl'os, Ha,'
que contal' tambien con slÍbditos fieles y caba-
les, ajenos de permitir al rey la pl!I'SeVeranci;¡
en actos que le acm'l'easen menospl'ecio,))


Juan II se espl'esaba así en Sil convocatori;¡
para las córles de 1419: "POI' cuanto los I'eye,
mis antecesores siempl'e acosmmbt'aron , ali'
tes de introducir innovaciones en ell'eilÍo,jun-
lar las cÓl'tes de la nacion , y con Sil consejo
establecel' y ponel' en ejeCllcion tales novedadeo ..
y no de otro modo, 1J'ato de hacerlo igual-
mente, "


Decianlas cÓI'!es de Ocaiía á TIelll'ique IV: "SI'-
gun las leyes del reino, si~mprc que los rey("
van á entablar una empresa de sUllIa cntida(l.
no deben ponel'la en planta, sino á sabienda,
y por consejo de los diputados de las ciudade"
y concejos, »


Así se estuviel'On conservando pOI' siglos las
instituciones de España, pues si la soberanía
tropezó {¡ veces COtl su conlraresto, la nacíon SI'
mantuvo siernpl'e incontrastable en su arrimo.
Aquel (elil. contrapeso entre unos principios
que estamos viendo eu otl'as pal'tes batallando
de continuo constituyen la gloria de aquella
época esclarecida, « Las cÚI'tes, dice el célebl'e
Marina, no tan solo sentm'on el eimiento dl'!
blason y la dicha de la repüblica, sino que Sil
política, tino J sabidlll'ía fuel'OlI consolidando
el grandioso ediftcio que levantaron, sostenién-
dolo en viniendo á asaltarle tormentas que lo
esponian á peligros inminentes; pues fué el au-
gusto congreso nacional en todas ocasiones el
puerto de slh amento donde se guareció la naye
de Castilla."
IncOl'póran~e al fin las coronas de Castilla y


de AI'agon, se crea la un idad monárquica, y po~'
desgracia asoma con ella la dccadf~ncia de la,
instituciones populal'cs ; pues el destino pal'ece
que saja aqnel prine¡pio de unidad en su vásta-
go pl'Ímel'o. Tienen Fel'llando é IS<lbcl por suce-
sora tina hija, Juana la Loca, y con clla fenec,~
lastimosamente la dinastía ca,tellana,


Ya se está viendo el encumbl'amicnto de po-
derío que alcanzó el del'O en este segundo pe-
rÍodo, no m(~nos trascendental para la relijioll
que pUl'a la nacionalidad, Poderosisimo el'a con
los Godos .)1 CICI'O por SlI inllujo en los l'OtlC-




I.\T\W[)[CCIO\ '
lios, y no tuvo mas que il'lo cOIToborando CII<IIl-
uo se ll'ató ue I'cchazal' la invasion al'ábiga. Iu-
ternada esta hasta el mismo corazon dc );¡
Francia, quedó atajada en los campos de Turs
por la espada victoriosa de Cál'los Marte!. A\'-
rollados los Arabes sobre España, ya no tl'a-
tamu de trasponerla, vineulando todo su ahin-
co en avasallada, pues los natlll'ales, en su lid
incesante, los contuvieron Cll el ámbito de In
Pcnínsula, El teson de España para dal' al tr3-
\'és con el Islam salvó quizás á la eristiandad de
nne\'as il'l'lIpeiones, cuando los triunfos del
Arabe estaban al parecer amagando á la Europa
con ulla conquista jcneral.


Mas no bien del'l'iba la España el postrer va-
lladar del poderío musulmau, y forma una mo-
narquía cabal, cuando se le agolpan achaques
diversos que aletargan, en vez de eneumbral',
sus pensamientos, como parccia ser natural-
mente el resultado de laconcelltracion de [nel'zas
en todo un pueblo, pues en medio de guel'-
ras tan intel'minables, ni UIl asomo de organi-
zacion social, ni la planta de un gobicl'no arrc,
glado pudieron tener la menor cabida. Pelean
anarquía contra anal'quía, aposentada entrc
los Al'abes , al par que en los reales de la cris-
tianuad.
Corr~sponde á la histol'ia filosófica el consi-


, deral' cómo poseyendo ya la nacion institucio-
nes muy supe¡'iol'es á lodas las demás de EUI'o-
pa, y que consigne bOl'l'ar hasta el mínimo r~s­
Ira de invasion tan dilatada, ceja de rcpente en
el rumbo de los adelanto~, y se atasca igual-
mente con el fanatismo I'elijioso y el embeleso
de las conquistas, La Inqllisicion , la América
y Cárlos Quinto retraen á los Españoles de es-
tablecer en la Península la era bonancible que
no podia menos de rayar tras una lid de ocho
siglos por la independencia naciona 1. III trajada
la humanidad con el tl'ibunal horroroso de la
Inquisicion , con las atrocidades ocurridas en la
conquista del Nllevo Mundo y con las gnel'l'as
del emperador, infinito tllVO que padecel' pOi'
el conj'llIto de estos tres azotcs; pero los Espa-
ñoles, atropellados pOI' el intel'Íol' con la into-
lerancia I'elíjiosa y el despotismo político, estu-
vieron presenciando el [allecimiell to de sus li-
bel'lades por el alfanje de un estl'anjero y por
las hogueras que encendia Roma pOI' mano de
sus encargados saJlgl'icntos, al paso que pOI'
fuera iban avasallando UII mundo desconocido
pal'a enll'amoos enemigos de sn pl'ospel'idad, y
cargaban con el ímpetu espantoso que les in-
fundian de reinar por medio de sacrificios hu-
manos, Época esclal'ccida y sangl'ienta, que
luego I'cchazó sobre los que tuvieron en nada
la vida de StlS enemigos á lI'ueque de halagar su
sed de oro, La c3retlcia de todo pensamiento


conceptuoso y JUol'al teocó á lo, Espaiíoles (tIl
instl'llInentos ciegos de una revolucion en el
globo; y sus portentosas heroicidades no al-
canzan á borl'ar el desdol'o que les cupo, Yoy
á examinar estos tres acaecimientos, cuya coin-
cidencia decidió de la suerte de España,


Llega el SIglo XIII, plantea San Luis, seguu
los concilios I'I'anceses, la Inq uisicion de asiento,
tel'cia Fernando Con GregOl'io IX en sus miras,
y permite á los discípulos de Santo Domingo
Íntroducil' hajo [ol'ma pCI'manente el Santo Ofi-
cio. Ya dando sus pl'imeros pasos pOI' Cataluña
en el obispado de Ul'jel; se iutema Inego pOI'
Aragon, Navarra y Castilla, yen 1301 ya sepa-
I'a la Península en dos grandísimos tro7.0s, ape-
lIidándolos España y Al'agon, Solemniza el in-
quisidor Bernardo autos de [é, y á instancias
de Clemente X, se pel'sigue á los templarios,
Se encienden hogueras en Aragoll ; y en 1325,
el rey Don Jaime y sus dos hijos están presi-
diendo las ejecuciones.


Pero principal mente en el Il'allce de formarse
la monal'quía en 1474, pOI' el desposorio de Isa-
bel de Castilla con Fel'naJ](lo de Ara'r.,;on ,ineol'-
porando tambien la Navarra, quitada á Juan de
Albret, campea el pavol'oso azote de la Inqui-
sicioo.


Los Judíos son las primeras víctimas que se
atraviesan ante su saña, Habían ido atesOl'alldo
aquellos hijos de Israel con maestría consumada
inmensidad dc I'iqllezas , al paso que los Espa-
ñoles , desentendiéndosc allá de los-demás aCa-
IJeS, se vinculaban en pelear con la mOl'isnw,
Los Judíos, al pl'imer asomo de pel'secucion,
abjuran desalada mente su fe, y mas de cien
mil lamilias se apellidan con el bautismo Cris-
liarlOS llUeVOJ', Desde luego se deja entender lo
ljuc SITian aquellas convel'siones.


Codicioso Fel'llando V y fanático por especu-
lacion, se enteró al golpe deqlle una persecucion
l'clijiosa traspasat'ia á sus manos todas las rique-
zas de los recien convertidos, ponicudo de ma-
I,ifiesto su fementida conversion, Sixto IV, cu-
"a aran insaciable allsiaba abal'cal' la .España en
;,u potestad espÍl'itual , robusteció los illtelltos
codiciosos de Fel'nando, y así la lnquisicion vi-
110 á España á guisa de comodin de lahu-r, con
la codicia I'uin del pl'Íllcipe y la ambician ava-
salladOl'a del papil_Illventóse, <lite Segur, la In-
quisicion para despojar' á los I'icos de sn caudal y
á los poderosos de Sil predominio,


El 2 de setiembre de 1477, los reyes católicos
autúl'izan el tribunal de la Inquisicion, y el año
higuicnte queda revalidado por un bl'cve del pa,
pa en 1.0 de noviembre de 1478,y luego plantea-
do en Sevilla el 2 de cnel'O de 1481; nombl'ando
á Torquemada inquisidor jeneral. A pocos dias,
ya están espiralHlo seis re05 en la hognera, y en




'2.0 l:'\TRODUCCION.
lo restante dd mismo año, doscientos noventa cia j Fe¡:nando apetece el dincl'O, y aboga pOI'
,y ocho los acompañan. Va luego pujando por ~llos Isabel; pero se presenta desafol'adameute:
ailos el mímero de los abrasado~, y en breve Torquemada, con UIJ cl'ucifijo en la mano, á lo;;
llega á dos mil. Otros diez y ~icte mil padecen :a- reyes católicos, y les habla eu estos términos:
rios jéne¡'os dc tormento, pues una sola provlH- «1tidas fué el primel' vendedor de su maestro pOI'
da , la de Toledo, viene á contar hasta seteeien- 30 dineros; vuestras Altezas tratan de negociar·
tos veinte y siete sentenciados á Implicios bá¡'- lo pOI' treinta mil dul'Os j aquí estáll , cojedlo y
baros, Aterra el pavor la España entera. veudedlo al punto (1). » Aquel fanatismo arreba·


Con muévese un tanto Roma horrorizada y co- tado hac~ abandonal' un impulso de compasion,
mo quejosa, pero luego se desdice, y Torque- y queda sentenciada la espulsion de los Judíos-
mada logra el dictado de inquisido¡' jenel'al de Al pl'esenciar mentalmente aquella detcrmina-
Aragon, como lo era de Castilla. Funda Fel'Ilan- cion, hay q lIe graduarla de uno de los sumos
do el consejo I'eal de la Inquisicion, nombrando desbal'l'osdcl entendimiento humano con el cua I
presidente al mislllo espantoso Torquemada, con se conforma todo un pueblo; y aquel mismo Co·
d intento de agolpar la potestad civil y la ecJe- Ion, adivinador, con su gl'andiosoalcance, de otro
siástica en manos del monstruo que pl'ego- hemisferio, sigue apocadamente el raudal, con·
na atropelladamente en Se"ilIa su código san- gratulando á los reyes católicos en una carta pOI'
gt'iento. babel' arrojado á los Judíos de sus ¡'cinos y se-


Rechaza A¡'agon tan horrellda tiranía, y se ñoríos,
albOl'otan sus poblaciones, Envian las cól·tes di- Así es que los reyes católicos envian á descn-
putados al papa; y viendo el malogro de sus ill- brit' allá rejiones desconocidas para plantear el
tentos,acude el pueblo á la venganza, asesinando catolicismo y granjear á ciegas riquezas incier-
al primel' inquisidor, Pedro Arbués , en la ea- tas, y desalojan de España stibditos despejados
tedral de Zaragoza; y mas adelante Alejandro y vividores, defl'andando el pais de jente proveo
VII canoniza, en 1664, á este, ya beatificado, ada- chosa y de caudales producti,'os, Estl'avío des-
lid de Torquemadaj pues la Inquisicion ha ido atinado é inapeable de larazon humana, contra-
alistando santoi mártil'es por clonde quiera que restada por el fauatismo relijioso, cifrado todo
echaba raices: en Francia es un Pedro de Cas- en la estampa sangrienta de Torqueruada, Aqucl
lelnau , muerto por los Albijenses j Pedl'o de sayon insaciable está sacrificando, en los diez y
Vel'ona en Italia, y Arbués en España. ocho años de su ministerio abominable , mile~


Cae Granada en poder de los l'eyes católicos y miles de víctimas, quema cllantos Iibl'os se 1.,
el 2 de enero de 1492, dia del aniversario de la deparan, y estl'ema en tanto grado su saña [lSO-
plantificacion del Santo Oficio, Preséntase en la ladora, que; Alejandr'o VI, el mismo infam(·~
ciudad rendida Cristóval Colon á los venceclo- Borja, se escandaliza con sus atrocidades; y
res ofreciendo redondear aquella conquista con atemol'Ízado con el clamorjencl'al, intenta apea!'
la del Nuevo Mundo, Desairado en las reptíbli- al inquisidor del podel'Ío que le habia encar-
.cas de Jénova y de Venecia, desconocido por los gado, cuando fallece Torquemada en 1498.
reyes de FI'ancia, de Inglaterra y de Portugal, Sucédele dignamentc el dominico Deza, plle~
halla arrimo en la reina Isabel, que se esmera- en les ocho años de su p¡'esidencia al Santo Ofi-
ba en atajar lai demasías de la Inquisicion. En cio, se le cuentan hasla treinta y ocho mil cua-
poco estuvo que el Santo Oficio n~ diese al tra- trocientos y CU31'enta reos, de los cuales se que- '
vés con los intcntos de Colon, ([men tuvo que maron dos mil quinientos y ochen[a.
demOlitrar su solidez, no con marinos, sinoan- Solicita y logra además Deza la espulsion de
te un consejo de teólogos. Aboga Fernando pOI' los Moriscos de entl'ambos sexos de mas de ca-
codicia contl'a el proyecto, alegando el desem- torce años. Segun el cómputo mas conH:dido, en
bolso, y contesta la grande reina: « Yo lo tomo el primer I'einado de la monal'quía unida, eOIl
á mi cargo en nombl'e de mi cOl'ona de Castilla, la espulsion de Judíos y MOI'os j' las víctimas dt~
pues hasta mis joyas, si es preciso, costearán la la Inquisicion, menguó la poblacionen dos mi-
empresa; » y Colon da la vela el S de agosto de Hones (2).
1492, Mientras la fie¡'eza de los inquisidol'e5 se her'-


Sobrepónese Isabel á lodos los monarcas con- mana con la codicia socz y la hipocl'esía odiosa
temporaneos, Y acierta á enterarse cabalmente de Fel'llando, anda Roma traficando pública-
de aquel intento ajigantado de una alma sob¡'e- mente con las conciencias, fomentando la ¡umo·
humana j pero consiente que el mismo año que- ralidacl y vendiendo á todo buen comprador SlI
de mancillado su nombre con su decreto hor-
)'oroso de espulsion de Judíos, en 31 de marzo
de 1492. Arrójanse de España hasta ochocientos
mil Israelitas: tl'atan de comprar su permanen-


(1) Llorente, tomo 1, poii. l60.
(2) Llorente, Historia de la In'luisicion, lomo 1,


páj. l07,




INTRODUCCION. '.oH
patt'ocinio. El caudillo de la cristiandad descar-
ga á Fernando, con la mediacion de metales, de
todos sus juramentos contraidos con las córtes
de Aragon, y luego recoje aquella absolucion si-
moníaca. Se tl'ocal'on y emponzoñaron Jos áni-
IDOS con tales pasos; el terror y el cohecho fue-
I'OD an'ollando el afan pOI' la libertad y por el
bien público, con impulsos egoistas de consel'-
vacion personal. Esta abncgacion de todo pensa-
miento jcneroso fué labrando eficazmente el ter'
reno al déspota que luego habia de aherrojarlo
todo con las cadenas ft'aguadas por el fanatismo
y la codicia. El anhelo de evitar tantísima perse-
cncion, y la nrjencia de una vida aZOl'ada y vio-
lenta para unos ánimos aventUl'eros defrauda·
dos del pábnlo de peleas, acarrearon una indife·
l'l/ncia jeneral para CI)fi las desventuras del pais,
y clavaron la atencion ptíblica en los aconteci·
mientas esteriores, en guerras y conquistas,


CARLOS QCI~TO.


Esta .¡'a la España cuando Cál'los Quinto su-
bió al tl'ono. Heredero ya de la monarquía de
Isabel de Castilla y de Fernando de Aragon, le
cupo luego la corona imperial, como nieto de
:'olaximiliallo, emperador de Alemania, con pre-
tensiones al ducado de Borgoña, por nieto de
.\la!'Ía, hija LÍnica delültimo duque, Cárlos el Te-
merario. A los veinte años se halló Cárlos dueil0
de un imperio mayor tIue cl de Carlomagno, y
un mundo nuevo estaLa en ademan de recono·
{;t~r su señorío.


Pero el ayo de Cárlos Quinto habia sido Adria-
!lO de Ull'echt, despuesinquisidOl' jeneral, y lue-
go papa. Su ministro primel'o fué el cardenal Ji-
menez de Cisnel'os, tambien inquisidor jeneral,
condenador de cincuenta y dos mil quinientos
t'Íncuenta y dos Españoles, de los cuales tres
mil quinientos sesenta y cuatro al fllego. Y así,
J a por su edllcacion , ya por los consejos que le
suministro su ministro al ceñirse la corona, se
halló Cal'los Quinto irnbnido en 108 principios
.. ,clusivos del fanatismo relijiolo y de la tiranía
política, y en bl'eve descolló como alumno ~ma­
('strado por ambos inqllisidol'es.


Sobreponfanse lodavía en España al pavor de
la ma lanza inqnisidora varones osados que dt'-
fendian á todo trance las libel'lacles púhlicas. La
reunion de córles, verdadel'o paladio de las ins-
tituciones, se habia verificado en Valladolid, pa-
ra daral Flamenco Cárlos Quinto la investidura
nacional de la corona; y la primel'a jestion del
cstl'anjcro fué desentenderse de aquella autol'i-
dad, negándose á acndir á las cól"tes, y envian-
do encargados que se presentaron en su nom-
bre para I'ccibir el plcilo';lOmenaje de 108 dipu-
I.ados de la nacian. Pero se niegan las córtes áad.


mitil' los comisionados y notifican al príncipe
que no se le reconocerá por l'ey, si no acude per-
sonalmente á jurar su acatamiento;á las leyes
del pais. Aquel tesan acobal'da á Cárlos Quinto;
pasa á Valladolid, y contestando ante las córtes
á la fÓt'mula diipuesta de antemano, jura: «Que
guardará leyes, ordenamientos,'libertades, fue-
I'OS y usos· de los estados , que no enajenará el
menor trozo de la corona, ni agraciará á est!'an-
jero alguno con cargo, empleo, beneficio ú en·
comienda de ninguna especie.» En aquellas CÓI'-
tes fué el despido de todo acento de la libertad
agonizante: «Tened presentes, señor, dijeron
al príncipe engreido, que un reyes el asalariado
de la nacion. »


Retuvo por lo visto Cárlos Quinto aquellas cs·
presiones entonadas, y se propuso no olvidar·
las, pero se guardó mucho de estrellarse con
aquella gallardia plebe)'a. y acudió al terror no
menos que al cohecho. Así logró tlebilitar la
pujanza popular, y cargó con lo mas florido y
trascendental de la nacían para Flándes, á fin d\)
31'1'0I1ar á viva fuerza las franquicias municipa-
les, entregando al rejente é inquisidor jennal
Adriano el desempeño de su esterIllinio por to-
da España.


i Qué actividad asombrosa y qué arrojo so-
brehumano arrebatan repentinamente á los Es-
pañales! No cabe sosiego en pechos tan Ílupe-
tuosos, y no habiendo con quien pelear pOI' e:
inlel'ior, allá se inflaman tras las huellas de
Colon. Enarbola en 1517 Vasco Nuñez Balboa la
bandel'a de Castilla en el Dat'ien; la tremola en
Méjico Hel'llan Cortés en 1519, y en el Perü, Pi-
)/,31'1'0 en 1524. Denodados guerrel'os, su Ímpetu
y el fanatismo relijioso y atroz que los enardece
HOS dejan atónitos, sin que sus atentados alean-
zen á contener nuesll'o asombro. En aquellas le-
janías sin límites escasean de espacio sus prime-
I'OS conquistadorcs ; y pal'ece que el cielo quiso
sentenciarlos á tiral'se al degüello por largos
años, en castigo de sus maldades ..


Penetró hasta el alma á Cál'los Quinto la hll'
millacion forzosa ante las córtes de Valladolid,
y su pecho despótico, ansioso de ostent31' des-
mentidas aquellas eipresioncs de que el re)' es
un asalariado de los súbditos, a .... oja la mascad-
lla al yerse con brio pnl'a acuchillar la libertad.


No se doblegan todavía los Españoles á la ti-
ranía que se está ensayando, y así se sublevan
contra aquella violenta lI'opelía; lajusticia popu-
lal' descuarliza á los diputados perjuros. Sego-
via cs la pl'imera cn mostrar el cjemplar de una
sentencia de IDuel'te contl'a un diputado trai-
dOl' á su encargo: alborót~lIlse otros pueblos, y
se fOl'maliza la santa liga de jh'iln. Celebran los
diplltadoscomunerossn5 sesionescn Tordesilllls,
y ('120 de octubre de 1520, esticndcn una proles.




li\TlWDUCCJO~ .
ta de agl"a\'i()~, Illonumento muy reparable de
señorío, de fOl'laleza y de patriotismo, dedicada
al empel'ado!' (1). Cál'los Quinto les contcsta des-
aforando á Cllantos diputados se hallan renni-
dos en TOI'desillas.


Inevitable se hace ya la guerra civil, y el P01'-
venil' de las ]ibertaues de E~paña está pendiente
de la SlIel'te de las armas: capita[jea Padilla á los
comuneros, pero el desvío de las pl'ovincias, la
deshel'mandad ('ntl'c las divcl'sas partes de la na·
cíon , deja sin resul las el "nelo de aquel íwpetll
sublime; las jeral'qllías pl'i\'ilejiadas se animan
al empel'adol', y el clel'o, menos el obispo de Za-
mOl'a , se atit>ne á las disposiciones de la Inqllisi-
cíon. Se Iwbia apoderado no obstante Padilla de
la fortaleza de TOI'I'clobaton; pero no teniendo
mas que recl ntas consigo, no puede contrares-
tal' á los Impel·jales : lo alcanzan en las campi-
fías de Villalar, el23 de abril de 1521. y su hues-
te queda dispersa, cayendo él mismo en ma-
llOS del enemigo. A poco tiempo, Padilla, mál'-
tir de la Iibcl'tad , fenece en el cadalso, y con él
se entierran las f¡'anquicias de CasI illa.


Ahoga Cárlos Quinto en la sangl'e del último
I'epresentante de la potestad popular todo con-
tral'esto al despotismo, y en aquel mismo punto
descuella un nuevo contrario t'n Alemania. Alza
Lutero su "oz ya podel'osa en la dieta de Worms,
I'eta al papa y al empel'ador, estl'emece al cato-
licismo, y dcscnvuelve el principio ¡'efol'mador
que en lo sucesivo ha de separar cl impel'io de la
iglesia I'omana. Aquel mismo año de 1521
presenció el fallecimiento de la libertad en Es-
paña y sn renacimiento en Alemania, como si el
Altísimo providenciase para que el foco de la vi-
da y del entendimiento jamás viniera á apagal'-
se. Quizás á no mediar las demasías abominables
de la Inqllisicioll, jamás lograra Lute¡'o contra-
,'estar el poderío esterminador de los pontífices
I'omanos. ¡Coi ncidencia harto conceptuosa! Aso-
ma el caudillo refol'madol' el año de 1517 en 'Vi·
tembel'g, y contraresta al dominico Tetzel , fal'r
sante descocado, vendedor, en nombre de Ro-
ma, de induljencias pam todo jénero de dcli-
tos, y voceando: « Queda tod() purgado en .1'0-
afllulo el metálico por las gabetas deL papa (2).))


En aqnel mismo año de 1517, subió Carlos
Quinto al tl'OIlO de "Españn.


Así es que entl'ambos j igantes p~l'a la histol'ia,
batallando de podel' á podl/I' en Alemania, des-
cuellan en idéntico plazo sobre el tca tl'O del
muudo ; el uno de destructo\', y e! 011'0 de fun-
dado\' de la libertad; ~elllno, emperador y l'ey,
guerrero sobresaliente, estadista esclarecido,
ostentando incontt astable predominio, vence-


(1) Sandoval, Historia de Cárlos Y, lihro 7, Sr
~1) Mem. de Lutero, tomo r, P"j. 2I.


dor en Pavía, dueño de la Italia, al'rolladOl' de
los Turcos despavoridos, allá se enajena y se
encumbra en ¡¡las del despotismo, y desempeña
á las mil maravillas su instituto hort'endo de dar
nI través con la libertad por dOlale quiera que
la alcance Sil diestra. Signe trcinta años lidian-
do COII ardid, hipocresía y dennedoá competen
cía; allá se desploma abl'umado de timbres in-
sustanciales; Sil estrella se empaña ante Mallri-
cio de Sajollia ('n Inspruck, y Hf'nriqll~ II en los
Obispados; tiene que transijir en 1552 con ~1I,',
enemigos cn Pasau; aquel mismo, encumbl'¡¡do
por la dieta de FI'3ncfort pal'a caudillo de la cris-
tiandad mililalJ\e, desangra la España, le sal tca
su libertad, y para en ocullal' cucel'l'ado entre
cJaus!t'os Sil desaliento y cansancio. Traspasa la
corona de España á su hijo, ye! cell'o imperial
á su hermano. y así yace por fin el que sembró
fatalidades agolpadas pOI' sus dcgos sucesores.


]\fas asoma Lulel'O, fl'aile desvalido de 'Vitcm·
bel'g, desalel;:¡l'ga la Alemania, asalta de fl'eute á
las maldades de Homa y los abusos de la Iglesia,
y reentona el cristianismo con los manantiales
dc la filosofía; contesta á las bulas del papa, ufa·
node vel'se atropellado pOI' "defensol' de las li·
bertades de! jénero humano; » y ellO de no,
vien,bl'e de 1520, el iUlloyador dcltodado , vito·
,'eándole el yecindario agolpado á la puerta ma-
JOI' de Witpmberg, 3noja al fuego la bula d~l
papaconlosdecrelales y otros libros pontificio".
Brota aquel Ímpelu y mas y mas fl'uctifiea, y SIl
empresa se enclllllbl'U como todo intento gran-
dioso y trascend(,nlal p;u'a lo venidero, c1psco·
liante siempre contra 1111 mundo de pel'segnido-
res. Conmuévcse hondamente la Alemania al
vaiveo de opiniones muy nuevas, pero reLo~a[]·
tes todas de afectos rdijiosos. Avasalladas la,
conciencias, sobre~ieoen redos acontecimien-
tos: en 1524 y 1&32, se alborotan los campesinos
comoen España ypele~nig!\almelltc sin manco·
mun; pel'o las armas alTollador¡¡s triunfan en
Ulma y en LlIpfeinstcin , COIl.O babi~ sucedido
(~n Villalal', y así víctimas á miJlnrcs SOl) sacri·
ficadas pOI' la Alemania al pal' que en la Penín·
sula.


Cárlos Quinto abarca pI orbe con Sil nombra-
día, sus timbres y su ajigallt~do poderío, sin que
le oCUrra jamás el estahlecer en Espaila un réji·
rocn despejado, y su aran de empuñal' en todo
la antOl'idad Sllp¡'ema se cifró en proporcional'-
se un instl'umento de tiranía, sin acudil' á l<l
menor mejora á favOl' de sus pueblos (1). Cerca-


(1) No es ah,olutamenlc cierla esta proposicion,
pue' se trató mucho de carreteras y de na vegacion
interior, pero el desvarío g!l~rrero lo orilló todo. Se
planteó sin embargo el canal ,le Aragon, y la presa de
aquel tiempo en el Ebro ha servirlo alg-ullos arios para




I\TlwnUcclO:\.
do de estl'nnjeros, jamás se hizo cal'¡;o de las
urjencias de la España. Todo desfalleció bajo su
,nano estl'agJdora ; pausado en rompel', nUllca
cejó en halliendo en tablado una detcl'minacioD,
sin ceder en un ápiee para la llJas leve conce-
sion, aI'rollando riesgos y pr'ccisiones (1). " Soy
jenialmente tel'CO en mis opinioncs acel'tadas, »
decía undiaáConlal'inii!jnien le contestó: "Se-
ñor,el in5istir cn el aciet'to no es tel'quedad, si-
110 entel'('za.» Y el emperador le interrumpe di-
ciendo: "Tambien soy teuaz en las equivoca-
ciones. »


Solian Italianos y Flamencos infllndil'le estos
descarrios , quienes e¡'fm sus palaciegos. Era .Te-
vresstl camarero ma)ol'; -'laingoat de Latlnoy
su caballel'izo ; un C¡'oj' fué al'Zobispo de Tole·
do; Nasau y BlIl'en mel'ecian suma pl'ivanza, y
Granvela, obispo de Anas, 11I'csidiendo el
consejo supremo, terciaba con Gatinara en las
intimidades del emperadOl'. VinclIlábase la grey
,~stra()jera , como el'a de suponel', en sus me-
dros; el desquicio ellla administl'aeion, el boato
costosísimo de la cOI'te, la guerra, una al'bilt'a-
l'iedad violenta y ciega y elmenosp¡'ceio de las
leyes siguiel'oll desallgl'ando el pais. Desde 1520
llegaron losimpuestosá talexorbitalll~ia,que los
pueblos manifestaron qlle debian sobl'ar para el
aumento en las rentas de lacOl'onasin mas con-
tribuciones, j' sin I'eeal'gal', segun su espl'esion,
la conciencia del rey; euyo resultado se logra-
ba , añadian , con ajustar el príncipe SIIS desem-
bolsos á sus rentas (2). Gastaban los rcyes cató-
licos doce mil mal'avedises al dia, y Cál'los Quin-
lo llegó á esrender hasta 150 mil (3).


No alcalizaron las contribuciones Ol'dinal'ias á
ranto desembolso; oponíanse las có,'tes á nue-
\OS pagos, y no ,"otaban snbsidios sino dcspues
de los desagravios. Tropezó Cárlos Quinto en las
de la Coruña con una I'esistencia tcuaz para \0-
tar impuestos; logró vencel'la sin embargo, y
Illego se deselll'edó de trabas tan congojosas, pl'C-
f"Ísanc1o á ías córtes al apronto de caudalcs, an-
teS de cootestar á sus reclamaciones; despidió las
de 1529, que conll'al'cstaban los nuevosirnpnes-
tos, y todavía tropezó con ellas en Toledo, li-
diando mas y mas contra sus desafuct,os,


Logró Cál'los Quinto del papa impuestos so-


emhocar el agua por el cauce moderno.
Por lo demás es muy positiva lo plaga por el pron-


to de los estranjeros sedientos de oro, pero despues
Antonio de Leiva, quien salia quedar en Viena de
~'1bernador en Alemania, en ausencia del emperador,
d duque de Alba y los demás jenerales españoles le
,,,erecian toda su confianza. N. del T.


(1) Cavallo, Contarini, Ranke, p¡íj 117.
(.) Ranke, páj. 359.
Cl) Teoría de los Córle" i\J¡,r;¡ItI", 101110 2, páj. 'í~(i.


bre los bieues eclesiásticos, y enlt'e aquellas COIl
cesiones se halla la bula de la Ct'llzada (1), Y l'e,
eargó horrorosamente el comercio y la industria.
Acudió Cál'los Quinto al dote de su l11ujCt' para
los gastos de la guerra; en 1-527 ,su<'jél'cito, fal-
to de !wga, ~e cllcamina al papa en busca del di-
llel'O qne les debe el cmpcradoJ' ; yen 1529 , im·
posibilitado de pasaJ' á Italia pOI' la misma cau-
sa , traspasa ~ los POl'tllgueses por una cantidad
(-recida los det'cchos de Castilla sot1l'e las 1\10111-
cas (2). Vende á Cosme de IIlédicis I~s fot,talezas
de Florencia y de Lioma pOI' 150 mil ducados;
.' estuvo ya para vendel' al papa Fat'nesio los es·
Lujos de Milan y de Siena (3).


A]>llI'ados todos aquellos arbitrios, acnde á
f'mpréstitos cstl'unjel'os, y la desconfianza en su
crédito y la llrjencia de los aplll'os lc pl'f'cisan á
fwgar intereses de JO, 20 Y aun 30 p. 100 (4). ¿ No
viene á ser la España del día? Entónces, como
aÍlora, S¡~ del'I'ochaban dc antemano las rentas
del Estado.


Tenia Cál'los Qllinto en 15,')0 empeñado casi el
total de sus rentas; las de Castilla en800 mil du-
cados sobrc los 910 mil qll~ t'staba pagando; las
de Nápoles y de Sicilia e!l 7no mil sobre los 800
mil que cflmponian su conjunto; las de Milan
de 400 mil estaban empeñadas por entero, COlIJO
hmbicn gran parte de las de Flándes, y todo es-
11) prescindiendo de las remesas de América, Cl1·
.' o guarismo está en disputa, y que no podian
menos dc ser de considel'Jcion.


Asoladot'as eran estas logrerías pat'[l el país, y
la misma insuficiencia fwecisaba al emperador;1
nuevas demandas, pero ya lladíe le pr"slaba si-
líO eon hipoteca. Entónces los estl'anjeros, tíni-
('OS contratistas, lograban pl'ivilejios que ano-
lIadaban el comercio y la industria de los natu-
rales; y en los pl'estamistas se vincnlaba la sacn
de t'cnglones, cuya estraceion estaba pi'Ohibida
fi 10Si Españoles, cargando igualmente con 1'1 mo-
nopolio de la introduccion; y así en manos de
aquellos quedaba estancado casi todo el comel'-
.. io interiOJ' y esterior y el de las Indias. En balde
rllCI'On las reclamaciones mas encarecidas, pues
iTecicndo mns y mas las urjencias del príncipe,
ninguna cabida tenian ell él los lamentos justí-
"irnos del pueblo,


(I) En aquella bula se cil,.ah" la facullad de comer
carne, cerdo y huevos en los dias vedados para lo de-
más de la cristiandad, cnya contribucion abulta to-
davía ahora mismo con la cantidad ,le 15,166,000
reales en el presupuesto. Presupuesto de lUendizahal,
p:ij.397·


(.) Ranke, páj. 3(i4.
(3) Vida de Don Diego Hurlado de l\Iencloza,


jllij. '0,
(4) Rankc, p,ij. 3(iJ. Cnvallo,




I;\TlWDLCCIO'\ .
POI' tonto ni ra5tl'o de organizacion illtf~I'ior,


ni viso de gobiel'llo asoma con el despotismo
mili tal' del príncipe primel'o de la casa de Ans-
bUI'go. (¡írlos Quinto dió al través con las libel'-
tades plÍblicJs, estragó la nobleza, til'anizó y
desangró al pueblo, soterró la industria y el co-
mel'cio, vh'ienJo siempre pOI' medio de arbi-
h'ios y de logt'el'Ías, Una administracion pujan-
te y atinada pudo anmental' las I'entas del es-
tado <:on la riqueza jeneral; Cárlos Quinto plagú
la Espafia con todo jénero de vicios y escesos, y
con una arbitrariedad asoladora que restañó
105 manantiales de la prospel'idad nacional.


FELIPE n.


Sucede á Cúl'los Quinto el adusto Felipe IT,
euya mocedad eOITe pOI' cuenta del sanguinario
y fanático duque de Alba, y honra el alumuo al
ayo.


POI' el pronto Felipe, embargado en maqui-
naciones políticas, se desentiende de la gllcl'ra,
y se elllpeua en reillar con el tenor, plantea al
intcuto un sillnlÍmel'O de espías que abarcan Sil
anchm'oso impel'Ío , y constituyéndose Í11quisi-
dOI' sumo, los sobrepuja á todos en fanatismo
y fervor monástico. Tiene en todas las diócesis
corresponsales que le r:otician el desempeño
respectivo de los eclesiásticos, y en todas las
llnivel'sidades algull ajente que le participa la
mas mínima novedad, Conoce de anteman.o á
cuantos aspil'antes acuden á un empleo, estan-
do ya entel'ado de su índole, su mérito y su
cond'Jcta pat'ticlllal', Al estallido de la Flándes
ya tenia en su mano informes individuales so-
bre los revoltosos, sabia sus conciliábulos, 511
edad, su tl'na, sus mañas y sus acompailan-
tcs_ En las demás córtes, wbl'e los embajado-
res apate::tados, tellia emisarios secretos q lIe
se cat'leaban directamente con él (1).


POI' el interior, tenia consigo alglln ministl'O
para imponerle en las sesiones del consejo; y
,\ ntonio Perez se gl'3njeó, con este jénero de
sel'\·icios, la privanza de Felipt , la que le re-
dundó luego en slImo daño, pues tl'as habel'
sido el cómplice sanguinario del tirano, vi[JO á
pal'ar en su YÍctima, « ]\io asisto al consejo, so-
lia decir }'elipe n, para que cada cual desahoglle
sus ímpetus, y me basta una I'azon Cil'CllIlstilll-
ciada dc su contenido para quedarenterado (2)_»
Hecho Hna vez cargo de las propensiones encll-
bicl'fas de sus consejeros, se valia dc ellos
mientl"ls negocios de entidad le prccisaban á
conservarlos; mas pasado el tI'ance, una mirada
de Felipe allunciaba al privado las iras Cllrre-
Iladas por largo plazo y asestadas á su c:;is tCl!-


I~I) RanI~.(>tP.13r.
\.~l) Cartas de ~nt{)Ejn Perf'l.


cia. "Col,tÍsil1la es la dist.ancia , decian los pa-
laciegos, que media entre la sonrisa de Felipe
y su pulia!. " Con la pel'sevel'ancia del padre en
M1S intentos, solia variar los medios, valién-
dosp. alternativamente de los sujctos mas encon-
tranos en opiniones y afectos, en pudiendo COll-
tal' con Sil desem peño para el logro de las cm-
presas. neqnesel1s, apacible por esencia, relevó
en el ;obiel'l1o de los Paises Bajos al degollador
duque de A Iba; y á los asomos de la paz t en-
vió allá Felipe á Don Juan, Flamenco de naci-
miento, cOllceptuándolo mas gl'ato á sus com-
patricios; pero con el malogro de tales medios,
vol vió Felipe á las crueldades aterradoras del
duque.


Desaparecen los estl'anjeros con Felipe, pres-
cindiendo de su jerarquía, pues ni sel'vicios ni
miramientos les dau cabida ni en la corle ni
en los cOlJsejos. Con csta mudanza fundamen-
tal encabeza la Castilla todos los estados suje-
tos al cetro español. .No aprecia el rey, dice
Soriano, lIlas que á los Espalioles, »


El duqne ce Alba, Ruy Gnmez de Silva y Es-
pinosa, fuel'on los minbtros predominantes en
el I'einado de Felipe,


El duque de Alba es el dechado Illas cabal
del frenesí calenturiento de sangre que estaba
á la sazon atenaeeando los pechos españoles;
l'evestido de la confianza de Felipe, que le ba-
bia dado su firma en blanco liobl'e los Paises Ha-
jos, lIt'gó á ser ferocisimamenle enle!. Des-
afOl'ó á las pI'ovincias flamencas para tl'aer des-
pavoridos á los moradol'e¡; con sus degiiellos,
compl'endiendo entre los ajusticiados á los
condes de Egmont y de Hurn en 13I'uselas; cuya
muerte vengada fomenta la libertad y desale-
targa el pueblo. Pel'o yacen diez y ocho mil YÍc-
timas á manos del sal)~lIillario gobernador de
los Paises na,íos , antes que el castigo alcance á
la c~rviz de los verdugos, TI'ataba aqud tit'ano
implacable con el mismo teson á su amo que á
los slÍbditos alborotados; y en medio de la 10-
IH,t'guez silenciosa que estaba cercando á Feli-
pe, PI'ol'lImpia el duque de Alba: «No vengan
á espl'Ímil'me todo el jugo; no me han de calar
por entero, plles todo libro leido queda ya ori-
llado,» (1), Se avenia á ser instrumento de una
tiranía j,~llial pura su altivez; pel'o e~ta no sc
allanaba á reconocer alheddo superior al suyo,
y así uunca se mostró flexible y obsequioso, ni
auu con el mismo rey.


rdly Gomez de Silva, palaci,~go mañoso yave-
nible, se contraponia á las ínflllas del dllqllP,
pues se anonadaba en ¡llíblico ante Felipe, ren-
dido siempre fJ SI/S disposiciones, y lLH'go con
<JI'tel'Ías recónditas l'ealizaba sus intcntos_ Des-
alado todo tras la pl'iyauza, no escI'nplllizaba




I~TIWDUCClO:S.
los pasos pal'a eonseguirl&; y competidor de Al-
ba, vino á desbancarle animándose siempre it
\;;s miras y propensiones del monal'ca; y así
el duque, refiriéndose á Rny Gomez ,decia en
la antecámara, apuntando al df)rmitorio del
rey: "lIli contrincante no atina con los mejo-
res consrjos, pel'o se amaña á cuantos caprichos
bay pOI' allá dentro.» No cabe pincelada mas
I'etratante de Ruy Gomez,


Tan encontradas índoles, siempre contra-
puestas y dividiendo el ánimo de Felipe, vinie-
ron á encabezal' sus bandos respectivos. Jamás


, trató el rey de hermanarlos, pues en suma se
complacía con aquella desavenencia; como que
llevaba pOI' tema el reinal' dividiendo, y allá
~e reconocia con pujanza suficiente para ava-
sallat'los dos partidos que pl'esenciaba ; desco-
llaba en ellllJo aquel denuedo brioso que esta-
ba todavía sobreviviendo á la pacificacion de la
España. y en el otro se apersonaba la hipocl'e-
sia monástica, entrometiéndose pOI' Jonde quie-
I'a con I'cndidos ardides,


Brota de suyo entre bandos contrapuestos
nn tercer partido, como hijuelo de los otros:
y así, entre aquella competenc¡a del duque de
Alba con Ruy (;omez, asomó nn tercero en
discol'dia, el doctor Dieg(') Espino~a. Atal'eábase
dia y noche :Felipe II ; Y Espinosa, ambicioso y
acicalado, y tan eficaz como placentero, y lue-
go perspicaz en estremo (1), se hizo cargo de
que el rumbo accl'Íado pal'a privar eon el I'ey
era el trabajar hasta lo SUlIlO. Logró de sobras
su intento, pues el I'eceloso :Felipe vino á eu-
celarse de tanto desempeño para los negocios
püblieos. Lo fué desde J llego encumbl'aIHlo á
todos los cargos, haciéndolo presidente del
consejo de Castilla y de Italia, inqni.idor su-
premo y cardclHll. Tan suma pl'Ívanza le gran-
jeó tal concepto, que le apellidaban el monar-
ea de Castilla (2); pero le I'edundó eH daño con
I'l vel'dadero rey; y un dia al endiosarse el cal'-
denal con su cscelso podel'ío, cl adusto Felipe
le pal'ticipa atl'Opellada:r.ente sn caicla. No pudo
~obrellevar Espillosa tan inesperado golpe, y
falleció en el mismo año (3).


Ya se está viendo Cl.1II0 los bandos batallacio-
res en las mismas gl'adas del solio traen lal'guí-
sima feclJa en España, y que el gnuiel'no, em-
bebido todo en tramoy;ls palaciegas, no ha po-
dido menos de ser tilia til'anía intolerable.


Torio se vuelve cohecho en elrcinado de Fe-
lipe 11 , Y el C31'gO de diputado es un ramo de
granjería, Uno de ellos lo compra en 14,000


': 1) Perez, Segundas e,utas,
.. ,', Ilanke. P"j. J73.
,'¡; Cahrel"o1,


ducados (1); desfallece el patriotismo, las insti-
tuciones se anonadan; y no son ya 125 cÓl'te~
mas que nn instrumento manejable segun eL
albedl'Ío de una soberanía desenfrenada. y su-
jeta por otra parte al fanatismo relijioso,


Conserva Aragon tal cual independencia; y
se está en acecho de coyuntura para dar al tl'a-
vés con aquellas cortes, cuando viellc de suyo
á rodearse, Prenden á Antonio Perez, ministI'o
apeado, en Calatayud; se l.mpeña la Illqlli~i­
cion en apoderarse del pl'eso, que el Justicia
mayor y la diputacion permanente habian ne-
gado al l'ey; se alborota el pueblo (2), L1ncbata
á Perez de las ganas de los inquisidores, y favo-
rece la huida del reo á F'1'ancia. En seguida en-
via Felipe sus tropas; acaudilla d Justicia al
pueblo contra el ejército I'cal , queda vencido y
fenece en una hoguel'a de la Inqui~icion en oc-
tubl'c de 1592 (3),


Espiran las libertades de Aragon con Lanuza,
como las de Castilla con Padilla, y desde en-
tónces no son ya las córles mas que unrt:medo
lejano de las que hemos iJo llJanifestando á
nuestros lectol'es; y en llegando á la dinastía
francesa, vel'émos como ya no se convocan sino
para su avenencia sel'vil á la coronacion de un
rey, ó al reconocimiento del heredero presun-
tivo del solio, pues 'todo se reduce á un mero
acatamiento al dCI'echo divino, en cuya virtud
se va traspasando la corona.


Anuladas las córte5, todo asomo de vida poli.
tiea desaparece ya en España. Reina la Itlquisi-
cion á sus anchuras, apropiándose la potcstad
de unos soberanos idiotas y fanáticos. La admi-
nistraeio[l Illiblica paró en un lI'áfico vergon-
zoso; y mientras toda la ElII'opa se va como
trasformando, des!t'ozando las cadenas que le
atajan el vuelo, en Alemania con la I'eforma, en
Inglatel'l'J COl! el propio móvil y el derribo de
los Estual'dos, y en Francia con el prodijioso
vuelo de los injenios en el reinado de Luis Xl",.
trascuel'da la España sus instituciones, al pron-
to con el embeleso de sus conquistas y la glol'ia
milital', y luego con la aniquilacion absoluta de
SIl fuel'za vital, La poblacion diezmada va siem-
pre á menos, y el desamparo, la esterilidad y
la ignorancia se aposentan en aquel telTitorio
yel'mo,


En medio de la postracion jeneral, allá des-
cuella un nombre I!sclarecido , escepcioll aven-


(1) Marina, Teoría de las Córtes, páj. 27. Crónica
del cardellal Don Juan de Talavpra.


(2) El vecindario de Zaregoza mató á llavejazos la"
mulas del coche de la Inquisicioll. N. del T.


(3) No fu,; así: Lo degollaron eu la plaza lIamn(t~
hoy de la Jllsticia Ó dd JIIJtic"Ía , junto al mercado.


T\. rIe! T,




L\TlWIHCCl<i.\,
l~jada en aqueHa época de estragado fanatismo;
y esDonJllan de Austria, el hijo de Cárlos Quin-
to. CI'iado en el castillo de Villagal'cía al Cat'go
de un caballero, ignol'a Don Juan el 1I0mbl'e
de su padre, y Fclipe lo hace venil' á uu bosque
"ercano á Valladolid pal'il noticial'le que es her-
mano sUJo; secreto encal'gado por el empCI'a-
dOI' , poco antes de mOI'il', al heredero de la co-
:ona. Lo destinan al pl'Onto á las dignidades
\'clesiásticas ; pero Don Juan cstá ansiando de-
nodadamente el peligro y el alboroto de las ar-
mas; hnJe de su I'incon de Vilhlgarcía y se em-
halTa cn la escnadra española anclada en Rar-
"clona, al mando de García de Toledo. Tien'~
q[le volver á Valladolid por disposicion de Fe-
lipe.


Se habian sublevado los Moriscos en las Al-
pujarras, y Cal! ellos hace dou Juan el estreno
de sus a!'mas. Su denuedo f()goso y su temprano
desempeño en el <lrte de la guelTil van )'a pl'e-
;',onJndo al heeedel'O de la nombradía de CirIos
()ninlo, Habian los revoltosos at'l'ollado á los
j'~uel'ales veteranos; llega el lozano guerl'el'o y
II'emola ya sus pal mas Iriullfadoras en Gnejal',
nali la, Orjiva, Galcl'a }' Cadial', Bondadoso, co-
medido y agradable, descuella don Juan al pal'
con su humanidad, sus modales finísimos y fa
h'illantez de sn gloria; bañando en lágrimas el
cadável' de su a) 0, tt'aspasado á los umbrales de
(iuejar. Ya está esperando fa España en don
.luan la vellida de un hombre grande, capaz de
,;liviar las desventllras rlíblicas; pero asoman
.'a por el alma alevosa de Felipe zozobras,
!'ecelos y envidias, qlle atajan á don Juan la
"alTel'a entablada con su acero, y le llama á
),ladrid. Llegado á la corle don Juan, esel únic-,o
<¡ue se alreve á implol'al' la conmiseracion de
Felipe á favor de los Moriscos, sus vcncidos; y
los apadrinó en torlo tiempo,


Yallo cs su ahinco; manda Felipe 1I que todos
los Mol'Íscos sean 31'I'ojados de Granada y tras-
puestos á las aldeas de Andalucía y de C~stilla;
"e les acanala, el 23 de junio de 1.529, ('11 !lna
iglesia yen IIn hospilJI, y ItH'gO con Sil cllel'da
al cuello J maniatados se les conduce con es-
colta. Sujetos pudientes yauo holgados van he-
chos unos forajidos, y ml1chos fCII('cen por el
camiuo de cansancio y desamparo; faltando así
de Granada Im'gos millares de familias. POI' de
contado las tropas, alojadasy mautenidas antes
pOI' los Moriscos, carecieron de todo con la <lll-
sClIcia de sus huéspedes. Rematado filé cl des-
cuncierto, plles el soldado ,'iéudose á mel'cee!
(k los abastecedores, ct'b~dos todos en su rano,
'c entl'cgó á toda cL:sc (!c, desórdenes; y el go-
bicl'no tuvo que disim!1l~l' to(118 sus demasíds,


pam evital' su I'ebeldía Ó desP-l'cion (1),
Embargaba ya don Juan los ojos de los Espa-


iíoles, pero mas esclarecida el'a su estrella, pues
I llego habia de asombrar alarbe con sus haza-
ñas. Toma don Juan el mando de las cscuadras
combinadas contra los Turcos; tl'opieza con la
armada otomana en las aguas de Lepanto; \'a
l'ccOlTieudo el frente de sus naves, se encal'a y
babIa con las tropas, enarbola en seguida la
señal del tl'ance, y se abalanza ante todos sobre
vi almil'ante tUl'CO. Desbaratado el enemigo,
"eha de \'el' que el ala del'ccha de la escuadra á
lasól'deu('s de Doria se halla en sitnacion anie!>o
gada; vuela allá para libertarla y alcanza nueva
victoria. Atónita la armada toda con los pl'odi-
jios de valor de su jeneralísimo, no acierta á es-
presa!' mejor suasombro quecon eslas palabras:
"Es verdadero hijo del emperador». AnSiaba dou
Juan, tras la victoria, mareal' sobl'e Constan li-
nopla y dar al través con la potencia otomana,
brindando á la Grecia entera con su libertad;
illas Felipe habia colocado junto á Sil hCl'llIaoo
un aJo, un eufrenadol' hipócrita y vendido. Di-
"nade Requesens á don Juan, quicn se atiene al
dictámen que cOllceptuaba cnel'do y desintere·
sado,


Llega la nueva de fa maJO!' victoria que los
Cristianos alcanzaran contra los Turcos, y pro-
I'umpe Felipe: "La debemos á Dios, y no á mi
hermano." Envian á don Juan al Afl'ica; sus
lluevas proezas acongojan al monal'ca cuyo po-
df'río está dilatando; el hél'oe de Lepanto y de
Biserta se aparece á guisa de enemigo al mismo
cuyos pendoues tenia cuajados de laureles. Se
esmel'a Felipe en desviar á los sujetos de ma-
,\·01' desempeño que cel'can á don Jllan, pues
le quita á Soto, Sil secretario, enviándole á Es-
eovedo; mas era este todavía mas ardol'oso y
't1~S entrañable que Soto, yenlo sucesivo le cos-
tó la vida aquel c31'ii'io con el príncipe que es-
':Iba sirviendo.


Gobierna don J lIan los Paises Bajos y cOlltrapo·
neá la desconfianza de los moradores un come-
dimiento y agasajo quefos asombra;le I'equiel'en
que despida el ejél'cito español, y se avieue á sn
demanda, paga á los soldados sus atI'asos, y
presta á los mismos estados una cantidad que
les mjia; á la despedida, clama la soldadesca
por vel' á su gallardo jene¡'al; pero don .Tuan
se desentiende de 10$ estremos de snjente, com-
puesta de tercios veteranos de Castilla, que re-
cobran en hreve la Italia á las órdenes del con-
de de Mallfcld. Corresponde la Béljica con su
;¡,'l'~:de('imit~nt() á tan gl'andiosa conducta, pues


(x) Don Diego de 3Iendoza, Guerra de Granada,




1 'ilHOHl!CClOl'I.
jpl'a don JUHn en Bl'usdas yen manos del obis-
po de Bois-le-Duc, respetar los fueros de la Bél-
jica; mas la Índole de Felipe n desesperanza á
las provincias de la revalid~cioll del juramento,
azora un susurro aciago á la muchedumbre, y
estalla luego un rompimiento, Apodérase don
Juan de Namur Il(Jt' medios poco decorosos á su
escelsa nombradía, gana la batalla de Jemblus
sin acobal'dar á los revoltosos, mien tras dcs-
amparado por ell'e.v de España, empieza á co-
llo(:el' lo doloroso que se le ha de hacel' el guer-
rear coutra un plleblo donde ha nacido. Escl'ibe
á Felipe; no me/'ece contestadon; azorado y per-
seguido pOI' las mas siniestras apl'Cllsiones, cn-
vía su secl'etario Efrcovedo á Madrid. Sabedor
Felipe del afan de Escovedo pOI' los timbres de
don Juan, lo manda asesinar; y este aborto
horroroso sale de liI diestra de Antonio Perez,
logrando pOI' pl'emio el pl'otonotal'iato de Sicilia,
qtW l'ediltía 12,000 d IIcados.


El golpe que Il'aspasó á Escovedo alcanza al
pecho gl'audioso d(~ don Juan, y el desaliento se
apodcl'a de aqnella ni lila abl'asada con el afan
de la gloria, tl'as la ellal, decia, se habia de aITO-
jar por una venia na, si asomaba otl'O amante de
ella mas fogoso (1). Anhela don Juau aITiuC'o-
narse en ul1a celdilla entl'e los ermitaños de
l'Ifonserrate,.v ni ann aquella fineza desesper;¡da
pucde t'peabal' de Felipe. Desahuciado del pOI'-
venir y de 511 hermano, enfel'ma tan de repente,
que no cahe d\1r);II' en q ne la mallo idéntica que
mató á Escovedo fué l., en yenenadora de don
Juan, vini"ndo á espil'al' con estl'emcci[(ientos
pavorosos, Sil cadável' se salpicó al punto de
pintas cárdenas y denegridas, se le acartonó el
('uerpo, y la piel como chamuscada apal'ecia
!'Ojiza. Falleció, á los treint.a y tres años, el
1.0 de octubre de 1578. Era la di,isa de don
.luan: -Quien no adelanta cl:'ja.» Felipe tenia es-
cojida la de Tarquino: "Echal' ahajo todo ~l que
descuelle_u Cupo á don .luan esta nivelacion
honorosa de la tiranía,


¿Cuál seria el sistema gubernativo de lIn \TIO-
nal'ea que dispon(l tallJailos atentados, y que
halla en la teoloj ia el desa hago com peten te pal'a
ellos? Antonio Perez, ministro d(~ aquel gobier-
110, llamado "de venganza y /10 de just.icia (2)>>
por el almirante de Castilla, escribia á Felipe:
"Pat'a cometer un delito un'ojado, yo no acudo
mas que á mi ¡JI'opia teolojía;" y Felipe le con-
testa al márjen: "Segun mi tcoJojía, opino como
vos (3;.»


Si defraudó Felipe á los Españoles de la poca


(1) Ranke, P"j, 180.
(.) Khevenhiller, Anales de Fernando, 1, fol. I¡ r.
(3) Memorial, J98, Cabrera, Felipe n, lib. JI, c.


'(), p:íj. 1008.


libertad respetada pOI' su padrc, ahondó mas y
lilas la lIag;¡ mortal desu administl'aeion plíbli-
ea_ Al empuñal' las riendas de tan grandiosa
monal'quía, halló exhaustos los l'eClll'SOS, apu-
radas la5 relltas ol'ditlal'ias, v la nacion exánime
con deudas é intel'cscs agolpados.


Aquella sitllacion administrativa de la mo-
Ilal'c¡uía prepotente en Europa, es al parecel' el
posh'el' tél'lnino del desól'den adminish'ativo y
de la misel'ia jenel'aJ; pero los SllceSOI'es de
Cál'los Quinto van á sobl'epujarle en demasías
tan inauditas.


Para COl1trastm' tanto apuro, acuden los con-
sejel'os de Felipe n á las tropelías de la consu-
mada inacionalidad y al despojo de haberes á
diestro y siniestl'o. Orillando toda ley y hollan-
do la humanidad, idean al pronto el reparti-
miento de los Indios pOI' dillel'o, esto t!S, la venta
de hombl'es á otros hombres. Se trató tambien
de bancarota_ Pregonal'on osadamente los mi-
IJÍsh'os de Felipe que no estaba el rey obligado
á reconocer las deuclas de su padl'e, pues que-
daban harto I'eintegrados los aCl'cedol'es con los
intereses exorbitantesquc hahian ido cohrando,
y el'an de dictámen que ni se cubriesen desem-
holsos, ni se siguiese pagaudo los réditos (1)_ Se
acol'dó fabricar moneda falsa, pero se cesó 11Iego
pOI' una reyerta que sobrevino entee el asen-
tista y el confesor dell'ey que mediaba en el ne-
gocio (2),


Desecha Felipe los dos arbitl'ios pl'imcros: el
primero pOI' ZOZObl'" de encumhral' feudatarios
poderosos mas bien que pOI' miramientos de
humanidad, y el segundo pOI' temo1'tlequedarse
sin prestamislas; pero se y¡de de otros lliedios
!lO menos odiosos y violentos para logl'al' cauda-
les. Envia á Rny Gomez de Silva á Castilla, fa-
('tillado pal'a empeñén' y enajenar cur.nto fuese
daule, y juntar dincl'o á toda costa, Tiene la
pl'ineesa Jnana que avcnil'se á la venta de diez
cuentos de rentaque tenia impuesta anualmen-
te solwe la Alcabala. Se precisa á los pal,ticu-
lares {l hacel' Ill'éstamos de paiabl'iI, Addantn
ell'ey de Portugal una pOl'cion de illtlrC¡1I1C'Ías
de la India que se negada n en Flándes; se toman
;i rédito llsnl'al'io 300 mil IIncados en la ft'ria de
Villalon (3). Pide Felipe á los Pais(~s Bajos !ln
jll'éstamo de veillte .v CU3tl'O tOlleles de oro, y
lo consigue; exije en seguida 800 mil florines,
y en {in con dift'rentes jénel-os de dcsembolsos
desapl'opia de aquellas pl'o"incias en UD solo
año hasta 5 millones de ducados.


Es el comcl'cio de lana el !nas flol'ecicllte del


(r)Ranke,380.
(2) Soriauo ,.1 sellado de \:'f'lleC:}:L n.ltl1..e


f
3~o.


(1) Micilell, fleI.1Z;(!lli ¡]'[ngbiitnr:t, f.·li" 7!j, C,-
J¡n'J''¡~ Soriallu, n.,¡111.;e~ p. :-Hh.




28 INTRODUCCION.
estado, y Felipe le carga el impuesto de uo du-
cado pOI' saca, t'straida por buques españoles á
Fláodes, y dos á las qlle pasan á Francia ó Ita-
lia, duplicando el derecho álos elitranjeros, Cla-
man las córtes, y contesta Felipe: "Así lo re·
quieren las urjencias (1);" y sigue adelante por
tan desastrado rumbo. Enajena cortijos, aldeas,
vasallos, jurisdicciones y fincas concejiles i y
al recordarle las córtes en 1558 sus compro-
metimientos jurados y cootrapuestos á tama-
lías tropelías, Felipe, pOI' via de contestacion,
va vendiemlo encomiendas, ejecutorias, reji.
dudas, alcaldías y escribaníasidestinos (2) todos
1'cservados hasta eotónces para recompeosa de
sel'Vicios püblicos. Nada basta; pide Felipe al
papa la venta de fincas eclesiásticas con calidad
de reintegro (3); y atropellándolo todo, se apo·
dera del caudal de comerciantes y viajeros pro-
cedente de las Indias. Así pnes un rey fanático
por la relijion, besando rendidamente la mano
de un clérigo, está robando ptiblicamente por
método administt'ativo, y para lograr el perdon
del c1el'o dejado un carnes con tanto subsidio,
allá se arroja enfervorizado con la relijion y la
cl'Ístiandad i pero el comercio es el mas recar-
gado de contribuciones, cuyo producto se le
hace impl'escindible, pues en 28 de mayo de
1566 espide lt'es decretos pujando los derechos
de enlr'ada y de salida á 7, á 10 Y á 20 p. 100.


Inaguantables son exacciones tan redobladas;
pcro jamás llegan á cuajal' las at'cas l'eales, pues
el descamino, compañero perpetuo de las tro-
pelías admioistrativas, alejaba de su cauce aquel
¡'audal del pueblo desangrado. Simaba la guel'ra
110a porcion por fuera, y la España desventll-
l'adayacia en mortal desamparo. En 1575 y 1578,
SI! fucmn al parece[' estremando estos graváme.
Iles fuel'a del ámbito de la resignacion mas reo-
ditia (4). Un edicto de 1576 suspellde tudos los
vales de los acreedol'es del estado, ya solwe I'en-
tas plíblicas, ya sobre el patrimonio real. Se van
rebajando de los ca pi tales las can lidades recibi-
das sobre el importe de los réditos que se prefi-
jan de nuevo: se les entregan vales refrendados
eon ¡¡['reglo á la I'edllccion at'bitral'Ía, dándole
efecto retroactivo sobre todos los contratos ce-
lebl'ados desde 1560 (5), Al estar ahora viendo el
l'éjimeu püblico de España despeñarse por los
mismos descal'l'Íos , hollando contratos solcm-
nÍsimos con la maldad de los ministros de Feli-
pe I no hay que il' en busca de otl'a5 causas de


(1) Cortes de Valladulid de :558.
(2) Cabrelá.
(3) Lettl'rn eli Mula, amLi ven, n,jUl,' alli .8 di


b,;ug;) ° , 1566, mSCr. Hallke. 391.
(:í) RanKe, ¡,rij. 394.
(j) Cd hrera.


nuestro descrédito y decadencia espantosa; pe-
1'0 al sentenciar nuestra época de illmoralísima,
en no repudiar las tradiciones inicuas del abso-
lutismo , pedimos por lo meno:!:' que se reconoz-
ca cómo las tropelias, injusticias y falta de fe
que están tiznando la adlllillistracion de la Es-
paña model'na tl'3ell ol'Íjen muy remoto. Si has-
ta ahora la democl'lIcia no se ha hecho cargo de
que el pundonor en el gobierno y r.\ acatamien-
to á los contratos son las reformas preferentes
para encabeza.' la administradon de España, que
está padeciendo en esta parte los estragos del
ejemplo y las I'esultas de tres siglos de espantoso
desconcierto i este aciago ~istema es aborto de
monarcas dCl'l'ochadores ó mentecatos, despo-
jadoreli, emhusteros y sin vergüenza, y compen·
diadores de toda su sabidlll'ía administrativa en
csta cantilena: Dueños de vidas y haciendas.


Al vel' Felipe II desangrado al indefenso pue-
blo, )' al clero destituido de grao parte de sus
riquezas, se revuelve en torno de sí tras alguo
asidero, y en aquel allanamiento jeneral , 110
descubre ya mas que la grandeza por esprimil'.
Retrocediendo al pdncipio de las mercedes he-
chas pOI' sus antecesol'es , va requiriendo prue-
bas tel'minanles de la validez de sus fincas. Asal·
tan los íiseales la pl'Opiedad de ,'al'ios seüol'es •
desapropiándoles el diezmo marítimo que esta-
ban gozando desde muchos años (1).


Los mismos que habian visto desangl'ar la lIa·
cion sin chistal' se alborotan al mirar amagadas
sus riquezas pOI' las garras de la corona, Ajenos
de las desventul'as y padecimientos del pais, se
hermanan pa['a la defensa de sus inlel'eses , y
tiene Felipe que cejar en este postl'er intento,


Desahuciado y medroso de asaltal' la jerarquía
que le estaba sil'viendo de estribo pal'a del'fibar
la libertad pLÍblica, Felipe se anoja contra el
clero y los ayuntamientos. Concédele Pio IV, no
solo la mitad de las rentas de la Iglesia (2), sino
tambien auxilios incesantes pat'a el manteoi-
miento de las galeras. Pio V le revalida la ccm-
Iribucioo del escusado, esto es, el diezmo de
los bienes del clero (3) , Y luego la cruzada (4).
Acudiendo siempl'e á Roma para que le santifi·
case las exacciones que se rozaban con los bie-
nes eclesiásticos, ner;oció y logró de Gregario
VIU un nuevo empréstito sobre el clero, del itu-


(1) Cabrera. J1anke, 397-
(~) Lettera di Mula, amb, ven, Roma. ,8 de ju-


nio de 1566.
(3) El escusado era el derecho que tenia la hacienda


para escojer la casa mas aventajada de cad.ll'uéblo •
y cobrar lodos sus esquilmos, los die7.mos que tuvie-
se á su cargo.


W Catella, Yita di Pio V, p. Ji"L




li\TROnrccIO:\.
porte de 170,000 escudos anuales (1).


Todo el desembolso del clero no bastó para
las urjeocias de Felipe; se habian soslayado los
grandes al em bate despojador, yel monarca se-
guia siempre menesteroso. Así pues se revuelve
todavía sobre el pueblo, ya exánime en sn des-
amparo, y pnja el derecho de alcabala hasta el
10 p. 100. Estanca los naipes, el azogae, va ven-
diendo derechos dominicales (2), recarga los de-
rechos de enlJ'ada , y aumenta el )'a cr'ecidísimo
de las lanas. Snbe mal y mas los aranceles (3).


Al presenciar las desventuras y el hambre que
están acosando el pais, pl'or'nmpen las córles
desaladamente en quejas; claman y reclaman
contra la exorbitancia de impuestos, tan con-
traria á cuantas promesas se habian hecho á la
nacilJn , y vocean en ~uma qne la desdicha y los
padecimientos de tantos recargos sobrepujan á
las fuerzas humanas.


Pero ¿ qué suponian para IIn lil'ano desalma-
rto el desamparo y las angustias de cuauto~ pue-
blos padecian la desventura de vivir hajo su ce-
tro desangrador? ¿ No teuia que estar asalarian-
do tramoyas y vilezas en Fr'ancia y por donde
quiera, cOliteando asesinos, agasajando á prín-
cipes estranjeros y cumpliendo plazos de pen-
siones eOOI'mes, entre ellas, por ejemplo, la del
duque de Lrbino, COO 12 mil escudos para su
mesa? ¿ No tenia que seguir degollando pobla-
ciones en Flándes, ~osteniendo guerras arrui-
nadoras, y para eso que sacar dinero y mas di-
nero? No habia llegado todavía la España al tI'an-
ce postrel'o de sus desventuras, pues tenia que
sUlIlinistrar á su soberano abominable medios
para tender' pOl'la lejanía el luto con que estaba
ya cubr'ieudo su reino exhausto.


No quedándole J3 dinel'O que saltear, pide Fe-
lipe préstamo en especies, y las provincias tieuen
que entregal' cuanto cojen, Dale la AndalUCÍa
dos mil quintales de galleta. Sevilla sola. diez
mil tOll~les de vino, y Galicia le suministra
seis mil quintales de cecina (4), No basta; en
1589, idea Felipe el im¡;l1csto llamado de mi-
llones, abarcando los consumos de primera ne-
cesidad, vino, aceite y carnes (5). Venian á rentar
ocho millones de ducados al año, cuya suma no
redime losapllros deJ<'elipe. En1590se enCIlI'a con
los grandes, no como amo, sino con rendimien-


(l) Negociacion de monseñor Seg¡¡, ms. Ranke,
p·400.


(,) Cahrera.
(3) Ranke, I¡fi r. Marina, Teoría de las Córtes, t. 1


p. 304 j t. II, p. 394.
(4) Aparato de la guerra de 1588, Tesoro público,


tomo 1, páj. fi7'
(5) Gallardo Fernandez, Oríjen de la~ rentas de
E~paña.


tos de pedigüeño; les pide un agasajo que los
grandes. :ljenos de la escasez ptíblica , le apron-
tan. Abl'e un empréstito; lo cubren casas es-
tralljeras , y 11I'0duce ochocientos y cincuenta
mil ducados; mas cuando se traló de anticipa-
ciones sobre los millones sobl'edichos, no pu-
dieron los pueblos exhaustos apt'ontal' mas que
una parte escasa (1),


Septíllanse los tesol'os de A mérica en aquella
sima. Se regulaba la reuta de las provincias ul-
tramarinas, en 1.59.') , hasta dos millones de es-
cudos (2) , Y solo el Potosí rendia, en 1579 un
míllon de duros (3). Se descubdó por 1574, ulla
mezcla de bronce y mercudo. cuya innovacion
aumentó el producto de las miuas (4). En 159.5 se
triplicó este pl'oducto , y llegaron á San Ltícar
treinta y cinco millones de escudos en 01'0 y pla-
ta, J en 1596, ni rastro quedaba de aquel dineral
en CasUlla (5);subsisticndo los apUl'osintr'incados
cual nunca en el er'at'io; y mostrándose este siem-
pre horrorosamente desnndo. Acude entónces
Felipeá sus consejeros para que le descifren aq uel
fenómeno; y tan idiota en los ramos de admi·
nistracion como lir'ano en su despotismo, está
lamentando su estremada pobreza en medio de
tantos caudales :lI'rebatados á viva fuel'za. Y no
le ocurre otro at'bitrio y especifico pal'a aquel
achaque mortal que el de nuevos salteamien-
tos. Volviendo á las andadas de1575 , dispone que
se retiren á los acreedot'es del estado sus rentas.
derechos, propiedades empeñadas, cuantos tí-
tulos se les hayan entregado, reponiendolo to-
do al cargo del erario (6). Aterró en casa y fuera
aquel robo tl'ocado en sistema de gobierno,
acarreando á miles quiebras de infelices despo-
seidos. Claman los acreedores, y la contestacion
se reduce á ma~ y ma~ demandas de caudales,
aceptando empréstitos usural'Íos ,obligando las
rentas del estado, y engullendo de antemano
tgdos sus productos. Halla todavía prestamistas
ciegos y iedientos de ganancia. Espcndido aquel
c,\udal, se halla el e,tado sin l'entas y sin asomo
de recursos; y el rey de España, aquel Felipe
11 , verdugo de su hijo, de su hermano y de SllS
vasallos, robador de lodos, trastornador de la
paz del orbe, va mendigando, en 1591, de puerta
en puet'ta un don gratuito: avillanamiento muy
propio de un poderío em pa pado en sangre; y en-
tónces llega por fin al término de sus salleamien-
tos, cuando los pueblos se niegan á pagar, pOI'


(1) Khevenhiller, tomo III, p, 170.
(:1) Contarín; ..
(3) Humboldt, IV, 175.
(4) UUoa.
(5) Gonzalvez de Avila, Vida y hechos del rey Fe-


jipe I1, p. 35.
(6) Ranke, p. 40:>.




;;0 INTRODlCCIOi\ .
ClIal!to cI pI'oducto entero de las haciendas no
alcanza á cubrir los impuestos; y el señal' de tina
mouaJ'quÍa, en cuyo ámbito jamás se pone el sol,
tiene que Íl' alargando indecorosameute la ma-
no; i está mendigando!


Qneda retl'atado el gobiet'110 de Felipe II ; ni
los escesos mas rematados de los dias peores de la
I'evolncioll patentizan un cnadl'o de tt'opclías ,
desafueros y maldades comparable á aquel rei-
nado de tantísima desvenhll'a. Todo se achica
junto á tales atropellamientos de la fe pLÍblica ,
de los dercchos de la humanidad, y de los mi-
ramientos mas obvios del puudonol' ; y sin em-
Largo nO habia aun estremado la snel'te sus ¡'i-
gores con la España, ni los ahogos de una tira-
nía mas y mas delirante, sin poderse deteller en
el sesgo de la vileza y afl'enta adonde la habian
arrebatado el fanatismo relijioso , la codicia y la
ignorancia; y valiéndome de las cspresiones d"
MI', Ranke, «era la Espai'ía con Felipe 11 como un
estanque desaguado con sobl'ados derrames, y
sin manantiales suficientes pal'a ~osteuerlo; yasí
iba ;);omando el fondo, y se estaba palpando la
pl'ccbion de abocarle manantiales, cuvo I'audal
quedab~ sin embargo exhausto antes de Ilegal' á
su des lino. "


Aun este concepto pintOl'esco del autor ale-
man uo Ille pal'ece absolutamente cabal , pues su
símil SUpOIW manantiales disponibles. Mas se
asemt'J'I ~elipe al necio de la fábula que degüe-
lla la gallina ponedora de huevos de 01'0 , pues
con su I'ematado desgobiel'no qnitll toda posi-
bilidad de remedio. Desangró la España, le ar-
~'ancó la vitalidad, dejando un esqueleto soci81
que ha empleado trcs siglos en venir pausada-
mente á postrarse y fallecer, ó á padecer re\()-
luciones, vaivenes políticos que dderminan las
cl'Ísisde salvacion pública, parando pOI' fin nues-
tra época en la disyuntiva dc feneccl' ó suble-
varse; y la España se ha sllblemdo.


FELIPE IlI, FELIPE IV, CARLOS 11,


Implacablemente inhumano habia sido Feli-
pe 11, ú impulsos de un fanatismo Jerto, pe¡'o
llanguinal'io; telliendo que encnbrit, sus pensa-
mientos con solapado disimulo, para sobrecoj\'I'
inopinadamente amigos y ellcl1li§os.


Hel'mana Felipe 1lI COIl la crueldad del padt,c
un rendimiento indecoroso ante la potestad
Illonástica, postrándose á la~ plantas de frailes
hediondos, cuya bendicion está implorando.
Embl'uteeido COIl su educacion c1allstral, carece
de albedl'Ío, y pone las I'ieudas del estado en
manos de sus validos. Dispone que la firllla de
uno, el duque dc Lerma, equivalga á la suya,
y todo un I'ey de España aspira, pOI' suma glol'Ía,
á it, peregl'iu:\!ldo hasta l\mna.


No bastan los estragos dc cadalsos y espu\sio-
nes desaforadas de Jlldíos y de Moriscos; pues
un nlÍmero crecido de aquellos desventurados
logra salvarse de tanta perseclIcion, y l"elipe In
toma á su cargo el I'eclondeal' los afanes de
ahuelo y padl'c. Un al'zobispo de Valencia, Juan
de Rihel'a, que Roma beatIficó sin l'lIbol', ma-
nifiesta á Felipe la pl'ecision de 3t'rojal'dell'eino
de Valencia 108 l\fol'OS restalJtes; por ruanto Sil
lIlaestrla en labranza y artes daba motivos
fundados para maliciar/os de frasto1'l1adores del
sosiego público (1). Pot' mas que clamen los ha-
cendados eontm aquel destierro qne va á defrau-
dal'los de la jente mas labot'iosa J dejarles yer-
mas la~ campiiias, refuerza la In<¡lIisicioll la im-
tancia del arzobispo; y Felipe In fija el plazo de
aquella espnlsion de lus Moriscos alll deseticm-
bl'e de 1609 para los de la pt'ovincia de Valcn-
cia, y al 10 de enero siguiente pal'a todo lo r~s­
tante riel reino;cmigl'ucioll llueva que deft'auda
á la España de nn millon de habitantes vividores
r provechosos.


Estas barbaridades el'3n obl'a de una cOI'te
que estaba alt')rnando entre ejercicios devotos
y aun su persticiosos, y l'ept'csentaciolles teatra-
les qne ansiaba con des\'ufrello. ¿Cuál venia á
quedar el pais en medio de aquel hel'videl'o re-
vuelto de palaciegos, clérigos y farsantes?


Mengua pOI' punto, la poblacion, desaparecell
el comercio y la industria, pero centellea ga-
lanamente la corte con festejos, y rebosan de
oro los privados, Gasta solo el duque de Lel'ma
en el desposorio del rey 300,000 ducados, 400,000
en el cambio de madama real de Francia con la
infanta de España (2), y dedica 1,153,283 duca·
dos á fu~daciunes particulares, y así todo pala-
ciego se va enriqucciendo á proporcion de ~u
jerarquía (3); y el clero, recibiendo á diestro y
siniestro caudales y fincas, se va apropiando la
mayor parte de las haciendas del reino (4).


Inmensas son las sumas que suministra la
Amét'Íca en el reinado de Felipe IlI, pues de
1608 á 16)(i, llegan de 10 á J1 millones de du-
cados al ano, J aun de 1620 á 1624, ascendió el
producto á 14 millones (5); y todo estaba ya
empezado de antemano con el del'rochamicnto
de la corte y el desquicio administrativo.


En las dos pinceladas siguientes, del consejo
de Castilla y las córtes, está bablando el rei-
nado de Felipe 1Il. Decia el primero al rey: "Las
casas se desploman y nadie las rep.dificai huyen


(1) Llor~ute, t. IlI, I'áj, 419.
(.) Ranke, 4 ro.
(3) Dávila, Khevenhiller.
(4) Representaciones de ],. córtes c.'pai'íola" Feli-


pe IV, p. 583.
(5) TIanke, 1j03.




1 \TlWJlLCCIO\. ,í I
105 mOl'adores, las aldeas quedan desicI'tas, los
campos yel'mos y las iglesias vacías.» Luego las
CÓ1'tes pI'orumpian así: «Si el desconcierto si-
gue, no habrá en bl'eve labl'adores para cultivat'
las campiñas, ni pilotos para concluci l' las uaves;
nadie se casará, y no cabe que en tan suma mi-
seria pueda ell'eino durar todavía uu siglo (1).»


Ninguna rnejoda cupo á la España con el as-
censo de Felipe IV al sOlio, en Hj21. Siguió el
desenfreno derl'Ochadol' de la cOi'te, y la guerr;¡
asoladora arl'ambló COIl euantos l'eCUl'SOS po-
dían quedar en un pais destl'llido; y desahucia-
dos todos pOI' parte de los hombres, nombra-
ron á santa Tercsa de JeslÍs por patrona del I'ci·
1l0, espel'ando el patl'Ocinio del cielo con su
mediacioll, Esc;lIld,dizó la novedad á los dcvo-
tos de Santiago, cuyas plega¡'ias habian rcdun ..
dado hasta cntónces cn tanto provecho de la
Espaila,


Exhausto está de todo plllltO el erario de Fe-
lipe IV, pues ltabi(~lldo~e pactado, en el despo-
sUl'io de la intallta doña Mar'ia Ter'esa COIl
Luis XIV, un dote de medio millon de escudo,
de oro, estuvo i\r:Lionc muy advertido ellaplln-
lar, al eslender el contrato, que ('Il "irtud del
pago de aquella cantidad se I'ealizaria la renuII-
cia de la infanta á sus derechos para la corona
de España. NlInca Felipe IV apl'outó el dotc, y
suminislró así á Luis XIV un pretesto pal'a d31'
pOI'nnla aqllella ¡'ennnciay declal'ar una guel'l'a
de demlucion; troeaudo así IIna cl1estion de
derecho püblico en !lll contt'ato civil.


La se3llOda infanta Margarita Isabel, despo-
sada con el emperadol' Leopoldo, estuvo dete-
nida dos aiJos en ~ladrid, por no habel' dinera
pal';] costeal' el viaje (2). Tan estl'emado era aq lIcl
desdOl'o, que cscribia Luis XIV al duque d ..
Beaufort, ell 17 de setiembrp: "Donde quienl
<¡ue tt'opeceis con bajeles ó galeras de E5paña,
hay que oblig~I'les á saludar mi pabelloll,'


No alcanzan palabras á retratar la nonada en
que sc simó la España con Cál'los n, Desvalida
para pelear' en Portugal yen los Paises Bajos,
é incapaz de hacel' [¡'ente, ni acierta á negociar,
ni á prevel', Ya está asomado Luis XIV sobre
Flándcs, y aun insiste la cOl'te en deshacel' el
embate que la amellaza; los avisos remitidos
pO!' el gobernadol' del FI'anco-Condado, mal'-
qllés de ltIonl'oy, los pliegos del embajadol' en
Paris, marqués de la Fuente, deselllbozando los
intentos enemigos de la Francia, líO alcanzaban
á desaletarga¡' á los ministros in.;cnsa tos, despcr-
diciando un tiempo pl'ccioso en discutir' wbrc
el sentido de las cal'tas que van I'ecibiclldo, sin


(1) Córtes primeras de Felipe IV,Cespedes, p. 105,
(2) Pliegos del embajador de Francia, Madrid, 20


fle junio de 1(iG3.


dar un paso conducente á la resistencia,
Pal'a enterarse de lo que el'a á la snon el go-


bierllo español no hay mas que lcel' lo que par-
ticipaba á la corte de Madrid el gallal'do go-
bernadol' de Flálldes, marqués de Castel Rodrigo,
único Espailo! que pOI' entóllces descollas!' COIl
algllll desenfado, Esta carta notabilísima tiene
la fecha de Bl'llselJs , e!! 16 de marzo de 1667,


.Di cuenta á V, ~l. pOI' correo estl'30l'dinal,jo
del estado en q lle me ha liaba y de mis zozobras
de un ¡'ompimieuto con la Francia, de sus creo
cidos prepaI'3ti\()s sobre la l'a}a, de lIuestro
desamparo, de la carcucia de l'ecnl'SOs en esta:;
provincias, de la ncccsidad en que nos hilll;l!1lOS
de tropas espaiiolas é italianas, y de todo jé-
nero de mejoras en nllesll'a situacioll, Sigo co-
mo antes, y redoblando á V, ]\J, las mismas ins-
tancias, debo decirle .. , que no hay lIl~ios r~i
arbitrios pal'a abastectT las plazas de gllerI'a
cllal convendl'ia ... Los 200 mil escudoi que ten-
go recibidos (!n seis mese.l· 110 al canzan al cen-
tésimo de las mjencias .. , Me hago cargo de las
necesidades que os apremian pOI' Espai'í~; mas
el tenerlo así entendido en nada remedia los
¡¡¡ll!l'OS que estoy padeciendo .. , Si "ienen los
Franceses á embestimos, yo no veo al'bitrio pal'a
s~lval' los Paises Bajos, si no es pOI' un mila-
gro ... No ignora V, M, que estoy clamaudo y
pI'otestando pOI' I<ll'gO tiempo .. , 110 hay convenio
ajustado con el empel'ador, ni sc lla Jlroviden-
ciado pal'a afianzamos tiuilI'l'imo, corno lo estoy
pidiendo mtly de antemano ... POI' fin, señora,
en nombre de Dios, suplico á V, M" si queda to-
davía tiempo, se haga cal'go de la al'l'iesgada situa·
cion actual de los lIegocios, pues amaga Ilada
mcnos que la desh'uccion total de lil monal'-
quía .... POI' lo dem~s, en cuanto á mí, me siento
eon el tesoll com[H'tentt' para ,U'l'osÍI'ar todas
las tm'mcntas y desventuras, pudiendo Cl'eCl'
y, I\I. que se hace aquí mas de lo posiblc, y que
procuraré acudir á todas las lll-jenciaH, sill fal-
tar en nada á su servicio, pronto á [enecel' co·
mo leal y acentll'aJo vasallo, tanto yo como
cuantos se hallan aquí, vendiendo Iluestras v'idas
tan caras como sea dable,»


Asaltan á los Paises najm y se pierden; el
príncipe de Conclé cou<¡lIista el Franco-Conda-
do, sin que la corte de Madrid, despl'evenidii
de dinero y de medios pal'a njencial'lo, pu,"da
hacel' nada para defendcrse. Se acudió, por falta
de arbitt'ios, á los dones gl'atuitos, y fueroll
ningunos, Se tl'ató de nuevos impuestos; pero
lIlanifestó el consejo supl'emo la imposibilidad
de aquel aumento, no pudiendo los pueblos
;;p:'ont;u' ni auu los ya l'xistentes, Se idearon
t'spedientes, corno I'ebaja de sueldos, l'edllccion
de renlas eOllstiluidas, atropellando como siem-
pre los empeños públicos, Ull irnpu\~st() ~(lbt'e




I\"TRO])UCCJO~,
las mulas ue til'o y oh'os ,]esval'Íos de este jaez;
en fin, tl'3S lIna campaña afl'entosa en el :Franco-
Condado y los Paises llajos, lien .. la España que
avenirse á la ley del vence(lor, :Fírma, el 3 de
,lbl'il y 2 ue mayo de 1668, la paz de Aquis-
gl'3n, cediendo á la Fl'ancia un cordon de pla-
zas fnct'les y preparándola pal'a redondea!' su
conquista de todos los Paisf$ Bajos.


Pongo á continuacion documentos de oficio,
por' donde se conceptuará el réjímen adminis-
trativo de aqnPl l'einado; y con ellos el estrado
de nna memoria del consejo de estado, fecha
·en 25 de noviembre de 1667, contestando á va-
rios proyeclos consultados al consejo pOI' la rei·
lJ<:1 I'ejente. Se tI'ataba de aprontar medios papa
acudir á los apm'os orijinados pOI' 10 guerl'a con
POl'tugal y los Paises Bajos.


Se esplaya anchamente el consejo, y llega á
sus conclusiones, que son del tenor siguiente:


«Que desde el I'einado de Fernando el Católi.
CO, nunca se vió la monal'quía española tan cx-
hallsta ni tan dest.ituida de todo nrhit¡-jo para
hacel' frell te :í tamaño peligro; por tanto, enfl'e
los "at'ios medios propuestos para juntal' cau-
dales, el consejo persuade á V. M. que se sotll'e-
ponga á torla zozobra, aplicando á las llI'jencias
del estado la milad del dinero, metales lWeci(,-
sos y diamantes qlle llegan por los galeones,
Este es el a!'bitl'io ejel'utivo y confOl'me con las
necesidades pal'a aeudir á los peligros de la
monarquia, I'ecayendo el gl'avámen soln'e indi-
viduos opult'ntos, estranj¡'l'ol; los mas.v pOI' con-
siguiente no contados entre los Slíbditos de
V. M.; pero procurando indemnizar á Cllanto;',
alcance el sacl'ificio de aquel produclo pOI' ocho
tÍ diez años, Al ]lI'opollet' tal m'bitrio, no desco-
noce el consejo de estndo el quebl'anto que va
á redundar al cumel'cio y al crédito del estado,
puesto que los interesados habian venido á con-
IJ'atal' en Indias bajo el concepto de la fe ptí,
blica, con pactos revalidados pOI' el I'ey nuestl'o
señol' ; mas tambien le consta que de continllo
hay quien se deja corl;lI' 1m brazo ó una piel'na
á trueque de snlval' el cllerpo; que en un incen-
dio se arl'ojan pOI' las ventanas alhajas quebra-
dizas, y que en IIna torlllenta, aun el naviero
mas avariento til'J igllJlmente al mar los teso-
ros mas ricos pOI' alijal' la llave, Al mismo tenol'
queda abonada la relencion de rcntas y Otl'OS
al'bitl'Íos, eOIl la rebaja de "alOl'es ya planteada
pOI' aquell'amo; .Y si aquellas providencias son
efectu de la necesidad, el estremo á que V.M. se
halla reducida sinccl'ará el partiuo que en su
conct'pto debe seguir, con tanto mayOl' funda-
mento por cuanto lIingun otro ofrece las mis-
mas vcntajas, ni acal'l'cará tantos y tall pl'ontos
recul'sos como ahora se I'¡:qlliere. Hecho tam-
bicn cm'go de que la situacion no consiente


desatender el menO!' arbítl'io para juntar dine·
1'0, suplica el consejo de estado á V, 1\1. que se
e[¡tel'e de si sel'ía Ó no del caso pedir :í mil
individuos de tod~s clases, eclesiásticos ó se-
glares, á que le lweste cada lino hasta mil dll-
cados; encal'gando á dependientes amaestrados
en negocios, y ante todo desilllel'esados, la tarea
de formal' las lll'i mel'as lis tasi y los mismos com,
preudidos en ellas pudict'an lllego ir apuntando
los demás, hasta mil, en disposicion de pagal'
500 ducados. Todos los pasm I'elativos al cm-
pl'éstito correl'ian, fnel'a de la cOl'te, á cargo de
los Pl'elados y cOI'I't'jidol'es, que se entenderiall
elltI'e sí pal'a quc se ejecutase lodo bajo el mé-
todo mas oportuno y con el mejor éxito que
fuese dable (1),>


El documento segundo es un razonamienlo
prollunciado ante la reina rejcnte, e1 6 de di·
ciembre de HiGi, por el conde de Castl'illo, Jll'("
sidente del consejo de rejencia, Allá ~a literal-
mente:


,,!\Ii cdad laq~a y qllebpantada y el sinnúmero
de negocios intrincados IIIC fll'l~cisan á devolvcl'
en manos de V, l\f. los cargos qne ejcl'zo, por
Cllanto estoy viendo cuan divCl'so es el gobierno
dlJ la monarquía de aquello que debiera. Plan-
teal'on los reyes de España consejos, pal'a tClIel'
ministros con la vista clavada en los reinos.
buscando siempre sujetos de todo desempeuo
par'a los cal'gos, y para que en ,ista de sus sel'-
vicios y de las razones que mediasen, los pru·
pusiel'an al I'ey pal'a 1I0mbral'!os, Nada de eslo
se practica en el dia, pues la reina es árbitra
en valerse del ayo de su cunciencia (2) y en in-
fOl'marse de él, sin contal' Gon el consejo, y pOI'
sn pl'opia autoridad corre con el nOlllbl'ilmicuto
de los destinos cn todas las secretarías. Vell-
turosa fuel'a la Espaila, si no adoleciese ele Otl'OS
achaques; mas lodos Jos ministl,os pl'incipale~
se muestran acol'des en que nada bueno cabe
esperanzar con tal gobierno, y que la monar'-
quía ya cOI'l'icndo arrebatada á su tolal estel'-
minio, Dolorisísimo se me hace el cstJl' presen-
ciando tamaño quebranto en el reinado de
V, M,»


lJ reinano de Cál'los II sc ¡'edujo á una con-
tinuacion desastl'ada de aquel desól'dcn ante-
rior, Tan rematada era la idiotez de aquel prín-
cipe malhadado, que en 1G!l7, cuando pel'dió á
I\Ions, para escusarlc la pesadumbre que le po-
dia resultar, le manifestaron que !\Ions era <le
Jnglatcl'l'a. Cal'ecia á la sazon España de tropa,
de navíos, de dinel'o y de COllS.;jO; andaban 105
graudes desavenidos, ambiciosos todos, y sin


(1) Archivo de SimatlCn5, serie A, legajo 8, p. I¡~
Jlligue!, t. 2, p, 004.


(2) El r~dre Nitardo,




1 i\THOmCClON.
cl'édito ni autOl'idau (1). -Los Españoles, des-
validos y desgobernados, no podian estorbar la
f'jecuciolJ de mi tratado con el emperador, la
Inglaterra y la Holanda (2)." "Cnrece España de
todo l'cClIrso, el gobiel'no está imposibilitado
de suplil' la falta de dinero y de fUd'za, yel con·
~ejo y la COl·tC andan desavcflidos (3)." Era un
cadáver. En fin yacía la nacían tan remiltilda-
mente difunta, que los cstranjcl'os fueron tra-
tando de apropial'se sus tr'nzos descllal'tizados
yen podredllmbl'e; y Cál'los II, monal'ca men-
tecato, dejó la COl'ona, f~xhanstJ, envileeida pot'
su interior é insl'Il lada pOi' de flH'ra, á un prín.
cipe estranjel'o, COlllO si fucse llna hacienda pat'-
ticllla!'.


Esta fué la dinastía de Ausburgo en España.
Entronizada pOI' un déspota guerrero, dedica
dos siglos á acabal' en España con todos los ma-
nantiales de la prosperidad ptiblica, y dejal' apa-
gadaslas pavesas del entendimiento humano. La
gloria militar, quc centelleó esplendol'osa!lll'n-
te en el Ir'ance de feneccl' las libel'tades plíbli-
cas, embelesó insta>ntaneamente á un pueblo de
suyo ardOl'oso y recien s¡¡lidu de una guerra de
largos siglos empleados en conquistar su in-
dependenci:l n,'cional. En la embriagnez lIl'l
tl'iunfo, S'~ desvian los alal'idos de las vícti-
mas sacl'ificadas á la conquista y al enfut'c('i-
miento implaeable del fanatismo político y '·l'·
lijioso. Entl'e aquellos estravíos que encamina-
!Jan á la bal'barie , no percibian los ~:spañoll's
las} ertas cadenas que les estaban I'emachando
la Int¡lIisicion y la soberanía. Así que, pal'a ei pue-
blo, el malogt,o de las instituciones es el envile-
cimiento, y pal'a el solio la huesa; y así en Es-
paña Jos n'yes, con el afan de den'ibar la libel'-
tad, destruyeron su pujallza y podel'Ío. A im-
pulsos de un instinto asoladot" ~igllielldo á la
Inqllisieioll antojadiza é insensata, falleciel'ol!
moralmente, bastat'dearon, se conSl1miel'On y
M! alelaroll_ No cabiendo fuerza en Felipe nr,
en Felipe IV y Cárlos II como en Cárlos V y F("
lipe 11, fueroll cobal'demeute inhllmauos. Ene-
lIligos ~e les hacia n todos, y ~e rell'ajeroll dcl plÍ-
blico, allá emparedados en un palacio fI'anquca-
do únicJmente á privados, ramCI'as é inquisi-
dores, apersonándose con la nacion tan solo en
tropelías y en aparatos llÍgnbl'(~s de antos de fe,
Empezó la dinastía con un déspota y acabó con
un insensato." Cill'105 Quinto fué jeneral y rey,
Felipe II solamen te rey ( pero i qué rey! ); Fe·


(,) Memurias de TOl'l"y , l. 1, pái. 12.
(2) Pliegos de Luis XIV, del 16 de ~gost6 de 1 (i9~1.


nI marqué, de Harcurt, p. ¡07.
O) :\h·lIwri".; d~ Tor<')'! p. 123.


lipeIlIy Felipe IV ni aUIl t"c.}cs fUeI'OIl, y Cár-
los II ni siquiera hombre (1)_ "


Es pues muy obvio que la decadencia siempl'('
redoblada de Espaiía se eslilbona con las c;w-
sas recien·espuestas. TI'aspasal'on las entrañas
á la nacion, se internaron hasta su esencia vi-
tal, trascendicndo á su poblacioll y sus produc-
tos. La España, despegada para con sus propia~
instituciones y opuesta á -la libertad en las aje-
nas, se avino tácitamente á pet'secuciolles hor-
rendas en sus hogares, Goma tambien al sistema
estcrminadordll sus céleb.'Cl! capitanes en guer-
I'as lejanas; y así ha venido á selltencial'se á las
uesventlll'as y padecimientos que la están aco-
sando.


Despues acá no hubo al'bitr'io para henchit" el
"aeÍo hecho en la poblacion pOI' la sobe.'auÍa y pOI'
el tribunal implacable de la Illquisicion, soter-
I'ando castas enteras de jente en sus lóbregas
mazmorras, ó abl'asánuolas pOI' millal'es en su~
hogueras. Arl'ojál'onse allá hombreii sin cuento,
y sabido cs que la despohlacion es una de las
pl~gas mortallls de la E,paña desventurada. 50-
Lre tan pavoroso desenfreno, estamos luego pre·
senciando guenas desapiadadas y degolladol'as.
('on el alfanje eatólico, ya en A mél'ica, ya en 10<.
l'nises Bajos. En los siglos XV y XVI, la Espaíj;;
jlat'ltce que se vincula en matar á diestro y si-
niestr'o donde qlli.!ra q\le asoma el pendo n de la
Inquisicion y de la soberanía_ En l\Iéjico ,en Li-
ma, Cartajena de Indias, Sicilia, CtTdeña, Ol'an
y Malta, la lnql1isicion entabla ~tI rumbo y vn
degollando víctimas innullleraLles. En ~IiIan, en
Napoles y en Flándes, paises (h~1 señorío espa-
ñol, intenta plantearse la Inquisidon ; y el ca-
tolieismo de entólIces se patentiza por el rastro
1~l'gl1ísimo de sangl'e que va dejando en pos {h'
sí. J<:l del'o , tan inacional como implacable, ne
sabe sino acuchillal' y mas acuchillM' ; deleitán·
dose al parecer eon aquel aeiago sistema asola-
dor, y alentando desahogadamente al allonada!'
la fuerza y la intelijencia de la nacÍon ; y asi ~o·
Jio , I'elijion y pueblo ya no existen mas que so·
bre un cLÍmulo de escombros.


¿ En qué habia de pal'al' IIn pais todo calentn·
I'iento dc cl'ueldarl estl'emada Ji hecho alternati-
vamente víctima ó verdugo? En lo que ha ,eni·
do á IIcr_ - Con tales costumbres desapal'ecie·
ron las ill~titueiones. Apeada la España de Hl en-
cumbramiento, y ajena de toda pl'ospel'id"d in·
terior, se hundió en la misel'ia mas espantos,;,
que ha parado en estado normal.


Pueblos, dinastías é individuos han de pauta¡'
su mOI'alidad y su justicia pOI' IIIl I'~lmbo ell) ...


(1) Mignet, Intl'oduccion á 1" colf.,;cion de doct;-
mento, inéditos sobre la sucesion rle España, páji.
na XXXII.




I\TWmuno.'\.
des\ iu es pel'!licio~isimo; y ~i 1l0, ahí ""la la
hislot'ia pl'egouando que las atrocidades llevan
LlI'de ó tCIll)H'aIlO su castigo. El hombrc anda, y
Dios cs su guia. Con esta gllardianía invisible,
uuestro libl'e albeddo dispone de los medios;
:¡'.lcede que nuestros cortos a[cauces no calan los
i l) lentos allá recónditos de la Pl'ovidenr:ia ; mas
I!UllCII nos cabe dudal' de qlle en todo hay un
Llanco para la disposicion del orbe y el réjimen
de la vida. En descl'eyendo la mOl'alidad de Ull
flt'bitro ~lIperiol', tendrémos que jllstipl'eciar los
hechos como ~ctos materiales, lIuestl'a existen-
cia vendrá á ser' 1111 juego del acaso, al pal' de
cuantos aconlecimientus la acompai'ían; pero
¡)()I' dicha el devaneo de esteateismo embrutece-
dor se nos está patentizando á cada paso, é im-
posibilit¡, 1111 yerl'O tan afrentoso.


FELIPE V , FERNANDO VI , CARLOS III,
CARLOS IV,


Sll('('de la dinastía ft'3ncesa á la austl'Íaca,y en·
ll'ollizildos acá los BOl'bolles , desapal"ece toda
política nacional. La España viene á para¡' en
f,atélitc de la Francia, esclava mente avasallada
pot' el iuflujo la&lirnoso que,)a no puede menos
dc ugualltar; y en que¡'icndo sacudir tan indeco-
I'OSO ) ugo, tiene quc an'ostral" tt'emendos sacri·
licios. Esta pl't'poteucia que la Fl'ancia se ha ern-
penado en ejercel' sobl'e la E~paiía abot'ló una
eompeíencia de predominio estl'3nje¡'O hal'lo
aciaga para el pais, pucs ha qllcr'ido la Iuglater-
I'a eonll'apcsa¡' á la Fl'aucia; y de aquí dimanan
las oscilaciones del gabinete de Maurid, elltl't!
política ing!e~a ó f¡'anccsa, sin dejal' cabida al
~istema ca,tizamente espai'iol.


COIl la paz de 1J lrecu 1 , pacific;¡da la Espai'ía
y recouocída la llueva dinastía pOI' la EllI'opa
entel';¡, la adhesion COBstante de un sinmíme-
1'0 de Españoles, la viclol'ia y tallluieu cierta
maguauimidad en Felipe, todo se agolpó para
1ejitimal' un del'echo que no adole~ia de mas
quiebra que la falta de aprobacion solemne de
las cÓl'tes. Imbuido Felipe eu los mundamientos
del abuelo, en castigo de la resistcucia de algu-
nas provincias que le tcnianairado, It;s quitó las
reliqnias de sus [UCI'OS y exenciones, )' este nue·
vo embale aciba¡'ó los quebrautm; tlue se e~ila­
ban ya padeciendo_ Continuó la Inquisicíon su
canera de atl'ocidades, pues hasta 1.032 pel'so-
llas fenecieron en las lIal1las de los autos de fe,
J' la sUllla de HIS ,íctimas lastimosas, en el I'ei-
llildo dc Felipe V , ascendió á 9,902.


Uabia ya la dinastía austl'Íaca allanado la ~al'­
I'efel'a al despotismo, y el advenimiento de llue-
va dinastía tenia que dal' la sei'íal pal'a nUevos
alt'opcllamicntos coutra los derechos de la na-
cioll.


El ill'jmcr desafuero cou,i,tió en el allto acor-
dado de 1713, aboliendo la ley de sucesion, vi-
jente en la IIlOnal'llllía desde siglos, pal'a susti-
tnil'le la de los Agnados, No me cabe aho"a el
abogal" pOI' el sistema antiguo en Sllcesioll , ni
menos pOI' la lejili:nidad de la r"íua Isabel, hil-
biéudolo ya vel'jficado eu CO)'lllJtUl'a I'eciellte y
como á voz de pregoll, pa!'a tello' que repetido;
cuanto mas que suscité ya esta cuestioll cn Alc-
mania, el año pa~ad() de 1839, dando ('altlpo al
sabiG catedrático de la universidad de Heidelber-
ga, el DI', Helll'iquc Z;cpfl, pal'a publical' su En-
sayo histórico soúre la sucesioll de Espalia, obra
que despeja todo a;,ol11o de dnda sobre la vali-
d~z de los deredlOs de la \'ein<l h;¡bel U. Herma-
llál'onse la justicia y la victoria para encumbl'at,
el derecho, cOlTespo[jdiendo á los couatos de la
n<:ciou , y demostl'ancJo la España cuál! desvali-
do es el albeddo de un déspota contra el didá-
lllell de la mayoría dcl pueblo.


El'a el testamento de Cál'los n un atropella-
miento innegable de las leyes y costumbl'cs del
pais, acta qne ha tl'ascendido lanto para el des-
tino de Espai'ía , y se eslabona tan e,t¡'eChalllen-
te con los acontecinJieutos ¡¡duales, que mani-
festal'é lilas adelante pOI' qué tr~moyas se vino á
redondear aquel último yerro del reinado de
Cát'los n. Ya por dos veces, en menos de siglo
y medio, el aciago menospl'ecio de las lejes. que
escudan tanlo tÍ mas al solio que á las iustitucio-
nes de un pueblo, ha encendido la guel'l'a en el
corazon de España. Aborto eH 1700 del testa-
mento dell'cy pos11'el'o de la dilJastia austl'Íaca,
la nacion se abalanzó á las aJ"mas; y ahora el au-
to acordado de t 713 ha sen ido de (ll'ctesto pa¡'a
la slIblel'aciol1; ,) ,Hnbos fracasos lÍellllles tran des.
de 1 llego que está harto arraigado en España el
det'echo nacional. y que el att'opellarlo ¡'cdun-
da siemp¡'e en escarmiento. Cál'los II y Feli-
pe y , fieles ~á Sil sistema de ciego despotismo
que teuia esclavizado el pais, COllceptual'oll ill-
decol'oso para sus t'ega lías el acndil';i las có¡'tes
pal'a disponer, el mIO de la COI'OIl;], y el 011'0 de
la ley que pautaba la slIcesion, !elll.!ndo qllP. bas-
tal' su mero albedrío para dal' \'adoá todo Jo "c-
nide¡'o,


Estl'cgados los tiempos, corria valida esta
cl'eellcia, y se daba pOI' escusado el belleplácito
de la [lacion ; 1)('1'0 una guel'l'a de trcce ~lÍ'íos fué
la protesta engl'eida que debió manifestal' á Feli-
pe y como no carccia Espada absolutamente de
cuel'jía. Desentendióse de todo, y con su inno-
vaeian tiránica en la sllcesion cOI'['el:Jtiva de la
corona, nos impllbo I~ obligacioll tremenda de
protestal' soletnnCrnellle contra tamaDo qlle-
bl'antatllientn del deredlO nacioual. J\l~s WlJtll-
I'OSUS que II [l('stI'OS UII kpa~adOti, ~ a('<'I':i allte 110-
~Oll'()s t'¡ d,'spolislllO ,} \o!:ll'j pal'a Si'·llliJI'(~ el




i


I?--TROOU:ClO-'í . s;;
déspota qne ha venido a pedit' Id solio en vit'lnd
d~1 l1uto acordado de 17 J 3.


Otro acto de Felipe y, que, por meuos tras-
tornador, no le ha redundado en tanto vitupe-
rio como la det'ogacion de la 311ti~ua ley de su-
eesion , y mas mOlls!ruoso todavía, si cabe tal
~radaciou en el menospl'ecio de las leyes, es Sil
renuncia y su recobro de la cnrona. No solo COIl-
1t'3viencn entl'ambos pasos á todas las leyes de
F.spaña , sino que atropellan tambien el mi~mo
auto acordado de 1713, de forma que el fundador
de esta llueva lejislacion fue el pl'imer'o en que-
brantarla.


Si no cabe descifrat' aquel at'rebato de Felipe
Ven deslt'lIü'la ley en cUJa virtud lo habia Luis
XIV sentado en el lr'ollO, menos se alcanza to-
davía pOI' qué estt'año destell;ple viene á abdicat'
una soberanía, á los cuat'enta años de edad, y
lI'as haber moúdo uua gne.-ra jeneral en l~Ul'o­
pa, acaneando tanta desveutllt'a a Francia y :i
[~spai1a , pat'a lue¡.;n t'casit, el cetl'o á po~os me-
~es y segui., em(1nilándolo hilsta su fallecimieu-
10, Pet'o en 110 teniendo un t'ey mas ,'cgla pal'a
pl'Ovidenciat, que su antojo y sus ímpetus, es
por demás el paral',e á avel'Íguar el móvil de los
estrados de Sil ar'bitrariedad,


Conceptuó Felipe V escusada la concurrencia
de las cót'les para vat'iar la ley de sucesion, y de-
bió suponerse toda\Ía mas desahogado para 'u
renuncia, sin contat' con la nacioll ni juntar las
córtcs, Sin emba.'gn, mieutras estas han sido
rea 1 men te ta 1 es, Clla n tos ¡·e} es de ES]la i"ía re-
nunciaron manifcstat'on sumo respeto á los cs-
tilos, la tl'adicioll y las leyes fundadas pOI' la
sabiduría y el det'echo nacional.


LeJ fundallll!utal y pacto mutuo eult'c la na-
cion y el pueblo es aquella ley que pauta los de-
rechos y fn'crogalivas (le la COl'Olla, La familia
en cllyas mauos para el desempeño de aquella
maii~tt'atut'a supt'cma tiene que obst!t'var la ley
al pal'·que el pueblo, manantial sempiter'no de
todos los derechos nacionales. 2\lientl'as las ins-
tituciones han sido en Espai'ia la IlOl'ma inul-
riahle de los rel es, todos se han ido atelltamen-
te doblegando 'á las ohligaciones que les impo-
Iliau , á fin de q ne se acatasen los del'echos que
les franqueaban. Aualanl.óse el pi"Ímet'o Cá,'-
los y contra las libel'tades jlúblicas, y rué tam-
hien el (lrimel'o en deseeiiirse la corolla sill pal'-
ticipacioIl de las CÓI'tl'S. Autes ~ielllpre tenian
que sujetal'se tales I'enuncias á la a¡lI'obaciotl
de las cót'les; y ninguno de ellos animó las
insigni;¡s t'l~aies sin ln',~ceder el beneplácito de
los dipltta(los el ... la 'laciou.


Deja "Talllha , en 680, la COI'Olla, que es elec-
tiva, y En-ijio, lIombrado sucesor, t.icue anle
1!)(!O q\1l~ t",tilllouiat' como es libre la t'euuncia
de \Y;dllbJ. COllvoca al inll'1I1o ,,1 s"gllndo ('011-


cilio de Toledo, y le pt'csI'llta eou sus docu·
mentos .in~tificaliv()1 de la ehpolllatleidaJ el"
aquel aeto , cn el cual 'Vamha recomienda EI'-
vijio á los gl',wdes y condes palatino~ pa¡'¡j ~Il
eleccion. Apl'neba el concilio todo lo III)cho, I'I~­
valida el nomLrnmieuto de Enijio, dCsc¿ll'~a Id
pueblo del jut'amento t,'iblltado á Wamba , y
enc31'ga respeto y obediencia al nuevo I'ey.


Encumbl'al'oll á Renundo 1 (el Diacono) al
~olio COlltt'3 su voluntad en 788; los relumbl'o~
de la corOlla no le t'cü'aen de su pt'opensioll al
t'etit'o, ~t1hela¡¡do siempt'c vivil' arrinconado.
Se afana Bermudo 1'01' afianzat' la paz, y aplaca.·
las disconJias que se opollian al reconocimiento
de Alfonso el Casto, y logt'a t.'aspasat' el cetl'O
al sucesor, aceptada lloa vez legalmente la re·
nuncia.


Tt'ata Alfonso el Gt'ande, juntando gl'andes y
prohombt'es, de I'ctil'arse, y en Sil pl'csellcia de-
posita las insigni;¡s de su potestad I't~al , con
esta fórmula de solelllue renllllcia: Regim{/{('
se prival'it prcest!lltibuj·.(iliis et potio/"ibllS rer:"¡
.mi; y dt! I'csultas , pt'odaluan rey á su hijo, cl
príncipe Dou Gat'cía.


Tt'aspasa Alfonso IV (t!l J\lotlje) la cOl'ona de
Leon, cn t:lf3 , al iufante Don Ramon , su hCI'-
Ulano, despnes de con~ultat' con los .'epl'esen·
tantes de la nacíon juntos en cót'tes en Zamol'a.


Las córtes de Valladolid, muerto Helll'iqlH' 1,
pl'oclaman por' I'eina á Doña Bercuguela eu
1217; pet'o jenialmente mal hallada esta In·ill-
ct!sa con el bullicio de pah,cio , pide á las eó.,-
te~ se le franquee el h'aspaso de la corona á su
hijo el infanlt~ Fet'uaudo; acceden las córtes, y
~ubc al solio Fernalldo 1II.


Desde el siglo XIII, Ja no apat'ece en la his-
!.ot'ia ejemplar de t'enuncia hasta la de C~l'los
Quinto á l"a\l)l' de su hijo Felipe, t!ll lll'uselas, el
16 de enel'o de 1.>56, Hal'to avezadüs tcnia Cár-
los Quinto á los Españoles eu elmenus]ll'ecio d~
sus leyes, pat'a que estraiJa~en aquella IIlH!\a
¿¡I'bitrat'ied;¡d ; y nadie se admit'ará dc tlll paso
que ~e da tanto la mano COII toda la ,ida d.,
aquel pl'Íneipe. Deliuquiendo en cuanto debia á
la España, gnat'dó al mellos consecuencia; pel'o
aquel despt'ecio con las instituciones del pai . .,
corl'ia pat'ejas con el SI1I1I0 teJio de los nego-
cios en que su situacioll lo habia puesto.


Despues de la paz de Cl'cspy, muerto ya F.'al!-
cisco 1, 3jll~tó la F.'ancia uu tratado de aliam.a
eOIl los ]lI'íncipes pt'otcstantes contra el elllpe-
radot'. Se renuevan las hostilidades ell 1'>52, ~
Carlos Quinto ft'acasa en Metz, mieuli'3S lo;,
Franceses van peneh'ando pOI' los Paises Biljos,
el lIenao, el AI'toi~ y la Picill'dia. Aquella al-
ma fogosa y conmovedot'a de la Em'opa entel'a
flaquea de illllll'ovi~o ; apeado del elllbeh~s() del
\liando, q;¡('hl'Jllt~ld() de aLIIIl', il,fl'lIctuo,os.




. -;ü INTHOnUCCIOI\ •
¡'euuncia el impel'io y apetct:e la paz á laJa
/t'IHlce. "La estaba ansianJo , dice Rabel'tson,
110 solo por el intel'és de su hijo, sino por 10-
gl'ar el timbre, al desviarse del mundo, de
devolver á la Elll'Opa aquel sosiego de que la
habia defraudado casi desde el principio de
su I'einado. " Queda pues descifrada aquella l'e-
Iluncia con el cansancio de treinta años de con-
tienda, sin alcanzar' el blanco de sus anhelos, y
con el quebranto de sus fuerzas corpol'ales, co-
mo que sobrevivió apenas dos años.


Nada de esto se echa de ver en la abdicacion
de Felipe á favol' de Sil hijo el infante Luis,
príncipe de Asturias, mancebo de dillz y seis
años, que falleció á pocos meses; mas adole-
cia Felipe de raptos de melancolía I'ayanos de
la demencia (1).


Lleyaba Felipe V veinte y dos años de l'eina-
do ; hallábase pUI'S en edad de esperiencia y
consejo como de fuerza y desempeño, y nece-
sitaba la España una mano amaestl'ada en la
cumbl'e del poderío pal'a cicatl'izar llagas muy
hondas. De repente, por un antojo inesplicable,
Felipe, sin contal' con la nacion y sin juntar las
cÓI'tes, se desprende de la corona, disponiendo
de ella á fuer de patrimonio, alegando allá vul-
garidades , que desmiente luego al ocupar d"
nuevo ,,1 solio,


Dice el texto de la l'enuncia: "Don Felipe, etc.
de. Sea notorio á todos los presentes y venide-
¡'OS, como hallándome de cuarenta años, y ha-
biendo padecido, en los veinte y tl'es de guerra,
quebrantos, trances, dolencias y desvelos, co-
mo saben todos, debo á la Providencia di\ina ,
que me ha apadrinado con tauta dignaeion, el
haberme desengañado de los devaneos dellllllll-
do, .l' no queriendo desentendel'me de su ense-
ñanza, he aCOl'dado, tl'as lal'ga y madura rc-
flexion , en confOl'midad con el dietámen de la
reina (2), mi muy querida y amada esposa,
descargarme del sumo gravámen del gobierno
de la monarquía. Bajo todos estos conceptos y
consideraciones, lIsando de todo mi albedrío,
de motu proprio , he I'esuelto ceder y renunciar
en vos, príncipe Don Luis, como en vil'tud de
esta IIcta cedo y renuncio eu vos todos mis esta-
dos, I'einos y señol'Íos. Y esta renuncia, que os
hago sill t'eSel'va, etc, , etc. , quiero y entiendo
que se mire y tenga pOI' todos como si lo hieic-
I'a ,ya en córtes á instancia de los proeuradorFs


(1) Historia de mi tiempo, tOIllO 1, p. 44.
(2) Renuncia hecha contra la voluntad de la reiu~,


fjUe ansiaba gobernar el mundo, y /JI! podia vivir
mas que en el solio, y que, para estorbar que el rey
estuviese desabrido cn cl trono, lo contuvo empeÍ'¡,in-
dolo lilas y m.s 1'11 nuevas guerl'as. (Historia de mi
ítempo, tOI1l. 1, poi· In


d~ las ciudades, m'llaJ' ,r aldeas dd reino; Sll-
pliendo, como lo hago, á cuantas nulidades
cupieren, y finalmente emperio mife y palabra
real, y ofrezco mantener y observar esta acta
de renuncia, y mando que se guarde y observe,
á pesat' de todas las leyes, fueros, usos y dere-
chos comunes y pal'ticlIlares del reino que sean
ó puedan sel' contrai'Íos á cuanto se espresa en
mi l'eOllncía, pOI' cuanto es mi voluntad que
cuanto en ella se comprende se tenga por ley
espl'esa, telJiendo la misma fnerza y vigOI' que
si se hubiese formado r promulgado en córte.f
jcneTalf'.\' tras deliberacion madura y con su
anuencia (1),1>


Así que el descocado despreciadol' de la~ le-
yes pt'etende que Sil voluntad Sl'a mirada eo-
1110 ley votada en cór!cs : confesion estrilña del
desvalimiento de aquel déspota, atl'OpeJladol'
del del'echo plÍblico, empeñado en que se l'es-
pete aquella acta tiránica, como si tuviese san-
cían legal; pues al I'enegal' de la soberanía na-
cional, tiene que coufebal' que á ella sola com-
pete el lejitimar su renuncia; invocando el
nombre de las cÓI'tes como LÍnico medio dt·
lograr obediencia.


En el mismo dia de aquella abdicacion, el 10
de Pilero de 1724, Felipe V otol'gó un testa-
lIlento , en que dispone de' la coroua como de
una hacienda propia, instituycndo het'edero
universal de sus estados á su primojénito, el
iufante Don J""is, y á sus hijos y lejít.imos des-
celldientes , y en su dejecto, al infante D. Fer-
nando y.fU posteridad, guardando el úrtlFn r gra-
do establecida por el auto acordado de 1i13 (2).


Aceptó el pl'ílleipe Don Luis la COl'ona por
acta fecha en San Lorenzo, el 15 de enero de
1724, Y en vit'lud de la l'ellllIlcia otol'gacla pOI'
,,1 rey su padre, de 10 de enero del mismo año.
:Pué Don Luis pt'ocIamado rey en Madl'id el n
de febl'ero siguiente:


Mas el enfado COIl las gl'andcz8s del mundo
suele amainal' ; quedaron ll'3scordados los avi-
sos saludables de la divina Providencia, y l:t
palalJt'a I'eal , solemnísimamellte empeñada en
ia contiuuacion de aqllella I'enuncia , se t'evocó
muy PI'OOto Fallece el rey Luis el 31 de agosto
,i¡;uiente, y firma, al espirar, una acta, en que,
sin disponcl' pOI' sí de la corona, ractllla plena-
mente á su padl'c para testar en su nombre l al'-
I't~glar el solio como tuviel'c por convenient,~.


« Concedo, dice en acta otorgada el 30 de
ago~to , víspera de su llJltel'te , plenos poderes,
J en la fOI'ma que mejol' quepa en del'eeho, al
I'''y Felipe V, mi Jladl'(~ y señor, para qlle en mi
nombre, y como plldi('t,~ vel'ifieal'lo yo mismo,


(1) \LlrílJd, Teoría d" l.IS C;órtt's.
,)} ~J;u,jna " TI'oría d{· L:s \'(}l'ks,




I \TIWl>lCCIO-",
arTeg]e mi testamento, c.Iiclaudo lUí voluntad
postrera, pues llombro á S. M. pOI' mi albacea
in solidum pal'a que ejecute lo que tenga por
conveniente, en cuanto venga á enterm'se (\"
mi ,"oluntad , pues mi ánimo enlel'o y cahal f'S
que S, M., en vi!'tud de estos pode!'es, pueda
pr~cticar cuanto pudie!'e yo hac!'I' en ,ida, ~i:1
la menor escepcion.»


AquÍ tenemos un rey, ma/lcebo de diez ~'
seis años, quien ignol'a que su padl'[J poco all-
tes, en menosprecio de todos los del'echos cll'
la nacían, ha pautado la slIcesion á la COI'm);1
en su familia, Segun su albedrío, ignora igual-
mente que, en vÍl,tud de este alTt'gio dinásti,
co, el heredero de la corona se h:tlla en la pet'-
~ona de su hel'lnano; se desentiende Don Luis
del auto acordado en 1713, Y habilita á sn p 1-
dre para disponer tras él del l'eino. 'En la vida
privada de las jentes, semejante abuso de la
facultad de disponel' de un patrimouio :ljeno se
declat'aria nulo por todos los tribunales; y, In
nacion entera ha estado aguantando hecho lan
escandaloso de linos podel'es amplios pat'" dis-
pon€r de la corona de Espaiía,


Sucede F(!lipe V sin la I1WnOl' dificllltad {j Sll
hijo Lllis; elesapl'opiJ á Sil hijo seg1llldo, re-
niega de las declar:lciones solemlles del 10 de
f~nel'O, se descntiende allá elel auto acordado de
1713, obra suya, I'case las riendas del estado,
retractándose de los términos de su acta de
l'ellllllcia del 12 de enel'O, y I'eentabla un I'ei-
liado de veinte y dos afios. Así es que ya en el
¡wimer caso, en que el auto acordado, decl'p-
lado como ley I'cgllladora de la sucesion al so-
Jio , li(~()c aplicacion, Sil mismo antor Felipe V
es quien la qlll'branta, sin hacel' mas a pl'eeio
de su pl'opia ley que de las de la ;¡ntigua mo·
lIill'quía, Acude por escarnio al consejO de Cas,
tilla, avillanado y senil, el cual le dice: K Que
Dios quiere con P-!'idencia que reine, r que seria
una impiedad el desoir su voz. » Se consultan
igualmente teólogos sobre la validez de la l'e·
Iluncia solemne hecha pOI' Felipc V, con ánimo
de no cCliirsc mas la corona, ni gobernar el es-
tado en coyuntura alguna, Estos rezadores pa-
laciegos del despotismo contestan: "Que a
pesar de la rcnuncia hecha de la corona, come-
teria Fe[;pe V pecado mortal, si no se rcencar-
{{aba del gobierno ó de la rejencia del reino, la
¡unta, hecha cargo de que la obligacion de rc-
cobrar la COl'ona no es tan terminante y ejecu-
tiva, puesto que si resultan gravísimos incon-
\ enientes de que el rey se desentienda del ¡';ll-
hiet'no ó la l'eje!lci~ del pais, no sucede oh'o
lallto en el caso de que S, M, ~e desentienda
,]e sen tal'se otra vez en el solio. "


Equivoca pareció esta conkslacion desde
lI<'nO, pues apetecía la !'eillrl que Felipe fUC'SG


rey, 110 rejeute, }' ¡¡~í se acudió 1I1levamcnlc' 111
consejo, pl'oponiéndole dos pnntos: 1.0 Si !o{'
'111ebrantaba:ó no el derecho del ;illfante dOl:
:,'eI'll8ndo,:coll proclama!' ¡Í Fdipe',V;rey de Es-
paña. 2.0 Si podria el rey gobl~l'llar como rejen,
le, y si en aquel caso, tcndria aecion para es-
duir á los tutores (nombrados: pOI' él mismo eli
d acta de I'enuncia), eseojer otros, r to11lal' cual-
quiera otra disl'0szcioll.


Insiste el consejo en'su primer dictámen , y
opina que debe reencargarse Je las riendas de!
f:sfado, en concepto absolutameNte de I'lT, ,\'0-
pena de apartarse de la voluntad de Dios.


Convencido ya }<'elipe con razones tan con-
cluyentes, se avino al dictámen del eODsejo y
I'casió la potestad supl'ema,


Hay que )ll'esencial' las aclas auténticas d ..
lales entJ'emeses pm'a darles crédito; y hay qut'
Luscar ejemplares tan desatillados de menos-
pl'ecio de las leyes y derechos de llll pueblo ell
las revoluciones del serrallo, donde el antojo
de un déspota suele ser la LÍnica ley para la su-
eesion al solio, Si provocan á ira las demasia;,
odiosÍsimas de la potestad real, acongoja aun
mas la postt'acion afrentosa en que yacen las
allá esclarecidas córtes de España, yantetodo
el estl'emo de vileza con que los destrnctor'e~
de la libertad habian estragado al pueblo, Aqlll'!
afan malvado iba progl'elmndo con urja tirani;¡
apoltr,)nada y cGbarde, que daba al tt'avés con
todas las instituciones, sin que med,'ase la po-
testad, siempre irl'acional, plles el despotismo
fundado pOI' la dinastía unstr,jaca sigue acosando
en la francesa, c,'I'eeiendo además de aquellos
nsomos de gl'andiosidad, independencia y se-
¡'iorío; gobiel'l1o en que bast3l'deó la soberanla
j' se apel'sonó ahol'a nuevamente el. don Cá,'-
lOS, nO!" nata y dechado cabal del absolutismo.
,"le hizo cargo la España de su pOI'venir, y ¡'P-
('hazó pundonorosamente al prototipo de tan
embl'utecedora servidumbre.


Sigile la España desmed¡'ando pOI' el pendiente
l~n que se hallaba al encnmh,'¡¡rse Felipe V nI
solio, pues el desórden de la administracion ),
la falta de gobierno se estáll p;:t1pando. Nos val-
drémos de las obras de Luis XIV para algunas
citas sobre el esta.;)o de la hacienda y el rumbo
del gobierno eon su nieto; pues debia jllstipre-
ciat'lo adecuadamente. "Fenecieron como antes
las rentas del rey de España, pues no se pagan
las tl'opas (1). Estoy viendo hace tiempo que no
,;abe esperal' auxilios :de España; hasta qne S(~
at~jen los abusos l'eillautes¡en,la hacienda de
S. 1\1. C. (2) ... Se carece absolutamente en E~-


(1) Carta de Luis XIV á 1\1. de llelcur, enviado
de Fratlciaen Madrid, r3 de junio de 170r.


(,) e",,, d, L,,(, XIV "1 <I"q", d, ¡l.",,,,, "(




!\nWIH.CCIO'í ,
paila de ditl~'I'o, aun par,1 105 dt:selllbol,os UI.:S
Imprescindibleil, pues no hay arbitrio para
acudir á la guel'l'a de Italia, para cumplir los
tratados, sostener las alianzas ... en fin, estoy
llevando á cuestas y solo todo el dispendio de
la ~nf'rra (1) ... Teneis que dedicaros, por vues·
!ra p¡'()pia gloria, al I'establecimiento dt~ !os
npgocin,:, pups harto presenciais Sil desórdell
nOI' la Je~jdia de Yllestros ankcesores (2), Es·
¡ais apreciando.v abol'l'cciendo cuanto os apun·
!;¡ la princesa de los UI'sinos ... Os em peñais en
gobernal' lIna monarquía mal ~fianzad3 sin con·
sC'jo (3) ... Estais cnt!'l'aclo de la endeblez de mi
nieto; cab!' el que diga :\ la rt'ina cl1{m Yel'gon-
zoso conceptúo pal'3 él.y aun lo gradLÍo de opro-
bio pal'a Sil reinado, el que la deje tel'ciar en el
/(ohicl'no (4).»
Vé~sc eual cr~ en 1744 el conct'pto de M. de


!\rgenson, mini~tro de Luis XV, y se verá cuan
"¡jcon tr~dos iban siem¡JI'l' los illtet'e~es de ambos
p:,iscs,


.\1. de Al'genson hizo cargo al I'ey -De que
Illi!~ntras viyiese Felipe Y, y siguiese gobel'llandu
~!1 mnjer, se haria lIluy arduo el ajustar' la pa¡;
jenel'al de convenio COII Espilña, por cualltoja-
miis en aqll{'Ila corle se P¡'opol'cionaban los me·
dios con los fines; que !lO se miraba lIlas que á
los interest's propios agria y descortesmente ,
desentendiéndose siempre de los ajenos; 1ue
lodo se encaminaba por el consejo de pasioues
IUI'Pt'S, como ol'gullo, codicia y v¡,nganza; que
~i!' h:lCia forzoso negociar'l'eservadamente la paz,
prescindiendo de este aliado; y que manejando
los negocios cuan acertadamente cupiere, con
'" ánimo acendrado de S, !\J, para todo, no se no·
tú'ia.\'cn las condiciones ti la Espalia sino tras Sil
,'oncl/lslon mlJ)' {/jian~ad{/, por mas que dije.<en
() hiriesen (5).


;\;0 agolparé aquí Illa~ cita~, pues el concepto
dt' Ll1is XIV, sacado de su propia corresponden-
¡'¡'l. y el de;\1. de Argenso;l, ministro de Luis XV,
dan harto á conocer lo qlle el'an, en dos épocas
díVCI'S:lS yen I'ealidad, pi gobieruo de Felipe y,
v la~ relaciones de ambas coronas, á pesar de
lo~ vínculos dinásticos que mediaban,
Suc(~de {i Felipe Y Fernando VI en 1746; prin-


(¡re endeble, y al1nque bip!1 intencionado, sin


d .. junio de '7°1.
(r) Carla de Lui_ }([V al conde de Murcin, 3/
d~ ()ctuhre de 1701.


(2) Carla de Luis XIV ri Felipe V, 10 de ",tien.·
hre <1" ,¡oli.


(3) Corta de Luis XIV á Felipe V, :lO el" .<PlicOl·
hr!' (1" '7°4,


(4) Carl" de Lui1 xnc al ¡j"'lue <le !.r"motl! , fí
f]('" ('nf'ro <h· 1;0,).


::;l M. d. FJ" .. ~n , tClm, r" p, ,:l;.


ac:i"rt:¡ ¡¡¡¡l'a ('Il t.ablar \lit'joras , y llla~ t'()ll lo~
qllebl',IIIt05 que padeciera el reino en I a gll{,lT~
de sucesion, La reina, hf'rmana dell'ey de PUl"
tugal, parcial de la Inglaterra, y luego los mi·
nistl'Os, recelosos del predominio que el n'lbi·
nete de Yersalles habia estremado con Felipe v,
~\lllaJ'on ~11S conatos para relajal' los "íllculos
de sangre entre Fernando y Luis XV. Todo se
volvió amaiios en Madl'id dí~sde el asomo <1(,
aq!lell'einado, y el duque de Duras, ernb:ljadol'
de Francia, se t~smet'a en cotltra¡'l'stal' el inflnjo
inglés, cuyos sosll'nedol'es m:lllifies(os erJI! la
reina, el privado duque de Alba y el ministro
'Val!. El padre RábHgO, conf't'sol' del l't'y, era el
[ínico palácieg0 propelJso (t la Fl'nncia. y Rsí
quedó pronto itpeado. nespavorido el Illinisll'l'io
fraucés con el influjo de la Inglat('I'!'a en el ga·
binete de Madl'id, echó el res10 para :lI'rollal'
las indecisiones de Fem3ndo VI, sin que jamás
lograse "encel' su deLil idad ; y poco prosperó
durante aquel reinado el gnLill('L(~ de V('I's~lles
con todo el pal'entest::o de entrambos I'l'yes de
España y FI'allcia, hallando tan solo illdiferell'
cia al ir en busco de S\1 ar:'imo.


El queh¡'iltlto de Sil salud filé imposibilitando
mas y mas á Fernando VI para tOtlo af::w esme·
rada, estando bajo el yugo dp la rema, sin qlle
amainase UlI punto su influjo. Su fallecimiento
acabó de tl'aspasal' 111 I'ey, en 2í de agosto de
li58, siéndole el golpe flllH~stísimo, Retirado á
Vil!aviciosa, vino á p~ral' su hipocondría en
desvarío, Quedó luego COfllO pal'alítico y ajeno
de sí mismo. pasando semanas enter<ls tendido
sobre las sillas, con raptos modales de locllra.
LI('gal'on á s(,l'lc ya iI1~l1fl'ibles sus padecimien-
tos, y en 1II)0 de aquellos ímpetus frenéticos,
trató de suicidarse, orillando los afectos reJi-
jiosos que siempre lwbia manifestado, Su r:o·
lieute fantasia lo alTebaLó así por dos yeces,
pero ell UIIO de sus lLÍcidos intel'valos, le pre·
sentaron un testamento, en el cual sn herma-
no, el rey de las Dos Sicilias, quedaba recono·
cido pOI' hel'edt'l'o úni<,o de la monar'quía; pero,
á imitacion de I~ mallia de su herm~()o Luis 1,
no quiso [il'mar el testamento, contelltándosp.
COIl d~I' poderes nI duqlle de Béjar, quien IIr'mó
en su nombre y eo presencia de los ministros,
Falleció este desastrado príncipe ellO de ago~to
dI' ¡,59, dejando en su líltima temporada la
España eo aciJga anarqllía, yel palacio heeho
UIl hervidero de amaños y tramoyas,


J'io se rehizo la España con SIl administraeion
de su descollciel'fo anterior; pues Fl'I'llando, á
las iDstanci~~ hechas por la Francia. en 1,,;[,
paré! rec~b<1!'I,~ a;gtln auxilio, t;ontest~: "Qtle I~
poslt';lcioll de fa h.1cipndil en E~rat1;¡ no le f'Oi1-
~i ~utp lIla~ r¡uC' ansi,lI' si!'mrl'f~ I~ P;¡7:" .y el mi·
ni~lrn ''':111 ;¡í'~!);¡ n7ilnif",danrln ill f'm"~.i;¡d()r




¡ "n,\) OLCCiOi'I.
de Francia, marqués de Aubete1'l'e, que la Es-
palía se hallaba imposibilitada de l)I'csf~1' a la
Francia, ni en todo ni I'n parte, los 36 millollcs
qtH' pedía (1),


El rey de bs Dos Sicil ias , heredero de la eo-
rOlla, se estaba en vano desviviendo pal'a ntaja¡'
las tramoyas que se [I'aguaban ell torno de Sil
hf'l'mBIlO lIlol'ibm::do, y tan solo ~u pl'esencia
podia COlliellerlas. POI' ¡anlo acudió atropella-
damente á Madrid al ~abel' el fallecimiento de
Fertlando VI, dcsplles de disponer del solio de
Nápoles ('o virtud del tratado de Viena del 3
de octubre de 1 ¡:m.


Hizo e:íl'los III testimonial' jUl'Ídieamente la
íncapacidnd del príncipe l'l'al, y escluyéndolo
del solio de España y del de las Dos Sicilias, nom-
bró por hrrrdel'o presuntivo de la cOI'ona;í don
Cárlos su hijo segundo, y para rey de .las Do~
Sicilias al hijo tercel'o, quien reinó con el nom-
bre de Fernando IY ha8ta en 1 R24.


Revivió al¡!;un tanto la nacíon , mas tod:l\'ía
asomaron al1lo.~ clt, f,', SiClllb la tíltima víctima
abrasada en Sevilla el i de noviembre de ti!;!.
A pagóse para siem pre la hognera de la Illquisi-
eion , mas no habia mejOl'ado el réjimen de la
h,leienda • ptwsto ql1e Cál'los lII, estrechado por
el duque de Choi~etll p<lra nn apronto met¿lico,
contestó como :;u anteecsOl': "Que el estado fa-
lal de sus propios ne;;ocios no le permitia acu-
dir en Jllxilio de l~ :FI',lIlcia, ¡<,niendo que r<~dl1-
cirse:í sus fi[Jl)s deseos_ " Los gastos de In COI'-
te, n~i1idos en el reinado de Fernando VI á 30
millones de reales, se dllplicaron, ascendiendo
,d nOlcno <k la renta jeDcl'al d",1 ¡'eino, Se l'e-
eJl'gó ia deuda ptÍblica pal'a aClldir á los desem-
holsos de la gllel'l'<1 de Amél'iea , y con el slIce-
sor, que aumcntó los fmpréstitos, subiel'on los
gastos de la col'le á 100 millones, esto es, i1!
quinto de la reuta jl'l1cl'aJ; habiendo llegado Fer-
nando VII ú gastnl' hasta 120 millones al nño.


IInbo sin embargo IDl'jC>I'3S ffecthas con Cál'-
los TII, j recobró la marina Sll brillantez aati ..
gua.


Desplomóse el edificio qlle!w;¡dizo en ell'rina·
do del sucesor, y una privBnza soez mancilló la


(1) Se J'ace oe estrañar ,,1 silencio del antor res-
pecto al célebre D. Zenon de S('mr:>devila, 1110 rqu~s
,le la Ensenada, lIiinistro universal, fundador de los
ti·es arsenales, constrnctor de doce nav]ns rll:" linea á
110 mismo tiempo, en d Ferrol, etc., etc. Llevaba ya
"delanle su empeño ele Mesarar hasta cien millones
de duros en el erario. clJ~lnd() lo A~raró una tramoya
palaciega, sien,I,) de advertir qne vivió rlespues l,;s-
la 40 años en Merlín" riel Campo. La conlestacion el ..
\va!! es Illlly pMtPrior á sn caida, y pndo tarnhien
,tl'r un esguiuce, ..-) flf;'l1cl,adrr de t.íctjed diplom;lti('~ J
fíll~ poco 1" narl:'\ ~igllifil'J. N. dal T


corona. Cál'los IV, \ iviendo en el ('~zadel'D, sl!e\-
ta las riendas del estado y entl'ega la España :\ 1:\
codicia hOI'I'('IHla de UII valido que todo lo pUt~(,
en alrnolJeda. Sardanápalo deejcalna :lbajo, IB-
I'a manal' en 01'0, todo es fel'ía en la ndminisl¡'¡¡-
cion ptíbliea , y tl'IICCa su mOI'ada ostentosa en
un mercado oriental, un hervidero de torpe-
zas,


Tanto desenfl'eno indispuso a los natlll'ales; y
entl'onizado el vicio, estaba 'ya harto patente Sil
descoco pal'a nI' mOH'r las iras de todos. Tenia
que fenecer la España eon aquel ambiente pon-
zoñoso, yel estremo de la maldad acarrf'ó ~1I
eontl'arcsfo, pues vendido ya todo al pOI' menor.
quiso Godoy vendel' tambien la Península en
globo ;Í Napoleon, y ~CI' príncipe SObel'3nO (k
los Algal'bes y del Alentejo. La desespe¡'aciol!
desaletal'ga el orgullo en los Espai'iole~ J á quie-
nes cUJlo libertar la EllI'opa de la 1lI0n31'qnÍa uui-
versal, sofinda y casi realizada por el númen del
empel'adOl'. C;¡uucan allá las monal'quías afÍf'j¡¡s
de Elll'Opa , y al jI' á d('s~pal'l~cel' en 1808" los
I'al:¡]ales de glol'ia que las vall al'rollando. se es-
1 1''' 11 a n cOlltra la pl1jar:za cspili'iola. Sin lél batalla
de Bailen, no mediaba la de Leipzick. y el ~ígui­
la impel'jal señoreaba pi pOl'venil' del univel'so.


]'\0 aparecc en la llistoría ínSl1rl'eccion mas ca-
balerosa qne la de los Españoles en 1808. Rom-
pe dispal'adamenle á impulsos del plinclonol'aja-
do pOI' nn valido desvergollzado, dueño de la
monarquía; se va lucgoformalizalHlo CI! defen-
sa d(~1 tel'l'itol'io invadido, y bajo la misma :11'-
tillería enelllig3 se reluce de ;¡r¡Il~lla especie ti"
vuelco de' SllS derechos püblicos ; pero para en-
tendel' toda la grandiosidad de tan briosa protes-
ta COIltl';] rl despotismo intel'iol''y contra ('1 es-
tl'anjel'o , hay que tendel' allá velozmente una
mil'aeJa sobl'c el estado de la PenÍusula á la sa-
:WI1.


Estaba la España en 1808 como amoldada al
despotismo lacio y desidioso dc los Borbones, y
aquella fuerza guerrera de los Españoles Jacj~
yerta bnjo una indiferencia en qne un ¡~Qbi!:'I'IlO
cadilvél'ico se hermanaha en ludo con el ;lj)()]tI'O-
namiento un tanto aníbigo de la nacíon; puPs
mientras la Europa iba mal'chanclo , se estalla
la Espai'ía adormecidn. r,oalcanzal'on las colllíen-
das relijiosas, ni la reforma en el siglo XV ú ara-
gar las hogneras de la ]nCjllisicion, pues Josim-
pulsos de la liberlnd política tan solo fne¡'on
cundiendo entre los Españoles pOI' unas I'Magas
imperceptibles sobre la valla de granito labl'ad~
pOI' la supremacía eclcsiástica. En cllanta al pllr-
blo, abandollado tocio y sin nsomo de gobirl'no
encazj'pensadol', podiaá snsanchul'as agnan!Dl'
la miscria que aborli¡llan las clem¡lsía~ de la igle-
sia y el dCl'rochamiento dc la corte, ú bien pro-
t.estar con mano airada. contra 10R pndicn.les ;r




L\THOIlUCCIOi\ .
lab,'al'se á punta de espada una ley agraria ~eglln
su paladar, Así cs que se estaban vielldo, en me·
dio de la paz y d,,1 desenfreno del goLiel'IJO, ga·
villas de salleadol'cs como I'ejiwentadas y tra·
tando de potestad á polestad con nn rey due/lo
de vida y hacienda, dogma profe~ado con igual
convencimiento por los campeones de las cat'-
t'cteras y el gobiel'no de en tónces. Es Don Cárlos
el repl'esentante dignísimo de aquella tempora-
da, en que la máxima de dueño de vida y ha-
cienda tenia por intérpretes el verdugo y la in-
tendencia de Madl'id , con la carabina y el tra-
buco naranjel'o en ristre. Los competidores en
desventuras, esterminios y tropelías, no podian
menos de 'Ienit, á hermanarse; Ilj!ga el tl'ance en
queJa noesla España mas qnlrlín campo anchu-
roso de salteamientos y asesinatos, desde que
desapareció el nombl'e de bandolero con el des-
potismo político y monáslico, y que ya no hay
mas que facciosos.


Iba la España feneciendo pausadamente, y la
tisis social se estl'emaba hasta Sil posh'er pt~río­
do, cuando de I'epenle una agresion tan injusta
como desatinada de parte de la Francia es el pa-
dl'on de aquella l'esUlTeccion 3sombt'osa qne os-
tentó al OJ'be la J1nj:1Dza vividora del EspaíloJ.
Suena y resuena, á mancl'a de tt'ueno , el caño-
nazo del 2 de mayo por toda la Península, y dC5·
de la orilla del Bidasoa al Guadelele, desde el
Guadiana al Fluviá, I'etumba el alal'ido de gllet'-
l'a contt'a cl estl'anjero ; y la nacion entera ,'UP.·
la :í la lid, sin ejél'Cito , sin jeneralcs y sin go-
hiemo.


Pero aquel ílllpelll heróico las habia con 1111
puchlo destituido de toda organizacion entona-
da J fuudamental, gangrenado y lepI'oso hast;)
los tuétanos; asl que, pOt' desdkha y pOI' patt'io-
! ¡smo , lodos empuñan las armas y cort'en en
busca de un pOl'venil' que no se quiere tamal'
de mano de IIn estr'anjero. El ínfimo individuo,
á quien un gobierno melltecato no bahia eme·
¡'iado :í maneja¡' la esteva, cOllceptúa que Ufl
fnsil le ajencial'á mantenimiento á su salvo, Así
salieron á luz aquellos raudales de jente arma-
da llamados guerrillas, ajenas de toda combi-
nacion militar, especie de Cosacos, hostii'ado-
res y acosadores del enemigo, peleando en pos
de la fOI'tuna 110 menos que de la nombradía,
Aquella vida erl'ante, avellturel'a y provechosa
fué muy halagüeña para un tropel avezado á
vivit' á la intempel"Íe, sin acordal'se jamás del
dia.. sigllipute , y cu}a subsistencia tenian á SlI
C:ll'go la mendiguez y la caridad interesada de
los frailes,


Alzamiento tan jeneral fué poderosísimo pat'il
la denota del estranjero , pCI'O redundó en in-
ll'Íncal' aun mas la cat'l'et'a á la E~paña victoria·
'a. pOI' cuanto jamás disft'lItó un g-obicl'IlO


efeclivo para ir alllae~tl'allllo al pueblu, y ¡¡pll-
cal' en beneficio de todos Sil disposicion nativ"
y asombl'osa P3l':l el desempeño de todo jénero
de faenas, Resabiado con ~llS demasías, todo
el rueblo, eomo pl'endado de sn soberanía ah-
solnta , iba desde IlIego á abrigal' su memot'i'a
y 511 aficion pOI'lal'go tiempo. Aquella plaga de
proletarios ahílos y armados era ya una riada
de lJ'abajoso afan para revul'tt'rla en su cauce,
Un mel'O d~sal'II1e ,'euia á sel' una sPlltencia de
IIIllel'te pOI' hambre, y el gobiel'Do de aquella
temporada, en voz de ntilizat' unos bl'azos can-
sados de peleas, coneentl'o todo SLI ahinco en
perseguj¡' los iujenios pall'Íóticos que los ha·
bian acaudillado, Al il' encarcelando á los capi-
tanes del sublime alzamiento contt'a todo jéue-
ro de servidumbt'e y despotislllo, sumel'jia al
pueblo en el emheleso de la ol:iosidad. Encar-
góse el estado de martirizal' á los prGhombres
de la nacion , v los conventos de maleal' mas y
mas á la ínti~a hez del pueblo, ¡Hermandad
asombl'osa del II'OIlO y del altal' para imperar
en los escomhros, y acto de ingralitud hOrl'en-
da, ó mas bien de I'ematada locll!'a!!!


Así se ha ido enconando una de las llagas
mas hondas de Espai'ía, y en ella se ciJi'an el
oríjen y la esplicacion de la guerra civil. (enien·
do pOI' pl'ecnrsora la de 1823. Al defendC1' el so-
I io del'l'ibaclo de un monarca pl'eso, se fué ave-
zando la plebe, ajena de lodo porvenÍl' y conue-
nada á la servidumbt'e del tet'ron, á ajenciarse
á viva fuerza la subsislencia que la sociedad le
niega pOI' Sil 1I';,hajo. Los nombres de losguer-
r¿tlero.l" enCllmbl'ados á las gt'¡\(llIaciones supe·
I'iot'es del ejército haIJ quedado ell los ñnil1los
como tl'ofeos pateutes. i\l¡\s en cuanto á los ml!-
dios de medrar, poco se esel'lI[lllliza elJ su elec-
cíon , en hallándose la sociedad desgobel'llada.
Cada cual guelTca entónces por Sil [ll·opia cuen-
ta; y buscando así el derecho pal'a sus violencias,
se cohonestan luego con cualquier pretesto.
Qníen carece de amparo se lo proporciona por
:;í mismo, y atropellando á los demás, reslllta
una anal'quía pavorosa, cuyo paradero cs una
disolucion social. Tal vient' á ser el estado de
España, que, corno he dicho, teae larguísima
fecha, peeo la ['eaccion de 1814, herida todavía
tan abierta, I'emal.ó el estt'ago.


Si Fernando VII se hiciera cat'go de su escla-
t'ecido instilulO , el valladal' de la prosperidad
pública atajal'a las resultas de aquel desenfl'e-
uo; mas no le cabia el entablal' la empresa de
una l'cjeuel'acioll sin el al'l'imo de ciudadanos
selectos; y allá los sentenció en globo valién-
dose de la ilTacionalidad bravía de uu popula-
cho soez y del fanatismo de Ull del'o idiota é
inlllllrano,


Aearl'eó pues á la E,pai'ia r('Vueltas largas ."




I ~'mODrCClO". 41
asoladol'as, poniendo en IllallOS del pueblo una
semilla feroz y anti-social. En sobreviniendo un
acontecimiento de lt'ascendencia, no podia me-
~, uos de brotar; se estaba acechando coyuntUl'a;


y la rebeldía de Don Cál'los brindó con ella, Si
fa muchedumbl'c, acudiendo á las aI'mas que
siempre ha couservado, se sublevó en su nom-
tire, consistió en qLlC, por mas esll'agados que
sean los ha IIIbl'es , jamás se ;¡tl'even á pregonar


. el robo y el salteamiento; pero en suma, las ga-
villas de Cabrel'a y del conde de España jamás
abrigaron otro iutento, ¿ Qué les intel'esa el
triunfo del pl'ctendiente y del c1el'o? Si lidian
por su cansa, es en cuanto, prescindiendo de
1011 tra oees de la guel'ra, cometen á Sll S3 I vo
horrendas atrocidades. Cou el empeño de dis-
ciplinados y precisarles á guel'l'ear dccol'osa-
mente, pl'onto mengnáran sus filas con la de-
sercion, Ya tuvo allá Españá los .fietr niños de
Ecija (1) ; en nuestros dias el harto afamado
lostiMar/a (2),y eneste punto Cabrera, Palillos
y otros ¡wcen sus veces, y toda la diferencia


I se cifra en el lIlímel'O de los forajidos y en los
ámbitos de sus cOITel'ías, Estos son los desas-
trados, OIJl'obio de España y de la humanidad,
á los cuales el partido político que blasolJa dI.!
~ncl1mbradamente consel'"adOl' en FI'ancia, en
Inglaterra y en Alemania, se asocia entrañable-
'Dente y sin rubor, ignorando por supuesto la
vil~za de los entes soeces que está fomentando,


Siempre se han equivocado las causas vel'da-
,Jeras de los quebl'antos de la Península, pues
w vez de hacel'se cal'go de cuán infausta es la
herencia que nos ha cabido en desconcierto, in-
moralidad y reacciones, se está acriminando
á los innovadores con la re~ponsabilid~d de la
época pt'esente .. - No por cierto; esta situaeion
es el recargo del idéntico achaque; y si la Espa-
ñaexhausta y yerta no ha podido l'ehacerse COII
el empuje necesal,io para arrollal' de una em-


e. beslida los yerros antcriol'es , y pal'a planteal'
bl'iosa y ejecutivamente las l'eformas impreseill-
dibles en su estado, con~iste en que si el des·
potismo lIO mata, destl'OllCa paI'a siempre á las
naciones que señorea, ¿POI' qué pues, cuando,
en medio de escombros antiguos y lluevas, los
Españoles, ¡¡lisiando algun específico pal'a sus
padecimientos, tratan de planteal' un sistema
rcstableccdOl', se les apoda de revolucionarios
y matadores, tildando así á UIlOS hombres que
tan solo piden respirar y vi vil' ?


Pel'o voy á encal'arme con estos acusadorcs y
pl'egoncl'os coull'a la España constitucional, y
les p¡'cgunto : ¿ Sel'án los innovadol'es los que
encarcel~I'on cn el castillo de San Antonio al


(1) GaviliJ fall1Ps:l ,le salteadores.
(2) C;¡lnta~ <le haurlolero,.


l~scIarecido Malaspina al regreso de su viaje al
derredor del mundo, quemando sus papeles
científicos? ¿ Empozaron los innovadol'es en las
mazmorl'as del castillo de Belver al Ínclito Jo-
vellanos, reo de haber embargado la atencion
pública en su obra inmortal sobre el estado de
la agricultura en España, aeel'ca de los inuume-
l'ables abusos que le atajaball el vuelo, y de
haber, en el folleto asombroso de Pany Toros
(panem et circenccs) , tiznado con un borran in-
deleble á su gobiel'lIo contemporaneo? ¿ Pros-
cribieron los innovadores á Olavide? Y habien-
do atropellado y martirizado en tal estremo á
los injenios sobl'esalientes de España, y consti-
tuyendo la ciencia en delito, ¿ cabe estl'añal'
la falta de sumos alcances en las jerarquías
cminentes, lo que tampoco es cierto, y se es-
trañarán tambiell costumbres desafol'adas en un
pueblo para el cllal se ha planteado escnela de
tauromaquia, ddraudáildolo de enseñanza fun-
damental y cenando las universidad!'s ?


Si apal'tamos un instante la vista de la pers-
pectiva dcsconsohdora de tanta persecucion
contra los prohombl'es de la intelijcncia nacio-
nal, y del total desamparo de la edllcacion plÍ-
!Jliea por parte del gobierno, y nos atenemos á
los intel'eses palpables dd pueblo, ¿ son pOI'
ventura los innovadores los que han den'odia-
do los tesoros de España en dispendios desati-
nados? ¿Tienen culpa de que no medien co-
municaciones desahogadas en!l'e las ciudades
principales del rcino ? lIace pocos años que pOI'
fin sc planteó una carretera desde la capital á
Zaragoza. ¿ Son los inllovadores los que acaba-
I'on con la mal'ina? POI' donde quiel·a están aso-
mando todavía los escombl'os de la guel'l'a de
la independeucia. y están allí zahiricndo el
abandono cl'Íminal del gobierno.


Absurda sinra7.0n es pues el achacar las des·
dichas actuales á los sujetos qne han echado el
I'esto en remediarlas: si no les cupo al'rollal'
<'l contl'al'esto de los verdaderos dcstl'uctores de
la pl'ospel'idad pública de España, tanto en casa
como fuera, planteándola de nuevo en benefi-
cio de la humanidad aIlgu~tiada, ¿quiénes son
los culpados?


y si todavía descuella algun residuo de aquel
mimen esplendoroso de los antiguos Espaiíolcs,
bl'ota de las plumas de los llamados inllqvado-
l'es. Quintana, Marina, Gallego, BtÍrgos, Mar-
tincz de la Rosa, el conde de TOI'eno , Argüe-
!les, el duque de Rivas , Brelon de los Herre-
ros, etc., etc" todos estos nombres esclarecido~
son nuestros, A "el' cómo me cilan una sola
obl'a apreciable de ese partido apostólico que
ha intentado señorear la E~pafia, Hila existellci;:.·
volandera, y una idiotez allá servil, con ímpe ..
lns sanguinarios: tales son sus costumbres ~',




1 \TROl)ljCCIU;'\ .
tales sus intf'l'cses. Exhaustos están los manan-
tiales del entendimiento en manos de ese go-
biemo que ha logrado esterilizar Jos ánimos que
los innovadol'es se empeñaban en promovel'.


Virísitlldes sin par' son las de España, pues
jamás asomó Otl'O gobierno tiln afanado en des-
conceptuar la aristocl'acia, atropellar el vecin-
dal'io honrado, destelTar todo jénero de lalen-
tos y com placiéndose en desellfl'enal' yembru-
tecel' la pleule y en eslremar su ferocidad. En
tan horrenda estraileza se cifra pues la historia
moderna de España, y con ella se alcanza aque-
lla hermandad tan obvia entre D. Cál'los y el po-
pulacho, ll'as el triunfo del despotismo, pues
para este, así como pal'a el I'ey, no habia ni le-
yes ni tribunales. La clase media, pOI' decirlo
así, el'a la única avasallada, interpretando el rey
á su albedrío sus pensamientos, para manifes-
tarlos y aplical'los luego igualmente á su anto-
jo. En haciéndose cargo de esta particularidad
iunegable y dolorosísima, se acertará á esplicar
los acontecimientos de la Península ¡¡decnada-
mente; y las llamadas estrañezas españolas vie-
nen así á pal'ar en ilaciones muy lójicas de los
hechos aute1'Íores. El pueblo, dicen, no gusta
del gobierno repl'esentativo y rechaza una con s-
titucion que es la ley univel'sal; y es porque, al
pal' del soberano, jamás alcanzó sino tropelías
en benefieio propio. Promediaba con el monar-
ra el podel'Ío y la fuerzi1 , y le cabía la pOI'cion
mas aventajada.


Inocente es la España de 1840 de sus actuales
desventnras , pues no abortó el desconcierto
de su réjímen , la anarquía gubernativa, ni ..la
quiebra imprr.'scindible; achaques todos here-
dados de IIn despotismo desatinado. Aquella
tiranía ciega, cruel en easa y cobarde fuel'a, es
la matadora del comercio, de la industria, de
la agricultura, artes, ciencias y literatura, y
para redondear sus afanes, perdió todo un
mundo,


Apeada de su escelso encumbramiento y de
la jel'arquía que le cupo allá por dos siglos en-
tre las potencias mayores, para yacer en la gra-
da inferiol', nada era la España cuando Napo-
Jeon ide6 señoreada ~obel'a[]amente, último


baldon para la nacionalidad mOl'ibnnda ; pt'!'O
no pudieron los Españoles sobrellevar tamaño
desacato.


DespI'endidos por fin de todo lo anter'iol' har-
to ver'gonzoso,hemos intent~do desaherrojamos
de esa sel'Vidumhre que ajó lIuestra I07.anía,
Llevamos ya treinta años de estar batallando
por la causa esclarecida de la libertad, y si to-
davía no queda afianzado su trinnfo, S'~ echat'á
de vel' que ni escaseal'on mártires, ni se adole-
ció de apoc~miento, ni faltó tampoco el tesolJ.
Mas ~hol'a mismo nos está acosando lo pasado
con las aciagas tI'adiciones que ata.ian el vuelo
á nuestl'a rejeneracion. Este logl'o muy asequi·
ble requiere mas y mas entel'eza ; lo alcanza-
rémos, pOl'que es la constancia nuestra prenda
dominante en el tt'ance angustioso pl:opio de
situacion tan violenta_ Acm'démonos de qtle
cuantas naciones nos han tomado la delantera
en tamaña empl'esa no han pader;ido menos
que nosoll'os, Inmensos sacrificios costó pOI'
donde quiera la conquista de la libertad civil y
derechos políticos contl'[l la potestad absoluta,
pues no cabe paz, sino victoria, eutre pueblos
libres (1). Batallamos mas y mas desde 1810 en
pos de esta victol'ia , esto es, el logl'o, la apli-
caeion de los principios políticos que han de
variar la planta de nuesll'a sociedad actual. A
la sombra de estos principios consegllil'émos,
no tan solo rehacer nuestro pais de su postl'a-
cion, sino plantear un gobierno capaz de enjen-
<lrar entre nosotros la prosperidad de que es·
tán gozando naciones menos agraciadas por el
cielo tlue la nuestra.


Campeará en España esta era nueva, y este
es el anhelo> est.a la voz de la Providencia. Vi-
van la ('3cionalidad , el brio, la sabiduría y la
tolel'ancia, qne serán. las prendas triunfadoras
de mil preocupacionvs y de la I'esistencia por-
fiada, de aquel empeño, á su decir, conserva-
dor, el cual, inmóvil en el centro del movimiell-
to universal, necesitaria, para l'eUlHlciar á Sil
incl'edlllidad fanática sobre el porvenir del m un-
do, otro G3lileo que le dijes~: "E [Jlll'si muow:,"


(1) Gnizot, Washington. lntroduccion, p, 16.




CAPITULO PRDIERO.


Primera temporJda constitucional desde r8ID hasta 18r4. - Reunion de las cúrtes en C;idiz. -- Su. ta-
rea •. -· Su compo .• icion.-Constitncion de 181~.-Rejencias.-Gohierno.-Regreso de Fernando YIl.-~~
Caída de la Constitucion.-Reaccion de lSr 4 hasta 1820.


Se suele decil' : I~ España no está en sazon pa-
ra la libertad, y la guerra civil del dia lo está de-
mostrando.


Ante todo. conceptúo al hombre siempre sa-
7.Onado para la libertad, y no alcanzo en qué pa·
raje y clima puede una nacion oprimida enamo-
rarse de la sel'vidumbre. Acompaña en el hom-
bre el amol' á la libertad al de la ignaldad y la
vida, IÍ por mejor decir, se alínan en un mismo
Impulso. Si no cupiese al hombre el goc-:e de la
indrpendencia y la igualdad entre sus semejan-
tes, dejaria de ser l~ obl'a cabal de la creaeion, y
hasta Jos irracionales se le sobrepondrian. El
ave y la fiera descaec-:en J mueren al verse defrau-
dados de su libertad: plles ¿ cómo cabe que el
bombre, ente único dotado de las tres faculla-
des del entendimiento, la sensibilidad y la sensa·
cion, pueda complacerse en el desapropio de su
albedl'ío, de sus ideas y de sus movimientos?
Equivaldria esto al afirmar que tan solo está en
~azon pal'a una corta dósis de vida, por cuanto
en la libertad se cifra la vida, que es la manifes-
tacion de toda existencia.


¿ 1\'0 ~eria mas denodado, y ante todo m~s can-
doroso , el decir sin rodeos, que se trata de con-
fiscarle la libertad de que el pueblo tiene de-
recho para gozar, con ánimo de pautal'le la nor-
ma bajo la cual le cabe aceptarla? Y allá cuando
el pueblo, con su instinto precioso, rechaza la
planta que se le impone, descubre el pensamien-
to recóndito J qlle es el desapropio de los dere-
chos dela mayoría en beneficio de linos cuantos,
se le tilda de no gustar de la libertad, y de no
~stal' aun sazonado para poseerla. PtTO si esas
instituciones lastiman sus intel'ese~ y se eslr'c-
lIan con sus cosfumbl'es; si :11 hablarle de liber-
[¡In, echa de "el' que lo manial:w cOJlun:J sal'ta
f1e AI'Ijl'lllos f]IW llaman eonslitlleion {¡ fllero; Ó
~I no ~f' ¡" ride pareepr ~obrp esos m;¡ndarni"Cl'


tos políticos, reqnil'iendo, con Ínfulas de infali-
bilidad, que se avenga á elJos á ciegas y sin I'e-
paro j en fin, si con vuestro IIrreglo electoral se
le escluye de todo derecho de di5cusion y de san-
cion sobre la ley jenel'al , ¿ qué estrallO es que la
muchedumbre no se enal'dezca ni tras "SOS ne-
reehos usurpados de lejisladores, ni con la obra
de qne estais blasonando? La mudez con que el
pueblo contesta á f~se soñado poderío lejislativo
muestra á las claras que protesta contra cuan-
tos le desheredaron de sns derechos innegables;
mas no cabe ciertamente que suindifel'cncia con
esa constitncion sea una comprobacion de su fdl-
ta de afan por la libertad, sino que la 3petece
por otro rumbo y en otros términos; la apete-
ce mas efl:ctiva y de mejor especie. Esta des-
avenencia entl'e esas opiniones y el ;¡Ibedrío de
los pueblos acarrea el contraresto que hace la
tarea tan trabajosa, por no decir, imposilJle.


Al presenciar tanto tropiezo como se atravie·
sa contra la Jihel'tad en cualquiera pueblo, hay
que maliciar algl\na quiebra en el sistema qne
se le plantea, que no acude á sus lII'jcncias , ni
á lo~ anhelos de la mayoría; pero tildar á un
pueblo de sel' desafecto á la libertad é ignaldad,
que siempre conen parejas, es prol'umpir etl
lIlla blasfemia y en una necedad. Apeteceel pue-
blo la una y la otra, cou tanto mas ahinco cuan-
10 siempre le han defr~udado de entl'ambas, ca-
careando allá HilOS principios coartadores , qlw
son en suma mero egoismo , fl'aguando un mo-
nopolio en beneficio del número menor.


El engreimiento yel interés peculiar de ciel"
las jerarquías, :v el empeílo de ser las únicas en-
teradas del pl'Ovecho de la nacíon , atnjan mas
bien la rejeneracion de todo pais qne la igno-
I'ancia de la clase menesterosa. Suele sel' d afan
pOI' Ii! libel'tad,en las pI'imi'ras, ansia de al'l'ojar
lIn yugo Ijll<' las unce desde m~~ ~rl'ib~, .v no el




IIlSTOntA POLITlCA
anhelo de plantear de mancomun el bienestar
competente para todos los individuos de la so-
ciedad. Al desentendel'se del opresor, no se I'e-
h'aen de oprimÍl'; y por lo menos este es elrum·
bo á que propenden las revoluciones políticas
del dia ; aborto de costumhl'es achacosas, y fal-
ta de toda organizacion. Sobrevienen peleas,
COI'I'e á raudales la sangre del pueblo, y en aque-
llos tl'ances sumos, se le requiere el sacrificio
de su vida, como una obligacion pOI' la causa de
la libertad; abonanza luego, y tI'as el triunfo,
~e le estrella el desengaño de que todavía leque-
da que padecel', y á lo sumo, se le franquea el
derecho de quejal'se,


Cuanto acabo de sentar como Pl'ineipio jene-
ral , en contestacion al empeño desatinado de
conct'ptllar la madurez de un pueblo para la li-
bertad pOI' la tibia acojida quc muestra con cier'
tas disposiciones políticas, cuadra á las mil ma'
ravillas con España, tiel'l'a clásica en institucio_
nes po pillares y en gl'alldiosas fr'anquicias con-
cejiles; en ningnna parte de EUl'Opa asoman ins-
lintos mas democráticos, y en ninguna parte
se hermana mejol'la dignidad val'onil con el aca-
tamiento qne el pueblo suele tl'ibutal';í los que
mil'a como sus pI'ohomb!'es en alcance~ y des-
empeño,


¿ Dónde se hallará fól'mula mas enel'Jlca
del principio de libertad é igualdad que enlt'e
los Aragoneses, encal'ándose cnn sus I'eyes en
estos términos tall memol'ables: "Nos que cada
11110 somos tanto como vos, é lodos jUlltos va-
lernos mas que vos, etc.? En costumbres y en
ol'ganizacion social, pOI' mas atl'asada que eslé
!~ España, todo rebosa de libel'tad é igualdad,
¡IOr cuanto allí, mas que en ninguna otl'a p:lt'le,
vi despotismo es advenedizo, pues el ol'Íjt'1I de
los impulsos democl'áticos de los Espaiioles es
lall antiguo como su hisloria, como qne cons-
lituyen la vida pLÍb!ica y las costumbres mismas
del pais.


Aquel jaez democl'ático de relaciones diaria~
'~ntl'e las varias clases de la sociedad se e"labo-
na positivamente con I'eeuel'dos tradiciunales
{le derechos antiguos atropellados por la vio-
lencia, y con la cOllsel'vaciun de franquicias
concejiles. El ejel'cicio de aquellas regalías, sal-
vándose de todas las tmpelías de la potestad
absoluta, ha venido á quedal' de padron y pel'-
tenencia f!&clusiva de) pueblo en las cortijadas
donde no asoma jamás el pudiente. Quizás en
la Índoie nacional hay sobrada entel'eza para
doblegarse y trihuta!' servilmente homenaje lan
solo al mél'ito de las I'iquezas y delnacimielllo.


Aquellos impulsos de igualdad premeJitada,
que ni grandes ni .. icos intentan jamás dcs~ca­
~ar, descuellan en todas las clases de la socie-
Liad, como clJllIpañp('os del cUl'ifio á la libertad, y


comprueban de mas que el pueblo español se
halla en sazon para poder disfrutar sus agasa·
jos, Nacion ardorosa para COIl todo concepto
que ha venido á ideal', p¡¡ro atinada de suyo
pal'a justipreciarlo desmellll1adamente, jamás
se acalora lI'as lo que desde luego no se le hace
obvio con todas las ventajas que le ha de tl'aCI'
consigo, No mediaba en 1808 la menor desave-
nell~ia política eulee los Españoles, pues la de·
fensa del solal' patl'io contra un {.stl'3Iljero el'a
el coneepto despejado y terminante que ulcan-
zaroll tudas, y unánime pOI' tarito fué el Ím-
petu de la nacioD, Ya no ha sucedido lo mismo
COII el cam(l9 ideal de ulla cOllstitllcion, pues
nunca el pueblo encabezó esos altos y b~.ius
constitucionales, por cuanto los prometidos
logl'os zozobl'al'0I1 en una lid mOl'tal, sostenida
por los enemigos de su I'escate, y janlás hau
podido evidenciarse con aquella manifestacioll
que tÍnieamente es capaz de pl'elldal' á los Es-
pañoles, El yerl'u clásico de cuantas constitu-
ciones se han ido planteando ell España se citb
cn haber~e empapado cu lejislaeiones t'sll'all'
jeras, orillando las tradiciones y costumbres
populares. Nadie se ha hecho ca"go del COIl-
t!'aresto qlle hallaría todo lo e5tr~njel'o en llIl
pueblo tan amaule de su ol'Íjinalidad; pues Sil
impulso primero j nacional pOI' esencia es ,el'
é1111islIlO, sin adlllt~l'acion estl'aña. eOIl esto esa
pl'Oposicioll tan t¡'illada de que no está la Espa-
ña en sazon para la libel'tad queda á mí enten-
der suterrada, pIH'S lall solo le cuadl'an iusti·
tnciones de suyo espat'iolas, que se enlacen con
los usos y cusLumbl'es del pais. Todo el ahinco
de los libcl'ales debe ceñirse á bañar' la l'efol'lIJa
eOIl el temple y matiz español, y el dia en que
se logre hel'lnanar las instituciones con las cos·
tumbres, al plmlo se echal'á de vel' si el fuego
sagrado de la Iiherlad I~stá apagado en España.


¿Y pOl'qwé dejarian los Españoles de ansial'
sus antiguas fl'auquicías, cOllstándoles que Sil
decadencia t1'ae la misma fecha que el estel'llI i·
nio de aquellas? Por donde quiera, en ciuda·
des, aldeas y campiñas, todo lesestá recol'dando
los estragDs de la potestad absoluta; ni apPllas
habrá familia, con especialidad ('n la tt~m¡:ol'ada
tÍllima, que no cuente alguua vícti1lla de aquel
gobiel'no asolador y delil'autc, Se eslremú de
remale la a¡'bitrariedad con Fel'Oando, así como
la vil tOl'peza con el pl'Íncipe de la Paz; mas Il i
la desverguenza afrentosa de aquella privanza,
ni las tl'opelías til'ánicas habian anonadado el
amol' á la libel'tad cntl'e los Españoles. En su
alzamiento contra el estranjero en defensa pro·
pia, idean ante todo el protestal' contra la exis-
tencia harto dilatada y aciaga de la potc~tad
absolllta, Tremoló, luce ya tI'einta años, la li-
ill'l"tad sIIPstalJdal'tc; la refl'ie~a coutra el de~·




DE LA ESPAÑA ~lODER~.\,
potismo acaba de sel' mas ll'cmenda que nunca,
pel'O tambien ha de ser la postrera, Cl'ntellea
mas y mas el {riunfo de la ,'aciona¡'idad contl'a
los elementos de una al'bitl'al'Íedad anti-social.


Tras siglos de silencio impuesto con cuanta
atrocidad cabe en la suma til'anía, desenmu-
dece la nacion en alzamieuto jeneral contra el
estranjero con su alarido de libertad. ¿CaLe
r¡ríjen mas escelso? ¿cabe impulso mas nacio-
nal? ¿ Y cabe manantial mas puro que la ma-
lIifestacion de una cOI'azonada, cuyo móvil el'a
desconocido en 1808, pues en tal estremo tenia
la Icquisicioll despavol'idos á los pechos jene-
rosos?


Por mas que se empeñen, esc:Jtimantlo el jiro
de los acontecimientos, en alegar qne un cor-
t!simo nlÍmero desnjetos estuvieron esfol'zando
la voz sobre el estruendo de la artillería sitia-
dora para pl'egonar los principios de libertad é
igualdad; por mas que se cavile conh'a la leji-
limidad de las cÓl'tes y de su obra, COIl mil su-
tilezas inapeables de puro rastr'eras y mezqui-
nas; por mas que se vayan desmenuzando uno
por uno los lunat'es de la constitncion de 1812,
lodo pal'ará en unalegato villano contra el pe,u-
samiento grandioso y patriótico de convocar
las cÓl'tes e!l Cádiz, donde salió á luz la cons-
titucion.


Allí descuella el majcstuOSGl monumento de
nuestl'a época: ¿qué supone el que saliera des-
cabalado? vivirá mas y mas su pl'incipio; y quien
se afana en ir analizando la matcl'ialidad de la
ejecllcion pal'a zaherÍ!' y asactea!' amilrgamente
á las eórles d,~ 1812, acrimiuándoles como de-
litos los desaciertos, está confesando su propia
incapacidad para justiprecial' la grandiosidad
,de aqllel acontecimiento pal'a el porvenil'. Esto
es achicarse hasta la cstrechez de un solo dia,
Los zaheridol'e.., dc aquella ob¡'a, que uo ÍI'ibu-
lan la menOI' alabanza al objeto que Ileval'olJ
por delante los ¡¡\ltores de la conslitucion, se
parecen á qllien, al pl'csenciar un edificio le-
vanlado pal'a abl'igal' á li! humanidad doliente,
prol'umpiera en mil maldiciones contra el al'-
quilecto por tal cual defecto en el pOI'menOI'
del conjunlo. Los ámbitos de un pl'incipio, la
trascendencia de la cuestion es lo que se ha
de medir y sondear; ¿que nos snpone la este-
rioridad? el tiempo la entonal'á de sobras.


Acreedora se hace la cOllstitueion de 1812 al
agradecimiento de todos los liberales 1 allnqne
no sea mas que pOi' habel' imposibilitado el ejel'-
cicio pacífico de la lil'allía; pues planteó IIn~ Es·
paña nlleva, que, por mas que se empeñen, Ja-
más ha de cejar. Sembrada;; pOi' la sociedad las
ideas de rrjener~cion, ellas van brotando,' sin
que sea aseqllibl~ ya su dc~al'l'aigo; las 1'\:\'0111-
,ciones ,ociales son COlllO la maqllill;lI'j;¡ de 1111


péndulo, irá mas ejecutiva ó mas pausada, y
aun se paral'á, mas nunea llegará á rl'troceder,
Cuanto hay en el dia, como las peleas trabadas
ya por la libertad, es aun obra de las córtes de
1812; y si por entónces no se hubiese prollun-
ciado el nombl'e de córtes, símbolo esclarecido
dc la libertad, yacería quizás ahora en el ol-
vido.


Sean pues todos mas justos con los rejene-
I'aclol'es delaEspaña, pues pudieron equivocarse
en cuanto á la planta de su empresa; pero en-
salcemos a varones tan denodados, que, presen-
ciando autos de fe y un gobiel'Do desaforado,
abl'igaron allá en sus entrañas las tradiciones
sagradas y los principios vivicantes y asegUl'3'
dores de la existencia moral de las naciones.
Ellos solos eslabonal'on con sus propias manos
10 pasado con lo "enidero; se al'l'ojaron á pre-
gonar el rescate del pueblo á la faz del estJ'an-
jel'o y bajo el fuego de sus batel'Ías; y aquellos
varones sobresalientes y mártires de su fe nos
han tl'3spasado los principios por los cuales
ahora mismo estamos peleando. ¿Qué seríamos
sin ellos? presa de la arbitrariedad y del fana-
tismo, bajo el duplicado cetro del poderío aji-
gantado de la soberanía y del malvado tt'ibnnal
de la Inquisicion. lnelitos diputados de Cádiz,
autores de la constitucion de 1812, la posteri-
dad os descargará de esa flscalizacion injusta y
pat'cial de vuestros contemporáneos. No el'a
cabal \uestra obl'a, pnes al cabo cl'ais hombl'es,
¡!l1I'0 sahastei~ la civilizacion cn España, y es
mmortal vuestra obl'a.


Por lo demás, se equivocal'ia en gl'an manel'a
quiell conceptua~c que oh'a constitucion me-
reciera consideracioues en la reaccion de 1814;
pues comprueba lo contrario el paradero del
decreto de 4 de mayo, acto absoJoItamenle vo-
luntario dc FerlJalldo VII, y en que pl'ometia
COllVOC31' las CÓI'tes. Niñel'Ía viene á sel' el in-
tento de quel'!'l' descargal' sobre las cÓI'tes de
Cádiz las jestiones SObtTanas de 1814, Si el con·
tenido material de la constilncioll necesitaba
I'evision Ó reforma, obvio el'a el camino. El en,
carcelamiento y mal,tirio de los diputados de
Cádiz demuestran qne 110 el'a solamente el áni·
mo anonadar un código imperfecto, sino los
principios ante todo, y con ellos á los hombres
que los lll'egonaron.


Al abolil' la consti l.ucion , todo castigo el',
poco ¡¡al'a cuantos habian conceptuado la libel'-
tad compatible coo el solio, cUJas prerogativas
habian defendido al cercenarle el poderío.


No cabe enterarse de las cnestione~ aclllale~,
sin aClldir al odjcn de aquel pensamien to reje·
nCl'adol' que se está ventilando en Espa\ia, pan:
irío siguicndn en SlIS "~I'i:ls tl':1sformaciollcs.
Uno ha sido ('1) todas I¡)~ ternpOl'adas,)' ('11 C'sl~




HISTORIA POUTle!
unidad se cifrll. su salvamento. No se quiere ya
flespotismo ni potestad absoluta; se está se-
diento de al'I'eglo y cool'dinacion, y acongojan
sobremanera los yerros de la arbitrariedad mas
desatinada que se impuso á ningun pucblo de
la tiel'l'a. Este es el empuje vel'dadero que ha
escluido á don Cárlos.


En cuanto á mí, me apresuro á decirlo: de-
fensor del solio de Isabel n, la lejitimidad sa-
ct'osanta de esta I'eina-niña se cifl'a principal-
men te en la sancíon de los principios de libertad
que le custodian la cuna. En su reinado espe-
ranzamos un porveuir aventajado; pnede acar-
real' la dicha á mi patt'ia y devolvel'le su bri-
llantez y los beneficios de la civilizacion mo-
dema. Bajo este concepto suya es mi vida por
entero, y si se logra que la lejitimidad dinástica
de la reina !le dé la mano con elrnmbo intelec-
tual de los Españoles, es un acaso venturoso
que la nacion pI'ohija corno pI'enda de un pacto
nuevo que está sancionando un del'echo je-
nealójico antigno; pero declat'o desde ahora
que si ¡Jan Cál'los fuese rey lejítimo, por cuan-
to su existencia monárquica fuera un desdol'o
pal'a la humanidad, y la plantificacion de su
gobierno un trance violentísimo, yo echara
el resto en contrastal'lo. Lo digo sin rodeos: la
lejitimidad dinástica, sirviendo de cimiento y
~ancion para la tiranía, asalta mi entendimiento
á fllel' del desbano mas espanto~o del alcalice
humauo, y desde aquel punto la contl'al'estal'ia
hasta el estremo con cuerpo y alma. Solo puede
habel' 1111 gobierno lejitimo; y es ei que labl'a la
dicha del pais que está rijiendo.


H¡¡llóse la España en 1808 en plena posesion
de sus derechos y ál'bitra de su destino, pues
nunca se realizó mas solemnemente la sobera-
nía nacional. Armóse la nacían entera, y en
:..quel ímpetu calenturiento de todos, el resta-
blecimiento de las cól'les reinaba entre todos
los sl'jetos racionales colno la voz de mando
pal'a que la :ibertad se aposentase de nuevo en
España tras ULl destierro de trcs siglos. Fer-
naudo VII fué el pl'Ímer demanJante de las cór-
Ics, al verse preso en Bayona. Al instalal'se la
junta centl'al, prometió solemnemente la l'en-
Ilion de córtes, y pOI' el mes de marzo de 1809,
Ilotició su convocacion cercana. Fué consultan·
do con las juntas pl'ovinciales, los tl'ibunales
~npl'eI1l0S, los ayuntamientos, el clcl'o superiol',
los cabildos, univel'sidades y demás cuel'pos del
rl~ino, soore la forma dc reunion de las cÓl'tes,
sobre la pOI'cion de votos que se habian de fran-
queal' á las I)l'ovincias ultramarinas, "y en fin
~ubre los puntos IJI'incipales que el gobierno
d"bia sujetal' al dictámcn de las cÓI'tes. Pregun-
¡aba allte todo la junta clláles habian de sel' los
l'lcmeutos de una 1Il\ela ('on~litllcioll ¡¡al'a el


reino, conceptu/lUdo 111 planta de un código
fundamental como el objeto pl'imál'io y de ma-
yal' entidad que los ¡'ep"esentantes de la nacion
tenia n quc vcntilal'.


Varim'oll tan solo accidentalmente los infor-
mes que fué recibiendo la junta; cÓI'tes y cons·
titucion era el anhelo unánime; lodos pedian
que se convocase una nueva I'epresentacion mas
adl'cuada á los tiempos modernos; apetecian
todos que un código, afianzando la libertad po-
lítica y civil, fuese la valla sempitel'll3 que ata-
jase el de~potislllo y libel'tase la nacioll de la
anarquía intel'iot,: tal era sustancialmente el
conteniJo de las contestaciones de los cuerpos
consultados.


Una comision de la junta central fnéjllntan-
do y coordinando estos informes, pl'eparó los
matet'Íales de un código, y se dedicó á· la revi·
sion de códigos anteriores y á la reforma admi- ;
ui,trativa, j1


La júnta central publicó, el28 de octubre de ,
1809, un manifiesto convocando las cÓI'tes pal'a 1
elLO de marzo de 1810: "Las cÓI'tes, decia, j
nombl'e que servia de rnistel'ioso estudio á los l.·
eruditos y de zozobra pal'a los estadistas, y qne J
horl'ol'izaba á los tú'aIJos.» "Se esmel'aba, aí'ía-
dia, en ¡'eunir los l'epl'eseutantes de la nacion,
como línico mó"il para alental' á los débiles,
enfl'enar á los ambiciosos, doblegar á los eu-
gl'eidos y á los aspirantes indisCl'etos, y ~obre
todo at~jal' á los insensatos asoladores del pais.


Este fné el acto postrero de la juuta centl'al.
En lIledio de las desavenencias que dil'I'OIl con
ella al través, se deÓIJrendíó de Sll autol'idad, )'
planteó la prillle1'a I'ejencia, compuesta dd
obispo de Ol'ense, de don Francisco Javiel' de
Castalios, don Fl'allcisco SaaveJl'a, don Antonio
E~cal'io y don l\liguel de Lal'dizabal , hombres
todos poco afectos al sistema dc la libertad; y
llIuy ajellos de afanal'se pOI' la reunion de las
CÓI'!eS, f'uel'on dilatando su cOllvoeacÍon. El
desasosiego público, de suyo an'olladol' , orilló
la \Olulltad a\'iesa y las tramoyas que hel'vian
en torllo de la rejellcia . .Tulltal'onse las cÓI'tes
el 24 de setiembre de 1810.


La convocatol'ia se estendiósegnll los apuutes
ya manifestados pOl'la jUllta central; declJraba
que la tarea preferente de las eórtes seria plao-
tea¡' una cOllstitllcion digna de la uacion ('spa·
ñolay capaz de "elll:umbral' un pueblo gl'audio,o
á la jel'al'quía de nn estado constituido slllll'e el
cilll ieu to de la libertad .• A pelloS los l·"jeu t p;,
jlll'amelltat'OLl á los diputados ti instalaron [as
cÓI'les, se despidicl'on: en tél'minos que la~ COI'-
tes, desde el ¡ll'iucipio de su existencia, ~e balla-
ron sin gobie¡'uo, eH 1111a ciudad ~iliada, y ';11
medio de los cstragos dI! la fiebl'e aLllarilla. ;\el
,<!t-salltlciaron sin emhargl' á la pall'i;l,,Y Sil (l'''OU




nE L" r:Sl'\~A'lODE!\\A. H
¡¡CCI'tó á sOhl'epOllel'se a tal clÍmulo de queLl'an- de clase pl'ivilejiada y de empleados del gobiel'-
tos. En abrig-ando pechos magnánimos IIn in- no; esta era la mayoría, sostenedora de lo~
tento grandioso, los h'opiezos que se les atra- abusos; y la otra se componia de cUaI'enta y
"iesan en su rumbo mas y mas los encumbran cinco indi\iJuos, independientes todos, y cuca-


.Y los sohl'cbumanan. Apóstoles y mártil'es van minados denodadamente á la I'efol'ma de los
adoctrin~lJdo á la muchedumbre, padecen y desaciertos,
lIlueren por ella, El ramo de hacienda fué el tema diario de las


Apostolado mas esclal'ecido que el de las CÓt" córtes, des(~e sus primeras sesiones, y el pü-
teti de Cádiz no lo vió el Ol'be; ni vió tampoco blico se enteró al golpc que la maJoda abogaba
martirio mas horroroso que d padecido por los siempl'e pOI' la consel'Vacion de todo el descou-
val'ones eminentes de aqlll~lIa junta constitu- ciel'to administrativo, valiéndose de argumen-
yentc. Destierro, cOllfiscacion, tormento moral, tos vulgares y·sen'iles. Lo milIoria, alcontral'io,
presidios para sati~facel' la venganza de sus ene- embestia á todos los descaminos en la hacienda,
migos: han tenido que apelal' á mil arbitrios clamando por su l'efol'lna y apelando á la cen-
para tiznados como delil'antes Ó mal vados. Cu- slll'a plÍblica para enmendal'los, y encabezando


.l'iosísimo fuel'a el histol'ial' las cÓl'tes de Cádiz, su despejo con el ejemplo de la rebaja VOlllll-
y no me rctraigo de esta empresa nacional, mas taria de sus 5eñalamieulos. Así que, el público,
ahora me ciño á una I'elacíon compendiosa, hecho cargo del elltl'añahle liberaüJJ1lo de la
pero suficiente, para sincerará los autores de- minoría, vitoreó desde luego sus dictámenes,
flodados de la constitucion de las calumnias Al ventilarse luego las cuestiones capitales de
torpisimas arrojadas cOlltt'a ellos. libertad política J civil, se al'l'ojal'olllos mismos


El pl'imel' acto público de aquellos sujetos tan aLusistas en el ramo de hacienda contra todas
lastÍmosa y encal'llizaJamellte perseguidos fué las ideas constiluciona:es, esforzadas al contra-
decretal" el 25 de setiembre, á los cinco dias de rio pOI' los I'efol'madorcs de aquel cáos de la
su in,talacioll, qne ningun diputado pudiera oL- adminislt'acion jeneral. Desde aquel punto, la
tener ni solicital' pat'a 5i ni para otro empleo ni voz liberal, aplicada al pronto en el concepto
gl'acia de ninguna especie durante la temporada de jenel'oso, trasceudió á denominacion polí-
de su t'jercicio, ni en un año despues; y el2 de tica y conlt'apuesta á la de sen'il, que cupo á
diciembre, deel'etaroll la rebaja de sus sitnados, los defcnsOl'es de toda especie I'etr'ógrada.
pOI'mas comedidos quefuesen,aun en concepto Estc es el ol'Íjen de tales adjetivos qllt~ de5·
de la misma junta centt'al, su señaladora. Afa- lindan los dos bandos en España dcsde 1810; y
nál'ollse desdc luego en il' atajando los abusos los seniles dc elltónees :o,on los ca distas de
reinantes hasta su tiempo, ahora,


Públicos erall sus debates; cali~ando asoll .• bro Se hace obvia la pregunta de cómo tuvieron
la aparicion I'epelltina de OI'adores de pl'illlcl'a cabida las rerol'mas con una mayoría tan COIl-
jerm'qllía, y me corre priesa el manifestarlo, trapuesta; mascra esta de suyo cobal'de, y que-
todos e,'an del partido refol'lI1ad()I', á sabcl': AI'- dó atTollada por la opiuion jenel'al y por la
güelles, Toreno, Calatrava, l\Iuiíoz Tot'l'el'o, Lu· imprenta, Pl'orumpia su pl'opellsion aviesa en
jan, POI'Ce!, Antilloll, Zumalacal'l'egni, Jil'al- tal cual discUl'so desatinado, impugnado al pUll'
do, de" ctc. to con maestl'Ía pOI' los l'efol'madol'('s. Paten·


Desconaron desde las pl'imeras discnsiones tizaban eslos despejadamente las Ilaga~ del es-
los dos bandos de liberales y serviles con que taeb,Y de su réjimen, yeu la votacion se aco-
se difel'encial~ en Espai'ía los pal'ciales de la li· bal'daba la mayol'Ía, teniendo que a\enil'se á
llel'tad y del absolutismo; habiendo pal'aeJo en IJI'ovidencial' las reformas,
eUl'opea la voz liberal, COtllO distintivo político. No hay tampoco que colejil' de la re~istencia
Su oríjell fué el siguit~nte en Espaila: á toda nwjOl'a que puditisel'edUlldal' en pel'-


POI' un el'!'OI' p<rrticular, ell}3 rectificacion no juicio de los mismos opositol'cs, quc estos re-
lile ha ,enido hast'l ~hora á I~~ manos, se con- bosasen de afan pOI' las regalías del solió.
ceptuó siempre a las cÓI'tes de Cádiz eomo una Siempl'e se estuvo !Uostl'ando el partido sel'-
junta aUllada ell opinioncs, y que trataba de re- vil muv avenible en plinto á las pi"erogatil3s
ducil' el solio á una presidencia Ilominal; dando de la COI'oua, con tal que e~te allanallliellto,uJo
tambieu como hecho selltado que las clecciones quedase compensado cou el de los liberales á la
habian parado en lllla reunion compuesta es- COllsenacion de los obllsos ecle~iá,ticos )' admi-
clusil"allJente de jacobinos. Falsísimo todo. Jli,trati\"u~,


Dividíansc las c(JI"tes de Cádiz, prescindiendo Succdió con esto que en la comision nom-
ahora de su histcma de HOmbl'Ulllientos, en dus brada para estendcl' el pl'oyecto de constitn-
pll!'ciulles harto desiguales. cion, conceptuada tall democrática, la mayo-
J.~ tlll:.\ l'omtaba de eclesiásticos, de sujetos da era senil. !!!lO de ellos, el canónigo C;,ndq,




HlSTOIHA POLITfCA
que paró luego en obispo de Málaga y al'zobispo
de RtÍrgos, proponía que se COIII'tasen todavía
mas las regalía!!, con tal qne se consintiese eu
la representarion separada, ya del clero, y ya de
la nobleza, cDejais demasiado prepotente al rey,'
dijo á Muñoz Torl'ero, tambien eanónigo, pero
defensor de la «libertad, y como clérigo, debie-
rais abogar mas bien por la iglesia qne por el
solio,» Obispó despnes Cañedo, y empozaron á
Muñoz Torl'el'O en una mazmorra,


Sobl'esale en todas las dicnsiones sobl'e cons-
litucion el mismo afan de oposicion á la coro-
Ila .~n el partido anti-libel'al, yel mismo teson
en el bando opuesto para defender sus prel'oga
tivas; vel'dad que se patentiza en cuantas dis-
cusiones mediaron sobre los val'ios aJ,tículos de
la constitucion,


Brindóse tambien el partido servil á ser ins-
trumento de las tramoyas de la infanta doña
Carlota para logral' la rejeucia; pero el público
se entel'ó muy á las claras de que en tales ama-
ños se cifl'aba el intento mal encubierto de al-
zarse con la corona, El menosprecio de los
pl'Íncipes de la alcurnia de Cárlos IV en cuanto
á derechos lejítimos al solio trae ya fecha mu.\'
remota, y el afan de usurpacion no es segura-
mente nuevo.


En aquella pl'opension al eel'cen de la anto-
ridad rejia, se está viendo el encono implacable
de los alumnos de TOI'quemada. La liniea po-
testad enfrenadora de la Inquisicion el'a' la co-
rona , y sus familial'es tI'ataban de "ellgarse;
pel'O al asomar el peligl'o en la existencia del
Santo Oficio, echó este el resto en su defensa;
y en la contienda que encabezó su esterminio,
el partidu servil sacó á lllz cuantos al'bitrios
cabian ell Sil númen maléfico; pero apesal' de
aqllel ahinco, tras catorce dias de solemnísimos
debates, quedóselltenciadalaabolicion de aqtH' I
tl'ihunal sangriento y mOllstl'llOSO,


La libertad de imprenta fué como un sentido
lltH~\'O descmbozado rqwntinamcnle en los Es-
pmloles, )' su ejercicio uo podia mellos de ro-
zal'se luego con el abuso_ Aqut'lIos estl'avíos,
natlll'alísimus en un ensam'he tan t'jeclltivo y
sin el menor intermedio, á nadie podian pasmal"
si los entusiastas al'reLatados de la Ilbt'I'tad fllc-
ran los líllicos abllsarloresde uu dercchoen qllt~
se estaban ensayando; mas el par'tldo senil filé
el que desde el primer dia aear'l'eú suma ndiosi·
dad al desahogo caballeroso dl'l ¡wllSamiento.
Los dos pel'iódicos intitlll;,dns r{ Pro(:uradof'
jeneml de la nar:loll r del n:y, y la Gar:ela de
la Mancha, como dcsplH's la Atalaya de la g,Jafl·
dw, se dejat'on muy en zaga al lilas rematado
dese:lfl'eno. Era el I'l'dador del pl'imel'o don
GllillermoUnald<" c;]nónigode enl'llel, y el .de!
:~ef;l1ndu ,,1 lnnnj(~ C~lstro .ll'fÚllilll;!, y S(' b(lC('


hm'to dolor'oso el decil' que la I'ejen(~ia ('st;¡!Ja
costeando aquellos periódicos para zaheril' á las
córles y á la constitueion. lIay quc advertíl
cómo aquel mismo Castro habia pl'edicado en
la iglesia de Infante ... eTl la klallc!ta, el día (k
promulgal'se la constitucion, uu sel'n~.on estre-
mado de liberal, calificando la constitucion de
código sagrado. Olro de los escritor'es mas ser-
viles, el frai le Manacl Martinez, habia ante.,
comparado la constitucion COIl las Tablas de la
Ley 'ecibidas por los Tlraditas eTl el montl' Si-
na!; y este mismo paró despues en pt'edicadol'
del rey y consejero de la In<)nisieion.


Así es que, con I1n lenguaje hipócrita y exa-
jeraciones sacrílegas, unos hombl'es revestidos
de earáctel' sagl'ado, y profesando uu instituto
de paz y de concordia, se empeñaban en hacer
odiosa la libertad desde su primer asomo; y
luego 16graron la coyuntura de pedir á la po-
testad absoluta el pago de sus servicios. CtÍpoles
su salario


Una relacion esmel'ada de cnantas maqui-
naciones y dificultades esperimenlaron las cór-
tes de Cádiz seria harto larga; l)I'ro creo habel'
manifestado lo suficienle pal'a ensalzar la me-
moria esclarecida que corresponde á los cona-
tos patl'ióticos de aquella jUIlt:J,


La comisionqllC redactó el pl'olecto ele cons-
titllcion redondeó sus tar'e~s en el mes de julio
de 1811. Advertí ya que la mayoría el'a del ban-
do servil; dividíanse los quince individuos que
compolliall la comision de esta manera: mayo-
ria, Huerta, Pet'ez, Valiente, Cañedo, Bál'cen<1,
Ros, Jálll'egni, MendioJa; minoría, Muñoz Tor-
re 1'0, Argüelles, Espiga, Oli\'el'os, Pel'ez de Cas-
tI'o, Ley va y MOI'ales Dllal'('l; el líltimo illd.~­
ciso,


Se habian ido vcntilando lo., artículos eu el
regazo de la comision; pel'o aeol'dado el pro-
yecto, se fil'mó sin ¡'esel'va por todos sus indi-
viduos; cncabezándolo don Agustin Argüelles
eOIl un discl1l'so qne es olwa maestra de tino y
de crudicion. Entablál'ollS" los debates el 1.° de
agosto de 1811, bajo la présldencia de Jil'aldo.
J¡Te~tllal'idad monstl'tlOsísima fué la de algunos
vocales de la misma cOIlJision, hablando con ti'"
el mi~lllo proyecto y volando además contra
todos sus al'tíclllos, aprobados ya por ellos mis-
mos en la comision, y al pl'opio tiempo vertien-
do principios de liberalismo l'stremado y apa-
('entando sumo afecto á la cOllstitucioll en-
tel'a_


Tamañas inconSeCllelJci:ls Hil'il:'on á las jeutes,
é hicieron penosísimo el desempeño de diputa-
dos en córles; pero se sob¡ !'JHlsil'I'OIl á todo y
continuaron sus tm'eas con ;¡,olf]IH'oSO tesoli y
entl'reza, PI'omulgó5c la cOllstitllcioll, tan inil)~·
josanH'ntE' preparada y dd'('udid;¡, l'!! tn (lo?




DE LA ES 1',.\ '\.\ ;UOnEH\\.
mal'lO de 1812. Formóse nueva I'ejencia, com-
poniéndola sujetos eseojidos por el bando libe-
ral contra los del opuesto, y para mayor estra·
iieza estos mismos I~bel'ales fueron ernpeñada-
mente molestados pOI' los I'cjentes, el duque
del Infantado, don Juan de Villavicl'ncio, el
conde del Abisbal , don Joaquin l\Iosqucl'a y
dou Ign~cio I\lal,tinez de Ri\·as, siendo tall solo
el primel'o hechura delos seniles; y luego ha-
biendo tenido que hacel' dirnisioll el conde del
Abisbal, lo reemplazó Villarnil, que tel'ció en 135
hostilidades con sus compañeros.


Esta I'ejencia fué la que asalarió escritol'es
para zaherir á ¡as cÓI'les y á la cOlIslitucion,
estl'emaudo su empeño hasta el punto de es-
timulal' al cabildo de Cádiz para que desobede-
ciese un decreto de las córtes. Aplll'óseles en-
tónee5 el sufl'imiento; y el 8 dc mano de 1813,
depusieron aquella rejellcia, nombrando otl'n,
compuesta de lI'es consejeros de estado; el cal'-
denal de Borbon, don Gabl·iel Ciscar y d'ln Pe·
dl'O Agar.


En aquella hel'Oicidad de las cÓl'les se cirró
el s¡¡lva~entode la libertad, pero exasperó hasta
el estremo al partido sel'vil.


Por' mas que se haya dicho é impreso contra
aquella constitucion y el recibimiento que me-
reció, es lIIuy positivo que logl'ó aceptacion go-
zosa,juntamente con los principios que dejó
senlados. Sc la miró como UIt repudio de todo
lo anleríol' J un estandarte del alzamien Lo vic-
10l'i050 con tl'a el estl'anjcro. Despues, ya los mu·
chísimos illlcl'cses quc lastimaba, ya los abusos
quccorl'ejia, y tambien sus nulidades esencíale~,
le hall susr:itado un sin número de enemigos,
Sobrcvinieron circunstancias sumamente <lcia-
gas'y complicadol'asj la conclusion de la gucl'I'a
trajo á Fer'lIando VII á España, y I'ecargó la ba-
lauza eon el peso de aquel podel'Ío impomh:-
rabie que le pl'oporcionó su milagroso ('escate
~n el rapto pl'jmel'o de un júbilo desafOl'ado,
La cOIl~ti"ttlCioll, careciendo de sólido arraigo,
fué al suelo; su existencia de dos años, ceñida
pOI' el pl'olJlo á Cádiz y algulJos pueblos libl'es,
apenas se habia awmado pOI' las provincias, al
paso que las tropas im pel'iales se iban retil'all<lo,


Mas consta innegablemente qne las rÓI'tes re-
cibiel'on mil parabienes sinceros de todos los
'puntos de ¡':spaí'ía. Los cuerpos en jem'l'al, los
consejos, los tribunales Sil (JI'emos , pI'elados,
cabildos, casi todas las comunidades l'e1ijiosas,
los ayuntamientos, los empicados tle todas gl"a-
dlladolH's, lll! sin fin de pai'ticulares , aun I'e-
&ideutes eo el estl'anjel'o, remiliel'on &115 adu'~­
siones (1). Asci(,lIden á lal'f!;0s lIliles estos <loen·


(1) Gunrdo en mi poder I:t cokccion completa de
.e,I~' 'lCl.1S ,k :"II"";"ll.


mentos públicos, y si se ha de conceptual' lo
bienquista que fué la constitucion por el míme-
1'0 y el euaJ'(lecimiento de tántísimas enhol'a·
buceas, /10 hubo j.ItrH\S ill~titucion hUllléwa
Illl'l'ccedo!'a de aibol'oZO lIJas jeneral y ellll'a-
¡-¡able; ni se I'ecibió y juró jam:ls un código po·
lítico en parte ~!gl1na con mayor solemnidad.


No rué la a[l\'obacíon unánime en el interior
la ~aneio\1 Ílnica que mel'eció la obra de las CÓI'-
tes; pues las potencias cstt'8njeras, que se le dc-
e1arar'on enemigas en el congreso de Verona,
la habían I'cconocido all:'i en oll'a tempol'lldil,
insertando al intento en los tl'atados solemnes
una e1áusula especial, cuya I'<lzon quedaría ell
tinieblas no teniendo presente que en 1812 y
18J4, algo suponia la España armada en la Con-
tienda con el Imperio. La Rusia, en el tratado
IJl'flJado enWeleski-Lnki, el 20 dejuliode '812,
dedica el artículo 3.° á dicho I'econocímiento
con las palabl'ss mas terminantes. Merece que
se trasladen litcrillmenle en prueba del valor
de esos principios polÍlicos t<lll decantados, y
á los qlle se les da sin reparo un despido eje-
enlivo, segun cuadre el pl'ohijar'los ó desechal'-
los con los intereses ó los afectos del momento.


«ART. 3." S. M. el ernperadOi" de todas las
Rusias I'cconoce pOi' lejílimas las córfes jene-
l'ales· y estl'aordinarias reuuidas actualmente
t'n Cádiz, como tambiell la constitncion que
h~n decretado y sancionado.»


No estuvo menos tel'min&nte la PI'usia en Sil
Irat~do, firmado con la Espaila, en Basilea, el 20
de encro de 1814.


"ART, 2,° S.1\1. el rey de PI'usia reconoce á
S. lU. Fernando VII corno LÍoico I'ey lejítimo de
la monarquía española en ambos hemisfel'io~,
como tambien á la l'ejenciá del reino que du-
rante su ausencia y cautiverio lo está represen-
tando, en virtud de su eleceioll lejítima por las
córtes jencrales y e~!t'aor'dilJal'i3S, y la consti-
tucion sancionada por estas y jlll'ada por la na-
cion."


Estl'emóse mas el concillel' de Rllsia, conde
de ROmilll7.0ff, pues aCllsando el I'eeillo de un
ejemplal' de la constitucion, enviado pOI' la I'e-
jencia al empel'adOl' de Rusia, escl'Íbió, en 25 de
noviembre de 1812, al señor Zea Bel'lIllldez:
.Ha recibido S. M, este n(lf~VO testimonio del
afecto que merecc al gobierno español, con
tanta mayal' complacencia pOI' cuanto esta IIcta
solemne afianza la pl'osperidad de esa nacion
valiente y plllldonOl'osa ii la cual profesa S. M.
sumo nprecio.»


Con que lo mifim·o que cra tan léjítimo E'tI
t812 .Y 1814 para 1'1 conc(:p-to de la Rusia:v d('
la Pt'llsia se It'ocó en cl'irninal, algunos ailos
df>SplH'S, poll'a las mismas potencias Cflllgt'C·




¡¡¡"TOHI \ POUTl!: \
gadas etl Verolla, j' lo idéntico que estaba afian-
zando la pI'osperid:Jd para la Esparia en 1812
vino á sel'en 1822 molil'o pal'a apeal' á la España
del dereeho de jentes.


Al I'ecapacital' aqucl modo de maltratal' á los
prohombl'es de las córtes, se echa de ver el
abandono que manifestó la España de sus de-
rechos J de su libertad, J la ingl'atitud de los
pl'Íncipes y sobei'unos de Europa, con uno de
aquellos desengaños amarguísimos que engol-
fan las almas seleelas y afectuosas en un pié-
lago de dudas solll"e las obligaciones del ciu-
tadano. 1\I0l'tal desaliento embal'ga el ánimo,


i!lle nos eonducil'ia á la mis3nll'opía, al egoismo,
si los varones animados de! aran pOI' la justicia,
la patria .y la libertad no lográsen siempre so-
brepcnerse á tamaños embates; toda rejenera-
don Ila de tener sus mártires, y hay que ave-
nil'se á empuñal' aquella palma, acudiendo á Sil
pl'opia co[)ciellcia y á la satisfaccion de habel'
desem¡Jl'líado su obligacion, consuelo de que no
cólbe á la ingratitud humana defl'audal'nos.


He ido bosquejando pOI' maJO!' la estampa de
las cr")\'tes de Cúdiz, conceptuando que algunas
pinceladas de blllto bastarian pal'a retl'atar al
vin) aquella junta memorable. Si las córles al
hislol'ial' aquella temporada, embargan toda la
~tencion, es que tal! solo ellas echal'on el resto
y abal'earon todo ,,1 pOl'Venil\ pues en solas ellas
parece quc se habia vinculado la vida inlelee-
tunl de EspJña.


En aquel ímpetu IInánime de la nacíon para
planteal' \lnn ley fUlld;¡mental y pa¡'a defender
la patria, la tOI'peza del gobierno anonadó todo
Sil empuje. En los seis años de gnel'ra, por nin-
gun rumbo acertó la autOl'idad suprema á COOI'-
ditJaI' las opet'aciones militares, y las córtes se
hicieron cargo de la precision de concentl'al' el
mando en un solo caudillo, y nombraron al du-
que de Ciudad-Rodl'igo (1) jcnet'alísimo de las
tropas españolas. Jamás asomó un ministro en
1,1 tribuna para derram1l' alguna lnz sobl'e las
disew,iones, ó manifeslar la existencia de! go-
bicl'llo COll a!;';lIna jestioll briosa lí ocnrrencia
<ltinada. En t¡,do el ámbito de aqnel plaz0 no
nparece un illjenio p<lra manejal' con maestría
los negocios. Variaron las rejencias, yen todas
ellas apal'ecieron homb"ezllelo5 engl'eidos COII
su yanaglol'ia pllel'il, fincltándose lilas y mas
con sus Ínfulas de soberanía, y asomando tan
solo pSl'a enzarzal' su eaiTera á las córtes , J
sllscitarle 1111 sinntlmel'o de tl'opiezos. Ni si-
(juicl'a se tomaron los rejelltes el trabajo de en·
cuhri!' sus torcidas intenciolles )' su encallo
contra el establecimiento de un sistema cons-
titllciolWI, lIJanifeslando en todas oca&iones sus


,:1; El duque c1p \YelliltgIoIl.


ím¡Jl'tus de hostilidad, }' acudiendo al mismo
tiempo á medios l'eserva·dos para atascar á las
córtes en todos SllS pasos. Solian componers~
;;ClneHos consl:'jos de rejencia de sujetos cl'iadoH
l~ll l~ corte y amoldados á los h;ihi tos del des-
potismo. En sus I:'scasísimos aleallces no cabi?
lo qtle cOl'l'espOlldia á la España, ni mucho 1Ul:'-
nos el movimiento qne habia por SllS alrededo-
I'es. Conceptuaban la voluntad ah80lllta del mo-
narca un mand¡¡miento incontl'astable, y la
obediencia rendida de un servilismo I'astrero á
la potestad I'eal el evanjeJio político de los Es-
pañolps.


Hay que esce¡Jtuar la ,iltima rejencia, pues
el cardenal de Borbon el'a homb!'e atinado, v
sus intenciones put'ísimos le haeian veees de
pensamiento~ grandio!\os, enterándose de ell05
además á la pl'imel'a manifestacion. Sus dos
compañeros, don Gahl'Íel Ciscar y don Pedro
Agar, eran slIj(;tos de mél'ito esclarecido.


Por tanto cupo a estos tres rejcntes el aga-
sajl) de la persecncioll.


En cuanlo á los varios ministros que fueron
encabezando las secl'et~l'ías, suelJan sus nom-
Iwes cuando llJas en las anualidades de aquella
temporada, y IT){'I'ced á tales colceciones de ofi-
cio, podrá la posteridad ente¡'31'se de los mi-
nistel'ios de la época mas gl'andiosa y esclal'e-
eida de nuestra historia; y en sl1ma , será una
I'eseña muy cumplida de entes ó insenibles él
pel'judiciales en causa tan pl'eem;nente.


Tel'minaron sus tarcas las córtes eonstitu·
yentrs, enc31'gando á las sucesoras el desempe-
ilo de consolidar el edificio constitucional que
tan á dllt'as pellas y arrollando II'opiezos im-
pondel'ables habian ido encnmlH'ando.


Se habia atareado aquella junta, calumniada
tan atl'ozmente, COIl los ¡ntel'eses fundamenta-
les del pais, sin mas alIlbicion que la de esme-
I'al'se en e! bien público; pues constaba de val'o-
nes entrañablernen te convencidos en la sanidad
de sus teorías, y que abrigando intenciones pu-
ras, <1nsiaban la dicha de Sil ¡¡atril]. Coartaron
las IlI"el'ogali,'as de la ('O!'OIHI, a impl1lsos ma~
Lien del recuerdo de tantísima demasía cometi-
da en los .'ein¡¡dos anteriores que (lO!' zozobró;,
p,lI'a lo vcnidcl·o. ~o habia en 1812 1111 Españ()1
que dt'jase de amar COI! entusiasmo á Fernando
VII, .\1 escllsCldo flle .. a "fanarse en busca/o pOI' to-
das las discusiolles de cÓI'tes Ulla sola '·oz qll\~
suene á pn'disposicion ó á enCOllO contl'a ('1
solio. Votaron sielllpre en conciencia los dipnta·
dos liberales, )' no l'onceptllaron propasarse en
sus poderes de Pllcal'gados de la nacion coar-
tando las facultades del n)()[I~I·ca. La vida hu-
bil'I',m dado á (1'!H'que de Sah<ll' al rej'o Si sc alll-
yil!l'oll á ciegas á teorías polílicJS traídas del es-
1ranl"I'o dH'l'lnalll'('i(,I'OIl ;¡jl~n()~ d(' f pr.!o esc\'so




y al votal' la consl itucion, afectísimas y ue lodo
corazon e~tu\'i"I'on las cÓI'tes ~ la mOllal'quía.


Ya llevo dicho cómo los vocales tratados Ine-
go tan bál'bal'ameu tc habían escudado al solio
eontl'a el partido senil, y allado que si la COIIS-
títncíon admitió IIlla so~a eúmal'a, este misIll!)
partido fué el eallsante, pues apetecian los li-
berales dos cámaras como illstitucion mJS ade-
cuada á los tiem pos modemos, Opusiél'onse I()~
serviles COII el ,lfan de planteal' los tl'es brazo,l'
Ó e~tamentos, all'emedo de las có!'tes de Navar-
ra. No eabía tanta hubdivisioll de la potestad le-
jislativa, y no teniendo en su mano la innovacion
de las dos cámal'as, los liberales, atenidos á la
tradicion de las eórtes de Castilla, se ciñeron al
establecimiento de una sola c~llJal'a. POI' ['unto
jeneral, los lunares Illas ap~l'entes de aquella
consf.itucion son mas bien olll'a de los a maí'íos
del partido sel'vil que de un acaloramiento de-
mocrático, que nUllca hubo, )' !lajo ningull con-


, cepto me,lió pl'emeditacion de lastim~I' á la co-
rona, ni ánimo de plantear allá ¡>!'incipios pOI'
aborrecimiento al solio.


Ahl'icI'OIl las eÓI'l"s ol'dinal'idS sus sesiones, <,1
1.0 de octubre de 1:-;13, en Cádiz. Las eleceioill)s
de donde dimanaban, por cllsayo primero de la
leyclectoraJ, P3l'to de la constit.ucioll, resulta-
ron opuestas á su alianza miento, y el pm'tido li·
beral filé lÍllicamcnte el mal hallado. Este mis-
mo hecho está comprobando que no se llevó pOI'
blanco, al estelldel' dicha ley, el predominio de-
mocrático, y qn~ era impondcl'ahle la cquivo-
cacion, si hubiese mediado aquel intcuto.


Compouíanse aquellas córtes, no solo de snjp-
tos poco pl'opellsos á seguíl' la oleada de la 1'1'-
fOl'llla, sino de enemigos declm'ados de la COllSti-
tucion; .Y COlIJO el balido senil, decantando mas
y Illas, elltóllces <COlIJO ;'¡Ul!'.1, el illtl'l'é, del tl'O-
110 y del altal', no atendia en I'calidad mas que
á sus inlel'pses personales, se pl'rjural'on todos
ale\'osamente en pos de sus fines. En la historia
desastl'ada de las ifJcou,ecucllcia~ y devaneos
dellillaje humano, lu mas rematado pOI' illd,~co­
roso y desplecíable es la conduela de los diputa-
dos st'rviles de las elll'les de 1810 á 1814.


Aceptau el cargo de diputados; juran solem-
nemente defender la \'onstit.llcioll, hablan y vo-
tan bajo este cOlleeplo toda la temporada de las
cÓI'les, y al "sornar el rey al cOllfill español, '~II­
terados de su ;inimo etlemigo del código coasti-
tucional, se ofl'ecen desaladamente á todos SllS
anhelos. Sesenta y nueve diputados del bando
rastrcro encaminall, el 12 ,k a\'l'il de 1814, nlla
retieion al r~y p:n';¡ qlle anule el mismo código


pn rll.Ja virtnd se h"hian juntado. Hollando jn-
I'~DI<'lllns y i'ellf'g,IIl<11l d,~ SIlS (ll'opi(l.-; aclos s!'


constituyen delHtoles (1), I'id~n cad/l]"us psrll
sus c(JlIJpaiicl'os, dcspotismo para Stl patria y gil'
l;l\'dones para sí. Aeoje el gobie¡'tlo ofieiosamell -
te SIlS anhelos y plantea un sislellla aeosauol',
cual ui lo idearan inquisidcl'es implacables.


lJe"eubral11os esla pájína dl' luto j' (k afl'enla,
eH que lodo, todo e5 villanía pOI' parte de ¡",
verdugos, y lodo heroismo entl"~ las víctima~.
¡ramos á presenciar la falta de gobi('rno bajo el
aspecto mas hOITendo: jellel'ales glol'iosísiuw,
deferlsOI'es de su patria, diputados I·"vestido.,
con su cal'áctel' sacrosanto de inviolabilidad.
ministl'os que empní'iaroll el t!mon del estado,
l'ejclltes que habian desempe¡lauo la potestad
suprema, obrando todos con eltíllico afan de re'-
cha/.~I' al enemigo y logl'al' el I'escatc del ¡'e},
quedan alIa confundidos cn IIlla nli~[J]a pl'O~­
cI'ipcion. Todo vil y todo }lCI'jlll'(J rebosa pOI' el
contl'al'io de premios y de prilalll.a. La potes-
tad, enfurecida y empapada eu SlI bidl'ópico de~
lil'Ío de castigos, se ciege y suelta la rienda á la
anm'quía, I'ematada cual tlunca ten los seis años
primeros del reinado de Fernaudú VII.


Zozobl'an las tropas francesas en I;¡ Península
con las carnpailas mernor"bles de 1812 J' tRI3 en
llllsia 'yen Alemania. Está Napo!eo[J batallandl)
COII la Europa entera, tiene que llamal' á sus fa-
lalljes vderanas ue España,'y tras aquella gner-
I'a asoladora de lodos sus ¡lrnbitos, ofrece la pa7;
la fatalidad iba allá acosando á ~apolcon el! sus
relaciones con Españ.a. Notol'ios sOlllos anlilles,
hal'to iodigllos de 1111 emfJerador, cen [ué atra·
yendo á Bayolla la familia real, la tuvo prcsa, y
luego soñó que unas I'enuncias a¡'I'cbatadas á
,¡va fuerza á Cál'los IVy á F'Tnalldo VII le afiall-
zaban la conquista de. la Pt'llínsula. Este abuso
Jan lastimo~o de la [ll'epotencia, esta toma d"
P()S\~SiOll tan ridícula de la corona de España,
acal'l'có ulla guerra de rnnel'te, con cuantas
desdicbas tI'ae consigo,


CuaIJdo (~l empel'ador, tras seis ,Hlos de pe-
leas, ;¡c(ll'(ló pOIWI' término á la guerra, acudió
;wn llIas ;i su ~isl<~ma ellgailoso y ~oezlllent.e as-
luto.


EI12 de noviembre de 1813, escribe ~apole()n
una cal'la á Fernaudo Iloticijnrlole corno. las
circunstancias en que se hallan su impcrio J Sil
política le inclinan a apetecel' el d"I' nn COI'te á


(1) Los diputados que atestiguaron, nscalizand"
eucubiertamente contra sus cOlllfJaiíeros, fueron, La-
sauca; Inguanzo~ Ros; conde de Buell!lvi!'ta; ,rillago-
rnez; Cilballero; Azuarez; Lopez del rilll; Tadeo
Segundo; Gil; el "bispo de Palllplou,l; Gome~ C"l-
deron; FOllcerr"da; Perez; ('Gnu" de Vigo y Gara!e.
J)'PI'Ol1 todos su d~cI"J"aci()r. por .. s('rilo.




HISTORIA POLlTICA
1"5 negocios de España; que la Inglaterl';l está
allí fomentando la anarquía y el jacobinismo,
empeñaJísima en acabat' con la monarquía yes-
krminal'la nobleza; y como no puede menos de
apesadumbrarse COII ese esterminio de narion
IJI1 vecina á sus estados, etc. etc. (1).»


Así queNapolcou l'S el primel'o que llf'rnj:l en
el ánimo del monarca aquellas semillas de en-
("ono contra las institnciones liberales; tilda á la
rnglaterra de fomentadora del j;}cobini~mo y se
hermana con ei partido senil: y así lo enCamiIJ3
:'1 Sil I'eaccion contra las liLJel'tades públicas de
España. ¡Patraña hal'to ruin, abol'to de S1l afan
dt~ castigal' á las cÓI'tes pOI' su ahinco en sal val'
la independencia y la libertad del pais! Siéntese
\In desconsuclo involnntario al presenciar en ese
prohombre de nuestl'Os tiempos un lenguaje tan
Ilnp¡'opio en él, y al oi,- espr'es3l' el quebranto
que le cabe con el e.<urminio de la Espaíla al
"lismo que, atropellando It'atados, habia enli'a-
do á sangl'e y fuego en aquel pais hermosí~imo,
v segllia pOI' seis años asolándola sin conmisel'a-
<"ion.


El portador de la carta del empel'ador para
Fel'llalldo fué el conde de I,afOl'est. En su aren-
,;a al rey, todavía preso en Valen<;ay, sobrepujó
,'n su tema al empel'ador.Fué repitiendo su acu-
sacion contra los Ingleses, que «todo lo habian
trastornado introd1lciendo la anarquía y el ja-
('ouinismo ell España, cuyo solar yaee lalado y
exhausto, la I'clijion destruida, el clero desanl-
parado, la nobleza abatida, la ma,'ina solo de
;lOmbre (2), las colonias de América desmem-
hrlldas, yen fin todo el pais cnbiel'lo de rninas ...


Tanta desventura, segun MI'. de I,aforest, es
ohra de aquellos isleños, q nienes no llevan otra
mira que la de trocal' la mOllarquia en replí-
blica.


ft Enfin, continúa 1\1. de LafOl'est, la anarquía
está sajando á los Españoles (3), puesto que los
Ingleses, mientras están celebrando cÓI'te~ ell
Cádiz, y aparentan apetecer IIn I'e'y, su ánimo
en suma es planteal' una república, Siéntelllo en
el alma los vel'daderos Españoles, quienes están
llorando tamaña desdicha, y ansiando vel' I'ayal'
,,1 órden ell su pab'ia acosada, y tenel' afianzadas
sus haciendas.Tan sumo desconcierto ha mm'ido
al emperadol', quien me enviaáentel'a¡'á V.A. R.
del estado aciago de los negocios."


j Qué mojiganga tan hOI'I'ol'osa! y i qné modo
tan hipócl'ita de apal'entar un intcl'és alevrniO,
]ll'eparando de antemano nuevns des\'enturas
pat'a la España, y predi!tpollieudo así el ánimo


(1) Carta de NapolClon, fecha en San-Cloud.
(2) Habia con efecto fenecido en Traf:olgar po/" 1"


¡olrnncia.
:'l) Cierto, pero ¿Cjtli('1l tiPllP h cul".]:'


de Fernando para no \'er sino enemigos en cu:w-
tos le han defendido el solio que desampal'ó ('11
1808 !


Respondió Fernando VII el 21 de lIoviembre
á la carta qne MI'. de 1.al"Ol'est le habia entrega-
do de parte del empel'ador.


Napoll'on no dió á Sil preso mas dictado que
el de al teza l'eal , sin reconocerle todavía por
I'l'y, aun ofl'eciéndosele oficiosamente para t.ra-
tal' eOIl él sobre los negocios de España.


Contesta Fernando á la C31'ta con que S. ]U. l.
.v H. le ha honrado: " Señal'; no puedo menos
de repetil'os cuanto he dicho de palabra á MI'. de
Laforest , J es que permnnt'zco siempre bajo la
prolecciofl de V. M. , profesándole mas J mas
aquel carú¡o y aquel respeto de que le tengo
dadas tantas pl'nebas ... V. ;\1. me trajo á Valen-
~~aJ, Y si {fusta reponel'me en el solio de"Espa-
ña , puede hacerlo, teniendo en su mano arbi-
trios de que JO carezco, para tratar con la
junta; mas si V, M. absolutamente apetece en-
tenderse conmigo, en tal caso necesito que
veng~n acá diputados de la junta con anuencia
de la nacion para entet'arme de los negocios de
España. Si la política de V. 1\1, y las circunstan-
cias en que actualmente se halla le imposibili-
tao el a\'enil'se á esta!i condiciones, seguiré "i-
viendo sosegado y gozoso en Valen<;ay. Ingle-
ses y F¡'anceses me interesan ignalmente; pero
lo qne yo debo anteponer á todo es el interés y
la dicha de mi palt'ia. Quedo esperando qne
Y. 1\1. no verá en todo esto mas que un nuevo
testimonio de mi siflceridad y del cariño cntra-
,iable que pl'oreso á V. 1\1.»


Un rey preso, por cUJo rescate toda la nar,ion
eslá guerreando y del'ramando allá á I'audales
~angt'e y tesoros, conceptLÍa que su alcaide !t'
honra al I'sL:l'ibil'le negándole el dictado de rey
que debia á la nacion tanto LÍ mas que á SlI na-
cimien~o, Imesto que la revoluciotl popnlal' de
Al'anjnez lo habia entronizado. ¡Repite aquello
de su cariiio efltraíiable y su respeto! "Napo·
Ieon, dice, liene en su mano el I'eponerlo en
d sol io de l~sp3ña, si le place. " En cnanto á la
hidalga nacion española, queda toda á la parte
de afuera. Se aviene FCI'I13nJo á permanecer en
Yalen<;ay gozoso, y en suma los Ingleses pelean-
do pOI' su l't~Scate, y los Franceses, 511S destro-
lladol'es y los asoladores de su patria, «le ¡lIle-
l'eS~1l iguultneute_ "


Orillp,mos toda I'eilexion que debilital'ia la
trascendencia de esta carla, pues á rr:i enten-
del', queda en 511 contenido cifrada pOI' entero
la histOl'ia del t'einado de Fernando, pues I'ebo-
sa de aqndla flaqueza y de aquella I'uindad que
asoma en todas las jesliont's ele este monal'ca.


El 11 dl' dicicmlJl'c inmediato, reconoce Nr.-
!l0IcOIl ¡HIl' I'ey ;1 Sil 11I'{'~n, y S(' fil'm~ nn Ira-




---


tado Cllh'c el empel'adOl' de los Fl'anceses y ('1
I'ey·cle España, cn Valen\?ay, poI' sus respedi-
V<lS plenipotencial'ios, el conde de Lafol'cst y
el duque de San Cál'los. Me desentiendo del nin-
gun volol' de aquella acta, anulada I'adicalmen-
t'l por la situacion de las partes interesadas.


Sale para Madl'id el duque dc San Cárlns,
porlador del tratado y de una C31'ta del re'y Ú


- la rejencia, con fecha del 8 de diciembre d"
lBtá, Mandaba en ella S, 1\1. "que se l'atificlIst:
aquel tratado tan fdizmellte concluirlo en Va-
Ien~y , donde S, ¡li. había logrado un e.rpÜ'/I-
tIido hospedaje ... Recibió ademá~ el duque ti"
San Cárlos insll'ucciones reservadas, cuyo pl'iu-
cipal contenido el'a el siguiente (1) :


Encarga ell'ey á su embajador" qlle cscudl'i·
ñe si el ánimo de la rejencia y de las córtes se
halla ó no imbuido en deslealtad y en jacobinis.
mo, como tenia hartos motivos pal'a temérselo
~arl. 1), Si con eredo tl'asciende el jacobinismo
á la rejencia y á las cól'tes, el duque deue en·
cobrit' con esmero las intellciones delrcv, con·
tentándose con el empeño lÍnieo de qn~ la re-
jencía dé Sil r¡¡titieadon , lo que no seniria del
~ menor óbice para 1a continuacion de la gllt'tTiJ


(art. 3.")
• Pero si el enviado hallase leallad }' ('Jl'ilío [¡


:. la pCI'sona del rey, debia con sumo sijilo 1IH1·
~ Dífestal' á la rejencia que S, M, apetecía aquella


I'atificacion, ¡'eservándose, vuelto á Espaiia, d,~·
claral' nulo y fOI'zado el tr'atado todo; sin qll(~


\ nUllca los Franceses tuviesen del'ccho pal'u que·
jarse, si S. M., entel'auo del estado de la España


._ eOIl datos de flIIC caredó en su escltivitud, y he-
cho cargo de lo gl'avoso que era el tratado pal'a


, la nadan, le negase su real aprobacioll."
El texto de aquella instl'uccion I'eservada , en


que se repite el 1l0mbl'C de jacobinismo, CS1<'1
evidenciando sin l'éplica que Fernando lomó
aqnella califieacion de la carta del cmpel'ador
y de la at~cnga de ~lt" de Lafol'est. A Ids p¡'im,~­
ras jestioues en que se re,lableceu los enlaces
de la nacion con el I'ey, salen á luz las impl"~­
siones siniestras cstampadas en Sil ánimo por
los carcclcros. Desconfia Fel'nando de la leal·
tad y del ca/iíio de la I'ejencia y de las cÓl'tes, J


. teme el jacobillismo. Ya sc está disponiendo
pal'a de5entender~e de un tl'atado felizmente
cOl/cluido en su {,.I'pláulido ho.'pedaje, aUllque
en carta del 21 de Iloviembl'c de 1813, teuia es-
crito al empel'ador; « Si yo prometiese algo á
V, l\I. Y IlIego me viese precisado á pI'acticar
tOOolo contral'io , ¿ qné concepLo mel'eceria yo
á V. ~I.? Dil'ia que he carecido de entereza; y


mofándose de mí, me t1eshouraricl á la faz de
la Europa. "


Que el empel'adol', enemigo de la España,
haya tl'atlldo, al pomw all'cy cn libel'lad, lk
hacerlo instrumento de una venganza qlle se
deja en zaga las peleas; quc baya sido el Pl'ime·
1'0 en contajial' á Fel'Ilando VII con el encono :'t
todo pensamiento liberal y á Jos prohombl'cs de
España, esplíease todo esto hasta cierto plinto
en UII pecho gangrcnado contl'3 la resistencia
tenaz de los Españoles; y pOI' mas cr-iminal que
sea vellganza tan l'lIin, pOI' fin se compl'endc,
así como se alcanza Ulla pasion tClI'pe, Pel'o ¡Dios
mio! ¿ qué dirémos dc los !tUllalwcs que esta-
ball ladeando á Fel'nando VII en ValeIl~~ay ? En
un dia mismo \ le hacen decil' que si no cl1mpl,'
IU palabra, lo de;honrará antc la Europa, .,.
luego le predisponen pal'a de~decil'se de es!;¡
misma palabra sin temor de infamarlo, ¿ Cómo
cabe esll'añal' 'ya la conducta dell'ey á slIl'cgre-
so á Espai'ia, imbuido todo en los I'ecelos qne
le habia sujel'ido el emperador, y en manos d"
consfjeros que lo apeaban dc todo sei'íol'Íu?Tall
solo podian I'estlllal' las desventuras que \'oy il
refel'j¡' á mis leclol'es.


Llega el duque de San Cárlos á Mad:'id, se di·
vulga el tratado que trae, y conmuevc indig"
namente al público. Vergonzosísimo sc haci;\
semejante haldon en medio de la victoria, .'
así se recibió al duquc COIl tiuieza. AqC.Jel I'C-
cibimicnto tuvo luego slIma trascendencia pal'iI
los acontecimicntos, pues el mensajero dc Va-
len¡;ay tuvo qlle volvcrse con el ánimo poco
avenible,


Contestó la I'ejellcia , el 8 de enel'O de 18t4,
COIl todo el aca tamicnto debido á la desventura
y á IIn sobcl'ano; rebosaba el contenido el pUIl'
donol' nacional que cstaba á cal'go de la J'('.
jcncia.


Contenlüse pues eun decir á' S, 1\1. « que no
podia menos dc hacerle pI'esente el decret.o (J,-
las cÓl'les dcl 1.0 de enc¡'o de 1814 (1) \ Y <JI\<'


(1) Iba el mallifte~to firlllado por el preeidente AB.
tonio J oaqllin Pere" y por los ,ecl'etarios. Fué Pe-
rez tlno de los autores de la co"'titucion. y fué t~ll1-
hien Il!lO de .. ,. defen,ores Illas acalorados ell las di,-
cusiones, Al tratarse de ¡as dos cartas al rey, Perez,
como presidente \ no Re contentó con aprohar su con·
tenia" , .ino que arrf'hataclo ele celo.., q:lÍ'" cstellcler-
las de propio puí'ío , al paso que con la otra mano es·
taha firmando con otros se,enta y ocbo eliputados 1"
repl'e,~ntarion ,lel T 2 de abril para que b COllSt'tu-
"ion queclase aholida. Hahia igualmente firmado Pe-
rt>7. el manifiesto de ln~ córte'l ti I.l nacion CCll motivo


(1) Est.JS inslrllcio/lcs se hallan t'n el folleto I'llhli. '¡d «·«tad .. d" ValelH;ay, IGIlo si" ['('"jui,'¡o ,!" luego




al indllíl'~do , no cOllccplu~ba la i'cjellcia kllt!'l'
~1'Je hacel' la iltenOl' obscrv~cjon sobre el trata-
do de paz, congratulándose solamente con el
l'l~y de V<~I' ya cel'cano el dia en que lograse la
dicha de ponel' en manos de S,1\I, la autoridad
,'eal, que ha e'ltado conservando fielmente co-
mo un dC:)(Í~ito sagl'ado, dllrllnle el canlivel'io
de S, iH, »


El t,'al:lt!n d,~ Valen<;;:ly ocasionó en las córtes
d d(.'cl'eto de 2 de febl'ero de 1814, confil'lnan-
do el del 1.0 de Hnero del mismo auo, yaibdien-
do que "el rey qned~l'ia reconocido por libl'e,
"liando en ,~l reijaz!) del congl'eso nacional hn-
hi(',I~ rOI'LI1;dízado el jlll';lI1H'flto pl'escrito pOI' la
,'uHstitllcioll.» Los demás al'tíclllos de aquel
d"(TetO se reffTian al recibimiento del I'e},


Ptlblic8\'0I1 las cól'[es el mismo dia un ma-
lIili(:;;to á la n ... cion , dándole cuenta de Sil con-
'!lIda eH ell~nt() al t,'ataJo dc Valcn~'ay, Espre-
:¡'II'on habel' f(!H'dado atónita~ al oil' un mensaje
'1lll' de órdcll de la I'ejellcia les había ¡lI'escntildo
'" llJinislt'o dt' est ... do, I'clalivo ú la llegada y el
<,¡¡"al'go del duque de San Cal'los, AI:.ellida-
)'on d tratado de Valen<;ay como «un baldon
par" el rey, convenio vergonzoso, y contrato
"justado enll'(' la \íctima y el' verdugo, " Afia·
die"on que aprobaban la conducla de la rejen-
¡'i" , la cual, po)' tínica contestacion al encal'go
,kl duq lIe de San Cúl'los, le b ... bi ... enll'egado
una carla espresiva pal'a el ¡'e y , guardando un
,i:cneio decoroso acel'ca del tralado de paz.
ik'>lllICS de esplay ... rse en las I'azones que moti·
laban el decreto del 2 de febrero, para el cual
ha bía sl'l'vido de norma el del l." de cuel'o de
181,1, renovaban las cÓl'les todas sus protest,ls
s()bre Sil "mol' y lealtad alrcy.


i'al'ticip" pOI' fin Fel'll<1ndo su salida de Va-
I,'n';~y, y PI jellel'al Zayas tl'ae á 1 ... l'eje[J~ia una
";¡I'la d(~ S. l\T. con fecha de 1,° de mm'zo de 1814.
¡,:,,_,¡'íbe el "eY que pal,tirá de Valenc;ay el 13.
(,ri'.:alllill:índ"s¡, por C ... t¡tlufia , )" acaba con esta
1'1!lllsu!a. "En cllanto al restablecimiento de las
"',,.I:-s, como todo lo <¡\le se h~ hecho pn mi au-
,"'¡leia P!J provecho del l'"ino, lo aprobaré, co-
in .. que se confol'm¡¡ con mis reales intencio-
tl('S. )


l':ntra 1''':!'lwndo en Espaila el24 de marzo de
1 SI ,1, Y el jeuc)'al CO(lOIlS lo recibe en la raya
d,~ C~talllila, Abslié[Jesf~ el rey de toda jestioll
dI' :'¡ODt')'anía durante Sil mallsioll en Cataluila
,\ <;1\ AI'<Jgon, á donde se cncanJina desviándosp
dI' ~l} prinllT ilineral'jo que lo conducía en de-
I'echhra f¡ 'Va!ellcia, Llep allí F'TIJaudo el Hl
de ¡¡hril, y allí arranca !a re ... ccjon ,'iolenta que
·,un roo hahí ... asomado '~lIlos paso;, del rey. 1.0
,,~t.1ball ;:spel'ilfí<!u "11 V ... I"nci" ,,1 f'~I'd('lIdl (k
¡;'q'bo!." PI'",,;,'cllk d" la I'f'jcllcia, lo~ mill15'
\t'O, riel ""'s!',;, Ln <"Oll Innil 1 ... COI,,,il\~ qll<' (k-


bia acotllpalial'l~. Ag'asaja ~I pronto al dignbr-
mo prelado, Illas luego le trata con cefio, malli-
festándase ya á las clal'as el enojo hasta elltón·
ces encubierto,


El bando servil se azora, y tina de sus juntas
habia ya impresionado sumamente al rt'y en Te-
ruc] , ¡¡endiendo á die~tro y siniestro emisarios
pal'a brindál'sele con Sil oficiosidad. Valencia es
el hervidero de alevosías y ,'nindades que des-
cr'eería la posteridad á no mediar' te&timonim.
auténticos que las están compl'obando, Perjtí-
ranse sin ¡'ubor los sujetos uJas encumbrados
por su esfel'a : fin (1) duql\~ del Infantado, UIl
jcuel'al E!io, hasta cntónces fiel eOHstitllcional,
quien csg"ime ante todos el acero ¡í {'avol' del
despotismo; luego sigue su l'jemplo el conde
del A bisbal (2), que está lIlandando el ejél'cito
de resel'Va; llega en seguida el diputad'o pOI'
Sevilla, D, Bet'lwrdo Mozo Rosales (3), pOI'tadol'
de la represeutacion f ... mosa del 12 de abril,
firmada por sesenta y nueve dilwt8do'i á córtes,
pidiendo la ~bolicion de la constitncion. Lo,.;
I'ejentes I.al'di¿abal (4) y Villamil (5), alltes par-
ciales ... calol'ados de la C()[Jstilncio[J , acuden


(1) Al tOlIlal' pospsion de la ,'cjencia, el ¡:) dejllnio
de 181::4 ~ prorulllpió en Jos mismos tér!lljJlo~ que sus
compañeros en '!) de mar1.0; luego proclamó dos ve·
ces cuanto tenia dicho hahlando con EspallOles y Ame-
ricanos en 30 de agosto y l." de setiembre de 18.~.
"Ya, decia , con la constitucion, no ha de ser la Espa-
ña patrilllonio de un rey, pues 1I0S escudará contra
todo antojo y arbitrariedad; y las ideas liberales J
henéficas <jue van siguiendo las eór,es patentizan IIn-
ehuroso ca'lIpo para la prosperidad pública, Somos
libres, y earla cual vivirá ya entáado de SlIS propio.
derechos, (Diario de las (;órlc" lomo XIII, páj. 485)_


(2) El conde del Ahisbal, rejente, se presentó á las
córte, en la seoion del » de enero, con sus compúie-
ros Mosquera, Villavicencio y Rivas, y dijo: «Per-
suadid"s estamos de flue la constitucion ha de ser el
cimiento conservador de la monarquía por largos si·
glos; y sostendrémos cuanto llegue :í de('retar la so-
beranía de las ('{irtes, (Diario de las CÓl'tcs, tomo XI,
páj 364).


(3) Que se afamó luegn hajo el nomhre de marqu~,
de Mata,·Florida, minislro de Fernando VlT , é indi-
viduo de la rejeneia de Urjcl, en ,803.


(/¡) Lardi7.ahal, en ulIa represe,,'a,,;,," dirijirla' á
]a,'i {,(Jrtes el 6 de enero de 18 [O, (1t:~('ja : ((.:\fu me ot'ur-
re la menor dlHla ""erea ,le la lejililliidad y plena
a!lt0f!dad de las eórtc5 existentps en el dja; pues se~
mejante duda seria un ~'l'{,l'ro r-u otros ~ l'e/'o en mi un d(l-
lila. (Diario ,k las Cé'rles, lomo TX, pa,Í '9' y "!P~"


(')' Pnhtjnj ('11 I~o81111a ('aJ'1a, con ft'c!Ja dell~) de
i1gostn ('11 ,'l.Hlrid. dicipnd\): "(f"e!'ie ¡,p(¡Heri;} un;!!
(,PTI'-l jI lit illíl UIIP, 1, dev.¡\ "ielldo ~II'" !illt~1 tadt~i póbli·
",l.~;l ¡ :¡;I'"¡"t1 r)~·';'Uf'." (;!f' Ifi('!ll(' I'fl r;;rdi¡




I>E LA ESPA'ü ;\lOlJEl~~A.
tambien á Valcllcia en demanda JI! su est':!'-
minio.


Adelanta Elío sin estl'llcndo algunas tropas
sobl'e la capital, donde las zozobr'as y cOtlgojas
que siempl'c anteceden á las sumas c~tástl'ofes
se apoder'au de los pechos; escriben las cór'!es
al rey por dos veces que apreSlll'e su "cuida
para afianzar el sosiego público.


En aquel trance, corno en otl'05 muehísimo~,
car'ceió la E'pafía de gobiel'lJO , pue.e, la rejell'
cia se mantuvo absolutamente pasiva, como
tambien los ministros, Sill que nada providen-
ciasen tampoco las cór'tes_ l\Iientr'as los enemi-
gos de la libedad se desalaban deseal'adamellte
á diestro y siniestl'o tr3s el vueleo de Irl consti-
tucion , cuantos drlJian escudarla, y qne no ha-
bian acertaJo á infundir interés con ella ui á
consolidar la I'eforrna , aClldiel'on todavía HIe-
DaS á sostener'la con disposiciones enérjicas.
Nada apeteciel'on , nada osaron, dejándose aCIl-
'~hillal' sin ponerse en derensa. Yacen aletal'ga-
das las cór'tes al par del gobierno, y apal'ecc el
decreto del 4 de mayo con sus visos de transi-
torio entre la cO!lstitucion yel nuevo I'éjimcn


i que debe slIccdcl'le,
• Abol'l'ezco y detesto, dic(~ Feruandr> en el


decreto, el despotismo, que no t.iene ya cabida
COIl las luces y la civilizacion de la Ellropa. Pa-


¡ 1'a pl'ccaver abusos, voy á trat31' con los dipu-
tados de España y de Indias en córtes, legal-
mente convocadas, compuestas de linos y de
otr'05, tan pronto cumo pueda juntadas, "


Sentaba además ya por sí mismo los cimien-
tos de aquel nucvo contr'ato_


"Alr'esguardo de leyes que at'l'cglen el ól'den
y el sosiego púlJlico , quedarán tambietl afian-
zadas la libertad y la seguridad individual, fran-
queando á todos nuestros slÍbditos el goce de
una libel'tad l'acionaL


«Disfl'utar'án todos la facultad de comunicar
por' mediú de la imprenta, SllS opiniones y sus
pensamientos.


"Se separal'áu las I'entas del estado de los dis-
pendios de la familia real, etc.


"Las bases Sf':/ltadas, añadía, bastan par'a
dar á conocer mi rcal ánimo, en el gobierno
de que voy á clleal'garme; pues pOI' ciel'lo no
son los intelllos de llll déspota y ele UIJ lir'ano,
sino dc un rey, padl'e de sus vasallos .•


Pl'olIlulgado este uecreto, dispone el I'ey su
marcha de Valencia pal'a Madrid, Cuantos lo ro-
dean están ya bien resueltos á /la dejarle cum-
¡¡lit, IIlJ ápice de lo mbluo qlle está ¡lI'omdien-
do á la lIacion con !lila espontaneidad qlW re-
dunda en mayo\' odiosidad del meuosfll'ecio con
que luego falta (¡ Sil palabl'a. Antes de salil',
qllehrantando O"Uimtds ["'¡¡alesa, acaba d(~ hacer
tan ~olernl!(~llleili<' ;i 1;1 lI;if'¡Oll, ,1"1 "11"<1,'" p;n'l !;1


disolucion de las CÓl'tes y fJm'a el al't'esto de I'C-
jenles, mitlistl'os y diputados, J'lombl'a por er-
culor de la iÍl'den al jelwral Egllia, capitan jo::-
nCl'al de Castiila la Nueva y gobel'l1adol' de i\1)¡·
drid, y antes diputado servil; á Don Igllacio
'IIartinez de Villeln (1), á Don Antonio Aleal¡i
Galiallo (21, á Don Francisco de L(~yva (3) y á
Don Jaime Alval'cz de ;\fenrlicta (4), intitulátl-
dose jlleces de la comisioll de policía,


Los nombres de los pl'esos é incomunicados
en i\Iadrid son lo~ siguientes;


:Ual'tinez de la Rosa, Capa7, Can~a AI'güf;lle~,
Cepero , Gal'cía Hel'rel'os , ministro de gracia y
justicia, Ar'giielles, Zumalacarreglli, Mllñoz
TOI'¡'CI'O, Olivcl"Os , Víllanueva. Calall'3v3, ZOI-
I'Jf(niu , I,al'I'azabal, Aríspe, Felill, Teran, Ga-
llego, Golfin, TI'aver', Dueilas, HiH.!ro , dipu-
tados lodos de 1810 ó de 1814.


Otros cuatro logr'al'oll ponel'se en salvo, á
sabel'; T(JI'eno, Caneja, Diaz del Moral é lslll-
rizo Prendieron en Arngon al diputado Antillon;
-'<lce mOI'talmcntlc: enfel'mo en sn Iceho, le ar-
rebatan:r fallece en el tráusito á la dl'cel de
Za!'agoza.
~:n la !loche del 10 al 11 de mayo se siguió


prendiendo á oh'os iudividuos que no corres-
pondiau á las córtes, como Alvarez Gller'¡'a,
ministro de la goherllacion, los jenerales Odo·


(1) Ya era conocido Villela pOi' su í",lole f,'menti-
da :ir vengativa; pues fué de la jnnta de B,.yolla ('ll
,808, Y enviado rle Napoleon " los ArJgoncses par~
que se avasallasen. Pasó eOIl ('fecto;Í Aragon; puhlicó
proclamas haio aquel concepto; las cojieroIl los 1'''-
triotas, se quelnaron por lJIall() del verdugo;~" se con-
denó su nombre á la execraclon perpetllil eu la (;nceta
de Zaragoza, por mandato del jeneral Pdlafox. Se le
procesó en Sevilla por aquella maldad, pero se di'clll-
po con haber sidr¡ forzado, Descargóle el tribulIJi por
falta de Fruebas. pero la 0l'inion pública ,iempre lo
conceptuó reo, en términos que nornbr~do diputa-
do, se trató de no admitirle. Ya se alcanz'\ e"él seri"
su ánimo respecto á los compañeros.


(2) Decia Alcalá Galiano á las córtes el 19 de mar-
zo de 1ST>: "Aprovecho el dia en qu" se puhlica la
sabia constilucion que hemos anhelado con ansia para
manifestar á lag córtes con gratitud y acatamiento ei
júbilo que esperil'lento recapacitando 1m bienes qne
se labran á la nacion con el código capaz de ellcum-
brar la España ~ lo sumo de la ('onsirleracion y de la
felicidad .• (Diario de las Cdrtes, tomo XII, páj. 32r).


(3) Leíva dedicó á las córtes, el 30 dIe enero de
r8r2, parabienes qnese adelanlaba a tributarles desde
luego, para rnan;feslarles 511 dicha y su agradeci-
miento por la obra grandiosa de la constituciou qUII
iba á ,alir á Inz. (Diario de las CiÍrles, t. IX, 1" 437;.


(·íl Sujeto l"lO"lol1oroso fjue I,i;r.o dimisiolJ "1 ~e;
el rlllll¡''' 'lile se iba ;; seguir.




.;¡¡ lllSTOHI \ I'OLlTlC\
nojú y Aguil'l'e, d poela QuinLllJa, el eon(h~
de Noblejas , m3l'iseal de Castilla, hU hermano
Don Ramoll Chaves, el comisario de gnerra Ru-
bio, los tenientes eOl'olleles de estado mayor
'\losl!oSO y LandabUl'lI y los hel'manos Ese3t'io,
Encat'góse E~uia de pl'endel' pCl'sfHlalmente á
(~ntrambos rl'jcntcs y á los ministros, proce·
diendo sns cuatl'o asesol'es al al'l'e510 de los dí-
lHltados que habían asistido (¡ la scsion en aquel
mismo dia , muy ajcnos de la disolncion de las
cÓI'tes.


Estc filé el pl'incipio de la reaccion que, des-
enfrenándose mas y mas á diestl'o y siniestro,
tl'OCÓ en cárcel el ámbito de la Península. Pl'e·
sos los sujetos sobredichos, en la madrugada
delll de mayo se publica cl dec/'do <Id 4 d('
maJo, que redunda en desacat') á la racionali-
dad y en baldon para la hutllanidad entera;
Jlues el rey está diciendo en él que aborrece y
detc.rta el dc.rpotisnlO , y que ajiaf/;:,a la segun'.
dady libertad individual. en el idéntico pnnto
de estar cl despotismo m~s execrable defl'all-
dando de Sil libcl'tad á unos cilldadanos pacífi-
cos y afan'ldos ror el servicio de Sil pais.


Llega el rey á Madl'id; p~vO\' mortAl nubla
los COI'azones. Es cl 14 de mayo, y se plantea
al golpe una comision de policía, que e~ pm'a
'fadrid una vel,¡Jadel'a junta de salvaeion plÍbli-
ca realista, como allá en otro tiempo la de Pa·
I·is. Sc nomlll'a 1111 ministerio eneal'llizadamente
('nemigo de la conslitucioll: el duque de San
Cárlos de estado, el ex.rejente I.ardizabal de
las colonias, Macanaz de gl'acia y justicio (1),
('1 ex·(liputado y jcnCl'al Egllia de gllel'ra, y el
('x·diputado Góugol'a dc hacienda, El duque dpl
Infanl.ado es prcsidente de Castilla, en cuyo
consejo descuellan los diputados serviles mas
i"nribundos, Menude,jll delatores y arl'ebatan los
,'mpleos. Andan los pel'iódicos asalariados pi.
diendo de continuo la cabeza de los pre.,08. El
I'('dactol' forajido de la 4tala.ra, j un clérigo!
clama en lino de sus mímeros, porque se les
ahorque á todos antes de encau.rarlos. Suenan
.v re~llenan en los templos del Señor los mism05
alaridos de matanza: triblltos de sangre están
pidiendo los plÍlpi tos .... Se desprende la pluma
de la mano .....


Se nomb,'an hasta tres comisioncs divel'fi3s
pal'a sentencial' á los reos, y uo asomando Cllel'-
1'0 de delito, no acierta u , en medio dc su afa-
llosa venalidad, á deslindar 1111 castigo. Inco-


(1) Estuvo poco despues Macanaz indiciado de
traidor, y fué el rey en persona á prenderlo y ocu-
parle los papeles, para luego encerra rlo en el cAstillo
.le San Anton en la Coruña.


mllllicadas yaccn las víctimas tres lIlé:,es, yauu
están ignOl'ando el motivo de Sil prision. El
fiscal del consejo de Castílla, Don Antonio Se·
govia, presenta, elLo de julio, su informe á
la comision de policía, manifestando la impli-
cancia de pl'ocesal' á cierto lllímero de diputa-
dos, al paso que otros votantes por el mismo
1'I11ubo en las cÓI'tes merecian la confianza del
gobiel'uo; alegando por conclusion que los reos
habian apetecido tilla monarqu¿a moderada, con·
tl'3I'estando lÍnicamente la soberant'a absoluta
del rey.


La comision , muy njena de conformarse con
el diclámen de Segovia , quiso terminantemen·
te que lo rehiciese, descubriendo delitos. In-
("UlTió Segovia en la flaqueza cri:ninal de cons-
tituirse instl'llmento de tamaña bastardia', y el
17, pl'esenló nuevo infol'lue capitulálldolo con
varios cargos ideales.


Pasó él espediente á uno de los tribunales or-
dinarios , que entregó las carpetas al fiscal Don
.\Iateo Zendoqlliz (1), Dt'scubrió este las nulida-
des del sumal'io y manifestó la imposibilidad de
seguíl' sustanciando la causa, no abarcando á
cuantos dipu tados habian votado como ellos.
I.os jueces, cuanto mas se internaban en la cau-
sa, mas desenfadadamente declaraban que nun-
ca seavendrian á revalidar una votacion arbitra-
ria, y aun pal'ece que el tribunal tratóde elevar
una repl'esentacioll al rey demostrándole la sin-
1'3'10n y la ilegalidad de la sustallciacion entabla-
da eontl'a los diputados. Mas apenas se traslució
aquel dictámcn de los jueces, se les quitó alTe-
batadamcnte el conocimiento del negocio,


NOllJbró el rey, á principios de setiembre, IIna
junta estl'aordinaria, apellidándola Comision de
estado, que debia sujetal' sus fallos á la sancion
del monal'ca. Componíasu del capitan jcncral de
Madl'id, A rteaga (2) I de los consejel'os de Castilla,


(1) Zcuuoqlli1., empleado en el consejo, dedicó á
las córt~s, el ,8 de marzo de 1812, sus parabiene,.
" ¡ Felicísimo, decia, quien habiendo nacido hajo un
gobierno 0rresor, podrá luego vivir al resguardo de
una constituciQu liberal! i Venturoso mil veces quien
haya podido conlrihuir ,,1 nombramiento de las Celr-
tes tan afanadas tras la dicha de su~ conciudadanos!
i Loor esclarecido y gloria inmortal á las córtes cons-
tituyentes! ¡así su cOllstilucion spa sempiterna! (Dia-
rio tie las Córles, tomo Xl[, páj. 357).


(2) Ascenclió Arteaga en la< nllte~"las ,le palacio;
imbuido en todas las rnhillla, del despotio,nw, era UIl
paniaguarlo muy lpgo, a<lmlo, inwciahlc, instrn·
mento ciego, mntcria displ1e~t;l ,í tnd:t olH"die-nri.l 1'(11-
elida :v ~il1 líinites.




DE u ESPAlÍü lUODERl\A. :;i
{'OLltlc tlel Pinar (1), Y Lasauca (2), del eX-l'ejen-
te l\Iosquera (3) y de Galiano (4), todos enemigos
personales de los reos, destemplados y tanto
mas enflll'ecidos en la persecucion cuanto ha-
bian terciado en el gobierno constitucional; de-
lito que intentaban cohoncstal' echando el res-
to de Sil ruindad y de Sil cncono,


Rendidísimo estaba á la sazon el consejo de
Castilla, y sin embargo era tan sumo el desafue-
ra de aquella comision especial, que reprcsentó
al rey dedal'ando que su eo:istencia sola se es-
trellaba con t0das las leyes del reino, y que el
gobierno lJi podia ni debia I'etl'aer á los I'eos de
la jllrisdkcion de los tribunales ordinal'íos; mas
quedó desatendido el dictámen del consejo, y
se instaló la comision,


Se fl'unqlleó á los seis meses la comunicacion
á los pl'esos, y se entablaron los intert'ogatorios.
Don Mateo Zendoquíz, cuyo primel' informe le
en tan honorífico, tuvo el encargo de sumarial'
á los reos con órden positiva de sacarlos culpa-
dos. Cometió, al par de Sego>ia, la ,'ileza de
vendel'se , y ateniéndose al mandato, pautó allá
una demanda con pena de muerte contra el con-
de de Toreno , contnmaz , Gal'cía Herl'el'os, Ca_
latrava ,AI'gücllt's y Martincz de la Rosa. Este
desash'ado Zendoql1iz, I'ecollvenido por un IP3-
jistrado, amigo de los I'eos, sobre qué jaez de
cargos ó delitos le hahian podido mover para pe-
dír aquel degüello, contestó: «Lo qne pido,
aunque nada ¡'esulta contra ellos, aun no alcan-
za a desempei'íar el encargo de la superioridad.»


Se desenlendiel'on al pronto Argüelles y Cala-


(1) Era el conde del Pinar lino de los enemigos mas
desaforados de las córtes y del alzamiento nacional.
Enviado por !\:Iurat con el célebre Melendez á Astu-
rias, corno predicadores de todo rendimiento á las
arm?s francesas, ambos emi,arios fueron presos en
OvieJo y estuvisron á punto de ser ajusticiados. Salva-


, roo á dura8 penas al conde del Piuar algunos de los
que despues canden,; él mismo; v se le miraba como
dechado de crueldad implocable. Inventó los apremios
ó esposas que apretnndo los pulgares, se hincan con
sus dientes entre uña y carne.


(2) Lasauea, diputado antiguo de las córtes cous-
lituyentes, y sujeto fan,ítico.


(3) Era de la rcjencia que se presentó á las córtes
el 2' de euero de 1812 , Y llevó la voz. El I!) de mar-
zo del mismo año, dia en 'Iue se publicó la constitu-
cion, Pol"udió á las córtes con sus compailCros, para
rendir su juramento á la constitucion, y dió Mosque-
ra mil parabienes á las córtes por el código sagrado,
que abriga]", todas las leyes tutclares de la libertad y
de la indepenuencia, esplayándose luego pomposa é
hiperhólicamente en un sinnlÍmero de elojios. (nitll'ín
de Ini C,id,..., tOllio XII , l':íj. 3I~)).


(4) \":,,<c la n"'a 2'. d,' lo I'".i. Cj'.


trava de toda defensa, no reconociendo pOI' jue-
ces á los comisionados; mas los presos se opu-
sieron jeneralmente á este dictámen , pOI' cuan-
to el silencio se pudiera achacar á imposibi-
lidad de sincerarse, y así se acordó la defensa,
protestando mas y mas contra la ilegalidad del
procedimiento y la incompetencia de la comisiono


Asombroso fué el teson de los presos contra
la tormenta, desde la lobreguez de sus mazmor-
ras; como que dos de ellos, Canga Argüelles y
Gal'cía Herl'eros, pl'esentaron un alegato embis-
tiendo al tribunal particular que los procesaba,
y recusando Sil competencia, como atropellador
de las leyl!S del reino; yera tan briosa Sll reprc-
sentacion, quc se pasó al consejo dc Castilla pa-
I'a que diese su dictámen. Repitió este cuanto te-
nia espuesto acerca de la existencia de la comi-
sion, añadiendo que los demandantes se halla-
ban con del'echo pal'a recusal', cuando menos, á
~lgtlnos de sus jueces. Sp-pararon á Arleaga, Al-
calá Gal iano se ausentó, y los sustituyel'on Na-
via Bolaño (1) y Ugol'te. Redundó aqllellogro en
mayor aliento, pues fué tan enérjica la repre-
seu tacion de Calatrava con1!'a el conde del Pinal',
Lasauca y iUosqucl'a, que los tt'es tuvicl'on que
hace!' dilllisíon , reemplazándolos tres conseje-
ros de Castilla, Alvarcz de Contreras, TOI'res-
Cónsul y Fcrllaudez Quesada. Rctiróse igual-
mente Zendoquiz con ascenso, sllstituyéndolt:
l\Ial'chamalo, oidor de la audiencia de Madl'Íd.


Muda todo de aspecto; la llueva comision fa-
vOl'ece á los pl'esos , y por tan to la ori llan, sus-
titu)éndoleSobrado, Vazquez, Varela y Valde-
cebra, traídos de Galicia, COlDO ya habilitados
con pruebas de cmeldad en la Coruña, donde
habían sobl'esalido acosando á los liberales. Pi-
den los nuevos y dignisimos jueccs que sea la
vista á puel'tacel'l'ada; recluyen á los presos, sin
dejal'les ni aun comunicar con sus defensores,
sino presenciándolo sus alcaides, y negándoles
el I!SO de pluma y de papel.


En vista de tropelías tan inauditas, manifies-
ta Calatrava, quien establl trabajando su propia
defensa, que si le imposibilitan el escribir, 1I0
se defiende, y pide que se le deje eleval' uu re-
CUl'SO all'cy , como se le concedc. Qnéjase del
mal tratamiento que está padeciendo, y alega
el derecho de es tendel' su propia defensa. Me-
I'ece acojida Sil demanda, y aquel desahogo ,~(l
hace estensivo á todos los pl'esos.


Suma sel'ia su inoccncia , cuando los nuevos
jueces no pudieron hallar un estribo cn donde
hacel' hincapié para entablar tilla actlsacioll ,
pues ni el estremo de su maldad alcanzó á culpal'
ú los encausados. Hechos cargo de la imposibili~
dad de fiscalizm'les con fundamt'nto y sin que-
hrantar todas las leyes del I'eino, aqtlello~ yi1c'


(1) Diputado á Córle., l,ornldc J,nnpdo.




HISTOIHA PüLlTICA
para ajusticiar á sus víctimas, aconsejan al 1't:',Y
que condene á los reos en virtud de Sil sober'¡¡-
nía todo poderosa. Con efecto, en la noche del
17 al18 de diciembre de 1815, se presenta un in-
dividno de la comision de estado, y lee á los pre-
sos la sentencia pronunciada pOI' el rey .:ontra
cada uno de ellos en los términos de lID decreto
del 15 de diciembre, sin especificar el delito.
Tras esto, sin dar lugar á los presos para avisar
it sus familias, se les desencarcela, se les arreba-
1a de Madrid en carruajes escoltados por tt'opa ;
acompanando á los nombres en la lista las sen-
tencias con las penas. recargadas algunas con su
notilla de mano del rey. Cuarenta eran los atro-
pellados, los unos enviados á los presidios de
Afl'ica, como Argüelles, Calalt'ava, Martiuez de
la Rosa, Zorraquin, etc. , y otros encel'rados en
fOl'talezas y conventos.


Las víctimas de reaccion tan execI'able, des-
tinadas á los p,'esidios de A fI'jca, llegan á Mála-
ga, sin podel' escribÍl' á sus familias; las embal'-
can, y luego yacen revueltas con los demás PI'C-
sidial'ios.


Referidas las jestiones de tan atroz tiranía, re-
latadas ya tantísimas crneldades , bay que des-
ahogarse recapacitando l'asgos animosos que in-
tel'lnedian aquellas vilezas que me ha sido forzo-
so histol'iar.


Propuso el jeneral Aróstegui, gobernador de
:\Iálaga, á los presos el ponedos en libertad y
acompañarlos en su escape á Jibraltar.


HalJábase en aquel puerto un comodoro ame-
I'icano con buques de guerra, y se brindó, por'
medio del cónsul de los Estados Unidos, á apo-
derarse á viva fuerza del bajel, en estando em-
barcados, ya en el puerto, ya en alta mar, y á
conducirlos á Inglaterra, á Jibrallar, ó á los Es-
tados Unidos, lomando á su CaI'go loda la res-
ponsabilidad.


Rehllsal'on los presos ambos ofrecimientos je-
Ilerosos, no queriendo que su fug~ suministra-


se algun cargo contra ellos, c11s3ngl'entándosc
entónces mas y mas aquella tiranía; y ajenos de
presumil' sus hol'l'ol'osos estremos, lt'atal~on dt!
aguantarla. Un decI'elo I'eal del 10 de Cllel'O de
1816 prevenia á los gobel'lladol'es de los presi-
dios y f(lJ'lalezas que no dejaseu ver á nadie los
presos, ni se les permitiese escribir ni recibir
cal'la alguna. No cabe retratal' los padecimien-
tos de aquellos sujetos, los prohomlll'es selec-
tos de la nacion ; i J mediaron seis años de tan
amal'ga agonía, sin que se ahitasen de vengall-
za los venln[!;os! Sobl'evino ulla revolucion ani-
madora de aquellos mártires de la libertad, sen-
tenciados á muerte con un turmento perpetuo
pUl' la reaccion de 1814. Habia en Mac)¡'id quien
se regalaba, á la manel'a de los tigt'es, lamien-
do la llaga de las víctimas desangradas.


He ido refiriendo en pal'te los desafueros de
aquella tempol'ada; mas para redondeal' el
cuadro tengo que ofrecel' al ledol' un estado
de la injusticia de nqncl gohit~rno bál'baro é in-
sensato con tantísima crueldad. Así se pI'esen-
cial'á el l'umbo que los ministros de Fernando
vinieron á dar' á la I'~accion, y cuál era la jus-
ticia dish'ibutiva que estuvieron ejel'ci¡~ndo en
su nombre.


Ya queda esplicado cómo los diputados de
córtes, pl'esos en sus viviendas, se habian entre-
sacado de los que habian votado ciertas pro-
videncias y leyes particulares. Mas para dar lIlI
conocimiento cabal de aquella monstruosidad,
será Jel caso ver cuál fué el paradero de los di-
putados apt'obantes de aquellas providencias J
leyes que fueron luego unos actos criminales.
Cuesta arriba se haria el creer la verdad de
cuanto afii'mo, si mis asertos no trajesen el al'-
rimo de IJI'uebas y document.os auténticos.


Enlt'e los val'ios cargos contra los [ll'esos, he
ido entresacando hasta ocho, cups resultancias
para los diputados votantes son las siguieutes,
segun se ve en el estado de enfrente:




f;;
Ses ion secreta


de las cÓI'les del
!! de Iloviembt'e


de 1812.


Destien'o del
obispo de Ol'cnse


pOI' habel'se ne-
gado al jlll'a-


mento.


Por 6 [ eflulrá 45.


Sobre los 61, 1'01':


Ivoto del 1.0 de ·ene. Resolllcion del 15
ro de t812 p"I'a de agosto de 1812


que ningulla pel'- contl'a los que se
son a l'eal terciase Ilegal'on á jlll'al'


en la I'ejcncia. la constilucion,


I'or 93 contra 33. Por 84 rontr:J 2~¡.


Resolucion \ Resolucion
sobt'c la In- sobt'c la In·


quisicion. quisicion.


Abolicion del Revocacion Artículo 8,° de la
la Inquisi- de la I'ejen- Constitucion, de.


cion, ,cia, clarando la sobe·
l'anÍa dcl pueblo.


Sesion del 16¡SeSiOtl tlel 22¡SeSiOn del 261¡seSioll del 31 Sesion del :t9 de
de enel'O de de enel'o dc de enero de de mal'ZO de agosto de 1811.


1813. 1813. 1813. 1813.


Por IOO <ont. 49.1 Por 9'2 CODt. 60.1 Por 9' cunt. 48.1 Por 128 contra 24. eout. 60'1_1'°_'_8_7 _ _


Encausados 8 Idem 14 Idem 14 Idem 17 IIdem
tlldem


16 Idel11 --- 16\IIdcm 16 1Idem
1 Idem llIdem (1)



1 ~ :\tuel'tosantes de ~ su al't'esto .Tuzgallos 1 Idem lldem 7 Contumaces 2 Idt'm ~ Idem
~ Libres y sin pl'O- Muertos 7ldem 7 Idel11


,::; ceso 32 Libres y sin causa 50 Idel11 42 Idclll
;:::: No solo libl'es, Libres y con sus


..-: sino repuestos empleos 8 Idem 8¡Idem
,;;.-: en sus destinos 9 Premiados por el


;: No solo libl'es,
-.n o.,


~
;..:¡


.:.


rey (1) 11 Idem (1) ol~1 Idem sino premiados
pOI' el rey (1) 5 93 84


61 (i) Los cuatro di- (f)Vil1~g()lllezconse-
putados adjuntos, y jero de Castilla; Perez


(1) Eran estos úl· además Borrull,l\Jen o obispo de la Puebla:
timos, cuatro clérigos diola \' N avarrete, Ro,as y Ros consejp-


y un jeneral, á saher: nomhr;dos para un lOS supremos; Quin-
b. Manuel Ros p¡,ra tribunal supremo; tana )' Puño en HGs,


el obispado .de Torto- ereus pasó de obispo tro intendentes .
• "; el jeneral Egui., de Mallorca;K'yprc-


encarcelador de sus bendado; :'\Ielgar~.i"
compañeros; Cañedo, consejero rejio; Gu·
ohi'podelVIálaga; don tierrez de la Huerta


Jerónimo Ruiz V don liscal en el mismo can.
Francisco de BÚcfna,\sejo.


prehendados,


1 Idem
2 IdclII 2 Idem


8 Idem ;; Idem
54 Idem <j[J Idem


8 Idem 8 Idem


10 Idcm 9 ¡dem
I lOO! gO


2 lrlern 2 Idem . ~
1~


mi
6


1
Idem 7 ldem


50;Idem 4illdern


71Idem


10lIdem


92


91Idem 1~


51Idelll U5


íi7 [2~


(1) El diputado ,en·
teneiado fué don Joa·


quin Manialu de Ve-
ra-Cruz., condellan·
dolo á uestieITo y wnl·


la de '(l,00" rs:




no mSTOlUA POLlTlCA
Esta lué la justicia de aqnella I'eaccion polí-


tica y monástica, que está exhalando inaudita
sed de vengauza. ¡Castigar, indultar y premiar
por un mismo hecho! Dudo que a~ome en los
anales de pueblo alguno jestion comparable con
este trascuerdo de todo ''u bol' en un gobierno.


Sobresalen sin embargo en aquella tempot'a-
da delirante dos hechos muy I'eparables: el PI'j-
mero, que me apresul'O á manifestar, es que el
gobierno reaccionario de 1814 no pudo hallar
jueces para condenal', y que tras haber nom-
brado tres comisiones especiales de losenemigos
personales dc los pl'esos y de los sujetos mas
tildados, tuvo que deseutendel'se de hacel' pro-
nunciar sentencia; y entónces tiene que tras-
pasal' el delito al I'ey. iLool' á la majistratllra


.española, y baldon y meno~precio á esos viles
sayones de la Pol(~stad que se enca¡'gal'on de
bailar delitos en la inocellcia y tuvieron que
soslayal'se de sus víctimas! amilanados ante la
vil,tud, y sordos al SUSll\'t'O de la opinioll plíbli.
ca, se embozaron el rosll'o como el esclavo cim·
brio delan te de l\Ial'io.


El segundo hecho, no menos reparabíe, es el
parllde¡'o de aquel pl'oceso memorable. Los ser-
viles de entónces, que lo repito, componen el
pal'tldo carlista de ahor~, firman con una mano
la constitl1cion, y con la otra están pidiendo su
anonadamiento, enrnredendo la l'eaccion con-
tra sus compañeros, en nombre de la ,'elijion
que amanci!lan y de tilla soberanía quc están
envileciendo. Perjul'os á diestr'o y siniestro, y
no alcanzando la lpy á dejal'les cometer el de-
lito, pl'eciSlm al I'CY á sel' instrumento de SIIS
conatos. Avillanan la majestad I'ejia hasta el pun-
to de bacerle lanzar uIJa sentencia infamantc
contl'a enemigos que no han acertado á deseu-
bl'ir culpados. Endosan á la persona del mo-
narca el desdol'o de sus fallos, y le hacen agra'
val' dc su puño las penas ya señah:das. ¡Esta es
la esencia del pat'tido carlista! ¡Qué direrencia
media entre el decreto del 15 dc diciembre de
1815 y el de 1':stella del!!!! de febl'ero de 1839!
¿Cuál ellcien3 maYal' odiosidad?


Mientras los minislI'os dc Fel'n3ndo están
echando el resto y desperdiciando el tiempo en
aquella reaccion desafol'ada, nada se dispone
por el intel'ior para sa nar las llagas de la gnel'-
l'a, ni pOI' el estel'ior pal'a reencnmbral' la
Espllña á su jeral'quía competente, pOI' cuan-
to la España em la naeion que ele todas las
de Europa habia contribuido mas á la paeifi-
cacion de 1814, Uno de los pel'jlll'os á la cons-
titnciotl, don Pedl'o Gomez L~bl'~dor, fué ell-
vindo de embajadol' ni congreso de Viena (1).


(1) Don Ped..., Glllllez Lahrador, huido ,le
Frflnc'ia. y yuelto ií E.,p"ñ~, hi1,O;t las crlrtes Hna l1lf\w


Ni siquiera pudo alcanzar l¡¡ E>pa!ia la de-
volucion inmediata del ducado de Parma á
su lejítimo soberano; y en el mismo congr'e-
so, decantadol' vocinglero de los pl'incipios de
lejitimidad monárquica, no se conceptuó de
trascendeneia aquella escepclon violenta, pOI'
ser F.spaña la línica protestadora. Se desapro·
pió al infante Cál'los Luis, duque de Pal'ma
y de Pla~encia, pwa traspasarlo á la an'ltÍ-
duquesa austríaca Maria I,uisa; concediendo
allá por mel'ced al soberano lejítimo una mera
,'evcl'sibilidad, é intcrinamente d dncado de
LlIca, con una pension de 300 !'nil francos, pa-
gadel'os por el Austria y la Toseana.


Así pues la España, tl'iunradOl'a en aquella
contienda tan esclarecida, Lms habel' contri-
buido mas que todos los d~más paises á salval'
la Europa de la monarquía univel'sal ideacla pOI'
Napoleon, no logl'ó mas qne dcsail'cs de la in-
gl'atísirrJ3 Enl'Opa. Pel'O la España, como siem-
pl'e, carecia á la sazon de gobicl'llo, de ¡'éjimen
y de al'l'eglo; los ministros, afanados en destro-
zar' la patria con sus propills manos, )' en apa-
gar con tropelías Jo poco que le quedaba ele
vida, no pensa¡'on mas que en sus venganzas,
y á los lÍnicos instl'umentos de ella se entl'egó
toda la administracion pLÍbliea. Aunque me lie
ceiíido á las dcmasías de la reaecion en Madl'id,
crimine al> uno disce omnes; la España de es-
tremo á estremo quedó espuesla al enfureci-
miento del bando sel'vil. Asomaron lllego las
l'esultJs dc tamaño desconcierto. Dcscmbal'cll
Napoleon en FI'ejns, atl'aviesa triunfalmente la
Fl'ancia ; tratan de adelantar dos C1J('I'pOS dc
ejército por la raya dt~ Cataluña y de GuiptÍ7.coa,
y aquellos ciento y oehenta mil hombres,
dejados por las cÓl'tes á Fernando, están tan
menguados y exánimes, que no fué dable juntal'


nifestacion, el 31 de agosto de 1814, en la que decin:
«Do)' mi parabien á las córte8 por la sabia cOllstilucioll
que deja sentado el cimiento de la felicidad venidPTa
del pais; esto)' pronto á jurarla en los t,;rminos dis-
puestos, pues mis servicios anteriores afiallzall á las
córte. mi afan muy pateute para el desempeño de
ensntas ohligaciones tiene im puestas un código que
encierra las idea~ atinadas de los antiguos con cuanta
mejora requiere la mudanza ocurrida en los gobier-
no.. modernos, por efecto del tielllpo y de los adelan-
tos det entendimiento humauo.,Lcyósc esta esposicioll
en la sesiun de córtes de 10 de setielllhre de ¡3D.
(Diario de (as Co,.tes, tomo XV, pitj. 71).


El partido liheral ensalt,aba á Labrador para la re-
jencin, y Sil competidor Villamil tan solo le sobrepu-
jó en tres votos. Fué Lahra,lor ministro de estad" ell
C,idiz, y luego .Je¡pues se enemi,t() euearnizadarncn-
te con la so.¡'¡a constituciOIl 1 ¡"OJI10 aientc tIc })\)Il Cál'-
h~ dHrfin!~ la ~1.l('lT;\ ('iviJ.




DE LA ESPAÑA MODER;\A. 61
haslante Il'op~ nll!l p31'a COn! pOllel' aquellas di-
\'isitmcs. Se logl'¿¡ pOt' fin cllaudo ya la coopera-
cíon tle Espat1a era inservible para el triunfo de
I~ l'estaI1l'3Cion. El duque de Angulema, venido
f¡ Madl'id durante los cien dias pal'a pedir el
lIJando del ejército espaüol contl'a la Fl'ancia,
,¡n poderlo alcanzat', notifica por sí mismo al
cuerpo reunido la pl'ohibicion de hollar el tI'I'-
I·i tOl'io fl'ancés; pOI' tanto queda lIJas y mas des-
autorizada :a Espat1a en el congreso de Viena
d,~ 1815, sin qlle asome ya mas pOt' los congl'e·
sos que se fueron celebrando tras la l'estaura·
eion segunda.


¿Y quién poclI'á menos de pt'ot'umpir indigna-
damente y arro.iar mil anatemas contra los go-
hiernos anleriol'es á 1808, pOI' habel' así devo-
rado tle antemano el quilo de cuantas jenera.
ciones debian sobl'evenil'? 'fado lo habia empon-
zoñado con Cárlos IV el príncipe de la Paz,
cebando con mil cohechos la desastrada aristo-
cl'acia de los empleados, la mas abominable de
lodas, la lÍnica á la sazoll efectiva y poderosa
cnEspafia, pero sin alcances, sin señorío pero
sonal, sin independencia y sin pUlldonol', como
que se estaba re\olcando á lils plantas de un
Pl'ivado soez y de una reina descocada, para
lograr con torpes vilezas el pago de su rendi-
miento. Bisoñas las cÓI'te!\ eu conocimiento de
mundo y de negocios, se equivocaron aciaga.
mente en la eleccion de individuos pal'a la po·
testad ejecutiva, pues los antiguos tramoyistas
ue la tcmpol'ada anterior, escaseando de inte-
lijencia y desempeño para el gobiel'no, l'ebosa-
ban de mafias y dobleces pal'3 embaucm'¿ pechos
jenerosos,


Aquellos en les, hastillas carcomidas del go-
Licrn() de Cárllls IV, lograr'on colmadamenlc su
intento, y Fel'llando VII echó el resto de su d~­
divoso agradecimiento. Habian estl'aviado la
opinioll pública, ahogado lodo ímpetu libel'al, y
reducido aquel grandioso movimiento de 1808
á una gucl'l'a asoladol'a; y allá se agolpal'on
desalada mente en palacio para pedir al cauti\o
real,ya libre, el pr'emio de sus villanos servicios,
durante Sll encarcclamiento, Galal'dones huLo
para aquellos enemigos de la civiliza<::ioll, mas
buba tan solo mal'lirios pal'a los I'eformadol'es.
El desamparo dtd pueblo, macilento y exánime,
uo alcanzó un átomo dc conmiseracion y jeDe.
I'Osidad. Nada se fH'ovidenció para rchacel'lo de
tantísimo fl'acaso, y nada tampoco en beneficio
(lel ejél'cito; y el vetel'ano lisiado echó meuos
la muel'te en un trance de han 01'. La osamenta
de medio millon de víctimas yaciendo pOI' las
llannras de España [lié el único trofeo de la
gloria nacional, el monumento lítlico que la so-
beranía acertase <Í ostentar ante el t~,ll'anjel'o,
venido de }¡ojos á pasnHI'S(~ con I1n pueblo lau


esfol'zado y leal, qtle mlll'ió pOl'la defensa de SlIS
hogares y el rescate de su rey.


Aquel impulso sublime y sin pat' de los Es-
pauoles desde 1808 hasta 1814 ha venido á parar
en un mero hecho histórico, como un ejemplar
tristísimo de lo que le eabe esperar á un pueblo
apeado de sus derechos. Tantísimo sacrificio de
la nacion Sil'vió tan solo par'a reentroni:r.ar á un
rey, cuya Iwilller'a jestion fué soknar la liber-
lad granjeada á costa de la sangre mas castiza,
y l'establecer los abusos antiquísimos de la
Iglesia J del gobierno, y ante todo aquella hor-
r'eoda camar'illa cuyas tramas habian coadyu·
vado para la invasion de 1808. En este hecho de
pavoroso l'ccuenlo, ¿no se está vielltlo el empuje
deletereo de la anal'quía gubernativa que va
desencajando los elementos de toda l'ejenera-
cion, sea cual fuere su pujanza? pues si en medio
de aquella unanimidad nacional descollara UII
gobierno brioso) animadOI', ¿no asomal'a sobre
tunto escombro el edificio de la civilizacion?
¡Cómo! Con que se mueve y se azora uu pueblo
entero, hollando la IIluerte por salvar su nacio-
nalidad; la flor de sus prohombres pregona la
libertad civil y política, y el conjunto de tao
Sllmo ahinco de fuerzas y de entendimiento ¿ha
de tenel' por paradero el triunfo de la Inquisi.
cion? Escarnio matante de ;cuanto el hombre
ama y I'everencia: el heroismo que allá se sao
crifica por el·bien jeneral (rtleda escupido, ¡y el
galardon de los SIlIllOS sen icíos tributados á la
patria es UD pl'esidio! GUCl'I'el'OS, lejisladores,
todos yacl'n iudistintamente en holocausto para
desenfurecer á los enemigos de la humanidad;
toda virtud queda desconocida, todo sel'Vicio
olvidado, Delito vino á sel' la lealtad. Invasion
\cl'dadel'a, de barharie que !lO hizo alto algulJo
basta logl'at, colmadar¡¡ente su intell10, hasta
que uo le quedaroll Ja fnel'zas pal'a alanceal'.
Pal'a que ningull pecho espai101 alcance á pl'e-
scncial' los 801101:05 de aqllellas "Íctimas deses-
pl~l'adas, encarcelan á las principales allá en los
IJI'esidios de la costa de Ah'iea.


La cm'encia de gobicl'no en los aÍÍos ue la
guel'l'a de independencia acal'l'eó la l'eaccion de
1814. Si ulJa diestl'a esforzada abal'zal'a en un
mismo empuje los de toda la ffiuchedumbl'e, si
nI ar'l'ebatal'la á la pelea imbuyera los áDimos
en aquella máxima tan racional, de que la na-
cionalidad sin libertad es un ente de /'azoll; si
ellal'deciendo y sublimando los ímpetus hidal-
gos tle aquella ternpo)'adJ, paten'tizar'a á todos
los Espauoles que su mengua el'U ahOl'to uel
despotismo que los estaba acosando hacia tres
siglos, se prepal'ara la debida I'esislencia can
IInanimidad al despolismo interior', así como
se estaba nguijanclo ~qllcl teson cOlltl'a el cs-
tl'3njt'l'o, Ya lo 11el'O dicho: contra este 1J0ncce,




nlSTOBlA POLlTICA.
silaba guias el pueblo, pues de su ¡ntel'Íor salia
aquel impulso jcneroso; mas para encal'iñarlo
con la libel'tad politica,cal'eciendo de enseñanza
y depol'venil'conlosgobiernosantel'iores, habia
que esplicál'selo todo, y así lo intental'on teóri-
camente las córtes. Mas¿áqué conducían sus afa-
nes patI'ióticosysns decl'etoscivilizadores, cnan·
do abrigaban á un gobierno enemigo de la liber-
tad, y qlle aun scoponia al jil'o de los mandatos
espedidos para afianzarla? Cm'gos injustísimos
se han hecho contra las cÓl'tes de Cádiz, y se ha
pasado por alto el único verdadero ~ y es su
responsabilidad pal'a con los conlempOl'aneos,
COI' la posteridad y la civilizacion, por haber
caI'ecido de aquel teson brioso que imposibilita
á todo trance á cuantos enemigos se están pre-
senciando. Las córtes, á la sazon todo-podel'osas,
debian escarmentar ejemplarísimamente á cuan·
tos malvados estaban conspirando contra la li-
bertad de España ahogando sus jél'menes en la
cuna.


¿Y quién ha de cslt'añal' 10 dilatado de la ac-
tual guena civil que pOI' desgl'acia no ha sa-
cado á plaza un gobierno planteador á todas
luces de la rejenel'acion de España, palpable y
111 alcance de cualquiera, cuando la unanimidad
de la nacion no acel'tó á enjendrar una admi-
nistracioll que abroquelase la libel'tad al nacer
con defensores leales y espel'imentados? Entón·
ces, como ahora, es la misma causa que está
produciendo los idénticos cfectos.


Si desde 1808 hasta 1814, mediara en España
un vinculo entre el gobierno y el pueblo, si sus
I'elaciones apuntal'an al uno cuanto debia prac·
tical' para la dicha y el bienestar del otl'o, si
percibiera la nacion el [resultado de aquella re·
jencl'acion planteada pOI' ella y para ella, todo
el poder'!) de Femando sr estrellara contra la
voluntad nacional organizada en los seisañosde
guerra. Mas fueron allá las cÓl'tes una máquina
desviada de la potestad ejecutiva y el pueblo; y
así estaba jil'ando al aire sin ~ntronqlle alguno.
'\'inguna I'eforma se planteaba; tenia el gobier-
no ya el fanatismo, ya la clerecía, asalal'iada pa·
I'a decantal' la cdiosidad al nombre de córtes y
{¡ su obra. El pucblo, incapaz de maliciar tan
suma iniquidad, estaba desempeñando, sin pa-
I'al'se á ,'ecapacital', el encargo que cOITia por su
cuenta en la contienda; sostuvo la refriega con-
tI'a el eSll'anjel'o , sin tenel' mas noticia de las
('órte~ que pOI' el tm'bion de calumnias que les
descargaban los enemigos de toda reforma, acall-
ctillándol05 la misma potestad ejecutiva. l,a


prueba terminante de que el conet~pto de la Ji-
bel'tad ansiada rué pOI' lo mas cntl'añable , se ci-
fra en el entusiasmo que causó en 1812 la COIIS-
titucion; pensamiento abstracto contra el cllal
no ~onó la menor demanda. POI' tanto [JO hubo
cmpeiío en desconceptuar el inlento, sino su
pOI'menor en el escrito, interpl'etándole y za-
hit'iéndole aute cl pueblo como código de impie-
dad.


Lo I'epito mas y mas: aquella alevosía pausada
y tenaz de la potestad ejeculiva, desde 1808hasta
1814, en algutlos de sus ajentes; las dañadas mi-
I'as Ó el desvío de algunos otros, y la incapaci-
dad de todos, prepararon las desventur;¡s de
1814, pueslas acluales se están hermallando('on
aquella l'eaccion tan aciaga. He tenido que des-
embozar el oríjen del achaque, para esplical'
mejor sus desdichadas consecuencias; y l'órcllan·
to quicl'o despejar y eompl'obal' tan amarga ver-
dad, de " que la carencia de gobiel'no es el ma-
nantial de todos los quebrantos de la España, »
he querido lambien demostrar que dicho perío-
do de seis ailos se pal'ece á todoS los de Illlestr'3
historia, Él nos ofl'eec un ft'uómcno csll'ailbimo,
y es que de la unanimidad de tolla una nacioll
pOI' el triunfo de su independencia, no han ve-
nido á quedar mas que escombl'os y un p(!llsa-
miento, pero pensamiento fecundísimo que está
descollando sobl'e torlas las persecuciones :!ses·
tadas contra él. Hasta tres ,'eces se h;¡ trabado
ya la pelea para .'ealizarlo, (lor donde se eom·
pl'ueba victoriosamente que estamos ya en S3-
zon pal'a la libertad. No amainal'á 1I11<'5tro teson,
y harlo caro nos ba de costal' el triunfo pat'a que
no quepa duda acerca del pl'eeio en que rOllcep-
tnamos el pl'edicamcllto de UIJ pueblo libl'e, M,IS
para mitigal' los sacrifiei(,s de la n;lcioll y aITO-
lIal' al etll,migo, hay ank todo que plantear' un
gobiel'llo. Es!;¡mos ya enterados de las resultas
de Sil carencia dlll'ante la gller:'3; vamos á ver lo
qnC' aventajó el puehlo con la paz, alr,'gl'eso del
rey. Aquella (lokstad absoluta no fué mas que
IIna anarquía hOl'l'orosa , inhumana, inicua v
desapiadada. Yace todavía el ánimo despavorid~
al recapacitar su ellflll'ecimiellto en la I'eaccioll;
con solo el recuerdo de "tan suma ingl'atitlld,
lIosotros, ya hijos de otra jencl'acion, casi he-
mos (l.'ol·umpido repetidas veces en maldicio-
nes contra el ímpetu gl'Jndioso dI! 1808 ; [llH'S,
pal'a preSCI'Val'llOS de la conquista de nn hOIll-
bl'c gl'aude, nos al'l'ojaroll allá á las plaul8~ de
FCl'I1audo y de la lnqnisicioll.




m: LA ESPA'IA 11ODER:\A. G5


CAPITULO SEGUNnO.


Segunda época constituciOlwl de 18,0 á J 823,-Gobierno de IS14 á ¡SoCl,-Tentativas militares,- AI~amisu_
lo del ejército e'pedicionario de la isla de Leon,--Restahlecimiento de la constilucion de lSI2,-Gobierno
de [820 ,í 18.3, -luvas'"" frilucesa,--Derribo de la cOllslitucion,


Si me empeñase en histOl'ial' por mi cuenta el
gobierno de España desde 1814 hasta 1820, acaso
se conceptuada que la ira y el lTIenospn~cio que
me infunden las lTI<lldades y devaneos de aque-
lla temporada funeslisima me arl'oll<loan abul-
tando mis dictámenes; pOI' tanto me retraeré
de relatarlos por mí mismo, M.e valdl'é pues del
concepto, hllrto impal'cial sin displlta, de 1111
empleado fl'ancés, tan afamado pOI' su injenio
como por su comedimiento, La obl'a pues sobre
la intervencion de lS23 , por Mr. Mal'tignac,
comisal'Ío real junto al duque de Angulema,
obra que impugné á 511 salida (1), me va á su-
ministl'ar el retl'ato fiel del gobierno de España
en aquel período. A nadie se ha dc hacer sos-
pechoso su dict~men , pues ha demostrado de
sobr~s lo poco que conjeniaba con las cÓI'tes y
con la constitucion de 1812. Hable Sil contrario,
si ya 110 es Sil enemigo, 1\11', Mal'tignac, páj. 148,


f( El decreto dc 4 de mayo encel'raba compro-
miso,


f(]'\o cabe dcelaraciolJ mas formal y termi-
nante, ni pl'omesa manifestada eu I'alabras mas
positivas; ni hubo nacion que recibiese de su
pI'íncipe comprometimientos mas auténticos,
en trance mas grandioso y mas solemne,


" ¿ En qué paró aquel compl'omiso? ¿ Qué ha
hecho para su desempeño? ¿ Cuáles son las le-
yes que se han promulgado? ¿Bajo qué resgual'-
do se hall;m la lib¡-l'tad y la seguridad indivi-
dllal ? ¿Dónde está el ensanche couceclido á la
imprellta? ¿ Por qué I'lllnho se ha Ill'ovidenciado
para afbnzal' los calldales públicos, no solo con-
tra la infidelidad, sino cOlJtra toda sospecha?
¿ Cuáudo se han convocado las C{ll'tes para deli-
bel'aI' sohre todas estas jestiolles , y pal'a acOl'-
dar con el monarca 1111 gobierlJo. sentado y una
lejislacioll arreglada?


• Nada de esto se ha hecho ui entablado; se
l'estableeió cuanto habia seis años antes, con los
abusos com¡JI'obados por la espel'icncia, con los
~cbaques consabidos y con los peligros bien
patentes; se restableció, !lO inV~I'inamel1te p31'a


evitar una suspension aciaga, sino definitiva y
absolntamente, como disposicion permanente y
para siem pl'e, como institucion, como elemen-
to de la comtitlleion del estado,


« Enlr'e las l'eformas planteadas poI' el gobier-
no de José, y tras él pOI' el de las cÓI'tes , 135
habia tales que un réjimen advertido se dcbia
dar pOI' muy venturoso en verlas ya cOl'rientes,
manteniéndolas ó val'iándolas con tino y mira-
miento. rodeándose así una coyuntura precio-
sísima para desarraigal' abusos añejos y muy tra-
bajosos de zanjal"


« Ni soñó el rey en utilizal' aquella ventaja,
sin deslindal' las jestiones por su naturaleza,
sino por su oríjen ; pues bueno y malo, todo
fué al través en la proscrip~ion jenel'aJ.


« BI'indóse de suyo, cual nunca, el momento
pl'opicío pal'a minorar y pautar aquellas pose-
siones exorbitantes, simadas en manos muer-
tas, muy en delt'imento de las haciendas co-
munes,


«Repobláronse los conventos con fl'aiJes an-
tiguos y nuevos, devolviéndoles todos sus bie-
nes sin el menor desfalco. Ofl'ecieron en verdad
ayudar al gobierno con algullos auxilios, mas
no se les requirió prenda para el cumplimien-
to de su promesa, que luego quedó pospuesta
Ú 01 vidada, No medió pl'uvidencia restrictiva
para lo vcnidel'o, y aun en vez de l'educil', hubo
aumento, DestcI'I'Ó Cál'los lIIlos jesuitas, y sabi-
do es cuán trabajoso le fué el logl'o de aquel in-
tento atinado y político; vuelve Fel'llando VII
de Valen<;ay, les fr'auquea de par en par I;¡s puel'-
tas de España, y echa el resto de su podel'ío en
favorecer su I'¡;stablccimiento.


«TI'as seis afios de disensiones iutestillas,
acan'eadas por la pl'eci~ion en que se halló uu
gl'an pueblo de gobel'nal'se y del"elJdel'Se pOI' sí
mismo, tras ell'establecimiento milagl'Oso de 1111
solio abandonado, las primeras voces del sobe-
I'ano al volver á palacio debían sel' indulto y ol-
1,ido.


• Tambien habló Fernando de amnistía; pel'o
este nombre, eol!'jado con el acta en que s~ es-
taba ('Sl'líC;\Ildo, tuvo para el concepto de lasjell-




IIlSTORIA I'OUTICA
les todos los visos de UI! escal'nio.


« Diez mil Españoles habian padecido la des-
Ycutllra de adherirse al partido fl'ancés, siguien-
do luego el eJél'cito francés en sn retil'ada; se
les desterró y privó de sus bienes, condenándo-
los :.í perecel' de hambi'e en pais estt'anjero.


" Los individuos de la I'Pjpncia y de las córtes,
los minish'os y cuantos habian cooperauo á for-
malizal' la constitllcion • ó que se le habian mos-
tl'~do finos pal'ciales. fuel'oll pl'ocesados por co_
misiones para sentenciarlos 5in trámites lega-
les.


"Crecidísimo fllé cl nlÍmero de los condeua-
dos: prc¡;idios , castillos y dpstierl'os fueron las
pcnas que se les imponian ; y ell'ey. cuyo pe-
dIO estaba empedernido y ajeno de toda compa-
sion pOI' influjo de los palaciegos, tenia olvida-
do que el del'echo de indultal' es el atributo
mas pl'ccioso de la COl'ona.


« Siquiera tautísimo I'igor, de suyo antipolíti-
co é inhumano, hubiera sido breve y pasajero,
como de tl'ansicion ; siqniem cupiese entendel'lo
como un ímpetu en el tl'ance de aquel triunfo,
y como preciso para arl'edrar hondamente los
ánimos. se le mirara como tin accidente aciago
causado por vaivenes violentos; pero la pal'ti-
cularidad pl'incipal de aquellos actos fué la pau-
sa y la yerta perseverancia con que se fueron
consulllando. Ya llevaba el rey dos años dc res-
tablecimiento en el pleno ejercicio de su pode-
l'Ío, y seguian aun atestadas las mazmorras, y
aun iban asomando larguilimas lútas de proscri-
tos de cuando en cuando, como para traer mar y
mas a.fllstatlas las familias.


« Todo el'a terrol' en Madrid y en las ciudades
principalf's dell'eino; y la imlll'enta, arrebatada
y pat'cialísima, se cnfurecia !Jasta lo sumo, al
al'!'imo de la autoridad real, pidiendo de dia en
dia lluevas víctimas,


« Al presenciar tanto desaciel'to, tantos aclos
donde ladesvergül'nzacol'l'e¡JnI"'jas con la cruel-
da!l, se preguuta con aran qué mímen aciago es_
taba desaugrando la España, y se pesquisan los
JloF.lbres de los incitadores de sus amos pOI' tan
al'l'iesgado rumbo. Pt!I'O los ministros deaqllella
temporada de im y de ceguedad iban, antes ó
tlesplles, yaciendo bajo otra autoridad mas po-
derosa que la suya, y su caida estaba manifes-
tando la existencia de otl'O consejo donde se dis-
ponia del paradITo de los mas encumbrados.


"El foco donde ~e maquinaball todos los gol-
pe~ de estado', dOl1d,~ se f1'aguuban las listas de
pl'oscl'ipcion, y se ensalzaban ó derribaban mi-
Ilistt·os, era todo palacil'{{o, abrigrlndose en el
dormitorio r en las alll"sa!a.1" dd rey. Componía-
se aquel consejo de clérigos tramoyistas y de la
servidumbre ilifima, ([I1C n~nian a formal' la fa-
mosa ('amflr¡{!a , cuya (''\i~t(,llt'iil m:d negadas,


harto se patentiza pOI' sus e~tr'agos.
« Aquella !Jel'mandad lastin¡osa qnc eIl'ey !J2--


bia dejado fonuar á Sil mismo lado habia llega-
do á traede mas despavol'ido acerca d(~ Sil segu-
ridad personal, apuntándole á toda hOl'a y pOI'
donde quiera enemigos contra él, yaY8sallando
incontrastablemente su albedl'ío.


" Ya se echa de 'TI' el slÍmo influjo que ten-
(h'ia aquel I'éjimen pal'a la prospel'idad illterior
del pais; y eon todo !lilícilmente se puede fOl'-
mal' concepto de aquel estado de trastorno, de'-
sazon y de,l"vatimiento en q l1e yacia todo.


,< Orillado q nedaha el sistellla de haciellda plan-
teado en la revoll1cion , y el lÍnico practicable
y el intento de restablecl'l'Io habian costado al
ministro Garay su deposicion. El clero seguia
gozando sus bienes devueltos , de~;entelldiélldo­
sc allá de las promesas bajo ClIJO cOllcepto se
les babia afianzado la I'l'stitucion ansiada_


« Habia que l'eclllTir á impuestos arbitral'ios,
á derechos exhorbitantes de aduana que acaba-
ban de echar al través el comercio, yen fin á
empréstitos sin crédito ni amol,tizacion, sin
condicion alguna que los hiciese llevadel'Os.


« No se podla acudir á las primeras urjenciar
del estado, desamparando tÍ desatendiendo los
servicios mas pl'incipales.


" No se pagaba el ejércitu; la marina, destro-
zada en el fllribulldo combate !le TI'afalgal', no
podía rehacerse de su quebranto.


La administral'Íoll jeael'al. cal'eciendo de to-
do medio para obrar, nada hacia ,y nada podla
emprender pal'a la mejol'a intcl'iol' del país, ni
aun para el mantenimiento de lu que ya se /¡alla-
b{~ existente.


« De allí pl'ocedia el descontellfo de los plle-
blos. »


Tl'as este cuacll'o, hil'\'iendo todo dc verdades,
¿ qué mas dil'émos de aquel gobiprno de ira y
ceguedad, sino que desangrado con tan estre-
mada anarquía, logró pOI' fin rt'dondeal' SlI afan
de esterminio ? En v~z de encaminar la España
pOI' UIl I'umbo rejenerador, la derrocó sobre una
sima de reaccion, causa de todas sus desventu-
ras y de su e&tado presente,


Sus demasías iban aCaI'I'cando nuevos alza-
mientos en cl cjél'cilo, Tanlo devaneo y maldad,
é ingratitud tan hon'ol'osa !lO podian menos de
att'acrse el castigo qne Dios les tenia resel'\'adC';
Tél'mino habia de tenel' aqud sistema encal'Ili-
zado en el daño. Nuevo alzamiento mililal', pOI'
fin vencedor, del'l'ibó el poderío de F'~I'n¡¡nuo ;
y la nacíon l~ntel'a ,'itol'eó ;¡quel del"l'ocamicll-
to, dándose pOI' venl u I'osa de l ¡ bel'larse pOI' u [J
medio tÍ 011'0 , pOI' mas arriesgado que fuese, de
tiranía ya tan insufrible.


Aqnel aciago sistema de FerlJando, atropplla-
dOl' de infinitos in\el'ees, y de pasiones gullal'-




d~s, no podia mellOS, con tanto estrago, de
acar'relll' nna reaccioll, Imposibilítado ulla vez el
desagravio por el rumbo leal, ¿quién ha de es-
tr'afiar que se eche mallo de clwlquicra medio?
Dl'otan luego con la desespel'acion tl'amas y ma-
quinaciones , que paran en el cadalso.


Intenla Mina, en 1814, ~podt'l'arse de Pam-
piona; pero en medio de su malogro, se pone
en salvo de la suerte que le agllanlaba. '


Quiel'c ('\ jener'al Podiel' proclamar en Gali-
cia la constitucion en 1"815, Y paga con Sil vida
el malhadado empeño.


Richal'd, en 1816, deja igualmente en :Madl'id
su cabeza en el cadalso,


Pasan pOI' las armas en 1817 al esforzado je-
Ileral Lacy en las islas Baleares, por haber que-
rido r'cstablecer la constitucion.


El coronel Vidal y sus compañeros fenecen, el
año de 181R, en Valencia, por habel' Roñado tam-
bien aql1el mismo intento.


Se entabla una nueva tentativa tras el mismo
,)bjeto, en 18W, por el ejército espcdicionario de
América. El conde del Abisbal, que lo manda-
ba, al pr'outo echó el t'psto en apoyo de la cons-
pil'acion, pero 1 llego c;nilando desconfió del éxi·
lo, y varió de parecel', En la madrugada del 7 de
iulio, el mismo conde del Abisbal, auxiliado P(w
e1jenel'al Sarsfield , anestó á diez ó doce pro-
hombres en la trama, mientras estaban hacien-
do p-I ej(>I'Cieio en el Palmar del puerto de Santa
María. Apesm' de aquel servicio Ja tardío, de-
puso el gobil'I'no al caudillo I'eemplazándol,) con
e1jenel'al Calleja, conde de Caldt'l'on.


Tantos ensayos sangl'ientamp.ntc malogt'ados
110 alcanzaron á escarmentar de conjUl'aciones.
EslalEdo mas jeneral dió el ejél'cito que el go-
biel'no enviaba á feneeel' por las inmell~as sole-
dades de las Pa:npas, ó sobre los despeñaderos
de los Andes, pOI' UU<I contienda que ya no podia
redundar .:n beneficio de la metl'ópoli.


El l.0 de enero de1820, el comandante de bn_
tallon Riégo, con ~Iguna tropa, pl'oclama la
constitucion de 1812, en las Cabezas de San Juan,
sale y sorpl'(!nde el cnartel jcneral , Jwendiendo
al jefe y á todo su e~tado mayor'; se lleva á los
tres batallones de guardia y se encamina ála is-
la d,~ Ll'on ,á donde llega el 7, á las ocho d" la
mañana, despues de alguna mansion en Jerez, el
4, y el [) en el Puel'to de Santa María. Ya lo está
espel'3udo el coronel QlIil'oga en San Fel'nando
con otros tres batallones, y corno tocios ellos es-
taban completísimos yal pié de gnelT3 , cmupo-
nian reunidos un cuerpo efectivo de seis mil
homb¡'es.
L!I~ga á Madl'id la notiriJ de aqu!'l alzan,iPII-


lo, y se de:ipaclull pk!l()~ poder'es al.ic!lI~I'al Don
'\latlnel Freire: toma el mando del ej€rcit.o qne
ha d(' 0:,1';11' cnn{i':¡ n ¡'-'r;o , !·:H'~~¡Tadí) 1'11 la isb


e;,
d.~ Leon y fudificado en aqud ¡HHltu ine~pllglla­
bIc.


¿ Cuál rué entónces la conducta dc Riego y de
5U hueste? ¿Eran los pl'incipios que estaban pre-
gonando subversivos y ,'evolucionarios? Oiga-
mos á uno de Sll~, enemigos.


" EI'a, dice MI'. '\T3r'tignac, el eontenido dc SllS
proclamas comedido, halagiiei'ío y persnasi\o,
,in des3cato algllno á la majestad real. No SI:
trataba mas que de ilustrar la sabidlll'Ía del re},
estimular su cariño á los pueLlos, y encamimll'lo
pOI' ell'um Lo único donde su interés lejíLimo de.
bia afiélllzal'lo: espresioIles conciliadoras que
hermanaban inalterablemente d amor de la li-
bertad con el antiguo re~peto al solio .•


Despues del il'iunfo de 1825, ¿ cuál fué el ha-
bla de la sobel'anÍa absoluta? La ¡Jroscl'ipciolJ en
globo de todos stis contl'arios; la muerte.


Acertado el golpe de mano de Riego, hubo ya
uu l-'stribo , HB centl"} de acciou á donde cada
cnal pudo ir' acudiendo, y ya la resistencia vino
;1 sel' grandiosa; y de ahí se fUI)ron orijina ndo
ob\'iamente los movimielllo~ sucesivos de Gali-
cia, Valencia, Zaragoza I Barcelolla , PamplOllJ,
y al fin el de Ocaña.


¿ Qué filé lo que pl'Ovidenció el gobiel'no con.
tra aquel incendio abrasador del I'eino con la
paveSa encendida en San Fernando? Nada para
cOlltl'al'estarlo , y nada pal'a aplncarlo.
~ledian dos meses cabales desde elLo de ene-


ro hasta la entl'ada de mal'ZO, sin disponel' ni
intentar ejecucion alguna Sigue el jeneral Don
1I1:lIlllel FI'eil'e con su sitio de San Fernando,
al'l'ostra :í Riego J á su hueste, ,Y conceptuan-
do atinadamente aquella situaeioll I se arroja,
desempeñando sl1 obligacion' como leal y pun-
donOl'oso, á manifestar la verdad al rey; no se
le ~scucha.


No se ~e('l'tó ní á cOlltrar'estar' denodadamen-
te la inslllTeccion, ni á aqllict~rla con entereza
y cOl'dllra, El movimiento de Oeafia pOI' el con-
de del Abisbal con el rejimiento Imperial Al('-
jandrn zanjó la eontienda. Ilallábase aquel je·
Iler'al en Madrid solicitando del I'ev la homa
de j¡' á ernbestil' á los rebeldes de Cádiz; sale
con una comision, llega á Oeaña, situado á
pocas lpguas de Madl'id , y punto estl'atéjii>() dI'
slIma entidad, pOI' cuanto domina las calTl'te.
I'as de Yalencia y Andalucía; se CllClIent!'a con
el Imperial Alejandro, mandado por' su her-
mano Alt'jandl'o O'Donnr.ll, capitanea la tI'O¡><l,
y proclama la constituciou de 1812:


QlleJa entónces patente la capital. - " Desd,'
aqm:l punto, en YI'Z de aqllellatenaeiclad deno.
daua é incontrastable, de aquella altanería des-
deñosa , con que solían eOI'I',~spotJdel' á los gri-
los y lamentos, vamos á ver J()~ cOllsejeros ~
d .. h COl'Olla il' PIl basca de su ¡¡alv~nlfmto cO'i~a


;; ~'~
"\.


'..,




¡",
uO HISTORIA !'Ol.JTICA
I'codillli¡~lltOS, COII el auandollo total de los
dl'l'echo~ , C'JU el af¡lO d,! las concesiones (1), »


A los dos meses de estar vergouzosamente
litubeando, cuando la asollada está ya en los
'lI11brales de l\ladl'id, habla el rey con la na-
"iou, pel'o le hacen lIsal' un lenguilje indecoro-
SO y muy apmpiado para estimular los ímpetus
;i los cllal(~s se estabil ya en ánimo de avenirse.
" 1.as urjencias del ejército, el desconcierto de
lil h¡¡cieuda, los ilLusos iutr'oducidos en la ad-
miuistl'acion y qtte están recargando al pueblo
deirnpueslos, las dilaeiones de la justicia, la
decadcucia de la agrienl Lura y las tl'abas del
eomercio y de la industria han embargado por
fin mi ateneion, •


Esta concesion lwimcra, que ni aun se esten-
dia tauto como e! decrcto de Vulcucia del 4 de
mayo de 1814, 110 ptido aquietal' los ánimos aeil-
lorados con los sucesos de üealla; y la st'guuua,
aunque mas amplia, tampoco logró mejor :¡co-
i ida. ¿ Qllé ~e podia '!sl)(~!'anzal' de aquellas ne-
gociaciones de carteles y bandos con HU vecill-
dario enardecido? Si el rey, mpjol' aconsejado,
obrar'a cn ""z de andal" parlamentando, aun en
aquel estrerno á que lo habian ¡'educido, podia
l'.ucJbezat" el movimiento qtle ya 110 alcanzaba
(j enf¡'enal" ; mas tanto éi eomo sus inmediatos
¡'~II'eciall esencialmente de tino y de l'or"taleza.


El \) de rual'lo de 1820, pl'Oclama Fernando
la cotlstilnciou de 1812; uombra una junta pl'C-
sidiJa por el ¡jJ'zoLispo de Toledo, cardenal de
1301'hon , y compuesta oel jClIeral Ballesleros,
del conde de Taboada,etc., etc. Eljcllt~l'al Sancho
fué el secretaric. La junta convocó las córtes
para el 9 dejulio,


Avínose el infantc Don Cál'los plena y ente-
ramente {¡ la. val'iacion política y á la co[)stitll-
<'iOtl de 1812, con la proclama siguiente al ejér-
cito, del eual cI'a jeueralisimo :


"SOI~nADOS :
"Al prestal' en vuestras baudel"as este jura-


llll'utO á la co[)stitueion de la monarquía, ha beis
contt'aido oLlibaciones inmensas; carrera esela-
¡'ccida de gloria se os está preparando. Amar y
defendel' la palt'ia , sostenel' e! solio y la perso-
Ita de! I'ey , rcspetar las leyes y enlaz31'os con
el pueblo para consolidal' el sistema constitu-
cionnl: estas son vuestras obligaci()nes sagradas,
y esto es cuanto el I'e)i espera de vosoh'os, y lo
mismo cuyo ejempl(l os pl"omelo por mi parte,


" Vuestt'o compañel'o
"CARLOS (2)."


([) Martignae, páj. 1<.) r.
(2) Gaceta ec.trao,·dinaria ,le Madl·id del" de ""'11"-


zo de 1820.


No satisfecho l:OIl esta 1H~lIire!>lacioll de sus
pensamientos, Don C.ál'lo~ • como coronel de la
brigada de carabineros reales, escribilJ la cal"ta
siguiente al rey (1):


• Señol';
"Tengo el honor de l"f~lJJitir á V. 1\1- 1/1 l'SpO-


sicioll adjunta de la brigada de carabineros, cuyo
mando es ulla de las fille.las que debo á la digua-
cion de V. M.


"Altel'IIaudo en los afectos quc enciel'!'a,
jlluto mis anhelos cou los de la bl'igada, con-
gl'allllando á V_ 1\1. con el el/tusiasmo mas ar-
diellte pOI' vuestra resolllciou lllagnánima de
reslablecel' el santllal'io de las leyesflludamen-
tale~ que aLarca la sal)la corl>tit~ciofl de)la mo-
lIal"'1uía espJt'íola, puhlicada en Citdiz e! 19 de
mal'ZO de 1812. Sabrá la bl'igada sostenercoll
tesoll los \ot05 qf\~ tiene la hOlwa de ~dedical'
á Y. i\I.


"CARLOS, "


Ya se está viendo cómo el"restablccimieHto
de la cOllstitucioll mereció el a[llamo de DOLl
Cál'ios misUlo, pues dicha IIllalJimidad, mas Ó
nWllos sincera, se vct'ificó positivamente. Harto
habian estado padeci~ndo los Españoles eH los
seis ailos qne acababan de trascUITil' , y viel'oll
eon alburozo el tél'mino de tanto devaneo. Es-
peranzaron desde luego mejor porvenil'; se es-
taban mur"ieudo, y reviviel'on. Venia á ser d
tt'ance de Hamlet, la cuestioll del tránsito d,~
un~ \ida á otra, de la muerte á la l'csurl'cccion:
1'0 be ur ¡iQt tu be, t!lflt "'as the question. Por
de,gl'acia [JO se enteraron de ella. En vez de
aquel tino práctico y dispollcdol' de las conmo-
ciones gl'andiosas en beneficio del pais, vinie-
ron todos á queda!' confiadameute colgados de
lo venide\"O, y la ceguedad jcneral uo sc hizo
cal"go del contrar"esto poderosísimo que se 1.-
atl"avesaria por el interior, y del dañado inlell-
to quc asomaria por delüera.


El restablecimiento de la eonstitllcioll de
1812, á impulsos de un alzamielJto militar, no
podia menos ciel'tameute de estremecel' á la
Europa entera, y mas cuando se estaba por
donde quina echando el resto del ahinco pOI'
enfrenar los impulsos liberales á puuta de ba-
youeta_ Conceptuaba la santa Aliauza de menOI"
trascendencia aquel ímpetu tl'astol'nadOl' pOI'
I'!. situacion jeográfiea de España, yaun quizá
se lo disimulal'a en dbclllpa de la rcaccion des-
aforada que habia padecido POI" espacio de seis
años, Pero los albol'otos I1Jilital'es de Nápoles,


1:1) Gaceta estLhJJ dill •• ria de l\Jafll':.l df' 15 (it 11I3l'·
1.0 d~ T S~d_




liJo: LA ESPA\A JiOlJEiL\A. (ji
Lisboa y TUl'iu con~tit~:yef'Oll )a el trauce iu-
e\'itable; pues desde aqncl punto Villicl'ou á mi-
I'ar la España como el foco de una propaganda
desbal'atadora que iba cundiendo por la milicia;
y así desde aquel momento se pudo prcver que
algo mas temprano LÍ milS tarde, el paradero
seda practical' contra España cuanto se habia
¡;jecutado en ~ápoles y en Tlll'in, acarreando
los congresos de TI'opau y de Laybach el de
Verona.


Podia la Espai"ia con sus medios conjural' la
tormenta que la t'~taba amcllazando. Se cifl'aba
el pl'imel' pasu en dt'sengalJill'se de que se haeia
forzoso el hel'mandl' sus institucioIJcs con las
de otras potencias constitucionales, é imposi-
bilitar así la agr'csion pO!' pal'te de la FI'ancia,
Debia pl'epar31'5C con el ademall de nacion gl'311-
diosa, que va sosegadamente l'evi~ando tilia;,
leyes fundamentales planteadas en una tempo-
rada de ajitarían, pero pronta para rcchazal'
toda interVl'ncion estl'3njcra en sus nCKüeios
ioternos , si en medio de aquellas garantías d"
al're¡:,lo jenel'al se intent3ba lastimal' Sil inde-
pendencia. La moderacion realza á la enel'-
jía, pues el sistema conciliadol' se hel'mana de
suyo con el teson ¡lI'elUedi tado.


Consistia el segnndo medio en ateller~e lÍnica-
mente al ímpetu poplllal' , arrostral' los trances
de la pelea, planteill' un gobiemo revolucionario
y anticiparse á los vecinos en el avance, PI'epa-
rada en estl'emo se hallaba á la sazotl la Fran-
cia para alborotos in tCI'iores.


Ni uno ni otro se hizo, pues la revolucion,
que ha'bia devuelto su constituciofl á la España,
IlO le pl'OpOl'ciolló gobierno, pasando al contl'ario
de la anarquía del despotismo á la de tina li-
bertad teórica ~ intelectual. Se entablal'on por
..¡ ¡ntel'iol' atropelladilmente reformas imper-
fectas, pues se quiso que pOI' ell~allllo, en 1m
mismo lila y hora, variase la Espaila de costum-
bres tan velozmente Gomo de instituciones, Sin
bitcet'se cal'go de I'esistencias y roz,amientos,
~llá sc botó al agua la máquina constitucional,
!lO cOI'I'cspondió el de,empeilo <ie cada I'ueda
al intento, y vinieron todas á estrellarse,


Hal'to qn~ hacer estaban dando ya los enemi-
gos intel'iol'es, robustecidos pOI' ulia corte que
i¡br-igaba un foco de conspil'acíoll • aUllque era
sup\Table aquel contl'arcsto. Pero se debia evi-
V\l' á toda costa, menos el honor. la gllel'ra
estr3njera, plles sin esla condicioll Zozvbl'aba
la libertad.


POI' efecto de un pl'pcedimienlo de sUJo hon·
1'0;,0, alu!lló el gobi"l'tlo Sil Illam('ute SIlS fLI<'I'-
zas; soi'íando el clltw,iaSlllo de 1808'y la ,ieto-
ria coutl'a 1;ls l<'jiones aterradoras dt~J impel'Ío,
,dl;1 ~e l'u¡o<¡ul'ciú con la íiilqlleza ,k los solda-
dos bj·" ¡'i(~~) ti,> 1:1 n'!-'f~lln·;;('i()n. Sl: contó cnn


ulla fuerza moral qne lIU habia; sil! e"ta palan-
ca volcadO/'a dellJllllldo, y sin la clIal tudo em-
puje m,Hel'ial yace luego exhausto, quedó im-
posibilitada la resistencia,


Mcdia una diferencia eserlcial en tre es ta época
constitucional segunda y la primera. No asomó
desde 1810 hasta 1814 mBS ímpetu que el dd
bien público, y mas objeto que el de la jude·
pt.'ndencia nacional y su rescate político,


Hubo reaccion ell 1820, pues se hacia inevi-
table COtl Jos despiques y enconos nacidos de
las pel'secllciorlt's de 1814, Habian los ministros
de aquellos seis alías ;Interiores eompl'ometido
en t~llIto ¡ir'arlo el nombl'e del rey, y empelíado
tan acia¡;amente Sil I'('spotlsabilidad, que habian
ya imposibilitado toda at'lllonía entre las potes-
tades del estado, y cuantos vínculos pnlaZilll
ell una mouarquía los diputados de la nacion
con el sober'ano habian fenecido. Los ministros,
cntresacados de los sujetos mas desaugl'ados
con el azote del despotismo, vi\iall en estl'emn
wzobl'osos ,sin llegal' jamás á infundil' al I'('Y
la menOl' confianza; r culpadísimo es Fernan-
do sobl'e e5te punto, Así que el t'esul lado <1('
po~icion tan viulenta no' podia menos d ... s~r
una anar'quía completa; pOI' t~lltO aqllellos tres
años ofrecen el espectáculo eongojoso de un
rnLÍtuo desasosiego, donde no tiene cabida go-
bierno alguno. No hubo 31'bitrio pal'il desimpru
sionar al monarca sobl'e los intentos de las cor-
tes; tampoco acudió á rumbo alguno de conci-
liacion, que, entablado con seuorío.Y buena fe,
hllbiel'a l'edundacJo en alguna concordia, pues
en medio de todo, reinó en la pl'imel'a tempo.
rada sumo comedimiento, Si al pl'Ílllel' asomo
de aquella nueva planta, alcanzara Fel'lIando
cnánto podedo cabia á un I'ey de España para
lIacer que se CSClldlase su voz hablando el Icn-
guaje de la racionalidad y del honO!', herma-
nal'a los ánimos en términos de facilital'lo lodo.
Pero cl'iado allá Fel'Uando VII en aq:leJ cerco
de atalaJas con que lo estuvo estl'echando un
privado poderosísimo y receloso, en nadie te:
llia confianza, y aun descoufiab:t de sí mi,mo.
AsomLI'adizo y medroso se 3l'1'iuconaba Jllá
pat'a valerse de l'ejistros menguados; en telliell-
doque manifestal' sus pensamientos, se estl'em\"-
cia; precisado desúe la niuez á vivir con ~rdidt'~,
jamás lIeKó á enclllTlbl'arSe á la íudule y ~eñLllÍo
qne son los escelsos atl'iblltos de la soberallíil.


Conceptüese cuál pudo sel' aqllella temporada
del reinado de .Fernando, teniendo que asomar
y oficial' sobl'/j el teal.!'o político en terlllillo~ que


. luego en sus adenll'os estaba desmintiendo. Se
puede afirmar que lo" tl'es ai"ios se ,'mpleal'on en
nna pugna lastimosa dp engaños., r .. celos reCÍ-
pl'Ot'OS. sin qlle se hrt.' a jilm;1', pl'(){'edido ;Í ori-
l! .. u· ;lqn p ! r:nnhn .j,,' f¡!/.i¡nl¡f·nt.\~. ln~t·.'\ih¡,·~,




JIlSTOHL\ POLlT1C~
:, yiniéndosu sobre el poncnir del pais, estando
todos interesados en conDcel'lo v realzarlo.


Cundió la auarql1Ía pOI' todos íos ramos de la
administracion; el rozamiento, inseparable de
toda rerol'ma, siguió agravando mas y lIlas los
achaques (!e! antiguo desconcierto, y abol,tó UII
vel'dadero dos moral, intelectual y político.


Los enemigos ele la constitucioll, acobardados
por el IJl'on to con la rapidez del Ímpetu lihl~raJ,
1'01,,:01"011 luego en si <11 presencial' la oposiciolJ
patente que le estaba mostrando el desafecto de
la cOI'te ; J así el partido sel'vil acndió , como en
1814, á ofrecer sus servicios.
E~tando todavía reciente la gtlerra de la inde-


pendencia, se hacia muy obvio el ir alistando
.iente avezada á guerrear, sin pal'arse apenas en
el objeto del armament9. El clero, que estaba
\'ielHlo amagadas sus riquezas escandalosas y
gl'andioso~ cotos, trató de á todo trallce defen-
derse y aprontar los caudales pal';] la guel'l'a ci-
vil que autorizaba la misma cOl'le con su cstan-
Jar!e. Con tales elementos se deja entendel' có-
mo se fué organi.zando la sublevacíon anti-Iíbe·
ral , .:¡ue luego eslaHó y {omó las armas. No ca-
bia sin embargo en todo el ahinco agolpado de
los facciosos el volcar por sí mismos la constitu-
cion; pel'o terció la Francia en la contienda, echó
su espada ell la balanza, y quedó la cuestion re-
,ll"¡ta.


Voy á historial' con desapasionado esmt.·ro los
acontecimientos de aquella seguuda época COllS-
titucionaL Asombrosa es la pel'spectiva de un
pueblo dejado á su albedrío, y despavol'ido con
las demasía, posibles de una revolucion triunfa-
.lOl'a. Escudados con la justicia de su causa y de
~ns del'echos, los Españoles tuvieron fe en el
pOI'venir, y antepusicron el I'umbo pausado que
ya se tenian delineado de antemano, sin m¡ln-
cillarse COII los atentados políticos qne slleien
tiznar la causa de la libertad, ni atrcpellar la
victoria con proscripciones y con la cuchilla del
verdugo. Irémos viendo allá cÓmo 105 trastornos
-y delitos lllas abultados se van reduciendo á UIlOS
hechos individuales, que menudean harto don-
de quiera y pOl'desgl'acia,aun en circunstanci3s
Illuyobvias.


En el mismo 9 de marzo de 1820 , dia en que
pl'Oclamó Fernando la constitucion de 1812, em-
pezaron ya los amaños callados y pertinaces de
105 absolutista~ , aunando lllas y lIIHS SU5 cona-
tos pat'a derribar lo mismo que eslabanaun pla l!-
teaudo.


Los sujetos llamados t'l! vil'lud del llUe\'O sis-
tema, para el ministerio (1), ibau tl'opezandn á


(1) Du .. Evari,lo l'crez de Castro, ministro ele e.'-
¡ad,,; Don Agll,¡ill Argiielles, de la gob~r1Jacioll; el
HLlrqués de !u.s Am<lI illas. a~ !¡¡ gnerrJ, rCP!lIpLz:1dú


cada paso con los estorbos que les ah·!I.,csaba dt~
tonti ouo un pal,tido todavía recóndito. Si no ftlt'-
I'ün ílf'bitl'Osdeellfrenat' los desbarros deun pue·
blo l'l'cien redimido, supieron ]Jor lo menos sa-
crificar su populal'idad á la precisioll de conser-
var el ónlcn, alterado á veces por las pasiones, y
comprometido a toda hora por las tramas pala-
cIegas.


Para justipreciar un acontecimiento, la opi-
Ilioll de cuantos se le han manifestado opuestos
liP debe conceptuar coucIuyente, cuando resul-
ta su apl'ob~cion terminante. Bajo este concep-
to ,<acudo á 1\11'. Martignac, autor de un libro á
favor de la intervencion de 1823 para senten-
ciar la rcvolucion de 1820_


• Ciudades mayol"es, comercio, industl'Ía, pro ..
fesiones liberales, el ejét'cito y los pl'Oletarios
recibiel'on con entusiasmo el nuevo sistema .....
Miraron el clero y los monacales aquella mu-
danza con desconsuclo, y los campesi[los COI!
ZOZObl'll (1)_ u


La acojida que mel'cció la consf.ilucion, COIl-
resada por uno de SIlS enemigos, es, á mi enten-
eh"" uCla Pl'ueba Í1Tefl'agable que la necesidad de
aquella mlldanza se hallaba en todas las clases
peusadoras é ilustradas de la Ilaciou , y aun en-
tre los proletarios, para quienes la arnarglll'u de
sus padecimientos hacia vec~s de raciocinio.


Admitió la nobleza 'Ia constitucion de 1812.
Las dos Ill'imeras autoridades de Madrid, des-
pues del!) de mal'zo , fllel'o[l el marqués de RII-
bialles y el de Cel'l'albo, grande de España. Otl'f,~
tres, el mat'qués de Santa CI'I1Z y el de Revilla
Jijedo y ~I duque de Frias, pasaron á las emba-
jadas de Pal'is, de Lisboa y de Lóndl·es. Nombra-
1'011 al príncipe de Anglona capitan de la guar-
dia ; los empleos palaciegos pararon largo tielli-
po en manos <le los mismos que los ejel'cían
antes del restablecimiento de la constitucion.


Mas adelante las reformas planteadas en la 01'-
ganizacion aristocrática .JI feudal de E~paña ],IS-
timat'on los intereses de la nobleza, y amainó rn
gran manera aquel primel' entusiasmo. Se h[lee
¿olol'Oso que una jeral'quía tan lt'ascendclltal en
!lila sociedad caduca no se haya hecho cargo de
que la independencia naeional debe constitll ir
el primel' impulso de los hijos de \Ina misma pa-
tria, y de que el yugo estranje~'o es el mas odio-
so y mortal de toJos.


La csposicioll de la graudeza de España al du-
que de Angulema, dueño de Madl'id, solemni-
zaba COl! aquella adhesiou, escusada al pl'Íllcipio
de illtel'veucion , el abuso de liI fuel'za esll'<lH-


lllego !''')' [Juu Cuyctuno Yaltlés"; Don .José Cangas
Argüel!cs, oe 11;¡cienda ; G.fl'cÍa Herreros, de gJ':lcia y
ju."ticia, y Püfcel , de ultréllll"H.


/1\ 'Ir. 1\laní;jIHH' ~ pajo 213.




DE L\ ESPA:\'.\ '1Ol)J<:R~A.
jet·a. l'(ose h~ mostró agradecido Fernando VII, J
la entt:reza nacional tiene derecho para afearlt~
aquella manifestacion, como ajena de todo afec-
to patriótico y de su propia dignidad.


En el clero superior, ya hemos visto al car-
,leual de Borbon , de la familia real, I)l'esiden-
te de la junta provisioual; y lo fué de las córtes
de Sevilla, en las cualcs se hallabau los obis-
pos de Madrid, de Mallorca y de Sigücuza.


En cuanto á los fr'ailes, fueron lo que debianscr'.
Supier'on loscampesiuos aquella mudanza.


espcr'anzados y zozobrosos. como sucede po!'
dondequiera en los de su clase, al asomo de uoa
nueva era política. En ninguna parte se tremo-
ló espontaneamente el estandarte de la rebeldía;
p~ro hubo fr'ailes oficiosos para predical', Cll
nombrc del Dios de la paz y por motivos abso-
lutamente mater'iales, una asonada contra la li-
bertad, sin que faltasen fanáticos secuaces (h~
sus doctrinas; y donde la seduccion quedaba
desvalida, el oro de los absolutistas y de los es-
tranjeros acudia á alborotar' crecido ntimero de
labriegos.


Las víctimas esclarecidas de 1814, arrojada~
pOI' el despotismo á pr'esidios y mazmorras, que-
dal'on desaherrojadas y pllestlls en libertad. Aga-
sajólas la nacion esplendorosamente, yel trán-
sito del cantivcl'io al palacio y al consejo del r'ey
era harto contrapuesto; por tanto los nombl'¿¡-
do;; se desentendieron al pronto de aquel ofreci-
miento, pero el rey les precisó á aceptar los mw-
vos destinos. U no c'.re lo~ transeuntes del presi-
dio al ministerio, A rgüelles, insistia en rehusar
el desempeño de la gobernacion ; Fernando VII
hizo llamar al mismo qlle habia tenido encarce-
lado pOI' seis años seg1lÍdos, y asiendo un ejem-
plar de la constitucion , le dijo: «La he jurado
libremente y de todo corazon , y la cllmplit'é y
la haré cumplir escrupulosamente." Pn blicad o
el paso, sirvió de asunto para una lámina.que el
rey celebró sobremanera.


Jnntál'onse las cól'tes el9 de julio, y la m~,­
yoría se mostró muy comedida en principios y
I)n sistema, nombl'ando por presidente á Don
José Espiga, arzobispo de Sevilla.


L'l primera jestion de las córtes fllé la vota-
cion de la lista civil, y en medio del estado lasti-
moso de la hacienda, votar'on el gual'ismo de (:11:'-
renta millones dc reales, fuera de la (]otacion d:·
los infantes hermanos del I'ey; sum~ exhot'bi·
tante que se llevaba mas de un vcinteno del pre-
supuesto.


Anularon las clÍl'les en seguida un de('reto es-
pedido en Cádiz, por el cual el inLm te Don F1'811-
cisC9 y la l'cilla de Etruria .. á 1a S:iZOIl Í)resos en
Francia, quedaban ~~cll1idos de 1:1 slI!'csinn {I L,
cornn;t.


El ejército reunido en la isla de Leon no po-
dia menos de callsal' zozobra al gobierno, pues
la soldadcsca se mostraba acaloradísirna con sus
logros; y luego no acompañaba á los jefes tOlb
ia cordura y toda la autoridad en el mando cual
se requería para sosegar los ánimos aprensivos.
Se propuso el despido de aqucl ejército a [lesal'
de la oposicion de los periodistas; y el jenci'al
lUego, comandante dc aquellas fuel'zas, fné
nombrado capitanjeneral de Galicia.


De improviso, Riego, que no procedió ~ielil­
pre con arreglo á su nuevo cncumbr"lIHicnh.' _
debido á los nuevos sucesos, llega á Madrid ei
:31 de agosto á las diez de la noche. Azól':lnse to-
dos con aquella aparicion impwsacla y misterio-
sa. Se sobresalta el gobierno con aquclla de,.-
obedieneia, y en vez de intimar al capilan jeBt'-
ral de Galicia la órden para qu p acuda á su de:;-
tino, se entablan coloquios, se eavila, se glo;¡¡
y así dejan á Riego, ya entónces el ídolo del pú-
blico, ensanche para embria¡.;al'se de vítores (¡'as·
tornadores de p('chos endebles, 3t'roj;¡dos pOI' el
acaso en el torbellino de la \ida politic.'!.


La tertulia de la Fontana de 01'0 le <la, d ;¡
de setiembre, nn banquete cívico, y se le dispo-
ne un medio trinnfo. La comitivn se pal'a delan
te delleatrod~tJde están I'cpt'esentando ulla fllU·
cion de circullstancias, y las cabezos se cnal'd,'
cen hasta lo sumo; se apea Riego de sn CJI'I"]Z;,
triunfal, piden todos cantares patrióticos, des-
pues el Trágala, canturia soez, que debió al'
i'inconarse con menosprecio, y quc sin embargu
sonará en la historia. Opónese la autoridad á que
se entone el Trdgalrl; crece el alboroto y se ¡..
contraresta, echando el telon; llega tropa, y se
restablece el ó('(len, alterado en estremo.


El minister'io, conceptuándose ajado, depone'
á Riego de su malldo, y le manda salit' para
Oviedo su patria; sale con efecto, y ocasiona cl
apeamiento del jeneral Velasco, gobernador de
:Uadl'id, y el de val'ios oficiales, por falta de en-
ter'eza.


Abonanza todo, cuaudo el 5 de setiembre, el
ministerio, engañado sin duda por informes
equivocados, se conmueve y providencia, como
para precaver' .algun peligl'o inminente, ponien-
do ar'tillería en la puerta del Sol y en otros va-
rios puntos de la capital. Las cl'H'tes llaman y re-
eonvicnen á los ministros sobre tanta disposi-
eioll milita¡' , euya precision no aparece; y así
suenau y !'eSllCnan cal'gos en sesiotl alborotadí-
~ima ; y aquel incidente lastimoso tllVO t,'ascen-
dencia mortal Pal';\ el rllmbo de los aeonteci-
mielltos.


Diddense los constitnciOllJle'i desde aqnel
punto en moderados ,v exaltados, yel 5 (k se.
,iembl'e p\lede cOllf:ept !IHI'Se como 111 prillc'¡ pio




iO HISTOIU.\ püLlTle \
del empello aciago y retrógTado dd movimiento
de 1820.


En medio de aquel intrincado embolismo
'lile dificulta masy mas la rejcneracion del pais,
llevan los diputados adelante sus conatos civili-
zadores. Se vota la espulsion de los jesuitas, pe-
,'0 Hila esprcsion del decreto, aludiendo all'es-
tablccimiento de la ó,'den por Fer'[)ando VII tras
el destiel'l'o fulminado por Cárlos In Sil abuelo,
disuena alt'ey en el punto de sanciooarlo; y Ine-
go \lna diputacion le lleva la ley corriente en
!":rmiuos de venir' á despejat'las aprensiones del
monarca asorn!)l'adizü.


Prohibe oh'a ley los votos en los conventos,
fl'.lllqlleando á los frailes su permanencia en co-
munidad, con tal que lleguen ii doce; y siendo
lJlenos, debian incorpor,'rse con lascomuoidades
inmediatas, quedando los bienes de todo con-
vento vacante en beneficio del estado.


RpJHlgna a! l'''y al pronto I!l sancionar' psta úl-
tima ley, qlH~ era irnpI'cscindib1e para el afian-
zamiento Je! si"tema cCDstitllcional y el fomen-
to de la af)ricllltllra; pel'o mejor aconsejado, dió
su sanci"f) p:::ra desdecirla luego, y todo el co-
nato del mi nisterio !lO puede recabarqlle se aven-
ga á disposiciorl tan cuerda.


CorTe la noticia de aquel torcico empeño, y
causa una fel'lIJentaciou en el priblico j con lo
ellal tiene que cejar Fernando, siempre medro-
so, y todo se ¡¡quiet;]. 'fI'atan las córtes entón-
(~es de manifestarle todojénel'o de miramientos,
y noticiosas de que apetecia la conservacion de
;Igllnos conventos, le suplican que fije ~n mÍ-
mero, v se eseeptlÍall hasta ocho de la providen-
cia jcn~"'ll que abarcaba aquellos establecimien-
tos, ateniéndose á los monasterios mismos apuD_
lados pOI' ell'PY.


Terminan las c<Írte~ su lejislatllra el 9 de no-
"¡embre, y todo es sosif'go en i\fadl'id; pero el
númen fatal de España se des,'cla en el E~corial,
donde habita \olrrntal'iosamente Fernando, á
pr'sal' de la representacioll de SIlS ministros so-
bre el desvío en que se situaha de sus consejeros
natllrale~ y responsables. Certeras aparecen lue-
go las zozobras de los a maules del ónlen, pues
cCI'cado cll'ey de privados necios y aduladores,
se arroja lnego COIl tra la misma con~titllcion re-
cien jurada tan ~olemnemente.


Tiene á ~u C~l'go el mando de la provincia de
Madl'id el teniente jenel'al Vigodet, sujeto co-
mpdido, que con sus dilatados st'rvicíos se ha-
bia p'an,ieado el aprecio jeneral y mPl'ccido 1<1
confianza íntima de Fernando VII. Habían los
minish'os conceptllado agl'adal' al ¡'Py con aquel
nombramiento, agasajando al !.nísmo tipmpo á
un milital' esc!Jl'ecido, cuya pl'esencí" ;dJallnba
el órd,'n y la s'~glll'idad jelwraL Coloc,,1l de rl'-
rH-'nt~ PI) ;:ql!f'lln~IIl/J() 1 dCf1fQti¡<nd(, ~ Yip;od("


al jeneral Carvajal, lachaJo con siniestros ante'
cedentes , sin que su nombramiento venga re-
fl'endado por ningl1no de los ministros, y Vigo-
det se niega á entregarle su cargo.


Corre lavozdeaqllel embate á laconstitucion,
y se alborota el vecindario; la diputacion per-
manente de las córtes v el avuntamiento repre-
sent.an al rey con sum; etlt(~l'f'Za y señorí0. Se
revoca el nombramiento, v vuelve Femando á
Madrid, donde le esta '$'pc!'ando una acojida
helado~a, pues no oye mas aclamaciolles que
las de : i ViI'a la COllStitUclOll!


Con arreglo á esta el 1." de marzo de 1821 , se
abl'p la sf'gunda lejislatura ; y "amos á ver bajo
qué funestos auspicios entahla aquella j!lnl~ sn~
tareas; « sif'ndo su ¡ll'incipio un acto :-in ejem-
plar (1). n


« Pasa el re)',» dice Mt'; Martignaí', pá,i. 275, al
salon de có"tf'S, acompañándole los ministros y
ocupando sus respectivos puestos. Empif'za el
rey S1l disclll'm , y habla con ahinco y entereza
de su apego á la constitucion ; manifiesta su vo-
luntad Íncontt'astable de sosteneda contra su~
enemigos nacionales y estJ'anjeros; y se derlara
reciamente contra la ¡nv.asion amagada pO!' el
Al1stria contra N:ípoles, !'I-n nca habia sonado en
sus labios lenguaje tan enérjico y terminante, J
los ministros iban advirtiendo con estl'afieza muy
natural las adiciones y mudanzas hechas en Sil
escrito, robusteciendo los dictámenes que intel!-
taba f'spresar, con sumo d,'s[wjo y whem!'nci~L
Mas nuevo pasmo y d" muy diverso j8el. los es-
taba esperando.


"Toma el r'ey de repente l1n "dernan l)J'ioso y
espresivo , y esfol'ZJndo cllal nunca la voz, cs-
pone amarg3mente los desacato~ que está ya
plll' cuatro meses padeciendo, y esplayálldosc
allá lal'pmente por ttn silllllímpro d,~ llgl'avios y
quejas, acusa for'malmente á los ministros de
haber faltado á su obligacion fundamental.»


Ql1ed:,la concurrencia atónita yfltndadamen-
te airada al "el' la majestad del ,olio (,omJwo"
metida tan á las claras, Los diputados se repor-
tan en presencia del rey ; pero en salit~ndo , una
esplosiolJ unánilllc d('rrtllt~stra que todo el COll-
greso al1l'iga IIll idéntic() dict;inH'll, y 'lile le es
tlJlIy doloroso aquell'ompimicnto que acaba de
¡ll'esenciar, ;Ijeno de todo drpo)'o.


Los incitadores dpl "c)' ft pa,o tan arries~ado
no se dan todavía pO!' contentos, sino que exi-
j<'n la deposicion dC!! míniskrio, qtte sc mani-
fil'sta en seguida; pero las cór'tes ,aullque ~ira­
dísimas, acatan siempre la irrt'spom;ahiiidad d('l
rn()n~r'ca. Nómbr'ase una comi,ion para i¡¡fol'-
mar' al ('(lllgr"~S() del (·'tarlo d"l p~is, ra ';11,11 dt'·
('iara iíl1il'.:H~l(·nlt~ qu P los nl¡nistr()~ ;)~ l'et¡r;lI's'~




merecían mas y m~s el aprecio y t:l agl'adel'illlif:ll'
lo de la nacion.


Se plante,l Ú [¡nito 1111 nuevo minister'io eoo
~L1jctos que ni aun se cunoc'en entl'e si (1). SU"
nnevos individuos se hacían recomendables al
concepto público pOI' sns dilatados y honrosos
sel'vicios ; ¡)pr'o ;rjenos todos del movimiento de
1820, no pueden dal' adel;lIa<lo empuje á los acon·
tecimientos.


Se elltl'ega el mando {I,· Madl'id al jeneral Mo-
r'illo, quien o[¡lllvo el título de conde de Car-
tajena con la toma importante de aquella pla-
za de Colombia, y el de mal'q ué~ de la Puerta,
Iras la ,'ictori'l que alcanzó en la batalla de
roquel nomlll'e, No lIler'eció Morillo la aprobacion
jeneral , pucs S\1 índole eausaba suma Z ozobr'"
el hábito de dictadO!' con que se habia resahia-
do en Américit en seis aiíos d" guerra á mupr'-
le, el pOl'menol' de ¡'ppresalias atl'oCfS qne SI'
le achacaba, sn vida ~oldadesca, sus llJodales
Dr'oncos y Sil lIatlll'al dt'sternpl(', lodo lo est.aba
retl'alalldo al vivo como UII déspota militar' lllilS
bien ql"~ como calldillo prOjljo p:tra maliciar en
aquellas circllnstancias tan anillas par'a la capi-
lal y pal'a todo el pais. Sobrevienen disturhios,
qUÍfr'e Morillo habér'selas eon los amotinados
ella 1 si ftll'ran enemigos, se propasa de todo
viso de racionalidad en mcdio de pasiones till]
encontradas, .r exaspera los t'llimos, Sin embar'-
go un arranque suyo garboso sosiega el v'~cin­
dario. ?lIOl'illo mismo pide que se le re~idencie;
juzgado y desc<lr¡.:arlo , ~c le devuelve el mando
de J\Iadrirl sill oposicion , y así se patentiza có-
mo l¡¡ mayo!'ia ;;ralldísima dd vecindario está
IlJlly pl'edispll<'~ta á. s('guir' el órdl'1l á todo
trance,


Se hace violento el decido, pero la sensatez
de la nllldledlrwbre ntinaba, en virtud de los
:.ntecedenles, eu !lcgar' al jefl/~I'¡¡I .\Jol'illo el dic-
tado de dt'fellsor de lit eonstitlleiolJ; m,:diaha
,tllá un instiuto I'ecó¡¡dito <le que el coude de
Car'!ajelJil , milital' escelente, ni t~ra estadista,
ni mncho IIh'llUS afeclo á la cOllsti t.llcion. Dicho
jener'al, er] 1823 • desamparó la llander,¡ nacio-
lJ;! I , despttes de accptitl' el mando en jefe del
,'jército de Galicia, pOlliéuuose á las órdenes
del jenf'l'al fl'aneés conde de Bonrke: Cal! lo
l'llal echó Uf] bOl'roll indeleble ¡j la nomb!'adía
que s(~ br;¡ni(~al'a (~ll las conlieudas elesl'entora-
da:; de id mdr¡)poli con sus coloni;:¡s i1Hwt'i-
canas.


:r) D, ElIsehio Bardají pal'" e._tado; ValdlJclJero [la
ra 1.1 gohcrnaeion, que lllego ohtllvo Fplill; t>l ji:'ueral
~~Iorpn{l Daojz p~lra g!terriJ; n;~rata ¡nra hacienda;
Cane} .Jlantle! para gracia y jus¡j('ia ; E .. cudcro para ia
!II<1rina; Fc,Jill J"'aríl ullralnar •. ,. ('{lalld~1 l';iS(', ti 1 ... go··
lJ~nl.1l:(·inll. lo 1f'€'il1pLIU') Pt~jf-'p"in.


.. f
Mientras la capital está viendo el so,l('go jiu


blico afianzado con la couducta sensata y co-
medida del vecindario principal, sobreviene re-
pentinamente 1111 cstallido, facilísimo de evitar,
entre el millister'io y los pl'obomb!'es de la mil·
danza política solemnizada pOI' la nacion.


Desarrincollilll ;í RÍf~go y k dan ,,1 mando d,~
AragOll. Una tr'ama I'idicnla de un Fr'aneés, CUbo
lid de Montar'lot, sacó ;í luz la d!',avenenci~ ya
anterior' entre Riego y Moreda, jefe político de
Zal'agoza, El'a este llllO de los slIjetos, siempr(~
muchos, que al principio de llrla mudanza es·
tán viendo pOI' "uell1igos á todos los {'ntl1si;:¡~­
las de aquella novedad. Andaba Riego pOI' Ara-
gon para enterar'se del estado de los <Ínimos; t'1I
SlI roce eDil el jen"tio, quizás 110 IIsaba todo ,>1
comedimiento ~petecible; mas no le cabi,l otl'O,
\'ituper'io mas que su delllasí~ en el 3calora-
m icn to. Por cuanto las qllejas de Moreda COIl'
tra Hiego se hermanaban con la pl'Opensioll
medrosa del ministerio, el héroe de la isla d(~
L~on quedó in'aciom:lnrcnte depuesto; fué
~j"mplar' Sil obediencia, pasando luego á Lé-
riJa, que era el par<lje s('IJalado por el gol¡i"r'ulJ
para Sil d",¡ti('ITO,


Esta providencia, (~TI realidad <!I'bilral'ia, auti-
que cohotlestada con Sil legaiidad, acabó de en-
cOllar los ánimos, y !lna ¡)I'ovocaeion desnlinitda
del rey acarreó la esplosion de un desconlento
slImo con el ril'Íncipe y con el sistema dp. blal!'
dura de SIlS cOllsejel'o5 responsables.


Hahia el ministro d~ la gllel'l'a, D. Tom:':s Mo-
"eno D<toiz, enviado l1na eolllmna lijer'a de al-
gllnos centenarcs de hombres pOI' el ¡'lImho de
San Ildefonso para celal' a¡¡uel si tio , donde I'e-
sidia la col'te. Logl'ail persuadir':11 TCy que tra-
tan de asaltal' Ú su pel'SOUJ, y se (I'Jeja Rardiljí,
qtH', como ministro de eslado, se hallaha en d
silio, se lo participa al comfJaiiel'o, el cual, bs-
timado en su pnn(ronol' militar, contesta eIJ-
viando su dimision. j'\o tiene Rar'd"jí entereZil
pal'a oponerse á que se le acepte. Pero ¿ qué su·
cede ~ Aquella misma noche envia Fernando á
su primel' ministro una esquelilla, con este
contenido: ']ie venido en nombrar al jetHTal
Contador ministro de la guerra;" Y ni la per'so·
na ni el nombre del nuevo millistro hnn llegado
jamás á su noticia. Se aende á la Guia de Fo-
l'astt'l'os, y sc cnCllentrall con que el jeneral
eOIJ ladol' es Ut! jefe de escu;:¡dra de ochen ta y_
cuatro años, imposibilit~do hneia tiempo de, too
do jénero de servicios, Los lllinistt,os tan rllill-
mente burlados hacen dimision : mas Fej'[Jan-
do VII la rechaza, y revoca el nombr'arniento
de Contador', reemplazándolo di, su propio al-
hedrío eon el jenl'r';tf I\Jal'l.iua !l(Jelrigll('z, lall
desconoeido eonlO Sil all((~CI'sor, Se practican
llueVa, diiijcllci,I.\, y l'('sllIl;1 qlle ~lal'til'!'7" he




l:IlSTOHlA PULirle\.
rido gl'aveme[jte en la ¡;aheza en lladajo:r., COIl
la esplosion de un barril de póIYora, se baila
desde elltóllces, en 1823, absolutamente de-
lnelltado,


Con este nue\'o illSlIlto, lienen lo~ ministrns
que estendel' una esposicion de los motivos de
su retil'ada inmediata, Queda re,'or¡,t!o d se-
gundo 1I0u,bl'¡j miento, dejando al arbi trio de
los ministros el sl!Í'íalamiento para compañel'o
en el despacho de la guel'l'a, Llega la noticia de
tales manf'joli Ú i\Iaorid, y acalora mas y mas
los ál,imos,


El ayuntamiento, temeroso de un estallido,
hizo una esposicion al rey, suplil'ánclole que
tratase de aplaeal' los {¡/limos acalol'ados, 1'('-
gresanclo á la capital; mas el rey no tuvo por
conveniente acceder á la in~taucia, Iban las cua-
drillas agolpándose por las calles con la jente
holgazana que rebosa por los pueblos cl'ecidos,
Tremolaron el I'etrato de Riego por las calles
principales, pero un destacamento de guardias
nacionales apresó el estandarte, y el adema n
de la tropa alTedl'ó á los albol'otaclores,


Por entóoces se declaró la fiebre amarilla en
Cataluña, y lino de los recintos mas industrio-
sos de España, la grandiosa ciudad de Bal'ce-
lona, estovo padecicndo un azote que no podia
cedel' sino á la mediacion dd tiempo; y la po-
lítica enemiga dc la I'cstalll'acionse abalanzó al
pl'etesto de plaga tan hOl'l'orosa para intrincal'
mas y mas los apuI'os de nuestra situacion , ti-
rando ya sus líneas para el intento que despllPs
vino á plantcm' como á dos años de interlIll'-
dio, Pretestando pncs un cOI'don sanital'Ío , pI
gabinete de las Tullel'Ías fué juntaudo trop<ls
fomentadoras de la sublevacion de Cataluña.
Cesó la causa apal'ente dc aquella reunion ti!.!
fuel'za, mas no pOI' esto se desvia¡'on 108 cnel'-
pos; trocándolos luego muy onviamente en
ejél'cito de ;observacion (1), siendo ya nna ri-
diculez la denomin3cioll de cOl'don sanitario,


El ministe¡'io español se iba desconceptuando
mas al mosll'arse tan aletargado ante los pI'e-
pal'ativos ya indudablemente hostiles de la
Francia, Providenciaban) de&acertadamell te los
11l'ohomlJl"es del sistema constitucional, sin que
compensaran sus yel'ro!' con demoslt'aciones
que acredita~en afan sincero de sostenel' la liue-
\<1 planta de gobicrno contra los t!mbal.es de ~us


'encmigos, DesampJrados pOI' el balido patriota
v hostilizados encnbierta, peroefic3zmente, pOI'
los sel'viles , no podían contal' ya los minislt,os
en tre sus derensm'e~ mas que á los cobal'r!es y
ansioso:i de lo mejor en " tm medio cahnl ,n sin
,:cectal' á rpalizal'lo, contentándose con ir vi,


:1) COlJ51('~;,rle\!~~10n~L C!]"lr",1'1~qí,ln,ll(,m. r,
:,,"\j qq,


viendo de dia en dia, y IIm'ando achaques i!]-
curables para ellos,


En noviembre de 1820, Scvilla y Cádiz se re-
belan y lanzau de su recinto á las autoridacks
qne intentan atajal' el alboroto, Quiel'c el mi-
nistcl'io l~spañol I'eponel']as, mas no pudiendo
recabal' su admisioll , acnde á las cÓI'tes con Ull
mens;.jc, en el enal el rey se qlleja de que sus
ól'denes quedan desatendidas. Entóllces las cór-
tes, traSfOl'illátldose en It'ibunal de ¿I'bitros,
culpan <Í entrambos partidos, decJal'ando que
los a¡ilotiniJdos son 1't'OS, pel'o que los minis,
tros han perdido « la fuel'Za moral. »


Con acuel'do tan estraño , viniel'on las córles
ti votal' cO!!JO [lna adehala pal'3 cebo de los al-
bOl'otadores ; yelTO fundamental que tl'ascen-
dió ell gran manel'a pal'a el tl'aSlOl'IIO dela na-
cion, Descuellan desde aquella fecha las faccio-
nes en Cataluila y en Na\'arra, pues el gobiel'no
fl'3ncés, sicmpI'e en acecho, conceptuó la co-
yUlIlltril oportllna para fomental'la guerra cÍvii
cout!'a un gohiel'llo que t8n solemnemente esta-
ha pl'egonan¡(o SIl desvalimiento para ellfl'en~ll'
las facciones interiores,


Scntenciados así los ministros, !l'alal'on de
retirarse corno debian, pero el rey no les admi-
tió b dimision, é inclllTieron en la flaqueza de
p\'I'maneccI', Los jenerales Campo Verde y Mo,
1'(!llU Daoiz con alguna t1'opa restablecieron el
sosiego en Sevilla y Cádiz, y este desenfado,
Ilunque tardío, sesgó al¡tull tanto las h'amas de
.Fern:!ndo y de la camnl'illa; mas de I'epente,
si 11 el menol' asomo de a nl1ll cio, u n decreto
del I'ey del 5 de enel'O de 1822 despide á los mi-
nistros, y sigue la l':spaña constitllciolJal sin se-
CI'etal'ios responsahles hasta 'el 1," d,~ mano.


Se juntan las nuevas córtes, l'csaLiadas desde
I Llego con los con!t'astes dc opinion que habían
ido descollando desde el restablecimiento del
sistema constilucional , advirtiéndose entl'c la
jente nueva sujetos masacalorados, Recayó pOI'
lo mas la elecciun en 1820 sobre individuos ya
se¡¡alados por sn condllcta antcl'íol' al ríltimo
"Izamiento; pel'ú en los nombramientos de
1821 tuvo ya mas cabida la inclinacion mas ó
menos paten tu á la novedad, la adhesiolJ mas ó
menos desalada al sistema, y á la oposicion á
no gobierno cllyos p~sos mal afianzados esta,
ban causando ZOZObl'2,


Aquella tl'asflll'rnaeion ya descubiel'ta de la
pl'Opensionjellel'al Re manifestó desde el Ilom-
IJI'amiento de pl'csidenlr! en las córtes, pues 1'('-
eayó en 1820 sobl'(~ el arzobispo de Sevilla, y
cupo en 1822 al jencl'al Riego. Asomó sin em-
hal'l';G en el cOllgt'eso 1111 partirlo model'ado,
aunque libel'al sin reholo, encabezaclo pOI' Don
,\"nstiu Al'güellcs, ios·jencl'al('~ Yald";~ ,1' A la\:~
, nnn n·~!~~r)!1 dl'}:1 CII~drí'l




DE 1:\ ESPA~,A MODERNA. í5
Un ministerio, compuesto en gran parte de


los diputados sali(~nles, empuí'íó las l'Íeudas del
gobiel'vo. Mientras 1<1 sublevacion por la raya
tle Fraucia iba creciendo en tél'minos sobl'ema-
uera temibles, el ministerio sobredicho, enca-
bezado pOI' l\Ial'tinez de la Rosa (1), andaba so-
ñando otro sistema repl'esentativo, una planta
á la francesa con dos cám3ras , como ha venido
á realizal'se en 1834 con el Estatuto Real, bin
echar de vel' que el despotismo mero y absoluto
era el alma de las tramoyas de la camat'Ílla y de
los aplllltes del gabinete francés. De aquí nacie-
ron las jornadas de julio, en que la sangre es-
pañola cOl'I'ió pOI' la capital, cuya catásÍl'ofe
tl,,·o por paradl'ro cl pl'eparal' y atropellar la
intervencion de 182:3.


La adhesion vehemente á intentos de reforma
sobre el código fundamental fué por enlóncos lo
que indujo á nombrar los sujetos encumbrados
á la potestad, y así anduvieron mudando t'll
gran parle las autoridade~ civiles y militares pa-
ra colocal' individuos de su pandilla. " EIIlabl;,-
ron una reaccion violenta y jeneral contra los
liberales (2),)) cntOl'peciendo ante todo por don-
de quiera las 0pcl'aciones militarcs contra lo~
facciosos. En la sesion del 3 de mayo por l¡¡ no-
che, manifestó el diputado Alcalá Galiano que
ti ministel'io estaba imposibilitado de Obl'fII· COI!
acierto,y recabó de suscompañcl'os el votaruna
~sposici6n al rey, que se le presentó el 25 del
mi~mo.


Estallaron lllego síntomas alarmantes y pr('-
cursores de los tl'a~tornos que desconsolat'oll
muy en breve la capital.


IIallábase ell'ey en Aranjuez, y el 30 de ma-
yo, con moli\"O de sus días, acudió grandísima
concurrencia al sitio. Suenan, en medio dd bll-
lIicio , voces de Viva el rey absoluto; eorl'!) á las
armas la guardia naciona 1, pero la guaI'Clia I'ea:
se escuadl'ona con ceño amenazadol'_ El predo-
minio del jen('ral Zayas J el afan de las antOl'ida-
Jeslocales logran pot' fin enfrcnar aquella "8plo-
sion inminente.


Acontecimientos de mas ontidad estaban ,í la
sazon sucediendo ell Villencia_


Con motivodcl dia de5an Fernando, el2.o I'eji·
miento de al'lillel'Ía, ya mal opinado, como COllS
laba al gobierno, pasa á la ciudadela pal'a hacer h
competente salva,y scvale de la coyuntul'u par;l
apodel'ul'se del fllcl'le , bloqueado al punto pOi·
las tl'opas cOlls!ilnciollales y la guardia nacio-
nal. Se intima la rcndieion á los rebeldes, y se


(1) lHartinez de 1<\ Rosa, de estado; Moscoso, ele 1.,
gobernaciol1; Sierra Pamh!as, ele hacienda; Gareli, de
gra,.;a y ,jIFlil"ia ; TIalanzat de gll~rra ; Il.OInll·alo, d,·
IIl.trin;\;'y Htlrle~d, de u!lr,¡m:I¡-.


" )' ~\! ::\j~r~::l, p"j. ·~9().


rc,isten voceando que no reconocen olI'O supl'-
rior qlle el jcneral Elío, encerrado en la misma
ciudadela desde el I'establecimiento de la cons-
titllcioll. Se rompe el fuego el 31 por la madru-
gada desde los edificios de la aduana, del con-
vento de los Remedios y de la Torre de Santo
Domingo. EII'ejimiento de Zamol'3 y la guardi;¡
nacioual toman la ciudadela y hacen rendir las
armas á los rebeldes.


Sonó I'llidosísimameute la coincidencia de 105
dos albol'Otos en un mismo dia, el UIlO en AI'an o
juez, residiendo el I'ey, y el otro en Valencia y
en la misma eiudadela que encel'l'aba al jcncl'al
Elio, el enemigo mas implacable de la constitu-
cion; y así la sesion de cÓl'tes del 3 ele junio fué
en eslt'emo bOI'I'3scosa. El diputado Beltran de
Lis formalizó una acusacion fiscal eontl'a el mi-
nistro de la guerra; se tomó el cargo en consÍ-
del'acion pOI' las cÓI'tes, pero se agolpól'on lue-
go acontecimientos que ol'ilIaron aquel asunto.


Situacion tan congojosa trae los ánimos des:t-
sosegados, J entretanlo vuelve el rey de Aran-
juez para cel'l'ar las CÓI'tes. Pl'Onuncia Fel'llandn
un discul'so en que da gl'acias al congreso pOI'
el arreglo que ha planteado en la hacienda, y
la ecollomía que resul ta en los desembolsos_ Rt!-
conoce el acier!g en el aumento del ejército vo-
tado por las eÓl'tes, yen la providencia de va-
lersedeIas milicias, aun fuera de sus pl'Ovincias.
Se conduele de los qucbran tos de Cataluña, y
vive esperanzado de que presto van á quedar e1l-
fl'enados los faeciosos , etc.


El lH'esidente Gomez Becerra contesta al mo-
narca: que cabe á las eórtes el loor de adelan-
tal'se á los anhelos de S_ !VI_, franqueando su-
mas faeulladt/s á su gobierno pal'a robustecer sus
disposiciones, restablecer el órden interior,.y
afianzar el sosiego público.


Concluida la ceremonia, 3e encamina el rey á
palacio, y al atravesar su carrnaje la plaza de
Oriente, algunos ciudadanos pacíficos lo vito-
rean con las voces de i Viva el rey constitucio·
nal ! De repente salen de las filas unos granade-
ros de la guardia, despejan el jentío á bayoneta-
zos, hiel'el! á muchos, y entre ellos á Casasola,
oficial de su cnel'po ,quien se esmel'aba en ata-
jar aquella tl·opelía.


Al pl'ime¡' aviso, el jeneral Morillo, aunqll"
se haBa en cama, monta á caballo, y tras él 5.w
Martin , jefe político, y con la eficacia de vario.-
oficiales y sal:jelltos logran por fin acuartelar p,
los clIful'ecidos.


Va la gllal'dia nacional pali'ullando por tO(:'"
el pueblo, y al desembocal' un piquete sobre la
plaza de Ol'iente, le vocean los soldados de la
guardi¡¡: « i Y¡~va et' 1'('..y neto!" LandubUl'li.
pl'ímel' teniente de guat"dias , quiere aplacar ei
,oIho,,"'o, ,"',o 00" " oh,-,,,,,,_ El com,nd'r




IlISTORI:\ POUTlCA.
ddbatallon y un oficial llamado Mesa, rescatlln
á Landaburu de manos de la soldadl'sca , v lo in-
troducen en palacio; pero cunde la awnarla, hie-
ren allenicute 'f,oja ,y el desventurado Landa-
buru en medio del fuego y traspasado á bayene-
tazos, espira á la puerta de la estancia del rey.


Aquel homicidio abominable apesadumbra á
todo Madrid; se jllnta luego el ayuntamiento y
da laCJlIeja al rey.


El :1 de julio se mueve toda la guardia, y el ve-
cindari,) está viendo que la tropa real toma la
ofensiva, pues salen de I\Iadrid l18sta enatro ba-
tallones, "!i se sitlÍan en posicion(~s militares CJlle
dornillnn al pueblo.


El ayuntamiento, del 2 al 6, está providen-
ciando con eficacia. pone el parque de artillería
á bnen recaudo, y convoca á la guardia nado-
IJal. J~as tl'opas de línea, infantería y caballerí~,
al mando de caudillos leales, rebos'In en denue-
do, y LÍnicamente los ministros permanecen en
inaccion y pat'an en hacer stl I'enuncia; pero los
retienen presos en palacio h~sta vel' el paradero
del trance.


El (j por la tarde, los batallones sublevados se
disfrazan, se apoderan de la puerta del Conde-Du-
que, se internan en el pueblo, y desembocan
en cuatro columnas paralelas por las ealles in-
mediatas al palacio; pero es tan redoblado el fue-
go, que tienen que cejal'. Aquellos soldados cie-
gos, y dignos por su dcnnedo de sostener' me-
jOl' causa, ,·uelven hasta cinco ,'eces ti la carga,
y oll'as tantlls los rechaza un IlIl'bion de balils y
metralla que los clarea y desbarata. Por Hu lllJ
lluevo avance de la guardia nacional y de la tro·
pa de línea logra su intento, den·otando y 3CO-
sando á los rebeldes á punta de bayoneta hasta
el palacio. Enviael rey un pat'lamental'io par'a
que cese el fuego, pl'etestando que se arriesga
la vida de S. :\1. ; pero el jeneral Ballesteros, que
3caudilla el avance, contesta que mandará SIlS-
pender el fuego, mas no la mal'ella de su tl'opa.


Se junta Illego la diputacioll permanente de
córles ,y convoc:¡ al consejo de estado, á la di-
putaeioll provincial, al ayuutamiento, al coman-
dante en jefe y al jefe político.


Se acuerda recibir' á los enviados vnlÍdosá lI'a-.
tal' del ,,1'1)] islicioi pel'o bajo la conc!ieinll im pres-
cindible del desarme ejecutivo de los batallOllPs
~llblevados. El marqués de Casa Sarria, UlIO de
Jos oficiales elJviados pOI' ell'ey, se opone I'esuel-
lamentc, alegando qlle el des3t'me d~ la gllar-
dia es indecoroso para S.l\f. Mielllrlls se está de-
¡ibel'ando sobl'e lo ql1e se ha de providencial',
vuelve la gUilrdia á las hostilidades y renueVil el
rllego; pel'o I'eelwzilda rccianlcnte pOI' los jt'tle-
,·ales Ballesteros y Cl)pnn~ ) V<i ya ("r'ja tldo há,:ia
.,1 Campo dd l\lor<l; y cri1')!iCCS ,'mlJ('s!:da en
caruro raso por ral1ídkt'l:l y ;l1'!¡I¡"ll:1 ~ :'"'f}'lI'llo:-.


infelices soldados, sin al'bitl'io ya con tanta car-
ga qlle no les permite formal' el cll<idl'O, van ca··
yendo á los til'os de sus con trarios y se l'inden IÍ
discl'ecion.


Se ft'agua una trama l'n Sigi.ienza , y estalla el
mismo dia qne la de Madrid; los c,wahinPI'os J
algllnos soldados dt~ 11Is milicias p"ovinciales d ..
Córdoba se sublevan en Andalucía y march:Hl
sobre la capital; pero acolnrdados a! s~b .. r la
derrota de la gum'(/ia , r'inden las m'mas en Al-
moclovar del Campo {¡ las tl'opas del jener'al con-
de de Valdecaiias.


Procesados los oficialcs cojidos con las nrmDS
en la mano, uno solo I'esnlta condenado (l). Ara-
recíendo por el proceso qllf~ la tra III~ se habia
fraguado ert pala('io , y que h,lhia sido sed ueirh!
la tropa por influjo encllmbr;¡do ,f1uedal'on ata-
jadas las dilijencias. La historia manifestará có-
mo IOSpl'ohombl'es de 1820 nunca se desmanda··
ron, pues no cabe pal'tidovictot'ioso mas comc-
dido qlleel de los cOllstitucionales; no quisieron
apurar la residencia por aquella sangl'e derra-
mada , por temor de tropezar en los trámitf~sjll'
diciales con reos que la ley y las circllnstancia~
no permithn castigal'.


L<1j{J!'uada del 7 dejulio no trajo resultas, pues
en suma nada produjo. Cuando tinos ministro~
idiotas ó malvados hall podido dejar organilal' (¡
han dispuesto por sí mismos una COllspil'acion
como la que ('·,talló el30 de junio y quedó solt'r·
I'ada el 7 de julio, parece que un esca:'miento
PI'opOl'donado dehi;¡ alcanzarles; pero se con-
tentaroll con I'eemplazarlos pOI' sujetos, cuyo
convencimiento entl'úiable y SUHlO influjo con
la muchedumbl'e conceptual'on lJlIl! Iwhian d,'
entablar una nueva can'era (2); mas /Jada resultó;
pucs tan soloe! mando enjefp de todas las fller·
zas de Cataluña, (~ntr('gadas al jl'IIerall'Hina, fll(:
la LÍnica disposieion que pl'odu.io lIn eferlo tH-
. minanh!. El ejército de la f·~ derrotado y pxhau;,-
to, quedó lanzado de! tel'f'itorio espailol, ;1 pt'-
sa,' de los auxilios, cid fomento y del oro dd
gabinete de las TIIII('rías.


El ministerio ft'ancés , arrebatado por slljetQs
hennanildos ('n anhelos y en fanalisU!o con los
spr"iles de Espaúa, tiene que a'lcllirse á la ley
del bando qlle loensaizó al poder' y que tiene cl<l
vada Sil idea ('[1 la il;tt.'rveueioll. Cflumnévpse el,·
nuevo la Santa Alianza, jtÍIJlase el congreso dt'
Verona, y el partido ultra Ó desaforado, reprc-


(r) El teniente Gopf!iclJx, cOJJvelleído de incitador
01 homicidio de Land"hllTII, sali" .. onrlcnadn a "'(I"r-
tf', ~. ~e le ajllj:;tició.


('J.) San ::Higuel para estarlo; G~~C0 p;lra L~ ~ulwr·;
lI:-u·ir)ll; r JI ,pt'Z n.li'IOS para h g lIer¡'íl; ]I:¡~~;I panl lll~·­
! i,-'Q:1.¡; \rrt\'~lrru !':I!'cl g-¡';\f'lil ,'< ll1c,liciít. n~lrljH{) p:..!,.\
!!!.~,r.Ct1"\r.~, C:lr 7 p!\r~ 1,1 1Il:ll'ill,'




DI:: LA ESPAÑA :\IODERi\A. ¡:¡
sentado allí por M. ]\fontmorency, se compro-
lIIete á ejecutar en Espaíia la restauracion del
despotislDo; y así Luis XVIII toma asiento en Ve-
roDa y en el banco de la Santa Alianza_


Vuelve l\Ionlmorency, se encuentra con el mi·
nisterio indeciso en punto á emprender aquella
cruzada, pues :\1. de VilIek está esperanzado
todavía de reducir la intervencion á mel'amen-
te diplomática, y con la tibieza del rey y del
ministro tiene Montmorency, ya com prometido
en Vel'Ona, que hace¡' dimision, reemplazándo-
le Mr. de Chatl'uuDl'iand (1).


Cou el sin fiu de tropiezos que las potencias es·
tranjeras van <ltravcsando á la España, se jun-
tan los muchos fraguados en el interiol' del pa-
lacio,


En el mome nto en que tan necesario era el
empuje al ministerio, el rey lo despide, sin mas
motivo qlle el de atenerse puntualmente á Sil
plan trsstol'nador de ir mudando los ministros
acatla reunion de córtl'~.


Mllévense lll<'go las tl'Op3S fl'anc<,sas sobre la
raya y desengañan á los mas incrédulos, siendo
ya inevitable la gup,rl'a ; enlréga_e la comandal'-
ejaell jefe del ejército espaílol que se está OI'ga-
nizando en el Bidaso3 al lelliente jelJeral DOII
FraDcisco Ballesteros,
I Era Ballesteros tcnicntedell'esgual'do en 1808,
y con Sll arrojo, con aquel denuedo personal
muy descollante, se encumbró luego en la guer-
ra de la independencia ú los primeros gl'ados del
ejército. aunque ajeno dc todo des(~mpefio mi-
litar, Logró algullos lances IJI'illantí~it))os en la
Serranía de Ronda y aqllel fué el ol'Íjcn de Sil po-
pularidnd ell la temporada del acalOl'ado ímpetu
nacional. Aconsejúen 18::W d¡'~azmentealrey que
publicase la constitucioll • aparentó !1wcbí5imo
fervor patl'iótico y euca hezó la sociedad de los Co-
muneros_ Embelesado con aquel 'mtllsiasmo cons-
titucional, quiso el UJinj~terio, al d¿,I'le el
maudo del ejército displle~to yil para d('searg¡lI'
los primeros golpes en defellsa del tet'l'itorio ,
dar una garantía á las opiniones mas t>strerna-
das y hermanar todos los convencimientos, Ke-
cesitaba, como eoosejcl'o de estado, Balleste-
ros la autorizaciotl de las córtes par3 obtener
algulJ empleo, y lograda luego plenamente,
fué traidor á ia callS~ nacional y capituló ver-


(1) Apesadumbra el ver semejante nomhre. Utl in-
jenio esclarecido. apandilla<,e lldra una empresa vin-
cubda en el triunf'J de la ignomncia y del f~natismo;
apesadumhra a'l"e! yPI'J'O en tan sumos "lcances a~ar­
reándolo luego el meterse :i apolojista del abuso
rna~ inicuo de la foer1.:1 1I1uterial. Correspondia cX34
minar ellihro de ::\1r'. CIJatcilul,riand sohre l'I (onr;rl'-
$udp r(,!"O/lO h;¡jo t'! ,L"lh;c:') de la c:Í\iJiz.lcÍOJl 1 , aSI
lr.l.to de prdcl i( al 10 ("n f'¡ ¡':! pít ¡¡lo !lj~lli(':;ffW'.


gonzosamente con los Franceses. El d'~sti('r­
ro en que ha muerto fué el premio único qlte
le reservó el rey, y los mismos estt'3njeros, com-
pradores de su espada, le correspondieron COII
el menosprecio; corrobol'3ndo <lsÍ la máxima
de Tácito: Proditores, ipsis ad fjllOS confugerc
invisi.
L~s cÓI'tes y el gobiel'llo, COI! el desengaño de


la guerra inminente, tratal'on de alejarse de la
capital, y por mas queseopnso el rey, tuvo que
cedel'. Toman la detel'minacion impropia de pa-
rar cn Sevilla, en vez de mal'chal'se en derechn-
ra á Cádiz, adonde hllLo de pasar luego con nlla
providencia esll'ernada. ¿ :\las qnién podia Cüll-
ceptllal' deserto!' á Ballestcros ?


Al llegal' á Sevilla, se sabe el tránsito del Ei·
dasoa el 7 de abril :pOI' el ejército francés. No
podia menos de encat'arsc al golpe con el de Ba-
llesteros, compllesto de la flor de los I'ejimien-
tos; y allí se cifl'aba el destino de España, pen-
diente del primer trance. No cabc encargo mas
hel'moso y esclal'ccido p,1I'a un jener'al , y los
soldados están ardiendo de hidalgo entltsi3,mo;
pero Ballesteros los desmoraliza con su I'etil'ada
cobarde de doscientas leguas, sin ver al enemi-
go mas que par'a tratar de capitulacion.


Además dcl ánimo denodado de nuestl'os sol-
dados, su pre!lotencia numérica y la ventaja de
lluestl'as sierras y desfiladeros para una guerra
defensiva, el"! la resistencia tanto lilas obvia
cuanto la sitllaciolJ de las tl'opas fr'ancesns se hi-
zo sumamellt<~ crítica desde su entrada en ('1
territorio espaílol, pues consta que, con motivo
de ciertas desavenencias entre el ministro de la
guerra, mariseal duque de Belluue, y el mayor
jcn(:ral conde Guilleminot, se halló d ejército
del duque de Angulema de repente ~iJJ víveres
y sin medios de lt'3spwle.


¡Cuán impondnable ventaja no le cahia alje·
neral espailol , atacando denodadamente al ene-
migo, que cal'ceia de todo en un p~i¡, I'ebosau-
te todavía de I'ecuel'dos hel'oÍcoS de los natura-
les cOlltra .i\"apoleon!


!\fas los Franceses van avanzando velozmente,
pues Balleslel'os continúa su ¡'etirada sobre el
reino de Valencia, EI20 de mayo, tras una con-
tienda glOl'iosa p31'a el Jf>lIcI'al Zayas contr'a el
ejér'cito de la fe, mandado pOI' ne~i('t'es (1), Ma-
drid indefemo abre las pucrtas al ejército frau-
eés.


Sevilla qUf>da p,ltente, y nllí estátl reunidas
lascórtes. Reconviene el diputado i\lcaJ6 G3lia-
no á los minislt,os subre la situacioll de los ejt:I"
citos y las disposiciones lomadas para el resglJal'.


(1:' Fusjla~lH (11J.lro ;lUOq. d!, .... pllr ... de (:rd('ll de l\-r
lIandnvrr.




mSTOlUA POLlTICA
do del rey, de las córtes y del gobierno; y le
contestan que, segun los partes recien llegados,
Sevilla se halla en peligro. PI'opone Alcalá Ga-
liano qne se envle un mensaje al rey, suplicán-
dole que disponga la pal,tida para Cádiz; y las
córtes aprueban su propuesta. PI'eséntase una
diputacion á Fernando VII, quien ;se niega irre-
duciblemente á conformase con el dictámen del
congreso y del gobierno.


En su vista pide Galiano la aplicacíon del ar-
tículo 187 de la constit!lcion , que dice: «Go-
bernará !lna rejencia ell'eino, siempl'e que ell'ey
,e halle imposibilitado de desempeñal' su auto-
"idad por cualquier motivo físico t1 moral. •


A prneban las cÓl'tes la pl'opuesta, y nombran
una rejencia,. compuesta del jeneral de marina
Valdés, del consejero de estado Ciscar y del te-
niente jeneral Vigodet, quienes dispusiel'on la
marcha, que se "erificó al dia siguiente.


Esta fué la sesion memorable del 11 de junio,
debida al señal' A Icalá Galiana y cuya de-
Lel'minacion se ha zaherido amargamente; no
podian sin embargo los diputados de 1" nacion
estarse esperando sosegadamente la entrada del
'~nemigo en Sevilla, ni presenciar con tibieza
aquella connivencia innegable del l'ey con los
estranjel'os.


Verifieóse la salida de Sevilla en la tarde del '12;
t'stábamos hacia tl'einta horas sobre las armas;
la guardia nacional á caballo de Madrid y de Se-
,'illa cercaba el coche del rey, y la infantería Cll-
[;I'ia pOI' escalones la carretel'a. En medio de
!antos motivos de queja, se trató á Fel'II<!IJdo
('n todo el viaje con sumo respeto. Se daba !o-
dos los dias la ól'den para salir á las cinco de la
madl'ugada, mas nunca se partia hasta las on-
ce, y la parada era á las cnatro de la tarde; in·
tiérase de ahí lo infinito que padeceria la escol-
ta, aguantando el sol abrasador de junio en A n-
dalnCÍa. En llegando al pncl'to de Santa Mal'Í:l ,
,'arió de repente nuestro paso, pues Fernando
nos hizoatr'avesar á escape las cuatro leguas mor"
lales que hay hasta Cádiz, de modo que 110 lle-
gábamos á cuarenta los acompañantes del car-
I'llaje al apearnos.


Entl'ó el rey en Cádiz el 13 de junio, y la re-
jencia en spgllida le devolvió su potestad.


Ningnn preparativo se habia entablado par:!
el sitio qne nos amagaba, y se acudió atropella·
damente á las disposiciones mas urjentes; pel'o
~obrevinieron luego los Franceses. Estaban ale-
targadas las autoridades, y así quedaba campo
¡l:H'a maquinal' en todo el recinto de la ciudad,
v mas yendo y viniendo diariamente barquillos
al pnel'lo de Santa l\Ial'Ía para los abastos dell'cy.
Apeteció Fernando una gran torre de mader';]
sobre el terrado mas alto d(~ Sil p"lacio ; se le
construy" . v "llí s'lli,¡ p~~ar dias ('nt('!'()~ en 1'1'-


montar cometas de todas hechuras y colores;
con lo cllallos sitiadores se estab,lIl de continuo ,'j
entel'aíH!o de cuanto podia interesarles. I


Sabe la gnarnicion de Cárliz el 24 de julio la .
traicion de MOI'illo , verificada e116, y á pocos
dias la capitulacion afrentosa de Ballesteros eon
el jeneral Molitol'.


La pérdida del Trocadero el 30 de agosto, á pe· .
sal' de la defensa valerosa de la guarnicion y de
su digno caudillo, el cOl'onel Grases,causÓ"sllma
sensacion pOI' haber abullado de mas la entidad
de aquel (lunto, y luego la siguió la del fuerte
de Sauti Petri. Revivió al parecer el teson al em·
pezal' la escuadra francesa el bombardeo de Cá-
diz, en 25 de setiembre, mas no cabia remedio
alguno. Se entablaron hablas con el duque de
Angulema, y desde entónees quedaron consu-
mados el derribo de la constitucion y el malogro
de la independencia nacional.


Dejó á Cadiz el rey el 2 de octubre, y pasó al
puerto de Santa María, publicando antes una
proclama en que deda, que (, labral' la .¡icha de
sus vasallos es el instituto primero dc UII r'ey,
y por eso se adelantaba á sosegar las zozobras
que pudieran mediar con la aprension del esta·
blecimiento venidero del despotismo, y de las
I',~acciolles de todo pal,tido;}) dl'claralldo por
lanto:


1.0 Que si la neeesidad reqneria la alteracion
de las instituelOl]ps de la monarquía, plantearía
uo sistema de gobierno que constituyese la di-
cha de la nacíon y afianzase la se~\lridad indivi-
dual y los bienes y la Iibel'tad civil de los Espa-
líoles.


2.° Qnedaba absoluta y ,'edondamcnleal olvido·
todo lo pasado.


3.° Que las deudas y obligaciones contraidas .
por la nacion y el gobierno bajo el réjimen cons- -
titllcional quedal'Ían reconocidas, como las re-
conocia desde lnegocon aqnella declaracion.


4.° Que reconocia á todos los empleados eele·
siásticos , civiles y militares sin cscepciOIl, que
se habian comprometido en 1.1 cansa de la cons-
tilucion, afianzando la mitad de los sueldos á
cuantos, por efecto de las I'cfonnas imprescin.
dibles, no pudieran conservar sus empleos.


Apenas Fernando VII se vió libre en medio de
las bayonetas estranjel'~s , se desdijo de la pro-
dama de la víspel'a, sancionando los decretos
sanguinal'ios de la rejencia de Madrid. Nueva era
de sangre, de persecuciones y desdichas se re-
nueva en España, y estas calamidndes han segui.
do pOI' diez años; teniendo tan 5010 por tél'mi-
no la vida de aquel pt'Íncipe, bnldon y desven-
tllt'a tlel pais donde ha reinado. La Ilng~ que es·
tá corroyendo <Í la España, la anarquía gnbel'fla.
tiva, 110 ha cesado con las vicisitudes políticas,
plll'F, d¡,!sd,~ 'SilO h1St~ lS2~!lO hubo 1~];":S ;:ohicr-




r
i DE LA ESPA:'iA MODERNA, 77


no que en las dos temporadas anlcl'iol'es de 1808
1 J814 , Y desde este á 1820, se ha ido enconan-
do mas y mas; y ahí se eifl'a la csplicacioll de
!Bola decadencia, pOI' cada dia mas patente. Aun 1 se hace tl'abJjosísimo el alCa!JZal' cómo este pais


f'4esventlll,adO 110 yace a/¡ol'a mismo en la mas re-


matada barbarie, pues se requel'ia UIl gl'1Hl cau,
dal de intelijencia en el pueblo espailo1 pal a
abl'igar aquel aliento vivífico que toda~iil loenar-
deee , y le infunde pujanza pal'a pelear ('n IlOlll-
bl'e de la libertaó.


f
1 C.\PITUI .. O TERCERO,


lntervenciol\ de t8,3.-El Congreso de Verona por M, de Chate~ubriand.


Por no entorpecer la narrath'a de los aconte-
<cimientos, hablé tan solo pOI' incidencia de la
~\ÍIItervencion fl'ancesa. Aquel acontecimiento
,': aciago" que atajó toda rejeneracion en España,
: y abortó un nuevo des ilotismo político y frailes-
,(O, por cada dia mas frenético y horroroso, me
~a parecido acreedol' á un capítulo separado,
, ieodo asi oportunamente la coyuntura de COfl-


:\Iestar al ministro historiadO!' del congreso de
" Verona,


Malhaya el atentado mas atroz que se pudo
jamás cometel' contra la independencia de un
~:pueblo vecino y amigo, pues la intervencion de
<:1823 fné toda en esterminio de los príncipios
:~';constituciont.lles por un gobierno constitucional,
"Harto singular es el empeño de los eSCI'itores de


'Si ,la Restauracion en ~rmar que la Francia con."-
"::titucional estaba in~resadaen delTocar la con<·
f~tucioll que rejia en la monarquía española, pOI'
~rcuantoera mas democrática que la suya. Por esta
',regla, tendríamos nosol ros que conceptaa!' como
"eDemigo al gobierno de la Restauracion, y debía-


:.- mosinternarnos en Francia pregonando nuestros
':: principiós y ¡¡cndir á la il'racionalidad de la fuer-


za para del'l'ibat' sucarta otorgada, por menos de-
mocrática que la nllest!'a. Pero al arrimo de teo-
'rías tan descabelladas se plantenria una guel'l'a
sempiterna entre todos los pueblos, pues no cabe


,que dos paises I'ayanos se gobiel'nen con un sis-
lema tan sumamente idéntico, que no se pue-
dan aplicar mutuamente este lluevo principio
del derecho de jentes.


Harto desagraviados quedamos por lo demás
Jos Espaftoles de aquel atentado de la Restaura-
cion, pues aquella empl'esa tuvo quizá. mas in-
flujo <Iel que se supone en los acontecimientos
de 1830 ; como qlle el soldado fl'ancés vive muy
ajeno lid temple irl'acional de un Cosaco, pues
raciocina y deslinda, y así debió hacerse pun-
tualmente ('argo del móvil de aqllclln espediciüll,


Se hel'manaba con 105 constitucionales, peleall-
do contra ellos á su pesar por el hOIlO!' de 51'S
banderas, abrigándolos siempl'e que estuvo ('11
su mano, y mellospreciando las gavillas de la F,',
que quisieron darle como auxiliares. El ejél'cilo
estuvo viendo que se atropellaba la Iibel'tad dt!
~lll pl,leblo, y así pudo prever de rechazo qne
IrIan a desmoronar la que reinaba en Francia.
Salieron los Franceses de la Península condo-
liéndose de ulla guel'l'a desasll'ada , y sobreco-
jidos de zozobra por los resultados que pudiera
acarreal' á su pais ; pues ulla guerra cor"ra la !i-
bcrtad el'a un bautismo de fatal agüero para la
escarapela blanca, Al cavilal' sobre los llJoti\()s
de aquella agresioll liberticida, sc hacia llIny ub-
vio el pl'esenciar ,p su rechazo sobl'e la FralJ-
cia ; envalenlonado eDil aquel éxito, el partido
ava~alladol' de Luis XVIII no podia menos, PlI-
pudo mas y mas ell SlIS iutentos , de l'ecabar' de
la Hestauracion que pregonase la belleza ideal
de gobierno que habia logrado restablecer l'll
ES[Jada.


Escl'ibió 1\11'. Chateaubriand en 1815, en 'u
iJionarquía con arreglo á la Carta, estas esprc-
SlOlJeS reparabks :


,. ¿Quién es mas Francés de llOSotl'OS dos, \ os
que m~ e~lais hablando de estl'anjeros al citar-
me las leyes de mi [Ja tI'ia , ó yo que he d;cllO CIl
la Cámara de los Pdres las palabl'as que voy á
I'epetir : debo sin duua á la sallgre francesa que
está eOl'l'iendo por mis venas esta impaeiclIcia
que padezco, cuando al ir' á vOtal' me hablau (](-
opiniones ajenas de mi patl'ia, pues si la Europa
civilizada se empeñase en imponerme la Carta,
me iria á vivi¡' en Constantinopla (I)? "


Eu 1822 , em MI'. de Chateauhriand pleni jl'l-


(r) De la monarquía con arreglo á la e.llt:;, Oh. '"
completas de Mr, de Chateauhriand, tDl/lO 18, pajo
J~)2 ,




mSTOHIA POLlTlCA.
Icucial'io de 111 Hestauracioll eu el congl"eso de
Europa, no pal"a impofler, sino para desapropiar
~1I cOllstitucion á la España.


En 182;;, Mr. de Chateaubriand se encolel'iza,
como ministl'O dc Luis XVIII, de que el Señor
dc San Miguel, ministro espailol, "prol'Umpa
en aqllellas iras hidalgas, al hablarle de estral.l- .
jeros para ventilar las leyes de su patria, y de
que. al ir á votar, le citen opiniones ajenas dc
su patl'ia. » Luego vel'émos cómo se espl'esa Mr,
de Chateaubriand , al asomal' un ministro espa-
fiol que acierta á hablar como él mismo.


Allá se las haya quien se empeñe en esplical'
tamañas contradicciones cn una sllbli midad am-
bidestra, tanto en lo intelectl.al como en lo po"
lítico; plles pOI' mi parte me bastará el demos-
trad. MI'. de Ch;¡teaub¡'iand que el que volcó la
libcl'tad en Espaiia ha venido á dañar á la Espa-
ña, á la Francia, á la sobel'anía y á la civiliza-
ciOlJ.


A I publicar MI'. de Chateanbl'iand su Congre-
,lO de T"erona, le escl'Íbí protestando contl"a su
obra; me favOl'cció con su contestacion , pCt'O
motivos personales me hicieron orillar' el inten-
to de impugnal' aquel ¡iheo. Estoy ahora hislo-
riando la España contempol'anea, y así llegó ya
d dia de pararme á examinal' \Ina obl'a cuya I'e-
fulacion es muy obvia, á pesal' de la situacion,
y aun 1'1 autoridad del cscl'itor , quien me está
sltmitli~tl'alldo los medios,


La <Jplicacioll cavilosa de aquella política tras-
tornadora y anti-social, cuyo [lI'omotol' y plan-
teador fué Mr. de Chaleaübrialld, con ánimo de
pl'~sel'var la Francia de \lIla revolucioIl y pro-
porcional' á los Borbones (1) un ejél'cito leal y
\'alel'oso, lo arl'ebató palpablemente hasta pro-
pasarse de sn primel' iniento, " La ,·ieloria del
Dl'lfin eeg') ú la lejitimidad (2) , Y la misma que
del'l'ibó la libel'tad en España creyó que podl'ia
estel'minar la Carta; quedaron Jestronados los
Borbones: " Teas 1" accion, la I'eaccion; es cOt'-
rit!nte (3).})


Se me hace el libro de :\h', de Chateallbriand
una obra inesplicable en un estadista al par que
¡"ealista, Como realista, imbuido allá en su mo-
narquía , usa respecto á los reyes un lenguaje
ql\e no disonaria en boca de un republicano
adusto. " No tiencn los I'eyes mas atractivo pal'a
nosotros quc nosotros para ellos (4). Ilabian acu-
dido á Vel'ona opel'Ístas y farsantes para entre-
lenel' á otros comediantes, los reyes (5),»


([) Congreso de Verona; carta 8ljeneral GlIille-
minot, ~5 ,le junio de [8,8, to,". 2. páj. [7.


(» Congreso tle Vero"a, tOIll,~~2, pój. 4·w.
(3) Congre-ü de Yerona, to·m. ')', l".i. í'3'.
~.O t"':ougreso de 'Verulla t tno\. 1 p{¡j. ",í~A.
) Congreso (le V t>[Dlla ~ páj. ;n"


" ¿ Los soberanos? - Es allá ulIa necesidad
de la educacioD descahalada de los pueblos, y
nos avenimos á tamaua pl'ecision con lealtad y
respeto, y á todo trance. ¿ Acaso no basta? (1)"
Esto es cabalmente,lo que piensan, dicen y ha-
cen , mediante algun mÍl'amiento por ahora, los
enemigos del solio.


Echa el l'esto !\Ir. de Cl!ateaubriand pOI' ell'es-
cate de Fet"nando VII, logl'a el intento, y me-
nosprecia, como vCl'émos, al redimido, pOI'
quien comprometió la Francia, descargándole
adjetivos injuriosos.


Corno estadista, 1\[1'. dc Chateaubriand nos ras-
guea sus planes de 1822, cual si los aconteci-
mientos no tl'ajesen consigo luego el desengaño
mortal de sus cálculos, y el malogl'o patente de
sus espel'anzas. Al decimos lo que apeteció por
entónces; al presencial' la falsedad de todos sus
intentús , escepto el de anonadar la libertad en
España, estrema luego su aran harto escusado
dc cl'olJista , em peño incomprensible en un en-
tendimiento tan encllmbrado.


Que insistiera 1\11'. de Chateaubriand hasta
1829, como enamorado de ~ús pl'opias sublin.j-
dades , en aquella creencia, es cOlTiente, pue~
lenbonabael inll~nto, ya muy log.'ad l), pero muy
amal'go de las desdich~s de España; milS al sel'
mi llist¡'o MI'. de Polignac, concttptnó Mr. de
Chateaubriand que peligraba la libel'tad de la
FI'ancia, é hizo caballerosamente dim;sion de la
embajada de:Roma. Esasí que ;\11'. de Polignac ha-
bía ido antes á la de Ló(](h'es pOI' el empeño re-
doblado de :\[1', de Chateanbl'iat.dcon Luis xvm,
4ue no lo apetecia, y con l'IIr. de Villele, que lo
deseaba menos (1). )
Consllmáronse~ hOITorosamente en 1830 las


zozobras que habia causado el mini,terio de 1\Ir.
de Poligllac; qnedó la Carta destl'ozada; pero la
revolucion avasalló á sus enemigos. Se negó MI'.
de Chaleaubl'iand á herm~[}al'se con el tl'iullfo d,~
la libertad, y acudió á la Cámal'a de los Pal'cs pa·
ra resistir al juramcnto de la revolucion de ju·
lio.


¿ Yen suma, de dónde procedió el nallfl'ajio
total de la soberanía? De haber querido MI'. de!
Polignac hacel' en Francia lo que MI', de Chatean-
bl'iand habia eI(~ctllado en ¡;:,paña ; la diferencia
entl'e el asalto á la constitucion e,pañola y el
posl(Tiol' á la Cn'ta francesa se reduce LÍuica-
mentc al resultado inmediato, y sabido !'s qlW
se suelen eslabonat' las re~llltas de los mayores
trances políticos; pues la España ha hecho eu
1836 CU;lllto ejl:'enló la Francia en 18:10.


El encumbramiento de 1\11'. de Polignac, y la


(1) Congreso de Verolla, pá¡. 22"í·
\~) C.ollgre!'o de Yero]);)! lolB.?, p,íj. ").(;8.




revelucioude julio, que rué Sil contraresto,
uebieron apeal' á MI'. de Chateaubriand de su en-
tusiasmo con la intenencion de 1823, Y desell-
gañarle de que en los tiempos que alcanzamos,
los reyes pasan de lal'go, y que no es servidos
el estrellal'los contra la libcl'tad : él mismo con-
fi~sa el daño que ha causado al solio, diciendo:
.1'tli estrella, no á sabiendas mias , me precisó á
.coadyuval' para el derribo de la sociedad añeja,
al~stal'yoechando ell'esto pOl'conservarla (1),»
Es DlUy positivo; pero en tal caso, ¿ cómo cabe
blasoll31' de tan malhadado ahinco?


Embargado con 511 aciago tI'ilmIo en España,
asegura 1\11'. de ChateaufJI'iand «que puso el pan
de la victol'ia en manos de la Restalll'acion, la
cual abusó de la ,-ida que le habia devuelto (2).»
Se equivoca; no hizo mas la Restauracion que
abusar del instrumento arriesgado que le habian
hecho empuñar,'y se ha suicidado. Entregad 31'-
lIJas de fuego á dementes ó cie¡:;os, y veréis cómo
las usall. " POI' SUPlH'sto que cuanto la t'rancia
abarca aferradamente con su puilo le queda, y
tall solo Dios sc lo podl';' hacer abril' (3). " Mas


,.los BOl'oolll'S no (,I'an la Francia; esta habia em-
. puñado afl'l'l'adamente la Ca:'ta con lIlla mano,
y le quedó; pel'o rechazó con la otra á Gál'los X
yásnlinaje,


Ya se está viendo cómo para refutar á MI', de
Chateauhl'iancl no tengo mas qne aClIdir á él
mismo; nws aUtes de intel'nal'Uos en el escru-


,{tinio de sus pensamientos políticos, voy á rec-
¡¡~' litical' algulJos hechos, demostrando los yerl'o~
"~ palpables COIl que tropE:zó uesde bs pl'Ímel'as


pájinas, y cnán d lo que ,aliere ~chó repentina-
. mente á luz esta obra.


El pacto de familia entrc la España y la Fran-
cia se ajustó el 15 de ,¡gosto de 1761 , Y no en
1768 (4).


Ascendió al tl'ono Cál'los IV en 1788, Y no en
1778 (;').


"Tras la inslIlTt:ccioll de Madrid y la instala-
cioll de Jósé, trcintay cuatl'odipntados se cons·
tituyeron I'rjentes en Al'ilujllez; la I'ejencia des-
amparó á Sevilla, se l'eflljió en Cádiz, y se JUIl-
lal'on las córtes (6),,,


Desatino, E<¡nh'oca 1\11'. de Chateallbl'jand la
junta central COIl la !'cjencia de Cádiz, La pri-
mera se planteó en 1808, la l'ejencill de Cádlz
en 1810; tampoco se hace cargo de que colo-
cado José en i\ladl'irl, Sl~ Itat:ia muy arduo que
se es1ableciese una l'l'jeucia en Al'anjllez, e~to


(r) Congreso de Verona, 10111.2, páj, ~6S.
(.) Idem, IUIll, 1, p,íj, 31 ·l.
(3) Irlem, IOllL. 1, p"j, 98.
(4) TOIll') 1,1'0.1. 3G:;.
(5) Tomo I , p:\j. 'J.
,\(i) Totlll) 1, !'<ll. ';!


'19
es,;í siete leguas del principal cuartel jeuel'al d,~
los Franceses, ni de que salido una vez el in-
truso de la capital, no .venia al caso que la I'e-
jencia se plantease mas que en d mismo Ma-
dl'id.


La jenealojía de las rejenc:as está igualmente
di~paratada, pues la junta central fué la que
nombró la primel'a, compuesta de cinco in-
dividuos, y convocó las córtes, Luego estas fue-
ron nombrando las val'ias rcjencias que se suce-
dieron hasta el regreso de Fernando VII.


«Fucron las córtes un remedo de lIuestras
juntas revolucionarias; j}Ue~ se estnviel'on allí
proponiendo proscripciones, esterminios, homi-
cidios (1),,,


Retamosál\Ir. de Chateaubl'iand pal'a que cite
un solo hecho, una palabt'a cn apoyo de seme-
jante cargo, y tan atajado qnedará como si se
le pl'eguntase cuál es el artículo de la constitll-
cion «que reservaba á las córtese! nombramit'n-
to ue los empleados públicos (2) ...


Estos son los términos clel al'ticulo 171:
• EIl'cy nombra pal'!} todos los empleos ,chi-


les y militares,
"Nombra para todos los obispados, prebendas


y beneficios eclesiásticos que le competen, sobre
la tet'na del consejo de estado.


"Nombl'a igualmente á todos los maj istrados
de los tl'Íbunalesciviles y cl'iminales, bajo la mis·
ma fal'ma,


«Concede hunOl'es y distinciones de todas cla·
ses, con alTcglo á las leyes.


"Manda ejél'citos y escuadras y nombra á los
jcuel'ales.l>


Se evidencia pues que !\Ir. deChateaubl'ialld ni
siquiera ha leido la constitl1cioll que está des-
menuzando, y contl'a la cual dispara cien mil
armas. ¡En'ol' lastimoso del injenio!


Sigamos:
«Acude el jencI'al Fl'eire con trece mil hom-


IH'es para atacar á los diez mil ~ublevados; me-
diarou confel'ellcias con Riego y San Miguel,
quienes se retiraron con una columna de quince
mil hombres (3),»


No el'an mas de seis mil los sublevados; mas
ann cuando fueran diez mil, ¿eómo podiau reti-
rarse con una columna de quince mil;' ¿A qué vie-
ne lnego:aquella compal'acio;} estrambótica que
trae 1\11', de Chatcaubl'iallu elll!'c Riego .Y Don
Quijote? U na muerte hOl'renda, á la cual a~i~­
tieron las bayonetas de la Reslalll'acion, debia
escudal' la mcmol'ia del malav.llltUl'ado ltiego
contra los baldones.Y eseal'Oios; y tanto toas pOI'
cuanto num';] hizo el viaje que plugo á la fan-


1) Tomo 1 , páj. ,:,¡.
2 ) 'T!JIlIO 1 , I"'j· :!~.
1; T\),llo 1 prq. .~ ~).




f{() Hl~TO!HA I'OUTIC.·\.
tasia poética ue:.\lr. deChateaubl·j¡md hacede em-
prender por las huellas del héroe de C~rvantes.


¿Mas cómo cabe defrall,dar al autor del Con-
p'eso de Vel"Ona de menear á ~u albedrío los
pel'sonajes, Clla ndo se apmpia el don de arre-
ÍJ;] tal' el Tajo de su sosegado cauce y desenca-
jarlo desde Toledo ú At'anjucz hasta Madrid,
para que Fernando jure la constiluciou « soLee
:Iquel I'jo que cria oro r ·piedra!,. preciosas (1)?»
Si [JO ~e ha querellado el JV[anzallal'es, será por
falta de poeta que le desagravie oc larnaÍi.a lIsur·
pacion, como lo hubo allá para 1101'ar sus pade·
cimientos bajo un puente magnífico, cuando el
cuitado Manzanares se atl'aviesa á pié enjuto casi
todo el año.


"EIl ell't'gazo de las córles de 1820, souó entrc
los diputados que las quejas del plleblo mere-
('iau la justicia de los puñales (2) .•


Repeti mos sobl'e este cal'go lo dicho acerca del
:ln tel'iol' contl'a las cÓl'tes de 1810 no hay mas que
dtar quién, cuándo y cómo pI'ofil'ió uadie en
el regazo de las córtes máxim~s tan salJgl'ientas.


MI'. de Chateaubl'iand se esplaya y ngasaja á sus
lectores con los estatutos de las socieda.Jes se-
cretas.--¿Set'án auténticus?-No me cORsta; ja-
más me acerqué á tan lóbregas zahul'(las, jamás
me hel'mano con mi fe á la fe ajena, COII ,·íncu-
los mistel'iosos y cI'irninales; pel'o supongo que
en €~a r~taila de juramentos sobl'e puñales con-
I t'a la vida de los reyes, hay mnchodel coco es-
panta-nifios. Estas garambainas á puel'ta cena-
da, si fuel'on ciel'tas, habl'án sido segunda parte
de alguna comilona, pues nunca daré pOI' {nc-
tibie la pandilla de los asesinos, cnrno que la
maldad campa siempre por sus respetos. En Es-
paña ni siquiera es soñable el rejiciJio, pel'o en.
otras partes ya hemos visto á mucbos de e&tos
Illatadol'es amanolados parat' luego en desalados
monarqllÍlitas.


Sigue l\II'. de Chateaubl'iand favOl'eciéndonos
lilas y mas pon aquellos emLusles, dichos y 1'1'-
dichos pOI' los hislol'iat!ol't', sobre nolicias de
periódicos; ya asoma la pall'ailJ de Cugnet de
'Iollt;¡r/ol ideando con llit'go lIua república do-
hle en Zaragoza (3); ya sale á rclllcil' "la ól'dl'll
del Martillo instituidll en Madrid tr,l~ d homi-
("idio oe Villuesa (4);» \l1lgal'idades allá desmetl-
tidas mil veces, y I'l~pelidas oll'as taulas pOI' la
ignOl'allcia y la parcialidad, A manantiales lllas
cristalinos debiel'a acudir lUt'. de Chateanbrinud.


Basta de l'cctificacion en los hechos, y es hora
de Ilegal' al eSCl'ntini() de" los intentos que !\Jr.
de Chateanbl'ialld t'staha l'llllliando para el sal·


(1) Tumo 1 , p,íj .18.
(::1) rfoJUo 1 , p,tj. ~3.
(3) Tomo 1 _ páj, lIS.
(4) TontO 1 ,1,:ji·;·,iJ.


v;·:mcnlo de los Borbones (1); pues ell la ¡!;1H'I"i";¡
.le España se cift'aba lo de sel' Ú no ser (2), y si
btlbo algun I'eo en aquella empresa, es el ,lU'
tOI' del Congreso de rerona (3);)) pues á Sil mis-
ma obl'a hc de acudit, mas y mas en busca de
la condenacion de sus ;yerros. No se agraviará
indudablemente, puestoqlle "blasonade laguel"
I'a de España, en vez de disculparla (4).»


«Tres fueron los pellsamiento~ lI'as los cuales
óe estuvo afanando MI'. de Chateaubl'iand elJ
Yerona: 1.0 SOlel'I',II' un foco de jacobinismo,
rcenlr,¡nizanclo á UIl BorLon con las armas de
011'0 (5); 2.° planteal' dos ó tres monarquia!> bor-
bónicas constit L1ciouales en América (6); 3,' Anu·
lar los tratados de Viena (7)."


En cuanto al primel'o, afirmo que no habia
tal foco de jacobiuisIllo en España, pues el afan
era pOI' sel' libre, mas no se queria destt'onar
á Fernando. Dejó este de ser rey en la hora y
punto de cael' eu manos dc los estt'anjel'os, y
allá va la pI'lleba, y muy concluyente: «Enca~·
quetaos bien, escribió Nt 17 dc euero de 1824,
MI'. de ChateaulJl'iand a MI'. Talaru,encasquetaos
de lleno que sois rey de España, y que vais á
reinar(8)." Con que ahí tenemos á Fel'tlandoVIl
cabal y-redondalllellte desll'onado por el minis·
tl'O predicadO!' de la cruzada contra las córtes,
pOI' haber planteado un trono constitucional
donde no habia mas que una sobel'anía enfure-
cida. DlII'ante la segunda época constitucional,
creo haber demoslt'ado que tau solo I'einaba un
desasosiego mortal, pOI' estar viendo «que el
I'ey no habia jurado la constitucion mas que
para tl'aicionat'la (n). ¡Príncipe abol'1'ecible! (10)
capaz oe abl'asar su reino en un cigarro (11),
cOlltrarestando todadisposicion racional (12).-
Constaba á los Españoles que rll desbozándolo,
quedaba el reiuo alenaceaoo;pOl'su f"t'ellesí (13) .•
Pues pal'a desbocar á semej3nte pl'Íncipe se em-
prendió la gllena contl'a la constitllcion.


Estnvi!'l'o[) esperando Jos Españoles, desde
1814 hasta 1820, COIl la resignacion mas estoica
ql1CFel'll<l ndo VII se deseml)/"<!veciese de su ciego
d~spolisIlJo; y::tl estm'ya üpnl'ac!oe! sufrimiento,


el) T,olllO 1, páj. 36,.
(2) Tomo 1, páj. 10[.
(3) Tomo 1, páj. 73.
(4) ToUlo 1, páj. 36,.
(5) Tomo 1, páj. JI¡'>.
(G) Tomo 1, páj. 425.
(7) Tomo 2, páj. 375.
(H) Tomo?, plij. 332.
(9) Tumo 1, p,íj. 5í·
(lO) Tomo 2, pai. (j8iJ.
(11) Tomo 2, p<Íj. 231.
(12) Tomo 2 I pélj. j.
(13, Tom9 2, [l. 107,


\




estalló la I'evolucioll. ¿St! le hace á MI'. de Cha-
leáilb¡'jand escaso el plazo que la pOl'cibn pcu-


'sadora de la nacion otorgo [, la soberanía para
. volver en sí? ¡Ay nios! Vaya ¡'el'3sanJo sn plíego


Á Mr. de Talaru en 17 de enet'O de t8~4: «Se le
, ~cabó ia paciencia á Llli~ X VIIl, pues tanto el
.cIJmo sn gobiel'no se hallan ya cansados de vel'


,:",i:orrespondidos tantos sacrificios COli la suma
¡'JogratituJ (f) .•
~.' Si á los cnatro meses de embates se aplll'aba
¡,,:~l sufrimiento á Luis xvnt, si til y su gobierno
t"estaban ya cansados de tanta ingratitlld, ¿ á qué
~,:viénen esas iras cotltl'a los Españoles que habian
~'!,echo mucho mayores sac¡'ificios a príncipe tan
f~ ingrato? ¿Habia asomado en Sil mando mas que l, .. un. ~stablecimien t,o sallgllin~l'io, codicioso y
ffallatJco, un despotIsmo dasatlnado y la anar-
[, 'quía mas I'ematada .de que seestllvo lamenlall-
~ ([00 1\11'. de Chateaubriand en su pliego á ]\'[1', de
rtalal'u en 7 de octubl'ede 1823 (2)?» y si aquellas


I'esultas afl'entaban la campaña, y dcscoucep-
tllaban á la Francia en España (3), ¿no Io's so·


ijJl'aba razon á los Españoles para rechaza!' sc-
'inejante sistema, que la Reslaul'acion acudió á
:,'establecel'? ¿ F:I'a acaso menor para ellos el
'haldon?


No pudo el mismo Mr.deChaleaubriand man-
e encl'se empedernido al presenciar tanto des-
,'tlpncierto, pues tomó respecto á Fernando VII
el pat,tido mas estremado que tenia en sU mano:


. ~Amenazad con la I'etirada de la tropa, escribió
'á MI', de Talaru, el 17 de octuhre de 1823 (4\
si el gobierno sigue disparando venganzas y de-


i', vaneos; no hemos de tolel'al' que unos PI'OSCl'Íp-
¡'tores anden tiznando nuestras victorias, y que
[,las hogllcl'as de la Inqllisicion sean las aras en-
kCllml)l'adas. pOI; nllcstt'OS It'iunfos; no hemos
f de agllantal' los desatinos del rey de España y l sus decretos inconsidel'ados. l\os inlel'esa el no
[traer visos de cómplices en la idiotez y el fana-
~Iistno (5), Tan enojado se muestra el I'ey con la
f'ingratitud' de Femando, que á nada quiere dar
¡ oidos (6), y si no os hacen caso, tcndl'émos que
¡ desamparal' al monarca malaventurado qlle he-
i mos ido á rescatal', y allá se las haya con el des-
'tino cllya cal'rel'a no nos cabe desvial' (7),,,


. ¿Cómo ha podido condenar la I'evolt¡éion, im-
',prescindible en una situacion 1an intolerable,
:' ese ministl'o qlle está profesando seme.iantes


(1) Tomo 2, p, 332.
(2) Tomo 2, p, 276.
(3) Tomo 2, p. 3~i,
(4) Tomo 2, p, 276.
(5) Tomo ~, p. 297.
(6) Capta á Mr. de Polignác del


p. 175,
(7) L" mismo.


16 de octuhre ,


SI
opiiJiolles respecto al goLicl'uo que acosaba á la
España, auu dlll'aot~ l¡¡ ot!upaclol1 mililál' de los
Franceses? Y sobl'etotlo,al pl'ésl!tJCillr las desvén-
tlil'3S ~cal'readas por lá invasioli, ¿cómo le cabe
el blasb!l:lr de haber hecho u'illnfar lln póderío
tan hOI'rorosamente deserlfl'enado?


M, de Chateaubriautl ha venido á tiZnar el
gobipi'IIO de Fel'lliIndo VII con mayor {'<ludal
qtIC los supuestos jacobinos espalioles mas vio-
lentos, valiéndose, para logl'M'conccsíolles harto
itJsigllificalites, de magos equi\'aleutes, en ca~ó
de ejecutarls, á tIlla revolucion, COI'I'tente; pel'o
menospreciados aquellos amagos, ¿á qué jéiJéi'O
de disposiciones se atenia 1\1. de Cháteallbl'íand?
Por supuesto á la ¡'etirada de las tropas ("iltJ-
Cesas del terrltol'io español; en CIIJO caso seguía
la Restaul'acion el ejemplo dado por la Espatia
en 1820.No pudiendo recabal' legalmente cosa lil-
guna de potestad tan insensata, se zánJó la cón-
tienda con IIn alzamiento del eJército, como la
FI'ancia estába dispuesta par'a ejecutarlo con la
I'etirada de sus h'opas allende el Pirineo. Allá se
va lo lino con lo otro, cuanto lilas que el pl'edó-
miulo Ilnico ejercido contra la España absolutis-
tá se cifraba en las bayonet:1s, teniendo que cón-
fesar Mr, de Chateaubriand que «para atlanzál' el
iuflujo militar de la Francia en España, tenia qUe
redllcÍl'se á una impotencia política (1). Y que
para Obl'3l' algo, se habia de hermanal' con la po-
blácion relllistá, por mas violenta qtie se mos-
tl'ase (2),» Papel brillan tísimo pOI' ciel'to pal'á la
Francia el de aquellas amenazas hueras, yel de
aquel desvalimiento político sitJ enlace con tina
ralea desenfrenada, pal'a la cual reserva MI'. de
Chateaubriaud, despMes dcl éxito, dedr «cuanto
(~on~eptuaba acerca de ella, teniendo qué disi-
mular hasta entónces la afrenta y encnbrit' t:!D
d interior' su menospl'ecio (3)."


Contl'adictoria fué toda la conducta de Mr. de
Chateanbriand, pues habia manifestado que «cl
gobiei't1O fl'ancés llevaba pOÍ'lnáxima el nointef'-
venir en nada en la política ill[criol' de tspaña,
por Ilingun título (4),» ¿Sel'ia acaso en desem-
peño de aquel sistema el parLicipa¡' al jenel'al
BOlll'mont (5): .Minish'o que desagrada álla Fran-


(1) Cartll ~ ~]i'. de la Fetronaye, París, 1 r de julio
de 18~3" torlJO 2, p, 82,


(1) Calta al jeI1éral Goill~millot, rl~1 3 r de ngmtn
de 18~3, tomo 2 , p, 141,


(3) Carla al jeneral Guílleminot, del:; de setiem·
hre de 1823, tomo 2, p. 157'


(4) Carta á Mr. de Polignac del r d" s~¡iemt,rc de
1823. tomo 2, P' 144. Carta de MÍ'. de Villele, Ve-
toiJ¿\ 10 de nodembte de í!h2, tomo T, p, I <i8.


(5) Carta al jt:neral Bourmont, '9 ,le enero d"
r 8.,1, t, 1, p, 333,




HiSTOHl\ !,OUTlCA,
da se dehe despedil', y el que gusta debe pel'·
m~necer? Todo estará parado, si nosotro~ no
gobernamos; nos toca dictar la amnistía, Jispo.
Ilel' los empréstitos, dJ'spedir y reformar el
('jél'cito, y á la Ft'ancia y á su embajadol' cor-
responde el apuntar los mirlÍstl'os que han de
colocar,e al fl'cnte del (~stado.» Se q1liso libel'lal'
á Fernando VII de la potestad tit'ánica de las
CÓI'tt!S) cnando reinaba constitucionalmente.
¿Seguia aun reinando tras las ól'denes que aca-
bamos de saca l' á luz? Aquí sí que está la fat"ul·
tad suprema de las cÓl'tes para la provision de
los empleos trasladada á manos de la Francia y
dc su embajadOl'. iQué I'ealce para el solio de
España el de esa tntela de un estranjero! Allá
se las haya l\Ir.deChateaubriand regalándose con
la estampa de Fernando que "reina racional-
mente bajo cllátigo de la Fl'ancia \1);» no cabia
esto, y allí se cifl'a el yerro, por no decir el
deHto, de 'la im'asion. Aquel aborto de espedi-
cion «no es ya mas que suma pesadumbre (2), »
con las desdichasqne ha venido á acarl'par.« Pero
laoleada de las revoluciones recae sobl'c laFran-
cia y la España, y las anega de nuevo (3);" allá se
ilevó la Restauracion y con ella el despotismo
horrOl'oso que vino á imponer á España «con el
aprcmio material de las bayonetas (4),»


Todas esas cavilaciones de lVIr. de Chateallbri-
and sob,'e las maquinaciones del partido liberal
e~pañol en Francia son aparentes y aniñadas,
Ajeno está de sabel' la índole dc los naturales
de la Península y su eslt'emado rrlraimiel)to ,
cuando cree en esos estudiados amaños; y luego
¿qué zozobra poJia infundir á la Francia -una
nacion toda de arJ'ieros y pastores soldados (5)?»
Pal'ando en esto la cueslion por la cortcsanía del
señor vizconde, es muy obvia la preguuta de
¿ cómo un estadista podia sob¡'csaltarse con se·
mrjante chusma de idiotas y cerriles?


Pero lo que positivamente no practicó la Es-
paña constitucional de 1822, ¿no cort'esponde
de justicia 3l:hacarlo á la Restalll'acioll? ¿Qué
el'a plles lo quc :Ur, de Chateanbl'iand aconsejaba
il 111', de Ville!e cn su carta de Vel'ona del 20 de
lloviembre de 1827? L~ jestion mas ruin y mal-
vada en que p::ede incurrir nn gobiel'no para
(~on otra nacion confinante;'; plles le aconsejaba
que fomenlase mas y mas disturhios, y atizase
la gncr¡'a civil en España, "Propondré el rumbo
del sistema que hemos de seguir; aprontar al'·
mas y dincl'o á los Españoles fieles, dejarlos


(1) Tomo 2, p, 425,
(» Tomo 2) p. 4,25.
(3) Tomo 2, p. 420,
(!¡) Carta :í Mr. Talaru riel ~6 de mayo oe 1814,


tOlllO ,0., p, 369.
(5) TOIllf> 2,) p. 1.20.


lel':ninal' ello~ misrno~ la contienda, cií'íénd()~e ~
sostenel'los en ciertas posiciones pa:'a afianzal'les
l~ victol'ia (l).» Aquí Sr! ('cha de ver quién fné
el agl'esor en aquella guerra que Mr. de CIH1.
teallbl'iandpregona "no haber sidoinjllsta, pll"S
habia derecho para emprenderla, por cuanto
peligraban los intereses fundamentales de la
FI'ancia (2),» L.os intc¡'esf's de una p~ndi¡¡a abo
solutista, corriente; pero lo~ (le la Francia, e.
asu nto de risa.


¿Guarda mas cOllsecuencia Mr, de Chatf'3U-
hriand en sus ópiniones liberales cllando dice:
«E~tamos deseando para España lo mismo qlle
apdecemos pa¡'a todos.los plwblos, una libel'la(!
comedida,,1 tenor de sus masó menos Illces(3)?
No por ciel'lo,


Allte todo, á ver cuál ha elc St'¡' ell¡'ibunal que
justiprecie la suma de libertad condigna para
cada pueblo; y lue¡;o ¿se ha dejado á fos Espa-
JIoles, únicos jueces en sus propios negocios, el
plazo y los medios para revisal' Sil consti t,l1cÍon?
De lJinguu modo. Por el pronlo se les ha susci-
tado ulla guerra civil, como lo estamos viendo,
Ln corte de Madrid se cot'respondió luego y
conspirú con la de Paris (4); se orilló despnes'
la mediacioll de lnglate¡'ra, y en fin el pal'ade¡'o
ha sido vocearamet:azas y baldones, usando cou
los Españoles !In lenguaje soczmente denigl'a.
t.ivo, "En vez de entrete,nel'OS en pasar'notas á
Madrid, escribió MI'. de Chateallbriand á Mr. de
Villele el 28 de noviembre de 1822, enlt'aos eje.
cutivamente pOI' España, despnes de enviar Ull
IIl1imatum á las córtes pidiéndoles la contesto-
don en vt/inte y cuatro ho¡'as,»


A pesar de los desvios de la Francia, seguia
el gabinete ingiés dando pasos para evit.lI' un
rompimiento, «La paz, la paz, la paz; este el'a
el anhelo de Mr. Canning (j). » Con este intento
habia emiado ai ministl'o de estado de Fl'ancia
copia de !lna Ilota pasada por el ¡?;obierno pspa- i


,1


ñol al señor WiJliam A'Court, ministro illgl(:'i
eu Ma(j¡'id, instando los buellos oficios de la IIl'
glaterra para evital' el I'ompimiento,


Decia Sau Miguel en aqnclla nota que "el gn·
bieruo español insistia en sus dictámenes, .v
que si habia lunal'es en la COllstitllcion, tt'alaria
la misma nacion de enmendarlos clI~ndo con·
ceptuase que habia llegado el momento opor-
tuno para ejecutar aquellas variaciones; y Illego
instaba á la Iog!atel'l'3 para que lograseq'ut' St~ di,
solviera el ejél'cito de ohsf'l'vacion,»
~ 1) Tomo 1) p. ,liS,
(2) Lo mi~mo.
(3) Tomo 1, p. 290.
(4) Tomo 1 , p, 1 ~9,
(3) Cart,t de Mr. C,Ull1¡nli;¡ 11r, de r.h~leanl" jan,1.,


Il(! ~L¡ de enero de 18~,¡ ; tnllHJ .l, p . . j(¡o,




DE LA EbPA:\\ }IODEH~A. S
-
.J


En suma, el'a r]('cir: "fu~ra e~os amagos ye,e
.ademan guel'rer'o, pues pOI' acá verémos lo que
corresponda ,:adar en la cOl1stitnciol1 ; con li-
bertad podrémos dedicamos á tamañ~ tal'ea; r.
viva fuerza no se harájamás,,, Era M", Cannillg
de dictámen que el mismo gubiel'llo español
biciese las modificaciones (1)


Ansiaba M. de Chateanhriand la guerra ¡j todo
trance, y no alcan:r.ando ya á justipreciar el pun·
donar de aquellos representantes de 1111 gran
pueblo, ellengllaje de San Miguel, el único q\le
correspondia á un rninistl'o español, lo destem-
pla hasta lo sumo. "¿Con que no es esa una pro-
posicion tan illsultaute como lmrlona?» escribió
á MI'. Canlling, en 27 de enel'o de 1823; ,,¿y cabe
modo semejaute de entablal' una negociacion?
Ya lo e~tais viendo, se han empeñado en apu-
rarnos (2).» Muchachada apal'entando un enojo
que no habia, y muy pal'ecida álas zozobras qne
manifiesta en la misma carta sobl'e lasl'esultas
de los amaños de las sociedades secrel.as. "No
queremos qlleestén ahí de conLinllocohechando
á nuestra soldadesca: ¿conceptuais vos la Ingla-
terra mellas amagada que la FI'ancia con las
tertulias de Madrid?" Se hace cuesta alTiba "1
creer que 1\Jr. de Chateaul)['iand, ministl'o de 11Il
pais como la Francia, ha;a escrito tales ren-
glones; y se estraña mas todavía que no los
ba,'a ocultado en los archivos mas recónditos
dei reino. Ya se haria cargo MI'. Canning, alleel'
aquel párrafo, de que el poeta ~obrepujaba al
ministl'o, y pI'ol'umpiria en ('isa con aquella Ili·
pérbole increible del gl'an peligro que corria la
Inglaterra con las I'euniones de Madrid. En cuan-
to á la soldadesca francesa, parece que el at'bi-
trio lOas certel'o pal'a pre~el'val'la de todo jé-
nero de cohecho era el alejarla de la raya, como
lo estaba pidiendo Sal! ,,¡iglle\. Es tan positivo
que cualquier otro lengllaje de San !\ligue! no
hubiera merecido mas aprecio á los ministros
de la nestauracioo, que MI', de Chateanbl'iand
escribió á MI'. de Polign,1c, en 1.0 d~ setiembre
de 1823: "Mas vale que nos posesionemos de
Cádi7. con hOlllbasqlle con carlas, pues entúnces
!JO c~brian concesiones (3).» ¿Bajo qué concepto
apetecia pues tr'atar el millistro, que no entraba
en concesiones, ni tampoco hizo alguna despues
del triunfo?


Mr. de Chateallbriand se habia visto en Verona
con ¡os enviado~ de la I'ejencia oe Ul'jel: "Ha-
blaban, dice, como jente que profesaba dictá-
menes parecidos á los del. siglo. Se pasma de
que se les eoucI'ptmse desalados 1I'as el abso-
,lutismo, al pedir' cút'tes y al VOCI'al' qne, sin la


(1) Tomo J, p .. 101.
(~) Lo InlsJ11o~
('1';, Tomo 1, 1'. II¡:~.


avenencia del plleblo, no se podia ni c31'gal'im-
pllestos, ni exijil' contribllciollC's (1). n LUf'g(o
MI'. de Chateallbriand ha presenciado la misfl"\
jente en ejercicio, y él mismo nos dice que "1111
decreto rlel rey lastimaba solo en Madl'id á s"is-
ciehtas personas de las familias mas pl'inci¡m·
les (2). iCuán irracional (3) (atroz era la voz pro·
pia) es esta ju nta! ¡cuánto desatino está haciendo I
y ha publicado UD decreto tan amenazador COIl-
tra los militares vlleltos á sus casas, qlie el dn-
que de Angulema ha tenido que publicar b
Ol'denanza oc Andújar (4), » desaprobada alta.
mente, digámoslo de paso, por 1\Ir. de Chale:\u-
hl'iand, "y tares demasias (r'aen consigo la anal"
quia (5);» y esta anal'quía de España viene á 1','·
caer en la misma RestaUl'acion y en sus minis-
11'os (6), puesto que la Francia tornó la causa
á su cargo (7).


Vamos ahora al rey. Ya se ha visto eh qtH!
términos se espresaba MI'. de Chateal1bl'ianrl
acerca de su persona. Hablaba MI'. CafJning m" i
de Fernando; pel'o el antor del Congrno de r(,.
rana nos confiesa que -lo cOllceptliaba peor qlH'
el ministro inglés (8).» En cuanto á la "ida tlt-I
rey, MI'. de Chateal1bl'iand la daba ml1V á barato.
He aq1lí lo que escl'ibia al jeneral Gt;illeminot,
en 23 dejlillio de 1823: «Por supuesto que no os
asusta la apremian mentecata de que' pueda
una bomba alcanzar al rey. Estoy espel'ap-
zado de que no le ha de sobrevenil' algun des-
man; pero en suma, tan solo se trata de la so-
beranía, y un rcy no es mas que un jeneral en
tiempo de gueITa ... Con zozobras yapocamieu-
tos se a tasca todo (9). n


En vista de cuanto antecede, se evidencia que
la intervencion no podia menos de parar ell ,'e-
sllltas aciagas para España y para Francia. «Ya
que no cahe der1'Íbar IIna institucion jellel'osa ,
donde qlliel'a que fuere, sin descargar el golpe
~obre la especie humana (10); n con Fel"
nando y el partido que lo avasallaba, aquel <l011H'
habia de sel' mortal, y la Francia iha á ver~e 1'11
la imposibilidad de atajal' i1s resul tas de aqllt'i


(1) Tomo Í, p. 98
(2) Carta á MI'. de Talaru, del 15 de octuhrf' el ..


J 823, tomo 2, p. ro,í.
(3) Carta á MI'. de Talaru, 2' de ago~to de 1823 ,


tomo 2, p. J04.
(,\J Tomo ( , p. 387' .
(5) Carta;í Mr. de Rayneval, ministro en Bedin,


17 de febrero de 182 ~ , tomo 2, p. 345,
(li) CJrta á Mr. de Talaru, 25 el" noviembre el"


18:A3.
(7) TOIllo 1, p. 98.
(8) Tomo 1 , p. ¡¡¡(l.
(9) Tomo 2, p. or,.
(10) T()1l10 j, p. 2~') e




HlSTOlU .. \ POLlTlCA
regreso al de~polismo, -Ello es que den'iba.' la
obl'a de las córtes sin proporcionar el podel'io
y el rescate de Fernando, era tan solo obrar algo
para la seguridatl del trance; I'edondeado ya el
intento, no quedaba el porvenir de la monal'-
quía ni espedito ni afianzado, retoñando luego
lastudmlencias en España (1),> Ésto es cabal-
mente lo que ha venido á resultar.


Ásí es que al asegl1l'a.' á las potencias del NOI"
te, reunidas en Verona, «que la Francia justi-
ciera blasona de tenel' que preservar la El1I'opa
del azote revolucionario (2),» M. de Montmn-
,'ency decia una vaciedad ,'ealista, pues la Fran·
cia desechaba el blason que con tantas ínflllas
tremolaba el consl'jo absolutista; pOl'que pl'O-
testaba toda al propto con el silencio, IlIego con
la revolllcion de julio. y al fin con su adhesion
á la causa constitucional de España.


El establecimiento de dos ó tres monarql1ia~
bOl'bónicas constitucionales en América era nn
sueño harto estrambótico, y mas derl'ibando
por viade ensayo ulla monal'quía constilucional
en España.


nLa España, dice Mr, de Chateaubriand, nos
traia al despeñadero COIl sus principios y su se-
paracion del reino de Luis XIV. Allí se cifraba
el verdadero campo de batalla, donde pocHamos
I'ehacer nuestro poderío político y nuestra fuel"
za mili tar,»


Si los principios políticos de Espalia en 1820
el'an peligrosos para la Restalll'acion, ¡cuánto
110 debian recela.' allá las I'eptiblicas amel'icanas
con los afanes de Mr. deChateaubriand! No eran
tínicamente los principios los que separaban á
los lluevas estados americanos del reino de
Fernando VII, sino IIna independencia absoluta.
No cabia cl ir á Méjico, Lima, Buenos A'res y
Colombia á cambiar el sistema de gobierno, sino
que se trataba nada menos que de imponer, con
la conquista, monal'cas á la América meridio-
nal. ¿Por ventura opina de veras el autol' del
Congreso de Verona, que, sin su caida del mi-
nisterio, habia de acarrear la intervencion
aquellas resulta~? ¿Se pudo cegar hasta el eslre-
mo de creer que conselltiria la España, se aven-
drian la Inglaterra y Jos Estados Unidos, y se
avasallarian los Amel'ic8nos?
~Figurémonos, dicc !\Ir. de Chateaubriand, dos


ó tres monarquías borbónicas en América, si.,-
viendo, en bencficio nuestro, tle contl'apeso al
influjo y al comercio de los Estados Unidos y
de la Gl'an Bretaña.»


Hermosa seguramen'te seria la perspectiva,
pues no podia menos de embelesal' el estar vien-


(1,) Tomo 1, p, 3°7,
(~.) Tomo '1, p. 117' Comunicadon del vizconde


de Montmol'tnl'v, del H de octubrl' de [8.~,


do á los Estados Unidos y á la GI'8n BI'etaua,
espectadores paciflco5, presenciar con los bra-
zos cruzados aquel trastol'no en ben.lieio de
la Francia, cuando por entúnces «una escuadra
de veinte na\'íos, enviada por !\:Ir. Canning antes
de la campaña de Cádiz, apurara en tstremo á
la FI'ancia (1),» A la verdad, no parece sino que
se estáu leyendo los cuentos de Mil y una
Noches.


El tel'cel' pensamiento de Mr. de Chateau-
bl'iand fuéel Je destl'ozar los tratados de Viena,
Anhelo jeneroso y patl'iótico, tal'ea honol"Ífica
pa.'a quien intenta ,jesempeñarla. pero ¿cabia
el que en un gobiel'no sin fuerza y sin raices en
el pais, cuando la Francia estaba abarcando bajo
un mislI.o y único pensamielll,o los quebt'llntos
de 1814 y 1815 con el regreso de los Barbones,
que abusando en provecho suyo de la fuel'za ir-
racional para sofocal' la libertad en un pueblo
confinante; cabía, repito, que el empeño nacio-
nal de Mr. tle Chateaubriand llegase á eolmo?


J.a campaña que nueslt'o estadista intentaba
empl'endcl' contra la porcion odiosa de los tra-
tadoifle 1815, se abria con un congreso donde
los principales firmantes de aquellos tratado!i se
juntaban con los repl'esentantes de la Francia
para saltear la independeneia de Espaiia¡ reno-
vando así contra la Península cuanto los trata-
dos de Viena habian impuesto a la Francia. En
t814.f 1815 no se cIaban oidos a Napoleon, como
tampoco á las cÓI'tes en 1823; y en ambos casos,
se asegUt'ab:1 qne España y Francia quedaban
orilladas, pllt:S el tema era coutra la ambicion
del conquistadO!' y conl!'a la constitucion.


Lm impulsos hidalgos del antor del Congreso
de Veror/a, y sus pl'Opias jestiolles y Sil corres-
pondencia se deshermanan, y tampoco se al-
canza cómo, « pOI' el éx:to en E~paña, se habia
de logral' tal prepotencia que avasallase los trata-
dos de Viena.»


Habia de ser la FI'ancia la emprendedora de
la guelTa ; corrien [p¡ p:;t'O habia tambien de acu-
dil' ni auxilio moral y efectivo de las potencias
del Norte,


A lIá va un fl'agmen to tic las comllnicacinlle~
verbales de 20 de octubre de 1822, en el congre-
so dc Verona:


• Al pl'evel' el caso de una guerl'a con España,
y al subol'dinar á lo~ intereses comnnes de la
grande alianza cnantas consideraciones se rocen
con el empeño' principal, la F."ancia , lo re·
petimos, ha tenido que contal' con el artimo
de sus aliados, y aun si lo I'eqoieren las circuns- j
lancias, con auxilios materiales, E~tá ante todo
convencida de que en la actualidad, es ya preci-
sa la asistencia de las altas potencias para con


(1) Congreso de Verona, torno n, p, 475:




~-


• servar la unanimidad de mira~', que es el distin-
tifO fundamental de la alianza; s.iendo de sumo
i,uteres el mantenerla y ostental'la para afianzar
lj.I $Osiego de Europa,
~ Sobl"e la planta de esta asistencia moral, y


¡ lQbre las disposiciones adecuadas para asegurar
~ ti ¡¡uxilio material que puede requerirse en lo
~.'.'l'CeSjVO, conceptúa la Francia que termillante-
~,mente debe llamar la atencion de sus augustos
rllliados,
~ . _ .R,esllmiendo pues cuanto va espuesto y han
~,~pelecido saber, la Francia somete á su alta pru-
':cleDCia las tres cuestiones si!JUien tes:


.• 1.a En el caso de verse la F,'ancia en la pre-
a&on de retirar de Madl'id el miuistro que ti e-


iDl!8utorizarlo y de cortar toda I'elacion dipio-
,~~tica con España, ¿las altas cortes estarian dis-
: puestas á providenciar en los mismos términos
~d retiro de sus respectivas leg~cione!' ?
.' .2," Si lagnel'I'a tiene que estallar entre l'I'an-
I~tia y España. ¿ ell qué tél'minos y con qué jes-
'li4wes fr'anquearán las altas potendas el apoyo
\llora) que redunde en el mayol' poderío dc la
alian7.a é infunda nn temor beneficioso á los I'e-
. ucional'Íos de todos los paises?
i «3," ¿ Cuál es en fi n el ánimo de las altas po-


cias en cuanto á la sustancia,)' á laformfl
'. l auxilio material que estuviesen prontas a


ioistrar á la Francia, en el caso de que á Sil
!I$tancia se hiciere precisa su intervencion po-
:tiva. admitiendo allá una restituc:ion que la
rAucia mauifiesta y reconocel'an las potcncias


."1' ¡apsolutamente imprescindibJ,! segun la 1>1'0-
~ionjelleral de los ánimos? (1))
; AI\ora pr'egunto á !\Ir, de Chateaubl'iaud: ¿ pOI'


. rUlllbo se iba wncamiuando al eslerminio de
. tratados de 1815, puesto que mancomunaba


iotereses de la fl'ancia. con los de la Sallta
¡¡liza para conservar' la unanimidad de la,\,
. _s? E¡¡ta unanimidad era el cercen de la
,ncia , y'es la primcl'a vez que se ha ideado el
cindir un tratado aumentando la intimidad
tre el oprimido y el 0presol' ; á menos q ne 110'
esperance algun ¡tlivio con un rendimiento


.' O á los principios políticos del venccdol', No
~lIac6 menos eSh'año el l)J'epal'ar una peticion
~. la. independencia propia, solicitando tomal'
~,~.delallt.el'a para atropellar la ajena,
~;; Ufallas las potencias absolutistas de vel' á la
¡:lf¡Incia escua¡[l'onada bajo sus bandel'as , ofl'e-
~eron auxilio mOl'al y positivo. pues la propa-
>;;PI\Qa absolutista no ile acobal'da , como que es
.~ suyo emprendedora, y aquel compl'omeli-
fi\l!lto dc In Fl'aneia para atl'opellal' á la Espa-
iia le pareció muy fllUdadamcute la rectificacion


(1) Túllln 1, p. 108.-1/0.


'nas solemne de los tl'atados de Viclla,
Nos pal'ticipa 1\11-. de Chatcallbriand cómo la


comuuicacion de !\fr, de !\fontmorency uoes obr¡l
~lIya; pero además de la responsabilidad quc le
co~responde como plenipotenciario en el con,
gl'eso, tel'ciaba en tanto gt'ado sobre opiniones
con SI' compañero, que ellO de diciembl'e de
1822 escl'Íbió al minislI'o anstriaco Gentz: «Sír-
vanme de animo los impulsos afectuosos de los
gabiuetes de Eu\'Opa, y quedo robustecido, " No
rué desairado, pues 1\1r, Gentz le contestó cariño-
samente d.esd~ Viena, el 16 de enero de 1823: «El
negocio de España, aunque de suma entidad, al
e.lbo no viene á sel' sino un átomo en la carrera
anchurosa que os está espe,'ando; bajo vueslI'os
a lIspicios y los de MI', de ViII ele , ya lIegarémos,
por cuanto la FI'ancia somos nosotros,á unos re-
,l1llados que en esta contienda afanosa concep-
tnamos en estI'emo superiores á nuestras espo-
I'allzas, Así opina 1\Ir, de Melternich .. , Allnque
Il'anquilos y escudados con nuestras institncio- '
Iles antiguas, ¿cómo hahíamos de dar por estahle
tan ta dicha. si la Fl'ancia no tuviese á bion de-
volvernos el mismo apoyo moral que con tanto
derecho debe espel'ar de nosotros? u


Abundaron pues los estímulos, voceando ufa-
namente ~ '( la Francia somos nosotros; • es-
lo es, la Santa Alianza, Sll fuerzll irl'acional ,
,u'tillada y cuajada de hierro, encarcelando,
11I'0scribiendo y defraudando al hombre de su
fdcultad de pensar_ Para la Restauracion tales
elojios eran el ropaje de Dc)anira. que debia re-
ducil'la á cenil,as, Cllmplióse la sentencia de la
suerte.


Vallo es pues el empeño de !\Ir, de Chatean-
Iwia nd en sincel'arse del pa1'adero de la guerl'a
de España; esta es la mies qu e le ha cabido, La
postel'idad le tildará de cuantas desdichas se han
OI,ijinado ; no le queda escape, Niñería es venir-
1105 dicielldo qu(~ las potencias'del Norte no han
sido las incitadoras de la Restam'acion para esta
¡;uerl'acontra la libertad espaiiola: ¿y á qué con
ducia. estando ya de suyo tan ansiosos? Para
descargar al gobiel'lJo francés de tamaña flaque-
z;\ y de. procedimientos indecorosos, se acude á
,'ituperal' aquel ímpetu espontancü pal'a entl'o-
ni7.ar IIn despotismo irracional. No alcaliZO 10
que granjea la Restalll'acion con aquel cambio de
IJ opinion ptíblica; idéntico filé el delito pal'a el
concepto de la Francia y de la civili;¡;acion,


Para rasgal' los tl'atados de Viena se reqlleria
"spada; mas la Restauracion habia tributado la
suya á Fernando VII, á 111 Inquisicion y á la anar-
quía realista, y se bailó desarmada al alaaccarla
el destino, Lo estaba desde 1823,


Al anonadar 1« libertad ea Espaüa, llovieron
sobre MI', de Chateallbriand condecoraciones de
LIS cOl'tes absolutiatas, y ~I1 atl'op~llaI'OIl por




I


HlSTORIA POLlTlCA
cual le babia de enviar mas insignias de sus Ól'-
denes y aga~ajos y lool'es , pues príncipes y mi-
uistros se deshacian en parabienes. La publica-
don de las cartas que tuvo Mr, de Chateaub1'iand
en aquel amarguísimo trance no es lo que me-
llO!> pasmó en la leyenda del Congreso de re-
IOI/U.


(( Poderosameute habcis contribuido á tan
gl'3udiosas resultas, le participa el emperador
Alejandro, y no cabe galardon mas precioso pa-
1';] vuestro injenio y vuestros conatos (1), »


« Me complazco tanto en daros gl'acias , le es-
r:l'ibe el rey de Pl'lIsia , COlllO qlle me consta que
t~sa victoria decisiva sobt'e el sistema revolllcio-
lJ:u'io de Europa, que la Europa está dt'biendo
al ahiuco de S, 1\1. Cristianísima, es tambieu el
tl'iunfo de los principios vuestros y el objeto Sll-
mo de vuestros desvelos (!l), »


• Acaba la Providencia de afianzar llil t1'Ínnfo
jtt:;tísimo á )a causa mas sacrosallta, dice el cm-
I'el'ador de Austl'Ía , y me deleito CDn este rno-
livo eu aseguraros todo mi aprecio (3) ••


" Campea ya el t1'iullfo de'l sistema monárqui-
co afianzado, y el ministerio tle V, E, lodo es,
ple1ldoroso,


" Os pido vuestl'o pef'miso para juntar n\is pa-
I'abienes COD acaecimientos tan esclarecidos.
Obra vuestra es en pal'te tamaño triunfo, y os
;,compaño de coraza n eu la complacencia que
debe caUbaros (4). "


Juslísimos cran estos elojios , pues habi'¡¡ he-
cho MI', de Chateaubriand UII ser'vicio siupal' á
lit EUI'op~ absolutista (5) , profesando en Vero-
na Jos idénticos principios que los ministros de
aquellas potencias; y habiendo triunfado la cau'
sa tan recta y sacrosanta del despotismo, se ha·
cia acreedor á dignísimos premios: y COn efectQ,
be los pl'odigaron.


Mas pal'a e'] teral'nos de las rpsultas inmensas
que habian conseguido, ~demásdel derribo de un
gobiel'llo representativo, LÍnicoanhelo de los mo-
nJI'CaS pOI' derecho divino, acudamos almislllo
1\11'. de Chateaubriand, pues áJa vneltade aquella
hoja rebosante de pomposos elojios, tropezamos
eOIl e~tos renglones: (( Oponíase Ft'rnando á to-
do asomo d~ racionalidad. ¿ Qué cabía p-speran-
tilr COII un príncipe que, illlá cautivo, habia esta-
do ansiando la máno de una mujel' de la alcllr-
Ilia de su alcaide? Se evidenciaba que abrasaria
hU reino delltl'o de UIl c,igarro .. , Entablóse el
I'eiuado de las camarillas al fenecer el de las cór-
les. Los embajadore~ estranjcros se fueron apan-


(,) Tomo 1, p, ,03,
(2) TUIIIU 1, p, .04.
(3) Carta de M. Bernstof, tomo [, p. 206.
(4) Carta ,kl rey de Prusia, tOIllO 1, 1" 1 J.,
:5; Carta dci rey de Cerdcña, tOIllO r, 1" II:r


di liando con h~bgos, lisonjas ó desaires á algu-
no de los privados; esmerándose en lograr
con Fernando algun valimiento ajeno de la Fran·
cia, Las juntas nos habian aqul'jado menos, pues
con ellas oastaba la fuerza; pero enredados en
las tramas, trabajoso se nos hacia el at'rollat'la-
;tOS iuvisibles , mas y mas aliudados, mañosa-
mente eutl'etejidos con mil redobles y laberin-
tos (1), "


Con qlle se habi,a celebrado un congl'eso, em-
pujado á cien mil homl1res y cometido el aten-
tado mas solemne para logl'ar, ¿á vel' qué venta-
jas á la Fl'ancia y á la España? A Iladamos el res·
cate de un I'ey" que se habia estrellado con ac·
tos de i"I';¡ciollal barbarismo (2)." Cuidado que
no soy yo quien lo digo, sino el iukl'vencionis-
ta de 1823; nos conformamos con e~te dictámclI,
aun los im pugnadores de la inrervencio[l,


Antepusiera, dice MI', deChateaubriaud, á to-
do ese cLÍffilllo de cartas imperiales, ,'ealt's y rni-
nisteria les, una esquelilla de Henriq lIe IV; des,
de luego lo creemos, pues el Bearnés le adl'ir-
tiera por supuesto que iba á peleal' cOlltra los
verdaderos enemigos de la FI'ancia.


Como celebrador entrañable del mimen de Mr,
de Chateaubriand , quisiera que la liber'lad, la
humanidad y la civilizacioll ciñet'an su sien con
el único realce que le cort'espOllde,. una corona
cívica, en premio de los servicios que su en-
tendimiento abat'cadol' tr'ibnlal'a á la libertad,
Debia S'~I' Sil columna y escudo; ha pl'eferido su
estertuillio cn España, alucinado allá con sueños
de una gloria aciaga, illasequible y estéril. Si tau-
to daño como nos ha causarlo, si la sangre que


'su ;yerro indefinible ha hecho derl'amal', no le
está l'Oyelldo las entrañas ,( como una pesadilla
pavorosa, " será porque el amor sacrosanto de
la humanidad es una palabra huera, ¿ A qué po-
drémos dar crédito, puesto que las inspil'acio·
nes deluLÍmell carecen de verdad y de fe? Mal-
haya pues la temporada en que las almas que


,estamos ensalzando por privilt'jiadas del cielo
paran en fementidas y descarriadas al empuñar
la potestad suprema, Al encumbrarse tanto, de-
bieran abal'car el horizonte, y tras él allá la hu-
manidad toda con gl'alldiosos intentos. ¿ Porqué
no se atuvo JUr'. de Chateaubrialld á aquella má-
xima tau preciosa y atinada, y que es toda de
SI! cosecha? de que" al del'ribat' ulla instiluciou
jenerosa , donde quiera que sea, lastima el gol-
pe á la especie hnmana,})


La constitucion de 1812 no era de UllOS ma-
m"¡ucos españoles, sino ulla oUI:a uaciollal, (lOt'
~lIpllesto defectuosa, pet'O de ol'jjen hidalbo y


(1) TOII'" 1, 1'. 230,
':2) Carla de ~,L de Sene, /8 el" julio de 18." t. ,


(1, 9-'·




DE lA !':SPA:':,\ '¡OlJERNA.
las cÓl'tes y en medio uel


del estl'anjero, y á impulsos del vuelo na-
I rnJS sllblim~ 'que hemos estado presen-


, ¿ /lO uebia gr'anjcal'se el cariño de todo
pundonoroso, afanado por la gloria y la


uellcia de su pais ? En vez de este logl'o,
alcanzó :í descubl'ir MI'. de Chateaubriand
illtei'VenciolJ criminal de 1823? u La I'e.;tall-


cabal uc los Borbones, ó su derrumboft'-
(1). " A pC:¡¡ll' de atllle! éxito, tí mas bien pt'r
sa suya, sonó la hora de su estermi nio. "en


fo encarii'íal'ia para sielllpl'c el ejél'cito con
, " escl'ibió MI', de Chateaubl'iand el 14 de
de 1823, Si ell'llmbo fne,'a hácia Id Rin,


, el despotismo y por la libertad, cOI,,'ietl-
; pero aqllellogro contra la lihertad confirmó


to estaha ya maliciaudo la Francia sobre el
final ue los BOI'hoDes contra la Carta


, y de allí sobl'eviuo el rlerJ'umbofinal,
dia de justifical' Cárlos X todas las dlldas


. filas ordenauzas de julio.
Voy:í terminar esta refutacion ele los desacier-


püb!icos del hOlob,'c grande, cuyo llIímetl
no tiene elojiadol' mas acalorado que


, COIl una contestacioh á Jos I'ccon,'clIcioncs
dil'ije á ~a FI'3ncia de julio:


• ¿ Cuál viene á ser pues aq uella guer,'a clIyas
Itas sc hau bendecido universalmente? » --


. mos ante todo quiénes fueroll aquellos ben-
1 .. ""1 .. ",,,. --"Roma, cine está dos dia, iluminan-


sus escombros; y Viella, Berlin y Petersbu"go
vitorean, » Contestado queda MI'. de Cha-


lid con las pocas palabras que antece-
. Filé una guerra contra la libertad política


iosa á favor del fanatismo frailesco y tles-
, El papazgo y el absolutismo dehian echal'


resto de su palmoteo al sabel' aqnel pal'adero
tm'oso. Si Mr. de Chateallbriand nos agasajase
los "ítorel! de la Francia verdadel'U y los pa·


_de Lóndres y de Washington, la poste-
ad ver'ia en la intel'veucion de 1823 !llJ hecho


oso para pi ministro qne se está ahora li-
udo de haber sido su auto/' principal; pues


creenJOs qlle revalide los tlojios /'edoblados de
soberanos del Norte á 1\11'. de Chateaubriaud.


'«Tentad el vado, sigue diciendo MI'. dc Cha-
b,'ialld:í la Francia de julio; ¿ porqué pues


en el !"3nCe, no acudis al recl'co de pasea,'os
r Cataluña .y las Castillas ¡> »


.Si Mr, de Chateaubriand gusta hourarme le-
mi ob,'a, se encontl'ará COII que /lO elojio


la política del gobierllo f,'ancés, [¡!'\lJanlc del
lado dc la cuádruple alianza. Es sill embargo
tu que si los ministl'os de Luis relip" ajen-


"""'O'-dlJ UI! cflng!"~w para entronizar á Don Cál'-


(1) Carla á M. Talarll, del. de agoi,to de ,H,.1.
10010 A, 1" 104,


Jos, les Ilovier'an tantos y mas cordones que á
los de la RestauracÍon. Por de contauo " ilumi·
nara Roma sus cscombl'Os,» y /lO les faltara la
asistencia moral y positiva de las potencias del
Norte. Mas po,' esta \'t~z hay qtle escudal' la libel"
tad en vez de degollarla, y ahí eslt'iha la dittwcn-
cia. EscaseenJ las entendederas en Vieua, Rel'llll
y Petcl'sburgo, cuando se trala de euctlmh/'<l1'
triunfado,'aulente las ideas hhe/'ales; y la Fl'an-
cia , al comprometer'se en España para hace/' el
cont"ares!o de 1823, tilviera (llIe il' positiva-
mente á resgllal'uar la Peníusula sob,'e el Rill,
Ahora la FI'anei~ las ha con la San til Alianza; ya
no tielle Cosacos á la espalda, y los al'l'ostl'J¡'ia de
1lJ1I,v buella gana, En CllalllO {, la ~:spa¡¡a, si \;1
ÍlIfima hez del populacho, por' collfesioll de :\11'_
de Chaleaul)l'iand, recihió a la Restaul'aci~n COl!
los hrazos ahiedos , al pal' de la frailería; en el
dia, la flo,' de la lJ3cioD vito"cara con entusiasmo
á la bandera trieolol'. Hal'lo se ha estado pidien.
do la intel'vencioll ; pel'o á Dios gr'acias , /JO ClI·
po este st'gundo baldo n á mi patl'ia. Obra nacío·
lJal es el e,Hlvenio de Ve/'gua , y cO(jstituye la
pájína mas vistosa en la vida d!'1 jencl'ul ~spar­
tel'o.


Si he ido esplayaudo mis pensamientos solJ!'(!
la illtel'veucioll de 1823, es pOl'que se me repre-
scnta, no solo como muy trastol'llJlfol'a del ór,
uen I/atural el/ los succsos de España, sino co·
mo trancea!'I'iesgado para la lihel'tad. Todo at/'a·
so en ellibertamiento de los pucblos y Sll en-
señanza lIle pal'ece calamidad lastimosa para el
.i~nel'O humano. Adolecia la España inn,~gable­
mente desde 1820 á 1~23 de IIulidades esencia-
les, pero ll'ansitol'ias, y la intel'vencion fll~ una
cllrande/'a agravado,'a de la dolencia, pues em-
pellándose ell zanjal' la cuestioll lIaGiollal á pun-
ta de lanza, no hizo mas que dilatal'la , enco-
mendando al pOl'venir IIna SOlllCioD mucho mas
intl'incada y tl'abajosa. Devaneo fué el cOllcep-
tuar que se dar'ia al h'avés eon a111el afan de li-
be,'tau , como si se matasen los pensamientos á
bayonetazos. Demostrado deja,'oll los mártires
en todas lils creencias que nllllca se ajustícíalJ
ni Sil atajau 1'11 su Cal'rel'" las iJeas.


Las l'eslIltas de aquella illvasion fueron pal'!!
España el malogro dc su libel'tad y el/'t'greso de
los desbal'l'os que "edonelearon el estel'rninio d(~
toda p¡'osperidad pública, repusiel'oll ol,'a vez
en plauta todos los abusos eclesiásticos y admi-
nistl'ativos, cncareela"ün á los I)['ohomhr'es del
pais , y enca/'amal'OlJ los Ulas briosos al cadalso,
En cuanto á la F/'ancia, le costó la illlel'vencioa
800 millones de reales (1 l, Los Borbones de la ,'ama
primojénita, cebados con sus logros en E,paria,
se ellgrie/'OlJ, y conceptuando el ¡'jército eSClIa:,


(1) Torno " p. 2l5.




HISTOIUA POLlTICA
drolla<Jo lod(J bajo litl diualitía, tL}\'it)I'on Iª OCllr-
nmQill dtl lall ol'denan~8s íle julio ,~in ml\liciar
que ¡I fil'l1)arlasestab¡¡n firmando SIl prQpi¡¡ seo-
tlloci •.


Allá va la carta que tuve la bont'a de ~scribir
á MI'. dll Chateallhl'iaud , en 6 de jlloiQ , con la
CQnte~t:¡cion que le mel'ee( :


« Señor Vi~Cl)ijde:
« Híl!)jendo leido la obl'l\ de Vd. sobre el con-
gre~o de Ve\'OIlU y la interv!!ncion de lS!l3, no
pl1t:do meno~ de apetece,' ql\e 11\ jentlralidad de
mis conciudadanos Plleda e&tn<liíll' COQlO yo e~·
tas revelacione¡¡ y e5¡1S máxilJUI$ ~obl'e la políti.
ca fl'ancesa respecto á E~llaña. aal·to preciosas
son pal'a que cnantos Espafiolf;ls se afanan trai el
porvenir da 1m pall'ia se e~mel'ell en recojerlas.
No al¡;anl!o , Señol' Vizconde, si aemejante es-
tlldio redundada en Pl'ovecho de la FI',¡nda; pe-
ra nosotros lo~ E~p<)ñoles nos I'econocemos deu-
dor6s de sumo agradecimiento iÍ qllÍtm tanto
nos ha entel'ado dt!pquella política, Nunca se di·
jo con ma~ elocuencia y menos !'OJeos que la Pe-
nínsula debe 6el'vir de pedestal pa:-a el poderío
fl'ancés, alln cuando se hacinen cadáveres de loa
defensores de la libertad para cuajal' la gradería
del solio, y hacel' "cces de tarima pal'a I;!I ll'illO-
fo de la Inquisicion.


« Como la enseñan la es tan acendrada. I~O
puede UlEmOS de senJOS provechosa.


« No ha sido ¡\ la vel'(l~d t<\11 cer'lel'il la política
de Luis XIV, que ()onvtmga seguirla; pues ni la
gllcl'l',1 de snctlsion ,ni la del imperio, ni \¡¡ de
1823, han mejol'ado eu gran mllncl'41 los intere-
ses de la Francia; la primel'a "bocó á Luis XIV á
su perdidon ; 'la segunda contribuyó poderosa-
mente al del'rocamiento de NapohlOn, pt1f;lS sin
la batalla de Bailen, no asomal'a la de Leipzi". y
la tercera, fl'\lstrando el objeto que llevabais pOI'
delante, tan solo apareció al orbe cuJto como
un atelltado monstruoso contra la libtrtad de
los pueblo!;. Zozobra mortal debieron abrigal'
,Iescle aquel punto los Franceses sobre el pal'a·
dero de 5U constitllcion; el !'as'-t'o eitá diciendo
si aquellas zozobras .wao soñadai, pueli si la~
ordenanzas de julio fuel'oll consecuencias de la
intervencion de 1823, no lo fué menos la eSPIII·
sioo de Cárlos X y de !nI linaje.


" FXdespido de Vd., Señor Vi,~ollde, rué d
annncio de la renecion que estaba Vd. ajeno de
preparar en la nalidad. CI)H[Hlo allá andab.:l so·
ñando glorias para la Fl'ancia • costa de la liber-
tad española, á su lado de Vd. se estaba palmo-
teando el derribo t\ela constitucion clel año 1812
eomo ftorao para el de la Cart'l, Aciagn es el
tl·junfo contra la lib~rtad de un pueblfi, pucs
el tocar aquella al'ca sacl'osanta es una demasía
l'Jue tarde ó !empl'ano lleva sn ~5cal'mi~nt(1. A hi


está, Seaol' Vizconde, la justicia de Dios al're-
Latílndo á Cárl05 X al destier¡'o, donde ha fa-
Ileciclo destronado, devolviéndonos á los pros-
Gl'itos al regazo de lHlestra patria pal'a restable-
cer la misma constitucion que nos volcarOn, A
ve\\ ¿ qué eS lo que queda de eS<l intervencion ?
de &US entidades naqa, y de 101í hombres, solo
Vd, para l'efe¡':rIlO$ cuanto pasó en Vel'ona. co-
n\O 10 atestigua la nota cl'onolójica que trae al
fio el citadQ JiPI'O. Así sucede que la violencia y
las tr'opelías nad" ¡lI'odllcen jamás, dejando al
del'echo lejítimo ljll animacion sempilel'na.


«Nunca pude alcóJ.f!¡!ar, cómo Vd., señor Viz·
conde, CllyO hidalgo y jenel'aso pecbo está siem·
pI'e latiendo con íÍllpetns de gloria por la J;ran-
cia y par su libertad, ha podido soñar' que estaba
&irvíendo á la una y 1;,1 otra, al al'l'ollar~ una na·
...ion de mano al'mada, doblegándola allá bajo
el yngo de lo~ fr¡1iles. El IImpeño equivale al de
mejoral' la hacienda propia talando la inlllcdia-
ta; pero todavía alcanzo menos cómo, tl'as esa
nada. CO!! losql1ebraI\los de España de (jumento,
abortados en el congreso, y la intervencion de
1823, blasone Vd. de sus timbre$ en la invasion;
pues en l'ea1idau su obl'a de Vd. me pal'ece bajo
este concepto nn anacronismo completo. Daba
yo pOI' imposible qUf;l todo ese iujcnio quiera en
1838 añadir á taQta$ palmas de verdadera gloria
la de haber sido el destr\tctor de la libertad de
1111 pueblo.


·Constituyóse MI'. de Mal·tignac, en t832,apo.
lojista de ¡¡quella inlerveocion Hbel'tici<la; no
couocia la Esp"ña ni los Españoles, y usi se equi-
vocó en todo cOmO acaba de sucedel' a Vd. PI'OS'
cI'it.o yo á la sa~ou, :¡¡cudí á contestarle, y con
toda mi eSQ<lsa VOl. y en medio de tan desigual
pelea, quise tl'abarla y estendí es", pájinas
que tengo la honr¡¡ de encaminar á Vd. Teuga
Vd. á bien le~rlas, Señor Vizconde, pues bailará
una causa grandiosa defendida eon hechos,
con el ardor de un pecho accudl'i¡do, y con el
convencimiento cabal que me harán veces del
desempeño litel'ario. Tamhien podrá Vd. ente-
I'afSe de que mecOosl¡¡ha cuar,¡to hahia ocurrido
en el congreso de Verona, y de que hice á Vd.,
desde 1823, la justicia que conceptuó Vd. hal't~
tardía para reclamarla. ~Q fuí de los muchos
contra quienes Vd., se ql1el'dla sobre los pro-
motores verdadel'OS de aquella iut.erveucion:
nombré á Vd., Y tuve la dicha de dar a conocer'
desde eutóncesen sustaucia los pormenores qlW
¡¡caba Vd. de sacar áluz; y asi mi escrito merece
el concepto de contestacion aulicipada á esa
obra.


«TI'ato de dar una nueva demostl'acion de mi
apego á una causa pOI' la qlle abogné con arma
y pluma, analizando aquel contenido, y con e~­
pecialidl\d los yen'os históricos que enÓ~I'r<l.




DE LA. ESPAÑA ~10DEl\~A. su
Vd, mira el asullto como francés j yo bajo el
c.ap«:epto de espai'íol y de amante de la huma-
nidad, Devaneo pal'ccerá tal vp.z en mí el ha-
bérmelas con el entonadol' sulJlime de la Atala
J' de Renatoj pero si lo~ hechos están conmi¡;o,


,si me sil've de al'rimo la historia inexorahle, v
cnftn sialclInzoá demoslrar,aunque ¿spañ¿-I
arrinconado. que uno de los Pl'ohomhres de la
Francia se ha equivocado al hablal' .!e mi pais,
¿:í qué viniera el cejal' ante la verdad? Me alre-
vel'é á manifestal' á esa FI'ancia, IIl1";~tra daña-
dW'8, que su política de predominio material
sobre España ba sido siempre un yerro que ha
redundado en dolorosÍsimo qllebl'aoto á la mis-
ma Fl'aneia, Cl'éame Vd" Señal' Vil!:conde, otro
fBlgO .mas esclarecido le compete, p\le~ el) des-
ealendiéndose de su innlljo en la PllllÍuliula con
~. fuerza física, y dedicándose á del'rilmar sobre
1111" la ráfaga bonancible del saber y la chiliza-
CiOD, los mismos que ben'lOi Qontrarestado á
la Francia seremos lo!! prillleros apóstoles tltl
~Iia obra de hel1mandad y rejenel'aciOll, No hay
mas quo UDa potestad, Señor Vi:r.conde, ¡lllle la


. cual todas las cervices deben doblegarse, como
Ilerrame del mismo Dios, y aquella ¡'eside on
Vd,


• Téngame Vd. por suyo, elc.
.l\1AlI1.1AN1, "


París, 6 de jonio de 138R.
El Seiior Vizconde de Chateaubl'iaud al señor


l\Iarliaoi:


«Mny señOl' mio: :;gl'nclezco á Vd. en el alma
la obra que ha teniJo á bien remitirme, hon-
rándome sobremauel'a con ese afan de vellil'
tan lejos en busca mia, Voy á lecr la E.'peiín y
. <~s revoluciones, pero con ahinco y provecho,
instruyéndome igualmente luego COIl la publi.
cacÍon de ~sa obra de entidad que está Vd, dis·
poniendo contra el Congreso de reronaj pues
irá Vd. pOI' supuesto examinando algunos he-
cbos con la imparcialidad de un histol'iador, Al
entrar nosotros en España en 1823, esos carbo-
Iluios se daban la mano con los lluestl'OS (1),
.Y trataban de subleval' á nUesll'o ejél'citoj cons-
piracion que ya no se niega y de qne todos bla-
sonan, Dejaba el gobierno de Madl'id auuuciar


(1) Aun darlo I'0r cierto el her:lo, t porqué habia
de estar aquel ejército amenazando en la raya? ¿ no
era h3rto lejílima la defensa? .


todas las mauanas llllestl'OCercano eslerminio (I)j
la Penínsul.:>, en vez de hali<il'se sosegaJa, era el
mi~lllo traslOl'nOj vuestras provincias nos esta-
ban iustanclo para que acudiésemos á establecer
en ellas el órden (2) j el mismo rey Fernando
clamaba por nuestra asistencia (3), Nunca lo·
grál'amos ¡ntet'nat'nos pOI' aquel país, si los de-
nodados compatricíos de Vd., para con los cna les
abrigo un aprecio antiguo y entt'añable, no nos
llamaran; y la facilidad de nuestros adelantos
está comprobando la voluntad de Espafia. Tam-
poco opin;lI'á Vd, que yo, drfensol' incontras-
tabl~ de la libertad de imprelJ la y del gobiel'no
representativo (4), apetecia I'establecel' en Es-
paña el despotismo de la IIlCPlisiciou (5) j Y en
el Congreso de rerQna me esplico c;on tanto
desenf~do acerca de Fernando y de la camari~
11;1, que no c~be ~ospecha contl'a mis dictáme-
11es (6),


«Hablo así PO!' mi sistelllajLl~ticieroj pues flle-
1'<1 de esto, JO no lIalgo en defensa de mis eSl'l'i-
tos, sin trabar cQlltit!ndas( ni cOlltestal' jamás;
lUe íl vepso á las c!'Ílicas, agradeciendo los conse-
jos que ~engan á bien dal'me, y mjls c:uando vie:
nell, 1,:0illO lo~ de Vd" e~presados cpn tanto co-
lOedillliento y cortesanía.


IIQ¡;edo. etc .
"CUATIlAUBlUAND,l>


(1) ¿Qué potestad teoia el gobierno? ¿ no ~abe M,
,le Chaleaubriand que la libertad de imprenta carecía
de llmítes? Eu cuanto á los periódicos del gohierno,
esto es, la Gaceta de Madrid. reto desde ahora que
"e cil(! alguna provoC3ciou de esa especie, en cuyo
r:._o único así,tia á la Francia derecho para la queja;
y en CUUllto á los demás, el embajador de Frar.cia era
muy árbitro de ponerlos por justicia .


(2) Corriente, así como los realistas estaban lla-
mando á los Rusos y los Prusi"nos en 1814~' 1815.


(3) Así ('01110 Luis XVIII e~taha imploranrlo en
) 8 r 5 la de los a liados.


(4) ¿ Cómo pues el defensor iUcolltrastable de la
libertad de impreúta y del gobierno representativo
ha conceptuado asnnto de guerra la demasía de la
imprenta y los errores del gobierno represenlativo ?


(5) No me consta que /Jra lo que M. de Chateau-
hriand apetecia restablecer en España; sabernos úni-
eamente lo que se restableció, esto es, el llJas hor-
rendo despotismo.


(6) Nada malicir.ré jamás conlra el pundonor de
:'Irr, de Chnteaubriand, pero me conduelo del yerro
'Iue lo arrebató á causarllOS tantísimo daño.




uo HISTORIA POLITlCA


CAPITULO eU.\RTO.


Reaccioll Je J S·A3.-Ministerio de Zea Bel'IIIudez.


Ya hemos (J1'esendado las reacciones de 1814
y de 1820jahora vel'émos cómo se va ensanchan·
do su ámbIto con el seguudo período reaccional
del I'éiuado de Fernando. Empiezan con el su-
plicio de Riego pOI' el prollto, y p'al'an en el. de-
güello, en la misma h0ra y sitio, de TOI'rijos y
sus cincüeu ta y cuatro compañeros. POI' esta
vez no se villcula el estrago en los Españoksj
acutle el ejército francés en auxilio del goJ.¡ier-
no absoluto, y la soldadesca de uua mUlJarqllÍa
constitucioual I·OJ.¡us·tt;ce el sistema perseguidor
cuyo enfurecimiento sobrepujó á cuanto cabe
imajinal'. Bastará, para retratar al vivo esta
Il ueva reaccion, cital' el decreto de la rejencia
de Madrid, de mayo de 1823. Sentenciaba á
muel'le á cuantos diputados habian votado en
Sevilla la trllslacion del rey á Cádiz, á los mi-
nistros que lo acompañal'oll, á la I'ejencia provi·
siollal nombratla por las córtes el 11 de junjo,
y eu fin á todos los oficiales del ejérci to y de los
varios batallones y escuadrones de guardias na·
cionales que fueron escoltando la corte y el go-
biel'uo. Debia ejecutarse la pena capital «siu
mas formalidad que el UJero reconocimiento de
la itleulidad.>J Este fué el esteemo del programa
fiel lJIeu te desempeñado en los diez años conse-
cutivos del restablecimieuto de la potestad ab-
soluta, "ebajando tal cual tregua proporcionada
por miuistros mas humanos é ilustrados; pero
Juego arrebatados tambien con el raudal de pa·
siones desenfrenadas que estaban acosando el
solio, ~o bastaba esto, pues ell'cy paró en sos-
pechoso para la faccion apostólica que pm' dos
veces iutentó derribarle. Ni aun era ya árbilro
Fel'uando de conserval' ministl'os opuestos á
tan c:íegas persecuciones, teuiendo que desviar-
los de sí para t1'asponel'los á los puuales del ban·
do apostólico.


Al vuelo salvaré los diez años de q lIeb"antos
que siguieron á la intel'vencion de 18:13. Si cnle·
les habian sido las persecuciones de 1814, las
sobl'epujó en gran mallel'a esta segunda tempo-
rada de reaccioll. Cell tu plicál'onse las ~ íclimas,
yel ímpetu de las pasiones apar'eciú iufiuita-
mente Illas hOlTol'oso. Campearon org,wizada"
las vcugauzas, y fuerOlllllas y IHas implarables,
cncal'g;ílldo:;t! 1 .. llIita,1 <1" \':.'1'.111:1 '!', ('lI('~rc''¡;1l'


ó desterrar á la otra mitad. Tornó la anarquía en
el gobierno todo jénero de ,·isos; siguió des-
quiciada la administracion en todos sus ramOh,
y si asomó alguna mejora en indllsll'ia ó co-
mercio, fué contra vielJto y marea del gobierno.
Una de sus primeras jesliones fué la infl'accion
de la fe ptlblica, negáudose á l'eCOllocer toJo
empréstito de la temporada constitucional; y
sin embargo habia que il' viviendo COII emprés-
titos estranjcros, Diez años de paz y una ocu-
pacíou tle tropas aliadas dUl'auie cinco años no
permitiel'on al gobierno de Fel'Ilando el nivelar
los desembolsos COlJ las entradas. Aumentóse la
deuda 1.745,850,666 reales, que es la sllma dt~
aqllellos empréstitos (1) ; y así cada año babia
que cubril' esta suma con el desfalco de un dé-
cimo. Pregúntese á aquella atlministracioll del'-
rochatlora é incapaz el paradero de tan inmensas
sumas; no lo sabe. Allá se empozó todo en la
sima del desconcierto y la anal'quía; nada ~o­
brcvive para atestiguar el empleo de capitales
tan Silbidos, 110 solo en destillos p,'ovecbosos, I
mas ni aun en gastos de lujo y de gala. No cabe
ajuste de cuclltas con el desconciel'to adrnini~­
tl'ati ~·o. pues con él no hay mas coutestar,ion
que dar á toda residencia soLre descarrÍ'os lan
criminales de los habel'es públicos.


Aquel de..:enio nefando es reparable por llll
acaecimiento ajeno de toda idea intelectual qlll:'
iba descollando ell España desde 1810, Y ~ill
embal'go ha venido á poner en contl'aresLo 10i
dos pI'incipios opuestos y á producir la gllel'I',j
presente; en tanto gl'ado es positivo que en cuno
diendo un pensamiento fecundo por cualquier
país, los hechos mas inconexos con él redundall
ea su provecho y contribuyen para su triunfo.


Hermandad afectuosísima habia l'einadQ ell·
tl'e Fel'Ilando VII y. su hermano, el infante don


(1) ler. empréstito real, Reale. 334.000,000
2". 5 p. g .. Jl38.870'00u
3!l_


(j " ) , p. g ..


30o.ooo,OO()
:1.93.0001000


G 1.8.1~,OO(1
')()!). J Jo,6hlj




DE LA ESI'A\A JIOJ)EIL\A !H
C;il'los desde su UI!leZ; llIancolllunándose ade-
más en ~11 yida de eantiYéríu y de rescate, como
igualmente en opiuiones; pues habia bastado la
rcaccíon de 1814 pal'a lus p~t'cíales de la potes-
tad absuluta.


-"'¡¡da de esto sucedió desde 182.3, pues uo les
bastaba ya Feruaudu; el bamlo iuquísito['ial,
"pellidándose apm,tolíeo, lo graduaba de blaudo
y elldcble en sus pruvidencias. Habia r.eligrado
,~l aosollltisnlo cOllla l'evolllcion de 1820, y ha·
Lid (¡ue illljlO:,iLililal' ya todü COlllllocion, estcr-
UIIIJ<llJllo olwi,,) ejlOcnlivalllente á todos los li-
hcraJeo.; y Fermll¡¡liJ c,a'ecia de brio y ritualislIlo
jlara redolHlt:;II' por t![]tero üfjlwlla elllfJl'esa.
(;o¡)sjJil'ó~,' l)lie~ ,'¡j pala('io coutl'i1 el I'é'y, Y 1", d~klb"I'es delll'o!l(J y del altar carlO[](~al'Oll
~1I LrecLa á la sulwl'¡¡llía ell IJombre de l~ Iglesia,


La jJI'illlU'" lCIJtativa de 182,:; no tu\'o ;,équito,
: 1·1 t:dlldillo llesier'es fué cojido y ajusticiado,


Ell 1827, el partido apostólico babia ido allll-
da¡¡uo Sil tr'aUla eu Cataluila, y UBa slIblevaciou
jelleral estaba aUleu<Jl.alHlo abrasal' el priucipado
elltero (l). COIJCcptuó,e el alzallJiclJ lo harto
! I'<t,celldelllül para requerir la presencia del
I"~y, pues solo él podía al'!'011al'la, hacieudo caer'
las Ul'lllÜS de lIla nos de lus revolto,os.


Suele eslabonal' la Providencia combiuaciones
".IeIlJS de lluestl'O alcallce, corno sucede aquÍ
COI! aquel acolltecirnie/llo pl'ov(Jt:ado por la ill-
tlllel"\llcia política y el fcllldli"1Il0 l'clijioso. Con
,¿l se engarza la liberlad de EspaDa y el adveni-
llJiento de Isabel 11 al solio de sus padl'es; la ley
,le H8!.! hdbia I't'lol:ado .. 1 (tillo i1cortlwlo que
Felipe V qUIso pubiicUl' ell 10 (k Hl<l1'Zü de 171.1,
queLl'dnlaudo las It'yes de sacesioll á la corona,
,lcatada" eu Espalla pOI' espacio de diez siglos'
Ftl'Udlldo HI publicó la ley (;~ 1i89,


Jt'IWl'alllleute se i¡;lloran IU3 motivos de pl'O-
Illlll¡;ane la pI'aglllática sd!ll:ioll de li89, Y de
restablecel'se la ley autígllil de la succsioll á la
¡Ol'uua de Espafia. Conquista de los liberales se
it<J cOlJceptllado aquellil iUlIo,acion, supouiendo
Ijue para liso,.jea)' la aUlhicion de ~Iaría Cl'i:itilw
,1 SIIS allhelos de lllil(:l'C, haLiau pactadn afiall-
/¡¡rle la (;01'011<1 Ú Sil hija, ú trueque de qlle de-
volviese ú Espafia la libe"lad malogr~\dcl,


Con tilllt" afau se ha descllcajado la historia,
"ill hace/' alto <:11 la fe(;ha de la ¡JI'olllulgacio/l
tlt! la ley, qu.! desde lue!',/J deIlluestl'a la falsf~dad
,:e aq ucl conct'pto, siendo dc 1789. Cital' el ill-
nujo de los lil¡el'ales en el mes de rllano de 1830,
""a litiO yaciau allú d¡;~lerl'ad()s, ó presos, ó des-
:"'l\'ol'jdos, es IIlla (k aqllell<Js apl'eu~iol]('s dj,,-
p"t',ttadas que se ¡JtóSplOlllólll de suyo; pues pal';t
'!: ,,(',J1'o;<l1' ¡ti p~ll'lid(l ('o;lsliluciouhl de loda ill-


i, L! p¡;/lcipilJo ,(¡mplt'lldcLISC[¡;dIUpro\iuri,¡.:.
!q,l!l~ rL, l:dt.dil!¡,\.


tel'Veucion en Ilquel documento de tauta tras·
ceudencia, basta decir que lo publicó el miuis-
tro Calomarde.


Siendo p05ilivo que para nada sonaron lus li-
berales ell aquellas iuteriol'i({¡ldes palaciegas,
es igual rneu te eiel'lo que la prollJulgaeion !.le la
ley de 17H9 es obl'a esclusiva del partido apos-
tólico y de CalotIlal'de, "u I'l'ivileJÍildo I'epl'es{'u-
taute en el gabinete d{~ Fernando; y pOI' nta, iUl-
propia que ú primera vista aparezca eo.ta iutel'-
11I'etacioll de los hechos, no pOI' e,l] deja de :'1'1'
puutual meu k bi, tm'ica.


Ya liCIO diclto cómo, tl'as I:t iutel'\t~lIci<liJ de
182;¡ , se fl';lgUÓ Ull bando, ~ielllpl'e di:.puesto
pal'a clli'ul'ecel',c coutl'a I.odo a,O[/HI de lilwra-
lislIJO; apellidóse (/pustúl;cu, por' e5t,j/' alJiI eru-
papado lodu, Ú SU J(~cir, eu los ilikl'escs pl'e-
di\eetos dt~ la l'clijiolJ; y no plldicudo estl'emm'
á FCI'lIJtj(¡o hd,[a el puuV, que tellian cOllcep-
tuadu, t['<IIó ú lo lueuos de colocal' ell el millis-
terio IIJJJ lteclllll'a avasallada. CalollHll'de [ué el
escojido, pues humilde Y' ¡¡ITilleOuado ell Sll
carrera, ".! eUCllIlJbl'Ó á ministro de gr'aeia y justicia; en ulla pabbra, en iustl'llllleuto cie¡;o
de la palJ(lilla apostólica,


La sub!evacion de Calalllna t'cquil'ió, como se
ha dicho, la presencia del rey, y los alborota-
dores invocaban pOI' gl'Íto bander'izo elllombt'e
de dOll C{u'los.


El baudo apostólico, pl'epar;\dol' del alzamiclI-
to, supollielldo sumo tesoll eH los sublevados,
(¡uiso que Calomarde, quicio de todo aquel em-
bolismo, acompaíJase ai I'ej. UfallO Calornal'de,
se avino al in tell to, (~spel'allzado de veuir á des-
empellat' el papel de medianero, em,anchando
así IHas y mas su fH'ivauza y gr'ulljeáuduse pode-
roso illIlujo con los apostólicos,


Llega el rey á Catalul!a, se desplonla la sublt!-
vueiolJ y se ajllsticiau sus pI'U[¡Olllbres. Calo-
mal'de, en acechu para utilizar losacolltecimiell-
tos (nada le supouen'ya st:s cómplices), en vez
de escudarlos, vielJe á sel' su vel'dugo, Impó-
nense castigos hOl'l'orosos y se apaga COII sau-
g¡'e toda semilla de cOllspil'aciou ca1'li,ta.


C" lomarde se hace cal'go de su odio~idad para
con el baudo apostólico y del SUUlU peligro 'lue
le est;i arnasal/do, Lc va la cabeza I~II el trance,
y p~l'a sortear'lo, acuerda ülzar UlJil ~alla ¡l/su·
perable (~[Jtre t~1 solio y d01l Cal'lo~, cuyo reiuüdv
iba a sel' el de los apostólicos.


Asoma la prel!ez de la l'eilJa María Cristina; y
Calorual't1e, pI'evicndo ellJ<lcilllietJiodc UIW prin-
cesa, aconseja eficazmente á FCl'ltaudo la !JI'O-
mlllgaciou de la ley de 178!.!, (llIe rcvo¡;a el flulo
acordad" dc Felipc V, Verificóse la Ilt'o!fllllga-
ciotJ el 29 de uJarzo de J 830, ~"to es, sielc mese,',
<tutes dclllaciIlJi\~ul(l de la r!'illa hilbel, s,tlid .. :!
1111 "1 lO di- ,,('ful,['., di' lS:,O




IHSTOHIA I'OLlTICA
Con que a~í el alJortamiento de la l'ebeldía


apostólica encajonó á Calomarde, su instl'u-
mento y hechura, en la precision de \'enir á des-
cal'gJl' el golpe que habia de alejar á don Cárlos
para siempl'e del solio.


No apareció asomo de (JI'otesta contra la le-
galidad deaqllellaacta de FernandoVn, ni antes
ni despues del nacimiento de su hija (sabel, en-
mudeciendo allá don Cárlos v todo 5U bando.
Se fl'agua/"On tI'amoyas encubiertas, y se pl'epa-
l'al'OIl asaltos contl'a la lIue\'a !t~y que I'eponia á
1<15 mujeres en el trono de España, como habia
I'ejido desde tiempo inmemoriaL


Adolece el rey desahuciadamente en OtOIÍ<~
de 1832, y rodea la ansiada coyuntura. Acuden
los apostólicos y don Cárlos al lecho del monar-
ca m')ribunc!o, y se ll'ata de apl:ovechar el tI'an-
ce para al'l'ebalal'le una revocaeion del lleta de
29 de mal'zo de 1830.


Ni el plall ideadoni losmedioseonvcllidos COI'·
I'esponden á la nacíoll espaí'íola.


Hallábanse reunidos ell la GrJnja va!'ios iudi-
,iduos del cuerpo diplomático; conferenciaJ'on
íntimamente pal';¡ ver de logral' á todo trunCe
la I'e\ocacion de la pl'agmática sancion, en la
agonía de Fernnndo VII. Aeol'des ya en el rumbo
Cllle habian de seguÍl', A!ltonini, ajente de poli-
da, y á la sazon enviado de Nápolcs en Maurid,
quedó encargado de tramoyista para la ejeen-
cion; pues, á fuer de miuistro de familia, se le
franqueaba mas pi palacio, y luego era de tem-
ple muy adecuado pal'a el desempeño de tan
remata(~-J. iniquidad. Clavado Alltonilli á las
plalltas de la reilla Cl'istina, en aquel trance de
'll1ebl'anlo que traia como eulutado t~l palacio
cntert', á la pel'spectiva del rey lllo1'ibuudo se
ailadia el azoramiento de tanta maquinacioll
corno se entretejia á dit'stro y sinicstl'o. Es de
cstraí'íal' que la I'cina /JO lanzase de palacio á un
ministro de fanlilia que, aparentando sumo in-
terés pOI' ella y PI))" su hija, la estaba acosando
t'on zozobras, ostentándole IHl ruad/'o de f,.a-
casos hOl'rorosos que iban á salteal' ¿ toda la fa-
milia al espiral' Fcmaudo, si no dilijeueiaba cn
preeavcl'los con la revocacion del acta de 29 de
marzo de 1830. Cel'cada de enemigos, sil] arri-
mo y sin conscjel'os, María Cl'istina, postrada
con d aran v los desvelos dedicados con asolll-
bl'oso estl'edlO al alivio de los quebranto~ de Sil
esposo, asustada con aquella descarga iucesante
de siniestros anuncios, tu',o que amainará tan
redoblado martil'io y sc desPI'endió pOI' fin de la
:lIIuencia tille le estaban requiriendo los 'apostó-
licos.


Apl'csada una vez aquclla adl.esion, desentra-
¡iada con los quel.Jl'antos de l'eina y de madre,
"ncal'góse Antonini de avenirse COIl el conde de
,'.lctlclia, ministro de estado, para estendcl' el


acta de I'cvocacion; pel'o el conde previendo nllA
las resultas posibles de aquella tr'opelía, rué po-
niendo reparos á la forma y la sustancia del do-
cumento que le pedian, y paró en negarse á fa-
cilitarlo, diciendo que el acta correspondia al
ministel'Ío de gl'acia y justicia, y que acudiesen
á Calomal'de, malquisto hasta entónces cou los
conspÍl'adol'es, por autor de la misma acta que
estaban ansiando anular.


Antonini, dc suyo pel'spicaz, seentera de lomu·
eho que podl'ian reeabal' del mismo Calomal'lle
cn aquella coynntlll'aj se encara desde Inegocon
este sujeto, se esplaya sobre lo infinito qne ar-
riesgaba, en muriendo el rey, para pUI'gar las
ejecuciones sangrientas de 1827 en Cataluña, yla
fl~aldad de su delito para con don Cárlos, PI'O'
111\1 Igando la ley que lo csqluia del solio. Obvio
se le hace el demoslr'3l' á Calomar'ue que el LÍnico
arbitrio para desagraviarle, y amistarse de nlle,,')
con el bandoal cual debia su encumbramiento,
es el estender el acta de re\'ocacioll aCcedida por'
la reina. Ufano de reencom padrar con sus ca·
maradas anleriOl'cs, Calomarde se aviene gns-
toso á la ,'etractacion que abonaba su conduela
pasada. Redactada el acta pOI' Cr'uz MUYOI', se
encargó el conde de Alcudia de presentarla al
rey, quien la fil'ma en gal"abatos inle.iibles, que
hicieron veces de todos los reqnisitos.


"Estaba ya ell'pi' oleado y ajeno de lodo co-
nocimien to, y al parecer en el trance de la
lIluerte; aun se le habia conceptuado difuuto
algunas horas antes, pal'ticipándolo así el emba-
jadlH' francés á la cOl'le de las Tuilel'Ías. Elltóo-
ces Peña y GOllzal~z, confesol'es del rey, se en-
tl'ometiel'on hasta su dormitol'Ío, y utilizando
la posh'acion del moribundo, le amenllzal'on,
con "oces solernlws y acleman vehemente, con el
castigo sempitel'l1o, si no I'evoea/la el decl'elo
q!le llamaba á su hija al solio. Mandaron á la
reina, Clue se hallaba presente, que lograse de
S. ~l. que hiciese lo que línicamente podia salval'
S(I alma, y dejade Illorir con lir conciencia sose-
gada. El rey, con el entendimiento ya enmara-
i13do pOI' la cercanía de la \TIUCI'te, al ver que
le estaban imponiendo terminantemente una
jestion, sin cnlcrarsedestls eirnmstancías, vol-
\ ió rendidamente la vista hácia sn esposa. Tl"istí·
sinusel'ia la situacion del pecho de la reinJ en tan
3pnrado trance; y así estrechada pOI' una parte,
y consnltada por otra, no le cabia mas arbitrio
q lIe sacrificar toda considcracion terl'ena al ali-
,io de los postreros momentos de un rey espi·
rando. Concedíó la reina Sil anuencia, y el eOli-
de de Alcudia, ClUC estaba en acecho á la IHlel'la,
entró, á una seña del confesor, con el decl'cto
ya cOI'riente: la li/'ma real, tal como puede fOl"·
marse en aquel plinto, se logrlÍ, 3l'I'ebat;índola
á Hila lllujCI" [lo;,tr'.lda y 1I01'osa y;i la 11I;I!W In:·




mula ue UIl mOl'ibundo; y aquella acla, rebo·
sante de injusticia personal, ha sido el manan-
tial delasca/amidaues nacionales de España (1).»


Alcanzada la fil'ma ue Fel'nanuo, ú lo que de-
bia bacer sus \'eces, los capataces de aquella tra-
moya volar'on con el acta all't'spetab/e decano
del consejo de Castilla, don José Puig, para que
dispusiese su pub/icacion; pero aquel dignísimo
majish'ado se desentendió de todo el empeño
delpal,tido apostólico antesdel fallecimiento del
rey, y retuvo en su podel' el documento (2).


Descuella aqnÍ nIJo de aquellos decretos in-
comprensibles ue la Providencia, ajenos torios
de nuestros alcances; pues los cal'listas, siel)1·
pl'e tramadores, acarrear'on la pl'omnlgacion
del acta que están ahora hostilizando, y Calo-
mal'de, su hechura y Sil comodin, es el pl'omul-
gador de la pragmática s<lncion de 1789, y luego
de la revocacinn deseucajada á Fernando cn el
trance de mOl'ir.


Cuando el rey, Ja convalecido, se hizo cargo
de las Il'amoyas maquilladas en su allgusliosa
y dilatada agonía, despidió á cuantos minislt'os
illtervinieron en aquella trama,y fué ya calando
los intentos de Sil hel'mano y del partido que
acaudillaba. Formó luego \lU lluevo ministel'io,
se ajuició en sus miras, y en fiu, Illas comedido,
atajó el tOl'rente de pel'seclIciones que duraban
ya desde nueve años, y a~Í empezó á rayal' por
el hOI'izonte la alll'Ol'a de otra era nueva. Alter-
nó la I'eina cu la autoridad SlIpt'~ma, mediaron
I'azones_ conciliadoras, y luego la 11I'imel'a am-
nistía ft'anqncó las puel'las de Sil patl'ia á 1111 sin·
mímel'o de Españoles destel'rados desde 1823,
Tras el despotismo I'f:aecionista, asomó una lo·
ler'aneia efectiva, que se apellidó luego dopo-
tismo ilustrado, contrapuesta á la real ¡dad mCIl-
tecata que hasl,,-cntónces )¡~bi3 servido de rlOl'·
maal gobierno; y ,¡sí en medio del idiotlla in trin-
cado que se estaba IIsando, apal'ecian I~s incer-
tidumbres. Campeaban ya en la nueva potest~d
los visos del principio fundamental de la libertad
politica. Providenciando así el despotismo, des-
fallecia mOl'talmente t'n el pr'opio monarC;l que
lanto lo habia est/'t~rnado. Zea BCI'mndez fué el
encargado de aquel tránsito reparahle, y des-
enful'ecída ya la pel'secl1cion, amaneció allá
c¡er'to mil'amiento con las opiniones políticas.
Se l'cmontal'on los ánimos en alas de aquclla
tolerancia primel'a, y al paso que se iban euto-
nando, amainaba mas y mas el poderío. Hablaba
ya este de .. efol'mas positivas, y aun las cstaha


(1) Bosquejo de la política inglela respecto á la
}~spaña, en contestaeion á la obra del conde Carnar-
von, intitulada Portllgal y Galicia.


(2) Quedó rHocada el acta en la célehre reunion
de 3r dI' diciemhre de 183 •.


apeteciendo, pel'o al mismo tiempo r'echazaba
toda l'efOl'ma poJíticil. Despropósito estrañísimo
en que han illcurl'iJo sujetos de injenio, pues
conceptúan ml1cllOS que cabe la reforma en
abusos administl'ari\'os, abor·to del atropella-
miento de los del'echos de toda nacían, 110 re-
pon.iéndola desde luego en su decoroso asiento,
devolviéndole el ejel'cicio lejítimo de sus dere-
chos. Intento desatinarlo es el de creerseengrei-
damente mas pujante á solas y prescindiendo
de pensamientos y de empuje, que obl'lIndo á
la ltlz del desengaño. Tal apareceria un caudillo
que, arl'ostrando tilla hueste crecida, entablase
la pelea sin tropa y sin auxilios.


Cabe en un sobpl'ano el em peño de su potestad
ilimitada, prescindiendo de toda cooperacion.
Pedro el Grande, ejerciendo su absolutismo pOI'
!llano del verdugo, fué arrollando el contraresto
dt' la barbal'ie á sus in tentos civilizadores. De-
golló á los Estrelizes y sentenció á muerte á
todo barbudo. Mahmud, tremolando allá el pen-
don del pt'ofetil, alcanzó con el aJ'rimodel pueblo,
el eslcrminio de los j!'níT.aros, y con diestl'a
b,'iosa, derrumbando todo el edificio añejo de
la bal'barie, pudo lI¡¡mar á la civiliz"cion en SIl
allx¡lio.


Cupo á Fernando VII aquella postestad sin
límites, Ilt'ro la empleó para contrarestar' la ci-
vilizacio!!, monstl'lIosidad ca~i iusoñable para
Ilucs!i'o siglo. Pel'O ¿cómo se ha llegado á con-
ceptual' que semejante carrera a~oladot'a habia
de sobrevivir á su inventO/·, y que vendria un
ministl'O de suficiente desempeño para seguÍ!'
con el ejel'cicio de \lila poI estad absoluta, ya
inasequible, a\ln encaminada al aciel'to? Yerro
gr'avísimo era el conc'?pluar á la España senteu-
ciada a yacel' sempiternamente maniatada con
los cordelt s de la arbi tr'DI·iedad. No cabe pujanza
que haga t'umudecer los acontecimientos, cUJa
voz encier'l'a un desengaño patente de la insta-
bilidad rle todo lo humano.


El manifiesto del 4 de octubre de 1833 zanjó
la cue~lioll de la exis teneia del ministerio, ci-
ñendo en sustancia su p!'ogl'ama ¿ estas pala-
bl'as: ~'1/{u/a de innol'adon; COIllO si la p!'ecisioll
en qué se hallaba de patentizar á la nacíon el
rllmbo que iba á seguir no fllcse ya lo sumo de
las illl!ov;]ciones. ¿De cuándo acá babia el go-
biel'\lo de E~paña tributado aqll~l <lcatamiento ¡¡
la apinion pública, pal'a desembozarleá las clal'a~
sus intimas pcnsamientos?


Esta opinioll, por cada dia mas descontenta-
diza, ni lIn ápice agradeció á Zea, ni Sil ademall
esfol'Zado con los carlistas, Ili su hCl'oicidad
en lanzar á don Cál'los de Madl'id, á ciencia :>
pt'esencia de 300 mil \oluntal'ios realistas ar-
mados.


Cucntl'll que el manifipslo del 4 de 0('1 "I.>t'"




HlSTOHL\. I'OLlTlCA
m~r('ció la aprobacion (l<' las polendas d",1 norte,
y aun añaden que el pl'íncipe de Meternich ase-
gnraba que le e~tampara su firma. Como aquel
estímulo meramente diplomático nosecomprobó
con demostr'acion alguna de afecto, esto mismo
está diciendo que dicho pl'ograma era muy ajeno
del impulso eJe pensamientos que iba descollau-
do en España, Dechado infallsto pal'a su remedo
el'a el de la yel'ta y sempiterna inmobilidad del
Austl'ia , pues siendo de suyo monstruoso el
intento de encallar la sociedad teniéndola des-
pavorida, y si la racionalidad se destempla con-
tra aquella potestad desaforada, á lo menos
cllllndo se ha cumplido con todos Jos requisitos
del órden y del bienestar positivo respecto á
los dependientes, como lo está realizando el
todopodel'o50 archicanciller del Anstria hace
ya treinta años, cabe abogar pOI' la !nmobilidad;
mns por cierto que los ministros españoll'~ ni
en un ápice podianalegar ignal jéner'o de des-
empeño, pues carecian de toda la hahilidad ad-
m;nistrativa del imperio austríaco. Tanto allí
romo en Prusia, ha venido el absolutismo á ha-
c~rse llevadero con su método y despejo gube~­
nativo, al paso q\le en España, siem pre se ha
hecho mas y mas abominable pOI' sus robos y Sil
idiotez, al par que por SIlS crueldades.


El estadista que remeda debe hacerse cargo
(le la identidad de circunstancias que se le hag~n
comparables. No lo hizo Zea, y así le cuadra
aquel car¡;o tan sonado con los constituciollales
innovadores, y es haber querido embocar á la
España, ajeua toda de los elemenlos adecuados,
nn sistema advenedizo. Despavorido Zea con el
peligro de las innovaciones, y embelesado con
la prosperidad de los estados absolutistas, se em-
peñó tras un sistema insensato, y exánime ya COIl
Femando VII. En una palabra, trabó Zea una lid
en pro de una potestad ya difunta para laEspaña
entpra y que ninguna fnerza humana alcanzara
á ronsel'var.


YelTOS v delitos acompañan innegablcmente
á !',Ilos la íihertad; pero los visos aciagos de su
existencia suelen 'ser efecto de 1:\ l'esistencia
que há dearl'ollar; ¿ mas á "erqué disculpa cabe
c:)n ulla potestad que, siempre voluntariosa y
sin mas norte ni fiscalía que su pI'opio albedrío,
tan solo supo denocar y abortar aquel caos ad-
ministrativo, yermando el pais mas opulento y
fecundo de toda Enropa? Entonador y benefi-
cioso sin par 1Íene que ser IIn gobierno abso-
luto para hacerse acreedor á una especie de to-
lel'aneia tácita de parte de la moral y la filosofía;
v cuando, á fuer de todo poder'oso, está :11'1'0'
¡lnndo hasta los dl'rf'chos mas sagrados d~l
homlll'e, tiene que producir mil bienes y dichas
palp~blf's en la socied~d. como el Nilo. cuyns
at<\I~~ van ft'l·tiliz~ndo las c:lJnpilías qlle 3nf'gan.


Mas sien vez de lorlo esto, I~ potpstad ah~o¡ll{iI
desustancia y esteriliza, allá se le art"oja funda-
damente el odio del jénero humano. Esta po-
testad no ha sido en España mas que un raudal
desbocado y asolador, mereciendo LÍnicamenlp
sobresalto y maldicion.


Se afirmó qlW las potencias del norte ihan {¡
reconocer á Isabel 11, cllando la caida de Zea les
hizo variar de I'umbo; y el ademan ostentad u
por aquellas potencias al fallecimiento dl'l rey,
está demostrando su desafecto para con nuestra
jóven reina; y así no soy de los ilusos que creen
aun en aqllel cambio eventual. El afan de lejí-
timidad dinástica nunca enardecióesclusivamen-
te á los saber'anos del norte. y sobran pruebas
para evidencial' Sil tolerancia, y aun su tibien
en plinto á dinastía. Mas con este pretexto de
mudanza en el órden de sucesion, se encubría
\In principio político, cuya causa se mostraba
muy patente. Prusia, Au~tria y Rusia aeord"ron
ya entónces no reconocer' á la hija d~ Fernall-
do VII, y así aquella cuest¡on de dilla~tía se ks
¡'odeó muy opor'tllnamente para cohonestar su
desvío de principios. .


Difunto Fernando, Illtió la esperanza I'n todo~
los pechos jener'osns; elllr'ailable era ya la f,'
en la libertad, pues el'a el esll'ibo del POI'\'(,llil'
de España, habiendo tenido que sobr~l)()nel's('
á tan <Imargas pruebas, y consCI'vándose cabal
en medio de los mal'tirios de aquel aciago rei-
nado. Ya estarnos presenciando el movimiento
de las ideas vllel to á su C:\Ilce, tl'as las rearcio-
nes de 1814 y de 1823, arre!!l-atando los últimos
rai;tros dI' la potestad absoluta, El justísimo
engreimiento nacional ansiaba tambien borral'
las huellas de la inlervencion Iihertieida de la
Francia; pues forzoso SI! hacia el pl'atestar con-
tra tamaño atentado. -


No se hizo cal'go Zea, como estadista. de la
situacíon y circllnstanci<ls de España, en parti-
cula!' tl'as la muerte de Fernando. Aquel minis"
tr'o denodado no se enter'ó de que tal acontpci-
miento, precedido de la mudaoza en la ley de su-
cesion, era una revolucion elltera, y que qlW-
daban yertas desde aquel punto las fllerzas lu-
das del gobierno absoluto,


Conceptuó Zea qnH para el estel'minio de los
carlistas en 1834 bastaba quererlo, cnm0.la lo
habia querido en 182;'; mas no akanzó quP Sil
fllPl'za millistpri~1 de entónces no le er~ d.,
modo alguno per'sonal, sillo un destello del po-
del'ío de Feruanclo VII, y que aquella prqlOtt'n·
cia Ja no existia. En vez de a¡.;olpnr bnJo 1I;la
misma bantlel':1 para lo venidero opinioues in-
conexas y fllel'zas lluevas, desahllció á todo'
con estas palabl'as: c'VinKllllll ,'ollrrsioll, I'n pi
mismo [millo "11 que, it implIlsos de la opilliolJ
ptÍblica, lenia qllP fr~nqlll'al' las puerta,d,' b,-




DE LA ESPAÑA :\IODEIt~A. 9" ..
pai'íaá losemigrados á,~ 1823. Imprudellcia slIma
rué el pl'ofel'ir aquella espresion que recuerda
f>1 rótulo del Dante á la puerta del infierno:


nLasciate ngni speranza, voi ch' entr:lte.>t


:'i'ecesita d hombre esper:mzar, y no era de
mas, desplles de doce afios de quebrantos, el
franquear cierta esperanza de mejor porvenir;
yasí en vez de lograr el agl'adecimiento de los
emigrados entrantes, los tuvo Zea á todos en-
('on I rados. Sil presencia en el suelo patrio 1'0-
busleeió la opinion ¡llíblica. Nadie se avenia á


dejar ya la sllcr/(' de la nacion ell m~n()~ dr un
ministerio qlle se desentendia de todos, Pot'
una parte, tina opinion nacientf', haslaute pode-
rosa para demostrar su ánimo de tt'amontar los
límites del manifiesto del 4 de octubre, y pOI'
otl'a, la insurreccion carlista, mas y mas amena-
zadol'a, hacian muy arriesgada y resbaladiza la
posicion del ministerio. El contraste violento
entre lo pasado y lo porvenir imposihilitaba
de todo punto el stntll qllOj y tuvo Zea que re-
tirarse,


-------------------------------------------------------------------- e CAPITULO QUINTO.
rercera ter" porada constitucional. - Mini~terio de Martinp1- de la Rosa. --- El estatuto rpal. -- Ministerio d ..


Toreno.-Sllhlevacioll de las provillcias,-Caida del ministerio.


Estamos en 1834. - El pensamiento de libel'·
tlld que descolló en 1810, en medio de II na lid
memOl'able para siempre en los fastos de la in-
dependencia de las naciones, sobrevivió y me-
dl'ó con las pel'SPclIciones. Asalta, vuelca y ar-
I'olla todos los tropiezos; contra resta los mayo-
res fracasos, no se a paga con la sangre de tan"
tas vícLimas esclarecidas, y aquel fuego sagrado
haña por tercera vez con sus vi"íficos destellos
los ámbitos de España. Al cesar la potestad ti-
ránica de Fernando, el ímpetu dp libertad se
dispara a manera dI' un resorte comprimido lar-
go tiempo .' y recobra Sil elasticidad.


Xo se asemeja esta tercera perspectiva de la
era constitucional á las anleriol'es, y está ates-
tignando con qué teson se consenaron las tl'a-
dicionps de la grande é hidalga iniciativa de las
('úl'tes de Cádiz,


En 1834, no es ya IIna asonada militar que es-
tá con espada en m~no pidiendo el restableci-
miento de las institueiones; 110 es ulla revolu-
cion que estrella cuanto encuentra, ni es tam-
poco rebddía de los plleblos : es la opioion pú-
bl ica sosf'gadamen te triu n fadora del despotismo
agonizante, con d empuje único del dogma vi-
vidor de la libertad, La sobel'anía misma es la
qlle acnde á pedil' pal'a la cUlla de una reina ni-
¡la el animo de los principios vedados hasta 1'1
dia de su ascenso al tl'ono, Aquf'lla hermandad
pactada enll'e la nacion y la corona, sagrada-
mente enlazadas con la Iibel'tad, sejUl'a á la paz
del fanatismo políti~o y relijioso. Rnjc á lo le-
jos [ll'ev,on:1l1do la peka qlH~ va á trabar eon la
pl'f'sa qlw se le escabulle; y psl.e Sel'a pI po~trer
tr:llICf' pJl'a la Id)!'!'ta". Olvidan los Espaiiolps SIlS


desventuras pasadas, y en la hija de Ferll3ndo
están viendo tan solo el símbolo de su rpjpne-
racioo, Reciben á Is:lbel II <le manos de su au-
gnsta madre y la proclaman pOI' su reina lejíti-
ma j oye María Cristina, al par de María Teresa,
el grito caballeresco: Moriamll1'prO regc no.ftro,
y la corona de Isabel qneda á cargo del pnndo-
nor castellano. ¿ A qllé pucblo cupo jamás el ha-
cerse acreedOl' á IIn agradecimiento tan en1l'a-
ñabl~ de parte de su monarca? ¿ Qué nacion ha-
brá venido á derl'amar tanta sangre por COllsel'-
val' la corona á las jeneraciones de reyes? Des-
apl'opiada de Fernando VII por lIsllrpacion es-
[ranjera, contl'arestada á Isabel II pOI' uSlIl'pa-
cion doméstica, sagrada es ya para los Españoles
dicha corona, pOI' cuanto en 1808 yen 1834 ha es-
tado desempeñando el ¡?;randísimo principio de
la rejeneracion nacional: la anllencia y la :lela·
macion del pais constituyen lÍnicamente la Ipjiti-
midad de los solios, y I?tltóuces verdaderamenk
un I'ey es elllnjido del Señor.


Sllcedió un ministel'Ío al de Zea ,que se dfl'a·
ba en Sil caudillo l\Iartinez de la Rosa, Esperan-
zas halagüeñas se eslabonaban con un nombl'"
amado pOI' los enamorados de la I ibel'lad , y hm'-
to espel'im .. ntado con el martirio padecido mag-
nánimementc en los presidios ele Afl'ica; mas
por desgr'acia se frustraron.


Inmenso adelanto era el ¡¡dvenimiento de l\Tal'-
tinez de la Rosa en 1834 pOI' el rumbo en qlle
España ansiaba, hacia un cnarto de siglo, em-
prender su marcha; y los nombres de córtes v
ele constitllcion c01'l'ian pm'pjlls con .. 1 del nll~­
vo mil!~stl'o.


Des:lci('I'!os ti .. tl'ascpnrlf'nria !cllrl!';í pOI' (~iel'-




IIISTOHlA I'OLlTlC..\
lo que tildal' la histol'ia en este ¡>\'Ohombre, afa-
mado pOI' su injenio y sus Iwendas esclarecidas;
mas nadie le tachará el haber desel'tado por en-
tel'O de las banderas que lan hidalgameilte ha-
bia seguido, En m'edio de los infaustos desvíos
que los pl'incipios de libertad han venido á pa-
decer en Sil ánimo, se mantuvo siempre leal en
cuanto á la esencia;y si ha iJovariaudo en sus
apiicaciones, nos hal'émos cm'go de que sn con-
vencimiento Íntimo, pOI' mas aciago que fuese
para la pa tria , l'S hijo de Sil conciencia y acree-
dor all'espeto ptíblico,


No pudiendo abarcal' sino los acontecimien-
tos mayol'2s de cada época, como padrones que
las d~slindan , no iré desmP,llllzando por ápices
el desem peño del SeñOl' 1\Ial'tinez i pues todo si·
gue como siempl'e, y tan solo me cabe repetit'
lo mismo y evidenciar que en la administracion,
ó mas bien eu su carencia cabal, se dfl'a la llaga
que causa todos los quebrantos de Espaí'ia. Fllé
pues el ministerio de l\Iartillez de la Rosa, 111
pal' de los antel'iores y postel'iol'es, endeble,
alascado, sin impulsos y sin asomo de grandio-
sidad en sus intentos. AlIal'qnía gnbemativa rué
siempl'c la nOl'ma de su administracion, sin
planteal' cosa alguna acreedol'a al l'ecuerdo de
la~ jeneraciones venideras. Un padl'on mas se-
rá un tl'ál'lsito del señor l\.Jal'tinez de la Rosa por
los negocios, para Ít' siguiendo aquel carril ¡jl'ido
y trillado POI" tantos ministros que no han ve-
nido á dejar ma5 que una manift~st¡¡cionde sao
nos inten tos si n el menOl' resulLado.


Las dos lÍnicas jestiones de bul to en el minis·
terio del señor Martinez de la Ros~ son el esta·
tuto real y la cuádruple alianza.


Cuando en 1810 recobraron los Españoles pOI'
primel'a vez el ejercicio de sus del'echos políti·
eos, confiscados por la monarquía, tl'emolaron
en SllS baudel'as el principio de la sobt'l'anÍa na·
cional. Arma(lo el pais en dercnsa propia, el
pl'imel" paso termillante ¡.:ara el rescate del¡Hlc,
blo fué una constitucioll; q !tedando así indeleble-
mente consagrada. Habia el monarca desampa-
I'ado el pais, estando cautivo en ValplI<;ay , J el
dia de su J'edencioll, tenia que aceptm' el pacto
social; mas ya se ha visto cómo quedó desechado
III asomal'la monarquía pOI' el suelo I'cconquis.
tado dc la patda,


:Median diez años, y un alzamiento milital' res-
tablece aquella misma cOlistitllcion volcada á
viva fuerza. La soberanía vcncida la acepta y
protesta intel'iormente , llama luego á cien mil
bayonetas y iogra derribal' pOI' segunda vez la
constitncion nacional,


En 1834 ,el llIinistel'io es el que brinda con
un lluevo pacto qlle la nacion tiene que aceptar
á ciegas; pel'o lo Ol'illa la nacion como debía.


Ni aun fué el estatnto \'t'al cI~ Mal'tinez de la


Rosa un fuero otol'gado pOI' la COI"oua , embo-
cándoselo a España pOI' cédultl tninisterial. Ca·
rece acasO de ejemplal' un convenio COn visos
de fundamental, sin que 10 vote la nacion ni lo
conceda el albedrío personal del monarca, i Un
ministro que se hace constituyente! ¡ Usurpa l'
á un tiempo la soberanía del pueblo y la inicia·
tiva rejia! Con solo este yerro insoldable, fué
el estatuto real un enjcndro muel'to al nacer,
pues concebido mera y ministerialmente, no le
cupieron accidentes de vida. ¡Y cuánta desdicha
acaneó tan aciaga usurpacion ! Hahlando de las
antiguas leyes fundamentales de la monarquíR
democrática de España, sal ia con un bosquejo
macilento de eonstituciones estranjeras y des·
cabaladas, Tachaban á las CÓl'tt's de C:.ídiz de re·
medadoras de la cOllstitucion franeesa de 91, .v
trascol'dando descabelladamentc las" libel'tades
antiguas de España, se toma por norma la car-
ta otorgada de la Restauracion fl'ancesa, finada
ya en las .iornadas de julio de 1830 , quedándo-
se en el remedo muy en zaga de su mente, d!'
suyo antilibel'aJ.


Desenlendióse Mal'tiuez de la Rosa voluntaria-
mente de la nombl'adÍa mas csclal'ecida que pue·
de anhelar Uil estadista. Si Ilecho cargo de la
grandiosidad de aquel empeño en plantem' UII
nuevo sistema político ysocial, lo esh'ihara en d
principio incoutl'ástable de lasobcrania del pue·
blo, conVOCál"a la nacíon á córtes jenel'ales para
lab,"ar una constituciolJ cástitamente española,
consel'vando cuanto suministrasen las cÓl'tes
antiguas pal'a la planta moderna en la sustancia
yen la I'ol'ma, si j'eplldiara toda t'stranjel'ía, co-
mo ántipática á 1<1 nacion , poscel'ia la E~paña
una ley fundamcn ta I de cal'la toda española, plan·
teada POI" el consentimit'nto lih,'e de la nacion
y de la COl'Olla. Por entónces !JO habiall las pa·
siones todavía causado los eslt'3go~ ~obl'evellidos
postel'iorrnenle. Grandísimo fuet'á el inflUjO de
un gobicl'llo convoca dar de la nncion y ventila·
dor de un pacto nuevo pat'a el al't'q;lo de áque·
lIa ley fundamental, escuadl'onándose la Espa-
ña de estl'eltlo á estremo bajo una idéntica ban-
dera. En vez de aquel J'espelo tribtttado á la ma-
jestad nacional, se arl'ojó all;, , como agracian·
do á la an~iedad jeneral, el estatuto rejio , CI1'y~
tl'azá estr3njé'rada fué.p UII motivo de repulsa.
'Estp desatinado remedo fl'3neés ,'ino a ser un
hacho n de discordia entre los cOllstitucionales,
y enjendl'ó UII partido Ilue\'o, enalldo se debiM!
avental' 10s.Ya e)¡i~tcntes. En suma, nadie admi·,
t ió de vel'as el estatuto real, ni lo aceptó ni lo
¡ll'ohijó partido alguno dl! rOr31.011. Eu anali·
zando brevemente aquella Obl'3 de 1(1~ atloell'i-
nadores de España, quedat';] demoslradó que 1,)
oposieion que enconlt'ó al tlaC{'(' rué ellW[incio
de su del'l'ibo inevitablp,




~

I DE L\ ESI',\ÑA'lO\')ER~A. l ,Al presental' el t'statllto real á la nacion, ma- 9i


l
. Jli{esló elministcl'io que se reduda al cimiento


sobre el cual teudrian los diputados qne levan-
·'ttr.el edificio constitucional; y bajo este con-


cepto venian á guardar ciel'to mil'amiento con el
aolíelo del público. No el'a sin embargo sincel'a


. aquella manifestacion , habiendo antes provi-
denciado cuanto conducía para imposibilitar la


. empresa qne se aparentaba confiar al patriotis·
. ·1110 de los delegados de la nacion,


Por de coulado , aquellos supuestos apodera-
do~ á quienes se ha bla ba, el'au eit'jidos en vi¡,tud


'del mas iocreible monopolio, pues era tal el his.
tema de eleccion crea po pOI' el t'statllto, que eu
¡'eslÍmen no lIt'gaba á mil el Illímel'o de electores


,--para toda la España.
Esta era la planta clcdol'al del estatnto:
COIJI.::ediase eselusivamente el derecho de ele-


jirá las cabezas de pal,tido. ComponJanse líni-
t'8meute los c'Jlejios de los concejales, quienes


. se acompañaban de igual lllímel'o de mayores
'~eoutt'ibnycntes. Cada colejio combinado en csta


forma nombraba dos electores, y todos los de
cabeza de pm'tido se juntaban en la capit<d de la


:ú provillcia y no:nbraball los diputa~los pal'a CÓI'-
¡ les,


Hay en I~spaña 18.447 concejos, repal,tidos eu-
tre 49 provincias, de donde resultan 376 conee-


[¡'. jos por pl·ovincia. Se pueden regulal' en 10 pOI'
provincia las cabezas de partido; y así es q tle t~n


total de los cOllcejo~ habl'ia 490 con voto elec-
(oral, y 17,957 sin él, y como cada cabeza de pal'·
tido nom braba dos electores, las 490 cabezas


,oomponian 980 electores.
. Con que en vein te votos pOI' provincia se vin-


culaba la eleccion de los diputados.
No bastaba este mezquino monopolio de los


votos, plles hahia qlle iuventar requisitos par'a
ir' estrechando mas y mas un dl'culo ya tan re·
ducido, l así todo procUl'ador debia gozal'12 ,000
¡'eales del1J1'odueto de SIIS fincas,


Para enlet'arse de la (¡'ascendencia de seme-
jante padroll electOl'al, st'!'ia IJeeesario logl'al' un
guarismo puntual dpl rédito de las tienas en
España. Careciendo dc este dato, nadie ignol'a
lo que escaseamos de carretel'as y canales, los
rios no suelen ser navegables, las comunicacio-
nes son tl'abajosísimas por el atl'aso en todo, y
así se hace costosísima la cOllduccion de los fru-
tos hasta el consumo de los vecindarios crecidos
y las costas del mal'; y pOI' tanto viene á sel' me-
001' la rendicion de las tierras qne en los demás
paises, A tantas dificultades para el tl'ajinysalida
de los productos, hay queaiiadirel estallcamiell-
tode las hacicudas Cll pocas manos. Sobre54 mi-
llones de aranzadas de tierraseu cultivo, ~7 mi-
1I0lles conespondian á la sazon á los mayoraz-
,1;05 J l113:1OS muertas, quedando así tan solo 17


millones libre~, Con la escasez de poblacioll, y
luego la pl'ccision de poseel' nceidas propieda·
des pal'a gozar el rédito de los 12 mil I'cales, ce-
ñian fOl'zosamente la eleccion de procuradores
á una minoría impcrceptible, De ahí trampas
sin fin para constitnil'la renta apetecida á suje-
tos esclarecidos que tenian la desgl'acia de no po-
seer por patrimonio mas que sus prendas y sn
injenio, juntando con talltos realces sus padeci-
mientos por la causa de la libertad.


Quedando como aérea la cleccion de procura-
dores con el método y el padl'oIl para vel'ifka¡'-
la, se atajaron todos los ímpetus de iudepf'n-
deucia de cierLos nombrados, imposibilitand(J
con el I'eglamento de aquel estamento tí cáma-
ra toda discll~ion. A~¡ se l'edoudeó el estatu too
No les cabia á los proCl\radol'es el deliberal' so-
hre los asuntos, sino á pl'Opuesta de la corona,
concediéndoles pOI' suma fineza el del'echo de
peticion, y aun ciñendo su ejercicio con b cláu-
sula imprescindible de ir firmada por doce indi-
viduos del estamento, y qlledando árbitl'os los
ministros de contestar ó no á memol'iales tu n
baladíes,


Ct'caba el estatuto una cámara al'isLocrática,
apéllidándola de los Próceres, jénel'o totalmen-
te estranjero, No me detendl'é en sentenciar I~
coostituciou de semejante CiÍmara, bastándo-
me el repetir aquí el órden pOI' el cual va el es-
tatuto coordinando lo~ títulos de cuantos puc-
den aspirar á tamaña dignidad, "El estamento
de Próceres se compondrá,,, dice el preámbulo
del estatuto, ,( de cuantos descuellen por sus
empleos encumbrados, su nacimiento esclareci-
do, sus servicios, su mérito, su saber y sus vil'-
tudes. " i Con que para entrar en esta cámara
alta, el primel' requisito era la jel'al'quÍa y el na·
cimiento del aspirante, y los menos precisos
eran el saber y la virtud! Semejante justipre¡;:io
está retratando al vivo aquella inslitucion mal-
hadada dc pl'óceres , y escusa todo comental'io.
Tenian quc l'eclutal'se de gl'andes de España, del
ele¡'O superior y los empleados con sesenta mil
reales de renta anual, lo que desde luego tl'aia
consigo una esclusion fundamental, á no admi-
tir como rentas los sueldos del estado, Habia
próeeres hereditarios y vitalicios.


Ningunos pl'incipios sentaba el estatuto real,
ni ofl'ecia resguardo alguno, ni se mentaba li-
bertad individual ni de imprenta, ni potestad ju-
dicial independiente ó inamovible, ni asomo de
respollsabilidad-"ministerial. En una palabra, el
estatuto real no el'a mas que una mofa, un
señuelo con el cual esperanzaban enfreuar las
urjencias de la opinion pública, abrigar el abso-
lutismo á la somb.'a de un tl'ampantojo de go-
bierno I'epl'esentativo, y perpetuar, aparentan-
do imp"gnarl(J, un hl~"h;:¡ confesadoen el ¡lI't'<Ím-


7




/


lltSTOH 1\ I'OLlTIC:\
blllo del estatuto real :'« quc los qlldll'anlos pa·
decidos en España pOt' espacio de tres siglos no
tenían mas orijen que el menospt'ecio en que ya·
cian las leyes fundamentales del t'cino, »


Planteóse pues el estatuto t'eal con mil'as de
monopolio ministerial, bajo una estampa se-
miliberal y semirept'esentativa, que nada cons-
tiluia, yen la cual á ningun inte¡'és ptíblico se
",cndia, sino meramente al de la at'istocracia, No
podia menos la ley electoral de afiallzar á los mi-
nistt'os una mayol'ía pCI'petua ,y resguardal' así
á sus autores dilatada existencia en el poderío,
P(~ro, como suele sucedel' con todo sistema de
monopolio, el del estatuto redlllldó en daño de
su autOl' y sus paniaguados, y el dia que se apea-
ron del ministerio, la máquina electoral paró en
manos enemigas á su eleccíon, Disolviéronse las
cCll'tesprimet'as convocadas imperando el estatu,
to I'eal, en enet'O de 1836, y de los seteuta y seis in-
dividuos de la opinion del señor Mal,tinez de la
Rosa, uno 1\010, el mal'qués de Samel'llelos (1) ,
quedó reelejido. Al verse c!\clllido del estamento
pOI' el sistema electoral que él mismo habia crea-
do, puclo el estatlltista conocel' cuán arriesgado
es el idear instituciones en beneficio de la potes-
tad volandel'3 de los ministt,os, y llue todo aten-
tado contra la libertad de los, votantes, encum·
bl'ndo á la jerat'quía de ley pel'manente en las
elecciones, no puede menos de I'ecaer antes ó
despnes sobl'e sus mismos reos, Al ejel'cer el po-
derío hay que l'ecOl'd~r el apeamiento, y esme-
t'arse mas bien en resguardar á los ciudadaoos
que á los ministros opl'esOl'es, siempl'c hal'to
[ll'opcnsos á ensangrentarse; pues se está siem-
pl'e en medio de la sociedad, y nadie pel'manece
de asiento cn el ministel'Ío.


El del señor Mal'tinez de la Rosa, desvalido y
enzarzado en un embolismo dc imposibil'idades
que él mismo se habia fraguado, tenia que bata-
llal' contl'a el partido liberal, Guejosísimo de
sus desatenciones, y conlt'a el bando cadísta,
q lIe se iba por puntos t'obtistcciendo, Quedó eu'
¡ónces inhábil para realizal' la vel'dadera revo-
lllcion en España, la I'cvolucion rejeneradora y
administrativa, sin la cual jamás habrá un go-
bierno de pujanza y desempeño. Los estamen-
t03 del estatuto real tan solo valian para fomen-
tal' estorbos. Echaba el resto y se desvirtuaba
el ministerioaleecionando á los di~Hltados sobt'e
la mente y la lelra del estatuto, al paso que los
discípulos andaban repitiendo con razon que
era mofarse de la racionalidad el convocarlos
para I'efrendal' voluntariedades ministeriales y
ejercel' aquel derecho menguado de peticion ab-
solutamente aéreo, Desperdiciáballse ratos pre·


(1) Y no fué reelejido por su provincia, Logroño,
"ino por la de Soria,


eiOSISltllOS en estlls ¡'eyertas anilladas, y m~s
[ll'opias de sCliiones académicas que de formali·
dades políticas, Se empeñaba mas y mas el mi·
nisterio por cada dia en Í1' encajonando el em-
puje lejislativo, diciend!I que si el estatuto no
era instilucion cabal, no dejaba de ser la mejor
que cupiese. Se formalizó el ministerio sobl'e el
punto de I'echazar el nombrc de gual'dia nacio-
nal al vecindario al'mado, conceptuándolo muy
I'cvolucionat'io, conmutándose con el de gual'-
dia urbana, mas comedido. Forcejeaban en su
contrarcslo los proclll'adOl'eS por ir ensanchan-
do el eh'culo de sus atribuciones, y ni aun tl'O'
naba harto recio la artillería en Navarra pal'a
atajar aquellas contiendas lastimosas de palabras,
pl'opias de la tempOl'ada tíltima de los Griegos
en Constantinopla, Cuando la salvacionde la pa-
tl'ia estaba I'equit'iendo ¡¡Igun acuerdo brioso del
estamento pat'a mancomunar todos los ánim()~
sobre un solo intento, ponian su ahinco en el
voto de Santiago (1); y así S6 debililaban á IIr'
tiempo todas las potestades del estado.


En yana llamó en su auxilio l\'Iartinel de la
Rosa al conde de TOI'ello, uno de los pl'ohom-
bl'es de Espaiia , y que cOl'respondia, mas que
el estalutista, á la lemporada esclarecida de 1810.
.<\ pesar de su jnjenio indisputable, de los re-
cuerdos grandiosos de su vida allterior y de 105
senfcios tributados á la causa dela libertad, que
le met'ecieroll el blasou único y glorioso de tel'-
cial' en las cÓl'les constituyentes, disj'ensándole
la edad, Toreno, encat'gándose del ministerio dt~
hacienda, ni robusteció ni condecol'ó al gahille,
te ; yen verdad que no conozco Español dolado
de mayor desempeño para descollar al frente de
la nacioll,


Habia zahel'Ído en gl'an manel'a á Martínez de
la Rosa por sus propensiones I'etrógl'adas, antes
de cn,tl'ar en el ministerio; tachando sus yerros
COIl el escarnio tra"ieso y fino, que es una de
las 3¡'maS al'l'olladoras de la chispa d.., '1'01''''110 •
cuya habilidad parlamentaria es I'ecóndita, ,:gll-
da y amena. Encumbrado al poderío, pl'ohijó
Toreno el rumbo de sus compañeros, cejó co-
mo ellos, se soslayó de b política y ahincó to-
do su empeño en una operacion de hacienda, Cll-
ya desastrada efectuacion vino á ser el ,'emate
del crédito de España. Náda hizo Toreno que
l'edl1ndase en mejora del ¡'amo, nada pat'a el pais,
nada para robustecet' el gobierno de cuyo em-
puje pende el salvamento de la nacioll, Ejerció
Sil potestad como señ0r , prescindiendo de glo-
ria inlllortal, da agl'adeeimiento de conciudada-


(.) Consistia ennoacontribucion defrutos, inven-
tada por el clero, fundándola en la supuesta invoca-
ciou del rey Ramiro, en la batalLt de ClaviJo. N ..
lra,cendió el impuesto á la corona rle Araf,oll.




DE L\ ESI'A¡'<,\ !lIOhEBi'H.
nos y de alll'ccio: ¿Iplansos \'olandcl'os, y ha\'_
to fujitivos ciertamente para ser alletecidos pOI'
HII val'O!l que se coudolia de los abusos enllJo-
becidos y I'OCdOI'es que estaban carcomicndo la
España, No halagaba aquella l'cfonna á su ,'0-
luntad cmbotada. El afan trabajoso. pero im-


. pOI'tantísimo, para despejal' todos los ramos de
la aJministracion, no era el intento qne embar-
gabala amhicion de Torl'.no. Se dcsentendió des-
de I llego de plantea!' tina CI'3 nueva pal'a Sil pa,
tria, no terció sillo muy temporalmente en la~
tormentas que habian de acalTcar á la España la
conquista de su libertad, y al presencial' iÍ su pais
tan I'uinoso y desvent.urado, se dió pOI' deseal"


, g-adode un peso descofllun;¡1 cldia en queleclI-
po desprcnderse de los Iwgocios pLÍblicos, J' es
trofiarse P(II'3 espel'aJ' desde !tojos el paradcro de
una lid que le intel'csaba ya mllyescasilllIentp.


Ni TOI'cno ni l\Jartint!z de la Rosa adelanta-
1'on un ápice en el empeño funJamcn·[@1 qlle le-
flia .:olgada la España, J,;¡ inSUI'\'.ecdoll cal'lbta
mcdl'aba y se entonaba; el gobierno eO{lsti tucio-
1191 no vivia sino de sacudimientos; ninguna me-
jOI'3 que inlel'esase y lwendase al pueblo apal'c-
eía; el dcsól'den y la anarquía que se han rdra
lado en las temporadas 3ntel'iol'cs, iban cun-
diendo mas y mas con la relajacion de los vÍlr
otilos de respeto para con una potestad basta 1'-
da,qlle ya no el'a despotismo ni tampoco toda'
"ía libe·rtad, En no sobresaliendo un gohiel'llo,
en las oleadas de la guel'l'a ci,vi.J , ni con la gl'an_
diosidad de 6US planes, ni con el al'l'ojode sus
·intentos, ni con el desenfado de sus embates so-
bre el enemi.go, se desploma desfallecido, abl'lI-
mado con la tl'ascendencia <le MIl; yer.'os ; y es-
ta era I·a sil1l3cion del ministerio de Mm'lincz y
de TOI'eno, Asaltábale la oposicion ¡¡al'lamenta_
I'ia , á pesar de la sUlIla dificultad que le eostaba
el hacerse oil', y lo arrostfaron lllego conmoeio_
nes,sa.n.gl'ifntas, Asesinatos pavorQl;os de fl'niles
d~sdi-chados cncapotal'on el horizonte.político ;
d~litos , que la tOl'peza del mifristerio no acel'tó
á pl'eCaVel', quedal'on impunes y patentizaron
una flaqueza asustante , y Ulla asunada milital',
en que feneció el capitan jeneral de J.\.ddd Can.
tel'at', triunfó tambien de la molicie de la su perio_
I'idad. Ningun Hl'rimo se gl'alljeaba la libertad en
estas contiendas intestinas, y la potestad se iba
mas y mas desconceptuando y desautorizando,
Alborot.os y asesinatos horrendos, I't~zagando la
opinion pública, eslrt~mecieroncon sus derna-
sÍas , siempre impunes, á la nacion sobresalta-
da, que andaba pl'eguntando cuál seria el para·
dero de tamañas convulsiones ruines y desaten-
tadas; puesasícomo lascl'lleldades del absolutis-
mo se habian estremado sin planteal' Ull gobiel"
no verdadero, progresaban las demasías de la li-


rtad sin asolllo de nwjOl'a para lo vcnidcl'o.


La l'esponsabilidaJ de situacioll tan amarga ,'e-
cae todl sobl'e la pot{lstad, puel> tan culpados


. I'esultan los millistl'os ·pOI' el daño que causan
como por los heneficios que no han acertado á
pl'opor'cional', Ni la confianza de la cOI'ona pues-
ta sin I'CSCl'Va en manos de Mal'linez y de Tore-
no; ni cll'eclll'so de cllantiosos caudales por el
empréstito de cien millones de fl'ancos efecti-
vos, autorizado pOI' las eÓI'tcs, pal'3 acudir á los
gastos de la gllp.I'I'a; ni fucl'zas milital'cs gI'all-
diosa~, I'elonadas con tres lejiones estranjeras:
nada puuo desaletal'gal'los; antes bien cnferma-
ba él fallecia todo en sus lIlanos tOl'písimas, Ja-
más s.e .Jesni velal'on tanto los rcsultados con los
medios, y aun estos tampOco eran suficientes,
Sonó ya por la vez ¡¡rimel'a la interveflcion de
Fruncia, pues tall desvalido, tan pal'alítico yaci,l
el ministel'io, que se pudo seguir diciendo que
no habia gobierIJo.


AUlllentál'onse los tl'opiezos intel'Íorcs que
halló Mal'linez de la Rosa al enlt'al' en el minis-
terio COlllil contienda dinástica quese habia tl'a-
bado en Portugal cn tre los dos hijo!! de Juan VI.
pues la pl'esencia de Don Cárlos en el campa-
mento de D, Miguel mancomunaba á la España
con Don Ped,'o, Aparece en este tI'Mice el tI'3'
tado de la cuádl'uple alianza, ocurl'encia muy
;aciaga J('ausador'a de mil qllebl'ilntos para Espn-
ña, En mi concepto, aquellas espcI'3nzas de in·
tervenci,on y de coopel'aciOIl, que enjer.dl'ó y
no podia realiZa!' .el tl'atado, debilitaron las fu el'-
zascOlls1itucioll;¡les, Aquellos pactos aéreos hall
estado enardeciendo á los c:II'listas , quienes no
podian menos de vel' que se I'educian á las con-
l'esio¡¡es que sllelen hacer los gobiel'llos por las
lII'.i{~ncias de la opinion pLiblica, las cuales toma
la diplomacia á su cargo el repulíl''y escatimal'
hasta el poquísimo ,'aIOl' de su primer intento,
St'J'á equiv~~aciofl el apliCa!' esta doel¡'illa al ÍI'a-
l¡¡uo de la cmíol'!lple alianza, pel'o el resultado
está ahogando pOI' aquel engaño. Se me rodea-
rá la ocasioll de volvel' á hablar d.~ este tratado;
al ventilal' la política estel'iOl' de estos Liltimos
tiempos; mas á mi parecer, ha sido pal'a los
cs'tranjeros y pOI' la misma I'azon lo que el es-
tatuto ('eal para nosotros, allá una causa de dis-
tlll'bios, y Iln r.elajad(}J' de la ')pinioll pLiblica y
de I·a unidaJ .de miras y de la fuel'za nacional. Y
es que entrambas jestiones fuel'on al pal' con-
cl'.pciones medl'osas y propias de una tempora-
da dO/)de se suelen S¡"·lltar pl'incipios para luego
negar sus consecuencias, Pernieiosísimos son
eso¡; sis.te.mas bastardos, entre realidades J' fin-
j,imientos., en que se desavienen las voluntades,
y en que fOI'ccjean los entendimientos por des-
pejar IIn texto cuya oscuridad franquea campo
sin té I'mino para todo jénero de interp,'etacio-
IlCS. Pal'ece all á , aunque sea equivoca(lamentc ,




-~ro HISTOBIA I'OI.ITICA
qlle esto mismo rué el ánimo de 105 3ulor('s del
tratado de la cUcidruple Ijliallza, PregulltadoTai-
Ilcl'anJ por UIlO de ~us amigos acerca del YCI'Ja-
dero contenido de aquel tratado, aseguran que
eOIJ~estó: "Es Ilada para nosotros, algo para las
potencias del Norte, pcpo mucho para los men-
teca tos. " Sajadol' es aqnel dicho, pel'ü atinado
elJ sí, pudicndo m lJy bien hal)el' salido de los
labios de quién pasó tocia su ,ida en mofarse de
los aconteci míen tos , traficando en pl'ovecho
propio de los iutercscs del jéncl'O humano,


Al asomal' las tl'OI);IS ($pafiolat> en POI'tugal,
decidicl'on de la suel'te de Don ]\ligllel y de Don
Cárlos , pues desampal'al'on entl'ambos á Por-
tugal ,y Don Cárlos pasó á Inglater'I'a, de don-
dc huyó Illego, :Y alr'avesando pOI' Francia, re-
llI:!Ilcció en Navarra,


Aqnt'!la aparicíon I'epentina del pretendiente
t'n el CPIl(¡'O de las pl'mincias sublevadas en ~tI
Hombre no fué acontecimiento de sUllla tI'as-
('('!Hlcucia p31'a el paraucl'o de la guerra; mas
cabe muy bien que al pronto la pl'csencia de Don
Cárlos haya fogueado algún tallto la muchedHln-
hrc, ~iem pl'e dispuesta para todo fanatismo, en-
_'alzando allá á Don Cárlos como campeon que
ihaá tel'cial' en SIlS tt'ances.Pero luego Don C{lr-
las vino á ser'\Ír' de estorbo pat'a los caudillos dc
la sublevacion, Uua corte andal'iega , escoltada
pOI' una camarilla r un embolismo de tramo-
~-as, ha '-cnido á constituir la presencia del pl'C-
lcndieute en el teatl'o movedizo tle la guel'l'a ,
mas dañina para el bando cal'lista que pal'a el
gobierllo con~li t uciollal.


FOI'cejeando nngustiosarnente el ministerio
con un lDulIdo de dificllltades, sin arrimo ni
mejoras d.~ situacion, sin triuufos militares ni
cOllcepto püblico, acudió pOI' tíltimo recurso á
pedil' la illtervcllcion al'fIJada de la Fl'ancia, Es-
ta se desentendió, .\' tras mill'éplicag diplomati-
eas, desgastado con el éxito de aquella pl'eten-
~ioIl ,Malftinez de la Rosa dejó el minislerio,
Conceptuóse Zea I'ejenel'ador de España COIl un
gobieruo nbsoluto atemperado oí la justieia , dos
principios de SllJO incompatihles , fuera de al-
blllla dicha lJluy casual; y l\lartit!ez no vió otro
!'lImbo de sal vamt~nto que el de prohijar su es-
tatuto real, y cntramhos, ell pos de aquel duen-
de, tuviel'ou el idéntico paradero, el desvali-
Inicutoj elTol'quc el entendimiento encumbrado
de Martillcz de la Rosa debió habel' previsto. Pe-
ligran pOl'lo lIlas los esperimentos políticos, co-
mo no sucede en artes.\' cieneias. Cuando el so-
siego, el hOllOl' y el porvenir de un pais depen-
dell de ensayos tan es puestos, tall solo el acierto
abona empresa tan temel'al'ia; pel'o Martiuez de
la Rosa fracasó de plallo, y el estatuto real ha
vivido tan solo dos años.


Sobl'l'wl.,u dos Ilt'chos en toda la narl'<lcioll


histól'ica que antecede, El pensamiento de liLer·
lad que brotó en 1810 ha ido I'etoñ~nclo bajo
d¡"cI'sos aspectos; pero se atl'avie,~a igualmente
la alJaI'quíaadministl'ativ3, compañera pel'petua
de todos los gobiel'nos, sin tregua ni interme-
dio, con el estaluto real COInO COII los gobiel'llos
autCl'iores, j Estrella incom prensible de liD pue-
blo qne no aciel'ta á entona!' Ulla or¡:;allizaciolf
social hl'iosa J dcsprjada, y que COll tI'cinta años
de re\'oluciones , tod,n ía ¡lO ha vellido á senla,'
la primel'a piedra de aquel eimieuto de su POI"
\cuit, ! Por falta de organizacioll , unos cuantos
I'cbeldes allá en Navarra plante;¡n uu núcleo de
insllITcccioll que desde ~u asomo reta a la po-
tt'stad reconocida por ltflima en el "esto de la
Península; Un millisttTio i:rmarlo cou la potea-
tad absoluta 110 alcanza it sofucal' el fll'imer 31a-
l'ido de rebeldía, Esta, sin se" ma~ ternihle , si-
gue medr~[]do COIl 1111 gobict"110 mas líberal, pe·
1'0 tan des\alido como el qlle le antecede, pues
llingllu iuílujo han h~llido eu la guerra civil los
progresos y el desarrollo de los p,"illdpios cous-
l1tucionales, Empiezan los alborotos ('011 tul mi-
nislt,o [ll'Oclamador dc la ilJlllobilidnd política.
Aun (ll'cvaleciendo aquel ~istema, siguiera la
guerra ci\il eOIl la mislIJ:l fllria ,pues fllera del
númel'O, que, en mi conee¡Jlo,jalll;Ís fué dE' ent!-
daJ en los cm'li~tas, tué siempre idéntica la si-
tuacioll desde el pl'incipio del alzamiento; y ero
pOl'que la guerra civil 110 las habia con las insti-
tuciones y prescindía del jéllcl'O de gobierno
'de Madl'id, Que se plantee, lo que Dios 110 per-
mila, el de~potism() tII~S all'oz, ó la replÍblica
llIas desatilJada ; la cllcstion quedal'á el! pié. El
achaq nc LÍuico y perpetuo es la carencia de \,el'-
dadel'o gobiel'no; hayase apellidado como quie-
I'a hasta el dia, jamás le ha c~Lido existencia po-
sitiva y peculial', A hOl'a mismo los Illillish'os han
ido \ivielldo con las victol'ias de los jene¡'a\es, ó
han fallecido con ~HS -desmanes, sin que, pOI' lo
mas, \entajas ni contratiempos hayan sido ohl'a
snya; y a~í la existencia miuistel'ial ha \euiuo á
cst~l' colgad~ de los vai\eues de la guerra. No
hahia otro arbitrio con UIl réjimen remolcado
~iempl'e tl'as los acolltecimieutos milital'es y al
resguardo del ejé¡'cito, De ahí aquella suborJi-
1l3cion tan impropia de la potestad supl'ema á
los caudillos militares, con quielles se estaban
de continuo cOllsulLautlo los pasos políticos mas
olnios, No cabe duda que en velltilandose un
punto en el gabinete, el primer miramiento era
el conceptual' lo que opillal'iall los jenerales.
Esta abdicacian total de los ministros, quienes
uo acertando á disponel' ni a Illandat" y dcpen- _
dieudo á menudo del illlpulso, antojadizo á \e-
ces, de caudillos con quicues hnbia que I'cgateal'
la ob"diencia y !:oopcrilciou , está esplicantlo el
!'.'ilauealllicuto del gobierno, La r!'peticioll can-




m: LA ESI'\ ~A .\!ODEIL\ \, (01
sadisima de los mismo~ hechos COIl milJ¡~tel'ios
diversos se eslabona con las causas idénlicas ,y


,asÍ estamos á toda hOl'a tl'opezando con ella en
el discurso de la presc[lte ol)l'a.


Relírase' l\'Iartinez de la Rosa, y varía pOI' en-
tero el réjimen superior; deja Toreno la ha-
cienda sin mejorarla, y pasa á la secretal'Ía de
estado con la presidencia del consejo. Este
nuevo gabinete fué uoa mezcla de individuos,
algo mas bl'josos, pel'o inconexos. Malquisto con
el plÍblico, y con especialidad el pl'e~idente, todo
acarreó lina crísis ,'iolenta que se estaba fl'a-


'gnando encubiertamente. El desasosiego el'a
muy jenel'al, y aquellas propensiones I'etrógra-
das tenian óobrcsaltados'á los Iibel'ales. Los ma-
logros milital'es, torpemente interpretados, sus-
citaban un descontento llnivel'sal; y aun solll'e-
,i/licl'on z07.0bl'uS sobl'e b causa de la liberta!\.
El nuevo gabinete pl'esidido por TOl'eno, á pesr'l'
de ios anteceden tes honoríficos de sus indivi-
duos, no alcanzaba á infundi¡' confianza ni des-


, ahogo. Se disparat'oll las jl'as con la jornada
aciaga de las Amescuas; y Sil esplosion, rom-
piendo en Zal'agozn, cundió á Reus, á Barcelona,


, yen seguida al reino todo.
i ' Aunque jenet'3lmente el pnrmenol' de tan
,lastimososacontecimientos secollceptÜeeql1jvo.
cadamente, pot' mas ahinco que se ponga en
despejar la verdad, aqnel alzamiento de Bal'ce-
lona se formalizó y trascl~ndió en tanto gl'ado á
lo restante de la Península, que se hace forzoso
historial'lo; y la relacion sucinla que "ay á da!',
sacada de dOClllllelltos oficiales que he logrado
rerojel', debe á mi parecer mirarse como nal'-
racion esmeradamente histÓl'ica.


:En medio de las vi~iciludes tan fl'ecnellles en
las temporadas de conmocion política, se halla-
ba el jcneral Llandel' mandando en Calalllfia,
cnando solwevino aquel horroroso trance, Ido·
latrado, Ctlmo catalan pOI" sus conciudadanos,
allá cuando en 25 de diciembre de 1833, pidió
el despido del ministt'l'io de Zea y lodo el en-
sal/che de libertad que estaba requiriendo la
nadol/; y desconceptua,!o en estl'cmo :l Sil salida
del minislerio, estalló en Bal'celona la tl'emenda
insl!I'I'eccion popul",!' de 1835.


:En medio de toda guerra civil malaventul'a-
da, se abrigan en la sociedad infinitos elemen-
tos de trastorno y de rcaccion, se enardecen
mas y mas las pasiones, y una pavesa basta pal'a
itlcclldiar poblaciones entcl'as. Libre al Pl'onlo
Catallloa de la pinga del carlisJIloal'mado, cstu-
vo 11Iego ,'iendo agavillarse los facciosos á Sil
sah'o; y el degüello de los gllal'dias n3ciollales
dcspal'l'amados de Itells, Maoresay Camal'asa
ostenló Sil ('/lIrada en camp:día.


LIPga á Rells la not icia de aqllellos ascsinatos
al mismo tielllpo qll(, b rlel <IlbOl'olo de r,al'a-


goza, y se enful:cceu los ánimos dese~)l('rada·
mente; con el ansia de la venganza y el impetu
del ejemplo, estalla I'cpenlinamentela esplosioll.
Se proclama la ley lIorl'ol'osa de las I'epresalias,
que hace recaer sobl'e el inocenle el delito del
culpadc; y de los tres convenIos de la villa de
Rcus, dos están 3loJiendo, malando á cuan tes
desdichados frailes 110 aciertan á ponel'se ell
5all'0.


Hallase el jellcl'al Llauder en Espal'l'<Ign!'l'a
tomando los baños de la Puda; sabe el alzamiclJ lo
de Reus, manda al punto al jencl'al Colubi, go-
bernadol' de Tarl'agona, qne marche sobre el
pueblo albol'Olado, dándole facultad para obl'm'
ejecutivamente y á su albedl'Ío, Se presenta CI)-
lubi, encuentl'a las puertas ccrl'adas y tiene que
cejar; queda con eslo la autOl'idad \encida.


Si el ejemplo de Zaragoza contajió á Rcus, el
de esta villa trasciende mas eficazmclIte á la
ccrcana capital de Cataluña. El 2,5 de julio, con
motivo de una cOI'I'ida de toros, el pueblo de;,·
atiende á la runcioll; vuelan los bancos en tl'OZOS;
alal'idos de asonada se redoblan de estl'erno á
estl'emo de la plaza; hllJe la concurrencia dt~
aquel alboroto asoladol' que se comunica á la
pal·te .!e afnel'a; pero el pueblo, ya desenf¡'enado,
comete todojéllel'o deescesos, IncendiJ pI'jmero
el comiento del Cát'men, y alcanza á oll'os cinco
la misma suerte. Piel'den la \'ida algllnos fl'ailps
malhadados; pel'o los mas se salvall pOI' la com-
pasionjenel'o~a del vecindario; se respetan afol"
tunada mente los conventos de monjas, y á la
madrugada desamparan sus cl<lllstI'OS.


Llega Llauder á Barcelona el 27, Y cunde el
desasosiego, se cncierra pOI' la noche con la
tropa en la ciudadela, y se retira pOI' la mañana
á Mataró.


El jenlío es de suyo pOI' desgracia "emedador,
con especialidJd para el dañ". El incendio de
los COlJ\'entos en Bal'celona se va I'epitiendo ell
difel'entes plleblos de Cataluña. Abl'asan las lIa·
mas el convento de Recoletos de Riudoms, el
de los Benedictinos de San ClIcufa le en d Vallé~;
J el Jcnel'al Llaudel', al retil'arse h;icia la ('aY<'
de Francia, pudo presencial' desde MrH'gat ('1
incendio <Id con\'ento ele San Jerónimo de la
l\Jnrtra, Se qttemal'on otros conventos 1'11 airas
plintos; la cartuja mas l'Íea de :Espai'ía, la de
Scala Dei, y la de !\lonte Alt'gl'c, cOI'l'iel'on la
misma suel'te, y aqnel vandalismo llevaba ca-
mino de 110 pal'al'se jamás. '


Estos desafueros tan p","OI'OSOS ('I'an pl'ccltr-
sores de ('stremos loda\'Í.1 mas lamcn t~bles.


Sc habialljllntado tropas ell el BI'IICIt, al Illan"
do del jenel'al Basa; y adebnt:índoscpsleal lllgil-
rejo dI! Sans á media legua dI' Darct'lnna, deja ;i
los soldados, y enll'a cn la CJpjl~lI sin ImlS acom,
paoalllieulo que el de dos oficiales,




1llSTOJUA I'OLlTl CA
La cntl'ada pues dd jCllel'ai Basa uo rué de


sorpresa, ni mistel'iosa, ni mucho menos 1)1'0-
vocadOI'a, Pel'O ¿quién puede atinal' con los ím·
petus de una muchedumbre calentUl'ienta ,
cuando se dispal'a toda convulsa? COl'I'e la BOti·
cia de la llegada del jenel'al Basa pOI' la ciudad
como el anullcio de un avance enemigo; el ¡¡ dI!
agosto se conmueve allá la insurl'eccion, fUl'i-
buuda cual si algtln peligl'o ve['(ladero estuviese
amenazando al pueblo todo; y no acierta Basa
á calculal' el r"acaso que le amaga mandando
tiral' el cañonazo de alarma, pues el'cyó atemo~
rizar á la fOuchedmllbl'€, y la enfurece; corren
tod9s á las armas y se apel'ciben para la pelea.
Se junta la guardia nacional, Ikga tambor ba-
tiente y baudel'as desplegadas, precedida por el
ayuntamiento y seguida por un tropel inmenso
todo a1'mado. Al cañonllzo de alarma, las tI'opas
dejadas cn Sans ~cl1den á carl'el'a, entran por
la puerta de Santa Madl'ona; se forman en ba-
talla delante de la Lonja, están ya encaradas·
entl'ambas fllcl'zas militares, y el trance es de-
cisivo. El a} 11 ntamien lo; en aquel punto pos-
trero, se desvia de la guardia nacional y sube á
suplicar al jcnel'al que se I'etirc, y evite las des-
"enturas hOI'l'ol'osas que van á asaltar aquella
ciudad opulenta, hecha un "olcan que va á esta-
tallar. Contesta: "El pueblo ú.\ o hemos deql1edal'
venccdOl'es,» Corre esta voz por eljentío, la con-
cepttÍan un reto, asaltan el palacio indefenso;
se apodel'an á mant'ra de relámpago de la iglesia
de Santa María, y por uua tribuna yel pasadizo
de comunicacioll llegall al illtt'I'ior dc la casa;
otros amotinados 31'1'0Ilao tl'opiezos, trepan pOI'
la grandiosa escalel'a y se meten hasta la misma
estancia del gObel'nadol', Se presenta el jinel'a\
Pastol's, bienquisto con las jentes,contral'estall
sus conatos pOI' precaver todo est!'emo, le des-
oyen y lo al'l'inconan. Queda allanado el palacio,
Ilt'gan los asaltadOl'es al jenel'al Basa, le dispa.
I'an dos pistoletazos á quemaropa, an'ojau ~1I
cadáver pOI' UB balcon, y lo al'l',\s!I'an pOI' las.
ealles, hasta la boguel'a donde están ardiendo
los papelcs y legajos de la policía, quemalldo
en parte tambien los muebles y el aposento de
la oficina, Una estatua colosal de l}f'once de Fer-
nando VII, alzada por el conde de España en la
plaza de palacio, queda destl'ozlIda, y aquel dia
tan aciago se tumina incendiando la fábrica y
fundiciolJ de vapol' de Bonaplata,


Acude pOI' fin cada cual á la defensa jeneral
dc sus haberes, plles tras la indiferencia con la
qnema de conveutos, la matanza de frailcs y
¡isesinato del jeuel'al Basa, media ya el interés
personal que precisa á rechazar los robos á vi va
fuerza, Queda el jenel'al Pastol'S con el mando;
nombran á Pral, ex-diputado, gobel'lladOl' civil;
se forma !111~ junta (lrrmancnte ('on las <11110'


ridades, incol'pol'ándoies seis prohombres del
pueblo; y en fin se dispone eficazmeqtc el sal-
vamento de la población; de modo que á la m3'
dl'llgada, al intentar los incendiarios y saquea-
dores UII asalto á I~ AduallH, la tropa y la gUIlI'-
dia nacronal los dispersan a bayonetazos; y
aquella rilé la cl.~spedida del 1I';lstoroo.


El 7, dos snjetos desconocidos, l\hll'iano Garrí
y Nal'ciso Panliñas, sentenciados por la comí·
sion milita[' pOI' incendiarios de la fundicion,
flleron pasados pOI' bs armas.


Envió el 8 la junta UIl mensaje á la reina; pero
así como suel'j sl1cedél' con cuantas manifes-
taciones se bacell allá en medio de los ímpetus
de nn albol'oto, aquelI<I repl'escntacion á nadie
satisfizo, La junta, en "ista de que se iba J3
malquistando, hizo una alocLicion al vecindario.
donde se hacia cargo de que las cir'cunslancias
estaban requÍl'iendo la formacion de olt'a junta
consultiva, nombrada por el vecinchll'io, fijando
el Illímero y requisitos de los nombrados.


El sistema electol'aI. lH'escindieudo de su fOl'-
ma, conjcnia con los Españoles, y JlOI' tanto se
cntcl'an al punto de su desempeño; y es una de
las disposiciolles mas aventajadas en qlle se
puede hallar !ln pueblo que intenta planteal'
un gobicl'no representativo. Verificóse COIl su-
mo sosiego aqnelllso prímel'o del del'echo elec-
tOI'al, y se instaló la junta auxilial', en la I'cali-
dad reemplazadol'a de la que habia estado t'n
"jel'cicio.


Hizo la junta el11 ulla pl'ocl~ma participando
al vecindario de Barcelolla y á todo el prin-
cipado su creacion, y manifestando los princi.
pios que iba á seguil' en el desempeño de su en· !
c;lI'go; el 19, elevó á la I'eina un mensaje pidiéu. I
dole la convocacion de córtes constit'lyentes,
el nombramiento del jenCl'al Mina p~I'1I capitau
jenel'al de Cataluña, y el de Paslol's para gober-
nador de la ciudad; y entretanto el ministerio,
sabedor de los acontecimientos de Barcelona,
trató de providenciar contra las autoridades
pl'ocedentüs del alzamiento,


La I'eina gobemadora publicó \ln manifiesto il
la nacion, el 2 de setiembre de 1835, tildando los
alborotos de las pl'ovincias, y declarando que·
rer imponel' escal'mientos ejecutivos á cuantos
insistiesen en su I'ebeldía,mostrálldosl~ en ánilllo
de restablecel' á todo trance el sosiego plíblico,


Acompañaba al manifiesto un decl'cto de la
misma fecha, providenciando lo siguiente:


1." Lasjuntas quedan declaradas pOI' ilegales.
2,° Se disponia su disolucion ejecutiva, dando


pOI' nulos todos sus actos.
3.° Toda, I'esistencia á lo mandado sel'Ía casti-


gada con arreglo :í la ley de asonadas.
4,° Las autoridades que componian las juntas


'¡t>hian aClldir al dese:npello l'('r.pcetim de SIl'




cargos en los sitios cOl'l'espondientesde SIIS PI'O-
lincias; y los cmple~dos desobedientes queda-
I'jan apeados de sus destinos, sin perjuicio de la
pesquisa criminal que lcs cupiese,


5,° Bajo ninglln Iwetesto sp debia obedecer á
las órdenes de las .iuntas para el pago de con-
tribuciones; y los contribnyentes quedaban sin
del'echo pal'aque se les descargase de sus cupos
en razon á aquellos pagos,


6: Todo vocal de las jnntas quedaba respon-
sable con sus habel'es de Cllanto se hubiese I'e-
candado á nombl'e de ellas.


El decI'eto habla con el conde de Toreno, pre-
sidente del cOllsPjo de ministl'os,


En contestacion á este real decreto del:2 de
5etiembre, fulminado contra las juntas, se
constituyó el !) la de Barcelona junta suprema
del gnbier'lJo dlt Catalnñ~, y entabló relaciolll's
COIl las dc Valencia y de Zal'agoza. Se puso luego
Ú promulgar disposiciones administrativas de
suma trascendencia: creó cuerpos francos, n,o-
vilizo (.ll'an pal'te de la guardia nacional, dispu-
so, él tI de setiembt'e, con arreglo al deceeto
de la~ CÓl'tes de 29 dejunio de 1821, que la mi-
tad del diezmo se aplicase al pago de los movi-
lizarlos, aboliendo los derechos dominicales,
I'omo estaba ya en planta en Valencia y l\Iurcia
pOI' el decreto de las córtes del 3 de mayo de
1823, Cae el minislt'l'io, toma el jencl'al Milla


\,1 mando de Cataluña, y al entl'at' en {'jercicio,
la junta se despl'clllle de su potestad pOI' la pl'O'
dama que publica el 22 de octubre,


ClInde la illslll'l'eCl~ion contra l'1 ministerill de
1"ol'eno pOt' todas las provincias. pel'O afor'tn-
IIJdamellte sin el acompañamiento de homici-
dios é incendios como en Barcelona y Zaragoza,
(kganiza la AndqlllCía en AlJdLÍjar una junta
ceutral presidida pOI' el ronde de Donadío, quien
al año cabal fenece á manos de otros inslln'ec-
donados, Agólpanse tI'opas de gual'dias nacio-
Ilales de acá y acullá, y están desde Manzana-
res amenazando á la capital. Se enfrena en Ma-
drid el 15 dl~ agosto el asomo de otro alza_
miento, pel'O tanto vaÍ"lel! parcial y una suble_
vacion tal! jeneral coutra el ministerio no pue-
de menos de dCITibarlo; y el 14 oc setiembre, el
conde y sus compai'ieros se UJlt~dn de sus esca-
lios, Desmañado para pl'ecavel' quebl'ulltos, des-
ynlido se muestra tambiell para contrarl'sta¡' la
sublevacion de todas las jll'ovincias. IIabíanse
fulminado arrestos contra algunos diputados,
("amo Isturiz, Galiano, el conde de las Navas,
Chacon,etc" quienes burlaron á los ministriles
de Jlolicía, huyendo uuos y ocultálldosc otros,
y I~I conde de las Navas pasa ¡\ capitanear las
tropas de Andalucía.


POI' Illas lastimosas (¡tlf~ sean para la sociedad
<':,tas ole<1(l.ls tumultuosas, ell 1I\(~dio de las clla-


40:S
les se hace muy al'duo el atmal' COII las llIue~II'as
de un pensamiento efectivo, sin embal'go en so·
nando pOI' todos los puntos de una monarquía
grandiosa un alar'ido I'eprobador contra los en-
cumbrados al podel'Ío supremo, descuella entre
los rujiJos siniestros de manifestacion tan llná-
nillle alguua cansal ajena de la JI'a de las pasio·
lIes, y se hace fOl'zoso descubl'i,', en asociacion
tamaña de ánimos descontentos encaminados
por llll mismo rumho, algun impulso fllndadí-
simo de enojo contra los autores de un dailo
(pe carga sobre los unos, a 1I0nada á los otros y
está asustando á todos, El pueblo es de suyo
snfl'ido, nuuca fué en España revoltoso, y si lo
sumo del padecimiento acalTea algulla esplosioll,
ya tenemos visto que nunca lo embriaga el
triunfo, No se pl'opasa en su cal'l'el'a del primer
intento; ni se remonta COIl pretensiones y u\'-
j~ncias en alas de sus logros, parándose de SUJO
en ateudiendoá sus demandas, ponnas violento
qne sea el arleman con que las I:'stá pidiendo. En
medio de las cOllvul~iones calenturientas IjIW
ihan conmoviendo mas y mas los ánimos pOI
todos los punlos del reino, ni asomó jestion ni
sonó voz que I'edulldase en desacato de la ma-
jestad real. Ira contra el ministerio rebosaba
por donde quiel'a sin aciba¡' antimolHil'quico lí
l'evolucionario, Prevalece tal vez en España esta
docilidad, por' cuanto el elemento político 1iie-
ne á ser COlIJO una sensacion ajena de Ímpetus
i\pasionados; atiuando mas bien con lo que le
rcpugua que con todo lo que apetece, Muche-
dumbre tan sufrida y mancjable ¿hasta dónde
110 se encnmb,'a¡'ia, si val'ones hábiles y pundo-
IIOI'OSOS la fuesen encaminando pOI' el rumbo de
u na rejeueracion acertada? Cae TOI'eno, como
se estaba ansiando, y con la nolida de su des-
pido, se deshacen pOI' sí solas todas las juutas,
Aquella ajitacion violentísima seaquieta, cuando
alllagaba al parecer la existencia social de Es-
paña, al asomo de un sujeto desconocido para
la jenel'alidad. Jamás habia Mendizabal abulta-
do en el r'emolino de los negocios pLÍblicos, y
auu tenia contra sí el deber su ensalzamiento
al mismo conde de TOI'euo, cuya sepal'acion es-
tuvo pidiendo la uacion entera,


Despejó los ánimos el pl'Ogramadc Mendizabal,
publicado el 14 de setiembl'e, Se le conceptuó
j IIlIdadamen te de recta intencion y de patl'iotis-
liJO entrañable, y abonanzó :1paciblemente aq !lel
Ilublado de mes y medio que traia mortal men te
convulsas á las provincias. A poco tiempo se
j ulltal'on las córtes, acudió Toreno á desempe-
ñar su cargo de diputado, y nadie se aCOl'dó de
n'sidenciarle por su manejo, ni de pl'oponer' qne
se escudriñasen los motivos de la inslllTeccion
ya aplacada, Hc(ltíjose ya InCl'amcnte ti un acae-
('imiento histúl'ico, Jlropio para a\'chiv;Il's(~ con




HISTORIA POLITlC'\
la I'clacion de las mnehas conmociones del pais,
todas sin resultas y sin consecuencias para lo


vcnidel'o; aool'tos lastimosos de una so(;iedad
en eslremo achacosa,


CAPITUl,O \'1.


Mini,te .. i" de Mendi¡,abal.- Sil caída.


Encabezú Mendizabal el gabinete pOI' estreno
de su carrel'a ministerial, pues ningun antece·
dente pal'lamentario realzaba su desempeñopolí·
tico. Su nombl'e y sus servicios, cualesquiera
que fueren, porla catlsa de la libertad, habi~n lle-
gado á 1I0ticia de poqnísimos; y solo se granjeó
algllna nombradía como ajente hacendista de
la espedicion de don Pedro, El'a Mendizabal el
alma de aquella empresa, por su actividad des-
"lada, Sil fantasía vividora y un denuedo tenaz
ti incolltl'astable, Solia en los consejos de don
Pedro arrollal' la timidez de los jefes militares
con su teson y su confianza; y si el éxito ha de
entl'al' en cuenta para la vida de los hombres, si
fué tan cabal el de la espedicion de don Pedro,
110 puede menos de redundal' en blason de Men-
,Iiznhal, cuyo al'rojo aventul'ero conh'ibnyó en
~I'an mancl'a pal'a el triunfo de la callsa consti-
tllcional ('11 aquel pais.


Hallábase l\JendizabilJ en Lóndres al 1I0m-
bl'arle ministro de hacienda en el gabinete for-
mado por TOl'eno, y así no cabe tildarle de afan
pOI' Sil ensalzamiento, plles le sobl'ecojió tanlo
como á lodo el plÍblico, pero aceptó el brindis,
Teniendo que dilatar su viaje con el al'reglo de
~us negocios particulal'es, logró llegar á l\Iadl'id
en el trance de apl~car5e el alzamiento jellel'al
volcando al ministel'io en que iba á terciar; y
elltónces, engreido COIl la confianza de la reina
gobernadol'J y ellcarg~do de la formacion de UIl
ministerio, asomó I'ealrncllte sobre el teatro po-
lítico,


Caoeá l\lendizabal el timbre deque laeleccion
<le la corona mereció la 'Icept;¡ciua jeneral, y
HIS pl'imnas jcsliones minisl('rí,lIes vinieron a
granjearle \erdadel'os apasionados. Descollaba
por primel'a \'t~z un millistl'o COIJ la privanza po-
rulal', pues hallaba el pais en estl'emo conOlo-
vido con mas ó menos estl'uendo, y en tales con-
mociones, siempre queda la potestad suprema
algnn tanto lastimada. Arduo era el d~sempeño
(le empufiar á derechas las rieudas del estado,
no lenÍt'LH!o. p~l'a enlonal'lo, lilas influjo t¡u<'pl


de la fuerza moral; mas era esta pUJ3nlísima
por la confianza que estaba mereciendo it la na-
cion azorada. Timbres el'an ya para el pOl'venil'
su sana intencion, su patl'iotismo ya esperimen"
tado, y el alto concepto de sus alcances que le
tenia granjeado el éxito feliz de la espedicion á
POI'tugal. La sensatez de la muchedumbre, el
comedimiento de los cautlillos de la subleva-
cíon y el afan del sosiego, primel' móvil en
aquella cOyl1utllra, auxiliaron poderosamente á
l\fendizabal en la empresa trabajosisima qnc ar-
rostl'aba,


Era muchísimo aquella anuencia jeneral á
favor de un sujeto bisoño en el manejo de los
negocios públicos; mas no bastaba. Las escaseces
del erario, una guerra civil tan asolad01'a y en
avance, la relajacion de los vínculos que her-
manaban las poblacion(~s con el gobierno, y el
descufreno de los bandos, venian á constituir
una situacion preponderante al desempeño de
cualquiera estadista, No alcanzó á tanto el de
l\fendizabaJ.


Así es que, al preguntar si Mendizabal cor-
respondió al favor popular que en alg'Jllos pe-
chos I'ayaba en enamoramiento; si avaloró cum-
plidamente aquel grandísimo concepto, y en
fin si dió pI'uebas de aquel desempeño de esta-
dista que acanala todos los empujes del pais al
lÍnico intento de su bienestal', en rigor se pu-
diera decil', en virtud de las circunstancias donde
el acaso le habia venido á sitllal', que Mendizabal
se desniveló eon aquel destino, mostrandose
muy ajeno de poner en cobl'o todo el alcance
de su situacion, Estefallo sin embargo seria mas
bien el de Ull bando que prescinde siempre de
los casos, que el de 1111 histol'iador desapasiona-
do. Ni fué ni podia sel' Mendizabal un estadista,
yen cuanto á ministro de hacienda, manejó tos
negocios mas bien como banqucl'o que como
administralJol' cotlslluwdo. Era la Lonja para él
allá el lennólIletl'o ;;(:iago y deslindador en que
su patt'ioli'mo clavaba la vista, como s: el cré-
dilo dt' fli1!'¡lIi"I';¡ Ilacion ('u(licI'" habél'sdét,




DE LA ESPANA MODERNA.
con los trastornos violentos de las revoluciones.


Han decantado sobremanera la administl'a-
cion de Mendizabal, pero la han calumniado
mucho mas, siendo así que positiva me n te no
merece


Ni tanto timbre, ni baldou tau fiero.


No cupo, en su ministerio, al sistema hacen-
dista de España, ni á la administracion en jene.
r'al, mejora alguna fundamental y duradel'a;
pues todn siguió, antes y desplles, con el labe-
¡'into 31'l'emolinado de tropiezos y arbitrios, don-
de se estr'elló la voluntad de lHendizabal; fué
jirando en derl'edOl' de las dificultades en vez
de asaltarlas á las claras con aquella plljanza
arrolJadl1l'3 que lo allana todo, No tnvo el ar'rojo
(le Íl' descar'gando hachazos reformadorcs á
diestro v siniestro sobre esa hidra de descon-
ciertos que se apellida ministerio de hacienda;
no se entonó al subido temple que se r'equiere
para terr'aplenar ese carril cenagoso por donde
se va mas y mas atascando la España por tantos
siglos, ni mucho menos alcanzó á romper con
ímpetus sublimes para sental' los cimientos de
una administracioD alinada, espedita y briosa,
Caló en mi concepto l\1endizabal cuanto habia
que ejecuÍ3I', pero le escasearon el tiempo, cl
desenfado, y aun la intelijencia suma que se
requeria,


Acompañal'on innegablemente á l\Iendizabal
prendas escasísimas en cuantos sujetos encum-
brados le precedieron; á s:::ber, la fe viva en el
por'venir' del pais, un desprendimiento sin limi-
tes prll' la causa de la liber'tad, un enamora-
miento de nacionalidad y un ímpetu entrañable
en pos del rumbo progresivo, y aun revolucio-
nario, á trueque de alcanzar' las rcfol'fuas que
está pidiendo la sitllacion de España; como igual-
mente suma tolerancia é hidalga jenerosidad
con sus contrarios, yen fin un desinterés per-
sonal que"en todo tiempo y lugar le ha hecho
sacrificar sus propios intereses (1) á los de su
patria, estremándolo hasta el punto de no sacar
de sus varios ministerios ni siquiera una cinti-
lla en los ojales. Todo impulso natul'al y vollln-


(,) Voy á citar, eutre otros hechos, el .iguiente
(Gaceta del 5 de diciembre de r835):


"Señora:
.Acaho de saber que, como superintendente jene-


ral de hacienda, me corre'ronde la cuarra parta de
los decomisos en las aduanas de ultramar. Pocas son
mis necesidades, y mnchísimB las del erario, y así
"'plico a V. 1\'1. 'fue se sirva aplicar á las nrjenci!!-s
fÍe la guerra cuantu me pueda pertenecer en ra7.on
,le 1"" rleredJOs referido,.


tario sel'á en Mendizabal gallardo y patriótico,
y si su fantasía m'diente le consintiese adelan-
tarlos con teson, pr'actical'a heroicidades. Su
instinto se encamina siempre al aciel'to, y si no
lo l'ealiza, consiste en qne causas esteriores, in-
flnjos alevosos ó yerros de su imajinacion lo-
estravian j está allá calando lo verdadero y lo
justo ; ~a cn su busca, y luego se para, y pOI'
falta de reflexion, antes de al'rojal'se á un empe-
ño, tí de tesan para llevarlo adelante, suele pro-
pasarse Ó encojel'se; y así en providenciando
una disposicioll, se Ic atraviesan alteraciones, y
todo queda escaso y descabalado,


l\lendizabal, con sus nulidades y sns pr'endas,
ha sido el ministr'o primeroquc se ha empeñado
con todas veras '~n la rejeneracion del pais, y Sil
tl'ánsito por los negocios ha dejado rastros pa-
tentes de pl'ogr'eso, pues el lenguaje del ministr'o
cra el de un patriota; no tuvo entereza par'aabo-
lir la cenSlII'a, mas le cupo la jenerosidad de li-
ber't;)r la imprenta de las tt'abas que pudieran
atar' á sus contl'arios contr'a él mismo, Sujetó
sus jestiones administrativas al libl'e escl'ntinio
de la opinion pública; al arrojar'se contra él una
oposicion violenta eu el reciuto de las cór-tes,
mostró la magnanimidad de r'espetar en el di-
putado al dependiente suyo, declarando en la
tr'iburia que se cOl,tal'ia la mano antes que fir-
mal' la deposicion de su favorecido (1), que se
estl'emaba en sel' su enemigo, En medio de tan
aciagas I'eacciones, hay qne justipl'eciar la vil'-
tud que encarga el olvido de agravios y de ingra-
titudes, Ejemplo'caballeroso, y tanto Ulas me-
ritorio por euanto no tenia Mendizabal á quien
imitar' sobre este punto, ni tampoco se han
visto despues alumnos de aquella escuela de to-
lerancia.


No hizo lHendizabal el bien que se esperaba
de su d~sempeño, y aun algunas de sns jestio-
nes administr'ativas merecen tildarse; mas no
cahe negarle sumoafan por las ventajas del pais,
Irrepl'ensibles han sido sus intenciones en cuan-
to al establecimiento de la liber'tad, al pal' que
patrióticas por el fomento de la,> IIuevas insti-
luciones, Si no siempre atinó con los medios
mas eficaces, ni ha[! correspolldido las r'esultas
á la vehemencia de sus anhelos, lHendizabal en
suma, vino á cal'gar' con la ley de la flaqueza hll-
malla que por' mar'avilla admite tal cual escep-
cion en la historia.


No tomé á mi cargo la tarea desabrida de il'
siguiendo los pasos administr'ativns de los di-
versos ministerios; pues, además de su uinguna
amenidad, seria empeñarse en analizar' la n~da.
Signe con ;\Iendizabal aquella misma anar'quía:
[Isoladora de que no he cesado de habla¡', sil)


',') Akal~ Ga¡iauo.




IJJ1:iTOt:J\ ¡'OLiTIC \
qlle adelante uu paso la ciencia del gobierno,
predominando esclusivamellte las tl'adiciunes
añejas.


Colocóse en el ministel'io de la guerl'a 111 con-
de de Almodovar, jenct'al de mérito I'ecomen-
dable, pues acaudillando el movimiento de Va-
lencia contra Toreno, logró atajal' los escesos
de aquellos trances, cuando se disparan á ciegas;
y habia sido antes víctima de las reacciones de
1814 y de 1823. Nombrarpn á don ¡Ual,tin de los
Hel'os para, la gobel'llacion, y á don Alvaro
CTomez Becerra para gracia y justicia, reserván-
dose Mendizahal el ministerio de estado, el de
ha.cienda, el de marina y la presidencia del con-
M'.l0.


El pl'imel' desacierto de Mendizabal fué el no
completar el ministel'io de pl'Ohombr('s parla-
mentarios, plles habia de atenerse á la ley, que
tija en seis el mímero de ministros, y sujetarse á
la primera l'egla del sistema representativo que
apetece á los ingenios sobresalientes de los esta-
mentos para el desempeño del gobiel'no, Hal'lo
grandiosa era la situacion pal'a desatenderse así
\olulltariamente de las luces de los compañel'os,
filie debian elltresaeal'se de los ol'adol'es mas
notables de entrambas asambleas, con tanto
mayol' motivo cuanto ningullo de los millislros
nombrados campeaba con el talento oratorio, y
debia J\Iendizabal tener pl'evista la oposicioll
que le estaba esperando, Por otra pal'te, ademits
de que tal agolpamiento de quehaceres millis-
1eriales en !lila mallo sola no podia menos de
I'edundal' en ah'aso del s~rvicio plíblico, pl't'S-
cilldiendo de su mayOl' Ó mepol' de~empeilo ,
habia quizás á la sazon alguna incompatibilidad
entre hacienda y estado, por la precision que
mediaba de acudil' á fuel'a en busca del caudal
que escaseaba pOI' el intel'iol'.


ApareIltan tl'egua los bandos, ylasprovinci:ls
sc adhieren á los nuevos miuistl'os disolv iendo
volun1al'iamlmtc las juntas; y alln la I'cina go-
bernadOl'a pudo advertil' la mudanza ell la opi-
nion pública de Madrid; pues mediaba codo
plazo desde que yendo á las córtes para cerrar-
las, cnmudeció el vecinda¡'io en su tr{lIlsitoj y
despedido Toreno, con motivo de una I'cvista dc
tropas y de la g1l31'dia nacional de Madl'id, pro-
1'1Illlpie¡'on toJos en muesll'as de acalorado eH-
lusiasmo. TOl'peza suma es achacar á 11'amoyas
de partidos semeja n tes variaciones en el püblico,
pues ni se impone silencio ni mucho menos en-
tllsiasmo al pueblo, y en ninguna pal'te des-
cuella lIlas esta independencia de la plebc que
ell España,


El primel' alTojo de l\Iendizabal fué cl de au-
mentar el ejél'ci to con cien mil hombl'es. PI'es-
crndiendo de formalidades pl'opias de un go-
biel'uo rC¡)I'esentati\O, se acollscjódc las cit'cuus-


taneías y decretó pot' sí mismo; aCII{lienH) los
estamentos en su descargo, y quedó corriente
aquel all'opellamiento pa1t'iótieo de reparo,
constitucionales. La pl'ovidencia era por sí sola
digna de un estadista; IlIas la descabaló el h:m-
pie aventul'ero de MendizalJal, pues habia que
plantear ele antemano los medios y arbitrios
para la organizacion, at'mamenlo, equipoy paga
de aquella fuerza I'epentilla, El cóm puto d!~ Mell-
dizabal filé todo de memOl'ia, prescindiendo ,
de la recaudacion de sumas ejeculivas pa¡,¡¡ el
logro de w intento, contando allá con acasos
propicios, á manel'a de un jugadol' que Re ell-
tJ'{~ga á la pl'obabilidad de sus eábulas, Fracasa·
ron las eIc Mendizabal, sin mas motivo que el
de lI'ocar meras evelltllalidades á ciegas 1'011
realidades positivas. No estoy entel'ado de los
cálculos del ministl'o, ni de las causales de S1l
malogro, pues me reduzco á justiprecia!' el hc-
cho cual ha venido á realizarse, Bastad para
compl'obarqlle l\Iendizabal no aciel'ta á he!'m .. -
llar á la viveza de su fantasía, cor~ qne desco-
llad sie;npl'e sobl'e sus antecesores, la cOl'dura
sentada. el sosiego .Y la sangl'e fl'ia del verda- •
del'o estadista, que no tl'3spone allá á lo impre- 1
,'isto masque la parteeventuJI illlwrente á todo 1.'
lo del m nudo y cuyo aprecio burla todo el ahin-
co humano,


Acertada fué la inspiracion dellevantamient()
de cien mil hombres j JlCI'O puesta luego en
mallos de la slJet'te pat'a su cumplirr¡icnto, fb- !
q\lcaroll los medios. Hubo que acudíl' á los al'-
bitl'ios, concedel' sustituciones pOI' dinero y
con desigualdad rnonst¡'IIOSa, trasf()rrnada en
impuesto de dinero, conl.rato repugllantísilllo
€lll¡'e el gobierno y los qnintos, Quedo así la ley
tl'¡¡lnpeada bajo mil aspectos, y el ejército tuvo
lID I'eemplazo sumamente inferior al de cien
mil hombres; pues los faltos habian costeado el
uniforme y la habilitacion de los efectivos,


Avínose la nacion con docilidad asombl'osn
á esta quinta, y pOI' doude quiera efectual'on
las cnotas; y si las resultas desdije¡'on de las
que se estaban esperanzando, no fué porque
el Plwhlo se retrajese, sino pOI' fal ta de desem-
peño dd gohierno en la Ol'ganizacioll y en los
slll'tidos. A pesar de estas nulidades de la em-
presa d(~ ~,Ielldizabal, acaneó sin embargo ven-
tajas gl'andiosas, pues el ejército recibió un re-
fuerzo cuantioso que le afianzó su preponde-
rallcia invariable contra el cnemigo. Agradez-
camos á JIf'lldizabal lo qlle se at¡'evió:í ejecuta!'.
y apesadllmbrémonos de que no acertase;í rc-
dondeal'lwa disposicion, que, con mas tillO, fuera
tal vt'z la salvaeion del pais.


Infinito se ha reconvenido :í Mendizabal pOI'
~llS csprcsÍolll'S, mas biell que 11¡'0ll1e,as, hÍj:l~
de Sil rnll'iolisllIll, aCI'imi:t;'lIIdo!c 1'1 <1l1\l111'io (k




llE LA nSPAÑA MODERNA.
'(jj


I)(Jcificacion á los seis meses, ajustándole la
cuenta sobre seró no cabales, con escarnios pue-
riles_ l\'IendizabiJl pOI' su parte, cuyos enemigos
enmudecieran en confesando sin I'odeos su
equivocacion, parto en suma de un impulso de-
COl'OSO, insistió en que su p¡'eposicion no fué
a"enturada, empeñándose con tr'anqnillas cavi-
losas en que su compl'omiso falló tan solo pOI'
ciertos incidentes sobrevenidos. En apalab~'ando
un ministro el pUI'venir, tiene qne afianzal' el
iogro tÍ darse pOI' vencido, y arrostrar el desell'
gañoamargo q.ue la suerte le reserve; por su im-
pl'evisian en ofrecel' mas de lo que puede cum-
plir, retando las continjencias. de una situacion
ardua y trascendeRta!.


l\Iendizabal, en su programa del 14 de setiem·
bre, h¡'zo declaraciones de principios mas pa-
t.rióticos que atinados, pues en política cuadra
cabalmente aquel dicho "ulgal' de « obras son
amo¡'es.» Como quiera, siguió al programa un
decreto del 28 'de setiembre, convocando las
córtes, con la promesa de U;;Ja revision inmediata
del estatuto.


Parece que iHendizabal tuvo la oCllrreneia de
disoh'el' las eórtes que estaba convocandu; no
lo hizo, y se equivocó. Inasequible se hacia la
revision de! est'lluto eon u n congreso que era
su parto inmediato, yen el cual campeaban los
autol'es y paJ'tidarios mas acalol'ados de aquel
enjendro tan huero; y luego echó de ver Men-
dizahal el ye¡'I'o que acababa de comeler,


JlIntáronse las cÓl'tes el 16 de noviembre de
1815. Rebosaba el discllI'so de la corona de teson
patriótico en seguil' el ..umbo del progreso y de
las mejOl'as políticas y administrativas, Adolecia
de sobl'adas pl'omesas, nulidad jeoeral de los
pasos de Mendizabal, siempre ilusoy arrebatado
mas allá de las I'ealidades. No le bastaban los
compromisos del programa del 14 de setiembJ'(~,
pues tras el decreto de convocacion de cÓl'les
del 28, las rwevas pl'omesas del discurso de la
corona obligaban y comprometían el ministel'io.
Imposibilitado decum plirlas, tenia que atascHrse
COII nuevos atolladeros, ydar anchuroso campo
á las I'econvenciolles.


Decia en aquel discurso el ministerio cómo
estaba esperanzado de que sin mas empl'éstilos
ni recargos, hallaria recursos, así para terminal'
la guerra, como para acudir á las demás obliga-
ciones del estado, y aun para mejorar' la suerte
de los acreedo¡'es nacionales y estranjel'Os, fun'
dal' el crédito sobre cimientos sólidos y dotar
la casa de inválidos. Apellida el ministel'io á la
milicia lJI'bana gual'dia, nacional pI'ometiel1do
mejoral' tambien la ley sobl'e aquella institncion,
Promete igualmente sujetal' al dictámen de las
CÓl'tes hasta tl'es proyectos impol'tantes de leyes
solwcdeccioncs, libt'!'tad de impl'cntay l'eS!.,)l)·


~abilidad ministerial; habla de organizar lo~
ayuntamientos j' diputaciones provinciales, pre-
sentar un reglameuto illlevo pal'a los gobiel'nos
civiles, devolvel' á la poticía su índole munici ..
pal, despt'jal' las formal idades para la en trega
de pasapOJ'te3, y enlonar por fin la instruccion
pública. Rebosaba el lenguaje de candidez y se-
ñorío, y era grandísimo paso pOI' e! I'umbo de
la I'ejenel'acion; yasí aquel pl'ograma honrará
pal'a siempre e! gabinete que encabezaba Mendi-
zabal.


Pel'o el poto de confianza es el pal'io capital
de Sil primer ministerio, Es ahora mismo un al'-
cano impenetrable, un secreto I'ecóndito, sin
que se baya descifrado mas qlle por los enemi·
gos de! demandan!e, y así sus I'cvelaciones
nunca serán hechos históricos, pUt'sto que el
autor no se ha esplicado. Ignoraudo todavía el
público el objeto verdadero de aquel intento,
no cabe jllstipr'eeiar aquel \loto mas qfle por Sil
mismo texto, prescindiendo de los mistel'ios que
pudiera allá encerl'ar. Me pareció, al presentarlo
ante el congreso, lJIIO de aquellos enigmas que
no se toman de veras, y no cabe decir quién fué
mas impl'udel1te, si el ministro que, pidiendo
aquel jénet'o de dictadura, se imposibilitaba de
todo punto, ó los estamentos volando á ciegas
lÍnanimemenle, escepto UI1 voto (O en el de pro·
cllradOJ'e~, aquella dictadura cuyos ámbitos ig-
noraban. En suma, el voto de confianza, palanca
menguada y potestad inservible, fué absoluta·
mellte flll aborto.


En fill, aquella facultad estl'aol'dillaria era del
tenol' siguiente, cual se pidió á las cór!es en se-
sion de 21 de diciembre de 1835:


« Art. 1.0 Queda el gobierno de S. M. hábil
para l"ecaudar los impuestos aprobados por la
ley del 26 de mayo último, aplicando su pi'oduc,
loá las urjencias del estado; tt'ndrá en su ma-
no la rebaja, mas no el aumen to de su i m pOl'te,
pl'csentando los varios presupuestos á las cór·
tes ¡r,mediatas.


" Art. 2.° Queda tambien hnbilitado pal'" va-
rial' segun su concepto el sistema de recauda-
cion , con tal que no se ~ltel'en ¡'sencialmcnte
~IIS elementos.


"Art. 3.° Se le autoriza igllalmclltt~ para pro-
porcionarse cuantos rccursos conceptlÍe precisos
para el mantenimiento del ejél'cito á fin deter-
minar cuanlo antes la guerra. No podrá el go-
bierno propol'Cional'he dichos recursos COIl em-
préstitos nuevos ni distrayendo Los biencs nacio.
nales aplicados á la consolidacion y á la a morti-
zacion de la deuda pública, que se mejorará,


:') El \O\ll':''''o y de"'e!lluradoj"lIcJal P'lrdiúas,
asesine"',, eJl el ""m]>" de ],al;ll!a jl/lllo ,í .~];¡dl".




W8 HISTORIA POUTIC'\
afianzando la suerte de los acreedores del e¡,·
tado.


« Art. 4.0 El gobierno dará cuenta á las CÓI'tes,
en la lejislatura venidera, del uso que haya he.
cho de las facultades estraordinal'ias que le con_
cede la presente ley.»


La comision nombrada por el estamento de
procuradores pal'a enterarse de la peticiou dió
su infol'me el 23 de diciembre, concluyendo con
su adopcion mera y cabal.


Con que, ya lo hemos dicho, los procurado-
I'es apl'obal'on el voto de confianza, por unani-
midad, menos un voto, y el estamento de los
prócel'es con unanimidad absoluta.


Por tauto Mendizabal, desde su primer paso
en el escenario político y en sus jestiones prin-
cipales, saca á luz pensamientos feliel's que ja-
más ¡¡cierta á puntualizar en la práctica; se in-
cOl'pora con recomendables compañeros, dejan-
do descabalado el ministerio; pide cien mil hom-
bres, y esta disposicion grandiosa no es decisi-
va por falta de caudales; pide además ulIa potes-
tad estt'aordinaria, y allá se encarcela en una
estrechez de imposibilidades por su método de
furmular el desempeño de aquellos mismos po·
deres.


Se engañó con la lInanimidad sobre el voto
de confianza acel'ca del ánimo de las córtes, pnes
le favoreció la mayOl'ía , ya que enterada de la
,jmpl'Udencia del ministl'O, apeteciese cargal'le
toda la responsabilidad, ya que imponiéndose
en que defraud,lba á Mendizabal de toda discul-
pa en caso de malogro, terciaria en su gloria si
venia á prosperar.


Formalizóse un debate sobl'e cierto punto ab-
solutamente político, y descolló la desavenencia·
La ley electOl'al fr'anqueó el campo, se acalora-
ron los ánimos, y los antiministeriales variaron
su papel de oposicion I'etrógrada, esfol'zando un
sistema electol'al mas libel'al en apariencia. En
suma, los ministros ni insistieron no en su pro-
yecto ni en las enmiendas de la comision ; pe·
ro el 24 de enero, la mayol'Ía se declal'ó conll'a
el Iwoyecto, aCOl'dado definitivamente entl'e la
comision y el ministel'io, y aquella misma tar-
ne se acol'dó su disolucion, la que fué promul-
gada el 2i.


El modo con que i\lendizabal encaminó esta
discusion demuestra Sil yerro en no incorpol'al'-
se algullos pl'ohombres pal'lamcnlarios, prácti-
cos ya cn el jiro de aquellos debates. Se suele es-
tl'ellar el sabel' en las contiendas de tribulla,
cuando no media la práctica de los movimientos
solwevenidos en lasjllntas políticas, utilizándo-
lo u ti oradol' ma lioso, así COíno 11 n ca udillo va-
ria sus planes esll'aréjicos al presenciar las evo-
luciones del e¡¡('migo;., Im'go Melldizabal ca-


recia de tod(} ejercicio en la tribuna y de toda
esperiencia en lides parlamentadas. Así es que
manifiesta, el 8 de enero, que el vota del esta-
mento no ha de ser cllestion de gabinete; el 12
se desdice á medias; e117, asegura el estamen·,
to qu~ tan solo se disolverán las córtes al dia en
que los nnevos diputados el'ejidos en vil·tud de
la ley en disclIsitln , reemplacen á los a-ctuales,
pal'a evital' toda interrupcion en la lejislatura ;
y el 27, queda pronnnciada la disolucioll del
congreso. Todo esto es mera bisoñez, pel'o la
inespel'iencia en la potestad suprema es sumo
desacierto. Glosando van los banderizos cual-
quier becho; y abultando luego las resultas, d~s·
figuran el intento y lo emponzoñan teda, pues
la calumnia avalora ejecutivamente los desati-
nos soñados y la credulidad que todo lo acoje, y
así logra desconceptuar y anonadal' á los minis-
tros sin que ya quepa contl'aresto, Así sucedió
á Mendizabal, pucs habiéndole faltado por ente-
ro el desempeño parlamentario en aquella dis-
cnsion , su gran prestijio fué ya siempre men-
guando.


Cerradas las córtes, se halló Mendizabal de-
sembarazado de las trabas parlamentarias; y per-
tl'echado con su voto de confianza, que, con-
cediéndolo todo, nada le propol'cionaba, soltú
el vuelo-á Sil fantasía aventurera y voluble. No
me detendl'é en el exámen de sus providencias
administrativas, pues necesitarian una discn-
sion pI'ofunda con tratado aparte; y quizás ten·
dré coyuntura de tratar igualmente de la hacien·
da de España.


Pero hay un decreto de jaez ahsolutamente
político, que merece mencion particular; yes
el de 19 de febrero de 1836, en el cllal l\Iendíza·
bal deja aholidos t'oclos los conventos, en vil'-
tlld del voto de confianza, aplicando sus bienes
á la amOI,tizacion de la deuda.


Voy aquÍ á lastimar muchos pat'eceres, pues
infinitos que se apellidan progresistas y que cn-
tieuden el pl'ogl'eso de un modo muy eSfl'ailo,
no me disimularán tal vez ellevantal'mecontl'a
el prohijamiell to atolondrado que hemos ido ha-
ciendo de Jos pasos de la Revolllcion francesa.
Siempre opiné que el vel'dadero pl'ogl'eso se ei-
fto,1ba en planteal' inln'eses nuevos con las hasti·
lIas de lo pasado; pero cnajar de ruina~ yescom·
(¡I'OS el solar de la civilizarion, sin mas re-
sultado que un vandalismo improductivo, es en
mi concepto cejat' en vez de il' adelantando.


En España, pOI' mas que dig~[], el desvío IÍ in·
difel'encia dc la plebe con toda innovacion no
pl'o("cdc tanto dealltipatía ciega como de I~ con·
goju que le causa todo l!'astOl'no instantaneot'tl
SI/S hábitos. Le desconsuela el menosprecio siso
t(~mátieo de lo antl'rio!', ya IllIl,V ;ll'l'aigado; :/




as


DE LA ESPAÑA lUODEUNA,
como luego no le I'edunda en ve'ntaja ¡;Iguna, no
t.,,'ee en el pOl'venir que le están en~eñando con
ahinco allá en la lejar.Ía,


La abolicion de conventos y el esterminio de
los frailes desalojados lastimal'on el COl'azon á
clases cilleras; uo tanto por cal'Íño supel'sticio-
so al clel'o cuclallstrado, cuanto porqlle mel'ece
t:.¡stigo toda tropelía contra la justicia y la J'eli-
jíQsidau; y muchas conciencias se sobrcsaltal'on
con aquel saqueo jenel'al t'nllombl'e de la liber-
tad, La estincion de cOllveutos como institntos
I'elijiosos poca oposicion hallal'3 en el pueblo,
pnes pOI' puuto .it~llcl'al allá la vida escandalosa,
hai'agalla y desmandada de los frailes lo habia
dcsimprc~ionado de todo pl'estijio y acatamien-
to, Alistados cn la Ínfima c~fera de la wciedad,
¡,obl'aba su ignoraucia para 3pcarlol> detodo in-
flujo, aun espil'itual , y así habia llegado cl mo-
mento de cel'I'ar los conventos, mal defendidos
con la cl'nz de su puerta; y el'a en vel'dad pl'O-
gresoinmenso eu esta España, tanlo tiempo ava-
~allada pOI' los fl'<liles y pOI' la Inquisióou.


ilhlel'to e~taba el illflll.io I'elijioso de los fr'ai-
les, y fIIl1el'la iguillmclIte bll ~1I10l'idad mOl'al.
No hay Hlas qlle oil' ese silllllímero de cautares
eOlJlra dios, haliricos todos Cll esh'cmo, sobre
Sll vida J coslmnhl'es rela,iadas. Mas como ha-
cendados betléfieos y sin codició pel'sona'¡, me-
diaban interc,cs trascent)entales ent!'e Ic!llos y
los campesinos, y sus colonos pOI' lo mas no pa-
decian tirantez esmerada ni en los arrielldos ni
en sus plazos, Prcscindiendo los frailes del pOI'-
venir, nUllca atesOI'aban ,yen sUl'liéndolos de
lo indispensable en la actualidad, se mostraban
en lo demás hal'to avenibles. Por tanto aquel
;;aqueo contra los frailes ehasqueaba la floje-
dad y el egoisIllo de los lahradol'es , pues se hi-
cieroll cargo desdc luego de que el gobieJ'llo y
los nuevos po~eedol'es sCl'ian mas descontenta-
dizos que una cuadrilla de comilones sin inte-
reses de f~milia ni de sociedad; y los pordiose-
I'OS que hel'viall pOI' las portcl'Ías de los conven·
tos carecicl'on dc aquellas sobras de comida des-
cansada,


Asiste sin disputa á toda nacíon el derecho de
I'cfol'llIa sob¡'e Cllau tas iustituciones abarca en
tudo su ámbito, Llegado habia, como se ha di-
cho, el lllomeuto de abolit' los conventos, y jus-
ta y lejítima era su estincion; pel'o habia con
el fl'aile un hacendado, y este era act'eedol' á to-
do I'espeto, pOI' cuanto el del'echo de despojo,
aunque sea eon frailes, siempl'c vieue á sel' un
abuso de fucl'za il'l'acioual. Si no fuese la justi-
da en todo tiempo y lugal' la LÍnica base del Ól'-
den social, eulas I'cformas políticas, donde tan-
los iutereses viellen á e,tl'ellarse , debiel'a cam-
peal' COIl loda bU brillantez. Abolj¡' arbitrill'ia-
nlcnte derechos all1 iguos en Ilombl'e de la liber-


tad , sumiJ' en hOI'¡'OrOsiI miseria un síuntÍmero
de individuos, m'rojando á la vida comun á an-
danos siu dcstino nijénel'o alguno de illdustJ'Ía,
es afeat' esa misma libertad que se está prego-
liando, es falseal' la I'ejenel'acion ve('dade¡'a, y
acarl'eilt' ~ausas de anarquía y de reaccion en el
tl'ance mismo de atravesarse ya pOI' donde quie-
ra miles de dificultades naturales,


POI' de contado, me contrapondrán denoda-
damente lo~ p¡'incipios de la revolucion fl'ance-
sa, niveladora de todo 1'011 su h'asformacion
pavol'osa y descomnnal. DolOl'oso se hace que
en punto á gobiel'no se atengan aun los estadis-
tas á los principios de la asamblea coustituyen-
te, bin hacerse cal'go del SUIllO pI'ogl'eso de la
humanidad desde 1789 , así eomo es congojoso
el vel' á otros, pl'eciados tambien de el'taJistas,
doblegarse ante algun fuel'O concedidoú I'emcn-
dado, Unos y oh'os, tomando por 1101'ma varias
tempora<.las de las viscisitudcs de la :¡"I'ancía ,
<.listan igualmente infillito de lo que está I'eqni-
rieudo la España. Sc em peñan en remedal' siste-
mas, de suyo falsos, con elementos absoluta-
mente diversos, y en vez de escal'mental' con
los errores de la I'evoluciou fl'ancesa y de la I'es-
taul'acioll , se afanan en I'epetil'los. Resulta por
vCI'dad que la pl'imcl'a , á pesar de sus yerros y
de sus atrocidades, tl'iunfó de lodo, menos del
despotbmo, pOl'que así lo quiso el pueblo; y
la seguuda se esh'l!lló pOI'que ya no la quet'ia el
pueblo, al paso que en Espatla. el pueblo está de
espectadol', y sigue espcrando el parade¡'o de
ulla contienda que no acaba de enteuder.


Facilísimo el'a el cebal' á los frailes con el nne-
vo sistema, pues al abolil' la institucion, se de-
bia l'espeta¡' la propiedad. ¿Porqué no se habian
de l'epartil' aquellas haciendas entre todos los
interesados, y porqué no se había de mejoral'
su destino, eu vez de t'e<lucirlos á la desespel'a-
cíon y á la mendiguez? Se les despoja, se les
condena á morÍ/' de hambre, y luego se estl'aila
el que se muestren enemigos de la causa cons-
titucional. Con el I'eparto de los bienes de los
conveutos enlt'e los ültimos fl'ailes , de lIsufl'uc-
tuarios pal'aban en hacendados, Se tl'ibutaba
solemnísimo homenaje al lH'illcipio sempiterno
de la justicia, se planteaban intereses uuevos y
cl'ecidísilllOS , y ol'illando leorias espeeulativas,
el tosqllísimo iuslinto de los frailes en España
fuer'a pat'a ellos la persuasiva mas eficaz, pues
se granjearan pal'a la refol'ma 110 solo millares
de sujetos temidos y atormentados, ~ino tam-
bien sus familias, que estuvieran ya en pel'spec-
tiva poseyelldo sus hel'encias.


Sllbdividiélldoselas tienas, logl'aba el gobier"
no UI1 acrecimiento de contt'ibuyelltes; frailes
ociosos y relajados se [¡'ocarall en ciudadanos
ütilcs, en colonos tl'aiJajadOl'cs y pI'Odllctiv.Q~,




I ~o HlSTOlHt\ f'OLlTICA
siendo mozos, yen sujetos sosegados, si eran an-
cianos" Téngase pI"esente que todos son de la
plebe, y que semejante providencia fuera tnolo
mas popula!' cuanto redundara en pI'ovecho del
pueblo, Los inte!'esados en aql:el nuevo porve-
nir fueran los celadol'es mas avispados de los
:lmaños encubiertos de algunos díscolos, pues
la saoa política estaba encargando que se plan"
tease la I'eforma sobl'e principios y hechos fa-
vorables pal'a hermanar los ánimos, en vez de
desavenirlOll; amigos desalado~ se debian ajen-
cial" y no enemigos harto crecidm; y si ñ pesar
de un cLÍmulo de disposicion~s, tOllas cnel'das,
comedidas y jenel'osas, se empeñal\e alguo fl'ai-
le en conspirar, ahí estaba la ley pal'a escarmen-
larle,


Se ha seguido un rumbo Oplwsto, y se han
palpado bs resultas, pues dueño el gobj~rno de
nna inmensidad de riquezas tCI,'itD1-iales, COI'-
tísimos le han si.d1l sus prodllctos, y los aCI'ee-
-dores <lel estado-están viendo cuán á menos v~n
aquellas hipoteeas en punto á sus réditos, pll~S
en una contienda en que cada cual vaticinaba
el desenlace segun sus anhelos, no podia menos
de mediarsnma incertidumbre sot}!'e lo veni-
dero. L1ls patriotas compl'adores de bienes mI-
eionales se eSmerabllfl en abultar las zoY.Obl'as
que esl-aiJQ y3 ocasionando la il(jj-edad del go-
biel'no, para retl'ael' á 'SU'S eon'tl'incantes .Y rom-
pral' á pr'Ccio ínfimo; y como las VClltlll> han pa-
r'ado en manos de los mas acal~dala.Jos, ha r'~­
snltado de todo el grandísimo qllebranto de
estal' viendo d puebl(j unos huevos poseedol'es
inlel'CS3dísünos y Bltda caritati~-os_


Tras aquel saqueo sobl'evill'Ü un contrato des-
:llinado en qlre fué únicamente árbitro el go-
biel'llo, pues se comprometió ¡\ sumj,r;¡jslral' 1)
reales diarios á cada fraile. gravámen eom-me
pOI' el crecido lllim~I'O de los agra.ciados, y muy
supel'ior á los alcancel! del e ral'io. El decreto del
fU de febrero, por cUllnto las clausulas del ne-
gociado eran de todo punto impracticables, nos
pal'cee un sumo desacierto político, sorial y ~d­
ministl'ativo_ Tales refol'mas encami'lJadas lÍ \lona
J'l'jcuer'acion la hacen, por el 'contl'<1-rio, m U)'
~l'dna y odiosa, y desvian del jnt-ento que se
anhela,


Hablo sin l'ebozo acerca Gel decreto de 19 de
febJ'el'o, pOl' sel' UllO de los actos mas arl"Ojados
dt'1 réjimen de Mendizaba 1, pues pal'o que la dis-
posicion fuese g!'alldiosa, lenia que sel'ante tOllo
justa y humana, planteada con mil'as magná.
,¡Imas para lo \'enidel'o, y en desempeño de una
ot'g,wizacion atinada y un cómputo fijo del pais
y.del bien estal' clel pueblo, cuya participacion
es al rabo la que da alma y vicia á las I'eformas,
A pesal' de las tl'opelías con los frailes en varias
l'Ílldndef, quedaban tedavía dispel'sos pOI' todo


el ámbito de ESI,aí'ía, y el zapapico demoledOl'
de los innovadores no habian arn,)sado lodos
los conventos; queria TOl'eno refol"marlos, y los
abolió Mcndizabal. Henorlada fué la revolueio-
nal'Ía p¡'ovidencia, pero impróvida en el al"l"eglo
de conscl'vacion de los pacientes_ Al lt'asrol'-
marse la s02iedad, clÍidese (le que no haya mál'-
lil'es, por humaDidad al pronto, y luego por po-
lítica; no hay que llamar ~I interés pdMic{) sobre
las víctimas de las ¡'eformas, y mas cuando los
agraviados se hallan revestidos con un cáracter
sagrado y misterioso que les proporciona el al-
tel'al' las conciencias en el desempeño de un mi-
nisterio ajeno de la potestad temporal.


Se verifical'on las eleciones pal'a las nnevas
córtes; niuguno de cllantos diputa-dos habian
~ot.ado coutrn la loey dectoral salió rceLeji-tlo, es-
ceptuando IltlO solo; pero sí los votantes á su
favol', Unánimes debian I'esullar los diputados
nuevos, .Y pl'f"scindiendo de los pasos que media-
l'O!l. pal'a aquel logro, se ,debia suponer UDa at'-
manía cabal entre las pot~~tades constituciona-
les. }' 511 mus bienes de aquella h.el'mandad; pel'o
se frustró el aosiajeocl"al, pUt::S ~obrevino discor-
dia, qllC desbarató la situarion n{lOCa visla en la
España eotl~titt.cional, estallando de improviso
un rXlUlpimi.elllo violentísimo entre stljetos en-
lal:ados conestre(:ha amishd, no solo deresul-
las {le aquella mauc(nnuoidad de -opiniont's po-
líticas, de peligros y des'Veuturas, sino con vín-
cu 11~6 de apr'ecio y >cariño, parlo ya de .su pl'i-
mera niikz. Esta desaJ.'cneu.cia paro luego en
cj>gl'lr>dadasollldrl('3, cnjeodr'ó lma ;revolucion y
ocasÍ:or,¡,ú :Ia 'c.atástl'ofe mas lastfmosa de lodas
nuestras -disensiones políti.cas,


Habia lsturiz pl'eSidido la cámm'a ya disuelta
.con d-eipejo notable y tiuo cabal j y la opiníon
pühlica lo cst~ba denol¡lIl¡,¡,Jo cOlno el sujeto de
mas clese1ll'Pci'ío,para encabezar el ministerio -de
l\{;endi7.a'hal; sobrt.'salia IstUl'iz aun entl'e los Ií-
ber'ales mas enardecidos, tel'ciando en las aso-
cÜlciünes 'que habian preparado el mo,'imiento
de 1820, Diputado en las cÓl'tes de 1822, sobre-
salió COl! el bl'Ío de sus votos; emigl'ado en 1823,
individuo de la junta de BayoDa en 1830, rema-
necio en las córtes del estatuto real, como pro-
curarlo!" 1JOr Cádi7., y rué lino de los contrarios
m<1S seÑalados del conde de To!'eno; quien dis-
puso 's>n m'l'esto cuando el albol'oto de IIIadL"Íd
en 15 de agosto, Lacónico y lel'minante, su ha-
bla s¡¡jadora é imperiosa es la de un tI-ibuno al'-
rollando<ll jentío COIl el ímpetll t!e su conven-
cimiento y con el raudal de sns sentencias con-
cisas y la entonacion de mando que le son je-
njales, Estas prendas, dilatados padecimientos,
persecuciones y de5tierl'os, sl1ma entel'eza,siem-
pre dispnesta pal'a encarecel' los pensamientos
mas encnmbr'nrlos, lit dignidad ('on que h;lbia




4i4


IIE LA ESPAÑA 1IOnERNA, -1-11
dnemp/"IJado la presidellcia del estamento; ('11
tia, lodo se aunaba pal'a H/wonlal' snentl'ada en
eJ.lloder,


'El)' el intermedio ele las dos lejislaltll'as, 1\1en-
dnaloot, á impulsos de la opinioll plÍblicJ, ofre-
el(, Ilnearecidamente á Istul'iz el ministerio de
e9iádo; t>eI'O éste, hecho ral'go de los ~scesivos
Clfmpl'llIf1e!imienlos queac06aban á Mendizabal,
s~esenlerl<tíú de tCI'ciar en tamaña re~p0ma­
bltidad, ofl'ccitmdo hidalgameute, en pago d{'1
olJseq;Ni0, como diputado, echal' el I'esto en su
apoyo. Hasta allí cada cual se mantuvo CIl Sil
1'6sptdiva pel'tenencia.


Val! á jlU1ta-rSt! las cÓl'tes, recae en Isluriz la
JlFcsiilencia del estamento, pero e_ la próvisio-
031, en 17 de mal'ZO, y con absolllta uU3ui-
midad,
-Sobl'eviene aquí- uno de aquellos incidente~


cnyacausal queda recóndita para el hisloriatlm',
unn de aquellos lances de la ~tH~rte que deli-


I'cnlen toda p,'evisinn humana. Paso de tal'go
Santos concepiosse formal'olJ á la s~zon pOI' el
.¡blico, y desde enló[]ees sigo ignorando lo que


medió entl'e el J"7 de mal'lO, ('l~alldo lodos los
COl()pa ñt'I'os Yotal'on pOI' I~tul,jz pal'a la presiden-
cia iCllel'iua, yel 22 del mismo pal'~ la eleccion
definitiva, St'¡;UIl reglamento, en qne varió de re·
pente la Ilpillioll y quedó IsII-Jt'iz en quinto lu-
gar. QlIcbl'ús,~ d~lide aquel tl'ance todo vÍlHw-ln
entre Istl11'iz y l\lendhabat. pasándosc a<¡Hpl al
ballc@ de l<l 0posicion. Medial'oll esplicacion<:'s
en la tribuua de I~s córtes cutre los n¡inistros
yel HUCVO caudillo del bando retrógl'ado;y lue,
go dos amigos entrañables, doseollsoeios políti-
cos estl'cmal'OB su encllno- hasta I'darse á pis·
loletazos. Esla contienda cnll'c pechos nacidos
plil'a hel'f~IHllal'~e en la ca:usa que profesa han
hacia largo lipmpo, es el pl'incipio de la JesRve·
nencia que dC!ililldó las- dos pal'cialidades (It-!
bando lilwral. iAmal'ga)' dolol'osísima situacion
(le Ull pois-,dlJude cal-lsas muy tenues acanean
horrelldos c~tl'agos! iY á tan to llega el encendi-
miento de las pasiones y el eslremo de los en-
conos que se enjendl'an ó se disparan repenti-
namente!


No cabe esplica¡' COIl el discurso la conducta
de Ishl\'iz en aquella tempol'ada. ¿Ansiaba sel'
primer ministro? No le desdecia tamaña ambi-
cion. ¿ A qué viene pues desentenderse de ter-
ciar en uu gabinete con sus amigos políticos?
¿Apetecia acaudillarlo? en su mano estaba, pues
la pl'csidencia de Mendizabal era interina, con
áuimo de cederla á sujeto mas conocido y mas
pal'lamentario que él mismo. Asi lo manifestó
comedidamente Mendizabal en el regazo de las
córtes, sin que Istl1l'Íz lo desmintiese.


¿Se soslayada este de un ministerio, en su
conf'l'pl0. imllbsish'nle y pausado en los movi-


mientos? Debia embestirle sobre este punto,
tI'emolar el pendon ad-ehmte, y al'rebatal' tras
sí á la opos-icion á la parte de 18s córtes que til-
daba de flemático a~ ministerio; y por este I'um-
bo guardaba Istnriz consecuencia, plles se esla-
bOllaba con sus antecedentes, é iba de5pejando
el tl'án~ito pal'a llegar con garbo á la perspecti-
n' del porvenil'.


En vez de prohijar un sistema de oposicioQ
todo parlamental'io, apa,rece como si lsh1l'iz se
l'elraj'ese del minislt~l'io de IHendizabal fiara der-
ribarlo, no por avance, sino con una conmocicm
I'etrógrada, ¿Cuál habl'á sido el influjo fatal que
descaminó á Istul'iz de su cal'l'era perpetua?
¿Iria ':1· en su busca, ó vendl'ia á embelesa l'le ?
No cabe deslindat'lo, pues- la historia va engar-
zando los hechos aplicá'odolesinferencias lójicas,
y a~í tao solo alcanza IÍ' puntualizal' que- JistnriJ!
orilló los principios que apasionadamente habia
estado pI'ofesando, y se consti-tnyó clJlD'peon de
objetos y de indivi-duos que habia impugnado á
lodo trance.


El pal,tido alToJlado en las elecciones veia
alejarse mas y mas el dert'ibo de aquel ministro
ajeno de su pandilla, pues la unanimidad de la~
t;ÓI'tes á favor de l\'IelJdizabal imposibilihba
:Jq'N.e1 logro por el rumbo pa .. lamenta-rio. Nin-
guna oposicion, del temple que se quisi'eI'3, del
estamento de-pró€eres tenia trascendencia p3l'a
el pais; y entónces los contrarios de Mendizabal
tuvieron qne empeñal'se en d'esavenil' el bamlo
del movimiento, y no pudiendo encabeza-}' la
oposícion cnn sus prohombres, acudieron y pro-
hijal'On al varo u pI'eemineute en aqn:el pal'tido
discorde, JI lo balaga:roll y embdesaron con el
cebo IIWS certel'O para toda imajioacioll aealo·
rada. Stl p-e-rstlasiva engrió á lstol'iz, haciéndole
suponer qlle tantos antect"l\enles- desearrial'ian
á muchos de los parciales dc Mcndizabal, y lllW
iogi'al'ia en ambos estamentos mas cabida qUt!
su contrario, Así sucediera, si IstuI'iz, al incor-
pOI'arse estos nuevos auxiliares, tremolara Sil
pendon progresivo sobl'e el de Mendizabal. Pero
¿á ver quién analiza lo mas recóndito del pecho
humano al pl'esenciar aquel prohijamiento de
amigos fementido"S,ell cambiO' de los vtwdadel'os
consocios políticos? ¿Cómo cabe que sujeto tan
compI'ometido en la I'evolucion se conceptuara_
capaJ! de abogar pOi' lIna causa que tanto habi¡~
combatida, y se atuviel'3 á la sinceridad de los
abrazos que ibau á darle? Logrado aquel intento,
sirviera de grada á los ambiciosos que lo estabau
empujando, y estrellándose, como era fOl'ZOSO,
conseguían defraudar al pal'tidodel movimientf;
de uno de sus pI'oholllbl'es mas denodados. Al
sentarlsturil el pié enel campo enemigo, qlledó
rematado. No podian menos de estrellado sus
mismos antecedentes, alTehatándolo á IIn, sin,




mSTORlA l'OLlTICA
número. dejestiones vio.lentas, á impulso.s de o.1I'a
opusicion igualmente I'ecia, fundadamellte en-
eo.nada <)ulltra una desercío.lI imperdo.llable.
AqueJla existencia efímera, y al arrimo. de ci-
míen,lus falsus, debía lener Po.r parade/'o. lIua
ca tás trofeo


Cualesquiera que fuesen las relaciones enta-
bladas elltreIstllriz y el partido arrollado en la~
elecCio.ne8, las córtes, al defraudarle de la presi-
d~ncia manifestaron que habia desmerecido Sil
co.nfianza. Aquel desman de entidad uecidiódel
porvenil' de Isturiz, y lo. que quizá 110. fuera mas
que una tl'amo.l'a, IIn intento., par'ó en realidad.
Lahtimado con esta I::sclusiun y al \erseya mal·
quistu, tuvo que pOllerse en manos de los mis·
mo.s que lo. habian cOlllpro.llIetído. Habia acau-
dillado elllluvimielllu y pl'esididu las cMtes, y
destnereció entr'ambos predicameutus pat'a en-
cabezar ulla o.pusícíun de .duce ó cato.l'ce vutus.


Mal pal'ado iba ya quedando Mendizabal, pues
la p.u:te mas al'l'ujada de las córtes instal.a mas
y mas pOI' adelanlos y una carrera denudada
pOI' ell'umbo de las l'cl'ormas., Pedía ante todo el
despido de cierto.s empleadus cuyos anteceden-
tes puHticos desasosegaban á los amantes de la
libertad. Este tI'ozo del estameuto, junto con
la oposicion de Isturiz, quebrantaba la unani"
midarl pl'imitiva y entorpecía las discusiones.


Habia en el estamento de pl'óceres una mayo-
l'Ía cCl'I'ada contra el ministl'O.


Se habia completado el miuistel'io con el je.
Ilcra! Rodil en la gllel'ra yel cOllde de Almodu·
val' en estado., encargándo.sc don José Chacon
de la ~ecl'etal'Ía de marina.


El nombl'amiento del ¡eneral Serrano. rué un
desman para el miuistet'io, y mayor todavía cl
de la proposiciun del diputado Pal'ejo contra
el decre'\) del 19 de febl'ero, subre los bienes na-
cionales,


Estos quebrantos advirtiel'on al ministerio
que debia I'obnstccel'se y reentonar la mayoría,
franqueándole las concesiones que estaba pi-
dieudo; yasí se acordó apear al jenel'al Quesa-
da, capitalljeneral dc Madrid, al conde de Ezpe-
leta, iuspectOl' jenel'al de infantería, y al conde
de San Roman, inspectol' de milicias pl'ovin.
ciales, proponiendo sn mudanza. á la reina go-
bel'nadora,


Allí asestaban sus ascchanzas los enemigus
cncubiel'tos del ministerio.. La pl'imel'a cspecie
que apuntal'on á la reioa subre el pal'ticlllar fué
en cl Pat'do ellO de mayo; y el minislt'o encal'-
gado de la ¡WOpllesta, el .ieneral Rodil , quedó
desairadv. Entel'adus 10.5 compañeros de aquel
malogl'o, lo. tomó Mendizabal á ~u cargo, y DO
tuvo mejO!' éxito; con lo cual empeZUl'on á. pro-
IIUllcial' la palabl'a dilllísiou. lleulIe\'a el 11 el
conde de Almodovar la illstaucia; e112, Mendi-


zabal y Heros, ministl'o de la gobernaciou, vuelo j
ven al Pardo y tr'opiezan con el idéntico des-
pego. Teatan entónces fOl'malmentc de SlIl'etiro"
y el13 por la tarde, tl'es ministt'os .. l\Iendizabal,.
Rodil y Almodov31', se pl'eseutan en el Pardo,
é insisten cn las disposiciones propueslas, ma-
nifestando que su desaire será un despido. Por.
la noclle todo el ministel'Ío se va á la reilla, y,
t\'aS ulla cuofct'encia infructuosa de dos ho·
ras para I'ecabar de S. l\f, el intento, todos los
miuistl'os pUllen su dimision en manos de la
reina, S. M, repite que no la acepta, perú que
no se aviene al despido de los empleados princi.
pales que le piden, y volviendo ell~ el conde de
A Imod()\'al' al Pardo con ánimo de echar' el l'esto,
le contesta la reina: "Ya es tarde, cstá elejido
vnesll'o sucesor, que espera su nombramiento .•
Preguntando cl eonde quién era el IHlevo mi·
nistl'o., le dice la reina qlle Isturiz; y Almodovar
sin replieal'l'efrellda los dt'cl'etos de numbra·
mientos (1); y tudos lo~ minislt'os entregan SI
negociados


Vino a~í á desplomarse el ministerio de Meu·
dizabal pOI' una desavenencia sobrevenida ines·
peradamente con la corona por nna IJ1t~r'a dis-
pusicion administl'¡¡tiva, Como la 1'"iOJ:l ¡.:ollt'l'-
nadora se esmeró siempre en ceñirse á la foema'
constitucional, aquel desaire á sus ministros pOI'
una jestion imprescinuible en su respollsabili-
dad hizo. suponer que mediaba influjo. de ter-·
cero en el a~l1nto; y la camarilla y sus pania-
guadus campearian en aquel encuentro. lasti-
maso, enc¡¡minadu á com prometel' el sosiego
del pais y el decoro del solio,


Acompañó á los ministl'os en su l'eti,'ada el
aprecio de los amantes, enit'aííables de la veni-
del'a libertad española, riles su desemp ... ño vino
á sel' UIl 11I'ogr'eso positivo, siendo su plazo de
ocho meses hat'lo breve para completal' empl'C- ,1
sas grandiosas, ni alln pal'a consolidar lo exis,J
tente; habia sin emb31'gO el ministerio sentado 1
los pl'imel'us cimientos de las refol'ma~ funda· 1
mentales, necesitando, pal'a I'ealizarlas, el tiem-
po. que les fué muy escaso, Estaba el ministel'io


(1) Se compuso el gabiuetede Isturiz. presidente y
ministro de estado; duque de Ri vas, de la gobern •.
cíon; Aguirre Solarte, que no aceptó y lo reemplazó
Blanco para hacienda; para la guerra el jeneral Seoa-
ne, que tampoco acepto, y le sustituyó interinamen-
te el brigádier Su'ia, y luego definitivamente ;lJendez
Vigo; Alcalá Galiana para la marina, y Barrio A) u-
so para gracia y justicia,


El duque de Rivas manifestó acalorado entusias-
mo con Melldizabal durante su ministerio. aceptán-
dole la gran cruz de Cá rlos III y la presidencia de
Jos próceres. Alcalá Galiano fué del consejo real, y su
hijo empleado en hacieuda.




pe


DE LA ESPA~A iHODEUNA.
de Mendizabal pl'epal'ándose para la revision del
estatuto, sin vaivenes ni quebrantos, y el des-
pido anti-pal'lamentario del presidente y com-
pañeros fué un golpe oculto de uu partido im-
paciente y desesperado, Al al'roll31' la escl'upU-


, losidad de la reina gobernadol'a, DO se all'evióá
empuñar el mando, haciéndolo recael' en s~jetos
~e no eran de su pandilla, y que tan solo se
.straban t'eeien-salidosdR un bando que hasla
éntónces habian acaudillado con ahinco. Medió
torpeza y medió cal'cncia de patl'iotismo en los
sujeridores de aquella campanada y en los acepo
tadores de sus resultas. El estadista descuella
lÍuicamente con los principios que lo I'ealzaron
ante la opinion pública; si bien el tiempo y los
desengaños van doblegando nl1Cstl'OS convenci-
mientos. Tambien esto es pl'Ogl'eso, y quizás el
mas provechoso pal'a el pais; pel'o cuando al
empuñal' el mando, hay un tránsito repentino
de la línea, en que se peleó con gat'bo y desem-
peño, á la enemiga, teniéndola ya acuchillada,
se lo¡¡;ra sllicidar~e, J\Iuchísimo se desconlia de


la sinceridad de cambio tan repentino: a Im-
pulsos de los antecedentes de toda la vida, no
se acierta á defendel' el Duevo pendon, y aco-
harda la presencia del anterior; la zozobra del
porveni!' se da la mano con el desamparo de lo
pasado, zozohra que acongoja todos los ánimos,
y hasta el de un bisoño, que piel'de los amigos
sin desal'mar á los enemigos, paI'ando en escla-
vo el que ayer fué dueño. Indisculpable se hace
este yerl'o de Istlll'iz, que estrelló su bl'oquel al
asomo de una vietol";a, pues ddúa caballerosa-
mente alcanzarla desde el silJon de la presiden-
cia de las cÓI'tes, con el voto pal'lamentario de
sus compañeros; y la fué buscar allá en la cama-
1'i1la.lUt.>diaban po~os meses en que el estamen-
to electivo le habia dado sus votos unánimes
para la presidencia; para luego en caudillo del
gabinete anti-p3rlamentario, y en la sesion del
21 de mal'W, el sumo jUJ'ado nacional le des-
carga aquel hOl'l'endo fallo: «Declaran las córlei
que el minisLel'io no mel'ece Sil confianza .•


,


CA.PITULO SEPl'nIO.


l" Ministerio de Istllriz. -Sllblevacion de las provincias.-Acaecimiento de la Granja.-C"ida del minuterio.-
r. Restablecimiento de 1.1 I.onstitucion de I8r~,


La arbitrariedad del 15 de mayo no podia
I menos de redundar en daño de la legalidad de


la reforma, pues elllombl'amiento de ministros
entresacados de minOt'ía tan reducida en el es-
tamento el'a ulla illterpt'etacion violenta de la


I prerogativa de la corona. COII efecto, árbitra
esta constitncionalmente de nombrar sus con-
sejeros, tiene que avenirse sin embaq;o al re-


I quisito imp!'eseindible del sistema representa-
tivo, que es el de las mayorías. COIl desvío tan


\ arrojado debía provocarse la esplosion en las
CÓI'tes, acarreadora de reciasconmociories; pero
DO se hizo alLo en la trascendencia de aquella
demasía tan at'riesgada,


Sobresaltóse Madrid con esta novedad, y se
apel'cibió una oposicion violentísima en las cór-
tes. La impensada toma <le posesiou de los si-
llones ministeriales pOI' sujetos que jcnet'almen-


, te descollaban con sus opiniones eslt'cmadas, no
, podía menos de embal'gal' los ánimos.


Al terminal'se la sesion del 15 de mayo, UDO
de los secretarios del cougl'eso lcyó el decreto
de la I'eina, l'llbt'icado pOI' IIeros, minish'o de la
gobern3Cioll, nombrando á Istlll'iz pal'a estado,


en reemplazo de Almodovar,clIyadimisionque-
daba aceptada.


Manifestóse luego el arreglo del ministel'io el
16, con "arios decretos firmados por Isturiz.
Se pl'esentan aqueldia tres individuos del lluevo
gabinete en las córtes. y se encuentran con uua
protesta del tenol' siguiente, firmada por 46 di-
putados:


"Pedimos que las córtes declal'en ahora mis-
mo solemnemente:


«l.0 Que las facultades estraordioarias conce-
didas al gobierno en la lejislatlll'a anterior COI1
el voto de confianza cesaron al abrirse las CÓI'-
tes actuales;


«2.0 Que si las córtes se prorogasen ó disol-
viesen, sin estar ~otados los presupuestos. 110
se pueda desde aquel punto recaudar impuesto
alguno.


-3. o Que todos los empréstitos ó anticipa-
ciones, sean del jaez que fueren, contl'aidos
sin autorizacion de las córtes, searvabsoluta-
mente nulos.»


Entablóse luego discusion sobre la voz pro-
("Jta en vez de peticion, que cOl'respondía .. 1


S




HISTORIA. {'OLlTICA
documento, contienda de reglamento harto in·
significante.


Er primer impugnadol' de la propuesta fué
Isturiz, conll'aponiendo incompatibilidad con
el reglamento; pero se hizo cargo de que venia
á ser decla¡'acion de guelTa contra el millistc.
"io.


Ftwl'On luego tomando la voz varios orado'
I'es de la oposicion, como Dlózaga, Landero y
J,opez; se patentizal'on las iras vehementes de
los contrincantes, y anduvo mañoso Istlll'iz en
su defensa, á pesar de su desairada sitnacioll. Se
avino al primel' a¡'lículo, tomó repetidamente
la voz impugnando los otros, y paró en votar,
con asombro de todos, al pal' de Sil compañero
Galiano, con la oposicion. Apl'obóse en fiu la
pl'opuesta nominalmente con 96 voloscon{I'a 12;
dejando de votar diez diputados,


Pot' un lance de aquella ses ion se fonDará
concepto del enojo causado en el estamento con
la arbitrariedad de la vispcl'a.


El diputa(lo Galiano, ministl'o de marina, yel
duque de Rivas, prócer dell'eino, secl'etario de
la gobernacion, se hallaban en el banco minis-
tel'Ía!' Al tomat' la palabl'a el primcl'o, el dipu-
tado Pizarl'o pide que Galiano y Rivas dejen
sus asientos, puesto que el estamento no ha re-
cibido todavía su nombl'amiento de oficio,
Aprueban las córtes la propuesta, y tienen que
levantarsc, Alcalá Galiano pal'a su sitio de dipu.
tado, y el duque de Rivas pal'a fuera de las cór-
tes.


Desengaño mortal era para los individuos del
gabinete aquel bochorJ:o que hubiel'a debido
hacer revivir en sus pechos aquellos impulsos
pah'ióticos de que hasta entónces habian dado
tantas pruebas, é infundirles el pensamiento de
retirarse para evitar una refriega aciaga; pero
un amor propio lastimoso les hizo 'Conceptual'
como reto la oposicion naturalisima de las CÓI"
taso Recojió Istlll'iz el guante y se apercibió á
batalla¡' á todo trance.


Las sesiones del 17 y 18 pl'ovocaron interpela-
ciones amargas y vivas I'econvencioncs,


l:1 19, segun la ól'den del dia, se -entabló la
discusion sobre ell'establecimiento de las leyt~s
acerca de mayorazgos, diezmos y deredJOs do-
minicales.


Toma la "oz Isturiz y pal'licipa á las córtes
cómo el ministerio no ha tenido toda\'ía lugal'
pll:-a enterarse de aquellos asuntos, y así no po-
dia tercial', contentándose con oil' pal'a irse im-
I,oniendo y habilitando y aconsejal' oportuna-


,mente á la corona lo que se juzgase mas ace¡'-
tado.


Signen las córles su rumbo y apl'ucban el in-
-fol'me de l~s comisiones COl! llIayorí~ de RG


votos conh'a 4, dejando de \"otal' hasta doce di'
putados.


Tampoco se dieron por enteudidos los minis·
tl'OS con este segundo desengaño, y se obstina-
I'on en conservar sus sillones.


El 21, sesenta y siete diputados hacen la pro·
puesta siguiente:


"Pedimos á las cÓl'tes que declaren que el mi·
nisterio actual no merece la confianza del es.
mento.»


Acude Isturiz de nuevo al reglamento, eliJo
al'lículo 110 pl'eviene que los ministros han de
<'stal' siem¡:re advel'{jdos con veinte yenatl'o
horas de anticipacion de cuanto se haya de vell-
tilar en el dia, y no se ha cumplido con aqllel
I'eq uisi too


El 'presidente de las córtes le contesta con
ejemplal'cs contrat'ios, y las córtes acuerdan qlle
se pase adelante y se ventile inmediatamente la
pI'oposieion.


Acudelstul'iz mas y mas al reglamento y pro-
testa contra la I'esolucion de las cÓI'tes;}' la mi-
nol'Ía sostiene á los minisll'os. Se entabla una
discusion empeñadísirna, sin que tercie el mí-
llislel'io, ciíléudose Isluriz á declarar que al en-
cargarle la I'cina bohel'nadora el al'l'eglo del mi·
nistel'io, S. M. en nada se habia propasado de
las leyes y del estatuto real.


ApI'utlha el estamento la proposicioll por i8
votus contra 2~, dejando de volar tl'ece dipu.
tados.


En el disclll'so de tan desasÍl'ados debates, 1
andllviel'on los ministros reconlando sus ante-
ct,dentes patrióticos, quejándose de que se les
venia á sentencial' pOI' intentos soñados, y no
POI'SUS jestiones. Honorífica era pOI' cierto hasta'
entónces la cal'l'el'a de Jos rninistl'Os; mas ¿por-
qué habian de estal' las córtes aguardando sus
hechos? Harto ,'eprensible era el mero hecho de i
pl'esental'se cncllmbl'ados, para que la mayoda
lo jllslipl eeiase como el preludio de otl'OS pasos
no mcnos contrarios á la esencia del gobierno
repl'csentativú, Al usai' la eOI'ona de su prero-
gativa en lIIudar sus consejeros responsables,
incumbia a los llamados el hacerle cal'go de que
cOI'I'espondia en tresacal' los nuevos ministros
de la ruaJ0l'Ía del estamento, pues no era lícito
á linos individllos de la minoría el aceptal' un
destino que iba á suscitar graves contiendas con
las demás potestades del estado; obrar de otro
modo cl'a desconoce¡' su compromiso COD la
cOl'ona y el estamento. COl! que Isturiz habia
,cnido muy á sabiendas á enca¡'garse del puesto
arriesgado donde le estaha espel'ando una opo·
sicion ineonlt'astable.


i\'o cabia en los ministl'Os el ir dilatando el
trance despncs de 11\ sl'sion dt>1 21 y la dt.'cI~,'a·




-


cíon ue las có!'tes, y así habia que disolvel'ias ó
I'dü'al'se,


Quedaron pues disueltas el 22 de mavo de
1836,


Así que la pl'imet'a jestion del ministerio fud
~quella disolncioll , consecuencia imprescindi-
ble del pl'imer desaciel'lo. Tuvo IstUl'iz que he-i á la n:ayol'Ía con el arma legal, pero arries-


.'a, de la disolucioll, mas hay lf'galida~lesql\!!
SOIl uoa mCl'a arbitral'iedad; y telldrémos qllt!
hacer alto I'epetidamente en aquel abuso del
derecho de disolucion contra mayol'íasca~i uná·
nimes.


No se conlentó pues IslurÍz COll "isolvel' ]:¡s
(,!JI'tes, sino que en la esposiclOn de los motivos
qlle medial"On, deseal'gó sobre los diputados b
responsabilidad de la pl'ovidellcia. Se hacc cn-
rioso el velO ministros, atropelladol'es d(~ la le,v
constitucional de las nwyorías, achac;lr las COII-
secnencias de su arbilJ'al'icdad á la mayoda que
los rechaza.


Este es en suma el texto del dCCI'eto:


«Esposicion de los ministros sccretarios de
estado á S. M, la J'cina gobel'lladol':l.


-Señora,


«Cuando los ministros actuales, acncliendo al
llamamiento que V. 1\1. se ha senido haccrles,
fU virtud de su prerogativa real, acepta¡'on el
3rdno desempeño de los negocios d~1 reino en
'la situacion prpscnte, no dPjm'on de hacerse
cal'go de los tropiezos que por donde quiera se
les habian de atravesar. Mas les constaba t3m-
bien que el intel'és inseparable del solio y de la
lIacion I'equeria de ellos este sacrificio par<l es-
tablecer las reformas p,'pcisas, contribuir' así al
cumplimiento de vlIeslt'as promesas reales y
consel'var el órden plÍblico, sin perder jamás de
~ista la guerra civil, cuya tel'minacion pronta
pentlll'osa es la ut'jencia primera y capital del
estado, Tampoco ignoraban losministl'Osaetll:1-


: les qneel estamento popular, formado en virtud
!le \lila ley con la cual el del'echo de elt-jil' los
procuradores se ceñia á un COl'to nlÍlIlel'o de
electol'cs, y qne habiéndose wrificado la üllima
eleccion en circunstancias Illuy 'particulal'('s,
resulLó la mayol'Ía del cllcrpo lt'ji~l~ti\'o como.
promctida con empellos de que tal vez no po·
dria quel'cr desentenderse, pOl'masque le fuese
pOI' otra parte imposible el cjcclltat'los sin gra-
lísimo daño del estado .


• ~ada de esto alcanzó á ddener á lo, minislt,os
actuales, Robuste,~idos con el testimonio de sus
cOllciencias y conocit'udo los justos motivos con
que V. 1\1. se ha granjeado la confianza de los
Espnfíolcs, se nll'utaron al desempeño dt'1 ¡~()-


Ha
bierno, con ánimo de coadyuvar á la ejecucion
de las benéficas intencioncs de V. M., en todo
conformes á los pensamientos au t.el'iores y prc-
sentes de vuestros consejel'cs responsables.


«No han correspondido, Seiiol'a, las resnltas
á esperanzas tan lisonjcl'as, POI' desgl'acia el es-
tamento populal', á impulsos encubiertos pal'a
nosoll'05, ha venido á declaral'Se wntra los mi-
ni,I'tror de V, M. en términos que pudieran con-
eeptuarse de ninguna monta, si fuesen los mi-
nistros los lÍnieos agl'aviados, P('I'O quc son de
suma lt'aseendencia pOI' 111 linaje de esta oposi-
cion y por los al'bitl'ios de que está echando
mano, Proposiciones ajenas de las leyes, pero
tal vez autorizadas con ejemplal'es que, como
contrarios á 13s leyes, carecen de palor, y au-
IDI'izadas lÍnicamente en circunstancias fiue no
han acarreado resolncion cuyo l'esultado fuese
trascendental; peticiones que llevaba!! pOI' ob-
jeto el sustiluil' al rumbo legal, ajustarlo j131'a
lejislal', otros medios de diverso jaez:, mediando
luego demasías de pal'le de los concurrentes:
lodo esto ha pl'eseulaclo un conjunto escauda-
loso y arl'Íesgado. Lo mismo que el estamento
electivo no pudiera praelical' sin desacato á la
ley ha venido á volarlo: lo que pudiera ejecutar
el~ términos legales lo ha hecho ilegalmente, ya
porque su situacion le precisase á utiliza l' el
tiempo, ya por atenel'se á ciegas á sllJestiones
que, 31'l'ebatándola á quebrantal'la ley, pudieran
il' a vezando la mayot'Ía á desea l'I'ial'se del rUlll bo
legal y á cntral' en una senda rodeada de preci-
picios, y pOI' la cual no es dado alcalizar la di-
cha de la patria,


"En tan arduo trance, los ministl'os de V. lH.
viendo peligl'ar el solio y la libertad insepaJ'able
del bllen órden, y con tales objetos la Ilacion en-
lera, no pueden aconsejal' á V, 1\1. que ceda á
pretensiones de suyo injllstas, y mas injustas too
davía por el modo de entablal'las; eslabouadas
~demás infaliblemente con otl'as \'ellidcl'as, que
nos engolfarian en contiendas interiores,' en-
carnizadas, mientras la guel'l'a civil está ;bra-
sando gl'an pal'te de la monal'quia.


-Si V. 1\1. en cil'cunstancias menos ct'Íticas,
cuando su ministerio no estaóa acorde con la
mayoría del estamento electivo, quiso hacel' :.
la nacion árbitl'" cntre unoy otro, con el medio
legal de la disolncioll y de las nuevaseleceiones,
los ministros actllales de~dc luego se alientan
á esponer á V, M, que conceptlían llegJdo el
caso de providencia,. lo que no suele convenir
que se repita, pero que les parece provechoso, ,.
aun imprescindible en las actuales circullstan-
daf. Tienen pues la hOnl'a de esponel' a v, M.
que convendria convocal·., no córtes como las
últimas, sino las apetecidas con ansia, para re-
"ioal' lI11eslras leyl's políticas, y f'lI)'n plt'('cion




jl(; JlISTOl\iA ('OUTlCA
11'lIdl'á que vCI'ilical'sesegun el método qlle nJas
adeelladamentc venga á representar d 1Jerdu-
dero inlenf,,..r las opiniones l,erdadera.,. de la
I/acion, .r bajo la forma que pareciere mas á
jJl'Opósito para el último estamento de procura-
dore,,., al cual este requisito dió suma autori-
dad.


"Fundados pues en los pl'incipios que acaban
de manifestar, los ministl'os firmantes sujetan
atentamente el actllal dt'creto á vuestra I'cal
apl'ohacioll.


"Madrid 22 de mayo de 1836."


(Siguell las firmas de todos los ministl'os.)


Acompañó el decreto un m~llifiesto de la I'ei-
na gobt'l'nadora á los Españoles.
~:II dicIJo manifiesto hace el ministel'io I'o"lw-


til' ¡Í la reina gobel'nadol'a todos los cilrgos qll<:'
ya teniaespl'esados, haciendo alternar ell la con-
tienda el nombre de la reina gob"I'naclora.


Atln hubo mas: atados Isturiz y su~ compañe-
ros para la cOllvocacion á las nuevas córtes , si
eonsel'Vab~1l la ley electoral del estatuto, yel'a
la lÍniea vijelJte, debian temel'se la I'eeleccion
por entero del estamento disl'ello: idearon pues,
para salil' dd 8tolla<lel'0, IIn arbitrio hal'to des-
encajado, y que está coml))'obando el desacato
con qlletrat:¡ban aqllellos ministl'os la legalidad
y el estattlto qae ensalzaban y aparentaban sos-
lenel' eOlllo ley fondamclltal.


:Las cÓI'Les, ~n su existencia bl'cvísima del 22
de mal'zo nl15 de mayo, habian acordado una
nueva ley eleetol'al con varios artíclllos; pero le
faltaban enmiendas, y la til tima órden del dia
de la sesioll del 21 de mayo espresaba que ha-
hiendo el estamento dispuesto la impresion dc
los infol'mes sobre las enmiendas á la ley elec-
tOl'al, se aplazaba sn discusioll pal'a ellLÍnes si-
nuieflte 23; y corno las córtes qnedal'otl disnel-
tas aqnel dia, no era al cabo mas que un ¡JI'oyeclo
:le ley_ l\Ias (,on todo el ministerio se la prohija.
v aunlando á su albedrio la ley e1ectOl'al del es-
'latuto, manifiesla que las nuev¡¡s elecciones se
han de veriticar con arreglo al pl'oyeeto de ley
en discllsian por el estamento de pl'ocuradores.
Los ministros participan su determinaeion,
usando en la con\'ocatol'ia de la l'eina íos tél'mi,
nos siguientes:


«Pal'a cOllspguil' mi deseado intento, las cir-
cunstancias me precisan á \'alerme de medí<;>s
psft'aordinill'ios, Y desahogando á mi gobierno
de ese C'Írculo vicioso que nos imposibilitaria
todo adelanto en la revision apetecida, dictare
interinamente,.y rí propuesta de mi,. consejeros
l'e,'pol1,wblt's, late,' pnwidencia, que 10,1' I/uel'os
ele/ir/o. ¡JOr el ¡}lll'blo se nombrarán por d me'-


todo mas adecuada para representarlos intercj'e,·
jenerales y la opinioll pública,.r en suma segun
el método COI/tenido en el proyecto de 'q pre-
,!'entarlo por el estamento de procuradO/e,l' en las
últimas córtes.»


Esto si que era encaminarse abiet'tampnte al
intento y ponel' en matJo~ de la potestad I'calla
omnipotencia lejifilatÍl'3. Esta disposicion del
rninish'o Istul'iz se da la mano con las ol'ddj
nanzas de julio, en las cuales Cál'los X sllstitl1il
repentinamente otl'O sistema de eleccian á la
ley electOl'al vijente. Aquella t.1'opclía tuvo en
Francia pOI' pal'adcl'o la esrlllsioll de los BOI"-
Ilones, y ¡]('(lJ'l'eó en Espai'ia la sublevacioll d,~
las pl'ovincias.


Alzó Málaga la bandera, y 1111 lance trivial
('aliSÓ 1111 ineelldio. Habia mandado el je m'l'a 1
San Just, gohcl'nadOl' mili tal' de Málaga', que 110
se tocasell los talllbores de~pues de !:ierta hora,
y queda desobedecidu, Se empelía imprudente·
mente el jenc¡'ctl en IIcva¡' adelante su órden,
desentetldiéndos,~ del ,lcalol"amicnto de los áni-
mos, y cae aCl'ibillado á balaz05. Acude el go-
bel'n;I(I(J\' civil, conde de Donadio, á vengar la
l11uel'te de San .Just, y fellece igualmente en la
asonada. .


Donadi0, el alío antt'l'iol', cuando el albOl'oto
de las pl'ovincias contl'a Torcno, habia sido pre-
sidente de la junta centl'al de Andalucía. des-
collando con su enardecimiento revolucionario;
pero salió diputado por l\Iálaga para las córles
de 1836, donde lel'ció en la minoría encabezada
pOI' Istllriz. Este lo envia á Málaga de goberna-
dor civil; intentan en vano todos sus amigos
el retrael'ie de aceptar un mando de un pueblo
muy enterado de sos opiniones antiguas, que
lo empeñarian en alglln pasoarduo y arriesgado;\
yen vez de dal' oidos á nadie, se indispone eQn
todos en las elecciones; se presenta con espada
al cinto en el colejio electOl'al, de donde lo 31'-.
rojan á voces todos los electores, y aquel anlll)-
cio le acal'rea un paradero horl'oroso.


El 26, se establece en Málaga una junta que
p\'oclam~ la constitucion de 1812.


Se subleva Cádiz el 29, Se\'illa y Granada el 30,
y se les incorp0l'a Córdoba el 31. Toda la An-
dalucía se desentiende del gobiel'lIo, pregona
la cOllstitucioll y plantea juntas.


ElLo de agosto, se (lt-clal'a Zal'agoza indepen-
diente, y sigue Todo Aragon á su capital. Bada-
joz, con toda la Estl'emadura, se alza el 3; Va-
lencia el 8; Alicante, Murcia, Castellon de la
Planil y Ca/'/ajena el 11; d 13. Bu/'celona y toda
la Cataluña se vall tl'as el movimieu!o jeuel'al.


Está d gobierno viendo tanta asonada sin
Iwovidcnciat'slll'emedio, pero ¿qué le cabb dis·
pOill'l'? El ~ de agost() pOI' la larde varios lam-
1>1)\"'5 andan pOI' Madl'id tc)[';]ndo jell\'l'ala. y lo




IlE LA ESI\\NA iUODEHl'íA. lli
preudcn siu que se :Jvel'igüe quién es el que los
ha maudado salÍ!'; .v aquella novedad de tan
poca importancia basta para poner á :\[adl'id en
estado de silio, despedil'.v desal'mal' la gnal'dLa
uacional. Quedan vedados todos los pel'iódicfJs
de la oposicion, y se decreta una comisiou mi-
litar, y eu fin el eapitun .i"ucral Quesada publi-


.la el 4 una órdcn para el dia siguiente:


« Hago sabe!' al pLÍblico las siguientes disposi-
ciones:


• (," Las guardias y patrullas, raudas de policía
y dependiclltps de la justicia pl'eIldel':Ín.v pon-
dl'án en mallos de la comision militar á cuantos


'cnctlCII treu pOI' las calles con armas de cualqllie-
ra ('~pecie que sea,; , no lpniendo facultad pa-
ra usadas,


«2." Las guardias y patrullas prenderán in-
mediatamente á las euadJ'illas ó corros c¡ lle deJl
la menor' sospecha de moti n ó rebeldía, y al que
intentase resistir ó ponerse en s~lvo, se le /,a-
I'IÍ ji/ego y se le acuchillará.


n 3." En caso de motin , se concl'plnm'áll cul-
pado~ cuantos se hallaren en el p~l'aje del albo-
roto, '


·4," Serán t~ mbien I'POS de p"'w c,¡pita! cuan-
tos se pl'elldieren ell el motin, y pal,ticnlal'rnen-
te los que hicil~ren tocar ó tocal'en jelltTala, los
que lIeval'PII <ll'mas "edadas, los que las lIsarell
de cllalqniel'a clase sin facultad, los que diel'Ol
gritos sediciosos, y los qne impl'imau , fijen ó
I'epal't¡¡n ('scl'i los del mismo jaez.


«5." Pl'Ol,ibo todo grilo de viva Ó TlIuero lwjo
cllalquier' prdesto qlle fuere, .v los que resul-
ten 1'\'05 sel'iÍlI r:a,~tigorlos de muerte,


" 6.· En caso de asonada, de I'ebeldía Ó de alar-
ma, se jllntará la comision militor, y estal'á
pl'rmuncnte ,JI] el salon de SlIS sesiones. Senten-
ciará snmal'ia y rjecll tivamente á los I'eos, con-
fOi'mándose con las disposiciones del decreto
prcsente. l\!¡ldl'id 4 de agosto de 1836,


" Firmado: el marqués de ~IOJ';CAy{'.
« (El jenel','ll Quesada J."


Nada al pal'ccer motivaba edicto tan flll'ibun-
do. Pt'l'manceia Madl'id en bonanza, y el sosie-
go del vecindario se contr~ponia de estl'emo á
estremo COI' el enfnrpcimiento de las ;Jutol'icla-
eles)' las fuerzas que estaban pl'epat',lIldo, Todos
los coneos traian noticias de los albrll'otos su-
cesivos de las provincias, logrando tan solo te-
Ilel' á l\ladrid inalterable. Süpose ell;¡ por la no-
che el acontecimiento de la GI'anja , }' el jm'a-
men lo prestado ;í la constitucion pOI' la' reina
gobel'lladúra. Ya se aleatlZ31l jas zozobras que
acongojaban ú la capital: por una pal'te, la im-
Paciencia del VeCilI<brio , j pOI' 011\1, el j!'ncl'al


Quesada fulminando allá órdenes desáfol'adas ,
quecl'a muy capaz de ponel' en ejecucion. llna
sola palabra podia acarrear un reencnentro sau-
gl'ielltÍsimo, pel'o li, cOI'dm'a del jC!ltío yel ade-
I!]<ln amerHlzndol' y sereno de Quesada salval'oH
á l\Iadl'id ; y la noche del 13 al 14 fné sosegada.


P:1l'ccia el 14 la capital una plaza de <ll'mas.
POt' una parte los cañones asestados en la puel"
ta del S{ll y en el Prado con sus artilleros aler-
ta y las II'opas en forrnaciolJ, y pOI' otra, todo
el vecindario paseándose por las plazas, callado
y sin azoramiento: suma el'a la zozobra, y se
estaba viendo que no podia dural' situacion tal!
\iolenta sin acat'l't'ar alguna l'efl'il'g,a_


Como á las dos de la tarde, acude Quesada á
la puerta del Sol, intransi tabl e COI' el jl:IlLío; ¡!l.
tenta despejarlo, le dispal'an \lI' til'O sin tocar-
le,.v 1 .. tropa pel'lIl~neCe i ¡) rnoble Pasa eljenera I ri
la Plaza 1\la,\ 01', J d alarido de viva la constitueiOIl
retumba en Sil presencia.


Se hauia colocado el I'ejimiento de la Reina
Gobernadora en la plaza de l<! Cebada, y allá se
2rroja el veeindario \oceando vi"a la constitu-
cioB. El coronel Cah'et, oficial de esclarecido me·
I'ilo, se adel~!lta hácja el jentíQ COll dos compa-
fiías de cazadores par::! encargal' el sosiego; pe-
ro por desgl'ilcia el bullicio ahoga el eco de Sil
voz, y no logrando que le oigan, manda á sus
soldados, que despl'j':1l el sitio, pero no bien ca-
lan b:¡yoneta, cualldo le dispal'an \'3I'ias cuadl'i-
Ilas , )' c~e el coronel \'Íclima de su afilu; los
soldados, al \'el' malherido :í su jefe, en el pri-
mel' Ímpetll contestan, y matan á varios, hirien-
do á muchos m<Js, Se fortifica la muchedumbre
por las casas vecinas, y rompe el fuego sobre la
tropa. Oficiales valientes y jenel'osos se II1'1'0jau
allrauce, rehacen su jeute y luego se adelantan
solos al jelltío y lograll que se les oiga. Se ajus-
tan tl'eguas; pel'manece la tr'opa sobre las armas
pal'a conservar el ól'den, y se pl'ohibe toda pro-
vocacion pOI' entrambas pal'les, Arden los rni-
nisll'os en ira, pero tiene esta que amailJal' al
vel' que ya /lO se puede contar COIl la obediencia
ciega y desesperada de la guarnicion,


Tanta cautela desde la madl'lIgada d!'1 14 no
deja duda de que el minislpl'io, enterado de las
novedades de la Granja y de la avenencia de la
reina á la constitllcion de 1812, trata de enta-
bl<H' una cont.l'al'evolllcion de la Granja, }' qlle
esperanzado de salil' con su intenlo, habio man-
dado á Quesada enfrenal' á todu trallee la capi-
tal; y Quesada, COII un denuedo digno de mejol'
causa, cumplió con sus instl'ucciones lilas efi-
cazmente ell pabt'!'3S que en obl'as, pnts á na"
die se prendió, ui medió pOI' ~ll pal'te elmello¡'
ímpetu de vengallza pal,ticular.


l\lientl'8s escellas tall la"t:rnosns están contr'is-
lando á :\ladl'id , sucedia ('Il la GI'auja, la Iloctn




118 HlSTOHIA POLlTICc\
del 12, lo higllicute. Ya es hora ele quc taOlatío
acontecimiento, que citan hace tl'es años abul-
lándolo Jos émulos dI! la España, llegne pun-
tualmente á noticia de todos.


Se estaba I'epresentando en el teatro del sitio
I'eal un drama intitulado: Una revolucion al
Pmis, mientras seguia la revolucion triunfando
pOI' las pl'oviucias y amenllzando á Madrid. Se-
mejante funcion pal'll el teatro de la reina es
tanto mas eslrafia, cuanto en el mismo punto


, \lna sedicion efectiva y harto lastimosa se estaba
realizando á los llmhrüles de! palacio. La oficia-
lidad se hallaba pOI' lo mas en el teatl'o, y di: re-
pCllte !lilaS soldados del I'ejimiento provincial
de la gU31'dia y del 4 o de la guardia salen de los
cuarteles. y se encamiuan al palacio voceando
viva la constitllcion. La reina gobel'nadora se
retira all'opelJadamenle del teatl'o y va á pala-
cio. Sube ulIa diputacion de sal'jentos y cabos á
la cstancia de S. :\1. y le suplican en nombl'e de
sus compañeros que acepte una constitueion vi-
tOl'eada ya pOI' todas la,<; pl'o\iucias dell'eino ,
para e~ital' el dCI'I'amamiento de sangre que es·
tá amenazando á l\Iadrid. POI' supuesto que los
sarjcnles al pl'esentarse ante el solio no usariall
el lenguaje decoroso que requeria la augusta.
pel'sona á quicn estaban hablando; mas es falso
que cometiel'all desacatos, y renovado el h'ance
hOl'l'oroso del 20 de junio de 1792, cuando Luis
XVI luvo que encasquetarse el gorl'o encarna-
do. Me be ido informando de palaciegos que se
hallaban junto á S. !H., y me han asegurado qlle
los sarjentos no añadieron á su delito la vileza
de insultar á la augusta madre de Isabel JI. Se
espresaron corno soldadesca avezada al habla de
los cual'teles; pero el allanamiento de la mall-
sion real y la pl'ecision impuesta á la reina fue-
.'on aclos que todos zahicl'en amal'gamente.


La reina se avino á jlll'ar la constitucion el 12,
y habiéndose aplazado la formalidad del jUl'a-
mento para el otro dia, fie vel'ificó la pl'oclama-
cion el 13 por la tarde; con que no quedó so-
lemnizado el acto tras la amenaza inmediata de
aquella violencia.


Se ha dieho que espel'anzaba el ministerio
fraguar una cOlltral'evolucion á la de la Gran·
ja, y tI'a:> este logro, se lisonjeaba de a.'l'ostral·
á las provincias sublevadas; y el II por la
noche, el jeneral Mendez Vigo, ministro de la
guerra, pasó á la Granja con aquel intento. Ma-
logró Sil conato, quedando absolntamente des-
ahuciado, como igual mente elmiuislerio todo en
Ma(hid, al presencial' la especie de tl'egua que
negoció el rejimiellto de la Reina gobernadora
con el vecind<lrio. Publicó el jencl'al Qlle~ada, el
14 por la t,lI'de, lIn bando encarecie/ldo el blH'lI
ól'deu, COIl la eSpl'I',UlZa de que S. 1\1. hubiese de
pone!" !lIt !(;I'mino ú b s¡tnacion crítica rn que


se hallaba la monal'quía; cuando ya la .'eiua Le-
lIia jurada la constitllcion desde el 13.


Hubo sosiego en la noche del 14 al 15 , Y Cll
la maell'llg:lda de este, se manifestó el tl'iunfo
de la constitucion, sustituyendo el jeneral Seoa-
ne á Quesada. El veciuclal'io de Madrid. que ~e
aeostó oyendo patrullas, redobles de cajas, y
iJl'incos del al'l'a8tI'0 de cañones y eajones de al"
tillel'Ía pOI' el empedl'ado, se despel'tó al repi-
que de campauas para colgal' sus balcones, en
mllesl!'as de I'egocijo. Entregó el ministel'io sus
despachos, y 5e llamó á Calatl'ava por la I'eilla
gl-beruadol'a para componer el nuevo gabi-
uete.


Sumo el'a el júbilo, quizás no tanto por entu-
siasmo con la eonstítueioll como por sali.· de
una crisis que estaba durando once dias .. No aso-
mó disturbio en las hOl'as primeras do aque!
tránsito I'epentino del estado COllgOjOSO al desa-
hogo de la libertad. sin que se oyese grito al·
gllno de reaceion.


Voy á l'efel'Íl' las pal'ticularidades del fracaso
del jenel'al Quesada, que habia incurrido en el
aciago e 111 pei'í o de comprometer al sel'vicio del
ministel'io su denuedo jenial é illdiscl'cto ; pues
como testigo presencial hasta de las mínimas
ocurrencias de lajOl'nada, me cabe el historial'-
las puntualísimamente.


En la madl'ugada del 15 acuden val'ios amigos
del m3l'qués de MOllcayo á su casa, y le iustan
para que se vaya de huesped con alguno cll'
ellos, pues en todo l!'ance crítico se embota la
racionalidad en la muchedumbre, J enm!1decl'n
las leyes. Se niega e! jenel'al á toda fineza d"
aquella especie, y de improviso le sobrevierw
el Ím petu de salir COIl un solo C1'iado. se lIlal'-
cha del pueblo, y se encamina en medio del día
al pueblecillo de HOl'taleza , á una legua de Ma·
dl'id. ¿A dónde quiere il~? ¿ cuál será el intento
de su salidadesatinadaP Nadie lo pnedealcanzal'.
Tenia Quesada una cicatl'iz en el rostro que lo pa-
tentizaba por donde quiera; le conocen por el
camillo, y la l!oticia de Sil ida se anticipa áSIl lle-
gada. Los concejales lo aJ'l'estan con ánimo de res-
gllardDI'lo, pues el acaloramiento de la capital
habia trascendido al vecindario del pueblecillo.
que viene á se.' un JI'rabal de l\Iadl'id, y envian
aviso:.l gobierllo deque tienen preso Íl Quesadil.


Pal'3 pl'esentarse á la autOl'idad milita.' esta-
bleeida en la casa de Postas, situada en la PUCI"
ta del Sol, tiene el mensajero que alt'avesar las
calles de Hortaleza , de Red de San Luis y pal'-
te de la de la Monlera, todas cuaj adas de jen-
tío. Cree el torpe, que para franquearse el paso.
lo IllCjOl' es llIallifest31' la noticia del arresto del
mal'qués de MO!lcayo, de modo que e! popula-
eho lo sabe mucho antes que el jeIlel'al Seoalw,
n~y PI1 h mnclledlJ!nbl'c viles ~s,'~ilj(Js que dt'~




DE LA ESPAÑA lUO)lEUNA.
!le luego entablan el i ntenlo de llll a tentado hOI'-
rOI'OSO, Se apoder'an de los calesines que suelen
esta.' de planton en la calle de Alealá, salen por
la puerta del mismo nom bl'e , vuelan á Hortale-
za , y camelen un asesinato infallle con un pl'e-
!lO iudefenso.


Me hall!) junto al jenc,'al Seoane en el punto
¡jI! I'ccihil' la noticia del 31'I'esto de Quesada (1);
manda inIlli!diatamcut.c al coronellHootaílo, ayu·
dante del duque de Zaragoza, que tome un es-


, cnad,'on de coracel'os de la guardia y vaya á es·
cape á Hortaleza para salvar á todo 1I'3nce al je-
IIcml y conducirlo á Toledo, Ejecut.a lHontaño
la órden al'l'ebatadamenf.e, mas llega tarde,
pues el desventm'ado mal'qllés de Moncayo Ja-
ce difunto t;n su mismo cuarto con dos pislole-
tazas, i Estrello aciaga y estl'aña! habia sido
Qllesada UllO de los pl'imel'os qlle esg,'irnieron 1<1
,espada en 1823 contra la cOllstitllcioIJ; cchó el
I'~sto para der,'ihal'la, y á los 13 años, el dia
llIismo del restablecimiento dc la constitncion,
muere-á manos de asesinos.


Era el jenel'al Quesada t111 militar' valiente,
punuonOl'oso, y allll biz3""o enemigo. Resl.;¡bie·
cido el absolutismo en 1823, escudó a los libcra-
les con b,'io inflexible contra las tl'opelías del
partido apostólico, J siendo eapitau jeneral de
Andalucía, apadrinó amistohamente á todos los
perseguidos, contrapouiendo su índole caballe-
rosa á las reacciones de aquella tcmpOl'ada. Co-
mo soldado ante todo, se desentendia de todo
miramiento de conJura, sin pal'arse jamas á
deslindal'las circunstancias; nada sabia mas que
man(lal' y obedecel' • y tan solo una vez se sosIa.
)Ó de la oIJliga<.:Íon impresl'indlble de la milicia,
pidiendo el despido de Zea y el restablecimien-
to de las liLertatles del pais. Sil índole illCOlt-
!I'astable, adusta en el mando, y la destemplan-
za de sus eSjlresiones encrudecian Sil 311101'idad;
pel'o prescindiendo de sus lunarcs , sn l.idalgo
pundonoI' lo hizo siempre apreciable para sus
contrarios políticos mas señalados. En medio
de su discordancia de opiniones, podia (,1 jene-
I'al Quesada cOlltal' con amigos entraiiablrs en
todos los partidos. J IJO estuvo en su mano el
salvarle cn la jOl'llada del 15 , pl1~'S ya se ha di-
cho el aran con que fueron á ofl'ecerle resgu31"
do conh'a el enful't~cimiento de los asesinos.


Para ,'edondeal' el pOl'menOl' de los aconte-
cimientos de agosto de 183G, tt~ng() que n:!cOl~dnr
una de aquellas coi ncidelleias csll'añísimas de
qnc el atl'Opellamiento de sucesos de lIuestros
dias ofrece pocos ejemplos. Se pu;,o á :\Iadrid d


:1) Se halldban tamhien ch. ",vnddntt's de (.llle,a·
da, l\1ench"ca y Pezllela ; y el jer,eral Scoanc retu-
vo f..'OOlollgO á cntrarnb03 dignos ü:ficial-rs, para €-scu-
cl,,,-Ios de tO'!., tropelía.


I;j de agosto de 1835 en es lado de silio, y el conde
de Toreno, mi[ü~tro á la sazon, habia manda-
do el arresto de Isltll'i1., quien tnvo que ocul-
tal'se pal'a evitar las resultas que le amagaban.
Al año puntualmente, se dedara de nuevo á Ma-
dl'id en estado. de sitio, po.r disposicion de Istu-
riz, caudillo del gobiemo, paJ'a sostener el sis-
tema que el antiguo diputado impugnaba un año.
antes, Qucsada , capitan jeneral de Madrid en
dos épo.C3S diferentes. fenecc víctima de un aSI~'
~illato, y aquel Istul'iz tienc que ocultarse de
lluevo y huil' á pais estranjel'O. El jeneral St!oa-
ne ¡¡triga á Isturiz y ell'epl'esentante de ulla po-
lencia amiga lo hace conducir á POI'tuga!. Dolo-
I'osísimo ejemplat, viene á ser este episodio dc
la vida de Isllll'iz, de los altos y bajos de ulla tem-
pOI'ada en que los ánimos calenturientos deva-
lIe¡¡n á impulsos de las pasiones, cuando los prin-
cipio.s de una filosofía acendrada no sobreponen
Pi hombre á toda ambicion mezquina, Tan solo.
pOI' las rejiones de uua mOl'alidad encumbrada
t'nbe graujea,'se la fucl'za indispensable para ho--
Ilal' nuestl'a p,'opension al descal'l'ío; sin el ,u-
mo desapropio, el amor á la patria y á la Jibel~­
tad no es allá un afecto enh'afiablc, sino un ins-
tinto i,','acional que nos encamina á decil', la,


_ ¡¡atl'ia soy yo. mismo, y la libertad es el poder.ío
en mis m"-IlOS,


En el mismo dia 15, Calall'ava m'regló un mie
11 isterio (1), y acudió á la G,'anja con el jeneral
Hodil, cuando. las tropas adolccian aun de in-
i>lIbonliuacioll. Sm emLargo á la voz deljeneral
Bodil se I'establecieron á su debido asiento, obe-
deciendo. á la ól'den que se les dió de m¡¡I'chal~
a ~Iadrid.


La rcÍna gobernallora dejó la GI'anj,,- el 17 J
'-olvió por la tarde á Madrid, donde se la reci-
hió con I'espeto.. Asomaba pOI' la acojida del ve-
.. inda/'io allá cierto desconsuelo con ell'ecnerdo
d,' los h'ances lastimosos oClll'ridos en cl I'eal
,itio. psme.'ándosc todos en manifestar á la an-
¡;lISta reina su desaprollacion tácita de los pasos
t!l'1~I1si\'os é incómodos que la habian atropellado.


Los acontecimientos que sOllrevinieron en Es-
paña pOI' agosto de 183G se han intel'pl'etado por
fnel'a equivocadamente, y pOI' tanto he querido
relatarlos histórica y puntualmente. A impulsos
(lt~ mi ohligacion, he conc'~ptllado que rayaba
pOI' fin el dia de contesta¡' a los mnchos acl'Ímí-
nadores del movimiento de 1836, En F.'ancia,-
donde mejol' se debia justipreciar que en ningu-
na oh'a parte, ha tenido enemigos implacables
elll!'e los mismos que mas se ufanan con la I'l!-


(I) Cnmpnníase de Calatrava, presidente del COl!-
""JO y miuistro de estado; en guerra, el jeueral Rodil;
CJI gohernacion, Jil de la Cuadra; el! harienda, 'ier -
ITr, quien. por lío 3t-eptar, tuvo por 5UCtSor á F.jea o
\' en gl';\l i[t ~- jil:-ticia, Lalldero.




120 e HISTORIA POLlTICA
Incion de julio, afeando con sus caluml.ias aque··
Ilos acaecimientos, y viendo en maDifestacio-
nes jenerales únicamente el incidente lastimoso
de la GI·anja. Los que blasonan en Francia de lo
sucedido en 1830 se están horl'orizando con lo
ocurrido en España por 1836. Voy á tomar am-
bas revoluciones de 18:10 en Fl'ancia y de 1836
en la Península desde su ol'íjen , y demostraré
llne si rué lejítima la primera,lJo lo ha de ser me·
nos la segunda; que si los Franceses pueden elo-
jiar su moderacion en el triunfo, nosotros po-
demos altamente afirmar que nos hemos acre-
ditado de mas monarquistas qúe la revolucion
dejlllio,


'El 8 de agosto de 1829, el ministerio de Mar-
tigna/,!, con toda su mayoría en la cámal'a, que-
da de repente despedido y reemplazado por 1\11".
de Polignac.


El 15 de mayo de 1836, Melldizabal , gozando
de casi la unanimidad del estamento, queda de
impl'oviso sustituido por Istllriz, sacado de uua
minoría imperceptible.


En el mes de mal'7.O de 1830 , la esposicion de
los 221 manifiesta al rey Cárlos X que la cáma·
ra se desentiende de opinar con el ministerio.
Queda disuelta la cámara,


En las sesiones siguientes al despido de Men-
dizabal, el 15 de mayo de 1836. declaran las
córtes que el ministerio no merece su confian-
za y que no votarán impuestos. Quedan las cór-
tes djsu~ltas el 22 de mayo.


Carlos X, al convocar los colejios electorales,
dirije á los Franceses, en 14 de junio de 1830,
una proclama firmada por Polignac.


El 22 de mayo de 1836 • la reina gobernadora
publica á los Españoles al propio intento un ma-


• CARLOS por la gracia de Dios, rey de Francia y
de N a varra etc. ;


• A cuanto~ las presentes viere .. , salud:


• Franceses:


• La cámara última de diputados se ha desentendi-
do de mis intento~, pues me inelllllbia contar con su
arrimo, y me lo ¡,a negado, impo<ihilitándome así
lo. hienes que tenia premeditados. lUi corazoll pater-
Dal se ha condolido, y mi aUloridad real se ha lasti-
JAado; y así dispuse la dÍ6olucioll de dicha cámara.


nifiesto fit'mado por 15lm'iz.
Reparemos tambien , á favol' del movimiento


español de 1836, que disueltas las cámaras fran-
cesas, Cárlos X convocó los colejios electorales


. en los I.érminos de la ley todavía vijente, pues
era una tentativa conciliadora; y tan solo acu-
dió á su al'bitl'ariedad, cnando el voto de los
eleclol'es , opuesto á Sil deseo, no le dejó arbi-
trio eutre avenirse á la ley de las mayorías, ó
atenerse al artículo 14 de la Carta,


En Espúía, el ministl'o acuchilla al pl'imer
embate el estatulo real, y sustituye á la ley
electoral un pl'Oyecto ministtTial, sin consul-
tar antes con el pais por el lÍnico camiDo debi-
do y legal qne cabia á la cOl'ona para enterarse
de la opoinion de los electores sobre el minis-
terio y sob~e el estamento disuelto, esto es, COD
la ley electoral del estatuto. Tildaba el ministe-
rio á los estamentos de abu50 de potestad; y con
un desenfreno de potestad sin ejemplar, forma
causa, la retrae de sus jueces natural~s, y plan-
tea á UD tiempo bajo su responsabilidad un tri-
bnnal y UIl cód igo nuevo. La' revolucion ajusti-
cia á unos hombres que hasta enlónces se glo-
riaran de campeones de la libert.ad, y, l llego que
pOl'empeñal'se en el rumbo desastrado de una I'e-
aecion inesplicable, tienen que impugnar lo mis-
mo que siempre habian sostenido. Se estrellan
contra una cOllstitllcion por \¡I cual 1antísimas
veces habiau espllesto sus vicias, padeciendo una
condenacion de TOnel'le y una proscl'ipcion de
once años.


Allá van la proclama de Cárlos X y el mani-
fiesto de la reina gobernadora, y los careamos
para que se coteJen:


-q'l,\J\'fFlESTO DF. s. iU. L,\ REIN:\. ·(~OIlEB~ADOR,.4. A I.OS UlB-
OlTOS DE HJ AUG{;Sl'A HIJA.:


" Españoles:


(( Hesde que por fallecimiento de mi amado esposo,. vine
ú quedar encargada del gobierno de estos reülus durante
la menoría de mi mny amada y aug"usta hijfl la reina Do ..
ña habel II, .siempr·e me he estado eSIDt'rando ell los
medios asequibles par:t aC:Hrear vuestra ff'licidad. En-
terada de qu~ ]a consistencia del solio se cifra en el arri'-
~o de la .ver~lad{:'ra (,)pi!lion p(],blica, ilustr:lda é ind('pen-
dwnt.f', :nl nhtfi(;O pnnclpal , as] en la elec{~lon de mInis-
tros como en la a<l0pclon de cuantas providencias ID~ pro ..
jlOcdí1u)ossujetus en quienes telliadepositada mi confian-
za, rué el de imponerme puutualmente en bs npc{'sidadf~s
en los anhelos justos yen el interés discreto de la nacion'
cuyo gobierno me habia cabido,. para satisfacer :. los pri~
1l1('ros, acceder con debido tiento á los segundos,. y por
este medio d-isp-oner y afianzar el tercero. Al cünvoc:u' las
"órtes con arr<'glo al estatuto real del 10 de aLril de 1834
('onform;.'lIldome con el dictílmen rle los que ic la sazar:
componian el ministerio, quise dar:í luz 1t',Y('s f • .tnumnen·
t~l{'s de la mon'IHInía ,en Cll::tnto Ú los cUl:'rpos compartí.
Clp~S de la pOLf'."t:ld l~ji,lativa ~ una planta y arreglo ú se-
HH'Janza de los que njf'n ho~: entre nacWu(s florecientes-:
y segun concf'r~O muy fnndado. mu,V Oportnnos para el
estado de Espana. Cornp:aeiósp. el público por algnn tí('m-
rn, recompensando así mi,'i desvelos pc,r vu('stra ff'líeí~
OrtO, Juntas las ci)l>tr's ~ mi g-obíerrJO ,o;e fué conformílnd"
<t'nu, S~l indolp ," 'iU .)¡ ... tem:l, pues asi le. COfJf'pptlJaba yoi1l-W.




+
m; LA ESPAL\A ~lODEllNA. ,1 '11


• Franceses, en vuestra prosperidad se cifra mi glo_
ria, y vuestra dicha es la mia. Al abrirse todos los
colejios electorales por los ámbitos de mi reino, da-
réis oidos á la voz de vuestro rey.


,CoIJ.ervar la Carta constitncional y las institu-
ciones [unnanas en ella, fué y será siempre el hlanco
di todos mis conatos.


.Mas para el logro de aquel intento, tengo que
ejercer desahogadamente y hacer respetar los dere-
chos sagrados que son el atributo de la corona.


• En ellos se cifra el aC;anzamiento del sosiego pu
blico y de vuestras libertades. Se alteraria la esencia
dei gobierno, si embates criminales destroncasen nlls
I'rerogativas, y tolerándolos, quebrantaria mis ju o
ramentos.


., La Francia, al arrimo de este gobierno, vive li-
hre y floreciente, debiéndole sus franquicias, su crédi-
tn y su industria. ,"lada ti<!ne que envidiar;Í los demás


tecja yo como mas conveniente al estado. Mas de repente,
airados los {mimos con Jos acontecimientos de la guerra
dvil ,y enjpndrando aqupIla irrHacion sumos recelos,
estallanHI arrebatos y trastornos, y Juego disf'nsionps aca-
Jo~'adas ~' pro~~esiva5: DesvpIada siempre por el Lien pú-
blICo y sIn celllrme l'lgnFOS<-iIllPnLe {¡ la forma leKal, al
ver a la nacion ,ansiosa de ciertas Tf'formas en sU lejisla-
don p~)lítica, me esmeré en seguir el pa['Pcer de aquell,os
que, sin qnebranto de 1<1 pt'erogaliva }"{~al, Tue propusie-
ron el he,' n~an()r opiniones encontradas, y fundar sobre
nneyns ('IInIPnfos la paz y ]:-1 cspernnza de Vl1estl'a lealtad
vellluel':l. All¡lf'J~llldo antr-todo conservar unos hi(>np~ 10-
¡;rauos (¡ t:lli.ta l;o~ta, :11 n'celar nUf""as C0l111l0CiOllPS en
pi e!;;¡tado, he venido Ú f'scojP[', disolviendo las cúrlt·s, :'t
la l1:rcion por círhitra de la divf'rj{'u('ia dj~ opinion sobre-
\ {:nid~ entre los conSf'jerosrespon!lable,'i y 101. diputados de
b n:lelon.


(f Cuanto aC:lho de manifestaros, Españoles, he v('nido
{t h¡:¡cprlo por Ynes~r;1 di('ha, ,v I;~ de mi ;HlgU~I;l hija, que
es lo mislrJo ; V por pi iTltpn~s <1(-'1 solio V de la T1;I(:iorl~ que
es il1,divislhle~; lo tf'llgo hpcho con enft,;¡u:.thle ('ompla-
cf'rll'Ja, y lo repetiré, '!'i se hace preciso. A impulsos de
este anhelo ~ cn<indo ya l1111eha;.; de mis esperanzas habian
q,uedado hUr!;ld:1S, y no pudiendo avenirme el propu('~tas,
aJ;-n;~s, en [ni C!.,Jllct'pto , de jnstieia y de conveniencia
publica, companeras inspparablcs, tuve fJUC' aceptar la
Jimjsion de cuantos eomponiall :í 1;1 sazon pi rninistel'Ío,
y escoji ~ para suct'derles, sujetos, cuya vida política se
h::¡hia granjeado los votos de los amantes mas ardorosos
de la libertad.


f( Mas iu['~o presencié con :1sombro qu{', contra el uso
que pstaba yo haciendo de la pl'erogathra rPHI, se sus-
citó una oposicion violf~nt.1 y como ciegamPllte pnfnreci-
da, conceptl1:lIldo las intf'nciones ue Jos Juinistros pOl~
meras suposiciones; oposidon que con eVldencja no di-
manaha de ~lInor Ú la jnsticia, sino de aversi0n :'t las perso-
Tlas y dl'>l iaqwtu de 1,1<; p:lshJnps~ y no de afan por el hUf'rl
órden que deue constituir el sosiego y )a felicidad de un
estad (J.


u Se presentaron v :Jproharon propo5iciones por el ('5-
tHmenlu de pI'OCUI'iHlnrf's, sin que el reglamento ni el es·
tatnto real coneed{-ll1 la iniciativa {I los cuerpos colt'jisla-
dores; se hieiefon pl'oposiciones al nrrimo de anteceden-
1es de nillglln valor, puesto que se oponer. al textil formal
y tprminant~ de la !('y, ,v otras refiriéndose á i1nteeedentes
qne no habian acarn->ado (}cuerdos de entidad, Se leyeron,.
ventilaron y votaron dichas proposiciones con un atrope·
lIamienfo indt'cibJe ; se eutablaror:::. petieiones para orillar
el sistema sabido de JejisJcn con otro de nueva invencion;
sonaron recnnvenc!ones de Índole muy €straña, y su jaez
y Sll l'epeticiofl ({('m ostra han el empeño de entorpel:er al
gohiel'no; el sustituir el medio ilegal de nn;¡ proposi-
clOn "r medio legal ue una pf>tieion, en casos en que la
''t.ltima, adem;'¡s de s~r cunforme ¡'¡ la ley, et'a nllly sufi-
Ciente, COfIlO si se quisiese hollar arbitrariamente cuanto
)'('(1,llf'rian J;¡ 1'C'f}exion y mil'allliellto, y al'roj¡:H'se {! la ~Ie­
~aJ.¡dad p0l' ('l~cci()n v pnra aV(\Z;¡fSC (~lIn pila; en hn, Jes-
tiOIlf'S t:'ln tl'asceCldpr;lall's ejpeutildas con aliJorotos y !,Ie-
,.,:leatos {tia concurrencia t-'rl las ,',-€siones. este ('s, Espnno-
les, el cn;¡dro de lo sucedido últimameute rll el estamento
Z'pslwt:lble dp 105 procuradores. Una declal'acion contra
lIIis consejf'I'os, ::I<;l1nto de snyo gTé'lvÍsinlo, se agravó '¡lun
mas, por contt'aponerse ni reglamento y al mismo pstatuto
r~i'lI, haciéndo,')e {'on un:. pl'('cipit¿l(~ion ajena de lo preve·
llldo [)(H' la ley. Hall;indomc en la situacion ,amarga de te-
ner que drtfl'miuar 'ras aquella declaral:ion indiscret:!, lit-!"
conceptuado de nJi ohllgaeion ,p;ua acudir {i un sinnú-
mero de ohjetos prf"cio50s y predilectos, cnyo resgllarucr,
Y, defensa p.stún (l mi (;.ugo. el no ao::eptal', I"'Il esta alft'rna-
t}va violenta, el p;Htido estremo de alej:lr de los nt'gor.ios-
a sujetos soon~ quienes no recae 1'f'convencion fundadi' ,
en los cuales, hahia puesto, f'n virfud de la prf'I'ogativa
r~al que estoy cjE'rcif:lldo, nli eonfianza, y;'¡ quienes las
ClrCllllstancj('ls COflstituian dpren,'wres dt:'l inferés comun
del soliu y dt'l pneLlo. Rellovando plU'S muy ú mi r)('Sdl'
el 'Icnerdo tornado en el consejo :mtC'ce(1ente de minis-
tro." ~ he acct'ditlo Ú la Pl'opup.sta ue los eonsejeros actuales
de la (~Ol'ona ~ y lH~ disuelto las ('órLe" .


u En esta cirCllnstilnda ,Espailules, he acudido :l una
pr€l'og-ativa, instituida, HO solo rOl' el Inlel'és dd solio,
sino m,IS particnlarnl(~IlIP por e de la nacion. V!.lcstra
SUArte dt'sc~nsa de nue,,~o en vuestras manos, y estoy con-
fiada dI:' que, en el momento de la decision , ;~credjtarpj.s
la madurez y cordura que distinguen vuestra jndole.


({ Nn f>St{l apag<uJa todavía la guert'a civil, EspaiJoles;
aml:Jgúnuonos aun con m(lyores desdicha!; , si no corre-
mos Ú termin~rla. ])plito sumo fuera el distra{'r de este
peusamieuto la atpncion públic:l y la del gohierno, y fllP-
l'<l devaneo el t'ntabla!' n'formas ante,e; de domar y avasa-




122 HlSTORU POLlTICA
estados, no debe aspirar mas que á la conservacion de
los hi .. nes que está gozando.


• Descnidad pues en cllanto á vuestros derechos,
que yo lo!! aunaré COII los mios, y los escudaré con
igual ahinco.


• No vayai. ,i descarriaros con el lengnaje femen-
ticlo de los enemigos (le uuestro sosiego. Orillad allá
recelos impropios y 7.07.obra. infundadas, que dislo-
('arian la "onl1.uza pública y pudierall acarrear
sumos tr¡¡<tornos. Se frllstnlron los intentos de cuan-
tos estén fomentando esos ,,,mol es, SI'un los que fue-
ren, contra mi tesan invencihle, Tan afianzados qne-
darán \'tlestra seguridad y vuestros intereses ro-
mo vnestras lihertades; pues soy el celador de una y
de otro.


"Elector .. s, acudid presurosos á Vllestro< eolejios;
no los defraudeis de vuestra I,,'esencia por una /lojc-
'¡.,d reprensible; respirad un mismo aliento y segllid
una idéntica handera.


• V lIestro reyes quien os 1" pi,le, y un padre es el
que os está llamando.


«Cnmplid COII V'H'stra ol,ligacioll , 'lile yo me es·
meraré en acudir á la mía,


.. Fecho en el pala,'in de las Tuilería~, IÚlles Lí de
jnni'Hle 1830.


.. El rey ClRLOS,


.. El presidente del cou<cjo de ministros.


• Príncipe de Polignac.


1Iar at enemigo, que no se aviene á reformas, nJ aun ti
)a misma paz. Sin renovar amal·go~ recuerdos, sin andar-
.se acrimin3T1do sobre lo pasado, conceptuamos que, P:I-
ra]o venidero,_ no puede la nacion dividirse sin grandí-
simos peligros, tÍ sin la certeza casi inevitable de predpi-
tarse en su ruina.


n Pero mi anhelo y mis intentos 50n, Españoles, el con-
tinuar juntos las reformas leg<tles, y terminar la gL1el'l'a,
cuyo éx¡'to venturoso es el medio único dp, afirmar fales
reformas. Para el logro de la paz cuento con el ejército,
dechado de lealtad, de valor, de patriotismo y de disci-
plina, y cuento con la guardia nacional, cuyos sel'viciu"i
,tion tan eminentes, .Y C~(ln la eoopera(·ioJl de las tres uacio-
lJes, eny:l.'i tropas compiten en hCIOislllo peleando por
nuestra propia c;tUsa.


f( Se cllmplidn los empeño!i contraitfos ~ol(>mnern('nt(·,
~omo Jo requieren el hipn público, lIIi dignidad y In ¡s
1I1clinaciolles; el propasarse por Ull término ú por otro
no podria sl;'r justo lli r('dnnd:lr en prov{'('ho ; se Cl1I1l-
plil'ún (lOl' ('n tero mis proITlf's:ls, .Y se l:H'oc.pder:i ti la revi-
sion de la,o; leyes fundall.lenlalc"t de la monarquía en In~
t~-;Fminos que espresa mi decreto del 28 de setiembre úl-
tUllO.


({ Para logl'ar aquel intento me preclsan la~ circunstall-'
c¡as á valerme de medios estraonJillarios, pue! eoll t:'l fin
de no entorpcct'ros ni entorpecer ú mi t(obierno }.lor un.
círculo vicioso, por ,,1 cual jirandu nws y lUas,. nunca
conseguiríamos I.l revision apetecida, como en la época
ya citada de seticmhl'c, decretare intt'riuomellte, con dic w
túmen de mis COlls(~jer()s respon~ables, pro\'idencias pa-
raque )0:-> nuevos elt-jidos de 1<1 ll<lciou SI! nombren POL' el
método lIlaS seguro para rept'est'ntal' la opinion y los inte-
reses del pais, y con los medios pJ'('pucs'tos eo el proyec-
to de lpv de los procuradores en las últiruas córtes.


ft UedLc;,ré todo mi dt-'svelo al cré¡litu público y sus me-
joras, hasta 'Iue se reunan las proximas córtt.·s. Entretan-
lO los intereses ereados con los decretos presentados á la
revision de las córles en la última It'jislatura eruuarg:H'~Jl
mi atencion, esmrrftndome en hermanar las opinit~nl's 1
sin C,lIt;lr en lo llIas mínimo al aprecio y ú la fe dt'blda a
los acrt't'dores del cst'Hlo.
HC~ bf' JlI<1J1lfestado lilis anhelos y mis jntento~, vincula-


dos todos en el afan .de Vllestra felicidad; eoniéndomc en
vu(';:,tros brazos con snrna confianza. Espnnoles, :tI propo-
neros que l1seis de nuevo de VUl::'sll'o t.Iel'f'cho de elt'ccjon,
lwjo la planta qne vuestros últimos repl'f',o;p.nfanles eon-
(·pptllal'On mas acertauH , al dar oí. la pteCp.jofl popular un
plazo b:L~f(lntc dilatado segun lo permiten las circunsfan·
cias en que nos hallamos, al par de l.as Ilaciones flore-
ciente .... l1up-stras vecin.as y aliadas, mc complar.{'o en repe-
tiros que no temo me faltcis~ bajo ,,1 concepto, como sa-
heis, de que tampoco os he de raltar .


![ Españoles, f'l enemígo comun se mantiene temible,
aunque por l'Iul'stra fUcha no alcanza :'t infondirnos zozo-
liras fundadas de que S11 fuerza se robustezca.n términos
de verH'prnos. 'El interés de la angusta reilla mi hjja 1 el
mio .Y el vuestro, se cifran en triunfn' de la rebeldía y
de su móvil con el pdndpio contrario de la Jibertad.
Con~'encpos de verdad tan patcnt~, rec':1:l7.3d todo l'ecelo
y concC'ptuad;í cuantos se empeñan PII int'undit'os t.les~
cOllfia~za por erH"migos astutos, P[lPS aClIden Ú la des-
ullion para logTat' Jo que se Ips hilcc inasequible. con sus
propia~ fuerzas, contrarestando de consuno BUfo Intentos .
Por este mediO saldrémos f1 s::llvamento de la tormenta que
pst"'t tl'onanuo soh1"f~ n]]e~tr.1S cl:'rvices, y alcanzarémos el
fin ú donde J)O~ encaminan nlH~stt'o~ allhcJo~ v nuestra
conveniencia. Esto es lo que ;-t¡;uardo de vosotros, esto
(>5 lo qne estoy psperanzada de lugrar , si el alto cuncepto
que fengo forlllado de vuestra lealtad para con mi hija,
vuestl·a reirlU ,no nH~ cngaü~, como talupoco mi confian-
za dl'r:HI:t ru vuestro patriotismo, vuestra sensatez y ~~S
prendas que os rcalz;:m.


"En el Pardo, el 22 de mayo de 1836,


I( Yo la reina, "


, HdrcnuaJo por el presidente ínLEL'ino lid (,0115('.10 de
mHlI:;lro'i




DE L\ ESPAÑA MODERNA.
Estos fllcnm los acontecimientos que antece-


dieron.á la revolucion de julio de 1830 en FI'an-
eja , y al alzamiento de las provincias españolas
en 1836.


¿ Cuáles fuel'on las resultas en ambos pai-
ses?


Tan solo Paris se subleva, y aprueba la Fran-
cja el vuelco de las ordenanzas, y tras ellas ,'a
el solio al tl'avés, y tres jenel'aciones de reyes
quedan espulsas. Se plantea nueva dinastía, se
revisa la Carta con Ull sesgo democrático, eje-
cntado todo pOI' linos diputados sin mas en-
cargo ni poderín que el resul tante de las ~ircuns­
tancias gravísimas, que los habilitan para apro-
piarselo por ~í mismos.


Contesta la España con el alzamiento unáni-
me de todas sus (ll'ovincias á la arbitl'al'iedad del
15 de mayo; amaina aquel ímpetu ante el solio;
se pregnna la constitucion nacional de 1812 ,
balTeuada por las bayonetas estranjeras ; pero
se vocea al mismo tiempo la revision, no por el
rumbo democl'ático, sino pHI'a I'obustecer las
prerogativas y la potestad de la corona. Se con-
vocan las cÓI'tes en vil'tlld d: la ley electoral de
la constitucion, que franquea el voto universal,
y se nombran los diputados Gon pleuos poderes
para re\'isal' el código fundamental.


Se procesa, sentencia y condena á los minis·
tros de Cál'los X con pena de destierro, Gonmu-
tado en pl'ision perpetua por \lna cámara de
pares. recien diezmada COn la de diputados.


En España, tI'es individuos delmiuisterio hu-
yen (1), los demás permanecen en Madrid (2), y
á pOGas semanas de Sil Gaida , St! pasean pOI' to-
das partes, empleando á uno de ellos, Mendez
Vigo. luego desplles. A nadie se procesa, y á los
15 meses, Istllriz vuelve á Madrid, y está lejis-
lando en la cámara de 105 diputados, siendo 511
presidente.
. Preguntamos ahora á todo desapasionado si
·!as PI'ovocaciones han venido tÍ no a ser idénti-
cas en España y en Francia, si el estatuto 110 ya-
cía atropellado, al par dI! la Carta, y si á lo~ Es-
paíiole5 incumbia ó no el derecho de alzamiento
al pal' de los FrallGeses, cOlltra unos ministros
que estrellaban la obl'a constitucional. Cotéjen-
se luego las consecuencias del mismo aconteci-
miento en ambos r,!inos, y dígasenos cuál de los
dos pueblos ha logl'ado campear con mas come-
dimiento y jenel'osidad clJn los vencidos.


Los zahel'idore,~ en Francia de nuestros acon-
tecimientos del mes de agosto son nnos vCI'dade-
rosorates, como hombres del mes dejlllio. Aque-
lla dcsc31'ga ¡de baldones que estnvieron lJl'ego-
nando alguuos periódicos, I'cdlludaba en pl'otes-
." (1) Isturiz, Gali~llo, y el duque de ¡¡ivas,


(l) Barrio Ayuso, Blauco y el jCIlt'rall\Icndc!' ViGO.


ta contra el oríjen mismo de aquel gobierno (¡tiC
blasonaban de escudar, llamándonos revolllcio-
nariosy siéndolo mil veces menos que !ns vlllga-
rísimos injul'iadot,cs. Sustituyó á Thiel's • ami-
go de la Espai'ía, el miuisterio del 6 de se-
tiembre, dOlld~ se hallaban Molé y Guizot, el
1Il10 ministro del gobicrno provisional, y el otro
tambien miuish'o desplles del !l de agosto de
1830.


¿ Qlle habian hecho plles Calatl'ava y sus com-
pañeros, clli11l'a quienes descolló un encono tan
injusto? Ko hahian tlesahuciado á la patl'ia en
el trance; y cuando todos aquellos necios acar-
readOl'cs del alzamiento por lils pl'o\'incias des-
amparaban el trolla y huian al esh'anjero, Ca-
latrava, tan inocente de los acontecimientos so-
brevenidos, como Guizot y Molé de la I'evolucioll
dejulio, acudió al llamamiento de la reina, é
hizo respetar su autOl'idad , como Guizot hizo
I'espetal'la autoridad dellngal' teniente jellcral,
como allá l'IIolé la del I'ey despues del 9 de agos-
to de 1830.


Per lo demás, esta malquerencia tan des'Iti-
nada en ningnn daño de Espai'ía ha vellido á re-
dundar , y demostrarémos, al ventilar el tema
estt·anjero, que los mínistl,os del estatuto nada
habían podido alcanZa!' dc la Francia; que el ga·
binete de las Tuilerías se mostró siempl'e forma-
lísimo rechazadol' de lada demallda de intel'-
vencion. y que si Thiers , al tel'min~l' Sil minis-
terio, tenia t!lltonada una eooperacíon mas efi-
caz, nadie [ll'Obará que su plan Ilegal'a á plan-
tearse, aun no mediando los acontecimientos
del mes de agosto; pero despues de la caida de
JSlul'iz, se agolpó en Paris una colonia de me-
dl'050S que se encasquetaron "olnntariamente
la corona del martirio, y sus quejidos, escll-
chados con sobrada condescendencia, encona-
ron mas aquellos rencores á que se estaba ya
harto propenso.


¿ Descuella acaf.O en la vida de las llaciones un
tl'ance y un poderío trastol"lladol' y til'ánico que
se sobrepone á la moralidad y a las leyes, no
dejando á la sociedad acosada mas 31'bitl'io que
el malogro de cuanto la escuda y afianza, ó el de
UII levantamiento? Siempre pOI' nuestra parte
hemos creido en este derecho tan estremado ;
pel'o si nos cupiese algl1u jéllero de duda acerca
de su lcjitimidad, ahí esta el minislt,o elocuen-
te de la inst!'uccion ptÍblica de Francia, que en 6
de setiembre de 1836 nos está desengañando y
enardeciendo hasta lo sumo con el paso not<l-
bilísimo que voy á ci lar, sacándolo de su obra
mas reciente, y pareciendo haberse compuesto
para las circunstancias ell que se hallaba España
pOt' agosto de 1836 .


« Rayó sin disputa ,H[tld rli,1, dirc Guiznl, el!
qll(' 1;1 potestad dCSnH'I'I~Ce ~t1 dCI"CcllU a la ]c.1l.




HISTOllIA I'OLlTlCA,
t3d, en que remanece para los pueblos el del'c-
cho de resgual'darseá sí mismosy á viva fuerza,
careciendo en el órden establecido de todo arbi-
tI'io .v seglll'idad, Dia pavoroso y desconocido que
ninguna ciencia humana acie,'ta á prever, ni
constitncion alguna á contrastar, y que suele
asomal' sin embargo tal cnal vez, señalado por'
la diestra divina, Si aquel ímpetu brotador fa-
llase absolutamente, si desde el móvil recóndi-
to donde yace, aquella gran potestad social no
apreta,e las ceniees de las potestades que lo
están negando, hace largo tiempo que el jénero
hnnwno, anwl'rado á la COjllllda, ca,'eceria de
toda dicha y de toda dignidad (1),"


Sin disputa, di I'émos tambien , se hallaba la
España en el ll'ance tan pl'imOl'osamente sen ta-


(1) Guizot, Introduccion á la vida de Washing-
ton, páj. XXXIV,


do pOI' Guizot, en que el alzamif!nlo es un de-
recho; y pal'a redondea\' Sil demostracion, aña-
diré las palab,'as siguientes del mismo:


"Otl'a condicion psellcial acolllpañaba tam-
bien al levantamiento , y era el mediar para ét
espel'anzas ciel'tas de slIlogl'o (1) •••


El éxito filé cabal, pel'o el levantamiento, ate-
nido á su intento, no se propasó. En 1836, la
potestad habiendo ya p~rdido sus derechu,\' rí la
lealtad, rayó para el pueblo el de resguardarse
ti vil'ajiwrza ; se estaba pidiendo el despido del
ministerio, la abolicion del fuero otorgado y el
restablecimiento de una obt'a nacional ahogado
violentamente por los cstranjeros, y redondea-
das estas trfts sumas conquistas, hizo alto el al· .
zamicnto, En 18:30, la F,'aneia pasó mas ade- .
lante,


(r) Guizot, Inlroducóon á Iclem, "rij, XXXV,


C,\PITUI .. O OCTAVO.


l\Iíni<terio de Calatrava.- Se restablece el árden en las provincias,- Se revalida la rejencia de la reina Maria.
Cristina, ~ C.omtitucion de J 837,- Caida del miriisterio,-Triunfo del panido, á su decir, moderado.-
Su existencia hace tres años,


Al hablal' de los varios ministros de la tercera
temporada constitucional, me he ido ciñet.do á
I'cfel'ir las jestiones principales de sn descmpe-
¡jo, y asimismo \'0)' á compendiar el ministerio
del 15 de agosto de 1836.


EIl'éjimen fué por pnnto jeneral el qne siem-
pl'e habia sido, y aun la guerra civil permitia
JlJenos que Bnnca el entablal' mejoras.


El calldillo del gabinete, Calatrava, nacido en
Mérida, provincia de Est!'emadllra, en 1781 ,se
hallaba de abogado en Badajoz al sobl'evenil' la
invasion f"flncesa en 1808, Al oil' las matanzas
del aciago 2 de mayo, se alborota la Estremadu-
l'a, y Calall'ava aClldc COIl otl'OS á entonar el al-
zamienLo que estalló el ;) de mayo en la capital
(le la provincia,


De diputado en las cÓI'tes constituyentes de
1810, descolló con su elocuencia y por su afan y
<ksempeño en las tareas de las comisiones. Cel'-
,'adas aquellas cnt'tes en setiembre de 1813, se
volvió á Badajoz, y dejando allí á su familia, pa-
hÓ á ¡\hdl,id pal'a ejercer la abogacía.


IJallábase allí ayecio(bdo al volvel' el rey de.
Vale[)~ay, y llllO de sus amigos, el conde del
Montijo, le pal'licipó á pl'imel'os de mayo CJue
d~bia esla,' mu)' ¡I!el'la; pero Calatrava ~e des·


entendió del aviso, teniéndolo á zozobra SC"
i1ada . .EllO de mayo de 1814, á las tres de la
madrugada, soldados y alguaciles cercan la ca·
sa de Calatrava, lo despierlan sobl'esaltadamen'·
te, y lo sacan desnudo {¡ un aposento inmedia-
to, donde se eucuentl'a COII !lIJO de SIlS compa·
iieros de cÓI'les, Don Ignacio Martit.ez de Vil le·
la, quien lo prende eu¡nombre del I'ey, se apo·
dera de todos sus papeles, y aeibal'al\(lo la tro' ,!
pelía CPII el baldon, le dice: " Esto sí que esl
queurantal' de clI:ljn la constitucioll; pel'o mas 1
v:.de cael' revueltos en tortilla, CJlte como lIue· ~
vos estrellados .• Conduce á Calatrava á la C;\I"
cel de cOl'te, J' lo entrega ni alcaide, I'ecomen-
dá ndoselo COlllO Uf/O de ,\"US compaiieros antiguos,
mandándolo recluir al mismo tiempo, sin que
mediase intenogatorio , ni manifestal'le el mo-
tivo de su arresto,


Ya llevo dicho como no habiendo jueces ca-
paces de cometer un del ito jul'Ídico , se dispuso
condena!' á los SUpllt'stOS reos con un I'eal de·
neto; y Calatrava, una de las víctimas, pasó
al presidio de 1\1elilla, por la costa de Aft'Íca.


Puesto en libertad con b rcvolucioli de 1820,
r('asomó en las córtes y fllé el misllI() de 1810,
Indi,iduo del tribunal supremo, y luego miuis·




DE LA ESPAÑA '\fODER~A.
11'0 en los postl'el'os días de la spglllld<l lemp()r,,·
da constitucional, ansiaba sepultal'sc en Cádiz;
pe.'o aun esto mismo se le hizo imposible, PI'OS·
cf'it~ en 1823, pasó en Iuglatel'I'1t y en FI'ancia
Jos años de su dí la tado des tielTo. En 1834, vol-
vió á España y á su asiento de 1822 en el supre-
mo triuuoal de justicia. Cuando en agosto de
1836, las pl'ovillcias slIblevadas acarreal'on los
acontecimicntos de la GI'anja, la reina goberna-
dora llamó á Calatra"a, quien desde luego se
pl'esenta á S. 1\1. Calatrava, siempre bien quisto,
con su nOlllbl'e solo restableció el sfHiego. Es·
meróse durante todo Sil ministerio,en dar prue-
bas entrañables á la monarquía de su afecto, y
desplles de I'obustecel' la autoridad I'eal en me-
dio de las conmociones, la apeteció siempre po·
derosa pUl'a la llueva constitllcion; ma~ IIna in-
subordinacion lastimosa de algunos oficiales del
cuartel jenel'al de Pozuelo de Aravaca derl'ibó
á Calatl'ava cn agosto de 1837, Y tras tantos ser·
vicios y desventuras amargas, ha yacido en el
olvido por parte del gobierno. Aunque decano
de los togados del tribllnal supremo de justicia,
se quedó sin destino pOI' acudir al llamamiento
de la I'eina gobel'lladora en 15 de agosto de 1 ¡¡3B,
encargándose del ministerio en las Cil'Cllllstan-
cías mas arduas. A poco de salir del gabinete,
vacó la presidencia de aquel lr'ibunal ; y al anti-
g"o decano, al diputado de 18tO y 1820, al presi-
dente del consejo, al sabio jurisconsulto, al mál"
tir de la libertad, se antepuso un palaciego, un
hombrc lIPgado y un servidor antiguo de la po-
testad absoluta en su temporada mas aciaga.


Un pl'illcipio derrocadol' del otro babia sido
en suma aquel triunfo de relámpago contra Is-
turiz , y nunca la cordlll'a española campeó tan
consumadumente como en este trance, pues
transito tan violcnto estaba amagando con hor-
rorosa anarquía )- como enlutando el reino de
estremo á psll'emo. Asombrosa fué la sensatez
de la plebe enfrenando los ím petll!> encoutra-
dos, pues al sOlJar los nombres de varones co-
nocidos todos por el afan de la libertad, abo-
nanzó de impl'Oviso la tormenta. Hubo empe-
ño sin embargo en traa á Madrid despavorido
con anuncios de mil fatalidades, repartidos de
puerta en puerta. El bando vencido, sobresal-
tado con las I'esultas de IIn fl'acaso tan cie-
gamente acal'reado, iba sobl'esaltando á los de-
más voceando: "i Hl~ramos de aquí todos!. al
remedo insensato de la emigl'acion á Coblenza.
SOllal'OII con estl'uendo dilllisiones <le empleos,
amaños todos ridículos, apal'entando SUIllO pe-
ligl'O y ademanes de marcha, estl'e11ándose á
las clal'as con el gobierno, y encnbriendo el mo-
tivo de aquella salida ,'oltllltaria.


En medio de tanloazoramiento,aSOmHl'On pe-
_ chus denodados, con adclIlau de sacrífi(,iII',c pOI'


lit patl'ia; tras de pl'esenciar provocaciones de-
satinadas, se esmeraron en ablandar sus I'csul-
tasi menospreciaron las calumnias que les esta-
ban amagando por premio de su desalado patrio-
tismo , dedicándose a robnstecel' una potestad
decaida y de~conceptuada. Salvóse aquel solio
desamparado por sus compl'ometedores , resla-
bleciéndose el sosiego y el ól'den en la capital yen
el reino. Ya por se¡;unda vez en un mismo año,
al animo lÍnko de la fucrza moral, iban los li·
berales enfl'enando enconos enal'decidos pOI'
sus contrarios políticos. No cabe hermanar ca-
lumniosamente á los snblevadores co[] los paci-
ficadores de las provincias, pues no habia en Es·
paña quien profiriese á las claras tamaño cal'-
go ,y luego ahí está la bistoria manifestando que
los albol'Otadores no alcanzan jamás á enfrenal'
las I'evoluciones que una vez han movido ellos
mismos.


Cel'caban escollos á mileS y apuros al ministe-
I'io, á pesal' de su illÍlujo moral con los ánimos
azorados, pues se encumbl'aba al poderío tras
tilia asonada jenel'al, cUJo desenlace habia sido
el atentado de la GI'allja.l\lenos en esto, asoUJa
ba la segunda pal'te del trance de 1\kndizabal
empnñauuo las riendas del chtado en 14 de se-
tiembre de 1835. Cáyó entónces el millistCl'io;
pero en 1836, abalTaba las mismas institucio-
nes. Feneció el estatuto real; y la constitncioll
de 1812, restablecida en aquel momento, iba á
tildarse pOI' sns contl'at'ios como un pendon re-
volut;Íon3rio, á pesa l' de su hidalga nacionalidad.
Los cstatutistas, para afear los acontecimientos
de 1836, se hiciel'on cargo de que se debia echal'
el resto del alzamiento de las provincias con el
alboroto de la Grlll.ja, y achicar una revolucion
lejítima á la pequeñez de una rebelion de sol-
dados pl'etol'ianos.


Paró el atentado de la GI'anja en convocato-
I'ia pal'a todos los enemigos de la constilncion
de 1812. Los mas interesados el! plantear y ro-
bustecer un gobiel'llo en Espai'ía se desenten-
dieron de toda l'acionalidad, cuyo primer co·
nato es la propia consel'vacion, afanándose el!
fomentar la revolucion é imposibilital' el afian-
zamiento del ministerio. Tras el atolladel'o de si·
tuacion tan es puesta y el laberinto iDtl'iucado
que estremaban los ambiciosos chllsqueados, se
agolparon estrem05 de insubol'dinacion milital',
causando gran sobl'esalto en Madrid la asomada
del caudiBo carlista Gomez, quien, salido ha-
cia dos meses de las pl'ovincias vascongadas, lo-
gró en Jadraque, pOI' las cercallías de la capital,
lIna ventaja tI'a~cclldental cOlllt'a el jenel'al Lo-
pez, haciéndole prisionero.


Todo aquel cúmulo de contl'ariedades no re-
dundó en qnebranto algnno, pues sobl'evinie,
1'00 contl',1tiempos que no acobardaroll; media,




~2G 'IJISTORIA POLlTIC.-l
1'011 tremendos escal'nJienlos conll'a la insllbol'-
dillaciou milital', se mantuvo el ór'den, y las
11I'ovincias voh'iel'on á Sil obediencia. Gomez
quedó denotado en Villal'obledo y en l\lajacei-
te, y arrojado á Navm'ra. Se acabaló l'I ministe-
rio que señoreó el gobiel'lIo (1) ,y todos fuel'on
viendo los recul'sos que abl'igaba el dcnuedo ci-
vil de sujetos pundonol'osos y aCl'eedores á la
confianza plÍblica,


Acerló el ministerio, desde sus primcl'as jes-
tiones, á sobreponerse :11 conflicto; se lwopa3ó
desde luego providenciando aun fuel'a de sus fa-
cultades constitucionales, y compr'ometió su
responsabilidad antela seosatez innata del pais,
bajo el concepto de que ei pueblo español le ha-
hia de abona¡' aquellas demasías de potestad en
que esll'ibaba la salvacíon de la patria.


La pl'imera de susjestiones rllé I'evalida!' la 1'1'-
jencia en mallos de la augusta I'eina madr'c; opo-
níase la couslitucion, pero la arrolló el minis-
terio, anlicipándose á interpr'etm'los anhelos de
la nacían.


Estaba cl ejército con bajas crecidas y hnbia
que I'cponel'las, y así el ministerio, ar, tes de
jlllJt3l'se las cór'tes, dispuso una quinta de cin-
cucnta mil hombl'es y una conll'ibncion eslr'aol'-
tlinal'Ía de guer'l'a de doscientos millones; dan-
(lo pOI' supuesto el descargo de paL'te de las cú\'-
tes en atencion á Sil JcueL'do denodado y patrió-
tico,


En alejándose los acontecimientos, y t'n ha-
llándose cada clIal fuel'a del trallce, cscasea el
agradecimiento y alln el l'ecllcl'do; lilas aquel
eu quien el pensamiento no vuela en alas del
tiempo se I'egocija en encarecer'los servicios tI'i-
hutados á la causa del órden y de la lib(~rlad j
(lodl'án los haudel'izos zahel'Ír opinioncs é in-
tentos de Cllantos no son de su agrado; pel'o los
hechos, mas tCl'minantes que los baldones, di-
rán quc, en 1835 y en 1836, los ministl'os, til-
dados alla de revolucionarios, fucl'onlos salva-
dOl'es del órden y de la lihertad, Enfrenaron los
ímpetusde la revolucion, doblegándola á I'econo-
cel' la autoridad del gobiel'no con el pl'edominio
de 511 mOl'alidad y el influjo de su \ida anteriol'.


Convocáronsc las córtes para el 24 ele octnbr'e,
vcr'ificándose las elecciones con 31'1'eglo á la ley
eleeloral de la eonstitucion de 1812; facultando
.-. los diputados con poderes eSllrciales pal'a la
I'cvisioll de la misma.


En aquel eslado en que yacía la Espafia, I'e-
h'atándola por donde qlliera como nna sentiua


(r) Calatrava, presidente del consejo y ministro de
e<tado.--El jeneral Rodil, en guerra.-Lopez, cn la
gobernacion.-Mendizabal, en hacienda. -Landero,
en gracia y justicia, - Jil de h Cuadra, en la marina.


de anal'quía , la raciona:it1ad espai'íola al'I'{ljú dI'
nuevo un desengaño á los dec\amador'Ls.


Los enemigos de la reforma estaban anun-
ciando ullas cÓl'tes desaforadas y como allá otra
convencion sangl'ientaj hubo una reunion cuer'-
da y comedida, enterada de su instituto y de las
circunstancias imprescindibles, y resuelta á
cumplir' con sus obligaciones echando el resto
de aquella lealtad y aquel brio que no desfalle-
ciel'OII.


El pl'imel' acuel'do de las córtes fué aprobar
la conduela del miuisterio y I'evalidm' de lluevo
la conservacion de la rejencia en mano~ de la
I'eina Maria CI'istina, votando casi uuánimes
aquella acta de respeto, de cariño y de agrade-
cimiento, en contestacion desenfadada á las ca-
lumuias que les estaban dirijiendo. Los repl'e-
selltauLes de la nacion se esmeraron en robus-
tecer la potestad real, devolviéndole las faculta-
des de que la habia defraudado la consli,tucion
de 1812, QlIiús cabria el añadir que,aviniéndo-
se en demasía á las reconvenciones dtl una es-
cnela afll'cnsi\"3 y aun medrosa, y no viendo pe-
ligl'O mas quc en el ensanche de la potestad po-
(lular, procedier'ou las CÓl'tes movidas por estos
impulsos. La ohl'a de 1837 no ha sido en suma
IIna revÍsion Ó refol'ma de laconstitucion de 1812,
sino la plantificacion de otl'a nueva, mejor cn
vCl'dad á ciel'tas luces, pel'o sumamente infel'ior
.1 mi e!lteudel' baJO otros conceptos, pues qui-
zás en el conjunto de sn contenido, es menos
apropiada al estado de España y á la índole de
los naturales. Por pl'Íncipio jeneral, todo esta-
dista se hará cargo de que la potestad sUfll'ema
debe I'obustecerse hasta el punto de hacel'se I'es-
petabley dlll'adel·a. Pel'o e~te conccpto fundadí-
simo no debe ser' absoluto, atemperándose al
cstado del pais donde reside,


La tradicion del despolismo es en España po-
derosísima para ciertas clases de la sociedad, y
aquel instinto se desadormece en asomándose al
poderío, El sic volo, sic jubeo , sil pro rationt:
voluntas, pal'eceque está toc/avía I'etumbando po,'
las bóvedas de la mansion antigua del absolutis-
nJO ,y va imbuyendo en aquella pl'opensioIl á
lodos los ministerios. Predispuestos así á pro-
pasarse los ministros de la cOI'ona, el r.'anquear-
les facultades constitucionales, de las cuales 5"
hace muy Ill'csumible que abusen, ha sido UIl
desacie,'toj por olra parte, la muchedumbre, do-
blegada ya á la tirauía , adolece allá de una ave-
nencia y de un prurito de ob~diellcia pasiva que
desde luego la indisponen pm'a la resistencia le-
gal á las demasías del poJel'ío. Así es que se sue-
len disparar esas conmociones violentas, que son
un contraresto de los vecindarios crecidos con-
tra las 31'bitrm'iedades ministcl'iales, en las cua-
les jamás altt'I'lHl el V<'l'dadel'o pueblo, avezado




DE LA ESPAÑA l\IOl>EllNA.
lodo á mayores tropelías de lns gobiernos antc-


" I'iores. Ha de medial' lodavía lal'go tiempo antes
que el concepto de los derechos políticos encar-
ne en España pOI' los pechos deljentío, y los ha-


, ga jil'al' por ell'um!Jo constitucional, como IlS-
tán espeditamente desempeiJando por lo que
hace á I'as inc[~mbencias concejiles,


Pnesto que el gobiel'no constitucional es un
meca"ismo de equilibrio enlt'e las potestades
del estado, p31'ece que pal'a perfeccionarlo hay


I que fortalecer las pal'tes endebles y amainar las
sobreplljantes. pal'a que así se plantee la pl'OpOI'-
cíon debida en la m;ilJuina, evitandoadvel'lida-
mente los I'oces destemplados. En EspaiJa, la po-
testad es la que se ha de enft'enal', plles la ma-
ña del despotismo es la temible, siendo el pue·


( bID de snyo desvalido y propenso á dt'jarse atro·
pellar, POI' tanto debe robustecerse el e1emell-


, ·to populal', En cuanto al gobiel'no , ahí lo esta-
mos viendo, hace siglos, yel'to pOI' la incapaci-
~ dad de cuantos 10 cjel'eieron , mas Bunca pOI' el


contraresto de la mllchedllrnbl'e; pues en vel'-
dad que harto omnipotente ha sido ell'éjimell
antiguo, ¿ Y qué es lo que ha veni,lo á pl'odll-
cir ? .... El anonadamiento de la España,


Cuanto ilcab," de sental' acel'ca de la pl'open-
sion absollltista de lIluchísimos estadistas, se es-
tá palpando en el ahuso del dCl'echo de disoll1-~,i cion de las cÓl'tes, Hasta ahol'3 esta pre¡'ogativa r de la cOl'ona no ha salido á luz mas que como


'j'" arbitl'io de I'eaceion y arma de venganza pel'so-
, nal cn manos dc minislt,os rebeldes á la omni"


potencia parlamentada, 1\lendizabal es el único
que ha aplicado la disolllcion á una cuestion pal'-
lameutal'ia; pel'o la que hi7.o decretal' lstlll'iz )'


~'".,',. ambas las de Pel'ez de Castl'o no han sido mas que ímpetus de ira, pues la primera, como se ha dicho, se realizó por Ulla minoría c5casÍsima ( contra la casi unanimidad de las córtcs; y las
~ olras no han sido menos antiapal'laDlentariati ,
1,: como se me propOI'cionará el demosll'arlo mas
,adeJante,
~, Mas próvida la constitucion de 1812, habia
, ceñido la dUl'acioll de las córtes á dos aiJos, y


110 admitia el del'eeho de disolucion; oll'as dis-
posiciones muy 'atinadas, que se han ol'illado,
equilibraban verdadel'amente las potestades del
estado con arreglo á la situacion de la Es-
paña.


No está en mi objeto e lsegnil'mas lrjos la com-
pancion de entrambos fnel'OS: pero es innegable
que, pOI' un fenómeno que debiel'a embargar la
atencion jenernl, los mismos sujetos dl~ 1812, íl
quienes se tilda de « celebras emparedados, »


, sin aprend,~r ni olviJar cosa alguna, han sido los
reformadores de su propia obl'a , soslayándose
al mon3l'qnismo. Si lo han hecho con el desell-


gaño de la espcriencia , hágase á lo meno!\ j L1S-
ticia á su l'acionalidan eseelsa; si cOlI\'encidos
de la perfeccion de la constitllcion de 1812 , se
han avenido á instal' por su re\'ision , elltónces
hall descollado con un t'jemplal' harto escaso de
nobilísimo desapl'opio, de sumo afan por 10
mejor, sacl'Hicando a~i su conveueimienl,o ell-
h'añable á la Opillioll ptíblica, qlle estaba pidien-
do una reforma constitucional. Así ell ambos
casos se han aCI'editado de verdadel'os progre-
sistas; yen verdad que al volver pOI' este dicta-
do, nada lIS11l'pan; pues, sin I'ealzarse á sí mismos,
sus jestiones están abogando por ellos,


Fué la discllsion sobre la ley fundamental so-
lemne, trascendental, sabia y gl'andiosa, JUl'óse
la constitucion elt8 dejllnio de 18:n, y vino á
ser la bandel'a nacional ante la que se doblega-
ron los díscolos cOlllI'a la constitucion de 1812;
y aun aquellos mismos que se habían estrellado
con cl gabinete del 15 de agosto de 1836, algo
mas tal'de ó mas temprano, tribu taran pleito
homenaje al parto constitucional de 11>37, rt~·
conociendo, con aquella I'elt"adacíon pública,
cuán infundadas habian sido sus preocupaciones
y aniñadas sus zozobl'as; y aquella avenencia de
los contrarios al ministerio de Calatrava es el
elojio mas grandioso á que él mismo pudiera as-
pirar,


Mediaron dos acontecimientos mayores en el
ministerio del 15 de agosto; el levantamiento
del sitio de Bilbao, y la espedicion de Don Cál'los
sob,'e Madrid,


Cifl'aban los carlistas suma entidad en la to-
ma de Bilbao, embaucándolos con que las po-
tencias del Norte iban á ,'econocel' á Bilbao y á
su causa des (le la hora en que la capital de Viz-
caya viuiese á caer cn sus manos, y así aboca-
ron todas sus fucl'zas sobre aquel punto. En Ma-
drid , el ministel'io se hizo cal'go de que seme-
jante logl'o iba á realzar la faccion con una pu-
janza y trascendencia inmensa, y así cchó cl
resto por el salvamento de Bilbao, El heroismo
del vccindal'io y de su gUill'Ilicion Pl'opOl'cionó
tiempo para agolpar todos los medios conducen-
tes al objeto, y el eJército se corl'espondió á sí
mismo, En la noche del 24 al 25 de diciembl'e,
con un frio intensísimo y un hm'acan deshecho,
embiste, acaudi11ado pOI' su jenPl'al , á la tropa
enemiga, la arrolla en todas las posiciones, se
apodera de la al"tilJería y ensel'es de los sitiado-
I'es, descerca á Bilbao y entra triunfante en su
recinto, Peleóse cncarnizadamente sobre cl puen-
te de Luchana , el valladal' mas fOl'midable del
cnemigo, y se concedió luego el dictado de con-
de de Luchaua al valiente Espal'tero , inmorta-
lizando cl servicio hecho aquella nochc tan mc-
mOl'ahle á la causa constitucional, NUllca se re-




~28 HlSTORIA l'OLlTICA
}Jicieron ya los cal'listas de su derrota"en Bilbao.


Para contraponel'se á aquel desman , acuerda
Don Cárlos marchar sobl'e Madrid, espel'anzado
de que bastará su pl'esencia para sublevar los
pueblos á su favol' ; mas zozobra en todas par-
tes, sin hallar asomo del afecto que estuvo so-
ñando. ¿ Porqué yerl'o tÍ qué malaventura no
I'indiel'on nuestl"Os ejércitos á los cal'listas en
Barbastro, al tl'ánsitodel Cinca? ¿Cómo no que-
dal'on estcl'minados en la I'efl'iega de Gra? No
me cabe el deslindado, pues acontecimientos
tan grandiosos no se sujetan á cálculos indivi-
duales; y solo una avel'ignacion judicial y esme·
rada pudi€I'u apllrar qué es (;¡ que hay que acha-
char á la desgracia y á la torpeza en aquella
campaña, El espÍl'itu de pal'tido ha zaherido al
millisleriocon la responsabilidad d~ aquella coro
I'ería, acriminándole la asomada del Pretendien-
te sobre la capital.¿ Por ventura desempeñó el
ministerio su incumbencia pat'a estorbal' aque-
lla tentativa, y suministró lo necesario á los je-
lIerales para facilit~l'Ies sus operaciones contra
el enemigo? Bajo este concepto, pudieran CaI'-
gal' los ministros de cntónces con la l'I~sponsa­
bilidad que les cupiese; mas en vez de examinar
estas pal'ticularidades, todo se ha vuelto recon-
vencion aérea; y así declamaciones y calumnias
han teuido que hacer las veces de una discllsion
desapasionada.


Entcl'eza y sosiego mauifestó el vecindario de
Madrid, al presental'sedon Cál'los á sus puertas;
confió en el ministerio y en los concejales, sin
tener que preca'"er la mP.lJOr esplosion de al-
boroto, pues cada cual se estu\O disponiendo á
rechazar esfol'Zadamenl.e al enemigo, si se em-
peñaba en al'rojarse á la capital. No se atrevió, y
al acudit· el ejél'cito constitucional allá, se des-
parramaron los carlistas, alanceándoles mas y
mas el jenel'al Espal'lero,


AqUÍ cuadra la mencion de un incidente, que
influJ ó eficaz y lastimosamente en los pasos
del gobierno. Al hallarse el jeneral supremo en
Madrid, con su ejército acampado por los alre-
dedores, UIlOS oficiales de la g1l31'dia real eleva-
ron tina esposicion á la I'eilla, desde Pozuelo
de Aravaca, pidiendo el despido del ministerio.
No habiendo castigado Espal'tero aquel acto de
iusubordinacion, los ministros (ya desherma-
nados pOI' causas que 110 creo deber sacal' á luz)
discordaron acerca de los ll"e'dios pal'a escal'-
mentar al ejér,~ilo de aquel paso subversivo, y
pusieron Sil dimision en manos de la I'eilla e1l8
ne agosto de 1837.


Aquella retirada del ministerio, tl'as UII acon-
tecimiento inespel'ndo, villa á dejal' un cbro,
ClljOS iueorlvenientes se están manifestando en
elitc mismo pnnto, plles I'l'oll1nlgada la eOIl~Li­
Illeirin, habia qlle ventilal', p:l!':\ s!lCOmplelllclllo


impl'escilldible, las leyes orgánicas planteadoras
de la unidad J al'monía entre todas las partes
del edificio constitucional; mas trasladada á
otras manos la potestad pal'lamentaria y admi-
nistrativa, han sobrevenido luego ministros que
han puesto en discnsion el pacto mismo funda-
mental, y una mayol'Ía en las cÓI'tes, descarria·
dora de su lelra y de su mente, resultando luego
leyes orgánicas puntualmente atl'opelladoras de
la eonstitucion,


RedondeaJ'on las cc'lI'tes constituyentes sus ta-
reas el 4 de noviembl'e de 1837; lograron los mo-
del'atlos mayol'Ía en las elecciones para las fllle-
vas cÓI'les; pero á pesar de dicha mayol'Ía y
desde el I'eliro de Calatrava, podemos decir con
vel'dad que ya no hu bo formalmente ministros.
Desatinadas han sido las mudanzas del gabinete,
anonadándose los consejerosde la corona ante su
pl'opia mayoda, sin medial' causa parlamenta-
ria ni para su caida ni para el ensalzamiento
de los sucesores. Pundonorosos sel'án por su-
puesto los presidentes de aquel consejo, pel'o
menoscabados ya pOI' edad o por achaques.r re-
ducidos al sosiego de su dda privada"


No cabe descifrar en un gobiel'no repl'e~elltfl­
tivo cómo el hando mas crecido y poderoso,
con toda su mayol'Ía absoluta. no se atl'e~"ió á
colocar á sus vel'daderos prohombl'es en el po·
d erío, sinoá sujetos siempre bisoños lí ajenos del
ejercicio parlamentario,


No atino á descuhril' en la existencia de tal
val'Íedad de minisll'()s una sola jestion digna de
historial'se. En liada alivia su réjimen los pade-
cimientos del pais, reduciéndose todos á conti-
lIuar lo pasado con la peol'Ía que trae consigo la
duracion. De 1I00'ar es el desvalimiento de un
pal,tido que, en tt'es aDos de u n poderío sin lí-
mites, 110 aeel'tóá dar un paso en beneficio suyo
ni de la nacioll.


El ministerio de Perez de Cash'o está pI'ego-
nilndo esta allarquía. Adoleced tal vez de visos
de parcialidad el concepto que voy á espresar de
la potestad actual; voy pues á valerme de las
voces que ha usado el sumo pl'ohom~I'e del pal'-
tido moderado y de la mayoría de las córtes en
la sesion del 30 de abl'j[ último. «Este minis-
t~l'io (el de Pel'ez de Cas tro) se ha es t'ldo " fra-
guando y rehaciendo á su albedJ'Ío; ha disuelto
córtes moderadas, las ha tenido exaltadas, y ha
hecho otl'O tanto.» Interrumpido pOI' el pl'esi-
dente, que le manda sental'se, el elocuente di-
putado de Asturias no pudo redondear su pen-
samiento, el cual pOI' lo visto sel'ia el de mani-
festar cómo nunca habia tenido la incapacidad
minist(Tial tan 1:11'(;0 reinado, consolidándose
así pel'lliciosamenle para la patria.


Con efecto, siempl'e el ministerio de Percz el ..
Castl'o ha sido un I'chcnchimirnto I't'dobladu




DE LA ESPAÑA 3fODERNA.
sohre la 3rmazon del presiden te y de su cama-
rada de gracia y justicia Arrazola. El 9 de fe-
brel'o de 1839, se prol'ogaron las cÓl'tes, cuya
mayoría el'a ministerial, para luego disolverlas
en 1.0 de junio siguiente, Resnltó de las elec-
ciones casi 1I1l3uimidad contra el ministcrio;
pel'o en vez de avenirse á la ley fundamental
de un gobiel'llo representativo, insistieron los
ministros en pennanecer en sus asientos y al'-
rostraron las lluevas córtes en 1.0 de setiembre;
con los acontecimicutos de Vergara, pretesta-
ron nueva prorogacion el31 de octubre, seguida,
en 18 de noviemJ.¡¡'e, de se¡:;undo decreto de di-
solucion,


Empeitadísima fué la lucha en las elecciones,
pues el ministerio echó el I'esto pOI' afianzarse
la mayoría, y lo consigllió. Con el resultado de


. amaños criminales, el cansancio jenel'al, y la pre-
cisioLl de IIcudil' al remedio de tantísimo qnebrall-
to, se alcanza aquella altel'nativa de opiniones
contrapuestas en las córtes, y allí se cifl'a la es-
peranza pCl'ene y siempl'c frustrada de un POI'-


venil' mas aventajado. J~as córtes reunidas en 18
de febrero encierran ulla maJoda reaccionista,
al arl'Ímo de un senado todavía mas I·eaccio·
nista; y así no se titubea: desentendiéndose de
cuantas retol'mas eslá ansiando el pais, alza
esclllsivamente la IIl:lJoría su cabeza por los
campos políticos contr'3 las libel'tades públicas.
La ley electoral, la Illuuicipal, la de impl'enta,
todo llevó su asalto para luegoáherrojat' el pen-
samiento, aventar las franquicias concejiles y
aliallzarse córtes rendidas á todo el albedl'Ío mi-
nisterial.


Al declarar que la corona ha de nombrar los
alcaldes. la mayoría de los diputados ha venido
criminalmente á pujal' con su remedo servil é
infrllctHoso á la ley francesa, cercenando en la
sesion del 21 el al'tículo 70 de la constitudon .
Dado el pl'Ímer paso, lo demás aClldit'á de suyo,
y así será muy obvio el ir anonadando punto
por punto con leyes orgánicas la constitucioll
jurada, que vendrá á ser una especie de vano
simulacro.


CAPITUI .. O PRHIERO.


Pal'a cuantos meditaran con atencion las fases
del reinado de Fernando VII era mas que e"i-
dente q\le su incapacidad lall ciega como cruel
habia CJ'eado un estado de COlias ameuazado
muy de cerca por una doble J tremeJJda reac-
(:iun, Su Illuerte tenia que ser por preci~ioll la
señal de nlarma, pues por mas terribleqlle fuera
su despotismo, no hahia acertado todavía á sa-
tisfacel' las exijeucias de IIn pal,tiúo que soñaba
allá con las bellas joruadas de TOI'ql1emada. Tan
sanguiual'ios proyectos hallaban apoyo yacojida
en el seno de la familia real; y el hermano de
Fernando, el hel'cdcl'o presuntivo de la corona
hasta 1830, fné el elejido para llevarlos á cabo.
La escéptica incredlllidad de Feruaudo hacia
nolol'io contrJste eO'1 el sombrio fall'ltismo de
Cárlos, santulI'l'on del ~iglo XIV, hiempre dis-
pue,to ~ t:n<!endc(' de IInen) por Sil propia m3-


no las hogllel'as de la inquísicion, Débil y de
escasos alcauces, de jenio Itígubre y CÍ!lgamenLe
sumiso á euanto le ordenara en nombre del
cielo Sil director espil'itl1al, era sin duda el ins-
trumento mas á Pl'opósito de que pudiera echal'
lIlano el partido que le elijió, Nada hay repug,
nante para su conciencia en cuanto se lo ha pro-
puesto un sacel'dote. Para manejal' mejor esa
voluntad pasiva hallábase á su lado una princesa
de alma osada y ardorosa, atormentada por la
abrasa lora sed del poder y poseida de un espí-
ritu de dominacion tal que avasallaba cuanto
se ofreciera á su presencia; vino á sel' pues la
princesa de Beil'a el alma y vida del pal'lidocuya
bandel'a el'a el infanle.


Pal'a enal'bolarla sin embal'go 110 habia espe-
I'ado la entónces cómplice y ahora esposa de don
Cál'los áque mlll'ÍeieFcmando; sino que en t82,')
~)




150 nr~TOl\IA POLITICA
y 1827, se ensayaron ya uos tentalivas tramadas
en las habitaciones de dos princesas POl'tugue-
~as, que si bien no tuvieron éxito, bastaron no
obsta n le para probar que existia en palacio nna
conspiracion pel'manente, no contPa la autori-
dad, sino contra la persona del rey.


J\tIientrM los miembros de la familia l'eal es-
taban tramando así la deposicion de este, bien
fuese por el triunfo del partido apostólico, bien
pOI' medio de una abdicacion, ensayaban Sll~
fuerzas los constitucionales para derrocar ese
mismo despotismo que el partido de don Cárlos
h¡zgaha todavía insuficiente_


Las per~ecuciolles contra los liberales habian
'"ido desde 1814 crueles é incesantes; nada sin
p.mbargo fatigaba ni debilitaba su cOlIstanciu,
los conspiradol'es juruban venganza al pié del
cadalso, la sangre vertida cl'eaba nuevos planes,
pl'oducia nuevas combinaciones; sucedíunse las
víctimas, los mártires empero [JO se desalenta-
ban.


Así reinó Fernando VII entre las maquina-
('iones de los cal'listas y las malogrndas tentati-
,a~ de los libel'ales coull'a Sil autol'idad tirá-
Ilica.


Bien se ecbaba de ver por tan repetidos es-
fuerzos, que existian pasiones tumultuosas que
solo esperaban la muerte d~l rey para estaIl3l';
mas, por una deplol'able fatalidad aquellas dOh
organizaciones tan distintas en su objeto, anhe-
lando la una la libertad, laotra el despotismo po-
lítico monacal,se valieron del mismo mediodeac-
cion para preparar su tl'iUllfo: ambas se a.poyaron
en la fuerza del ejército, mal inmenso cnyas con-
secuencias vamosáexaminal'. Ha hubido conmo-
cione5, mas no I·evoluciones. Una l'evoluciOIl
5010 el pueblo puede hacel"la: él solo tiene del'e-
cho pal'a llevarla adelante; plles¡solo en él I'esi-
de la fllente de todo POr!PI' lejítimo.


En 1814, Fel'llando VII respondió con supli-
cíos á los votosde la pal'te iluslr'ada de la nacion,
enll'onizándose rey de la hez del pueblo exalta-
do por un clero fanático, partícipe de sus hOl'-
ribles pasiones. Aquí es donde principió á figu-
I'ar el ejército en las disensiones in testinas de
t:spaña.


De vuelta Fernando de su cautiverio y llegado
ya á Valencia, en su decl~eto de 4 de marzo de
1814, no I'econoció, cierto, la obra de las cÓl'tesj
prometió empero á la España una nueva exis-
tencia, repudiando solemnemente lo pasado y
sus hrutales tradiciones: pero Elio se hallaba
alli con su ejé¡'cito; Elio ofreció su apoyo á la
tiranía, y no f<lltó un lit'ano dispuesto á acep-
tal'lo.


Abique el ejérci10 da aquel jeneral fué quien
provocó el den'ibo de la constitllcion de 1812,
y canlló los infel'tuníos que le siguieron.


Poco duró la ilnsion. Al yerro que determin"
aquel acontecimiento fatal sucedió el aIT,·-
pentirniento, y en breve se realizó Ull 111,)\1-
miento en sentido contrario, como para espíal'
la falta primera. El ejército, ya juez de Cl1~1
fuese la organizacíon social m~s conveuienle il
España, quiso encumbrat'se á reguladol' sllprl'-
mo, y no bien se huboderrocaoo la constitllcíon.
cuando estallan ya en su sella y sin interrupcioll
repetidos planes pal'a l'eslablecc1'Ia. El IÍltimo
alcanza el tt'iullfo en 1820, Y los soldados d,'
Riego y de Quil'oga la proclaman de nuevo ell
la isla de Lean. A~í es como restableció el f'j~I'­
cito en todos los ángulos de la monarquía la~
mismas instituciones que dejal'a volcar seis año"
antes.


El jlíbilo, hijo del triunro, fué sincero, pnro,
llnivel'sal; lodos Jos Españoles se aUllai'oll: mil'
no tal'dó el ejérci to de la isla de Leoll en sel' pi
mayO!' obstáculo cOlltra el gobierno contitucio-
nal, cuya existencia de tres años se ~ió de COIJ-
tinuo dominada pOI' el suceso mismo á que debia
su I'establecimiento.


Verificóse la invasion fl'ancesa ...... i1·esél·Hs.~
par u olros la tal'ea de esct'ibir tan tristes p:íji-
nas de nuestra histol'ia! Llegamu los invasol'es .
sin disparar siquiera UII tiro, hasta las misma,;
murallas de Cádiz; y esta plaza impenetrable se
les rindió tambien sin defensa, y aun sin capi-
tulacíon, no bieu hubieron (Ieclal'aclo el jenel'<1 :
en jefe Bnrriel, yValdés, gobernador de la pla7il,
que no podian ya contor con la mayol' pal'k d,'
las tropas de línea qne la gual"llecian.


No seré JO pOI' ciel"lo quieu dude un punto
del denuedo y lealtad de la inmensa mayol'ia dc
los illdi.vidllOs del ejército; pel'O ello es, aunqm:
con dolol' debemos confesado, que las socie-
dades senetas, pl'OdllClo inevitable de la tira-
nía, intentando crea l' elementos de l"evlleltn'
en el sello del ejél'cito, habian cneI'Vado de todn
pnuto Sil vigol'. Habla sí valientes, almas jelle-
rosas, ~scelpntes ciudadanos; pero ejél'cilo ya no
existía: el eS(lÍl'itu de discllsion habia I'rempla-
zado la obediencia y disciplina, á fuerza de en-
tusiasmo pOI' los del'echos políticos, se olvida
ball los debel'es milital'es; se hablaba Illlll'ho
de mOl'ir pOI' la cOflstitllcion, J se perdíó b pa-
tria.


Cuando, cllal yo, sc ha vi vido en el destierro,
se hall presenciado muy de cerca las miserias
~iu cuento de tantos denodados oficíales de to-
das graduaciones que han espiado en el estran·
jero su desprendimiento por la causa de la li-
bertad, cuyo tJ'iu[Jfo hubiera sido cierto, á h:¡-
ber cumplido su debel· todos los militares en
1823, euallo cumplió lo m~s flcl'ido de en!:~
ellos.


Cualltas tentatins malograd3s 5'1 h~m casa} c,-






n:: !.\ E~P \ \A .'lODEll~A. Bi
do des pues de la inYilsion [callces" lo han sIdo siqlliel'a en disputal'lc el poder supremo, y pe-
pOI' m;lital'es qm' contJhun con las simpatías netl'ando con su mirada de águila hasta lo mas
que crcian !~nc()nlral' entre los soldados espa- pl'ofundo de las llagas de la Fl'ancia, habia acel'-
lioles, Semlll'ósc así tina sorda desorgunizacioll tado con el remedio, Cansada ya aquella nacion,
en los I'cji III icutos; .i efes, oficialt,s, y soldados se respÍl'ó pOI' fin despues de habel'3pI'obado aquella
coutemplaban flrbill'os de los destinos del pais, arbitl'aried;¡d att'evida y atentatoria de la liber'
puesto qae eran el objeto háeia que dirijian tlld: pues hay en las naciones algo mas que la
todas sus mit'as los partidos iulen'saclos en el libertad misma; su honor y su pl'opia existenci~,
~uelc() del gouicrno. y uno y otro iban á anolladal'se culas saturn~-


Tal ha ~id<J cl iuilnjo del ejército en los ITiO- les del cli¡'ecto1'io.
vimicll!os liberales, qlle sill dispula algulla hall .E.l ejél'cito,,, dice el jenel'al Lamarque, .cs-
dependido constante y esclusivamellte de la ac- tl'año á todos los partidos, peleó tan solo por la
cion militar, Fraucia. Abundando en la máxima de qt1t~ el


La misma táctica, el mismo plan se ha obsl'I'· pocler milital' no debe delibel'al', obedeció á la
yacio [lOI' el partido contrario, En jnlio de 1822 junta de salvacíon ptÍblic;], al dil'ectol'io, á los
la gllardia I'eal filé suble\ ada ('11 ~ladrid y Allda, cónsules y al impel'io; r hasta hllbiel'a obedecido
lucía ni grito de "iva el rey ¡¡f)~(Jllll(), al I'ey, á !la haber este hel'manado su bancler'a


Lo., apostólicos vencedol'cs, en 182:l, mCl'ced con la del cslranjel'o. Nuestros soldados han sa-
¡i las bayon{~las estranjcl'as, Fal';¡ consegllil' qlW cl'ificadosiempl'e sllsinclinacionesásudebel'(l),
~e active mas y mas la pCl'seclleioll 'll:e par!ecell Como quiel'a, sabido es que el ejército, tal cual
SIIS aovel'sario5, acuden tarnIJien á la I'e\tlclta se halla constituido ar.tualrnente, será el balual'·
milita!', v colocan á la cabeza del Icvilutamiento te de la libertad; mas á pesar de esto, tal vez no
de 1825:i Besiel'cs, francés de nacioll, yen otl'O,<' cncíel'l'e en sí el porvpnit' social de la Espaiia.
tiempos rC¡Hlbliciluo, En 1827, SOIl igualllll'lIt~ Agotando pOI' largo tiempo el pais sin I'esull/l-
jefes de cjél'cito los lille, bajo ei litlllo de agra- d\Js PI'opol·cionados {¡ los sacrificios que le ha
lItado .. , se slIblevan y encieuden el fuego de la impuesto, logra sin duda el lt'iunfo; pem PII-
I'ebelion t'n Catalllila. diera COll el tiempo sel' un tel'l'ible estorbo, si,


Desdc la mm'rle del rey, il'lIántas veces h~ cual es de esperal', una intelijencia descollaute,
jemido la Espai1a á caúsa de r{'petidos acto~ des pues de haberse sel'vido de él como instru-
de I'cbclion! C~nter~c, E~calcl'a, Sar;field, J\len- mento de victoria, no acertase á convertirlo
divil, jeuerosos defensores de la libertad, pere- en medio de civilizaeion y de trabajo; y á pesal'
el'n á los golpes de liBa soldadescü desenfrena- de lasinclividnalidades que lo componen, es lIn~
da, Llega desplIes el castigo del I'l'Ímcn;y la CII- institucion politica mas bien que militar,
{'hilla de !ajnsticia troncha 1J1Ieva, e.\.istencia~ La tiranía de Fernando vió subieval'se contt'a
que la diseipli na bien ·obsel'l'ada 11llbicl'i1 cOllser· ella á muchos jenel'ales cuyos malogrndos est'uer'·
vado {( la patria, zas llevo ya l'efcl'iclos: la constitucion de 1820


Sin cmIJJ1'f;o, icuánto despl"'ndimit>nto en el tuvotalllbien por contrarios, no solo á los jene-
ejél'cito! iqué admirable fid"lldad á la b<Jndera ¡'ales quc (igul'al'on en las gavillas de la fe, siuo
qne trernolal'¡¡! Cada oficial, cada sol dado es tambien á los pnca¡'gatlo5 ue la defensa de las ins,
un buen ciudadano qne eSlJone Sil ,ida dial'ia· tituciollCS liberales, En 1823, se hallaba el ejú-
m{~nte, mientl'as nosotros, illlíl.i\es e'peCladol't,~ l'Ílodividido en cuall'O cnel'posy otrode.resel'vrt¡
de tan r;Jcal'llizada lucha, [lOS eontentamns l'OIl mandados los pI'imeros pOI' Ballesteros, el eouclr
dedicarle el tl'ibulo de llllcst!'as escasas lucc~,: de la Bisbal, i\Iol'illo y l\lina, y la.l'eserva, que (JO
pero el ejército Ita cal'eeido de c,¡¡] illlpasjbilid~d llegó á organizarse, se habia confiado á Víllacamo
cívica q lIe todo lo redllce á un impulso LÍuico, pa, El jenel'al Ballestel'os, jefe de los colUunCI'OS,
la obpdiencia 111 gobiel'/Jo slIpremo; cosa dificil se entretuvo en examina\' ~i el':! buella ó mala
en verclad, empero tan illdispelJ~able, que siu la constitueion, deliberiÍ si debia ó !la defell-
t'lla 110 puede habel' ejército, dcrla, y acabó luego pt)!, ti"mal' vcrgonzosame¡¡·


[se desapropio de los militares, en medio d,~ le d convenio de 2~ de agosto de /823,
bs tormentas revolllciollarias, que no es IlJa~ El conde de la Bi~bal }' 1:1 jeue!';]1 MOI'il!o hi-
que pa Iriotislllo, rué lo qne salvó á la FI'3nci;¡; y cieron lo pl'opioy; sabidos SOl! los l'esu!tadU',
;;i cu 18 de bl'llmal'io, unjcneral resf.1anrleeielll," que ttno semejante cOl!dudn p:ll'a ellos y pa'el
de gloria se atl'e~ió, ayudado pOI' al¡:;unos gra- el pais, La constitucion fue del'I'ocada, es vel'
naclel'Os, á quital' de enmeclio ú los delegados de dad; mas los tres han muerto en suelo esh'a[¡o,
UlJil l'e¡lI'cselltacion kji,;lativa mal avenidos 1'11- y 103 do~ pl'illlCI'OS además en el desti:ol'l'o de
l¡'f~ ~i, fué !au solo ponlllc Borwpal'te, objeto del que no aeertó á libertados la traicion,
eutll,ia'illlO sin l¡mit"s de UIl ejército queje 1'1:5·


(1) Historia J" 103 Ciel'- '/:'1;, páj. 206,






HISTORIA POLITICA
Lo quc pJSÓ coti el absolutistno de F~I'nan¡]o


.Y con la constiluciol1 ha sneedidn postpriol"-
mente con el sistema tle Zca_ Llandel' y QUl'sa-
d~, capitanes jen'et'ales, el pl'imel'o de Cataluña,
}' fll segun'do de Castilla, con su I'epresentacion
{l la I'eina lWOvocul'On'la caida del ministl'O que
I'(~s confial'a el poder.


Este ejemplo fatal'de los jefes militares, que
alzaban sus votos contI'a la autoridad suprema,
pOI' (ll'ecisioll debia sel' contajioso: y en efecto,
el llJinistl'o así cllcumbl'ado eu alas de la insu-
bordirracion 110 lardó en eslt'ellal'se con la sedi-
cion al'mada, El estatltto real, il1stitllcioll sin
dis1H\ta incompleta y de la ellal puede conra-
zon decil'se quo; conct'dia Ó poco ó demasiado,
pero que al menos denotaba uu paso ajigantado
hácia la 1'¡beNad, no sil'Viú <I!, éjida á su auto!',
pi selíol' l\hrtinez ele la llosa, 1':11 18 de enel'o de


,183:;, el subteniente C:lI'dcl'o, á la c¡¡beza (;e un
lIalalloll, se hizo fuer'te en el centro de Madrid,
desafió eal'a á cara al millistet'Ío .v le obligó á
(':ll'itlll,al': esta jOl'nada pOI' ciet'to debió de sel'
amarga pal'a el ministro de la guelTa, que lo
era á la sazon el jenel'al Llau(h~I': pues en tau
CI'ítico momento, I'ecordat'ia sin duda elejem-
plo 'que diel';] pocos meses antes. y echal'ia de
vel' bien á las claras cllán fatalmente contajioso
es el derecho de I'PIH'eSeutacioll con las al'mas
Cilla mano, Un mero subteniente ponia en
planta la leecion q\le le enseñara su superiOl';
y como peSat'aSll falta sobre el ministl'o de la
guel'l'a, de fuerza ó gradc> tuV,) este que tl'allsijil'
('Oll el oficial de voluntarios de Al'agon, iTan
dilatada en amal'gos resultados es la violaeioI1
del ('¡¡-den y la justicia, sohl'e lodo, si semejautes
illfi'acriones soeavan el priucipio conservadol'
de la disl'Ípliua milital', t!olld" todo se loca, todo
se eulaza, 'd~,de el supremo Illilndo dclejét'cito
hasta el mas ínfimo ,soldado!


En efeelo, el inicuo atentado de la Gl'auja )3
[lO es'siql1iel'a el hecho de lIn'mero snbteniente:
1111 ~arjento fllé qllien osú allí iU8t1llal' it la ma·
jestad de ulla ('cilla.


Ya que se habia entl'ado ~~l!la senda del olvido
de toda sttbOI'dinariot!, 110 ftlé fácil el detenerse;
}J/Ibiél':Jse dicho que la e/Jormidad dé! crimell
,k la Grallja debia ,1!ajal' par'a siemprc e1l'lIm-
¡'O comenzado; pet'O no, nada es ya capaz de
cOI'fal'!'saabl'aliadora liebl'e que contajiará todas
las filas,


En 1837, el ejél'cito de Espal'tero empl'ende
la pet'sccneion de don Cárlos; la guardia I'eal,
q Ile COIl Sil valélllía y glol'iosas hazañas ,ha jus-
tineado lancnmplidalllBnte su denominaciol1 de
cuerpo de preferencia, y cuya admil'able disei-
plina podia sen'il' de dech,l(lo, llega á la cOI'le;
1I110S 8CSl'ntil oficiales lil'lllal! ('11 Pozuelo (k
AI'a\':lr¿j tilla r'l'pl'!'sl'lltal'i(\1l {¡ la 1'l'itl,l, en qlte


piden I:l deposicioll dd ministt'l'io; llO se cas·
liga aq l,el aelo d.~ 1'<' bel iOIJ .


Ningltll<l opillioll, Ilinf;ntl ministerio cslÚ al
:lbl'igo de los ataqu.'s \'e!lidos de! ('alllpam(~n!o,


El milli,tel'io Ofalia fué el ]'('sulbrl() ddinili-
vo dc la esposicion de POl.ll~lo d(~ A l'a\'aca; pa-
recia pues 'que h"hia de ]lel'manec~t' CII Jl27.
con el jefe del ejél'cito; lIl:~S 110 bi(~n cOlrtaba
tres meses de existellcia, cllalldo Espal'lero se
vió en la precisioll de declal'at· qlW ¡Jpsde el mt's
de setiembre, época en que ca) era el I/Iinisterio
anlel'iOl', no habia podido obt!'pel' nillgun so-
COITO pecll nial'io del gobiel'rH).


¿Qué es io que se deduce "(~ tan larga ennme·
"ileioll de hechos histól'icos~' de iletos incoml'~­
tibies con ltlJa fU!'I'te (l1'¡.;aniJ:'lCiotl milital'? ¿SI'
creerá acaso qne Iw sido mi inlento el acusal'
de este modo á los hombres de qnielles' he ha-
bla(!o, de desgarrat' así al pais con miras inte·
resadas ó para satisfacet' pasiones individuales?
A buen segul'o qne n 3da está mas distante de
mi pensamiento, Ct'en, que 'sus inlellcinnes hall
sido siempre plll'aS; veian un mal, questl celo
pr'esentaba aun mas grave <Í su illl;ljinacion, y
se dejalHIIJ alTasl!'ill' p~,r el afJn de aplical'l(~
pl'Onln y cel'lcl'O remedio. Dudalldo d(~ la em'I'-
jía del gobicl'[]o (y ¿cómo uo dudal' de ella?), Ct'('-
yel'On ddH~I' eontribuil' á la salvaci'lll de la re-
pública, y queriendo tan 'solo Llt'l'I'ibar á lo,
homlJl'es, apocal'on el podel' é imposiLilital'()n
Sil ejercicio; pues al siguiente dia de la caida de
Ull ministel'io, nn han faltado Ilunca cl'Íticos
sillcllcnto que hayan PI'ovocado pOI' causa d,~
incapacidad la disolueiolJ del I'ecicn entrado,
Una vez abl'azada la senda de 'la ilegalidad, {e,
i;nposible detener el paso,


He qllel'jdo ~et' vet'az ,y me he t'.sfOl'1,ado ('11
'indicar el achaque que Ira pal'~lizado los ~flH'l'­
zos de ese ejército leal, tan lIobkmellte adido
á la causa que sostiene, He interpretado los \'0-
tos de la inmensa mayoría de los oficiales; quiellt's
anhelan de todas H~t'aS el restablecimienlo d"
ulla justa y rigurosa discipliuil, sin la cllal la
fllel'za armada no es filas que ua instl'ulllellto
de tiranía; J llO se hallJr<Í por ci(,l'to 1111 militar
}HlIldolJo¡'oSO que uo desee la I'calidad efectiva
de las ol'denJIlZilS militares: mí íntencíon em-
I)(~I'O ha sido tan solo ,,\'idenciar plellartienk
esle hecho 'incontestable, es á sabel'; que pUL'
tina tradicion, que jamás será sobl'adamcll te
Ilorl\da, desde el jenet'al hasta el soldado, obe-
decen todos al influjo de una desOI'ganizacion
aciaga, que I'~laja ó tl'oncha los lazos de la disci-
plina desquiciando el ejét'cito ; que el gobiel'no
tiene lt ua condesc(,lldcllcia est!'elllatla j la yol (1 [l-
tad de losjef,'sulilitat,l's,y qltecstos, seall cllillps
fueren pOI' olra ¡wl'te la~ bril\¡ll'\PS pr('ndas qne
lns 1,<,,1Inll]' hall tC!lido sil! ('Illh;)t'f(o ('(lmlalllt~




....


UE L \ rSPA:\i.\ }IODEI\1'IA. 1:-;;;
mente clavada la vista en los acontecimien10s
de Madrid, y S(~ han ocupado esclusiyamente en
cuestiones políticas.


t:1 coujllnto de acaeci'nientos yel'ificados en
Espaila d(:muesh'a clar<lmente qne la gtwl'ra
eivil no [¡a sido cnestioll puramente milital', y
"s á mi ,'el' slIficiente prneba de este hecho el
asomb!'o que por do qlliel'a ha ocasionado la n3·
111raleza de e;,ta lucha annada, la cnal, seglln
parecer universal, ha desmentido, pOI' decirlo
así, hasta I:Js mas incontestables nociones del
arte militar.


Si la ciencia de la estratejia hubiese encerra-
do en sí el pl'oblema de la guel'l'&, fácil es cono-
cer que su solucion no hubiera sido tan tardía.
Además de esto, ¿á qné dehe conducil'la ciencia
de la guelTa, si Ja no es á alcanzar victorias y
evitat' delTotas? Ahora bien: examinemus las
fases de esta desgraciada guena, y nos COnVI'Il-
l"el'émos desde luego de que su estcnsion úacfll'-
lamiento no hacrn dal' siquit'ra un paso :í b
vCl'dadcr'a ClH'stiou; 105 1riunfos .Y las pét-didas
110 han producido resultado alguno trascende[)·
lid pal'a las fuerzas beli,iel'antes: el 11Iímero de
combatientes no in!1uJe en 13S probahilidades
de éxito ó delTota.


Estalla la inslllTcccion en Navarra: principian
por' asociarse algullos paisanos en las cumbres
de las montañas, en torllo de un cabecilla des·
conocido; opóllenseles tan solo fuerzas insig-
"ificantes, creccellevantamiento, encuentra un
jefe denodado, y apal'cce Zumalacar¡'egllÍ. Envia
allí el gobiel'no insuficientes refuerzos de tropa,
.~n vez de anouadal' con masas enormes la re-
belion <lpenas naciente, El ntímel'o y superiori-
dad de los soldados de la reina se compensan
eOIl el denuedo d(: los rcbeldes y su práctico co-
nocimienlo ¡le aquel len'ello escabroso: cada
peñasco se convierte en una fortaleza, en cada
desfiladero ~e pl'epara una emboscada.


Si bien no el'a posible fijar por minutos la
hora en que debia morir el "Py, su muerte sin
embal'go era nnacontecimienloconsiderado pOi'
lodos como inmediatamente cercallO, Poeo an-
tes del 29 de setiembl'e de 1833, en que se vfwi·
licó, se habian licenciado 25,000 soldados, y los
ministros de aquella época echaron de vel' llIuy
pl'esto el inmenso vacío ocasionado por aquel
licenciamien to, legal, si se quiere, pel'o IllUy im-
político: trataron pOI' consiguiente de llenarlo
ntilizando algullos batallones de milicias pl'ovin-
ciales, Lo exhausto del tesoro tt'as diez años de
una profuuda paz, amarga sátit'a d(! aquella
época del I'cinado de Fernando, no pennitió
f(lIe se desplegasen pOI' de pl'on to mayores fuet',
zas, La rebei ion pudo pues estallar y '~stendel'se
impunelllente, pOI' no habel' dinel'o en las alTas
rcales, á pesar d(, [;Illi.os empréstitos, y {¡ pc~sar,


fuerza ('5 l'I'peli!'!o, de diel( años de paz.
Así q11e, la insurreccion navan'a se combatió


ya· desde Sil principio con falta total de enerjía:
nada habia preparado p~ra ataja l' de ¡'aiz este
acontecimieuto, qnc era eonsccuencia inev.itable
del c!lmbio ver'ificado en el órden de sucesioll
á la cororw, En vez de una concenh'acion de
tropas capaz de sofoca¡' á un tiempo el le"anta-
miento el! todos los ~nglllos de la península, el
gobierno se ha contentado siernlll'e con irle opo,
niendo sucesiva y metódicamente una fuel'za
proporcionada á su des3\'I'ollo.,


NinglHl, ministl,o ha compl'endido la necesi-
dad de trillnfal' á todo trance, y, por m~s que se
diga, ello es quc ell un principio era harto fácil
el conseguil'lo. Por desgl'acia se m irócon desden
la snIYlevacion de la Navarra, se atacó con es-
cesiva flojedad, y de esta suerte contrapesán-
dose·las [nel'zas de continuo, la posicion fué
siempl'e idéntica: jumás el remedio rué propo¡'·
cionado al mal, y no pal'cce sino que los millis-
ll'os de la reilla pt'etendian hacer rostro á la in-
surl'eccion á fuel' dejugadores de ajedrez, :)\'an·
z3ndo una pieza en el lablel'fl de Na\'ill'ra cada
vez que adelalltaba otra su adversario; partid~1
hal'to cruel á la vel'dad, y en que se ha jugado
la existencia de tantas y tan nobles víctimas;
sin embargo, muy lejos se halla de haber sido
talla intencion de los ministros que se han ido
sucediendo en el poder: ellalqlliera que haya
sido su color político, todos sin e-ccpcioll han
deseado con igual probidad, cou I~ m~s sincera
buena fe, el ténnino feliz de IJ ¡?;UeITa.v el alJo·
nadamieuto de la 1't:be1iolJ. ¿ De qué dimana
pues que hayan lodos ellos, no solo salido mal
cou su empresa, sino a~lIl dejádose anastral' pOl'
el mismo rtlmbo, siu qlle sus divet'sos matices
pal'czcan orijillados de un p(~nsarIliclJto distinto,
sino mas bieu de la índole de los individuos?


y CIl~1110 digo acel'ca de, los ministros puede
igualmen le aplicarse á los jenerales en jefe del
ejél'cito del J'IIOl'te. Rodil, VJldés, Mina, Quesa-
da, Sal'sfield, Cór'doba, Espa¡'tcro, á pesar de su
talento, de su bizart"ía, de su amor á la patria,
y de su noble ambician, uo han const~guido que
la cuestion adelantasf' HU solo paso; y la illsur-
reeci.on, lIulllél'icameute menos fuel'tey comba-
tida pOI' fnel'zas mas considerables, ha sido si.em~
pl'e la misma.


Esta ir!snficiencia de 105 minis1t'os y jenerales
ha consistido en que la cnesl:ion no era pura-
mente militat';y sabido es que deriva de una pl'i-
mel'a causa, oríjen sin duda de todas las desven-
turas de Españ<l: la falta abmluta de gobiprno.


Puesto que hemos manifestado la eondieioll
milital' del partido constitneional, prf'eiso se
hace reconocer tambien la nn~idnd del carlista:
.Y en verdad "qué importa qne conste la insu r




mSToHIA I'OLlT1C . .I.
reccion de cien hombl'es ó de treinta mil, si al
fin y al cabo la situacion es siemp.'e uua misma?
fleducida á la defensiva, atl'Ínchérase detrás de
las rocas, asl en sus ültímos tiempos como en
los dias primeros de la csplosion; y si tal vez el
!¡amb.'e y la desespel'acion la fuerzan á lanta.'
lejos de sns montañas, cual erran tes vagabu ndos,
;i la flor de sus soldados, ¡ cuán mísera suel'te
no espcl'a á esta columna espedicional'ial Otra
.~olllmna constitncional, no mas carla en nií-
mero, emprende su pcrsccllcion, acaso sin al·
canzarla; mas no pel'lnitiéndola nn instante si·
qlliel'a de reposo, amigos y enemigos dejan pro-
fundas In:cllas por el pais que atl'aviesan, lo
ngotan, lo vejan; y á la vuelta dc pocas semanas,
I'endidos de cansancio los car!i'stas, toman de
nuevo la ruta ele Navarl'a, llevando consigo á su
[';lHlI'ida la maldicion de las pro\'incias ql1e ha
señalado su paso con el sello de la I'apiña y los
eseesos.


Digalosino la cspedicion de Camez, que salió
pOI' Asturias)' tuvo que entral' pOl'Vizca)'<l, des·
pues de habel' dado la VllelLa a toda la Peninsl1lil
y pasado hasta pOI' deb3jo de las murallas de Ji·
bl'altar. Otl'O tanto sucedió á las postel'iol'('s,.v
8i pudieron pOI' lal'go tiempo los cal'listas ha-
cerse ilusian á sí mismos, ac)¡¡¡caIHlo á po ea ma-
l'ia é influjo de sus jefes el malogro de sus ten-
tativas, ,i llegaron :l pel'suadil'se de que á visla
de su príncipe se alzarian en l1lasa las provin-
cias, muy presto \ ino á desengañarlo" laafarnada
.~spedicion de don Cál'los, H~l'ificada en maJo de
1837.


Tras di\'cl'so5 encuentros mas ó menos fa-
vor,1bles Ó conlral'Íos, tn Huesca; Barbastro,
GI'a, Chiva y otros puntos, llega al fin el preten-
diente hasta muy cerca de las murallas de 1\la-
d!'id, con todas las facciones de Aragon y Ya-
lencia reunidas al ejército qne tl'3jel'<I de Na·
"at'ra; mas no bien se acercan Espartel'o y Or;;«,
OlW ibnn en w sep;uimicnlo, se da al plinto la
";l'(len de retil'ada:' l'egl'esa don Cál'los á Naval'!';!
con sns mont;rñescs diezmados no meno~ pOI'
la fatiga que pOI' los combates, y Espal'tero va
siguiendo sus huellas sin empeñal' jamás llna
accion decisiva: Cabl'el'a vuelve con sus !tol'das
al tealro h,ll)illlal de sus all'ocid;¡des, Ol'áa le
acompaña á él, Y loclo vlIeh'c á tomar' la lisono-
ln:a ol'din:¡ria (!e nun gtlefl~a de obser\'acion, usí
4;11 Al'agon como t;n Naval'l'a.


La causa cOlJstilucionaluacla ganó en esta es-
pedicion, que ]1I'obó á la vez la impotencia de
los e3rli,las y la avcl'sioll de las masas pOI' sn
jefe, Dijúase que habia llegado ya el momento
de la decadencia de la im,llI'l'cc'('ioll, y que la
vel'gonzosa I'{'lirada de los ('¡¡distas iba á dal'
Oll'O imp\llso á la guerra, Nad,l de esto: todo
volvió al antiguo st<itll 'l'lO, y ~l ¡;obieruo no


supo gl'anje~l'se fuel'za :dglll1~ llIol'~1 <Í la ;1.\ uda
de \lna ventaja que se debia juzgal' dcc;isiva, La
muerte de Z(lm~lal':n'I,t'glli, la batalla c1el\lendi-
gOI'l'ia, el glol'Íosísimo levantamiento del sitio
de Bilbao, la bl'i1lilntejOl'nada de T.llchana, uin-
glln ascendiente comllnic3¡'On á los df.'fellsol't'~
de la constitllcion. i Sangre y mas SJllgl'e \erli·
da siempre sin ningulI fl'lIto! Pel'o en cambio,
1" fatal batalla de las Amezcuas no tuvo tam-
p"co desas1r'osa, cOllsecllencias, y ni el levan-
tamiento del sitiu de Morella, ni el descalabro
en frente de Seglll'a eompl'ornetiel'on mas de lo
que lo estaba la causa de la reina, Los jef~s de
ambos ,'jércitos, una vez \'encedol'es, contéu-
taose cou asten tal' las ventajas del lim!JI'e que
han alcanzado; pero uingllna jornada tiene ma-
¡'[ana.


He dicho que e! lllilll('l'O de guel'l'eros ningnll
intllljo visible ejercí:1 ('n los acaecimientos mi·
litares, wnlad sobl't'manel'¿¡ fácil de patenlizar,


En 11>3:;, cede la Ft'Jllcia á la Espaci" la IejiulI
f'sll'unjeril di! AI'jel, y cillco mil infantes, biell
(wganizados y LO mellos bien dirijidos, dest'm-
hal'can en Tal'l'i1gona, atradesan la Calaluña y
llegan ~ Navart'a. La Inglaterra consit'lIte llll
:distamiento en \ il'tlld dd cllal se forllla IIna le-
jion auxiliar, qlle si bip.n cOllsta de I'eclulas, 110
obstante es muy pronto debidamente organi-
zada en San Sebastiall por jefes sahios y esperi-
lIlenlados. POI' otl'a parte Portugol, eH ClHllpli-
miento de UIla de las clánsulas de! lratallo de
la cuádruple aliallza, el!Via una division de tro_
pas de línea al mando del jeueral hamn Das
Antas, Dijérase que con este allmeulo Slíbito de
\Ina fuerza milital' muy considerable habian de
estendel'se las 0pcl'aciones de la gllcl'l'a á IIlJa
escala mucbo mayor. Debió 110 menos suporwl'se
<J lIe, siendo corno era la espresion no equívo('a
c11~ \lila cooperacíon efectiva de los aliados de
f~spaña, pesaría considera blemeote por Sil efecto
mOl'al y material en la sltt'l'te de la gnerl'a. Nada
sin embargo sufrió alteraeion "lglIlJa, y la I!e-
gada de 20,000 soldados mas ó meuos a¡;tJ('I'I'idos
y disciplinados no par('ció sino un eslOl'bo <le
mas a causa de los gastos qne ocasiunaba, !\la I
pagados, it pesal' de todos los esfUCl'zos posibles,
sus exijencias, tal vez llevadas al estl'emo, pero
110 por eso menos justas en el fondo, son un
continuo tOl'lner,to pal'" el jeneral en jefe;' cu-
yos oidos llega la cspresioll del drseontcnto, y
para el ministl'O á quien la lleva el eco,


Vemos pues que el lHímel'O de guel'l'cl'OS en
nada adelanta el triunfo de la causa consti-
tucional: mas lal vez se objete qll~ sill los re-
fuet'zos de que lle hablado, el carlismo hubiera
tenido gran superiol'idad, y que los estl'nnjel'os
sirviel'on pal'a mantener al ejército de la reina
en ws posiciones.




llL U l:SPA.\A lUODER;';-A.
Si he podido demostral' que la España ningun


f1'uto ha sacado de las tres lejiones auxiliares,
no es decir por eso que estas hayan dejado de ('nmplir su debel', antes pOI' el contrario nadie
mas que yn está convencido de los jenel'osos
ser'vicios que nos hanprcstado:.solo ha sido mi
¡utento evidenciar qne estos por desgracia nohan
iuftuido en la terminacion de la guerra,


Como quiera, para cODlestar al especioso ar-
gumento que se me opondl'á indudablemente,
fundado en los males Illlc han evitado aquellas
lejioues, proseguiré su [¡istoriay demostraré (Iue
su falta no se echó de ,'er' cn el conjunto de los
acontecimientos.


En efecto, mutilada la lejion de Arjel por las
<'llferme(bdas, los padecimientos y la guerra, y
mandada pOI' jefes fl'anceses del mayor médto,
tales COlIJO Ber'nelle y ese bizarr'o CODl'ad, muer-
to en Barbastro yque llevó á la tumba la admi-
racion del t'jér'cito e~pañol, al fin queda disuelta,


.Y entr'an sus residuos en Francia. Sin embargo
écr.npeora por esto el aspecto de la causa consti-
tuciolJal? No pOI' cierto.


La lejion inglesa acaba el tiempo de su empe·
fío y es licenciad~; los car'listas empero ¿esperi.
mentan ventaja alguna de esta disrninucion de
¡üer'zas? Tampoco,


La division Portuguesa en fin se retira intacta,
~iendo este un tel'cel' desmembramiento que
ninguna nllcl'acion prodllcecn los negocios mi-
iital'cs.


Así que, el aumento de tl'Opas no da snpel'io-
!'idad alguna, y la disrninucion ninguna desven-
L:p ocasiona: todo pCl'manece en el mismo es-
lado; no parece sino que la guerra dI! Navar'I'a
¡'S !lna balsa ljueconscrvasunivel, seacllal fuere
la cantidad de agua que se le añada ó estraiga,


Bien se echar'j de ver que al diselltir las Clles-
liones que voy examinando, no pl'etendo resol-
verlas con la matemática pr'ecision de un jefe de
,~stado mayo!', ni hacer tampoco un diario de
0l)('raciones militares, analizando en él la im-
i'ol'I~t1c¡J de las posiciones ocupadas en distin-
tas épocas pOI' ambos ejércitos, No es mi objeto
entretenel'me en pormenores, sino que abrazo
en mas~ el conjunto de los acontecimientos, es
decil', sus resultados trascemlentales. Pl'lIeba
de ello es que las consideraciolles que acabo de
desarrollar no se enciel'l'3n en el di'culo del exá·
men teórico de la guerr'a, sino que van natul'al·
mente enlazadas con la idea jeneral de que la in-
sllrrcccinn deNavarTa noera Ilna cnestion pura-
mente militar" y que no po(lia la foel'za de las
¡jl'mas domal' la resistencia de nuestros 3(hersa-
ri03. Snbiendo de este modo de los efectos á
las caus~s, llegamos fócilmenle á sentar por'
conclusion qlle el malogl'o de los esfuerzos de
Jos jenerales' y mini,tros que con toda Sil alma


anhelaban ei triunfo de la libertad y el anonll.
d~rniento de los facciosos, es un hecho que con·
viene estudiar; y como quiera que baya yo ab-
suelto ya de 3ntema.no á aquellos encargados
del poder de toda responsabilidad de intencion
y deaccion con respecto á las fatales largas de la
guerra, asaz demostrado tengo con ella q lle estas
no han procedido de los hombres, sino de la
mala OI'ganizacion, Lo repito, y cien veces ten·
dré que volverlo á I'epetir; todas las desventu-
ras de España proceden de la falta absoluta do
tina administracion normal [uel'le é intelijente
Mientl'as no se establezca sólidamente esta p.ri
mera base social, nada puede hacerse, niltla St
diferenciará de cuanto hasta ahora hemos visto,
Si la guerra ha llegado á d liras penas á su tér-
mino, mer'ced á los sacrificios de jefes y solclll··
dos y á la nulidad de 105 carlistas rechazados
por la inmensa mayoría de la nacion, nos quc·
dará aun la anar'qula. esa plaga devorado)'a dlt
la España, efecto de males in veterados y causa
I,,'imitiva de las desgracias ¡¡duales. Sin duda
que Sil hubiera dado un paso inmenso hácia la
pacificacion el dia en que, deslr'uyendo el órdel1
de ideas jeneralmcnte admitido de que liada
podia fundarse en España durante la guerra ci-
,·il, se hllbiese reemplando esta creencia por
su diametl'alrnente opuesta, por la lÍnica justa,
la única verdadera, es á saber, que mienlr'3s no
se cree UD gobiel'no, no cabe mejol'Jr sensible·
mente la situacion actual, Yen efecto, ¿cómo
esplicarde otro modo la duracion de esta lucha
sostenida por' unas provincias cllya poblacion
t'ntera 110 pasa de 500,000 almas? Las tropas que
pudiera alzar, aun )'eforzadas con las hordas
del sanguinario Cabrera y las del feroz conde de
España, no hubieran acertado á arl'os1l'3r ca'!
fruto par tan la)'go tiempo lo restante de la
nJcion, si un gobierno activo, fuerte é ¡nteli-jente hubiese utilizado los medios de toda e~­
pecie que tenia á la mano; si hubiese sabido
cl'ear nuevos inter'eses y hacei' IIn llamamiento
al hallar de esa inmensa maJoría que estaba jimieudo agoviada por hOlTibles desventuras.
Tal estado de cosas hubie¡'a si Jo intolerable sin
ullda en cualQuiel' otro pais, y aun en Espaíia
empezaba ya á sedo. En medio de tantas mise-
rias, ineütable resultado del sis1ema devastador
adoptado por los carlistas, ¿lwy acaso un solo
habitanlf! ligado en algun modo a la sociedad (lIJe pueda haber ansiado de buena fe Sll triunfo?
¿Dónde se hallan los adictos á esa célusa del mas.
estlípido y bárbaro fanatismo? Tan solo enlt'c
Jos que vivian de los abusos queagotaban l;¡ Es~
pana, y entre la hez del pueblo avezado á ence-·
nagm'se eu el drgr'adante ocio que fomentaban
los conventos.


Por l. contrario, hnmc ('olocadg liin iscep'




HISTORIA POLITICA
cion en el opuesto platillo de la balanza todos
los elementos de civilizacioD, de saber y de pro-
gt-eso, La nobleza en masa, la gran mayoría del
alto c1et'o,; todas las clases de ¡a sociedad, el co-
mercio, la industria, cuantas ciudades bay en
el t'eino, han mostrado la mas acend¡'ada adhe-
sioo á la causa liberal; y del ejét'cito no hay ne-
cesidad de hablar, plles su lealtad se ha puesto
ú pt'ueha de continuo yes hat'to conocida, En
~l1Ina, la fuet'za intelectual, la material, todo ha
estado de par'te de los constitucionales; y sin
embargo la guerra no presentaba con el t¡'¡¡SCIlI'-
so de los años ningllll ¡¡del anta villible,


En visto de esto, ¿cómo es posible !lO dudar de
que esos elementos de fuerza han sido desma'
i1adamente combinados, mal dil'ijidos y peo¡'
aplicados, y que su falta de union ha ocasionarlo
la dnracion de la guelTa y pl'olongado POI'SÍ sola
la existencia de la insurreceiou?


La mision plles del gobif-'t'no de la I'eina no
ha sido resolvel' una cuestion put'amente mili-
tal'; porque si la valcntía de sus ejét'citos y SllS
¡'epetidos t¡'illllfos en nada han encaminado á la
solucÍon en favor suyo, si las ra .... ~iales venta-
jas de los carlistas ningun provecho les gran-
jearon, claro es quc por una y otra parte se vis-
lumbraba \Ina cl.lestion de pOl'Venir no resuelta
todavía; cuestion que, señoreando la lucha ar-
mada, ha pal'alizado los esfuerzos nlPjor combi-
nados, l'io cabe que se encuentren cara á cara
Jos ejét'citos pOI' años enteros, sin que se eche
de ,"et' á torlas luces cuál sea el que goza de as-
eendiente sobre Sil contl'at'io, En toda gucrl'a
se trata siempt'e de consegtÜl' un fin, la destruc-
cion del enemigo; lo mismo sucederá por con-
siguientc con mayor ('azon en las disensiones
civiles, donde es mucho mas violento el con-
tt'astado choque de las pasiones,


Otra vez repito qlw 110 intento deteuerme en
pOl'menores cstratéjicos; sí lÍnieamente en la
pat'te mOl'al y política de la gllel'l'a; puesno exa-
mino la cuestion cnn los pat'tes militat'es á la
mano: antes siento como hecho positivo que la
prolongada inaccion de casi todos los jencrales
y la falta de éxito de las operaciones, si no su
llulidad, no pll!~den esplicarse por rcglas de e~­
ü'atejia, y quc no permanecc guerra ninguna en
un idéntico estado pOt' espacio de cinco años, si
ya no es que dependa dc cit'cunslallcias tales y
de tal modo combinadas, que ni á la valentía, ni
á la decidida lealtad y desprendimiento de un
ejército supet'iorenlllímet'o y talento, les quepa
en modo alguno rcsoh'erlas: y en este caso, es
preciso confesat' que existe 1111 mal oculto que
todo lo pal'aliza, todo lo "Ilula_


Este es ell-esultado á que he querido lIegal'al
señalar la t'c,id,mcia de este mal, que no estri-
ba á mi entender mas que en la debilidad 01"


gánica del gobiel'no supremo; y en vel'dad q nI'
los hombrcs mas eminentes de la nacían han
ido corroborando sucesivamente la cxactitud
de este hecho; pues todos sin distincion siguen,
con una monotonía que desespcra, los mismos
yerros, ó, si tal vez adoptan para reemplazarlos
otros nuevos, nada altel'an en la situacion del
pais, El ministerio en España es para los hom-
bres lo que la prensa mOlledera para los trozos
de metal; 01'0, plata y cobr!', sea cual fuere su
forma, 110 bien han sentido la pl'esion del vo-
lante, salen todos con la misma e/ijie, con el
mismo emblema, con la misma fecha: no de otro
modo los homhres que llegan al podel', apenas
han sentido el influjo administrativo, ¡i pesal' de
su valor intt'inseco, son todos exactamente pa-
recidos ; su sistema es uno mismo, los abnsos
contilllían, solo el achaque se va hacicndo cada
dia mayOl',


Ts';;scut'l'iet'on seis años de guert'a asolaclut'a,
sin que d~jase un punto de ser la misma la cues-
tion que puso las armas en mallo dc lo~ com,
batientcs; y muy difícil sin duela hubiera sido el
pt'evel' su solucion cifl'atHJo tan solo las esperan-
zas de paz en las vicisitudes militnt'es: pt'ueba
de ello la desproporcion tle las fnel'zas belije,
I'anies, á pesar de la cual, nada acertó á dat, al
mas fuerte sobre el mas débil un ascendiente
real y continuo, que fuese prcludio ciel'to de la
terminacion de la lucha: y sabido es que se opo-
nian f()J'malm"ute á cOllseguirla la natlll'aleza
misma de la guerra, el impulso Íntimo de la
inslIl'I'ecciull, y mas que todo, su objeto, que ni
el'a dinástico, ni I'elijio~o, ni político, Para darse
cuenta de la prolongada existencia de tan de-
sastrosa rebelion, durante la cual no podia lile-
dl'al' pensamiento alguno moral, preciso es vol-
ver la vista allá á la guen3 de la independencia
(PIC inspirara á las masa~ la ¡:¡asioll pOI' guerrear.


He negado á la ¡nsl\l'reccion el carácter di,
místico, porque nadie ha respetado menos á don
Cárlos que los jefes armados en su nombre_ ZlI-
malacart'eglli no le escascaba en ninguna oca-
sion las pl'upbas mas evidelllt:s de Sil arrogante
desprecio (1), Cuando daba el jefe navano la ór-


(1) Si ZumaJacarregui no se hubiese visto privado
.in motivo d .. ! malldo de su rejimiento, ni tratado
con injusticia y dureza por Quesada, jamás .e hu-
biera alislado en la< lilas del pretendiente; á lo me-
]JOS así parece deducirse de los términn. de ulla pro-
clama '{ue dió en r83l, cuando mandaba en el Ferrol
y ilcababa de sofo~ar un motin, E,ta proclama con-
~luy~ así: ¡J7i~'a el re); Fil'a la reina,- ~¡va su. descellden-
cia! " Y se halla ol'ijindl escrita y ¡¡rmada de su puño
en manos de su hermallo, 'lne es uno de Jos hombres
rJla~ eminentes del piJ.rtidu ('onstitucioual j" lCCOUleu-
rl.dJlt' tn;¡j¡~tr adu.




DE LA ESPAÑA lUO,DERNA.
de, marcha, 1)0 se curaba delo que iba á sel'
pretendiente; antes por el eontral'io, este


quien se veia precisado á seguir las partidas
rr¡~ccior)aclas del mejor modo que le era da-
yen muchísimos despachos interceptados


cabecilla, se leen órdenes para conducir "al
.r á sus bagajes» á tal ó tal punto: hasta se
en algunos "que ningun caso se haga de tal


del rey,» que se tome tal direccion «á
de las órdenes contrarias del rey; etc.,,; y


imílil añadir' que jamás fué desobedecido Ztl-
lac81'regui (1). Su mnerte fué motivo de gozo


don Cádos, que sc cansal-a ya de la impe-
y altanel'a aptitud de su lugarteniente (2);


'I!sto nada tiene de particular, pues cuando en
reccion que se personifica en tlO nom-


no sabe el que lo lIev~ hacel'se jefe real,
directiva, viene á parar forzosamente en
'able instrumento de que se sirven los


, ,¿Qué ha sido don Cárlos para Cabrera? Nada.
medio de las abominables represalias que
ensangrentado la España, concibió d jene-


n Miguel, que lo era de Aragon, un pen-
to de humanidad, y pal'a realizarlo envió


prisioneros carlistas al cuartel jeneral de
Cál'los eu Navarra, á fin de conseg'uir que


ordenara á Cabrera que pusiese tél'mino á
sanguinarias ejecuciones; empero los dos


es, que regresaban con una órden formal
000 Cárlos, para que cesasen tan horri-


asesinatos, sabedores de las disposiciones
habia dado Cabl'era, se niegan á llevársela,


uros de que por toda coutestacion les man-
fusilar,
sangt'ientas ejecuciones de Estella llIani-


o tambien muy á las claras cuán altamen-
desPI'eciaba Mal'oto á su señor. ¿ Qué ha sido


Cál'los despues del baldon con que ma¡'cat'a
frente el jefe carlista? i Qué espectáculo de


. ion uo ha ofrecido un prcteudiente al trono
una grao nadon ,doblada la cerviz bajo el


u,"'n<'r,,'ntado sable de Maroto, y pidiéndole pú-
ute perdon de rodillas por haberle de-


do la víspera traidor y fuera de la ley! Na-
faltó entónces á la humillacion J avilantez


don Cárlos : hasta aprobó la sentencia de sus
fieles seJ'vidol'es i 11 molados á resenti nI ien tos


les.
hora bien, ¿ eómo cabe encontrar en estos


el impulso dinástico, ese culto ciego, tri-
por una multitud de hombres á uno solo


vez su igual y casi siempre su infel'ior en in-


'(1) TIte policy 01 England towarás Spain, páj. 87.
{2) Me han enterado de esle hecho Jejiti~listas


de ¡¡Ita consideracioll, que pudiera citar en
necesario, Véase adeflliÍs la citada obra, p. 88.


telijencia? ¿ En qoéviene Aparar, tras tarr CI'llen-
tas orjías , el principio dLvino encal'nado? Des-
aparece muy en breve, ó mejor, jamás ha existi-
do: fué.á lo mas un ídolo degradado que basta-
ría por sí solo para hacer odiar la causa á quien
sirviera de enseña. Mas han contribuido los car-
listas á la irrision del principio monárquico.
con entr~gar á su jefe al desprecio del mundo
entero, que todos los esfllel'ZOS reunidos de la
pt'opaganda republicana. ZlImalacal'regui < Ma-
I'oto y Cabrera proclamal'on en la persona de D.
Cárlos la lejitimidad, y hollaron al propio tiem-
po al mismo que, segun ellos, la representaba:
con lo cual han señalado clara y distintamente
el carácter de la I'evolllcion, que no es otro quc
cl de las pasiones individnales necesitadas de
un punto de enlace y aunamicuto: pero i pre-
tender ahora que fueron defensores de un prin-
cipio ! .. , i Qué delirio ! ... Cuando se vuel~a y es-
Clll'nece al ídolo, mal sienta por cierto el ensal-
zar el culto que se le tributa.


Tambien niego á los rebeldes el carácter poli-
tieo á que han aspir'ado, y en efecto, ¿ cuál era
en realidad su designio, su pensamiento? ¿ Aca-
so la contínuacion del sistema de Fernando ? ....
no y mas no: eso sel'ia la negacion de todo sis-
tema ; nadie pell'a pal'a entronizar el absllI'do,
Desear semejant.! anal'quía es ql1erer,el embru-
tecimiento de todo un pueblo. Tal ver. sea este
el bello ideal de algunos curas fanáticos á quie-
nes aprovechaba tal estado de cosas, y el de al- .
gunos ambiciosos marcados con el sello de la re- ,
probacion pOI' la mano de Dios; pero á buen se-
guro no es un sistema, y mucho menos una uto-
pia política.


En cuanto al carácter relijioso , ¿ dónde ,bus
cario entre los insurjentes ? .. , i Ah! si cupiese
siquiera imajinar que la relijion puede parecer
un dia abominable, sin duda bastaria á pl'esen-
tarla talla vista de esos entes envilecidos man-
chados con mil crímenes, que tienen la osadía
de escudarse con su sagrado nombre, y que la
ultrajan en su mayor pureza; y es ciertamente
hacerse culpable de sacrilejio el Pl'onunciar la
palabra relijion cuando se trata de una insurrec-
cion que, escepto en las provincias vascongadas
yen Navarra, ha sido tan solo un horroroso ha-
cinamiento de cuantas pasiones desordenadas y
brutales pueda encerrar la depl'avacion del co-
razon humano.


Bien es verdad que no ha tenido la insurrec-
cion una naturaleza uniforme en todas las pro-
vincias donde se ha manifestado, Hase presen-
tado bajo dos aspectos· principales: en Navarra
y en las Provincias vascongadas, ha presidido
al principio un pensamiento de proviDcialismo,
de fllel'oS. de privilejios, y sobl'e todo de adua-
Ilas; cn seguida algllli deslello de fanatismor' -


••
~




HISTORIA l'OLlTICA
lijioso y monárquico, y al cabo un denuedo, dig-
no en verdad de mejol' causa, En lo restante de
España, ha habido tan solo gavillas inmundas,
[lfll'ribles Ilandel'ías, siu tl'abazon ni organizl!-
cion alguna, y llevadas de nn solo deseo, el pi-
il:lje, Esta reseña dad á conocel' fácilmente que
IJO debian emp'learse en rigol' los mismos medios
¡¡al'a sofocar entramb~s insllrl'ecciolles , de na-
1 lll'aleza en cierto modo dif'~I'e[Jte, en razon de
~1I cal'áclcI', ol'íjen y elementos de existencia,
Los últimos resto~ de AI'agon, Valencia y Cata-
i tlila, CH) o ol'íjen he indicado ya, ban sido sola,
lilf'nte handel'Ías,'


:Fáltame tan solo dem05tl'al' ahol'a cómo se
reclutó la inSlIl'reccioll y engl'llt'só hasta el pUIl-
to de con tal' muchos miles -le soldados.


Eu el estado mOl'al en q1le se hallaba la socie-
dad española cuando estalló la I'cbelion, bicn ~e
echa de, el' cuáles sel'iall los hombres que debian
lIuil'se á ella espontaneamente. Indi~iduos ais-
Lldos, lanzados casi forzosamente, por una 50-
("iedad desquiciada, á la C<llTel'a del cl'Ímen y
latrocinio: muy IlUmel'OSOS en España, hOllda-
Illente cOITompjdos; femces por el esceso mis-
1110 de sus males, especie dejelahes que vivian
"n un estado casi salvaje, nada era capaz de cen-
tenerlos, si ya no era la fnerza matel'ial. Tales
IlOmbl'es, dispuestos de antemano á toda insur-
I'eccion, cualquiera que fuese, fOI'nJaI'on el nLl-
deo del alzamiento carlista,


Sin otro fin qne ll1antenel'se de rapiña,. no
tal'{lal'On en a(,JI'real' daiíos il'l'emediables, El
illfeliz campcsino, clI)a choza acababa de ser
elltregada á las llamas, á quien habian l'obado
los ganildos, y qne se hallaba en un punto re-
ducido {¡ mOI'il' de hambre, lIO tnvo otro reCIII'-
~o Jllas que Juntarse con los facciosos para evi-
tar la desventurada suerte que le amagaba; al-
gunos empero se agregal'on al ejército cOlJstitu-
cionaL La casualidad tao sOIO¡"\"3 qni!~n detel'mi-
liaba su e:eeeioQ, pues se entregaban al pal,tido
qne mas presto saciaba su hambre apremiadora,
y una vez compromelidos, tenian que pelearen
l~s filas en que se alistaran_ Aumentando este
modo de \"('cl11 tar el ntÍmero de depredaciones,
n'ecieron los males á proporcion, y por consi-
guiente IJuevas .Y lluevas "Íctimas tu\Íeron que
l'eclIl'l'il' á este rOI'zado alistamiento_ Así era có-
mo se multiplicaban los efectos por las causas y
(~stas pOI' aquellos, y asi fué tambien cómo las
facciones de Valencia, del Bojo Aragon , de la
ñlancha y de r,~t3Iuña llegaron á ese gl'ado de
mentido poderío, o\"ijinado rOl' el tcrrOI' que in-
fundia donde quicI'a el cI'imen, sicIlJpre im-
pune,


y llamo mentido al poderío de los rebeldes,
porque linos hombres, faltos de tooa OI'ganiza-
cion, de todo plan combinado, que no obran


á nombl'e de principio alguno, constituyen tan
,1


solo una fuerza bl'u tal que cal'ece de vida y que 1
liada lPued~ crear


l
:. y ~st: endefeclo ha Si?IOI siem- '1,j


pl'e e caracter {lstllltlVO e esas gavl as que
ban talado las provincias centrales de España
sin ningun plan, sin lIlas objeto que llenarse de 'j
botin. 1


Apesar de la fal ta total de moralidad que se ji
observaba en esta parle de la insllrl'eccion , es-
toy sin embal'go íntimamente convencido de que .
~e componía en su mayol' Illímel'o de hombres
j'cH'zados por el hambl'c á recllrl'Ír á tan desespe.
I·ado arbi tl'io : y si han pcrmanecido eutre los
rcbeldes, ha sido L\llicaIllellle porque ningnna
garantía vislumbraban en la flaqueza del gobier.
uo constitucional, porque no veian en él coudi-
don alguna de ponen'I[', ulIa vez hubieseu dll-
puesto las armas. Ln desesperacion los lanzó al
crímen, la desesperacion los mantuvo ~n él.


Pero si ese gobierno de fuerza é intelijcncia,
pOI' que tanto clamo, hubiese descollado por me-
dio de hechos palpables y evidentes; si en vez de
perdcl' toda esperanza de encontrar ,'ecursos
pecuniarios, al reparar en lo exhallsto del erario,
hubiese empl'endido grande~ trahajos públicos,
proporcionando pOI' cjemplo á la España buenos
camillos reales deque tanto nccesita; si I'echazan-
do de una vez para siempl'e la deplorable cos-
tumbre de dejar pendientes sus obligaciones,
hubiese realzado su ya perdido crédito y obteni-
do dinero; si esc gobicrno, digo, hubiese C1"ea-
clo inmensos talleres y convocado á ellos indis·
tintamcnte á todos los hombres deseosos de ga- "
llar un salal'io lejítimo y fielmente pagado, es· '
toy en la íntima con\'iccion de que gran parte
de los facciosos de Valenci~, Al'agon , Cataluña
y la Mancha hubieran I'erlllnciado á su vida cri-
minal y dañina, at:udicndo en tl'opel á alistarse
b~jo la mOI'alizadol'¡¡ bandera del trabajo jeuc-
I'osamenle I'ecompensado.


La COlIstl'lIccioll de carnillo~, que, partiendo
de los priucipales centros de la poblacioll, con-
duzcan á otros menos considerables, puede có-
Illodamente ocupar miles de brazos, sin necesi-
dad de gastos que escedan las fuerzas y medios c.ili,.
que tiene todavía la España: la mel'a cita de un, ,s
becho que conozco pel'sonalmente,puesto que esi ~
obl'a mia,col'roborral'á e~Le aseeto, El señOl' mar·
qués de las Marismas se encargó de la constl'Uc·
cion de un camino en Asturias, y hahiendo em-
pleado en él, durante los cuatro tíltimos meses
de 1838, hasta 5,,500 jornaleros, no pasaron los
gastos de un millon de l'cales por Sll cuenta, y
uuos doscientos mil rcales, poco mas ó menos, ,
por la del gohicl'no. JLÍzgllese por solo este ejem-
plo cuán inmensas obl'as puedan emprenderse
con escasos medios, y cu:íl sea el ansia de la
cJasejornalera pOI' entl'q;al'sc al tl'abajo,




¡ji: LA ESl'A:iA :llODE[iM.
y cuanto llevo dicho ;¡CCI'CJ de In COl1stl"lIC-


cion de carretel'¡'S es apli(:auie tall1Uien al esta-
blecimienlo de puentes, mediante Jos cuales des-
apar(!cerían los bal'quil'hllClos ('11 que tan al'l'ics-
[;adamente se ll'asponen los ¡'ios de imp'!ltlOsa
cOl'I'icnte, y los pl1en tes de har'cas que tan lo
arcan el ólspecto de las ciudades mas lindas de
.¡¡spalla: sin ertlbal';;o todas eslas mejoras pndie-
.'<ln COllsl'guirsl! sin necesidad de que el gobier-
110 hiciese uiIl¡;uIl 3dl~IaIlto de fondos. LII es¡¡lo
lacíon de minas, la ~()Ilcl!lsiotl de los callales
{;omcnzados, la abt'!'I'I!';] (:e lluevas vias de co-
municacíon fluvial, la lluion del Océano con el
Mediterl'ánco pOI' medio del Ebt'o y el DlIero, Ii!
navegadon del G IwJalqlli\il' hasta Córdoha : he
~qllí el vel'dadel'() modo de pelea\' ~in que (,III'S-
le tloa lágl'illl:l ni una gota de sangre. lIe indio
('afio t.an solo (liglln(}~ de losh'dh3j05 que )ll1edt'll
".ieclItal'st'; l'\i~tell adl:más IElIchísirrws Otl'OS, 110
UlCIIOS lÍtilt~S, que pudieJ'a citar; pt'ro una vez
,¡dmitido .~I principio, IlO quedaria á mi cllteu-
riel' mas que la dificultad de la eleccion CII la
apJicacioll de los medio,; .v "1 cá IClllo que tengo
(",cho sobre el camillo cksde Sama:í Jijon pnle-
ha evidentemente que seS'~Ilt.1 millones de l'ca-
les prop0l'.'ionarian tl'ahajo para dlll'ante uu úio
('11 ¡jivel'~os puutos de la l'ellíllsula á riclI mil
jOl'rlult'I'O', Puede no sel' el cálculo I'igurosa-
mente exaclo con respecto a ciel'tas pl'ovinci"s
pero no hay duda que lo es ~iquiel'a alll'oxirna:
tiv~mellk,


'¿Y qué minisll'o, cnlor~do h;ljo tal punto de
visla de moral y hlltllanidad, hallaria dificultad
t'n eueollll'cll' sesenta mi!lorws? y alln ni siquie.
1''1 telldri;¡ tal vez 'lile cllid,:¡, del hallazgo de es-
la 511ma ; Pi!!" como no~" t.'atal'ia de despm-
bolsos ('on,itler,¡(lles hechos de pronto, redujé-
rase todo simplemente á la resioll del producto
i¡;ual al illtlTés 110 menos ti"e ;í la amOl'tizacion
tI(!1 capital empleado: )' segtll'o es que la indllS-
Iria pri váda (~ln iH'endel'i:t ~q\1ellos l rabajos al
modo qlle el st'ñ()¡' m;¡rql1és de las ]\[at'ismas se
t:ncargó del rilmillodt! A~tUl'ias mediante estipu-
laciones, de tal maner;¡ fundadas en la equidad,
que honran sin dada a entrambas partes contra'
tantes,


O mucho me engaño, Ó s(,l1wjnntl' sistema lm-
hiel'a dado plll' inmediato resultado la atenna-
.. ion de esas gavillas illdisciplill~dns de que he
hecho rn.'ncioD, y poco {t poco hnbiel'an Clneela-
¡Jo al cabo l'cdl1cidas al prime!' jérmen ue in-
~ul'l'ecciolJ, cornpncsto de [¡olllbres itJrilpaccs de,
,ivil' en paz eon la 50cicdad. Entónccs !tubirl';]
oorado el rj61'cito de un modo compacto y con
decidida enerjía, á fi tJ de d\'sfi"l1ir cu Sil cor~zoll
rf.a bandería, que no ,iéndose ya l'ep¡·t'selllada
mas que por el cl'ÍmetJ in\"et~rado é indomable,
h~l.bicra Il1crc('¡(lo linicélltlfntc la aplicacíoll de


las mas l'ignl'Osas leyes, Lo.'! l!'ibnuales ordina"
rios bastan pal'a jl1zg~I' como á malhechol't's á
los rebeldes cnjidos con las armas en la mallO,


Las ouras plÍlllicas de qlw he !tablado deben
plantearse. I~s preciso qne trate el gobil'rno de
procurar medios de ocupacion y subsistencia
dllrante clliltro años á I¡¡s erl'cilhrs masas de sol-
d~dos vueltos de golpe a la OCiOÚtÍlld. Fijo este
término, porque ~i hien es vel'dad qne el em-
pleo de I1na ;:etividad hasta el dia dl'sconocída
ofrece el úllico medio tle "bl'fll'instantallenmen-
te en las masas y de pl'oprJl'cion<II'les ll!la exis-
tencia !'t'gulal' , CUüil'o nfios sin embargo no son
hastan!t'S para Ile"ul' el pais ¡Í un estado nor-
Hlal mediante el pl'ogl'esi\o desanollo de los re-
('!lI'SOS jpnt'l'ales. Esta primera mision no es pOl'
('ierlo supe!'iOl' á las fuerzas de un buen minis-
t tTio; pel'o de ella depende el porvenir de la na-
"ion; así como cOl','csponde á una asamblea le·
jí~lativa el pl~nteal'los proyectos que deben el'eal'
las fuenles d!1l'aderas de la riqueza pública, En
"lIna, deseal'a}o enconll'al' UI1 estado transito-
rio entre lo presente y el pOl'Vcnil" obrar siquie-
I'a una suspellsioll de la miseria jenel'al del pUP.-
1,10, y dar á las córtes un espacio dc cuatro años
pal'a prt'pal'ar la Ol'gallizacion venidera de la Es·
1',1 tia bajo ti na base sólida, si!l q ne ¡m portasen
del {'Sll'fllljero mas que las l't'glas jeneralcs de In
filosofía, de la ciencia y de la economía política,
cid espíritu de nsociaeion y filautropía , de la
lI11walizacion de las clases pobres y de los debe-
rt:s de las d~ses I'icas, en fin, de los dCI'echos de
l"dos; fondo inagotable de ol'ganizaciolJ ~ocial
dnlldc ha¡I~H'áll todns ventura y st'glll'idad esta-
111<'. pllesto ql1e sus lazos no serán otros qne la
j'lslicid. Tale~ reglas jenel'ales pertenecen al jé-
11"1'0 humano; bastará por consiguiente adap-
t~rl<ls ulinadamente á los usos y costulllul'es del
pais,


Al somelel' al pxámen jenel,¡¡j estas idt':Js de
porvcnil' , no )J1'clendo haber llegado comple-
tamente á la "'l'dad , ni tampoco habel' tl'azado
todos los lIl(~dios de ejecncion en '-1 U cuadro de
lan absolllta exactitud, quc 110 quepa)a reto-
carIo en rnanem .1 1guua. Pel'o salvas las modifi-
('.lcioues ql:e I'cslllten de mas detenido exámcn,
¡iO tiln!lt'O en alil'mar que !lO se puede llegar á
nada completo, á n'lda estable, sin echal' mano
de los mismos mpdios que he propuesto, ó (k
otl'OS totalmenle á ello. pal'ecidos,


El levantamiento de Navarra, pOI' su cal'áetel'
de (ll'oviucialismo y sus pl'etensiones á un réji-
men escepcional con relacioll á lo '"C'slan!e
del reino, no eslaba enteraIT,,~nte fuera de los
mprlios que he indicado para ]:¡s ga"illas de
Cabrera; pero estos medios [lOl' sí solos hubie-
ran sido insuficientes. T<:I gohierno no podia
dOl' ú solo corlnr dc raíz la cll('~tion, pCl'O ~i




1.40 mSTOHL\ PO-LITICA
estaba en su mano proponer ros medios para ello,
bien que á las córtes únicamellt0 estuviese re-
sel'vada la clc<:cion del sistema de pacificacion.
Habia i>'cs puntos acerca de los cuales era im-
posible toda t1'ansaccion : la reina habel con la
I'ejcllcia de Sil madre, la constitucion y la iote-
gl'idad del tel'l'itol'io: los demás podian ser acep-
tados con lilas Ó menos modificaciones. Las CÓI'-
tes, revestidas de la soberanía nacional, no han
I'etl'ocedido un momento ante las concesiones
capaces de pacifical' el pais,


A "ista de tantos padecimientos, al recuerdo
de tan preciosas existencias tl'onchadas míse-
I'amente , han callado todas la~ pasiones: el
ilmOI' propio, el ol'gllllo no hall penetrado ('n
d santuario de las leyes. Las córtes no han "is-
la mas que hermanos donde nosotl'os veíamos
tan solo enemigos, "Las pl'eocupaciones no se
desvanecen con el cañon y las bayonetas, decia
el jeneral Hocheal ministro de la gllcrt'a en 1795;
las luces de la illstruccion y el trascurso del
tiempo son armas mas seguras para este objeto;
es preciso esparcir á tOl'l'entes las pl'imeras por
cslas com31'cas (la Vendea), proporcionar Ulla
m~dianía á la clase indijente y hacer cil'cnlal' en
ellas escritos sabiamente redactados, model'a-
dos, relijiosos y patrióticos. "


Opinal'on las córtes de 1 R3() como el esclm'c-
cido pacilicador de la Vendea , y esperamos que
sabl'án cumplir sus intentos. Han pnesto en sal-
,'0 el principio de la unidad constitucional; han
aceptado sin cavilaC'Íon cl lÍnico desenlace de-
COl'OSO que cabia en una contienda desairada, en
'lile la sangl'e ha corrido á I'andales: acertaron
por fin á anteponel' la paz al boato de un Iriunfo
inhumano; y este impnlso gl'3fldioso y filosó-
lico, monumento impel'ecedel'o de· la sabiduría
de las córtcs , aventó pat'a siem pre la semilla de
nuevos alzamienl·os. ¿ Sucediera otro tanto con
13 victoria colmada de la tropa constitucional?
No pOI' cierto. Supongamos la rebeldía ya con-
fllndida y solerrada á viva fuerza; entónccs ¿qué
fuera de aqllcllas pl'ovincias y de sns morado-
res? ¿ Se ocup~ra aquel terl'itOl'io como con-
'lllistadn y militarmente? Calcúlese abOl'a el cos
I~ enorlll(~ con que se l'ecaI'gaba el erario ex-
lJ'l\lsto, ¿ Cuánto habia de durar aquclla es-
¡wdicion? ¿ Habia de ser indefiuiJa ó tempo!'al?
En el primel' caso ,.se enlabiaba IIn intento de-
~atinado; en el segu ndo , COIl retil'al' la tropa
sin concesiones, se debia contar con que el dja
de aqndla retirada de la fuerza de I as provincias
descill'l'iad~s, se t1ispal'aball los enconos redobla-
dos con toda la fuerza que infunden á la ven-
ganza el rubol' de una del'l'ota y el mill,tirio de
!lila Opl'PSiOIl dilatada, En SlIllla , pllt!slo qae se
]¡alJiall de fl'anqu'!it¡' cOllcesimles a 11;'1 en \lila
';poca I'ClllOtd, IléH.:el'la, desde ¡lIl'nO. Hall podi-


do Iluestros contl'arios aceptal'las BiD empacho,:
puesto que estaball tolla\Ía peleando, y es siem- ,
pre un empeño desacel'tado el de hollar á lo!>
desavenidos; pues así Sp les concede eventual·
mente lln del'ccho de I'ebeldía , puesto qne el
cielo absuelve y descarga deljttramento de fide-
lidad i mpucsto pOI' la violencia; y en no Ille·
diando libertad, ya no hay realmente con-
tI ato,


:1\'0 ban malogrado los Espaiioles la enseñanza
de la historia, pues el pal'litlo liberal ha estado.
padeciendo horl'ol'osamenle bajo el podel' desus .,.
atropelJadOl'cs; mas ¿ <Í qué ha conducido ese '1
enf[\l'ccimieuto tal) pel'tinaz? Al \'uclcode aquel'~
sistema sangriento. Los dirmtados de la naciDn,
tendiendo un velo sobre tantísima desventura,
alrayal'e1 dia de la I'(~conciliaci()n y dela paz,se:.
hall mostrado justos, hum~lIos .v jenel'Osos; .
Han revalidadounánimcmen!t!<lquc!los fllc:'osde
las pl'ovin('ias vascongadas y navarras con que
se les habia bl'indado, ell ve? de aventarJos ó
atl'opellarlos. Han pnes hermanado las córte~ .
una pacificacion venidcl'u.Y perene, sobt'epollién· '.
do~e asi al pl'OfltO á SIlS contrarios, y al1n á las ~
Ilacionps mas a(;clantadas en el I'lImbo de la'
civilizacion.


Ahí está la II'landa , donde la Illglall'J'I'a sigue if;
mas y mas pUl'gwdo las tropelías cometidas ir· ,.
l'acion;¡lmenlc en aquel país: llevan Ja siglos en .
ese (!mpeño de maldad, regando ha!'to á menu-
do con sangn! aquella tiel'l'a asolada; y la Irlan-
da doblegada, mas no rendida, está todavía
embravecida, y aun SllS cadenas siguen ret.iñen·
do bajo las bóvedas de \Vestmillter y estl'eme· "1'
CCII á la a!'istoel'aeia inglesa. Justiciero ya y je. 5
uel'OSO el gobief'Ho actual ~ quisÍera aJj":iar. 'i
lIlas no le es dado, á ocho millones de 0pl'imi. "1
dos. Es tal el cúmulo de sus quebrantos, qne Uft
alivio parcial es de poqllÍsima monta, y 1111 re·
medio fundamental mete miedo. Escarmiente . i
allá el 0lwesol' eabiéndole tambien la cOl1goja
de las víctimas; en el dia está colgada la suerte
de la Jllglatel'ra de aquella Irlanda qnc I'a á des-
agl'avial'se, e~talldo ya elJt(Tada de que a¡omó
su !'edeucioll. Valiéndome de las palabl'as deMr,
de BeallmOttt (1) , la Inglaterra y la Irlanda se
pal'eccu á dos mellizos enlazados por la natura-
leza, el uno todo vividor, y el otro lIluy acha-
coso, uo pudiendo ni vi Vil' juntos ui separarse.
Espcrancemos no obstante que en breve dejará
la Irlanda dc padecel', pues los vinculas que la
unen con la Inglatel'l'a se han de aflojar, si II1J
se estl'eUan , pues en faltando Ull eslabon , la
cadena entera dr la sel'vidllmbl'e se destroza.


No hall querido los Espaiioles que la Navan'a


• 1'. I ,¡¡ Irluud" políticu , etl




DE LA ESPAI\'A l\lODEH~A.
_parase con ello!> en lo quc la ll'landa con la ln-


glale!'I'a.
Restablecida ya la paz, todos se están ahora


preguntando cómo ha venido á rczagarse tanto


1
'Su eonelusíon, pasmándose de no conservar el


.


~ .. menol' cncono para con los que acaban desel'l1os
.: tan contrarios, Espel'ancemos tambien que to-
S dos habl'án abjurado sobre las aras de la patria
~~ aqllel1osdesafneros <¡lIcnosenemistaban y aqueo
'Í" 110s apodosr¡lIe nos deslindaban, y que ya en lo


sucesivo nos cOllcpptllarémos dichosos de tre-
molal'el timbre, siempre esclarecido. de ESp3ño-
ies, comun para toda nuestra grandísima al·
cUI'nia.


RecOI'demos nuestros enconos y guerras con
la América: porhabel'llos desentendido á su
'tiempo de quejas fnndadísimas, i cuánta sangre
se ha derramado!


Rayó el dia en que hemos venido á reconocer
-la independencia de nllcsh'os hermanos ultl'a-
marinos; pero fue tras veinte y seis años de
contienda, y en ver. de recoucentl'arse los reno
cores en lo íntimo de las enll'añas, tanto acá co·
mo allá, vive y revin! una hel'mand'ld recóndi·
ta, y un lazo callado que nos está patentizando


I lIuestl'o or(jen comun, que
]lor donde quiera nos


;: recuerdan el idéntico idioma, las mismas cos-
i . 'lumbres y la pl'opia I'elijion.
h~:· Lo repito, no le cabia á la España el plantear


. ·uo sistema reinante con el triunfo único de la~


t
' .c' -armas, que aun cuando fuese asequible, como
llo concepttío , poca variacion habia de acarrear


para los negocios del pais; pues en medio de to-
do y así como nos hallamos, nos han de acosar
desventuras tras. la guerra civil, pero se nos


t" agolparán pOI' otro I'lllnbü , y no acudiendo so-
i" bre la marcha y á todo h'auce, no tendrá cabi-
¡' da el debido alTcglo para n05OlI'os. Volaron ya I treinta años, y nada pl'ospera en España, pues


no hay educacion ptÍblica deslindada y funda-
meutal,.ni rumbo alguno para el desarrollo in-
telectllal. Desmayan y casi fallecen la agricultu-
ra y el comercio, y así no cabe un porveni¡' ven-
turoso sin florecer estos ramos imprescindibles,
Rehagámonos pue5 de tallto abatimiento, ya que
podemos todavía. Borl'emos por fin todo rastro
de esta temporada de bal'barie moderna, que
nos tiene desviados del rumbo práctico. Esali
teorías nos degücllan; planteemos ante todo un
gobiel'no de entereza cabal y justiciera, pues
sil) este preliminar, no cabe salvamento.


El intento es muy asequible, y aun estoy por
decil', muy ohvio.


No me dl~spido del tcma milit3\' sin citar los
inmensos servicios dehidos á lluestrn preciosa
gual'dia nacional, competidora COII el éjél'cito en
denuedo y aran desalado por lodos los puntos
de la Pt'uínsula Cll qUl' nrdiú la guen'¿¡ t:Íl'il; pues


doudc no tenia que derramar su sangl'e en (1,,-
fensa de la libertad, celaba el órden público y
con teso n asombroso, desempeñando callada-
mente el s-ervicio penosísimo de las ciudad1's y
plazas fuertes (1) •


(1) Entre los rasgo" que descuellan en el ~unlunto
de la guardia nacional del reino, no puedo menos de
apuntar algunas heroicidades que merecen pateuti-


zarse al asombro de todos los amantes de la liberlad;


demostrando así cuán arraigado está ya en los pechos


ciudadanos el carii'io á las instituciones constitucio-
nales.


En ,834, treinla gnardias nacionale. de Cenicero,


provincia de Logroño, bloqueado. por 4.000 carlis-


tas, capitaneados por Zumalacarregui, reehawn la i".


timaeion de rendirse. Arróllanse las puertas de la


iglesia donde estahan paro petados , y van dispulando


á palmos el terreno hasla el coro; se reliran lnego á
una de las bóvedas de la iglesia derribando la escale-


ra. Foguean desde allí mortalmente á los sitiadores,


quienes incendian la iglesia. Trepan los sitiados al


campanario y continúan su penosa resislencia, po-
niéndoles el enemigo por delante y escudándose con


sus hijos y mujeres; pero cOIlsumidos sus pertrechos,
se avienen á fenecer de hambre.; lIlas llegaulas tropas


de la reina en aquel estrcnlO y los lihertan.
En 1835 , noveuta voluntarios de Mercadillo, pue-


hlecito del valle de Mena, contrarestan, encerrados


en una casa atropelladamente fortificada, á los em-
bates de todas las gavillas mandadas por Castor. Tras
algunos dias de sitio, intenta el cabecil1la quemar el
edificio con carretas cargadas de leña. Se sacrifican


trece yolul1larios al resguardo del fuego graneado


de los compañeros, pegan fnego á las carretas y se
incorporan en su recinto.


En el mismo año, veinte y cuatro voluntarios de


Villa franca sostienen desde el campanario de su pue.


blecillo un sitio contra fnerzas considerables manda-


das por el mismo Don Cárlos. Incendian la iglesia,


cunde el fuego á la torre; los sitiados, reducidos á
doce, apuran sus cartnchos , y los hace Don Cárlos
pasar por las armas á su pres~ncia.


Una de e.tas defensas desesperadas mas notables


fué la del alcalde mayor de Albocacer, pueblo del
reino de Valencia.


Al asomar Cabrera y sus gavillas, el alcalde se en-
cierra á fner de comandante, con doce nacionales, y
corno siempre incendiaban las iglesias, se encarama


al campanario ya con solos dos hombres. Estos, dán-


dose por perdidos, creen salvar sus vidas sacrificando


al jefe; uno le Jeseerraja un pistoletazo y le yerra,
y entónces el alcalde mata de una puñalada al asesi-
no, y derroca al olro de lo alto de la torre, Signe de-


fendiéndose solo; mas por dicha portentosa cae ileso


en medio de los escombros y queda tapado con una
campana, y los carlistas. tras mil pesquisa. inrruclllo-
sas, se marchan; el gallardo alcalde, siempre COIl su




HISTOHlA POUTle.\..
t.ahuco, se di,;para de 1a~ ruiu::is , gritanuo ron voz.
;ltl'onadol'<1 : El alca/de m:zror dé Alhocncl'r l'stci tOdíl 4
f,ja respirando, r ¡ viva 1.1 libertad.' tira un trahUCilzo á
1m enemigos y logra salvarse en medio de la cour,,-
_ioll ';Jusad. por Sil salida tan inc'pera,la.


La guardia nacional de Bilbao ha contribuido en
gran manera á la salvacion española con su libertad;
~' llIas con~tando que IJS potencias del norte "-taba n
,¡ la espera de la rendicion de Bilbao p"ra I'reunu,'er
la soberanía del pretenrliellte.


Cnando>tl intentona sobre iHarlrirl, la guardia nn-
cional fué descollando pOI' todo su rumho en denue-
do para contrarestar las gavillas carlistas. El ejército
culero se arrojo sobre San Peclor en Cataluña, y' con
su rt'slsteIlria e'ielill'ccida dió lugar ti que acudiesen
bs tr"pas constitucionales en 'u salvamento.


El jenet'al Oda derrotó a lo, carlista. en Chiva.
cuya guardia nacional, eOIl ~u hizarro desempeñu
<'" aquella., 111ereció hasta se" cruces de la ó"den d4/
San Fernando.


El ro rle octuhre del miomo "ño, los guardias na-
('i""ales de Toledo delTota1'on y apresaron la partida
d~1 ca¡'e~illa Toro.


En 1838, lo" miliciallos de Reja,', COIl la trop" dól
jeneral POl'diñas , embistieron y derJ'(,ta ro u , el 3 de
111:1)''', la ga\'illa de Basilio. La gual'di,. uarion" I de
Al!lilccte de,barato, el 19 de junio, en la Osa tle
lHor·tiel, á los f"ccio«" ,,'andados por Archidona,
haciéndolo prisionero. Los guardias ,,"cinnales de la
Jineta, la Roda)' Fuensanta emhi,tieron repetid.,.
JHf-'nte á Jos fJcciosu"i de I'ra~ladn, eH número de dllS
Juil y quinip-ntos, :' "'en('iénrJo19~ IlJa~ y n~as, fllerOH
cercenando ~ns gavillas, ('sterrIlÍn-ílld(¡];)", al fin pI',r
entero. Por último cupo á la mili"i" ,le Barraj el apre-
sar almi<mo cabecilla Tallada.


La guardia nacio),,,1 de VilL.reayo, sahedoru de
qne una columna ('arli,tJ estaba pa"lIldo por las cer_
""nías, salió en Sil hu;ca. la alcanzo, derrotó, y aprl-
só al cahecilla eOIJ cuatro oficiales y setenta y siele
soldados.


El 'i de marzo, los milicianos de Pnns en Catalu-
ña trabaron refriega muy cmpetiarl.1 y sangrienta ('on
los carlistas.


Lo< guardias naciouales de Se!;'"rl,e, Castell()O,
Vilbfanes, Lncen", puehlos, ó lugarejos que se
hallab'lI1 en el ;Ímb:lo de las correrías de Cubrera ,
llan est,,,lo seis a!ins pele:l11tlo; y así las cortes ,lecL.-
rllron con hortn fllntlamellto á tau ,lenodados defelI'
sores de la libertad beneméritos de la patria.


El 5 de marzo de 1838 , cuatro mil carlistas Sor-
prenden á Zaragoza, mandados por Cabañero; ilItro-
<lucidos traidora mente de noche hasta el corazon de
la ciudad, se apoderan ue los puntos principales; )' el
'01<"illdalio, al abrir los [¡illrone, se, hana en poclel'


del euellligo. Sin mancomunar.e ui ~ahel' lo 'Iue H'¡
practicar el ~'ecin,), se arroja á la calle con el fu,il en .i
la malla; 10< guardias u'lcionales, sin jefes y sin ór· ;
oeu alguoa, trahanla pelea por todas partes á un tiern·l
po, y de resultas quedan sobreel empedrado cerca de 1
trescientos facciosos,ciento y cincuenta heri,los yocho. é
. ., 1 1 1 l . 1 CIentos prlslOnerO¡;, JuyerH o O~ (enl;:¡S vergonzosa.:,


mente. Se intenló aguel arrojo 1'01' ballarse Zarag01.'1 I
sin guarnicioll, y además dos hatallones de la gual'di~ j
nacion'll, con toda la cahallería, hahiol1 acudido al .. "
corro de Gandesa, .itiada hacia un año pUl' la, gavi.
lIas de Cabrera.


Voy á cilar otras hero;ei,lades cn que una eua,lri.
¡lita de valientes hall defendido hit< hogares COIl1ra
fuerzas grandiosas. .


Ca'pe, eu Aragon, se ¡J"fendiLÍ (lllel' dias con su';.
guardia nacional contra varias divi,iones de Cabrera,


La aldea ti.; Valca"Jrlo, en Costi!la, no tenia ma.
que nueve guardias ":,,,inn:,les al emhe-tirla Baln""p.
da, el 23 de marzo de l838, :v tras una le,i<tenci. de.
,esperada, quedó to,j¡, rendida y 'Jul',"ad",


L" defellsa mas heroica y en que la gOl" rdia nacio-
nal eucuuluró SlU iglwl !-oH p:ltrioti~mo t!..; la de Gande~_r
sa en Aragon, pues C"brel'a la e.,tuvo ,itiallrlu ú hl".
queando por dos años cou,PL'uti \,0". Aho('(I(Ll ya re·
pe:idas vece" á su eSlermilJio, C;Ht~cieudo de a!la~lo.
y de pertrechos, fu~ soco)'. ida oporto ¡HlIHPute pUl' la
{ropa constitucional, h:l>ta que incap"!. ele resistellcia
y entorpeciendo la prec;sion <le auxiliarla tod"., lal
operaciones del ejército, 'e acordó sn desamparo, Aru· '.;
de por despedida el jencl';,] San Miguel ,¡ su "si'lenei",
cOJt<;igue descercarla y se 1 :eva consigo el ('orto vecin~
dario y guardia n,aclonal restcllltt'~ el I t·~t~tellcia tau
pertinaz:, conducjéndoios á lUl'Cjllineul.d, dtJude .aque· \'
nas hidalgas víctimas de 1" gil erra sigilen sosteniend" '
la causa que tan cara le eue,t". Gandesa I';¡ro en u~
mOllton de escombros.


Quiso la guardia nacional de ~Ioll(alvan imitar á la
heroica Gandesa, pues habiendo eontrarestado cou
teson aSOlúbroso los embates de Cabrera que la esla-
ha sitianrlo, acordó tambien el desall1paro. Agolp"
su, fuerza;; y a im pulsos de su denuedo, ~rrolla las li·
neas carlistas/( y llega á Zaragoza el r 4 de junio J.
,839,


Se r",]ondeará algun dia el cómputo de cuanto,
hau fenecido en las lilas de la guardia uacioual pOI' el
discurso ele tau IIOI'r01'OS3 guerra, y las COI tes tie",'U
ya concedidas peusiones á lilas de seiscientas viuda.
de sus individuos mnertos en ei campo de hatalla, Illa.
no han evacuado con lOucho ese amargo testimonio do
recollocilniento con todas las familias que lo merecen.
Aeábc.e ya ton trájicu drama, pnes la E'paii;¡ viene
á ser ya el único pais de Enropa donde la g'lefra teu·
gll cahiela.




DE LA ESP:\ÑA 1IODERM.


CAPITUI.O SEGUNDO.


Acontecimientos de Vergara.


Preciso es volver olt'a \ez la "ista al año
1837, si quel'emos darnos exacta cuenta de
las causas que presidieron á la disolucion de la
insurreccion carlista. Despues del descalabl'o del
pretendiente delante oc l\Iadrid y de su forzo,a
retirada á las provincias vascongadas, penetro no·
toriamente la discordia entre los jefes rebeldes,
pues achacáronse unos á otros recíprocamente
la culpa de aqucl rcvés y se cl'ijieron do~ parti-
dos en la corte de Oiíate. Efectivamente eutóIL
ces rué cuando pOI' vez I)\'imera apareció esc
pm'tido ilustrado que pl'ÍlJcipió á pedil' cuenta de
los sacl'jflcios hechos á favor de D, Cál'los. Ha-
llábanse á su frente casi todos los hornLl'es dis_
tingnidos de la insul'feccion y los jdes caidos
en desgl'acia que vislumbraban ya la posibilidad
de un acomodamiento: en el 011'0 partido ha_
bia los hombres purameute milit.ares, descon-
tentos igualmente, pero que creian en la posibi-
lidad de un exito favorable á Sil cansa, No qui-
so D. Cal'los decÍllirse por [1 nos ni pOI' otros, si no
que elijió fiara jef~ de su ejército á un hombl'c
iusignificante, y I'ecayó el nombl'amiento en
Guel'gué. Así fué siguiendo la insurreccion en
este estado durante los tíltimos meses de 1837 y
primeros de 1838, hasta que derrotado Guergué
en Peñacerrada, fuerza fué buscarle un slIcpsor.
Hallábase en aquella sazan la insllrl'eccion en Ull
estado deploraLle; gl'an mímel'o de voluntarios
fastidiado~ pOI' las coUtillU3S del'rotas que su-
friel'an, se habian I'etirado ya á IHlS casas, y los
restantes quedaban en ulla completa indiscipli-
ua. Si eljene/'al Espartcl'o, tras sus pl':meras vic-
tOI'ias, hubiesc podido con titluar hostigando mas
y mas la insurreccion, acaso hubiel'a acabado de
IIna vez con ella; pCl'O Jos apul'os del gobiel'no
dI! la reina diel'on tit'mpo á don C;íl'los de dit'i·
jirse á las potencias estranjel'as, á quienes ell-
vió un ayudante pal'a obtener socorros y dinf'-
ro: bien que noticiosas cstas de la desac€l'tada
direccion que daba don Cál'los á los negocios de
su causa, le concediel'on tan solo IIn emprésti"
to de seis millones, con espresa condicioll de que
abrazase un rumbo que ofreciese mayores ga-
rantías d" 511l'oder etl !e f'O:"¡Ci1!I')~' ql!e sc di,


rlJlcra en UIl sentido mas ilustl'ado, Entóne(''!o
fué cuando se le propuso para jeneral en jefe ú
lUal'oto, quien no podia inspirarle confianza
algunas puesto quetenia pl'csentadas proposicio-
nes al gobi~rno fl'ancés que se habian hecho):1
públicas. l~ste jeneral no trató mas en un priu-
cipio que de granjeal'se el afecto de todo el eJér-
cito, I'eslableciendo en éIJa discipliua y procu-
rándole mejOl' suerte: ensayólo en efecto dn-
I'ante todo el año 1838, y, es preciso confesal'lo.
lo consigl\ió de \ln modo hasta entónces desco-
nocido; bien que á esto solo se limitó su influjo,
pues don Cál'los tenia wbl'adas simpatías COII
cuanto sabia á despotismo y absolutismo para
concedel' su favor eu lo mas mínimo á cualquie-
ra que no abrigase de todo punto sus misma.;
idcas. Sin embargo en\'iáronle cn aquella época
del esll'anjero al padre Cirilo, arzobispo de CUhil,
pal'a que diese oll'o viso á la marcha de su gc-
bierno : no le hizo caso don Cárlos; y sin dud,l
que á la influencia de aqnel eclesiástico se deb,!
la llegada de la princesa de Beil'a, novia del pre-
tendiente, en la cllal se creyó ver bastan te a~­
cendiente sobre don Cál'los para detel'minal'le
á cambiar de sistema. Sin embal'go nada se CCI!-
siguió todavía, bien que todos estos esfuel'z¡J:,
nos prueban á las clal'as que ya dpsde dos años a
aquella pal'te se hallaba la insul'I'eccion fuel'tt'-
mente trabajada por discordias intestinas. Do~
torys ingleses que habian ido comisionados 81
cuartel jeneral de don Cál'los habian ya obs('I'-
vado la fanática camal'iJla que rodeaba siempr,'
á aquel 'príncipe, 1\laroto, quc hubia roto c;"i
abiertamente con la COI' te y con el ministerio, m¡¡,
nifestó entónces á los referidos enviados ingles(,:i
cuanto perjudicaba al buen éxito de la iuslII'l't'c
cion semejante camat'illa, y hasta les hizo algti-
na indicacion sobre un acomodamien to gal'<lu-
tizado por la Inglatel'I'a, y entóuces fué cUJndo
don Cárl05 y los suyos comenzaron á desconfli'I'
de aquel jenel'al. De resultas de tales descon-
fianzas, cl'eóse desde aquel momento en la COI'!"
un pal'tído que se mantuvo en hostilidad !J"'-
mllnenle contra Maroto, compuesto Ill'inci!,,;'-
nlcnte de f;)n~t!(··]"f¡ h~en que :··0r!~).as/~~:, iCi:nh:'.'fl




U4 HISTOHlA l'OLlTICA
parte de él algnnos milital'es propiamenh! talcs,
quc buscaban siempre ocasiones de..!:íitil'se, al
paso que obsel'Vaban en Maroto un constante
cuidado de evitarlas. Así fllé como á García, co-
mandante de Navarra, se le afeó una jornada
asaz gloriosa que tuvo sobl'e el Arga , como Bal-
maseda fué separado del mando de Castilla, don·
de hiciera alJunas incursiones nada desgl'acia-
das, y como se mandó á Castol' que snspenJie-
se sns opel'aciones pl'incipiadalii contra Santan-
der', Hasta se dijo que Maroto estaba de aeuel'do
con Espartel'O para no batit'se.


Aquí es donde resaltan daramente las divisio-
nes de que era presa la insurreccion carlista: se
ha querido denominar á estos partidos con el
títnlo de provincial y castellallo, pero esto es un
erl'Ol' ¡ en ambas facciones habia castellanos y
pl'Ovineiales, y es mas lójico designarlas segun su
respectivo objeto.


Al p,'incipio de todo acaecimiento político que
crea un ól'den de cosas cualquiera, una revolu-
cion, por ejemplo, uua guerJ'a civil, hay en
los pl'imeros momentos unanimidad entre to-
dos los que contl'ibuyen á él; pero en b.'cve se
sepat'an unGS de oh'osen t'azOD de su objeto par_
ticular, } a sea en vista de los reveses, ya á cau_
sa del mismo éxito. Mientras marcha bien, unos
quieren ir mas allá todavía, otros desean parar-
se, y si se desgracia la empresa, unos persisten
en comenzarla de nuevo, otros se desaniman y
desisten de ella. Esto es lo que ha sucedido du-
rante la guerra civil de Espat1a.


Sabido es que existia ya desde un l)J'illcipio
entrc los rebeldes el jérmen de aisellsion, y las
personas qne penetraban á fondo la índole del
alzamicilUto bien acet'taban á conocer que los fa-
náticos que habian sublevado las masas en 1833,
y estas masas que se habian insurreccionado sin
meditat' las consecuencias, por una pat'te; y por
ott'a todos los que postel'iormcnte se agregaron
á la insllrreccion, ó descontentos ú seducidos,
se hallaban en la realidad esencialmente separa-
dos. La ~spet'anza del t.'iunfo aunaba 10Jos
aquellos matices; la pérdida dc aquella espe-
ranza volvió á realzarlos. Así es que todos los
hombres dc razon que no estaban unidos á la
causa de don Cál']os por un sentimieuto apasio-
nado, por una adhesion personal y fanática, co-
menzaron á conocer que sus esfuerzos eran de
lodo punto infl'nctuosos, y ya desde entónces
previel'on que podrian ser mejor recompensados
sus sacrificios, si cortaban políticamente una
guerra cuyo lÍnico I'esultado posible era una
desventlll'ada catástl'ofe. Los jefes pOI' egois-
mo y las masas por abut'l'imiento adoptaron si·
lllultaneamentc aquella misma idea, y se dejaron
lleval' pOI' instinto por todos los raciocinios que
podian cOlltribuÍl' á realizada, sin pOI' eso tener


un plan bien formulado ni cnminal' hócia él rc-
suelta menta,


y es de notar que en aqnella época hubo siern-
pl'e tentativas de negociacion ; díganlo sino las
proposiciones pl'esentadas al teniente jeneral
conde de Harispe en 1835, en tiempo ddjenel'al
Rodil ; las tanteadas pOI' el conde dc Toreno en
el mismo año despues de la muel'te de Zumala-
carl'egui¡ la de l\Iuñagorl'i en 1838, despues de la
l'etil'ada de Madl'id, etc,


POI' otra pal'te los hombres de accion y deci-
didamcnte adictos eran inaccesibles á tales ten-
tativa~. Vencer ó moril' era su divisa. Estl'años
á las cuestiones de gobiel'Do y de alta política,
habian adoptado, segun cllos decian , un prin-
cipio; don Cárlos era su representante; él solo
tenia dercchodeart'eglarloásllalbeddo, y áellos
les locaba lÍnieaU/cnte proseguit' aferl'adllmente
la defensa y alcanzar el tI'iunfo con las armas.
Añádase á todo esto la l'ivalidad entre jefes y
soldados gl'Osel'Os, atestados dc orgullo militar,
y horÍlbres illlst/'ados envanecidos de su supe-
t'i(lI'idad intelectual y con solos estos datos, con-
formes á las ordinat'ias condieiones del espiritu
humano, se enconll'ará fácilmellh~ la llave de las
divisiones intestinas dc la iJlsul'rcccioll. En una
palabra, el un pal'tido cm el delos reaJistas d tu-
da trance, el oll'o el de los realistas basta cierto
punto.


l\1aroto pel'tenecia allíltimo de los dos, y don
Cárlos notOl'iamente al pt'Ímero: pero pOI' efecto
de su endeblez é incapacidad, este pI'íncipe se
dejó dominal' pOI' el spgundo. Infundiéndolc te-
mores acerca de la segll/'idad dc! su persona, Ile-
gal'on á decidir á don Cát'kk~ á tomar Ull p3I'tido
contra l'I'Iaroto y sus adictos, y entónces fué
cuando se decidió á buscal'le un suceSOt' entre
los hombl'es de accion; pero advct,tido con tiem-
po Mal'olo por una persona de confianza, se ade-
lantó á don Cárlos .Y sorteó SllS til'OS mauJando
fusila.' á los mismos que se hallaban dlósignados
pal'a reemplazarle. Sin duda era este medio PI
mas á pl'opósito para conteller al pl'etendientc¡
pues á los hom11l'es débiles é indecisos nada les
asusla ni desconcierta tan f:ícilmente como una
accion enérjica é inespcl'aJa que les dá á conoce,'
el! quien la ejecuta la (lI'entla de que carecen,


Cedió D. Cál'los bajamente, y 1lO solo aprobó
las ejecuciones dc Estella, sino qlie sacl'ificó á
Maroto sus vCI'daJeros amigos, dejando depol'tar
á Fl'ancia á los que se habian libertado de la
muerte, con lo cllall'emató su descrédito, pues
sus fanáticos pal'tidarios /lada espet'aball y~ de
él, y los que deseaban la paz acahal'on de aban·
donar á un l)l'íncipe de quien liada podian tam-
poco promete¡'se. De aquí la facilidad COIl qlle
pudo Mal'olo llevar á cabo su golpe de e~lado,
y la acojidn qne Illereció dt; la poolaeioll y Jd




DE U ESP.\.~.\ .\IOLlEII~A.
·1 {:I


caya, aprovechando la disellsíon que ,'cinaba cu
cl ejército cal'l ista, pal'a estableeel's':! en el pai.~
y ejcl'cel' el influjo pacificador; siendo de nolal'
qne donde quiera que hallaba disposiciones fa-
vOl'ables á su intento, en Alava yen Vizcaya,
obl'ab;, con sllma dulzura, mientl'as qlle en
las eomarcas cuyos habitantes se le declal'aban
hostiles, eu Naval'l'a, mandaba devasta~ el pais
pOI' el jeneral Leon, tr'atando así de hacer COllJ'
pl'endel' á los pueblos la necesidad de la paz por
medios diversos yen armonía con sus disposi-
ciones.


:r'


ejército aquella sangrienta ejecucioll: pues se
encerraba en su fondo la paz, y todos echahfln
de ver qlle ~Iaroto acababa así de quitar de una
vez de enmedio los obstáculos queá ella se opo'
ohm. Desde entónces se habló ya de la com po-
sicion que habia de verifical'se, C0l110 de cosa
hecha; J solo diferian las opiniones acerca de


!?' los términos en que deberia estar" concebida:
preteudian algunos que se concluyese á toda
costa con la gllerl'a y se en trase en negociacio-
nes con el jenel'al Espartel'Oj Otl'OS quel'iau es·
tipular á favol' de D. Cál'los, de Jos pueblos .v
del ejército; Otl'OS en fin á favor de estos últi·
mos tan solo j todos siu embargo convenian en
trausijil' }' reconocer los del'echos de Isabel. En-
tónces fué cllando noticioso Espal'tero de cuau-
to pasaba eutre los cal'listas, supo apl'ovecharse
con Sllmo tino y hábil destr[~za de Sll~ discol'-
dias, é hizo desde Sil cual'td jeneral de Alcana-
dre las primeras proposiciones, qlle llevó el 1'0-
rOllel Palliagllu, encargado á la sazon de un
canje de prisioneros, En ellas manifestaba á Ma-
~~ roto quc despncs de los acontecimientos de Es· '~, tella y de las consecuencias que tl'ajel'on á la
, guerra, esta carecia ,va de objeto, y como reci, r' biese semejante II1'wifestacion muy buena aco· ~ jida, pidió l\Iar'oto lIU armisticio, á que se negó


rotundamente Espartero, Continuadas mas ~ tal'de las negociacioncs, desbaratólas siempl'e la
pretension de un 31'1uisticio que jamás quiso


" apl'obar este jenel'al, y qlledaron las eo~as en r este estado hasta la proposicioll de Lonl 10llll
, Hay.


P/'edso es decir que 1\1aroto nillgun plan te-
hia resuelto, sino que se indinaba sucesivamen·
te á todos y qll~ria ante tndas cosas aseglll'ar la
paz, En cuanto á los habitantes y al "jél'Cito,
abnrl'idos ('amo estaban ya y IIIl1y cerca del
indiferentismo, claro es que ulla vez pel'dida
la confiatlza, no se podia ya con tal' eon Sil entu·
siasta adhesion de otl'OS tiempos, En efecto, en
Ramales, tÍl tima ocasion que tuvo el t'jército
carlista de venir á las manos con el cristina,
Maroto se hatió mal; plles á pesal' de que sus
tropas se hallaban (~n blltma Jisposiciun y de,
f~ndierolJ bizal'l'amellle sn pnesto, se qlledó él
inmóvil en la I'ct~gnal'dia; por lo cual desde
elltónces no mostraron estas ya llIas dp.sp.os de
batirse, POI' oh'a parte viéndose D, Cárlos á ell-
tera y absoluta disposicion de Mal'oto, tomó su,
prec3ul'ioues para con él; pero, eual todo hom·
bl'e débil, disimnló cuidadosameute sus mane-jos, POI' esta razon mantenia tina no interrum-
pida correspoudcncia 1'011 el obispo de LeOl! y
Jos demás destenados á Frallcia, al propio tiem·
po qlW les daba públicamente los mas eviden-
tes testimonios de su desafecto, En esto arlelan-
tabase a Il;í Espal'lel'o hacia el corawll de Vil-


POI' Sil parte cono,~i!Í ~lal'oto que las cil'clln~,
talleias se iban haciendo de día ell día mas y m~s
Ill'jcll tes, J en la indedsion en que se hallaba cu,
tre los val'Íos proyectos que se ajitaban allá en
su imajinaeioll, no elijió ningllno en padicu!a!',
sino que los '1doptó todos; medio seglll'o de 1](1
sacar pl'ovecho de ellos, Sus IlI'oposiciones eran
estas: espulsion de los dos pl'etclldientes Cál'los
,Y CI'istilla; casamiento del hijo del pl'imet'o COIl
la hija de la seguuda; reconocimiento del go-
biel'no constitucional,con las modificaciones quP.
hiciesen en él las córtesjencl'ales nOlllbl'¡¡das al
efecto; reconocimiento de los fuel'os de las PI'O-
vincias y de los gl'ados del ejército c:lI'lista.


Nada de esto quiso aceptar Espal'tero, sino
qnedeclaró á Lord Johll Hay y á Maroto qllt! no
admitir'ii! pl'opuesta alguna de composicion sin
el previo l'eCOllocimienlo d,'1 gobierno constitu-
cional en toda ~1I estell~ion,


El papel que teuia que h"eel' Espartero en es-
te drama Cl'a en efeclo mny sencillo. Viendo la
desuniolJ del ejél'cito carlista y conociendo que
amenazaba en él un total rompimiento, era.dne-
ño de eXljir todas las condicioues que deseaba;
así que, nada pel'dia en dejarse solicitar y quc·
IJarse á vel' ,'enij', alltes bien. este era el medio
de obtenel" en vez de ulla traosacciol1, ul1acom-
pleta sumision que debia contl'ibllil' no poco á
su giol'ia,


La Francia j' la Iuglaterl'a,que ningun sel'vicio
habi~n ¡>I'''stado á la causa constitucional en mas
de dos afias, ninguo derecho ni podel'teuian
para l'edanlarle sacl'i(jeio~; ni podíau Ja aque-
llas potencias intervenil' mas quc como conseje-
ras, quedando por consiguiente la composicioll
á merced de los acontecimientos. D, Cárlo!l em-
pero fné quien ace~el'Ó Sil des[~nJace. Habíale co-
municado !\Ial'Oto las Pl'oposiciones hechas á
LOl'd Hay, qlle recibió él sin rehusal'las ni admi.
tidas pnr el pronto, y dando parte de ellas á lo,
deslel'raJos á FI'aneja: los cuaJes, como se ima-jiwlI'an que iball á sel' admitidas por el gabinete
inglés Íl qllielJ las habia enviado el coronel Wylde
pOI' llIe~io de su edecall Lynn, creyeron que el
mejol' medio de impedil' su efecto el'a fomelltat' .
1111 motín cutl'e los batallones na\'al'r05 de quie- A


10 l·-: ~




Hl5TORI:\ I't)LITIU
lIes mas seglll'idad tellian, <Í fin de for'mlll' jUIl lo
a la frollt~ra de Fran,;ia 110 cenll'o donde pudie-
se I'eflljial'se D, Cárlos y protestar conlJ'a Ma-
l'OtO.


Amotinóse en efecto en II'lIl'l':lll1 el 5,° bata1\,m
de NaV3r['3, eu9de JgO'ito, yfué á apoyal'se en la
fl'Ontel'3 de FI'ancia, en Vera: su antiguo jefe
Agllil'l'c, el clll'a Jllall Echcv31'ria, y mas tarde
Basilio Garda, destel'l'adosá F,'ar.cia pOI' Mdl'oto,
~cudjel'On á unirse con los insnrr¡.,cciollados y
II~mal'on á sí á loo; demás batallones: pCl'O aquel
movimiento no hailó eco Ili entl'c los habitantes
ni {'f] el ~.i0i'cito, y 105 batallones qne Mal'otodes,
tacó cDnt¡'" los amotinados no simpatizal'on con
,'llos clIa! ('stos espel'aban. Viendo esto D, Cál'-
lus, tllVO la :Hilantez de acomparlal' á Elío, en-
"31'gado de sofocal' aqnell:! I'cvllcl la, mal'chall-
do así contl'u los mismos ¡¡lit! él habia movido
;i sllbleval'se. Fiel á su papel de doblez y fabía,
m'denó á los I'ebeldes C]Ul! se sometiel'3n; pero
\uvo al mismo tiempo una conl'erencia íntima
y secl'da con EchevalTía, en que le encargó que
"e malltuvicse fil'me hasta eltíltimo tI'ance,


l::1l1!'etanto conlinuubanlas Ilt~g()cia('iones, E
;;ohie¡'no inglés habia declarado á M3roLo que
no podia admitíl' sus PI'oposiciones de Amul'I'io,
'yen su lugal' le pl'esento las siguientes: t;a Ale·
jal' á D. Cál'los del tenitol'io cspañol señalándole
\lDa pensicn proporcionada á su clase: 2." A mnis-
tía y continuJcioll de 'grados y sueldos á favor
del ejél'cito cal'li~ta: 3," llecollocilllieuto de la
soberanía de habel, d,! ];¡ I'<~jencia de la I'eína Ma·
,!re y de la Cotlstitllcion (h! 18J7,pl'"slado por las
.!lI'(Hincias vascongadas y 1,1 Na va rl'a: 4." Cousel'-
\,lcíOI! de los fuel'os de las provi1ldas.


EII 14 de agosto habia salido ESpilrtel'o de Vi-
loria pal'a Bilbao y tenido un encuentro en Vi·
lial'cal de Aiava con el ejél'cito de Marola, que
~e babia rdil'ado á su vista ca~i sin dispal'al'
IIn tiro; y drspllcs se apodel'ó de la línea de Vi-
Ll¡,ja á DUI'ango, mientl'(I5 qne el jellcl'al Casta-
¡jeda lomaba la de Nel'violl para reunirse con él
,';1 el mismo Dur~ligo,


La ~¡tllü('i()n de ~¡al'oto elltre el ejél'cito de
LSiJ<¡r!c'l'O, q IIC le hostigaba por una pal'te, y los
¡lIuotinados de Ver:l,que I(~ amenazaban pOI'otra,
~e iba haciendo mas crítica y difícil de dia en
dia, Diú cO[locimiento á D, C<idos de las nuevas
¡)l'opucstasque llevo indicadas,)' tuvo con él una
,'nl¡'evi,la cn Znm;lI'I'aga, cn la ellal nada resol-
vit!I'O/l: manifestó taulbien SIlS ¡¡,alleS y las co·
meo:wdas negociaciones;i todos los jenerales y
jefés sllpel'iorcs de las tI'opas qllr tt'nia consigo
.Y que fOí'maball lI'c~ divi"ioues de dieL y siete
Lata:l()~les enLI'c todas ellas. EI'a b pl'i:nel'a la
divisioll castell:::n;l, <:1 mando de Ul'b:d¡mc!o: la
segunéLlI<l vizcaina, al de Simoll TOI'I'eS, y la tel'-
ce 1':1 ~a f,!.lifll1z('f)~rJa, al de I1ll1'iaga ~ HIlI'be, De


lodu~ estog jefes poLli:! disponel' IIIal'tllo 1Í. sna!·
hedl'¡o, y aun tal vez deseaban con mayol' ahinc(J
que él la paz á toda costa: convinieron pue" (';1
Id negociacion y dieron á Marola plenos podl"
I'es pJI'a continuarla. Tambien la apl'obaroD al-
gunos jefes de Navarra, entl'e otl'OS Elío; peri>
lila roto, siempre con la esperanza de procnt'¡lt' á
D. Cál'los mejol'es condiciones, pl'OpUSO que se
reconociesen á la vez los derechos de Isabel como
I'eilla y los de D. C;idos COITlO infante, anillando
pal'a ~slo los dos decretos en que las córtl's le
prival'on de todos los derechos y además de sn
patl'il1lonío pal'ti(:ular, Bajo bies bases qni~o
II'Jnsiji¡' con E~pal'tel'o en DUl'ango, pero este
caudillo conocia sobl'adobien las inmensa' ven·
tajas d(!,u f¡:¡sicion par'a aceptar las condiciones
de :\Iaroto, cuall'squicl'3 que fuesen,


El 25 tuvieron los dos jenerales su pr'imel'3
entl'evi!ita en un Illonastel'io cutre Equeta y J)1l~
I'ango, y allí hizo conocer Espadero al jcf,~ ('a l'·
lbla que no le era ya dado 'iolvCI' á reuuir,,,,
con D. Cádos, que se hallaba:í la snoll ell Al-
saslIa en inmt'c1iitta pl'oximidad tle los rebeidt~,
de Vera, quienes habian bajado á UlzJrnJ. Lo
primero de que se trató entre ambos jefes rué
la cucstiOll de fuel'os; pero a!luque el cat'lista
cxijia su reconocimiento liso y llano y tenia
Espat'lcl'o amplios P':H]CI'CS fh'mados pOI' todos
lo~ ministl'os para garantizal'los, llcgó,e sin cm-
bal'go este jcnel'al á concedcl'los, y contTelóse
tan solo á ofreCe!' que los I'ecomendaria á las
CÓl'tes, diciendo que no sel'ia él qllien infrilljil'-
se la constilucion del estado, obrando Illa" la,
tamente. No pudiendo 1\laroto consegllir qlle
cedicse al¡;ull tanto de Sil cllllwí'ío, intel't'lllDpió
la~ ne¡;ociaciones, y se sometió otra vez áD.
Cál'los: envióle al mismo tiempo un oficial para
manife;;la1'le qne si seguian desunidos, nada po-
dl'ian iulental' conll'a el enemigo comun; en vez
de qne,puestos de <:cucl'do mntuamente,lesscl'ia
fádll'euuil' enTolosa las dos fl'aceiones del ejér-
cito y pl'csental'se ante él con fllel'zas ba~tanle
considel'Jhles, despnes de lo cllal "l'I'ia el rey
árbitro de la SIlPrte de l\l<lI'oto. Ikelal'ú lambif'1I
á todos sus oficiaies que el'a imposible el aeep'
tal' las ¡wopo,ici0IlCS tle Esparlcl'o, y tomó posi·
cion entl'e Azpeitia y Azcoitia, con lo cual fjlleO(')
del todo libre el camino carl'etero de Bilbao á
Vel'gal'3, y puclo eutral' Espal'tero el mislJlo dia
26 en esta üllima poblacion,


Tornó pues Mal'oto en tales cil'cllllslancias el
partido que abl'azan los hombres débiles: el de
dt'ja¡',e lIevat' pOI' la coniente de los aeonteci·
mientos, y conknlóse COIl en\Íar en la citada
fecha al ministl'O de la guelTa de D. Cárlos las
siguientes PI'oposi,'iol1(" qlli' le hiciel'a el c:lnrli·
lIo constitucional:




DE LA ESPAÑA 1lODEH:\A. 14i t.' ReCOllOt:illlienlo Je D. Lirios como iul:tll-
{~ de Espatla.


2.' lleculllcndacio!J de lns fuer·os.
3.' Hecollociruienlo de los g¡'aJos y decol'acio-


1Ies del ejél"cito carlista. !Uündú al IJI"opio tiem-
1'0 imprimir su carta escrita al ministro J\Ionle-
uegro pa'ra hacer así ptÍblicas las condiciones de
Espartero; y en ver'dad que este 'era el mejor'
medio de hacerlas populal'es, Impol'la 1TI!l~bú.i­
lOO fijar' la atcncion en esas proposiciones pn-
hlicadas por l\!.1I'olo, pues que enciel'l'an ~n sí
la llave de todo aquel suceso: en pl'Ímcl' lllgar,
dieron á conocer al ejél'cito y á los habitante8
cuales fuesen las condiciones hajo que podian
I'spcl'ar la pal.;,vestascondiciollf'Serall de t~llla­
Im'aleza qne contentabau :í lodos: a,í es qllt! el
ieneral l\Iarolo I'ecibiú al momenlo de todos los jenera/es y jefes del ejél'cito plenos p()d~I'es pal'a
lIegociar. l'reslal'Oll este asenlilllieulo, <JIW ha
publicado él postel'Íol'menle, los jeuel'3les Si-
1110 n TOI'I'es, UI'bizlolldo, GBI'I'i, Ca~tol', .A./lde-
chaga, é Itul'iaga, los bt'ígadícl'es It urbe y S,)(,OiJ,
y 105 cOmalld31lks de los nueve bal,lllollcs de ~,'izcuya, cllatro d{' Castilla J side de GlIi-
pIlZC03.


Desde aquel Jlllnto claro es que tOddS las 11'0-
pas de Maroto estaban oe ueuel'¡)o con él. En sc-
;;!lndo ll1gal" cOllsel'Vábu IIse en aq nellas proposi-
"iones los del'cchos de n, Cárlos como i ufante;
lo que 11I'obaba la iusistencia de i\lal'Oto á [avoI'
dd pl'Íllcípe. En tel'cel' lugar, tTa.1I ellas una
'Jtisfaccioll á cuantos alzabalJ el ¡';I'¡/O Ot~ 1lJlll'I'a
la tl'aicioll y j Ilraban oponerse á todo atTl'glo,
lllientl'as !JO conociesen las cOlldieiotles de la
paz .
. y pOI' fin pt'ohaban á las clal';!s qm' la uflioll
oficial entl'l~ lIIal'oto y D. C,tr'lm illlPouia toda-
\ ía á Espartero ciel'tas condiciones pal'a con el
I'l'Íllcipe.


EI2ti cambió la sitnacioll tolall'lellte de aspec-
lo: SlIpO D. Cál'ios aquella IlIis'lJa t¡lL'd,~ ell Vi-
l'al'l'anca los resultados de la clltl'cvi,ta de la
\ íspel'a entre 1\IJI'oto y ~:spal'ler(), y decidió,:,
despues de celebl'a¡' gl'an conseJo, que couvcllIa
«ote lodo ase~\1I'al'se de la disp0'iieion de las
¡ropas. Cuando m('nos se cl't~ia, sali,', D, Cát'los
,ie repente para EllJl'io, sin que Lnviese de ello
"Im'oto mas noticia que la ól'den de I'eullir sus
,.oldados, con lo nlal SC cl'eyó perdido este jefe,
\ es<:lamú en efecto i SC!y perdido, Ita venido el
¡,(Jmbre! Los jenel'ales le conteslaron que esta·
ban seglll'os de sus subOl'dinados, y hasta seafit,-
lila qlle ItUl'be, jefe del batallon de Guipuzcoa,
)p propuso que se ~pode:ase de la P~'I's~na de D,
Llr1os, á lo que coule,lo Marolo; i Sel'l<' una fe-
louí" I PI'esenló,e pues ¡:Oll D. Cí.!'Ios al frenle
de SIIS tl'opas; el 11I'etendiente <lI'ellgó ¡¡I'imero
a los Castelhnos, ¿ tlll ""lO L,lta!l"a , ,.j .),", 1'('5-


poudiú á sus palabras con d gl'ilo oc m'/Ja el 1'<'):
Jos demás ai'íJdie['oll ,'iva nuestro je/lcn'/ en j"fr> ,
y á pesar' de qne D. Cárlos esclamó l/O hay mas jeneralenjefe que yo, los vítores á ~I~l'olo se I'e-
doblaron. Dirijióse en segllid~ á los Guipuzcoa.
nos, en quienes confiaba mas,y les haIJlú con euel'-jía, Irayendo;) su memol'ia SlIS bellos l'ecuer'dos,
Sil fidelidad, su sj ura mentos: á lo cual, viendo qw'
nadie contestaba, esclamó: r! Nadie me OYe ¡J __
.No seño[', hablan vascuence »-Enlónce~ man-
dó á Lardizabal , que se hallaba á su lado y en
quien teuia entera confiallza, que les tl'aduj';s,'
SIIS palabras. Falto e5te dc encrjía y de capaci-
dad, titubeó algun tanto; a5Í <¡tiC dil'ijióse el
pl'etendiente áJturlH', quien les dijo en'vascuen-
ce ... lIillc!Jac!IIJS (fjl/irun({() , eJte /wm!n'c pr('gun.
ta ú arz!u,lais la paz ú la guerra; contestad/c.
iL~ paz! ¡la paz! fnée! grito que I'csonó pOI'
todas par'tes. Volviú enlótlces D. Cál'los las rien-
das á sn caballo sin decil' palal)!'ay rnnl'chó á ga-
lope háeia Villaft'anca. Cla/'o ,~s pues que D. Cál'-
los tenia e! juego ganado en sus mallOS, y I)tl"
á pesar de eso lo pel'oiú siu remedio. Si cuando
se hallaba con i\Iar'oto frente al solo batallon
1)1I(,j le diú testimonio de stlleallad con sus r'e-
petidos vivas, hubiese hecho pl'ender' á su jene-
ral en jefe, hu biera decidido inmediatamen te la
cuestiono Vaciló sin clllual'go, y la sel'cuidad
y sangl'e fria de It tll'be le pel'diel'On, COil\'ielle
nI) olvidar' este illlport;'.llte hecho, pues pOI' él
se echa de ver qne todo eslribócu la dett'rlOiua-
cion de las masas.


Ya ausentado D. Cárlos, Ilada le quedaba qne
hacel' á i\Ial'oto mas que tÍ/'mal' el tr'atado con
Espartero, Salll'dor este de cuanto pasaba eu
Elorio: decla~ó desde eutÓllces que yll nada po-
ti!.} estlpulal' a favol' del pretendiente; rnosll'án.
'!Ilse en t;¡1 ocasiou ~as bi(~~ vencedor que paci-
Iwador', ~Ol' lo demas precIso es l'eCOnocel' qU'J
lIélda le ligaba con Mal'oto; puesto (Hle este lta-
IJja I'espoudido del cOllsentimiell [o :Ue todo el
.. j"rc¡to, tanto si daba conw si negaba D. Cill"
I!}s el suyo.


\). Cá¡'los, que se (¡albba ya <Í la snoll ,'n Tolo. S~ ('01] los batallones UJV31'I'OS y alav!'ses, no ~~
decidió á aceptar la sllllJision {lile le ¡,I'csentat'a ~Ial'oto dcsplles de la entrevÍ5r:1 COIl ES'lal'lt't'o
sino que enyió al conde :\'¡>gl'i á tomal, .. 1 mawl¡;
(Iel ejél'cito. Hecibióle ,.¡ 28 el jelH'/';d cal'lisla
COI1 la pistola amanil bdJ "!J la !!la UO, V le decla-
ró que á no sel' pOl'la ;¡mislad ('lIe !c'; I¡"aba l,~ man~al'ia fusil"l' el! el acto; ad\ il'ti(:ud;~le ~ue
en Illllgun caso cOlJtase poder 11 f'tl;! l' su misiolJ.
Bien se echa de Yel' qlle en I~k~ ciI'Cutlstanci:J"
uo le quedaba 1I1::S arbitl'io Ú :lIal'olo que el de lanz~rse en bl'azos del cDudillo liberal, tanlo
mJ5 cuando los fraile" y carlistas furibundos
tl'aLlb:lll de amotinar j¡"s trop:lsCon!ra él, Tomó




HISTOHIA I'OLITICA
pOI' consiguiente este pulido, y en efecto fil'mó
.. ) dia 29 una suspension de al'mas en que se com-
prometia á reconocel' y i\ hact'r que las tl'opas
de Castilla, Vizcaya y Gnipnzcoa reconociesen
igualmente el gobierno de la reina constitucio-
nal. Empel'o, siempl'e temeroso, pl'esentóse solo
á Espartero, manifestándole que plles habia tia·
do palabra de somelel'se á la autot'irlad de la rei-
Ila, acudia fiel á cumplirla; pet'o que no se att'e'
via á asegul'al' que sus tropas signicsen su ejem-
plo.


En esto se engañaba, pues ya el dia 30 se des-
b,lIIdal'OIl CUiltt'O batalloues de Guipuzcoa, crei-
dos quc los conducian hácia donde estaba D,
C.árlos; J ¡:I grito de i ril'a la paz! fueron á reu-
nirse con Mal'otu, ahnyrntalldo á fusilazos á sus
oficiales. que tnvip.t'on que t'efujiarse en Ft'aucia.


Nada de esto igllol'aba Espartero,)' ad~más Vt'-
biztondo, Simon 'forl'cs é Ilurbe le habian lIla-
nif~slado la disposicion de sus tt'''pas, «Haga Vd,
t'eunil' todos sus soldados, habíale dicho á ;\la-
roto, yo me CIIC¡U'go de decididos á nllestl'o in-
tento, En efecto, en cuanto tuvo delante de sí
todas las tI'opas, arlelantóse solo con 1\Iaroto, les
al'engó con enerjía, y abrazando á su jeneraJ, les
dijo: ¿ Quereis vivit, todos como españoles bajo
lIna misma enseña? iAhí t(~lleis hermanos que
os agual'dan, cOl'red á abl'awl'los como yo abl'a-
7.0 á vuestro jenel'al! Estas palalll'as fueron aco·
jidas por unánimes aclamaciones, y entól'lces sa-
cando la espada, mandó formal' pabellone~ y
romper filas, ) los dos ejét'citos se aunaron fra-
ternalmenle,


Poseia pues t:sparlero, no solo el conocimien-
lo justo de la disposicioo en que se hallaban las
Illasas carlí:.tas, sino aun el valor de apelar á ellas,
circullstancia de que carecia l\Ial'Oto , y aUh al-
gunos dias desplles se le oJ<Í decir: «1\Iat'oto, ni
,vo, nada hemos hecho: á quien lodo se debe es
al ejél'cito y á los habitantes; el fit'mar la con-
vencion no era nada, el caso estaba en hacél'sela
aceptar, »


Asísucediópfectivamente: el convenio de Ver-
gara de 1.0 de setiembt'e fué acojido por unáni-
mes aclamaciones, y llegado Espal'tel'o á Tolosa
el 6, vióse ,'ecibido con jeueral entnsiasmo, Ins-
taló allí I:.ts autoridades constitucionales y señaló
depósitos á los batallones cal'l istas para sel' li-
cenciados, todo lo cnaLse verificó con el mayor
órdell,


Quedáb.mle todavía á don Cárlos doce bata-
llones navarros, seis alaveses, lIllO de Cantilbríil
y otro de Castilla; podía por consiguiente reu-
nidos, apoyarse en la frontel'a ft'ancesa, defen-
del'se allí COII delllH~do y obtener con esto mejo-
¡'es condiciones, reflljiándose en A,'agon caso de
sufrir un l'c\'és. Nada empel'o supo hao'r; no
atreviéndose á confiar en los hatallones insm'-


reccionados de Vet'a, que comelia n mi I hOITores
fllese el día 5 á Lanz para conducir hasta la fron-
tera de Fl'ancia á toda su corte y á los ojalateros,
donde se refujial'on efectivamente, no sin halwr
sido robados y saq"eados por su misma escolta,
Víolál'onse en el tt'állsito gt'an fHímero de muje-
res y se ilsesinó á muchísimas pel'sonas , entre
oh'as el jeupral Moreno, Tal et'a el resultado de
la exaltacion , sin objeto ninguno, que habian
tratado de inspirar á sus tt'opas los cal'listas fa-
náticos,


En esto iba Esparlcl'o avanzando, El 9 reunió·
se á las tl'opas de Pamplona y encprró á don Cá .. -
lo~ en el Baztan. Llegado á Elizondo el 10, que-
dábale todavía á este Jll'Íncipe el t'PCII\'SO de es·
capal' á At'agon pOI' el po..tillo que le ofrecia
aun Bal'i1lete, tÍ de defenderse con los doce bala-
llones de que disJlonia todavía: pero no supo too
1Il3r decision nillguna, sino qne el 13 dejó á Eli-
zondo pal'a l'eflljiarse en Urdach, juntoá la froll'
tel'a de francia, y al dia signiente buscaba) a un
asilo en el suelo francés,


l\Iisel'able fué en vel'dad el desenlace de ese
drama político y militat' , y digno pOI' ciet'to del
pt'íncipe que representaba en él el papel princi-
pal. No iguoraban las tropas que le acompaña-
ron qu~ no les el'a ya dado resistil' á Rspar'tel'O;
así que, el jenel'al Elío envió el dia 13 al tenieu·
te jeneral conde de Ha¡'ispe un pal'lamentario
que obtuviese su intervencion, á fin de alcanzar
una lt'cgua y consiguiente transaccion con Es-
pal'tero. Lacónica filé la contestacion, (\ Reftí-
jiese don Cál'los en nuestro pais, y JO baré todo
lo posible por Elío y por sus tropas, »


Repitiél'onse en Ul'dach eslas palabras; el 14
por la mañana vacilaba lod:nía don Cárlos; di~­
h'azóse desplles con la idea de entrar de incóg-
nito en Ft'allcia á la ayuda de la noehe, pero lle-
gó Espartel'o á las 4 de la tanle, )' los primet'm
tÍl'os, que se dispararon hostigaron de tal modn
á don Cál'los y le impelieron con tal pl'emura
hácia Fl'ancia,qlle se alargó dejando á su t'jércitn
que saliese del apUl'o como pudiese, Espartero
sin embargo fué jeneroso, y dejando que los cal'-
listas abandonados pasasen la frontera, no Ilegú
á ella hasta que todos la hubieron traspuesto.
Pero lo que no se acierta á concebir es cómo p",
do hacerse CI'cel' á aquellos infdices soldados, á
fin de decidir'les á emigrar de tal suerte, que
iban á la naeion vecina para reorganizarse y re·
gresal' á España apoyados po,' veinte mil auxi·
liares franceses: así lo dijeron todos á los sol-
dados y oficiales que los custodiaban en Ba·
yona.


El jeneral Espartero volvió en spguida á Na-
varra para acabala .. la pacificacion del pais, Que-
daban todavía ocho batallones en Eslella y sus
('t'I'canía~, pero lHll1plla ciuclad se rindió el 20 de-




DE U ESI'AÑA 1WHERNA. f4,)
setiembrt', y solo enlral'on en Francia los ella·
dl'os de todos ellos, sometiéndose 108 soldados
y permaneciendo todos ~n Navarra despucs de
desarmados: prueba de ello es que de ocho ba-
taliones y cllall'o escnadl'ones de que constaban
aqlleflHs fncl'zas, apenas entral'OIl en Fl'ancia
cuatrocientos hombres, POI' lo demás, ellllime-
''o efectivo ele rt'fuiiados intemaclos no ascendió
mas allá de 5,600 s~ldados y 2,080 oficiales, ó co-
mo tales titulados; constando pues, como cons·
taba el ejél'cilo cal'lisla, aun en sns últimos tiem-
pos, de linos 20,000 hombres, clal'o es que la in-
lIIensa mayoría no deseaba mas que somelerse;
y que, si emigl'ó á Fr'ancia una fraccion insigoi·
ficante, rué tan solo pOI' pundonol', ó porque


hallándose á vista siempre de don Cárlos y acor-
ralada hácia la fronte,'a, no tenia filas arbitrio
que rendi,'se á discrecion á las plantas del ene·
~ígo ; á tal condicíon habia reducido á aquel
ejército la ciega tenacidad y rnise,'able indecision
de SlI rey.


He entrado en los pormenores enunciados, tan
solo con el objeto de p,'obar:


Que la endeblez é incapacidad de don Cá,'los
han conl,'ibuido poderosamente á la pérdida de
su causa, y que el descrédito en que cayera aca·
bó con la decision de las masas, cambiando to-
talmente la disposicion en que 1\e encontra·
ban,


---_._---_._----


Reseña de la polítira e!ilterior de El'!pa . .'i'u desde Cál"lo. " laa.ta
nuestros dia!il.


e
Desde el tratado de Madrid en .526 basta la paz de los Pirineos en r65!),


En la intl'oduccion de esta obra espLlse ya las
callsas de la decadencia intel'ior de la España:
f¡\ltame ahol'a examinar sus relaciones con la
política est~rior' desde la estincioll de la dinastía
caslellana.


La ambicion de la casa de Hasbllrgo trastol"
nó el mllndo entero. Cál'ios Vy Felipe II tomaron
parte en las tormentas de la EllI'opa, y aun has-
ta cier'lo pnulo las promoviel'on: no menos
afortunados que pr'epotelltes, tI'azaron siempre
el rumbo á la politica de Sil época: sus sucesores
!'mpero menoscabar'on de dia en dia 511 intlujo; y al
fin acabó la España por ver'se totalmente absor·
bida por la Fr'ancia.


La muerte del emperador'Maximiliano, en15 \9,
dejó vac~nte la COI'ona impel'ial, y por Vt'7. p,'i·
mera solicitó su inv!'slidlll'a un rey de FI'ancia,
declarándose FI'3ncisco I prt'tendiente á ella, á
fin de Jisputársela á Carlos V, Tal filé el pr'imi-
tivo jérmell de la prolongnda rivalidad de los
dos monarcas, q'le oCllpaban á la saZOB los so-
lios de Francia y España, J:lmás pe,'donó Fran·
cisco 1 á su afor'tunado competidor el triunfo
que este reportara COlJtra él ellla dieta de F"3nc-
fort, la cllal proclamó I'mperador al nieto de
Maximiliano,


Sabido es cuanto le hubo de costar' á la Fran-
cia la pl'Ímera guerra que estalló, Cál'los tuvo
noticia en Madl'id de la batalla de Pavía y alli
fué donde recibió á Sil real prisioncr'o, El tl'ata-
do fil'lnado en aquella capital el 14 enero de 1526
volvió la Iibel'tad á Fl'ancisco 1: de vuelta em·
pero eu sus ~stados, faltó el r'ey de Fraucia á SP'
palabra y lealtad, bajo pretesto de que no se ha-
llaba libre cualldo (il'mó el tr'alado; tanto qlle
habia p,'otestado en silencio antes ele cedel' á la
imperiosa ley de la necesidad: pero "emejante
prueba de pe,'fidia II'oró la rivalidad de los ¡Jos
príncipes en enconado rencol',


Esta primera falla de Fl'apcisco lIevóle;í esti-
pular al rey de loglatelTa Enl'Íque VlII concesio-
nes mncho rnns humillantes que la impuesta en
el h'atado de MIld,'id, tanto mas en cuanto fllP,-
,'onesponhlJeas, Pal'a vellgal'se de Cál'los V soli-
citó el apoyo de la Iuglatel'l'a, la cuallootorgó tan
solo á trueque de una pe/lsion perpetua de cilJ-
cuenta mil e¡,cudos de oro que á sus reyes de-
bian pngar en adelante los de Fr'allda , y me·
dia lite la cual, segullll'atado 11 !le se lit'mó el J 8 de
agost.o de 1527, rennllció Enl'iqlle VIII á todos sus
derechos sobre este tíllimo reino,


La pa~de Cambr.ai vino á hace¡' C€SlH' de unA




,1 ;;0 HISTOlUA POLlTICA
vez la efusionde sangre que vertiera la gnelTl
por espacio de lluevo años: fil'móse el 5 de HgOS-
to de 1529 y se llamó paz de las damaf, por ha-
berla negociado Luisa de Saboya, madre de Frall-
cisco 1, y Mal'garita de Austria, tia de Cál'los
V, Ratificábase en ella el tratado de Marlt'id; el
I'ey de FI'ancia tenia que pagar dos millones de
escudos de 01'0 pOI' el rescate de sus dos hijos, el
ddfin yel duque de Orleans, cedia cuallto po-
seia en Italia á favol' del emperador, así como
la ciudad y bailía de Hesdin, y renunciaba á todo
del'echo de señorio en los condados de Flandes y
AI'tois, comprometiéndose además á licenciar
Cllall!~S h'opas tpuía en Italia. POI' su p3l'te re-
rJnnciaba el emperador {¡ cuantos derechos pu·
diesen compctirle en las tielTas poseidas por ,,1
F¡'ancés , el cual debia desde entónces recobl'31'
1.1 posl'sioll de la Borgoña, etc.


Bicn se erhaba de \'el' que semejante paz no
podia sel' dm'adel'J, y Fra(lci~eo 1, qtle no bus-
caba sino pl'elf'stos para I'cnovar la lucha con
Cúl'los V, ~c('¡'ló Illll) presto á eneontl'al' \I1l0
en la muert':' del dtlqtle de :\Iilan, Fl'ancisco Es-
rOI'cía; puesto que, reclamand~ ambos la sllce-
,ion á aquella hez'encia, apoyándose Cál'los ellla
ley sobre fendos,)' el de lirancia en una prome-
sa privada que de f~lia habia !Jecho el empera-
dOl' al duque de OrlC3I1S; e[]('endióse de rlllt'vo
la ~uel'I'a: hipn que pOI' esta vez no rué IllUy so·
nada ni dió ocasioll á célebres jal'nadas, ~ino
que terminó ITIlly pmnto por Ilna tn'gua de diez
<lons, cstipnlada en J\"iza, el 18 de jllllio de 1538,
bajo la mediacion del pon Lifice p3ulo Tn.


No ll<1bian tl'ascul'l'ido tl'(:S años todavía clla (l.
do se rompinoll ya las treguas con motivo de la
lflUerle de los dos enviados deFrancisco 1, ase-
sinados al atr<1vesaJ' el Po, en 3 dejulio de 1541.
Achacó ell'ey de Francia este cl'ímen ¡JI gober-
nadol' de JUilan y pidió salÍsfaccion de él al em-
pcrador, que no quiso dal'la, Jleg~ndo pOI' el
contrario la complicidad del marqués de Guast,
fll1ien se deft~lIdió separadamente en un escrito
íjnc se im¡lI'imiú.


Corno quiera, se empuñal'on de nuevo las ar-
mas, y tl'as diversos encuentl'os en Frallcia y en
el Piamonle, acampado al cabo Cárlos V t'n las
riberas del ;\-larne, amagaba y~ el" cerca lacilldad
de Paris; sin ellJb~rF;o propnso todavía la paz,
que s<, firmó en efecto en Crepi el 18 setiembre
de 1.,44 : la I'econeiliacion empel'o fué tan solo
apal'cnte, pues slIbsistia el idéntico odio entre
;1mbo, mon~rcas,Restilllíallse estos, en virt nd de
"quel tl'Jtado, cnanto se habian arrebatado lino
;\ 011'0 desde la tregua de Sin, yen seguridad de
tal es !'cstitl1ciones dió CH rehcllcs el rey de Fran-
('ia al c~;'depnl de 1\Tendon , ni duque tle Guisa,
al conde de 1.:1\';.1 y ~l seíJol' de la Hunuudaie,


Prc\'¿¡!iúsc ',¡."mpre C21'1ns V, en todos los t!'n-


tados, de las ventajas que le granjeaban 'su su-
perioridad militar, su jenio , y Sil siempl'e pro-
picia suerte: así que, fueron aquellos onerosos
á la Francia, cuyos intereses sacrificó constan-
temente Francisco I alodio implacable que abl'i·
gaba contra su no menos diestl·o qlle venturoso
rival. Las guer¡'as que provocó contra el empe
I'ador costaron la vida á doscientos mil France-
ses y la ruina de un millon de familias (1),


Reina ba en paz con la España Enrique IJ, ha·
PÍa ya cuatro años, cuando ciel'ta qup.rella entr¡'
Octavio Farnesio, duque de Parma, el papa y el
emperador, eu la cual tomó tambien parte el
I'e, de Francia en vir'tud de un tratado que hi-
ciera con el duque, tI'ajo t'n último resultado
1111 rompimiento y se declal'ó por consiguienlP.
la gllerra elLO de setiembl'e de 1551.


POI' p('irnera vez abandonó un instante IJ fOl"
tuna á Cárlos V, Y pel'dió tl'einta mil hombre,;
delante de J\Ielz j pero este rcvés fué alLam'!lil<'
com pensado por la victol'ia de Marciano, al can·
zada P(JI' el ejército impel'ial contl'H los Frallce·
ses el3 de agosto de 1553; y al cabo vino á firnlar·
se Illlcva tregua en la abadía de Vaneeles , jun-
to á Cambray, el5 de ft~brero de 15j:5. POI' esta vez
se est i puló para cinco años j mas en vel'dad IJne
ni duró siquiera cinco meses, porque las des·
avenencias del papa Panlo IV con la casa (J<,
A llstria hieiel'on estallar de nuevo la guerra:
en la cllal tomó por suyos la Francia los intere-
ses del papa conll'a Felipe n, Rompiéronse las
hostilidades con nI! ataque en los Paisfs TIajos,
Pel'dió la Ft'ancia la llomlll'lIda rota de San Quin·
tin ; y rué arrollado el mariscal de Tenlles, ('On
su jente , cerca de Gl'avelinas : en cambio apo-
deróse el duque de Guisa dl~ algnnlls plazas de
los Espai'íoles, y tomó Calés ;í los ]Ilglc~es : mas
("01110 cchase de \'el' Eurique II que no le el·a
dado continual' guencando, entabló negocia-
ciones y se firmó al c¡lbo entre él y Felipe JI el
Il'atado de pa7- de Catea!1-Carnbre~is, el 3 de
abl'il de !á5!).


lIabia lier'cdado Felire 11 la prepotencia de Cál'-
los V, y así es que etlla paz deqne hablamos dic-
tó todavía la ley é impuso las mas duras condi-
ciolH's , tanto que pOI' solas tres ciudades que
l'estilllYÓ, San Qllintin, Ham y el Cal .. let, vióse
Enrique 11 pl'erisado á devolvel'le cel'ea de dos·
cientas en Flandes, el Piamonte, la Toscaua y la
c<\rcegn .


.Pero elmonarea cspúiol, que pllsicra guurni·
cion t'n Paris, n.ll~n y vHl'ias otras ciudades de
Francia (1), iba al fin á eucontral'¡e cara á cara


(r) lIIontlue,
('1) 1\figuet, Inlroduccion .i las Ilcgociaciones SO~


bre la 5ul'esion f~e r~paila, p. 42,




DE LA ESPAÑA MODERNA,
con lm grande hombre á quien cupiel'a en misio n
el derrocar la no interrumpida supel'ioridad con
que descollara la casa de Austria hacia ya un si-
glo, y vencedor Enrique IV de la Liga, debia al
cabo volver sus armas contra Felipe JI, Habiaes-
te rey asalal'Íado y fomentado en Francia la guer.
ra civil, y, cuando bloq{lf~~da la ciudad de Pal'is
por los realistas, iba ya á ,'enclirse, mandó salil'
al duque de Panna de los Paises Bajos á fin de
locorrel' aq nella capital, y llega odo á ella Farlle-
sio á m3rchas flwzadas, tuvo la fol"tuna de COII-
seguir Sil intento.


Mas, disuelta posleriorméntc la ]j~a, publicó
al instante Enrique IV un manifiesto contra Fe-
lipe n elJ7 de eue,'o deJ5fJ5, cuyo monarca con-
testó con olI'O el 7 de mal'zo siguiente, con lo
cual comenzó nuevamente la gllert'a. Tomaron
los Espailoles las ciudades de Doulens , Cam-
brai, Calés, Ham, Gnine~, Artll'es y Amiensj
y Em'iqne IV se llf){ldel'Ó de La Fel'e, !'econ-
quislalldo despuesá Amiells, qlle capituló en 2,)
de setiemLl'e de 15!}7. En enero del siguiente
año 1598, abrióse en Vet'vins un consejo bajo la
mediacion del papa, y Ctl 2 de mayo inmediato
se firmó un tratado de paz, en ,'il,tml del cual
se estipuló una cabal y reciproca I'estitucion de
cuanto se habian quitado una á otra amLas na-
ciones desde la paz de 1559,


Filé el tralado de Venins el pl'imel'ataque di-
I'ijido Íl la grandeza de la casa de Austria y á la
supremacía h,ista entónces ejercida por 1 ... Espa-
ña, y PllPde deci,'sl! de él que señaló la decaden-
cia de Sll podel'Ío.


No bien dejó de ser lib,'e interiormente la na-
cion española y se agotaron todos sus recursos
para acudir á las exijencias de la ¡(lIel'ra, 110
esperimellló en lo esteriol' mas que conll'utiem-
pos. En nOCI'OY, en 1643, en Lells, en 1648, en las
Dunas, en 1658,105 antiguos tercios castellanos
perdiel'on su decantada Ilombl'adía: las del'l'o-
tas reemplaz31'0nlos pasados trinl1fos, yen su-
ma los ejér'('rtos franceses, cou rematal' .'1 ('spi-
rante podel'Ío de la España, logt'aron gr¡wj,'ar-
~e ulla sllpl'emacía que hall Silbido COl1seI'V~¡'
desdeaq \lel punlo. Cuando velJcidosy hasla ame-
nazados en sus posesiones al sllr de los PÍI'i neos,
hubiero~ los Españoles perdido igualmente la
Catalulla, viérollse pt'ccisaJos á solicitar la paz.
Sellora la Francia de la A Isacia y deseosa de ('S-
tendersu~fronterashácia el mediodía, quitóá 1"
España el nosellon, la parle septentriolJal de III
Cerdaña y el condado de Conflans, mientl'as que
al norte se apodel'aba del de A¡'lois ,con mus
gl'an parte del ducado de Lnxemburgo y dd Lim_
burgo: y sabido es que el tratado de los Pirineos
filé la aciaga con~agl'acion de esa impolencia de
que no h~ accl'lado Ú lel'Jnt::tfSC la Espaila dfid~
entt';I1 I:t':i.


Tal se pI'escntaba la siHwciol1 de ambas nacio-
Iles, cnando á la muer'te del cardenal Mazarini,
en 9 de mal'lO dc 1661, empuñó Luis XIV las rien-
das del estado.


Era la paz universal, y se dijera que la in-
contestable pl'epondel'ancia que graIJjeal'3 á la
Fl'aneia la omnipotencia oel numen representa-
da pot'lo~ glle¡'I'erOi magnánimos dcll'cinado de
Luis XIV, la tenia asrgUl'ada por largo tiempo.
l~poca. en verclad, escepcional en la hisloria, que
todo contl'ibllyó lÍ presellt~I' mas y mas gran-
diosa en sn principio, y que hl\sta llegó á bri-
llar con los ,'eflejos <le la pasnda gloria en lo~
últ.imos momentoi del gran monal'ca, Al centr",
al norte, al mediodía de la EtlI'opa , mnltitud
!le lI'alados, como el de Veslfalia, de Cop\'lllw,
glle, de Oliva, de los Piriueos, habian cstab-k-
cido tal equilibrio de fllenas qne debia al pan'-
cel' evitar tndo choque y motivo de guerra. El
menosc:lho de b Espai13 alejaba pa!'", el pone-
nir todo I'ecelo por los l'Ícsgos que hiciera cor-
rer I'n otro tiempo aquell;J potencia á la balan·
zn jenel'al de la Europa, y en la segumla mitad del
siglo XVII no podia ya la cercanía, otras vece,
tan temible, de la penínsnla inspirar á la Fl'an-
cía la menor inquietud. Exhausta de homb¡'es y
dine¡'o, pl'ivada de comcrcioé irJdllstria, sentíase
la España al','astrada pOI' \J fllt'1'73 de las cosas á
"ivi,' en paz, clIalquiel'a que ft1('se su soberano,
con la Ilacion vecina, Sin duda que en tiempo
de Francisco I y de los tt'es Enriques 1I, In y IV,
no podia sel' otra la política francesa mas q(l!~
absol'\'c¡' y J1ev~I' tl'as sí á su formidaLle !'¡val, .)!\
á la ayuda de las conquistas, ya pOI' mcdio ue
alianzas de familia, y 110 hacia la Francia con
ello lTl'lsque lls3l'tterepresalias, puestoque todos
los esfuerzos de Cárlos V j' Felipe II fe encami-
naron ú seilorear la Francia j pero ya qne se hn-
Lo firmado el tl'atado de 105 Pjrineos, variaren
notol'iamente las cil'(:nnstanrias; no estaba ~,~
su política á la orillJ opll~sta del Bidasoa; lo q¡'"
le cOlJveuia sí traspoller el'ün los Alpes y el
Rin.


Si considcI'3mos pues bajo del'lo punto de
vista jeneral la respecti\'a posi('inn dc amb"'l
paises, clnl'o es que la domin3c.ion sobre la Es-
paria, tras la cual se des.11ó constantemente Ll1i,
XIV, no IlOS pal'ece¡'áen manera alguna necesaria
al esplelldcn' y seguridad de la Ft'3ncia; antes
bien (~ollocel'émos ,á no poder dudar de ello,
qne ('n el estado en ql1e tenia á la Espúia la
mllertc inminente ele Cá1'1os II, la políti('a nd0]>
tada pnl' Luis XIV debia 5\:'1' pOI' E'1 conll'Jr'io ,:"
todo punto perniciosa á los intereses de su ll~,­
cion.


Luis XI\ fué el creado\' de esa poiítica de Je.
millClcion material, c¡ne desde su época ha pl'r-
y;,llcl.!ido .in il1lfl'l'[1(1"':\1 1m l~ naeÍoll f¡'~nce:-:~_




HISTOlll:\ l'OLITICA
\:on I'especlo oí la nuestra J y la sucesiou al tro-
no de España rué el eje sobl'e que comenzó á ji-.
I'al' (1). Los descendientes de aquel monarca la
Il~n continuado, á pesar~le será ladas lucesacia-
ga pal'a entrambos paises, y IlO ha mucho que
ólcabamos de vel' en Napo)eon el intento cOlloci_
do de empl'elldel' de nuevo la obra dinástica de
Luis XIV, á favO!' de su propia familia. Todo po_
d~roso en Madrid (10 quedaban todavía satisfe-
chossus deseos, sino quejnzgó mcdio mas segu-
ro y á propósito pal'a señol'cal' la Península el
en!t'onizar cn clla á su hel'mano José, almodo que
pl'efh'ió mas hien Luis XIV aceptar el testa men°
to de Cál'los n, que cllmplimental' el tratado de
parlicion , mediante el cual se ensanchaba la
Francia hasta tocar sus fmnteras uatul'ales, Cuá_
les hayan sido los I'esultados de semejante polí-
tica dinástica, bien se echa de vel' por las dos
guerras asuladoras que la han St'guido, ambas á
cual mas fatales á la España, {¡la FI'anda, á Luis
XIV, y á Napoleon; estos ejempla¡'es sin em!:Jargo
no han sido podel'osos á contencl' la restaura-
cion, la cual intentó tambien I'einal' en Madrid
cuaudo apenas I'cinaba en Francia; digalo sino
la intcrvcllcion de 1823, cuyas consecuencias pa_
ra las dos nacione~ dl'jo Ja es puestas en 011'0
hlgal', " Desde el cardellal de Richelieu hasta
el duque de Choiseul , dice Chateanhriaud, ja-
más han perdido de vista lIUestl'OS hombres de
cstado la unionfurzada de la Pellin~lIla ibérica


(1) Mignet.


á este suelo fl'ancés, mediante el cual se comlloio"
ca con la ElII'opa (1), Es la España un satélit.:·
que debe siempre jirar en nuestra misma órbi.·
ta pal'a que sean I'eglllares sus movimiento. y ,
los nuestl'os (2). »


Tal ha sido en efecto la política de los diplo~:
mático5 franceses desde Mazal'ini y las d"sveo,·'
tUl'as qlle ha acal'rcado á cmh'ambas n3ciooel',.
son sin duda el mas solemne mentis que cabl .
dar á ese sistema tan falso corno pemicioso, al pa· .
so que la espel'iencia que de él se ha hecho des,'
de la paz de los PiJ'incos hasta lIuestros dias, el,
su mas victoriosa demostracion, '


En el primer pel'Íodo desde Cárlos V hast •.
Luis XIV, apura la España todos sus recursos
para dominar á la Francia, lleva á hlS l'eiDOIo
vecinos la desolacion y el trastorno, y acaba por
art'uinarse á sí propia,


Empero en el segundo pel>íodo desde Luis XIV
hasta Luis XVI, vemos los papeles del tIldo tro,
caelos, pues la F¡'ancia á su vez 10 sacl'ifica todo
para sojuzgal' á su antigua r-ival, y solo aciel'taá
conseguido ¡abl'ando á un tiempo su propia
desvelltul'a y la de la España.


Las I'claciones entl'e ambas naciones durallte
aquel segundo pCl'Íodo , sus guel'I'as y sus tra··
tados mel'eccn pOI' su impOI'tallcia sel' esplana-
dos á parte y con detencioll.


(T) Chateauhriand, Congreso de Verona, tom, r.
p. 364_


(2) Idem, p. 31\8.


D~sde la paz de los Pirineo. hasta la de Aquisgran,


NqfociadOlles acuca de la remmc;" de la infanta María Teresa.-Tra/ado enlre Francia r Portugal.-CoIlPenio cIJn
1M príncipes elector8s.-Prusia.-Slluill.-Primer tratado de partidon el/tre el emperador leopoldo r Luis xlr.
lllvasion de los Paises Bajos, -Guerra de la Depolllcion.-Triple atianza.-·Paz de A'luisgran.


Desde que casó Luis XIV con la infanta María
Teresa, ocupóse~in cesar en una idea fija y pl'e-
dominante acerca de la España; pcro esta idea,
á que 110 fué del todo ajeno el pl'o)ecto de su
matl'imollio, pnes que vislumb/'aba á su tl'a\és
a rennion de dos coronas en una misma sien,
habia ya dado á conocer, cuando el enlace de


Luis XIII con Ana de Austria, la indispensable
necesidad de una renuncia de los del'cchos á la
cOl'ona de España pOI' parte de la iufanlfl y del
I'ey de FI'anc¡a, y pOI' idénticas l'aZOIWS se e"ijió
igual ¡'enuncia á la iufanta María Teresa y á
Luis XIV. En 2 de juniode 1660, pl'estó la futura
reina de Fl'anda cl juramento de renuncia el];




DE LA ESPAÑA ~lOl)ERNA.
Fllenterrabía, y el 6 del mi~mo mes ratificó Luis
XIV aquel acto en la isla de los Faisanes, y jllró
sobre los santos Evanjelios n,antenerloá toda coso
tao En 21 de julio envióse el trntado de los Piri·
neos,junto con el de matrimunio, á los pal'lamen·
tos de Paris, Ruan, Grenoble, Renes, Aix ,
Pau, Dijon , Metz y Tolosa ; y fué I'ejist,'ado en
Paris el 27 ,h:1 mismo mes (1). Pel'o á pesal' de
estos solemnes actos, vislumbraba todavía la
Francia la brillante espectativa tras que tanto
anhelaba, y no disimnlaba pOI' ciel'to sus espe-
ranzas pal'a el por'venir (2). En cuanto á la re-
nllncia, abrigaba siempre el monarca fl'ancés el
intento de violada lue30 que llegase el ca,o de
ponerla en planta (3). Así fué que desde 1661 di.
rijió constantemente sus conatos á haccl' revo-
car el acta en que se pl'ometiera, alegando pOI'
motivo que el dote de 500,000 escudos de 0"0 ,
pl'ometido á María Tel'esa, no habia sido pagado
en realidad. El npgociador MI'. de Lionlle habia
proclll'ado espl'esa,' en el contrato de ma trimo·
nio que la renullcia se hacia mediante el pago
de aquella dote. Desde aquel punto pues vióse
sometida la sllcesioll á una corona á las condi·
ciones de un contrato matrimonial entl'e par·
ticulal'es, y I,'asformada una querella política
en I'uestioll de derecho civil.


Tal fné sin embargo la base de la prilllcl'a ne-
gociacinn entablada pOI' Luis XIV pa,'a I'evindi-
cal' los derechos de la infanta al lI'ono de Es·
paña y obtenel' la l'evocacion del acta de I'enun-
cia: se creyó pOI' largo ti('lIlpo poJel' dar impor-
tancia trascendental á una ctlestion meramente
de dinero, que /:'11 el fondu !JO era considel'ada
mas que como una bagatela (4), pero al cabo fné
preciso desistir' de ella.


Ya abandonada la t'eclamacion de la dote, des-
enterl'óse allá el tr'ascordado derecho de devo-
lucion sobre los Paises Bajos á favor de la reina
Marí!l Teresa, hija en pI'imeras llupcias de Feli·
pe IV,


Quien primerosujirió la idea de echar mano de
semejante derecho rué un llamado Dnhau, secre-
tario del mariscal TUI'cna, que habia casualmente
estudiado los usajes de Flandes: Tl1l'ena lo pro-
puso á Luis XIV (5), Y este lo adoptó sil'viéndose
de él para anular h rClluncia.


La cual estaba sin emb;lrgo concebida en tél"
minos tan esplícitos que obliga,'oll á Colbert á
!lecil' al rey en su testameiJto político: «Señor,


(l) Mignet, sucesion de España, 1, J, p. 69'
(2) Nasau, 1, UI, p. 24[.
(3) Mignet, lulrod., p. 4.
(,0 Desp 3 cho de ;\,1r, Lionn.: al arzobispo de Em-


hruII en 9 de octubre de r6ór.
(5) Comideraciones sohre Luis XIV. Obras de


Luis XIV, t. r, p. 132.


renunciasteis á la sucesion de España en lérmi-
nos formales y con cuantas cláusulas quiso exi-
jir aquella cOl'ona (1). » Léense tambien en las
consideraciones jenerales '" que preceden á las
obras de Luis XIV, eslas palabras: «La renuncia:
de Ma,'ía Teresa se hallaba compl'endida el! el
tratado de los Pil'ineos precisamente por ell'ey
y por su esposa (2) , Y se ha dcclarado nula esta
condicion fundamental del tl'atado y del matri-
monio pOI' sola la razon de no haherscdaJo cum-
plimiento á cicr,tas cláusulas, bien que poco
importantes; así lo deciden los publicistas, Reú-
nense tambien por su pal'te los teólogos, y Ul!
consejo de conciencia tranquiliza del todo la
del rey. Los lejistas empero hacen mas todavía,
y como la parte de sucesion á que se aspira se
halla en los Paise~ Bajos, descubren allá cierto
derecho de devolllcion peculiar de algunos usa-
jes, mediante el cual son despojados de la su-
cesion los hijos del segundo matrimonio por los
del primel'O, sin qne los varones de aquelesclu-
yan á las hijas de este. Y si bien es verdad que
no aprueba MOlltesquieu que se decida por el
del'echo civil ulla cuestion de del'echo de jentes,
sin embargo los consejeros de Luis XIV no el'an
Otl'OS tantos Montesqllien ,y además tenia este
monarca pal'a ]wobal' sus derechos un manifies-
to y cincnellta mil soldados (a).»


Para que no se me acuse de parcialidad he ci-
tado el juicio crítico de los autorf'S fl'ilnceses
acer'ca del valor de la renuncia y la nulidad del
derecho de devolllcioll. Pero ello es, que Luis XIV
ansiaba á toda costa apoderarse de los Paises Ba·
jos; necesitaba sin embat'go un pretesto, yechó
mano del mal aplicado derecho de devolllcion.


!\TlIrióFelipe IV el 17 de setiembre de 1665, de-
jando la custodia:de slll'eino á un niño de cuatro
años que apenas tenia un soplo de vida i TI'iste
emblema por ciel'to de la monal'quía de Cárlo~
V, que desapat'ecia en medio del anonadamiento
de todos los reCLll'SOS del pais y de las humilla-
ciones del estranjel'o.


El fallecimiento de aquel monaloca dejó á la
I'ejenta á merced de Luis XIV. Consumia la guerra
de Portugal los reclII'sos del estado, y el I'ey de
}<'rancia la fomentaba pOI' toda clase de medios, ya
con socorros efectivos enviados á Jos POI'tugue·
ses, ya con intl'Ígas diplom{lIicas fragll¡¡das en
Madl'id por el a,'zobispo de Embl'ufI, su embaja.
dar, y en Lisboa por el abate San Roman.


Para engañar mas cumplidamente á la Espa-
ña con respecto á sus p,'oyectos sobre los Pai-
ses Bajos, ofl'eció LUIS XIV su mediacion en lo
de portugal y el establecimiento de una alianza


(l) Testamento político de C.olbert , p. Il 1.
(2) Obras de Luis XIV, t. 1, p. 124.
(3) Consideraciones sohre Luis XIV, t. 1, p. u4.




HISTORIA l'OLlTICA
ofensiva y defensIva, y envió plenos poderes para
esta doble negociacion 1\1 al'zobispo de Embl'un
desde Vincellues, el 24 de setiembre tle 1666 (1).
Pero semejante simulacro de negociacion no te·
Dia mas que un solo objeto; escuchemos si no
al mismo monal'ca fl'ancés qne nos lo revela.
n Tratábase únicamente de hacinar inútiles f'S-
torbos en el teatro .... por lo cual manifesté á
mi emb~jadol' en Madrid el colorido que debia
dar al Bf'gocio a fin de presentarlo, si cabia ,
agl'ad'lble á la rejenta (2). »
• «Continuaba Luis XIV con relacion á los Es-
pañoles el idéntico sistema de doloso engaño,
conservando así su seguridad pae;) mejor pro-
longa!' su p.ndcblez, desviándolos de la paz con
el POI'tugal y de la alianza con los Ingleses. A n-
tes habia ofrecido Sil intervencion en los lIego-
cios tle aquella naciun, con la lÍnica mira de
frustL'al' la mediacíon de la Inglatel'l'a , y ahora
brindaba con no menO/' fals~dad á la carIe de
España con una alianza ofensiva y defensiva, tam-
bien para impedir la que le propllsiel'a el mo-
narca inglés (3). "


No se dirá que semcjantesjuicios snbl'e la po-
lítica femen tida de Luis XIV, sacado~ de sus mis-
mas obl'as V de los escritos dealltores franceses,
sobrcmane~a adidos á su pais, puedan infllntlil'
sospecha alguna; sin embargo ellos colocan 105
esfuel'zos del rey de Francia para prolongar la
guerra enll'e España y Portugal en el Olí mero de
los conde liados por la moral y I'cprobados por
la concicncia de lodo hombre de bien. Ni aun
tenia que comuatÍl' Luis XIV en Madrid ni ell
Lisboa, la influencia eSll'anjera, único caso en
que la ÍI'iste, bien que imperiosa razon de est~do,
lejitima ciel'tos manejos, de su)'o nada leales;
así que atizaba ,J(IIIt~1 monarca la discordia entl'e
E6paiia y Port[lgal solo con el fin de debilitar á
la pI'imel'a de est~s dos potencias, facilitando así
la usurpacion qne medí laba de los Paises Bajos.
Contl'a la Espaiia pues, y lo que es mas, contra
SIL propia familia, dil'iJ;ó Luis XIV sus primeros
hechos de armas, y en aquella nacían fué tam-
bien donde se marchital'on los laureles de su
gloria. En S1I vejez espió amargamente su yerro;
la dominacion empel'o de la Espai'ía fué 511 pri-
mel'o y ültimo pensamiento (4). Franceses y Es-
pañoles han pagado harto cara aquella ambician
dinástica.


Bicn conocia Luis XIV que npgociando una
alianza ofensiva y defensiva en Lisboa, "iolaba


(r) Carra de Luís XIV al arzohispo de Embrun de
24 de julio de r666. Mignet, t. I.


(2) Obras de Luis Xl V, memorias históricas, 1, JI,
p. 1(2.


(3) JUiguel, t. 1, p. 473.
Cí)' I\lignct, t. l, p. 5!¡g.


abiertamente el tratado de los Pil'ineosj pues Sil
al'tículo primero es sobrado esplíeitoparadar lu-
gar á interpretacione3 (1). Por otra parte sabida
es la confesion franca que de ello hace en sus ins-
trucciones al Delfin. "Hallábase, dice, ocupada
la España en la gllel'l'3 de Purtu¡ral, qtle yo podia
hacerle mas y mas engorrosa; pues tenia en mi
mano medios de ayudal' JO mismo á los Portu·
gueses, en caso que lo huhiesejuzgado nccesa-
rio, á pesar de qll~ el tratrulo de lo.r Pirineos me- ,',
lo prohibio (2). " Asi fué, que 110 hacia mas qlle
buscal' pl'etestos "pal'a renovar sus pretensio.~
nes; siendo su verdadero intento consegui,' que
la España no pudiese poner los Paises B,¡jos PD
estado dc defensa pal'a que así t!níerall que
rcndil'se en cuanto SI! decidiese él ;í alacar-
los (3). »


La guel'L'a de Portugal el'a sin duda la causa
mas eficaz tle estenuacion IJUl'a la España: por
lo ctlal todos 103 conatos de la diplomacía de
Luis XIVtendieron conslantemente á imposibi.
litar la paz entJ'eamba~ nnciones.


Los podel'e~ enviados en aquella ocnsion al ar-
zobispo de Embl'lIn eslahau l'edac1<tdos de esta
suel'le : « Vincennes, 26 de sctíembr'e de 1666. - .
Por la pl'esente, escri ta y firmada de propio PII-
ño, venimos en concedel' y concedemos al sei'íO!'
arzobispo de Embl'll!1, consejero de nuestro
consejo de estado y lluestro embajador eslraor·
dinal'io en España, plenos poderes para Iwgocial'
en nombl'e nUE'stJ'o ('on los comisiollados qll,!"
con iguales poderes envie lIuestl'a muy cara y
estimada hel'ln3n3 y prima la reina ue España,
tutora de la persona y ["('jenla de los e~tados de
llllestl'O mny caro y estimado hel'mano y pI'imo,
el rey de España, y par'a estipular y firmar cua-
lesquiera artículos J condiciones 'que el 50brt'·
dicho señol' arzobispo e.,/Íme couyenientes pa/tt
IIn tratado de mas eslrecha unjan eutre Nos y
nllesrrodicho herma no,)' especialmente dealiall ..
za orensiva y defensi\'<l contra la Ingblerraj co-
mo tambien otorgamos en vil:tud de la misma
pl'esente al sobredichu seíiol' ~rzobispo plenos
podel'es pa¡'a ejl'relT la mediacioll que tenemos
ofrecida para obtener un acomodamiento en los
asuntos de POI'tugal, y hasta p3l'3 prometer para
ello una garantía, caso que la descpn y se aveno
gan á admitir la misma ambas partes intere·
sadas, y damos fe y palabra de rey de aprobal' ,
ratificar y ejecntul'los indicadosarticulosy con-
diciones , tanto de alianza como ue mcdiacion


(r~ Art. 1°. "El rey de Francia se comprómete á
no prestar socorro alguno al de Portugal." (Fluuo,
Hist. diplom., t. UI, p. 238.


(2) Mem. ele Luis XIV, Instrll~. al clellin, t. l.
p,62.


(3) l\1ignet, DorullI. ¡né.!., t, ), p. ';'.íí.




DE LA ESPAJ\A MODERNA.
y garantía', que dicho señOl' 31'zobispo estipule
y firme en virtud del\wesente poder.


« Dado en Vincennes, á 26 de setiembre
'de 1666,.


Las negociaciones á qne hace refel'encia este
poder eran tan solo simulad~s y dilatorias; pues
sabíase positivamente que los proyectos sobl'e
los Paises Bajos d.al'i~n la guena por resultado:
yen cuanto á la mediacion, el mismo Luis XIV
nos dice que iÍnicamente la habiapropuesto para
ganar tiempo (1).»


Encargú en segllida el monarca f¡'ancés ~l al'-
zobispo de Embl'lIlJ que no r"allqllease copia 31-


\ gnna de aquel poder á los ministros españoles,
por mas instancias que para ello le hiciesen, y
que lo negociase todo verbalmente: preeaucioll
Jlor eierto indispensable, plles al paso que ofre-
cia al gabinete df' Madrid su mediacion en lo de
Portugal, negociaha el abate San Roman en Lis-
tloa nna alianza ofensiva conll'a la E~paña, cUJo
aI'lículo segundo estaba concebido en el proyec·
to de tl'atado en estos tél'minl)s: "S. 1\1. C. se
cOlIlpronwterá además, en virtud del mismo tra-
t~do:t no tirm~I', una vez declarada la guel'l'a á
la E~pai'ja, paz ni tregua algm13 en que 110 se
halle compl'elldido el rey de Portugal, si así lo
desea, y enquelos Español,'s rlOSf~ presten 1Í tra-
tal' con él, como de rey áJ'e,Y.>J


Semejante doblez esplica hien á las claras el
vivo interés que tenia Lu is XIV en no tratar pOI'
escl'i to con lil col'te de Madrid; pues la menOl'
indiscrecion en esto podia patentizal' lo odioso
de SlI política: tantf) mas cuando el proyecto de
trataJo con d Portllgal encel'l'aba condiciones
en qne se veia pintada la Olas enconada enemis-
tad contra nllesll'a nacion. 1~1 at,tíeulo 3.° decia
así: "Como S, M, C, atacará con todas sus fuel'-
za, á los Españoles todos los años, pOI' esto se
obligará tambien el rey de Portugal á hacer
anualmente con el nümtTodc fllerzasqlleseesti-
pule dos campaí'ías, UlW antes que¡wincipien los
calores y otra des pues de pasados .•


Como qlliera que esperaseu los POI'tuglleses
terminal' sns (ksavelle[Jci~s con la Espaila por
mediaeion de la Inglaterra, no se dieron prisa en
entrar en las miras de la Fl'ancia: los Españoit's,
por otra pal'te creidos de la buen;, fe de Lllis XIV,
tampoco se mallircstal'on dispuestos á cOllce-
,Ier la satisfaccion qne reclamaba la Inglaterra
á nombl'c de Portugal: así q tiC, paralizada de
esta suerte aquella negociacion, quedú suspendi-
da hasta el año siguiente,


En esto Luis XIV retioblab~ sn ahinco en com-
11I'Ometel' lo mas peli¡';l'osamente posible al go-
hierno español con el inglés, .Y conociendo con
euanta facilidad se alarman en España los sen-


',f) ~Ielllolias hii'órica~ d~ Luis XIV, 1. v,]'. 386.


timientos de nacionalismo, encargaba á su em-
bajador en Madrid, en carta de 27 de setiembl"!
del mismo año de 1666, qque llamase la atencioll
de Cárlos 11 hácia la uSUl'pacion de la Jamaica·
y la ocupacion de Tánjer. Cnando convidé aL
rey de España, añadia, á romper con la Inglatel'-
ra, la invité á lo que de ella reclaman el hono!"
y el propio intel'és, y hasta la Ilamú á indudables
victorias .... Con esto os he dado harta matel'ia
para presentar una proposicion asaz lisonjera
que, apoyada además por la ordinaria fuerza de
vuestro estilo, sea acaso podel'osa á dividir lo~
parecer'esde los consejeros de estado y de la jun-
ta de gobierllo."


A pesar de lo comprimida que estaba la opi-
nion pública en Madrid, resintióse sin embargO'
de esas dobles negociaciones y circularon escri_
tos del todo contradictorios, acerca de los inte-
reses de la España segun estaban l"edactados pOI'
los partidarios de la Fl'ancia Ó lo~ de la Inglater-
ra, No le valiú al arzobispo de Embrun el siste-
ma de temporizacion que adoptara; pues la cor-
te de Madrid le Pl'ecisú á que diese terminantes
esplicaciolles,y en efecto el28 de octubre decla-
rú á D. Blasco de Loyola "que no proponiendn
Sil rey ningun negocio sino con firme intencion
de llevarlo á cabo, se hallaba ya revestido de
plenos poderes para tratar en cuanto á la guer-
l'a ofensiva y defensiva» (despacho de 5 de no-
víembl'e de 1666),


El gabinete de Madrid, cuyas sospechas co-
menzaban ya pOI' fin á despertarse, acojiú e~ta
abertura de negociaciones con aparente iatisfac-
cÍon, y I}('rifl'aseando D, Blasco de LOj'ola las
palabras del arzobispo, aseguróle que la reina 110
dudaba un punto de la sinceridad con que trata-
ba Luis XIV fodos los negocios, y acabú por
suplicarle le diese por escrito cuanto le babia iu-
dicado de "iva voz,


A lo cual se negú el arzobispo, tomando el pa 1'-
[ido de dil'ij;rse al padre Nitardo, confesor de la
rein:!, á quien pl'esllmia fa"orable á lo~ Franct-
ses á callsa del odio que necesar'iamente deLia
abrig al' todo inquisidor jeneral hácia unos here-
jes de tal condicion como los de Inglat.erra. Pero
flO saliú mejor por esto con su intento; pues la
primel'3 prpgnnta que le hizo el padre Nital'do
fué "sí habia presentado proposiciones por es-
crito á la reina; >J y como contestase el arzobis-
po negativamente, negúse aquel á intel'venil' en
este asunto,


Con algnn tanto mas de dcstl'eza y algo me-
nos de tenacidad por parte del gabinete español,
se hllbiel'a dc&plomado pOI' sí mismo lodo ese
embl'ollado aparato de intrigas, La inde¡Wllden-
cia y sepal'aeion de Portugal existian ya ele hecho;
y sin embargo la dificultar! insupel'able de la Ile-
gcciacinll psll'ilDha t~n ~nlo ".'1 e1l'e('onocim&;2~i:


~




H56 HISTORIA POUTICA
to de Alfonso VI por rey de Portugal; poes re-
husaban los Portugueses todo otro acomoda-
miento, tal como por ejemplo la ofel'ta hecha
por la España de tratar COII el gobierno existente.
En tan insoluble situacion, renunció la Inglater-
ra á establecer la paz entre ambas naciones, y no
se ocupó ya mas que en su interés peCl1lial'.


Po:' oll'a pal'te, ya que hubieron aceptado la
Francia y la Inglaterra las ofel'las de mediacion
de la Suecia pal'n establecer la paz entre estas
dos potencias belijcl'autes, apl'esuró~e la corte
de Versal les á calmar las inquietudes de la Espa-
ña, la cual harto echaba de ver que en cuanto
no tuviese Luis XIV nada que temel' de la Ingla-
terra, ensayaria de contado un gol pe de mano
contra los Paises Bajos, En efecto, á este fin es-
cribia Luis XIVell ,6 de marzo de 11567 al al'Z')-
bispo de Embrun: "Proponed un SOCOI'rO dediez
buques de glll.'l'I'a bien equipados y armados,
pal'a arrojal' á los Ingleses de las Indias occiden-
tales, especialmente de la Jamaica v de la isla
de santa Catalina, pues, como con I:azon decis,
semejantc principio daria muchas largas, no sien-
do por otl'a parte muy embarazoso.»


Entretanto como á todos alarmase la reunion
de tropas destinadas á invadir los Paises Bajos,
qllisoLllis XIVmanlfestarseestrañoá este hecho;
yen un despacho dirijido en 17 de abril de 1667
al arzobispo de Embrun, le decia: "Podeis asegll_
l'al' positivamente quc 110 hc levantado tropas
estraordinal'ias de caballería ni de iufantel'Ía en
mas de un año, y es pura fábula lo qne se dico
de un levantamiento de dos mil caballos; hasta
)0 seria tambien, aun cuando no se hablase mas
que de ciento ó de cincuenta.»


Al propio tiempo que se tl'ataba de tranquili-
zar tan positivamente la cOl'te de Madl'id sobre
el sosten de la paz, escribia MI'. de Lionne, en 6
de marzo del mismo año, á !\Ir, de San Roman á
Lisboa:" En cnanto se hayan canjeadu las ratifica-
ciones con Portngal, entrará el rey en pCl's0na
en Flandes á la cabeza de un ejél'cito de cincuen-
ta mil hombl'es. S. M. se ha dignado confial'os
este secreto; sin embargo cree importante que
á nadie lo revcleis (1).»


Dos meses desplles de habel'se comn nicado á
1\11'. deSan Roman la I'CSolllciun de invadi!' la Flan-
des, hostigado Lnis XIV pOI' el gabinete de Ma-
drid, no titubeó en escribir á su embajaúor en
aquellacOl'te, el dia 1.0 de maJo inmediato, á fin
de qne h'anql1i1izase mas y mas á la I'ejenta y la
pl'cvinieseen cOlltra de las desconfia nzas del Dlar-
'Inés de Castel Rodl'igo, qtlecalificaba de fantas-
mas: la cal'ta del I'ey de Fl'ancia concluia en
estos términos:


f( Como me complazco mnchas veces en rcr


(1) Mignet, p. 534.


mis tropas formadas unas junIo á oll'a5, temG ,
que el mal'qués de Castel Rodrigo tome oca·
sion de una numerosa revista, tille mandé pa-
sar la semana tiltima, para aumentar en Madrid,
el temor de 11I1Cstl'as armas de que en tanta
manel'a y sin fundamento se halla poseido; pero
si oi5 hablal' de ello, podeis aseglll'ar que no hay
por acá Ilol'edad ninguna en materia de h'opas
y levantamientos (1).»


El simple cotejo de estas fechas basta para
poner en clal'O la política de Luis XIV para COl/'
una aliada, para con un rey, de edad de cinco
alios y cuñado suyo: uingun escrlÍpulo le arre-
(h'ó. Habíause renovado las negociaciones con
el Portuga,l con eslt'aol'dinal'ia pl'emlll'a y toca-
ban ya á su fin; pel'o si la 1IlleVa del rompimien-
to del I'ey con la E~pai'ía llegaba á Lisboa antes
del canje de las I'alifieaciones, claro era que los
Portngueses qnel'l'Ían agnal'da¡' el éxito de la lu-
cha sin compl'omet¿rse á nada, y que pOI' su pal'-
te la reina rejente cederia en todos los estr'emos
discntidos con el POI'tngal, y desde aquel punto
habia de quedal' libre la Espaíia de un enemigo,
circunstancia qlle ell Ilingu!l modo cOIl\lenia al
J'ey de Frallcia,


El'a preciso pues adelantal'se á este inconve-
niente, para lo cual hizo Luis XIV aconsejal'
á Alfonso VI que, so pretesto de la gran distan-
cia que medi~ba y del ansia impaciente pOI' con-
solidar cuanto antes 1"1 tratado, debia convenil'
se que, no bien hubiese firmado el contrato el ,j .. ,.
rey de POI'tugal, despacharia sin pérdida de tiem-
po su I'atificacion: medios que adoptó sin titu-
bear el ministerio portugmís. Por otr'a p~rtc, el :,1· •. ·,'
conde de Castel-l\Jelhol' hizo expedir pOI' 1\11', de
Schomuery, una órden. en que se prohibiala
clltI'ada en POI'tugal á todos los coneos Ó pel'so-
nas procedentes de España y se les mandaba es· .~
peral' en las plazas de Castilla las ól'delles del,;
monarca portugués, por temor de que la llega-
da de algun negociadol' de paz, enviarlo por e¡
embajador de lngl~tel'ra, ofreciese á los dl'scon-
ten tos y á los eJH~lnigos algun IJI'elesto pal'a alar-
mal' y escita!' al rlÍblico con!t'a el tratado- con
la F,'ancia. El mariscal Schombel'y, dil'ijido pOI'
Turena, quien igualmente dirijia á Luis XIV.
estaba á la sazon al servicio dePortugal, y él fué
el encal'gado de levantar tropas pal'a este l'eino,
con manifiesta violacion del tratado de los Pi-
rineos,


M!'rced á tales precancionesy á las demás que
se tomaron para impedil' todo acomodamil'nto
entré las dos coronas de España y Portugal, fil'-
móse al cabo el tratado con la FI'ancia, á 31 d~
mal'zo de 1667. Empero, durante lasn!'gociacio-
nes con la corle de Lisboa, aparentó constante·


(1) Correspondencia de Espaila, ~'ol. 5'"




DE LA ESPA.\A MODEU:SA. ~57
mente Luis XIV la mayor repugnaucia á em-
prender la !1:uerra: y si bien es verdad que se
compl'ometió á prestar UD subsidio de 1,800.000
libras toro esas aouales, de las que debian desti-
narse seiscientas mil al pago de las tI'opas f"an-
cesas cedida., desde mucho tiempo antes á Por-
tllgal, sin embargo, ocultando astutamente el
"ey de Francia sus proyectos relativamellte á
los Paises Bajos, pactó que, en caso de empe-
ñarse Sil nacion en alguna gnel'I'a, quedaria re-
ducido el convenido subsidio á solo un millon
de libl'as, entendiéndose comprendidas en esta
cantidad las seiscientas mil destinadas á las tro-
pas fr'ancesas, Sucedió pues que, como estalla-
ra al momento la gl1erl'a, quedó Pl'ivado el Por-
tllgal del venladel'o subsidio en que contaba;
pues en la realidad tan solo percibió cuatro-
cien tas mili i br'as.


No bien hl!bo Luis XIV conseguido reunir á
fuerza de astlltas maquinaciones todos los ele-
mentos necesarios Je discordia enlre España y
Portugal, y alcanzado sOI'prendel' á nllestl'a na-
cion en medio de su c,'édula confianza, «quiso
desde llll'go hermanar la J.rontitud del éxito Con
la celeridad de Sil resolllcion, tanto mas cuando
no cabia ocasion mas adecllada pal'a ejecutar' á
mano armada el del'echo de devolllcion (1).>1


Así qne, se colocó al fl'ente de un ejército,
maudadoen realidad pOI' el mar'iscal Tllrena. No
lardal'cln en cael' en poder suyo Charlel'Oi, Ber·
gnes, TOllrnay, DOllay, Com'!ray, Olldenal'de y
Alost, y aunqne la brilla" te defensa de la guar-
nicion de nllndermonde, que obligó á cejar á
los Franceses, hizo renace!' por' un momento las
esperanzas de los Flamencos, sin embargo, la
toma de Lila y la completa de ... ·ota del tínico
t'jél'cito que p"do ponel' en campaña el gober.
nadO/' de los Paises Bajos á LIS ó,'denes de Mar-
tin, jefe tle distinguido mérito, no dejaron en
dnda pOI' mas tiempo la pél'dida de aquel pais.
Desde aquel plinto no pndia ya la España con-
It'areslar en adelante ni las glOl'ias militares ni
la solapada política de Luis XIV.


Pague quien quiel'¿¡ á esta un tributo de elo-
jios; por lo que á mí toca, veo tan solo á su tra-
vés á IIn monarca tndada jóven, pero en cuyas
relaciones, lanto con sus aliados como con su
famtlia, rebosa de continuo una indisculpable
perfidia. !\las ese desprecio por lo mas sagl'ado
que tiencn los hombl'es, y que mel'eciera, sl'glln
el del'echo comun, un castigo ejemplar, no per-
maneció lal'¡;o tiempo impune; que si en 1667
abusó Luis XIV de su podcl'ío contra un nirlo
eu su cuna, en 1710 abllsal'on á Sil vez del suyo
los aliados en Gerll'llydemberg contra un ancia·
no inderenso.


!r) :\Iigncr, P",j. 'ií~, IhCllm. in'·d.


Empeí'iado que hubo la guerra Luis XIV en-
tre Españay Porlugal, intel'esábaleya únicamen-
te despojar á la primera de cuantos socorros pu-
dieran ofrecerle las demás potencias que, cual
ella. necesitaban poner dique á la a mbicion del
re,l' de Francia; yes pl'eciso confesar que deci-
dido como estaba á m'l'ebatar á Cárlos Il los
Paises Bajos, mostró singular destreza, no ya
únicamente en aquella empr'esa de violenta
l1slll'paeion, si que en Sil conducta I'especto á las
potencias á quienes cupiera todavía cOlltrares-
tal' el engrandecimiento que pl'emeditaba.


Ya desde 1658 lenia fir'mada en FI·andol·t la
ligajenel'al que aunaba la católica, conocida por
Liga del R¿II, con la de los pl'oteslantt's, estipu-
lada en Hildesht'irn, en 1651; mas á maynr' abun-
damiento renovóla en 1660 yen 1663 hasta 1667.
Filé en seguida aliándose uno tras Otl'O á todos
los reyezuelos de Alemania y I'ibel'eños del Rin:
comenzó portlr'mar'un tratado con los electores
de Bl'andehul'go y de Sajonia, en 12 de marzo de
1664: en 21 de julio de 1666 fir'mó ott·o con el
duque de Neburgo; en 22 de octubre sig!1ie[jt~,
otl'O COIl el elector' de Colonia; Otl'O con el de
Maguncia, en 28 de fel)l'cl'o de 1667; y 011'0 cn fin
COII el nbispo de l\Iunster á 4 de maJo del mismo
alin. Estipulábanse en todos ellos SI1bsidios paga-
del'os poI' laFI';ulci3,y á los príncipes de A lemallia
se les imponia la obligacion de oponerse al paso
pOI' sus estados de t .. opas impcriales que acaso
acuditTan á los Paises Bajos en sncorro de la Es-
paila. Además de estocompl'ó á fuerza de dinero
á los minislros del gl'an elector de BI'ancleblll'-
¡{O, y con ellos la neult'alidad de este soberano;
é intel'esó por otra par'te en su causa á la Suecia,
renunciando, en el tr'atado dt~ 1.0 de felwel'o de
1668, á todas S11S 11I'etellsiones sobl'e la Polonia
á favol' de u n príncipe de su dinaslía V median-
te las orer'las que se l~ hiciel'on de con~idel'ables
subsidios.


Fallaba ya tan solo el AlIsll'Ía; pero era Luis
XIV diplomático sobl'adamenle perspicaz, pal'a
panel' en juego pn Viena los mismos I'esol'les,
que tan buen efecto le surtieran cn los cÍl'cnlos
de Alemania, en Berlin, ó en Estocolmo: no le
oCl1l'1'ió pues al gabinete de Versal les la peregri-
na idea de hacer tambien tributal'io de la FI'an-
cia al empel'adol"j sino que pl'incipió por tratar
de la neult'alidad del Au!\tria y aun de que esta,
prometiese no envial' tropas á los Paises Bajos
á favorde la España. En efecto alcanzál'onse aun
ambas pl'elctlsiones, mas !la habia medio de con-
soliddl'la alianza del Impcl'io y de la Fr'anc¡a, ni de .
hacer' imposible lodo I'ompimiento entre ambos
cuñados dell'!'y de España, si ya no es que aque-
llas dos potencias acel·tasen á mancomunarse
para despojar á un tel'cel' sobel'auo mas débil
qUé t'11()~. COI1lPI'('IHlitÍlo ~sí d de FI'aucia, y se- .




mSTOIUA l'OLlTlCA
guro por otl'a parte de que podl'ia mas en Leo·
poldo el inlel'és que la mOl'al y los sentimientos
de familia, imajinó desde aquel punto ponerse
de acúel'do con el emperador á fin de al'l'eglal'
nn tratado de particion de la monarquía espa-
i1ola, cuyo trono tenia al parecer que quedar
"acante cuanto antes; tan menguada esperanza
IJI'ometia la débil y qtwbrantada salud de Cál'!os
11 de que viviese lo bastante pal'a dejal' un su-
cesor.


Entabláronse allá las negociaciones para este
convenio cinco meses antes de que entrase
PlI los Paises Bajos el ejél'cito francés, y al cabo,
"11 19 de enero de 1(j68, se fil'mó el tratado en
Viella, l'edactado de esta suerte:


TRATADO DE PARTIeroN.


Nómbl'anse en el preámbulo los plenipoten-
ciarios:


POI' parte del Empcl'ador, Juan 'Yayc3('(1, du-
qne de l\111nsterbcl'g y de Avcrspel'g,


y por la del rey de Francia, Jayme Bretel de
(;remmlyille.


Artkulo 1."~Fól'mlllas de estilo.- dlabl'á
paz, amistad constante, alianza etel'na, etc,.


En virtud del art. 2.°, Cambl'ai, el Cambreliis,
d dllC[}do de Luxemburgo, ó en su lugar la Bor-
goíla, vulgarmente llamada FI'aoco-Condado,
llouai, AÍI'e, Saint-Ornel', Bel'guesy Fllrnes pasa-
\¡,l[} á pl'opiedad y seílorio de la Fl'3 licia, la cllal
por su pal'te se comprometia á devolvel' todas
las demás plazas deque se hiciel'a dllcila du-
rante el ailo anteriol', no rncoos que el Chal'le-
roi, cuya forlifieacion sin embargo debia sel'
demolida, si ya no es que el I'ey de España con-
~intiese fOI'llIalmcnte, antes del mes de marzo de
tü69, en las proposiciones que los estados jene-
1',¡les de las Provincias Unidas le habian presen-
tJdo,á fin de restablecer la paz, y conviniesc ade-
lIlás en otl'a paz con ell'ey de Portugal, median-
te un tratado de rey á rey. Com¡lI'ornetíasc á su
HZ el emperador á empeñal' lodo su valimiento
c,'l'ca de la ,'eina y rejen ta de España, has-
t~ decidirla a hacel' formal eesion de las plnas
llJencionallas: y si, en caso de afenal'se esta so-
!Jel'ana en la negativa, conseguia ell'ey de Fran-
cia conquistar algunas poblaciones que corres-
pondiesen, en vil'lllu de la division hacedera, al
elllpel'adol' y á sus hijos y suceSOI'es, obligábase
el monal'ca fl'ancés á l'estitl1írselas sin exijir in.
demnizacion alguna pOI' los gastos de la guerra,
Además de esto, prometia el empel'adol' no pres-
tal' apoyo alguno á los Españoles en la guerra
de los Paises llajos; se reservaba empel'O el dl'l'e-
ello de socol'rerles, si esta se tl'Jsladaba á cual-
quiel' otro plinto d,' 11\ mO!1¡¡rqllí" espafiola.


Art. 3.° La particioll de la monarquía eS'pa· ,
iíola se habia acordado en es ta forma: Para el,
emperador:


Los reinos de España, las India~ occidenta-
les, el ducado de Milan, con el derecho á él in-
herente de la investidlll'a del de Siena, Final, .,
los puertos de Longon", Hércole, Ol'bitello, y ;i
demás del mar de Lignria sometidos á la coroua ';:
de España, con todas sus dependencias j la Cel'- "
deña , las islas Can31'ias y las Baleares, ¿


Para el rey de Francia: ':
Cuanto poseian los Espaiioles en los Paises '


Bajos, illclllsa la BOI'l~()¡¡a, lIam3rla Franco-Con·
dado; las itilas Filipinas orientales; el reino de
NavalTil eon todas sus dependencias,tales cuales
t'I'an á la sazon ; Rosas eOI1 sus dependencias;
ludo lo dc la costa de AfI'ica, y los I'eillos de,
Nápo!es y Sicilia COIl sus dependencias ,¿ islas
adyacentes.


El al't. 4.° estipula los mntuos SOCOrt'os en- ,
Il'e alllbas potencias eontl'atantes pal'a cunse- :~
t~ guir la posesion de los paises que se adjudi- .. ~


eaban.
Arlo .'>-.0 Queda cOllvenido que este tratado 1"


dlll'ill'á solos seis ailos , espil'3ndo adelllás, ¡i>.\'O
¡ure y cual si jamás hul'iese exi~tido, el misulo .
dia del nacimiento de Uil pl'inlOjénito del I'CY '.
de l'~spai\a, Sin embal'go, se I'estil'van ambas ,.
partes contl'atantes la,facllltad de tratal' y COll- '
""nil' durante estos seis años ~eel'ca de la p1'0-4
lougacion del término de este tl'alado_


El al't. (j.0 hablaba de las ratilicacionps dd
tl'alado,


El 7.° autOl'izaba el depósito en Illano~ del
gl'an duque de Toscana, tJnto de los documen·
tos orijinales como de sus rJ: ificacioll('s y actas
de poderes, bien que este a1'tírulo se rpempla7tJ
pOI' otro separado, firmado á 28 de febrero de
1668, en que se renunciaba al depósito en mallOS
del de Toscana, y se con venia que cada sohel'a-
no consel'varia una copia de tocio lo enunciad".


AI'L 8.° En vÍl'tud d,~ él no podian las dos PO-
tencias conll'atantes , mientl'as la dllracion del
pl'esente tI'atado, estipulal' otl'O ningullo qu<'
luere directa ó indil'ectamcule contrario á esll',
si bien quedaban libres de adquiril' á su placel'
ó mediante lI'ctados cuantos aliados qllisiesen
para toda otl'a guel'ra que no fuese la de los
Paises Bajos; debiendo entenderse que 1'11 liada
pPl'dian pOI' esto de SI' fnerza y vigol' los tra-
tados de ,'Illllstel', de Vestfaliay de los Pil'ineos.


AI't. 9,° y tiltimo. Pactábase tambien que en
caso de llevarse á cumplido efecto este tratado,
ambas partes contratantes ó sus sucesores, so-
licital'ian á Ull tiempo y por los tdmites I'egu-
!al'es la gal'antia del sumo POlltífke , de los re-
)es de 11l;;latt'l'I'a, Suecia .Y DinJIIlJITa, dp J.)S
,~I~ .. I()I·I" \ !'!';Ilci/)('s tI,,1 illllwl'io, d,' 1<1 I'¡'plí.


1


i
9 ¡




DE LA ESl'A~A lHODER\"A.
l,lica de Yen"c'ia, dd duque de Sabaya, del
g/'8n duque de Florcncia, de la l'eplÍbliea de los
Suizos, de .J éuova, de los Estados jenerales, de
las ProvilJcias-Luidas .v de los demás que juz-
ga/'en conveniente ambos contratantes cuando
llagare la ocasiono


Fecho en Viena, á ln de enero de 1668,
.Juan Waycard, duque de l\Iuns-


lerbel'g, pdncipe de Avel'spel'g.
El caballero de Gremonville,


Este t,'atado , en latin , se consel'va en los al'-
chivos del míllistcl'io de negocios estranjeros
de Francia.


Luis XIV lo I'alifieó en .2 de felll'ero inmedia-
to, y el empel'adol' lo fil'mó en 28 del mismo
mes, ¡,a modificacion del 3d. 7,° fué igllalrrten-
te consentida pOI' ambos monarcas en .20 de
marzo,


El rey de FI'ancia , que habia negado todas
las garantías reclamadas por los mitlistl'os aus-
ta'Íacos pal'a el depósito del tt'atado, ell ninguna
pal'le lo creyó tan seguro como en sus pl'opias
manos; pal'a lo cual tomó las mas escrupulo-
sas precauciones, é hizo partir pal'a Viena por
distintos ca/lliuos á un oficial y seis guardias de
w persona, qllicues l'ecibier'oll el dia 14 de
aht'íl de manos de MI'. de Gr'emollville, em-
bajadol' ft'allcés en Viena, una cajita de hoja de
Jata muy [lÍen cel'l'ada con las actas ol'ijinales
del tratado, de la ratificacion y del artíenlo
modificado; drspues de lo cual y en el mismo
dia marchar'on otra vez, camino de Francia,
hasta di'jar aquellos documentos en poder de
Lllis Xl\' , qllicu tuvo á singular' dicha el po-
see/' finalmente lo que tanto habia anhela-
do (1),


Sin duda que, entl'e cuallla5 lIcgociacione~
emprendió el rey de Ft'aucia pat'a cnseuor'carse
de algunos lt'ozos de e~la vasla monarquía qlle
iba pOI' todos lado, t!('Slllot'onáudose, e5 sin
dispnta la mas diestra el tl'atado de pal'ticion
(;e que hemos hablado, pero solJl'etodo debe
considet'at'se como la mas Iraseenden tal; pues-
lo que la 1j(~lIlralidad del empel'udor debía de-
cidir d.! la slIel'le de los Paises Bajos: J, sea
cllal fuese la uvilanlez y perfidia de semejante
manifestacion de la codicia de un rey, que iba
('ontando lino pOI' lino los dias que de vida le
quedaban al rey de Espai'ia, ello es quc ~ lo
/llenos la ncgociacíon de Viena no dependió dt~
,lquella sónlida yenalidad de los I'eyezuelos de
Alcmauia, "vendidos á la Ft'ancia, porq ue el
,\ustl'ia 110 se h~bia lomado la molestia de


(I) Carta de Lui. XIV al caballero de Gr"mon-
vilir, fecha á 1.0 de mayo de 1668.


comprarlos antes (1) ; II mas á pesar de todo,
nadie dejal'á de convenir' en que descuella co-
lIocidauH'ute en aqn!'lla negociacion la política
ordinaria, con su código de inmol'alidad ,'con-
sultada á fuer de lÍnica y esclnsíva consejera.
Segun esta, el despojo no es sino conquista; el
I'''parto de un pais aliado, aplicacion de los de-
rechos consignados por la fuerza de las armas,
ó por antel'iores convenciones: y sabida cosa
es que la razon de estado no reconoce mas in-
justicia que el no salirse con la suya: c(>mo
quiera pues, qne consiguió sn objeto Luis XIV
en la mencionada negociacion, claro es que
hubo de recibir esta la sancion qne otorga siem-
pl'e una política inmoral á las actas de seme-
jan te naturaleza. Si ha carecido mas tarde de
otra saneion, la do la Providencia, ha sido se-
guramente solo pOI'que no estaba en manos de
los hombt,cs el otOl'gat'la. En efecto, vemos es-
tr'ellarse ladas aqnt~lIas convenciones}' acuer-
dos, aconsejados por la ambician, aeeptados
pOl'la debilidad y calculados sobre la probabili-
dad de la muet'te del jóven y achacoso Cát'los 11,
corrtl'a los decl'elos del cielo, que añadió t!'ein-
ta y dos anos de cnfel'miza existencia á los que
habian tenido á bien concedel' los parientes del
rey de España á este desventurado príncipe, El
tl'atado de pal'ticion de 1668 quedó pOI' consi-
guiente ilusorio, y solo se ostenta hoy dia allá
corno uoa mues!r'a de la vanidad de las huma-
nas pretensiones, eu idadosamente ocul tada has-
ta nuestros dias , rué anonadada aqllella obt'a,
donde tanto descollaran la destreza diplomáti-
ca, las arterías cortesanas, los mi~tet'ios y
pl'ecancioncs sin ignal , por un mísero niHo ~
quien, para inutilizar' tan sabio trabajo, le bas-
tó lÍllicamente no morir'.


Pero ¿ qué et'a de la España, sin ~obicmo ni
admiuistl'acion , en medio de las intrigas que
cl'UzabalJ en todas direcciones sin otl'O objeto
que el de despojar13 ? T/'iste en vel'dad es el de-
cido. La utilidad de su gobiemo justificaba la
afreuta que le pl'epal'al'a el tratado condicio-
nal de particion , negociado en coutra de ella
.v sin su conocimiento, Dijél'ase que hacin ia
España por sí misma la eonl'esion de:ilI debili
dad .Y que cOllsenli,l, corno de justícia, en que
se la aliviase de llU peso supf'rior á sus fuerzas_
El endeble Cál'los II sentado en su trolla no pa-
recía sino el dolor'oso emblema de la mO!l~rqI.lÍa
cspauola, y la raza anstl'Íaca se iba estingllieudo
en el mar'asma, bien así como la nacíon que
babia perdido sus instituciones y su libertad.
Hubiét'ase creido que toda la savia :lel pais se
habia secado, que estaba par'alizada su vida, eu


~[) Miguet, DOCll/U. iuéd. sobre la sucesion de' --i
pana. ~


&


~




460 HISTOHlA POLtTlCA
suma cada dia apareria una nneva herida hecha
al agonizante poderío de la España como
cuerpo nacional: y no pudiendo ya el gobiel'llo
disponer de la fllet'za material, ni aun acertaba
á quejarse,


DUl'ante la prolongada negociacíon tan ma-
ñosamente f,'aguada pot' JJlIis XIV contr'a la Es-
paña, solo apal'ece un Español que se esfuel'ce,
no en contrarestal' aquella riada de intt'igas de
Luis XIV, pel'o sí en hacer oir siqlliet'a el grilo
de la debilidad o¡JI'imida y despojada: y esta
singlllal' escepciou fué el marqués de Castel·
Rodl'Ígo, Negocióse el tratado de particion en
Viena y cerró~e á visla del marqués de !\Ia lagon,
embajador español cerca del emperador, sin
(lile aquel personaje sospechara ni pOI' asomo
su existencia; sin embargo con algo mas de
perspicacia fácil le hllbiet'a sido enconh'31' en
la ilTesolucion de Leopoldo un medio de parali-
zar las jestiones del emb:ljador fl'ancés, y en el
amol' propio de los Allstl'Íacos un plinto de apo-
yo para hacel'las del todo infructuosas, Los stíb·
ditos del etnpel'adol' estaban celosos, al'On mas
que él mismn, de los intel'eses y esplendol' de
Sil raza; la España tenia conquistadas sus sim-
patías, y por otra parle temían á Luis XIV; el
gabinete español sin embargo no acertó á sacal'
pt'ovecho alguno de tanlas ventajas; no pat'ecia
sino que estaba ciego.


Afortunadamente existian oll'os intereses, á
mas de los de la Espaiía , en oposicion con los
proyectos del rey de Francia, Inquietábanse la
Inglatel'l'a y la Holanda pOI' los pl'ogresos de su
vecina comun , y no estaba tampoco la Suecia
"exenta de todo temol' pOl'la suertf! del ducado
de BI'cma; I'esultando de esta confo:'mitlad de
intereses un proyeeto de mediarion, comun á
aqnellas !t'es potencias, y dirijido á COI'tat' el
vnelo que Lnis XIV pudiel'a tomal' en Flandes,
Reducido á tt'atado, fir'móse aquel proyecto á
23 de enel'o de 1668, y se di\"idió en dos partes,
una pública) otra reservada. Admitíailse en la
fll'imel'a las pt'oposiciones 11I'esentadas poI' el
mismo Luis XIV como condiciones de la pnz, y
eran á saber': "que la España cederia debida-
mente á ia F,'ancia, medianh, un traTado dc
paz, todas las plazas y fuerlf's , con sns cas-
lellanías y dependencias, qne de antemano ha-
Lia conquistado, ocn pado ó [(lI'tificado esta ül-
tima naeion durante la camp~ña del año a!lt~­
t'ior: ó bien, que podia ser obligada la España
;i cedel'l(~ lo que quedaba del Luxemburgo, ó el
FI'auco-Condado, Cambl'ai, y el CamlH'esis, Do-
t1ai, Ail'c I Saiut-Omel', Bt'I'gues, FIlI'¡WS y
Linck, CCln sus bailías, eastellaílías y dependen-
cias, en cuyo üllimo caso debel'ia la Fra!lcia
devolver á los Españoles todas las demás plazas
y paises .1 ellos conquistados desde su entrada


en Flandes, con tal que sus altas potencias díe-
sen á S, M, C, una reciproca garantía de prepa-
rar, ó de obligat' á la España á aceptal' las refe-
ridas condiciones (1),


El tratado resenado tenia pOI' objeto redu-
cil' á la paz á Españoles y POt'tugueses; mas,
como quiel'a que conociesen las par'tes signala-
rias del tratado las 31'terías em pll'adas por
Luis XIV para pl'olongar las hostilidades eolt'e'
ambos pueblos de la península ibérica, en el
al't. 3,° a~ol'daron los medios de precisar al mo·
nal'C¿j fl'ancés á hacer la paz, es decil', que «con-
vinieron eil aUllal' sus fuerzas de mal' y til'l'l'a
para obligal' á la Francia á tet'milHll' la guel'l'a,
y caso que las partes contl'alantes alcl1l1zaran
algunos triunros, determinaron continuar las
ventajas obtenidas hasta tallto qne fuese todo
t'e¡Hlcsto en el sél' y estado en que se líall¡¡ban
las cosas en liern[lodel tratado de los Pirineos,,,


Bien se echa de ver cn est.e at,tículo la mano
dc la Inglaterra, qne á dl1l'as. penas iba toh~­
rando la prolongaeioll de las hostilidades enll'e
España y Portugal.


En Lisboa, los escesos de Alfonso VI pudieron
mas que todos los esruerzos de la diplomacia
francesa, Estalló IHla l'evolllcÍon cn 23 de no-
viembre de 1667, dm'ante la ellal rué derrocado
aquel monarca y pl'oc!amado I'ejente del reino
el infante D, Pedl'o, Este acaecimiento puso fin
á una gnert'a de que estaban }a cansadas am-
bas naciones, El minislt'o inglés SOllthwell obró
con ahinco pal'a obtenel' que los gobiel'nos por-
tugués y espadol fil'masen la paz , t~nlo en Lis-
boa corno en lIIadl'id, La reina t'ejenta de Es,
paila envió podel'es al efecto al marqués de Le-
che, prisionero de guerra en POI'fugol: y en
cuanto se supo lo! noticia que hizo circular
Soutbwell de la existencia de aqnellos poderes,
hubo tal esplosion de conleuto entre los Por-
tugueses que fueron ya en adelante infructuo-
sas todas las representaciones, no menos que las
amenazas del em bajador de Francia relativas á
la infl'accion del tratado Que aliaba el Portugal
con esta ültirna nacion. Tr3sladóse inmediata-
mente á Madrid el conde de Sandoval pal'a acele-
rar mas y mns la eOllcltl~i{)n de los acuet'dos qne
faltaban tornar todavía, y en 13 de febr(~I'o se
firmó la paz, Reconocida al fin por la Esp.aña la
indepetJdenci~ de Portugal, se nt'goció ya como
de rey á rey, y cuanto se h~bia conqllistado pOI'
ulla y otra parfe dm'ante aquella penosa guerl'a
de veinte y seis años, fué I'ecipl'oealllenle deVllPl-
lo, á eSl"epeioll de Ceula, que permaneció en po-
dcr de la E'p,lña,


Contl'al'ió en tanto estremo á Lllis XIV aquel
acontecimiento que, en 7 dejllliode 1668, escri-


(r) Sucesioll de España, t. 2, 1" 550.




BE L.\. ESPAÑA MODERi.'\A. ,IGI
bia desde San .Terman á la reina de Portugal:


«Hcl'mana mia' no teneis necesidad de escri-
birme ni de empleal' el testimonio del señor de
San Roman para pel'slIadirme de los esfuerzos
que ha beis hecho pOI' vuestra pal'le á fin de im·
pedir la conclusioll del tt'atado pal,ticlIlar del
Portugal con la E~paña, y estoy sobremanel'a
acongojado de que no flayais sido mas felices
en el éxito; pr'incipalrnente pOI' razon del daño
que en vuestl';) posicioll os habeis ocasionado,
con precipitar sobradamente este negocio (1).»


El tr'atado de Portugal es un ejemplo asaz pe·
noso de la obcecacion de los hombr'es que, sin
cuidar de sus semejantes, les obligan á desgal"
rarse mu tllamente, solo pOI' sostener lo quc
Sil orgullo y amol' propio les representa como
ofensivo á una valla cuanto absurda dignidad.
POI' no consentir en un tratildo la palabr'a rey,
siendo así que la persona á quien se negaba este
título lo era no solo de derecho, sino de hecho,
sostuvo la España una guerra de "einte y seis
años, y tl'as este largo espacIo de costosos ~.
sangrientos esfuerzos, tuvo al caho que suscri·
bir á dar aquel dictado; aumentando así tanto
mas su humillacion , cuanto IIIJyOl' habia sido
su terquedad en nl~gal'io.


El acomodamiento con la corte de Lisboa no
dejó dc ser un gl'an paso para obtener otros no
menos trascendentales. El plan de llls tres po-
tencias que se habian impuesto mas bien que
ofrecido por mediadol'as, estl'ibaba en alcanzar
que Luis XIV despojara lo menos posible á la
España, cuya nacion sin embargo debia por su-
puesto costear' los gastos de la guerra que no
acertó á evital' ni á sostener.


La prodijiosa activiJad que desplegara Luis
XIV en todas sus lIumerosas , y nada parecidas
uegociaciones, le fillló por esta vez no menos en
Inglaterra que en Holanda: echólo de ver mu y
presto aquel monarca, y dejó atónitas á entram-
bas potencias por medio de un golpe tan osado
eomo imprevisto. " Ocupado incesantemente en
ensauchm' Stt5 dominios á costa de la monar'-
quía española, resolvióenseñorl~arse del Frallco-
Condado antesde la estacio!l en que se suele Cll-
tl'nl' en campaña (2). ))


Y mientras se negociaba una suspension de
armas como consecuencia de los seis meses qne
en dos plazos se habian concedido para tratar de
nn aco,nodamiento. entl'óse de golpe el ejército
fl'ancés en el Franco·Conclado, el :1 de febrero de
1668. Habíanse tomado de antemallo las preeau_
ciones mas clieslt'amcnte coordinadas, para co-


(1) Cartall particl1Lores. Obras ile Luis XIV, t. 5,
p.,íh.


(,) l\femtlrias 1I.ilit"res de Luí. XIV. tolUO III,
p'j. AS


jel' de improviso á las gnal'uiciones españolas:
habíase sacado Jam'tille!'Ía de Borgoñá, circulan·
do al mismo tiempo la voz de que la conducían
á Paris y Lion con el objeto de recomponerla.
La pólvora, plomo, balas, mechas, sacos de
tierra para los sitios y demás títiles de guerra,
llegaron cuidadosamente embalados á Dijon .Y
Auxona, á fuer de jéoeros de comercio, espedi-
dos descle Paris y la Champaña, tinos para Lion
J" otros para Italia, y hasta se aseglll'aba que al·
gunas de aquella~ cajas coutenian estátuas de
mármol compradas ¡¡pr nn cal'denal, entendido
anticuario. Mas como, á pesar de tanta cautela,
se SUSlltT3Se algo en las cOl'l'espondencias de Pa-
ris relativamente á un pl'óximo ataque dirijido
contl'a el FI'anco·Condado, propuso en vista de
cllo el príncipe de Condé que se interceptal'an
las cartas; y el marqués de Louvois , que era á
la sazon ministro de la guerl'a, no solo lo apro-
bó, sino que hizo con tiempo robar los coneos y
quemar la correspondencia y hasta se eo,:iat'or;,
por una simulada equivocacion, la mala de lion,
al Franco·Condado, y las cartas dil'ijidas á Dijoll,
Dole y Besanzon , á Lioll ; quid pro quo ilnposi-
ble de enmendar, sin que se pasasen diez ó do.
cc dias, y que se atribuyó á un aturdimiento
del oficial de COl'reos encal'gado de rotular' los
paquetes de la cOI're~pondencia (J).


En solos catorce dias, quedó sojuzgado el
Franco-Condado. Salinas fllé ocupado el 6 de
febrel'Oj BesanZOll el 7; Dole el 13; Gray el iD: y
las demás ciudades se guarnecieron con tropas
f¡'allcesas. En 2 de febrero habia salido Luis XIV
deSan Jet'man, atravesó la ciudad deParissin ba-
jal' siquiera del coche, montóácaballo en el puell-
te de Chal'enton , prosiguiendo de esta suerte
su viaje, y el dia 19 estaba ya de vuelta, dueño de
otra provincia al'rebatacla de mas á la España.


Por cierto que fllé esta una muy audaz con-
testacion al tratado de triple alianza, además de
no haber otra negociacion posible con las tres
potencias que lo firm31'an : y si bien se Ile\ó á
cabo por'la fuerza de las armas, no sedirá sin em-
bargo qnc no descolló en ella por lo menos tan-
ta deslt'eza é intelijencia COlIJO en lodas las de-
más que terminara la diplomacía. En verdad, en
"erdad, que el príncipe de Cnudé se mostró aquí
tan feliz negociador' como l\Ir. de Gremonville
en Viena, y MI'. l\Iillet en Berlin.


Esta circunstancia aceleró mas y mas la con-
c1nsion de la paz, y lo~ embajadores de Holan-
da y de Ingla ter'r'a, Van BClIminglen y Tl'evon ,
entablal'on las IlI'imeras propuestas en una nota
presentada á Luis XIV, el 3 de abril de 1668, eu
la cual se decia , q ne la Inglaterra y los E~tados
jenerales garantizaban el consentimiento de la


(1) Mem. de Lui.IV, P".j· 91 Y 95.
JI




IIlSTOlUA POLlTICA
Espafía, relativo á las condiciones acordadas an-
tes de la cspedicion del Franco Condado, y se
obligaban, en caso de que se afel'l'ase la Espai1a
(,n una negativa, á pl'ecisarla, de fuena ó gl'ado,
Ü It'ansijil' bajo aqueHas bases.


Los scñOl'es Letelliel', Colbert y Lionne, fue-
I'on nombl'ados por Luis XIV pal'a n~gociar
con los dos ministros estranjel'os aníba cita-
dos.


Mas, como ninguno de los negociadol'es cr(~­
yese en la SilleC¡'iebd del rey de FI'ancia, :ll'má-
banse pOI' deb~)jo mano la InglatelTa y la Ho,
landa, y se pl'evenian pat'a atajar el vuelo, ell
todo caso, á la ambicion de Luis XIV. La Holan-
tla aprestaba buqlles de guerra y uegociaba ell
Alemania, para oblencl' socorros de tl'opas, y
tl'alaba con el nlal'qués de Castel Rodl'igo, á
fin úe que le concediese las plazas de los Giiel-
dl'es, en garantía del SOCOITO que iba á prestar,
le. POI' su parte, el parlamento inglés otOl'gab,;
tamlJicn al I'ey un subsidio de trescientas mil
libras estcI'linas pal'3 hacer frente á los trau-
ces de la guerra.


No se deseuidaba tampoco Luis XIV, sino
que negoeiaba COIl la Saboya, ofl'eciéndole al-
gunas ventajas en Italia; yen Alemania y Suiza,
tI'ataba tambien con la palanca ordinal'ia de los
~ubsidios.


No bicn sc hubieron terminado pOI' una y otl'n
pal'te los preparativos de gncrl'a, consultó
Luis XIV á sns jellcl'illes y lIJinistros «acerca
de cuáL fuese el partirlo mas honrado r venta-
joso que debia tomarse; l) dilema en vel'dad muy
difícil de resol Ve!', pues el orÍjen de la contien-
(la fué un pensamiento nacido de la falta de
honradez y realizado por las ventajas de la con-
quista. Como el'a de presumir, los jenel'ales opi-
lIamn pOI' la gucl'l'a , y los millistl'os pOI' la paz,
Adoptó Luis XIV estc último pal'eCel', y son
de ver las I'azones que á ello le 1ll0ViCI'on.


K No me faltal'án ocasiones de l'omper con la
~~,paña , cuando á mí me diese gana, pudien-
do como puede reducirse el FI'a11co-Condado,
que ahora dcvuelvo, á lal punto, qne sea yo
dueño de él cunndo lo desee, y para aquel caso
lils nuevas conqui~lJS, \Ina vez consolidadas, me
abl'il'jn mas spgura enll'ada en lo restante de los
l'¡lÍses-Bajos (1). »
TI'a.~ladÓse el señol' de Colbert á Aqnisgran ;


donúe se hallaban ya el plellipotenciario holan-
dé.'i, nevernigh ,el inglés, que lo el'a el caba-
iiel'o Temple, y el espCliíol, Baron dc nel'ghcjk,
Mas ta;-de secelebral'Onlas conferencias en P'll'ís,
y al cabo, el 15 de abi'il de 16G8, los plenipo-
tenciarios francés, inglés y holandés, firmaron-
,iu ninguna pal'ticipacion de los Españoles, un


(1) Mem. (le Luis IV, tomo 1I, p. 360.


tratado qno contenía las !rases de la paz cntl'c
Fr'aneia y Espai'ía, Desampal'ados estos por sus
protectores, y viendo por otl'a pnl'teque de re-
husar la aeeptacioll del tratado de Pal'is se es-
ponian á sel' atacados hasta pOI' las mismas po-
tencias con cuyo apoj'o habian podido coulm'
hasta entánces, tnvieron que plt'~al'se á la fuer-
za de las circunstancias, que no habia acerta-
do á señorear la incapacidad del gabinete de
Madrid.


Heducido el marqués de Caste! 110dJ'igo, ¡\
cIHIsecll-ellcia de una como capitulaeion , á op-
ta!' entre las dos altcnl3tivas que le ofl'ceia b.
FI'811cia, y le imponian las demás potencias sig-
natal'ias del tl'atado de Paris, procedió en aque-
lla ocasion á fllel'de hombredieslro.v previsol'. En
"ez ele cedel',~1 Franco-Condado, dcjóá la FI':lncia
la pal'te de los Paises-Bnjos, cuyaccsio-n era nna
de las altern:ttivas, calculando así,que como no
podría en adelante la España defender sus pme-
siones lejanas, debia de perder taI'Cle ó tempra-
no el FI'alJeo-Condado, pOI' otl'a parle poco pro-
vechoso; plle~ las reutas que pl'oducia consis-
tialJ tan solo en dones gratlütos sumamente
mezquinos, en ;¡lgUll05 sefíoríos, bicll que esca,
sos, yen la sal de Salinas, cos~s todas que á pe-
llas Lastaban en junto para cubl'ir los gastos de
fOl'lificaciones y gual'lliciollCS ; en suma no te-
nia aquella l)J'ovincia mas utilidad para la Espa-
tia que la de poder, mediante ella, inquietar á la
FI"ancia. Acel'cando pucs el marqués de Castel
Rodrigo las fron tel'as fl'3ncesas á las de Holan-
da, ponia á esta potencia ellla necesidad de con-
tl'arestal', tu)!' sn pl'opio interés, las usurpa-
ciones de Luis XIV en lo I'estaute de los Paises-
B:ljos. Detcl'lIIinacion sobl'P-manera osada que
hom'a en esll'emo la intelijencia del goberna-
dOI' espailol; v(~llcido POI" su mala suerte, ven-
"ábase á lomf'nos, sCllIbl'ando enll'e Sil enemi-
ga y su poco tiel aliada el jél'mell de IIna fntuI'a
colisioll y la probabilidad de no pequeños emba-
razos, que necesariamente habian de tl'aer á la
Holanda las ambiciosas miras de Luis XIV.


El baroll dc Bergheyck firmó, el 2 de mayo,
los dos artículos en que se especificaban la ce-
SiOll t('/Titorial que hacia la l':spaña y la resti-
lncion d" las conquistas qae aleanzara la Fran-
cia en los paises 110 comprendidos en aquella
cesion,


Echó de vel' la Holanda, bien que sobrado tar-
de , la sinrazon COII que había ,¡brado, no abra-
zando abiertamcnte el partido de la España; y
creyendo repal'al' sus yerros, decidieron los Es-
tados-Jenerales á la Inglatcrra y á la Suecia á
sali/' garantes de la paz de Aquisgran , á eOlls'~­
cl/encia de un tratado firmado en el HaJa , cl1
de lHaJo de WG9 ; precaucion tardía que jllslifi-
(él los cal'2,o~ (Jnc IJ"y lkl'ccllo ¿ hacer {¡ los sig-




DE LA ESPA~'A)UODEnNA. ~f15
natal'ios de la triple alianza 1 por haber abando- 355 del tomo 3. o de su Historia de la diplQmncía
nado á la España, precisamente en el momen- fl'ancesa, es sobrem¡;nera notable, por scr el
to mismo en que debian por el contrario ro- primer acto de esa política arbitl'aria que en~e-
bustecerla contl'a las injustas invasiones de la iíó á Luis XIV, mediante un éxito peligroso,
FI'ancia. L \. que u;lstaua ser fuerte para hacer triunfal' las


La pazde Aquisgl'an, <.Jice Flassan en la pájina mas iufundadas pretensiones.


(;APITULO TlERCnmO.


Desde la paz de Aquisgran ha,ta l;¡ ,le L'lrech.


Tratado de Ni",eca.-Paz de RJswick.-Primcro X segundo tratados de par/ieían (I).-r,'.,/ameNto de Cárlos lI.
Su "tlJate.-Aceptarian de la corona JI' España d fa>I'M del dll1/te Je Anjau,---Guerra de meesioll,-Tratado de
paz de U/rech. •


Nada habia olll'a<1o la España, desde el trata-
do de Aquisgran , p8l'a repal'ar en lo interior el
decaimicuto quc esperimental'a su poderío en
la guerra de HjG7, He indicado ya qué fué de la
España bajo los sucesores de Cárlos V; sin em-
bargo, á pesal' de aquella vergonzosa eslCUlla-
cion del pais, iudeleble borron de los príncipes
de la easa de Austria, quiso todavía Cárlos 11
tantea!' la fuerza de las arruas contra la Fl'ancia,
y en virtud del tratado de lG73, se unió á la 1I0-
landa y á todo el cuerpo jet'mánico en contra de
Luis XIV; la España empero no fué pOI' esta
vez lllas venlttt'usa que en 17G7. Sus tropas fue-
ron destrozadas por do quiera, el Fl'anco-Con-
dado y Cltanto se consel'vaba aun en los Paises-
najas cayó en poder de los Franceses, y á ma-
yor abulld.l:niento fncl'on cedidos aquellos pai-
ses á la Francia en el tratado de paz, fil'lnado
en Nimega, el 17 de setíembl'e de 1687. Y an tl
con eso estas pérdidas fueron tan solo el prelu-
dio de nuevas desgl·aeías.


La liga de Allsourgo, de 29 de julio de 1686,
á que adhirió tambien la España, dió otl'U vez
pOI' resultado la gUCI'l'a contra la Francia, ql](~
cstalló cn efecto 1 en lGS!), y no fué mas propi-
cia á las armas esp~í'íolas que todas las anterio-
res. El mai'iscal de NoaiJles entró cn Cataluña,
v alcanzó inmcdiatamente una victoria; el dll-
~llJe de Vendoma se apoderó de Barcelona, el
10 de ag()sto de lG\J7, Y el;) de mayo del mismo
:lilo, tomó la CSf'IWtI''.l fr~n('e~a á Cart<1jen3 de
ltJdi,lS.


TI'abajada y falta de ejét-cíto y recursos, tu-
vo la España que solicitat' la paz: I'cunióse al
efecto el congl'eso de Ryswick, y el 20 de setiem-
bt'e de 1G97 , se Ii!'mó un tratado bajo las bases
sigllieutes:


Las conr¡uistas, ocupaciones y I'clllliones hc-
citas pOI' S, 1\1. C. en España, bien así como en
los Paises-Bajos, desde la paz de Nimega, ha-
bian de l'estítllÍl'se á la Espa¡}a. Comprendían es-
tas I'estituciones á Jerona , Barcelona, Mons,
Charlel'oi, AUl y sus dependencias, COlltrai ,
Luxemburgo y el condado de Climay. La Fl'an-
cia I'etenia LÍnicamente ochenta y dos pucblos ó
aldeas, que ella gl'aduaba de (ü]pcndencia de las
plazas ccdidas en los tratados alltel'iol'eS : punto
que debia decidil'se á juicio de árbiLl'Os nombra-
dos por ambas partes, y en caso de discordia,
acepl:lhan lus dos reyes por terceros y derimi-
dures á los Estados-Jenel'ales.


El rey de Francia, en el3l'lículo 31, consentía
en devolvel' Dinan al al'Zooíspo de Lieja, y el
de Esp<Lila restituia al tI/tI¡tle de Pal'ma la isla
d,~ l'onza í2).


Luis XIV no hGbia abandonado UlI solo instanlf'
el proyecto que abrigaba allá, desde el tratado


(,) Como el tratado de particion negocjado desdt'
1667 hasta 1678 ha permanecido i¡¡¡¡oredo hao':!
nuestros clias, por esto los que se cdel">,,, on desde
16g8 hasta I7l10 son conocidos con la dnl(\rnill~cioll
de l°. v 2". tratados de partic¡nll_


I ) .;:, , IV l' ,r'" \ '1 ¡ ,'~lInn, . ~ ~,' ,l 1,




HISTORIA POLlTICA
de los Pirineos, relativamente á (a sueesion de
I~~paña: pel'o IlO atreviéndose á obl'nt' pOI' sí so·
lo dcsplles elel tI'alado deRyswiek, comenzó PO!'
pl'oponer á la Ingla tel'l'a , pOI' medio del cOIJ(]e
de Porland, embajador de Guillermo III en Paris,
un tralado condieional de particion, El conde
de Talla.'d, ministro de Francia en Lóndres,
tuvo Ól'den de tratar este asunlo eOIl Guillel'-
mo IlI, ~ se envió pOI' otra parle á 1\1adl'Íd al du,
que de Harcourt, á fin de disponel' el ánimo del
endeble Cál'los II á favor de un príncipe fran-
cés. E.mpleál'onse todos los medios de eOI'l'lIp-
cion al intento de cohechal' á todos los altos
personajes capaces de venderse; así el'a que el
duque de Han'1JllI't gastaba en Madrid doce mi·
Ilones, y el conde de Tallard Otl'OS diez en
Lóndl'es yen el Haya (1).


Contestó Guillermo III á las primeras PI'OPO-
siciones que se h~ hiciel'on , diciendo qU(~ los
(h~rechos hereditarios invocados pOI' Luis XIV
estaban anillados por la renuncia dI! la dirllllta
reina !\lal'Ía Teresa, la cual era válida segun la
opinion jeueral. "Seguramcule no serán los
abogados quienes dccidan esta cuestion; anles
es de temer qne tendrá que acndirse á la espa-
da .• Sin emb,lI'go esta pl'cvision no le impidió
fil'mar el proyecto. TI'asladóse en seguida al Ha-
ya pat'a hacer que adhil'iesen á él las Provin-
cias Unidas, acompañóle allí el conde de Tallard,
)" en el Haya fué donde se firmó pot' estas, por
la FI'ancia y pOI'la Inglaterra, el primel' trata-
do de partician de la sucesion de Espafia , el 18
de octub,'e de H398.


En virtud uc él, se destina ban al Delfin los
reinos de Nápoles y Sieilia, los puedas de la
costa de Toscana. el marq ncsado de Final y la
provincia de GlIiplÍzcoa.


La corona de Espaiia, con las Indias españolas
y los P?ises-Bajos, componia la parte señalada
al pl'íncipe José Fel'llando, hijo del electo,' de
Bavicl'a,


El ducado de Milan habia de pasa,' al archi-
duque Cárlos, scgundo jénito del emperadol'
Leopoldo.


En cnanto I'ecibió Cál'los JI la llueva de este
tratado, otorgó un testamcnto en que instituia
pOI' suceso!' á Sil l'esobt'illO, el pl'íncipe electol'al
de Baviera.


Pe,'o la mucrte de este, acaecida en Bruselas
el8 de junio de 1699, de !'esultas, segun di-
cen (2), de nn "eneno , obligó á la corte de Ver-
salles á ocuparse en un nuevo reparto entre
las potencias que habian fh'mado el primero. En
efecto, cerróse un nllevo tI'atado en Lóndres
yen el Haya, el 13 y 2,5 de mal'zo de t 700, el


(l) Idem, Hist. diplomática.
(~) Manifiesto del ~lector de Baviera.


cual, aseguraba á la Francia el reino de Nápo-
les y Sicilia 1 y todas las plazas Mpendillll-
les de la monarquía española situadas en la cos-
ta de la Toscana, y las islas adyacell tes '. la cin.
dad y marquesado de Final, la provincia de Gui-
plízcoa eo pal,ticnlar, las cilldanes de Fuente-
I'a nía y San Sebastian, y el puerto de Pasages:
todo COII sus rOI,tificaciollcs, mllniciones de
plerra y de boca, pólvOJ'¡j , halas, cañones, ga-
leras, buques, elc" COIl Illas los ducados de L/}·
I'cna y de [lar.


En cuanlo tuvo noticia Cárlos 11 de esle IIl1e·
vo atentado contt'a la unidad de la España, mau-
dó á su embajadol' en Francia que se quejal'~
del escandaloso reparto qlle así disponia de su
hucesion aun antes de que se abriel'a.


Sin inquietal'se la corle de Vt'I'salit's [lOl' las
quejas del I'ey de España, puso á disposicion
del duque de Hal'COlII't los medios de acallal'las :
ayudado por el cardenal POI'local'!'cro, el em-
b¡¡jador francés llegó muy ¡lI'cslo á hacerse om-
nipotenle en Madl'id, de tal suel'te, que en vez
de contentarse LÍnir.amente con el tratado de
p~l,tieion, dirijió todos sus esfuerzlls á obtener
pal'a el duque de Anjou la corona dc España,


Convocáronse doce consejeros, elejidos pOI'
el cal'denal y comprados COII el oro de la Fran-
cia, entre los cuales se !tallaba el confesol' del
rey Froilan Diaz , que rué el primero en decla-
ral' «que lo que comiene es sllpel'ior á la ley (1)."


Ventilóse la cuestion sobre si debia Cál'los 1I
teslar á f.\Vor del duque de Anjou, y apesar (kl
cuidado con que se habia dispuesto la formacion
del consejo, no dejó de haber un miembro en
él , el conde de Frigliana, asaz dotado de de-
rJlledo,para declarar que las córtes jenera les era n
las LÍnicas en qllien cabia decidir una cuestion
sobre s!lCeSiOll á la corona (2).


ena vez obtenida por este medio una mani-
festaeion , sometióla POI'!ocarrero á la sancioll
del Papa Inocencio XII, gobcl'Ilado á la sazon pOI'
el influjo del cardenal de Forbin-.Tanson, em-
bajadOl' francés cerca de la cOl'te de Roma.


Veamo& lo que acerca de esto dice el duque
de San Simon en el capítulo 41 de sus memol'ias
sobre el siglo de Luis XIV y la Rejencia.


«Además de esa pasion desmedida é innata, que
mostrara siempre el rey de España pOI' el en-
grandecimientode la casa de Austria, tenia otor-
gado un testamento, en que dejaba al al'chidu-
que cllanto poseia en el OI'he. Preciso era pues
hacerle desh'uir su propia obra, el Clbjeto pl'e-
dilecto de su coraZOI1, el consuelo del fin pre-
maturo de sus gl'andezas temporales, puesto que


(1) Bacallar y Sauna, Mem. sobre el reinado de
Felipe V, t. I.
~2. Desormaux, Hist. de E.paña, t. V, p. 167'




HE LA ESI'Ai~A 1IODEH:'iA.
, conservá9dolas así CII su pl'opia dinastía, las al'-


.raigaba dt: lluevo mas y mas á ejemplo de Cár-
los V: yel'a DO menos indispensable el es!r"!'I'
de esta destl'llccion á I'<IVOI' de la casa de Fran-
cia, émula y constante enemiga de la de AlIstl'ia,
la misma Pu.jdU7.a, las mi~m?s ventajas de pal'-
ticíon , que habia procurado á la suya Cárlos JI ,
Y qne consistiall en menoscabarle eOIl sus pro-
pias mallOS en enanto le fuese dable, á fin de en-
riquecer á su enemiga eOIl sus despojos y con
,:ll<lnlas coronas hacillara la easa d(~ A lIst!'i" so-
IlI'e la siell de su primojénita. Sin embal'go, ha·
bia que luchar [lal'a ello con todo el valimiento
.Y poderío de la reina, tan fuertemente I'()bll~te·
cido, y adelllá~ tenia que urdirse aquella trama
á vista delcoudc de Ilarrach , embajadol' impe-
I'ial, quien se habia formado un pal'tido Ja des-
de mucho tiempo anles , y estdba sobl'emauera
alerta.


« Pol'locarrcl'o (1) , Villafl'anea (2) , Y San Es-
tévan (3) , qlle eran los tl'es lÍnieos consejcros dc


(r) «D. Luis ~'eruandez Bocanegra, "",.denal Por-
tlH.~arrerú , promovido, en [OU9t á esta dignidad por
Clemeute IX ,¡ la edad de 3S anos, y lila, tarde arzo-
hispo de Toledo, era alto, hlanco , bastante grneso,
de honita cara, de aire veneraudo )' de porle nohle
.Y majestuoso, galante, liuo , ahierto, ,le habla IllUy
veloz, dotadu de mucha prohidad y grandeza de ai-
ma , de recto y sano criterio, hermanadus COIl uu
lalento y <'apacidad nada mas que medianos, y una
tena~idad sin límites. Era además asaz político, esce-
lente amigo, adversario implacahle, con deseos de
manejarlo y gobernarlo todo, ardoroso eu todos sus
anhelos, y sobre todo devoto, altivo y glorioso; V
aUll(jue acendrado austríaco, cllemigo declol'ado de
la .. "ina y todo. lo, ~uyo. (a). De nacion jenovés y
descendiente de la casa de Bocanegra, ha\!áhase csta-
hlecido en España desde mucho tiempo y villo á lla-
marse POItocarrero de resullas de un enlace de uu
ascendiente suyo con la heredera de este Ilorllbre, la
cnal, segun la usanza española, le obligó á llevar sus
armas y apellido. - Estaba ,; la caheza riel e,m.ejo
como cardenal, arzobispo de Toledo, privarlo y call-
ciller de E,paña y di"cesdno de Madrid,


(i) Villafrallca, jefe de la casa de Toledo, era
hombre de nnos 70 años; espauol de piés á e"he"" ;
.{ferrado ha:\ta no Inas en 1as luáximas, usos, h .. thitos
y etiquetas de España ~ animoso, altivo, arrogante t
,evero, lleno de honradez, denuedo, probidad y vir-
tlld i persunaje en suma montado á la antigua, que-
rido, estillJarlo, respetado, sin ningun enemigo, so-
bremanera reverenciado é idolatrado por el puehlo,
y á pesar de e,t() de escaso talento.


(3) San Eslévall 5e hallaba dotado de muchísimo


(a) Se conoce que S. Sirnllll ha r¡ucrido cuprir el cspcdicn-
~;. del .\


estado, enterados del secreto, indujeroll hábil-
mente á los dt~rnás á q nitar de enmedio á la Ber-
lips (1) y al pl'Íncipe de Darl1lstadl (21, Y estos
accediel'on á ello, llevados la mayor parte del
odio que abl'Ígaball conll'a la I'cina J contra las
dos pel'son3s que podian llamarse su ojo dcn'-
eho. Además San Estévan , que no dejaba UB
punto á POI'toeal'l'el'O, le aconsejó que se alejase
tambien al confesol', puesto á su lado por la ,'ei-
na, .Y acérrimo partidal'io austl'Íaco ..


" Hízolo tan bien el cal'denal, que dió á la \"CZ
!In doblc golpe, pues no solo separó al IJI'imili-
vo confesOI', sino que lo reenlp!azó P")I' otro ti
quien podia hacer deeir y obrar cuan lo fluisiel'f' .
Desde aqnel punto tnvo sujeto all'e)' de Espa-
Ha, pOI' el ro!'o de la eonciellj~ia , tan to lilas po-
del'oso en él en cuanto comenzaba va á mil',ll'
las cosas IlIl1udauas al solo l't~spland¿I' de la tú,
liebre antorcha que arde en torno de los mOI'j-
bundos. Dejó Pol'locarl'E:rc que fuese el conl'~­
'01' preparando el tet'l'eno, y cuando eonor:io
que el monal'ca se hallaba Jil en e~tad() de oil'
~in alarmarse, que se pat'angouaba la casa dp
Fraucia con la de Austl'ia, su~kllido si,~mpl'l~ )'
aconsejado pOt' San Estévau, atacó al I'ey d~ Es-
pafia I valiéndose de la autoridad qlle le ¡.;nllJj,~a·
ra su cat'áctel', uo menos filie del convenio que
hicieran con su confesor.Y de los consejos di: los
poquísimos, IH~I'O iuf1uyeotes personajes qlle t~S­
taban en el sccl'clo, y á los cuales 110 permitian
ni su importancia lJi su naturaleza que S(~ agre-
gasen otros. El monal'Ca, cstetluado por las do-
Icncias, enervado de áuilllo, á causa de Sil sa-
lud ~iempre qnebl'antada , ostigado por tal! PO-
del'osas I'azones ternpol'ales, y horro['iz:¡do del
peso de las espirituales, se hallaba en una estl'a-
ordillaria pel'plejidad. El estl'emado amor á Sil
casa, la a,el'Slon para CO:l su I'¡\al, tautos domi-
nios y pujanza, quc entl'egal' á uua lÍ a ulra,sus
objetos lIlas Cal'OS, J lilas halagados ha,ta cutón-
ees , su propia obra á ravol' del al'chiduque des-
tJ'uida pat'a mayO!' eugl'alldpeimit'nlo de una
easa eu todas épocas t~nell1iga, lit sal\acion eter-
lIal, la justicia, el iuterés urjeute ele la uj()uar-
quía, el parece!' de lo> solos lIlinistros ó persn-


lalento J capacidad, al paso que era a'az ríjido y
estrernadamenle ducho en ja sociedad (I} la socie-
dad y en la corle; tenia ocurrencias muy felices y
chistosas, un iuj,,"iu per.picaz • una duI7.uJ'a agra-
dable mucho don de jcute'i aoemás vivía sicmpr e aje-
no de resentimientos y vellgólIlzds, practicando lIlJa
sólida, pero relirada devocion, J ohservando poco ('
nada, las etiquetas y m<Íximas de España.


(1) Era la favorita de la reina, que se h"bia herh,)
pndelo:;a á fUFrza dE' sOJl~acarle (~in('fo.


(2) Darm~l;:Hh t'Ia Hlt'mau de n,u,jou y mandaha
!.¡s trupas auHrÍal"aS al seni<Íu de L. L'l,a".,




IIISTOHL\ I'OUnCA
TJ:\jes qne hasta entúllcl's podian sin riesgo sel'
consultados; la ausencia de todo austríaco que
!e ayudara á sostenel' aquella lucha, el cardenal
y el confesor 1ue no cesaban de ostigarle, co-
sas eran en verdad que bastaban y aun !lobra-
ban para sumerjirle en tal incertidumbre que
mida acertase á resolver, Al cabo, vacilante, in-
deciso, desgarrado por tantas dudas, no pudien_
do pOI' mas tiempo sopol'tar tan penoso estado,
y no atreviéndose por otro lado á tornar deter-
minacion alguna, pensó pedir pa¡'ecer al papa
como á un oráculo, á cuya ayuda no cabia equi-
vocarse , y decidió deponel' en su seno patel'nal
todas sus inquietudes, y seguir la senda que el
pontífice le trazase. Proptisolo así al caJ'denal,
quien consintió en ello, pues se persuadia que
el pllpa, tan imparcial é ilustrado como se mani-
festara desde que gobernara la iglesia, y por
otra parte tan pio y desintel'esado, p,'olHlllciaria
MI fallo á favor del partido en ,'ealidad mas jus-
to.


/( Ya que hubo tomndo esta resolucion , sin-
tióse el mOllarca español sumamente aliviado;
ealmáronse las violentas ajitaciones que agl'ava-
I'an 110 poco su enfel'medad ; y Sil salud se me-
jOl'ó aJgun tanto. Escribió pue¡; muy largamen-
le al papa, y encargó al cal'denal que le hiciese
I'ntregaJ' dil'cclarnente la carta con todo el sijilo
clue ella requel'ia.


«En el entretanto, cstaba el rey de España vi-
jilado y roueado de continuo, plles confiaba dis-
ponerle el cardenal á Ilua cabal y pronta obe-
diencia á la decision pontificia que eSlwraba;
de manera quc cn cuanto esta viniese, no queda-
sen ya que ,'encer mas que algulJos ill~jgnifi­
cantes restos de repugnallcia, y pudiesen iJl-
mediatamente ponel' manos á la obra. Ubi-
lla (1), de acuf'rdo con los demás iniciado~
en el sccreto, redactó su tcstamento á favol' del
duque de Anjoll con tales causales y cláusulas,
que tan llenas de equidad, pl'lldcncia, fUl-'rza y
sabidul'Ía han parecido á los hombres desiute-
rcsados; testamento qne, pOI' se,' tan sabido, no
necesita que se hable ma~ deteni(lJnwnte de él.
Una ~ez cxamillado con la debida atencioll 1'01'
los consejeros de estado que estabau en el se-


(l) "D, Antonio Ubilla, secretarÍo del despacho
universal, era un hombre de haja esf"ra COIllO todos
los que ocupan en España las primeras secretarias, y
,i llegó á desempeñar la universal, fué porgue se ha-
hia dLstingnido en vurio3 empleos illJpollantes. Era
:~dino, cort6s, ;'burlo, y además remellO, dOlado de
tino y perspicacia y de grande capacidad P¡U'fl los llC-
gocios; integro eu CUiluto caLe sello:í uu hombre
c.:.iadn en a'lur:-lia Í)uel'te d~ bLjJtC:'Jti, y CunSl¡dlltlIlcn·
le alJ(;~udo ¿i.i b.i~ll, g~,,(1JHJ.e{,d y cOl1:.J~r"at.'i{Ju de la
JlJon,arquíd. ~)


(Teto, pl'esenlúlo Ubilla á Cá,'los 11 junIo con
el otro qtle habia otnl'l.;ado antel'iol'lnenle á fa-
vor del archiduque, quemó el pl'imitivo á pl'e-
sencia del mismo rey, del cardenal y del confe-
sor, y el monal'ca fimió en seguida el nueva-
mente redactado, que una ~ez celTauo , fué le-
galizado en su cal'peta pOI' las firmas del carde-
ual ,de Ubilla y de algunos otl'OS. Hecbo esto,
prepal'ó Ubilla las órdenes y despachos consi-,
guientemenle necrsarios para todos los paises
sometidos á España, todo con igual sijilo.


« El estremo apUJ'o del rey de España no se
manifestó hasta lIluchos dias despues de la otor-
gacion del testamento. El cal'denal , ayudado
pOI' los pl'incipales iniciados en el secreto que
tenia n los dos primeros empleos en palacio, y
pOI' el conde de Benavente, que tenia el 011'0, Y
q!le era en su ,'irtud, dueño de la habitaeioa
y aposento del rey, impidió bajo divel'sos pre-
tes los qne la reina se acerease á él en sus últimos
tlias. l)


Hasla aquí el duque de san Simon; y bien se
echa de vel' de dónde derivan los elojios que
tributa á los hombres que arrancaron al imbécil
Cál'los 11 el llamamiellto del duque de A njoll. La
sancion del papa no se hizo esperal' mncho
tiempo. Agot~¡das ya las rUer'zas de Círlos II, ce-
dió este I'l'y á la violencia moral que sobl'e él
so estaba !'jprcielldo: el 2 de oclubl'e de 1 iOO ,
(jl'lnó el testamento de que se ha hablado, ins-
ti 111yendo pOI' su sucesol' en el trono y hel'ede-
ro llniversal al duque de Anjoll, y falleció en l."
de llovielllbl'e inmediato.


Hallábase del todo acabalada la Ilnidad jeográ-
Jíca de la Fr'3ucia pOI' el segundo tratado de
pal,tieion, pues nada habia mas fúcil que troca!'
\lila pa!'te de las posesiones de Ita!ia, aseguradas
I'n fuerza de este tl'atado, pOI' la Flandes espa-
Dola, y lIegal' de un solo raso, hasta las I'ibel'as
<Id Ríu. Así que, pOI' dicha imprevista, la cues-
1 ion en que estriba ann en este momento la
sl'gul'idad de la Fl'ancia, la CUl'stíou de sus fron-
tiTas llatlll'ales, se bailaba en aquella sazon ya
[l'('minada en vil'tl1d de los t,'atados que media-
1'011. Todo ravoI'ccia elltónces la conelnsion de
",!lIella ol)l'a, eminentemcnte naciolJal: tanto
;;ns cuando las dos úoicas potencias de primer
")i'llell, que ¡¡odian aeaso illtclJtal' oponerse á
t:!Il vasto proyecto, eran la España J la Alema-
¡lía; la IJI'imel'a, estenl1ada como estaba, se hn,
l,iera limitado á inútiles lll'otestas , al paso que
la Alemania lIIal podia I'esistil' los 1~lllbates de
las tl'es grandes potencias signatal'ia~ del trata-
dú de IKll'ticiplJ. Adcmús, estaban ya tomada~ de
;lntemalJü todas las medidas lIecesarias pal'a aña,
d,¡' el tillllJl'e y cspknclol' (h~ la couqllisla a
las eslipdclcione, cotllellidas. Lu,(·.j(:l'cítos fl'an·
,'\:se~ esíabaIl ya ,ljlal'('jados; los Ingleses.y Ho




D[ t.\ ESPA2\\ }IODEm'A. ·lio",'
1'lOdcso&ofl'tlCi«.U pOI' su pal'te ,einte y eiote bu-
,¡ues de línea, y declal'aban públicamente que
StlS tropas de desembarco se hallaban ya pron-
las (1).


En vista de todo esto, ocurre al· mompnto es-
la prcgu.nta: ¿ POI' qué ciego amol' á su dinastía
e'llllbió Luis XIV de repente, y con menoscabo
de Ins íntel'cses lIaeionalcs, tall obvios y pnsiti-
\"os, todo su tJroyecto ? ¿ Cómo prdll'¡ó la satis-
faccion. puramente personal de col{j(~al' á ~u
!lieto en el solio de España al afianzamiento de
la pujanza de la Francia y á la glOl'ia etel'nal
de decidir de tlfl gol pe la mas bella cuestion de
Ilacionalidad quejamás se ha suscitado en aquel
Jlais~ cuestioll importantísima que ciento y cill-
,:uenta años de lucha con la Europa no han si-
do poderosos á resolver, y que está amagando
aun hoy dia la paz del orbe entero?


Las palabl'as mismas del segundo tratado de
parlicion eran una declaracion de guerra pa-
l·a el caso de que insistiese Lllis XIV en la nuli·
dad de la renuncia de su mujel' María Teresa á
la covona de Espaiía.


El artículo 2." dicc tCI'nlinantemente: «, La
ahel'tura de la sucesioll de S. JU. C. promovel'ia
iufaliblemente \Ina nueva guena, si el rey de
Fl'ancia se aferrase en sus pretensiones, es á sa-
Del' : las de monseñor el Delfin ó de sus des-
cendientes á TODA la sucesion de Espafia. "


AI,tículo 3.° y, COIllO ante todo, se desee el,i-
tar una nueva guerra europea, se uCl1l1rdan de
antemano las medidas nece~arias, para alrjar
IIU desventuras quc ocasionaria la muerte del
I"ey católico.


AI,tículo 7.°: Se dal'á cllenta de este tl'atado
:JI empel'adol' , y si. pasados tres meses, se ne-
,:ase á tomar parte en él , en tónces, el rey de
Francia, el de Inglaterray los E..tarlos ¡ellera-
les le obligarian á ello á la fuerza (2).


Así que, no quedaba. ya duda sobre cu{¡le~¡ de-
!)ian de ser los I'esullados del t!'atado de par-
:iCWH. Como dice el señor l\Iignet, en la pág. 77
de su Intrnducclon ya citada, «Luis XIV tenia
'lile optar clltl'e \lna cOI'ona para su nieto, ó un
\:ngl'andecimiellto de sus estados, afianzado por
toda la Europa; entre la estension de su sistema
ltHS allá de los Pirineos y los Alpes, mediante
,,1 establecimiento en España yen Italia de una
¡·ama de SIl dinastía, ó una estension de su pro-
;¡io poderlo; entl'e el hono!' de la corona, Ó el
.¡mejOl'lImicntn de Sil rcino; entre sujamilia Ó
!,z Francia. » pues bien, optó pOI' su familia (3).


Aun mas; en cuanto llegó á Fontaineblau, el 9
de noviembre el testamento deCál'loslI, celcbl'ó,


(1) l\1ignel, DOCl1ll'. inéd. Inlrod.
(.) Dumont, cuerpo lejislativo.
í3) l'rIcmor;¡\s de Tore)'.


S~ UI1 consejo, presidido por Luis XIV, Y com-
puesto del delfin, del duque padl'c dc A njoll, del
duque deBcauvillic!'s, ministro de hacienda, Jet
marqués de Tore}", ministl'O de negocios estran-
jeras, y del canciller Pontehartraill. En vano ~.e
le hicieron al rey las mas sanas reflexioues:
su altanera I'CSolllcion fué yertamente insensi.
hle al cuadl'o que se le trazó de la!Hlesvcntlll"as
que iba á acarrear al pais su orgullo dinástico.
Bien que sin chocal' abiertamente con el pare·
cel' de Sll sellor, no disimuló sin embat'go el
marqués de TOI'cy, « q tiC si el rey accptaba el
testamento, la Europa le aCllsal'ia de hablT fal-
tado á su palabl'a ; que se esponia á !lila {;lIrrra
inevitable; que sus pneblos apenas ltaúian [('ni-
do espacio para respirar desde la paz de Rp-
wic!. (1) .•


El duquc de Beauvilliers se declaró cllérji.
camente á favol' del tratado de particioIl, "pues-
to que en cajO contrario, deúia f'mpoltll".fc un"
{ilu'rra que traeria inmediatamente la ruina dI:!
li\ Francia. »


El canciller Pontchal·tl'ain se manifestó inde-
I'Íso, y no acertó á resolvel'sc por ningun par-
tido.


Solo el delfin , loeo de contento al \"crsc hijo
)" pHtlre de rey, abogó COIl calo!' por la acepta-
cion pura y neta del testamento de Cárlos 11.


Tan opuesto era á los intereses dc la Fi"ollcia,
eIJ las cil'cllIlstancias cn que enlóllces se halla-
ba aquella nacían, cl estahlecimiento de la di-
Ilastía de los BOI·bolles en Espaiía, qlle ell la me-
moria prescntada pOI' el marqués de TOfey á la
Illglalcl'I"a y á la Holanda, el 12 de setiembre de
¡7(JO , el mismo Luis XIV lo confesó así:


" El suspirado equilibrio de toda la Europa
se halla de este modo mucho mejol' ¡¡fianzado
qne si se daba mayor auje á la Francia, median-
te ía adquisicioIl de las fronteras de España, de
las de la Loren3, y en lin, de las dell'eino de1'.:á-
{loles y Sieilia.


"Cree pues S. ]Ir. dar Hna prueha evidente
de su modcl'acion con I'enunciar á las conside-
¡,;]bles ven tajas que l'epo¡·taria su corona d€~
U'a laJo de pal"licioll. "


La aceptacion del testamento de Cál"los U call-
~Ó en Europa jenel'al asombro, pues tan lejos


(1) Ma~ tarde, estuvo siempre Felipe V en la idea
de que el testamento de Córlo~ II, que le ascendiera
al solio de España, habia sido iu}usto é ilegal: tanlr'
que en medio de los disgustos que le apesadumbraron
durante la guerra eJe succsiou , v~rias veces conci-
¡,it' el proyecto de abdicar ~ favor el" su competidor
d architll1quc, yen los parasismo, de '1"" se H,ia ata-
cado con frccucn('ic1~ volvian siempre:í. ill'luictarle Sll~,
~utignos cscrúpulcs. (La E.'p(u7rz 1)(-)0 lcl~· r,-'.n's de /«
uua de Borbon, tomo III, pflj. ()f) Y 2¡·fa




HISTOUlA POUTlCA
~e estaba de pl'ever semejaute acontecimiento,
y tan persuadidas se hallaban todas las poten-
cias de que la resolucion del I'ey de Francia
iba á hacer estallar una guerra universat, que
de pronto todo fué eonfusion y desconcierto en
los consejos de estado estranjpros: y de este
{Iesórden .sacó Luis XIV no poco provecho pa·
ra- consolidar todo lo posible en España á su
nieto, el duque de AlljOIl, el cual habia sido de-
finitivamente pl'oclamado rey, á mediados de
llO\'iembre de 1700 , Y debia partir pal'a sus es-
tados á principios de diciembre bajo la tutela
del duque de Harcourt.


PlIdiérase acaso habel' retardado la esplosion
que amagah~ á la FI'3ncia , ya que solo el cm pe-
I'ador se pl'epal'aba ahiel'tamente pal'a la guerra:
mas el mismo seutillJiento qlle habia inclinado
á Luis XIV á sentar á Felipe V en el trono de Es-
paña, « IIna falsa t'Tnlll'a, un orgullo real Ile-
vHdo al csll'cmo (1) , » le obligó ¡ambien á cou-
sel'V31' á su nieto las pl'el'ogativas de pl'Íucipe
de la sangre frallcés. Mostrábanse dispuestos los
Holandeses á I'cconocel' al nuevo rey de Espa-
¡lil; ¡wro Luis XIV, tln ve7. de acrecentar con SIl-
ma polítiea esa favorable disposicion en que se
hallaban los Estados-Jenerales , hizo pOI' el con-
Íl'ario entral' de golpe y en un mismo dia creci_
das tropas fl'ancesils en todas las ciudades de
los Paises-Bajos espailoles, cuya custodia estaba
confiada á los Holandeses .• Habia violado el tl'a-
tado de P31't ieion, con la accplaciOlJ del testa-
mento, el testamento con los despachos cerra-
dos, y a hOl'a violaba COII b introduGcion de
tropas en los Paises·Bajos los '~ll1peños de Rys-
wick y las p-omcslIs que hiciera de cumplil'-
los (2). Apesal' de todo, reconocieron todavía los
Holandeses, por el interés de su comercio, á
Felipe V, biell que exijieron la separacion de las
tl'opas fl'ancesas; pero Luis XIV rehusó este me-
dio de ll'ansaccion, sin qllerel' siquiera discu-
tido.


Tambien el emperadol' habia hecho algunas
proposiciones; pel'o el rey de Francia se negó
hasta á escucharlas.


Qlledaba la Ingbterra, la cual hel'ida en su
amor propio y en sus intereses políticos por la
violacion del tratado de pal'ticioo, concluido ba-
jo SUb auspicios, se mantenia pn n!ia actitud de
fl'¡aldad, que sin ernbal'go nad~ dejaba traslucir
todavía positivamente hostí!. Dijérase en ver-
dad qne habia I,\lis XIV perdido de repente,
en aquella época dt> su reinado, aquel tino pre-
~oz , aquella destreza de que tantas pruebas ha-
bia dado dpsde que empuñara las riendas del
gobi~l'll(). Uua ci I'cunstancia sobl'ernancl'a á pl'O-


é,) ~Iig!let, [)O('l)Ill. inéd, [IItro,l. ¡dj. LXXXTlr •
• ; Id. p:ij. rXXXTV.


pósito pal'a el sosten de la paz, la muerte de Ja-
cobo U, debia facilitarle, al parecer, el medio
de atraerse sinceramente á la Inglaterra, con so-
lo aceptal' ,sin trastienda, la lejitimidad de la j
casa d~ üI'anje, i Pues bien! Ese indomable or-
gullo real, que tantos JCl'I'OS hiciera )3 come-
ter á Luis XIV, le cegó en aquel momento de-
cisivo hasta tal puuto, que reconoció inmedia-
tamente al príncipe de Gales, hijo de Jacobo 11,
por rey de Inglaterl'a, Escocia é Irlanda, con-
tinuando en darle la pension, oficiales y guar-
dias que habia concedido á su padl'e.


En cuanto supo Guillermo 111 aquella inju-
ria personal y violacion del tl'atado de Ryswick,i?¡
en que le hahia reconocido Luis XIV por rey
de Inglaterra, retiró inmerliatarnerJte á su em-
bajadol' en Paris, é indignado el parlam!'nto in-
glés por semejante ultl'3Je, dió á la guerra que-
iba á estallal'lln carácter nacional, haciendo fir- ''o.
mal' á todos sus miembros una solemne pro tes-
ta contra un estranjero que pretendia imponel'- ."
le un dueño (1),» ~


En 4 de mayo dc 1702, la reina Ana mandÓ" )1
public~r una declaracion de ¡!,uel'l'3 contra la ·1
Francia, yen 8 y 15 de mayo, los Estados-Je- "~.1,i.i
nerales y el empel'adol' Leopoldo imitaron su·
ejemplo, que no tardó tampoco en seguir el Im-
perio.


l\Ias ¿ de qué modo se habia pl'eparado Lui6 .l
XIV contra esta guerra lIllÍvel'sal, que parecjó~
haber provocado volulltal'iamente? Solo fir-
ma !ldo trat~dos con los estados mas insignifi-
cantes de la ElIl'opa, ninguno de los cuales po-
dia prestal'le un vCl'dadero auxilio: antes por et
contrario, todos aqllellos-pl'Íncipes y electDres,
incJpaces de defenderse á sí jlropios, no cran
sino un estorbo de mas, Por otra parte el edic-
to de Kantes babia destl'uido la industria; la ha-
cienda estaba en malísimo estado; la poblacion
se hallaba die7.mada; losmejoresjenerales, muer'-
tos en el campo fle batalla, ó inutilizados de
puro viejos, habian sido reemp!.1Zados pOI' favo-
ritos sln talento, al paso que ElljeIlio y Mal-
borough mandaban los ejércitos enemigos.


Así [lll\ que !lO lal'dó 1I1l1cho en tenel' que
deploral' las mas vergonzosas delTotas.Su gran-
de ejército fué completamente destro7.ado en
Hochstetl, y su jcncl'al en jefe, el mal'iscal Ta-
Ibll'd, hecho prisionero cou 30,000 hombres;
COIl lo cual adelantaron Jos cnemigos Olas de
ochenta leguas de terrilol'io. En España, el ma-
riscal Tcssé se vió obligado á le\alltar el sitio
de Jibraltal' ,y los Portugueses , ~liados en l1i]
principio de la Francia, )' despllcs encmigos Sll-
) os, se apoderaron de Salvatierra, Yalelleia,
A lcántal'il y Albllrqllel'que, Jcrona se declaró por


I~ 'Hi~lld, lutre,d. l'"j. LXXX"L




VE LA ES PAjA MODER~A.
el archiduque el4 de ocl'J bre de 1705, y BaJ'celo-
na se rindió á nquel príncipe en 9 del mismo
mes. Al año siguienle, la batalla de Raolillil's,
gauada por Marlborough al mal'isea 1 de Ville-
roi, pl'ivó á la Francia de Lo\'aina , Bruselas,
Halinas, Bl'lljas, Gante, Amberes, Ostende, etc.
En Italia, la pérdida de la batalla de TUl'in tra-
.ro consigo la del lUodenés, del lIJantnano, del
Milanesado , del Piamonte J del reino de Nápo-
les: tanto, que al cabo Felipe V tuvo que aban-
donar la España al archiduque.


La consecuencia de tan repelidos contratiem-
pos fné la invasion de I~ F¡'a ncia. Despues de
h: batalla de Our!enal'de, en 1708, los enemigos
sitial'oll á Lila, en 22 de ay;osto, y la tomaron en
23 de octlllJl'e: el duque de Saboya se apoderó
pOI' sn pal'te de las fOI'la lezas de Exiles, Fenes-
treles yla Perolls" y en el aiío inmediato, Tour-
lJai fué conqllistada, llegando al colmo los desas-
1l'es milital'es de la Fl'ancia con la pél'dida de la
batalla de Malplaquet, en que fué d'~I'!'otado el
mariscal Villal's. Además de esto los aliados se
apoderal'on de DOllai, en 25 de junio de 1710, de
llethullc .. en 26 de agosto del mismo año, de
Ail'c, en 9 de noviembre, y de Saint-V('lIant, en
29 de/mismo mes; mientras que un partido CIIt'-
migo se adelantó hasta Versalles y se apoderó
pOI' equivocacioll del escudel'o del delfin en vez
de llevarse á este ('11 persona.


Si desgraciada era la Francia en el campo de
batalla, mas lo era todavía en sus negociacio-
nes. Ya desde 1706, el deplorable aspecto que
iban presentando los ;!c[lt'cimientos abl'ipl'a al
fil) los ojos á Luis XIV, que, aco/lgojado FOI' los
males que le causaba lIna guerl'a ClIJO peso abru-
maba á sus sühditos, dirijió varias PI'opucstas de
acomodamiento á los Estados Jent'rales; pero
pOrlÍníca contestacion exijieron los Holandeses
la I'estitucion del trono de España á la casa de
Austria, con mas un valladal' eontra la Fl'alleia
en los Paises-Bajos. 1'\0 habia llegado todavía la
hora de que Luis XIV se doblegase á t~n hu-
millantes condiciones.
. Muy presto sin embargo la continuacíon de
contratiempos quc fueron dC'splomándose de
dia ell dia sobre la Francia, no permitió ya ob-
tener siquiera la paz á aquel Pl'ccio, y en vallO
se I'esiglló eutónces Lllis XIV á solicital' de ro-
dillas el término de la guerra; que los papeles
se habian ya trocado, y se despreciaroll sus sÍ!-
plicas con la misma arrogancia que él mOlill'ara
allá cllando dictaba á la EUl'Opa la paz de Ni-
mega.


EI'a en 170H, es decir, cuatro años antes de
la paz de UtI'ech: pl'esentábase sobl'emanera
~lciaga la sítl1acioll de la FI'aneja: ,da inminentc
cal'c,tí;¡ ael'ccenlaha los males de la guerra: el
frio cscesivo. (Jlle slIccdil'1'<I de l'l'pCIJ te á los


deshielos de enero, matara las semillas de la
próxima eosecha; presajiábanse tan solo desvell-
turas por do quit'ra; una ~guel'ra sostenida pOI'
espacio de ocho años contl'a la mayor parte de
las potencias de ELll'Opa habia .ciertamente es-
tenuado en gl'an manera las provincias, agota-
das Ja de hombl'es y dinero, y de dia en dia iban
consumiéndose los antiguos l'eCl1l'SOS y el eré-
dito pal'a encontral' otros nuevos (n.


Tan lamentosas cireunstancias decidieron á
Luis XIV á eu"ial' á Holanda al Tn'esiden te Roni-
lIe, que habia sido cmbajadol' sUJo p.n Lisboa_
Vióse preeisadoaquel ministro á tomal' IIn nODl-
bre supuesto: estuvo en poco que no caycse en
mallos del comandante de Hl'usela~ antes de
llegar á Moendick,'y en los dos años que dura-
I'on aquellas infructuosas eonferencias, tuvo que
sufrir el afectado desden y las ofensivas precau-
ciones de los señOl'es Baj's y Vandendl1ssen, ple-
Ilipotencial'ios holandeses. Sin embal'go tal y
tau estl'ema el'a la necesidad de concluir la paz,
que Luis XIV le habia mandado aceptar los po-
deres de los diputados por Holanda sin cuidal'
de examinal' SIIS requisitos; contentarse á nom-
hre de Felipe V COIl solo el I'eino de Nápoles sin
la Sicilia; promellT que ell'ey Jacobo III saldría
de r'I'Jucia,y que la fodificacion de Estrasburgo
seria demolida, y conceder en sl1ma á los Esta-
dos Jenerales todas las ciudades de los Paises
Bajos eon qlle quisiesen formal' ese valladareon-
tl'a la Fl'aucia por que tanto suspÍl':¡ban.


Esos SJt:Ti!icios empero uo fuel'on poderosos
á vencer la enemistad de los Estados Jenel'ales,
ni á Gontl'a!'t'slal' la opooicion de Eujeuio y de
MIII'lbol'ough, altamente íutwl'esados en la eon I i-
nuadoIl de la guel·l'a. El rey de FI'ancia aeeptó
la oferta qlle le hizo el marqllés de Tol'cy, mi-
nistl'o de Ilq;(Jcios cslranjeros, de ¡I' en pcrsoll3
al HaJa, ~'IJS illstl'ueciones que recibió este há-
bil dipiomático cOllfil'maban las pl'oposieiorw~
hechas á los coligados pOI' el presideute Rouille;
añadiendo á ellas todavía la pl'omesa de derri-
bar la fOI,tificacion é inutilizal' el puerto de
Dunkerque cllJa constl'uccion habia costado
sumas inmensas.


La destreza y perseverancia que adquiriera el
marqués de Torey (,IJ el manejo de los lila" difí-
ciles y e[]l'evesados negocios poi íticos se estrell a-
ron esla vez conU'a el fÍl'me propósito que (ell'-
maran los /lliados de humillal' al cabo la fortuna
de la Francia y el orgullo de Sil rey: y el I't~sul-·
tado de las confel'enci8s del Hava fué tatJ solo
la ofel'la de artícnlos pl'elimina"res,llI'esentadof"
á Luis XIV á nombre del pensionista Ilensio,.
de Mal'lborough,V del pl'Íncipe Eujp.llio. POI'ellm,.
se cornprometia la Fr,Hlcia á I'ceonoeel' auteb.


r) :\1 e 111. de 1'01'1'.". lonl. 1. ['áj. 331..




no mSTmHA 1'00XflC\.
de dos meses pOI' I'ey de Espuria é Indi~s, de l'Iá-
poles y Sicilia, al archiduque Cárlos; y Felipe V
tenia que salir de España con Sil mnjer: el em-
perador pOI' Sil parte recobl'aba la poses ion de
Estl'asburgo, de fa fOI'taleza de KehT, de Brisach
y Landau; y las ciudades de Casel, Lila, Mau-
bellge, TOllrnai, Condé, con otras plazas, tenian
que cedel'se á las Provincias· Unidas. Con cbyas
condiciones se concedia á la Fi'anCÍ"a una suspen-
sion de armas Lasta la conclusion de la paz je-
neral.


Abusando así de sus ven tajas, cometieron los
confederados un error gravísimo, y dejaron en-
trever sus verdaderas intenciones, que no eran
oh'as quc no escuehar PI'oposicion alguna com-
patible con la s~guridad de la Fi'ancia, Luis XIV,
que echó de vel' el p81'tido que podia saca!' de
aquellas desmedidas pretensiones de los aliados,
I'eehazólas noblemente, y dirijiéndose en segui-
da á la Francia entera, le dió cuenta de los es-
fuel'zos que habia hecho pm'a conseguil' la con-
clllsion de la guel'ra, con la certeza de que "sus
mismos pueblos se ncgarian á acepta!' unas con-
diciones, no mcnos eontrarias á la justicia que
al honOl' del. nombre f1'ancés,.


El apelar á los sentimientos de nacionalidad
tle un pueblo gl'<I11de y jeneroso produjo el efec-
to que se prometiel'a su monarca, quien obtuvo
con abundancia los medios de continual' la
¡!;Uel'l'a cuando no pareeia sino que faltaban toda
suel'le de reClll'SOS. 1,a constancia y denuedo de
las tropas, que suponian los enemigos entera-
mente desani madas, realzal'on, dUI'ante la cam-
paña de 1710, la reputacion de las armas frau-
cesas y españolas_ El conde de Bourg salvó la
Alsacia derl'Otando al de l\1erci en Ottmersheim:
mientras que en España la jomada de Brihuega,
en que tuvo que rendil'se el jeneraI ingles
Stanhope, y la rota de Villa\"iciosa por el mes de
noviembre, en la clJal tan señalado timbre al-
canzó el duque de Vendol1la contra el 8l1stl'Íaco
Starembet'g, reparal'onlos negocios de Felipe V-


Sin embargo no era ya ticm po de impedil' á
los enemigos que fuesen penetrando cada dia
mas y mas cn el cOI'azon de la Francia, y pOI'
muy glOI'iosa que fuera la defensa no tenia Otl'O
resultado que aeelel'8l' el momcnto en que de
fuerza ó grado se habian de deponer las armas
á merced de los confedel'ados. El desgraciado
éxito de la batalla de l\lalplaquct, bien que en
ella perdiesen los Holandeses su mejor infan-
tería, precisó otl'a vez á Luis XIV á tantem'la
via de las negociaciones, y en efeclo, tr'as mu-
chas Jilijeneias, cn un principio infructuosas,
cOll~illtiel'On al cabo los Estados JencI'ales, en 10
de mal'zo de 1710, en enlabIar nuevas conferen-
cias en G erlruydcnbers.


Al comenzar el illVÍlTllO ltahian s~¡Ji!lo cIma-


I'iscal de Huxelas y el aLate de Polígnac, pl"e.
uipotenciarios fl'anceses, y como quiera que se
hallaban suspendidas las operaciones de laguer-
l'a á causa de lo l'iglll'osO de la estacion, nada
impedia las IJcgoCÍ'aciolles: pOI' lo cual era dtl,
espel'ar que, lejana como estaba la a hCI'hlra
de la campaña, se lIE'gase cuanto antes á Ulla
50111CÍon tan cntrañablemcn tesllspirada: cm pero
no fué así: á med;ados de abril desaparecia ya
toda vislumbre de paz, y en breve se echó de
ver que el'a inevitable el romper de nuevo las
hostilidades, ya que se disponian los aliados á
empl'ender el sitio de Douai.


Los plenipotenciarios holandeses manifesta-
I'on al fin SIlS pretensiones, en las cuales no se
trataha ya de que dt'jase Luis XIV de SOCOl'rer
tÍ. su nieto, sino que se le exijia que antes de dos
meses emplease su pI'opio ejél'cito en pI'ecisar
Ú Felipe V á renunciar á la corona de España, y
~e reclamaban además, en segUl'idad de st!mc-
jante obligacion, tres ciudades de Flandes y tres
de España, elejidcl'as pnr los confederados. En
yano consentia Luis XIV en el paso de las tro-
pas aliadas por la FI'ancia y en el pago de lHI
millon de libras tOl'Uesas mensuales para con-
('urrir así al destronamiento de Sil nielo: los mi-
¡¡istros holandeses no quisieron alter'al' ni uu
ápice sus comunicaciones, y el mal'Íscal Huxelas
y el señor l'olignac tuviel'on al cabo que sali!'
de Gertl'uydenberg , en 26 de jnlio de J 7tO, sin
babel' adelantado nada.


Cosa de un año despues, en 17 de abl'il de J 71 J,
falleció el emperador José 1, y este acontecimien-
lo influyó soLI'emanera en el conjunto de las
operaciones militares, cambiando totalmente f¡t
po sic ion respectiva de todas las potencias beli-
jeralltes. Llamado el al'chiduque Cál'los á la co-
rona impcl'ial, tuvo ya tan solo un interés nada
directo en lo de España, y desde aquel punto los
designios de los aliados dejat'oll ya de pI'esen-
tal' aquel complexo que hacia decir á l\Iarlbo-
l'ol1gh: "Ocho' naciones de que se compone el
,~jército de los coufedel'ados piensan y obl'an
como un solo hombre (J).» El motivo que ar-
mara á la Enl'opa cntera habia sido la acepta-
"ion del tl'stauwnto de Cárlos n, hccha pOI'
LlIis XIV; así pues no bien desistiese de sus de-
!"('ellOS el único cOlllpdidol' de Felipe V, claro
t'S que no podia pOI' largo tiempo sostenel'se
tina guelTa ya Slll objeto, y lllucho mellos exijir
[lOI' condicioll abs,)I" la de su cotlclusioll el des-
trollilllliento del Jl1"Íllcipe franeés. El temol' de
\el' un día reunidas las coronas dc Fl'allcia y
de España habia dado ocasiOll á la "asta alianza;
pero mucho mas peligrosa el'a toda\'Ía y COIl!-
pmmclia IÍ mucho lilas ¡¡lto punto el crJllilihri\p


(1) T\'rey: tOIll. ll, poi. 1I r.




nr: l.A ESPAÑA ilJODml~A. ~7t
europeo la concurrencia en unas mismas sienes
de la corona imperiol con las de España é In-


'. tlias, Nápoles y Sicilia.
Además de esto habian perdido los ejércitos


confedel'ados 11/10 de los dos jellel'ales que les
guiaran constantemente á la victol'ia; pues reti-
rado lVIaroJborollgh á la vida privada de l'es¡lI tas
de una riña palaeiega, había dpjado al príncipe
Eujenio todo el peso del mando. Entablárollse
pues en Paris nuevas negociaciolles, mas felices
que las anteriores, dirijidas al pl'incipio pOI' el
abate Gaultier por parte de la Francia. y pOI' el
caballero Pl'Íor por la de Illglatel'l'a, y mas tarde
en Lóndres por Menagel·. Enemigos en otro
tiempo irreconciliables, declaráronse ahora los
Ingleses notorios mediadol'es de la Fl'ancia y
obligar'oll á la Holanda á abrir eo Utrech oue-
vas negociaciones, como así se verificó en efecto,
en 29 de enero de 1712,


La Gl'an Bretaña anhelaba aineeramente la
paz y ofreció pal'a ello los medios, presentando
condiciones aceptables, La primera base de
tI'ansaccion que propllsiel'on sus ministros fué
que Felipe V, que se encontl'aba ya á la salOn
muy cercano heredero de la comna de Fl'ancia
á causa del falll!cimiellto de los dos delfines, I'e-
nUllciase á los derechos de su oacimi(;lIto: re-
lIullcia que se t'xijia como condicioll sine qua
non de la paz. Escrihió pues Lllis XIV á su nieto
en 9 de abl'il manifestándole "la nccl'siJad de
tomar una resolucioll sobl'ecste punto,» y quedó
suspendida la ncgociacion mient¡'35 se aguar-
daba la decision del rey de Esparla. Los aliados,
lIJas impacientes a!lu q!le la luglatcn'a, no disi-
mulal'oll cuánto les incomodaba aqlle! retal'do
que ellos creíJn finjido.


Azorada la reina de la G I'an Bretaña por las
sospechas hostiles q lIe observaba en los confe-
Jerados, hostigaba pOI' su par'te á Luis XIV para
qlle pl'ecaviese los l'esl1liados de un I'ompimien-
10, IlJediante la pronta contestacion de su nieto:
por lo cual el rey de Francia volvió ti escribir á
Felipe V, en 18 de abl'il: "La necesidad de la
paz se va haciendo de dia en dia mns lII'jente, y
:l¡.;otados como est:ín Ja los reclIl'SOS pal'a la
guel'l'a, me veré al fin precisado á aceptal' COL~
dicieues no menos desagradables para mí que
pm'a V, M., si Ja no es que V. 111. no evita esl!!
.:a50 tomando una pl'onla determinacion (1).»


:\lientras espel'a ba la con testacion á esta carta,
p~l'ticipó T,uis XIV á la I'eina de Inglaterra que
si Felipe V no se sometia á la necesidad de I'e-
llullcial' á los del'echos de su nacimiellto, estaba
¡·,!suel Lo ú tomar, de ¡¡cnel'do con ella, todas las
¡ ut~didas Ilcecsarias para dctcrmillal'le á dar aq ud


paso, aseglll':lIIdo así á la ElII'opa una paz· ya so-
bremanera adelantada (1).


Tanto en Francia como en Inglaterl'a apete-
cían los ministros sinceramen te la terminacíon
de la guert'a, y huscaban con ahiuco un medio
honroso de concilial'lo todo en caso de una ne-
gativa por pm'te del rey de España: y entónces
filé cuando pl'OpUSO la Inglaterra esta alterna-
tiva,


Felipe V debia renuncial' á los derechos de su
nacimieuto y conserval' la monarquía de España
é Indias, ó bieo rellunciar á esta conservando
sus derechos á la corona de Fl'aneia y recibien-
do en cambio de la España, la Sicilia, Nápoles,
105 estados del duqne de Saboya, el :\Ionferrato
y el lUan tnano, coo condicion de que, caso de
llegar él ó alguno de los suyos á sentarse eo el
solio fl'ancés, todos estos estados quedal'jan uni-
dos á la corona de F,'ancia, esc~pto la Sicílía, que
pasar'ia al Austria.


Mediallte este proyecto, el duque de Saboya,
en cambiode sus estados, pasaba á rey de España
é Indias,


:\'0 estuvo en mano ele Luis XIV el llevar á
cabo este proyecto que tan halagüeña pel'specti-
va ofrecía á la FI'ancia: véase sino lo que de pro-
pio puño escribia á su nieto, en 16 y 18de mayo:


«Si llega á mor'il' el delfin, como dcmasiada-
lllt'llte lo hace telller su débil complexion, I'eci-
hiréis mi sllcesioll sC'guII el órdell de vuestl'o
lIacimielltn,.v JO telldréal mellos el consuelo de
dpjal' á mis pueblos un rey virtuoso, capaz de
g()bel'llarles, J qne al reemplazarme, reuniria á
la enrona unos estados tan considerablt's como
son los de SJbo) a, el Piamollte y el :\lonfel'l'ato.
Es ta Idea, y sobre todo el placcl' de pasar', como
me propongo, parte de/resto de mis dias á vucs-
tr'o lado y de la I'ei na, dándoos cuenta pOI' mí
l1lismo del e~tad() de mis negocios, me lisonjean
de tal modo, que nada acierto á concebil' como
pa¡'able con la mCI'ced que UN haréis aceptando
e.,te nuevo proyecto (2).


Felipe V ,'(!husó y declaró. que I'enunciaria á
todo derecho dc sllcesipll á la COl'Olla de Francia
antes que abandonar' la de Espaila. Paréceme,
decia, que trae mayores ventajas el que una I'a-
ma de Iluest¡';] dinastía I'cine en esta ültima na-
cion, fjne el colocal' esta cOl'ona CII las sielles
de un príncipc, d~ euya amistad 110 pudiera es-
t31' segura; )' que ellas son mas considerables
que la de reunil' un dia á la Fl'ancia la Sabaya,
el Piamonte y el Monferrato (3).


La contestacion deúnitiva de Felipc V, en que
p<ll'licipaba su renullcia á sus del'cchos de Ilaci-


(1) Id. j~. P~.i. 30L¡.
(~) Id. id. paj. 3ug,
~3) Itl.id.p;íjJI3.




IIISTOHlA POLlTJC1
miento, llegó á Utl'cch á principios dcjuuio, y
Luis XlV se ap¡'esUl'ó á comunicada a la reina
de Inglate¡'ra como cesacion del principal obs-
táculo que se oponia á la paz.


Envió el miuiste.I'io inglés á la conferencia una
nota compl'ensiva de siete al'tículos, que fueron
aceptados pOI' los plenipotenciarios franceses,
salvas algunas lijeras modificaciones. Habíase
propuesto una suspension de a1'mas, bien que
bajo condiciones escesivamente dlll'US, uua de
las cuales era confiar Dnnkerquc á una guarni-
cion inglesa; mas Luis XIV, tras largos debates,
vióse precisado á aceptarla corno tina fatal ne-
cesidad: la ~egtlnda condicion era consentÍ!' que
fuese á Ca m IlI'ai una gual'nicion holandesa; pero
el moum'ca fr'ancés se negó á ello denodadamen-
te, añadiendo que mas bien cortaria las nego-
ciaciones, antes que consentir elJ ulla pl'opuesta
tan ultrajante y deshoul'osa paI'a él y pa¡'a la
Fl'ancia.


Otl'a cláusula de la ~l1spetlsion de al'rnas era
que, durante esta, el m'tículo de la 3eparaeion
de las dos moo<lrqllías francesa y española que-
dariaentel'a y puntualmente ejecutado. E!'a e.te
un pnnto ya decidido.


El ministl'o inglés contestó que « aunque el
rey no accediese á las súplicas de la reina, se-
gUIl eea de esperar, uo dejuda esta de anullcial'
al pal'lamento el estado de la ncgoeiacion, y que
si pOI' el cont!'al'io consentia aquel monal'ca,
entónces d duque de Osmond tomaría posesion
de DUllkel'que y declnr'3ria á lo~ aliados qne te-
lJia órden pal'a no hacel' ) a al'llIas coutra la
Francia (1) .•


En efecto !lI'esentóse la I'eina de InglatelTa en
el pJl'lamento en 17 de junio: cO!lluuicó allí el
.'stado de la negocíaeion, y los Iugleses, cansados
,va de tan penosa guel'l'a, oyeron con ilntusiasmo
que su fin no estaba lejano, El duque de Osruond
recibió órden de no precipitarse dernaiiado en
empeñal' una accion dlH'anle algulI tiempo,


Las órdenes enviadas al duque para que se
separase de los aliados decidicron la cuestion,
y semejante acuerdo compl'OIlll'lió al príncipe
Eujenio Llcilitalldo la viclol'Ía ele Denaill. Este
iucspel'ado, cuanto feliz acolltecillliento, acom-
pañado además de la toma de BOllchalllp, Mar-
chiclJnl!s, Douai y el Qlleslloy, dió tal ascelldien-
te á los plenipotencial'ios fl'ance~l's, que habien-
do intentado cortar las negociaciones los minis-
Iros de Holanda, el abate de Polignl\c , que ya
en las cO/lf"I'eucias de Gel'lrllydenbcr~ les ha-
bia dicho. que tralaban COIllO jCllle que no es-
laban avezadas á vencel'. les dijo ó!n e~til ocasioll:
"Súlores, no saldl'émos de ar¡uí J tr'atarélllos de


vosolt'os en vuestro mismo pais y SIII vos-
otros (1) ••


En fin, firmóse el tratado en lltrech eutl'e la
Francia, la Inglaterra;¡ la Holanda, el 11 de abdl
de 1713. Luis XIV sancinnó la sepal'acion pero
petua de las dos monal'quías franelllsa y es paño-


, la: la Francia perdió su pujanza y quedó re-
ducida á cesiones de telTitol'Ío, ya en provecho
del duque de Saboya que seenseñol'eó de Exiles,
Fenestl'ellas y del valle de Prajelas, cosas todas
{Iue pertenecian á la monal'quía fl'allcesa antes
de la guerra de 1700; ya por la entt'ega que tuvo
que hacel' de vat'ias plazas para fUl'mal'lu balTe-
ra soliéitada pOI' los Holandeses; ya el! iill pOI'
la pél'dida de la bahía de Hndson, la Acadia, la
isla de San C,¡'istóval y Tel'l'ano\'a, cuya cesiou
exijieroll los Illgleses.


La Espai'ía pel'dió 105 Paises Bajos, d reino de
Nápolcs, los pnel'lol de 'rosealla y el dllcado de
Milan, con mas Jibl'altal' y Menor'ca,


Tal [lié el deseulace de ese dr'ama s3ngl'iellto,
representado er] doce ¡u'íos de sacl'ificios y hmni·
IL.ciollcs. "La monal'quía de r';spaiJa, precio de
("sta larga IlIcha, se COIISf'l'VÓ ell la C¡lSa real (2),.
('S vt'l'dad; pel'o pOI' esta oq!;ullosa satisfaceiollla
Francia y la Espai"ía se retit'aron del combate
exhaustas, achicadas, dej,wdo en fin en mano de
sus enemigos las posesiones ¡'emotas y todas las
ciudades de ambos territorios que á ellos le~
plugo r'etene!', En elleeho de muerte, en ese
trance supremo en que el grito de la conciencia
condena las vanidades mnndanas, Luis XIV
confesó su error, « :\[1' ha gustado dcmasiado
la guerra. dijo al del fin. Eu efecto, cerca de un
siglo ha lJece,itado la Frallcia pal'a qlle, allu a) n-
dada »ol"acaecimientosy hombres sillglllal'luen-
te estraonlinarios, hap podido \'ecobrar ant,!
la Europa el ascendiente de que la privara la
gllerl'a de slIcesioll, Todo hombee im parcial,
pensadO!' y ajello de frívolas 511sceptibilidadf!:>
de alucinamiento nacional, 110 podrá mellos dc
admir'al', á vista de tales hechos, la pl'eocllpacioJl
tan profundamente al'l'aigada eH el ánimo de
los políticos franceses, que les hace contemplal'
hasta con orgllllo lo que se llama la obra de
Luis XI V. ~!as adelalJ te estarémos en estado de
probar' cuáu perjudicial ha sido á la Espana, no
menos que á la Frilllcia, la reunion dll entram-
bas coronas en la familia de los Borbones: limi-
téuJOnos por ahora á restituil' á la obl'a de Luis
XIV su verdadero cal'jcter, que no rué oh'o qlle
el egoismo. Lo he dicho ya, y no me cansaré de
I'epetirlo: sacrificando Luis XIV la pujanzay pro,-
peridad de la Francia, hizo tl'aicion á SllS mana·
grados df'bel'es de soberano,


(1) Fta,~all, tom. [V, p~j. :318,
"; TUfn, tOIll. llI,paj.¡38,




bE LA ESPAÑA ~IODERNA. f7.'"
j A qué grado de poderlo nO hnbiel'a llegado


ra Francia, á haberse cumplido debidamente el
tralado de particion y asegurado, desde 1700,
con aprobacior! de la Europa, las fronteras del
J\ill y de los Alpes! Y, ya que á pesar de los de-
sastres de 1815, cllyo recuerdo estJ'ernece toda·
vía á la Francia, nada ha sido podel'oso á 31'l'eba·
larlelaAlsacia y el Franco,Condado, ¿bllbiel'a na·
die [/Hnsado siquiera en disp"tarle la posesion de
la Béljica y de tantas otl'as provincias incOl'po,
I'adas con mas justo título á Sil corona desde
aquella misma época? A fuer de los depal'ta-
mentos del este, franceses de corazon y por
interés, aunados con la ml'ldre patria por una
fraternidad secular, no hay duda que los mismos
paises incOJ'porados hubieran hecho imposible
lodo desmoronamiento, i Cuántos tesoros y cuán·
ta sangre prodigada desde 1700, en vez de que
por el tratado de particion se constituia defini-
tivamente el teJ'l'itorio francés sin embates ni
vaivenes! Todas las gllerl'as de la Fraucia, todas
sus negociaciones no tendrán en adelante otra
mira, ó directa ó indirectamente, que la con-
quista de las fronteras del Rin: y siemp¡'e que
no tengadistllrbios interiores. volverá de conti-
IIUO la vista hácia aquel lado. Tarde ó temprano
la opioion plÍblica arl'astrará de filel'za Ó gr'ado
IÍ su gobiel'l1o á aventnrar empresas gllel'reras
con aquel objeto; tan compr'ometida se halla la
independencia natural por esa mlltilacion con-
traria á la naturaleza. i A cuántos sact'ificios no
se verá otrll vez condenado el pueblo f1'ancés
para saciar este irresi~tihle instinto, y cuán gra-
ves obstáculos no va añadiendo de dia en dia á
tos elfuerzos ince~antemente tanteados allá para
consolidar hácia el norte el honor y la existen-
cia 'del reino!


¡Pues bie,';! Todas estas pasadas desventllJ'as,
lodas las que amenazan aun para el pOl'Vellir, las
debe la Francia á la introduccion de los BOI'bo-
lIes en España. Un miserable espíritu de fami·
lia t-stinguió en Luis XIV todo sentimiento pa-
triótico, haciendole abandonar la política mas
esencialmente fl'ancesa. Nllpoleoll quiso imital'
su ejemplo, y la guerra de 1808 no fué menos


iujusta ,antipolíLica y desastrosa en fin para la
Francia, de lo que lo fuera la de sllcesion. iOjalá
sinan de leeeion los deporables l'esultad<9s del
YCJ'I'O cometido por aquellos dos hombl'es gl'an,
des! j Ojalá' preserven á los diplomáticos emi-
nentes que presiden hoy dia los destinos de la
Fr'ancia, deconsidel'al' indispensable á su pujan·
za el ejérciciú de un influjo malel'ial allende los
Pil'Íneos.Los lazos de familia entl'e ambas coro·
nas son nada. para el bien y mucho para el mal;
pues el interés de los dos pucblos ha sido siem-
pre contrario á este simulacl'o de alianza. La
FI'ancia, pOt' su poderío, riqueza, posicioll y sao
bel', es el inestinguiblefoco de la eivilizacion eu-
I'úpea; y estos títulos iuconteslables le dan dere-
cho á aspirar' á la noble y jcn"I'osa ambicioll di,
Caminar á la cabeza de los pueblos libres, Ella
debe euarbolar el estandarte de la grande asocia·
cion meridional: todos los pueblos del mediodía
la seguit'áll como á su jefe, como á Sil guia; an-
helan ser sus aliados, no IHlS escl3vos. La FI'an-
cia debe querer lImigos, no t¡'ibutarios.


Bien sé que proclamandQ la independencia de
que debe gozar el gabinete de Madl'íd en sus I'U-
ladones esteriores, me espera nn cabal descré·
dito, sobre todo en FI'ancia, donde cuenta to-
davía la obra de Luis XIV numerosos admirado-
I'es y se halla calificada de emillen temente na·
cional. Ni los hechos, ni la esperiencia han acer-
tado aun á derrocar la mal fundada estima de
la política abrazada por las diversas adJÍlÍnistra-
ciones que ~e hall ido sllGediendo en Fl'ancia
desde Luis XIV. El instinto material y ~rolüJ'o
del mlls fuerte sobre el mas débil ha señoreado
basta tal punto esta cllestion , que esclarecidos
publicistas de distintos matices políticos se
proclaman aun hoy día campeones d~ es~ siste-
ma, que á mi ver ha sido el mas aciago que pu-
diera concebir'se para ambos pueblos,


Para combatit' esta política no tendré lIlas que
referir' sus tristes resultados en entl'ambas na-
ciones; ni debo siquiera defender mi opinioll;
pues hal'to me justificarán los hechos de toda
pal'cialidad,




·174 HISTORIA !)OLlTICA


CAPITULO CUARTO.


Des·le la paz de Ctr<,ch, hasta la de 1763.


DeMlidad de Felipe V.-LapriIlCl'sa dé Ur.,iflo.-.Allm·ofli.--Cowpiracioll de. Celomara.-Cllcrra de [7Ig.-Enva,.
de las príllccsas. 7¡"alado de r"i¡'na.- .. ·¡¡iant/l de Ilanol'er.-Col7,:;"eso de SOliofH,-1'ruiado de paz dé 1729' -
..lliallza de 1733,- Trafad" de rima de 17;)~. -Alianza d. 1 i·;3.--Faz de A~lliJgra",-l'aclo de familia.-
Tratado de Paris de nti3,


lIemos visto á Luis XIV prosegui!' en su idea
de dominacion en España, con una persevel'an-
cia que no acerta!'on á conll'arestat' los mayo-
res saCl'ifici05, y acabar al fin pOI' realizaa-Ia, co-
locando en el trono á Felipe V, en lo eual ctldió
á su ambicion personal y á la necesidad de con-
solidar con nue\-a pujanza su sistema de des-
potismo, mas billu que á la alta I'azon de inte-
rés nacional, la cllal esplica, ya que no justifi-
que, las invasiones de n na gran potencia, Mas
por lo mismo que esa especie de conquísta di-
nástica sobre IllS ruinas de la estirpe de Cál'los V
se hallaba desnuda de todo interés real pllr3 la
-Francia, le ha sido sin duda no menos funllsta
que á la España,


Una gUp.ITa civil y estl'anjera señaló la entl'o-
nizacion del duque de Aujon, y por una fatali-
dad insepal'able del I'ccuerdo de este príncipe,
ademáa de los males que tl'ajo á Franceses y Es-
pailoles su advenimiento al trono, débele la je-
ncracion presente las calamidades que eitamos
pl'cse;¡cialldo; pues la violeuta abl'ogacion de
la ley de 51lcesion prnt!lIjo el auto acol'dado de
1713; pl'eteslo yensei1a de la rcbe!ion de 1833·


La gncl'l'a de sucesiull filé un hOrl'ibl~ (h'ilma,
asaz dolorosameu te pal't cido á los acaecimien·
tos que han ensangrcntado la E5palía pOI' espa·
cio de seis aiios, y fué tambiellllua cucstion en-
ropea, A las pl'Olestas públicas de val'ias poten·
cias contra la aecptaeiOll, siguióse el choque eu-
los campos de batalla, Los soldados de Francia,
Inglaterra, A llstl'Ía y Pol'lugal , se emplazaron
para ventiLll' á cañonazos en el suelo de la Pe-
nínsula la querella de derecho dinástico que
su~citaran el testamento de Cárlos JI y su acepo
t,1~'JOn T.0S rl.:p1f;~.)J!·~ en ::'1!tc1L' Sl;':~~~ '. }~i('~!.


así como en la actual, se dividieron en opuestos
bandos, y peleal'on bajo distintas banderas.


Aquella lucha tan aventuradamente provoca-
da impuso á la F"<!llcia sacrificios de toda suel'-
te; costóle seis mil millones de reales (1), y Luis
XIV se vió á pique de tener quc abandonar su
ca pital amcn~zada, para sentar á Sil nieto en el
trono de Cárlos n, Las consecuencias de la guer-
ra sobrevillit'l'On a la paz; y la Francia pagaba
todavía en 1740 üiez millones de escudos de
réditos, pOI' las deudas contraidas para la guer-
I'a de sucesion (2),


¿ Pero el advenimiento de Felipe al trono rué
acaso una gal'autía á lo menos de alianza en-
tl'e las dos naciones vecinas, ó siquiera UD me-
ro lazo de buena intelijencia entre- miembros
de una misma familia, flue obraba con una mi-
ra de intel'és personal ó de mejoras internacio-
nales? Nada de eso; sino que se estableció una
pel'petlla lucha entre las pretensiones del gabi-
nete fl'311cés y la I'esistencia del de Madrid; pues
el uno so pretesto de sus derechos de pt'imojeni-
lllr3 de la casa de Barbon , y á título del mas
fuede, quiso imponel' un yugo que rechazaba
el otro, a popdo en su illdepe[](lcncia: y cuando
alguna vez los nudos de familia han señol'ca-
do las cuestiones políticas, ha sido solo para
maJoI' desgracia de entrambos paises. Los dé-
biles príncipes qUII han ocupado el solio espa-
ñol desde Fdipe V , han sido LÍnicamente dóci-
les instrumentos manejados por' embajadores
fl'anceses que han hablado siem¡JI'e á fuel' de due·


(1) ChateauLriancl, Congreso de Verona,
pij. ~25.


(:)1 Pi .. ;L (1e mi tifll"";,e por Ft-~;~(r ;nt, f. J


tOIlJ. J,


•. I p:1;, 'i')




DE U ESPA ='iA :\1Ü'DDRN!. 475
ños en la COl·te de lJadi'iJ. La princesa De 1Jr-
sino, colocada por J,uis XIV alIado de su nieto
para mejol' dominarle, es la fundadora de la ca-
marilla , de ese foco de intt'igas que desde eu-
tónces no ha podido estinguit'se, y en el cual se
han fraguado todas las maquinaciones de que
han sido víctimas á su vez reyes y pueblos,


No bien se halló Felipe V pacífico poseedor
del trono, consolidado por la paz de Utrech ,
cuando estalló la gucl't'a enlt'e Francia y Espa-
ña, á causa de las inh'jgas que urdian simnlta-
nearnente el I'ejcnte en I\IaJl'id , y el carden~1
Albel'oni en Pal'js, el pl'imel'o pOI'medio del dll-
que de San Aignan, y el segundo pOI' medio dd
pl'Íncipe deCelamara_


Nacido Alberoni de un jardinero de los alre-
dedores de Plasencia, el 30 de marzo de 1664,
campanero en la catedral de aquella ciudad,
allegado en seguida á la casa del conde de Ron-
covel'i, obispo de San Oonain , llegó á gran-
jearse el faVOl' del duque de Vendoma, que le
llevó consigo pl'imero á Francia, y despues á Es-
paña, Durante su pet'manencia en esta nacion se
encumbró lwsta privado de Felipc Y , Y á la
Illuerte de Luisa de Sabaya, pI'imera mujer del
rey, acaecida el14 de febrero úe 1715, sOI'pren-
dieudo la "ijilancia de la princesa de Ursina 'Y
del cardellal del Giudice , pI'imer ministro, in-
quisidot' jene,'al, yayo del pl'íncipe de As-
turias ,manejó el enlace de Felipe V con Isa-
bel Famesio sobrina del duque de Parma, "prin-
cesa dotada de la a .... ogancia de una Espal'tana.
de la ten<lcidad de un Inglés, de la sutileza de
ulla Italiana}' de la vivacidad francesa (1). " Pro-
tejido por la nueva reina, llegó AlberonÍ á ser
omnipotente, rué revestido del capelo de cal'-
dcnal y nomLrado ministro director de losasuu-
tes de España,


La iuvólsion de la Cerdeña por las tropas es-
[Jnñolas, que la ocuparon el 21 de agosto de 1717.
habia alcntado sobt'emanera á Albel'oni, que in-
lentalla reconquistar cuanto hahia pel'dido la
España pOI' el It'atado de Utrcch, y al año si-
guiente se apoderó de la Sicilia. Echóse de ,'el'
bien pronto la necesidad de atajar sus pl'oyec-
tos de engrandecimiento, y cerróse al efecto de-
finitivamente un tralado de cuádruple alianza
Cl] Lóndl'es, el 2 de agostositiuiente, cntre Ingla-
ter'l'a, Francia y Austria, á que accedier'pll los
Estados-Jenel'ales el 16 de fcbl'el'O de 1719.


Autes de este ll'atado, elrejentc, que anhela-
ba perder á Alberoni á toda costa, escribia, el 2
de setiembt'e de 1716, al embajador de FI'ancia
en l\Iadl'id: " No ohideis qlle nada tan impor-
tante pudierais hacel' como ocuparos en ene-


mistal' á Alberoni y O'Auuel'lon (1) hasta el
mismo estt'crno con que ahora se quieren mu-
tuamente , á fin de perder á p.utt'ambos; al uno
por medio del otro,» Además de esto, debia tra-
tar el embajador « de cOl'l'omper, á cualquiet'a
costa, al secl'etario de Alberoni y á las personas
iniciadas en los secrctos de la ct>rte de Ma-
drid (2). »


El cardenal cor.respondia á las intrigas del re-
jente con la conspiracion de Celamal'a, Tratá-
base Ilada menos qlW de pl'OlIlOVer en Francia
lma revolucioll pat'a arrebatar la r't'jcncia al du-
que de Orleans , y colocarla en mallOS del mo-
narca español. Pal'a conse¡;uil'lo, habia irnajina-
do el ministro de Felipe Vapoderat se de la pel'-
sana del rejente y lJevarlo á España, El prínci-
pe de Celamal'a, á quien nada bien senlaba el ofi-
cio de conspirador, manejaba con muy poco ar-
dor esta intriga. Un tal Duvat, encargado de co~
piar unos docl~mentos para remitir á España,
se [¡orr'ol'izó del pcligl'oSO papel que se le hacia
rep~esen lal' , }' se lo refiJ'ió todo á Oubois, Pro-
visto que se halló este de todos los documentos
necesal'ios, mandó at'restal' al pacífico Celama-
ra, que fné lllUy en brcve despedido, mientras
que el duque de San Aigllan, embajador fran-
cés en Madrid, á quien se sOI'pt'endió represen-
tando ell'ever.so de la medalla de Cela mara , re-
gresaba á Ft'al.l('ia por camino opnesto, disfl'aza-
do y á pié.


Semejantes atentados, á pesat' de ser I'ecípro-
cos, debian necesal'Íamente traer un rompimien-
to entre ambas coronas. Estalló la guel'l'a, que
hizo preceder el duque de Ol'leans de un mani-
ficsto dc fecha deS de enero de 1719 ,yen se-
guida entró en España un ejél'cito á las órdenes
(lel mariscal de Berwick , y se apoder'ó de Gui-
piízcoa , del puerto de Pasajes, san Sebastian ,
Tolosa, Fuentel'abÍa y de Ul'jel en Cataluña. Fe-
lipe V acudió inmediatamente á la fl'ontera pal'a
presenciar' sus descalabl'os. y pl'OpUSO una tre-
gua, que rué aceptada. Ostigado pOI' los Estados-
JCllcrales para accedel' al tratado de cuádruple
alianza, decidióse al fin á ello, y su ministro, que
lo et'a á la sazon el marqués de Beretti Landi,
fil'mó el acta el 17 de febl'el'o dc 1720. Esta ad-
hesion hizo veces de tralado de paz, y pl'odllJo
al año siguientc la cOllclusion del tt'atado de
alianza defensiva, firmada elll\1adrid. el13 deju-
nio de 1721, entl'e Francia, España é Inglatert'a,
en el cual se garantizaban mutuamente las tres
potencias todos los estados que poseian, en cual-
quiet'a parlc del mundo que cstuviesen,


l\las á los cinco años estuvo á pique de re-
novarse la guerra clItec Francia y España, de l'e-


(1) Jesuita y confesor de Felipe Y.
(>! Fb:SVfl, forll. f¡0, pajo i()".




HISTOH/A POLlTICA
!mllas de Hnainjul'ia gratuita de príncipe á pl'ín-
cipe de una misma familia.


L'I infauta de España, María Victoria, edu-
c:1da en Francia hacia ya muchos años, se ha·
liaba destinada para esposa de Luis XV. Llega-
do que hubo al !ÍI;nistel'io el duque de Borbon,
despnes de la muerte del rejente, envió oll'a vez
a la infanta á su padl'e Felipe V, el cual se irritó
sobremanel'a. El abate de Livri, embajador de
Fl'.ancia en Madl'id , tuvo ól'den para salir de la
(~a pital dentl'o de veinte y cnatro horas, y los cón-
sules franceses flleron igualmente precisados á
satil' del territorio español. La princesa de Bean-
jolais, hija del difunto duque de Orieans, que se
hallaba en España como prometida esposa del
infante don Cál'1os, (ué tambien conducida á
Francia, y Felipe V ordenó á sus ministros que
se I'etirasen del congreso de Camhl'ai,


"El estado de cudeblez y estcnllacion en que
se h:lllaba el gobÍt'l'no de Felipe V fué lo único
que evitó la guerl'a , y para reconciliarse ambas
potencias tomaron pI'etesto del nacimiente- de
un infante, Eovió la Francia al conde de Ro-
len blll'go para eSCllSal'Se con los reyes católi-
cos. La reina cxijió que en una audiencia pal,ti-
CilIar se pusiese el embajador de Francia de
rodillas y en tan humillante postura rogase á
SS. MM, que echaran en olvido la sillrazon co-
metida por el antel'Íol' ministro francés; á cu-
ya degl'31lante I'epal'acion tuvo que sometel'se el
conde de Rotenburgo (l).


As! que, desde el al'ranque de esa naciente
(linastia, que tantos sacrificios costal'a á en-
trambas naciones, se maquillÓ ya slll'uina: pues
sabido es que nO puede existir verdadel'a alian-
za enlt'e los pueblos, si ya no es que estribe en
sus recíprocos intereses bien entendidos: ',er-
dad que vCI'ém05 constantemente corroborada
bajo todos los suceSOl'es del pl'imer príncipe es-
pañol de la tamilia (le los BOl'bones.


La desavenencia de Felipe V y Luis XV , re-
sultado del envio de las princesas, habia berma-
nado la corte de Madl'id con la de Viena, y se cel'-
ral'on entre ellas cuatro tratados distintos, el
;,0 de abril y 1.0 de mayo de 1825. Dos de los cua-
les tenian pOI' objeto el resta~lecimiento de la
paz, una transaccion SObl'C 10 de Italia y cier-
tas renuncias l'ecíproeas : el tel'cero era un con-
venio de comercio para los sLÍbditos de ambos
paises; y el cuarto, una alianza ofensiva y de-
fensiva entre la España y el Imperio, que debia
permanecer ignorada.


ellló la diplomacia el aI'cano de las negocia-
ciones de Viena y dió el gl'ito de alal'ma-á todos
los gabinetes.


Firmóse en vista de ello, en ellIalHwel', el 23


:1) Flassan, 10m, 5°.,1" 4',


de setiembre de 1725, nn tratado entre la Fran-
cia, la Inglato'l'3 y la Prusia, ellyas estipl1lacio-
nes debian contrabalancear la 31ianza del Al1S-
tria y de la España. Este tratado fué denomilla-
do alianza del Htll101Jer_


La libertad de comercio concedida á los vasa-
Hos del emperador por el tratado de Viena, en
cuanto fué eonocicla , eneolJó mas r mas la des-
avenencia. Ingleses y Holandeses, al ver pl'ospe-
I'al' la compailía de Ostende, mediante el pri-
,ileJio de comel'eÍal' con las Indias españolas,
h'alal'on seriamentc de contrarestar tan peli-
grosa concurrencia. La existencia de esta com-
pañía fué objeto de 105 mas ir.justos tiros por
pal'le <le las compañías ,'ivales: los gobi~l'nos
respectivos intel'vinieron en favol' de los in-
tereses de sus súbditos; dirijiéronse enél'jicas
reclamacioues al emperador que autórizal'a la
compañía de Ostende , desechada» pOI' la cor-
te de Viena, y huho preparativos, á lo menos
aparentes, á fin de sostenel' con las armas las
pl'etensiones de los negociantes ingleses y bo-
I:wdeses; las cuales eran tan sumampnte estra-
vagantcs, que luego se tratóde un acomodamien-
to: entablál'onse conferencias en Paris, y al ca·
bo seacol'dó uu ultimatum que, enviado áVien~,
rué definitivameute aceptado, El cmperador y
el rey de España consintieron en s.u virtud en
fillfipendel' el comercio de la compañia de Osten-
de para dlll'ante siete años, y se detel'minó que
delltro de cuatro meses se abriria un congreso
en Aquisgran. Estos preliminm'es, acordados en
P3ris ,el 31 de ma)o, fueron firmados en Viena
el 13 dejunio, y bastal'oll para l'establecer la al'-
monía entre la Espaila y la Inglaterra.


Soisons fué el sitio el!'jido para celebl'ar el
congreso convenido en los preliminnres de 31
de mayo, que se abrió eft'ctivamellte el 14 de
junio de 1728. Felipe V ,inclinado siempre á la
Francia, no tardó en abandonar al Allstl'Ía, y
los plenipotenciarios españoles cerral'on un tra-
tado provisional, que ratificó y firmó el rey de
España en Sevilla, el 9 de noviembre de 1729.


COllveníase en él en una alianza defensiva
entl'e los reyt's de Francia, España é Inglatel'-
ra ,con garantía recíproca de sus r~spectivos es-
tados en caso de ataque ó de lesion , y con em-
peño de apl'est~r tropas ó buques á la polencia
atacada (artículo 2.°).


Felipe V anulaba los pl'jvilejios de comer'cio
concedidos á los súbditos del emperador, por
el tratado de Viena de 1725 (al,tículo :l.0), y res-
tablecia el comercio de las compañías inglesa y
fl'ancesa, bajo el mi'imo pié en que se hallaba
constituido an teriormente (artícul04,O).


Autorizábase la entrada de 6000 hombr('s df~
tropas españolas ~n las plalas de Liorna, Por-
to· Fel'l';ljo, Pal'lIla y 1'Iasencia , Jlilril asq51l1'al'




DE LA ESP'\'ÑA ~IODEHl'iA. ·\.7
así su posesion al infan te dou Cál'los, hijo de .Fe-
lipe V , gal'antizálldoh~ además el gran ducado
de Toscana y el de Pfll'ma (al'tículo 9.° y 10.° ).


Accedieron los Estados .Tenerales á este tt'a-
tado, eu ;¡t de nOl'iembl'é, y este fué el último
aclo del congl'eso de Soíwns.


Corno se pl'epal'31'a Luis XV á s05tener la I'e-
elcecíon del rey Estanislao Lpscziuski par'a el
trono de Polonia, vacante por muel'te de Fede-
rico Augusto 11, quiso antes aseglll'al'se de la Es-
paña, y firmó al efecto un tl'atado de alianza en el
EscOI'ial, á 25 de octubre de 1733, desplles de lo
cual declal'ó el empel'adol' la guerra á la Francia,
y la España, mal de su gl'ado, tuvo que pelear'
en Italia. D. Cill'los, duque de Parma, entr'ó en
l'\ápoles ellO de mayo de 1735 y sojuzgó las Dos
Sicílias despucs de la batalla de Bitonto: pOt' otl'a
parte el dnqne de Bnlllswick en Aleruania, yel
mariscal Villars eu Italia, repol'tal'on algunas
"ictorias que decidieron á la Inglatcl'l'a y á la
Holanda á ofrecel' su mediaeion.


Cerráronse los preliminares li¡c, la nueva paz
entre Francia y el Impel'io en Viena, á 3 de oc-
tubre de 173.5, que pasaron á tratado definitivo
tres años despucs, es á saber, á 8 de noviemlll'e
de 1739, Y eutónces adhil'ió á él la España en :2
de abl'il inmediato.


POI' vez pl'imel'a. desde el u'atado de Versa-
lIes, hizo la España eu aquella sazon un conve-
nio ventajoso, pues se concedieron en él los
reinos d,~ Nápoles y Sicilia al infante D. Carlos,
I'econocido como Sil rey, y además las plazas de
la costa de Toscana q lIe habia poseido el empe-
.-adol' y todo lo que pertenecia al rey de Espa-
ña en la isla de Elba en tiempo de la cuádruple
alianza (arLO. 3°.)


Habia la FI'ancia gal'antizado en los prelimi-
nares de paz del año 1735 la pragmática sancion
del empel'ador Cárlos VI; r-ero a la muel'te de
este monal'Ca, faltando la cOl'te de Versalles a
sus em peñas, sostuvo las pl'eteusiones del elec-
tal' de naviel'a á la corona impel'ial y fil'lnó con
él un tratado de alianza el18 de mayo de 1741.


De nuevo entl'ó en la lid el rey de Espatla, avi-
niéndose á la alianza en nombre suyo y en eí
dell'ey de las Dos Sieilias, en cuauto hiciese re-
lacion á la ltalia, sin que se acierte á esplicar
qllé interés ni qllé designio le indujo á mcter
baza cn ese nuevo compl'omiso militar de la
FI'aucia. si ya no es el ascendiente que esta po-
tencia ejel'cia en l\ladrid sobre el débil príncipe
que allí rei naba.


.Para mejor sujetarle firmóse I!ll Fonlaim:-
b!eau á 25 de octul)l'e de 1743 un trJtado de
alianza y union pel'petna enll'c Francia y Espa-
ña, solwe maIlCI';! i I1l pOI'tantc t~1I cuan to encie!'-
ra el jc!r'llj(~ll del tan Ilolllbrado pacto de familia


de 1761. ~o tal'dó la FI'aneia en art'epentirse dt!
haberlo firmado.


Habian obtenido Tos Ingleses pOI' el h'atado
de Utl'ech el privilejio e.e1usivo de abastecer
de negros las coloni .. s españolas, llamado asiento,
y cedídole á una compañía; mas como esta se
valiese de él para hacet· el contl'abando, quiso la
España atajarla en su fraude, y procedió á em-
bargar y dar de comiso algunos jéneros; lo cual
dió ocasiotl á varias reclamaciones l'edpl'ocas
enll'e ambos gobiernos y á un consiguiente tra·
tado de indemnizarion. Compl'umetióse en él la
España en 12 de enero de 1739 á p~gal' 95,000 li-
bl'as esterlinas á los Ingleses; pel'o á pesal' dc es-
to, no tal'dó en enconarse de nuevo aquel alter-
cado malamente sofocado en su pl'incipio , pues
ell cuanto pudo la España contar con el apuyo
de la Francia en fuerza de la alianza de 1743, ya
no pl'Ocuró mas que escitar la guel'ra contra la
Gran Bretat'ía, que estalló en efecto mediallte
una declal'acíun de e¡,ta potencia contra la FI'an-
cía, firmada en 9 de abl'il.


La corte de Versalles, qucestaha ya en guerra
con la reina de Hungr'ía, no necesitaba pOI'Cíel'to
de este nuevo embarazo, y así es que propuso
Luis XV á Felipe V, en carta de 10 de diciembre
de 1743, escrita de su puño, que hiciese un desem-
barco en Inglaterra para reponer' al pretendiente
cn el tI'ono: pt'o}ecto que al cabo vino a abortal'.
Seguía la gueITa en Italia y Alemania, y cuando
ya 'fatigados los FI'anec;es de tan prolongadas
hostilidades,entablal'on ulla negociacion de paz
el] TUI'in. las lluevas e>;ijellcias de la Espaila la
desconcel'tal'On. Visto está que estas alianzas
entre ambas coronas jamás han producido 011'0
resultado que cntorpecer sus negociacioncs.
D~rrotad? en 16, de junio .de 1746 el ejél'citoga-


lo-hIspano Juuto a Plasencla, apodel'áronse los
austríacos de .Téuova y calaron hasta la Provenza
bien que los arrojal'on de ella los Franceses al
tiempo qlle ióublevados los Jenoveses contt'a sus
illvasores, losespulsaron tambien dcsu territol'io
en 5 de dieiemb!'e del mismo ai'ío. Durante esta
gue1'ra Fernando VI sucedió en elU'olJo de Es-
paña á Felipe V; Y como llamase inmediata-
mente sus trop:ls de Italia. abandonados los
Franceses pOt' sus aliados, tuvieron que reti-
rarse hácia el Val'.


En esto habia el mal'Íscal de Sajonia reporta-
do en Fláudes las victorias de Fontenoi, Raeow
y L:l\ofeld, y pOI' cierto que el'a ya tiem po,
pues aClldian al 50corl'O de la emperalt'iz-I'eilla
treinta mil Rusos mandados por el príncipe de
Repuin. Bien es verdad que aquellos timbres
últimamente alcanzados eran muy triste re-
compensa de las aciagas calamidades que abru'
maban á la FI'aneia á callsa de Sil prolongada




178 IIISTOHL\ 1'0111'IC1
l\<ltTt'il. La hacienda ~e hallaua exhal1sta; la lucba
¡¡,¡!Jia costado tot'l'tn tes de ~angl'e, 1,1 mal'ina
,'~laba anonadada; a~í que, fué fucl'za pensal' en
la paz.


Una vez fi¡'mados los preliminal'¡>~ en Aqnis-
g!'~lI á 30 de ~hril de 048, llegóse üicilmente á
un u'atado definitivo. y S{~ Cel'['Ó la paz t'Il aque-
!la ciudad á 18 de oct 11 bl'c elel mismo ailo enl re
la Francia, la Ing!3tel'l'<1, el emperadol', la em-
pel'atriz I'pi[]a, la Espafia, la Ccrdeua, las 1'1'0-
vil1cias· Unidas, el duque de Módenav la l't~pLÍ­
blic~ ele ,Tt'IH)\';¡ , Ú CI.I) o tratado adhirió la Es-
pulla dos dias despue,;.


El artÍ<;ulo ,,0. concedia los ducados de Parma
Plasencia \' GlIastalla al ilJfante D. Felipe V iÍ
lodos sus I~ijos lejítilllos varones, ('n con,' ¡,fe>a-
clon tÍ t,¡¡ restitllclOIlC." hec!Uls pOI' S, .'\1. C,!Ó-
ti!;a.
L~ Espúía y la f\'ancia a!c~nza!'pn, po!' úniea


("Hnpensacioll de tantos sacl'ificios pal'a so"te-
"l!' la guel'l'a, y de tan t:)S restituciones para
"blene¡' ]a paz, el estéril placer de colocal' 1111
¡l,;"lJOil cu Parrna. j ~lisel'able satisfaccion d·~
:llllilia que costó harto cal-a á los pueblos!


So salió la FI'ancia menos n¡¡¡lpal'ada fllle Sil
compañera ,.pues tuvo que elevol ver todo cllan-
to conquistara, y tantas ~ictol'ias y bazañas le
'aliel'On tan wlo la pérdida de qt1iniellto~ mil
l,ombres, la l'uina de su marina, y un gasto
de !,200 millones de franco~ (1). Así es qlle, al
~3bel' la noticia de la paz. decia el mal'isra! de
:iajonia: "Pal'a rcstituil' las plazas, y reponel' ;i
ios Holandeses y á la casa de Austl'ia en el mi,-
mo estado en que se hall,¡ban antes de la gnel'l"l,
llU [¡abi" mas que permanecer tranquilo. Resli-
tll~endo lóJ Fl'ancia StlS conquistas, se ha heelw
a ;'í misma la ¡,;ucrl'u; pues sus enemigos hau
cOllsenado la misma [lnjélllza, y lÍnicamente ella
Se! ha ékbílitado, ha pedido un millon de h~bi­
tJnles, y queda casi sin erario."


'1 uo es dl'ri¡' con esto C¡lle la España I~ ql1e(h.
~e ('tl zaga. Prueba de ello es que en CUJlJto hll.
Lo Luis XV linnado los [ll'elimilJU1'eS de paz, ~I!
;;pl'csu:-ú Ú confesa¡' los sacl'ilicios de la Españ;,;
y eu G,l'la qu::: escribió á FCl'n;wdo VI, el 5 dc~
ma \ [) de 17,17, (bndole parte de la Ile¡.:oeiaci"n
.,ut~bIJda en Aquisgl'c1n, y de las l'aZOll('~ ([tI!! á
"sle paso le movian, decia: "Tanto eu llalia eo-
nw eH Alell!dlJia , COII la púdida de la marina y
.!el comel'cio de IJUcstl'u3 COi'Ollas, ilue"tl';IS COIl-
q!listas han sen'ido ltniC¿HIlellte pal''' ILu!tipli-
Cill' IJ\¡c,!ros ',,¡('migos y acrt'cl'lllal' n IH:stl',;~
dc'5\t~"tlll'as, y estoy fWl'slIadido de que y, M.
no COtupadece lueDOS que yo ñ s:~s S~lhditos t ;{
q{liem's !lU ha cO,'ilado la actu,d r;!lel'I'" 'nenc'
dll1ero y SJugl'e que á [os míos."


A la vel'dad, teníamos ya suficientes PI'IlI'ln';
de los sa(Tificios en'lI'mes que la insensata po!í·
tica del gabinete de lHadrid ll3 impuesto á la i': ,-
paña con Sil manía de gll"ITt'al'. Sin embal'gtl.
la referida earta de Luis X\' contil'ma mas ;:
mas este hecho: á saber, que la identidad el"
agravios, en tre los príncipes de la casa de Bot'-
bon, ha sido siempre funesta á la Esp'¡ ib y "
la FI'ancia: y IIlas tard(~, il'.111 cOl'roborando aun
con mayor evidencia I:sta opinion los acoll-
teeíruientos y tratados (lile [Jos (¡uedan que ('xa·
III inal'.


En 17,),), ciel'ta querella, orijinada de un des-
linde de terl'itol'Ío en América, clwmi.,tó otl'''
vez la Francia con la GI'an lll'etaua, y las host;,
lidades principiaron ya aun antes de 1" <leclar,,-
cion de guerra, que se vel'ificó pOI' pad(~ de es!.:
líltima nacion el13 de mayo de t7,jü,'y pOI' i:t
de Francia, á 16 de jnflio inmediato.


No bien hubo previsto Lnis XV la posibilid;l"
de lln I'OITI pi 111 íen lo, escribió tambien dos cal'-
tas á Fel'nando VI, con objeto de iuteresat'le :'1
favol' de la FI'ancia, á la segunda de 1<15 cllule,
contestó el ruonal'ca espauol, bien que en lo,';
tél'min03 mas vagos é indifel'entes yen balde.
Al sabel'se la toma de los dos buques fl'ilneesl',"
el Lirio y el /llcidl's, presentó el duque de DIl-
I'as ;\ Fernando VI Ulla memoria eOllll'a el mi-
nistl'o ¡Vall; pues fué entt'egada al mismo con tl'a
quien iha dirigida, y iVall contestó en nombt",
de su seilOl': qlle, vista la estenuacion del tl'-
SOI'O dl~ Espalla. no podia esta hacer mas fjnl'
anhelal' pOI' la paz, pero que observal'ia la nel'.
tralidad.


Mas tarde, en t 758, el cardenal de Bernis S('
dirijió al sellol'Masones, emhajador de Espaíl ,
in París, y le propuso una negociacion, coyo-;
dos principales puntos se encaminaban á gl'JI~­
jearsll la voluntad del gabinete de Madrid p;p.¡
que proclll'ase á la Francia una paz hOIll'()sa <:0,:
la Inglalena, en cuyo caso la España debia al''''
rl~ntal' que tomaba la iniciativa. Era el seglllld ,
punto tlll empréstito hecho al gabinete e,'pat'i, ~
de ciento cual'enta y cnall'() millones de I'eal,""
pagaderos en 1I1J aílo. garaotizados pOl'la p;;\.,.
bra del rey de FI'aneia, é hipolecados sobre
isla de :\!euo!ca, ctlya c""ioll se dpjaba visll1l;,'
bl',lI' COIlj() il.ldclI1niz,¡cioll del socorro eficaz o:,
se iba ,1 pl'estal' con t~sta m~ditia. '


Ni ngull l1l\;dio descuidó el eal'(kn~d d,' Ben ,.,
pal'¡j ~a[il' ail'Oso en su cmpre,a, (; l;i:-,o t'~crj:,
IIna carta Hl!1J oulig::toria all'e} o' FI'~llcia ¡~;:-
1'<1 el (le Es 113 ¡'í a , quien cCllteslú C:JlI pabb,';',
,'agas, sillónirrJ:1s de nna Il':gal.i\;l,


El gobierno espafiol a:J;lrcntl') (':-tlp~I'SC en (.,-
te ne¡¡-ocio; pero al cabo el seúol' 'Ira!!, desp;:',
ne habel' removido mucho, concll'.1'ó pOI' (h"
~~J!9:1: ~':~"l:h'~;-)-:>:t:' .:~, :--<".,)~.,~7"'l • -",-7 .;.




\".I.ri'i"·, q:W pl'a ilnp'J,:L:,' arlt:lantal' ,"'1IIlld'I<I
alguna á su lIitciOll, pero que se le fat:ilitill'i,lIl
medios pal'a pedil' prestado á los capila listas es-
pai'ioles. Ell'tesnllado último dc todas es~s con-
f':I'<,nci,ls fllt: la oferla de llll I'L,estamo. ht'cbo
pOI' la compaüía de Illdias cspai'iola á la ("I';JlJeeS",
dl~ seis millow's pa7,adcros ell ocho meses.


El marqués de Anhelert·c r¡~ci13zó esta ol'erta,
pero el cardenal de lkl'nis, hombre lilas calmo-
so, lll<Jtldó aceptat· el préstamo, en que colosen-
tia la E'pú:ia. por muy múrlico que fuese.


Falleció Fel'naudo VI cl 10 d" agosto de 175ll,
:' ulIa vez ascendido al leollo Cúlos 1Il, auima-
.Ia la Feancia pOI' la disposicion al pal'ecer mas
pacífica dc la IuglatetT3, I'enovó la peticion de
IlIl~diacioll y SOCfllTO pcc!1lli~!'io hecha antes á
Fern:lndo \I. La FI'~neia, escl'ibia el s,'ilo:' de
Choiscul al ~elíOl' de Osuno cmbajadol' en lila·
(h'id, !lO liene eula actualidad el meuOl' crédito
ni en el pais ni cn el estl·anjcl'o, El estado he
halla á pique de perecer' po!' 110 tencI' oehenta
millones de reales, que son absolulanH!nte nc-
cesarios para acudid las exijencias de la g-urrl'a,"


No se doliú IJlas Cirios IU de los apuros de
Luis XV, de lo que se conmoviera su predt!cesol':
ofreció pues Sil mediacíon; pero dilH'I'O de lJin-
gUIJ modo; biCI! que esta indiferellcia iha aCOIlJ-
pañada dc gl'ilL](I\'s prolllesas y de palabras afec-
tuosísimas: de todo lo cnal se indignó sobre-
manera J~uis X V, Y en 27 de maj'o de liGO es-
('rihió el sellOr Choisenl al de OSlln: "No bastan
va las eOllcel'Ías dd señor 1,Vall , ni aun los di-
;:hos del rey de Espaíla, por respetables que sean,
para apoyar' en ellos lIuestt·as medidas, ya de
continuacíon de gucl"ra,ya de I"establecimiento
de paz: si la corte de l\Iadrid q lIiere tlarll(l~
pruebas de que cOrl'esponde á los &entimientos
qUi~ constantemente le hemos rnanirestndo, e~
preciso que lIé Ól'dcnes sq:;uidas de l"eslIl tados
positivos; pUCIi al paso que p¡'olesta que se halla
dispne'la :l todo, nada absolnlamcu te hace,,,


Bien se echa de ,'CI' cuáles fuesCi¡ ya los afee-
los de familia entl·e el hijo de Felipe Vy el su·
n'sor dl~ Luis XIV. Siu clllbal"go, la debilid,ld de
C(tdos 111 le sOlllelió á la prepondel"ancia (It;!
gabillet'~ de Vel'sal1es, y le fot·zó á sosten"l' dos
guerras dC3<tstrosas. Al cabo, la fnllestJ ínllul'n-
cía de los lazos dinásticos y el orgullo pndi"roll
llIas en él que los iulcl'eses del pais que ¡jlllH'l'-
liaba.


COlllinuab.l b ;:;uelTa (jp FI'ancia ('on la Gril!l
Bretaña, y apesar del malot;I'o de las l<:IILalivas
hechas c~rCd del b~binde de i\Iildrid , par:1 f)]¡li-
g~I'l ... :í 10111;]1' p~\'le ú favor ti" los FL'(mCt:;.,:'s, 110
habi.ll'(!llllneiado to(hvín 1'1 "diO!' de CllOi:il'lll ;'1
,,11 [ll'oyer'lo de aliallzn ('(ltl 1:1 ¡':sjl:1iia .. n ('úfltra
d~' la Int;btPITa: ('1} .'('I.'elo, al l':Ji.~D "'¡~lU'! i'1'ali-
/~!rLl pOl' Il}l'djn de] !UL'[n de f:1;n¡¡j;L


L;¡s primeras negof:iaeiones SI' t'n!:ll)larO~l ¡¡C¡!'
Lirios III , Y alónito Choisenl de cse inespl'l'adn
cambio en la política del gabinete de Madl'id ,
temió al principio que fuese ni! 3nlid solapado;
mas convencido despues de que el mal·qllés de
Grimaldi, embajadOl' español, no bacia mas qw:
cllmplíl' las verdaderas ól'clenes de Cárlos 11[ ,
l'edadó nn pl'oyeeto de tratado, mediante el cu;tl
se garantizaban sus estados recíprocamente 1(15
dos pl'íncipcs de la casa de Borbon.


Esta gal'antía cm pero resultaba mny oncl'o-
sa para la Espaíla, puesto que no podia ya teme:'
agl't'sion ninguna contra unos estados, que yn
110 le pertenccian, como pOI' ejemplo, los de '\~­
poles y Pal'mJ , cedidos JI hijo yal hcell1al](l ,t··
C;íl'los III , al paso que la Francia podia ve!'s,'
atacada por todas las fronteras de FI;lIldes, A k-
m;lni~, Saboya y Suiza. Hizo pues el gabinete el,·
Madl'id un contl'aproyecto en quc puso á su Vt'Z
lodas las ventaj;1s á su favo\": pero al cabo s.~
trilnsijió limitando la garantía de la España pa-
ra el c~so en que fuese atacilcla la Francia (!!1 sus
propios hogares, lo cual en la realidad era la
misma ~arantía del pl'imel' proyecto, bit/n [PW
eil ténninos distintos,


En esto y mientras se disculian los pl'elimilla-
res del pacto de fallliiia , habian .'ecomenzad"
sus negociaciones dc paz la FI'illlcia.Y la Ingla-
terra, y segun el selíOl' de BI:SS'y a(kin n laba mas
Ó menos sus p~'o'yectos cn LÓlld,'cs , se iba apre-
surando ó rclat'dando la cOllclusion del pacto de
familia; de tal modo, que ambas negociacioues
debiel'on á su simultaneidad el dañal'se l'eeífJl'o-
c:amente; pues habiéndose pueslo de acuel't!o
con b España, antes que con la Inglatel'l'a ; ese
pado de familia ó mas bien cOIJ"eneion parti-
cular que debia pel'maneccl' oculta, sil'vió de
gl'ande estorbo á la Francia, yen las negociacio-
nes definitivas de la paz con la Inglatcl'l'a , aea·
bó su existencia pOI· hacer las condiciones m .. s
duras y gravo~as ]lamIa corte de Vel'salle~.


Ya de~de alglln tiempo instaba la Espaíla ci"I"
l~s r'eclalllaciones , que di I'ijiel'a al gabinete in-
glés: propuso pOI' consiguiente Choiseul á ClÍr-
los III que [¡I'mase un eonvcnio particulal' ,'11
qlle se comprometiesc á declal'al' la guerra á In~
Inglt'ses, el 1.0 de mayo dc 17G2. si no se ha-
biJ firmado pOI' aquella época todavía la P;\Z con
la Francia; con cuya condicioll sc obligab:l esta
á envolver el! Sil negociacion la I'cparaciol! ti"
jos ¡tgl'avios hechos á la España.


Apesat' de e,te ofl't'cimielllo, las ins!t'lIccío-
nC5 ell\'indas Ú Bnssy á Lóndl'e~ manifi.'stan
l.J;en ú las claros que en liegJi,do la ocasiono los
illtcl'est'~ espi1i'íoles hubiel'all sido ahalldonado~.
Afol'lllnJlbmente el rninistl'o W<lll no f!le el
jn,ill('[e de los :Hnaños deChoiseld; sino qn~ :Hlí·
vinó atillad(ll\\ente (Pll' si se buscaba e.\apoyo (k




~1 SO IllSTOlUA l'OLlTlCA
la J<:spaña c.'a solo para intimida!' á la Inglaterra
y alcanza.' mas ven tajosas condiciones ell el tra-
tado de paz fJuese estaba negociando; a&í fné
que el minist.'o conoció muy bien que ulla vez
conseguida afJuella mira particula .. , en lo que
menos se pensaria [ucl'a en las I'eelamaciones
(te la España, y que Luis XVfinnal'ia de con-
tado la p1lZ, sin cuidar de que se administra-
,'a justicia á esta nacÍon; por lo cHal el gabi-
nete de l\l3th'id se apreslll'ó á Ib'rnar el con ve-
"io partícllla,' á que 13 F"llueia iba de continuo
Jaudo largas: mientr3s que por el'contra.'i'O es-
ta se most raba muy solicita po.' fi.'mfl¡' el pacto
de familia, en que ningun interés manift'staba
la España,


En esto toca'ban a Sil té,'mino las negociacio-
nes con la Inglaterra, y Chois~l1l presentóulIa
memoria, en qne se t,'alaha de b g;¡rantía dc
Cál'los III y de sus agl'ayios, Pero cl gabinete
Inglés se llegó colérico á eontilluar ('11 el tratado
las .'eelamaciones de España, CUinO lo haJ.¡iD ['.'0-
vuesto Choiseul. Bussy elijió cabalmente aquel
momento pa.'a presentar Sil lllemOl'ia 50b.'c las
'silll'azones de que se quejaba Cárlos IIl, mcdio
infillible de compromete,' á este monarca, de
vencer sus escrlÍpulos, y de hace,' inevitable un
.'ompimiento con la Inglatl'lTa, En efecto, ~I mi-
nistro Pitt, devolvió al t'mb .. jauol' Bl1ssy la me-
moria del rey de Espalia, acompai'iándola en una
carta que necesarialllente habia de irritar en
gran manel'a el áni mo de Cá.'los IIl,


El marqués de Choiséul se ap.'esl1ró á comn-
'flicar aquella cal'ta al gabiupte dc Madl'id , y pa-
ra sacar tocio el provecho posible de ese altivo
procedc!' de la Inglaterra, esc.'ibió ál señor
üsun, cmb:.jadorfl'ancés en Esp~ña: « que la
conducta del ministet'io inglés (~ra insufribll'. y
que el rey Luis XV consideraba como ya fir-
mados el pado de familia y el convenio pa.,ti-
cula,', S. M, se persuade de (¡IlC su p.'imo,se re-
sentil'á de esa iujlll'ia vCllida del ministro b!'itá-
nico, n,) mellos f.rofuIIdamcnte de lo que á él
le ha afectado, "


Esta comunicacion produjo todo su efecto;
pues el imlwudente Cárlos III se dejó lIeval' has-
ta el estremo de la indignacion que se habia in-
t~ntado enconar ell él, Y declaró que conside-
raba como ya firmados el pacto de familia y el
convenio particular; bien que no podia apre-
sl1.'a .. la declaraciotl de guerra, tanto como de-
seaba Luis XV; porque estaba espe.'ando la flo-
ta de las Indias, que no debía Ilegal' á Cádiz has-
ta p.'imeros de octub.'e,


Apesal' de tan t()I'mal dccla,';¡cion por ambas
putes, ello es que en la l'ealidad 110 se halla-
ban aun firmados aqllellos dos convenios; en-
cargóse pnes Lord Bdstol, em bajado.' inglés en
Madrid, de calal' el al'cano de aquella mistel'io-


S~ negociacion y .'ebenta,' de Ilna \'P7. la \11'in<1
lIIn~II'óse cn eslremo solícito 'con el ministro
\Vall, y po,'mil medios distintos tl'at'ú de ave-
"~igual' si el rey de España ¡¡probaba la memoria
ele Bussy: pe,'o Oídos In, bicn así como Sil mi-
nistro, desconfiando toda\ í3 de la sine(Tidad de
la F.'ancla , se negaron á Ir,da espliracioll , de
tal modo que Lord Bri~tol no acertó á visllllll-
bi'ar lo que Iwbia de positivo sobre las I'elacio-
nes existentes entre Espaila y Franeía_


No eea Pitt homlJl'c de contentarse COII ta-
les ambigüedades, y mandó po.' consiguiente á
Lord Bristol , que exíjiese á la cOI'te de Espaiía
una c(¡utestacion categórica,
DirijiósI~ en vista de ello Lord Bristol direc-


tamente á Cádos 111, y hasta le Ilrt'selltó la car-
ta del minist"o Pitt. Por pl'imera vcz desde que
duraba aquella negociacion desmintió el rey de
España su ordinaria prudencia, y en el al'l'an-
que de su indignaci"on, manifestó la ,'cl'dad ptll'a
y sencilla al embajador inglés. y le decla,'ó que
no solo BlIssy habia sido fllItorindo pOI' él pa-
ra p.'eseutar la memoria entregada á Pitt; sino
qne él la aprobaba y se afe .... aba en lu l'csoll1cion
-que allí se habia manifestado.


Estaba pues arrojado el guante: ya no se po-
dia .'eh'ocede,' despues de esa esplícita declara-
cÍon del rey de Espai'ia, y el pacto de familia jun-
10 con el convenio pa.,ticular flle,'on denniti\a-
mente firmados en Pa,'is, el 15 de agosto de 17Gt,
por el señor Choiseul , ministro de negocios es-
tt';lIljc.'osc!e Luis XV, yel señol' G.'imaldi, em-
bajador de España en aquella corte, des pues de
lo cual, el 2 de ene.'o del año siguiente, publicó
Cárlos 111 su manifiesto contra la Inglatcrra.


Pe.'o todos los esfuerzos deldiestl'o ministro
ChoisclIl para traer á la España á un I'ompi-
miento contl'a la Inglaterra, rf~dundaroll en da-
ño de la misma 'Francia, ¡mes la mediacion 31'-
rancada á CáI'los III en la disputa de Luis XIV
con la G"an Bretaña, creó lIuevos oú~táculos
Jl3l'a la conclu~ioll de la P'lZ, y el gabinete dt'
Ve.'s¡:lles no 'lardó en iHTepenti,'se dI< haber
actÍ\'ado tan efica7.men te la definí tiya coucl usioll
del cOllvenio particuI3",


El minisll'o Choiseul presentó al gabinete ill-
glés un llltimalum qlle abl'azaba tambien lus
agravios hechos á la España; pero Pitt lo de-
sechó didendo «qllc el medio de deselll'eda,' 1111
nndo tan cmbl'OllaJo como lo era el de las ne-
gociaciones entre FI'allci3 é In~latel'i'a, no era
cierta mente el hacer intenel1il' eu él fuera de
sazon á una potencia estraujera,,,


El embajadOl' Bussy tenia es presa órden de
guarda.' silencio acerc¡¡ del comenio particu-
lal': pe.'o el enviado fl'aIlCl:s hizo tod3vía mas
de lo que se le p,'evenia en sus instrllcciones;
pues no solo nada dijo de los ntl(~\'OS convenios


,




IJ'E LA ESP,dA JIODEHNA.
del tr. de agosto, sino que los negó l'oLlIudarllcll-
te y mintiendo políticamente (1), declaró que la
F¡'ancia abogaba pOI' los intel'l'ses de España,
IÍnicamente ~n vil'tud del antiguo tratado de 25
de oc(,,[.¡'e de f743. Sill embal'go t'sle tratado
jam~s habia teuido una verdadel'a existencia y
,!staba ,HlenJ;Ís del todo olvidado.


El gabinete inglés contestó en 1.0 de setiem-
bre al nltimalum de la Francia, y dedal'ó nnlo
lodoc1l8nto se habia estipulado, á [JO sel' qlle se
firmase un ll'iltadodefiuitivo. ElIvió pues el mi-
nist¡,o Choiseul otro ultimatum á LÓlldrcs el9
de sdiembre, que tampoco fué aceptado; por lo
eual se rompiel'oll las negociaciones.


El ministro Pitt se habia visto altamente
contrariado pOI' la iotel'Vencion de España,y rra
sobrado conocedOl' para engañarse acerea de la
nal.tll'alez<J de los eompromisos existentes entl'c
~os dos pl'Íncipes de la cas~ de Barban, Sin cm-
hal'go h'ató dc cOllocerlos á f0lldo: para I().cual
¡It'OpUSO al consejo qlle se preci~ase al rey dc Es-
púía á esplic<1I'se resuel lamente y se le pidiese
una cor,ia del tra tado; PllPS á su parecel' el'a sin
disputa prefcr'ible el empeI1al'se en lIna guerra,
mas bien que permanecer por lal'go tiem po con
respecto a aquella nacion en un estado de com··
pleta ínef'l'tidulllLre acerea de las mislt'I'ios<ls
negociaciones de los gabinetes de Madl'id y de
Vcrsalles,


El gabinete inglés desapl'obó el paso atl'ope-
liado propuesto por' su minislr'o , el cllal se re-
tiró elel mini.terio y rué r'eemplazado pOI' el
,'onde de Egrnolld cuyas illeljlJacjone~ pacificas
~e avenian cumplidamente con las del gahine-
te, El nuevo ministerio, con la espel'onza de re-
novar las negociaciones tan bl'uscamente inter-
t'umpidas por su antecesol', se dirijió al sei'inrde
Fuente, embajador español, y le manifestó qu,:
la Inglaterl'a se hallaba dispuesta á aceptar el
nltimatlllll pl'esenlado por la Franeia , con tal
que esta potencia cOllsiuliese en dar algun paso
pal'a pntablm' otra vez la negociaciol1, El minis·
tro Choiseul ()esIJl'eció COH desden esos [nances
d .. la Inglaterra, la cual tI'ató cntóuees de po-
nene de aClle¡'do con la España, Ji mandó I'emitir
una mernor'ia á Cárlos lB, en que se compro-
metia á examina!' las silll'azones de que se que-
jaba este monarca, alll'iendoáeste propósito una
negociacion. t:n r'ecom pensa de esta ofel'la so-
licitaba el gabinete inglés que se le diese cono-
cimiento de los artícnlos que pudiesen inlere-
sJl'le en el tratado dt' España y Fl'ancia, Desgra-
ciadamente el gabinete de Madrid rechazó esta
proposicion, y dijo que liada babia de que dal'
conocimiento, Pel'o á [lesal' de todo, no se eon-
,enlú LOl'd B!'istol ,'on la coutestacion del mi-


nistro "Val!, sino q'lIe 'precisó á este á que de-
elarase abiertamente si la intencion de la Espa-
ña era bacel' cansa comuu con la Fl'ancia, y que
,Iijese si Ó no •. Cál'Jos III, pOI' toda esplieaeion,
dió ól'den pal'~ que saliese LOI'd BI'istol de Es-
pafia, ) s~ llamase al señol' de Fuentes.


Vemos pues á Cál'los 111 , tl'as dos años de in·
certitlumbre, lanzado al fin pOI' la política d.~
Choiseul á los tl'ances de una lucha que P"I'
(lrecisiolJ tenia quesel' desastrosa, El mismo mo-
narca nos da á conocel' la causa de tan aciago
compl'omiso en las palabl'as que dil'ijió al em!J¡I'
jadol' de Luis XV, OSlln: "El aíeclo quc pro
feso alrey mi primo es el líuico motivo que 111(\,
im pele á cOl'rer los riesgos de un;¡ guel'l'a, pue~
conozco qu.e necesi ta la Espaiia, no menos que
la Francia, cinco ó seis años de tl'(lnqllilidatl p,l-
I'a repal'ill'se de lo pasado. Sin embargo puede
mas en mi el deseo de vengal' el honol' del jefe
de mi casa que toda oh'a considel'acion perso
na!. " POI' su par'le Ll1is XV que echaba de ver
muy fácilmente cuau mejores eondiciones d,~
paz p()(IJ'ia alcanzal' mediante la aliilnzil con 1"
España, desafió á la Inglatel'I'a, cortó las nct(o·
ciaeiotlcs, y reanimó la guerra qlle tan fatal vi-
no á serie con el tiempo, sin <¡!le lo fuese me-
llaS pal'a la España,


No tardó Cárlos 1Il en romper las i,oslilidades,
mandando apresar ludos los buques ingleses
que se encontl'aban en los (lIWl'los españoles:
mas no le hastaha á Choiseul el habel' empeña-
do á la E~paña el! una gnel'¡'a marítima, sino que
la obligó H(kmás á invadil' el POI'tugal, mientl'as
que ell'ey y su minist¡'o l'eposaba~J adormecidos
en la fe de la neutl'alidad : yen balde repugnaba
el débil Cárlos nI esta gnel'ra no menos que la
que acaba ha de declarar á la Gran Brelniia, que
el cabo \'ino á empei'iar'se en 1Ina y otrd COII
idéntica pusilanimidad.


Los (,ot¡seellti~os descalabros, que ~spel'i­
mentára la Fl'allt~ia desde el principio de la {¡uel"
I'a, y que tan tontamente se "pr'esllI'ó la España
á compartir, acabal'on al fin pOI' abril' los ojos á
la corte de Versallrs ; y la bella perspectiva que
se formara allá el nlinish'o Choiselll, COIl la
alianza española, tuvo que cedel' á la tl'Ísle reali-
liclad; tanlo que comenzó muy presto á vislum-
bral'se que tan solo habia contribuido á ensan-
char el cí¡'culo de las desventuras de la guel'-
ra, pOI' lo cnal se hacia ya indispeusable el po,
nel' colo á tan lamentahles desastres.


Habia desatendido Choiseul harto desdeñosa-
mente las primeras pl'opllestas del conde de
Egmond : mas vudto ya de sns quiméricas ilu-
siones acerca de la alianza españolil y de la~
ventajas del pacto de familia, tuvo que decidir-
se mal de ~ll grado á pnlablal' negociaciones con
" "'<t" de Lú"d,·". 1, "", " ,,,,n ir" " d"'(


\\..




HlSTO!U.\ POLlTICA
puesta á f~11'iliLal'llIs, y á este efeclo ~e emlO a
'imJI'l's al duque dc Nivi'l'nais , al Pl'flpio til'lll-
i ,() (fue llegaba á Pal'ís el de Bt'dfol'd: de lal StHT-
:" que animados como se hallaban ambos gabi-
netes de sincel'os anhelos pOI' la paz, no tarda-
rOll en ponel'se casi de acuerdo_


Pl'I'O cuando estaba ya todo convenido, 1<1 ,'a-
llidad dril seuol' Gl'imaldi, embajadcl' esp,d'íol ,
\ ¡no á retilrdal' liI concl'lsion de la paz, hacién-
dola al fin mas gl'avo;;J pal'a la España_


En ti:f'¡;c!o: babian elHiado 105 Ingleses fl]l'rzas
¡¡¡¡vales contra las colonias españolas, y como
qniera qu P , en el acto óe I'enoval' las IlPgocia-
"iones, se ignorara del ~o:lo el resultado de r~s
operilciones de la escuadl'a inglesa; lIevadn ('1
duque de Bedl'ord, cn su misirHl dc pn, de un
¡¡cendrado espíl'i In ele COllcíliat:ioll, propuso <ie5-
de luego que no se t 11 riesell I~n cuenta los triun-
fos Ó descalabl"Os de la ,;nclTa tod~via descono-
cidos; mas Gl'i rnaldi, cn Sil l'emat ada IJl'eS!lIlcíoll,
sostuvo des;¡foradamcntc que la escuadra íugk-
,a sl'l'ia anon~rlada pOI' el fuego de los ('~uones
,'spauoles_ Enl13ide le dern{)sll'3ba el dI! Bedfol'd
'Iue, aun en aquel caso, no tenrll'ia la Espaua
lnas que !lIJa slIpet'iOl'idad negativa; nnda ruó
poderoso á coulrare5tal' la tenacidad del emba-
jador, y la negociacion de paz quedó otra H'Z
estancada, En esto c~.l'el'on en poder de los In-
gleses la Habana y Manila; y en cnanto lIf'gó á
Paris es ti! nneYil, renováronse las negociacionf's
en Font~illebleau, no Ji! bajo las bases propues-
tas pOI' eí dllr¡ne de ned ronl , y reQ\¡azadas por
Gl'Ílllaldi f sino pal't¡,~ndo de otras mucho me-
1105 favorables á fil España; y este fué el lÍnico
resultado de la malhadada vanidad é impericia
de su plenipotencial'io_
Fil'máronse los )Jl'eliminal'cscn Fonlaineblean,


1'15 de noviembre de 1762, pOI' el mini~tro Choi-
selll, representante de la FI'i!ncia; el dU'lne de
Bedrol'(! , quc lo era de la Inglaterra; y el sei'íor
de Grimaldi, plenipotenciario de la España; bien
que la paz no quedó definitivamente concluida
pOI' losmi5mos bastael2 de febr'el'o del signieu-
te auo , en CIlJO día prestó Sil adhesion el em-
hajadol' de POl'tngal, Mello de Cast!'o, á nombl'e
de su monal'C~,
Yen vel'lbd, en verdad qne el pl'Ímel'élF3j o de


coalicion en flltTza dd paeLo de fzmilia no filé
sobradamente feliz pal'u ninguno de cnll'cHnllos


p~ises, A IJS avcrías de la Fl'aur'ia ap'q;árnnsf:
I;ien prestolasqueaeal'I't'ara <Í laEsp;¡ílasu tardí"
.Y aventurada participaciplJ en las sinrazolles lit-
la FI'ancia,y compal'tió Cúrlos JI! las dcsvclltu-
I'~S de Luis XV, sin que al cabo k granjeara el
Illenor provecho, La toma de la llab:)ua, la p':('-
riida de los tesoros y t'mb,1I'cJcioncs 'lile ¡¡¡Ií ha-
bia (1) ,y la o,up:;r;iOl) de ~lanila dOlld~ SI' ~IJl,(,­
S,1(,O[] igllalll1Cnle sumas illlllensas, fllerOll L,s
COllSI'CtH'llci:,s de aquella gW;I'I'a; y si ~ibdilllOS
:í ('slo los COSl050S gGstos de lo illjusta iU\'¡lsioll
lid Portllg~l, Yl'l'éuJOs fiÍcilUlcnte que la estip"-
Jacio!l d,'1 pacto de LH11ilia cm,tó dcsck IUl'gO:1
¡" España UIlOS seiscientos millones de reales.


POI'otra porte, dado que la Francia le lt"bia
d,'jado ,islnmbl'ar el l'ece!J1'O el,: la isli! de l\le-
I10t'¡~a, sin e111b¡1:'g'O\ pf)l~ el artículo 12. o 'del tra-
larlo de París,;-,e adjudicó cHjuella isla :.í. I~ lnt;la-
te!'l'a,


En fllft'Za del artículo !!), !'estituí~nse la 1Ia-
!J;lIla y ~Ianila á la Espai'ia, la cllal cedia <'11 cam-
bio ú la Illglal<:ITa la Flol'ida y la babía ele P'~Il­
saco la (ill'tiClllo !W ). CotlcecJia5e además á lo~
Inglf's[)s la 1~la de los bos(!'ll's de palo camp<:-
ehe de la hohia de lTollllurils (articulo 17).


En UII cOll\t'nio secl't'lo de:l de novicmbre (11;
17(j2, fecha de 105 preliminares, la Francia cediú
tÍ la Espaih toda la LlIisiu¡a, en rl:oompcllsa de
los s3crificios ql1e durante la gllel'rJ ) para COIl-
seguir la paz hiciera 11 los ¡':spai'íoles,


La paz de 1763 rué Sobrt'luallel'a mas gra\,o-
sa para la FI'aneia, que la propuesta pOI' los In-
gll:'ses en Jí61 , Y la Espaila acuJió á participal'
de la venganl.a de la Francia ell tan humillante
tratado, el cllal encerraba en si, sin dllda , el
jél'lllell de llna nucva guerra_ Así fué que laFrall'
cia lo firmó tan solo á duras pCllas, dirijit'udo
en seguida SIlS mas accndr,Hlos votos á ,'nCOll-
II'al' la ocasion de v"l,garse de laulaila arrenta_
No tardó en decto en presclilal'se,


(1) Lo, Inglpse, se al'0rlel'aron en la Hahana u,,
300 millones de reales, de una pUl'cion inmcllsa d"
pertrechos rle guerra, de llueve huques de lín~a y cl~
tres fragatas, En .'\lanilla tOlllaron 40 millones de rea-
le,; ('J) metálico.v otra igu;ü (';.nii(}¿lfl eu créditos con~
tI a el gobiern0 cspauol , varios n~t\'íos :luclado¡;;, gran
poreiol1 ele pertrec]¡os de gut:rra y dos buques de Ii-
llPa (La I-:<I''''.a hajn los Borbones, L ,j, p. ,¡,,2.~




D •• :Ie J~ t"lIerra de Amérien hasta el t .. ,taelo de )" clIndrurle .lí,lm.",


i.;'Clfl'rfl de . .fme',.':ca.-Pu: dc l;~':L--ral'i(lS tl'úftrdo.f con la repri!;lirfl y el jmp~r;().--~4ft(}llt(¡'(r;/,':; .. o ;,l(f l](r'f.;)!¡t",
-Congreso de rÚfi«.-J¡¡!(!I'~lIci:;!¡ dI' IS'l].


El sq:;nudo ells~yo de coalicion no filé por ciel'-
In IIIé1S "f'.l\'lllnado que"l nnteriOl'. Tauleóse con
ob,Ít'lo de prolejel'la iusurreccion de las colonias
¡lllg!o-amel'iCall<lS contra la madre patria; pues
"OIllO hubiese el pal'lamento inglés pretendido
!\acer COlltl'ibllil' estremadamen te á las colonias
f'n los gastos de la gllel'l'a de 1756, se negal'on
('51;;8 al impuesto y corrieron á las armas: rom-
piendo las hostilidades el 19 de agosto de 1775,
que f!lemnla señal de un levantamiento en ma-
sa, de tal suerte, qne tras divel'sos IrJnces,)a fa-
\ orables )la advel'ws, proclamó al cabo el con-
greso americano la independencia de las colo-
nias en 4 de julio de 1i7(j,
Gozo~o el gabinete de Vel'salles con poder


suscita!' lIuevos c5tol'bos á la Gran Bl'ctai1a , co-
mellzó [lOI' facili lar dillCI'O por debajo mano ;t
los insul'jenles, y no tardó en envial'les muy
pl'esto, en mayo de 1776, toda suel'te de socorros
y subsidios (1). Desde aquel punto oCllpóse ya el
¡uinistet'io fl'nIlcé5 en buseal' medios de empe-
llará la l~spaña en la nueva guena contJ'a losIn-
gleses , que pOI' fuerza úebia de estallal' ,á COII-
~('ctlellcia de la (lroteccion que dispensaba la
FI'¡¡llcia á los inslIrjentes, y en la misma carla
q\le acabamos de citar, decia Vergenncs al rey
" [~~cribiré al ~l~ñol' de Grim~ldi, milJislt'o secl'e-
lH'io de estado CII :\Iadl'id , participándo!e nUeS-
tra opcl'acioIl, y propolli6nd()lc Il'w la doble.'.'


En csto , y mÍellll'as se cl'uzaban las Ilotas di-
plomáticas entre Vergennes y Lord Stormond,
rebosando su estilo desabrimiento y enCOIlO,
llegó Franklin á FI'<lllCia en calidad de ajen·
1 e de las provillcia~ illsul'jcntes, y fué aeojiuo COl!
desalado cutusiasmo. En cuanto hnbo este re-
presentante comunicado al gabinete de Versa-


(1) Carta de Vergcn'1es á Luí,:,-VI, f~(;¡'a 2 lila·
~'o de 1776 (Archivo del Ct1~l'p" Irjisla'¡'¡o.)


lles el aela de illd~pl'[J(lenciJ nmericn[J~, Sllí'() ,
pOI' mandato del rey, r¡ne S. JI.!. ~e habia decidi-
do á aceptal'la, y á consecuencia de ello, el 6 (1);
kbl'el'o de PiS, se firnJó en P?l'is un IrataJode
,¡mistad y come¡'cio cutl'e ambos estados, COl\
lnas, Otl'O pacto de alianza co¡¡dicion¡!l y defen-
~Iva.


i'\o pudiendo esperal' la corle de \'crsalle3 q;!I~
tales ados de tamaña trascendencia permilne-
('iden largo iiem po ignOl'ados , tomó el paI'liuo
de hacerlos comunical' pOI' el marqllés de J'\oai
líe al gabinek de Lóndl'cs: lo cllal vellia á sel'
!lna declJracicn de guerra a la Gran Brdaila.
1\0 obstante, sabido es que al decidirse á dar S~­
lIlcjullte paso, contaba el gobie!'no frallcés COI!
la, t!stipul;¡eion~s del pado de familia, parJobli-
Fdl' á la \<..~paua á herma nar ~IlS fllel',:as na\'ale~
(,IJll las de Francia; pero Cárlos lTI tenia sobra-
dos motivos de conoce!' cuún CO,1051\ le fuera l<:
t;uerra (Intel'iol' con la Gran :Bretaúa, para aVQ-
llll'se ahol'a sin estl'emada repugnancia {l seCl1n>-
dal' las mil'as del gabinete de Yersal!es: adem~s
de esto, echó de ,'el' que la inS!ll'I'eccion ame-
rícJlla servia de muy peligroso y fnllesto ejem"
p:o á las posesiones del .!\nevo '\!llndo, y quo el
patrocinar elllónces á los ¡udc¡:elldit'nles t!'ae·
ria pOl' rt'sultado tal'de {¡ temprano la pénlidad!l
las I'oloniasespauolas: ;¡,í qUl', tomó elll111 prin·
cipio la lil'llle rcsollleiol! de 110 CGilIetel' tan gro·
,(:1'0 j e!'l'o. " E;,toy decic;¡damcute resucllo, e~­
criba á la gran duquesa de Toscana, á n.tllllez-
clanne, lli ahora ni Hl3S tat'd,~, en la cuestioll
d(~ Fi ,,!lcía con Inglalcl'!'a: flllicl'O acabal' I:':w-
quilo ll\is días, yapl'ecio dCI11Miadamenlc sen)!;.
jilllk \Cutlli'<l pat'a il' ahora (¡ sacrificarme á mi
edad pnl' interese.'; ni opinion~~ ajenas. »


S:n Cal~J('H'b:J bi~:n s~~bi.~ 1<:\ Fi\.lt1Ci'l aprecia!~
tL·bidanleute el valor de lJS d2ter[nlnaciones
del manare" espaiioJ; pOI' ]::l en" 1 ~chó mllI1O, en




HlSTOl\L\. I'ULlTlCA


aquella ocasion, del mismo medio que empleara
Choiselll cllando la estipulacion del pacto de fa-
milia, y escribió al efecto el rey de Francia dos
cartas á C{II'los III, á que contestó no obstante
muy fl'iamente cl monat'ca español. Entónees
fué cuando notificó el g~binete de Versalles á la
GI'311 Bl'etaila el tr'atado convenido con la Amé-
rica, acel'ca de lo cual no será por demás recor·
dar cómo se es plica ba Cárlos In en la instruc.
cion resenacla que dil'ijió á sus ministros,


" Nada demucstra mas á las claras el orgullo
de la Francia, y sus designios ó proyectos de se-
íiot'ear'nos, que lo acaecido cuando la declara-
cion de la ültima guerra contra la Gran Breta-
ua. Despl'eciando mi parecer, y sin ningun mi-
"amiento á los pasos que yo habia dado de
antemano, entró la corte de Versalles en un
tratado de alianza con los Estados Unidos de
Amél'Íca, que cerró sin noticia ni consentimien-
to mio, á I)('sal' de que se hallaban entóncI's
pendientes las ncgociaciones para ponemos de
<1cuel'do sobre un lH'gocio tan trascendental que
-Iebia al pal'eecr dar por rcsultado la guerra.


"Tras este primer proceder, pasó la Francia á
otro \lO menos lije¡'o J estremadamente mas in-
considerado, puesto que notificó el tratado sin
mi noticia á la corte de Lóndl'cs, par~ lo cnal
dcb;n de habel' quedado oculto ó á lo menos
dudoso, apI'esnrando, con tan estravagante pa-
so, el rompimiento y la guerra, sin que se ha-
llase en disposicion de sustenel'la. Sin embar-
go á pesar de tan t'epetidos y aventm'adus actos,
pl'etendió la Francia quc la España se hallaba
obligada á unirse con ella para gllelTear en
uerza del pacto de familia J de la alianza en él


contenida. A la verdad no puede darse mas evi-
dente prueba del espíritu de dominacion que
embarga esclusivamente al gabinete francés,
pues que sin con tal' con la España, sin su cono-
cimiento, sin aprobacion suya, quisoalTastrarla
á la guerra cual pudiera hacerlo un déspota que
gobernara una nacion de I'sclavos. » (1)


Se ve pues que no estaba todavía convenida
la adhesion de la España á la política francesa;
pel'o desgt'aciadamente, habiendo solicitado la
Inglaterra la nwdiacion de la ES\13iia, y consen-
tídola Cál'los 111, dirijiér'onse á este príncipe
31gunas proposiciones injlll'iosas pal'a la Fran-
('ja, con lo cual renació desde entónces en su
alma el espÍl'itn de familia, y pOt' toda contes-
taeíon firmó con la cOl'te de Versal les un con-
venio, el 12 de abril de 1779, en fuerza dcl cual
se compl'ometia á obral' contra la Inglaterra.
Ya alTebatado mas allá de lo que dictan las I'e·


(1) Instrucciotl secreta comunicarh al con<p.io de
estarlo de Cárlo. IU, y puhlicodJ en París en r 818 ,
por D. AIlfl,,'-, l\Iuríel.


glas de una sana política, ordenó, en 24 de junio
inmediato, al marqIH(s de Al modovar, su emba-
jadot' en Lóndrcs, que Iwesentase un manifiesto
inmediatamente, seguido de una decla,'~don de
guel'ra conlt'a la Gran Brctal'ía.


Sabido es que los acontecimientos posterio-
res han justificado los prt)lIósticos del conde de
Aranda, rn aquella S3zon ministro dc Cárlos lIT,
quien en una impol'tante memoria presajiaba
al rey, con una fatal presciencia del porvenil·,
todas las desventut'as que debia traer ronsigo
el apoyo concedido á la emancipacion america-
na. Guiado Cál'los III pOI' sn n at llI'a I s('nsatez,
jamás se hizo ilusion acerca de los riesgos que
iba á COITel' en aquella guerra á favol' de la
emancipacion coionial; I)pro las espl'esiones
denigrantes de que se sil·vi{) la Inglaterra con-
tra eljef'c de su dinastb hil'ier'on su mal enten-
dido pl1ndonot' de familia y pudieron mas en él
que los vel'daderos int.ereses de su reino. Mer-
ced á la liga de los dos príncipes de la casa de
Borbon para apoyar la creacion de una repú·
blica en Amél'ica, todas las colorias españolas
de aquella parte del mundo, escepto Cuba,
Puerto Rico y Manilll, se han separado violenta·
mente de la madl'c patda; .v á consl~el1ellcil de
aquella guerra, y de la de Napolr>oll en 1808, ha
perdido la España sus posesiones en el Nuevo
Mundo.


Las primeras operaciones navales fnet'on ven-
turosas para los aliados, pues se ~poderaron
los Españoles de Pensocola, e~pital de la Flol'i-
da, y de la isla de ~Jenot'Ca , mas en breve su-
cedicl'on los descalabros á aquellos arortunados
allgul'ios. La escuadra del almil'anle D. Juan
de Lángara fué batida y denotada f¡'ente a Ji-
braltat' pot' el almirante Rocincy. Para reparar
pues este contratiempo y los que padeciera la
Francia, todavía mayOl'es , aprestóse en Cá-
dlz un formidable at'mamento que debia lle-
var hasta cuarenta mil hombres de tropas de
desembarco á las órdenes del jefe d'Estaing.


Mas tan costosos esfuel'zos apl'ovechal'on
únicamente á la ins!1lTeccion amet'icana; pues
á pesar de algullos triunfos parciales, debidos
al denuedo de los marinos españoles y france-
ses, la suet'te de las armas fué casi por do quiera
favOl'able á la Gran Bn'taña. Así que, cuando
esta guerra tocó á sn término, la España llevó
no poca pal'le en las calamidades de la Francia
y suscI'ibió á la afrenta d~ una paz,cnya concln·
sion no podian yn retal'dar por mas tiempo las
do~ potencias aliadas.


En lo ma& cncal'nizado de las hostilidades, la
corte de Lóndl'es habia enviado á Madrid al se-
ñor de Ct1mbel'land, con la mil'a de continual'
nllí Ilna rregociaeion se('rda, entablada hacia ya
;ligll nos HlI'SCS con el ga hin<'te español. En esto,




DE LA ESPAÑA MODERNA.
JJOI' el mes de enero de 1781, ofreciéronse como
mediador'es la emperatl>iz Catalina JI y el empe-
rador José n. Aceptó pOI' su parle b Inglater'ra;
pero el gobierno francés acer'tó á suscitar tales
obstáclllos, que logró al cabo atajar los pasos
que se esfol'Zaban en dar las dos cortes impe-
riales.


El pl'Íncipe de Kaunilz, ministro de José,
para cortar de raíz toda sospecha y rcvestir la
mediacíon de los soheranos del Norte de un ca·
rácter (;e halagüeila franque7.a, solicitó que be
interrumpiese de~dc luego la uegociacion se-
creta que se seguia en lUüch'id, y en efecto la
corte de Lómlres llamó á su comisionado eum-
bcl'land; pero como la Francia y la InglatelTa
I'('chazasen bs bases ele pazjeneral, pl'opuestas
pOI' el príncipe de Kannitz, tuvo la Gran TIreta-
íia qlle dirijirse dil'ectamente al gabinete de
Yer'sallcs, de cuya tentativa de negociacion dió
conocimiento el conde de Vergennes al seuol'
de l\Jontmorin, emb~.iador inglés en l\Jadrid, cs-
cribillndole en 18 de abril de 1782 : "qne habja
manifestHdo á los ajen les ingleses qne 110 que-
ria tomal' parte en negoci~cion ~Iguna, si ya no
fnes!' con notiria y conscn timiento (11; S, lH, Ca-
tólica.» Así pues ya desde la segll nda entl'evistH
que medió entre los ministt'os franceses y el
selíor de Gl'ellville, enviado inglés, sc llamó al
conde de Al'anda pllra que tomase parte en la
lJegociacion. En 21 de octllb!'e signi~ntc, envió
el gabinete de Vel'salles un proyecto de ~como­
damiento y como se em'iaron á GI'f~rn-ille pode-
res mas ilimitados, l'enovárOllse las conferen-
cias bajo las bases pl'opuestas pOI' el conde de
Yergennes, sin que altel'asc en nada las p!'in-
cipales disposiciones el malhadado combate de
Sar·. lo Domingo, tan aciago pa!'a la Fraucia.


AvÍnole al cÍe VergelllH:'s lo que á Choíselll en
la negociacíon de Fontaineblean: y fué, que
des pues de haber cifl'ado to(hs las esperanzas
en la aliallza espaíiola contra la Inglatena, esta
union vino á sel' pOI' el cOlJll'ario un nuevo obs-
táculo para obtener la paz,


Exijia el gabinete de Madrid la devolucion de
JilJl'altar, y los }']gleses al parecel' se hHllaban
inclinados á concederla; pero l'cclamab3n por
ella muy cr'ecido precio, pues pedian en cambio
fl3!la menos que la isla de Menorca, la }<'lorJda
occidental, las islas de Bahalllá, la cesíon de
Puerto Rico ó la restitucion de la Dominica .Y la
cesion de la isla de Guadalu pe. Difícil, si no im-
posible, era pues el avenirsc, y parecía ya inevi-
t,lble el rompimiento de las negociaciones, pero
{l tiempo renu~ió la Esparia al recobro de Ji-
braltar, y le cedió la Jllglatel'l'a la isla de Me-
llOl'ca y las dos Floridas.


Al condc de Ál'anda debc pucs la Espaiia la
pérdida definitiva de .rilwaltlU', Cuando el de


Vel'gennes le dió conocimiento de las nlle~as
propllestlls de la InglatelTa, permaneció aquel
diplomático español por espacio de media hor'a
con los codos apoyados en la chimenea del ga-
binete del ministl'O fr'ancés, y despues de tan
larga meditacion, pl'orumpió al cabo en estas
palabr'as, ,< I1ay Jance.s en que es preciso s;¡ber
sac!'ificar su cabeza por la patria: acepto las dos
Fioridas en vez de Jibraltar, allnqlle sel! esto
contrario á mis instl'lIceiones y firmo la paz» (1).


Esta renllllcia á tan impOl'tante pOl'cíon del
tel'l'itor'io español fllé el resultado de un doble
el'l'OI'. Imajinóse el de Al'~lIda que bastaba con
tener numerosas y fuertes escuadras para blo-
queal' el estr'ccho y señOl'cal' otl'a vez á Jibral-
tar, y que pOI' otl'a parte convenia imfwdil' á la
Inglaterra que adquil'iese posesiones que pudie·
sen facilitarla el amagal' al comel'cio español.
Sin embargo este el'a el mismo millistl'o que,
con sagacidad tan poco comun, indicó el peli-
gro que corriera la Espalía jl!'otejiendo la in-
slllTeccion americana}' pl'esajiú, como i[levita--
ble resultado de este SOCOlTO, la pérdida de las
colonias españolas; pero pOI' esta vez faltó su
raeioeinio y dejó perder la oeasion de I'ecobl'ar
JilJI'altar: postel'iO/'mente la España h~ ido per-
diendo una tras oLI'a, cllallo pronosticaba el mi-
m;sll'o en s¡r memol'Ía á Cál'I05 JII, todas las
posesiones que hubieran podido darse en cam-
bio de aquella plaza.


Al fin se finnal'on los preliminares en 12 de junio de 1í83: y sobreviniel'on alguuas dificul-
tades en los líltimos pormenores, que retarda-
ron aun la conelusion del tratado definitivo
hasta el 3 de setiembre inmediato (2),


Así que, . en menos de veinte años, ilusiona-
da la Francia con el alimento de fuerzas que á
su pal'ecer debia tracl'lp. la alianza de dos prín-
cipes de la misma dinastía, se lanzó á la empl'e-
sa de desastrosas gllenas, que á buen seglll'o hu-
bila'a evitado en todo Otl'O sistema político, POI'
Sil parte C~rlos JII, dominado por los lazos di-
násticos y llevado de IIna política ot'gullosa-
mentc dominante, se empeñó tambien en gUIlI'-
ras quc interiormcnte desaprobaba y cuyas acia-
gas Co[]sccuencins recayeron sobre la España,
aunque es sabido que aquel mona!'ca se doble-


(I) Despues de firmada esta paz, presentó el conde·
de Aranda á Cárlos III la famosa memoria en que
presajiaba la infalible pérdida de todas las colonias
españolas, como resultado del reconocimiento de la
independencia de los Estados Unidos, y proponía
abandonarlas haciendo de pilas tres monarquías, á sa-
ber, el Perú, Méjico y la Costa firme, colocando en
estos tres nuevos solios tres infantes de F.spaña. (La
E<paiía baju lus Borbo[]es, tomo (j". p. ,í5).


(a) Flassan, t. VII, p. :l5n.;




IllSTOiU\ l'OUTJCA
t(aba á duras pellas y h\lsta COII hol'!'o!' á la fa-
talidad que le aher'r'ojaba á los destinos de la
Fl'ancia, y que el jllgO, con que abrumaba á la
España la corte de Versalles, se hacia ya intole-
rable al hijo de Felipe V, en la segunda jenel'a-
cion de los reyes de la dinast.ía fr'ancesa.


Reeor'dernos sino los ténninos en que se es-
}Jlieaba Cirios m, uu año antes de Sil falleci-
miento, en las inslt'ucciones dil'ijidas á su con-
sejo :


« Art. 304 y siguientes: La Ft'ancia ve y co-
noce Lorla la utilidad de IIuestra alianza, y orgu·
llosa de su poderío, pretcnde y pretetldel'á
siempre sacar de la España toda~ las ventajas
imajinaules pat'a aCl'rcenlar y esteuJe!' su co-
mercio, dil'ijióndouos como á una potencia su-
balterna y dependientp.: tU cuantos proycctos
y guel'ras pl'deuda Ileval' á cabo, hal'á todos
los csfllel'zos po~ibles pal'a disminuir y aun es·
tancal' el engrandecimiento de tlUt:stl'¡¡ pujan-
za y la prosperidad de la España, á fin de no
ItmerlJ pOI' l'Íval y de que 110 le sea lícito sacu·
dí!' el Jugo que quien! y ~fecta hacel' pesar so-
hre nosotros. Tales son los puntos pl'iucipales
de la política fl'ancesa, contra los cuales con-
,·ielle prt~c¡¡~·el'se.


«La cuestion comercial exije grande aten-
cíon. Es pt'eciso no conceder'lIada absolutamcn-
te á la~ importuuas instancias con que nos osti,
ga y !lOS ostigara de continuo la naciolJ franc~sa,
puesto que llunca nos ha dado ni dat'a un;\ ver-
dadera compeIlsacion.


"Los Fl'ance5es han teuido la estravagante
pretension, en el comercio, de asemtjat' su pa-
IJellon al nucstro en cuanto ha sido dable, y en
vel'dad que IlO puede ya llevarse mas al estrerno
cl ansia de señoreamos.


"Si debemos vivit, siempre alerta t'n materias
comerciales, no deLemos estar mellas á la mira
para que 110 nos arrastt'c la Ft'ancia en su COl'-
riente en todos sus pl'Oyectos y gucl'r'as, consi-
derándonos á fuer de 11 na potcllcia subalterna
sornetiJa á su maudo y de la cual puede dispo-
llCl' á su antojo.


« Para endulzar' cl ail'C de dominacion que
preteudc la Francia ejercer en nosotros, caca-
I'ea siempre en su leIlgll~je político las ventajas
de nuestra union, sentando así pOI' principio que
debemos cornullicat'uos mLÍtuamclJte nuestras
iuteucionés: pero estas máximas, de SllJO esee-
leules, pasan ;i sel' pel'lliciüsísimas, merced á los
m;¡nejos de la FI'aneia, q1le quiel'e siempre di-
J'ijir todos lI11cslt'os :ISuutOS y se entl'Omete cn
todo C!IJll lo hacelllos, con el bien entendido
que ella nos oculta cuanto puede SIlS delibera-
ciones, filljiendo SlT árbitra de las lIuesh'as,


«Y si debemos tenet' gralJ cuidado en que la
Fr:'nC'Í::t no nos chminc)' arl'astrt', á mc'Hda de


s u deseo, al empeí10 de ruiuosas gncrl'as, tam-
poco podemos olvidarnos dt~ celal' que no ('011-
trareste los pl'ogresos de la Espaua pn su co,
mercio, navegacioll é industria. La Fra!lcia quie-
re tenernos bajo su fél'llla , oí fin de ponemos eu
necesidad de busca/' en ella un apujo á uues-
¡ra endeblez. Síl'Vanos pues de gui~ esa máxinEI
dd gobicl'no fl'ancé~, puesta ya en pl'ácdca y de
que tantas veces hemos hecho csperiencia, para
calal' üsí sus intentus eu todos los negocios qne
tengamos qne vcntilar con ella.


" La Francia es la mejot' vecina y aliada ll1\('
pudiera encontrat' la España, pero es lamlJll:u
lIuestra mayor, mas terrible y mas peligrosa
enem ¡ga, Debelllos estal'ojo avizol' con re'peLlo
al ponenir, ya quc cn el si~lo auteriol' nos hizo
penlet' la Ft'anr:ia el Roselloll, la Borgoih , ei
Franco-Condado, el Portugal, los Paises llJjos J
a poco mas toda Cataluña (1), "


Vengan pues tl'as esas qupjas del bijo de Fe-
lipe V á cacareamos las vcntajas de los lazos di,
násticos y los bClleficios de la iuílueucia mat,!-
rial de la Fl'ancia eu nlles!r'a uJeio[[, Bien co-
nocido está que ese sistema no ha servido mas
<jl1e para escila¡' odios, despul's de haber arar-
I'eado illcalculables mal<:s á ('ntl'ambos ¡¡abe",


y á la vel'dad si Femando VI y Cír/os III fue-
ron poco scnsibles á los nndos dc familia qne
los ligaban con la rama primújéuila de los llul'-
bOlles ,~i conocieron por el con tl'ario todos Sl1~
illcPllveuientes y se decidirroll á tolerarlos aun·
que por debilidad, sin embaqjo COIl impacien-
cia; 110 es decir que el infodunio de Luis XVf,
eotltllOviese mucho mas afectuosamente el ('(l'
l'azon de Cárlos IV, Bien es ('ilTto Cjue ,~ste mo-
narca accedió á la famosa <!l'cJHracioll de Man-
tua del20 dc Illayo de 17UI, y acabó pot' rOmpl'l'
abiertaOJellt<~ con la rePI'lblica francesa des pues
de habet' intercedido iufl'llctuosamcnle IHí['
Luis XVI y ofrecido MI neutralidad por precio
de la vida dell'ey; pero ello es que, á consecuen-
cia de la malhadada campaña de 1;\14, el gabi-
nete de Madrid solicitó I~ paz y reconoció la I'C-
pública f't'ancesa, la cnal le devolvió las plaza~
y paises quc le al'rebatal'all sus l~jércitos, :'
cuando mas tat'dc se o/'ganizó la seguuda coa-
¡icion, despues de la paz de Campo Formio, L,
España se negó á formar parte en ella.


Nos vamos ya acercando á una época COll-
tClltflol'anca en que se hacinan los acontecI-
mientos y los tratados se tocan', examillarémos
pues los qne dUl'ullte ella se han cenado entre
Frallcia y Espaüa,


Comienza la seric de tan desastrosas cstipn-


(1) Ins!. reservo pasa<la al consejo de estado por
órclen de Cárlos IU, en 17H7' Pnblir"da en Pari~ en
1838 par lHnriel,




IlE LA ESPAÑA ~lODEni\A.
peiones el tI'atado de Basilea Je 22 de julio de
1795, en que se cedió á la Francia la parte espa·
flola de la isla de Santo Domingo,


Al año siguitmte, en 18 de agosto de 1796, fil"
tnósc otro conveuio en San I1defonso, por el
<,uDI ~e comprometia la Esp;,¡ü:J á procural' á la
Francia quince buques de línea, seis f¡'ag~tas
,\ cllatl'O cOl'betas armadas y equip~das para seis
meses; J además segun el artículo 5.°, tenia que
;q)!'ontal' , en coa II lo lo ,'xi.i iese Sil vecin~, diez
y ocho mil infallles y seis mil caballos, mante-
Ilidos todos á costas propias,


SlIcedió plles q tiC, á consecuencia de este
Iratado, se halló desde luego la España empe-
I'iada en una guelTa contra la Gran Bl'etaña, dn-
ranle la cual se ¡¡podp.ral'on los Ingleses de la
¡,la de la Trinidad, cUla pos<eoion les aseguró
¡ll,l~ y mas el tr<ltado de AmielJs; pues BOlla-
pal'te recompensó los,iacri ricios que costJra á
lil Espaiía aquella malhadada guerra que le
acarreó la FI'3llcia, cediendo la isla de la Tl'ini·
dad, sin consultal' ~iqlliel'a {¡ Carlos IV; al mo·
do que Luis XVI habia en otra ocasioll fil'mado
la alianza con los Estildos-UI,idos, compl'en·
diendo en ella á la Espaiía , sin pedil'le siqlliera
cOllSPjO á Cál'los m.


Cllando se pl'esentó en el congreso de Amiens
('1 embajadol' español Arauda, ni auu le fué li-
cito entablar una discusioll acerca de este pnnto,
resuelto ya bl'nscameute pOI' el 11I'imel' cónsul
en los pl'climinal'es firmados de antemano en
LÓndres. Así fLIt! cómo se pagaron á la España
los gastos de IIna gnerra á que l:¡ alTastl'ar'au la
alianza francesa y el tl'alado de San Ildefonso,


En 1800 se babia cedido á la Francia la Luj-
siana, con cspl'c,a condicioll de que, en ca~o de
que quisiese en algun tiempo ceuel' esta pose-
SiOIl, daria la preferencia á la Espaiia ; pero Ro-
lIapal'te la vendió dos años dcspues á los E~la·
dos-Unidos por la sllma de ochenta millones
de fl'ancós , sin dar ni siquiel'a noticia de ello
á Cál'los IV,


En octubl'c de 1il03 c,ijió Bonaparte el cnm·
plimiento del Lt'atado de San I1c1efollso, hajo ulIa
forma diferellte, es decil', que tuvo que pagarle
la España, en vez del eOIl tinjente de tr'OJlilS y
fucl'zas navales estipulado, un subsidio mello
sllal de veinte y dos millones de reales, á lo que
se avino el InlHlal'ca espailol.


En 180;;, víclima siemprc la Esr~i1a de la
aliallza fl'ance;,a, \ ió perecer loda la tlota el} la
batalla (le Trafalgar, de cuyo golpe morlal no
ha acertado todavía á I'chaccl'~e b marina es·
pañola.


Intentando Gespm:s BO\Jilpal'te guel'l'ear' en el
norle de El'ropa, pidió á la Esparia, cn 1," de
marzo de 1 R07, J~ pjccllcion del tralado de San
¡,d,~f'-'If'''; 1',:1''' pd' ni 1 \('1. f!l¿ eH la formG


pI'imitiva, y e"ijió el continjente de tl'opas allt
estipulado. ]\"0 le cupo al gabinete espaiíol mas
q uP. someterse, y desde aquel punlo se dir'ijió el
Pjél'cilo mandado por el mnrqllés de la nomana,
á donde quiel'a qlle le designó su puesto la vo-
luntad de Napolt'OlJ.


En esto, el ascendiente impt'l'ioso y absolutu
qne tenia Godoy en el ánimo del rey , su iusa·
ci"ble codicia, sus costumbres, Sil vida toda le
aCill'!'earan el odio universal i lolerábase difícil-
mente el espectáculo de sem~jante escándalo en
"elTedol' del trono, y al eaho Sé tl'ató de ponel'·
k coto, El príncipe de AstuI'ias fué el illstl'l\-
mento de que se juzgó opo,-tuno celta¡' mano
1'~I'a (\PITocar la ilimitada pujanza del privado;
} ona conspiracioll, fl'aguada CII 1807, dió lugal'
al an'esto del pl'Íllcipe yal tan famoso proceso
tI,:1 Escorial, cuyos detalles jamás han sido pel'-
!',:clamellte conocidos, acaecimiento por ciertO'
que mel'cce mas hien el nombre de iutriga (la-
briega que t:l dt~ cOllspil'acion ; sin embargo el
favorito y la reina lo hicieron muy Plíblico y It;"
dieron mucha importancia, con la mil'a de de~,
ilcl'ed;tal' al hcredel'o del trollO,


Desde el tratado de Rasilea imajinal'a el prín-
cipe de la Paz los medios de dal' á su podl'l'Ío un
;'PO),o imponente, y al eabo el't~yó encontrarlos
e\1 la política de la Fl'allcia, por lo cual se deci-
dió á sacrificarlo todo á esta gl'a\'osa alianza,


Por su parte Napoleon alimentaba allá en su s
adelltro5, ya desde mucho tiempo, pro) cctos di-
1,<Ísticos con !'especto á la Espaiía y Porlllgal, y
'TeJÓ llegado el instanle de plalltearlos luego
,!espncs de la paz de Tib,itt; comenzó PUt'S pOI'
f'xijir á la España un cuel'po de e.iél'cito dt~ di!,!:
Y seis mil hombres, que nole fué difícil obtenc¡'
del privado q uc I'einaba bajo el llombl'e de Cír-
los IV.


Empel'o, á pesar de esa volnntad de hiel'l'O ~n·
te la cual debia todo doblegarse, nojl1zgó Napo-
¡eon que dt~hiera alacar á la España pOI' medio
de una deelal'acion de guen3. Poco pscl'upuloso
p[} los medios, nacla solícito de la opiuioll pübl i-
cajamás ¡e faltaban pl'eteslos,y apenas seaciel"
la á concebil' cómo tan vasto mimen haya podr·
do echar mano tan á menudo de los mezquinos
j' clllpables pal'tos del engaño y la pndehlez,


Embal'gados y confL1sos estaban todavía lo,
ánimos pOI' lo del proceso del Escoriai, cuand()
Ilegóde repente I1n COITeo francés, pOI'ladol' de:
un tratado concluido en FOlltaineuleau el 27 <!G
octubre dc 180i, firmado pOI' n. Eujenio 1,·
e¡ uicedo, como plenipotenciat'io de S. H. C. y IV'l'
<,ljcneenl Duroe á 1I0ruD¡'C del cmpcl'adOl', y dd
cual no habia tenido de antemano elministel'i,
español la menol' noticia.


En ,irtud de él, se enseilol'eaba NapolcolI de
['nl'll:g;-d¡ CI:I .. ' () rc¡uo (kb;~~ di\,jdil':'~ en t~~c~




188 mSTOnIA flOLITICA
principado,: el p,'imet'o de los cuales, f'OI'mado
de las pl'ol'illci"s de eut,'e Duero y l\Iiño, pasaba
á S. ;\1. el l'ey de Etruria, quieu tomaba el tí-
t ulo de rey de la Lusitania septentrional y ce-
dia en toda IJI'opiedad al emperador d reino de
E tnlria.


Los Alga¡'bes y el Alentejo se cediau en PI'O-
piedad soberana al pl'Íoeipe de la Paz, que debia
tomar el titlllo de pl'Íocipe de los Algarbes.


Las provillcias de 13P.il'c\ , Estt'emadura pOI'-
tuguesa y dermis qne,lahall en depósito en po-
del' del empel'adol' hasta la conclusion de la paz
jenel'al.


En rlltJl'la del artículo 2.°, Napoleon ,wlia ga-
rante al rey de Espaíla de la posesion de sus es-
tados al mediodía de los Pil'incos.


En UII convenio particulat' se disponía la ell-
trada en Esp~ña de veinte mil infantes y tres mil
caballos d tropas ft'aneesas que tenian quc reu-
nirse con oehn mil solrlados esrañoles de infan-
j('I'ía, tl'es mil de c~ballería y treillta cañones
y JIIilrchal' jnntos á conqnistm' el Portugal. Ade-
más iba á organizarse en Bayona un cuerpo de
reserva tle Cllal'enLa mil hombl'es, que no debia
entral' en Espafia sino por comull voluntad de
entrambas potencias contratantes.


Muy presto eml'el'o no les quedó ya dnda ni á
Cál'los IV ni á su priv3do de la tOl'menta que
tl'onal'a sobre sus cabezas; sobrndo débil el mo-
narca y harto vil el ministro p~ra tomal'unH ap-
titud imponente, habiau dejado penetrar las
tropas frances~s hasta el cOl'azon de la España y
hasta ordenado que se les dispensase la mas eor-
.Iial aeojida. Sin embal'go se cOI'rcs]londió á tan-
ta hUlIIillaeion con la mas ominosa mala fe. So-
11I'etcsto de la scgllridad del ejél'cito fl'ancés, los
jener'ales <file lo mandaban se apodel'a¡'on, por
sorpl'esa y en cumplimiento de las ór'denes del
emperadOt', de las fOl'talezas de Pamplona, San
Sebastian, Figueras y Barcelona,


Ya mas tranquilo sobre la sUCI'te de su ejél'-
cito, mediante ese bl'usco emposesionamiento'
juzgó Bt1ll3pal'le que era ya r.iempo tle s:::;ltar la
Inás':ara, y Pll efecto escI'ibió en tono mlly áspe-
t"O :í C~I'los IV, é hizo salil' á Izqni"rdo, signa-
1al'io del LI'~tado de Fontaillcbleau. Llegado á
Aranjucz, fué Jzr¡nierdo recibido en la presencia
del]'ey, y de resultas de esta entre\'ista cil'cula-
I'on los primeros susurros acerca del proyecto
que se achacaba á la familia real de embarearsc
pal'a l\Iéjico, á ejemplo de la casa de Braganza
(lllC habia abandonado Lisboa para trasladal'se
al Brasil. Apresnróse la familia real á sofocat'
aquella voz; pCI'O la sola idea de esa mal'cha hi-
zo r'eben tal' tl na esplosion,cuyo jérmen fermen-
laba ya hacia largo tiempo y que estalló de I'e-
pente en AralJjl1cz del modo mas itlcspel'ado, en
17 y 19 d(~ UJ'II"ZO. SUS f:onsCCIlf'rtcias fllel"ot\ in-


mensas: el rey Cárlos IV abtlieó á favol' del prín-
cipe de Asturias, que tomú el nombre de Ff'l'-
Dando VII. y el pr'ivado del anciano monarca,
desplomado de la cnrnbre de su pujanl:l, acel',
tú á duras penas á libertarse (I'el (111'01' popular,
y fué encarcelado.


Apeoas Ilegú la noticia de este estl'aol'llinario
acaecimiento, quc tautos y tan vergonzosos cál·
culos descolJccl'taba, á oidos de lUm'at, coman·
dante en jefe del ejércilo f'I'<incé" áquipll envió
Cál'ios IV Ull grande de España pat'¡j comunicál"
sela, hizo este jClIel'al adelantar t]'opas hasta
Madl'id, en donde en tr<Í ]lncos dias des pues, y
I'f~p,'oballdo altamentc cuanto <lcahahJ de sllce-
del', declaró que no le el'a dado reconoce,' á Fpl'-
liando VII ha~ta haber rccibido piu'a ello auto-
I'izacion competeole ¡Jt~l cmper'ador',.poI' Jo cllal
llO entral'Ía en l'e1aeiones oficiales con quien no
fuese Cál"los IV.


POI' su parte envió FCl'llando vn una dipllta.
cion de tres g¡'alltles de f,spaña al emperador,
pal'" COlllllllical'le su atlveaimiento al tt'ono, Sa-
lió en segnida tic iranjnez é hizo Sl1 ent.l'acla eu
;\bdt'id, dOlltle fllé r'ceibido con acendrado f'tltll-
sias!TJo. D(~sdc luq;o trató Mtlrat de ponel' t>1I
movimiento cuantos resortes cl'eyó oportunos
pal'a alejar al júven monJl'ca de aquel cen tl'O ,J"
afeccioll,ácuyo erectoempezat'on ya desde cntón-
ces los ajentes franceses á esparcir' la noticia de
la pl'óxima llegada de Napoleon á Matll'id, In
cual lomó al punto tal incremento q\le hasta se
diel'ou úrd,!nes pal'a la rccepcion del emper'adOl·.
Además de esto, l\Iurat y el embajador francés
hieicron cuanto estuvo desu par'te pat'a decidir ~
FCl'llando á que enviase al infante D, Cárlos (¡
]'ecibil'le y alln á que saliese á su enCllentl'o él
mismo en pea'sona, y aunque se negó Fel'llando
á darse st'mejante martirio, fué sin embal'go ~u
resistencia tan en estremo débil que lo avi~ú
así todavía mas. En esto, mientras se empeñaban
esos debates, llegó el jcneral Savary en clase rl,~
enviado estraol'tlinal'io de Napolpon.


Concediósele ~l punto ([na audiencia, cn la
cual manifestó que su lÍniea mision era averi-
guar simplemente si los sentimientos de S l\I,
Católica para con la Fl'anr.ia sel'ian idénticos á
los del rey su p3(lrll, en cuyo caso aprobaria el
empcI'adOl' todas las llllldanzas acaeCidas y re-
cúnoceria pOI' ]'cy de España á S, M. e, Anun-
ció al propio tiempo el enviado impel'ial en
aquclla sesion la pl'óxíma llegada de su sei'iot·.


La endeblcz de Fernando, ya casi l'e(~tatadd
por la ¡'esisteneia que opusicl'a á las intrigas d,~
:\Iul'at, d.!bió de sucumbir á tan pOflerosas ins-
tancias. En balde tt'ataron los ministl'os de con,
1l'a1'estar la detcI'minacion á que le atT3stt'aban
los ajentes franceses; pues al cabo Sl! decidió el
Ltlonal'ca á empl'cndPl' d viaje ('/1 corllpariía del




DE LA ESPAÑA 3!OnEltM,
mismo emisario que tan á "abiendas le engaña-
La acel'ca de los iutelltos del emperador, y que
le aseguraba I/lentidamente que este se hallaba
ya en BlÍl'gos,Pal'lió en efecto el nuevo rey, bien
que [Jomhl'alldo alltes UlI consejo de rejencia
pl'esidido por su tio el infante D, Antonio,


ya alejado de la capital COllll'a el pal'ecer de
los miuistl'os y los \Ot05 del pueblo, no le fué
posible deteners!~. La misma flaqueza, la idén-
tica perfidia que le condujeran hasta Bürgos, le
;j'I'I'<lst!'al'on desplles hasta Vitol'ia, donde se se-
paró de él el jeueral Savar'y. Ko tal'dó en pro-
pagarse la nlle\'a de la llegada del empel'adol' á
Burdeos y de Sll viaje hácia Bayona: tJ'atóse pues
de los pl'eparativos para la mar'cha de Fernan-
do, que ocasional'on la esplosion del desconten-
lo de! pueblo, el cual se aferraba en desviar al
rey de la aciaga l'esolucÍon de enh'egarse á ma-
nos de su enemigo, Val'ias notabilidades de la
ciudad se ofl'ecieron á arrebatal'le y conducirle
al sitio donde se juzgase mas al abrigo dellljél'-
.::ito francés, mas todo fué inLÍlil; que el jl,faute
D. Cál'los desde Tolosa se adelantó hasta Ba-
yona y no tardó Fernando en segllil'le,


Llegado que hubo al tel'l'itOl'jo ft'3ncés, salié·
ronle al encuelltl'o los tI'es gl'illlC!es que envial'a
al emperador, quienes le confh'maron en las tel'-
I'ibles I'eflexiones que embargaban su ánimo
desde que habian salido de España: y apenas
instalado en el castillo de Marrac, presentóse el
jcneral Savary, ciego instrumento de las reso-
luciones del emperador, así en Madrid como en
Vincennes, á anunciar al demasiada mente cré-
dulo monarca que Bouapal'le decretaba la cs-
plllsion de los Borbones del tI'ono de España.


Atónito quedó FCl'flando á tan inesperada I'C-
velacioll, y acompañál'onle en su asombro todas
las pel'sonas de su comitiva, pues á pesar de su
justa desconfianza acet'ca de las intenciones del
emperador, no habian previsto sin embargo se-
nlP.jante -desenlace,


llien es verdad que se pretendió justificar has-
ta cierto punto ese ominoso atentado por me-
dio de confcrencias. á cuyo objeto se encal'gó
al señor Champañi que entrase eu negociaciones
con D. Pedl'o Cevallo~, Pel'o este miuistl'o espa-
ñol afeó con denuedo é indignacion la infame
alevosía con que se habia engañado al I'ey, de-
clarando que el mismo Fel'llando, aun quel'ién-
dolo, no podl'ia renullciar á la corona en favor
de nadie, quien quiera que fuese, sin manifiesta
violacion de las leyes dd reino: que solo á la
nacion reunida en córles fuel'a dado disponel' de
la corona, Sucedió pues que el empel'ador, pal'a
quien se hacia intolcl'ilble toda suerte de oposi-
eion, se indignó al pronto cOlltm Cevallos hasta
el estremo de Ilamade traidOl·, pero calmándo-
se en seguida algun tanto, acabó pOI' decide: "Yo


tengo acá mi política peculiar, y creedme, vos
debeis adoptal' otras ideas mas libcl'ales , teuel'
uu pundonol' menos quebradizo y uo sacrifical'
la IH'ospel'idad de la España al inlerés particula l'
de los BorbOlles,,,


Como estuviese ya disgustado de D, Pedro
Cevallos, Bonaparte pidió su reemplazo, pOl'lo
cual decidie!'on al canónigo Escoiqlliz á avistal'-
se con Cham pafii; masesta entrevista rué del todo
jnfl'uctuosa, Comisionado en seguida D, Pedro
de Labl'ador por el rey de España par'a tl'atal'
con los minisll'os del empel'ador, tampoco fué
ma!l feliz en su empresa, y sus conferencias hicie·
ron tan solo que se tratase á Femaudo como á
prisionerJ,


Como qniel'a, pal'a consumar el atentado, obli·
gó Napoleoll á toda la familia I'eal á trasladarse
á Bayona con el príncipe de la Paz, Allí se fOl'Zó
á Femando á una l'eabdicacion en favol' de ~1.I
pauI'e, y en seguida se Pl'ecisó al anciano mOllal'-
ca á ahdicar á su vez en fa VOl' del empel'adory
á exijir á sus hijos y hermano una cesion de to-
dos sus derechos á la corona, Ya que se hubo
completado esta obra, nosin oprobio de sus au-
tOl'es y de sus víctimas, dejó Bona¡:al'te el teatl'o
de tantas y tan inicuas fechol'Ías, legando á la
desventurada familia real los duelos y \[na cár-
cel, en indemnizacion de tan inconcebible fe-
lonía, Cárlos IV, la reina, el infante D, FI'<lIl-
cisco y el privado fuel'on conducidos á l\Jar'sella,
y de allí pasaron mas tarde á Roma, mientras
que se encastillaba á Fernando VII y á los in-
fantes O, Cál'los, su hel'mallo y D, Antonio Sll
tio en la quinta de Valen\;ay, cuyas puertas
accI'tó tan solo á franquearles la invasion de
1814,


Tal fué la catástrofe de ese drama singular,
cUJO objeto, medios y ejecltcion forillan por
ciel'toun tejido de intrigas indignas deun hom-
bre gl'ande, y acusall el mas aciago olvido de
toda 11I00'al política, Jamás se vieran ultl'ajados
de un modo mas atroz el honor y dignidad de
honlbre y de rey, Mas no quiso el cielo qlle ta-
maño atentado quedase impune y la nacion es-
pañola tomó de él noble venganza. Su denoda-
da resistencia comienza á disipar la májiea au-
réola qne brillara en del'l'edol' de las huestes in-
venciblesde\ impel'io: cansáronse tambien oh'as
naciones de verse tratadas á fuer de ilotas (1), y
tantos embates aunados triunfaron al fin del
mas descollante jenio de Illlestl'OS tiempos, de
ese hombl'c que, pudiendo hacel'lo todo, nada.
hizo para el pOl'Vcnit',


En esto, sauedol' el consejo de rejencia que
quedal'a en l\lad l'id , de cuanto acaeció en Bayoua,
consiguió hacer Ilegal' á manos dd cautivo mo,


(1) F..c1avos de Lacedemonia,




l!'s::mm. l'(il.íTIC \
nal'ca una conslIlta necl'cn del !}!all que ddJie-
ra al.ll'azal' en adelante, IH'pgnntanuo entre ott'as
cos~s si tenia 111e cOl/vocar córte.r: á lo que con-
testó el rey eu ;; de mayo de 1808: n qne, como
qlliel'a, !fIW espatl'i~d() ClIal estaba nI) le era dado
obral' pm' sí; t~l'a su I'l'al voluntad que se COD-
vocasen las córles en el sitio 1lI3S seglll'o.¡'


Poco tiempo despucs probó Napo:eoll á dar
alglln "iso de legaliclau á siiescandalosa usurpa-
ciou; pJl'a lo cual imajinó I'e!lllil' una como
aJ'arllMea nacional pal'a \alidal' la abdicacioll del
rey y de los pJ'Íncipes de la farniiia I'eal, pero
sueedió que los miembl'os que componian aque-
lla informe asamblea no acertar'llll á a1icnirse, y
tuvi"t'on al fin que sepal'al'se des[llll!s de balwl'-
~e ocupado pOI' un momento en una conslitn-
cÍon sobt,,, que fué imposible delibel'31' Illas lal'-
go ticllJpo, ú cat1s~ de los Hcaecimientos estl'a-
ünliu3J'ios qlle sobrevinieron allellue los Pil'i-
IIt'OS_


Ahora bien: ¿cuál rué la idea que indujo á
'J;loleon ;í embe~lir á la E.,paiía? Seglll'~lllellte
moviólí' á ello, mas que la "(lIlflnista de la Peníu-
~tlla, el vuelco total de la dinastía I'einantl':yel'a
que sentado en el solio de un BorboIl, no aeel'-
taba á (:lllJtemplal' tl'anqnilo cllal ¡'einaba otro
Borbon á las puertas de Francia, Prueba de ello
es que entl'al'a ya antes lriunfante en Berlin .Y
Viena sin que pensase siquiera en destl'Ollar al
rey de Prmia, ni al en,pel'adOt, de AlIstria, ni
;i ningtluo de !os reyezuelos de Alemania; lIlas
sí lanzó del tmlJo desde luego á los Dorboues de
Nápoles y de Partll?,


Fuera de loda duda queda por consiguiente
qne la cCl'C'anía d,~ Ull pt'íncipe de la casa de Bor-
bon filé la queaeal'reó á la Península las desvf~n­
tl~rn5 d.~ 1808;'y que á no h;¡bet' I1lI~diado oq ne-
lIa circunstancia, no hubiera tenido que soste-
t\P1' la Francia aquella gllf'I'I'a 'lile lall aciaga le
lLl sido, La obril de Luis XIV par('cióle á Napo-
Ipon digna de copi;lI'se, y al paso que iba desba-
1';1 t;i ndol a tra tó la!J solo de i mi tarla: [)pro á ! a \'et'-
dad rué menos feliz todavÍ..lqlle Lllis XI\'; pues
~i la gnen3 de slIcesion condnjo á este hasta el
bOl'de del Ill',~cipicio, la de b independellcia fué
pI golpe de m 11 (,I'te del poderío impt'rial. El de-
n lIedo y en I IIsia~lno de los Espauoles descollccl'·
tal'on aqll,'l vaslo plan dinástico, cllyo principal
objeto, así en 1808 COlllO en 1700, no fué otro que
,~l de aherrojal" á la España mediantc un laza de
Lllllilia: p~I'eciól(! obvio á Bonaparte el fOI'n1:l1'-
lo; mas los ¡';';p:úloles lo quebl'al1t~I'olJ, no si~
;Ipbuso deJa F~i1'npa clltera, que comenzó ú vis-
IIlIll¡lI'~t' su pr()pi~ salvac!uu CII tan heroica re-
sistencia,


Si n em bargo ¡EFI{"l hi!cho porlt~n t'lSO, bien Ilsí
cnnlO 1(,~ incalcul;l!}l('s sacrificÍos qtH' COSLU'il,
1'nl:",.o11 dl'l tndo ;nfrt!('!q{)so.~ 1)~1rJ la l>p:)¡J~1 fin


el dia del lriunfu; [l'l<'.; si bi(:¡¡ las potencias alí,l-
das ensalzal'oll b~sla las Ilubes los "lol'josos )",.
fuel'zos de los Españoles durante la guclTa cUt!'
tra Napoleon , no obstante, ya alcanzada la \ie·
toria, el congl'cso de Viena trató á la Españd ¡\
fuel' ue una potencia subalterna, Se echó en ol-
vido que había hecho mas que Otl'O pueblo al-
guno,yel plenipotenciario español se vió hn·
millalltemente desdeñado por los monarcas l'ClI-
(Jidos en Viena.


El tI"atado fil'mado en Paris á 30 de mayo d,'
1814 por Ft'UllC.:ia, Espúía, Illglatel'l'a, Ansll;,\,
Rusia, Prusia, POl'tugal y Suecia dejaba val'j,,,
cuestiones que ventiiat' en 1111 futuro congl"'.'"
jent'l"al; á cuyo efecto pl'evenia que las poteD-
cias signatal'ias debiau envial' á Viena sus pklli-
¡JIltencial'ios dentro del tél'mino de dos meses,


Mas sucedió qll<! en cnanto se hallaron 011:1
I'euuidos los de IlIglatct'l'éI, Pl'lIsia, Austria ,\
Rusia, detel'minal'oll, eu sesion de 22 de seli"ln-
bre qlle I'csolverian pOI' sí solos el reparto d,'
las pt'ovincias dispollibles, en fnerza delll'a!Mi"
de Paris, y que solo, en \'ista de lo pOt' ellos ,1('01·
dado, se admitil'in á la Francia y á la Espai't,l :J
dar su parecel' y presenta;' sus objeciones.


Pretendia el sellor de T<llleYI'3nd qne se for-
mase una junta jCllel'al de todoll Jos pJellipott'll
cial'ios qne se hallaban plT~entes en el cOlJgt'e~!l.
pel'o los aliados rechazaron semejante pl'Op:H"
la, y al cano secollvino en que se al're¡;lal'i~lll"
comision directiva, compuesta de las ocho p"-
tencias sigualarias; en fuel'zadc lo cual seadmi-
tió á la Espaila en la indicada comisio!l ~'se abri,',
el congt'eso eu 1." de noviembl'e de 1814,


Desgl'aciadamcutt' la eleceioll de repl'CSclltall·
te hecha pOI' Fel'lla/HJo VII I'ecayó cn el suje: n
mellos á 11I'opúsito para discntir intcreses t¡li,
ardllos y complicados, cuales los qlle tenia n ni i-
sion de coneiliat' los hombres mas descollant""
de toda Enl'opa, n'tlnillos en el congreso de Vi"-
ua, En efecto, D. l'edl'O Gomez de Labrador ('".
I'ecia "bsolllL'llwtlle de la!; dotes indispensabl,',
)lnl'a lipnal'el ('argo diplomático que se le COlll"·
tiel'a, DI~ c,lI"ártn altivo y en estremo sentido, ."
tornando 1'01' \ercladel'a (Ii¡;nidad la afeclaei .. "
en los m'ldales, no tardú en chocal' con los p:"
Ilipotenciarios mas inflllyentes y eonlribuyó 1"
poco con la aspel'pza de su porte á empeol';'"
mas y ma, la posiciotl di'. la España (~n el COi<-
gt'eso de Viena, donde se la trató sin el mell""
miramiento, á pesat' de lo:; eminentísimos sel'-
vicios que prest:l!'a ú ia ('oaiieioll Cu¡¡tl'a I:i
FI';lneia,


Preguntó la In[!;lakt'l'a al plcllipoil'lIci:ll'io ,,,,o
pañol si cabía esperar qU(~ elrcy d" ESfl<llia COt:-
sinliese en nbolil' d",d,! luego el trúli!'o de !'<'-
gros, .v C0/J10 1'011 les t 15(! .!I sei'iol' de L,Jlll'adol'
qll{" f'(\~l dif!('nlrad 'i;' f'r.:!i'i.l [O~lllli' senH'j;lt;t\~




DE LA ESP AÑA liIODEHNA, HH
l11edida antes de ocho años pOI' lo menos, rcsel'-
vlÍronse la Inglatert'a y las demGs potencias la
facllltad dc l'ecurl'Ír á la vía de la ne¡ociacioll
para empciíal' á la Españn á disminuil' este pla-
zo, yen 8 de febrero oe 1815 las ocho potencias
dctel'mina!'on, en principio, la abolicion del
tráfico, salvo á cada una de ellas el derecho ele
fijar la época en que debia cesal',


Eí POI'!ugal reclamó la restitllcion de OlhetJ-
za y su distrito, cedidos por el tratado de Baoa-
joz en 1801, IIlas eomo se negase á ello la E~pa­
ila y reconociese por otra parte el congreso la
justicia de la reclamacion, compl'ometióse este,
por aCllerdojellcl'al de 9 de junio, á empleal' lodo
su infllljo pal'a con la Espafia á l1n de concilim'
este altercado y procurar que se restitll}p.se
aquel territol'io á 105 POI'lugueses, quienes can-
sados al cabo de la resistencia de los Españoles,
ocupal'on á :l\lontevideo y la colonia del Santo
Sacramento cn cambio de Olivenza,


ClIando se SllpO en Viena la noticia del desem-
barco de Napoleon en Fl'ejus, votaron unánime-
mente todas las potllncias signataria:; una d,,-
claracion en que se escluia á aqucl cx-cmpel'adOl'
de toda relacion civil y social, y como se deja
su ponel', fi rlllólll tambien el plenipotenciat'io es-
]laiío\. Cerróse des pues un nuevo tl'atado de alian,
za entl'e las potencias congregadas en Viena á
25 de mal'lO de 1815 j al cual se avino la corte
de Madrid, bien que con la condicion de que se-
ria en :Jdelante admitida en el tI'atado y demás
actos ulteriores como parte pl'incipal" pero ha-
biéndose rechazado esta pretension, hizo sus
r)l'~parativos militares á pal'te, aunque á decir
ver'dad, uo acertó á reunir un escaso ejél'cito, ni
á llevarlo hasta las fl'Onteras de Francia, sillo
despues de firmada ya la capitulacion de Pal'is.


Tomadas que fuel'on las mas enér'jicas medi-
das pal'a invadir otra vez la FI'ancia, volvió el
congreso de Viena á su intel'l'Umpida tarea, POI'
Sll parte la corte de Madrid emprendió de nuC\'o
la negociácion, I'elativa á los derecho~ del infan-
te D. Carlos Lnis, hijo de Luis 1, Wbl'P. la Tos,
cana, Ya en 22 de noviembre de 181:'! habia el)-
tregado el seuor' de Labl'ador al príncipe de i\le-
tcrnich IIna memoria en que se esplanaba de un
modo claro y tCl"luinante la justicia de las rc-
clamaciones hechas pOI'la Espúía, y como torna-
se ahora el plenipotenciario español á illsinuat'
algo nI de i\letel'lIich con muy poca mesura, es-
te mi!:!istl'o cortó en seco toda disell5inllllllcriOl'
cn estos términos: "El asunto de Tosc;¡na no
puede s •. '\' objeto de una negociacion ; es lo sí,
de una guerra, l) No le quedaba á la España
mas arbitrio qlHI someterse, y en erecto, de
fuerza ó gl'ado se ~ome{ió. El infanle, Cll vez de
adlluil'ÍI' inmediatamente los ducados de Parrn~,
PLt~~ncj:) y (¡~~:1~~~~¡1, ,,-:nya r~vcr'3~n~1 ~'¡f~~ L~ con·


cedió solo p8l'a desplles de la muerte de la al'-
chiduquesa Mal'ia Luisa, y mientras llegaba es-
te caso, tuvo que p.ontentarse con acepJa¡' el
pl'incipado de Lllca y una indenrnizap.ioll de
2,000,000 de reales anuales, pagac1pros hasta el
dia en que entrase en posesion del ducado de
Parma,


Cuando el 9 dejulio de 1815 se fit'mó el acta
jenel'al quc terminó los trabajos del congre50,
negóse á 3pl'obm'la el plenipotenciario español,
acabando así de poner el sello ron este dislate ú
cuantos llevaba ya cometidos en tan importan-
tes circunstancias, Y á la \'erdad nadie descono-
cel'á que el p,'incipal interés de la Espa¡¡a esta-
ba en continual' figurando en el congreso, cosa
que podia fácil mente conseguir con solo aproo
bal' el acta en todo aquello que no hacia l'elacioll
á lo del ducado de Pal'ma, y de la cesio n de Oli-
venza: pero no fué Clsí; silla que llevado Don
Pedro Lopez Labradol' de 511 ¡enie intratable.
prefirió no adheril'se á nada absolutamcnte, es-
c1uyelido así á la España, pOI' medio de una ne-
gativa chocante en su forma y nula en d fondo.
de toda intervencion en las llt'gociaciones que
establecieron el nuevo derecho pLÍblico de la Eu-
ropa,


Tl'as veinte y cinco años de Cl'uenta lucha, al
cabo brilló ia aurora de una paz universal, yen
verdad que puede con justicia vanagloriarse la
España de la inmensa parte que tomara en ta-
maños acontecimientos, Víctima desde 1667 de
la aciaga condicion del ver: ,J,ctis que esa Francia,
su afOl'tunada ri\'al, le impusiera en toda su fnel'-
za, ~us pérdidas territoriales escedian ya en
mucho á las de las potencias mas maltratadas
por aquella misma nacion, Bien es verdad que
á haber sido dirijida pOI' un gobierno dolado si-
qlliel'a de una mediana intelíjellcia y dr. algun
viso de dignidad, hubiel'a hecho prevalecer' SIIS
del'echos á un3crecentamiento de POdl'l' y ter-
ritorio, ó alcalizado á lo menos compensacio-
nes efeetilas de los heroicos sacrificios qne pres-
tar'a á la causajeneral: pero ¿ qué cuidado se les
daba en i\1adl"Íd del honor é intereses de l.:r na-
cíon, ui del restablecimiento de la illflllencia es-
pa'fiola en el cstl',lIljero? Enteramente absorbida
la atel1cion de FCI'llaudo por la reaccion iutcl'im'
contra cuantos realzaron el nombre español del
anonadamiento en que le hundiera el gobierllo
aniel'ior á 1808, ocnpábase solo en vejal' á IlIS
hombres que le habian consel'Vado la COI'ona, y
cecia quc nada le quedaba ya que hacel' por su
pl'opia dignidad ni para la ventura de sus súbdi-
tos.


Las pocas transacciones diplomáticas de ;ll~:I'
na trascendencia, verificadas durante ell'eillad()
de Fcmando VII, se resienten o;[cllsiblcillell-
te del r~1.~l(I(l de en<.leb!ez, anon¡uÍG é in('·'l'~.( j-




~92 HISTOUlA POLITICA
dad de aquel gobierno tan violento en el inle-
J'ior,


En un tratado, fh'rnado COIl el rey de Nápoles,
el 15 de agosto de 1817, abandonó Fernando
cuantas ventajas existían todavía en fa Val' de los
Españoles,


Vino despues el incalificable tratado con la
Rusia pal'a la venta de algunos baques, qne con-
ducidos á Cádiz por el almirante l'USO MulleJ', y
visto que se hallaban ins\a'vibles , no por esto
dejal'on de sel' admitidos y pagados: bien es
verdad que cOI'rido sobremanera el empe/'ador
Alejandl'o de las reclamaciones que por do quie-
ra se eleval'on contra los buques enviados á Es-
paña, le hizo despues áesta nacioo un l'egalo de
tt'es fl'agatas, Con todo tan usural'io negocio,
obra de la cam3rilla no dejó d,! /'epOl'tal', segnn
dicen, sus (l/'ovechillos á los quc en él íntel'vi-
lliel'on,


Había el gobiel'nO del Brasil ocupado militar-
mente la plaza de '\fontevideo, de la que es-
pulsó á los independicntes de Buenos Ay/'es , y
ofreció despues á la Espaila volvel'la á ponel' en
posesion de aquella colonia, mediante el reem-
bolso de los gastos de ocupacioll, Cometióse este
asunto al al'bitrio de cinco gl'andes potencias
y señalóse para sitio donde ventilal'la la ciudad
de Paris ; pel'o el gobierno de Madrid manifes-
tó, en la discmion de sus intel'eses, 1all gro-
sera incapacidad, que las potencias mediadoras
se vieron en la (lrecision de decretal' que Mon-
tevideo permaneciese provi~iollalmente en po-
der de Portugal.


En otro tratado de 22 de febl'ero de 1819, ce-
dió la España á los Estados Unidos las dos .Flo-
ridas, y en 17 de febrel'o de 1834, fiJ'mó un nuc-
va tratado de indemnidad con aquella potencia
ellyas reclamaciones ascendian á sumas consi-
derables,


Fáltanos ya tan solo la intervencion dc 1823,
El interés que afectn la restalll'acion (l0l' Fe!'-
lIando VII 110 fué ciel'lamente mas que el pre-
texto de aquella invasion, cUJo vCI'dadero ob-
jeto era restablecel' allí la dominacion fl'ance-
sa; quime/'a en pos de la cual estiÍn condenados
á desalal'se lodm, los gobiernos de Francia. He
contestado ya en esta obra al conde de Chatean-
bl'Íand: no l'epetiré pues lo que tengo indicado,
pero si diré que el resultado nos ha hecho vel'
que la l'estauracion no acel'tó á realizar ese suc-
fío de influencia material, al modo que Luis XIV
y Napoleon se estr'ellaron talllbien cn semejan-
te propósito,


Los escJ'itOl'es y o/'Mlol'es lejitimistas, sobre-
viviendo á la restaul'acion de que son represen-
tantes, I'enuevau á cada paso sus lamentos por
que no ven á la F.spaña bajo la dominacion fran-
cesa, y pI'oclaman á D, Cál'lo~ como á rcpl'csClI-
tante de los intel'esC5 de la FI'ancia (1), Si esto
fuese así, baslaria por sí solo este hecho, aun
cuando faltasen OII'OS títulos para justificar la
esplllsiou del pretendiente: pues á la verdad el
sobcI'ano de una gl'an nacion, l'educido á hacel'
el papel de represeutante de una potencia es-
tranjera, fncl'a un ente envilecido y desprecia·
ble, una calamidad para el pais en que reinase;
yesos mismos lejitimistas, que tan sentidos se
muestran con respecto ála InglatelTa, cuando se
tl'ata del poderío de la Francia, bien pudieran
siquiera tolerar que COnSel''i~SCmos tambien acá
ouestl'o poco de nacionalidad, "La [ll'epoude-
rancia de la FI'aucia y la Inglatet'ra sob/'e la Pe-
nínsula, decia el señal' Dreux BI'ezé en la cáma·
ra de los pares á 6 de enero de 1840, no puede
ser objeto de uu I'cpal'to cut/'e esas dos poleu-
cias, la España debe ser una de dos, Ó lrancesll
ó inglesa, "


Pues bien pt'ecisamellte para evadiJ'nos de tan
funestas influencias, para da/' lItJ mentís á ta'
maña blasfemia, hemos esplIlsado á D, Cá/'Ios ;
pOI' esto hemos hecho una I'evolucion. Pal'a 110
sel' fl'anceses ni ingleses, silla con mucho ol'gu-
110 pUl'amente españoles, acabamos de recon-
quistal' nuestr'a aIltigua ley de sueesion y nuc~­
tl'as libertades; y mal que les 'pese á todos los ab-
solutistas del Ol'be, sabrémos consolidal'las,


El pueblo francés libre, y rnágnanimo, ha ce-
lebl'ado jenerosamellte IlUestl'a resur/'eccioll
política, I'cpudiando allá esas ridículas tl'adicio-
lles de una política envejecida, El qlliel'e, cual
1I050tros qllel'emos, la alianza de todos los pue-
bias: la de Francia y España es una ley de la
mllul'aleza, y es fucl'za qne se realize para la
velltlll'a de entrambas lIilciones, No hay nn
solo Español que no la apelezea C0ll toda la eftl-
silJU die' su altlla, Una vez hpl'manados ambos
pueblos, podl':ín decil' con /'azon: « y,¿ no hay
Pirineo.\', " Entónces esle dicho sel'á lllla vet'-
uau; pero con lIn pueblo ahel'l'ojado no cabe
alianza; á lIn pucblo oprimido se le comlll'a , se
le vendc, Tal ha sido la suerte de la España pOI'
espacio de un 5iglo y medio.


(1) Dibcurso de Mr. de Dreux Ere?" en la cámara
de los pares, en 6 de cuero de 1840,




I)E LA ESPAÑA lllOl)ER~A. 1\):;


Del tema político estranjero.


CAPITUI.O PRIMERO.


Tr<llado de la cuádruple alianza. - Francia.


Cuando en 1830, contestando la Francia á una
tem!!l'aria provocacion, elcvó al solio la actual
dinastía l'einnnte , fracasó, al embate de tama-
ño suceso, la santn alianza, dividiendo así á la
E'lll'O¡,a en dos sistemas diametr'almcnte opucs-
tos, representados el primero pOI' la liga de las
potencias dcl Norte que pl'oelamabau el poder'
absoluto de los reyes, y el segundo pOI' la alian·
roa de los pueblos cll13llcipados. Postel'iormell te,
las conferencias de Munchcn-Gratz, celcbradas
en 1833, á las qllc asistiel'on LÍuicamcn te los
tres grandes sobel'anos del Norte, pl'odujeroll
una nueva coalicion entre ellos, cUJo I'cver'so
fué la cuádl'llple alianza, convenida al afio si-
guiente: la cual tuvo pOI' objeto restablecel' el
eql1ilibl'io de fuel'zas eult'e las dos vastas aso-
ciaciones quc ser,u'an la Europa en dos réjime-
nes políticos totalmente contral'ios. Habíase he-
cho necesario un conlt'upeso, y efectivamente el
de la cuádruple alianza era ya algo pal'a las po-
tencias del J\ orte.
~o hay dnda sino que el oríjen de semejante


tI'atado fué un pensamicnto peninsnlar. conce-
bido al estallido del caí10n liber'tador que 1'1'-
bcntara allá en el Portugal; pues el gobierno
español, que veía amagada su existencia por la
permanencia de D. Cárlos cn Lisboa, ofreció su
coope:'acioll para espulsar á entrambos pl'etcn-
dientes del territOl'io portngnés: en lo que eon-
sintió la Inglaterra, aproballdo la ullion de am-
bas fuerzas mi¡¡tal'cs, i[Jterc~adi?s} empeñada&
en la idélltica lucha. Así convenidas las cosas,
el ejército español, mandado pOI' el jenel'al Bo-
dil, tr'aspusodesdc lucgo la fl'OIltel'a de Portugal,
y entónces rué cuando le ocurrió á la Gran Bre-
taila la feliz ideJ de negociar un tl'atado entre
las tres potencias, cUJO objetu (uese la espul-
~ion de D. Cál'ios y de D, Mignel.


No se llamó en UI1 pdncipio á la F,'allcia á la
pro)ectad;; liga, de lo que se lIlilnifestó algnu
tanto resentidJ; lilas su l'eclamaciou , que hOIl-
raba sobremallera la cansa de la 1 ibcrlad, fllé
acojida con acendradil so]iciílld , y)a qlle es-
tlnn admitida como parte cOlltl'atalltl' en el


tl'ataoode la cuádruple alianza, fil'mólo la :FI'an·
cía sin reparo porqne para ella era liada,


La primer'a sancion de aquel convenio fué cl
triunfo de la ¡'eina de Portugal y el alejamicn-
lo de los dos príncipes, que secundaban la po-
lítica de los ~oberanos del NOI'te, siquiera pOI'
5ll confol'inidad de principios, ya que no por su
ca¡'ácter y mél'ito pel'sollal. Habia acudido la
España al SOCOI"l'O ele su aliada, y (ué su coope-
I'acion tanto mas dicaz J jetlerosa, en cnanto
sobrellevó tocios sus gastos; pem la absurda
capitnlacion de Évora-Monte libel'tó á los dos
pretendientes, cojidos á la vez, en un misllIo
lazó, pOI' el jeneral Rodil.


Llevado D. Carlos á Inglatel'l'a, no tardó en
salir de aquel pais, alra',csó toda la Francia,
entró en Navarra y se colocó á la. cabeza de ulla
insul'I'ecciotl puramente local. Desde lu('go la
,'ebelion , el absolutismo y la pillería se sirvie-
1'011 de su persona {¡ fuer de enseua.


Con tan illespcl'ada I'esolucion, desafiaba Don
Cárlos cm'a á cm'a á las polencias signatal'ias
de la cuád¡'nple alianza, las cllales echaron de
ver desde aquel puuto la necesidal] de ailadil'
á las cstipulaciones de 22 de abril de 1834 los
artículos adicionales de 18 de agosto, cuya ine-
ficacia demostró muy presto la espel'ieneia


Fué pues el tI'atado de la cu:idl'llple alianza
lIlIa in;;¡;il'acion del 113tm'al instinLo de COIí-
st:l'\3cion , uacida á vista del peligl'o COlllllll;
pOI' lo ctlal se fil'mal'on á toda prisa los pre-
liminares de una negociacion, á los que se diú
cl Hombre de tratado. Dijél'ase que la necesidad
de una detel'm;nacioll pronta, I'csllelta y plÍ-
blica dl~ los principios políticos que hermana-
ban las cuatro potencias constitucionah:s , era
jau sumamente Ill'jenle en el momento en qlH~
hiucaba el pié en el suelo navarl'O el I'epresen-
tante de los pl'iur~ipios contl'arillS, qUA 110 da-
ba siquiera tiempo de rcgulal'iza¡' tinas estipu-
laciones (llIC iban á e¡-eal' Iln Huevo del'ccho pú-
blico entl'e las nacioues signatal'ias.


Sucedió pnes qlle una vez pasado el {l/'intel'
momento (le cOllfll."i.)'.1 \ snrpI'("ia - r{:i.~Cr¡ZOr· Ú


!, ~~
..


\\ \ ........... _'1




1 !li IllSTOlHA l'OLl'nCA
palpal'se la trascendencia y gl'avedad de aquel
empeño;y desde entónccs todo fué imajinal' !al'-
gas é intcl'pl'etacioncs j retrocediendo ante las
consecuencias I'acionalcs y obvias del t!'aLado,
el cnal, además de esto, 110 se publicó hasta des-
pues de seis meses de fii'lllJdo,


De aquí las etel'llas discusiones qne, sob!'et.oJo
en Francia, se han estado ajitando de cO!ltinuo
accrca dc tan manoseado cOInenio, Hemos vis-
to pOi' una parte á los hombres políticos de
aquella jcncl'osa lIacion cntregados <11 escl'u-
puloso análisis del espíl'itu del tratado, sin
qllc cupiese en ellos i1ll3Jinal' que tan solemne
pacto no impusiese debel' alguno á las pal'tes
,,~t¡pulantes, mienli'¡¡s qlte pOI' otl'a se afeITaban
los ministl'os en la materialidad y I'igol'ismo oe
las palabras en que estaba redactado. El gabi-
nete de Madrid ha p~sado talllbien años ente-
ros en vanas disel'laciones, ol'a exijiendo lo que
ciertamente no supouia el lt'atado, ora intcl'-
pl'etándolo á merced de 105 inlt'resps millist~­
rialcs, sin que nadie haya acedado allí á com-
prendel' que, para afianzJr el tl'ataoo en !lna
base sólida, era preciso hacel' de sncl'1e que es-
tribase CIlIos intereses materiales de ambas na-
ciones,


Incl'eible se hace pOI' cierto que ni siqllil~l'a
un solo Illinistl'o espalíol se h;)'ya pellell'ado de
(ltlC los gobicl'nos jamás pueden ni deben de-
jal'se al'l'a~ll'al' pOI' los primP,l'os ananques ele
'simpatía, siempre fnjitivos y pasaj'~I'os j como
tambiell deqne las alianzas internacionales tic-
ucn que cimental'se á la vez pOI' nndos políti-
cos)' por vent~jas bien entendidas pnl'a los puco
h!os. Y á la verdad, ¿ con qué derecho cxijil'ú
lIIla nacion á oll'" que haga costosos sacl'ific¡os
:í favor de ella, sin ofrecerle al propio tiem po
IIlla justa compellsacion? ~Iejol' que oLt'o pueblo
algullo, podia c\lcontrar la Espai'ía en su pro·
pia historia ejemplos I'cpetillos de tan lastimo-
~a espcl'iencia: ya que t30 caeos le han costado
;i melludo los tI'aLados y paetns de familia, .Y
los clllpeilos contraidos pOI' StlS I'eyes, pur' la
sola razou de !la habel' tenido por principal
mil'a y objeto las ventajas matel'Íclks del pais.


Hablaré O1,lS tal'de dd sistema de intervl'n-
('ioll; m¡Js clIlrelaolo debo decil' quc la políti.
ca rrance~¡a con relacioll a Espai'ia , )' en cotJó>C-
ctlencia del tl'aLado de la cnádr'uple alianza, no
desplegó aquella gl'andeza y decision que al pa-
recel' exijian de la Fl'ancia, \10 solo su honor
lastimado pOI' las indirectas PI'ovocaciones de
las potencias absolutistas, tan pródigas en sim-
patías, soeel'l'OS y subsidios para D, Cál'los , si
que tambien su propio interés para Sil porvenil·,
el ~ual hubiera quedado altamente cOlllpl'ome-
tido, á hahel' tl'it:nfado en Espniía el preten-
diente,


Pero ¿ á qué l'etol'llul' lo,> iu(crcses? ¿ Acaso
no estaba la Francia en cierto modo obligada á
repa,'al' las dos violencias cometidas en España
en HiOS y 1823? ¿ Y esta tÍllima nacion 110 podia
pedÍ!' á la hisloria las prll,~bas mas evidentes de
su invariable fidelidau á sus empelíos politicos,
aun en aquellos casos en que la I'cl'jlldicaba en
cstremo Sil cllmplimícllto? Dígase sino, cllando
alTastl'ada la Espaila por el pacto de familia, to-
eJaba lJna parte aeti\'a en la desastrosa guerra
de JiG3 (,olltra la Gran Bretalia, ¿ tratábase pOI'
veutlll'a de sus intereses? Ciertamente que no:
solo que obedecia ;í lo sagl'ado de los empeüus
que contrajera Cuando, en fuerza del mis!l1!J
pncto, (lrohijó la callsa de la l'evolllcÍon ameri-
cana, ¿ abo¡;~ba acaso pOI' su provecho ?,., Ahí
tenemos la memOl'ia del cOllde de Al'anda que
satisfat'á á esta pl'egunta. El sagaz ministl'o pl'l'·
sajiaba {¡ su sobel'uno, con fatal presciencia del
pOl'venir, que la (ll'nteccion dispensüda á la in-
sll\'l'eccioll de las colonias inglesas dal'ia ,á no
tal'dar', pOI' infalible resultado la emanciparíoll
de todas las españolas de América. El tiempo
se ha cueal'gado de yel'¡fical' aquel pronóstico,


Luis XVI andu\'o todavía mas al leí que su
p¡'edecesol', empeüando cn aquclla guel'l'a á
los soldados del rey de Espaua sil! consenti-
miento, y lo que es mas, sill no Licia siquiera
de cste soberano: pues bien CirIos III sacri-
ficó toda mil'.! de interés y dignidad al deber,
mucho Illas poderoso á sus ojos, de la observan-
cia l'elijio!>¡¡ de los tl'atados, que le lig~ba(] á la
suerLe de la Francia (1),


Digase en fin si la Espalía, mártil' de la fe dc
los tratados y víctima de la imprudencia I'eco-
lIocida de un almirallle fl'UIICés, vió (lf'recel'eu
Tt'afalgal' toJa su mal'Ína, en pl'ovecho de los
intereses nacionales, Aun lIlas: ¿Qllé es lo que
ib:t:í def'~lIdcr el t'jél'cito del marqués de la Ho"
ma"" allá en la isla dc Fionia , donde, en pre-
mio de sus esforzados servicios, se intentó ha-
cel'!a prisionera? Sahido es que en mnbas oca-
&iones se plegaba la España I'esignada a la suerte
aciaga qne le impusieran la impericia y flaque-
za de su gobiel'lIo, pero que le pl'escribian
;JCep!al' el bOIlOI' )" I'c!ijioso rcs¡ll'to de los tra-


l'uedo con tanta mayol' facilidad espianar mi
Opíljioll acerca de la política jenel'"l adoptada
(l01' la Francia, en cuanto he combatido ince-
santemente y con todo el ahinco que ha cabido
CII mí, el pensamiento de una intel'vcncion al'·
mada, Lo dije ya en otl'a ocasion (2), y lo repito
ahora: á mi vel' nada plldicl'a imajinarse mas


(1) Véase arriba cap, V,
(2) La España y sus revuluciones, ,83::1,




DE LA ESPA~A iiIODEH?iiA,
funesto para entrambos paises: para la FI'ancia,
porque aun cuando hubiese obt'ado con toda
enel'jía y decision , le era imposible prever las
consecuencias de tan grave compromiso; ade-
más de que embarazado sn gohierno con res-
pecto al estranjero, á cal1s~ de la revolneion
que le diel'a el ser, no se hallaha todavía con
bastante fuer'za para emprender' una campaña
decisiva fuera dI! sn territorio y contra el abso-
Inti~mo; para la España, pOI'que esta nacion se
entregaha así á mer'ced de Sil aliada; y en fin
para ambos paises, pOI'que la intcl'vencion aI'-
mada de una potencia estranjera acaba con el
nacionalismo y la libertad, creando con ello nn
aciago precedente. Lejos de resolver' mediante
ella un pl'oblema nacional, se aplazan por d
contrario las cuestiones, sin creal' nada para el
ponenir de los principios, No-citaré mas prue-
ba qu~ la interVf!ncion de 1823, la cual es pre-
ciso confesar que fué concedida sin reticencia
ninguna, pues se declaró la gtlel'l'a al gobierno
constitucional; y en verdad, en verdad, que se lo
atacó sin conmiseraeion ni pel'plejidad: tanto
que por cspacio de citlco a/ío5 consecutivos, se
halló roJeado de bayolletas esll'anjel'as cl vaci-
lante trollO de FCI'll,tndo VI!.. ... Pues bien, á
pesor' de tanta decision, ¿qué es lo que ha pro-
ducido estable aquella intel'vencion criminal?
¿ Qué es lo qne de ella nos ha quedado? i Nada
mas que lágrimas de sangre, los duclos qlw
costara á la flol' de 1;, nacion española, y el mí-
sero' rccuerdo de tantas dcsventul'as! Así Cjll<',
he rechazado siempre la intel'vencion al'mad;]
de la FI'3ncia por funesta, pOI' inLÍtil, porque
tenia acendr'ada fe en el tl'iunfo de la causa na-
cional: porque contemplaba segul'a la victoria
en cuanto pal'aran en mallo de hombres saga-
ces los medios de obtenel'ia , que existian ('11
I'ealidad; y en suma yo, que habia peleado (011
las al'mas elJ la mallO contra esa mal hadada in-
tervencion de 1823, yo que maldigo toda\'ía al
pal,tido apostólico, pOI' haber aearl'eado á nli
patl'ia tamaño opl'Obio ,mal podía someterme
á humillal' la cCl'viz á tan volulltal'ia afrenta,
mal podia deseal' en 1835 lo que tan deshoDl'o-
so para mi pais me par'eciel'a en 1823_


Sin embargo, ya qlle acabo de manifestar' la
acusacion que en mi cOlleepto merece la polí-
tica adoptada pOI' el gohicl'rlo fl'ancés, ¡¡cm;]-
cion que no 1 lega por cierto hasta el estl'emo
de afearle la negativa de su intet'\'encioll que
nunca he deseado, cnando r-ol' el contr'al'io
agradezco en el alma á la Francia que se !raJa
abstenido de ella; séa;ne lícito defenderla ahora
tle otra inculpacion que le ha dit'ijido la Espa-
ña muchas veces y que no es menos injusta
que infundadilo


Se ha supuesto pOI' do (¡nicl'a que el gobierno


francés habia halagado al de l\Iadl'id con una
ei>peranza de intervencion ó cooperaeion acti-
va, la cual se iba desvaneciendo á medida que
se reclamaba su realizacion, Este es IIn error
gl'osel'o y palpable: jamás han representado 105
ministl'os fl'anceses un papel de tamaña doblez
y cl'asa superchería, La negativa de una inter-
veueion ha sido constante, clara, positiva y
ajeml de toda ambigüedad; y si algtllJOs hOIl\-
hl'es en Espai'ía han hecho alal'de de podel' al-
('anzar' su concesion, si, pal'a corttribuÍt' al triun-
fo de su pal'tido, han dejado visltlmbl'al' espe-
1'3nzas cliya efimeridad tenian harto conocida,
,¡busando así de su posicion p:!ra haeel' cr'cel'
en confidencias que no habian recibido, ó que
en tal caso se les pasaran en un sentido del
todo contl'ario; la falta y el oprobio de esos
premedi lados embustes, recacn esclusivamen-
te sobre sus autOl'cs : pero los ministros fran-
ceses jamás han sido cómplices, oficiosos ni ofi-
ciales, de tan mezquinas intrigas, tanto mas
cI'iminalps en cnanto ~ul'tianun cumplido efec-
to: j tanto cr'a lo que la necesidad de la paz
obcecaba á Jos Españoles acerca de la probabili-
dad de aquella mentida esperanza 1


Ahol'a bien, como quiel'a que no tm'daba en
evidencial'se la triste realidad, l'eslIltaban de
aquí dos consecuencias igualmente lastimosas:
era la primera el desaliento, que, emb<lrgando
á los ánimos sobradamente cl,¡jdnlos, seiba ha-
ciendo contajioso y acababa por hacer deses-
perar dd todo del porvenir, y la segunda las
desconfianzas y antipatías violentas que se con-
cebian cont!'a la FI'ancia cuyo gobiel'no se veia
acnsado de perfidia pat' no haber concedido lo
(lile mentil'osamente se decia haber prometido,


Tambien se ha Impuesto que simpatizando los
ministros franceses con el partido llamado IflO-
det'ado, y teniendo solamente repugnancia para
con el otl'O partido liberal, se habia sometido
la política, seguida con relacion á España, á la
influencia de aquellos dos sentimientos de sim-
patía y antipatía: pero este es otro error no
menos evidente por lo I'espcctivo á los I'esulta-
dos. Es cierto sÍ, que el gabinete fr'ancés ha
pl'odigado muestras dz prefer'encia á los mode-
rados, pero en esto ha consistido toda la dife-
rencia: su política ha sido siempre idéntica,
cualesquiel'a que hayan sido los ministros es-
pañoles, y ja!llás ha sufrido alteracion algun t
pOI' 1'3ZOn de cuestiones personales. Aun ma~,
como que el partido titulado model'8do ha sid t
ellÍnico que ha abrigado con ciega perseveran
cia la cspel'anza de intel'vencion ó coopeloacion.
es de aquí que solo él la ha pedido, y solo éi
ha llevado la repulsa de la FI'ancia. Mas el par-
tido contrario, ol'a tuviese mas estl'elllado 01',
gullo nacional, at'a no contase cou simpatíJ'




1 !)I) nrSTORlA I'OLlTIC\
personales, ora el1 fin se pel'slIadiese de que la
política de la FI'ancia acerca de la inlel'VellCioll
seria inalterable, ello es que Jamás ha solicita-
do lo que sabia que 110 podría obtener; jamás
se ha t!spuesto á un despl'ecio, Y en vel'uad im-
.porta sobrematlel'a el evidenciar este hecho, ya
que en las aCllsaciones apasionadas que acoso
tumbran dirijirse recíprocamente 105 partidos,
no ha dejado de propalarse que la presencia de
los progresistas en los consejos de la reina re-
ji/nta ha sido un obstáculo p;lI'a la pacificacion
df~1 pais; pOl'qlle I'cpu¡mando sus principios po-
líticos á la FI'ancia, les habia negado esta la in-
tervencion, autes concedida á los hombl'es del
otro partido. Ahol'a bien; yo IJI'obaré <Í todas
luces que esos mismos hombres, de quienes Sl~
hacia depender al pal'cccl' la intervenf'Íon , han
suFrido las repulsas mas esplícitas y SOJ¡~lllIlt'S,
y que si bi~n la polílica <Iel gabinete fl'M1Cés no
ha sido tan fl'anca y jenel'osa como dehiera, sin
embargo jarn<is se ha ellvilecido hasta el pllnt,)
de descendet, {¡ IIlla miserable clwstion de ilPl>
Ilidos,


En mayo de t 835, pensó (lOt· primcl'" vez el
gabinete de Madrid en intel'"enf:ÍolI ft'3ncesa, .Y
se entablal'on las negociaciones oficiales con el
señor Thiers, en una comida qne dió este minis-
tro al duque de FI'jas, en al(lIclla sa:wn emba-
jadO!' en Paris, Habló el político fl'ancés de
fuerzas navales, de la lej ion estranjel'a, del
alistamij¡!nto de algunos mjllat'es de Polacos al'-
mados y equipados por la Francia, y basta llegó
á prometer dinero; bien que l'cchazó toda idea
de intervencioll, Así que ya en 28 de mayo, cl
duque de Frias, que habia hablado del asunto
al duque de Bl'oglie, manifestó á su gobiel'lIo
que no habia que espel'ar en in tel'vencion.


Su despacho se CI'lIZÓ con los del señol' Mal"
¡inez de la Rosa de 19 y 20 del mismo mes de
mavo, en los cuales encargaba al embajador es-
pafiol que solicitase la intel'Vencion de la Fran·
cia, á fin dc que esta ocupase la ~aval"l'a y pro-
vincias Vaiicongadas, y enviaba al propio tiem-
po la minuta de la nota que para ello tendl'ia
que pasarse al gobierno francés; bien que se le
decia que 110 la presentase hasta habel' vencido
todas las diucultades que pudiel'an oponerse.


En 28 de mayo, entregó el de Frias al señor
Broglie un lal'go memorandum, en qlle solici-
taba la entrada en España de veiute mIl FI'an-
ceses,


En 30 del mismo mes. pidió nucvas insll'uc-
ciones á su gobierno, en vista de la frialdad del
de Francia, frialdad que pasó despues á IIna
esplícita negativa de cooperacion, de la cual
dió cuenta el duque de Frias á su corte en des-
pacho de ti de jUllio. En oh'" del dia 8, partici.
pille cit'rla coufel'PlJcia con el pl'esideute d¡>1


consejo, quit~n le haLia leido lasconleslacíoncs
dadal pOi' el gabinete inglés á las tt'es cuestiones
¡lI'opueslas pOI' el ministcI'j9 de F.'ancia (1).


t.. ¿ Cree la lngla terra llegado el momento
de IIna eoopcl'acjoll armada, pedida pOI' la Es-
paña ? Respuesta. - No: no ha llegado todada.


2," ¿El ca.Hls }-edelú, como cOllsecuellcia del
trat.ado de la cu:ídl'llple alianza, es aplicable il
las actuales cil'cunslilllcins? ¿La Tn~laterra qm'!'·
rá coopel'al' ?


Respuesta, - Como no ha Ilegadoe\ caso d,'
Icnel' que coopel'ar necesariam,~n le , 110 puede
la Illglatel'I'a tomal' parte cn la cooperacion.


3," En caso de l'ealizaI'se];¡ intel'vcncion,¿qn~'
da!'~ 1[\ Inglatel'l'a respollsabl.,. ill .mli'¡um con
la FI'ancia, de todas 1,18 consc(,lIenci~s que aql\c<
lb (llwdn I rat,ll' cons igo ?


ReSplwsta, -Como no ha llegado el caso df'
!ener qlH! cooperal' nect~sariamrnle, y ('n eonSl'-
(,lIcnci" el del ('aH/S fr{'{¡"rú, tampoco no b'i.v
pal'a qlle se espliqlle la Inhlat'~ITa. Sin embargo.
~;i la FI'aneía juzg,! com'eni,!utc el llelJar los vo-
to~ del gobierllo espaiiol, l;¡ lnglatel'l'a no opon
drá á ello obstáclllo uillgllno,


Clal'o es qlle senwjnlltf~~ contestaciones de-
hian de cOl'ro(¡ol',II' 1I1:IS y ma~ 1:1 1"'jHlf'lIanci'i
qne esperimentara la Francia hácia loda inlel'
,'encion; así fué, qlw el duqlle de Bt'oglie St,
apresl.ró á parlicipal' al ernbajadOl' espalloi,
_lile teniendo que conformarse la Francia con
las resoluciones de la Gran Bretafia, babia .1 ...
terminado el consejo no intel'venir ni coope·
I'ar (2). Para doral' tan formal l'epulsa se oh'e·
ció la lejion estr'anjera, el alistamiento en FI'illl-
cia y algunas fuerzas lli1vales; bien que Sl'
procuró uo indicar cosa alguna accrca de los
que haria la Francia, caso que llegasen los car-
listas á apoderarse de algnn puerlo ó plaz~
fuel'te, reservándose el duque de Bl'oglie hablDI'
de ello al consejo de ministl'os,


En esto y mientras illcdiaban en París tales
negociaciones, iba I'eiterando SlIS ó!'(I"lIcs el ~e­
nOI' MJI,tinez de la Rosa pal'a qlle se solicitat';¡
la intervencioll, con tanto mas ahinco en cllan-
to habia tenido elLo de jUllio una confer¡>/lcia
con el sellor de Rayneval , quien le manifesl.¡
qne habia apoyado er](;I'jicamente Sil solicilud
cerca del gobicrno francés (3).


Los consejos del sagaz representante de Fran·
cia ell Madrid nillgllll efecto produjeron en ,,1
ánimo de los micmlll'os dcl consejo. El duqlle
de BI'oglic I'eitcl'ó SIl ncgati va, diciendo que no


(l) D«spacho de 9 de jUllio,
(2) De.'pachos áel elu,!"e de Fri"s de 8 de jlllJio.
(3) f)cspacl.ns del SI'. J\I:trtincz de la [¡osa ,lel > de


JUIIIO.




HE L\ ESPAÑA iUODEUNA,
,.ICJIIZIó<.llm el pOl'vellll' (1), y el 11 de junio :,c
acordó en pleno consejo la no intervellcion, en
vista de las coulestaciolles que acabaLa dc dar
la Inglatena (2). No oLstallte los repetidos es-
fuerzos dcl seílor 'flliel's lograron obtcncr que
fuese esta I'epulsa ~lgllll t~nto moti,'ada , y !lO
del todo absoluta. P~rte del gabincte se llegaba
,1 intcnt!nil', si ya no fuese con la uH'diacioll de
" rnnl,lterrtl, pero el SCllOl' Thiel'S !Jueria intel'-
.. 'nir de todos modos, lanto que llegó hasta ú
.íreecr su dimi~ion , si 110 se motiva La la I'e¡.ml·


',a quc iba á dJl's/! á la I~spaiia ) ,y así fué que el
("\HOI' de una disolucion de gaLinete acel'tó á
an'anc;][' esta cOllcesion.


A toco esto se dijo que las potencias del Not'·
ie amennaban por aquel tiempo ocupal' el dll~
,-,¡do de Lu.\.embllrgo, o,;aso que la Fl'uncia iu·
tt'niniese ell Esp3iia. Seria h~i·to difícil aseglll'" l'
la ver'dad de esle hecho, y ~i ejcl'(;iú ó no influ-
10 alguno en la I'esolucio[] del galJÍnele de Tuile-
.. ías; mas como quicl-a ,ello es que se COllHlllieú
,d de Madrid la IIcgaliva de illlel'WnciolJ y coo
,)(~racion.


Habia hecho enlrdanlo el sellol' Mal'tilH':!: de
la Rosa su dimisioll de pre~idellte dd consejo y
~ecretario del despacho de estado; 110 pudien·
do ya sobrelleval' el doble peso de su posicion
inlel'iOl' y de ese abandono de la l"I'3Ilcia que no
acel'lú á prever. Reemplazúle de consiguiente el
l:ollde de Torello.


En liada desanimado pO!' el malogro de 10& es-
I llenos de Sil predecesol', apreslIróse el nuevo
ministro {I encargal' al duque de Fl'Ías, el 9 de


. : tluio , que I'enovase la súplicn de Gooperacion,
conforlIle á las instrucciones del señor l\tal'lÍrJ('z
.Ie la Hosa; cuyo encargo reiteró en despacho
de 13 del Illismo mes.


Pero el dllque de Frias, mejol' enterado de la
"el'dad'~l'a disJlosicioll del ~abinete frands, y en
,slado de juzgar con mas aciel'to los resultados
'!e seme.ianll~ demanda, y ~;oLl'e todo lllas soli-
•. il0 por' el bonol' dc los Espa!'íoles, sU~jlellll¡ú
plll' de pl'Ollto la ejeeucion de las Ól'tlelles que
l'I!cilJia de Madr'id: así fué que el t6 de jnnio
Illanifes[ó lo iufrllcl.noso de IIlla solicitud de iu-
lenencioll, yel 20 del mismo mes SI) negó re-
dondamcnte á prcsental'la. En el primero de
:¡qnellos dos despachos espuso el sellol' de Frias,
':011 un sentimienlo muy honroso y IIl'vado al
último estremo, todas las I'azone~ qlle le 010-
vian á 110 pcdiI' la intel'veneion ; y resentido en
d alma de la disposicion nada favOI'able del go-
bierno fl'ancés , el cual se afeITaba sicm¡JI'e
en Sll ¡H'imer acucl'do) aconsejó á su cOl'le q;1C
no tom<lse ya consejo sino de las cil'clH;stancins,


(1) Id. del dur¡uc, dd !) de i"lli·.
r:.) Id, id. dell?


quc apelase al acendrado enlllsitlsmo naCIOnal á
fin de arl'edl'al' á la Francia, aun cuando acal'·
reara algunos disturbios en el ór'den plÍblico el
dispel'tar las pasiouespolíticas, hasta entónces
compl'Ímiclas en el reducido tJÍl'cnlo del estatu
to real. Además tle esto, no ocultó el elllbajadol'
español :JI señal' de Bl'oglie el espíritu de Sil
COI'I'cspondell!!Ía, la cllal encontl'ó muy mal aeo
jida en el conde de Toreno ; tanto (lile este mi-
nistl'o, ell despacho de 29 de jUIJio, ruanifesló al
duque de Frias Sil dcscontellto y la poca confiaw
za que le inspiraba el sislema por él¡1!'opuesto,
ordenánuole {IUC se cOIJ(Tclase :J las inslr'uccio·
nes ¡'emitidas o!J!J;l'ÍoI'ml'nle.


1'01' uemús cO!Jocido es el lll()(ler::lIltisIllO del
sello\' de Fl'ias, 110 lIleIJOS tIue StlS ideas COII-
ü-al'evollleiollm'ia", por lo cilal es de creer <{lit
lÍnicamcnle la yerta acojida quc recibieron ~us
slÍplícas de socorJ'o en el palacio de Tuilel'ía~
fllldiel'on inspi\'al'ie aquel at'l'anque nacional,
acallado desjllles con sola tllJa palabra del miIJis·
tr'o '1'01'1'110. Sin cmLal'go de ello, es fuerza hace!'
justicia á Sil Ci'lllducta ; puesto que en niugllll
tiempo alimeutó las ilusiones del gabinete d,-
Madrid, antes pOI' el cOlltl'lll'io su cOl'I'esponden
cia no deja duda alguna acerca de la irreYOI.:abl"
tleiermillacion del gabinete francés, qnien pOJ'
sn parte no cesó un instante de mallifestal'la al
emLajador español, eonl1na fnluqUl'Za por ciel'-
to nada reservada. Como quiera, ni las declara-
ciones esplícitlls de la Francia, ni las sinceras
advertencias del duque de Frias, aeel'tar'on <Í
apartal' al coude de TOl'cno de su singular pre
ocupacioll acerca del porvenil' de la cnestion que
se ajitaba, y el16 de junio repitió pOI' tel'cera
vez la órdeu de Gontinutll' la demanda de coope-
¡'adon , disclII'l'icndo muy IllJ'gamente en aque-
lla cOIllUllieaciou sobre el del'echo que la Espa.
ila lenia á exijil' semejante medida, y I'esignán
dosc, si no habitl otl'O medio, á aceptar' la lejion
estr'anjera, la cua! deberia aUmentarse en tal
caso hasta el lHímCI'O de diel, ó dOGe mil hom-
bres IÍ mas, nwdiallle el alistamiento de solda·
dos ar'mados y t'quipados pOI' la Fr¡¡!Icia; á bien
que á pesar de este ultimatum , no ahalldonaba
el conde lodavía la espel'a!,za de nna interven·
cion, y dejaba traslucir en ladas sus comunica-
ciont's la tenaz y deplorable obstinacioll COD que
persistia en su pI'oyecto.


En 2!) de jll lIio , obedeciendo mal de su gl'ado
cl duque de Fl'ias las órdenes sllperiOl'es, cl'e-
yóse obligado á presentar al gobierno fl'ancés
Hila nota en qlleá nombl'e de Sil nacion, acepta-
ba las condiciones al'riba indicadas, y cn que
pedia además el envio de fllcl'zas navales y el
pago de la lejion cslt'tlnjera, dlll'ante los prime-
ros Il¡eses que cslll\'iesclI ell España.


No se hizo de csp~rat' la cOlltestaciou ; p u€'




HISTOHIA POLITIC,\.
el duqua de Broglie 811 apresuró á cumplir las
promesas que diera de antemano, concediendo
en su nota oel 26 de junio cuanto Labia solicita-
rJo la víspera el embajador español. Sin emb~r­
go, á fin de evitar toda equivocada intel'pretacion
acel'ca de unas concesiones tan inlportantes y
de la prisa con que las otorgaba, procuró recor-
dar cn su nota el señor de BI'oglie con su acos-
lumbl'ada lealtad: • Que varias veces habia te-
nido ocasion el gobiel'no fl'ancés de esplicarse
sobre el vel'(ladero cspidtu del tratado de 22 de
abril y de cstablecel', que al compl'ometel'se á
contribuir en cuanto le fuese dable á la pacifica-
cion de la provincia, habia entendido y entendia
todavía reservarse plenamente y sin restriceion
ni modificacion alguna el derecho en que esta-
ba de apreciar segun su propio interés y el de la
España la convcniencia y oportunidad de varios
medios que podrian conducir á aquel objeto.»


Semejante lenguaje claro y esplícito ha sido
por cierto en todas ocasioncs el del duque de
Bl'oglic sin que jamás lo haya desmentido, y es
fucrza confcsa!' quc en la línea política que ha
abrazado, han sido siempl'e sus accioues no me·
nos sinceras que sus palabl'as, Ahora bien aquel
diplomático ansiaba cíel'tamente t!l tl,junfo de la
causa constitucional, y deseaba contl'Íbuir á él
cn los límites q uc á sn modo de ver imponían
{¡ la Fl'ancia los acaecimicntos: sc podl'á si se
(luiel'e de5apI'ohar eS::l estricta y riglll'osa políti-
ca, pel'O es (lI'eciso convenir ell que sentado que
sc haya semejante pl'i1ilcipio, el señol' clliquc de
Broglie jamás ha alimentado mentidamellte las
quimeras del gabinete de Madrid.


Ello es vel'dad que acaso algunos de sus colc-
gas no se hallahan tan bien displH'slos á favor
de la Espaiia ; puca la Icjion estl'anjcl'a no ie au-
mcntó jamás, el alistamiento se fué haciendo
<Iel todo i1usol'Ío, yel ministl'o de la guerra ma-
riscal l\Iaisoll, no menos que el de hacienda,
'que lo era entónces cl señol' Humann, cstuvic-
l'on muy Icjos de apoya¡' los esfucl'zos del du-
que: acaso pudi~t'a sel' tambien que no se hu-
biera concedido la lejion estl'anjcl'a sino pal's
contrabalancear el efecto del enlislcment afic!l
hill, que acababa de antol'izal' la Inglaterra
para la fOl'macion de una lejíon auxilial' lwitáni-
ca, y á la verdad, si hemos dc juzgar pOI' la cor-
respondencia del duque de Frias, no hubo de
quedar siempre muy pagado este señor de la
querencia, y aun hasta de la cortesanía del ma-
l'iscal!\Iaison, con quien se negó á ~cg\lil' en I'e-
laciones. de I'esul tas de CÍel'ta conferencia que
tuvíeron al 20 de julio acerca del armamento de
dos batallones de tiradol'eli,


Segun los pormenores que acabo de relatar,
"isto estñ pnes qlle ya desde las !Wimel'as nego-
ci,:cioIlC~ ~obl'e el sentido é ilJlencioll del tl'al,t-


do de la cuádl'Uple alianza, rechazó resueltamen.
te la Francia toda interpretacion qua pudiese
comprometerla á intervenir ó cooperal' di.'ecta-
mente y á mano al'mada en los asuntos interio-
res de España, y que ha habido necesidad por
parte del gabinete de !\Iadrid, de una obceca-
cion sobrcmanera puel'¡1 y de una debilidad in-
disculpable, para a1'rasll'al'se nsÍ bajo la planta
del eslt'anjero, en vez de llamar enél'jicamente
á las al'mas á nna nacion que tenia que luchar
contra un puiiado de rebeldes. l\Ias para espli-
cal' tan singulal' y gratuita aberracion de todo
orgullo pel'sonal y nacional, preciso se hace pe-
netrar en el pensamiento Íntimo del ministerio
español, el cual, al solicitar COIl tan humillante
tenacidad la intervencion estl'anjera, atendia
llIas á su triunfo contl'a el partido libel'al que al
ilnonndamiento de los carlistas, y veia eolas tro-
pni fJ'ancesas mas bien un apoTo para sojuzgar
la opiníon pública, violentamente ajitada , que
un medio de acabal' conlajaccion. Siendo esto
así, y como quiel'a que la opinion jeneral se fue-
se de dia en dia IJI'onunciando mas Y mn con-
tra el sistema del ministel'io, este, que no podia
apelal' al pais para contral'cstal' á los enemigos
de la libertad, puesto que se le negaban los me-
dios de hacerlo, si ya lJ(l es que aceptase ciertas
condicioues á que de ningun moelo quería suje-
tal'se, no acntaba á encontral' otl'O arbitrio
de sal vacion que los socorros \'on idos del estran-
jel'o. Por lo demás, huta razon tenia el gabine-
te en cl'eel'se impopulal' , y bien se echa de ver
que ya ~n aquella sazon pl'escntia la luerte que
le esperaba, por lo cual tl'ataba de conjurarla á
tiempo, En efecto, los temores del miníslerioes-
p:tilol no tardaron en realiz3l'se, yel alzamiento
unánime de las províncias contl'a el conde de


- Toreno probóle asaz obviamente que no se
puede gobernar un pais en medio de las descon-
fianzas que dcsgl'aciadamente se 111 inspiran con
una política reaccionaria en lo intel'iut' y sin
dignidad ninguna en el cstralljero.


Existen á veces entre las naciones ciel'tas coiD-
('id!lucias malhadadas, que influyen mas aciaga-
Illente acaso de lo que se cree en sus relaciones
políticas.


En 1820 coincidió el asesinato del duque de
Berry con el mo~imicnto insul'I't!ccional de Es-
paila contra el poder tit'ánico de FCI'I13ndo VII,
Y hubo en aquella sazon una reaccion violenta
del realismo contra los liberales, achacándose al
t'spÍl'itn de innovacion la provocacíon de tama-
lio ateutado. L~ pl'ensa y las ideas liherales fue-
l'on, al p~l'!'cel' de ciertas jentes, responsables del
cl'Ímen de Louvel, y los acontecimientos de que
se viera teatro la España hubiel'on de sel' con-
sidcl'a(los ('omo un hecho odioso y digno de cas-
libO. PlIcS IJiell, :í mi muelo de ver, arllldla cuin




DE LA ESPAi'iA iUODERNA.
éidencia contl'ibnyó no poco á qne se envolvie-
se á la constitllcion pl"oclamada en España en el
anatema fulminado prontamente en FI"aneia
("ol1t."a la lihcrtad,y tampoco dndo deqlle aquella
f!l!lcsta imp."csion del momento fllé el pllUtf'l de
donde r~rlió desde entónccs la política observa·
da por Luis XVIII con respecto á la I"cvolucion
de la Península: política que, principiando pOI'
manifestarse desafecta, pasó despues á ser hostil
y acabó 1'01" tra~rnos la invasion de 1823"


He manifestado ya el modo cómo·ha interpre-
tado la Francia constantemente cl tratado de la
clI[ldruple alianza. Sin embargo su rcsolucion no
pasóseglll"amcnte á SCI" irrevocable hasta la acia-
ga coincidencia del atcntado de Ficschi, con el
pronunciamiento y creacion de las juntas de
provincia. PI"eciso es trasladm"se POI" UlI n1fllIll'n_
lo á at.¡uclla época para conocel" exactamentc la
:;úliJal'idad que se tt"ató de establecer elltr"e
aqnel cl'imen y los estravíos de la libel'lnd" Es-
telldieron en Francia á la IJI"ensa y al jlll'Jdo la
del alentado de 2H de julio, y se presentaron las
leyes de setiembre COIllO el palaJioll de la socie-
dad, de la cual no se atl'c\ian al parecer á res-
ponder' los ministros, á no ser q lle votaseu las
c;jmal'us aq uellos decretos csccpcionales,
J~1l lal d;sposicioll de los ánimos, debieron de


considcral"los miuistros franceses e1levanlamien-
to de las provincias españolas como uno de los
síntomas alarman les qnecon tan negro colorido
pintaron ellos en sus discursos sobre las leyes
de setiembre, y desde aquel punto cuanto se ha-
bia acordado aceeen la negativa de cooperacion,
como meJida de prudencia, pasó á ser ine,o-
cable en odio del movimiento revolucional"Ío
Pal",l conU"al"estarlo en España solicitaba el con:
de de Toreno la intenencioll , y para sofocarlo
por sielllpre en F."ancia, aunaba el ministerio de
t 1 de oclubrc todas sus fup.'zas y rellllnciaba á
ensanchar el círculo de su lucha contra las I"e-
"olllciones; pareciéndole hal"ta tal'ca el pelear
eu Francia pa.'a ir á gne."rear tambien en Espa·
0;1, á fa VOl' de UIl ministro que muy pronto debia
sel' derrocado por la insnn"eccion.


La cllcstioll pues de in ~el"\'e[]eion en tre Francia
y Espaua ha sido incesantemente dOlllinada por
considel"aciones poi íticas, en tre las cuales la ¡jllCl'-
i'~ caI"lista figlll"aba tan solo en segunda línea,
cs deei¡", que la Francía ha rehusado siempre ;n-
te.'n'nil", y {I mi ,'el', con raZOll, porque ha co-
uocido perfectamente que ~e invocaba su npo-
JO, menos conti';l la illSllrl"eecion navarra, qnc
para alcanzJt" la dominJcion de \lna fraecian del
pal"1ido liberal sobre oh'a [¡'aceion del mis-
mo. y eslo es tan cierto, qne las demandas
de intel"vencion se han instado con mayO!" efica-
cia, precisamente en los momentos de aplleo
!lm"a los ministros qnc sc titulaban moderados,


y nunca en las cil"cnnstancias azarosas de 1<1.
guer'l'a. Así es que he cncontrado rt:petiJas ve-
ces en los documentos ministeriales ese pensa-
miento de l"eacoion y llamamiento contra el es-
píritu ptíblico , indicado con la mayor eviden-
cia. Si pues los ministel"ios retrógl"udos han su-
plicado incesantemente, claro es que han COI'-
rido siempre desalados en pos de la intervencion
francesa por interés de su sistema personal y por
falta de fuerzas suficientes pal"a luchar con sus
allvcrsal"ios políticos; en vez de que estos, apo-
yados en la pal"te activa y animada de la nacíon,
no han necesitado mendigar fuerza moral ni ma-
terial en el est."anjel'o para sostenel' su causa, si-
no que han llegado al podel" para contr3l'C8tat'
movimientos insllrl'eccíorrales , provocados POI"
el partido l'eaCciOnal"io, y solo los go!pes de es-
tado han sido poderosos á volcarlos de él..


Es pl"eciso apreciar debidamente esta diferen-
cia ent!'c los dos partidos constitucionales que
dividen á la España, si se quicre jllzga." los acon-
tecimientos aC<lcciJos en aquel pais con justieia
é imparcialidad y, no POi" allalojía fuente segura
de errores ell lo qne concierue á la península
¡bel"a. El partido mode."ado ha solicitado la in-
tel"vencíon, en prime." lugar. para afianzar" mas
y mas su pujanza, yen segundo, pilra tel"mina."la
guérra; pero el pal'tido contrario jamá!i la hllbie-
I"a creido posible, sino cselusivamentepal'a acabar
eon los carlistas: y toda intervcncion de su aliada
en los negocios intcriores del pais le habria pal'e-
cidosobremalJera peligl'Osa. Los relrúgt'ados }JO
se recollocían bastanle pI"epotcntes pOI" sí sol05
para consti t nil"tlll estado nOI'mal: los 1 ibera les pOI'
el contrario, como caminabalJ con ideas nacio'
nales, eontaban eon harta innnencia para espe·
rarlo todo de la docilidad de las masas, y echa-
ban de VC\' que el desanollo pI"ogresivo de la.s,
ideas constitucionales era del todo indisp~nsa­
blc para contraresta.' el espíritu estacionario y
reh"ógrado que minaba sordamen te. En lbs pri-
mel"os babia mas monarquismo y aUII ¡wctendian
creaI"lo á la ayuda de las bayonetas estl'3njeras;
en los scgundos descollaban pl'incipalmclltc el
liberalismo y mas que tocio la nacionalidad. Yo
no dudo absolutamente quc en lt"alIlbos anhela-
ban con la misma accndl'ada sincc¡'irlad la \cn-
tUl"a de su pais, y solo esplico las condiciones ba-
jo que qllel'ian realizarla las dos fraccionf's del
partido liberal.


IIJ!ly presto se l"esintió el cnrso de la~ [lC'gocia-
ciones que se seguian en París, de lo~ efectos de
la inslllTeccion que estalló en tod~s lJS pl'ovin-
cias españolas. J\sustado sobremanpra l~l conde
de 1'OI"eno por el movimicnto nnónimc ql1C re-
ducia la accion del ministerio al recinto de la
capital, pidió otra vez á la Francia la intenen-
cion de un mo'10 tC'rrnin31l1c: (lneumenio es cs.




200 IIISTOHL\ POLlTICA
te ála vet'dad sobrado trascendental para no I'e-
producirlo aquí por entero , pn~s demuestra á
todas luces lo quc he indicado mns arriba acer-
ca del objeto principal que se Pl'oponía el mí-
nistro Toreno con su conducta, y además que
el cal'lismo y la inslil'reecion jeneral contra su
admillistracioll se aunaban cn él bajo un mismo
pensamiento; tanto que reclamaba la interven-
cíon fl'ancesa, cn primer lugar, contl'a el riesgo
del momento y con aquella ocasion contra las
hordas del pt'ctendicute.


,,:.1L'\IS'I'BIIIO DE ESTADO,


"Escelencia:
«IIe recibirlo por un eslt'30I'dinal'io la corres-


pondcucia que V. E. me dirije con fecha 22 de!
cOI'riente, y contestaré á ella mas despacio.
Entretanto aprovecho la salida dc un estraordi-
nario que envia á Lóndres el embajadol' de In-
glaten'a, para manifestat'á V. E. clIállto han lIiJ-
fllJdo la ateneion de S. \\l, los despachos de V. E.
de númer'os 569 y 571.


«S. M. ha Yisto' cn ellos la dispcsicion de S. l\f,
d rey de los Fl'ancescs , I'elativamente á la co-
operacion que solicitamos, y espera que V. E.
sabrá sacar partido de la perpl~jidad y dudas
que ha hecho nacel' en el ánimo del gabinete
fra[]cés la noticia alarma[]te de los aconteci-
mientos de la Península, y (lile V. E. redoblará
sus instancias, fuudándolas en el riesgo que pOI'
todas partes ameHaza á la autoridad I'eal e[] Es-
paña,


"Las pasiones populares se han desencadena-
do á vista de la audacia de la faccion car'lista, cu-
yo fanatismo y sistema de destl'llccion atel'I'O-
I'izan los ánimos. El pm'tido ana¡'ql1ist¡¡ se apl'o-
veeha de tales circunstancias, y pOI' medio de
arcificiosas seducciones dcscal'l'ia las ideas del
pueblo y fomenta la insubordinacion, persua-
diendo á todos los ine~pel'tos que la marcha del
gobierno es la causa de los males que están pa-
deciendo. Se le acusa á est.! de apatía y f(llta de
rigol' contra los enemigo~ de! S. ThI,


"En llIedio de tantas complieaciolles, el go-
bienIO de S, M, contraresta lus embates de am-
bos partidos, ora con la fllel'za , (pOI' desgracia
sobradamente reducida) ora contemporizando.
Está firmemente resueIto á contener la revolu·
cion y sostenel' las antiguas. leyes de la monar·
quía, modificadas y adaptacla~ á las necesidades
del tiempo en que vivimos, sin cejar jamás un
punto ante la invasion de )05 principios demo-
cráticos, espontaneamente adoptados por todos
los anarquistas de EUl'Opa. La consel'vacion de
este sistema.ofreee garantías á lodos los tronos,
y el gobicl'no lueha en España contr'a las mis-
mas pasiones que ajitan y trabajan la sociedad
en Francia. Sin embargo, llnes! I'a posieioll C~


muchu mas desventajosa, puesto qllc,las fuer,
zas militares se hallan reunidas en las provin-
cias del'nol'te, donde sirve la guerra de pretesto
para ajita¡' á los pueblos.


«Bien que hasta ahora no hayan conseguido
todavía los pertnrbadores intel'es,lI' las masas
en su favOl' , sin embm'go \'an adelantando ter-
reno; y pal'alizada la accion (kl gobierno por tan-
tos obstáculos, pudiera llegar á debilitarse de un
modo muy peligroso.


«Para fll'evenÍl' las consecuencias de semejante
estado de cosas, acude lJueYamE'nte S, ]\f. al po-
deroso apoyo de una wJcion vecina, ClIJO esta-
do político presenta síntomas del todll an~logos
& los que en España se manifiest;)11 . á no de
que nos conceda la ayuda que le suplicamos y
concurra con el gobierno de S, 111. á destr'lIil' la
cansa de nuestro engorro, IJlles una vez "enrida
la faecion de Naval'ra, lo será igualmente la anar'-
quía. Así se consolidaría en E:;paña la anlol'Ídad
¡'ea 1, model'aela por la participacion de la propie-
dad v de la al'isf.ocl'acia, pn la formacion de la~
leye~ al modo qne lo estnblece el cstatnto rcal.


-En pI'lleba ele lo que acabo de decir"citaré los
recientes acaecimientos de lIf<Ílagay Gr'anada. Un
puñado de sediciosos, aprovechándose de la au-
sencia del ejército, ha proclamado)a mal/Jada-
da constitlleion de 1812, sin qlle los habitantes
sensatos hayan tomado la llJenor parte en esa
loca empresa. Pero el crímen permanece impu-
ne, y tan pt'l'nicioso ejemplo puede estendcrse
y ananeará á la corona ciertas concesiones de
tal nallll'a\t'za, que alal'men·á los tronos de Eu·
ropa.


"Para evitar tamau¡¡ d~sgl'acia, S. i\J. pone to-
da su confianza en el apo} o de su augnsta alia-
da, y quiereqtle V. E. pel'suad;l al gabinete frut)o
cés de cuán cl'ílica .Y gra'e es nuestra situacion,
~ que insista en la solicitud de una coopel'acion
efi('az y pronta, tal como la teaemos ya pedida.


"Dios gU31'l1(! á V. E. muchos ¡lijos, San I1de-
fouso, 30 de agosto de 1835.


"El conde dc Toreno,.


La lectura de este documcnto cansa pOI' cierto
muy lastimosa seusacion t IJlIPS es siem pre triste
el ver á los injenios superiores estraviados por
pasiones individuales. El señor de Toreno qlH!-
ria sin dmla servÍ!' á su pais y creia que el bien-
estal' de la España dependia del sistema que él
sosluviel'a: pero llevado del espÍl'itu de partido,
110 titubeó en desacreditar su pro¡::ia causa á
los ojos de los estraujeros; abrió á una lI3cioll
estrai"ía ¡as puel'tas del reino y pl'esentó el pais
en una situacion de la cual distaba en gr'3n
manel'a; el CI'I'OI' sin emoa¡'¡;o de semejante jui-
cio el'a Ji' de antemarro c{)[J()cido dd gabirwle
J"r;ll.rtb,




DE LA ESPAÑA 1IODEiU'ÍA. 20{
A.,í que cstableció el conde de Toreno eu pri-


mel' IlIgar Ulla paridad entre el gobicl'no de Es-
palia y el de Francia, á fin de llegar á una soli-
dal'idad tan P()CO ver'dadera como la semejanza
'lile le ocurl'ió alegar, En Fl'ancia habian ya ce-
',i1do desde diez y ocho meses anres las asonadas
de las calles, J' las inspil'acioncs del cl'ímen se
JlJJtlifcstahan por atentados contra la persona
de! lJJonal'ca: en Espail<J, por el contrario, ardia
en lodas las pl'ovinciGs UIl levaJltamiento jene-
I'al coulra el milJistel'io, sill que dejase pOI' esto
de fll'Ollllllciar'se con !'I~Spt)to el nombre de la
I'eina,y hasta de i[]\oeal'se como única salvado!'a
(le la Esp;1I1a. ~o tellgo lIecesidad de hablar' de
Jos atentados contr'a la pel'sona I'eal: estos son
crímenes desconocidos entee nosotl'os,


Habíase i 11511l'recrionado el reino rntel'o, y el
cf:llde ele TOl'coo pretendia qne los sediciosos no
!nuian alcal1z:.1do intel'esará las masas á su favor.
A ltm'a bien, si hubiese querido el gnbinete fI'an-
cé, entrar en discllsion acel'ca de esta nota pa-
:iada pOI' el ministl'o esp~ñol, sin duda que hu-
hiera podido pl'OpOUCl' este dilema harlo seud-
IIn, Una de dos: ó son algunos perturbadores
que no encuentran eco en las mas~s, yen este
caso, ¿ cómo sois tan débiles que no podais cas-
tigilrlos? Ó se I¡¿m slllJlevaelo las masas (y así es
la verdad), yen <!ste otro caso, ¿cómo pl'etendeis
'lile vilyamos nosotros á imponel'les vuestra vo·
luntad?


Además de esto, la esperiencia ha demostrado
cuán gratuitos fll.~sen esos temores de concesio·
nes al'l'an¡;adas al trono. La corona 110 otol'gó
ninguoa,si ya /lO es la disolucioll d'd ministerio,
¡íu ica cosa q'.le pedi;¡ la inslIl'reccion: pero el con-
de de TOI'ellO habia llegado hasta á irnJ.iinarse
que la salvacion del estado dependía de él, y así
era que cuanto se encaminaha á delTO¡;ar su
podet' hacia á su pal'eeel' vacilar el tl'ono, y por
l'(}nsiglliente intel'esaba, segun él, á la Europa
(~n (el'a.


Afortunadamente, comoya d(~io indicado, ne-
góse el gabinete ft'ancés á la solicitud de inter-
v'~lIcion, pOI'l¡llC con ocia muy bien hasta qué
punto se ti'ataba decompl'ometerle, y acaso tam-
bien á causa de los pl'oyectos que debia suponer
sc habrian concel'lado en el congreso de Kalisch
cntre los soberanos del ~orte, El mismlJ señor
Thiel's no tÍtnbeó en decir al duque de Frias que
lo que habia sido posible cuatro meses an tes no
lo era ya en aquella sazon, Así lo asegura el du-
que en llIl despacho dirijido á sn gobierlJo, de
cuyos sentimienlos participaha en tanto eslre-
lIlo,que al dar cuenta de sus convel'saciones, no
tuvu dificultad en dccil' á SllS infel'locutol'CS,
''1,le él preferia vel' VO!c;lt!O d trono antes «ue


"lll'ilecido pOI' eOllcesiotlcs; pues que en cl prí-


mer caso, cabia levantarle, y ell el segundo
no (1)."


En cumplimiento de las ó¡'denes de su c(wl!~,
en 30 de agosto, pasó el dnque de FI'ias al gabi-
nete francés un memorandum sohre la nccesidad
de una coopel'acion « para sal,Jar t'l trono ataca-
do porras juntas, y ri su pareccr, no sc tl'atabaya
de llnacilcstioll de tiil/astia, sil/O de /J1ofWI''lllla ...
Cuatro meses antes ese mismo duque de FI'ias,
como hemos visto lIlas arl'iba, hahia aconsejado
nI gabinete que [JI'ovocase en España nn ¡novi-
mient{) l'evo]lIcinnill'io,


Mcnos ala¡'mado el gahinet'~ fraucé:'! que el
cm bajado!' espail01 pOI' la suel't(! de la din;¡gt!a y
la monarquía, hácia las cualcs tan 11I'ofunda-
mente I'espetnosa se most!'aba la instll'l'cccion,
ninguna inquietud se dió por tan aventurados
temOl'es, y d seBol' de llroglie quedó encargado
de dat, la siguiente respuesta al memorandllm
del duque de FI'ias, respuesta en fine sc resu-
me lo pasado y se fija el pOl'vcnil' de todo el sis .
tema político de la Fl'ancia con respecto á la
[:t:spaila:


MEl\IORANDU:\1.


"El gobierno del rey ha tomado en muy grave
considel'acion el lltcmoralldllnl IH'esenlado pOI'
el embajador de España, panl establec(~I' la eOIl-
venieneia y necesidad de UIla ocupacion de la Na-
varra y Pl'Oviucias Vascongadas pOI' las tl'opas
fl'ancesas; pero en los al'gumentos quc en él se
contimian no ha acei'tado á encontl'31' motivo al-
gUIJo bastante poderoso pal'a desdecirse de la
negativa que dió tl'es meses atrás á otra peticion
semejante. El tratado de 22 de ahil de 1834 .Y
los artículos adicionales de 18 de "gosto no
tenian mas mil'a en lo concerniente á España
que el poner' !ln obstáculo á las tentativas del
pl'etendiente contra el trono de la l'eilla Isabel;
y no puede deeil'se que la indil'ecta cooperacioll,
pl'estada con este objeto á S, M, C. por sus alia·
dos, hayasido ineficaz. En efecto, bien que la na-
tm'aleza del terreno y de la situacion partículal'
de las Provincias Vascongadas haya faci\itadn
al pretendiente el prolongar en el!as hast" ahora
un esVldo de gtlerl'a, que acaso no ceda mas que
á la aceion dld tiempo,· secundada pOI' un con-
junto de medidas sabias y diestras, sin embal'-
go sabido es que en el di~, pl'ivado aquel príllcipc
de todo apoyo eslerior y reducido á socnnos
qne se van agotando de dia en dia, 110 se halla en
posicion de illtetltm'llingu n golpe dedsivo, y que
sin esponer.se á una ruina casi ciel'ta, uo podria
alejar'se del estl'echo CÍI'culo pOI' donde va vagan-o




202
do hace quince meses. Su presencia en España
es un manantial d~ descalabros pal'ticulares,
pero en ningun modo amaga ya al gobierno de
la I'eit,a. Tal estado de cosas, puede menos
que nUllca dal' motivo ó lugar á dt'terminaciün
tan gl'a ve, tan trascendental par'a ambos paises,
y JlOI' consiguiente tan iucalculable como lo se-
l'ia, el envio de un ejército francés al tel't'itorio
español. El! vano se quisiel'a apoyal' semejante
modo de intervenir en las consideraciones es-
puestas en el memorandam del señor embajador
de E~paña; el cllal, csplicado en estos tél'minos,
110 pouria cvidentemente entenderse compren-
dido, ni aun del modo mas indit'ccto, en la'iesti-
pulaciones conTenidas el año anterio!'; y á la ver-
(L:d, des pues de haberse ya rechaz1do pot' tt'as-
plsal' el sentido verdadero de ellas, puesto que
se refieren tinicaml~nte á D. Cárlos, mal podria
ahora hacerse aplicable á un órden de hechos
que ciertamente no habian tenido en mira la~
negociaciones. Tal illterpl'etacion 110 es 1'11 ma-
nel'a alguna admisible. Los intereses de la polí-
tica frallccsa,al pal' que los de la nacían españo-
la, tan encelada de su independencia. tan opues'
ta á toda mezcla de estt'anjel'isrno en sus asun-
tos intel'iot'es, rechazan igualmente semejante
sistema, y el gobiet'CJo fl'ancés opina qne set'ia
desconocel' estos interesesen su parte mas f's(~n­
cial el da~ á las cláusulas del tl'atado de 22 de
abril la esknsion indicada en el memorandum,


«Pmú 16 de retiembre de 1835.»


A esta manifestacion oficial añadió el señor
de Bl'oglie de viva voz cuanto cl'eyó capaz de
cut'ar pal'a siempre al ¡;abinete de }Jadt'id de su
manía de intervencion, Díjole al duque de Fl'ias
que el consejo habia admitido sin disCllSiotl la
contestacíon al menwl'andum, y que el mismo
sellol' Thiet's babia manifestado que no quel'ia
ya mas intel'veneion (1), y en fin llevó su fran-
queza hasta á añadll' estas palabt'as sumamente
notables: "La lealtad del gobierno fl'ancés no
me per'mite cngañ<1I'OS, Toda demanda de inter-
vencion es imílil; mi opinion ha sido siempre la
misma, y si JO fuese diputado, aellsal'ia. al minis-
tel'io que la hubiese intenlach, por haber com-
l'romctido la dignidad nac,ollaL, Yo sé bien que
llay entre ambos paises una estrecha alianza,
pero la Fl'am'ia no tiene obligacion de pacific3r
la España. Ya ,~Ó bienIo que cs U!la rCI'OIUclOll. La
i 11 tel'VencionjanuíJ'Se verificará (2) » -« ¿ Es esta
tilla negativa para siempre?" se apl'CSlIl'Ó á pl'C-
~nnlal' el duque de Frias -" No S~ puedc rl'S-
ponllcl' del pot'\'cnirIJ-« ~ VOS [JO qucrris, pues,


el) Despacho <.le! du,!uc de Frias de 1) y '7 de se-
tiembre.


(» Id, id.


hacer nada para sal val' el t¡'ono ?,,--« Esle es un
mal que no podemos emat' nosoll'os (t), ,.


Cuando llegó á Madrid la contestacion del du-
que de Broglit~ de 16 de setiernbre, habia ya deja-
du el ministerio el conde de TOl'eno y poco ticm·
po despues se llalll~ á la cOl'te al duque de
fl'ias.


Es pues evidt~nte que e: partirlo que se ha pre-
~etltad() sicmpl'e como favol'ecido eun toclas las
Rimpatias del gabinete francés, ha sido precisa.
mente el que ha llevado todas las repulsas á la.
demanda de intel'Vencion, y que dlll'ante la acl-
ministraeion del seuol' l'I1artinez de la I\.osa y de
~ll sucesot' el conde de 'Careno, fué cuando la
Fl'ancia sentó las bas(~s de la política, por ella
seguida ha,ta la e:;pnlsioll de D. Cárlos del tel'·
t'itot'ío español. Gt'osPI'a sinrazotl ha ~ido pues
el qnerer hacer achaeat' las resoluciones del
gabinete fl'3ncés á IJ mayol'ú menor simpatía que
le inspiraran los val'ios ministl'osqnehan gober·
nado la Espafia desde elll'atado de' la cuádruple
nlianza. Lo que sí ha llt'o¡)ucidu semejante sim-
patía, ha sido ciertos visus de Illas acendl'ado
afecto y pt'edileccion en la forma: pero en la rea-
lidad, todas esas mnestl'as de pllt'a bieu<jlleren-
cia en nada han inlluido en la marcha que se
trazara allá el gabinete francés eulos prinH'l'os
dias de alianza.


Dije ya, al hablat' de la política interiol"que el
~ellOt' dc :\lendizabal hablaba, cuando ministro, á
fuer dc patt'iola, y me complazco en repetir este
clojio al tratar ahol'3 de la pülítica estcl'ior, La
correspondencia del señot, de l\1endizabal, como
sec¡'etal'io del e,;tado, essumamente notable por
las inspil'aciones de lIll patriotismo 'lne jamás se
desmiente, Altivo :í la pal' que mesurado conla5
potencias estt'3njel'as, IlO vacila un punto en es-
pbuar á los ajeutes españoles su pensamientt>
Íntimo de ('aminal' siempre adelante y de afian-
zar la libertad en 10 interior y la independencia
(~n el estl'anJero, autot'izándoies pal'a manifestal'
{¡ los gobicl'nos, cel'ca de los cnales l'ept'escnla-
ban á S. M. C., su resuelto propósito desatisf.acer
á la opi nion [ltÍ bl ica.


1,a priu¡cra COlllilllicacion del señor de l\Ien-
dizabal al duqlle de Frias, de 22 de setiem·
bre, tiene por objeto la desaprobacion del me-
/!lortlndum pI'esclltado pOI' aquel embajadOl' al
gobierno francés, á fiIl de obtencr una intcrven-
don dit'ecla.


"Convencido, (keia el ministro, de la com-
pleta inlltilidad de los esfuerzos hasta ahora
practicados pal'a alcanzal' esa coopera cían direc-
ta, suplico á V. E. q1;le [la dé [\;),0 al¡':lIno en ade·
lante para solici'3t'la. Limítese V. E, á pedit, la


(1) Despachos del tluque de Frias al conde de 1'0-
¡enode 15 y 17de setielllbre, nU. G]7.




DE LA ESPAÑA l\WDERNA.
pura,! simple ejecucion de los solos empeños,
que, segull el pareccl' del gabinete f,'allcés, ha
con.traido SlI gohiel'no al firmar el tratado de la
cuádruple alianza, "cdllcidos en su concepto á
la obligacion de cerral' la frolllera á toda illtro-
duccion de al'mas. víveres y municiones."
Desd~ su entt'ada en el ministet'iohasta el mes


de abril de 183G, fa cOl'l'espondencia del señor de
i\Iendizabal con la embajacla de Pal'is ~ersó casi
esclusivamente sobre la obstrllccion de las fron-
teras, por donde recibian los cal'listas dial'ia-
mente víveres, armas, municiones, pel'trechos
de guerra y considerables rcfuerzos de caballos.
En :0 de setiembre de li35 , decia aquel minis-


I tro al embajador duque de Frias: «No exijo yo
~;-'i fIne ,"'engan los cstranjcros á tomar parte en una


clIeslion del torio española; pero si reclamo, á
nombre de la justicia, de la bnena fe, del inte-
résjeneral y de la santidad de los tratados, que
el de 22 de abril sea relijiosamente observado
por la Francia y que csta potellcia ciene la


i1 frontera,,,


1
1,',':,.'; Tales fneron, hasta mayo de 1836, el espíritu límiles de las negociaciones enlt'e el gabinete


de l\Iadrid y el d,~ Paris, como signatarios del
Il'atado de la cuádl'uple alianza; p~ro en aque-
lla sazon díó la Inglatel'l'a pOt' una espanta-
r,~ Dca jenerosidad nu estraol'dinal'io ensanche á


SIl cooperacion marítima, así es que reforzó 101


t
'¡' cruzeros, ol'denó á los comandan tes de los


. ouqucs que apoyasen las operaciones militat'es
.. de los jencrales españoles, y hasta les pl'evino


que cntrasen en línea conlt'a los carlistas é hi-
cicicn fuego sobre ellos.


Entónces filé cuando principiú la cueslion de
lraslimitacion, cuyo ol'Íjell voy á esplanar. ~ Segun acabamos de ver, Labia c¡ uedado inso-
!nble la cuestion de un bloqueo hel'mético, y el
:;abinete fl'aneés pI'etendia que nada mas podia
hacer para impedir el contrabando. Aun mas, ( ~,) no p~dí~ndod y¡a resdis,tidl' á lahs rbe.clamaciones de las
\lI'OI'IIlClaS e me 10 la, a ta rcvoeado el mi-
uish'o Thiel's, con órden de 24 de mm'zo, las pro-
hibiciones del comercio de víveres y ott'OS obje-
tos en la frontcra, limitándolas precisamente
á los objetos de guelT3,


ApreslIróse el señor l\1endizabal á reclamar
enérjicamellte cOlllt'a semejante ól'den, cuyoS
resultados tenian que SCI' tan favol'ables á los
carlistas y aciagos pal'a los constitucionales, y
como otra vez',se eSCllsase el gabinete fl'aucés,
diciendo que uo eslaba en él el impedit, el con-
trabando, concibió el señor i\Iendizabal ellll'o-
Jecto de solicital' al gobierno francés que ade-
lantase sus tropas hasta el valle de Baztan y los
Aldudes, sin mas objeto que impediI'el paso de la
fronlcl'a á los I)/'ovcedores de los carlistas, con
colocarse allende los Pirineos.


En despacho de 2 de abril conwnicó el minis-
tro español su pensamiento al jeneral Ala1'a, en.
cargándole eficazmente que nada solicitase ofi-
cialmente sin que estuviese seguro de antemano
de la contestacíou afirmativa, yen 105 de»pachos
siguientes de 9 y t 7 de abl'il, le esforzó en dar á
conocel' bien esplícitamente que el objeto de
aquella mayor estension de las medidas, hasta
en tónces tomadas, era tan solo llegar á conseguzr
que se cerrase la frontera, cosa que jamás se
habia podido alcanzar.


Este paso, que debia dar el jenel'al Alava en
Paris de acuerdo con el embajador británico,
tenia en la intencion del señor MeudizaLal olt'o
objeto, además del aparente, y era que se le acu-
saba públicamente de pal'cialidad ¡por la Ingla-
tCt'l'a, tanto que, á pesal' de las se,uridades que
diera personalmente'1l gabinete francés, cuando
Sil permanencia en Pal'is y de las protestas que
creyó deber renovar á la sazoll por medio del
embajadol' español, la Francia estaba en conti-
llua zozobl'a á causa de esa pretendida pl'edilec-
('ion, de suerte que su inquietud se halla cien y
cicfIVeces espl'eaada en la correspondencia del dn-
qllC de Frias,como resulladode las observaciones
q lIe él hiciera y de los dichos del ministro fran-
eé, (1); por todo 10 cual, queriendo dar el señor
:Uendizabal una nueva llJ'ueba de que él no era
sino español, pero español agradec:ido para con
tilla potencia que se adelantaba espon ta ncamen-
te á las necesidades de la España, aprovechó dies-
I.t'amente la ocasion que le deparaba la esten-
sion ofrecida pOI' la Inglaterra, para pedir á la
Fl'ancia que den tl'O del límite de las obligaciones
reconocidas pOI' todos 105 ministros franceses,
como ol'ijinadas del tratado de la cuádruple
alianza, diese á sus servicios una estcllsion pl'O-
pcrcionada á la que la Gean BI'etaña otol'gaba
pOI' su paete, y traspusiese en consecuencia la
frontera pal'a gual'llar debidamente los puertos
y desfiladeros contra el contrabando de vível'es
) al'mas, El seilor i\Icndizabal ofl'ecia así al go-
Lierno fl'ancés uu medio de probar que sus sim-
patías para la causa constitucional eran tan acen-
d I'adas como las de la Inglaterl'a, y se valia de
esta ocasion para probar á la Francia cuánto an-
helaba quc la til'atillld de los Españoles no tuvie-
se que deber mas á la una que á la otra de aque-
¡las dos potencias contratantes.


Tal fué el oríjeIl de la tt'aslimitacion.
A fin de facilitar esta negociacion, tuvo el se-


líOl' :\Iendizabal. en 16. de alJl'il, una conFerencia
COIl los embajadores francés é inglés para dis-
el1 til' de antemano los tt'es pun tos capitales de
que debia partirse en este negocio, es á saber:-


(1) Despachos del duque de Frias de 4, 1 ,í , 15 , Y
20 de octubre de f 835.




HISTORIA !'OUTICA
La órden de 26 de marzo con sus resultados,-
La compensacion que habia que oh'ecer pal'a re-
vocarla,-Solicitud de esplicaeiones acerca de la
acojida qu~ cncontl'aria el gobierno español, en
la lzipótesis de que se llegase á provocar la coope-
"(lcion efectiva de ¡fU tropas francesas para pa-
,~ificar I<u provincias rebeldes,
Acel'c~ de la primera cuestion comparó el se·


ñOl' l\Ielll1iznhal el esLado de los ejél'cilos belije-
I'~nles en Nav:lI'ra al de un ctÍel'po de ejét'cito
sitiado dentl·o dc una fOl·taleza por otro cuerpo
de ejército; pues en aquella sazon habia adop-
tado el jcue¡'nl CÓl'doba un plan de carnpaua que
,'onsislia en ir aconalando á los cal'lislas hácia
sus guat'idas, encel'l'ánrlolos en el meno¡' espa-
cio posible, á fin de que la falla de vível'es le3
ubligase á I'endirse pOI' hamb¡'e Ó á salil' de la,
provincias, en cuyo último caso se !es esp<wa-
ba en las llanmas, donde la superiol'idad ele las
tr'opas constitucionales y solJl'e todo la ventaja dc
una brillante .Y numerosa cab~lIel'ía. hacían sc-
glll'o el triunfo contra el enemigo.


Con razon pues atacaba el senor de Mendiza-
bal la órdell de 24 de marzo, como á medio de
prolongar semejante especie de bloqneo, ya que
d l'esulLado de ella era abastecer de nuevo la
plaza: pel'o al mismo tiempo, á fin de conci-
lial' lo que á su ver tenia obligacioll de hacet' la
Francia, en vi¡,tud de la cuádruple alianza, con
lo que acaso plldieran reclamar los depat'Lamen-
tos mel'idionales, se brindaba el ministl,o espa-
¡'iol á emp!em' en aquellos depal'tamenLos lres
millones de fl'ancos, en comp¡'as de víve¡'es v
otros efectos que les fuese á ellos posible vcnde~'
á los carlistas"


En cnanto al scgundo punlo de la tt'aslimita-
cíon, repitió el señor de Mendizabal Cllanto ha-
hia encargado al jeneral Alava en su despacho
de 2 de abril.


y finalmente rilspecto al tercero, contentósc
eon la siguiente interpelacion, redllcida á una
~imple pl'cgulIta al embajador R[lyneval: « En la
hipótesis de q!le solicitase la España b coopc-
:',lcion dir'ecta de 1[15 tr'opas francesas contt'a los
n-beldes <J1lI! militan bajo I~s bandel'as del Pl'e-
tendiente, ¿ la concederia la Fl'ancia? Y si así!o
hiciera, ¿ dc que 5l1el'te, en qué ¡ll'oporcioIl, á
'lllé condiciones la otol'garia?"


He leido todos los pormenor'es de esta impor-
tantísima negociacion en una t1Iuy dilatarla co_
munieaciolJ del señol'l\Jendizabal al embajador
de S. lH. e, en FI'ancia. fecha en 17 de abril de
1836, Y á la verdad merecen ~er atend idos pOI'
la historia, put'sto que esplican muy á las clal'[ls
el objdo de la traslimitacion, la cual no vcnia
{, ser oLt'" cosa sino Hila nmplb interpretaeíon
de los debel'esl:on!l'aido:; p.:;' b FI\IJICÍ<¡ id ril'IiI:;"
('1 traladodl' 22 d, :Iinil


Dirijiérons(~ las inslntcc\(}lle~ á este pl'opó~il(}
al jeneral Alava PlI 17 de abril, y se r'eUllvat'on
y esplicat'on en 22 del mismo mes, Veamos aho-
ra, en las decla,'a/~iones hechas pOI' el ministl'o
Thiers á las cámal'as francesas, la nal'l'acion del
éxito de estc negocio,


Despues de habel' ¡'efe/'ido ia j¡istol'ia de las
demandas y J'epulsas de iulervencioll que ha-
bian mediado Jesde el año 1835, dijo el ~eñor
Thiers:


"Imajinóse entónces IIna nueva palabra que
ya no fuese la de inlervencioll [Ji coopet'acioo.
sino traslimitarion.


"Cabíame á la sazon el honm' de presidir el
gabinete de 22 de febrel'o, y cnlúllces rehuse d
nombre del ;abinele la lal tt·aslirnitacion .... POI'
lo que á mí toca, cl'cin eu 1¡;36, Liell así como
en 183:>, q!le dado quc las dificultades se hubie'
sen aCJ'ecenladDsobn'n¡anel'a, había sillembargo
en 1I0S0tl'OS obligacion, intel'és IlI'jcute y muy
escasocilgo!TO en aClldil';Í lél ayuda de la España:
IlUS mi pareC('l' no di¡'é que fuesc solo, pe"o se
ballaha en minol'ía en el gabinete; apena5 si é¡'a-
mos dos de la ¡nisma opinion, el seihll' Pass,Y 'j
yo, ambos estibamos decididos á pl'estar inme-
diatamen re á la '-;spaiJa el SOCOI'I'O quc ,'eclamaba,
pel'o lo t'('pilo, no él'amos lIJas <¡lit' dos en el
consejo; así que, tuve que rehusal' á lIombl'e
del gabi nete (1).»
Sil~lldo esto a,í, clnro es que la solicitud de


Il'aslimilacion, l,t'opuesta por el ministro Men-
dizabal y apoyada pOI' la Inglaterra, fué a pl'Oba ,
da por el señor Thicrs, quien la considel'aba co-
mo comlJl'elldida en el cíl'ctlllJ de los en~peños
contraidos por la Franci[l como de interés ur-
jente para S/I nacion, y en fin como no muy
difícil de plantear, y en verdad que este jnicio
crítico en boca del presiden le del gabinete de 22
de febl'ero dche bastal' para justificar la lenlalJ-
va del scilor de Mendizabal.


Qlléd[lllle ya lan solo que hablar de la demall-
da lzipot,{tica de coopcf'nclml,


lIemos visto ya que la primera delC'I'nJi/lacioll
tomada por el sellol' de l'I1endiz~hal, como mi,
nistl'O de estado. rllé la de en ca"!.;<lt' , cn 22 de
setiembl'e de 1835 al duque de Frias, en aqllelr~
saZOIJ embajador' cspailol en Paris, que sc abstu-
viese de toda demanda de intervencion, espli-
cando clal'[lmente cn su despacho el motivo que
le moviaá dar semejanle órden, que no era otro
sino la inntilidad de la peticion-


Tal conviccion en el señor de Mendizabal no
procedia de una repugnancia teórica ni sj~te·
málíca, sino que era I'csllltacló de las fermales
:v tan rei leradas declaraciones del gobierno fran-
(,(;s: pOI' Jo ('na! uo quu'ia aquel rnillistro so'




,.... .


DE U ESr"U\,\ 3toDERl'IA.
licitat' lo que sabia de antemano que no iba á
obtener.


Mas como quíer¡¡, ello es que pasados los pri-
meros dias de entusiasmo jeneral á ~u flH"Or, se
comenzó á achacar á crímen al señor de l\fendi-
zabal su oposicion á la cooperacion ó intel'ven-
cion francesa, como si la Francia, para apresu·
rarseá concederla, hubiese estado espel'ando
lÍnicamente á que se la solicitasell"


En la sesion de procuradol'es de 10 de abril
,le 18:16, acusando el diputado Alcalá. Galiano
~I señor Mendizabal porque se habia defendido
de haber pedido la intervencion, se quejó de ello
.Y concluyó diciendo que el gobicl'Oo habia de so-
licitar la cooperacion en toda la latitud del tl'a-
tado de la cuádruple alianza (l).


En tI de abril volvió á la carga el señol' Barrio
Aynso, y acabó por decil' que autes que some-
terse á elía fiel'a (D. Cárlos), se sl1~etaria, no solo
á la intcrvencion d·: SI1S amigos, sino aun á lade
los entes mas despreciables (2).


En el estamento de !lI'óceres hlll)(' tambien
inlerpelaciones del mismo jéncl'o: así '~s que en
20 de abl'il el duqne de Rivas y el mal'qllés de


. Mil'aflores insistiel"On en la ctlcstioll .Ie la inter-
vencion franc;es~; 3' este ültimo la apoyó pl'inci-
palmente en las nuevas medidas que acababa de
tomal' la Inglaterra.


El ministro contestó á ent.'ambas cámarasqne,
!lien que enemigo de la intel'vencíon, no lo se-
ria sin .~mbal·go de la cooperacion; pel'o que
!~l no tenia que dar e5plicaciones aceeca del fon-
do de esta cuestion, ni tampoco sobre el hecho
de haber ó no solicitado la cooperacion de la
Francia: que lo que sí podía asegurar era qne
ni la habia rechazado ni la rechazada jamás, y
que consultando los intereses}' dignidad de Sil
pais, no dejaria un solo punto de contt'ibuÍI', en
cuanto á él cupiese, al entel'o y cabal cumpli-
miento del tratado de la cuádruple alianza (3).


En fin el príncipe de A nglona hizo la siguiente
adicion al pár¡'afo del mensaje que se discutia:
"El estamento desea vel' ¡'ealizada la mas com-
pleta y eficaz cooperaciolJ pOI' pal'te de las po-
tencias aliadas de V. "L, como consecuencia del
tl'atado.»
l~stos debates pi\l'lamental'ios, los ataques de


la pl'ensa, las exijencias de todos, prueban evi-
dentemente cuán descaJ't'iada se hallaba en aque-
lla sazon la opiuion ptÍblica acerca de la cueslioll
tle inlel'vencion.


Sin duda que el ministcl'io español no osó des·
truil' entónces tan fatal ilusion, creida con ta-


(r) Diario de la. CÓllcsde r836, tomo I,p. 23:3.
(2) Id., id., 25f>.
1,3) Irl. itl., p. 25r., tomo lI, p. II!).


maGa ceguedad, pero en mi concepto se engañó;
pues debia haberse dado á conocel' abicl'ta
mente la verdad ála faz de la nacion.l'loígnoroque
hubiera sido ello de pronto un podel'oso motívo
de desaliento para los constitucionales y de rea-
nimacion para los carlistas, y bajo lal punto de
vis la pudo pUl'eeer cordUl'a el guardal' silencio.
Tambien sé que esta razon esplica cumplida-
mente el sact'ificio que hicieron los ministl'os,
callando en vez de contestar á las interpelacio.
nes con el memoralldum del dnque de Broglie
de 16 de setiembl'e de 1835 y el despacho del du-
que de Frias de 15 y 17 del mismo mes; pero,
apesar de todo, ello es qu" cediendo el señor'
lHendizabal á las inconsideradas exijeneias que
por do quiera le arrastraban, no podia en rea-
lidad hacel'se ilusion acerca del resultado de
una demanda de intervencion , y así es 'lue pm'u
11I'ecaversc contra una futnra ¡'esponsabiJidad,
se contentó con prop,)nel' simplemente al go-
biel'no francés la hipótesis qne sentó en la con-
ferencia del 16 de abl'iJ.


El tiempo y los resultados han venido á juso
titical' el tíno con que procedió cn aqnclla sazon
el ministro Mendizabal. Uno de sus Hílvel'sarios,
el marqués de Mit'aflol'es, en su disClll'SO de 20
de abl'iJ de 1836, pidió: «Si en vista de la amplia-
ciondada pOI' el gobierno inglés al tralado de
la cuádruple alianza, se habian ya dado algunos
paws cerca de S. l\l. ell'ey de los Ft'anceses pal';l
e.xiiir, corno consecuencia inmediata 3' absoln la
del tl'atado, igual coopcracion por parle de la'
F/'ancia en virtud de los empeños pOI' ella con-
teJidos (l). Si el seilor de Miraflores compara Sil
discurso de entónces con sus despachos, como
emnajador español en París en 1838, vel'á cono-
cidamcllte cuánta diferencia media entt'e la teo-
ría y la práctica de los negocios, y á buen seguro
que la espel'encia le ha demostt';¡do que no s,~
e.1':lj'e, así como quiera, á una potencia Cll~ I
la Francia, lo que su gobierno está resucito á
llega r.


POI' lo demás, bie1l que el señal' de Mendiza-
hal no se ilusionase en manera alguna acerca
del límite que había señalado la Fl'ancia á SIIS
empeños como signataria del tt'atado, no pOI'
esto dcjal'oIl de hacel' justicia á sus actos todos
¡os millistros franceses de aquella época; ()('ue-
ba de ello sillo lils palabras que se leen e1l \lna
cOlIlullieaci01l del duque de FI'jas de 18 de oc-
tubt'e, que prollunciadas por el dU{llle de BI'o-
glie y referidas pOI' llncstl'o emb~.iildOt, al mi-
nistl'O espafíol • dicen así: "No puedo melles de
recollocer qne el seilor Mendizabal ha cumplid()
cuantos empeilos cOllh'ajo con nosoJ.J'OS á su.


:,'J Diario de la, Cóne; de l836, lomo TI, 1'. j 17.




tn6TOlUA POLlTIC.\
paso por P·aris, 1 que en la dil'ltil posicion en que
ha encontrado á Sil país, no ha podido hacer ni
mas ni menos de lo que ha hecho.»


De mí sé decir que no aciel'to á concebir nada
mas honroso que semejante opínion del duquc
de Broglie,


En esto, el golpe de estado de 15 de mayo dc
1836 volcó al señor de ]lfcndizabal, ¡'eemplazán·
dole con el señor Istllríz.


En cuanto se encumbl'ó al podel' este minis-
tro, apreslIl'óse nncst¡'o embajadol' á comuni-
carle desde París, con fecha del 21 de dicho mes,
«Que toda dilijencia que se practicara para ob-
tenel' la coopel'acion Ó la intenencion, daria en
aquella sazon por l'csultado una rOl'mal repulsa,
cualquicra quc fuese el ministel'ío que gobel'lJa-
se enla España;" y además insistia en este hecho,
«qne el cambio acaecido en el gabinete no pro-
ducil'Ía alteracion alguna en el ~istema político
de la Francia, puesto que este no dt~p~ndia en
manera alguna de las ¡Jel'sonas, scgun equivoca-
damente ~e creia eu Madrid al parecel'. P


No contento con tan esplícita deelaracion , re-
pitió lo mismo el jeneral Alava en 24 de mayo,
añadiendo además: .. A pesa]' de cuantos pasos
se dén, de cuantas notas se presenten, de cnan-
tas conferencias se celebl'en para obtener la coo-
pel'acion dil'ecta, todo será IIn vano, cualquiel'a
q~le sea el matiz político del ministcrio español;
por cuya raza n me niego I'edondamentc á solici-
tarla, puesto que no veo el menor destello de es-
pel'anza de conseguirla, y no quiero ser el con-
ducto por donde reciba la España una pcno~a
repulsa.»


Pero en junio de 1836, causas enteramente es-
tl'aiias á la cuestion española dieron lugar á que
el minish'o Thiers siguicse las inspiraciones de su
fl'anca adhesion al partido constitucional de Es·
paña y lc manifestase su nueva bienqllel'enciJ.
Asi que se resolvió en 9 de junio quc la lejion
estranjera, que militaba en la Pcnínsula, se 3U-
mcntaria hasta 6,000 hombres y que se forma-
ria en Pan otra lejion.


Mas no bicn se comenzaba á reunil' este nue-
vo I'efuerzo, cuaudo llegó á Paris la noticia del
sublevamiento de las provincias contra el minis-
tl'O }sturiz, á ¡wsal' de lo cual nada 3e cambióen
las medidas adoptadas, que fuel'on continuándo-
sc con todo ahinco, pues no teniendo el minis-
tro Thiers olt'a ambician que la de acabal' con
don Cárlos, y no imajinllndo ni pOI'asomo entl'o-
meterse en los debates intcl'iol'es de la Espai'ia
perseveró en su jcncl'osa política, sin inquietar-
sc en manera alguna pOI' las desaveucncias que
se tl'aslucian elJt!'c los divcrsos matices del par-
tido liberal.


AhoJ'a bicn, interpl'ctando m~lamcnte el sc-
llOl' Isturiz la idea del ministro francés, imitó


el ejemplo del conde de 1'oreno J quiso ha~cl'
intervenir á la Fl'ancia espada en mano en las
escisiones de las pl'Ovincias contra el ministeriü:
ÍI cuyo efecto dil'ijió ell 6 de agosto al gabinelc
de las TlIilcl'Ías una nota cn que sol icitaba la
coopel'acion francesa á fin de poder disponer d"
las tl'Opas nacionales, pal'a castigal' y repl'imil' la
insllrreccioll casi .icllcl'al del l'eiuo. Pal'a honrO!'
dc mi país me abstengo de relJl'odncir aquí te:>.-
tllalmentc esa nota que tuvo la mala suerte de
t¡¡'mar 1111 millislt,o espflllol. Igllal com\\nic~\­
cían ,e pasó al gobicl'110 inglés, y auuqnc iguoro
qué acoJida mereció la ¡'ecibicla en Paris, nH:
alt'e~'o á asegural' qlle 110 fué oficialmente pre-
sentada al set'íol' Thiel·S. En cuanto á la dil'Íjida
á Lóndres, yol vio sí clIatcstada, pero solo para
censurarla sevel'amente. Quedó pues aquella. no-
ta sill dedo alguno, y solo como notable monu-
mento de los JeITOS en qlle caen los hombl'es
políticos cuando no aciertan á interpl'etar la"
COJlIllOCiOlI!~S de su país, si ya no \;!s al tl'avés ([,:
su podel' cfímel'O y de SIIS pasiones individuale~.


A todo esto los pl't~pal'¡¡tívos militares que
iban continuando en Pau disrertal'on de su le-
targo á los repl'csenlalltes cn Paris de las po-
tencias dell'lorte, cuyas I'eclamacioncs no larda-
ron en embaraza .. en gran mancl'a los buenos
deseos del serlor Thiel's, el cllal, á pCSJI' de lodo,
persistió en su denodada resolucioll, y s:¡bido es
que se hallaba ya todo prevenido pal'a la en tra-
da en Espaih dc diez mil hombres, divididos en
dos lejioues y pagados hasta 31 de diciembre;
cuando un in"idcnte impl'evisto vino á descon-
ce¡'tar la ejecucioll <.le! plan del sellor Thiers.


y fué que la llegada del jeneral Bugeaud,
qne venia dc Arjel paJ'a cncJI'garse del mando
de aquel refuel'zo de tropas, pl'odujo en 13 de
agosto tal desavenencia entre la corona y el
presidente del consejo, acerca de la política re·
lativa á Espana, que el ministl'o Thillrs se creJú
precisado á dal' su dimision acto continuo. EII
efecto, el día 1 G se discutió muy estensamente la
cuestion española cn cl consejo, que constaba de
ocho ministros, siete de los cuales ¡H'csentaron
su dimision, IlO pudiendo cOllsegnir que preva-
leciese Sil parecel'. A pesar de esta determina-
cion, se rennió de lluevo el consejo el dia 17, y
dlll'ante esta conferencia, que parccia habia de
SCI' la tiltima cutre la COI'Olla y los miembros
del gabinete, llegó el parte telegráfico de los
acontecimientos de la Gl'alljaen la noche de112;
mas lejos de resolvcl' estc suceso la disolllcioJl
del ministerio francés, suspendió pOI' el contra-
rio la crisis en que se encontraba el gabinete d,~
22 de febrero, y se continuó la ol'gauizacion de
las tropas dc distintas armas que habian defol"
mal' las dos lejioncs de Pan.


Dado que los hechos quc ocasionaron la di-




nI! LA F.sPA~,\ )IODEUL''iA. 'i01
solllcion del ministerio de 22 de feul'cl'O 5011 ya
sobremanera lejanos, sin emb~rgoes de la mayor
importancia, para nosotros Españoles, el eviden-
ciar que la insurreccion lejítima de las provin-
cias y el acaecimiento de la Granja en nada in-
fluyeron en la disensioll que se ol'ijinó entre la
coronay sus consejel'os, con ocasion de la eues-
lion española; y que semejante disension con-
si'stió únicamente en el ensanche que pretendia
dal' el ministro Thiel's al tratado de la cnádru-
pie alianza, con entenl <lbsll'accion de lo que
acaecía á la sazon en España,


Lo impOI'tante de semejante rectificacion es-
triba en que se ha jactado ciel'to pal'lido en Es'
raña de haber alcanzaclo pCl'sonal mente del go-
biel'no francés ese mayor ensanche del tratado
;le la cuádruple alianza: pretendiendo así que
los SOCOl'ros ya pI'cvenidos se retiraron á conse-
cuencia de los acontecimientos de agosto de
1836, que encnmbl'al'on á sus adversados políti,
cos al poder.


Pal'a restablecel' pues la vel'dad histórica, acu-
diré á las manifestaciones hechas en la tl'ibuna
.de la cámal'a de los diputados .~n 14 de enero
de 1837, y por su sucesor el conde de :\Iolé.


Desplles de acaecida la I'evolucion de san 11-
defonso, el gahiuete de 22 de felJl'el'O, á nombl'e
de siete miembl'os de los ocho de que constaba,
sostuvo por mi ól'gano la siguiente opinion : • Yo
digo que aun cuando la nueva l'eVOlllCion diese
idénlicOIi resultados á losde la anteri()l', ql1e vol·
có al conde de TOl'ello, sin cmbal'go no aearl'C2·
ria pOI' esto m!yores demasías .. , .. EI gabinete de
:22 de febrero sostuvo que conlicencial' las tl'O-
pas l'ellllidas en Pau, eon aballdolHll' un instante
J;¡ causa de España, se la abandonaba ¡¡'revoca-
blemente, esponiéndose á consecuencias in-
mensas (1).»


Veamos ahol'a cómo se esplicaba á su vez el
ronde de Molé , aCI'iminando al gabinete de 22
de febl'cl'o l}Dl' haberse aferrado en su política
relativa á la España, auu des pues de-los acae-
cimientos de agosto.


« PI'ecisamente cuando la anarqnía hizo nue-
vos y tcmibles progresos, cuando estnviel'on en
Sil mayol' fuel'za todos los motivos que hGrt
hecho rechazar siempre la intel'vencion, como
¡mítil para la España, y peligrosa pal'a 1108011'08;
entónces se decidió el ministerio anterior á co-
operar, y se hallaba dispuesto á intervenir, .. "
¿ Qué digo? aun hizo mas, Realizáronse los mas
aciagos pronósticos, la hipotesis propuesta pOI'
el señor Isturiz al señol' Bois le Comte (2), ....


(r) Monitor ollcial de 15 de enero de r837'
(2) El Señor Isturiz preguntó al señor Hois le Com-


te. «Si se impusiese á la reina por violencia la cons·
titucion del año doce, consideraria el goLiefIlo francés.


¿ Quién no huhiera creido entónces que el gabi-
nete de 22 de febrero volvel'ia á la política que
hasta poco tiempo antes siguiera? ¿ Quién no
se imajinaba en aquella sazon que el ministel'io
se encal'garia otra vez del poder, ó que á lo me-
nos no hubiera realizado la intencion , que nos
habia anullciado, de dejarlo? Sabido está lo qlle
despllcs se siguió, sin que tenga yo necesidad de
repetirlo» ( Monitor del 14 de enero de 1831),


Dos declaraciones t<ln solemnes y esplícitas sin
duda debcn de bastal' para hacel' palpable la
animosa cnanto noble detel'minncion del seBol'
Thiers, de llevar adelante cl premeditado socor-
ro eficaz en favor de la España, sin que le arl'e-
deasen los acontecimieOltos del mes de agosto:
pues abl'igaba allá aq\1el diplomático un pensa-
miento político grandioso, no una mezquina pre-
dileccion 1'01' un partido, LOO1'eterno debe de I'e-
dundal' al señor Thiers y sus colegas por tan osa-
do intento, quesi el presidente del gabinete de 22
de febrero supo sacar provecho eon tan amaes-
trada sagacidad de algullas cÍl'cunstancias pro-
cedeutes del viaje de los pl'Íllcipes franceses á
Vieua, á fin de apadl'inar eficazmente la C3\1Sa
constitucional, ltuoiéralo verificado ciel'~amen­
te; aunque el ministerio español distara mucho
de ser quien era en aquella sazon, Así es que
cualqniel'a que fuese la opinion de los Iibf'l'ales
españoles acerca de la cuestion de intel'Vencion,
la gratitud de todos ellos acompañó sin disputa
en la desgracia á aquel dicstroyjencroso minis-
tI'o,


A I señor Thiel's debe la España la lejion de
Arjel ql1e se le cOllcedió en 1835 (l) , á fllfT de
transacciEl'fi, para que se quedase en el ministe-
rio: y apenas vuelve á ocupar el puesto que le!
hicipt'a abandonal'su fideJ:dad á la España, cuan-
do la vijilancia y custodia de las fronteras han
empezado ásel' Ja una vcrdad, y las mas enél'jica!l
medidas han probado á los carlistas que en va-
no trat<Jl'iall de violar impunemente el asilo
ofrecido pOI' la Francia: por esta razon la vuel-
ta del señor Thiers al ministerio francés, ha si-
do celcbl'ada por la España entera y Sil 1l01fl-
bre será por siempl'c popular en toda la Penín-
sula.


El ministel'io de 6 de setiembre repuso las co-
sas en el sel' que tuvieran antes del 22 de febrero,
y ejecutó el tratado de la clládl'llple alianza en
los términos que lo habian comp;,endido los an-
tCl'iol'es ministerios,


No h<lbienclo qllel'iclo el jeneral Alava prestal'
como toclavía suhsi~tente en lo relativo á España el
tratado de la cuádruple aliulza de 22 de abril?" (Mo-
nitor del r 5 de enero de r 837)'


(1) Discurso del Sr. Thiers en la C"mara ele los di-
putados en r f¡ de enero de r Wl7 (~Tonitol' del r 5).


. .. ~.,-i: , \ :J ,
'$ ~ \~, ....




'.ws HISTOBL\ POUnCA
juramento á la conslitucioll ele 1812, fllé I'cem-
pla7.3<lo por el c'JIlde de Call1pllZanO ,quiell to-
mó el carácter de ministro plenipotenciario en
vez del de embajador.


Durante el ministerio del señor Calalt'ava,
quedó del todo abandonada laeneslion de intel"
vencíon y eooperacíoIl, sin que se diese ningull
paso para obtenet'la, de tal modo que las relacio-
nes entre los gabinetes dc Madl'id y P3I'is vinie-
l'on á quedal' otra vez bajo el pié de los negocios
ordinal'ios,


Sin embargo á solicitud del gobierno espailol,
y para facilitar mas y mas la llegada de las tro-
pas constitucionales á los puntos amagados por
los cm'listas , el gabinete de 6 de setiembre faci·
litó á nllestl'aS tropas el paso pOI' el terl'itol'Ío
francés, y aun ofl'cció abastecer de víveres y mu-
niciones al ejél'eito constitncional, aCfll'l'alado
hácia la frontera, pl'Ometielldo acojm' á los sol-
dados constitucionales, caso que tuviel'au que
¡'eflljial'se en Francia, y mandat' iutel'lJal' á los
facciosos al'l'ojados ~il [erri torio fI'ancés, Arlemás
tle e510, revocósc la óden de 24 de mar'zo d~ 1836
Y qnedó de cOllsigniente pl'ohibido en toda la
h'olltera el comel'l'io de víveres y prendas de
vestual'io.


Inmediatamente despues de la caída del señor
ealatl'ava , lIamóse á la cOl'te al conde de Cam-
pnzallO; y el nuevo minish'o de estado, que lo
fué el seilorde Bardají, le dió pOI' Sllccsol'al mar-
qnés cle Espeja, quien tardó en ir á ocupar' su
puesto, tanto que no comenzó á ejercel' sus
funciones de ministro plenipotenciario hasta la
época de la administl'acion del conde de Oralia,
nombrado secretario de estado y pl'esid.mte del
consejo en I'eemplazo del sei101' de Bardají.


El nuevo ministro español renovó el yerro
cometido pOI' los señores lUartinez de la Rosa,
Torello é Istllriz_ Haciéndose, cual los antel'Ío-
,'es ministros de! partido moderado, la vana ilu-
sion de que la homojeneidad de opiniones pel'-
sonales cjncel'ia un influjo decisivo en los mi-
nistros franceses, el conde de Ofalia ol'deuó á
su delegado en Pal'is , con fecha de 13 de enel'O
de 1838 , qne sol ¡citase la intervencion armada
de la Francia, de tdl suerte, que ocupase es-
ta nacíon la NaVnl'l'il y provincias Va~coIlgadas,
bien así como los valle5 limítrofes y algunos
puntos de la costa de Cantabria, mienh'as que
se efectuaba igual oCllpacion en la frontera d..,
Cataluña.


A falta de esta illtel'vencjon directa, tenia el
marqués tic Espej~ ól'drn de aCt:ptal' uu CUt'l'pO
de h'opas francesas al sen jcio de la ESpiU'lil : :í
bien que llO tllVO semejante tl'ab<ljo ; pues ni si-
ijuiera se le hizo esta oferta.


Tal dcmanda bil'll daba tI enlf:ndc!' que, ¿ pe-
~[l1' de Sil sagacidad, pal'tieipabn f'! conde de


Ofalia de Jos enores del p3l'lido, que por una
de ~stas anomalías tan fl'ecuentes en nuest!'a
época, acababa de elejirle por cabeza, ó á.lo me-
1l0S que cedia á sus exijellcias. Mecerse en la
esperanza de alranzar una intervencion era pOI'
cierto deseonocel' groseramente la política del
gobiel'no francés: mas no satisfecho eon ello el
conde de Ofalia, quiso cometet' su } erro en toda
la e~tensioll posible, mezclalldo á esta interpre-
tacion de) tratado de la cuádruple alianza otras
cuestiones de política interior: pretendió pues
discutir' COII la Fl'ancia la bondad intrínseca y
l'elativa de las opiniones model'adas y exaltadas,
y convirtió la intervencion contra los carlistas
en al'ma de gobierno interior: haciendo así la
l'epu/sa de la Francia, si 110 llIas eier1.a, á lo me-
nos mas fácil de justificat', Aprtnechó el seíiOl'_
Mojé tan feliz coyuntura p~l'a plante:tÍ' la ~plica­
pion de los principios qlle proclamara altamen"
te el ailo auteriol' eu la tribuna de los diputa-
dos, I'dativa al ¡'espeto uehido á la independeu,
cia (h: la Espaíi;l, y al invariable propósito eH
que estaba el gobierno fra llcés de no [o[;)al' par-
te alguna en el debate de las opiniones liberales
que se disputaban allí la dil'eccion de los llego-
cios, Habia ya declar',ldo aquel ministro en 14 eJ,'
enero de 1837, cuando la dj,ctlsio[J de la COlJtes-
tacioll al discurso del trollo, « Que lo qNe él te-
mia no era la guerra, sino toda suerte de entro-
metimienlO en el gobierno intcl'iOl' de España, el
cual considel'aba él como llll el'rm', como un ries-
go: que el estatuto real ó la constitllcion de
1812, el órdcn ó la ilnarquÍa en la Península,
el'an todas cuestiones pUl'arm.n te españolas, en
qne el gobicl'llo francés uo debia ni podia tomar
parte (1), u


Tras "emejante pl'ofesion de fe, impel'donahle
se hacia de todo punto en el conde de Oralia el
andal' discutiendo con el de ]\rolé la superiOl'idad
de 105 principios de que se titulaba rcpl'eseutan-
te, Calificando de subvel'sÍws los de sus adversa-
rios políticos tanto mas cuaudo COIl su tenacidad
en presentar á los ojos del gODiet'no f¡'ancés al
partido modceado como el único capaz de sal-
val' la Espai1a , ofrecía el conde de Ofalia al mi-
nistro Molé el mas seguro medio en que apoyar
la negativa de intervencion con l'azones indes-
lructibles_


Sil bido es que de nada sirviet'on las discusione.u
de 1837 , lIO menos <¡ue la de la contestacíon al
discuI'so de la Corona, para demostral' al conde
de Of~l!ia cuán illlíliles fuesen todos los pasos
pl'aetic~I¡'ll:'s á fin de obtener un socorro de In
FI'aneia, El tan fanhlso ¡{¡/lid", prontlllciado 1'01'
d cOllde de Mojé en la sesion del 11 de enero de


(!;, ~'If'llí!()r tld ~!J de enero dv f RJ¡-_




DE LA ESPAÑA !lIODERNA. 200
1838, ningun eco tnvo en el gabinete de Madl'id,
y asi fué qne apesar de él, en 22 del mismo mes,
renovó el señor Oralia SllS órdenes para solicitar:
« 1.0 que la Francia oel1pa~e los valles limítrofes
entre Pamplona y san Scbastiau: 2.° que-se per-
mitiese reclutal' y organizar un cuerpo de diez
á doce mil hombres, bajo el pié de las lejiones
formadas en Pan en li36: 3,° la garantía de un
empréstito. " En esta comunicacíon uo vacila
en decir el señor Ofalia : « que la espel'Jnza de
una intervencion habia sido el motivo de las elec-
ciones que dieron por resultado las cortes de
1837. »


No habia csperarlo siquiera el mal'qués de Es-
peja 1M últimas instrucciones del conde (~e Ofa-
Iia, sino que tomando por basc las de 15 de ene-
ro, pasó en 24 de este mes una nola al gabinete
de las Tuilerías, confol'me en un todo á lo quese
le prevenía en las órdenes de sn gobiel'llo, y recla-
mó la cooperacion, como único al'bitt'io de ase-
gurar la paz á la nacion, «Tiempo seria ya , de-
cia, de terminar por fin la~ desastt'osas conse-
cuencias á que puede dar lugar el acuel'do de la
cámara de los diputados, cuando llegue á noti-
cía de la nacion, la cunl cifra toda su esperanza
en la franca ejecllcion del tt'atado. »


Fiel en todas cil'cunstancias el conde dc Molé
á su sistema de no intel'vcncion, apresllróse á
contestar con otra n.¡ta en la cual, el29 de encro,
decia: "Segun las esplicaciones dadas en la tribu·,
na por el minístel'io fl'ancésy en vista del consen-
timientode las Cámal'as, existe ya un hecho fuera
detoda duda, y flS, que el tratado de 183~ no impo-
ne ~ la Francia mas obligaciones que las tan leal-
mente cumplidas desde cuatro ~ños á esta par-
te, fuera de las cuales se halla colocada la intel'-
vencion directa. Además de esto, resulta del con-
junto de todas las negociacioncs, que el gobier-
no del rey, lejos de fomentar las ilusiones que
ha podido crearse allá el gabinete de Madrid,
acerca d€ las probabilidades de obtener semejan-
te especié de socorros, ha hecho por el contrario
un particular estudio desdeljnes de 1833 en der-
rocar tamaño el'ror,»


Demostrado tengo ya cuán verdadero fuese
semejante aserto del seuor Molé, y cuán im per-
donable acerca de este punto era la tenacidad del
partido moderado, despues de la fl'anqueza es-
tremada é incesante con que se esplicara el ga-
binete francés, la cnaluo daba porcierto ocasion
á ilusionarse.


El ministro fl'ancés lerminaba su nota con
estas palabras, donde rebosaba de continuo la
verdad: .Cualquiera que fuesc el aciago influjo
de este error en los destinos dc la España, cl;:¡-
1'0 es que al gobierno dell'ey no ~e le podria le ha-
e,u' en ningun tiempo su responsabilidad, sino
quc pesaria por entero sobre los quc lo hubie-


sen promovido; y si en vista de la ncgath·a de in-
tervencion, viniese uIIa malhadada reaceioll á
acrccentm'mas y mas las dificultades de los hom-
bre,f para cuyo encumbramiento al pbder nada
hemos practicado nosotros, porque nI) ql1cl'e-
mos mezclarnos en el I'éjimcll interior' de la Es-
paila, pero que contemplamos en él con satis-
raecion: si , lo que mas es, debiese su vuelco
ser la ~(t¡jal del triunfo da los anal'quistas, la
:Fl'allcia rechazaria toda acusacion de habel' COIl-
tribuido ni aun indirectamente á tan deplora-
bles resultados, El gobierno del rey se halla dis-
pueito, como siempl'e lo ha estado, á favol'ecel'
eficazmente el tt'iunfo de los defensores de la
reina Isabel 11, así en lo venidero como con I'es-
pecto á lo pasado: cumplirá fielmente las e~ti­
pulaciones del tratado, se pl'estará á ladas las
medidas que no tengan mas que esla mil'a, pel'O
solo añade Ulja I'e~triccion, y es que no quiere
comprometer con ello el por'venir de la Fl'ancia,
ni empleal' en Espaíla recursos de que ella pue-
da necesital' pal'a intcl'eses mas inmediatos y
apremiadol'cs. "


Visto está pucs que el lenguaje del señorcontle
de Molé ha sido siempre sobre la cuestion de
intervencion, tan sincel'O y esplícito como el
del duque de Bl'oglie. Confol'rnándo~e entram-
bos ministl'ol á una política mas ó menos amo
plin en la interpretacíon dd tratado, jamás
han variado en lo mas mínimo arel'ca de los
puntos esenciales para la España. Nada de in-
tervencion dil'cela, nnda de elltl'ometel'~e en
los asuntos inter'iol"t~s de la Península, searl
cuales fueren las persoIJas, sean cuales fnel'en
las opiniones de los ministl'oS de Isabel H,


El señor mal'qllés de Espeja rué r~emplazado
pOI' el marqués de l\Jil'aflOI'es, uno de los signa-
tarios del tl'atado de la clládl'uple alianza, quirn
volvió á tomar el pllesto de embajador y á pesal'
de- sus prodijiosos esfuerzos de intel'prelacion
sobl'e el sentido y espíritu de cada uno de los
artículos del tr'atado de la cuádruple alianza, no
ha podido aquel señol' hacer dar un solo paso iI
la cuestion, hasta que los acontecimientos vi-
nieron pOI' sí mismos á ¡Jal' una Solllcion á esos
interminahles debate5 diplomáticos.


Crco que cuanto llevo l'efel'Íclo acerca de las
declaraciones de principios, hechas en la tl'ilJllna
francesa pOI' los dos pl'e~idellles de los gabine-
tes de 22 de febl'Cl'O y 6 de seliembl'e , y sobrc
la nota del seoor Mojé de 29 de enero de 1838,
debe bastal' pal·a reclificar esa pl'etellsioll dd
partido moderado, es ásabcl': que la Francia ('(JII-
cedia á su sistema político UlI apoyo llegado á
los representantes del otro sistema. Sin embal'-
go importa tantísimo que la Yerdad sea exacta-
mente conocida, para presclJ lal' este hecho en to-
da su evidencia, que invocaré á IltaJ0\, abunda_


H




IlISTOHIA POLlTICA
miento el testimonio de uno de 10i hombres des-
eollantes del partido moderado y representante
de este en P8I'is.


«No bien hubo tomado posesion el señor de l\Ii.
rafloresdc sus altas funciones diplomátieas,cnan-
do imprimió en sus despachos el sello de un ín-
timo oescontento, apresuróse á cOlllunicar á ~1I
gobierno que toda esperanza de intel'Vencion se-
ria una quimera, que no se p1'Ometia scr mas fe.
liz que sus antecesores, y que reconocia que ba-
jo cualquiera fOl'ma que se intentase semejante
negociacion • tendl'Ía siempl'e un esteril resnl·
tado, pues que el gabinete francés jalll8s h2bia
val'Íado ni variaria de conducta acel'ca de aque-
lla cuestion, »


Despues de haber desengañado lealmente á su
g.¡bierno, en un despacho de 2,s de octubr'e, lIe-
"ado el marqués de l\Iiraflores de la impcl'Íosa
fnerza de la ver'dad, terminaba su comunicacion
con estas notables palabras: « El gobiel'no fran-
cés, lejos de apoyar' al partido político que mas
analojía tiene con el espírilu del gabinete de las
Tuilel'Ías, lo ha colocado por el contrario en una
posicion sobremanera difícil con respecto al
partido exaltado: yen efecto este IÍltimo puede
decir' á los mod(~I'ados. Habeís pretendido sel'
apoy¡¡dos por la Francia, nos habris ofrecido su
eoopcr'aeion, y ella os la ha negado. Todo ha si·
do uoa quimérica ilusioll,- rf Qué mas Je puede
haeer para soterrar á un partido?»


Por ciel'to que al señol' de Miraflores le sobr'a
mil veces la razon, Nada "uelca mas fijamente á
IIn pa¡,tido que sus propios y espontáneos yer-
ros; y nada puede darse ma~ voluntar'io, que
la el'l'onea interpretacion atrihuida á la polílica
de la Francia, invariable en su negativa de in-
tervencion, por el partido á que aquel señor'
(Jet'tenece, Ya en lR34, el 16 de julio, escr'ibia el
sello¡' dc Rigny al señor de Rayneval. «Convie-
ne que por vuestra parte trateis de evitar' <¡ue el
gabinete espallul se meza en esperanzas que no
nos cabe r'calizar ; y aun debo añadit,os que te-
neis que desechar toda demanda de intervencion
que acaso se os hiciere, hasta impedir, si es po.
sible, que le ocurra al gabinete de lJladrid se_
mejante idea.» Por ahi se ve, pues, que este error'
debe pesa¡' por entel'O , p3r'a servirme de la es·
pr'esiun del señor Molé, sobre los que lo han
Iwomovido.


El viaje de la princesa de neJ'l'a al través de la
Francia se efectuó tan fácilmente como se veri-
ficara en olt'a suzon el de D. Cárlos y D. Sebas-
tia n ; por lo cual dió ocasion á que pasase el mar·
qnés de Mir'aflores al gobiel'no ft'ancés una nota
cn que se esplicaba el oríjen y objeto del tratado
de 22 de abr'il. Despues de haber' demostrado,
mediante el hccho, objeto de la l'eclamacion, la


insuficiencia de los medios hasta enl.ónces em.
pleados para cnstodiar' la fl'Ontl'l'a ele los Pil'i·
neo~, solicitaba el embajador' e~pañol que H'
abr'iescn conferencias en Paris entre los signata-
l'Íos del tratado, para examinal' si habia ya llega-
do el momento de dar nneva amplitud al artícu-
lo cuar'lo del convenio primitíw,


Contestó el conde de Molé el12 de nO\'it'mhl'e
con una 1I0la bastante foerle ('tl que r('chnza¡'~
la demanda de apertura de conferencias, y qnt'
dió lugar á una pr'otesta (/,'1 "mbajador' espailol
de fecha del 14, bien c¡ ue la cosa no pasó di'
aquÍ.


Elm31'qnés de Mil'3t1ot·cs comllnicó lodos los
documentos al gabinete de i\ladt'id, repitiéndo-
le que no habia medio a IgulJo de ohtenel' un
cambio de política, «Exisle tina resolncion im-
per'tét'rita y siempre la misma, de no mezclal'-
se en nuestros asulltos, dejHndo al tiempo y á los
acontecimientos el cuidado de resolvel'los, por
mas que acal'l'easen estos horribles convulsio-
nes .• Obsérvese pues con cuán ciega tenacidad
hall estado qucjándose de conlinuo todos los ga·
hinetes españoles mOd(Tados de que la Francia
no quisiese intervellil' ell los r!t'gocios interio,
rt'S de la España.


Desde las pl'imer'as conft'l'lmeias que tuvo el
embajador espaiiol con el mar'iscal Soult, recien-
temente nombradomillistro <le negocios eslt'an·
jeros, apresuróse á comunicar á su gobie:,no, el
18 Y 24 de mayo de 1839, ({ que se habia usado
con él el mismo lengllaje dd seiíOl' l\Iolé en to-
do cuanto hacia relacion al cumplimiento del
tratado de la clládt'uple aliauza.» ·UnÍcamente se
acel'ló á conseguir' allá pOI' el mes de junio, que
el millistel'io francés aumentase las fuerzas na-
vales en las costas de España, é hiciese íllter'nar
á los carlistas,


Pero habia ido trascurriendo tiempo, y se
amortiguaran asi las pa¡¡iones que encendier'a y
alimental'a la guerra civil: necesitaban todos de
reposo, los dias de ilusion habian ya desapare-
cido: habia por fin sonado la hor'a de la reconci·
liacion de los Españoles, La sensatez de las ma-
sas alcanzó lo que el denuedo, el desapropio y
la diplomacía no habian aeer'tado á conseguir, y
el afortunado jeneml Espartero, tras seis años
de lucha contra la insul'reccion, reportó la glo-
ria de dcsnrmarla ; la única garantía que exijie-
r'ol1 sus enemigos para someterse fué la palabl'a
del jener'al. Dióla oí fuer de guerr'er'o, de buen
Español, de leal ciudadano, á fller' de guerrero,
puesto que fué jeneroso clespues de haber'se
mostrado sobremanera bizarro: á fner de bnen
Espaiiol, ya qne declaró al comisario inglés, lord
\Yylde , que qucr'ia «UC, cn cuanto cupiese, no
inter'vinieran los esll'anjeros en la pacifica-




DE L\ ESI'AXA ~IODEnMo :l i !
cion, inlérpl'etes de los sentimi!'ntos de to,los los
E,Pfli'íO)¡oS dignos de semejante nombre, voten so-
lernlJl~s gracias á los dos homlll'CS de estado qll'~
con lallta constancia y Icallad han sostenido
nnestra causa constitucional.


cion (1); yen fin, á fucr de leal ciudadano, porque
supo respetar la omnipotencia de los repre-
sentantes de la nacion en la cllcstion de fueroso
Aceptaron las Córtes la palabrll del jeneralísimo
cnal una deuda nacional, y la cumplieron en
efecto votando la conienacion de los fueros de
las provincia~ Tascongadas yde la Nav3l'ra, salva
la unidad constitucional.


El recuerdo de tantos padecimientos es la
mas segura garantía de que es imposible volvel'
á ellos: el convenio de Vergara acalla toda ani-
mosidad;y no habl'á I'esentimicnto alguno que no
enml1dezca al respeto qLle infnude aqnella obra
nacional, desde Cllya veloificacion cesó el tratado
de la cuádruple alianza. Sin cmbal'go jamás se-
rán sobrado públicos los sentimientos (h~ gl'ati-
tlld que debemos los Españoles á cuantos no han
considerado aquel pacto, cuando la época de
lIuest¡'as aciagas disensiones, COIDO un documen-
to de ningllf.: valor. Dia vendrá, ó á lo menos JO
así lo espe¡'o, en que los r('pl'esentantc~ de la na-


(r) El duque de la Victoria me dijo candorosa-
mente, 1,> mismo que l\Iaroto , al principiar las ne-
gociaciones, que deseaba terminarl"", si na posible,
sin ninguna mediacion estralljera , añarliendo que era
una contienda entre Españoles ({ue dehia dirimirse
por los mismos (Carta del coronel Wylde á lord
P"ll11er.ton, fecha en Vergara á rOo de setiemhre de
1839. Documentos presentados al parlamento).


En sl!IDa, el tl'atauo de la cuádruple alianza
1'11 que se declara la espulsion oe don Cárlos, re-
prcscllt¡¡nte de la ob¡'a dinástica de Luis Xl\~,
es UIIO de los mas cumplidos tl'iUllfos de la"
nuevas ideas, y no [¡ay duda sino que la FI'an-
cia, con posponer los intereses dinástico!; á los
principios que regulan la sociedad mode1'lla, ha
dado muy claras muestras de nobleza y jenero-
si(lHd.


Pl'eciso es ver un inmenso adelantamiento en
el abandono de \Ina idea (l0l' lan largo espacio
Iwcdilecta , y que el mismo Napoleon quiso re-
pl'odllCil', bien qlIe cn vano, á favor de Sil dinas~
lía. Las simpatías de los Franceses para COII d
trillnfo de IIllcstra causa merecen nuestl'a Illa;
acendrada p'atitud ; pues, lo repito, ha habido
en ello pOI' su parte ~acrificio completo de ideas,
inexactas segun llIi modo de Vt.T, pero jenerai-
meute admilidas acerca de las vClltajlls que r,~­
portal'a á la Francia el ,oestablecimiento de lIlla
dinastía fl'an, esa reinante allende los PiI'illeos.
Como quier'a, lIlla vez pacificada completa mente
la Espaiía, una vez afianzado el órdt'n en todos
sus áugu los, en tónces, corno ya llevo Jicho mas
arriba, podl'án esclamarelltrambos pueblos:" Ya
no hay Pirineos", y este aserto será una ~er<hHl


(~APITur .. O SEGUNDO.


La fnglalcrra.


A cualquiera que ncgnrc el influjo de los tiem-
pos y de las si tnaciones en el ó¡'dcn político, y
no viel'e la trasformacion verificada en nuestros
dias pOI' el triunfo de los principios en los inte-
reses dinásticos, pudiera sefíal:írsele,colllo prue-
ba de tamañas altemciones , la actitud de cada
\lila de las grandes potencias de EllI'opa en lo
relativo á la cueslion dinástica española; J á la
verdad, si consideramos clIál fuese la política
europea al advenimiento de los Borbones al tro oo
no de Espafía, y cuál ha sido uesde la muerlc de
Fernando VII , observaré mas del todo trocados
los papeles, si ya no es en lo concerniente á la
Inglatel'ra, la cual ohró c1I183·j de la misma SlICI'-
tc que cn 1700.


El m'gnllo dinástico di~ Luis XIV impU<;il
enormes sacrificios á la Fl'aneia durante la f!;II'O¡O
ra de sucesion , y solo lanzando el mariscal Yi o
Ilal's su tl'Íunfante espada en medio dc las nego
ciaciones, acertó este guerrero á salval' d hOllo!"
de la Francia y del gran monarca.


En 1833 hemos "isto :í. la Francia acepta!' la
ab¡'ogacion del auto acordado en t 713, qlle ase-
guraba la corona de España á la dinastía borbú
uica , y reconocel' á Isabel II , Y no tal'dó aque-
lla nacion en firmal' elll'ataclo de la Clládl'upl,'
alianza, coopmoando en seguida á la espulsioll <1"
D. C:írlos, tanto como le permitió la política (j"
Sil gobierno.


Mas el Austria adopta pOI' el contrario cspon-




IIlSTOHl\ rOLlTlCA
taneamente la causa que habia contrarestado en
1700, y cediendo á su vez al influjo de los p1'Ín.
eipios de su existencia política, olvida su p¡'opia
hislo1'Ía para sostene¡' al pretendiente,


Así que, en trambas potencias, sometidas á la
accion desu Ol'ganizaeion política y social,reuun.
cían cada cllal pOI' su pal'te á todo cálculo dinás-
tico, con la mira de ahl'azar la defensa de ín tel'e·
~es políticos del todo opuestos. La Francia ha
querido, antes quc todo, el triunfo de la llbel'tad·
El gabiuete de Viena pO!' el eOlltl'u¡'io, engolfado
allá en su ínmóvil absolutismo, ha SOCOlTído mo'
ralmente la causa despótica, mientl'as que la TIo-
landa se ha pronunciado tambien en idéntico
sentido, llevada del odio que abl'igaba pOI' la ¡'e-
vol uciun de BI'usc!as.


Solo la Inglaterra sigue una política tradicio-
nal , "entaja pOI' ciel'to inap¡'eciable en un pais
tlonde la libertad es antigua, fuel'trmcnte con5-
lituiday afianzada con solidez, En 1700, pelea-
ron los Ingleses enntra el engrandecímiento di-
11;~stieu de los BOI'bones , y con tra el influjo q ne
estc grangeaba á la Pl'anda sobre la España; yen
J8:14 saludan con jubilo la emancipacíon de la
España que qnebranta las cadenas que tan es-
tl'echamente la ligal'an á la Sllel'!e de la Fr~ncia,
pOI' desg¡'acia de eutl'3mbos pueblos. El tratado
de la clládl'llple alianza ha sido ob¡'a de la Gran
RI'ctaña, y si los resultados no cOI'J'espon<liel'on
á lo gl'ande del intento ni al podel'ÍO de los sig.,
natados, á lo menos no podrá decil'se qne elnlÍ·
uistel'Ío inglés haya dejado de cumplir jellero.
sa y f¡'ancamente las condicioncs bajo bs cna-
les aceptal'a la coaliciolJ. En est:l ClH'stion de
principios y de porveni¡' se hall desfiglll'ado in·
dignamente las mil'as de la In¡;laterra; V la inal-
terable y leal adhesion que ha most¡'a'do siem-
pre al l't'stablr~cjmie"to del réjimen I'cpl'esenta-
tivo en Eopaña ha sido objeto de míl y mil ca·
lumnias, se Iw h~cho desc~lJdcr lInu cllestiolJ de
civilizacion y de P¡'ogl'eso al vil tel'reno de mi-
se¡'ables miras me¡'cantiles, como 5i !lllcstl'O
absurdo y fatalísimo sistema de aduanas !la so-
!JI'ase pOI' sí solo para entl'egat' el mercado de
España, por medio del conll'abando, á las manu-
facturas inglesas,


La Gran BJ'etañ~, Ol'a per interés, ora pOI' la
necesidad de eontral'estal' iniluencias ri,,;;les, se
ha 1ll311ifestado constantemente desde muchos
afíos á esta parte a1i~da sincera de la Espai'ia. Nin·
guna dc las guerras que hemos tenido qlle 50S-
teuel' contra la Inglatel'ra desde el año 1700, ha
procedido del gabinete de lHadrirl , sino que en
todas ellas, Ja en 1i63, ya en 1775, ya en 1805,
nos hemos visto ar1'astrados por los malhadados
empeños que con trajél'amos con la Fl'aneia ; y,
lo .que mas es, dlll'Jnte la guena de la indepen-
dencia, la Gran Bretaña p¡'odigósangre y tesoros


á CavO!' de nllcst¡'a cau~a nacional. Nada impar
ta que tales sacTilicios se dírijieran no menos á
anonadar á los Franceses que á defender á los Es-
pañol es; ello es qUf' los bendicios granjeados
á nuestro pais no han siúo pUl' e~lo menos efec-
tivos, ni sus resultados menos !t'ascendent¡¡lfs,


En el congreso de Verona de 1822, testigo la In·
glaterra de los esfuerzos que hiciera la restaura-
cion para consegllir que la santa Alianza adopta·
se sus proyectos cont¡'a la liuertad espai1ola, pl'O-
testó abiet'tamente y negó 'u adhesion, Los sin.
gulat'cs principios aeel'ca del derecho de inter-
,'encion, sentados pOI' el seiío¡' Chateaubrialld,
hallaron un denodado contradictor en el duque
de 'Yellington, y en medio de las conferencias
de aquella coalicion antisocial, ahilando el jefe
de la aristoCl'acia inglesa sus fuerzas rnatel'iales
y morales, levantó su voz en defensa de la inde-
pendencia lJacional dc los Españoles. Gual'dósc
allá para sí el señO!' Chaleallbl'iand el tI'iste pa-
pel de püblicoacllsadol', m31lifeslándose cuntra-
1';0 á la España y á favol' de lll! IlIon¡,rca ¡ng.'ato
y sin fe, qlle tan solo trataba de cngañat' á las
Córtes y cuyo carácter escusaha las violencia, de
estas, ya que 110 las 311tol'izasc (1). « El señol'
Chateaubl'iand qucría "'lue en ve¡: de entrete-
nerse en en"iar T/Otas á ¡}fadrid, se im'adiese in-
mediatamente la España, oórando con pres-
teza y enerjia, y echando mano sin e~cnípulo
de todos los medios (2) .• La Inglaterra, es ver-
dad, hubiera podido con sola Ulla palabra des-
tt'llÍl' aquella asociacíon del fanatislJlo absolutis-
ta; no lo hizo, y se ha privado con eilo de escla-
l'ceida gloria.


Fuerza es deplol'al' la política miedosa y va·
cilante qlle dil'ijia en aqnella sazoulas negocia-
ciones del f~obier!lo brilánico: tanto mas, cuan-
do se hallaba en la lilas ventajosa posicion para
impedÍ!' la intervencion f¡'aneesa. Y aun debe
añadirse que el ministe¡'io inglés cOl1ncia su po-
del' y la popularidad de una resolllcion al cabo
nada peligrosa: véase sino lo qlle decia el señor
Cauning al señor de Cbateanbriand en Sil co-
municacíon de 7 de febrero de 1823:


"Habeis aunado contra la Francia las opinio-
nes de todo este pneblo, cual si litesen la de un
solo homóre, y escitado cont¡'a el actual sobera-
no de este I'l)ino los sentimientos dil'ijidos con-
tra el usurpadu\' de Francia y de España en 1808;
aun mas, preciso es confesarlo, la utlanimidad
es hoy dia mas cumplida que no lo era enlónces,


(1) Chaleaubriand, Congreso de Verona, tomo In"
p. r 41.


(2) Carta del Sr. Chateaubriand al Sr, de Villele,
fecha en Viella á 28 noviembre de 18,2. Congreso
de Verona, tomo 1, p. 158 Y 159,




DE LA ESl'ANA ;¡lODEI~NA,
pues en aquella época les repugnaba á los jaco-
binos el acrimina¡' á su ídolo, en vez de que aho-
ra ellos y los whigs y los toris de un estremo i
otro del pais abl'igan un mismo sentimiento, El
gobierno en la adualidad no ha dirijido al pú-
blico: muy lejos de cllo, ha sucedido todo lo
contrario.»


y el señor Canniug conocia tan á fondo la vel'-
dad, que el SeiíOl' de Chateaubriand 110 puclo me-
nos de confes~I' mas tarde en IIna carta al señol'
de la FelTonais, fecha en 1,° noviembl'e de 1823,
lo ,iguiellte :


"Si el Sellt)l' CanlJing hubiese aprestado vein-
te buques antes ele la campafla y eu\'iádolos
fl'ente á Cadiz, ,iu duda que uos hubiera emba-
,'azado sobremanera (l), »


Pero si el gabinete de san James no seenCllrtl-
oró en aquella ocasion al hrillante papel de de-
fensoraclivo de lasliberlades de un pueblo ami-
go, pOI' lo menos tuvo suriciente valol' y con-
ciellcia para rechazar la monsll'uosa violnciolJ
del derecho de j'~lltes fJlIe se estaba fraguando
en Verona , y para proclamm' la independencia
de las naciones en SIIS aS1Hltos interiores.


Enladécimasesiou,quc fu¡qa de20deoctubre,
los plellipoLencial'ios franceses afectaron pueri-
I,)s I'ecelos de nlla agrcsion.fiJrmal, posible y tal
1'ez probable, P"I' parte de Espai'ía (2), y hacién-
dose un honor de tenel' que pre.\Crvar á la Eu-
ropa del aznte l'evolllciollal'io y wlicitaudo el
apoyo mOl'al y socorros milteriales de las polea-
cias del Norte, senl:!ron las tres proposicioues si-
guientes:


"l." Caso qne st~ viera f,JI'zaela la Fl'311cia á re-
tira¡' de Jlladl'id el tniuistl'oquc nllí la represen-
ta y á rompel' toda rel<lcioll lIiplormitica con la
ESIHlña, ¿se hallarian dispuestas las alIas poLcn-
cias á tomar igual medida y á llamar á sus le-
gaciones ?


,,2," Si e~tallase la guerra entre la Pl'ancia y la
Espai'ía , ¿ 1'0 qué 1'01'1113 y cun qué aclos presta-
l'ialllas alt", jlolenciasú la Francia cl "poyo IIlO-
ral qne habia de dar á sn accio[) toda la fuerza
de la alia;¡Z3, f; illspiral'ull saludJble temorá los
revolncioll~rios de todos los paises?


«3," ¿Cuál es en fillla illlcllciun de las altas po-
tencias, en cnantoá la csp.llcia y fOl'luadel 50COl'-
1'0 matcrial qne estar;an dispuestas á pre;,tar á
la Francia, C;)SO <¡nI' á sollcilnd de esta potencia
se hiciese nec(~saria su inteI'Vencion , admitien-
do una I'estriccion que la Francia declara y que
dlas reconoc!~I'áll como imperiosamente rccla-
mada pOI' la Jisposicioll de los áuimos ? "


(r) 1,1. tomo ,0. páj, 301.
(~) r.OmllllicMi"n del Vizcumle dé MIJlllmorCill V


de :.tll de octul.IJ€ de Ibl2. •


En la conferencia de 17 ele noviemure, las tI'es
poiencias del NOI'te contestaron satisfactoria-
mente á los deseos de los plenipotencial'ios fl'an-
ceses,


Pel'o el Duque de \Vellillgton se nrgó á lil'-
mal' aquellas dos act.as , yen la Ilola en qne es-
plica las razones que á ello le movieron, dice:
"El gobierllo de S, 1\L B, opina que la censl1l'a de
los negocios inlcl'iores de un t:!slatlo indepen,
diente, á mClWS qneestos afectal'l~n los intel'eses
psenciales de los slÍbditos de S, 1\L es incompa·
tibie con ios principios que ha observado cons-
tantemente S. 1\1. eH todas las cne~tiollcs I'dati-
vas á los asuntos iuiel'iores de los uemús pai-
ses (1),


E! Illismo, á Sil I'rgl'eso de Yel'On3 , pl'OpllSO
ai gobi!'I'IlO de Luis XYlIlla mediacion de la In-
glaterra , pero no fué aceptada (2)." Había ne-
cesidad de guerra cOlltra la España, pOl'que
tal el'a el ,oto manifiestamente pronunciado de
tO<l,15 las potencias, y pOl'qnc se tcnia que apro-
vech~r aqnella ocasion, tal vez lInica, de colocal'
de nuevo á la Francia en el puesto de las potencias
militares, y rehabilitar' la escal'apela blanca me-
diante UII~ gllt'ITJ corta y casi sin riesgo ningn-
un (3). »


En vista de todo esto, ¿qué hay que esll'aña¡'
qne la Illglalel'l'a hala querido hacel' de un mo-
do "divo en 1834 lo qne intentó Ilegocial' en
11'>22? La diferencia lit.: tiempo y circullstancias
le ha permitido pl'acLical' lo que no creyó poLlel'
pouer en i lauta, pues en El congTl~so dt! Vel'onJ
sin embargo se observa lIua Ílltiula Il'abazoll en
la conducla de aquella potencio; así es qne Cilios
principios de su política hay lójica y constancid
y solo el espÍl'itu de pal'tido puede SOtlaJ' cálcu-
los matel'iales en el invariable sislf?llIa del gahi-
jJete inglés con rdacioll á la Esp'1ña.


Sin duda que la Inglaterra está viendo al lado
de los pl'incipios sus ))I'opios inLereses; pel'o
pl'ecisamcnte en esto eslriba toda alianza sólida.
Un pueblo comerciante, incl1l5tl'Íoso, con un go-
!Jierno vigorosamente ol'gallizado, por pl'ccision
debe de querel' impl'imil' á su comercio todo el
desarrollo posible; mas ciertamente 110 se ll'ati-
ca largo tiempo ni de un modo provechoso, si
ya !JO es COI1 jcnte rica: y en nueslt'a época la
prospel'idad esclusiva de UlI pueblo es ulIa blas-
femia en economía polilica, y no puede sel' mas
que ulla mentit'a. niré mas, aun cuando se eslin-
gllie~e en InglalelT3 todo sentimiento puramen-
te jene¡'oso y noble, siquiel';¡ por egoisl1lo debc~


(1) Congreso de Vcrona, lomo rO., p, 123,
e,) Id. tomo 2". p. ,31¡.
(3) Carla del Sr. Chateauhriand al Sr . .le Vill~i~


r.,·ha en Yiena á 3r cle octubre de 1822, Congre50d:l
\r croníl. tomu 1°. p. J ,f14




IlISTOHIA PULiTleA
,'ia apdecer aquella nacion la Pl'OspcI'idad de un
pais tal como la España. La riqucza agl'Ícola dIJ
la Península hat'ia florecer la industria manu-
facturera de los Ingleses, ~l pI'opio tiempo que
d mayol' consumo de nuestros productos sel'ia
la justa y lejítima compensacion de la rebaja de
mJestl'as tal'ifas y de la repudiacion del sistema
jll'ohibitivo,


Cuanto se ha dicho I'especto al empeño de la
InglatelTa en arranca,'nos IIlla cOflcesion de mo-
Ilopolio comercial, no tiene "isos de ,'azon. Lo
que sí ha qllt!rido, lo qlW ha realizado efectiva-
mente mediante sus tratados con la TlIl'quía y
el Austria, lo que está á pique de negociat' h;¡sta
con la F,'ancia, y Jo que esta acaba de ,'eal izar con
la Holanda, es un al'l'cgb l'crípl'OCO de 3I'ance\t's,
de SlIel'te qnc sean las tarifas acomodadas á las
luces del siglo y á las necesidades de los plleblos,
no menos que á los verdaderos prilleipios de
economía política, y Sabido es que la Gl'an BI'c-
taña nada ha pedido sin ofrecel' al pr'opio tiem-
po su compensacio/J. Mas si obcecado el gooier-
uo espailol acerca de sus Vl~l'dadtwos intereses,
se ha []('gado constantemente, llevado de quimé-
I'icos tcmOl'cs y de equivocadas mil'as, á renun-
ciad un sistema prohibitivo que el conll'abando
hace y hani siemp¡'e de todo !,unto ilusOJ'io,
quien ha perdido en ello ha sido línicamente
d; pues pOI' lo que á la lnglatel'l'a atañe, es cues·
lion pllrameute de mOl'alidad, Por lo demás el
conll'abando la indemniza de la ig[]ol'ancia del
gobierllo c"pañol, puesto q tle el comercio lícito
(lile hace con la Península asciende solo á
39,100,000 reales de "eUon , y cl tráfico pOI' me-
dio del contrabaudo llega á 210,000,000, Si pues
Ilt'dlere la Espaila percibir' derechos sobl'e la oc·
tava parte de los jéucros inglest's mas bien que
wore la totalidad de ellos, fácil es conocel'
que nada piel'de el cOlllel'cio bl'; tánieo en tan
monsll'llOsa desproporcion ; tanto lIlas, Cllan-
do 110 se halla en manera algnna cspllesto á q'le
sc !~jerza en IlIglatel'l'a la l'Pciprocidad del COIl-
tl'abando á fa\or de los l~spa[íoles.


Sin cmbargo el gobil'l'/JO de un pais dcl todo
comercial !la puede menos de miral' con dolor
que las trallsacciolles Illt'I'cantiles esh'ibt'n en la
base del contl'abanc!o, de esa ,iolacion de las le-
yes y de la moral públ ica : y en ¡')glaterra don-
de todo se cift'a en el crédito y buena fe, deben
lleval'se COII notol'ia I'epllgnancia es~s estipula-
ciones organizadas de tal suct'te, que el contl'a-
bando sea la regla y el comel'cio Ikito la escep-
cion de ella. riada es tan CUli [ajioso CUIlIO el
JI) al.


Así que, la coopel'acion de la Ingbtcr'I'¡¡ á fa-
Val' de la causa consti tucional espailola no se ha
debido á considel'aciones de órden mezquino é
i'[)(eresado; sino que aquella nacion ha nllhela-


do el triunfu de un principio y la cmallcipacioll
de la España. Tal fué elnúc!eo del tratado que
fil'mó desde luego con la, dus naciunes de la Pe-
nínsula, y pre~iso es confesar quc ha sido fiel á
aquel convenio, y que ha interpretado sus con-
diciones en el sentido mas lato.


La lngla tel'ra ha prodigado ú la España al'mas,
municioncs y víveres (1), ha multiplicado sus


(r) ESlado de las armas, municiones y pertreclws de
guerra, aprontados al gobierno español por S, lH, r.
desde que se firmó el tratado de la cuádruple alianza.


Por el departamento de la guerra.


Entregado al gobierno español.


31l.fioo fnsiles, 10.000 ('arabinas, 3.600 pistolas,
10,000 espadas, 4.000 carabinas li.tadas, fi,ooo.ooo
de cartuchos, 29.028 cartllchoi de callOn y cajas ,le
metralla, 938.53 [ libras de pólvora, 4o.371l fajina<,
40 cañones de hierro, 12 morteros de lo mismo, 28
obuses, 20 morteros de sitio, 12 carros, 27.8~o cobe-
tes, 1.000 tiendas de call1paua, 1.000 cubierla., 2
pueutes volantes,


1 pieza de 18 libras, 6 cañones de á 18, 30 mo<·
qnetes, 40 pistolas, 40 espadas, Uluniciones, etc, para
el schooner /sabel.


2 piezas de á .8, 4 cañonee de á h, l4 mosque-
les, ~4 pistolas, ~4 espadas, municiones, etc para el
hnque de vapor la Giudad de Edimburgo.


6 cañones de á 32, 80 mosqueles, 40 pistolas, 100
espadas, 40 chuzos, municiones, etc. para el huque de
vapor Isabel JI, . 487,060 libras esterlinas.


Entregarlo á la lejion anxiliar.
) 5.000 fusiles, 1.200 carabinas, 8:;0 pistolas, 1.000


espadas, 600 carahinas listadas, 5,608.000 cartuchos
de fusil, 22,023 cartuchos de cañon, r3.odllihra<
de pólvora, 1.142 fajinas, 26 cañones, 2 ohuses,
4,730 cohetes á la congreve, 350 ollas de campalJ<\,
18,487 cohetes, 13,742 cajas de metralla,!J0 carros,
4:; carretones, 468 sillas y jaeces para cahalleríd, 2')
tiendas de campaña, etc, •. 68,200 lihras eSlerlina,'


Entregado al gobierno español en 8 de marzo
de 1839.


5000 fusiles, cartuchos de callan,
pólvora, etc. o'7G9 libs, ester 1<.


A la lejion anxiliar,
Municiones, equipor, útiles, me-


dicamentos, etc. 2.63S )l 4 It
Por el Almirantazgo.


GaHos de los cruceros de.S, M"
sueldo del hatallon de mari-
llOS, ViVe! es, trasportes, tnedi-
('amentos; plus de campaña
ú lús artilleros y mineros de




\)[ U ESPAÑA :\lODEHAA.
CI"UCCI'OS por doquiera que~e ha rcquel'idoy juz-
gado necesaria su presencia; ha puesto varios
huques á disposicion de las autol'idades españo-
las, ya para la defensa de las costas, ya para la
couduccion de tropas j ha suspendido el foreign
cnlistementbifl y permitido la fOl'macion de \lila
lejion de diez mil hornl)l'es; enfin ha interve-
nido con Sil escarapela y S\I estandarte. Ya en
1836 el cañon del comodoro John Hay dió á
cntender á D. Cárlos que tenia un enemigo mas
con quien Il.\clwl'. En Bilbao, en Oriamundi, en
Asligarrag<J, en Pasajes, en las líneas de san Se·
bastian> la ensefía lH'itáuiea ondeaba aliado dd
estandarte é,pafíol, y los soldados tle Inglaterra
dcn'amaban su 5a ugre en defensa dc lIucstl'a
causa. POI' esto fulmiuó D. Cál'1os contl'a los Iu-
glesesde la lejion el decreto de Darango, en que
mandaba f1l5ilat, á Cll<lntos ca}esen Ill'isiollel'os;
digno modo JHlI' cierto de manifestar su gl'ati-
tud al gobiel'llo, cuya pl'oteccion le lioertal'a de
caer ell manos de Rouil allá en POl'tngal (l).


Jamás he acertado á ellcontrat' en pal'te algu-
na los motivos que indujeron al gabinete inglés
á. rechazal' la mancomunacíon ó solidal'idad de
intervencion con el francés, propuesta por este
cn 183,'} : los tíuieos pormcJ)ores que acel'ca ¡le
este punlo he podido adquil'il' r cllJa dutcnlici-


. da(~ me consta, son los siguientes:
No bien se hubo cenado la alianza fl'anccsa


é inglesa en 1830, concibió el señol' Ta) Ilerand
la idea fija de hacerla ofensiva y defensiva, prro
la Inglaterra se n('gt'i afc/'rauamente á compro-
meter así Sil porvcuil', cosa que tampoco hn-
biera podido practicat' el ministerio sin aproba-
cion del p¡lI'l;lIIlcuto, pues Sctn/'j;1II1e clase de
empeños encierran eu ,í eVPlltllalidadesy gastos
lales que se hace indislH'llsahle para dios la iu-
tervencion de I~~ Cámaras.


Postcriol'meule, cll183,j, ,ióse hostigado el ga-


lo. cuerpos reales; sueldos
de los cUlllisionados, etc., etc.


Tolal l'1l libras esterliuas, 6 I G.¡j8~ » 18 • 11


Total eu reales de ve!J.m. Gu.1¡6o.43~. 171115.


Estractode los Jocumellt01llelalivos á la guerla d~
ESl'úla, pl'eseutaclos á la Cúmara de los COlllUlleS pUl'
óruen de la reina en junio de 183~.


(1) En aquella, época el S1"'ret~rjo de la legacion in-
glesa en Lisboa encontró á D. Cúlus en el estado de
homhre paralizado por el miedo, «Sal",u{mc de Radil ..
fueron las únicas palahras que acertó á prouuuciar
,1(Juel príncipe. En efecto, vióbe libre por la proteccion
¡"glesa y conuucido á Lardo de uu !Juque de guerra
inglés C(lH su Lllnilia y (lO }Jersona3 de ~11 serYldura-
InL" 1, Poli,'y ,,1' E "S1alltl trI\'. anb Spaill, I'á j. <llj).


binete francés pOI' la Espana acerca dI! la Clles-
tiou de illtervencion, por lo cllal trató tle ase-
glll'arse de la cooperacion inglesa antes dtl dar
ulla contestacion categórica, y enlónces fuéeuan_
do propuso al gahinett! de Lóndl'es las tres pre-
buntas de que llevo ya hecha mencjon, las cua-
It~S en su principio estaban de esta 1>uerte redu-
cidas á dos:


,,1." ¿ Opina la Inglaterl'a que ha llegado Ja cl
momento de la coopel'acion al'mada que solicita
la España?


«2.' ¿Es aplicable á las actuales cil'cttnstancias
('1 casusj,rdcri.f, cnal consecnrllcia del tt'atado
de Ja cuádruple alianza P ¿ Quisiera la Inglater-
ra coopel'ar?»


Pero en cuauto I1egal'ou á uoticia del pl'Íllci-
pe de Tayllerand estas preguntas, cl'eyó aquel
señor cncont!'ar en esta negociaciou una ocasiolJ
de illsbtil' iudil'ectamente ell Sil idea favorita de
IIna alianza ofensiva y defensiva entl'e ambos
paises, y snjil'ió la tercel"a pl'egunta así conce-
bida:


·3.' Caso de realizat'se la inlervencion,¿sel'ia la
Inglatel'l'a responsable in solidum con la Fl"an-
cia de las consecuencias que semejaute paso Im-
diera acaITeal'?»


No escapa¡'on pOI' cierto á )a perspicacia del
gobieruo inglés el sentido y espí1'Ítu de esta tÍl-
tima pregunta, 3ntllS bien accI'tó pel'fectameute
á vislumbral' en ella el intento del señol' de Tay-
lIerand, y asi fué que se halló en la pl'ecísion de
contestal'negativamellte á las dos fll'imcl'as y d(~
no espli;::al'se abicl'tallleute acel'ca de la tel'ccra,
contcl"{¡lldose con declaral' qlle si la Francia
cOllsidcl'aba com·clliente el acojer los volos de
la Espafía, no tE'lldria que temel" obslácnlo nin-
guno pOt' parte de la Gl'an Brdaña.


Desptws acá y en el auo de 1838, interpnso la
Inglaterra su iufliljO con las poLeudas del NOI'-
te p:Jl'<\ que solicitasen de D. Cirios el térmi-
no dc las hOl'l'ibles cal'llicel"bs de sus pal,tida-
ríos, las cuales ihan sl'f;llidas de rept'esalias no
menos cl'\tentas. Ella fué qnicll negoció el reco-
nocimiento de Isabel hecho pOI' la Tur«lIia ; ella
filé en fin quien pidió á la Pl'u"ia, eu 1839, el re-
cOllocimiellto del gobierno constitucional espa-
ílol.


Tan scñaladossel'vicios, prestados pOI' la G I'all
BI'etalia en uu período de tl'ciuta años, le hall
gl'alljt~ado sin duda la gratitud de tocios los de-
fensOl'cs de la libertlld de la PeuÍnsula, y si le
han Ill'OCurado al propio tiempo cierto iuflujo
sobremanera justo, este influjo no desdora au1.es
bieu, puede confesal'se sin rebozo. Benévola
para eOIl tod03 Jos ministerios que se han ido
~ucedi\wdo en Madrid, la Inglatel'1'a ha tenido
~iel1lpre por mira la \enttll'a de la E~pana, y ~i¡
COlJl .. O tOll¡)~ lo~ hOlllbres, lo~ IllÍlli"tl'u:; ilJ;;1~5té.




210 HISTORIA POLlTlC~\
lIan alJl'igado mas Ó mellos simpatías, cosa qne
) o ignol'o , por tal ó cual órden de ideas políti-
cas, estas simpatías nada han influido en su
conducta. La cuoperacion inglesa ha sido siem-
pre igualmente sincera, igualmente activa con
todas las administraciones que se han ido suee-
~ivamente encargando del manejo de los nego-
cios en lUadl'id, y la emfJajada inglesa ha perma_
necido constantemente abiel'ta á todos los ma-
tices del pal'tido lihel'al, con la misma cordiali-
dad y con una afeccion tan señalada para con
los hombres del Estatuto, como pal'a con los de
la Constitucion.


Como quiera que jamás hayan mediado entre
el gohiemo cspañol y el gahinete inglés nego-
ciaciones ningunas de illtel'Vellcion , es de aquí
(Iue sus rclaciones diplomáticas han sido infini.
tamente menos complicadas que las de España
con la Francia, Aun mus; habiendo dado esta
tíltima potencia nna interpretacion distinta de
la de la Inglatcrra , al tratado de 22 de abril de
1831, ha vellido de ello á oríjinarse cierta frial-
dad entre las dos pl'Ín~ipales signatarias de la
alianza: frialdad por cierto no menos contraria
;1 los intereses de entra mbas que á los de la na-
cion española, Igual divcrjencia de opiniones se
ha notado entre los sistemas que dividen los
ánimos en Madrid. La que se ha titulado por sí
misma moderada se ha declarado, [JO se sabe
por qué motivo, campean denodado de la po-
lítica francesa, que en verdad no ha andado muy
garbosa en lo de prestarle SOCOI'I'OS efectivos, y
el partido lIlas adelantado se ha pI'onunciad,) á


favor de la Inglatel'r3, Sin embargo, como la ad-
hesion del gl)bi(~rno inglés no ha dlljado un
punto, cual lo hemos visto ya, de ser indepen-
diente de los hombres que se han hallado en el
poder, pal'eee que todos sin distincion de parti-
dos debieran de esperimentar idénticos senti-
mientos de gratitud hácia una al iada jenerosa y
siempre fiel; pero es lal el esu'3víodc las pasiones
en España, que basta un partido adopte un he·
cho paraquesu contl'ario lo repudie, Division por
cierto asaz fllllesta, puesto qne prolonga inde/i-
uirlamentc los obstáculo~ de una rejeneracion de
suyo tan cn estl'emo co~tosa, teniendo como
tiene todo que h;¡cel'se en ella de l'aiz,


Fácil me seria demostl'ar que una política idén-
tira entre Francia é Inglaterra, respectivamente á
España, hubiera acelerado notablemente el tél'mi-
no de la guerra ci vil y evitado los desórdenes de
que hemos sido testigos: tambien pudiel'a es-
planar prolijamente l.) facilidad qUllciertos hom-
bres de gobierno encontrarian para hacer pre-
valecer sus ideas, si fuese posible conlar eon el
apoyo mOl'al de las dos mas poderosas naciones
del orhe; mas lIO soy yo el que tiene que tratar
tales cuestiones; quien debe resolverlas sí es la
al ta sabiduría de los gabinetes inglés y francés;
á quien toca dar una nueva ml1eslt'a de amor á
la España es á los dos hombres esclarecidos que
dil'ijen los Ilegocios estranjeros de aquellos dos
paises, De mi sé deeil' que me basta que algo sea
posible en favol' del sistema constitucional eu-
l'opeo , pal'a desear que se practique ó á lo me-
nos para apetecer que se ensaye.


c.\PITUI .. O T}~U(;ERO.


Portugal.


Por espacio de dos años se iba sosteniendo en
Portugal la gu\:'rra dinástica entre D, Pedl'o y D.
Miguel, cuando la pl'esencia de D. Cárlos en el
suelo pOl'lugués cI'eó, des pues de la muel'te de
.Fernando VII, un peligro eomun á entl'ambas
naciones peninsulares, haciendo que se conci-
biese la idea de IIna alianza contra los dos prc-
tendientes á las curonas de España y POI'tllgal,
la cual fué oríjen del tratado de 22 de abril de
1834,


La intcl'vencion directa de la Espai'ía, y 13. en-
trada de sus tropas en Portugal á las órdenes del
jeneral Rodil, pusieronlérmino á la guerra, y b


capitulacion de Evol'a Monte espulsó de este lil-
timo r¡¡ino á D. Miguel y á D. Cárlos, df~sde cu-
yo tiempo reina pacíficamente doña lUal'Ía de la
Gloria.


Tan impOl'tante sel'vicio empeñaba moral-
mente al gobiemo POl'tugués á cooperal' en Es-
paña contm D. Cárlos, llJas fuera de esa deuda
de gratitud, existía además el tratado de la cuá-
dl'uple alianza que le obligaba csplíeitamente á
ello.


Sin embargo oÍ. pesar de que el ministerio es-
pañol lo habia solicitado al gabinete de Li~bo<l
j'a en 1R35, no ohstante los minislt'os de la rej·




DE LA ESPA~A MODERNA.
na :Uaría no se mostl'3ron nada solícitos en coo-
per'al' de un modo activo y se contentaron con
reunir algunas lropas en la frontera, bien que,
á consecuencia de haber instado vivrroenle la
Españ<! la enlr'ada del ejército por'lugués, se fir-
mó al cabo en 2,t de setiembre de 1R35 un tra-
tado en que se obligaba el gobier'no de Portugal
á intel'Vcnir en nuestr'a nacion mediante un re-
fuerzo de seis mil hombres, que debia aumentar-
se hasta diez mil, caso que lo exijiesen las cir-
cunstancias.


Entt'Gl'On en efecto en España las tr'opas de S.
111. F., ocupando gr'an parte de ellas la Castilla, J
uniéndose una vrigada mandada pOI' el Baron
Das Antas al ejél'cito de l\"avarra, donde prestó
considerables servicios. Posterior'mente cnando
emprendió Gome;¡, Sil aventnrora espedicion há-
cia fines de julio de 1836, replegáronse las tro,
pas pOl'luguesas en sus pI'opias fl'onteras, con ob_
jeto de protejerlas contra el jefe carlista, si por
acaso intentaba trasponerlas. Mas, ya pasado el
riesgo, solicitó el gobierno español que tomasen
parte Otl'a vez en las operaciones dw Nayarra , y


en efecto la brigada del Baron Das Antas volvió
allá y se portó bizar'ramente.


Cuando en setiembre de 1837 se sublevaron
los eartistas portugueses eoutl'¡¡ la constitucion,
llamó el gabinete portugués á toda prisa las tro-
pas que militaban cn España. Dirijióse el Baron
Das Antas hácia su pais á marchas forzadas y
contribuyó poderosamente á la dcrrota de dos
mariscales, jefes de la sublevacion cartista: des-
de cuya ~azon no han tomado ya mas parle los
portugueses en In guerra civil de España.


La navegacíon del Dllel'O ha dado ocasion á
prolongadas n~goci:Jciones, de las cuales resulló
un convenio eutre ambas naciones. firmado el
31 de agosto de 1835; sin embal'go la comi~ion
mixta que tenia que hacer los I'eglamentos de
navegacion y policía, en virtud del artículo
cuarto de aquel tratado, no ha concluido su ta-
rea hasta hace muy poco tiempo; así lo partici-
pó á las Córtes la reina de Portugal en su dis-
cm'so de abertura dc 25 de maJo último, ofr'e-
ciendo someter á su exámen el I'esultado de
aquellos ti'abajos en la presente lejislatura.


o
Norte.


RepeliJas veces se ha achacado á los principios
democráticos I~ inconsecuencia en su aplicacion
y á la democracia su ingratitud; mas los escl'i-
tares realistas apenas han tenido nada que df~cir
contra las contl'adicciones mucho mas groseras
de los pl'Íncipes , ni contl'a su desagradecimien-
to: á bien que al dividir así el jénero humano en
dos distintas castas, ha venido como de molde
el derecho divino para e5cud~r con su incom-
prehensible principio los desaciertos de la mo-
IIarquía: y cjel'tamente que laR qll€' lo ¡nvocal'on
como á:odjen de su existencia, hubieron de cI'cel'-
se infaliblcs. Felizmente descuella la verdad pu-
ra é illaltel'able pOI' encima de tamañas aben'a-
ciones, inventadas pOI'Ia lisollja, admitidas por la
vanidad y prop~gadas pOI' la avilantez; y la iu-
exorable historia va atesorando impal'cialmente
los yelTos de los reyes, bien así como los de los
pueblos.


La España constitucional ha merecido vivas y
e1caces simpatías de los amigos de la libertad;
IJllPS no cabe á ningun otro pueblo presental' tan


cl'ucnlo mal'til'olojio de yíctimas de la til'allía 1
pero ¿ acaso la Elll'opa monárqnica nada le de-
bia por su parte? En verdad, en vel'dad que, si
los reyes han echado en 01 vido cuán deudot'es
son de la conservacion de sus Iwopias coronal á
la heróica usistencia de los Españoles, ahí es-
tán los tratados que les I'ecordal'án la apI'oba-
cion que tl'ivutaran al renalÍmiento de la libel'-
tad espafiola, allá en sus dias de gloria y de luto,
cuando se inmolaban poblaciones entel'as por
la salvacion de la lejitimidad:monál'C(uiea. A buen
seguro que la alianza del trono y del pueblo, añu·
dada por un pado constitncional mas ó menos.
esplicito, no les pareció entónces á uinguno de
los sovcranos del NOl'te un atentado contra la
majestad real; mas j'a veRcido PO!' la Europa
coaligada el coloso del impel'Ío, gl'aduá1'Onse lo!>
sacrificios de los pueblos á fuer de mero cum-
plimicnto de una obligacion, y en la embriaguez
de un tr'iunlo que ciel'tamente [JO les presajia-
ran dc antemano Marengo y Austerlitz y Jena y
:\loscou, desdijél'onsc aqnellos monal'cas de sus.




218 IIISTORlA POLITICA
promesas! de sus empeños. Ingl'atos y olvida-
dizos vióseles declararse enemigos de la eman-
cipacion de los pueblos y hermanáronse para
cOI'tar el vuelo de la intelijencia, apellidando
Srm{ll Alianza á una liga odiosa quedebia apron-
tal' numerosos ejércitos, dispuestos á sofocar el
grito de libertad en cualquiera ángulo del uni-
"erso, donde escapara al cOI'azoo del hombre opri-
mido,


Por lo que á España concernia encargóse Fer-
mndo VII de aquella mision, y sabido es COIl
cuánta pel'severancia la llenara durante el curo
so de su aciago reinado. Vencido pOI' la revolu-
cion de 1820, socorriéronle las potencias de
.l\ol'te, y tleeidiendo el congreso de Verona la
guerl·a de 1823, levantóse una cruzada contra
eiía misma constitucioll que tliez años antes re-
conocieran todos los soberanos reunidos, dos de
los cuales, á sabel', el emperador de Rusia yel
rey de Prusia, lo habian veriticado mediante tl'a-
tados solemlles, Enc3rgóse la restauracion de
C narbolal' la enseña de los cl'lIzados, y no paró
en efecto basta clavarla en el cadalso de Riego,


lIastJ eutónces hallábase el odio á los princi-
p;os lib'!I'ales de tal modo separ'ado de los inte-
I'eses de aquellos monarcas, que pndieron ('n-
1I'egarse á él sin titubeal', olvidando cuanto de-
bian á la Espai'ía, y hasta ignorando la verdade.
ra mira que llevaba la restauracion en aquel
ataque coutra la PenÍusula. k,Í se lo ha indica-
do mas larde el serlor dt~ Chatcaulll'iand.


Posteriol'mente, en los años trascul'l'Ídos des-
de 1823, desencadenada ya y rrer)(~tica la raccion
apostólica, alarmó hasta á los mismos que pre-
paraban su existencia, por manera que el señor
Zea Del'mudez ,que contral'cstaba en la Penín-
sula aquel nuevo fanatismo, se '1eia de continuo
~inceramente animado pOI' los representantes
de las potencias del I\"orle. Y sel'ian de ver los
dcspachos escl'itos en aquella sazon pOI' el se-
llar Bl'unetti al archicancillel' de Austria, pOI' el
señal' de Lieberman al gabinet(~ 11I'usiano, y (lO\'
el señOl' de Oubrill al de san Petcl'sbul'gO, pucs
era por demás su indignacion contra las cl'imi-
nales iutentonas del pal,tido apostólico tanto que
si debemos juzgar pOI' Sil conversacio~ y confi-
dencias diplomáticas, no tenia D. Cál'los en aque-
lla época mas declal'ados enemigos que ellos.
Hasta llegaban á acusarle de fl'aguadol' directo
de todas las conspit'acioucs contl'a ell'ey ,Fer-
liando.


En esto y mientras mantenian así dividida
aql1eHas luchas intestinas á la familia real, es-
pdióse la pragrnática-sancion de 2D de marzo de
1830; cllyo grave acontecimiento rué, segun de-
jo ya dicho, resultado de los mancjos de la fa(:-
cion apostólica, los cuales nI fin y al cabo '1iuie-
ron Ú recaCl' ell su propio daiio; IJlW, la pl'oUlUl-


gacion de la ley de las Córtes de 1769, del'oga-
toria del auto acordado de 1713, yen qne se res·
tabl6cia el antiguo derecho de sucesion á la co-
rona, hacia mucho Illas eventuales los de D. Cár-
los, entónces hCI'edero presuutivo del trono, A
mayor abundamiento el nacimiento de la reina
Isabel y de su hermalla la infanta vino á es-
cll!irle de él casi del todo, Por lo demás difí·
cil ~e hacia que el pat'tid<l apostólico y su jefe
aceptasen tl'anquilamente la "lIelta á las auti-
guas leyes oc sucesion; así que de prever fUIÍ
ya desde entónces la guerra civil, si UD podia el
rey consolidar su obra antes de fallecer.


No cabia que ignol'asen las potencias del Nor-
te el estado de la España, ni la legalidad de la
pl'agmática-sancion, ni su lejitimidad, ni los
proyectos de los apostólicos: por lo ,cnal á la
aparicion de un acto tan gl'ave, cual lo es un cam-
bio en el órden sucesoral de la corona, debian
babel'se manifestado en todo caso las I'eclama-
ciones diplomáticas, y en la hipóte~is de que pue-
da existir el derecho de examinar semej¡¡ntc~
actos, como pal'te del derecho Plíblico interna-
cional, sin duda que en marzo de 1830 era cuan·
do debia reclamal'se. Mas no fué aSÍ; yen verdad
que no se aciel'ta de pronto á concebir porqué
pudieron las potencias del NOI'te admitir' de he-
cho como lejílima la pllblicacion de la pragmá-
tica-sancion, y protestar en seguida cuando lle-
gó el momento de ponerla en planta. Sin embar-
go la solucion del enigma se ellCllelltra en los
acontecimientos que sobrel"Ínieron postrl'ior-
mente, eo particular en la revolucion de n'an-
cia de 1830: ya quc desde aquel punto cambió
de raiz la política clll'opea y se biciel'On casi has·
tiles las rel~ci()nes diplomáticas de todas las po-
tencias del NOI'tecon la Francia, la cual resumió
á sus ojos las revol uciones de Béljic~, Polonia,
Suiza é lIalia. Sospechóse desde (lntónces que e-
cambio de la ley sucesoral española seria el jél,1
men de un nuevo porvenÍl' enque ocupat'ia lalí-
berlad distinguido puesto y se señalaría al despo-
tismo su ültima hOI'a. Vióse claramente que in-
slIl'l'eeciouándose los apostólicos contra la jóven
reina, se hallaria esta pl'eci~ada á apoyarse en
los constitucionales, y enttÍuces rué cuando D,
Cárlos, cuyos derechos nadie habia pensado ni
por asomo en rC'Iind icar, pasb á ser pat'a las po-
tencias del 1'Iol'te lejílimo sobel'allo de la Espa-
ña, adoptaron estas ocultamente Sil causa y fJre-
parál'onse [lat'a sostenerla en cuanto quedase el
solio vacante pOI' muerte dell'ey ; por'que nada
amagaba tan de cerca á la revolucion de julio ro-
mo el triunfo de J), Cárlos, puesto que hubiera
sido la Espaiía en aquel caso el cuartel jcncral
de los conspiradores lejitil1listas, prokjidos pOI'
el hermano de Fernando, He aquÍ el ehlJ'f~cho
liudo de ries¡;ü Cúlllllll t¡lIC ha 11L"l"lllillla<lo á la




DE LA ESPAÑA ~IODERNA. 210
Francia de julio con la España l'ejencrada: la
cansa de entrambas fuera la de la libertad con-
quistada pOI' el pueblo; lino ha sido el princi-
pio que ball tenido que sostenel'.


Sin embargo, á pesar de la alarma que sem-
bl'aron en los gabinetes del NOJ'te los movimien-
tos de 1830 .Y 1831 , puede dlldarse todavía de si
se hubiera efectivamente l'esllClto como princi-
pio laadopcion de la causa de D. Cál'ios, en el ca·
so de que los ajenles de aquellas potencias en
l\Iadl'id hubiesen llenado lealmente los deberes
que les impusiera su mision : pero menos solí-
citos por los ilJtereSés de sus respcctivos sohe-
ranos y dt~ los de la Esp¡li'ía, que pOI' los suyos
Ill'opios, halagaron aquellos representantes la
que crt'yel'o!l ellos opinioll de sus monarcas,
y de advcl's31'ios qne habian sido hasta entónces
de D. Citrlos, convirtiéronse en c¡¡mpeones de
este pl'Íncipe, esfUI',liÍndose en pintal'á la Espa-
lía "jitada por las I1Hl~ revoluciollal'ias pasiones:
con lo cual remataron el esLra\Ío de la política
de sus gobiernos. :\Ial informados los gabinetes
del Norte del estado lIJoral J político de Espa-
ña y de los acaecimientos (I'W ell ella se dispo-
nian, vieron únicamente en el restablecimiento
de la ley suecsorai una causa de desól'den )' re-
volucion, }' en vez de cooperal' á que Cl'easen los
Españoles un gobierno monárquico y nm'mal,
cuya prolongada ausencia ha esteuuudo pi pais,
en vez de dedicarse á esa tarea tan tt'abajosa y
difícil, resolvieron por el contral'Ío fl'ustrar los
esflH'I'ZOS ensayados en la senda de la rejene-
racion , prolejiendo la rche/ion que habia de es-
tallal' en muriendo Fe¡'fJilodo VIL


El cual, segulI costumbre ,de la nacion, en
junio de 18;13, 1ll~lldó reconocer á su hija como
á hel'cdcrade/ trollo P01' llllasCól'les I'ennidas en
la forma á flue las redlljel'a el despotimlO, hacia
ya algunos ~ilílus, J en aquell" solemnidad fue-
ron reprcsent.adas las potencias del Norte pOI'
sus etiviados ; lo cual ,"enia á sel' un I'econoci-
mien to de oficio de la jóven reina Isab·:1 como á
hel'edera pl'eslIllliva de la cOI'ona. Sin embal'go á
pesal' de semejante acto de adhesion en IIl1a cil'-
cunstallcia tan decisiva, á pesal' del silencio
gnal'dado cuando la publicacioll de la pragmá-
lica sancian en 1830, inlcl'l'umpiéronse las rela-
ciones tliplomatieas eutre Esp;lÍla y las poteli-
cias del Nurte á la mllerte de Fel'll3ndo VII, acae_
cida el 20 de setiembre de 1833, y ellrollo espa-
ilol quedó vacante de hecho, puesto que no re-
conociendo la Prusia, la llusia y el Allstria á Isa-
bel Il , tam poco 1'f'COIIOciel'on á D. Cádos, vaci-
lat:ion t~n vcnlad nociva alln al mismo principio
de lejitimidad, porque las naciones del KOl'te
probaron d.! aquella suel'te que nada habia para
ellas mas oscuro ni nlenos concluyente que
;I(Juclllli~tl'rioso dogma. Difíl'illllcute Jl'ci'tal'J


la posteridad á comprend.H' mtjor que nosotros
pOI' qué razon no titubearon los monarcas del
derecho divino en I'econoce¡' á Luis Felipe en-
tl'onizado por una revolucion, y al re,v I,eopol-
do, que, al orlar SIIS sienes con la corona de la
Béljica, I'asgaba Ullll pájina del tratado de Viena,
siendo así qtle pOI' otra parte trataron tan ag,'ia·
mente á la Espaíía, la cllal al fin y al cabo no hi-
zo mas que mostrarse fiel á la voz de su monar-
ca, bien así como á la ley nacional, qlle llama-
ban á Isabel 1I á la sucesion de su padre. En Es-
paña 110 hubo I'eyoiucion ,no hubo I't'vueltaal-
gnna; la augusta hija de Fcrllalldo VII ciñó sin
sacudimiento ninguno la COl'ona de sus antepa-
sados ]lor del'echo de nacimiento yen virtud de
la ley fnndamclltal del rcino; la nobleza y el
clero saludaron en masa aquel suspirado reina-
do, todas las clases de la naeion lo acojicl'on COIl
entusiasmo, el ejét'cito entero agrupó sus filas
en del'l'edor del solio que jurara defender; una
sola faccioll se atrevió á desconocerle", i Siu
embar'go, esa faccion Línica, esa faccion aisla-
da, ellcontl'ó simpatías, SOCOl'l'OSy apoyo mo-
ral en los gabinetes que habian I'econocido al
rey de los FI'<lIlCeSes y al de los Belgas! Dijél'a-
se que medió aquí una equivocacion voluntaria
y que no se quiso examinar de buena fe la clIes-
tion sucesorial , á fin de ponel'se en la pl'ecision
de reconoce,' á Tsahelll, Línico punto que toca-
ba al intel'és jeneral , y qne hacia de ello una
cuestion europea.


La I'azon se opone á que diez y ocho millones
de hombres sometidos á la corona de España
sean mantenidos en tina posicion escepcional.
Los principios políticos por ellos pl'Oclamndos
son comunes á muchas oll'as naeiolles aliadas
deJas mislI1a~ potencias que se niegan á I'econ{)-
cer á la reina de Espaila, por manera que cs evi-
dente qlle se han confundido los pl'incipios po-
lítico y dinástico LÍnicamente como medio matc-
rial de espresar abiertamente un odio enconado
contl'a todo mOlimiento l'ejeneradol'. Como
quiera pues que no se pudiese lanzar un entre-
dicho contra la Fl'allcia, á causa de Sil estrema-
da pujallza, ni contra la Béljica pOI' razon de Sll
poderusa protectora, ahl'umóse á la España con
todo el peso de la malquerencia de los sobel'a-
nos del Norte; previendo fácilmente que la po-
lítica del gabinete francés en Espaíla no seria
la misma que en lléljica.


Sin duda que se obscna en la política de las
potencias del Norte tilla notol'ia inconsecuen-
cia ; pues si á su ver era D. Cál'los soberano le
jítimo , debicl'an habel'le reconocido espontá-
neamente; pero haccl' ptÍblicos votos pOI' su
triunfo, coneederle todo jéllcro de simpatías,
y no atI'C\'t~I'SC á recollocerle , (',lo ha sido obrar
~¡ll dignidad, sin cOllvicciulJ, bill gl'Jnlleza, y pOi'




220 HISTORIA l>OLlTICA
ciel'to que nada ha ganado la majestad 'real pn
esos manejos clandestinos, que ban rebajado á
tr'es poderosos monarcas hasta el mezquino pa-
pel de oscuros fautores de propa~anda,


Si veian en la reina Isabel la lejítima herede-
ra del trono de Rspaiía, debiel'an hahel'la reco-
nocido, por mas que no siguiesen despues en
relaciones con un pais cuyos vaivenes políticos
les parecian peli~l'osos; mas en cualquiera de
entrambas hipótcsis, el no reconocimiento no
era líci lo, Los reyes lejítimos han cometido de
consiguiente un gl'oscl'O enor, tanto mas cuan-
do su principal interés estaba en sacar ail'oso d
principio que profesaban, y no en servil'se del


pretexto de una cuestion política para satisfa-
cer un odio que nada justificaba, Bien seguro es
que con protejer por debajo mallo una usurpa-
rion, handailadoá Sil propia causamasde leque
pudierau habel'lo hecho veinte ,'evoluciones, ya
que la inconsecuencia y la falta de lójica son el
mas enérjico disol vente de los principios,


Puesto quc hcmos examinado la política je-
neral de las potencias del Nortc bajo el punto
de vista monárqnico comun á todas ellas, bnello
scní cOlJside,'arla ahora con relaciolJ á cada una
en pal'tieular; bien que de mí sé deci,' qne la
juzgo igualmente falsa y erl'Ouea en entrambos
conceptos,


CAl~ITU['O o.UINTO.


Prusia,


Sill duda que esta potencia, ya por lo apacible
de su 'gobierno, ya por su sensatez, ya por el ór-
den arlmil'able de su administracíon, debia de ser
cutre las ll'es del Korte la que menos simpati.
zase con los desvaríos y desconcierto admínis ..
t1'ativo, inevitablcs consecnencias del triunfo de
D, Cárlo~. Se habia padecido sobl'arlamellte en
España bajo el reinado de Fernando VII, para
tolerar ya por mas tiempo que aquella viol~cioIl
de las mas obvias reglas de justicia y sensatez
sc erijiese en principio constante de gobierno;
y era ya de todo punto imposible la continua-
cion de semejante tit'ania embrutecedora, que
cierlamcnte hubiet'a D. Cárlos cstl'emado mas
y mas: de aquí la ,'evolucion contra tan hedion-
do porvenir; de aquí el alzamiento jeneral con-
tl'a el pretendiente,


Si el contraste tle las dos administraciones de-
l,ia ser un moti\'o de a\'tTsioll pal'a la l'l'lIsia, sí
e~ta potencia tenía que deseal' á nombre de los
I'l~yes (Iue la monarquía no fuese en parte algu-
!la la il1lájen de la demencia admiuislrativa y
del tenol' político, con mucha Illas I'azon aun
debía aleja,'á la Pl"IIsia de la causa de D, Cádos el
fanatismo relijioso pel'sonificado en él, ya que el
gabinete prusiano tl'ata con insólilo I'igol' á los
arzobispos de Colonia y de Posen, y lucha vigo-
rosamente cOllt¡'a el espíritu de Roma: por ma-
llera que ha sido en ella singula¡' imprudencia
el tomar en España la defensa de la inquisicion
y de sus abominables hOlTol'es : con lo cual ha
tenido á siSlJifit:al'quc l'l'o!ejia en el e~ll'ilnjl'l'o


lo que no quería para sí; que I'celtazaba en Pm-
sia las invasiones del poder pontificio y las fa-
vorecía en España; cn \lna palabra, que sostenia
el pro y el conll'a en una misma cuestiono Y á
la verdad, digase lo que se quiera de ese espíri,
tu revolucionat'ío que á cada paso se nos está
achacando, ello) cs , que jamás hemos empleado
nosolt'os , conlt'a los prelados diocesanos que
han perseguido abiertamente b libet'tad yel ór-
den establecido, el rigOl' estremado de que se
ha sel'vido el gobíel'llo de Bel'lin por ra7.011 de
una mcra tlisputa sobl'e matrimonios mixtos. lIe-
mos visto á muchos obispos alejarse voluntaria-
mentc de sus diócesis, á algunos otros sepal'ados
de sus destinos, y enviados por ó,'den del go-
bierno á divel's05 puntos de la Peuímnla; IllHS
Ilinguno de ellos ha sido m'raneado de sn silla
episcopal por Ulla partida de granaderos, ni con·
dncido á mano armada á Ulla fOI'raleza por man-
dato del jefe del estado, Así que, á pesar die! las
ajitadas pasiones de una guerra civil, nllest!'a too
lerancia relijiosa lw sido lIlueho mayor, aunque
infinitamente mas dificultosa, que la de UIl ~o­
bierno que encuenlJ'a solamente sUll1ision y ollt'-
di~ncia,


Además de esto, tenia la Pn,~ia todavía olro
interes muy obvio en no rechazal' el gohierno
cOllstitueional,y el'a ciel'tamente el de la I't'Spcc·
tiva posicion jeográlica de entrambas naciones
con respecto al punto de vista militar; pues no
hallándosc scpal'adas sino por el Il'!'ri torio de
rrancia, clal'o es quc en 1 I'!! el ültimo ccntíne!,\




DE LA ESPAÑA MODERNA.
I'spañol del Bidasoa, y el primero prusiano de
Saarbruck, no bay mas que soldados franceses.


Por 10 cllal, dado que las relaciones existen-
tes entre dos pue blos, separados únicamente por
los Pirineos, no fuesen suficiente cansa de reac-
eion del mas fllel·te cOlll!'a el mas débil; no obs-
tante la instintiva ambician de la Francia, que
illcesHlltemente la impele á qlle!'el' dominal' en
España, bastal'ia par'a darle pOI' sí sola un influ-
jo real eu los destinos de la Península. El tiem-
po no ha cambiado mas que la fOI'ma de tamaña
ambician, siendo sabido que la Fl'ancia uo ha
cesado un punto de qnerel' sujetar á la España
¡j su poderoso ascendiente. Y es esto muy llano,
Ja que plenamente aseguI'ada por parte de los
Pirineos, le es dado hacer ft'ente al Rin sin in-
quietud ninguna pOI' sus fronteras mel'idiona-
les,


Para salir pues de tan vergonzosa tutela, la
cual fecha desde Luis XIV, Y para crear á Espa-
ña una fuerza capaz de l'e~titllil'ie su indepen-
dencia , se hace pI'ecisa una caball'ejenel'acion ,
la que no puede vel'iticarse sin la repudiacion de
lo pasado sobradamente vel'gonzoso; pOI' mane-
ra que solo cabe á un gobicl'1I0 constitucional el
realizar la emancipacíon de la Pcuínsula. Y sino,
colóquese á D. Cárlos en el trono, y sed de ver
cómo á pesar de las mezquinas intrigas á que en
tal caso se pI'estaria , y lo que es mas, pOl'I'azon
de ellas mismas, vendria á ser el juguete de la
Francia. Sin mas que un solo enemigo que ven-
cel', iria sin duda a humillarse á sus plantas, y
claro es, que si un dia se lanzaba la FI'ancia há-
cia el Rín, quien 1I0rar'ia la lIulidad del gobier-
no español sel"Ía sin duda la Alemania y la Pru-
sia. Ahí están en mi apoyo los sucesos de 1808.


Peroal contrario, la monarquía española, rea-
nimada, rejuvenecida, fuerte é independiente,
adquirida un peso enorme en la balanza euro-


pea, y unida á la Francia, medi3nte el nudo de
los p1'Íncipios y la comunid3d de intereses ma-
teriales , seria su aliada, no ya su esclava. Cabe
que la España quiera ser poderosa sin manifes-
tarse hostil; pel'o no hay duda que pudiel'n opo-
nerse al engrandecimiento d¡~ la Francia hácia el
nortc, al paso que le prcstaria ayuda y'socor-
ros, si viese esta nacion alacada á su Vf)Z su pro-
pia independ')llcia. El restablecimiento del eqlli-
libl'io de fuenas al'ti\'as en ElIl'opa es el mas
seguro medio de evital' los embates que tanto la
han hecho padecer, y seguramente que las po-
tencias del l'úll'te ban perdido sobrado de vista
la posicioll de España, y olvidado harto pl'Onta-
mentc los sCl'Vicios que les prestara en 1808,
allá cuando uadie contaba COn nosotros para Ii·
bertar á todos los pueblos amenazados por Na-
poleon, Si hubiesen contemplado á sangre fria y
con irnpal'cialidad el estado mOI'al y político de
la sociedad modcl'na, si hubiesen medi tado el por-
veuÍl' que uos cspCl'a , á buen segllro q ne cum-
pl'endict'anlllllcho mejol' cuán interesadas 5C ha-
liaban en lloabandoual' á la España en su tm'ca de
rejenel'acion. No crean que se borre así como
quiet'a un pueblo entcro de esa vasta asociacion
elll'opea donde todo es COlllun, la paz bien así co-
mo los vaivenes<{llc la comprometen; y conozcall
al fin que el trinufo de D. Carlos suponia necesa-
riamente el anonadamiento de la España; de esa
España que la Pl'llsia por su pI'opio interés debe
quel'el' fllerte y poderosa.


Así pues, la PI'usia, bajo el punto de vista de
la lejitimidad dinástica, 110 ha acel'tado á pI'ofe-
sal' resueltamente nna opinion, menoscabando
eon ello el principio que deseaba defender; y
bajo el aspecto ¡'elijioso,lIo menos que ~elativa­
mente al verdadero equilibl'Ío de fuel'zas, ha se-
guido ulla política Jiameh'almellte opuesta á la
que le dictara su IJI'opio ¡Iltel'és.


CAPITULO SJ;~XTO.


El Austria.


En una carta del sellOl' Cannillg al sellor de
Chateaubriand, esel'ita en 22 de febrero de 18~3,
se encuentralllas siguientes palabras sumamcn-
te notables:


« ¿ rlo pudiera la España dar oidos al llama-
miento que hace el príncipe de l\Ietternich á la
antigua union de aquella nacion con el Austria,
y cncar'ándose con nosotros (si asistíamos á tal
debate), decÍl'nos que se halla dispuesta, cual la


Inglatcl'r'a ell 1688, á ponel' á cubierto sus leyes
y sus libertades, mediante un lijero cambio en
la dinastía reinante, y á eolocal' en el tl'ono á
un príncipe austríaco dotado de un podel' mas
estenso que el de la cOllstitucion ? D (1)


(I) Chalcaubriand, Congreso deVerollo, tomo I,
p. 457'




222 IIISTOlUA POLITICA
Cuando así escribia el señOl' Canning, muy le-


jos estaba de 11I'ever que siete años des pues ,
podia realizat'se el llamamiento hecho por el
pt'íncipe de :.\Ielternich, con solo volver á la an-
tigua ley de sucesion, y que el archi-canciller
se declararla abiertamente contra un stlceso qne
tan fácil pl'esentaba la antigua alianza de Espa-
ña y Austria. La política del señal' Mettel'llich
es en efecto la que ha determinado la de las otras
dos potencias, y no hay duda que ha mediado en
este punto IIn convenio tácito entt'e los gabine-
tes de Berlin y san Petel'sbul'go, para accedel'
cumplidamente á la voluntad del de Austria, y
qne IIn sentimiento natural de conviccion, de
qne la cuestion sucesOI'al dc Espaua atañe pl'in-
cipal mente á la casa de Hapsbnrgo ha dado oca-
sion á cierta especie de abandono de toda inicia-
tiva, á bien que en recompensa ha tenido la Pru-
sia vara alta en la cuestion belga, y la Rusia
ha corrido pOI' su cuenta en los negocios de
Oriente.


EIl 1823, pOI' falla de destreza ó sohl'a de
malicia, recordaba el Austria á los Españoles los
ticmpos venturosos qne precedieron al paso de
la España á la casa de Borbon (1). ¿ Cómo pues
el diplomático c¿lebre, que con no menos fOl'tu-
lIa que habilidad dirije hace ya treinta años los
destinos del imperio austríaco, ha podido des-
conocer el espíritu de esta cnestion? De mí sé
decir que juzgo tan en estremo fllera de ramn y
de su propio interés el ver á la casa de Amll'Ía
pl'otejel'la le) sálica y pl'otestar contra la guer-
ra, sostenida allá antiguamente contra Felipe V,
que jamás podré consideral' ese desvío de todo
cálculo de sana política, sino como I'esultado de
uno de esos temores que lo hacen sacrifical' to-
do al intel'és del momento. El Austria ha prefe-
rido el triunfo del despotismo en España, me-
diante la dinastía borbónica, al establecimiento
de la libertad, acompañado de la esperanza de
colocar en el trono español un príncipe austría·
ca, no ya por un lijero cambio de d¿nast!a, sino
pOt' la simple union de las dos naciones, segtln
así p;J1'ecia quererlo el señor de l\Jettel'llich en
1823 : y aunque, aceptando la abolicion del auto
acordado de 1713, hubiera podido tomat' un pa-
cífico desquite de las jOl'nadas de Rl'ihuega y
Villaviciosa; uo obstante elmillistro l\Jetlel'llich
no ha quet'ido en 1833 rehacerse, con la políti-
ca, de la derrota de 10Sl'jércitos impel'iales du-
rante la guerra de sucesion ; sino que ha prefe-
¡'ido sostener la obra del vencedol' del archidu-


(1) Carta del Sr, Canning al Sr. de Chateaubriand,
de 25 de junio de 1823. Cc;ng. de Verou3 , tomo 1,
]'. 47I.


que Cárlos. Po(!ia despertar en Espafía elrecncr-
do de las pasadas glorias milital'es, adheriéndo-
se á la causa del restablecimiento de nuestras
ailtiguas fl'3nquicills, pel'o no ha querido rcclJr·
darnos que la casa de Austl'ia fué la q!le deslrn·
yó nuestras libertades; pOi' rna nel'a qlle el archi·
canciller ha ratificado aquella obra de iniqui·
dad de Cárlos V y de sus SUCCSOI'es, y dado al
Inundo, con desmentil' su pensamiento de 1822 y
con pro tejer á D. Cárlos, IIna nueva prueba de que
en los mas eminentes diplomáticos pueden tal
"ez las pasiones mucho mas que los mas obvios
intel'eses del estado; pues en la política del Aus·
h'ia con respecto á Espaiía han obcecado aque-
llas su razon, Por lo demás los Espa ñoles tenemos
que agl'adecel' al selíor lUetternich el habernos
así I'evelado la incompatibilidad de esa union de
la casa de Ausü'ia con la España modema; pues-
to que cualquiera ilusion acerca de este punto
hubiera podido conducirnos tal vez muy pron-
to á cometer yen'os, imposibles ya en adelante,
Pero ahora que el seiior de l\lettel'llich nos ha
dado á conocer el abismo que separa la inmobi·
lidad austríaca de la l'cjeneracion progresiva de
España, no serémos nosotl'os quienes le haga-
mos desaparecer, y dia velldrá seglll'amcnte en
que salga la casa de Austria de tamaílo eITOI'.


Para prueba de que ha desconocido el Aus-
h'ia sus intereses positivos y pel'manentes baste
cital'la interpretacion dada por el señor de Cha-
teaubriand á algunas frases del despacho del se-
ñOl' de l\lelternich al ministro austl'Íaco en Ma-
drid , enviado el 26 de noviembre de 1822, du-
rante el congreso de Verona,
~ La casa de Austria no tiene mas que recol'-


dar su propia historia para hallal' en ella los mas
podet'osos motivos de adhesioll , de mil'amiento
y de benevolencia para con una uacion que pue-
de traer á Sil memoria con justísimo orgullo esos
siglos de glorioso I'ecuel'do durante los CHales
el sol no tenia ocaso para ella (1). »


y añade el señor Chateaubl'iand, « Esto que-
ria decit, en lenguaje diplomático: i Erais tan
felices, tan poderosos bajo nuestra domina-
cion .. ,!!! Volvednos á tamal' (2). »


Si tal era el sentido d.e las palabras del at·-
chicancillel' de Austria, como en efecto yo así
lo creo, y si, alglln dia se l'cpitiesen, otra vez la
España pudiem contestar no sin I'azon: « Bajo
aquelladominacion gloriosa pereció mi libertad:
sin embal'go yo la he conquistado contra lOS-
otros y á vuestro pesal'; yo he rechazaclo ú ('se


(1) Congreso de Veronn, p. ¡57'
(» Id., p. I "9.




o


DE LA ESPAÑA lUODEHNA, 22:;
n. Cádos que VOSOtl'OS pl'otejiais; llO me quejo
por ello, pues antes que todo quiero sel' libre;
ese es ellÍnico timbre á que aspiro, y los laul'e-


(aPITUI.O


les de Pavía y de Lepanto jamás me hal'lÍn ol-
vidar las desgl'adas de Villalar, ni el suplicio de
Padilla, ni el de Lanilla. »


La Rusia.


No puede avenÍl'se la Rusia á que la l'evolueion
de julio sea un suceso incontrastable para la
FI'ancia. El czal' ,amagado conh'a su vida pOI'
la fel'mentacion mal encubierta que está inficio-
nando Sil ejército, cstá como despavorido, pal-
pando los progresos del líbel'alismo entre las
clases acomodadas de su imperio inmenso. La
sublevacion de la esclarecida Polonia, sirvien-
do de pauta pal'a regulal' la endeblez rusa, ha
ellcollado mas al sucesor de Alejaudl'o contra
toda conmocion política. y la Espaila queda em-
hebida en aquel odio jenial dc Nicolás contra
innovaciones aoti-despóticas. No estraño esas
il'as contra algunos pucblos; pel'o me pasmo de
que ell San Petel'sbul'go no se hayan enterado
mas cabalmellte de un cambio en el órden de
sucesion ; pues valiéndome de los térmillos de
1\1. Caoning en la carta ya citada, «¿.No pudic-
ra la España, al tildal'la uoa mutacion violenta en
el gobierllo, l'ecOI'dal'lp, los acontecimientos pre-
cursores al ascenso de Alejand¡'o al tt'ono, y el
tt'atado de Tilsit que regaló la Espaila á N:¡po-
leon?» (1) Añadil'émos á estos reparos de 1\1. Can·
nillg, que la Espaila en el dia pudiera apuntar
los móviles entronizadores de Nicolás, menos
cOllcordes con el principio de lejitimidad que
los que fávorecen á Isabd Il contra el infante su
tio.


En 1809, la Rllsia reconodó sin titubear al
hermano de Napoleon pOI' rey de España, y así
cabe muy biell q lIe reCOllozca en el dia á D. Cál'-
los. Alt'opelJado una vez el pl'incipio ,se hace
IlallÍsimo el seguir arrollándolo en hacielldo al
caso; por tanto el desvío de Alejandro, en 1809,
del principio de lejitimidad á favor de un usur-
pador ,y el de Nicolás ahora, tan sumamente
escandaloso y ejemplal', á [avol' del pretendien-
te, no debe asombrar á quien esté cOrl'iente en
conceptuar la política [ponderada de la Rusia


(1) Chnteauhriand. Congreso de Verona, tomo 1,
p, !¡37·


como el egoismo taimado de un caudillo á me-
dio civilizar.


Pronto se hizo cal'go Alejandro de que al ba-
tailar los Españoles pOI' la illdependencia de su
patria, eran unos au \iliares poderosos: y si los
habia sacrificado al conceptuarlos ajenos de su
hel'mandad, los agasajó entusias[:Jadamente en
el tl'ance de no poder ya prescilldir de su al'-
rimo.


POI' de contado Alejandro firma el 20 dejulio
de 1812, en Veliki-I,uki un tratadQ can España,
y por el art, 3., S. i\1. el emperador de todas las
Rusias reeonoce « por lejítimas las córles jene-
rales y estraordinal'Ías, reunidas á la sazon en
Cádiz, así como la constitucion que tienen decl'c-
tada y sancionada. ))


Papa dar luego al través COllesta constitllcion.
aCllde Alejalluro al cOllgreso de Vel'ona perso-
nalmente en 1822.


Sigamos:
Al ir marchando los ejércitos rusos hácia el


corazon de la Europa, el manda:-in , para enar-
decer Illas y mas su entusiasmo con proclamas
aparatosas, les ml1eSll'a la España como decha-
do y llorma á sus tropas y al orbe entel'o.


« La suel'te del Guadiana se falló á la márjen
del Boristenes; y desde allí logral'á la España re-
cobrar esa libertad que está defendiendo con lIe-
roismo en IIn siglo de flaqucza y cobardía ... Si
el Norte se encl1mlJl'a en alas del Ímpetu subli-
me de los Castellanos, se desenlutó elllllivcrso,"
Proclama de Varsovia, del 13 de febrcl'o df~
1815,


Al llamar á las armas á los pueblos de la Ale-
mania , en una proclama de Kalisch del 25 dc
marzo de 1813 ,el empcl'ador Alejandro les an-
da ofreciendo constituciolles.


Tan ajena estaba la de España de puecerle
malvada, que por causa de uno de los muchos
lances pm'tentosos de aquella tempOI'ada homé-
rica, asoman soldados españoles jurando la cons-
titucion sobre el Neva, y I'ecobl'ando sus ban~
deras de las manos imperiales.





22~ HISTORIA POLITICA
E~te hecho estraordinario y poco sabido se ro-


deó del modo siguiente:
Napoleon, en su espedicion descomunal de


Rusia, se habia \levado consigo pal'te de los pri·
sionel'os españoles que se hallaban en Francia;
se les alistó en una lejion particular; y con el
descalabl'o del ejél'ci lo fl'allcés , se pasaron al
campamento I'USO.


Alejandro agasajó y aun galanteó á lo~ solda-
dos españoles, pues los acuarteló en Peterhoff,
~itio imperial, á donde la emperatrizsolia i!'á vi-
sitarlos, El embajada!' de España en Rusia, Don
Eusebio B31'dají y AZ31'a, quisojuramelltar la h'o-
pa á la constitllcioll, y Alejand!'odispuso que fue·
se el acto solemnísimo; fué la formacion sobre el
Neva heiado y se aclamó el j ll!'allJellto ante la
corte toda, tremolando las banderas bordadas
por mano de la misma empcratl'Íz. Se apellidó
el cllel'po Imperial Aleiandro; costeando el era-
rio su equipo nuevo, y embarcándolo en Cl'Ons-
tadt pal'a España, Aquel cuerpo, atenido á su
jl1l'amento sobl'e el .I\eva, za njó la cuestioll á
favor de la constitncion misma, alzándose en Oca-
ña para su I'establecimiento en marzo de 1820,


Vuelto Alejandl'O en 1814 á Petersbl1l'go, á
la primera presentacion del cuerpo diplomáti-
co , SI! encal'Ó con el embajador de España, á
quien apreciaba en es tremo, y le dijo: ({ ¿ A ver
qué opinais de la conducla de vuestro amo el
rey respecto á la España, que ha volcado la
conslitucion en tél'minos tan violentos?» -- ({ Se-
ñor, " le contestó el embajador, «no me cor-
responde el sentenciar, y aun menos el censu-
rar la conducta del rey, )) -« Pues, señOl' em-


l>ajador, " le replicó, ({ desde ahora digo que es
abominable, pues no hay pel'spectiva mas hor-
l'enda que la de una ingratitud semejante con su
pueblo, siendo de ejeOlplal' funeslísimo,»


Ya se está viendo pues que por enlónces no
opinaba Alejandl'o como en 1820, ni sentenciaba
tan rigurosamente la ilegalidad de la constill!-
cían y el desempefio de SlIS fundadores, Si lue-
go ha zaherido su objeto tan elojiado, arroján-
dose hasta cometer las violencias que él mismo
habia ultrajado algunos años antes, abunda la
historia de aquel [ll'Íllcipe con tamañas incon-
secuencias, y escusa dilatados comental'Íos so-
bre su conducta relativa á la España.


No andemos recriminando, pel'o si sacásemos
á luz las interioridades sangrientas de los ana-
les rusos, si descorriésemos el velo que está mal
encubriendo los trances I'ejicidas de IDi sobera-
DOS moscovitas, y pl'egonásemos el sistema des-
velado y pavoroso que está siempre atcrrando
los ánimos en Rusia, tanto para el déspota co-
mo para sus esclavos; aquel sistema, ahorcadol'
de aquel y destrozador de estos con el zurriago
ó la faena de las minas, pronto tendl'ia que en-
IDudecer esa scnsibilidad fementida que se apa-
renta respecto á los episodios lastimel'os dc
Duestras guel'ras civiles, En Espaíla cuantas a 1.1'0-
cidades nos horrorizan y nos merecen ulla re-
pugnancia entrañable, son el aborto de las Íl'as
momentáneas de quien está empuñando las ar-
mas; pero en Rusia, es el achaque perpetuo, y
toda suspcnsion de estos arrebatos de policía in-
quisidora viene á sel' una casualidad venturosa.


CAIlITUU) OCTAVO,


La Cerdeña,


Cuanto llevo dicho sobre la casa de Austria.
sostenedora en el dia de lo mismo que impug-
naba en la guerra de sucesion, cuadra cabal-
mente á la familia de Saboya, En los varios tra-
tados de I'eparto que se cl'l1zaron :mtes de la
muerte de Cárlos II, se contó con la casa de
Saboya pOI' el del'echo de la infanta Catalina,
hija de Felipe n; en suma, la familia de Saboya,
al par de la de Austria J de Burl:JoIl , alegan de-
recho al solio de España pOI' la linea femenina.
En las negociaciones que mediaroll para la paz
de Uh'ccht, sonó siempre el alegato del duque


de Saboya pal'a la corona de España, en defec-
to del I'ey Felipe y sus descendientes, El conde
lUaffei, cnviado de dicho príncipe, !Wesclltó liBa
memoria ¡apoyada por la J¡lglatel'l'a; y cuando
1II. de TOI'e)" , por encargo de Luis XIV, ajustó
con €I vizconde de Bolingbroke los puntos prin-
cipales de aquel tratado, el primcro que se zan-
jó rllé que el duque de Sabaya y sus descendien,
tes eran habientes derecho al solio de España, en
defecto del !'I'Y Felipp. y Sil prole, y que esta SIlS-
titucion se habia de incol'pot'ar cn el acta que es-
pidiese de su rcuuncía á todo derecho SUJO y




DE LA ESl'\;\; \ jIODEI\i\A. :L:¡
gobicl'llu español ll\curl'ió en el apocamiento d,'
contelitilrse con franquicias menguadas, que 1"'-
<lujeron al cónsul á desempefial' su cargo á hur-
tadillas. Luego el gabiol:te de TUl'in conceptlló
descompasadas estas concesiones,)' anduvoatl'O-
pl~lIalldo de nuevo á Letamcndi , y illlll dl'sen-
tendiéndosc de IIDa tolerancia me'zgllilJa, pal'¡j
t:n OpOIHóI'SC á toda jestion suya consulal'.


de Sil linaje a la corona de Francia (1).
Aq~lella acta de rellllllcia de Felipe V á la co-
rO!la~de Francia es de 7 de noYÍembrc de 1712,
declarándose en España ley del estado el 18 de
Jl1~VO ele 1813. Va contenida la siguieute reSC1'va
á f~vol' de la ,casa de Sabaya: « DeclJl'o que el!
defecto de mi persona .Y las de I!lis descl'[J(lien-
tes lejítimos de ambos sexos, el duque de Sabo-
y~1 es elllam;]do!lb sucesion en el tI'OIlO de Es-
pafia. "


El anta acordado en 1713, al'l'ollandoestas I'e·
~ervas , anlllaba en cierto modo los derechos
eventllales de la easa de Sabo)';], .Y e~¡a, nI pal'
de la de Allstl'in, presellció el vllelco de Sil ila-
mamieuto pOI' la línea femenina_


Debia pues Ufan<lI'Se la Cenlelia con la rCSlll'-
I'cccion de Sil derecho femcuiuo , y pOI' el CO:1-
t¡'al'io , la corte de Turin ha IlI'egollDdo su I'C-
sistellcia violenta á estc cambio t.üll favorable á
sus in tl'l'eSeS , declarándose tan acaloradamen-
te pOI' D. Cál'los , que zanjó, no solo toda COI'-
l'eSpOlldcllcia diplomática, sino hasta cI jiro
mercantil, muy en dai'ío de sus propios slÍbdi·
t.OS_ l\lcl'ecc la interrupcion esplicarsc relatando
los hechos, pnes el encono de la Cel'ddia ha ido
sicm ¡lI'C á mas, al p~lI' dd teso n del gobiemo cons-
titllcional, pal'alHlo en imponel' su albedrío al
endeble millistro Perez de Ca~tl'o.


Conceptuó el gabinete s3t'do en 1833 qne de-
bia desentenderse de la ley que lo reponia en
sus derechos; mas pl'otestó Sll Ileutl'alidad en
la contienda doméstica que se lt'ababa en Espa-
lía, y man tuvo en Madrid un ajenle enca1'l5ado
de la legadon , así como la Espaua conscnó el
SUyO ell Torin.


Desasllsl.;:¡do el gabinete de Madl'id con las pro-
testas de la COI'te sarda, y haciéndose cargo de
la Í1'aseendencia de las relaciones comerciales CII-
tre ambos paises, se adelantó á reconoeel' los
cÓllsn les y vice-cónsules sardos en los PUCI'tos
de la Península, alltorizándoles para el desell1-
pella Jllíblico de sus funciones. La corte de Tnrin
desestimó aquel impulso de cordura y eomedi-
miento que deslindaba los intereses comPl'cia-


Hubo l[IlC estl'cllarse , pues tan la rendimiel1-
to de pal'te del gab!lllte esp~fiol habia insolet, ..
tado mas y Illas al de 'Ilirio, y un decreto dI'
la .'cina I'<:jenta del 2:J dc selicrnl)l'c de 133G I'e-
lirúe! clÍmplilse á todos los cónsllless3r·do;. Aun
en(ónces no se pi'Ovidenció tCl'miuanlclllel1l,',
contentóndose cen aviSa!' á los :Jjentcs de lln:,
potencia indudablcmente enemiga «qlle se ks
consentil'ia ejercer sus funciones cou los illdi, ¡.
duos de su país, (lal'a que disfrutasen SlI l'e~gU¡lI"
do competellte , y no se atajase el jit'o .del C0-
mel'cio entl'c ambas naciones. ))


Esta disposicioll á medias no podia menos de
sel' ineficaz, mediando tales circl:nstallcias, y ~si
el gohierno t'spafiol desacel'tó su intento, sill
que se alcalice aquel estl'emo de embelcso. COII
efecto, el gabinete sal'do , en vez de ~gl'adecet'
tanta condescendencia cOtTespondiendo á sus
mil'amicntos , mandó terminantemente al Cóu-
sul espaliol que ya no espidiese pasaportes á sus
nacion;:les, .Y para despejal' toda equivocacÍon,
ailadió "que si el gobierno sal'do visaba los pa-
saportes fil'Inados pOI' el cónsul español, ven-
dfia á reconocer en el cónsul lIna autoridad in-
existente, pues no habiendo reconocido á la
reina, se le denegaba el clÍlIJplase,


Soio cabe alcanzar hostilidad tan impropia de!
ministerio piamoutés, enterándose de los ante-
cedentes con el ministm de estado, el conde de
Solar de la Margarita.


Ilcsidia de embajador s~ll'do en Madrid en 1832
y rué uno de los consejeros lilas alTeba/ados el;
el trance lastimoso de la postrer dolencia de
Fel'lIando VII. El resultado vergonzoso de aque-
lla lt'amoya debia enjendl'ar en su ánimo aque-
lla ojeriza tan ciega con la cual ha manejado las
¡'elaciones entre Es paña y Cel'dei'ia. les y la cuestion política; contcstando con UBa


denegacíon al r;úmplasc del primel' cónsul jen~­
ral que nombró la Espai'ía para Jénova, y el Se-
iJor "Andradc no plldo jamás recabal' su reco-
nocimicuto , Ili la franquicia de colocar el es-
elido real de Espai'ía sobre el portal de su casa.


Noticioso el gabinete de l\ladl'id de hostilidad
lan cavilosa, manifestó que acudil'ía á sus jus-
tas I'cpresalias; no se le oyó; reemplazó á An·
drade un Llano, y á este con Letalnendi; pel';)
en vano, pues la Cerdella siguió su rumbo, y el


Las inconsecuencias de Solar de la Margal'ita
acarrearon pOI' fin l'epl'esalias mucho mas al'-
rnilladoras pUl'a sus conciudadanos que pat·"
los Espalloles, pues pGI' los veiu te mil slÍbditos
sal'dos nvecintlados en Espafia , no habrá veíu t.e
Espaíloles en Piamonte, pOI'que 1l0soll'OS tan so-
lo tenemos allá dos cónsules, y ellos aquí ticuen
hasta veinte y cuatro. Pero los Jl'l'allt¡ues del se-
llar Solar eran muy descaminados y sus Ímpe-
tus políticos muy violentos, para qlle cupiese el
interés nacional en su balanza.


(1) Memoria, de Torcy, Il('g.:>ciacioncs de Ulrccht,
tnmo '3. p.íj. :~~}/.


Enlcl'ado el gabinetc de l\Iad.'id ele la órdctl
notifirad[l pOi' el gobernador d,~ j\!U()VJ. <Í LeL:"




mSTOHl\ I'OLITICA
n1Cndi, 1,' m1nrlú (~l 11 !le novjpmbl'e ti.) on(j,
que no despachase ni legalizase aeta alguna ó
documento cual fllcl'e, ¡'elalivo á los súbditos
sardos. Enr2rgaha al mismo tiempo á las auto-
ridades espaüolas no consintiesen que los CÓIl-
sules sardos despachasen ni visasen pasaportes,
mil'ando como nulas cuantas firmas les pusie-
sen,


Est!'afió el conde Solal' de la Mm'garita aquel
tesan desusado, y pOI' fin se hizo cargo de la suma
tl'ascendencia de su yelTo, Clamó el comercio
sal'do conll'a el gl"llJdísimo perjuicio que le oca-
siollaban allucllos trastomos , pidiendo que se
zanjasen, )' pOI' fin, estl'echado y aguijoneado
con redobladas instancias, acudió el ministro á
los oficios amistosos de los gabinetes de entram-
bos gobiernos, Aceptó el eal'go de medianero el
ministl'o de Inglatel'ra en Madl'Íd , yel gabiIJc-
te español le pasó un apunte, con fecha dc 11
de diciembl'e de 1836, donde se compendiaban
los agravios pOI'la [:arte de España. Aquel apun-
hl dió márjell á una Cil'CltlJI' del conde Sol al' de
la 1\Ial'garita, donde estragando los hechos en
que la InglatclTa iba á medial', U(;aITeÓ lIna Cil'-
clllar del lord I'almel'ston á todos los ajenles
diplomáticos, en la que se deslinrlan á la,s cla-
I'as las patrañas qne el Solar de la Margarita se
habia alTojado á invenlat'.


Allá va ellexlo de aquella circnlat' del minis-
t¡'o inglés, pOI' cuanto e~ de jaez que alcanza á
evidencia¡' la maIn fe qlle ha predominado ~'n to-
das las relaciones de Cel'deña con Espatia, Es dd
tCilOl' sigll ¡en te :


{( APlJXTE.


"El sefiol' Solar de la 1\lar'gal'ita, en su Cil'CU-
lal' del 22 de mayo, elice que el 11 de diciembre
de 1836, el señor Calatl'ava pasó [11\1. Villiel's una
memol'ia comprellsiva de los motivos de queja
qne asistian al gobierno español eontl'a el sardo,
manifestanelo al mismo tiempo el se i'ío l' Calatra-
va su :lOhelo ponlue signiesen las I'elaciones co-
mel'ciales de enlrambos paises,


,,)¡Ias no contiene aquella circulat' del sefio\'
Solar de la l\Iat'gal'ita el concepto positivo de lo
que medió en el avistamiento de entrambos, y
nsí los hechos en realidad son los siguientes:


«Dcnt'gándose el gobie¡'no sardo á concedet' el
cúmplase al cónsul español en Jénova, acudió
el gobiel'no de España á Pl'ovidenciar represa-
lias ; disposicion que airó en gran manera á la
corte de Tlll'in ; y 1\1. Villiel's trasladó al sefior
Calalt'ava un pliego de l\I. Augusto Forstel',
apuntando algun sentimiento por parte del go-
bierno sardo en habet' dado motivo para aquel
disturbio, En Sil vista dispuso el scüor Calatra-
va un alegato, descntrafiando las razones que


8sisli;¡[) al gobiemo espaüol para lwovidcncin:'
lo slIlíodicho,


"Al entregm' el sefíor Calatl'ava aqllel escrito
oí 1\1. Villicl's, le I'Ogó <[ue manifestase al gobierno
SJl'do qne su encono estremac!o y repetido con-
tra el de b reina de España era mlly doloroso ('11
llIaddd, sin aceidcntes de it'n; que el gabinete
espaüol habia tenielo que acudil' á las disposicio-
nes qne amargaban al señOl' Solat', con presen-
cia de la conducla antel'ior de la Cerdeüa, y qlW
dejaba en mallos del gobiel'llo sarJo la continna-
cíon ó la suspension de aquellas pl'Ovidencias, Se
hacia tambien cal'go el señor Calatrava de que
no cabia en aquella coyuutlll'a contal' con el re-
conocimien lo político de la Cerdeña, pero que es-
peranzaba á lo menos que las relaciones comer-
ciales de ambos paises no estm'ian suspendidas
por mucho tiempo, y que los cónsule's de una y
ot¡'a nacion quedarian autorizados para seguir
desempeñando sus fUllciones; disposicion , aiia-
dia el serior Calatrava, que no podia ruenos de
ser venturosa pal'a elltl'ambos paises, prescin-
diendo de la cuestion política.


"Conceptunndo ahora el gobiet'no de S. M, n.
qne esta csplicacion del señol' Calatrava PI'OP0I'-
cionaba á la Espai'ía y á la Cerdeña campo para
a1'l'eglal' un ajuste amíslosode los disllll'bios
que mediaban enlre ambos países, :envió ins-
trucciones á 1\I. Augusto F01'stCl' pa¡'a que lo
pal,ticipa!e todo al gobierno sal'do.l\Ias nada ha-
bia en las espresiones del scñol' Calatl'ava que
diese lll<Íl'jen p8l'a suponer que el gobierllo es-
pañol estaba ansioso de que linos y otl'05 cón-
sules siguiesen descmpeiíalldo sus cal'gos, sin me-
diat'la autol'izacion mutua para el clÍmplase I'es-
pectivo,


«Dice luego el sefior Solar de la Margarita que
el 18 de enero último contestó á la memoria
del sei'íor Calatrava, sin que en la fecha de su
circular hubiese I'ccibitlo lllas l'espucsta; que al
mismo tiempo habia pasado una nota vel'bal á
]\[. Augusto FOl'stel', diciendo que el gobierno
SJI'do no t¡'ataba de imposillilital' el comercio
entre ambas nacíones, J que estaba propenso á
que los ajcntes conslIlal'es en los pucl'tos sal'uos
ejerciesen sus funciones,


«Es positivo que el señor Solar de la Margal'Íta
pasó dicha nota verbal á:\l, Forsler el 18 de elle-
1'0, como tambien un apunte sin firma, y que el
encabezamiento lí. epígrafe denotaba ser conl;¡s·
tacíon al sefiOl' Cala tr'ava.


"Tambien es cierto que hasta ahOl'a no se ha
contestado al apunte ni á la nota que loacom-
pauaba; perl'l el silencio pt'oceele del tenO!' de
aquellas notas, que se difel'enciaball esencial-
mente del conceplo resultante de la cil'Clllar
del señol' Solm' de la Margal'ita,


"Con efecto, la nota vet'bal ofrecia si el pel'mi.




DE U. ESPAÑA lUODEHN:\.
so;i los cónsules españoles de seguil' con sus
funciones !Jlivac!amente y sin cúmplase, sin que
se cifrase en ella el menor resguardo para que
en lo sucesivo no se les intcrI'umpfese en el
descllIpcí'ío de su ejercicio pOI' las autoridades
sardas, pretcslando la falta del cúmplase,


,,1'10 le cabia al gobiel'llo sal'do el presumir que
~,~mt~.Jante pl'oposicion mereceria el arrimo de
la G ¡'an Bretaña, por cuanto el conde de Gran-
ville habia lel'minantem~nte manifestado al
marqués de Brignoles, y por su partc l\T, Au-
gusto FOl'ster habia espl'esado al señal' Solar
dI'! la i\Ial'¡.;al'ila, que el gobiemo de S, l\I. n, no
podia aconseja l' ai gabinete de Madrid que rll-
vocase sus órdenes ya espedicias, hastó! que va-
riase de rumbo en su conducta el gobierno de
TUI'in, y í'utl'cgado el clÍmplase al cónsul de Es-
paña en Jénova,


".Henos le cabia aun al 'gobierno sardo el espe-
ranzal' que el gobierno español aceptaría su
pl'opuesta, no habiendo hablado 1'1 señor Cala-
tl'a\'a en tél'minos que indujesen á semejante
sllpo~icion; pues muy al contrario, habia aquel
ministl'O desechado sin condicion alguna la PI'O-
po~icion idéntica, recibida pOI' el conducto del
embajadol' francés en jladl'id, y pOI' lanto con-
ceptuó el gobierno de S, !\l. B. que no debia dal'
insll'uccioll alguna á 1\1. Villiel's sobre el apunte
y la nota verbal comuuicada al señor Augusto
Forster.


«El señal' Solar de la Mal'garita, al sabel' que
la (l1'O¡>osicion, hecha pOI' el embajadol' fl'aucés
en lIIadl'Íd á su fa VOl' al gobierno espauol, ba-
bia sido desatendida, informó, es verdad, á ~I.
Augusto FOI'stel' que !lO se habia autorizado al
embajador fl'ancés en l\Iadl'id pal'a hacerla; mas
110 había tampoco fundamento para que el go-
bierno inglés la hubiese de I'epetil'; pues aun
cuando la conceptuase de jaez que le compe-
tia el haccl'la , no le cabía el suponerla mas ad·
misible c la segunda vez que la primera, y cn-
terado el gabinete español de que la pl'opo~i­
cion hecha pOI' el embajadol' francés carecía
de autol'Ízacion, era nahll'alisimo el recibil' la
misma in.'\tancia con desvío en Sll repeticion
por el millisll'o inglés.


"Añade el señor SOIaI' de la I\IJl'garita que á
principios de [cbl'el'O habia el señor Calatrava
manifestado á M. Villiel'S que il'ia QI'illando
cnanto pudiera aumental' los disturbios ya exis-
ten tes , dejándolo todo como se hallaba. Al alTí-
IDO de esta espl'esion supuesta, intcuta el se-
fiar Solal' de la Margárila entablat' una recon-
vencion al gobierno español de faltar á la buena
fe, Pl'ovidencianclo desJlues el sistema de repre-
salias,


"Pero cn la convel'sacion á que alude el se-
ñOI' Solar, no mediul'oll tales palabras, 'lIlC


todo quedaría como sc hallaba, siendo ímica-
mente las espresiones dichas: "que se deseaba
1'lIstablecer las relaciones comel'ciales de en-
trambos paises amistosamente, en avíniéndos'1
el gobierllo sal'do á disponel' cuanto el espa-
ñol tenia del'echo pal'a requerir, y que clltónC('S
~c QI'illaria esmeradamente cuan lo pudiera au-
mcnta!' los disturbios ya existentes,»


«Es innegable que competia al gobiel'no espa.
ñol el pedil' la ellh'ega del cúmplase á los cón-
sules de España en Cel'deña, y es muy ajeno
de toda razon el empeñal'se en que una espl'e-
sion del st'ñol' Calatl'ava vcrtida en febrero,
cuando mediaban todavía cspe!'anzas de que
el gobiel'l1o ~ardo accediese á la peticioll funda-
da que se le hacia, se haya de conceptuar co-
mo un compromiso de pal'le del gobierno ef,-
paliol, para seguil' cierto rumbo pOI' una tem-
pOl'ada cventual y en cil'cunstancias totalmen-
te divel'sas, y mas cuando el gobierno sal'do
había volun t31'iüsamen te aumentado los distur-
bios)'a c.rútentes con ia I'cpulsa definitiva de
aqueila peticion sob,'edicha,


{( El mínislt'o de S. l\T. B, en Tlll'in, pocos días
antes de la fecha de la circulal' del señOl' Solal'
de la l\Iargal'íta, tuvo proporcion de hacerle
I'Cpa!'31' su yClTo, cometido en la intel'pl'etacion
de las voces usadas POt' el señOI' Calah'ava , en e
su conversacÍon del 9 de febrero con M, Vi-
lliers,


,,:\rinisterio de cstado, 19 de junio de 1837. u
Había presentado el ministerio sal'(]o una me-


maria, con fecha de 18 dc enero dc 1S3i, pero
no clllltestó la España, por ser una repeticion
de quejas ya desvanecidas, conteniendo ade-
más la denegacion del cúmplase. Sin embargo,
por vía de modificacion, ofrecia permitíl' á los
cónsules espaí'íolcs ejercel' privadamcnte. con
tal que los cónsules de Cerdeña desempeñasen
tambien ¡¡US funciones, desentendiéndose de
3utorízacion plÍblica y sin medial' ",implase al-
gUllO, pues bastaba la segm'idad de oficio de pat'-
te de Cerdeiia para atenel'se invat'iablemente
á esta disposicion.


Cabíale al gobiel'no español el justipreciar este
ancglo vergonzoso como lo me recia , pues le
constaba la cou(ianza que SI' podia fundar en
tales a5eglll'amiento~. Poco resgllilrdo mediaha
con la palabl'a del gabinete de Turin, en vista
de los antecedentes de la negociacion, y mas
qne en el intermcdio habia estado atropellando
á las c1al'as la neutralidad ofrecida entre la rei-
na yel p¡'etendiente, Sobre amp¡¡¡'a!' descara-
d'.\luente y aun abastecer y perll'echar á los car-
listas, el'a muy notorio y patente que el go-
hierno piamontés hacia remesas cuantiosas de
caudales y enseres á los partidarios de D, Cál'-
los, Con esto hubo que estar alcl'tll con lo ,9



:j ~




IlISTOHL\ l'OUTIC:\
I,IIr1l1e5 sardos, y aquella gllcl'l'a snbpada y C/I-
cubiel'ta se hizo insufrible y odiosísima, Ale-
gl'óse el gobiel'llo espafiol de vel' llegado el t¡'lm-
ce de quedar' alajarlo todo jiro y cOffiunicacioll
cou la Ce¡'!Icfia, con lo cual no asomó por sus
puertos un pabellon con sobt'escl'ito de neul¡'itl,
y al mismo tiempo cncllbridOl' del comercio
mas ilícito y opuesto aT d(TCcho de jentes; y se
reqm't'ia la suma tlojedatl de los ministros de
la t'eina para aguantal' así pot' laq!;o tiempo t3-
maña doblez. Céllatl'ava fué el zanjador de ama-
ños tan escandalosos, deselltcndiénrlose de toda
tlegociaeion. declJI'alHlo que la mntua eOllce-
sion del clímpla.l'e era pal'a él una condiciou sille
qud non para ell'establecimiento de las relacio-
nes comerciales, concepluando el ctÍmplase co-
mo el lÍnico l'esgual'Clo legal pil1'a que los ajen-
tcs consulares en Cet'deña plldiel'an desempe-
líar sus funciones. e'(cnlos de nuevas tropelías
y !l1'bitraríedades, y qnc pal'a lo sucesivo pau-
taría su conducta pOt' la del gabinete de Tu-
1'10.


POI' entónces el cl1lb'ljadol' de Cel'deña en Pa-
ris entregó al ministro de ES¡j¡llla dos notas so-
bre el estado de las I'elaeiones comerciales en-
tre ambos paises, Remitiólas el conde de Catn-
lmzano á su gobierno, quien contestó con 111la
memol'ia del 19 de junio de 1836, I'efutando la
Cil'culal' del 22 de mavo, I'edactada, en nom-
bre del gabinete de T~ll'in, pOI' el conde Solal'
de la Margarita.


Desde 1.° dc julio de 1837 cesó todo tráfico
entre España y Ce¡'(kña. El jeneral Paolucci, go-
JJel'nador de Jénova, pal'ticipó verbalmente á
J.etarnendi, que COIl arreglo á (as órdenes supe-
l'Íores, quedaban cerraelos pal'a lo "enidel'o los
puertos sardos al pabellon espanol, con lo cual
quedaba tambien revocada la disposieioll de to-
lel'ancia que rejia hasta enlónces para con los
ajen tes españoles.


Pidió Letamcndi que se le hiciese la notifica-
cion por escrito, mas no lo pudo conseguit" Pro-
testó contl'a aquella providencia atr'opelladora
de totlo convenio ptlblieo, y con especialidad dc
los armadores españoles, cuyos bajeles se halla-
ball pOI' mat' Ó en propartida pat'a los puertos
de Cel'Llena.


La Cenlt!ña el'a la paciente en aquellas hos-
tilidades tan de~afol'aclas, aca1'l'eadoras, como
qneda dicho, de mucho mas perjuicio á sus
nacionales que á los Espanoles; por tanto álos
tres meses ya se arrepintió del cerramiento de
sus puertos, El 14 de noviembl'e de 1837, Cál'-
los Albct'to, á impulsos de tanto clamor por
parte de los comel'cian tes, dispuso que los ba-
jeles españoles que por el temporal ó aver!as
asomasen á lós pue¡'tos sal'dos, fuesen aeojidll.5
sin reparo, y árbitros de clltablal' su comercio;


lo que venia á ser una I'etl'ar,tac:on disfrazada
é indecorosa pal'a ft'nufjllCat' di! lluevo sus puel'-
tos, Declaró el gobiel'llo que estaba pt'onto a
gtl<ll'dar escrupulc,3amente nelltt'alidild sohre
los negocios de Espai'ia, y al mismo tiempo
quedó LP.tamendi autOl'izado para Sl'gnil' des-
empellando sus fnnciones en los misillos !él'-
minos que antes dd 1.' dejulio,


No hiciel'on mella al gOlJil'I'110 espaDol tO(L)~
aquellos estremos dc fementido aga,ajo, COmi)
qlwestaba muy daro C(lle se encaminaban d
objeto de fl'ccnelltal' los puertos de Espaib,


Por tanto Cllautas instancias estuvo hacictH),)
Letamendi al intento fuel'Otl iofl'uclllosas, 1l10S-
lrándose inflexibles sobt'e el particular cuantos
~abinetes ban sobt'el'enido en Madl'id desde
1837, insistiendo en la allel'l1aliva: el cúmplase
tÍ los eón.rules esparloles , ó nada de puertos para
el pabellon sardo.


Pt'opasóse todavía eDil SUB ¡ras eaballel'osas
Pel'ez de Castro, pues el 11 de abril de 1830,
mandó á los cónsules españoles de Jénova y
Niza que saliesen de los estados sardos, aña-
diendo, que 'lO cabia en (ll pUlldollor de S. 111.
y de la nacton el permitir que sus cÓflSules pe,.-
mal1eciesen allí .fin el clÍmplase,


Mientras se estaban espidiendo de lIIadrid ór-
denes tan tel'minantes, se \illo á entablar en
Paris \Ina negociacion enh'c el cmbajador mal'·
qués de l\liraflol'es y el conde de Brignoles, em-
bajador saNlo, insi3tiendo igualmente entr'am-
bos diplomáticos en las pt'eleusiones de sus
I'espectivos gobiernos,


Letamendi, noticioso de esla novedad, sus·
pendió su saliJa de Jénova, pero nuevas ór-
denes dc Pet'ez de Castt'o (1) , aun mas ejecnti-
"as que las dcll t de abril, le estrecharon pal'a
salil' al fin de Jénova en el 14 de setiembre del
mismo ano,


En el discurso de la COl'Olla cid I,D denoviem-
tire, el ministl'o c.~pafiol habla de este acuerdo
en los tél'minos siguieute~ : "Han mediado con-
sideraciones pal'a retrael' á nncstl'os ajentes to-
lerados en Jénova y en ~i7.a. Estoy sill embal'-
go espel'anzada de que e~te negocio se ha de
terlllinal' vCfltajosamente para el comercio f el
hOllar nacio!lal.»


Pal'ecia pues que Perez de Caslt'o bahia es-
tremado el sistema planteado (lOI' Calatrava so-
hre la Cerdeña, y enlónces le cabia biasonar de
sus at't'anques ante la r'epreselltacioll nacional.


Pel'o no hay 1'3stl'0 de tal entel'eza, pues sea
por negada, por equivocacion ó flaqueza ver-
gonzosa, Perez de Castro ha venido á desairar
el ademan gallardo de sus allteceSOI'es: hasta


(r) Con fccha del () Y 10 de agosto,




ha venido á desmentil'las palabl'as tCl'minantes
.Iel discurso de la corona, con un decreto real
declarando: que habiéndose ('1 gobierno sardo
avenido á restablee"r las relaciones comerciales
sobre la planta que tenían antes de 1837 , á ad-
mitir en sus puertos á lO.\' cónJ'ules es/wi'ío!rs,
y~á permitil' á los Españoles el viajar por los
Estados sal'dos, se ft'anqueaban las mismas con-
cesiorws al: gohierllo sal'do, volviendo los cón-
sules á sus fuuciones, en los mismos térmi-
nos que los cónsules espailoles en los Estados
saruos.


En este decreto i¡:cl'cible'se es presa que el
gobierllo sardo sc avenia , al paso que desde
1837 estuvo "idienrlo ÍlJcesantemente al de Ma-
dl'id dl'estableclmiento del jil'O corncl'cial so-
bre la planta antigua. Con que Perez de Castro
era el que se ave,úa, y Solm' de la Margarita el
que lograba)a fl'anqllieia de los ¡JUt'I'tos cspa-
i'ioles, no con la admisiufI de nuestros cónsu-
les] en ,Ceruei'ía , sino pOI' mera tolerancia, y
por supuesto, sin cúmplase. Lejos está cste rCll-
dimiento de Pe re;/; de Castro de .Ia allerllotiva
tan despejadamcllte selllada por sus antece-
sOI'es.


Publicaron los periódicos de Paris aquel de-
(Teto, harto coutl';¡ptlf'sto al discurso de S. l\r. la
reina rcjcnte en la apertura dc.l~s Cúl'les, con-
h'adiciendo talJ palpablemente las ónlelles ter-
minantes pa~adas; á':, Lctamendi ,pal'a salir de
Jéllova, qne el interesado, impuesto cahal·
mente en el pormenot' dd negocio, hallándose
cn Paris, conccptuó desde luego el decreto pUl'
a[Jlícrifo y encal'ceió Sil falsedad en el Com1l111·
i'Íonal con la earta siguiente:


l\.ri. '7 de lJOvielllhre de 1830.


Seiior Hedaetor:
He visto en vne;tro periódico de ayer el estracto


de un~ circular atribuida al gobierno español, como
p.s,Hlit á sus cónsules, con rnu~ivo del restahlec,irniell-


(le las relaciones de comerciO enlre la Espalla y e tu ' l
Piarnonte.


Como cónsul .ieDeral de S. M. la reina de España en
Jénova, donde he estado desempeñando mis funcio-
nes con anuencia (Id gobierno sardo, destle el 14 de
marzo ¡]e lG3(i ha,ta el 14 de setiembre de 1830, en
(i"e, no consiguiendo los aientes españoles el ctÍmpla-
'e' de S. l'I1. el rey Crirlos-Albcrto, ~alí de sus estados
('OH arreglo á las illstruccjolles de mi gobierno. y cor-
l'cspontliénJorne el reciIJ,r la consahida cir eu'l;r, ya
directamente ele lIJadri.l, ya 1'01' el eOl1ducto de S. E.
d emhajador ele Esp"Lia en Paris, me hallo sin elJa
d)s¡)lntall1cnte; por donde inGcl'o su niuguna au ren-
,:,·i,j"rl; y Ulas que estenditla en los términos que se
. -'PI e";llJ , St! ia iud~c(H'()Sa para la .Esp~llla y para su
d'.¡¡-~1~Sf.;¡ f;oLl'r;Jn;~. ('OJlI!: Lu:dli-':Il P ¡fa lui f~r)!liern(: ,


cuyo honor debo sostener á todo trance.
El eón;"l ¡elleral de S. lfl. la rcina de Esplllla C/I Jel/ova,


A. DE LETA~IEI<DI. (J)


Mas luego Letamendi quedó enterado de ha-
bel'se atropellado en demasía con descreer
al¡uclla llaqueza en Perez de Castro, pues le
c,llllllnica¡'on de oficio el decreto indecoroso
para la Espai'ía , la rclna y d gobierno.


I.a carta de Letamcllui rué parto de un 110m-
hl'c pllndonoroso, que no se aviene á concep-
t llal' desdoro eH los demás, pOI' cuanto 110 caoe
en su interiol',


Había el Comtitllcional del 17 de noviembre,
atl'niclo al decl'clo, hablado de concesiones he-
chas por el gabinet.e de TllI'in : pem le remitie-
ron IIna rectificacion tan tel'lllinante, deslinda
da y vauagloriosa, que no cabe dejal' de aeila-
cal'la á la secretal'Ía de embajada sarda en Pal'is;


,y la insel'ta1l1os aquí (Hllllilal1l1enfe p~l'a evi-
dl'flejal' la ignorancia ó la lIaqueza de Pel'ez de
e 3stm:


EL PIAJIONl'E y },A ESPAiiA.


Al Redacto!' d,'l CnnslitTlc;ollal ('" Paris.


Señor n edactor :
Leí, lujo ",le ~lIcahezaflIient() ell vuestro periódico


,].,¡ 17 de este mes, albullos renglones relativos á Ull
artículo ,le los llerÍódicos l'ilimolltcses del 9 sobre el
re.-t"blecimirllto rIel Jiro ('olHereid entre Cerclei'ía y
España, infiriendo que S, ]U, el rey Cárlos·Alherlo
¡¡c"ba de jllgar al col/!rarcslo del Trocadero. Estas son
",'Ilf'Qtl'as espresiones.


Me cumple deciros que ni S. lVI. el rey de Cerdeña,
ni su gobierno han hecho la menor concesÍon á la Es-
paña, y que el restablecimiento de las relaciones enlre
aquellos gobiernos, en vez de ser el juego de cOlltra-
l'O'slo, que deci;, no es mas que la continuacíon de la
pucsta, y con vuestro permiso, vamos á h prueba,


In!errumpiéronse en ] 837 las mencionadas relacio-
nes, por cuanto los a,lentes consulares de España no
habian podido recahar el cúmplase, ó sea la autoriza-
"ion de S. M. sarda, para el desempeño de las cor-
respondientes funciones en sus estados; pero se les too
leraba con cartas de admis;oTl de S, E. el presidente del
.' nado ó cámara de comercio, con anuencia del go-
hernador jeneral del ducado de J"Ilova. No habién-
doles recojido aquellos documentos, ni tampoco re-
voC<Í,lo!os ¡)ajo ningun concepto, han seguido los
~.ientcs espaliolcs de .J('llova y Niza desempeñan-
,1:1 .us cargos, tolerados en aquella forma, hasta
ffne Sil gohicroo los lla retirado, por no recabar
,,1 CÚlllp!"$C de S, ,\!. el rey de Cerdeña, como os 'po-
d,'is cnterar por el discurso de la rein:\-rejente de-




HlSTOBL\ POUTIeA
España, en la apertura de Córtes en Madrid, el r de
setiembre último.


Por lo visto, el gobierno de España se aviene ahora
á dicha tolerancia del gobierno sardo para con sus ajen-
te~ consulares, como tambien á su rt'greso á Jénova y
Niza, en virtud de las mismu5 cartas de admísion, pe-
ro bajo el concepto de ningun cúmplase, en cuyos tér·
minos jamás se opondria el gobierno sardo, puesto
f[ne viene á ser el mismo estado del asunto, cual ba
rejido no solo desde el mes de julio d0 1837, sino des-
(le 1834, cuando la reina Cristina envió á Jénova el
cónsul jenernl del gobierno de España; en estos tér-
minos y hajo aquella forma hahrá revocado ahora la
córte del\Ianrid su provillencia de julio en 1837, con
la cLlal cerró los puertos al pabellon sardo cn toda la
Penínsnla.


Apetecia el gobierno de E,paña que el gabinete de
Turin le pautase la promesa por escrito de franquear
á los viajeros españoles y demás ave~indados ó no en
Cerdeña aquellos estad"s, tratándolos amistosamen-
te. No habiendo vedado jamás el gabinete de Turin
á los Españoles la entrada en los estados sardos, y
hahiéndoles manifestado los mismos miramientos que
;i sus propios súbditos, ningun sacrificio le costaba ni
eoncesion alguna, pautando por escrito aqUélla pro·
ll1esa.


Pidiendo el gobierno de Espoua que los súhditos
sardos no hiciesen envío alguno de pertrechos ú otros
renglones Ó enseres á Don Cárlos , no le cabe • .1 gahi_
nete de Turin el desentenderse, puesto que los súh-
ditos sardos jamás se han empleado en tales remesas,
y retamos á quien quiera que se presente para 'lue
pruebe lo contrario.


Nunl'a suministraron los súbditos de S_ 1\1. Cárlos
Alberto á Don Cárlos esos auxilios recibidos de Cer-
aeña , y así ningun reparo ha mediado en satisfacer
por escrito á la peticion del gobierno de E<paña.


Está patente, Señor Redactor, con pruebas inne-
gables, que todo fué condescendencia, y no conce3ion
/,01' parte del gabinete piamontés; J si ahora fran-
quea la España sus puertos al pahellon sonlo. no es
rOl' haber jugado S_M. el rey Cárlos-Alberto el COll-
trm·" to de/Trocadero, ni porque S. 1\'1. sarda reconoz-
ca los ajentes consulares del gohierno de E'paña 1 .i-
no por cuanto el gabinete de .Madrid dehe por su par-
te ser tan condescendiente como el de Turin.


El pundolloros" por SIl pais r su soUerano.
París J9 de noviembre de ,839.


Este documento, escarnio insu Ita nte, asestado
á la diplomacía espafiola , desala el enigma de
jas negociaciones entabladas en Pal'is. eue sta
¡¡niba se hace el eutl·a¡' aguantando un chasco
para luego ser la befa del público 1,0t' los con-
!ral'Íos mas desafot'ados.


Nunca quedó desahuciado el gobierno sardo
del res~ablccillliento de su jil'o, dC5clltcndiéu-
dose no obstante de cntregar el níTllpl!l.lc:í los


cónsnles cspañoles; y el conde de Brignoles
luvo la maestría de encasquetarnos que la tole-
rancia equivalía al cúmplase, y de embocal' co-
mo innovacion benéfica el statu quo de 1837, sin
que el rey, el gobiemo y sus ajentes (repárense
bien sus ajen tes ) se allanasen á la menor con-
cesion, de lo cual estaban blasonando irónica
y atrozmente cn la esplicacion individual so-
brc la ll'ascendencia de los pasos benévolos del
gabinete sardo_ En cuanto á Perez de Castro,
con su pundonol' tan 3sombt'adizo poco antes
sobre el drcol'o de su palria, ha venido á soste-
nedo, doblegándose al desail'e de abl'azar COII-
venias desechados pot' c\ gabinete español desde
el mes de julio de 1837. Per'ez de Castro retit'3
¡)ltanernmente á Letamendi pal'a luego atrope-
llarse en pl'ovcel' el consulado de Jénova en Es-
tManí , pat'a recabar el mismo cúmplase que sn
antecesot', y tan solo se le tolerará como á aqne\.
Este es el desenlace participado por Percz de
Castro como ¡zacedeTV con ,'entaia para el co-
m Meio y el honor nacional.


Engreidísimo con razon el gobiel'Uo saI'do
pOt' su logeo, ¡ll'egonó pot' la posta en la Gaceta
de oficio de J énova, con fecha de 9 de noviem-
bre de 1839, el siguiente aviso:


" Consta de oficio qne la pl'Ovidencia del go-
biel'no espai'íol para cerrar los puertos al pabe-
!Ion sardo en julio tí.ltimo queda revocada, y
que el jil'O entre los estados de S- M. Y la Es-
paña está igualmente t'establecido, bajo la plan-
ta <lnteriot' á dicho tiempo_ ~


Para justipreciar la torpeza descomunal del
ministerio español en aquella negociacion, me
uastará citar algullos renglones de cierto oficio
de los comercian les de Jénova á la cámara de
comercio, á la propartida de Letamendi. Con
la zozobra de carecer de empleados españoles
para legalizal'las ,'emesas en uajeles destinaJos
;¡l comel'cio con la Península, y por consiguien-
te de toda posibilidad de remitir mercancías
con pabó!lIon sardo, esponian el sumo quebran-
to que iba á resultat' á la Cel',kña entera de se-
mejante disposidon. El impol'te de las salidas
para los paet'tos de Espaila, decían los neho-
ciantes dc Jénova, asciende á la 511ma de veinte
millones de francos, y la de los ingl'esos á
quince de los mismos. Fi¡-milll el dúClll1lClllo
ciento y siete caSlli de comel'cio jenove~as y
veinte y un capitanes ó naviet'os de larga na-
vegacion,


A 1 animo de intet'eses tan ejecutivos , podi~
el gobicl'Do español anchamente 3ITollal' loda
repugnancia de la cot'te de TUl'in, afel'l-:índose
ú lodo tI'ancc en el sistema de t'Cpl'esalias plan.
tcado pOI' Calatrava. Con los reclll'sos de SIlS
pI'opios stíbdilos se hacia t.ntly obvio el dobJe".11'
la ojeriza y los ímpetus ho~tjle5 del cOIlde So'




llE LA ESPAÑA liIODEHi'lA.
LlI' de la Margarita; pero en pasando los nego-
cios de cl1alql1iel' pais en manos tau torpes y
endebles como las de Perez de Castl'o , no cabe


pstrañeza en vel' los intereses públicos sacrifi-
cados y el pundonor nacional escal'necido.


CAPITUI~O NONO.


Nápúle,.


El I'ey de ]\;ipoles es el lÍnlCO BOI'bon que
pl'otestó contra la dCl'ogaciolJ del auto aco,.darlo
de FeJi[le V, Y el enviado de aquella potencia
igualmente el único individuo del cnerpo diplo-
mático residente en Madrid quc dejó de asistil'
al J'econocimiento solemne de Isabel II por he-
redera del trono.


Conceptuósc la corte ele N¡ipoles uu1.ol'izuda
para protestal', pues se le alcanzaba cuánto
pel'j nicio debia pa¡'al' á sus miras con la dero-
g;¡cion del allto aco¡'dado de 1713. Gllardaba
consecnencia, pero cuantos derechos podia ale-
gal' eran hado continjentes. D. Cárlos, nI subir
ni solio de Espafía, tenia dos hijos, y D. Fran-
cisco tiene hasta tres; faltaba luego que la Es-
paña moderna revalidase el cambio dinástico,
acarreado con el logl'o de las esperanzas de la
corte napolitana. El LÍnico desacierto del gabi-
Ilete de Nápoles se cifra en cOrlCeptuul' que unn
protesta diplomática fllcse de harta j1l1janza
pn:';¡ hacer de la corona de lIna n3cio[J grandio-
sa all¡í una herencia á la cual es habiente dere-
dlO, en defeclo de la familin reinr.nte, la pa-
rentela mas remola. Volal'on aquellos tiempos
en que, sobl'eviniendc vacante en el tmllo por
el fallecimiento de cuantos príncipcs preceden
en derechos á In casa de Nápoles, se aviniese la
Espaua á permanecer vinculada como pall'i-


monio de la familia dc los Borboncs.
Ell'ey de Nápoles , desentendiéndose del re-


conocimiento de Isabel, podía muy hien ans'ta¡'
el triunfo de D. Cárlos y aun auxiliarle; mas no
ha mediado á las clm'as arranque de hostilidad,
('scepto vejaciones sobre pasapo['t(~S pal'a ata-
jr:¡' el t!'ánsilo de los Españoles pOI' sus estados,
nestemple que prol'lllnpe tan solo en tales ri-
diculeces se hace tolerable en un pl'Índpe que
tenia allá sus motivos pal'a cchar menos el au-
to acordado de 1713,y ellÍnico pOI'Io menos que
tuvo aliento para protestal' cont¡'a lo que con-
ceptuaba atropellamiento de sus derechos.


No son de ahora las pretensiones de la fami-
lia de l'ápoles sobre España, pues en 1823 el
príncipe C¡stelciealn pasó mla lIola á la Fran-
cia l'e(Iuiriendo, en nombre del rey de Napó-
les Sil amo, la l'ejencia de Espaí'ia, ó pOi' lo
mellos el derecho de sancio¡]nl' pOI' medio de
1111 interven tal' cuanto pudiel'a [JI'acticar la I'C-
jcucin cspaí'iola. Sostuvo el Austria la instancia;
pero la rcchaz31'onla Rusia y la Prusia, y aquel
empeño vino luego á yacer en el olvido (1),


(1) Congreso de VerOlla, Carta de Mr. de Chateau-
¡,riand á !\Ir. de Caux, 12 de junio de 1823, tomo 2
pójina 55.


,


CAPITULO DECIl\IO.


El Papa. o
En medio de tantísimo vaiven como ha ido


padeciendo la España desde 1810, Y á pesar de
cnantas I'crormas !wn reeaido sobrc el clero, la
Sanla Sede lia sq~nido conse!'v~I}(lo ac<Í el influ-


jo fOl'midable de IIlla Iglesia snmamente cntona-
d;] , cI'ecida , opulenta y poderosa. Jamás se al-
zó potestad tempol'nl que le conh'arestase aque-
lln supremacín inveterada, y el gobierno cons-




litncional ha tenido (!lIC 3"at;¡d" aun mas qne
Jos rcycs absolutos, por cuanto le ]wecisaha alis-
tar cn sus uandcl'us los individllos de l1[IJ reli-
jion que tJn solo cuenta en su regazo acendra-
dos feligreses.


Al morir Fel'll3ndo vn , no sc hizo cargo no ..
ma dc la Espilih, ni dc sus p,'opias fuerzas, plies
no alcanzó que aviniénclose al nuevo I'mnbo de
los negocios, le resultal'ia sumo influjo en la ¡'c-
forma, ya illlpl'escindible, del clero 5eettl~r y re-
gnl:lI'_ En vez de ir a('ompilii~ndo el tOl'l'ente de
llovedaJe~ qlle no caLe en lo humano contra res-
tal' ,el santo PQd¡'e se ha estrellaelo con (~llas.
Rajo entrambos conceptos de soberano y sumo
jloutífice , raro descalTío ha venido á sel' en to-
do un vicario de Cristo el anteponel' su empuje
político, pOI' esencia ínfimo y arrinconado, al
pl'edomiuio pouel'osísilllO de su móvil relijioso,
pl'ocedclllc de la lÍnien antoridad pontifical, re-
mcdo viyo dc la concordia, de la mal1sedluubre
y del cariiío.


Ycno sumo ha sido {'n el papa meterse á in-
t.cnentol' material en uoa contienda política,
enzizafiando así la iglesia con desbal'l'os tOl'píSÍ-
mos ; y en vcz de allá desenten(\el'se de intere-
~es temporales y revueltos, ha blasonado de su
aciaga pal'cialidad. ¿ A «ué conduce ese entro-
metimicnto c!esafOl'ado en negocios mundancs?
Orillanuo allá todo derecho, fuese ó no pl'oble-
mático, bastaba á la COl'ttl de Roma qlle asoma-
se de hecho en España Hna potestad que I'ijiese
toda la Península, pal'a no n'tracrse de la inves-
tidura canónica dc los prelados nornbl'ados para
las sillas vacantes, Este desvío, en «ueafcl'I'ada-
mente ha perseverado la Santa Sede, ha sido pel'-
judicialísimo á la relijion ; pues el tema relijio-
so, pOI' desgracia enmal'añado con el político, ha
cnconado mas y mas los pechos y aC<lI'l'C'i\UO a tl'C-
cidadcs Írl'epal'ables,Evil;íl'il]OS ROllw,en IwLicn-
do conjt~niado con el Siz,~C:J12 d~~ HjansedlHDbl'e
<¡uc impone el cl'i,tiUlli,lllo y que requiere la
humanidad.


Ajcuísimo estoy de minorar los llOlllici,lios
que tantísimo chorror¡zan de sacerdotes inde-
1'(:ns05; me lamen to de t¡lllIJ:ios desafueros que
han vcnido á dar la palma del marlirio á reliJio-
sos que nlerct'~an , eeos {) no, ~~l LPnparo de la
ley; y si el papa, en vez eh romper los vínculos
'ille lo enlazaban con la iglesiJ deEspaila, los bn-
hiera estrechado como czmdillo de \¡._ criitizw-
dad, sc evitaran infiuitos fl'acasos.


Ejemplar tenia el Vaticallo , plauteado por él
mismo PU sus rclüclones con la Espúia C<J!lsíi-
tucional ; pudieudo seguil'lo sin asomo de roce
con cl tema político, ni d\l cOllccsiotl al¡)lwa,
que era el altlla del asunlo. ,\1 declararsc illde-
HCllc1it'utes lt1s (()1011ia~ 1:~1p;liíqI,t;;;. 1,1 :'.1Hnn pnd


tince, á impulsos desllrelijíosidad,scdetel'minH
á concedee la investidura canónica á los obis-
pO'> nombrados pOI' los val'íos gobiernos desa-
soci3dos de la América. Clamó Espaíla sin fruto,
pues el santo padl'c, lamentándose del tema po-
lítico en cl1anto oí príncip" temporal, se enti'o-
metió, como cabeza de la i~l('sia, para el m anl<'-
Ilimiento de la relijio!l católica. Tenia I'azon ,
pero no prcff~ndicndo que la rebeldía ele aqup-
lIas antit;l1a~ colonias fuese menos desacato á
la autoridad real que u[(a contienda de dinastía,
y qlle los nombramif'n tos americanos fuesen mas
acertados que los de la ESpallJ eO!lstitueionar,
uo cabe alcanzar por qué p31'cialidad inaudita el
sumo pontífice obraba pOI' este ¡ínico rumbo con
los sublevados de A mél'iea , al paso que atra-
vesaba enfados políticos Ctl la lid que está di-
,'i,liendo á In Espnoa. ¿No call1'ia que se espidie-
sen hnlas á los Iwelallos americanos, por snpo-
nel'los adecnados para contral'csta¡' á las r('pú-
blicas, y que se ni('gan ahora las mislll~s á los
obispos nombl'ados pOI' la reina de Espaíla, por
cuanto se les conceptLÍn afectísimos á los prin-
cipio,> constitncion;¡les? Esta ¡Insion se cOI'l'obo-
I'a con e1repal'o de habcl'negado bulas en Roma
á los arzobispos que, como individuos de llnajun-
ta kjislativa, habian vel,tido opiuiollcs políti-
cas, annqne ajenísimas del dogma y de la dis-
ciplina cauóuica.


A sel'la Santa Sede ál'bi Ira en escojer su \'lim-
bo político, quizá rcconociel'a sin titubear
á Isabel Il , pel'o sabido ps que los pl'Íncipes i¡a-
lianos, avasallados pOI' el A liS tria , cal'ecen ya dc
independencia. La condncta de Roma con Espalía
e¡'a eu suma una declal'acioll terminante de su
parcialidad á la cansa del pretendiente. Con esta
adhesion debió el sumo pontífice cntendel' que
tr8scendel'ia muchísimo al clero regular, pro-
penso sir~U11)l'e á fomentar' sus propios intcreses
tras los <le Roma, "] á mancollJnnal'se con cllos,
1'2,'iultalldó hH'gO dailos imponderables. Abas-
l<x:idos con los abusos escalldalosos, yesfl'clnc-
ci,(¡l(ltb,' allll'cSel1Cial' ya el vuelco l'efol'maclOl'de
todos ellos, el clero jel)(~,'nlnwnlc, al al'l'imo de
noma, ha echa,lo f'! rcsto por la f'cbcldía de D.
(:¡'¡¡·]os.


Puco ant"s del Ldlr'('!mí"nto de Fernando VII,
EwnsdlOl' A mat de S:lII Fel ipe, i no ~ ;\Iadrid en
¡,'-,emplazo dl'lllllllClO C:!l'lk~II<l1 Tiberi, y el b¡'cve
(¡Ué tl'ajo piSÓ, sep;un I:1s le)l's del pais, :11 COIl-
sl'jn ele e'lstilla para sn I'cl'l'eudadotl_ Envió el
consejo till di('t{t¡nC;I, cnha!n1culcen el trance de
c5pi:'J1' ; y s;¡!Jit!;¡ ,,'o la ¡ll';'n~tica de que al mori¡'
nn 5:;111'1';;1"1, tndo ;ljCUle diplomático reciba de
Sil ;;ohic;'llo lluevas cl'edenciales; y así se dil;:flÍ
b adlllisioll del 1I111H'io l¡:¡sta h prcsentacioll de
,,1 i''''; !'/":,,,'s dI, Su S:lIltidad- Au;rll'i¿úse síll CIll-




DE LA ESPAÑA MODlW\,q,
L, II'go al at'zobispo de Nieca pal'a ue8empcñat' in-
Í<'l'inamctlle sus funciones, como lo pI'acticó
d,'sde lllCgO,


El santo padec, en vez de renovar el breve que
s" le estaba requil"ieudo en Madrid, mandó salir
de allí al earuenaI Tibe/'i; dejando, para hacer
,liS veces con el gobiemo, á un vice-jerente de la
lHlllciatul'a, y entónees el 3l'zobispo de Nicea
¡,idio tellcarecídameute que se le fl'ilnCjllease el
ejercicio d,~ sus funciones c~'pil'ituaks, prescin-
diendo de toda I'cprescntacion política y diplo-
m<Ítica.


1\'0 podia el gabinete de :ll,H!t'id avenirse á pl'e-
tcnsioll tan deslIsada , pero á tl'lwque de venir
(¡ deslilld.lI' dos ramos de suyo tan uiversos , ac-
cedió á que caminasen lo político y lo relijioso
por sus respectivos !'umbos, y cifró lÍnicanwn-
te la adrnision del nuncio en el resultado de las
lJcgociacioncs quc se entablaron_


El paradero de ellas rué un convenio, en el ellal
se pactó que los obispos yn presentados,'y cuan-
tos acndicl'an en lo su.:esivo de pm'tc de Espaiía,
lograt'iun la invcstidUl'u de la Santa Sede, pero
que se cercenarían en las bulas las c1áusu!;::s COI'-
dentes en que se soiJ['eentendia el reconoci-
miento dc la reina Isabel.


Con esta eoneesion apoeadísímll, parto de lIbr-
tine7 de la Hosa , propllso la España las modifi-
cacioues competentes al testo que hasta la samn
habia I'ejido; aceptólas el nuncio apostólico
sin la meno!' al teracion po!' Sll parte, como al'-
l'-!gladas en todo ~ su modo de pensar, Pero des-
aprobó la corte de noma la conducta de Sil le-
gado, se desentenuió de la propuesta del gobier-
no espaütll , atravesó nuevas dificultades, y sc
cmpei'ió en que la forma l'eeip[l propuesta ';I'a
inadmisible, pOI' cuanto indil,(~ctamellte eruhe-
l,in el reconocimiento de la reina. Sustituyó 11Ic-
go la Santa Sede otra nueva planta á la del ga-
¡,inete de Madl'id , pidió el cel'cen de roda ClÚll-
~u:a relativa á la pt'esentacion de los obispados y
;'¡Ia f'aclllt:ul de pro\'ccr las silbs vacantes, nom·
IJI':wdo á los slIj,'tos que se le apunt3scn mntu
/J!'(){Jrlo , l)clII;:';III{{ilC salletce seáis. Al mismo
tiempo !J Santa Sede tenia que cslcntlcl' sepa-
l',lllaméllte una deehu';¡cio[J de oficio, dejando
"a salvo ei derecho de P¡'cst:lllal'iou, I'eservado
,1 j:)s l'CJt:S de EspaDa.


;:'"echa;:ó el gabinde tIc 'iJJJl'id aquella tl'an-
';;.l!iia eDtnn inde(,ol'os:l para lil y no rnenos tOI'''
;~i~ par;l H.()n}(~; se S!f,';n~ó rnas )' lllas ncgociillH!O,


,,\JI' (ill, apnr,ldil y" el snl'i'imicllto, el 23 de
:,,·,',t,tn de Uj,;,) , ~J c(\[\d(~ t;C Torcllo, a Jil ~ay,nn
,;¡Ínis[¡'él de esl.;\do, ¡¡¡,mifesló ai :1l'zobispo ,:e
",cea que el ;.;obiut'110 (:c S. l\l. C. 110 podia ave·
tl¡í'~~~ J. aqueJ (J Ll'üpelbillú .. 'ulu del derecho csciu-
~)\\I' é ioillTcntc ;'1 la cüroua de E':ipaúJ, para 13
t'i'i'l)c!lLJCI01J d~ los IJb;:1}'~idf)3, y al entrt.'gi1r al


eocaq.;auo del santo pa,h'e los pasaportes que
habia pp(lido, los ilcompañó eon una protesta
briosa. cargando la l'espolls3bilidad á quien
compiliel'a, de las I'esnltas aciagas que acal'l'ea-
da á la I'elijinn el ['ompimíeuto qne Roma ape-
tecia á tudo trance. lIahia la España estl'cmado
sus miramientos hasta cI confiu de su indepen-
dencia , la cual no le consentía desentenderse
de una de las (Jrel'ugativas fundamentales dc
la corona.


nespucs acá en n~da ha vat'ia(lo la Santa Sede
su política, aferrándose ~ietllpl'e en desenten-
ucrse de toda investidura canónica, y eifíéudo-
se voluntar'iosamente al tema político; pero
aquel!a cspeeie ue entredicho episcopal se at'·
I'incono, en asomando el producto cuantioso de
dispensas tr.atrimoniales, lÍ otl'as pal'a la chanci-
llería I'omana, atendiendo así ltnicamcnte la
Santa Sede á su illtel'és pecuni~rio, y desampa-
I'ando allá de remate la ig1csia de España_


Mueren y mueren p3stot'es eclcsiásticos , y
desde 183c! se quedDn sin l,'eemplazo, y así la
Espafía está ya contaudo pOi' fallecimiento has-
ta veinte y cualro sillas episcopales vaeantes, á
sabet': tres arzolJispados, Toledo, Granada y
Valcncia , pal'a los cuales cl gobierno de Madrid
tiene presenlados los obispos ya anlel'Íores de
l\lalIorca, Córdoba y Carlajena; veinte y un obis-
pados : Sigüenza , Segovia, y Osma • el obispa-
do )lI'io!'ato de Leon , l\Iálilga , ZamOl'a, l\fondo-
ñedo, Lugo, Ciudad-Rodrigo, Ovieuo, Alme-
l'Ía , Tarnzolla ,iTel'uel, Albal'l'aein, Sego!'he,
Tol'tosil , Jerona , Vich. Solsona, Puerto-Rico
y Nueva Segoyia (Filipinas).


Además de dichas sillas vacantes pOI' fallecí-
miento, lo están otras pOt' desamparo yolunla-
rio de sus prelados, y otras en fin por providen-
cia de los tribllllales ó del gobiel'l1o, que ha sí-
do fOl'zoso tomar cOlltl'a algunos obispos uísco-
los,


Desetlell;m enl!'e los ¡wime¡'os el padre Cil'ilo,
ai'zobispo de Cuba, y Aha!'ca, obispo de Leon,
consejeros de non Cár!os, y ahora t'eflljiados en
Fr;¡ncia; el arzobispo de Zal'a¡;oza, los obispos
de B:¡rb,lslro , de Léi-ida, de LTl'jel, I'esidentcs
hace tiempo en FI'ancia; el arzobispo de Tana-
gIJIW, residente en Ital¡~, y el obispo de Odhue-
la ,que estaba con Cabrel'a.


El! los segllndos entl'Jn los 8r'zobispos de Se-
,ii la y de San[iD[Y,0, cO:JfirJ;¡clos, de ó/'den del go-
biel'no, aquel á il.lican1e. y el seGundo á ;Uahon;
rol ohi';[lo de I',f"llOl'ca , detenido en Cáeliz; los de
Pbcellcia y Cabhorl'a , destinados :í otros pun-
los de la l'cn:us\I];¡ ,y pOI' fin el obispo de ra-
h'l1~ia, ~:tlcL:}'I'~:do en ja isla de Ibiza, por luan-
(¿ato del Lri;}ilUal snprciliu de lustici;l.


lh; t!iUtlt) que de Jos dit;;¿ in'¿obisp;Hlos de Es ..
pd ú;; y 1.. u:.:. roinlli~5, ~(' h.: 1 !:i n Y;¡('(lI:i.C~ has ta och()




254 HlSTOHlA POUTlCA
pOI' las causas sobl'edichas , y de los cincuenta
obispados, hasta t('einta se hallan en el mismo
caso,


Siguiendo aqllell'umbo , se fijaria el punto en
que la Espafía careciese absolutamente de toda
silla episcopal.


La Santa Sede ha negado igualment.e las buJa~
de Sil investidura canónica al patriarca de las
Indias, nornbl'ado por el gobierno para proveer
aquella vacante; y Otl'O tanto ha sucedido con
el comisiII'io de CI'llzada,


No cabia qne el gobiel'no español dejase en
tlmaoo df~sampa¡'o tantas sillas vacantes, y asi,
con al'reglo á las leyes vijentes, ha dispuesto que
los obispos nombrados se encargasen de la ad-
ministl'acion de sus diócesis, haciendo que los
cabildos, quienes, segun la disciplina cOlTiente,
ejercen la jlll'isdiccion en las vacantes, cediesen
la an toeidad canónica á los obispos nombradose,
Dócilmente se ban allanado todos á esta disposi-
cioa , escepto alp;unos canónigos del cabildo de
Oviedo; pel'O se pl'ovidf'llCió ejeCUtivamente COIl-


,tra los díscolos, y sc aVillicl'01l á la l'azon, su-
.id {lUrlose al pl'elado l'evcstirlo de la an [oridad ca-
nónica por la maY0l'Ía del cabildo.


Esa hostilidad tan declarada y con cl mayol'
2fel'l'amiento dl' la Santa Sede contra Esraña nos
sllministra las !'e[h'xiones sigt1iellh~s :


Corno r:aheza de la J~lesia, Sil instituto le obli-
ga al pábulo~spil'Ítu;¡1 de cnantos cristianos re·
cünocen su autol'idJd con el clllto ('{'Iijioso á to-
d.1S luces cabal, y pOI' f'onsiguicnle á sl1l,tirlo an-
te todo de ministros lejitimos de la palabra y los
sacramentos, pues en esta disposicion se cifl'a
la salvar:ion de los pueblos, segun la doctrina ca-
tólica, No caDe pues causa que dispense al papa
de tan sagl'ada obligacion , y particularmente,
siendo de órden tan infel'Íorcomo el de la polí-
tica; y sin embal'go ha ocurrido repetidas veces,
y r:on especialidad en POl'tugal, cuando el ad-
venimiento de la casa de Bl'aganza, Sin senten-
ciar la conducta de Roma en aquel caso, sin
examinar si por entónces, como an tes ó despl1cs,
se han entl'omelido intel'eses mel'amente tem-
pOl'ales con un pl'edominio lastimoso, ¿ no se
lnee natlll'alísimo que la Espafia se ponga á ca-
vilal' sobre q\lé móviles han podido medial' pa-
r;] que el romallo pontífice vaya á cifl'al' la insli-
lllcion de SI1S obispos en el tema de sobernnía que
se está batallando entre Isabel y Don C~I'los?
¿Aspiral'Ía'á dal' su sentencia? .. ¿Sel'ia acaso POI',
qne el pueblo esraliol,'cn Sil cOllcepto, ha de es-
IH'I'Dl' la decision de Sil boca?., No caben ya cn
el si;;lo XIX creedel'3s pm'a pl'esuncion t:m des-
atinada y espl1esta p~ril Roma,


¿ De dónde dilllana pncs tanla pl'ivanza como
le rnCl'CCC DOlJ Cádas, y el apoyo indirecto qne


le franquea, desentendiéndose de aquellos nom-
bramientos ?


Larguísimos pasos ha dado la España. pues
I'eformando el clero, atajó los cuantiosos ma-
nantiales cnyo pal'adel'o es Roma; ha dado al
tl'avés con la frailel'Ía, milicia pel'manente á las
ól'denes inmediatas del papa, con la cnal solia
sobreponel'se á los mismos soberanos,


Triunfando al! á Don C,Íl'los, se lisonjeaba Ro-
ma de que se iba á rehacer de sus malogros, y
ahí se cifra todo el al'eano de sus amaños; yasí
f~VOl'ece al rl'etendiente como muy esperanza·
da de recobrar lo pasado por lo cual está sus-
pil'ando, !\las ¿ por ventura está sin contin-
jpncia patentizando á los pueblos que median
al iá para ella otros intereses mas entrañables que
el de la l'elijion misma, que la pel'petllidad
del ministel'Ío pastol'aly la conservacion de la
fe, tan illtimamen te hel'manada con su accion
jel'al'quica y permanente? ¿No se l'ecela que Es-
palia, siguiendo el mismo sistema dejustipl'ecio,
M~ vaya tambien avczando:í prescindir de lo qnc
otros pospon(~n á la política y á intereses me-
ramente humanos?


Hay puntos en que seria para los papas muy
ajeno de cOl'cltlra el pOlJet'/os en tela de juicio,
y tenerlos así de~paeio á la vista;


O segun instilucion divina, son los obispos im·
pl'cscindibles pal'a los fieles, y entónces no cabe
qne el papa se desentienda de sus obligaciones
sagl'iHlas, negándoles las que los faltan, y en
1<11 caso, se acndir':Í á medios que los 31wonteu
sin la illtcl'vencioll del papa; ó bien no son pre·
cisos lo~ obispos, en enyo caso tampoco el pa-
pa, obispo y ca boza de la iglesia, viene á sel'
neccsal'io.


No yernos lo que puede avcntajar allá lloma
con ponel' en planta este campo de reflexiones,
y no vivimos ya en tiemros quc le haga al caso
el afcrl'al'se en apurar el sufrimiento y la fe de
los pueblos, siendo esto tan positivo, que ya el
J'lnevo Testamento se ha impl'eso cn castellano
en l\Iadrid y Ita circulado pOI' toda la Penínsu-
la, pOI' cuenta de la Sociedad Bíblica de Lon-
dres (1), Además, si no hay en la Península tem-
plos Pl'otcstantcs, á lo menos existe el derecho
de practical' el culto reformado en todos los qrle
lo pl'ofesan, Ahora bicll sabida cosa es que de la
illdifel'encia al cisma 110 hay mas quc un paso.


(1) Tamhien se iu¡primió en Barcelona, jllntamen-
le ~on la Biblia y el:',' llevo Teslamento, el último en
lengua catalana; y por mas señas que uno y olro tu-
vieron un despacho estraordinario, como que del úl-
timo se vendieron seiscientos ejemplares en ciuco dias,
l\Lles y miles se hubieran vendido, á 110 haber el mi-
nisterio Of;¡lia veJado 3nlicOllslituciouallllenlc lA cir-




m: LA ESPAÑA ~IODEMA,


La histol'ia política de lo pasado y de lo pl'C-
sente contiene en Espaila cn cierto modo la re-
wlacion del pOI'venir', y si bien es para todos
igualmente fácil proceder de lo conocido á lo
desconocido, ya que las deducciones lójicas de
los hechos se hallan al alcance de los lectOl'es al
par que del c.critor, 5in embargo pal'a comple-
tar las bases capaces de fijar la opinion, debo
aíiadir á la historia del gobierno y de la admi-
nistt'acion una crítica de los tres pal,tidos que
en España, mas acaso que en otra parte algu-
na, dominan casi esclusivamente la accion del
poder.


Las revuel!as que agobian á aql1el pais, de
treinta alíos áesta parte, lo han dividido en dos
gl'andes secciones ó bandel'ías, cs á saber: abso-
Illti~tas y partido liberal fraccionado, Iras de
cuyas ensenas vese inmóvil, indifel'ente y yel'ta
á la inmensa mayol'Ía numél'ica, es tlecil', á los
campesinos. masa pasiva, inel'te y anonadada pOI'
el despotismo, al paso qne malltenida en la ig-
nO!'aneia y empobl'ecida pOi' el clero y el go-
bierno. Esla muchedumbre ea¡'eee de opinion.
bien que se ha) la del todo pl'epal'ada pal'a salir
ele SlI torpeza secular, en Cllmlto se cI'ce nn go'
bicl'flo de fuerza y porvenÍl', capaz de identifi-
Cal' las cuestiones políticas COII los [winci pios
de la huena adminislracion, y no hay dllrla
sino que pertenecerá á la reforma desde el PUll-
to en que la refol'ma reparadol'a y benévola pe-
netre en la campiila.


Los absolutistas serviles ell 1814, aportólleos
en 1823, carlistas en 1833, siempl'c crueles, rc-
accionat'íos, implacables, han pe¡'petl'atlo tan-
tos cl'Ímcnes y cedido á tan horribles inspi-
r,lciolles, que á la vel'dad se esperimenta inven-
cible repugnancia en J't~lIovar tan e~pantosos re-
cuerdos. Pues bien sabido es que desde Torque-
mada hasta nnestros días, ha pagado anualmen-
te la Espaiü 1111 tl'íbuto de sangre á ese fl'elléti·
r'o fanatismo, que, obrando á nombre de la I'e-
1 ijion católica, t¡'abajó en un principio para sí, J
¡I/l'go para una nlOlIJl'flufa que se le some-
tiera.


POI' lo (IUC al hando liberal iltaú~, l\~mallsc


sus dog fl'acciones, ora consp¡'Vad01'3 y pro¡:'I'c-
si sta , Ol'a rnodel'a<la y exaltada; m3S en verdad
que no conozco yo nada mas erl'oneo, nada
mas á IJl'opósito para estraviJt' la opinion públi-
ca que scmejantes denominaciones; pues tie-
nen el defecto dc no significar na(la, Ó cuanto
mas, de dat' la idea mas inexacta de la esencia
de los partidos por ellas conocidos: así es que
los estl'anjel'Os que así nos oyen calificar'uos
mutuamente han establpeido eq\livocadísima~
analojías, de las cuales han nacido errores qne
han influido fatalmente, ma5 acaso de lo que
se cree, en nuestros destinos.


Cuando oigo á un partido llamarse en Espafia
conscl'vador, tentado estoy pOI' pl'cguntm'le:
- ¿Consel'Vador, de qué? - ¿ Conscl'vador, des-
de qllé época? - Del mismo modo cllando oigo
cn boca de ciel'los hombres las palab¡'as revo-
lucionario, exaltado, ganas tengo de prcg.lIltal'
á los que las pronuncian si han 1'('lIexiouado
alglln tanto acerca de la~ calificaciones que di-
I'ijen á sus advel'sal'ios políticos, y si han tenido
ellos que q ueja"se alguna vez de habel' sido tI'a-
tados con la misma injusticia que emplean aho-
I'a par'a COII sus conl!'al'ios.


Las callsas inmediatas del trastorno que ha
pl'Oducide nlleslt'a actual situacion datan des-
dr~ 1833; muchos de sus osados promovedor'es
viven todavía; sus actos, sobl'cma ueea meritorios,
son hado públicos, y creo honrarlos recOl'dán-
dolos en este lugal'; pero esto será con condi-
cion de que se bOI're de lluestl'O diccionario po-
lítico la palabra revolucionario; pues si la con-
S(~I'Vamos, tan solo podl'á a plicarse á las personas,
de que acabo de hablal'.


Cuando la muerte de Fel'llanJo VII, existía
un miuisterio que se apl'esllI'ó á declal'at' la in-
movilidad, y cste sí que pudiel'3 llamarse con·
servadol'; pllesto que nadie mas que él ha ma_
nifestado ptíblicamente su voluntad de no con-
sentil' alteracíon alguna en la forma de go-
biel'no.


Apareció allá en aquella sazon, cn lo mas en.
eUtIlb¡'ado del ón!cn administrativo y social, Ill!
pa¡,tido del fl/nC'illliclI(" que i¡,telltaba volcar y




2.36 llISTOlUA POLlTICA
volcó en cfecto el ministerio cOTlservador. Nos-
otl'OS los emigrados y cuantus sin emigrarabun.
dahan en nuestras convicciones, para nada él'a-
mas llamados, y ajit~base lÍnicamente la lucha
c!ltre el programa de 4 de octubre de 1833, que
d"cia nada de innof·acione.\', y el de los progre-
sistas que qucria!l iIlIWI'flr. He aquí el único mo·
ll1euto cn que ex istió lHl combate entre cl espí-
ritu conservadol' y el innovadot': et~!ónces el'an
verd3dcI'as esas calificaciones, mas despnes acá
no solo han dejado de sel'lo, sino quc han pre-
sentado pUL' el contrario un sentido diamelt'al-
lIlente Optl(~sto.


Enll'c los hombt'es qne tomaron la iniciativa
del movimiento cn 1833, ent!·c los mas nom-
hrados pOI' sus actos esteriOl'es y ptÍblicos, cita-
ré á dos gt'andes de Espana, el conde <te Puñon-
ros leo y el maequés de l\Iiraflot'es, y entre los
qne realmente volcm'on al ministerio consen'a-
dOI', se hallan Jos jenerales Q'lesada y Llaudel',
comandantes jencl'alcs , el pl'Ímero de Castilla
y el segnndo de Catallloa.


Tengo á l~ vi sta los esel'itos publicados pOI'
esos cuatl·o pel'sonajcs, los dos prilllcl'OS sim-
ples pal'ticulm'es, y los 01l'os dos encargados de
a Itas funciones ptÍblicas, y yo soy de opinion
<)ne desde enlónces no se ha escrito nada tan
revolucionario; que nadie ha socavado la csen-
cia del gobiel'llo con mas osadía y denuedo, con
mayal' espÍl'itu I'evolucionol'io del que em plea-
ron ellos en su agl',~sion conh'a el ministel'io
Zea: y á la verdad este seiíol' no se en¡:;añói por
esto no titubeó ni nn instante en contene¡' des-
de luego 5 los /lovadores.


El conde de Puñol1l'ostro fne cl primero que
(~ntl'ó en liza, publicando en el mímel'o 32 de
la R('pista E.\'pai'iola, á pl'incipios de 1833, un
;Il,tícnlo en que se trataba de las faeultades de
1 as Cúrtes, y era la opinion del noble condc que
paea hace¡' las leyes se requeria la concurren-
e,'. de las Cót'tes con el rey. A la verdad no de-
jaba de habel' acenLlmdo valol' chico en publi-
cal' tal Sltel'le de docl!'il1as en vida de Fel'nan-
<Id VII, así fll~ que lIO vaciló el mil1istl'O en
('{)¡¡~h'nal' aquel escrito, y en 26 de febrero Jl~['­
iiripú á su redactor que e11'ey habia desapl'Oba-
do altamente el ill'tÍcnlo en clwstion.


Pet'o al sigllicule dia dil'Íj,~se el conde á S. M"
((nejase de J::¡s arbitraria.\' illterpr"tacior1"J' del
sefiol' Zea, en virtud de las cuales se haLia iu-
ducido tem"rariamcntc á un ('1'1'01' al pode¡'
¡'eal, no titubea en JSl'gll¡·at· que torlos los ES¡Jil'
·¡,¡icI' piden C"rtcs; díClIse pC¡'sonalmente ca-
\'wlniado, y reclama que se le ..:ite ante nn tri-
bUiul pal'i.l ,indicJl' su hOUijr y denHlndtll' contea
lus ei'cc"l';:'; t;~~ Ir) .~J~~nllt}ia- Tal fllt~ ld p¡'incipiu
d;\ jJ, 1:·..:., li:l(!,,';~::) z urdl'u ~! H1illit:\tll'io Cí..Hj~~, __ ~
vadol'.


Por el mes de octubre de 1833, dirijió el mar~
qués de Miraflot'es á S, l\1. la reina rejente un
cit·ctlnsl.illlciada memot'ia acerca de la sit1l3Ci
política de brai'ía, y pl'esciudiendo del méril6
illtt'Ínseeo de 311uel documento, diré sí, que ea~
mlly difícil lan7.<11' mas violen la filípica contra\
\ln gobiet'no, de tal modo que sc atacan allí siQ.
el menor mil'amiel1to la conaucta y políti .. ·
del seilol' Zea. y fucl'za es repetil' con respecto·
al sefior de l\Iiratlol'es lo que he manifestado,,"'
acerca del conde de Puñollroslt·o, es á saber:.
que fué laudable temeridad el colocarse tan re·
sueltamente cara á cat'a con un hombre reves·,
tido de un poder sin limites, que pDdia eocrne· '
lece¡'se á su antojo contl'a un enemigo tan fran'
camente declarado. '


El marqués de l\liraflot'es reclamaba altamen-'
te las cártes, yaun se deslizaba hasta I'eglamen~",
tos y fijar la fOI'ma de convocacion de los di· ':
putados i por manera que iba acompañada su j
memOl'ia de diez y siete proyectos de decreto, ',::;
enh'e los cuales se halla el de la reunion de las ':
Córtes por Estamcntos, Sil! embat'go , este do·
cumento no pl'odlljO efecto alguno, y enlónues,
ql1ejáll dose el man¡t1l;S de l\liraflores de que
su ÍJ'abajo se hubiese pasado al IJI'esidcnte del ~
consejo de millistros,y no al (,ollsejo de gobier- ~
no, dirijió en 15 de nwlÍembl'e de 1833 una car- !
la á S.1\[. la reina rejcnta , con riesgo, diee él,
de sel' importuno, y á pesal' del temor que abri-
gaba de que esta carta sufriese la misma suerte
<¡lIe la primel·a.


Desplles de habel' pintado la horrible pers-
pectiva que se ofrece á su vista, el lastimoso
pOl'Vcnit' de la Espafía, los peligros de la co-,'
runa y los suyos propios, quiere concreta!' á
hechos las sinrazones del ministel'io contra él,
y se esplica en estos términos:


«¿No es lm hecho que, en medio de esta cri·
sis tan fácil de prevel', es nulo nuestro eJél'cito
á pesal' de los doscientos cincuenta y trcs mi-
llones anuales señalados al ministerio de la
gllel'l'a? ¿No es un hecho que el pretendiente
conspirn y 31'm<1 jcntes al abrigo de la espiran-
te cansa de n, Miguel? y si este úl timo no ha
triunfado, no es seglll'amentc pat· falta del pre·
si,lcnle <Id consejo de ministl'os, qnc le ha pro-
tejido abiet'lamcllte cuando su tt'Íllllfo debia
cOlllprometel' el trono de la I·cina ..... ¿ No es
U!l hecho que el mismo hombec qne despreció
la []egoci~cion jlropuesta por la Inglaterra, por
medio dc su cllvi,Hln cstraul'dinario sil' Strafloru
CannilJg, se jH'cS('nta hoy dia como mediador y
negocia con la Inglakl'l':J ? ..... ¿1\'o es un hccho
la existencia de trescicntos mil voluntarios rea,
li:,l~s armados cont¡'a llllt~stl'a causa? cNo ha
;:¡Ií.:iíJ.''.i;) Ú CIi02- ('1 11¡¡~l!.~tlTÍ(l ('(Julo:'i Jns "('I'<ta L
di. rn,~ ::'0.,(, IH.:dulT-; •. k: ~i'í"11C ('~-di(i('audo de tí.>




DE LA ESPXNA MODERNA.
volllet'onar¿os á los hombres adictos á V. 1\1. ? .... ,
¿ No es un hecho que existe un completo des-
acucl'do, una total disidencia entl'e el ministe-
rio y los capitanes jenel'ales, posicion en que cs
imposible gobel'llal'? ))


He ido en trcsacando de la carta <Id marqués
de lHiI'aIlol'es aJgu110s cargos particulares que
hacia al ministe!'io aul!.: la majestad I'eal, pero
bastan para evidencia!' que á la sazon se desuca-


I taba el podet'Ío de la corona ,cn la eleccíon de
sus consejcros.


Al cumplir con su instituto de ciudadallo
acendrado, fué Miraflol'es cuanto n·o quiel'e sel'
en el dia; pues Zea lo conceptuó de I'evolticio-
nal'io en tales tél'minos que él mismo anda re-


, calcándose mas y mas cn sus protestas contra
la tacha de tal, repetida, dice, contra él y sus
parciales.


lIallábase Quesada de capitan jeneral de Caso
tilla, y el 8 de enel'O de 1833, envió desde Va-


, lIadolid á la reina rejente una representacion,
que es "erdadel'amente una acusacion fiscal
con!t'a el ministerio.


Está acertadamente ideado aquel documento,
y luego era obra de un miliUlI' encumbrado, .Y
batallador en 1823 contl'a la constitllcion de
1812, Al fenecer aquella víctima descollante de
nuestras discordias civiles bajo los aceros de
asesinos, todo pecho jeneroso se condo.lió del
paradel'o de aqnel galla rdo patricin, cuyo de-
nodado ímpetu fué uno de los que volcaron el
ciego despotismo.


El 25 de diciembre de 1833, el jeneral Llauder,
mandando en Cataluua, envió desde Bal'celona
una memoria, seglll'amente mas avent3jada que
cnantas he ido citando. Abarca los aconteci-
mientos anteriorcs, con pensamientos políticos
bl'iosamente espl'esados, eslabonando con des-
pejada lójiea toda la situacion dt! entónces. Dc-
nodadamentc ponia el jeneral L1allder el dcdo
en la llaga, dando por sentada una vCI'dad pal-
maria, y achacando todos los qucbrantos de la
España al menosPI'ecio de los compromisos en-
tablados voluntal'iamente por F'2rnando VII en
su decl'eto de Valencia del 4 de mayo de 1814.
Va recordando las promesas pregonadas á la sa-
zon, manifestando un pundonor político harto
recomendable, pues decia el jeneral Llander:
« Son, Señol'a, históricas las promesas de los
reyes, debiendo cumplirse como las profecías
del mismo cielo, y tampoco nos cabe el pedir
mas que lo meramente justo y formalmente pro-
metido, y así estamos prcsenciando con una
especie de luto doloroso que no se verifican las
declaraciones solemnísimas hechas pOI' el di-
funto rey á la nacíon, en el tronce de ceiiÍl'se la
corona por mono dc esta misma nacion hel'óica,
colocándosela á costa de miles y miles de vícti-


mas sacrificadas ante el ara de la lealtad y del
patriotismo, con el afan de igualal'se á los de·
más pueblos de Europa, encumbrados en alas
de sus instituciones y sus monarcas á lo sumo
del auje y de la prospel'idad.»


¿ Pero cómo es que ciudadanos a~endrados,
como el jeneral Llau del', se anonadan en el vaí-
ven ele las revueltas políticas? Este es el parade·
ro de los ajcllles de! gobiel'no absoluto, que
sacan á plaza SlIS achaques mortales, pues en
alzando el gl'ilo conll'a sus demasías, franquean
campo á las pesquisas y se estI'ellan. Si enmu-
decen, se les conceptúa instl'umentos de una
tiranía odiosísima, y allá se empozan en la si-
ma de los enconos populares.


Evidente aparece el del'echo de Pllilonl'o~tro,
Mil'aflores, Quesada y Llauder pam c1amal' COll-
tra el réjimen de Zea, como que es un derecho
incontestable con el desvío y los empates de la
tiranía, y con hal'ta razon conceptuaban dichos
personajes el despotismo de Zea como desatina-
do, eSpllesto, y atropellador; quejábanse de-
llodadamente y á voz en grito; pero ¿ eran aca-
so los LÍl.licos hahi2ntes derecho? y ¿ su dlll'a-
cion tenia que ceñi¡'se al plazo preciso de su
desagl'avio? .. No por cierto ... y el dia en que
tl'as la mudez de diez años, articularon del'e-
chos, ya entablaron el de peticion c'onl!'a el mi-
nisterio, y allá se arrojaron contra el sistema
de gobierno: y el dia en fin en que volcaron el
uno y val'Íal'on el otro, pregonaron pOI' de con-
tado las rcfOl'mas, y fuel' 011 sus pl'imel'os após-
toles.


Si luego pechos enardecidos se han arrojado
á mas, si entendimientos mas abarcadores se
hao afanado en abrir nuevos y grandiosos en-
sanches al cimiento tl'as aquella primera mam-
postel'Ía del escaso edificio; si varones mas de-
nodados han despnes antepuesto una planta
fundada sobre el principio de la sobel'anía na-
cional á un fuel'O regalado, es ahora calumnia
y es sinrazon el tildar á estos reformadores de
revolucionarios por causa de sus opiniones.
Tampoco han hecho mas que reponer lo den'i·
bado hasta dos veces á viva fuerza en 1814 y
1823; pues han ido meramente siguiendo el de-
clive que media entre la cumbre del absolntis-
mo d(" Zea y el finiquito de la constitucion del
año de 1812. En andando por el despeñadero
de las l'evoluciones, no cabe paral'se despacio.
Los desmontadol'es del terreno de la rejenel'a-
cíon y los que asaltan la yerta inmobilidad y
vuelcan el absolutismo con todas sus ínfulas
conservadoras, son esc\usivamente los revolu-
cionarios, C0ll10 ajuieiadamente los apellidaba
Zea; y nosotros, jente progl'esista de 1840, n.)
suponemos denominacion injuriosa en esa voz,
conceptuándola al contl'ario de sumo ulason,




238 HlSTOIUA POUTlCA
Vamos ahol'a al adjetivo de los moderados.
Tl'opezamos con el mismo apuro que en la


palabra conseI'vadOl'; pues andan por abí pre-
guntando en qué y cuándo fué moderado ese
partido.


La moderacion descuella en los tt'ances, pues
cuando todo está en su asiento, la carencia de
ll1oderacion sel'ia un devaneo rematado. Abora
hien, ¿es positivo que el bando uSlll'pador de
este nombre haya conservado en las vicisitudes,
ocul'I'ídas dm'ante sn mando, aquella pujanza,
aquel teson sesudo, con que lÍnicamente des-
cuella la acendl'ada model'acion?


No pOI' cierto ... A cada recio empuje, ha siem-
pre acudido á los medios estremac10s de estados
de sitio, desarme de guardia nacional, estra-
ñamientos arbitral'ios al Asia, Afdca ó Améri·
ca, á las pI'ovidencias ejecutivas y en fin á la su-
ma tropelía. Se puso á Madl'id en estado de si-
tio por conmociones leves, abul tadas por la
zozobra, en 1835, 3G Y 40 Y se ha desarmado y
disuelto la guardia nacional por dos veces.


En tres alíos y medio, desde el 15 de mayo
de 183H 'hasta el 18 de noviembre de 1839, mi-
nistros del partid,) modcl'ado han disuelto hasta
tl'es veces las CÓI'tes.


Se han atropellado periódicos, yaunque la
mayoría avenible ha providenciado el desagra·
vio, con e5to mismo queda evidellciada la de-
masía.


¿ Se hacia por ventlll'a imprescindible, lo I'e-
quel'ian así gravisimas circunstancias? Ol'ille-
mos ya un pnnto concluido en su lugar, pero
afil'Olo y me ,'ecalco en qlle ciel'tamente en aCll-
diendo á providencias violentas y leves y me-
dios estremados, no cabe ya blasonar de 010-
del'acion.


¿Se ha manifestado esta con la tolel'ancia de
opinioncs ? .. Tampoco; pues en llegando la vez,
allá va el vuelco de empleados, aun subalter-
nos, Cllyas opiniones desafinaban con la slIpe-
I'¡oridad. Pudo sel' pl'eciso, pero en verdad que
110 asoma el comcdimiento.


¿ Acaso los ministl'os se han escaseado á sí
mismos las finezas correspondientes á sus me-
recimientos? Abl'o la Guia, y no asoman minis-
tros de aquella catadura que no se conceptúen
acreedores á galat'dones sumos pOI' su desempe-
ño; habiendo consejero de la corona, descono-
cido antes y reempozado des)lues de su nom-
l)l'amiento, que se ha premiado mal'cialmentc
por algunos meses ó semanas, ostentando en su
pi'cho veneras y cruces dc ól'denes civiles y mi-
litares. Campearian aqui los mismos hechos, á
no rcpllgnarme el sacar á la vergüenza nom bres
y apellidos, cuando tan solo se están ventilan-
do cuestiones y sistemas,


A vel' pues cómo abonan ese dictado de mo-


dCI'ados ... No lo alcanzo, pues todas las jestio. ,1
nes de ese bando están demostrando cuán ral'a
vez han Iwocedido eon modcl'aciolllos que tt'c-
molan cse pendon,


Ya estoy viendo qne me van á responder
cllán errados han esLado sicmpre los contra-
rios pOI' ese rumbo; pero aun cuando fuese
cierto, }' lo voy á desmentü', no por eso me-
joraría de calidad el argumento,


Tan desacertadamente se apellidan los otro&i
exaltados como estos moderados. Ojalá que d
asomase E:! acalOl'amiclIto pOI' alguna pal'te de ::~
España, pues dal'Ía muest,'as de vida para aho-
ra y esperanzas para lo venidcr'o. El partido ese
tan descel'l'ajado está todo yel'to, y hace seis
años que está la Espai1a aprensiva dc accesiones'
calenturientas, y torio espira ya de tisis.


Los conocidos bajo el apellido de exaltados,
emigl'ados en 1823 ó atalayados inquisitorial-
mente, no tomal'on la meno!' parte en los pri-
mel'os movimientos tras la muerte del rey,
Vueltos á casa, se hacia naturalísimo el que
esperanzasen los tl'iunfos tan suspirados por
espacio de doce años; y lejos de apellidarse,
cOllserl'adores, all)l'esenciar el estado lastimo-
sísimo de su patt'ia, mal podia venirles laocur-
rencia de meterse á tales.


Volcados los alborotadol'cs de 1833, qne pa-
raron en consel'vadores el año de 1835, se eu-
cumbraron los emigrados Iibel'ales, fsir.mpre
COIl su af~n progresista. Derribados estos tam-
bien con una arbitral'jedad, empuñaron otra
vcz las riendas del gobierno para aplacar un
Dllel'O alboroto, y á i IIlpulsos'de u na racionalidad
desengalíada, diel'OIl á luz la áncora de la es,
pel'auza para Espaila, que cs la constilncion de
1837; Y sus antagonistas hau debido hacel'se
cargo de que allí se cifl'an todos los elementos
monárquicos para franquear á la corona cuanta
fuerza es apetecible pat'a el desempeño de Sil
autoridad en beneficio del pais.


En 1835 y 1836 asomal'On allá algunas asona·
das, pero sin destemplanza, pues las resultas
que par'ccian fOl'zozas no cnajal'on, y solo en
el cmbullamiento de la victOl'ia cabe el acalo-
rarse; y así en ambos trances. en vez de pro-
pasarse, cejaron de Sil propuesta, por aten-el'se
á UlI al'l'cglo racional,


lIan reconvenido á los ministros progr'esistas
por habcI' tambien aeudido á los estados de gj-
tio, aplicando esta ley del encaje pOI' dos veces
á la capital. No es puntualmente cierto, pues
nunca pusiel'on á Madrid en estado de sitio. Al
asomar el caudillo carlista Zariáteguy, se apo-
deró de Segovia ; declaró el ministel'jo la pro·
vincia de Castilla en estaoo de guerra, cuando
el enemigo se hallaba ya sobre Madrid, pero sin
ponerlo tampoco en estado de sitio. La I'calidad




DE LA ESPAÑA :UODERNA.
de la gnel'rrt estaba ya I'eqniriendo ,Hlllel paso
del ministerio, y aquella situacion desencajada
vino á dural' nueve dias; y se renovó al acer-
carse Don C{u'los. El cotejar tales Pl'ovidencias,
cuando la ca lisa de Don Cárlos estaba ya en su
cumbl'e y amagando á la c<lpital, con ti estado
de sitio que padeció Madrid en 1835 y 1836, pOI'
alborotos menot'es, y en 1840, pOI' allá no se qué
desacato de la tribuna de las Córtes, para ya en
insensatez.


La autoridad militar de Barcelona se halló en
tl'ance tan apUl'ado, que acudió á las fuerzas
navales inglesas y francesas ancladas en el puer-
to, para auxiliJI' con sus tripulaciones el man-
tenimiento del ól'den, y se puso la ciudad en
estado de sitio; pero enterado el ministerio, re-
vocó aquella disposicion.


Desapruebo desde luego todo qucbrantamien-
to del órden legal, pues conceptúo las leyes sn-
ficientes de suyo pal'a el desempefío de la jente
desenfadada j pues cuando la artillería estallaba
pOI' las calles de Bal'celona, J cnando iban ya
á desembarcar marinos estranjeros, parece que
lo al'duo del tI'ance se debe tener presente, y
disculpar, ya qne no abone, la determin3cion.
Añádase que pOI' entónees los carlistas estaban
casi bloqueando á Barcelona.


Achaque de entl'ambos partidos ha venido á
ser el vaiven de empleados, y pOI' desgl'acia cor-
ren pal'ejas en esta pal'le.


Pero ni un solo minish'o hay del bando dicho
acalorado que se conceptuase acreedor {¡ la mJS
leve condecol'acion; prescindielJdo ahora de
destinos, pues desbancados á viva fuel'za, no
podia cabel'les el menor acomodo. Deben ufa-
narse con este comedimiento, y me complazco
en ir pregonando tanto pundonor, harto con-
trapuesto á la conducta de sus contrincantes.


Acaeció una sola disolucion en el réjimen
¡:rogresisla, á impulsos d(~ una contienda pal'-
lamentaria, donde vinicI'on á coutrarestal'se por
igual los campeones.


En el análisis moral de los pat,tidos, he pues-
to sumo ahinco en desprender mi cOllciencia de
toda parcialidad, ciñéndome á hechos inne-
gables.


Se han compal'ado las opiniones políticas de
acá con los muchos partidos f'I'anceses .... ¿Cuál
ha sido la resulta? .. Sobl'e cotejos equivocados
consccuencias desatinadas. Así debia suceder,


Han asemejado el partido ardiente al bando
del empuje, y nuestra parcialidad model'acla
al justo medio, ú pal,tido conservador de Fran-
cia,


"Desatino ... En Francia, cl empuje apetece
mayor caudal de franquicias, mayO!' ámbito en
derechos políticos, y mas cnsanche en el ramo
de imprenta .... y el partido conservadol' quiere


el fuel'o íntegro de 1830, sin mas acá ni mas
allá.


En España, el bando acalorado está por la
obsel'Vancia dc la constitl1cion, al paso que los
moderados piden, veutilan y votan leyes con-
tra la impl'enta, contra el derecho de peticion,
contra las fl'anql1icias municipales y provincia-
les y contl'a Ja gU31'dia nacional, arrojándose
así cont,'a la mente y la letra de la misma cons-
tilucion, En wl sf~nado, se cuentan hasta vein·
te y tres votos enLt'e setenta y siete pal'a 11I'0·
testal' contl'a la pl'opuesta de solemnizar co-
mo [.;~stividad nacional el 18 de junio de 1837,
dia de la promulgacion dc la ronslitucion
actua I (1). Se ha pedido en la cámara de los
diputados el I'establccimiento del diezmo.
como propie<lad del clero, y aun han sona-
do quejas de que no hubiese en las Cól'tes
representantes del despotismo (2). No t.iene el
partido Illodel'ado cspañol sus semejentes en
Francia cou las subdivisiones del bando liberal.
Revolucionat'io cn 1833 y reaccionista en 1840,
ni ha sido ni es ahol'a mismo conservador,


El desc~neierto de toclas las potestades en
España, la cal'encia de pasiones políticas, ql1e-
bl'antadas 'ya todas y exhaustas, imposibilitan
el CO[]c,~ptuar lo vellidel'O para esta nacían des-
"enturada, y tanto mas por cuanto el desalien-
to medra con lo~ asomos de la paeificacion; co-
mo si en cada individno se fllc,e desmoronando
la entereza, y pOI' consiguiente la puianza; na-
die se atl'!::ve á obl'al', y ninguno alcanza á ver lo
de mañana.


Acuden sin embargo todos á la constitncion,
1'01110 que es la balldel'a nacional, obra del
bando pl'ogresista, y nadie ha pedido ya nada
solJl'e su contenido. Lo venidero que sea pro·
bable tiene que estribar en España so\)re ella,
y segun ilacion muy obvia, debemos suponel'
que sus ;mlnl'es, los que han venido <i planteal'
el tínico hecho existeate, tengan tambien que
acndit' á desenvolvcl' sus consecuencias, c[¡¡¡ndo
todo lo que no esté allí embebido qllede ya
desgastado.


En medio sin embal'go del desasosiego jene-
I'al, asoma allá en la 111llchedllmbl'c :lIglln em-
pnje, tal cual scñal de vida, Hay afan por me-
jOI'3S positivas, O\'natos, y educacion pública
ante todo; se plantean l'amos de bcneficiencia,
se desahogan las cárceles, pero al cabo estos
son intentos parlicul~l'es tí obl'as de los ayun-
tamientos. Se va aumentando el caudal del es-
tado, y no dirán silla que la I'esnrreceion del
pais no está espel'audo mas que la Val de sur-


(r) Seecion del 3 dejnnio de 1840.
(2) Seccion del 7 de junio de rfl4o. o




240 mSTom,\ I'OLITICA
{;': el alnlJ/lla; y esta resurreceion es ma~ facti·
ble de lo que 5C opina.


Aquí ¡lió fin mi tarea, despidiéndome con el
concepto mismo que la encabeza, y es que me
pc!'suado entl'alíablemente de estal' como vien-
do que en tomauuo sujetos ele IJl'io y desempe-
ño á su cargo el ti mon de esa nave que está
ahora vagando al impulso desatentado de la
oleada política, apol'tarémos lllego en salva-
mento_ Fclicisi.,na es la 5ituacion dc España pal'a
mal'chal' ajigantaJamellte por el rumbo de la
prospel'idad, Francia, IlIglaterra, Béljiea y Ho-
landa rebosan de capitales sin destino; y la Es-
paila está brindando al estranjero con miles de
especulaeiorw5 hOIJ!'adas y provechosas; y la
aplicacioll de caudales á empresas plÍblicas, á
la labl'anza, acequias y mi nas será un mallan-
tial inagotable de productos.


El pOl'Venir de la Es!xtl'ía se ciü'a todo en afa-
Iles ¡H'oductivos, y estos derramat'áll la vida
social y mOl'al por la muchedumbre. En rayan-
do el dia que viel'la al pueblo su bien estal',
afianzado e~tal'á y bCIHlecido el gobierno; y
esa clase Íufima, siem¡JI'c mas y Olas desventtl'
rada, encenagada en el robo y la mendiguez,
se desprenderá de su vida tan desastrada: PI'O-
gl'esal'á la agricultUl'a y medrJl'án los produc-
tos de nueslt'o fertilísimo suelo; carreteras y
canales irán acal'l"eando esos frutos cnlmados
de la activa labranza, y así el desahogo y la hol·
ganza abarcarán hasta las aldeas y cortijos. En
moralizándose la muchedull1bl'e, sel'á al punto
venturosa, habrá segllridad pOt' las campilías,
habitándolas en seguida los piu¡.;ües hacenda-
dos; y empieando allí sus h<lberes, serán la-
bl'adol'es pl'Oveehosos y empresarios en todos
les ramos de indusl.l'ia. Aimplllsos de esta pros-
pel'idad c;¡mpesina, y de tanto afan venturoso y
al arrimo de Icyes atinadas sobrc aduanas des-
tructOl'as del cont!'abando, escuela de todos


los atentados, qllcdal'á pOI' fin I'(~dondeada la'
I'evolncion espaiioh. La Espafia, capitaneada
por la augnsta sabiduría, SI! recllcllmbrará á su
jerarquía escelsa sobl·e las demás naciones, co-
mo ya en otro tiempo se les sobl'epllso en S~­
bel', en gloria y poderío. E~ltótlces, y tan solo
entúnces, acudirán sus pucblos eon su tributo :l
al auxilio del InéltlCOIl1L1l1 universal de pensa- .)
micntos (Ille está agolpando la fihsofía en des· '
!ello eentellaule. y de ¡¡[IUe! lnmina!' intenso ~
DI'otará la ol'"alli:r.<lcion de la socieJad veni· '"
dera. 1


V¡yO esp;¡ranzado de que COIl el advenimicll- 1
lo ventlll'oso á la pllte~tad suprema de val'OllCS '
(lt~ ente¡'eza y desempeño pal'i.l planteal' un réji. j
men a tillado, cual nos lo está guanlalldo la :1
l'rovidellcia, sc¡'éIDOS otros, y pOi' ahora ter-, 1
min2ré con las palabras de \V ashingtón ell Cil'- '
Cllllstallcias muy parecidas, cuando todos en
torllo suyo daban por desahuciada la patria,
pues parece que está hablando con España en
1840: "Me cabe espel'anzar que la sensatez del
pueblo se sobrepondrá al fíl! á sus preocupa-
eiones; y no puedo conceptuar que la Provi-
dencia nos haya agraciado tanto para tener' pOI'
paradlTo la nada. Aquel escdso Hacedor del
universo nos ha estado guiando harto tiempo y
de suma lejanía, por el rumbo de la dicha y de
la gloria, paI'a desampararnos en medio del ca-
mi.JO, Con los devalleos nuestros podemos á pla.
zos dc:,c<tl'l'ial'llOs, pero vivo confiado que ate-
SOI'anIOS todavía bastante tino y vi!'tlld pal'a
I'ecnbral' el sendel'O dehido autes de quedar eu·
tel'a mPlIl.e estraviados (1). »


Salvóse la Amél'ica ; tamhien le cabrá el sal·
V3!'se á la Espaila.


(r) Washington á Jonatas Trurnllllll, á La Fayctte
y á BcnjJmin Lincoln.




DE LA ESPAÑA ~lODElL\A.


'.I'allteo !i!ehre Ilaeiellda.


Conceptué que un tantno sobJ'c la hacienda
de Espaua, su deuda interioJ' y eslerioJ', sus re-
Clll'SOS, el total de sus desembolsos y de sns
entradas, seria un finiquito imprescindible á
mi historia polílica. Puesto que donde ql1iel'a el
ramo de hacienda es el arranque de todo tem:'l
político, en la PenÍnsnla se hace todaví.a mas
palpable esta verdad, pues al desquicio de su
hacienda está la España debiendo su menosca-
bo : y esto mismo es lo que me empeñé en dl:-
mostrar por todo el discurso de mi obra.


La historia de su hacienda, el oJ'Íjen de la
deuda plÍblica; y el escrutinio de lus contratos
gramsÍsimos que en todas épucas han estado
devol'ando los recursos de España, merecian un
empeño aparte, No obstante los documentos de
oficio, que pOI' fin he logrado acoplar, me pat'e-
c€n suficielltÍsimos paraque los muchos aCl'ee-
dores de la España cuenten sobre segm'o con
sus títulos para lo venidero, ül'illemos ilusiones
y justipreciemos recursos en verdad crecidísi-
mas, pcro acaso menguados para denda tan
enorme. ~o hay que abllliar de la credulidad
l)lÍbli<-a, y es faltar á la buena fe el empeñarse
en que la España alcanza á cubrir suficicutc
porciun de atrasos para ir pagando los réditos
con lo que sigue todavía en jiro. Tarde ó tem-


praDO el gobiel'Oo espauol tendl'á que entrar en
composicion con sus acrecuores. ¿ Quién será
el fiel y el árbitt,o en tamaño ajuste? La nece-
sidad yel ámbito posible de los sacrificios que
haya de hacel' la España. Una gnel'l'a civil de
seis años y de ahol'a mismo ha desangl'ado la
nacion, y sin embargo el patl'iotismo ha logl'a-
do hacer esfuerzos inauditos, Con todo el au-
mento tan snb¡do de las entradas DO acude aun
al presupllestode los desembolsos, y en este mis-
mo año el gobieJ'no está confesando lIn descu-
bierto de 681,821,7a4 l'eales y 23 maJ'avedises.
Despedido en pal'te el ejét-cito con la paz cabal,
acaITeal'á sumo ahol'l'o , sin igualal' lampoco la
entrada con el desembolso.


In mensos vienen á ser los recursos mal j us-
tipreciados de la España, pues no se cifran todo!>
en hipotecar sus bienes nacionales, sino en la
aplicacion de capitales á la agricultura, con es-
pecialidad á las obras públicas, á las miuas, al
comercio y á la industria, Es un sudo IÍI'jen que
se debe fecundizar repito una y mil veces; en
los afanes productivos se cirra el porvenil' de
la España, en asomando lIn réjimen brioso, ac-
tivo, y ante todo pundonoroso, que le ofrezca
seguridad y proteccion.




mSTORIA POLITICA


PRESUPUESTO de 1837 presentado á las Córles por el Sr. de Mendizabal.


GASTOS.
Lilt~ civil de SS. MM., de la Infanta y de D. Francisco de Pau/a.
Ministerio de Il:stado.


de la Gobernacion.
de Gracia y Justicia.


MINISTERIO DE HACIENDA.


rs. 43,500.000
7,881.UO


101 ,o~ 1.954 28
18,581.142


Intereses de la deuda interior
Id. de la esterior.


100.tBS.242 6
182.538.390 18


Sueldos y gastos de la Secre-
taria y Su perintt>ndencia.


Direccion jeneral del Tesoro,
C"ntaduría V Archivo.


Quebrantos y gaslos de letrá.
y lihranzas.


Tr'ibunal mayor de cuenta ••
Tesorería de corte.
Cesantes.
Monte Pio.
Pensiones de gracia y recom-


pensas.
Id. de los regulares y
escl~ultrado8.


Gastos diversos.
Direccion jeneral de Aduanas.
Compras de I,abacos , pblvora


y azufre.
Direccion de Aduanas de


tierra. ~9,597 .020
Id. de mar. 5,211.332
Id. de puertas. 963.32'
Administracion provincial.
Barcos de vapor, vijiasy fanales.
Pensiones á viudas y huérfa-


noo de la guerra civil.
Adminislracion jeneral de lu-


terías.
Comisaría jenera! de Cruzada.
Minu de azogue de Almaden.
Casas de moneda.
Encomiendas del Sr. Infante


D. Antonio.
Secuestro de 101 bienes de D.


Cárlos.
Ministerio de la Guerra.
Id. de Marina.


2,79 2 •051 6


63,697.091 31»


: 1 35,77 1.673


1,013.100 .'


4,479. 144 »
1,72 •• 400


133.500 »
23,936.840 3 108.ti30.516 12
12,511.754 24


8,404.416 4


54,684.440 »1
930.446 15/


39,063.917 31
6,604.903


4,499.866 32


23.59 1 •000
2'780.5rr 21
6'713.561 31
2 .• 50.0.6 .4


527.7°0
1.009.490 27


Suma de los gastos de los presupuestos de 1837.


571.105'944 33


773,876.4u 4
54,2(\0.834 3.


1. 570 • 227.499 '9




Producto ,le las Aduanas riel
remo.


Derechos ¿e importacion.
Comisas.
Multas.
Producto de varias contribu-


ciones.
Derechos de hipotecas y de


enajenacion de inmu~hles.
Id. rle puertas.
Id. sobre la sal.
Id.' tabacos.
Id. papel sellado.
Salitre, pólvora, azufre y halla


de naipes. .
Arbitrios diversos.
Delegaciones á fa vor de la ca·


ja de amortizacion.
Loterias.
Cruzada.
Minas de Almaden.
Casas de moneda.
Delegaciones á fa vor de varios


OF. LA ESPAÑA MODERNA.


INGRESOS.


64,000.000 : / 2T ,000.000 87.100.000 1,000.000 . ¡
1 ~:ioo.ooo . ;


285.800.000


T2.000,Ooo
55.000.000
50.000.000


f 00.000.000
18.000.000


~.800.000
5.363.000


60.849.088 6
29.680.000 : I 15. 166.000 68·742'774 23 2 T .784. 844


» \
2.111.9 30 ~3·


nlÍnis~erio1'4 I~IÍ'733.I5fi 2.1 ¡
Ascendiendo pues los gastos


hasta I ,570.~27·499 cs. ~9 ms·l F.l d fi . I rl
Y los ingresos tan solo á 870.688.019» 20 • \. e el! .nu. es e IIn 44 y : p g ; ó sean


De todo lo cua 1 resulta que asceodiendo
la lista civil á
Los gastos de la guerra á
y la"compras de tabaco, pólvora, azufre, á


o sea en junto á


rs. 43,500.000
77 3,8715.40 4


53,697.091 31


87o.688.019 20


699, 539.480 9


apenas si basta el total de los ingresos á cubrir estos tres solo. gastos; quedando por consiguiénte desatendi-
das 'en las actuales circunstancias y desde 1837 todas las demás obligaciones, corno Ion: las secretarías de
estado, de la goberuacilJn y de gr'H,ia y justicia, los intereses de la deuda púhlica interior y esterior, el personal
de la administracion ¡eneral, las pensiones y cesantías, la dotacion del clero secular, la indemnizácion ofreci-
da á los exclaustrados, los sueldos de los empleados en Aduanas, en loterias, en las minas de Almaden, etc. etc.


PRESUPUESTO
DE 1837


DE lIDA púbUca inferior de España.
_..:--- ~----,--


nRL SEÑO_R MENOI-
ZAB.\J .•


:. p ~ cousolidado.
4 p: id. . .
Adelantos por la co-


mision de recia·
maciones contra la
Francia


Deuda sill interés li-
quí~ada y en circu-
laclVn.


SlN I:NTERf.i.


Deuda corriente. . 347·04I·~71' 12" l'
Vales no consolida-


dos . 537.~JI.316»32"
Deuda sin interés. 1.25,,128.100.'0.


CON lNTZRE8. ~[N INTERES.


•. 136,380.1i88 • 30 »


CuN IN1'ERJ!:S.




2H lllSTOHIA POLITICA


J)euda no liquidada,
cuyo valor real !lO
Je hafijado todavía.


2.136.3RO.GSil :10 2.018.1 i0.141 lO 12
Títulos no presenta-


dos á la liquidacion
de 1836. .


Id. deyueltos á sus
propietarios, des-
pues de esta liqui-
dacion


Id. emitidos para la
conversion de re-
eiLos de intereses
de vales.


\


84,o46.85~. lO·


I


Id. liquid.\dos y re-
conocidos, sO:1Ieli-
dos á la aprobacion
de las Córtes. ~7B,l¡o!¡.3g5" 23.;


Total del capital nominal de la deu-
(Ja interior con interés y sin él en
1837 .


XOT.\. Las Cóetes acaban de autorizar la creacion de títulos al 5 p g hasta la cantidad de 7°0.000,000 de
reales para que sirvall de garantía á los adelantos hechos y hacederos al gobierno por los capitalistas.


RELACION DE L.~ co-
MISlON DE LÓN-
DRES DE 1°. DE NO-
VIRMBRE DE 1836.


Empréstito de 1834,
activo .


Deuda antigua con-
vertida, id .


Deuda antigua para
convertir, id. .


Deuda al gobierno
inglés


Deuda al gobierno
francés _


Deuda al gobierno
americano.


Deuda pasiva. .
Nuevos diferidos (1)
Antiguos diferidos.


SIN lNTERZS.


1,lg4_960,000" 1
J ,:>43.828,000» ¡


444·4l4,000 I


Total del capital nominal de la deu-
da esterior, con interés y sin él .


DECDA ESTERIOR.
------------ ----------


CON INTE RES.


7°1,754.386. ,


:> .033,438.854· (


401 .080,760 > )


60,000.000» ¡
285_7 51 ,324. (
12.000,000» 1


SIN lNTER~S.


----------_1.I~


2,883.202,000>
~---------


(1) De estos pertenecen al gobierno español unos 243 millones.


CON lNTERE'L




01': LA ESP,\ÑA 31ODEHi\'\. ') ,~.
- -l.)


RESUMEN.
SIN I.NTER.É~. CON UITERÉI,


Deuda interior. 3,564,77°,504 rs. 29 ms.
Deuda esterior. 2,883.202,000 »


Adelau!os I,ccho~ al¡¡obierno español por varias au-
2,018.170,444 rs. 12 ms.
3,494.025,3 2 4 •


toridade. inglesas, desde la conclusion del tratado
de la cuádrupla alianza .


Atrasos á las lejiones inglesa y francesa (para recuerdo) l .. ____ ...... ~.~ __ 61.649,000 •


Total del Capital nominal de la deuda pública
con interés y ~in él.


6,447·972,5o,¡ rs. 29 ms. "'------... _ .... ---


Pagos anuales que deberia hacer la España para cubrir los intereses de la deuda
consolidada.


J ,387,833,38.
02 9.495,636


84[,4,5


DEUDA INTERIOR.


8 en 5 p::: consolidados


ro id. adelantados por la
18 en 4 p;: id. 1


------- junta de reclamacioll
2,OlS.lfl9,444. 2"


DEUDA ESTEIUOR.


3, 13ñ.272,ooo eu deuda activa
Al gohillrno inglés. 3.ooo,oOf) 1


Id. francés. 16.00"1°00
Id. americano. 720,000


ro3.G5'2,320 por el .\ del nuevo diferillo que
pa.a anuallllente al activo


ti (.649,000 debidos al gobierno inglés por sus
adelantos
~p g de comisiono


Total


630.337,662. 4


Rs. vn.
G9·39 I , ñ69" 1
~5.2r3,482.


156.813,600 ¡
9Sñ,ooo


5.182,ñro 1
3.082,450


Rs vn.


..... 94.605,15r rs. vn.


lñ6.064,6lio


2·794,038


.63,463,8,í9 rs. VD.


A cuyo total es preciso añadir para el ('stranjero: JO. el /, del nuevo diferido que pasa al activo, durante
ouce años. ,o. La mitad del pasivo dif~rido que pasa ,,1 activo durante 199 años. 3". La regularilarion ·del
a"tiguo diferirlo. 4". Cuatro allos de intere,es debidus á los portadores del activo y á los gobiernos estran·
jeras en virtud de tratados diplomáticos, e. decir, unos 726'7:;6,800 rs. y además, para el interior tienen que
añadirse: l°. la conversioIl de 347.01í 1,271 ri. 2 r ms. á razon de Gñ p g en títulos de 5 p g con interés: .0. la
consolidacion de la mitad de 537_2 tl,3 1 6 rs. 3", !JlS. en vales, ósea .68.605,658 rs. 16 ms. en 5 p g , tambien
,í I'ilZon de 66 p g : 3". los t de 1,252.128,100 rs. 20 ms:, ósea 834-792,067 rs. 2 ms. de deuda sin jnteré.
en 5 p g con interés, á r~.zon de 5 p g de su valor HOllllna!.


y debe advertirse eu lo relativo á la deuda interior, que los bienes nacionales se pueden comprar mediantt!
1; del precio en deuda 5 p g del valor nominal, y .~ eu ocho años lambien con papel de la deuda 5 p g al
doLle del precio corriente.


CONTRIBUCIONES JENERALES DE ESPAÑA.
Hay en España ciento y una contribuciones,


sill contar con las pel'lenecicntes al pl'esupnesto
de la gobe1'llacioll. Voy á tI'atar de algullas de
d la.<, aunque muy sucintamente, esplicando su
oríjell, naturaleza y producto.


En cltíltimo pl'esllpuesto regular que se ha
presentado en 111> Córtes, es á sabel', el de 1837,
PQl' el seum' Mendizabal, se ve que el del'echo
de aduanas produjo en limpio, en 1836, 48 mi-
Iloncs de reales (1), es decÍl', un 7 por ciento del


(r) La aduana dc l\Iarsella los prutlut:e en " mese •.


total del comcl'cio jeneral de impol'lacion y es
portacion con el eslranjero.


La estincion del conlrabando es !a pri mera
condicion de !ll'den que se ha de establecel' en
hacienda, y seguramenLe que el sistema prohi-
bitivo, ab!;urdo é inmoral, es el sosten de esa
escuela de cl'Ímenes que puebla las cárceles y
presidios de contrabandistas convertidos el!
a~esinos. Cuando la Europa entera renuncia á
esos valladares de adnanas en que lnchan en
vano la ley y la fuerza armada CLlt:tl'a las ue-
cesidades reales ó facticias (le las !!ohlacioncs,




HlSTOHIA POLlTJGA
"emos á la España permanecCl' inmóvil en su
impasit-Ie sistema de pl'ohibiciones, cuya aciaga
inutilidad sirve tan solo para robar al te80l'O
una renta considerable, por manera que se
niega á lo~ aI'teraetos estl'anjel'O~ una entrada
legal, de que se encarga furtivamente el cou-
trabando.


Advel'sill'io il'l'econciliable del sistema prohi.
bitivo, séame lícito hab!ar ilquílln momento de
las acusaciones que se me han dirijido pOI' ha-
ber deseado una revision de 111Iestros al'ance-
les. Ansiaba ell "recto qlle se hiciese de aCllel'do
con Inglaterra y Francia, en fin con todas las
potencias comel'cianles. Sin embal'go se ha pre-
tendido que solo se ll'alaba con ello de condo-
nar á I;¡ Gl'an Bl'claña el monopolio de Illleslt'o
comel'Ciu, al'l'uillandn así la indw;ll'ia 1l3('io11al.


A Dios gl'acias se ha desalado siempre mi al-
ma en pos de la glol'ia, la indrpendencia y ven-
tur'a de mi patria; pel'o aun cuando hubiese
yo abrigado tan cI'iminal proyecto, hubicra sido
en verdad tan absurda mi ¡wetension, que los
mismos á cuyo I'dVO!' hubiel'a yo así abdicado
de mi dignidad de Español la hubieran induda-
blemente rechazado con desprecio.


J,o qne yo he querido, lo que quiero todavía,
lo que qnclTé siempre es acabal' con los contra-
bandistas, azote dd comerciante honrado y de
la (ll'obidad industrial. Sí: quisiera al'l'ancar al
fraude su lucI'o inicuo, y quisiel'a hacer ingl'e-
sal' en las cajas del eI'al'io nacional, y en nom-
bl'c de la ley, el Yel'dadcro produ~to de las
aduanas,


ADUANAS.
Pl'Oducto del comercio uacional y cstraujero en 1836.


Tmpol'tacion bajo pabellon español.
Id, . . estraujero.


168,156.671
f,¡6859.679


1'". Vil, I
l' 235,OtG,350 r~_ \'O.


Esportacion bajo pahe.llon español. 50,985.861 » ,. 227,307.060 » Id. , . estl'anjero. 176,321.199 »
Comel'elo colonial.


Importacion bajo pabellon espaciol. 99,933.250 " 1 \. 111,965.363 »
51,477.874 »
14,916.076 »


Id. . . cslralljel'o_ 12,032. t 13
Eliportacioll bajo pahelloll t'spailol. . . , _ . _ _ _ _
Produclo del comercio jencrai cn Mall(;l'ca, Menol'ca é Ibiza.


I'l'eveo qne \'(}y Ú Il'alal' IlU,1 cllestioll muy de-
licada, la cnal toe1l á pl't'OClIpneiollcs IIHClona-
les, sinceras ó finjidas. En el apllro apal'enté
en que nos hollamos de l'e(,lIl'SOS pI'opios, á
pesar de nuestras riquezas inmensas, eu el aba-
timienlo completo de nuestro crédito, parece
que la pl'imel'a indagacion administrativa cid
gobierno debia sel' el exámen de los l'ecUJ'sos
interiores, pues el medio mas natural, mas
obvio de ensanchal' su importancia, es dismi-
nuir los gas los y aumental' las rentas del es-
taclo.


Uno de los ramos p,'incipales de los ingresos
del tesol'o deberia ser el producto de las adua-
nas, y sin embal'go es nulo, pOI'que, con nues-
ft'o sistema de aranceles, hemos I'echazado de
n lIestros puertos casi todo el comercio estran·
jel'o, entl'egantlo el pl'oducto natlll'al de nues-
tras aduanas al contrabando, al fl'aude, á la
inmoralidad,


Para calculal' las veul¡¡jas que I'esultáran á
nuestra hacienda de un al'l'eglo de aranceles,
rocos datos bastan. Examinaré la cuestion con
respecto á la Inglaterra, como la que mas ha


Tolal jCllcraJ. 640,(;82.72:3 »


oCllpado la ateucioll plÍblica, y pOI' tenel' lila·
)01' acopio de datos. Todo el \'alOl' del comel'-
cio lícito que hace c5ta con [~spaña, tornando
el medio tél-millo de I1n quinquenio, sube á
391,000 Iilwas esterlinas (l) (::19,100,000 reales
,ellon) , y ,e puede calclIla¡' el contrahando en
270,000,000 I'S. vn. 1':1 veeiilo I'eino de POl'tugal
I'ecibe, pOI' I1Il término Illedio de igual 1i!>mJlo,
mel'cancias inglesas JlOl' valol' de 1,325,65'> li-
bras esledinas (132,565,300 I'S. \·n.), que pasan
pOI' contl'abando ,í España en su mayO!' canti-
dad_ Jibl'al tal' recibe por val 01' de 657,357 Iibl'a~
esterlinas (65,735,700 I'S. Vil.), que pasan igual-
mente á Andalucía. Jénova y J~iorna reciben pOI'
valOl' de 2,643,867 libl'as estel'linas (264,386,700
I's.vn.) en sus puertos francos, donde van á rl'o-
\'Cerse lodos los conh'abandistas de las costas
del Mcditerraneo. l Y no se habla, por falta de
datos oficiales, del contrabando ft'ancés en la es-
tensa Iíllea de los Pirineos.) Con estos muy es-
casos guarismos, pero exactos y autélltico.s, se
responde viclol'iosamente á cuan las argucias


(r) Dalos prescnlado~ ~I Pac)¡tmelJto illgle; eH 1837'




DE LA ESPAÑA MODEllNA. 247
han inventado y propalado las preocupaciones
y la mala fe, pintando el proyecto de un arre-
glo de IIranceles como el toque de muerte de la
iodustrh\ nacionat.


¿ En un pais que pre~enta 710 leguas de cos-
tal! y frontel'as, se puede impedir el contraban-
do, cuando existe un sistema prohibitivo?-
No, - ¿De hecho, se impide en España?- No.
- ¿Es ptíblico y notol'Ío que toda la península
se halla inl1ndada de contrabando por los des-
aguaderos principales de Portugal, Jibraltal',
pirineos y costas orientales y leptentrionales?-
SI.- Pues si 110 puede impedirie el contraban-
do t si de hecho no se impide, si todo el reino
se halta' inundado de mercancías estranjeras,
¿ será pl'eferible que perciba el contrabandista
el dp.recho de entrada á que lo cobre el gobier-
no? ¿ Será mas provechoso, mas títil á la nadon
que el' estado perciba derechos sobre uuo ó
sobre ocho? Sin embargo, tal es la proporcion
existente entre el lícito comercio y el contra-
bando.


Ignoro qué contestacion racional y fundada
pueda darse á mis pregl1ntas ; mas aquÍ se pre-
senta otra cl1estion, y es que conviniendo los
defensores del sistema pl'ohibitivo en la reali-
dad de mis a/'gumentos, y reconociendo ell'e-
slIltado ql1e seria consigl1iente á un arreglo de
al'aoceles, pretenden que ese aumento de in-
gresos en las arcas del es lado no seria mas que
una riqueza aparente, pUtlS destruiria la indus-
tria nacional. Este sofisma matel'ial ha cundido
de tal manel'a. qne se ha llegado á prescntal' á
Cataluña como pronta á sublevarse, y ha5la á
declararse independiente, si tal arreglo se hi·
ciera : no obstante poco debe/'ia al'redrar todo
esto á un gobiel'no enél'jico y fuerte, pues con
muy sencinos raciocinios sabria reducir á su
valor intrínseco tales declamaciones sin funda-
mento y sin eco.


Si el conh'lJbando introduce jéneros estran-
jeros en la península por un valor tan conside-
rable como he dicho, ¿ podrémos suponer' que
se ha puesto á sí mismo lID límite, mali allá del
cual se alarma su moralidad? - No. - Es pues
evidente que el consumo posible es el tínico
freno á una íntroduccion mayor de jéneros; y
siendo esto así, ¿ no sufre al cabo la illdustl'ia
nacional todo el quebranto, toda la rivalidad
qUtl puede temer de las mel'cancías estranjeras?
Una de dos: ó prosperan las fábricas naciona-
les en el estado actual de nuestros aranceles.
ó no: -en el primer ca~o, ¿ qué recelan los
fabl'icantes dtl un arreglo de aranceles que no
ha de pl'oducil' aumento alguno en la introduc-
cion de al'tefactos eSh'anjeros, ejecutada así
como así en la actualidad pOI' el contl'abando?
Yen el segundo, ¿ qu,j riqueza industrial se


destruye? ¿ se quiere acaso que se fomente la
riqueza inmoral del contrabandista con prefe-
/'encia á la del tesoro público? Predileecion S8-
ria esta tan desatinada, que nos llevara á una
dolorosa conc\usion, y esque, socolol' de prote-
jer los intereses de la industria nacional, lo que
realmente se defiende es precisamente el con-
trabando escandaloso que se hace con sumo
perjuicio de las fábricas nacionales y del teso·
1'0 Plíblico.


¿ y deberá un gobiel'no liberal, rejenerador,
que se afana por establecel' el órden en la ha-
cienda püblica , renuncial' á aumentar sus in-
gresos con sumas cuantiosas, solo por reclama-
ciones apasionadas, injustas y faltas de buena fe?


Por lo demás, si el problema de la imposi-
bilidad de impedir el contrabando necesitase
nueva solucion , re~uérdese el ensayo en gl'an-
de que se ha hecho en estos últimos tiempos
en la frontera de Francia, POI' mas que se hllya
acusado al gobicl'uo f/'ahcés de tolel'ar la intro-
duccion de equipos de guerra, municiones,
caballos, etc, para los facciosos, esas acrimi-
naciones no han sido del todo justas. Se au-
mentó considerablemente el I'esgnardo, se vi-
jiló con celo; ma~ ¿qué bal'l'el'a no arrolla el
interés individual? Todos los esfuerzos del go-
bierno francés no consiguieron mas reGultado
que el de aumentar el prec:o del scgul'o; y
aunque no fué cosa deapreciable, no pasó de
allí. Sir'va esto de lecciol1 á los defensores del
sistema prohibitivo.


¡,a demostracion del mal inmenso que sufre
la hacienda con el sistema prohibitivo no se
concl'eta solamente á la disminucion de la ren-
ta, se estiende al consumidor, que tiene que
pagar caro y recibit' malo lo que podria adqui-
rir bueno y barato: mas ¿ acaso, llegando el go-
bierno á reemplaz3l' la pl'Ohibicion con el de-
recho protector, haría esta bien entendida con-
cesion á ciegas y sin compensacion?-Del arl'eglo
oe nuestros aranceles nace la reciprocidad pOI'
pal'te de los estranjeros; y aquí llegamos á los
intereses de ulla clase numerosísima en Catalu·
ña • y universal en la península, la de los labra-
dores, clase efectiva ,clase numel'osa, clase
trabajadora, á cuyo fa VOl' jamás ha habido pri-
vilejios ni monopolios. Ella l/'abaja , sufre y ca-
lla ; paga mas que ninguna otra los gastos del
estado con contribuciones de sangre y de dine-
ro, Ha soportado mlls que otras los males consi-
guientes á una guerra de devaslacion sistemati-
zada: y á la verdad, si se hiciese un cómputo de
los brazos ql1eemplea la industria fabril y de su
importancia, y se comparase con el ntímero de
los que emplea la agricultura y con la riqueza
de esta, ver/ase entónces si la justicia, la polí-
tica y la buena. adminisll'acion pueden autori-




HlSTOIUA POLlTICA
zar que los intereses de un número contado de
Españoles, por mas títiles que sean á la nacion,
prevalezcan sobl'e la universalidad de ellos, y
que esta se vea d¡.,fl'3udada de las ventajas que
lil resultaran de nna rebaja en los derechos de
entrada de sus productos agrícolas, sobre todo
en Inglaterra. Sin embargo tal set'ia la conse-
cuencia inmediata que obtendl'ia una nacion de
labl'adores de la concesion que hiciel'3 á otra
de fabricantes. Eu este sistema de concesiones,
se adelantó el gobiemo inglés hasta ofrecer que
cerl'al'ia el pUCl'to de Jibl'altar á la introduc-
cion del tabaco; y haciéndose anualmente por
.libl'altal' un contrabando de ocho millones de
libras de tabaco, calcúlese lo que piel'de la ha-
cienda en este solo I'amo de rentas estancadas.


Por lo ,'isto claro es que SI:l abusa de la buena
fe pública, cuando se esparcen alarmas sobre
las consecuencias de un arrf'glo de aranceles,
puesto que sc propala uo hecho falso, es decir,
el de una innmacion rllinosa para la industria
nacional j cllando queda ya demostrado qne es-
ta sufre ,p alIol'a todo el pel'juicio que puede
recelar de la I'ivalidad de artefactos estranjeros
en los mercados de España, y que toda la in-
novacion consiste en aumental' las rentas del
cstado, haciendo pasal' pOl'la aduana lo que in-
troduce el conh'abando.


Amagado de mil mancl'as por los enemigos
de Iluestra l'ejenel'acion política, ha terniLla el
gobierno lanzJI'se á ulla nueva a1'ena de refOl"
lilas administl'ativas , y se detiene. I,os incon-
wnientes de una oposicion tan desventajosa
son grandes. pues no solamente se I)\'iva al go-
bierno de l'eeUI'SOS efectivos, que hallar'ia en
esas I'eformas con grande alivio del pueblo, sino
que debilita toda la fuerza moral de los minis-
tl'oS, si aCllden en busca de auxilios neeesarios
fllel'a del I'cino, Yen verdad, ¿ qué ar'gllmento
victorioso Iwcselllari" un delegado del gabinete
español, si, al proponel' un plan de sllbsidio~ pe-
cuniarios á los capitalistas estranjeros, estos le
contestasen; "¿Los que faltan á España no son
consecuencills de un mal sin remedio, no son
resultados inevitables d~ su posidon: su penu·
I'ia, sus atrasos son efcctos de su I}ésimo réj~­
tnen administl'ativo?»


La reconv~ncion seria dura, pel'o justa, Esta
uo es IIna hipótesis; el caso es histórico. Evi-
temos pues Sil repeticion , y sob!'c todo desen-
gañémonos de \lna vez j los gobiel'nos, como
103 individuos, no gozan cI'édito, sino en razon
directa de Sil buena aflministracion, y jamás
inspil'8I'<Ín intel'és ni confianza los quc pOI' apa-
tía ó descuido impcI'donable se dejen devoral'
Jentamt'nte por la gangrena del desórden.


Ninguno mas asquel'oso que el del contra-
bando entre nosotl'OS, Escuela de cl'Ímcncs,


plantel de asesinos; los contrabandistas forman
un estado en el estado, Ni los presidios, ni las
leyes, ni la fuerza armada podrán jamás des-
truir de cuajo ese tallel' de desmoralizacioD, si.
no quitándole el medio de sostenerse en su
auge á la ayuda de beneficios que empobl'eceo á',
la nacion , y desol'ganizan la sociedad, Eotón-
ces dcsapal'ecerá ese enjambre de bandidos, pla-
ga de nuestra España: no conozco otro reme·
dio á tamai'ío mal, sino el arreglo de nuestros
aranceles. Con la causa cesará el efecto, y esa
parte de 111 poblacion fuerte, activa, soltará el
arma homicida, y tomará el azadon pidiendo
nI trabajo moralizador y repl'Oductivo de la agri-
cultura y de la indnstria lo que hoy busca en-
tre los azares de una vida nómade y cl'iminal.


Hé aquÍ cómo los intereses bien entendidos
de \lna nacioo se enlazan siempre naturalmen-
te con la moral. De la proteccion. á la agricul-
tura y á la industria fabril brotan resultados
inmediatos con ventajas de entrambas, se an·
men tan las rentas del estado sin perjuicio de
ninguna de las clases productoras, se acaba con
el contrabando, y vuelven á ejercer la profe-,
sioD de agricultores hombres que tal vez la
abandonal'on por no hallm' en ella suficientes
ganancias por falta de salida de sus productos.


Si á esta importante refOl'ma que la 1'3ZOn y
los illtel'eses nacionales están reclamando, se
juntase la ejecllcion de trabajos públicos qne
facilitasen las comunicaciones, se vel'Ía el pOI'-
lentoso vuelo que tomara nuestra agricnltlll'3,
riqueza fnndamf'ntal, inagotable de nllestra
patl'ia, sin que dejase pOI' eso de aumentar á
la par la riqueza fabl'il. Y no se diga que esta
verdadel'a I'ejenel'acion ha~lal'ia entre n050tl'OS
oposiciones insuperables; 110 reconozco imposi-
bles en la aplicacion de la mOl'al y de los prin-
cipios eternos de la vel'Llad; y yo opino que será
siempre oido el gobierno, cuando hable el len"
guaje de la razoll á esta nacion cuerda y can-
sada de padecel' los males de una falsa admi-
nistl'acion de sus riquezas.


J,05 qlw por sostener el sistema prohibitivo
niegan al gobierno los medios pecuniarios que
puede hallar 1.'1) la reforma de los al'anceles,
digan si cahe pl'ospel'idad industrial ni agl'ieola
en medía de tan aciaga admiuistracinll de tI'es
siglos que ha acabado con las glorias y casi con
la vida de la España. Además, ¿será acaso ese
al'l'p,:;Jo de al'anceles una ley fundamental que
/lO pueda revisar'se Ó I'evocal'se, cuando un eA'
sayo de algunos años haya revelado SIlS venta-
jas ó incou venieutes?


Como con las palabras se disfl'azun las ideas,
y sc les da un sentido opuesto al verdadel'o, se
h;¡ hab];¡do de Illl tl'atado dc comel'cio qne se
~llpOlli;1 l'tlll',';a!Ja la Espailil al 1IJ0Jlopolio in-




DE LA ESPAÑA. :\lODEUl\A.
glés. Con esta falsa interpretacion dc los hcchos
se ha alucinado á muchos incautos; un acto sen-
cillo de administracion se ha trasrormado en un
pacto de odioso vasallaje, y por fin á un arreglo
de aI'anccles liso y llano entl'e ambas naciones
se le ha dado el nombl'e pomposo de tratado de
comercio, y se ha fiupuesto en el gobierno in-
glés un maqui1Jvelismo 9lercantil, que se puede
reducil' á la siguiente realidad. En semejante
negociacion lI'ata la luglaterra de hermanar la
utilidad de E~pai'ía con la suya propia. Para ella
cs mas bien una cuestion de moral que de inte-
reses matcl'iales pue~ al fin, para la salida de sus
jéneros, arrolla perfectamente conel contraban-
do nuestro sistema de prohibiciones, mientras
nosotros nada podemos introducir en Inglaterra
pOl'ese medio; mas el gobierno in~léscalculacon
sobrado tino quc los beneficios pecuniarios de
algunos súbdi tos suyos no compcusan, ni con
mucho, la desmoralizacion que lleva tras sí el
contrabando con grave perjuicio de los honra-
dos fabl'icantes españoles é ingleses; y visto se
está que una nacion cnya mayor riqueza es el co.
mercio, ha de querer pOI' precision que este des-
canse en el honor, cn la buena fe, en la invio-
labilidad de las leJes ,CllJO quebrantamiento es
en todos paises una calamidad pLÍbliea.


No rehusemos pues al gobicl'llo los medios de
consolidar la pacificacion del pais : no hay re-
putacion, no hay prestijio que resista á los apu-
ros de un el'ario exhausto; no hay hombres
capaces de plantear una buella administracion,
si no Pllp.den obral' con vigor por ralta de I'ecur-
sos pecuniarios; sin estos no h~y discipliva en
d ejército, ni dil'eccion suprema obedecida, en
una palabra, no hay gobierno.


POl'lo dicho, creo habel' demostrado las ven-
tajas inmensas que I'eportara la nacion del ar-
reglo indicado, y lo imajinal'io de los inconve·
nientes que se.suponen , cuando tan efectivos
sanIes males que snfl'c la agricultlll'a, no menos
qne la industria fabril, del estado actual de la
cuestiono La mejor garantía que podemos ofre·
CCI' de un pone nil' ven tUl'OSO, es 3umen tal' nues·
tras propias riqnezas , además de que no halla-
rémos otra qne I'cstablezca nuestro crédito per-
dido. Ante objeto tan vital, las demás conside-
raciones deben pareel'l' ¡;jimias é insignificantes;
y si algunas per'sonas insensibles á la razon se
obstinasen en vel' en un aI'reglo de aranceles un
pel'jl1icio mayol' para la industria nacional que
en el eontl'aballdo, 111 gobierno no le faltarán me·
dios de ilustrar esa cuestion con la fuel'za de de-
mosll'aciones lójicas, tanto mas cnando en el ca-
so de que resultase de un exámen detenido al-
gnn perjuicio á Iluestras fábl'icas, claro es que
debcrian estas I'ecibir lacompetente indemniza-
ciolJ, concediéudose pOI' de contado dc~dc luc-


go la intl'Oduccion libl'e y sin del'echos de las má-
quinas y materias primeras, como son tintes,al-
godon y demás, que puedan dar á la industria
medios de fabricar barato: y hasta dando un
premio de espartaeion, con lo cual se consegui-
ria el I'esnltado apetecido; bien que industria á
quien no basta un sistema protector, y que nece-
sita para prosperar de un sistema prohibitivo, no
es industria, es un monopolio, y un monopolio
olliosísimo, porque pone una bal'rel'a á los ade-
lantos y al perfeccionamiento. ¿ A qué se afana-
ria en promovel' mejeras y progresos el fabri-
cante que supiese que, buenos ó malos, caros
ó defectuosos, tiene asegurado, merced á un pri-
vilejio, el C9nsumo de sus jéncl'os? Demostrar
aquí los inconvenientes del sistema prohibitivo
y los males que causa á la industria misma que
se intenta protejer ,seria ir mas allá de los lí-
mites de este escrito. Cuestion es esta ya resuel-
ta , sin que haya necesidad de citar, por una
pueril ostentacion de erudicion, la autoridad de
los hombres eminentes quela han tratado fuera
de España; por lo cual me limitaré á decir que
hasta entre nosotl'os es ya una verdad vulgari-
zada ; y si no , véase lo que acel'ca de ella dicen
el señor Pio Pita Pizarro en su exámen de la
Hacienda y deuda del Estado, pájina 318, Don
Manuel Inelan en su folleto titulado: «Reflexio-
nes sobl'e aduanas y efectos de la ley prohibiti.
va; lJ y el señal' Peña Agua) o en su tl'atado de la
Hacienda de España, pájina 152. i Qué mas! Has-
ta el gobierno mismo, esa enll'e nosoll'os triste
jm5jen de la inamovilidad y de la I"lltina, ha da-
do ya un paso en la carrera de mejOl'as , some-
tiendo al exámcn de dos juntas (una de ellas re-
visora de la otra) el bárbaro al'ancel de 182.}.
Pues bien, el proyecto de ley que remitió al go-
biel'no la junta I'evisora en 23 de diciembre de
1839, aunque sanciona todavía el pl'incipio de
pl'ohibieion, aplicalldoloá 231 artículos diferen-
tes, sin embal'go presenta una gl'andísima me-
jOI~a en beneficio del comerciollacional y e~tran·
jero.


Acabal'é de esplanar mi opinion acerca del siso
tema 11I'0hibitivo, consignando en su apoyo lade
un miembt,o del consejo jeneral de manufactu-
ras de FI'aneia, es á saber, la del señOl' Fulchi-
ron, diputado por la ciudad de Leon , porquc
el dictámen de un delegado de una de las pobla.
ciones mas indush'iosas de aquel pais dcbel';í ser
de algll11 peso pal'a los sostenedores del sistema
prohibitivo, cuando se tra t.a de pl'obarles que
si este es nn absurdo en todos los paises, como
prillcipio de economía política y prosperidad
ptíblica, lo es todavía mucho mas en España, en
cuanto su obsel'vancia se hace matcl'ialmcntc im-
posible.


En la sesiOIl de 22 de diciembre dc 1837, en




21)0 HISTORIA POLITICA
el Consejo jeneral de manufactm'as en Paris,
para probar las ventajas del concurso de los ar-
tefactos estraDjeros, decia aquel diputado: «Que
antes de la revolucioD se trenzaba é hilaba tan
mal la seda en Leon, que los productos eran
muy inferiores á los del Piamonte, Leou pidió y
obtuvo UD derecho para proteger la industria
francesa. Cuando la reuDion del Piamonte al 1m·
perio , la línea protectora de las aduanas des-
apareció; los hilado¡'es reclamaron con violen-
cia; mas Napoleon uo ll's hizo caso: ¿ qué suce-
dió ? -- Los hiladores perfeccionaron sus méto-
dos de hila¡' y sus productos, y en el dia traba-
jan mucho mejor que sus rivales de antano, los
Piamonteses, La concurl'encia , añadia MI', Fui·
chiron, es un estímulo enérjico, Al principio
asusta, mas Juego entra la calma, y si alguna
pérdida se ha espm'imentado, se I'ehace de ella
muy pronto el fabl'icante, pel'feccionando los
productos y abal'atando los precios, dos cosas
que tienen por consecuencia inmediata el an-
mento de consumo.» (Dial'io de los Debates del
24 de diciembre,)


En corrobol'acion de esta verdad, recuérdese
lo que sucedió en la ciudad de Barcelona, cuan-
do el establecimiento de las primeras máquinas
de vapor. Hízosecreerá losjornalerosqueaque-
lIa nueva invencion iba á anonadar la riqueza
industrial del principado, y que de resultas roo-
ririan de hambre millares de fabricantes: así fué
que muchos de la clase pl'Oletaria barceloI1esa lle-
garon hasta el estremo de contemplar gozosos el
!lJalhadado incendio de las fábricas de vapor de
Bonaplata en el año 1835. ¿ Quién les dijera que
/labian de \lorarlo mas tarde, y que cuatl'O año~
des pues todo su anhelo seria el ver fomentada
por todo el principado la innovacion contra la
cual tanto declamaban entónces ? ... Sin embar-
go , esta ha sido la realidad.


Como por desgracia entre nosotros han de
mezclal' siempre los partidos, la cuestion estran-
jera á todos nuestros asuntos interiores, se ha
pretendido que la rivalidad inglesa y francesa
el'a un obstáculo á un arreglo bien entendido de
nuestros a1'anceles ; pues lo ansiaba la Inglater-
I'a y se oponia á él la Francia.Ni lo uno ni lo otro
es cierto, La Inglatena ha deseado y desea ese
arreglo de aranceles, por creerlo ventajoso á en'
trambas naciones, y caso de convenÍl' nuestro
gobierno con el inglés, como es ya axioma de de·
recho pLÍblico comercial entl:e las naciones que
ninguna de ellas pueda gozar de un beneficio que
no se es tienda á las demás, la conformidad re-
lijiosa á los principios de esta comencion je-
neral escluye toda queja fundada, Y esto es tan
cierto, que interpelado el señor conde de Molé,
presidente del Consejo de estado, pOI' el diputa·
do Dllgabé , en IIna de las sesiones del mes dc


mayo de 1837, sobre la negociacion de UD trata-
do de comercio, que se decia hallarse entabla-
do entre España é Inglaterra en perjuicio de. la
Francia, contestó el señol' ministro que nadJ
podia temerse del tratado de comercio á que se
hacia alllsion, puesto que, pOI' tratados anterio-
res, la España estaba obligada á h'atal' á la Fran-
cia como á la nacion mas favol'eeida , y que por
tanto ningulla estipularion podia hacel'secon la
Inglaterra, que no apl'ovechase de hecho y de
derecho al comercio francés,


Esta declaracion, tan esplícita como terminan·
te, del señor presidente del Consejo de FI'ancia,
lleeha en la tribuna de la Cáma¡'a de los Diputa·
dos, enciel'ra en sí todos los derechos yobliga-
ciones internacionales en la matel'ia, y consti-
tuye el derilcho pLÍblico comercial de entrambos
paises, Este homenaje, tributado con tán buena
fé, respolldeá cuantos argumentos ~e han ajita-
do para probar que existía por parte de la Fran·
cia el intento de atacal'la independencia nacio-
nal, oponiéndose á actos de pura administracion
interior. La Francia acaba de firmar Ull tratado
de comercio COII la Holanda, y eslá, hace mu-
cho tiempo, discutiendo oh'o con la Inglaterra.
¿ Cómo podria plles estl'añar que nosotros, si-
guiendo .Sll pl'opio ejemplo, quisiésemos ,'evi-
sar nuestra ley de aranceles, de acuerdo con las
naciones que quisiesen entrar en UIJ sistema li-
beral de comercio recíproco? Ya que hemos ha-
blado de la Francia, recordarémos, COIl el objeto
de pl'Obar la necesidad de un arreglo de al'anee·
l .. s pal'a acabar con el contrabando, un discurso
del señor conde Molé, corno alltOl'idad i,'refra-
gable. Este ministro, en la Cámara de los Pares,
en la discusion del discurso contestacion á la
cOl'Oua en el año 1837, decia: « En cuanto á lo
que se ha dicho de las ventajas que la Gran Bre-
laña trata de sacar de la situacion revolucionaria
de España á favOl' de su comercio, contestaré
que estas son acriminaciones que tambien nos
dirijelllos Ingleses,La verdadesqueelcomercio
de ambos paises se aprovecha de las turbulen-
cias de España y del anonadamiento del podel'
que no tiene fuerza pal'a hacer ejecutal'las leyes
de aduanas, "


No ht! cl'eido indispensable I'ecal'gar esta espo·
sicion, que lo es de pl'incipioi jenel'al':!s, con gua·
I'ismos sobre la balanza de nuestro comel'cio ac-
tual , y sobre las economías que resul tál'an de
un sistema mas acertado de aduanas. Este exá·
men estadístico no me ha pal'ecido de este lugal';
mi objeto DO ha sido ott'o que el de tl'atar la enes-
lion en su esenC!ia, y demosll'al' una verdad casi
trivial, es á saber: que del sistema prohibitivo
no resultll ningnn beneficio á la indllstl'ia , pOl'-
que de hecho jamás existe, ni es posible que se
observe, y que por lo mismo solo los contl'aban-




DE LA ESPAÑA MODERNA. 25~
distas, ó personas que no han meditado bien so-
bre este punto, pueden abogar por su conserva-
cion. Estoy convencido de que, con 111 arreglo de
aranceles y con el del'echo pl'otector, se aumen-
tarian nuestras rentas considerablemente, ha-
ciendo al mismo tiempo un bien inmenso á la
industria fabril y á la agrícuItlll'a. Si se examina
sin pasion el porvenir de cuestioll tan import"n-
tP. , fuerza sel'á convenil' que en ella todo está en
nuestro favor, pues al fin, llingun estOl'bo se
presenta pm'a que Ilcvemos nuestra induslt'ia al
grado de prosperidad en que se halla la de Fran-
cia y de Inglaterra, ya que la naturaleza nos ha
prodigado los medios dc alcanzaJ'la: plles el sol
bl'illante que resplandece en nnestra patria ja-
más se apal'tará de nuestro horizonte: en otros
términos, la pI'osperidad de aquellas dos nacio-
nes es obra de la intelijencia humana, imitable
por igual intelijencia ; mas nuestra riqueza es
un don del supremo Criador, que todo el sabel'
de los hombres no es poderoso á reproducir.


Por todo lo dicho se echad de vel' fácilmente
que he deseado siempl'e una proteccioT/ real para
nuestra industria, m2diallte una ,'evision de aran-
eeles; y que he tt'atado de procura¡' salidas con-
siderables á la agl'ÍcuItura pOI' medio de una re-
baja en los dl'l'cf:hos , que Si:: concedia á la Espa-
ña por la introduccion de sus feutos enlnglater-
ra. Tambien he tenido pl'esente que las fábricas
de Cataluña merecen la pl'Oteccion del gobierno;
por esto he pensado tanto como otro alguno en
el bien de aquel pais industrioso, y he propuesto
los medios de socorrerlo eficazmente: pero al
propio tiempo esa clase agl'Ícola, tan numerosa,
tau acreedora á la gralitnd de ulles!l'u patria, ¿no
tiene tamoien derecho á que se dediquen á su
prospel'idad los gobernantes? - Así qlle, cla,'o
es que en 1837 no quise mas que lo que reclama-
ba en 1793 el ilustre .Tnvellanos, en su obra in-
mortal sobre el estado de la agl'Ícllltlll'a. Siguien-
do las huellas de aquel hombre gl'ande , I'epro-
duciendo sus ])I'incípios , 110 cabe engañal'se ni
desviarse dd provechoso sendero; pOi' lo cllal
mi conviccio/J es profuuda é inalterable, y" hoy
mas que nunca CI'CO en la !lijen tísima neccsidad
de un al'l'eglo y ,'evision de nuestras leyes y aran-
celes de aduanas con cada uua de las poleneias
de Eut'opa y A lIlérica. He aquÍ lo que decia Jo-
\ellanos medio siglo alI'ás:


"Nut,ca ha sido en España tan f¡'ecuente ni tan
cscandaloso el monopolio, como bajo las leyes
restrictivas. "


y mas adelante:
"El gobierno, pOI' medio de sus I'estricciones,


nosolo aspira á que abunden y sean baratas en-
tre nosotros, sino tambien á qne sean ,'a,'as y ca-
ras en el cSlran,icl'(), y tal vez ~ qlle cal't'zt:all de
todo plinto de"ellas. E,tá prooado «uc la libel'-


tad seria un camino mas derecho y seguro que
las prohibiciones, para logral' el primer objeto.


« Cie,'tamente no se hubieran publicado tan-
tas leyes, tantas OI'denaDzas y reglamentos, c~n
tanto daño del cultivo jenel'al , si el gobiernO
hubiese estado siemprc íntimamente convenci-
do de que ninguna p,'ofesion el'a mas merece-
dora de su proteccioll y solicitud que la agl'i-
cultura, y de que no podia favorecer á otras á
costa de ella, sin cel'rar mas Ó menos el Pl'ime-
ro y mas abundante manantial de la riqllezapü-
blica.


• Cuando se sube al oríjen de esta clase de
opiniones, se lt'opieza al instante con una preo-
cupacion funestísima , que de algunos siglos acá
eunde por todas partes, y de cu ya infeccion aca-
so no se ha librado ningun gobiel'flo de Europa:
todos han aspirado á establecer su poder sobre
la estension del tlomel'cio, y desde enlónces la
halanza de la proteccion se inclinó hácia él; y
Como para pl'Otejel'le pareciese necesal'io pl'ote-
jel'la illdnstria q~le le provee, y la navegacion
que le sine, de <lq uÍ fué que la solicitud de los
estados modernos se convirtiese entel'amenle
bácia las artes mercantiles. Su historia, cuida-
dosamente s.eguida desdc la caida del impel'io
romano. y señaladamente desde el estableci-
miento de las repLÍblieas file Ilalia y ruina del
sistema fendal, presenta en cada pájina una
contirmacion de esta verdad. Siglos ha que la
gnelTa, este ]¡orl'endo azote de la bumanidad,
y pa~'liculal'mellte de la agl'icllltlll'a, no se pl'O-
pOtle otl'O objeto que promover las al'tes mer-
can liles. Siglos ha que este sistema preside á los
"'atados de paz y conduee las negociaciones
políticas. Siglos ha que España, cediendo á la
fuerza del contajio, le adoptó para sí, y aunque
llamada priucipalmente por la natUl'alela á ser
una nacion agriclIltol'a, sns descubrimientos,
sus conquistas, sus gllerl'aS, sus paces y tra-
tados, y hasta sus leyes positivas, han inclinado
visiblemente á fomental' y protejer con prcfe-
I'encia las (JI'ofesiones mercall;iles, casi siempre
con daño de la agri-cultlll'a. ¿Qué de pl'Í\'ilejios
no f'llel'oLl dispensados á las artes, desde que,
I'eunillas en gremio.>, lograron monopolizar el
injenio, la destt'eza, y hasta la libel'tad del tra-
bajo? ¿ Qué de gl'acias no se den'amaron sobl'e
el comel'cio y la na\"egacion, desde que, I'euni-
dos tamhien en grandes cnerpos, empleal'On su
poder y su astucia en ensanchar las ilusiones
de la Jlolítica? Y una "ez inclinada á ellos la ba-
lanza de la pl'Oteccion, ¿ de cuánta pl'oteceioll y
solicitud no defraudaron á la muda y desvalida
l'gricllltura ~


"No dice esto 1" Sociedad para persuadir á
V. A. que la industria y comet,cio no sean dig-
1IOS de la [ll'Oleccion del gobierno, antes reco-




mSTORIA POLlTICA
noce que en el [lresen te estado de la Europa,
ninguna nacion será poderosa sin ellos, y que
sin ellos la misma agricultul'a set'á desmayada
y pobre. Dícelo solamente para persuadil' que
no pudiendo subsistir sin ella, el primer artícu-
lo de su [ll'oteccion debe cifl'arse siempre en la
proteecion de la agricultul'a. Dícelo porque es-
te es el mas segul'o, Illal> dÍl'ecto y mas breve
medio de criar una poderosa indush'ia y un co-
mer'cio opulento. Cuando la agricultura haga
abundar pOI' una p~rte la materia de las artes
y Jos brazo~ que las han Qe ejercer; cuando
pOI'otra, haciendo abundm'lo5 mantenimieulos,
abarate el salar'io del h'abajo y la mano de Obl'3,
la industria tendrá todo el fomento que puede
necesitar; y cuando la industr'ia prospcre pOI'
estos medios, pl'osperará infaliblemente el co-
mercio, y logral'á una concunencia in~encible
en todos los mercados. Entónces las profesiones
mercantiles no tenc!t'án que espera¡' del gobier-
no sino aqnella igualdad de pl'oteccion, á que
son aCl'eedoras en un estado todas las pr'ofesio-
nes títiles. Pel'o protejer la industria y el co-
mel'cio con gracias y favol'es singulares, pl'O-
tejerlos con daño y desaliento de la agricultura,
es toma¡' el camino al revés, ó buscal' la senda
mas larga, mas torcida y mas llena de riesgos
y embarazos pat'a llegar al fin,))


ALCABALAS, CIE"ITOS y MILLO:\'ES.


La /flr:abala filé concedida por los I'cinos al
SI'. D. Alfollso XI, en el ailo de 1342, para 5ubve-
nil' á los gastos que ocasionaba el silio Illle~to á
los !\IOI'OS en Aljecil'as, considel'ada en la vf.~ítlle­
na par'te de cuan lo se vendiese y pCI'l11U lase. Au-
mentada hasla la déei lila pal'le , se !wot'ogó pOI'
las cÓl'tes de Alcalá cn 1349, y las de Burgos la
pCl'pelual'on lncgo que, en 136;), rllé aclamado
por rcy el SI'. D. Enl'iqllc JI.


Los Cientos consistian en cuatl'o UIlOS IHil'
ciento de cllalltose \'clldiese y permlltasc, y hlc,
ron concedidos pOI' el reino; el primel'O en 16:!9,
el segllndoell1642,el tel'cel'o eIl165(J, y elcuarto
en 1 (J(ji), todos con objeto de cllbi'i!' obligacione~
di fel'CI, tes.


P,H' derechos de iJl¿lfones se entienden aqne-
\los scnicios ql\e ell'eiuo hizo á S. J\I. ep diver'·
sas épocas pal'a aleudel' á las obligacioIles del
estado, y pal'a su satisfaccion se señalal'on cau-
tidades detel'minadas sobl'e YaI'ios m'tículos de
consumo. TlIviel'on Iwiucipio estas concesiones
en el año de 15aO, rcinando Felipe JI, y aunque
de pI'onlo fl/el'OH tcmpol'alc:;, sill emb~I'¡;f) elrcy


Felipe IV, so Iwl'leslo de l'cgulal'izal' aquel itn-
puesto, consiguió que se hiciera perpetuo y que
se ensanchal'a hasta 24 millones de realcs. En
25 de febrel'o de 1650, se autorizó indefi nidamen-
te otro impuesto repl'esentativo de 8.000 solda-
dos, y en27 dejuniode 1657, se decretó tambien
un nuevo aumento de 4 millones de reales, co-
mo conliuuacion ó parte de la contribucion co-
nocida por el nombre de millones. El conjunto
de todos estos impuestos se calcula de esta suer'-
te: Un octavo y 64 maravedises por' at'roba dc
vino, un octavo y 32 Illat'avedises por arl'oba de
vinagre, un octavo y 50 maravedises por ar'l'oba
de aceite, 3 maravedises por libl'a de C31'l1e, 8
reales por cada cabeza de ganado, 4 maravedises
por llbra de jaben, y 4 maravedises por cada li-
bra de velas, A cuyos millones deben además
añadirse 3 milloner. de realell sobl'e la nieve y
hielos, concedidos por lasCól'tes en 18de julio de
1650.


Elfiel medidor data desde 1642: Sil primitiva
imposicion consistia en 4 maravedises por arl'o-
ba de vino, vinagre y aceite que fuese vendido por
mayor en pueblos de cosecha; pero como este
impuesto fuese redimible, lohan ido I'escatando
las poblaciones, y apenas percibe ya de él Ilinglln
lucro la hacienda pública.


La direccion de rentas provinciales nota en
cuenta al tesol'o un lO pOI' 100 sobre los jéncr'os
eSll'anjel'os de lid to comercio, y un l'éJito even-
tual sobl'e d estdblecimienio de ferias y fabl'i-
caeion dejabon.


De todas las indicadas contribllcinlles, resul-
laron en beneficio de la hacienda plíbliea, dnran-
te el año 183,1 , úlLi rna época en q (fe se han po-
dido recojel' d:ltos exactos, los l)I'odudos si-
guientes, segull todo se lee en el jlresupuesto de!
SI'. l\lendiznbal de 18:17.


Akahalas
Cicutas
Millones
f'iel medid"r
.T éneros e~tt'.1I1.iero<;
F,-rias y mercados
Jabon


t:.\'USTRO, J:QrtVALE:'iTE Y TALL.\.


En el quinllncnio d~sde 1830 hasta 1831, PJ'[)-
dujeron estas Il'es contribucioues, por' lérmino
medio, 38,3~G.41O reales anuales, En 1718, época
dc su establecimiento, ascendian ya á 33 millo-
nes.


najo esta denomiua('ion son conocidas doce
especie~ de contribuciones peculiares de And,,-
lucía, del l'cino de G I'anada J' de Castilla; pero
uiuguu i nteré:, ofrece su C\,tlltt:!J.




DE LA ESP.\ÑA !UODEn~A. 2~·~ ;J ••
AGUARDIENTE Y UCORES.


Pel'cibe el tesoro en España 14 reales por ca-
da al'roba de aguardiente de 24 grados; 18 rs.
pOI' la del de 28 grados; 22 reales por la del que
pasa de 28 g-rados ; 22 reales pOI' cada arroba de
licOI' éoml1n, y 26 I'eales por cada arroba de li-
cor supel'Íor.


En el presupuesto de 1837 se estima el PI'O-
dllcto de esta eOlltriblH.:ion en 14 milloues de
reales.


FRllTOS CIVILES.


Estos impuestos, decretados cn 1785 y 1794
ünicamenle para las 11l'ovincias de Castilla, gra-
vitan sobre la I'enta de bienes raices. Cataluña
Aragon y Valencia se han negado constantemen-
te á satisfacerlos.


En el quinquenio desde 1830 hasta 1834, pro-
dlljel'on por término medio la cantidad anual
de 13,435.796 rs. En el presupuesto de 1837, se
hacen ascender hasta Hi millones.


SUBSIDIO INDUSTRIAL.


Un real decreto de 16 de febrero de 1824 fijó
esta especie de derecho de patente en Hl millo-
nes de rs.; en 31 de diciembl'ede 1839 seaumen-
tó hasta 14 millones, eximiendo de él á los far-
macéuticos por ejercer una profesion científica.


Produce el subsidio industrial, por término
medio en un quinquenio, 13,484.754 rs. 26 ms.;
pero en el presupuesto de 1837 se hace ascender
hasta 20 millones.


HIPOTECAS, TRASPASOS Y DO:'lACIONES E:'ITRE VIVOS.


Estas contl,ibuciones produjeron en 1835 tan
solo 1,177.956 rs. vn., y en 1836, 1,300.000 rs. Fá-
cil eS.pues de conocer, como asílo advierte el au-
tor del presupuesto de 1837, hasta qué punto se
hallarán inveterados los abusos y el cstelionato
en este ramo, cuando ha llegado á reducirse á
tan insignificante suma el producto de uno de
los renglones mas importantes de la renta na-
cional en otros paises. Así es que en mi concep-
to no es exajerada la cantidad de doce millones
á que hace subir este impuesto el Sr. Mendiza-
bal , con tal que el gobiel'no español aciel'te cn
fin á contener el escándalo de tales dilapidacio-
nes.


RENTAS DECmALES.


Componíanse de los valores que pel'cibia la
hacienda con los nombres de noveno escusadn
y tercios, C!1J'o prodncto aunal pOI' término me·


dio el'a de 29,534.266 I'S. VU.: de d;ezmos e:rentos
y novales, de renta aunal1, 197.238: de anuali-
dades y l'{lcantes , de valor 4,779.526 I'S. vn. : dc
t'ncomiefldar, de t'en ta 9!l9.234 rs.; y de maestraz·
gas, que producian 1,334.851rs. vn. anuales. De
todo lo cual si deducimos los gastos de percep-
cion, administracion etc. tendl'émos, qnc las ren-
tas dccimales en junto dan pOI' término medio
35,632.893 rs. en limpio de esta suel·te:


t--. ~ o ...,. l~ 0:0 ~ .,.....¡ ~ 00
~~O')('.O~C"l---­
'.t:I::'O;=.,:l,....l~<.::>ot-~~
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~ ..;: ~ oo~ cr Ó L;-~ ~~ Ó
L~OOO7,ll....":1O':l!-t;".tOC')
OOlN-~-t---r:fj~-..:t(:/':)
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C;:,,....O""1',,""1'OOOO')':X;¡
~,,':'O~r-..o:"':IO';>~O­
~,~-c..~~~ooo~
r.:5~¿~tIJÓ~..;-..,,;;~
o r-. o CV'J -,.. ~ o L.~ Col l."='
<O C> <O ~.., o 00 o <O '1' cr;
~ ó ~ ó ~ l~ ~ e; ~ c;-
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I:"IO""'O~~~'f'!I'.Q~
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_"!"""'i....¡~~~~'!"""'I"'""~


SUBSIDIO DEL CLERO.


Este subsidio se estimaba en 20 millones.
Ambos impuestos han quedado supl'imidos á


consecuencia de losacontecimientos, por lo cual
es prcciso que se tI'ate de sustlluirlos y de acu-
dil' al mantenimiento del clllto y del clero.




HISTORIA !)OLlTICA


El cual ascien-
de á 153,000.000 »l


(',(lD mas el déficit
procedente de la
supresion de 101
diezmos y del
subsidio del ele- j' ~28,632.893 17
ro, y son 55,632.893 17


Ylo que debe dar-
se á los paníci pes
]ego~, es á saber 20,000.000 »1
Para lIenal' este vacío propuso el SI'. Mendiza-


hal á las Córtes una contl'ibucion pel'sonal re-
partida del modo 5iguiente :
~úmero de vecluos. Contribucion. 1mporte de la Contribucion.


50000 de 400 á 500 rs. 22,500.000
50000 300 399 17,47;'.000
50000 200 299 12,475.000
.'i0000 150 199 8,725.000


100000 120 149 13,450.000
100000 100 119 10,950000
100000 50 99 7,450.000
500000 20 30 12,500.000
500000 10 16 6,500.000


1000000 4 6 5,000000


2,500000 Total 117,025.000
Añadicudo á este total, 1. o las ren-


tas de los bienes del clero 60,000 000
2.° un aumento en la contribucion


de paja y utensilios de 52,000000
Se tendl'á un total de 229.025.000


PAJA T UTENSILIOS.


Pocos impuestos, aun en España, han padecido
tautlls vicisitudes como el de paja y utensilios.
I(}Stituido en 1719 con 'el solo fin de satisfacer el
gastode camas, luz, aceite, leña, vinagrey sal c;ue
causaban las tl'opasfné despues, en 1736, estensi-
vo á la paja que hubiese de consumÍl' la caballe-
ría. Suprimido por real decreto de 30 de ma-
yo de 1817, volvió á I'establecel'se por otl'O de 16
de febl'el'o de 1824, fijáudole en 20,000,000 anna-
les y haciendole estensivo á todo el reino. En
1829 se recargó con 28 millones mas, haciéndole
ascender hasta 48 millou'es, y acabamos de velO
queel señol'l\Iendizabal trataba, en 1837, de aña-
dir nn nuevo aumento de 52 millones.


La tendencia que han manifestado todos los
gobiel'llos españoles hácia el indefinido l'ecargo
de esta conll'ibucion, Pl'oviene de que se perci-
be de la renta limpia de 10i propietarios en las
ciudades yen el campo y de la de los ganados
de toda especie, mas como quiera que los objetos
afectos á laconlribucion de paja y utensilios sean
los que menos pueden ocultarse siguiendo la
reuta territOl'ial, es de aquí que el eral'io
gl'avita pesadamente sobre este elemento de la


fortuna publica. En 1837 propuso el Sr. Mendi-
zabal que se percibiese ,;.- del capital de los ga-
nados de toda especie, eh- de las propiedades rjÍs-
ticas, y -& de las propiedades urbanas.


DERECHOS DE PCERTAS.


Desde 1.0 de marzo de 1835 hasta igual dia de
1837, han producido los derechos de puertas á la
hacienda pública 111,906.882 rs. vn. 18 ms. es
decir, 55,953.441 » 9 » anuales.


Por el estado siguiente se verá la desigualdad
con que pesa este impuesto sobre las diferentes
ciudades sujetas á él.


Alicante.
AlmerÍa.
Avil •.
Badajoz.
Barcelona.
Búrgos.
Cádiz.
Cartajena.
Córdoba.
Coruña.
Cuenca.
Gijon.
Granada.
Guadalajara.
Jaen.
Leon.
Madrid.
Málaga.
Murcia.
Oviedo.
Palencia.
Palma.
Salamanca.
Segovia.
Sevilla.
Soria.
Toledo.
Valencia.
Valladolid.
Vigo.
Zamora.
-----,


I
N¡",mero de, Derecho de Importe


por babi-
tanteo


habitantes.: dos años.


,


25" 43 1' 21,683
4,970


12,fi81i
1 r3,7!!1i


12:,0°7
53,496
36,752
86,957/
22, 507
8,67 2
6,~60


70,000
6,736


18,7°'
8,0001


201,344
51,9°6
35,000
10,476
10,813
36,000
13,086
9,367


9 1 ,360
5,4 13


14,950
Il5,7 1 4
H,590
5,688
9,898


RII. JI. R8. M.
784,048 32 15 18
343,530 19 19 151
684,260 14 68 2J~


1,.53,9117 3 49 14
17,459,°72 19 76 24i
3,297,79' 7 137 11
6,839,534 8 68 3 r \


881,3.5 .8 II 33 ~
.,251,894 3. U 3, Z
2,400,061 21 53 10:


794,020.5 45 26 ~
377,763 1 30 6


4,914,945 16 3, 11 \
567,064 23 42 3 2
635,322 10 16 33!


1,444,052 27 90 9 f
30,098,841 161 74 25 ~
3,336,783 71 3. ,,~
2,397,074 31 34 81
1,.31,832 30 58 18
1,361i,188 I 63 5~
2,0'4,9<19 28 56 8 \
1,799,360 15 65 ~5
(,160,387 8 6r 3I i
9,Il7,8n 16 49 30i


735,785 11 67 3. ~
1,400,796 9 48 O ~
6,588,752 l2 .8 ro
3,499,112 2 68 12 ~


414,537 n 36 15
1,305.8[1 2 65 3~ ~


TOT.<\.L- I 1,15r,1i68
i
rIl,gofi,88. IR


Por lo cual se ve que mientras un habitante de
Cartajena paga 12 I'ealesanuales, uno de Burgos
paga 1371's. 11 ms. Para que el reparto fuese
equitativo deberia pagar cada habitante 48 rs.
20ms.
~IANDA PIA FORZOSA.


Fué decretada por las Córtüs es traordinarias en
3 de mayo de 1811 por el tiempo que durase la
guerra de la independencia, y diez años mas, á




DE LA ESPAÑA MODERNA.
·.:ontal' despues de haberse concluido. Consistia
en 12 rs. vn., que forzosamente lOe habian de se·
ñalal' en los testamentos que se otorgasen en la
Península, yen tl'es pesos en los que se consu-
masen en América. Su producto se destinó esclu'
sivamente para el so COITO de los prisionerlJs, sus
familias viudas y demás personas que bubiesen
padecido en aquella gllerl'a. Postel'iOl'mente se
espidieron varios decl'etos para que coutinllase
la exaccion deeste impuesto, hasta que en30 de
mayo de t831 se declaró que era uno de los que
constituian las contl'ibuciones del estado.


El año comun de su pl'oducto es de 503.390 I'S.
26 ms., y en el año 1835, en que hizo el cólera
morbo tantos estragos en la Península, ascendió
hasta 857.092 rs. vn.


En 1837 propuso el ministt'o de hacienda la
supresion de este impuesto, apoyando su parecer
en el carácter odioso que consigo traia la manda
pia forzosa, tanto mas cuando era dificil su co-
bro y de poca importancia. Las últimas Córtes la
han suprimido,


CllARTELES DE MADRIII.


Con este nombre se conoce IIna contribucion
que solo se paga en el casco de Madrid y en cien-
to cuarenta y seis pueblos existentes en el radio
de diez leguas. Su valOl' anual por término me-
dio es de 1,022,567 rs. 25 ms., segun I'esulta delos
siguien tes dato~:
Años. Recaudado ea Madrid y pueblos del radio.


1830
1831
1832
1833
1834
1835


~~-----
852,34a rs. ros.
852,921 II 141)
966,277 II 10 •


1,041.874 ,,~3.
t,05 •. 890 »31"
1,369. too II


Total. 6, ,35.406 .. 16 ..


Año cornUDo 1,022.567 }) 25 )


REGALIA DE APOSENTO.


Este del'echo real sobl'e los inmuebles está
puramente limitado al casco de la capital: pues
al fijar Felipe 11 su residencia en Madl'id á soli·
citud de sus habitantes, tomó pretexto de la ne-
cesidad de alojal' cómouamellteá su sel'vidumbre
para apropial'se la mitad de las casas, cuya dispo.
sicion permitía esta division, y el tercio del alqui.
lerde todas las construidas á la malicia, es decir.
que no eran susceptibles de la misma particioll
entre el rey y el propietario.


Confirmó Felipe IV este impuesto en 18 <.le
junio de 1621 , eximiendo sin embal'go á aque-
llos propietarios que habitasen sus pl'opias ca-
sas y justificasen que sus tiendas y trastiendas
se hallaban ocupadas porjéneros ó mercaderías.
En 22 de octubt'e del mismo año se I'egularizó
esta conh'ibucion, declal'ando que en lo suce-


si va seria tan solo de la tercel'a parte de los al-
quileres. Y finalmente los reales decretos de 8
de junio de 1760, 3 de setiembre de 1761, y 8 de
julio de 1768 autorizan la redencion ó qnitacion
de la regalía de aposento, mediante el pago del
4 pg del capital de las casas.
El número de tasas particulares en Ma-


drid es de. 7.558,
Exentas ó que han redimido el impues-


to hay., .. . . 4.368.
Quedan pues sujetas á la regalía. .. 3.185.
De las cuales corresponden á car-


ga fija. . , . . . . . . 1.6861
luem f¡ la material de tp,rcia parte. 1.499 3.185,


El absurdo é imprevision de semejante carga
revelan claramente la rallan por qué se desplo-
man en Madrid tan cousiderable número de ca·
sas, quedando gran parte de ellas inhabitadas;
solo está cuidadosamente conservada la parte
central de la Villa; pel'o los barrios excéntricos
y arrabales se hallan en un estado completo de
ruina; así es que el gobierno deberia apresu-
I'arse cuan lo antes á aboli.' una contribucion
taR evidentemente perjudicial á la prosperidad
de ulla gran nacían.


RENTA DE POBLACIO:"I.


Despues de la espulsion de los Moros de la
provincia de Granada, otorgáronse concesiones
de tierras á colonos españoles que se encarga-
ron de su cultivo 1 beneficio, mediante un ceo-
so anno, que tomó el nombl'e de renta de po-
blacíon.


Posteriormente en 17 de enero de 1798 se
consideraron aquellos censos como perpetuos,
y se mandó que pudiesen redimirse al respecto
de 6 y 1 al millar; y haciendo una distincion de
las haciendas, que los pueblos gozaban como
cuerpo, y las que los labradores trabajaban pOI'
sí mismos sin estar sujetas á vinculacion, se
previno que estos pudiesen redimir sus cánones
al respecto de 50 al millar,


Los valores i'ecaudados por esta conttibucion
en el sexenio que feneció con el año 18·35, pro-
dujeron una renta anual por término medio de
814.975 reales.


RENTAS ESTANCADAS.


SAL.


Desde 1830 hasta 1834 ha permanecido este
impuesto casi estacionario, produciendo cada
año casi invariablemente 71,052.107 reales y
'25 maravedises.


Elalzamiento de las provincias en 1835 y 1836
:v la estension y prolongacion de la guerra civil




256 mSTOHIA POLlTlCA
han perjudicado estraOl'dinariamente á la en-
tI'ada I'egulm' de los del'echos sobre la sal, tan-
to que en aquellos dos afias, 110 pasaron de
55,445.205, y en el pl'esupuesto de 1837 se esti-
man en 50,000.000.


~..:... .....................


0000000000
~~ t:: ~ = ~


....


o
o
b
o
o
(::,
o
C>


I'APEL SELL\TlO.


El ailo comlln, desde 1829 hasta IR33, rué de
lü,117.641 reales de vellon. Desde aquella época
se ha obsel'vado una disminucion bastante con-
siderable; sin embargo en el presupuesto del
año 1837 se estima en 18 millones.


SALITRES, POLVORA y AZCFRE. ALMAGRAS
y BOLLA JlE NAIPES,


Aun en tiempos de bonanza se ejerce impune-
mente el contrabando de estos al'tículos. Jüz-
guese plJes cuánto debe perjudical' á la hacien-
da ptíblica, en los beneficios que de ellos repol"
taba, la dm'acion de la guerl'a civil, y no se es-
lrafiará que en el presupuesto de 18.37 se esti-
men solamente cn 2,800,000 reales.


APoBITHIOS DESTINADOS A LA CAH DE A~lORTIZA·
CIO:'i.


De los aJ'bitrios quc, con destino á la consoli·
dacion y eslincion de la deuda pública, se han
cl'cado sucesivamente desde el real decreto de
12 de enel'o de 1794 hasta el de 31 de diciembre
de 18211, cuyo mímero seria tan inútil como pro-
lijo de referir, solo se hallan ahora subsistentes
cuarenta y siete, cuyo exámen seria tambien
ajeno de esle bosquejo. Me contentaré pues con
decir que


Su producto, segun el presu- Rs. 1\1s.
puesto de 1837, es de 13,481.800


A los cuales deben añadirse los
11I'0ductos de los bienes uacio-
nales reservados por la caja de
amortizacion y estimados en 47,367.286 ü.


TOTAL. 60,849.086 (J.


SUBSIDIO DE NAVARRA.


Este subsidio, que se pagade un modo irregu-
lal', se estima en 4,500.000 reales.


DO:'iATlVO VOWNTARIO !lE LAS PROVINCIAS
EXENTAS .


Alava, GlIipÚlcoa y Vizcaya contribuyen ,'0-
11Iutal'iamente á las cargas del estado con la in·
significante suma de 3 millones.


LOTERIAS,


No se ticnen todavía dalos positivos acel'C;!
del I'édito fijo de las lolerías. Sin embargo pue-
de calcularse aproximadamente que desde 183~
hasta 1835 han producido 10,240.460 ,'eales v .. •
lIon anuales. El seuor l\Icndizabal, eu su pl'csu·




DE L\ ESPAÑ.\ 1IJDEUNA.
puesto de 1837, habiendo en cnenta qne de csta
renta se pagan los postillones tic COI'I'COS, bene-
ficio considcl'able á favor del estado, la hace
ascender hasta 29,680,000 reales,


CRUZADAS.


El oríjen, naturaleza y valor de esta con!ri-
hncion queda ya esplicatlo.


mNAs DE AL~JADEN.


Hnicas en el universo, en los años 1835, 36 Y
37 han dado 46,672 quintal,'5 y merlio, á 1085 I'ca·
les el quintal, es decir, 50,7l2,426 reales 8 ma-
I'avedises, En el presupuesto del SI', \\fendi:wbal
se estiman en 21,700,DOO reales vcl)on, .


CASAS DE rWNEDA.


Produeto.~ desde ~ o de enero de ~ 832 Itasta 51
de diciembre de 1836.


Rs. Ms.
Casa de moneda


de Mad rid, 11 3.1 Sil 4 2¡3.
ldem de Sevilla, 55.039
Itlem de Segovia. 250.295
.Id cm de Jubia,
. juntoconlafá- G45.r.841:¡ 2¡3.


brica de pe.I'-
nos, clavos l'
plal'chasdeco-
·bl'e pa/'a fO/Tar
los bllques, 227.,OGI 9


lIanse pl'opuesto IIIcjo/'as tales y de 1;111 fácil
~, '~.iecllcion que pueden cuadl'nplicar ellH'ot!ucto
¡ de esta ¡'Cilla. ~ -


nEl1TAS y RAllOS A CARGO DEL }mUSTEIUO
DE LA GOBIlll.NACION,


r,: - I Se divil en en 1t'cs categorías, ú sabl'l':


1'.5. l\Is.
Productos jeuera- l'


les. . 57,701.419 6
BeneficenCia. 4,7:38.4r.4 (123,Q32.042 G
Arbitrios provin- 1


eiales. 60,592.169 I


Como no tengo noLicia de ningun prcsuplles-
lo 31'1'cglado y presentado regularmente á las
CiJl'tcs por 19s n&inistl'os de la Gobel'naeion, no
me es posible ellll'ar el! los pormcnol'cs aceiTa
de los pl'oduclos particulares de cada uno de
los tres ¡'eferidos impne~tos; pel'O sí dirl! ql](~
('ol1ven{J¡,ia que, á ~jer{lplo de los demás rJi~('s
en que se considera la hnena aumillisll'aeion d,~


los caudales ptihlicos como una pm'te esencial
de la grandeza y prosperidad de un estado, se
confiase esclusivamente al ministe¡'io de hacien-
da la percepcion de todas las contribuciones, y
que 110 debieran tolerarse en adelante dos teso-
I:OS distintos; pues si es Qna vel'dad conocida
qlle ha de haber indispensablemente centrali-
zaeion, á nada puede esta aplicarse con mas
¡ll'opiedad que á los recUl'SOS pecuniarios de UIl
~I'an pais. De lo eont¡'ario, no se ve por do quie.
I'a mas que desóI'den, desperdicio y malversa-
clOn.


No es menos de desear que desaparezca c1(~
l1na vez ese intl'incado sistema de hacienda, com-
puesto de una multitud de 'contribllciones mal
(',taLlecidas, y decl'etadas casi todas en siglos
de ignorancia, de barbarie, ~ que se reemplac(~
por una ol'ganizacion jeneral y bien coordinada,
la cual esté en armonía con el estado actual
de la civilizacion.


..I.RBITRIOS DE )IARIl'iA.


Este impuesto, malamente llamado con este
1I0mbl'e, está destinado al sostenimiento de las
jUlltas y tribunales de comercio, y su producto
es poco mas Ó menos de 1.701.113 realeli 2l
Ulal'avedises. .


Este capítulo es elültimo del presupuesto de
1837, ,'edactado con innegable talento pOI' D.
C~sareo María de Saenz, subseC/'etal'io de hacien-
d~, y presentado á las Córtes por el Sr. l\Icndi-
z~bal que dirijió su ejecucion. En 1839, el minis-
11'0 dc hacienda D. Pio Pita Pizarro presentó á
las C(¡rtes otl'o presupuesto amo'ldado al que
acabamos de analiza/', no solo cn cuanto á la
dist/'ibueion de los capítulos, sino aun con l:'es-
pecto al órden de los gastos y al conjunto de la
otll'a, Por falta de espacio dejarémos de exami-
nm' esa voluminosa compiladon, que por otl'a
parte sigue paso por paso el camino trazado
pOI' cl SI'. Melldi~abal, sin ofrecer diferencia nin-
guna asaz importante para ocupar nuestra atcn-
CIOI1.


A fin de dar UDa idea completa, en cuanto se1
posiLJle, de la situacion de la hacienda española,
ailadil'é á lo hasta aquí esplioado:


JO. en estado aproximativo de todos los bie-
¡J'~S I'aices en 1756 (faltan datos desde aquella
('poca). .


2°. Otl'O estado taml)ien ap/'oximativo de bs
variaciones cn la poblacion d,'sJe 1787 ¡¡¡¡sla
lS26. '


:l". Algunas rr(lcxiolles ael'l'ca del liSO c!r I{I';
bien,~s nacionales.


4". Un estl'aeto del prl'suplH'stO(¡" 1810.




HISTORIA POLITICA


P~DUCTO uurlO DE U. PROPIEDAD TERRITORIAL
EN n56.


Propictarios legos.


Rs. vn.
61,196.066 haneg:¡s


de tierra. 817,~82.098.
29,006.238 cabezas .


de ganado, escep- ,1.267,~89.9í8.
to las mulas y ca·
ballos de tiro. 197,921.871


Casas, molinos, fá-
'!H"icas, etc. 252,086.009;


.Propietarios er.lesiástico.\·.


_Rs. vn.
J 2,334,O¡;illaoegas \
Casas, molinos, fá-


bricas, etc. 164,154.548
'2,999,277 cabezas de


,de tien·a. 161,392,710


1


\
ganado. .21,927.IH9.


El produc!o líquido . I 2.552 534.605.
de las tIerras da- "


res y col.o¡;¡os se - .
. das áarl'cndado- -\


estiIl.la ep .299,638.599.
El de las pr.oviocias


deAragon, Valen· I
cia y Cataluña en 638,136.151


,YA.lUACIOXES EN LA. POBLACIO!(.


Ai¡o.
1787.
li97.
1821.
)826.


NÚQlero de hahita.ntj!s.
10,269.150.
10,541.371.
11 ,248.00Q.
12,500.000.


Apmento resultante.


;172.221.
_706.629.


1,252.000.


Aumento total en 40 años .. 2;230.850.


HONASTERIOS -y CONYE:'<ITOS.


-Como la supresion de lasórdeDe~ relijiosas
haya IwoPol'ciouado considerable cautidad de
bienes nacionales al estado, ha dado ocasion
~sta eil'cunstancia á las mas'singulares exa.i(~I·a­
\;iones,


!\las ello es -que no hay motivo para quejar-
se de las ventas verificadas á precio vil, pIH~~
ya que el destino que se ha dado á los biem!s
nacionales es la amortizacion de la deuda enor-
me que abrllma á la España, claro es que un;!
rebaja eu la estima de las propiedades, ocasiona-
da pOI' la prolongacion de la guerra civil, trae
consigo necesariamente una c:!isminucion COI),
siderable en el precio corriente de los fondos
públicos. Esto supuesto, como hasta aquí las
compras de bienes nacionales se han realizado
COD títulos de la deuda á doble precio de la tao
sacion ~ ,resulta que el gobiemo ha retirado JI!
la circulacion y destruido por consiguiente uu
valor nominal de su deuda, mucho mas consi-
derable que si se hubiese mantenido el precio
de la pI'0piedad en una estimacion mucho mas
cl'ecida.


Todas las provincias de Espa¡¡a tienen toda-
,:í~ bienes nacionales que vender, y así las mas
bien situadas I:omo las demás, cuya posicíon
\lO es tan favorable, pl'esentan una porcion casi
igual de posesiones vendibles. En cuanto á la
animosidad del pueblo contra lüs cümpI'1I.dores,
\lo. se puede cital' hasta ahora un solp h~cbo
que la manifieste.


A hora bien, ¿ püdrá'el estado con tales circuns-
tancias sacar de los bienes nacíon1l.Ies un bene-
f¡eio. tan cünsiderable como el que se ilusionan
('n creer posible algunas jentes? Yo nO lo creo.
asi.


La proscl'ipGion en masa de las órdenes 100.-
násticas no se ha verificado. por órden del go-
bierno; pues el decreto de 4 de julio. de 1835
autorizó tao solo. la su-presioll de los conventos
cuyo. mlmero de individuos no llegase a doce,.y
IÍnicamente las revueltas escita das por pasiones
po.líticas y esplotadas por la mas sórdida y cri·
minal a'l'idez, pudieron ocasionar el saqueo. de
los templos y el asesinato de 'hombres inde-
fensos.


Unos ven en la circulacion de tierras, antes
afectas á manos,mue¡·tas, y en la venta de los cdi-
Jicios.reljjiosos, 00 necesarios al mantenimien-
to del culto, nn manantial inagotable de I'ique-
zas que pueden aplicarse á la eslincion de la
deuda püblica, y que de cOIls.i¡;uiente ticnen
que realzar el perdido cl'¡jdito de la España has.
ta el nivel de las demás naciones. Otros empe-
ro son de pal'ecl;!r que habiéndose ya vendido á
bajísimo prccio las mejOI'es posesiones, las I'CS-
hntes no tienen mas que nn valor relativamcnte
}mojin81·io.


Tan abomin3bles medios de destruccjon die·
ron por resultado enormísimos robos, cometidos
descaradamente á la faz del público, y Jlor tan
co.nsiderable mímel'o de.pel'so./Ias, que llegó y~
á hacerse illlposible el castigar mas tarde á los
cul pables, sin que el tesoro sacase de el\o canti·
dad ninguna de diuQro, pues ó lo habian depo·
sitado los frailes en manos seguras, ó se apode-
raron de éllos incendiarios. Voimo.s pillar y desit'o-
zar cantidad inmensa de mlleblespreciosos pOI' su
mél,ito al'tístico, perder, rasgaróquema¡' muchí-
simos cuadros de inestimable valor, romper ó
mutilar hermosísimas estatuas; fllndil' los mas
preciosos ornamentüs de la iglesia de plata y 01'0.
pHl'a sustJ'aCl'los así á las pesquisas del gobiel'lIo¡
enviar los diamante5 al estranjero, y en fin pa-
sal' á manos de l'evendedOl'c5 dc libl'os rlt' Innc('




DE LA ESPAÑA: lUOD'ERNA.
JOS restos de escojidísimas bibliotecas que se
arrojaron por las ventanas. Por otra parte; re-
ducidos los conventos á cenizas, desaparecie-
ron entre llamas los archivos y títulos de pro-
piedad.


Como el'a de presumir, los deudores de los
conventos se guardaron muy bien de denun-
ciarse á sí mismos, y los que habian l:omPI'ado
algunas tierras á comunidades relijiosas se apro-
piaban la parte mas lucrativa del terreno, reti-
rando además los lindes de las propiedades limí-
trofes á espensas de los conventos. Aun mas,
en aquellos momentos de confusion y d'esór-
den, incendiál'onse magníficos bosques Sin mas
objeto que el de hacer daño.


Véase pues qué enorme perjuicio debió de
resultar al tesoro de tan prolongadas é inmen-
sas dilapidaciones.


Sin embargo á pesar de todas ellas aun pudie-
ra cOlltribuirse eficazm~nte al restablecimien-
to del cr.ídito público, si se hiciera lln acertado
uso de los recursos que ofrecen todavía los bie-
ues nacionales.


Antes de la supresion de los cc>nventos, con-
tábanse en las provincias de España, 110 privile-
jiadas, hasta 16.037 relijiosos á quienes se ha-
bian confel'ido órdenes menores, y 7.187 profe-
sos, es decir, un total de 23.224 reliji050s que
ocupaban 266 monasterios y 1670 conventos; los
cuales representaban un capital de 724,10241 t
reales, y una renta de 22,418.838, poco menos
de 3 y 1710 pg.; y esto prueba que no él'a tan
desastrosa como se cree jeneralmentlt la admi-
nislracion de los relijíosos.


Debe añadirse á lo referido los bienes del ele-
1'0 que quedaron intactos en Navarra y en las
IJl'ovincias vascongadas, que al cabo y al fin tie-
nen que venÍl' á parar otra vez al estado, en
cuanto vayan muriendo los fl'ailes de aquellos
conventos, ya algo avanzados en edad. En el mis-


mo caso se haBan las·fundacioncs pias y pro-
piedades de las monjas. No se ha publicado nin-
gun dato oficial que dé noticia del valor-dé eS-
tos bienes que han acertado á libertarse de la
devast/lcion.


En ~uma, en 31 dé marzo de 1840 se habian
vendido de la masa jenel'al de bienes nacionales,
compuesta de bienes secularizados, fundacio-
nes pias, monasterios, conventos de relijiosos
y relijiosas, jesuitas, inquisicion, órdenes mili-
tares, etc., 29.529 fincas, estimadas pOI' la admi-
nistracion en 554,107,323 reales 33 maravedises,
y compradas por el ptíblico pO!' 1.197,963.802
reales 7 maravedises, es decil\ mas del doblc
de la estima del gobiel'no (1).


Segun los datos que ha tenido la bondad de
comunicarme la personá que los tiene sin di~­
puta mas auténticos, en cuanto bace referenci,l
á la h1CÍenda española, yen particular al ver-
dadero valol' de los biene~ nacionales, puede cal-
cularse io que queda todavía para ,·ender en
2,030 millones, y con el aumento de pI'eeio efec·
tivo, cuya medida dan los bienes ya vendidos,
en 3.530 millones á lo menos, los cuales pue-
den y deban a plicarse á la estineion de ¡gua I
cantidad de deuda interivr y eslerior en valol'
rea\.


Partiendo pues de esta base, puede calla Clla
calculal' fácilmente el tiempo que se necesita-
I'Ía pal'a espender 3.500 millones en bienes na-
cionales, y el qne tal'daria el estado en estinguil'
una gran parte de sU deuda: yo de mí sé decir
que no tendria pór avenLul'ado el asegtll'al' que
puede ésta disminuirse de 7.000 millones en 50-
lós veinte años, mediante un buen sistema en '
la ,'en la de las pl'opiedades lIacionales que po-
see todavía nue~lt'a nacion.


(1) Junta de ventas nacionales. '('otal de las fiaclu·
,,,ljudicadas basta fin de marzo de 1840.


PRESUPUESTOS DE ESPAÑA DESDE 176() HASTA 1839 (1).
.--~-- r-!~


.ulos. GlSTOS. INGRlISos. DÉFICIT. CANTiDADES PROCEllENTI!& DE
AAIÉRICA (3).


1760 . 306,737.866 39 1 ,506.410 85,768.544 En tiempo
1778. 861,171.7 35 630, 21 7.4°9 230,9 54.326 de Felipe II. ,6,400.ooo~
1798. 2.7 2 9,799. 168 1.12],939. 138 1.60 I ,860.030 de Felipe III. 88,000.000.
181 7. 7x3 ,973.(ioo 578,164.411 135,809. 189 de Felipe IV. 154,000.000.
~¡120. I 664,813,3.4 1;52,800_000 II 2,013.324 de Cárlos IlI. 240,000.000.
J 8,3. \ de Cárlos IV. 580,000,000.
1830, 592,756.089 520,706.280 72,049 809


1.088,400.000. 1835. 99 1,304.495 18. 648,903.691 28. 342,400.803 24· TOT.\L ••
1836. 99 r, 304.495 18. 70 [,330.4 67 29· 289,974. 0 17 23.
1837. 1.8,;1,787. 855 29· 7[5,79 1,944 11. I. 135,995,861 18.
1838. 1.85 r ,787.855 2~). 6,H,618.27° 10. J.IJ6, 569·585 19'
1839. , 1.650,273.151 14. 6f)1,618. 2 7° ro, : !)55,654.881 4.


(J) Peña ~u'J •. --TI"lado de !+;.e!uoM.·




:.!60


AÑos.


1830.
1837.
1838.
1839.


HlSTOHlA i'OUTlCA


TRATADOS DE ANTICIPOS HECHOS AL TESORO.


IMPORTE DE LUS
CONTR.l.TOS.


67,~B'.832 ~7'
11¡8,g88.2I0 14.
n6.(ilI.H8 27,
206,069·d4 rl.


DEBIDO POR ),OS VALOREO QUE t.lIS
PUODUC'I'O LIMPIO CONTRAYRNTES. SIl\VEN DIl UAI\U¡'


TIA..


56,lio3.27° ~6.
111,932.2 43 18. 32,32 7. 086 7· 57,849.358 9·
63,594.891 5. 42.g30.381 22. 4,000.000
!l4,450.h3 l(j. 17,397.132 70,000.6,2 29·


Tres primeros meses de r84o., 174,298,812 4. 00,1¡,8.8t3 '9· I [5,050.008 oo. 1 II7,ooo.ooo


MOVIMIENTOS DE LA BOLSA DE MADRID DESDE 1783 HASTA 1840.


1783 á 88 P g. t813 á 44 pa·
17s'í á 102 * p8· J817 á 20 1'8·
1793 á 100 pg. i8,0 á 40 pg.
1794 á 91 pg. 1825 á 50 l' g.
Íi9 5 á 86 p g. 1833 á 55 P g.
1790 á 132 P g. 1834 á 45 p g.
1799 á 53 pg. 1835 á 30 pg.
iSoo á 51 pg. [S38 á 15 P g.
ISog á :i8 l' g. 1839 á 35 l' g.
18ro á 10 l' g. 1840 á 28 P g.
í8Íl á 4 P g.


DEUDA CORRIENTE DEL TESOIW EN ¡o. DE EiXERO DE 1839'


Deuda flotante. 452,lh.161.
Tratados sobre las provincias <le Ul!ramar. 16'(,403.20~.
Anticipos sobre los producto, de Alllladen. 50,000.000.
Idem sobre diversas renla_. 44,499,748.
Debido por el Tesoro á los d,f"renles presupuestos aprobad"s, cuyo


válor ha sido debidamente fijado. 1.932,879.357,


PRESUPUESTO EN RESUMEN PRESElYfADO A LAS CORTES POR EL MINISTRO DE
HACIENDA PARA EL AÑO 1840.


GASTOS. INGRESOS.


10.


di.


11.


Rs. :111'5. Rs; ~11·s.
Casa real.
Cuerpo lejislativo (para re-


cuerdo).
Caja de amcrrl'i-iacioIl.
Miuisterio de Estado.


de Gracia y Justicia.
de Hacienda.
de la Gobernacion.
de Guerra.
de Marina.


43,.500.000


318,159.197 30.
0,070.220


17,854;923
334,810.086 5.
137,111.135 3.
787,550.441 24.


63,856.794


1,i11,012.707 28.


Adtiall3S.
Il.enIas provinciales.


estancadas.
de amortizaclOn.
del ministerio de Estado.
del de Hacienda.
del de la Gobernacion.
del de Marina.


72,500.000
550,2 I 0.604
174,3:lO.000
45.798.500


ao.ooo
128,647.640


56,117 .070 13.
2,457,248 26.


1.030,091.063 5;


Déficit resultaute para el ailO 1840, sin haber cuenta del de los años anteriores. 68/ ,8~1.734 rs. 23
NOTA. La recaudacion del azufre y de la pólvora cuesta á la administracion 73 ~ P g . El tabaco 41 ,zi p g.


La sal 37 i p g , Las loteri"s 32 1 p g. Las aduanas 25)1 g. Aguardiente:r licores lO i p g. Las puertas 20
p g . El patrimonio real ¡!) ~ p g . La contribllcion tIe 105 cuarteles de l\Iadnd 4 j p g .




DE LA ESPAÑA llODEUNA. 2(;.1


(:OI .. ONI..\S I~SI)AÑOLAS.
CURA.


Aunque haya perdido la España sus vastas'
posiciones en el Continente I1mt'I'icano, quédan-
le sin embargo algunas islas de uoa riqueza de
Ill'odnccion a50mlJl'osa. Cnba, Pllel'to-Rico y ~as
Filipinas ind'c!mnizan suficientemente á la Es-
paña de cuanto va escapando á sus domiuios;
pues por illCSllel'ad" dicha , ~e hallan aquellas
islas en estado floreciente. Cuba ~n partícúl81'
ha tomado, bajo la dil'eccion illtelijente y acti·
va del intendentt!, conde de Villanueva, un
prodijioso desal'I'ollo.


He aquí los productos de aquella rka pose-
, sioo de las Antillas, cuya poblacion sin embal"


go 110 es mas que la siguiente:


Blancos de ambos sexos. 311.051 \
Negros y mulatos libres. .106,49t} 7á.o.562
Escl;Jvos. 286;!}.42 habi tao tes.
Guarnicíon y viajeros. 26.075


Los productos de la isla dé Cuba valieron, eo
1826,7,097.936 peSos fnel'Lesi en 1833, 8,797.182.
y en 1839, hasta 11,076.4034. Es decir', que
ha hahido en liolos 13 aiios nn alimento de
3,878.467 4, cerca de un 36 pg .


El valol' de las importaciones fl,lé, eH 1826
de 14,925.754 pesos flle.I'les, y en 1835, de
20,72:1.07 t. Yel de ¡as esporlaciorH!s, eu 1826,
lle 1~~,80\¡.83I1, yen 1835, 14,05!l.247.


I'VERTO RICO.


El comercio de la isla de Puel'to Rico ofl'ece
hn alimento menos considel'able que el de la
lbbana. Sin embargo se ve que va en estado
~ellsible de prog.reso.


Valor de la impOl'tacioll ell 1838.4,302.149 ps, fs, 71'S. 19 ml·s. 1 !J5:J.79;~ ps. 17 rs. 32 ml's. dedife·
Idelll de la expol'taciOll ell idt~Ill.5,2.j4,945 5 17 í rcncla á favol' de la esportacioll.
Impol'taciou eu 1837 4,209.489 ps. 6 r5. 10 llll'S. ( difel'encia en aumento, 92.660 1 9.


eu 1838 4.302.149 7 HJ \
Espol'tacion el! 1837 4.IWJ.637 4 24


en 18:38 5,254.945 5 17 diferencia, 393.308 27 ml's.


Los objetos importados fllél'onlo en 1837 pOI' 1.221 huques de 7G.199 1¡4loneladas en jllutO.
en 1838 por 1.2:11 ídelll de 101.679 174 ídem en ídem.


AUMENTO ... 70 " 25;480
Los objetos esportados fuél'oulo 'o 1837 pOI' 1.2fi{! buques de 90.493 114 toneladas cn junto.


en 1838 pOI' 1.313 idem de lO4.098 " idem en idem.


AUMENTO ... 47 13.604 3¡4
Derechos de Aduana cn 1837 754.424 ps. 41's. 9 Il'll'S. t 1 4 71 8


Idem P¡'OdllCtos ell 1838 909.205 4 17 ! alimento 6 . .7 ps. Olrs.
D« los 1.313 buques que llicieron el comel'cio f'tl 1838, los 655 fueron españoles y de cabida


juntos 24.111 toneladas; 377 :Jmel'icanos, 2 bl'asilet'ío~, 17 bremeses, 32 diuamarqucses, 123 fran-
ceses, 92 ingleses y ocho hamburgueses.


Los pt'oduclo~ de la isla cllbl'en todos los gastos de la adlllillísll'acioIl y dan todavía un sobrante
de dos ú tI'es cientos mil pesos á la metrópoli. .


En 1837 las aduanas de Puel'to Rico produjeroll iOO.OOO pesos. en 18381,100.000 pesos, y cn
1839 1,400.000 pesos, segun todo resulta del estract() del balance del cnmel',cio de puerto Rico, pú-
f.Jlica<.!o por D. Antonio Mdl'Ía del Valle, intendelll" de la isla, ell 3t de mayo de 1 SS9.


ISLAS FILIPISAS.


Posee la España en el mal' de las Indias 1111
al'chipiélago,cnyn riqueza es incalculahle, y cu-
ya impol'tallcia sin embargo es pO:' lo jencl'al
muy poco conocida. El célebre viajel'O Lapey-
rouse decía:" Qne si algnna nacion , dueña de
hs Filipinas, llegaba á establecer en ellas la fOI'·
ma de gobiel'llo mas adecuada á su feliz dispo-
~icion, nada debi:!. impo!'larle ya lIin¡;l1ll 011'0
establecimiento eUl'opeo elll'! ¡\frica ó ell A!ll~­
rica (1).1>


11) Viajes.11 rededor del tHundD.


Esta felil nacion es la Espai'ía: pero no hay
duela que hasta ahora no ha sabido llenar nin-
hlllla de las condiciones que plldit'rall hacerk
illdifel'eute la pet'dida de las demás colonias,
ni tampoco ha sacado grandes ventajas de Sll~
\a5las posesioncs en el Asia, y no es p¡'oh;Jul(~
que pueda la metrópoli pOI' sí sola ímpl'imil'les
el des31Tollo de q uc son capaces.


D. Tomás Comin, que vivió lal'go tielllpo ell
Mauila ell. calidad de factor de la cOll1pafiía dI.:
Filipinas, publicó I'n 1810 una obra en que se
espanen todos los vicios de la admini:,II'Jcioll
de aquellas islas, de tal modo que alleel' aque<
)'\, pOl'IlH'nOl'eS ,no parcce :;illO fl!le el gah; Cl'~




262 HlSTOlUA POUTlCA
110 españoltrntaba de hacer imposible toda
pl'ospertdad, Y en verdad, en verdad, que si
este ha sido su objeto, puede vanagloriarse de
haberlo conseglliC:o; pues veinte años despues
vemos I'epl'Oducidas las idénticas quejas en una
curios'ísima memoria de D. Francisco Enriquez,
intendente de Filipinas hasta 1836 (1). Sujeta
la adminislracioll á un pode¡' residente á seis
mil le~llas de distancia, debe necesariamente
carecer de la fuerza necesaria para corrt:'jir los
abusos y promovel' las mejoras; plres debiendo
cualquiera detel'minacion de imporLaucia de
las autoridades locales recibir la sancion de
Madrid, clal'o es que se necesita UD año á lo
menos para cOD5egllir siquiera la contestacion;
por lo cual habiendo en CUenta las interpreta-
ciones equivocadas, los ycrros inevitables, las
intl'Ígas de oficina, se tendrá una idea cabal de
lo que puede dar de si semejante administra-
cion de la metl'ópoli, No se busque pues en
!lada mas la causa del ningun provecho que dan
á España las islas Filipinas,


Sin embargo es ta l la fuel'za de las cosas, que
oí pesar de todo, se nota en los réditos de aque-
lla colonia una progl'esion ascendente, á bien
que se ver'ifica con estraordinaria lentitud,
cuando pOI' el contrario, con un suelo tan fér-
til, con un clima tan bello y tan aventajada
jlOsiCion> deberian producir fI'utos como por
encantO. No obstante todo desfallece bajo el
peso de una administracion viciosa,


Voy á pl'esental' algullos dalos estadísticos
tomados de las dos obras citadas, los cuales
uaslarán para dal' una idea de lo mucho que
pndiel'a sacar la España del archipiélago de las
Filipinas. "


POBLACION,


En 1791, contábanse tan solo 1,649,678habi,
tanles, y en 1810 2,575,406, es decir, un an-
IDen Lo de cerca de 52 P5 en 18 alíos. En la ac-
tualidad, existen 3,385,832; quiere decÍl' que
ha hélbido un nuevo aumento de 870.426 ha-
bitantes, nada mas que un 25 P:3 en treinta
;¡ños,


Pueden las Filipinas contenel' hasta 20 millo-
nes de habitantes, y para obtencr este I'esulla-
do no habria mas que hacer sino dispensar
pl'oLeccion al establecimiento de los Chinos,
Sabido es que el Celeste Impel'io no es snficien-
te para su exorbitante poblacion, por manera
que lo sobl'ante se acojel'ia á las islas Filipinas,
luego que protejiese el gobierno español la emi-
gt'acioll de aquella raza de hombres, dotados
de uua actividad sOl'prenclcnte, muy labol'iosos,


(1) Publie<td.l en 1 r ,le jltlio de 1836. en I\ranila.


aunque al mismo tiempo, en estremo dóciles,
y que tienen la ventája de sabér sacar partido
de los indíjenas, ¡ente de suyo perezosa é io-
dolente, bien que muy á propósito para los
tl'abajos de io1ustria , eo los cuales se les em-
plea á menudo con COllstaote éxito, Además
tienen los Chillos mucho apego á la pl'opiedad
territol'ial, Las Filipinas gozan sobre las Anti-
llas la inapreciable ventaja de no ccmocer es-
clavos.


PRODUCTOS.
Ps. Fs.


Segun el Sr, Comin, el producto to-
tal de las islas en 1810 era de 1,563,318
y los gastos 1,367.873'


Pl'oducto limpio 195.445
Segun el SI'. Enriquez, en 1828, producian


las islas 1,649,957 pesos fuel'tes, es decil', que
por espa~io de diez y ocho años habian perma-
necido las retntas casi estancadas.


En 1835 ascendian los pl'oductos á 2,09.4.896
pesos, y aunque el Sr, Enriquez no manifieste
el impol'Lc de los gastos de un modo fijo, sin
embargo se deduce de su memOl'ia que el pro-
ducto en limpio uo pasa de 300.000 pesos, y
que todo lo lIlas que pudiera esperarse por' me-
dio de las economías y mejoras que propone,
seria el llegar á conseguir hasta 500,000,


Para hacel'se cargo de cuán mezquina es esta
suma, cuando se tI'ata de una colonia en que
le cuentan cerca de tres millones y medio de
habitantes, echemos una ojeada á la riqneza y
val'Íedad de los productos de nuesh'a magnífica
posesiono


El algodon de las Filipinas ero superiorpol'
su blancura y por lo tillO de sus hebl'as al de
toda el Asia, por manet'" ¡¡tIC los Chinos lo pre-
fim'en para sus tejidos y lo pagan un 30 pg" mas
cal'o que el ruejol' del Industan.


La seda, que dcbel'ia sel' un jéuel'o de es-
tl'aordinat'ia espOI'Lacion, se cultiva tao solo
para el consumo tic las islJS,


El azLÍcill' es tan mal'avillosamentc producti-
vo, que pl'oporciona al que lo cl.lliva un lucro
tle 90 pOO.


El café es mcjol' que el de Borbon; y podt'Ía
compíltir COIl el de Moka (1), Sin embargo su es-
portacion es ninguua.


La pimienta, cllJa cscelente calidad le daría
la prefereucia en todos los mercados, apenas
se cultiva (2). El cacao es superio¡' al tle GlIa-
yaquil (3), sin emb3l'go apenas si st! produce
el necesar'io para el consumo local. La canela


(1) Comino
(.) Comino
(3) Comlu.




DE LA ESPAÑA MODERNA. 'lG:';
nace allí por todas partes sin necesidad de cnl-
tivo; la nuez moscada e!l. tambien abundanlísi-
ma; el añil es mejor que el de Java, China J
Bengala, y aunque pudiera cojerse cuanto se
quisiere, apenas se encuentra un al'busto; sin
embal'go da al cnltivador 57 pg _ de beneficio.


El arroz, \lno de los principales alimentos
.de aquellos habitantes, crece allí con tal loza-
nía y le es tan pl'opicio el terreno, que dan las
cosechas hasta 100 pg, (1): así es que si se diera
á este cultivo toda la estenshn de que es capaz.
su importacion en China seria un objeto dc
comerci,o incalculable. El opio, el té, la gl'ana
Ó cochinilla pudieran tambien llegar á ser ril-
mos de crecidísimo CQmercio: el tabaco, que
forma la principal l'enta del país, es tambien
susceptible de tal y tan grande desarrollo, que
pudicpa abastecer todos los mercados del mun-
do. Segun el Sr. Comin , el prodnclo del tabaco
en 18tO era de IIn millon de pesos. y segun el
Sr. Enriquez, ha ido sucesivamente alImentán-
dose hasta 1,219.130 en 1828, hasta 1.731.374
en 1835, hasta 1,833.405 en 1836, Y en 1837 as·
cendió hasta 1,922.2,)9. Tambien producen con
abundancia las Filipinas el phormium tenax par~
jarcias y velas de navio.


La aplicacion de los capitales necesarios á la
¡¡gricuItura de las,Filipinas daria pOI' resnlta-
do en cllda uno de los ramos indicados la mis·
ma ganancia ql1e he manifestado con respecto
al añil y el arroz.


Encuéntt'ansc en Filipinas las mejores made-
ras de constrnccion; en varios pun tos de los
3rroyos de la isla sacan los indíjenas pepitas dC)
oro, por lo cual es de creel' que cxisten minas
de este metal en las montañas donde tienen
Olquello~ su m,an¡¡ntial. Hay escelentes millas
de hierl'o, cobre, azurl'e y carbon de piedra;


(1) Comin,


en ulla palabl';}, dijérase que la PI'ovidencÍ:l se
complació en dotar las Filipinas de todos los
tesoros de las m~s ricas naciones, y que el go-
bierno espaí'íol se ha empeñado en hacel' esté-
ril la voluntad de la Pro~idencia.


Cuando se recuerda que la Holanda debe su
mayor prosperidad á sus posesiones de Java y
Batavia, tan inferiot'rs en Ull todo á las Filipi-
nas. y que la España no saca de estas mas qn!!
la miserable suma de seis ti ocho millollcs de
l'eales, no se puede menos de deplorar los yel'-
ros administrativos que hacen nnlo todo cuan-
to pal'a en manos del gobierno español.


Si la España, mas sagaz, conoce algun dh
sus intereses, si se decide á dar á sus p05esione!1
asiáticas todo el desarrollo de que son capaces,
no queda mas que un partido que tomar. y es
seguir el ejemplo de la Inglatel'\'a y de Holanda.
cl'cando una compañía de Filipinas bajo las
mismas bases que la de Indias Son h8l,to POI'-
tento~os los I'esllllados de e5ta p~l'a qne se es-
travie nadie siguiendo la senda tr'azada.


El interés pl'ivado y la jntelijencia adminis-
trativa de los particulares darán un "!lelo ines-
perado á las pingües prodllcciones de aqttellas
islas y desarrollarán Sil comer'cio por todos los
ángulo~ del Ol'be. No existen I'elaciones comer·
ciales entre Manila y el Japon : pues bien, si se
establecieran, bastal'ian por sí solas para cam-
biar el aspecto del mundo mercantil. Manila
deberia sel' el centro de todo el comercio dd
Océano Indiano, y entregando la España á la
industria privada la e~plotacion de aquel suelo
privilejiado. podria dn plicar ya en los prime-
ros años sus rentas coloniales)' llegar en muy
poco tiempo á sextllplicarlas : sin embal'go el
gobiel'Do español no puede obrar esos prodijios
propios de la actividad y riqueza de una com-
pañía bien organizada, pOI'que carece de do~
importantísimos elementos de prospel'idad plh
plica, es á sabel', actividad r capitales.


FIN.




INDICE DE MATERIAS.


Prólogo.
IntroJuccion


'fEJU. POLlTICO.


CAPITULO PRIMEI\O. P.-imera ternpo"ada
con<tilnciollal desde 18[0 hasta 18r4.-Rell-
Ilion de las cÓl'tes en Cádiz.-Sus tarear..- Su
cOlllposicioll.-Constitucion de /81'.- He-
icnci •. - Gobierno. - R~greso de Fernan-
du VIL-Caida de la ComlitucilJll.- Reac-
cion de 18/4 hasta IS~O.


4
J[


43


Tl~:\H jIlLITAR.


CAPITULO PRIMeRO.
CAPITULO SEGUNDO. Acontecimientos de


Verga.ra. l' J ,~ !


RESEÑA DE 1.'\ POUTH:A ESTlmIOn
DE ESPAÑA HESDE (;AllLOS V


)lASTA lUmSTllOS DIAS.


CAPITULO PRUIERO. Desde el tratarlo (le
Madrid en ,5~6 ha Ha la I"'Z tle Jos Pirineo"
en ]659· .[49


CAPITULO SEGUNDO. Desde la paz de los
Pirineos hasta la de Aquisgran.. •. 1-52


CAPITULO TERCERO. Desde la paz de Aguis-


CAPITULO SEGUNDO. Segunda época cons-
titucional de ,8'0 á Ilh3.-Gohiernode ,S [4
:i 1820.- Tentativas mititares.- Alzamieu'-
to del ejército espediciollario de la i<la de
L~on.- Restablecimiento de la Constitucion
de ,8' •. -Gohieruode ,S.oa [S.3.-Inva-
sion francesa.- Derribo de la Constitucion. (i3 gran hasta la de Utrech. 1(,3


CAPITULO TERCERO. Intel'vencion de 1823. CAPITULO CUAHTO. Desde la paz de Utrc('h
hasta la de 17fi3 . '71¡ El Congreso de Verona por MI'. de Chatea u-


hrianll.
CAPITULO CUARTO. Reaccioll de 1813.


77 CAPITULO QUINTO. Desde la guerra de
América hasta el tratad" de la cuádrupI9alia,n-


Ministerio de Zea Berllludez. 90
CAPITULO QUINTO. Tercera temporada


constitllcional.- Ministe, io de Martiuez de
la Rosa.- El estatuto real.-l\1ini.terio de
Torello.- Sublevacion de las provincias.-
Caida del ministerio. ~15


CAPlfULO SEXTO. Mini,terio de Mendiza-
bal.- Su caida. ] 04


CAPITULO SÉPTIMO. Ministerio de Isturiz.
Suhlevacion de las provincias.- Acaecimien·
to de la Granja .. - C"ida dellllinistcrio.- Re,-
tablecirniellto d,.\a ConstitucioIl de ,8D. 1,3


/-:APITC'LO OCTAVO. Ministerio de Calatra·
va.- Se restablece el órden en las provin-
cias.- Se revalida la rejencia de la reina Ma-
ria Crislina.-Constitucioll de ,837,- Cai-
da dellllinisterio.- Triunfo del partido, á su
decir, 1Il0derado.- Sll existencia hace tres
jli'ios.


za. IS)


DEI .. TEl\U POLITICO ESTRAN.lERO.


CAPITULO PRIlHEr.O. Tratado de la cuá-
druple alianza.- Francia. J93


CAPITULO SEGUNDO. La IngL\terra. 21 r
CArITL'LO TERCEnO. Portugal. ,Ji;
CAPITULO CUAHTO. Norte. . 'Ji
CAPITULO QUI~TO. Prusia. . '2"
CAPITULO SEXTO. El Austria. , J ¡
C.~PITULO SÉpn~lO. La nusia. ,,3
CAPITULO OCTAVO. La Cerdei'ía. ni
CAPITULO NONO. Nál'0les. . ~31
CAPITULO DÉCIMO. El Papa. ir!'
Conclusion. 23:>
Tanteo sobre ha<;iencla. , ~ 1
Colonias e'pañolas. . 2(, [


Fl'\ DEL 1:\IHCE




ar I
A LA


HISTORIA POLITleA
DE LA


ESPAÑA MODERNA
l'Oil


el Sr. ~e lllarlial1i.


Los sucesos quc ajilan á un pueblo cnlcl'o,
las grandes fases de la "ida de las naciones, no
son en vel"dad catacJismas que estallan sin que
se pueda atinar en las causas que los produje-
ron. Un acontecimiento grave en política, una
¡'evolucioll, es siempre elLÍltimo término de una
serie de hechos eslt"eChamellte encadenados,
cual otras tantas deducciones lójicas; es una
mina carg~da desde mucho tiempo y cuya es-
plosion pl"ecipita una sola chispa; mas <Iueda
siempre á los contl'arins de tales movimientos
el triste CO[.sue!o de decil" que son obra de al-
gunos facciosos que imponen su voluntad á la
i-nmema mayoría. En todos paises, en todas cil"-
eun~tancias, es cl mismo ellengllaje. I~uis XVI,
al saber la toma de la Bastilla, dijo que na un
motin; Cál'ius X, al dirijirse bácia Cherburgo
pal"a morir en el destierro, decía á los comisa-
rios que le escoltaban en Dombre del gohierno
constituciollal que las jornadas de julio eran
lIna mera cOllSpiracion de algunos banqIH~I'oS y
grandes pet'SollaJcs. Tambien decia lIJal'Ía Cris-
tina que todo ese murmullo acerca de la ley de
avuntamientos era prodncido PUl" cuatro bu-
!¡"allgneros. Véase eómu cse constante fenóme-
lIO es efectu de la atmósfera de ilu,ioncs qlle
respiran los reyes, 10 mismo que los partidos.
Se ha aClls1do al jencl"al Espartero de hablT
preparadu la tOflllcnt:J en que uaufl'(lsara la


~e~e~ci.a de Cl:istina; mas aun, se ha negado la
InICIatIva naCIOnal dellcvantamiento d~ setiem-
bre: la Inglaterra el"a quicn pagaba la anal'-
quía: yen 1841 se ha pretendido I'esucitat" al
Pilt y al Coburgo de 17n3.


Tristc es por cierto el encontrar hombres
gralllles en tal disposicion de ente:Jdimiento
que desconozcan la verdad y los hechos mas
materiales. Así es cómo, ocho meses despnes
de aquel acontecimiento, estampa Mr. Duver-
gier de Hauranne, en la Revista de amho,r mun-
dos y á propósito de la alianza anglo-francesa,
estos estravagantes asertos: « En España toma-
ba partido la Inglaterra á favol" del hecho con·
tl"a el derecho, de la insurt"eccion contra los
poderes establecidos.» ¿Y dónde se halla la prue·
ba de tan positivas acriminaciones?IIéla aquÍ,
segun el mismo Duvergier: « En los primeros
dias de julio y poco antes del tralado, auimado
Espartero, incitado por la Inglaterra, enarbo-
ló en Bal'celooa el estandarte de la I"evolucion
y despojó violentamente á la Reina Rejente de
sus att"Íbucioncs constitucionales.»


Prescindo ahora de esos supuestos cstÍmulos
y escitacioIl'es de la Inglatcl'ra; pues qniel'O ha-
cel' ver Cllaoto trabajo le hnbo de costar al es·
critor de la Rcpis:.a el encolll!'UI" una coinCi-
dencia cntre los ~\icesos de Barcelona v la COIl-
clusion del tl'atado de Lóndres; d rOl:tunad¡¡.


18




A l'É:\DI CE.
mente ¡jada IJay tau illílexible como un hecho.


Sea cual fuere el c3ráctcl' que la mala in ten-
cion v la calumnia hayan pl'etcndido atl'ibui¡' á
los a~ontecimientos de Bal'celona, no es vel'¡/ad
que se ,"el'ilicascn á principios de julio y pocos
dias antrs del tratado de Lóndres, sino en 18 y
22 de julio. despues de fil'mado el tratado, yan·
tes que este fuese conocido. Cuando lIegnc á
hablar de aquellos sucesos, contestaré á las acu·
t>aciones de rebelion y de violencia contra la
ReilJa Rejcnte, que son todas tan fUlldadas co-
mo las demás.


En cuallto á la gl'an cruz del BaIlO, concedida
al jeuet'al Espal'tel"O, Y ,de la cua~ S? hace ta~l­
bien mencio!l en el al'tlculo, es lastllna que Ig-
norase el SI'. Duvergiel', cuando lo escribió,
que esta gl'acia de la Reina de Jnglatcl'l'a rué
conferida espontaneamente pOI' aquella sobera-
na como un teslilllouio del alto aprecio que los
sel'vicíos emineutes hechos pOI' el Du que de la
Victol'Í<l á su Reína, y la noble causa de la libero
tad de su patria habían inspÍl'ado al gobiel'l1o y
al pueblo illglés.


Si el gobierllo inglés, menos escrupuloso que
los acalorados pal,tidarios y promovedOl'es de la
revolucion dt~ julio de 1830, ha juzgado leal la
conducta del jenel'al Espartel'o hácia su sobe-
ralla, y eH 1840 le ha dado una pl'lleba de sns
sp.ntimientos, cll~iálldole el gran cordon del na·
fio, (10 ha hecho con ello mas que andal' de
acuerdo con la inmensa mayoría de los Españo-
les v con la verdad, Siete años de combates no inte~TuLllpidos por el trono de Isabel II y pOI'
la libertad nacional algo dicen pOI' ciel'to en
favol' de la adhesion del jellel'al á su sobera-
na y á su patria, y si en julio de 1840 se negó el
DLlque de la Victoria á servil' de instl'lllnento
:í una I'caecion insensata, tl'Íbútese por ello nue-
vo homenaje á su lealtad; puesto que hiz\) cuan-
to de 'u parte estuvo para arrancal' á la Rcjen·
la de los peligros hácia los cuales la veia al'ras·
tl'ada, y pal'a libertar á su patria de los sacudi-
mientos qu':! ha tcnido qne sufrir. Cuando MI'.
Duvel'giel' conozca la verdad, se arepentil'á
sin duda de lo qlle tan avcntnradamente ha es-
cI'ito.


Ni en lo que acabo de decir se Cl'ea que he
tl'atado de jusLifical' á la InglatclTa; no, !la soy
yo quien deba haccl'lo. Mi tln ico objeto ha sido
rechazal' una acriminacio!l de todo punto in-justa, fulminada contra el jeneral Espartero y
la revolucion de setiembre, la mas pura, la
mas lejítima, la mas nacional de las I'evolucio-
nes; puesto que se I'calizó en ddcnsa de las fran-
quicias y dereehos IllllIlicipaks.
Ante~ de pl'onuncial' un fallo acerca de lo


acaecido en España en 11H, hubiera debido


prot:eJcl'se de los cfectos á las cansas. Semejan-
te exámen el'a indispensable pal'a apreciar de-
bidamente si fué el derecho quien ejel'ció su
irresistible impel"io, ó tan solo la violencia, que
no temió impoIH'I', de gl'8do ó á la fuerza, su ir-
I'aciona l capricho. Forzoso era avel'ignar quien
habia sido el agl'esor, quien habia quebrantado
ante3 el pacto fundamental, quien en fin habia
hecho Ja inevitable el levantamiento de setiem-
bre. cuya última pCl'ipecia ha sido un éarubio
en la rejcncia del I'ei no. Esto es sin embargo lo
fine no se ha hecho; no se estl'aiíe pues que yo
partidario de la rcvolucion de setiembre, pro·
eUl'e tributar á la verdad histórica el homenaje
que l'eclama el honol' de la nacion_


Ciertame;ltc no me jacto de poseer un talento
(ll'Ofético estraol'dillal'io; pero elJo es que en las
l)J'imer3s pájinas de mi Historia politica señalé
ya el peligro bácia el cual encaminaban á la Re-jenta unos ministros incapaces con esa Ilcgli-jencia, esa inercia, esc dcjt:mosles que hagan,
que es la prel'Ogativa característica de la inep'
titud y de la lIulidad; y en verdad que,á no es·
tal' ciego, fOI'zoso el'a encontrar en las leccio-
nes dc lo pasado la revelacion del pOI'venir. En
1835, UIl ministro, el Conde de Toreno, provo-
có la insurreccion ; cl'eáronse las juntas, y cayó
el mini~trerio ante aquella manifestacion uná-
nime, En 1836 estalló una nueva insurI'eccion
contl'a otl'O ministro, el Sr. lsturiz, y contra
el estatuto real; y el estatuto real y el ministro
desapal'ecit'l'on en nn punto. ¿No era pues de
temer que initada con tan inaudita tenacidad la
ola popular, fuese, cual las de la mar, adelan-
tándose cada vt'z mas y mas embl'avecida, y
socavando el débil Innl'O que oponia á su flll'or
un ministel'io inconsiderado, hasta venir á es-
trellal'se contl'a las mismas gradas del tI'ono ¡-
¿]'\o echaban de vel' los imprudentes consejeros
de María Cristina que la rejcncia de la augusta
ll1ildre de lsabel 1I iba á arriesgarse en el pri-
me!' encuentro que provocase un podel' opre-
sol'? Jamás anda descaminado el instinto de l~s
masas en sus primel'Os movimientos; pues el
pueblo se dirije siempre con del'cchura yadmi-
rable tino á la fuente del mal. El dia en que 1\1a-
l'Ía Cristina, obcecada, mal dil'ijida, se hizo ca-
beza de pal'tido, se perdió sin remedio.


El minislerio Perez de CastJ'o, al decretal' en julio de 18:19 la disolucion de las Córtcs eleji-
das en 183i, cllJa maJoría era adicta á Sll po-
lítica tortuosa, pidió á la España un fallo solem o
IlC acerca de los actos de su ~dministraciun; y
la naeion legal, es decir, los eleclores condena-
ron Sil cDnduela; pues dando su voto á Jos ad-
lersarios políticos del gabinete, claro es que le
mandaban rclil'arse. Los ministros empero no




API~\DICE. 2(i7
dicl'OIl oídos á aquel fallo impo\l~llte, ~ino qlle
animados por la p,¡cifícacion de las provincias
vascongadas, de que neciamente se creian autu-
res, en vez de preparar un desenlace constitu-
<~ional, dieron un golpe de estado, y decl'eta-
ron una nueva disolucion. Y con servirme de
esta espresion golpe de estado, al tratar de una
disolucion de Córlcs, no es decir que desconoz-
ca una de las mas importantes prerogativas
constitucionales de la corona; solo quiero ata-


, cal' el abuso que tle ella se ha hecho. Invoco
en apoyo de mi opinion un testimonio, nada
sospechoso en maleria de monarqui5mo:« Sin
duda, que se halla en la carta el del'ccho de di-
solucion, decia el Diario de los Debates en 12
de octubt'e de 1840, y les es lícito á los minis-
tl'OS el emplearlo bajo su I'esponsabilidad; sin
f:mbargo es un I'ccurso estremo, y si llegase á
decrelal'se una disolucion de una Cámat'a, an-
tes que hubiese esta hablado y votado, st:me-


, jante decreto seria ya una amenaza, y amena-
, za insolente.» Esto es cabalmente lo que hizo ¡' el mÍnistrr, espaiiol; decretó Ulla di~oillcion an-
I tes que las Córtes hubiesen h~hlado y votado,


t
' y esta amenaza insolente fué el primer golpe


dado al mecanismo pat'lamentario; golpe que
¡ lo desconcel'tó, imposibilitando desde entónces
, todo movimiento. Semejante desprecio de los
f -hábitos constitucionales hubo de pre;ipitat: t~e­
t cesariamente á los hombres plle de el se bH:te-


J
, 1'011 reos, en la senda desasit'osa de las violcn-


cias, cllya inevitable conseeuencia es siempre
, una catástt'ofe. Y !lO me arredra el hablat' en
, "stos términos; pues no he formado mI JIlICIO
, 'desplles de los acontecimientos, sino que los


[",edije de un modo esplícito y terminante t~n
18 de noviembre de 183H, en el momento mis·
mo en que estaban disueltas las Córtes (1).


Veamos ahora con que rematada locura se
trabó el combate por parle de los milllstl'oS
v sus secuaces, y la constancia y denuedo que
;Iesplegó el partido liberal en la defensa, al
principio por medio de la resistencia legal, y
luego haciendo lIna l'evolucion.


Aquí será preciso entt'ar en pormellores que
YO habia pasado por alto en la primera parte
de mi ubt'a 1 por haber cl'eido Illas conveniclIte
DO revclal'los; pet'o en el dia se ha hecho ya lle-
césat'io su cOlloci ITI ien to, y deben fOl'mat' pal'le
<id proce;o entablado pOt' el puehlo COlltl';¡ UIl
i'0d~l' agresot' y reaccional'io, El desenlace ha
nat'ecido demasiado imponente; sobradas jen-
tes lo haa creido injusto para que deje yo ue
¡aval' la causa constitucion~l de las apa~ionad3s
aClIsaciones que se le hall dil'ijido, Los iacid,:u-


tes de este proc,eso, una vez puestos de illáUi-
fiesto, pl'Obat'án que si fué juzgado sin apela-
eion, no lo fllé sin equidad: pues una revolu-
cion triunfante es siempl'e lejítima, no ya de
hecho solamente, sino, lo que es mas, de de-
I'echo; pot'que no le es dado tt'iunfar sin el
consentimiento jenet'al; yaquí brilla impres-
criptible, etel'llo, el derecho que dimana de la
soberanía del pueblo.


Convocál'Onse nlle'vas Córtes pal'a ello. de se·
tiembl'c de 1839, Y la pr'imera cuestion que las
ocupó fué el convenio de Vergara. Tl'as largos
debates acerca de los fueros de las pl'oviucias
del Norte, decretaron las CÓl'tes su conserva-
cion, salva la unidad constitudonal. Se ha dicho
repetidas veces que el convenio de Vel'gal'a ga·
rantizaba losjueros; pero este es un error, que
ha habido intel'és en pl'Opagar, con mala fe no
titubeo en decit'lo; pues habiéndose publicado
su texto litenl en lodos los pel'iódicos, no pue-
de alegal'se ignor¡;ncia. El cOllvenio Ilada garan-
tiza, nada asegura: léase sillo su al'lÍclIlo 1""
LÍnico que habla de la matel'ia y que está CallO',
bido en estos tét'millos:


"At'lículo 1°. El jener<>.l Espartel'O recomen.
dará con interés al gobierno la ofel'ta formal
que ha hecho de pl'oponer á las Córtes la cou-
cesian ó m?dijicacioll de los fueros.»


Así que, claro es que el Duque de la Victoria
anduvo muy di,tante de arrogarse un derecho,
qne, en sus principios consti tucionales, reco ..
nocia pertenecer esclusivamcntc á las Córtes: v
cabalmente pOI' no haber queridocollo:dcr aqu~"
lIa gat'antía, se t'etardó pOt' algun tiempo la pa-
cificac·lOn. Sin embargo, sabedol'es los diputa-
dos del empeño moral que contrajel'a el jenel'al
en jefe del ejét'cito, no vacilal'On un punto en
manifestar á la Rejenta que la pa labra dei Du-
<¡[le de la Victol'ia seria consiJel'aJa pOI' las CÓ¡"
tes como deuda sagrada de la naeion.


En cuanto estas se constitllyel"On definitiva-
mente, trataron, <lntetodo 1 de discutit, una lev
provisional solJt'e los fueros; yen efeelo, des'-
¡mes de varias sesiones lal'gas y aealoradas, en
qlle algunos individuos del gabinete diel'oll prue-
bas de poca destreza y mucha mala f,~, se COl'tó
de repente la cuestion en 7 de octubr(! por uno
de aquellos arranques en que el coram[} puede
mas que el raciocinio, y se votó una ley en dos
artículos.


En el pl'Ímero se decia «que serian confit,·
lOados los fueros de Kavarra y de las provin-
cias Vascongadas, salva la unidad constitncio-
ua!.»


y en el segundo se autorizaba al gobiet'llo
" para proponer á las Córles las mouifkaeiones


¡",ti'I"""b'"" ; Ji" de "'""""",, ''''''''"


~




APt:Xl)lCE.
\') iuterés jellel'iJI de la lweion y de 1;. Constitu-
('ion, con facultad de resolvcr' intel'inamente
l~s dudas y dificultades quc pudieran ocnrr'ir,
('onrot'mándose al espíritu y forma de la antod-
zacioll. "


He cl'cido indispensable ell'eprodllcir aquí el
kxto) dc la ley y el rld convenio: pues lino y
otro han uado ocasion á las mas absnrdas <lCU-
"aciolJes contl'u el jencral Espartel'o y contra la
ltejcncia, á quienes se acrimina pI habcr viola-
do un pacto sagrado, unas gal'alltías solemnes,
que jamás han existido. La especie de tregua
que IlI'o!l njo el 7 de octubre entre las CÓl'tes y
el ministcl'Ío tenia que scr por precision muy
pasajera. T¡'as seis años ue padecimientos y ca-
Inmidades, no cra estl'año que cn presencia ue
la ventura inesperada de la pacificacion de las
provincias sublevadas callasen por un momento
las pasiont's ; y esto es lo que aconteció en 7 de
Dctu bl'C, en el acto de votar la ley de fueros;
pucs cicrtas sensaciones conmue,'en hasta á los
llOmbres mas indiferéutcs; pero, ya desvaneci.
da la primcra impresion, vuelve á abrigar cada
cual sus antipatías y cuenta uno á uno sus agl'a-
víos,


El 18 de octubrc era el dla señalauo pal'a la
discusion de la contestacíon al discurso del tro-
lla. El milJístel'Ío cnvió un mensaje á las Cór-
les, pidiendo que se aplazase para otro dia la
discusioll; V se vió estalla¡' en el seno de la asa m-
!!lea el m;vor descontento, Manifestál'OllSe en
dla temor~s de que disolviese el ministerio las
Córtes, antcs de abrirse aquella discusion, por
no atl'evel'se á al'roslral' el fallo constitucional
que iban á pronunciar contra sus actos; ha~ta
se Ill'I~sentó lIna ¡>I'oposicion para que se pasase
;¡delante sin csperal' la llegada de los ministros;
~i!l embargo, no fué admitida t'sta idea, y con-
forme á la peticion del ministerio, se aCOl'dó re-
tardar' la diSClIsion hasta que hubiese volado el
Senado la kv de los fnel'os,


En 22 del' mismo mes, publicó ya la Gacela
la dimisioll de los ministros de Mal'iua y de la
Goberu3cioll, y el encargo respectivo interino
de estos dos miui,tel'ios al de la Guerra yal d;;)
Gracia y Justicia.


Al dia sii'uiente se ab¡'ió la discusion de la contestaCi()l~ al discurso de la cOI'ona; y el'a dc
ver como se sucedian unos á otros los diputados
ca la tl'ibnna para fulminar acusaciones contl'a
(,1 ministerio, sin que 1I1l0 solo se levantase pal'a
;¡ ¡¡oyude, y sin que él mismo acertase á mas que
;'1 tartamudea!' una Illal fOl'jada defensa, Com-
i'~lcta era la unanimidad en el ataque para ¡lt'O-
:,;\1' que los lllinistros habian quebrantado la
(.:ow,liturioll, cobl'ando impuestos [JO volados
['ol'las Cót'les y estableciendo otros nuevos, pu-


Llican¡Jo el decreto ue 5 de junio contl'a la li-
hertad de imprenta, en menoscabo del artículo
2", de la Constitllcion , atentando contra la li-
bertad i ndi"idllal, conll'a la de los electores"
('oul,'a la propiedad; y en fin, todos ¡'cclama.
l'an contra las leyes cuyos pl'oyectos se anun·
ciaban en el disc\II'so de apertlll'a,


Esta lucha parlamentaria se enconó mas y mas
con motivo de un incidente, que no puedo pa-
sar en silencio, aunque me atafia personalmen-
te, Intel'()elado el ministel'Ío eo las sesiooef. de
27, 28 Y 29 de octubre sobre una mision cerca
de la Alemania, en que tuve yo gran parte, juz.
¡;ó como medio Illas espedito ti nega¡' la exis·
!t'ocia de tal negociaeion, Semejante acto de
rel'fidia me obligó á contestar; pues no podia
'yo sobrellevar el peso de una negativa, que me
hubiera quizás presentado como ajéllte aveno
t urero de una seereLa camarilla: por lo cual,
virne precisado á d3l' al Sr, Pel'ez de Castro el
mentis mas solemne, publicando en Madrid y
cn Paris 105 documentos oficiales en que se me
habia conferido una mision legal y esencialmen-
te constitucional, mision que me encal'gara en
un principio el Duque de Frias, en aquella sa-
zon presidente del Conscjo de ministros, y que
I'atificó y confirmó posteriormente el mismo Sr,
Perez de Castro. Este hecho era notoriamente
conocido pOI' muchísimos diputados, aun antes
de la pllblicaeiou de los documentos justifica-
tivos; así que, la estl'avagante conducta del
ministerio no sirvió sino para desacredital'le mas
y mas.


y como se reprodujesen de dia en dia con ma·
) al' vehem\~ncia las acusaciones é interpelacio-
¡¡es, el gabinete, ya desquiciado por la retirada
de los ministros de la gODl!l'naeioll y de mari·
lIa, tuvo que sufrir una nueva modificacion,
que no le pet'mitió sostene¡' por mas tiempo
los debateS con las CÓI'!f:S, En 30 de octubre, el
jelleral Alaix, ministr'o de la guerra, pOI' no
comelltir t~n la disolucion de las Córtes, dió su
dimision y rué reemplazado por el jencJ'al Nal'-
\'aez,


Este, por primera entrada en sus atribucio-
nes ministel'Íales, se presentó en las CÓl'tes con
el decreto de stlspension de las sesiones hasta
:20 de noviembre, "con el objelo, decia el de-
n'cto, de l'cOl'ganiz31' completamente el minis-
terio dcllllOdo mas confot'rne á las graves cues·
tiones que (Jebiall ocuparle pat'a el bien del e:i-
lado, y de manera q!le pudiese asisti\' ú las ;,e-
~i()lles,. Alltes de leCl' el decrclo, pronunció el
hllCVO ministro un discurso, en quc aseguró
q lIe, como ministro, eS1;ll'iJ siemp"c inspira-
,JO por la idea de terminal' aquella crisis á sa-
li',/accioll d,' la COllJllrl y de la.\" Córtes.




Al't:-':DICE.
Con tales protestas intentaba el minislel'io ell-


cubl'i¡' S\I constante y finne Pl'opósito de disol-
ver las CÓI'tes; pel'o no se dejal'On estas alucinar'
por tan frívolas apal'iencias de conciliacion, y
en la íntima conviccioll de que 110 se las sus-
Plmdia sino para disolverlas, en la misma se-
sion, y antes de la llegada del mimstro que habia
de leer el decreto, hicit~I'on una solemne decla-
racion pal'a recordar á los Españoles« que en
virtud del :lrtículo 77 de la Constitucion, no
estaban oblinados á pagar ninguna contl'ibucioll
que no hubiesen volado las Córtes,,, Protesta 1.'11
verdad infl'llCIlIosa, de todo punlo illlítil, que
110 rodia producir resulLado algnno: pues el
pueblo español, con su admi¡'able sensatez, echó
de vel' atinadamenle que habia algo superior á
!lila infraccion de la ley fundamental, y el'a la
necesidad de mantenel' el ejél'cito. Suspender'
el pago de los impuestos era dejal'lo perec'~r, y
á la verdad los heroicos defensol'es de la libel'-
lad y oel honor lIacional no habian de ser víc-
timas de las locnras del ministerio y de la jnsta
indignacion de las CÓI'tes.


f:sta suspension , en medio de la discllsion de
la contestacion al discurso de la Corona, alar-
mó en gl'un manera á las cOI'pol'aciones popula-
¡'es: yasÍ rué que los ayuntamientos de todo el
reiuo pl'incipiaron ya desde aquel punto á ele-
var sus clamores hasta el trollo; y la diputa-
cion provincial de Madl'id , en una I'epl'esenta-
cion que dirijió á la Rejenta, le suplicó encare-
cidamente que disolviese el ministerio.


Pel'o, lejos de ello, se completó est!~ en lG de
noviemnre con hombres ahsollltament" nulos,
y en Vl del mismo 1111'S apal'eciú d decreto dI'
oisolncioll_ Iba fll'ecedido de Ull d(~tallado ma-
nifiesto de las ca usas que la lllotiv3l'on, yen él
se decia hal'lo dal'amente, como de costumbre
en tales casos, que hacia necesal'ia semejante
medida el espíritu faccioso de las Córles. COll-
vocábaIlse lus lluevas par'a cl18 de febl'cro,


Ya que estuvo disuelto el cuerpo lcjislativo,
cnlregóse desaladamente el ministerio á su ma-
lIía l'caceiO!JóJl'ia; y sus actos, que llevaban el
sello de la demencia, cl'an in falibles precurso-
,'cs de su eaida muy ce;'cana_ Veíase en toda w
mal'eha el pal'oxismo de la desesperaciou_ Las
autoridades que habian asistido á las anteriorcs
elecciones con toda imparcialidad fueron d(~
golpe destituidas_ En G.'anada, Sevilla. nlírgo~
Valencia, en el Campo de San Roque, los ca:
pitanes jenerules y comandantes se vieron reelll-
pInzados pOI' hombres nolOl'iameule conocidos
po;' sus opiniones reaccionarias_ El personal de
la adlllioistl'acioll rué casi totalmente cambia-
do, si 'l 'lile los mas OSClll'OS empleados acerta-
sen á evitar tan illquisitOl'iales pcsqlli,a3, Cifl'á·-


base el porvenj¡, del millbterio y del pal,tido que
I'epl'eselllaba en las elecciones que iban á prac-
ticarse, y ganar la mayoría ó perecer el'a para
él la ltllica !llternativa. Para conseguirla pu!'s
se hizo un cambio totaI"en la administl'acioll;
nada pal'ecia ilícito á los mill~tr,os, Inientl'as
condujese al fin pI'opuesto.


lIabíanse conservado interinamente algunas
disposicioll~s reglamentarias del Código tlt'l alío
12, como, por ejemplo, la relativa á las eleccio-
nes de diputados pl'ovinciales. Decía en el al'IÍ-
culo 327:


«La dipulacion provincial se I'enovará cada
dos años, por mitad, saliendo la pl'Ímera vez
el mayor nltmt'ro, y la segunda el menor, y as í
sueesivamcn te_»


POI' consiguiente las diputaciones provincia-
les elejidas en 1837 debian sel' disueltas en 1839,
y en un decreto de 24 de octubre es pedido pnl'
e! minislel'Ío de la gobernacioll, despues de oid:;
el parecel' de! Consejo de ministros y de la jun-
ta comultiva, se mandó en efecto la I'Cllova-
cion de diputaclos l)('ovinciales_ Recibió su cje-
cucion estc decl'cto; fijóse cn consecuencia el
pl'imer dia para las elecciones, y SI' designaban
ya los Iluevos candidatos, cuando sobl'eviene
de gorpe la disoludon de CÓI'tes; y sabedor el
ministel'io de que la renovacion ele diputaciones
va á sel'le fatal, no yacila un punto, sino glle,
caminando directamente á su objeto COl! increí-
ble osadía, espide en 22 de noviembre un dect'u-
to en que declara: " Que cOllsidcl'ando la reno-
vaciot! de las diputaciones pl'oyinciales, manda-


'da por real decreto de 24 de oetnlJl'e, como 1111
estol'Lo pal'a las operaciones electorales de ¡,os
diputados á Có.'les y Scna(lol'es, S_ M_ (]ccl,n-;j
nulo el rcal deer'eto illdicado, y qlliere que lus
individuos que componian las dillUlaciones pro-
vinciales en el momento en que se espidió (~l
decreto de 2,1 de octubre contilllíen ejel'cielldo
sus cargos hasta que se haynn verificado las elec-
ciones_" Así rué como I1na simple real ó"tI,,"
anuló un decreto espedido en cOllsejo de millis-
Iros y oído el pUl'ccel' dc la junta consulti\·,,_


Se ha preguntado repetidas veces po\'(¡ué el
part.ido progresista ha pI'elendirlo que el'an nlt-
las las Córtes de 18-10; pero, sin buscal' razo-
nes poljticas en su conducta posterior, aeaL:I-
mos de encontral' ulla legal en su ol'Íjcn vicio-
so, en la r('~l órden de 22 de noviembre, que
restablecia unas eOl'pol'aciones ya disllel tas, COll-
tra lo espresamen te mandado en la ley I't'gla-
menlat'ia de la eleccion de di!lu tacirllles pmvi n-
ciales, oe las cuales depende la [OI'!lJ;¡eion de
las lisIas electorales, y pOI' consiguiente la elec-
ciOI1_ Y Jase pl!es como las C{JI-les de l:i-to fuero\)
\1al'to de UIl;:,o c1ecci,)lle~ heduo; éll -¡il'tud de




270
unas lislas electorales, que la red l órden de 22
de noviembre habia sustraido á la accion de
¡as lÍfJicas personas que tenian del'echo á for'-
marIas, ;í fin de confiarlas á antoridades intl'u,
sas. Hé aquÍ el vicio radical, la nulidad.


Además de esto, en 5 de diciembl'e siguiente,
dil'ijió el ministro de la gobel'nacion UDa circu-
la r á todos los jefes políticos; y por cierto que
jamás se ha usado de un lenguaje tan anti·cons-
titucional, ni se han dictado medidas tan arbi-
[ral'ias, Dl~ciase en ella: «El gobierno no pre-
tende dominar las e:ecciones, pero está persua-
dido de que su deber es dil'ijil'las.» Esta eÍl'CIl-
lar, que violaba abiertamente los artículos 12,
la, lO, 17, 19y3adela ley electol'al de 20 de
julio de 18:37, fué una nueva tea que atizó b
discordia; levantárouse pOI' do quier-a enérjicas
l'ce!amaciones; la dipntaciou de Madrid se ne-
gó á darle Cl1I'SO, y en medio de aquel conflicto
1I1livet'sal de la Península , ~p~l'eció el manifies-
lo del jel1eral Linaje, que declal'aba que la opi-
n;on del jeneral Espartel'Ü cl'a contraria á la líl-
tima disolucion de Córtes. Desde aquel punto
quedaron del'rotados el minislel'io y su partido,
plles 110 tkjando ya el peso del ejército}" dc Sil
cLludillo dllda alguna acerca de la caida del ga-
Linete, redllcÍase todo á una simple cnestion
de tiempo_


Hase afeado al jenel'al Espartel'O aquella in-
t.cl'vcncion, mas ó menos dir't·cta, entre dos
par'litlos políticos que esta ban luchando; pet'o
los que tal hall hecho se han guardado mlly
bien de i[luiear las razones que ohligal'on al je.
IWI'al á manifestal' abiertamente Sil pal'ecel',
.Plles bien: esas razones J o las diré. Sabia el
DUt]!le, y tenia pl'uebas evidentes de ello, que
los min:sll'oS se esclldaban con él para jllsLifi-
cal' el goipe de estado que acababan de dar, y
que hacia n circular la voz en las pI'ovincias d('
que la disolueion de CÓl'tes se habia decl'etado
de acuerdo con el jrm'l'al Espal'tt't'O; yasÍ fué
como se le puso en la indispensable necesidlld
de desmentil' fOl'malmente tan pédidas calum-
nias.Y denuncia!' al cOl1oeímiento del púIJlico
tamJi13s maquinaciones, Bien conocieron el mi-
nisterio y su partido lo iutenso de la hel'ida que
eon aquel manifiesto se les hiciera; por esto
nada omitieron para conseguíl' del Dllque que
desmintiese á su secretar'io; pel'o el Duque con-
testó que jamás lo haria. Y yo desafio á los que
se atrevan á contradecir lo que acabo de espo-
ill'l', si es que alguiel1 quiere negarlo, á que pu·
bliquen las cal'las del jene!'al en aquella época,
En ellas se encontrará la pl'ueba mas tCI'minan·
te del patl'Íotismo de aquel jefe, de su lealtad
hácia IJ corona, de sus nobles y acendrados sen
timientos. Gllal'd¡"¡~e nlll.\" f¡il'n 3rl111'1 ~ohierno


de pnIJlicadas ; y á bllen seguro que no lo ill-
tente tampoeo en adelante.


En fin. á fucl'za de intrigas, de fl'audeselce-
tOI'ales, de ilegalidades de toda especie, habia
obtenido el ministerio una rnayoria en las CÓI'·
tes. Tenia ya el instl'llmento de I'eaccion; faltá·
bale pues ünicamente el emplearlo; y p¡'onto
vamos ú ,-er el uso que de él hieiel'oll aquello,
hom bres que jugahan ciegos al tenible juego de
las revolul'iones.


Rpl1niél'OTlse en 18 de febrero las Córtes, que
abrió la Rejt'llta, acompañada de la reina Isa·
bel 1I; Y el discurso de la Corona fué harlo sig-
nificativo, poral1l1ncial'se eu él las leyes reaccio-
nat'ias contra las diputaciones pl'Ovinciales, los
ayuntamientos, los derechos elecl()rale~, la
pt'cnsa; en una palabra, iba á socavarse en Sil
base la COllstitucion pOI' medio de leyes organi.
cas dil'ijidas á este lÍnico objeto-


En esto comellzó, el dia 20 , la revision de at:o
tas, y no hubo u na sola de estas que no sl!frj¡,·
se serias impugnaciones, mas ó menos funda·
das; pero la ma.Y0l'Ía, dueña del campo, san-
cionó los fraudes mas evidentes, desconociell'
dn en aquella discusion las disposiciones mas
!ermi nan tes del I'l'glamen to in terior de las Cór·
tes.


El día 23 se di~cutieron las actas de CórdobJ,
las cuales, mas aun que ninguna de las aute-
riormente puestas á votdeÍOII, llevaban grabado
el sello de la mas deplorable ilegalidad, y die·
ron lugal' por cOllsiguiente á lIDa primera es
plosion en las tl'ibun3s püblicas, provocada
pOI' el discurso del diputado Arll1endariz, in-
dividuo de la mayoría, M,llldáronse despejar
las tribuu,ls, y como sc lallzasen de todos la·
dos del congl'l'so d 11I'ís;mas acriminaeiones, se
separaroll los diputados profundamente con-
movidos po" una escena que habia de tener lI!l
nzai'iana rnl1eho mas lamentable todavía.


El dia 2,1, al tOlllar la palabra el diputado
Lopez de la minoría acel'ca de las e1eceione:;
de Oviedo, l'enovál'ons,;: estrepitosamente los
aplausos en las tribllnas públicas, mientras que
se agol paban al rpdedol' del congreso numero·
sos grupos. La milicia nacional no se h3bia reu-
nido, pero se llamó á la tropa de línea pan
disipar los gl'UpOS, se d.ieron algunas caq;as de
caballería sobre ciudadanos sin defensa, lleva-
dos allí pOI' la clIl'iosídad, y fué muerto 11110
de ellos á lanzazos. Dm'ante tan lamentables
escenas en lo esteriol' del recinto de las Córtes,
eran estas presa de la mas violellta a.ii[~cioIl_
POI' ulla parte se aells3ba al ministerio el no
haher tomado precallcion alguna para evitar los
desórdenes cnyos síntomas habian aparecido)a
el día anlpriOl'; .Y pnr 011'.1, se (lp.fellrlia ,~l m




APi::\"lHCE. 271
nislel'io con bra\'atas muy l'illícnlas y fuera de
lLJg~r, hasta que se levantó la sesion pública,
quedando los cJipntacJos en sesion secreta,


En aqllel mismo día se declaró á Mad¡'id en
estado dc sitio, 110 por I'cal ¡jl'den, sino por 1lI1
simple bando del capitan jeneral Villalobos:
sin embargo las escenas del 23 Y 21 no pasaban
de una insigníticanle asonada, y así es que lo
escesivo del castigo hacia que este pareciesc ri-
diclIlo, Fot'móse consejo de guet'ra para .íllz~al'
á los perturbadores, y del sumario resultó quc
habia entrc ellos algnrJos ajcntes de policia.


Las scsiones de las Cót'tes se suspendieron
durante" dias y se abrieron de nuevo el 29, ase,
glll'ando el ministro de la gobel'llacioll que ~e
habian tomado todas las medidas necesarias pa-
ra afianzar la tranquilidad pública y las ['eso-
luciones del congrew. Con lo cual, el orado!'
Lopez tornó de lluevo el hilo de su discursp,
donde lo habia d"jado cl dia 24, manifestando
que el'an nulas las eieccioll€s de Oviedo, bien
así como la mayor pal'le de ellas, yanuncian-
do ai congreso qne tenia intencion de renutl-
ciar el cal'go de di pu tado, pOI' no tamal' parte
en las resoluciones de unas Córtcs, á 511111odo
de vel', radicalmente nulas. Los Sres, Aq;iieJles
y Calatl'ava haolaroll ell contra del estado de
sitio, sin que les pet'miticse la maJoría fÚl'lnulat'
una protesta.


Seria sumamente pesado el ir esplicancJo con
todos sns pormenores la interminable serie de
ilegalidades denunciadas contl'a las elecciones
de 1840; oaste decir que la I'ev¡"ioll de poderes
de 139 diputados duró todo 1I11 mes. Me limi-
taré pues á cital' tan solo algunos hechos. La
Gaceta de Madrid de 25 de enero contiene uu
estado comparativo del nümer() de los electo-
res de 1839 y de los de 1840, del cual resulLl
un aumento de 81.228 electore5: sin embargo
habiendo mediado cutre ambas elecciunes uu
intervalo de solos cinco meses, era matcl'ial-
mente imposiblc que por medios legales sc hu-
biese llegado á obtenel' tan desproporcionado
aumento. Así pues, la minoría de las CÓl'tcs te-
nia derecho á creer qne las diputaciones pro·
~inciales, ilegalmente consel'vadas desplll's (k
disueltas, habian for'mado las listas improvi-
sando electOt'cs á su antojo. Yen muchisima,
provincias era scmPjante aumento conocida-
mente arbitral'Íu.


Albaeete, pOI' ejemplo, que en 1839 habi~ !t'-
nido solos 5.731 electores, presentúen 1840 Hila
lista de 8,618; y por eso dos indil"iduos de aquc·
lIa dipntacion provincial denunciat'on á las Cór-
tes los fl'<ludcs de sus colegas, que de Ulla sola
plumada afíadicron á las listas electorales 3.000


proletarios (1), Badajoz, que tUYO en 1839 solos
8,731 eleetol'es, inscribió en las listas de 18~ú
hasta 11.484 (2).


El ministel'io anduvo muy distante de pl'O-
bal' la legalidad de tamañas alteraciones en el
nlÍmero de eleclol'es; con lo cual se justificaba
mas v mas la tacha de cOl'rupcion que acha-
cJba~ los diputados de la minoria á los ajen-
tes del gobiel'Do y á las diputaciones jll'o\"Ínci:l-
les.


Tt'einta dias dl1ral'On los debatcs; pues la
oposicion los prolongaba de inteuto , resistién-
dose á la impaciencia de la mayoda con la fuer-
za de la inercia y pOI' medio de aplazamiento>;
y votaciones nominales, De tales arbitr'io5 echa
mano O'Connell en el pal'lamento inglés cuando
quiere t'etal'dal' la apl'obacion de algun bit! fu-
nesto á la [danda; pues hay en todos paises una
estr'atl'jia parlamentaria, con cuyo medio r~s­
lableeell algul1 tanto las minorías el equilibl'io
de fuel'zas.


POI' fin, en 18 de marzo se constituyó ddiniti-
vanlente el congreso por la admision de l:Hl dí-
putada:;, algo mas del mímel'o l'igul'osamente
necesario, y aquel mismo dia se levantó el csta-
do de sitio, des pues de veinte y IIl10 que 1 kva bJ
ya :Uadrid de llquella posicion cseepcional. ¡Cuán
lejos estábamos de los tiempos de nucstl'as an-
tiguas CÓ1'tes, en que no podian acel'cal'se la~
tropas si no á cierta dista licia del si tío en que
se I'CllIIian los representantes del pueblo!


Nombróse pl'esidente al SI'. Istlll'iz, .Y como
no abrigaba las pasiones de la mayoría que le
habia elejido, pt'esidió constan temente con b
mas jenerosa imparcialidad, haciendo de su (l0-
del' directivo un mUl'o para la minoría, y da!Jdo
al I'cglamento la interprctacion que mas fal"ore-
cía á la libe¡'tad de las lliscllsiones. Ya en la pri-
mera sf'sion, los diputados Lopez, Caballero .v
Del¡.:ado presentaron su dimision, apoyándola
en el modo ilegal con que se fOl'mal'an aql1cllns
Córtcs, y este ejemplo fué segllido en adelante
por otros·mnchos.
l~n esto se pl'OpUSO á las CÓl'tes , en b sesioil


del 21, el proyecto de contcstacion 81 discl!l's',
de la Corona, é inmedíatamcnte despues leyó (,1
rr.inislt,o de la gobel'Dacion en la t¡'¡buna los dos
famosos proyectos de ley que habian de antori-
zal' al gobierno p;'I'a una nueva ol'ganizacion oe
dipntaciones lll'ovinciales J ayuntamientos. El
alluncio de ambos proyectos en el discul'sn de
la COl'ona habia ya dt'jado: vislurnL.'<lI']a taima-


(1) Di3rio de Ia~ Cortes; Se,ioIl d,,] 2 de Illarzo
poj. 64.


(o:' Ibid; SCóiull d"l Si, p¡jj. 156.




da intencion del poder gubernativo; mas Sil
pl'esentacion definitiva era ya una declaracioll
de guerra. El gobierno arrojó el guante ... Sí ....
pel'O estaba allí la I'evolucion, que lo alzó no-
Llemente !!!


Doce dias mas duró la discusion de la contes-
ta.::ion al trono, y reprodujo en cllos la oposi-
clon lodos sus agravios, todos sus clamores con-
tra el ministerio; sin embargo se aprobó el pro-
yect.o por la mayoría, sin que esta consintiese
siquiera una enmienda_


y llevaban ya las CÓl'les cual'enta y cinco días
de existencia, y nada se habia votado mas que el
pl'oyecto de contestaeion á la Corona: por don-
de bien se echaba de ver que á pesar del apoyo
de lIlIa considel'able mayol'Ía, la máquina gu-
bernamental y pal'lamcntaria no acel'taba á ji-
I'ar sobre su eje, teniendo que luchar con una
minoría activa, infatigable, apoyada en el espí-
ritn de oposicioll de los a) uutamiell tos, del ejé!'-
cito y de su caudillo.


El'a el 6 de abril, y se abrió la discusion so-
bre la ley de ayuntamientos.


Se ha hablado tanto de esta ley, se han desfi-
gurado tantísimo su ol'Íjen, su diseusion, su vo-
tacíon y su sancion; ha sido en fin tan f~cuuda
en t¡'ascendentales resultados, que se hace in-
<lispensable examinar esta cuestion desde su
principio, pnra Í1' siguiendo gradualmente to-
das sus fases, He visto repetido hasta la saciedad
un aserto que se ha juzgado, ó se ha finjido juz-
gal', incon tl'astable: y es, qne habiendo sido la
I~y de ayuntamientos libremente discutida, vo-
tada por el Congl'eso y el Senado y sancionada
por 13 Corona, estaba ya del todo consumada
slIJejitimidad, y que pOI' consiguiente una re-
volucion contra un acto de la omnipotencia pal'-
lamentar'ia y realrennidas no podia menos de
sel' ilegal y violenta y de probal' al mismo tiem,
po que los Espaiioles no conocian todavía lo~
hábitos constitucionales, fIlie son, mas aun que
el Código escrito, el antemural de la libertad.
lIé aquí, si no me engaño, la sim'azon de que
nos acusan amigos y enemigos.


Mas en pl'imel' lugar, no sé, lo confieso, <;lIé
quiera decil' uua ref'olucion legal; á lo mellOS
JO no conozco ninguna, ni aun la dejulio de
1830; pues por mas absurdo que fuese el artí,
culo 14 de la carta francesa, no dejaba de for-
mal' parte de ella, y C~rlos X, al invocarlo, ha-
cia UD uso constitucional del poder rejio, tal
como 10 habia creado la carta; uso que no te-
nia siquiera el mérito de la novedad. ya que
Luis X VIII babia hecho lo mismo, si no ma,~,
en 1815: pel'o los Franceses de 1830 probaron con
un acto de soberanía nacional que 110 entcndian
su conteniuo como Cál'los X y su ministerio;


Hna revolnCÍon , la razon postrern de los pue
blos, acabó con carta y dinastía, El todopode-
río popular, siempre lejítimo en sus acto~, njus-
tició la demasía r~jia, y su vocería sonó por to-
da la nacion, que se avino á la heroica victoria
de Paris.


No me empeñaré en comprobrar que la I'e
volllcion de setiembre ha sido legal apul'ó tauto
mi concepto seria un desatino insel'vible, pero
demostraré que fué lejítima , y que ningun ¡Hle-
blo "cos~d() en sus ¡'umbos legales, apuró tanto
los medios de conciliacion) antesde acudil' para
su salvamell to á los derechos incontrastables su
de propia consérvacion y la de sus leyes.


Dcseutl'añemos antetodo el acto de la presen-
tacion de la ley por el ministerio.


Desde luego un miuistro, al terminarse una
lejislatura , podrá allá en un caso rarísimo te-
ner íJue pedir una iey nrjente, cuya ejecucion
coutemporánea recaiga bnjo su respollsabilidad,
y con el cargo de dar cnenta á la potestad lejis-
lativa del tenor de su desempeño; pero media-
ba aquÍ una lev fundamental, cual ninguna, pa-
ra la España. Están con efecto las fl'anquicias
concejiles tan arraigadas en las costumbres de
acá, que la constitncion de 1837, al par de la de
1812, tiene pregonado el cimiento arreglador
de los ayuntamientos, pues dice el artículo 70:
«Haurá para elréjimen conceji\ ayuntamientos
nomhrados porel vecindario hábil segun la ley .•
Despejado está aquí el fundamento; se nombra-
"dnlos ayuntamientos pOI' el vecindario, No de-
ja la constituCÍon á la corona y á las córtes mas
facultad que la de arreglal' la ley orgánica de la
eJeccion muuicipal, pero planteada en el códi-
go la eleccion directa, el menor desvío de este
derecho constitllci(lnal es un quebrantamiento
de aquella ley ó pacto consabido; pues fué ca-
balmente lo que practicó el ministerio al pedir
que los efectores concejiles presentasen la nó-
mina de los individ uos entre quienes debía op-
tar la corona para alcaldes, Tau er;terado esta-
ba el ministerio de que atropellaba la eonstitu-
cion, que no quiso sujetar su minuta de ley Ú
la discusion de bs córtes; y al constituirse estas,
les ofreció, ¿ qué? .. ¿la ley de ayulltamientos?
No pOI' cierto, ~ino una Ipy de lll'jellcia p3ra po-
nel' en plallta otra de ayuntamientos, que no se
habia de ventilal', auuque fuese acompañada
de la ky de autorizacíon, Este borron, pl'esenta-
do por el minislt'o de la gobernacion, tras el
dictámen de lodos Jos ucm<Ís, deCÍa así:


lIinÍCLLO {¡'1ICO.


Queda el gobierno autol'izado para poncl' en
planta el pt'oyeclo de ley 50!JI'C ol'ganizacioll l:




APÍóXDlCi. 273
íncumbenciasde los ayuntamientos, presentado
hoy á las Cortes, dándoles luego cuenta de los
resultados de la ejecucion.


Madrid 2l de marzo de 1840.
Firmado Saturnino Calde,.on Collantes.


Con esto, desde el al'l'anque de la lejislatura,
presenta el ministerio á Jos diputados de la na-
cÍon una minuta de ley, diciéndoles: "No hay
que ventilar el punto, sino alltorízeseme pal'a
su ejecncion.» Pregunto á todo sujeto desapa-
sionado: ¿ no es una tropelía desaforada de to-
do derecho de discnsion, atribulo fundamental
de cualquier golJitTno representativo, y ai miomo
tiempo un desacato á la sensatez mas sencilla?
Para Iwcel'se cargo de ta mafio desafuero, sépase
que ya por dos vcces el ban,lo retrógrado hahi,l
intentado el pase á un pl'oyecto de ley muy pa-
recido, primet'o en 1838 con el ministel'io d,~
Ofalia, yen 1839 con el de FI'ias; en ambos lan·
c,,~ se qlledó rezagado pOI· no teller cabida; mas
Pe,'ez de CastI'o bailó el arb:tl'io mas espedito
de tramoya" la discusion.


Esta ley malhndada y ansiadísima por aquel
partido, en asalto ú como fncre, era un plajio
J'ecargado de la ley francesa, pues cnamol'ado
del concen!l'ami(:¡¡!o administrativo en FI'ancia,
hace seis ai/os c¡iwestá souando su colocacion
en Espaila. Lamento tanto como el que mas los
descarríos que nos rijen, y estoy prendadísimo
cuallladie del empuje orgánico de aqucl pais,
mas en aquellos términos estoy mlly ajeno de
apdccerlo pOI' acá, pues opino q l1e se ha (k
planteal' con nuestros propios elementos, y an-
tetado con las instituciones municipales empa-
padas en un temple democrático de suyo atina-
do y brioso. El acabal' con él no es apadrilHlI'
I a lib~l'tad; hay únicamente que pautarlo y po-
nfrlo en rumbo, empleándolo paraque cunda
por las campiñas el ~fccto á las instituciones po-
líticas, y así los ayuntamientos requieren desa-
hogo que les habilite para planteal' el ensauche
y fomenta¡· la inslI'uccion pOI· aldeas y cOl'tijos.
El concPlltramiento cual se halla en Francia,
artimafía asombrosa para el despotismo impe-
rial , puede venil' á sel' funesto á la libertad, y
siemprela coarta infinito. Encajona elrcino ca_
tero en Pal'i.~, de,tl'onca I3s provincias, las ava-
salla á las (li~posieiones del telégrafo, y tcndrá
pOI' paradero el fallecimiento de todo espíritu
nacional en FI'ancia. Harto se ha evidenciado
esta verdad en la discusion sobre las fOI'tifica·
cienes de Paris, pues en concepto de las Cáma·
ras y del gobierno, tedG está reunido en la ca_
pital. Ahora bien, Madrid 110 es Paris , y auu
es menos que Sevilla ó Barcelona.


Pe:,!) :cs E:~p;ll'i·)lc:~ i:du~lln:.,.~ d~) Ll, {l~ctlcL; nu


perial no se han hecho cargo de que el meca-
nismo de aquel concentra miento no se reduce
á una sola rueda, constando de mucha maqui-
1l,1I'ia, y requiel'e un empuje que por cierto no
tienen á su disposicion. No mediando consejos
de pl'cfectnra, de subprefectura, de estado, con
otros mil ad miníclllos administrativos á la Íl'an-
cesa, esa ley municipal, tornada de la Francia,
desde luego antinacional y anticonstitucional
despnes, se hacia impracticable, como lo evi-
denció la discu¡,icn.


Prescindiendo del pormenor de la ley, he
querido encabezar el punto tachándola de atl'o-
peliadora del texto mismo de la constitucion ,
y esta es la piedl'a de toque en defensa del mo-
"¡miento de setiembl'e, y así hay forzosamen-
te que deslindarla. Acudo á todo sujeto hOIII'a-
do que no conceptúa farsa mal disfrazada esto
que llamamos cal'ta y monarquía constitucio-
nal, pues no cabe en las prerogativas de la co-
rOlla el derecho de qucbrantat' el pacto fnnd3-
mental. ¿ El poderío parlamentario trasciende
acaso hasta sobreponerse á la carta, en cuya vir-
tud se cifra la potestad lejislativa? El ministe-
rio, al proponer d cercen del artículo 70, ori-
liando toda disctlsion sobl'e una ley fundamen-
tal, y el pal'tido anti'l'evolucionario, aperso-
nado en la mayoría de las Cortes, al complacer
al minisleJ'io, se han desentendido igualmen-
te del Código y de todo derecho constitucionaL
Lo sob¡'evenido en Barcelona, y luego en Valen-
cia, ha sido el cOlltraresto y la consecuencia ló-
jica de los ataqnes inconstitucionales del mi-
nist!'rioy de la mayol'Ía. Vamos á esplicar cuan-o
to ha mediado entre la demasía y el escarmiento-


Otro desquiciamiento del gabinete hizo salir á
los ministros de la guerl'a , gobernacion , mari-
na y hacienda; tl'asformacion cnarla en quince
meses del gobiel'tlo de Perez de Castro y Arra-
zola (1); novedad que rezagó mil!\ la discusion
consabiúa, que se entabló pOI' fin el 1 t de abl'iJ.


Los diputados ele la oposieion , desentendién-
dose de autorizaciones promovidas únicamenle
en las Córtes, anduvieron presentando enmien-
das á la misma ley, protestando todos contra lo
inconstituciollal del intento; redoblando así
ilquellos gstoqllCS paJ'a minorat' los descalabro~
del pl'Oyecto para la jenel'alidad del pais.


Sancho fué el guerl'illel'o que rompió el flle-


(1) Fuera de los interinos, huho Ir es ministros d"
la guerra, Alaix, Narvaez y Cleonard. Cualro de la
goheruacion, Hompanera , CJrramolino, Calderoll
eollantes y Armendariz; cualro de hacienda, Pita'
Pizal'l'o, .Jirnenéz, Sanmilbn y Santilhn : tres de
m,'"o:n;! ~ r~; inln d,: RiLera " l\llHlte'i ~le (J,'o! y S{\te!u~




27/j.
go, y con su lójica inconlt'astable se afanó en
evidenciar el desatino rematado de aquel siste-
ma electoral de la ley, pues aparentando jenc-
l'aJizar los votos, venia á reducirlos en la re~­
lidad á cortísimo número_ Creaba, pOI' ejemplo'
]a ley en Madrid 55,000 electores municipales, y
Sancho demostró que el máximo ascendería, {,
Jo sumo, á 7.776, pOI' mucho afan que mediase
en acudir á los nom bl'arnientos. Este era sn
cómputo: Pm'a escribir los 54 nombres de los
consejeros municipales y luego los suplentes,
tomar el billetillo y pasarlo al presidente, siem.
pre se requieren "einte minutos, y votarán a,í
tI'es electol'es en cada hora j pónganse hasta sei~
mesas, y habrá diez y ocho votantes, y en tres
horas de eSCl'U linio 72; Y en tres dias de elec-
ciones resultarán 216 votantes por colejio j son
36 en Madrid, y así multiplicando, queda el
máximo sobredicho. Con qne es un verdadero
escarnio, concluia Sancho, el abarcal' á todo s
el derecho electoral, para coartado lllego cn la
ejecucion hasta la pequeñez demostrada.


Sale Olózaga y prorumpe: "Aun cuando esa
ley fuese tan primorosa cuanto es nefanda, aun
cuando palpásemos sus ventajas, como yo es_
loy viendo sus tropiezos, tendríamos que con_
trarestarla á impulsos del Código, con cuya le-
h'a y mente se estt'ella.» Pal'a redondear Sil
prueba, se pal'a Olózaga á desmenuzar grama-
ticalmente la significacion del verbo nombrar.


"Dispone el artículo 70 de la Constitucion que
ha de habel' ayuntamientos Dombl'ados por sus
yecindarios, etc. ¿Quién ha visto en nuestra gl'a-
mática, leyes ó códigos, que nombrar nn indivi-
duo sea sinónimo de'apufltarlo? Dice la Consti-
tucion en el artículo 25 : NOJUBRARA cada pro:
vincia un diputado por 50 mil almas: ¿se ¡'eque
rirá luego, al par que con los alcaldes, que el
derecho electOl'al pare en proponer á la corona
una nómina de candidatos? ¿ Qué se diria, si
por nuestra pal'le, desencajando la letu y la
mente del artículo 47 , donde se dice que el rey
nombra los ministros, nos entl'ometiésemos á
apuntárselos? Hay mas; en el mismo Código te-
nemos la esplicacion tel'minante, hablando cons'
titucionalmente, del verbo nombrar, y es el
artículo 15, cuyo texto es el siguiente: ~O~lBRA
el re.r los senadores d propue5ta de los electo-
res que NOMBRAN los diputados. Queda pues evi-
dente que Hl disponer el Código constitucional
entt'ambas participaciones de la COI'Olla v losekc-
tares, cabalmente lo dejó esplicado;' diciendo
pues el m'tículo 70: d 1'ecindario :\OMBR,\RA ,fU
ayulltamiento, én nadie cabe potcstad para apea 1'-
lo del derecho que el fuero le franquea, esto f'~'
de n()mbrar. Cotéj(~nse los artícl,]oS J5, 21 Y 70,
Y ú ver :;j Id :,i¡;nifiLac'lOil de la voz flor"br"1I e~


disputable ni gramatical ni constitucional-
mente.» Conclu)ó Olóznga su esplendoroso ra-
z"namiento, que empleó gran pal'te de dos se-
siones, demos(¡'¡¡ndo que con el intento de aque-
lla ley de ayuutlmientosse quebrantaba la Cons-
titucion, y COIl la autorizacion pedida por e]
ministerio, se hollaba el reglamento de las Cór-
tes, quedando entónces irrisorio el gobierno
rept'~sentativo, el cual queda en liada, en care-
ciendo de d iscu~iones.


Ciento vei nte y tres fueron los retoques al
proyecto de ley anejo á la peticion entablada,
echando siempre el resto la minol'Ía en dilatal'
mas y mas las contiendas sobre aquel punto y
la constitucion de las Cortes; cspel'anzada siem-
pre de que al fin se desengañase acerca de lo
mucho que peligra han los ministros, sonando
continuas quejas de los aYllntamientos pl'inci-
pales de la monarquía, pues Madrid, Sevilla,
Granada, Cádiz, la Coruña, Alicante, Valen-
cia, Barcelona, Zaragoza y otros pueblos de
mayor' ó menor entidad habian formalizado y
remitido sus protestas. Espel'ando la minoría
aITedrar á los ministl'os, estos, mas y mas afer-
rados, creyeron atajarlo todo por medio de una
nueva circular. POI' tanto en 12 de mayo en-
cargal'on á los jefes políticos de las PI'ovillcias
mandasen á los ayuntamientos que cal'ecienuo
de todo derecho para entrometerse en cuestio-
nes ]¡'jislativas ventiladas en las COl'tes, se de-
Lendrian sus recursos, viniendo á quedar nulos
y de nillgulI valor.


Pal'a patentizal' mas y mas la al'bitrariedad de
aquella providencia, sépase que en el momento
de contral'estal' á los ayuntamientos el del'ecllU
de peticioll contra una ley en que se cifraba su
independencia, entonaba la Gaceta gubernativa
con ufanía y en la fórmula corriente: "S. !Ji.
ha leido con agrado» parabienes rastreros y tal"
díos que el ministerio se e,taba ajcnciando de
tal cual ayuotamientillo aldeano sobre el esta-
do ridículo de sitio del 24 de febrero. Así pue~
pOI' una parte se aceptaban alabanzas pOI' una
disposicion indisculpable y peculiar, Yanag~()'
riándose ministerialmente, y por otra se veda-
ba el escrutinio áe una ley que las habia con lo·
da su existencia. i Concepto singular de lID go·
bierno representativo!


Se empeñaba la mayol'Ía en ceñir la discusion
á la pl'Ovidencia autorizadol'a , pero los contrá-
rios ,~e desentendian asestando sus embates á la
ley misma. Sobre los oradores ya nomb¡'ados,
tomaron la palabra los prohombres de la opo-
sician para impugna!' el intellto,como Argiielles
y Calatrava, con su habla poder'osa y patl'jóticJ
y SlIS doctl'illas recónditas acrrcn ele las fl'an-
'illICÍ.I;; CGlll:t'j!l[~ t!t) L;¡\,lIid:, (;"t'liuJ y :i,\llojJ




Al'}~;\DlCE. 273
con su esmel'adísimo análisis del proyecto; y el
Jeneral San !\Iiguel , con el garho soldadesco de
un campeon de la libertad, cllbiel'to de esclare-
cidas cicatrices, prorllmpieudo ~in rodeos en
que no cabia voLal' semejante ley sin pel'jural'se
de I'emale,


TI'as tantísimo discurso se daba por evacua-
do el punto, cuando Gonzalez lo esforzó con
lluevo aliciente, comprobando por guarism,)s
que la leyera impracticable, y protestando de
manCOlIlUll con sus amigos contl'a 10 inconsti-
tucional del PI'O) ectr¡ , y contra la tropelía
de IlO franqueal' emanches á la minol'Ía, aCIJ-
dióá este cómputo: "Ilay en España, dijo, 11,51G
ayuntamientos; supongo á cada uno cual'enla
eSJledientes al ano, y lIle quedo corlÍsimo, COIlS-
landa qlle solo l\ladl'id tiene hasta 2000, Y que
no hay capital de provincia sin sus 500; resul·
tar'ian pu,~s, Ol'illando los quebrados, para
todo el reino 460,000 espedieIltes. Hay 49 jl~'
fes políticos ;í qnienes esa ley resel'va su conoci-
lllíen to, y así cada lino tiene qne despachar 9,58S
Ilc;;oeios al ailo; admitamos300 días de oficina,
yes demostrad0 y se infiere que cada lino tie-
neqne zanjal' 31 espedientesal dia. l\Iedian pOI' lo
IlI~S puntos contenciosos y de cuenta y I'azon
que requieren larga I'ato de a hinco, J reduzcá-
moslos á media hora para cada uno; con que
vivirán atal'eados todos á quince horas y media
al dia, tan solo para los espedientcs municipa-
les de la provincia, y entónces ¿ cómo quedarán
los demás? Aquí se palpa, concluyó Gonzalez ,
como esa ley no es solo inconstitucional, sino
imposible, y por supuesto impracticable en Es-
paña, donde se caeece de cuantos elementos
<Jdminislr<Jtivos la facilitan en Francia.u POI'
tíltimo pidió que la disclIsion se entablase con
arreglo á la constitucion y á los estatutos del
congreso.


Argüellcs y ülózaga vuelven á protestat' COll-
tI'a la demasía de potestad en que ¡ncune la ma-
YOl'ía, no franqueando la discusion, desafuero
COIl que se tiznaba á sí misma y á su aborto.
PI'oflll'o Snucho que se ventilasen las enmien-
das ya eorTien Les ó propuestas por la eomision,
y q!le se fuesen volando una tras otra con arn:-
Slo al artículo 3 del I'eglamento; no mel'eciú
;¡cojida la propuesta. Ventílense por 10 menos,
pl'orumpe ~Iadoz, los cuatro polos de la ley: 1."
el (ladran electoral; 2.° el nombl'amÍento de al-
caides; 3. 0 1as incumbeucias de los ayuntamien-
tos, J 1.° la facultad de suspenderlosó disolver-
los. E,la llueva propuesla logró pOI' fin mas
aceptacÍon, y apoyándola el mini"tel'Ío, cedió
la mayoría; mas no dejal'{¡ de agl·adal' el ente-
rarse del móvil dc aquella condcscende!1cia,


Destemplada l~ milloría con las dCllla~ías de


potestad, sin caberle el atajarlas, trató de .que-
I'erse despedir' de mancomun , y se fl'ustró el in-
tento al verse esperanzada de evitar una con-
tl'avencion al Código, un desafuero. Por tanto
el ministerio, hecho cargo de que el desvío dI:
35 ó 40 diputados imposibilitaba toda disclIsion
pOI' falla del mimero imprescindible para vo-
tar, acudió á esfol'lal' la propuesta de Madez ,
que le franqueaba camino para desatascal'se.


Entáblase pues la discusion sobre los cllatrn
polos y realmente sobre el segundo, el lÍnieo
que se estrellaba con el fuero. Vuelve Sancho
al inlento,y:con:su lújica acostumbrada, demues-
tra que el snmoatentado, blanco del ministerio,
autol'izado por la cC'mision y como sancionado
por la mayoría, va á redundar contra los pa-
tronos y [¡'aguadores de tan pernicioso empe-
ño; que los ,'ecindarios desobedecerán Ó se ven·
gal'án volando por los sujetos mas enemigos del
ministel'io, entre los cuales forzoso sel'á que
lIoml))'en el alcalde; de donde resultarán desa-
zones que pel'turbarán la administracion con
cejil.


Mediaron dos mescs, ypOI'fin quedó acordado
el punto de los alcaldes, nombrándolos el rey
en las capitales de las pl'ovincias; los jefes po-
líticos en los distl'itos y concejos de 2,500 almas,
yen los menores el consejero concejil que jun-
te mas votos, qucda hecho alcalde; cOlllo cual
fiuó el artíeulo 70 de la Constitucion , y se cel'-
ró la discllsion , habiendo todavía 22 individuos
de la oposicioll en lista contra la ley. Votóse el
5 de junio, y el !) se pasó al senado, en >donde
la comision nombrada espuso su informe el j 5
diciendo: "Se desenticnde la comision de las me-
joras que caben por supuesto en el proyecto, á
fin de no rezagar su despacho; pOI' tanto pro-
pone mel'amen te la adopcion cabal y sencilla del
anículo único de la ley de autorizacÍon pedida
por el gobiel'Do y votada por los diputados .•
Breve tenia que sel' la discusion tras semejante
pl'Íncipio,


A esto se I'educe la histOl'ia de esa malhadada
ley de ayuntamier;tos, que tantísimo ha sonado
por fuera, sin enterarse de su contenido y sus
propensiones, y que, como se está viendo de
estremo á estremo, ha tenido por estl'uendoso
paradel'o una revolacion; y á esto condujeron
los pasos del ministerio y de la mayoría lejisla-
tiva, acuchillando la Constitucion con un al'-
ranque de todo poderío que Mal'tinez de la Ro-
sa declaró en la misma discllsion , sin el meno!'
mil'amien to al concepto jeneral de consti tucil}·
nalismo que corrcspondia á las Córtes. Nada
mas faltaba ya que la s?ncion rejia para redon·
deal' el atentado, I'esel'vánclose allá el pueblo
aquel lina.ie de pl'Olestas Cjue suele lenel' á la




276 AI)}~~DICE,
mano cuando le huellan sus derechos,


Antes de engolfarme en el vaiven de los acae
cimientos que antecedieron y subsiguieron á la
sancioD I'eal, quépame el prcgun tal', tras el
pormenol' que acabo de rasgueal" si habrá algilu
amante entrañable de la libertad y formalmen-
te afecto al sistema constitucional, que apruc-
be la conducta del ministerio y de las CÓI'tes ,
y afee el movimiento de setiembre; y hablan-
do sin rebozo, el eontl'al'esto cejador, tramado
allá recónditamcnte, no salió á luz á solas con
la ley sajadol'a de la Constitucion v I'elraida de
]a discllsion de entrambos cuerpo~ lejislativos,
pues brotaba sin cesar por mil caminos, y es·
taba manifestando el ideado paradero; y así en
aquelia lid formal y parlamentaria, vino el se·
nado á votal' una ley eleclOl'al para diputados y
sl~nadores, por un rumbo absolutamente re·
trógrado, Se habian apal'flciclo cn el senado has-
ta 23 votos contra una ley que ensalzaba á fes-
tividad nacional el cumpleaños dd juramento
de la Constitucion de 1837, Pedíase allí el res-
tablccimiento de los mayorazgos, y en el con-
greso, el de los diezmos; se devolvian sus bie·
nes al clero, Ill'opiedad nacional hacia tres años,
y afectos al pago de la deuda plÍblic;\. Habia el
ministerio atajado á viva fuerza un periódico, y
Córtes y Senado sancionaron aquel dispm'o des-
pótico y violento contra la liberlad de impren-
ta; heches todos que estaban evidenciando un
plan convenido. No se conceptuaba por ciel'-
toque la mayoda entel'a estuviese por ell'esta-
blecimiento de la potestad absoluta, pero no
cabia duda que allá en lo Íntimo de tantísimo
amago se encuhl'Íese el aran de regl'cso al csta-
tuto real, soñado y pel'petuo I'egalo de los cau-
dillos de la aristocracia y del bando retrógrado.
Se conceptuaron pOI' largo tiempo cstas zazo.
bras por quiméricas. Ó pOI' lo menos estrema .
da's, pCl'O el manifiesto dado á luz en 1\Tal'sella
por la Reina Gobernadora. el 8 de novipmbre,
aventó pOI' fin todo jénero de incertidumbl'e,
pues mostrándose condolida por el estatuto
real, comprueba ellímiteeventllal de las con·
cesiones ideadas,


Habia plles logrado el minis~erio por los me·
dios solll'edichos el voto de ambos cnel'pos, mas
habia enjendrado la guerra civil en Espaua 1I [la
potestad estra-legal y prepotente, yera la mi-
litar, concenll'ada en el j(~flcl'al Espal'lero, y sin
SIl alTimo y el dc! ejército, no tellia cabida el
j)rt'medilado intento; se trató pues de que el
jeneralíúmo esgrirnie,le su aCfll'O á favor de la
ley antiuacional é ineoml.Ítucional de los a'yu[]·
tamientos, y el influjo !l('l'sonal de la !leina
GobCl'¡¡adol'o para con ,~I caudillo se cOiJCep!uú
en'))'.\ i;l¡¡~j,;':,;,;'ilJ\~thl(' n~r;¡ !~\ {:\1t0 v ~c ::H~ord{)


el viaje á Barcelona, ¿ Quiéll fué el autor de
aquel arl'[Inqlle? ¿ Cllál rué su verdadero ma-
nantial? ¿ c:I<l1 el'a el ámhito de aquel plan de
contl'areqo? ,\ :'<11;0 !tlel'" ('1 cOlltestal' paladina-
mente á tamallas preguntas. En lo que no ca·
be duda, es qi;'~ el pa!'lid,) ;r~inisler'ial quedó
dcspavorido Ct'll '((Fiel:;) lIovedad. El p(~riódico
de aqllel balido, el Correo Nlll'Íollal, fué el dis-
pertadol' acerca del proyectado viaje, prego-
nándolo el 18 de mayo con razones enmaraña·
das y n~vlleltas que equivalian á sobresaltos y
alaridos,


Cunde la especie pOI' Malll'id, y asombra él
vecindario todo. El 21, el jenerall\Iendez Vigo,
diputado de la oposieion , manifiesta Sil inten-
to de rl'convenÍl' al ministerio ¡,obre el viaje de
la familia ,'eal que cstaba sonando portado PI
vecindario; pCI'O Olúzaga prOl'umpe inmediata-
mente que sellh~ja!Jte paso sef'ia pcculiardeljl"
nel'allUcnde¡r" sin que interviniese la minoría
que estaba toda pOI' el viaje, Veríficase no obs-
tante e; cargo al mini~terio, el cual contesta
allá en tél'minos ambiguos que la I'eina Isabel
tal ve7. npcesilaria los baños de mal' para ro-
bustecerse, pel'O que la partida no estaba irre-
'vocaIJ/emcnte di,'¡JllcJta; falscebd palpable que
llIaniflc,>ta como el mini,tcf'io dilataba la P"-
biicacion de aquel intento temel'al'jo que com-
prometia hasta lo Hlmo su responsabilidad,


A la dc"(~sIJeI'ada parecia con efecto que seem-
pI'ellllia Jquel viaje, pues la guel'ra estabá toda-
vía hr'amando en Arugon, en el reino de Valencitl,
en el pI'incipado de Cataluña,'y hasta en las mis-
mas puertas de Madl'id. Tremolaba la bandera
cal'lista sobre los m lll'OS de !'lorella,'y así Cab¡'era
comoBalmaseda estaban todavía cn pujanza. El
empeñarse en atravesar varias pl'ovinciasen bn:;-
ca allá de un estremo de España tl'as unos bañus
que habia pOI' donde quiel'a ,no dejaba de SfT
intenlo que com prometia en g/'an mallel'a al m i·
nisterio pal'a con las CÓl'tes y la nacion; mas /10
se del.el'milló la mayoría á entablar el cargo, pOf'
llodesdecil' del rendimiento obsequioso á la co-
ronadeql1eestabahacieudo alarde, y ademásp(w
no dar muestras de la zozobra que le infundia
la prepotencia del jelleral Espartero.


La oposicion por su parle evitabareycI'tas fa-
vorables al ministerio: calculando allá funda-
damente que el pal'adel'o del viaje de la Reina
habia de ser aciago p31'a los I'etrógt'ados, se re-
cataba de difIcultal' una salida de que tanto es-
peranzaba.


Acordado irrevocablemente el ,'iaJc, se acu-
dió á Esparter'/) pal'afllle pl'o,Í<lenciasc el com-
petente resgllardo ~ la comitiya real. Contestó
el p;'cguni"d<l que mientl'i15 no se rindiese 1\]0-
r.,·lb ~':o ll' c:JL¡;; dl·;·jp~'en'.!,~t' Ull ~()Io bat~lIolJ




APj~NDICE. 277
de las opcl'~cionc5 del silio ;'y ~sí hubo qu~ <li·
latal' la salida hasta la I'cndicion ansiada, en 30
de mayo, l~uestas enlónces las tl'opas en movi-
miento, pal'lió la Reina el 11 de junio.


Desatino harto criminal fué el de ir á esponer
la familia real nada menos que al ll'ance de una
sOl'presa por parte de los carlistas, fatalidad que
estuvo muy ccrcana á la cuarta jomada.


Descel'rajábasc mas y mas la contienda en las
pl'ovincias I'ayanas á la capital, sci'íol'cándose
Balmaseda por la de Guadalajara, por la qlJ~ te-
nia que atl'aveS31' la familia real; y para escu-
dar su t/'ánsito, se mandó al jcncral Concha el
levantamiento dc los sitios de Betcta y de Cañe-
te, aLocáudose con Sil jente sobre la carretera
de Zaragoza. Aposentóse el jenel'all\fahy en Me-
dina CeJi, illtel'l'umpiendo tambieu Azpiroz sus
optwaciones, y franqueando así la provincia de
Cllenca y demás puntos al vil albedl'Ío de las
gavillas asoladoras que estaban sacl'ificando too
do aquel pais. Con retiral' así las tropas de los
parajes donde e~taban obrando contra la fac-
cion encruelecida mas y mas con los asomos de
su cercano y cabal estermillio, se agolpaban es-
tragos y quebl'antos il'l'csareibles á los pueblos
elltrl'g~dosal plIfurecimieuto de una grey salva-
je. ResiJencialJ!cs se hacia n desde luego los mi-
nistl'os con esta sola jestion de inhumanidad y
barbarie, Tras el relato de las pl'Ovincias , ven-
gamos al de la familia real.


La flojedad muy enl pable de tales ministros
tuvo es puesta , en medio de tanta cautela, á
María Cristina y á las pI'incesas sus hijas :1 caer
t~n manos de Balm3seda , pues no hay lilas que
['rcOl'dat' el h'3uce de Olmedilla , donde el vale·
roso jeneral Concha derrotó á Balmaseda ha-
ciéndole 1500 prisioueros y acosándole de muer·
te hasta avental'lo sobl'e el tel'ritorio francés.
JIallábase la familia real tan cerca de Olmedilla,
que estnvQ oyendo las descargas; con que, si,
mediante alguno de aqllellosazares que nosiem-
pre acierta á sortear el mas consumado d-esem-
peilo, fuera la division de Concha la derrotadn,
¿ cuál f~ra el pal'adel'o de la familia l'eal enmal'¡}-
liada en el descalabro ? .. Prorumpió Balmaseda
al gual'eccl'se en Francia, segun los periódicos,
que la hubicra mandado arcabucear ... y añadía,
dicen, que ~e le babia malogrado la intentona
por la traicion de Palacios. Vamos ahora á pa-
tentizal' el sumo Cle"harro del susodicho viaje.


La disCllSioll dilat<ldísima de la ley municipal
habia llegado á resoua!' pOI' todos los ámbitos de
la Península. Se Ilabian conmovido hondamente
Jos ayulltamientos, y con desacuel'do rayano de
la demencia, hacia n a1'I'ostrm' á la lleina Rejcu-
ta con ellos, resultando obviamcnte destemplcs


que se debian evitar en un gobierno represen-
tativo.


Por el mismo camino de Madrid, los vecinda-
rios obsequiosos y desalados acudian acaudilla·
dos por sus alcaldes á saludar á las personas
reales y tributal'les sus acatamientos; pero pi-
diendo todos el rechazo de la ley incon~titucio­
nal que las Córtes acababan de votar; robuste-
ciéndose las quejas en Zaragoza por la suma en-
tidad de aquella poblacion, Dispusieron los mi-
nistros de la camarilla atajar á los cuerpos ple-
beJos todo roce con la Reina Gobel'uadora; la
diputacion provincial de Aragon y el ayunta-
miento de Zaragoza pidieron su audiencia pal'-
ticulat' á la Reina, y el ma,Yordomo mayOl' COll-
de de Sallta Coloma les comunicó aquel desaire,
ajeno del réjimen de Mal'Ía CI'istilla, y así se es·
tl'añó y apeoadumbró en gran manera.


La misma tarde en que se notificó el desail'e,
recibió la Reina las autoridades civiles y mili-
tal'es, y la diputacion provincial se adelantó pa-
1'3 hacer presente á la Reina Gobernadora su
pesar de no habel' merecido audiencia. Llevó la
voz d diputado provincial Montañés, y María
Cristina dejó desail'ado al conde de Santa Colo-
ma, se manifestó admirada de cuanto estaba
oyendo, y asegtll'ó que, muy lejos de haber dado
semejante órden, estaba pronta á conceder la
audiencia deseada en aquel mismo punto. Con
efecto, al retit'JI'se la concurrencia, oyó con su-
mo agrado los I'eparos que se le hicieron sobre
la liy de ayuntamientos, y tomó cuantos se le
pI'esentaron por escrito, ofreciendo tenerlos
en la debida consideracion.


Agasajos caballerosos y demostraciones desa-
ladas del vecindario de Zaragoza estuvieron ga-
lanteando dignísimamente á la familia real; fun-
ciones y regocijos sobrepujaron en gran manera
á cuanto cabia esperanzal' tl'as siete años de
qucbralltosy escaseces, como lo ael'edita el por-
menor recien impreso por aquel ayuntamiento,
contrarestaudo las calumnias cstcndidas sobre
aquel recibimiento_ POI' su puesto que los defen-
sores acérrimos de la liberta(l y el solio consti-
lucioual, hermanando siempre lino y otro, al-
ternaban las voces de Viva La Constitut:Íon con
las de Viva la Reina; pero el empeño se habia
estrematlo tantísimo, que el afan por aquel pac-
to se conceptuaba contrapuesto á la corona; dis-
paro fatal, muestra patente de un achaque ir-
remediable y pl'esajio positivo de los fracasos
que estaban amagando.


Los st~l'vicios ese1arecidos tl'ibul arios pOI' aque-
lla ciudad, tanlos sacrificios sllblimcs por la
causa del solio, sus acatalllieutos en medio de
!ameulaeioucs fuudadas, pCJ'0 atclltisilllas, 11:1-




278 APE:'\DICF..
<la alcanzó á serenar los celajes que asomaban
por las sienes de la allgusta madre de Isabel II,
pues salió Cl'Ístina con desabrimiento de Zara-
goza y entró en Calal uña.


Ctípole en Lérida el haIlal'se con el vencedor
\'entuI'OSO de los cal'listas , portador' de las lla-
ves de MOI'ella á las plantas de su soberana. No
cabia duda en que el afan de aquel encuenl!'o
se cifl'aba todo en la aciaga ley de ayuntamien-
tos que llevaba tres meses de estar azorando los
ánimos y tenel' colgada la suerte de la España
constitucional, dependiendo todo dd acuerdo
resultante de aquella conferencia. Se deja enten-
der la~~a jeneral, :dando por supuesto que
el caudillo habia de ser el zaujador de la Clles-
lion; mas no se entabló en Lérida semejante
punto.


j Cuán inhumana y equivocadamente se ha
tratado al Duque de la Victoria, diluviándole
cncima baldones y calumnias, achacándole, no
solo intentos ambiciosos, sino tiznándolo de re-
belde, faccioso y mal ciudadano, ansioso mas
y mas de avasallar á la Reina y al pais entero!
A todos alcanza un dia justiciero, y desde lue-
go salgo allá y tomo la delantel'a con prue-
bas históricas y auténticas de la lealtad del ada-
lid Espartero; y á vel' si logro la dicha de since-
rar aquel temple caballeroso de los cal'gos su-
puestos pOI' sus émulos, pues el soldado que al
amanecer tras la vicloria rompe su espada por
acatamiento á un derecho de ciudadnnía , des-
cuella desde luego gallardamente en la historia.
Si no asoman en las victorias del jcneral Espar-
tero asombrosas combinaciones tácticas, ni se
cuentan pOI' millarcs los mucI'los en veinte cam-
pos de batalla, no mengua ni se empaña su glo-
ria, pues el papel de gran pacificador corre muy
bien pal'cjas con el de conquistador afamado.
Los padtcimientos, yaun el desamparo inau-
dito de la tropa y su jeneral, cuyo aguante tau
wlo cabe en el teson y cal'iño espailol, equiva-
len por cierlo á esas campañas esplendorosas
donde la suel'le de los im pel'ios se zanjaba en
algunas horas de pavol'080 cañoneo y mortan-
dad horrenda. Pusieron el destino y las I'evolu-
ciones en la diestra de Espartero el manejo de
t~l'andiosas huestes, y no las empleó sino piu'a
el triunfo de la libel'tad, contrarestando á todo
jtlnero dc embeleso pOI' su lealtad entrallable á
los principios de toda su vida, realizados en la
Constitucion de 1837.


Pero antes de asomal'IlOS á los aconteeimien-
! os donde se rasguean las opiniones políticas
dclmismo, ~erá del caso apuntal' su can'era mí-
lilar en contrapo;icion de tan peregrillas bio-
gl'afías como lo están ahí retratando.


Saliendo de la clase plebeya j' asomando á la


gllel'l'a ele soldado ¡'aso, allá va la escala de ;,el'
vicios que lo ha encumbrado á la suma jerarquía
en que se halla.


Nació D. Baldomel'o Espartero en )a G I'aná-
lllla, aldeilla de la Mancha, de padres menes-
terosos y al't'inconados; se¡:¡tó plaza en l." de
IJoviembl'e de 1809 como soldado distinguido en
el rejimiento de Ciudad Real, r al mes pasó al
batallon de volllnlorios honrados de Toledo.
Entró el 1.0 de setiembre de 1810 ell la escuela
militar de laisla de Lean, de donde salió, en 1.°
de enet·o de 1812, de alferez de injenieros, y
luego con el mismo gl'¡¡do pasó all'ejimiento de
SOl'ia el 28 de abl'il de 1813. Se halló en la ba-
talla de Ocaña en 1809, sigllió la retirada dd
cjél'cito sobl'e la isla dc Leon en 1810, Y ha-
ciendo luego el servicio de avanzadas, ~e halló
en el trance de las baterías de Portazgo en fe-
bl'el'o y marzo, en la I'efl'iega de Barrosa el;j
de marzo de 1811, en las de Cherta y de Am-
posta, yen el bloqueo de TOl'losa en 1813.


Pidió en 1814 su embarque con Morillo, as-
cendiendo á teniente en el rpjimicnlo de Estre-
madura. Sali{' de Cádiz Morillo á principios de
1815, Y despues de apodel'al'se de la ísla Marga-
rita, envió al PerLÍ el rejimicuto de Estrcma-
dUl'a,que llegó á Lima en el mes de setiembre.


Siguió Espartel'o á su rej imiento por el alto
Pel'ú, donde estuvo siempre descollando en los
repetidísimos trances que oCllrrieron. Enviá-
ronle en agosto de 1816 con una columnilla á la
provincia de Chal'cas , y con su llcgada, en fe-
bl'ero de 1817, fué del'rotando de remate en lela-
lUollecito, lUontegl'ande y Ol'oncola á los cabe-
cillas Zárate y Pel'cira, aprcf.ando al segnndo.
Se halló en las peleas de 13 y J!) de marzo y de
15 de abril, en las de Carretas y de Garzas,
quedando sorprendidos y mal parados los I'e-
beldes en Presto; y luego E~(lat'tero, aparcn-
landa ser el cabecilla peruano Fernandez, co-


. jió pl'isionera una gl'an guardia avanzada. Pe-
leó ellO y el 14 de junio en Yampnraes y en
SUpacIlllt' contra la division de La Madrid, y
empleó lo I'estante del ailo 1817 en construidos
r(~ductos de Ti.\l'a!JlIa y de la Laguna, los atrin-
cheramientos de )05 pueblos de la Plala y el
Potosí, que fueron luego ulilisimos; y conclni·
dos estos afanes, luvo el encargo de levantat' el
mapa de las provincias de Charcas, Potosí, Co-
chabamba, Paz, Pruno y AI't'quipa, ejecutan-
do la tarea con cabal desempeño, y facililando
así infinito las operaciones militares de los años
siguientes_


Enviál'ollle en marzo de 1818 con tropas COll-
lI'a las aldeas de Pomabamba y del rio de Pileo-
mago, donde ~~Yentando al cabecilla peruano
Cuelo, pacificó toda aquclla comarca. Salió en




jn¡¡io de 18i!) de Sica5ica para aHojar al ¡;au-
dillo Chinchilla, que estaba aposentado en los
valles de la Paz; sorprendió en Yuquisibo al ca-
becilla Orihuela, haciéndolo prisionero cou to-
da su jente_ El 27, aventó de nuevo á Chinchi-
Ila. Castl'o, Videra, Contreras y otros que se
habian ido juntando por los cerl'OS de Yllquisi-
bo, los fué acosando mas y mas, y los alcanzó
y del'rotó de remate en lHarchacamal'ca; el 13,de
julio, se descolgó de im proviso con tra lajentede
Castro y la hizo prbioneru. Halljse eu junio de
1820 ellla espedicion sobl'eJugui y Salla, y descu-
brió en diciembre una l:ollspiracion en OrUl'll ,
castigando justicieramente á sus uutol'es. En
1821, temeroso el jeneral del ejército de un de-
~embarco por la costa de Arequipa, envió allá
prontamente á Espartero, ya comandante de
batallon en el centro.


HaHóse ell de enero de 1823 en el reconoci-
miento de Tacua y en la refl'iega de Cabua, y el
19, sobresalió por su denuedo portentoso en la
batalla sangrienta y memol'able de Torata, pues
Ic mataron el caballo y MCÓ tl'es heridas de un
avance á la bayoncta cn que capitaneó ail'osa-
mente á Sil batallon; y dos dias despues, el 2 (,
á pesar de sus heridas, se encontróen la l'afrie·


, ga de ~Ioqllehlla , donde quedó la division del
caudillu peruano del todo esterminada.


Salió, con sus hel'Ídas todavía abierlas, con
su batallon para Lima cn febret'o, y terció en
cuantos lances ocurt'ieron sobre la toma de la
capital, que fué el19 de junio. Fué uno de los
bloqueadol'es del Callao hasta el 2 de julio, pe-
ro habiendo desembarcado en Darien el caudillo
peruano Santa Cl'lIzcon 7000 hombl'es, le envia_
ron á mal'chas fOI'zadas de refuc¡'zo al virey La
Sel'na. Atravesó los Audes, pasó el Desaguade-
/'0, se halló en la batalla de Zepita, y contribu-
yó al destrozo del ejél'cito desembarcado.


Acreedor á premios era el ejél'cito español
con tantísimos afanes y servicios á cual mas es-
clarecidos, r en la promocion jeneral que hizo
el virey La Serna, ascendió á Espartero al gl'ado
de brigadier cI 5 de octubre de 1823.


El virey, que tenia motivo pal'a jllstipI'cciar así
el mérito militar como los sumos alcances de
ESpal'lel'o, lo nombl'ó entre toda la oficialidad
pal'a vellir á Madrid y dar I'azon al gobiel'llo
Jel estado en que se hallaban los negocios del
Pel'úiY emual'cándo_e el5 de jnnio,de lS24 llegó á
JacoI·te en 12 de octubre.Lo agració el rey con la
CI'UZ de San Femaudo de tercera clase; y no es-
tuvo de ,'uelta en el Pel'lÍ sino COlIJO al año dc
su salida, pues descmbarcó el! Arequipa el 4 de
maJo de 1825 con los pliegos del gobieruo. Pe-
ro la infausta batalla de Ayacucho (donde, por
decirlo de paso, no se halló Espartero) habia


279
Fuesto ya toda la costa en mallOS de los rebel-
des. Cayó prisionero luego Espartero, lo cmpo-
zal'on en un calabozo, y estuvieron para qui-
tarlc la vida. Salvóse milagrosamente y volvió á
EUl'opa á Hnes de novicmbre de 1825.


Con su gl'ado de brigadier, gl'anjeado en los
campos de batillla del Perú, empuñó Espartero
de nuevo las armas, cuando la muerte de Fer-
nando VII encendió la guerra civil. TI'as de es-
tar diez años peleando pOI' conservar á la ma-
dre España un hemisfel'Ío que se iba perdiendo
para siempre y sin desquite por la mentecatez
de aquel gobie¡'no , entró Espat'tero en campa-
ña, y ha st'guido por espacio de siete años, sin la
menor intel'rupcioll , en defensa dc la libertad_
Hallábase ,al entablar la guena, en Mallorca,
mandando el rejimiento de Soria , y se le lIa··
mó al continente, desembarcando luego en Va-
lencia para acudir al teatro de la guerra,


No me cumple el historiar esa lid horrol'osa
en que el jeneral Espartel'o ha descollado tan-
tísimo, ni debe tener aquí cabida tan sangrien-
ta epopeya; cada cual ha podido entel'at'se de
sus vaivenes, y al gobiel'no toca el suministral'
documentos adecuados para eIlcumbral' á la
nombl'adía del jcneral Espartel'o y á sus com-
pañel'os de armas los tl'ofeos históricos del triun-
fo de la libertad. Lo hará por supucsto, y mi
ánimo se ha reducido á manifestar lo que fué
allá como milital' Espartero, antes de ser el pa-
cificador de España y salvador de la Conslitu-
cion,


Apuntaré tambien tal cual cspecie sobre su
p~pel de estadista, por cuanto le han calum-
niado á mal'es, y hay que contrarestar las pa-
trañas. Principia esta causa política en agosto
de 1837, cuando la ida del Pretendiente sobre
la capital se conceptuó efecto de las tOl'pezas
del ministerio; aunque no sucedia así, como se
suele siempre opinar por 10srcsllItados, los ému-
los del minislerio echal'on el resto en culparle
cuantos fracasos acarreaba la correría del Pre-
tendiente, que no supo evitar.


Lleg"l Espal'tel'o con diez batallones, el 13 de
agost:l al auxilio de la capital, amenazada por
los terIios de Zariáteglli ; medial'on amaños rc-
cónditos para que al desfilar el jelleral con su
tropa por delante del palacio, vo¡;easen juera el
ministerio. l\Ialogl'óseles de plano el intento á los
incitadores, mas no pOI' eso desmayaron, pues
consiguiel'on al cabo que alguna oficialidad fil'-
mase una esposicioll á laReilla pidiendo el despi-
do del ministel'Ío. Desaprueba Espartero la es-
posieion, y aun debiel'a castigal' ejemplal'lncnte
aquel desliz de insubol'diuacion que no llega á
desmoronat' la disciplina de la tropa, y es en
e~to muy culpado; pero el ministerio, enfada




280
(lo con talltísimos ClItkllf's, bnee dimisioll; y
l1soma eutóuces sobre el tablado político el je-
lleraI Espartero. Es la pl'imel'a vez que lo ve la
Reina Gobernadol'3 y lo agasaja y encumbra sin
término. Vuelve EspJrtel'o á Navarra en pos del
fujitivo Don Cál'los, y tras un ministerio "pa-
gadizo, campean luego val'ones notoriamente
adictos al Ímpetu anti·constitncional voleador
<Iel ministel'io de Calatt'ava, El conde de Ofalia
apeteció pOl' compañero en el ministel'io de la
guerra al jeneral Espartero, quien no lo admi·
tió, Se le encargó entónces que apuntase el su·
jeto de mejor desempeño en su opinion; pero
el jcneral rllé recol'<.lando las prend as que dc
suyo requeria aquel cargo, y dejando el nomo
bramiento al absoluto albetlt'Ío de la corona, no
tuvo á bien proponel' á nadie.


Jamás medió asomo de afecto tÍ armonía en-
tre aquel gabinete y el caudillo del ejércitoi si·
-guió una desavenencia encubierta ~~ia re·
iampaguear en disparos de cuando en cuando;
por tanto los apuros seguian acosando mas y
mas al soldado, y las reconvenciones del jene.
ral quedaban sin contestacion, ó cuando mas
~ramuy insignificante.Espartero, hecho cargo de
las resultas;posibles de tamaño desampal'o, para
.escudarse contra toda responsabilidad, deter-
minó acudíl' á las CÓl'tes , y así les l'epl'esentó el
€stado del ejército. El presidente dd congreso,
convenido de antemano con el ministel'io, no
(lió cuentil de aquel recurso, y así ,no sonó en
las Córtes, pero asomó el contenido en los pe-
ríódicos, y venia á SCI' una especie de acusa-
ciQn fiscal.


Deseoso estaha el ministerio de castigal' á Es-
partero, mas cai'ecíó de bt'Ío para intentat'lo, y
descargó su saila ~ohre eljeneral Van-Balen, su
jefe de estado mayor, y sobre su .ecretario Li-
naje, ap(~ando al primero y enviándolo siu dcs-
tino á Valladolid: Espat'tero no quiso despren-
,Ierse de Van·lIalen i mas denotados Basilio y
Negl'i, y tomada Pe!'íacerrada, conccptltó Van-
llalen que, sin nueva habili tacion, no le cumplia
permanecer CH una plala de que se le habia de·
puesto públicamente. POl' tanto cntabió su ins-
laucia con el gobierno, apoyada por el jenen.jí·
~illlO, quien apetecia consel'\'ar su jefe de es-
tado mayor.


El gobiel'no, eu vez de accédel' á esta solici-
t ud, llamó á l\ladl'id al demandante sin dcsti-
lluiY Espal'tero, tomando pOl' p: opio el dCSilil'c,
Lizo dimisioll, y tampoco se ;¡~l'evió el ministe-
rio á ac<'ptal'la. El malogro del avance sobre
)\lorcHa acabó de cchar ú piq lIe al mill:st"l'io de
uralía, pcro Sl~ 1" rodeó la coyuntura d~ Ilom-
IJral' á Yau-H,deu pal';¡ ei m:.wdo dd ljth"Citu del
centr.) el! réclHp]¿¡Zl) de o¡'<:.;: tÓ'Ii¡¡;:P I!lcdlU


<,nll'e el ara!! de sPp2>ral' á ES;l3l'tel'o de su .ide
de eslado mayor, y la precision de no descon-
tental' á uno ni á otro.


Sobreviene el ministerio del dnque de Frias,
y á pocos meses lo reemplaza Perrz de Castro,
acaneador de los acaecimientos de BarcelolJa.
Trascendió todavía mas la desavencucia con
aquel gabinete que con el del conde de Ofalia.
Quedan ya csplicados los motivos que mediaron
pOl'quc Espartero m~nifestase al público su dic-
támen sobre aquella providencia.


Por mas que se diga, nuuca Espartero se en-
trometió á intluir en los sucesos, .Y así á ver;
¿qué carta suya de ofL:io ó de amistad, tanto á
los l:linislros como á la Reina Gobernadora,
prueba lo cOlltrario? Los lIlinistl'os han sido los
Pl'ovocadores de SllS intervenciones, de las cua·
les se ha estado siempl'e desentendiendo, á pe-
sar de miles de instancias, sin prorumpit' en es·
presiones I'elativas al rumbo del ¡;obicl'OO ni á los
sujetos que debian formarlo. No cabe por tanto
esplicacion para el encono de los ministros y de!
part.ido I'etrógrado con Espartero, siuo con el
concepto íntimo que abrigaban de que nunca
habia de servir de at'rimo á sus intentos anti-
constitucionales .


Vuelvo al viaje de Bal'ce\ona. Me consta, como
á todos, que el jeneralísimo, con todos sus bl'i-
lIantÍsimos servicios, no tenia el menor derecho
pal'a internarse en los pasos cort'Íentes de las
potestades constitucionales del estado. Pero, ¿ a
qué se acudía á ':1 ¡' ¿ á pedil'le consejos? ¿ O se
intentaba doblegar su ánimo con halagos que se
conceptuaban incontt'astables, y arrebatarlo de·
sespel'adamente á una resolllcion que estaba ya
nCOl'dada para que la sostuviese? En el pl'imel'
caso, cumplió Espal'tero con Ulla obligacion sa-
grada, usando con la Reina GobernadOl'a un len-
b"uaje caballel'Oso, cual c¡¡rre¡¡pondia al primel'
:,el"Vidol' de la patria, y en el segundo, no le ca·
bia desbarata!' aquella maqllinacioll sino con un
rompimiento terminante contl'a el ministerio,
Laciendo dimi"ion ell Barcelona; pues así cor-
rcspom/¡a á la causa pública, al ejército y á él
mismo, y así tL'iblltaba un granJí~il1lo servicio
a 1:.< l,cina madre,


Hay tOl'peZils j' desacucrdos quc vienen luet(o
á recaer óob.'e sus propios antol'es. El mihistcl'io
~t[ljaudo con su cil'culal' del 12 de mayo todo
asomo ante el trono de qnejas de ayuntamien-
tos, cometió, como ya se ha visto, un grandísi-
mo yel'l'O, y rodeó forzadamente á Espartel'o niJ
i rance :iinglllat'Ísilllo eH aquel cmpeüo nacional.
C::Ie1ll.nrÍt'ntos 10, :íllimos, a¡~lIdi;jll COD sus q¡¡¡'-
j1S al\;'¡ los vf;cindarios, alaj3dos pO!' ellnill¡,lt:-
r:o ~d ei.V!aljÚll:Jr~~· ;~I L\ Heina, y 3~í se iJgnlp;¡ron
~>eprl'~cnitl('¡onc;) d~~ tud0S los únf~ulos de la Pe-




AVÉXDIC'E,
IIÍlIbula conlra la ley dc ayuntalIlientos; oí el
guarismo de tan tisimas ¡'cprescn taciones y lo
he trascordado, pero positivalllente ascendía a
milla¡'es; de modo que Espartero, Ill'esci ndiendo
de su dictámen, se hallaua revestido COII la COll-
fianza de los vecindarios, y en disposicion de en-
lera¡'se mejo¡' que uadie de los ámbitos de la
opiníon p[ihlica sobre este particular.


Cuanto medió entre la Reina (,obcl'nadora y
Espartero en la conferencia de Esparraguera no
ha salido todavía á luz, y los millares de calum-
lIias que J¡¡ bandería y el encono han ido inven-
tanuo contra el duque tle la Vicloria quedarán,sc-
"un conceptLÍo, de,vanecidas ante los documen·
tos tle oficio y absolutamente auténticos é irre-
fragables; y son la carta de Espartero á la Reina
con sn dimision, donde se refiere la confcren-
cia de Espal'l'aguera, y la contestacino del presi.
dente del ministerio á nombre de S. M. Demos-
trará pues la historia la lealLad del-pacificadol'
dlj España; la intel'io1'idad positiva dl~ aquella
maquinacion contra el sosiego tlel paisy sus ins·
tituciones queda desemb0zada; y cuantos lo-
graron variar los intentos que manifestó la Hei·
na en Espal'raguera serán los LÍl.!icos responsa-
bles del resultado de Sil ciega teme1'iclad.


ltevistóla Reina, al dejar á Lérida, el ejército
entre Tárrcga y Cervera, aclamando todos á la
Reina y á la Constitucion, pues para la tropa,
como para el paisanaje, el solio y la Constilu-
cioll aparecian hel'manados con vínculo indiso-
luble. Escoltó Espartero á la comitiva ¡'eal hasta
Espal'l'aguera, donde tuvo que desviarse en bus·
ca de Cabl'era; y allí se verificó la pl'ime['a con-
ferencia ent['c S. J\I. y cl duquc sob¡'e el estado
del pais , y desembozálldose el duque, prorum-
pió en ar'ranql1es de un VOl'on pundonoroso y
ajeno de toda lisonja y finjirniento. ¿POI' qllé
cnusa quedó luego desoida aquella voz, escll-
('hada al prollto con agrado? Mas el jenel'al se·
rá qnien hable y nos dat'á él mismo á conorcr'
la verdad.


Despidióse Espartero, se encaminó á J\Ianrcsa,
yen bl'eve alcanzó á ClllI'cr'a y ~u jenlc, arro-
llándola toda ~obre el territorio francés, como
lo babia hecho diez meses antes con Don CirIos.
Pacificada quedaba la E~paña tras seis años de
peleas J de padecimientos, terminando el cau-
dillo feliz y nleroso Sil esclarecido encarti0;
pCl'O los ministros y la camal'illa babiaiJ desem·
pcñado el SU) o, moviendo á la Hcilla Gobel'lla-
dora á qne sancionasc la ley aciaga.


Entra la familia real triunfalmentc en Barce·
lona el29 dejunio á las cinco de la tarde, y to-
do sc vuelve regocijos en los días siguientes. El
sesgo que los palaciegos vinieron á dal', sesgo
fatalísimo, á lanto !lento, fué muy fljeno de In
realidad, pues no advirtieron qllc est~lJa el pú.


bliw esperanzado del vuelco del lI!iuihterio y
del sistema, pCl'O se empciia.'on en que cl'an to-
das demostr'aciones con S, M. á favor' de uno y
oll'o, como que no sonal'OIl ya las palabl'as com-
prometidas en E,pal"'agllera, por mas que ami-
gos fieles se esmeraban por cierto en rccordal"
las.


Conceptuó Van· Halen , comandante jencl'al
tlel ejél'c¡~o de Cataluña, que le incumbia el des.
engañal' á la Reina solll'e la sÍluacion de los áni-
mos, y le pidió uIJa audiencia par'ticular. Verifi-
cóse e~ ;; de julio, con su brazo arrebozado por
la herIda que tuvo en la refrit'ga ventajosa de
Pel'acamps, mostrando con esto una prenda pa-
tcnte de su lealtad, pues la sangre ve['tida en p[
triunfo de aquel sistema no podia menos de da['
alguo ¡'ealce al habla de quien solia espc,l!cr s[[
vida cnlos campos de batalla. Desembozó el con-
de la ve¡'dad pOi' entero, poniendo de manifies-
to la situacion actual y prediciendo las des ven-
tUl'as vcnidel'as, á no varial' dc r'nmbo desde
aqut'l punto. Se le O)Ó con sumo agl'1do, mas
por desgracia sin el menO!' ¡'cslIllado; ministros
que ningun servicio habian lI'iblltado á la pa-
h'ia, una camarilla dañadora, cOllst'jos advene-
dizos y suministrados por Españoles ajenos de
su pais, pl'eponder'aron eo el concepto de JUm'ía
Cristi na á los dictámenes quc le franqueaban je.
nerales que llevaban siete años de esta¡' pelean-
do pOI' la prevalencia de los principios, á cuyos
impulsos hablaban con tanto ahinco. Retiróse
cl conde de Pel'acamps de aquella conrel'l!Dcia,
muy persuadido de que estaba olvidada la de Es.
parraguera y que lIO habia alLeracioo alguna.
Por lo dell],I.ÍIÍ, le manifestó que nada sc acorda-
riel hastaJCllegada de Espartero, á quien se ha-
bia mandado acudir con prontitud á Barcelona.


Llega clla, y pasa á tributal' en las gl'adas del
trollo cOllsti tucional el homenaje dc su afecto y
de la suerte de Espaila, y en aquella presenta.
cion nada dice la Reina aeel'ca de sus compro-
misos en E~pal'['agllera, sin q!le tampoco se los
['ecuel'lle el Duque. Vuelve á la madl'Llgada y \'1:'
llueva sus instaneÍas para que la ley de ayu-nra.
lIIientos JlO SIO sancione, pOI' CliáutO aquella
h'opelia va á traer consigo un estaltido. Ore
atentamcnte S. JU. al jelleral, mas no chis'ta
acerca de b conr(~I'c[}cja de Espa1'l'aguera, v su
~ilencio comprueba quc está ya cerrado su a;ul'r.
do sobl'e el particlllal'. Sancionóse Con efecto
misteriosamente la ley en aquel mismo día y ~e
remitió á hUl'ladillas á Madrid. Forzoso se hace.
aquÍ andar deslindando fechas, pa¡'a enterarse
de la alevosía eOIl que los ministros estaban em-
peñados en dar' al través con el jeneralísimo, ya.
liéndose sin embargo de su sobrescrito.


Se pat<::lltiza el intento de aquella saucion e.n-
cubiel'la, en COl¡>jillldo su fecha con la de la en-


19




trada del jcnecal en Barcelona el 13 , pues a~í se
conceptuó por los ma5 '(ue iba en todo aCOl'de
con su dictámen ; lilas como Espartero no tuvo
á bien resenar las sp,guridades que le babia dado
la Reina en Esparraguera, esperanzaban deseon-
ceptual'le pOI' este camino y atajal' el eonlt'a-
resto.


¿Qué le cabia haceral Duque de la Victoria al
pI'esenciar tamai'ía deslealtad? Desentendel'se
del ministerio y la camarilla, rechazar así todo
hermanamiento en las tramoyas recónditas qne
se estaban tramando en derredor del solio, y con
arrojo bl'ioso estrella¡' un amargo desengai'ío á la
Reina Gobet'nadol'u asomada al despeñadel'o, y
salvarla en fin, cuando aun cabia, de los peligl'os
que la estaban amagando. Colocado el caudillo,
como se va á demostral', en el trance de minis-
tro responsable, ni debia ni podia aceptar la
hermandad que intentaban imponerle, pues
correspOildia á su terso pundonor, como atri-
buto del ejército y de SIl patria, una manifesta-
cion tel,minante de sus opiniones, y como no es-
taba en su mallo el estendei'la á su albedrío, hi-
zo dimiúon.


Allá va el documento que resuelve el proble-
ma de tos acontecimientos de Bat'celona, pues
todo lo esplic,a y contesta á todo; asoma un
caudillo victorioso que en la cumbre de su nom-
bradía quiere mantenerse fiel á la Constitucion
que tiene jlll'ada; arl"Oja su espada y tan solo
pide á la soberana CJ ue tan caballerosamente ha
servido, en premio de su sangre del'l'amada y dd
solio que le ha salvado, el al'!'incouamiento dt:
su hogal' casero.


Comandanciajenel'al de los Ejércitos reunidos
y Secretaría de Campai'ía,=Se[íora:=Un triste
desengaño demasiado sensible á mi corazon me
ha convencido de que en el dia no puedo sel'
lílil ni á mi Reina ni il mi Patda, porque sin
Juda los hombres q ne ostentall hipócri tamente
interés pOI' tall caros objetos han podido mas
en el ánimo de V. TIl_ que este soldado fiel á sus
promesas, á sus jUL'amentos, y á los debcl'es
que su caq;o le imponia.=La serie de tt'iuofos
no inte1'l'umpidos con que la suel'te y mis cons-
tantes desvelo~ coronaron la grande obra de pa-
cifica!' á esta nacioll llIagnár.ima .Y jenerosa, eran
títulos que me hiciel'On eSpCl'al' que mis indica-
ciones sel'ian apreci¡Hlas, y que nunca podria
sucedel' qne la replltacioIl del Jeneral en jefe de
los ej~rcitos reunidos fuese menoscab~da cuando
mis principios hall pasado por el (Tisol de las
mas puras acciones, ni menos debia esperar que
llegase este caso, habiendo querido V. i\f. favo-
recerme con una ilimitada ~onfianza en todo
cnanlo pudiera concurri!' á salvar el trono cons-
ti tucional de vuestl'a Escelsa Hija. =Col'rcspon-
diendo, Señora, á lan distinguidas mnestl'as de


su benevolencia, y concili,'lldo, en clfanto ba es-
tado al alcance de mi capacidad, el esplendor
de la Comna con el bien jene!'al, solo he be-
cho IIn uso prudente en situaciones cdUcas 'y
cuando la necc~idad lo ha reqllerido. Así es qu"
ll,niendo Iln conociUliento íntimo del espíritu
de los pueblos, y deseando prevenir los males
que anunciaban las diferentes situaciones y jui·
cios pronunciados, cl'eí debe¡' hacer pl'eSl'nte á
V. I\L la conveniencia de que en uso de SllS pre-
rogativas hiciese un cambio de Gabinete, rapaz
de salval' la nave del Estado_=Acojida la idea
por V. I\I., qlliso pOI' primera eondicion que yo
formase pal'te 1 y auu cuando ni mis tnlentos ni
mis inclinaciones me llamaban á un cargo tan
supe¡'inl' á mis fuerzas, quise probal' á V. 1\1.,
viendo ya próxima la terminacion de lagllel'ra,
que no esquivaba ningllu jéncro de sacl'ificios
PO!' ver asegurada la li'antjuilidacl pública .Y sa-
tisfecho el unánime deseo de los buenos Españo-
les .. ~ constitnyen la inmensa maJoría, .Y que
anhelando la paz, están animados de un entu-
siasmo puro pOI' el reinado de Isabel Il, por la
Rejencia de y_ ~.I., pOI' la Constitllcioll de 1837,
Y pOI' la Independencia nacional. = Este com-
promiso de mi celo me pliSO ya en el caso de
ofrecel' legalmente á V. 111. y de panel' en sus
manos la uota nominal de los candidatos que,
profeMlndu aCJucl1us pL'incipios, reunian á mi
ver la circunstancia de honradez y de puro es-
pañolismo, sin pertenencia á ninguna bandería.
Las opel'aciones de la campaiia, tau pl'Outo co-
mo felizmente tel'minada, me sepal'aron de
V. i\1., y despucs de la gloriosa jornada de Berga,
se me pidió el progl'ama, que fo!'malicé, I'emití,
.Y rLlé pI'esentado á V. 1\1. , siendo cntre otras las
principales bases que se disolviesen las Córtes ,
fijándose el lél'OlÍno de las nuevas e\¡~cciones, y
que se llegase la sancion de los pl'oyectos de
ley, ofreciénllosc la presentacion de otros que
conciliasen los diversos intereses y estuviesen en
armonía con la Constitucion jurada. En conse-
cuencia se me avisó CJue V.I\I. presentaba algu-
nos reparos, y que para arreglarlo todo era la
voluntad de V. 1\1. que yo viniese á \!sta plaza,
mediante á que la guerra podia considerarse ter-
miuada. Al presental'me á V_ I\/. espuse á SIl al-
ta c0n~ideracion las razones pOI' las cuales no
debia sel' sancionada la ley de Ayuntamientos
pl'Ímera que se esperaba segun la circula!' que
el i\Iinbtl'O pasó á los CapitallesJellcl'ales, hacien-
<lo a n Lici padamen te sel'ias prp,vcnciones para re-
pl'illlil'co¡¡ Illano fuerte cualquiera tentati\a que
se pl'O\1l0\leSe en los pueblos contra ella.=Pa-
¡'ecia, Señora, con tales antl'cedentes que de no
haber desmerecido de la confianza que V. l\I. me
habia dispellsado, y si no-requcl'ia algun ddeni-
miento la sallcioll de dicha ley, cl'a na1m'al que




APlb:mCE. 283
al tratar de dársela bubiese tenido algun cono-
cimiento; pero ¿ cuál habrá sido mi SOI'pl'esa al
verme inforn{ado de la precipitacíon con qne se
verificó y fué comunicada por cstl'aordinal'io it
las provincias? = La profllnda sensacion que
esto me ha PI'OdllCido no es lautn pOI' las con·
secuencias qlle me hace temel' cl espíritu de los
pueblos, que ven envuelve la illfraceion de la
ley fundamental, porque de no tener la suerte
de equi\'Ocarme, mi co(]cieucia quedara tran·
quila, sino pOI'que veo un manifiesto desail'e y
una pl'lIeba inequívoca de que V. 1\1. me ha ret;·
I'ado su confiallz~. lIIientras que consideré te-
nerla, pude llevar con resignacion todas las pe-
nalidades y hacer con gusto los m~yores sacl'ifi-
cios; pero en el dia, faltando este necesario ga·
rante dc mi buen comportamiento y llenada la
misioll por que he peleado por espacio de side
años, no me es posible conservar ninguno de
los mandos que desempeño, y de que bago for-
mal dimision, rogando á V. 1\1. se digne admitir·
la, y me dé su real pPI'miso, á fin de retil'3l'me á
mi casa donde pueda descansar de tan pl'oJon.
gadas fatigas, con el consl1elo de habel' hecho
cuanto cOITesponde á un Español hOnl'ado que
juró no envainal' la espada hasta completar el
triuufo que los rebeldes disputaron al trono de
mi Reilla vuestra augusta Hija; pues aun cuan-
do hombres ql1e se gozan en las desgracias de su
Patria, y que miran con cl'iminal desprccio los
sacrificios de los pueblos y la sangre del'l'amada
por mis compañeros de glorias, pl'ivncioncs y
peligros, hayan logrado al fiu innlilizal'lne,
mal'charé á mi retiro, conllado de que V, 1\J,
recibirá sin duda el desengaño que me vuel va cl
aprccio de q l/C jalmís mc hice indigno. = Al rci-
tel'al' á V. 1\1. tenga la dignacioll de admitirme la
renuncia de mis cargos, dirijo á V. l\~tiltima
slÍplica en favor de los valientes, sul'l'Ídos y be-
neméritos individuos de todas da,es que han
estado á lIIis ól'denes dando dias de gloria á su
Reinacy á su Patria, para que sean considel'ados
como merecen sus virtudes y reciban las recomo
pensas á que pOI' tantos títulos SOIl acreedorcs.=
llarcelona IG dc julio de 1840.=.Señol'a,=A L.
R, P, de V. lII.=El Duque dc la Victoria.


Cuando UII sujeto tan encumbrado llega á ma·
nifestar á su P,eitla, en un documento tan digo
no d~ la historia, sus quejas, sus IJesal'cs y su
lealtad en tales términos, el állimo lilas rcll'aido
no acertaria á pl'OI'umpir cn la mellOI' dnda
accrca de la vel'dcid,HI y el esmero en el porme·
JlOl' de los hecho~; mas cllando la potestad sn-
¡lI'Cma, teniendo que enmudecer, sc ve precisa-
da á robustecer con su tácito otorgamiento aquc-
lIas quejas, pesares y leallad, queda la causa
sentenciada sin apelacion. Entretanto vaya la
contcslacioll cstendiua pOl' UlIO de los cOllscje·


ros respon~ables, el pl'esidente del ministerio,
en nombre de la Reina:


Presidenóa del Consejo de señores Ministros,
=Excmo. SeñOl',=La augusta Reina Goberna-
dora se ba servido pasar á Sil Consejo de Minis-
tl'OS una esposieion de V. E. fecha de ayer, en la
cllal, despues de refcl'ir varios antecedentes,ma·
nifiesta la sospecha dI: que S. M,le haya retirado
su real confianza, y concluye pOi' hacel' fOl'mal"
dimision de los mandos que desempeña, pidien-
do el permiso para retirarse á su casa á descan-
sar de sus p¡'olongadas fatigas,=Despues de ha-
ber oido el parecer de dicho su Consejo, se ha
dignado S. M, mandarme der:ÍI' á V. K, como de
de su Real órden tengo el honor de hacel'lo, que
lIO ha caido, segun supone, de la gracia de S.M.
ni desmerecido su confianza, de la cual acaba de
dar á V, E. una prueba insigne con el recentí-
simo nombramiento de Comandante Jeneral de
la Guardia Real, que es el cargo milital' de mas
importancia, concluida la gncrl'a ; y que tanlo
pOI' esta I'azon, como pOI' ejel'cel' V. E. tan dig-
namente los dos cal'gos que se le han confiado,
y al mismo tiempo determinal' de la manera de·
bida las recompensas del leal Ejél'cito, que son
el primel'o y mas al'diente deseo de S. M., 110 tic-
ne á bien admitil'le la espresada dimision.=De
Real órden lo digo á V. E. pan su conocimiento
y efectos consiguientes, = Dios guarde á V. R.
muchos aiíos,=Barcelona 17 de julio de 1840.=
Evaristo Pel'ez de Casll'o.=Señol' Duque de la
Victoria y de i\Iorella,


Se está viendo pues qne el presidente del-Con·
scj J, al hablal' en unmbre de la Reina, va I'ecor-
<laudo los varios antecedentes de la esposiciou
sobredicha, y no loscolltraresta, negando tan so·
lo la ilacian de Espartero, despejando sus zazo·
bras en cuanto al malogro de su pl'ivanza con
su nuevo nombramiento para el mando de la
Gual'dia Real. Este desengalío patente y recono-
cimiento espreso de los hechos rclátados pOI' el
jcnel'all'edunda en pleno abono de su conducta,
pues tras las conferencias de Espal'l'agllera y de
Barcelona, venia á resultar Espartero constitu-
cionalmente responsable del acuerdo real. Re-
suella la Reina á sancionar la ley de ayuntamien-
tos, tenia el Duque de la Victoria que hacel' di·
mision, recllI'so postl'ero é inevitable de un COll-
sejcl'O comprometido que protesta contra jes-
tiollcs qlle ha querido contral'est31',


De suma trascendencia era por der!o la di-
misioll del jenel'al, y su influjo el contrapeso
lÍnico y legal contra los intentos que se supo-
nian en el ministerio, como lo eslaban eviden·
ciando con sus pasos. Azol'Ílsc todo Barcelona
con csta novedad, temiendo que se aceptase la
dimisiolJ, en};]s resultas no podian menos de sO!"
trcmelldas, l'l'o!'umpiósc el 18 P01' la noche e!li




APÚ'WICE.
ílllpelll~ á favor de un bando, yen alal'idos de
guerra por el otro; agolpóse el jenlío vitorean-
<Íb á la Constitllcion y al Duque, y añadiendo
fuera millúterio, f/leJ'a lc.r de ayuntamientos.
Quedaron desal'madas patl'nllas de los mozos
del pais, I'espetando las de tropa de líuea y ¡!lIal"
dia nacional; se allanaron el depósito de la ¡ns-
peccion de milicias y el cnerpo de guardia del
hospital, se 31't'cba laron armas, y el alboroto iba
~iempl'e á mas con visos amenazaclol'es. A las
doce y media, Espal'tero, en vit,tud de uua co-
misio n del Ayuntamiento, qlle le entel'ó de lo
mll!:ho que se peligl'aba con aquel hel'Videl'o de
la mllchedumbl'e, tomó ciertas disposiciones mi-
litares, daudo parte á la Reina. Llamáronle de
palacio, y acudió en compañía del ¡eneral Van·
Halen, y volvió con la noticia de que habian he-
cho dimision los ministros. Desde aquel punto
se apaciguó todo, y se devolvieron las aemas ar-
rebatadas.


No ocurl'ió desgracia, ni salíó herido ningllll
mozo de la escuadr'a en las cinco horas que du-
I'Ó el albo!'oto.


Supiél'o[lse el In los nombl'es del nuevo rninis-
tel'Ío; era del sistema libcl'al, y dos. los coutl'il-
l'estadOl'es mas denodados á la susodicha ley, se
nombraban pal'a la p/'l~sideneia del consejo y pa-
ra la gobernacion. Gonzalez de gracia :y justi-
cia, Sancho pal'a la gobel'nacion, Onís de estado,
:Fenaz de guerra, quiencs habian votado como
senadOl'es conll'a el proyecto de le)'; el de hacien·
da, Ferl'ilZ , auuque liberal. ¡JO cra estadista; y
Armero, para la mal'ina, sin sel' diputado, el'a
del pal,tido cOlltrario.


Sosegada quedó Bal'celona, y colgad03 todos
!le! sesgo "ellturoso en el ministerio, cuando
medial'on Pl'ovocacioues pOI' parle del bando
que se apellida moderado, pues hubo albol'ota-
dOl'cs temerarios que intt:ntal'Oll desagravial' á
la Reina del vuelco de sus ministros, lo qlle ca-
recia de l!'ascendencia, á no sona!' la vocel'Ía se-
d,iciosa de vif'a la Reina llcta, vipa la Goberna-
dora absoluta, mucra Espartero, mueran los
progrcsütas. Tl'as los gritos se pasó á los golpes;
se adelantó la t!'Opa, y desvió á los lidiadores
armados de palos, con lo cual se restablició de
nuevo el sosiego.


El 21, un abogado jóven y muy conocido, lla-
mado Balmas, que se suponia, con fundamento
tÍ sin él, lino de los albo!'otadOI'es de la víspera,
rué cOllocido en la calle; ,'iñe con un particu-
lal', saca ulla pislola y le amenaza; huye á su
casa; se asoma al balcon armado con cinco bo-
cas de fuego y dispal'a contra el jentío que lo
iba persiguiendo; mata á un cazador de Lucha-
na, á un jóven llamado Bosch, y dos mas, y si-
gue hil'iendo hasta ocho LÍ diez.
SGm!'ja~lle Ille'.lI·~l en llll iccilldario ya conmo-


vido no podia menos de acarrear aciafias ('csul-
tas, y así se tomó la casa por asallo, matando á
Balmas. Podia aquel horroroso lance encabeza¡'
01l'os todavía mas falales, y el populacho enfure-
cido arrastra por las calles el cadável' de BalmH5,
con alal'idos asalvajados, y embiste luego la im-
prenta del periódico EL Guardia Nacional, co-
metiendo escesos lastimosos. Sabido es cómo
van tomando vuelo semejantes venganzas po-
pulal'es; acude la tropa con guardia nacional,
contiene aquel torrente tan desbocado, pero ya
tal'Je pm'¡¡ remedial' las tropelias cometidas.


El ayuntamiento publica á las dil~z y media de
la maiiana un edicto, mandando que cada cual
se I'etirc á su casa, y anunciando la ley marcial.
Espartero declara la ciudad en estado de sitio.


Llcga eult'etanto á Madl'Íd sanciollada la le:y
municipal, mas no se al!'evcn los miuistros á
publicarla, contentándose COIl manifestar á las
CÓl'tes que h!nia ya la ley la sancíon rejia; pero
el ayuntamiento y la gUaI'dia nacional asoma"
en adema n contrapuesto, declarando sin ro-
deos que uo obedecen una ley que desdice de la
Constitucion.


Llegan luego tambien los nuevos ministros 'á
BUI'ce1olla el 6 de agosto y se presentan el 7 á la
Reina, pidiendo al plIuto GOllzalez la manifes-


. tacíon de su pl'ogt'ama en el desempeño venide-
1'0 de su ministel'io, y con efecto lo entrega el n
á j>l'c&encia de todos los ministros; y se ceñia
pl'incipalmente á la disolucion del Cong¡'eso y
suspen~ion de la ley de ayuntamientos. Desecha
la Reina el primel' punto y suspellde en el segun·
do la parte desavenida COII la Constitucion, á sa-
bel', el nombramiento de los alcaldes. Puso Gon-
zaltz ell'cparo de que no cabia á S. M. la potes-
tad de ir así desgajando la ley, J que el ministe-
rio sacado de la oposicion mal podia conservar
las CÓl'tes actuales; pero rué todo en balde, pues
la Reina se afenó en su dicho, y Gonzalez hizo
climisioll.


PCl'manecieron sus compañeros espel'anzados
de alguna concesion ; reemplazó el jeneral Fel'-
I'az á Gonzalez en la pl'csidellcia, y se nombró
pal'a 51·acia )" justicia á Sil vela, que se hJllaba á
doscientas leguas, en la COl'llña. Hallábase Cabe-
;10, lino de los vocales mas acalol'ados contra la
ley de ayuntamientos, llombrado aho!'a para
la gobel'uucion, en Zal'agoza; viene, mas ni él ni
sus compañeros se doblegan al si~t('ma opues·
to. Sale la cOl'te de llarcelona para Valencia, don-
de 30,000 almas agolpadas á su tl'ánsito, la reci-
ben con yel'to silencio, Signe la Cl'ísis milliste-
rial, :y los nombrados viélldose desahuciados de
l'eCabal' Sil intento, van sucesivamente hacien-
do dimision. Aparece mas :y mas la nomina de
jente llllevu y d'ispcdida ~in término, manifes-
taudo el állilllo tel'lninaute de acarl'cat· !llI esta·




APÉNDICE.
llido. }<'órmase por fin en 30 de agosto un minis-
le/'io de individuos negados del partido retró-
gl'ado.


Llega á Madrid la no licia el31 pOI' la noche, y
se dispara el cohete. Desde la salida de la Reina
vino á quedar yerto el ministerio, mas desdc el
16 dejulio dejó de existir, y creciendo ya el cn-
cono, he debia temer la esplosion á la menor no-
vedad; y así al saber la formadon del nuevo mi-
nisterio, se albc.rot6 al punto Madrid,
Amalll~cen Jias en la vida del hombre, y aun


de las naciones, en ql1e al vaiven de la afrenta
y de la venganza, no cabe mas arbitrio que el
de pelear ó fenecer; y así se hallaba la España
constitucional en 1°, de setiembre de 1840, Acu-
dió á sa pundonor, yal par de todo empeño de-
nodado, la conmocion del 1°, de 'setiembre al-
canzó su logro .. Harto sazonada y justiciera seria
aquella revoludon cuando no tropezó con el
m'~nor COllll'aresto, Sigueu las pl'ovincias todas
el ejemplar de Madl'id , pues en menos de quin-
ce dias quedal'On alzadas, y pOI' donde quiera se
plantearon juntas de gobiemo. Digümoslo con
engrei mien to: aquel mO\'Ímiento inmenso se
redondea sin desman alguno, sin el menor in-
~ulto al bando vencido y sin nna gota de san-
gl'e derramada pOI' Jos plwblns, no teniend0 que
1l0l'ar mas que dos individuos muertos por la
tl'opa del jenel'al Aldama cn l\Jzdrid, cn el tr'an·
ce de querer enfrenal' el ímpetu de la capital.
El e.iél'cito y la gnal'dia naeional siguieron sin
cscepcion el movimiento nacional.


Esperanzaba entretanto la cOl'te contral'cstar
la revolucion, y el 5, mandó á Espal'tcl'O que
mal'chase contl'a los rebelde.I'; pero contestó el
7 que era el intento inasequiblc, y escnsado es
I'cpetir aquí su manifiesto harto sahido, Se en-
teraron cn Valencia el 11 de la l'Olltest,lciDn del
jcneral, y nombraudo elllónces la Reina IlIl
millislel'io liberal, se desentendieron los l~lp.ji­
dos, cuya negativa se recibió en Valencia el 16,
,v se acordó nombral' al Duque de la Victoria
presidente del consejo de ministros con creden-
ciales amplias para formar' el gabinete, El 19,
Hlanifesló su aceptacion, pidiendo facultad para
pasal' á Madl'id y planteal' el ministerio, y
concedida cl 21 , llegó el Duquc á Madl'id el 23,
donde se le reciIJió con sumo boato y elltu-
~iasmo.


El pl'e,idcntc del consejo afl'egló su ministe·
rio el 1°. de octllbl'C, nOlllbl'ando para estado á
Don Joaquin María Fel'/'cl', pl'e"idente de la
junta de Madl'id; pal'a la gobel'll~cion á Don
l\Ianuel COI'Una, cliputaclo!le Sevilla; pal'a gUC1'-
ra al jenel'al Don Pedro Chacoll, senadol'; para
hacienda á Don Agustin Femandez Gamboa,
cónsul en B3)0Ila; para gracia J justicia ñ Don
Alval'o GOll1CZ Beccl'ra, >('nado!'; y á Don .Toa-


'qnin Frias para la mal'ina; yen aquel mismo . "
se espicHó un cOl'reo á Valencia con la lista, en ''t,
demanda de la apl'obacion I'eal. El 3, firmó la
Reina los nombl'amientos, cuales se habian pro-
puesto; lIegar'on el ;, á Madrid y partieron el 6
para Valencia los nombrados, y llegando el 8,
tomaron posesion el9 de sus carteras, Pero mu-
danzas de ministel'io, cualesquiera qne fuesen r
no alcanzaban á desvanecel' zozobras cuales el'3n
las reinantes,


Antes de asomarnos al desenlace del drama ~
bay que apuntal' dos palabras acercádefá situá·
don que habianido acarreando los aconteci·
mientas, En 1835 y 36, semejantes movimien-
tos habian tenido ejecutivamente por parade-
/'t) el triunfo del liberalismo ; así es que la camari.
Ila y el partido retrógrado arrollados habian
tenido que orillarse, mas luego con pausa y cO,n
amaños habian logrado rehacerse_ Así que el l~
de maJo de 1836, cl ministerio de Mendizabal ,
mereciendo casi unanimidad en las Cól'tes , fué
al tl'alés con ulla h'amoya palaciega, y á los
ocho meses de su descalabl'o, el bando del atra·
so habia recobl'ado Sil pl'epotencia. Otro tanto
ocurrió con el ministerio Calatrava, cuando en'
1839 las elecciones, vel'ificadas con un ministe-
rio tambien I'etrógl'ado, acalTearon una mayo-
ría liberal, y al ('unto quedal'on disueltas las
CÓ1'tes; y así se evidenciaba la implicancia de la
corona con el pal,tido libel'al, y que el palacio
era el foco constante de los amaños que estaban
dando pábulo á esta incompatibilidad, Eran los
cabilderos 'y maquinadores, cnmo siempre,
hombrezuelos limitadísimos y por supuesto
apocados. Tras de azuzar la asollada en 1835 y
36, no acertaron ni á contral'estarla y ni menos
á avenirse OpOl'tunamente con ella, creidos qne
con la l'esislcncia pasiva habian de logl'ar el es-
tancamiento de aquel ímpetu, cnJa trascendell-
dencia no quedan vel', Con tales acontecimien-
tos y cuanto sobl'e\'cnia en el espacio de tres
aoos, y con especiatidad tras la disolucioll de Itl5
Córles de 1839, resultó el conceplo de que b
Reilla Gobcl'nadora, aVl\sa!lada til'állieamenta
]lOl' una pandilla, no podia desempeñar un car-
go irresponsable sin contilljencia para la liber·-
lado Aquella modificacion del artículo fJ7 de la,
Constitucion, que ciñe la rejencia á un solo indi-
vidlw, Ó á tres, ó á cinco, se conceptuó como
resgual'do suficienle contra la renovacion de
elllbates contrapuestos, anonadados ya por tep
cera vez.


I1Iedian instintos y pasiones, así en lo sumo
como en lo ínfimo de la e~fel'a social, solo quc
en la cumbl'e es mas sediento el afan de mando
que en la planta inferiol' de la socierlad; y á fin
de satisfacerlo 5e pt'eseinde allá de los medios.
y creyendo reitH\!" ~c yace esclavizado, y así al




286 APÉ:-íDICE.
asomarse á una caida irremediable, se tremolan
ínfulas de prepotencia. Es tan innegable que se
estrelló María Cristina con el embeleso de con-
sejos equivocados, que no lo echó de ver, ni
acabó de conocer á sus consejeros, basla quedar
aislada en medio de su irreparable quebranto; y
cotónces ha tenido que prorumpil' contl'a sus
fementidos amigos, sus estadistas atropellado.
res, en que se habian acobardado los muchos que
la amaban hasta el plinto de no ofrecerle en tes-
timonio de su carüio sino un compasillo silencio.
Confesíon desconsolada y recoD\'encion amar·
'guísima, solemnizada con la inmensidad de su
'desventura; y sin embal'go tan crudo desengaño
pasará de lal'go como oh'os muchos del propio
Jaez.


Por empeñado que se mostrase el afan de ca·
rejencia con toda su fuel'za lójica, nada in-
fluyó pal'a los acontecimientos de Valencia, pues
el inlento de orillar la rejencia reinaba en el áni·
mo de i\Iada C .. islina á su salida de Madl'id, en-
comendado allá á los vaivenes del pOl'vcnir to·
davía t'ncubiel'to; m~s cabia una continjencia
en que la I'enuncia tuviese su I'ealizacion, pues
S. !\l. misma tiene manifestado á sus ministros
que estaba recapacitando hacia tiempo aquel
pensamiento; y alln á Sil propartida de Madl'id
estuvo l\Iaría Cristina previendo el caso de no
volvel', pues sus prepal'ativos de mal'cha y de
ausencia el'an propios de quien no ha de asomal'
ya mas por el paraje qne está abandonando.


Llegan los ministros á Yalencia, les pide la
Reina su pro~I'ama. y lo cstie!lden y pautiln
ajustado á las bases constitucionales, qlle ya ~e
habian presentado á S. iH., esto es, disolllcioll
de las Cól'tes actuales, y suspension y revision
de la ley de ayu ntamientcs pOI' las nuevas; y co-
mo eran á la 5azon imprescindibles ciertas con-
cesiones, tuvieron estas cabida en el progl'ama;
y era ante todo la de aprobacion de las actas de
las juntas que no desdijesen á las claras de los
dictámenes JI' la aecndl'ada justicia. Consel'vá-
bansecomo auxiliares lasjuiltasde las capitales,
reservando á las próximas Córtes la ventilacíon
J el acuerdo sobre val'ios pnntos tra~cendcntalps
sobrevenidos con la situacion , y entre ellos) el
de la co·rejencia,


Oyó María Cristina el contenido del pl'Ogra-
mil, y sin ponel'le el menor I'eral'o, requirió que
los minisrros tomaselJ sus cal'leras y prestasen
el.illl'~me!Jlo corl'iente; y en seguida se desen·
tendió de la propucsta pOI' entero, e5cepto la
disolllcion ele las Córtes, y sin enlabIar porme-
nares, m3[Jife~tó su propósito irrevocable de
orillal' la rejencia y marcharse del reino,


Se esmero en ":lUO el ministcrio todo en di·
slIadirla, impllg~lando aqllella dclel'milJ,lCiOIl
pUL' CU~lJt05111CdiüS le cupO; todo fué en balde,


y aun añadió S. ]\[. que venia ya de muy atl'ás su
resolucion.


Firmó el t 1 Sil p(),~ trer decreto, que fué el de
la disolucion de las CtÍrtes, avenencia harto es-
traña, puesto que lI'es mcses antes con aquel
acto abonanzaba la tormenta y evitaba llls vai·
venes, tan solo apetecibles cuando son ya pre-
cisos, pel'o qlle I'f'pugnan á todo bllen ciudada-
no, como necesidad amarga, Con esto la despe-
dida de María el'istina coma I'ejl'nta desairaba
á las Córte~, cuyo ánimo inconstitucional habia
lI'astornado el pais.


Vel'Íficóse el 12 la r<,nuncia con sumo boato,
participándolo lue¡:;o Cristina á la nacion en una
cédnla bl'eve á las CÓI'tes.


Atropelláronse las disposiciones, sin querer
la Reina esperar la llegada {le la fragata españo·
la de guerra Cortes, embal'cándose en el Mercu-
rio, vapor que estaba haciendo la travesía de
Marsella á Cádiz. S, M., acompañada del minis-
terio y el ayuntamiento, se encaminó al embar-
~adero. estando la g-uarnicion tendida en el trán·
sito y tributándole sus bonOl'es militares, Embar-
cada la augusta ~cñol'a, se despidieron los mi-
lIistl'OS, y ('1 buque slIrcó el piélago.


Tl'ocábase el millistel'io, en virtud del artícu-
lo 58 de la Constitucion, en rejencia ínlel'Ína,
hasta que las CÓl'tes nombrasen otra definitiva,
derecho qlle les incumbe pOI' el artículo 57, Y
se habian convocado los estamentos para el 19
de marzo.


Pel'l11anpció aun algunos días en Valencia la
provisiocal; pero volvieron tres ministros antes
qlle la l'pinita • quedando la otra mitad con ella.
Elltró habellI en 1I1adrid el 28 de octubre, ye(
Yecindal'io asistió con acleman grave y corres-
pondiente á la situacion de las niñas; y así no
se las recibió acalo .. adamente, sino allá con ¡m·
p!llsos mas gl'andiosos y como de paternidad,
y cual si les estuviera diciendo:« Acá venís á pa-
¡'ar en manos de nuestro resguardo, de nuestro
carii'ío y nuestra lealtad, y vamos á desempe-
ña!' dignamente este encargo de la PI'ovidencia.
Ni ambiciones de familia, ni estravíos de parti·
dos han de tocal' sacrílegamente esa corona,
gJlal'don de tantísima sangre derramada. Como
hijas dc San Fel'uando, vuestra lejitimidad mas
acendl'ada se cifl'a en el rasgo de la soberanía
nacional, I'econociéndoos en ulla ejecllloria que
e,tá consagrando viles tras regalías y las nnestras,
Ynestl'~s prerngalivas y nllestl'as Iibel'tades. Bien
haya el pOI'\'ellil', si santifica este pacto. cimien-
to de la r/'jt~Deracioll de I1Uestl'a preciosa y des-
ventl~l'ada patria. »


Halló el millisterio.rejente todos los ramos
d,~sqlliciados, lo,; ministerios )'el'los, y las prn-
villcias goberlladas por juntas sin encabcnmicll'
to cent.ral, y ajc¡¡;¡s de todo siskma; lllajistl'Jtll-




APÉ:\'DICE. 287
ra populm' y repentina que tnn solo servia de
tstol'lm, estando ya plallteada l!l potesta~ s~lpl'e­
ma; a¡,í lo cOllceptuaron las Juntas, vlIlJcndo
IUl:tgo á disolverse voluntaria y patrióticamente.


Jtíntanse las Cól'tes ya tal'días, puesto que pOI'
la Constitllciotl debiall I'ellnil'se a los tres meses
de su disolllcion, y luego pOI' cuanto de suyo
toda potestad interina debe acortar su plazo
pOI' sí misma y por el beneficio público; pues los
I'epresentantes son los que dc~en ~'eside[jciar so-
lemnemente al ministerio-rcJencHI. Sea el que
fuere su dictámen, cábenle alabanzas jJu,' haber
zanjado el punto de fueros con los diputados de
Navana, y trllido á sus hogal'es la ~oldadesca de
Don Cárlos. Tienen las Córlcs que despachar dos
asuntos de entidad, la I'ejencia y la tutela de las
hijas de Fernando VII. Deslinda la Constitncion
la autoridad de rejente del cargo de tutor, á no
mediar padre ó madt'e del soberano en menoría
(ill't. 60). Tambien tienen que co~~estar los .re-
presentantes de la nacion al matllhesto publtca-
do pOI' la Reina viuda en Marsclla .eI 8 de 1lI?-
viem!:lI'e obl'a de un bando absolutH,ta, enemI-
go de toda institucion constitucional. Hacen ha-
blat'á l~ augusta princesa en términos que nun-
ca fueron suyos, contcniendo alla u.nos asertos y
varios hechos que el pundonor lIaclOnalno pue-
de jamás dejar sin I'espllcsta; pues como ha-
blan con los Españoles, ¡j ellos cOl'I'eSpOllUe la
contestacion, no incumbiendo á nadie el dere-
cho de hablal' por la nacioll, siendo pertenen-
cia e&clllsiva de los l't'IJI'escntantes de la naclun;
y aun es de Sil obligaeion.


Así como se ha ~isto en 1835 v :16 abonanzar
todo tras t~ntisima tormcnta " ha descollado
asombrosamente el buen órden por (lollde quie-
ra; por donde se evidencia que el dcst<:mple re-
volucionario no asoma en Espai1a, á Dios gl'a-
cias, y tan solo con sumas provocaciones se
pl'orumpe en alborotos, y desde los pl'Íllcipios


pregona al punto su intento. J rn logl'ándolo
hace alLo. ¿Cómo es pues que con elementos
tan salios y puj3ntes contra toda potestad ile-
gal no descuellan desde luego caudillos gallal'-
dos y planteadores para agolpal' y ocasioual'
ulla resurreccíon cabal, una rejeneracioll de la
vida m(\ral, intelectual, comercial é industrio-
sa en este solal' fecundísimo , donde al parecel'
en golpeándolo con la planta habian de brotar
el ól'den y la opulencia?


¿ El ímpetu de setiembre será un nuevo abor-
to? El pOl'venit' vendrá á deci¡·lo . .1\"0 apal'cce to-
davía que se hayan comprendido debidamente
las condiciolJes del ponenit· de España y quc al
impulso de iras justicieras sobrevenga un pen-
samiento planteador y vivífico. Siempre estamos
viendo e! idéntico desatiento, la ml~ma poque-
dad adminü,trativa, y en suma, lo pasado, con
mas y mas tradiciones de mas y mas abusos,
embt'ollos, descolJciel'tos; y e! pueblo mas rico
de! orbe, merced á toda carcncia de art'eglo y
despt'jo en su hacienda, no oye hablar mas que
de la miseria plÍblica y de la escasez del erario.
Yacen todos los I'amos doloridos, y el gobierno
se arroja á actos fl'enéticos é injustos. Orillanse
pactos y contratos solenwísimos_ Crecen mas y
mas los yerros con el aumento de las causas; se
Cal'eee de crédito, pOI' cuanto ningun compl'o-
metimiento se cumple, pues hay que fallar al
311tel'iOl' pOI' acudir á la lII'jencia del dia que no
da tt'eglla, y porque la necesidad carece siempre
de levo l'io intento con esto reconvenir á los su-
jetos'del dia, ni aun á los de aye!'; pues me cons-
ta, cual á nadie, que el achaque es adquirido, y
por esta misma razon me conduelo con tanto
est.remo, y lo pregono con las veras que acos-
tumbro, pOl'que ya es hora de que cesen tantí-
simos quebrantos, ó que la nacion fallezca de
consullciou incurable.


Rectificacion sobre los aco,.tecbnientos de Yergara.
Cuando dí á ILlZ esta obra, eran todavía muy


recientes los :lcontecimientos que pl't:cedieroll
á la pacificacion de las provincias vasco-navar-
ras. No me hallaba á la sazon en Madl'id, y por
cuanto esmel'o puse en procural'me las noticias
mas l'xactas de las negociaciones que precedie-
ron al convenio de Vel'gara. nunca me lisonjeé
de hah ... , dado con la verdad absolllla, La h¡~tf)­
ria contemporánea es sobre manera difícil de
escribir, mienll'as no hablen las personas que
han si'lo árbitros ó dit'ectores de los aconteci-
mientos, y estos ni habian hablado antes de mi
escl'ito ni lo han hecho despues.


]\fas yo, convencido de que por necesidad tenia
que habel' incurt"ido en inexactitudes, si bien
nadie las ha I'eclificado, he ido en pos de la ver-
dad ó á lo menos de rectificacioClt's que pOi' ins-
tinto con ocia necesitaba mi trabajo_o Hoy me ha-
llo en el caso de hacer algunas ellIllIendas esen-
ciales. Dia vendrá en que se pueda decir la ver-
dad entera: tal vez la reserva es todavía necesa-
I·~a. La época cn que se pueda sin dific~lIt:l<l de-
CIrlo tod,) dependerá de los aconleClllllentos
que aun están reservados :í esta trabajada Ilucion_


He pagado un primer tribulo á nuestra historia
moder'na : hoy lo mejoro, Este afan mio en bus-
ca de la verdad me absolverá sin duda á los ojos
de mis lectores de las impel'fecciones de que aun
ha de adolecer mi trabajo, á qltien por cierto no
han faltado concienzudas investigaciones,
La~ personas bien entel'adas que han leido mi


nal'racion sobre los acontecimientos de Vergara
han tenido á bien reconocer POt' atinadas mis re.
flexiones sobre la índole de la insurreccion y so-
bre las causas que promovieron su decadencia,
precursora de su terminacion. Pet'O en cuanto á
los hechos, aparecen ell mi pI'imer trabajo eqllí,
vocaciones ti omisiones que voy á rectificar.


Es cierto que las disensiones que pinto t'xis.
tian entre los defensores de Don Cárlos. Es hall-
bien cierto que el jenera I EspJrtel'o, noticioso.
de cuanto pasaba entl'e ellos, supo aprovecharse
con sumo tino y destreza de su discordia. Hizo
mas, por mcdio de impresos mañosamente es-
parcidos en el campamcuto de los contrarios,
aumentó laya existentedesconfianza, y I'cmaló
el desconcierto que procluj"I'on estos escritos,
mandando que todas las familias fIlie, en len'ito-




288 APÉNDICE.
"io ncupndo por SIl S trop3S, tenian SIl.S hijos en las
filas rebeldes,se tra~lada~en al pais oco pado pOI'
estas. Este repentinG aumento de poblacion, las
vejaciones insep21'ables de una emigracion fona-
da, produjeron un desmayo en el bando carlista.


Sin duda estas circunstancias, tan dieslramen-
te creadas pOI' el caudillo consLitueional, de-
bieron convencer á sÍ! contral·io· de que la cau-
sa que defendia iba ya poco meuos que pel'dida,
pues que tomando el jenera 1 Espartcl'o á media-
dos de enero de 1839 la iniciativa pal'a entrar en
una transaccion con 1\1 3 I"Oto , tuvo esta primera
comunicacion buena acojida: portador de ella
fué el coronel Paniagua , que se lrasladó al
cuartel jeneral carlista, encal'gado de un canje
de prisioneros, De pronto no contestó lHaroto,
mas en marzo envió algunas proposiciones pOI'
conducto del arriero de Bargota, que hoy nos
quieren pintar c0l!l? un P(~d~I:OSO mediador,
cuando todo su mento conSistID en haber espe-
clllado como contl'abandista á la sombra de ~IlS
idas y venidas con recados de un Cll ID po. á otrC?


Lo que pc(!ia Mal'oto era de tal mOl,lo llladml-
sible, que el Jencl'al Espartero ~e llego redonda-
mente á oir seml'jantes pretensIOnes, .y l'~)[l su
ne"'ativa quedaron cortadas las COITIIIIllCaClOncs.


Empezáronse las operacio.nes de Ramales y
Guanlamino y en ellas, bIen que las trop~s
carlistas se h~llaban en buena dispo~icion, 1\la-
rolo no quiso q~e enh'.asen en acciOD todas 12s
necesarias, temiendo SIll duda que una derrota
le hiciera pel'der el a~cendicnte que procurp to-
mar y habia en efecto tomado desde que se ha-
llaba mandando en jefe las ll'opas, y mas que
nunca lo necesitaba conserval' despues de las
sangrientas escenas de Estella,


No es exacto lo que be dicho de las p.roposicio-
Des hechas por lor'd John Hay. La prlluera vez
que el comodoro inglés se presentó al jenel'al
Espartero, como pOl'tadol' de PI'oposi.:iones de
"Mal'oto, fué para ren.<)Val' las que.ya mucho antes
habia desecbado el Jeneral en Jefe de nuestras
tropas, Este las oyó con estrañeza,y no causó po-
ca sorprcsa al lord John H~y aqllc)la circuns-
tancia que Maroto no le habla dado a conocer.


Tengo muy á pechos rectificar u~ pun!o Sl~­
mamente esencial, y es, que el goblel'no mgles
.en ningun tiempo fué ni se portó como media-
dor entre las partcs belijerantes. Al coutrario,
declaró siempl'c que nunca se entrometena en
una cueslion puramente española, corno su me-
diacion no fuera solicitada por el gobiel'no de
Isabel II, único que habia reconocido, Como el
major timbre del conv:-nio de Vergal'a es su ~a­
I'ácter castizamente naCIOnal, tengo un placcr In·
decible en rectifical' esta parte de mi narracion.


Cuando el14 de agosto empl'endió el jeneral
Espadero su mat'cha desde VJtol'ia, no lué c0.o
direccion á Bilbao, sino para penetrar en el pals
enemigo y busc31' las tropas contrarias. Est.as en
Villarreal se batieron con denuedo y re515tleron
euauto pudieron el embate de las divisiones que
entraron en batalla,


No es exacta la anuencia de Elío á los proyec-
tos quc 1\laroto llevaba adelante, de acuerdo


con muchos jcf¡~s. Ni pnrl'ce ci'Tto quc ahogase
el jcfc cal'lista pOI' lo~ del'echos de 1)on cil'los
como infante; y es errónco que el jencl'al Espar-
te ro tuviese podcl'es del gobierno pal'a el reco-
nocimiento de los fueros.


Todo cuanto he diebo dc la aparicion repenti-
na de Don C6rlos en 1~lorrio, de lo que pa~ó es·
tando al frente de SIIS tropas, y de la ida de NI'-
gri al cuarteljenel'al de 1\lal'oto, parece ser exac-
to; solamente qlle en vcz dc sel' estos inciden-
tes posteriores á la primer'a entrevista de los
jellel'ales Espartero y Maroto, fuel'on al contra-
rio anteriores, y causa eficaz pal'a que se reali-
zase dicha enlt'evista , que tu va efecto en la 1'1'-
mita de San Alltolín ; y aun esta no se verificó
sino despues quc habian vuelto los comisionados
del candillo constitucional de cOIll'ercllciar cou
el jefe cal'lista, y de habel'lo dejado todo acol'-
dado, De modo que, cuaudo el dia 25 de agosto
se puso en marcha el jcneral Espartero, fué en
la illlelijeneia de que oe baria en los campos de
Durango lo que luego se l'calilfien los campos de
Ycrgara. GI'ande fué Sll sOI'prcsa, cuando al
aCCI"Cal'se, pidió i'llarolo una nueva cOIJl'crcllcia,
la que efedl!ada en la ermita de San Alltolill,re-
IJOVÚ Maroto sus pretellsionesde fueros, Esparte-
ro las desechó,y q lIedal'OIl rot~s !as lIegociaciones.


El 26, emprendiÓ de lllH'VO su marcha el ejér-
cito cOllslitllcional, y como l\Iaroto se viera en
una situacioll muy crítica, euvió un comisiona-
do pidiendo relloval' las Ilegociaciolles. El jene-
ral Espartero no quisorccibiralllucvoemi.al'io,
llaciéndole volver' atrás eOllla Pl'evencion de qlll~
IIsaba con él de illduljencia, pues rola la nego-
ciacion el dia antel'iol', su venida tenia mas vi-
sos de querel' esplorar su marcha que de pal'la-
mcmario; mas le añadió que deseoso siempre de
evital' el uel'ramaulIento de sangrc, sí 1\laroto
queria sometel'se, estaba dispuesto á oir pro·
posiciones en Vergara hácia d('¡nde Se dirijia,
Desde Vergara fué el jeneral }<~spartero á Olla-
te, donde I'ecibió un ofici,') de 1\laroto, solici-
tando que nombrase jefes para conferencial' con
~os que él tenia clejidos, Otol'gado esto por el
Jellel'al Espal'tero, ~e presentaron los enviados
carli.tas en Oiíate, dOllde se estendió el come-
nio que llevaron á l\Iaroto, yen consecuencia ~e
realizó el acto dc Vergal'a, preseutándost' lIIaro-
to al jcneral Espartero, tal vcz rcceloso dcl mal
crccto que produjeran los capítulos del conve-
nio, tan diferelltes de los que queria y se habian
lisonjeado obtenel' algunos jefes,y MTJan los que
he illdicado de !'ecollocimienlo de DOIJ Cárlos
como infante, etc, , proposicion que nUDca se
hiw al jelleral Espartero,


Urblsto¡¡do habia qlledado ma:1c1ando las tro-
pas c"I'Ii,tas, y habiendo aceptado el convenio,
las condllJo, dalldo previo aviso, al campo de
Vergara. Allí, JrJtcl'poladas con las nup~tl'as, for-
mal'on todas. y á su frente las arengó el Jene-
ral Espat'tel'o; y:l no hubo mas que cspai10les y
hermanos, abrazándosc los que por tanto tiem-
po hablan sido enemigos, y la bandera de la li-
bertad ondcaba majestuosa entre ellos como
signo de paz y de reconciliacioll,


FIX,