MEMORIAS
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MEMORIAS
PARA LA HISTORIA


DE LA


REVOLUCION ESPAÑOLA,




1


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.5.,1L104
• :420M0 III.°


o


t
r


EMOhlAS
PARA LA HISTORIA


DE LA


REVOLUCION ESPA ÑOLA
CON


DOCUMENTOS JUSTIFICATIVOS


RECOGIDAS Y COMPILADAS


Pon D. JUAN NELLERTO,


PARIS,


En la imprenta de M. PLASSAN*, calle d3
\Taugirard , n.° 15.


Aria






1816.


n




ADVERTENCIA.


Despues de puhlicado el tomo terrero de mis Me-
morias !,,:ra. tu historia pie lu revolucion de fsnaria
he sabido que no es exácte la relacion del autor de la
carta ntnn. i41t , en la página 568. Dice que « los


señores Azanza , Urquijo , y otras persones respeta-
» bles saben que el señor D. Pedro Cevallos pretén-
» dió el ministerio. » Estos mismos señores han (lidio
que no lo saben. Aiíade aquel que los seiiores A zanza,
» Urquijo y Ofarril testificarán (si fuese necesario) la
» certeza de lo referido en el primer tomo sobre re-
» nuncia del ministerio como sucedido en el consejo
» de ministros de 31 de julio de 18o8 , tres dias des-
» pues de la fingida fecha del supuesto papel de re-
» milicia de ministerio, impresa en la É..unristeinn del
» señor Cevallos. » Los citados señores aseguran , que
nunca podrian testificar semejante proposicion, porque
el consejo de ministros en que se trató del viage ) fue
anterior al dia 31 , en el piel se verificó ya la salida
de Nladrid. Yo deseo que resulte la verdad de los he-
chos , en quanto las circunstancias me permitan. En
su conseqüencia publico esta noticia por apéndice; y
me hubiese alegrado de poder hacerlo en continuacion
de la carta, corno lo haré en la edicion francesa. Paris
31 de diciembre de 1816,Nellerto.


PROLOGO.


FACTUM aST IN T • RRIS QUIDQrlD DISCORDIA JCSS1T.


PE TRONIO.


E L pres,ente tomo tercero de mis
Memorias para ¡a historia de la Revo-
lucion Española ofrece bastante inte-
rés por diferentes aspectos.


Ya son dos (guando menos) los es-
critores franceses que han manifes-
tado deseos eficaces de saber las cau-
sas que prepararon la revolucion 6
los hechos que la precedieron , capa-
ces de producirla y creo que algu-
nas piezas de mi coleccion satisfarán.
en gran parte 'la curiosidad.


Las cartas del principe de la Paz , y
de D. Eugenio Izquierdo, contienen es-
pecies apreciables para conocer quanto
-se han equivocado los que les imputa-
ron crimen de traicion y perfidia.


Esas mismas y la primera de 1../T.G. S.
tratan del proceso del Escorial , y de la




( E )
parte que pudo tener D. Juan Escoi-
quiz en aquel suceso , y demas que se
han subsegu ido. Me parece dificil. con-
trarrestar estas autoridades.


Las de los números 134, y 140, pa-
ginas 115 y 275 demuestran el modo
con que comenzó la revolucion en
Andalucia y Galicia. Qualquiera lec-
tor conocerá que sucedió lo mismo
en las domas provincias del reyno,
especialmente las cercanas al mar.


Ellas hacen ver el influxo ingles
para que principiase una guerra , cu-
yas resultas no podian dexar de ser
la ruina de las ciudades, el empo-
brecimiento de los pueblos , y la pér-
dida de las Américas sin la qual Fer-
nando VII hubiera vuelto al trono y
hallado íntegra su monarquía, como
su tio Fernando IV la. de Nápoles, el
papa , el rey de Cerdeaa , y los otros
soberanos de Italia sus Estados , el
príncipe de Orange los suyos de Ho-
landa , el rey de Inglaterra el Hanno-
ber , y lbs principes de Alemania sus


rit )
respectivos dominios antiguos; porque
caído Bonaparte del imperio , su her-
mano Josef hubiera perdido la pose,
sion del reyno de las EspaiIas , como
su hermano Geróniino perdió la \Ves-
falia , y su cuñado Murat la corona de
Napoles.


Las circulares del Consejo supremo
de la Nacion ,Espaiíola , y la proclama
de los Grandes de Espacia, números
131 , 32 , y 33 , instruyen de que ya
el gobierno Espaiiol previó los peli-
gros de las desastrosas conseqiiencias
de una lucha desigual, y que procuró
evitarlas exhortando y mandando la
inaccion y la tranquilidad.


Los otros papeles contribuyen con-
firmar la verdad del. contexto de los
indicados por el exitoy los acaecimien,-
tos. Manifestando la conducta de los
ingleses , se demuestran los verdaderos
objetos de su gobierno en haber pro,
movido la guerra de la Península.


Todas estas piezas son trasladadas
de los originales ó de copias exactas;




( IV )
y no hay una sobre cuya fidelidad
pueda con razon promoverse la me-
nor duda.


He oido decir que algunos objetan
á las del tomo segundo estar copiadas
del Monitor Universal, y que intentan
por este medio disminu irsu cré dito. Yo
no podia copiarlas de otro documento
mas auténtico , pues aquella gaceta era
la l'inica de oficio en su tiempo. Casi
todas se trasladaron á las otras gace-
-tas de las Cortes de Europa pero ni
entonces ni despues de la cuida de Bo-
naparte se ha escrito nada en contra.
Los interesados. y autores viven , y
ninguno ha negado que lo impreso
fuera produccion suya, porque saben
la fidelidad y exáctitud con que se co-
piaban en el Monitor.


Son pues aquellas piezas justifica-
tivas mil veces mas auténticas, que
las conversaciones publicadas por Es-
coiquiz guando Bonaparte no podia
desmentirle. Así monseñor Pradt ha
.escrito sus Memorias llenando con las


(y)
mías cuatro quintas partes sin citarme.
Hizo mencion de ellas en el prólogo;
pero de una manera incapaz de dar


, esa idea, pues antes bien indicó ha-
ber hecho el uso principal de otra obra,
siendo asi que solo torne) de ella tres
hechos. Los críticos se admiran de que
monseñor de Pradt tuviese por ciertas
las conversaciones impresas por Es-
coiquiz. Yo tengo armas para probar
que monseñor no tenia en i8o8 las
opiniones que ahora manifiesta en este
asunto; pero como ha seguido :las re-
glas de la justicia en el juicio que for--
mó -sobre la conducta de los refugia-
dos en Francia, se ha hecho digno.
de que se le perdonen sus plagios'aun-
que le hayan producido mas dinero
que al autor original sus fatigas y susdispendios. Tanto puede la fama de un
escritor.


.Algunos esperan encontrar aqui algo.
contra cierto papelucho impreso en
lengua espalola este ailo en Paris. Me-
llan as egurado ser muy propio y muy




( )
.digno de su autor. No he querido
leerlo, contentandome con las noticias
que muchos me comunicaban á por-
fia. Si se trata dé injurias personales,
perdono de todo. corazon. Si del fondo
de los asuntos , no me conoce bien
quien me repute capaz de dar á tales
Panfieteros el honor de responderles
perpetuando el nombre que ha de pe-
recer con sus días.


C VII )


INDICE


DE LO CONTENIDO EN ESTE TOMO TEP.CERO.


Pp.ol...oc O.
NUM. CXVI. Plenos poderes dados por el rey Car-


los IV. á D. Eugenio Izquierdo, einbaXador ex-
traordinario en Francia en 26 de mayo de 1806,
renovados en 8 de octubre de 1807.


:NUM. CXVII. Carta del princi pe de la Paz á D. Eu-
genio Izquierdo en 3 de noviembre de 1807.


NUM. CXVIII. Otra en 8 de noviembre con una
postdata del. dio 18 cn que salió* el correo. 6.


NÚM. CXIX. Carta de D. Eugenio Izquierdo al prin-
eipe de la Paz en 15 de noviembre de 1807.


?VOM. CXX. Ótra en í7 con postdata del 18 de no-
viembre , y nota puesta en su margen por el
príncipe de la Paz en 18 de diciembre.


38.
INUM..cw .Carta del príncipe de la. Paz á D. Eu-


genio Izejulérdo en 2/k de noviembre.
48.


IN,r2m. CXXII. Cláusulas de una carta del priucipe
deja. Fal gran duque de rlerg.


NUM. CXXVII. Carta de Izquierdo al príncipe de la
Paz en 8 de diciembre de 1807 , con una nota
puesta por éste con fecha del 18.


54;
1\311 CXX•X. Carta del prineipe de la .


Paz á Iz-
quierdo eu 18 de dic,iembre de 1807.


CXXV. Otra en 24 de diciembre.
NUM.




59.
CXXVI. Otra en g de febrero de 1808.


NUM. CXXVII. Otra en ti. de marzo.
.


NUM. CXXVIII. Carta de D. Pedro Cevallos, mí- 62
Astro secretario 4, Estado, y de Negocios Ex


7.


So.


58:




trageros á. D. Eugenio Izquierdo en /8 de marzo
de 1808.


63.
NUM.. CXXIX. Real decreto de CarloslV dado en 18


de marzo de 18o8 , sobre el mando del exereito y
marina, del quid se hace meneiou en la carta
preceden te. 65.


NUM. CXXX. Carta de D. Eugenio Izquierdo á D.
Pedro Cevallos en to de abril de i8o8. 66.


NUM. CXXXI. Carta circular del consejo de Castilla
en 4de junio de 1808.
82.


NUM. CXXXIT, Otra en 8 de junio. 94.
NUM. CXXXIII. Proclama de los grandes de Es-


paña , de los consej eros , y de otros españoles
reunidos en Bayona en 8 de junio de 184.


NUM. CXXXIV. Carta de 13 de agosto de 1808, en
que se da noticia de la insurreceion de Andalu-
cía, hasta la batalla de Baylen. 115.


NUM. CXXXV. Eraementos de un papel impreso
en Cádiz afto . 1813 , con titulo de. El Fa-


.:
Piola el prueba. 137 ¿


NUM. CXXXVI. Fragmento del manifiesto impre-
' go de las corpOláCiOnes de la ciiidad de S. Se-


bastián de Guipuzcoa sóbrela comineta del
exército ingles, y portugues en' aquella - Ciudad 3
año de 1813. 45.


NUM. CXXXVII. Papel impreso año 1813 por un
español del partido de Cádiz , eón tituló de idea
de los ingleses ea Espaiia. 56.


NUM. CXX.XVIII. Carta del marqueS Caballero. 236,
NUM. CXXXIX: Arenga de la ciudad de Valencia


al mariscal Sucliet , con motivo de su entrada en
'24 de enero de 181:i


27.3
NUM. CXL. Carta de la-Córafia en que se da 110 n


ticia de la iusurreceion de Galicia. 2;1:
NUM. CXLI. Carta d&D. T. G. S. sebreclYerdadero


autor de las desgracias de España. 1 )2 293.


( IX
NUM. CXLII Otra del mismo, sobre los papeles im-


presos por Cecallos. 557•
NUM. CXLIII. Carta sobre la ínsurreccion de 15.u-


dalucia , que ilustre lo contenido en la del »- 134. 577.


Fin de la Tabla.


9




( X )


ERRATAS.


PAG. LINEA. DICE. DEBE DECIR.


Id. 45. lin. 17. esa es la
Id. 68. lin. 18. hace.Tsa hacerse
ld. 89. lin. 12. esperar esperar.
1d. 109. lin. 2. tramas trabas
Id. lig. Un. 7. origen origen
Id. z 22. lin. 28. Agonizantes Menores
ld. 159. lin. 2. al, el
ld. 1 7 7. lin. 2.y 3.excede cede
Id. 2 .i 5. lin. 23. ó los á los


e,20,). lin. 28. país paso
Id. 295. lin. 9 . cien cien mil
Id. 298. lin. 16, haberse haber


MEMORIAS
PARA LA HISTORIA


DE LA


REVOLUCION ESPAÑOLA.


NUMERO CXVI.


Plenos poderes dados por el rey Carlos .[Y
á D. Eugenio Izquierdo, enzbaxador eX-
iraordinario en Francia en, 26 de mayo
de 1806, renovados en 8 de octubre de
1807.


Don Oírlos por la gracia de Dios, rey de
Castilla, de Leon , de Aragon, de las dos Si-
cilias, de Jerusalen, de Navarra , ele Gra-
nada , de Toledo , de Valencia, de Galicia,
de Mallorca , de Menorca , de Sevilla , de
Cerdeña, de Córdoba, de Murcia, de .faen,
de Algeciras , de Gibraltar , de las islas Ca-
narias, de las islas Orientales y 0.ccidenta-
les , de las islas y tierra firme del Océano;
Archiduque de Austria, Duque de Borgoña,


7;y3,..k1


ME-.




( 2
de Brabante y de Milan , Conde de Aus-
•Dourg, de Flandres y del Tiró! 3 Señor de
Vizcaya y de Molina , etc.


Teniendo entera confianza en vos, D. Eu-
genio Izquierdo, nuestro consejero honorario
de Estado, y habiendo os autorizado, en vir-
tud de ésta confianza justamente merecida,
para firmar un tratado con la persona que
fuere igualmente autorizada por nuestro alia-
do el emperador de los franceses, Nos pro-


" metemos de buena fé y sobre nuestra palabra
.real, que aprobarémos , ratificaremos y exe-
cutarémos , haremos observar y executar en-
tera é inviolablemente todo lo que sea es-
tipulado y firmado por vos. En fé de lo qual
hemos hecho expedir la presente, firmada
de nuestra mano, sellada con nuestro sello


-


secreto', y refrendada por el infrascripto
nuestro consejero de estado , primer secre-
tario de Estado y del despacho. Dada en
Aranjuez á 26 de mayo de i8o6. — Yo el
rey — Pedro Cevallos.


Nota. Traduccion española de la francesa
que habia entre los papeles de D.• Eugenio
Izquierdo quien al pie de la dicha traduc-
cion francesa puso las dos certificaciones si-
Éuientes en &anees.
- Primera. Certifico que esta tradmecion ez


( 5 )
fiel, París 5 de junio de 1806. Izquierdo,
consejero de estado de S. 31. C.


Segunda. Certifico que estos poderes han
sido renovados dia 8 del presente mes en el
real Sitio de S. Lorenzo. Fontainebleau 27
de octubre de 1807. Izquierdo.


Este documento manifiesta que el señor
D. Pedro Cevallos intervino en el negocio
del tratado de 27 de octubre de 180 7 , co-
piado en el n. 2. de las piezas justificativas
de mi tomo segundo.


NUMERO CXVII.


Carta del prirzeipe de la Paz á D. Eugenio
Izquierdo en 3 de. noviembre de 1807.


Varios correos han salido , pero no he es-
crito por ninguno : cartas del rey N. S.-*a1
emperador han sido el objeto : tengo ahora
sobre mi mesa quatro de Vmd. fechas 8, 12, 15
y 25 de octubre ; ésta última trae el ensayo
del tratado de Portugal; pero los portugue-
ses se defienden, y su' conquista será mas di-
ficil; y no sé, : : En fin recibiremos el tratado
tal qual venga. Por ahora la novedad grande
es la del arresto del Principe de A,sturial..




( 4 )
Escoiquiz era el autor de un plan para de-
poner al gobierno actual , y aun al rey. In-
fintado Orgaz , Ayerve, y otros criados del
quarlo , los cómplices; sostenido todo por el
embaxador Beauharnais. Madrid está medio
movido : todos esperan las resultas ; pero va
traslucen que éste embaxador ha dicho pon-
drán en Madrid su quartel general las tropas
francesas. Estoy en el sitio; todo mi cuidado
es poco para tantos enemigos; pero el carion
les reducirá.; sirva ésta para gobierno de V.
y entienda que nada quiere sino su inmuni-
dad — Manuel — S. Lorenzo 3 de noviembre
de 1807.


1 Vota. Esta es la carta de que (lió noticia
eI principe Maserano al emperador, y que
comunicó en copia traducida D. Eugenio iz-
quierdo. Este habla mucho de ella y de su
contenido en las de 15 y 17 de noviembre,
que se verán, mas adelante.


,5 )
NUMERO CXVIII.


Carta del principe de la Paz í D. Eugenio
Izquierdo en 8 de noviembre de 1807, con
una postdata del dia 18 en que salió el
correo.


Llegó Es tenóz con el paquete de Vmd. el dia
mismo de. S.Cárlos, de suerte que se ha cum-
plido su deseo en todas sus partes , mi esti-
mado Izquierdo. Tres cartas acompañan al
tratado y convencion 3 todas de fecha del 28
de octubre. SS. MM. las han oil:1,


leer, y
me mandan agradecer á Vmd. en su nombre
quanto ha trabajado en su servicio. Por mi
parte nada digo, pues aun que falta mucho
para realizar lo pactado, me basta para tran-
quilidad en el dia la intencion conocida del
emperador, y la consideración del rey. N. S.
ácia mí. Hoy se han cangeado las ratifica-
ciones , y naturalmente expedirá correo con
ellas el embaxador; pues como las de allá
se le liabian éricargadbAa sido consiguiente
la entrega de las nuestras : esperamos la con-
textacion del emperador á una carta del rey
N. S. para despachar un correo; y entonces
ira ésta mia, á menós que se ofrezca otro
negocio antes. Vmd. sabe por los dos decretos





( 6 )
del rey los desagradables sucesos nuestros;
ésta trama tenia mas ramificaciones: ahora
estamos ocupados en su exámen ; no sé si
un tal subsidio de nuestras penas tendrá que
hacer en los 'negocios políticos del cita, y
por esta razon no quiero hablar como de po-
sitivo en las cosas que ya están hechas ; ve-
remos antes como se desembuelve esta tem-
pestad. Vmd. sabe que hay un regalo de estilo
quando se hace un tratado ; voy á pedir el
que corresponde al gran mariscal de palacio,
y acompañará á ésta carta; pero si Vmd. juz-
gase conveniente añadirle otro ó creyese que
la gran Cruz de Cárlos DI podrá ser demos-
tracion grata al emperador, aviseme Vmd.
de todo para no perder tiempo. Entonces diré
á Vmd. si conviene haga un viage á España, y
nos pondremos de acuerdo para lo sucesivo;
pues no estoy contento tampoco con ver que
haya intermediarios en las relaciones políti-
cas , y mucho menos con personas que sé
que no me aman , ni á mi pátria , corno su-
cede á éste embaxador. En fin, señor Iz-
quierdo, Vmd. me dirá que cosa puede lison-
gearle en el dik; pues me persuado que po-
dré obtenerla de S. M. para quien Vmd. ha
hecho un buen servicio. Sabe Vmd. que soy
:trapeo; que no gusto me hagan el político en


7- Y •


materia . alguna ; y que siempre es de Viudo.
afectísimo — Manuel — S. Lorenzo 8 dello-
viembrc de 1807.


Postdata del diez 3.8 en que salió el Correa.


Terrible aspecto- toman las cosas ; pero
el secreto importa; asi como la observacion
para avisar lo que convenga.— No va el joyel,-
pues no está hecha; ni-sé si convendrá tal re-
galo. Vmd. me dirá qual será mas apreciable:
conservese como desea su afectísimo — Ma-
nuel — S. Lorenzo 18 de noviembre de 1807.


NUMERO- CXTX..


.Carta de D. Eirgenio Izquierda , plenipo=-
tenciario con fidencial


.del rey de España
Carlos IV en Paris, al principe de
Paz en i5 de 7l0Pie772bre de 1807.


Serenísimo señor: mi venerado protector:
El 4 de este ,


mes fui á Paris á fin de asistir
á la comida que en celebridad de los dias:
de S. M. daba el embaxador á. todos los Es-
pañoles.


Estando comiendo llegaron dos correos der.,


o




( 8 )
rey ( Araujo y Rosi) que dixeron haber sa-
lido.,. el uno del Sitio el 29 á medio día;
el otro de Madrid el 3o á las cinco de la
mañana.


Cuino ni uno ni otro trageron pliegos para
mí; como el último ( que venia ganando
horas) dixo, al embaxador que, traia Orden
de buscarle prontamente en donde estuviese,
y de entregarle luego el pliego; y como al
punto anuncié al embaxador que iba á Fon-
taineblean; Aunque yo habia prometido al
príncipe de Benevento, y al mariscal, Duroc,
que al dia inmediato Ñolveria al Sitio (no


.•


existiendo clespues de firmados los tratados
el 2 7 anterior motivo urgente ) creí que
xro debia, ( corno se dice ) meterme en donde
no me llamaban; y asi me quedé en Paris •
esperando los eventos,.


El5 Madama Junot, (con qwierrconli)me
dijo : Junot me escribe desde Vitoria: Hay
novedades en Madrid; pero como jamás es-
cribo noticias, si quieren, te las darán en
Paris; inferi de ésto que algulveorreo fran-
ces habiasalido tambien de Madrid cow éstas
novedades , y que habia venido .en • muv poco:.
tiempo ; pues Madama Junot habia recibido
la carta de su marido al quarto dia no corra,
Aleto, de haberla aquel escrito -en , Vitoria,


( 9 )
El 7 ya empezó á esparcirse en Paris el


el arresto del principe de Asturias. A esta
inesperada noticia sucedían a cada hora otras
de toda cspeie, que nacian de ella. En tal
situacion segui mi determinacion de estarme
quedo, y de no presentarme en el Sitio. Es-
tamos , señor convenidos en que V. A. no
puede hacerme jamas un cargo de que yo no
execute lo que no me manda, y asi pensé:


El principe de Asturias está arrestado ; se
», ha despachado de Madrid un correo; y tal
» vez dos con esta noticia al. embaxador; S. A.
» no me dice nada ; no. me escribe por estos
» correos; luego S. A. no quiere que cosa
» suya parezca ;en negocio de ésta natura-
» leza. » Consiguiente á. éste pensamiento , de-
terminé no salir de mi casa hasta recibir no-
ticias de V. A. , de quien presumi que había
hecho lo mismo en Madrid, supuesto que el
primer correo dixo , que guando salió el 29
del Sitio, V. A. estaba en Madrid; y el oseo-un-
do, que salió el 3o á. las cinco de la mañana
cíe Madrid eón un pliego que se despac hó. del
Sitio á las doce de la noche , y que no habia
visto antes de partir a V. recibido
pliego suyo.


El r por la mañana, Mr. I)oyen ,
queró y -arribo íntimo, llegó a mi casa asus-




( Io )
tádo, y me dixo : « Acabo de saber en este'
» instante, por la secretaria de Estado, que.
» el principe de Asturias está preso, porque


de concierto con el embaxador Beauhar-
» vais, y con nuestro gobierno, intentaba des-
» tronar al rey su padre. La cosa parece im-
» posible; pero si asi fuese, he reflexionado
» que de ello se seguirá que á Vmd. (amigo y
• confidente del actual gobierno de España)
» se le ponga hoy mismo preso , y tal refle-
» xion me ha obligado á venir á advertirle


el riesgo que le amenaza.


El mismo dia , habiendo enviado á saber-
á casa del embaxador, si había llegado correo
de España, supe que el r o por la tarde habia
pasado el correo Fiorenzani, ganando horas
para Fontaineblcau.


Imaginé, que si traia pliego de V. A. para
mí, al punto me lo enviaria el embaxador;.
pero guando en todo el dia no le recibí,
perdí toda esperanza ; porque calculé 'que
el embaxador recibió sus pliegos á las dos de
la noche; que en seis horas se viene de Fon-
tainebleau á Paris, y que mi pliego debia
llegarme antes de medio dia.


:Leido , determiné partir para el Sitio; fui
antes á saber en las tertulias lo- que se decia;,


( I1)
entré en mi casa á la una de la mailana; y
á. las tres sali para Fontainebleau.


Al apearme en éste Sitio , un criado del
embaxador ( que encontré al entrar en mi
quarto) me dixo que el amo deseaba que al
punto le viese. Con todo , me pareció mas
oportuno ver primero al mariscal Duroc , y
que S. M.I. supiese mi llegada al Sitio por mí
mismo antes que por otro. Esta precaucion,
señor, ha sido sumamente útil.


Al verme el mariscal me dixo : « que iba á
• despacharme un correo de órden del em-
» perador para que viniese. S. III. ha pm-
» guntado tres veces si estaba ya Vmd. en
• Fontainebleau; Mr. Tallcyrand tiene tam-
» bien la órden de escribirá Vmd. para que
» al punto viniese; el embaxador ha debido
» escribir á Vmd. lo mismo. Ha entregado
» una carta del rey de España al emperador;
» su contenido le ha sorprendido , le ha irri-
» tado sobremanera. S. M. ha preguntado al
» embaxador si estaba cerciorado de ella, y
» habiéndole respondido que nada sabia, el
» emperador se la ha leido; que el embaxa-
» dor 'labia dicho que en su pliego no habia
» llegado otro que la carta del rey, y otra
» de S. A. el principe ,de la Paz para Euge-
» nio Izquierdo , y que asi S. M. 1. ignorante.




( 12 )
« de quanto acaecia , quería saber de mi lo
» que habia en todo éste asunto , y lo que
» el principe me comunicaba. »


Al punto saqué la carta de V. A. con los
dos sobrescritos; se la manifesté; vió que no
contenia sino una llana. No entiende el es-
pañol y me dixo ¿No ha escrito á Vmd. mas
que esto ? — No — Añadió entonces :
« Si : el principe Niaserano ha dicho que el
» pliego era pequeño y simple. »


Me preguntó si quería decirle el conte-
nido para ponerlo en noticia de S. M. que
estaba inquieto esperando en su quarto
llegada al Sitio. Respondi que iba á hacer
una traduccion fiel, y con ella entregaria la
misma carta original para satisfacer comple-
tamente á S. M. Replicó que no ; que bas-
taba la traduccion. Y sobre su mesa la es-
eribi y entregué. Dixe al mariscal Duroc,
que un criado del embaxador Me habia estado
esperando en mi casa para que le viese al punto
qué hie apease ; pero que yo no habia que-
rido ver á mi mismo embaxador antes do
verle á él, y de que S. M. 1. supiese que los
pasos que yo daba, ninguna conexion tenian
ce:ir lo (ie aqui habia podido acontecer du-
rante mi mansion en Paris. Esto tambien me
ha sido muy útil , pues asi he ganado la


• ( 13 )
confianza de S. M. y la de todos estos serio-


res , como V. A. va á ver.
No individualizo la multitud de especies


que se tocaron en mi primera conversacion
con el mariscal Duroc ; ni todas las que se
han ventilado en mis coloquios sucesivos con
este mariscal, con el principe de BelICVeDio,
y con Mr. de Chatnpagny : bastará fixar los
resultados que voy á resumir luego que ex-
ponga mi conversacion con el principe de
Maserauo , en presencia de D. Angel de San-
tivañez , secretario de embaxada.


Encontré al embaxador fuera de sí, lleno
de pavor; me pintó el modo acervo con que
el emperador le trató al entregarle la carta
del rey N. S. del dia 3; haciendose un mérito
de haber sufrido tan mal ralo. Dixome que
él emperador le habia preguntado si yo estaba
en el Sitio : que iba á despacharme un correo
para que viniese , porque Mr. de Champagnv
'labia preguntado por mi; y tambien porque
él juzgaba que mi presencia en éste Sitio era
absolutamente necesaria. Oido esto le dixe:
¿Pues que hay ? Me respondió : «Yo estoy
» turbado, no se que partido 1 .,()=..


'


no se
» si oi bien el contenido de la carta del rey
» que el emperador me ha leido. No se si en
» mi turbacion oi bien lo que S. NI. me dixo




( )
» que escribiese á nuestro gobierno. Ayer se
» despachó un correo de órden del empera-
» dor. Espera la respuesta para declararnos
» la guerra, y marchar en persona á España.
» Ha detenido su viage que iba á hacer á
» ;taba. Si eh Madrid hacen algo contra
» Beauharnais, yo soy perdido : me pondrán
» preso ; debo en este momento partir para
» Paris; avisar á todos los españoles ; poner
» los archivos en salvo, y arreglar mis asna-
» tos. —Poco á poco , señor embaxador;
» pues que Vinci. me consulta, le diré. con
» ingenuidad que esa conducta no es la de
» un prudente embaxador. Vmd. me habla
» de los intereses de su persona, guando se
» trata del bien ó del mal del estado y de la
» pátria; pero antes que tratemos de éste
» bien, ó de éste mal , importa al servicio


del rey que (durante estos dias á lo menos)
» nos entendamos ; que yo ( pues que Vmd.
» lo quiere y me lo pide-) trace el plan de
» conducta que debe tener Vmd.; y para ello
» es necesario que mi veracidad y mi amor
» al mejor servicio de SS. MM. le haga ver
» los errores de la que ha tenido hasta aqui.


» Entregada la carta confidencial del rey,
» al emperador , nadie sino Vmd. debia ha-
» ber sabido la respuesta. Nadie de sus cría-.


(r5)
» dos y allegados debia por sus acciones ni


dichos haber inferido ó sabido las resul-
» tas.—Santivañez saltó:— Eso se lo he


dicho yo al señor embaxador, y que ni yo
» debia haberlo sabido ; y me pesa haber


escrito de mi letra el oficio á Madrid. Se


me puede hacer responsable. Madama de S.


Sauveur (luz hija del enzbaxador) me ha
» contado todo. Quando ésta lo sabe, irá di-
» ciendolo á toda la antigua nobleza de Paris,
» enemiga de éste gobierno, con la que trata
» de continuo. Yo temo para mi malas re-
» stiltas. — Dexemos señores (dixc) medios


y consideraciones puramente personales:


la suerte de Vmd. y la mia importan poco,


la del estado es la que únicamente debe


ocuparnos. Yo, señor embaxador, acabo
• de saber que éste gobierno ha sabido que
» Vinci. ha escrito á una dama de Paris, (lta-
» liana de nacion ) que Vind. no porfia vol-
» ver á la Capital porque estaba aqui muy
» ocupado, y en asuntos sumamente desa-
» .gradables. Ella lo ha esparcido; y aqui es-
» •an resentidos : Asi conviene que Vmd. se
» serene; que no manifieste




b
ninuuna inquie-


» tud ; que sea mas cauto; y so re todo que
» las desconfianzas que públicamente mani-


fiesta Vind, tener de éste gobierno, no lo




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( 9
)




( i8 )


5> el rey asiste siempre á ellos ; y así toda
» autoridad judicial en España es delegada;
» y en nombre del rey se juzga todo.


» El emperador (continuó el mariscal)
» asegura que nada sabia por su embaxador
» de ninguno de estos asuntos: que la pri-
» mera noticia le llegó por la carta del rey
» de España que recibió el 5 de éste mes ; que
» S. M. dixo: Son cosas domésticas del rey:
» de España , 3 no quiero mezclarme en ellas.
» Pero viendose comprometido en la que re-


cibió el r 1, y horrorizado do oir que se
» vulneraba su alto carácter; que se le hacia
» participante de una conspiracion tan des-
» honrosa, y tan imita para un soberano de
» su poder y fuerzas, apenas había podido
» contener su ira justa y terrible. Quiere el
» emperador que se ratifiquen y pongan en
» execucion los dos convenios firmados el 27
» de octubre : —No cabe 'duda en que se ra-
» tificarán ( respondi.), Pera corno han
» de llevarse á execucion (eplico el ma-
» riscal) si el rey de España retira de Por-


tugal sus tropas para defenderse ? ¿Y de
» quien? — La carta de S. A. el príncipe de
» la Paz (dixe) lo anuncia con baila clari-


dad, y 5. M. I. ha visto ya ésta carta. Si
» 'Nímd. gusta, voy á poner una nota para el


( )
» emperador á cerca de éste asunto , para en-
» terar de todo, segun lo concibo , á S. .—
» No: Digamelo Vmd. de palabra ,porque


el emperador me está esperando : —Pues
ruego á Vmd. exponga en mi nombre á
S. M. lo siguiente :
» Primero : que es imposible que el prin-


» cipe de Asturias haya sido arrestado por


ninguna intriga ni tiranía de Corte, sino
por indicios suficientes, y pruebas de que




es delinqiiente.
» Segundo : que el principe de Asturias,
entre nosotros es persona tan sagrada, que


» el rey mismo, por su propio honor, ten-
» drá que hacer pública y legal su prision.


» Tercero : que es cosa absurda que la
determinacion de arrestar al príncipe de




Asturias haya resultado ó nacido de cc--
» lo qu io tenido reservadamente entre SS.MM.
» los reyes y el principe de la Paz.


» Quarto : que es cosa abominable (y aun
:s mas absurda, si es posible) que S. A. el
» príncipe de la Paz haya enviado sus guar-
» Bias á prender al principe de Asturias ; y,
» mucho mas que le haya arrestado él mismo
» corno la emperatriz ha dicho á Vinci. Que
» el rey vive en S. Lorenzo en el mismo pala-
» C10 que el principe de Asturias , y que no --"--.


i?




( no )
» necesitaba de enviarle á prender por Da-
» die ; sino decir al principe que se retirase
» arrestado en su q uarto ; ó dar órd en (guando
» estuviese por la noche en él ) que no sa-
» liese y guardase el arresto.


» Quinto : Que estoy seguro (conociendo
>> el alto carácter del principe de la Paz) que
» habrá dicho al rey : Yo, señor, soy el pri-
» mero de los vasallos de V.


; quien ha
» hecho los mayores servicios al Estado;


el que ha sostenido y sostiene la corona;
quien ayuda d V. 111. en todos los ramos
del gobierno; pero sucede el infeliz evento
de ser el principe de Asturias delinqüenie:


» y- en él ni debo, ni puedo tener parte nin-
» guna activa, concerniente ti la persona y
» acciones de éste principe : 7"CSerPd720771C
» todo el encargo de cuidar de los Bias pre-
» ciosos de V.M., y de su augusta fizmilia,.
» y de la seguridad y sosiego de sus reynos:
» y añada Vmd. que pienso que el no ha-
» berme escrito con los dos primeros correos,
» que comunicáron el arresto, el señor prin-
» cipe de la Paz, fue porque ni aqui ( ni en
» España mismo ) se pudiese presumir qua
» escribia sobre asunto tan apeno de sus re-
» laciones gubernativas.


» Sexto : Que tambien estoy enteramente


( 2I )
» persuadido que el señor principe de la Paz
» habrá dicho á los reyes : En todo serviré
» á yv mivi.; pero en asuntos entre el rey
» y el principe de Asturias ; entre el padre y
» su hijo primogénito (perdonen VV. MIL)
» nada haré: v 17, MAL tienen sus ministros,
» sus consejeros; y quiero que toda la nacion
» vea que su justicia se apoya en los me-
» dios legales usados en la monarquía.


» Séptimo Que no puedo dudar de que
» hay motivos suficientes para anunciar
» (como anuncia el señor principe de la
» Paz ) que todo el plan estaba sostenido por
» Mr. Beauharnais ; no de órden ni sabién-
» dolo S. Al. I.; sino como particular : Y
» de, hecho ya es persona particular todo
» embaxador que se ingiere en las cosas in-
» ternas del pais en que está. Y que siendo
» esto asi, y dejándose decir Mr. Beaubar-
» nais , que las tropas francesas (ya á 3o le-
» guas de la Corte ) iban á poner su quartel
» general en Madrid ¿ que puede extrañar
» S. M. el emperador que un gobierno preca-


bido y enérgico ( como el actual de España)
» viendo á Madrid medio levantado , haga
» volver la misma guarni.cion de ésta plaza,
» que babia salido para Portugal ( y que
» ordinariamente es de doce mil hombres)




( 22 )
» para que la Nacion entera, y toda Europa
» no viesen con escáncialo que las tropas Eran-
» cesas guarnecian á Madrid; que eran nues-
» Cros redentores, y conservaban y guarda-
» ban la vida del rey y de la familia real,
» en medio de los leales Españoles?


» España aun no 'labia recibido los trata-
» dos del 27 de octubre guando dispuso su.


gobierno que volviesen las tropas. Aun no
» sabia que se daban órdenes al general Ju-
» not de ir á Portugal; ni que las tropas Fran-
» cesas .y sil general debian estar á las ór-
» dones del rey de España, ó del principe
» de la Paz, guando se pusiesen á su frente;


y por todas estas evidentes razones la me-
» chela de hacer regresar las tropas, ni es, ni
» puede ser una prueba de que en España
» no se quiera llevar á execucion los trata-
» dos firmados el 27 de octubre.


» Octavo : Que yo respondo de la ratifica-
» clon , porque S. A. el principe de la Paz me
» lo ha prometido á mí; y porque el rey de
» España se la ha prometido al principe de
» la Paz. »


Dcspues de éste coloquio subió el maris-
cal á dar cuenta extensa al emperador, y me
dilo que el principe de Benevento tenia que
conferenciar conmigo de órden del empera-


( )
dor. Fui á ver á éste principe, y por no
lestar á V. E. con tanta repeticion me resu-
zniré.


Primero: El principe de Benevento me
aseguró que jamas 'labia visto al emperador
tan resentido, ni en tal estado de irritacion.


II. 'Que ignoraba lo que había actualmente
en relaciones exteriores (en la secretaria de
'Esítzdo) porque ni el emperador ni él sa-
bian, si 'labia escrito ó no ridr. Beauharnais
acerca de tan abominable asunto.


III. Que en su tiempo no ha existido ne-
gociacion que ni lexana é indirectamente
tocase puntos do .relaciones con el principe
de Asturias.


IV. Que lo que mas Babia chocado á. S. M.
el emperador (despues de haber firmado los
tratados el 2 7 ) era verse implicado en intrí,
gas y traiciones á. la faz de toda la Europa.


V. Que en esta sorpresa 'labia exhalada
su cólera, apreciable porque nana de su
misma. probidad y honor vulnerados.


VI. Que el emperador 'labia sabido que
cl correo que trazo para S. M. 1. la carta del
rey, traía únicamente una de V. A. para mí.


V1I. Que él 'labia


t'
sos (, do el ánimo y


la Violenta curiosidad de S. M. I.: aseguran-
do que yo era tau leal y tan su amigo, que




( 24 )
él respondia h S. M. que yo manifestaría el
contenido de la carta del principe, si en ella
habia cosa digna de la noticia del empera-
dor, y que en virtud de esta promesa, S. M.I.
se habia tranquilizado, y dicho al principe
que me despachase un expreso h Paris.


V1II. Dixe al principe de Benevento lo
acaecido con el mariscal, y quedó este punto
concluido.


IX. Me aseguró Mr. de Talleyrand de su
parte, y de la del emperador, que Mr. Beau-
harnais no ha tenido instrucciones vervales
ni orales de S. M. ningunas ; y que en las
escritas iinicamente se le encarga toda ar-
monía, y toda especie de atenciones para
con SS. MM. , y para con V. A. sobre todo,
y entera cordialidad. Todo me lo ha asegu-
rado solemnemente.


Yo me expliqué largamente con el prin-
cipo de Benevento. Dixe el sobresalto que
la carta del principe de Maserano del I z
causaria en Madrid. Tambien me habia ex-
tendido larga y enérgicamente sobre éste ar-
tículo con el mariscal Duroc ; y quedó en
dar cuenta de todo á S.15/. I. , para que yo
pudiese despachar al punto un correo, á fin
de calmar las primeras inquietudes, que sin'
duda habrá causado la carta del z x del cm-


( )
baxador Maserano y de impedir que en Ma-
drid se tomasen resoluciones ó medidas que
fomentasen el incendio que yo intentaba
apagar en su nacimiento. Quedó en ello.


El viernes 13 por la mañana me envió á
llamar el gran duque de Berg; quexóse amis-
tosamente de que V. A. no le hubiese escrito
en tan extraordinaria ocasion: « Con la carta
» del principe (dixo) yo hubiera quitado al
» emperador las ideas que le han dado de que
» la carta del rey de España, recibida de ma-
» nos del principe de Maserano el i I , la ha
» dictado el princípe de la Paz; de que es una
» intriga de Corte el arresto del principe de
» Asturias, y de que el principe de la Paz
» quiere que reyne otro infante, y no el prin-:
» cipe de Asturias. Yo (añadió el principe
» Murat) fiel á la amistad del principe, aun-
» que Mr. de Beauharnais es cuñado de la
» emperatriz , y aunque . esta señora (que no
» me quiere) me honra ; luego que recibi
» la carta del principe de la Paz pidiendo
» se retirase al embaxador,


, se la manifesté al
» emperador ; pie es quanto pude hacer : y
» asi , si en éste último correo me hubiera
» escrito, lo hubiera hecho igualmente; tanto
» mas que el emperador ha extrañado que
» en tal ocasion no me escribiese ; y me pre-




( )
» ;untó si me habia escrito; respoudi que
» no; pero que sabia por Maserano que del
» principe de la Paz tenia una carta para
» Vmd., y añadi:. ro respondo en nombre
» del Principe de la Paz, que podemos pe-
» diría, y abrirla para saber lo que contiene.
» Dice Maserano que es pequeña y simple.»


Expuse al gran duque, que el arresto del
principe de Asturias (no siendo negocio gu-
bernativo , sino dependiente de los usos y
leves de España, y no debiendo en tan ar-
duo negocio hablar el. hombre, sino los mi-
nistros de la-ley y el soberano) era proba-
ble que Y. A. no quisiese que en tal asunto
ni siquiera se pronunciase su nombre; y que
ésta seria la justa causa de no haberle escrito
V. A. 3


como tampoco me habia honrado á
mí con sus cartas con los primeros correos
que llegaron á Paris con la noticia del
arresto.


Dí gracias al gran duque del hecho heróico
de responder por Y. A., ofreciendo abrir su
correspondencia en presencia del empera-
dor, lo que probaba manifiestamente la con-
fianza que en Y. A. tenia el gran duque.


Dixe á este principe que ya el mariscal
Duroc., y el principe de Benevento habrían
dado cuenta ít S. M. de mis ideas, como de


( 27 )
mis deseos de que el (mimo de S.M. se so-
segase hasta cerciorarse mas bien de todo lo
ocurrido, y que le pecha dixese al empera-
dor que lo propuesto por mí arreglaria todo.


Fui á ver al principe de Maserano : le hice
ver el precipicio en que le habia puesto su
indiscrecion ; los ultrages á que con ella ha
expuestó al sagrado honor de Y. A. y el mio.,
pues si á vista de toda Europa se violaba el
secreto de nuestra correspondencia, ó por
sospechas, ó por inquieta curiosidad (y esto
directa y personalmente por el emperador,
y por el principe Murat ) la pureza de in-
tenciones de V. A. quedaba amancillada para
siempre. Respondióme que primero hubiera
perdido la cabeza que entregar la carta: y
le repliqué : « ¿Y Vmd. hubiera sido dueño
» de no entregarla? No era mas raen ser mas
» embaxador que lo que Vmd. es? ¿ Como
» decir sin motivo que escribe el señor prin-
» -cipe de la Paz, y que me escribe á mí, y
» ciar las 'serias de la carta 9 »


Señor : el principe de Maserano ( corno se
cree desayrado ) hace alarde de que sabe todo,
y cuenta lo poco que sabe por vanidad y
orgullo. Señor, que no me venga pliego in-
cluso en los suyos.




( 28 )
Conferencia del 13 con el mariscal Duroc


Resumen: Que S. M. (visto todo) se limi(a
á desear que se lleve á execucion lo firmado
el 2 7


por mí y por el mariscal ; que vuel-
van las tropas á Portugal ; que todo se so-
siegue, pues S. AI. asegura que nada quiere
sino que se cumpla lo tratado y convenido, y
que yo pueda despachar un correo anuncián-
dolo.— Respuesta mia: Que no cabe duda
en que se ratificarán los tratados del 2 7 , y
en quanto á su execucion propongo á S. M.
partir yo mismo al punto de Fontainebleau
á calmar con las nuevas palabras del empe-
rador, las inquietudes causadas por la carta
del principe de IVIaserano : y que aseguro con
mi cabeza que se executarán los tratados, y
dejaré en rehenes k mi hija única, de edad
de siete años y medio, que está en la pen-
sion de educacion de Madama Campan (la
mas conocida de Paris.) Que iba sobre esto
á tomar las órdenes del emperador.


Coloquio el mismo din, con el principe de
Benepento.


Resumen: Que el emperador no puede
aun comprender la carta del rey de España;


( )
que todo le parece un sueño ; que lo que
mas le admira y le ha irritado, es haber
`recibido la primera noticia de lo que se le
imputaba por el mismo rey de España, sin
haber tenido antecedente ninguno ; y que




S. M. 1. estaba muy satisfecho de mí; que no
quena que partiese, porque no veia la ne-
cesidad ; que con el principe de Maserano
no se trataría nada ; y que todo se calina-
ria executando los tratados del 27.


Coloquio con el principe


El principe Murat me envió á llamar á
las seis de la tarde: iba á ponerse solo á
la mesa , me convidó á comer; pero ya ha-
bía comido , y asisti mientras comió.


Resumen: Que el emperador le habia.
dicho que yo 'labia satisfecho á todo, y que
si la respuesta del rey de España era ratifi-
car los convenios últimos y ponerlos por su
parte en execucion , todos los disgustos se
acabarian ; pero que de lo contrario se en-
fadaria S. M. 1. y de veras.




So )
Conpersaciorz el mismo dia con el Mariscal


DIll'OC,


Resumen: Que S. M. desea que me
quede aqui ; que el mariscal Duroc jamás
hablará de negocios, rii paria hablar al prin-
cipe Maserano; que todo se sosegará sí se
ratifican los tratados del 2 7 , y se llevan á
execucion.


Me ha dicho de parte de. S. M. que desea
que todo se sosiegue en España, y me ha
vuelto á hacer un sin número de pregun-
tas; hechas muchas de ellas tam bien por el
principe de Benevento, y por el mismo
Champagny : como las siguientes.


« principe de _Asturias hallarti apura
» partido en la. nadan? ¿ Lo piensa Vinci.?
» Ninguno : todos los Españoles son leales,
» aman al rey Alai gobierno ; la nobleza de
» su carácter, los principios de religion y
» de justicia no les permitirán jamas reunirse
» con un traidor, y el principe de Asturias
» lo es sí intenta destronar a su padre.


» —Los señores delbando del principe lie-
» nerz poder, fiterzas y amigos.? — Todos
» les volverán la cara ; no son hombres que
» puedan inspirar el mas leve rezelo; pero
» el apoyo verdadero ó presumido del em-:


( JI )
'» baxador dé Francia puede haber produ-
» ciclo las medidas de seguridad y de pun-
» donor que la energía del gobierno ha to-
» 1-nado ó podido tomar. Y asi ahora que ha-
» brá visto nuestra Corte que las tropas fran-
» cesas no irán á Madrid : que seguirán su


destino á Portugal, y que estan á las órde-
» nes del rey; y del principe de la Paz, quan-
» do se ponga al frente de ellas, con solo las


varas de los alguaciles de Madrid quedará


contenida y sosegada Espada, esperando
en su asombro los eventos.
Me aseguró guié Mr. Junot tenia las órde-


nes positivas de ir'á Portugal, y que no iria
á Madrid. Déjo por no aburrir del todo á
V. A. otra multitud de preguntas, ect., ect.


Coloquio con. 111r. de Champitgliy.


. Resumen: Que el tratado y convebio no
salieron de aqui hasta el 2 el 4 de no-
viembre, porque fue preciso copiarlos, rec-
tificarlos, ect.,• ect., y que no ,debe esperarse
su devolucion hasta el


.24. Dixe que ésto era
necesario lo supiese S.
, para que no ex-


trañase la tardanza.
Me habló de la causa del principe; de mi


carta recibida de V. E. ect., ect. Dixorrie


e




(5a}
se juntarian las cortes? respondi que lo ig-
noraba.; pero que no lo creía necesario: re-
plicó irónicamente , y en voz mugeril que
tiene— Ya tienen Vmds. un moMo deltiem-
po de Felipe H.— Contesté: « ¿ Es que V. E.
» me habla de novelas fraguadas por los au-
» tones que se han divertido en escribir del
» principe D. Carlos? » —Nada me habló de:
Mr. Beauharnais; pero yo le dixe , al pre-:
guntarme ¿que era lo que me decia en
carta V. A.? que todo el plan estaba apoyado
por dicho embaxador: De modo, que ha sa-
bido éste ministro tambien que V. A. me ha-
bia escrito, y hasta el tamaño de la carta....


Mr. de Champagny me repitió lo que ya
yo sabia «que el emperador se limitaba á
» que se diese exacto cumplimiento á los
» convenios del 2 7


de octubre 1711timo.»


Ultinzos coloquios con el mariscal Duroc y
el principe de Benevento.


Que S. M. prefiere que por ahora yo me
quede aquí : que si parte para Italia, nadie
le seguirá; que escriba al punto á mi Corte;
que sosiegue los ánimos; pero que el eum-:
plimiento de lo pactado el 27 es necesario:.
que de lo denlas nada sabe de positivo el;


( 55 )•
mperador ; y que jamás habla recibido car-e


.tas del principe de Asturias.


Algunas observaciones.


1.° No he oido á nadie que el emperador
haya dicho al principe Maserano que to-
maba bazo su proteccion al príncipe de As-
turias , y lo he leido en el oficio de éste. En
todos mis coloquios he procurado indagarlo;
en todos; y nadie ha mezclado al empera-
dor en cosa que tocase á la persona del prin-
cipe, ni á su asunto


II.° Es cierto que el emperador iba á par-
tir incognito para Italia; que iba solo con el.
mariscal Berthier; que ya la emperatriz lo
sabia ; que se descubrió luego el viage que
Se preparaba, corno que era para la reyna.
de Nápoles, ect., ect.


III.° Tambien lo es que el emperador dixa
que si no se le daba satisfaccion, le seria
sensible; pero ninguno me ha dicho que de-
clararia la guerra á España.


IV.° Parece Rue van las guardias imperia-
les de in fanteria á Perpiñan ; esto es, una por.
cion. Partieron ayer, y la hoja de ruta es
para aquella plaza ; pero tambien puede ser
éste un disimulo, y marchar para Italia; por-


5




( 34 )
que hasta Lion el camino es comun para
Dalia ó para Perpiñan.


Y.° Que anoche, habiendo llegado por el
correo ordinario el decreto del rey al Con-
sejo , publicado por éste; y traídole el em-
bajador principe de Maserano á. casa del
ministro l'slarescalchi , despues de comer
Mr. ele Talleyrand me dixo que se lo tra-
dujese; y lo escribió de Su puño , dictán-
dole yo en presencia del duque de Frias;
y del principe de Maserano : Me dixo re-
servadamente que era para ir álcerlo al em-
perador, el que aun no habia recibido el
expresado decreto: y lo deseé para que S. M:
se desengañase de que la prision del prin-
cipe de Asturias no era asunto de Corte,
sino un acto solemne de justicia anunciado
legahnente á toda la Nacion.


Señor : hasta mi mano se cansa ele moles-
tar la atencion de Y. A. Materialmente ya
no puedo escribir mas. Esta carta es tan des-
aliñada como prolija ucro la he escrito sin
levantar 'la pluma de papel , y esto servirá
de disculpa para todo.


Concluiré diciendo, que el interés que en
esta ocasion ha manifestado el gran duque
de Berg ácia Y. A. es sumo. Me ha ciado
ocasion para que nos explicásemos en cier-


( 35 )
?os asuntos personales; lo he hecho, y he
quedado satisfecho de sus explicaciones: To-
dos los malvados y chismosos quedan con-
fundidos. S. A. me aprecia, y dice que siem-
pre ,será de mi parte.,


El principe de Maserano ha confiado
Santivañez que el emperador en su cólera
habia prorrumpido , (echando muchos fou... )
Esta carta del rey la ha pisto el príncipe de
la Paz; es una maldad lo que pasa; esto es
obra del príncipe de la Paz, y de ese pícaro
coquin de Izquierdo, ect., ect. O Santivañez
es un chismoso ( lo que no creo) ó el cm-
baxador un pérfido; pues habiéndome Yo es-
plicado con tanta claridad con él para que
vivamos unidos, y obremos de conformidad
durante esta crisis , nada me ha 'advertido z't.


: Mí. Todo quanto ha hecho el emperador con
respecto á mí desde que yo he llegado de
Paris, y el no querer tratar ninguno de este
gobierno con el principe de Maserano (como
no ha tratado) desmienten las aserciones su-
yas comunicadas á Santivañez.


El cielo ilumine el alto entendimiento de
V. A. en esta extraordinaria corno impor-
tante ocasion, para bien ele los reyes y.real
familia, y para sosiego y explendor de Es-
paña. La inmunidad de V. A. está asegurada;




( 36 )
pues que la ha garantido el tratado firmado
entre SS. MM. Católica y Francesa.


Estamos á 15 ; son las tres de la tarde; y
no llega aun. la respuesta al correo que des-
paché el 28 de octubre con el tratado. La
estoy esperando desde el 13 : Quanto hu-
biera calmado aqui los espíritus la tal res-
puesta! Sin duda esperará Y. A. h que todo
esté ratificado. Por el cielo que V. A. me
escriba lo mas presto posible. Mi corazon
sensible es acreedor á. que Y. A. se digne
de sacarle lo mas pronto posible de incer
tidumbrcs. Ya me electrizaba : ya tenia treinta
años menos en pensar que iba á partir para
ver á Y. A. Hubiera ido desde Trum á caballo.


Puede V. A. ( y podrá el señor ministro de
Estado ) comunicarme directamente, acerca
de los asuntos ocurridos quinto guste: estoy
aqui autorizado para ello; no hay en ello
duda.


El emperador (guando ante-ayer le hizo
una relacion mia el mariscal Duroc) le pre
gunló: ¿Está aun abajo"eron á ver y nu.,
Labia yo ido al quarto del principe de Be-
nevento: Si hubiera estado , dice el mariscal,
que el emperador me hubiera llamado para
conferenciar conmigo::: Ha sido desgracia.


El cielo conserve los preciosos clias de V. A.


( 57 )
como la España ha :menester. Fon tainebleau
15 de noviembre de 1837. — Serenísimo se-
ñor—de V. A. siempre rendido —Eugenio
izquierdo.


Notas del editor.


Es digno de observacionAn esta carta quo
Mr. Champagni, duque del:adóra, ministro
de Estado y Relaciones, Exteriores del em-
perador, dixese á D. Eugenio Izquierdo, de
órden de S. M. que no habla visto ni reci-
bido cartas dell' principe de Asturias. En se=
sion posterior, que se 'verá por otra de
quierdo del 1 7


del propio mes de noviem-
bre, dixo el mismo ministro que S, M. no
Labia recibido jamas carta del principe de
Asturias.


En tiempos posteriores, guando Napoleon
creyó que no -habla ineonvenientes políticos
Z-n publicar la verdad, hizo poner en el No-
nitor de 5 de febrero de 18i o la carta que


• Fernando, siendo principe de Asturias le
habia escrito, con fecha de i i de octubre
de 180 7


, sin noticia ni consentimiento del
rey Cárlos su padre; la qual carta forma el
número primero de la coleccion de piezasjustificativas de mi obra; y dixo




1


( 58 )
carla , que guando S. lvi. 1. la recibió, casi no
habia oido hablar de la persona del -principe
de Asturias.


En la carta que después escribió S. M. L
al mismo Fernando desde Bayona, dia
de Abril de 18o8 , no solo confesó haberla
recibido , sino que acriminó al mismo Fer-
nando por haberla escrito , como se puede
ver en mi número XXXVI., página ^roo de
mi tomo .segundo , donde manifiesta S. M.
las pruebas de reputar como crimen el ha-
ber escrito, y las conseqüencias funestas que
pueden resultar de un modo semejante de
proceder por el hijo primogénito, y suce-
sor de un padre rey.


NUMERO CXX.


Carta de D. Eugenio Izquierdo al principc
de la Paz en 17 de noviembre de 1807, con
una postdata del dia i8, y nota delprincipe
puesta en su margen con fecha de 18 de
diciembre.


Serenísimo señor: mi venerado protector:::
fixado con el mayor secreto para el viernes
13 -de éste mes el viaje del emperador á Ita-


( 39)
tia, se suspendió por el recibo de la cara del
rey N. S. entregada el r r por nuestro emba-
xador. Despues de lo ocurrido desde éste
dia (de que ya tengo dado cuenta ) mas se-
reno S. M.I. determinó el i5 por la noche
partir al amanecer del 16.


Para concertarme con el mariscal Duroc,
sobre el modo de seguir nuestras relaciones
políticas, tuve que ir á palacio antes que
partiese con el emperador, y vi yo mismo
salir de Fontainebleau á S. M. I. á las seis y
media en punto de la mañana. Va por el
nuevo camino abierto en los Alpes, llamado
el Simplon. Vi tambien que el ministro Chal-u-
pagny entró á las seis á la Cámara de S. M.


De acuerdo con el mariscal Duroc en que
entregaria á S. M. quantas notas yo le enviase,
me retiré á mi casa y al momento que iba
á subir al coche para venir á Paris , recibi
á las siete y media de la mañana un papel
de puño de Mr. Champagn , citándome á.
su secretaría para las dos de la tarde.


Coloquio con éste ministro.


filr. de Cliampagny: — ¿Ha tenido Vmd.
noticias de España? — Izquierdo: Ningu-
nas : — Pues yo sí. De Madrid ha llegado un




( 40 )
correo despachado el 9 con cartas del
Vmd. tendrá suma satisfaccion en saber que,.
el rey ha perdonado á su hijo; y que el prin-
cipe de Asturias ha visto ya á S. M.: tam-
bien recibirá Vm d. con gusto la noticia de que
los convenios del 27 han sido ratificados y
cangeados. Habiendo dado cuenta de todo
A S. M. ésta mañana antes que partiese, me
ba mandado diga á Vmd. en su nombre.


I°. Que el emperador quedó muy satisfe-
cho de la primera carta de S. M. C. viendo
le confiaba sus pesares: y como eran cosas
domésticas , no juzgó debia mezclarse en
asuntos interiores de España. Que la segunda
Ie ofendió. 3 porque el rey daba á enten-
der en ella, miraba como mayor delito que
intentar dar veneno á. la reyna (de lo que
trataba la primera carta) el haber escrito el
principe de Asturias una carta que pocha
haberse reducido (pues no se dice lo que
contenia) á contar á S. NI. I. sus cuitas.


110. Que -toda la indignacion del empera-
dor ha nacido de que la carta segunda pa-
rece suponerle cómplice en los atentados del
principe de Asturias ; haza -* tan agena de
Su augusto carácter personal, como de su
poderío.


III°. Que al mismo tiempo que S. M.


( )
asegura , positivamente no haber recibido


jamas carta alguna del principe do Asturias,dice, que ¿por que no ha de recibir cartas de
todo príncipe? y que ¿ quien puede formar
quexa de que reciba las cartas que se le es-
criben ?


Izquierdo: —No he visto la carta del rey
mi amo. Escrita en frances, tal vez habrá
en ella alguna palabra ó cláusula que pueda
aqui entenderse mal, y que haya sido es-
crita allá en concepto muy diferente. C.
no habrá afirmado que eLempera dor ha te-
nido -cartas del principe su ijo, sin tener
pruebas ó documentos que lo afiancen. Ha-
brá dicho (si se le ha encontrado alguna mi-
nuta de carta de éste princípe al empera-
dor; ó si el mismo principe ha confesado
y declarado que ha escrito ) que existia una
correspondencia ; y el no haber recibido
S. -Al. 1. carta alguna no es prueba do ser
ni falsa, ni aventurada laasercion de S. M. C.
porque los perversos que engañaban y de-
prababan al principe de Asturias , podían
muy bien hacerle


.escribir, y guardar ellos
las cartas ,


y aun hacer las respuestas. Tam-
bien tengo por imposible que el rey mi amo
haya escrito la segunda carta en el sentido
que aqui se le da. Una comunicacion franca




( 42 )
y cordial se mira como una ofensa, supo-
niendo que el rey católico no la hace sino
en la persuasion de que mira al emperador
como cómplice en los extravios del principe
de Asturias. Tal proceder no cabe, ni en la
alta prudencia, ni en la justicia y cristian-
dad notorias de mi rey, á saber : imputar,
gratuitamente, sin pruebas, nada menos que
á S. M.1., complicidad, anuencia y coliga-
cion en la prevaricacion de su hijo primo-
genito ! escribir esto de su propio puño al
emperador Na.poleon ! V. E. no lo cree; el
emperador mismo no lo puede creer : Lo he
dicho todos -estos Bias : ó la carta se ha en-
tendido mal ; ó hay en ella alguna expre-
sion inadequada que se puso inadvertida-
mente, y sin ánimo de ofender.


En quanto al escribir el principe de As-
turias al emperador, perdóneme V. E. que
disienta y apele á la justicia del emperador
mismo. Escribir á un soberano extraño , á es-
condidas'del natural, es siempre un delito en
un principe heredero del trono; y si de la
carta puede originarse directa ó indirecta-.
mente, proxima ó remotamente, desórden y
trastorno en el Estado, es un delitgotnorme,
y de lesa magestad in primo capite. Y si to-
mando las cosas en todo su rigor 7 se ha que-


( 4 3 )
i-ido dar á entender que se mira el escribir
el principe al emperador como delito ma-
yor que el proyecto de dar veneno á su
augusta madre, habrá nacido de que en las
cosas de Estado , y guando se trata de la
conservacion de la monarquía, siendo como
debe ser la salvacion del Estado la suprema
ley , aunque el crimen de proyectar ó in-
tentar dar veneno á una madre , y á una
reyna, parece no puede ser mas enorme,
se tendrá en rigor por mayor el de mover
guerras, asolar el rev no , y atentar directa-
mente á la destruccion del monarca.


Mi-, de Champagny— No quiero meterme /
en questiones: me limito á decir á Vmd.
de órden del emperador : 1. 0 que pide muy de
veras S.M. que por ningun motivo, ni razon,
y baso ningun pretexto no se hable, ni se


que en éste negocio cosa que tengapubli
alusion al emperador ni á su embaxador en
Madrid ; y nada se actúe de que pueda
resultar indicio ni sospecha de que S. M. 1.
ni su embaxador en Madrid hayan sabido,
intentado-ni coadyuvado á cosa alguna inj
tenor de España. 2.° Que sino se exe-
cuta lo que acabo de decir , lo mirará como
una ofensa hecha directamente á su Persona,
que tiene


. sabe) medios de ven-( como Vind




( 44 )
garla , y que la vengará. 3.° Declara positi
vamente S. que jamas se ha mezclad
en cosas interiores de España; y asegura so
lemnemente que jamas se mezclará ; que
nunca ha sido su pensamiento que el ['in
cipo de Asturias se casase con una franco
sa , y mucho menos con M.ile Tascher de la
l'ageric sobrina de la emperatriz , prome-
tida ha mucho tiempo al duque de ATCM-
b erg que no se opondrá , ( como tampoc
se opuso guando lo de Nápoles ) á que e
rey de España case á su hijo con quien tenga
por acertado. 4.° Mr. de Beauharnais no s
entrometerjL en asuntos interiores de Espa-
ña; pero S. M. I. no le retirará, y nada deb
dexarse publicar ni escribir, de que pudicr
inferirse cosa alguna contra éste embaxador.
6.° Y principalmente, que se lleven á exe;..
c ucion estricta y prontamente los convenios'
ajustados el 2 7 de octubre último; que .n
haya pretexto para dexar de enviar las tro
pas prometidas ; que en ningun punto fal
ten, y que si faltan, S. M. mirará esta falta
como una infraccion dél convenio ajustado'


lar


( 45 )
que S. A. R. el principe de Astu rias, mi serio'',
esté ya perdonado (como V. E. acaba de de-
cirme) si hay necesidad de procesar á los
cómplices, y si de la. causa aparece. algo con-
tra Mr. de Beauharnais; ¿que se ha de ha-
cer? ¿se ha de seguir ó suspender? ¿ se ha




de dexar libre al reo porque no puede ha-
cersele patente su delito? ¿ó se le ha de con-
denar sin hacerselo saber, como ordenan las
leyes? ¿se han de ver castigos en España sin
publicacion de las causas y de las sentencias
motivadas ? Y si tesulta algo contra la persona
de Mr. de Beauharnais ¿ésta resulta ha de im-
pedir y suspenderla justicia del rey, con es,-
cándalo de toda la nacion?


Mr. de Champagny:— No me arguya Vmd.
La órden del emperador esa que he dicho;
y repito que en nada se le toque; y esto es
de rigor.


Izquierdo.— Y si hay algun documento
qup pruebe contra Mr. de Beauharnais ¿no
podrá el rey de España dirigirselo al empe-
rador para que S. M. haga por sí la justicia.?


M. de Champagny.
—Si señor: entregue-


nielo Vmd., si se lo envian , y S.justicia.


M. hará.


Izquierdo. — Mr. de Champagny, de órden
expresa del emperador, me encargó que es-,


Izquierdo —Sé que mi rey y mi gobiern
han puesto continuamente todo su conato e
complacer á S. M.I. Sé tam bien que en nad
si es posible, se le desagra dará; pero (au




( 46 )
cribiese á V. A. éste coloquio por un correo
que, saliese pronto , diciéndole que
Labia resuelto S. M.


Mr. de Champagny comunicó ante ayer al
principe de Maserano , y al cmbaxador ex-
traordinario de Etruria , Ven turi , que estaba
ya convenido que á la reyna , para acercarla
á los reyes sus padres, se le caria una com-
pensacion en Portugal; pero no fixó el tiem-
po en que ésto tendria erecto. Lo prevengo
Señor , porque ambos embaxadores lo enten-
dieron mal; ya lo entienden mejor; y en
este último sentido escribirá el principe Ma-


. serano esta noche. He llegado hoy de Fon-
tainebleau , no queriendo perder un momento
en cosas de tan graves conseqiieneias. Nues-
tro señor conserve la preciosa vida de V. A. —
Paris 17 de noviembre de i8o7. —Serení-
simo señor — de V. A. siempre rendido —
Eugenio Izquierdo.


Postdata 1. Paris 18 de noviembre de i8o7
á la una de la tarde. Anoche á las once de
la. noche entregué ya cerrado este pliego .á
Rossi. Convenimos por la mañana el em baxa-
dor y yo en que partiria sin pérdida de tiempo.
No habia escrito el embaxador; no le des-
pachó. Rossi me lo ha traido hoy ; he teni-
do tiempo ; le he copiado es el primero,


( 47 )
be ahorrado un pliego de palabras: contenía
tres pliegos , y va resumido en dos : bueno
seria copiarlo si hubiera tiempo.


Postdata II. Se me olvidó decir que Mr.
de Champagny me habla asegurado que los
Portugueses se defenderian , y que el prin-
cipe regente no habia partido.


Postdata III. Envío el monitor de hoy.
Nunca traducen bien. fea, señor, en nora-
buena, como SS. MVE. y Y. A. desean.—
Esta rubricado por Izquierdo.


Nota escrita de letra del principe de la Paz
al nuírgen de esta carta precedente.


« Esta importa mucho, y de veras guar-
» darse. Pero releicla por Vmd., hará el uso
» correspondiente, si vé que la nuve ame-
» nazante se ha disipado. Vinci. ha hecho en
» esto mejor servicio al rey, que en todas las
» negociaciones anteriores ; pues ha salvado
» su decoro maltratado por su mismo em-
» ador.


» Alla vá para no quedarme con mas que
» las sabidas, esto es el Tratado : 18 de di-
» siembre. — El principe de la Paz.


Nota del editor.


La carta del principe de la Paz á Izquierdo


asi lo




( 48 )
escrita en 18 de diciembre (que se copiará
despues) hace ver que S. A. devolvió esta 1
carta original con otras; y se conoce que
puso notas marginales al tiempo de remitir-
las á Izquierdo.


NUMERO CXXI.


Carta del príncipe de la Paz á D. Eugenio!
Izquierdo, residente en Paris en 24 de
noviembre de 1807.


Con harto sentimiento devuelvo á Vinci.
su carta , mi estimado Izquierdo, pues ella
sola es suficiente prueba del talento de su
autor, y muy bastante para acreditar su amor
al rey, y al amigo. Si; en esta ocasion ha he
cho Vmd. mejor servicio que en la del Tra,.,
lado anterior ; pero como todo está malo y
no habrá precaucion , conocidos ya los ma0
vados , y carácter de sus intrigas , es Inai.
prudente que nada exista. Todo se queme,
y únicamente se conserve el Tratado último;
Asi lo haré , y prevengo á Vmd. lo inismO.
dando principio por estas cartas; SS. M
están llenos de gozo al ver como Vmd. h
suplido los defectos de ese cmbaxador jusr,
tificando su honor.


( 49 )
Sigue la causa ; y en ella hay Io que Verá


Vmd. por esa minuta de la- que escribi al prin-
cipe Quemela Vmd. tambien ; pero
entienda que el movimiento de Madrid, ex-
citado por las voces que han esparcido los
agentes de la embaxada, no ha calmado en-
ateratnente; y que la maldad de éstos minis-
tros aprovecha la ocasion de darme una
responsabilidad que no tengo. Todo , todo
esta trastornado ; y no sé si mi constancia po-
drá superar tantos males. Mil veces hepen-
sado dexar mis empleos; y esto lo haré, con-
servando únicamute los negocios relativos
á la guerra ; pues en esto ha convenido con
nuestro rey el emPerador. Pienso poner en
el Almirantazgo al infante D. Francisco ; pues
criandose en estos negocios, podrá ( guando
-falten sus padres ) sostenerse contra las vio-
lencias que quieran cometer contra la razon
misma del establecimiento. Hable Vmd. al
gran duque sobre éste punto, y en igual sen-
tidP ; pues su opiniou me es de suma impor-
tancia. Vmd. sabe que el amor de un pueblo
es pasagero; y que con igual facilidad se in-
clina al vituperio que á la alabanza. Consi-
dereme Vmd. en éste desastroso caso : en fin
no estoy contento.


Sabe Vmd. la ratificacion de los tratados
7 )YJ. 4




( 0o )
que no se faltará al cumplimiento de quanta
se ha estipulado, á pesar de nuestras esca-
sas fuerzas en todo sentido. Mi correspon-
dencia con Mr. Beauharnais es la mas se-
guida y atenta, bien que por escrito , pues
no le he visto desde el principio de estas cosas.
Si Vmd. viniese por pocos clias venia por sí,
lo que no es posible escribir. Concluyo ase-
gurando á Vmd. su amistad.— Manuel —
:Lorenzo, 24 de noviembre de 18o7.


Nota. Esta carta y otras de la presente co-,
leccion , manifiestan la falta de verdad con
que se imputó al principe de la Paz el cri-
men de haber aspirado al trono, aunque lo
diga D. Juan Escoiquiz.


NUMERO CXXII.


Cláusulas de la carta del principe de la Paz
al gran duque de Berg, cuya minuta re-
mitió á Izquierdo con la carta del nzí-
mero anterior.


Una enfermedad cruel (que me obligó
guardar cama per ocho dias ) ha sido la causa,
de incurrir en la falta que justamente me ad-,
vierte A. J. en su apreciable carta del
Si, principe; no debi omitir la participaciow


( 5 )
de un suceso tan grave, qual era el que ocur-
ria en la Corte; pero ahora que me hallo
capaz de cubrir mi falta, voy á satisfacer la
obligacion que tengo con V. A. I. por la amis-
tad con que me honra. El suceso, pues, ha
sido éste.


Acostumbrado ( por desgracia) el principe
á la intriga de su mugen, admitió á su con-
sejo á un eclesiástico , que prestándole mil
ideas lisongeras, le puso en el riesgo de co-
meter mil errores. Dió principio por la se-
duccion de algunas personas de carácter : y
guando se creyó con rilunero suficiente para
desplegar sus ideas, empezó á escribir libe-
los infamatorios contra la revea su madre, y
contra mí ; cuyos borradores (que le daba
el cura) eran quemados por él mismo, ape-
nas el principe los copiaba de su letra. Estos
son encontrados en la papelera de S. A.; quien.
declaró el hecho, y los cómplices ó seducto-
res. No contentos con esta atrocidad ( por
medio de la qual , y con auxilio de dinero
que esparcian por el pueblo bazo para com-
prar los aplausos suyos, y deseredito de sus
padres) hicieron un decreto


'


intitulándose
Rey el principe ; por el dual ciaba el mando
de las tropas á uno de los conjurados. Este
decreto estaba sin fecha ; pero sellado con




( 52 )
lacre negro. Todo consta de declaraciones,
v documentos. Dudosos luego , ó temerosos
de ser descubiertos ( porque creian que el
rey muriese, ó que el pueblo se sublevase
proyectaron otro enrredo para asegurarse : y
fue guando el cura solicitó y consiguió in-
ternarse con el embaxador de S. M. I. y R.
Desconfiado, sin duda, ir. Beauharnais, pi-
dió una contraseña del principe para saber si.
aquel sugeto estaba autorizado á tratar con
él; y S. A. di ó ésta : En la Corle preguntaré al
embaxador si ha estado en Nápoles , y al
mismo tiempo sacaré el pañuelo. Asi se hizo;


quedo introducido el eclesiástico; por me-
dio del qual ha seguido larga corresponden-
cia el príncipe, segun ha declarado. Mas
corno de éstas cartas no se ha cogido alguna
ignoro el objeto.


Sin embargo de éstos delitos, el rey, con-
ducido por los sentimientos de amor, y per-
suadido á ruegos de la reyna ( á que uni los
arios) levantó el arresto del príncipe. S. A.
pidió perdon á sus padres; prometió la en-
inieuda; ha seguido declarando en la causa
espontaneamente ; y me ha prometido amis-
tad constante. No sé si la luz de la razon le
hará cumplir lo ofrecido; pero no confio
mucho en quien una vez me engaña; y creo


5 )
que V. A.I.no desaprobará mi opinion.


Este es en resumen el suceso. — V. A. I.
inferirá por su gravedad qual habrá sido el
trastorno que ha ocasionado en el ánimo de
SS. MM.; quales sus justas sospechas ; tanto
mas que los reos son muchos, y de la pri-
mera clase. Satisfago, pues, mi deber con
V. A. I., rogándole que si juzgase conve-
niente que S. M. I. y R. se instruya de lo
ocurrido (aunque en breve) procure V. A. I.
persuadirle de la sinceridad pon que va ex-
tendido esto ; y de que jamas adelánto yo cosa
que no esté probada; pero conociendo que el
aprecio de S..M. por el rey mi señor, preser-
va á la España de todo riesgo , no solicito
de V. A. I. mas que su mediacion á_ que no
varíe de sentimientos.


Nota. Falta el fin de ésta carta, porque
el principe de la Paz solo envió á D. Euge-
nio Izquierdo para su gobierno la minuta
en que se contenia lo perteneciente al asunto
de que por entonces se trataba. Esta es á
la que aludia el prineipe de la Paz en la
carta del número anterior, y de la que
Izquierdo en la suya de 8 de diciembre.




( 54 )
NUMERO CXXIII.


Carta de D. Eugenio Izquierdo al príncipe
.de la Paz en 8 de diciembre de 1807, con
la nota puesta por éste, con fecha de 18
del propio mes.


Mi venerado protector: el contenido de, mi
exposicion del 18 de noviembre -último , en-,
viada por el correo Rossi, exigia á mi pare
cer pronta respuesta, para que yo la diri-
giese al ministro de Negocios Exteriores, Mr.1
de Champagnv. No llega esta respuesta ; y
por el correo ordinario se recibieron aqui
ayer contextaciones de V. A. á cartas que.
llevó el mismo correo Rossi : Qual será la
.causa que me priva de una respuesta que
yo tenia por tan necesaria ? esto solo V. A.
puede manifestarlo. A mi me toca confor-il
marine en todo con lo que se me ordene , y
no ingerirme á. prevenir lo que deba arde-'.
nárs em e.


Por quantas noticias se esparcen aqui veo
que los malos procuran en Madrid perver-,
fin la opinion general. Hay en aquella Corte
una faccion que derrama ideas contrarias a;
actual gobierno ; que intenta imputar á ést o
el delito enorme de oprimir la inocencia; y•


( 55 )
veo con horror que todo el conato se dirige-
á fomentar turbaciones en el Estado. Vea
V. A. la adjunta copia de carta enviada á
Mr. Recamer, negociante, por el marques
de la Colonilla , segun asegura aquel. Mr.
de Surenne ha dicho aquí que todos los alle-
gados á la servidumbre del principe de As-
turias le hablaban del entusiasmo de éste
principe por S. M. 1. y R. De Madrid se es-
cribe que S. A. quiere casarse con 111.11e
Tache,- de la Pacherie. Todo esto es absurdo
pero veo que existe una fragua en donde se
forjan todas estas cosas nuevas.


La constancia de V. A. debe superar todo.
Carácter y energía son las primeras prendas
que acompañan á su excelsa persona. Es
tiempo de desplegarlas. Que son todos esos
ministros, si se desviara de su deber? El cielo
no permita que V.A. dexe sus empleos.¿Como
ha. de conservar V. A. -únicamente los nego-
cios relativos á la guerra , no conservando los
medios de poner en execucion éstos mismos'
negocios? En un gobierno un ramo no puede
separarse de otro. El gobierno debe ser uno:
,y al contrario V. A. no hará nada hasta que
V. A. se ponga en estado de poder hacer
todo.'


Yo deseaba con ardor en estas círeunstar-




56 ).
cias ponerme al lacio de V. A.; escribir para.
fixar ( tanto en España como en Francia) la
opinion pública, y hacer conocer las ideas'
rectas y útiles al Estado. Esto conviene; pa-
saré á. otra cosa.


Todos aqui hablan de las ideas del empe
rador de ir á España. Sus equipages , su gua
clia, y su servidumbre han caminado y cami-.
nan ácia los Pirineos. Mas de cien mil hom-
bres se acercan á. ellos ; muchos genera-
les , etc. , etc. Nada sé de positivo ; nada puedo
saber por estar la Corte en Italia. El empe-
rador puede estar de vuelta en Paris den-
tro de diez dial, y entonces podré conocer
la direccion y naturaleza de la tempestad que
amenaza. De todo avisaré al punto que lo
indague. En el interin los rezclos y las des-
confianzas me rodean, y mi existencia es
amarga.


La carta al gran duque me ha parecido
upo/luid:sima. He puesto en execucion las
órdenes de V. A.: no tengo (ni se me encon-;
trará) sino la minuta del tratado. — Por el
cielo que V. A. (si es posible ) me envie
luego un correo. Mi sensibilidad padece lo
que no es explicable al contemplar á V. A.
en tal situacion. El ignorar las cosas atoa
menta mas. Sáqueme la bondad de V. As.


(Y7 )
de cuidados. Si soyttiI al punto partiré.---,
Nuestro Señor conserve la preciosa vida de
V. A. dilatados y felices años.— Paris 8 de
diciembre (le 1807. — Serenísimo señor:
siempre rendido — Eugenio Izquierdo.


Nota. Al margen . de la carta precedente
están escritas unas notas con fecha de 18
de diciembre, todas de puño y letra del
principe de la Paz que dicen asi:


Vota. « Si viene el emperador, será pa-
» cificatnente; pero importa saber algo sobre
» tales materias ; y ya S. M. escribe pregun-
» tardo si es tiempo de publicar el tratado
» de Portugal.


» Quanclo la malicia dirige á los hom-
• » bres, no basta el estudio á eximirse de sus
» iniquidades ; pero todo depende de un
» punto , un momento; el cumplimiento del
» tratado. Fayame yo , y vea yo como me re-
» Giben mis paysanos ; y luego coordinaré las
» (lemas cosas.


« DI. Esté Vmd. tranquilo : nadie es supe-
» rior á mí: la voz iniqua de los seductores
» me ha servido de escuela para una prueba
» que de otro modo no me hubiera sido po-
» sible executar : ya conozco el terreno ; mi




( 58 )
alma ha ganado tranquilidad ; pues se re-
C0110Ce con Menos obligaciones á los holuí
bres. — Madrid 18 de diciembre de I8o7.--1
Manuel.


Nota del editor.


El principe de la Paz puso la nota prece-
dente guando devolvió á Izquierdo la carta
original con la que se copiará en el número
siguiera te.


NUMERO CXXIV.


Carta del principe de la Paz á D. Eugenio
Izquierdo en 1.8 de diciembre de 1807.


Solo falta la carta número 7 para devol-
ver á Vind. completa la expedicion, mi es-
timado Izquierdo; pero queda á mi cuidado
el quemarla luego que obtenga el Joyel para
el mariscal Duroc ( único objeto de la carta);
mas corno en ella me dice Vmd. que (ade-
mas de ese regalo) convendrá hacerle otro
en mi "nombre-, que valga sesenta ó setenta
mil libras , y sin mi respuesta positiva no
se determinaria. Vmd. á. hacerlo, no aliado
circunstancias á la aprobacion : Vmd. dará
en mi nombre esa expresion, y me dirá


( 59 )
donde quiere el dinero ; pues sea dual fuere
el bolsillo de que \Tall lo satisfaga, queda-
ria mi amor propio en descubierto.


Hecho esto puede Vmd. preguntar al mis-
mo mariscal si S. M.I. y R. querria darle ¿I
Vmd. la legion de honor luego que el tratado
se publique ; en cuyo caso se enviarla la de
Cárlos II I. en cambio ; haga Vmd. este paso
con delicadeza, pues sé, que el emperador no
dá con gusto el cordon.


Sigue la causa de los declarados por el
principe. Todos son canallas, é ignorantes;
pero el delito es grave ; y S.M. quiere que se
vea su justicia y piedad.


A Dios. Es de Vmd:— Manuel.
18 de diciembre de 1807.


NUMERO CXXV.


Carta del principe de la Paz á D. Eugenio
Izquierdo, en 24 de diciembre de 1807.


He quemado toda la expedicion de Vinci.
fecha el 8 de diciembre, y rezagado ; pues
se trataba del Joyel para el mariscal Duroc.
Ya no es necesario pues vá el Toison por
mano del emperador, y asi Vmd. podrá ha-


— Madrid




( Go
cede otra clase de regalo en proporcion a
que so hizo á Bournonville.


Otra expodicion es del r4; y en ella in,.
cluye Vmd. la. carta que devuelvo con su
traduccion , añadiendo que sin molestar 4
S.M. I. y R., haga Vinci. su insinuacion sobre
lo de la Banda ; pero (ludo mucho del exito,
y no quisiera que Vmd. sufriera éste desaire.


La última es del 5 y 6 del mismo mes.
y en ésta ( como en las anteriores) se ofrece
Vmd. á. venir á España, caso que ocurra
urgencia , ú entren las tropas; Vmd. vé qua
poco servirian entonces las notas diploma
ticas; y quan escasos son los medios que:
puede ofrecer su situacion , si antes de lle-
gar á tal urgencia no ha podido contener 1.a,
causa; ni saber apenas lo que se pasa. Si
amigo. Yo veo á Vmds. ciegos en el pais que.
residen ; pues ignoran hasta h) que ya se ha.
publicado por los papeles públicos. Vmd. ha-•
brá visto al emperador en Paris, ó tendrá.
noticia de su llegada. Podrá, pues , haberse;
tranquilizado. No lo estoy yo en punto
subsistencias, pues las tropas consumen rim-
cho, y la poblacion se ha aumentado por
las relaciones de Portugal, en cl momento
que sus puertos nos son estériles. Iremos.-¡
saliendo de apuros como se pueda.


( )
Nada sé de Ouvrard ; ni menos de quanto


Vmd. me insinuó de Michel:pero (hablando
claro) me parece ya justo que se cortase ésta
cuenta; que Vmd viniese á liquidarla; y
que de una vez me dexasen Vmds. sin rela-
ciones de giro, ni patrañas, que (sin comerlo
ni beberlo)_ne atraen la enemistad de varios
individuos de éste pais. Concluyamos, pues:
venga Vmd., liquide sus cuentas; y trate la
cosa con quien quiera. Este es mi consejo;
esta mi opinion; no quiero mas relaciones
de ésta clase.


Concluyo asegurando á Vmd. constante
aprecio y amistad — Manuel — S. Lorenzo 24
de diciembre de 18o7.


NUMERO CXXVI.


Carta del principe de la Paz d D. Eugenio
Izquierdo en 9 de obrero de 18°3.


'No recibo cartas de Vmd.: vivo en la in-
certidumbre; el Tratado hecho por Vinci. no
existe;


• el reyno está• cubierto de tropas; los
puertos de Portugal vana ocuparse por las
mismas, y Junot manda el todo; se nos han
pedido los restos de las esquadras, y ya se




( 62 )
ha dado órden para que marchen reunidas á.
las del emperador ; todo es incertidumbre,
convinaciones y temores: la opinion general
dividida; el principe sucesor complicado en
juicio de inovediencia ; las tropas aliadas viveu
sobre nosotros; los pueblos no pueden mas:
el subsidio se paga sin que consideracion
guna DOS releve de éste apuro : el emprés.,
tito de Holanda se hizo segun Vmd. avisó,
pero nada sabemos ni percibimos de sus


• ven-


tajas : Vmd. en Paris mal quisto ; el embaxa-
dor inutil ¡que diablos es esto! ¿Y en que
pararán tales dudas ? He llamado á Vmd. para
dar cuentas Vmd. no ha venido, y esto excita
ya mis dudas. Si Vincl. sabe algo, disto; y si.
lo ignoraVmd. , no haga misterio , pues lo qu
importa, es saber. Parte Rossi : no tengo
tiempo para mas; pero soy de Vmd. afecti-
simo. — ( Nq tiene firma, mas está rubricada)
.Aranjuez 9 de febrero de i8o8.-


NUMERO cxxvir.
Carta del principe de la Paz á D. Eugenio


Izquierdo en z z de marzo de i8o8.


Mi estimado Izquierdo: he pensado mojo


( 63 )
sobre la presentacio n de la carta al empe-
rador, y veo me comprometo demasiado con
las provincias y el reyno ; si acaso se hiciese
mal uso de ella. Devuelvamela Vmd.. con ésta,
y haga uso, para negociar, de las especies
de la del rey, y aun de las que contiene esa;
pero no sugiera Vmd. las especies; y dé
tiempo á queso las propongan; aviseme Vmd.
de todo con oportunidad.


Son las tres y media de la tarde. A Dios:
es de Vmd. afectísimo Manuel. — Marzo i 1.
de 1808.


NUMERO CXXVIII.


Carla de D. Pedro Cepallos ministro secre-
tario de Estado, y de negocios Ea. tran-
geros á D. Eugenio Izquierdo en 18 de
Marzo de i8o8.


Excmo. señor : paso á manos de V. E. de
órden del rey copia del real Decreto que S. M.
me expidió • en fecha de antes de ayer para
los fines que en él se expresan; y otra del
oficio que me ha dirigido el señor secreta-
rio del despacho de Marina, trasladándome
el real Decreto por el qual exónera S. M.




65
ünipetador y le entete del verdadero objett)
que le ha ocasionado: — Cevallos Señor
D. Eugenio Izquierdo,


h.


( )
al señor priucipe de la Paz de los empleo
de Generalísimo y de Almirante, á fin de qu
V. E. se halle enterado de éste suceso, y d
que esté igualmente noticioso de que ésta
noche se ha amotinado el pueblo y la tropa
que había en este Sitio por el infundado rno
tivo de que SS. MM. aun pensaban el mar-
charse; lo qual jamas les habia ocurrido.


Corno Y. E. se hallaba encargado por e
señor principe de la Paz de varias comisiones
debo prevenir á V. E. de órden del rev, , qu
los papeles relativos á ellas, y las contexta=
ciones que tenga que dar, me las dirija V. E.
en pliego reservado para S. M., á. fin de qu
yo pueda entregárselo sin abrirlo:


Dios guarde á V. E. muchos años. Aran-
juez 1S de marzo de i8o8. —Pedro Cepallos.


P. D. Debo advertir á Y. E., para evita
toda equivoeacion , que el motin no ha s'id(
dirigido contra SS. MM., sino contra el se
flor principe de la Paz y por el contrari
han recibido SS. MM. las mayores aclama-
ciones y vitores de todo el pueblo ; y tam
bien , que no habiendo querido S. M. entrar;:
en el por menor de éste suceso en la eart
que dirige á S. M. 1. con ésia fecha por me..
dio del principe de Maserano , es su real yo
luntad que Y. E. saque la ccnversacion a


NUMERO CXXIX.


Real decreto de Cárlos IV. dado en i8 de
marzo de i8o8, sobre mando del exército
y marina , de que se luicce nzencz'on en la
carta precedentes


Excmo. señor éri la mañana de éste dia
se ha servido el rev dirigir al séñór D. Anto,-
nio Olaguer Feliu , y á mí el real decreto
siguiente:


« Queriendo mandar por Mi persona el
» exército y la marina, he venido en exhone,-
» rar á D. Manuel Godoy ;


priucipe de la
» Paz , de los empleos de Generalísimo y
» Almirante ; concediéndole su'retiro donde
» mas le acomode. Tendreislo entendido, y
» lo comunicareis .á : quienes corresponda.


Lo que comunico á V. E. de real Orden
para su inteligencia y cumplimiento en laparte que le corresponde. Dios guarde i. V. E.
.muchos años. Aranjuez , -18 de marzo de


J.




( 66 )
x8o8 Fr. Francisco Gil. — Señor


pdro Cevallos.
Nota. Este es el decreto que se cita en'


carta del señor Cevallos, copiada en el n'
mero antecedente.


NUMERO CXXX.
Carta de D. Eugenio Izquierdo á D. PeCevallos en ro de abril de 1808.


Excmo. señor : muy señor mio : el _.26
mes último á las siete de la mañana el corr


ade S. M. D. Alonso Mazorra puso en m
is


manos el pliego , que con fecha de r8 del


juez
mismo se sirvió V. E. dirigirme desde Aran


.


Este pliego decia, entre ótrás cosas,
que sigue. « Como V. E. se hallaba encargado
» por el señor principe de la Paz de varias co-
» misiones, debo prevenir á V. E. .de órden
» del rey, que los papeles relativos á ellas, y» las con textaciones que tenga que dar, me
» las dirija V. E. en pliego


reservado para
» S. M., á fin de que yo pueda


en tregarlo sin» abrirlo. »
El mismo dia 26 S. M.
recibida la carta


del rey N. S., tuvo á bien hacerme
llamara


'(67) )
Sitio de S. Cloud, achnitírme á su presencia,
sentarse conmigo en su gabinete (sin que en
Él hubiese principe, ministros, ni persona
de la servidumbre de palacio, sin guardia
alguna ) y tener á solas conmigo un coloquio,
que duró, sin interrupcion , desde antes de
las tres hasta despues de las cinco de la tarde.


Tenia yo escrito el Pliego en que daba
cuenta al rey N. S. de éste evento, guando
el 28 por la mañana, el principe de Mase-
rano me llamó á su casa , y me leyó una
carta de V. E. para que le entregase, baxo de
inventario, todos los papeles relativos' a
negociaciones de que estaba encargado en
ésta capital por el señor principe de la Paz.
Respondi que no tenia ninguna, y respondi
la verdad.


Era mi ánimo escribir esto mismo á V. E.
con el primer correo extraordinario que sa-
liese.; y tarnbien evidenciarlo con explica-
ciones y pruebas irrefragables ; pero


,e1 prin-
cipe Maserano despachó aquella misma noche
un correo del rey ( el mismo que habia venido
á mis órdenes) y mandó se me ocultase su sa-
lida ; ha despachado luego otro correo, ocul-
tánd


omelo tambien; y este proceder tan suyo,
rne ha quitado todo medio de 'comunícacion
con V. E. Ha hecho mas me ha mirado y




( 68 )
-tratado desde aquel momento ( y i. su exena
plo todos los de la embaxada) como hombre
ya'Proscripto por su nacion.


Ayer me pasó el oficio de que es copia e
adjunto papel n. respondi el n. y m
contextó el n. 3., que acompaño.


Ahora bien, Excmo. señor; reciba V. E. dd
mi, hombre honrado , verídico , y libre e n
su modo de pensar; amante hasta el entu
siasmo del honor, esplendor y gloria de s
pátria 3 zeloso sostenedor de su indepen-
dencia y posesiones; fiel servidor del rey , y
del Estado ( cuya fortaleza de alma, y recti-
tud de corazon no descenderán jamas, ni:
aun para evitar una muerte afrentosa, no,
digo á, negar, sino ni á tergiversar la verdad
reciba V. E. de éste hombre ( cuya conducta
política eleve en justicia hacersa pública a
toda España, y á toda Europa) una franca,
espontánea y verdadera manifestacion de••
todas sus relaciones con el señor principe
de la Paz, y de quanto ha hecho en Paris,
concerniente á lo que se denomina en un
oficio comisiones, y en otro negociaciones
encargadas por dicho señor principe.


Primer punto: Yo era conocido en España,.
y en mi gobierno por haber hecho buenus
servicios al Estado (los documentos fe-haj


( )
cientes de estos. servicios existen en: varias,
secretarias del despacho, y en mi poder)
antes que hubiese visto ni escrito , ni ha-
blado al señor principe de la Paz ; antes de
tener' noticia de su existencia.


II. La direccion del gabinete de Histo-
ria natural la resolvió el rey durante el mi-
nisterio del marques de Griinaldi. Varias co-
misiones del gobierno, unas públicas, otras
reservadas me han sido confiadas durante
los ministerios del señor conde de Florida-
blanca, del señor conde de Lorena, y del
señor Baylio D. Antonio Valdés: todas an-
teriores al año de 1789.


III. La primera vez que hablé en mi vida
al señor principe de la Paz, fue en el año
de 1797.


Ir. Nunca he sido tan vano que me haya
presentado al público como uno de sus ami-
gos; ni de los que gozaban de su trato fa-
miliar. He sido meramente un fiel servidor
del rey, que ha trabajado á sus órdenes , como
lo he hecho sin interrupeion á las de mu-
chos predecesores y sucesores suyos en los
nlithisterios de nuestro superior gobierno.


Asi , no es el favor , no la amistad
,señor ,principe de la I) nola proteecion del -


lo que me ha conducido ¿rk los negocios. de1




( 7o )
Estado; son los negocios del Estado y mi
desempeño en ellos, los que me han valido
toda la amistad de S. A. , todo su favor y
confianza ; y esta circunstancia ( tan verda-
dera como digna de notarse) aumentó en
S. ( guando últimamente me la oyó) el
buen concepto que siempre he debido por
ini leal conducta á S. M.


VI. Si he servido en los negocios del Es-
tado al lado del principe de la Paz , ha sido
por expresa voluntad y órden del rey N. S.
recibida de boca de S. M. mismo varias ve-
ces. En el Escurial , antes de mi primera ve-
nida diplomática á Paris , hablando conmigo
mi soberano, en presencia de S. M. la reyna,
se dignó decirme : « Trabaja al lado de Ma-
» nuel; es tu protector; haz quanto te diga;


por medio suyo debes servirme.» SS. MM.
confirmarán ésta verdad.


VII. Durante toda mi mision secreta en
Paris , no ha existido correspondencia mia
con el señor principe de la Paz que no ha-
yan leido los reyes. SS. MM. mismos me lo
han asegurado personalmente ; y SS. MM.
mismos lo asegurarán en el dia. Ni ha po-
dido existir, porque no hubiera tenido ob-
jeto ; respecto de que aqui jamas he tratado
de asunto que no haya concernido al bien


( z )
general de la monarquía, y al bien estar de-
toda la familia real.


VIII. Si en menoscabo de uno de otro,
á expensas, ó con sacrificio de uno ú de


otro , esto es, del bien del Estado , ó del de
la familia real , yo hubiera dado un solo
paso con éste gobierno en utilidad y ventaja
del señor príncipe de la Paz ; yo, (que no
descenderia jamas á cubrir este hecho ex-
cusanclome con que habia obrado mandado
por el ministro del rey , á quien el rey
mismo me había mandado obedecer ) me
tendria por delinqiiente , y por primer cóm-
plice en los proyectos del señor príncipe de
la Paz ; pero es necesaria toda la baxeza de
un corazon fementido, y ab rigador de traicio-
nes toda la perversidad de una alma atroz
que las promueve , para suponer en el se-
ñor principe de la Paz tan horrible deslealtad,
y en mí tan loca y tan infructífera compli-
cidad. ¡Yo alcabo de tantos años de estudios,
y de servicios consagrados en utilidad de mi
patria, cómplice de un traidor! Traidor yo
dio con entera certidumbre de no poder
sacar en ningun tiempo fruto ni ventaja al-
guna de tan peligrosa - maldad! ¡Y esto yo
que nunca en el señor principe de la Paz he
incensado al privado del rey, y que en él me




C'7 3 ) )
be ceñido siempre á. no ver, á-no servir, sino
al ministro de mí Soberano.


IX. Así, en presencia del Todo-Poderoso,
y á la faz, de todo el universo, declaro, que


ldurante mi mansion diplomática en París,.amas me ha sida inspirada, ni comunicada
por. el señor príncipe de la Paz , hasta el dia.
de hoy, idea opuesta al bien general del Es,
tado, ni al de la real familia, ni idea dirigida á.
utilidad suya, actual 6 futura,.


X. Mi mision ha sido para que ambos go,
biernos se comunicasen por un conducto
fiel, seguro, secreto, y de tal lealtad, que
no mezclase jamas intereses suyos persona-
les con los del Estado , como han hecho casi
todos los embaxadores de ambas Potencias
en estos.


últimos tiempos, con graves é in,
calculables perjuicios de nuestra infeliz pátria,


XI. En Paris_ no he tenido otro encarga
politico del rey N, S., ni del señor- principe
de la Paz , que el de comunicar directamente
á S. M. el emperador, quanto se me decia de,
Madrid, y de comunicar á Madrid quanta
xne encargaba S. M. J. y R...


XII. Con nadie en Francia , con nadie
esta proposicion es de rigor) he tratada


p-ablica„ ni reservadamente, de. asunto nin,
1. 1.1W> político,
siquiera_ d 11? mera.


í


( 7 3 )
ticia, sino con las personas que me han sido ,
designadas por el mismo emperador. jamas
he visto á un ministro sino de Orden suya, 6
con su beneplácito.


XIII. No he dado tampoco un paso en
este pais , en asunto ninguno de España, sin
prévia cornunicacion á la persona de S. M.
y sin su. explícita anuencia. Nada he hecho
durante mi mansion en Paris; no se encon-
trará jamas punto alguno, de que los reyes
NN. SS. no hayan quedado enterados.


XIII ¿Y quales han sido las resultas y
el fruto de mi mision á Paris? ¿ No me dixo
zíltimamente V. E. en Aranjuez, y en su
misma secretaria , que los convenios firma-
dos el 27 de octubre último por el gran Ma-
riscal del palacio imperial, el general Du,-
roe , y por mí, ratificados inmediatamente
por S. 111. el emperador, y por el rey N. S.
eran los mas ventajosos que habla hecho
España erz ningun tiempo? 17 no me dixo
iambien que yo en ellos habla logrado lo que
en dos siglos habia negado constantemente
lzFrancia aun tí su misma dinastia reynante
elY España?


XV. ¿Es culpa delnegociador ¿debe acaso
disminuirse el servicio que ha hecho en la
:nelociaciOn, porque cansas independientes




( 74
de ella hayan impedido la execucion de los
tratados firmados y ratificados ?


Pero , Excmo. señor, mas que de oirme
de la conducta particular del señor principe
de la Paz, y de la mia , deseará V. E. reci-
bir la contestacion categórica á lo que con
fecha de 2 7


de marzo último dixo V. E. de
oficio al principe de Maserano , á saber,
que yo le entregase inmediatamente las ¿as-irucciones reservadas que se me'dieron, se-gun


consta por escritos del principe de la Paz,
guando sali de Madrid, en mi último viage.


Asegura mi lealtad, que guando sali de
Madrid últi


mamente, ni durante mi última


Aranj
mansion , asi en aquella Capital como en


uez , no me han sido dadas instruc-dones reservadas; y tambien afirmo que tal
cosa no puede constar por escritos del se-
ñor principe de la Paz en el sentido en que
se tiene entro nosotros la palabra instruc-ciones.


Diré, con candor y sencillez quanto sé"
en esta materia. Hice mi último viage á
Madrid, por disposicion particular de S. M.y R. Llevé ideas y qüestiones


por escrito,
que inc fueron dadas en Paris. Las lei
SS. MAI., estando presente el señor principede la Paz. SS. MM. me mandaron hablar;


( '7 5 )
me oyeron llenos de bondad; me respon-
dieron; y el señor principe apenas se mez,
ció en los coloquios.


El señor principe nada ine dixo en par-
ticular que alterase , ni se opusiese á lo que
me dixeron SS. MM. en su presencia. Nada
me (lió por escrito.


La noche de mi partida ( el io de marzo
último) me Manifestó S. A. una carta que
tenia escrita para el emperador, la que me
iba á entregar. Acerca de ella le hice algu-
nas observaciones , y por la priesa con que
estabamos , me dixo : « Llevese Vinci. la carta;
» reflexionaré sobre lo que hornos hablado
» y avisaré si la ha de entregar Vmd. ó no. »
Este es el único escrito que me dió ; y que
devolvi á S. A. desde el puente de Miranda
de Ebro , en dónde me encontró el alcance
qugt envió para buscarle.


La carta del señor principe á S. M. I. con-
tenia algunas ideas sobre el modo de arre-
glar los intereses políticos entre España y
Francia ; ideas todas favorables á los reyes,
y á la real familia; ninguna para la per~",--


.


del señor principe, ni para sus nyteiesls.-
Leida por mí, recayó mi observagiorc-'41'0.11


x r.' • -.,;% •


hice al señor principe , sobre toda9:411d$1._.a-,...
anterior conducta diplomática , de Uál..9'




( 76
)


nunca nos hemos separado; á saber, no pro-
poner nada en ningun tiempo; mirando como
un principio de sana y prudente política,
que al mas fuerte toca proponer; al lile/ros
fuerte limitarse á aceptar.


Si á esta carta (lo que no puedo creer)
llamó el señor principe por escrito (sea
aquella noche al escribir desde Madrid los
reyes , sea en otra ocasion al escribir á otra
persona)instruccionesreserpadas,sería por-
que en vista de mis observaciones conve-
nimos que antes de p resentarla yo al empe-
rador, podría consultar con el principe de
Benevento, y con el mariscal Duroc , si
c


onvendría ó no ponerla en manos de S. M. I.;
y á ésto podría hacer alusion la palabra


re-serPadas, que en este sentido querrá decir,
720 ostensibles.


La verdad de quanto expongo , mi con-
ducta política, mi patriotismo, mi lealtad
y amor á mis Soberanos, mi teson en no
consentir que se minore nuestro antiguo po-
derío nacional, mi oposieion á firmar tratado
que no sea glorioso para España ; todo esto
está consignado para siempre en mi expe-
dicion dirigida en n4 de marzo último, conel correo de 5. M. Rossi , al señor príncipe
de la Paz, en un tiempo en que ya. debía


( 77 )
estár persuadido de que mis cartas no llega-
rían á otras manos que á las suyas.


Esta expedicion (ya sé que el correo Rossi
la entregó á V. E.) contenia las bases pro-
puestas por éste gobierno para la conclusion
de un arreglo definitivo que comprendiese
todos los intereses políticos existentes hoy
entre España y Francia : y V. E. habrá visto
ya en dicha expedicion , que quanto se iba
á estipular, era todo en utilidad del Estado,
en esplendor de la real familia , y nada eu
favor del señor principe de la Paz , en re-
compensa de sus importantes servicios, y so-
bre todo de su admirable conducta política.


Mas todo queda ya trastornado por los
últimos eventos de ese país ; y mi desgra-
ciada pátria va á ver que las causas que
;una


nin-
°na conexion tienen con los asuntos polí-
tils entre España y Francia, han influido
en éste trastorno. Ya á ver tambien que no
se ha podido derribar al hombre sin derribar
al mismo tiempo quanto manejaba, y que
las ideas erroneas esparcidas y cundidas en
ese suelo acerca del actual estado político
de las cosas del rumbo que en tan crítica
situacion se sepia, y del que debía seguirse,
han producido otras, y que( segun preveo)
van á ser eutQramente funestas á la pátria,




( 78 )
Daré fin á esta manifestacion , haciendo


saber á V. E. que el señor principe de la Paz
me comunicó la última noche de mi estan-
cia en Madrid , y en su última con-versa-
cion , que un agente del gobierno Francos,
que pasaba á Portugal (i), había dicho á
cierto ministro extra ligero , residente en esa
Corte (a), que en Paris se sospechaba que
el señor principe tenia una porcion de sus
caudales colocados en Inglaterra , y otra mu-
cho mayor en camino para fuera de España,
y que ésta sospecha se desvanecerla si en-
viase algunos fondos á Francia para hacer
compra de bienes raices. El señor príncipe
me añadió : « Tengo en pagares sobre Amé-
» rica el importe de la casa que he cedido al
» rey para el Almirantazgo ; no me hallo con
» otra cosa disponible ; así , si vé en
» Paris que las sospechas del emperador son
» efectivas (lo que no creo ) , y que se des-
» vanecerán comprando yo haciendas en
» Francia , propóngalo Vind• á S. M. I.; re-
» Giba su anuencia, y en tal caso se podrán
» negociar los pagarés sobre México, y coa
» lo que produzcan compraré haciendas para


(i) Mr. Lagarde , ministro de Policia en Portugal.
(2) Mr. de StraGonof, ministro de Rusia en Madrid..


( 79 )
» dos hijos que tengo no legítimos , y de cuya
» existencia (asi como de mis miras relati-
» vas á ellos ) estan cerciorados SS. MM.
» los reyes NN. SS.»


Si este encargo particular ( puramente do-
méstico, y que ninguna conexion tiene con
los negocios políticos del Estado ) hecho ver-
valmente , y en mera conversacion , se ha
denominado en algun escrito por el señor
principe instrucciones reservadas, esto habrá
podido ciar lugar á creer que yo las habria
recibido de S. A. en mi último viage; pero la
verdad es , que no me dió ningunas, excepto
lo que consta en mi exposicion citada de 24
de marzo último ; expedicion que sola basta
para la entera justificacion , así del señor prin-
cipe de la Paz, como mia.


A la sencilla manifestacion que acabo de
ba5ker , añadiré la de un punto, que concierne
mi persona. Un papel original que existe en
el proceso formado en el Sitio de S. Lorenzo,
(y que escrito por una superior mano , para
ser dir4>ido al rey N. S., leí en Aranjuez)
hablando de mi, me calificaba de hechura
del principe de id Paz. No me desdeñaría de
serlo ; no ciertamente; pero la justicia y la
verdad exigen que combata ésta falsa asercion.


Desde que conozco al señor príncipe de la




( 8o )
Paz, no se me ha dado por el gobierno, nt
empleo, ni sueldo, ni gratificacion. 1.•To
recibido del Soberano merced ninguna. Aun
se me debe quanto he expendido durante
mi larga mansion en Paris, y en los diferen-
tes viages em prendidos por asuntos del Estado.
He desempeñado lo mas arduo de ésta em-
baxada, y otros han gozado de los sueldos,
emolumentos honores y prerrogativas de
ella. Se me han conferido los honores del
consejo de Estado ; pero no los miro, ni como
merced , ,ni como recompensa. Fue necesi-
dad el darmelos; era preciso distinguirme
con una decoracion , para que tratase sin
desventaja con los que aqui tenían tantas; y
sobre todo para que pudiese firmar de un
modo decoroso á España, los tratados y con-
venios en que estaba entendiendo. Por esta
razon he mirado siempre tales honores como
un capuchino mira la rica casulla que viste
para celebrar en un dia solemne, y que aca-
bada la misa, dexa, quedándose con su sayal;
y estoy pronto á executar lo mismo, porque
á la verdad, ya me son del todo inútiles.


No es mi intencion quexarme de que no
se me hayan recompensado mis servicios; .
mucho menos de censurar la conducta con- 101
migo del que el rey mismo llamaba mi pro-


( 8i )
tector ; sí hacer patente que no puede de-
cirse de mi con verdad que soy su hechura;
aunque he sido la persona que mas ha dis-
tinguido ; á la que ha dacio lo mas que po-
dia dar, esto es, su entera é ilimitada con-
fianza.


Concluyo esta carta pidiendo á V. E., que
para justificacion del señor principe de la
Paz y filia la comunique y publique. Asi
no me veré en la triste necesidad de pu-
blicar la defensa de S. A. , y mi apología
yo mismo.


¡ Saber que está oprimido! Saber que es
• víctima del odio de muchos , de la preocu
pacion de todos ! ¡Saber que es inocente !
(á lo menos en quanto á las relaciones po-
líticas con este pais , de las que he tenido
completo conocimiento) Saber que ha sido
el my fiel apoyo de toda la dinastiareynante;
el qu ha visto mas allá que los demas! esto
¿no ha de excitar mi honradez y mi lealtad,
para que apoyadas en la verdad y en la jus-
ticia, defiendan el honor del que acaba de
ser tan ignominiosamente ultrajado en su
persona , á vista, y á pesar de su rey , con
oprobio del gobierno , y deshonor de mi
1.)t.tría?


Nuestro Señor guarde la persona de Y. E.
5. 6




( 82 )
muchos años. Paris lo de abril de ISo8. —
Excmo. señor—Eugenio Izquierdo. — Ex-
celentísimo señor D. Pedro Cevallos.


NUMERO CXXXI.


.Carta circular del Consejo de Castilla en
4 de Junio de 1808.


En el Consejo pleno de hoy se han publi-
cado la consulta de la Junta Suprema de
Gobierno, el decreto del serenísimo señor
gran duque de Berg , Lugar-Teniente gene-
ral. del Reyno, y la proclama que siguen:


Consulta de la Suprema Junta de Go-
bierno, compuesta de los señores siguien-
Yes : D. Sebastian Piñuela, del Consejo de
.Estado, secretario del despacho dé Gracia
y.Justicia : D. Gonzalo de °Arra., consejero
de Estado, secretario del despacho de la
Guerra : el marques Caballero, consejero de
Estado, gobernador del consejo de Hacienda :
el marques de las Amarillas, consejero de
Estado , decano del Consejo do la Guerra:
D. Pedro Mendinueta, consejero de Estado,
teniente general de los reales exércitos: D.
Arias Antonio MOny retarde, decano del
Consejo de Castilla, y su gobernador interino :


( 83 )
duque de Granada presidente del Consejo


(le las Ordenes: .0. Gonzalo Josef de Vilches,
ministro del Consejo y Cámara de Castilla .: D.
Josd . Navarro y Nidal, y D. Francisco Xa,-
f :ier Duran, ministros del mismo Consejo ,
el primero con honores de la propia Cámara:
D. Nicolás de Sierra, fiscal de dicho Consejo
de Castilla : D. Garcia Gomez Xara, minis-
tro del Consejo de las Indias D. Manuel
Vicente Torres-Consul, fiscal del Consejo de
Hacienda : D. Ignacio de Alee , teniente
general , y ministro del Consejo de Marina:
D. Joaquín Maria Soldo, fiscal del citado.
Consejo de la Guerra: D. Pablo Arribas, fis-
cal de la sala de alcaldes de Casa y Corte; y
D. Pedro de Mora y Lomas, corregidor de
Madrid.


Serenísimo señor — La Junta Suprema
d Gobierno , compuesta en el cija (lelos pri-
meros magistrados de la Nacion , al mismo
tiempo que se ha enterado con dolor (por
las diferentes piezas que se le han leido)
de los movimientos suscitados en algunas
provincias por los enemigos de la tranqui-
lidad pública, y de la felicidad de la Nacion
Española, fue tambien informada d . c,> las me-
didas militares que V. A. I. y R. acaba deto-
Izar para reprimir estos movimientos . ; V CRS-




( 84 )
tifiar con severidad á. sus autores. La junta,
serenísimo señor, se ha sentido conmoverse:
conoce el carácter español , y no puede ser
afta cosa que la perfidia de algunos mal in-
tencionados, la que (abusando de su misma
lealtad ) hace esfuerzos para extraviarlo. Pero
la Junta tiene grandes motivos de esperar que
en el momento que la Nacion oyga la voz
Paternal de sus magistrados , depondrá las
armas, y volverá á su deber.


La .Junta serenísimo señor, ruega á V. A. I.
y R. por estos pueblos ex.traviados; y espera
de la generosidad de V. A. que antes de exe-
cutar el castigo, permitirá que se ensaye el
medio dulce de la pe,rsuasion; y que se les
dirija la adjunta proclama que la Junta con-
fiada de antemano en la generosidad de V. A.
ha formado, y espera se dignará admitir. M.a.
drid 3 de junio de 1808 — Estd rubricado de
todos los señores referidos.


Decreto de S. A. 1: y B. — Condesciendo
con los deseos de la Junta de Gobierno,
compuesta de sus individuos, presidente , de-
canos , y varios ministros de todos los Con-
sejos; y mando que por el de Castilla se haga,
imprimir, publicar y circular inmediatamente
la proclama adjunta. Me persuado que las ven-
tajas que en ella se ofrecen con la campe-


( 8,5 )
lente autorizacion rectificarán los errores , del
pueblo, y restablecerán su sosiego ; pero si
por desgracia no fuese asi, habré de emplear,
(aunque con sentimiento mio ) las fuerzas que
ya estau en movimiento, para que las turbu-
lencias parciales no retarden ni impidan la
felicidad de toda la Nacion. —Está señalado
de la real marzo de S. A. — En palacio á
5 de Junio de 18o8. — Al decano del Consejo.


Proclama. Españoles : La Junta Suprema
de Gobierno, compuesta en el dia de los
primeros magistrados de la Nacían ,. Os habla
para desvanecer los errores que la maligni-
dad y la ignorancia se esfuerzan á acreditar
y propagar entre vosotros : errores funestos
que podrian acarrear incalculables darlos, si
la suprema autoridad no se apresurase á des-
truirlos en su origen ; y espera que los que
zi. todos tiempos, en todas ocasiones, han nido
con docilidad la voz de sus magistrados , no
manifestarán menos sumision guando se trata
de que ó aseguren para siempre su felicidad,
uniendose con las primeras autoridades del
Estado, ó de que ellos mismos labren la ruina
de la patria, entregándose á las agitaciones
en que quieren precipitarlos los eternos ene-
migos de la prosperidad y gloria de la Na-
cien Española.




( 86 )
Quando la España, esta nacion tan fava-;


Tecida de la 'naturaleza, empobrecida, ani-
quilada y envilecida á los ojos de la Europa
por los vicios y desórdenes de su gobierno>
tocaba ya el momento de su entera disolu-
eion:- guando los esfuerzos mismos que se.
habian hecho para reanimarla solo hablan
servido para agravar sus males, y precipi-
tarla en nuevas desgracias : lá providencia nos
ha proporcionado (contra toda esperanza) los.
medios de preservarla de su ruina , y.aun
de levantarla á un grado de felicidad y es-
plendor á que nunca llegó, ni aun en sus
tiempos mas gloriosos. Por una de aquellas.
revoluciones políticas que solo admira el que
no exhinina la serie de sucesos que las pre-
paran, la casa de Borbon , desposeida de los
tronos que ocupaba en Europa, acaba de re-
nunciar al de España, el único que la que-
daba : trono que en el estado cadavérico. de
la Nacion, faltandola el apoyo que antes te-
nia en las otras ramas de su familia, y na
pudiendo conservar ya las relaciones que
hasta ahora la habian unido con la Francia, .
no rodia ya sostenerse : trono en fin que
las mudanzas políticas hechas en estos -úl-
timos años la obligaban á abandonar. El prin-
cipo mas poderoso de Europa ha recibida


( 87 )
en sus manos la renuncia de los Borbones-,.
no para añadir nuevos paises á su imperio,
(ya demasiado grande y poderoso ) sino para
establecer sobre nuevas bases la monarquía
española, y para hacer en ella todas las re-
formas saludables , porque tanto suspiraba-
mos hace algunos años, y que solo puede
facilitar su irresistible poder. A este fin ha
llamado cerca de su augusta persona diputa-
dos de las ciudades y provincias , y de los
cuerpos principales del Estado: con su acuerdo
formará leyes fundamentales que aseguren
la autoridad del soberano, y la felicidad de
los vasallos; y ceñirá con la diadema de Es-
paña las sienes del principe generoso, que
sabrá hacerse amar de todos los corazones
por la dulzura de su carácter; y que ( teniendo
en su mano medios y recursos que otro nin-
gno puede reunir en poco tiempo) restituirá
á España el poder que ha perdido por la de-
bilidad de su antiguo gobierno. Y en el. mo-
mento mismo ea que la aurora de nuestra
felicidad empieza á amanecer, en que el hé-
roe que .admira el mundo , y admirarán los
siglos, está. trabajando; y (iando por altas
miras (que no penetran los que intentan se-
duciros , pero que vosotros bendeciréis algun.
dia) procura con todo su poder la felicidad




0


( 88 )
de España, ¿será posible que los que se Ha-
man buenos Españoles, los que aman de
corazon á su pátria, quieran verla entregada
á todos los horrores de una guerra civil? La
Junta no lo esperaba ciertamente del acen-
drado patriotismo de los Españoles; pero ha
sabido con dolor, que el zelo indiscreto de
algunas personas poco instruidas sobre los.
verdaderos intereses de la Nacion la mal
entendida lealtad de algunas otras; y mas
que todo, los agentes secretos de la Nacion
enemiga de la felicidad del continente por
sistema, han logrado en alguna provincia
alucinar una porcion de sus sencillos ha-
bitantes, fomentando el espíritu de sedicion
y amotinamiento. Pero, Españoles, ¿os de-
yareis engañar y seducir de sus vanas pro-
mesas? ¿sereis victima de errores funestos,
que aunque nacidos de sentimientos genero-
sos , no por eso dexarán de conduciros á
vuestra perdicion , y la de vuestros bienes,
y de vuestras familias? ¿No conoceis que
los que en tan delicadas circunstancias os
aconsejan la rebelion, y os predican la des-
obediencia á vuestros gefes , son los verda-
deros enemigos de vuestra patria ? ¿ Que ob-
jeto pueden tener las conmociones que ex-
citan entre vosotros? ¿ Acaso el restablcci-


( 89 )
miento de nuestros antiguos príncipes? Pero
estando (corno están ) fuera de España ¿ que
podrán hacer en favor suyo vuestros débi-
les é impotentes esfuerzos? ¿Queréis acaso
defender unos -fueros de los quales creéis que
depende vuestra futura felicidad? ¿ Quien ha
pensado en violarlos ó abolirlos? Al contra-
rio, se trata de restablecer las antiguas li-
bertades de laNacion, y su constitucion pri-
mitiva: dicha para nosotros inestimable, que
muy poco tiempo hace no nos atreviamos
ni aun á esperar? ¿ Que quereis , pues, en-
gañados habitantes de las provincias? ¿ Que-
reis atraer sobre vosotros todas las calami-
dades de la guerra, ver talados vuestros cam-
pos, arruinadas vuestras casas , incendiadas
vuestras ciudades? ¿Pensais que con un alis-
tamiento tumultuario de un paisanage indisci-
Apiado , sin gcfes, sin erario, sin almacenes
de viveres . sin repuestos de armas , podreis
hacer frente á exércitos veteranos, aguerri-
dos y acostumbrados á. vencer? La Junta es-
pera que , reflexionando sobre las fatales con-
seqiiencias, que infaliblemente tendrian para
vosotros los primeros pasos que habeis dado,
(si por desgracia os obstinais en seguirlos)
volveréis bien pronto al camino de la obe-
diencia, y del verdadero patriotismo, que un


4




( go )
error os ha hecho abandonar por un ins-
tante. y para que no dudéis de que su in-
teneion no es otra que la de desengañaros
y que ni ella, ni el principe que la preside,
ni el. emperador de los franceses ( en cuyas
manos estan hoy nuestros destinos) tienen
otro objeto que el de vuestro bien, la Junta
os va á manifestar quales son las intencio-
nes del nuevo soberano que viene á gober-
narnos. Oidlas, y juzgad.


Las Cortes , este antiguo baluarte de nues-
tra libertad , y de nuestros fueros, van á ser
restablecidas , mas poderosas v mejor cons-
tituidas que lo estuvieron antes: se celebra-
rán cada tres años ¿.'t lo menos, y ademas to-
das las veces que pareciere conveniente con-
vocarlas para urgencias de la Nacion.


Los gastos de la casa real quedarán redu- 4
cidos á menos de la mitad de lo que ahora
se contribuia para este objeto : tendrán una
asignacion fixa sobre el tesoro público, que
no se podrá_ alterar.


Los vales serán reconocidos como deuda
pública, nacional y sagrada.


Los empleos serán ocupados por Españo-
les, y ring un extrangero podrá obtenerlos.


La religion católica será la única de Es-
paña , y no se tolerará ninguna otra. 1


(9_)
Finalmente, la Junta tiene grandes moti-


vos para esperar que (lexos de aumentarse
en el nuevo gobierno la contribucion perso-
nal para la guerra ) habrá de disminuirse
considerablemente , asi por las mejoras que
recibirá el antiguo método , como por la si-
tuacion política y militar de Europa , segun
la que la marina debe llamar primeramente
la atencion , y acrecentarse tanto como ha-
brá de disminuirse el exército de tierra.


Añadid á 'esto las útiles reformas que gra-
dualmente se irán haciendo en todos los ra-
mos : el crédito público restablecido: la deuda
consolidada y extinguida en pocos años : la •
administracion 'de la justicia , sujeta á reglas
inalterables , no será jamas impedida por la
autoridad del gobierno : la agricultura flore-
ciente: el comercio reanimado , la industria
creada de nuevo : la poblacion aumentada:
el exército y la marina vueltos á su antiguo
lustre: y todos les ramos de la felicidad á un
tiempo promovidos y mejorados ; y juzgad
si es interes vuestro tomar las armas para
oponeros á que se os haga felices , y no á vo-
sotros solamente, sino á vuestros hijos y vues-
tros nietos; y si los que os aconsejan sedi-
ciones y motines, son verdaderos Españoles
y amantes de su pais.




( 92
)


Pues tal es, Españoles, la suerte que- se
os prepara. Si permaneceis tranquilos; si de
corazon os unis al gobierno superior, y á los
respectivos magistrados y gefes locales (los
quales tienen bien exáminado lo que os con-
viene ) vais á ser felices; pero si (lo que no
es de esperar) desechais éste aviso saludable
que os dá la Junta, temed el justo enojo de
un monarca tan severo para castigar una
ciega é inutil obstinacion , como benigno
para perdonar extravios momentaneos. ¿Jg-
norais la muchedumbre de guerreros fran-
ceses que hay dentro de España ? ¿No sabeis
que nuevos exércitos caminan hácia nues-
tras fronteras? Las provincias que inmedia-
tamente no vuelvan á la obediencia serán
ocupadas por tropas francesas, y tratadas con
todo el rigor de las leyes militares : ya en este
dia el Lugar-Teniente general del reyno te-
nia dadas órdenes para que varias divisiones
marchasen á castigar los sublevados; pero
la Junta de Gobierno ha querido evitar á las
provincias en que ha habido desórdenes, los
males que las amenazaban; ha pedido por
ellas ; ha ofrecido en su nombre que reco-
nocerán su error, y volverán á su antigua
tranquilidad; S. A. 1. ha tenido la bondad
de admitir la oferta, y suspender el castigo


( 93 )
de los culpados; pero éste será terrible sí
las sugestiones pérfidas de los mal intencio-
nados pudiesen mas con los Españoles que
la voz paternal de los magistrados , de los
ministros , y de todos los gefes supremos,
militares y civiles. Madrid 5 de junio de 1808.
Está rubricada.


Sieg ue la carta del Consejo. Y visto, acordó
se impriman publiquen y circulen inmedia-
tamente la consulta, decreto y proclama en
la forma acostumbrada. Lo que participo
á V. de órden del Consejo para el mismo fin;
y de su recibo me dará aviso.— Dios guarde
á V. muchos años. Madrid 4 de junio de
iSoS — D. Bartolome Muñoz.


Nota. La proclama inserta en ésta carta
se imprimió en el tomo segundo por la tra-
duccion francesa publicada en la gazeta del
Monitor; pero se repite aqui por no cortar
parle alguna del documento. El principio
de la consulta designa las personas que la
autorizaron , aunque algunas despues muda-
ron de opinion , y- siguieron elpartido de
Cádiz, particularmente Amarillas, Mendi-
nueta, Mon, Granada, Vilches, Sierra, To rres-
Consul , y Alava.




( 94 )
NUMERO CXXX1I.


Carta circular del Consejo de Castilla en
8 de junio de 1808.


Fidelísimos Españoles. Vosotros habeis
obedecido con lealtad la mas exacta por es-
pacio de veinte años al augusto monarca de
las Españas imitando siempre á vuestros ma-
yores; habeis correspondido á su amor pa-
ternal, y acompañado al Consejo en el justo
sentimiento que manifestó á S. M. por su ab-
dicacion en el dia siguiente de ella. Si he-
mos publicado la exaltacion de su sucesor,
fue únicamente por obedecer sus soberanos
preceptos. Le hubieramos prestado por lar-
gos años la misma obediencia y fidelidad si hu-
bieramos comprehendido que su abdicacion
y renuncia de la corona no fue acompañada
de la espontanea libertad necesaria.


Desde que el señor D. Cárlos TV. dió á co-
nocer que esta abdicacion habia sido vio-
lenta, y que se consideraba con la plenitud
de su derecho para reasumir la corona , la
.)unta de Gobierno , el Consejo de Castilla
y la Nacion entera quedaron pendientes de
la decision de un asunto de tanta gravedad;
y el Consejo ha visto con detenido eXámcn


( 95 )
los documentos en que se ha fundado el
árbitro poderoso elegido para esta determi-
nacion : los mas principales se copian á. con-
tinuacion ; y en el juicio que ha formado el
Consejo está seguro de que no se ha desviado
de que hubiera opinado el mismo au-
gusto interesado, si otras circunstancias me-
nos complicadas hubieran permitido este con-
cierto. Desgracia ha sido , ciertamente , que
ya no se haya verificado esta union de los
padres de sus pueblos; pero desgracia que
-será menos sensible para su benéfico cora-
zon , ya que por resultado se presentan es-
peranzas alhagueñas para lo venidero, y que
bien pronto llegará á caminar la Nacion con
pasos seguros á su mayor felicidad y pros-
peridad.


Empezaron á realizarse estas esperanzas,
puesto que el rey ha nombrado para su Lu-
gar-Teniente en el gobierno de estos reynos
á un principe que ( sin otro interes que el de
la España, acreditado ya con las atenciones
benéficas y continuas en el mando de su
exército ) se dedica con empeño y medios
los mas oportunos quanto puede contri-
buir á su gloria y felicidad.


La Junta de Gobierno, intimamente aso-
ciada á. todos los sentimientos del Consejo,




C 96)
lea considerado baxo del mismo aspecto la
crisis de los sucesos anteriores ; y en la de-
terminacion adoptada por la sabiduria del
tribunal (y á que subscribe enteramente)
juzga cumplidos los decretos irrevocables do
la Providencia, que jamas abandona á un
pueblo religioso, amante de sus soberanos,
y de las leyes que le gobiernan.


Los documentos principales que se. citan
habia tenido presentes el Consejo en el


pleno celebrado en 6 de éste mes, con asis-
tencia de los Excmos. señores vocales de la
Junta de Gobierno, marques Caballero, bay
lío D. Francisco Gil, y D. Gonzalo Ofarril:
son los siguientes:


Protexta de Carlos IV. Protexto y de-
claro, que todo lo que manifesté en mi de-
creto (le 1 9


de marzo abdicando la corona en
mi hijo, fue forzado por precaber mayores
males , y la eíusion de sangre de mis que-
ridos vasallos ; y por tanto de ningun va-
lor : — Yo el Rey. — Aranjuez y marzo 21
de i8o8.


Caria de Carlos IV. Hermano y señor :
V. M. sabrá. ya con sentimiento el suceso de
.Aranjuez, y no dejará de ver sin algun tanto
de interes á un rey, que forzado á abdicar
la corona, se echa en los brazos de un gran


( 97 )
monarca su aliado , poniendose en todo , y
por todo á. su disposicion , pues que él es el
único que puede hacer su dicha, la de toda.
su familia,,y la de sus fieles y amados va-
sallos :::: I, emevisto obligado á. abdicar;
pero seguro en el dia y lleno de confianza
en la magnanimidad y genio del grande hom-
bre que siempre se ha manifestado mi amigo,
he tornado la resolucion de dexar á su ar-
bitrio lo que se sirviese hacer de nosotros, de
mi suerte y la de la reyna: : Dirijo á. V. M.I.
y R. una protexta contra el acontecimiento
(le Aranjuez, y contra mi abdicacion. Me
pongo y confio enteramente en el corazon
y amistad de V. M. I. Con esto ruego á Dios
que Os mantenga en su santa y digna guar-
dia. — Hermano y señor. — De Y. M. I. y R.
su afectísimo hermano y amigo -- Carlos.


Otra de Carlos Ir. Muy amado hermano:
en 1 9 del mes pasado he confiado á mi hijo
un decreto . de abdicacion: ::: En el mismo
dia extendi una protexta solemne contra el
decreto dado en medio del tumulto, y for-
zado por las críticas circunstancias Hoy
que la quietud está restablecida: que mi pro-
texta ha llegado á las manos de mi augusto
amigo, y fiel aliado el emperador de los Eran-
ceses, rey de Italia; qué é§ notiltio que rail


3. 7




( 98 )
hijo--no ha .podido lograr le reconozca bava
éste.. título :::-: Declaro solemnemente., que.
etaCtei de abdicacion que firmé el dia 19
del pasado .mes de marzo, es nulo en todas
sus. :partes; y por eso quiero que hagais co-
nocer á todos mis pueblos, que su buen rev,
amante de sus vasallos, quiere consagrar lo
que le queda de vida en trabajar para ha-
cerlos dichosos. Confirmo. provisionalmente
en sus empleos de la junta actual de Go-
bierno á los individuos que la componen y
todos los .empleados civiles y militares que
han sido nombrados desde el 1 9 del mes de.
marzo últitno. Pienso en salir luego al en-
cuentro de mi augusto aliado el emperador
de los franceses, rey de Italia; despues


qual transmitiré mis últimas órdenes á
la Junta. S..-Lorenzo á. 1 7 de abril de 1808.
ro el rey. A la junta Superior de Gobierno.


Carta de Napoleon. Hermano- Tnió : fíe
recibido la carta de Y. A. R. Ya se habrá
eonveneidoV. A. por los papeles del rey su pa-
dre, del afecto que siempre le he .tenido: en
las presentes circunstancias V. A. me per-
mitirále hable con franqueza y lealtad. -\:0
esperaba ( en llegando: á Madrid ) inclinar


ilustre amigo á que hiciese en sus do-
minios algunas reformas necesarias; y que


( 99 )
diese alguna satisfaccion á la opinion pu-
blica. Separar de los negocios al príncipe
de la Paz, me parecia una cosa precisa para
su felicidad , y la de sus pueblos. Los suce-
sos del norte han retardado mi viage. Las
ocurrencias de Aranjuez han sobrevenido.
No me constituyo juez de lo que ha suce-
dido, ni de la conducta del principe de la
Paz; pero lo que no ignoro, es, que nunca.
deben los reyes acostumbrar sus vasallos á
derramar la sangre, haciendose justicia por
sí mismos. Ruego á Dios que V. A. R. no
lo experimente jamas.


No seria conforme al interes de la España
que se persiguiese á un príncipe que ha em-
parentado con una princesa de la familia
real, y que tanto tiempo ha gobernado el
reyno. Ya no tiene mas amigos. V. A. R. no
los tendria tampoco si algun dia dejase de
ser dichoso. Los pueblos aprovechan las oca-
siones de vengarse de los respetos que nos
tributan :::: No podeis juzgar al princi pe de'
la Paz. Sus delitos, si se le imputasen, deben
sepultarse en los derechos del trono. Mu-.
chas veces he manifestado mi deseo de que
se separase de los negocios al principe de la
Paz: si no he hecho mas instancias, ha sido'
Go a motivo de la amistad del .Rey Carlos,•




( roo )
apartando la vista de las flaquezas de su
afeccion. ¡ O miserable humanidad ! Debili-
dad y error; tal es nuestra divisa. Mas todo
esto .se puede conciliar. Que el principe de




la Paz sea desterrado de España, y le ofrezco
asilo en Francia. En quanto á la abdicacion
de Carlos IV., ha tenido efecto en el mo-
mento que mis exércitos ocupaban la Es-
paña; y la Europa y la posteridad llegara.
zl creer que yo he mandado tantas tropas con
el solo objeto de derribar del trono .4 mi
aliado y amigo. Como soberano vecino, debo
enterarme de lo ocurrido antes de reconocer
esta abdicacion. Deseo pues , conferenciar
con V. A. R. sobre este particular. La cir-
cunspeccion que he guardado hasta ahora
-sobre estos asuntos, deben convenceros del
--1Jpoyo que hallareis en mí si jamas las fac-
ciones, de qualquiera clase que fueren, le
perturbasen en su trono. Quando el rey
Carlos me participó los sucesos del mes de
octubre proxitno pasado , me causaron el
-mayor sentimiento, y me lisongeo de haber
contribuido por mis insinuaciones á su buen
éxito. V. A. R. debe recelarse de las conse-.
qüencias de las emociones populares: se po--
(Irá cometer algun asesinato sobre mis sol-


. dados esparcidos ; pero no conducirán sine)


• ( rol
á la ruina de España:::: V. A. R. conoce
todo lo interior de mi corazon : puede ver
que me hallo combatido por varias ideas
que necesitan fixarse. Podeis quedar seguro
que en todo casa me conduciré con vos lo
mismo que he hecho con el rey vuestropa-
dre. Estad persuadido de mi deseo de Con-
ciliarlo todo, y de encontrar ocasiones de
daros pruebas de mi. afecto y perfecta
timacion. Con lo que ruego á Dios os tenla
hermano mio, en su santa y digna guardia.—
Napoleon.


Posteriormente, con feehi'de 7 y 8 se
han pasado al Consejo la real manifestacion,
carta real , decreto y órden qué siguen :


Proclama de Carlos IV. Españoles y
amados vasallos : hombres pérfidos se ocupan.
en perderos , y quisieran daros armas para que
las empleaseis contra las tropas francesas,
anhelando reeiprocamente excitares contra
ellas , y á ellas contra vosotros. ¿Qual seria
el resultado de tan siniestras intenciones? No
otro sin duda que el saqueo . de toda la Es-
peña, y desdichas de toda especie.


Todavia se hallan en agitacion los ani-
mos mas facciosos que tantd lile' han he-
oho padecer; y en circunstancias tan im-
portantes como críticas me hallo octipack




( 102 )
en entenderme con mi aliado el emperador
de los franceses, sobre quanto dice relacion
ton vuestra felicidad. Mas precabeos de dar
°idos _á sus enemigos : los que os sugieren
ideas contra la Francia., estan sedientos de
vuestra sangre, y son enemigos de nuestra
NaCion , y agentes de Inglaterra : si los es-.
cuehais , acarreais la pérdida de vuestras co-kMinas division de vuestras provincias, y
una serie. de turbulencias é infortunios para
vuestra pátria.


Españoles, conirad en ¡ni experiencia,
prestad obediencia á la autoridad que debo
al Todo poderoso , y á. mis padres.. Seguid mi
cxemplo , y persuadios de que solo la amis-
tad del grande emperador de los franceses,
nuestro .aliado, puede salvar la España, y
labrar su prosperidad.


Dado en Bayona en el palacio imperial,
llamado del Gobierno, á 4 de mayo de 1808—
ro el rey.


Carta de Carlos-1V. Mi señor hermano:
La ausencia y. mis enfermedades , no permi-
tiéndome dedicarme por entero á los cui-
dados infatigables que exigen .


el gobierno de
mis estados , la tranquilidad de mi reyno , y
la conservaeion de mi corona , he pensado
que nada rodia hacer mejor que nombrar-


• ( 05
un Lugar-Teniente ,.q.ue revestido de la au-
toridad suprema que-tengo de Dios y de mis.
antepasados , gobierne y rija por mí, y en .mi
nombre todas las provincias de España.--
. En su conseqiieneia, y habiendo-de ante-
mano consultado al bien de mis pueblos, y
el deseo de salvar la monarquía del,preci-
picio en que los malvados, y los enemigos del.
reposo del continente la iban. á sumergir-,
penetrado por otra parte de las virtudes emi-
nentes de que V. A. I. y R. nos ha dado tan-.
tas pruebas, y de los grandes servicios que
nos ha hecho he resuelto, con acuerdo v
satisfaccion de mi fiel y grande aliado el cm-
p.erador F reo, nombrar á V. A. R. por mí
Lugar-Teniente general, por el decreto_ que
acabo de expedir á la Junta de Gobierno,
y acompaño : suplicandoos (i') principe) ten-
gais á bien pasarselo y aceptar este nom-
bramiento, que dará la tranquilidadá mi alma.


Sobre lo que ruego á Dios, mi señor her-
mano, que os tenga en su santa y digna guar,..
dia.— Fecho enBay oua á 4 de ma yo.& 808.—
Señor mi hermano. — De V. A.I. y R. el. mas
afecto hermano — Carlos.— A S. r1. /..y R. el,
principe gran duque de Berg.


Orden de Carlos IV. A la Junta Suprema
de Gobierno. Habiendo • tenido por . corve,•


40'




( 1 04 )
Diente el dar


una misma direccion á todas las
fuerzas de mi reyno, con el objeto de conser-
var la seguridad de las propiedades, y la tran-
quilidad pública contra los enemigos, ya sea
del interior, ya del exterior; he creido para
llenar este objeto deber nombrar Teniente-
General del reyno á nuestro amado hermano
el gran duque de Berg, que manda al mismo
tiempo las tropas de nuestro aliado el em-
perador de los franceses.


Por tanto mandarnos al nuestro supremo
Consejo de Castilla , y ciernas Consejos,
Chancillerias , Audiencias y Justicias del
reyno , virreyes , capitanes generales , go.
bernadores de nuestras provincias y plazas,
le presten obediencia, y executen sus órde-
nes y providencias; siendo ésta nuestra vo-
luntad; como Cambien la de que como Te-
asiente-General del reyno presida la Juntade Gobierno.


Tenclreislo entendido para el debido cum-
plimiento de ésta mi soberana determina-
cion. Dado en Bayona en el


ifra-perial llamado del Gobierno, á 4 de mayode x8o8.
—.Yo el rey.


Orden de la Jimia Ilustrísimo señor: el
serenísimo señor gran duque de Berg me ha
mandado remitir al Consejo, como Jo hago,




( io5 )
el real decreto adjunto del señor rey Car-
los IV. , expedido en Bayona en el palacio
imperial llamado del Gobierno, á 4 de éste
mes, en que S. M. se ha servido nombrar
Teniente-General del reyno á S. A. I. y R. el
expresado señor gran duque, para que el
mismo Consejo lo tenga entendido, ylo cum-
pla y circúle con la mayor brevedad al pro-
pio fine


Remito igualmente al Consejo, de órden
del mencionado señor gran duque la mani-
festacion adjunta del mismo señor rey D. Car-
los IV. en que exhorta á sus vasallos á obe-
decer sus providencias para salvar la España,
labrar su prosperidad, y precaber sus tur-
bulenCial'é infortunios; para que el Con-
sejo tambien publique y circúle dicha ma-
nifestacion. Dios guarde á muchos años.
Palacio 7 de mayo de i8o8 —Sebastian


: Señor decano del Consejo.
Acuerdo delConsejo.Visto todo en el pleno,


celebrado en éste dia con asistencia de dos se-
ñores vocales de la Suprema Junta de Go-
bierno, el Excmo. señor D. Gonzalo Ofarril,
y el Ilmo. señor D. Bernardo Iriarte , nom-
brados al efecto por S. A. 1. v R. el serenísimo
señor gran duque de Berg, y habiendose con.
Verenciado el asunto, y nido en voz á loá;




( 106
señores fiscales , ha acordado se guarden j-
eumplan el real decreto y manifestaciotrinser-
tos , y que se comuniquen á todos los capita•
nes generales, presidentes•y regentes de las
Chancillerias y Audiencias , gobernadores ;
corregidores, intendentes y justicias ordi-
narias : á los M. R R. arzobispos y R.R. obis-
pos , y prelados eclesiásticos , seculares y
regulares del reyno , para que lo tengan en-
tendido, cumplan y cuiden de su-eáxcta ob-
servancia, obedeciendo , y haciendo que se
obedezcan las órdenes y determinaciones de
S. A. I. y R. que se sirviese dar ,


como tal
Lugar-Teniente-General del , reyno , sin con-
travenir , ni permitir su contravencion en
manera alguna. Madrid 8 de mayo de 18o8.


—Está rubricado.
Sigue la carta del Consejo. Todo . lo grial


participo h V. de órden del Consejo al efecto
expresado, y que al propio fin lo círcille
las justicias de los pueblos de su partido,
dándome aviso del recibo.


Dios guarde á V. muchos años. Madrid 8
de mayo de 18o8: — D. Bartolome Muñoz.


11,Tota. Casi todos los documentos insertos.
en esta carta circular del Consejo de Gas,
filia estas impresos en el tomo segundo de
estas Memorias por el órden de sus fechas;


( . 107 )
pero como he adquirido posteriormente está
carta en español, he creido no deber defraudar
de ellos al público , para que se vea que el
Consejo supremo de la Nacion los reconoció,
les olió valor, y mandó circularlos á toda la
Nacion; de que sesigue que no puede ser cul-
pable para con Fernando VII. quien las obe,
deciese aunque su voluntad estuviera en fa-
vor del desgraciado rey. La carta de Napoleon
no está copiada íntegramente. Véase la ver-
dadera en mi tomo 2. XXXVI, pag.


NUMERO CXXXIII.


Proclama de los grandes de España , de
los consejeros, y de otros españoles reuni-
dos en Bayona eta 8 de junio de. 18o8.


Amados Españoles, dignos compatriotas:
Vuestras familias, vuestros domicilios, vues-
tras fortunas , propiedades y vidas, nos son
tan recomendables y preciosas como las nues-
tras mismas. Quisieramos teneros á nuestra
vista para desengañaros. Fuimos tan amantes
y adictos como vosotros á nuestra antigua
dinastia , basta aquel término que prescribió
la Providencia , dueño absoluto de las coro-
nas y los cetros. Los mayores reynos estar




( 108 )
llenos de exemplares de su ilimitado poder,
y nuestra España cuenta no pocos en todas
las épocas de su historia. Un precepto irre
sistible, y un objeto recomendable, qual es
vuestro bien , nos ha sacado de nuestra pá
tría, y conducido á la presencia del invenci
ble emperador de los franceses. Llegamos so
brecogidos de su gloria y de su autoridad : os
lo confesarnos; pero resueltos á dirigirle in
cesantes súplicas por el bien general de una
monarquía, cuya suerte es por necesidad la
nuestra. Qual habrá sido nuestra sorpresa
guando antes que se verificasen, hemos en
contrado en S. M. y R. las mayores demos
traciones de afecto y humanidad, tanto mas
admirables quanto es mas grande su poder
Sus benéficos deseos no son otros que los
de nuestra conservacion y felicidad. ' Si nos
ha dacio un soberano que nos gobierne, es
á su augusto hermano Josef, cuyas virtudes
son admiradas por sus actuales vasallos ; si
trata de modificar y enmendar en la parte que
lo exija nuestra antigua legislacion, es para
que vivamos ea razon y justicia; si desea
que nuestro erario público se organice, es
para que nuestro exéreito y marina sean
derosos y temibles á nuestros enemigos ; evi-
tando gastos superfluos , dictando una admi-


( 109 )
nistracion sabia que los corrija , animando
la industria nacional , cortando tramas infi-
nitas que detienen á nuestro comercio, y
aliviándonos en la parto posible de los pesa-
dos é indiscretos tributos que nos han ago-
viado hasta aqui , y han aniquilado nuestra
agricultura, y todos nuestros recursos. En
fin, conociendo nuestro carácter fiel y reli-.
gioso , desea no interrumpir nuestro fervoroso
zelo , y os promete que mantendréis á imita-
cion de vuestros mayores nuestra santa reli-
gion católica en toda su. pureza , y que será
la dominante , y única corrió hasta aqui, en
todos vuestros revnos. ¿Y qual es la recom-
pensa que el grande emperador de los france-
ses exige de vosotros en circunstancias do
tanto conflicto para toda la Nacion? Que vi-
vais con tranquilidad , que cuideis de vues-
tros domicilios, que no os entregueis ciega-
mente á los fatales desórdenes que son inse-
parables de las insurrecciones y asonadas, y
que espereis con pacifica confianza mejorar
de suerte y de fortuna baso • el mando de
un monarca virtuoso , que os mirará con el
afecto paternal que han experimentado sus
vasallos, inseparable de su bondad. Españo-
les, dignos de mejor suerte , evitad la terri-
ble anarquía que os amenaza mirad por





( IIO)
vosotros y por vuestros inocentes hijos y fa-
milias. ¿Que fruto esperais coger de los mo-
vimientos y turbaciones á que la inconside-
ra.cion ó la malevolencia os han arrastrado?
Propietarios ricos y acomodados , que gozais
en paz de los bienes y conveniencias que
los servicios ó la industria de vuestros mayo-
res os hablan grangeado : labradores honra-
dos, que de vuestro 'sudor esperais la subsis-
tencia de vuestras familias: artesanos aplica-
dos que- sois felices trabajando en vuestros-
hogares rodeados de las prendas de vuestro
amor; comerciantes y fabricantes industrio-
sos que quereis conservar el producto de
vuestros afanes y economías: ciudadanos de
todas clases que teneis un pasar honesto, de-
bido á. vuestra arreglada conducta, mirad el
riesgo á que os poneis si os dejais seducir
de los que incitan inquietudes entre voso-
tros : estais en proxitno peligro de perderlo
todo ; ¿y que esperais en cambio de tan cos-
toso sacrificio? ¿can que esperanza ni me-
dianamente fundada os lisongean los que os.
hacen ser desobedientes á las atnoridades que
os gobiernan, y sacudir el saludable yugo de
las leyes? La anarquía es el mayor ajote que
Dios envia á los pueblos : durante ella, la li-
,,encia y el desenfreno saquean, talan, co-


IIT )
meten toda 'especie de desordenes: los hom-
bres de bien son ordinariamente sus mas se-


. guras victimas: por fin , el abismo - del mal.
hace abrir los ojos, ¿y que es lo que en-
tonces se ve? nada sino ruinas y horrores ,"y
no alcanzar con la vista ni al fondo ni á la
orilla ele este ruar de calamidades.


Creeriamos lidiar al afecto con que no
podemos menos (le miraros como miembros
todos de una misma l tmilia, al amor que.
tenemos á -nuestra d alee patria; y aun á nues-
tra conciencia, sino os hicieramos esta triste
pintura ele los males que á todos nos amena-'
zan ; triste ; pero que nada tiene. de exáge-
rada. ¿Y son estos solos los males á que os
expone la indocilidad y la insubordinacion?
Ah ! por fortuna vosotros' no conoccis quales'
son los estragos ele la gnérra intestina! La
Espada se ha visto preservada de éste azote'
por espacio de un siglo ; y' sin embargo de
haberse pasado tanto tiempo, todavia no ha
convalecido ele los males .y ruinas que á. prin-
cipios del pasado vinieron sobre ella. Por-
que no vivirán todavia algunos de los que
fueron testigos ele estos males , para que
su experiencia nos preservára-ahora de ellos!
Indefectiblemente vais á provocarlos y atraer-
los sobre nosotros, sino 'ois la voz




.4*


411


( 1 1 2 )
bierno, y si desechais estos consejos frater-
nales. ¿Y como resistireis á las terribles fuer-
zas que se os opongan? nadie disputa el valor
á los Españoles : conocernos que sois capa-
ces de grandes esfuerzos , y de emprender
acciones arriesgadas; pero sin ,direccion , sin
órden, sin concierto, estos esfuerzos vanos,
y reuniones numerosas de gentes colecticias,
al aspecto de tropas disciplinadas y aguerri-
das, se desvanecen como el humo. No os
lisongéeis con la idea de poder obtener suce-
sos en esta lid : sino en el valor, en los me-
dios es muy desigual para vosotros: al fin su-
eumbireis , y todo está perdido. Es preciso
no disimularlo : la salud pública no puede
ya depender en éste momento sino de que
todos nos reunamos de corazon al nuevo go-
bierno , y le ayudemos en la regeneracion
que está disponiendo para la felicidad de
nuestra pátria. Es cierto que hemos llegado
á una situacion lastimosa; pero ¿á quien la
debemos ? ¿ quien nos ha reducido á ella sino
el gobierno caprichoso, indolente é injusto
en que hemos vivido por veinte años? ¿Que
resta, pues, sino prestarnos sumisos , y aun
contribuir cada uno por su parte á que se
organice otro gobierno nuevo sobre las bases
sólidas que sean la salvaguardia de la U-


( 113
bertad, de los derechos y propiedades de
cada uno ? Esto es lo que desea ; y en esto
se ocupa para nuestro bien el invicto Na-
poleon , que quiere merecer bien de nuestra
patria, y pasará la posteridad con el nom-
bre de restaurador de ella : no opongamos
estorvos á esta regencracion, ni á los inmen-
sos bienes que en la actualidad pueden re-
sultarnos de estar íntimamente unidos con
éste poderoso aliado. La paz general puede
mirarse como segura en este momento en
que el nuevo rey de Inglaterra, cuyos prin-
cipios pacíficos son bien conocidos, se ha
rodeado de otros ministros, que es de espe-
rar no sean corno sus predecesores los ene-
migos eternos del reposo del inundo. Q Llanto
sentiriamos que malograseis con vuestra in-
discreta conducta estas felices disposiciones
para la consolidacion de la pública felicidad
de España, que tantos desvelos cuesta á nues-
tro generoso protector ! Estos son los senti-
mientos que han procurado inspiraros el se-
renísimo señor Lugar-Teniente General del
reyno, la Suprema .1 unta de Gobierno, y
el Consejo de Castilla , que son las autori-
dades primeras de la 3\Tacion; y de los mis-
mos deseamos nosotros que os penetreis , para
que restituidos á la tranquilidad, y al órden


3.
• 8




( 114 y
lo espereis todo de la mano poderosa y be-
néfica en que está puesta nuestra suerte.
Quiera el cielo que ésta sincera exhorta-
cion, que nos dicta el más apasionado patrio-
tismo, obre en vosotros el efecto de conte-
ner y reprimir. álos díscolos que intenten
conmoveros y que desde ahora reynen entre
vosotros la paz y la confianza. —Bayona 8
de junio de 1808.— El conde de Orgaz. —
Manuel de Lardizabal. — Vicente Alcabt
Galicano. — Sebastian de Torres. — Antonio
Bomanillos.—F. el duque de Hijar.—
duque del Inianlado.—F. el marques de
Santa Cruz. — Y. el con de de Fernan-Nuñez,
duque de Montellano y del Arco. — F. el
duque de Osuna. -- Colon, el
conde de Santa Colonia y de Fuenclara.—
D. Baymundo F,tenhard y Salinas. — Zenon
Alonso. — Francisco Amorós. — Pedro de
Torres. — Ignacio de Texada. — Pedro de
Porras. — Andres de Herrasli. — Christo-
bal de Góngora. — Luis Idiaquez.
duque del Parque. — D0771i1180 Cervino.--
Pedro Cepallos.— Miguel Josef de Ázanza.


• Nota. Esta proclama se imprimió en el
torno segundo de estas :Memorias, teniendo
presente la traduccion francesa publicada


115 )
en la gazeta del Monitor; pero habiéndose
adquirido posteriormente una copia impresa
del original espaflol , se ha considerado -útil
repetirla, por si hubiese alguna diferencia, y
para que se renueve la idea de la opinion
que por entonces tenian los mismos que la
mudaron por la batalla de Baylen. Sino por
esa mutacion de opiniones Fernando VA
hubiera recibido la España en 1814 tan in-
tacta como la dexó en su infausto viage á
Bayona. La restauracion de los Borbolles
en Francia hubiera producido la misma en.
España, y no escarian perdídas las Américas.
Nápoles y YVesfalia ofrecen buen testimonio.


NUMERO CXXXIV.


Carta de 13 de agosto de 18o8 en que se.dd
noticia de la insurreccion de Andalucia,
hasta la batalla de Baylen.


Estimado amigo mio : veo por la de Viril
de 5 del presente, que las tropas francesas
se han retirado acia el Ebro , dexando esa
Corte á. los peligros de anarquía que Vmd.
rezela por falta de autoridad reconocida para
el gobierno, y que sin embargo apetece Vmd.




( )
'con ansia saber lo que ha pasado en Anda-
lucia en los cinco meses anteriores, mediante
que la ocupacion de Madrid por dichas tro-
pas francesas era el obstáculo para saberse
la verdad, y aun para que nadie la escri-
biese desde aqui , por lo qual quiere Vmd.
que yo forme una historia para su instruccion.


No dejo de tener algunos reparos para
complacer á Vmd., porque mi carácter es
contar la verdad de los hechos, sea en fitvor 1
de quien fuere ; y dese por quexoso quien
se diere;..pero si me dejo llevar de mi ge-
nio, y coge mi carta un preocupado de con-
Iranias ideas, rezelo que mi narraciou sea
interpretada como efecto de las pasiones hu-
manas, y no como amor á la verdad. Sin em-
bargo , deseando complacer á Vinci. dirá,
que me consta ciertamente , habiendo sido,'
testigo de vista en algunos sucesos de Cádiz
y Sevilla.


Doy por supuesto de antemano el estado
de inquietud, alarma , desenfreno, y prepo-
tencia que la plebe de los pueblos princi-
pales de Andalucia tomaron desde que su-
pieron los motines de Aranjuez y Madrid del
mes de marzo; y no dude Vmd. amigo mio,
que este es el origen de todo lo sucedido
posteriormente, porque desde entonces la


( 1 1 7 )
plebe manda ; y las autoridades obedecen por
temor.


Tal era el estado de las Andalucias guan-
do reconocido Fernando VII. por rey de Es-
paña, mal aconsejado abandonó el reyno , y
se pasó al poder del mayor ambicioso del
orbe, sin reflexionar que un soberano, como
éste último, no pocha (y no tengo reparo en
decir que ni aun debia en política) despre-
ciar la ocasion que se le presentaba.


El viage del rey Fernando VII. á Bayona,
puso en consternacion á todos los habitan-
tes de Andalucia, y el desconcierto se com-
pletó con la noticia de haber sido llevados
á Francia todos los individuos de la familia
real; haber tomado Murat el mando de la
España; y haber renunciado aquellos prin-
cipos sus derechos en favor de Napoleon ; pues
aunque todos conocian su nulidad , veian
tambien que ésta clase de nulidades no per-
judica jamas It la execucion de los tratados,
guando hay fuerzas para ella ; siendo cier-
tísimo, que quantos tratados nos ofrece la
historia en que un soberano cede á. otro el
todo ú parte de su territorio , son hijos de la
fuerza mayor del cesionario , cuyo. miedo fue
único estímulo del cedente.


Pero mientras tanto que ea Bayona




( 118 )
trataban asuntos de tanta conseqüencia por
escrito, acaeció en Madrid el desgraciado
suceso del dia 2 de mayo , cuyas conseqiien-
cias no es fácil calcular. Vinci. vió el entu-
siasmo de esa Corte; yo he visto el de Cádiz,
Sevilla , Sanlucar , y Xerez : y sé corno si
hubiera visto el de los otros pueblos de An-
dalucia. No lo dude Vmd. amigo meo : el su-
ceso del dia 2 de mayo de Madrid, contado
por los que interesaban en dirigir la opinion
pública contra los franceses, inflamé los allí-
anos de todos los habitantes de Andalucia
contra la dominacion francesa, y dió á. los
ingleses, sus enemigos, todas las armas nece-
sarias para vencer.


Bien sabe Vmd. que nosotros estabamos
en guerra con los ingleses; que éstos tenian
bloqueado á Cádiz; que todo nuestro comer-
cio estaba perdido ; que !labia una esquadra
francesa fondeada en el puerto de Cádiz,
corno aliada nuestra ; y que la guerra con los
ingleses habia tenido principio justísimo en
la pirateria de las quatro fragatas españolas
vinientes de América muy- cargadas de oro,
plata, y géneros de' muchos millones. Pero
Cambien conoce Vmd. (mejor que los fran-
ceses) el carácter español que desprecia to-
das sus riquezas, y todos los intereses del


"9 )
mundo en el momento de ser ofendido su
amor propio. Vmd sabe que ni el-dinero , ni
la vida misma son capaces de impedir la
venganza de una ofensa contra su honor; y
esta verdad (que no han sabido conocer los
franceses, y que han conocido bien los in-
gleses en esta ocasion ) ha sido el origen ver-
dadero de muchos sucesos, que acaso serán
dañosos hla España en tiempos futuros; pero
que por depronto eran agradables y corres--
pondientes al carácter nacional. Yo creo que
Vmd. conoce esta 'Verdad ; pero la conocrá
mucho mejor con la relacion que voy á ha-
cer solo por darle gusto.


Vmd. no ignora (y á ley de memoria me
parece tener yo escrito) que entre los navios
de la esquadra inglesa , bloqueadora del
puerto de Cádiz, habia uno cargado de géne-
ros ingleses para venderlos á contrabraidis-
tas españoles. Estos acudian , con efecto, en
gran número desde las costas inmediatas, y
desde Gibraltar. Aun in, acuerdo de haber
corrido la voz de que el general Castaños,
comandante general de la costa de Gibraitar'.
no solo disimulaba sirio que consentía y au-
torizaba éste contrabando en tanto grado, que
se habia hecho sospechoso de inteligencia con
los ingleses.b


=.




( )
Los contrabandistas daban noticias diarias


de todo lo que pasaba en Esparta; y el gene-
ral ingles lo aprobaba para los intereses de
su Nacion. No puedo menos de alabar á los
ingleses en esto; yo baria otro tanto puesto
en lugar de sus personas ; y repruebo la
conducta de los franceses, que por fiarse de-
masiado en la_ superioridad de fuerzas mili-
tares, miran con desprecio la fuerza moral
de las intrigas. No sé yo si llegarán á cono-
cer su error; pero el suceso de Baylen po-
drá influir en que lo conozcan.


Los ingleses aprovecharon la concurren-
cia de con trabandistas para conocer quales
españoles se declaraban mas abiertamente
contra el. principe de la Yaz, contra Murat,,
y contra los franceses. Cuando y-a estuvierenbien in formados, trataron de entablar una
cor


respondencia reservada con ellos, á pesar
del estado de guerra en que se hallaban, y
lo consiguieron por medio de los contraban-
distas, que les servían de espías y de inter-
locutores con tanto mayor fidelidad y zelo,
quanto mas gracia se les hacia en el precio
de los géneros mercantiles: industria inglesa
muy- digna de elogio en los ingleses, aunque
muy ruinosa y destructiva de nuestras fá-
bricas y manufacturas.


( I2 r )
Llegaron por fin, á fuerza de inteligencias,


á vivir en estado de paz , sin decir que ce-
saba el de guerra. Cuantos españoles querian,
iban libremente á sus buques sin que se les
incomodase; antes bien con positiva protec-
cion en los mares de Cádiz , y lo mismo en
los de la costa de Gibraltar, sin mas inco-
modidad que la de oir á los marineros in-
gleses gritar esta proposicion. Españoles:
quitad de vuestras banderas esos leones, y
poned unas gallinas , porque os dejais man-
dar por los gallos .franceses.


El conde de i\iontijo, grande de España
(uno de los que mas abiertamente se habla
declarado enemigo del principe de la Paz y
de los franceses ) fue tambien uno de los que
mayor parte tuvieron en la revolucion con-
tra éstos; porque ( habiendose embarcado
secretamente en Sanlucar de Earrameda )
pasó de noche á bordo del navio ingles, el
Almirante, y trató con el general de aquella
nacion ; por lo que se cree que acordó con
él quanto convenia para las ideas británicas.
Posteriormente fue á Madrid, trató con Mu-
rat, v lo engañó quanto puede ser á un gefe
militar que no conoce bien el carácter de
una Nacion. Con efecto , aqui se ha dicho
que Montijo sugirió á. Murat el proyecto de




/ 22 )
enviar cuerpos de tropas á las provincias
para tranquilizar las plebes, y restablecer
eI órden publico, perturbado desde el mes
de marzo que de aqui resultó el destinar
un cuerpo á "Valencid, otro á Cuenca y Man-
cha, y el de Dupont á las Andalucias: que
mumt conoció despues el engaño , y quiso
proceder contra. Montijo , pero tarde, porque
ya él habia vuelto á las Andalucias.


Sabe Vinci. que la noticia de los sucesos
del dia 2 do Mayo de Madrid produjo nue-
vos motines en casi todas las provincias; pero
tal vez Vmd, ignora que el de Sevilla dió pri-
mer ser al gobierno insurreccional; el qual
(una vez retirados los franceses) puede lle-
gará ser gobierno nacional ; pues á lo menos
se ha formado con esta idea, y hoy es el
dia en que no conocemos otro. Merece ser
sa bido por Void. asi como sus conseqiiencias
inmediatas.


Qua!'
do las autoridades de Sevilla procu-


raban tranquilizar el tumulto, la plebe re-
conociendo su prepotencia, designó perso-
nas de su opini011 que (menospreciando á los..
magistrados actuales ) tomaron sobre sí el
gobierno. Tales fueron el conde de Tillv-
Ctizman; el padre Gil, clérigo reglar del
orden de los Agonizantes.; el padre Ramirez,,


( 125 )
individuo de la orden extinguida de los An-
toninos : D. Juan cie Chescas, regidor de


; y el abogado Zam braña ; con los qua-
les se formó una J unta titulada Suprema dc
Gobierno de España é indias , nombrando
por presidente suyo al anciano D. Francisco.
Saavedra , que habia sido ministro de Estado.
y de Hacienda en tiempo de Carlos IV. , y
adjudicandole tratamiento de Alteza.


No quiero detenerme mucho en pintar á
Vmd. el. carácter y calidades de ésta Junta
insurreccional. Vmd. sabe que del presidente
nadie puede hablar sino bien , en quanto á
su ciencia y pureza de intenciones ; pero que
siempre ha carecido de la fuerza de carác-
ter que conviene para mandar. Toda la Es-
paña (y aun Francia ) sabe la inmoralidad,
perverso carácter y falta de honradez de
Tilly-Guzman ; capaz de deshonrar á una Na-
cion entera. Pocos españoles Ignoran las tra-
moyas é intrigas del padre Gil 3 justamente
preso en la casa de los Toribios de Sevilla,
sino hubiera sido mas justo enviarlo á las
islas Filipinas; el siguió por mucho tiempo
correspondencia epistolar con Mister keit,
ministro de Inglaterra. Pero ignoro si Vinci.
conoce al abogado Zambrana.Easte decir que
la misma junta lo declaró por loco despues




( "4 )
de haberlo tenido arrestado. Este y Tilly-
Guzman habian sido los que capitaneaban
h la plebe en su motive Vea Vmd. en que
manos so puso el gobierno de España é In-
dias ; en cuyo nombre no pocha comprehen-
derse mas que la Andalucia; y aun ésta no
'labia dacio su consentimiento para ello. Saa-
vedra procuró que se agregase á la Junta el
asistente de Sevilla D. Vicente de flore , á
quien antes habian insultado los del motin.


Mandando la Junta como soberana, y ha-
llandose el conde del Aguila calas casas con-
sistoriales, salió de ellas en su coche para
cumplir una eomision de la misma Junta;
pero luego le insultó una multitud de per-
sonas de la mas baya plebe; y dandole tí-
tulo de Traidor, le sacó de su coche, lo ase-
sinó, y colgó su eadaver sobre una de las
puertas de la ciudad , donde fue conservado
insepulto por espacio de muchos dias. Todos
deeian que el conde de Tilly-Guzinan, ene-
migo suyo, y dictador de la plebe , habia
mandado hacer este asesinato; pero los jue-
ces criminales de la real Audiencia, ni los
tenientes del. corregidor, no hicieron indaga
ciones judiciales, comó sino tuvieran á su
cargo este ramo de justicia.


El general ingles, bloqueador de Cádiz,


( 125 )
noticioso de las fermentaciones populares,
producidas por él mismo , quiso abalizar en
sus ideas exhortando al marques del Socorro
y de la Solana, D. Francisco Solano á pro-
ceder hostilmente contra los franceses, y usar.
de los auxilios ingleses que él ofrecía. El
marques se negó mientras no tuviera órde-
nes del. gobierno español de Madrid , con
quien dixo deberian entenderse qualesquiera
proposiciones del gobierno británico. Pero
la .1 un [a insurreccional de Sevilla (que se
Labia apropiado la autoridad del gobierno
de España e Indias) quiso declarar guerra
contra Francia ; y comunicó su decreto al
marques del Socorro , por medio del conde
de Teba , hermano del de Montijo; quien
( disfrazado en trate de postillon )llevó estos
pliegos ó. Chdiz ; y habiendo desembarcado
en su muelle, sacudió el litigo con tal ve-
hediencia , que llamó la atencion de la plebe,
para que ésta quisiera saber el origen y mo-
tivo del víage ; como con efecto lo supo, y
se inflamó contra los franceses mas de lo que
va estaba.


El marques del Socorro creyó , que tanto
el contribuir h las ideas de la junta de Se-


' villa , como el contradecirlas , podria produ-
cir resultas de conseqüencias gravísimas : por




( 126 )
lo que (no queriendo cargarse con la res-
ponsabilidad) mandó á todos los generales
españoles de tierra y mar, residentes en Cá-
diz y sus inmediaciones Concurrir á su Casa
para acordar lo conveniente. Concurrieron
hasta once ; de los quales uno fue D. Tomas
ele borla, general de Artillería. Entre todos
resolvieron publicar un bando para tranqui
lizar la plebe ; y lo exeeutaron con tanta
prontitud, que por no retardar la publica-
eion , se verificó de noche con hachas en-


. eendidas , música militar, y otras circunstan-
cias capaces de llamar la atencion, y de ex-
citar la curiosidad, para que (sin embargo
de ser noche) acudiesen muchas gentes á
oir el bando; prueba del concepto que los
generales habían fbrmado de que las refle-
xiones harían buen efecto.


El bando se reducía en substancia á hacer
saber al pueblo « que el declarar guerra con-
» tra Francia era uno de los asuntos mas ar-
» daos que podian ocurrir, porque se tra-
» taba de oponerse á la potencia mas fuerte
» en número y calidad de tropas : que no
» habla tropas españolas de linea bastantes
» al objeto; y si se querian agregar otras nue-
» vas i ndisciplinadas, sacadas de los pueblos
» porfia suceder á los españoles lo mismo que


( 127 )
» bebía sucedido h los Tlascalteeas en Amé-
» rica con }Teman Cortes: que el rey ( á
» quien pertenecía exclusivamente declarar
» quienes fuesen enemigos de la España) te-
» nia dicho repetidas veces que los franceses
» eran sus amigos é íntimos aliados, bazo
» cuyo concepto estaban en España; sin que
» su magestad hubiera indicado todavia la me-
» nor cosa en contrario; por lo qual no coas-
» taba quien exigiera de los españoles el sa-
» crilicio á que se les intentaba conducir:
» que si esto no obstante, el pueblo formaba
» empeño de hacer la guerra , era forzoso
» alistar, regimentar, y disciplinar á los que
» 'hubieran de ser soldados; los quales de-
» bien tener entendido, que para conseguir
» el fin serian inexcusables grandes sacrifi-
» cios 5 entre ellos el de dexar sus casas para
» largo tiempo , y tal vez para siempre. Que
» para el citado caso de guerra , los pueblos
» debían estar tranquilos; porque solamente
» los militares corresponde hacer la guerra,
» estando los (lemas habitantes neutrales y
» pasivos , , como habian hecho los de Ale;-
» inania, Prusia, Rusia, y otros estados de
» la Europa : pues - de lo contrario, si toma-


' » baii parle activa daban lugar á que los
» enemigos quemaran y saquearan las casas,




( 128 )
» los efectos y los frutos. Que ademas re-
» sultana una desorganizacion social muy fu-
» nesta; mediante que (hallándose una es-
» quadra inglesa en los mares de Cádiz) po-
» dria el comandante ingles aprovecharse del
» caso , y apoderarse de la ciudad y su puerto,
» para formar un segundo Gibraltar. Que
» todas estas reflexiones eran efecto del zel o
» y de las luces de los once generales en•.
» cuyo nombre se hacían presentes al pue-
» blo para que éste resolviera lo conveniente
» v no se llamase á engaño si después exile
» cimentaba lo quo no se hubiese anunciado
» Pero que si atendiendo á todo lo expuesto
» el pueblo insistia en la guerra , los gene.
» rales estaban prontos á servir en ella, y no
» se neganian jamas para que no se les impu-
» tase haber hecho sus observaciones por.
» miedo, cobardía, ni otro motivo apilo de
» su honor, patriotismo , y valor.»


En la misma noche la plebe de Cádiz sc
presentó amotinada frente de la casa del mar.
ques del Socorro , gobernador general , con
hachas encendidas. Un joven, puesto de pies
sobre los hombros de otro muy robusto,
leyó un papel que sonaba escrito en nombre
del pueblo, y se reducia á decir que éste
terminaba la guerra, porque habia respues-


7


( 129 )
tas concluyentes á los artículos del bando.
Con efecto, él fue leyendolas por el órden
del mismo bando ; la plebe aplaudió, dan-
dose por convencida y pidió que á la es-
quadra francesa , surta en el puerto de Cá-
diz , se intimase al instante su rendicion. El
capitan general contextó desde el halcon de
su casa, que todo seria como el pueblo de-
seaba; para lo qual convocarla de nuevo á
los generales en el dia inmediato con lo
que se retiró la plebe de allí; pero no á.
descansar. Anduvo por la ciudad alboro-
tando á los habitantes pacíficos, y se dirigió
á la casa de Mr. Le-Roi , cónsul de Francia,
la qual allanó, perdiendo todo el respeto á
la Nacion francesa; y es verósimil hubiera
quitado la vida al cónsul ,. si éste (avisado
en tiempo) no se hubiera refugiado al con-'
venlo de S. Agustin, desde el. qual pasó á
bordo de la escuadra de su Nacion.


La plebe amotinada sacó de la cárcel y
del presidio á todos los presos, á los quales
armó con las armas del parque de artilleria,
sin que las tropas (á cuyo cargo estaba su
custodia ) hicieran oposicion , porque ya
desde los principios hahian tomado partido
'en favor de los amotinados.


El marques celebró ,a1 dia siguiente la pro-
3. 9




( 130 )
metida junta de generales. La plebe acudió
á saber las resultas. Todos los once miem-
bros de aquella salieron al balcon á mani-
festarlas. El marques y D. Tomas de Merla
(fixeren que todo se baria como el pueblo
deseaba; en cuya segura confianza se reti-,
rase cada uno su casa. Uno de la multitud
gritó : No queremos ver banderas francesas.°
El gobernador preguntó : ? Pues donde las
hay-? El amotinado respondió: En los navits.
franceses; y el marques dixo : Fa los seño-
res generales de marina y de ingenieros,
que estar?. presentes, se hallan encargados
de hacer lo necesario para la rendicion de
lca escuadralrancesa. La plebe manifestó ha-
berse dado por satisfecha ; se retiró de la casa,
del marques; y éste á comer en aquella hora.
Serian las tres de la tarde.


Pero hallandose todavia sobremesa volvió
á la casa una quadrilla de amotinados, man-
dada „por un hombre fanático, que habia"
sido monge cartujo, novicio en Xerez de
la Frontera, por espacio de un año. Este
di xo al centinela de la guardia de la casa
del marques , que tenia que hablar al p-
hemado •. Se le dió recado, y el marques
respondió por medio del recadista que nece-
sitaba descansar .1-• que habia prometido al


( In
pueblo hacer su voluntad. El ex-monge no
se dió por satisfecho ; formó empeño de en-
trar en la casa y ver al general gobernador;
para ello intentó forzar la guardia : ésta dis-
paró dos tiros al aire, y cerró la puerta do
la casa. Los amotinados se retiraron huyendo;
fueron al parque de artilleria; tomaron cinco
cañones violentos y obuses , ó mas, con ]as
municiones correspondientes y soldados arti-
lleros que sirviesen á las órdenes del cx-
monge. Se apoderaron también de un cañon
de • á veinte y quatro que habia en la mu-
ralla de la ciudad, frente de la casa del mar-
ques gobernador. -


Dispararon todos los cañones; violentaron
las puertas de la casa; subieron á. ella, y en-
contraron al marques en la habitacion alta.
El primero que se le presentó fue el ex-
monge ; y el marques diciendole ¿que traes
aqui tunante? lo cogió por una pierna,
lo tiró por un balcon á un patio interior de
la casa, de cuyas resultas dicen que murió.
Luego el marques viendo ya ser muy nume-
rosa la multitud de amotinados que subia
su habitacion, se retiró de ella, y por una
azotea ó terrado pasó á una casa contigua,
'donde se escondió. Pero no le bastó , porque
habiendolo hallado aquellos lo sacaron á




( 152 )
la calle, le conduxeron por la muralla, hl.,
riendole quintos se le acercaban , cada uno
con el arma que tuviese ; y diciendole mil
injurias; hasta que (llegando á la plaza de
S. Juan de Dios) lo tendieron sobre un se-
ron de verduras, y le quitaron la vida.


Ni aun asi cesó el tumulto. La plebe nom-
bró en el dia inmediato al general D. Tenias
de Morla por gobernador general de Cádiz,
y capitan general de la provincia. El respon-
dió que admitia el mando, con tal que todos
se retirasen á sus casas , pues izo quería go-
bernar pueblos vocingleros. La Junta de Se-


, villa , noticiosa de todo , aprobó el nombra-
miento : envió á Cádiz uno de sus indivi-
duos para acordar con Morla el modo de
hacer la guerra. En su conseqiiencia la citada
Junta (titulándose Suprema y gobernadora
de España é Indias) hizo solemne y pil-
blica declaracion de guerra contra Francia;
Se atacó á. su esquadra, que se rindió; se
trató de paces con el general ingles, cuyos
navios entraron en el puerto de Cádiz y
desde entonces se cuenta con los ingleses
para la guerra.


La Junta informada de que el general frun-
ces Dupont, venia desde Madrid con destino
á las Andalucias, dió providencias para re-


( 153 )
sistirle. El general Echevarria quiso ímpe--;
dirlc el paso del rio Guadalquivir sobre el
puente de Alcolea. Tenia como cinco mil
hombres de tropa reglada que se habian po-
dido reunir entre veteranos y milicianos : lo
lemas de su exército era paisanage armado
sin disciplina. Dupont los derrotó ; pasó á
Córdoba , y sus abanzadas penetraron hasta
Ecija : con Io qual (perdidas las esperanzas
de la Junta) sus individuos preparaban su
retiro á Cádiz con familias y efectos , pro-
yectando viajar á las Américas, si Dupont
entraba en aquella ciudad. La detencion de
Dupont en Cordoba (cuya verdadera causa
no sabemos qual haya sido ) los libró del susto
y les dió tiempo para preparar nuevas y me-
jores tropas.


La paz con los ingleses proporcionó des-
tinar contra los franceses las de linea em.-
pleadas antes en Cádiz , Málaga , Gibraltar,
y otros puntos; las que venian de Portugal,
en virtud de las órdenes anteriores , y las
de milicias provinciales de Andalucia. Com-
pondrian estas tropas como treinta mil hom-
bres, y se agregaban un grande número de
paisanos armados. Todo se puso á las órde-
nes del general Castaños.


El exército español se presentó á. la vista




( 154
)


del Trances á-media legua de Andujar, sobre
Los-Visos, situado en la orilla izquierda del
Guadalquivir. Unas y otras tropas estuvie-
ron alli algunos chas sin ocurrencia notable
mas que la de sufrir grande sed por escasez
de agua ; mediante que recíprocamente se
impedian el uso del río Guadalquivir; hasta
que una parte del exército español pasó por
el vado de Men gibar , á las órdenes del ge-
neral Recline , auyenlando las tropas fran-
cesas que rabian intentado impedirlo. Esto
proporcionó á Reding colocar su cuerpo de
exército en 13aylen ; situado entre el fi-an-
ees de Dupont, que se hallaba en Andujar,
y la division francesa del general Wedei,a.


Ique ocupaba la Carolina. Los paisanos ar-:
mados ocuparon al mismo tiempo las altu-
ras


de la montaña , con lo que resultó cor-
lado el cuerpo de Dupont.


Este, conociendo su peligro ,, dió en la
noche de aquel mismo dia las órdenes con-
ducentes al objeto de atacar y vencer á Re-
ding en Baylen, avisando tam bi en á frede6
para que atacase por la espalda ; todo sin
que lo supieran ni descubriesen los generales.
Castaños . y Peña, que permanecieron tran-
quilos en su situacion de Los-Visos hasta que.
aclaró el cija siguiente.


( 135 )
La division de Wedel no llegó 4 tiempo


al punto señalado por Dupont; sea por in-
tereeptacion de-avisos, ó sea por otra causa
que no ha llegado á mi noticia; Duporztse ba-
tió bien ; pero privado del auxilio de Wedel
se consideró precisado á. rendirse al general
Reding, por capitulacion en Baylen, guando
llegaban las tropas de Castaños y de Peña;
los piales ninguna parte tuvieron en la accion.
Verificada la rendicion apareció Wedel con
sus tropas. Por parte de los españoles se le
intimó que se rindiese á conseqüencia de
aquella. El se negó y comenzó á resistirse;
pero al fin lo hizo con segunda capitulacion •
mas ventajosa que la del general en gefe.


Déxo á la consideracion de Vmd. los efec-
tos de alegria y de esperanzas que un su-
ceso como éste produciría en Sevilla y Cá-
diz. Solo diré que la Junta va consolidando
su autoridad , de manera que confía se re-
conozcan y lexitimen en toda España el tí-
tulo y los poderes que ha tomado. Yo dudo
mucho que el Consejo de Castilla lo consienta,
y no creo que se le sometan las provincias
de la corona de Aragon; pues va vernos que
la de Valencia por un lado , y la de Aragon
por otro, han comenzado á gobernarse cada
una por sí_ sola, como independiente de otra.




( 156 )
Vmd. sabrá en esa todo lo que pasa en


las provincias del poniente; y espero que me
ilustre Vmd. como Tobago yo en lo respec-
tivo á mis Andalucias, y mande Vmd. á su
afecto amigo — Manuel Garcia.— Sanlucar
de Barrameda 13 de Agosto de i8o8.— Se-
ñor marques de Perales.


Nota. Por esta carta se conoce claramente
que la insurreccion de Andalucia fue efecto
de las intrígas del gabinete ingles, maneja-
das por medio de los gefes militares que blo-
queaban á Cádiz, y mandaban en Gibraltar,
sin las d uales las Andalucias hubieran estado
pacificas no hubiese habido la batalla de
Baylen: no se hubiera retirado de -Madrid
el rey Josef; no hubieran muerto asesinados
el marques del Socorro; el conde del Aguila,
y otros muchos: no se hubieran perdido las
Américas ; arruinado muchos pueblos; sa-
queado otros ; disminuido la poblacion; em-
pobrecido la Nacion ; ni cliviclidose en par-
tidos; Josef hubiera dexado de ser rey tornó
Gerónimo en Wesphalia , guando Nrapoleon
dexó de ser emperador. Fernando VII rey-
paria pacificamente sobre todos los españo-
les esparcidos en Europa , y los oprimidos
en cárceles de España.


( 15 7 )
NUMERO CXXXV.


Fraxmentos de un papel impreso en Cádiz
año de 1813 , con el título de El Patriota
á prueba.


Si darnos una ojeada sobre el quadro de
nuestra revolucion, con dificultad se encon-
trará una época mas crítica que la del dia,
y en la que peligre mas la salvacion de la
patria. Exáusto nuestro erario , nuestros al-
macenes desprovistos , y sin esperanzas de
poderlos reponer, el exército desnudo y sin
paga, y reducido á buscar su subsistencia en
solo el pais que pisa por falta de un plan
sabio en el importantísimo ramo de la dis-
tribucion y recaudacion: las leyes sin vigor,
y por consiguiente la administracion de jus-
ticia en el estado mas deplorable; el gobierno
desacreditado hasta lo sumo , y sin fuerza
moral para dar vigor á la gran máquina del
Estado , que está ya para dar el Mtimo es-
tallido ; el espíritu público apagado , y casi
sin esperanza de que pueda revivir por el
retroceso espantoso é increible que se ha
hecho dar á nuestra revolucion : : Todas
estas tristes verdades se presentaran de un
golpe á la imaginadon , si nos detenemos á


41/




( 138 )
reflexionar un momento sobre nuestra infe-
liz situacion. Sin riesgo de que se nos tache
de un carácter apocado , cí demasiado me...a.
lancólico , podremos comparar el estado en
que nos hallamos á una nave situada en alta
mar , emnedio de una horrorosa borrasca,
agitada de vientos contrarios, sin capitan, sin
piloto , sin tirnon , sin aguja de marear, sin
carta, y por consiguiente sin norte, sin rumbo
y sin tino. En tan lamentabte estado : ¿que
esperanza tendria la tripulacion de poderse
salvar ? Todos se abandonarian á la desespe-
racion , y no se oirian ya mas que ayes las-
timeros que llcgarian basta el cielo , implo-
rando socorro del todo poderoso. Este es
puntualmente el estado en que se halla nues-42
tra desgraciada Nacion , digna de mejor
suerte.


Luchando la Nacion con un enemigo que
á la fuerza reune la habilidad y la astucia;
sin gobierno ni plan que la dirijan en tan
desigual y sangrienta lid ; agitada par la di-
vergencia de opiniones en los mismos que
debían rectificarlas; abrumada por tantos re.,1
veses sufridos , devastado el pais por los ene-
migos, y por la mala administracion de nues-
tro gobierno; desorganizados y sin disciplina
nuestros exércitos • sin observancia en fui


( 139 )
Imestras sabias leyes antiguas y modernas,
¿que resquicio de esperanza queda de po-
dernos salvar? Seremos infaliblemente ( sino
se pone un pronto y eficaz remedio ) presa
de nuestros enemigos , ó de un tirano do-
méstico , ó del primer advenedizo que á la
fuerza reuna la osadia. Si de las causas he-
mos 'de sacar los efectos no seremos teme-
rarios en anunciar que no está lexos el dia
en que caiga sobre nosotros la última y ma-
yor de las desgracias , y perdamos nuestra
existencia política , ó nuestra libertad civil.


Dias hace que estais convencidos que la
actual Regencia no ha correspondido á las
esperanzas que en su nombramiento os pro-
metisteis : habeis confesado su nulidad, y co-
nocido que sus principios, ideas é intereses
están en oposicion con los vuestros : en la
bóveda del congreso hemos oido resonar los
clamores de algunos de los mas respetables
de vosotros, diciendo que no habia gobierno:
¿Y que habeis hecho? Perniitis que aun con-
tinúen en sus destinos unos hombres que
vosotros mismos habeis desacreditado: :::


En la terrible situacion en que estais y
habeis puesto Nacion, no alcalizamos n in-
gun medio , solo sí descubrirnos dos extre-


o,mos. : perecer ignominiosamente , ó dar un




( rtfo )
paso fuerte y agigantado que haga estreme-
cer á quantos egoistas y malvados se han
opuesto, ó intentan oponerse directa 6 in-
directamente á las nuevas instituciones que
babeis sancionado. Para lograr el segundo
teneis que hacer mucho. Debeis emprender
una marcha noble y magestuosa, resolviendo;
siempre en grande , y sin entreteneros etv


f
pequeñeces que desdigan del alto carácter
y puesto que ocupais.


Si volvemos la vista á principios del siglo
pasado , nos horrorizaremos del quadro es-
pantoso que se nos presentará : veremos que
por la indiscrecion y falta de prevision de
Carlos segundo se convirtió España en tea-
tro de la guerra , y que casi todas las po-
tencias del continente vinieron.


á disputar
unas los derechos de Felipe V , y las


mas*


los del archiduque Carlos. Veremos que
-


en esta misma Nacion unas provincias se
declaran del partido de aquel , y otras de
éste : que en una misma provincia unos
pueblos siguen á Felipe V, y otros al archi-




duque : que e n un mismo pueblo unas fa-
millas se declaran por éste, otras por aquel:
y que en una misma familia el marido de-
fiende los derechos del archiduque , y la
In uger los de Hipe V ; que un hermano toma


$


( 1 4 1 )
las armas por aquél, y el otro por éste. Es
imposible numerar las desgracias „los incen-
dios de pueblos, las talas de las mas fera-
ces campiñas , el rencor entre los pueblos


familias , la sangre que se derramó, las.
crueldades que sucedieron en esta mal hadada
guerra. Pero apartemos la vista de un qua-
dro tan horroroso; y sirvanos de leccion
para no ser envueltos en otra guerra civil.


Nota. Estos fracmentos se publicaron en
la gazeta de Madrid de 5 de I'vlaVo de 1813,
diciendo que el dia 8 de marzo anterior, las
Cortes de Cádiz habian destituido á la Re-
gencia , creando provisionalmente otra de
tres individuos , la qual Babia sido eonfir-
macla en propiedad dia 22; pero que ésta no-
vedad estaba ya indicada muchos tiempos
antes en los periódicos de Cádiz, especial-
mente en los publicados desde los qua tro
meses últimos; habiendo llegado la confu-
sion á tanto , qne unos pedian se nombrase
Dictador, corno en ciertos casos de la repá-
blica romana ; otros querian por regenta la
infanta Carlota , princesa del Brasil , y que
en fin hubo tantas opiniones como partidos
subalternos; llegando uno de ellos á decir en
el Redactor general n. 949, y en el Diario




i42)
Mercantil de So de marzo , que fuesen re-
gentes el monge gerónimo , compositor del
periódico intitulado Atalaya de la Mancha,
el marques de Villapanes ; autor del Diario
de la tarde, y un frayle que dicen Alborada
conocido en Gcliz con el renombre de Fr.
Gerundio ; los quales tres eran el blanco de
las bien merecidas burlas de los escritores
críticos.


Es digno de consideracion el estado del
gobierno de Cádiz en marzo de 1813, por
ser ya posterior á la batalla de Salamanca;
poco anterior á la de Vitoria, que decidió
la suerte de la España en 21 de junio, por
lo respectivo á la retirada del rey Josef;
contribuye á conocer que quanto se habla
en Europa sobre los Españoles , solo es
verdad (por lo tocante á tiempos anteriores )
entendiendo por España un partido bien pe-
queño ele Cádiz; pues U Nacion no ha hecho
ni ha querido , ni podido hacer guerra hasta
que el rey :Tosef dejó la península, de re-
sultas de la batalla de Vitoria, perdida
dicho dia 21 de julio.


En quanto á. la noticia de haberse pedido
para regentes al editor de la Ata/aya de la
Mancha, y sus dos semejantes, qualquiera
conocerá que fue ironia. Tan barbaro escri-


( 143 )
tor comó aquel monge, solo es digno de ha-
bitar entre los Carros y Caribes, ó en los ca-
labozos de la Inquisicion , que tanto ha pe-
dido; pues ha escrito tantas heregias quantas
proposiciones ha publicado contrarias á la
letra y al espíritu del santo evangelio; sin
embargo de lo qual no se sabe que nadie lo
haya delatado, y se hubiera verificado mil
veces si fuese papel de otro.


NUMERO CXXXVI.


Conducta del exército ingles y portugues en
S. Sebastian de Guipuzcoa dias 31 de
agosto y siguientes de 1815.


El ayuntamiento , el cabildo eclesiástico,
el Consulado, y casi todos los vecinos y ha-
bitantes de la ciudad de S. Sebastan de Gui-
puzcoa hicieron un Manifiesto en 16 de enero
de 1814 , asegurando que con sus propias
cabezas garantian la verdad de los hechos
quo referían , é, imprimieron en la villa de
Tolosa de Guipuzcoa, en la imprenta de
D. Francisco de la Lama.


Refieren, que habiendo estado la ciudad
ocupada por las tropas francesas mas de cinco




1/i4
años, fue sitiada por el exército ingles 17
portugues en 28 de junio de dicho año 18,5:
que el general frances M y. Rey defendió la
plaza con vigor, tanto que los sitiadores tu-
vieron que retroceder en 25 de julio en que
asaltaron con exilo infeliz. Que los ingleses
quemaron sesenta y tres casas del barrio
cercano á la brecha de la muralla. Que por
fin entraron en la ciudad dia 31 de agostos
y los franceses se retiraron al castillo. Que
los habitantes celebraban el triunfo del exér-
cito sitiador como propio para testimonio
de su afecto al rey Fernando , y de odio á la
dominacion francesa ; pero que sus demos-.
traciones fueron tan mal correspondidas que
la ciudad fue abrasada despues de pacifica-
mente poseida ; y sus habitantes saqueados,
con el tratamiento mas atroz de que hay
memoria en los anales. Pasan despues á re-
ferir los sucesos principales de aquel pro-
cedimiento de los amigos suyos, y dicen lo
que sigue.


« Los pañuelos que tremolaban en las ven-
» tallas y balcones, al propio tiempo que se
» asomaban las gentes á solemnizar el triunfo,
» eran claras muestras del afecto con que se
» reciba á los aliados: pero insensibles éstos
» á. tan tiernas y decididas demostraciones;


( 145 )
» corresponden con fusilazos á las ventanas
» y balcones de donde les felicitaban , y en
» que perecieron muchos, victimas de la efu-
» sion de su amor á la Patria : ;terrible pre-
» sagio de lo que iba á suceder!


» Desde las once de la mañana, á cuya
» hora se dió el asalto , se hallaban congre-
» galos en la sala consistorial los capitula-
» res y vecinos mas distinguidos, con el in-
» tonto de salir al encuentro de los aliados.
» Apenas se presentó una columna suya en
» la plaza nueva, guando baxaron apresu-
» vados los alcaldes , abrazaron al coman-
» clarete, y le ofrecieron quantos auxilios se
» hallaban á su disposicion. Preguntaron por
» el general, y fueron iumediatamente ,11 bus-
» carlo á la brecha, caminando por medio
» de cadaveres : pero antes de llegar á ella
» y averiguar en donde se hallaba el general,
» fue insultado y amenazado con el sable,
» por el capitan ingles de la guardia de la
» puerta, uno de los alcaldes. En fin pasaron
» ambos á la brecha, y encontraron en ella
» al mayor general Hay, por quien fueron
» bien recibidos ; y aun les dió una guardia
» respetable para la casa consistorial, de lo
» que quedaron muy reconocidos. Pero poco
» aprovechó esto ; pues no impidió que la


j.


IO




( i6)
» tropa se entregase al saqueo mas completo,
• y h. las mas horrorosas atrocidades, al pro-


pio tiempo que se vió no solo dar quar-
» tel , sino recibir con demostraciones de be-
» nevolencia á los franceses cogidos con las


armas en las manos. Ya los demas se ha-
» bias retirado al castillo, contiguo á la eiu-
» dad : ya no se trataba de perseguirlos ni
» de hacerles fuego ; y ya los infelices ha-
» bitantes fueron el objeto exclusivo del fu-
» ror riel soldado.


» Queda antes indicada la barbarie de cor-
» responder con fusilazos á los vitores , y
» á. este preludio fueron consiguientes otros
• muchos actos de horror, cuya sola memo-
» ria estremece. O dia desventurado ! O
• noche cruel , en todo semejante ;',1 aquella
» en que Troya fue abrasada! Se descuida-
» ron hasta las precauciones que al pare-
» cer exigian la prudencia y arte militar en
• una plaza á cuya extremidad se hallaban
» los enemigos al pie del castillo , para en-
» tregarse á excesos inauditos , que repugna
» describirlos la pluma. El saqueo, el ase-
» sinato, la violacion , llegaron aun 'término


inereible , y el fuego que por primera véz
» se descubrió acia el anochecer ,.horas des-
» pues que los franceses. se hablan retirado


( /17 )
» al castillo, vino á poner el complemento á
» estas escenas de horror. Resonaban por
» todas partes los ayes lastimeros , los pene-
» trantes alaridos de mugeres de todas eda-
» des que eran violadas sin exceptuar la tierna
» niñez, ni la respetable ancianidad: Las es-
»posas eran forzadas á la vista de sus atligi-
» dos maridos, las hijas á. los ojos de sus des-
» graciados padres y madres : hubo algunas
» que se podian creer libres de este insulto
» por su edad , y que sin embargo fueron el
-» ludibrio del desenfreno de los soldados.
» Una desgraciada joven vé á su madre muerta
» violentamente , y sobre aquel amado ca-
»daver sufre ¡incrcible exceso! los lúbricos
» insultos de una bestia fiera en figura hu-
» mana. Otra desgraciada muchacha (cuyos
» lastimosos gritos se sintieron acia la ma-
» dragada del primero de setiembre en la
» esquina de la calle de S. Geronimo) fue
» vista guando rayó el dia , rodeada de sol-
» dados, muerta, atada á_ una barrica, en-
» teramente desnuda, ensangrentada, y con
» una bayoneta atravesada por cierta parte
» del cuerpo, que el pudor no permite nom-
» brar. En


, nada de quanto la imagina-
' » cion pueda sugerir de mas horrendo , dexó
» de practicarse. Corramos el velo á este la-




( 14S )
» mentable quadro; pero se nos presentará
» otro no menos espantoso. Veremos una
» porcion de ciudadanos no 'solo inocentes,
» sino aun beneméritos, muertos violenta-
» mente por aquellas mismas manos que no
» solo perdonaron, sino que abrazaron á los
» comunes enemigos cogidos con las armas
» en las suyas. D. Domingo (le Goycoechea,
» eclesiástico anciano v respetable , Doña
» Xaviera de Artola, D. Josef Miguel de
» Magra, y otras muchas personas que por
» evitar prolixidad no se nombran, fueron
» asesinadas. El infeliz Josef de Larrañaga,
» que (despues de haber sido robado) quería
» salvar su vida y la de un hijo de tierna edad
» que llevaba en sus brazos, fue muerto te-
» hiendo en ellos á este niño infeliz; y á re-
» sulta de los golpes , heridas y sustos rnue-
» ren diariamente infinitas personas , y entre
» ellas el presbítero beneficiado D. Josef de
» Mayora , D. :Ignacio de Arpide , y D. Fe-
» Jipe Ventura de Moro.


» Si dirigimos nuestras miradas á las perso-
» nas que han sobrevivido á sus heridas,
» que las han tenido leves , se presentará á
» nuestros ojos un grandisimo número de.
» ellas. Tales son el tesorero de la ciudad
» D. Pedro Ignacio de Olafieta ,




Pedro


( 149 )
» Josef de Beiderrain, D. Gabriel de Biga.
» D. Angel Llanos , y otros muchos.


» A los que no fueron muertos ni heridos,
» no les faltó que padecer (le mil maneras. Su-
» petos hubo, y entre ellos eclesiásticos res-
» petables, que fueron despojados de toda la
» ropa que tenian puesta, sin excepcion ni si-
» quiera de la camisa. En aquella noche de
» horror se vejan correr despavoridos por las
» calles muchos habitantes huyendo de la
» muerte con que les amenazaban los solda-
» dos. Desnudos enteramente unos, con sola
» la camisa otros, ofrecian el espectáculo mas


mísero, y haciari tener por feliz la suerte
de algunas personas (sobre todo del s&S.o fe-
menino) que ya subiéndose á los texados,


» ya eneenalOndose en las cloacas, hallaban
un momentaneo asilo. Qual podria ser


» éste, guando unos continuos y copiosos
» aguaceros vinieron áa amen tar las desdichas
» de estas gentes , y guando ardió la ciudad;
» habiendola pegado fuego los aliados por la
» casa de Soto, en la calle mayor, casi en el
» centro de la poblacion , en un garage en que
» ya no podia conducir á ningun suceso mi-
» litar guando otras casas fueron incendia-
» das igualmente por los mismos? Solo éste
» complemento de desdichas y desastres fal-




))


( 15o )
» taba 4 los habitantes de S. Sebastian , que
» ya saqueados , privados aun de la ropa
• puesta (los que menos maltratados, otros
» mal heridos, v algunos muertos ) creian
» haber apurado el cáliz de los tormentos.
» En esta noche infernal en que á la obs-
» enrielad , protectora de los crimenes,
» los aguaceros que el cielo descargaba, y
» al lúgubre resplandor de las llamas , se aña-
» dia quanta los hombres en su perversidad
» puedan imaginar de mas diabólico se oian


tiros dentro de las mismas casas , haciendo.
» unas funestas interrupciones á los lamen-


tos que por todas partes llenaban el aires
Vino la aurora del primero de setiembre á


» iluminar esta funesta escena, y los habitan-
» tes, aunque aterrados y sem ivivos, pudieron
» presentarse al general y alcaldes , suplicando


les permitiese la salida. Lograda esta ileon-
» cia, huyeron casi todos quantos se hallaban
» en disposicion; pero en tal abatimiento, y
)) en tan extrañas figuras, que arrancaron lít-
» grimas de compasion de guamos vieron tan
» triste espectáculo. Personas acaudaladas,
» que habiendo perdido todos sus haberes,
'3, no pudieron salvar ni sus calzones; 840-
» ritas delicadas medio desnudas ó en ea-
)? misa, ó heridas :


ó mal tratadas, en fin, gen-


( 151 )'


tes de todas clases que experimentaron
» varaos males son imaginables, salian de.
» esta infeliz ciudad que estaba ardiendo , sin-
» que los carpinteros que se empeñaron en
» apagar el fuego de algunas casas , pudie-
» seri lograr su intento, pues en lugar de
» ser escoltados, como se mandó, á instan-
» cia de los alcaldes , fueron mal tratados,
» obligados á enseñar casas en que robar,
» y forzados á huir. Entretanto se iba propa-
» Bando el incendio: V aunque los franceses
» no disparaban ni un solo tiro desde el cas-
» til lo , no se cuidó de atajarlo, antes bien se
» notaron en los soldados muestras de pla-
» cer. y alegria , pues hubo quienes despues
» de haber incendiado, á las tres de la ma-
» cirugada de primero de setiembre , una casa
» de la calle ma y or , baylaron á la luz de
» las llamas.


» Mientras la ciudad ardia por varias par-
» tes, todas aquellas á que no llegaban las
» llamas , surriau un saqueo total. No solo
» saqueaban las tropas que entraron por
» asalto, no solo las que sin fusiles vinieron
» del campamento de Astigarraga , distante'
» una legua, sino que los empleados- en las-
» brigadas acud ian con sus mulos á cargar-
» los de erectos , y aun tripulaciones




( 252 )
» transportes i ngleses, surtos en el puerto
» de Pasases, tuvieron parte en la rapiña?
» durando este desorden varios Bias des-
» pues del asalto , sin que se hubiese visto
» ninguna providencia para impedirlo , ni


• » para
• contener á los soldados que con la


» mayor impiedad, in humanidad y barbarie,
» robaban ,*ó despojaban fuera de la plaza,
» hasta de sus vestiduras á los habitantes
» que 'miau despavoridos de ella, lo que
» al parecer comprueba que éstos excesos
» los autorizaban los gofos, siendo fambien
» de notarse, que los electos robados ó sa-
» queados dentro de la ciudad, y en las aban-
» zadas, se vendian poniendolos de mani-
» testo al 'público (á la vista é in mediacio-
» nes del mismo quartel general del exér-
» cito sitiador) por los ingleses y portugueses.
» Uno de ésta última nacion traía de venta
-» el copon de la parroquia de S. Vicente,
» que encerraba muchas formas consagradas,
» sin que se sepa que paradero tuvo su pre-
» ciosisimo contenido. La plata del servicio
» de la parroquia de santa Maria, que se
» hallaba guardada en un parage secreto de
» la boveda de la misma, fue vendida por
» los portugueses despues de la rendieion del
» castillo.


( 255 )
» Quando se creyó concluida la expolia-


eion , pareció demasiado lento el progreso
» ole las llamas, y (ademas de los medios or-
» clinarios para pegar fuego que antes prac-
» ticaron los aliados) hicieron uso de unos
» mixtos que se habian visto preparar en la
» calle de Narrica , en unas cazuelas y cal-
» ceras grandes, desde las quales se vacia-
» ban en unos cartuchos [argos. De estos
» se vallan para incendiar las casas con una
» prontitud asombrosa , y se propagaba el
» fuego con una explosion instantanea. Al


ver estos destructores artificios , al experi-
» mentar inútiles todos los esfuerzos hechos
» para salvar las casas (despues de perdidos
» todos los muebles , efectos y alhajas )
» varias personas que habian permanecido
» en la ciudad con dicho objeto, tuvieron
» que abandonarla , mirando con dolor la
» extraordinaria rapidez con que las llamas
» devoraban tantos y tan hermosos edilicios.


» De este modo ha perecido la ciudad de
» S. Sebastian. De 600 y mas casas que con-
» taba dentro de sus murallas , solo existen
» 56, con la particularidad de quo casi todas
» las que se han salvado , estan contiguas al
» castillo que ocupaban los enemigos , ha-
» biendose retirado á él todos mucho antes




( 154 ) ri#
» que principiase el incendio. Tampoco se
» comunicó éste á las dos parroquias, por
» que servian de hospitales y quarteles á los
» conquistadores, temiendo igual destino, y
» el de alojamientos la hilera de casas pre-
» servadas (segun se ha expresado) en la
» calle de la Trinidad , al pie del castillo.
» Todo lo damas ha sido devorado por las
» llamas. Las mas de las casas que com-
» ponian esta desdichada ciudad , eran de
» tres y quatro altos, muchas suntuosísimas,.
» y casi todas muy costosas. La consistorial
.» era magnifica, lindísima la plaza nueva , y
» ahora causa horror su vista. No menos
» lastimoso espectáculo presenta el resto de
» la ciudad. Ruinas, escombros,


• balcones.
» que cuelgan , piedras que se desencaxan,
» paredes al desplomarse: he aqui lo que resta
» de una plaza de comercio, que vivificaba
» á todo el pais comarcano; de una poblacion
» agradable que atraia á los forasteros. El sa-
5) queo y los demas excesos rapidamente
» mencionados aunque tan horrorosos, no
» hubieran llevado al colmo la desesperacion
» si el incendio no hubiese completado los ma-
» les, dexando á mas de i5oo familias sin
» asilo, sin subsistencia, y- arrastrando una
» vida tan miserable, que casi fuera preferift.


( 155 )
»


ble la muerte. Los artesanos se ven sin
» pan , los comerciantes arruinados, los pro-
» pietarios perdidos. Todo se robó ó se
» quemó : todo pereció para elles. Efectos'
» alhajas, muebles , mereadurias , alinace-
» nes riquisimos, tiendas bien surtidas, fue-
» ron presa de una rapacidad insaciable
), de la violencia de las llamas. En fin , nada
» se ha salvado , pues aun los edificios se
» han destruido. S. Sebastian., tan conocida
» por sus relaciones comerciales en ambos
» emisferios , S. Sebastian, que era el alma
» de esta provincia, ya no existe. Excede de
» cien millones de reales el valor de las pér-
» elidas que han sufrido sus habitantes , y
» éste golpe funesto se hará sentir en toda la
» monarquía española , é influirá en el co-
» mercio con otros paises.


» Mas no asesto todo. No solo se han per-
» dido todas las existencias, sino que padece-
» rán aun los tristes residuos de las fortunas
» de los comerciantes y propietarios con la
» quemada sus papeles y documentos. Todos
» los registros públicos, escrituras y docu-
» mentos que encerraban las diez Numerías
» de la ciudad , los que se custodiaban en
» su antiguo y precioso archivo , y el del
» ilustre Consulado, Cuantos contenian los




3>


3>


( 156 )
» de los particulares , los libros y papeles de


los comerciantes, los libros parroquiales ;
» todo, todo se ha reducido á cenizas: y


¿ quien puede calcular las consequencias
» funestas que puede producir una pérdida
» semejante? La posteridad tendrá que llomr
» catástrofe tan espantosa, y sin exemplo,
4 que ahora reduce casi á la insensatez á sus
» desgraciadas víctimas : ¡víctimas inocentes,
» dignas de suerte menos lastimosa! ivícti-
» mas antes de la tirania francesa, 1y ahora


de una barbarie y una rapacidad sin par !
¡rapacidad que no contenta con la expo-
liacion total que se ha indicado, revolvia
los escombros todavia calientes para ver
si algo encontraba entre ellos! rapacidad *


» que no ha perdonado á efectos desenterra-
» dos, y que á los veinte y quatro dias des-
» pues del asalto se exercia en materias poco
• apreciables!


Nota. Nada es necesario añadir á la narra-
cion (le las corporaciones de la desgraciada
ciudad, sino solo excitar á sus infelices ha-
bitantes á comparar la conducta de los in-
gleses en este pueblo, y otros españoles adic-
tos por voluntad á su partido con la de los
franceses en la ciudad misma de S. Sebas-


( 157 )
tiara, y en todas las demas donde entraron
pacificamentc, ó después de capitulacion.


El incendio de la casa de la fábrica de la
china de Madrid , el de sus almacenes de
trigo, verificado por los ingleses á sangre
fria, y toda su conducta en Extremadura,
Castilla, Galicia y Cádiz, bazo el concepto
de aliados, amigos y libertadores de la Es-
paña, serán eternos monumentos que desen-
gañarán á los españoles futuros, y tal vez
á los vivientes de que no es posible mayor
perfidia , y de que menos enemigos de la
España eran los franceses en la execucion
de las leyes de la guerra en Zaragoza Tor-
tosa Lérida, Tarragona y Valencia ; pues
apenas se capitulaba cesaban las desgracias:
y los militares mas terribles se convertian
en amigos y consoladores, que acreditaban
serlo en obras y palabras.


t




( 158 )
NUMERO CXXXVII.


Papel impreso año 1813 por un español an 6-
7117720 del partido de Cadiz , con el título
de Idea de los ingleses en España.


Bello espíritu el del autor del voto de un
patriota: instruido de los acontecimientos na-
cionales, bate al crimen en defensa de la
justicia con tal decision , que puede llamarse
audacia : su papel contiene verdades inega-
bles; pero se arroja con exceso á la critica
de los representantes : soy el. primero que con-
fesará los desaciertos del gobierno, mas no
subscribo á la severidad con que se le trata;
no se oculta el mal órden con que muchos
han sido condecorados en la milicia, 11 ob-
tenido un puesto en la magistratura : desde
el cuerpo constituyente de la nacion hasta
la última clase se resienten de la impropor-
clon: todas las gerarqu las comprehenden hom-
bres rectos, cien tificos y literatos, aunque
el mayor número está compuesto de sugetos
escasos de luces, cuyo eorazon debe repu-
tarse bien intencionado. Ciertamente que la,
España no cuenta tantos sá.bios como gober-
nadores, ni tantos militares como graduados,
y que en los años de nuestra revolucion se


( 159 )
han cometido crímenes y disparates.Con todo,
me parece excesiva la crítica , como por al
contrario muy lisongera la preferencia de
nuestros aliados. Si la Inglaterra ha prestado
auxilios , y Wellington pisado el. Pyrinéo,


( deberán ser correspondidos con generosidad
española; pero jamás alegarán un derecho
incontestable para mandar en gefe sobre nues-
tras autoridades ; no desconozco que la gran
Bretaña ha influido directamente para nues-
tro desasimiento de los franceses; pero no
se la debe toda la gloria, y quizá el rigor
con que el voto trata á la España, debe recaer
sobre la Inglaterra. No aprobaré los vicios
de nuestro actual gobierno , ni lo sinceraré de
sus defectos originados por ignorancia ó ma-
licia : opino que nuestro sistema es violento,
y que su duracion no puede ser larga : debe
cambiarse necesariamente, si no queremos
prolongar los males hasta tocar en nuestra
ruina : los españoles ilustrados no necesitan
de lecciones extrangeras para conocer la mo-
vilidad de su estado. El mal pie sobre que
está montado su gobierno; la divergencia de
opiniones; la lentitud de su marcha en mo-
mentos de actividad; y las trabas que le pone
la escasez do dinero armas y denlas útiles
á la guerra, muy particularmente penetran




z6o )
la falta de reconocimiento nacional indispen-
sable en la Europa civilizarla; pero tal vez
la coalicion es la causa de lo que se nos atri-
buye: los ingleses han partido la opinion
debilitado la fuerza moral que (la el primer
impulso á las grandes operaciones.


La España aletargada despues de tantos
años, parecia no existir sino en los anales:
los vicios de una adrniriistracion perversa
nos habian condenado á perder nuestra exis-
tencia política : el emperador Napoleon creia
fundadamente apresar sin trabajo el Leon es-
queletado : los hombres sensatos que cono-
cian la situacion deplorable , creyeron la im-
posibilidad de la menor resistencia; y su ad-
miracion fue bien extraordinaria guando es-
cucharon el espantoso bramido , que die) al
aprisionarle : su reanimacion fue imprevista
de los mejores políticos, y nunca creyeron
que un estallido tan repentino dispertase con
nuevo vigor á. los que dormiamos profunda-
mente.


La Nacion se vió en el borde del preci-
picio, é impelida á despeñarse por una fuerza
tan grande y unida como la de un exército
frances; al último instante de resbalar nos
reunirnos , y la fortuna tuvo á_ bien mi-
rarnos propicia : ocupadas las plazas , des-


( 161 )
inembrado nuestro exército para el norte
con el marques de la Romana, vendidos por
un monarca y su privarlo, exhaustos los
almacenes, robado el tesoro, agotados todos
los recursos , deshicimos el poder opresor,
dando tiempo al establecimiento de una re-
presentacion nacional , y á la creacion de
regimientos,. La Inglaterra no podrá alegar
el menor derecho á este golpe maestro que
decidió nuestra suerte, y que sin él acaso no
dominaria los mares el pabellon británico:
á nosotros debe la nacion aliada su. actual
existencia : y las del norte deben reconocer-,
nos como cimiento sobre que levantan el edi-
ficio de su independencia.


Si la España no hubiera resistido con re-
sultado tan feliz la invasion de los franceses,
éstos no hubieran perdido su esquadra en
Cádiz; dispondrian de nuestra marina; con
los exércitos españoles hubieran impuesto
á las potencias del norte, y obligado ( una
alianza ó sumision al emperador : la logia•
terra no hubiera tirado de la Alemania las
sumas inmensas que le han valido las guerras
en aquel pais ; sus navíos-no serian bastantes
á igualar los de la . Europa ; no se lisonjea-
rian ele tantas adquisiciones coloniales , y
puede ser que Napoleon hubiese firmado en


3. I I




( 162 )
Lóndres decretos imperiales. Nadie nos dis-
putará esta gloria , y la Inglaterra (lexos de
pensar que la debemos nuestra independen-
cia) debe confesar que la España se ha sa,
criticado por su conservacion: nosotros pro-
digamos un rio de oro, y un mar de sangre
por el engrandecimiento (le la Bretaña,. sin
los hombres , dinero y riquezas de la penín-
sula no hubiera engrosado la Inglaterra, y
su influencia en la Europa seria de tan nin-
gun valor como lo fue hace quarenla años,
guando despreciada de la Francia y España,
se vió burlada por la Rusia y otras Poten-
cias. Admiro al autor del voto que tan fran-
camente hace depender nuestra suerte de la
Inglaterra , y reconoce por único apoyo á
lord Wellington y sus soldados: rezelé ser
un ingles, ó pagado por la gran Bretaña, el
que ha dictado semejante discurso : no me
opondré á que los aliados han prestado ser-
vicios;pero es preciso conocer lo que han
hecho cae nuestra Naeion. Sus intencio-
nes, proyectos y miras ulteriores no se han
dirigido á nuestra prosperidad : « su sistema


inviolable se establece. sobre la maxlma
» fundamental de su engrandecimiento, con
». ruina de todas las naciones. » Esta propo-
4icion hará creer que soy un frunces ; ó es-


( 163 )
toy pagado por su gobierno: soy español,
metido en la repoluciozz desde el primer clia;
he conocido las dile rentesibrizzas de gobiern o;
he tenido relaciones oficiales con los ingle-
ses; he sido enviado cerca de í'Vellington;
he comido á su mesa en Almeida y Lis-
boa ;no le son estrañas mis ideas ni mi letra:
es por esto que debo hacer la defensa de mi
Nadan, guando ¿espites de tantos sacrificios
es ultrajada con la nzayor petulancia.


¿Como desapareció aquel espíritu naeio-
pa.1, obrador de tantas maravillas al princi-
pio de nuestra insurrecciona' ¿Quien apagó
el fuego prendido fuerte y simultáneamente
ea el corazon español? La uniformidad de
intereses produxo un espíritu tan gallardo,
y encendió un fuego tan noble como temi-
ble, que se disiparon por la diversidad de
pareceres movidos por otros tantos intereses.
A los ingleses debemos este primer golpe:
ellos sembraron con voluntad ó sin ella, la
division que acarreó tantas pérdidas : es pre-
ciso escuchar á. todo el mundo y si es justo
leer la mala conducta de nuestros represen-
tantes y militares , tambien lo será el oir la
de los ingleses en España.


El primer paso ele sus socorros, fue man-
dar agentes que corriesen.nuestras provin-




( 164 )
cias, se presentasen en los exércitos, y ofre-
ciesen lo que jamas pensaban alargar : el
pueblo español, abrumado en circunstancias
tan críticas , y siempre constante en su ca-
rácter de honradez, atendia á esta voz inglesa
como oráculo salido del Sancta Sanetorum :
nuestra sencillez ó nuestra rudeza, fueron dos
caminos por donde la Inglaterra llegó á do-
minarnos sin trabajo. Se apoderó del corazon
espahol ; y con palabras dulces ; muchas
ofertas ; discursos sobre sus riquezas; con-
versaciones sobre el sistema asolador de los
franceses ; facilidad de arruinarles con sus
auxilios de armas, municiones, dinero, y toda
clase de recursos , entretuvo largo tiempo,
hasta que recogió los réditos de unos capi-
tales ficticios. Sus enviados áGalicia adularon
á aquel fidelísimo reyno, y sin darle nada,
apestaron sus costas con mercancías arrin-
conadas largo tiempo en sus almacenes ; so
alzaron en cambio con cantidades extraor-
dinarias ; y á fin que los nobles gallegos no,
se lamentasen de una conducta tan intem-
pestiva, los aliados regalaron, por el dinero,
algun armamento. Desde Valladolid hasta
Vizcaya, corrió otro emisario ofreciendo so-
corros , investigando la riqueza del pais, la
necesidad de géneros manufacturados , y los


( 165 )
fondos disponibles al pago efectivo. El reyno
de Aragon tuvo el disgusto de tocarle por
embaxador inglés D. Carlos Doile, tan cono -
ciclo por sus marchas rápidas, registro .de te-
sore rias , y escapatorias de los franceses:
quien haya corrido Andalucia , Valencia,
Cataluna y A ragon , habrá encontrado no-
ticias individuales de su adhesion á la Es-
pa ► a. Al lado de un Palafox , y delante de
un pueblo mas bueno que ilustrado, Doyle
hizo persuadir que sola su presencia era el
apoyo mas firme de Zaragoza ; y los nobles
aragoneses se creían invencibles con solas las
promesas del enviado : todavía es acreedor
aquel reyno á ciertas cantidades que al. se-
ñor Doyle se aprontaron en Sevilla: solo un
atolondramiento por nuestra parte nos hizo
desconocer en aquella época los procedi-
mientos refinados de tales protectores, y aun
en el dia son solo conocidos de algunos pocos
á quienes la prudencia nos habia cerrado la
boca. Los ingleses conocieron la imposibili-
dad de nuestra defensa, y en lugar de ha-
blarnos francamente como hombres de bien,
trataron de entretener nuestra resistencia
para utilizar á costa de nuestros intereses.
Se extrañará tan poca delicadeza en nuestros
aliados ; pero tuvieron cl mismo escrúpulo.




( ;66 )
en hacerse con nuestros caudales , que ha-
bian manifestado en otras ocasiones. Toda-
via fuera perdonable su conducta limitán-
dose al interes; pero ellos fueron la causa
de verter mucha sangre española; de sufrir
derrotas, y originar disturbios , que sembra-
ron la enemistad entre los primeros perso-
nages de la Nacion , exponiéndola á su pér-
dida irreparable : nunca el general Blake se
hubiera separado de Cuesta, ni éste expe-
rimentado las pérdidas en Castilla y Leon,
si los ingleses ( guiados por su principio de
sostener la costa de Galicia) no hubiesen su-
gerido al gobierno provincial de aquel reyno
la conservacion del pais : el mariscal Bessieres
no hubiera conseguido tantas ventajas sobre
el exército de Cuesta , ni recordaríamos tan-
tas víctimas como se sacrificaron : la des-
union de Blake y Cuesta fue introducida
por la mala política de los emisarios ingle-
ses, limitados á mantener aquel reyno tau
ventajoso para su tráfico : Castilla no tocaba
en su interés , y su empeño parecia débil
en esta dilatada provincia : las pérdidas
ginadas son incalculables : si los exércitos hu-
bieran. correspondido á los acontecimientos
de Valencia, Baylen y Zaragoza , el -golpe
militar hubiera sido tan completo, que mis-


( / 67 )
variamos el año do ocho como la época de
las victorias españolas.


La misma (y acaso peor) fue la conducta
del agente ingles en Aragon: uu general inex-
perto corno Palafox , y un pueblo como el
zaragozano, aturdidos ambos con el exito
de la primera defensa , recibieron con doci-
lidad las impresiones del agente Doyle. Tan
impolítico como mal general, sugirió unas
ideas de engrandecimiento, que recayendo
en ánimos embriagados con los primeros
acontecimientos, se dirigian á formar una in-
dependencia que rompiese los vínculos de
unidad entre las provincias españolas , ti,ando
de cada una los recursos-mientras la a narquia
las sepultase en la esclavitud: asi babemos
visto el espíritu de Galicia y Aragon , aspi-
rando siempre á cierta mayoría con visos de
pequeñas repúblicas : la conquista de Aragon,
y, la marcha del mariscal Soult á Galicia nos
dieron unas ventajas imponderables si los
franceses, olvidando estos dos reynos, hubie-
ran dirigido su marcha á'. otras provincias,
Galicia y Aragon guiados por el' sistema
desacertado de los agentes ingleses, hubieran
rasgado la union , plantificado la anarquía,
sucumbido miserablemente y arrastrado la
Nacion á llevar el yugo de la Francia. No,


115.


15-ta




( 168 )
es facil penetrar hasta el fondo las miras de
una política tan desconocida , cuyos resul-
tados fueron tan amargos h la Junta suprema
central.


Es verdad que no debe extrañarse una con-
ducta tan contraria á nuestros intereses en
los emisarios de la Inglaterra, guando su
mismo gobierno se olvidó del honor conna-
tural á una nacion ilustrada : si mis hijos ro-
basen


millones, deberia yo desaprobar su in-
moralidad, aunque la utilidad y relaciones
me hiciesen callar : confesaré, que el gabi-
nete de S. James proporcionó ventajas á mi
nacion aliándose con ella ; pero no podré
aprobar este paso de una nacion , que co-
noce la naturaleza de los tratados. Si alguna
vez son evidentes las causas para deelaracion
de guerra, lo eran las que motivaron el rom-
pimiento de las dos naciones : pocos actos
caben mas violentos, injustos y escandalosos,
que la prosa de nuestras fragatas cargadas
vinientes de la América ; los partidarios mas
acérrimos de la gran Bretaña reprobaron un


j
insulto tan desmedido, y convenían en la
usticia de nuestra declaraeion : los aconte-


cimientos de Aranjuez, y la tra.nsmision de
la corona en Fernando, no revocaron la justa
guerra en que nos en contrábamos: el nuevo


( X69)
príncipe no podia , sin faltar al honor de su,
corona , admitir proposicion alguna de paz,
sin preceder la restitucion de las fragatas.
Este sentimiento ( intimo á todo buen espa-
ñol) fue olvidado de la..Junta de Sevilla, que
se avanzó á. enviar dos comisionados implo-
rando la proteccion de la Inglaterra. Que
aquel cuerpo destituido de medíos para sos-
tener la lucha acudiese á qualquiera poten-
cia , debe disimularse, atendidas las circuns-
tancias ; pero que la Inglaterra reciba al ge-
neral Apodara y su compañero como en-
viados es una falta que degrada al gabinete
británico. ¿Quien autorizó la Junta de Se-
villa para dar un paso tan decisivo de nues-
tro estado? Ni á nosotras, ni á los ingleses se
ocultaba, que la mision era nula por falta
de poder , exceso de facultades , y clase de
negocios: la Junta de Sevilla reconocida, no
excedia los límites de provincial; en este case
carecia de autoridad para representar toda
la nacion, de facultades para la resolucion
de unos enviados : sobre todo era ninguna
para entablar negociaciones firmar amistad
y alianza , admitiendo recursos para los pro-
yectos de la península. La corte de Lóndres,
tan escrupulosa en el reconocimiento de em-
haxadores y ministros plenipotenciarios





( 1 7 o )
roció la informalidad , y ( lo que es mas)
ninguna autoridad de la Junta y sus envia-
dos : no se le ocultó la incapacidad de se-
mejante cargo para concluir la guerra ,
estipular un tratado de paz; pero prefirió
ser constante en su maxima fundamental,
violando los principios adoptados en todas
las naciones hernió sus ojos para no ver
quanti) el derecho de gentes, y el honor de
una corona la podían presentar, á fin de pro-
ceder con mayor delicadeza, sin apa rtarse-
ele las máximas universalmente recibidas: et
gabinete británico no podía encontrar una,
sola razon para reconocer legítima la sumi-
sion de la ;Imita de Sevilla, ni menos debía
acceder 4 solicitudes de alianza, sin herir
lo mas delicado de la política, exponiéndose
al desprecio de los sabios : pero como la In-
glaterra vió finalizado el litigio de nuestras
fragatas ; la puerta franca para limpiar sus
almacenes; inundar la España de sus géne-
ros europ('os y ultramarinos recoger nues-
tró numerario, y dominar esta nacion (á
quien mira con envidia por sus riquezas en
la península, y la superioridad de posesio-
nes americanas y orientales ) pisó todos los
respetos que debiera conservar por su dig--
nidad. Los príncipes de Europa manifesta-


( / 7 1 )
ron prácticamente, que semejante procedi-
miento podía nacer solamente de un vil in-
terés , y no de verdadera política: su juicio
fue acertado, porque la Inglaterra pasó por
una degradacion, á cambio de llenar sus mi-.
ras en la península. Sea que mirase los en-
viados como representantes de la España,
sea que los reputase como agentes de una
provincia, nunca poda admitirlos á confe-
rencias y pactos : en el primer caso concejo
la impotencia de la parte contratante; en el
segundo era negociacion furtiva con carác-
ter de rebelion , pues negociaba con una parte
de la nacion con quien tenia la guerra: no
será faeil cubrir este hecho que mancha la
rectitud del gabinete aliado: y los potentados,
deben sospechar una maquinacion en sus
provincias , viendo que la :Inglaterra abriga
todo género de pretensiones , si espera tirar
algun, bien ; aun (iando sea preciso sepa-
rarse de los principios constantemente reci-
bidos en todos los pueblos. ,


Junot y Dupont, vencidos en Lisboa y
Baylen , Moncey en retirada de Valen-
cia , los otros generales franceses de Cata,
lurio replegados á Barcelona, dexaron la tia-
cion evacuada • tuvimos tiempo para el re-
conocimiento de una soberanía: la Inglaterra?




lat


( 1 7 2 )
(qué rió, esperó igual trastorno) trató de adu.:
larnos para sacar partido sin exposicion : sus
tropas no fueron á. reunirse con las nuestras
en el Ebro; pero envió un ministro cerca
(le la Junta central : el carácter, política,
pretensiones v negociados de este hombre
exigian mucho papel , y sugetos mas sabios
que yo para describirlos con exáctitud : un
millon de solicitudes revestidas de un ca-
rácter ventajoso á nuestra causa con otros
tantos medios á su favor, bacian la natu-
raleza real y verdadera de su ministerio:
eran demasiadamente públicos nuestro en-
tusiasmo , amor á la patria y brio por la in-
dependencia , para que el ministro ingles se
atreviese á humillarnos abiertamente; y se
resignaba en el estado de sufrir ; pero ma-
quinando secretamente : el fin de su alianza
era « mandarnos en gele : este término ha
sido la regla de sus operaciones sin sepárarse
un solo paso : principiaron por ganarse los
primeros sugetos de la nacion, á fin de arras-
trar con ellos á los denlas : sus tramas en
este punto son conocidas; proteceion de su
rey, empleos, dinero, y hasta viles adula-
ciones, se pusieron en movimiento para crear
su partido : por fortuna en la Junta central
encontraron hombres buenos , pero fáciles


( 1 7 3 )
caer en el lazo: el benemérito Jevellanos,
honor de su siglo, y gloria de los literatos)
io fue atacado por el ministerio ingles ; tercia
'ste su ilustracion , y esperaba de su inte-
gridad una respuesta digna de aquel sabio;
pero la Inglaterra encontró con su mayor
apasionado en la respetable persona del mar-
ques de la Romana : en obsequio de la ver-
dad y calidades brillantes de tan digno es-
pañol confieso , que su adhesion ciega á la
Inglaterra era causada por una persuasion
de nuestra necesidad , y de que la suponia
in-capaz de una felonia : mas al fin vaciló
en el último año de su vida : yo ( que tuve
el honor de acompañarle en Lisboa hasta su
muerte, y de recibir amistosamente algunos
de sus sentimientos ) puedo asegurar que su
opinion no seria la misma en estos momen-
tos : espiró; y tal vez su muerte es un cargo
contra la Inglaterra: es mejor sepultar los
rezelos que irritan al corazon sin poder pro-
bar con evidencia un lance capaz de revo-
lucionar los españoles , y decidirlos al odio
mas implacable contra esa señora de los
mares, La mayor parte de diputados de la
central se coligó para obedecer ciegamente
las órdenes de Lóndres : qual era el objeto
de esa nacion aliada ? Si sus intenciones se




( 174 )
limitaban á conservar la union, auxiliarnos;
y no exceder la extension del tratado fede-
rativo, su vigilancia en hacerse con los pri-
meros personages era tan. impolítica corno
extravagante , y muy expuesto su empello
en maquinar contra los que amaban su in-
dependencia : Cuesta y Calvo, defensores
acérrimos de su nacion , se opusieron ít los
proyectos de la gran Bretaña : fueron el
blanco de sus iras , y sin reparar en la vi-
leza de los medios, se atentó contra sus per-
sonas , honor, y fidelidad : del ministerio
ingles salió una voz infamante de éstos dos
sugetos recomendables; y en la misma ofi-
cina se fraguó el proyecto de arruinarlos,
que llegó á verificarse con exposicion de
sacrificar toda la España.


La maquinacion contra Cuesta es uno de
aquellos golpes crueles , que dan la mala
fe , la hipocresía y emulación reunidas con.-
Ira el hombre de bien, que duerme tran-
quilo al abrigo de su rectitud: el carácter
decidido , firme y castellano del general
Cuesta, causaba zelos, y era un ob stáculo
para los aliados : aspiraban al mando uni-
versal; pero no se hallaban en proporcion
de solicitarlo: era preciso derrochar la opi-
Iiion y confianza qúe sé merecia el anciario


( 1 7 5 )
Cuesta , y era dificil atentar abiertamente
contra un 'sugcto tan distinguido : el pueblo
babia fixado sus esperanzas en este antiguo
general; y un exército numeroso estaba
pronto á sostenerle contra las invasiones de
la intriga : á pesar de tantas dificultades como.
presentaba la empresa , se resolvieron los
amigos de la central reunidos al ministerio
inglés ;presentaron el negocio con un sem-
blante lisongero , y VVellington halló un ca-
mino bien favorable: el duque de Albur-
querque (amado en el exército por su valor,
y respetado por su nacimiento y patriotismo)
fue el instrumento para la grande obra de
cansar la paciencia del general Cuesta, y
obligarle á retirarse : las promesas y adula-
ciones que los ingleses y el mismo Wellington
prodigaron al duque de Alburquerque, con-
siguieron todo el efecto : este jóven (trastor-
nada su cabeza con tanto humo) cayó en la
debilidad de reputarse tan apto como Cuesta
para mandar en gefe : su correspondencia,
la de Wellington y el ministro ingles en Se-
villa, serán un monumento eterno de la cons-
piracion inglesa : el manifiesto del general
Cuesta, los periódicos citados por él, y las
piezas existentes en_ la secretaria de estado,
Uo dexan lugar de, duda : se calumnia des-




( 1 7 6 )
caradamente, se inventan hechos que nunca
han existido , se tuerce con violencia el sen-
tido mas literal , y se aspira á frente des-
cubierta por la separacion do Cuesta y reem-
plazo de Alburquerque : lord VVellington
que debe conocer la guerra, ¿ juzga real-
mente que su candidato Al burquerque era
mejor que Cuesta para mandar nuestro exé r-
cito de .Extremadura ? No es tan ignorante
que asi lo creyese; pero solicitaba ser árbi-
tro sobre las armas españolas : Cuesta te-
nia una alma grande , y su entereza no se
quebrantaba con la lisonja y los regalos; le
sobraba disposicion para el destino , tanto
como firmeza para sostener su autoridad y
atributos del generalato; rayaba en el último
lustro de una vida prolongada para ganarle
con la seduccion ; y ,su cabeza , encanecida
en los empleos mas distinguidos, no le per-
mitia ennegrecer su blancura con el carbon
de una surnision indecorosa. Alburquerque
inesperto en las tramas diplomáticas, se armó
contra el mismo Cuesta, á quien amaba : es
preciso compadecerse de aquel joven rece-


- mendable por muchos respetos, y excusarle
de una falta que cometió : no valga contra
Alburquerque , el que su defecto compro-
metió la España entera ; pues otros mas ilus-


( 177 )
tracios hubieran caiclo en la misma red. Un
gabinete como el de S. Jaines , que no ex-
cede á ningnno de la Europa en la am-
biguedad de sus proposiciones , cu yos mi-
nistros y enviados no reparan en ofrecer su
alianza para destronar un príncipe quieto y
pacifico ( como se prometió á Catalina se-
gunda de Rusia , con respeto á la corona-
cien de Constantino en la capital de Tur-
quia ) cuya destreza para un tratado de co-
mercio se conoció en Paris en el siglo pa-
sacio ; . cuya politica fue desconocida de nues-
tros mayores en la guerra de sucesion ; en
una palabra, ese gabinete del que es casi
imposible libertarse con utilidad negocian-
do con él, cargó con el jóven Alburquer-
que, quien, extrangero en el mundo diplo-
mático , fue atacado con razones de patrio-
tismo, fidelidad , amor de los pueblos y ruina
de su nacion , si no accedia á tomar parte
en la separacion de Cuesta, á quien repu-
taban por inepto : guando á estos motivos
se añadian la conformidad de la central, y
las glorias de que iba á rcubrírse batiendo
los exércitos franceses, decidieron su ánimo
á continuar el proyecto, al parecer, tan justo
de nuestros aliados.


Previó Wellington que nuestra suerte pu-
á. I2




( 1 7 8 )
diera cambiarse lacilmente en una batalla
decisiva ; y que en tal caso quedaria impo_
sibilitado á. dominar por la fuerza superior
de los espeñoles exáminó largo tiempo el
proyecto de batirse en Talavera : no pudo
Wellington negarse á. concurrir; pero lo dilató
quanto le fue posible : entre tanto hizo pre-
sente á su gobierno, que si la suerte era fa-
vorable, Cuesta se posesionaria de Madrid,
y el exército ingles no representara otro pa-
pel que el de simple aliado : pocas veces ha
marchado con mas celeridad el gobierno
británico en su correspondencia ; quizá n in-
gun ministro ingles manifestó mas razones
para la lentitud de un proyecto , ni supo
disponer mejor los (Has y succesion de ór-
denes contrarias: á pesar de las excusas in-
ventadas por los ingleses á fin de retardar su
llegada, -se verificó la reunion v batalla do
Talavera : es bien sabido , que el exército
frances rechazado y disperso hasta Valde-
moro , debiera haber perecido, irremisible-
mente; porque cargando los anglo-hispanos
sobre. la retaguardia, el general Venegas
con el exército de la Mancha, los hubiera
recibido de frente : tal era el plan de Cuesta;
así lo creyeron en Madrid; y el rey joscf,
que sabia Bias antes hallarse Venegas sobre


( '79 )
pinto, desconfiaba de salvar una sola divi,--
4) n : el resultado hubiera correspondido 1'1.
1a3 intenciones, y el cuerpo de Victór se
hubiera perdido seis chas antes que la van-
guardia del mariscal Soult hubiese llegado;
ántes bien este general se hubiera hallado
comprometido con unas fuerzas quadruplica-
das , corno lo eran las del exército de Extre-
madura, el Ingles y el de la Mancha: estuvimos
en el caso de aniquilar estas dos armadas fran-
cesas, cuya derrota nos abria el camino hasta
el Pirineo en una época en que la Austria
hacia la guerra contra la Francia, y noso-
tros conservabamos las plazas de Gerona,
Tortosa , Lérida, Tarragona y Mcquinenza,
con Morella, Peñiscola y Murviedro. Esta
operacion bien dispuesta desapareció, y por
que causa ? La central á instancias del mi-
nistro ingles dió á Venegas órden de retirarse
sobre la Mancha; cortado este auxilio, \Ve-
llington se retiró con tiempo, dexando
Cuesta en la rivera del Tajo para oponerse
á dos exércitos ; y si á esta conducta falta
alguna circunstancia para acabar un cuadro
de felonia, añadiremos que el exército de
Wellington en su rerirada asoló la Exíre-.
niadura del modo mas horrible , contribu-
yendo á la hambre espantosa que el exér-




cito español sufrió en las mesas de Dor.
Lord -Wellington ese general ingles á


quien el voto de un patriota llama nues-
tro libertador , nuestro apoyo -único , con
otros dictados dignos del primer guerrero
del mundo ; ese mismo Wellington con su
gobierno británico, sus ministros y amigos
en la península, son los autores de los males
incalculables que sufrimos desde el mes de
julio del año 9 : esos aliados tau íntimos son


.responsables de tantos desastres como han
...


ocurrido : ¿por que no se les hace cargo de
tantas plazas como despues han sido toma-
das ? ¿Como no se les reconviene por la des-
truccion de los exércitos perdidos en Cata-
luña, Valencia, Mancha y Castilla? ¿No tic-
no.11 derecho los catalanes á quexa


•se de
quanto han padecido y padecerán en sus
plazas, y Medir justicia contra los que han
sido?


la causa ? La hermosa Valencia ha de
callar guando tanto ha sufrido? ¿Ciudad-
:Rodrigo y Badajoz podrán olvidar las pér-
didas y ruinas de su conquista y reconquis-
ta? ¿ Ese pais de promisiou, la fértil An-
dalucia , ¿ no tendrá derecho para repre-
sentar , viendose despojada de sus rique-
zas? La Nacion entera alma en el tribu-
nal de la razon y justicia pública contra los


( i8i )
que han causado tantos infortunios. ¿Y quie-
nes son estos? El autor del voto se escanL.
daliza.rá si le digo , que son los ingleses con
algunos españoles sin carácter nacional: poco
importa que la verdad escandalice: si Wé-
llington y el ministro ingles no hubiesen.
maquinado para mancar el plan de Talavera,
retirando á Venegas , y marchando el noble
lord á. Portugal , hubiéramos evitado un nú-
mero infinito de males ; pero ni Wellington
seria duque de Ciudad-Rodrigo, ni menos
generalisimo de las armas españolas : la In-
glaterra no manifestaria tanta altivez guando
trata con nosotros, ni su influencia seria tau
grande sobre diputados, regentes, adminis-
tradores y militares : mi nacion belicosa no
escaria, corno lo está., condenada realmente
á ser el juguete de la Francia cí Inglaterra.
Si esto buscaron nuestros aliados, lo han.
conseguido completamente : el pueblo espa-
ñol es la presa do tres naciones : la Francia
pilla quanto puede ; iot hzglaterra pilla y
degrada, y nuestro actual gobierno
degrada y aniquila.


Es necesario todo el descaro de un ingles
victorioso para insultarnos tan injuriosa-
mente como lo hace el voto de un patriota
y es precisa toda la paciencia de los espa-




( 18'•
:Troles para oir,


, y no exterminar de la pe-
ninsula todos los ingleses , prohibiendo con
pena do confinacion al que se atreva á profe-
rir el nombre de Inglaterra. Bastaria la ex-
posicion de los sucesos referidos para irritar
nuestros ánimos á dar á los aliados el pago
merecido ; pero tengamos paciencia, y co-
nozcamos su política é intenciones.


Despues de la batalla de Talavera se la-
mentaba Cuesta del general Venegas ; pero
este bravo y politico andaluz llamado á Se-
villa, se sinceró con facilidad : y el gran cas-
tigo fue nombrarle gobernador de Cádiz:
Wellington y el ministro ingles, que habian
maquinado su retirada , le pusieron á salvo:
no les fue dificil desazonar á Cuesta en tér-
minos que el respetable anciano, cansado de
tantas intrigas, hizo dimision del mando, y
se retiró á vivir tranquilamente en Málaga;
sin dexar de perseguirle con escritos calum-
niosos. Esta victoria conseguida por los in-
gleses fue completa con la ruina del dipu-
tado central D. Lorenzo Calvo, y el aseen'
diente que cobraron en la Junta al abrigo
del marques de la Romana y otros, tan 'res-
petables por sus buenos deseos, como des-
preciables para el gobierno de la Nacion«
Calvo tendrá el placer en su abatimiento de.


( 183 )
haberse opuesto á los designios ambicioso5
de los ingleses : guando se les debiera re-
convenir seriamente par el negocio de Ta-
lavera y retirada al Portugal , se atrevieron
á. solicitudes , que descubren claramente sus
intenciones en la alianza.


Pidieron establecer guarnicion inglesa en
Badajoz y Cádiz , y franquía en la introduc-
cion de géneros de algoclon. ¿Que intentaban
nuestros aliados alzándose con estas dos ciu-
dades? No es tan facil finar sus ideas so-
bre Badajoz, corno sobre Cádiz ; sin em-
bargo, quien se acuerde que nuestro exér-
cito de Extremadura fue trasladado á la
Mancha , á excepcion de doce mil hombres
mandados, por el duque de Alburquerque,
conozca la situacion topográfica de Badajoz;
su influencia en toda la izquierda dal Tajo,
y advierta la suerte que debia esperar nuestro
exéreito de la izquierda, mandado por el
duque del Parque, concluirá que Welling-
ton trataba de sostener y conservar su exér-
cito, y el recinto de Lisboa á costa de los
españoles: que hiciesen éstos la campaña, y él
ganase la victoria: asi establecía su nueva
colonia portuguesa, con aumento de sus ren-
tas, y pérdida de nuestros capitales. ¿Somos
tan ciegos, ó tau bárbaros ., que desprecia-




( 184 )
mos esta leccion , de que los aliados bus-
can solamente su engrandecimiento ; y con-.
seguido, se rien al vernos derramar lágri-
mas por nuestras desgracias. ?Al mismo tiem-
po previeron á larga distancia, que si nues-
tros cuerpos de Castilla y Extremadura fue-
sen balidos, los restos se acogerian al exér-
cito ingles, y preferirian sus banderas á las
francesas. Ciertamente que tenemos pocos
motivos de gratitud á Wellington; los gadi-
tanos con particularidad deben ex6erar el
nombre de la Inglaterra y sus agentes.


Cádiz opulenta, hermosa , social, fuera in-
feliz , horrible y bárbara , si le hubiera ca-
bido la suerte de caer en las manos del go-
bierno británico : reducida á ser una colo-
nia, horaria su despoblacion , su pobreza , y
el rigor que se conocen en todas las pose-
siones coloniales de la Inglaterra es bien sa-
bido su sistema ; se alza con el numerario,
inunda de papel, fixa el comercio á su ar-
bitrio, obliga á quanto quiere, pide lo que
gusta : en una palabra, es el quadro del des-
potismo -y degradacion. Este relato no es
invencion , ni asunto desconocido en el
mundo; quando se hubiesen perdido toda
las noticias sobre la materia , la historia de
los estados unidos de América basta para


( 185 )
conocer las miras ambiciosas de la Inglaterra
sobre sus establecimientos ultramarinos. ¡ Po-
bre Cádiz, qucrian envolverte en un caos
de obscuridad , miseria y llanto! Eres rica,
mientras te conservas unida á la España:
tus casas son el depósito de nuestras rique-
zas comerciales , y unes los recursos conti-
nentales con los ultramarinos : eres opulenta,
porque la España, Américas é Indias orien-
tales concurren con sus efectos; nos recibes
con utilidad ; pero añadimos en retorno
nuestro interes por tu engrandecimiento : asi
existes libre y respetada , te sobran fondos
para hermosearte, y gozas de unas preemi-
nencias , que te distinguen , arrastrando el
corazon de quien tuvo el honor de haber
paseado tus calles y disfrutado tus delicias:
todo desapareciera corno un ra yo : y la ciu-
dad envidiada de toda la Europa, seria una
reunion abominable de. sectas, partidos , frau-
des y vexaciones: Gibraltar enseña lo , que
seria Cádiz, si la coronase el mismo pave-
llon.


Los ingleses no buscaban la conservacion
de Cádiz, sino subyugarla á su imperio, en-
riqueciendo su tesoro con los despojos de
la ciudad Mas opulenta : si los ingle ses quie-
ren protestar, que sus intenciones no ex-




( 186 )
cedian las de una defensa puramente


m ilitar
,


es inconcebible su l'azor'
: Cádiz no ha ne-


cesitado de tropas inglesas ni españolas para
c
onservar su libertad : la isla de Leon -es el


valuarte que cubre la plaza : ¿porque We-
llington y


el ininistro inglés en Sevilla no
pidieron guarnecer la isla? Allá se hubie-
ran batido con heroicidad; y sus divisiones
hubieran encontrado lances repetidos en que
cubrirse de gloria; pero ni el gobierno britá-
nico ni su general en la península trataban
de verter la sangre de sus soldados; sus mi-
ras eran bien diferentes : buscaban Otro Gi-
b


•altar tan fuerte, y sin comparacion mas
poderoso, que sirviendo á engrosar su era-
rio , fuese un asilo para dominar toda la
costa. Si esta conducta no es criminal , ig-
noro á que deberá llamarse crimen: tales
son los sentimientos de los llamados para
nuestro auxilio; su amistad fina descubre
la generosidad y (128n-iteres que tanto pre-
conizan; son pruebas nada equívocas de su
sistema fraudulento , que con apariencias de
union tratan de entablar para sacrificarnos
im punemente


. : sus intenciones no se diri-
gen á establecer nuestra independencia, sinoproporcionarse unos puntos militares yme


rcantiles, que aumenten sus adquisicio-


187 )
/ICS, proporcionen unos engrandecimientos
que les dé la preponderancia en el comer-
cio européo , consolidando su proyecto ex-
clusivo de tráfico : los amigos manifiestan
que no les importa ver la dinastía francesa
rcynando en Madrid, siempre que puedan
guardar los puntos ventajosos al giro en las
costas del océano y mediterraneo.


tina solicitud tan ruinosa , solo posible de
hacerse por un gobierno tortuoso como la
Inglaterra , estuvo muy cerca de su fin: la
sencillez , ignorancia ó pasion de muchos
centrales fueron sorprehendidas por la po-
lítica oculta de los ingleses; y vimos pró-
ximo el decreto que hubiera perdido nues-
tras interesantes plazas que han servido de
murallas conservadoras: la libertad española
hubiera desaparecido, condenando nuestro
nombre al olvido eterno , si Cádiz fuera ocu-
pado por los ingleses: era indispensable sa-
ber el inmenso bien que se ha obrado en
aquel recinto, y las infinitas ventajas que los
españoles han proporcionado desde aquella
extremidad de la península para conocer
quanta utilidad buscaban nuestros aliados,
y de qué adelantamientos privaban h los
conservadores de nuestra independencia.
Cádiz, ocupada una vez por las tropas do




( 188 )
Wellington , seria forzada á obedecer sus
órdenes : y los ingleses apo yados en Lisboa.
y Gibraltar, no hubieran permitido la per-
manencia de tantos españoles , formando
cuerpos de cortes, regencia, consejos, ofici-
nas y lemas necesarios en una corte : ellos
mismos confesarán, que semejantes autori-
dades serian incómodas en una plaza man-
dada por sus armas : aunque la política les
obligase (que no es creible)


permitirlos,
nuestro gobierno entregado á la arbitrarie-
dad de una fuerza armada extrangera , se
desharia, ó sus decretos serian los que la
Inglaterra presentase para la firma: la lucha
se hubiera t erminado con ignominia nues-
tra, y con utilidad de la Francia é Inglaterra:
al cabo de tantas fatigas y sacrificios, la rica
Esparta fuera la presa dividida entre el ene-
migo y los aliados. No permitió el cielo que
viesemos una escena tan trágica: al diputado
Calvo , á ese hombre infamado de mal pa-
triota y de amigo de Napoleon , debemos toda
la suerte: el solo tuvo corage para protestar
la resolucion favorable que se trataba de
acordar : presentó una nota oficial llena de
fuego, ilustracion y entereza en que batia
las pretensiones desmedidas de nuestros ami-
gos: la central abrió los ojos, y convencida


)
de las razones concluyentes de su honora-
ble miembro , denegó la solicitud.


El carácter dominante de los ingleses no
pudo sufrir esta resolucion ; el golpe inte-
resaba demasiado, y era muy bochornoso
para que su venganza no hiciese pagar el
ciento por uno : desde el mismo dia princi-
pió la persecucion abierta contra Calvo; sem-
braron calumnias las mas negras contra su
opinicm , le persiguieron por todas maneras,
basta irritar al pueblo de tal suerte, que fue
preciso arrestarle en Cádiz : en el cala igno-
ramos el estado de su causa , rt pesar de su
libertad : gracias á la serenidad de su espí-
ritu; pues de otro modo se con taria en la
region de los finados. Seguramente que de-
bemos á los ingleses un sumo agradecimiento
por su deseo de conservarnos la primera
fortaleza, no menos que por los buenos ser-
vicios rendidos á Calvo . y otros que auxilia-
ron la oposicion. Pensé en aquella época,
que los aliados repelidos justa y fuertemente
se li,ubieran condenado á ocultar su igno-
minia, y . n0 hablar- de la materia; pero su
verguenza es ninguna , y sus almas despre-
cian el buen concepto, guando tratan de con-
seguir su interés. Desde la derrota de ()caña
conocieron ( como todo el mundo) que el




( T90 )
enemigo penetraria hasta Cádiz, (lijando le
acomodase: deshecho nuestro exército de la
Mancha , ó replegado sobre Granada , y reti-
raudos° Alburquerque sobre Truxillo, se-
gun las órdenes de la .Junta, no quedaban
fuerzas para sostener la isla de Leon. Los in-
gleses zelosos de conservar aquel recinto me-
morable en nuestra historia, ofrecieron ge-
nerosamente seis mil hombres para la gua•-
nicion de Cádiz: el caso apuraba demasiado,
puesto que el mariscal Soult casi tocaba sus
puertas; los gaditanos se convencieron de
que su felicidad era inseparable de su union


la España mandada por qualquiera : en la
alternativa de obedecer al emperador ó á la
Inglaterra s'e inclinaban, á repudiar a ésta:
expectador de SUS discusiones vi siz decision•
por el partido español, y tal vez no hubiera
tardado sin un acontecimiento que decidió las
dudas. El duque de Alburquerque contra lo
mandado por la Junta., arrostrando dificnl-
tades , y á fuerza de marchas tan continuas
como largas , llegó á la isla de Leob : pudo
hacer frente á los primeros ataques, se reco-
bró el animo, y los negocios cambiaron;
pero los seis mil ingleses ofrecidos no pa-
recieron á causa de haberse decretado « no
» dexar en Cádiz otra guarnicion que los el-


t9i )
» vicos guacamayos y. cananeos , » hacienda
salir á campaña el regimiento de la Pátria
esta disposicion amarga, la tragaron nues-
tros aliados, y sin embargo de que sentiari
prestar un socorro de hombres, comprome-
tidos por su palabra, desembarcaron á un
cuerpo de escoceses, que desde el puerto mar-
charon la isla sin detenerse en la ciudad:
como su posesion era el motivo de sus ofer-
tas, se creyeron desobligados á auxiliamos
en el puente de Zuazu.


No se cansó su paciencia con el mal exilo
de las dos ocasiones : fixaron su vista sobre
aquella hermosa ciudad, y no desistirán hasta
tomarla, ó ser batidos por los españoles , que
será lo mas cierto y fundado en buenos prin-
cipios. Tercera tentativa por mano poderosa;
y en circunstancias favorables á ellos, ha sido
deshecha por el pueblo ilustrado -y fiel de
la hermosa Cádiz. El duque del Tnfantado,
cuya memoria es ingrata á los hombres fran-
cos y desinteresados, sirvió de instrumento
h la empresa : este grande de España, em-
briagado con la privanza del augusto Fer-
nando VII, y con la opinion de quien no le
conocia , ha representado el papel mas ridi.
cuto : infatuado en Madrid, d6bil en Bayona,
fue uno de los primeros que mas se humi-




( 192
Izaron, olvidando á su rey, y la confianza
pública: al servicio de Josef tornó á la Corte;
y si la accion de Baylen no Alciera á los fran-
ceses evaquarla, seria uno de sus partidarios :
batido nuestro exército en el Ebro , arres-
tado el general Castaños , y abandonado
Aranjuez por la central , el infantado pre-
senta al exército cerca del Tajo, y torna el
mando por el título de coronel general de
real es guard ias , y presidente de Castilla, nom-
brado por el soberano Fernando, á quien el
había abandonado : esta operacion era bas-
tante para desazonar á quien sabe discurrir
medianamente : asi es , que entre la risa ó el
desprecio por una quixotada tan solemne, la
central se exasperó, y le hizo cesar del mando:
este hombre permaneció en Sevilla sin re-
presen tacion alguna, ni esperanzas de volver
a figurar, hasta que deshecha la junta, em-
pezó á introducirse con la primera regencia.
No pudiendo sobrellevar una humilla cion tan
profunda, se lanzó entre los brazos de los
ingleses: la diferente situacion de su exér-
cito, con otras particularidades les habian
proporcionado un ascendiente extraordina-
rio sobre las cortes : Infantado consigió una
embaxada extraordinaria para Lóndres, en
donde negoció en su JaPor y de la .Ingla-


( 1 95 )
yerra, olvidando la España que lo enviaba:
quizá la historia diplomática no presentará
11 q agente mas infiel, y nuestra nacion debe
borrarlo del catálogo de sus einbaxadores.
Es bien público, que durante su permanencia
en la eran Bretaña, fué nombrado Presi-
dente de la Regencia. Corno todos los agre-
gados á su embaxada no eran prostituidos
á su ambicion, se han traslucido algunas de
las ofertas recíprocas entre el prineipe Re-
gente , dos de los Ministros, y el Excmo. Em-
baxador. Regresado éste á su nuevo destino
halló en las Cortes, que los amigos de la In-
glaterra no se decidían á tolerar la oeupaeion.
de Cádiz ; pero la batalla de Salamanca el
29. de Julio, la evacuacion de Andalucia á
fines de agosto , la presencia de Wellington
en Cádiz á los últimos de diciembre , sus
promesas para la primavera del año trece,
con las noticias de la Rusia y proyecto de
cambiar en septiembre los diputados, dieron
nuevo vigor á los interesados en la entrega
de Cádiz : Wellington esperaba con impa-
ciencia el instante de dar esta noticia h su.
Corte ; Infantado creía ver próximo el dia
de entronizarse , sin temor de volver á su
degradacion pasada ; mas un pueblo guiado
por la verdad de sus intereses supo deshacer


5.




( 1 94 )
esta gran trama, y destituir de su empleo á
este infiel, que vendió la libertad y exis-
tencia política de una ciudad, respetable por
todos títulos: No llegará dia de abrir los
ojos y exigir de nuestros aliados una Con-
testacion precisa sobre el asunto ? Sepamos
terminantemente qua es su objeto; y decí-
dase para siempre este punto de tanta con-
secuencia : de otra suerte, cada vez que el
exército británico se refuerza, es un nuevo
motivo para celos, y cada victoria acarrea
un susto : la conducta es demasiadamente
sospechosa , y aumentan los recelos otros
lances sabidos públicamente.


Es un misterio inapeable el estado actual
de Lisboa : la casa de Braganza no arriba á
su corle de Portugal, y el gobierno de aquel
reyno no dispone sino á discrecion de nues-
tros aliados ; especialmente la capital parece
serlo de la Inglaterra : los sucesos de Sicilia
se resienten demasiadamente del poder


: Witingan pagando una division en
Mallorca , y Rodio vistiendo otra en Ali-
cante, sujetas ambas á los dos generales
ingleses , hacen sospechar algunas ideas pa-
recidas á las de Cádiz : ví á Moche .negar
sus recursos á la tropa , guando D. José
Odonell reclamó aquellos regimientos ; y


i95.)
no se esconde su empeño en mandar la
plaza de Alicante con ingleses y españoles
á su sueldo : yo mismo hablé con un primer
ayudante español del estado mayor agregado
á la division Witingan , enviado por éste
solicitar caballos de las divisiones españolas;
este caballero oficial conociendo mi sencillez,
abrió su pecho celebrando las ideas y sistema
de los ingleses : todo me hace sospechar ,
que nuestros aliados buscan los puertos é
islas del Mediterráneo, sin descuidarse sobre
eldiz, Lisboa y Santoña : si esto consiguen,
poco les importa que el emperador Napo-
leen cié la ley á toda la Europa : el domi-
nará el Continente, pero los aliados gozarán
del comercio exclusivo de todo el -mundo :
Me recuerdo de la isla de Menorca en las guer-
ras de sucesion , y no he olvidado un Milord
Wellesley , cuya memoria será eterna en
los anales del imperio 1VIarata : que lord
Wellington esté revestido del carácter mi-
nisterial de su nacion, y siga las lecciones
de su tio , no será. extraño ; pero que los
españoles seamos tan buenos ó tan salvages,
que confiemos en quienes por principios y
punto de honor son inclinados á iguales prc-
eedimicntos , cabe solamente en nosotros,
Son uniformes los lamentos de los españoles




( 196 )
sabios sobre nuestro atraso en la ilustracion,
mas nunca creí fuese tanta nuestra barbarie,
que negá.semos lo que se presenta con ela-
ridacl á nuestra vista. La conducta inglesa con
nosotros tiene todas las señales de perfidia:
ha sembrado el cisma, utilízadose de nuestro
dinero, perseguido á los buenos, ganado al
gobierno, desconcertado las batallas, oriob i-b
nado la pérdida de -plazas y exéreitos, aten-
tado á nuestras posesiones : y como si esto
fuera nada , callamos como perros , que
enmudecen por el temor ; bien que no he
finalizado con sus virtudes.


Si el principado de Cataluña no hubiera
manifestado en esta guerra la energía y fide-
lidad que le distinguen contra los franceses,
el año de 8 hubiera terminado ha question:
su resistencia hizo la salvaguardia (le nuestras
provincias meridionales, y á costa de sa-
crificios enormes sostuvo su libertad guando
el enemigo se aproximó á las columnas de
llércules : ha sido v será indomable mientras
viva un solo catalan : sus servicios son tan
señalados , que el gobierrui ha .mirado con
predileccion esta parte (le la España, esti-
mulando su exército y habitantes con-
tinuacion : una provincia tan rival de la
Francia, valuarte de la España por sus plazas,


E 197 )
naturaleza del terreno y carácter de los ha-
bitantes , pais recomendable por su pobla-
cion é industria , fué el que los ingleses
trataron de arruinar : millares de familias
empleadas en trabajar el algodón, viven por
este recurso ; sus telas inferiores no sola-
mente á las inglesas, sino á las de Francia,
tenian salida por la prohibicion (le las extran-
geras : circulaban ,infinitos caudales , y el
precio dado por el comprador no saliade
la nacion, t'iaites bien refundiéndose ea el
principado se M lti p licaban las fábricas,
se mejoraba la elaborador] , se empleaban
mas brazos y se conseguian las ventajas resul-
tantes de la industria : la Englaterra que con-
sagra por principio del adelantamiento de
sus 'manufacturas el arruinar las fábricas,
del extrangero (corno lo ha. hecho en España
sobornando. un ministro , ó comprando el
edificio y útiles al propietario fabricante )
creyó privarnos las manufacturas de al-
godon , consiguiendo la libre introduccion
de las suyas : la mejor calidad, mejor sur-
tirlo y precio mas cómodo nos hubieran
nado .á preferirlas., aun quando en el prinier
año hubiesen perdido algunos millones..
? Qué seria -entónees de la Cataluña ? Cer-
radas sus fábricas ; los propietarios emplea,




( 198 )
dos v obreros perecerian irremisiblemente:
introducida la miseria en una parte tan con-
siderable de la poblacion baxarian


. notable-
mente los fondos de toda la provincia : no
podia escaparse á los ingleses que su solicitud
iba á. ser la ruina de aquel pais que debili-
lado derramaria algun tanto los efectos de su
infelicidad en el resto de la nacion. Señores
aliados, estos son los bienes que traíais de
concedernos ? Quándo •estableceis una
alianza , fijais por artículo fundamental ,
mirar por vuestro acrecentamiento aniqui-
lando la otra parte contratante ? ¿-.Esta es
la justicia de vuestros pactos ? Con vuestra
pretension condenabais á la última infeli-
cidad millares de hombres, que abandonando
"sus familias , prodigaban su sangre é inte-
reses para proporcionaros el engrandecimien-
to á que habeis llegado : mientras aquellos:
brabos defendian á fuego y bayoneta sus
propiedades y tranquilidad , vosotros, señores
aliados, tratabais con unos diputados ineptos
de decretar irrevocablemente su destrucion z
¡valientes catalanes ,.sabed lo que se ha tra-
mado contra vosostros y. vuestra posteridad,
mientras os sacrificabais generosamente i
Estad prevenidos contra esa guerra secreta
y destructora, que realmente os han hecho y


( '99 )
harán los pretendidos amigos. Si los catalanes
hubieran sabido esa máquina en el tiempo que
sucedió, yo no hubiera extrañado su rendicion
al enemigo : el motivo era justo para la de-
sercion , y las consecuencias hubieran sido
muy desastrosas : no habrá un español in-
teresado en el bien de sus compatriotas, que
no abomine un golpe tan cruel ; pero es
preciso desengañarnos, que buscaban direc-
tamente anonadar la industria para vendernos
sus mercancías y llenarse de nuestro dinero :
nosotros perdíamos , ellos ganaban , no era
menester mas para emprender qualquiera
especulacion. ? Elan movido un solo pie sin
esta intenc ion ? Señores ingleses , si os con ten-
táseis con ganar , como quiere todo el mundo,
seria tolerable ; pero vuestro sistema, vuestra
moral, vuestras leyes , y quanto pensais, os
mandan no contentarse con ganar, sin al
mismo tiempo perder y arruinar al que .os
(1:1 la utilidad.


Cien veces he oido reclamar los pactos
entre la España é Inglaterra , y jamás se han
publicado :se dice en un tono pomposo,que el
pueblo español ha restaurado su dignidad y
que la soberanía depende de su mano, con
otro millon de proposiciones hinchadas y
aduladoras : por qué no se le anuncian los




( 200
pactos estipulados entre las dos -naciones
abrirlas? Convengo en que nuestros repre-
sentantes faltan á esta diligencia , y creo en
virtud del silencio que no son muy hon-
rosas •á nuestra dignidad -v


.
ménos conlbrmes


á nuestros intereses : me
- parece que babemos


contratado del mismo modo que acostum-
bran algunos jugadores , que piden


.
un prés-


tamo á comerciantes usureros. He vivido,
cerca de nuestro gobierno ; acompañado al-
gunos de los primeros generales de Wel ling-
ton; no me faltaban amor á la patria ni cu-
riosidad para demandar, duales eran nuestras
recíprocas obligaciones, y jamás be podido
saber con certeza un punto capital : los tales
arl icuios son tan ocultos é incomprehensibles
como los de la fé; y si su noticia fuera ne-
cesaria para salvarse., los españoles dexaria-
m os el cielo bien desembarazado. Condenados
4 respetar una obscuridad, no podemos de-.
cidir sobre nuestro bien ó nuestro mal : la
reflexion de (planto llevo dicho , y otras
pocas cosas que diré , me hacen sospechar
algunos conciertos , que pagarémos it buen
precio. Desde el descubrimiento de las Amé-
ricas é Indias orientales , en que la Ingla-
terra principió á representar entre las na-
ciones, se han estampado infinitas relaciones


noi )
de su conduela con varios tratados en la
Europa : todos se resienten de su espíritu
ambicioso lucrativo é intrigante ; sin aver-
gonzarse de publHar llanamente los despa-
chos (le milord Welles ley en la india , que
seguramente ofenden al hombre que respeta
la justicia y buena fé con todo el mundo,
y no es tan prostituido. al interés como son
gabinete y agentes ; quienes des-
precian la hombria de bien, celebrando la
desolacion extrangera , si ellos recojen el
fruto. ? Qué pactos habrán estipulado con
nosotros ? La España conmovida, empeñada
en la guerra con la Francia , destituida de
arbitrios , anhelante por auxiliares , busca ,
ruega, y confía en los brazos de la
Inglaterra , su émula , y enemiga eterna :
nacion constante en su sistema exclusivo ,
rival de nuestra marina, envidiosa de nues-
tras 'colonias , amiga de nuestros metales,
lanas y otras primeras materias qué habrá
pretendido de nuestra infeliz España postrada
á sus pies, implorando con lágrimas su favor
para salvarse , prodigando sumisiones , ofre-
cimientos y todo qu'apto es? Se podrá creer
que un lobo hambriento perdone á un cor-
dero , guando estando harto , lo devora ?
Igualm ente no me persuadiré que la Inglaterra




( 202 )
irreducible á la equidad en sus negociaciones
con Potencias libres y de primer órden, no
hay-a sido constante al tratar con la España"
abatida, exhausta y preparada á todo sacri-
ficio : su oposicion es muy antigua para
perder una ocasion tan favorable á su ven-
ganza ; ni eternamente se le presentará un
lance mas crítico para humillar esta nacion,
que ha sabido contenerla y estorbar el esta-
blecimiento de su poder colosal,


Publíquense los tratados de á mbas nacío-
nes : vea el pueblo español si los gabinetes
han convenido en su felicidad ó en su ruina:
rásguese el velo que cubre esa ley dada para
nosotros : debernos saber si somos libres


hij
esclavos ; si nuestras propiedades , vicias,


os y mugeres nos pertenecen ,.ó si están hi-
potecados á favor de los ingleses. Nos dicen q u e
desapareció para siempre el tiempo del des-
potismo, en que los príncipes nos guiaban
como á una manada de mulos, vendiéndonos
á-su gusto, y haciéndonos pasar de mano en
mano para ser eternamente unas bestias de
.carga, atenidas á un preciso alimento y cas-.
tigadas á la menor recalcitracion ó capricho
del amo : mas yo veo hallarnos en el reynado
de ménos libertad : nunca se han derramado
n'As sangre, caudales, y toda clase de recur-


(2OJ )


,us y jamás se ha visto la España mas pobre
,,- sin dignidad que ahora; al paso que la
Inglaterra desde nuestra alianza cuenta con
exércitos csquadras , oro, representacion é
influencia , que no ha tenido desde su exis-
tencia..Protesto delante de todas las naciones
contra la debilidad de mis compatriotas, que
no alzan el grito para ser instruidos de los
tratados : estos, misterios no deben ser ocultos
al cabo de seis anos : si la Inglaterra ha con-
tratado honrosamente, y no hay un articulo,
que se aparte de la buena fé , justicia y con-
cil iacion de los intereses reciprocos, yo seré
el primero en manifestar mi reconocimiento;
y estimularé á. que todos los espanoles em-
peñen su gratitud , eternizando la memoria
de su beneficencia : pero temo, que los con-
venios sean, demasiadamente útiles á nuestros
aliados, y que de su publicaeion resulte un
trastorno general de ideas , que haga cesar
sus ventajas : no han reparado en que si
publicáron sus pretensiones en los puntos
referidos, y guardan un profundo silencio
sobre los tratados , se debe concluir que
son degradantes y perjudiciales. Siempre que
nos han suministrado algun armamento „
municiones y .otros efectos, han estado muy
'vigilantes en la 'publicacion : parecia que




( 204 )
todos los redactores de gazetas estaban asa-
lariados para publicar en sus noticias estas
pruebas de la generosidad inglesa : es preciso
advertir, que algunas veces lo anunciado se
reducia á una vigesima parte, tal vez á nada,
como he presenciado en dos ocasiones : de-
duzcamos sin violencia, que nada tendrán
de generosidad sus convenciones, á no ser
que así llamen á lo que han hecho con al-
gunos partidarios y otros de mas alto ca-
rácter.
• Las ofertas de los ingleses á muchos de


nuestros patriotas han sido tan particulares,
que realizadas sin interés me baria]] balan-
cear sobre su opinion ; poro no se ha verifi-
cado la mayor parte, y las efectuadas cuestan
muy caras : pregúntese la .Junta de Galicia
quántos prometimientos ha recibido y si la
son baratos los que se han cumplido : estoy
seguro, que si aquel fidelísimo reyno hubiera
descansado en las palabras de los aliados,
no serian tan grandes los recursos alargados_
por su parte á la España : el principado de
Asturias no olvidará, que sus clamores por
armas v vestuario fueron .bien -desatewlidos
pero menos olvidará el pago de ciertos
fusiles desembarcados én Gijon. No sé ¿orno.
el general Diez Porlier ha tblerado. tantos


( 205 )
engaños : la Junta provincial vascongada re-
cibió mil aseguraciones de un agente inglés ,
que la resolvió á escribir por mano de Wel-
lington al principe Regente y todo paró,
en que el general Mendizabal diese armas de
las destinadas á su exército : los Guipuzcoa-
nos se lamen tan de que los ingleses han
ganado mucho dinero con su héroe el pastor
.lauregui; he leido cartas ciertas sobre el
particular : yo mismo he visto, tratado ínti-
mamente y comido con los agentes comisio-
nados de los célebres partidarios :M ira y
Longa en la Coruña: los ofrecimientos he-
chos á ellos y sus beles , exceden á toda pon-
deracion :`sin embargo todo se reduxo á un
corto equipo , algun armamento y municio-
nes en pequeña cantidad , sin dexar de exigir
un recibo formal para su cuenta con el go-
bierno : partí para Mureiadexando los co-
misionados inquietos contra el brigadier Dow-
glas, agente inglés en . aquella ciudad : mien-
tras estuve en Cataluña ví un navío inglés,
que conduxo millones de nuestro gobierno ;
y aunque su exército estaba bien necesitado,
fué preciso _ante todas cosas pagar el flete :
despues de la reudicion de Lérida regalaron.
los aliados una porcion de fusiles para el
mismo exército del principado, sin haberlos




( 206 )
pedido su. gefe el marqués de Campo-verde;
á breves Bias se presentó en Tarragona mi
buen amigo el immortal D. Cárlos DoSle ,
pidiendo al general el pago efectivo del ar-
mamento : este procedimiento incomodó
Campo-venle y á quantos nos hallábamos á
su lado ; el fin de la escena no fué otro,
que cobrar el señor Doyle en numerario, y
al precio que señaló : dexó la tesoreria sin




medios para pagar las tropas y cubrir otros
gastos , y se largó. No hay una provincia,
que no haya experimentado la conducta
interesada y mercantil de la Inglaterra :
quantos partidarios han acudido , volvian
llenos de esperanzas; mas nunca se verifi-
caban sino á. costa de mucho dinero :
Julian Sanchez es el único bien servido
pero es pública su adhesion á los ingleses ;
sin embargo , estaba incomodado : y si es
cierto que este patriota tenia sus capitales
en Lisboa y Lóndres , se descubre el motivo
de su inclinacion y de la generosidad brita-
nica : puedo asegurar que á la instalacion
de la primera Regencia , los ingleses esta-
ban completamente pagados, sin podernos
alegar la menor deuda.


Si á esto llaman generosidad, plegue al
cielo que nunca hubiéramos conocido ningua


( 207 )
efecto de una virtud tan recomendable. No
es fácil averiguar quánto dinero ha tirado
el obierno de nuestras provincias : las can-
tidades han sido muchas y grandes : las Amé-
ricas han producido desde la revolucion hasta.
el i% de Febrero del año lo quarenta á qua-
renta y dos millones de pesos duros segun
el tesorero general Don Vicenle Alcalá
Galiano , que servia en aquella época : en
diferentes provincias se acuño bastante plata;
Cataluña llegó á contar quatro casas de mo-
neda; Valencia fabricó para muchas partes :
con todos estos arbitrios nuestro tesoro es
casi ninguno , muchas divisiones están des-
nudas y casi todo el exército con sueldos
devengados : aunque nuestro numerario ha
padecido un gran deficit en la salida á Fran-
cia, la introduccion de moneda francesa ha
disminuido , y tal vez cubierto esta quiebra :
con todo los recursos durante la revolucion
han excedido á la cantidad circulante en el
año de 7 : yo pregunto en dónde ha parado
nuestro dinero ? Los ingleses son nuestros
tesoreros : sus gastos son quadruplieadamente
mayores, los cubren y resta para proyectos
vastísimos : Cuantos millones habran sido
necesarios para fermentar la revolucion de
nuestras Américas, que se atribuye á, ellos




( ao8 )
con datos d emasiadam en te ciertos ? Q na.n.
tos para deliberar y sostener su actual guerra
con los Estados-Unidos ? QuAntos para su
escanda loso provecto de Sicilia ? y qua n tos
mas para coaligar todas las Potencias del
Norte ? Moneda española es la que corre
en proporcion de ciento á uno, con la par-
ticularidad de que no he visto en España una
guinea« esta es la generosidad británica ,
que llevAndose cincuenta, nos engaña con
cinco, emplea veinte para destruirnos , y
restan otros veinte Y cinco para su tesoro:
solo falta, que nos introduzcan el papel
federativo del Norte para dexarnos sin pe-
seta : es verdad que la moneda por sí
misma no hace la riqueza de una nacion,
pero no lo es menos que si el numerario
en circulacion no iguala A las necesidades,
se arruinará una sociedad y quien piense
ocurrir á las manuales cou el papel moneda,
pronto verá parado el tráfico , derramada
la miseria y perdido un reyno. Alerta espa-
ñoles con esta invencion que dará, el últi-
mo golpe para sepultarnos 3 pues ya babe-
mos recibido muchos mortales.


No es de los menos duros el de la marina:
nuestra -fuerza naval, tanto en su considera-
cion militar como mercantil, fuá uno de los


( 209 )
objetos capitales, que la Inglaterra trató de
arrancarnos : todavía nuestras esquadras eran
respetables , y unidas á las de otra nacion
podian imponer á n uestra aliada : encontraba
resistencia á sus planes de conquista, sin.
poder establecer su dominio de los mares :
cl comercio no era exclusivo y encontraba
estorbos en su tráfico : la sincera amistad.
mandaba imperiosamente, que la Gran Bre-
taña fomentase nuestras armadas como ne-
cesarias á los progresos de nuestro engran-
decimiento ; pero esto mismo era lo que
causaba sus celos y se prefixaba debilitar. La
falta de buenos oficiales, y el aumento que
podia darse A nuestro exército con los sol-
dados de mar , fueron dos razones , que fá-
cilmente inclinaron el ánimo de nuestro
gobierno : el general Valdés, justo apreciador
de sus tropas , fue uno de los que mas pro-
movieron con buena intencion este pensa-
miento sugerido por nuestros amigos : la
ilustra.cion , valor y delicadeza nacional es
indisputable á la oficialidad de nuestra marina,
cuya agregacion á los exércitos dió sugetos
dignos de llevar él nombre español. Esta
traslacion dexó nuestros buques desiertos ,
perdiendo mas que en Trafalgar , y Cabo de
S. Vicente : un medio mas destructor de


i. 14




( 210 )
nuestro poder ni mas favorable ci los aliados
no se inventará en mucho tiempo : la esq 'ladra
francesa apresada y la española, ancladas en
la bahía de Cádiz , estaban por la mayor
parte sin gente para darse á la vela , per-
diendo en su innaccion utilidades inmensas:
en el mismo estado ví en Cartagena tres
navíos y quatro fragatas de guerra, que los
ingleses tuvieron la bondad de sacarlas, y
cuyo paradero desconozco absolutamente
igual suerte han tenido otros buques de
guerra en el Ferrol y Cádiz entregados á la
buena fé de pertenecernos, y ser devueltos
guando se pidan Es tanta la debilidad de
nuestro gobierno , que se vea comprometido
á- semejantes cesiones ? ¿El predominio bri-
tánico es tan ilimitado , que abusa de nuestra
situacion para cortarnos uno de los brazos ?
No espero , que la Inglaterra restituya los
navíos; porque si la España vence, seria pro-
porcionarnos medios para la pacificacion de
América , conservaeion de las Colonias y
Comercio libre, que no conviene


.á los c¿Id-
culos del gabinete de S. James : por el con-
trario, si los franceses nos Conquistan , la
Inglaterra consagrará por principio inviolable
llevarse nuestra esquadra : en ambos casos
los aliados se engrandecen 'y la España ex-


211 )


3 erídien ta las perdidas : compatriotas, tal es
a utilidad de nuestra alianza. Sea favorable
5 adversa la suerte de la guerra estamos
,ondenados á ser victituas : en todo evento
nos amenaza el riesgo de perder las Américas,
el comercio y nuestras riquezas. Si nuestra
constitucion fuese la misma que en los años
anteriores al descubrimiento de i'vléiico y
Lima,. fuera. tolerable nuestra pérdida;peroel
desórden á que nuestras pasiones han conde-
nado á la España por la despob lacion y abuso
del oro con otras preciosidades del pais ultra-
marino, hace variar nuestro estado : no po-
demos prescindir de tener esquadras, y en:
faltando daremos un. -eterno á Dios á los n.o-
bies y fieles hermanos del otro continente.


Nuestros descendientes utilizarán eL fruto
producido por nuestra aplicacion, frugalidad
y cambio de sistema? es una esperanza muy
rempta sin virtud par.a endulzar la amargura
presente :, este lenitivo no templará el dolor
de los negociantes imposibilitados á continuar
sus especulaciones por falta de. poder marí-
timo , obligados á la arbitrariedad de la In-
glaterra, y expuestos á perder sus capitales
en el nuevo inundo : la Ilienera.eion presente
conocerá los males de igual trastorno , y la
España habituada á socorrer fácilmente los




( 2r2 )
caprichos del luxo, no podrá encontrar reme-dios en sus primeras necesidades. Continuen
los aliados en mejorar diariamente SU proyee.
to que por nuestra parte es i m posi ble evitarlo
sin un estallido, que haga estremecer la Eu-
ropa : una decision resuelta de sincera amistad
(5-guerra declarada es lo que resta : vivimos
en la incertidumbre del éxito , pero bien
persuadidos de que la victeria y la subyn-
gacion son funestas : es preciso - examinar
imparcialmente , quál de los dos males es
el menor, y decidirnos á su eleecion : son
muchos los disgustos que tiramos de nuestra
alianza sin convencernos de su eesacion:
nnestros caudales son importados en mayor
parte por buques inglesesno somos árbitros
para la exportacion de tres regimientos; ;Os
géneros coloniales nos llegan por su mane,
y el din que los aliadós, quieran oponerse'
á nuestras relaciones u l tramarinas , nadie
les impedirá , basta interceptar la correS
pondencia del gobierno. Una influencia tan
e
xtraordinaria hace sentir grandes 'perjui-


cios; la dependencia no puede ser mas ab-
soluta, ni mayor el abatimiento: la libertad
es aparente, la. esclavitud real, los saerifi«.-
eios sin guarismo, la miseria extrema, nues-
tro gobierno precaria, el exército sin vigor,


( 213 )
el pueblo abismado , y toda la nacion cami-
nando con celeridad á ser nada.


Corno podrá el autor del voto conciliar
su discurso con estos hechos? Su espíritu
decidido en favor de la Inglaterra debe re-
hacerse , tomar unos momentos de sosiego
reflexionando á sangre fria estas verdades: no
sostendrá tan abiertamente, que nuestra fe-
licidad es debida á la Inglaterra, guando.
la proposicion debe cambiarse. Léjos de ha-
berse arruinado, la resultan de la coalicion
ganancias inesperables en dos siglos : sus
trabajos estar excesivamente remunerados,
satisfechos sus socorros, y pagados sus ser-
vicios : el parlamento británico, Wellington
y todos los ingleses podrán raciocinar del
modo que gusten : los españoles convencidos
de su conducta haré,nos justicia. Se nos
amenaza con la retirada del general inglés;
recurso miserable! Son puerilidades indig-


nas de un buen sentido : son temores ri-
dículos , capaces de impresionar solamente
ó los niños : ya sabernos que Wellington
y su exército no a bandonarán la lucha; su
interés , no el de la España, es el que los
tiene en el Pirinéo : temen que disperternos
dichosamente para retobar nuestro vigor
porque entonces serian meros aliados




( 2 1 4 )
soberanos : restáurese el fono y firmeza de
la magestad ; respóndase con integridad al
gabinete aliado; recobren su independencia
el exército y la marina; dígase francamente á
los ingleses, que se marchen guando les
acomode ; estoy bien cierto, que no aban-
donarán el proyecto, ni se retirarán :pelean
por ellos, y mientras no toquen el fin pro-
puesto en la corte de Lóndres , se batirán
d costa de pasar por la latntillacionde man-
darles pan sargento español. Conozcamos que
bastante tiempo nos han amilanado con retos
de abandonarnos 3. llegó el dia de haber co-
nocido esta política irracional : la España
tiene demasiada honradez para querer se-
pultar en la miseria otra nacion aliada : su
rectitud y generosidad no la permiten , que
la Inglaterra se pierda por su causa : váyanse
los aliados, que nuestra nacion prefiere el
sucumbir conservando su honor en la escla-
vitud al exponer infamemente el dispendio
de sangre , navíos, oro, y sacrificios de la Gran
Bretaña : nada importa morir , dexando una
memoria gloriosa ; el mundo hará justicia á
la España, guando elija las cadenas de un
cautiverio por no arriesgar su dignidad, y
la existencia de otro pueblo aliado. Ya son
tantos los golpes, que el vaso mas fuerte


( 215
está para quebrarse; se resistió demasiada-
mente ; la tolerancia ha tocado el término do
una plena justificacion : se agotó la paciencia,
y los insultos motivan este lenguage : por mi
parte prefiero resistir con las fuerzas espa-
ñolas hasta sacrificar el -último hombre al
depender de un aliado que clespues de ani-
quilarnos y hacer su engrandecimiento, nos
ultraja con tanta falsedad corno insolencia :
pero án tes de su marcha quiero decirles quáles
son las glorias debidas á sus armas.


Solo faltaba que la Inglaterra figurase en
el continente de Europa : el klanover la ¿lió
alguna representacion en la constitucion an-
tigua del imperio germánico , mas nunca
pudo balanzear con la última Potencia : desde
nuestra revolucion ha tocado un término in-
esperado : cuenta en la peninsula con un
exército numeroso , disciplinado y provisto,
que nos da la ley haciendo frente á la Fran-
cia : este engrandecimiento monstruoso ha
inspirado al gabinete británico ideas de ser
árbitro en los negocios generales : á quien
debe lalnglaterraésta elevacion, esta influen-
cia ? Nosotros habernos proporcionado su
grandeza, y dado el ascendiente, que manifiesta
tener sobre todos los gabinetes oro espa-
ñol ha servicio á coligar el Norte , nuestra




( 216 )
marina la exportacion del necesario, pero
tambien nosotros le habernos alargado la
fuerza efectiva. Qué clase de hombres com_
pone el exército inglés ? Su primer estado al
tiempo de la batalla de Talavera se' reducía
h pocos ingleses; el resto era de irlandeses ,
escoceses, alemanes y holandeses : dismi.
nuido su numéro en aquella accion y re-
tirado al Portugal , se organizó el cuerpo
que conocemos: de qué manera se hizo esta
operacion ? Los prisioneros cogidos por
nuestros partidarios, los del exército, y quan-
tos desertores se presentaban, han formado
esa gran masa, que tanto nos abruma : la
sangre de valientes españoles prodigada con
generosidad sirvió de instrumento para el
efecto : sonaban nuestro canon y fusil; tra-
bajaba la seduccion ; toda la España hacia'
sacrificios por debilitar la fuerza enemiga,
miéntras los ingleses tranquilos en Portugal
recogian el fruto : de todas partes marcha-
ban rendidos ó voluntarios; éstos eran incor-
porados al exército británico, los otros vi-
sitados en sus depósitos , llevándose los
agentes á quantos miserables acomodaban
sus banderas mas que la suerte infeliz, en
que se hallaban : los conducidos á Inglaterra
preferian tomar las 'armas al rigor con club


( 217 )
eran tratados : su sistema ha llegado al ex-
tremo de hacerse con las guarniciones pri-
sioneras de San Sebastian y Pamplona :
este plan de organizacion conocido de todos
añadieron los aliados la reunion de Portu-
gueses sobre el pie en que se hallan ; in-
tentaron igualmente mandar veinte mil espa-
ñoles puestos á su sueldo y órdenes : tal es
el modo con que han completado un exército
respetable : somos tan bárbaros, que sin (re-
parar en ello ) habernos dado el poder , que
nos 'abisma , colocando nuestra aliada en el
caso de ser una de las primeras Potencias
contratantes : nuestra ceguera y abatimiento
son tales, que penemos en manos de la Gran
Bretaña lo que nuestro sudor ha ganado , que
podia influir en nuestra independencia, y solo
sirve para que algun dia tengamos nuevos
enemigos que batir. i Qué suavemente la
política de los aliados aumenta su dignidad
con nuestros recursos ! No podrá decir, que
ha expuesto y perdido sus hijos en defensa
de nuestra libertad : su nacían limitada á in-
fluir con los recursos de negociacion , habla
en el dia con las armas en la mano, porque
nosotros la dimos soldados : no tiene bas-
tantes medios para pagarnos esta ventaja :
es verdad que si los tuviera, seria lo mismo.




( 218 )
Analizemos sus grandes operaciones y las


victorias de ese general inglés, que por sus
talentos se abrió el camino hasta rayar en la
clase de los primeros de su siglo, corno lo dice
el autor del voto de un patriota : liquídense
las cuentas, véase lo que alcanza: concluida
la batalla de Talavera el 2 9


de Julio del
año de nueve, se retiró a Portugal, en donde
aumentando sus fuerzas, fuá un espectador
de nuestros desastres hasta que el mariscal


j
Massena le hizo mover : para formar un
uicio exacto de su conducta, se hace pre-


ciso recordar ciertos acontecimientos poste-
riores al negocio de Talavera ocurridos en
el mismo año : el mariscal Suchet hacia de-
masiado en conservar el Aragou, y poseia-
mos en Cataluña la plaza de Gerona sitiada
desde el 4 de mayo : nuestro exército del
centro reunido en Despeña-Perros, compuesto
del de la Mancha y de casi todo el de Extre-
madura, contó cerca de *sesenta mil hombres
completamente surtidos;,Alb urquerque man-
daba en Extremadura un cuerpo de doce á
catorce mil hombres ; el duque del Parque
disponia de una fuerza de treinta y quatro
mil, que se denominaba: el exército de la
izquierda : el mariscal Soult con 1'dortier y
otros generales presentaban un. total seme-


( 2Í9 )
ante al del Parque , pero extendido desde
el Duero al Tajo : el mariscal Victor ( con-
centrado en Madrid , Mancha y provincia
de Toledo con parte de Guadalaxara ) no po-
dia reunir igual número : eu esta situacion
Parque atacó sobre el Tormes el tg de Oc-
tubre con tal exito que persiguió al ene-
migo hasta Salamanca , causándole mucho
daño ? por qué no acudió Wellington desde
Almeida con su ex4rcito igual 6 mayor que
el nuestro? Si nosotros solos obtuvimos ven-
tajas, qué hubiera sido en el caso de reu-
nion enemigo debia ser batido : qual
era su retirada? Si la verificaba por la derecha
del Duero , se exponia a una carga que le
hiciese perder la mitad de sus tropas hasta
llegar á Burgos , sin poder estorbarnos la
marcha sobre Guadarrama y Somosierra ,
forml.m.do una erradura con Alburquerque y
Areizaga : Victor sin batirse tenia que reti-
rarse sobre la derecha del Ebro, dexAndonos
la capital para la reunion de nuestros quatro
exércitos : esta fuerza de ciento y treinta
mil hombres ó algo mas, no podia encontrar
resistencia, y era libre en marchar sobre
Aragon ó la Rioja : por una consecuencia
inmediata resulta, que no hubiéramos per-
dido la batalla en Ocaña, origen de nuestros




( 220 )
infortunios; Masena hallaría en el Ebro lo
que encontró en Portugal 3 y acaso Astorga,Ciudad-Rodrigo, Almeida y Badajoz no vie-
ran el fuego en sus murallas : todos estos
bienes estuvieron en la mano del exército
inglés , mas no se tuvo á bien proporcio-
narlos : lord Wellington se mantuvo quieto
/pirando con indiferencia nuestra posicion :
se le llamó por nuestra parte desde el exér-
cito de la izquierda, y respondió que no te-
nia órden de su gobierno para dexar el Por-
tugal y pasar á España. 9ualquiera nacion,
ménos la nuestra, se hubiera convencido del
espíritu y parcialidad de los ingleses , sin
detenerse á exigir contestaciones claras y
terminantes sobre sus ideas, concluyendo de
una vez la efectuacion ó rompimiento de la
alianza : vo mismo hice presente al gobierno
un acto tan positivo digno de reparó


. : nuestra
cobardía y excesiva contemplacion limitaron
la energía de las providencias, que debieron
tomarse ; se perdió el tiempo, y los ingleses
-vieron nuestra ruina. :Parque no pudo
¿lanzar; Alburquerque no era bastante fuerte
para oponerse; y Areizaga solo se dirigió por
la Mancha : entretanto el mariscal Soult re-
montó el Tajo y mandando en gefe todas las


( 221 )
fuerzas deshizo en una hora nuestro hermoso
exército del centro , eternizando en Ocaña
En talento para la maniobra : es verdad , que
la cabeza del señor Areizaga se hizo para un
hombre de bien lleno de buenas intenciones,
y no para mandar sesenta mil hombres. Si
Wellington acudiera á reunirse con Par-
que el 19 de Octubre, el mariscal Soult no
hubiera marchado sobre Madrid, ni ganado
la batalla el lo de Noviembre. Era muy re-
ciente el negocio de Talavera para que Wel-
lington no temiese con Parque lo que
receló del anciano Cuesta : sus miras eran
tan particulares en Octubre, como lo habian
sido en Julio , y preveía en su adhesion los
mismos inconvenientes : el asunto es que su
inaccion nos sacrificó : vió destruirse nuestro
mejor exército , debilitarse el de Castilla ,
penetrar los franceses basta Chiclana , dur-
miendo hasta la llegada de Massena, que pro-
curó dispertarle.


La campaña. de Portugal desde la prima-
vera del año IO hasta la del 1 , ha sido el
motivo de tantas glorias; sin embargo, hará
algunas observaciones para conocer, si Wel-
lington es tan guerrero , ó el . exilo se debió
á otras causas. El que ha hecho subir á
mayor número el exército de Massena, le




( '222 )
da una fuerza de ciento y siete mil hombres,
pero es punto averiguado no exceder de
ochenta mil : este grueso se debilitó nota,.
blemente con la dismembracion de veinte
y cinco mil destinados á limpiar el pais
desde Burgos, Santander, provincias vaseon-.
gadas y Navarra hasta Segovia : otras dos
columnas se empleaban para escoltar los
convoyes : verificada la renclicion de Astorga
y reuruon de Junot, toda la fuerza de Alas-
sena al frente de Ciudad-Rodrigo no llegaba
á cincuenta j cinco mil combatientes : las'
plazas de A (ajuicia y Ciudad-Rodrigo 'con
el entrepuesto de la Concepción nos daban'
ventaja para Pelear:¿ por 'qué Wellingion
llamó nuestro exército para oponerse y de;
bilitar á,Massena ? El gobernador a


asti hizo
la resistencia Mas gloriosa , manteniéndose
entre un fttego horrible sesenta Bias : los
españoles quisimos auxiliar ; el mariscal de
can) po Mendiri se resolvió á entrar en la plaza'
Por confianza en las pretextas de -la 43o-
mana, que le aseguró el socorro : podiamoS
haber reunido una q uarta parte de fuerzas Mas
que el enemigo, quien nó en tra ria en acci on
sin número igual de sitiadores : Wellington
constante á solo su sistema, no tuvo á bien"
empeñarse . , pareciéndole haber tiempo en


( 22.5 )
Portugal : perdimos la ciudad, y Wellingtou
estuvo expuesto á perecer con todo su exér-
cito : el gobernador de Almeida penetrado
de la frialdad de Wellington, y viendo el
abandono de Ciudad-Rodrigo , sus esfuerzos
y su paradero , se resolvió á cortar los males
de Almeida , disponiendo la rendieion del
modo sabido : admirábamos el aturdimiento
del general inglés, que no atinaba el único
medio de salvarse : este hombre irresoluto
para la combivacion y ataque al abrigo de
las fortalezas con probabilidad de un exito
favorable, cometió la falta imperdonable de
presentar su exército en el campo : si el
enemigo puede cargar de firme, no se salva
uno solo : Masseca mandó abanzar una divi-
sion de infantería con dos ó tres.regimientos
de caballeria este puñado de hombres in-
comodó extraordinariamente, y los ingle-
ses deben su existencia á la imposibilidad
del mariscal. En estos hechos brilla muy
poco el talento militar tan decantado del
guerrero británico : oficiales subalternos co-
nocian la fuerza reunida.de ¿Ambos exéreitos,
el aumento que adquiria ea su posicion apo-
yada de dos plazas , y nuestra superioridad
á los cuerpos disponibles del enemigo: ? por
qué Wellington no aprovechó los momentos?




224 )
Repito, que la Romana estaba pronto ;
Wellington no alcanzó esta proporcion, está
atrasado en el arte de la guerra ; si penetró
su situaeion y no quiso , él y su gobierno
sabrán las razones de su retraimiento : pero
ninguno lo sincerará de presentar batalla cam-
pal habiendo perdido las dos fortalezas), sin la
union de nuestro exército : su gobierno no
es tan ignorante ni desinteresado para darle
órden de una tentativa que exponia todo su
exército, como hubiera sucedido si Massena
pudiera desplegar su actividad : resulta á favor
del lord inglés un golpe de imprudencia ó
ineptitud para el mando : creo que la tal
jornada no hace mucho honor á su memoria.


Volvió en sí recobrando el tino y retirándose
á Lisboa : no garantiré las desavenencias que
se han contado de los mariscales Massena ,
Nev , y el general Junot, pero sí el hambre
y enfermedad espantosas que sufrieron. Wel-
lington tan olvivado de reunirse á. los espa-
ñoles, viendo con mucha tranquilidad nues-
tras desgracias , cambió de génio , depuso
el carácter magestuoso y prácticamente des-
preciador de sus aliados : nos llamó con ins-
tancias , y nosotros siempre fieles ( quizá
siempre bárbaros ) corrimos en su .auxilio
sin reparar en las consecuencias : el aprecio


( 225 )
exrprior con que fué recibido la Romana lb
testilicarémos quantos acompañabamos de
cerca al respetable Marqués : las aclama-
ciones por este general español no hacian
un plato regalado al inglés ,;pero este tiene un
paladar , estómago y reserva superiores á
tanto amargo. Esta operación ha sido la que
lilas expuso nuestra suerte : el exército
portugués era bastante numeroso para la
guerra defensiva, que se hizo en las lince:,,
y no hala necesidad , que nuestros soldados
diesen el servicio que prestaron. Qué ob-
jeto se prefixó Wel I ington para esta llamada ?
Estableció su confianza en la guerra de sub-
sistencias devastando (como lo hizo) tolo
el país en ámbito de muchas leguas . : per-
mítame el- duque de Ciudad-Rodrigo hacer
la misma observacion , que presenté á la
Romana. « Si Masseua pudiese abandonar
» la penetracion de las líneas, arrásara la
» mayor porte del Portugal , y volviese sus
» armas sobre Galicia , contramarchando
» sobre el Tajo y Guadiana , guando la
» peste y hambre hubieran acabado su exér-
» cito ? La provincia mas rica y populosa de
» Espr,fia fuera subyugada ; Badajoz, Yelves
» Olivenza, y Campo-ma y or fueran presas de
» sus uñas , quedando nosostros


3. 1:5




( 226 )
» Lados á salir en marcha para el A pueda por
» falta de vituallas 1 transportes y oposieion de
» un exército numeroso. » A pesar de todo,
los españoles sacrificamos á las sol ici tu d es in-
glesas el resto de nuestro poder : el mariscal
Soult vió el abandono de Badajoz y plazas
inmediatas ; reunió .


sus fuerzas disponibles,
.las tomó ; y si pudiera alejarse de Andalueia,
hubiera corrido todo el país de la izquierda
del Tajo , atacando nuestras divisiones que
volvían para Extremadura : es inconcebible
el pensamiento de haber dexado el país sin
mas fuerza que un puñado de hombres, con
los quales el general Mendizabal estaba com-
prometido , esperando la suerte que •cupo a
su tropa : descubierta la izquierda del Tajo
podian los mariscales disponer fácilmente el
paso del río surtiendo de víveres al exército
de Massena , y proporcionando ventajas á
una invasion. Supuesto , que el exército
anglo-portugues bastaba para las lineas, vista
la tenacidad del mariscal francés, que Soult
estaba en A ndalucia , y el proyecto del ge-
neral . inglés era causar hambre al enemigo,


, (1, por que. ..el marqués de la Romana no fué
destinado con su exército ít ocupar el país
de la derecha del Tajo y riveras del Agueda?
Ningun-convoy -hubiera pasado de España a


( 227 )
Portugal , y en breves Bias se hubiera con-
seguido mas que en cinco meses : y si D.
fulian Sanchez con su brigada interceptó
tantos víveres y útiles de guerra, la Romana
con su exército no hubiera permitido pasar
una l'allega de trigo : regularmente Soult no
hubiera tomado á Badajoz con tan pocas
fuerzas : á lo ménos le costaría muy cara su
victoria.


Me parece que Wellington no manifestó
los conocimientos connaturales á un general.
diestro : un mediano talento es suficiente á
conocer los defectos de su plan , y los me-
dios que debían tomarse para la defensiva
con esperanza de hostilizar ; la operador) del
general inglés fué, la mas irregular, repro-
bada por todos los militares sabios, aunque
ventajosa por habernos arruinado y puesto
los cimientos á la supremidad de que goza
en nuestra península. El objeto inmediato
cae Wellington en nuestra llamada no es
imposible fixarlo : temió que ,''ilassena por
un efecto de su temeridad forzase las lineas;
para este caso tenia tropas españolas y por-
tuguesas , que sosteniendo los asaltos, diese
lugar al embarco de s .us iagyieSes, dexándonos
para rendir las armas y ser prisioneros, mien-
tras él salvaba sus tropas con las riquezas




( 228 )
preveni- las. ¡ Plan admirable y digno de la
Gran Bretaña! Es mi uy gracioso llamar nues-
tro libertador, 1.1 quien por no perder sus sol-
dados dexa abandonadas nuestras plazas, se
desgracian algunas divisiones y expone todo
nuestro


• exército : tan sublímes Dieron los
pensamientos de los aliados : tanto bien nos
reservaban la politíca inglesa y el talento del
honorable lord. Tantas humillaciones, sacri-
ficios y pérdidas causadas por el sistema
tortuoso de los ingleses me Obligaron á de xar
su compañia ; mi corazon desesperado por su
falta de rectitud con nosostros, ha sufrido
sin respirar, hasta que el autor del voto le
ha comprometido á romper el silencio: ¡ ojalá,
que los españoles conociésemos íntimamente
lo que han sido nuestros amigos!


Algunos de sus triunfos son parecidos á
los de un hombre robusto , que lidia con
un niño : la batalla de Salamanca tan pre-
conizada acreditó , que sus talentos no eran
muy superiores : ex pidió Wel I ington órdenes
para que todo el cuerpo de Mendizabal ata-:
case á los cuerpos franceses de su distrito,
entre tanto que con un triplicado exéreito
libraba la batalla : al principio de la aerion
fué herido el mariscal Marmont , quedando
su exército tres cuartos de hora sin que per-


( 2 29 )
cona tomase él mando en gene : no es muy
dificil ganar una victoria con triplicadas fuer-
zas, y Wellington debiera conocer en el.
desórden del enemigo el momento decisivo
para su derrota : la esperanza general de
aniquilar el exéreito de Marmont se COITO-
buró viéndole disperso y casi en fuga hasta
el Ebro ; el duque de Ciudad-Rodrigo no
tenia que dudar en su parsecucion , sin per-
mitirle rehacerse ; no obstante se dirigió
sobre Madrid. Conocimos que no quena
destruir al enemigo , ó no sabia aprovechar
los lances, que nuestros partidarios tan des-
preciados . por el autor del voto no desper-
dician : qualquiera general hubiera sacado
un partido mas ventajoso); pero la entrada
en la capital como restaurador de la España
trastornó su cabeza. Creiamos , que sus in-
tenciones eran destruir ó hacer prisionero al
cuerpo francés de Andalucia : desde el 22 de
.tulio hasta el 27 de agosto tuvo tiempo
para que el mariscal Soull no pudiera salir
de aquel país : en vano se culpa al general
Ballestros , guando la operacion depeudia de
los ingleses : ocupando desde la sierra de
Segura hasta el Almaden , y descendiendo
á la Andalucia, tirada la linea desde Córdoba
hasta Huesear y apoyada su izquierda en




( 230 )
nuestro exército de Murcia, en el caso de
retirarse : el.


mariscal Soult por el reyno de
Granada , como lo hizo, era absolutamente
necesaria la derrota ó prision del enemigo :
nada se hizo, porque Wellington no quiso
o no lo entendió : su ignorancia (ó que sé yo)
nos privó del gope mas decisivo á. la época
misma en que el emperador Napoleon prin-
Cipiaba á. exp erimentar:sus pérdidas inauditas:
á un mismo tiempo hubieran llegado á Paris
las noticias interesantes de Rusia y España.
Lord Wellington prefirió el communicar á
Lóndres oficialmente, que había incendiado


fabrica de la China : ! Héroe digno ,de la
Inglaterra! Se contentó con nuestra pérdida
ganando él y los franceses. ! Jnfeliz España!
La batalla de Salamanca, que tu gobierno
apellida memorable, lo es y será eternamen te,
menos por lo que perdiste en el Retiro,
que por el espíritu indigno que manifestaron
los aliados al ver las llamas y al publicar
de oficio una accion tan villana! tina corona
de espinas , no de laureles , se mereció ese
famoso general: y si los franceses en el mes
de Noviembre hubieran cargado por otro
camino , Wellington estaría retirado en su
isla ó prisionero en Francia. No encuentro
en ese hombre c onocimientos militares le


( 231 )
han favorecido ciertas casualidades bien co-
nocidas : despees que - nuestros soldados y
habitan tes habian • disminuido el exército
francés , y á costa de sangre española res-
taba un puñado de enemigos , entonces cogia
el fruto con una batalla segura : once mil-
llones de almas enfurecidas , sacrificando
quanto tenian , han dado la victoria á este
general : quizá llegará un día, guando sin
estos auxilios habrá de batirse con un exér-
cito francés igual al suyo , conocerémos
si es tan guerrero como lo publican sus
amigos. Reparo , que sus progresos . .á la
otra parte del Bidasoa son muy lentos ;
ces ,


que no halla una España que trabaja
por sus glorias.


No 'olvidaré su llegada .Ebro : un
pequeño exército enemigo aislado en Vi-
toria, entregado al desóMen , cubierto de
pavor , envuelto entre sus equipages y
trenes, flanqueada su derecha presentaba '
el momento mas favorable para derrotar
todos les cuerpos ; mas se contentó nues-
tro generalísimo con dexarles escapar y
recoger las muchas 'riquezas abandonadas.
Esta grande táctica manifestó todos sus
grados guando dirigiéndose los franceses
por el valle de Burunda á Pamplona




Ronces-Valles , y San Juan de Pie-de-
`Puerto , marchó Wellington sobre los
Mismos puntos : z Por qué no tomó la
calzada-,real por Tolosa á Irun ?
le estorvaba este paso ? Solos ocho mil


• franceses convoyando multitud de carros ,
enfermos , y españoles de su partido se en-
contraban desde Vitoria hasta Francia.
'Wellington mismo debiera en persona haber
anunciado á los franceses la derrota de Vito-
ria: mal géografo , ménos político, y peor ge-
neral es el hombre, que pareció ser el duque
de Ciudad-Rodrigo en esta jornada :. un ca-
mino mas cómodo y corto le proporcionaba
su entrada repentina, sorprendiendo la Fran-
cia, cambiando la opinion pública , derro-
tando un exército disperso , y aturdido al
ver su enemigo en las puertas de Eayona :
estuvo expuesto 1:1. trastornar una parte de la
Francia , si como debia , se dirige al Bi-
dasoa.


Tal es el guerrero decantado de la Gran
Bretaña , á quien habernos distinguido con
el nombramiento de generalísimo : pocos
de nuestros generales hubieran malogrado
momentos tan criticas de la fortuna :
nese a. sangre fria el mérito de uno y otros;,
hágase justicia con imparcialidad; creo te-


( e33 )
pernos militares mas capases que Welling
ton : es una la.-4irna ver tal preferencia en
un extrangero de ménos talentos; aunque
de mas poder. Su política y amhicion se
han presentado con toda la osadía : pedir
el baston sobre nuestras tropas encargar
vuestra fuerza á un inglés , fiar nuestras
armas , -único medio de la independencia,
c un extrangero de ménos aptitud para
el mando , que algunos nacionales , es
la última degradacion de la España , y la
insolencia mas declarada de la Inglaterra :
estos nuevos cartagineses pueden gloriarse de
que nos pisan mas impunemente, que los
antiguos su conducta fraudulenta des-
pótica, interesada y tirana, principia desde
1.isboa y concluye en el piliage viola-
cion , incendio y asesinatos de la desgra-
ciada San - Sebastian. Nos acordarémos
,eternamente de los horrores cometidos por
los franceses , pero en la historia coloca-
rémos los ingleses á su lado con laí nota
de que éstos eran amigos , y aquellos
enemigos : nuestra posteridad decidirá quiénes
fueron mas infames.


Tal es la alianza de ambas naciones y
tan señalados los triunfos de lord Wel-
lingtou : la Gran Bretaña influyó en la




( 234 )
desunion de las provincias y generales ;
olvidó el honor nacional ; intrigó con
nuestro gobierno para separar los buenos
patriotas , y consiguió sus pretensiones es-
candalosas sobre nuestras plazas , esqua-
dras, soldados , comercio y regencia.: su
política nos ha hecho sacrificar dineros ,
exéreitos , ciudades y reynos enteros por
engrandecerse con nuestra ruina : nos ha
reducido á una humillacion profunda , de
la que no podemos salir .hasta la decision
de naciones extrangeras : espiró nuestra
independencia , porque la suerte está al
arbitrio de la Francia (5 Inglaterra : la Es,
paila es ninguna en su existencia , ninguna
en su poder, ninguna en su riqueza; porque
-todo loba dado á la Inglaterra, que ocupa en
la Europa nuestro antiguo lugar. El general
inglés conocerá , que sus talentos mili-
tares son muy inferiores


. á la opinion
olvídense Lisboa , Almeida , Salamanca ,


i311-adrid ;• Vitoria y el Pirinéo , para que
Wellingion -tenga ménos cargos contra si.


¿,¡ Monstruosa conducta la de los aliados ,
que sacrifican , guando ofrecen -su gene-
sosidad ! peio quál será el último golpe


- de. los ingleses.? Tendrán poder pata;
libertarnos de la Francia ? La resolucion


( 255 )
de estas proposisiones fixará nuestra suerte,
y el tiempo las descubrirá con claridad á
la España.


Nota. Exceptuando lo que se pondera en
este papel acerca del entusiasmo de la Na-
cion española , y valor de sus tropas en
ciertas épocas, es verdad sencilla quanto se
refiere y reflexiona ; pero eso mismo fué
previsto por los que admitieron - el gobierno
francos, pues preveian que la guerra con
alianza inglesa no pocha bastar para evitar
la clominacion francesa, y que produciría lo
que ha producido , esto es , los males que
consigo lleva qualquiera guerra , sea la
que se fuere , y los que harian los in-
gleses con el nombre de aliados: . La im-
posibilidad de resistir á la Francia defini-
tivamente se há confirmado con el hecho
mismo contrario ; pues fue forzoso para
ello que la estacion del invierno de 1812
se anticipase dos meses, y qué Bonaparte no
aceptase la paz que se le ofreció en Saxonia
en 1813 de cuyas condiciones, una fue dejar
á. su hermano Josef la España, si el dejaba
la Italia , la orilla derecha del Rin. Si
Bonaparte hubiese aceptado , • hablarian en
Madrid en el tono en que hablan ahora ?




( 256 )


NUMERO CXXXVIII.
Carta del marques Caballero en 15 de mayode 1815


al autor de estas Memorias.


Señor .O. .Juan Nellerto : Muy señor mio y
amigo : Ele leido las Memorias que VInd. ha
escrito é impreso para la Historia de la re-
volucion española; y conociendo su carácter
sincéro , y


amante de la exactitud de los
hechos; no puedo menos de escribir á Vmd.
ésta para rectificar dos muy im portantes ,
de los que uno de ellos perjudica á mi
honor que no debo exponerlo con el si-
lencio, y concluiré con decir algo sobre la
nota folio i64 del tomo 2°. lo que me pa-
rece que no llevará Vinci. á mal.
• En


el 20. tomo página 145 se lee lo si-
guiente : « En órden á si la revolucion
» Aranjuez fué dirigida ó no á poner á -
» Carlos IV en estado de disgustarse del
» trono, merece memoria particular en la
» historia, un hecho contado por el marques
» Caballero, ministro de Gracia y Justicia,
» que era entonces, v uno de los confiden-
» tes de todos los acaecimientos extraordi-
» varios y reservados de la real familia.


( 25 7 )
» El marques refiere , que verificado el
» primer tumulto de Aranjuez en la noche
» del 1 7 para el 18 de marzo


• ignoran-
» Glose en la mañana del i. , donde se
» hallaba el principe de la Paz ; v creyén-
» doce que se labia salvado con oculta
» fuga , estuvieron con dicho marques en
» la misma mañana tg los capitanes de
» guardias de corps, conde de Villariezo ,
» marques de Albudeyte, marques de Ro-
» clama, y no me acuerdo quien mas ; y
» manifestaron que en la tarde ó noche de
» aquel mismo dia habria mayor motin
» que el primero. El marques Caballero
» (que se ;labia producido aprobando lo pa-
» sacio por evitar el viage de Sevilla y por
» apartar del timon del gobierno al principe
» cíe la Paz ) dixo entonces : ¡ Ola señores !
» Eso ya es otra cosa muy- distinta: d que
» es ese segundo tumulto ? Eso ya parece
» ser contra los reyes; y sobre eso no hay
» que hablar hasta tilo ,


no llego yo ; y sí
» se puede , es forzoso evitarlo. ' Los capi-
» talles de guardias de corps dixeron : quien
» podrá evitarlo, será el prin cipo de Asturias :
» si el priucipe no lo evita , es inevitable,
» porque las órdenes de lo que se ha da
» hacer, estan dadas. El marques fué á verse




( 258 )
» con los reyes , les contó la conversaeion
» aconsejándoles llamar al principe : los
» reyes le llamaron ; le hicieron presente lo
» escuchado : el principe respondió que no
» sabia nada. La reyna (


añade rind ) en su
» carta del 26 de marzo dixo cosas que deben
» .unirse con esta especie ; y todas las cartas
» de Carlos TV y su esposa ( como la rela-
» cion del general Monthion, y otras que
» 'layen la presente coleccion de documentos
» justificativos ) contienen noticias sueltas,
» que no solo confirman la verdad de lo que
» cuenta el marqués Caballero , sino que
» prestan muchos materiales para el p isto-
» riudor que quiera tomar por su. cuenta
» decirsencil larn en te lo que sepa del suceso. »


Sin duda 'Vitl me ha oido alguna vez
contar este pasage; y como son cosas fiadas <í-
la memoria, no es extraño que no se acor-
dase de todas , ni de la puntualidad con
que se rryirieron ; y si el historiador que
se haga cawo de publicar la revolucion
de España, no tiene otros antecedentes de


j,
este suceso gueto que Vmd pone ezz


mi boca,
lo que se halla en las cartas de los señores


reyes D. Carlos IV y su esposa y en la re-
lacion del general Monihionna podrd
menos de sentar Centre otras cosas de que


( 239 )
BO debo tratar en el día •) el que yo tuve
parte en el alboroto de la noche del 1 7 para
el 3.8 de marzo ; y tambienel principe de
dIsturias ;;. pero lo primero debo asegurar á
Vmd. y á todo el mundo que es fillso ,
como lo manifesté en la reclamacion que
se publicó en el Monitor de 19 de mayo
de i8o8 , en satisthccion á, lo que Mon-
tbion dixo en el del 3 del mismo, y Vmd.
copia folio 32 , tomo 2°. : y lo segundo ,
ni entonces, ni ahora lo tengo por cierto,
sino por muy inverósimil , guando no im-
posible : SS. MM. fueron preocupados por
las especies que se les digeron y abul-
taron por los mal intencionados , que
nunca faltan en los palacios; mas la verdad
al cabo debe triunfar y disipar todos los
celages con que las almas bazas y adula-
doras quieren obscurecerla.


Por lo que á mí toca es cierto que jamas
quise ni quiero al principe de la Paz , D.
Manuel Godoy; siempre miraré á éste hom-
bre como á la primera causa de todas las
desgracias de la España. Fui elevado al mi-
nisterio de Gracia y ;Justicia al tiempo que
habia cesado su favor; pero habiendolo re-
cobrado muy breve , y llegado al iras alto
grado, me vi empeñado en una lucha con-




(
24° )


tinua. Nunca intenté hacerle mal personal,
sin embargo de que él me lo procuró mu-
•has veces , asi como separarme del mi-


nisterio por diversos medios , aun con
pretextos honorificos, y sino lo logró, fué
por un misterio que no es del caso descubrir.
Mi deber, viendo que no pocha resistir á.
tantos males como ocasionaba su desiresu:-
cado favor , era solicitar mi retiro. Lo hice.
as:. en Earcelona; pero persona á qiiieiv
debia obedecer, y siempre respetar, me.
obligó A desistir de éste intento : ninguna
otra cosa hubiera podido detenerme; ni


el
encierro en Un castillo ( que era de temer ,
y tan injustamente sufrieron despues de re-
tirados con honor los beneméritos señores


ovellanos y Urquijo) , me hu hiera contenido,
y mucho menos la ambicion , que nunca
conocí, romo es notorio; y buena prueba
es, que ninguna otra ventaja alcanzó mi
familia por mi alto empleo que la de un
canouicalo en Salamanca para un primo
hermano mio , y que mis bienes, despues
de haberse dado por mi mano los primeros
empleos de España é Indias por diez años,


• se están vendiendo en la actualidad para pagar
medio mallen de deudas contrahidas en sos-
tener el decoro del rango en que me ha-


( 2 4 1 )
Haba. No me quedó .pues otro arbitrio ya
sino el de luchar con el poder del favorito,
yaliendome de la maña , 6 destreza que
fuese compatible con la hombria de bien.
No es del caso referir lo mucho malo que
evité por este medio , lo bueno que hice ,
y lo que no pude hacer ; pero si lo es que


. esta contrariedad , esta oposicion que habia
entre los dos , no era ignorada de SS. MM.,
y que fué uno de los motivos que pudieron
tener para formar el juicio equivocado que
hicieron de mi conducta en el pasage de
que trato.


.Se añade A. esto que días antes de la pri-
mera revolucion de Aranjuez cousegui de
SS. MM. revocasen las órdenes dadas para
partir á la Andalucia, ó mas verdaderamente
á la América; lo que hizo que por el prin-
cipe de Asturias, por toda la real familia
y por todo el rcyno fuese yo mirado con un
entusiasmo indecible, y como el libertador
de los mayores males que podian. ocurrir
á la España ; lo que fue causa de que en la
noche del primer alboroto de Aranjuez se
respetase mi casa (piando la del ministro
Soler , y otras estaban amenazadas; y de que
se victoriase mi persona guando las de otros
se maidecian y detestaban; y este es tam-


13. 6




( 242 )
bien uno de los motivos de la equivocacion
de SS. MM.


Lo cierto es, que desde que supe habian
resuelto partir secretamente con toda la real
familia , y con solo el ministro Soler, en
nada intervine, ni supe mas que lo que se
decia de pilblico. No habrl't quien diga que
yo hablé sobre la materia de impedir este
viage con persona alguna, y mucho menos
con 'el principe de Asturias. Sabia bien que
habia limado mi dever deteniendo el in-
tento primero del viage, y ya no me res-
taba que hacer sino llorar en el fondo de
mi corazon los males que amenazaban A mi
pátria , y que por dos razones no porfia,
ni dehia evitar, aun guando huhiera sido un
medio eficaz el del alboroto primero con que
se intentó acabar con el principe de la Paz;.
la primera porque 171177Ca puede justificarse
cl desórden de un pueblo. Sea el motivo qual
fuere , el romper un eslabon de la cadena
del órden, siempre es un atentado criminal;
y la segunda porque debia mucho al señor
D. Carlos Me llamó al ministerio de
Gracia y Justicia sin conocerme personal-
mente ; jamas habia yo subido á palacio ,
hallé un señor que fue mi bienhechor
que diez anos estuve á sus pies con íntimas


( 243 )
confianzas ; que me honró mucho y cuyas
virtudes conocia bien , y admiraba. Y
podria caber en mi pecho tan negra ingra-
titud que intentase acabar con la vida de
su privado ? Que le diese la mayor pe-
sadumbre con tan horrible escena ? Ah
S. M. lo ha dicho ; mas no : se lo han.
hecho decir ; algun momento pudo creerlo
por lo que va expresado; pero no juzgo que
su corazon esté persuadido ni se persua-
diese entonces á ello de todas veras ; sabe
bien quan fielmente le he servicio ; las
muchas pruebas que de ello tengo dadas A.
S. M. ; y aun le hubiera dado mas si la
política y la moral no me lo hubieran im-
pedido : El deber que una y otra me im-
ponian , me contuvo para no correr el velo
que tenía sobre sus ojos ; mi corazon bien
lo deseaba; pero debi sacrificar mis deseos:
nada espero de S. M. ; no soy de los que
todavía le aguardan ; lo tengo por una .
chimera ; y aun guando no fuera asi ,
hartas desgracias he sufrido por ser hombre
de bien en los primeros empleos de la mo-
narquia para no ceñir ya mis deseos ; estoy
e3/43 el último tercio de mi vida ; se reducen
A recuperar mi honor , y á vivir olvidado
entre los terrones de mis abuelos para




( 244 )
poder con sosiego ajustar mis cu entas ,y parecer ante el Dios que nos ha de juzgar:
solo el amor á su Persona , y á laquietud , de que siempre me he






-pre
ciado , me obligan á esplicarme asi ,
á pedir á todos los Españoles , y al mundo
entero que el que sepa de mi conducta
Otra cosa en esta parte, me acuse sobre ello:
quiero ser juzgado y oido en en
Francia , y donde se quiera y si saliese
vencido, sé que soy inocente ; mas no
quiero .vivir con semejante infamia; quiero
pasar in mediatamen t e al seno de la Justicia;
al de aquel Dios , que ni puede engañar,
ni ser engañado.


Habiendo manifestado á Vinci. no ser ciertolo que ,
supone relativo á mi aprobacion


del primer alboroto , paso á referirle como
he contado siempre , y como 'realmentesucedió la ocurrencia de la 'mañana del igde marzo.


Todos los secretarios de estado y del
despacho dormimos


en palacio de órdendel rey la noche del 18; y corno entre ocho
y nueve de la •nañana del ig; subi A la
cámara de la reyna para solicitar el permiso
de ir á_ ver mi familia ; á esta sazon entró el
rey, convino en ello , mediante que todo


245 )
estaba sosegado; al salir de la real cámara
encontré con el principe de Castelfranco , y los
capitanes de guardias de corps, conde de Vi-
llariezo , y marques de Albudeyte , que me
detuvieron é hicieron volver aíras con ellos,
expresándome que habia una grande nove-
dad , sin decir qual; y ft presencia de sus
MM. refirieron que dos oficiales de guarlai=,
bazo el secreto . y palabra de honor , les ha-
bían dicho que . la noche de aquel crea seria
peor que la pasada. Al oír esto, no se pudo
contener mi fidelidad ; y sin embargo de que
ya sospechaba que sus MM. desconfiaban de
mí, les dixe: caballeros, la autoridad del rey
sufrió ayer mucho; mas el objeto se ha sa-
bido era el principe de la Paz; éste no existe
en el Sitio. Mi lo creian firmemente SS. MM.
y yo, quien de su Orden había mandado
al comandante de carabineros Espejo ; le
pusiese en salvo , si, como (ercimos) habia
tomado el camino de Andalucía. Ba.vo este
supuesto, continué, el alboroto de esta noche
no puede tener otro objeto que las personas
de SS. MAL ; y asi digannie Vmds. tenia
verdad: ¿Responden ó no de su tropa?
responden, veinte hombres á caballo bastan
para dispersar esa canalla ; y sino, es pre-
ciso vengan los seiscientos carabineros que




( 246 )
estan en Ocaña , que segurarnente no esta.,
•an CO370177/21VOS j y con la artillería que


manda el mariscal de campo Cepallos, (ynojaltará) me atrevo á tomar los untosp
precisos y á poner en salvo á SS. MAL: Aesta pregunta se encogieron de hombros, y
respondieron , que solo el p11720 .1;12C de Astu,rías podía componerlo todo. En su vista me
mandó el rey fuese con ellos á hablarle, y
que
contando á S. A. todo lo dicho, le manifesté


que
era la ocasio,i de añadir á las pruebas
tenia dadas de buen hijo una 'muy re-


levante : me respondió, que
nada sabia, y


que deseaba instruirse de lo que debla ha-
cer por sus padres : le Contexté que era 77C-
cesario llamase cf' los oficiales de guardias
y lemas geles , y obligarles S. A. á que se
rodeasen al trono. Lo ofreció asi, y pasó in-
m


ediatamente al quarto de sus padres á dar-
les este consuelo, con lo que inc


retiré ; yal pasar por el cuerpo de guardias me di-
.xeron los de corps. « Nosotros somos fieles


al rey» á lo que respondi(ásperamente,
preocupado por lo que acababa de suceder)


que no /rabian dado pruebas de
ello; que


se uniesen al trono , y entonces lo
C077 OCC-


Tia: y al quarto de hora de haber llegado
;1 mi secretaria se me did parte de que el


( 247 )
principe de la Paz habia parecido, y salido
del ..aquizarui de su casa, en que cobarde-
mente se escondió; con lo que comenzó el
segundo alboroto , y CO.T10C i qual era su ver-
dadera causa..


Este es puntualmente el hecho de la ver-
dad , que difiere mucho de lo que Vira su-
pone haber yo referido; y pasaria á tratar
de lo denlas que he ofrecido, si pudiera se-
pararme de éste lugar sin exponer a los que
lo lean, á un juicio equivocado sobre la
conducta del principé de Asturias en esta
ocasion; y sobre la do los guardias de corps,
y lemas tropa; y especialmente si á ello
añaden una porcion de especies que arrojan
de si las cartas que Vmd. ha publicado. Creo
pues preciso decir para evitarlo , el juicio
que entonces formé, y de que jamas he de-
sistido -en la materia.


Para juzgar sobre la del principe de As-
turias , es muy del caso saber como estaba
montado el palacio en tiempo del señor
D. Carlos IV. Todas las personas reales te-
•ian quartos separados, sin que pudiesen ha-
blarse ni tratarse , sino guando iban á las
visitas de los reyes, que eran dos veces al
tila , y sin que se separasen de su *m'india-
cion los gentiles-hombres ole Cámara, res--




( 248 )
pectivos. Nadie podia ir á visitarlos que no
fuese reparado, sino en las horas de comer,
ó en días señalados ; y en todas ocasiones :I
presencia del gentil-hombre de Cámara que
no se retiraba hasta las diez, 6 poco mas de
la noche en que entraba á hacer sus Fun-
ciones el ayuda de Cámara que dormia in-
mediato á la persona , y no le dejaba basta
que por la maiiana llegaba el


' gentil-hombre-
El principe de Asturias desde el primero


hasta el último criado debia desconfiar, pues
desde que fue arrestado por la causa del Es-
corial todos fueron puestos íi devocion del
principe de la Paz , y eran sus espias , y asi
tengo por imposible la especie que se cita
en el lomo primero „pagina I 6, de que S. A
diro á un guardia de corps en la mañana
del 1 7 de marzo: «Esta noche es el viage,
» y yo no quiero ir.» Minutos no hubieran
pasado sin que SS. MM. hubiesen sabido esta
expresion ; y por cierto hasta once y doce
de la noche que empezó el alboroto, babia
sobrado tiempo para haberlo impedido , á lo
que se allega que tengo, pruebas evidentes de
que SS. 'MM. , y el principe de la Paz es-
taban bien distantes aquella noche de em-
prender el viage. Este último se hallaba muy
despacio (y segun lo ordinario) con una de


( 249 )
las adocenadas amigas que tenia , y al salir
escoltada con sus guardias de honor, quisie-
ron las patrullas descubrirla ; y resistiéndose
dispararon los mismos al ayre , lo que al
trompeta (que estaba destinado para avisar
el momento del ciage)le sirvió de señal, y
tocó á caballo, segun se le habia ordenado,
con lo que toda la tropa se puso en mo-
-vimiento para ocupar los puestos en los ca-
minos por donde pocha verificarlo , y cuyo
imprevisto accidente (y no un plan medi-
tado) dió ocasion á que algunos paisanos aco-
metieran á la casa del principe de la Paz:
La falta de experiencia, y la opresion en
que estaba el de Asturias (que le impedía
hablar, ni mover una pluma sin ser obser-
vado) le hacian incapaz de un plan convi-
nado , qual era necesario para toda atrevida
empresa; y ademas el amor que siempre
tuvo á su padre , y el tan señalado y tan dis-
tinguido que tenia S.M. á su hijo, le hubie-
ran detenido : Este amor recíproco es tan
cierto , que ninguno de los que pisabamos
palacio lo pudo ignorar , y se traslucia á
cada paso, aun en medio de las sombras
con que quería obscurecerlo y entibiarlo el
principe de la Paz. Luego que háble de la
conducta de la tropa, aparecerá mas en claro.,




1


( 250 )
porque sin embargo de lo dicho , el príncipe
de Castelfranco , y capitanes de guardias
pensaron que solo el de Asturias pocha evi-
tar el segundo alboroto.


Jamas aprobaré (corno ya llevo dicho)
qualquiera movimiento que sea contra el
vórdenpríblico, ó la vol untad soberana; y
ási , como hombre público no puedo menos
de culpar á la tropa en los sucesos de
Aranjuez : Segun se me ha dicho, pensaron
los motores darme cuenta de sus intentos;
les disculpo que dudasen ; pero jamas les
hubiera perdonado que se hubiesen resuelto
por la afirmativa; me hicieron justicia en
creer q ue conforme á mi carácter , si hu-
biese llegado á saber sus intentos, se los bu-.
hiera desbaratado; y en esto mismo conocie-
ron que no estaban libres de culpa; pero lo
estan (asi como todo el pueblo Español que
celebró con el mayor entusiasmo la caída
del principe de la Paz) -de la


' injusta impu-
tacion de haber querido atentar á las -vidas
de SS. MM.: No se puede dar tropa y pue-
blo mas respetuoso á sus reales personas, y
aun á sus retratos: No hubo quien en me-
dio de la exállacion del desórden de un tu-
multo se propasase á la mas pequeña inju-
ria. Por todas partes resonaban los vivas


( 251 )
favor del rey; y si S. M. tiene valor en aquella
ocasion para montar á caballo y ponerse en-
tre su pueblo , por medio de él hubiera sa-
cado su , sin que nadie se hubiera
atrevido, y (como otro Pedro de Aragon , en
lance no desigual en Valencia, hizo enmu-
decer á los amotinados ) no hubiera visto
sino vasallos sumisos y obedientes : La Nao
clon Española tiene muy grabada en su co-
razon la fidelidad á sus reyes ; mas de una
vez aquella triste noche del 1 7 al 18 de marzo
estuve para aconsejárselo asi S. M. ; y si lo
hubiera seguido, y no plegado (como plegó)
r>ara contentar al pueblo , acaso hoy estaria
sobre su trono ; pero me retrajo que 1-labia
de dar nidos á quien le persuadiria que era
el medio de acabar con su vida. •


Lo cierto es , que la tropa (que inconsi-
deradamente hizo el principe de la Paz pa-
sar desde Madrid á Aranjuez , hasta el nú-
mero de casi diez mil hombres ) no pudo
dudar de las disposiciones de SS. M1V1; para
el vira ge secreto de Andalucia con toda la
familia- real : En Madrid tampoco se igno-
raba, y todos ( visto el empeño de SS,. MM.
en abandonarlos) creyeron salvar la pátria
quedándose con la persona del principe do
Asturias. A esto so ceñian sus deseos, y si




( 252 )
el viage se hubiese verificarlo, h ubieran res,-petado á los reyes, no se hubieran metido
con el principe de la Paz; pero se hubieranapoderado de la persona del de Asturias ,4
quien miraban como ánico apoyo , como
inico c


onsuelo en la horfandad en que les
dexaban sus reyes : Si Izay delitos que 77o sonenteramente imeompatibles Con el 1107707", esuno éste. Los soberanos mal aconsejados, por
quien solo tenia que temer, quieren de-
xarlos, quieren abandonarlos, y quieren pri-
barios hasta de la esperanza del remedio que
podian fundar en el principe heredero ; la
tropa, haciendo espalda de su retirada, se es-
ponia á el Oprobio de la Nacion; ¿ que ex-
traño, pues, es no quisiesen pribarse de
su real persona, respetando las de sus pa-dres? La imperfeceion de las leyes huma-
nas hace que alguna vez el honor choque
con su rigor : y en estos casos el ministrode la ky culpa, y aun castiga sino hay otro
arbitrio ; pero él mismo ( si es hombre de
honor) disculpa; y solo un soberano de alma
grande y generosa puede salir de éste em-
barazo , y hallar el punto de justicia que'
en estos casos conviene, y suele ser el deldis imulo, alexando al mismo tiempo la con-fianza de que otra vez haya lugar á él..


( 253 )
Nadie en palacio ( ni fuera de él ) podia


ignorar, por los antecedentes, que el princi-
pe de Asturias no llevaba á bien este viage;
lo habia casi demostrado con toda la real
familia,- .guando se revocaron las órdenes
para él; y la tropa debió suponer que ésta
idea le fuese agradable por la misma razon;
y aunque no fuera mas que por el amor
que encierra en si este intento, no podia ha-
ber quien dudase que en todo aconteci-
miento tenia mucho ínfluxo sobre ella ; y
esta es la verdadera causa de que se di-
xese, c SS. MM. en la mañana del 19 de
marzo , que solo S. A. podia evitar el albo-
roto de aquella noche; y no la de que hu-
biese algun plan convinado con él : Si las
cosas no se miran por todos lados; sino se
tienen presentes todas las circunstancias de
los actos , y á lo que suele obligar la idea
de sostener una proposicion que se suelta;
que con algun lin particular se publica, y
es hija solo de los momentos, no es fácil
acertar con la verdad de los hechos, y con
el juicio que debe. hacerse de lo que se halla
escrito , y Vmd. ha recopilado : La protexta
del Señor D. Cárlos 1V., y la llegada del
gran duque de Berg, pusieron á la. Corte de
Aranjuez, donde estaban los reyes padres,-en




.0 254 )
contradiccion , en hechos y principios con
la de Madrid , donde reynaba ya el prin-
cipe heredero, y nunca debe perderse de
vista esta particularidad sino queremos errar
en el juicio de lo que entonces se escribió
por la de Aranjuez acerca de lo pasado.


El otro hecho , que es preciso que
.
Vinci.


rectifique, es lo que refiere en la pagina 5.
del tomo 1. 0


donde se lee lo- siguiente. « El
» rey Carlos IV mandó arrestar á su hijo
» Fernando en su ha bitacion , y prender otros
» varios , decretando en 28 de octubre for-
» mar proceso. La declaracion del principe,,
» v los papeles sorprendidos mostraron ha-
» ber sido calumniosa la imputacion de los
» horrendos crímenes escritos por Carlos IV.
» ri Napoleon, é indicados á toda la Europa en
» las gacetas , y que se reducia todo á ]a
» carta escrita sin consentimiento del padre
• al emperador , y expedicion de un título


de generalísimo en favor de infantad o , con
• amplios poderes para obrar lo conveniente


si se verificaba la muerte de Carlos IV,
• y tratase alguno de impedir á Fernando el


uso de la potestad real, lo que parece,
» aludia a recelos del principe de la Paz.»


Que fue calumnioso el decreto que em-
pieza :Dios- que vela, etc. y Villa. copió


( 255 )
fol. 16 tomo , es una verdad ; y tambien
lo es que fue su autor el principe de la Paz,
como lo atestaron varios secretarios del rey,
segun consta en el expediente que se formó
para la gaceta extraordinaria, que se publicó
en 31 de níarzo del año de" ocho; pero no
es cierto se hallasen al principe de Asturias
los papeles que Vmd. dice al tiempo que se
le sorprendieron y guando se decretó su pri-
sion ::Lo que únicamente se encontró, y
que solo hace cuerpo de delito en el pro-
ceso en aquella época, es una exposicion
de doce fojas, escrita por S. A., en que le-
galmente refieren su padre los excesos del
príncipe de la Paz, su corte y valimiento
escandaloso, suplicando á S. M. se informase
de todo, ó dispusiese una batida con S. A.
para instruirle mejor , y evitar los males que
tenia si S. M. con tiempo no tomaba las me-
didas necesarias para impedirlo ; siendo la
única y enteramente eficaz para vivir tran-
quilo., y amado de sus vasallos, la separa-
eion del valido y su familia. Se encontra-
ron tam bien un papel de cinco hojas y me-
dia, de letra de S. A.; una carta, fecha en
Talavera , de letra desconocida, y sin firma;
una clave, y sus reglas para escribir en cifra;




( 256 )
medio pliego con números , cifras y nom-
bres; y una esquela sin firma.


El papel de cinco hojas y media se dirige
á tratar, baxo nombres supuestos, el modo
cle resistir á un enlace que se propuso á
S. A.: y era con la cuñada del principe de
la Paz ; union ciertamente, que si carecia del
influxo en la política que para el bien de
los Estados se busca en estas ocasiones, po-
dia" no ser del todo in u til para que Godoy
asegurase la existencia elevada.


La carta de Talavera es de Escoyquiz,
contextando á varias preguntas que S. A. le
Labia hecho sobre lo que dió motivo á la
que escribió á S. M.


La cifra y clave eran de lo que se vallan
para escribirse sobre estos mismos puntos;
y la esquela fue escrita por un criado que
fue de S. A., y no tiene la menor conexion
con los asuntos de la causa. Asi consta del
proceso, y asi se publicó en dicha gaceta
extraordinaria, que si Vinci. tiene á la vista
notará se omitió hablar en ella del medio
pliego con números , cifras y nombres, por-
que entonces (por respeto de la difunta prin-
cesa de Asturias, y á la reyna de Nápoles su
madre ) no con venia decir que eran los me-


( 257 )
dios de que aquella desgraciada princesa te-
nia que valerse para la correspondencia con
quien la había dado el ser desde que em-
pozo á experimentar la dura opresion en
que pusieron á S. A. las malas artes del
principe de la Paz, bien luego verificado el
matrimonio.


1)e todo esto, y no de otra cosa se hizo
cargo por el rey á su hijo delante de los
ministros , y del decano gobernador del Con-
sejo , que de órden de S. M. hice pasar al
Escorial para el intento. Este es todo el
atentado contra la vida de su padre que se
supone averiguado y cierto en el fatal decreto,
Dios que vela etc., v esta es la imputacion
tan increíble como injusta , y que ella sola
hace la causa de Godoy , sin necesidad
de recurrir á todo lo denlas que arroja el
proceso.


Ademas de esto , si es delito querer dese-
nojar á un padre con verdades tan notorias,
y que solo S. M. ignoraba, y por un principe
heredero , júzguelo el menos imparcial; si
en esto hubo algun exceso ó falta no ha-
biendo sido mas que ideado , y sin haberse
llegado á executar , júzguelo el jurista mas
principiante; pero que no ignore la ley ro-
mana, la ley de toda sociedad bien reglada.




( 258 )
que en el foro no halla dignos de pena á los
pensamientos. Un escrito, mientras que .su
autor no se desprende de él (como que puede
'Variarlo, ó desistir del intento) no sale de
esta esfera; se le hace una injuria en apro-
piarle lo que todavia no ha aprobado.


La prision de S. A. fue entre siete y ocho
de la noche del 29 de octubre de 180 7


,


con el aparato mas imponente que puede
idearse. El rey al frente de su guardia y la
de su hijo, y acompañado de los ministros
secretarios de Estado, lo con du xo á su quarto
que estaba transformado en una verdadera
prision; le pidió la espada , le dexó con cen-
tinelas, mudada toda su servidumbre, y ro-
deado de personas , de quien no podia fiarse,
por adictas al principe de la Paz. Quantu
padeceria su espíritu aquella noche! Qua-
les serian las tristes ideas que


-ocupasen su
imaginacion! Bien dexa inferirse, y que no
pudo menos de ser una de ellas el que su
vida estaba en peligro, como pendiente de
su ma yor enemigo el principe de la Paz: asi
fue; y sin tener á quien volver los ojos, ni
con quien poder consultar, no es extraño que
en aquellos pítales momentos no hallase otro
expediente para dulcificar, y alagar su suerte
que el de manifestar lo que todos ignora-


( 259 )
liamos, y jamas se hubiera sabido sino por
éste medio.


Al dia siguiente de su prision, despues
de la una de la tardo en que por los tam-
bores de la guardia de infanteria conoció su
Alteza que el rey Babia salido á caza, envió
un recado á la reyna, suplicando á S. M.
fuese á su quarto , ó le permitiese pasar á
su real Cámara á fin de exponer cosas muy
interesantes; S. M. respondió, que ni uno,
ni otro podia ser ; pero que ante mí poclia
decir lo que gustase: En efecto , se me or-
denó que para el intento pasase á su quarto,
y entonces fue guando declaró S. A. bazo
su firma el asunto de la carta que Vmd.
cita para S. M. I.; lo del título de ge7wra-
lísirizo , expedido , á favor del Infanta:lo, y
qne no obraba en su poder , y tambien que
.Escoiquiz era el autor del papel contra el
principe de la Paz, que habia copiado S. A.
Declaró ademas los medios de que se habla. -
valido para la correspondencia con Eseoi-
quiz y otras personas, de que resultan los
arrestos que entonces fueron bien notorios.


En todo el proceso hasta su conclusion
y sentencia no se encuentra mas que lo que
llevo dicho con relacion á la calumnia que
el principe de la Paz tomó por pretexto




( 260 )
para ponerse á cubierto de la escandalosa
prision del de Asturias, aunque ni por este
medio lo consiguió ; y mucho menos con las
cartas que ideó, y Vind. produce al núme-
ro i8 del tomo haciendo por ellas á S. A.
confesarse culpable en 5 de noviembre, sin
decir en qué especificamente, y ocultándole
que en 50 de octubre se había anunciado á
la Europa corno reo del mayor d


-e los de-
litos de un principe, qual es el de apresu-
rarse á subir al trono teñido con la sangre
de su padre, ó viendole abatido y humi-
llado. Cada vez que se me viene á la me-
moria este suceso (que entonces me horro-
rizó ) no puedo menos de extremecerme , y
creo suceda lo propio al que conserve, aun-
que no sea mas que las semillas de virtud
con que nace todo hombre.


Por la coleccion que Vmd. ha hecho de
las cartas de los reyes al gran duque de Berg,
veo en la de los folios 65 y 66, tomo 2 que
ae hace mcncion de una declaracion que
hizo el principe de Asturias, escrita por un
gentil-hombre , y firmada solo por S. A.,
cuya especie es enteramente nueva para mí;
v bien extraño que se hubiese huido de mi
persona para este acto, guando autoricé los
mas graves; y escogido un gentil-hombre,


( 261 )
cuyas funciones son bien avenas de él , y
sin que se diga que S. A. rubricase todas
las hojas , como lo hizo en las declaracio-
nes que le tomé. Lo cierto es , que guando
los jueces fallaron la causa , no habla se-
mejante cosa en el proceso ; que éste me lo
pidió el rey, lo cerró y selló á mi presen-
cia ; y que luego lo hallé abierto en una
papelera del principe de la Paz, segun constó
de formal diligencia ; y asi en este medio
tiempo es preciso que fuese guando idease
Godoy suplantar, 6 exigir de S. A. alguna
declaracion para atropellar en tiempos mas
tranquilos , y por jueces de su devocion , las
virtudes de fortaleza y justicia, que tan digna
y heroycamente exercieron entonces los once
ministros consejeros , jueces de la causa.
Estas eran, si, sus ideas ; lo manifestó mas
de una vez, pues su orgullo no sufria la
recámara ó disimulo tan necesario á toda
cabeza política ; y el primer yerro siempre
provoca á otros muchos; verdad bien cono-
cida en la debilidad humana, y que rara
vez billa en los que tienen el poder en su
mano.


Como en aquellos momentos de turba-
clon, absorvia toda mi atencion el sosiego
del reyno que veía amenazado en todos




( 262 )
puntos, y como me era imposible sospechar
pudiese haber alma tan pérfida que se atre-
viese á borrar la menor cosa en un proceso
digno del mayor respeto por las personas de
que se trataba en él , y por todas sus cir-
cunstancias, ni por la imaginacion se me
pasó el registrarlo, y conforme lo encontré,
lo remiti al Consejo : allí se podrá ver lo
que hay-a de cierto acerca de esta especie, y
aunque resulte cierta, y sin sospecha de que
fuese tomada la firma de S. A. con otro pre-
texto para alucinarle, y Cambien á los reyes,
siempre sostendré que la declaracion que
entoces pudo conseguirse de S. A. debe mi-
rarse como una violencia. Los temores de
perder su vida duraron siempre , y no es
extraño sucumbiese á quinto le fuese pro-
puesto, sino halló otro arbitrio para creerse
seguro del favorito.


No me resta mas que hablar á Vmd. sobre
la nota del folio 151 , tomo 2, en que hace
algunas observaciones acerca de la conducta
de los señores Escoiquiz y duque del Infan-
lado. Si midiera mi corazon con el de aque-
llos españoles que en esta época no han co-
nocido virtud alguna moral , ni política,
se han dejado arrastrar por las pasiones del
ínterés particular , y contra nosotros los re-


263 )
fu ;fiados en Francia ; deberia ciertamente
callar , pues uno y otro (á quienes sin ha-
ber tratado mas que de oficio , evité salie-
sen á un cadahalso por efecto de tni carácter
amante de la justicia ) no han pensado sino.
en hacerme mal en este tiempo de desgra-
cias ; el primero denigraudome en la obra
que intituló idéa sencilla de las razones que
motivaron etviage de Fernando Tl1I á Ea-
yona , al que (con la carta que itnprimi eir
Limoges , se difundió por España, y le di-
rigi) hice ver su injusticia : y el segundo
quiso en Salamanca atropellar mi adminis-
trador, y secuestró mis bienes guando los
respetó el digno general Cuesta, que nada
me debia; pero que no conocia ni enten-
dia de tray-dores á la moda. Mas esto ni
obstante, quiero probarles que tengo alma
de mejor temple que uno y otro. •


Escoiquiz, consultado por el principe
Asturias , no hítllo delito en que le aconse-
jase desengañar á su padre, proponiendole
los excesos de Godoy como eran en sí , y
sin tocar punto alguno en que la mas de-
licada moral pudiese ofenderse, como efec-
tivamente no lo tocó. Ni política (es ver--
dad) no me permitia otro tanto porque sa-
lida lo infructifero de éste pais, mas esto no-




( 264 )
estaba al alcance de todos, y solo la expe-
riencía ha podido desengañarlos ; y - asi en
Fscoiquiz no veo sino aquellos deseos que
todo buen español abrigaba en su corazon,
y deseaba poner en execucion, si le fuera
posible.


La aceptacion del duque del Infantado del
cargo de generalisimo de las armas para el
caso en que falleciese el señor D. Carlos IV
y en tiempo en que habia fundamentos para
creerlo por sus indisposiciones físicas, si se
ha de estimar como es en sí., es necesario ver
el proceso del Escorial, en que hay indicios
de que el prineipe de la Paz quería levan-
•arse con el gobierno aun .en vida de S. M.
No son pruebas , es verdad ; pero ¿ quien
sabe si pueden llegar á serlo siguiendose
proceso ? y si á ello se añaden las pretensio-
nes de hacerse regente (que corrieron bien
publicamente) no veo en este hecho sino
una precaucion para evitar una sorpresa en
el caso en que falleciese el rey.


Yo no me hubiera metido en este paso
p'or dos razones : la una porque mi fideli-
dad al soberano , siendo su ministro , debía
ser sin reserva ; y la otra porque tenia por
infundado el temor guando sabia que el
exército (aun mas que el pueblo) abarre-


( 265 )
cia al principe de la Paz y su despotismo.
Estos delirios y otros semejantes que entendí
alguna vez , nunca me dieron el menor re-
/d.°, pues aun considerándolos como ciertos,
solo eran síntomas del precipicio de éste co-
loso , y nada temibles. Se figuraron cierta-
mente peligros por dichas especies , donde
ninguno habia; esta és la verdadera falta, y
no hay otra; y nunca puede hallarse delito
donde no se ataca á el bien , y solo quiere
evitarse el mal.


Ruego á Nrtnd. se sirva insertar esta carta
en el tomo tercero, que tengo entendido va
a publicar; y pido á Dios nuestro Señor
guarde su vida muchos años. Bordeaux y
mayo 13 de i 815. = B. L. m. de V. su se-
guro y atento servidor. = El marques Caba-
llero.


Notas. Habiendo yo recibido esta carta,
rcspondi al señor marques Caballero , pro-
metiendo publicar todas las cláusulas diri-
gidas á deshacer equivocaciones. Posterior-
mente rezeid que no publicandose toda, que-
darian descarnadas las verdades que con-
tiene; y la imprimió con este título: Carta
á p. Juan Nellerto , escrita por el marques
Caballero , en defensa de su honor, de su




( 266 )
ny, de su nacion, y de la tropa que se
halló en Aranjuez. Puso cierta nota preli-
minar que servia de prólogo, y dixo en ella:


Me veo citado por el señor D. Juan
Nellerto, con una equivocacion que per-


» judica mucho á mi honor: veo agraviado
» en su obra á mi rey , ft mi nacion, á la
• tropa, y á la mas distinguida y respetable


oficialidad en los sucesos de Aranjuez: veo
equivocaciones muy sustanciales acerca de


• la. causa del Escorial ; y hallo notados hm-
» bres de honor en puntos cuya justicia siem-
» pro he defendido. Es pues mi deber no
» aprobar con el silencio lo que no es cierto,
» y en lo que se me supone instruido : :: soy
» muy pequeño en comparacion de los au-
» tores de las especies que he reclamado y
» reproduce el autor Nellerto, y solo puedo,
» esperar que triunfe la verdad por la fuerza
» de la razon que pende de todos los hechos
» y circunstancias que antecedieron y ni O-


diaron ,. y se refieren con toda exá.ctitud. »
Al ver yo esta nota y aquel título tan.


chocante, resolvi publicar la carta tau entera
y literal como la recibi, conservando el ori L


-ginal por si se ofreciesen dudas á causa de
alguna reforma que la citada nota dice ha-
berse verificado en punto no sustancial. Yo


( 2.6 7 )
Suplico á los lectores que guando hayan
leido la carta del marques Caballero , se
tomen la molestia de volver 11 leer el capi-
tulo primero del torno primero de mis Me-
¡norias, pues conocerán que se ha tomado
la ocasion de una especie levisima ( indi-
cada como de paso y por incidencia) para
dar á la carta del marques un título capaz
de persuadir por de pronto que mi narracion
era ofensiva. Los verdaderos motivos están
en las cartas del señor rey Carlos IV., de
la señora reyna Luisa su esposa; de la señora
reyna de Etruria su hija; y del general Tran-
ces Monthion , que yo reproduzco en el tomo
segundo, copiándolas de la gaceta francesa
titulada El Monitor Universal, que las ha-
bia publicado, y por cuyo-conducto son co-
nocidas en las gacetas de Europa que las
copiaron. Hago esta prevencion para que no
se piense que yo escribi cosa capaz de ofen-
der á mi rey , á mi nacion, á la tropa, y á la
mas distinguida y respetable oficialidad , cuya
idea es la primera que viene á la imagina-
cion luego que se lea el título de la Garla.


Lo mas particular es comunicarnos ahora el
marques varias especies que no resultan por
las cartas impresas en mi torno segundo contra
el pueblo de Aranjuez, contra los guardias




( 268 ),
de corps, contra la tropa, y contra los gofos
que tenian dadas órdenes de ocupar los cami-
nos por donde se retirase Carlos IV., y apo.
dorarse de la persona del principe de Asturias,
dejando que los reyes pasasen á la America,
por las quales especies califica de poco lea-
les á los guardias de corps ; de culpable al
pueblo de Aranjuez ; y de clelinquente á la
tropa; corno se- vé por las cláusulas y pa-
labras impresas con letra bastardilla. Yo re-
zelo que los interesados reputen por irónico
el título de la carta ; pues el que alli suena
defensor, resulta por dentro acusador.


Por lo respectivo á mi narracion dice que
podria inducir á creer que el marques tuvo
parte en el primer alboroto de Aranjuez;
lo qual seria contra su honor. Hace bien en
remover peligros de tal interpretacion; pero_
me parece que las palabras que refiero como
pronunciadas por el señor marques no pro-
ducen semejante consecuencia, sino la de
que noticioso de que se preparaba el segundo
motin , quiso precaberlo.


Dice parecerle imposible que el principe
de Asturias dijese á un guardia de corps en r7
de marzo de 18438 , que aquel din era el piagc
de sus padres, y que S. A. no guíenla ir. para
satisfacer á esto considero conveniente pro-


( 269 )
bar que yo no soy autor de la especie, sino
D. J. A. que scguia la Corte como el mar-
ques en Aranjuez, y publicó en Madrid
(durante la retirada de los franceses á Vito-
ria ) un papel que se reimprimió en 42 pa-
ginas de letra menuda, en quarto , por D.
Benito Monfort en Valencia en dicho año,
con éste título : Manifiesto imparcialy exacto
de lo mas importante ocurrido en Aranjuez,
Madrid, y Bayona , desde 1 7 de marzo hasta
15 de mayo de 18o8 , sobre la caida del prin-
cipe de la Paz, y sobre el fin de la amistad
y alianza de los franceses con los Españoles.


Despues de hablar del proceso del Esco-
rial , y de la entrada de las tropas francesas,
dice asi , página 9: « Sigue la marcha de las
» tropas: el íntimo amigo sigue ocultando el
» objeto d su fiel aliado ; y sigue hasta acer-
» carse á. la Capital. Ya Manuel Godoy co-
» mentaba á inquietarse guando llegó de Pa-
» ris su agente Izquierdo (segun se dijo ) con
» el anuncio de la, proyectada ruina de los
» Borbolles , y se dispuso la evasion de la
» familia real. El suceso ha probado que era
» la única medida prudente en las circuns-
» tancias ; pero propuesta por el principe
» de la Paz , no tuvo un solo partidario:
» No se reflexionó que las miras del mal-




( 270 )
» vado de Francia no podia conocerlas sino
» otro malvado que viese la posibilidad en
» su capacidad misma. Nadie vió que el acu-
» sador del Escorial era el único que pocha
» sospechar los partidos que de la division
» supuesta entre el padre y el hijo quería
» sacar el usurpador de las naciones. Nadie
» calculó mis que sobre sus intereses : na-
» die en fin se acordó de la Nacion.


» Un ministro ( que aunque bastante ini-
» quo para no ser engai


-iado) no ha tenido
» la aplicacion de estudiar los elementos de
» Maquiabelo para perfeccionarse; ó (mejor
» dicho ) que teniendo la voluntad , carece de
» los medios de ser malvado cle primer ¿mien,
» no descubrió las intenciones de Napoleon;
» ó (si las entrevió) no se ocupó mas que de
» contrariar al principe de la Paz. Representó
» á Carlos que el héroe conquistador del
» Austria y de la Prusia que habia dexado
» sobre el trono á aquellos soberanos , no.
» arrancaria el suyo al rey fiel y generoso
» que se habia sacrificado á sus caprichos
» mismos ; que la evalion iba á sumergir la
» España en un abismo de males : y que
» en todo caso (antes que en la fuga) de-
» bia buscar su seguridad en los brazos yr
» en los pechos de sus valerosos vassallos.


( 271 )
• » Carlos se persuadió, no tanto por estas
y reflexiones quanto porque en aquellos mis-
» mos chas recibió una carta muy amistosa
» del emperador, en que le confirmaba la
» anunciada visita. Tambien habló 11 sir con-
» fianza de la Rezada de catorce hermosos
» caballos normandos de regalo , y fue por-
» lador de uno y• otro medio de sed uccion
» un gentil-hombre , gran cruz de la Legion
» de honor.


» Sin embargo, el principe de la Paz ( que
)? medía los pasos del duque de Berg ) in-
» sistia solo en la evasiou ; y al fin pudo con-
» vencer al rey. Dió las órdenes convenien-
» tes al intento : Salió de Madrid su primera
» muger con sus lujos, y una parte d.e sus
» tesoros (r). Reunió en Aranjuez las tro-


pas de casa real , y mandó que del Portu-
gal saliera nuestro cxército ; sin duda con


» la mira de asegurar la retaguardia de los
» desgraciados Barbones, que por su interes
» únicamente quería conservar. Todo estaba


(i) El autor quiso designar con esta expresion
D'ola Josefa Tudó , condesa de Castillo-fiel , amiga del
principe de la Paz, quien tenia de ella dos hijos , que el
el mismo principe dixo en una de sus cartas no ser le-
gitimos.




( 272 )
» preparado en secreto para. salir d media
» noche del 1 7 de marzo segun se creyó con
» fundamento.


» Fernando no quería alejarse del exéreitn
» &anees , en quien miraba su vengador. EL
» pueblo no porfia soportar la ausencia de
» su rey , mayormente guando se le hacia
» un misterio de los motivos, y del objeto
» de la evasion. y como uno y otro desea-
» ban que Godoy fuese única víctima de la
» ira de Napoleon , no querian que evitara
» el castigo que le preparaba por su corres-
» pondencia con Alexandro , que se supuso
» entregada en la original y tenebrosa paz
» de Tilsit.


» Bonaparte con sus procedimientos obs-
» euros habia preparado la evasion de la fa-
» milia real para tener el pretexto de ocupar:
» el reuno (iando le huían , viniendo como
» amigo. Godoy ayudaba sus intenciones sin
» tener el mismo objeto. Fernando y el pue-
» blo las contrariaban creyendo auxiliarlas;
» pero todos á una corrianá su perdicion , y
» no hacian mas que variar y empeorar el
» modo con que rabian de ser despedazadas
» las victimas.


» Rodeado Fernando de espías muy, vigi-:
» lantes, pudo eludirlas un momento para.


(273 )
» decir á un guardia de corps en la maiiamt
» del. 1 7 de marzo :.lista noche es el viage
»y yo no quiero ir. Si el rayo es muy veloz
» en su curso y sus electos, tambien lo fue-
» ron estas palabras en los corazones de un
» pueblo que recelaba ya que Godoy estaba
» de acuerdo con Napoleon; y que no 'pu-,
» dia sufrir mas la opresion de un -favorao
» despreciable, desde que le miraron como
» un traidor contra el rey mismo, y contra
» la patria, sacrificarlos en la evasion:


.» Tal es el origen , el nudo y la tran•:
» que se ha llamado flevohtcion de Aran-
» Testigo imparcial de los sucesos que
» refiero (sin pertenecer ningun partido
» mas que al de la verdad ) puedo' ofrecer
» un• testimonio la Nacion, al mundo, en-
» tero , y á la posteridad mas remota á que
» deben llegar los hechos que á mí mismo
» me parecen soñados.


» Los habitadores de Aranjuez' alarmados
`como se inquietan los hijos tiernos qiie-té-


» men la • ausencia de su padre ) rondaban.
» aquella noche sin otra mira que la de obs-
» truir los caminos con sus personas'apiña-
» das sin armas , y ablandar al rey con sus
» gemidos y sus lágrimas. Sienten nigua mo-
» vimiento en la casa del traidor ; se acercan


S.




( 274 )
» curiosos los húsares que la custodiaban: co-
» meten la i mprudencia de hacer fuego so-
» bre los exploradores solícitos; y al punto
» encendida la indiguacion general acomete
» la casa. Era tan inocente el objeto de los
» que rodeaban, que un criado me pidió li-
» cencia francamente para hacer un quarto
» de ronda, y se la concedí , porque me re-
» presentó que si el rey podia escapar clan-
» destinamentc, el pueblo podia pretender
» que no le abandonára. »


Siento no tener ¿ la vista otro papel im-
preso que leí en Madrid publicado por el
conde de Montijo, que se gloriaba de haber
sido autor de los sucesos de Aranjuez, vi-
niendo desde Andalucía en posta para este
fin que dice tenia muy premeditado. Pero
á mi propósito solo hace falta la reflexion de
que yo no dije nada contra el pueblo de
Aranjuez, contra la tropa, contra Montijo,
ni contra la mas distinguida y respetable
oficialidad, aunque me ofrecían materiales
los dos textos 3 quanto menos contra mi rey
y mi nacion 3 pues no soy capaz dé pensar
ni hablar, quanto menos de obrar y escribir
lo que pudiera ofender á mi soberano y á
mi pa tria,


275 )
NUMERO CXXXIX.


Arenga de la ciudad de Valencia al niaris.
cal conde de Suchei, en 24 de•.enero
de 1812 con motivo de su entrada.


General conquistador , bien venido. La
ciudad mas rica y opulenta de España, do-
lorida , q ueb cantada , y moribunda. , estaba
esperando este feliz afortunado dia. Entrad
én ella, excelso conde, y dadla vida. Las
leyes y los estatutos godos , mozarabes y bár-
baros que supieron reducir al reyno mas fe-
raz á la mayor miseria, salgan de ella al mo-
mento desterrados , abolidos, y extinguidos.
Renazca la abundancia de que es suscepti-
ble un campo tan ameno fdrtil, y fecundo.
Compadeceos de sus habitantes , general con-
quistador; protegedlos y alentadles. El bár-
baro gobierno que les ha estado tiranizando
por tanto tiempo (i que Bias tan horrendos!)
iba á la g fi i d ellos, si se hubiera retardado
esta hora tan deseada. Su. carácter no es do-
loso , pérfido , ni rudo. Los Valencianos ,
conde excelso, son dóciles , leales, C inge-
niosos: os aman , y darán pruebas de ello.
Amadlos vos, general conquistador 5 prote-
gedlos, animadlos y recomendadlos á su




( 2 7 6 )
augusto rey el señor D. Josef Napoleon. ¡Ah!
¡Pluguiese al cielo que fuesen oidos sus fer-
vientes ruegos ! Pedidle su amor para con
ellos. Excitad su piedad y conmiseracion
aria éste desolado pueblo. Aseguradle que
no tendrá subditos mas dignos de su cora-
zon. Yo Os prometo que su fidelidad, gra-
titud y lealtad la justificarán los tiempos.
Todo está dicho : no os detengo mas : en-
trad y observareis luego el deseo del pue-
blo.— D. Josef Prat y Q Liad ras , alcalde ma-
yor: Armengol .Dalmau de Cohens , al-
calde mayor : el marques de Carroz , re-
gidor : el marques de Valera , regidor :
Mariano Rubio v Ferrer, regidor: D. Fran-
cisco Castillo , regidor: D. Vicente ,Pasqual
de Bonanza , regidor : D. Vicente Juan Es-
coto , regidor el baron de S. Vicente y Gi-
ner, regidor: D. Josef Jnsa y Bello , regi-
dor : D. Agustin Abas Vibes de Portes, re-
gidor : joaquin




Villareya regidor: D.
Nicolas Mañez, regidor : D. Antonio .Jos,
diputado del comun : D. Pedro Vicente Bel,
diputado del cornun : _Antonio Gregorio
Nogm's , diputado del coman : D. Ratuon
Cu bells , diputado del coman : D. Teodoro
Bollo de Lledó , sindicó procurador general
de la ciudad: D. Pasqual Antonio Ferrando


(.277 )
y Gil , sindico personero del coman :
Manuel .Joaquin Sancho, secretario del ayun-
tamieftlo : D. Antonio Gonzalez alguacil
mayor de la ciudad : D. Antonio Mayó y
Serra, subsindico : D. Cayetano Bayos, sub-
sindico D. Ramon Vibes, escribano ayu-
dante.


Nota. Esta arenga clebia unirse con la que
hicieron en Madrid al rey .Josef los comi-
sionados de la ciudad de Valencia y de su
clero , al tiempo de presentar las actas del
juramento de fidelidad prestado por todos
sus habitantes en la iglesia solemnemente
ante la sagrada eucaristia : pero no pode-
mos por no tener ;',t la vista las gacetas de
Madrid ; en que se publicaron las de los
pueblos principales del reyno. ellas remi-
timos al curioso que quiera cotejar el tono
en que hablaban todas las Comisiones con
el que se nota en los cortesanos despues de
la restitucion de Fernando VII al trono de
Es p a fi a.




( 278 )
NUAIER O CXL.


Carta escrita en la Coruña dia i5 de Agosto
de 1808 , que dá noticia de la insurreccion
de Galicia.


La Cortina y agosto , 15 de i8o8. —Serior
D. Francisco mi estimado amigo : Llegó el
tiempo de que pueda informar á Vmd. guando
y como comenzó en este reyno de Galicia
la insurreccion que tan famosa es en poco
tiempo. No quiera Dios que los franceses
vuelvan h esa, y nos corten la correspon-
dencia. No sucediendo ésta desgracia , yo
contaré á Vmd. cosas que le han de admirar.


El dia de S. Fernando, 3o de mayo, fue
la primera explosion en La-Coruna y se
verificó con motivo leve y despreciable al
parecer. Hasta entonces Galicia estuvo sumi-
sa enteramente á la Junta Suprema de Go-
bierno, nombrada en esa corte por nuestro
rey Fernando. Sus órdenes eran obedecidas,
y puestas en exeeucion : los gallegos del
baxo pueblo estuvieron dedicados única-
mente á su trabajo, como tienen de costum-
bre; y los demas se contentaban con mur,
murar en conversaciones particulares.


1,ia noticia de lo sucedido en esa corte dia


( 279 )
dos de mayo aumentó aqui la materia del
descontento, y dió motivo á la circulacion
y bulto de dos especies , que poco á. poco
fueron acalorando ánimos, y preparándolos
para imitar á Madrid ; la una por parte de
algunos oficiales de regimiento ; la otra por
la de clérigos y frayles. Los militares hicieron
creer que Napoleon proyectaba llevarse al
Norte de la Europa todas las tropas espa-
ñolas, dexando en España las francesas ;
cuyo fin se suponia traer muchos carros lle-
nos de esposas de fierro para sujetar á. los
soldados renitentes. Los clérigos decian que
la venta cle las heredades de capellanías sus-
pendida por decreto de Fernando VII, se
verificaria de nuevo rápidamente.


Mientras estas especies pasaban abultadas,
y mezcladas con otras de boca en boca, la
provincia de Asturias, nuestra vecina, se
puso en insurreccion completa contra las
autoridades constituidas, acusando de tray-
dores afrancesados á los geles militares, ci-
viles y políticos, despojándoles tumultuosa-
mente del exercício de sus destinos, y nom-
brando una Junta provincial, que gober-
nó á su modo , publicó la independencia
de Asturias, y promulgó la guerra contra
los franceses. Aquella Junta envió diputado-




( 280 )
/ Galicia con la comision de exhortar á la
imitacion , de suerte QIIC se reuniera éste
reyno con aquella provincia, para proceder
de actierclo en todas las ocurrencias contra
los que llamaba enemigos comunes. Pero los
insurgentes de Asturias no lograron su idea,
porque , habiendo manifestado el represen-
tante su comision en esta ciudad de la Co-
ruña , le dixo uno de los mas principales ma-
gistrados que saliera pronto del pueblo sin
hablar palabra del asunto con nadie, por-
que de lo contrario se le arrestaria como cri-
minal , y le sardria cara la cotnision.


El asturiano accedió á la propuesta ; pero
se detuvo en Mondoñedo, donde se reunió
con otras personas , y trató del asunto con
ellas por la casualidad de lo sucedido en
Leon , cuya ciudad se sublevó cayendo en
el lazo que Galicia supo inutilizar por en-
tonces. Bien poco tiempo duró nuestra tran-
quilidad.


. Leon hizo lo que habia hecho As-
turias. Su emisario unido en Mondoñedo con
el asturiano, habló con otros particulares,
de cuyo• Club resultó salir para esta capital
ele Galicia un joven estudiante como enviado
á consultar de parte de la ciudad de Mondo-
:Fiedo, qua' conducta convenia seguir en las
circunstancias de su vecindad con Oviedo


( 231 )
par un punto, y con Leon por otro. El es-
tudiante llegó la Coruña en 28 de mayo:
Muestra insurreceion comenzó dia So en esta
ciudad , y en tres dial ya se habia extendido
por todo el reyno de Galicia. El motivo
(por mejor decir el pretexto ) se halló en
las circunstancias casuales (lel dia.


Era costumbre general de las plazas de
armas enarbolar la bandera en el dia de S. Fer-
nando, rey de España , desde 1789 (en que
Fernandó fue jurado principe de Astu-
rias sucesor del trono) y aun no sé si desde
el revnaclo de Fernando VI , con salvas de
artilleria para celebrar la fiesta. El capitan
general comandante del reyno de Galicia,
D. Antonio Filangieri , era natural de Ná-
poles, y no 'español , aunque muy afecto á
la casa de Borbon , infinito mas que á la
de Bonaparte pero noticioso de las ocur-
rencias del trono hechas por los p•incipes
Borbones, y mandadas publicar y cumplir,
Acoja las órdenes que de Madrid le co-
municaba la Junta Suprema Gubernativa
del reyno. Creyó consecuente á la situacion
crítica de los negocios no enarbolar la ban-
dera de S. Fernando , v esto bastó para dar
principio á la revolucion.


A la vista del Ferrol y de la Coruña es-




( 282 )
taban en el mar bloqueando el puerto clec
Ferrol , algunos navios ingleses , cuyos co_
mandantes sabian diariamente, por medio
de los contrabandistas y pescadores quánto
pasaba en Asturias y Galicia, y aun en toda
España; pues por lo mismo que teníamos
guerra con ellos , estaban mas curiosos de
adquirir noticias, especialmente de lo rela-
tivo á franceses, á quienes deseaban hacer
quanto daño pudiesen. De aqui se deja dis-
currir que no clesperdiciarian las ocasiones
que los contrabandistas y los pescadores les
ofreciesen para sugerir en tierra ideas agra-
dables á su gobierno británico.


Tambien habia cierta clase de gentes en
la Coruña, muy resentida contra el coman-
dante general Filangieri, desde algun tiempo
anterior , por haber sacarlo para el Ferrol
regimiento de iMivarra (inlanteria de linea)
uno de los que formaban la guarnicion de
esta plaza por espacio de muchos años.


Con esta especie debe juntarse la de
coman entre las gentes del bazo pueblo de
éste pais el barbaro abuso de llamar judioá
todo extrangero , creyendo necia y grosera-
ramente que ninguno es buen cristiano ca-
tólico, como no sea español, no obstante lo
qual ( con notoria inconsecuencia) estiman


( 283 )
á los ingleses, guando éstos hablan conforme
á sus pasiones.


Luego que se notó no estar enarbolada
la bandera en la plaza de armas , no ha-
ber salva con los cañones de artilleria , se
levantó una voz popular diciendo « Usto es
» judiada» significando que el general Filan-
gieri , como extrangero , era jadio y no que-
ria celebrar la fiesta de S. Fernando por com-
placer á los judios franceses. La voz cundió
por el pueblo, y en pocos minutos reunió
millares de personas. No se descubrió autor,
gefe , ni cabeza de esta conmocion. Las cir-
cunstancias antes referidas ofrecen campo
dilatado al discurso.


Se presentaron al general los amotinados
pidiendo á. gritos, y con amenazas que man,
dára enarbolar la bandera : Filangieri lo
mandó; pero aquellos no se tranquilizaron.
La concesiou de una cosa motivó la soli-
citud de otras. Pidieron que el regimiento de
Navarra volviese h la Coruña ; que las ar,
mas conservadas en el parque de artilleria se


distribuyese n entre. los habitantes del pueblo;
que se proclamase por rey 4 Fernando triI ;


y se declarase la guerra luego á los fran-
ceses.


Bastó no responder afirmativamente á. la




( 284
)última proposicion para insultar al generalcon expresiones injuriosas y violar los res.petos debidos al gobernador de la pro vincia,y á su casa que allanaron desde luego, rom-


piendo vidrieras , apoderándose de los pape-
les de la secretaria de la comandancia gene-
ral de Galicia, destrozando éstos, y persi-
guiendo al gefe mismo Filangieri, que por
entonces salvó su vida saliendo de su casa
por una puerta falsa del jardín , y refugian-
dose al convento de frayles. dominicos.


Luego marcharon muchoS amotinados al
parque de artilleria, se apoderaron de los
cañones y de las armas suficientes á mas de
quarenta mil personas ; y en todas estasostiones la tropa conservó inaecion , de
g


suerte que no dejó duda sobre qual era su
partido , y


no tardó mucho en declararse
abi


ertamente por los sublevados contra las
autoridades constituidas, obedeciendo al atre-
vido que usurpaba la voz del pueblo, no
obstante que cinco regimientos, componen-
tes la gu


arnicion, podian haber bastado conlos a rtilleros, á dar tranquilidad pública sihubieran querido..
El mariscal de campo D. Francisco Bied.,


ma recibió terrible golpe de piedra disparada
con


tra él porque procuraba el sosiego. Fabro,


( 285 )
coronel del regimiento de Toledo fue apa-
leado á. traycion en las espaldas por el es-
cribiente de un notario; y otros muchos ofi-
ciales de mérito y grados respetables, sopor-
taron varios insultos por premio de su loa-
ble zelo del órden. No es facil contar la mul-
titud de barbaridades del populacho.


El consul de la nacion francesa fue bus-
cado con ansia. Se le hubiera quitado la vida
si otras personas juiciosas y autorizadas de
la ciudad no le hubiesen escondido , y des-
pues enviado al castillo de S. Anton , sito en
medio de la mar.


Quisieron los amotinados acometer á. va-
rias 'casas de personas particulares, y entre
ellas la de un guarda-almacan de artilleria
(odiado por el populacho, solo por ser rico,
habiendo sido antes pobre ) y ponian por pre-
texto que su casa era depósito de las espo-
sas de fierro llevadas ( segun clecian ) por Fran-
ceses para conducir presos á los jóvenes sol-
teros aptos á la milicia, con idea de que sir-
viesen á Francia.


Un madrilerio , maestro de hacer sillas de
montar á caballo , nombrado Sinfuriano Lo-
pez , y un marchante de medias de lana, fue-
ron los cabezas visibles de los amotinados
'en aquel momento; y por fortuna el primero




( 286 )
tuvo la feliz ocurrencia de llevar por las ea-
Iles en triunfo, con la másica de los regi-
mientos el retrato de Fernando VII. Mere-
ció aplauso la especie; se pu


-so 'en práctica,
y las gentes se contentaron entonces con
cantar lo que les venia en su memoria, y
gritar viva Fernando : mueran los franceses:
mueran los traydores.


El capitan general Filangieri, el regente
de la real audiencia de Galicia , y las auto-
ridades constituidas de la ciudad, procuraron
reunirse para deliberar sobre los medios de
tranquilizar á la multitud; y convocaron á
los párrocos y los prelados de comunidades
religiosas. Las circunstancias sugirieron la
idea de constituirse todos estos en Jimia per-
manente gubernativa. So notó desde luego
una diferencia substancial entre los magis-
trados antiguos , y las personas de curas y
frayles agregados al congreso : aquellos pro-
pendian al objeto de restaurar la subordina-
cion , el órden páblieo y leyes represivas
de los atentados: los otros al de proteger las
proposiciones del populacho. La deelara.ciou
(16 la tropa en favor de éste privó á la Junta
de medios de poner en práctica, qualquiera
providencia que acordase contra los deseos
de la plebe.


( 287 )
Quiso ésta y mandó aquella , salir co-


misarios á las ciudades de Santiago, Tuy,
Orense , Lugo , Betanzos y Moncloriedo,
haciendo saber el suceso de la Coruña,
encargando enviar un regidor para miem-
bro de la Junta permanente á fin de que
por ella fuese gobernada toda la Galicia, y
publicar en todos los pueblos de sus res-
pectivos distritos la formacion de dicha Junta,
y la• obligacion de obedecer sus órdenes y•
providencias. Al tercero dia estuvo ya con-
movido todo el reyno de Galicia; y no es
fácil ponderar los desórdenes de cada pueblo.
Solo diré del de Orense , que los amotina-
dos dispararon contra la casa de ayunta-
miento , y mataron un regidor de la ciudad,
estimado de todas las personas sensatas.
Qiiando se reunieron en la Coruña los re-
gidores de todas . las ciudades, el congreso
se apellidó Junta Soberana de Galicia.
clero logró se agregasen los obispos de
Orense y Tuy.


Una de las propuestas en que mas insis-
tió el populacho, fue la declaracion de guerra
contra los franceses, y de amistad con los
ingleses que bloqueaban el puerto del Ferrol;
los curas y los frayles apoyarán el intento,
y vencieron en votes 1. los de opinion con-




( 288 )
traria: se publicó la resolucion , y se insufd
taba con título de t


•aydores íi quantos de-
cian ser arriesgada la guerra contra el ven-
cedor de teclas las Potencias Europeas.


Das caballeros de la Coruña, oficiales.. de
marina retirados, fueron á tratar con el co-
mandante ingles de la division bloqueadora;
y de órden de la Junta le comunicaron la
resolucion. Ya la sabian los ingleses por'
contrabandistas , pescadores , y otras perso-..
nas. Los españoles fueron recibidos con gran
música y regocijo. En el dia inmediato vi-
nieron aquí dos navios de linea escoltando
á nuestros diputados , y no , han faltado in-
gleses desde entonces. A poco tiempo vino -
el coronel ingles Doyle , con las famosas
fragatas españolas , cuyo apresamiento en
tiempo de paz habia producido nuestra guerra.
Hizo solemne restitucio, n, que se celebró
mucho , aunque se verificó sin los millones.
apresados en ellas.


Fuese ó DO influxo del ingles Do;1..
hubo en su época cierta novedad á que no
se habia movido el populacho en su mayor
éxáltacion. insultó á los franceses españp-.




lizados de muchos tiempos antes dedicados
al comercio y manufacturas. Allanó sus ca-
sas; robó y destruyó sus fabricas, y per-


( 289 )
siguió á sus personas de suerte que para con
servarles la vida fue forzoso reducirlos á
prision..


Peor suerte tuvo el caPitari. general Fi«;
langieri. Un sargento y algunos soldados del
regimiento de Navarra le asesinaron en Vi-
llafranca del Bierzo , ya fuera de Galicia.
Se interpretó su muerte como efecto de los
resentimientos formados por causa de la des-
tinacion del regimiento al Ferrol contra la
voluniad de algunos oficiales introducidos
en la Coruña mas que congenia para tran-
quilidad doméstica de muchas familias res.;
petables. Es posible que se aprovechasen
para la venganza los momentos del desór«
den general : por otra parte no se descubre
interes de un sargento y de pocos solda
dos en asesinato tan atroz. Lo cierto es que
no se le porfia imputar faltade patriotismo; .
pues antes bien (ademas de•otras providen
cias útiles , hijas de su gran talento y pro;,
funda instruccion) luego que vió acordada
la guerra contra los franceses ,• procedió
como quien considera forzoso hacer gran
des esfuerzos contra enemigo tan formida-
ble para salvar la patria. Dispuso inmedia,
tamente instruir en el manejo de las armas
¿a. quarenta mil gallegos , y formar excelerb,


S.




( 29,0 )
tes atrincheramientos en Manzanal, para im-
pedir la entrada del enemigo en Galicia. Su
muerte fue subseguida de incalculables des-
gracias. Sin ella el general Cuesta no hubiera
sacado de allí á los gallegos para la infeliz
batalla de Rio-Seco, antes que supiesen ma-
nejar la espada ni el fusil.


No me detendré á formar cuenta de las
desgracias personales que de tres meses á esta
parte se van verificando en Galicia por con-
secuencia cle nuestra insurreccion : bien puede
creerse que se ha sellado con sangre, no solo
en las grandes villas y poblaciones conside-
rables, sino en' casi todas, particularmente
las marítimas.


Ahora estamos ardiendo en intrigas sobre
quien haya de mandar, pees la ambicion se
apodera de todos los corazones. Los que mas
incomodan hoy por enredos; son el nuevo
conde de Maceda , D. Juan Caamaño, y
otro Ente de mala catadura y peores inten-
ciones, que procede con acuerdo del arzo-
bispo de Santiago D. Rafael de Muzquiz.
Ellos han intentado destronar á la Junta
Soberana, y ocupar su autoridad. Se ha des-
cubierto la conjuracion ; pero no se espe-
ran providencias enérgicas porque no es
costumbre de España tomarlas á tiempo.


( 291 )
Todos cuidan de tener imperio sobre los
gallegos , mas que de prepararse contra cl.
enemigo.


Ahora mismo se dan por tan seguros de
los franceses corno los de Madrid y toda la
Castilla, segun veo por varias cartas. Quiera
Dios que asi sea; pero lo dudo mucho. Si
los franceses repasan el Pirineo yo seré de
la misma opinion pero si se quedan en Viz-
caya, será prueba de la esperanza de nuevos
refuerzos..Y entonces ¿que será de nosotros?
Desgracias sobre desgracias, y ruina de pue-
blos y de familias. Entre tanto veo á Galicia
corno Potencia soberana en anarquia sepa-
rada' del gobierno de Madridy del resto de,
España. ¿ Quien será nuestro rey en el nom-
bre de Fernando Vil ? Digame Vmd. algo
sobre esto , mandando con entera libertad
quanto .por este pais pueda servir á Vinci.
su amigo y servidor que basa sus manos
Francis.) Bouzas. = Señor D. Francisco So-
moza. =


Nota. Esta carta merece juntarse con la del
número i34 , en que se da noticia de la in-
surreccion de Andalucia : y convinando sus
narraciones se verá el influxo ingles por me-
dio de contrabandistas y pescadores; de ma-




( 292 )
nora que sin su intervencion (disimulada,
oculta en sus principios , pública en lo su-
cesivo) no hubiese habido desgracia ninguna
en España. No habria pueblos quemados;
familias empobrecidas, Américas perdidas,
ni fábricas arruinadas. Si la real familia de
Borbon reynase de nuevo en Francia, Fer-
nando VIT hubiera vuelto á España como
su tio Fernando IV á Nápoles, el principe
de Orange á la Flolanda, el ingles al Han-
llover , otros soberanos á sus estados de Ale-
mania é Italia. La España se hallarla tan
entera como todos estos: El rey .Josef no
podria sostenerse como no han podido su
hermano Gerónimo en el trono de Wesfalia,
y su cuñado Murat en el de Nápoles. Sin
embargo , hoy se hace infelices á los que
previendo la parte sustancial de estas conse;
cuencias, y- no queriendo contribuir á los
males de su patria, huyeron de la anarquía,
y obedecieron las órdenes de Fernando VIL
La posteridad juzgará quien tiene razon. En-
tre tanto -España sufre los daños del iníluxo
ingles, cuyas ventajas consisten en destruir
la marina y manufacturas españolas, como
se ha verificado.


( 293 )
NUMERO CXLI.


Carta sobre el verdadero autor de las des-
gracias de' España.


S. D. JUAN NELLERTO.


Vmd. dixo en el prólogo del primer tomo
de sus Memorias para la historia de la re-
volucion española que « la suerte de doce
» mil y mas familias privadas de su pátria,
» y mas de cien doloridas en silencio dentro
» de la Peniusula era erecto de opiniones
» políticas, y convenia saber éstas á fondo;
» pero que Vmd. se proponia escribir con.
» tal imparcialidad, que solo seria redactor
» de los hechos y de las opiniones que se
» formasen sobre ellos. »•


Si yo viera en sus Memorias, referidos
todos los hechos , y manifestadas todas las
opiniones formadas sobre ellos omitiria
esta carta; pero advierto la, falta de algunos.
sucesos, y el silencio acerca-de algunas opi-
niones que considero importantes; pues aun-.
que Vmd. escriba solo Memorias, serán estas
diminutas sino comprenden todos los mate-
riales que ha de necesitar despues quien se
próponga escribir imparcialmente la histo-




( 294 )
ria, de que será parte muy esencial la in-
vestigaeion de las verdaderas causas que
prepararon la revolucion ; autores que la
produxeron , y principales resortes que ha-
cian mover la maquina política.


Vinci. ha visto impresos varios opusculos
en que se dicen cosas muy dignas de ser
referidas con indicacion (guando menos) de
lo que suponen por sí mismas, y de las con-
secuencias , que producen en buena lógica,
para que á su tiempo el historiador crítico
pueda raciocinar COMO buen filósofo.


Vmd. ha reunido muchos papeles relati-
vos á lo sucedido despues de la invasion
francesa; pero dexa Vmd. un vació inmenso
en los tiempos que la precedieron, por la
,qual algunos escritores franceses


. han mani-
festado ya pena de no ver todavia claro en
órden á las causas de la revolucion, parti-
cularmente el último traductor de la obra
del señor Escoiquiz, intitulada Idea sencilla
de las razones que motivaron el viage del
rey D. Fernando 1711.


d Bay071(1.
Entre las obras publicadas merecen par-


tieular atencion la indicada del señor I). Juan
Eseoiquiz porque él mismo asegura estar
instruido en todas las ocurrencias original-
mente, y krun ser autor único de algunas ; ta


( 295 )
del señor D. Pedro Cevallos, Exposicion de
los medios de que se valió Bonaparte para
la USUrpaCiOn del trono español, por haber
sido ministro del rey Carlos IV, del rey
Fernando VII, del rey Josef Bonaparte ; de
la junta central; de la Regencia; otra vez
del rey Fernando y por consiguiente uno
de los principales actores en el drama po-
lítico de la revolucion española ; las del
señor marques Caballero, intituladas Cartas
al señor Escoiquiz, y á \raid. , por haber
sido ministro y confidente del rey Carlos IV
antes y al tiempo de la causa del Escorial,
y de los motines de Aranjuez y Madrid, por
lo que intervino en casi todos los negocios
de la mayor importancia , y despues fue mi-
nistro del rey Fernando ; la Memoria de los
señores I). Miguel Josef de AzanZa , y D.
Gonzalo de °farra , porque ambos fueron
ministros del rey Fernando Vil en los tiem-
pos que precedieron al viage de Bayona ;
y la del señor marques de Almenara, em-
baxador del rey Carlos 1V en la corte do
Constantinopla, y despues ministro del rey
Joyel, defendiendo la buena fama de su di-
funto hijo D. Josef Elervás; pues todas ellas
( unidas á las cartas publicadas del señor D.
Mariano Luis de Urquijo , ministro del rey




( 296 )
Carlos IV, y despues del rey Josef ) con,t
tienen ciertas especies gravisimas que Vmd,
ha debido.


reproducir como preciosos mate-
riales para la historia.


Yo me propongo suplir la otnision de Vinci,
si quisiere dar h mis cartas algun lugar en
sus Memorias, empezando en esta por lo
que produce la obra del señor Escoiquiz,
relativo al origen verdadero de la re.volucion,
y especies conexionadas con el asunto.


Vmd. para indagarlo no retrocede mas que
á la desunion que supone haber existido en
el palacio real español, poco tiempo poste-
rior al matrimonio de Fernando principe de.
Asturias, con su prima hermana IVIaria An-
tonia l3orbon de


• Nápoles : Vmd. incurrió
aqui en grandes omisiones. La revolucion de
España , y las desgracias subseguidas de ella
provinieron de la reunion de causas parciales
que fueron preparando la qatástrole sucesi-
vamente; dignas de ocupar lugar distinguido
en las Memorias de Vmd.


La desgracia del rey- de Francia, Luis XVI,.
en 1 792 dexó ¿"1 la España en peligro próximo
de su ruina. Todo el gran sistema político
de Luis XIV, reducido á que los tronos Es-.
pañol y Frances fuesen ocupados por prin-
Çipes de una misma faimilia quedaba des'


( 297 )
Unido con la fundacion de la república fran-
cesa. El monarca español debía contar en
qualquier caso con solas sus propias fuerzas,
y estas se disminuian progresivamente á pro-
porcion de lo que se propagaban las ideas
erroneas de una falsa libertad que alha,7a
con el nombre para matar con la posesion.


? Por que desde aquel dia no se tuvieron
siempre cien mil soldados españoles en la
frontera de Francia? ¿Por que, y por quie-
nes se introduxo la discordia entre los que
servian á Carlos IV y los de servidumbre
del principe de Asturias su hijo ? ¿Por que,
y por quienes se formó una conspiracion ,
cuyos efectos fueron abdicar Carlos IV la
corona sin haberlo antes pensado ( aunque
ahora se quiera decir lo contrario ) en fa-
vor de un hijo principe sucesor, que tam-
poco habia imaginado reynar antes de la
muerte de su padre? ¿ Por que buscan un
apoyo en Francia Carlos IV por una parte,
Fernando VII por otra? ¿ Por que lin, y con
que medios se pone h los dos reyes padre é
hijo en estado de reputar como ventaja una
resolucion tan peligrosa ?


El exámen de estas questiones es útil en
la historia para enseñar á precaverse contra
los designios delps extranseros, la estupidez




.298 )
de unos españoles, las asechanzas de otros.
El indicará quienes se han conducido por
ideas de interes particular, y quienes por
verdadero amor de la patria, errando ó acer-
tando en los medios de servirla. Entonces
podrá calcularse dual y cuanto haya sido
el mérito de unos y otros constituidos en
medio de una revolucion sin centro donde
reunirse, sin guia que los dirigiese, sin rey
que les mandase, sin otro código que su con-
ciencia, sin obligaciones mas que las de ho-
nor; sin otro recurso nue la divina provi-
dencia. Entonces se podrán apreciar esas
horrendas proscripciones que dexan aíras las
romanas de los tiempos de Sila y Mario.


No debe olvidarse haber hecho con honor
Carlos IV la guerra contra Francia ; pero
que sin embargo se rió precisado á firmar
paces en 1 795. El cardenal arzobispo de To-
ledo había publicado cierta carta pastoral en
que decia « Los sacerdotes franceses han ha-
» liado un asilo entre nosotros; pero el clero
» español tendrá que atravesar los mares, y
» refugiarse en el nuevo mundo. » Esta pas-
toral ftie mandada recoger por haber asus-
tado á la Nacion el solo amago de fugarse al
América : el gobierno nunca dexó de consi-
derarla como lugar de asilo. Tal. era el es-


( 299 )
fado de los negocios políticos. Ninguno que
se acuerde de la critica sítuacion en que se
rió España , y de la conducta de los ingle-
ses acerca de nuestra csquadra, podrá cen-
surar aquella paz; pero luego se rió prác-
ticamente que Francia dominaba en España,
pues solo asi porfia tener lugar el tratado
de alianza defensiva y ofensiva hecho en 1796.


Desde aquella infeliz época el cetro es-
pañol tenia solo precaria su existencia. Qual-
quiera francos recomendado por un director
de la república, ó por otro qualquiera miem-
bro de su gobierno, era recibido en Madrid
con tantas consideraciones como si fuera un
soberano. Tal era el ascendiente que las
conquistas y ventajas militares de la nueva
república daban sobre nuestro ministerio ,
no hay que extrañado guando todos los so-
beranos de Europa ternian la ruina de sus tro-
nos. Sus embaxadores no sé presentaban al
obsequio de los Directores franceses sino
sujetándose á sufrir la mortificacion de oir
amenazas de exterminar del mundo todos los
emperadores y reyes.


En tan delicada si tuaeion se hallaba España
el año de 1797 , que va en mi concepto á
.formar época fixa del origen verdadero de
nuestra revolucion y sus .calamidad es. No




( 3oo )
inventaré yo los hechos : no citaré para st/
apoyo textos sospechosos ; su autor mismo
se gloria de serlo. El señor Escoiquiz en su
citada obra, tratando de referir sus méritos
para defenderse de las acusaciones extraju-
diciales (pero públicas ) que todo buen es-
pañol le hacia de haber puesto á su rey en
el precipicio de Rayona , dixo entre otras
cosas : « ¿ Que otra conducta se podia espe-
» rar, ni que imprudencia culpable se po-
» dia rezelar de un hombre á quien las cir-
» cuusta.ncias y su corto mérito habian co-
» locado en el manejo de los negocios pu-
» blicos; pero jamas la ambicion? ¿ De un
» hombre que siendo (sin haberlo pretera-
» dilo) maestro de su rey quando era prin-
» cipo, se sacrificó por la Nacion, atrevien-
» doce á hacer en 1 797 y 98 á la reyna, y
» aun al rey Carlos, las representaciones mas
» enérgicas de palabra y por escrito para


el remedio de los males que oprimian la
» monarquia ; aunque sin otro fruto que el


que esperaba de hacerse exónerar del em-
pleo y desterrar de la corte ? ¿ Que otra


» cosa se podría creer de un hombre que
» fue, el cínico escudo de su principe en
» quanto su ningun poder lo permitia con-
» tra la tiránica opresion de Godoy? Que


( Sor )
» se arrojó el primero á combatir ese mons-
» truo , desciabriendo sus infamias , acorne-
» tiendole cara á cara , y acusandole á los
» ojos del mundo, de tirano y de traydor y
» á. discurrir y poner en práctica todos los
» medios compatibles con la lealtad debida
» al rey reynante para derribar aquel coloso,
» y salvar al augusto principe, y á su amada
» pátria, poniéndose al riesgo . mas inminente
» de perder la vida sobre un cadalso como
» un traydor? Hechos notorios á la Nacion,
» cuya admiracion y amor recompensó su-
» perabundantemente su zelo y trabajos, y
» que constan en la famosa causa del Esco-
» rial. »


.Hablando de la parte que tuvo despues en
la persuasion del viage, de Rayona dice:
» Mis conocimientos y producciones litera-
» rias, mi reputacíon , mi edad y el sumo
» amor que yo debia tener á mi soberano;
» á mi discípulo, comparable solo al amor
» paternal mas tierno :: : que digo! mi gro-
» ria , mi interés propio (aun quando yo
» fuera un egoista) no me obligaban á
» exáminar con la mayor madurez las razo-
» nos en un asunto de tanta importancia.? (a).


(1) Escoiquiz : Idea Seucilla : cap. 3. pag. 61 y sig.
(2) Escoiquiz pag. 64.




( 3o2 )
En sus conferencias con el emperador Na,


poleon en Rayona, tratando de los hechos
anteriores á la renuncia de la corona hecha
por Carlos IV supone haber dicho á S. M.
» Nadie puede hablar de aquellos sucesos
» con mas conocimiento de causa que yo,
» pues ji/i el primer móvil de todos los pasos
» que sirvieron de base á aquel ridículo pro-
» ceso criminal del Escorial (1).


Habiendo hablado de la correspondencia
secreta., seguida con el principe de Asturias,
tenia ya escrito lo siguiente: « D. Manuel
» Godoy despertó con su ambicion desea-
» frenada en todos los Españoles (y parti-
» cularmen[e en el principe de Asturias) la
» justa sospecha de que aspiraba al trono;
» lo que obligó á S. A. (privado como es-
» taba de todo otro apoyo ) á encargarme
» que me valiese de los medios posibles para


‘» precaver tamaño atentado , áirviendose para
» que me llegase su carta ( fecha en Aran-
» juez á principios de marzo de 1807) del
» conducto secreto por donde nos corres-
» pondiamos S. A. y yó hacia mas de dos
» años (a). »


(1) Pag. 14o.
(2) Cap. a. pag. 9,


( 3o3 )
Conviene tener presente ahora que Fer4


pando VII nació en i4 de Octubre da 178./i,
casó en 18(33, y enviudó en ' Sol QueD. Juan
Escoiquiz nunca fue ayo, ni confesor, ni
director de la conducta moral ni política del
principe de Asturias , ni aun director de sus
estudios , sino solo maestro 1:1 preceptor de
S. A. en el ramo de humanidades y elemen-
tos de matemáticas, de "cuyo nombramiento
era deudor al principe de la Paz , el qual
le acordó uní distinguida proteccion guando
las circunstancias concurrentes realzaban
mucho el favor; porque siendo Escoiquiz


, [onces canónigo de Zaragoza , se ,hallabas
perseguido y:mortificado 'á causa de rumo-5
res de conducta libre con la gobernantia
de su. rnenage doméstico , á la qual llevso
despues á. Toledo con título de parienta,
por" último á Francia. Que el principe de ;-v a
Paz cayó del favor real' en el año de 175
poco tiempo despues de haberse declarad
en Aranjuez públicamente por amiga suya
Doña Josefa Tildó, con habitacion y familia
correspondientes á este concepto. Que dismi-
nuyend ose por grados la proteccion real á Go-
doy , llegó el disfavor al extremo de hacerle
dexar el ministerio de Estado , el qual se diá
í D. Francisco SaaVedra en el mismo tiempo




1


( 5o4 )
que el de Gracia y Justicia 11 D. Gaspar de
Jeyellanos, los .quales cesaron en el último
terbio de 1798, reemplazando el señor D.
Mariano Luis de lirquijo al señor Saavedra,
por los achaques de éste, y el señor mar-
ques Caballero al señor Jovellanos, sin que
tuviera en estos quatro nombramientos parte
activa el principe de la Paz, que vivia re-
tirado solo y desairado en Madrid sin se-
guir la real corte á los Sitios, hasta que co-
menzando a restaurar algo de favor en 1799;
avanzó en rboo, hizo la guerra de Portu-
gal en 1801, y fue aumentando su prepo-


,,tencia y favor' hasta 1808.
» La convinacion de todas estas especies
»lebe ser el hilo que nos conduzca natural-
» lente examinar los planes y objetos del
» t ñor Escoiquizeu el año.1 797 ; para conocer
• riiales debieron ser, y quales fueron las con-


secuencias de su conducta política. Su augusto
discipulo tenia de doce arios á trece , incapaz
de pretender nada que no fuese agra.dabl e á los
reyes padres, que lo adoraban y se miraban
en él como en un espejo , víendose cor-
respondidos en el amor. D. Juan .Eseoiquíz
( sin otro cargo que de enseñar humanidades)
se gloria de haber tenido valor de hacer
« en 1 7 97 y 98 á. la retina, y aun al rey.


13o5 )
» Carlos las representaciones mas enérgieáj
» de palabra y por escrito para el. remedie' de
» los males que oprimían la monarq'Ula
» aunque sin otro fruto que el quo esperaba
» de hacerse exónerar del empleo , y des.
» torrar de la corte.


¿Quien •.o autorizó para tales gestiones
con sus soberanos ? ¿El principe de Astut..
rias? S. A. conservaba todo el candor de la
infancia, y por sus pocos años y ninguna
práctica de negocios estaba todavía incapaz
de conocer quales eran los males que °pi-,
mian ln monarquía; y por consiguiente de
dar comision á su maestro de humanidades
para representar como ministro ú consejero
de Estado, fi empleado público. Es legítima
consecuencia que procedió por impulso
proprio.


¿(duales eran los males? ¿Era el sistema
de contribuciones arbitrarias por solas cartas
ministeriales corno si fuesen leves? ¿O el
de recaudar y administrar la real Hacienda
con el modo mas rtiírioso destructivo de las
fuentes productivas 'de 'dinero, in u til al
aumento de las rentas anuales? ¿Era gober,.
nar las materias políticas por sola sugestiori
de un ministro, y guando mas ron el dicta,.
finen de unos sentenciadores de pleytos,




( 3o6 )
truidos únicamente (por lo comun ) en el
sentido de las leyes relativas i controversias
forenses? ¿Era convertir los tribunales en
comisiones compiladoras de procesos para
que se hiciera despues solo aquello que
quería un ministro del despacho universal?,
Era usurpar el nombre del rey en las secre.7,
tarias ministeriales, de suerte que se desairase
á laMagestad? (En la secretaría de Gracia
Y Justicia sonó mandar el rey se hiciese salir
de Madrid una persona, diciendo estar
con falsos pretextos faltando á. la residencia
que debia tener en otro pueblo por su des-
tino; al mismo tiempo que sonaba en la se-
cretaria de Estado , no concederle S. M. el
permiso de retirarse de la corte dexanclo la
comision real en que se hallaba empleado.)
¿Era mirar con indiferencia la oxecucion de
bulas obtenidas para la venta de bienes rai-
ces eclesiásticos del clero secular, pues ur-
gia ya la circulacion do ellos entre las fa-
milias del Estado ? ¿Era no cumplir otras
bulas que habia para disminuir el número
de conventos y de frayles.? ¿Ola inaccion
sobre las otras bulas que permiten la venta
de sus bienes para pagar la deuda pública?
. Ciertamente si el señor Escoiquiz repre-


sentaba sobre todos estos males , poctia co-


307 )
meter. un exceso de zelo indiscreto, inez
dándose en negocios que no le pertenecian
por su estado ni su destino ; pero á lo me-
nos era forzoso confesar que acertaba en e I ob-
jeto; pues todos esos eran los verdaderos males
que oprimian la monarquía despues de los
gastos de la guerra con Francia. Mas per des-
gracia tenemos pruebas de que lás represen-
taciones de Escoiquiz no fueron contra se-
mejantes males, puesto que apenas Fernan-
do VII ha vuelto al trono y el señor Escoi-
quiz ha exercido su infiuxo , lo primero que
aconsejó á S. M. fue restituir todos esos asun-
tos al ser y estado que tenían en marzo
de 18o8, el qual (siendo conforme al sis-
tema de t 797 ) habia empeorado la situacion
de la monarquía, como efecto natural de su
con tinuacion.


¿ Quales serian, pues, los males represen-
tados? ¿Serian los que creyese hacer el fa-
vorito principe de la Paz , recibiendo muchos
sueldos , disponiendo del dinero del tesoro'
público con medios indirectos, y dispensan-
do los empleos á su agracio por abuso de la
confianza régia ? No ha querido el señor
Escoiquiz aclararlo • en su idea seni7117a;
pero quiso que todos lo comprendiesemos
con otra multitud de males de que su-•




( 3o8 )
pone autor en muchas cláusulas genéricas
de su obra. La memoria hizo traicion al
señor Escoiquiz al tiempo de escribir, sino
fue su entendimiento. Como el objeto de las
representaciones fuese inspirar ideas de que
los reyes retirasen del gobierno del reyno
al que causaba en su concepto estos males,
no habia necesidad; pues estaba ya retirado.
Luego el objeto era diferente. ¿Qual seria?
No cabe otro que elogiar, alabar, ensalzar
la separacion de Godoy, refiriendo muchas
cosas que la pasion hacia tener por gran-
des males, y sosteniendo haber sido autor
de todos ellos el principe de la Paz, para
quo sus magestades se confirmasen en la
resolucion tornada y puesta en práctica de
tener lexos de palacio al que ya reputaba
por no favorito. -


¿Era forzoso gran valor para esto? El
necesario para ser ingrato al- que lo habia
puesto en situaeion de atreverse á mover
sus labios en la presencia de sus reyes. Dice.
que no esperaba mas fruto que ser ex6-
ne,rado de su empleo y desterrado de la
corte. Si lo que se proponia representar era -
bueno , útil al reyno , y conforme -á la dis-
posicion de animo de los reyes en lo relativo


que Godoy careciese de todo favor pábli-


( 309 )
co ¿por que formaba concepto de que se le
desterraria? Precisamente Contenian sus re-
presentaciones algo que mereciese castigo,
pues ya el principe de la Paz'no tenia po-
der contra él ni contra nadie.


¿Merecerá crédito el señor Escoiquiz guan-
do afirma en 1814 que no esperaba en 1797
otro fruto que su destierro y privacion de
empleo ? Creo firmemente que si el mas
pequeño rezelo hubiera entrado en su imagi-
nacion , no hubiese hablado palabra. Cierta-
mente seria gran necedad sacrificar su fortuna
con prevision de no conseguir otro fruto de
sus representaciones. La conducta posterior
del señor Escoiquiz ha demostrado que no
le desagrada tener influxo en el real pa-
lacio.


Ya es tiempo de desenvolver la verdad
del suceso. Escoiquiz vió caido á su bien-
hechor; observaba en el noble y real co:a.-
zon del principe de Asturias su discipulo,
testimonios de aprecio; creyó que la sepa-
racion de Godoy proporcionaria al mismo
Escoiquiz ocasiones de hacerse amable á
los reyes, y de introducir á su augusto dis-
cipulo en la escuela del gobierno, asistiendo
al despacho para irse acostumbrando á oir
y entender los asuntos gubernativos ; pensó




( 310 )
que esto Ie abria la puerta para participar
los secretos del ministerio, con título de
ilustrar é instruir á S. A. Tal vez le hizo
concebir esperanzas de conseguir de sus pa-
dres ésta gracia para el hijo primogénito su-
cesor del trono. Pensó que los reyes esta-
rian dispuestos á escuchar quanto se les con-
tase de una persona despojada del favor real.
Su talento no llegó á penetrar que los mo-
narcas podian tener motivos secretos para
alexar h Godoy, sin por eso dexar de esti-
marle. Se atrevió h ser ingrato y chismoso
por ambicion ; por esa ambician que nos
dice no haber tenido guando da los testi-
monios mas claros de estar dominado por
ella. La suerte le fue contraria.


Carlos IV y Luisa qucrian de veras á
Godoy ; lo alexaban del gobierno por mo-
tivos particulares ; pero no pudieron llevar
á bien que un clérigo desagradecido se to-
mira la libertad de emplear lengua y pluma
contra su bienhechor. La bondad. de aque-
llos reyes fue solamente quien impidió cas-
tigar con severidad su osada malevolencia.
Se contentaron con separarle del encargo de
enseñar humanidades al principe: creyeron
forzosa ésta providencia rezelando que un
ambicioso de semejante naturaleza influyes&


( 311 y
á formar un mal carácter en el tierno su-
cesor del trono. Aun la separacion se veri-
ficó con aquel modo noble que fue siempre
característico de Carlos y Luisa , envian-
dole á residir con canonicato y dignidad
en Toledo. El no lo agradeció : su cora-
zon quedó resentido de haber errado el cál-
culo. Sus obras y palabras posteriores ( de
que citaremos algunas mas adelante) son
claro testimonio del odio que•concibió contra
los reyes , porque conocieron su plan y
le cortaron la proporcion de continuar
sembrando de cerca en el corazon del O-
ven príncipe de Asturias ideas análogas á
tales principios. Fue la retirada de Es-
coiquiz á Toledo guando ya el principe
de Asturias estaba próximo á. entrar en la
edad en que por lo mismo que comien-
zan las luces con la pubertad, se oye con
mayor interés al, que busca los medios de
agradar. El señor Escoiquiz aprovechó esta
circunstancia, y logró imprimir en el alma
real de Fernando la opinion de que nadie
le quería tanto como Escoiquiz ; y que na-
die le servirla mejor que su maestro.


Procuró conservar con el principe desde
Toledo las relaciones del supuesto amor,
aprovechando quantas ocasiones tuvo clv




( 512 )
hacer á. S. A. vivir en la opiriion de que
si le ocurrían cosas de secreto , desconfiase
de quintos le rodeaban, y se valiese de a
sin reputar por obstáculo la ausencia, por-
que la fuerza del amor y la vehemencia de
los deseos de servir á S. A. vencerian todas
las dificultades. El candor del principe, y
el tenor de vida de las personas reales de
España tienen peligro de caer en semejantes
lazos : y Fernando creyó que solo un amor
verdadero de su maestro era móvil de sus
memorias continuas, con expresiones alegó-
ricas que repctian sin entender los mismos
que las daban.


Asi pasaron seis años hasta i 8o5 en que
se casó S. A. con la princesa de Nápoles, es-
tando ya el de la Paz reintegrado en su an-
tiguo favor real , y con mayor poder que
antes; prueba de no haberse opuesto á seme-
jante boda ; pues no se verificara si él no
quisiera. La reyna de aquella monarq u ia tomó
grande interés en saber si habla intrigas en
el palacio de España, y (viales eran. Su no-,
ticia le habia de servir de presupuesto para
los consejos que convendría dar á la esposa
de Fernando, Este manifestó muy pronto
.maría de co.razon : Escoiquiz aunque au,


lente, habia conservado tan astutamente


( 331 )
Fernando en la primitiva opinion , que S. A.
no dudó valerse de su maestro, quien lo
proporcionó medios de escribir y recibir
cartas ocultamente , sin que lo supieran ni
rezelasen los reyes padres. Escoiquiz, citando
la carta de principios de marzo de 180 7 dixo,
haberse valiio S. A. del conduelo secreto por
donde se correspondian desde mas de dos
años antes. Este mas debe alargarse bastante,
y guando menos retroceder á i8o4 inme-
diato al matrimonio.


Vea Vmd. ahora, señor D. ,luan, si se debe
subir mas arriba que la celebraciori del ma-
trimonio de Fernando para encontrar el ori-
gen de la discordia en el real palacio. Vea
Vmd. si sembró las primeras semillas en 1797
un ambicioso que solo por serlo, y sin otro
impulso ni obligacion , murmuraba de su bien-
hechor (entonces desgraciado)) para substi-
tuirle bayo la sombra del principe de As-
turias , á quien quería introducir en la cá-
mara de sus padres al tiempo de resolver
negocios con los ministros secretarios de Es-
tado. ¿ No ve Vmd. claro que todo el enojo
de Carlos 1.NT y de su augusta esposa fue co-
nocer ambicion tan desmedida? ¿No ve Vmd.
claro que Escoiquiz habia sabido captar ]a
voluntad de un principe tau ius ocente como




5r 4 )
joven , haciendole creer que lo trasladarían
á otra escuela mas sublime, en la qual
aprendería la ciencia del gobierno con el
gran honor de participar pronto del poder
de sus padres ? Si esto no fuese cierto por
que un maestro de humanidades habia de
tener conversaciones con un principe tan
joven sobre la ciencia de gobernar los rey-
nos? Escoiquiz mismo dice haberlas tenido
con su augusto discípulo desde su primera
educacion, y no solo se gloría de ello , sino
que ha pedido al rey se sirva certificar esta
verdad; caso tal vez inaudito hasta el pre-
sente (i). Quales serian las especies de sus
conversaciones con un principe de la edad
de Fernando en aquel tiempo ? ¿Podian ser
otras que las indicadas? Y quales serian
los efectos ? La naturaleza humana procedí
siempre conforme á las leyes del impulso
fisico de la complexion. Persuadir á. un jo-
ven que sus padres le van á distinguir de
otros jovenes (aun de sus hermanos) hon-
rándole con su confianza, presentándole al
público, como objeto de amor y respeto; en-
señándole con el exemplo la ciencia que un


( 315 )
dia le ha de ser necesaria ; y partiendo con
él su gloria, su magestad y su poder, es cosa
tan agradable y lisongera, que si se frustrase
la esperanza como castillo sobre cimientos
de ayre pa recia imposible que descase de re-
sultar impresion funesta y peligrosa. Decirle
despues que los padres no solo han negado
la gracia, sino que han castigado al que la
pedia , es otro lazo , cuyas consecuencias in-
mediatas pueden ser el desamor del hijo para
su padre, y la compasion en favor de aquel
á quien reputa sacrificado por su amor. La
bondad de carácter de Fernando VII pudo
ser obstáculo á tales resultas; pero Escoí-
quiz ha permanecido empeñado en persua-
dir que las hubo, pues se jacta de haber su-
plicado Napoleon en las conferencias de
Rayona , que hiciese á favor del rey « las
» veces de un padre y de una madre , á quie-
» nes jamas ha conocido (Fernando) sino
» por su aborrecimiento injusto y antina-
» tunal (1). » Esto fue atroz calumnia con-
tra Carlos IV y su augusta esposa; pues to-
dos los españoles saben lo contrario, y lo
certifica justamente un testigo ocular que
vale por mil , á causa de su. continuo trato,


(r) Escoiquiz Apendice , ri. 5. pag. 128. . (i) Escoiquiz : Idea sencilla , ap. n.
pag. 16/.




( 316 )
qua' fue el señor marques Caballero en la
carta impresa que dirigió á Vmd. ; y no es
la única calumnia con que ofende á sus ma-
gestades este ingrato sacerdote ; pero si hu-
biese algo , de verdad, era consecuencia for-
zosa la de suceder otro tanto á Fernando
para. con sus padres , siendo todo efecto de
una sola causa , es decir del plan ambicioso
de Escoiquiz, y de las malas ideas que pro-
curó infundir á su augusto discipulo desde'
su primera educacion.


No hubo, pues, tal odio de los padres para
su hijo, ni de éste á sus padres: pero á me-
dida que el priucipe de la Paz se iba rein-
tegrando en su antiguo favor, y sabiendo
las intrigas de Escoiquiz , existieron cierta-
mente (los partidos, enemigos entre sí; pri-
mero y mayor el de Godoy ; segundo, y
menor entonces el de Escoiquiz. Este tra-
bajaba en la obscuridad ; aquel despreció á
su enemigo hasta cierta epoca. Los cortesa-
nos que observaban los electos , ignorando
las causas y los verdaderos agentes y resor-
tes de tales movimientos, vejan la existen-
cia de partidos, y nombraban al uno par-
tido del quarto de los reyes; al otro , par-
tido del quarto del principe de Asturias;
puro lo cierto es que no labia partido del


(117 )
rey ni partido del principe, porque reyna-
ban el amor y la union en las personas,
aunque los respectivos servidores se odia-
sen y persiguiesen mutuamente.


Esto bastaba para producir las funestas
consecuencias que resultaron, porque enea-
denandose unos sucesos con otros, los ene-
migos del principe de la Paz creyeron que
al fin conseguirían arruinarle si podian arri-
bar á comprometer los respetos del de As-
turias , haciendo á. éste reputar por desayre
suyo la oniision de enseñarle la ciencia de
reynar, siendo tan facil hacerlo con. solo lla-
marle á presenciar el despacho universal. No
era dificil imprimir esta idea en el ánimo
de Fernando, porque la razon parecia estar
de su parte despues de su matrimonio , y
edad de veinte años , sin que se hubiesen ol-
vidado los planes del maestro Escoiquiz. Este
comenzó entonces la correspondencia epis-
tolar secreta con el principe : y sin residir
en Madrid ni Sitios reales , estuvo al frente
del partido llamado del ,7uarto del principe
contra el del quarto del rey ; esto es contra
D. Manuel Godoy; y desde aquel momento
( verificado en i8o4) no hubo sino guerra,
hasta afirmar .Escoiquiz en sus conferencias
con Bonaparte , que la conquista de Ná.po




( 518 )
les sirvió para estrechar mas la union con
Carlos 1V , no obstante que el despojado era
hermano de éste , el sucesor yerno , y una
hija era nuera (I).


¿Quien fue autor de guerra doméstica tan
fatal á la Nacion ? Escoiquiz se gloría de
serlo procurando persuadir que solo era
contra el favorito del rey. « Se arrojó el pri-
» mero (dice de sí mismo) á. combatir este
3> monstruo , descubriendo sus in famia.s , aco-
» metiendole cara á cara, y acusandole á los
• ojos del mundo , de tirano y de traydor;
• y A. discurrir y poner en práctica todos los
• medios compatibles con la lealtad debida


al rey reynante para derribar aquel coloso
• y salvar al augusto principe ; y á su amada
» pátria , poniendose al riesgo mas inminente


de perder la vida sobre un cadalso como
• un traydor » (2). lleco-Líe-ció Escoiquiz al
escribir esto , que aun supuesta la buena
intencion necesitaba limitar los medios de
lograr su fin A. términos de que fuesen com-
patibles cop la lealtad debida al rey reynante.
Pero ¿se limitó con*efecto? ¿Será compati-
ble con: la lealtad una desobediencia tan'


(i) Escoiquiz , pag. 156.
(2) Escoiquiz pag. 42. cap. 5,


( 3 19 )
positiva en materia grave , como la de no
tener relaciones con el heredero del trono ?
¿Y que relaciones? nada menos que con-
trarestar el poder del soberano con intrígas,
hasta violentarle su voluntad para que se
privase del ministro que le gustaba. ¿ Quando
Fernando Vil tenga un hijo sucesor del trono
en edad de 20 años , aprobará que haya un
imitador del señor Escoiquiz? Esta es la regla .
por donde se ha de sentenciar ese pleyto.
Pero abancemos en la historia, y descubri-
remos mucho mas acerca de los verdaderos
autores de la revolucion y sus desastres.


Muerta la princesa de Asturias, intentó el
prineipe de la Paz buscar asilo en la corte
para guando le faltára Carlos 1V. Propone
casará Fernando con la hija segunda del
difunto infante D. Luis de Borbou-España,
prima hermana del rey y de la reyna ; y
hermana menor de la condesa de Chincho•,
esposa del mismo Godoy. Sabelo su enemigo
Escoiquiz, é intriga con el embaxador
Francia, de suerte que despreciandose la pro-
puesta de Godoy, case Fernando con una
parienta del Emperador, por cuyos oficios.
su enemigo sea destruido.


Godoy - no contento con esperar la verifi-
cAçiQn., del matrimonio proyectado , busca.




( 3.20 )
medios de conseguir que Napoleon le con-
ceda la soberanía de los Algarbes , consti-
tuyentes parte de la corona de Portugal,
cuyos dominios poseia el emperador, con.
título de conquista. Se proponia en esto te-
ner un asilo independiente despues de la
vida de Carlos IV. Escoiquiz por el con-
trario , proyecta en la misma época der-
ribar á Godoy por medio de representado-
nes del principe de Asturias , para lo qual
hace viuges á Madrid , Alcobendas, y otras
partes, contra las órdenes' que se le habian
intimado del rey guando se le quitó el cargo
de maestro.


Si Godoy salia, victorioso en Paris , nin-
gun daño se originaba para España. Su rey'
adquiria otra parte de Portugal , con título
de emperador de NI éxieo ; v la Nación cierto
aumento de territorio no despreciable con
la alta soberanía directa de los Algarbes, y
del centro de Portugal. Esta intriga no llevaba
consigo traycion alguna, ni era capaz . de pro-
ducir males al reuno ni á Fernando. Pero
la de Escoiquiz era en sí misma una desleal-
tad al rey padre, y capaz de producir tur-
baciones públicas, y aun guerra civil, par-
que si couseguia que Napoleon prometiera.
(sin contar con la voluntad del rey Carlos)


( 3 2 )
una princesa de su familia, y despues Car-
los se negase á pedirla en ceremonia -y
reglas de etiqueta, era inminente el peligro
de que por parte de Escoiquiz con los au-
xilios de sus partidarios se fórmase una in-
surreccion semejantes la verificada en . Aran-
j uez posteriormente.


Bonaparte buscado por Godoy y por Es-
coiquiz, vió en sus manos los dos instrumen-
tos que habían de facilitar su proyecto de
aniquilar la rama española del arbol augnsto
de Borbon. Concede á Godoy el principado
que desea éste tener como escudo contra
sus enemigos. Al mismo tiempo permite que
sn embaaador se conduzca en Madrid da
manera que Escoiquiz conciba esperanzas
de ver casado al príncipe de Asturias • con
una parienta del emperador, y de tener á ésto
por protector de su petsóna y derechos. Fir-
mó desde luego en Fontainebleau el tratado
de Portugal , porque atan guando los otros
soberanos de la Europa lo supiesen , él no
se comprometia ni tenia de que sonrrojarse,
siendo ciertísimo entonces que todas las Po-
tencias le vejan dar y quitar soberanías á
su antojo. Pero no estuvo tan dócil á firmar
la concesion de una parienta suya por es-
posa de Fernando. S.0 sagacidad observó que


3.




:?22 )
comprometía los derechos de todos los mo-
narcas si autorizaba la perfidia de pedir no-
vias para sucesor de tronos, hijo del rey vi..
or iente sin su venia. Conoció perfectamente
haberse violado todos los respetos de un
padre , todos los derechos de un soberano;
y rezeló igual suceso autorizando exenipiar
tan pérfido y escandaloso. Se abstuvo de
autorizar una conjuracion que le produci-
ria la exUracion general; y prefirió el ex-
tremo de dexar á su embaxador' Beauhar-
nais en manos de su consejo propio para
poder reprobar su conducta, si , le convi-
niese , corno. lo hizo: tampoco respondió á
la carta de Fernando por gozar igual li-
bertad , y proceder segun le fuesen dictando
las circunstancias , complaciendose de ante-
mano en las armas que - le proporcionaba
la discordia de Jos ambiciosos para •la in-
vasion que meditaba. Ele aqui como se con-
cilia la introduccion de un exére.ito en Es-
paña, guando hace tratados de cesion del
Portugal, y da esperanzas-de proteger á Fer-
nando.


Mientras que Escoiquiz v Godoy esperan
triunfar uno de otro „por medio de un solo
personage, qual era Napoleon , Escoiquiz
aumenta sus intrígas fraguando un falso tes-


3a3 )
Gmonio Inuy horrible contra Godoy, para
empellar por este medio al principe de .As-
tarjas en obrar activamente á favor de las
ideas del mismo Escoiquiz, con título de zelo
del , bien . público. Fingió haber llegado á en-
tender que Godoy trataba de usurpar la co-
rona y guando menos el poder soberano
.para el caso de fallecer Carlos IV. « -Despertó
» Godoy (dice Escoiquiz) en todos los es-
» pañoles, y particularmente en el principe
» de Asturias , la justa sospecha de que as-


.» piraba al trono • ( ). » ¿ Quien engendró
esta sospecha en el corazon de Fernando,
sino el mismo Escoiquiz¿ Este para pro-
ceder conseqüente , tuvo atrevimiento do
calificar de vil, y peyidol á Godoy en sus
conferencias con el emperador (2). Sin em-
bargo , es ciertisimó que jamas fue traydor,
vil , ni pérfido el principe de la Paz, aunque
fuese ambicioso; pero Escoiquiz hizo tray-
ciones reiteradas á Carlos IV, y le fue in-
fidelísimo subdito en toda su conducta des-
de 1797•


El señor marques Caballero, como el m¿-:s


(i) Escoiquiz , cap. 1 . pag. 9.
(2) El mismo , pag. 75,




( 524 )
instruido de estos asuntos dixo , que :aun'
que oyó hablar en tono de suponer á Go-
doy con intencion de usurpar el gobierno
de la monarquía, jamas creyó que mere
dese aprecio tal especie , porque todo el
.exército tenia odio al favorito, y le hubiese
abandonado en su -temeraria empresa (1). El
tratado' 'de Fontainebleau es testimonio su-
ficiente para conocer que los rumores es-
parcidos únicamente podian ser hijos de una
calumnia maliciosamente fraguada con ob-
jeto de hacer Mas, ediesa, la persona del prin-
cipe de la Paz, pues lexos de pensar -éste
nada de quanto le imputaba el calumniador
Eseoiquiz su enemigo , trataba de asegurar
un asilo independiente y separado de la mo-
narquía Española, para guando faltará su
protector Carlos 1V (2).'


Escoiqu-iz en sus conferencias con Napo-
leon diko á éste, que todos los hechos qué
dieron origen al proceso del Escorial se J'e,-
ducian ri las conversaciones del mismo Es-
coiquiz con el embaxador Beauharnais., y á
la carta que dispuso para S. en. nom-


Carta del marques Caballero á D. Juan Nellerto.
(a) Con erecto , asi lo manifestó Godoy en una de


las cartas á Izquierdo, Nota clzi editor.


( 325 )
bre del principe de Asturias (I). Vmd. ert
sus. kre 'norias aiiado la carta un título de
generalísimo de las armas españolas á favor
del duque del Ilfautado (2). El marques Ca-
ballero especifica mas, diciendo haberse ha-
llado en el parto de Fernando t.az papa de
cinco halas y media, cuyo contenido dice so'
dirigia al modo de Tes,istir el matrimonio con
la culiada del principe de la Paz , enten-
diendose con nombres supuestos: Tina carta
fecha en Talavera de la Reyna sin firma,
y con letra desconocida , la qual era escrita
por Escoiquiz: 71,774 clave y reglas para se-
guir correspondencia epistolar en cifra: Un
inedia. pliega con números, cifras y nombres:
Una esquela sin firma; lo, val consta.tam-
bion de una gazela extraordinaria de- Ma-
drid de aquel tiempo.


El señal! marques. Caballero procura inu-
tilmente vestir 4 su modo , por complacer á
Madrid , el proceso del Escorial; en -el val
consta lo. que hay de verdad en. este punto
de los papeles COMO en otros varios. El se-
ñor marques escribe, ignorando ó aféctatelo


(t) Fscoiqiz, apena. n. 3. pop /0.-
(2) Tom. T. cap. 1. u. ti..




( 526 )
ignorar, lo que sucedió con aquel proceso
en el mes de diciembre de 1808. Yo lo supe
con bastante originalidad, porque las cir-
cunstancias de mi destino me proporciona-
ban visitar á personages franceses bien in-
formados. Me contaron, pues , que el ma-
riscal Groucin ( entonces general ) teniendo,
rc suponiendo tener órdenes del emperador
Napoleon, hizo sacar del archivo aquel pro-
ceso , por ser tan famoso, y tener excitada
la curiosidad general , y que dispuso de él
como le pareció , pues se ignora si lo retuvo
para si , por ser amigo de papeles importan-
tes , ó si lo olió al emperador. Habiendo-
se-Me asegurado que uno de sus edecanes
formó extracto de • lo que contenia , pro-
curé con todo empeño conseguir una copia.
No logré tanto; pero sí• que me lo -presta-
- seri por espacio de dos horas para leerlo.
Queriendo aprovechar este corto término,
hice algunos ayuntamientos que aunque bre-
vísimos, son -útiles en esta ocasion para ilus-


- trar lo que dexó muy obscuro el señor mar-
ques Caballero : porque habiendolos yo mos-
trado al señor Viegas, que habla sido fiscal
en la causa , me dixo ser cierto quanto yo
tenia apuntado , y me añadió algunas expli-
c?,ciones : pero sigamos el órden cron6lo-


( 327 )
hico, y demos antes idea de los principios de
aquella causa.


Un incidente boa que no contaba Escoi-
qui,. descubrió todas sus intrigas. Avisan á
la reyna que su hijo pasa las noches eseri-
hiendo ; que se introducen cartas maliciosa-
mente ; y que parece imposible dexe de fra-
guarse alguna intriga en el misterio y la
obscuridad, contra las ideas del rey. Este se
agita con la noticia. Godoy ( rezelando que
los efectos vengan á ser contrarios á su po-
der) habla en tono de poner pronto reme-
dio y se subsiguieron el arresto de la per-
sona de Fernando, la sorpresa de los pape-
les, las declaraciones del principe de Astu-
rias, y lo demos que refirió el marques Ca-
ballero , como actor principal de aquellas
escenas, en virtud de órden de Carlos IV.


Considérese bien la terrible situacion de
los dos mas elevados hombres de la monar-
quía por causa de Escoiquiz. Carlos IV rey
y padre, amante de su hijo se cree obligado
á mandar é intimar á éste su arresto , y la
entrega de su espada. Fernando Vil hijo su-
miso , humilde , obediente , y lleno de amor
para con su padre , oye de la boca de ésté
un precepto que le sonrroja; y entrega una
espada que jamas hubiera pensado dese.m-




( 528 )
"minar sino contra los enemigos de ese misma
padre y de la 'pátria. Quien ha puesto á
dos orincipes reciprocamente amados en es-
tado de parecer enemigos á los ojos de la;
Europa? ¿Quien, sino el que - no pudiendo
sufrir la privanza do Godoy (que nada le
debia importar ) ha querido procurar su
Ivina , sin reparar en que los medios eran,
criminales, y quepodian producir á su mismo
principe de, Asturias unos daños incalcula-
bles? La cortedad de talentos (tanto mas
pequerlos e quanto mas cree tenerlos grandes)
le servís la de disculpa si el asunto lo per-
mitiese. Diez eran ya los años de sus intri-
gas ambiciosas, y las resultas nos dicen qual
espirita , quales ideas, que ma;simas mora-
les y políticas Babia procurado imprimir en
el corazon de su augusto discipulo. Por for-
tuna el buen natural de Fernando VII im-
pidió la perversion , y venciendo en la lucha
de su. espíritu, le dictó una manifestacion sen-
cilla de los, sucesos, personas y papeles,
Ahora viene bien lo que yo supe por los que
vi en diciembre de 18°8.


De las declaraciones del principe de As-
turias y de D. Juan Escoiquiz ante el con-
sejero Campomanes , resulta qué 'labia un
borrador de carta preparada per Escoiquiz


329 )
para que Fernando la escribiese á su padre,
diciendo á Carlos TV que Godoy ambicio-
naba la corona, por lo qual se debia rece-
lar que intentase la muere de S. M. , la
de la reyna, la del principe , y la de todos
los individuos de la familia real. Que para
evitar este peligro debia dar Carlos IV al
príncipe su hijo el mando de las tropas, aso-
ciarte al despacho universal , y autorizarle
para que prendiese á Godoy; últimamente
no ver á nadie, ni aun /I la reyna su au-
gusta esposa, sino en presencia del mismo,
hijo, porque solo asi podrian justificarse los
crímenes del favorito ; mediante que los noti-
ciosos de la verdad temian decirla mientras lo
viesen con facultades y libertad de vengarse.
No se decían en la carta duales fuesen los
indicios del Crimen. Si para saberlos era ne-
cesario que Carlos IV no mandara sus tro-
pas, ni hablase á nadie, ni aun á su augusta
esposa sin testigos ¿no equivale á decir que
Carlos IV debia dexur de ser rey en quinto
al exercicio de la real potestad? Qualquiera
Jo conoceria , excepto el -único y verdadero
autor de las desgracias, el qual falto de talen-
tos, y lleno de ambicion, nada voia capaz
de retraerle de su empresa. No sucedió asi
A. Fernando, pues no llegó el caso de usar




(, 35o )
Semejante proyecto de carta, por lo que per-
maneció exento del crimen de la calumnia
que contenia contra Godoy. En que abismo
de contradicciones incurren los- malos que
no reparan en medios para conseguir sus
fines! Por un lado pinta Escoiquiz á Godoy
como despreciable, odiado del exército y
de toda la N'acion 3


y que bastará desecharle
Carlos IV para que nadie le haga caso. Por
otro se le dá tanta importancia y se le su-
pone tan grande partido que no habrá quien
declare contra él sino est:t preso, y que há-
liara medios de usurpar la corona, ó por lo
menos de conservar la autoridad despues que
la tenga Fernando. Que inconsecuencias!
Pero al mismo tiempo ; que ofensa tan atroz
al pueblo español ! Escoiquiz supone que
Godoy hallará quien le auxilie para las em-
presas tan detestables de que le acusa, sin
exceptuar el regicidio. (7. Donde ha leido en
nuestra historia exemplos que le autoricen
para tan barbaro supuesto desde el fratri-
cidio del rey Pedro 1. por su propio her-
mano Enrique ?


No hay que admirar , sin embargo , que
se atreva Escoiquíz á tanto con la Naeion,
guando se atrevió en sus declaraciones del
proceso á imputará su. principe mismo al'


( 331 )
gana culpa diciendo haber él escrito aquel
proyecto de carta, porque S. A. se lo labia
pedido ; circunstancia qnc se halla desmen-
tida por Fernando qIi?en dixo haberle in-
ducido Escoiquiz á eso, y todo lo demas,
sobre cuya verdad no debe dudarse guando
resulta la constante ocupacion de Escoiquiz
en inspirarle siempre lo que pudiera con-
ducir á su objeto.


El. otro papel , cuyo contenido cita en con-
fuso el marques Caballero , era de cier-
tas instrucciones que reconoció Escoiquiz,
como obra suya, y entregó al principe de
Asturias, designando personas, con nombres
supuestos. Yo vi en el extracto del eclecan
del mariscal Grouchi las denominaciones
fingidas con que se designaban. el, rey Car-
los IV, y la reyna Luisa, el príncipe de
Asturias y el de la Paz; la hija soltera del
infante D. Luis, prima hermana del rey y
de la reyna , y otros varios sugetos.


Segun aquellas instrucciones Fernando ha-
bia de persuadir á su madre que Godoy era
indigno de la proteccion que le dispensaba
esta señora; que debía tenerle por crimi-
nal en todo sentido , aun en aquel en que
la misma señora reconoceria ofendido su
Decoro como reyna, y su amor propio como


A




5'52 )
mugen Fernando debia pronunciar de ro-
dillas ante su madre un discurso comple-
tamente indigno de tan altas y respetables
personas. Escoiquíz ciaba fin A sus instruc-
ciones prometiendo que si los medios pro-
puestos no produxesen el efecto ,


deseado,
habia otros mas positivos. ¿Quales serian
-estos? No es temerario pensar que fuesen
revolucionarios. ¿Y es éste quien trata de
vil y de pérfido á Godoy, guando él está co-
metiendo una perfidia de las mas detestables
contra la lealtad debida al rey re ynante?
Esta virtud que no estuvo en él, se halló
en Fernando , que no hizo nada de lo con-
tenido en la instruccion , y declaró todo
conforme habla pasado.


Reconvenido. Escoiquiz respondió al. juez,
que nunca 'labia creida que el principe de
la Paz intentase usurpar la corona ; pero que
lo haba oid.o decir A varios sugetos ; y que
en negocios de tanta importancia valia mas
exponerse á ser injusto con el acusado que
correr los riesgos sin tomar precauciones.
Confesó ser hechura del principe de la Paz:
dixo que vicia reconocido á su favor : hizo
elogios de su bienhechor, expresando que
tenia muchas buenas qualidades : pidió per-,
don de su imprudencia, exponiendo en


( 333 )
vor suyo sus canas , y su buena intencion.


¡Que bien suena este lcnguage de Escoi-
quiz en aquel proceso, con las jactancias or-
gullosas escritas por él mismo en su Abra
de Idea sencilla! En ella tiene atrevimiento
de afirmar que fue « el único escudo dé
» su principe contra la tiránica opresion de
.» Godoy : que se arrojó el primero á com.-
» batir ese monstruo , descubriendo sus


lamias,- acometiéndole cara A cara, y acu-
» sAndole á los ojos del ,mundo de tirano
» y de traydor; y A discurrir y poner en prác-
» tica todos los medios compatibles con la
» lealtad debida al rey rey-nante para derri-
» bar aquel coloso, y salvar al augusto prin-
» cipe, y A su amada patria, poniéndse al
» riesgo mas •inminente de perder la vida
» sobre un cadalso como traydor: y que
» estos hechos eran notorios áloda la Na-
» eion, laqual premió superabundantemente
» con admiracion y amor, sir Ze4o y sus
» trabajos, que constan de la famosa causé
» del Escorial. (I). » La fidelidad que se des-
cubre en esta parte de las narraciones de
su obra , debe servir de termómetro para


tt Eseeiquia , 5. pag. 62.




( 534
)


graduar otras muchas en que refiere cosas
in verósi m iles.


El haberle absuelto los consejeros de Cas-
tilla no tiene conexion con lo que da mo-
tivo á. sus jactancias. Los jueces de aquel
proceso recibieron ciertas órdenes reales, en
cuya virtud no podian examinar genérica:-
mente si Escoiquiz y sus auxiliantes eran
culpados en sic respectiva conducta. Debie-
ron sujetarse, y se


• sujetaron con efecto. á
juzgar si eran ó no reos del crimen de que
les acusó el fiscal Viegas; esto es, del- de
lesa magestad por conjuracion contra la per-
sopasagrada del rey Carlos IV. La absolu-
cion forense obtenida en este punto no
prueba es capaz de probar la inocencia
política. Si se hubiese reducido á qiiestion
judicial el ser ó no culpa grave contra los
respetos debidos á. un rey, y á un padre la
.empresa de EScoiquiz , los jueces no hubie-
sen declarado que dexaba de serlo. En aquella
delicada causa se mezclaba el asunto de la
.boda del principe de Asturias con una pa-
rienta del emperador Napoleon, en que se
hallaba comprometido el embaxador Reau-
harnais. Esto presentaba peligros de mayores
conseqiiedeiaS. La prudencia de Carlos IV
los precavió mandando á los jueces que no


( 555 )
se thezeláran en lo que tenia relaciones dí.-
:rectas con la conducta del principe su hijo,
con quien ya estaba reconciliado. El fiscal
y los jueces vieron limitadas sus facultades
al punto en que no habia crimen. Se quexa
de que Carlos IV desterró despues á Escoi-
quiz y otros. Pues ¿que pretendian ? Que-
ria abusar de la bondad de Carlos IV en
la limitacion de los términos á que se ha-
bia de reducir el proceso ? • ¿ Pensada el se-
ñor Escoiquiz ser inocente , guando pedia
perdon de su imprudencia-, recurriendo al
nu de sus canas, y exponiendo por des-
-cargo su buena intencion? No se tenia por tal.
Su conciencia le daba gritos, haciéndole co-
nocer la perfidia y deslealtad cometida con-
tra el rey Carlos IV en lo referido, y en la
-sugestion de nombrar al duque del infa.n-
tado por generalísimo del exéráto, antes de
.ti cm po.


El destierro no extinguió la hoguera de
la discordia encendida por Escoiquiz. El bla-
•sona de que no se le puede atribuir parte
de la insurreccion de Aranjuez porque vi-
via en el monasterio del Tardon, muy lexejS
de la corte ; pero aunque no• influyese direc-
tamente, sin duda :es el olyn verdadero de
aquella calamidad, y denlas- que se subsi-




( 55ó )
guieron. Sus intrigas desde que murió la
princesa de Asturias habían producido en la
corte varios efectos favorables al amor que
todos debian tener al principe pero con-
trarias en sumo grado / la tranquilidad pú-
blica. Con pretexto de propagar los emisa-
rios de Escoiquiz las murmuraciones contra
:Godoy, persuadiendo ser éste la causa de todos
_los males de .


la rnonarquia, se disponian, los
ánimos á la sublevacion con tal vehemen-
cia , que bastó saberse la prision de Fer-
nando para que grande número de habitan-
tes de Madrid v Sitios reales echasen á.
Godoy la culpa, y estuviesen prontos á qual-
quiera co'nniocion que se les propusiera. Si
faltó entonces quien hiciese la propuesta,
no por eso los ánimos estaban tranquilos.


La entrada de las tropas francesas en cre-
cido número hasta las ceranias de la corte,
comenzó á inspirar rezelos de Bonaparte.
Carlos 1V trató de retirarse. á Sevilla : Es-
coiquiz habia infundido en el corazon de
Fernando la ielea de que Napoleon le pro-
.tegeria. Era consiguiente oponerse al pro-
yecto de dexar Madrid y Sitios reales.. Se
llega esto á saber entre los partidarios de
Escbiquiz ; se subsiguen los tumultos de
Aranjuez y Madrid: y CarlóSIV, rezelando


( 557 )
peores conseqiiencias abdica la corona.
su hijo Fernando. Cesan los alborótos
polares, y Carlos p rotexta contra su rmun-,
cia, declarando haberla hecho sin libertad;
por el miedo de su muerte y la de la reyna


¿Quien es el verdadero autor de las mu-,
chas, grandes y funestas conseqüencias
aquel suceso ? ¿Quien lo ha de ser sino Es«,
coiquiz? ¿Quien sino aquel que tiene pre-
parada toda la máquina para los motines
desde las instrucciones encontradas en el
proceso del Escorial.? Supuesta la falta
de contextacion del emperador, debia Es-
coiquiz dar por extinguida la esperanza de
la pretendida novia , y sugerir al principe
de Asturias adhesion sincera y cordial á la
voluntad del rey su padre: No se opondria
Fernando en tal caso al viole de Sevilla,
y- su conformidad hubiera bastado no solo
á evitar conmociones populares con sus efe e!-,
tos , sino tam bien á preparar un exército que
hiciese frente al Trances; en caso de obrar
hostilmente; cuyo caso tal vez no hubiese
llegado. ¿ Qual era el daño de retirarse al.
Andalucía? ¿ No tenia de éste modo Car-
los IV proporcion absoluta de comunicarse
con Ludas las Potencias de Europa.?


El exilo de los asuntos ha hecho ver que




( 338 )
Carlos IV acertaba en su proyecto, y Es-
coiquiz mismo lo reconoce sin querer, en
su Idea sencilla, guando confiesa que uno de
los medios preferibles por Fernando al viage
de Bayona, era retirarse de la Corte, y ha-
cerse fuerte en una provincia (1).


Pero aunque se creyese lo contrario ¿se-
ria líci to en conciencia y política oponerse les
'subditos á la voluntad del soberano con la
fuerza de un pueblo sublevado ? ¿Será digno
de elogio el atentado de Aranjuez? Los Per-
sonages y los Grandes que contribuyeron con
sus dineros, consejos y otros medios ¿esta-
rán libres de culpa en haber cooperado al
tumulto, aun guando no tuviesen otra in-
tencion que impedir el viage , como dilo
el señor marques Caballero ? La defeadeza
de sumision debida al soberano, no se con-
cilia jamás con la desobediencia, por mas
pretextos que se discurran.
Es-coiquiz ( ártico autor de las maximas,


Quyo seguimiento ha sido la ruina del reuno)
formó empeño de apologizar el suceso de
Aranjuez, pues se jacta de haber -dicho al
emperador en Bayona, que las tropas no
estaban obligadas á obedecer á Carlos IV


339 )
en asunto del viage. « Es verdad (dice) quo
» aquellas tropas se hubieran negado á ase-
» sinar á aquel buen pueblo para facilitar el
» funesto viage pero en fin , no se les dió
» tal &den. Y si se les hubiera dado ¿de-,
» bian acaso executarla? ¿Era justo exigir
» de ellas que 'contribuyeran á la ruina de
» su p!tria , que era su infalible consc-
» ? Para decirlo apelo al magn«niino
» corazon de V. M.
(i). Sé tambien que


» los gefes de aquellos cuerpos militares,
» consultados por el rey y la reyna al prin-
» ripio del tumulto sobre el modo de apa-
» ciguarlo , les hablaron en el mismo sen-
» tido esto es, en favor de las peticiones
» del pueblo , tanto para que abandonasert
» todo proyecto de fuga como para que
» separasen de la corte al principe de la Paz,
» despojándole de las dignidades sin exein-
» jalo que había arrancado de la bondad del,
» rey. Estoy persuadido igualmente de que
» los geles mostrarian una repugnawia in
» vencible al medio de emnlear la fuerza
» para reducir al silencio á un pueblo quo
» no tenia otro delito que el de mani/e


.
star


(i) A quien apelaba para defender insubordinaciu
ues mililares,!F.w20i(pliZ Cap. 2. pag.29.




( 5 4 T )
p ian moribundo, y preso en el quartel de
guardias de Corps. No el despojo de sus
dignidades, porque ya en el dia precedente
se le rabian quitado las de generalísimo y
de almirante, por decreto real. Nada faltaba-
que hacer á Carlos IV de quanto los amo-
tinados pechan. Sin embargo prosiguen ame-
nazando. ¿Que quieren? No lo dicen con
sus palabras pero si con sus obras. Re-
nupci¿t Carlos la corona, y cesa el tumulto.
He aqui las cosas mas justas y mas nece-
sarias en opinion de Escoiquiz. He aqui los
modos de manifestar su amor á sus monar-
cas aquel buen pueblo


¿ Y quien es este pueblo de quien Escoi-
quiz se constituye defensor ? No los vecinos
de Aranjuez, pues aquel lugar no los tiene,
sieado habitado por solos labradores, jar-
dineros , y empleados de la casa real. El
pueblo amotinado se reduce á los criados del
señor infante D. Antonio , y de algunos
Grandes de Espaila, que tienen ya prepara-
dos con engaño y dineros á. varios hombres
baxos de los pueblos cercanos. Car los 1V
conoció á los monteras de su hermano. En
el tiempo en que no se creía venir las cosas
al estado que despucs tuvieron, corrió voz
pública de que el, infante D. Antonio habia,


( 54o )
» su amor á sus monarcas, pidiendo las
» cosas mas justas y mas necesarias para
» la felicidad misma de sus 77217gestades , y
» la de su familia, como para la de su Na-
»clon (1).


Yo disto mucho de creer que diXera
Escoiquiz todo esto á Napoleon. La mas
ininima palabra que indicase doctrinas de in-
subordinacion militar, hubiera bastado para
interrumpirle brusca mente ,y con razon. Pero
la novela de las conferencias de Rayona,
sirve para conocer las opiniones de Escoiquiz,
las maximas que inculcaria, y la doctrina
que propagaba en aquellos tiempos. Admi-
tiendo tan inmorales como impolíticas bases,
no por eso resulta victorioso Escoiquiz. Ne-
CORiló recurrir al malicioso medio de con-
fundir el segundo motín de Aranjuez con
el primero. Supone que los sublevados no
ienian otro delito que el de manifestar su
amor á sus monarcas , pidiendo las cosas
mas pis/as v mas necesarias para la felicidad
misma de sus magestades , y la de su familia
corno para la de su Nacion.¿ Quales eran
estas cosas tan necesarias? No la separacion
del-principe de la Paz, porque ya lo te-


(3) Escoiquiz , apead. pag. 144 y sig.




( 342 )
rcartido dos millones de reales : que por
parte de algunos Grandes de España se ha-
bían derramado crecidas cantidades, y que
todo esto se había verificado en los seis dias
en que se recelaba la salida del rey para
Sevilla. El marques Caballero asegura saber
que por último recurso se dexaria mar-
char h Carlos IV; pero que seria substraida la
persona do Fernando para quedar en Aran-
juez. Yo no debb creer lo que se contaba


• del infante Antonio, sino que los malos
usurpaban el nombre de S. A. para cubrir
su deslealtad propia : . pero las Menzorias de
Vmd. serian diminutas si privase á. los his-
toriadores futuros de la noticia de estos he-
chos, y estas opiniones. El resultado en que
yo me confirmo , es haber sido todo efecto
y conseqiiencia de las doctrinas propagadas,
recomendadas y practicadas por Escoiquiz,
por lo que se consideró precisado á soste-
nerlas en su obra.


Ben.uneia Carlos TV; Escoiquiz es llamado
la Corte; y llega guando (segun él mismo


confiesa) « casi seguridad de que los
» reyes padres habian protextado contra la
» abdicacion de su corona, v se entenclian
» con el gobierno francos , mediante la reyna
» viuda de Toscana, y el gran duque de


( 543 )
» Berg » Esto es una verdad; pero de tal
naturaleza , que acredita de mentiroso á su
autor, pues él mismo se jacta de haber dic-
tado y escrito la proclama de Fernando VII,
expedida con fecha en Burdeos á In .de
Mayo (2) , en la qual dixo , que guando
llegaron á Bayona Fernando y su hermano,
• se hallaron , impensadamente, con la no-
» vedad de que el rey su padre habla pro-
» textado contra la abdicacion, pretendiendo
» no haber sido voluntaria : y que no ha-
» biendo admitido la corona sino en la buena
» fe de que lo hubiese sido, apenas se ase-
» Buró de la existencia de dicha protexta,
» (inalado su respeto filial le hizo devol-


verla (3). » En su obra misma de la Idea
sencilla confiesa tambien, que quando vol-
vió del Tardon encontró á Madrid en pe-
ligro inminente de sublevarse, y añade: « No
» eran solos los enemigos de los franceses
» los que fomentaban aquel fuego. Era im-
» posible dexar de conocer quo coneurrian
» íc encenderlo muchos espias y partidarios
» de los reyes padres, de Godoy, y de los


(i) Esenigulz : cap. 1. pag. 15.
(2) El mismo : alli , cap. 4. pag'. 59.
(3) Escoiquiz : apend. c. 8. pag..




( 344 )
:» mismos franceses interesados en excitar


aquel alboroto para tener ocasion de aterrar
» á la España con un castigo sangriento de
» los madrileños , y envolver quizá al rey
» Fernando y su partido en su ruina .(1).


Esta. contradiccion ( que junta con otras
nos exime de creer nada por sola palabra
del señor Escoiquiz ) confirma por otro lado
el concepto de que la renuncia de Carlos IV,
y los sucesos que la produxeron eran obra
Suya y de su partido , y conseqüencia de
p us maximas y doctrinas; pues á no ser así.,
luego que llegó desde el Tardon á la corte,


vió que hacia casi seguridad ele haber pro-
textado Carlos IV , y de que se comunicaba
con el' gobierno frances, debió convinar estas
circunstancias con la falta de reconoci-
miento de parte del embaxador,


, y del gran
duque, y cortar en su raiz el peligro de
una guerra civil y extrangera pues tenia
en su mano el remedio con solo aconsejar


su augusto discipulo la doctrina tan santa
y justa como obligatoria que escribió (aun-
que faltando á la verdad) en la citada pro-
clama , esto es, « que no habiendo admitido
» la corona sino en la buena fe de que hu-


Escoiquiz : cap. 2. pag.


( 345 )
» hiele sido abdicacion voluntaria, apenas .
» se aseguraba de la existencia de la pretexta
» guando su respeto filial le hacia devol-
» versela.


Si Escoiquiz hubiera dado este consejo,
quedaría purificado de la opinion de haber
sido autor de la doctrina revolucionaria, cu-
yos efectos hablan sido los sucesos de Aran-
juez : pero lexos de sacrificar su anibicion
á la pátria (como se jacta muchas veces) fue
origen verdadero de todas las • calamidades
que se han subseguido por no haber acon-
sejado en Madrid con mérito suyo lo que
Fernando tenia que hacer en Bayona , con
gran peligro. Lexos de eso apuró su corto
talento para lo contrario. En su conseqüen-
cia oida la insoluble dificultad que le ob-
jetó él emperador Napoleon con las abdica-
ciones de Carlos V y Felipe V ;finge haber
respondido , que para ser válida la de Car-
los IV « no se necesitaba mas que la liber-
e tad de parte del renunciante, y la solem-
« Dictad prescrita por las leyes para ello, y
» ambas cosas se hablan verificado (i). » Si
hubiera dicho que las dos faltaron, seria mas
conforme á la verdad. Testigos de lo uno


(i) Escoiquiz: apend. pag. i5o.
• U




( 546 )
los tumultos y la protexta. Testigos de lo otro
los consejeros de Castilla, pues oí á uno de
ellos, que solo porque no mandó el Consejo
publicarte primer decreto, la renuncia y acep-
tacion en el dia 20 de marzo, sin oirá los
señores fiscales como correspondia , recibió
uu cartazo con órdenes secas en el 21. El
señor Escoiquiz puede venir ahora con em-
bustes nuevos á decir que se guardaron las
solemnidades prescritas por las leyes.


Supone también haber dicho al emperador
que no merecia Magiau aprecio la protexta de
Carlos IV; « pues habiendo sido el acto- de
» la renuncia completo y válido, no tenia ya
» Carlos poder ni derecho alguno para retra-
» tarlo 3 y por consiguiente la protexta debe,
» ser Inirada como nula y de ningun valor, y
• como efecto puro de la debilidad, y de la


inconstancia (1). » ¿En que pocha fundar
Escoiq tliz u na propos icion tan osada ?. ¿ No sa-
bia que la renuncia se habia verificado en me-
dio de una guardia sublevada, y de un pueblo
amotinado, como dice bien el señor Car-
los IV en sus cartas ? ¿No sabia que sus
partidarios (á los quales titula dd partido
de Fernando) hablan promovido el segundo


(1) rscoiquiz : cap. 1. pag.


( 547 )
motin de Aranjuez, despues que no tenia
por objeto á Godoy, sino solo mover el
ánimo real h la renuncia? ¿No dice él mismo
que los ministros de Carlos IV se pasaron
á servir á Fernando ? (r). Pues ¿como pa-
dia dexar de ser válida la protexta de un
acto verificado en tales circunstancias? Pero
guando el supuesto (sobre que procede tan
miserable discurso ) fuese cierto ¿ donde se
queda la doctrina proclamada del respeto
filial? ¿donde la de ser él un hombre que se
sacrificaba por la phtria? La guerra extran-
gera y civil que ve amenazada ¿no merecia
que saerificára . Escoiquiz su ambicion ha-
ciendo h su augusto discipulo ser un Héroe
con devolver á su padre la corona y h Es-
paña la reunion de todos los habitantes? La
pasion cegó tanto al buen Escoiquiz, que
llegó á escribir Una blasfemia política , su-
mamente ofensiva contra su rey dual fue
afirmar que « la desgracia mas horrible para
» la España hubiera sido restablecer sobre
» el trono á Carlos IV (2). » Es verdad que
aplicó ésta proposiciou escandalosa, en-
lazándola con el concepto de que Carlos


(I) Escoiquiz : alli , pag. 16
(2) Escoicpiiz : cap. 2. pag. 28.




( 348 )
« no hubiera querido ni podido negar la ce-,
» sion del trono á Napoleon, (1) » lo que re-
pitió en otra ocasion diciendo que « no po-
» dia dudarse que el rey padre cederia la
« corona desheredando á todos sus hijos (2). »
Mas esto (lexos de minorar el crimen)
aumenta grados con la imputacion de lo que
no es creible hiciese Carlos, mientras resi-
diese en España, no obstante que lo haya
executado en circunstancias totalmente di-
versas dentro de Francia.


Escoiquiz omite precaver los males que re-
conoce amenazar, y prefiere la esperanza de
mandar en España hago el nombre de su au-
gusto discípulo á la tranquilidad de toda la
Nacion, que pudo y debió proporcionar con
solo aconsejar la devolucion del cetro por
respeto filial. Si pensaba que hacer ésta va-
lía como traspasarlo á Bonaparte, ¿por
que medios imaginaria evitarlo ? ¿Por el de
su viage á Bayona.? Examinemos éste punto
para última demostracion de ser Escoiquiz
el autor de todas las calamidades. No ha-
blemos ya maS de los malos medios que ha
usado por espacio do diez años continuos


(i) AH: mismo , pag. 2g.
(2) Cap. 1. pag...51.


( 34D )
para revolucionar la España contra Carlos IV,
inseparable de Godoy , y en pavor de Fer-
nando , cuyo nombre servia de título al am-
bicioso maestro. *Ya logró sus intenciones;
pero solo valieron para hacerse infeliz. Esto


4
importaria poco. La patria no hubiera per-


dido nada , si la necedad , la presuncion y.
la malicia unidas no hubieran convertido en
victimas á Fernando V1I y once millones de
almas españolas.


El mismo Escoiquiz nos dice , que ha-
biendo llegado en 2.8 de marzo 1 Madrid,
» encontró al rey Fernando VII rodeado del
» exército Trances por todas partes : que el
» embaxador se había negado A reeococer
» h Fernando por rey de España; qué el gran
» duque de Berg había tornado vaso su pro-
» teccion h los reyes padres : que He y
» aquel pechan (aun con amenazas) la per-
» sopa del principe de la Paz (2), » v p-
ella aiiadir que no había respuesta del em-
perador á la carta de Fernando , escrita con
fecha II de octubre anterior, pidiendo la
novia, parienta de S. M.1. ¿Quien sino Es-
coiquiz dexaria de conocer que abandonar
el territorio de su reyno , y poner el pie den-


(i) Elcoiquiz : cap. pag. 14.




( 35o )
tro do la Francia, era lo mismo que hacerse
esclavo de quien no le responde á cartas , no
le reconoce por rey , no cesa de proteger
á los padres y su favorito, y no le dexa vi-
vir en :),•.-fadrid sino rodeado de un exército
frances.? « Dióme (dice) todo ésto , ( como
» á. todo el público) las mas vivas sospechas
» contra los franceses; y me persuadió que


todos aquellos pasos irregulares ocultaban
intenciones perjudiciales al rey y á la Na.-


» cion. Pero quales podian ser estas, y hasta
• donde se extenderian ; eso era lo que yo
» ignoraba, y no pocha facilmente ,


adivi-
» nar (t). » Este lenguage, solo puede ser
proprio de quien oculta los verdaderos mo-
tivos del viage por no ser favorables á su
honor, como sucedia entonces. En otro caso,
aun guando no fuese posible adivinar . qua-
les eran las verdaderas intenciones de Bona-.
parte , bastaba conocer (como confiesa) que
sin duda eran perjudiciales al rey y á la Na-
cion que se ocultaban con malicia, para
que debiera evitar el viage :


Pero hav mas
en el asunto , y Escoiquiz reconoció su
culpa en el tribunal de su conciencia por
el mismo hecho de guardar silencio.'


(1) Cap. pag. i4 y sig.


( 35x )
Vind. cita en sus Memorias, con relacion


al maestro Salmon , que un incognito avisó
al rey en el mismo dia de la llegada de
Eseoiquiz, quales eran las verdaderas in-
tenciones de Napoleon. D. Josef Hezvás, hijo
del señor marques de Almenara, (lió igual
aviso por medio del seiibr D. Gonzalo Of'arril,
ministro del rey Fernando. I). Manuel Ala-
zori lo hizo en Miranda de Ebro : y el se-
ñor D. Mariano Luis de Urquijo , ministro
que Babia sido de Carlos 1V, procuró ha-
•cerlo creer en Vitoria. Todo consta á Ils-
coiquíz (i). Por que se desentiende de ar-
gumentos tan concluyentes, guando cita que
despreció « algunas voces vagas que comen-
» zaban á esparcirse en el vulgo? » Añade
que estas no teman « mas fundamento ni
» objetó que el del odio nacional reciente-
» mente despertado, y de una desconfianza
» general que no se fixaba » (2). Mas no
debiera despreeiar ésas voces vagas , guando
merecían reunirse con las otras noticias par-
ticulares. La circunstancia misma que ma-


( ► ) Nelleno. Memorias tour. 1. parí. 2 , y toro. 2. n. 34,
5 9 , y 67. : Señor marques de Almenara : Defensa de
D. Joseffiervás.


(2) Elcolgitiz : cap. 1. pag. 19.




( 352 )
nifiesta de haber nacido el odio nacional re-
cientemente, supone causa modernísima. El
pueblo de Vitoria dió testimonio de co-
nocerla. Escoiquiz huy-e de hacerse todos
estos argumentos, por saber que no tie-
nen sOlucion. En vano apela al voto de los
giros consejeros íntimos. El era quien arras-
traba leas condescendencias i. fuerza de bla-
sonar de continuo su ascendiente sobre la
preferencia que daba el rey á sus opiniones.


Ya es hora de decir la verdad sencilla.
Los efectos de once años de intrigas de Es.
coiquiz, y de la revolucion de Aranjuez,
derivada de ellas , traxeron á su autor á la
crítica situacion de no poder excusar uno
de dos extremos , ambos fatales para él; A.
saber, aconsejar á su augusto discípulo que
restituyera el cetro á su padre, haciendo re-
coneiltacion digna de tan bondadosos prin-,
cipe's; ó probar fortuna por mas adversa que
presentase su cara en Baybna. Lo primero
era filen ; pero no le acomodaba por el miedo
de la renovaeion del proceso del Escorial,
cuyas conseqiiencias podian.ser fu nestísimas
para su persona, y por la pérdida cierta de
alaoridad que no le era indiferente. Lo se-
gundo pocha surtir tan mal efecto como so
anun,ciaba para toda la real familia; perca


( 553 )
tambien parar en solo perder la Navarra,
Esto en su corazon no pesaba tanto como
su peligro personal. Prefiere, pues, lo se-
gundo á costa de una porcion preciosa de
la corona, y si es necesario de -toda la fa-,
mina real, por no exponerse á la justa có-
lera de Carlos IV. Ele aqui la verdadera re-
solucion del problema sobre el viage de
Bayona.


Guando tuve) valor para escribir que «nin-,--
» guri hombre sensato podía presumir la ín-
» tencion de colocar en el trono espanol
» una nueva di ► astia , (i) » -pintó con la
pluma lo que no- sentia, -6 se declaró él
mismo. por insensato. En este punto: bas-
tante le ha dicho el señor Cevallos : no es
necesario recargarle mas (2).


Concluxo á su augusto discípulo á Bayona
para el sacrificio- por .


no sufrir el que xece-
laba suyo : y guando vió que no habia re;-
medio para el objeto principal, dirigió sus
miras á complacer á Bonaparte , procurando
disminuir su desgrac:a. :personal, disminu-
yendo la del ,


rey Fernando VII. Asi se dexa


(i ) Escoiquiz : cap. 2. pag. 28.--
(2) Seiior Cevallos : Exposicion de los hechos. —


Observaciones á la obra clel señor Escoiquiz.
7


24)




( 554 )
ver en la proclama de 12 de ma y o , y en
la carta de juramento de fidelidad al rey
Josef, de cuyas redacciones se jacta, dando
nuevos testimonios de la cortedad de sus
talentos , guando intenta persuadir que am-
bas piezas tienen sentido contrario al texto
literal. Como las dos están en sus Memorias
de Vinci., no considero necesario hablar de
ellas.


Una vez sticédida la desgracia, yo le per-
donaria todas las deferencias y debilidades
manifestadas en Francia , sino le viera des-
pues proseguir en España siendo autor de
nuevas desgracias. Este hombre , que desde
Bayona escribió carta confidencial manifes-
tando su verdadera ópinion de reconocer la
nueva dinastía, y que hace hablar al rey
Fernando en el mismo sentido en seis cartas
dirigidas al infante D.Aíitonio al emperador,
al rey lose'• , y á los Españoles (I) , apenas
vuelve á dirigir el gobierno en Madrid, se
declara perseguidor de una multitud de rni.
llares de Españoles de dos distintas opinio-
nes contrarias entre sí ; que no lo mere-
cian ; pero que aun guando lo mereciesen,
.••nn•n-•-n-nn


(3) Nellerio : Memorias , art. 4. pág. 80. toni. u. y
tomo 2. 54, G1 , ¡4, 7 5 y otros.


( 555 )
debiera proteger, siquiera por no aumen.,
lar los males del reyno , que solo era des-
graciado por conseqüencia de sus intrigas.
.Esto prueba que fambien reune la validad
de mal corazon.


Esta carta me ha salido mas larga que
yo pensaba , por lo que omito manifestar
otras contradicciones de la obra del señor
Escoiquiz , y otros convencimientos de ha-
ber faltado á la verdad varias veces; pues
lo expresado basta para demostrar que su
autor es el origen y la causa de lbs desastres
de la España y de sus familias; y que son
dignos de compásion ( guando no de despre-
cio) los Españoles (Que por una esperanza
imaginaria de disminuir su calamidad per-
sonal) han faltado debilmente á la causa ele
la justicia general, adulando á Escoiquiz y
á otros en papeles impresos, disculpándolos,
y aun elogiándolos; entre los duales ninguno
hace papel mas desairado que Carnererb; no
haciendolo tan decoroso como merecia por
otras circuntanciás el señor marques Caba-
llero; y menos el señor Se apere Guarinos:
Mas quiero reputarlos débiles que pérfidos.
Paris 1. da mayo de 1816.


T. G. S.
Nota. El contexto de la carta precedente




( 356 )
3nanifiesta estar escrita antes que se publi-
casen las Memorias de monseñor Pradt, y la
segunda traduccion de la Idea sencilla por
un anónimo francos; pues si el autor de la
carta hubiese leido esas obras , era %e-
rosimil haber dicho algo contra la creduli-
dad de los dos escritores que supusieron
como cosa cierta haber dicho Escoiquiz á Bo-
naparte todo lo que contienen sus conver-.
saciones impresas, guando es facil conocer
que son fraguadas el mayor número de sus
especies , despues de la caida del poderoso; .
formacion del congreso de Cortes; y publi-
carien de ideas nacionales, jamas oidas en
la diplomacia española. 1,a credulidad es mas
extraña en monseñor Pradt , porque su in-
timidad con Bonaparte por mochos años
le proporcionó conocer que no era éste ca-
paz de permitir á Escoiquiz prolongar tanto
las discusiones y multiplicar las réplicas con
extraordinaria difusion. Alguno ha sospe-
chado que el señor Pradt ha procedido en
esto con tan poca sinceridad corno en ca-
llar que quatro quintas partes de sus Me-
morias son un plagio de mis dos- primeros
tornos, siendo facil ajustar la cuenta, la qual
hizo va por mayor el segundo traductor de
la obra de Escoiquiz.


( 557- )
NUMERO CXL1I.


Carta sobre los Manifiestos de D. Pedro
Cevallos.


S.' D. JUAN NELLERTO.


Muy señor mio : Prometí á Vmd. en mi
primera carta tratar de otras obras publi-
cadas acerca de la revolueion de España.
Voy á cumplir mi promesa




en lo respec-
tivo ¿I los manifiestos de D. Pedro Cevallos,
ministro actual de Estado, y Negocios Ex-
trangeros en Madrid.


Yo veo en su persona un antagonísta po-
lítico de D. Juan Escoiquiz, aspirante á los
honores y al mando como su adversario;
pero mas cauto en la eleccion de medíos,
por no decir mas hipócrita.


Apenas FernaudoVIT comenzó á reynar, re-
nunció Ceva ¡los en manos de S. M.. el minis-
terio de la primera secretaria (le Estado, que
habia exercido en el reynado de Carlos 1 V;
pero lo hizo satisfecho de que no solo no
se le admitiria la renuncia, sino que se le
aumentara el favor por haberse declarado
contrario del principe de la Paz. El mismo
dá las armas para esta presuncion en sus




( 358 )
Observaciones (1), guando so jacta de que
nadie le insultó en los motines de Aranjuez,
de los ellas 18, y 1 9 de marzo de i 8o8,
aunque se verificó con otros parientes de
Godoy , y con los que se reputaban sus mas
íntimos amigos. Esto equivale t decir que
los autores de aquellos movimientos lo te-
nian por partidario suyo, á pesar de haberse
casado con una prima hermana del principe
de la Paz , y de que no seria nada en este
inundo sino por la proteccion que éste mismo
Fincipe le habia dispensado. El se jacta de
que Napoleou le trató de Tray-dor, y debia
suponer que semejante concepto tenia su
origen en las relaciones de Carlos IV.¿Como
no se aplicó este dictado al señor Labrador,
que le igualó en la resistencia á los pro-
-yectos de Bonaparte ? ¿Como no divo tal
improperio (i ningun otro de los concurren-
tes? Carlos IV sabia que todos eran contra-
rios suyos, y sin embargo no infbrrnó á Na-
poIeon de procedimientos capaces de admi-
tir iiiterpretacion de doblez y perfidia , ni
comparables con los de quien ( por ser mi-
nistro del mismo Carlos) debia distar mas


(i) Observaciones sobre la obra del señor Escoiquiz,
pag. j.


( 359 )
del partido adverso. Pero aoerquemonos mas
al objeto de sus obras.


Publicó una Za.:posicion de los hechos y
maquinaciones que han preparado la usur-
pacion de la corona de España; y los me-
dios que el emperador de los franceses ha
puesto en obra para rea. lizarla: y en ella
desfiguró algunos hechos importantes, como
luego haré ver, á pesar de la jactancia con
que afirma en su papel posterior de Obser,
t'aciones que habia respetado las severas
leyes de la verdad hislórica (1).


Para demostrar lo contrario conviene te-
ner presente que Fernando VII salió do Ba-
yona din 9 de mayo do 18o8, quedándose
allí D. Pedro Cevallos hasta el 9 de julio.
en que fue con el rey 3 osef á Madrid : que
este fue declarado monarca español en f de
junio: que Cevallos El l e miembro de la asam-
blea de Bayona , y como tal prestó jura-
mento de fidelidad á S. M. el rey Josef, y
á la Constitpcion: que lo reitero como gentil-
hombre de, la Cántara, y: tercera vez corno
ministro de Negocios Ji.ntmigero$, por nom-
bramiento del misma .1Q.sef


. e11 4 de julio: y
que sirviO este dostino hasta 51 del propio


(1) NI. 5.




( 56o )
mes en que S. M. salió de Madrid para Vi


-.


ioria,
En su Ilfanyiesto dice que se allanó á


jurar á Josef porque de lo contrario se le
'hubiera detenido en Francia , impidiendole
servir á Fernando , y á la Patria pero no
porque tuviera jamas intencion de adherirse
al sistema trances ; y que por este mismo.
principio admitió el ministerio, pues todas
sus gestiones en Bayona fueron dirigidas al
objeto de evitar su detencion en Francia,
verse libre dentro de España para seguir el
partido que despues ha seguido.


Si esta iutencíon fuera cierta, parece im-
posible disculpar su silencio. Seria tan cri-
minal, que se acercaria en el efecto al de-
lito positivo de traicion. El señor D. Miguel
Azanza era su compañero de ministerio;
estaba cambien en Bayona ; era sumamente
afecto á Fernando VII, que poco antes lo
habia llamado á la Corte. ¿Por que no dilo_
el señor Cevallos entonces al señor Azanza
que todo quanto veía en Bayona llevaba
el carácter de farsa ó intriga cómica, con
objeto de salir de Francia ? Jamas pudo re-
zelar que el señor Azanza revelara el se-
creto. Las resultas hubieran sido manifes-
tar en España cautelosamente una verdad


( 5'61 )
tan importante á tos españoles de buena fé
y ninguno hubiera hecho despues el viage
de Vitoria. Todos .se hubieran quedado en
Madrid , ó en sus casas esperando las resul-
tas de la guerra. El rey Josef se hallaría
en Vitoria sin Corte; con solo el carácter
de general de un exército de su hermano,
Ninguno era entonces afecto á los franceses.
Todos tedian á las circunstancias de la fuerza
mayor é irresistible. Los que se declararon
mas abiertamente á favor del nuevo sistema
que se creyó ser la suerte futura de España,
lo hicieron porque las autoridades consti-
tuidas obraban en el propio sentido.


Cevallos pudo' -mudar todo el estado de
la question política , con solo decir al señor
Azanza , y despues al señor Ofarril (cam-
bien ministro de Fernando VII, muy afecto
y muy agradecido á su real persona.) « Se-
» ñores, hagamos entender con cautela y
» secreto á todos los que han estado en Ba-
» yona, que las proclamas y las órdenes de
» Fernando son solo por cumplir con Na-
» poleon ; pero que su verdadera voluntad
» es que la Nacion se arme y resista con
» todas sus fuerzas al usurpador. Yo he que-
» dado de acuerdo con 1.'ernando y su co-
» mitiva en este punto para manifestarlo




( 363 )
» guando eesára el peligro de ser detenido
» en Francia. »


Con efecto, si el rey y los que le acom,
parlaron h Valencey, tuvieran este modo de
opinar , hubiesen encargado á Cevallos , al
duque del Inlantado y á otros españoles
confidentes suyos, hacerlo saber guando ce,
sára el riesgo. El silencio de Cevallos en
tal caso era crimen horrible. La desobedien-
cia recala en materia gravísima. Se necesi,
taba grande íngratitud y suma perversidad
para dexar de cumplir aquel encargo.


Pero si Fernando VII y sus consultores
no le manifestaron intencion contraria al
sonido de sus palabras; si el verdadero pro-
.vósito de aquel tiempo era el qué sonaba
en los escritos, tampoco podia ser inocente
Cevallos en oponerse á la voluntad de Fer-
nando, supuesto que el mismo Cevallos prc-
veia los peligros á que seria expuesto cl rey
cautivo, y si pensó hacer compatible todo
por las esperanzas que fundase del valor de
la Nacion, su silencio era omision culpable,
capaz de producir la division de opiniones
que llegó á existir real el tiempo, y que por
entonces no eistia.


Mas todos estos discursos son hipotéticos,
porque Cevallos supuso la hipótesis, LO cierto,


( 363 )
ciertísimo -es, que faltó á la verdad en su
Manifiesto para persuadir á los _ españoles
de su segundo partido, y á los ministros de
las otras naciones europeas aquello que se
propuso despues de mudadas sus opiniones
políticas , y ponderar como relevante mé-
rito suyo haber resistido ea quanto pudo
las cesiones de Bayona , pintando el suceso
con colores bien diferentes de la verdad bis-
iórica, cuyas severas leyes dixo despues ha-
ber seguido, v cuya infraccion voy á de-
mostrar.


En 8 de junio escribió á D. Eusebio Bar-
daxi .Azara desde Bayona en estos términos:
He tenido el honor de presentarme al rey,
que llegó ayer de Nápoles ; y he fOrmado el
concepto d.., que su presencia, su bondad, y
la nobleza de su corazon (que se descubre
4 primera vista) bastarán sin exe'reitos
calmar esas provincias. Esta carta (de que
Vmd. dió noticia en el tomo primero de sus
Memorias) existe original en poder de una
persona de alto carácter, para mostrarla si
llegare la ocasion ; y no permite ningun lu-
gar á las dudas sobre si manifestaba ó no
verdaderas opiniones; pues es confidencial
de un amigo para otro, y coniprehensiba
asuntos puramente domésticos y personalcs




( 564 )
Aun guando permitiese dudas, las ex-


cluiria una convinacion crítica de su con-
tenido con la conducta de Cevallos. Fíxese
la consideracion en el encargo reservadísitno
que dió á a Evaristo Perez de Castro, en
el dia 6 de mayo, guando ya Fernando VII
hahia devuelto á su padre la corona por miedo
de las amenazas que se le hicieron en el dia 5.
El encargo fue verbal ; por rezelo de las
malas resultas que podia producir un papel
si fuera sorprendido. Se reduxo á que Perez
de Castro dixese á los ministros Azanza y
Ofarril ; y demas individuos de la Junta
de Gobierno , que ya no con venia de nin-
gun modo hacer lo que se habla mandado
en cierto real decreto del mismo dia 5 por
la mañana , antes de la sesion conminatori .
que produxo la renuncia. Por el decreto se
habia ordenado juntar Cortes, reunir tropas,


hacer guerra, se remitió á España se-
cretamente á pesar de la vigilancia de los es-
pias de Napoleon. El mismo Cevallos se jactó
de ello para exagerar su industria , sus ta-
lentos y su zelo. Salido el conductor, veri-
ficada la sesion terrible, y prometida la re-
nuncia, sobrevino el miedo de perder la vida
si el decreto se podia en práctica. Determi-
nase precaber el anal despachando á Perez


( 565 )
de Castro con órdenes contrarias. El dele-
gado sale de Bayona , y desde Trun escribe
al señor Urquijo , ex-ministro de Estado de
Carlos IV en estos términos: Acabo de He-
); gar de Bayona , y continuo mi viage de
» priesa para Madrid, dexando aqui ésta


para que pase con brer.• ,edad, á esa. Me de-
tuve pocas horas un Bayona, y en ellas vi
perecer á nuestro amado: merced á la gra-


» vedad del mal, y á la impericia de los fa-
» cultativos que le trataron. Dios 770s saque
» ahora con bien; y ;tengamos la jiniuna de
» impedir alborotos , y de que no nos abis-
» memos por lo que no ha estado en nuestra
mano evitar. Llégó Perez de Castro á Ma-
drid, cumplió su encargo, y viendo que nada
se 'labia hecho ni podido hacer relativo al
decreto del 5 por la mañana, revocado por
la tarde, se sabe haber dicho con gran re-
gocijo ¡ Quanio me alegro de haber llegado
á tiempo! en Payona estabamos tem-
blando de las resultas: ya no datamos por
seguras las vidas del rey ni de los denlas si
aqui hubieran Vmds. hecho algo.


¿Como podrá el señor Cevallos hacer este
suceso compatible con la proposicion de que
su conducta en Bayona era solo para con-
sentir libertad? Si fuese tal su intencion ver-




( 566 )
cadera ¿por que procedia en sentido con-
trario dia 6 de mayo ? ¿ Por que escribia
reservadamente contra su propio juicio
.en 8 de .junio? ¿ Por que no manifestó su
opinion luego que pisó el suelo espolio'?
¿ Por que sirvió el ministerio veinte y quatro
Bias, basta que supo la batalla de Bavien.?


Esta -batalla , que mudó la opinion del
. mayor número de grandes de Espaiia, hizo
el mismo efecto en Cevalios, quien faltó á_
.las severas leves de la verdad histórica en
referir y suponer que su curazun no estaba
de acuerdo con las opiniones que habil"
aparentado profesar.


Faltó á la verdad en otras varias cosas, y
perdió todo derecho á ser ercido en guamo
refiera y no conste por oíro conduelo.
el apéndice de su Exposicion publicó como
carta de Fernando VII á su padre , escrita
eta Bayona dia. 6 de rnnyo de 1803 , una
fraguada por el mismo ClevalloS con la
desgracia de no preveer que podía llegar
dia de publicarse la verdadera. La memoria
le hizo traición entonces , pues no le recordó
que el mismórey Fernando había insertado
copia en la que con aquella fecha dirigió °á
su •io el infante D. _Antonio como á pre-
sidente de la ...Junta -de Gobierno de Espolia,


t 56 7 )
Vind. publicó cl contexto del uno y otro


papel en los nt'u 54 y .55 del tomo se-
gundo de sus .rl'Unorias, u llamando algo lá
atencion ácia la discrepancia de copias.


Qualquiera que lea los dos contextos,
y considere las circunstancial de terror en
que Fernando 'se bailaba conocerá facii-
-menté- que no porfia escribir á su padre cón


tesoó que fingió Cevallos para pasar plaza.
de héroe como secretario de Estado, y que
por el contrario la copia inserta en la carta
'pira tal l a), lleva consigo los carkcteres v
las sellas de la verdad. El heeho es prueba
démostrativa dé que Cevallos no siguió las
leyes severas de la verdad histórica. como se
jacta.


Publicó en el apéndice de su Expósicio-rz
liii papel : de -renuncia del íninisterio de El-
tude cón fecha de 23 de jUlio de 1303, fan-.
cl¿ndola. en hechos inciertos: y tales que
alln era x•erosimil hacerse presentes al rey
Jósef, pues el contexto impreso indicaba que
Cm-anos ti¿ exertia el ministerio con gusto,
ni -confortne í las opiniones propias perso-
bales suyas. Este papel. es -fraguado después
tle mudadas las ciretibStaúdáS 5 Corno la . su-
puesta carta de Fernando VII del 6 de
mayo todo ron la idea de persuadir á les




( 308 )
españoles ignorantes de la verdad , y á los
gabinetes de la Europa que desde los prin•
cipios.. habia procedido consequente á este
modo de pensar sin ceder jamas de veras
á .Napoleon.


Pero todo es falso y contrario á la ver-
dad histórica. Los señores Azanza y Urquijo
saben con otras personas respetables vivien-
tes , que Cevallos pretendió en Bavona el
ministerio, pura CU Va conseeneionmul ti p icó
diligencias indirectas, que surtieron el efecto
deseado. Otro tanto sucede por lo respectivo
á la renuncia. Es Eilso que la hiciera dia 23
de julio, y en los términos de su papel irn
preso. Los inisinos señores Azanza y Urquijo,
y el señor Oíárril , testificarán, si ffiese ne-


.cesario, la certeza de lo que Vmd. refirió
en el primer tomo . de sus Memorias, como
sucedido en el consejo do, ministros del dia
31 , tres d .ias despues de la fingida fecha del.
supuesto papel: Yo sé ta «bien haber dicho
en Vitoria el rey .Toser, que. 0.2YWos le ha-
Ha prometido en el momento de la despe-
dida,- servirle « mas y mejor :quedándose :ea
» Madrid, que acompaii.indole en su retirada;
» porque hablaria• con todos en el tono de
» preferir la..paz,it• la 'guerra ., y persuadiria
»los•Junestos efectos de una resistencia te-


( )
» nieraria é inútil. Lo c u m pi i mal, pites "páCél
tiempo .despn:es se formó la Junta centralt
procuró ser miembro de ella para mandar
á la multitud, y logró por lo menos el ser si
ministro -de Estado : pero esto solo prueba,
infidelidad del que promete; no incertidum-:-
bre del hecho de la promesa.


En sti Miinifiéstó habló Cevallos en topó
de haber ignorado las negociaciones relatij,
Vas al tratado de Foritainebleau sobre Por
tugal , y de ser todo una intriga de Godoy
con Izquierdo. No refle*ionó , que si esto
fuese cierto, resultaba reo de uno de los tnti-
Lores crimenes en que puede incurrir un.
ministró, qual es prostituir su firma, ó los
Sellos de la secretaria, sin saber para qué
•Pero ya sabemos ahora lo que hav


• de ver-:,
dad en el asunto, pues consta bien claro
íos papeles existentes en Paris en poder del
sobrino de izquierdo, cuya pu blicacion co


para desengaño de algunos que
ven. en concepto equivocado (1). En ellos s&.
ve que D. Pedro Cevallos refrendó como
primer secretario de Estado los plenos po.;.




(1) El autor de esta carta no sabia que ya se me lta•,
bias franq


c-opias para la impresion
Nota cl«1.




( 3o )
rieres ; y que llenó de elogios á Izquierdo
por su negociacion. Si de veras ignoró los
pasos que se daban en secreto por Izquierdo
y Godoy , elija extremos. ¿ Creia que eran
l'avorahles a la patria? Faltaba motivo para
citar la ignorancia como mérito. ¿Sospe-
chaba lo contrarío? Nos ha dado testimonios
de que .sabe cerrar los ojos , y autorizar con
SU firma los desaciertos, y aun los crimenes
de un favorito. No basta decir lo que ha
dicho de qué • los reyes ven con otros ojos
que los vasallos á quienes solo toca obede-
cer. Esto es falso , hablando de un ministro;
el qual está obligado á representar al rey
lo conveniente. El resultado del suceso es
haber. querido persuadir que ignoraba las
negociaciones..


¿Que fe merecerá para la historia un es-
critor cu ya inexactitud de narraciones se5
junta con la aiteraciou del contexto de piezas
justificativas? Pues arladanse las reticencias
cuyo silencio (si el historiador es exacto)
se interpreta como argumento • de incerti-
(lumbre do los hechos. ¿Podrá Cevallos ne-
gar que despachó. en Rayona, dia 6 de mayo
dé iáo8 á 11). Evaristo Verez de Castro con
la comision antes. indicada: de persuadir la.
synision pacífica por evitar mayores males:


( 37 1 )
de la Nabion , y los peligros personales de
Fernando? ¿Por que calló en su Manifieste
tan substancial acaecimiento? Tanto mayor
era su obligacion de mencionarlo , cuanto
mas hacia saber á la Europa el decreto de
guerra firmado en el dia 5 por la mañana,
antes de la sesion terrible que produxo la
devolucion del cetro á su padre.


Su omision equivale á querer persuadir'
que el último estado del asunto antes del
viage de Valencey era el decreto de Fernando
para la guerra esto es. positiva oposicion á
la verdad histórica; lo primero porque Fer.,,
liando dexó de ser rev volviendo el cetro
á Carlos 1V pocas horas despues de firmado
el decreto cle guerra ; y lo segundo porque


. revocó la providencia. Las leyes históricas
mandaban. hacer saber á la posteridad que
los movimientos de las provincias eomen.;,
zaron y prosiguieron contra la voluntad
de Fernando, y de todos sus consultores/
igualmente que contra la del mismo Ce-;
vatios, aunque mudara despues éste sus °pi.,


Que Fernando VII no fuese rey de
paha desde 6 de mayo , es una verdad mas
clara que la luz del medio dia, en val.,
quiera extremo que. Cevallos quiera ewa,




( 372 )
ger. Dando por supuesta la nulidad de, las
cesiones á Bonaparte , solo Carlos IV fue
rey de España desde la devolucion hecha
por su hijo. Cevallos no puede persuadir á
ninguno que fuese nulo el acto de un hijo
que devuelve á su padre la potestad sobe-
rana , precedentemente poseida, renunciada
en medio de tumultos , y reclamada con
protestas y diligencias para su recobro den-
tro de España, sin perder momento desde que
pudo hacerlo. La falta de libertad que hubiera
en Fernando al devolver la coFona no fue ma-
-vor en sus causas y efectos que la sufrida
por Carlos al renunciar. Si esta fue válida ,
mas y mejor lo será la devolucion. Como
el asunto fuese ple5to entre el duque de
Medinaceli y su hijo primogénito, no era
necesario ser legista para saber la sentencia
que habian de pronunciar el Consejo , las
Chancillerias y Audiencias; y la diferencia
de personas no hace variar el derecho sino
para multiplicar las razones de Carlos 1V.
Asi es que guando Fernando VII ha vuelto
al trono español , su título verdadero es el
consentimiento de su padre que se lo to-
leró; ó de lo contrario el recibido de Na-
poleon en el tratado de Valencey.
. En sus Observaciones se jacta Cevallos de


0 573)
escribir sin ofensa de nadie, y mismo tiem-
po hiere gravísimamente la buena memoria
de D. Josef Martinez de Ilervás , que lexos de
merecer este agravio, contrajo en favor de
Fernando VII mérito muy- superior al del
mismo Cevallos ; pues se sobrepuso á to-
das las relaciones que Cevallos cita, y no
obstante ellas avisó el y q igro de la muerte
política de Fernando , que pudo y debió
evitarse , y se hubiera evitado con efecto,
sino por la impericia de los médicos que
D. Evaristo Perez de Castro citó. La hon-
radez de este caballero no permitió atribuirlo
á la verdadera causa de que tengo hablado
en mi anterior carta ; pero bastante dixo
para que pudiesemos discurrirla. Es tanto
mas culpable la imputacion del señor Cc-
vallos contra Hervás , quanto mas choca con
la memoria que al mismo tiempo hace de
D. Insto Jbar Navarro. Yo reconozco tal vez
mejor que el mismo Cevallos la grandeza
del mérito que contraxo-éste consjero ; pues
á lo menos sé que si yo me hubiese visto
ministro secretario de. Estado, hubiera pre-
miado á D. .Tusto Ibar Navarro mucho mas
que lo' está. Se halla inferior á los que vi-
sitaban diariamente al gran duque de Berg,,
pretendiendo plazas de camaristas de Casa


1




( 574 )
ilIa, y D. Justo la merece mejor qUe ellos,
por la nobleza de corazon con que se ex-
puso mucho por servir á su rey. Pero su-
puesto que Cevallos citaba una persona con
elogio por lo que hizo , debia ser historia-
dor mas fiel, y mas exácto no convirtiendo
el mérito en objeto de sospechas malignas.
Virad. refirió en el primer tomo de sus Me-
?norias los hechos de la lealtad de .D. Josef
Dlartinez cie Hervás; -y el señor marques de
Almenara publicó una Dele. usa que no per-,
ínite ya dudas. Por ceo no me detengo á re,
fular la malignidad del autor de las Obser-
vaciones sobre. la obra del señor Escoiquiz.


En otra ocasion dexó Cevallos tambien tes-
timonio de que no escribia sin ideas persona-
lísimos, imputando á los otros ministros del
roy Josef haber dicho que Cevallos no estaba
al alcance de la grandeza de los planes del
emperador Napolcon. Una especie de ésta na-
turaleza no podia ser necesaria en obra que
se aparentaba escribir solo por el bien pú,
hlico ; pues por si misma indica resentimiento
personal , y donde hay ésta, rara vez so ha-
cen íntegras y sencillas las narraciones.


Finalmente, Cevallos dexó impresos en
sus opusculos los carácteres de historiador
Poco sincero, guando afirmó cosas que le


( 37 5 )
constaba ser contrarias á la verdad ; y calló
otras que debió decir para librar del error
á los lectores. Sin embargo, él consiguió im-
poner á los Españoles ignorantes de lo que
.habia ocurrido , y tambien á los gabinetes
extrangeros con las apariencias de la since-
ridad , fingiendo cuerpo de Nacion que no
habla en aquel tiempo , ni lo hubo hasta
mucho despues. El ha sabido amañarse para
ser ministro secretario de Estado con Car-
los. IV, con Fernando VII , con .Josef ; con
la Junta Central con la Regencia de las
Cortes, y otra vez coi Fernando VII, al


• mismo tiempo en que procede como ene-
migo de los adictos á las Cortes, y al rey
Josef. Esto acredita que ha sabido ser un
Protheo. Sin embargo, podemos esperar que
su suerte futura sea como la de otros, que
tarde ó temprano han comenzado á pagar
con su desgracia una parte de lo infinito quo
merecen por su espíritu abominable do per-
seguidores, por esas horribles proscripciones
que han sugerido, y por esa inflexibilidad
que imprimieron en providencias sangui-
norias. Los perseguidos son vengados por
Dios en parte con la desgracia de los per-
seguidores : nuevo testimonio de la Provi,
dencia




( 3 76 )
Dios guarde á Vmd. muchos años. Paris 4


de junio de i816,.
T. G. S.


iota del E:ditor..--7Ya se ha verificado
Cambien la desgracia de D. Pedro Cevallos,
que deseó vaticinar el autor de la carta pre-
cedente , y es el séptimo desgraciado de los
perseguidores de la inocencia. Cuento en
este número á los bárbaros m onstruos,


afrenta
del estado religioso, y del, sacerdocio (si estas
cosas santas la pudiesen recibir) aquellos
digo, cuyas plumas (propias -únicamente para
escrituras de taberna y jarro) intentaron ciar
á la religion ehristiana un carácter sangui-
liarlo y vengativo , contrario totalmente al
espíritu del Evangelio, y aun á la letra ; en




tanto grado que la Inquisicion tiene conde-
nadas en Esparta con el dictado de heréticas
muchísimas proposiciones que no se opo-
nen. al texto y sentido literal del Evangelio
santo como las que menudean , hierben,
se tocan. , y forman el espíritu de los pape-
les del horrible inhumano autor de la Ata-
Zaya , y del soez, baxisítno , infame libe-
lista F.M. 3131. C. de quien (si vo quisiera
vengarme por medios iguales al suyo), pocha
con solo declarar su nombre, y referir su


( 3 77 )
vida. En fin , si la guerra de empleas prosi-
gue como única verdadera causa , y origen
de las, injusticias , se podrá esperar la des-
gracia de otros porque ( como dicen en Es-
paña) Dios castiga sin palo, y escribirse
otra obra iMitando á Lactancio , De MOrte
persecutorunz.


NUMERO CX1-111..


Carta sobre la insurreccion de Andalucía,
que ilustra lo contenido en la del nú-
mero 134.


Señor D. Juan Nellcrto : Por una casua-
lidad he leyclo la carta que Vmd. ha hecho
imprimir en el número 134, tomo tercero
de sus Memorias Adra la historia de la re-
volucion de España, y veo. haber escrito el
autor de dicha carta «que yo llevé á Cádiz..
» (disfrazado en trage de postillon) los.
» pliegos de la Junta de Sevilla ; y que ha-
» biendo desembarcado en su muelle, sa-
» cudi el látigo con tal. vehemencia , que
» llamé la atencion de la plebe para que
» ésta quisiera saber el origen y motivo del
» viage, como con efecto lo supo, y se in.-




( 5 78 )
5) llamó contra los franceses mas de lo que
» ya estaba. »


Padeció el autor equi.vocaeion positiva en
decir que yo estaba disfrazado en trage
de pos/ilion , pues llevaba mi uniforme de
oficial del real cuerpo de artilieria: y no
acertó mas en la interpretacion que die. al
manejo del látigo, porque sin las intencio-
nes que se me atribuyen de llamar la cu-
riosidad de la plebe , es el sacudimiento (le
un látigo propension muy natural de todo
joven guando entra en ciudades corriendo
posta.


Yo no he sido nunca revolucionario, sino
amigo del órden, enemigo de la anarquía,
y deseoso de la tranquilidad pública ; por
lo dual no quisiera que la cláusula de la
carta diese ocasion á la posteridad para con-
tarme por uno de los que contribuyeron á
los alborotos y desgracias de Sevilla y Cá-
diz. Para evitarlo considero conveniente re-
ferir á Vmd. lo que sucedió en la parte que
tiene relacion ácia mi persona ; y estimaré
mucho que Vmd. lo publique del modo, que
le parezca.


La junta de Seviila se instaló tumultuo-
samente, como'dice con verdad el autor
de la carta; y lnego mandó que qua tro ()fi-


( 379 )
ciales de Artilleria , llevasen pliegos suyos
á los capitanes y comandantes generales del
campo de S. Roque, de Granada, de Bada-
joz , y de Cádiz , con órdenes de reconocerla
como gobernadora de España.. é Indias , y
obedecer por consiguiente sus providencias,
una de las quales era declarar la guerra
contra los franceses, en el concepto de que
se baria paz con los ingleses. Dispuso que
fuesemos oficiales (le artilleria los conducto-
res, porque siendo cien tífico este real cuerpo,
se supuso que sus individuos eran capaces
de instrucciones verbales, superiores á la
inteligencia de unos correos comunes: y con
efecto á todos quatro se nos instruyó de lo
que debiamos hablar con los generales sobre
el contenido de los pliegos.


Yo propuse primera y segunda vez varios
motivos de excusa de la comision ; pero no
babiendose apreciado por suficientes, me fue
forzoso cumplir la órden. La profesion mi-
litar no permite deliberaciones ni discursos
políticos acerca de la legitirnidaddel origen
de la potestad del que manda. Basta ver á
éste con la posesion del mando y de la su,
perioridad, para que haya obligacion de,
obedecer. De lo contrario la disciplina mi,
litar iria por tierra.




1


( 38o )
Fuera de esto, aunque yo hubiera querido


negar á la Junta mi obediencia, no hubiera
servido de nada.


para evitar los efectos de
sus resoluciones; otro hubiera cumplido sus
mandatos; al mismo tiempo que yo seria
inutilmente sacrificado. Estos miedos no me
hubiesen contenido : tengo dado testimonio
práctico de que los peligros no me acobar-
dan: solo acepté la comision creyendo que
el militar , hombre de honor, debe obser-
var con exhctitud la disciplina de obedecer
al que posee autoridad de mandarle. Ya no
habia en Sevilla otro gobierno reconocido
por los habitantes.


El modo con que yo cumpli sus órdenes
en Cádiz, fue tan decoroso como correspon-
de á mis circunstancias. El ilustre marques
del Socorro no hubiera sido ( como fue)
víctima de su propio honor , si él no hu-
biera entendido las leyes de éste mismo
honor en un sentido tan estricto. Creyó que
no le permitian evadirse del peligro que yo
mismo le anuncié por el verdadero afecto
que le tenia, y por la grande amistad con
que me honraba.


El marques pensó que reconocer la au-
toridad de la Junta de Sevilla era crimen,
Supuesto que esta no tenia en su favor la


( 381 )
voluntad nacional, sino la de una ciudad
amotinada. J untó los generales residentes en
Cádiz; resultó el bando que cita el autor de
la carta; y debe suponerse que para enton-
ces ya era público y notorio quanto habia
pasado en Sevilla, no precisamente porque
yo lo contase , como permite discurrir el
contexto de la carta, sino porque muchos
comerciantes de Sevilla despacharon expre-
sos con aviso á sus corresponsales de Cá-
diz para sus objetos de comercio ingles.


Esta publicidad y las instigaciones de per-
sonas resentidas por motivos particulares
contra el, marques, produxeron el peligro
que yo conocí 'bien pronto en Cádiz. Inme-
diatamente lo anuncié al marques dicién-
dole que podia evitarlo dexando el mando
interinamente al general Moría, y pasando
conmigo á Sevilla , con pretexto de no ha-
berse podido informar bien del estado de las
cosas por mi relacion para objeto de tanta
conseqiiencia.


El marques agradeció infinito mí aviso y
consejo; pero no se conformó con seguirlo,
diciendo lo primero, que sus émulos lo in-
terpretarian por acto de cobardia, y no que-
ria sufrir esta opinion ; lo segundo , que tal
vez los ingleses intentarian apoderarse de




( 582')
Cádiz, aprovechando los mornetitoS de tur-
bacion, por medio de algunas inteligencias,
y si ésta desgracia se verificase, le .acusa-
rían despues imputandolo ít culpa suya,
criando no á positivo crimen de traycien;
por lo que preferia permanecer en Cádiz,
y ver las resultas del bando con peligro
propio.


Me despedi marchando á Sevilla con la
respuesta de haberse publicado dicho bando
y que si la Junta no aprobaba su conducta
nombrase otro general que le relevase. Yo
estaba ya bien lesos de Cádiz, en camino
para Sevilla , guando la plebe cometió los
barbares atentados que se refieren en la carta
contra el marques, del qual nadie puede
(sin injuriarle) dudar que fue tan amante del
honor de España , como buen caballero, y
buen militar. Tengo el consuelo de haber'
hecho compatible el cumpliintento de las
órdenes de la Junta, con las leyes de la
amista d.


Esta es la verdad sencilla de lo sucedido
en quanto dice relacion á mi persona. No
me acusa mi conciencia de haber faltado
durante un solo. momento á las leyes del
honor. Servi bien al gobierno de Sevilla,
mientras estuve baxo sus órdenes. Despuesi


( 385 )
juré fidelidad al rey Josef, como toda la
España, menos Cádiz y Alicante, y fui tan
fiel á mis promesas como debia serlo tecla
persona que tiene emperiada su palabra do
honor, y prometida su fe. No he faltada
ella, ni faltaria jamas si hubiera durado la
obligacion. Los militares no debemos pensar
de otro modo , ni examinar otras qüestiones.


Ruego pues á Vmd. de nuevo hacerlo sa-
ber al público. Paris 28 de noviembre de 18 i 6.


CIPMANO PALAFOX.


Nota. He tenido gusto particular en ha-
ber recibido 'la carta precedente, y lo tengo
en publicarla , porque ilustra la historia de
los sucesos de Andalucia, y demuestra con
claridad haberse conducido el señor conde
de Teba tan decorosa y honradamente corno
en todo el curso de su brillante carrera mi-
litar , en la qual ha dado muchos testimo-
nios de honor y valor.


FIN DEL TOMO TERCL:110,