OBSERVACIONES, VAB.IAS SOBRE LA REVOLUCION DE ESPA8A. '1-o.'!lJ)...
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OBSERVACIONES,
VAB.IAS


SOBRE LA REVOLUCION DE ESPA8A.






'1-\o.'!lJ) VII-JI/"¡


9-: ,OBSERVACIONES
-.q ARIA:'S


" SOBRE LA REVOLUCION DE ESPA~A,
• .,oi';~


LA INTERVENCION DE LA. FRANCIA,
,


y LAS ACTUALES Y ANTIGUAS CORTES;


OBRA ESCRITA EN FRANCES 'i'


POR
.


~r. ~fau$ef ~e ~JU$efgue .. ,
1II1EMlIltO DE LA el.ARA BE LOS D,IÍ'U~.DOS;


. ; '. :s
TlI..ADVQIDA AL ESPAÑOL


POR UN AMIGO DE LA RELIGION Y DEL REY.,


PERPIrq-AN,
POR 1. ALz'INE, IMPRESOR DEL REY


y DE S. A. R. EL SE~OR CONDE DE ARTOIS, HERMANO DEL REY.
1825.


. '


"'~ -,
\ ',<,.


>






OBSERVACIONES
VARIAS


SOBRE LA REVOtUCION DE ESPA~A~


CAPÍTULO plUMERO.
De la opinion de la Nacion Española sobre la revolUlfion¡


hasta la reunion de las Cortes en Cadiz.


N o sIendo, ias revoiudones que asoÍan 6 amenazan á ]:(
Europa, otra cosa que la práctica de las doctrinas pofi-
ticas de la filosofía moderna ('1), la España que había:
rechazado con el mayor esmero los libros de los preteli'-
didos filósofos, fue tatnbien, entré todas las naciones ae
la Europa, la que manifestó mas horror á los crímenés
que prodnjó la revoludon francesa:. Se puede oir sobre el
particular á M. de Pradt :'" « Si este atentado ( del :lI de'
» Enero 1793) llenó á la Europa de espanfo, enardeció ét
» corazoo de los Españoles ~ y este pueblo demasiadamente'
" fogoso para COntener la~ impresiones que re'cibe, s'e
j) precipitó sohre los Franceses q1'.le se IlalIanan én Espáña ,
~. sin hacerse cargo de ninguna de aqüeilas consideraciones
lO i¡ue., debian hacerle conocer, en aquellos hombres, llama-
» dos .' á España ó establecidos allá solo por las miras
• de sus interese& particulares, unos seres estrañQ6 á 101l'


'1< Memorias Boh!'e la feTolucion de España , p. 3,




( 2 )
» acontecimientos que excitaban su enojo. En un instan
,. se electrizó la oaoion; todos los brazos se presentar<
» y todos los tesoros se abrieron. Los donativos voluntari
» de la España excedieron á cuantos nos refieren las hist
" rias -, hechos, en tiempo alguno , por el patriotisme
» á los gobiernos que han reclamado su apoyo. Así
)l -que, mientras que bajo la asamblea constituyente
»Francia no había suministrado mas que una suma (
» cinco millones para la contribucion voluntaria que 11
" maron donativo patriótico, mientras que' al empez.
" esa misma guerra, en 1793, la Inglaterra no alcanzal
» con sus larguezas mas que á la suma de 45 millane!
" la Españaofrecia, como donativo voluntario, la de 7
» Ciertamente es este el donativo patriótico mas gran(
» que haya hecho ningun pueblo mode1'llo. "


El ministro de Francia en Madrid fue obligado á sal
de España luego que se supo la muerte de IJuis XV
Estas son las' palabr~s con que este ministro (M. Bourgoin~
pinta la impresion que habia producido aquel horrib
acontedmiento, en la ciudad ,principal que encontró ~
.su tránsito ... " Val!;mciaera ,á la sazon el teatro de 1
.» insurrecciones mas violentas deljanatismo real y reli{5iosc
» contra la nacion francesa. Todo lo que, ó por su nor
" bre, ó por su origen, pertenecia á ~sta nacion, estal
"espuesto al furor del pueblo. Para reprimirlo, D<
,. Vitorio Navia, que mandaDa este reino 1 necesitó de to<
,. su vigilancia" y tuvo que desplegar la poca fuerza arma<


,lO que habia quedado en su capital. »


Por el mes de Febrero siguiente, el Rey de Espai
,declaró la guerra á la República francesa. La Convencic
',habia esperado hacérsela á aquel monarca, ~ublevando SI


't Tableau de l'Espagne model'ne , 4." ed. t. 3. p. 263.




( 3 )
~asallos y particularmente los Catalanes" " " Pero, díc.e
" lU, Bourgoing, los Catalanes se mostraron mas fácÜes de
" ser .electrizados por el fanatismo que por el .amor de la
" libertad, y los clérigos lograron fácilmente desbar~tar las
" tramas de los misioneros de la revolucion francesa. "
Pero el gobierno no auxilio la fidelidad del pueblo español.
Un privado que no trataba mas que de su fortuna parti-
cular, no podia sostener una guerra semej-ante. Los Fran-
ceses pasaron el Ebro, bien pronto amenazaron á Madrid;
el día 4 de Agosto de 1794, Manuel Godoy firmó un
tratado de paz con la Convencion, y se tituló Prinéipe
de la paz. Un año despues, el mismo ministro firmó otro
de alianza con el Directorio, por el cual las dos poten-
cias debian suministrarse mutuamente, en caso de gu"erra ,.
defensiva ú ofensiva, la navíos de linea y 24000 hombres.
Esta alianza p~ede mirarse como la primera causa de la
perdicion de España.


,lUientras que Bonliparte tenia á su disposicion estos 15'
navíos y los 24000 hombres; mientras que 12000 valientes.
Españoles combatían por él en la Dinamarca, r~solvió
apoderarse de España: Concluyó con el Príncipe de ta paz;
á 27 de Octubre de 18°7, el tratado de Fontainebleau,
cuyo fin aparente era hacer la guerra á Portugal. El al'tÍ-
culo 2 estaba concebido en estos términos : « Se darán
)) en toda propiedad al Príncipe de la paz, la provincia
» de Alenrejo y el reino de los AIgarves. "


Pamplona, Barcelona, todas las plazas fueron entre.
gadas al ejército frances que llega á l\:ladrid. La indigna-
cion"lcperal contra el privado determinó á Carlos IV á
abdicar la corona. Sábese bastante como la familia real,
rodeada de las fuerzas de Napoleon, y espuesla á las


~ Ibid. tomo .p. 37'




( 4 )
tsechanzas de un tal hombre, fue llevada á Ifayona. El
mas jóven de los Infantes habia queda:do en Madrid: Murat
le arrebata el día 2" de Mayo de 1308', el pueblo de Madrid
se subleva, y el ejército de Murat lo acañonea. Entonces
fue cuando empezó la insurreccion de España. Dejaremos
hablar aquí un testigo naaa sospechoso, un oficial ingles que
acaba de púhlicar lo que vió cuando servía en el ejército
ingles en España.


.. e La sangrienta catástrofe de Madrid sucedió el día
" 2 de Mayo : luego que se' tuvo la noticia en: las. pro-
l> vincias, la insurreccion fue general; se manifestó prí-
lo meramente en Asturias el dia 25, Y bien pronto se
,. comunicó á toda la monarquía........ No han acertado
• algul'los observadores superficiales, ó que han formado
» sus opiniones en' las puertos marítimos, ó en las prin.
» cipales 'plazas d'e comercÍo, dando varias causas á la
" conducta de los patriotas españoles, y llamando revo-
., lucion esta resistencia del pueblo á la usurpacion. Los
» imicos motivos que animaron á la' gran masa del pue-
,. bl0, eran la independencia de su pais y el manteni-
» miento' de su religion, de sus instituciones y de la 010-
,. narquía. Todas las representaciones, todas las proclamas
» y .todos 10s discursos dirigidos al puehlo para elcitar 1511
,. resistencia y para guiarle, manifiestan bastante que- todas
.. 1M ideas populares eran contra la revolucion J no ti
» favor de ella. Se han publicado bastantes documentos,
,. á los que podemos remitir al lector, en prueba de lo
i> que afirmamos ...... (2)


" En todas las provincias aonde se esteJldia la insurrec-
• don, se formaban juntas. A todas ellas asistian los
..eclf;lsiásticos , para unir la fe nacional con el patriotismo


.. La~i5e d'Espagne; traduclwn de M. DOllatien de SesmaiSOll5 ,.,p~ 36.




C. 5 )
,..uel pueblo. Estas juntas dieron á luz las proclamas rnllS
" enérgicas, y en todas partes era el grito de guerra por


» nuestra santa Religion, nuestro Rer y la independencia
"de nuestra Patria....... La junta central de Sevilla
" adoptó este intento, y lo manifestó aun mas positiva-
" mente., dirigiéndose al pueblo con una pr-oclama en que 56
~ espresa en estos términos : »j Españoles! todo os llamá
,. á uniros, y á precaver tan atroces designios. No que-
" remos revolucioTi en España; nuestro único objeto es
" defender lo mas sagrado que tenemos, contra aquel
» que, encubriéndose con el velo de una alianza, queria
" quitarnos nuestras Leyes, nuestro Monarca, y nuestra
"Religion. i Españoles 1 vuestro pais, vuestras propieda-
.. des, vuestras leyes, vuestra . libertad , vuestro Rey,
" vuestra Religion, vuestras esperanzas en otra mejor vida,
" que solo esta religion puede ofrecer á vosotros y ¡,\
" vuestros descendientes, todo eso está comprometido y
" amenazado del mayor y mas inminente peligro ...


.• El obispo de Oren se , prelado cuya virtud era el
.. ornamento de la Iglesia, se dirigia al pueblo en los
" propios términos, y producia el efecto mas eficaz. El
" era quien mas había contribuido á excita~ y dirigiJi': la
" resistencia de tos habitantes de Galicia en la parte de
" aquella provincia que dependia de su diocesis, y su
» caracler, su influjo y su patriotismo eran tan conocidos,
• que se tuvo el mayo!: empeño eu uomhrarle miemh~~
• de la Regencia. »


Los holetines del SItIO de Zaragoza que se leen en el
lJIlonitoT t corren perfectamente acordes~~on·d autor ingles.
En ellos se atribuye al SQlo influjo de los eclesiásticos aquel
valor mas que heroico de los habitantes de aquella ciudad f
los cuales, en defecto de murallas·, se defendieron, pOI;'


A3




( 6)
muchÓ5 meses ,de 'casa en casa, causaron l~na pérdida
inmensa al ejército del usurpador, y le enseiíaron que
nunca sujetaria un pueblo decidido á sacrificarse por su
J'eligion y sus .antiguas leyes. Bonaparte se vengó con los
frailes, los dedaró prisioneros de ~uerra en todos los
pueblos qUe llegó á dominar, y los envió á Francia á
millares.


CAPÍTULO 11.
'De la opinion de la Nacion Española sobre la revolucion


desde la reuniort de las Cortes de Cadiz hasta el regreso (le
fEIl.NANDO VII á Espana.


" E N 18 r 2, mientras que los fraiks excitaban al pueblo
» contra los Franceses, declarándolos hereges, las Cortes
~ destruian á los frailes y los frailes y el pueblo callaban. «


Ile citado en mi discurso esta frase del compr.ñero del
'conde ~ Toreno , otro de los miembros de las Cortes


de Cadiz. Asi es que las Cortes y Bonaparte tratan al mismo
"iejÍ)po, á unos mismos hombres, como á enemigos;
ir¡sultan á los frailes y al puePlo eJI. quienes reconocen los
mismos sentimientos. ¿Cuales SOR pues estos nuevos tiranos
de España? E~toe~ lo qj.le conviene esplicar.


Asi como en. el siglo décimo sesto algunos sectarios de
Lutero lograron hacer ardientes prosélitos en los pueblos de
::Europa mas adictos á la fe católica, y formar en medio de estos
pueblos paItidos acérrimos, y por consiguiente muy temibles y
poderosos; del mismo modo la filosofía de ROllsseall y de
Dide/Ot penetró en España despues de su funesto tratado de
alianza con la :Fr~ncia, tratado' qu~ estableció relaciones




( 7 )
continuas entre los dos paises: y asi como en el siglo décimo-
sesto las novedades traídas de Alemania á Francia perver-
tieron primeramente á los jóvenes que frecuentaban b
universidad de Paris, del mismo modo tambien la filosofía
francesa cundió en la universidad de Salamanca y dernas de
España; los libros de aquellos filósofos se esparcieron y
fueron leidos con aran en toda la peninsula (3). Estos nuevos
sectarios del materialismo, ya no se hallaron dispuestos á
renunciar á las delicias de la vida para morir " como los
habitantes de Zaragoza al rededor de sus iglesias. Se esca-
paban los que podían á las provincias que no eran todavía
.el teatro de la guerra; la colonia filosófica reunida de todos
los puntos de España se halló de este modo empujada hasta
la península inespugnable de Cadiz. Allá incorporada con
los Amer~canüs y estrangeros de varias naciones que abun-
daban en _ aq:uel pueblo , se halló con fuerzas mayores;
mientras que los. cristianos viejos de España combatían
heroicamente por su altar y sus hogares, los discípulos de
Rousseau disertaban sóbre el contrato social, [y últimamente
proclamaron toda su doctrina bajo el título de C()nstituc~'on
española.


El escritor ingles, ya citado, confirma lo que yo he dicho
en la tribuna ,. ,. Que unos hombres sin misiofl, habiaT~
compuesto eij. Cadiz la constitudon republicana de 1812.


" Estando ocupada casi toda la España por las tropas de
» Napoleon, cuando se formaron las Cortes estraordinarias ,
» fueron pocos los vocales nombrados como les correspondia
" serlo por las ciudades y provincias de la antigua España,
lt t¡W:l se suponian representadas por ellos. Entre los vocales
,. que ocupaban los bancos como diputados de las colonias,
» eran aun menos los que hubiesen sido nombrados por un


* Discurso de M. Clausel de Coussergues, pronundado á 31 d~
Diciembre de 18n. p. 54.


A 4




( 8 )
... cuerpo de e1ectore~ constituidos regularmente. Se haIIaba~
.. á la sazon en Cad.iz muchísimos sugetos que la guerra
.. habia obligado á salir de las provincias. La situacion de
• los negocios tambien habia reunido muchos negociantes
" de la América meridional, naturales /) no de aquellas
lO tierras. Se encontraron pues fácilmente hombres que de un
.. modo ó. otro pertenecian á los variO! reinos, ciudades, villas
" y provincias de España, del antiguo y del nuevo mundo.
" Estos fuer.on he~h()s sus representantes ostensibles ».


Cuando los verdaderos españoles, aquellos que habián
~efendido sus hogal'cs en. vez de huir á Cadiz', hubieron
hecha do á José Bonaparte de Madrid, y sucesivamente de
toda la península, los filósofos de Cadiz salieron de su
guarida con su obra constitucional, y trataron de poner á
~u patria bajo su dominio, Sobre este particular dejaremo$
hablar á los sesenta y pueve diputados de las provincias dp
España que dil'ígieron sus famosas representaciones, redi.
gidas principalmente por el Marques de MataHorida, á
FERNANDO VII, cuando llegó á Valencia! " Rompióse la
» barr-era que separaba á Cadiz de las provincias, y en el
" lenguage de los que salian de aquella, y de las órdenes
" que se les comunicaban, ( sin dejar otro arbitrio que la
" .ciega o.bedieneia ó el castigo), principiamos á notar un
~ enigma no fácil de enJender 'sin entrar en el arcano de sus
" autor~. HaPJ.ábase de m.l~vP s~stema, y de una tral.sfor-
1lI macioD general hasta en JOB IlQlIlhFt!S, que nunca habían
>¡ influido eft la sustanci<J, y qpe no concordaban con el
" d~finido,- Un gru~o de leyes hechas sin examen, sin con ...
, sultar el interes y costulIlpres del pueblo para quien se
/O hacian, y las mas rf'spirando la propia táctica francesa que
'1 tanto odio les habia causado, fue lo primero que se
, pr~sentP á la vista,. Y¡mos emigrados y espatriados los
,. obispos, ,como fn 1;1$ ~nas amarg'ls renecucioDflS de 1"




( 9 )
f, iglesia, con pretestos que no sabemos disculpar; vimos los
.. regularesvi,rtualmente estinguidos, lo que habia sido uno de
" los primeros cuidados de Napoleon; vimos abandonado el
» ,cuidado de Jos ejércitos cuando mas se neces~taba la fuerza
• para acabar de lanzar al enemigo, y poner una barrera
» impenetrable sobre los Pirineos: vimos que hasta el sistema
» de hacienda se habia desconcertado y hecho odioso,
" cuando mas se necesitaba de auxilios; y en fin nuestros
" ojos cansados de Horar desgracias, vieron que aun no
» babian acabado este oficio.


» Principiamos á leer los trabajos de las Cortes de Cadiz ,
" y el origen que habían tenido, y observamos que" olvidado
» el decreto de la Junta central", y las leyes, fueros y
" costumbres 'de Espafía, los mas de los que se decían
» representantes de las frovíncias, habían asistido al congreso
" 1Iln poder especial ni general de eHas; por' consiguiente
JI no habian merecido la confianza del pueblo en cuyo nombre
.. hablaban ".


El escritor ingles confirma cuanto dicen los sesenta y
nueve diputados españoles n.


» Cuando las Cortes de Cadjz empezaron á hacer una
.. constitucion, en ]a que desde lu('go se reconoció una
" teudencia democrática, y una grande semejanza. con la
» con~thucion francesa de 1791. La oposicion, el des con-
~ tento y la desuníon empezaron á manifestarse por toda
JI Esp.aña.


» Aquellos mismos que mas habian contribuido á excitar
JI "J mantener la resistencia á los Franceses ~ abandonaron la
" caúsa, cuando advirtieron que el gobierno obraba con
" tanto desprecio del objeto popular de la guerra. El obispo
.) de Orense se retiró de la regencia, cuando vió que ya no


"* Hablaremos mas adelante de este decreto de la Junta central.
"'JI- PdG. 56 Y 573.




( 10 )
» podia «etenel' aquella tendencia á la ·democracÍa. Lag
» púlpitos mismos y las imprentas de donde habian salido
» aquellas representaciones que, desde el principio, habían
» excitado el pueblo á la resistencia, condenaron abierta-
» mente los actos del gobierno. En muchas partes, se avisó
» áJos pueblos que, por mas que siguiesen con los mayores
» esfúerzos, no saldrian bien con los grandes fines que se
" habían propuesto al tomar las armas : que un gobierno
~ que se habia criado á sí mismo, acababa de hacer una cons-
~ titucion enteramente opuesta al objeto popular de la guerra,
» y habia en aIgun modo depuesto al Rey; que, por con si.
» guiente, hacer mayores esfuerzos en favor de un tal
» gobierno, cra rebelarse c0ntra el gobierno real. Todos
» tenemos presente cuantas quejas se oian en una época
JJ avanzada de la guerra, sobre la apatía de los Españoles.
» Todos tenemos presente cuan incomprensible parecia que
» el espÍfltu de entusiasmo que habian desplegado al prin-
» cipio de la lid, tan pronto se hubiera desvanecido. AqUÍ
" está la solucion ; ella esplicará el porque desde el año
» 1812, los esfuerzos de los paisanos eran absoluta~ente
» nulos. Las únicas operaciones que se efectuaron desde
» aquella época, eran las de las guerrillas, compuestas la
» mayor parte de los trozos de los ejércitos españoles. Las
» mas, y seguramente las mas activas de ellas, eran man-
" dadas por sugetos que, ya desde entonces, eran liberales
» ( constitucionales); nada lo ha probado mejor que el
p partido que posteriormente han tomado el Empecinado,
" Mina, Podier, el Pastor y otros muchos.


» Al promulgarse la constitucion, fácilmente se hechó de
» ver, por el ~odo con q4e fue recibida casi por toda
» España, que no cuadraba con la opinion general. Algunas
» personas que presenciaron su pubiicacion en la capital,
» en los puertos marítimos, y en las principales plazas de




( 11 )
.. comercio, han podido hacer otro concepto. A todos estos
» pueblos ~lentaba la halagi!.eña espe~anza de conservar las
" colonias. Pero ello es cierto que 'en la mayor parte de las
" ciudades, en todas las villas, y generalmente entre los
» labradores y en el interior de las aldeas, fue recibida con
" discrusto, con repurtnancia, y en muchas partes con


tl "1
'" horror w. .


CAPÍTULO IIJ.
De la opznwn de la Nadan Española con respecto á la


nwolllcion desde el regreso del Rey, en Abril de 1814,
hasta la sublevadon de las tropas , en la isla de Lean en
Enero de 1820.


V AMOS á copiar primeramente la relacion del señor conde
de rr'areno.« Las Cortes ..... dieron su célebre deCreto de 2. de
» Febrero 18[4, por el cual ordenaban (que si Napoleon
» dejaba al Rey volver á España, entrase salo con la familia
" real y con su servidumbre de Españoles; que inmediatamente
• que se supiese su llegada, saliese á recibir á S. M. el
« Cardenal, presidente de la Regencia,'y que el Rey viniese
» á Madrid, via recta, sin ejercer su autoridad hasta hallarse
» libre en el seno del congreso,'y jurar en él la constitucion,
» á curo fin se le pr~sentaria un ejemplar de ella,
" instruyéndole de estas disposiciones, luego que llegase á la
" frontera, .Y le entregaria despues el Cardenal una reladon
" de los principales sucesos ocurridos en aquellos seis años
" úl,timos, para su cabal conocimiento •.•. ) 'El Rey fue recibido
» á la frontera de Cataluña por DOII Francisco Copons,
" general en gefe de aquel ejército. Habiéndosele instruido
" de todo segun las órdenes de la Regencia, pareció estar
n conforme, y aun gustoso con la constitucion y los uere-




( 12 )
.. chos de las Cortes, mientras permaneció en esta provincia,1
" Y se abstuvo de ejercer ningnn acto de autoridad en ella:
" desde aqui, en vez de pasar directamente á Valencia se


. ,


" dirigió y Zaragoza. • •• esto era ya contra el decreto de
" ias Cortes ».


Veremos ahora como se esplica el escritor ingles:


« Cuando el poder de Napoleon fue deribado, y, :saliendo
" Fernando de. su cautiverio, volvió á España', su primera
" inteocion fue ciertamente llegar á su capital, y allá aÍi:eptar
" .Y jurar la nueva constitucion de la que aun no tenia
» cabal conocimiento. Atravesando su reino, mil cooside-
" racioDes graves llamarof.l su atencion sobre el nuevo código,
" Un nllmero inmenso de. personas contrarias á la consti-
» tucion acudieron á él de todas partes.~ ... Reconoció que la
" di.gnidad real habia sido despojada de todo poder, y que
" la España en vez de quedar una monarquía moderada,
" como decia la nueva constÍtucion, era m.as bien una
" demacrada absoluta. ¿ Y podremos estrañar que haya titu-
" beado en reconocer unas instituciones semejantes? Se
" detuvo pues en Valencia, donde, confirmándose ~n sus
)J motivos de oposicion, por algunas circunstancias ulte-
» riores, y asegurado del apoyo de .'111 ejército, resolvió no
»aceptar la constitucion hecha durante su cautiverio. Sin
» embargo, antes de declararse esta determinacion, se
" hicieron algunas pruebas para persuadir á las Cortes que
" adIl1itiesen algunas modificaciones; pero su contestacion
.. fue : La constitucion, toda la constítucion,'y nada mas
». que la constitucio.n lO. Esta era la consecuencia de sus
principios; dejar que el Rey deliberase sobre la constitucion 1
era destruir el dogma fundamental dé la soberanía del
pueblo (4).


l' De todos los puntos del reino llegaron representaciones




( t3 )
lt contra la co-nstltueion. Viscaya, Navarra 1 AragoD y Cata-
" luña, reclamaban sus antiguas leyes y sus fueros que las
» Cortes habian abolido. El Rey manda proclamar en
" Valencia, el dia 4 de Mayo, un edicto que concluia en
" estos términos :
~ Por tanto, habiendo oido lo que uná'nioremente me


" han informado personas respetables por su zelo y conocr-
» mientos, y lo que acerca de cuanto aqui se contiene se
," m-e ha espuesto en representaciones que de varias parHs
" del reino se me han dirigido, en las cuales se espresa la
>1 repugnancia y disgusto con que asi la constÍfucion formada
" en las Cortes generales y estraordinarias como los demas
" establecimientos políticos de nuevo introducidos son
» mirados en las provincias, l?s perjuicios y males que han
" venido de ellos,., se aumentarian si yo áutorizase con mi
"consentimiento y jurase aquella constitucion ; confor-
» mándome con tan decididas y generales demostraciones de
» mÍs pueblos, y por ser ellas justas y fundadas, declaro" que
» mi' real ánimo es, no solamente no jurar ni acceder á
" dicha constitucion, ni á decreto alguno de las (,ortes
,. generales y estraordinarias, y de las ordinarias actualmente
,. abiertas, á saber los que sean depresivos de los derechos y
" prerogativas de mi soberanía ".establecidos por la consti-
» tucion y las leyes en que-'d'e largo tiempo la nacion ha
» vivido, sino el declarar aquella constitucion y tales decretos
" nulos y de ningun valor ni efecto, ahora ni en tiempo
» alguno, como si no hubiesen pasado jamas tales actos, y
" se quitasen de en medio del tiempo, y sin obligacion ,en
lO. mis ptieblos y súbditos, de cualquiera clase y condicion ~
" á cumplirlos ni guardarlos.


« y Como el que quisiese sostenerlos, y contradijel'e
« esta mi real declal'acion, tomada con dicho acuerdo y
" voluntad, atentaria contra las prerogativas de mi sobe.


t




( ¡.f)
" ranía y la felicidad de la nacion, y causaria turbacion
"y desasosiego en mis reinos, declaro reo de lesama-
" gestad á quien. tal osase ó intentase, y que como á tal
)J se le imponga la pena de la vida, Ora lo ejecute de
» hecho, ora por escrito ó de palabra ,. movi~ndo ó imi-


lO tando ,ó de cualquier modo exhortando y persua'diendo
" á que se g'uarden y observen dicha constitucion y de-
" cretos. Y para que, entretanto que se restablece el órden
)J y lo que antes de las novedades introducidas s~ obser_
" vaba en el reino, acerca de lo cual sin pérdida de
)J tiempo ~e irá proveyendo lo que convenga ,n o se ínter-
" rumpa la administracion de justicia, es nii voluntad
» que entretanto continuen las justicias ordinarias de los·
» pueblo,s que se hallen establecidas...... hasta que roídas
» las Cortes que llamaré, se asiente el 'ór<len estable de
" esta parte del gobierno del reino. l)


El general Elio mandaba en Valencia y respondia de
la fidelidad de las tropas. El general Eguia nombrado
capitan general de CastiÍla, llevó el edicto del Rey á
"Madrid; pronunció, al tomar el mando de 13. capital,
el día 11 de l\1ayo, la supresion de la Regencia, y ]a
disolucion de las Cortes, y puso presos á los mas temi-
bles de sus miembros. Dos días despues '" « S. :M:. (segun
» refiere un testigo ocular) hizo su entrada solemne á
» Madrid, entre las aclamaciones generales de sus fieles
» vasallos. Tales fueron las demostraciones de amor y sa-
" tisfaccion , que el gentío penetró hasta frente de palacio,
» y el pueblo no pudiendo contener el ímpetu de sus afec-
" tos y su exaltacion, olvidó un instante el respeto d~
" Lido al l\'[onarca, tomándolo en brazos, levantándolo


* Compendio histórico del origen y pl'ogl'~SOS de la rehelion d~r
España. p. 16.




( 15 )
.. por encima de la muchedumbre, al eco de mil tepetídos
« viras, y llevándolo asi hasta su ,real aposento !l •..•.•


Se leen en el Monitor otros pormenores sobre esta
entrada del Rey á Madrid


Madríd, 6 de Mayo. *


« El Rey entró 'anteayer en su Capital, en medio de
las aclamaciones y del alborozo de s~ pueblo. Desde el
real sitio de Áranjuez hasta Madrid, su coche fue tirado
por el pueblo. Un gentío inmenso cubria' el camino.
S. 1\1. habiéndose apeado á la entrada de la villa, se diIi~
gió á su real palacio, el pueblo está rebozando de con~
tento .parece que están olvidadas todas nuestras desgracias. »


Madrid, 17 de Mayo. **


« Anteayer por la tarde, S. M. recol'ri(. á pie toda
la capital. Su presencia aumen~aba .el entusiasmo de las
fiestas públicas. La música, los fuegos artificiales, los gri ..
tos de alegría mil veces repetidos, daban á esta villa un
movimiento estraordinario. Ningun accidente ha turbado-
tanto regocijo. »


Aquel júbilo universal y la confianza mutua del Rey y de
Sil pueblo en los mismos dias que siguieron la disolucion de
las Cortes, prueba el concepto que habia formado la España
tle la obra filosófica de aquel congreso. La lápida de la
constitucíon fue derribada espontaneamente en todas las
.ciudades y villas de España, al grito de i viva el Rey!


. Llegaron los cíen dias. (5) El Duque de Angulema fue á
,Mad~'id, y recibió las demostra.ciones del respeto y amor que
la nacjol1. española profesa á la casa de Borbon. El Rey,
.as!;igurad9 d~l. .afecto de sus puebl()s , y tIe la decision de sus


* Monitor del 30 d-e Mayo -ISI4:
** J\fonitor del 3 de :Junio 18r4.




( .6 )
tropas, juntó dos ejétcitos para marchar en' defensa del gefe'
de su familia. Uno de ellos entró por el RoselloR, bajo laél
órdenes del general Castaños; el otro se dirigió á la Navarra
baja, mandado por el conde del Abisbal. El Duque de
Angulema se avistó con el general Castaños, y este, confor-
mándose con los deseos de S. A. R., se retiró el mismo dia
( 28 de Ago9to ) al territorio español. El conde del Abisbal ,
que se habia avanzado á Ustaritz, cerca de Bayona, tambien
se retiró. Estos ejércitos espauoles entraron en Francia con
las escarapelas de las dos naciones1 la encarnada y ka blanca,
rivalizando can nuestros pueblos del'mediodia f en el afecto
á los, soberanos de la casa de Borbon.


Unas tropas tan adictas á su Rey, no daban esperanza
alguna á los conspiradores. A fines de aquel mismo año de
1815, Porlier quiso levantar el estandarte de la rebelion en
Galicia, y sus soldados le abandonaron. Laey tuvo igmd
suerte en 1817; pero se tentó una empresa mas grave en
1819. Dejaré hablar al autor de las cartas unidas á la obra
del' señor Conde de Toreno.


" Tiene Vd. presente, sin duda, que Yoltaire difinió la
" francmazoneria, una sociedad que nunca ha hecho,.J' que
» nunca hará nada. La francmazoneria pues ha desmentidg
.. á Yoltaire en España, siendo ella la. que dispuso los
" oficiales del ejército de Andalucía á li·brar á su patl'ia
» del despotismo.


» El ministerio de 1 8 1 9, habiendo determi'nado separar de
.. España á todos los oficiales jóvenes, entre los cuales fer-
" mentaban vivamente las ideas de libertad y constitucion.
» Formó el plan de la espedicion de Buenosaires, para
" comprenderlos en el ejército que debia embarcarse; pero
» el remedio empeoró el mal, porque aquellos oficiales
e que, estando dispersos, trataban con muy poco ardQI1 de
SU~




, ( 17 )
'C sus designios, se animaron luego que estuvieron reunidos,
« viendo la ocasion que tanto habian deseado.


({ El dia 8 de Julio debia ser el de la regeneracion
.. española. Veinte y dos mil hombres, lo mejor del ejér.
.. cito, estaban reunidos en Andalucía para la espedicion
« de Buenos-Ayres. El conde del Abisbal que los man-
« daba, dió oidos á los consejos de aquellos que le ha-
• cian ver que estaba en su mano la ocasion de romper
,. el yugo que se le acusaba haLer impuesto al pueblo •
.. Propenso á las empresas grandes, y arrepentido quIzás
« de una falta que habia ajado su nc,mbre, pareció que
" aprobaba en aquel instante un proyecto que halagaba su
~ amor propio -: el conde del Abisbal fue casi el motor
e principal de aquella empresa •


.. El fuego de la insurreccion prendió rápidamente en
.. el ejército j casi todos los oficiales estaban en aquella
.. edad en que gustan las hazañas temerarias : asi es que
" arrostraban alegremente todos los riesgos que presentaba
" aquella que era el blanco de sus anhelos. Patecíales
o mucho mas digno de su valor salvar ásu patria, que
« llevar las cadenas de la esclavitud á los pueblos del nuevo
» mundo. Por mas que no se habia comunicado el secreto
« á los soldados t se podia presumir justamente que segun-
« darían cualquier movimiento que estorbase una espedi-
• cion de la que formaban un pronóstico tan fatal.


e Llegó en fin aquel dia j se suponia que el conde del
11 Abisbal cumpliria lo que tan solemnemente habia jurado •
.. Parte del ejército estaba ya sobre las armas, y esperaba
~ con ansias el suceso, cuando, de repente, se vió ro-
o deado de la caballería y de la guarnicion de Cadiz, á
• cuyo frente venia Abisbal gritando, viva el Ro/! Mandó


B




( 18 )~
lO prender al instante 'Vatios gefes entre los cuales fueros ,
" los coroneles QUlroga Y. Arco-Agüero.


« Esta indecible perfidia llenó á todos los ánimos de
" indignacion mas bien que de terror. 'fodos manifestaban
" el mayor sentiut1ento de verse tan .alevosamente engaña-
" dos. La suerte ;~ue parecia amenazar á los presos ocu-
JO paba todos los corazones generosos, y enardecia á todos
» sus amigos determinados á efectuar un plan en que es-
" taba comprometida la nacion y la seguridad personal de
" todos los cómplices. Eri consecuencia el dia 13 del mis-
" mo mes, esto es desplles de cinco dias, varios oficiales
» y patriotas se juntaron, para determinar los medios de
" añudar otra vez los hilos de la trama que acababa de
.. desbaratarse, y llevar á cima una empresa tan gloriosa.
" Otros patriotas de los mas ardientes se reunieron en
" Gibraltar con el mismo objeto, y resolvieron establecer
" en Cadiz una junta central encargada de la correspon-
.. deacia con todas las juntas particulares que se formarian
" en los regimientos, y de la direccion de sus operaciones.
» Por desgracia, la epidemia, interrumpiendo las comu-
» nicaciones, retardó la ejecucion de aquel plan. Pero
» es invencible el patriotismo en los primeros Ímpetus del
» entusiasmo, y aquellas tristes ocurrencias facilitaban el
» vi'ljar con pasaportes fingidos. Entretanto, se sondeaba
" la opinion de los dudosos., se animaba á los que pare-
" cian determinados, y se iba iniciando á los soldados en
» el arcano.


e Se acercaba la época aplazada para el embarco de las
» tropas, y era preciso apresurar la cORspiracion. Era
"necesario nombrar un gefe; mas no babia entre los
» generales quien mereciese baslante confianza para desem~




( 19 )
.. peñar un pap"el t1n brillante. La eleccion quedó dudosa
• por mucho tiempo, y recayó en fin sobre el coronel
.. Quil'oga , detenido en Alcalá de los Gaz.ales, quedandó
• designado para gefe del estado mayor el coronel Arco-
• Agüero tambien detenido en Cadiz en el castillo de S~
.. Sebastiano »


CAPiTULO IV.
De la opinwn de la nacíon española sobre la ré()olucion,


desde la sublef/acion del ejército espedicionan"o, en la isla
de Leon, en Enero de 18zo, hasta al dio. 7 de Marzo
del propio año, en que se obligó al Rer ti filmar la
constitucion.


Tenemos la' grandísima -ventaja de poder citar, para
esta época, en favor de la buena opinion de la nacion
española, el testimonio de dos gefes del partido repu.
blicano ~ Moreno Gúerra (6), diputado por Córdova, y
Evaristo S. Miguel actualmente ministro de relaciones
csteriores.


" Un ejército se destinaba á oprimir á los habitantes del
» aio de la Plata, y el genio de la lihertad española quisG
» que de un principio tan funesto resultase un bien tan
.. grande; en el círculo de este ejército se hizo la revolucion,
» y no en otra parte, como algunos pretenden, para dis-
" minuir su mérito; los planes que antes se habian fraguado
:a dei aron de ser\1ir con el desgraciado suceso de Vidal en Va-
.. lencía (7), y todos ó la mayor parte de sus autores -estaban
.. incapacitados de obrar, por cuya razon nos quedamos
" reducidos á nuestro círculo: y'aunque el movimiento fue
.. segundado en casi todos los puntos de la península, y por


B2




( 20 )
» tan heroica resolucio'fl, es menester confesar que se deci.
,,' dieron los destinos de la nacion, y §e libertó al ejército
" de San :Fernando del gran compromiso en que se hallaba
.. ya en febr~ro : á pesar de todo, nadie podrá disputarle la
" gloria del pronunciamiento; pero como mi intento se
» dirige á la manifestacion de ocurrencias posteriores, he
» creido solamente hacer una ligera reseña de ciertos ante-
" cedentes para no presentar á mis lectores unas observa-
,. ciones sin bases, y sin principios fijos.


,. El conde del Abisbal , hostigado por el traidor Sarsfield ,
"y otras personas interesadas en la ruinosa guerra de
" América, nos dió el desgraciado 8 de Julio de 1819; la
,. revolucion quedó suspensa por entonces ; pero diré en
» honor de la verdad, que este gefe tomo medidas tan
» tenues, y la persecucion fue tan suave, aunque yo fuí
» uno de los tres mas perseguidos, que quedó en ser todo el
» plan, que fue el misino que tuvo lugar en 1 de Enero
" de i8:w.


" Riego desenvainó la espada en las Cabezas, le siguieron
» algunos valientes, arrostraron toda clase de peligros que
lO ya en el febrero llegaban á su colmo; mas, á pesar de todo,
» la libertad venció, y la Constitucion se proclamó en toda
» la estension del territorio español; fue necesario, antes de
)) todo I satisfacer el prestigio militar, acostumbrado á grandes
" decoraciones : ningun general estaba entonces por la
,. libertad, pues esta idea no pasaba de los gefet: de batallon,
» y el galon tercero, que por una casualidad se hallaba en
" las vueltas de la casaca de Don Antonio Quiroga, decidió
» de su elecciori ».


El Sr. de S. Miguel, que entonces era gefe de estado
mayor de Riego, ha referido la primera campaña del




( 21 )
heroe que le Ilpadrin~ba. No se ,puede manifestar me-
jor la fidelidad del pueblo español á su Rey, y los bue-
nos sentimientos de las tropas que no habian entrado en
la conspiracion.


« La inaccion en que se hallaban las tropas nacionales de,
.. la ciudad de San Fernando, y lo infructuoso de algunas
J) ,tentativas para apoderarse del punto importantísimo de
.. Cadíz, obligaron al general Quiroga á hacer salir una
.. columna ligera que proporcionase al ejército los recursos
.. de -que se hallaba exhausto, esparciese manifiestos, atrajese
» al partido algunos cuerpos que se suponian vacilantes, é
• hiciesen ver por último que no era el miedo el que tenia
}) á las tropas encerradas, como querían dar á entender los
» enemigos del bien público •


.. Esta columna, ~andadapor el comandante general de
» la primera division Don Rafael del Riego, compuesta de
• 1500 hombres, salió de la ciudad de San Fernando el
w 27 de Enero con direce¡on á Chiclana, cuya barca acabó
• de pasar á medio di a;


" Sin hacer alto en Chiclaua, que se atravesó á los gritos
" de villa la ConstituGÍon, la columna hizo noche en Coní! ;
11 cuyas autoridades civiles lo abandonaron á su entrada.
.. Este fue el primer rasgo que hizo conocer la dispocision
v del pueblo •...


» •••• Como el objeto principal de su mision era apoyarse
» en el patriotismo de los pueblos, se debia aprovechar de toda
" coyuntura y de todos los medios de ponerlo en movi-
» miento. Los amigos de Gibraltar indicaban el pueblo de
» Málaga como un teatro de grandes acontecimientos, con
• tal de que se presentasen las tropas nacionales. Cartas
» anónimas recibidas de eSta última ciudad daban las· mas
w brillantes esperanzas. B 3




( !:2 ,
.. • •• El general ()"Do,Ilnell se hallaba á nuestra retaguardia,


.. el gobernador de Málaga nos esperaba con su guarnicioR
• puesta en defensa; mas e~ ya in'dispensable seguir adelante
• con la empresa. Tales eran por otr~ parte los colores con
.. que nuestros amigos de Gibralt</.r J.lOS habian pilltado el
.. pa~riotismot (le los malagueños 1 que nada nos intimidó,
.. ni nos ~etuvo .••.


.. Nos vimos en las puertas de la ciudad á las ocho de la noche .
.. La columna encontró las calles muy iluminadas, mas;
.. sea efecto de que se nos temiese por salir de una refriega,
J) sea por el desmayo en que se bailaba todo el mUlido, se .
.. presentó poca gente por las calles ': y se .contentaron con
.. algunos vivas desde las ventanas ••••


.. ,El Comandante general tuvo impul$os de marchar del
.. Colmenar hácia Granada : mas las tropas del general Eguia
.. se hallaban ya en Loja, y la esperiencia, de 10 sucedido.
.. en Málaga no animaha á hacer tentativas de esta cIase,
.. sobre todo en pueblos de ciertas circunstancias ••••


.. •• • La columna se halló por fin á la cabeza del puente de
" Córdova que atravesó sin oposicion, entonando como siempre
.. la caneion guerrera. Es indecible la admiracion y el asombro
, con que los habitantes de Córdova presenciaron la entrada de
" la coh\mna, que no pasaba entonces de trescientos hombres-
.. Las calles estaban todas llenas de gentío, cuyo silencio
.. indicaba bien la sorpresa y pasmo <¡ue les causaba nuestro
.. arJ.'ojo.


.. • •.• El corto número de nuestra tropa no permitía por otra
>¡ parte cubrir todas las avenidas de un pueblo para estar entera-
.. mente al abrigo de un ataque repentino. A eso de las cuatro
.. de la tarde del !Dismo dia se avistaron columnas de ,caballería,




( 23 )
» é infanterla , que se ballaban cerca ya del pueblo por el


» lado de Córdova. El comandante general mandó tocar
" generala, y formó la tropa en la otra estremidad del
" pueblo. Su fuerza tan escasa exigia por entonces ceder al
» excesivo número de 105 contrarios.


" La situacioIl de la columna era ya crítica. Su cortÍsima
» fueua no la dejaba ya en estado de atacar ni defenderse.
Jt Llerena, Fuente-Cantos, Los-Santos y dem,!s pueblos
" estaban con tropas que mostraban ]a mayor animosidad
» en nuestra ruina. Nuestra reuniou no servia ya mas que
» para tenerlos siempre encima de nosotros, sin poder jamas
" tomar aliento ni reposo. Esta triste circunstaucia nos im-
» puso la dura necesidad de separarnos: determinacion que
" se tomó en junta de todos los oficiales que se hallaban
» por entonces. La escena de la separacion fue tierna,' y los
» valientes que habian hecho por ]a patria tan costosos
• sacrificios no dejaron de conmoverse con la idea de verse
» precisados acaso á pasar el resto de sus dias en paises
» estrangeros ».


A fines de Febrero, el Rey quizo marchar á su ejér-
cito de Andalucía, pero se lo disuadió su ministro el
duque de S. Fernando. El teniente general Elio vino de
Valencia, y se ofreció á servi~ como voluntario á las
órdenes del general Freyre. El mismo ministro determinó'
al Hey á no aceptar este ofrecimiento; entonces el general
Elio pidió el gobierno de Castilla la nueva, para combatir
á los conspiradores, hasta en el mismo ~1adrid. Se repre-
sentó al Rey que Elio era muy necesario en Valencia,
y este generoso oficial pronunció al separarse de Madrid
estas palabras proféticas : El Rey está perdido r nosotro¡
tambiefl.


B4




( 24 )
Mina que se hallaba en Francia desde que en España


estaba sentenciado á muerte, por haber tentado apode-
rarse de la ciudadela de Pamplona, en setiembre de 1814 ,
babia entrado en Navarra, por enero de 1820. Reunió
algunos soldados, y les dirigió una proclama en estos tér-
minos: « Soldados! me he separado de la capital de la
« Francia, donde me habia llevado el deseo de seros útil
" algun dia; y he venido apresuradamente á España, á
" unir todas mis fuerzas con las de aquellos hombres que,
e á lás puertas de Cadiz, han invocado con heroismo los
• nombres sagrados de Constitucion y de Cortes, contra,
e los esfuerzos del despotismo. » Un espa'ñol afrancesado,
llamado Agüero, habia salido de Francia al mismo tiempo
que Mina;, se habia juntado con A~r, antiguo miembro
de la regencia depuesto al llegar el Rey. El conde de
S. Roman, al frente de doce mil hombres de tropas fieles,
habia batido y dispersado á estos rebeldes del norte, en
los primeros di as de marzo, al mismo tiempo que el ge-
lleral Don Jose O'donell derrctaba las tropas de Riego. en
Andalucía. El Rey ignoraba estas noticias,' cuando, el
dia '] de marzo, unos doscientos conjurados, militares
disfrazados, se introdujeron en palacio. El geneml
Ballesteros que, hallándose ministro de la guerra el año
anterior, habia llenado la guardia real de hombres ven-
didos á la f¡¡ccion de las cortes, y que, por el funesto
consejo de algunos ministros acababa de ser nombrado
gobernador de lV[adrid, estaba en aquel momento en el
aposento del Rey. " Sale ( segun se lee en una rela-
• cion muy exacta 4' ) por mandar á los guardi~ de corps
\t que dejen libre la entrada á aquella buena gente que
« solo desea hablar con S. M. Vuelve á entrar solo y dicQ .


!' Compendio lústórico <le la rebelion de España, }'. 6. 6.




( 25 )
.. al Rey : Señor, todo está perdido; el pueblo alboro~
.. tado entra en palacio; toda la lropa está sobornada,
« no hay mas remedio quehacer 10 que piden el pueblo
" y la tropa. » El Rey indignado se levanta precipitada·
mente, y manda al duque del Infantado que se ponga
al frente de la guardia reaL Ballesteros presenta al mo-
mento una lista donde estaban escritos los nomhres de los
oficiales de guardias, diciendo : Señor, todos son liberales !


Se sabe por un testigo ocular, que Ballesteros sacando
el relox dijo al Rey : No queda mas que un cuarto de
hora para deliherar; un cañonaz.o será la señal para em-
pez.ar la matanza.


Durante esta escena horrorosa, el 'estupor se habia apo-
derado de los habitantes de Madrid. Se hizo la revolu·
.cion en· el interior de palacio, como. en los antiguos
imperios de Oriente, y para que no faltase un ápice á
una semejanza tan horrible, el' gefe de los conspiradores
se constituyó á sí mismo, cabeza del nuevo gobierno.


---------------........ ---.---..---,....,.-- ......... -.-
CAPÍTULO V.


De la opinion de la nacion española sobre la revolucion,
desde que el Rey Fernando firmó la Constitucion de
Cadiz.


LUEGO que los conspiradores se apoderaron del palacio
y de la persona del Rey, pusieron rigurosamente ~n obra,
con respeclo á ese desgraciado principe, el decreto de las
Cortes de II de febrero 1814, segun el cual, y con
arreglo á la constitucion, no podia ejercer ningun acto
de la autoridad real, hasta haberla jurado en el seno del
congreso de las' cortes. El sucesor de Pelayo y de




( 26 )
S. Fernando, fue un triste prisionero, con guardias dO'
"ista, en el palacio mismo de sus antepasados. Ni tam-
poco se tomó su firma para la formacion de un minis-
terio, porque esto habria atacado la 50heranía del pueblo t
que todavía no habia dado la investidura á Fernando.


Ballesteros, gefe del gobierno provisional, despa.chó al
general Freyre, que estaba en Cadiz, la órden de cesar
las hostilidades contra el ejército insurgente, que estaha
en la Isla de Leon. El conde del Abisbal, que acababa
de proclamar la constitucion en la provincia de la Mancha t
donde estaba Alejandro O'Donell, dió otra direccion a~
correo que habia salido ,de Madrid, dirigiendo á Quiroga ,
el pliego que B&llesteros habia despachado para el generat
Freyre. Cuando se supieron estas noticias en la Isla de
Leon , se comunicaron al instante á los liherales de Cadiz.
Estos intimaron al general Freyre que reconociera la
constitucion; pero el general, fiel á su deber·, no tenien-
do la mas mínima noticia de haberla firmado el Rey,
rechazó á los agresores y quedaron 150 de ellos muertos.
por las tropas realistas, en las calles de Cadiz.


El ejército manifestaba en todas partes la misma fideli-
dad; ninguna ciudad de España babia dejado de dar evi-
dentes pruebas de su amor al Rey, cuando en varias.
partes del reino se supo que el. Rey' habia firmado la
Cons.titucion. El gobierno provisional envió á cada pro-
vinci,a los mismos gefes que las habían mandado hasta el
arribo del Rey en 1814,. Y sostenidos por las violencias
de 105 conspiradores ( miembros de las sociedades secre-.
tas transformados en Clubs, que deliberaban en público ,.
y gobernaban á su antojo), hicieron procIalJlaI: la cons~i·
tucion en todas partes. .




( 27 ~
Entretanto, los revolucionarios españoles, imitando á


los revolucionarios franceses, despues de haber proclamado
la libertad de imprenta, privaban, pena de la vida, el
públicar, y aun el manifestar en cartas particulares las
violencias que se habian practicado en Maurid contra
la persona del Rey, para obligarle á firmar la Constitucion :
asi fue que la verdad de los funestos acontecimientos del
, de marzo, no se supo en las provincia!! sino mucho
tiempo despues. La ciudad de Burgos, capital de Castilla
la vieja, fue la primera en que se hicieron reclamaciones
en favor de la libertad del soberano contra estas violen ..
cias ; pero, ¿ que podian los pueblos fieles despues de rotos
los vínculos que los unian entre sí por la destruccionde
la autoridad real, contra un gobierno concentrado, que
obraba con la actividad de los conspiradores, y que
echaba en cara, á los débiles y á la muchedumbre, la
sancion del rey? El teniente general Echavarriz , los prin-
cipales ,del clero, y los vecinos mas notables de Burgos
fueron víctimas de su fidelidad.


Entonces el cura Merino llamó á los habitantes de los
pueblos que están entre Burgos y el Ebro, á defender la
Religion y el Rey; Vinueza publicó un escrito con oh-
~eto de .m;mifestar al pueblo los peligros que amenazaban
á la ¡Religion. Se levantaban partidas realistas en los lugares
menos accesibles á las tropas regladas que se hallaban al
mando de los revolucionarios, desde que el Rey firmó la
constitucion. En fin el general Quesada, bajo las órdenes
del teniente general Eguia, formó un pequeño ejército
realista en las provincias Vazcongadas y, en Navarra, en
la primavera de 1822. El Trapense Don Antonio se
~poderó de las fortalezas de Urgel; Besieres I de la plaza
~e Mequinenza i el t~niente general Baron de Erales, al




( 28 )
frente del ejérdto de la Fe, sujetó todo el valle del
Segre, desde los Pirineas hasta las bocas del Ebro. El
dia 13 de agosto, el marques de Mataflorida, ministro
de gracia y justicia de Fernando VII, sa~ió de Tolasa,
donde se habia refugiado , y formó, con el A.rzobispo de
Tarragona y el Baron de Erales, aquella regencia de
Urgel que se sostuvo cuatro meses, contra el poder de
lall cortes. Los realistas evacuaron Urgel por falta de víve-
res; pero nunca han cesado de tener partidas en Cata-
luña y Aragon. Závala, en las provincias Vazcongadas ,
se da la mano con Merino, que está en Castilla la vieja,
y este comunica con las partidas de Besieres, el cual,
siendo dueño de Mequinenz3 desde ocho meses, combate
á los constitucionales cerca de Madrid.


No se pueden esplicar de otro modo, la existencia y
las operaciones de estos pequeños cuerpos realistas en to-
dos los puntos de España, sino por la adhesion del pue-
blo entero. Desde tres años, Merino nunca ha dejado de
mandar una partida en Castilla la vieja. Cuando ha sido
atacado con fuerzas superiores, se ha retirado á los lugares
mas e~cabrosos, y ha vuelto luego á ocupar los puntos
que acostumbraba, entre Burgos y. el Ebro. En los meses
de setiembre y octubre últimos, el· general Quesada ha
ido de Navarra á Urgel, y ha vuelto á Navarra pasando
por todo AragoD con 1500 hombres, sin que los consti.
tucionales le hayan hecho perder ni uno solo.


Sin embargo la: firma del Rey habia puesto en manos
de estos, todo el ejército, toda la artillería, todas las.
plazas, las contribuciones, y el arbitrio de negociar sus
empréstitos en Inglaterra y en Francia. Los partidos rea-
listas, sin iocorros estrangeros) faltos de armas y de re-




( 29 )
cursos, han hallado toda su fuerza en la decision de la
nacion española por la Religion y el gobierno de sus reyes.


CAPíTULO VL
Prnebas paniculares sacadas de la conducta opuesta


de los generales Castaños r Abisbal.


El general Castaños ha logrado todos los géneros de gloria.
En las primeras guerraseontra los revolucionarios france~es ,
( en 1794 ) los combatió cOi habilidad y recibió heridas
graves de las que aun lleva las señales. Despues de la paz,
tuvo el valor político, menos frecuente aun que el guerrero,
tle contradecir al privado que señoreaba la España? el cual
lo desterró de Madrid; en 1808, ganó contra un habilísimo
general, el conde Dupont , la batalla de Baylen ~ la que obligó
á Joseph Bonaparte á evacuar Madrid; en 1813, mandaba el
principal ejército español que peleó en la batalla decisiva de
Vitoria = el duque de Wellington declaró que debia en
gran parte el suceso de aquella jornada al general Castaños.


Despues de esta victoria, que presagiaba el regreso del
rey Fernando, la regencia no quizo mantener en' su em-
Fleo á un hombre fiel á la monarquía legítima, y le quitó
el mando del ejército y la capitanía general de Gasti1Ia la
vieja. El duque de Wellington declaró que la regencia
habia faltado al honor y á la equidad, desempleando un
general á quien su patria debia las mayores obligaciones.
Sin embargo, el general Castaños obedeció, y escribió á
la regencia: " He tenido la satiifaccion de entregar al ma-
riscal de campo Freyre, en la frontera de Francia el mando
que tomé en marz.o de l.SIl tÍ la vista de Lisboa. JO


Fernando, al llegar á España, dió á Castaños el mando




( 3ó )
de CataluG.a. Cuando la nueva invasión de 1011 cien ,Itas i
esté monarca destinó un ejército poderoso para auxiliar al
gefe de su familia. No pudieron dejar de ser muy largo.
los preparativos' despues de las pérdidas inmensas que la
España habia sufrido. en seis años de guerra contra Bona-
parte. El gené.ral Castaños no 'pudo llegar al Roselloo hasta
el 20 de .agos.to , y ,se retiró, como hemos dicho, el mis~
mo dia en que t'll¡vo el honor dé conferirse con el duque
de Angulema. Al regresar á España escribió al prefecto del
Rosellon;


« Las tropas y los habitan. ' las aUtoridades y los gefes ,
• le dice, todos ..han ofrecido á la vista de la Europa el
« espectáculo mas interesante de las virtudes cívicas y mili-
" tares ; la fiesta de S. Luis fue una verdadera fiesta de
" familia; el grito unánime de i vivan los Boróones ! era la
• espresion bien sincera de la union de nuestros sen ti-
• mientos, y de los deseos que nos animan de ver gloriosa
" y feliz á esta augusta familia, cuyas ramas estendiéndose
• sobre ambos tronos de Francia y de España, vuelven
" á unirse con los vínculos de la mas estrecha alianz.a. »


Dos años despues , el general Castaños reprimió con ener-
gía la conspiracion de Lacy. El documento que vamos á
citar es un monumento de su amor al Rey, y de la fi·
delidad de los pueblos.


PROCLAMA.
e Una conspiracion horrible, concertada al parecer por


» individuos de varias clases, y en que se hallan mezclados
» los generales D. Luis Lacy, y D. Francisco Milans, que
» en otro tiempó han hecho servicios tan singulares á la
" patria, debía llevarse á efecto la noche del 5 del cor-
.. riente, siendo su objeto el trastorno del Gobierno, la res-
• titucion de la abolida Constitl,lcion, y el despojo de la au·




( 31 )
• toridad que el Rey me ha concedido. Pero las enérgicas
~ provid-encias que tomé desde el momento en que, por
» especial favor de la Providencia, tuve la primera indica-
.. cion de tal atentado, desbarataron en su orígen las quimé-
... ricas maquinaciones de los sediciosos ,y acosados por todas
» partes, estan ya en prision casi la mayor parte de los
,. que hasta aqui pueden calificarse como tales, se practican
» diligencias activas para el descubrimiento de sus cómpli-
.. ces ó cooperadores, y se persigue muy de cerca á los
» que momentáneamente han podido abrigarse en las mon-


,'" tañas.
" En medio de las aflicciones que me han rodeado es-


» tos dias, he tenido el par~icular consuelo de que, no
.. solo el pueblo de Barcelona, sino todos los de· la pro-
11 vincia, lejos de haber tomado la menar parte en las
.. ideas de los sediciosos, los han mirado con el horror
» que merecen, y auxiliado eficazmente á los encargados
lO de su persecucion y arresto: conducta que igualmente
" ha observado el ejército y sus gefes, poniendo en el úl-
" timo grado de perfeccion la disciplina de los regimien-
» tos, puesto que solo dos compañías, sin oficiales del
" batallan ligero de Tarragona engañadas por su segundo
» comandante D. Josef Quer, fueron las que por pocas
.. horas fundaron todas las esperanzas aéreas de estos des-
.. graciados, que, á pesar de sus esfuerzos, no han conse-
., guido ni por un solo momento turbar la tranquilidad
lO pública.


JI Asegurada esta por la cooperacion con que han con-
" tribuido las primeras Autoridades del principado á sos-
'" tener mis miras dirigidas á este fin y al mejor servicio


',. del Rey, me cabe la satisfaccion de anunciar á la pro-
,. vincia y al ejército que, descu};¡ierta la conspiracion, pre-




( 32 )
• sos la mayor parte de los que la han fomentado, y per.
• seguidos los otros, nada queda que temer, ni les resta
" otro recurso á los reos que esperar el castigo que las le-
• yes imponen al crimen en que han incurrido" segun re-
»sulte de las causas que ya se han principiado y se con·
D tinuarán con la mayor actividad.


Barcelona, u de Abril de 18I7~
XAVIER DE CASTAÑOS.


Este general desplegó igual zelo contra la grande cons-
piracion de 1820. Despues de haberse obligado al Rey á fir-
mar la constitucion, los revolucionarios de Barcelona le
insultaron gritando , muera Castaños, al mismo tiempo que
gritaban , muera el Obispo:; sus' vicanos. Faltaría el úl-
timo rasgo á la gloria del héroe de Baylen, si, des pues
de haber sido perseguido por Manuel Godoy, y por la
cortes de Cádíz, despues de habér sido companero de ar-
mas de Ricardos y de Welington, no hubiese tenido por
enemigos á los asesinos de su Rey y á los enemigos de
la Religion. El general Castaños es en el dia consejero
de estado, pero no ejerce las funciones de su empleo:
"ive en sus haciendas en una provincia del medio día de
España, y gime sobre las desgracias de su Rey y de su
patria á los 70 años de su edad.


La vida entera de este hombre ilustre' bastaría sola· pa-
ra probar la proposicion que pretendemos demostrar en
este escrito, « que la revolucion Española solo se ha he-
• cho á provecho de los conspiradores, en desprecio de
• la opinion, de las costumbres y de la voluntad de la
" nacion ". Sacaremos igual prueba de la vida política del
conde del Abisbal.


Enrique O-Donnen, conde del Abisbal, nacido de una
familia




( 33 )
familia irlandesa, emigrado y privado de bienes de for-
tuna, fue educado y ascendido en el ejército ,.igualmenta
que sus tres hermanos, por los favores de Crirlos IV. Est6'
ha renovado en España, asi como su hermano Alejandro;
aquella odiosa ingratitud que caracterizó á algunos h~m ..
bres de la corte de Luis XVI, que se distinguieron en-
tre los enemigos mas crueles del Rey, en la asamblea
c.qnstituyente, y que han manifestado en los den dias el
mismo odio al gobierno de Luis XVIII.


Al regreso de FERNANDO VII á España, el conde del
Abisbal, se mostró adicto á su Rey, y este monarca 16
manifestó la misma confianza que al general Castaños, en-
cargándole el mando del ejército que en 1815 entró en
la Navana baja. No deja de ser curioso recordar ahora la-.
proclama que dirigió á los franceses en aquella obasion·:


«- Franceses habitantes de las provincias limítrofes de
lO España, las tropas del Rey mi Señor no entran en vues-
lo tro territorio para ejercer en él hostilidad alguna; solo
'" se presentan para preservarlo de las violencias de una
»faccion que quisiera la continuacion de los males que
" tanto han comprometido al trono' de S. M. Cristianí-'
» sima y la tranquilidad de sus fieles vasallos. En nuestro
.. manifiesto de 2 de mayo, os ~emos declarado, que el
" ejército español no hacia la guerra contra la }}ancia,
»pero sí contra los facciosos que la oprimen, y que to~
" das sus miras se dirigirian á ayudaros á restablecer la
" tranquilidad en ese hermoso reino, restituyéndole al so-
lO berano que reclaman sus leyes fundamentales, á ese buen
.. rey. cuya pérdida hubiera cubierto al país de luto y
.. desconsuelo. Ya no ex.iste personalmente al frente de la
» faccion, aquel su gefe perturbador y pérfido: pero aun
• domina en ella su espíritu 1 y sus parciales se. encubren


e




( 34 )
» con el velo del engaño. El Rey se halla restablecido 50~
• bre Su trono; pero IIUS virtudes no han podido aun su ..
» jetar enteramente unos corazones que el genio del mal
" habia desviado de sus principales deberes, la fidelidad
» y la obediencia. J~uego subsisten las mismas razones, para
» que las tropas españolas vengan á proteger los domi-
" nios deS. M. Cústianísima, jamas para oprimirlos ni
» desmembrarlos, pero sí para conservárselos con la mas
" escrupulosa fidelidad «.


El conde del Abisbal se retiró al mismo tiempo que
el general Castaños, pero antes de separarse del ~territo­
rio frances, escribió al señOl' marques de Viomesnil ,( te-
niente general en aquella época ) en los términos si.
guientes :


Cnartel general de Ustaritz. 3 Setiembre 1815.


Excmo. Sr. Marques de Viomesnil, etc.
« La conducta de este ejército de mi mando ha sido


conforme á las órdenes que he recibido de mi soberano,
y á la amistad que reina entre las dos naci.ones ••••• Los
soldados españoles han vivido como hermanos y amigos
leales, con los francesell pacíficos. Las atrocidades come-
tidas en España por los satélites de Bonapal'te, no han
dejado en aquellos mas impresion que el· deseo de mani-
festar que sus corazones son superiores al resentimiento y
á la venganza, y que los mismos brazos que rechazaron
aquellas hordas de furiosos, estan dispuestos á defender los
sagrados derechos de la augusta familia de los Barbones en
Un ion con las tropas de, Luis XVIII.


« Veseo sincéramente que S. M. Luis XVIII no tengá que
arrepentirse algun día de haberse privado del auxilio de
80 mil españoles, que hubieran mirado y defendido su




( ~5 )
tansa como propia, y que !ervirán siempre de apoyó á
los buenos franceses. Tengo el honor, etc. == Firmado El
conde del Abisbal.=SIl zelo le mereció toda la confianza
de FERNANDO VII. Este desgraciado monarca le entregó
todo el dinero de su bolsillo secreto, habiéndosélo pedido
la víspeta de su alevosa traicion, con pretesto de pro-
curarse los medios para· reprimir el partido revolucionario
en Cataluña. Despues que vaó el buen éxito de la conspi.
l'acion., publicó en la Fontana, la apología de su aparen-
re fidelidad. Este documento es largo, pero suplicamos
á nuestros lectores que lo lean con toda atencion; I Y ve-
r.án en él la llave de t()da la revolucion de España •


• Cuando el Rey entró en España, me hallaba mandan-
lO do un ejército acantonado en Navarra ,mal irifor.
,. matbJ de las órdenes dadas par las cortes de no obede-
» cet'.al rey hasta Ilue se hubiese conformado con la cons-
.. tltucion, creí firmemente que la dipision de opin.iones en.
» la representaceon nacional ocasionaria la guerra cepil.
,. Reconociendo en S. M. el gefe del p'oaer ejecutivo
,. nombrado por la coDstitucion, puse áS1:l disposicien el
,. ejército de mi mando.


" Despues de disuelto el ejército que yo mandaha, per.
• maned seis meses en Madrid fiin empleo. Solicité el
» mando de la espedicion destinada á la América meri·
• dional, de acuerdo con muchos patriotas de Madrid, y
• principalmtmte con el general Lacy, persuadido que el
» mando de un ejército considerabl-e acantonado eri las
» inmediaciones de Cádiz, podria favorecer mis intencio-
" nes de contribuir al restablecimiento del gobierno cons-
.. titucional. Hasta á principios del año 1819,'no se hall6
• este ejército bajo un pié respetable; procuré por todos
• los medios posibles, exaltar· el espíritu del soldado por


C:a




( 36 }
os el amor á la patti~; peró la espel'iencia de los desgra-
" ciados Porlier, ~i.na, Lacy, Vidal, otros, me obli.
,. gaba. á procedeJ1 con. el mayor tino t" á no descubr.i:rme
» mas que con poqu.íSLnwS patriotas conocido~


» Cua.noo mas deseé comunica" mis ideas patrióticas sin'
"emplear medios que pudiesen disminuir la subordina-
JO cion ,. el teniente coronel D. "&.rtolomé Gutierr~ se me,
,.. presentó con una esquela de mi digno compañero y
» amigo D. Juan O-Donojú, en que me proponia de em-
,. pooar las tropas de mi mando. en {a,vo.l: de la libertad
,. de la patria, asegurándome de los buenos deseos de un
» gran número de oficiales· á fa'for de tan santa empresa.
" Oí gustoso su proposicion para favorecerla del modo que
» voy á. manifestar.,


» Ofrecí, reunir el ejército y.la mayor parte de las tro-
» pas que se hallaban en Andalucía, en la fuerte posicion:
" de la Isla, y obrar de acuerdo con un crecido número
" de ilustrados patriotas que estaban en Cádiz, y de pro-
" poner al ejéreitQ y á los ayuntamientos de aquella ciu-
" dad, de la Isla y del puerto Santa Maria, firmar
• una representacion dirigida á S. M., pidiéndole que reu-
.. niera las disueltas cortes,:y aceptara la constitucion de
" la monarquía jurada en el "año de 1812 , cuya peticion
" hubiera yo presentado al rey despues de haberla 6r-
}) mado con los espresados ayllntamiel'ltos y las diputacio-
" nes de todo el ejército ; obligándome á obrar segun lo
» que contestase S. M.


».Fijé para la ejecucion de este movImIento, la época
• mas inmediata ·al embarco de la espedicion, y,si hubie-
n se sido posible, la de la ilegada del navío Asia, que


. » con tondos para el gobierno venia de Amérir:a. Preferí




( 3¡ )
• este momento por el recuerdo que tenia de las desgra ..
" ciadas empresas de Galicia, Cataluña y Valencia, y pO\'
.. no haber todavía visto una heroica firmeza como la de


," lo.S inmortales soldados que co.mponian la division del
" digno gener-al Quiroga, creído de que solo la certeza del
JI próximo emharco podia dar á las tropas de ultramar.
," la docilidad nec~saria para servir la sagrada causa de lá
» patria, y librar al soldado de los temores que continua-
lO mente causaba la falta de instrucciones.


" Manifesté era necesario reunir las opiniones de los -on. •
.. ciales, é inspirar á la tropa la répugnancia á embar ..
" carse, esperando sin recelo el momento señalailo.


" A mediados del mes de mayo, recibí una earta de
.. S. M. ,en la que me manifestaba un plan de sublevacioa
lO en el ejércíto, con el objeto de imposíbilital' la espedi-
" cion proyectada, y de establecer un nuevo sistema de ga-
» bierno. S. M. me encargó echar mano de castigos ejem-
,.plares para contener este desórden, y de no mirar sus.
.. avisos con indiferencia, por la probabilidad de la eje-
• CUClOn.


» Ninguna de mis disposiciones anteriores á la época eft
• que renní una gran parte del ejército para acampado ,
.. las inmediaciones del puerto Santa Maria, debió inspi-
" rar á mis amigos la menor desconfianza. El 2 6 l de
• julio, á mi regreso de Cádiz, supe que las conversa-
• ciones de los oficiales de la guarnicion eran tan alar-
• maDtes, que el corregidor habia dado parte al capital}
• general de la Isla, que se temia una revolucion en el
• ejército ~ y qUe, por via estraordinaria, se habia puesto.
• á noticia de S, M. Esta imprudencia que esponia el éxito,
" de la bien meditada futura e~presa, me obligó á to.


e3




( lt& )
~ mar- las d;spostclones necesarias para no llamar esc1usiva:o
• mente la atencion del gobierno? reemplacé los hatallo-
• nes de la gu~rnicion de Cádi~, y mandé acantonar otros


· '" vados.


• Algunos avisos re~ihidq)s me manifestaron que las tro-
• pas del puerto Santa Maria, estaban decididas á nom-
• brar por su gafe al general D. Pedro SaarsfiehI, y apode-
" rarsa solos de la Isla, si yo no condescendia á sus ideas,
:11 lo. que se oponia al buen éxito de la empresa hasta en-
• lances con nada á mi patriotismo' y entusiasmo por la li-
a bertad de la patria. '


1> Sus' deseos no eran mas vivos que los mios, pero era
• detemer una gúer.ra entre los cuerpos del e/ército que eran
• de distinta epinion, 10 que hubiese perjudicado á la causa
lO nacional. Cuando mas conv.encido estaba de que no po.
" dia intentar lo que las tropas del puerto de Santa Ma.
" ria exigian , vino el general Saarsneld., en la tarde del
" 6, á anunciarme que estas se hallaban en una total re.
1> volucion, decididas á no marchar para los acantona~
" mientos destinados, y prontas á asesinarme si no acceaÍa.
" á S", peticiono Ento,nc~s revoqué la orden de su m,ar-
lO eha, encargando al general Saarsfleld nO hacer uso de
.. ella }J.ast~ el {lltimo. es~remo.


" Este general y el coronel Arco-Agitera que enVle pa-
" 1'a restablecer el orden, regresaron al otro dia, dicién-
• dome que las tropas persistian en su demanda. Para im-
• pedir que se cometiese tan grande falta , salí en la no-
• che del 8, Y arresté á los gefes que querian deponerme
.. del mando,' con el objeto de ponerlos en libertad y ha-
II ce.rIos servir con utilidad, en el momento favorable para
, l~ eíecucion de la eml,lresa fr0l,luesta, No hi<:e reCODo, ...




( 39 )
lO cer sus papeles hasta 48 horas despues de su arresto;
,. en fin obré en un todo como nn gefe amigo y no ca-
» ,DIO un general ofendido •


.. El gobierno me llam~ ti Madrid, quitándome el mando
» del ejército ,con lo que frustró todas mis esperanzas.
» Despues del nombramiento del general Calderon para
» reemplazarme, quize -marcharme de Madrid y ponerme
,J' :i la cabeza del ejército para dar libertad á mis com ~
JI pañeros de armas; pero el creer que no seria ohedecido
» por los generales en gefe de las tropas, me hizo de-
" sistir de mis proyectos.


,; Luego que supe el heroico mOVimiento del general
» Quiroga, traté de imitarlo en cuánto me permitieran mis
" fuerzas. No se me presentó ocasion para verificarlo,
lO l~lsta que reunidos en Ocaña los z..apadores de Alcalá
,. con el regimiento de Imperial Alejandro, pude procla~
.. mar la constitucion, y organizar una fuerte division
» que hubiera animado á los reinos de Jaen, Córdov~ y
» Sevilla á decidirse, y se hubiera reunido á los restos de
» la division del inmortal Riego, segundando directamente
» los esfuerzos de los valientes de la Isla de Leon u.


Ahora diremos al conde del Abisbal ~ Cuando, en el mes
de agosto de J 815, os mostrabais tan adicta á los ]3Grho·
Des y ian opue3to á los revolucionarios, Qacía dit:'z y seis
meses que :FERNANDO Vil habia disuelto las cortes, abolido
la constitucion de Cádiz, y castigado con la prision y el
destierro á los conspiradores que habian intentada usur-
parle el trono de sus padres- Desde entonces ¿ que nuevos
cargos podeis hacer á vuestro rey? ¿ De donde nace ese
.lluevo zelo patriótico? La contestacion fuera dificil.


Añadiremos mas : Entrasteis En }'ranáa con el genefal
C4




( 40 )
Castaños, al frente de las primeras columnas 'de un ejército
tle 80,000 hombres. ¿ Habl'la juntado á caso FERNANDO VII
un ~uerpo tan Ilumeroso J. á no haber estado muy cierto
de la lealtad de sus soldados y de todos sus vasallos?


Finalmente dirémosle: En 1820, declarasteis en un es-
crito público, que los mismos soldados que habiais podido
sublevar, fueron los que temieron el embarcarse para la
espedicion de ultramar. Luego la revolucion de 7 marzo
1820, ha sido'solo hecha por los conspiradores y á pro-
vecho ,de los mismos.


La familia de O-Donnell, establecida en España, ha
presentado el mismo espectáculo que la de Mirabeau al prin-
cipio de la revolucion de Francia.


Henws visto que Josef O·Donnelt destruyó el ejército de
Riego,. en los primeros meses de 1820, cuando la con s.-
piracion de Madrid inutilizó sus esfuerzos.


El señor D. Cárlos O-Donnell manda el ejército de la
Fé en Navarra. El día 1.° de setiembre último pasado,
ante_s de entrar en c_ampaña, escribió á su hermano, el
conde del Abisbal, un~ carta que concluye con estas líneas:


» Quedamos aun cuatro hermanos, y acabamos de re-
lO partirnos entre la justicia y la maldad, entre el rey y
» sus enemigos. Josef y yo nos hallamos felizmente en la
» clase de los súbditos fieles, y Alejandro y tú os habeis
» vendido á la faccion regicida, compuesta de los hom-
» bres mas despreciables y mas criminales. - Nosotros de-
" fendemos ]a (:ausa de Dios, los derechos del trono, y
" la verdadera libertad de la patria; pero vosotros de.
» fendeis la arbitrariedad, la inmoralidad, la irreligion ......
" Ojalá! querido Enrique ~ vuelvas un día á tener meio~
, modo de pensar ...




( 41 )


CAPíTULO VII.
Algunas contestaciones á las apologías de la rCf.'olucwn de


España •


. A las ~ortes, dice M. Bignon, ". se debe el triunfa de
» la Europa sobre la Francia; la España sola es la que
" ha traido la Europa á Paris, y la que ha vencido á Na-
lO poleon. Las puertas de Valencey se abren, FERNANDO VII
" entra en España, los libertadores de España y de su rey
" recibirán á su entrada singulares demostraciones de agra-
" decimiento. Sí, como Fernando entrara solo, como no
" escuchara mas que los impulsos de su corazon; pero entra
" rodeado de cortesanos. El nombre solo de constitucion
" los asusta; entonces era posible modi6carla un tanto,siendo
JI muy fácil proponerlo á la nacion, y hacer que lo consin-
» tiese. La justicia lo exigia del Rey, su política se lo
» aconsejaba, sus ideas personales lo inclinaban á ello,
v algunos hombres sabios uniansus voces oÍ las de la'justicia,
» de la política, y de la misma conciencia del Rey; los
JI cortesanos se oponen y 'vencen; ellos solos son oidos. La
" constitucion ~ueda abolida, y hasta borrado su nombre.
» El destierro ,'los calabozos, los presidios son el galardon
" con que se premia á sus autores; los héroes de la inde-
" pendencia son mártires de la libertad ..... "


Todo el discurso de, M. Bignon en la sesion del 25 de
febrero último, todo cuanto se ha dicho en las dos cámaras,
todo cuanto se ha publicado en favor de la revolucion de
España, no es mas que la repeticion, ó la ampli6cacion
de las frases que acabamos de citar. Aquellos que habrán


1< Le., cabinets e~ les peuples, F' II G,




( 4~ )
leido con atendon los testimonios relatados en las pagmas
antecedentes, habrán notado ya, que esos oradores y escri-
tores quedan refutados por los hechos ; vamos pues á
recordarlos .


.Á las cortes, dice M. Bignon, se debe el triunfo de la
Europa sobre la Francia.


Las cortes no fueron reunidas hasta el 24 de Diciembre
de 1810. Luego no son las cortes las que hicieron ganar la
batalla de Baylen, y evaquar Madrid en 1808, no son las
cortes las que en el propio año trajeron á la Romana con
sus 10,000 soldados de las islas de Dinamarca á España; no
son las cortes las que trataron con la Inglaterra, cuya
alianza era tan necesaria á la España ,. pues que el general
Moore estaba ya en España en 1808, Y el duque de We-
Jington en 1809; no puede en fin atribuirse á las cortes la
batalla decisin de Vitoria, cuando ellas han tratado
como enemigo al general Castaños, á quien, JUDto con lora
Welington , pertenece el honor de aquella jornada. Por otra
parte es notorio que el movil del heroismo de los españoles
en la guerra contra Bonaparte file la religion. Los ohispos,
los párrocos, los religiosos llamaban al pueblo á aquella
lucha sagrada. La junta central, decía desde Sevitla en su
proclama;. Españoles, vuestra Patria, vuestro Rey, vuestra
» Religion, vuestras esperanzas en otra mejor vida, que esta
" religion sola puede ofrecer á vosotros y á vuestros deseen-
•. dientes, todo está comprometido. » Las cortes al contrario
perst;guian á los religiosos, echaban de su silla al oLispo de
Orense " y sus sesiones venian publicadas en un periódico-
titulado el Rohespicl'f6 español (8), para (!ue no quedase duda
de que se seguian' en Cadiz las huellas de la asa~blea. atea
y regicida de Paris, .


Hemos visto asimismo, por la relacion del oficial ingles
ya citado (9), que el ejército Hispano-Ingles fue, desde 1811.)




( 43 )
abandonado de todos los paisanos, y que solo quedaron los
partidos de Mina, Porlier, y otros constit\lcionales. El
pueblo español juzgó que ya no debia pelear por un gobierno
que a~ababa de hacer una constitucion enteramente opuesta
al objeto popular de la guerra. La convencion de Cadi-¿
conoció por su parte, y con razon, que podia entenderse
muy bien con la dinastía napoleónica. En marzo de lSII .,
las cortes l'eunidas en Cadi-¿, dice M. de Pradt, despacharoD
unos diputados á José Bonaparte, que á la sazon era dueño
de la Andalucía, los que se detuvieron en Sevilla al saber
la noticia de la batalla de la Albuera. Lord Beresford ganó esta
accion al mariscal Soult, en .2 'J marzo de 181 l. Si Bonaparte
no hubiese retirado sus fuerzas de la península para hacer
la guerra á la Rusia, y hubiese podido desquitarse de lo
Pérdido en la Albuera, la Conyencion e!ipañola no hubiera
dejado de mandar otra ve-¿ sus diputados para ofrecer su
rendimiento al emperador. Estos h,ubieran podido decirle:'
« ¿ A que fin continuamos haciéndonos guerra, cuando
estamos de acuerdo sobre los principios de la sociedad? Vos,
en Francia sois el dictador de la revolucioll, nosotros, en
España somos sus senadores; nuestro objeto es uno mismo,
y obramos ya segun vuestros intentos : mientras que los
frailes excitan al pueblo contra vuestros soldados, decla-
rándolos hereges, nosotros estinguimo,s los frailes. Teneis vos
al Papa prisionero, y nosotros hemos echado su nunciQ.
Nuestros amigos de Paris nos dicen que tenets dada la órden
á vues.tro ministro de la justicia, de preparar una ley contra
los edesiásticos que no quieran separarse de la iglesia ds
Roma (19), y aun reeonoceros por gefe de la iglesia (11) , y
110sotros tratamos de volver ateo el pueblo español. Quedaréi$


! MemQires histoJ.'iques Sur la r~yolution d'Espagne.




( 44 )
satisfecho de nosotros, como lo estais de Jos convencz'onales
que habeis llamado á vUelltro senado y á vuestro consejo de
estado, y nosotros quedaremos -satisfecho!! de V. M. Desde que
nos hemos vuelto filósofos, sabemos que todo lo bueno
consiste en disfrutar de la vida, y para ello tener autoridad
y dinero : ambas clilsas podeis vos concedernos. Nosotros
traduciremos las obras de Dupuy, rolno/' y de todos los


,materialistas <le vuestro Instituto, y las pOlldremos entre las
manos de la juventud española para sacrificarla á vuestras
conquistas, como lohaceis con la juventud francesa (12). »
No hay dllda que un tratado semejante se hubiera firmado
un dia, á no haber sobrevenido la ruina delJlJército frances
en Rusia. Las cortes, seguramente, no hubieran logrado su-
jetar· á tal punto la nacion española; pero la España no
hubiera ohrado aqaella diversion de las fuerz.as de Napoleon,
tan útil, primeramente á la Prusia, luego á la Austria, y
finalmente á la Rusia. La semejanza entre los principios que
profesahan las cortes, con los que manifestaban los usurpa-
dores de la España, habia bastado para hacer este pueblo


\


inútil en la liga europea, como lo prueba el autor ingles.
ya citado.


Fernando, dice M. Bignon, entra con un séquito de corte-
sanos. El nombre solo de constitucion los asusta. Entonces
era posible modificarla un tanto. Este séquito se reducia á los
dos individuos que se habian encerrado con los príncipes
de España en Valencey, el duque de San Carlos, y el
canónigo Escoiquiz su antiguo ayo y preceptor. Ni unO ni
otro han influido en el gobierno interior de España desde
el regreso de Fernando. El duque de San Carlos solo fue
unos pocós. días ministro de estado, y Jos liberales espa-
ñoles nunca le han acbacado el haber determinado al Rey
á desechar la constitucion de Cadiz~ Hemos visto que las




( 45 )
reclamaciones generales que llegaron á oidos de es!e mo--
narca, desde Zaragoza á Valencia, determinaron su real
voluntad, y que los sugetos de quien se valió, fueron los
generales Elió y Eguia , militares acreditados, que no habían
cesado de esponer sus vidas durante la guerra de la inde-
pendencia, y que no tenian la mas mínima relacion con los
cortesanos que M. Bignon supone haber entrado con Fernando
en España.


En cuanto á lo que dice M. Bignon, que era pmil>le
modificar un tanto la constitucion, hemos visto antes, que
los fieles súbditos del Rey propusieron algunas modifica-
ciones; pero que las cortes contestaron: La constitucion,
toda la constitucion,.1 nada mas que la constitucion.


El destierro, los calabozos, los presidios son el galardol&
con que son premiados sus autores, los héroes de la indepen-"
dencia., son mártires de la libertad. El Rey antes de entrat
en lVJadrid mandó prender á los miembros de la régencia,
que con tanta insolencia habi;m determinado su itinerario
á su entrada en España, y á los principales de las cortes que
le habian despojado de su autoridad, dejándole meramente el
título de rey. El número de las personas arrestadas fue de 34,
entre los Guales solo se contaban cuatro· militares, dos de
ellos oficiales de marina, no hahiendo ninguno de aquellos
cuyos nombres conserva la historia en la guerra de la inde-
pendencia. Estos conspiradores contra el trono de Fernando
no fueron metidos en los cal;¡bozos, ni mandados á los
presidios ; aunque los mas temibles fueron destinados á
Ceuta y á Melilla, faltó mucho para que fuesen confundidos
con los presidarios de aquellas plazas, y solo estuvieron alli
como estrañados; los . demas fueron relegados en algunos
pueblos y mo.nasterios de España, disfrutando de sus rentas
y manteniendo. sus correspondencias; y aun muchas veces




( 46 )
se vieron ,.arios de estos desterrado!Í venir de difeteJitéS
puntos de la península, hasta el mismo Madrid á ver á sus
amigos. Estos mismos hombres fueron los que fomentaron
la insurreccion de la isla de Leon, suministrando caudales,
y repartiendo los que mandaban los insurgentes de América
y los liberales de Francia é Inglaterra para impedir la salida
de la espedicion de ultramar, fomentando en ella el prin-
cipio de la revolucion de España y de toda la Europa.
Tenemos á nuestro favor el testimonio del ultra-liberal
Moreno Guerra sobre el buen modo, ó mas bien sobre la
poca precaucion con que eran tratados aquellos desterrados ~
cuando nos dice que, por mas que él fuese uno de los tres
mas perseguidos, se tomaron provide.cias tan poco eficaces,
y se le trató con tan poco rigor, que el plan subsistió
enteramente, y fue el mi5Illo que tuvo efecto en 13 de enero
de 18!w.


Fernando VII perdió su trono por no haber tomado, hácia
unos enemIgos tan terribles, las mismas providencias que
tomó Henrique IV contra aquellos conjurados de la liga con
los cuales. M. Bignon hizo cotejos tan particulares en su
discurso de 25 de febrero.


Los gefes de la liga española (i 3) que aquel gran príncipe
escluyó de la amnistía de 1594 nunca mas. entraron en
Francia. El duque de Aumale, Bussi Lederc y sus principales
cómplices, acabaron sus di as en 105 dominios del rey de
España


El duqué de Broglio, sobrepujando las espresiohes de
M.r Bignon, añade, en el discurso que pronunció ~n la
cámara de los Pares, el dia 24 de marzo últiQlo, que los
hombres que dirigieron lá revolucion de lspaña en 1820,
habian salido de los calabozos y de los presidios , desfi-
gurádos por los tormentos que habian sufrido i suplicaré




( 47 )
al ~rno de M.me de 8tael, que nombre siquiera el libe"
ral á quien se hayan hecho sufrir tormentos, ó haya ,estado
en calabozos íl presidios.. Ah! desde el regreso de Fer-
nando no han faltado víctimas condenadas á las mas du ..
ras prisiones, estos han sido los Elios, los Vínuesai y
los fieles guardias de Corps, ínterin se les preparaba el
garrote ó les esperaba el martillo.


Los héroes de la independencia, segun dijo M. Bignon ,
sen los mártires de la libertad. Otro escritor añade:" Sa-
• crificados los intrépidos defensores de la España, los
.. únicos hombres que hubiesen sacado de la esperiencia
" los conocimientos aplicables á la situacion de los ánimos,
" ¿ qué hombres le quedaban á Fernando para .su con-
• sejo y su apoyo? Aquellos que, siendo incapaces de obrar,
• solo habian opuesto sus, buenos sentimientos .. á los acoo ..
• tecimientos y á la tiranía estrangera ».


La contestacion es obvia: Fernando ha empleado úni-
camente á los intrépidos defensores de España. ¿ A quién
confió este Monarca el ejército de 80,000 hombres que
reunió sobre las fronteras de Francia, despues de la iuva.
vasio'n de este reino por Bonaparte? A los generales Casta.
¡¡os y Abisbal. Cuales han sido sus ministros de la guerra jl
Los generales Eguia r Ballesteros. Por fin que se cite en-
tre todos sus ministros, eutre todos sus generales, entre
todos sus com~ndantes de provincia, un hombre que DO
se haya distinguido en la, guerra de la independencia, y
que solo haya opuesto sus buenos sentimientos á la tiranía
Cltrangera.


Una cos~ sola hay. que observar, y .es que todos los
hombres que han ma'nifestado su fidelidad al Rey en IB·lO,
y hasta el dia de hoy, empezando por los generales Eguia,
Eroles, Quesada, Cárlos España, Longa, J osef y Cárlos




( 48 )
O-DonneTI, y acabando por el cura Merino y el Trapense,
todos, sin excepcion, han hecho la guerra al usurpador,
y que entre los revolucionarios, se ven al contrario mu-
chos partid'arios suyos: la Navarra nos presenta hoy dia
11n ejemplo memorable sobre el particular. Alejandro 0-
Donnell que manda el ejército de las Cortes en aquella
provincia, fue coronel de un regimiento del ejército de
Eonaparte en la campaña de Rusia, cuando su hermano
Oídos, actualmente general en el de la fé de la misma pro-
'Viucia, hacia la guerra al d~vastador de la Europa y al
~presor de su patria.


CAPíTULO VIII.
Del discursO' de M. de T alleirand contra la intf!TVencion


del Rey de Francia á farJor del Rey de España r de
los fieles españoles.


EL ministro de relaciones esteriores , y el duque de
Fit~-lames laan contestado de un modo admirable- á todas
las partes de este discurso. Añadiré solamente algunos he-
ch06, de la misma suerte que algunas veces se ponen
con utilidad, n?tas á continuacion de los mejores escritos.


ESte discurso de 1\1. de Talleirand ha sido una arma po-
d'erosa entre las manos de los facciosos; en la famosa mo-
jiganga de Leon, cuyos autores han sido entregados á los
tribunales, y en la que se representaba al comercio ani-
quilado por las palabras con que S. M. se habia espre-
sado sobre la revolucion de España, los liberales sentados
sobre el cauo en que yacia la. figura alegórica. del co-
mercio ,se oetenian en -todu las hoeacalles para leer al
pueblo el magnífico discurso de H~ de Talleirand;. al mis-


mo




(49 )
mo tiempo que el principal periódico de la f.'l~iOh, da.
ba en Paris un comentario barto inteligible del mism()
.discurso.


¿ « Acaso 'se lisonjean, decia M. de Talleirand, que el
" arcano de esta nueva cruzada sea un :QJisterio para 105
lO pueblos? N o señores, la España conquistada á la libertad, la
., España sin. privilegiados, es un espectáculo insufrible


," para el orgullo: no debe tolerarse; es preciso hacer en,
.. España lo que no se ha podido lograr en Francia, b
~ contrarevolucion ..•• A mi me toca que estoyav6Dzado
.. en edad, que respeto á la Francia, que soy adicto al
» Rey y á toda su familia; á mí que tanta parte he re-
.. nido en los sucesos de las dos restauraciones, que con
JI mis esfuerzos, y, me atrevo á deci~lo ,con el feliz éxiw
• de mis planes} he ()olocado mi gloria y toda mi. respon,.
.. sabilidad, en la renovacion de la alianza entre la Frap-
"cia y la casa de Borbon, á mí me toca procurar, en
11 cuanto pueda, que no quede comprometida la oLra de
» la sabiduría y de la justicia, por las pasiones, desorde,.
.. nadas y temerarias ce ••••••


'.


Veamos ahora el comentario del Constitucional: • « Una
.. cosa deberia hacer la mas viva impresion en 105 hom-
"bres de buenos sentimientos y de recto juicio, En
" 1814 ·algunos personages eminentes tomaron la inicia-
JI tiva, y, segun acaba de espresarse el mas considerable
" entre aquellos, la responsabilidad de la revolúcion que
" devolvia á la Francia los vástagos de la antigua Jinas-
" tía. La notoriedad pública señala al príncipe de Talleirand,
lO al duque de Albcrg, al general Desolles, al marrlues de
)J Jaueourt, al baron Louis ,al Arzobispo de Matines. ¿ En
» que partido vemos hoy á estos hombres? la con tes ..


'" Del 13 febrero 1823.
D




( ~o )
» tacion á esta pregunta es de mucho peso. i Desgraciado
.. el que no saque de ella UDa advertencia saluJable! ....
» La casa de Barban habia transigido con las ideas , las
• doctrinas, los sentimientos de 178$1, y la gue~a de Es ..
• paña se dirige precisamente á combat~r estos grandes in-
.. tereses de nuestra época « ••••••


La España sin privilegiados Dlreee un espectáculo insu-
frible para el orgullo, dice el príncipe Talleirand. Ya cité
desde la tribuna esta frase del señor Corradi, redactor de
los procesos verbales de las sesiones de las cortes: No so
contaban en las cortes constituyentes de Cádiz, r en lm
constituidas de 1813 r 1814, mas que tres diputados ple~
heyos. « Y el Constitucional pone al lado de IVI. de Talle!-
rand, de este enemigo acérrimo de los pr¡¡Jilegiados , á los
señores de Alberg, Dessoles, Jaueourt, Louis (antiguo
consejero en el parlamento de Paris), y á M. de Pradt ,
hombres todos de la clase antiguamente privilegiada. Así
es que en España y en Francia, se tienen por hombres
sublimes, desinteresados ,y por unos dechados de ¡Jirtud ,
aquellos que se declaran contra los fueros y privilegios
que habian heredado de sus. mayores, en favor del buen
pueblo: y este pueblo, por un trastorno singular de ideas"
en toda España como en la Vandea, se espone al saqueo,
á la muerte y á todos los riesgos de una guerra civil, con-
tra aquellos sus amigos, contra aquellos que le anuncian
la libertad ,. .la igualdad. Verdad es que estos amigos del
pueblo francés se han procurado con su conducta un bien-
estar muy decente, y que á su imitacion los gefes de la
revolucioll española han hecho otro tanto. Los demagogos.
de uno y otro~ p~is han querido asegurarse del poder, pre-
sentando al pueblo el cebo de la igualdad; táctica vulgal"
y antigua de que se hahia usado ya tres mil años atrás.




( 51 )
Yo que lw tenido tanta part~ en las dos rest'auraciones,


prosigue M. de Talleirand. Es necesario entenderse ~ co'"
iuo habeis querido e~ta restauracion? El acta del senado
de 6 de abril de 1814 , tiwlada constitucion francesa,
concluye en estoS términos: Luis Estanislao Xavier será pro-
'Clamado Rey de los Franceses, inmediatamente despues de
haber jurado y firmado una ueclaracion en que diga :
Acepto la Constitucion ; ¡UTa de obserrarla r hacerla obser-
var. Si el ney de Francia se hubiese sometido á URa <,o n-
dicion semejante, huhiera abdicado su derecho heredita-
río; pero las aclamaciones que le acompañaron desde Ca-
lés á Parí:; le manifestaron que la ley sálica, y el amor á
los hijos de San Luis e~taban grabados en el corazon de
los francéses. El Rey deséchó aquella consthucion, y con-
formándose á los prin·cipios m<márquicos, modificó porsu
autoridad real y hereditaria., las antign3s leyes de la mo-
narquía; mostrando á la Europa, que en vez de querer
transigir con las ideas, las doctrinas'y los sentimientos de
1789, anulaba, COn aplauso de toda la nacion, el pro-.
yecto de M. 'J.'alleirand y de sus amIgos , que era hacer
reconocer la soberanía del pueblo al hijo de Henrique IV.
'y de Luis XIV, Y al decano de los reyes de Europa.


Una circunstancia memorable manifestó bien pronto
cuanto hub.iera deseado M. de TalIeirand que el rey
adoptara la revolucion y pareciera haber olvidado todos
sus crímenes. Pocos dias despues de su entrada en Pari;;
quizo S. l\T. que se celebrasen solemnes funerales por
su augusto herniano en la iglesia metropolitana. Se supo
'que M. de TalIeil'and, que á la sazon era ministro, se
habia opuesto, en el consejo, á que la familia real cum-
pliese con un deber tan sagrado. Sin duda creyó que es'ta
funcion religiosa seria una especie Ae injuria á los asesinos
lle Luis XVI ,y á sus· amigos. D 2




( 52 )
El rey fue en persona á N otre Dame, "" y prestó de


esta suerte á la memoria del rey martir el primer obse-
quio solemne que recibió en }<'rancia.


Las ventajas que habra logrado 1\-1. de Talleirand en fa-
vor de la revolucion de España, se reducirán á la mo-
jiganga de algunos liberales de Leon ; pero sus brabatas y
recuerdos revolucionarios 1 no quitarán que el rey de
Francia emplee sus fuerzas para conservar el trono de Es-
paña á un nieto de Henrique 1 Y. H


CAPÍTULO IX.
De la re¡Jolucion de Portugal, de las antiguas lefes poli-


ticas de la península Española; cual, es el deseo de sus
habitantes.


¿ EN que partido miramos lwr á estos hombres? H"" ( MM
de Talleirand, d' Alberg, de Pradt) la contestacion á es-
ta pregunta es de mucho peso; i desgraciado el que no sa-
que de _ella una advertencia saludable!..... Hemos visto
en el capítulo anterior- que son estas las espresiones del
comentador del discurso de M. de Talleirand. Veamos pues
en que partido mIlitan estos señores, y que advertencia
saludable nos -dan. En un escelente papel, escrito en 1822
por Un oficial piamontés, ee lee lo siguiente del duque de
Alherg, embajador que fué dc Francia en Turin .


.. Desde la restauracion, HH siempre babia sido la casa
» del embajador de Francia el punto· de reunion de las


* Llámase asi la igle~ia metropolitana de París. ( Nota del Traductor. )
*;, Discurso de S. 1\1. de 28 enero 1823.
1<** Constitucional de 21 febrero.
~ •• '" Simple recit des événemens arrivés en Piémont en 1821. p. 9.




( 53 )
.. personas opuestas al gobierno del rey. Poco despues fue
» aquella la tertulia de )05 malévolos, y últimamente eu
" 1819, el club de los conjurados. Alli se predicaban abier-
,. tamente las máximas de la ( ".) Minerva y del Nain
" {aune ( 14 ). Entre estos honrados propagandistas se dis-
» tinguian tambien el conde de Seiboltsdorf, ministro de
" Baviera, y el caballero Bardaji y Azara, embajador de
» España: este escondia algunas veces en su casa á los pí-
» caros denunciados á la policía, proporcionándoles por es-
~ te medio el permanecer en Turin. Antes que los Riego
» los Quiroga y los Abisbal hubiesen ajado los laureles
" del pueblo Español, el salon y bodega de este embaja-
» dor se habian ya convertido en cátedras de insur~eccion.
" Pero desde el instante en que la Península dió el ejem-
" pIo de la rebelíon militar) los ataques contra el Pia-·
» monte fuemn mas directos: trastornar aquel pequeño
11 país, tal fue el empeño de los liberales de Francia y de
» España, y luego tambien el de los carhonarios de Ná.
" poles y Lombardía «.


Era entonces Turin otro de los focos mas activos de
la revolucion Europea, pero la Austria observaba de cer-
ca este punto. En esta época, apareció en Paris una carta
que un amigo habia recibido de Turin, la que decia
que á no ser por aquel capuchino de Mettemielz , la Eu-
ropa estaba revolucionada.


En efecto, la Austria libró el año siguiente á Turin y áo.
Nápoles del yugo revolucionario. Pero e:l Portugal no pu ..
do resistir á la actividad de la propaganda española. ~,


Luego que los revolucionarios españoles hubieron 'triun-


* La Minervá y el Nain jaune eran dos periódicos franceses, los.
IRas adictos á las doctrinas revolucionarias. (Nota del Traduct07. )


Dl




( 54 )
fado en Madrid, se dieron prisa en mandar agentes A.
Lisboa y á Oporto. Cinco meses tardaJ:on en sohomar á
algunos oficiales de los dos regimientos que estaban de
guarniciun en este último pueblo á los que dieron mu-
cho dinero para distribuir entre los soldados. Por fin, el
dia 25 de agosto, estos oficiales proelamaron la insurrec-
€:ion y un gobierno provisional que ellos mism0s aca-
baban de formar. Estando el rey en el TIrasa, y siende
los ministros que, tenia en Portugal unos hombres sin es"
píritu 7 los conjurados no hallaron la mas mínima resisten-
cia. El tribunal supremo de Lisboa protestó de su fide-
lidad al soberano reclamando la~ antiguas leyes del reino;
p~ro no fue escuchado. Se emplearon desde luego medios
de terror; se decretó el destierro cpntra todos los que se
negasen á prestar Juramentó á laS futuras cortes, y á la
constitucion que debia formarse. El patriarca de Lisboa, que
no' quizo juraJ!, se retiró á Francia. Llega el rey del
Brasil y no se le permite desembarcar antes de haber fir-
mado su adhesion á la constitucion proyectada. Se le qui-
ta toda libertad ,como al rey de España , y la reina se
ve conden:\d~ al eS,trañamii;lnto y luego á la, prisiol;l pOl'
baherse negado. á prestar este }urall\en~o.


Es mayor toqavÍa el encono contra la revolucion en el
pueblo portugués que en el pueblo español. Está persua.
dido que los revolucionarios tratan de destruir la religion
y destronar la casa de. Braganz:1. La empresa del conde
de AUlarante tiene en favor suyo la opinion general de la
na.cioQ.; y es una cosa digna de notarse que su mi~mo.
tiQ" :O • .i\ntonio Silveira, que contribuyó á la revolucion
de Oporto" y el general Gaspar Tejeirá, que salió de.
Oporto. 'para Lisboa al frente del ejército insurgente, am,o
hos se h~n uni~o al conde dé Ama,rante.




t 55 )
No se puede dudar úe .a opmlOn de aquella nacion ; to-


da la gente ilustrada, todos los principales hacen.dados,
estan acordes , como en España, en pedir las antigua.c
cortes. Los revolucionarios ofrecieron la convocadon de
estas cortes legítimas, desde el primer instante de la in-
5urreccion; esto fue lo que sedudó á muchos sugetos re-
comendables , y esta constitudon antigua es la '{ue todavía
quieren.


Felipe JI, despnes de la conquista del Portugal, destruyó
en este reino todas las libertades públicas, como lo habia
practicado en Es.paña. Cuando la revolt:¡cion de 1640, los
portugueses se dieron por felices de haher vuelto al do-
minio y gobierno paternal del soberano legítimo: el amor
recíproco del rey y del pueblo suplió á todas las garan-
tías. Sin embargo las cortes ó estados generales, divididos
en tres e~tamen.tos, se convocaban de cuando en cuando
para la concesion de las contribuciones; pero el que se.
reunió en 1697 fue el último de estos congresos.


Aquella constitucion , venida de los Godos, ela la mis-
ma que la ele España, y la misma que las'demas lIacione~
germánicas habian establecido en Francia y en Inglaterra.
Como los obispos y pares ingleses} toJos los obispos y
grandes de los distintos reinos de la península española
eran de derecho. vocales de las cortes. (15) Y tambien,
como en Inglaterra} la cámara española de lo~ comunes
se componia de los diputados de unas ciudades y .villas
designadas por leyes antiquísimas, que nunca se habian
variado. Por lo que, en España nombra.ban sus diputados
ciertas villas antiguas, cuando, como en Inglaterra, algu-
nas ciudades considerables) pero mas. modernas, carecían
de este privilegio.


D4




( 56 )
FERNANDO Y!I despachó desue Bayona una orden al


Consejo de Castilla para que se convocasen las cortes. Des.
pues de la invasion de Madrid, la Junta Central, se ocupó
en Sevilla de verificar esta convoeacion. D. Gaspar de Jo-
vellanos, ( 16) uno de los vocales de esta junta, hombre
profundamente instruido en el derecho público de su país,
quedó encaf{;ado de proponer algunas modificaciones á las
leye:; políti:cas de España, pero manteniéndoles su mismo
espíritu. La junta, ( 17) (Iue en aquellos tiempos tan crí-
ticos no podia tener otra mira que la de conciliar todos
los ánimos, adoptó el plan que el señor de Jovellanos
le prC3entó, y que mereció la aprobaeion de todos los
hombres ilustrados de España. Este fue el plan de que
hemos ~ablado antes, que desecharon los revolucionarios
de Cádiz, para sustituirle aquel código de anarquía que
llamaron constitucion Española.


El último acto de FERNANDO VII, antes de perder su li-
hertad (en 7 marzo 1820) , fue mandar al consejo de
Castilla, como se acostumbraba antiguamente, que convo-
'Vocase las cortes. Si se ofreciera alguna dificultad en el
cumplimiento de este acto de la real voluntad, con mo-
tivo de los distintQs _modos de nombrar á los diputados
que le usaban antiguamente en las provincias que no de-
pendian· de la corona de Castilla, el proyecto adoptado
por la junta de Sevilla, podria dirigir á la autoridad que
en ausencia del rey y del consejo de Castilla podria ser lla-
mada tal vez á convocar los tres estamentos del reino .


.. Los ~pañoles todos, menos aquellos que pertenecen á las
sectas de francmazones .Y comuneros, estan acordes en re-
clamar esta antigua forma de gobierno, con solas las mo-
dificaciones que la época presente hace indispensables. (18)


La filosofía moderna y la impiedad son las que necesitan




• (57)
un poder arbitrario y absoluto, para borrar de los cora-
zones de los pueblos aquellos sentimientos que Dios mismo
grabó en ellos, el amor á su religion , y por consiguiente
el umor á sus príncipes; la filosofía es la que necesita un
poder arbitrario y sin límites, (cual lo tuvo la convencion
de ¡ 793) para 4horcar. al último sacerdote con las tripas del
último rey.


Si, en 1759, el Portugal hubiese conservado sus antiguas
cortes. la filosofia no hubiera elegido este reino para ha-
cer en él el primer ensayo de sus persecuciones. Hubiera
tenido que penetrar separadamente en las cámaras del cle-
ro, de la nobleza y de los comunes. Faltando estos cuer-
.pos políticos, . hastóle asegurarse de un hombre hábil y
corrompido: este fué el marques de Pombal. El primer
ataque de la filos06a debia ser dirigido contra aquella cor-
poracion de misioneros que predicaban el Evangelio en
todas las partes del mundo, y que Voltaire llamo los gra-
naderos del Papa. El marques de Pombal los arrebató de
las selvas del ParagUay y de sus colegios de Portugal, y
hacinados en el fondo de los navíos, corno lo fueron des-
pues, en 1793, por los filósofos, los sacerdotes franceses,
fueron arrojados á las costas de los estados pontificios,
.nevando consigo el sentimiento de todos los habitantes de
las posesiones portuguesas. El marques de Pombal mandó
prender á ros obispos que defendian este instituto, y pa-
ra que su tiranía no pudiese hallar otros obstáculos, 6n-'
gió conspiraciones para esterminar las familias mas pode-
.rosas.


Algunos años despues, el conde de Aranda correspon-
·sale de Yoltaire, é instrumento del duque de. C!wiseul, per-
suadió á Cárlos III que estos mismos misioneros eran sus
enemigos personales: Fueron desterrados á un mismo




( 58 )
tiempo de España, y de las dos indias, y tambien arroja~
dos á millares á las costas del estado eclesiástico. Cárlos
III , engañado por su ministro, no quiso manifestar, ni al
Papa mismo, el motivo de esta per~ecueion. Declaní que
guardaba este' secreto en su real con('i~ncia. Si hubiese ha~
hiJo cortes en España, nunca se hubiera tentado un golpe
semejante. La España, como el Portugal, no tendría que
llorar en el día la pérdida de aquellos preceptores de la
juventud ( 19), que la hubieran preservado del contagio de
las doctrinas ilI~pfas y revolucionarias, y la coloniacris-
tiana del Paragua.~, hubiera bastado sola para mantener á
todas las colonias de: América en la obediencia de los dos
soberanos.


Pero prinCipalmente cuando los revolucionarios han táun~
fado en una nacion, y cuando han logrado apoderarse de
su gobierno, entónces se hace indispensable un congreso
formado de los varios estamentos de la misma.


Cuando Sila hubo renunciado la dictadura, interrogado
por el filósofo Encrales en que fundaba su seguridad, cou'
testó z "Sila acaba de dar á cada familia de Roma un
,. ejemplo doméstico y terribl!' j cada romano me tendrá con-
» tinuamente á la vista j y hasta en sus mismos sueños le
» apareceré cubierto de sangre j creerá que está viendo aun
.. las listas funestas, y que lee su nombre el primero co-
n tre los de los proscritos ".


Este terror (20) que inspiran los revolucionarios aun
euaooo ya no empuiien el cetro, es el que hace necesario
para la seguridad del estado, llamar al rededor dd me-
llarca , aquellos 'de entre sns vasallos que tengan mas in-
teres en la conservacion del mismo estado. Todo hijo de
Adan está espuesto á la seduceion y al error, y los reyes
~ucho ~s que los demas hombres. El privado de Jaime 1




( 59 )
el duque de ,Duckingham excitando el pflmerO una opo-
l!icion facciosa en la cámara de los comunes para hacerse
necesario á su rey, preparó el cadalso en que pereció
Cárlos 1. MM.. Turgot, Malesberbes (21) Y Necker, en
quienes Luis XVI puso su confianza, fueron la causa in-
mediata de la caida del trono de Francia. Manuel Godoy
llevó á Cárlos IV y á toda su familia á Bayona; acabamos
de ver como Ballesteros y Abisbal, de quienes se fiaba
FERNANDO VII, lo han arrastrado al cautiverio.


El general Elio, viendo que la revolucion estaba para es-
tallar al rededor del palacio mismo de su rey, á princi-
pios de 1820 , vino á Madrid á ofrecer sus servicios á
FERNANDO VII, Y le propuso el tomar la ofensiva contra 101
francmazones de Madrid, como lo· habia practicado el ge-
neral Eguia en 1814: El duque de S. :Fernando le mano
dó que se volviese á Valencia, tratándole de Vltra-
realista.


El Rey está perdido .Y nosotros tambien, dijo Elio, vol-
viéndose á Valencia; y ha sufrido el garrote, seis meses
antes que el ex-ministro S. Fernando haya tenido que
oir decir al rey por uno de sus sucesores en el ministerio,
que lo mandaria atar para llevarlo donde quiera que las
cortes dispusiesen. Si FERNANDO VII, desde 1814, hubiese
convocado las antiguas cortes por estamentos, no cabe dll."
da que los generales Elio, Eguia, Castaño.s y otros mil
vasallos fieles hubieran o.cupado un lugar en alguna de las
cámaras. Todo.s los venerables obispos de España hubieran
estado al rededor del rey, y lo.s tres órdenes del estado,
le hubieran manifestado. la conducta de Abisbal y de su,s
pérfidos cómplices; los vocales de aql.lel gran congreso 1
llamados de to.do.s lo.s puntos del reino, le hubieran hecho.
CO:p.ocer aquellas sociedades secretas ,: que últ~U1~mElnte" po,f




( 00 )
la desidia del gobierno, ya eran pllblicas, y á buen se.
guro que el trono de Espaiía aun mantendria todo su es-
plendor.


Asi es que los que han tenido ocasion de tratar con
frecuencia á los emigrados españoles, todc,s han reparado
que, aunque divididos en punto á la eleccion de sus ge-
fes, estaban perfectamente acordes en su opinion para la
convocacion de cortes por estamentos, é igualmente con-
vencidos de que su monarca estaria en el mayor peligro,
si se le dejase otra vez solo y desamparado, ante la vio-
lencia, la osadía y las astucias de los revolucionarios.


Concluyamos sobre este asunto. Algunos estrangeros ha-
bian creido que podria establecerse en España y en Portu-
gal un parlamento con dos cámara~, pero estas dos nacio-
nes enteramente cristianas y cat61icas, nunca consentirian
á que el clero no tuviese su voto separado en las cortes,
y el poder de contrarestar todo aquello que podria dis-
minuir el influjo de la religion.


'Algunas observaciones sobre las divisiones que se llar:
manifestado entre los realistas españoles.


Entre los r~alistas españoles se han originado ciertas
disensiones, como se originaron entre)os gefes de la Vandea.
Cuando en una monarquía empieza la guerra civil, y no se
presenta un príncipe de la familia real para capitanear á los
defensores del trono, es imposible que no se manifiester.
competencias muy sensibles entre los gefes, cuyos derechos
son iguales. ¿ No hemos visto, acaso, despues de los cien
dias, al conde de Autichamp por una parte, y por otra al
general Canuel y al conde Augusto de Larochejaquelein,
escribiendo memorias en que recordaban que habia exiStido
la desunion mas funesta entre los generales Vandeos? Sin




( 61 )
ilmbargo, ¿ quien puede dudar de la decision y de la plIreZa
de sentimientos de estos excelentes realistas?


Dos ministros fieles de Fernando VII estaban emigrad~s
en Francia, el teniente general Eguia, antiguo ministro de
la guerra, y el marques de Mataflorida, que se hallaba de
ministro de gracia y justicia cuando el rey perdiÓ su
libertad. El general Eguia fue el que precedió al Rey á
Madrid en 1814 y ejecutó con firmeza y prudencia las fÍr-
denes de S. M. C. para la disolucion de la regencia
y de la' corte~. El dia en que fue retirado del ministerio


y sustituídole Ballesteros, fue mirado por todos los bue-
nos españoles, como presagio de las mayores desgracias.
Bajo sus órdenes, los generales Quesada y Santos Ladron
han sido los primeros que han desplegado el estandarte
real en Viz.caya y Navarra; el cura Merino y Závala n.un-
ca han dejado de tener correspondencia con este general'


Besieres se apqder'ó de Mequinenza en julio de 1822;
el Trapense y. Romago$a tomaron, poco deapues ,las forta-
lezas de Urgel; el teriiente general .baron de Eroles sujetó
todo el valle del Segre desde el Pirineo hasta las bocas
del Ebro. El marques de Mataflorida, quien, segun se crée
contribuyó principalmente á la direccion de los sucesos de
Cataluña, salió entonces de Tolosa, y proclamó en ti rgel, á 13
de agosto la instalacion de una regencia, cuyos miembros
fueron, este mismo ministro, el arzobispo de Tarragona,
y el baron de Eroles.


Todos los españoles conocieron· cuan necesaria era la
unidad del gobierno ;el Trapense fué á Navarra en bus-
ca del general Quesada, y le persuadió que viniese' á re-
conocer á.la regencia de Urgel. Por fin el general Eguia
aunque era el general mas antiguo de España y consejero
de estado, hizo el noble sacrificio de su rango, y recono-
ció la regencia.




( 6~·)
Despues de haber p.ermanecido cuatro meses en Urgel,


la regencia perdió todo territorio en España. El marques
de l\Iataflorida tiene un perfecto conocimiento de las le __
yes de su pais, y se mostró hombre de estado cuando
fue el gefe y el ót'gano de los sesenta y nueve diputados
que dirigieron á FERNANDO VII sus representaciones contra
la consntucion de Cádiz. Pero era de ver que los mili-
tares pondrian la vista en su gefe natural para tentar una
empresa; casI todos han reconocido que al general Eguía.
era á quien tocaba estar á su frente; y segun su voto han
sido nombrados los miembros dé la junta provisional de
gobierno, que segun lo han anunciado los periódicos de
Tolosa debe estar junto al cuartel general del duque de
Angulema. (22)


Los miembros de esta junta provisional de gobierno son
sugetos muy distinguidos por su ciencia y po~ la larga es-
periencia que han adquirido en los empleos mas importan.
tes; 50n verdaderos españoles perfectamente indcpi:mdien-
tes, y únicamente adiLtos á sU rey y á las leyes de su
patria.


CAPÍTULO X.
Porque los habitantes de la península española necesitan


el socorro de los estrangeros para sacudir el yU{]O de'
los conspiradores.


DICE Hume JI. que cuando se leyÓ la acusacion contra
el rey en nombre del pueblo de Inglatnra, se oy6 una voz
entre los espectadores que gritó: Ni siquiera de una décima
parte del pueblo. Axtel, oficial de guardia, habiendo man.


*' Historia de Carlds 1.






( 63 )
uaclo hacer fuego sobre el palco de donde parecia que há·
bian venido aquellas voces insolentes, se descubrió que Mi,
lady Fairfax estaba en él, Y que ella mIsma habia tenido
el valor de pronunciar aquellas palabras.


Milady Fairfax era 'la muger del general de] ejército
parldmeutario, del amigo tIe Cromwel; ella se alucinaba
todavía sobre la fuerza numérica de su partido. No for
maban una centésima parte del pueblo inglés, los que que.
rian el asesinato de Cárlos I. Tampoco creo que entre los
f,ranceses se contase uno sobre diez mil que no se horro.
rizase del parricidio cometido en la persona de Luis XVI,
( 23 ). Sin embargo ambos regicidios se verificaron sin obs'
táculo en medio de las capitales de Inglaterra y de Fran-
·cia. U n ejército de 6,000 hombres bastaba á Cromwel para
sujetar ~l puehl0 inglés •. ~Las comisiones revolucionarias te-
nian atemorizados á los franceses. Estos dos generas dé-
fuerza se han empleado contra los infelices Españoles. De-
jando á parte los decretos de proscripcion dados por las
cortes de l\iadl'id y de Lisboa, las proclamas de Mina, y
~l asesinato de los guardias de Corps en las' cárceles de
Granada; en este mismo momento nos anuncian que los
revolucionarios de Valencia han arrebatado So padres de
familia de sus domicilios y los han desterrado á biza, y
que en las lojías mazónicas de Barcelona se han repartido
puñales á todos los socios para asesinar á la primera oca-
sion á todos los realistas. Bastan cu¡¡renta facinerosos por
este estilo, armados con toda la fuerza del gobierno, y
obrando simultáneamente en todas partes con la actividall
y el secreto de los conspiradores, para oprimir á todas
las familias pacíficas de una ciudad. ¿ Podrian" acaso al'~
marse los realistas? Si dos de entre ellos estan hablando
juntos, al instante se les tiene por sospechosos, son ase-
/iiQ¡luOS Ó ~stl'añados.




( 6~ )
¿ Podrian acaso los buenos comunicarse sus 'ideas por


escrito P No fue otra la ca~sa df) baber perecido Vinnesa
á los golfles del martillo que el baber publicado algu.
nas hojas contra los enemigos de la religion y del rey. EL
señor de Balmaceda (el mismo que hemos visto en Paris
enviado por la regencia de Urgel), vió saqueada su casa,
y 1 eha sido forzoso emigrar para evitar la suerte de Dtt-
rosor y de Sulleau. Todo acuerdo, toda comunicacion de
ideas entre l.os realistas se ba hecho imposible en el re-
cinto de las ciudades. Son estas como otras tantas inmen_
sas cárceles de las que .no puede salir libre lapopulacion
sin el auxilio de fuerzas estrangeras unidas á las partidas
realistas que solo pueden levantarse en las aldeas.


Esta es la ventaja inmensa del pueblo liberal, no cono_
cer el freno del temor de Dios. Los libros con que se ali-
menta le enseñan que los hombres son la produccion de
un nuevo acaso, que no son como se les decia antigua-
mente, bijas de un padre comun, que por consiguiente
no existe ~ntre ellos ningu n vÍnc.ulo que los una, y que
pueden esterminarlos segun su interés ó su antojo. Asi eS
que se ban visto los liberales españoles en Cataluña , uel
mismo modo que los liberales franceses en la Vanuea , ue-
gollar en Castellfollit y en Urgel á las mugeres y á los an-
cianos, y llevar pOL' estandarte á los niños colgados en b
punta de las bayonetas. Han violado el, tel'ritorio frances
para. degollar á los enfermos de un bospital, y los libe-
rales franceses les ban aplaudido; ban celebrado á Mina
y sus proclamas en sus libros, y le banprolligado los
mayores elogios por baber barrido ( estas son sus espre-
siones) con mano lJigorosa toda la Cataluña. Los libera-
les franceses vienen por agradecimiento cant,mdo la Mar-
sellesa r el Trágala á las orillas del Bidasoa, y gritando
viva la libertad francesa! viva el coté gauebe! Pero




( 65 )
Pero en esta parte del Bidasoa ¿ cómo se comb!,~ á lo;.


liberales que dirigen, animan, y pagan á los liberales·· es
pañoles? Alli donde ellos dominan, castigan con Ja muer:
te á cualquiera que escribe una sola página contra su sis-
tema. En Francia insultan cada dia en sus libros y perió-
dicos al trono, á las leyes,. á la moral, á la religion, y
se sustraen á todas las leyes represivas. Alli donde ellos
dominan, matan y estrañan generalmente. á cuantos tienen
por sospechosos; en Francia les queda seguridad para obrar
sobre todos los puntos con la mayor tranquilidad: y para
que se prenda á alguno de ellos es preciso que se hallen
en sus bagages escarapelas y banderas tricolores.


Los liberales, pues, atacan cada dia al gobierno del rey,
y el gobierno se mantiene sobre la defensiva. Sin embargo
sabido es que, asi en la guerra de las conspiraciones, co:
mo en la campal, los que siguen este último método,
pueden estar ciertos que siempre serán batidos. Así es que
los gefes de la faccion, viendo que no se les ataca con
la .lÍnica arma que está en la mano de los gohiernos ar-
reglados, con ]a suspension de la ley política que corres-
ponde al habeas corpus de los ingleses , estan celebrando
ya su futuro triunfo, y dicen que despues de doscientas
conspiraciones descubiertas y desbaratadas, les basta una
sola coducida felizmente para triunfar. El castillo de San-
mur, ó la fortaleza de Befort les parecen puntos de apo-
yo suficientes para efectuar una conspiracion á la Quiroga •
. Cuanto habrá subido de punto su jactancia cuando ha-
I
brán creido tener á su disposicion todas las fuerzas de la
península española!


Pero si el gobierno del rey les hace la guerra en las
dos partes del Pirineo, si ataca abiertamente la junta di-


rectora, si á su vez barre con firmeza las ventas de los car4
E




( 66 )
lJonarios, pronto se manifestará la debilidad del partido;
y no se oirán mas, ni~ en Inglaterra ni en otras partes, espre.
siones insultantes y que pongan en duda la estabilidad del
trono de francia.


Si por la humanidad que debe Ser el vínculo de todos
los hombres de bien, por la caridad que debe unir á
todos los cristianos, y por el pacto de jamilfa que herma.
na particularmente la Francia ('on la España, es uno de
nuestros deberes principales el socorrer á nuestros vecinos,
nuestro propio interés nos hace de este deber una necesidad.


Una secta enemiga de los gobiernos existentes porque
pretende ponerse en su lugar j enemiga de la religion por-
que no conoce freno alguno, estiende en todas partes sus


, J:amificaciones. Esta secta se ocupa sin cesar en descubrir
por toda Europa los puntos débiles donde pueJa estallar,
cambiando sus juntas secretas, sus logias, sus ventas, en re-
helion atrevida, como ha logrado verifiearlo por tres años
sen la isla de Leon yen Oporto, por algunos meses en Ná-
poles ,yen rrurin; y como lo ha intentado hacer en Pa_
ris el dia 19 de agosto de 1820, Y despues en la Róchela,
Thouars, Saumur, Bifort, y. Tolon. Solo quiere un pun_


to donde pueda mantenerse algunas semanas para congre-
gar á los hermanos sea cual fuere su nombre, teutónios,
carbonados, francmazo71es Ó radicales: mándanse algunas
fuerzas contra ellos; mas cuando la autoridad no está muy
sobre sí, estas fuerzas se pasan á ellos , como ]0 hemos
visto en España, Nápoles y Turin en 1820.


Esta guerra contra los gobiernos no tiene tregua, y
nadie duda que nunca ha sido mas activa contra el trono
de Francia que en el día de hoy. A mas de las pruebas
que de ello se presentan en toda Francia, bastari'l para de




"( 6, )
mostrarlo, la pregunta' hecha á M. Canning en la cámara


• di! los comunes de Inglaterra, á los 15 Y 16 del paSad(HneS
de marzo. Siendo esto así, ¿ p,0dtia la Francia permitir que
la consplracion liberal se estendiese sobre ochenta leguas
de su frontera? Noatacai'la en este punto fueta lo mismo
que haberla dejado triunfar en Tlwuars cuando alli se pro-
clamó la república y se formó la municipalidad y él
tribunal para administrar y juzgar en nombre de la Junta
(lirectorá transformada ya en directorio ejecutivo. Urget y
Figueras estan mas cerca de Paris que Tolon, de cUya ciu-
dad quiso hace 1lI~ año apoderarse la junta directora. La
{mica difercncia es que los revoltosos que se hubil~il
apoderado de las fortalezas de Tolon, hubieserl hallado un
obstáculo en una poblacion leal que no hubiera admitido
su. yugo, cuando los libe~ales puestos á la front~ra de Es"
paña han padido, desl'le la conspiracion de 1820 contra
el palacio de Madrid, mandar en nombre del rey á una
poblacion oprimida, y facilitar de este modo en aquel
l'c.tno un abrigo á todos los revolucionarios armados de Eu-
:ropa.


Si hubiese salido bien lá conspiraclon de la Rochela,
hubieran llegado al instante de Inglaterra, de la Belgica y de
América" todos los conspiradores (fue el temor del castigo y
la fuerza de las leyes obligaron á salir de Francia. Las tropas
de S. M. se hubieran hallado en frente de los compañeros
de Delon, de Montarlot, y de los soldados de Pepe. ¿Y no
son estos acaso las mismas gavillas liberales que se han for-
mado á la sombra de la bandera tricolor en Vitoría y en
Rosas? ¿ Para donda destina Roberto Wilsen sus auxiliares
radicales, para la España ó paTa la· junta direcíora? Así es
que aquellos hombres pacíficos que no hubieran querido que
el rey de Francia declarase la gucrra á la revolucion que ha
E~




( 68 )
sentado sus reales en España, opinaban, sin quererlo, del
mismo modo' como Ii un año atrás hubiesen sido de parecer
de dejar la bandera tricolor tremolando sobre las murallas
de TlJ,ouars. A mas de esto, que den una ojeada al rededor
de sí mismos, que observen á todos los enemigos de su
patria, desde los asesinos de 93 hasta los conspiradores del
20 de mano • , y no hallarán ni uno solo que no tome partido
por la revolucion española. En este momento estes enemig05
de la Francia tratan de espantarnos con las result:.s y la
duracion de la guerra de España. « Calculad las fuerzas que
» necesitais ( decia, hace poco, uno de los aduladores mas
.. despreciables' del último tirano de la Francia) : debeis
» dejar tropas en los pirineos para vuestra seguridad interior;
» debeis dejarlas tambien en las plazas que tom:¡réis ó que
", bloquearéis. Si pasais el Ebro, teneis que defender el curso
» de aquel rib para proteger vuestros flancos y retaguardia.
» Disminuido asi el ejército antes de llegar á Madrid, aun
» tendréis que mandar fuerzas á Granada, á Cadiz y á
» Badajoz, mantenerlas en Viscaya, Navarra y Aragon,
» y establecer puntos de comunicacion entre estos diferentes'
lO cuerpos. No bastaría para tanto un ejército triple del que
» teneis ...


Todavía le parece á este orador que la guerra que se va á
hacer en España será igual á la que hizo su amo. Mas, como
ya lo tenemos probado en todas las páginas de este escrito,
la ,opinion de todos los verdaderos españoles era contraria á
Bonaparte, y estos mismos en el dia estan invocando el
apoyo del gefe de la ca~a de Barban. Bonaparte echaba de
s~s sillas á los obispos, de sus parroquias á, los pastores, y
á los religiosos de su retiro, y nosotros vamos á volverlos al
seno de los fieles; Bonaparle en fin combatia el trono


• Época dela invasion de los cien dias, en 1815. (Nota del Traductor).




( 69 )
l~gí .. imo y el rey d.e Francia va á volverle su antiguo e!J'
plendor, Los sentimientos de los españoles responden á la
primer ... 'parte de la' objecion. Bonaparte necesitaba tro-
pas en todos los puntos, porque sus enemigos estaban en
todas p<!rtes. Y , muy al contrario, el ejército de un prín ..
cipe nacido de la misma sangre que los reyes de España,
hallará, en todas partes , amigos y auxiliares. (24) En
cuanto á las tuerzas que le parece al orador citado de-
berse mandar. á Granada, Cádiz y Badajoz', da la mayor
confianza sobre esta empresa la proclama del duque de An-
gulema. « Españoles, les dice, S. A. R., todo se hace por
» vosotros y con vosotros; los franceses no son ni quieren
» se~ mas que vuestros auxiliares; vuestra bandera tremo-
» lará sola sobre vuestras ciudades; las provincias que atra-
» vesarán mis soldados serán administradas por autoridades
» españolas y en nombre de FERNANDO VII .•


Los conspiradores españoles no han salido con la suya-
sino porque se apoderaron del palacio de Madrid, usur-
pando la autoridad del mismo rey, cuyo n.ombre solo ha
obligado á los buenos españoles á resignarse y obedecer
las nuevas leyes. Estos hombres leales vieron por otra :part:e
que los embajadores de' todos los soberanos permanecían
cerca del nuevo gobierno, y pudieron temer el ser aban-
donados de toda la Europa. Ahora nos anuncian los perió-
dicos estrangeros, que los soberanos van á mandar susmi-
nistros cérea de la regencia que tendrá el mando hasta que
el rey vuelva á su libertad.


Esta. regencia, formada conforme á la81~yes de España, reco-
nocida por las potencias europeas, ahorrará tal vez 'al ejército
auxiliar frances el ir al medio dia de la España. Los habi;.
tantes de toda la península estan unidos por un mismo
amor á su rey, por un mismo apego á las antiguas leyes


El




( 70 .)
(le su patria: y el hijo. de san Luis, de san Fernando (25)
y dePelayo. los librará de unos enemigos mil veces maS.
crueles que los moros, acabando en medio de eUos co.n
esa revolucion que de treinta años á esta parte, ataca con
tanta osadía á la religion cristiana J á los tronos, á la tran- .
quilidad particular de cada familia, y nos amenaza con el
1rastoroo universal del mundo entero·. •


CAPÍTULO XI.
'O!Jservacwnes sobre las discusiones del parlamento de Ingla-


telra del 14 de abril de 1823 , sobre la intelVencion de-
la Francia en los negocios de España.


« EL sentido natural del discurso del rey de FranCia
{dice M. Canning en la sesion de la cámara de los eo-
munes de 14 de abril), es que la nacion Española debe
consentir á una modificacion en su. constitucion, no por lo.
que pueda ser defectuosa en sí , pero porque no emana
criginalmente de la co.rona. Claro está que fundándose en
este principio ningun español puede rii siquiera' oir habla·r
de modificar su constitucion ; ningun estadista infJles pue~
de sostener ni inclinarse á una proposicion semejante. No he~
IDQS perdido un instante para manifestar á la corte de Fran.
cia, estos sentimientos del gobierno llritánico , declarando.
abiertamente que si es este el fin· que se pretende, la In.
glaterra no puede dar ni qn solo paso mas; que el prin-
cipio que mueve al gobierno frances, no puede ser ni re-
comendado ni seguido por nin{jun estadista itlgles porque
ataca los fundamentos mismos d~ la constitucion de Inglat81 ra,
que esta n~ci,on no pudiendo aceptarlo para sí misma,
na puede proponerlo á las demas. '


* Aqlc1i se acaba la primera p1J.blicacion de este escrito, del 10 de
abril 1823. ( Nota del Traduct<;r.)




( 71 )
Con que ha reconocido M. Canning, que las cortes ha_


bian tenido dereeho para hacer una nueva eonstitucÍon, y
ha proclamado que este derecho era tan fundamental, que
las cortes no podían consentir ni siquiera á que se hablara
de modijicar esta constitucion.


Es muy del caso manifestar que este ministro profesa
una doctrina del todo nueva en Inglaterra, y que por
consiguiente los' pI·incipios contrarios no atacan los' funda.
mentos mismos de la COllstitucion de su paú.,


En 4 de octubre de 1789, un club de Lóndres que se
habia intitulado sociedad de la relJolucion, mandó á la
asamblea nacional de :Franci'l, por conduct~ del Lord
Stanhope, una carta de felicitacion en la que venia de-
clarado que el pueblo 1ingles habia adquirido por la revo·
lucion de 1688, tres derechos fundamentales : el de ele-
gir á su rey; el de ueponerle en caso de mala conducta i y
en fin el de da,rse una nueva constitucion.


ft He aquí una declaracíon de derechos enteramente DUe-
.. va y seguramente, inaudita hasta este dia, esclamó M.
" Burke. Por mas que venga hecha en nombre de todo el
» pueblo, solo pertenece á esos señores (del club de la rt>-
" volucioD) y á su faccion. La masa del pueblo ingles no
» tiene parte alguna en ella. La desaprueba enteramente ~
" y se opondrá á que se establezca una tal asercíon , hasta
» esponer su vida y sus bienes. Está obligado á hacerlo
" por las leyes del reino, y por las leyes establecidas en,
»tiempo de esta misma revolucion, que esta socie dad Tle
" abusa de su nombre, se atreve aun á citar en favor de
" los pretendidos derechos que supone.


" M. Burke, despues de haber dem05trado que la prin ..
cesa Sana electriz de Hanower fue llamada al trOIlG nQ


E4




( 72 )
for eleccion , pero sí como heredera mas inmediata de
a casa reinante en la línea protestante, prosigue de est~


modo su docta discusion sobre los fundamentos de la cons-
titucion Inglesa.


lO El tercer punto de derecho estableciqo en la carta de
la sociedad de la reCJolucion, que el pueblo ingles tenga
facultad para darse una nueCJa constitucion, tiene aun menos
relacion que los dos' primeros con lo que ha. pasado, sea en
principios sea en hechos, en tiempo de ia revolucion de
.1688 .


.. l.a revolucion tuvo por objeto la cor:servacion de
nuestras antiguas é incontestables leyes y libertades, y aquella
antigua constitueion que es su salvaguardia.


" Basta la sola idea de formar un nuevo gobierno, para
inspirarnos repugnancia y horror. Lo que deseábamos en la
época de la revolucion, y ]0 que ahora deseamos, es no
deber mas que á la herencia de nuestros padres todo cuanto
poseemos.


» Nuestra reforma mas antigua es ]a de ]a gran carta.
Consultemos á Sir Edward Coke, y veremos que este célebre
oráculo de nuestras leyes y todos los hombres grandes que
han venido despues hasta Blackstone , han reunido sus
esfuerzos para demostrar la genealogía de nuestras libertades,
se han esmerado en probar que la gran carta del rey Juan
tenia conexion con otra de Henrique I , Y que una y otra
no el'an mas que la confirmacion de otra ley mas antigua
del reino.


« En aquella famosa ley del año tercero del reinado de
Cárlos 1, llamada peticion de los derechos, el par1!lmento dice
al rey: « Vuestros súbditos han heredado esta libertad », y
no se fundaba su reclamacion en unos principios abstractos




( ,3 )
como las derechos del hombre, pero sí en los derechos de
los ingleses, reclamando el patrimonio de sus mayores •


• La misma política se observa en todas las leyes hechas
posteriormente para conservar nuestras libertades. En el
célebre estatuto del año primero de Guillermo y de María,
llamado declaracion de los derechos, las .dos cámaras no han
hablado ni ·siquiera una palabra del derecM de hacer una
nueva constitucion. Suplican al rey y á la reina « Que venga
• declarado y mandado> que todos.J cada uno de los derechos
.. y libertades afirmados J declarados, son los verdaderos
• antiguos é indubitables derechos y libertades del pueblo
.. de este reino. »


« Es de notar que desde la época de la gran carta hasta
la de la declaracion de los derechos, ha sido esta la política
constante de nuestra constitucion, reclamar y afirmar nues-
tras libertades como una herencia que nos vino vinculada
por nuestros mayores, y que debemos nosotros transmitir á
nuestra posteridad, como una propiedad especial del pueblo
de este reino, sin mas. relaciones con ningun otro derecho
mas general ó mas antiguo. Por este medIO nuestra consti-
tucion conserva su unidad, á pesar de la variedad de sus
elementos. Tenemos una corona hereditaria, pares heredi-
tarios, y un pueblo que ha heredado de una dilatada serie
de ascendientes, sus fueros, sus privilegios y su libertad.


« Esta política me parece el efecto de una profunda
reflexion, ó mas bien el resullado feliz de aquella imitacion
de la: naturaleza muy superior á la reflexion, y que es la
sabiduría por esencia. El espíritu de innovacion suele ser el
fruto de las combinaciones de la ambicion y de la igno-
rancia. El que no haga caso de sus a3cendientes, tam-
poco lo hará de su posteridad. Por esta política . consti-
tucional que obra segun el modelo de la naturaleza) re-




( 74)
cibimos, poseemos, y transmitimos nuestro gobierno y
nuestros privilegio.s, del mismo mo.do que recibimo.s, pa-
seemo.s, y transmitimos nuestras pro.piedades y la vida.
Ado.ptando. este principio de herencia, hemo.s asi~ilado.
nuestro gobierno á las relacio.nes de familia: hemos ,uni-
do estrechamente la co.nstitucio.n de nuestro. país, á lo mas
amable de nuestros vínculos doméstico.s 1 hemo.s ado.ptado
nuestras leyes fundamentales en el seno. ,de nuestras fa-
milias, y hemos hecho inseparables y amamos co.n todo
el ardor que resulta de la reunion y de la combinaco.n
de 'tantos objetos de cariño, nuestro estado., nuestro.s bo~
gares, nuestros sepulcro.s y nuestro.s altares.


» Adoptando. este plan de conformar con el modelo de
la naturaleza nuestras instituciones artificiales, y apoyal'"
con la eficacia é inmutabilidad de su instinto, la corte-
dad y la insconstancia de los conceptos de nuestra ra-
zo.n, y co.nsiderando. el caracter hereditario. como. el prin-
cipal de nuestras libertades, hemo.s 'logrado o.tro.s n~ucho.s
é importa:ltísimos beneficios. Cano.nizando. asi nuestros
ascendientes, y o.brando. siempre como si estuviéramo.s á su
vista, el espíritu de libertad que naturalmente se inclina
á los excesos y al desórden, queda templado po.r una
graveda'd respetuosa. Esta idea de una transmision glo-
riosa nos inspira el sentimiento Je una dignidad natal y
habitual que es el mayor preservativo co.ntra aquella arro-
gancia tan vil y degradante que se descubre con frecuen-
cia en los hombres ascendidos de la nada. Por este medio
nuestra libertad se hace nobleza; tiene un carácter ma-
jestuoso y respetable; tiene su genealogía, sus ascendien-
tes ilustres; tiene sus soportes y escudos de armas; tiene,
su galería de retratos, las inscripcio.nes de sus monumen~
to~, sus archivos, sus pruebas) sus' títulos.




( 5)
, 'J


» ¿ Podiais, si hubieseis querido, . aprovecharos de núes·
tro ejemplo, y al recobrar vuestra "libertad, darle un ca-
racter digno de ella. Vuestros privilegio!, aunque inter-
rumpidos ¡ no estaban borrados de la memoria. Es cierto
que 'vuestra constitucion habia padecido algun menoscabo
durante el tiempo que habiais cesado de gozar de. ella;
pero os quedaban todavía algunos restos de sus arruinadas
paredes, y poseiais poril\ntero los cimientos de aquel an-
tiguo y venerable edificio. Hubierais podido reparar aqueM
lIas paredes y continuar la obra sobre los cimientos primi-
tivos. Vuestra constitucion fue interrumpida antes de ser
aCábada , pero teniais los elementos de una constitucion
tan buena como podiais ·desearla. Poseiais en vuestros an-
tiguos estados aquella variedad oe partes correspondientes
á las distintas clases que formaban el bello complexo de
'Vuestro cuerpo político. Teniais aquella combinacion y
oposicion de intereses, aquella accion y reaccion que en
el mundo político como en el natural hace resultar la
armonía del contraste de las fuerzas opuestas. Aquellos con-
flictos de intereses que miraban como un inconveJjiente
tan grande en vuestra constitucion y en la nuestr~, opo-
nen una barrera utilísima á todas las resoluciones preci-
pitadas. Hacen que las deliberaciones no sean una cosa
de pura eleccion, pero de rigurosa necesidad; de ello
resulta que lás innovaciones se consideren de igual natu-
raleza que los compromisos que requieren moderacion , pro-
ducen temperamentos, é impiden aquellos dolores agudos
que ocasionan !as reformas no preparadas, atropelladas,
sin modificacio~, y que hacen para siempre in practicables
las empre~as inconsideradas de un poder arbitrario en cual-
quier clase de gobierno, sea en el de uno solo, ó en el
de muclws. En medio de esta .~,~:eses y de
(.-~: / ,,- - "".":'\ '¡,:~~;".\
\.. . .. \': .. \
\L.:. , i}.
\"~ . ':. ' C'", li


.,< '.' . ·'i·;---~·"\ . . <::);.I~
'<~~l\l « .. /.




( 6)
. 7


miembros, la libertad general tenia otros talltos punto$ de
seguridad, cuantas eran las miras separadas de los -distin-
tos órdenes..... Todas estas ventajas las teniais en vues-
tros antiguos estados generales.


» Si la última generacion de vuestro pais os parecía poco
ilustre, podiais elevaros á otra generacion mas remota.
Con esta piadosa predileccicln hácia vuestros mayores, vues-
tras imaginaciones hubieran plltsonificado -en ellos unos
ejemplos de virtud y de sabiduría muy superiores á los


- que se ven en el dia , y al empezar vuestra carrera huhie-
rais presentado en vosotros mismos los dechados que que.
rÍais imitar. Respetando vuestros ascendientes hubierais
aprendido á respetaros. Y no hubierais preferido rr.irar al
pueblo frances como un pueblo nacido ayer, ó como
una nacion de miserables que hasta el año primero de la
libertad, 17891 hubiesen estado sumergidos en la mas infame
esclavitud.


» ¿ No hubiera sido mas cuerdo, mi apreciable amigo,
el pensar, lo qúe en mi particular he pensado siempre,
que erais una nacion generosa y amable, desviada hace
mucho tiempo en perjuicio vuestro por los sentimientos
de vuestra noble fidelidad, del honor y de la lealtad?
Que las ocurrencias os habian sido poco favorables, pp-
ro que nunca habiais sido esclavos ni de corazon ni de
alma; que en vuestro ciego rendimiento os habia dirigido
un principio de espíritu público, y que adorabais á vues-
tra patri,a en la persona de vuestro rey? Si hubieseis da-
do á entender que en la ceguera de este dulce error os
habiais dejado llevar mas lejos que vuestros padres y que
queriais entrar de nuevo en posesion de vuestros antiguos·
privilegios, interin manteniais el espíritu de vuestra pa-
sada y actual lealtad, y el de vuestro honor i Ó si 1 des ..




( " )
confiando de vosotros mismos,' ó no conociendo ya bas-
tante la constitucion casi aniquilada de vuestros mayores
hubieseis vuelto los ojos hácia vuestros vécinos que han
conservado existentes todas las antiguas formas y princi-
pios del derecho comur¡, de Europa, mejorando su uso por
el gobierno que han adoptado; imitando ejemplos sabios
hubierais dado al mundo entero nuevas lecciones de sa-
biduría. Hubierais hecho la causa de la libertad respetable
á los ojos de aquellos que eran dignos de eíla, en todas
las r.aciones. Hubierais probado que la libertad bien diri-
gida no solo se acomoda con la ley sí que le da aun ma-
yor fuerza y vigor.


11 Deslumbrada por unas luces engañosas, la Francia ha
pagado ma& caras unas calan:idades evidentes, que cual-


. quiera otra nacion, las ventajas ·mas seguras. La Francia
ha comprado la pobreza con el crimen. La Francia no
ha sacrificado sus intereses á la virtud, mas los ha aban·
donado para prostituirla. Todas las demas naciones han em-
pez1do el establecimiento de un nuevo gobierno ó la re.
forma del antiguo, con dar nuevas fuerzas á la religion.
Todos los demas pueblos han establecido los cimientos
de h libertad civil en la austeridad de las costumbres
y en un sistema de moral mas, enérgico y mas severo;
pero la Francia, al paso que aflojaba las riendas de la au-
toridad real, ha aumentado la licencia de una ferocÍsima
disolucion d3 costumbres, y de una irreligíon tan inso-
lente en la práctica como en los principios; ha propa-
¡!ado en todos' los órdenes de la sociedad, todos los vi-
cios detestables que solo aquejaban algunas clases de ella,
como si llamara á todos los hombres al goce de Unos
hienes secuestrados desde mnchos años, ó si pusiera en
circulacion unos. tesoros enterrados hasta entonces _.




( 78 )
Nadie dirá que sea dentasiadamente larga esta cltacion


del escritor político mas célebre de estos últimos tiempos;
de este filósofo profundo que escribió con antícipacion
todo cuanto, de la revolucion f~anéesa ( junto con la con s-
piracion de los cien días días) debía resultar en el espa-
cio de treinta años. M. Burke negó en nombre del pue-
blo ingles esta máxima, que el pueblo tenia derecho para
darse lfna nueva constituGÍon, y nadie se atrevió á con-
tradecirle. Lord Stanhope. y todos los persona$es nOlablesj
borraron sus nombres de los registros del club de la re-'
volucion: Un año mas tarde (á 6 de mayo de 1791) ha-
biendo publicado M. Fox, en uno de sus discursos al
parlamento, su adhe~ion á la revolucion francesa, contes-
tole M. Burke y concluyó declarando que rompía para
siempre su antigua amistad con aquel orador. El gobierno
ingles adoptó los principios de M. Burke, como se ve en


·la famosa declaracion de Withe-Hall del mes de noviem-
bre de 1793, citada por su excelencia el ministro de re-
laciones esteriores (1\'1. de Chateaubriand ), en su discurso
á la cámara de diputados, del que solo referiremos algu-
nas espresiones: "Las cosas no pueden durar en este es-
• tado en Francia sin comprometer en un peligro comun
,. á todas las potencias cercanas, sin darles el derecho,
" sin imponerles la obligacion de atajar los progresos de un
" mal que solo existe por la violacion sucesiva de todas
» las leyes y de todas las propiedades, y por el trastorno
• de los principios fundamentales que unen á los horo-
» bres con los vinculos de la "ida social »,


Con que son tales los progresos que (por Una causa
que ahora no trato de indagar ) han hecho en Inglaterra
las maXlmas modernas, que los sucesores de M. Burke y
de M. Pitt han abandonado enteramente sus principio5.




(79 )
No podria ya M. Burke decirnos hoy lo que dijo treinta
años atrás, cuando Luis XVI renovó nuestros estados gene-
Tales. Si desconfiais de vosotros mismos, (2&) ó: no cono-
do ya bastante la constitucion cuasi aniquilada de vues·
tros mayores, podeis volver los ojos hácia vuestros vecinos
que han conservado existentes todas las antiguas formas y
principios del derecho coroun de Europa. (27)


No, ya no habrá pueblo alguno que vaya á buscar las
antiguas tradiciones de Europa en aquella isla famosa don·
de hlbian podido conservarse. y ¡que nacion quisiera to-
mar las leyes políticas de un pueblo que ha declarado que
no las tiene, pues qne siendo estas perpetuas é invio-
lables por su naturaleza, adopta el principio de que pueda
variarlas e.acla dia, y variarlas sin el consenlÍmiento del
rey, como lo han hecho las cortes cuya condueta' ha si-
do apl'obada p~r el gobierno Ingles! El co~tinente Euro·
peo reconoée en Jorge IV el 'sucesor de Jaime 1, de Hen-
Tique VII, de Eduardo III, Y de Guillermo el conquis-
tador sus ascendientes; y seg~n los principios ingleses mo-
demos, no es mas que un rey elegido en virtud de la
wberanía del pueblo, y sabemos hasta donde se estiende
esta soberanía.


De este modo se habría acabado aquella fraternidad de
prIncipios entre la Europa monárquica y la Inglater¡'a con
algunos grandes estadistas que ya no existen. Pero la España
podrá utilizarse de los consejos que 1\i. Burke daba á la
:Francia treinta años atrás haciéndole memoria de sus estados
ge~etales. Estos mismús consejos son los que le ha dado 1\'1. de
Chateaubriand. « Bastantes son las libertades garantidas en
las leyes de las antiguas cortes de Aragon y de Castilla, para
que los españoles hallen á un tiempo en ellas un remedio
contra la anarquía y contra el despotismo. »




( 80. )
Las doctrinas {2S) modernls se manifiestan de un modo tal
ve~ mas cruel en el discurso de Lord Liverpoot. « En la
época en que sosteníamos á los españoles, dice este ministro,
estab~n ger.eralmente unidos, hoy día estan divididos; la
g:.mte del campo y los eclesiásticos combaten á los nego·
ciantes y ciudadanos, el entusiasmo religioso lucha con el
de la lillertad. ¿ Deberemos pues ayudar á una mitad de la
'nf.cion española á vencer la otra mitad? •.• "


Con esto Mientras nuestro Burke avisa ~ que todas las
nllciones han empezado el establecimiento de un nuevo
gobierno ú la reforma de un gobierno antiguo con dar
nuevasfuerzas á la religion », lord Liverpool'reconoce una
libertad que se declara enemiga de la religion; y en todo el
curso de esta discusion este ministro nunca ha dejado de
manifestar sus deseos de que triunfen los revolucionarios
españoles, cuando estos reformadore; aserinan (29) ó estrañan
á los ministros de la religion, y no disimulan su proyecto
de arrastrar su nacion al ateísmo.


CONTINUACION DEL CAPÍTULO XI.
Sobre la discusion de ta cámara de los pares de Inglaterra


det 26 abril, relativa á los negocios de España.


LORD Ellenboroug ha acriminado á Fernando VII el haber
faltado á su palabra no dando la constitucion que habia
prometido en 1814. Esta inculpacion es tanto mas grave,
cuanto lord Liverpool ya se la habia hecho al rey de España,
á la verdad en. términos mas comedidos, en la sesion del
14 de abril: « Fernando, decia este ministro, desechó la
.. constitucion de las cortes. No me quejo de su-determi·
• nacion 7 ¿ mas porque no cumplió lo . que habia ofrecido


en




( 81 )
en la uedaracion que en aquella ocaSiOlt publicó, en:


" la qtte manifestaba espresamente la intencion de dar.á
~ la España un gobierno representativo, y establecer una
" monarquía limitada? ..


Para graduar estas acriminaciones dirigidas á un tiempo
por la oposicion y por el ministerio Ingles á FERNANDO VII,
es preciso recordar la proclaml\. que contiene las prome-
sas de este monarca. A mas de que este documento es dQ
la mayor importancia para hacerse cargo de todas las épo-
cas de la revolucion de España. Añadiré al citarle algunas
notas para la inteligencia de los lectores que no tengan
muy presente la historia de esta revoluciono ,Esta procla-
ma de ¡"ERNAC'iDO VII fue firmada en Valencia el dia "
de mayo de 1814, Y publicada en Madrid el dia 15 del
propio mes.


« EL REY. Desde que la divina providencia, por med.io de
la renuncia espontanea y solemne de mi Augusto Padre, me
puso en el trono de mis mayores, del cual me tenia ya
jurado sucesor el reino por sus procuradores juntos en
cortes, segun fuero y costumbres' dé la nacion española,
usados de largo tiempo; y desde aquél fausto día en que
entré en la capital, en medio de las mas sinceras demos-
tracione"s de amor y lealtad con qne el pueblo de Madrid
salió á recibirmé, imponiendo esta manifestación de su
al'I10r á mi real persona .. á las hueste;; francesas que con
achaque de amistad se babian adelantado apresuradamente
basta ella, siendo un presagio de lo que un dia ejecuta-
ria este heroico 'pueblo por su, Hey y por su honra, y
dando el ejemplo que noblemente siguieron todos los de-


* FERNANDO VII entró en madrid el día 24 de Marzo de 1808, Y
Murat habia ocupado aquella villa el día anterior con un cuerpo de
tropas [ranee.as.


F




l 82 )
mas del reino: desde aquel dia, pues, puse en mi real
ánimo, para responder á tan leales sentImientos, y satis-
facer á las grandes obligaciones en que está un rey para
con sus pueblos, dedicar todo mi tiempo al desempeño
de tan augustas funciones, y á reparar los nules á que
pudo dar ocasion la perniciosa influencia de un valido
durante el reinado anterior. Mis primeras manifcstacione3
se dirigieron á la restituc:ion de varios magiarados y de
otr'as personas á qnienes arbitrariamente se habia separado
de sus destinos; pero la dura situacion de las cosas, y la
perfidia de Bonapal'te, de cuyos crue:es efectos quise, pa-
sando á 13ayona, '" preservar á mis pueblos, apenas die-
ron lugar á mas. Reunida allí la real farr!ilia, se cometió
en toda ella , y señaladamente en mi persona, un tan
atroz atentado, que la historia de las naciones cultas no
presenta otro igual, asi por sus circunstancias, como por


* Para hacerse cargo de este viage á Boyona es necesario tener
presente que toda España estaba eh el mismo error de su jóven rey,
sobre las intenciones de Bonaparte .• La opinion general en España,
" dice D. Juan Escoiquiz, era que Napoleon queria empeñarse con
• Cárlos IV para que diese su confianza á su hijo Fernando, y qnitase
" todo el poder al Príncipe de la paz • ••• La enemistad del embajador
.. Beauharn6lis contra el Príncipe de la paz, su modo de portarse en favor
.. del príncipe de Asturias y de todas las per sonas comprometidas en
.. el asunto del Foscnrial, aumentaban mas y mas la' confianza de los
" Españoles hácia el emperador de los Franceses ..•.•


Por otra parte, Fernando solo pensaba salir hasta Burgos al
encuentro de Napoleon, luego hasta Vitoria, donde se vió rodeado
de tropas francesas, y no pudo dejar de ir á Bayona El Príncipe de
la paz habia entregado todas las plazas principales del norte de España
, Bonaparte.


Fernando salió de Madrid para ese viage el dia 10 de a~)ril ; de modo
que su primer reinado solo fue de veinte dias, habiendo abdicado
Carlos IV el dia 19 de Marzo,




( 83 )
la srrie de sucesos que alli pasaron; y, violado en lo malC
alto el sagrado derecho de gentes, fuÍ privado de mi li":,
hertad, y, de hecho, del gobierno de mis reinos, y
trasladado á un palacio, con mis muy caros hermano y
tio, sirviéndonos de decorosa prision casi por espacio de
seis años aquella estancia. En medio de esta afliccion,
siemp.'e estuvo presente á mi memoria el amor y lealtad
de mis pueblos, y era gran parte de ella la consideracion
de los infinitos males á que quedaban espuestos ; .rodea·
dos de encmig05, casi desprovistos de todo para poder
resistirles, sin Rey y sin un gobierno de antemano esta.
hlecido que pudiese poner en movimiento y reunir á su
voz las 'fuerzas de la nacion, y dirigir su impulso , y
aprovechar los recursos del E~tado para combatir las con-
siderables fuerzas que simultáneamente invadieron la pe-
nínsula, y estaban ya pérfidamente apoderadas de sus
principales plazas. En tan lastimoso estado espedí, en la
forma que, rodeado de la fuerza, lo pude hacer,' como
el único remedio' que quedaba, el decreto de 5 de mayo
dl? 1808, dirigido al consejo de Castilla, y en su defec.
to á cualquiera Chancillería ó Audiencia que se hallase
eÍl libertad, para que se convocasen las Cortes, las cua-
les únicamente se hlbian de ocupar por el pronto en
proporcionar los arbitrios y subsidios necesarios para aten-
der á la defensa del reino, quedando permanentes para
lo demas que pudiese ocurrir': pero este mi real decreto
por desgracia no fue conocido entonces; y, aunque des~
pues lo fue, --las provincias proveyeron, luego que llegó
á todas la noticia de la cruel escena provocada en Ma-
drid por el gefe de las tropas francesas el memorable día
dos de mayo, á su gobierno por medio Je las juntas que
crearon. Acaeció en esto la glorio5a batalla de Bailen, los·


F 2
. -




( 84 )
franceses huyeron hasta Vitoria, y todas las provincias y la
capital me aclamaron de nuevo rey de Castilla y de Leon,
en la forma que lo han siélo los reyes mis augustos pre-
decesores. Hecho reciente, de que las medallas acuñadas
por todas partes dan verdadero testimonio, y que han
confirmado los pueblos por donde pa~é á mi vuelta de
Francia con la efusion, de sus vivas, que conmovieron la
sensibilidad de mi corazon, adonde se grabaron para no
borrarse jamas. De los diputados que nombraro.n las juntas
se formó la central, quien ejerció en mi real nom.hre to-
do el poder de la soberanía desde setiembre de. ü!08,
hasta enero de 18 ro; en cuyo mes se estableció el primer
consejo de regencia, donde se continuó el ejercicio de aquel
poder hasta el dia 2.4 de setiembre del mismo año, en
el cual fueron instala~s en la isla de Leon las cortes' lla-
madas generales.J' estraordinarias , concurriendo al acto del
juramento en que prometieron conservarme t,odos mis do-o
minios como á su soberano, 104 diputados, á saber 57
propietarios y'47 suplentes, como consta del acta que per-
tificó el secretario de estado y del despacho de gracia y
justicia D. Nicolás María de Sierra. Pero á estas cortes,
convocadas de un modo jamas usado en España aun en
los casos mas {\fduos y en los tiempos turbulentos de
minoridades de reyes, en que ha solido ser mas nume-
roso el concurso de procuradores qua en las cortes comu-
nes y ordinarias, no' fueron llamados los estados de no-
bleza y clero" aunque la junta central 'f. lo habia man-
dado, habiéndose ocultado con arte al consejo. de la re-


* Hemos visto anteriormente que en aquellas cortes, solo había dos
~díviduos que no fueran nobles; pero eran de la clase de aquellos,
semejantes oí, los patricios j6venes c6mplices de Catilina , que no buscaban
ma¡ que 5U fortuna particular, y el trastorno de su patria.




( 85 )
gencia este decreto, y tambien que la junta • le habia.
asignado la presidenC'i'l. de las cortes : prerogativa de la
soberanía, que no habrii dejado la regencia al arbitrio
del congreso ,si de él 11l~biese tenido noticia. Con esto
que(;]ó todo á la disposicion de las cortes, las cuales en
el mismo dia de su instalacion y por principio de sus
actas, me despojaron de la soberanía, poco antes reco-
nocida por los mismos diputados, atribuyéndola nominal-
mente á la nacion para apropiársela á sí ellos mismos,
y dar á esta despues, sobre tal usurraciori, las leyes que
quisieron, imponiéndole el yugo de que forzosamente las
recibiese en una nueva constitucion, que sin poder de
provincia, pueblo, ni junta, y sin noticia de las que se
decjan representadas por los suplentes de España e Indias,
establecieron los diputados, y ellos mismos sancionaron
y publical'on en 1812, Este prim~r atentado contra las
prerogativas del trono, abusando del nombre de la na-
ClOn , fue co;no la base de los muchos que á este siguie-
r9n; y á pesar de la repugnancia de muchos diputados,
tal vez del mayor' número, fueron adoptados y elevados
á le; es que llamaron fundamentales, por medio de la
gritería, amenazas y violencia de los que asistian á las
galifrías de las cortes, H con que se imponía y ateI~raba;
y á lo que era verdaderamente obra de una faccion, se
le revestia del especioso colorido de ~'oluntad generall y


* Esta ocultacion del decreto de la j uuta central, fue el primer
acto de la conspiracion que creó á las cortes de Cadiz. Hemos hablado
ya de esta junta central.


** Por este ;asgo s~ puede juzgar cuan contrarios á la voluntad de
la nacion serian los actos de las cortes, cuyos vocales habian sido
elegidos por los conjurados, y á pesar de eso se necesitaron las "iolencias
de las tl'ibunas, á imitacion de la asamblea constituyente de Fruncia,
y de la Convencion.


F 3




( 86 )
por tal se hizo pasar la de unos pocos sediciosos, que en
Cádiz , y despues en Madrid, ocasionaron á los buenos,
cuidados y pesadumbre. Estos hechos son tan notorios
que apenas hay uno que los ignore, y los mismos dia-
rios de las eortes dan harto testimonio de todos ellos. •
Un modo de hacer leyes tan ageno de la nacion espa-
ñola dió lugar á la alteracion de las buenas leyes con que
en otro tiempo fue respetada y feliz. A la verdad casi to-
da la f<?rma de la antigua constitucion de l~ monarquía
se innovó; y copiando los principios revolucionarios y
democráticos de la constitucion francesa de 1791 , Y fal-
tando á lo mismo que se anuncia al principio de la que
se formó en Cádiz, se sancionaron, no leyes fundamentales
de una monarquía moder~da , sino las de un gobierno
popular, con un gefe ó magistrado mero ejecutor de-
legado, que no rey, aunque alli se le dé este nombre
para alucinar y seducir á los in cantos y á la nacion. Con
la misma falta de libertad se firmó .y juró esta nuwa
constituGÍon : y es conocido de todos, no solo lo que pasó
con el respetable obispo de Orense, pero tambien la
pena con que á los que no la firmasen y jurasen se ame-
nazó. Para preparar los ánimos á recibir tamañas noveda-
des, especialmente las respectivas á mi real persona y
prerogativas del trono, se procuró, por medio de los pa-
peles públicos, en algunos de los. cuales se ocupaban di.
putados de cortes, y abusando de la libertad de imprenta
establecidil por estas, hacer odioso el poderío real, dan-
do á todos los derechos de la magestad el nombre de


\


despotismo, haciendo si~ónimos los de rey y déspota, y
llamando tiranos á los reyes : al mismo tiempo en que


* Hemos ohsa,rvado ya que otro de los diarios de las cortes era intitulad/)
.,1 RobespiJrre espaiivl.




( 87 )
se pcrseguia cruelmente ;i cualquiera que tuviese firmeza
pam eontr'adecir, Ó sillui~ra disentir de este modo de
pensar revolucionario y sedicioso -1' ; Y en todo se afectó
el democratisrno, quitando del ejército y armada, y de
todos los establecimientos que de largo tiempo habian
llevado el título de Reales, este nombre, y sustituyendo
el de Nacwnales, con que se lisonjeaba al pueblo;
quien á pesar de tan perversas artes· conservó, por su
naturai lealtad, los buenos sentimientos que siempre fOl'-
maron su carácter. De todo esto luego que entré dicho-
samente en el reino, fuí adquiriendo fiel noticia y cono-
cimiento, parte por mis propias observaciones, parte por
los papeles p¡lblicos , donde hasta estos dias con impu-
dencia se derramaron especies tan groseras é infames á
cerca de mi venida n y mi carácter, que aun respecto
de cualquier otro serian muy graves ofensas, dignas de
severa demostracion y castigo. Tan inesperados hechos
llenaron de amargura mi corazon, y solo fueron parte
para templarla las demostmciones de amor de todos los
que esperaban mi venida , para. que con mI presencia
pusiese fin á estos males, y á la opresion en que esta-
ban los que copservaron en su ánimo la memoria de
mi persona, y suspiraban por la verdadera felicidad de
la patria. Yo os juro y prometo á vosotros, verdaderos y
leales españoles, al mismo tiempo que me compade7.Co
de los males que haheis sufrid¿, no queclaréis defrauda-
dos en vuestras nobles esperanzas. Vuestl'O soberano quiere


'" Por esto debe conocer lord Liverpool • que no fue el no haberse
I


convocado las cortes en r8r4. pero sí el espíritu anárquico existente
antes. del regreso del rey, la causa de la reiJelion de r8~o.


"'* ¿ Donde· estaba entonces el pretesto de estas. injurias? El rey aun
no habia ejercido acto alguno de su autoridad, no habia hecho mas
que recibir demostraciones de amor en todas las ciudades de su tránsitu.


F 4




( 88 )
serlo para vosotros, y en -esto coloca su gloria, en .erlo
de una nacion heroica, que con hechos inmortales se ha
grangeado 'a admiracion de todas, y conservado su li-
bertad y su honra. Aborrezco y detesto el despotismo:
ni las luces y cultura de las naciones de Europa ,. lo su-
fren ya, ni en España fueron déspotas jamas sus reyes,
ni sus buenas leyes y C071stitucion lo han autorizado,
aunque por desgracia de tiempo en tiempo se hayan visto,
como por todas partes y en todo lo que· es humano,
abusos de, poder, que ninguna constitucion posible podrá
precaver del todo; ni fueron vicios de la que tenia la na-
cÍon, sino de personas, y efectos de tristes, pero muy
rara vez vistas circunstancias, que dieron lugar y oca-
sion á ellos. Todavía ,_ para precaverlos cuanto sea dado
ti la prevision humana, á saber, conservando el decoro
de la dignidad real, y sus derechos, plies los tiene de
suyo, y los que pertenecen á los pueblos, que son igual-
mente inviolables, yo trataré con sus procuradores de Es-
paña y de las Indias: y en cortes legítimamente cor.gre-
gadas, compuestas (le unos y otros, lo mas pronto que,
restablecido el orden y los buenos usos en que ha vivido
la nacion, y con su acuerdo han establecido los reyes
mis augustos predecesores, las pudiere jun lar, se estable-
cerá sólida y legítimamente cuanto' convenga al bien de
mis reinos, para (fue mis ~asallos viv~n prósperos y fe-
lices, en UIla religion y un imperio estrechamente ~nidos
en indisoluble lazo: en lo cual, y en solo esto, consiste
la felicidad temporal de un rey y un reino que tienen


* He le,ia,~ en los papeles ingleses de 1814 y 1815, que Fernando
VII habia sentenciado á muerte á tal liberal en tal pueblo ó en tal otro,
~omo hubiera podido hacerlo el gran turco; sin emhargo, es notorio
qU8 en su reinado no ha habido sentencia alguna, que no haya ¡¡ido
por les tl'i.h,malei ordinarios y regulareil •.




( 89 )
por excelencia el título de Católioos; y desde luego se
pondrá mano en preparar y arreglar lo que parezca me-
jor para la reunion de estas cortes; donde espero queden
afianzadas las bases de la prosperidad de mis súbditos" que -
habitan en uno y otro hemisferio. La libertad y seguridad
individual .Y real quedarán firmemente aseguradas por
medio de leyes que, afianzando la pública tranquili-
dad y el orden, d-ejen á todos la saludable libertad, en
cuyo goce imperturbable, que distingue á 1m gobierno
moderado de un . gobierno arbitrario y despótico,
deben vivir los ciudadanos que estan sujetos á él. De esta
justa libertad gozarán tambien todos para comunicar
por medio de la imprenta sus, ideas y pensamien-
tos, dentro á saber de aquellos límites que la sana
Tazan soberana é independiente prescribe á todos para
flue no degenere en licencia; pues el respeto que se
debe á la religion y al gobierno, y el que los hombres
mútuamente deben guardar entre sÍ, en ningun gobierno
culto se puede razonabl{!mente permitir que impunemente
se atropelle y quebrante. Cesará tambien toda sospecha de
disipacion de las rentas del estado, separando Ja tesore·
ría de lo que se asignare para los gastos que exijan el de·
coro de mi real persona y familia y el de la nacion á
quien lengo la gloria d~ mandar, de la de bs rentas que
con 'acuerdo del rein~ se impongan y asignen para la con·
servacion del estado en todos los ramos de su administra-
cion. '" Y las leyes que en lo sucesivo hayan de servir de
norma para las acciones de mis súbditos, serán estableci-


"/< Esto e~ lo que Fernando ejecutó dt>sde el p"imer instante de su
reinado. Las cortes han publicado en 1822 las cuentas de data desde
18r4, y de ellas resulta que los ingresos anuales de la caja de la casa
del rey y de los infantes no ascendían mas que á treinta y tres mi ..
ponei de realej¡o '




( 9° )
das con armenIo de la:; cortes. Por manera que estas ba-
ses pueden servir de seguro anuncio de mis reales in!en-
ciones en el gobierno de que me voy á encargar, y ha-
rán conocer á ~odos no un déspota, ni un tirano, sino
un rey y un padre de sus vasallos. Por tanto , habiendo
oido 10 que unánimemente me han informado personas
respetables por su zeto y conocimientos, y lo que acerca
de cuanto aqui 'le contiene se me ha' espuesto en repre-
sentaciones que de varias partes del reino se me han di-
rigido, en las cuales se e~presa la repugnancia y disgmto.
con que asi la constitucion formada en las cortes generales
J estraordinarias, como los demas establecimientos p(~lí­
ticos de nuevo introducidos, son mirados en las provin-
cias; los perjuicios y males que han venido de ellos, y que
se aumentarian si yo autorizase con mi consentimiento,
y jurase aquella constitucion: conformándome con tan de-
cididas y generales demostraciones de la voluntad de mis
pueblos, y por ser ellas justas y fundadas: DECLARO: que
mi real ánimo es n.o solamente no jui'ar ni acceder á di-
cha constitucion ni á decreto alguno de las cortes genera-
les r estraordinarias, y de las ordinaTias .. actualmente abier-


* En esas cortes de 1814 hahia muchos realistas, nombrados por sus
provincias respectivas casi á unanimidad de votos. En Cúrdova. por
ejemplo, concnrrió con el liberal Moreno Guerra de quien h .. mos hablado


. ya , Don Antonio Gomez Calderon , fiscal del consejo de Indias, y actual
miembro del gobierno pro,'ísional de España. Don Antonio Calderon
tuvo 2(i votos sobre ~8. Tal era la opiníon de la España donde podia
esplicarse con líbert~d. Pero en Madrid como en Cadiz los conjurados
llenaron las galerías de malvados, y los di¡mt¡,dos realistas estaban
espuestos á cada instante á perd"r sus v idas. En las circunstancias mayores
esta mayoría fingida hacia por sí mÍsma justicia de los serviles. Cuando
el rey hubo llegarlo á Zaragoza en medio de las aclamaciones de aquel
pueblo heroicamente fiel. el coronel Zenereiro, hecho conde de VigO'
lJorque lanzó de aquella plaza á las trOllas de José, propuso el someter




( 91 )
tas, á saber, los que sean depresivos de los derechos y
prerogativas de mi soberanía, establecidas por la cons-
titucion y las leyes en que de largo tiempo la nacion ha
vivido, sino el declarar aquella constitucion y tales de-
cretos nulos y de ningun valor ni efecto, ahora ni en
tiempo alguno, como si no hubiesen pasado jamas tales ae ..
tos, y se quitasen de en medio del tiempo, y sin obli-
gacion Pon mis pueblos, y súbditos de cualquiera clase y
condicion, á .cumplirlos ni guardarlos. Y como el que
quisiese sostenerlos, y contradijel'e. esta mi real declara-
cion, tomada con dicho acuerdo y voluntad , atentaria
contra las prerogativas de mi soberanía y la felicidad de
la nacion , y causaria turhacion y desasosiego en mis
reinos; declaro reo de lesa magestad á quien tal usare ó
intentare , y que como á tal se le imponga la pena de
la vida, ora lo ejecute de hecho, ora por escrito ó de
pahbra , moviendo ó incitando, ó de cualquier mod.o ex-
llOrlando y persuadiendo á que se guarden y observen di-
cha cOllstitucion y decretos. Y para que entretanto clue se
restablece el orden y lo que antes de las novedades in-
troducidas se observaba en el reino, acerca de lo cual
sin pérdida de tiempo se irá proveyendo lo que convenga,
no se interrumpa la administracion de justicia, es :m vo-
Imitad que entre tanto continúen las justicias ordinarias
de los pueblos que se hallan establecidas, los jueces de
letras á donde los hubiere, y las audi.mcias, intendentes
la constitucion al examen y sancion del rey, en vcz de imponérs'e¡:."
y este· diputado servil fue echado del salon y condenado á l~na prision.
Los diputados realistas no salieron del salon de cortes Con el conde
de Vigo; mas al llegar el rey á V,\l"ncia dirigieron á S. M. su famosa
representacion, en la que se manifestó solemnemente el voto de la
nacion, y que fue como el preliminar de la proclama que aqui
dtamos. '




( 92 )
Y demas tribunales de justIcIa en la administracion df
ella; y eQ lo pohtico y gubernativo , losayuntamient01
de los pueblos segun de presente estan, y entretanto qUf
se establece lo que convenga guardarse, hasta que oida!
las cortes que llamaré, se asiente el orden estable de es-
ta parte del gobierno del reino. Y desde el dia en qut
este mi decreto se publique y fuere comunicado al pre·
sidente que á la sazon lo sea de las Cortes que actual-
mente se hallan abiertas, cesarán estas en sus sesiones i
y sus actas y las de las anteriores, y cuanto." espedien-
tes hubiere en su _ archivo y secretal'Ía,. ó en poder de
cualesquiera individuos, se recojan por la persona encar-
gada de la ejecucion de este mi real decreto; y se depo
siten por ahora en la casa de ayuntamiento de la vilIa
de Madrid: cerrando y sellando la pieza donde· se coll)
quen: los libros de su biblioteca se pasarán á la ¡'eal; y
á cualquiera que tratare de impedir la ejecucion de esta
parte de mi real decreto, de cualquier modo que lo ha-
ga, igualmente le declaro reo de lesa Magestad, y qne
como á tal se le imponga la pena de la vida. Y desde aquel
día cesará en todos los juzgados del reino el procedimiento
en cualquier causa que se halle pendiente por infraccion
de constitucioll" y los que por tales causas se hallaren pre-
sos, Ó ~ de cualquier modo arrestados, no habiendo otro
motivo juSto segun las leyes, sean inmediatamente pues-
tos en libertad: Que asi es mi voluntad, por exigirlo to~
do así el bien y la felicidad de la nacion. Dado en Va-
lencia , á 4 de r mayo de 1814. = YO EL REY. = Como-
secretario del Rey con ejercicio de decretos, y habilitado
especialmente para esto = Pedro de Macanaz. »


Si lord Liverpool y despues lo.rd EUenboroug hubiesen
tenido presentes las espresiones de este edicto, no hubieran




( 93 )
reprochatlo á l"ernanJo VIl, el haber prometido dar un.
gobiemo representativo á la España y no haber cumplido Sil
palabra. Se ve muy claramente que este monarca muy lejos
tle haber prometido. dar una COllstltucion, anunció, al
contr.uio , que convocaria las cortes en la forma autorizada
pOlo los estilos antiguos; que inculpó á las corte5 de Cadi~
por no haber llamado á los representantes de los primeros
órdenes del estado; y que esto no fue prometer dar una
nueva constiwcion, pero sí conservar la antigua: y si se
se 'preguntase el motivo que tuvo Fernando para dejar pasar
seis años sin convocar las antiguas cor~es, fuera fácil con-
testar segun las espresiones del edicto de 4 de mayo, que
queria llamar á ellas á los diputados de toda la monarquía,
y que aguardaba el momento en que sus colonias de América
volverían á la ohediencia del gobierno de la metrópoli, del
cual no se habian ~epara(Io sino por la usurpacioll del rey


,·José, y por la tiranía de las cortes de Cadiz.
Despues de seis años de guerra contra nonaparte que


habian ocasionado un trastorno total en España) despue~ de
las revoluciones y turbulencias de toda la América española,
claro está que no se podia esperar restablecer la union y la


. prosperidad en aquellos inmensos estados, sino llamando
diputados de los dos emisferios. En consecuencia el rey


, apresuraba la espedicion que debia reprimir á los liberales
de América, y hacer triunfar á los súbditos fieles en aquellas


. posesiones lejanas; mientras qúe el consejo de Castilla se
ocupaba del trabajo anunciado en la proclama de S. l\i. para
la eonvocacion de cortes, las que era de esperar ver reunidas
á fines de J 8:w (30) .


. Todos los buenos Españoles con ocian muy bien la nece-
sidad de esta tardanza; y lo que no deja duda sobre el
JKlrticular, es que ninguna provincia, ninguna ciudad,




( 94 )
ninguna de las corporaciones que en España tienen derecho
de hacer representaciones al soberano, suplicaron á S. 1\,[.
'que acelerara aquella convocacion. Y los liberales estuvieron
tan distantes de reclamarla, que todas sus conspiraciones,
la de ~lina, de Porliel', de Lacy, de Vidal, no tuvieron
mas objeto que obligar al rey á someterse al yugo de la
constitucion de Cadiz; y pUl' fin, cuando el dia 6 de marzo
1820 el rey espcranzado de detener la conspiracion militar,
convOCÓ las antiguas y legítimas cortes (JI), no por eso
dt'jaron los revolucionarios de llevar á colmo su rebeldía,
cuyo objeto fue quitar la libertad al rey y apoderarse de
tOlla su autoridad.


y con todo he aqui la causa por la cual en Inglaterra
se interesan unánimes el ministerio y la oposicion. Con que,
si los radicales de Inglaterra, si los peticio,narios del condado
de Lancaster que en el mcs de enero último pidieron
una constitncion parecida á la de las cortes de Cadiz,
triunfahan algun dia por la fuerza, si hacia n all'ey prisionero,
si destruían la cámara de 105 pares, y suprimian las elecciones
de los caballeros de los condados,. los ministros, los pares
ingleses se bubieran juzgado á sí mismos; deberian rewnocer
qne esta insurrecciun seria legítima, y que ellos habrian
sido los rebeldes contra la soberanía del pueblo; el gobierno
ingles hubiera pronunciado q/icialmente s,u propia sentencia!
¿ Que es lo que leemos en los documentos oficialcs cIue ha
comunicado el parlamento?


N.O 32. « Carta de sir William A'courL á l\T, Canning, del
» 16 de febrero, en que anuncia que sigue insistiendo sobre
» la amnistía. »


Sir W. A'court es el enviado de Inglaterra cerca de S. M.
el rey de España; en todos tiempos se hubiera SUPUtsto que
esta súplica para lograr una amnistía seria dirigida al rey en




( 95 )
favor de aquellos sus vasallos rebeldes que osaron llevar sus
manos sobre su sagrada persona. Se conserva la memoria de
que en 1660 no fueron los cómplices de Cromwel los que
concedieron unól amnistía á la familia real y á los ingleses
(IlIe habían quedado fieles á la antigua constitucion del
estado,. sí que Carlos Il se la concedió á los eX'-l'epublicanos,
esceptuando, no obstante, de ella á los regicidas, y á los
miembros de las altas cortes de justicia, que habian hecho
morir á algunos realistas. Se conserva la memoria de que
« las dos cúmaras reconociendo el crÍmen de rcbeldia en su
" propio nombre, aceptaron el generoso indulto de S. M. »
Pero todo se ha mndado <lesae aquella época; leamos los
documentos siguientes:


N.O 34 « Carta de sir W. A'court á M. Canning, del 17
» de febrero, que anuncia que la cllestion de la amnistía ha
.. sif!o remitida á una comision. Si sale adoptada, dice,
~ tendremos ganado un gran punto. »


N° 35 « Carta de sir Vi. A'court á M. Canning, del 18
" de febrero, (Ille anuncia que han salido falladas las espe-
» ramas que habia concebido sobre la amnistía, y que lo
" único que se ha vOlaao es U11 acto de indulto para los
w facciosos que rendirán las armas antes del 1.° de abril. »


Con que no es al rey de Esp,lña á quien ha pedido el
gobierno ingles una amnistía para los rebeldes, sí que es á
una comision de las cortes á quien se la ba suplicado para
los realistas y para el hermano mismo del rey sentenciado á
un presidio por el tribunal de Chi'nchon, y sobre cuyo
fallo no ha pronunciado aun la audiencia territorial: y como
es justo, la revolucion que nunca retrograda y mucho menos
cuando se postra uno á sus pies, ha frustrado las esperanzas,
y el fruto de la súplica obsequiosa del ministro de .la gt'an




( 96 )
·potencia que iiene -á bien interesarse abiertamente por la
prosperidad de las cortes.


Lll Inglaterra pues ha renunciado al dominio moral del
gobierno, y solo hace caso de su. fuerza física; cuenta
con la un ion íntima de "los intereses de la corona, de
los pares, de la dmara de los comunes, de los gefes.
del ejército, de los grandes hacendados, y con la reu-
nion de todos los empleos públicos en las manos de los
amigos del gobierno, y de este modo espera resistir siglos
enteros á los radicales. Pero las demas potencias de Europa,
saben dt'sde ahora lo que deben pensar de la política
esterior de la Inglaterra. Si en 1821 , esta potencia hubiese
pacificado á Nápoles, se hubier ... dirigido á Pepe como este
año lo ha hecho á S. Miguel, para pedirle una amnistía
en fayor de los fieles súbditos del rey, de 105 buenos ciuda~
danos afectos á la iglesia y al estado : '" y no hay duda
que Pepe hubiera desechado estas súplIcas como lo ha
practieado S. Miguel. Si en I3 de agosto de 1820, la con s-
piracion de Nantil contra las Tullerías hubiese tenido tan
buen éxito como la de Ballesteros del 7 de marzo del mismo
año lo tu va contra el palacio de Madrid; si Caron en Befert,
BertoD en Saumur hubiesen logrado establecer el dominio
de lr. junta directora, y que la Inglaterra hubiese venido á
pacificar la Francia; Nantil, Caron y Berton hubieran sido
á quienes su ministerio hubiera suplicado que concedie"en
una amnistía á aquellos de nuestros príncipes que no hu-
bieran quedado asesinados, y á los leales fi'anceses que
hubieran combatido por su rey, y por la conservacion de
la iglesia y del estado.


y si la Inglaterra tiene las relaciones mas íntimas con
otra nacion cuyo rey se vea prisionero de un puñado de


" Los ingleses nunca separan en sus discuciones estas dos espresiones.
conspiradorfis ,




( 97 )
conspiradores, y vea á su real esposa arrebatada de entre sus
brazos y encerrada en una prision , á su. hijo obligado á
separarse de su compañía,' incendiadas las ciudades que le
quedaron fieles, y desterrados los ministros de la religion;
sábese que la Inglaterra lIe liará un deber de proteger el
gobierno de los asesinos, y que por ella sola la familia real
y el pueblo quedarán en la mas horrible apresion. Pues de
esta suerte 'se ha portado con el Portugal (32).


Al ver una nacion de las mas ilustradas del '~undo, ta?-
falta de toda moralidad y que ha tenido en su política una
variacion tan completa en el discurso de trein~a año'.s, claro
está que solamente en los oradores sagr~dos debe~os buscar
la esplicacion de este feúóm~no.


« Cuando se considera de cerca, dice Bossuet .. , lit historia'
.. dea~u'elgr~n ~ei~o ,y p~rticul~~mente en l~s últimos
" tl~rÜpos, en que se ven no solamente los reyes mayores,
" pero tambien los pupilos y aun las reinas tan absolutas y
.. tan tem{das; cuando' se ,mira la faci~idad increible, con
» que se ha visto la religion destruida ó restau,rada por
.. EII~ique ó Eduardo, por lUaría ó Isabel ,ya no parece
.. tan rebelde la nacion, ni tan arroga~tes y facciosos los
Il parlamentos. Al contrario es preciso ac~iminar á aquellos
" pueblos su dema~iada snn~isiGn, cuando han puesto bajo
.. el yugo ha~ta su misma fe y su 'conciencia. ¿ Que ha sido
.. pues lo que lós ha arrastrado? ¿ Que fuerza, que enagena-
" miento, que intemperie ha causado tamañas agitaciones
'" y violencias? N o lo dudemos, cristianos, las religiones falsas,
» el \ibertinage del entendimiento, la pasion de disputar'
lO sobre las cosas divinas sin fin; sin regla y sin sumision,
" arrastró los ánimos .... Aqu~lIas tierras demasiadamente
» movidas se han hecho incapaces de consistencia. Se han


" O¡'acion fúneh~e de la reina de Inglaterra viuda de Cados l.
G




~r ,98 )
" hundido por todas partes y no han dejado ver mas que
" horrorosos precipicios. . • .. »


Bossuet solo consideraba que la violencia de las disen-
siones entre los sectarios de Inglaterra, habian sido la cauS¡l
principal de la muerte de Carlos l. Si des pues de toda.
aquellas disputas hubiese entrado una indiferencia total en
punto á religion, ¿ se necesitaría mas ~ esplicacion del
desprecio de toda moralidad que públicamente se ha ma-
nifestado en las discusiones del parlamento sobre la guerra
de España?


El duque de Buckingham ha defendido los principios de
M. Burke y de M. Pitt; ha sido el órgano de la antigua
lnglaterra contra las revoluciones filosrfficas de estos últi-
mos tiempo.s ; y ha. mereci~o el agradecimiento de la Eu-
ropa', y particularmente de la España. Pero una frase de
su discurso inspira las reflexiones mas tristes: .. Decl~ro ,
" dice, que á pesar de todas las calumnias á que me es-
" pone esta espresion, rogaré á Dio.s para que la Inglaterra
lO nunca se vea comprometida á tomar las armas para sos-
lO tener los priRcipios que hoy dominan en España •....•


j Con que un par de Inglaterra, manifiesta un rasgo de
valor con profesar los principios de todos los hombres
grandes que ilustraron é hicieron florecer á su nacion !
j Cuan grande y cuan profunda será la herida que en la opi-
nion de aquel pais habrán ocasionado las doctrinas mo-
dernas!


S. A. R. el puque de Sussex, hermano segundo del rey,
tomó la palabra despues del duque de Buckingham y dijo,
que no podia admitir las opiniones que el noble duque
acababa de maniféstar 1 r €jue él era de un parecer entera-
mente opuesto.




( gg )


CAPíTULO XII.
Que sota la religion cristiana, puede 'Conservar á la SO"


siedad europea.
I


Es ~ A N D o Augusto, dice un historiador, en una ca s'!
donde Cato n habia vivido, Strabon, queriendo obsequiar
á este príncipe, trató de afear el carácter inflexible de Ca-
ton. Interrumpióle Augusto, y le dijo: Sepas que aquel que
se opone á que se lJarie el gobierno actual del estado, es
fJUen ciudadano r hombre de bien. '"


Si los Romanos hubiesen arreglado ~u conducta por
esta máxima, no hubieran dejado de obedecer al senado
a los cónsules, y a los magistrados del pueblo; nunea
hubieran visto las sediciones de los Gracos, las proscrip.
ciones de Mario, Sila, Antonio, Octavio. Por desgracia
de aquel gran pueblo, estas bellas espresiones no eran en
boca de Augusto , mas que una especulacion filosófica,
conforme por otra parte á sus intereses en aquel mo-
mento, ó una regla de moral humana que aun no habia
}'ccibido su sancion de una autoridad superior á los bom.
bres. Pero hácia el mismo tiempo en que el heredero del
vencedor de Pompeio y de Cato n hablaba de este modo
como órgano de la antigua filosofia , aparecia en el mundo


lUna luz nueva que en nombre .del cielo venia á 'prescri-
bir esta obediencia al gobierno establecido , que los sabios:
de la anhgüedad y los oráculos en que se apoyaron ha-
bian pedido en vano hasta entonces á todos los· pueblos
antiguos. Bajo el imperio del nieto de Augusto, el apos-


* Quisquis prrescntim statum cieitatis ;mmutan non 'Volet, ct deis el 'Vi,.
l10nus e.t. Macl'oh, Saturno lib. 2. c. 4.




( 100 )
tol san Pablo anunció á los Romanos este precepto di-
vino, que todos los hombres se sometan á las potencias su-
periores porque no hay potencia que no venga de Dios . ••••
y por esto es necesario someterse á ellas, no solamente
por el temor ( de la potencia temporal), s~ que por un de.
her de conciencia. -\<


Los criHianos obedecieron exactamente esta ley.divina.
Bajo los emperadores paganos, .. « se les ha vist~ du-
" rante tres siglos (para usar las espresiones de Bossuet)
» igualmente tranquilos en cualquiera situacion en que se ha·
» ya hallado el imperio. No solamente no formaron jamas
.. en él partido alguno, pero ni siquiera se les ha visto
» nunca' en aquellos' que se formaban cada día. No solo
» dice Tertuliano, H. no ha' habido entre nosotros algun
,. Niger, Albino; ó casio, pero ni ~aTJ1,poco Nig,rianos,
» Albinianos ó Casianos. (33) Los usurpadores ¿el impe-
.. rio nunca hallaron parciales entre los cristianos, y estos
" servlan siempre fieles á aquellos que Roma y el senado
"habían reconocido.«


Importa mucho notar que en cuanto fue el pagani5mo
)a religion donlÍnante de los Romanos, no reconoci~ron
por emperadores sino á unos hombres capaces por su
edad de gobernar por la fuerza y de estar al frp.nte del
ejército. El empe~ador Tiberio habia instituido herederos
suyos al joven Tiberio, su nieto, y á su sobrino Calígula.
El senado decidió unánimemente que el emperador no ha-
bia podido designar para otro de sus sucewres á un ni-


* Omnis anima potestatióus sublimioribllS sllbdllia sit: 'IOn est tnim potestas
nisi ;. Deo..... Ideo nece!sitate subditi e"l>te, non solnrn propter imm.
sed enim propter conscientiam. Ep. S. Paul¡ ad Rom. d. l. 5.


** 5.° Aviso á los protelt1!ntes.
*1<* Apologética. c. 35.




( 101 )
no cuya edau no le permitia la entrada en el senado:
proclamó á Ca lígula , y este hizo moril' al jov"en Tiberio.
El anciano emperador habia previsto el trágico paradero
de su nieto, sin poder esperar que ni la religion ni las
leyes de Roma, tantas veces violadas, le presentasen me-
dio alguno para impedirlo. «Tu le matarás, habia dicho
» á CaNgula, y otro te matará» 'lO Tal fué la suerte de
todas las familias de los emperadores paganos, En el dis-
curso ele tres siglos que pasaron desde Augusto hasta Cons-
tantino, no hubo ni un solo ejemplar de que un príncipe'
niño ó menor de edad no fuese asesinado despues de su
padre; yen el espacio de ciento y quince años (desde
la muel'te de Marco-Aurelio hasta la entronizacion de Dio-
cleciano ) ,sucediéronse treinta y u~ho emperadores (34) ,.
entre los cuales dos solos fueron los que no acabaron con
muerte violenta; y aun murió uno de los dos , Séptimo-
Severo del disgusto que le ocasionó el haber advel,tido que
su hijo Caracala habia tratado de asesinarle,


Mas cuando fue cristiano el imperio, cuando los. ohis-
pos predicaron en todas partes los preceptos de la ley di-
vina, que los pueblos conocieron que entre el príncipe
y los súbditos existian otros vínculo~ sin los que impo-
nia la fuerza, y que la obediencia á un emperador ele-
gido legítimamente, era un deber de conciencia, enton~
ces el senado y el ejército pensaron que podian hOll1'al'
la memoria de los príncipes que habian reinado gloriosa-
mente, reconociendo á sus hijos por sucesores suyos, por
mas que su edad aun no les permitiera entrar en el ejér-
cito ni en el senado. Los hijos de Valentiniano 1, Gra-
cian0.J' Valent~niano II, fueron proclamados emperadores
desde su niñez; y cuando Valentiniano II vió amena'&1.uQ
* Oecides- lume tu. el le ali"s. (Tacit. Hist. 1. 6, c. I¡fi. )


G 3


"


.'




( 102 )
llU imperio y su vida por un prefecto del pretorio que
era pagano., á nadie acudió sino á san Ambrosio. Este-
grande obispo marchó al intante á socorrer al emperador,
y él mismo declara en sus escritos qUí' hubiera esperado
conservarle el trono, si el prefecto no hubiese prevenido
el efecto de su presencia, asesinando á su señor. En ,fin
el nieto de Teodosio el grande, Valentiniano III, fue,
reconocido emperador á los cinco años de su edad, y su
reinado duró 30 años.


Esta autoridad Civil de los emperadores cristianos, que
habia sucedido á la autoridaill puramente militar de los
paganos, se debia únicamente á aquella nueva magistra-
tura que el cristianismo habia enseñado al mundo , que
seinterponia 'entre el emperador y lps pueblos, predicando,
á un tiempo la justicia y la clemencia al soberano t y á
los vasallos la obediencia. El poder de los patricios, de,
los tribunos y de los senadores de la antigua Roma, fue
sustituido por la autoridad de los obispos : Constantino
y sus sucesores los llamaron á sus consejos; y el imperio
Elspuesto por todas partes á la invasion de los bárbaros,
aun subsistió dos siglos despues de su conversion al cris-
tianismo.


Pero cuando los pueblos del norte hubieron invadido
las provincias romanas y la misma Roma, entonces se co-
lJocÍó cuan preciosa era para el género humano esta
magistratura instituida divinamente. Los obispos solos tra-
taron . á favor de los pueblos; convirtieron á los vence-
dore¡¡ á la fe cristiana, y al instante se transformarop aque-
llos hombl't!s feroces en bienhechores y padres de sus nuevos
vas<lllos •.


Los pueblos conqu.istadorcs 1 ve~idos de las selvas de 1~
..





( 103 )
Germania, no conocian el uso de las letras; solo des~
pues de establecidos en las provincias del imperio redi-
gieron sus leyes en escrito; y asi como t Teodosio, y des~
pues de él Justiniano, mezclaron en las leyes romanas el
espíritu de la moral cristiar.a; asi tambien el código de
los francos llamado la ley ~álica, el de los godos en Ita-
lia , y el de los visigodos en España, fueron redigidos
por los cristianos en el idioma de su iglesia, y moderados
con su moral. El gobierno ftie uniforme entre estos nue-
vos pueblos. Todos los negocios eran decididos en unos
congresos mixtos que conservaron el nombre de concilios,
y en los que los obispos, que pertenecian todos al pueblo.
cOUlluistado, deliberando con los gefes del pueblo conquis-
tadOl' , conservaron no obstante todo su influjo; y asi for-
maron aquellos gobiernos de la edad media, sobre los,
cuales es conocido el parecer de M. de Montesquieu ..
e Tal fue, dice esta gran publicista, el acuerdo de la li-
» bertad civil de los pueblos, de las prerogativas de la no~
" bleza y del clero, y de la autoridád de los reyes, que
» no creo haya existido sobre la tierra otro gobierno tan
» perfectamente moderado como lo file el de cada parte
• de la Europa en el tiempo que subsistió ..... « Este equi-
librio de unas fuerzas tan desiguales se mantuvo mil años
por solo el influjo de la religion cristiana que prescribia
á los príncipes el mandar y á los pueblos el obedecer,
segun las leyes establecidas,'y por. deber de conciencia. (35).


Mas cuando, en el siglo décimo sexto, LuterQ quiso sus-
traerse á la obediencia de la iglesia romana, no pudo ha-
cerlo sin desconocer á la autoridad divina que habia está-o
blecido la gerarquía eclesiástica; y Calvino mas conse-
cuente que su maestro, no hallando ya el principio' de:


,.. Esp. de las leyes. lib. XI. ch. 8.
..... G 4




( 1°4 )
la ,autoridad en el cielo, hizo ver que no se podía e-q-
contrar sino en el pueblo. En esta nueva secta, el pueblo
instituyó á los ministros de la religion , y les dió la po-
. testad de enseñar los Jogmasy la moral. "La soberanía
del pueblo establecida asi en la religion, debia precisa-
mente comunicarse al gobierno, luego que en la secta de
Calvino se elevase un hombre de un talento recto é in-
trépil,lo. Esta secta babia seducido á la nacion escocesa
y la habia puesto en oposicion con sus soberanos entera-
mente adictos á su antigua religion. En medio de aquel
pueblo, entonces considerado como semi~bárbaro, se hallaba
uno de los mejores ingenios de Europa, Jorge Buchanan;
(36.) quizo este con un solo argumento, triunfar de la iglesia
roman,a y de los reyes. Trató de establecer ,en una obra
famosa, '" que toda autoridad dim~naba del pu~b.lo, .derri-
hando asi todáÍI las barreras que los legisladores de la.
antigüedad (apoyándose en lo que se habia conser~ado de
la ley natural entre los errores del paganismo), habian
elevado con tanto esmero contra la inconstancia de los
pueblos, y que habia solidado el .cristianismo desde doce
-siglos. Para. inducir á los Escoceses á poner en práctica estos
nuevos principios, inventó Buchanan las calumnias mas
atroces contra María Stuart; y cuando los rebeldes la hu.
1iel'On precisado á acogerse al poderoso amparo de la reina
de Inglaterra, este escritor dirigió á Isabel- aquellas famosas
acusaciones contra María, """ las que, despues de muchos y
largos rodeos, la llevaron al cadalso (37); con que aquel
llOmbre funesto, el primero que enseñó el dogma de la
soberanía del pueblo, fue tambien, en el cristianismo, el
pl'iarter motor del regicidio.


* De jure reg"i ap/ld Scot~s.
** Deteclio :l/aria. :..-. Actio . contra Mariam; ad Elisabetham.


..


,. .




((1.05 )
Cuando los Calvin~$ljlSi óPresblterianos p,evaleciei'ort


en Inglaterra, reinan40 el nieto, de Máría Stuart" dieroll'
un nu~vo vigor al principio de la soberanía del pueblo, estin-
guieron ,el episcopado anglicano y la cámara de los pares,
é hicieron decapi~r al rey. '
J~os hombres hábiles que dirigieron la revo1ucioD de 1688,


removieron con el mayor cuidado este dogma funesto.
Fingieronoque tomaban la huida de Jaime Il por una abdi-
cacion; y declararon que el pueblo ingles no tenia derecho
para elegir su rey : fueron llamados al trono las dos hijas de
Jaime II, Y sucesivamente el heredero mas inm'ediato en la.
línea protestante; la cámara de .los pares y el episcopado
anglicano conservaron todo su esplendor: el año mismo de
la entronizacion de Guillelmo y de María, fue señalado con.
el luto religioso que se, acostumbraba en los demas años el
aniversario de la muerte de Carlos 1, Y se celebró tambien
í:on las fiestas de estilo el aniversario de la restauracion de
Carlos JI. Jorge 1 dio nuevas garantías á la autoridad real
contra el dogma de la soberanía del pueblo, haciendo declarar
á los' parlamentos sieteañales, sin consultar siquiera á los elec-
tores de las ciudades y condados de Inglaterra, y no llamando
á los empleos públicos sino á unos hombres enteramente
adictos á su dinastía.


Durante el reinado de los dos primeros reyes de esta casa,
no habian reclamado la soberanía del pueblo los Whigs mas
que los Túris; y cuando en tiempo de Jorge JII , las colonias
inglesas de América tomaron las armas contra la metrópoli,
no pretendieron combatir sino para conservar sus derechos
positivos, y mantener la ejecucion de fas antiguas cartas
concedidas por los reyes al establecerse cada una de aquellas.
colonias: y solo en el discurso de aqu eH a. guerra invocaron
a(Iuellos pueblos este pretendido principio que acababan de




( 106 )
proclamar los filósofos franceses, y que fue continuamente
combatido por 105 ministros de Jorge 111.


U n sofista, nacido en el seno del calvinismo, donde se
habia perpetuado la doctrina funesta de Buchanan, Huberto
Languet y Juneu" fue quien la reprodujo en Francia ~
adornada con un estilo elegante, en el famoso libro del
Contrato social. Los' inmensos artículos de política de la


• Enciclopedia y todm. los libros de los filósofos modernos, no
fueron mas que la amplificacion de la obra del ciudadano
de Ginebra, y. no hubo provincia en Francia en que no se ,
viesen los diputados de los estados generales de 1789,
llevando consigo este mismo libro para' regenerar la mo-
narquía mas floreciente de los tiempos modernos.


Cuando la tiranía mas espantosa;hija de la soberanía del
pueblo, hubo obligado á todos los Franceses á ser soldados,
la Europa entera quedó sujeta al dominio de los ejércitos
de la revolucion, hasta que una nacion enteramentecristialla
se armó en defensa de la religion y del trono, y con su
ejemplQ y la fuerte diversion que obró, fue la causa prin-
cipal de la restauracion de los demas pueblos.


M. de Chateaubriand concluye su grande obra, el Genio
del cristianismo, examinando esta cuestion sobre la invasion
de los bárbaros en el quinto siglo. ¿ Cualfuera hoy día el
'estado de la sociedad á no haherse manifestado el cristianismo
sobre la tierra?.... ([ ¿ Que hubiera sido del mundo,
• dice, si la grande arca del cristianismo no hubiese salvado
~ á los restos del género humano de este nuevo diluvio P ....
» ¿ Que pontífice de Júpiter hubiera salido al encuentro de
» Atila para detenerle? ¿ Que levita hubiera persuadido á
.. A larico que retirara SU& tropas de Roma?.... ¿ QIl e ,
JI hubi~ran hecho los Godos Úólatras? .••. y si en vez tIa


,




( 107 )
D venerar á Jesucristo, hubieran empezado á adorar á Venus
lO y áBaco ¿ que espantoso no hubiera salido el resultado de
• la religion sangrienta de Odino, mezclada con las fábulas
lO disolutas de la Grecia? . ~ ... (38) »


PodrÍase examinar ahora esta otra cuestiono rf Cual fuera
el estado de la Europa, si los Españoles (en vez de haber
conservado con todo su vigor aquel espírltu de cristianismo,
que hace que se tenga en nada el perder la vida, cuando se
trata. de conservar la religion) , corrompidos y relajados por
~l epicllrismo moderno, hubiesen quedado sujetos al dominio
de Bonaparte, y le hubiesen entregado sus hijos para hacer la
guerra á la Europa? La contestacÍon es hien sencilla; Bona-
parte hubiera tenido para atacar á la Prusia, á la Austria y
á la Rusia los seiscientos millones que gastó en la guerra de
España, y otra cantidad á lo menos igual que hubiera im':'
puesto á aquel reino, los seiscientos mil hombres que alli
perecieron desde 1808 hasta 1814, y otros tantos á ]0 menos
que hubiera podido sacar de la península en aquellos seis
años. M. Dignon ha demostrado muy bien cuales fuemn los
resultados de la resistencia de España al nuevo Atila.


e Si uespues de la dilatada lucha que ha sostenido durante
veinte años, el gobierno británico (dice este diputado "') ,
ha quedado dueño del campo de batalla, ¿ á quien lo debe?
¿á su política, á sus tesoros, al continente entero? No; á
un aliado solo, j la nadon española.


« La Prusia, despues de una empresa temeraria ( en
1806 ), fue aniquilada ...•. El palacio de FederICO n
podia ser aun por mucho tiempo un cuartel genéral frances.
¿ Quien será pues que intercedirá por la Prusia ? Una po-
lencia que no negocia sino con la espada en la mano, la


* Les c~bincts et les peuples, p. 387 et suiv.




( 108 )
'11spáña, la Erpaña sola, ¿bligando los Franceses á lleV~t"-
150 mil hombres á la otra parte del Pirineo. Elterrito~i~ <
prusiano queda desocúpadó, Federico Guillelmo vuelve á'
su capital: ¿ quien lo restitituyó á ella? La naCían española.


« Cuando Napoleon, admirado de los poco~ progresos de
sus generales, trató de dar en persona un golpe decisivo á
aquella nacion, cien veces vencida y siempre invencible',
el gabi~ete austriaco (en 1809) calculó que se le ofrecia
una ocasion favorable á sus designios. I,a division de las
fuerzas de la :Francia, multiplica las probabilidades de su
buen éxito, Era ya una gran ventaja el sacar á Napoleon de
España, y prolongar aquella guerra devoradora. Napolcon
se separa rabioso de las orillas del Manzanares, y corre á
las del Danubio; pelea y vence; está en viena por segunda
vez. Todos los obstáculos se allanan, prodígale la victoria sus
laureles en los campos de W ag~am; se detiene y negocia.
Estalldo en su mano estender mas allá sus' conquistas, solo
anhela firmar la paz .• Cu'al es la fuerza superior que le inspira
tan repentinamente esta moderacion inesperada? ¿ Quien
salva á la Austria del enojo de un enemigo vivamente
ofendido? El mismo auxiliar que salvó á la Prusia, la
nacion espailola.


ce Una guerra vastísima conduce á Napoleon á Moscou;
el vencedor de Smolensk y de la Moscowa vuelve fugitivo á
Paris, como Xerjes á Persepolis ..... ¿ Donde estan pues
aquellas huestes aguerridas, cuya presencia le volveria S).l.
dominacion pasada sobre la Alemania y la Polonia? ¿ Quien
las' detiene, quien las ocupa, cual es el enernJgo infatigable
que batieron ay~r y las desaija hoy á nuevos combates?
¿ quien salva en fin á la Rusia, como á la Prusia y á la
Áustn'aP La nacían española.




( 1°9 )
« La lucha que se ha empeñado, en Españ~, na ha sido'


contra un gabinete, pero CQntra una nacion; solo aUí h'il
sido negado á nuestras armíls un nil}nfo definitivo. Reinax:a
Napoleon, todas las p.0tenc~as d~l continente e¡;t~rj:m aun á
sus pies, y la I,ngl~te~ra hubiera sufrido por segunda vez la
paz de ~miens, si, limitándose á unas guerras de g;¡bin~e
contr,a gabinete y de ejército contra ejércit,o, no la ;luwiese
declarado al caracter moral de ,~na n¡¡cion. »


El caracter moral de la España. es, como lo hemos demos-
trado en todas las partes de este escrito, una adhesion
.invencible á la religion.Esta nacion se ha visto sorprendida
otra vez en 1820 por un ejército revolucionario formado en
gran parte de todos los foragidos de Europíl , atrinoherado
en aquella inmensa pení~sula, y amenazando .óinsultando
desde alli á tod~s las monarquías. ,Si la religio~ ~Qhuhiese
~onserv"ado su influjo en España, y que el ,pueblo hubiese
obedecido á los revolucionarios, se hubier~n necesitado las
fuerzas de todas las potencias del continente para comba.
tirIo, y con las inteligencias que tienep. los liberales en
todas partes, j cuan difícil y. sangrienta· hubiera sido.esta·
lucha, y á cuantos riesgos hubiera espllfsto á ~a;Eqropa !


La providencia parece haber permitido, para que no
quepa duda de que la religioÍl es elúnico movil de la resis-
tencia de la F.~paña, que en las dos guerras contra la revo-
lucion, mandada por Bonaparte diez años atrás, y ahora
por las cortes, los grandes de aquel pais hayan como
renunciado á su derecho natural de ser los caudillos del
pueblo, y que el ejército de la verdadera España, no haya
podido ~itularse 5ino el Ejército de la Fe.


La' E~l?~ña cristiana y realista os aguarda, dijo á S. A, R.
el Duque de Angulemá, el primer magistrado de una de


...




( qo )
nuestras ciudades (39) que ha proporcionado á los réa.J
listas españoles la hospitalidad mas afectuosa. Este Franc~s
cristiano y realista ,estaba cierto que no se engañaba : la
ciudad leal de Burgos, la heroica Zaragoza y las demas po-
blaciones de España han saludado con el mayor entusiasmo
las banderas deJ hijo de S. Luis, saliéndole al encuentro; y
no hay que dudarlo, todo el reino católico pronto será
restituido á su gobierno legítimo, cuyo principio será siempre
la religion.


Los revolucionarios, huyendo delante de la bandera
blanca, han espel>ado en vano que se transigiria con sus ¿oc-
trinas, y que con esto se les proporcionarian nuevas victorias:
las palabras sagradas del rey de Francia, pronunciadas desde
lo alto de su trono, aseguran que no se tratará con los
rebeldes, y que aquellos sofistas armados, que llevan escrito
en sus banderas el mote ridículo de soberanía ,del pueblo,
quedarán para siempre separados de toda participacion al
gobierno del pueblo generosQ que los aborrece, y que por
la pnreza de sus principios y la constancia de su caracter
será siempre el honor y el baluarte de la cristiandad (40).


Asi como la fe cristiana, conservada universalmente en
España, ha distinguido este pueblo en las últimas conmo-
ciones de la sociedad europea; así tambien esta misma fe
distingue las familias fieles de los demas reinos. Un nuevo
Tertuliano podria decir todavía: « No se ha hallado entre
» nosotros Niger, ni Albino ni Casio, ni siquiera Nigrianos,
• Albinianos ó Casianos. )J El caracter mas notable de cada
cristiano, fuera de la vida privada, es una fidelidad inalte-
rable al príncipe y á las leyes de su pais : y si en Francia,
algunas ciud~des y aldeas han sido seducidas por los ene-
migos del órden público, vayan aUi los misiont>ros del
Evangelio, y el pueblo despues de haber oiclo sus predi-


//




( III )
caciones, concluye su canto reiigioso con el grito de vi"a
el rer(4t)'


La religion cristiana ha constituido sola á todos los estádos
de la Europa n.o de. : una esperiencia de treinta años, y
aun mas el encono de la secta revolucionaria contra los
ministros de. esta religion, prueban que la fidelidad á su
doctrina puede sola conservar los estados, siendo el mejor
garante de la obediencia y felicidad de los pueblos) de la
seguridad y de la gloria de los reyes.




r in )
'De una apTicacion del 'derecho difJirw introduclda,,,o,.


Jaime 1, rey de IfltSlaterra ,j por los te6logos angli.
canos.


"
BUCBANAN fue nombrado preceptor del hijo de María
Stuart p~r los sectarios que habian entregado á su madre en
manos de la reina Isabel (42). Estb príncipe, que despues
fue rey de Inglaterra con el nombre de Jayme 1, conocia
mejor que nadie las consecuencias de sus doctrinas;yl1a-,
hiendo llegado á ocupar el trono, nunca cesó de impugnarlas
en sus discursos al parlamento, y en las instrucciones que
escribió para su hijo. " Lee la historia, le dice, y partícu-
» larmente la de tu pais; ". pero no entiendo hablar de los
» libelos de Buchanan y de Knox. Si alguno hubiera durante
» tu reinado que guardase ejemplares de aquellos, usa
» con él de toda la severidad de mis leyes, pues en este
» punto te permitiré pensar como el viejo Pitágoras, y creer
" que el alma criminal de aquellos escritores sediciosos,
» pasará en aquellos que oculten sas libros y defienden sus
» opiniones. "


" ••... La reforma de la religion, dice Jaime 1 en el mismo
~ escrito"", se obró en Escocia sin órden alguna del príncipe ~
)l' ,cuando en Inglaterra, en Dinamarca yen variali provincias
» de Alemania sucedió muy distintamente. "


.. 'f-,n Escocia, algunos ministros de la religion, hombres
» turbulentos, vehementes y osados, supieron hacerse tan
» gratos á la muchedumbre en medio de aquel trastorno de
» las cosas divinas y humanas, que despues de haber pro-


* De imtitllt. principis. Jaeobi"M. B. re[Jis, opera. p. 163 •
•• [bid. p. 147.


bado




( 113 )
1> bado la dulce satisfaccion de mandar, pronto meditaron,
" ,para su utilidad, ur:a forma democrtÍtica de gobierno,
" Animados primeramente con l¡¡ desgracia de mi abuelo,
.. l!Jego cou la de mi madre, tristes ventajas que lisonjeaban
» demasiado á su ambicion; y despues de haber abusado
" por mucho tiempo de la debilidad de mis pocos años,
" para consolidar su demacrada, volvieron por fin sus miras
)/ hácia el poder tribunicio, cuya consecucion les pareció
" indudable. Era su intento apoderarse solos del manejo de
" todos los negocios, para gobernar con mas facilidad al
" pueblo segun su antojo. Asi es que, durante mi menor
." edad y aun 'des pues , no hubo ni una sola sedicion cuyos
• autores no se esmeraran en poner á sus furores y uiminal
" empresa bajo el amparo de estos hombres de quienes acabo
.. de hablar. En sus juntas tribunicias cubrían me de las mas
,. atroces calumnias; no por haber incurrido yo en delito
" alguno, sino porque era rey, único crÍmen irremisible á
" sus ojos ..... Miran á todos los reyes y los príncipes de la
" iglesia como otros tantos enemigos de la libertad. "


Este monarca, atendiendo siempre á los ataques de 10g
Puritanos contra los reye~ , se espresa de este modo en otro
de sus discursos en el parlamento: '" ". Asi coma es blasfemia
,. disputar del poder de Dios, es sedicion en los súbditos
" disputar de lo que puede hacer el rey en toda la estension
» de su poder. • '


Los jurisconsultos esplicaron esta doctrina del monarca.
« En aquellos tiempos, dice Hume H, los jurisconsultog
» representaban á la prerogativa de la corona, como una
" cosa real y permanenle, semejante á aquellas esencia§
lO eternas de la escuela, que no pueden alterar el tiempo ni


* Rapin Thoyras. année 16:u.
~* Année 1625.


H




( 114 )
• la violencia..... Los teólogos llamaban en su apoyo al
" sello de la religion. Estas doctrinas parecieron mas nece-
» sarias en aquellos tiempos, porque los Purita/Ws empezaron
,;á publicar una doctrina opuesta. »


Jayme 1 transmitió estas doctrinas á su posteridad. Carlos 1
creia que al título de rey estaba anexa una autoridad superior


, "
á las leyes, en virtud del derecho divino; no le parecia.
poder resistir de otro modo á los, sectarios que dominaron,
en su tiempo, y que no reconocian mas que la soberanía
del pueblo. La verdad estaba en el medio, cual la 'han reco-
¡lOcido siempre los. doctores católicos: y es que todos los
gobiernos, las repúblicas como las monarquías, las monar-
quías mixtas como ias absolutas, 'esta n todos en el órden
ae Dios. Tomas Moro se habia puesto dos veces al frente
de la oposicion, bajo Henrique VII y HenTique VUI, para
contradecir á la imposicion de un subsidio; y sin proclamar
la insurreccion, como hicieron despues los héroes puritanos
bajo Carlos 1, logró que se retiraran aquellas imposiciones,
con sola la fuerza de su caracter, con la que, poco despues,
defendió á la religion católica hasta verter su sangre por
ella.


La aplicacion del derecho divino, introducida por 105
teólogos anglicanos del siglo décimo séptimo, y que fuera
manifiestamente destructiva de los lÍmites puestos á la auto-
ridad real por la consutucion de Inglaterra, fue la que
perdió á la casa de Stuart. Jaime II, aunque públicamente
cat61ico, y teniendo en su corte un nuncio del Papa, reinó
(Uatro años sin la menor contestacion de su autoridad. Mas
cuando declaró que su poder era superior á las leyes, que
por consiguientepodia dispensar de su ejecucion, y que
pusó en práctica esta máxima, todos los partidos se reunieron
contra aquel monarca) hasta 105 mas acérrimos promotores




{ 115 )
ne la restauracion de Carlos I1, hasta los hijos de Monk y
de Clarendon.


Por una consecuencia evidente de esta doctrina introdu~
cida por la casa de Stuart, se estableceria en las democracías
y aristocracias como en las monarquías el gobierno pura-
mente arbitrario; los poderes de los magistrados no podrian
siquiera estar arreglados por las leyes políticas. Por ejemplo,
los estados gelleroles y soberanos de las PrOlJincias-Unidas
de los Paises-Bajos, huhieran podido cada dia' quitar la
dignidad de Stathouder ó el poder ejecutivo al príncipe de
Orange, por mas que este poder hubiese sido declarado
lwreditario y perpetuo en su familia por la ley política del
estado, y el príncipe de Orange, declarado· rey de los
Paises-Bajos, podria á su vez privar á los estados-generales
actuales del poder legislativij.


De semejantes aplicaciones del derecho divino entenderia
ciertamente hablar M. de Chateauhriand cuando, despucs
de haber citado en la cámara de dipatados estas palabras
para siempre memorables del emperador Alejandro: No
Para satiifacer mi ambician ha puesto la providencia á mi
disposicion 800,000 soldados, pero sí para proteger la religion,
la moral y la justicia,.J para hacer triunfar aquelÚJs prin~
cipios de órden en los cuales estriba la sociedad humana, se
espresó aquel ministro en estos términos:« Tales palabras,
» en boca de un tal soberano, merecen ser oidas con la
,. mayor atencion .•.•. Lamoderacion es el distintivo uomi.
» nante del caracter de Alejandro. ¿ Creeréis pues que haya
" querido la guerra á toda costa, en virtud de nq sé .cual
» derecho divino, y en odio de las libertades de los pueblos?
y mas allá dice: « Estábamos enteramente libres de hablar
D Ó no de las instituciones que se podrian dar á l~ España.
» Si nada hubiéramos dicho sobre el particular, al instante


H2




( 116 )
" hubieran clamado que queríamos harer la guerra pan
» restablecer al rey absoluto y la inquisicion; mas porque'
,. era justo, generoso y político hablar de instituciones,
» ¿ debíase reconocer la S<Jberanía del pueblo proclamada en
,. la constitucion española? ¿ debíamos sujetarnos á esos dOi
~ principios destructivos de todo órden social, la soberanía.
" del pueblo, y la insurreccion militar?


Estas últimas palabras esplicaban las primeras. ¿ Cuales eran
los adversarios que M. de Chateaubriand trataba di comba-
tir en su discurso sobre la revolucion de España? Era única-
mente el ministerio ingles, cuyo socorro estaban invocando
desde seis meses todos los revolucionarios de Europa, y que
en el congreso de Verona y despues de él habia usado todos
los esfuerzos de su política para esto.rbar esta guerra. Los
escritorell de aquel ministerio decian continuamente que el
discurso del rey de Francia en -la abertura de las cámaras
encerraba un, principio ofensivo á la casa de Hanower, rei-
nando esta en virtud ~lel acto de sucesion, :y de la revolucion
de 1688; Y proclamaba ( como lo hizo despues M. Canning,
en la sesion de la cámara de los comunes oel día 14 de
abril), que este principio atacaba á los fundamentos mismos
de la constituqion de InglatlTl'ra.


Ahora pues, ¿ en que se fun~an esas quejas tan repetidas
en Inglaterra? En que la casa de Stuart pl'etendia reinar
en virtud de un dorecho divino que la hubiera hecho superior
á . las leyes; y segun el cual los derechos del parlamento
no hubieran sido sino unas concesiones de ]a corona, revo-
cables al arbitrio del monarca; y .esto por un principio,
ó mas bien en virtud de un dogma revelado <{ue hubiera
conferido un poder igual y sin límites á todos los soberanos,
y que hl,lhiera hecho vanas todas las leyes y constituciones
de los pueblos. Creió pues M. de Chateaubriand qU(¡J era de




~ ( 117 )
~u deber rechazar esta idea que sus adversarios hacían
estudio de mostrar en el discurso del rey de Francia, y es
]05 principios de la santa alianza; y cuando dijo estas pala-
bras: ¿ Creeis que Alejandro haya querido la guerra á toda
costa, en virtud de no sé cual derecho divino, yen odio de
las libertades de los pueblos? fue lo mismo que si hubiera
dicho : ~ d' Creeis que Alejandro reprueba las distintas consti-
tuciones de los estados, que pretendá que el consejo popular
de Schwits, ó el senado de Berna, no sean gobiernos legiti-
mos, y que sea enemigo de toda libertad? .No, sus principioS
manifestados por la declaracion de Laybac, que fue comun
ti todos los soberanos aliados ( me~ la Ing!aterra) , r
espresados solemnemente por el rey de Francia, desde lo alto
de su trono, son que' la base de todo el derecho público de
la confederacion europea -, es la represion, con todas las
fuerzas de la alianza, de toda rebe/ion contra un gobierno
establecl{io, sea la que fuera la forma que estos gobiemos
tengan por sus antiguas leyes.


Claro está que' las palabras de lVI. de Chateaubriand no
tenian otrQ sentido, ni podian tener otro. Al pronunciar su
discurso solo 'tenia en vista á sus adversarios los ministros
y oradores de Inglaterra; sus espresiones no hadar¿ re/enmeia
sIno á la aplicacion que del d(Jrec!to divino se habia querido
hacer en aquel reino.


Pero se descubrió en estas espresiones un peligro que no
advirtió 1\1. de Chateaubriand, preocupado de sus ideas en
metIio de la gran lucha en que estaba empéñado. Temiel'oIl
a1gunos que las espresiones (Iue habia usado este ministro ,.
hablando del derecho divino, se tomaran e~ un sentido.
absoluto, y pareciesen en oposicion con este testo de 105
libros Santos: toda potestad viene de Dios. Un escrito l'
i!ustre, á (l'J.ien debe la Europa laapologí,\ mas brillanu-: do-


113




( IJ~ ) ~
de la religion crIStIana, que se haya visto desde PM<lal "1
Bossuet, ~reyó de su deber recordar en esta ocasion los
principios de todo católico sobre el origen de la autoridad.
El autor del Genio del cristianislTUJ, y el del Ensayo sobre
la indiforencia en punto á religion (43), han parecido
opuestos por un momento, y los escritores liberales han
manifestado alegrarse mucho; pero fácil es aguar su S:!ltis-
faccion. M. de Chateaubriand ha rechazado ]a esplicacion
del derecho divino, dada por los teólogos anglicanos; y el
abate d8 la Mennais no ha tenido otra mira sino la de
defender al dogma católico. Unos filósofos, parecidos á ]05
discípulos de Platon y de Aristóteles, disputarian sobre un
punto semejante basta la consumacion de los tiempos; unos
hombres del genio mas sublime y unidos por una misma fe,
se entienden para no dar á los testos de los libros santos
otro sentido sino aquel que les ha conservado la tradicion
de la iglesia. He aqui pues como se esplica Bossuet en su
libr6 titulado : Polftica sacada de las prop~'as palabras de la
Escritura santa , dirigida al hijo de Luis XIV ...


" Que toda alma esté sujeta á las potestades superiores, .....
" pues no hay potestad alguna que no sea de Dios, y todas
» las que existen Dios las ha establecido: así es, que aquel
» que resiste á la potestad, resiste al órden de Dios.


" No hay forma alguna de gobierno, ni algun establoci-
» miento humano que carezca de defectos; de modo que es
» preciso permanecer en aquer estado al cual está hecho ya
» el pueblo por un largo discurso de tiempo. Por, esto es
» que Dios ha tomado bajo su proteccion á todos los go-
• biernoi legítimos, cualquiera que sea su forma; y el que


'" L¡Vl'e XI. ch. I. u.· proposition.
~I< Ep. S. P. á los Romanos, C. 13.




( 119 )
» intenta trastornarlos, no solo es un enemigo del bien
• público, pero tambien del mismo Dios. »


Luego, Jayme 1, sus juris~onsultos y teólogos se equivo-
caron cuando, para refutar la doctrina de Buchanan y Knox .
sobre esa soberanía del pueblo, que debia llevar á los reyes
al cadalso, arrastrando á los pueblos á una anarquía inter-
minable, opusieron un derecbo divino en virtud del cual
todos los reyes serían absolutos, en vez de invocar la forma
antigua del gobierno ingles, cual habia s:<1o establecida
desde cuatro siglos por la gran carta; en la que venían
arreglados los. derechos de la corona y los de los consejos
de la nacion, garantizando al monarca su inviolabilidad con
todas sus prerogativas, y al parlamento el libre otorgo de los
subsidios con todos sus privilegios.


Luego 1\1. de Chateaubrian~,. teniendo por contraria { la
opinion de la Inglaterra, y tratando de impugnar á una
revolllcion contra la cual debía la Francia ejecutar el voto
de la grande alianza europea, pudo decir estas palabras :
» ¿ Creeís acaso que ,Alejandro haya querido la guerra, á
• toda costa, en virtud de no sé cual derecho divino y en


J> odio de las libertades de los puehlos? '» Hablaba de ese
derecho divino en la acepcion que le daban s'us adversarios
)gS Ingleses; y conformábase con la doctrina de Bossuet,
añadiendo : " Bastantes libertades naGil/lnales apoyan en
~ las leyes de las antiguas cortes de Castilla y Aragon'
" para que los Españoles hallen á u~ tiempo un preservativo,
» contra la anarquía y el despotismo. »


Támbien habia hablado M.Bignon, en la penúltima sesion~
del derecho di"ltzo.- Nosotros (decia este gefe del partido
" liberal) somos los que queremos asegurar constantemente
" por todos los artículos de las leyes, á la casa reinante la
" legitimidad constitucional de la casa ele Hanower. Los¡


I! ,1




( no)
~ señores ministros y sus parciales son los que se esmeran en
~ privarla de esta legitimidad n~cional, para no dejarle mas
.. que la legitimidad divina de los Stuarts .•


No, no tratamos de fundar los derechos de nuestra casa
reinante en el sistema de los teólogos anglicanos del siglo
décimo séptimo, pero sí en la doctrina espositada por
Bossuet (44); los fun¡.lamos en una sucesion de ochocientos
y treinta años, la mas gloriosa y la mas dilatada que cuenta
la historia del género humano.


. .


........... ~~~-----_ ................. -~----......,..-----
CAPÍTULO XIII.


'Algunas considiJraciones sobre la restauracion de la monarquía
española r sobre las memorias que ofrecen las restaurac.iones
de Henrique IV, rer de Francia ,.y de Carlos JI, Tey de
Inglaterra •.


LA entrada de S. A. R. el duque de Angulema en Madrid
el dia 24 de mayo de 1823 , ha sido igualmente brillante que
la de los soberanos aliados en Paris el dia I de abril de 1814.
La Francia y la España, despues de haber esperimentado
la h01'rorosa tiranía de los gobiernos revolucionarios , han
recibido á sus libertadores con las mas vivas espresiones de
agradecimiento.


Pero al ver la restauracionde 1814 seguida tan inme-
diatamente de la invasion del usurpador, y pocos años des-
phes, de las revoluciones de España, Portugal, Nápoles y
Piamonte, es natural indagar corno el gefe eternamente
querido de la casa de Borbon estableció"dos siglos atrás el
orden en Francia de un modo tan firmo y .tan. permanente
despues de una revolucion que durante seis años habia sepa-
rado á la capital y á las mas de las provincias de la autoridad




( 1~1 )
real; y como el solo ejército de siete mil hombres á cuyo
frente entró aquel príncipe en Paris, inspiró á los pueblos
mayor seguridad de la que, hl\Sta ahora, han podido ins-- .
pirarles los ejércitos inmensos de los soberanos aliados.


La diferencia de los principios que en esas dos épocas han
airigido la política, nos da una esplicacion completa de la
difere!lcia de los efectos producidos esto es lo que nos
parece muy del caso examinar.


Henrique IV vuelto solemnente al gremio de la Iglesia
oatólica, hizo publicar un edicto en el que prevenia á todos
" los de la Union que se separasen de cualesquiera ligas y
lO asociaciones, y que en el tbmino de un mes se reuniesen
" bajo la obediencia de S. M., quien les recibiria con olvido
" perpetuo de lo pasado.... y no cumpliéndolo asi, roan-
» daba á las cortes de parlamentos y á todas las varas de jus-
" ticia que tratasen aquellos que por su obstinacion se hacían
lO indignos de la presente gracia é indulto, como reos de
lO .lesa-majestad en primer grado ..... ,.


" Este edicto ( dice el presidente de Thou) dado á 27 de
" diciembre de 1593, no fue registrado en el parlamento
" que á la sazon:estaba en Tours, hasta el I~er de febrero del
» año siguiente. El parlamento añadió que todos aquellos que
« habian tenido parte en el parricidio del difunto rey, y
" los que habian sido convencidos de haberla tenido en el
,. proyecto de m~tar al príncipe reinante, no fuesen com-
» prendidos en la amnistía concedida por este edicto. "


El dia 22 de marzo siguiente 1 el gobernador de París ( el
conde, despues duque de Brissac, ) de acuerdo con los demas
magistrados, abrió las puertas de aquella ciudad á Henrique
IV. Este príncipe fue en derechura á la iglesia cateJraI para
~ llist. liv. CVIJI.




( U~ )
dar gracias á Dios, y el pueblo hamhriento de 'Ver á su rer,
le recibió con las mas espresivas demostraciones de amor y
de júbilo. Sin embargo en. medio de tantas acla:ma~iones
y que parecian tan unánimes, el consejo del rey no fue de
parecer que sé dejaran en París aquellos sugetos conocidos
por enemigos de S. M. que no se habian hecho justicia á
sí mismos saliendo de la ciudad con las tropas de Felipe 11 ,
auxiliares de la liga. Ciento y diez y nueve coligados de la
faccion de los diez r seis ó de España, salieron desterra-
dos. Pocos dias despues, se proclamó la amnistía ofrecida
por el decreto de 27 de diciembre; pero ademas de las
excepciones añadidas por el parlamento cuando estab:t en
Tours, el parlamento establecido en Paris exceptuó del
indulto á todos aquellos que hubiesen cometido violencias
y desórdenes ( fuera de los combates arreglados) y declaró
que se les perseguiria en justicia.


A mas de esto, . j llZgÓ que saldrian inútiles todas estas
disposiciones de prudencia y de rigor, no quitándose á los
escritores sediciosos el que pudiesen volver á excitar al pueblo
é inducirlo á la rebelion. D Juan Seguier, teniente ciIJil
" (dice M. de Thou) ," que durante la guerra habia ejer-
" ciclo este empleo en Mantes y luego en S. Denis, habia
" entrado en Paris con el Rey. Fue su primei" cuidado llamar
" á todos los libreros é impresores de París ".>(. , para inti-
" marles la orden de suprimir todos los libros sediciosos é
» injuriosos publicados contra el difunto rey Ó contra el
" actual, que estarían en su poder: prohibiéndoles el pu-'
» blicar en lo por venir -escritos semejantes, pena de la vida
" y de confiscacion de bienes) contra los libreros que guar-


i< Hist. liv. CIX.
** P. D. La regencia de España ha logrado el mismo fiIl COIl S!l decrtto


(aunque mueho menos severo) del 17 de Junio 1823.




( 123 )
.. darian estos escritos, y contra aquellos que se atreverian
.. á venusr ó publicar otros iguales. » El duque de SuUy .
dice en sus Memorias que esta amenaza tuvo su efecto con--
tra el autor de algunos nuevos folletes dirigidos contra la
persona del rey.


Los nombres mas ilustres de nada liirvieron para librar
á ciertos individuos de aquella justicia eficaz coil la que
Henrique IV templó su clemencia. Un príncipe de la casa
de Lorena, el duque de Aumale, condenado á ínuerte por
el parlamento d~ PárÍs, no pudo alcanzar el perdon ; y acab6
sus dias en los Paises-Bajos españoles, como Bussy-Lec1erc
y otros hombres temibles que habian formado la faccion de
los diez'y seis . ..


Creyóse que seria un ejemplo pésimo el permitir qUé
aquellos que se habian hecho ricos durante las turbulenciM,
disfrutasen del fruto de sus rapiñas. Los asentÍstas de la liga
fueron condenados á pagar grandes cantidades. Entre otros
ejemplos de justicia, refiere M. de Thou H que el coligado
que·se hallaba de gobernador del Louvre, habiendo vendido
los muebles de aquel palacio, y disipado sU precio, invocó
en vano la amnistía; el parlame.nto siguió su causa.


Henrique IV reinó gloriosamente 115 años. Amado de sus
vasallos, fue el al'bitrio de la Europa, y aseguró á su poste-
ridad y á la Francia dos siglos de prosperidad (45).


CarIos II rey de Inglaterra, decia continuamente, á la
época de la restauracion, que era su intento imitar la cle-
mencia de Henrique IV su abuelo materno, y dejó que su
parlamento pusiese límites á la amnistía. Las dos cámaras
obraron en esta parte con igual pruuencia que los parla.


* Vid. supo al fin del cap VIII.
~* Hilit. liv. CU:.




( 124 )
mentos de Francia. Los principales reos pagaron sus delitOll
con ]a vida; y á aquellos 4e cuya conducta se podia recelar
.algun mal efecto, se les privó que pudiesen ejercer su
perverso influjo. Una decision del parlamento • declaró
incapaces de ser elegidos miembros de la cámara de los co- .
munes, y de ocupar cualquier otro oficio ú empleo público,
á todos aqueHos que, habiendo sido jueces en algunos de
lo,;; lJ'jb])J)iJ)CJ criédoJ' dlll'tlote la fJ511rpacion, h.ubú~sen pro·


nunciado. alguna sentencia de muerte.


Los efectos de estas dos restauraciones fueron muy dura-
deros; la Francia celebró hasta en 1789 el dia aniversario de
la sumision de París á. Henrique IV; Y en Inglaterra aun se
celebra anualmente el dia en que se hace memoria de la
entrada de Carlos lI. Mas en el siglo décimo octavo una.
nueva filosofía ha atacado los principios fundamentales de
todas las sociedades. El sofisma que coloca la soberanía en lo
que se ha llamado pueblo, introducida por los calvinistas,
desechado por las demas sectas protestantes que han conser-
vado. el episcopado, ha sido admitido necesariamente por los
nuevos filósofos que han combatido todos los dogmas ~e la
religion revelada, y que por fin han parado á profesar el
ateismo. No ~e puede negar que desde el reinado de Frede-
rico JI, que duró cerca de un medio siglo, con tanto
esplendor y ejerciendo un influjo tan grande, esta filosofía
no haya dominado en los conselos de casi todos 105 soberanos
de Europa. Los ministros y hasta los mismos reyes no tenian
la fe del principio de su poder; y este era el estado de la


. Europa cuarido estalló la revolucion francesa. Mal combatida
esta por los soberanos, estenúió sus estragos desde Cadiz á
Moscou; y cuando, al cabo de veinte años, ha siJo rcndida
por la fuerza de las armas, los sGberanos la han trataJu
con resicto, y han transigido con sus gefes.
* napiu Thoiras, año r660.




t 125 )
Estos homhres astutos se valieron entonées 'de los reyes


para hacer sancionar por ellos las conquistas materiales y
morales de la revolucion, y para hacer disculpar todos sus
crímenes. En la restauracion de Renrique IV y en la de
Carlos II, los regicidas fueron esceptuados de la amnistía;'
en la restauracion del monarca hermano de Luis XVI, no
solo no fueron estos escluidos del indulto, pero aun se
hubiera creido hacerles un agravio, ¡ que digo! una injus-
ticia, con ofrecérselo. Estos, segun los nuevos principios,
habian juzgado el depositario del poder ejecutivo en nombre
del pueblo soberano; y un soberano siempre puede condenar
hcitamente á un súbdito suyo. Todos los reyes de Europa
vinieron á Paris, y segun el sistema establecido por sus
consejeros (46), los jueces de su hermano cOJJ.tinuaron á
disfrutar allá de una recompensa de 35 mil francos anuales.


Ciento y diez y n~eve fueron los facciosos estrañados de
Paris al regreso de Henrique IV. Y cuando la restauracion
de -Luis XVIII, insiguiendo los principios modernos de la
política europea, no solo quedaron en Paris los regicidas,
sí que tambien los ministros y los agentes mas decididos del
usurpador, conservando todas sus relaciones en las pro-
vincias. Bonaparte pudo gobernar á la F'ranci~ desde la isla
de Elba; y por fin desde las costas de Provenza vino á
Paris por sus payos contados, cual soberano que despues de
haber visitado sus provincias regresa á su capital. Y si aquel
homLre de desgracias hubiera cesado de existir en aquella
época '. ó si desde luego se le hubiera confinado en Santa
Elena j otril cOllspiracion mas dilatada y mas temible hubiera
atacado á la monarquía. Hemos oido á lVr. de Lqfayette ma-
nifestando desde la tribuna'" su sentimiento, de que el fatal


1< SesiOll de 4 de Junio 1821. V. el Monit.




( 126 )
í1e4embareq ( de Bonopart8 en ProYlnza) hubiese ,storb.adú
/;os impulsos de otra rtJSistencia mas veTlltajosa.


En vano di.rigió M.Burke, veinte años atrás, á los reyes
de Europa, aquellas palabras que aun hoy dia conviene l'ecor-
darlas cuando está para consumarse la restauracion de
España: servirán á lo menos para refutar un sistema acre-
ditado por los mismos estadistas de la patria de aquel célebre
publicista; pero que, por fortuna, estan muy lejos de
profesar los gabinetes del oontinente.


.. -lO< Algunos hombres eminentes pa.recen temer que la mo~
narquÍa franeesa cobre despues de su res~uraci.onun grado
de fuerza dañosa á la libertad de sus súbditos, y á la
seguridad d~ las dem.as naciones. En consecuencia opinan
que nQ OOIlViene restabl.ec~ la. a1.J.~ridAA d~ aquella monar-
quía, sino con ciertas modificaciones .•... El plan que hoy
siguen las potencias aliadas tiene evidentemente por objeto
el aniquilamiento total de su poder. Tambien han resuelto
destruir toda la fuerza de su gobierno interior, conservando,
sin consideracion alguna por el interes de aquel reino, una
parte de las disposiciones que hoy existen bajo el sistema jaco-
bino : por medio de que aquel gobierno quedará reducido
casi á nada, y recaerá sin rell.edio en su anterior corifusion.


" Si detenemos los trámItes de la justicia en favor de los
asesinos, dejaremos, en lo por venir, á la inocencia espuesta
á la ferocidad de unos hombres desalmados: y por mas que
vigilemos al arreglo de la constitucion, las disposiciones
sangumarw de aquellos no dejarán de surtir ~us efectos
naturales.


* Observaciones sobre la política de <las· potencias aliadas relativa-
mente á 105 negocios de Francia, empezada, en Octubre de 1793.




(. u,. )
.. • •••. Todos aquellos que coop~ren con zelo y actividad


al restablecimiento del órden y del gobierno legítimo, tie~R
derecho ~ la amnistia. La aceptacion de tos servicios de UlJ.
culpado incluye el p~rdon (le su delito. Mas me temo mucho
que sea bien cort.o el número ele estos .•••• Es preciso que
se haga justitia J se necesitan escarmientos para consolidar la
paz y la seguridad: públicas .•.• No se les castigará por haber


. ofemdido á las leyes políticas y civiles, mas por haber que-
brantado las de ·la naturaleza. En esta lista vienen compren-
didos todos aquellos. que han llevado sus manos sacrílegas
sobre la persona de su rey. • •• todos los que han participado
el asesinato de la reina y de la princesa Isabel, y que han:
tenido encarcelado al rey jóven y á su augusta y desgraciada
hermana; todos aquellos que á sangre fria han cometido
atroces hom~cidips, y &ingQ~rm~nte los jueces de los tribu-
nales rell~uciopariQs, q1.l.e con t~ta insplencia se burlaban
de los p~incipios de la equid:Jd natural, y . hasta de sus
pretendidos derechos del hombre; todos aquellos que han
demolido las casas ó las iglesias, y generalmente todos los
cabecillas de los clubs jacobinos.


e ••••• En estos procesos deberán considerarse· con ma-
durez todas las circunstancias que pueden minorar al delito:
no se opone la indulgencia á la justicia j antes forma una
parte esencial de la misma, tan necesaria· en !l:is causas·
criminales·, como lo es la equidad á la ley en las civiles.
Los jacobinos solos son incapaces de perdonar; no se puede
citar ni un ejemplo del corttra,io. Con estos temperamentos,
deberá ser una ete las primeras ocupaciones· de la autoridad I
el seguir las causas de estos infames. Si se descuida esta
providencia·, ANTES DE UN AÑO, será otra v.ez deribado el go·
bierno. ¿ Como se puede pensar que unos hombres ascen-
didos desde la clase mas ínfima de la sociedad á la cumbre




t aS }
ílel poder; y que lo han ejercido con tanta barbaridad I
vuelvan á su oscuridad, y sean súbditos laboriosos y útiles?
Esto es absolutamente imposible. Y por otra parte, ¿ es
de creer que un súbdito virtuoso, fiel y valiente, despues
de haberse restituido á su habitacion , medio demolida ó
quemada, sufra con paciencia la vista del malvado que habrá
degollado á sangre fria á su padre, á su hermano, ó á su
esposa y tal vez á toda su familia, corno hay muchos ejem-
pIares? Esto fuera exigir demasiado de un hombre .••.•
Un gobierno no puede ser considerado como tal si no hace
justicia á los oprimidos á quienes prifJa el hacérsela por sí
mismos.


« Bien sé que aquellos que se interesan medianamente á
las desgracias agenas , quisieran confundir en una 'misma
masa á los criminales y á los inocentes po~ medía de una
amnistía general, y que estos disimulan su bárbara indife-
rencia, bajo el nombre respetable de la humanidad.


« • ~. •• N o deja de ser estraño que, á proporcion que
la faccion regicida va multiplicando sus crímenes y sus
atrocidades, parece que se disminuye el deseo de infligirle
unos castigos proporcionados. á" sus furores, y que se aumenta
la disposicion de los ánimos á conceder una amnistía ge-
neral. . • .. Cuando la maldad viene investida de la fúerza
y del poder, parece que en algun modo cambia de natu-
raleza, y sale de nuestra jurisdiccion. Mucho me temo que
sea este modo de penshr el mas comun .•••• Pero otra causa
hay que contribuye aun con mas eficacia á la impunidad
de los grandes delincuentes; y es, el deseo que tienen todos
loa hombres investidos del poder, de dis&utar de él con
comodidad. La pereza es, y no la huma~idad, la que sugiere
esta clase de amnistías ....• La idea de clasificar á los delin-
cuentes, de establecer una distincion entre los grados del


crimen ~




( l!1g )
crimen, entre los gefe~ y sus agentes, Elntre los seductores
y los seducidos, entre los hombres pérfidos y los crédulos;
les presenta un laberinto inestricable que espanta su imagi-
nacion. (47) Sin embargo, si emprendían esta tarea, pronto
conocerían que es menoS complicada de lo que suponen,
y cuan poco sangrienta fuera SIl ejecucion. Sin duda se
tendrian que infligir 'penas capitales, pero muy pocas
visto el número de los delincuentes y la estension de
la Fl'ancia; habria algunos condenados á la deportacion, 1,
otros á Jos trabajos para restaltrrzT lo que han destruido,
otros á la detetlcion y al de,:tierro; pero si no se hace mi
escarmiento, si no se castiga á los mas culpables, está per- .
dida la jnsticia y la seguridad en Francia y aun en .tod'!i
Europa .•... JI. »


La Europa ha vist~ cumplidas lás predicciones de la sana
rozo n , espresadas por M. Burke. El triunfo completo que los
soberanos alíados han proporcionado á los revolucionarios de
Francia en 1814, y que han afianzado con su influjo pode_
rosísimo y aun con sus mis~os actos, hasta la época del
congreso de Aquisgran en 181S; y esta especie de saucion 1
dada por todos los reyes á los principios de la revolucion
francesa, ha sido la causa principal y puede decirse la única~
de las revoluciones de Espa~a, Portugal, Nápoles y Pia-.
monte. Los conjurados han emprendido estas revoluciones
con plena seguridad. ¿ Han necesitado dinero para sobornar
soldados? los capitalistas de todas las partes de Európa han
ofrecido sus caudales. Estos calculadores hábiles se han dado
prisa en tomar sus garantías sobre el producto d9 los asesi-
natos presentes y futuros, sobre el despojo de las iglesias
y de las familias mM respetables, y todo esto con toda
seguridad, sabiendo que por un derec;ho público nuevamente.-
~ La Europa lo ha qrlerido. V. la nota citada, p. 203.


1




( 130 )
establecido se consideraban como sagradas las deudas eon·
tractadas por los revolucional'Íos, aun cUlndo llegase el caso
que fuesen vencidos : han tomado sus acciones sobre la
empresa de un regicidio como sobre la construccíon de un
canal. En fin, ¿ han creído los conspiradores que fuese del
caso suplir su corto número COIl el terror que inspirarian
sus atrocidades? han cometido los crímenes mas horrorosos,
perfectamente confiados én su impunidad, y bien asegu-
l'ados por la filantropía de la política nioderna contra aquel
espanto saludable que los historiadores y los poetas habian
mostrado hasta el día de hoy en el corazon de los opresores
del género humano.


La España ha esperimentado particularmente y aun está
esperimentando en este momento los efectos de esta política
tan perfectamente calificada por M. BUl'ke. Entra un gran
príncipe en aquel reino al frente de un ejército poderoso:
el pueblo sale al encuentro á su libertador: los gefes de la
conspiracion ya no pueden oponer medio alguno de defensa,
aborrecidos generalmente, ni tienen hombres ni dinero •


• En otros tiempos unos hombres semejantes no hubieran
tenido mas recurso en tales circunstancias que huir, ó aco-
gerSe á la clemencia del monarca. Hoy día, les libra de
todo temor el ver que no h~n sido vengados los crímenes
de los revolucionarios ,!ue enos se han propuesto por mo-
delos. El ejército frances está á las puertas de Madrid t y
Zayas manda acañonear á los españoles realistas, viejos,
mugeres y niños que se atreven á gritar viva el rt!Y ! Nuestras
tropas estan en la villa, y los asesinos Uf' Vinuesa""tienen
valor de presentarse en ella; vemos á los del martillo pa-
seando con descaro en las plazas y en los parages mas pú-
blicos ; hasta han podido manifestar sin el mellar recelo,
la alegría que han tenido cuando sus cómplices han con-




( 131 )
sumado su crímen en Sevilla;' y unos hombres que al cató
de seis años han seI?tenciado á Elio por haber obedecido al
rey legítimo, se jactan, y tal vez con razon, de inspirar toda ..
vía cierto terror secreto á los hombres de bien.


Desde que está nuestro ejército en España, el obispo de
Vique y sus capellanes han sido mártires de su zelo por la
religion; el valiente Pablo Miralles ha sido trucidado POI'
los soldados de :t'vlina, y la ciudad de Barcelona presenta
ahora el horroroso cuadro de todas las atr@cidades qué
se vieron en Francia en J793.


No cabe duda que ese terror que inspiran los revolu-
€ionarios , 'y ]a seguridad que ellos tienen para sí y para
sus propiedades, son la causa de sus nuevos crímenes, y
de la prolcngacion de ia guerra.


Aragon y castilla la vieja ya estahan hbres del yugo revo':'
IUcÍonario, S. A. R. el duque de Angulema estaba para
entrar en Madrid cuando .Mina eché la siguiente proclama
en Cataluña.


" Artículo 1.0 Seran fusilados irremisiblemente 'y al ins-
tante que se les prenda todos los que hayan sido 'miembros
de alguna junta, sociedad ó corporacion cualquiera opuesta
al actual siste~a de gobierno, y los que hayan alistado
hombres, ó conspirado colitra la constitucioiI.


Il Art. 2.° Cualquier pueblo en que se toque á rebato
contra las tropas con~titucionaies ó algun individuo ,de ellas f
será incendiado hasta que venga reducido á pavesa..,s y no
quede en él piedra sobre piedra. •


Al mismo tiempo el general VilIacampa hacia publicar en
Sevilla otra proclama que tambien contiene (en frase dei
periódi('o oficial de los liberales franceses ~ unas proYidencias
muy decisiyas.




( J32 )
.. El que, ó de palabra ó de hecho, cooperare á la


rebelion será tenido por traidor á la patria, y tratado
como tal.


o. El que, conociendo la situacion de los facciosos, la
ocultare ó la disimulare advertidamente, será tenido por
traidor á la patria y tratado como tal,


» Los individuos de los ayuntamientos de las villas ó pue-
blos situados á seis leguas de distancia de toda columna
constitucional, que dejasen de mandar de hora en hora un
parte de los movimientos de los facciosos en sus cercanías,
pagarán de sus hienes una multa de 10,000 reales, y si de
su olvido resultase algun daño en lo sucesivo, seránjuzgado$
militarmente. ,.


Para c,ompletar estas providencias, un, decreto de cortes
dado en Sevilla, manda que sean confiscados los bienes de
todo español que se reuna al ejército de losjacciosos.


Aqui es donde particularmente se hacen mas sensibles las
variaciones fundamentales que ha introducido en la poiítica
la filosofía moderna, las que nos ha parecido muy del caso
poner á la vista d. nuestros lectores.


Henrique IV aun no era dueño de una cuarta parte de
la Francia : dominaba la liga en Tolosa y en el grande
distrito de su parlamento, en Leon , Reims , Laon , Amiens ,
Roan, Poitiers, Bourges,' Orleans, y hasta en Meaux y
Pontoise, mucho faltaba que el Rey estuviese el! disposicion
de hacerse abrir las puertas de París, cuando dió el edicto
de 27 de diciembre de 1592, por el que mandó á los
parlamentos y á todas las varas de justicia que persigüiesen
á todos los franceses que dentro un mes no se huhiesen so-


. metido á la autoridad real, y los tratasen come tÍ. reos de
lesa majestad en primér grado.




( 133 )
Un hijo de Henrique IV , tan valiente como su abuelo ~ ...


está al frente dEl' un ejército el mas decidido y mejor disci-
plinado, y tiene su cuartel general en Madrid. Lbs anti.
guos consejos de la nacil)n española estan en {'l pleno goce
de su autoridad: los grandes han publicado sus sentimientos,
de fidelidad al monarca : los obispos, tan ve!1erados ea
España, todo el clero, todo el pueblo, desechan la revo-
lucion y reconocen con entusiasmo á la Regencia durante-
el cautiverio del rey. ¿ Donde está pues la autoridad legal,


-si no está aqui ~ Sin embargo, las cortes á las que apenas
"queda un territorio, Mina y Villacampa acompañados de
algunas gavillas de bandol.s, son los que amenazan á los
súbditos fieles al rey, llamándolos facciosos, y declarando
que serán tratados como traidores á la patria! y la Regencia
no manifiesta su autoridad legítima á los rebeldes : estando
instalada junto al palacio donde reside el hijo de Henrique
IV, aun no ha dado nn edicto igual al de aquel monarca,
por el que venga declarado, que serán castigados como reos
de lesa magestad, los generales y los oficiales de cualquiera
graduacio~, que se atreven á tener cautivo á S. M. "el rey
católico, que oprimen á los habitantes de las ciudades del
reino, cuyas fortificaciones estan en su poder; y por fin
todos 10& que componen el ejé'rcito rebelde, como no reco-
nozcan en el mas breve término á la- autoridad legítima:
lHtimamente, no se ha oido decir que la regencia haya
mandado confiscar las propiedades de los militares' rebeldes
en las provincias que estan libres del yugo de aquellos.


¿ Por que razon los hombres que estan al frente del nuevo
gobierno español, tan conocidos por su profunda adhesion
á los antiguos principios monárquicos, parece que titubean
en desplegar,' por el servicio del monarca y por' el bien
de la monarquía, la pleuitud del poder de que estan inve~


13




( 134 )
-tidOs dUrante el cautiverio de S. M. P No se presenta otra
sillo ,las circunstancias en medio de las ClJaJ!Js se ha formado
este gobierno. Dependiente este de la grande alianza del
continente, se resiente del influjo de aquella nueva politica
europea que presidió.á la restauracion de 1814, Y qtte ha
hecho-dudoso, á los ojos de los pueblos y hasta de los mismos
gobierllos ~ el título legal de la autoridad.


En 1814, como ya lo hemos notado, los soberanos alia-
dos, despues de baber destruido el poder de llonaparte,
trataran con los anti~uos c;mdillos de la revolucion como
con otra potencia legítima, garantizando todas sus conquistas.
Aun en los cien dias las mis" potencias declararon que
(1.0 pretendian imponer un gobierno á la Francia; (48) y
con esto reconocieron implícitamente que ~ en todo pais,
cada habitante podia entrar en deliberacion sobre la eleccion
'de un gobierno; que podia por consiguiente tomar las armas
por su opinion, y que á los soberanos estrangeros solo les
incumbia el declararse en favor del partido vencedor: polí ..
tÍca segun la cual ya no existiría en parte alguna el gobierno
de dere~ho ; y en virtud de la cual las conspiraciones podrian
variár cada dja el gobierno de hecho, y que en la época de
los cien dias obligó á la Europa, en defecto de principios á
armar un millon de hombres, y á derramar tanta sangre en
Waterloo.


Las tentativas continuas de los revolucionarios de Francia,
las revoluciones de España, Portugal, Nápoles y Piamonte,
han hecho sentir por fin á la Europa las funestas conse-
·cuencias de estas nuevas doctrinas: los monarcas de Rusia,
. AU6tria y Prusia han proclamado en la declaracion de
~, ayback, 48 máximas eternas en las que estriba la seguridad
~e las naciones; y el rey de Francia que las habia practicado
'[a '. d~sech~ndp la COTlrst~tuciondecretad" por el Senado á 6




( 13r, )'
de Abril de 1814', las ha_ publicado, anunciando, desde lo
alto de su trono, que tomaba las arm~s para restablecer la
autoridad legítima en España. Pero la impunidad y aun los
premios concedidos á los grandes delitos políticos desde
1814, Y la. apología de la rebeldía (así que de todas sus
consecuencias con respecto á los monarcas), hecha este año
mismo por los' ministros de Inglaterra, han dejado una
imp.r~sion mas fuerte que no las declaraciones y las palabra'!
de los reyes. La capital de España ha ofrecido un ejemplo
horroroso de esta verdad. Que Zayas haya mandado fusilar
y acuchillar al pueblo de Ma:drid á 20 de mayo de 1823,
es una cosa natural de parte de un revolucionario: Murat
al frente de un ejército italiano, polaco y transrenano mas
-que frances, hizo otro tanto el dia 2 de ,mayo de 1808.
Pero . Zayas ha sido obedecido por unos españoles la mitad
d~ los cuales tenían sus casas y haciendas en el pais ocu-
pado por el ejército frances : la certeza de la impunidad ha\
hecho sola que pudiese hallar un número suficiente de-
hombres desalmados para asesinar á seis cientos ancianos).
mugeres y niños. La misma seguridad en el crimen ha
acompañado á esos monstruos á Sevilla, donde han com~
tido el horrible atentado que hace estremecer á toda la.
Europa.


Cuando Cromwel se apoder6 de la persona de Cárlos 1 ,
mandaba á un ejército victorioso; cuando la convencíon
consumó su horrendo regicidio, acababa de vencer á todas
las· potencias del continente : la convencíon española ro-
deada de algunas gavillas de viles asesinos, solo ha cobrado
alguna energía para el crÍmen por la im¡lUnidad proclamada.
en 1814 por los soberanos aliadoit.


Es necesario pues subir á la. polítlcá de Hendque IV,
padre de nuestros reye!, y que por tan,to tíempo t'ue el dechado-


1 4




( 136 )
·cle la Europa, si, con la práctica de la pretendida filosofía


, moderna, no se quiere echar cada dia mas en olvido el
sagrado caracter de la magestad real, y abandonar á los
pueblos á todos 10$ crímenes de las revoluciones y á sus
desgracias.


CAPÍTULO XIV.
Sobre los primeros actos de la Regencia de España.


LA regencia de España ha sido instituida con toda la so-
lemnidad que pueden prescribir las leyes políticas. Estando
presos todos los individuos de la familia real, -los dos gran-
des tribunales que ejercen su jurisdiccion en todo el reino
y sus colonias han designado los m~embros qu~ debian com-
ponerla. S. A. R. el señor duque de Angulema la ha rec&-
nacido en nombre del rey de Francia; todos los soberanos
del continente han mandado á sus ministros cerca de ella;
por fih la han reconocido los grandes y todas las ciudades
y pueblos de España que no estan oprimidos bajo el yujo
de los ejércitos revolucionarios. No se puede dar una auto-
ridad mas legal: puede esta, y debe ejercer toda la auto-
Fidad real durante el cautiverio de S.1\'[. C.


Su acto primero ha sido el restablecimiento de todas las
justicias y magistraturas, cuales existian cuando el rey per-
dió la libertad; confiando los empleos importantes á unos
hombr~s que han manifestado la mayor fidelidad, zelo , y
capacidad, antes y despues del cautiverio del rey. Ha to-
mado las providencias mas sabias para impedir que los ene-
migos públicos vuelvan á añudar sus tramas. Ha confiado
la administracion general de la policía del reino á un su-
geto venerado por sus virtudes y por la persecucion que.




( 1:3, )
le acarreó su inalterable fidelidad. Los escritores liherales (49)
han hablado de este decreto de ~a regencia y de la e1eccion
de aquel magistrado, como de una prol'idencia que amena-
zaba hacer mayores .Y mas crueles los males de la España,
esto es, hacer mas ciert~ la destruccion de la faccion, y
mantener el buen. orden y la seguridad pública. Este de-
creto y esta eleccion no necesit;an mas elogios.


La regencia s.e ha portado segun los consejos de M.
Burke hácia los autores de 105 crímenes revolucionarios;
mandando que aquellos que hayan contribuido á las des- .
gracias del pueblo de Madrid, del .22 de mayo, serán
perseguidos y juzgados segun las leyes : este acto de la
regencia hace ver que imitará al parlamento de Parjs en la
restriccion que p~so á la amnistía de Henrique IV ~ .con
respecto á los hombres viles que habian asesinado á unos
hombres indefensos; entregará en manos de la justicia á
aquellos que usaron el puñal y el martillo sacrificando sus
víctimas en las cárceles. Los hombres rectos y sabios que
compone~ el gobiern~ de España, saben que la palabra
reaccion no se conoció sino en un tiempo y en un pais,
donde ya no habia recurso contra el crímen : y preservarán
á la España de las venganzas particulares, vigilando á que
los magistrados á quienes está confiada la vindicta pública,
cumplan religiosamente con sus deberes.


Con restablecer los diezmos, ha hecho la regencia el mas
helio elogio del pueblo español, cuyo espíritu conoce
perfectamente. El diezmo seguirá en España llenando su
triple destino, de adornar á los altares, de alimentar á los
pobres y hacer los ministros de la religion independientes
del erario público. Estas sabias disposiciones del gobierno
harán que el labrador no se halle agoviado por el pago de
esta prestacion en frutos, exonerándole de aquellas contri-




( 138 )
buciones insólitas, en numerario, que las cortes le habían
impuesto.


En fin, una determinacion de la regencia, igualmente
. grande, justa y P?lítica, reorganizando e~ sistema de ha-


cienda en España, inutiliza para siempre el gran movil de
las revoluciones. Desde la deliberacion de la cámara francesa
de 1815, que pronunció el estrañainiento de los regicidas,
no ha habido en Europa otro acto de legislacion en que se
haya rendido un obsequio mas importante á los gobierno'
legítimos, que el decreto de la regencia de España que anula
la deuda contractada por las pretendidas cortes, reunidas
á pesar de una proclama solemne del rey y por un acto de
rebelion.


Ninguna familia hay' en Europa que no deba el mayor
agradecimiento á los estadistas que han dado este grande
ejemplo. Ya se dejarán de ver los especuladores prestando
sus caudales á unos hombres que no pueden pagarlos sino
cometiendo los crímenes mas espantosos, derribando los
tronos, y sujetando á los pueblos á la mas horriLle tiranía.
" El tratado de paz mas graüde que haya mentado la his-
,. toria, es, á' mi parecer, dice Montesquieu, el que hizo
" Gelon con los Cartaginenses; exigiendo que aboliesen la.
» costumbre de inmólar victimas humanas, estipulaba á favor
,. del género humano. » La regencia de España haciendo
tambien que no se sacrificara mas la sangre de los hombres
á la codicia del oro, ha estipulado á favor del género
hum'ano.




( 139 )
ObseT'Yaciones particulares sobre la pretendida validez


de la deuda contraida por las Cortes.


Es de notar que han llenado el empréstito de las
cortes unos capitalistas que por una obligacion de cien
francos han dado trienta. De este modo han comprado por
mil francos una renta que sobre los fondos de Francia les
hubiera, costado tres mil. Es lo mismo que si hubieran apos-
tado tres contra uno que no se les pagaria : esta suerte, que
ellos mismos han ere ido tan probable, es la que ha venido;
¿ de quien tienen que quejarse? ¿ quien debe reembolsarle ..
lo que han perdido á este juego? Por cierto que no será
Fernando VII, ó la Regencia que le representa.


Si estos jugadores insistiesen para lograr tan estraña in-
demnidad, fuera obvia la contestacion de los fieles vasa-
llos de Fernando VII: ¿ Y que, podrían decirles, habeis
suministrado dinero para pagar la rebelion de la isla de
Leon, para sobornar-al ejército, para remunerar á los car-
celeros del Rey y de su real familia, saciarle de ultra-
jes y encerrarle For fin en Cádiz; y pretendeis que os
paguen el rey y la nacion española !!! . Si ·105 asentistas de
la revqlucion en la que habeis tomado acciones hubiesen
logrado corromper al pueblo y hacer que hubiese dego-
llado á sus sacerdotes en vez de seguir su doctrina, que
se hubiese armado' en Sevilla y en Viroria en vez de sa.
lir al encuentro á su libertador, entonces hubierais podido
esperar el ganar vuestra apuesta, y hubierais tenido . cien
francos por treinta : pero no se han asesinado bastantes
eclesiásticos; el martillo no ha herido á bastantes vícti-
mas; el primer cañonazo ha ahuyentado á vuestros alia-
dos carbonarios, liberales, radicales; ha sido una desgra'
cia para vosotros , estamos en ello , pero á buen seguro




( 140 )
que no serán los súbditos fieles de Fernando VII , ni los
españoles adictos á S"!l patria, los que vengan á indlJmni-
zar os .Y consolaros de que hayais perdido vuestra apuesta
filantrópica.




NOTAS.
(1) Desde el año 1770, el Sr. abogado general Seguiei>


se espresaba de este modo, en su requisitoria al Parlamento,
denunciando el libro titulado : Sisteme de la nature, con otras
seis obras impías y sediciosas: u Se ha levanlad"o entre nos-
• otros una secta impía y atrevida. Ha condecorado á su
• funesta sabiduría, con el' nombre de filosofía. Bajo este
• título, ha querido poseer todas las ciencias. Sus parciales
JI se han erigido preceptores del género humano. Libertad
JI de pensar, este es su grito, y este ha resonado de una
JI á otra parte del mundo. Con una mano han atacádo
• al trono, y con la otra han intentado derribar los altares;
» Erá su objeto apagar la Fe, y dar otra direccion á los
JI espíritus en punto á las instituciones religiosas y civiles;
JI Y la revolucion ya quasi se ha verificado. Los prosélitos
» se han multiplicado, sus máximas se han esparcido, las
JI basas antiguas de los reinos han empezado á bambolear,
JI Y las naciones aturdidas de ver sus principios aniquilados,
JI se han preguntado á sí mismas por cual fatalidad se
,. hallaban tan mudadas de lo que antes eran. JI


(2) Véase particularmente la excelente historia de la guerra
de la penínsUla, por Southey. (nota del escritor ingles).


(5) Se lee en las cartas de un amigo del conde de Toreno,
publicadas con la obra de aquel 'diputado de las Cortes
constituyentes: "Durante la guerra de la independencia, Riego
JI permaneció dos años prisionero en Francia, y empleó
JI aquel tiempo en cultivar su talento con la lectura de los
JI buenos Libros franceses.» Bastante conocido es lo que el
escritor liberal entiende por buellos libros. Sin embargo es
útil ver cuales son los que los liberales han hecho traducir
de tres años á esta parte para la instruccion de la España.


Aventuras de Fobias, traducidas al esparlOl por Don S. A.
Llorente.


BOSqUejo de una pintura histórica de los progresos del
entendimiento humano, por Condorcet. "


Cartas persianae.
Comentario sobre _ el espíritu de las leyes, por Destutt de


Tracy.
Compendio del origen de todos los cultos, por Dupuis.
Contrato social.




( l42 )
El cristianismo á descubierto, por Boulanger.
Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desi~


gualdad d,e las condiciones entre lós hombres, por J. J.
Rousseau.


El compadre Mateo, 2 t. en-12, con láminas.
El Citador, I vol. en-18.
El curso de política constitucional, por Benjamín Constant.
El buen sentido, ó la sensatez deducida de la naturaleza,


por el baron de Holhaeh.
Emilio, ó de la educacion, por J. J Rousseau;
La Religiosa, por 1\1. Diderot.
Las ruinas, por Volney.
JUoral universal, por S. Lambert.
Sistema de la naturaleza.


(4) Es de notar que los demagogos modernos entienden
por soberanía del pueblo, la soberanía que ellos mismos han
usurpado. Los revolucionarios de Cadiz sabian muy hien
que el pueblo español comba tia por su religion y por su
Rey, mientras' que ellos atacaban á los ministros de la reli-
gion, y despojaban al Rey de toda soberanía. Así mismo,
en Francia, los ministros de los cien dias decidieron que un
colegio electoral representaba un departamento con tAnto que
tuviese bastantes electores para formar el bureau; y por esta
decision, catorce electores intitulándose colegio electoral de
de los Bajos-Alpes nombraron á lU. l\1anuel , lo que mereció los
aplausos de aquellos representantes quc' acababan de proclamar
la soberanía del pueblo y el nuevo imperio de Bonaparte.


(5) Llámanse en francia los cien dias los tres meses que duró
la última invasion de Bonaparte en 1815. (Nota del traductor. )


(6) JOSf!f l\1oreno Guerra publicó este papel en Cadiz á
16 de Febrero de J 822', en ocasion que en virtud de la
soberanía del pueblo, y por consiguiente de cada fraccion
del mismo, queria fomentar en aquella ciudad la Ínsur··
rece¡on contra el ministerio de aquel tiempo y contra la
mayoría de las Cortes.


(,) El general Elio sorprendió á Vidal y á sus cómplices
en su reunion. Vidal tiró un pistoletazo al general, y lo
arremetió con un puñal. El general Elio se defendió , y lo
mató en el mismo puesto. En aquel entonces los liberales
negaron que hubiese tal conspiracion, para hacer mas cargos
al general Elio, pero desde que han triunfado no han
temido confesar su realidad.




(J43 )
(8) Esta osadia de la convenclonde Cadiz pareceria increíble


si no fuera tan público cl hecho., Los oficiales franoeses que
estaban delante de Cadiz han leido durante tres meses este
Robespierre español.


(9) Este escrito que ha parecido posteriormente á la abertura
de nuestra sesion, y á la publicacion del discurso de S. M.,
ha tenido ya ocho, ediciones en Inglaterra : el autor escribe
en presencia de muchos millares de compañeros de armas, y
nadie ha atacado la exactitud de los hechos que refiere.


( 1 o) Bonaparte habia dado esta órden al ministro de la
justicia, antes de marchar á Rusia, para ejecutarla despues
de sus nuevos triunfos; mas la providencia destruyó sus
proyectos como en él siglo cuarto los de Juliano cuando este
marchó á la guerra contra los Persas.


e 11) Bonaparte deeia un dia en su consejo de estado, que
no habia mas que dos soberanos verdaderos en Europa, el
emperador de Rusia y el rey de Inglaterra, porque los dos
eran gefes de su i&lesia. «El poder verdadero, decia, no
consiste en disponer de los cuerpos, pero sí en gobernar lag.
almas. II Enseñaba a:Igunas medallas de los emperados roma-
nos, y observaba que en ellas se leia ponti{ex maximus.


(12) Bajo el gobierno imperia:I, los consejeros de la univer-
sidad se presentaban una vez al, año al emperador, para
hacerle relacion de sus trabajos. En 1813, Bonaparte dirigió á
estos gefes de la universidad. uno de aquellos discursos que
se han conservado u lVI. de Fontancs, dccia, no ha querido
entenderme: cuando le nombré gran-maestro de la universidad
era mi ánimo que retirase la instruccion de las manos de
los clérigos. Los clérigos, ( prosiguió, con el estilo bajQ que
acostumbraba) dicen á los jóvenes que este mundo es como
una diligencia que debe llevarlos al cielo. Yo quiero que esta
diligencia vaya llena de buenos soldados ». Luego repitió todo
cuanto por la mañana habia leido en el Citador contra la
religion. Los traductores espaiiolcs de Diderot y del baron de
Holbach debían precisamente ir acordes con tal maestro.


(15) 1\'1. Bignon habiendo hablado mucho de la liga en su
discurso de 25 de febrero, recordaremos que se llamaba liga
española el partido que queria hacer pasar la corona de Francia
á la casa de España, en oposicion á la liga francesa que quería
conservar á un mismo ticmpo en Francia, la religi;m católica
y la dinastía legitima de nuestros reyes. Hacia parte de la
liga francesa aquella seccion del parlamento de París que no




( 144 )
habi~ querido seguir al principe presidente Achille de H arlay
y á la mayoria' del mismo parlamento cuando el rey lo babia
trasladado á Tours , la que, sin' embargo, . durante los preten-
didos Estados de Paris en los que dominaba la liga española,
dió el famoso decreto de 27 de junio de. 15g5, para que se
mantuviese la ley sdlica. .


Claro está que entraba e~ el pla.n de Voltairc y del partido
filDsófico, el confundir las dos ligas; en tt'~lminos que, al
rcferi¡' como el presidente Brisson fue asesinado por la faccion
de los diez y seis, el poeta filósofo ha tenido que disimular
que este magistrado cra el gefe de la" liga francesa en Paris,
y lo' elogia pOr su fidelidad al rey del mismo modo que diez
versos mas arriba ha elogiado al primer presidente Achille de
Barlay que presidia el parlamento en Tours.


Para contestar al dilatado paralelo que hace M. BignoD en
su discurso, entre las miras de Felipe II sobre la Francia, y
las que S. M. Luis XVIII m,!nifestó sobre la España en el
discurso que pronunció desde su trono al abrir la sesion de
este año, bast"a decir que Flllipe1Jgado con los enemigos de
la casa real, trataba de colocar á úfib . de sus hijos en el trono
de Francia; y que Luis XVIII protege á 'los fieles vasallos de
Fernando VII, Y solo toma las armas para ayudarles á colocar
de nuevO su rey en el trono.


(14) 1\1. d' Alberg (aleman de naCÍon ) fue naturalizado
frances, nombrado par de Francia y embajador, por empeño
de M. de Talleyrall. Despues que su protector pronunció su
discurso, salió para Inglaterra. Nadie piensa que consiga en
este reino los medios para revolucionar la Europa, ó la Francia
que fuera lo mismo.


( 15) Las cortes de España, laR dos cámaras del parla-
mento en Inglaterra, los parlamentos de Francia, se desig-
naban con el mismo nombre e urÍ!;e, cuando en estos tres
reinos se actuaba en latino


(16) Don Gaspar l\Ielchor de Jovellanos es autor de una
obra muy importante sobre las leyes agrarias de España y
sobre los medios de perfeccionar la agricultura en aquel reino.
l\'1. (le la Laborde ha creido, con razon, que debia traducir
este escrito por entero, cuya traduceion forma una gran parte
del cuarto tomo de su itinerario de España.


(17) Hemos visto antes que los 69 diput,!-dos que al regresar
Fernando VII á España, le dirigieron sus representaciones
contra la constitueion de Cadiz , se quejaron de que este


decreto




( 145 )
tlecl'eto de la junta central habia sido desechado en Cadiz. LO'
.que prueba que el tal d.ecreto merccia la aprobacion de los
l~spañoles mas adictos á las antiguas leyes de su pais. Estas
representaciones fueron estelldidas por el señor marques de
1I1ataflorida.


(18) Era absolutamente igual la composicion de las antiguas
'Cortes de España y la de los estados generales de Francia. En
Francia y en España, el clero, la nobleza y los comunes
deliberaban separadamente: de este modo cada orden defendía
JlUS derechos; y siendo necesaria la unanimidad de los tres
<\rdenes para producir_ una resolucion de las cortes ó de los
ntados, se hacia imposible toda rcvolucion. Esta division del
poder legisJalivo es el principio de todos los gobiernos formados
f'n Europa por las naciones germánicas, que en el quinto siglo
invadieron el imperio romano. «Los gefes, dice Tácito, en
su d~sCl'ipcion de la Germania, arreglan por si solos los Ile<ro~
cios de poca importancia; los demas se tratan en la asamblea
general; pero en tales t~rminos, que, en los asuntos mayores
~uya decisiun pertenece á la asamblea general, la discusion
está reservada á IQS gefes.· l\lolltesquieu citando este paso ~
.dice: • El que quiera leer la obra admirable de Tácito sobre
las COSlumbl'es de .los germanos, verá que los ingleses han
tomado de ellos la idea de su gobierno político: este hermoso
.sistema tuvo su origen en las selvas. »


Uno de los mejores traductores de Homero ha descubierto
:en aquel poeta el mismo gobierno que l\Iontesquieu encontró
en Tácito. Este se ve toclavla mas claramente en el hel'lnoso
libro sobrc las costumbres de los pueblos antiguos de Grecia,
{{ue Tucidides colocó al principio de su historia. Un padre de
familia que consulta sobre los negocios ordinarios á sus hijos
mayores, y trata de los asuntos. graves, primeramente con
,toda Sil familia, luego separadamcnte con sus hijus mayores,
.es un gobierno enteramente cunforme á la naturaleza.


El despotismo de los emperadores r0ItlallOS babia borrad()
.en todas partes este gobierno paternal. Los Germallos lo esta~
hIecieron de nuevo en casi toda Europa, y h,l~So se perfec-
.clonó con el influjo de la religion cristiana.


El mecanismo rigido de los tres poderes, cual se ha vista
por primera vez en Inglaterra, solo (ue establecido en aq·uel
pais despues de las guenas civiles del siglo u-eee, por el autc>
llamado la gran. .carta.


• De mino:-ihus rehu.:r princip~s consultan!, de ma;oribu$ nmne$: it.-
l"men ut g.IlQrum l'enu l'kbcm 41'bitd4rn tes: 4pu4 Jlrillaipes pertl a,¡cniu(~


K




( 141) )
Cuando S. Luis, rodeado de su parlamento, falló en AmicfiS


'l;obre las diferencias que el rey y el parlamento de Inglaterra
habían sometido á nuestro santo monarca, sobre la ejecucion
de aquella tan célebre carla, ¿ tcndría acaso el parlaJIlP,to de
Francia envidia alguna al de Inglaterra? No por otro motivo
han tenido nuestros vecinos, antes que nosotros , una consti-
lucion escrita, sino ponJllc han tenido reyes tiranos y débiles.
En .Francia, han formado por muchos siglos nuestra consli-
tucion usual, el amor mutuo del rey y de los vasallos, y la
certeza de la sucesion á la corona en una familia cllyo interes
era el del reino. Nuestras desgracias nos han obligado tambien
á escribir nuestras lcycs políticas : nuestro deber es conser-
varlas y hacer de ellas una aplicacion justa.


P. D. Desde la primera publicacion de este escrito, he tenido
noticia de una obra titulada: Teorla de las cortes, ó sea Historia
de los grandes cong/·esos nacionales de Castilla y de Lean, por Don
Francisco ltlartinez ~larina (diputado en las cOl'tes actnalcs ).
Este docto escritor hace conqcer muy bien los anlÍguos fueros
politicos de España~ y con todo 8U libro ~o deja de coniener
la condenacion mas completa de la constitucion de Cadiz,. Estos
antiguos fueros politicos estaban confiados á la custodia de los
tres estamentos, deliberando eslos cada uno de por si; asi es
que, en una larga serie de siglos, la historia de España no
hace' memoria de haber padecido el menor menoscabo ni la
religion, ni la autoridad real, ni las propiedadcs particulares.
Pero el congreso llamado constituyente de Cadiz, en el ailO de
J 812, á la par de la asamhlea llama da eousl it uyente de Francia
en 1789, no siendo contenidas pUl' el 'Ceto del clero y de la
nobleza, conforme á aquella alltigua'constitucion que conservó
á todos los estados de Europa durante quince siglos *, ha
debido resultar igoal trastorno en las dos naciones. Verdad
es ( dice lU. de DOllald, hablando de la revolucion de 178!),
en su eseclente escrito sobre la última obra de madama de
.Estal), u Yerdad ~s que ulla vez confundidos los tres ónle-
." Des del estado en una misma as,amblea V en un mismo
.. , voto, era inevilable la revolucion, por esta mlly buena
" razon que ya estaba hecha, y que estaba destruid.a la
.. antigua constitucion. »


.. J.un en Inglaterra duró por muchos siglos el deliherar la nobleza separada-
mente del clero, estos, dos órdenes teniendo unos mismos intereses políticos stJ
reuni~ron despues y~ ~deliheraron juntos; pero todos los ohi,c;pos, y hasta la
re!o¡maciQn todos los abadfs. tuvi€ron entrada eU la cámara alta. Si , baju Hen-
riqce VIII, el clero hubiera formado un orden 5f"parado, tal vez Jlllhi.-:ra 10'
'.srado Jmm Fisclu:l' , ohispo de !iochester, reunir á H1S hermanos en la d!·ft7!~a
de la fé antigua; hullieran poJii!o ii lo menos ]'( .t:ITd .. :r 1 a iJtima ~l('c¡."jon
. .t1el rey ¡'Ol' tl,POI l't"si¡:-lt'uc:-¡a l('g;ll, Y pOlw·r asi Hn oh!lt8.C'Hlo á la pl,t'l'ipit:¡ClOl1
~.e f1111 la WtJUl.a .l:l!UIS:¡' cid ci.."n::.<~ t!e íngl~tel'ra.




( 14, )
'(19) Nuestro Henrique IV tenia á estos· preceptores de la.


.juventud una cstimacion igual á la que hoy dia les profesan
todos los realistas españoles. En 1602 escribia al cardenal
de Ossat.· «He 'propuesto la unipn de cicI,to priorato situa.d6
JI junto á mi casa de la "'leche á un colcgiu que deseo fundar
~ en aquel sitio, en el que picnso colocar á los jesuitas, pue¡;
~ los tengo por mas hábiles y mas capaces que los demas maestros
" para l(t inslruccion de la jttcenlttd », En este colegio de la
Fleche quizo Henrique IV que fuese depositado su corazon.


Durante el reinado de este príncipe doblóse en Francia el
númeru de los colegios de jesuitas , y en el último año de
su vida, mandó á la Anu:rica scpLenh'ional aquellos mismos
misioncros que los reyes tic ]~spaila y Purtugal quitaron, 151)
aüus des pues , á los desgraciados ludios de la América meri-
dional.


Los filósofos destruyeron en el siglo p¡lsado esta sociedad de
predicadures evangélicos, los rcvolucionados criados en la
misma escuela no cesan de atacarlos hoy dia con el mayor
encono, y con· .esto dan un nuevo realce á la escelencia de
aquel instituto: Bien claramente se conoce, por sus discursos
y por sus escritos, que un filósofo revolucionario mataria con
aun mas satisfaecion á un jesuita que á un rey.


(20) Se ba observaclo que los periódicos revolucionarios
pintaban con la mayor viveza y muy repetidas v:eees, todas
las l'elacioncs ele las atrocidades que eomctian los Ca71¿bales
de EspalJa. A primcra vista parecia estraña esta ingenuidad.
y ha sido necesario reflexionar para conocer sus desig-
nios. Los revolucionarius de Francia querían amedrentar á
los realistas franceses enseiiándoles la suerte que les esperaba,
si se atrevian .á haccr la guena á la revolucion.- Se han
.publicado reflexiones muy notables súhre este particular.
Este articulo viene firmado ele un jóvcn , pero se eunoce muy
bien que acaba de conferenciar con un hombre que ha visto
toda la revolucioll ,y la ha combatido COIl la mayor constancia
é igual talentol


u Es tan viva y tan profunda la imprcsion que en Francia
ha dejado la l'evolucion en todos los áaimos , que ahora mismo,
bajo el duminio del príncipe IegiLimo, ha podido conservar,
por el terror de los recuCl'dos , cierto imperio sobre la
opinion. I~os pueblos han temblado tanto tiempo delante sus
horrendos tribunales, que la memoria de sns excesos ame-
.drenta aun de cuanllo en cuando las conciencias mas pÜl'as.
Sobrecogcn los ánimos algunas veces eiertos movimientOli de


-tt I..teUres UU ,oanliual d'Os~at. T. 5 'J..P. .. p. p. zG.
K 2·




( 148 )
tel'1'or· como si dependiese aun nuestra suerte de aquello",
decretos, y que el hombre dc bien fuera obligado, para probar
!iU inocencia y escapar del suplicio, á esconder sus virtudes,
y disimular lo que hizo por su rey.


e Este tcrrot: revolucionario influye pues principalmente
sobre el gobierno. Tanto se ha repetido que los reyes son los
mandatarios del pueblo, y la rehelion ha puesto tantas veccs
en accion este principio, que los gobernantes han llegado
casi á dudar de su poder y de su legitimidad. Al paso
que no quieren ser vasallos de la revolucion, parece
que la, reconocen cierto dominio, sujetándose voluntaria-
mente á sus censuras, y poniendose bajo su vigilancia imnc-
diata. ¿ Cuantas veces, de siete años á esta parte, hemos visto
al ministerio temiéndold cuando debia hacerla temblar, y
enredándose en sus cadenas cuando podia sujetarla. , .


Un congreso nunca recibirá la impresion de este terror.
Cuando, el dia de la expulsion de lU. Manuel, el general
Demar~ay amenazó al presidente de la cámara con el dia de
la justicia, la cámara contestó riéndose de él.lJna jUI).ta de
hombres graves, que han merecido la confianza .de sus
conciudadanos, conoce muy bien que los revolucionarios no
son temibles sino cuando se les pone la victoria en las
manos. y esta ventaja puede dársela un ministerio, pero


',jamas se la dará el cuerpo de los diputados de una nacion.
(21) Se ve en las confesiones de J. J. Rousseau, que M.


de Malesherbes, director de la librería, hizo estampar en
Francia el Emilio y la nueva Eloysa, y que favoreció la circu-
ladon del Contrato social.


(22) Permitaseme el decir que tengo el honor de ser amigo
de dos magistrados miembros de esta junta provisional. En las
largas conversaciones quc hc tenido con estos apreciables
españüles, he conocido el (;aracter grande y las virtudes de
la nacíon española. A mas de que habiéndome interesado como
todos. los realistas franceses por los realistas españoles, he
tenido personalmente para ello un motivo mas particular y
mas sagrado. Un hermano mio adoptó la :Espaiía por su patria
cuando nuestra revolucion, y desde aquel pais hospitalario,
pasó á mejor vida. Espresó su agradecimiento á la naciol)
española en unas cartas que 1\'1. de Chateaubriand ha tenido
á bien insertar en los apéndices del Genio del cristianismo.
Despues de haber recorrido la mayor parte de la España
,c"Scribia á su familia: c. . . • . No creo haber viajado en
• mi vida con mas confianza ni con mas susto: he l:llCoutrauo




( 149 )
11 en tollas partes geutes honradas , buenas y caritativas .... ~
• A precio en estremo este púeblo que se aprecia á sí mismo,
11 que no sale á servir las demas naciones, y que conserva
» un caracter original. •... I Cuanta gente de bien! no
• seria aqui menor que en Francia el número de los mártires,
• si fuera posible en este pais atacar la religion. Dudo que
» lo intenten por ahora. -. • • . • Esta carta fue escrita en
1799. Nueve años despues, Bonaparte introdujo la impiedad
en España con sus ejércitos, y ahora las cortes hacen alli
muchos mártires. .


(25) La providencia permitió que la Convencion hiciese
honor (aunque involuntariamente) á los sentimientos de la
Francia, no queriendo admitir la apelacion al pueblo.


(24) He oido p.el general Quesada una prueba de esta
opinion de. la España, que nada deja que contestar. Si este
general se ha sostenido durante ocho meses en Viscaya y en
Navarra; si con.solos 1,500 hombres ha podido atravesar todo
Aragon, haciendo una marcha de mas de 60- leguas, desda
Urgel á Yrati, sin la menor pérdida, fue porque los pueblos
estaban á favor suyo. No se puede esplicar de otro modo que
l\lerino haya conservado siemprc partidas de infantería y
caballería armadas, desde la época del cautiverio del rey en
marzo de 1820; que Zá'vala se sostenga en Viscaya desde tanto
tiempo; que Bessieres ocupe lUequinenza sobre el Ebro desds
nueve meses, las marchas de este general al rcdedor de ¡"laddd,
las victorias de Ulman amigo intrépido 'Y fiel del general Elio,
y otros muchos gefes realistas españoles, nos dan hoy día
iguales pruebas de esta verdad.


( 25) San Fernando, hijo del rey de ¡,eon, era prim()
hermano de san Luis, por su madre Beretlguera de Castilla
hermana de Blanca de Castilla, madre de san Luis.
~lientras que san Luis atacaba á los enemigos del nombre


cristiano en el Levante, san Fernando combatialos en la penín~
sula; reunió el reino de Sevilla á los de Castilla y Leon y se
apoderó de Cadiz. Asi como san Luis fue el legislador de la
}'rancia con sus leyes llamadas étabtissemcns, san Fernando dió.
otra compilaeion de leyes llamadas las partidas, por las que
hasta ahora se ha gobernado la España. Los dos reyes prote-
gieron igualmen"te las .letras, y san Fernando fundó la uni4
versidad de Salamanca.


Las casas reales de ¡"rancia y España descicnden de saa
Fernando por la reina Juana, hija de Isabcl de. Castilla y de
Fernamlo rey de Aragon, madre de Carlos V, Y por !\1U,f,ia
Teresa de Austria muger de Luis XlV. K. ~




( 150 )
San Fernando deseendia de Pelayo, por los reyes de Asturias,-


de Oviedo y de Lcon. '
(26) Una dedaracion del rey de Francia de 1788 encargaba


á todas las academias y á todos los hombres sabios publica!'
cuantos documentos podrian procurarse relativos á la antigua
forma de nuestros estados generales. j Cuales eran los consejos
que entonces dirigian á nuestro bucn rey!!I


(2,) TOllo el niérito de los legisladores de Inglaterra, dice M.
FriveU, * ha consistido en un grande apego á todas las costum-
bres antiguas, é igual aversion por todas las in ovaciones que
110 fuesen absolutamente necesarias. • . . . Mieniras que en
las demas monarquías de Europa se han variado, y muchas
veces sin motivo ó arbitrariamente, sus instituciones ~nliguas,
los Ingleses han respetado siempre las suyas, y asi se ,han
perfeccionado lentamente por si mismas. He aquí' la causa'
verdadera de la superioridad de la ,constitucion inglesa sobre
casi todas las demas de Europa; y por esta misma razon se
}¡acetan dificil el imitada. En el curso de la obra se puede
ver la esposicion de estas profundas y evidentes observacíones.


(28) Los escritores ingleses convienen de esta mudanza que
se ha obrado en los pl'Íncipios del gobierno de Inglaterra dcs-
de una época que coincide con la muerte de 1\'1. Pitt El
New-Times del primero de julio 1822, h~blando de un 'es-
crito que publiqué cl año pasado bajo el título de Consideraciones
sobre la morcha del partido liberal, se espresa en estos térmi-
nos: D Este diputado parece persuadido de que en las cá-
JJ mara s de los comunes de Inglaterra no se p'ermitiria que
JI un general al servicio del rey declarase en pleno parla-
JJ mento que usurpacion y gobierno legítimo no eran mas que
" meras palabras, y que el buen éxito de lti rebelion la justifi-
JJ caba. Paréeele que las cámaras de los comunes nlanda-
» rian á un orador semejante d la Torre. Nosotros pensa-
11 mos que deberia ser así, y que asi hubiera sido veinte
JI años atras; pero cuando vemos los insuHos contra el rey,
" el parlamento y la eonstitucion que se toleran en los di s-
'JI cursos ,que vienen en los pcriódicos como pronunciados
JI en el parlamento, 1I0S inclinamos á dudar si el autor
l> de este escrito tiene conocimiento del cambiamiento prác-
JI lieo (practica' change) que estos veinte años últimos han
'JI traido en la cOllstitucion de Inglaterra. l>


Notamos, sobre este particular, que la 'cámara de los di-
.. De la Constitution ti' AngleteITe, ou quelql1es remarques sur l'ancienne cons,.


titutiou d. la Franee, Par un An¡;,lais, 2,a éd. p. 13.




( 151 )
putadog ,echando á 1\1. Manuel. se ha mostrado allimlld.4
del mismo espíritu que dirigia á }a c~hnal'a de los comun~1>
de Inglaterra antes de esta degenc!'acion antimonárquicól
<lue tan desgraciadamente ha manifestado en la discusion so-
bre la rebelion de España.


Ya no debcremos citar en lo sucesivo anlecrdcn{es del par-
lamento de Inglaterra, sino es tomándolos cn los 1 12 años
que discurrieron entre la entronizacion de Jorge 1 .y la muer-
te de :\1. Pitt.


(2!))¿ J,ord Liverpool hubiera acaso podido decir que las corte¡
mandando fusilar al obispo de Vich, han tenido un prece-
dente en la historia de Inglaterra, pues que Henriquc VIII
hizo decapitar al olJispo de Hocllester? Esta compal'acion
estaba muy distante del pensallliento dc este ministro; y se-
ria por demas contestarle qllC Henriquc vnr l1aciemlo un
martir al venerable J. Fischer, puso en su lugar en la silla
episcopal de Roehester á un obispo que, aunque reconoció
la supremacia eclesiástica del rey, á lo menos continuó ense-
ñando al pueblo los dogmas principales y la moral de la rc-
ligion cristiana.


Las cortes no tienen mas preceden fes que en la convencion
de 1793. Los liberales espaJlOles han asesinado á los obisp0l>
como sus hermanos los liberales frallce~es lo hicieron con lo,>
obispos mas venerahles de Francia, y singularmente con el
ohispo de S. Poi de Leon, que Lord I.ivcrpool pudo conocer
clllnglaterra, y que habia merecido el respeto y la amistad
de M. Pia.


(30) Un escrilorliberal insiste sobre la dificultad de esta con-
vocaciOll. » ¿ Qué harán, pregunta, cuando el ejército fran-
I ccs es,é en Madrid? Dicen qne convocarán ,las antiguai
• cortes españolas. ¿ De cuales cortes se trata ?.... ¿ No sa-
I ben acaso que no habia en España ninguna junta
» central de cortes gcnerales cuyos poderes' se estelldiesen
JI á la totalidad de la península P ... ¿ A cuales cortes se da·
• l'á la prefcrcncia? ¿ A las de Castilla, de indalucía, ó.
• de Al'<tgOll ? .. »


Estas observaciones probarian que el consejo de Castilla, Ínsi-
guiendo el cjcmplo de la junta eentl'al de Sevilla de 1820 obró
con mucho pulso tralando dc concilia¡' aquellas distintas cons-
tituciones que por otra parte eran idénticas cn el ¡¡mdo ,
pnes en toda Espaila i<ts cOl'Lcs dcliberaban por estamentos:
la diferencia principal era que en AragoIl la nobleza estaba
diviilida en dos ot'denes ,/fP'andes .Y caballeros, como suceuia.·.
en Inglaterra antes tIue los caballeros pasasen á la camar.,


lLí




( J5~ )
r.e loa comunes. Perq es muy fácil en el dla conciliar' esfaf
leves diferencias cuando ya no estriban en intereses distintos ..


Por otra parte las 'cortes generales no han caido en des-
lISO como habia IlUcedido con los estados generales de Fran-'
cia; estas llan sido constantemente reunidas á la entroni-
zaeÍon de cada rey para prestar sn juramento al, nuevo so-
berano y recibir el de aquel, dm'ó tres meses su reunion
en 1/89 primer aIlO del reinado de Cárlos' IV.; estaban
compuestas de cerca cien diputados. Galicia, las tres pro-
vincias vazcongadas y Navarra tuvieron sus estados particu-
lares, y por sus diputados prestaron juramento á: Cárlos IV.


» En semejantes épocas, dice lU. BOllrgoing. * se man-
lJ dan cartas de convocacion á todos los grandes, á todos
.,. los títulos de Castilla, á todos los prelados, y á todas
.,. las ciudades de voto en cortes. De estas cuatro clases las
" dos primeras representan á la nobleza, los prelados á to-
l) do el clero, y los diputados de las ciudades al pueblo.1I


En esta forma es como el consejo de Castilla ó (en de-
fecto de este· eual<Jl.iiera real audiencia) debepá convocar
las cortes, á tenor del decreto del rey dado cl dia último-
de su libertad: sin que pueda inovarse nada hasta que el
rey se halle libre cn su consejo ó entre sus leal~s vasallos.


(31) Gaceta estraordi7laria de Madrid del martes 'J de marzo
de 1820.


AlI.TiCULO bE O·FIcro. - El Escmo. Sr. marques de Mataflo~
rida, secI"etario de estado y del despacho universal de Gra-
cia y Justicia, ha comunicado al Escmo. Sr. duque del In-
fantado, presidente del supremo consejo de Castilla, la real
orden siguiente: - Escmo. Sr. : - Con esta fecha se ha dig-
nado el Rey Nuestro Señor dirigirme el decreto siguiente:
lO Habiéndome consultado mis consejos real y de estado lo
conveniente que seria al bien de la monarquía la celebra-
cion de cortes; conformándome con su dictámen, por ser
con arreglo á la observancia de las leyes fundamentalel que
tengo juradas 1 quiero que inmediatamente se celebren cor-
tes; á cuyo fin el consejo dictará las providencias que es-
time oportunas para que se realice mi deseo, y sean oidos
los representantes legitimos de los pueblos, asistidos con ar-
reglo á aquellas, de las flwultades necesarias; de cuyo mo-
do se acordará todo lo que exige el bien general, seguros
de que me hallarán pronto á cuanto pida el interés del es~
tado y la felicidad de unos pueblos que tantas pruebas me


.. Tablee .. de I'Esva({n., 4·' éJit. t, 1, p, I\l7-




( 153 )
han dado de su lealtad, para cuyo logro me consultará. el
consejo en cuantas dudas le ocurran, á fin de que no ha-
ya la menor dificultad ni entorpecimiento en su ejecucion.
Tcndreislo entendido y dispondreis lo correspondiente á su
puntual cumplimicnto.» Lo traslado á V. E. de orden ex-
presa de S. 1\'1. para inteligencia del consejo, y á fin de que
sin la menor demora disponga lo necesario á que se reali-
cen sus benéficas intenciones. Dios guarde á V. E. muchos
allOS. Palacio, 6 de marzo de 1820. ,


Esta proclama fue el último acto de la voluntad del rey
antcs de perder su libertad. La invasion de palacio se ve-
rificó en la noche del 7 al 8 de marzo, en la gaceta esfra-
ordinaria de Madrid del 8 vino ·el siguiente artículo de oficio:


El Rey Nuestro Scñor se ha servido dirigir á todos sus
secretarios del despacho el real decreto siguiente:


• Para evitar las dilaciones que pudieran tener lugar por
las dudas 'Iue a) consejo ocurrieren en la ejecucion de mi
decreto de ayer para la inmediata .convocacion de cortes;
y siendo la voluntad general del pueblo , me he decidido
á jurar la eonstitucion promulgada por las cortes generales
y estraordinarias en el" año 1812. Tendreislo entendido, y
dispondreis su pronta publicacion. - Rubricado de la Real
mano. - Palacio 7 de marzo de 1820. D •


Ahora que la España puede manifestar con libertad sus
sentimientos, se vé á las claras cual era aquella voluntad
general del pueblo con la que trataron de encubrirse los cons-
piradores.


(32) Pregunto si no podian los soberanos de Europa pedir
á la Inglaterra que dejase de autorizar los insultos hechos á
las testas coronadas, en las personas de la familia real de
Portugal, y que mandasen á las cortes que volviesen la libertad
al rey y á la reina, y no obligasen á la archiduquesa de Austria
princesa del Brasil, á estar desterrada en el nuevo mundo;
que no incendiasen las ciudades adictas al rey, y no tuviesen
desterrados por mas tiempo al patriarca de Usboa y demas-
ministros de la religion, de cuyos auxilios quedaba privado el:
pueblo portugues ?


t 33) Tertuliano escribia su Apologético de lareligio71 cristiana
reinado Septimio Severo. Niger, Albino y Casio habian sido.
proclamados emperadores por los ejércitos romanos; pero.
~eptimio Severo era el único reconocido del Senado; cuya
eleccion hacia su legitimidad.




( 154 )
(54) Este es precisam~nte el número de los reyes de Francia


ele la primera raza en el discurso de mas de ocho siglos,
sucediendo siempre el hijo al padre segun el órden de primo-
genitura. Si se quiere cotejar esta sucesion tan regular y tan
larga dc los reyes cristianos, con otra sucesion hereditaria tam-
bien de antiguos reyes paganos, citaremos, entre los sucesores de
Alcjandro , á los reyes de l\lacedonia, que fueron 22 en el
espacio de ] 75 años, y los reyes de Siria que fueron 27 en el
espacio de 216 años.


Ha habido alguna escepcion en esta brevedad de los reinados
de la antigüedad pag~na, y la mas notable es .el reinado de
Augusfo; pero es muy cierto que su dlll'acion fue mas efecto
de la habilidad de aquel prlncipc , que no de Id disposicion de
los pueblos á obedecer pUl' deuer de conciencia, cuyo dcber
solo fuc conoddo de los pueblos cristianos.


(35) Observa las buenas costumbres antiguas, dccia S. Luis
á su hijo: guarda las franquezas y libertades que guardaban
los antiguos. ( Te8tamento de S. Luis. )


(36 y 37) Ningun legislador de la antigüedad había tenido la
idea de buscar en el pucblo el principio de las leyes humanas
y de la eslabilidacl de los gobiernos. » Nunca hallarás decia
» Plutarco, * una ciudad sin Dios y que no tenga un ob-
» jeto sagrado pam sus juramentos .. O" Asi me parece que an-
n tes se hallaría una ciudad sin suelo, que no se eslablece-.
" ría en ella policía alguna sin religion ó sin alguna idea
n de la divinidad.


« Ucurgo , ** dice en otra parte el mismo Plutarco, es-
» taudo para marchar á Dcl(as hizo jurar á los reyes y se-
D nadores, y luego por consiguiente al pueblo, que obser-
D varia n sus disposiciones y cstatutos sin variar en ellos lo
D mas mínimo hasta su regreso ... "" Despues de rcpctido su
» sacrificio á Apolo, y haherse despedido de su hijo y ami-,
" gos, determinó mol'Ír para que sus ciudadanos nunca pu-
» dieran qnedar absueltos del juramento que acababan de
» hacerenire sus. metnos ..... No salió fallada su esperanza"
» pues que su ciudad ha sido la primera del mundo en
» gloria y en la excelencia de su gobierno, por mas tle qui-
D llienlos años.


« N lIma, dice Dionisia de Ifalicarna,w, u* halló que los
» antiguos habian establecido un culto y una vcncl'al'ÍolI
" suficiente á la diosa de la justicia, Témis, y á Nemesis,


ir c. Colo tes d epicureo, c. 119, trad. de Amyot.
ici< Vida de Lirurgo, cap. 60.
idr~ Autigüedades H.omanas, l!b. 2 t cap. 31.




( 155 )
~ que lo es de la venganza. ..... Fue el primerQ entre 10f
• hombres que crigió un templo ti la (8 pública, mandando
• .que sc le ofrecieran sacrificios como á las dcmas deidades.
• Dc este modo no podia dejar de transmitirse con el tiem-
o pu en las costumbres de los particulares, la escrupulosa
• exactitud de la república en guardar inviolablemente su


fe y su palabra. » .


Asi es que cn las sediciones populares, sea en Grecia ó
,ca cn Roma, 108 oprimidos nunca pidieron mas que el
cumplimiento de las leyes sancionadas por el juramcnto de
Los fundadores y de los primeros habitantes de la ciudad.
Nunca profirió un orador demagogo ni un tribuno estas es-
presiones: Todos, los hombres son libres y tienen derechos igua-
les. Cada uno de aquellos ·defensores dcl pucblo teniá una
muchedumbre de esclavos en sus haciendas y en sus casas;
Luego se limitaban en rcclamar derechos positivos; y su ha-
bilidad no consistia mas que cn interpretar de un modo fa-
vorable á su causa, las leyes establecidas.


Esta inspiracion de la ley natural, el vínculo del jura-
mento, habia bastado para conservar las sociedades anti-
guas. Mas la filosofia epicurea, negando el dominio de la di-
vinidad. destl'Uy<Í los primeros principios del. gobierno en
las ciudades griegas,"y últimamente en la n'llública romana.
La religion revelada, como hemos demostrado en el capí-
tulo anterior , restableció con mucha lIlas eficacia la obe-
diencia y la fidelidad de los pueblos. Solo, en el' siglo dé-
cimo sexto, cuando Lnle¡'o y los demas heresiarcas ataca-
ron el fundamento mismo de la revelacion , desconociemlo
la autoridad de aquellos á quienes se les dijo: id y en.~eííad;
solo entonces no queriendo reconocer en el cielo el princi-
pio de la autoridad, buseáronle en el pueblo. En Ingla-
terra, Dinamarca, Suecia y en el norte de Alemania, los
prinei pes ahrazaron la. pretendidal'e(onna, para apoderarse
de ,los bienes eclesiásticos ó para satisfacer sus pasiones: y
los sectarios muy distantes de atacar en aquellos paises la
autoridad de los soheranos, la hicieron en todas partes des-
pótica para usar de ella como de un mrdio de opresion y
Jlersecncion. Pero en E~coeia donde ?lUldió tan pronto ~a
heregía, los soberanos Jaime V, Mana de Lorena y Mana
Stuart su hijamostral'on una adhesion inalterable á la re-
ligion católica: y en aquel reino fue donde un escritor
igualmente habil flue perverso, adaptó:i la polllica los so-
fismas I.pol<\gicos elpl calvinismo, é im.aginó el sistema de
la soberanía del pueblo. I.a última consecuencia de esta doc-




( 156 )
trina es que la justicia no dimana de lai leyes eternas es·
tablecidas por Dios mismo, y que no es otra cosa maa que
la voluntad del pueblo; en términos que (como lo ha decla-
rado formalmente Jurieu, discipulo de Buchanan, y despues
de J urieu, Rousseau con todos los enciclopedistas) el pueblo
es la única autoridad que NO NECESITE TENER RAZON PARA LEGI-
TIMAR SUS ACTOS: principio monstruoso desechado por los fi-
)ósofos de la antigüedad , y particularmente, con tanta
fuerza de elocuencia, por Ciceron ; y que solo han podido
reproliucir los filósofos modernos, que, habiendo cerrado los
ojos á la luz revelada, no han sido ya dignos ni capaces de
conservar la natural. Esta doctrina ha sustituido la volun-
tad de aquello que se llama pueblo, á las leyes eternas del
criador, y, ha sido la causa de los crímenes horrorosos de
los modernos revolucionarios, en cuya comparacion los Ti-
berios, los Nerones y demas tiranos de la antigüedad, han
sido hombres moderados, y aun justos y humanos. *


(58) Este capitulo importante del genio del cristianismo, que
nunca se meditaria bastante; y que cuanto mas se lee mas
digno parece de admiracion, es la primera obra poBtica de
11. de <jhatcaubriand. He reparado á varios españoles mani-
festar la mayor satisfaccion al pensar que el rey de Francia
habia confiado sus relaciones esteriores al 'hombre que escribió
aquellas páginas, cuando este hijo de S. Luis iba á consumar
la restauracion de España, que habia empezado con tanto
acierto 1.\L de Montmorency en Vcrona.


El nombramiento del marques de Talaru, amigo de estos
dos ministros, á la embajada de S. M. Cristianísima cerca
de S: M. C. colmará la satisfaccion. y las justas esperanzas
de todos los buenos Españoles.


• Un dia solo de las metralladas de Leon hizo perecer un número
de hombres muy superior al de lo. Romanos que Tiberio. CaUgnla, Neroo
y Domiciano hicieron morir durante sus reinados, que juntos forman cerca de-
cincuenta años.


Registrad en Apiano si hubo una snla muger inscrita en las listas tIe p"'s-
cripcion de Mario y Sila, en la sola ciudad de PaJis se cuentan mil dosc¡enta.
treinta y cuatro mandadas al cadalso, DO diré por unos franceses, si que por unos
monstruos engendrados por la. chuladas de r oltaíre y la 1,,~m4"idtul de Roa-
sse,au.


¿ No será Mezencio un buen hombre al lado del inventor de 10' matrimo-
nios republicanos?


nu,cad en los escritos de Tncidides y J enofon. donde estan relatados los
hechos del populacho de Aténas ; allá vereia algunos personage-s ilustres dester-
rados y algunos hombres de bien .enteuciados á heher la cicuta; pero que-
daba reservado al ateismo moderno el producir á 10& uptemóriseur4 y á 106
faballero. del martillo.




..


t 157 )
(39) M. de Rozleres~ malrB d' Alhy. Esta ciudad ha ejercitado


, ~n el general Romagosa y la guarnicion de Urgel, la mas
noble hospitalidad. Los Españoles restituidos á su patria harán
igual elogio de todas las ciudades del medio día de la Francia;


, y la palabra del gran rey, ya no hay Pirineos, nunca habrá
tenido mas perfecto cumplimiento.


( 40) Recordaremos aqui las espresiones del príncipe de
l\leiternich, en la carta que dirigió desde Verona al ministro
4ustriaco en Madrid: D En una época no muy distante, asom~
» bró otra vez al mundo la España, con el valor, los sa-
JI crificios y la perseverancia que opuso á la ambicion usur'
JI padora que intentaba privarla de su monarca y de sus le-
B ycs; Y el Austria no olvidará jamas de cuanta utilidad le
JI fué la noble resistencia del pueblo español, en un lance
JI para si misma muy peligroso. JI


( 41) En los diarios de este mismo mes, se ha visto la
r~lacion de los efectos de una misioll en la pequeña villa
de T hOllara, la que Berton, haCe un año, escogió para tea-
tro de su triunfo. Ni una 8olaexcepcion ofrece la Francia
entera, á los maravillosos efectos de estas predicaciones del
Evangelio.


( 42) Habiendo oido decir que un autor inglés que en
este momento leen mucho en Paris, ha entremezclado en
una de sus novetas históricas las calumnias de Bucha-nan y
Knox contra' Maria Stuart , me parece del caso relatar, á favor
de esta princesa, un testimonio que ni á los mismos partidarios
de la filosofía podrá ser sospechoso. Es el de ,M. Gaillard ( en su
hist. de la rivalidad de la Francia y la Inglaterra): «Con ....
JI fieso que si hay, en mi concepto, un problema histórico
II resuelto, es el de la inocencia de Maria Stuart .... Si su vida'
" cntera es una prueba de su inocencia, su muerte fué <le
» ella una demostracion «.


(43) Esta obra está traducida en todos los idiomas de
Europa. Se haria tambien un libro precioso de las hermosas·
páginas de política religiosa que el abate de la lUennais publicó
en el Conservador y en el Defensor, aiiandiéndoles cuatro capi-
tulos de esta elevada política que ese filósofo cristiano ha
publicado este año, con estos titulos; De la santa alianza, de
la revolacion de España, el 21 de enero, lo por 'Venir. Esta
coleccion presentaria unos principios de gobierno capaces de
afianzar la felicidad y estabilida<l ele todas las monarquia&
cristianas. '




( 158 )
( 44) A la autoridad de Bossuet añadirémos la de Fcne


ion, Hácia el allo 1709, dice un testigo ocular (1\1. de Ram
say) , Jaime III moró algun ticmpo en casa del seilor arzo
hispo de Cambrai. lH, de Feneloll tuvo varias conferencia
con cste joven príncipe, quien le escuchaba. con veneraciOl
y docilidad .. , l\'lostróle las ventajas que le ofreda la form;
del gobierno de su país. » Todo principe, decía, debe ape
D tecer tener un consejo supremo quc modere su autol'ülad
~ H primer modelo de los gobiernos es la autoridad pater
» nal; todo buen padre ha de ohmr de acuerdo con lo
" mas sabios y esperimentados dc sus hijos.... Cuando UIl¡
~ vez, continuaba, la autoridad suprema se halla fijada po


." las leyes fUlHlamentales en UI/O solo, en algunos ó en n/U


." citos ,es preciso tolel'ar los abusos inherentes :i cida siste
" ma, si no se les puede remediar con pt'ovidencias com·
» patibles con el orden.,. Nunca se hallara la felicidad d,
JI la humana sociedad mudando ó trastornando las re
,. glas y formas establecidas. "


Jaime III tenia entonces la esperanz,a proxlma de que 1;
reina Ana, su hermana, la hija querida de Jaime 1I, lH
esperando tener hijos, le llamaria al trono, :Este princip'
hubiera po(lido allanar lodos los obst,ieulos, ejerciendo UI
,Bolo acto del culto anglicano, mas rehusó constantemente
conducta heroica que transmitirá apellas ;i la posteridad UJl;
línea oscura de la historia, y cuya gloria est,! cOllservada pa
ra otro orden de cosas.


(l15) Henrique IV no dejó en todo el tiempo de su reinado d.
emplear y recompensar a aquellos que le habian servid!
c&nstanlemente, },us protestantes se quejaron de él, mas po'
'<lia contestárseles que', desde que le vieron rey de Francia.
se scpararon suecsivamente de su servicio, y que en el si-
tio de Amiens, ni (/no solo se halló de los seIlOres de aquc:
partido; cuando (segun ¡'efiere l\lezerai, autor nada sospe-
eh (¡SO .! los protestantes) » los coligados se jactaron en
«aquella Sl'ande circunstancia de haber sido los restau-
«radores del estado, como habian sido los defensores de
• la religion »; por lo que dijo H cnrique IV que conocia
mtty bien que aquellos /tombres nunca habian sido enemigos
de sa persona pero sí solamente de la secta ugonota, Esto
espliea la conducta de Enrique IV, Y sirve de impugna.
cíon á las sátiras que hicieron contra él. Este príncipe te-
nia el genio de la clmnencia (perdóneseme la espresion ), y
llO hubiera podido Bossuet decir de él, comn de Cado., r,
{F,e fue demente hasta tener (Iue al'l'epentil'se, ~o eIle())~-




( 159 )
tró sino súbditos siempre fieles en todos aquellos á quienes
habia juzgado que debía perdonar. '


»En Francia, decia Burke treinta años hace, no se ove
J> alabar mas que la mansedumbre y amenidad de aqt{el
» príncipe; pero se pone en oscuro y casi sc hace desapa-
D recer el carácter de vigilancia y vigor sin el cual no hu-
b biera merecido el nombre de grande. Es muy evidcnte el
» fin de 'esa política. El nombre de Renrique IV re cor-
~ daba la idea de );1 popularidad. Daba orgullo á los reyes
• de }'rancia el venir de este héroe; su conducta y carác-
» ter debia servides de modelo. De manera que, bajo el am-
» paro de este nombre venerado, todos los que conspiraban
» contl'a las leyes, la religion y el orden se esforzaban en
" persuadir á Luis X VI que podia renunciar las precaucio-
~ ncs todas del poder contra los designios de la ambieion.
» y despnes de haberlc así desarmado, fue cuando deter-
» minaron entregarle, él, el clero, la nobleza, y los ma-
» gistrados (los naturales apoyos del trono) en' manos de
" los ladrones y asesinos, M.ucho tiempo hay que esta ma-
» quinacion estaba tramada; debian los conspiradores ponerla
» en obra de todos modos segun las circunstancias; y aque-
» na moda de colgar por todas partes retratos de I1enrique
» IV , era uno <le los medios ,.que se habian de emplear
» para obtener el logro de aqu~l designio: Medio verdad e-
" ramente pérfido qúe ppne asechanzas á los hombres y los
» pierde con el mismo cebo de sus propias virtudes. »


:Muy sin razon se jactaba CárIos II de imitar la conducta
de lIenrique IV, su abuelo materno. Privó' de su valimiento
al canciller Clarendon que habia sido su consejero en el des-
tierro, y le habia dirigido con mucha prudencia y juicio en
los primeros años de la restauracion. No hacia caso de los
servicios de los cabal/eros que se habian saorificado por su
padre, y dejó morir de hambre á Rutler, el célebre autor
del poema de Rúdibras , que tanto habia contribuido á
atraer los espiritus á su partido, y cuyos versos l'ecitab~
iucesantemente.


Su ingratitud y la de su hermano cran de tal modo in-
{itnllaS é indignantes , que los mismos realistas leales que
si¡;'uieron á "Fa'ancia á este último, porque con su causa estaba
unida la de la religion , han tl"ansmitido á sus descendiente .. ,
contra estos dos príncipes, un sentimiento" de ira y menos-
Jlrecio, cuya fuerza 110 ha pod do amol"liguar un trascurRO
de ciento y veinle años; siendo así que, á pesar de las sá-
tiras de los protestantes y las falsas alabanzas dc los filóso-




{ 160 )
rOl, el nombre de Henrique IV será siempre querido y ve-
nerado de la posteridad.


No es de olvidar sin embargo que Jaime 11 , dió lustre
á su desgracia con grandes virtudes, y que quiso noble-
mente que sus servidores fieles disfrutasen co n_él de los efec-
tos de la munificencia de Luis XIV. Pero entonces ya no
podia reparar las faltas que habia cometido cuando domi-
naba los consejos de su hermano ó cuando reinaba él mismo.


(46) M. de Lafayctte, celebrando en su discurso de 4 de
junio 18~!.l el triunfo de la revolucion en la restauracion, hizo
contrastar este triunfo con una proclama fecha en Verona. en
julio 1795, estas fueron sus propias espresiones. 1'If. de La-
fayette tenia tazon -, aquella declaracion, bien digna de un
descendiente de Henrique IV, prueba cuanto llc"amos dicho.
Los historiadores adictos á los descendientes de S. Luis,
citarán este documento siempre que hablarán de la restau-
racion de 1814, añadiéndole la declaracíon fecha en Hartwcl,·
del 1 de enero del propio año, que fue publicada en París
en los primeros días de la l'6Stall1'acion.


Se hallarán varios hcchos sobre este- importante asunto en
roi escrito sobre la marcha del partido Uberal, 2." ed p. 26,
-27, 118 Y 127'


( 47) Esas clases de que habla lU. Burle son las mis-
mas categorias de que los liberales han hecho tanto cargo á
la cámara de J 815, la cual sin embargo no adoptó la
proposicion del diputado que opinaba se debian poner por
tlbra los consejos de M. Burle, consejos que, algunos me-
ses antes, habian sido sancionados por la verificacion entera
de las predicciones de este grande estadista.


No sin razon se oponen los liberales á las categorías ;
este es el medio de lograr: que sus gefes queden impunes,
y esto afianza el buen éxito de sus operaciones, á las que
de este modo pueden volver á trabajar cuando quieren.


No sin razon claman contra las reacciones , dando este
nombre á las medidas las mas conformes á la justicia: sin
_estas r.eacciones tcndrian motivo de esperar que lucso vol ve-
rian á repetir ellos sus accio1les.


No sin razon daman contra las purificaciones; porque
-sin ellas conservarían los empleos y el poder , que muy
pronto les serviria para inutilizar las victorias de 1,08 pue-
blos y los reyes contra su enemigo comun.


Claman ya los liberales contra las categorias, reacciones y
purificaciones de España. El uso de estas palabras los ha sao


• "'sto d.ocUlllel1to oe lee <\11 los papeles realist¡¡.. WI 2 '! 3 de abril 1814.
, '" lido




( 1(j1 )
lido bien una vez; pero es de esperar que la seriedad y
buen juicio del pueblo español y los ,actos de la regencia
impedirán el que tengan ahora tan buen éxito.


( 48} Véase los documentos anexos al tratado de 25 de
marzo de 1815. Los insertaron en el monitor del 17 de junio
siguiente, en' el cual las palabras aqui citadas estan pues-
tas de letra cursiva. Buonaparte habia' mandado distribuir
antes aquellos documentos á sus cámaras de Pares y Repre-
sentantes: no podia encontrar preliminar mas á propósito pa..
ra ·la ley que debia proporcionarle un ejército.


(49) Parece que estos escritores han olvidado que pocos dias
antes hahiiln citado con la mayor aprobacion, los decretos de
11 ina y de ritlacampa para ejercer.la policía contra los fac-
ciosos. Sin embargo estos escritores són sugetos hábiles .,
poco distraidos r 1 !


SUPLEMENTO.


NoTA. que se refiere al Capitulo l.
»Muchos se han equivocado, dice 1\1. de Pradt sobre


la situacion de la España. Desde que reinaba la casa d~
Eorbon , este pais habia hecho los progresos mal! felices.
Felipe V no contaba mas que ocho millones de vasaUos
cuando se hizo la paz que le aseguró el trono; bajo el
reinado de Cárlos IV la poLlacion se acercaba á doce
millones; las riquezas habian tenido un incremento gran-
dísimo : la!! ciudades múdahau de aspecto; se estendian las
artes, y la cultura de las letras iba cada dia en aumento;
en una palabra , la España habia lomado su parte en los
progresos generales de las sociedades Europeas. Daba aun
playores pasos hácia la pro~pcridad en razon de los recursos
que ella sola poseo. Habiéndose mejOl'ado la adminislracion
de sus Colonias, habia logrado ya g~alldes ventajas, y podia
promctérsclas mucho mayores en lo por venir. De modo
que, eu el espacio de diez años desde 1778 á 1 788, los
productos de la América española habian mejorado de setenta y
cinco millones á doscientos y diez, (Jn géneros, yen numerario,
de ciento y diez millones á ciento setenla y cinco.


Calculesc por este primer paso , que en su principio era
muy poca COia, lo que la ~spaña podía prometerse en lo
sucesivo. La mayor parte dc estos heneficios eran debidos
á los 11ríncipC5 de la casa de Dorbon .•


L




( 16:¡ )
Non qUIJ 8e refiere á los Cap/tulos ll:r f/' 1 II.


Habiendo Josef convocado las cortes, dice 1\1. de Pradt, la
regencia lo imitó, y para suplir el defecto de los representantes
dIrectos del reino que no pudieron acudir á Cádiz, admitió á
todos los suplentes de estos diputados que pudo juntar. De ahí
han nacido esas cortes tan conocidas en Espal1a y en Europa,
que, dcsplles de haberse portado como se hace entre anarquistas,
han parado en estas cortes autoras de la constitucioJl de España
{}ue tanto irritó á Fernando.


NoTA, que se refiere al Capitulo IV.
El . obispo de Oren~e, dice 1\1. de Laborde tenia su


palacio hecho un hospicio donde mantenía á 300 eclesiás-
ticeg francescs condenados al destierro en tiempo de la re-
volucion. Este prelado comia con ellos. privándose de
todas aquellas comodidades. que no podia proporcionar á
aquellos desgraciados.


Casi todos los obispos de España ejercieron esta santa
hospitalidad. El cardenal' Lorenzana, arzobi~po de Toledo
mantuvo siempre á 500 sacerdotes franceses. Se calcula que
en España 'abia unos diez mil desde J 7!)2 hasta 1801.


En Portugal se refugim'on cerca dos mil, y, dehemos de-
cido, la caridád hácia aquellos confesores de la fe , tal vez
fue mas general alli que en España.


Calculando en 500 francos la manutencion y vestuario
de estos doce mil eclesiásticos franceses durante !) allOS ,re-
sulta para España y Portugal un gasto de 5~ milIone'!!. 1\las
como hubo temporadas en que llegaron á 14 mil los ecIe-
siá.sticos, y se estenditi la hospitalidad á las religiosas y á
algunas familias dé emigrados , puede ca!cnlarse el gasto de
los dos reinos á favor de los franceses. en 80 millones.
Añádase que Carlos IV durante la revolu¿ion , y FERNANDO
VII durante los cien dias, se portaron con sus augustos
parientes como verdaderos hijos de Luis XIV, de modo que
los J 00 millones que ahora gastamos por el rey y por la
nacion española, son una deuda que pagamos; á mas de
que, no debemos olvidar que la guerra que hacemos es
igu~tlmente necesaria para asegurar la tranquilidad en Fran-
cia, y para librar á Espaí'ia.


Pero dejando á parte los intereses de esta deuda, e como
:podremos agradecer á la España y al Portugal el habernos
{~omel'vado varios de nuestros obispos y 1 ~ mil sacerdotes
que han vuelto á nucstra patria para predicar la religion, y
llamar a los pueblos a~ arnor de su rey, dcspues 4e 25 años
de tevoluciou? .




( di3 )
P. D. Sabf.endo que estaba en Pat(s un eolesiástico á


qnien el venerable obispo de Orense habia 'honrado con su,
amistad, le supliqué me diese algunas noticias sobre este
prelado, y me escribió una carta de la que, con su auto-
rizacion, citaré algunas lineas.


"Llegué a la Coruña el dia 2 de octubre de 1792, con
otros cuatrQ cientos veinte y siete sacerdotes de las dióce-
sis de Vannes, Angera ,y Mans. El Escmo. señor D. Ven-
tura Caro; capitan general de Galicia nos recibió como a
confesores de la fé. Despues de ocho días de ge.nerosa hos-
pitalidad, fuimos distribuidos en el arzobispado de Santiago,
y en los obispados de Tuy, Oren se , Montenero, y Lugo.
Mi destjno con otros treinta compaiieros fué a Tuy, cuyo
obispo nos recibió corno un verdadero pastor ; y habiendo
pedido que se le mandaran mas eclesiasticos espatriados, se
nos reunieron sucesivamente otros.


" El sa~io y santo obispo de Oren se llegó a tener, entre su
palacio, la ciudad, y toda su diócesis, hasta mas de 400
sacerdotes: muchos de ellos vivian en su palacio , y comian
a su misma mesa. Luis XVIII tuvo a bien manifestarle
.su agradeCimiento en una carta fecha del lugar de su des-
tierro.


• • • • • » Debemo~ confesar que Carlos IV y sus pue-
blos ejercieron la hospitalidad mas generosa hacia los fran-
ceses, y que los prelados de España merecen particularmen-
te un agradecimiento eterno a. la iglesia de Francia. El ar-
zohispo de Valencia, los obispos de Córdova, Placencia y.
otros acogían, corno el obíspo de Orense, á los eclesiastieos
fl~anceses en sus palacios y los tenían a sus mesas.


» Tuve el honor de escribir al Ilustrísimo obispo de CÓr-
dova, pidiéndole un asilo para las religiosas ursulinas de
Vanues, que pasaban de 50, Y contestó que se les propor-
cionaria lo que suplícaban I encargando que se desembar-
casen en el punto mas cerca de Córdova, donde mandaria
por ellas con sus coches.


D • • • • • ICuando la invasion de España por los france-
ses ( el. 1808 ) , Bonaparte esÓ'ibió al ouispo de Oren se , per-
suadido tIue si logl'aba ganar a este ilustre prelado a su par-
tido, ya no habia de encontrar mas obstaculos para esta-
hlecer a su hermano Josef en el trono de España. El pre-
lado mandó estampar su contestaeioIl; cuyo escrito armó a
la Galicia, y a él deben España y toda europa su liber-
tad. *


" E,te escrito no era d. aquellos que la ce"sura de Bon.parte dejaba circular:
no es conocido ~n }'rallcia, r fuera hueno 'lu~ se pub!ic .. e 811 trij<!ll\:4ljOQ al
franees. - •


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, • . . . . Las cortes reunidas en Cadiz nombraron al


'bbispo de Orense miembro de la "regeneia. Pero lo despoja-
ron de este empleo porque no quizo recoDQCer su preten-
dida constitucion. Este hombre venerable fue despues en~
cerrado en un convento f donde siguió escribiendo para
ilustrar a sus conciudadanos; luego fue estrañado de Espa-
ña y quedaron confiscadas sus rentas. Se retiró a aquella
parte de su diócesis que pertenece a Pórtugal; eS1lribió cou-
tra las cortes, como había escrito contra Bonaparte ; próbó
que los conspiradores de Cadiz eran igualmente enemigos
de la religion , der soberano legitimo y de la patria, como
el mismo usurpador; y con sus escritos luminosos preparó
la entrada de FERNANDO VII en Madrid, la disolucion de las
cortes, y la abolicion de la pretendida constitucion.


e • • • • • • FERNANDO VII llamó inmed)atamente a Ma-
drid á este ilustre defensor de la religion y del trono: S. ~I.
le "ofreció las dignidades mas brillantes, pero él contestó
que na queria reñir con Su esposa de Orellse, cuya mitra
es la mas pob're de España ..... ""


El obispo de Orense, :hizo rel"ivfr eh "estos Ultimos tiem-
pos las virtudes heroicas de los Macabeos, fue cardenal en
1816 y murió a 27 de marzo de 1818, a los 82 años de su
edad. España y Portugal lo veneran como a santo.


NOTA que Se refiere al Capitulo Xl.
La junta de Córdova dirigió á 10 de junio una proclama


a los habitantes de aquella provincia en la que se leen estas
espresiones bien notables:


u Sí, Cordoveses! el principal deseo de S. ~I. será asegurar
nuestra felicidad interior luego que se lo permitan las cir-
cunstancias. No está muy distante el momento en que oi~
rémos otra vcz los nombres de nuestras antiguas COl'tes que"
siempre han sido el baluarte de la libertad pública y de los
fueros de la naeion. Estos nombres deben anunciar á la Es-
paña, la base indestructible de la monarquía, y el apoyo
mas firme de los" derechos de Fe.rnando VII y dc su familia.
Seremos gobernados poronas leyes verdaderas, que llevarán
consigo el carácter grande del consentimicnto público y de
la utilidad de todos. S. ;\1. las había ofrccido en 1814. Sil
real promesa se hubiera verificado si lo hubiesen permitido las
circunstancias" «


Este es el resumen y la prue~ de cuanto llevamos dicho
en el capítulo Xl de este escrito. "