MADRID 18 3.
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MADRID 18 3.


DEL ORIGEN


DIF LAS SOCIEDAMS.


TOMO SEGUNDO.


onlzacon
DONDE SE \ ERk


La historia muy natural de esta formacion : 2.° El en-
cadenamiento-admirable del-Sacerdocio, de la Nobleza, del


tercer Estado , y de ¿iferentes cuerpos.


Y SE PROIIARÁ CONTRA EL ESPiRITII REVOLUCIONARIO


1.° Que el número , el mérito y los talentos son reglas falsas.
2.° Que Dios nos las ha dado mas sólidas. .-----7-7-7E---.•••
5.° Que estas reglas falsas deben trastornarlo todo.
4.. 0 Que es absolutamente preciso velver á Dios si se quiere ¿--: r».




1- 4.salvar al mundo. 1 1- ..,)
1,"6 • -


°POR 151. EL ARATE TIJOREL.


TERCERA EDICION.


Traducida al español por el mismo que tradujo y pu-


petuble autor en 180 .9 con el titulo de Voz de la Na
c


blicó en 1813 la segunda edicion que dió á luz su res-


raleza sobre el origen de los gobiernos.
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IMPRENTA DE D. MIGUEL DE BURGOS.




NOT A.


No se trata aquí del espíritu de partido , sino de saber
el verdadero origen de las sociedades , y de la firmacion de los
pueblos que nos interesan igualmente á todos. ¿Fue Dios quien
dió un gqp á cada nacíon , y quien le invistió de una auto-
ridad universal sobre sus descendientes por la generacion sola,
corno lo l iemos dicho en la primera parte ? ¿ Fue Dios mis-
mo quien nos dió un sacerdocio , una nobleza y un tercer es-
tado por la distincion sola de las autoridades y del nacimien-
to, como se verá en esta segunda parte ? Si es así, debernos
avergonzarnos de haber adorado tanto tiempo el ídolo mons-
truoso d: la soberanía de los pueblos.


Mucho os queda que hacer , se nos dirá , para hacer que el
inundo abandone sus opiniones.... ¡Sugestion cnlpable! Qué,
porque nc haya principios entre los hombres debemos aban-
donarnos? ¿liaremos lo mismo con el origen de las sociedades
porque no se conoce : con la jórmacion de los pueblos por-
que no se comprende . : 'con la luz porque no se la ve : con
la verdad porque no la ; y con Dios mismo porque no


yaadoralese Como si el precepto de enseilar pil)Itii)diiiceasre?
dejar un solo instante de obligarnos á cada


áuno
altamente esta verdad irrefragable ; que es Eterno quien
subordinó las sociedades con su propia mano , y el que per-


feccionó su obra del primer golpe , sin tener consideracion
á nosotros y á nuestros absurdos pactos sociales : Date m'ag.-
nificentiam Deo postro. Dei perfecta sunt opera.


Date magnificentiam Deo postro.
Cantic. !Mis.


A :




1.*):1-**.*******-113:-**-)11- •


CUESTION PRELIMINAR.


¿ Cómo se ha hecho el arreglo de cada pue-blo?.... ¿Fue por las reglas tan alabadas del
.21:4/nero s del mérito y de los talentos?...,


RAZON DE DUDAR:.


I La primera razon de


duda r . es la misma etimo-
logía de la palabra pueblo: Porque del mismo modo que la
palabra autoridad se deriva de autor , la de pueblo se de-
riva de poblar, la de gente de gignere, y la de nacion de
nasci. Fueron simplemente en el origen, primero los des-
cendientes del . primer padre, despues en cada pais los del
primer ocupante, y en cada ciudad los de su fundador, los
que viviendo juntos (como dice Fenelon) bajo la autori,,
dad universal de un padre comu•, formaron primero vi-
llas, y en lo sucesivo poblaciones mas grandes, bajo del
gobierno de aquel á quien el padre coman constituyó so-
bre ellos. Gens est ccetus genitorum-; natio, collectio nato»
ruin; natosque ac natorum natos (corno dice muy bien
Aristóteles). Esta sucesion de hijos y nietos-, descendientes
de un mismo padre pór medio de la generacion, no se hi-
zo. por las reglas tan alabadas del número, del mérito, de
los talentos y de las bellas cualidades sino por la gradna-
cion invariable de las paternidades . , de las autoridades-,
y del nacimiento. Luego la etimología sola de la palabra
pueblo nos dice altamente que el arreglo de los pueblos fue
desde el origen obra de Dios mismo, y no de los hombres;




t) CUESTION PRELIMINAR.
y que en este arreglo no siguió Dios nuestras reglas revolu-
cionarias, sino la sucesion fija é invariable:- del nacimiento.


II La segunda razon de dudar es la subordinacion
natural de los pueblos á sus gefes: véase el Génesis, á _lb-
sefo ; Honzero, Herodoto, Suidas y todos los autores anti-
guos que han hablado d,„el origen de los pueblos, y se verá
que en cada pais. los primeros habitantes formaban ya ciu-
dades numerosas; que no se les designaba aun sino con el
nombre de hijos, ni se les distinguia á los unos de los
otros, sino por el padre COM UD del que hahian descendido.
Los hijos de Adam, los de Enós, los de Noé, los de Can,
de Seth, de Israel, de Edon, de Ismaél, de Ton, de
Tros, &c. Los pueblos teutones segun Lcibnitz eran los hi-
jos de Teta; los germanos propiamente dichos los de Her-
mion, y así de los ciernas pueblos nacientes. Pero este ori-
gen de los pueblos que se distinguian desde su origen
unos de los otros por su padre comun, no fue obra de los
hombres en razon de los talentos, sino de Dios por la suce-
sion del nacimiento.


III La tercera razon de dudar es la forniacion suce,
siva de las ciudades: esta coleccion numerosa de hijos y
nietos, que segun Aristóteles y Platon, formó primero
villas, y despues ciudades; que tenia alguna imagen de
reino, segun Bossuct, y que formaba, segun Fenelon, la
patria, la nacion y la gran familia. »Habiéndose au-
»mentado prodigiosamente estas sociedades primitivas por
»el transcurso de los tiempos (como dice muy bien M. Ro-
»llin), se subdividió cada gran familia por ramas, cada una
»con sus gefes; y trasladádose estos á diversos paises, for-
»maron pueblos por todas partes. No hay necesidad (dice
»el sabio autor del diario de Trévoux) de entregarse á in-


dagaciones muy penosas para hallar el origen de los pue-
blos. La primera familia de cada pais fue su primer pue-


»No ; cuando se hizo numerosa se dividió, y de este modo
»se formaron diferentes pueblos." Todo esto se hizo sin
convenciones qi pactos sociales, por el curso solo de la po-


CrESTION PRELIMINAR. 7
despues por la voluntad suprema del funda-


tblolare,1°Z ydesde el primer matrimonio de sus hijos hizo p
l


ar-
y constituyó en su ligar á


quien quiso para. hacer observar sus leyes; pero sin que
ticiones cono e pareció mejor,


pudiesen traspasarse en. nada las leyes del Ser supremo.
IV La forma invariable de cada pueblo. Cuarta ra-


zon cle dudar. ¿Cómo ciertos pueblos pudieron hacerse
bárbaros ? ¿Cómo formaron primero pequeños reinos, y
despues reinos mas grandes?.... ¿Cómo se reunieron y se
dividieron por diversas revoluciones? He aquí lo que puede
variar; pero lo que no variará jamas es que cada pueblo,
grande ó pequeño, bárbaro ó civilizado, separado ó reuni-
do, debe tener su cabeza, y cada cabeza debe tener esen-
cialmente su. cuerpo. Pero si no fue el cuerpo el que se dió
cabeza- ¿será el. el que se habrá. dado miembros, ojos y oi-
dos, pies.y brazos., partes. nobles, y partes comunes segun
la consideracion del mérito personal?. Las razones que he-
mos citado antes no nos dicen expresamente que en esta
bella obra no hay una sola parte esencial que no venga de
Dios, no por las reglas movibles del mérito y de los talen-
tos, sino por un arreglo invariable, establecido por Dios
mismo. Quce autem sunt , a Deo ordinatce sunt.


V Pero hay una razon mucho mas poderosa, cual es
el concierto unánime de todo. el universo. Porque donde
quiera que nos. traslademos , no hallaremos un solo pueblo
que no tenga,. 1.0


un sacerdocio, 2.° una nobleza, 3.° co-
munes ó tercer estado. Por todas partes se hallarán sacer-
dotes, nobles, y un pequeño pueblo, como lo observa
muy bien Condorcet en su Ensayo sobre los pretendidos
progresos del espíritu humano. Y ¿cómo podrian hallarse
estos tres órdenes por todas partes (como dice este escri-
tor) st esta distincion no hubiese sido fijada por Dios mis-
mo, no por la regla de los talentos, sino -o


.
lpor a de las pa-


ternidades y del nacimiento ?
VI hay una razorz•


•mas evidente en apoyo de todas
las damas, á saber : la distancia inmensa que se halla




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*uvluxilalta KOLLSH.O.3 9




O CUESTION PRELIMINAR.


rores, pues que si las sociedades tuvieron su principio por la
generacion, no pudieron tenerle por la fuerza, por la guer-
ra, por las conquistas , por las elecciones , ni por las revo-
luciones: verdad digna del Altísimo, pues que esta auto-
ridad universal que se busca en vano en la universalidad
de los súbditos, la colocó Dios por la generacion en un so-
lo individuo , en el autor universal de cada pueblo; verdad
sublime, que con solo un rasgo reemplaza Dios á la cabeza
de las sociedades, los soberanos á la cabeza de sus súbditos;
y por la cual vuelve á aparecer Dios el autor del orden so-
cial ; cada soberano el representante del Ser Supremo; el pa-
dre de sus hijos, y los súbditos hijos de sus soberanos, con
obligacion de amarle, de obedecerle, y de verter por él to-
da su sangre ; verdad, que no ataca ninguna constitucion,
pules que aun en las repúblicas mismas , los que gobiernan
reciben sus pod -res de Dios por la voluntad de los sobera-
nos, y no por la de los pueblos.


X He aquí la doctrina de Dios, tal cual la hemos ex-
puesto en nuestro primer volumen: es simple, invariable,
luminosa , satisfactoria, y la única que puede volver el re-
poso al mundo. Todos los que la han leido en nuestras tres
ediciones, nada han tenido que oponer á ella: ¿y cuántos
hay entre los que no la han leido que viven aun en sus an-
tiguos errores? ¿Cuántos que sin conocer la naturaleza de
la autoridad civil creen que fueron los pueblos los que se
dieron gefes por eleccion, aunque nos asegura Dios que
fue él quien lo hizo por medio de la generacion? Genera-
bit ¿Cuántos que piensan que es una autoridad divina,
aunque nos afirma Dios que es una autoridad puramente
humana , adquirida por la generacion sola? Generabit
Y será la guerra medio suficiente para desengañar á tantos
espíritus extraviados?.., No es posible. ¿Podrá la fuerza sub-
yugar á los cuerpos , y será útil sin duda este medio; pero
nó es bastante. ¿Cuál pues lo será? El de la instruccion; el
de leer y hacer leer nuestras pruebas. En el primer volu-
men hemos expuesto como ha dacio Dios un gefe á cada


CUESTION PRELIMINAR. 11.
nacion por la generacion sola: in unamcuamque gentem.
En este segundo explicaremos cómo ha organizado el cuerpo
de cada nacion, por la sucesion de las generaciones: en todo
seguiremos la doctrina de Dios, y será bien imposible poder-
nos impugnar, sin impugnar al Todo-poderoso en sus obras.


XI Supuesto que por confesion de Condorcct , en to-
dos los pueblos del universo se hallan por todas partes ba-
jo del gefe soberano , sacerdotes nobles, é individuos de
una extraccion mas baja; seguiremos en esta segunda par-
te esta misma division que nos parece muy natural; y tra-
taremos en ella : 1.° del sacerdocio: 2.° de la nobleza:
3.° del tercer estado: 4.° de diferentes cuerpos. Exami-
naremos su origen, su formacion, su rango, su distincion,
su subordinacion, y la necesidad , la utilidad ó las venta-
jas de cada uno de estos objetos. Haremos la historia de
ellos segun la Escritura, la historia , los monumentos y las
operaciones del grande Ordenador. Despues de haber visto
el estado afrentoso á que hemos conducido á los pueblos
cortándoles la cabeza por nuestras reglas insensatas, hare-
mos ver la cruel posicion en que les hemos colocado, dislo-
cando cada uno de sus miembros por estas mismas reglas.
Por último, se conocerán mas y mas los efectos funestos de
nuestras doctrinas de muerte ; y que en lugar de un cuer-
po perfectamente organizado, como lo son individualmente
todos por la naturaleza, hemos hecho colectivamente un
monstruo afrentoso que devora sucesivamente cada uno de
sus miembros, y que temiendo su destruccion próxima, no
puede gozar de un instante reposo.


XII Desenvolveremos en esta parte, como lo hicimos
en la primera , las operaciones de Dios , que son tan anti-
guas como el mundo; y si nos parecen nuevas, será una
prueba cierta de que no conocemos la verdad. Si volvemos
á ella, podremos aun salvarnos; pero si lo remásemos, no
podrá por lo menos reconvenírsenos de haber contribuido
á las ruinas de las sociedades por un culpable silencio.
Daremosipio por el sacerdocio.Emane


E




rnry7172X47T,


PRIMERA CUESTION.


DEL SACERDOCIO.


¿E$ esencialmente el primer orden de cada
pueblo?


§, .° Del culto..— §. 2.° De la moral. —§. 3.° Del
paganismo. — §. 4.° Universalidad del sacerdocio.


—S. 5.e Distincion de las dos autoridades. — §. 6.° Su
separacion. §. 7.° Su independencia. —§. 8.° Tempo-
ralidades del clero. —§. 9.° Su despojo. — §. lo.° Re-
sumen. Hecho decisivo.


ESTADO DE LA CUESTIONO


El sacerdocio, este orden sublime que nos ha-
bla en nombre del Todo poderoso, ¿es accidental ó esencial,
convencional, <5 necesario en la organizacion de los pue-
blos? He aquí el objeto que se presenta á nuestro examen
al frente de esta segunda parte.


II Esta diseusion es de la mayor importancia; porque
si el sacerdocio hace parte esencial de cada pueblo, segun
el arreglo indestructible establecido por Dios mismo; su
rango, su primado, su dignidad, su autoridad, sus dere.


DEL CULTO. i 3


despojado sin atacar y ofender al pueblo mismo. Pero si
otoas vtatslIt'sasf;nrcolpoiicledsa,dsegs eits:\.'' icololaly)les de


sus temporalidades serán
que no podrá ser


al contrario es una institucion convencional , siendo mucho
que la soberanía, parece


que
incómod


i tói els die) a lras lia:asliOals-lieosne ms ismas les impone la necesi-
dad de deshacerse del sacerdocio antes que de la soberanía.


III Pero abramos la Enciclopedia y oigamos á los
apóstoles de nuestras doctrinas de muerte, y veremos que
todos nos dicen, »que el sacerdocio es una institucion con-
»vencional; que es facil pasarse sin él porque nos basta
»la razon; que la moral está en lá naturaleza; que Dios ha
»debido dar al hombre cuanto le era necesario para con-
»ducirse; que ademas no hay necesidad de dos poderes en
»un estado; que el sobrenatural no. es ciado para este
»mundo; que en el origen el temor y la supersticion hicie-


ron imaginar los dioses; que ei sacerdocio en vez de ilus-
trar los espíritus, los estrecha y los hace fanáticos; que


»es una distincion odiosa y despótica, inconciliable con la
»igualdad de los derechos; un abuso escandaloso, produci.
»do por el fanatismo y la ignorancia, del que es preciso des-
»hacerse en un siglo de luces."


IV De aquí ha venido este menosprecio que se ha
concebido .


casi generalmente por el sacerdocio; est ,
estado


de envilecimiento. y nulidad. í que se le ha reducido; esta
conjuracion furiosa para desembarazarse de el; este jura-
mento. especial de trabajar sin cesar para destruirle, como
la. autoridad mas incómoda para nuestras inclinaciones: y
de aquí por último estas deportaciones y destierros, estas
matanzas, y estas ejecuciones en masa, efectuadas sobre
este orden respetable, particularmente en nuestras últi-
mas revoluciones:.


V Se convendrá que estas doctrinas contra los prime-
ros órdenes. del estado son muy terribles; que han hecho -
correr mucha sangre, ocasionado muchas persecuciones en
todos tiempos, y que en nuestros ditas se han hecho estas




LTOaaTOTLl ‘zuviivagy- 'ooy souy'
.aoprud sns ap opllooso


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-un as opon anb oirp so 'elaapad ~pum op °proa [a ua
sowels.tu S013111lid sol ua opon opetaa o ins opoomoTi 'salo;
-no soadow sol op uotuado un9os


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salsa saA« -odunata °nonti] 930(150 oro Á 'copela) p i) ion
-os 9 awadso oub 0A111 OT:10(E1111 tIS op nolsosod actum card
•cÁns cano epa 0150 opol op opon anhaod "vpou ap lonas cao
on uno oacituon 'olltontna Tus .soanai ap sopeltra saionao
so[ Á ‘scanprcu uocpaso sasatut so l t °monos ns uncaod
-so sopetualsoad so leuutto sor( • sanalq ap opomna relrlin1
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sol y JOA wono curaaxa os j! • ilon un rano unta ap amuu
le alaoption opodsurn aouuad ns ( 'araopie o lor aounad
us 'aeauupe onj owountmin a panad ns c zni el91A opurnD
•czaqua ns algas oluatursonsa9ctu urcirpoi soalsr sol Á
'0p13 13 mentan 'cansouTaar i ns opm tia los lo rÁ escasa
-:109 11[ 110 ()Mar(' aub LIa aaLTe1SUI p U -aasaiaa opan9q rl
ua mua!unAow na opon repasa rÁ Á ‘aantnoti la unsl.s:o ou
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sop soaso som 9naosaa as opunw Top ufitao la apsap onb
onlnu uo ► nb ‘sojosopj sol anuo une 'vac ilen as Isr, •saan


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1


DEL CULTO.
otro tanto, y todos los pueblos hicieron lo mismo que los
patriarcas. El primer rayo de luz que dió claridad al hom-
bre se la dió á un ingrato, y á un sacrificador; y el instante
en que retasó á Dios el homenage de sus bienes, vió pare-
cer al mas célebre de los culpables.


VI Por una manzana! se exclamará ; pero no se ad-
vierte que esta manzana era el único tributo que se reservó
Dios: que reusándosele, le retasábamos el homenage de to-
do, y que cuanto mas moderado es el tributo , se hace un
ultrage mas sangriento al Árbitro supremo á quien debe-
mos la vida.


VII ¿Qué es pues el sacrificio en general? ¿Qué es
en su esencia? Es el tributo de los bienes que nos sirven
de alimento para reconocer el soberano dominio del que
nos tos da.


Decimos los bienes que sirven. para nuestro alimento,
porque siendo los únicos que se convierten en nuestra san-
gre , y se identifican con nuestra sustancia, reconociendo
que nos vienen de Dios, damos un testimonio completo de
que recibimos de él la vida y la existencia , todo lo que
tenemos, y todo lo que somos.


VIII Como solo Dios es el autor-de todos los bienes no
hay necesidad de revelacion para conocer que es á él solo
á quien debemos el homenage. Y en este sentido extenso
somos todos sacerdotes y sacrificadores. ¿Pero qué por-
cion exige Dios para este reconocimiento ? '¿Es la mitad,
la tercera parte ó la cuarta? ¿ La cualidad ó la cuantidad?
He aquí lo que no es posible saber si no habla el Todo-po-
deroso. ¿Y á quién habló en el principio? fue á Adam so-
lo: Prcecepit el dicens.


IX Es verdad que no tardó su esposa en saber por él
las órdenes que se les habian dado, pues respondió á la ser-
piente que les habia sido prohibido comer de este fruto.
Prcecepit nobis Deus ne comederemus. Pero al fin no fue
á la muger ni á sus descendientes , que aun no existian,
sino solo al gefe de los hombres „á-quienes Dios manifes-


DEL CULTO.
tó sus voluntades, y dió la orden de anunciarlas. Prcecepit
qciuidsu Dicensio.s sucedió con los patriarcas. CuajadoLo mism


voluntad á Noé, no la reveló á sus
á Noé. Cuando estableció la circuncisionehnijossu, sino solo


pueblo, no habló á la familia de Abraham, sino á
Abraham solo. Todos estos pontífices eran los primeros pre-
cursores de Jesucristo.


que entendemos por un sacerdote. En
su Xsigniifiecaaccilouní lolpropia es el hombre de Dios, investido es-
pecialmente de una ernanacion de la autoridad divina para
llenar las funciones sagradas, y anunciar á los hombres las
voluntades del Todopoderoso; y lo mismo es en lo civil.
Aunque todos estemos obligados á hacer observar la ley, no
se llama con propiedad magistrado sino aquel que tiene
una comision especial del príncipe. En los primeros tiem-
pos (dicen los enciclopedistas) el sacerdocio no pertene-
cia á todos, pues era solo el gefe de la familia el que le
poseía; y cuando quería descargarse de él no le conferia á
todos sus súbditos. Bajo la direccion del gefe universal, se-
gun los comentadores mas estimados, era el gefe principal
de cada rama el que ofrecia el sacrificio, como lo hicie-
ron Cain y Abel á la cabeza de sus familias.


XI Sc habla mucho en nuestros dias de Religion natu-
ral; pero lo cierto es que-no se conocen sus primeros ele-
mentos. Se pregunta con afectacion: ¿para qué son los sa-
crificios? ¿cuál puede ser su objeto? y ¿cuál debe ser su
materia? ¡Insensatos! Mirad á vuestras mesas: ¿qué se sir-
ve en ellas? pan, vino, bueyes y ganados. Mirad al altar:
si nuestra religion es natural, debemos hallar en ellas lo
mismo pan, vino, bueyes s)a,g9riacdtiamsausb,riepolraqueeuaelluforlet


ofrecemos
es otra cosa que una mesa
á Dios, como autor de todo, el homenage de lo que se sir-


ve en las Segun esto,
,XII no es dificil conocer el origen de /asa


diferentes partes del sacrificio. Las frutas y cl trigo, los
ganados y las libaciones de vino, y los vasos de oro y deTonz.


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2 o DEL CULTO.
tros ellas á preguntar sériamente ¿para qué son las oracio-
nes si conoce Dios perfectamente nuestras necesidades?
¡Insensatos' ¿No conocemos nosotros perfectamente las
necesidades de nuestros hi jos? y sin embargo queremos que
nos pidan antes de darles, y que nos cien gracias despees de
haberles dado. ¡Qué ceguedad tan miserable!... Cuando te-
nemos necesidad de los señores de la tierra, rogamos y so•
licitamos, buscamos mediadores, nos prosternamos, y nos
arrodillamos: hallamos casi naturalmente todas las inflexio-
nes del cuerpo que pueden explicarles nuestros sentimien-
tos interiores: y cuando se trata del mas grande de todos
los seres, nada de esto creemos necesario. Si se trata de, los
sefiores de la tierra, empleamos para honrarles fiestas, mú-
sicas, ofrendas, presentes, conciertos, trofeos y arcos de
triunfo; y si se trata del mas magnífico de todo los seres
creemos que de nada de esto tenemos necesidad. Nos sor-
prende ver en tolos los pueblos templos y altares, oracio-
nes y sacrificios.... Pero aun con toda esta admiracion nos
apellidamos los discípulos de la naturaleza, y creemos sé-
riarnente haber llegado al supremo grado de las luces. ¡Oh
embrutecimiento deplorable del espíritu humano, que na
conoce ya su mismo embrutecimiento'


XVIII ¿Y par qué los príncipes y los magistrados asis-
tían al sacrificio á la cabeza de los pueblos? porque los
príncipes y los magistrados tienen sus bienes de la divini-
dad como sus inferiores. ¿Por qué se ofrece el sacrificio
pública y solemnemente? Porque Dios gobierna el mundo
pública y solemnemente. ¿Por qué se ofrece todos los días?
Porque no hay un solo dia en que Dios deje de darnos ali-
men tos. »ph Dios! (clecia el patriarca á la cabeza de su nu-


merosa familia); todo lo que tenemos es vuestro: tua sant
»omnia. Cuando abrís vuestra mano generosa derramais
»sobre nosotros todos los tesoros de la vida. Cuando la cer-
»rais, solo nos queda la muerte. Dignáos continuarnos
',vuestros beneficios, perdonarnos nuestros defectos, y de
»recibir con agrado el débil tributo de nuestro reconocí-


DEL CULTO. 2
»miento." Los soberanos hacían lo mismo al frente de sus
pueblos. Y de allí los sacrificios de expiacion, de impe-
tracion, de propiciacion y de acciones de gracias, segun
el objeto y la diversidad de circunstancias.


XIX He aquí positivamente el origen de los sacrifi-
cios, y todo lo que debe acompañarles segun la indicacion
sola de la naturaleza; origen reconocido por los impíos mas
decididos, pues que el autor del artículo economía pre-
tende que los sacrificios en su origen no tuvieron otro ob-
jeto que cubrir de comida la mesa del sacerdocio ; origen
confirmado por todas las historias y los comentadores mas
estimados, pues que Grocio, Calmet y otros infinitos dicen
expresamente que en los primeros tiempos no se ofrecía á
Dios sino lo que servia para el alimento ; origen , por
último, contestado por la conducta unánime de todos los
pueblos. »En todos los tiempos (dice M. Bergier) ofrecie-


ron los hombres á la divinidad los alimentos de que se
»sustentaban ; y la naturaleza de sus sacrificios fue siempre
fsa n á loga á su modo de vivir: los pueblos agricultores ofre-
»cian pan, trigo, y otros frutos de la tierra; los pueblos
»errantes, la leche de sus ganados; los pueblos cazadores,
»los animales que cazaban; los Árabes, el humo de sus in-


ciensos; y los primeros Romanos, pollos y tortas de arroz."
XX Pero lo que se debe observar sobre todo es , que


por donde quiera que se alimentaron los hombres de car-
nes, se afiadia á la ofrenda de los frutos la de las víctimas.
Sígase la marcha de las generaciones que se extienden pro.
gresivamente sobre la tierra : los Patriarcas, los Hebreos,
los Cananeos y Egipcios , los Babilonios y Tirios , los
Griegos y Romanos, los Gaulos y Germanos , todos inmo-
laron ganados. Córrase la Europa, el Asia, el Afr ica y
la América , y todos los pueblos idólatras de nuestros dias:
Negros , Salvages, Indios , Chinos y Japoneses, todos sacri-
fican ganados, porque es en todas partes la carne de los
lgoatnialadsosprleocicoi snoe hay de mas sustancioso, y de consiguiente


para la vida del hombre; porque los ganan




DEL CULTO.
dos, por su destino natural , recogen y digieren por todas
partes los diversos vegetales , y llevan á la mesa del hom-
bre el tributo de la naturaleza entera ; y en fin, porque su
carne sustanciosa hace el fondo de todas las comidas; y así
como no hay verdadero festin sin viandas, tampoco hay
sacrificio sin víctimas. ¿Y por qué no se ven ofrendas de
ganados en los altares de los cristianos? En otra parte lo
explicaremos.


XXI En lo que no hay duda es, que siendo el fin del
sacrificio adorar á aquel de quien tenemos la vida, no debe
verse sobre los altares sino lo que puede contribuir á per-
petuar la vida del hombre Y de aquí resulta evidentemente
á la luz sola de la razon: t.° que todos los animales maléfi-
cos que destruyen la vida del hombre, repugnan natural-
mente á la esencia del sacrificio: 2.° que todos los animales
que no se sirven ordinariamente en la mesa del hombre, por
-útiles que sean, no son tampoco materia ordinaria de los
sacrificios: 3.° que las víctimas humanas que horrorizan en
la mesa del hombre, son una execracion sobre los alta-
res; y que nunca hubo cosa mas opuesta á la esencia del
sacrificio, pues que en lugar de contribuir á la vida del
hombre, le da la muerte está ofrenda detestable. Por eso
no se vió jamas en el altar del Dios verdadero esta abo-
minacion,


XXII Despees de haber ofrecido á la divinidad el dé-
bil tributo de los bienes que nos da, puede hacerse uso de
lo densas; pero sin olvidarse nunca de lo que es debido al
que nos alimenta. De aquí la bendicion de la mesa , que
es el segundo acto de la religion natural practicado en to-
dos los pueblos. En la Historia general de los Viages se lee
que ademas del sacrificio que hacian en el templo los chi-
nos antes de sus festines , hacian una libacion de vino en
la cabeza de sus convidados : que los tártaros derraman
una parte de sus licores á la puerta de sus caballas; y que
los habitantes de Taiti , y de las islas del mar del Sur no
hacen una comida sin prestar sus homenages á la divini-


DEL CULTO. 23
ciad. Solo entre los cristianos parece que se ha olvidado os


-tatn, mortal audaz, que osas alargar tu mano


á las viandas
práctica.


que se sirven en tu mesa antes de adorar á


tu Criador! detente, y respóndeme
: ¿Quién te ha dado es-


? uno solo que sea obra tuya un9 Sitos alimentos ¿Hay
insensato se sentase á tu mesa sin decirte una palabra an-


tes ó despues de la comida, ¿no le arrojarías para siempre
de tu presencia ?....


La bendiciorz y la accion de gracias en las comidas
son el segundo acto de la religion natural. Pero si es el se-
gundo, el sacrificio público y solemne es el primero. Este
es pues , como dicen todos los autores juiciosos , el acto
esencial de la religion , la expresion del culto supremo,
y la adoracion propiamente dicha. Todas las disposicio-
nes interiores ó exteriores que deben acompafiarle , confir-
man su necesidad, pero no le reemplazan.


XXIII Es pues la destruccion de las luces, y e} colmo
de la sinrazon el querer regular la religion natural en el
corazon del hombre, y reducirla á algunos actos espiritua-
les. Nuestros bienes no son espíritus sino cuerpos; y estos
cuerpos son obra de Dios, lo mismo que nuestras almas.
Puesto que la primera necesidad del hombre fue comer, y
el primer beneficio corporal que se le hizo fue darle los
alimentos con los que sostiene la vida, debió ser indispen-
sable el sacrificio de tina parte de aquellos alimentos desde
el instante de la creacion, y lo será hasta la consumacion
de los siglos.
unanimidad de 1e c e los pueblos sobre este pri-


mer deber nos grita altamente que el que rehusa el sa-
crificio es un in
to ., y que el que no- le ofrece es un im-


pío que ultraja á la naturaleza , extingue la razon 5 y se
hace culpable de lesa magestad divina.


XXIV Por eso arrojó Dios con indignacion del paraiso
terrestre á nuestro padre prevaricador ; y no debemos du-
dar que puede arro jar de sus posesiones á todos los que no
han sabido aprovecharse de un ejemplo tan terrible. No
es posible ver sin espanto la suerte de aquellos á quienes-




DEL CULTO.
no se digna castigar ahora , porque todos saben que solo
Dios en este mundo podrá arrojar al fuego la vara de que
se sirve para corregir en la tierra á sus hijos. Concluya-
mos pues.


XXV Bienes sin cargas, y placeres sin penas: he aquí
la libertad que reclaman las pasiones: la que nosotros mis-
mos deseamos; la única que es conforme á nuestras pasio-
nes, y por la que hemos jurado exterminar todas las auto-
ridades, principalmente al sacerdocio. Libertad falsa, pues
que nos conduce al crimen , á la impiedad , y por con-
siguiente á los mas terribles castigos. Nos ha colocado Dios
sobre la tierra para merecer en ella , y nos ha dado bienes
con la carga natural del homenage y reconocimiento que
son debidos al que nos ha hecho estos beneficios. Qui sen-
tit commodum, debet sentire et incommoduni. Esta es la
religion natural , y la libertad verdadera que contiene al
mismo tiempo nuestros deberes y nuestros goces.


XXVI De donde resulta el raciocinio siguiente: pues-
to que el goce de nuestros bienes nos obliga á deberes , es
imposible que haya dejado Dios de establecer un sacerdo-
cio para obligarnos á llenar nuestros deberes desde el mo-
mento que nos dió los bienes. Nadie duda que nos los dió
desde el instante mismo de la creacion : luego es imposible
que no haya constituido el sacerdocio para obligarnos á
llenar nuestros deberes desde el instante de la creacion ; y
lo hizo así en efecto. Aun no habia sobre la tierra mas que
un solo hombre, y habla ya un sacrificador á quien encar-
gó Dios la comision especial de anunciar sus voluntades
sobre el culto á su muger y sus descendientes. Primera fun-
clon del sacerdocio indispensable desde que hubo hombres.
Si siguiésemos nuestras inclinaciones, no habría templos,
altares, ni culto, ni sacrificios. Jurar destruir el sacerdocio,
como se hace en nuestras sociedades, es jurar establecer la
impiedad sobre la tierra, y atraer sobre ella los mas terri-
bles castigos. Un pueblo sin sacerdocio, sería un pueblo
impío. llagamos un resúmen.


DEL CULTO. 2 3
XXVII ¿Qué es un sacrificio? ¿Para qué es este arbol


que se reservó Dios en los primeros instantes, y para qué
despues el pan, el vino, los frutos y los animales sobre los
altares en todos los pueblos de la tierra? ¿Qué significa
todo esto? Ignorancia, fanatismo , supersticion! Esta es
la gran respuesta de nuestros filósofos. ¿Pero dejará de ser
una grande impiedad ? Pasando la vista por esta multitud
de ganados que nos rodean ¿puede dejar de admirarse có-
mo se convierte la yerba de las praderías tres veces al cija
en arroyos de leche que se derraman en todas las casas de
las ciudades y de los campos; y cómo estos ganados, des-
pues de haber provisto abundantemente de comestibles á
infinitas familias, acaban por alimentarlas despues de su
muerte con sus carnes jugosas? A vista de esto, ¿ podemos
dejar de exclamar voluntariamente: ¡gran Dios ! no me
sorprende que estos ganados hayan hecho en todos los
tiempos el fondo de los sacrificios de la naturaleza. Es el
presente mas rico que habeis podido hacer al hombre
Pero es posible que no hayamos de deberos nada por estos
reba ► os de ganados que pastan sobre las colinas;




por es•
tas ricas mieses de que se cubre la tierra todos los años : .....
por estos ríos de vino que desde las tinas del vendimiador
corren á todas las partes de la tierra?


Si por tantos bienes no nos pide Dios corno á nuestro
primer padre sino una manzana, un poco de pan, y una
vinajera de vino, ¡podremos reusárselol
de decir una palabra antes y despues de comer, de


de dar
gracias al que todo lo tiene en sus manos, de doblar la ro-
dilla delante del que puede reducirnos á polvo, de pedirle
perdon cuando hemos quebrantado sus leyes, y de adorar
solemnemente al que gobierna solemnemente el mundo;


un delirio? Si a'¿no será una estupidez y los ojos de los
pueblos que han sido conducidos por el instinto solo, hu-
bo siempre sacrificios , y por consecuencia sacrificadores,
templos y altares, oraciones, postraciones y adoraciones;
¿no podrá decirse que los que no lo hacen, no conocen laTom. II,




9 DE LA 'MORAL


esencia de la religion natural? Nosotros mismos que habla-
rnos perpetuamente de ella, ¿podremos decir que la conoce-
rnos? ¿Tenemos de ella la menor idea? ¡Cuánta es nuestra
impiedad para con el que nos lo dá todo! ¡Qué cuenta no
habremos de darle algun día! He aquí las reflexiones que se
presentan naturalmente despees de este primer artículo, y
las someternos al juicio de nuestros lectores.


S. 2.°
De la moral.


I Al tiempo de la creacion se reservé Dios, no solo
el gobierno del mundo físico , sino tambien el del inun-
do moral al que dió leyes, y cuya extension es inmensa.


lI Todas estas leyes naturales , por las que los hijos es-
tán subordinados á sus padres, los padres subalternos á los
primeros padres, y éstos á su soberano; este admirable eri,
cadenamiento de autoridades que sube por el padre univer-
sal de cada pueblo hasta el Padre celestial; todas estas leyes
morales por las cuales está sometido el cuerpo al espíritu,
y el espíritu obligado á domar al cuerpo en cada una de sus
acciones, sea para merecer recompensas , ó para evitar cas-
tigos, y que todas hacen la regla de la verdadera libertad;
¿por quién han sido dadas?


III ¿Puede el magistrado civil gobernar lo que él no
vé, y leer en el fondo de los corazones? Sin embargo, en
ellos tienen su origen todas las acciones humanas sin nin-
guna excepcion por atroces que puedan ser. Todos los ro.
bos , los homicidios y los adulterios; todas las vengan-
zas, las disensiones, y las revoluciones; todos los parri-
cidios , los regicidios y los atentados que hacen estreme-
cer á la naturaleza , y trastornan los reinos ; todos los crí-
menes mas enormes, como las virtudes mas puras, y las
intenciones mas generosas, todo se halla formado en el co-
razon antes de manifestarse exteriormente. Allí es donde
se conciben las pasiones, y donde se forman todos los pro-


DE LA 31011AL. 117
yectos. Antes de hacerse conocer en lo exterior, han sido con-
cebidos ya todos los planes, y concertados todos los medios.
¿Pero quién bajará á este abismo profundo, donde no pue-


u lur od um lumuea ? r¡ eSgeiroáneiln¿rniobeileszo cuid e lega;_éjaasme as la Ne,instaeldnell
vi/ l
se reservé Dios á sí solo desde el mismo instante de la crea-
eion ; á saber: el fondo de las conciencias, y el gobierno
de los corazones en donde nacen todas las acciones del
hombre.


IV ¡Pero cuántas acciones hay que no están en el fon-
do de los corazones, y que sin embargo no puede descu-
brir el gobierno civil ! Todas las infamias, los excesos, el
desenfreno monstruoso de lubricidad, que hacen perecer
mas individuos que las batallas sangrientas; todo lo que pa-
sa en el horror de las tinieblas y en el misterio del secre-
to, en lo interior de las casas, y lejos del alcance de la vis-
ta de los hombres; toda esa multitud infinita de obras cor-
porales perpetuamente repetidas, y tan funestas para la hu-
manidad, tan interesantes para la poblacion, tan impor-
tantes para las costumbres, tan decisivas para el bien estar,
para la fuerza y para la prosperidad de los estados; todas
esas acciones, repito, no se conciben solo en el espíritu,
sino que se ejecutan completamente en lo exterior. Sin em-
bargo, nunca estarán al alcance de la autoridad civil. »Dios
»(dice con elocuencia J. J. Rousseau), ha extendido sobre
»el acto de la generacion el velo del pudor, y no podrán
»los monarcas levantarle jamas." Tampoco levantarán el
velo de la noche y de las tinieblas que cubre la mitad de
las accioness humanas.




cuántose
no


a
V


nc tos corporales
hay que percibe la au-toridadi ,v q u


epuede sin embargo gobernar por
falta de medios! Todos los excesos pa rticulares, los co-mercios escandalosos, y las disensiones domésticas; todoese aco


mpañamiento sin número de vicios y virtudes, de
perfecciones y de defectos, de acciones familiares conti-
n uamente repetidas y tan interesantes para la humanidad,


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•IVIION VI aa




3 2 DE LA MORAL.
cerdocio estuviese solo encargado del culto, ejercería sin
contradiccion la mas sublime de todas las funciones por-
que se dirige al Ser supremo. Pero si es la mas sublime no
es la mas penosa. Despues dé haber hablado al Todo-po-
deroso de parte de los pueblos, es preciso que hable á los
pueblos en nombre del Todo-poderoso y que gobierne al
ser moral en todas sus acciones. Y véase positivamente la
funcion mas pesada para el sacerdocio.


XIV Fancion infinitamente mas extensa que la del go-
bierno civil, porque este no puede herir con su espada
material sino á los que cometen grandes delitos, y el sacer-
docio puede herir á todos con su espada espiritual. El
uno no puede herir al monstruo de las pasiones sino
cuando se manifiesta en público, y el otro puede introdu-
cirse hasta en los corazones para degollarle. En muchos mi-
llones de acciones que el sacerdocio puede gobernar, no
hay á veces una sola que pueda formar un cielito civil.


XV Funcion riel sacerdocio infinitamente mas impor-
tante que las del gobierno civil, porque éste, en virtud de
la autoridad natural del fundador, no puede reprimir si-
no muy pocos desórdenes; y el sacerdocio, en virtud de la
autoridad espiritual del Todo-poderoso, puede reprimirlos
todos. La autoridad de Dios es la única que pesa sobre toa
das las autoridades; su ley la única que puede arreglar
todas las leyes, y su gobierno el único que puede gobernar
todos los gobiernos. Por sola la ley de Dios pueden ser
ilustrados todos los espíritus, dirigirlos perfectamente todos
los corazones, ser encadenadas todas las pasiones, y hacer-
se perfectamente libres todos los hombres.


XVI Funcion infinitamente mas interesante para los
pueblos que las del gobierno civil. El que cree que hay un
Dios que lo vé todo, que lo castigará todo, y que lo re-
compensará todo, es el hombre libre. De noche y de dia,
en particular y en público, y por todas partes tendrá faci-
lidad de ejecutar las acciones mas penosas, de abstenerse
de las que lisonjean, de arrancarse á los placeres mas se-


DE LA MORAL. 33
ductores y de entregarse á los trabajos mas duros: será por
último dueño de hacer ó no hacer, porque vé en la ley de


Dios recompensas y castigos proporcionados á sus obras. Es-
tcues lo que constituye á un pueblo perfectarnente libre.
Si hubiese un solo individuo que.careciese de motivos ó
que dejase de tenerlos en una sola de sus acciones, es pre-
ciso decir .que arrastrado la pasion.


XVII Funcion infinitamente mas peligrosa que todas
las funciones civiles; porque gobernar todas las acciones
de los hombres, es declarar la guerra á todas las pasiones.
Y es bien sabido, que en ninguna de nuestras acciones de-
ja de hacerse sentir la pasion, aun antes que la razon haya
reflexionado sobre los efectos que deben seguirse. La guer-
ra de las pasiones es una guerra terrible, porque los ene-


.


migos del estado dejan alguna vez las armas , pero las pa-
siones tienen siempre el puñal en la mano. Es guerra obs-
tinada, porque los enemigos del estado ceden á la fuerza,
pero las pasiones se irritan mas con ella. Es guerrea uni-
versal, porque los enemigos del estado no pasan comuna
mente de las fronteras, pero las pasiones se hallan en todas
las casas. Los primeros amenazan solo á algu nossi s gii:rtoas I. ny
las pasiones se hallan en todos los corazone a


l gunasterminable, porque los enemigos del estado hacen
treguas, pero las pasiones estar alerta noche y dia ; los
unos dejan respirar, pero las otras no dan partido alguno.


XVIII He aquí el cargo enorme del sacerdocio: cargo
- en que no se piensa; la guerra universal de todas las pa,
siones, sin exceptuar una sola aun la de los grandes de la
tierra; guerra sumamente necesaria á los estados , porque
sin ella sería preciso que pereciesen por el desarreglo de
las costumbres : pero debemos convenir. tambien que es
una guerra terrible para el sacerdocio. Toda accion excita
una reaccion en los seres mas insensibles. ¡Y que espantosa
no debe ser la reaccion de todas las pasiones á la vez, y de
todas las pasiones irritadas, furiosas y desesperadas, perse-
guidas sin cesar y sin con


.


te
Toril.I I.


placion alzuna.hasta en 11or
E




34 DE LA. MORAL.
fondo de los corazones! Esta guerra solo puede hacerla él
sacerdocio. En este distrito inmenso solo él puede hablar,
gobernar y combatir en nombre de Dios. El que quiere
que el Todo-poderoso no extienda su vista sobre los impe-
rios, sumerge el universo en el horror de las tinieblas: y el
que suspende la accion de su espada espiritual sobre los
estados , los conduce á todos á los excesos de la corrupcion
y del desórden.


XiX Funcion de que el sacerdocio era responsable, y
que exigió desde el principio del mundo la vigilancia del
Criador sobre el sacerdocio mismo. Adam era ciertamente
sacerdote, pues que habia recibido comision especial de
Dios para manifestar sus órdenes. Por esto precisamente
cuando las. quebrantó le castigó. el Todo poderoso del mo-
do mas terrible.. Caín era ciertamente sacerdote como gefe
de su rama, aunque bajo de la inspeccion de su padre; y por
eso cuando quebrantó sus leyes le arrojó Dios con indig-
nacion de la ciudad paterna.. Los patriarcas fueron sacerdo-
tes, pero. velaba Dios inmediatamente sobre ellos. Lo mis-
mo hizo en la sinagoga, y con los pontífices de la ley nue-
va, y en todos tiempos dirigió á su sacerdocio, unas veces
por sus profetas, y otras con su asistencia; porque si hubie-
ra dejado de hacerlo, podrian los mismos sacerdotes haber
alterado sus leyes, porque al fin los sacerdotes son hombres.


XX Bienes sin cargas, placeres sin penas, emolumen-
tos sin deberes: He aquí de nuevo la libertad que piden
las pasiones , la que todos deseamos, y por la que se ha ju-
rado exterminar todas las autoridades, principalmente la
del sacerdocio. Si nada tuviésemos que temer, no habria
una sola accion en la que no procurásemos buscar el pla-
cer y huir la pena. Libertad falsa, pues que nos conduce
á la miseria , á todos los crímenes, y á la infraccion de la
ley natural, y por consiguiente á los mas terribles castigos.
Colocando Dios el ser natural en este mundo para que pue-
da merecer recompensas, es imposible que dejase de unir
el bien y el mal físico para obligarnos á deberes penosos


DE LA MORAL. 35
en cada una de nuestras acciones. Y de aquí se sigue el ra-


peisíoobsares ser
ciocinio siguiente.


impuesto
moral, es imposible que dejase de constituir


XXI Puesto que Dios ha i


sacerdocio desde que le dió leyes. Nadie duda que se las
le)es


moral es una ley. Luego es imposible que no haya consti-
dió desde el instante mismo de la creacion, pues que la


tuido Dios un sacerdocio sobre el ser moral desde el ins-
tante mismo de la creacion.


XXII Se pregunta en nuestros dial: ¿para qué sirve el
sacerdocio? Aun no habia sobre la tierra mas que un hom-
bre, y ya hablaba éste en nombre del Todo-poderoso. Mu-
cho tiempo antes de hacer las particiones, y por conse-
cuencia mucho tiempo antes de la existencia del gobierno
civil , tenia ya este hombre comision especial de anunciar
á su esposa y á sus descendientes las órdenes del Soberano
del universo, sus castigos y sus recompensas: comision es-
pecial que constituye el sacerdocio , y sin el cual no se ob-
servaría lá moral. Considerándole en su origen , es eviden-
te que sus dos funciones, el culto y la moral fueron las
primeras de todas las funciones : las primeras, porque son
las mas antiguas, y tuvieron su principio en el instante de
la creacion del ser moral; las primeras, porque son las mas
sublimes, y habla el, hombre en su ejercicio de parte del
Todo-poderoso; las primeras, porque son las mas impar-
tantes;las primeras ;


porque la ley de Dios es la única re-
gla de todas las leyes, la que pone un freno á todas las pa-
siones , y dirige todas las acciones del hombre, Así que un
pueblo sin sacerdocio sería precisamente un pueblo jumo.
ral. llagamos un resúmen de todo.


XXIII El sacerdocio se ocupa del cuidado perpetuo y
siempre renovado de instruir á la juventud y pacificar las
familias; de visitar los enfermos, y consolar á los afliel los'




bdaet'suo.
socorrer ar loss pobres, y de estimular al trabajo ; d o n:e-,


pasiones, y de corregir todos los vicios; de
animar todas las •s virtudes, y l gobernar, e bobeinar todas las accio-


E :




36 DE LA.' MORAL.
nes del hombre. ¿Y podrá pretenderse aun. que es inútil el
sacerdocio, que es excesivo su número, y que en nada con-
tribuye á la felicidad de la tierra? Tales son sin embargo
nuestras continuas declamaciones.


¡Hemos jurado destruir el sacerdocio para ser mas li-
bres! Pero ¿qué libertad queremos? la libertad de comer y
beber, la de divertirnos. y tomar los bienes de otro donde
quiera que se hallen; la de saquear y devastar el universo.
He aquí manifiestamente el punto adonde nos conducen
nuestras inclinaciones ¡Queremos llenar nuestros deberes
por nosotros mismos! .... ¿Pero no es una necedad ? Los
deberes suponen uno que los imponga, y • que obligue á
llenarlos; y de consiguiente dos personas, dos individuos,
y dos razones que no pueden andar la una sin la otra. Sin
señor y sin autoridad seremos necesariamente arrastrados al
-mal por nuestras inclinaciones, y dejaremos de ser libres.


Hablamos sin cesar de moral. Pero ¿ la conocemos?
t Tenemos de ella la menor idea ? ¿Sabemos ni aun lo que
es i^na ley? Si la hay supone esencialmente un legislador,


.señor y ministros, recompensas y castigos, medios y
motivos, sin lo cual no podremos practicarla jamas. En fin,
`si no es posible practicar la moral sin motivos, ¿el jurar
la destruecion del sacerdocio, no es jurar:que inundaremos
la tierra de desórdenes, que estableceremos en ella la in-
moralidad mas afrentosa, y que desencadenaremos todas
las pasiones ?. ¿.y . no será éste el mas terrible de. todos los
-juramentos?


S. 3.°


Origen del sacerdocio pagano.


I Despues de haber establecido - el origen del sacerdo-
cio verdadero, será curioso conocer el del sacerdocio falso.
Éste precisamente fue el mismo que el de nuestra falsa fi.
losofia, y el de todas las doctrinas falsas en general: á saber,
la libertad de hacer todo lo que nos agrada, y de dejar de


ORIGEN DEL SACERDOCIO PAGANO. 3
hacer todo lo que nos incomoda. Corno la ley de Dios, que
une el bien y el mal físico; contraría todas nuestras ¡HUI.


'naciones sin excepcion alguna, es imposible que dejase de
desagradar mucho 4 las pasiones desde- el principio del
mundo. Es sabido que entre los gefes primitivos de los
pueblos hubo muchos impúdicos y libertinos, ambicio-
sos y terribles por sus excesos. Para entregarse éstos sin


deseos, no pudiendo sufrir el yugo delobstáculos á sus , y
Dios, de ellos no quisieron sino diosesverdadero o


apasionados corno elles. Algunos , queriendo persuadirse,
como el impío, que no hay Dios, y fieros del poder civil
que ejereian sobre sus descendientes, no dudaron (le ima-
ginarse., corno se cree en nuestros dias, que su poder les po-
rfia ser bastante.


II. El gobierno. civil no puede. hacer que en virtud de
Sus órdenes marche el sol y caiga la lluvia, que nazcan los
hombres, y se, multipliquen los animales, -que crezcan y
Se maduren las mieses_ Cuando llegaron á carecer de trigo
los súbditos, y se le pidieron á sus príncipes soberbios, se
vieron obligados-éstos á dirigirles al sol y d':la luna, ci los
astros y .á los elementos. Cuando la tierra 'se vió afligida de
esterilidad, ó quedaron destruidas las cosechas por,,e1 gra-
nizo, ó fueron despedazados sus barcos en el mar, dirigie-
ron á sus súbditos á .los vientos y ci las tempestades, y
ellos fueron los primeros. que las ofrecieron sacrificios. De
aquí nació el restablecimiento del. culto, y la necesidad in-
dispensable de volver los ojos á las- causas superiores que
gobiernan el universo..


III Pero ¿qué culto se ha de ofrecer á estos dioses in-
animados? ¿Qué sacrificios eran los mas propios para apa-
ciguarles?


He aquí el grande embarazo. Para responder
á todas las preguntas era preciso que hubiese dioses que
pudiesen hablar, y el sol no habla. Para terminar todas es-
tas ansiedades fue preciso colocar en el cielo dioses con vi-da: ¿y quiénes eran estos?.... Luego que murió Nenzrodpublicó Nino que su padre era el que gobernaba los astros.




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ala ousuu 111171.17-dm waose zumo 913011e3 anb sondsaa





Lto ORIGEN
do esto sofocaba la voz de la naturaleza, y conducia á la ra-
zon indecisa á los excesos mas monstruosos.


IX Es pues evidente que donde quiera que hay dos se-
res subordinados, la razon del súbdito llama en su socorro
á la revelacion. Ella es la que indaga y la que pregunta, la
que pide á su señor que se explique, y sin lo cual, por pe-
netrante que sea, marchará en las tinieblas, y se precipita-
rá de abismo en abismo. Porque cuando las naciones infie-
les caían en excesos tan humillantes para el espíritu huma-
no, los pueblos fieles se preservaron de ellos constantemen-
te. Porque ilustrados perpetuamente por la luz de la revela-
cion, sus sacrificios fueron inalterables desde el principio
del mundo; y porque cuando les ordenó Dios que sacrifi•
casen animales, les prohibió verter la sangre humana bar
jo las penas mas terribles, extendiendo esta probíbicion á
todos los puntos donde habia sido admitido el verdadero
sacerdocio. Y de aquí las grandes obligaciones que se deben
á la revelacion, y los servicios señalados que ésta ha hecho
al género humano en todos los tiempos, ya preservándole,
y ya librándole del paganismo y de todos sus horrores;
obligaciones de que en vano querrán dudar nuestros sofis-.
tas, pues que todo el universo se ha visto precisado á le-
vantar la voz para publicar , aun en las Enciclopedias, su
reconocimiento sobre este artículo.


Desde que Dios se reservó el gobierno del mundo fisk
co fueron necesarios sacrificios. Esto es lo que la razon di-
ce en alta voz á los pueblos; ¿ pero cuales han de ser los
sacrificios, y cuáles las víctimas? He aquí lo que no pue-
de saberse sin la revelacion. En la religion natural, Dios y
el hombre: la razon del legislador y la del súbdito
inseparables.


X Si es imposible disputar á Dios el gobierno del mun-
do físico, no es menos absurdo querer despojarle de el del
mundo moral: luego que los gefes infieles abandonaron al
Todo-poderoso, quedó este inmenso distrito sin gobierno:
todos los señores vinieron á ser otros tantos déspotas, y los


DEL SACERDOCIO PAGANO.
soberanos otros tantos tiranos: los súbditos otros tantos re-
beldes, y los sacerdotes otros tantos impostores. Todos los
actos interiores se sepultaron en las tinieblas ; perdieron su
regla las leyes humanas, y las pasiones dejaron de tener
freno. Todo vino á parar al desórden mas espantoso : el
desenfreno se hizo deplorable, y no era posible que dejase
de hacerse.


XI Es una verdad, generalmente reconocida , que el
paganismo tuvo su origen en las pasiones de los hombres;
pero hay otra casi generalmente olvidada; á saber: que an-
tes que un sacerdocio falso hubo un sacerdocio verdadero,
y que dejaron los hombres éste, para entregarse á sus pasio-
nes ; sacerdocio, que dirigido por Dios mismo , proscribió
sin restriccion alguna todas las infamias que se vieron pa-
recer en los pueblos infieles. Si los sacerdotes paganos colo-
caron sobre los altares dioses libertinos é impúdicos, coléri-
cos y vindicativos; si introdujeron en el mundo el fanatis-
mo y la supersticion, el despotismo y la inmoralidad con
los mas monstruosos desórdenes, fue precisamente porque
habian dejado al verdadero Dios. El sacerdocio verdadero,
y el falso sacerdocio que quieren confundir nuestros sofis-
tas, no se parecen mas entre sí, que el error á la verdad,
la noche al dia, la luz á las tinieblas, y el orden al desor-
den: el uno viene esencialmente de Dios, el otro de los
hombres ; y desde que depende de su direccion, •






b XII
It psue bcloanisne ve e d lae


, es imposi-e


rme/oigraiol.n natural y de moral;
pero sin entender una ni otra. Y porque se han hecho


en
nuestros Bias algunos progresos en las ciencias físicas, se im-
puta á los siglos de ignorancia que se haya puesto al cuida-do del sacerdocio la vigilancia de las costumbres. Hoy que
se creen los hombres mas instruidos, se dice que quieren
poner á disposicion de la autoridad civil el matrimonio


y
todos los objetos morales..... ¡Pero qué insensatos somos loshombres!....




pues no vemos que la moral y Ja física son dosr
amos de conocimientos enteramente


separados; que pode-TOM.




42


ORIGEN
mos ser muy ilustrados en uha, y nuay ignorantes, enla otra;
y que á cualquiera altura.•que pueda colocarse . eh espíritu
humano; jamas podrá éste dar un•olo paso en el. distrito in-
menso pese reservó el Ser Supremo.


. XIII Se vá á dar la.,1nspeccion de :los matrinionios á
la autoridad. civil. ; ¡pero que•eégüesladLYu todos los pai•
ses se sabe muy bien que lo que constituye este contrato
natural, el la entrega mútua 'del cuerpo para. hacer Uso
de él segun la regla de ,las',coltumbres. Supongamos que
dos esposos se presentan49».agistr ado civil pAra,•OSarse,
4,111 presencia: he aquí.positivamente . el contrato que quie,
ren celebrar, porque sin él I no ozistiriala esencia de su em-
pello. Pero si,despnes ele haberseWrometido públicamente
la entrega mútua de . sus :cuerpos , estos dos tsposos. :se la
reusamsecremmente , ¿cómo podrá obligárseles?..., Y si no.
siguen fielffiente:la regla délas costumbres, segun su em-
pello, ¿eómo.:st..les castigará 'por haber faltado-,á él? ¿qué.,
pruebas podrán shacerse ? Véase aquí. un ,contwo .,-uo so-
lo muy natural:, sino muy corporal, que 110,:e5 ;posible que;
pueda hacer;éjecutar el magistrado civi•,Luego no es de sal
resorte 10 .que hay de mas: esencial . en el contrato ; á saben,
la generacion, y ,la regla de las costumbres. .


XIV Losne. decimos del matrimonio , .debefentender-
se . tambien. para todos los actoS•interiores, y el. pormenor.
infinito de las casas; de todos los desórdenes del gobierno,
y de todas las leyes naturales y positivas del Ser Supremo.. ,
Todo esto (como hemos dicho ya) no procede:del-gobierno
civil .,:pues.que _él. mismo 'está en su dependencia. Y he
aquí por qué:volyeremos á caer-en las . mismas tinieblas que
los paganos,. en lo•.cide dice rebeion á tódó lo cine, se reser,
vó Dios, por ilustrada que-esténuestrarazon, y porqué nos,
veremos obligadOs á convenir -cómo ellos en :quel éste go,:?.„
tierno 'inmenso .no será janns•de nuestn• resorte,.cuales-i
quijera que. •sean los progresos que podarnos.:haCer en las
ciencias 11(11lanas, •


XV Cuando . vemos á -un,Iegislador inconsiderado, di-


DEL SACERDOCIO PAGANO.
para queSe


. caseri en
-43


'rnésats egisitersacil.:01 veilcon.gravedad el jura-su presencia, taiel
rigir á dos esposos


.mento matrimonial",. podemos .pronunciar resueltaim;n te
11envivimosnoque




nsiolo de luces; y criando oimos afir-
.


mar á una:multitud de ,habladores , con tono decisivo, qué
el matrimonio dependia de la autoridad civil ,antes de ser
sacramento, podemos concluir sin .dudar , que .no vivimos
en un•sigló observador.
• .XVI No- era un sacramento entre lós hebreos, y sin
embargo se remitía á Diosa Ybenclicion.interior del inaí,'
rrimoniw,Deus. Abraham ipse : vos . conjungat, inipleatque
benedíctionem suain in :volns. Nalcuera-:entre•os romanos;
Y sin embargo, .por confesion de los enciclopedistas, se re-
mitian las:causas matrimoniales al tribunal de los pontífi-
cs. Ni era un sacramento entre los tártaros ; y sin embar--
go el gran Lama era el que daba las dispensasen ]os ma,
trimonios; si hemos de dar crédito á la Historia general
de. los Viages.


XVI[ »Todo lo que corresponde al caracter del matri-
monio (dice,M.- Montesquieu,.lib 26, cap. 13 del Espí-
ritu de las: leyes, la forma y el modo de contratar, la fe-


»cundidad.q.ue .procura, y que ha hecho creer á todos los
»pueblos que .era: objeto desuna bendicion- particular... Todo
»esto es del resorte de la religion..". Y hablandar :cle. buena
fe, ¿qué otro.inSpector su gremo- de las generaciones rodia
decir -á todos lbs'seres deSpues,de haberles! criado, ¿Crescite
et multiplicamini? Creced y:multiplicaos ; tened .cuidado
en tuiiori


riiori de. .no- quebrantar la regla. de las costum
-bres,S, porque me sereis .responsables de ello - Y •c


que otro.que el podia-prohibir á todos los hombres:, y de consiguien-
te á los esposos mismos, romper :el vínculo


conyugal, y deconsiguiente sus
.
empeños? Qitod:ergó Dekis conjunxit,'ho.ino non separet. .¿Se necesita:una gran penetracion para co-


nocerque se reservó Dios. desde el instante de la creacion,la 'vigilanc i
a de los actos secretos , y el castigó de los cul-


pables, eniodn.lo que•dice. relacion á 11 poblacion, y de




44 ORIGEN
consiguiente en todo lo que hay de mas importante en el
gobierno de los imperios?


XVIII Nadie cree que sean extraños al gobierno civil
los actos exteriores de hacer leyes en este contrato, sobre
los bienes, las donaciones, la cohabitacion, y aun sobre los
grados de parentesco que crea apropósito excluir; pero
nunca dependerá de él. el vínculo conyugal, la entrega
mútua de los cuerpos, la obligacion indispensable. de hacer
un uso legítimo de esta entrega, y el juramento de llenar
puntualmentelós deberes. Y aun cuando se permitiese á los
esposos el separarse no dejarian por eso de ser menos in-
separables, segun la. institucion irrevocable del Autor de la
naturaleza: Quod ergb Deus con junxit , horno non separet.


XIX En todos los pueblos, excepto los que no son ca-
paces de reflexionar, fueron siempre Dios mismo ó sus mi-
nistros los que autorizaron el contrato esencial del matrimo
n•a, y el juramento mútuo de los esposos, porque no era
posible cuidar de su cjecucion sino en virtud de la autori-
dad del Ser Supremo. Sin embargo, este contrato es tempo
ral y todo terrestre, y está absolutamente en el orden de la
naturaleza. Luego no porque esté en el orden de la naturale-
za debe seguirse que es de la competencia del gobierno civil


XX ¡ La Moral está en la naturaleza ! Pero es un
error manifiesto, porque solo está una parte. Pero aun
cuando estuviese toda entera, ¿qué resultaría? El sol es-
tá en la naturaleza, ¿y podrá el gobierno civil hacerle mo-
ver?.... Cuantas cosas hay en la naturaleza en que no podrá
tener jamas intervencion el gobierno civil?... Pero si la ley
natural está en la naturaleza , los motivos necesarios pa-
ra hacerla observar no lo están; porque son las recompen-
sas y los castigos de la vida futura.


XXI Porque la ley natural está en la naturaleza se cree
que no exige revelacion: y es un error palpable. Los paga-
nos tenían una revelacion falsa, pero tenian revelacion. Ní
hay una Sola ley que no exija la revelacion , aunque solo
sea por los motivos: las- leyes humanas tienen una revela-;




DEL SACERDOCIO PAGANO. 45
las leyes divinas una revelacion divina.clon humana, y


ezanatural,


se clouinell


laenestálmoralaPorqueXXII
ren establecer magistrados de moral, y censores como en


Roma ¿Y qué harian estos magistrados ? ¿En n
bre de quién hablarian? Si la ley natural no está al alcan-
ce de la autoridad de los soberanos, que son los primeros
que deben sujetarse á ella, si los censores no ven la milé-
sima parte de las acciones humanas, si no tienen medios
ni motivos, y si ellos mismos desconocen las costumbres,
¿qué será de la moral con estos arreglos?....


XXIII No es pues una prueba de luces sino una ce-
guedad mil veces mas deplorable que la del paganismo, el
creer que la moral pueda depender en algun tiempo del go-
bierno civil. Fué Dios el que sancionó la ley natural: para
hacerla observar es absolutamente precisohablar en nom-
bre de la divinidad; y por eso es necesario el sacerdocio.


XXIV Pero creer que todos los sacerdocios sean igual-
mente buenos para hacer observar la moral, y de consi-
guiente que la moral es por todas partes la misma, es otro
error mucho mas pernicioso que el que acabamos de t'eh/.
tar, porque se presenta bajo de un exterior mas especioso.


XXV La moral es en todas partes la misma... Pero es-
to es imposible: y sinó ¿por qué se abandona el sacerdocio
verdadero ? Para entregarnos sin obstáculo á nuestras pa-
siones. Por eso en el Origen (como hemos dicho ya) los
gefes infieles se separaron del verdadero Dios, y por eso en
nuestros dias se separan tambien de él muchos hombres.
Busquemos la causa de la division, y hallaremos que en to-
das partes es la misma. Y si (como hemos probado) nues-
tras in


clinaciones se dirigen á la destruceion debe nece-
sariamente seguirse de esta separacion, el saqueo, las sedi-
ciones y las revoluciones; la tiranía de los grandes de una
parte, y la s


ublevacion de los pueblos de la otra; y deconsiguiente no habrá moral.
XXVI . Es por todas partes una misma la


moral....Pero este error le desmienten positivamente los hechos, La




46 ORIGEN
moral de los paganos no era la de los cristianos, ni en sus
principios, sus medios y sus motivos. ¿Cuál es el principio
fundamental de la moral? que todas nuestras inclinacio-
nes tienen tendencia al mal. Escuchad la voz de las pa-
siones, y os dirá todo lo contrario: , á saber, que es muy
bueno el seguir las propias inclinaciones, y que este es
el camino de la felicidad ¿Cuál es el compendio de
toda la moral? .el Decálogo. Buscadle en muchos pueblos,
y solo hallareis que el derecho natural es desconocido
en ellos y detestada la moral.


)(XVII Si los principios son diferentes, lo . son mu-
cho mas los medios. Puesto que la moral es una ley, la
autoridad y los poderes deben ser los primeros medios
para hacerla observar. ¡Y qué diferencia no hay. entre
Dioses que autorizan todas las pasiones, y el que las. con-
dena;.entre sacerdotes que tienen una mision, y los, que
no tienen ninguna; entre sacerdotes dirigidos por Dios
mismo, y los que no tienen otra regla que sus pasiones!
¿Qué podrán hacer estos últimos sin pruebas y sin moti-
vos? Debe considerárseles como .magístrados sin nombra-
miento, y oficiales sin despachos , .que no tienen otro re-
curso que el de transigir con sus enemigos. Volvamos
pues á los principios, cuyo olvido ocasiona hoy mas que
nunca la desgracia del mundo, y concluyamos.


XXVIII Hacer todo lo que nos agrada, y dejar de ha-
cer todo lo . que nos incomoda; hé aquí positivamente la
libertad que nos seduce; ; libertad falsa, pues que es el ori-
gen de todos los crímenes, de todos los atentados y de
todos los castigos.. Penas y fatigas,, trabajos y, combates;
he aquí la verdad era libertad , y la única . que pue•
de convenir en :un estado meritorio, y sin la que -n
podemos esperar bienes. ¿Qué fesultó desde que los
paganos se , entregaron á la: libertad; . falsa? Tinieblas, y
fanatismo, excesos y corrupcion, y Jos , desórdenes rnas,


afrentosos. ..lueede en nues,tros•- ajas? . Lo ; -0100.
contrario sueesig:-AL, palo, que,. volvemos




DEL SACERDOCIO PAGANO. 47
al evangelio?..... Se• vé parecer, aun por confesion de
cniaueystrioas


probidad,
ol chi c (131 e, d set cal sa ; las virtudes y todos los bienes.


la religion y la piedad, la justi-


Luego hay una enorme diferencia entre e\ler verdadero
Dioss y los dioses falsos; entre el sacerdocio
el que se separa de él; entre la moral del evangelio y
la de los paganos, y todas las doctrinas falsas en general.
Luego no hay moral ni religion donde se sigue el sacer-
docio falso. llagamos un resumen de lo dicho.


XXIX • Segun esto ¿cómo puede repetirse tan constan-
temente que todas las religiones son indiferentes; que la
moral es en todas partes la misma; y que en el fondo se
adora á un mismo Dios en todos los paises ? ¡Qué! Ce-
bollas, serpientes y animales de toda especie, dioses im-
púdicos y-ladrones ¿son lo mismo que el,..Dios verdadero?
¿Tienen la misma santidad, la misma 'grandeza y los mis-
mos atributos que él?.... ¡qué impiedad! ¿No hay ninguna
diferencia entre las víctimas humanas y los animales, en-
tre una revelacion verdadera y una falsa, entre hacer lo
que Dios manda y no hacerlo, entre observar su ley ó no
observarla?


¡La moral es por todas partes la misma! Pero qué!
¿no hay diferencia •alguna entre seguir nuestras inclina-
ciones ó no .


seguirlas; •domarlas ó no domarlas; tomar los
bienes de otro ó no tomarlos; violar las propiedades ó no
violarlas? ¡Qué! donde el robo y el l ibertinage, la vengan-
za y la crueldad, el saqueo..y cl latrocinio, pasan por gran-
des acciones; donde todos los vicios han sido elegidos en
virtudes; y en donde no hay ni reglas, ni principios, ni.
motivos-para hacer el bien, ¿será


siempre una misma lamoral? ¡Qué! sacerdotes verdaderos¿
¿serán igualmente


; cristianospaganos; enviados ó no enviados,
i bue-nos para instruir, predicar -y . gobernar? Ministros, m •trados y dficiales sin , agis- poderes 6 conpoderes, dóciles ó re-beldes, d . mIscrp ados ó. no diSciplin 1


• - 'ac os ¿seran tod b.solutamente iguales para hacer observar las l
eyes?.


os


..


a


Quer.




48 UNIVERSALIDAD
riamos introducir nosotros esta doctrina en nuestros ejér-
citos, en nuestros tribunales, ó en nuestras propias casas?
He aquí una multitud de reflexiones muy sencillas que so-
metemos al juicio de nuestros lectores.


S . 4.0


Universalidad del sacerdocio.


Si el sacerdocio fuera un abuso ó una uSurpacion,
como se pretende en nuestras sociedades, cuando se ha
tratado de destruirle no se hubiera hecho á medias, y se
hubiera acabado enteramente con él. En vez de darse sa-
cerdotes falsos se hubiera pensado en no tener ningunos.
Y si, por una suposicion moralmente imposible, hubiera
habido pueblos tan estúpidos que se forjasen dioses sin
necesidad, debía haber habido una infinidad de paises
sin sacerdocio.


II Sin embargo, subamos á los tiempos mas remotos,
y corramos la vista por todo el universo: por todas par-
tes hallaremos una coleccion verdadera ó falsa de leyes
morales y divinas; por todas partes Dioses y altares, sa-
cerdotes y sacrificios , y un sacerdocio encargado de ins-
truir y gobernar en nombre del Ser Supremo. En vano
querríamos deshacernos de este ministerio incómodo, pues
desde que llegamos á sacudir el yugo del verdadero Dios,
ocupan su lugar los dioses falsos. Desde que desaparece el
ministerio verdadero, se presenta el pueblo con otros mi-
nistros que llevan en sus manos otros libros de teología.


III No es solo la razon la que nos habla aquí, sino los
hechos, las historias , y nuestros propios maestros. El uni-
verso entero es el que levanta la voz. »A cualquiera pais
»que nos traslademos (dice M. Rollin) hallaremos sacerdo-
»tes y sacrificios, ceremonias religiosas, y templos ó luga-
res consagrados á la divinidad. En ninguna parte se ha-


»lla variedad esencial de esta creencia. Un consentimiento




DEL" SACERDOCIO. 49
ipyuetdaen ‘c,eonnisrtastilnteo el todassLteaionneeesnceierlal:mtaívnerusno




1,vetorisa- una lur. que
»se halla siempre presente á todos los espíritus , y de un


»sentimiento d: te ilnos gltin roie„gogts.a)1:á do en el corazon del hombre."
(JIisioria


IV Recórranse iodos los:pneblos antiguos; los Patriar-
cas, los Ilebr eós y Asirios, los Egipcios y Carlancas , los
Pérsas , Medos, Griegos y Romanos, todos tenian sacerdo-
tes. Léase la Historia general de los Viages : ert la China,
en las Indias y el Japon, en , la Tartaria , la Sibéria y
la Laponia , en las islas del Mar de Sud, y en las regiones
mas interiores . del Africa hay sacerdotes; pero. ¿qué digo?
los habia antes que fuesen descubiertos estos pueblos. No
eran pues sé•es trasladados allí de regiones civilizadas. Los.
habia ya en Méjico, en el P.0.4, y -eu los paises mas bár-
baros, cuando se descubrieron por la. primera vez las Amé-
ricas. ¿Y de dónde podriari haber ido allí ?


- Pregúntese á
todos los historiadores, á todos los viageros ,, y á los que han
navegado , y todos testificarán la' universalidad del sa-
cerdocio.


V Si .1-la—y:algunos que pretenden haber- hallado paises
bárbaros donde no habia sacerdocio, se contradicen i nme-
diatamente, citando el tenzor -supersticioso de sus habitan-
tes, y los jugadores de manos y t•tiri


.teros que se hallan
entre ellos. ›,›Nada hay mas tímido ni mas supersticioso que
»estos salvages (segun dice Volney en sus ilustraciones). Los
»mayores ,g1.8-tzectir,,e yros¿ eisou6n




.:etne


ta parte
epsatorste'g


tan
uer reros


en rcneetncrtoo las


la noche y sus bosques, Sino las sombras, y los espíritus ópotestades sobrenaturales que creen superiores á todos los
hombres? ¿En nombre de quién hablan sus charlatanes y
sus mágicos? ¿De parte de quién anuncian bienes y males,
derrotas y victorias, la saludó las enfermedades,
diversas ceremonias sobre sus enfermos ssgaladyosh?a¿cnenoes en nomibyrepadiesessu donde estos


VI
cstos


charlatanes
H,


no tienen aunTom. II.




SO :UNIVERSALIDAD


ropas sacerdotales,' ni distintivo alguno, y esto acaso podrá
haber engañado á Ciertos. viageros. En las. regiones sal ages
pueden encontrarse algunas tribus. nacientes tan poco ade-
lantadas, que aun no. tengan.' eulta-regladO, ni sacerdocio
pomposo y brillante Pero,no ha existido,ni existirá jamas e.
Una sola ranchería. que viva. sin: culto, sin ni ngun, sacerdo-
cio, ni ningnn. sentimiento de la. divinidad.. Estos impos».
tores , que




se.diceii inspi rados,:de • lo. alto no son. otra. cosa.
que sacerdotes falsos que engañan.á estos desgraciados, que
no por eso dejan de-hacer. el. papel de sacerdotes,. pues que
se anuncian:en nombre.deLSer• supremo: Por. todas partes'
existe un poder superior que preside al mundo frico y,
al mundo moral; y por todas partes . : ha sido conocida la -
existenc ia este poder_ Por eso. decimos que
nunca ha existido Una.sola.tribn nacientesin'sacerdocio..


VII - Así:que, no hay uno solo de • entre nuestros mas
desenfrenadOs.impíOs.que no se haya visto obligado . á ha-•
Cer homenage á esta universalidaeL.Jarnas.(dicel. J. Rous-
seau) se fundó un estarlo en el que no sirviesevde,.base la
religion.. Pero si la religion fue la.. base esencial de todos.
los. estados, el sacerdocio fue: ese,nciálmente el =fundamento
de :todos los &den CSJ , Oigamos. .. sobre 1. éste • artícnIa7. al que
ha.dado -pruebas maicvidentes. de adhesion - al. sistema .de
los pactos sociales. »He querido: correr (dice,Condorcet).1o1
»fastos del mundo, 7 _ por.-todas,.partes he,-hallado la idea
»de las potestades .sobrenaturales. Al par de-estas opiniones
»be visto levantarse-en unas-partes. príncipes y pontífices;
»aquí .familias 6:tribus sacerdotales; y en otras. partes role.
»gios de-sacerdotes . Esta.distincion que aun,se-halla
»tre •el clero defines del siglo diez- y ocho, se-halla tam.
»bien entre los salvages.menos ;civilizados. Es. tan general,
»y se halla repetida tan- constantemente en todas las épocas
»de la civilizacion, que parece que no- puede dejar de te-•
»ner su fundamento en,la naturaleza misma."'


VIII Y ¿quién es el que nos dice esto? Condorcet,
que entre todos los impíos se -ha manifestado el enemigo


DEL SACERDOCIO. 5 t
mas implacable del sacerdocio; y ¿dónde habla así? enme-
dio:de la conjuracion mas terrible que se formó jamas con-
tra el sacerdocio. Y ¿en qué tiempo lo dice? en un tiempo
en que se habia resuelto la .destruccion del sacerdocio, y el
exterminio de todas las distinciones. Á pesar de todos 'estos
delirios, es reconocida solemnemente la universalidad del
sacerdocio, y en vano se hubiera querido desconocer, por-
que está justificada generalmente por todos los monumentos
del universo. (Condoreet„ Ensayo sobre los progresos del
espíritu -humano).


IX Pero ¿cómo puede concebirse que -un ministro tan
incómodo para los hombres, tan generalmente detestado
de las pasiones; un ministro que ejerce un imperio tan
grande, y que goza de tan grande consideracion; minis-
tro á quien mira con celos la autoridad civil, y que exi-
ge necesariamente tantos templos, -tanto esplendor y tantos
gastos; y por último que este estado tan gravoso para los
pueblos, bajo todas las relaciones, haya podido ser, 'no solo
imaginado, sino admitido, 'tolerado y honrado en todos los
paises sin excepcion alguna , por capricho y pura supersti-
cion,.cuando los hombres tenian en sí mismos -todo lo que
podia serles preciso para 'conducirse? ¡Qué! diremos


-á nues-
tros impíos; desde el principio 'del mundo nadie tuvo ne-
cesidad de sacerdocio, y todo el mundo ha vivido bajo su
influxo; todos podian pasarse sin él, y ninguno ha querido
hacerlo; todo el mundo podia vivir bajo la autoridad civil
sola, y ninguno la creyó 'suficiente!


X ¿Qué nos dice ésta universalidad del sacerdocio,
tan generalmente demostrada por los hechos, sirio que en
este mundo hay un gobierno inmenso que se reservó Dios,
en


el que nada puede la autoridad civil, y que debe ser re-
gido en nombre del Todopoderoso, y de


.consigniente porsus ninistros?... Es pues evidente que la distincion del sa-
cerdocio, que aun se conserva en el clero actual ,


no debe
origen á las convenciones ni á la supersticion de lossnh


ombres, sino que es una distincion necesaria é indispen-




5 2 UNIVERSALIDAD
sable , fundada en la naturaleza, como nos ha dicho Con.
dorcet; y que existió necesariamente desde el instante de
la creacion, sin que sea posible poderse pasar sin ella en
ningun pais: Pero si es tan necesaria, no es posible que ha-
.ya una invencion humana capaz de destruirla.


XI Nadie duda que todos los sacerdotes falsos que han
parecido en el mundo fueron hechos por los hombres; y
de consiguiente, que son por este solo hecho impotentes, y
sin ninguna facultad de gobernar, pues que no tienen po-
deres. Tarnbien es notorio que cometieron un grande error
los que abandonaron el sacerdocio verdadero. Pero al fin,
puesto que desde que se abandona al verdadero Dios es
preciso forjarse dioses falsos, y desde que se ha dejado el
verdadero sacerdocio, es precisamente necesario reempla-
za•le por otros, debió quedar en cada estado un vacío que
no puede llenar el gobierno civil. Y en vez de probar la
insuficiencia de este, los sacerdotes falsos hacen una com-
pleta demostracion de que no basta ni podrá bastar jamas.


XII Y ¿qué concluiremos de aquí?..... Que el juramento
de destruir el sacerdocio es sin contradiccion el mas necio
de todos los juramentos. Porque supongamos, lo que ha
sucedido en efecto, que para entregarse algunos hombres
mas libremente á sus pasiones, corno hicieron los gefes in-
fieles, llevasen de nuevo su ceguedad hasta el punto de
persuadirse que el gobierno civil es bastante, ó que ha-
blando generalmente podian pasarse sin el sacerdocio; y
que por consecuencia de esta persuasion se despojasen de
nuevo todos los sacerdotes, ó por lo menos que dejasen de
servirse de ellos, perdiendo enteramente de vista el gobier-
no espiritual..


XIII Supuesto este olvido, sobreviene un año de esca-
sez, y el pueblo desesperado, que no conoce otro gobierno
que el se dirige á su soberana.... ¡Ah! hijos mios, les
responderá el monarca conmovido, no soy yo quien os
causa vuestros males, pues los sufro con vosotros. Ni soy yo
quien gobierna el mundo.... Pues ¿quién es? exelarnarán...:


DEL SACERDOCIO.


Es Júpiter ú Osiris mi gran padre, aquel príncipe famoso
de quien habeis oido hablar, y que obtuvo el gobierno del


por qué es vengativo? di-


los dias los bienes que él mismo os da, y no le hacéis sa-
o¿rYque vosotros corneis todos


deeiestai muerte.... ¿Yeráienl.o....deNsiomeess


crificios ni ofrendas. Teneis costumbres detestables, y que-
brantais todas sus leyes. Haceis todo lo que él os prohibe,
y nada de lo que os manda - ¿Pues qué nos manda? ¿qué
nos prohibe? ¿qué sacrificios debemos ofrecerle? ¿qué de-
bemos hacer para apaciguarle y para vivir bien?


XIV He aquí con otros nombres restablecido el go-
bierno espiritual. En lugar del Dios verdadero se recono-
cerá una divinidad falsa ; y en lugar del reino de Dios se
pondrán los campos Eliseos. Pero al fin vendremos á reco-
nocer que hay necesidad de un Dios, de recompensas y de
castigos. Que este . Dios se llame Jápiter , ídolo, ú Osiris,
siempre aparecerá que es una potestad sobrenatural , que
tendrá necesidad de ministros que se distingan del magis-
trado civil. ¿Y será cierto que Júpiter gobierna el mundo?...
No, porque estos dioses y estos sacerdotes son falsos. Pero
como quiera que sea, es preciso confesar que desde que
se cree que no es bastante el gobierno civil , deberá siem-
pre ser necesario un sacerdocio además del gobierno civil.


XV Pero si es absolutamente necesario un sacerdocio,
se dirá ¿por qué no se abraza el verdadero? ¿por qué no
arrojamos á todos los sacerdotes falsos corno á impostores?
Aquellos á quienes pueda haber sorprendido esto, lo que-
darán mucho mas cuando sepan que sucede así precisa-
mente porque son falsos.


XVI Un sacerdocio falso es un sacerdocio sin poderes,
y de consiguiente sin facultad de reprender, corregir y
castigar; sacerdocio cuya moral es relajada; sacerdocio, en
fin, que se ve obligarlo á hacer la••




paz, y transigir con las
pasiones. Por eso, lejos (le desechársele, se le desea; y lejos
de exigirle su mision, ni aun se quiere saber que no la tie-
ne, para excusarse la desesperacion de perderle. De ahí




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•ainb e salo! salnimavs Ognq uollrao la apsap anb 'ouotá.


avuirsysuaÁrsla 479




T56 UNIVERSALIDAD DEL SACERDOCIO.
Si el gobierno civil nada puede en este distrito inmenso,
y á veces entre dos millones de acciones no se halla un.
solo cielito civil, ¿quién las dirigirá?.... Véase aquí pues:
en esta region inmensa abandonados todos los hombres á.
la rapidez de sus inclinaciones Á vista de este diluvio
de crímenes , no debe tardarse-en volver á buscar el sacer-
docio , y será siempre inaudito- el querer deshacerse de él.
Pero ¿qué ganaríamos si buscásemos el falso que aprueba
todos los desórdenes, sufre todos los vicios, sanciona tod01-5
los saqueos y todos los latrocinios ? ¿Podo en fin en nin-
gun tiempo ni en ningun pais verse libre el hombre de
sus pasiones sin sacerdocio , y ser verdaderamente libre sin
el sacerdocio verdadero?.... Si no pudo ser , el juramento
de exterminar el sacerdocio , y vivir solo bajo el gobiernO;
civil; no solo no producirá la libertad de los pueblos, sino
que les entregará á la esclavitud mas terrible, que es la de
las pasiones.


5b• .°


.Distincion de las dos autoridades,


Es un hecho atestado por toda la antigüedad, y de
que quieren aprovecharse nuestros enciclopedistas , »que
»antiguamente el sacerdocio pertenecia á los padres de fa-,
»milia, de donde pasó á los gefes de los pueblos , que se.
»descargaron despues de él en todo 6 en parte sobre ini-
»nistros subalternos...." Se tiene gran cuidado en hacer ob-:
servar tambien que »en el principio de los-tiempos
»cerdocio y el imperio estuvieron reunidos en unas mis-
»mas manos; que en todas partes los reyes y los- padres de
,,familia reunían al misnio tiempo el pontificado y la sobe--
»ranía temporal; que Jethró, suegro de Moisés, era saca-
»dote del Todopoderoso; que los patriarcas lo eran igual-
»mente; que todos estos gefes sacrificaban por sí mismos,
»ó daban órden á uno de sus súbditos para que inmolase
»la víctima; que sus primogénitos les sucedian en estas aus.


DISTINCION DE LAS DOS AUTORIDADES.
57


»gustas funciones , y que las cosas se conservaron en este
»estado hasta la publicacion de la ley de Moisés."


II »Se quiere añadir que desde este tiempo el sacer-
»docio y el imperio no fueron incompatibles; que habien-


do reunido las dos autoridades en sus personas los papas
soberanos,diferentes nada puede impedir que un Rey»y rentes s ,


»sea ordenado sacrificador, y que las dignidades eclesiás.
»ticas se reunen- todos los dial, &c." Todos estos hechos
han sido confesados solemnemente por unas y otras partes,
y solo debemos tratar de rectificar sus consecuencias. (V. En-
ciclopedias de Paris, de I9ernom y otras, art. Sacerdocio.)


III Primeramente, si (como dicen nuestros enciclope-
distas) los gefes de familia poseían la soberanía temporal
desde el principio de los tiempos; ¿qué resultó de aquí?
que la soberanía temporal existia desde el estado de fami-
lia, y este existió antes que los pueblos: luego por confe-
sion suya existió la soberanía antes que los pueblos: luego
todo lo que hemos dicho sobre el origen de la autoridad
civil es muy cierto; y todo lo que se ha enseñado sobre su
formacion, despues del estado de familia, es falso. Y véase
aquí un testimonio evidente en nuestro favor contra todos
aquellos que pretenden que la autoridad civil tuvo su
principio en los pactos sociales.


IV En cuanto á la autoridad espiritual , lejos de ne-
gar que en los primeros tiempos la haya conferido Dios á
los padres de familia, pretendemos que le fue imposible
entonces darla á otros. Mientras que Adam fue el único
gefe de familia que habia sobre la tierra , fue preciso que
ejerciese al mismo tiempo las funciones de pontífice y so-
berano. Mientras que Unos no tuvo bajo de sí mas que
una pequeña ciudad, y que Abraham fue el único creyen-
te que habia en la tierra de Canaan , fue imposible á Diosdar sus poderes divinos á otros que á ellos. Lo mismo de-bió suceder con Jcthró en la tierra de Madian, y con Ia-cob en la tierra de Iras. Todos estos patriarcas se hallaban
diseminados enmedio de las naciones infieles, y no era po-TOm. II.




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SC1 aooaafo 9[qap 01IJOILICTJUS000U onb la Á c: sapr imaolor sop
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soasen ua susiods[p urqrírrq os onb ‘soluatoru sopepu lo set
seno r sean uoiroaoor os Á `rajad rpriqod °Amo ou anb
senuanu 'aluottliraouag 01)119CIIIH 'Sala( SI1S al) 110T3C,U0S
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so llo y 001) sopo y arrpoo asaIpud so ya anb amts


29




6o DISTINGION
ham, Job, y en todos los grandes patriarcas y todos los so-
beranos. de los pueblos infieles. En los dias comunes, los
padres subalternos eran los que inmolaban la víctima, los
que enseñaban la moral, anunciaban la justicia del Ser su-
pretno, y ofrecian sacrificios particulares al frente de sus fa.
minas. Tenemos tambien ejemplos evidentes de esto en
Caín y Abél , en los hijos de los patriarcas, y en todos los
sacerdotes fieles ó infieles que desempeñan aun las funcio-
nes subalternas del sacerdocio, bajo las órdenes de sus
superiores.


VII De los gefes de familia pasó el sacerdocio á los
gefes de los pueblos, y de consiguiente á los soberanos. Es-
te es el tercer hecho que alegan los enciclopedistas con rela-
cion al sacerdocio; y no le tenemos por menos cierto que
los dos primeros:. si se reconoce la historia de los primeros
tiempos se verá que los gefes primitivos, despees de haber
gobernado una sola familia, se hallaron á la cabeza de mu-
chas, y no tardaron en ser gefes de todo un pueblo: que
Noé, Abraham y todos los patriarcas en general; que Mel-
chisedech, rey de Salém, y todos los príncipes de Israel
hasta Aaron tenían bajo de sí una numerosa poblacion cuan-
do ejercian el sacerdocio; que entre los antiguos romanos, los
emperadores fueron casi todos soberanos pontí fices; que en-
tre los galos, los gefes de los druidas reunian muchas veces
las dos autoridades; y que entre los chinos, los tártaros,
los indios y otros muchos pueblos idólatras, las reunian co-
munmente los soberanos.


VIII Desde Moisés, añaden nuestros enciclopedistas,
el sacerdocio y el imperio no han sido incompatibles. Basta
tener ojos- para no dudar de este cuarto hechos Tenemos
ejemplos evidentes de esta reunion entre los cristianos en
el gefe supremo de la iglesia; entre los tártaros , en el
gran Lama, y en otros muchos príncipes. Ni se puede du-
dar que las dignidades eclesiásticas y seculares se unen to-
dos los dias, tanto entre los fieles como entre los infieles.
Todos estos hechos son incontestables, y los dejamos ya


DE LAS DOS AUTORIDADES.
6


admitidos. Pero ¿qué resulta de ellos? Tomémoslos de nue-
vo en consideracion , y discurramos sucintamen te so-
bre ellos.


IX Al principio de los tiempos los gefes de familia
poseían las dos autoridades. Luego la una y la otra han
existido desde el estado de familia : luego ni la una ni la
otra tuvieron su principio en los pactos sociales. He aquí
el primer hecho y la primera consecuencia. Desde el ori-
gen de los tiempos los principales hijos de los patriarcas
ejercian el sacerdocio, bajo la inspeccion de su padre, y ya
era un orden el sacerdocio. Luego este fue el primero de to-
dos los órdenes. Tenemos aquí el segundo hecho, y la se-
gunda consecuencia. De los gefes de familia pasó el sacer-
docio á los soberanos. Luego existía antes que los sobera-
nos, y fue anterior al gobierno civil. Este es el tercer hecho
y la tercera consecuencia.... En fin, entre los soberanos los
que ejercen aun el sacerdocio, le ejercen en nombre del
Ser supremo. Luego no son señores de él: luego la autori-
dad espiritual y la autoridad civil son enteramente dife-
rentes la una de la otra. Y véase aquí el cuarto hecho y la
cuarta consecuencia; consecuencias necesarias que se dedu-
cen naturalmente de los hechos confesados por todos: y
consecuencias que se deducirán mientras que se quiera ra-
ciocinar con exactitud para ilustrar á los pueblos.


X Pero no son estas las. que deducen nuestros eneldo-
pedistas, pues son diametralmente opuestas.R ne


a


l
r dospio de los tiempos, dicen, nuestros padres, poseían


autoridades. Luego eran las mismas: luego fueron igual_
mente señores de las dos: luego los soberanos lo son todavía:


disponer del sacerdocio, cederle,
luego pueden á su placer
y volverle á tomar, pasarle á otros, ó ejercerle por sí mis-
inos, mudar sus leyes y constituciones, asegurarle un esta-
do ó rehusársele, y hacer en lo espiritual todo lo que pue-
den hacer en lo civil., ¡Puede verse un conjunto de sofis-
mas mas monstruoso! ¡Á lo que nos conduce la confusion
de las autoridades ! Como la experiencia, sostenida de to-




DISTFNCION
dos los siglos, no nos ha enseriado aun que éste es el origen
fecundo de nuestros males; que el modo notable con que
Dios las distinguió es el único remedio, y que mientras
que no se distingan así, se verá el mundo entregado á la
mas cruel agitacion?


XI ¿Existen sobre la tierra autoridades de diversas es-
pecies; naturales y sobrenaturales, ordinarias y extraor-
dinarias, divinas y humanas, celestes y terrestres? En
fin, ¿las autoridades espiritual y civil vienen de Dios, del
mismo modo, y son ambas de una misma naturaleza?......
Cuestion sumamente importante, cuya solucion depende
absolutamente de la distincion de los tres órdenes, de los
que Dios es autor, y sobre los cuales nos bastará citar tres
hechos históricos, generalmente conocidos.


XII En primer lugar, en el orden de la naturaleza,
nadie ignora, que por el orden solo de las generaciones,
establecido por Dios, Dei ordinatione, Ismaél fue consti-
tuido gefe universal de los ismaelitas: faciam illurn
gentern magnam: a.° que engendró doce hijos que fueron
naturalmente duques, ó gefes de sus doce tribus: genera-
bit duodecim duces: 3 ° que casando á estos hijos se halló
su casa naturalmente dividida en doce casas, de donde re•
sultaron las primeras particiones, las primeras leyes, y la
ciudad primitiva de los ismaelitas, que fundó el mismo
maél en los desiertos, mas de quinientos afios antes de la
posibilidad de los pactos sociales: 4.° que habiendo pasado
al morir su autoridad universal á su primogénito y á sus
herederos, los cine quedaron en esta ciudad primitiva, pa-
dres é hijos, debieron quedar necesariamente sometidos á
la dinastía constituida, sin poder ejercer en su casa otra
autoridad que la doméstica 5.° que lo que decimos de
Ismael debe entenderse de Assur, , de Mczrain, de /na-
cho y otros; y que lo que pasó en el pais de los ismaelitas
se repitió en los ciernas paises. Esto es lo que se llama cons-
tituciones ordinarias. ( V. en nuestro primer vol. Origen
de las ciudades, imposibilidad de las dispersiones, &c.


DE LAS DOS AUTORIDADES. 65


XIII En segundo lugar, en el orden extraordinario,
todos saben igualmente, I.° que David fue constituido so-
bre Israél por orden de Dios, pero en virtud de una d.ero
gacion evidente de la succsion de las generaciones, Dei or.
dinatione extraordinaria, pasó voluntariamente su autori-
dad real á Salomon. y á sus herederos, y que por lo mis-
mo las denlas ramas conservaron solo una autoridad do-
méstica, bajo la dinastía de Salomon: 2.° que lo mismo
sucedió con &ud., Jeh.ú y Icrobown, &-.c Estas son las
constituciones extraordinarias.. (V. variaciones de las ciu-
dades 8ce.):


XIV En tercer lugar,. en el orden sobrenatural, es
bien sabido que habiendo bajado el Mesías del ciclo por or-
den de su padre, Dei ordinatione. supernaturali, entregó
sus poderes sobrenaturales á san Pedro y á los doce após-
toles, que ordenaron despees á sus sucesores. Esta consti-
tucion, como la de todos.los profetas. en general, se llama
constitución sobrenatural:.


XV En estos- tres órdenes, es evidentísimo, I.° que no
solamente viene de Dios la autoridad, sino que la persona.
misma del primer gefe de cada orden ha siclaelegida, cons-
tituida y ordenada inmediatamente- por Dios mismo, y con
la facultad. de que pudiesen ordenar á. otros, sin lo cual la
mision de las- personas no vendria originariamen te de
Dios, Dei ordinatione: 2.° que el primer gefe


.
de cada or-


den ha sido constituido de diverso modo;
por, y ) eso pue-


den las potestades. venir de Dios de tres modos diversos:
por via ordinaria, por via extraordinaria


.
y por medio so-


brenatural. (Y.. soberanos. actuales):
XVI Segun estos tres hechos, basta tener ojos para ver


claramente las- diversas autoridades, y para discernir


..


confacilidad lo que hemos, di I
hasta aquí en esta obra


c y lo: que nno. hemos dicho


t.° No hemos dicho- que no. haya autoridades divinasy sobrenaturales., pues, que la del sacerdocio es de estegénero.,




64 DISTINCION
2.° No hemos dicho que no puede Dios conferir la au-


toridad real extraordinariamente, pues que Saúl, David,


Jehú y otros la recibieron de este modo.
3.° Tampoco hemos dicho que la potestad civil no


viene de Dios, pues que la persona misma del padre pri-
mitivo de cada ciudad fue elegido inmediatamente por Dios
mismo.


4.° Ni hemos dicho que la autoridad civil no viene
de Dios , pues que la autoridad universal, de que se halla
investido el soberano legítimo, es la misma que la que el
padre universal de cada ciudad habia recibido riel Todo-
poderoso.


XVII Y ¿qué es lo que hemos dicho?.... Hemos dicho
L° que Dios no deroga jamas el orden de la naturaleza sin
hablar: a.° que mientras que no habla , debe seguirse el
orden ordinario: 3.° que en este orden las potestades no
vienen de Dios sobrenaturalmente.


Pues ¿cómo vienen , de un modo muy simple : su-
biendo hasta la cabeza de cada ciudad, se halla esencial-
mente un padre universal que desde que llegó á engen-
drar fue constituido por solo este hecho á la cabeza de sus
descendientes, el teniente del Ser supremo, y como una
segunda magestad, encargada de gobernar, con sujecion á
sus órdenes soberanas, en las cosas de la tierra; y este pa-


dre recibe inmediatamente su mision del Ordenador supre-
mo de las generaciones: faciam illuni in gentem magnam.


Cuando Este padre universal ha sido constituido segun
el orden de las generaciones, se dá sucesores, no por la
generacion, sino por su sola voluntad; porque siendo pro-
piedad su ya la autoridad universal que tiene sobre sus
descendientes, puede disponer de ella como de los denlas
derechos.


XVIII No veo, segun esto, qué dificultad pueda que-
dar sobre esta importante distincion. Porque ¿qué podría
objetársenos? ¿qué la generacion es un acto fisico? Nadie
lo ignora. Pero este acto fisico es de un ser moral, que pue-


DE LAS DOS AUTORIDADES.
65


de libremente seguir ó no seguir las reglas ,de las costum-
bres, y que siguiéndolas adquiere por . la generacion una
autoridad humana enteramente diferente de. la autoridad
divina. Por esto debemos poner aquí la mayor atencion.


XIX Decimos que existen sobre la, tierreu cada pais
dos suertes de autoridades perfectamente 4.istintas, una na-
tural y otra sobrenatural. Autoridades que vienen ambas
de Dios, pero de diverso modo. La natural viene natural-
mente por el curso ordinario de la generacion. La sobrena-
tural viene sobrenaturalmente por una revelacion especial.
He aquí nuestra doctrina en este punto, que es la misma
que han enseñado .Bossuet , Fenelon y otros muchos bue-
nos autores. No es abstracta, complicada, ni imperceptible,
pues que Dios mismo declara que constituyó pos sí los ge-
fes ordinarios de los pueblos, como lo hizo con Assur ,


y otros, por el curso de la generacion sola. Faciam
illum in gentem magnam.


XX Aunque toda autoridad venga de Dios, no se si-
gue por eso, como dijimos en el 'origen de las autorida-
des, que no hay mil especies diferentes.de ellas, naturales




y sobrenaturales, divinas y humanas , ordinarias y ex-
traordinarias, inferiores y superiores, particulares y so-
beranas. hay tantas autoridades como autores , y tantas
paternidades como padres. Ni se sigue por eso que deje
de haber un padre celeste , y padres terrestres; poderes di-
vinos que emanan del cielo: potestas de corlo; y otros que
vienen de los hombres por medio del nacimiento: potestas
ab hominibus. Tampoco se sigue que deje de haber un or-
den que veng


y de Dios naturalmente , que es el de lanatur l za;otro que viene sobrenaturalmente, que esel orden sobrenatural ; y aunque ambos sean diferentes,
no dejan de venir uno y otro de Dios. En el orden extra-
ordinario, vienen de Dios extraordinariamen te ,


por una
sucedió con Sutil , David




.


derogacion especial en el curso de las g eneraciones, como
por el .


pmedio ordinario de
y


laotros
rop Ea na


vienen
g elion,


ordinario
sucedióTern




S. 4.°


66 DTSTINCION
con nuestros padres, que se dieron despees sucesores en
virtud de sus voluntades. Y ¿qué se necesita para que los
soberanos civiles vengan de Dios? ¿Es preciso que tengan
una mision 'sobrenatural?' No. Basta que la persona del
padre primitivo de cada ciudad haya sido constituido por
Dios mismo, con poder de darse sucesores: es imposible
poder contradecir esta constitucion natural del padre pri-.
mitivo de cada ciudad por medio de la generador),


XXI Es pues Cierto que en el origen nuestros padres
poseían las dos autoridades pero no se sigue de aquí que
las dos fuesen las mismas, y ambas divinas y sobrenatura-
les. Ni se sigue que pudiesen hacer constituciones divinas
porque podian hacerlas humanas, ni mudar la constitu-
cion divina porque podian mudar las constituciones huma-
nos. Aunque poseyesen las dos autoridades , conocian per-
fectamente su diferencia.. La una les era natural , y la otra
no; la una estaba inherente á su título de podre, y la otra
les 'labia sido conferida. En la civil hablaban como seño-
res; en lo espiritual como ministros; en la una daban la
ley; en la otra la recibian; en la una eran propietarios , y
en la otra comisionadós„ Y ¡cuánta diferencia no hay!......
Mientras que reunieron en sí las dos autoridades . , jamas se
colocaron en el primer rango. Miraron siempre . coma la
mas importante de sus funciones aquella por la que repre-
sentaban al Ser supremo; y lo era en efecto, porque no
hablaban entonces solo en su nombre, sino en nombre del
Señor del mundo. Mandaban, no solamente á sus súbditos,
sino. que se . mandaban á sí mismos. No solo dirigian algu
nas acciones, sino . todas : y brillaban, no solo con su pro-
pia magéstad, sino con la de una autoridad infinitamente
mas magestuosa que la de todas las autoridades humanas..


XXII ¡Tiempos felices en los. que el magistrado civil
no miraba con celos la preeminencia del sacerdocio; en
los que le era imposible no aprovecharse . de sus luces, se-
pararse de sus consejos, poner trabas á sus funciones, dis-
putarle su estado, ó quitarles su subsistencia! ¡Tiempos en;


DE LAS. DOS AUTORIDADES. 07


los que las dos autoridades, aunque perfectamente distin-
vivian en la mayor union , trabaja-bt aasn ¡por sunato


eza'en el mayor concierto, como que tenian
las dos unos mismos intereses, y unas mismas temporali-
dades! concluyamos.


XXIII Toda autoridad que no lleva consigo caracte-
res sobrenaturales, no es una autoridad divina : la autori-
dad de los padres de la tierra.no los lleva: luego no es una
autoridad divina.


Aunque las dos autoridades civil y sacerdotal hayan es-
tado reunidas en nuestros padres, no se sigue : .de aquí que
hayan sido las dos una misma, ambas divinas, de la misma
naturaleza, ni emanadas del seno de la divinidad ; ni que
Dios las haya conferido una y otra, sobrenaturalmente ; y
con mucha mas razon podemos 'decir que no las confirió
Dios en tiempo de los pactos sociales. Porque si por confe-
sion de nuestros encielopedistás-existian estas autoridades
en nuestros padres mas de quinientos años antes, ¿cómo
podia haberlas creado Dios quinientos años despees? ¡Qué
medio de conciliar lo pasado- y lo futuro, la noche.y el dia,
lo natural y lo, sobrenatural, la luz y las tinieblas, la ver-
dad y el error !


Separacion de las dos autoridades.


I Despues de haber visto reunidas las dos autoridades
en la mano de nuestros padres, querrá saberse por qué sehan separado; y lo e


xpondremos , alegando las principales
razones que hubo para ello, fundados siempre en la histo-
ria, en los hechos y en los monumentos. A umentada la po-hlacion con exceso en cada pais, se hizo ir d ispensable laseparacion de los (los gobiernos por su d iferencia es( neial.II Diferencia por la legislacion. En lo civil se divi-
dieron los bienes. de la tierra ; y en lo espiritual se divi-




68 SEPARACION
dieron Ios. bienes espirituales. Pudo en lo civil haber tantas
leyes corno fundadores ; pero en lo espiritual, la ley es una
tan esencialmente corno Dios mismo. Y donde quiera que
se hallan dos leyes diferentes sobre un mismo objeto, pue-
de concluirse sin dudar que una de las dos es falsa.


III Diferencia por la pubiicacion. En lo civil todo es
visible ,•y toca materialmente á los sentidos. Por eso desde
que la ley ha sido publicada, puede castigar el magistrado.
Al contrario en lo espiritual; todo es futuro de parte de la
sancion, y ni las recompensas, los castigos y el legislador,
nada toca materialmente á los sentidos : por eso es preciso
hablar , publicar y amenazar toda la vida; sin la cual se
perdería de vista la sancion de las leyes,


IV Diferencia por la aplicacion. En lo civil hay ne-
cesidad de pocos magistrados, porque los cielitos son muy
raros. Un tribunal supremo, y algunos distritos bastan pa-
ra una vasta extension de pis. Al contrario en lo espiritual;
cuando se trata de ensefiar : teclas las verdades, y de refutar
todos los errores; de instruir toda la juventud , y de visitar
todos los enfermos; de consolar todos los afligidos, y de pa-
cificar todas las familias; de corregir todos los abusos, y de
estimular al trabajo; de ilustrar los espíritus, y de formar
todos los corazones; de combatir todas las pasiones , y de
hacer que los hombres resistan sus inclinaciones; de go-
bernarlas en todas las acciones, sin exceptuar una sola;
cuando en fin se trata de aplicar la ley de Dios á todo, pues-
que todo lo comprende, eran necesarios muchos coopera,
dores. Querer hacer que caminen á Ja par estas dos magis-
traturas, y asignarlas las mismas atribuciones , es manifes-
tar poco discernimiento sobre los principios elementales de
los gobiernos.


Y Córrase la historia de todos los siglos, y se verá que
estos dos gobiernos no pudieron jamas seguirse en su mar-
cha , ni formar pasos iguales. Entre los judíos los levitas
eran infinitamente mas numerosos que los magistrados ci-
viles. Entre los egipcios- era inmenso el número de sacer•


y
exige infinitamente mas trabajos; y de consiguiente deben
ser infinitamente menos extensas sus divisiones.


VI En los tiempos primitivos, cuando las dos autori-
dades estaban aun en la mano de los padres, cada ciudad
naciente tenia su pontífice, y cada habitacion subalterna su
sacerdote. Eran entonces muy limitadas las divisiones. Lo
mismo sucedió en la primitiva iglesia, segun refieren los
historiadores. En la mayor parte de los paises nuevamente
convertidos cada ciudad tenia su obispo, y en los campos
bastaba que Iiiiibiese nueve ó diez familias que gobernar
para darlas un sacerdote. Si despues se conformó la iglesia
á las divisiones ya establecidas en el imperio, fue solo para
las metrópolis, y para las grandes provincias. M. Fleuri
hace sentir con razon los inconvenientes que produjo esta
division, pues que si los detalles son considerables en las
pequeñas divisiones, no lo son menos en las grandes.


VII »En el siglo cuarto (dice este célebre autor Institut.
»al Derecho Can, cap. 14.), en el Oriente, el Asia, la Cre•
»da, y la Italia habia una infinidad de obispados. Bajo
»del patriarca de Constantinopla solo habia 8o metropolita-
nos y 39 arzobispados ; entre los cuales algunos tenian


»3o sufragáncos. En las Gaulas, Alemania y Polonia, que
»ro


»habi
as


a menos ciudades, fueron mayores los obispados; pe-l
divisiones fueron siempre mas sabias


»
atendido el detalle inmenso del ministerio."




>


¿Qué resultó entre los chinos, donde se quiso hacer


DE LAS DOS AUTORIDADES. 69
dotes, porque cada dios tenia sus ministros , y cada templo
tenia una multitud de divinidades. _Entre los indios, los bra-
mines eran infinitos. En la isla de Cedan, y en los denlas
paises idólatras, sucede lo mismo por relacion de los viage-
ros. Entre los griegos, entre los romanos, y todos los pue-
blos en general, el número de los sacerdotes, por confesion
de nuestros enciclopedistas, excedió siempre en mucho al
de los magistrados civiles , no como ellos dicen porque
este estado da mas consideracion, sino porque el gobierno
de la divinidad trae consigo infinitamente mas detalles




70 SEPARACION
marchar juntas las dos autoridades? que los mandarines,
ocupados del gobierno civil, apenas pueden hacer un ser-
mon de moral cada quince dias, y se vieron obligados á
abandonar los detalles de la religion á una multitud de
bonzos, de lamas y de falsos sacerdotes que llenan el espíri-
tu del pueblo y de los grandes de una multitud de supers-
ticiones; y que á pesar de este nómero infinito de minis-
tros falsos que se dividen las funciones de la religion, no
logran los chinos verse gobernados ni en lo exterior, ni en
los actos interiores; de donde resulta que en lá China. no.
hay un verdadero gobierno espiritual.


VIII Cuidemos mucho de no olvidar el principio de
que hemos partido, á saber: que en cada una de nuestras
acciones, la primera impresion que se comunica al alma,
y se llama pasion, es siempre esencialmente desarreglada,
y se inclina directamente al mal, pues que se dirige á la
destruccion de nuestros bienes; y que por lo mismo es pre-
ciso que el hombre sea gobernado en cada una de sus ac-
ciones, sin lo cual, las pasiones causarían en los imperios
los estragos mas espantosos. Segun esto, si las diócesis son
muy vastas., ¿cómo se quiere que in obispo pueda cuidar
de todo, y que un sacerdote pueda contenerlo todo si son
muy extensas las parroquias? Es pues constante, que no
hay propo •cion ni variedad en la marcha de los dos go-
biernos, y que los que quieren reunir sus divisiones, traba-


jan manifiestamente en la desgracia de los pueblos.
IX. Luego que la poblacion llegó á ser numerosa en


cada pais, fue preciso pensar en separar los dos gobiernos;
y lo hicieron desde luego los gefes infieles, guiados por so-
la la razon. Conocian por sí mismos los pormenores in-
mensos del sacerdocio, de que .estaban encargados; y des-
pues de haber separado los padres de cada ciudad en dos
cuerpos como pontífices de sus falsas divinidades, entrega-
ron • al uno el depósito de sus pretendidas leyes divinas;
y corno soberanos entregaron al otro la conservacion de las
leyes humanas, y el juicio de lus delitos civiles.


DE LAS DOS AUTORIDADES.
71


X Lo que hicieron los gefcs infieles en sus ciudades
por solo la indicacion de la razon, debe creerse que •lo ha-
ría el Autor supremo de la razon en favor de los que habian
permanecido fieles. Y efectivamente, luego que la posteri-
dad de Jacob se hizo bastante numerosa para darla un
cuerpo de leyes, descargó Dios del sacerdocio á los prínci-
pes de cada tribu para que pudiesen entregarse enterarnen-
te á los cuidados temporales, y dió á la tribu de Levi solo
el gobierno espiritual de todas las tribus. Cuando resolvió
despues llamar •á todos los pueblos á la verdadera luz, de-
jando á los soberanos la autoridad civil de que estan in-
vestidos por derecho humano, pasó su sacerdocio á las ma-
nos de la iglesia para que enviase ministros á todas partes
hasta la consumacion de los siglos.


XI Cuando empezó á hacerse numerosa la poblacion,
se procedió pues por todas partes á la separacion de las dos
autoridades. Y entonces fue cuando se vieron parecer á la
cabeza de cada pueblo, no solo dos leyes y dos legisladores,
sino dos cuerpos, y dos magistraturas individualmente dis-
tintas, que lomo dos ramas de un árbol magestuoso que
salieron de un mismo tronco, empiezan á parecer separada-
mente, á aumentarse y extenderse sobre la cabeza de cada
sociedad; á medida que se extendia la misma sociedad, y
que encargada especialmente cada una de su parte, pudie-
ron entregarse enteramente y sin particion á sus importan-
tes funciones.


XII Es verdad que algunos soberanos, separando los


bajo
dos gobiernos, se reservaron


el soberano pontificado; pero
este soberano pontífice, corno bajo los soberanos pon-


tífices de nuestros dias, no fueron menos necesarios, aten-


perfe
dido el aumento de poblacion, dos cuerpos separados y


ctamente distintos; sacerdotes de unaDartetragos civiles de la otra, y de consiguiente'
dos tyn imniaftrioss.


absolutamente diferentes en su marcha, en su constitucion
y en sus empleos.


XIII He
aquí cuál fue la causa, la razon y los motivos




SEPARACION DE LAS DOS AUTORIDADES.
de la separaeion de las, dos autoridades, tal como existió
desde el origen de los tiempos, y tal cual deberá ser basta
la consumaeion de los siglos. Mientras que la pobiacion fue
poco numerosa, pudieron estar juntas, por lo menos en las
grandes divisiones. Pero desde que se aumentó la ciudad,
se vieron precisadas á separarse; y el sacerdocio ., encargado
del pormenor inmenso de la moral, se vió obligado á te-
ner muchos mas ministros, iglesias, seminarios, estableci-
mientos y tribunales; y de consiguiente muchas mas l'une
daciones que el gobierno civil. Y de aquí se sigue este
raciocinio.


XIV Cualquiera que no opone á los enemigos sino ejér-
citos mucho mas débiles, quiere evidentemente la pérdida
de los pueblos y de los estados: nosotros no queremos opo-
ner á nuestros enemigos sino ejércitos mucho mas débiles
que los suyos: luego queremos evidentemente la pérdida
de los pueblos y de los estados. No basta para defender.
nuestras libertades que las dos autoridades sean bastante
fuertes, sino que es preciso que sean absolutamente inde-
pendientes la una de la otra; y lo son por su naturaleza,
como se verá en la seccion próxima.


S . 4.0
Independencia de las dos autoridades.


Confundiendo las dos autoridades nos ha sido impo-
sible, no solo conocer su distincion , sino tambien estable.
cer su independencia, y de aquí nacieron cutre los dos go-
biernos tantas disputas, tantas alteraciones y tantas usurpa-
ciones , que han hecho la desgracia del mundo en todos
los tiempos.


II. Nuestros enciclopedistas se quejan con amargura
( art. Sacerdocio) »que el fanatismo y la supersticion tu-



»vieron muchas veces suspendida la espada sobre la cabeza
»de los soberanos. Entre. los egipcios (dicen) los reyes no


DE LAS DOS AUTORIDADES.
73


»solo estaban sometidos á las excomuniones sacerdotales,
»sino que los sacerdotes llevaban á veces el fanatismo has-
»ta darles orden para que se matasen: y tal era el imperio
»de la supersticion, que los reyes se creían á veces obliga-
dos á obedecer." (Tendrémos mucha dificultad en creer es-


te hecho hasta que se nos citcun ejemplo). »Entre los Gaulos
»(añaden) los Druidas decidian de la paz y de la guerra, y
»ejercian en virtud de las censuras el imperio mas abso-


luto sobre los soberanos. Entre los Mejicanos, cuando los
»sacerdotes pronunciaban esta terrible sentencia: Dios tie-
ne hambre, estaban obligados los reyes á declararse la


»guerra, se hacian correr arroyos de sangre humana, y
»todos los prisioneros de guerra eran inmolados cruelmen-


te al pie de los altares, &c."
III Nadie ignora los estragos afrentosos que ha ocasio-


nado el error en todos los tiempos; pero nos sorprendere-
mos mucho mas cuando sepamos que todos los males de
que nos quejamos han tenido su origen en los errores filo-
sóficos que combatimos: mientras que se enseñe, que la
autoridad civil es por su naturaleza una autoridad divi-
na, nos parecerá dificil poder disputar al sacerdocio la fa-
cultad de disponer de las soberanías, porque mientras que
Dios no habla, no hay sobre la tierra otro cuerpo que ten-
ga el derecho de conferir iguales poderes. En cl paganis-
mo casi todos los reyes querían arrogarse los poderes divi-
nos. Y mientras que subsistió el paganismo, no es de ad-
mirar que quisiesen sus sacerdotes atribuirse un imperio
abusivo sobre los soberanos.


IV En cuanto al sacerdocio cristiano, ¿qué especie de
autoridad se dá á los soberanos desde el sistema de la so-
beranía de los pueblos? ¿No es tambien una autoridad di-
vina? ¿Podría at


ribuírseles otra, aunque se quisiese, me-dian te que no se conoce sino la de los gafes naturales?
Cuando la falsa filosofía produjo en el seno del cristianismo
el sistema monstruoso de la soberanía de los pueblos, y to-
dos los ánimos llegaron a' penetrarse de él, fue preciso bus-


_Tom . H.




74 INDEPENDENCIA


car el medio de hacer bajar la autoridad celeste sobre la
cabeza de los soberanos; y solo se halláron dos; el uno por
mision visible, y el otro por mision invisible, ¿y cuál de


los dos se admitía?
V ¿Será la misma visible? pero entonces no es de


admirar que muchas personas hayan querido atribuir al
soberano pontífice la disposicion de los tronos: porque
desde la institucion de la iglesia, no se vé otro Samuel


que él, encargado de conferir visiblemente autoridades di-
vinas por todo el universo. Ni es de admirar que clespues
de los siglos de barbárie, cuando empezó á prevalecer el
sistema de los pactos sociales, haya habido algunos papas
que, perdiendo absolutamente de vista el origen de la au-
toridad civil, se hayan creido señores de los reyes; que los
reyes mismos se hayan dirigido á ellos para pedirles la par-
ticion del Nuevo-mundo, y que algunos teólogos les hayan
atribuido en sus escritos el poder de disponer de los impe-
rios. Admitidos los pactos sociales, son necesarias é inevi-
tables las consecuencias de este sistema.


VI Para ¿virar este escollo , ¿preferiremos una mision
invisible? pero entonces se nos preguntará ¿qué es una mi-
sien invisible? Se nos dirá, que jamas se ha visto mision
de esta especie de parte de Dios, ni de parte de los hom-
bres, en el orden ordinario, ni en el orden extraordinario.
Si admitimos las misiones invisibles, los soberanos se ve-
rán perdidos, porque los facciosos nuevamente elegidos ar-
rojarán al antiguo soberano considerándose los nuevos en-
viados del Todo-poderoso. Todo el mundo será perdido,
porque los nuevos elegidos levantarán conscriptos, despo-


jarán á los propietarios, agobiarán á los pueblos, y trastor-
narán el universo en nombre del Ser supremo. Todas las
autoridades legitimas serán perdidas, porque cn virtud de
estas pretendidas misiones invisibles los fanáticos se harán
seguir de los pueblos: y de aquí vendrán los cismas, las he-


regiqs y las revoluciones. En el sistema de la soberanía de
los pueblos se camina siempre entre dos abismos sin fondo,


DE LAS DOS AUTORIDADES.


los soberanos de las pretensío-


ribles, como nos los ha hecho conocer una triste experien-
les á los facnsciiitof'elsesots6a, rarcaltgnlytelonasia. áevxeczeseolssasoceur.dinoledi
ny esse r:u


i mposibl


sacerdocio,
emnatrsegtearr:


cia: ambos partidos son igualmente falsos, y deben ser
siempre espantosos.


VII Es de observar que, á pesar de la generalidad de
la preocupacion sobre la soberanía de los pueblos que do-
minaba en todos los paises, nunca admitió jurídicamente
el sacerdocio cristiano este funesto error; prueba que era
conducido de otro espíritu que el de los hombres. Si des-
pues del siglo once ejerció alguna vez sus estragos, deben
imputarse sus efectos, no á la religion ni al cuerpo sacer-
dotal, sino á la opinion de esta absurda soberanía.


VIII Cuando se ha tratado de decisiones legales y de-
liberadas, la autoridad de los pontífices ha sostenido siem-
pre que nadie en el mundo tiene poder directo ni indirec-
to sobre la autoridad de los soberanos; y que no tienen
sus poderes sino de Dios solo. Pero ¿por quién los reci-
ben? ¿Por el gefe visible de la iglesia? No. ¿Por una mi-
sion invisible y por el curso- de los sucesos? Tampoco.
¿Pues por quién? Por sus predecesores, como lo entiende
el sacerdocio. ¿Y cuál de sus predecesores recibió inmedia-
tamente de Dios sus poderes? Fué el padre primitivo de
cada pueblo. Ni se podrá citar otro. Este padre primitivo
fué constituido naturalmente, y no sobrenaturalmen te; por
el curso de las generaciones, y no por medios extraordi-
narios. Luego en el orden ordinario como en el extraordi-
nario constituyó siempre Dios ministros visibles. Luego
no abandonó jamas la transmision de sus poderes á la in-
certidumbre de los sucesos.


IX Es pues cierta esta regla que oímos siempre con
piedad, á saber, que los soberanos


reciben su espada de
mano de Dios por la de sus sucesores. Luego es falsó que
la autoridad civil emana de Dios por medio de las eleccio-nes .


, pues que existia esencialmente en el padre primitivo,




76 INDEPENDENCIA


mas de quinientos años antes que hubiese elecciones. Si es
falsa no es menos dañosa, porque si se me atribuye una
autoridad sobrenatural, siendo yo soberano necesito para
ejercerla una mision sobrenatural, y no la tengo. Por este
principio todos podrian creerse señores de la soberanía: el
sacerdocio en virtud de una mision incontestable, y los
facciosos en virtud de una mision invisible unida á las
elecciones, ó por el curso fortuito de los sucesos, dirigidos
por la Providencia.


X Si al contrario, me atribuís una autoridad natural,
tendré en la constitucion de mis predecesores un título
que nadie podrá disputarme, pues que el padre primitivo
tenia su autoridad de Dios por el curso solo de la natura-
leza, y yo la recibí de él por las leyes de mis predecesores.
El padre primitiyo de cada pueblo; este es el eslabon
por el que todos los soberanos se acercan á Dios en el or-
den ordinario, y jamas habrá otro.


XI Si no cumplo las voluntades del que ejerce el po
dcr sacerdotal, no por eso podrá este poner mi reyno en
interdicto, ni absolver á mis súbditos del juramento de fi-
delidad para conmigo; porque sus derechos son absoluta-
mente distintos de los mios.


XII Debe sorprender que el mismo error que entregó
los soberanos á clisposicion del sacerdocio haya entregado
al sacerdocio á discrecion de los soberanos. Pero debió
suceder así por la idea falsa que se habia concebido del
poder civil. Si cuando se desecha la autoridad de los geles
primitivos se atribuye á los soberanos una autoridad di-
vina, ¿podrán estos dejar de caer en la tentacion de usur-
par la espiritual?


XIII Dígaseles al contrario que su autoridad es la
del padre primitivo de cada pueblo, y se hallará que co•
mo el poder de un padre no puede extenderse á conocer
mas allá que de los bienes naturales de que es dispensa-
dor, todos podrán discernir perfectamente los límites de
las dos potestades. Dios de una parte, y el hombre de otra:


DE LAS DOS AUTORIDADES. 77
el autor de los los bienes celestes de una parte, y el de las
producciones humanas de la otra; poderes sobrenaturales de
una parte, y derechos naturales de la otra : cada uno tiene
su distrito conocido, y su mision decide de todo.


XIV Sí yo creyese tener el poder civil en mi mano,
¿podria pretender que el sacerdocio mudase y trastorna-
se las diócesis, las parroquias y comunidades , la moral, el
catecismo, y todas las instituciones; que á mi peticion hi-
ciese nuevas conscripciones; que de un solo golpe suprimie-
se las dos terceras partes de los obispxlos; que no hiciese or-
denaciones sin mi anuencia; que renuncie á sus antiguos re-
yes; que me jure fidelidad; que ratifique mis robos; que
me reconozca como á su legítimo soberano, y que me pro-
clame públicamente como á tal á la cabeza de sus diocesa-
nos? ¿Podría pretender que el sacerdocio depusiese á los
obispos que no quisiesen consentir en estas pretensiones;
que no admita en su lugar sino á los que yo nombrare; y
que se dé la institucion canónica á solo aquellos que yo le
presentáre? A vista de estos absurdos , sería preciso excla-
mar:
quit potestate
facisP


XV Se dice muchas veces
-que es dificil saber qué par-


tido conviene tomar en esta materia


Preetreomsiiieesel saarereer.ilao;
arreglar en virtud de su autoridad divina,


p


los poderes civiles, mudar los límites de los distritos y de
los tribunales, suprimir las (los terceras partes de oficiales y
de magistrados, disponer de las gracias y de los favores,
prohibir que se hagan nuevas promociones sin su consen-
timiento, y que se deponga á todos los que no quieren
esuxrbscepriiebisreáexecsetadsiae,,xil.eteraasifii,saas pcp,oerceiettearíisti:osneexs ,tr¿asv?


í


eríosa dificil cono-


gieofesn t rale
naturales e los


XVI ¿Cuál es


• - 1
Desde
pueblos, se introdujo la confus


que se perdió
.
de vista d los


n de alas utoridades.s La confa


mas horrible en los gobiernos. Cada uno pietendia haberrecibirlo una comision sobrenatural de la divinidad ; unosvisiblemente,
y otros de un modo- invisible; unos en una




78 INDEPENDENCIA


gruta, y otros en las tinieblas ; estos en conversaciones se-
cretas con los dioses, y otros en suefios; aquellos en las
convenciones, y otros en los trastornos forzados de las re.
voluciones. En virtud de estas pretendidas misiones divinas,
los paganos mataron á los cristianos, y Mahomet desoló el
Asia ; los facciosos despojaron á los soberanos, oprimieron á
los pueblos, inundaron la tierra de sangre, se apoderaron
de todas las propiedades, y trastornaron el mundo. Y de
aquí han venido los excesos de todo género que se permi-
ten ellos mismos en nombre de Dios, que no los envía.


XVII ¿Y qué remedio hay á tantos males? tina mi-
sia], pública, notoria y reconocida. El que se anuncia de
parte del Todo-poderoso sin esta mision, es positivamente
un impostor. Los reyes y los profetas, los pontífices y los
soberanos , todos son positivamente enviados del Ser su-
premo. Pero debe observarse que son enviados de diverso
modo, y que su mision no es enteramente la misma. En lo
civil , subiendo de soberano en soberano, se hallará un pa-
dre que recibió inmediatamente de Dios su mision, en vir-
tud de su paternidad, por la marcha sola de la naturale-
za. En lo espiritual, subiendo de pontífice en pontífice, se
halla igualmente un primer pontífice, que recibió inmedia••
tamente de Dios su mision, pero de un modo sobrenatural.
Entonces se verán evidentemente á la cabeza de cada pue-
blo dos enviarlos, que es imposible no distinguir; uno na-
tural, y otro sobrenatural; uno celeste, y otro terrestre: Cé-
sar de una parte, y el Mesías de la otra : dos órdenes tam-
bien muy diferentes, que será imposible no discernir: el na-
tural y el sobrenatural; el divino y el humano; el espiri-
ritual y el civil; por último, dos misiones muy visibles y
muy caracterizadas, que es imposible poder negar ; una na-
tural y otra sobrenatural. ¿Qué cosa puede haber mas clara?


XVIII Nada habrá mas fácil entonces que el poder dis-
cernir las derechos de las dos potestades. ¿Quereis gobernar
en las cosas sobrenaturales? Presentad vuestra mision Sobre-
natural, y subid por los pontífices hasta el primero que fue


DE LAS DOS AUTORIDADES. 79
enviado sobrenaturalmente por el Ser supremo. ¿Quereis
gobernar en los negocios civiles? Presentad la mision de Cé-
sar, y subid de constitucion en constitucion basta los fimo-


gobernar.


tAdolicoorvneost


volverá


naturale
eprecelrecni elliaas ciudad át. eue lsht


sacerdocio


g:sre df etolsce iprimitivos,o
por


una


parte, que tiene evidentemente una mision divina, preten-
pec'.


la otra
pued


los csootb'feerrairnovsecr sá pqoul eedresráá cilouseseosbeerlaisni.
co


nes suponeis poderes divinos, pretenderán tener el dere-
cho de pronunciar en lo que pertenece á las cosas divinas.
Y como el gobierno civil tiene en sus manos las armas tem-
porales, sus persecuciones serán siempre infinitamente
mas crueles que lo fueron jamas las del sacerdocio.


XIX Se declama con amargura contra las usurpaciones
que el poder espiritual se permite algunas veces sobre el
poder civil. Y es con razon. Porque toda empresa de una
autoridad sobre la otra produce siempre resultados funestos.
Pero si se corren los fastos de la historia sin parcialidad,
¿qué proporcion se hallará entre las empresas de los dos


!.. bao-biernos?...... ¿A quién podrán atribuirse las violencias y
los atentados; los ultrages y las prisiones ; tantos destier-
ros, tantas crueldades y tantas vejaciones corporales como
se han ejercitado en todos los tiempos contra los partida-
rios de la religion verdadera? ¡Qué de sangre, de carnicería
y de atrocidades de mártires!


res


esp
!
ecie ! de ¡Qué


sacerdotes
multitud sin nn-


mero y de pontí-
fices degollados por solo haber adorado al verdadero Dios!
¡Qué fanatismo en estas crueles persecuciones! ¡Qué barbá-
rie en los suplicios; qué esmero en la actividad, en la pro-
longacion y en la intensidad de los tormentos ¿Quién
pronunciaba estos execrables juicios que hacian ejecutar
tan horribles sentencias? ¿No era la autoridad civil?... ¡Se
dirá que se engañaba!..... Pero al fin ¿hacía degollar á los
inocentes?... ¿Qué se hubiera dicho del sacerdocio, si se hu-
biesen engañado por espacio de trescientos años de un mo-




8o INDEPENDENCIA
do tan cruel? Aun en nuestros Bias, que se habla tanto de
humanidad y de civilizacion , ¡qué cruel persecncion no
hay contra la iglesia, y de qué astucia y perfidia no se
hace uso contra ella! ¿Quién ha ordenado _las matanzas,
el exterminio, y las deportaciones generales del clero?
¿Quién exigió la supresion de las parroquias, la deposicion
de los obispos , el trastorno de las diócesis, y que fuese
dispersado el sagrado colegio, encarcelados los cardenales,
y cargado de hierro el supremo gefe de la iglesia?... ¿ No
fue la autoridad civil?... Hizo jamas el sacerdocio otro tanto?


XX Si queremos poner fin á tantos excesos, es de la
mayor importancia hacer cesar el error que los ha produ-
cido , y no ensefiar ya que la autoridad civil es una au-
toridad divina. Mientras que vivamos en esta opinion, el
sacerdocio, que pretende tenerla, creerá que le toca á él con-
ferir poderes á los soberanos. Por otra parte, los soberanos
á quienes se les dice que tienen tambien una autoridad
divina , se persuadirán que pueden constituirse gefes del
sacerdocio, y dar órdenes en lo espiritual ; y será intermi-
nable la discordia entre las dos potestades. Pero si al con-
trario la autoridad civil es considerada cuino una autori-
dad puramente natural, se acabarán las disputas. Porque
los gefes de la religion sabrán desde entonces que los pa-
dres de la tierra no reciben de ellos su autoridad; y los
padres de la tierra conocerán perfectamente que su auto-
ridad natural no les dé derecho alguno sobre las cosas del
cielo. Hemos demostrado clammente en nuestra primera
parte , que la autoridad civil , por su esencia , no es otra
cosa que la autoridad universal del fundador de cada ciu-
dad, y de consiguiente una autoridad puramente humana,
natural y paterna. Luego esta nocion debe terminar ab-
solutamente todas las dificultades entre las dos potestades
sobre la independencia de sus derechos, no solo en las fun-
ciones, sino en lo que dice relacion á sus temporalidades,
de cuya materia vamos á ocuparnos; y con este motivo Con-
tinuaremos haciendo ver que los principios falsos han pro-


DE LAS DOS AUTORIDADES.


ducido la confusion en el mundo. Hagamos antes un resu-
men de esta seccion.


XXI He aquí pues á lo que se reduce esta gran difi-
cultad que ha ocasionado tantos trastornos en los estados:


La autoridad civil es por su esencia una autoridad di-
vina? Si lo es, se verán perdidos todos los soberanos; por-
que segun este principio se les pedirá una mision sobrena-
tural , y no la tienen. El sacerdocio se verá tambien per-
dido; porque en virtud de estos poderes divinos la auto-
ridad civil pretenderá que puede dar órdenes en lo espiri•
tual, y perpetuará sus crueles persecuciones.


Pero si al contrario, la autoridad civil es una autori-
dad puramente natural, como hemos demostrado, nada
habrá mas fácil que establecer la filiacion de las dos potesta-
des. Si se pide á la autoridad civil su título, le hallaremos
en la última constitucion, firmada en tal tiempo por los
antiguos soberanos, que deberá respetarse en todas las for-
mas posibles de gobierno. En las repúblicas, subiendo de
cesion en cesion, hallaremos la primera reconocida por la
firma ó no reclamacion de los antiguos soberanos: en loa
gobiernos mixtos, subiendo de parlamento en parlamento,
hallaremos cartas legitimadas por la concesion ó no recia-
macion de los primeros soberanos. Y en las monarquías, su-
biendo de raza en raza, y de soberano en soberano, halla-
remos un primer constituido por los representantes legíti-
mos de los gefes primitivos.


Ni será mas dificil la filiacion en el orden extraordina-
rio. Si fuese yo sucesor de David, subiré hasta él, como
que fue constituido ex traordinariamen te por Samuel. En
lo espiritual, el pontífice debe subir por sus predecesores
hasta Jesucristo, que fue enviado


sobrenaturalmente por elmismo Dios.


WOM•




82 IEEINIPORALIDADES


Temporalidades del sacerdocio.


Hemos visto hasta aquí las persecuciones corporales
que se han hecho sufrir al sacerdocio. Han sido crueles sin
duda; pero sin embargo, por sangrientas que. hayan sido,
no han podido arrancarle jamas el poder de reproducirse,.,
ni los bienes sobrenaturales de que es administrador.


Se le ha atacado eficazmente en sus temporalidades,
quitándole unas veces su subsistencia, y reduciéndole otras
á la mas completa servidumbre en su adtninistracion. Para
esto se ha adoptado casi generalmente en nuestros Bias este
principio fatal y desastroso: que el sacerdocio, por lo me-
nos en sus temporalidades, depende absolutamente de la
autoridad Civil. Nos contentaremos con oponer á esta pre-
tension inconsiderada la historia muy simple de las tempo-
ralidades del clero, sin faltar en nada al respeto personal
que debemos á todos los gobiernos.


II Los contrarios presumen que el sacerdocio vivió
mucho tiempo sin temporalidades, porque las dos autori-
dades estuyiéron desde el principio mucho tiempo en unas
mismas manos; y precisamente de este hecho incontestable
deducimos nosotros que el sacerdocio tenia temporalida-
des aun antes de la existencia del gobierno civil, y esto por
confesion de nuestros mismos contrarios. En efecto, ¿qué
principios establecieron mas arriba ? Que en los primeros
tiempos, el sacerdocio pertenecia á los gefes de familia an-
tes que estos llegasen á ser gefes de los pueblos. Y ¿qué re-
sulta de este hecho? Que el sacerdocio vivia antes que los
gefes de los pueblos.


Y ¿de qué vivia? de lo temporal: luego el sacerdocio
tuvo temporalidades antes que hubiese gefes de los pue-
blos, y estas temporalidades eran propiedad suya, y como
una renta inseparable de sus cuidados, de sus funciones y


DEL SACERDOCIO. 83
de sus trabajos. Luego las temporalidades del sacerdocio


se edleloslo.
losalloasesgeciftel


, pues q
no han venido ni


edexlios tsi onbesreati:coisa; nilleindteepueblo
Además ¿qué resulta de aquí? que si Dios tenia ne-


cesidad del concurso del gobierno civil, no era para exigir
una contribucion en favor de su sacerdocio, porque cuan-
do aun no hubiese existido el gobierno civil, esta contri-
bucion no sería menos debida : que luego que pareció el
gobierno civil , se vió obligado á confirmar el estado sa-
cerdotal, pero no lo creó; que en esta parte, como en to-
do lo que dice relacion al sacerdocio, la autoridad civil
solo puede ocupar el segundo lugar; que siendo este estado
de derecho natural y primitivo, fue esencialmente desde
el origen el primero de todos los estados, y la primera de
todas las propiedades. Y de esto se deduce el raciocinio si-
guiente. Es imposible concebir en este mundo un gobierno
sin propiedades: el sacerdocio gobernó de parte de Dios
antes que hubiese gobiernos civiles: luego tenia propieda-
des antes de la existencia del gobierno civil. La propie-
dad en lo que corresponde á las temporalidades, y la li-
bertad de eiiseñar en lo que tiene relacion á lo espiritual;
he aquí cuáles fueron desde el principio del mundo los
derechos del Todo-poderoso , y las dos bases esenciales de
la independencia de su sacerdocio: bases sin las cuales no
podrá sostenerse jamas. Veamos ahora si lo que nos dieta
la slayna tp


-azuornpusecuh aql
que


ie csoen lfirmadoeal ah ips tourr
hechos.


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refl-ia, y
tan ri


e-
ficexionar en ella, se hallará que jamas hubo ponti


co como nuestro primer padre, ni
sacerdotes dotados contanta abundancia como sus hijos. En aquellos


tiempos, por confesion de nuestros filósofos
gofo


f


da familia era el que tenia
el poder económico


cros


casa, y el que disponia libremente de lasoil.eneta;csceleseot e eacslaua-mciudad. Y si cl sacerdocio
era la primera de todas las fun-ciones, era tambien la que ocasionaba mas gastos. R


sentaba C72 lo espiritual
al soberano del universo, y nada


epre-


L:




84 TEMPORALIDADES


porfia explicar tanto como esta consideracion. Jamas se ofre-
cia á la divinidad entre los paganos mismos sino víctimas
escogidas; si se ofrecia el desecho, era alejado del altar sin
dctencion , y los sacrificios iban acompasados de homena-
ges, profusiones y magnificencia. La historia nos dice, que
desde el origen. ofrecia Caín las primicias de sus frutos , y
Abel lo que tenia de mas grueso en su rebaño; y probable-
mente porque Abel excedia en generosidad á su hermano,
fueron mas agradables sus presentes al Ser supremo.


V Lo cierto es, que si estos gefes de familia vivian ya
espléndidamente como gefes, debieron vivir aun con mas
suntuosidad en el concepto de ministros del Todo-pode-
roso. Cuando los siete hijos de Job se reunian alternativa-
mente, nos dice la historia que daban una gran comida,
en la que trataban con esplendidez á sus hermanos y her-
manas. Sin embargo, eran solo padres subalternos, y cuan-
do mas simples sacerdotes. Pero si el festin de los gefes
subalternos era de tanta esplendidez, ¿qué no sería el de Job,
cuando en cualidad de gefe universal, y en consecuencia
de pontífice, reunia su familia entera alrededor de sí , y la
benclecia solemnemente en nombre del Ser supremo? Y si
Job cuando solo tenia siete familias bajo su autoridad hacia
ya aquellos gastos como pontífice, ¿cuánta no sería la sun-
tuosidad de cada gefe universal cuando se hallaba á la ca-
beza de una ciudad entera?


VI Se dice que desde el origen, luego que Enós tuvo
numerosos descendientes, empezó á poner orden y mages-
tad en las ceremonias religiosas. Por todas partes donde se
hacia numerosa la poblacion, se hizo el culto igualmente
pomposo. El incienso, los altares, los templos, la música
y los ornamentos, todo empezó á hacer grande impresion
á la vista ; y todo fue digno de la grandeza y de la magestad
del Señor del universo. Cuando David y Salomon ofrecian
sacrificios solemnes al verdadero Dios, está escrito cine in-
molaban algunas veces basta diez mil víctimas. En los sa-
crificios solemnes que ofrecia Ciro á sus divinidades falsas,


DEL SACERDOCIO. 83


hacia conduciril itci gur inaerdan lpros,cesion hasta cien pares de bueyes


adornados
a


todos sin mancha, y de un color


particu
ban con


lar. Por
ropas


donde quiera que
q l


u


o hlosacian
soberanos


con un


selujo presea-
ta tm


gasto infinitamente superior á todos los que exigian las de-
mas representaciones: y aun en nuestros dias sucede lo
mismo cuando los soberanos reunen el imperio y el sacer-
docio. En las Indias , la China, la Tartaria, y en todos
tos pueblos idólatras en general, nada hay mas suntuoso
que los sacrificios, ni nada que inspire mas respeto que
cuando los soberanos parecen en público en cualidad de
sacrificadores.


VII ¿Y dónde tomaban estos gefes lo necesario para
proveer á todos estos gastos? ¿No. era de las ciudades?
Mientras que el sacerdocio fue ejercido por nuestros padres,
exigian dos contribuciones, una para el sacerdocio , y otra
para el gobierno civil; y si las contribuciones civiles eran
incontestablemente propiedad suya, no lo fueron menos
las del sacerdocio. Tenian dos gobiernos, pero tambien con-
taban con llos rentas ; y la del sacerdocio era mas conside-
rable, porque era tambien la que exigia mas gastos, mas
suntuosidad y mas pormenores. Sexregunta , ¿por qué en
el estado de naturaleza los patriarcas no pagaban el diezmo
de sus rentas? Y es muy sencilla la respuesta, á saber: por-
que en cualidad de sacerdotes le percibian ellos mismos
de todas las familias que les estaban subordinadas. Hasta la
ley escrita, nuestros padres tenian un grande estado como
sacerdotes, y les era debido por derecho natural. Era una
contribucion necesaria que tenia Dios derecho de imponer,
y que el sacerdocio percibia con derecho en nombre de
Dios, como fruto natural de sus trabajos: temporalidad dela que se hacia desde entonces propietario independiente;
y á este estado primitivo de nuestros padres debemos re-
ferirnos siempre, si queremos tener ideas justas del origen
de las cosas. La propiedad en lo temporal, y la libertadde enseñar


en lo espiritual , fueron desde los primeros'




86 'TEMPORALIDADES
tiempos las dos bases esenciales de la independencia del
sacerdocio.


VIII Si las temporalidades eran una propiedad nece-
saria, inherente á las funciones del sacerdocio desde el
instante mismo de la creacien, ¿dejó de serlo cuando se
trató de separar las dos funciones? Entregando á otros los
cargos inmensos del gobierno espiritual, ¿no fue igualmen-
te preciso entregarles las contribuciones indispensables que
se empleaban antes en la conservacion del sacerdocio? Si el
culto es la primera de todas las obligaciones del hombre,
¿podia encargarse á un cuerpo particular , sin darle todo lo
que era necesario para cumplir el primero de todos los de-
beres para con el Ser supremo? Y si la moral es la primera
de todas las necesidades, ¿pocha encargarse su cuidado á un
cuerpo particular, sin obligar á los pueblos á establecer un
estado en favor de aquellos que son destinados á instruir-
les ? Descargarse del trabajo inmenso del sacerdocio, y
retener sus enormes rentas, sería la injusticia mas escanda-
losa, y la mas monstruosa de todas las inconsecuencias, pues
que es imposible tener en este mundo un gobierno sin
fondos.


IX Por eso el soberano de Israel , que conocia perfec-
tamente sus derechos , cuando dispensó á los gefes de fa-
milia de las funciones del sacerdocio , y los encargó á la
tribu de Levi, no dejó de asegurar á esta misma tribu un
estado temporal correspondiente á la importancia y á la
dignidad de sus funciones. Despees de haber asignado á los
levitas para su habitacion cuarenta y ocho ciudades con
sus arrabales , y una porcion considerable de ofrendas y
de sacrificios, cuando servian, les destinó además el diez-


mo sobre las denlas tribus.
X Este diezmo no era solamente una parte de diez, si-


no una décima parte, exenta de todos los gastos y todas las
contribuciones. Ni fue impuesto por Moisés, por Iosué, ni
por los reyes , sino por Dios mismo como el primero de
todos los propietarios. Para exigirle no esperó Dios el con-


DEL SACERDOCIO,


propiauaaluto'lo
87


sreidnatdiiiieynctoomdeo
las doceeabsoluto


ttribus. Lo hiz
gobiernoh izo por s


e )
n


los hombres: »Hareis (dice á Moisés y á Iosue) particion
e


de las tierras á las doce tribus ; pero aquella á quien dé yo
mi sacerdocio, la señalaré su parte por mí mismo. La retri-
hucion que percibirá será mi propiedad, y mi propia con-
tribucion: la exigirán en mi nombre, y no en el vuestro,
porque mi gobierno es absolutamente independiente del
gobierno civil."


XI Los jueces y los reyes no podian rehusar su apoyo
á este diezmo; estaban obligados á sostenerle con todo el
poder civil que tenian en sus manos, y no eran los jueces
ni los reyes los que le percibian, porque se consideraba co-
mo una renta absolutamente separada de los fondos civiles;
renta de que eran señores los sacerdotes, y propietarios ex-
clusivos por derecho de primer propietario del mundo. Ni
era una ofrenda libre, sino un impuesto forzoso, que debla
pagarse rigorosamente al sacerdocio. La tribu de Levi es-
taba encargada de instruir en nombre de Dios á todas las
familias, sin excepcion alguna. Todas las familias, sin ex-
cepcion, estallan encargadas de-proveer á su subsistencia. Y
esta obligacion está en la naturaleza misma. Qui sentit com-
modum , debet sentire et incon2modum.
• XII Por eso entre los infieles y los paganos mismos,


cuando se trató de separar las dos autoridades, y crear un
cuerpo particular para el sacerdocio, los soberanos, guia-
dos solo de la razon, conocieron la obligacion indispensa-
ble de dar á este cuerpo augusto todo lo que le era debido.
Conocieron todos que estaban obligados rigurosamente, no
solo á señalar en nombre de la divinidad


temporalidadessuficientes
al sacerdocio, sino tambien de asegurarle un


es-tado espléndido, y confirmarle por las leyes. »Entre los
»egipcios (dice M. Bonald) los sacerdotes tenian rentas»inmensas, exentas de impuestos. Entre los antiguos rier-m


anos el mismo autor) los dominios de la religion»y del reino eran
inagenables. Entre los griegos, los roma-


b




88 TEMPORALIDADES
unos y todos los pueblos antiguos en general, el sacerdocio
',tenia un grande estado y soberbios privilegios; y esto
»por confesion de nuestros mismos contrarios en la En.
»ciclopedia."


Entre los gaulos los druidas eran prodigiosamente ricos,
por relacion de todos los autores. En la Tartaria el gran
Lanza reunia el sacerdocio y el imperio. porque les parecia
natural que ningun poder particular tuviese influencia so-
bre el gefe universal de la b`relio ; on En las indias los bra-
mines poseen rentas inmensas, y se les da en propiedad
ciudades enteras. En la isla de Ceilan los sacerdotes po-
seen mas ciudades que la corona; y en todos los paises es-
tas rentas no se llevan á las arcas del gobierno civil, pues
los sacerdotes son propietarios de ellas. Sería preciso no ha-
be• abierto la historia para ignorar las riquezas incalcula-
bles del antiguo templo de Delphos , y la magnificencia del
sacerdocio pagano en general. Córranse todos los paises en
donde subsistió la idolatría y subsiste aun , y se verá que
el sacerdocio posee en ellos un estado considerable confir-
mado por las leyes. Y ¿por ciu¿: no ha de ser debido al ver-
dadero sacerdocio este estado suntuoso, que los gobiernos
paganos creyeron deber á los sacerdotes falsos? ¿por qué se
ha de rehusar al Sefior del mundo, origen incontestable de
todas las propiedades, este derecho de propiedad que por
todas partes se concedió con tanta unanimidad á las falsas
divinidades? La propiedad en lo temporal y la libertad
de enseñar en lo espiritual fueron pues en todos tiempos
y en todos los paises los derechos de Dios, y la base esen-
cial de la independencia de su sacerdocio.


XIII Cuando se afirma ligeramente que hubo un tiem-
po en el que el sacerdocio no tenia temporalidades, se
hace ver claramente que no se ha abierto la historia. ¿En
qué tiempo estuvo el sacerdocio sin temporalidades?
¿Cuando le ejercian nuestros padres? jamas fue tan rico,
pues que eran al mismo tiempo sacerdotes y soberanos.


? Fué en tiempo de la ley escrita? La.


DEL SACERDOCIO. 89
mejor dotada que las deinas tribus. ¿Fué entre los pueblos
paganos?.... Todos han formado un estado considerable á
su sacerdocio. ¿Fué en tiempo del fundador del cristianis.
nao ? Pero ¿qué eran aquellas mugeres ricas que le seguiau
y proveían á su subsistencia? ¿qué aquella bolsa que lle
vaba Judas y de la que disponía Jesucristo como señor?
Es verdad que este modelo perfecto de todas las virtudes
no tomaba de ella sino lo necesario; pero no tratamos aquí
del uso de las cosas, sino de la propiedad. A quién per-
tenecía aquella bolsa? ¿A César? ¿le era permitido tomarla
mas que las otras propiedades?


XIV ¿Cuándo se ha visto el sacerdocio sin temporali-
dades? ¿Era en tiempo de los apóstoles y de sus primeros
sucesores?


Pero ¿qué eran aquellos bienes que vendían
los fieles, y cuyo producto llevaban al pie de los obispos?
¿Qué, despues de los apóstoles, aquellos lugares sagrados que
se saqueaban; aquellas iglesias que se despojaban, aquellos
diezmos que se pagaban, y aquellas ofrendas que se en-
tregaban, ofrendas tan abundases, que se enviaba lo
que sobraba de ellas á todas las iglesias? Estas contri-
buciones eran libres entonces, y no }labia necesidad de
compeler á los fieles para que las pagasen, pues que las
presentaban ellos mismos voluntariamente. Estos. prime-
ros héroes del cristianismo, á ejemplo de su divino maes-
tro, despues de haber tomado lo necesario para sus sa.
cerdotes, hacian distribuir el resto á




-


los pobres; y esto mis
mo parece que deberían hacer todos los ricos, aun los
mismos legos, en todos los Paises. Pero repetimos que no se
trata aquí del uso, sino de la propiedad de las cosas. ¿A qué
manos se llevaban estas rentas? ¿Era á las del César?


XV Por eso Jesucristo, despues de haber vivido á ex-
pensas de los fieles en los tres primeros años de


* •
enseñó á sus apóstoles que tendrian el mismo derecho


ennttodas las ciudades y todas las
casas donde ejerciesen el


su 10:
titid agu


a


mcuinque civitatem aut domum intro-ieritis.
Si les encarga que nada lleven consigo en sus viages,Tora, II.tribu de Levi estiba




90 TEMPORALIDADES
les da la razon de ello; á saber, porque los fieles estarán
obligados á proveerles de lo que les sea necesario. Dignus
cst operarius mercede Eta: y si les dice que coman lo que
se les diere en las. casas en que sean recibidos, es porque
el operario tiene derecho á su sustento. Dignus est opera-
rius cabo suo.


XVI Por eso tambien el apóstol, que conocia perfecta-,,
mente los juicios de su divino maestro, dice á los que envía
á trabajar en el santo ministerio: »que es justo que los que
anuncian el evangelio, vivan del evangelio, y que Dios es
quien lo quiere así."Deus sic ordinavit, ut qui evangelizan
anuriciabit, de evangelio vivat; y que tienen un derecho á
pretender vivir del altar cuando se ocupan del servicio
del altar: ¿nonne de altare edunt qui altari deserviunt?


XVII Queda pues demostrado, que desde el origen
del mundo ha habido temporalidades que pertenecen á
Dios y le son debidas por derecho natural en favor de sus
sacerdotes; y que todos los que se figuran que la propie-
dad del sacerdocio!; por 'sólo ser un bien temporal, está á
la disposicion del gobierno civil, viven en un error que
mina por su base todas las propiedades, aun las de los sd4''
beranos mismos.


XVIII Se dice quie mientras que los emperadores fue-
ron paganos, estas temporalidades no fueron confirmadas
por las leyes ; y es una verdad: ¿ pero debieron serlo? Esta
es la cuestiona porque no tratamos aquí del hecho, sino
del derecho; no de saber si los soberanos protegen, sino si
deben protejer; no si persiguen, sino si tienen derecho de
perseguir. Lejos de haber sido protegidas las rentas del sa-
cerdocio cristiano por el gobierno civil, fueron perpetua-
mente arruinadas por espacio de trescientos años. Este es
un hecho que nadie ignora; ¿pero qué resulta de aquí?
Que el sacerdocio cristiano tenia fondos, porque sin ello
no hubieran sido saqueados: que los tuvo mucho tiempo
antes de haber sido protegido por el gobierno civil,- y que
en ninguna época esperó el permiso de éste para tener, de-


DEL SA CERDO cro. 9
recios temporales. Admirarán acaso estos hechos, ¿pero
que se responderá á ellos?


ab,ale)ildosacfreolb,dioecrnioospecri:
ci l iX1ZiaretribEunciloanelseyandteslcalunealtiuurbaielesez •


pdaerthicalió:dveilelsa. tEienrralaplreoyipesteicrii: ylaesnplearclibeyía nagnetveas
,daentleas


sido autorizado para ello por los emperadores. Luego los
derechos temporales del sacerdocio -absolutamente in
dependientes del gobierno civil; y aun cuando éste no los
hubiese confirmado jamas, no por eso dejarian de existir;
ni es de admirar; porque nadie podrá negar que en virtud
de su gobierno tiene Dios derecho sobre los bienes teme ora,
les de este mundo, y que era el propietario de ellos antes
que los gobiernos mismos. La propiedad y la libertad de
enseñar fueron pues en todos los tiempos los derechos in-
contestables de Dios, y la base de la independencia de su
sacerdocio.


XX Se dice que el sacerdocio cristiano no tuvo esta-
do civil mientras•que los emperadores fueron paganos; y
convendrémos en ello; pero tambien es cierto que hasta




que hubo estado civil no hubo efectos civiles y universa-
les. Mientras que el fundador del cristianismo tuvo pocos
discípulos, no tenia consigo sino doce apóstoles: cuando
empezaron á multiplicarse sus discipulos, añadió á su nú-
mero setenta y dos misioneros; y al paso que se multi-
plicaron las conversiones, se aumentaban en la misma
proporcion las retribuciones, porque los nuevos




i«.
convert


dos contribuían en razon de sus facultades. A medida que
se restableció el conocimiento del verdadero Dios, se lle-
vaba insensiblemen te al verdadero Dios todo lo que se
'labia ofrecido antes á los dioses falsos; y cuando
rallos empezaron á abrir los ojos á la verda(alqtoie


sobe
-fiaba el sacerdocio cristiano,


empezó tambien á tener efec-tos universales. Sucede con el estado del sacerdocio loque con
de


los


los
d
cont
emas


ribuy
estados, que crece
se disminuye enrazon


entes y de las contribuciones: y esto
lI :




TEMPORALIDADES


es lo que precisamente debe hacernos temblar sobre la
espantosa decadencia de nuestro sacerdocio.


XXI Luego que Constantino
se declaró por el cristia-


nismo, se vieron por todas partes construir templ os
, ha-


cer legados de tierras y establecer obispos que enviaban
sacerdotes por todas partes'clonde se les aseguraba una


suerte. Ilustrado el soberano
sobre sus deberes sancion ó to-


das estas donaciones, y las imprimió un caracter legal.
Carlo-Magno acabó de extender el cristianismo por todas
partes, mandando que se contribuyese


á la subsistencia


del sacerdocio cristiano en todo el imperio. Pero lo que
empezaron á sancionar


estos soberanos ¿no era debido an-


tes? El sacerdocio cristiano
¿habia esperado esta sancion


para percibir contribuciones?.... ¿Hubiera podido llevar á
todas las partes del imperio el beneficio de la instruccion


cristiana sin esta sancion
Verdaderamente que no... Pe-


ro lo que puede deducirse de aquí es que los dos ohech sobesus
ra-


nos hicieron su deber, y que no le habían


predecesores,
XXII Pero ¿cuál debe ser la contribucion sa cerd


en


otal?


Lo que haya estado en uso en cada pais, ó la parte que
se haya estado de acuerdo con el sacerdocio.


¿Podrá decir-


se que el diezmo
sea de derecha divino porque le impuso


Dios á su pueblo en la ley antigua? No. El sacerdocio
fue


siempre corno el gobierno civil, perfectamente dudío
hacer sus arreglos con los contribuyentes, en razon de los ,
lugares y de las circunstancias. Y lo que puede decirse sin
dudar de esta contribucion exigida por Dios, es que si
aquella que se paga en cada pais no excede la décima par.
te de nuestras rentas, no debe juzgarse excesiva, porque es
imposible


creer que Dios no haya conocido perfectamente
la justa medida de sus derechos y las necesidades dedi su mo


sa-


cerdocio; que en todas partes donde sea posible, el ez
debe ser la contribucion mas sencilla ara el


sacerdocio,


la mas natural y la mas acomodada sus


p
funciones; que es-


ta contribucion fue la que se admitió en tiempo de los pa-


DEL SACERDOC IO. 93
que pagó Melchisedéch, y todos los gefes fielestriarcas, ladesde el principio del mundo; la que creyeron deber pagar


al saceadocio cuando fue preciso separar los dos gobiernos;


la que los primeros fieles llevaron voluntariamen
te á los


pies de los obispos en la primitiva iglesia; y en fin, la que
el mayor número de soberanos fieles creyó deber confir-
mar por sus edictos. ¿Y _deberá restablecerse?....


No nos
atrevemos á resolver; pero sí diremos, que si hemos de te-


ner un sacerdocio universal,
es preciso tener como antes


una contribucion universal sostenida por la autoridad civil.
XXIII Lo que decimos es que no hay una sola familia


en el mundo, con tal que tenga estado, que no deba dos


contribuciones muy distintas; una que debe al que le dá
los bienes, y la otra al que se los conserva; una á Dios,
otra á César; la una á la autoridad civil, y la otra á la sa-
cerdotal. Porque siendo estas dos cargas desde el principio
del mundo inseparables de nuestras rentas, debieron pasar
nuestras tierras á nuestras manos con el gravamen de lasbra
dos contribuciones, y sin facultad de poderlas jamas ven-
der ni adquirir; y de consiguiente sin que hayan podido
ni puedan jamas pertenecernos -de otro modo; como que
son la propiedad inseparable y perpetua de nuestros dos
gobiernos. ¿Podrá venderse jamas la contribucion ue se
-debe al gobierno civil ?.... No. Pues la que se debe al
poderoso para su gobierno,


c'


Todo-


no es menos inenao-enable.
XXIV Lo que podemos decir ademas, que si la con.


tribucion civil no debe estar á disposicion del sacerdocio,
la del sacerdocio no debe estarlo tampoco á la disposicion
del gobierno civil. Su marcha, sus funciones y su ada3inis-


' tracio° son tan diferentes, que es radicalmente imposible
á uno solo poder satisfacer á las necesidades de los dos go•
biernos. Imposible, porque la percepcion de los impuestos
civiles que deben ser conducidos á las arcas del gobierno,
lleva consigo gastos enormes, en vez de que el sacerdocio
ahorra al pueblo todos los gastos de transporte, porque vi-
ve sobre los lugares y consume allí mismo su retribucion:




1


TEMPORALIDADES


imposible, porque aunque se agobiase al pueblo con exae-
ciones, no es posible que el gobierno civil , con el aumen-
to enorme de los perceptores, pudiese levantar bastantes
fondos para mantener el sacerdocio inmenso de que hay
necesidad para la instruccion de todo un imperio. Y ¿qué
sucedería necesariamente si el gobierno civil se encargase
de pagar al sacerdocio? Que creería siempre que 'labia
muchas iglesias que pensaría en destruir; muchos obispa-
dos que creería deber suprimir; muchas parroquias que in.
tentaría reunir, muchos sacerdotes que querría reformar; y
ninchos establecimientos que juzgaría preciso destruir. Esta
empresa es la mas falsa, la mas impolítica y la mas culpa-
ble de todas las medidas.


XXV Culpable para los gobiernos que se encargan de
ella, porque serán responsables al Todo-poderoso de una
empresa que producirá necesariamente la pérdida indefec-
tible del sacerdocio, la de los soberanos y la de los pueblos.


En la ley antigua jamas .el pueblo hebreo llevó á las ar-
cas de los soberanos la contribucion de sus sacerdotes, ni.
jamas la sinagoga estuvo asalariada por los soberanos. En
la primitiva iglesia . jamas puso Jesucristo su bolsa en las
manos del César, ni los apóstoles sus fondos en la de los
emperadores. Jamas "quiso Pio VII aceptar pensiones del
usurpador con condicion de renunciar sus propiedades: Ni
se hallara jamas un individuo que quiera poner en las ar-
cas de la autoridad civil lo que necesita para la subsisten-
cia de su familia. Depender de otro gobierno en lo que es
necesario para gobernar, es ponerse en la imposibilidad de
poder gobernar.


XXVI He aquí en resúmen la historia de las tempora-
lidades del sacerdocio desde el principio del mundo, y lo
que han pensado los pueblos fieles é idólatras: y ¿qué pen•
sarnas nosotros? Desde que se ha pronunciado sobre el sa-
cerdocio esta gran palabra de temporalidad, parece que
los sacerdotes se han hecho indignos de vivir. Ábranse to-
dos los libros filosóficos de nuestros dias, y veremos en


DEL SACERDOCIO. 95
ellos á los sacerdotes desterrados, no solo á la clase de puros
espíritus, sino aun á la vida futura, con orden de eonte.
nerie en las funciones puramente espirituales, y con expre.
sa prohibicion de mezclarse en nada de lo que toca á lo
temporal de este mundo. Y de aquí han venido estas pro-
posiciones extrañas, tan repetidas entre nosotros: que no
tiene derecho á lo temporal; que las cosas de la tierra no
le pertenecen, ni tiene necesidad de temporalidades, &c.


¡ El sacerdocio no tiene necesidad de lo temporal!...
Pero en este caso tampoco la tendrán los denlas hombres,
porque si los sacerdotes pueden vivir del aire, los demas
cuerpos podrán vivir comwellos, y serán inútiles los bienes
de la tierra.


¡ El sacerdocio no tiene derecho á lo temporal!
Pero entonces tampoco tendremos nosotros derecho á nues-
tros propios bienes por nuestros trabajos; á nuestros emo-
lumentos por nuestros empleos; á nuestras sucesiones por
las donaciones que nos hicieron nuestros padres; ni la au-
toridad civil tendrá derecho de propiedad por sus cdidados
á nuestros impuestos


Porque ,si le es debido rigorosa-
•Mente para hacer observar las leyes humanas, con mas t'a-


zon debe ser debido á- Dios para hacer observar las leyes
divinas, que son de mucha mas importancia. ¿Y cómo po-
dria hacerlas observar Dios un solo instante sin sacerdo-
cio? ¿Qué temporalidades son debidas al sacerdocio?... Re•
petimos que no nos toca esta decision. Lo • que - sí dire-
mos constantemente es, que si queremos tener un sacer-
docio, es preciso que tenga temporalidades. Resumiremos
todo lo ',dicho en dos• palabras por el raciocinio siguiente


XXVII Si el sacerdocio fue en todos los tiempos un
-




gobierno indispensable para hacer observar las leyes di-
vinas, se le ha debido en todos los tiempos una tempora-
lidad, de la que debia ser dispensador él mismo: el sa-
cerdocio fue en efecto en todas los tiempos el mas indis-
pensable de todos los gobiernos, pues que él solo puede
salvar


. á los hombres- del furor de las pasiones: luego en




DEL SACERDOC IO. 97


pos de Jesucristo? Solo habia doce
apóstoles. Ademas, si


los tres primeros siglos de la iglesia fueron tiempos de fer-


vor, fueron tamo
ien siglos de barbarie. Entonces fue eru.


eileado Jesucristo, los apóstole
s oeron degollados, y los


primeros cristianos fueron martirizados y atormentados


cruelmente.
III ¿No será este el estado primitivo


á que quiere vol-


verse al sacerdocio? Sería dificil dudarlo, segun lo que aca-
barnos de ver que ha pasado á nuestra propia vista. Como el
fin general de los facciosos es despojar á todos los poseedores,
les propone para no asustarlos volverles á su estado pri-


mitivo. Pero ¿no es esto proponer la destruccion de todo?
Cualquiera que quisiese volver una ciudad magnífica al
momento de su fundacion ¿no la destruiria? ¿No querría
la ruina del mundo el que quisiese volverle al instante de
la creacion? Qué, en el origen no habla ciudades ni villas,-
-tierras desmontadas, habitaciones, ni establecimientos ; el


gobierno civil no tenia aun ministros, magistrados, tribu-
nales, ejércitos ni fondos públicos; ni el sacerdocio tenia
entonces templos, altares, colegias ni seminarios ; ¡y que-
reis volverlo todo á su estado primitivo!


IV Es indudable que cuando Dios quiere sabe ejecutar
sus obras sin hacer uso de los medios ordinarios ; y para
establecer su iglesia no empleó ninguno de ellos. Pero ¿por
qué? porque se sirvió de medios extraordinarios, Para pro-
bar la divinidad de su religion, quiso manifestar en estas
circunstancias todo el poder de su brazo. Entonces se bdia.-
n6 hacer de simples pescadores doctores eminentes, que
excedian en luces á los filósofos mas sabios: formó sacerdo-
tes en una hora, cuando hoy es preciso estudiar. veinte
arios: dotó á los apóstoles y sus sucesores del talento sobre-
natural de curar los enfermos y resucitar los muertos.
esta es la razon por qué no hubo entonces necesidad de la
fuerza, y por lo mismo no era necesario aun el apoyo del
gobierno civil. Causaba tal admiracion ver pobres pescado•
res ejercer poderes tan




Tom. II.


grandes, que todos se disputaban
lonz I N


96 DESPOJO
todos los tiempos fue debida al sacerdocio


una temporali•


dad, de la que puede el mismo ser dispensador. ¿Y qué;
sucederá si se le reusa esta temporalidad, que le es debi-
da por derecho natural?... Que los estados se verán entre-
gados necesariamente al desenfreno mas espantos o


de las


pasiones. ¿Y qué , si despees de haberle asegurado grandes


posesiones
se le despoja de ellas? .... Lo mismo. Daremos


la historia de este terrible despojo y- nada
de sus crueles efes-


tos en la seceion siguiente , sin ofender jamas en da ít
las leyes fundamentales de los gobiernos existentes.




Despojo del sacerdocio.


I Corno la perfidia es el caracter distintivo de las pa»,'
siones , es bien sabido, que cuando se ocupan en destruir,




no se presentan con la apariencia del mal, sino con la


del bien. La libertad , la felicidad,
-


las mejoras, la extin
do


-


cion del fanatismo, una religion mas pura, un
sacer


cio
mas simple y mas ejemplar, y por último una reger


neracion completa en todos los ramos: he aquí cuáles son
sus miras luminosas, cuando se proponen volver todas las


cosas á su estado primitivo.1.1 Si no conociésemos por la experiencia constante de
todos los siglos el imperio indestructible de estas sirenas
encantadoras sobre el corazon de la débil humanidad,


ad,


miraríamos que sofismas tan groseros, de los que henos
sido tristes víctimas tan repetidas veces, hayan sin P


'erubar-


go sido reproducidos siempr e
con el mismo éxito. ero . al


fin ¿á qué estado primitivo
quiere llevarse al sacerdocio de


dial. ¿Al mismo en que se hallaba al instante
nue tros
de la creacion? Pero aun no había mas ue


un sacerdote


solo. ¿Al de los patriarcas?
Tampoco; porque solo habla


doce, extendidos por diversos paises. ¿ Al de la ley escrita?


Pero solo existía en una extremidad de la tierra. ¿A los tiem,




98 DESPOJO


la dicha de recibirlos en su casa, y de partir con ellos sus
bienes. Este contraste inaudito de fuerza y de debilidad, de
pobreza y de poder, de ignorancia y de saber, debía hacer
impresion en todos los ánimos, apresurar la conversion
del mundo, y sacar prontamente á la iglesia del estado de
desnudez en que estaba en los primeros tiempos; y en
efecto sucedió así el modo prodigioso con que sacó Dios á
su iglesia de su estado, primitivo; y, á pesar de todas las
persecuciones, será siempre á los ojos. del juicio recto la
prueba mas evidente de la divinidad -de la religion cristia-
na. Pero si empleó Dios medios tan extraordinarios para
sacar á la iglesia .de su estado. primitivo , ¿por qué quere-
mos volverla á sumergir en él? Si se tomó Dios. tantos cui-
dados, para conducir este soberbio edificio hasta el grado
de esplendor á que ha llegado, ¿por qué le quereis des-
truir? ¿Y quién le levantará si le destruís? Este mismo mo-
do con que ha sacado Dios á la iglesia de su estado primi-


tivo es una prueba evidente de que, queriéndola volver á él,
obrais directamente contra las voluntades riel Ser supremo.


V Escúchese sin embargo el grito general de nuestros
dias, y no se oirá hablar sino de este estado primitivo.
Se dice que el soberano pontífice debe ser reducido á la po-
breza de san Pedro , los obispos á la simplicidad de los
apóstoles; y los sacerdotes á la desnudez de los primeros
discípulos. Se tiene na obstante por una injusticia escanda-
losa despojar de sus propiedades á los legos, aunque el des-
pojo del sacerdocio se mira como una cosa muy sabia. Y si
se pregunta por la razon de esta diferencia, se contesta
prontamente : »Que la. iglesia ha sida destinada para pre-
»dicar la humildad ,. y no. para ser rica; que el estarlo de
»opulencia á que habla llegado, ofrecia un lujo escandaloso
»que no la convenio; que con la pobreza del clero se pon-
»dria en mejor estado el mundo;. y que la pobreza de la
»primitiva iglesia era á un mismo tiempo el estado mas na-


tural para el sacerdocio, el mas ventajoso. para las socieda-
»des , y el mas conforme á las voluntades del Ser supremo."


DEL SACERDOCIO. 99
VI He aquí sobre lo que se establece la diferencia en=


tre el despojo de las iglesias , y el de los ricos del mundo:
rayes que han parecido tan sólidas, que todos las miran
como invencibles; y tan fundadas, que se creerá acaso muy
dificil responder á ellas; pero son razones sin embargo tan
fútiles y tan ruinosas , que las haremos caer por tierra en
dos palabras.


VII Primeramente se pretende que el estado de pobre-
za es para el sacerdocio el mas confirme á la voluntad del
Ser supremo Si fuese así, exigiríamos que se nos expli-
case, ¿por qué quiso Dios que su sacerdocio fuese siempre ri-
co? ¿por qué desde el origen le fueron tan recomendables
la generosidad de Abel ., la magnificencia de E nós , y la
suntuosidad de los patriarcas en sus sacrificios? ¿por qué
cuando trató él mismo de formar un estado para su sacer-
docio, quiso que la tribu de Levi fuese tan opulenta, que
su tabernáculo se cubriese de oro, y que el gran sacerdote
tuviese ropas tan pomposas? ¿Por qué cuando sc trató de
construirle una casa, manifestó placer en tener el mas sun-
tuoso de todos los templos, y el mas dispendioso de todos
los altares? ¿ Por qué mantuvo la mas brillante de todas las
músicas, y el mas respetuoso de todos los sacerdocios?


VIII Es bien sabido que no sucede lo mismo en el
culto exterior que en el interior. Este último es siempre prac-
ticable, no siéndolo muchas veces el primero; y Dios no ha
exigido jamas lo imposible. En los tiempos que los cris-
tianos se veían obligados á ocultarse en las catacumbas, sus
ceremonias no eran tanpomposas como lo habian sido en
el templo de Salomon , y' lo fueron despues en la basíli-ca de san Pedro.


No examinamos aquí, si por culpa delos hombres pudo el
sacerdocio caer en un estado de po-breza, y si debió


t


La pobreza voluntaria
cuando ha sido obligado á ello.L intana fue siempre de precepto, aun enmedio de la mayor abundancia. Se trata solo de saber sivelieens eta ello d e pnozab .reza conviene al sacerdocio , y si no le con-b ruficencia con arreglo á los designios del


N:




1


100 DESPOJO
Todo-poderoso. Y parece que los hechos han demostrado
lo contrario. Si hubiese reprobado Dios el esplendor en su
sacerdocio , no hubiera querido que fuese espléndido en
todos los tiempos; y si hubiera aprobado la pobreza primi-
tiva de su iglesia, no hubiera empleado por espacio de tres-
cientos años medios tan extraordinarios para favorecer las
donaciones que se la hacian, y convertir á los empera-
dores.


IX Desde los tiempos de Jesucristo, modelo sublime
de la pobreza voluntaria, los ricos le hicieron espléndidos
festines. Mateo y Zacheo le recibieron magníficamente en
su casa: la Magdalena derramó sobre su cabeza un per.
fume de mucho precio, y la respuesta que dió el Señor á
los que la reprendian , nos enseña claramente que cl deber
de la limosna no nos dispensa de nuestros deberes exterio-
res para con el Ser supremo. En las catacumbas mismas,
los ricos no dejaban de contribuir en razon de sus medios.
Y si despues de las persecuciones , los que hicieron cons-
truir las soberbias basílicas de Constantinopla y de san Pe.-
tiro en Roma fueron incontestablemente agradables á Dios,
puede juzgarse anticipadamente la indignacion con que mis
rará á aquellos que trabajan por su destruccion, y que de-
claman contra las ricas donaciones de sus mayores.


X El estado de la primitiva iglesia no fue pues en..;
tcramente el estado ordinario del sacerdocio, sino un es-.
tado de desnudez y de degradacion , ocasionado por la ce-
guedad general de todo el universo que habia abandonado
el culto del Todo-poderoso: estado deplorable en el que
no debia permanecer la iglesia, al que sería un crimen
quererla volver, y al que no quiere Dios que se la vuelva.
Porque si ama á los que sufren la pobreza , detesta á los
que la ocasionan : si recompensa á los perseguidos, reprue,
ba á los perseguidores. Si no se hubiera abandonado al
verdadero.Dios , su sacerdocio hubiera sido rico siempre;
y si no se le hubiera despojado de lo que le es debido , vi-
viría aun en. la opulencia en que debe estar. Es pues abso-


DEL SACERDOCIO.


latamente falso que la pobreza sacerdotal
sea conforme á


la voluntad del Señor del universo.
XI Se añade, que con un clero pobre estaría mucho


mpeedjoirr (ri tege sdeo neo/ smeundo.ca. sSei fuese,po r así, ,
todos
tendríamos




lossiglos
derechol e r e cn


que
u áe


vivió el sacerdocio.en la pobreza han sido siglos de inmo-
ralidad y ele barbarie; por qué mientras que fue la iglesia
pobre, se vió sumergido el universo en la corrupcion mas
horrible; por qué no se civilizó hasta que el sacerdocio tu-
vo bienes; por qué la barbarie volvió á parecer desde que
fueron saqueados estos mismos bienes; y por qué nos han
afligido tantos desastres y tantas calamidades en esta últi-
ma revolucion. Durante este tiempo la iglesia fue pobre;
y se verificó aquel feliz despojo que se habia deseado tan-
to. ¿Estuvo mejor regido el mundo entonces? ¿Fueron mas
puras las costumbres; los gobiernos estuvieron mas segu-
ros, y fueron mas felices los pueblos? Preguntaremos aun
mas: en este estado de pobreza ¿pudo hacer la iglesia todo
lo que hacia antes, tener tantos ministros, sustentar tantos
pobres, instruir tantos paises, y subvenir á tantos gastos?


XII Estos hechos hablan por sí solos. ¿Y qué respon-
derán á ellos los partidarios de la miseria sacerdotal? Los
negarán? Es imposible; y todo lo que podrán hacer será
disputar sus consecuencias. Pero ¿qué dirán si les probamos
que estos efectos, no solo son consecuencias ordinarias, si-
no consecuencias necesarias de esta pobreza; que éste es-
tado, lejos de ser conforme á la voluntad de Dios, le es ab-
solutamente contrario; que lejos de ser ventajoso para el
mundo, es esencialmente desastroso; que el que toca á las
rentas del sacerdocio, hiere de un mismo golpe los dere-
chos de Dios y los de los hombres, y ocasiona necesaria-
mente los mayores males á la sociedad ?


XIII Decimos primeramente, que el que toca á las
rentas del sacerdocio ofende á Dios mismo en sus derechos.
En efecto, lo que


-el hombre debe á Dios para su gobierno,
no pertenece ni á los hombres ni á los. soberanos. Son bie-




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SO I


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oti. DESPOJO
señor de las temporalidades del sacerdocio? Lo sois, co.
mo de todas las propiedades, es decir, que sois su pro-
tector. Sois el señor de las temporalidades del sacerdocio;
esto es, que si alguno de vuestros súbditos rehusa contri-
buir á su subsistencia, os toca á vos obligar civilmente al
que se obstine en esta injusta resistencia, y que debeis sos-
tener civilmente al sacerdocio tan rigorosamente como él
debe instruiros. He aquí en qué sentido las temporalida-
des del sacerdocio son un objeto mixto, y en qué sentido
los dos gobiernos estan obligados á socorrerse: á saber, para
ayudarse y para no destruirse. Los dos objetos mixtos estan
en un mismo caso. Sois el señor de las temporalidades del
sacerdocio, es decir, que debeis asegurarle un estado, si no
le tiene, conservársele si le tiene, y devolvérsele si se le ha-
beis tomado. En este sentido sois el señor de estas tempo-
ralidades. La obligacion de protegerlas en toda la exten-
sion de vuestros estados, es incontestablemente el primero
de todos vuestros deberes, y el mas evidente de vuestros in•
tereses: pero quitárselas si las tiene, rehusárselas si no las
tiene, prohibir á vuestros súbditos el dárselas, pretender
apropiároslas á vos mismo, ó convertirlas en pensiones pa-
ra poder disponer de ellas como señor; he aquí un derecho
que jamas podrá tener la autoridad civil. El que toca á los
bienes sagrados ataca y ofende á todos los hombres á la vez,
pues que la propiedad de Dios está fundada sobre todas
las propiedades de los hombres.


XVII Digo por último , que el que toca a los bienes
sagrados se ofende á sí mismo, y atrae sobre su cabeza y
sobre la de los pueblos los males mas afrentosos.


Y no se crea que tratamos aquí de intimidar á los usur-
padores por una justicia futura, en la que no creerán aca-
so. Lol, castigos de que hablamos son males presentes, pla-
gas públicas y demasiado notables para no ser conocidas
generalmente. Si se quiere que citemos castigos visibles
contra. los usurpadores, preguntaremos, ¿en qué vinieron á
parar en todos los tiempos los hombres temerarios que




DEL SACERDOCIO. 105
osaron llevar-sus manos sacrílegas sobre esta clase de bie-


nes; los Antiocos, los Balta. sares, los Ifeliodoros, los Ni-
canores en la anti güedad ; y entre los modernos los Felix,


los Julianos , los Gontranes, los Guillelmos, los Henri-


ques tantos otros? ¡Se citan perpetuamente los.
ejemplós'de los facobos en Inglaterra, de los Carlos pri-
meros 1 .Cárlos segundos, y tantos otros que sancionaron es-
tas depredaciones ! Pero sin hablar de las calamidades de
toda especie que resultaron de estas concesiones, nos con-
tentaremos con preguntar aquí, ¿qué ha sido de todos es-
tos usurpadores? ¿Reina aun su familia? ¿Por qué no nos
hemos de' instruir en la escuela de los hechos? Léase su
historia; la de los desórdenes que ocasionaron y que aun sub-
sisten ; reconózcase solo la obra de Henrique Spelnzan so-
bre los sacrilegios , y se verá qué en todos tiempos ha
caido la maldicion ostensiblemente sobre los usurpadores;
y que casi- todos ellos han llevado á la faz del universo el
carácter evidente de su reprobacion aun en este mundo.


XVIII Pero si este despojo sacrílego es formidable pa-
ra los ustirpadores , no lo es menos para los pueblos. Si se
quiere formar una ligera idea de los efectos generales que
se han seguido indefectiblemente de esta conducta , pre-


j
guntaremos, que ¿en qué vinieron á parar los ricos despo-
os del santuario en las manos de los que los invadieron ?


Templo famoso de Salomon, ¿en qué vino á parar vuestra
gloria luego que os arrebataron vuestros inmensos tesoros
¿Qué ha sido despues del- cristianismo de las basílicas so-berbias de Con


stantinopla , y de las iglesias célebres de
Turquía , de Palestina, de la Asia menor, de la África v de
Cartago? M


onumentos antiguos de Ja piedad de los fieles,
odos? ¿Qué


¿á dónde han ido á parar
vuestros fondos sag


.
Tha sido de ellos en A lemania, en Inglaterra, en Francia,y por talas partes donde las revoluciones han ocasionado


el saqueo de las iglesias? ¿Y qué son hoy, despues del des-pojo
ejecutarlo por los usurpadores?¿qné queda


es, que despues de
in en sa s rmsesion


haber
de estas in-


i contribuido á Ile-Tom.
O




- 106 DESPOJO
var por todas partes la sana moral por espacio de catorce
siglos, refluían sobre la pobreza, conservaban la paz en las
familias, llevaban la prosperidad á todos losyeinos , y que
debian al parecer enriquecer á los usurpadores?•Transfor.
rudas en. papel, se han disipado por los aires, y producido
esas tempestades de cólera y .de furor ele .


las "manos del
Eterno, sobre, la cabeza de los pueblos que han tolerado es.
tos trastornos sacrílegos.


XIX ¿En que fueron empleadas desde el . rnismo ins-
tante en que se ejecutó el despojo? En llevar á todas. par-
tes el azote de la guerra y en : difundir el terror en todos.
los pueblos; en asalariar, por algunos meses, el crimen
el latrocinio: despues de lo cual vinieron á parar en una:
bancarrota espantosa que llevó la miserial,la muerte po''
todas las. partes' universo. ¿Cual fué . el resultado incoe.,
diato de•csta gran usurpacion? la violaeion universal de.
todos los derechos. Cetros despedazados, tronos destruidos,
soberanos degollados y . palacios incendiadosepropietarioS
degollados, y. propiedades devastadas; la sangre de los pue-
blos puesta,en yequisicion, y agitados todos los,e4tados; al-
teradas todas las constituciones, y las naciones agobiadas de,
impuestos los. mas enormes. que se vieron jamas: Véanse
aquí los últimos resultados; prueba cierta de lo .que hemos
dicho mas arriba, á.sabermue,la, invasion de los bienes sa-
grados es la sefial inclefeetible . de la de todas las .propieda-
des particulares y de la ruina misma de las rentas públicas:
. XX Hay ademas deelos-castigos ordinarios, solemne.:
mente confirmados por la ,experiencia de todos los siglos,
uno necesario .é inherente al-mismo acto del despojo; á sae
ber: la.extincion ú anonadamiento del gobierno espi•ituak
Porque desde que llega . á .. verificarse el despojo del O?'
cerdocio en. unas sola parroquia, dejan de existir sus tem-
poralidades , sus ministros, su instruccion y su moral, y
debe ;seguirse necesariamente que en esta parroquia se ha-
llarán todos sus habitantes sin leyes, sin freno y sin autori-
dad espiritual, entregados á la efervescencia de las pasío-


DEL SACERDOCIO. 107


a
:•


nes y .' tOda b rapidez de sus que
llega á hacerse allí afrentosa la inmoralidad* pero si el sa.


l propias inclinaciones, y


cerdocio llega á carecer de temporalidade s en toda una dió-
cesis, en todo un reyno y en casi toda la iglesia, ó no tie-
ne las suficientes; si llegan á faltar por todas partes colee
gios y seminarios para perpetuar la instruceiodde los be.e•
nos ministros, es evidente que deberá caer el sacerdocio;
v cuando esto sucede , todas las lemas clases quedan
abandonadas á sus pasiones, y á la disolucion mas aíren-.
tosa en orden á las costumbres. 'Sí son necesarios hechos,
hablen de nuevo esas vastas regiones de Turquía, del Áfri,-
ca y del Asia. Pueblos. bárbaros, decidnos: cuando: fue ar-
ruinada entre vosotros la verdadera religion, ó fue despo
jada de •sus fondos, ¿en qué estado quedó, y se halla hoy
vuestra prosperidad, vuestra civilizacion y vuestras cos-
tumbres?


XXI He aquí 1-2.1 mal espantoso que sigue siempre á la
usurpacion de los bienes sagrados. 111a1 necesario é inevita-
ble; mal cuyos efectos destructores no podrán alejar ja-
mas todos los gobiernos con sus ejércitos, ni todos los hom-
bres juntos con su sagacidad. En vano querrá multiplicar-
se el número de magistrados, pues la autoridad civil na-
da puede en este distrito inmenso. En vano se tratará de
dotar á los sacerdotes falsos, porque


tque nunca pueden gober-
nar en nombre del Todo-poderoso. Despojando


. espojando al sacerdo-:
cio verdadero, caemos por el hecho solo de este cruel des-
pojo en la esclavitud mas terrible, que es la de las pasio-
nes, que llevan consigo la reuniori Ic e todos los males, que
acaban por entregar todos


lot os los estadios á la mas cruel de las
anarquías, y al exterminio del


el gobierno del Ser supremo.
XXII Segune, esto preguntaremos, ¿qué pretextos


extos pueden
alegar los que se lis •onjean qué haciendol


'fi •e sacra cío de lo
temporal podríamos por lo menos conservar lo


espiri-tual.? El interes •s inseparable de la rer ›•telon y de los estados.
nos obliga á manife-stai les que. en cualquierhallemos, mientras inter estado que nos.


as que vivimos en este mundo, lo espiri-




108 DESPOSO
tual y lo temporal son tan inseparables como el alma y.
el cuerpo, cuya desunion produce la muerte: cine perder
el uno, es perder lo otro, y que depender en lo uno, es
depender en lo otro Se añade cine en las tempesta-
des se arrojan algunas veces al mar las mercancías Y
es verdad. Pero si se arrojan tambien las provisiones de
los marineros, les será imposible vivir, y perderán el bar-
co y su existencia misma... Se insiste en que hay circunstan-
cias tan urgentes, que es preciso ceder muchas veces á la:
necesidad..... Tampoco lo negamos con tal que se ceda pa-.
sivamente, esto es, llorando la violacion de los principios,:
pero sin violarlos jamas; sufriendo las injusticias, pero sin
sancionadas nunca.


XXIII Despojaron á Jesucristo de sus ropas: ¿ pero
las dió él? Fueron saqueadas las iglesias en los principios;
¿pero lo consintieron los apóstoles?.... Todos saben que los
fieles no se revolucionaron jamas, y que la religion se lo
prohibe con penas las mas terribles; pero una cosa es no
consentir, y otra revolucionarse contra la violencia. No po-
dré impediros que tomeis los bienes de mi iglesia, decia
el grande Ambrosio á los usurpadores; pero no os los doy
yo.... Que se nos cite un solo concilio, que haya permitido
esta violacion, ó mas bien cine no la haya anatematizado.


XXIV La iglesia, se dice tambien, es solo usuftuetua,
ria. Y es así sin duda, pero precisamente por esto, mismo son,
mas inviolables sus posesiones, que las de los propietarios..
Como usufructuaria ha hecho algunas veces el sacrificio
de sus rentas. Pero jamas ha podido ceder los fondos, ó su
equivalente, porque no son suyos. Se dan los bienes á la
iglesia para la conservacion de la moral y de la religion;
y estas necesidades son imprescriptibles, porque no pue-
den dejar de existir un solo instante. Cuando la iglesia pu-
diese ser obligada á no perseguir á los usurpadores, nunca
podria tranquilizar las conciencias hasta que se hiciesen
con ella nuevos arreglos para su manutencion. Scrutetur


guisque conscientiam suam, decía el cardenal Polus des'.


DEL lis CERDOCTO. 109
pues de la invasion de Enrique VIII en Inglaterra: in-
vasion infinitamente menos terrible que la nuestra.


XXV ¿Qué debe pues hacerse? ¿Será preciso resta-
blecerlo todo?... No: porque despues de una tempestad tan
furiosa no es posible poner en orden todo lo que ha sido
sepultado en la profundidad de los mares Pero á lo me-
nos deberemos arreglarnos á nosotros mismos, y procurar
la conservacion del principio sagrado de las propiedades.
Será bueno por lo menos, cuando la autoridad lo permita,
establecer en las ciudades y villas juntas de coneiliacion de
hombres honrados que presidan á estos arreglos indis-
pensables; y procurar por lo menos descargar al pueblo
pobre de las contribuciones enormes que pesan sobre ellos
por efecto de este cruel despojo. Esta es nuestra opinion, y
deseamos que parezca insta.


¿Qué es pues preciso hacer? pensar no solo en lo que
debemos á Dios, sino en lo que debemos á nuestros pro-
pios intereses y á nuestra existencia, y penetrarnos bien
del raciocinio siguiente con el que concluiremos esta see-
eion. No hay mal mas terrible para -los estados y para
nosotros mismos que la pérdida de la moral, que produce
siempre: el desencadenamiento universal ele las


laEs imposible sin embargo que el sacerdocio pueda
e (1-1:


pas iones.


Mecer la moral y la religion en el estado de despojo en
que se halla: luego el estado de despojo en que vernos hoy
al sacerdocio, es un m,d terrible, que debemos hacer ce.
sar en beneficio de los pueblos, de los estados, y de nues-
tros propios intereses. ¿Y qué debe hacer la autoridad enesta parte? Volvernos á repetirlo; no somos legisladores, ni
nuestras opiniones son leyes. Toca á las potestades el ver
lo que ellas deben á Dios; y á nosotros morir antes que
sublevarnos contra las potestades.


Hecho decisivo.


Aquí, como en la primera parte, resulta , como resulta




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11P onmwap (non un 'sanoilsana set supo4 ap UTJ te ya


ofoasaa o 1




SEGUNDA CUEST101\1-.


DE LA NOBLEZA.


¿Es esencialmente el segundo orden de los
pueblos?


S. 1.° Qué es la nobleza. — S. a.° Su transmision. —
S. 3.° Del ennoblecimiento. —S. 4. 0 Suuniversalidad.—
§. 5.° Su estado primitivo. —S. 6.° Su decadencia.
Hecho decisivo.


DE LA. NOBLEZA.


I Despues de este orden sublime encargado del gobier-
no inmenso que se reservó el Todo-poderoso, se halla á
la cabeza de cada pueblo otro orden, al que se dá entre
nosotros el nombre de nobleza. ¿Y cuál es el principio y
el origen de este cuerpo augusto ? ¿viene de Dios ó de
los hombres? ¿de la naturaleza 6 de las convenciones?....
He aquí de nuevo el objeto importante de que nos ocu-
paremos en esta grande discusion.


Objeto, que despues del sacerdocio interesa infinitamen-
te al reposo de los pueblos. Porque si la nobleza viene de
la naturaleza, su rango, su dignidad, sus derechos y sus do-
minios; sus títulos y sus posesiones, serán otras tantas propie-
dades inviolables, de que nadie en el inundo tendrá el de-
recho de poderla despojar




Si al contrario, es un negocio
de convencion; el raciocinio que sirve para destruirlo todo,
pesaTrorn.


irIá especialmente sobre cada miembro de este orden. »An-
F




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r6 Q131. ES LA NOBLEZA.
III N. de Fenelon , aunque conviene en la hermosu.


ra de la virtud , cree que no debe ser considerada como
la primera de las distinciones del orden social. En sus prin-
cipios luminosos sobre los gobiernos ( cap. 9.) afirma este
apreciable autor, que para decidir de los rangos, es ne-
cesaria una regla mas fija y menos equívoca , sin la
cual no puede haber paz, ni reposo, ni estabilidad en la
constitucion de los imperios. Admirará acaso este juicio de
parte de un hombre tan decidido por todo lo que puede
contribuir á In felicidad de los pueblos. Sin embargo, por
poco que se reflexione, se conocerá prontamente toda su
razon.


IV Porque ¿qué cosa es la virtud? No hay quien ig-
nore que es un esfuerzo generoso, por el que se decide el
alma á resistir las inclinaciones del cuerpo, y á triunfar de
las pasiones para merecer recompensas. Mientras que dura
el esfuerzo se sostiene la virtud, pero se disminuye cuando
empieza á apagarse, y desaparece enteramente si llega á
cesar el esfuerzo. Toda especie de virtud, como que tiene
su principio en el buen uso de la libertad , se halla expues-
ta perpetuamente á la mobilidad del libre arbitrio. IIabien•-
do brillado en la adversidad, se eclipsa muchas veces en
medio de los honores. Aquel que hacia grandes esfuerzos
antes de llegar á ellos, deja muchas veces de hacerlos cuan-
do se han cumplido sus deseos; y el otro que llevaba la
máscara de la virtud en un rango, se la quita casi siempre
cuando cree que nada tiene ya que temer. ¡Qué mobili-
dad! Si la nobleza consistiese en la virtud , crecería , y se
disminuiría evidentemente con ella, y variaría en cada per-
sona en razon del aumento ó diminucion de sus virtu-
des. Cada plaza, cada funcion, cada empleo y cada pose-
sion tendria toda la mobilidad de las acciones libres.
cómo podrá hallarse con estos principios, segun dice Fe-
nelon , la estabilidad de los imperios 9


V Si la nobleza consiste en la virtud, sería preciso
conferir cartas de nobleza á la muerte de cada noble , al


QUá ES LA NOBLEZA. 1 17
hombre mas virtuoso, para quitársela un instante despues.
En cada época, ó mas bien en cada instante de la vida, se-
ría preciso despojar de una parte de su nobleza al que fue-
se á menos en virtud, porque se disminuiría su nobleza en
el mismo grado. El corazon del hombre , que es el mas in-
constante de todos los seres , vendría á ser el único funda-
mento de todas las distinciones. ¿Y cómo no se han cono-
cido las consecuencias que debia tener una opinion tan in-
fausta ?


VI Lo que decimos de la virtud, lo debemos decir
tambien de los talentos, del mérito , del valor , de los ser-
vicios militares, de la hermosura, de la elocuencia, de
la sagacidad, y de todas las cualidades del espíritu y del
cuerpo , que pueden variar hasta lo infinito. Si se hubiera
arreglado el orden social segun estas cualidades, como quie-
ren nuestros sofistas, ó debiesen tomarse por norma en los
arreglos actuales ¿cuántos súbditos serían superiores á sus
soberanos? ¿cuántos soldados á sus generales? ¿qué de hijos
no serían superiores á sus padres? ¿qué de criados que de-
berian ocupar la plaza de sus amos? ¿y qué de individuos,
por último, que siendo nobles en la flor de su edad, no lo
habian sido en la infancia, ni lo serán en la vejez? La pla•
za que podria ocuparse hoy, no se merecería mañana , y
seríamos arrojados en un instante de aquella á que había-
mos sido elevados un poco antes. ¿Qué mobilidad, qué in•
constancia , y qué perpetuo trastorno no habria en las for-
tunas, en las dignidades y en las relaciones del orden so-
cial? Si el Criador hubiese establecido las sociedades sobre
estas bases ¿en qué estaría su sabiduría? Por eso creemos
que desde que se separa el hombre de la verdad encontra-
rá solo abismos. Es pues falso que la nobleza consista


en lavirtud: es
-


aun mas fa lso
ía la mas infa


d que deba consistir en ella, porqueser
infausta de todas las reglas. Nobiniti non debet.


ilitas meritis


virtud, eC
stuaanao


ndsoldelecimos que la nobleza no consiste en la
lejos de creer que deba dispensarse al no-


=az




Ir& QUÉ ES LA NOBLEZA.
ble el ser virtuoso. Debe éste, como cl sacerdote , y todo
hombre constituido en dignidad, distinguirse por sus vir-
tudes, si no quiere que se le considere como un noble en.
vilecido , cine no sabe sostener su carácter, y que merece
por lo mismo ser castigado, corno lo será efectivamente, en
razon de su clase, de sus obligaciones y de sus deberes.
Porque consideremos que la virtud no es la nobleza , no
por eso diremos que deje de ser una distincion, tanto mas
digna de nuestro elogio, cuanto se pierde facilmente, y se
adquiere con dificultad. Es el adorno mas hermoso del al-
ma; el único que nos queda para la vida futura ; el que 41
debemos procurar adquirir en este mundo, cualquiera que
sea la condicion ó estado á que pertenezcamos; la regla
que debe seguir la autoridad en la distribucion de sus gra-
cias, de sus recompensas y de sus favores; y por último,
es una distincion á la que se ha atribuido siempre una no-
bleza imperfecta, y á la que justamente se da en la Enci-
clopedia el nombre de consideracion.


VIII No desecharnos la distincion de la virtud: preten-
demos solo con N. de Fenelon, que no es la única ni la
primera en el mundo; que hay una anterior á ella que la
juzga y la gobierna, y que es mas antigua, mas estable,
mas sólida, y de consiguiente mas noble; cual es la distin-
cion de la autoridad. Por virtuoso que sea un hijo, no tie-
ne autoridad alguna sobre su padre; y por vicioso que sea
éste, la tiene sobre su hijo. Por eso sostenemos que desde
el último grado del orden social hasta el primero, ha habi-
do siempre autoridades constituidas por el Autor mismo de
la naturaleza sobre todas las otras distinciones; que el pa-
dre tiene autoridad sobre su familia ; el soberano sobre
todos los padres; Dios sobre todos los soberanos; que por
estimable que sea la virtud en cada grado, no puede ciar el
derecho de gobernar; que con relacion á la autoridad es•
tará siempre bajo sus órdenes ; y que se ha hecho muy
mal en confundirla con lo que se llama propiamente no-
bleza. Nobilitas meritis niti non debet.


QUÉ ES LA NOBLEZA. 11 9
IX No solo se ha hecho mal en hacer consistir la no-


bleza en la virtud, sino que, á pesar de cuanto han escri-
to muchos autores estimables, podemos sostener que jamas
estuvo en uso, ni se hizo que consistiese en ella entre los
antiguos, ni entre los modernos, y que por esto debe consi-
derarse falsa esta opinion, bajo todas consideraciones. No-
bilitas meritis niti non solet. Y á la verdad, aunque entre
los antiguos eran los dioses considerados por nobles, sabe-
mos no obstante que casi todos eran salteadores; impúdi-
cos, y culpables de los mayores crímenes. Los reyes eran
nobles; y Tácito afirma que, generalmente hablando, eran
elegidos entre el cuerpo de la nobleza. Reges ex nobilita-
te: sin embargo, casi todos eran déspotas, crueles, liberti-
nos, y estaban entregados á las pasiones mas infames. Hu-
bo muchos hombres viciosos entre los nobles de la anti-
güedad, y los hay aun entre los nobles actuales. Muchas
veces existió la nobleza en hombres generalmente despre-
ciables y despreciados. Luego no estuvo en uso jamas el
hacerla consistir en la virtud. Hemos probado ademas que
nunca se debió hacer que consistiese en ella, porque en
cualquiera relacion que se mire á la virtud, se hallará siem-
pre. dependiente de la autoridad que la juzga y la recom-
pensa. Nobilitas meritis niti, nec debet, nec solet. Por se-
ductora que parezca esta opinion, será siempre cierto que
es radicalmente falsa.


X ¿Qué cosa es pues la nobleza? ¿ En qué consiste?
Hay algunos, como Hoebubceoss,,ydoetrlaoss atiuetroraress,,dgeuelasqfuterire'ínilo.
recseryladdee


lai's.adrigdteliclloasdefs que fueron destinadas en los
"lipmeros tiempos para este orden..... Pero (como dice m


bien Puffendorf) el estimar á los hombres por lo que
un caballoes exterior, sería lo mismo cine si se apreciase les


muy


por el freno ó por las guarniciones : como si la prelatura,
el consulado, y todas las atribuciones exteriores tuviesen
por sí solas alguna cosa de dignidad, añade este sabio autor,


prcdatura, eti consulatus , et alia hujusmodicuas
, per se


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122 QT.311 ES LA. NOBLEZA.
sin embargo para el filósofo que sabe observar la naturaleza
una muy notable, que conocieron perfectamente los ami.
guos, y que aunque se haya perdido de vista, existe en
nuestros dias. Para descubrirla bastará hacerse á sí mismo
esta pregunta: ¿Qué diferencia hay entre la sangre de un
padre y la de un hijo? Ninguna en cuanto á su substan-
cia. Sin embargo, el uno ha producido una familia entera,
y el otro no ha producido nada. El uno tiene autoridad
paterna sobre sus hijos, y el otro no tiene ninguna. Esta
paternidad resulta evidentemente de los vínculos de la
sangre:. luego aunque la sangre sea la misma en su natu-
raleza, resulta por los efectos. una diferencia real, que for-
ma una distincion incontestable entre el padre y el hijo.


'MY ¿Qué diferencia hay en un arbol entre las ta-
ntas gruesas y las pequeñas, que se hallan en las extre-
midades? Ninguna en cuanto á la substancia, porque el ju-
go de unas y otras es el mismo. Sin embargo, las ramas
gruesas son nobles y no las pequeñas; porque el jugo ha
trabajado mas en las unas que ea las otras , y porque las
primeras dieron frutos mucho tiempo hace, y las otras pro«
dujeron aun muy pocos. ¿Que diferencia hay entre un no
caudaloso y un pequeño arroyo 2 Ninguna en cuanto á la
substancia, porque el agua es exactamente la misma en am-
bos. Sin embarga, el uno es magestuoso, y el otro no. ¿Y
de dónde nace esta diferencia? De que el uno viene de
muy lejos, y el otro de muy cerca; de que el uno no ha ba-
ñado aun sino una pradería, y el otro ha atravesado dilata
dos reinos, y fertilizado en su carrera campiñas inmensas.


XV Apliquemos estos ejemplos á la nobleza, ¿Qué di-
ferencia hay entre los primeros hombres de un pais cual-
quiera y los últimos? Ninguna en cuanto. á la substancia;
porque en todas partes su naturaleza , su sangre y su cons-
titucion ha sido una misma, Pero los primeros han produ•
ciclo muchos individuos, y los otros muy pocos. De los pri-
meros han salido pueblos enteros, y los últimos aun no blin-
dado mas que algunos individuos. La sangre ha trabajado


QtA ES LA NOBLEZA. VIO9
y muy poco en las modernas.


InIlencale; íciplo
la


q 'guié tliogsuaqsuceaspaes:teneeen á las primeras familias
son de una sangre noble, y no lo son los que pertenecen á


últimas.
XVI En la Enciclopedia de París, art. Nobleza, se ha


establecido por principio, que la naturaleza no puso
entre los hombres otra distincion que la que resulta de
los vínculos de la sangre, tal como el poder del padre y
de la madre sobre sus hijos. Y esto es tan cierto, que en
orden á nacimiento no• reconocemos otra distincion social
que la de la paternidad. Pero esta paternidad , que por
confesion de los enciclopedistas, resulta de los vínculos de
la sangre , fue muy diferente en los primeros rangos y en
los últimos. Hay en efecto mucha diferencia entre el gcfe
universal del género humano y el de un ramo cualquiera;
entre este gefe y el último padre de familias. Esta sangre,
que es de la misma naturaleza y del mismo color, ha pro-
ducido paternidades muy diversas, segun la ma yor ó me-
nor antigüedad de los diferentes padres. En esta antigua
paternidad es precisamente en lo que en todos tiempos,
se estableció la nobleza.


XVII Esta dificultad, desconocida á los antiguos, que
ha ofuscado á tantos genios entre los modernos, y de que
se han servido tan noortunamente los facciosos para ocu-i
par la plaza de los grandes, no es otra cosa que una fan-
tasma engañadora, que se desvanece cuando se la examina
de cerca. Si se mira el nacimiento segun los usos del dia,
como


oo modo,
diceo Puffendorf , todos los hombres nacen de un
ismo y la naturaleza no obra diferentemente en


la produccion de los nobles que en la de los plebeyos. Non
alío ordine in producendis nobilibus quam plcbeiis natura
procedit. Pero se conocerá facilmente que hay entre los
hombres una gran distincion, por la antigüedad sola delnacimiento, si se considera esta misma antigüedad deLnaci.
miento; si se atiende á
hl° fueron tambien congstuiettiliocslors)rionte. r


posiongaj.id.os de un jale_
mismo los pri-




124. QUA ES LA NOBLEZA.
meros padres, los primeros gefes, los primeros defensores,
y los primeros fundadores; que de ellos hemos recibido la
vida, la existencia, y el primero de todos los bienes; que
el primer gefe del género humano, en virtud de su título
de autor universal , recibió de mano de Dios mismo auto-
ridad universal sobre todos los hombres; que el primer pa.
dre de cada pueblo recibió autoridad universal sobre su pue-
blo; que el padre de cada ramo recibió la misma autoridad
sobre aquel ramo; que en cualquier pais que sea, debe la
patria á estos primeros gefes todo lo que posee, hombres,.
ganados, producciones, edificios y establecimientos; que
subiendo al gefe coman „ en el que ha comenzado cada fa-
milia, se la debe mas cuanto es mas antigua; y que donde
hubiere mas hombres, mas servicios, mas establecimientos,
mas combates y mas trabajos, se hallará mejor lo que puede
constituir el verdadero mérito, y por consiguiente todo lo
que nuestros hermanos extraviados exigen para formar una
casa verdaderamente noble.


XVIII Si un castillo viejo, segun tos mismos corve
cionales, tiene algo de venerable por su antigüedad, y por
los servicios que nos ha hecho, ¿por qué una familia antigua
que ha servido en mucho al Estado, no ha de tener dere-
chos á nuestra veneracion y á nuestro reconocimiento? ¿Pue-
de pertenecer á la verdadera filosofía un sistema que destru-
ye todos estos principios, y que arranca del fondo de los
corazones todos estos sentimientos ? Aunque nazcan los
hombres de un mismo modo, si se considera con M. de
Fenelon y los mejores observadores, que descienden suce-
sivamente los unos de los otros en virtud del arreglo solo
de las generaciones, que proceden inmediatamente de Dios,
Dei ordinatione , no son necesarias grandes reflexiones pa-
ra concebir, que en cualquiera pais, los que nacieron pri-
mero gozaron desde luego de un. grande poder,. y que te-
nían numerosos descendientes, grandes dominios, y grandes
propiedades, cuando los que nacieron despues aun no ha-
bían venido al mundo; por consiguiente, que hay esencial-


QUÉ ES LA NOBLEZA. 12S
mente una verdadera distincion, unida á la antigüedad del
nacimiento; y que esta sangre regeneradora, que es la mis-
ma en su naturaleza, ha comenzado, sin embargo, por pro.
ducir en cada pais grandes gefes, grandes padres, -, gran
des autoridades y grandes paternidades que dieron á los
primeros el derecho de gobernar á los últimos. En esta


grande paternidad es en lo que consiste precisamente la


verdadera nobleza. Nobilitas natalibus inest a natura.
XIX El hacer ver lo que constituye la nobleza es indi-


car su alto origen. Cuando se pronuncia inconsideradamente,
que no hubo nobleza en los primeros tiempos porque el pri•
mer hombre era labrador, es lo mismo que si se afirmase
que no habia labradores en los primeros tiempos porque
el primer hombre era sacerdote. No hay duda que en los
primeros tiempos se vió Adam obligado á cultivar la tier-
ra, porque aun estaba solo. Pero antes de ser labrador fue
sacerdote; y el sacerdocio, como hemos probado, fue la
primera de sus funciones. Mas luego que tuvo hombres ba-
jo de sí, se hizo noble. ¿Y en qué consistía su nobleza?
En la grande autoridad, unida á su título de primer pa-
dre: fue noble, porque era el autor universal del género
humano , y porque en virtud. de este título tuvo el derecho
de gobernar á sus descendientes, y de constituir sobre ellos,
para que les. gobernase, á quien creyó apropósito, como
hemos probado con toda extension en nuestra primera
parte. Tal fue el primer hombre , segun la historia, y se-


naturaleza. allaebz
labrador. L


porimero
o sacerdote,


i gudesnpuelesorndoebnlesólyo de
por


i
último


primer hombre, debe decirse del primer propagador ele
del


da pais , porque la marcha de la naturaleza ha sido siem•
pre la misma. Nobilitas natalibus. inest á natura.


XX Por lo que hace á la muger , todos saben que no
descendió del hombre por medio de la generacion, y que
habiéndola extraido Dios de su costilla durante un sucio,
quiso enseñarle que sería su colateral , l
conn él como su compañera, á dividir con destinada á andarn e , en cualidad de




I = 6 QUÍ ES LA NOBLEZA.
madre, su grande nobleza y su autoridad universal se:
bre sus descendientes; pero que no habiendo sido su. autor
no tendria por naturaleza ninguna autoridad sobre ella
en cualidad de esposó: que aunque tuviese el concep.
to de colateral, no podia dejar de considerarse como ex.
traida del cuerpo de su esposo, para manifestarle que
pertenecía á su substancia: que aunque fuese destinada á
tener parte en su autoridad, no podria por sí misma ejer-
cer mas que una autoridad subalterna; que aunque el
hombre no era su autor, sería sin embargo su señor; que
sin tener sobre ella derechos de autoridad, feticida dere-
chos de dominio; y por último, que el primer hombre,
sin ser el autor de su esposa, era sin embargo el origen, el
principio y el gefe universal de donde debia ser extraido
todo el género humano, sin exce tuar á la muger. Y de
aquí viene su grande autoridad, su alto dominio, su no-
bleza, y su grande nobhza. Fue el gefe universal de todos
los gefes, de todos los pueblos, de todas las tribus y de to-
das las grandes casas, y por consiguiente el gefe universal
de todos los nobles.


XXI Entre las funciones del primer hombre había
unas que eran sagradas, otras nobles y otras comunes: y
de allí el origen de los tres órdenes y de los tres estados
que precedieron en mucho á las pretendidas convencio
nes de los hombres. Funciones que estuvieron esencial.
mente subordinadas siempre bajo todas las relaciones...
Subordinadas por la antiguedad, porque antes de tener hi•
jos, era ya el hombre sacrificador. Subatdifiadas por la
dignidad, porque la autoridad divina de que se hallaba
investido como sacerdote, era superior á la autoridad na-
tural, que tenia en cualidad de padre. Subordinadas por el
grado, porque I:, auto dad universal que tenia sobre to-
das !as tribus era mas noble que la de los últimos padres
de familia. Suborlinacion siempre indestructible, que sub-
sistirá donde quiera que se vuelvan á hallar estas tres fun-
ciones. De allí es que Abrahain era mas grande cuando


(1u( L Es LA NOBLEZA. 127
mandaba en nombre del Todo-poderoso que cuando geo-
bernaba en virtud de su autoridad personal , y que era
mas noble cuando conducía á sus gentes. contra Codorlaho-


mor, ,
que cuando hacía la revista de los bueyes en sus


establos.
XXII Cuando se afirma que todos somos de una mis-


ma naturaleza, y que hemos salido de un mismo padre,
ornes ex eadem stirpe nati sumus, se dice sin duda una
gran verdad; pero de que el primer padre fuese de la mis-
ma naturaleza que sus descendientes, no se sigue que es-
tos tuviesen la misma autoridad que él; y de que el pri-
mer hombre se viese obligado á labrar las tierras, no se
sigue que no fue el autor universal del género humano, y
de consiguiente que no haya sido noble.. Es fácil de con-
cebir cómo ha podido engafiarse á un vulgo estúpido con
raciocinios miserables;. pero que se hagan libros de dere-
cho, y se establezca como máxima fundamental,. que el
primer-hombre no era noble porque se vió obligado á la-
brar la tierra,, y que por estos- cálculos, tan ligeros, como
superficiales, se proclame la igualdad, se destruya á todos
los. nobles, y se trastornen todos los estados, es. Impercep-
tible; y debe hacer temblar esta facilidad cota que se han
perdido de vista los principios mas comunes de la, natura-
leza. A aquel adagio trivial, cuando. Adam labraba y Eva
hilaba, ¿dónde- la nobleza estaba?' es fácil oponer- esta
sentencia incontestable: cuando , Adam llegó á ser padre,
y Eva madre., c:dónde . estaba el tercer- estado?. Es. bien
sabido que ni habia pueblos, ni comunes. Pero habia sin
embargo- dos grandes autoridades, la del padre,. y la. de
la madre universal del género .


humano.. Y en esta. grande
autoridad residió la nobleza desde el origen del mundo,
segun la constitudon misma del Autor de- la naturaleza.


XXIII ¿Qué es pues lo que en los primeros tiempos
componía.


d cuerpo de la nobleza? Eran. los primeros pa-
dres, y los primeros gefes, con todos los que tenian auto-
ridad sobre numerosos descendientes en virtud de su títu-




•-ES LA NOBLEZA.


fue mas hien conocido el hombre. noble, que en acidaos
primeros tiempos.: Hagamos un.resumen en dos palabras.
XXV He aquí lo que es en suma la nobleza por su esen-


cia constitutiva. Es esta gran paternidad que dá el dere-
cho de gobernar un gran número de individuos. Este mis-
mo derecho existia por naturaleza, y en virtud de su pri-
mado, en los primeros padres, en los primeros fundadores
y en los primeros gefes .de las grandes familias, de las
grandes casas y de las grandes habitaciones.;-.y de ahíles
que eran superiores alfmérito, á los talentos, ..á las virtuó.,
des, y á todas las cualidades del espíritu y del. cuerpo que
se pudiesen hallar en sus descendientes, porque eran.,bajo
la direccion del Ser supremo _los jueces, los inspectores y
los remuneradores. Si la -nobleza consiste en la gran pa«
ternidad, será evidente que existia por el orden solo , de,
las generaciones, Dei ordinatione, mas de 5oo arios antes
de la posibilidad de las convenciones; que . viene de Dios y
no de los hombres; de la naturaleza y no de los arreelos
convencionales. Podemos tambien concluir de aquí, 'sin
pasar mas adelante, que el espíritu público ha' sido gene-
ralmente pervertido en este artículo, como en todos los
demas. ¿Y cómo ha pasado la nobleza de los primeros ge-
fes á los demas nobles? Será esta la materia de la próxi..
ma seccion.


128 Qu1 ES LA NOBLEZA.
lo de autor universal. Eran los fundadores, y los primeros
propagadores de las ciudades, corno Adam, Noe , Nem.
rot, Abraham, Ismael, &c. Bajo de cada gefe universal
se hallaba el gefe de cada ramo y de cada casa numerosa,
mientras que hacia parte de la ciudad paterna, como Cain,
Abel, Sem, Cham, Japhet y los principales hijos del pri-
mer propagador de cada pais. Cuando este hombre noble
se separaba de la ciudad paterna para ir á otra parte á fun-
dar una nueva ciudad, tomaba el título de príncipe, de
gefe y de duque, y se hacía el soberano de su nueva co-
lonia: y cuando todos estos pequenos gefes llegaron á de-
pender despues de un sob e rano mas poderoso que ellos,
volvieron á tomar el título de duques y formaron la pri.
mera nobleza de los grandes imperios.


XXIV ¿Son necesarias las convenciones para distin-
guir del coman esta primitiva nobleza? No; porque en
aquellos primeros tiempos (como dice muy bien M. de
Montesquieu) todos los hijos permonecian en la casa del
padre y se establecian en ella. (Espiritu de las leyes
lib. 26 cap. 2.4) Y debian establecerse allí por una razon
bien simple: porque no tenian aun en otra parte bastan-
tes casas provistas de lo que era necesario para vivir. Es-
te hecho histórico, como indicado por la razon, atestado
por 111. de Hontesquieu, y consignado en todos los monu-
mentos del universo, es de tal importancia, que debe pres.
tarse una atencion especial sobre él: porque ademas de
que confirma cuanto se ha dicho hasta aquí, es como la lla-
ve de toda la historia antigua, y debe servirnos en lo su-
cesivo para refutar los mayores errores. Porque ¿qué conse-
cuencias deben sacarse de que en los primeros tiempos se
estableciesen todos los hijos en la casa del padre? Que no se
dispersaban; que cada habitacion contenia, como en nues-
tras colonias, muchas familias; y que el gefe de cada ha-
bitaeion ejercia una grande autoridad, como lo dicen los
buenos autores. Como esta grande autoridad es la que cons-
tituye la nobleza, nunca se disting,dó mejor del comun, ni


Transmision de la nobleza.


I Si, como enserian nuestros convencionales, consistiese
la nobleza en las virtudes morales ei guerreras, -6 en al-
guna otra cualidad accidental en general, no


es fácil
conocer cómo pudo pasar de los padres á los hijos: ¿sería
por la generacion? No; porque el valor no- se transmite
por el nacimiento. ¿Será civilmente? Es imposible; porque
no hay poder en el mundo que pueda .asegurar á los hiles
las cualidades accidentales de sus padresi..¿Será. ,por conven-Tom. I".




130 TRANSMISION
don? No. es. menos. evidente la imposibilidad; porque la
virtud_ (como. dice- Puffindorf no se dá por votos. Si con.
sistiese la nobleza en. alguna, de, estas. cosas,. no habría me.
dio alguno, como confiesan. nuestros convencionales, de
darla; recibirla-, ó asegurar de algun modo su transmi-
sion. Trtrtus riegue- dono: donatur, negue acci pitar , dice:
Pu endorf..


II Per0,si la- nobleza (como.creo haber probado) con..
siste'en la- gran paternidad y esta resulta de los vincu-
loS de la sangre, el. que- posea la. nobleza por derecho de.
naturaleza , podrá transmitirla de clos,..modos.. Primero•, por
la sangre y el nacimiento; de donde' viene la- nobleza'
hereditaria, Segundo, por la. declaracion de su voluntad,
que se llama. ennobleciiniento. Nos ocuparemos. desde luegó,
de la primera. especie- de•transnaision,„


III Digo primeramente, , que- en. las primeras familias:
de • una, tribu- se transmite necesariamente la.. nobleza. de pa-
dres á- hijos:en :'virtud- del nacimiento; y por poco que• se
consulten los'.monumentos,.se . hallará.. guié ha, sido. comun
entre todos los pueblos la Opinien,de que la nobleza.era he-•
reditaria, en virtud del nacimiento solo. 151-óbilikisnatali•
has. inest ¿i . natura. Aristóteles lo creía, pues que enseñaba.
cuela nobleza se comunica por solo el nacimiento; nobili-
tas. ex . generiS 9irtute: Tambien lo creía I sócrate s , pues
que dice-, que-es.una herencia. tanto mas bella para los hi-
jos de los nobles-,. cuanto, es itzatuisilile : apud eosdern
manet- semper , eoque puldierrinzurn patrirrionium liberis
relinqui.. »Entre los..romanos (dicen. nuestros . eneielopeclis-
iltas>habia..una , nobleza unidaal,: nacimiento, que se labia-
»ha ingenuidad, y si gn i I icaba:lo.- miSmo que- lo.- que- noso;'
ofr.trós:11amarnos : unaluena raza., 6. una gran-, familia." ” En-
lttre los antigríosgermanos, (dice- Tácito} todos los hijos
nquedesc.endian., de un, hombre- noble, fuesen varones 6
»heMbras--,eran.reputadosno bles-ea.vi rtud de su nachnie u


-s>to: nobiles adolescentes, nobiles puellce." Entre los egir*
¿íos, entre los scitas, entre los persas, entre los lidios,


DB LA 'NOBLEZA. 13 t
hijos de los /nobles eran.. „repu.


tallos n
lOost.)laenstiegnuO.vsirtuóds;dleos•


,:su nacimiento. Los 'ind ios ,,por
confesion de Prindorf.i. estaban de tal'anodo persuadi
dos que la nobleza es inherente..al nacimiento., que -creían
que ni aun -por el crimen podia nbscurecerse: illis neque
nobilitatem-obscurari- flagitiis, neque generis-obscuritatern
illustrari virtutibus . conce:ssum est. Pregúntese á todos los
pueblos antiguos por qué los hijos de los nobles eran re.
putados nobles -en sú opinion? y responclerb• • por :boca de
sus historiadores, que lo eran por el hecho :solo -de:haber
nacido de un padre noble. Hágase la misma pregunta -á
pueblos modernos, y á pesarcle las preocupaciones eonven-
cionales que han pervertido el espíritu -,público, responde.,
Tán maquinalmente, queporque han nacido -de un :padre
noble. Y la opinion mas comun 'en todos los pueblos, tn
todos los tiempos, :y en todos los -paises , :ha sido que la no-
bleza real está inherente al nacimiento:, -y que -se 'comunica
-con la sangre á las familias nobles., Wobilitas nútalibus
inest a natura.


IV Por poco que se reflexione, -á-pesar 'de que nace-
rnos todos de un mismo -modo, pues que nacemos sucesiva-
mente unos de otros., y la sangre se transmite por 'grados,
debe hallarse 'necesariamente -que en todo pais, por el ar-
reglo solo (le la naturaleza, y subiendo al padre •comun,
de donde procede 'cada tribu, 'hay -familias 'que son las pri-
meras, y otras que son las ñltimas'; familias que son's pe-
riores, y otras que son inferiores; -familias que han ciado
muchos hombres .á la patria, y otras qué han dado muy
pocos; familias -que por su antígUedad:han -hecho grandes
servicios al estado, y otras 'que apenas han hecho -alguno;
familias


•cuya sangre ha producido ya,,grandes efectos, y
otras que los han producido muy limitados; 'familias


cuya
sangre -es noble, y otras -en las que no lo es.


V • La identidad del nacimiento no impide pues la di.
ferencia de los efectos, Porque nacemos todos Je un mismo
modo n o


se sigue precisamente que todos nazcamos nobles.
11;




1 3e ' TRANSMISION
Al contrario, porque nacernos todos del mismo modo, suce.
de que en las primeras familias se transmite esencialmente
la nobleza por la sangre, corno se transmite esencialmente
la cualidad del -plebeyo con la sangre de las últimas
Y en efecto, si yo soy noble ¿por qué lo soy? porque ste.
tiendo al tronco de mi familia hallo que he sido extraido
de los primeros gefes'y de los primeros propagadores, de
los que han descendido los primeros ramos de mi tribu. Es.
ta sangre por la que he sido extraido de los primeros gefes,
me fue transmitida por el nacimiento. Luego. en las prime-
ras clases á rangos., la nobleza real está en la sangre, y se
transmite de padres á hijos por el nacimiento.


VI Por otra parte, si soy plebeyo de origen ¿por qué
losoy? porque pertenezco á las últimas familias de mi tri-
bu. Esta sangre me ha sido transmitida igualmente por el
nacimiento. Luego en las últimas clases ó rangos, la cua-
lidad de plebeyo está en la sangre, y se transmite de
(tres_ á hijos por el nacimiento.


VII Sé muy bien que por el orden del nacimiento no
puedo recibir de mis antepasados sus talentos, sus virtudes,
sus tierras, sus castillos, sus posesiones, sus. dominios, su
soberanía, ni aun esta autoridad paterna de que se hallan
investidos personalmente, y que les durará basta la muerte.
Nada recibo por el nacimiento de cuanto pertenece á mi
padre, sino esta sangre que corre en mis venas, que- co-
municaré á mis descendientes, y por la que me haré des-
pees su autor universal. Pero., repito, si por mis mayores
desciendo inmediatamente del gefe natural de una gran
casa, me consideraré precisamente extraiclo por esta san-
gre de una persona noble ; y que no solo seré yo noble,
sino que lo seré mas ó menos segun que sea extraido sola-
mente de un padre noble, ó de padre y madre nobles á un
mismo tiempo. He aquí por qué no se malcasan los nobles
en los paises en que se conocen aun las reglas de la natu-
raleza; y precisamente porque por esta sangre soy de san-
gre . real (S. principal , me considero de la primera ó de la


DE LA NOBLEZA. 133
segun que pueda pertenecer á primer ra-


últimade mnobitlerizbau, , al segundo ó al tercero. Si soy el
m


eras casas, seré de la alta noblezasi.dSei
las l


.{1.1 istimas seré


seré de la nobleza en general. Y
plebeyo, sin que deje de ser siempre una misma la mar-
cha, y en todas partes una misma la sangre; pero los gra-
dos no serán lo mismo, porque á cada grado serán dife-
rentes las paternidades, y los efectos de la sangre serán
diversos.


VIII Por último , si desciendo directamente por mis
mayores del gefe natural de una gran casa, no recibo efec-
tivamente de él, en virtud del nacimiento, sino la sangre;
pero precisamente por esta sangre, que pertenece esen.
eialmente- á una. familia noble, es inamisible mi nobleza;.
la considero como identificada substancialmente con mi
persona; y viene á ser (como dice Isócrates) una herencia
necesaria., de que yo. mismo no puedo desprenderme. Po.
dré vender,.donar, cambiar ó pasar á otros civilmente mis
tierras, mis dominios, mi soberanía, mi autoridad paterna,
y todos mis derechos; pero mi nobleza personal debe ne-
cesariamente pasar á mis hijos por la generacion , y por el
orden natural del nacimiento. Podrán quitárseme mis tierras.
mis dominios,. mi reino y mis descendientes; pero ningu-
na ley, ninguna violencia, y ninguna revolucion podrá
arrancarme mi nobleza personal, er esta sangre por la que
pertenezco á las. primeras casas de. mi tribu, porque se
halla identificada con rai persona. Los reyes podrán ceder
su Isoberanía, pero no pueden ceder su nobleza.X En


vano se objetará que si la nobleza se comunica
con la sangre, debemos todos ser nobles, porque descen-
demos todos de un mismo padre. Esta dificultad, que en-
gaña cuando se confunden los grados, está


ya resuelta en
nuestras comparaciones para el que sabe distinguirlas. En
un gran árbol la cepa, el tronco, y las primeras ramas son
nobles , y no lo son las pequeñas. Lo mi
árbol social. Puesto que el género hura


mismo sucede en el
humano desciende ori.




-sod sanol:so i
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-ue otiotp sotuoil otuoo acsao apond ou oub ansnucuI
etottaJoq eun so anbood se !il tu9 scoaunad se [ y uopenenia
aod ósea onb CLIC412Olati ezonou el ap 'uotoraouat' e l op
san(Isap 'aovas sa ou 'so owoo_oueonos une 'oopepunj oass
•rinuej urna con ap soaoane Á 73573D uv.Le vun 013 safa2
oduton ns y oas.y soaso orlan oub e l aod Á ‘saluatpuaasap
sototutad sus uouodwoo os atol) op afflues casa uos malgou


ap sauTavuvula sv7 •sau totptioasap sus soma y actual
op patueu otpaaap lo yp anb vrundagos vl anb p


U0 L'SOO ralo so ou o•artur caseta epartb al Á uolo1iaua9
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OQ .pvlunioa Tul ap primó ZIP OI.TOtIM Int y CIMMITSIMIl sol
▪ apond '/I010WO1109 yn aod sohrl san! y . CSIX1 ou onb 'rulo]
-ecl czomou ap pnaluoyl utustin casa • VUJD1Z)(1 vzoiciou vl op
pniluaid vl vpol oloonut 9 casual itt1 110 oÁ OAIOS1.103 '11010
-rumio aod czamou nu op um000d ron uoqtaaa solu i snu
onb scautally • ULITC,I SCSO11.19 Op 9 oloaq pululad 'ons9dop p
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tu 'canso:19 os opootd ou
onb loqay un ap (mata p tta OpParIS anb outsuu ol osoiqou
soful eoznpoad anbood aiqou los op ofop 011 'esea eiatutad
itun op aJas la ,dos oÁ (3.1.sa oxiontu osaaamsuoD cji


'pm ÁUUI yaos son caomy •zoiqou
tlp noicanacu er uppouoosop roo optima opoorai ipulp uolq
rn JOS atad topeunnexo p osotano Átuu v.las ¿sana) 2112.1d
ol ou 077b S )SVO svi samou VaDM] as 021199? oaad •uousono
tun3p). cals.ortu ua optara) sowoq anb Ol robe aja • Hiturg 9
DISIXO onb scaluatut ovi tsuneut so Á ‘set.i nu9 SE.101111.1(1 s9
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38 DEL ENNOBLECIMIENTO.
sus nobles serán viles histriones, y todas sus cartas de no-
bleza serán radicalmente nulas. ¿Qué podrán conferir?


una porciozz de la autoridad soberana? No la tienen.
Tos derechos de las casas extinguidas? No son dispen,


sadores de ellos. El fundador no le dió á él, sino á su su-
cesor legítimo, el poder legislativo y la dispensacion de las
herencias vacantes.


V Pero el preguntar si el soberano es legítimo ¿qué
confiere cuando ennoblece? es ciar á entender que se ha
perdido de vista lo que constituye la nobleza. Porque si
constituye sobre la gran paternidad, y sobre el derecho
natural de gobernar las familias inferiores, siendo mi pue.
blo, mis vasallos y mis descendientes, seres muy reales,
muy físicos,. y muy materiales en lo que dice relacion á su
cuerpo, podWevidentemente darles á otros, para que los
gobiernen; y aquel á quien los diere podrá recibirlos de mí,
con todos los derechos de autoridad y de dominio que -•
habia adquirido yo sobre ellos por la cualidad de padre.
Cuando se tienen derechos reales sobre los hombres, se
transmiten transmitiendo los hombres: como cuando se
han adquirido derechos sobre las cosas, se les transmite
con las mismas cosas. No puede uno dar derechos .sino en
cuanto es señor de los objetos en que se fundan los de-
rechos; pero cuando llega á ser señor de disponer del ob-
jeto, puede igualmente disponer, como seííor, de los
derechos.


VI El soberano de cada pais, sea simple ó compuesto,
tiene el poder de ennoblecer, siempre que se disminuye la
nobleza en un estado. ¿Y con qué derecho? Con el dere-.
cho del fundador, que le legó la soberanía. ¿Y con 4-11
puede ennoblecer? Con el derecho del fundador, y los de
las familias extinguirlas. Un soberano legítimo, investido
de la paternidad del fundador, es segun la hermosa idea
de M. de Montesquieu, la fuente universal de donde na-
cen todos los ríos, y el mar á donde van á parar. Mientras
que existe una familia noble, no puede despojársela de su


DEL ENNOBLECIM IENTO. 139


nobleza que está en la sangre.
Pero cuando llega á extin-


guirse, vuelven naturalmente sus derechos al legislador;
y estos derechos de las casas extinguidas, unidos á- los del
fundador, forman en sus- manos una inmensa plenitud de


nobleza, que puede conferir á quien. crea á propósito. Y
esta es la respuesta de ,/.?oilcau,.e n su quinta sátira sobre


los hijos ilegítimos. Porquo : los:: que no son nobles por la
sangre los ennoblece el fundador por las-leyes, como he-
mos dicho ya hablando de los derechos soberanos. (V. art.es 5


Estrangeros).,'
VII Un soberano actual, no solo puede ennoblecer,


sino que , hay- casos en que debe hacerlo, segun el espíritu
del fundador; y será en él un deber muy principal. Como
el arte de gobrnar, no solo es el mas grande sino el mas
dificil' &lodos, es de la mayor importancia •para el estado,
'que haya siempre á la cabeza' de la ciudad un cuerpo per-
fectamente sostenido, en el que pueda el soberano hallar
súbditos formados en este gran arte desde la mas tierna
infancia. Cuando llega á extinguirse una familia noble, le
toca á:él . proveer á las necesidades de sus vasallos, y llenar
por un nuevo ennoblecimiento aquel vacío. Pero para pro-
curar estas preciosas ventajas, debe evitar en el reemplazo
mismo dos grandes defectos, que son, la multiplicidad y
las malas elecciones.


VIII Primero la multiplicidad: para qué pueda for.
marse la nobleza en el gran arte de gobernar,. es preciso
que tenga plazas ó vasallos. Para esto no debe ser muy
numerosa. Silo es, caerá en la inaccion, y se llenará el es-
tado de hombres inútiles, que en vez de servirle serán para


' él una carga; Habiendo fijado la naturaleza el número de las
ramas nobles, lo mejor que puede hacer el soberano es con-
formarse á sus leyes. Si traspasa con exceso el número pri-
•mitivo, se , dafiará el arbol social, y faltarán empleos á los
nobles por su misma multiplicidad, debiendo caer precisa-
mentesobre el gefe que imprudentemente la haya ocasiona-
do el envilecimiento á que se verá reducido todo el cuerpo.




1


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142. DEL ENNOBLECIMIENTO.
de estas ramas nobles , puede el soberano conferir sus dere-
chos á hombres nuevos, á quienes hace nobles en 'virtud
de su voluntad ; y de aquí los ennoblecimientos.


XIV • No son pues necesarias convenciones ni asambleas
para crear nobles ni para renovarlos; y basta para ello po.
seer la plenitud' de la nobleza. Luego que llega á poseerse,
puede ser transmitida de dos-modos, por generacion y por
colacion. Las primeras ramas de una tribu que descienden
mas inmediatamente de' los primeros gefes, son esencial-
mente nobles, y no- pueden dejar de serlo mientras que
existen. Los que han sido ennoblecidos no empiezan á ser
nobles hasta que les admite el soberano; pero la nobleza


-que les confiere es siempre muy natural en su origen, pues
.que se compone de los derechós de las casas que han sido
. exti nguidas.




XV Si se nos pregunta ¿ cómo puede suceder que la
nobleza de una antigua familia no se extinga, con la


familia? responderemos que por la misma razon que la
soberanía no -muere con-los soberanos , y que los dere-


- ellos ¡de ,
núestros padres'no espiran con ellos. Si:fuese así,


Iciónde -ésiáthn .
todas las sucesiones? Para no tener que


volversobreeste punto, lié aquí en general la solución que
se desea.-
,


XVI -,--¿Por qué no Mueren eón nosotros nuestros pro-
-pios derechos? Porque- son'inberentes á nuestras, -obras, y
estas subsisten aun despues de la muerte. Adviértase que
no hablo solo de las obras que hacemos para' el-cielo , y
que no perecen jamas, sino de las que se fundan sobre ob-
jetos de la tierra. Un escultor tiene derechos sobre su esta-
tua. Un pintor sobre su cuadro. Virgilio los tenia sobre su


• Eneida porque era trabajo suyo , y mientras que subsista
:esta obra inmortal, serán inseparables de su autor los dere-
- ellos que tiene á ella. Lo mismo sucede con las tierras que
han desmontado nuestros padres, con los bosques cjue han
plantado y con las casas cine han construido ó reparado.
Mientras que subsistan estos objetos, las poseerán á título


DEL ENNOBLECIMIENTO. 143
susdeoherecddel padres aquellos á quienes las hayan de-jado por sucesion ; y aunque pasen dos mil años, las posee-


las adquirió, en toda propiedad, por el derechorá el que
del primero; porque cuando se transmite á alguno su pro-


pio trabajo, se le transmiten necesariamente los derechos
que están unidos á él.


XVII Si no mucre la propiedad sobre las cosas, la etU-


toridad sobre las personas no es menos indestructible. Es
evidente que un pueblo no muere con su soberano, ni una
tribu con su gefe; que cuando se extingue una ,familia no-
ble, no se extinguen por eso las familias plebeyas que des-
cendieron de ella ; y que mientras cjue hay ¡descendientes,
subsiste la autoridad. Hé aquí por qué he dicho que llegan-
do á existir la soberanía en el padre universal, es indes-
tructible. Dejando sus descendientes á su sucesor, le deja
necesariamente todos los derechos de autoridad que él
mismo tenia sobre ellos; de modo que, si subsiste su pue-
blo, el último soberano gobernará aun despues de seis mil
años por el derecho del primero.


XVIII Supongamos, pues, que un noble muere sin
hijos, y que llega su casa á verse extinguida; sus vasallos
no lo serán. ¿ A quién volverán entonces los derechos de
gran paternidad que tenia sobre ellos? Será . al scberano,
porque siendo por el derecho del fundador el padre uni,
versal de todos, él es el encargado de proveer á las necesi-
dades de todos los hijos á quienes falta padre, de todos los
vasallos que carecen de señor , y de todos los bienes que
no tienen dueño. El es en fin, en cualidad de legislador,
á quien vuelven todos los derechos vacantes; y como se ex-
tinguen muchas veces las casas nobles, debe juzgarse que
con la autoridad:universal del fundador, que posee ya
tiene sobradamente con que ennoblecer.




UNIVERSALIDAD


4.°


Universalidad de la nobleza.


I A esta clase distinguida, que llamamos nobles, se la
daba antes el nombre de ancianos, patricios, seniores ó
señores; esto es, descendientes de los primeros gefes, que
formaban naturalmente las mas antiguas familias de cada
sociedad ó de cada tribu. Este hermoso nombre de patri.
cios , fundado en la naturaleza , y que recuerda tan viva-
mente el origen augusto de la nobleza, embaraza á nuestros
convencionales. Porque al fin, cualquiera que sea el grado
de ceguedad á que hayamos podido llegar, no es posible
el dejar de convenir que la palabra patritii viene de patres;




y como todos los pueblos tuvieron sus padres, de los que
han descendido las familias patricias, no puede jamas ha


1ber existido un solo pueblo que no haya tenido sus nobles!.
sus ancianos, sus seniores ó sus señores , sin asambleas ni ,.
convenciones, y en virtud solo de la institucion de la na-
turaleza.


II Así que, recorred todos los pueblos antiguos; los ca-
naneos, los asirios, los egipcios, los persas, los medos,
los griegos y los romanos, y en todas partes hallareis nobles,
patricios, seniores ó señores. Desde la guerra de Troya,
los .Acides, los flectores, los Dardanides, y todos los que
dcscendian de estos héroes famosos, fueron reputados no-
bles en el espíritu de los pueblos. Volved la vista á los qué
les siguieron. Entre los antiguos germanos dice expresa-
mente Tácito que habla nobles: Nobiles adolescentes, no.
biles puellce. Por confesion de M. de Montesquieu los ha•
bia entre los galos, entre los sajones, entre los daneses, y ea
general entre todos los pueblos del norte. Aunque entre
los chinos no se daban los empleos civiles sino á los letra•
dos, que se formaban solo de los descendientes de Confu•
cio y de los emperadores, habia sin embargo nobles, y LOS




DE 'LA NOBtE2A. t 45
ha habido mucho tiempo deSpii.Todos los pequeáos reyes
que hubo antes .en este pais, y los señores &l"es'rodea-


banbao •eran de las primeras casas de estos peqnrlios• pueblos.
. III Bajad á los pueblos modernos, y bailareis en ellos
por todas ., 'partes' , nobles , ancianos , seniores


ó • señores.


En Fran6a:;>erii >Espalia; en. Portugal ., en .-iríglatetra ,
en


Alemania ,> len . Polonia, en Rusia y en toda la Europa hay


nobles. Pasad'.* África, corred- todas las regiones, y en to-
das partes hallareis • nobles ;cinc' ieuzos , seniore.s ,6 señores.


Id á las Indias>;>aluatidostan,.á las costas: de,, Malabar , al


Japon, ent.relositártaros;iifIzallareisnobleslj por confesion
de nuestros :enciclopedistas .; en .todwel Asia.. •


IV Seguid:á :Cristobal-Calan-en sus clbácubrimientos;


llegad eón, :él._ á .Arnérica-, y.; hallareis allí. :nobles1; En.Mei


jico ,. en el- .Perú!,. y. en la Virginia habla ;ribbLes antes del
descubrimiento del nuevo mundo, segun refiere RobertSo•,
ACOmpañadá Cook los :paises- des-
cubierto .nuevamente. .de Otalti•, en 1°04.1as-del
mar. deV'Sun'y .del. mor. de las Indias-, erilós . paiSes mas


sabiages, lcinias .nneyos !Ii . :menal adelantados..en dviliza-
ción ,:kabiacnobles . antes qulefallegase. ,:¿ Y de dónde ha-
blan venick191 ; (,!i,_


V Si. Se nós preguntasa l ¿dóride . estaban ilos..1tobles. de.
de otra ,infinidadideiregiaties'Ialy itgesy y aun


cubiertasn.de„hosqueS::Cuandoe:Iléga.allí,?;,Precriitglaremos
aquellas ,...regipnes les •:an-


.tambien. raosateds ,erati den:
ciartos qqe-elegian entre eaniepies !,.y.que,_sejuntaban pa-
ra deliberar sobre la•paz ,nsobrfplaigtierra_:p.rshbreAas ne-
cesidades.:coninnes. de,cadarpais ?..>,E1 p.,Labátatos; dice que
<eran Tos gefes cle:Tai•sq'




r y . niiageras . nos...dicerdo.L.9is-mo.. Tam Sbien podemá
preguntar >sien:los paisestana's..isalviages . antessqize> fuesen
:descubiertos'


. , no•,
tenia..ella\tri—hu,\sus padres;


-nos , sus,,seniorés 6—serioi'es
si era posible. que no los


.tuviesen?
. -a 9i


VI Es bien- sabida.que ,en itogós estos paises: en que no
Torra.




I46
UNIVE125A.p1DID


habla Trigo,-nif
ganados-, y,,en los que .se-viv.ia .aun de la


caza O de:la-pesca-, no -sevestianaun sus habitantes de her.
mosos tejidos de. oro y,410 :


e91,Qh: como. en •ftjico: y ea .el
PerU, pues.-que' toda .esta,magaifiCencia ,


jlé debido•venir
con la ci v í I izaci conloshe.


es, el • producto. de, las artes;
Pero estos ancianos ,. ap,oquO: zmcluviesen: desnudos, no de:.
jabande . ser los padres dctpUeblo, eólnólbs, Je, Méjico


.y


del Pen:L . Q.iaolo se tla.tab.a;


elegir ge.
elegian ,entre sí-,,-M:naisnao.inoclo:quelos grandesde


Persia élélghti nn,:i71Onarca,. y comnlok de.:Mcjico y del
Perú elogian ort,'Emperadór.'Ckeneralmenteltablanclo, có•
m o nota o po r t una th en te oh de sicl a el ectiva la
corona:, hait sido buseados11¿6:3eyel en :él Cuerpo de la no-
litem ;" -r dosiderbá ! sidó,hebedita ria fue Icijudicacla
pre fanidia mas nohlk¿Vinas antignanReges- ex no=,


TriPPYI ,(31)rtun: •
VIL! Seppregunta_Condrniradion) ¿quién Créó la noble.


3aen13-1.éiicooy ;eh. Perdántes que:estos -paises fuesen
descubiérto011a! . iresphestI es bien.:siniple. Fue el inismo
qu¿ dió padre's:á!tódós:: lav :pueblos y • creá tai familias
patribi-as: 91* prdernstildMel,naeitnientcli±Noesel'vestida4
el que hace la nobleza, sino la alta paternidact;,y;como-ái
1a- se '.:halkre4iemiire-en,kodásTartes , entre los salvages,


• co-


mo , en todos )los. .tiempós- y
:en todosilos.. 141ii3éS' . h á 4a51)11/oo esenci al na en te' nobles.:
• • :VIII l•iSnpuesto•0e, :la nobleza ,eúá;eyx la na toraleá. 'Me




5 .40
nos -.coinentall505,con decir;-xpas la hubo en :todas.-partes,
no qtleciebemos. añadir' qudzen..todas partes se tuvo de
ella la: inisma:lidea, y tfité ,.aupdos: convencionales se han


isto: lados ákconfesáVlo.•lans péd los hijos
•-de los nobles !,,efitre los.;gri egos:y :los romanos ,eran
dos , Patripiels .;; IF1 O, fue pOrquentuviesen virttad,;;si-f
-no páreme deso


-t ndiande;ffispádregzdel. pueblo.; • yrspodian
rc•tar •á sus .


mayores y •á gtii patrem,
avanz ciere poterant..IIe aquí por qué cuando se trataba
-de convocaPlos . patriciaioá las •_asambleas. generales, no se


DE L.. 110BUZA. 147


tenia por bastante el llamarles por su nombre, sino que se


afiadia el : del' gefe de que descendían, para hacer ver la an..


tig'itiulad de 'su nobleza. ¿. :Y. se examinaban los grados de
mérito y de virtud para Calcular los de la nobleza?' No : se
atendia solo á los del nacimiento. Los que descendian de
los primeros cien senadores, se llamaban patres majorum
gentiurn. Los que descendian de los cien senadores 'que se
estableéieron despues, se llamaban patres minoran' gcn-


rían'. Unos y ótros eran nobles, y todos se distinguian del
comun por su extraccion ; • péró ellos, como nosotros, se
consideraban mas ó menos nobles, segun que eran de una
gran familia 6 de una familia 'inferior.


'IX Hay aun mas, pues que sobre haberse formado la
misma idea de la-nobleza 'eh todas partes , se la ha mirado
en todas partes como una gran distinción , afecta á la
antigüedad del nacimiento. Citando nos envían nuestros
convencionales á paises lejanos para briscar en ellos dife•
reacias mas templadas entre• los diversos órdenes, deben
contar extrañamente con la ignorancia ó credulidad de sus
lectores: la China, que querrían presentarnos comó
»un pais de igualdad, es el emperador una especie de divi-
»nidad sobre la tierra. Cuando parecen en público los man-
»clarines , en cualquiera parte del imperio, debe pónerse
»de rodillas todo el pueblo. Tan cierto es -( advierte el bis-
»toriador ) que solo la sombra de la autoridad imperial
»derivada del sistema de la paternidad , obra sobre está
»nacion con una- fuerza sin límites. ( Hist. general de los
»I,iciges á 'la China). Entre los Tártaros , y en todos los
»pueblos del Norte en general (que citan en favor de la
»igualdad) nada hay que esté eh mayor esclavitud que el
',pueblo, ni nadie que ejerza poder tan absoluto como los
»grandes. En • Africa no hay cosa mas alta que un pe-
»quefio señor negro en su eanton , ni nada mas bajo que
»este misma en presencia de sus soberanos, En general, en-
»tre los salvageS nada hay mas miserable que el pueblo, ni
>macla mas despótico que los gefes


.
En América no hay ge-


T: •




14 UNIVERSALIDAD
»fe de trI9 que no sea zeloso de su distincion , ni gefe de
»familia que no separe. con desprecio á su muger y á sus
»hijos haciéndoles comer aparte. En IWcjico y en el Pcrás,
0,( dice M. Robertson) no seyestia ni alojaba el pueblo co-
»mo los nobles., ni aun se acercaba á ellos sino.con res,
»peto. Entre./os galos no sufrian los caballeros que les fue,
»sen presentados sus hijos hasta hallarse en estarlo de llevar
»armas. En


• cl lapón (segun los enciclopedistas mismos)
»un gentil-hombre se creía tan . superior al pueblo, que por
»todo , el oro de) , mundo no se acompañaría con un ple-,
»beyo. En. el Indostarc, la tribu de los bramines se cree.
»tan distinguida del coman , que ninguno puede entrar en,
»este orden sino•por derecho de nacimiento. En la costa
»de Malabar „los nairos, que son los nobles del pais , no
»permiten que sus inferiores les toquen ni ,


se acerquen á
»ellos." Todo esto lo confiesan y atestan nuestros conven-.
cionales. ¿Y hemos de entender así la igualdad?


X Los hechos vienen aquí en apoyo de la , razon. En.
todas partes se formó la misma idea de la nobleza, y hubo
esencialmente nobles en todas partes, puesto que cada pue-
blo tuvo esencialmente sus padres. Condorcet, que halló
por todas partes sacerdotes, atesta tambien la universalidad
de la nobleza. »La feudalidad, dice en su folleto sobre los
»pretendidos progresos del. entendimiento humano, no ha
»sido peculiar á nuestros climas. Se halla casi en todo el glo-
bo, en las mismas épocas de la civilizacion, igualmente


»que la propiedad , ó el usufructo dado á condicion de de..
»tender el estado, ó de hacer el servicio militar." Todos
los historiadores, los geógrafos, los misioneros, y los viage.
ros estan perfectamente de acuerdo sobre esta universali-
dad, Como acabamos de manifestar.


Por último, nuestros convencionales mismos convienen.
generalmente en la Enciclopedia, que la nobleza existe en
todas partes ; que se la ha ,hallado en Illejico, en.el Perú,
en las Indias orientales, en los paises mas remotos.
¡Qué cosa mas formal que estas confesiones! (Vid. art., no-


DE .E ik pansi,r,c";
"1-7


bleza , patricios , bramings indios , japon &c.).
XI Es verdad .que para confundir las ideas; y para dar


por lorpenos un aire.de convencion á ciertas noblezas,. han


procurado en la misma obra hacer mil especies diferentes.,
de nobleza; pero este artificio grosero, solo puede imponer.
á los espíritus poco atentos. Es bien sabido que el que po-
see la plenitud de la nobleza puede comunicarla á mil ob-


jetos .diversos, 1.10,s jueces, á los militares; á los cargos, tl
los oficios , á las tierras, á las personas, ó á las cosas.
antes cargos y tierraspatricias, como hay hoy feudos no-
bles. todos estos :objetos traen su dignidad de los pa-
tricios que. los ocupan. Tambien es sabido, que un sobera,
no que posee la plenitud de la nobleza puede conferirla
de mil modos diferentes; por generacion, por adopcion,
por patentes, y como quiera, con ..tal . que manifieste su
voluntad. Pero el dar todas estas noblezas como otras tantas
especies diversas, es burlarse manifiestamente de los •lecto-i
res. Por su esencia constitutiva no hubo sino una sola, que.
es la que viene de los padres del pueblo, y consiste en la.
alta paternidad; de consiguiente en la antigüedad .del
nacimiento, sin que pueda haber jamas otras.


XII Que vengan pues á decirnos en sus obras »que
»el imperio chino fue fundado por labradores; cine desde
»Fo-hí , su primer gefe, todos los emperadores, sin excep-
»cion, son los primeros labradores de su imperio; que
»Thcséo en Athenas, y Rómulo en Roma, fueron los que
»distinguieron el pueblo en patricios, y plebeyos; que en-


tre los antiguos, los viejos eran los nobles y ejercían los
»empleos públicos, de donde les ha venido el nombre
»senior, de senado, y de senadores; que en la China no es
»hereditaria la nobleza; que tampoco lo es en otros mu-
chos paises; que por eso no se considera como inherente


»al nacimiento; y que en todo pais los nobles son °
-eri


Tan
o»des de convencion, que deben á la opinion su stij


»ridad sobre sus semejantes, &c."
sido refutados


Todos estos sofismas han
ya,. y se bailan tan manifiestamente en con-




.15 o UNIVEIS2 L1152513
tradiccion coa lo que confiesan los partidarios de las con.
venciones, que no deben-detenernos mas tiempo.


XIII ¡ El imperio chino fite fundado por labrado.
res! — Y ¿por qué? - . Alma fue labrador mucho tiempo
antes que los emperadores chinos,.y no por eso dejó de ser
el gefe del género humano, y de consiguiente el -de tOdos
los nobles, y de todos los patricios de todos los-'-paises..
Puede muy bien .utitinperador labrarla tierra; puede, pa.
ra honrar la agricultura, señalar algunos surcos con su ara-
do; pero no por eso se dirá que la plenitud de su nobleza
le viene del título de labrador, sino del •de padre universal,
respetado siempre entre los chinos hasta darle adoracion.-


XIV ¡ Fueron en Athenas-Theséo, y en Rornallóinu..
lo los que distinguieron el pueblo en patricios'y plebe-
yos!-,.- Lo decís .vosotros, replicaré yo á los herrn ano's' ek-
traviados. ¿Pero es cierto? ¡Que, creeis que antes de


-
estos


reyes no teman kg griegos y lós romanos ni padres, ni
madres, ni gefes, raí príncipes; ni familias patricias ! —
Pues ¿de dónde descendieron :nese° y Rómulo? Estos dos
reyes sancionaron civilmente las distinciones de la natura-
leza, é hicieron muy bien; pero antes que ellos hubo esen-
cialmente putrieios, por solo el arreglo de la naturaleza,
pues que eligieron desde luego entre ellos su senado y
su areopago.


XV Entrelos antiguos, los viejos se llamaban patri
cios, y de aqui viene el nombre de senado, de' seniores y
de senadores!— ¿Cómo se pueden hacer semejantes aser-
ciones? ¡Qué, entu os antiguos el joven era plebeyo, y el
viejo patrieio! 41. verdad que en Esparta era preeiSOt6;'
ner sesenta años para ser geronte, pero no era-preciso tener•-
los para ser padre. Convengo tambien que en Roma se ne•
cesitaba tener treinta años para ser admitido en el senado;
pero á esta edad ninguno es viejo, y se podia,-Intes:de-ella
ser patricio, -pues que, por confesion de nuestros convencio-
nales, se pocha ser desde el instante del nacimiento.' Luego.
no es esto lo que entendieron los'antignos por la t'sálabra:


DE •• rx ,NOBLuza
-


scnion . En 'todo pais.:Iós,- padres
fueron desde el origen


mas ancianos que - sus hijos..; y de aquí ha venido el com,
parativo seniores;,pero no por eso puede•deci


rse que todos


los -padresv todos los sacerdotes,. y todos los senadores fue r


sen viejos-D traducir esta palabra senior: por viejo,.
es pues


etribrollar todas las nociones,:ir contra todos los hechos; • y
contradecirse evidenternente-:.és.lin. 'sofisma despreciable.
Entre los pueblos antiguos en general, aun entre los hebreos,
los griegos y los yomanos todos los que , descendian de los
primeros gefes, cualquiera que fuese su: edad, se llamaban
príncipes y seniores, no porque fuesen viejos, sino porque
ei.aude'antigna familia: vade ad principes ct seniores


.mismo nombre. tenian cuando llenaban las fon-
ciótievde padres del ptieblo, en lo espiritual en lo civil.
Laimisinosneede .en-nuestros días 'entre los: salvages , -y en-


tre los-pueblos civilizados, pues todos los que son de alta
extracción se Unau:ancianós, seniores,14-señores ., • desde


el•:instane de swriacirniento. Esta noeion merece. nua.: . par-
lieulairátencion de parte de .los -que...puedenlaber caído en


•.‘-: -el,rnia7110' error.. or a •
¡ Entre los chinos no es 'hereditaria la nobleza!


.122decii que entre.-los chinos la ley civil no reconoce la
herencia de la nobleza-sino en la.familia del Emperador


ele Confucio, y que además se excluyeá toas los no‘
bles,•que no goirletrados,- . de los empleos públicos ; le)


queesta: -eD¿elusion civil de los ..emplens:nO impide el 9
ágán!nobles. En la Rusia, por relación de nuestros enci:-


t5loperlistas; hicieron aunm as; el 'Czar—.: Theodoro y Pedro
el Grande , pues mandaron un dia que se les presentasen
todarlós títulos de.,noblezía. para quemarlos. ¿Y qué resultó
dé :todos' estos procedimientos inciviles ? . Que Rusia,
etitro. -eft- todas partes; -:hubo siempre. nobles. El decretar


. que.•en lo sucesivo , no habrá: nobleza-en '-un pais , como se
ha hecho en el delirio• .,de4mestraS,


•yevoluoióne .„ es lo mis'.
que el . decretal- . qtlelow lo .sueesisro no : Iabrá tadres


ntactrts,. • ni familias patricias -que d-eselentlal




-1 de los.-pri.




15 z
_UNIVERSALIDAD.


meros geles; pero la naturaleza se burla ;de todos estos de.
cretos. Cuando las familias patricias dejasen de.-tener-
tulos y papeles, '6:fuesen enteramente .excluidas de los em.
pleos civiles, no por eso dejaría de correr por sus-venas la
sangre de los primeros gcfes, ni se distinguirían menos
por su paternidad, de las familias plebeyas. Aunque lle-
guen á desconocerse•las distinciones naturales, no por eso
se extinguen. •o


XVII Que añadan á todo:esto. cuanto quieran imaginar
los-facciosos que se empeñan en :destruir la nobleza; y que
publiquen en todo el universo por sus escritos incendiarios,
»que• estas distinciones pueriles de nobleza y de: plebe,, de
»hombres de subimiento, y de hombres de la nada ;s&.;has
»Ila solo en el lenguage de los pueblos huevos, y •aun bár-
»baros, que habiendo olvidado el origen coman, insultan
»sin pensar en ello, á la especie latimariaque: los; pueblos
»que tienen unsobierno antiguo, saben que los hombres
»nacen;-todos 1 ter ma ti os . 4 y que .originariamente -la na tsirás
;meza los hizo á:todos iguales, &e," Pues les responderemo s,
que efectivamente los pueblos nuevos no saben aunAtielás
naciones existieron antes que los.,reyes, y los hijos :cihtes
pe los padres; que este lenguage inconcebible; con qtie
:se quiere trastórnar el :mundo, estaba -por desgraeiaTeSer
vado para el siglo de.confusion.en..quevivimós;.y;que.pro7
,cisamente, porque-no llegó olvidarses:e/ origen. común,
,sabian nuestros padres .perfectamente, lue los .hombressno
nacen iguales , y - ;que:, hubo nobles y .soberchi9s7 mucho
tiempo antes que hubiese habido pueblos. • Hagas¿zos ütz
resumen.


XVIII De este-.modo se han-formado los..puebloSisses
gun la razon, la historia,. y todos , los. monumentosÁntes
-que pareciese el...hombre .en la tierra,- todo estaba arreglado,
y el-sol:y los astros, rociaban magestuosamente en la bówl.a,
celeste. Antes de.multiplicarse los pueblos,. establtee0s.h+
tuido el gobierno, y cada nacion tenia ya -sobre'..suseabeza
su sol y sus astros brillantes, investidos del poder, zutoela-


DE LA NOBLEZA. 1 53
rio para dirigirla y conducirla. Aunquescorramos toda la


viajemos por or t dos los paises, hallaremosantigiiedad, y va
siempre que á la cabeza de los pueblos antiguos y moder-
nos, sin convenciones y sin asambleas; por sola la institu-
cion.del Autor de la naturaleza, -Dei ordinatione, hubo
un padre universal que pareció el primero, y que fue el
primer noble : que sus hijos nacieron inmediatamente des-
pues de él, y se hicieron gefes de las.grandes tribus, pa-
tres majorem gentium: que los gefes •de las menores fat
millas parecieron -despues , patres minorum gentium;-
que.en seguida vinieron las últimas familias, ó las fami-
lias-plebeyas. De aquí .es que hubo desde el origen á la
cabeza de cada ciudad naciente primero un soberano", 'y
despues principes, r duques., seniores ó señores , y todas las
familias patricias que descendieron esencialmente de ellos;
y de aquí esta ..filiacion soberbia, y:6ta- cadena admirable
de autoridades, y esta alta y baja nobleza, que hallándose
antepuestas por la naturaleza á la cabeza de las familias
subalternas, ,transmitió á sus hijos la distincion inamisi-
ble de paternidad , de que se hallaba investido por.el pri-
mado de su nacimiento. Si desde el estado primitivo se dis.
tinguieron los nobles del coman por su gran paternidad,
no se-distinguieron menos por la fortuna y por sus empleos.
Y este.:es el estado priniitivo de la nobleza, del que nos
ocuparemos en la seccion próxima,


S. S•°
Estado primitivo de la nobleza.


1 Aunque la noblezahaya sido criada por la naturale-
za para mandar, no debe creerse que pueda tener jamas
por sí sola la menor parte en el gobierno civil. En virtud
de la alta paternidad, que ha sido transmitida á los- se,ñores por sus padres, puede cada uno ser muy bien cine-


de sus tierras. Puede tener en su casa un gran estado;Parecer;
y ser en efecto, con relacioná sus vasallos, un al-Tom. 11-.


Y





154. ESTADO PRIMITIVO
to y poderoso señor. Pero cuando se trata del gobierno
universal de la ciudad, el soberano solo es el dueño, por
derecho del fundador; y si él no llama á los señores , no
pueden estos pretender la menor interveñcion.


II ¿Se trata del poder . legislativo? Por derecho del
fundador pertenece solo al soberano: simple ó • compuesto,
que se halla constitucionalmente investido de sus derechos.
Desde.el estado de familia, fue el' fundadorel que hizo las
primeras particiones, y de consiguiente primeras leyes.
De: su voluntad suprema emanaron, todas las primeras pro-
piedades. Pero cuando los soberanos subsiguientes quisieron
dar.nuevos edictos, no les fue permitido hacerlo contra las
decisiones supremas del fundador. Si lo intentaban alguna
vez, tenian los señores naturalmente: el derecho de repre.,
sentar. »El registro de las- leyes que se - hacía en el' parla-
»mento hace cinco siglos , y- anteriormente en el consejo de
»los prelados y altos' barones , sé hizo desde el origen con
»la suscripcion de lbs principales personageK . Esta comuni-
»cacion estuvo siempre en uso (dice'111. Deblaire) .para ver
›,si el nuevo edicto era contrario á las leyes fundamentales,
»á •las capitulaciones y á las costumbres :der las provincias,"


(Vidi ..laTrancia durante 14 siglos. )• ^
III . . ,


¿Se trataba. del derecho de exigir • impuestos?
Desde el estado dé familia era el' padre solo el que •oniá
en contribucion á sus hijos, y el que percibia, y administra.
ba los fondos comunes; y no cesaron las necesidades:comu-
nes aun cuando llegaron á hacerse las particiones. Al contra.
rio , los caminos, las fortificaciones, y otros gastos públicos
las aumentaron mucho. Ademas de los dominios que el so-
berano tenia por su casa, debió tener necesariamente desde
el origenpeages y .contribuciones. El mismo 11. Deblaire nos
instrnyede ello .en la obra citada. :›DesdQ.,e1 origen. (dice
»este hombre ilustrado) hubo un censo real, cargado so-
»bre las propiedades territoriales, y sobre las personas, cen-
»sus rev/is.•Hutbo derechos de aduana y de -peage; serví-
»cio militar personal, &c. En los casos extraordinarios, hu-


DE LA NOBLEZA. - 1 55
»bo los empréstitos de oro, plata, ganados , 'entregas de gé-
»neros, de fornituras, de caballos, la guarda de las ciuda-
des, la reparacion de murallas, &c." Tenia el fundador


indudablemente dominios por su casa antes de hacer las
particiones, y Hugo Ca peto tuvo grandes propiedades antes
de subir al trono. La razon nos lo persuadiría así, aun cuan-
do no nos lo atestase la historia. Pero cuando se trató de hacer
gastos públicos, se hicieron necesarios los impuestos públicos.
¿ Y quién' exigió estos impuestos? El fundador. ¿De quién
los exigió? De los que habian sido establecidos primero.
• IV ¿Se trataba del derecho de hacer la guerra?


Pertenece al soberano por derecho del fundador. Desde el
estado de familia, si los fondos comunes eran atacados, mar-
chaba á su defensa el padre á la cabeza de sus hijos. Lue-
go 'que se hicieron las particiones, los hijos establecidos
tuvieron mas interes que nunca en reunirse al soberano pa-
ra la defensa comun de la patria. Por esta razon les dió el
derecho de llevar la espada. Pero en los principios cuando
el soberano no tenia necesidad de hombres , no podia diri-
girse sino á los señores, pues que ellos solos eran los esta-
blecidos. De aquí el, campo de Harte , y otras asambleas
de los grandes, en las que se deliberaba sobre las necesidades
de la guerra, y el número de hombres que era preciso dar.


V ¿Se trataba del poder judiciario? Es evidente que,
desde el estado de familia, era el padre el que juzgaba á
los hijos, y el que les administraba justicia. Pero hechas
las particiones, y habiéndose aumentado prodigiosamente
las diferencias , tuvo el soberano necesidad de coadjutores.
¿Y dónde podian tomarse en el origen, sino entre los que
estaban ya establecidos , y de consiguiente en el cuerpo de
los señores?


VI De aquí el origen antiguo de la corte de los pares,
que comenzó necesariamente en cada pais por los hi-jos del fundador. Estos hijos vinieron á ser todos duques
por el.orden de la generacion , pues que fue cada uno


e s., ge-d y de su tribu , duces; todos pares, ó igua-
fe . . ramo




156 ESTADO PRIMITIVO
les en autoridad, pues que eran todos hermanos, y los her-
manos no tienen sobre sí sino la autoridad paterna: pa..
res, divididos todos por mitad en eclesiásticos y legos,
pues que nuestros padres reunian en sí desde el origen las
dos autoridades, corno hemos dicho hablando del sacer-
docio. Los miembros del ramo. constituido tenian alguna
cosa mas, y se les llamó príncipes , porque eran de sangre
real , príncipes. Pero si los gefes de cada tribu, por su cua-
lidad de hermanos, eran naturalmente iguales, bajo el pa.
dre primitivo, no lo fueron menos sus herederos, en el con-
cepto de descendientes de estos hermanos, bajo los sobera-
nos subsiguientes, duces et pares.


VII Es pues indudable, á pesar de las tinieblas en que
nos han sepultado nuestros falsos sistemas, que en cada
pais desde el origen, mas de 5oo años antes de la posibili-
dad de las convenciones , y por el arreglo solo del autor
de la naturaleza, Dei ordinatione, los duques y los pares
tanto eclesiásticos como legos, fueron esencialmente, bajo
del soberano, los primeros nobles, los primeros grandes,
los primeros ponti fices, los primeros militares , los prime-
ros jueces y los primeros senadores; que esta augusta
asamblea fué naturalmente en todas partes la primera
corte, el primer consejo de los soberanos, el primer cam-
po de Marte y el primer parlamento en donde se trata-
ron todos los grandes negocios de estado. Así lo atestan to-
das las historias, y lo vemos aun entre los salvages en sus
asambleas de los ancianos. El primado de nacimiento,
que lleva consigo el primado de existencia y de paterni-
dad, lleva igualmente consigo el primado de las funciones.
Es incontestable que en el origen se vieron obligados los
soberanos á tomar en el cuerpo de la nobleza los primeros
funcionarios públicos.


VIII ¿Se trataba de buscar luces, ó de ver si las leyes
nuevas herian en algo á las leyes fundamentales, que ha-
cen la estabilidad del orden social, esto es, las leyes de
Dios y de los fundadores? Elogia el soberano sus conseje-


157
ros entre los grandes, tanto eclesiásticos, como legos. ¿Se
trataba de marchar á la guerra? volaba el soberano á los
combates rodeado de su nobleza. ¿Se trataba de pronun-
ciar sobre diferencias promovidas entre los señores? citaba
el soberano al señor culpable para la corte de los pares; y
si era grave el delito le condenaba á muerte, presidiendo
esta corte augusta. ¿Se trataba de revisar los juicios de los
tribunales de las ciudades? El soberano enviaba á correr las
provincias á los grandes, tanto eclesiásticos corno legos:
missi dominici. Los militares, despues de haber rechazado
á los enemigos exteriores, marchaban contra los interiores,
llevando en una mano la espada de Belona, y en la otra
la de Themis, pareciendo á la vez guerreros y magistrados.


IX Pero habiéndose hecho numerosa la poblacion, y
ocupados los señores del oficio de la guerra, se vieron obli-
gados á hacerse representar en el cargo de jueces -por
tenientes, á .quienes cedieron insensiblemente estas
mas funciones. Creciendo al fin los negocios mas y mas,
fué preciso constituir en cada provincia magistrados supe-
riores, que velasen-sobre estos tenientes, y se hicieron esta-
bles y fijos los . tribunales de apelacion, que eran antes ambo-
lantes Por eso la nobleza, que en el origen habla ejercicio
todas las grandes funciones del sacerdocio, ele la milicia
y de la magistratura, al paso que se aumentó la pobla-
cion, se dividió insensiblemente en los tres cuerpos del al-
to clero, de la milicia, y de la magistratura, los tres sa-
cados del cuerpo de los padres; los tres llenando las mas
nobles funciones del estado, bajo la inspeccion del padre
universal; y los tres perfectamente distintos, por la rana-
leza de sus poderes, pero indispensables todos para el go-
bierno de los pueblos.


X Es pues incontestable, que en el


b
ori,, n no solo eli-


gió Dios sus pontífices en las familias patricias, sino que
el soberano de cada ciudad naciente se vió obligado á ele-
gir en ellas sus ministros sus generales y sus magistrados.
Para dividir sus augustos trabajos fué preciso que se acom-


(DE LA NOBLEZA.




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nam Ántu 9s .ezaleanleu el ap ouramustl ap sa uopao alsa
•souenclos sol op uolooadsto eI ofeq 'FATO oi tia efutp onb
malqou V2111 Á "osalapod-opoi Iap alTuou ro 911,1310,09
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naTm meg as °pulsa un anb raed anb sa ama or1
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eidoad ns ap mouopisaad 1;1 op rqdaraua onb sorj Tal?utoa
‘SerLIC op soaanedtuoa sus 9 sapuoa sns cc-1mm sol ‘sap
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SOpesiOA tpoptianng apuna nun ap sOLuslui' is aod SOpti
•sanui tsauoionied seaouqad su! rOsol00110D onb 'aoprpuni
iop soouraodtualuoo ‘soppoicielsa eÁ saacituon op aseued


octvIsagg


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ns egrinatUne OS anb oled
optdriDO sopeuel sor,aupien2
p 9trpsaa ¿aelegeal ap.opeiso
anb o2aniun9os






DE LA NOBLEZA. 1 63
XX Cada caserío, segun Du.cange, contenia doce me-


didas de tierra. El que poseía tres caseríos , debia ir en
persona á la guerra, y á sus propias expensas; el que tenia
solo dos, se unía al que no tenia mas que uno. El que tenia
uno no hacia mas servicio que el que le correspondia por
esta parte; y así en proporcion hacian su servicio los de-
mas poseedores. Estas tierras feudos nobles, que .eran de
mayor extension en el origen, y antes de las subdivisiones,
tomaron el título de ducados, marquesados, condados
baronias,segun la dignidad de los señores que las ocupaban.


XXI Cuando se dividieron las dos autoridades, los
hijos nobles, destinados al sacerdocio, que tenian luces y
talentos, llegaban muchas veces á ser obispos. Y como ne-
cesitaban de rentas considerables para formar súbditos, y
proveer á los gastos inmensos del gobierno espiritual , el
padre les daba igualmente en la particion tierras, habita-
ciones y hombres para trabajar. He aquí por qué se halla
algunas veces que en estos primeros tiempos eran obligados
los obispos á salir á la guerra al frente de sus vasallos, co•
mo los (lemas señores, porque tenian tierras -y habitaciones
como ellos. Cuando Carlos liíartdl (lió estos bienes ecle-
siásticos á sus militares, bajo el título de beneficios, tuvo
necesidad de indemnizar á los obispos con diezmos, y des-
pues con abadías, sin lo cual hubiera quedado imposibilita-
do el alto clero de poder llenar todas las funciones de su
ministerio. ( Vid. Hcricourt , &•c. j. Lo cierto es,
que en el origen fueron los señores tanto eclesiásticos, co•
mo legos, los que 'poseían las mayores rentas, y debian te-
nerlas naturalmente por el primado de sus empleos, y
por la antigüedad de su nacimiento.


XXII Que se nos manifieste ahora una sola de estas
tierras , uno solo de estos grandes patrimonios, que haya
sido distribuido originariamente en las convenciones ó pac•
tos sociales. En la formacion primitiva de los pueblos, co-
mo en la de los gobiernos, caminamos con las pruebas en
la mano: y todos las hechos , todas las historias, v todos los


62 ESTADO PRIMITIVO
hermanos segundos, arreglándose á. las leyes del gefe uni-
versal. Lo que se hacia en. la primera:. hahitacion se repetia
en las (lemas, y lo que• hemos dicho,cleL primer señor. debe
entenderse . de los, denlas sefiores del pais.. Todos. desde- el,
origen vivian noblemente, y todos tenian un gran estado,
que se• aumentó-. sucesivamente por los rompimientos. Y
mientras, que las. familias. subalternas se entregaban á los
trabajos de manos, el gefe de cada habitacion, libre y se-
ñor de todo, ejercia por. derecho la noble funcion dé go-.
bcrnar los hombres,.


XIX. Era .
raro. entonces que• las hijas fnesen- admitidas


á la particion; ni• tenian necesidad de ello, pues (como re-
fiere 111:. de Montesquieu) en estos, primeros tiempos . se
acostumbraba.á comprar laque se buscaba para.esposa. Na-
die ignora•que entre los, fiancos-,. los. germanos,, los bor
ñeses , y otros. muchos pueblos nacientes, eran excl tildas . las
mugeres de la-tierra . esto es (como:dice Gregorio E c-




card) de la tierra en donde 'labia. una habitacion.. Y no en-
de admirar-, pues,estas. habitaciones- estaban: llenas • de sier-
vos que debian ser conducidos á. la guerra; y- nosiendo es.
ta especie ele-gobierno. propio de las, mugeres ,. era muy sa-•
blo. reservar. las habitaciones•exclusivamente• para los hijos
varones. In mulicrem nulla pars lzcereditatis transit.


las-
tum hoe•aliquo modo erat. Qui enim cedes paternas recipe-
rent , debebant etiam habere unde eas sustentarent.. Ser-
vitiorum etiam militarium•onus non filiabas-, sed filiis in-


. •


cumbebant. (Gregorio Eccard sobre la ley sálica-,.pag.. z 07)
De ahí . es que .


todá,tierra en-la que- liabia .
uncaserío se lla-


maba la tierra sálica,. la tierra-de la casa del- hombre li-
bre, ó del hombre noble: Vendelieo-en suGlosario.define la
tierra sálica, la tierra que posee el hombre noble-,_6 el hom-
bre libre, porque en el origen. solo el. gefe de cada. habita-
cion y. sus hijos eran libres...Consúltesesobreestas nociones
áLindembros-, á Tácito,. l'u Hincmato , y-á todos los auto-
res que•han- escrito sobre estos- tiempos antiguos, .y se les
hallará á todos perfectamente conformes.


X :




162 ESTADO PllI3.11TIVO
hermanos segundos, arreglándose á. las leyes del gefe uni-
versal. Lo que se hacia en la primera: habitacion se repetia
en las demas, y lo que• hemos dieho,.del primer señor. debe
entenderse-de ciernas señores del pais.. Todos desde- el.
origen.. vivian noblemente, y todos. tenian un gran. estado,
que se aumentó. sucesivamente por los rompimientos. Y
mientras-que las. familias subalternas se entregaban. á los
trabajos de manos, el gefe de cada , habitacion, libre y se-
ñor de todo, ejercía por. derecho, la. noble funcion. de go-.
bernar los hombres_


XIX. Era, raro entonces-que las hijas fuesen admitidas,
á la particion; ni, tenian necesidad de ello, pues (como re-
fiere 1W. de Montesquieu) en estos, primeros tiempos se
acostumbraba á comprar la: que se buscaba para. esposa. Na-
die ignora, que entre los francos, los germanos, los borgo,-
reses, y otros.muchos,pueblos nacientes, eraaexcluidas las
mugeres de la tierra sálica, esto .es (como-diceGregorio Ec-
card) de- la. tierra en donde habia.unalabitacion. Y no es.
de admirar; pues-estas. habitaciones- estaban llenas dé sier-
vos que debian ser conducidos guerra; y- no siendo es-
ta especie de gobierno propio de las. mugeres,. era. muy sa-
bio reservar. las habitacionesexclusivamente• para los hijos
varones. In nudierem nulla pars hoereclitatis transit- Tus-
t11772 hoc aliquo•modó erat. Qui enim cedes paternas recipe-
rent , clebehant etiam habere ande eas sustentaron. Ser-
vitiorum etiain militarium onus non filiabus,.sed filiis in--
cumbebant.. (Gregorio.Eccard sobre la ley sálica,,pag..r 07)
De ahí-es que . todá..tierra en. lá• que Babia' un .caserío • se lla-
maba- la tierra sálica, la tierra de la casa del' hombre li-
bre, ó.del hombre noble: . Vendclico . en su Glosario define la
tierra sálica, la tierra- que posee el hombre. noble ,.(5 el hom-
bre libre, porque en el origen solo el gefe de cada habita-
cion' y sus- hijos.eran libres...Consúltese•sobre-estas nociones
á Lindénzbrog-, á Tácito ,..Ifinerriaro , y á todos los auto-
res que-han escrito sobre estos tiempos antiguos, y se les
hallará á todos perfectamente conformes.


DE LA NOBLEZA. 1 63
XX Cada caserío, segun Ducange, contenia doce me-


didas de tierra. El que poseía tres caseríos , debia ir en
persona á la guerra, y á sus propias expensas; el que tenia
solo dos, se unía al que no tenia mas que uno. El que tenia
uno no hacia mas servicio que el que le correspondía por
esta parte; y así en proporcion hacian su servicio los de-
mas poseedores. Estas tierras ó feudos nobles, que eran de
mayor extension en el origen, y antes de las subdivisiones,
tomaron el título de ducados, marquesados, condados ó
baronías, segun la dignidad de los señores que las ocupaban.


XXI Cuando se dividieron las dos autoridades, los
hijos nobles, destinados al sacerdocio, que tenian luces y
talentos, llegaban muchas veces á ser obispos. Y como ne-
cesitaban de rentas considerables para formar súbditos, y
proveer á los gastos inmensos del gobierno espiritual, el
padre les daba igualmente en la particion tierras, habita-
ciones y hombres para trabajar. He aquí por qué se halla
algunas veces que en estos primeros tiempos eran obligados
los obispos á salir á la guerra al frente de sus vasallos, co•
mo los ciernas señores, porque tenian tierras y habitaciones
como ellos. Cuando Carlos Harta dió estos bienes ecle-
siásticos á sus militares, bajo el título de beneficios, tuvo
necesidad de indemnizar á los obispos con diezmos, y des-
pues con abadías, sin lo cual hubiera quedado imposibilita-
do el alto clero de poder llenar todas las funciones de su
ministerio. ( Vid. Ilericourt , Fleuri, &c. ). Lo cierto es,
que en el erigen fueron los señores tanto eclesiásticos, co-
mo legos, los que poseían las mayores rentas, y debian te-
nerlas naturalmente por el primado de sus empleos, y
por la antigüedad de su nacimiento.


XXII Que se nos manifieste ahora una sola de estas
tierras , uno solo de estos grandes patrimonios, que haya
siclo distribuido originariamente en las convenciones ó pac-
tos sociales.


en la de En
n la formacion primitiva de los pueblos, co-


mo gobiernos, caminamos con las
l
-)ruebas en


la mano: y todos los hechos, todas las historias,y todos los
Y:




I 64. ESTADO PRIMITIVO
monumentos del universo resultan en nuestro favor. Que
los partidarios de las convenciones nos manifiesten un he-
cho solo en favor suyo. ¿Dónde estan estas asambleas en
que se hizo distribucion de todo á los viejas y á los hom•
bres de grandes talentos?


Que nuestros sofistas hayan
imaginado esta fábula para despojar á los grandes propieta-
rios, es sin duda una estratagema bien mafiosa ; pero no
puede concebirse cómo los nobles y los grandes adoptaron
este absurdo, cómo le han creido, y por qué fueron los
primeros en acreditarle, después de haber sido sus víctia
mas; sin que haya para ello (como dice Bossuet) ninguna
prueba, ni ningun hecho á su favor; antes bien contra to.
das las pruebas , contra todos los hechos, y contra el testi.,
monio del simple buen sentido.


XXIII Lo que es cierto, que en el origen como en
nuestros dias,.todos los, bienes de este mundo tuvieron su
principio en el trabajo., y no en las convenciones ; que
nuestros padres, habiéndolos poseido en toda propiedad;
los transmitieron al morir á sus sucesores, ó á sus compra.
dores, que los poseen hoy en toda propiedad por el dere-
cho de sus padres; y que mas de quinientos años antes de
la posibilidad de las convenciones, tenian los primeros ge-
les y los primeros señores de cada pais tierras , dominios y
grandes posesiones, de que eran dueños y dispensadores en
virtud del primado de su nacimiento. »La filosofia. ( dice
» III. de Bonnald) vino con sus proyectos, la filantropía con
vsus cálculos, la vanidad con sus adornos de beneficencia,
»y el bello espíritu con sus frases, y se ha-gritado contra la
»designaldad, ,contra el derecha ele primogenitura, y con-
»tra las substituciones, trastornando así la naturaleza , por-
»que con arreglo á ella todo es desigual." Se pregunta con
admiracion ¿por qué en el origen .


no parecieron en las
asambleas primitivas sino obispos y señores?.... Porque por
el orden de la naturaleza, ellos solos vivian noblemente,
ellos solos tenian grandes propiedades, y se hallaban en
estado de proveer al soberano de hombres y caudales,


711,


DE 131.- U 1s .u.r...cax-.


XXIV
Este es realmente, no solo el origen de la no-


bleza, sino- el de las tierras, de los feudos, los señoríos, los
dominios , y las grandes posesiones. Todo viene de la pa-


labra senior, señor. Las casas antiguas, no solamente po-
blaron el pais que habitamos, sino que le han desmonta-
do y cultivado: No solo las debemos la existencia, sino nues-
tras casas, nuestras ciudades, nuestros establecimientos, y
nuestra patria. No solo han sido nobles por su gran pater-


nidad, sino por sus grandes dominios.
Ni han sido solo el


principio de todos los hombres, sino el de . todos los bienes.
Y un siglo que ha. sepultado en el olvido estas grandes
verdades, ¿podrá llamarse el siglo de las luces?


XXV Si soy noble , debo saber que puede el soberano,
bajo todas las formas posibles de gobierno, mandarme á
cuidar mis tierras, y no darme parte alguna en su gobierno
civil. Investido de la autoridad suprema del fundador,
es señor absoluto de su voluntad y de sus arreglos. en la
elcecion de sus personas. Pero si es señor de sus arreglos,
debe saber que no lo es de los de sus predecesores: que si
desde el origen he recibido yo, por derecho de mis mayo-
res , dominios de- mano de aquel mismo que le dió los su-
yos; que si he establecido en mis tierras vasallos con la
carga de homenages y tributos anuales ; ó si be fundado
en ellas iglesias ó establecimientos piadosos á mis propias
expensas, debe saber, que ni puede despojarme de mi pro-
piedad, ni alterar mis disposiciones sin dejar de obrar con,
tra sí mismo.


XXVI Debe saberse tambien une, si no es árbitro de
los arreglos de sus predecesores, lo es mucho menos de los
de la naturaleza, y que si por la disposicion sola de las (Ye-
neraciones tuvo la nacion esencialmente un padre univ:r-
sal,


padres
superior


primitivos,
ál7itilos nobles, tuvo inmediatamente desunesd él


de los que han descendido los pa-
tricios, nacidos para mandar y para ser preferidos en les
grandes empleos, cuando no hay graves razones para ex-
cluirlos. En Roma, en Áthenas, y en general en todos los




í 66
ESTADO PRIMITIVO


pueblos sensatos, reservó desde luego la constitucion para
los patricios las primeras dignidades : y á los patricios
mas distinguidos las adjudicó casi siempre el pueblo,
cuando se le dió la eleccion. Por corrompida que llegue á
estar la opinion, no puede dejar de conocerse que el Au.
tor de la naturaleza ha fijado en la distincion del nacimien-
to una impresion invencible de respeto y de.subordinacion
que no puede borrarse jamas. Y si los individuos de la no-
bleza no deben obtener los primeros -empleos sino en-cuanto.
hacen de su parte para merecerlos por sus


.
servicios y sus


virtudes, debe tambicn el soberano, regularmente hablan-
do, elegir entre su primera nobleza los que hayan de go-
bernar en gefe, tanto en lo espiritual, como en lo civil,
porque los nobles solos pueden ciar á conocer en los prime-
ros rangos el •caracter de grandeza, de elevaciori y de dig-
nidad que es inseparable de los hombres de nacimiento.
He aquí el único medio de restablecer el espíritu público;
no solo en los ejércitos, sino en los domas cuerpos: á saber,
el poner á su cabeza, no hombres de baja extraccion, sino
grandes y antiguos propietarios, hechos para mandar, y no
para servir; interesados en conservar, y no en destruir; en
defender á sus soberanos, y no en destronarlos; el poner en
primer lugar para la distribucion de los grandes empleos lo
que ha puesto Dios á la -cabeza -del mérito: la ilustracion,
el nacimiento, la legitimidad, la nobleza, la antigüe-
dad, la ele9acion y el honor. Sin esto no se restablecerá
jamas en los cuerpos el espíritu público. concluyamos.


XXVII Tal fue el estado primitivo de los padres de
los pueblos, y tales fueron sus sentimientos mientras que
no perdieron de vista el origen de su distincion; pero el
sistema convencional despues de haber envilecido al clero,
clebia extinguir hasta el sentimiento de la nobleza en to.
dos los corazones. Así lo ha hecho, como veremos en la
seccion próxima.


Decadencia e la- noblex ay/


I Despees de haber restablecido los veraderos rinqci-
pios de la nobleza, es.dd mayor. inteves eVre


d
correr, apunue


sea de paso, las causas de su deeadencia-,„ que halláremos en
los mismos principios falsos- que- han- perdido- á todos los


esta gefedos. Cuando se-me dice-
que- soy noble; que- por el or-


den solo de- la.n'aturaleza soy representante'na tural del ge
de mi casa; que su- sangre- corre- por mis venas; que estoy
oblipdo.á•bacerlarenacer.en mi .


persona ;. y que por la vo.


luntad de- mis. abuelos• se . tne.• han devuelto
,: en toda pro.


piedad
á


su, nombre y sus- dominios,. que
.
les pertenecían


ellos en toda . propiedad
por sus- cuidados y- trabajos; debo.


creer jOstamente, que- desde el. instante de mi nacimiento,
me hallo colocado en el 'rango de los


padtes det pu
e ,


eblo-


por el Autor. mismo . de la naturaleza.
,,•


Dei ordination y


que mi rango es•inamisible..Deba igualmente creer, que
desde el, instante que parezco en •


el mundo - m manlfiesta


mi destinotodO, cuanto:me rodea-, y- que las p


e-


ersonas que


me
cuidarvestan- encargadas•de•prepararme para él. La es-


pada miSmaque•llevo - meanuncia que he nacido-pa
ra de-


fender la-patria:— Cualquiera que sea el partido que tome,
tendré siempre'un.nombre que sostener.. Si elijo la milicia,
tendré que distinguirme:por mis. e-I-cpediciones. Si- sigo la
carrera de- la: toga ,. deberé seríntegro. Y aun cuando no
salga de mis propias tierras, deberé ser el protector de mis
vasallos, porque si soy su padre-


por mi nacimiento, es


preciso que lo sea--tambien por-mis sentimientos.
II Si soy noble- en. virtud de mi nacimiento no de-


penderá mi nobleza de las intrigas de las facciones y de
las revoluciones, estará-al abrigo de todos-los-accidentes,
de todos los reveses , y de todás-- las adversidades


.- de la for-


tuna,
,


porque mi título de patricio tne s irá á todas par-seguirá




100
DECADENCIA


tes. Seré noble bajo de una choza como sobre el trono; en
la. adversidad, corno en los honores. Para probar mi no-
bleza, no tengo necesidad de calcular mis rentas. Contaré
el número de mis mayores hasta el gefe primitivo de quien
desciendo; y toda mi gloria estará en el bien que pueda
mi familia haber hecho á la patria por su antigüedad.
Cuanto mas pueda subir en esta antigüedad de mis mayo-
res, seré mas noble; y cuanto mas noble sea , estaré mas
obligado á distinguirme por la nobleza y la elevacion de
mis se n tí mien tos.


/II Si soy noble en virtud de mi nacimiento , parecer
en el mundo revestido de mi nobleza, corno de un adorno
brillante, que puede ser em pañado con la menor mancha.
Y cuando se me dice que he nacido pudre del pueblo, de-
bo creer que se me dice, que debo tener bondad, justicia,
desinteres, valor y giandeza de alma; y que debo sostener
en todo el curso de mi vida, por una conducta irrepren-
sible , la dignidad de este título glorioso. Este debe ser real-
mente el sentimiento de mi nobleza mientras que los prin-
cipios sean puros. Y debemos convenir en que, generalmente
hablando, éste ha sido el sentimiento de la nobleza de los
pueblos antiguos , y aun el de la nuestra en los primeros
tiem pos.


IV ¿ Á. quién pertenecen todos los héroes de la anti•
giiedad, todos los grandes hombres de la Grecia, y todos
los célebres romanos que harán la admiracion de todos
los siglos? Al orden de los patricios. Sería preciso copiar
toda la historia moderna si quisiésemos citar aquí todos los
grandes reyes, todos los grandes generales, y todos los
hombres ilustres que ha producido la nobleza; ó todas las
acciones brillantes que la han ilustrado en todos los tieni-
pos. Aun en el siglo último ¿quién ignora, entre los infini-
tos hechos que merecen ser distinguidos, el de los nobles
húngaros, cuando á solicitud de María Teresa exclamaron
unánimemente tirando de su espada, moriamur 017212CS pro
regc p ostro Maria Theresia? Perezcamos todos por nues.


DE -tA NOBLEZA. 69
tra reina María Teresa. No habia vida ( dice 11 1". de ilion•
tesquiezi) sino en esta nobleza que se indignó , que lo ol-
vidó todo por combatir, y que creyó que era gloria suya
el perecer y perdonar. Hay un lote para cada profesion,
añade el mismo autor ( lib. z3. cap. 2 o. y La gloria y el
honor son el de esta nobleza , que ni ve ni conoce verda-
dero bien sino en el honor y la gloria. Mientras que la
nobleza estuvo persuadida que corria en sus venas la san-
gre de los padres de la patria , formaron su caracter dis-
tintivo el honor, el valor y la dignidad. Lo-mismo valía
decir un hombre noble , que un hombre á quien es des-
conocida la bajeza y la infamia. En el templo , en los ejér-
citos y en los tribunales , un noble era tan superior al vul-
go. por su conducta cuanto él mismo creía serlo por su na-
cimiento. Y hé aquí los grandes efectos que debían produ-
cir, y que produjeron realmente los principios, mientras
que fueron puros.


V Pero si en lugar de decirme que soy noble por ex-
traccion, se me quiere afirmar que el nacimiento no es
un. bien; que la nobleza 'es una distincion quimérica,
una cualidad moral que no dá superioridad sobre los otros,
sino en cuanto se la quiera atribuir; y en fin, que esta dig-
nidad, así como todos mis títulos, mis dominios y mis he-
rencias me han sido dadas por convencion, y que puedo ser
despojado de todo cuando no convenga: si despues de ha-
berlo oído repetir por todas las bocas, lo veo impreso en
todas las obras, y lo leo como un axioma indubitable, no so-
lo en los folletos de los novadores, sino en las obras estima-
das, en los tratados de los maestros mas célebres y los mas
alabados del derecho público: si por último hallo que todo
el mundo, aun los mismos nobles, están persuadidos íntima-
mente de esta opinion; debo creer desde entonces, que no
hay necesidad de decretar la extincion de la nobleza, pues
que se halla ya destruida en los ánimos con anticipacion
á todos los decretos, y por la fuerza sola de la opinion.


VI Pues que no soy el padre del pueblo , no estaré
TOM . II. Y




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viggacivDaa o 2,




1.WADE.M.11/1 •


»si va en aumento, la Providencia reformará á los hom.
»bres po.


r • la revolucion que debe ,nacer de esta epide.
»mia."( Leibnitz, Nuevos ensayos sobre el espirita humano.)
Este grande genio, que prevenía tan (le lejos la última re.
volucion , tenia vista algo mas penetrante que la de los que
ven sus causas en los sucesos de 1 789. La percibia ya en
las obras de Bayle, y en las producciones de nuestra falsa fi-
losofía, que empezaba á pervertir la opinion de su tiempo.


XII ¿Y qué revolucion deberá resultar de estas pro-
ducciones? La mas afrentosa que hubo jamas: una revolu•
cion general, que no perdonará á estado alguno:Si, como
lo prevenía Leibnitz , llega á hacerse creer al pueblo que
todo ha sido arreglado en las convenciones, nada queda- vi.
rá exceptuado. El sacerdocio , la nobleza, las autorida-
des , los soberanos, las leyes, las constituciones, las cá-
manis alta :y baja, las posesiones, las donaciones , las
dignidades y las propiedades, todo será de los facciosos,
y podrán cada día pedir la destruccion de los que poseen.
Desde el momento que se persuada al público, que los que
gobiernan son solo IMOS miserables encargados del gran nú-
mero, se tendrá por (lada la señal revolucionaria, y desde
este instante llevarán á mal los facciosos que sus encar-
gados afecten tanta grandeza; y estos, llenos de terror,
creerán que es preciso condescender con la voluntad de sus
señores. Para complacerles desaparecerán pronto en la no-
bleza la espada, la compostura, la dignidad, y toda especie
de representacion. La opinion convencional, orgullosa con
sus sucesos , gritará que todo esto no es bastante, y que es
preciso que desaparezca toda distincion. A su voz la cor-
te dejará la etiqueta; los príncipes se vestirán de paisanos;
los soberanos andarán sin aparato; los señores se presen-
tarán sin ostentacion; las mugeres sin acompañamiento; y
la juventud sin decencia. Hombres y mugeres, nobles y ar-
tesanos, todos serán iguales, y no tardará en haber compe-
tencias sobre quién es menos noble. Señores entonces (le
todo los facciosos, y proclamando que no hay otra distin-


'"Ir. DE.
don que la de los talentos, se harán adjudicar los tronos,
las tierras y las dignidades, despues de haber despojado á
los antiguos poseedores.


XIII Estoy muy lejos de querer confundir, bajo del
nombre genérico de nobleza, á estas almas fuertes, que
han sabido conservar en sus desgracias el sentimiento de
su dignidad, con las que han caido en disolucion en me-
dio del naufragio. Tampoco pretendo atribuir á este cuer-
po augusto el principio de nuestras desgracias ni la (lepra.
vacion de los demas estados. La causa primera de la ter-
rible revolucion que sufrimos, no ha estado en el sacerdo-
cio, en la nobleza, en los soberanos, en las cortes, en los
gabinetes, en los ejércitos, ni aun en la corrupeion de los
últimos tiempos. Es verdad. que se cae en el abismo cuan-
do se dá el último paso, pero á este precedieron otros inu•
chos que nos condueian al mismo fin, y la importancia es-
taba en no haber dado los primeros pasos. Hay una cade-
na de causas que tienen su principio muy de lejos, y cu-
yo primer eslabon ha sido colocado mucho mas antes que
lo que se piensa. Toda revolucion empieza en el lugar mis-
mo en que principia á pervertirse la opinion; y ésta no
puede variar completamente sino en el instante en que se
restablecen perfectamente los principios. De aquí es que to-
dos los órdenes deben trabajar por el restablecimiento
del espíritu público.


XIV Lo que pretendo es, que la causa de los males
afrentosos que sufrimos existía ya en los tiempos de Leib-
nitz: que no habiéndonos corregido de esta enfermedad
epidémica del espirita, debia producir los efectos que
sentimos; y que si no se corrige, se extenderá, corno previó
el mismo Leibnitz, en toda la Europa, y en el universo
entero. En vano se intentará mitigar la causa, porque mien-
tras que subsista, debe producir infaliblemente sus efectos.
Si no se la previene, arrastrará necesariamen te los tronos,
los altares, el sacerdocio y la nobleza; las autoridades,
los ejércitos, los gabinetes, los patricios y los plebeyos, los




-1~1~
1 74 DECADENCIA


palacios y las chozas, los soberanos y los pastores en el
abismo de las revoluciones; y los facciosos solos dominarán
sobre las ruinas de todos los estados, por el pretendido de.
techo de un cuerpo colectivo del pueblo.


XV Se oye quejarse en nuestros Bias, de que no hay
ya nobleza, y que los grandes han perdido todo el senti-
miento de su grandeza. ¿Pero cómo la han de conservar?
Nuestros nobles no son hoy aquellos augustos patricios á
quienes no se llamaba entre los romanos á las asambleas
públicas hasta que afiadian á su nombre el de sus abue-
los. Los nobles actuales, en la opínion convencional, son
unos pobres criados, unos miserables encargados del ma-
yor número, á quienes puede el primer faccioso despojar
de sus tierras y de sus empleos, pronunciando sobre ellos
estas formidables palabras: salid de aquí, ya no nos con-
venís. Segun este terrible decreto, el que se resiste es dego-
llado: el que pide gracia es arrastrado por el lodo: el que
quiere conservar una parte de su fortuna, debe renunciar
toda moralidad, y pisar hasta los últimos sentimientos de
honor: y el que quiere tener empleos, debe vender las pla-
zas, lag


ciudades, y los ejércitos; debe hacer traicion á sus
soberanos, unirse á los facciosos, y asociarse á sus latroci-
nios. Todo esto es una consecuencia necesaria de la opi-
nion falsa de la soberanía del pueblo.


flecho decisivo.


Si por la sucesion sola del nacimiento ha habido indu-
dablemente por todas partes, á la cabeza de cada pueblo,
primeras familias, que habiendo sido las primeras por el
nacimiento, fueron tambien esencialmente las primeras en
autoridad, en paternidad, en dominios y en posesiones,
¡qué nueva atrocidad cometeríamos en querer degollar y
matar hasta que no haya nobleza ! ¡Qué! ¡hasta que no
haya sucesion en los nacimientos! ¡ hasta que no haya au-
toridades y paternidades naturales! ¡hasta que los pue.


tilos no tengan padrepsE! ¡Il:
laAst:(01113:EenZAn.ingun 175


pais haya fa-
milias patricias!.... Pero seríamos locos, y los mas execra-
bles de todos los locos.




¿


Qué debe resultar de un delirio tan inconcebible?.....
,.Nobles degollados, asesinados, guillotinados, encarcela-
dos! una carnicería espantosa de señores, de príncipes y de
soberanos, ;todos de una sangre noble!..... Lo repetimos,
¿degollar, es responder y mudar la esencia•de las cosas?
Aunque se degollase hasta la consumacion de los siglos á
los primeros gefes de los pueblos ¿podría destruirse á sus
herederos? Cuando pudiesen ser extinguidos todos ¿ po-
drian serlo los grados del nacimiento? Aunque se llegasen •
á destruir las primeras fitnzilias de un pueblo, se harian
las s-gandas primeras, las terceras segundas, y las cuar-


tas terceras. Y aunque llegase á extinguirse enteramente
un pueblo, ¿dejaria de haber siempre patricios y de con.
siguiente nobles?.... Pero si es imposible esta destruccion,
podemos siempre preguntar á los que hacen iguales jura-•
mentos; ¿á qué vienen tantos crímenes, tantas matanzas,
y tantos asesinatos? ¿ Por qué tantos parricidios, tantas re-
beliones, tantas crueldades, y tantas atrocidades para efec-
tuar una obra que no podrá ejecutarse jamas?


Aunque se degüelle cuanto quiera hasta la consuma-
cion de los siglos, existirá siempre este hecho decisivo; que
en cada pueblo, bárbaro ó los primeros ,efes
fueron desde el origen esencialmente nobles, por su alta
paternidad y su grande nacimiento; que los que descien-
den inmediatamente de estos primeros gefes, son igual-
mente de una sangre y de una extraccion noble; que cuan.
do estas antiguas familias lleguen á extinguirse, podrá el
soberano conferir su nobleza á familias nuevas, y de con-
siguiente podrá ennoblecer; pero que no pudiendo crear
por si mismo ningunos derechos, no


res


podrá dar á su pue-
pa „itie los que le :lió Dios en el principio;blo mas d


y que por lo mismo no podrá aumentar el número de los
nobles, sin hacer ilusorios los ennoblecimientoso




Y
DECADENCIA DE LA NOBLEZA.


AuDque se degüelle cuanto quiera, será inalterable .es:
te hecho decisivo, que habiendo decretado Dios que las
primeras familias de cada pueblo fuesen esencialmente no.
bles , el querer persuadir que hay paises que no tienen no-
bles es una necedad tal, que si persistimos en ella, conde.
ciclos de nuestras pretendidas luces, nos haremos indefecti,
blemente la irrision de los siglos futuros.... El jurar que 'de-
gollaremos y asesinaremos hasta que deje deexistir esta dis.
tiricion, es un proyecto tan insensato, que si continuamos en
el, conducidos por nuestra pretendida filantropía, llegaremos
á atraer sobre nosotros la excecracion de todos los siglos.


Existirá siempre este hecho decisivo; que aunque se
degüelle á los nobles basta la consumacion de los siglos se-
rá tan imposible destruirlos, mientras que haya hombres,
como es imposible impedir que todos los pueblos hayan
tenido padres y familias patricias de las que han descen-
dido las últimas, por la sucesion sola del nacimiento; que
si estábamos en la mas profunda ceguedad sobre lo que
tiene relacion al sacerdocio y el primado de su autoridad
divina, no lo estábamos menos sobre todo lo que tiene re-
lacia á la nobleza , su origen, su naturaleza, su transmi-
sion , su destino, sus títulos, sus dominios, sus feudos, sus
funciones y sus empleos, su dignidad, su paternidad, su
union primitiva con el sacerdocio, y su separacion , cuan-
do la poblacion llegó á hacerse numerosa. Todo esto habla
sido olvidado enteramente, y se hallaba cubierto á nuestros
ojos en tinieblas muy espesas; y por consecuencia de esta
ceguedad profunda nos habíamos precipitado en un abis




mo de calamidades, sublevando la parte mas numerosa
de los pueblos contra los dos primeros órdenes, constitui-
dos é investidos por Dios de sus poderes para gobernarlos.


¿Habremos perdido igualmente el tercer orden, sacán-
dole del estado de suborclinacion en que le había colocado
Dios por la sucesion sola del nacimiento? Lo examinare-
mos en la cuestion siguiente, continuando la historia muy
natural de la formacion de los pueblos.


TERCERA CUESTIONO


DEL ESTADO LLANO,.


¿ Es esencialmente el último orden en cada
pueblo?


S. L° Su .origen.— S.
2.° Origen de la esclavitud. —


S. 3.° Su universalidad.— S. 4.° Sus abusos.—
S. 5•° D.e


la libertad. S. 6.° Sus ventajas y sus excesos
Hecho decisivo.


ESTADO DE LA CUESTION,


Despues de haber supuesto un pacto social en que
los pueblos crearon los reyes y los nobles , á quienes die-
ron tierras y dominios con condicion de que los hiciesen
felices , los facciosos no cesan de representarles que no lo
son tanto. como debieran. Despues de hacer la pintura mas
negra de todos los abusos de los grandes, de los excesos de
la feudalidad, y del estado espantoso de la esclavitud que
mencionan todas las historias, aseguran que el pacto social
está disuelto , que los grandes no son dignos del rango en
que se les ha colocado ; gritan contra la tiranía, entran en
furor, excitan á todas las naciones á la venganza , y tratan
de cobardes á todos los que no se sublevan bajo el pre-
texto de que siendo el estado llano el mas numeroso, mas
útil y benemérito de todos, es injusto que no tenga tanta


Tope, II,


j(1192-`




178 ORIGEN
representacion como los dos primeros. Al fin, cuando con
estos clamores han aumentado el número de descontentos,
se ponen á su cabeza,. marchan al saqueo de las propieda-
des, á la 'devastacion del universo, y para cargar con los
despojos de los ricos,, hacen derramar á torrentes la sangre
de los pobres.


II Para reducir estas declamaciones á su justo valor, es
menester ver si fueron efectivamente los dos primeros ór-
denes los que han colocado al tercero en el último puesto,


lo han reducido á la servidumbre, como- pretenden sus
acusadores. Si estos dos hechos friesen falsos las acusacio-
nes caerian. por sí mismas. Para. esto examinaremos cuál
fue el origen del estado llano, y despues el de la esclavi-
tud con todos los denlas artículos especificados arriba, ha-
ciéndolo con toda la. imparcialidad que nos hemos pres.
Grito en estas discusiones. Cuanto mas avancemos mas se
descubrirá la: perversidad con que la falsa filosofia abusa de.
la credulidad de-los pueblos..


1, LO'


Origen de los comunes ó del estado llano.


I .
Si al principio se hubieran colocado en los dos pri


meros órdenes todas las virtudes y todos- los talentos, co-
mo pretenden nuestros ilusos hermanos, ¿qué hubiera que-
dado para el tercero?...... Solo, hombres cobardes, libertinos,
sin probidad y sin disposiciones. Los plebeyos hubieran si-
do desde su.: cuna constituidos en un estado de degradacion
moral, de que les. hubiera sido imposible salir jamas; pues
que rompiéndose el pacto social, siempre que los grandes
abusasen de su poder, hubiera sido preciso tomar en el esta-
do llano hombres. para volver á constituir los dos primeros
órdenes, y. hacer- descender perpetuamente á éstos; pero esta
operacion eontrihuiria mucho á inficionar el tercero. En el
sistema de los pactos sociales, no solamente el orden de la


DEL ESTADO LLANO. 179


sociedad hubiera estado en ra si
perpetua agitacion , sino que


el estado llano nunca hubiedo otra cosa
que una cloa-


ca inmunda, compuesta de todo lo que hubiese de mas de•
pravado en los dos primeros órdenes.


II Por fortuna , Dios no ha dejado á los hombres el
cuidado de esta disposicion: ha arreglado estos órdenes por
sí mismo , no segun la perpetua-yevolueion del mérito


per-


sonal que produciría continuados trastorn
os , sino segun


el orden del nacimiento ,
que jamas ha variado, ni variará


jamas , y que coloca los grandes talentos y las grandes vir-
tudes indistintamente en los tres. Desde el prima instan


osl-te de la ereacion del mundo, y mientras que subsista ,
hombres descenderán los unos de los otros, como su Autor
lo ha dispuesto; y en esta sucesion inmutable de las ge-
neraciones consiste el que, aunque todos seamos de una
misma naturaleza, nazcamos todos esencialmente subor-


dinados,
III Si Adam frie el gefe universal género huano,


Sem el de los pueblos del Asia, Abraha
del
m el del pueblo es•


cogido; si cada pueblo tuvo esencialmente un cierto mí-


mero de padres primitivos ,
que despues de haber traba-


jado para sus descendientes, obligaron á estos trabajar á
su vez para ellos en indemaúzacion de sus penas; si ,en fin


estos padres primitivos estuvieron de tal modo subordi-
nados los unos á los otros , que desde la tercera generacion
su autoridad fue .trescientas veces menos noble que la del
gefe universal ; todo esto se hizo, neo por los grados del
mérito, sino por la sola sucesion del nacimiento.. Pero si la
autoridad de los padres de cada pueblo era ya trescientas
veces menos noble desde la tercera generacion„ ¡cuánto me-
nos .no lo sería á la vigésima, á la centésima, á la


, y mas allá? (Véase nuestra cucstion preliminar.)
IV Hay quien no concibe cómo la sangre de un pa-


dre noble puede dejar de producir siempre nobles: no obs-
tante la razon es bien sencilla ; porque no produce siem-
pre grandes familias, ni grandes gefes. No demos (como lo


z:


4/+




18o
ORIGEN


hemos hecho en nuestra euestion preliminat
. ') mas que


cuatro ó cinco hijos á cada uno de los geles de las doce
tribus, de los ismaelitas ; resultará que desde la tercera. ge-
neracion , Ismaél tendrá ya mas de trescientos descendiera.
tes: Estos trescientos descendientes, llegando á ser padres
ellos mismos, se harán todos con el tiempo gefes de una
numerosa posteridad ; pero como cada uno de ellos al mo-
rir no dejará el gobierno de su casa sino á uno solo de
sus hijos., es visible que á cada division no quedará á la
cabeza de las familias subalternas mas que una sola fami-
lia noble, que se subdividirá ella misma en muchas ramas
por su multiplicadora; noanas que una sola familia real


. á ,':
la cabeza de cada nacion , una ducal á la cabeza de cada
tribu, y una señorial en cada tierra: en todo trescientas
familias patricias, de tal modo subordinadas, que laúltima .


:111
de las trescientas es trescientas veces mas pequeña que la
de Ismaél , pues que no es mas que una muy pequeña par-
te suya, y esto por una disposicion indestructible de Dios
mismo. Dei ordinatiow


V `Fijémonos en este número, aunque sin dirda puede'
ser mayor á medida que un pueblo crezca, y bastará para a ..
hacernos comprender la formacio•


. progresiva de las fami• ',
lias .


comunes. Si la última de estas trescientas familias es
ya tan pequeña que casi no sea noble, es evidente que las
que comiencen mucho mas abajo de ella, no lo serán de h
ningun modo. Para ser noble pues, no basta descender ori-
ginariamente de un gefe noble ; es menester, (como lo
hemos dicho hablando de la ,


nobleza) descender de él por
las primeras familias, y por las que se han formado de las
primeras emanaciones- de la- sangre de este gefe. Solo en es-
tas familias primitivas es donde la,


sangre se mantiene no-
ble, donde la nobleza es inamisible, donde. todos los hijos
primeros y segundos, varones y hembras son nobles; y
donde la nobleza se aumenta descendiendo, puesto que ca-
da hijo es doblemente noble: noble por la sangre patricia
que corre por sus venas, y noble por la gran paternidad de


DEL ESTADO LLANO. 1 31
que aumenta en razon del


,st(iisuca él ellioesr.ecplae,bya jo de estas ramas primitivas
es imposible que las familias sean nobles, porque es impa.sn
uísi oY


mayores


siblc que un padre subalterno dé á sus descendiente
s una


gran distincion que él no tiene..
VI Se pregunta: ¿por qué la sangre de un noble no


engendra siempre nobles? Como si en la mano de Dios la
misma materia fisica no pudiese formar montes y colinas;
la misma sávia árboles grandes y pequeños, gruesas y del-
gadas ramas; la misma sangre padres é hijos, nobles y ple-
beyos, grandes y pequeñas familias, grandes y pequeñas
autoridades,. partes . nobles y partes que no lo sean.


VII En fin, para comprender bien la formacion del
tercer orden es menester considerar que en cada- pais, á
medida que la poblacion fue aumentándose, los primeros
de cada tribu fueron tambien los primeros que se estable-
cieron cada uno á su vez, y segun el orden de su naci-
miento: primero el primogénito, dcspues los hermanos me-
nores; en seguida los individuos de la segunda generacion,
luego los de la tercera, y así de las denlas, mientras el pais
suministró tierras; y que fue siempre un solo hijo el que
sucedió al padre; ordinariamente el primogénito. Y de
aquí ¿qué debia resultar necesariamente? Que bajo el ao•
bierno de cada señor, y del del primogénito que le sueedia,
quedaron siempre en cada habitacion ó poblacion muchas


familias subalternas, naturalmente subordinadas á lasfami-
lias patricias, y éstas familias- subalternas, infinitamente
mas cortas que las primeras, fueron las que en todas partes
se denominaron comunes, estado llano, pueblo, ó el cuer-
po del pueblo si se quiere. El padre universal es su cabeza,
el sacerdocio y la nobleza son los dos primeros órdenes, y
el estado llano el tercer orden.Todos tres selen azan, y for-
man la organizacion entera de la nacion. Si el sacerdocio y
la nobleza son mas di- • 1istinguidos por la gran paternidad de
que estan investidos, no hay ninguno de ellos que sea in-
útil: y así como los •s pies no pueden decir á la cabeza: no te




ORIC EN
necesitarnos ; tampoco la cabeza puede decir á los pies : no
tengo necesidad de vosotros.


VIII Si el estado llano es el último orden, no es por.
que los hombres hayan convenido en ello, sitio porque
Dios lo ha querido; no porque los grandes lo hayan dic.
puesto así, sino porque en todo cuerpo bien organizado es
necesaria una subordinacion; y porque cada pueblo es un
cuerpo perfectamente organizado por institucion del mis.
mo Dios. Si las funciones de los plebeyos son las últimas,
no es porque se las haya dado el último rango, sino porque
naturalmente son inferiores en dignidad á las nemas. Para
gobernar, tanto en lo espiritual como en lo civil, es me-
nester tener autoridad; y para trabajar la tierra no es necee
sacia alguna. Mientras que Adam fue solo, hizo sin duda las
funciones de los tres órdenes: mas (como ya lo hemos ob-
servado) luego que tuvo hijos en estado de trabajar envió
á Cain al arado, y á Abel á guardar los rebaños. En cuanto
á él, se reservó en virtud de su autoridad paternal el cui-
dado de gobernar la familia entera. Á medida que la pobla-
cion crN*46, los gefes inferiores , descargándose igualmente
sobre sus descendientes de los trabajos groseros, se reserva.
ron el cuidado de velar sobre ellos, bajo la autoridad pre-
existente del gefe universal. Y lo que se hizo en la ciudad
de Adanz, se repitió en la familia de Noé,de Sem, de


Is-
mael, &c. Es menester siempre tener atencion á la paterni-
dad, porque (como hemos dicho en nuestra cuestion preli-
minar) en todas partes la sucesion de la paternidad ha pro-
ducido una diminucion prodigiosa de autoridad, de pro-
piedad y de otros derechos. Y así fue como las funciones
del estado llano, descendiendo perpetuamente en cada tri-
bu de los padres á los hijos, de los hijos á los nietos, y de
éstos á los últimos nacidos, fueron desde el principio, corno
lo serán en todos los tiempos y en todos los paises, el patri-
monio de las últimas familias. Esta progresion es indispen-
sable, pues que es una consecuencia de la sucesion de las
generaciones, y de la institucion del mismo Dios, reconocida


183 –


mas de quinien tos
años antes que se puedan suponer pac-


tos sociales por parte de los hombres. Dei ordinatione.


IX Pero si el estadio llano
es el último orden por una


disposicion primitiva del mismo Dios ¿qué significan esas
declamaciones sediciosas con que los novadores han atesta-
do sus obras? »Que Theseo Athenas y Rómulo en Roma
»fueron los que colocaron l


e


as


n
funciones del pueblo en el


»último lugar, pero que fue una injusticia; que Bacon, el
»mayor genio de la Inglaterra, miraba la histodri lae a de -filo


las


artes mecánicas como el ramo mas importante
»
»sofia; que Colbert, uno de los mas grandes ministros de
»Francia, miraba la industria de los pueblos, y el estable-
»cimiento de las manufacturas como la riqueza mas segura
»del reino; y que los sabios de todos tiempos han pensado
»siempre como ellos; que los egipcios, los griegos y los ita-


lianos colocaron en el rango de los dioses á los que les
»habian enseilado la agricultura; que este arte fue la ocu-
»pacion de los patriarcas, hizo las delicias de los prínci-


pes mas ilustres, y de los mayores hombres de la antigiie-
»dad; que el emperador de la China se honra de labrar la
»tierra; que los romanos mas célebres pasaban alternativa,
»mente de la agricultura á los primeros empleos• de la , re-
»pública, y de estos- primeros empleos á la agricultura;
»que Luis . XV tenia un arado en Trianon, del cual no des-


'
ideaba servirse." (Véase la Enciclopedia, en los artículos
agricultura, manufacturas, &c.) En vista de unos elogios
tan pomposos. ¿quién no creería que nuestros talleres-estas
ban llenos de filósofos?.


X ¿Á qué se reducen todos estos bellos discursos? Una
vez que los mas célebres romanos solian pasar de la agri-


cultura á los primeros empleos de la república, señal es de
que la agricultura no era uno-de los primeros empleos: se-
ñal de que segun nuestros sabios mismos habia , alguna cosa
superior á las artes mecánicas. La habla sin- duda, y esta
era el poder de gobernar. Los patricios pues por su naci-


miento y su gran paternidad son esencialmente superio-


182,
DEL ESTADO LLANO.




184 ORIGEN
res á ,


los plebeyos; que es precisamente lo que nosotros
sostenemos. Dei ordinatione.


XI Mas si Dios, por medio del nacimiento y de la
gran paternidad, ha distinguido los diferentes órdenes,
¿por qué el empello de distinguirlos solo por el mérito y
los talentos?... Dígasenos francamente si por algunas accio-
nes brillantes constituyó Dios á Ismaél gefe de un gran
pueblo: faciam illum in gentein magnam; si por tener sus
hijos algunas grandes cualidades, los hizo duques ó geles
de las doce tribus: generabit duodecim duccs. ¿Fue por el
mérito y los talentos, ó por la generacion y el nacimiento
por lo que Dios distinguió las autoridades ? Aun cuando
un padre tuviese cien veces menos mérito que sus hijos,
¿tendria por eso menos autoridad sobre ellos? Y aun «cuan-
do los patricios de cada tribu tuviesen cien veces menos
talentos que los plebeyos ¿dejarían por eso de ser superiores
á ellos en virtud de la extraccion paternal? Dei ordinatione.


XII Que un padre en su casa, un señor en sus tierras,
un soberano en su imperio, distribuyan despues los em-
pleos que tengan que dar en razon de los talentos, nada
mas justo. Pero cualesquiera que sean los talentos de los
inferiores, al superior -toca hacer el discernimiento, aunque
para este discernimiento, y cuando se trata de mando, de-
ba tener consideracion al nacimiento. Puesto que en todos
los órdenes suele colocar Dios hombres valientes , sabios y
distinguidos en todos ramos., es menester sin duda apro-
vecharlos; pero para aprovecharlos, conviene dejarlos en
el orden que honran , sin traspasar la línea de separacion
puesta por el nacimiento y por la paternidad.


XIII Ahora, si los tres órdenes son naturahnentedistin-
tos por la autoridad y por el nacimiento ¿qué diremos de los
que quisieran estimarlos solo por el número? ¿Quién podrá
leer sin indignarse esta fogosa declamacion del mas fogoso
de los declamadores? >,Pueblos de la tierra, si no echais
»abajo todas las cabezas que sobresalen del nivel, yo os di-
»ré: pues sois tan cobardes é insensatos que siendo vosotros


DEL ESTADO LLANO.
sufrís que una docena de muchachos, á quie-


:::zeisill°1anicjais reyes, armados de unos pequeños bastones que
»se llaman cetros, os gobiernen á su antojo, obedeced; mas
»no nos importuneis mas con vuestras quejas. ¡Sois indig.
»nos de ser libres!" ¿Quién podrá sin estremecerse oir á
este furioso energúmeno llamar á los soberanos tiranos divi-


nizados, á los sacerdotes un rebaño de impostores, y gritar
al género humano »que por su parte no será dichoso hasta
»que vea al último de los reyes ahorcado con la cuerda que
»se haga de los intestinos del último de los clérigos?" ¡Qué
vergüenza no debe ser para nosotros haber tenido por con-
ciudadanos á unos monstruos semejantes ! ¿Pueden llegar
á mas el frenesí y la locura?


XIV ¡Qué! porque Dios esté solo á la cabeza de todos
los hombres, no le deberán estar sumisos! ¡porque un pa.
dre esté solo á la cabeza de sus hijos, no tendrá autoridad
sobre ellos! ¡ porque un soberano esté solo á la cabeza de
sus vasallos, lo deberán degollar! ¡porque el pueblo cuente
sus individuos por millones, relativamente á sus legislado-
res, en las democracias mismas, será menester que los de-
güellen á todos! ¿Quién no vé que todas estas reglas de es-
tinlacion son detestables, que valuar los hombres por el nú-
mero, es poner á Dios debajo de sus criaturas, á los padres
debajo de sus hijos, á lós criados sobre sus amos, á los sol-
dados sobre sus oficiales , y á los oficiales sobre su general?
¿Quién no vé que esto es trastornar el mundo, poner á los
estados en la mas horrible confusion, puesto que no fue
por el número ni por los talentos, sino por la autoridad
del nacimiento, por lo que Dios ha querido distinguir los
diferentes órdenes? Los derechos de autoridad y de pa-
ternidad; lié aquí lo que no se conoció , y lo que ha per-
dido á nuestro siglo.


de inspirar á losXV Si no se tratase de otra cosa que
grandes los sentimientos paternales que deben tener há-
eia los pueblos, nosotros seríamos los primeros á gri-
tarles con Colbert y con Bacon, y mas alto aun que los en•


Tom. II.
AA


1




I 86 ORIGEN
ciclopedistas: honrad la agricultura, favoreced las artes,
proteged los trabajadores, cuidad de que no sean oprimidos,
considerad que esta numerosa clase del pueblo es la verda.
dera riqueza de un estado, la que mantiene á los otros dos
órdenes, y la que os alimenta á vosotros mismos.


XVI Mas por interesante que sea esta clase, no penseís
que sea superior á vosotros: los que así os lo dicen son unos
impostores. En un arbol natural es verdad que las pequeñas
ramas son las que dan el fruto; pero mucho tiempo antes
que ellas lo habian dado las grandes. Las chicas parecen
ser las primeras á sufrir la furia de los uracanes, pero las
grandes son las que las sostienen, como el tronco las sos-
tiene á ellas. En el arbol social viene á ser lo mismo: á pri-
mera vista parece que el orden plebeyo es el mas útil , por-
que actualmente soporta los trabajos mas duros ; pero el de
los patricios ha soportado los mismos mucho tiempo an-
tes, y en ]a actualidad desempeña las funciones mas impor-
tantes del estado, gobernando á los plebeyos en virtud de sus
poderes paternales. He aquí la distincion que inspira ve.
nerac'ton y respeto.


XVII Cuando_ los dictadores romanos descendian á
ocuparse de los trabajos del campo, honraban sin duda la
agricultura; pero cuando gobernaban el imperio, y conse-
guian victorias, eran mas grandes ciertamente, pues salva-
ban á la patria entera. Y lo que decimos de los dictadores
debe decirse de Luis XV cuando echaba mano á su arado,
del emperador de la China, cuando se dignaba tambien
trazar algunos surcos. Un soberano puede descender algunos
momentos al medio de sus súbditos para inspirarles alien•
to ; mas para velar sobre ellos es menester que esté sobre
su trono; y no se puede dudar que esta sea la mas impor-
tante de sus funciones. Ciertamente que en un ejército los
soldados son bien útiles, pues que sin ellos no podria dar-
se un combate; pero el que dirige todos los movimientos,
y hace ganar la victoria ., es mas de apreciar que todos los
soldados juntos, pues es el que los hace mover. El último


DEL ESTADO LLANO. 1 87
orden es infinitamente mas numeroso que los dos prime-
ros, y es preciso que lo sea, pues que está encargado de to-
das las menudencias; pero les es inferior en autoridad,
porque no se gobierna con el arado, sino con la autori-


dad. Los dos primeros órdenes son infinitamente inferiores
en número; y así debe ser, porque tienen que referir to-
dos los trabajos á la unidad; pero poseen un nombre, tie-
nen un nacimiento, una autoridad, y poderes que valen
mucho mas que el número y el talento de los pormenores.
Mientras que no se sepa lo que es la autoridad, su origen, su
naturaleza, su definicion , se caminará entre tinieblas.


XVIII ¿Cuál deberá ser pues el número de nobles en
un estado? se preguntará. Este número es imposible fijarlo,
porque es relativo á la poblacion. Cuantos mas soldados
hay en un ejército, tambien hay mas oficiales: cuantos mas
padres haya en un pais, tambien debe haber mas nobles,
pues que los nobles son los padres primitivos de cada tri-
bu, y las primeras familias que provienen de ellos. El úl-
timo se hace noble , haciéndose padre de otro pueblo. Is-
mael, que era hijo de un esclavo en la casa de Abraham,
se hizo el primero de los Ismaelitas luego que salió de ella;
y de este modo se hizo noble: despues de él, sus doce hijos
lo fueron cada uno á su vez, dando sér á las doce tribus.
Cuando esta nacion llegó á tener cien padres primitivos,
tuvo cien nobles, y en seguida, doscientos, trescientos, &c.
Y estos trescientos, viniendo á ser padres , dieron trescien-
tas familias patricias, que despues se subdividieron en
diferentes ramas.


XIX El número pues de familias nobles de nacimien-
to, es necesariamente relativo á la poblacion. Así es de to-
da evidencia que proporcionalmente hay mas en un pue-
blo que en una tribu , mas en un reino que en una pro-
vincia, menos en un estado pequeño que en un grande, en
un pais desierto que en un poblado. Lo que hay de cierto
es, que en todo pais, mientras que hubo tierras que rotn-
per,


, á la mas antigua familia fue á quien se confió el go-
AA :




88 ORIGEN
bierno de las ciernas, porque á ella era á quien pertenecia
natural mente el derecho de señorío y de paternidad por
sucesion de sus padres. Si en el pais hay cuatrocientas tier•
ras señoriales, se puede concluir que en él hubo origina-
riamente cuatrocientas familias nobles, que despues se
subdividieron en muchas ramas; que todas las demas fue-
ron desde un principio familias comunes y plebeyas, na-
turalmente subordinadas á las primeras por solo el hecho
del nacimiento.


XX ¿Qué hicieron pues Theseo, R6inzilo, y todos los
gefes primitivos de los pueblos en general, cuando qui-
sieron distribuir civilmente los empleos que dependian de
ellos 9 Despues de haber separado los patricios que se ha.
liaban á la. cabeza de los pueblos que gobernaban, escogie-
ron entre ellos los que juzgaron mas á propósito para las
primeras funciones del sacerdocio y del gobierno; despues,
habiendo distribuido los plebeyos en muchas clases, los
encargaron de los trabajos mas duros , y de las humildes
funciones á que estaban naturalmente destinados:. ut agros
colerent perora alerent, qucestorias artes exercerent, di-
ce Dionisio de Halicarnaso. Sancionaron las distinciones
de la naturaleza ; pero no las crearon, pues existian ne-
cesariamente de antemano.


XXI Un hecho incontestable , y sobre el cual se pue-
de contar desde ahora para siempre, es que en cada divi-
sion del género humano, por el hecho solo de la sucesion,
hubo esencialmente en todas partes padres é hijos; patri-
cios y plebeyos ; primogénitos y segundos; grandes y pe-
quel'ias casas; familias que provenian inmediatamente de
los gefes primitivos, y otras que empezaron mas abajo: que
en• todas partes los hijos fueron en mayor número que los
padres , los plebeyos mas que los patricios , los pueblos
mas que sus gefes: que no obstante los patricios, aunque
menos numerosos, ejercieron en todas partes las primeras
funciones, porque siendo los primogénitos, fueron esen-
cialmente los mas antiguos, y los sefiores de los otros:


DEL ESTADO LLANO. 7 8 9
que tuvieron por derecho de sus padres una gran au-


toridad, grandes bienes y grandes posesiones antes que
los plebeyos hubiesen venido al mundo; que estos por el
contrario aunque mas numerosos, y -muchas veces superio
res en talento, fueron siempre inferiores á los patricios, y
ejercieron las funciones mas humildes, porque habiendo
nacido los últimos, se vieron en todas partes obligados á
servir á los clernas, y á trabajar- bajo su autoridad para ob-
tener alguna parte de sus bienes: que en fin, por numero-


so y meritorio que sea el estado llano no es menos el últi-
mo órden. Es el Ultimo, porque habiendo nacido despues
de los demas, supone antes de él esencialmente dos gran-


des autoridades, la de Dios, y la de sus padres primitivos:


es el último, porque habiendo nacido despncs de los otros
dos, es esencialmente el último que ha engendrado, el úl-


timo que ha trabajado, y el último que ha podido mere-
cer y adquirir bienes. Vida , subsistencia , instruccion,
edueacion, defensa, conservacion, todo lo debe á los dos pri-
meros órdenes, por disposicion de Dios mismo: Dei or-
dinatione.


XXII Es menester pues convenir de grado é por fuer-
za, que se ha estado engañando cruelmente á los pueblos
sobre su origen. Nuestros filósofos han soplado en su espí-
ritu el fuego de la - insurreccion bajo el odioso pretexto de
que su humillacion provenia de la tiranía y despotismo de
los grandes; y nada es mas falso, como acabamos de ver.
Esta subordinacion es la obra admirable de Dios mismo,
que ha querido que los últimos nacidos dependiesen de
sus padres, y permaneciesen sumisos á su autoridad, por
mas talento que tuviesen. Mas como si lo primero no
bastase, se ha querido aun echar la culpa á los grandes de
la esclavitud de los pueblos; y esta inculpacion ha tenido
las consecuencias mas terribles. Vamos á ver en el capítu-
lo siguiente si tiene algun fundamento mas que la primera.




19e ORIGEN


S . 2.°
Origen de la esclavitud.


1 M. de Montesquieu pretende que el sistema de Aris-
tóteles sobre el origen de la esclavitud no está apoyado de
muy buenas razones. Empecemos examinando cómo pen-
saba sobre este punto Aristóteles, y luego veremos las ra-
zones en que se funda.


El sentir de este filósofo sobre esta grande cuestion, es
que desde el principio del mundo hubo nobles y reyes,
que hay hombres que nacen naturalmente para mandar,
como otros para obedecer: natura plura qux imperent, et
quce parent; que la diferencia que se encuentra entre el
amo y el criado es una diferencia natural é indispensable:
natura aliter herus, aliter seryus ; que si hay hombres li-
bres y hombres esclavos, no han sido los mismos hom-
bres, sino la naturaleza la que ha establecido estas distino
ciones: esse igítur natura, 'hos quidem liberas, hos vera ser®
vos apertum est. (Aristóteles, Política).


II lié aquí por confesion de M. de Montesquieu la
doctrina de este célebre filósofo sobre el fondo de la cues-
tion: afirma positivamente que en su origen la esclavitud
no ha sido obra del despotismo, ni negocio de convencion,
ni en fin de institucion humana; que deriva de la natura-
leza misma de las cosas: esse igitur natura hos quidem lí-
beros, hos vera servos apertura est. Y esta observacion tan
chocante para nuestros pretendidos maestros, tan contraria
á la doctrina general de nuestros días, la hacía Aristóteles
en el tiempo de la esclavitud, sin contradiccion alguna, y
al frente de todos los filósofos de la antigüedad, que conta-
ban esclavos entre ellos mismos; á vista de toda la Grecia
que pensaba como él; en medio de una innumerable mul-
titud de naciones antiguas, que lo mismo que los griegos
tenían esclavos ilustrados é interesados en contradecirla:
la presentaba como un hecho indubitable que todo el mun-


DE LA ESCLAVITUD. 191
do tenia á su vista, como un hecho manifiesto y reconoci-
do, que nadie pensaba en contradecir, porque todos esta-
ban persuadidos de él. Apertum est.


III Ahora pues, es menester convenir que una aser-
cion tan positiva, publicada sin contradicion, en siglos de
esclavitud, en medio de una multitud de naciones, que
tenian por esclavos filósofos y grandes escritores, intere-
sados en contradecirla, aunque no tuviese otras pruebas,
no tendria por sí misma poca fuerza en la cuestion que
examinamos. Mas habiendo estab:ecido la opinion de Aris-
tóteles, veamos si las razones en que la funda son tan dé-
biles como M. de Montesquieu pretende.


IV $1 se recorren los seis primeros libros de la Políti-
ca de aquel filósofo, se verá que este grande hombre ha
comprendido perfectamente la causa que desde los pri-
meros tiempos introdujo por necesidad la esclavitud. Pa-
ra ser amo de casa, dice que no solo es menester tener
talento; añade que antes de todo es menester tener mu-
chos hombres, animales, instrumentos y provisiones de
toda especie: illi qui domum regit, debent esse instrumen-
ta. Instrumentorum autem, hwc sunt in anima, 12,ec au•
ten aninzata, mansueta animantia propter cibum, et
propter usan; ferro autem cibi, et aliorum adminiculo-
rum causa. Ahora, en el principio, cuando no habia aun
mas que una habitacion en un pais, ¿quién podía tener
estas provisiones de toda especie? ¿Serían los últimos naci-
dos ? No, era el padre solo. Mientras que no hubo pro-
visiones sobrantes, todos sus hijos y nietos estaban forzados
á vivir en la misma casa; y era preciso que así fuese, por-
que no habiendo aún mas que una sola habitacion, no se
les podía establecer en otra. De aquí concluía Aristóteles,
que en los primeros tiempos la esclavitud fue la condi-
cion necesaria de los áltimos nacidos, y por consiguiente,
diga lo que quiera M. de Montesquieu, el estado-datural
de los pueblos; Dei ordinationc. Contra esta consecuencia,
no basta gritar, son menester pruebas.




yz ORIGEN
Pero ¿cómo ha podido desechar seriamente seme.


jante origen M. Montesquieu ., que establece aun mas for-
malmente que Aristóteles el hecho sobre que estriva la ne-
cesidad indispensable de la resclavitud ? Ábrase el Espíritu
de las leyes lib. 3o, y allí se enconzrará consignado del
modo mas solemne este hecho histórico é indubitable:
que en los primeros tiempos los hijos permanecian en la
casa de su padre, y en ella se establecían. ¿Y por qué se
establecian en ella?... Si queremos saber la razon, Mon-
tesquieu nos la vá á dar; porque en los primeros tiempos,
estando aun toda la tierra por romper, el gran trabajo de
esta rotura exigia muchos esclavos. Luego en estos prime-
ros tiempos huyo por necesidad muchos esclavos, muchos
hijos que era imposible emancipar., á causa del enorme
gasto que el trabajo de las tierras exigia; muchos que per-
manecian en la esclavitud á su pesar, puesto que la escla-
vitud no acababa sino con la .emancipacion. Luego, segun
Montesquieu mismo, la esclavitud fue el estado necesario
de los pueblos en los primeros tiempos por disposicion de
Dios mismo. Dei ordinatione.


VI Pero aunque Aristóteles no lo hubiera dicho., aun.
que de Montesquieu no hubiera convenido en ello; y
aunque todos los revolucionarios de nuestros Bias se obs-
tinen en negarlo; la razon sola basta para confirmar un
hecho consignado tan solemnemente en todas las historias.
Nadie ignora que en los primeros tiempos, los hijos de fa-
milia permanecian muchos años en la casa de sus padres
antes de poder establecerse: que Moises, á pesar de sus ta-
lentos, guardó largo tiempo los rebaños en casa de su sue-
gro Jethró; que Tacob, á pesar de estar casado, permane-
ció largo tiempo al servicio de su suegro Laban; que los
doce hijos de facob , hombres, mugeres, hijos y nietos,
permanecieron largo tiempo al servicio de su padre antes de
poder establecerse en otra parte. ¿Y por qué no podian es-
tablecerse? Porque entonces, no habiendo aun habitacio-
nes, ni suficiente terreno roto y cultivado, se necesitaban


DELA •ESCLAVITUD.
-193


fondos inmensos para poner una nueva casa; porque el,
padre no los tenia, y porque las habitaciones no se multi•
plicaban tan pronto como los hombres. Pero si en aquellos
primeros tiempos era tan dificil formar nuevos .estableci,
mientos, aun entre las familias pastoriles, á quienes .sofian
bastar algunas tiendas portátiles, ¿cuánta mas dificultad no
encontrarian los pueblos cultivadores, cuyo establecimien-
to debia ser infinitamente mas dispendioso? Y si .un padre
se hallaba imposibilitado de establecer , fuera á! sus propios.
hijos ¿cómo podría emancipar los . últimos nacidos, y á.
los descendientes de las generaciones inferiores? La.sola.ra,
zon nos muestra esta imposibilidad: luegcdos últimos na'
cidos no pudieron vivir aparte, ni trabajar! por .Sujcuent4
luego, como Aristóteles dice muy. Ibilen,, ,en los primeros
tiempos la esclavitud fue necesariamente destaclo-,natural
de los. pueblos : esse .igitur naturadiosquidem , libera?, hos


yero servos,apertunz est., Refie.xion pués y moderaeistrt436,
dimos otra vez. „ _


VII • Generalmente se diseurre;: vebre 1 .0s• liempos panxil
tivos, segun las ideas que se tien¿n tW-ri .u6stro. • estada,-~
sente: mas para discurrir -bien :clehériarnos .)ponernos siernZ
pre en las eireunstaneiak ! No se puede decir ' lo mismo de.
una tierra inculta que.. .de un pais cultivadd; , ini de. un psis
cubierto de..habitacióties lo mismo: ue dei otro, erL'que.;,no
se encuentre. .Una...H-0y que todo está poblado es:TaCii~
padre emanciparkeadaruno de strs . -hi¡os. ..110s veirnéaños,1
poniéndolos en estado . tk-viv ir: trabajando' tltruna.eavaíxtrli
tictilar; pero esto al principiwera imposible. PongámOntis
en el caso de un primerr-milpante que 'llega á un pais eual-
quiera en medio de un vasto desiert0....A•un cua ndó
diese para,: eyud.arle„10, que no .sierntir&puede teuelcona.
numerosa posteridad, granos, animales, obreros yav forma-
dos ,.y todas las cosas de primera .)necesidad, no sería-Me-
nos cierto que á su llegada al paisnb'encontraria..-rii-casas
ni cabañas, ni manufacturas; ri establos, ni rediles, n1
graneros, ni molinos, ni lagares, ni armas, ni municiones?


Tom.
BE




1 94 ORIGEN
ni fosos, ni empalizadas, ni fraguas, ni en fin arados. Aho-
ra para formar una primera habitacion, ya es indispen-
sable todo esto, y otras mil cosas que es imposible indivi-
dualizar, y-que exigen un siglo de trabajos.


VIII Si fuesen en .número de cincuenta, por ejemplo,
¿se :creerá que harán ..todas estas obras para cada uno de
por sí? No ciertamente: es claro que las-emprenderían en
aYinun.-Despues de haber levantado algunas tiendas para
ponerse: á cubierto', :todos empezarían á trabajar á las órele-
nes . clel--padrc comun, ó de su sucesor. Mientras los unos
cortaban. árboles, otros abrirían zanjas, ó construirían pare-
des, otroá:tomarian el azadon y el arado, y otros irían á
cuidar. de los-rebafios:-El gefe, en virtud de la autoridad
universal de que se hallaba investido, presidiría á todo y
1'w -suministraría toda:- pero entre tanto todo estaría por ha•
cori antes que ésta -primera habitacion estuviese conclui-
da iseTasaría .


un siglo:; y durante este tiempo,. -todos, hom-•
bres, mugeres, hijos y nietos, nobles y plebeyos;...primn-
gémacill y.menores,,se 'verían precisados á .trabajar en lá :ea-
sa,-teomun. Si yo fuese :el. gefe de .esta numerosa poste=.


:cómo se pretendería que me pusiese á construir
easasparticulareS; hasta, que los establecimientos .comunes,
eártriesen concluidos? Y si fuese uno;de •los hijos.¿ podría:
retirarnaeá,una casa particular no habiéndola? He aquí-pues la.
impásiliilidad absoluta-por :una parte de establecer,,. y: por
otritdeser:estabiéciciO:én :particular,' puesto que-.los traba-
josokrtegloslsont :necesarios ..a: la -orninuaeion de los estable-
Cifti¿Otatg.,9: - ! ~unes pop-, coOlig Lúe n te.


, imposibilidad
abselto* Ile:evItal-lit • esplavitud ,:en-los- primeros tienipos:'
es:soigirur naturigigttosdam, hos quidem liberos, hos yero
sernos, apertura est. ¿Qué:se puede responder á semejantes
razones?


DE LA ' Esuu" v 7-
sa, despues de haber asignado á uno de los segundos un
terreno suficiente, le suministró hombres, animales é ins-
trumentos para ponerle en estado de cultivarlo á su;
¿y de dónde tomó estos hombres?.... De entre los últimos
nacidos, que hallándose en la imposibilidad de establecerse
por sí mismos, se tendrian por muy . dichosos en ir á traba-


jar á las órdenes de su nuevo señor, y . en formar una nue-
va habitacion donde encontrasen todo lo que les era abso-
lutamente necesario para vivir.


X Lo que hemos dicho del primer gefe se debe aplicar
igualmente al segundo; y todo lo relativo á la segunda habi •
tacion se repetirá necesariamente en la tercera: porque es
evidente que no se podria emprender la fundacion do:una
nueva, hasta que la precedente estuviese concluida yzhabi-
litada de todos los enseres comunes, lo que exigia para .ca-
da una un tiempo dilatado. Como las familias mas antiT
guas eran las que habian trabajado las primeras, eran 14.1n.
bien las que primero se .establecian , segun el orden de su
antigüedad, y á medida que se iban teniendo fondoSzpara
ello. Desde los antiguos de la primera generacion se pasó á
los de la segunda, despues á los de la tercera, y así sucesi-
vamente hasta que el pais se llenó de grandes habitacio-
nes, que se llamaron señoríos: y esta fue realmente la : mo-
dida de la nobleza. Cuanto mas vasto fue el pais, mas se-
ñoríos comprendió; y cuantos menos señoríos hubo.,1-mbo
tambien menos nobles, observando que la nobleza venía
siempre, no de la tierra, sino de la antigüedad del naci-
miento; pues hasta que ya no hubo mas tierras que rom-
per, eran siempre los primeramente nacidos los que se
ponian á la cabeza de las nuevas habitaciones, unos des-
pues de otros á su vez.


XI Pero si mientras se establecia un solo señor perma-
necian con él doscientas familias subalternas que era impo-
sible emancipar, y que se multiplicaban de mas en mas;
si, como lo hemos visto en la cuestion preliminar, entre
los ismaelitas las tres primeras generaciones solas daban ya


BB


•'1..
- IX .:, Es cierto que e,n;icada:.pais, luego:que la primera


habitacion estuvo concluida,i y Tic -hubo fondos sobrantes;:
Se penáó,en formar otra. En conseenencia.el:padre comun,
4 su.bije.:mayox á su muerte .


habria dejado su ca-




196 ORIGEN
trescientas familias patricias que era preciso establecer suce-
sivamente antes de llegar á la cuarta, por pequeño que fue-
se el pais, se puede juzgar desde luego cuantos siglos debie-
ron pasar antes que las familias plebeyas pudiesen tener su
vez: y si fue imposible edificar casas particulares antes que
las habitaciones comunes fuesen totalmente provistas de to.
do lo necesario para subsistir, tambien es fácil imaginar
que solo despues de muchos siglos pudo salir un pueblo to-
talmente de la esclavitud. Esse igitur natura quosdam,
hos-quidem liberos, hos yero sernos apertura est. Rogamos
pues á los hombres sensatos que vean si la historia y este
progreso de la naturaleza no estan de acuerdo.


XII Si la esclavitud duró tanto en los pueblos cultiva-
dores, mucho mas debió durar en todos los pueblos salva-


-ges.• Mas tiempo necesitaba un habitante de la América pa-
ta construir una miserable choza con su hacha de piedra,
qué no los primeros egipcios para levantar sus ciudades.


lAsí (segun AL Robertson) cuando se descubrió el Nuevo-
mundo se encontraron algunas veces grandes cabafias, en las
'que veinte familias se calentaban á un mismo fuego, bajo
taa solo gefe. »Yo he observado (dice 111. Cook en su quin-
to viage, tom. pag. 18 9 ,) que entre los zelandios la
misma tribu se reunia para construir en comun sus caba-
fias; y á pesar de esto ¿qué cabafias eran ellas? La mejor
que he visto (continúa este célebre viajero) no tenia mas
de treinta pies de largo sobre quince de ancho y seis de
alto, 'en forma de nuestras granjas del campo. Las otras


-eran una mitad menores: apenas tenian cuatro pies de alto
para ponerse al abrigo de la lluvia y de los vientos. Vivian
en ellas en -comunidad, y soban rodear el mismo hogar en
número de cuarenta ó cincuenta... Algunas veces (prosigue)
las familias se encuentran separadas, pero en este caso sus
malas chozas estar) contiguas, y forman pequeñas aldeas ro-
deadas de empalizadas y de fosos de poca altura; poco mas ó
Menos como las habitaciones de los : negros en nuestras islas."


XIII Algunos creen que porqiie los salvages son poco


DE LA Vbu,utL
-


trabajadores, no puede haber esclavos entre ellos; y se en.
gefes sean mas déspotas, losgafian. No hay pais donde los


ancianos mas soberbios, los padres mas exigentes, cl bajo
pueblo mas sujeto, ni las mugeres mas miserables. Estas es-
tan condenadas á unos trabajos tan duros, que matan zun-
chas:veces á sus hijas al momento de nacer para substraerlas
á su suerte.


XIV Los progresos de la agricultura , de la religion,
de las ciencias y de las artes, de las habitaciones y de las
ciudades es lo que constituye la civilizacion de un pais.
Así en todos aquellos adonde arribaron colonias ya forma-
das como en Egipto, en Asiria y en Cartago, la civilizacion
fue mas pronta, y la esclavitud duró 'ríenos ; porque lle-
vaban consigo todas las cosas de primera necesidad. Pero
en los lemas, donde solo aportaron algunos individuos, co-
mo en la Grecia, en la Germania y en la Italia, la civi-
lizacion fue por necesidad mas lenta. En América lo debió
ser aun mucho mas , porque los primeros habitantes llega-
ron á ellas sin granos , sin animales, sin instrumentos de
cultivo, como lo hemos visto hablando de la vida salvage.
Así este pais estaba muy poco poblado cuando se descubrió,
y aun no lo está mucho en nuestros dias. Al. Robertson lo
atribuye á la falta de instrumentos , á la licencia de cos-
tumbres de los indios, á los frecuentes abortos, á la muer-
te que suelen dar á sus hijos, y aun á sus padres ancianos,
á su voracidad cuando tienen provisiones, á su espantosa
escasez cuando lo han devorado todo, á su desnudez, á las
pleuresias, paralisis y otras innumerables enfermedades pro-
cedentes ya de sus excesos, ya de sus necesidades; á su
ociosidad, á su desarreglo en todo, á sus guerras, á sus
venganzas y animosidades perpetuas , en las cuales se ma-
tan, degüellan y destruyen unos á otros.


XV Al. Cook, despues de haber dicho que los zelan-
dios son súcios , asquerosos, ladrones y vengativos , añade
que muchas veces le convidaban á matar á sus propios con.
ciudadanos , y que si les hubiera ciado gusto no hubiera




•198ORIGEN
quedado una sola cabafia en sus aliares. Ahora qué in-
mensa distancia no hay de este estado al de una perfecta
civilizacion! Como los salvages no cultivan , necesitan lo-
cos instrumentos , mas por lo mismo que no cultivan son
tambien miserables ; y por lo mismo que la América no
tenia animales apropósito, estuvo sin cultura hasta que fue
descubierta.


XVI Entre los salvages, como entre los pueblos civili-
zados, el proceder de la naturaleza es siempre el mismo.
Allí el pueblo depende de sus ancianos, como aquí de sus
señores. La -única diferencia consiste en que aquellos tar-
dan mas en llegar á una perfecta civilizacion, porque par-
tiendo de mas lejos, y careciendo de todo, sus progresos
son mas lentos; necesitan siglos para llegar á poder satis-
facer las necesidades mas comunes. Como su miseria es ma-
yor, tambien su esclavitud es mas dura: permanecen mas
tiempo que los pueblos civilizados en una dependencia to-
tal de sus señores. Esse igitur natura quosdam , hos qui.
denz liberos , hos vero sernos, apertum est. No hay que
enojarse, pues la cólera no es razon.


XVII Hoy dia en nuestras fértiles regiones en que to-
do está cultivado, edificado y poblado, cuando se oye ha•
blar de esclavitud , se grita contra la tiranía; se pregunta
con indignacion si los pueblos han sido criados para ser
esclavos. Y nosotros preguntamos á todo espíritu reflexivo,
¿cómo pudieron dejar de serlo en los primeros tiempos?.....
Los que nacieron primero, despues de haber recogido la
sucesion de sus padres, pudieron tener fondos suyos. Pero
el que nació el último en una familia subalterna, llegó al
mundo como Robinson á su isla, ó aun mil veces mas po-
bre que él : durante su crianza no tuvo para vivir sino lo
que le adelantaban sus predecesores. Llegado á edad de
trabajar, se vió forzado á continuar los establecimientos de
sus padres, y toda la comunidad tenia derecho de obli-
garle. Donde quiera que grandes empresas se acometen por
la primera vez , es menester una gran reunion de me-


DE LA ESCLAVITUD. 199


dios; y la rotura de cada pais fue evidentemente una gran
empresa. Un vasto desierto no se cubre de mieses, de lu-
gares y ciudades con declamaciones, hipótesis ni sistemas.
Si actualmente cuesta aun tanto á una nacion ya formada
poner en pie una colonia, considérese cuánto no debe
haber costado á nuestros padres poner la tierra en el estado
en que hoy se halla. Y si aun con los bienes inmensos, au-
mentados por las sucesiones multiplicadas de nuestros an-
tepasados en las mas antiguas familias, es menester tanto
tiempo para establecer una habitacion ¿qué pudieron hacer
los primeros habitantes de un pais cualquiera que nada
habian heredado de sus padres? Sin recelo de exageracion,
bien se puede afirmar que en cada habitacion señorial,
cuando se llegaba á establecer un nuevo señor, quedaban
aun quinientos ó seiscientos individuos precisados á espe-
rar su vez ; y esto por disposicion del mismo Dios. Dei


ordinatione.
XVIII Y no se crea que este gran número de esclavos


paciese tener peligro alguno en aquellos primeros tiempos.
Además de estar subordinados . los unos á. los otros por el
Orden solo del nacimiento, y todos interesados en concluir
la primera habitacion , cada uno de ellos sabía que una
libertad anticipada,. lejos de serle útil, hubiera sido para él
el mas miserable de todos. los estados. Supongamos que tino
de nuestros modernos entusiastas, arrojado por la tempes-
tad á un pais desierto, ocupado nuevamente, se presentase
ostigado del hambre á la puerta de la única habitacion
que todavía existe en él, y que introducido entre los qui-
nientos habitantes. que la ocupan , despues de haber comi-
do bien, tuviese la ocurrencia de dirigirles esta declama-
eion : »¡insensatos! siendo vosotros quinientos contra uno
solo ¿por qué -os habeis dejado esclavizar? ¿No sabeis que
los primeros hombres nacieron independientes? Quemad,
quemad esta habitacion comun, romped vuestras cadenas,
y recobrad vuestros , derechos naturales! &c. &c." ¿Cómo se-
ría recibida semejante declamacion ?.. ¿Qué nos habíais




W o0 ,
ORIGEN


los primeros hombres? le responderian : nosotros somos los
primeros aquí, pues no hemos encontrado otros. Nos decís
que quememos esta habitacion coman que contiene pues-
tra cosecha , nuestros muebles , nuestros animales , y el
fruto de nuestros trabajos de mas de cien años : y cuando
hayamos quemado todo esto ¿qué será de nosotros? Vivireis
con raices, correreis los bosques , sereis libres y dichosos.—
Mas si esa vida es tan buena, le replicarian , ¿por qué ha-
beis venido vos á pedirnos de comer? Y al decir estas pa-
labras, echarian con indignaeion al predicador extravagan-
te, enviándole á vivir entre los osos.


XIX En el estado primitivo, lejos de desear una pre-
matura libertad; los esclavos la hubieran mirado como el
mas terrible de todos los castigos de parte de su señor. En
la casa coman lo tenian todo; fuera de ella nada tenian,. 01.
ni aun los instrumentos necesarios para trabajar y ganar su
vida. El Autor de la naturaleza, al poner los primeros hom-
bres en la necesidad de mantenerse unidos, no tuvo -por
fin su infelicidad; al contrario, si desde el principio hubie-
ran tenido la libertad de diseminarse, nunca el padre hu-
biera querido trabajar para sus hijos , ni los hijos para el
padre ; ni la primera generacion para la segunda, ni la se-
gunda para la tercera, de miedo de no poder continuar sus
obras. Con esta perpetua disipacion de medios, jamas la
tierra hubiera sido desmontada , ni la primera poblacion
fundada : jamas se hubiera querido emprender nada, en la
perpetua incertidumbre de no poder concluir.


XX Pero poniendo á todos en la necesidad indispensa-
ble de permanecer bajo de un gefe coman, de concurrir á
abrir el mismo foso, á romper el mismo terreno, á servirse
de los mismos animales, á construir la misma prensa, esta-
blecer el mismo molino, y concluir la misma habitacion'
antes de emprender con otra; esta comunidad de necesida-
des, que reunia todos los trabajos, reunia tambien todos
los productos. Desde entonces los hijos no recelaban multi-
plicar, porque.todos los medios daban para todo: el padre


203.DE LA. ESCLAVITUD.


Tío
temía que se multiplicasen sus hijos, porque cuanto


mas aumentaba la poblacion, mas brazos tenía á sus órde-
nes; y cuantos mas brazos á sus órdenes ten esltenía masa niadelan-
taba sus trabajos, Mayores eran sus cosechas, mas ma


criaba, mas se poblaba la habitacion
COMUll , y mas se pro-


veía de obreros y artesano s
ele toda especie. Luego que la


primera habitacion se completaba se pasaba á establecer


una segunda, luego una tercera e
y así sucesivamente , has.


ta que todo el pais se poblaba. ¿Y quiénes eran los gefes
de estas nuevas poblaciones? Eran siempre los mayores en
el orden del nacimiento , ó su mas inmediato representa


n-


te que se llamaba el anciano 6 el señor.
XXI Cuando en un pais hubo un cierto número de


poblaciones , el que no tenia bastante gente compraba del
que tenia de mas. El que habla formado buenos renos los
vendia al que tenia necesidad de ellos, y podia ve


obr


porque los habia formado á sus expensas. De aquí vino el


tráfico muy natural y muy legítimo de los esclavos,
con tal


que en él se observen las leyes de la equidad. Y lo que hay'
de cierto es, que al tiempo de la primera ocupacion de ca-
da pais , vista la dificultad de los primeros trabajos, fue
necesario de toda necesidad que pasasen muchos siglos pa-
ra acabar de establecer los individuos de la primera gene-
racion, muchos para los de la segunda, muchos para los de
la tercera. Mientras se trataba de las primeras generaciones,
era imposible ocuparse de las últimas. Fue preciso pues que
las familias plebeyas aguardasen tambien largo tiempo pa-
ra establecerse á su vez; y hasta que hubo posibilidad de
darlas la libertad, fue preciso que permaneciesen en la es-
clavitud. Esse igitur quosdam, hos quidetn ¿iberos, ¿ros
yero servos, naturce apertum ese. No hemos compuesto una
novela: refútesenos, y se nos encontrará siempre dispues-
tos á retractarnos.


XXII No fue pues, porque los americanos .fumasen,
ni iT)oraqsu. eHl.os negros sean negros de los pies á la cabeza,
por lo que se les ha reducido á esclavitud. Esta ligereza en


cc




102 ORIGEN
tratar lo que hay de mas sério en el origen de los derechos
del hombre, es indigna de un escritor, que como M. de
Montesquieu pretende descubrir el verdadero espíritu de
las leyes. Jamas la esclavitud ha empezado ni por el des-
potismo, ni por la tiranía, ni por las divisiones, ni por los
contratos, ni por la guerra, ni por las conquistas, ni por
los prisioneros , ni por los cautivos. Todos estos orígenes,
adoptados sin reflexiou p 9r autores á pesar de. esto aprecia-
bles, no podrian sostener una austera mirada de la sana ra-
zon. El estado espantoso en que la tierra se hallaba en
los primeros tiempos, el grande trabajo que exigian los
primeros establecimientos , la necesidad indispensable de
ocuparse todos en la primera habitacion, hasta que se pu-
diese poner mano á otra, hé aquí, segun M. de Montes-
quieu mismo, el verdadero origen de la servidumbre ; y si
este es el verdadero , todos los tiernas son falsos,


XXIII La razon alegada por este escritor en otra parte,
que la naturaleza , dando la leche á las madres, ha pro-
' visto de subsistencia á los hijos , es una razon miserable.
No es menester reflexionar mucho tiempo para ver que la
leche de la madre viene riel sustento que ella toma; y que
en los tiempos primitivos cada madre debia su alimento á
toda Ja comunidad durante el resto de su vida.


XXIV La otra razon que añade, sobre la facultad que
tienen los hijos de hacerse bien pronto útiles, no está me-
jor fundada. No se trata aquí de saber á qué edad los hijos
pueden trabajar, sino si pueden trabajar para sí antes que
la habitacion comun esté concluida y sus padres estable-
cidos. Mientras que el trabajo de los hijos es debido á la
comunidad , no tienen facultad para trabajar en otra parte.


XXV En cuanto á los prisioneros de guerra, á los deu-
dores, malhechores y pueblos vencidos, bien sabemos
que en otros tiempos eran reducidos á la esclavitud ; pero
si ellos eran ya esclavos, no se puede tachar de injusto el
proceder del vencedor. Antes que hubiese guerras, conquis-
tas, comercio de negros, y descubrimientos de pueblos


DE LA. ESCLAVITUD. 2o3
nuevos desde la primera habitacion que se estableció en


fue preciso de toda necesidad, .que loscada país,
linos de la cuarta generacion aguardasen á que los de las
tres primeras fuesen establecidos; y para esto era indispen<
sable que pasase mucho tiempo. lié aquí en realidad la
marcha de la naturaleza. No fue esta ciertamente una edad
de oro, en la que tos hombres sin amos y sin superiores vi-
vieron en una perfecta independencia; pero fue sin clispu.
ta el estado primitivo de los pueblos. Si, lo que ncl'elpo-
sible, nuestros pretendidos regeneradores nos volviesen á
este estado , el gran servicio qué habrian hecho á la hu-
Inanidad sería volverla á la esclavitud, comprendiéndonos
en ella á todos. Porque en los primeros tiempos no fue esta
una plaga propia solo de alguna's'regiones,'sino generará
todos los pueblos otra prueba de qué en 'ninguna parte
ha pendido de la' voluntadde los hombres. Resumamos
lo que hemos dicho hasta aquí, y reflexionemos.


XXVI Muros, fosos , una caía para el padre` y'para
los hijos , cabañas para los posteriormente 'fiacidos, esta-
blos, corrales, graneros, estanques, fraguas, molinos, pren-
sas, muebles, ararlos; armas para defenderse, y otras raleo-
sas . de primera necesidad; hé aquí Ciertamente lo que nti•
cesita una familia desde la p'rimerábabitacion, y de lo que
nada hay hecho todavía cuando se llega á un pais nuevo. Si
sor tinett6ritálódWiduos los que llegan, ¿emprenderán ha.;
cer á:titajtieffiptireincuenta habitaciones? No por cierta.,170«.
da la familia el ípenará por hacer primero una, trabajan-
do á las órdena`del gefe hasta . que esté concluida. Entre
'tanto,. hombres, Inugeres, hijos y nietos, patricios *'ple-
beyos, 'todos viven en comun sin queso posible eman-
cipar uno solo. lié aquí el primer hecho segun todas las
historias.


Es verdad que concluida la primera habitacion se em
prende la segunda, en la que se establece la segunda fami-
lia con su gefe. Pero mientras se establece esta segunda,
hay trescientas precisadas á aguardar su vez; así mientras


CC ;




2e4 ORIGEN.;DE LA. ESCLAVITUD.
el gefe de una habitacion es libre, todos los nacidos poste-
riormente á él son esclavos. ¡Cuántos siglos no deberán pa.
sar hasta que todo.el pais esté cubierto de habitaciones co-
munes!..,. Y cuando por todas partes haya ya habitaciones
Comunes, ¡cuántos mas no deben pasar para construir bas-
tantes : easas particulares, para poder ciar la libertad á los úl-
thnol_ncidos,,y dispensarlos de los trabajos comunes!....


gran trgbajo, que exigen las tierras , y la lentitud
indispensable, de .. los _primeros establecimientos; hé aquí
(corno .


dice muy„bien N. de Montesquieu) la verdadera
rus:silnue ocasionó; la servidumbre, y por ]a cual los hi-
jos se,,yieron obligados á establecerse ó casarse en casa de
sus,rnismos padres :en los tiempos primitivos. Pero si los
hijos permanecian en Basa de sus padres, ¿cómo se conci.
be: ; que.vagasen, por los bosques? O si vagaban por. los hos.
que1,4cómo pothan.peffinaneeer en .


casa de sus padres?..,.
Si eran libres, ¿ cómo•podian ser siervos? ó si eran siervos,
¿cómo podian ser. libres?


-:
Si trabajaban en connin, ¿cómo


podian..trahajar.-,cada ; unopara 10 Q. si trabajaba cada uno
para sí,,,,¿ie&no podianArabajap .en comun? Si era imposible
en tonees,.ernancipar,:ni aunlos hijos de la , ¿cómo
se pocha d:ar la libertad, 4 los posteriormente nacidos ? Y -si,
la lentitud de los primeros establceimientos-fue la causa.de
la esclavitud, ¿por que, se atribuye-al despotismo, á Ja ti-
ranía : de los grandes, á las guerras,:á las conquistas , &c. ?
Qué conjunto de sofismas, falsedades , errores y contradi.


dones! -¿ y cómo hemos podido adoptar absurdos semejan-
tes.? .... ¿Cómo no hemos visto que los hijos últimamente
nacidos debieron ser necesariamente esclavos en los prime,
ros tiempos, y que debieron serlo en todos los paises?


.1 UNIVERSALIDAD DE LA ESCLAVITUD. 2o5


3.0


Universalidad de la esclavitud.


I La universalidad de la esclavitud es un hecho tan
generalmenteleeonocido, que no puede dar lugar á una
disension seria. Véase qué apóstrofe hace un escritor de
nuestros dias á los que :con tanta afectacion preconizan la
libertad de los antiguos pueblos. »¿Qué eran. en la ami-
»gliedad: (les dice) esas ciudades, esas sociédades, esas fa-
»milias ? Una inconcebible mezcla de tiranos comprado-
»res, y de miserables vendidos. Los filósofos mismos eran
»esclavos, y: 'creían la esclavitud legítima. Este cielito era
»comun al griego ,. al romano, al egipcio, al árabe, al per-
sa, al indio,.al chino, al germano, al sármata, y á todas


»las naciones. En ninguna parte semejante cielito inquieta-
»ha: las conciencias. En ninguna parte la. ley ni la filosofía
»prohibian al : hombre:vender al hombre." ¿Por qué pues
este:hecho parece tan :repugnante ,en. nuestros dias?


II Pero,este estado. no solo„fue cornun .entre los and?
guos; lo es aun hoy entre muchos. pueblos modernos, que
nos son perfectamente conocidos. En Polonia, en Rusia, en
la-Tartarial en toda él j.frica hay aun una multitud de es-
.0.1aVos que.de ningun .inodo son prisioneros de guerra. Son
anuehas veces los mismos padres los que venden á sus hijos,
JosSefiores á.stis,vasallos, los soberanos á sus súbditos. En
.las. Indias, en América hay esclavos todavía. En Otaiti y
domas islas del mar del .Sur nos dice M. Cook haber en-
contrado gobiernos semejantes. al primer estado de todas
las naciones de Europa bajo el regimen feudal. Lo mismo
ha observado en todos los pueblos recientemente deseu-
biertos;. y todo el mundo sabe que en el régimen feudal
Labia esclavos.


Mas no es esto solo: en los pueblos actuales, aun
aquellos que han llegado á una perfecta libertad conservan




T5NTVERSALIDAD
todavía señales de su antigua esclavitud. ¿De dónde p


rovie-nen (pregunta 111. Argou,


au Droit francais) tan-
tos derechos contrarios á la libertad pública que las cos-
tumbres recuerdan, y de los cuales muchos subsisten toda.
vía? ¿De dónde vienen los derechos de peage, de travesía,
de rodage, de barrera, de pasto, de


aloja miento, de sub-
ministro, de vela, de guardia, y los privilegios exclusivos
de prensas, hornos, molinos, &c.? Todas estas cargas (añade
este escritor) recuerdan la esclavitud de aquellos á quienes
se imponian. Otras muchas recuerdan las servidumbres de
que los señores han libertado á sus vasallos, como censos,
pensiones ó rentas, ya en especie, ya en dinero ó en ga-
velas y otros servicios extravagantes, que ni aun nombre
tenian, y que no podian venir sino del capricho de un se‘


.ñor. Consúltense todos los historiadores, geógrafos, vine-
ros, publicistas y j u risconsultos; regístrense todos los mo-
n


umentos; (Sígase á todos los pueblos de cualquiera regior i
que sean, asiáticos, africanos, americanos, europeos, barba.
ros ó civilizados, cazadores ó cul tivadores, todos gritan en
alta voz- que su estado primitivo fue un estado de


esclavi-tud, y que entre todos ellos no hay uno que no haya ar-
rastrado cadenas largo tiempo.


IV Entre los mismos escritores que con tanta Viólela..
cia declaman contra esta un iversalidad, y que en su furor
la caracterizan de exceso, de barbarie, de vergüenza de la
humanidad, y de oprobio de los pueblos, no hay tino soló
que la niegue; al contrario: ››Por masque he recorrido{nos
»dice Condorcet en su Ensayo sobre los pretendidospegresos del entendimiento humano)


no he encontrado mas
»que sacerdotes y noWes, mas que d istinciones,


y abusos
»por todas partes. El •feudalismo (añade) no- há"-sido parti•
»colar á nuestros -climas; se ha encontrado en todo el glo-
»bo á iguales épocas deivilizacion: en todas partes 'la pro.
»piedad ó el usufructo ha sido dada con conclicion de de.
»tender el estado ó con la obligacion del servicio militar."


Sígase á N. de Montesquieu desde los primeros li-


DE LA ESCLAVITUD.
se verá ábros del Espíritu de las leyes hasta los últimos, y


este escritor declarar expresamente como Conclorce t »que
»el feudalismo no cuenta su fecha solo desde la invasion
»de los pueblos del norte en el imperio romano; que exis-
»tia mucho tiempo antes en los mismos pueblos bárbaros;
»que los derechos feudales suben mas arriba de lo que
»se piensa; que las jurisdicciones de los señores no vienen
»de usurpacion, sino que se derivan del primer estableci•
»miento. Sostiene contra el abad Dubos, que no solamente
»había nobles entre los francos, sino siervos tambien; y
raque la esclavitud ha sido de toda antigüedad en todos
»los pueblos."


VI ¿Mas qué necesidad tenemos de tantas citas, cuan-
do la Enciclopedia, que (por decirlo así) es el repertorio de
todos nuestros escritos revolucionarios, se halla llena desde
el principio al fin de una diatriba sostenida contra la uni-
versalidad de la esclavitud? »No se puede echar la vista
»sobre la historia sagrada (dice la edicion de París) sin en-
»contrar los vestigios de la esclavitud. La historia profana,
tila de los griegos; de los romanos y de todos los pueblos
»que pasan por mas cultos, son otros tantos monumentos
»de esta antigua injusticia, ejercida con mas ó menos vio-
»lencia por toda la superficie de la tierra, segun los tiena.
»pos, los lugares y las naciones."


VII La universalidad de la esclavitud es pues un
hecho indubitable, atestiguado por todos los monumentos,
y generalmente reconocido por nuestros propios declama-
dores. Pero no es un hecho tan facil de conciliar, como se
piensa, con nuestras nuevas opiniones: porque si persisti•
mos en sostener que el estado primitivo de todos los pue-
blos fue un estado de independencia no podrá menos de
preguntársenos ¿cómo luego han podido venir todos al es-
lado de servidumbre? ¿Sería voluntariamente y en virtud
de una convencion? Esta suposicion repugna al buen sen-
tido. ¿Cómo se puede concebir (dice M. Argou) que tantos
hombres independientes por naturaleza, se hayan precipi-


4.




208 UNIVERSALIDAD


tado por sú gusto en el último de todos los estados? ¿Sería
á su- pcsary por la fuerza? Esta otra suposicion es toda.
vía mas absurda. ¿Cómo se puede concebir que quinten.
tos hayan podido menos que uno, ó que uno haya sido
mas fuerte que quinientos; y esto en toda la tierra, en to-
dos los paises, en todos los climas, y en todas las po•
blaciones


VIII No dejará de argüírsenos que en nuestra opinion
los esclavos no debian ser enmenor número




No cierta-
mente; pero tampoco es nuestra opinion que uno solo ha-
ya sujetado á quinientos, sino que los quinientos han sido
sometidos á uno por el Autor mismo de la naturaleza, que
es enteramente distinto. Nuestra opinion es que por la su-
cesion indispensable de las generaciones, todos los hom-
bres se han encontrado desde un principio de tal modo
subordinados los unos á los otros, que les fue imposible
romper los lazos de esta subordinacion, á pesar de su gran
número, y esto por disposicion de Dios mismo. Dei or-.
dinationc.


IX Considerémoslo bien; por la indispensable suce-
sion de nacimientos, los primogénitos, habiendo sido ne-
cesariamente los primeros á trabajar, desde la primera ha-
bitacion de cada pais, si uno de los posteriormente naci-
dos hubiera solicitado ser establecido antes de llegarle su vez
¿que hubiera resultado?.... Hubiera excitado contra él una
sublcvacion general. Pues que nosotros (le hubieran dicho
con indignacion) hemos trabajado antes que vos, antes
que se pueda pensar en emancipacion es menester que
nosotros seamos emancipados.


X Desde la primera habitacion pues el padre fue
mas fuerte que todos sus hijos, por crecido que hubiese si-
do su número; no solo por la autoridad universal que le
pertenecia á él solo, y que nadie podia quitarle, sino Cam-
bien por la fuerza natural de las cosas; puesto que mientras
no hubo.mas que una habitacion conzun era de toda nece-
sidad permanecer en ella hasta que se tuviese la segunda'


D1Z LA. ESCLAVITUD. 209


la tercera ace.; que en cada habitacion no habla nunca
mas que un amo, que era siempre el anciano ó el señor; y
que los nacidos primero se opondrían rigorosamente á la
salida de los que habian nacido después de ellos hasta que
fuesen sucesivamente emancipados. En esto consistia la


fuerza moral del padre primitivo sobre los denlas sonoros,
y de cada señor sobre sus vasallos. Ahora, lo que decimos
de los individuos se debe entender de las familias, y de las
habitaciones de cada pais: todas se encontraron subordina-
das por la sola sucesion de los nacimientos,


XI Una vez que todos los primeros matrimonios se
hicieron necesariamente en la primera habitacion, no es
dificil comprender que por el orden natural de las cosas es-
ta primera habitacion se hizo mas fuerte que todas laa
que se derivaron de ella. habiendo sido necesariamente era
cada pais la matriz de -todas las ciernas, mientras fue sola,
no se podía colocar en otra parte el depósito de armas, el
.protocolo de todos los actos, tratados., juicios y particiones.
Luego que hubo muchas, fue imposible destruir sus relacio-
.nes con la primera, pues que todas las denlas, .establecidas
en el mismo pais, quedaron perpetuamente obligadas á re-
currir al depósito cornun para sus negocios particulares. De
aquí la fuerza moral de lodos los soberanos, y en general
de todos los gefes primitivos. Ademas de la autoridad uni-
versal, que les era propia, habiendo sido su.capital desde
un principio el centro de todos los negocios del .pais, lejos
de pretender separarse, se vieron todas obligadas por inte-
res y por necesidad á mantenerse reunidas. De aquí el gran
interes de los soberanos en respetar los derechos de las fa-
milias, porque éstas poseen por derecho de sus .padres, y
porque-se pierde la fuerza moral-cuando no se respetan
.derechos.


XII Por consiguiente nosotros estamos ,muy distantes
de pretender, como nuestros navadores lo .han vociferado,
que hubiese sido la fuerza, el despotismo ó la ley del alfan-
le la que ha introducido la esclavitud ea el mundo. Para


Ten2. II, DD




2 1 0 UNIVERSA LIDAD
someter cincuenta individuos á un solo amo, quinientos á
un solo señor, y con mayor razon veinte millones á un solo
soberano, es inenester un concurso mural de causas, de de-
rechos, de intereses y de necesidades que no dependen de
la iustitucion de los hombres. Si al principio cada gefe no
hubiera tenido mas que su fuerza fisica personal, sostene-
rnos que jamas hubiera habido, no solamente un solo escla-
vo, pero ni aun un solo vasallo, ni un solo inferior en la
-tierra; .


todo el mundo hubiera querido mandar, y nin-
guno obedecer. Pero habiendo dispuesto Dios que los • hom-
bres nac iesenx sucesivamente unos de otros, decretó irrevo-
cablemente que en todo tiempo, en todo lugar, en toda s'o.
Eietlacl y en todo pais erro solamente las personas; sino tain-
bien el trabajo, las posesiones, los derechos, la autoridad,
das propiedades, las herencias, las emancipaciones y los
establecimientos , fuese todo sucesivo; que en todos los pai-
ses los posteriormente nacidos tendrian que aguardar su
vez.. De aquí la universalidad de la esclavitud en los pri.
meros tiempos


XIII Ahora, si la universalidad de la esclavitud resul-
tó de la disposicion misma del Criador ¿á qué quedan redu-
cidas las declamaciones sediciosas de nuestros novadores,
consignadas en todas las obras del día? »Á que la esclavi•
»tud es un derecho odioso establecido por los hombres;
»que es contrarío al derecho natural; que está reprobado
•»por .el civil; que la libertad natural consiste en no depen-


der de nadie, como la civil en poder renunciar á esta in-
»dependencia; que un padre no puede'vender sus hijos;.y


•»por consiguiente, que no se pueden hacer esclavos; que
•»la esclavitud es inútil, porque se puede hacer con hos til-
»bres libres todo lo que se haría con siervos; • Cine la inde•
»pendencia es de derecho natural, y que desde el momeo-
'»to en que otro hombre quiere someterme á su imperio, es-
»toy autorizado para resistirlo por todos los medios -posi-
»bles y aun con su misma muerte, &c. &c."


XIV Todas estas máximas, tenidas actualmente por


DE LA ESCLAVITUD. - 2 I


otros tantos oráculos,. no son en la realidad mas que un te-
gido (le ignorancia, de.absurdos y falsedades. .


Es falso que la esclavitud sea de institucion humana;
pues por confesion de nuestros mismos maestros, quien la
produjo fue el gran trabajo de las tierras: es falso que sea
contra el derecho natural; pues en el orden de la naturale-
za está, que los que primero han trabajado se han estable-.
cide) primero:Es falso que .el derecho civil la :repruebe,:
pues que toda ley . que mandase establecer los últimameurl
te nacidos antes que los primeros, sería una ley injusta: es.


falso que la libertadynatural consista .en . no depender del
nadie; pues que la libertad natural del hombre supone re-
compensas y castigos, y por consiguiente autoridades y


yes: es falso que la libertad civil consista.,en, poder darse
seFiores, pues loé Dios niismo el qüe, dio_ gefes_ á , todos-los
pueblos, aun. antes de que estuviesen formados.. z


XV Es falso que un padre no pueda vender sus hijos
al que los compre para Mantenerlos:, cuando él esté:en el.
caso de no poder hacerlo: potest p atcr filicareOppigneirare,'
aut. etiam vendere,übi alía ratio eum alendi non,smpe-
tit. 1,Grot. lib. ). Es falso que. no se-puedan,,corn•
prar esclavos para hacerlos .trabajar, cuando no ha•.otro.
medió de hacerlos vivir: es falso. que se hubiesen • podido.,
reemplazar los esclavos con hombres libres en los primeros
tiempos, pues, que no los habiacntonces: es falso que des-
de un principio todo se haya ordenado en razon de. los ta-
lentos, porque los filósofos que habían nacido en la escla-
vitud solían tener muchos mas que. sus amos: es falso en
fin que yo tenga derecho de dar la muerte al que á mi pe-
sar quiere sujetarme á su imperio; porque desde el princi-
pio Dios mismo nos ha sujetado sin nuestro consenti-
miento á nuestros gefes.


XVI Á la primera mirada de una juiciosa reflexion,
todos estos principios son abominables. Si se hubiesen segui•
do desde un principio, todos los padres hubieran sido ase-
sinados por sus hijos, todos los amos pon sus criados; todos .„


DD




212. UNIVERSALIDAD DE LA ESCLAVITUD.
los primogénitos por sus segundos;. todos los seiiores por
sus siervos, y todos los soberanos por sus vasallos. Jamas la-
tierra hubiera llegado á romperse, á cultivarse,. á poblarse
ni habitarse. Semejante filosofia es una doctrina: de sangre,


f
de robo y de pillage, por solo la razon de ser esencialmente
alsa, y subversiva en todos sus puntos, como contraria á


las disposiciones de Dios mismo.. Ahoraa siendo esencial-
mente falsa ¿se ha de continuar enseñándola? Porque haya
trastornado ya todas las cabezas, sublevado todos los pue.
tilos. contra los grandes, cubierto la tierra de ruinas en to-
das partes; ¿se ha de continuar. trastornando? ¿Merecería-
mos el nombre de filósofos si persistiésemos voluntariamea.
te- en errores tan terribles? Prosigamos


El- estado- primitiva de la tierra , el gran tra-
bajo .


que su,
cultura exigia, la . lentitud indispensable de los-


primeros establecimientos, el tiempo inmenso que debió.
pasar antes. que toda estuviese edificado , plantado, des-
montada y cultivado; he. aquí- evidentemente la causa de.
la tu2ivcrsalida• de la esclavitud en los primeros tiempos,
y lo que habíamos, perdido enteramente de vista despues
de nuenros absurdos sistemas de igualdad, dispersion y
soberanía • de los .


pueblos. Y estamos- por ventura en una
obscuridad menos profunda sobre las leyes que la esclavi-
tud exige, el tiempo que debe durar , la obligacion de ter-
minarla , la. especie de libertad que la. debe suceder , y los
justos límites- que la- deben circunscribir? ¡Cuántos errores
nos quedan aun que desterrar, y. cuántas verdades que es-
tablecer ca las siguientes. discusiones


Alisa de la esclavitud:


Sería dificil dejar de indignarse contra ra definieion
que se encuentra' en las obras- del dia, de que »la esclavi-
tud es el establecimiento de un derecho que hace al holm-


ABUSO DE LA ESCLAVITUD. ut a
bre de tal modo propietario de otro hombre, que es dueño
absoluto de su vida, de su persona y de sus bienes." Esta
nocion filosófica es tan falsa como bárbara. Cuando yo com-


pro un esclavo para servirme de él, no es para degollarle
corno á un buey, ni para tratarle como á un vil animal.
Lejos de que la ley natural autorice á un amo para matar á
su esclavo, se lo prohibe, pues no es él el que le ha dacio
la vida. Su interes mismo se lo impide, pues no puede ser-
le útil sino por su trabajo, y porque para trabajar es me-
nester que viva. »El derecho de propiedad sobre los hom•
»ores (dice la Enciclopedia de Paris) difiere mucho de la
»propiedad sobre las cosas. Ésta lleva consigo un pleno de-
»recho de usar de ellas de cualquier modo , de consumirlas
»y de destruirlas. La propiedad sobre una persona no da á


»su u dueño mas que. el derecha de gobernarla , y de nin-
»gun modo el de matarla."


II Cuando yo os vendo un artífice que he . formado en
mi habitacion ¿qué es lo que os vendo ?' su trabajo y na-
da mas, Si al entregároslo os transmito mi derecho de
coaccien sobre él, sobre su muger y sobre sus hijos , es pa-
ra que podais sacar de ellos todo el trabajo que os es debi-
do. Si quereis llevar mas lejos vuestras pretensiones, él tie-
ne derecho de reclamar contra vos, porque abiertamente
violais la ley natural. Sta trabajo por una parte, su manu-
tencion por la otra , he aquí las dos condiciones esencia-
les del contrato: Para que le mantengais es menester que él
os sirva; para- que él os sirva es menester que vos le man-
tengais. Si no quiere trabajar, la ley está contra él ;- si no
le quereis mantener, la ley está contra vos. La compra de
un esclavo es un verdadero contrato-, hecho bajo la garan-
tía del soberano., por el cual vos comprais- el trabajo de un
individuo, bajo la condicion natural de que le suministreis
todo lo necesario en el estado de salud , y en el de en-
fermedad.


III Cuando decimos que mientras< un pais no está bas•
tantendelantado , la ley puede autorizar la esclavitud , es.




2 14 ABUSO
tamos pues muy lejos de pretender que.. pueda sancionar su
abuso. Si porque yo he comprado esclavos me atrevo á tra-tarlos como viles animales , ó peor


.
acaso ; si contra las re-


glas del derecho natural los abrumo de trabajo mientras es,
tan buenos , y no los cuido cuando caen enfermos ; si
mientras yo consumo en regalarme el fruto de sus sudores,
no los mantengo conven ientemente, ni los instruyo, ni los
cuido ; si en fin quiero arrogarme sobre ellos derechos
que repugnan á la naturaleza, los empleo segun mis capri-


•dios, los .
hago servir á mis pasiones ; la ley debe interve-. •


nir, y el soberano está obligado á proteger á oprimido con-.
tra semejantes excesos.


IV Pero si para tiranizar mejor á mis esclavos llego
hasta usurpar el poder supremo, construyo prisiones, ahon-do calabozos, y Ine establezco juez soberano en mis tierras;
si llevando el despotismo hasta el extremo me apodero de
los impuestos públicos, me atribuyo el derecho de paz y
guerra, hago marchar mis gentes para vengar mis injurias
personales, devastar las tierras de mis vecinos; y combatir
á mi mismo soberano, ¿qué diremos?


V Bien sabemos que tales han
-


sido durante muchos
siglos los abusos del régimen feudal; abusos espantosos , y
mas horribles que codo lo que se ha visto de opresivo en
los pueblos bárbaros: de aquel régimen monstruoso en que
la ley no tenia fuerza, en que el soberano no tenia poder,en que los vasallos, a bandonados sin recurso, gemian bajo
la opresion de sus señores ; de -aquel rigírnen que una
lija política debió esforzarse á destruir para ventaja de los
señores mismos; de aquel régimen cuyos escandalosos ex-
cesos se han prolongado hasta loá siglos mas civilizados, ba-jo el pretexto de la posesiva : como sí lo que repugna á la.
razon pudiese conformarse con ella en algun tiempo, ó co.e
mo si se pudiese aprobar bajo el reinado de la libertad lo
que trastorna el orden esencial de los gobiernos bajo


el
régimen de la esclavitud.


VI Por valor que se quiera dar á la posesion, jamas un.


DE LA ESCLAVITUD. 21 5
señor particular tendria derechos de soberano: por anti-
güedad que tengan los abusos, jamas podrán causar la pres-
cripcion, porque repugnan á la moral , porque implican
contradiceion con la soberanía, porque interceptan la co-
municacion que debe haber entre el gefe y todas las partes
del cuerpo social; porque son radicalmente inconstitucio-
nales en todas las formas posibles de gobierno; y porque
en fin estan altamente proscritos por la voz de la natura-


tleza
VII Julio César, en su sexto libro de la guerra contra


los galos„ refiere que entre los antiguos germanos cada pais
era juzgada por sus ríneipes: príncipes regionum, et pa-
gornin jUs inter suos dicunt.. Nada tiene esto de extraño:
porque desde la primera habitacion 6 poblacion hubo esen-
cialmente un juez en cada pais;' y este fue .el padre 'vi-
nativo. Este padre primitivo tenia derecho de vida y muer-
te sobre sus descendientes. Pero ¿cuándo podía ejercer este
derecho? Cuando la vida política estaba amenazada por los
enemigos„ tanto interiores c6rno exteriores ; porque el que
está encargada de velar en la conservacion del cuerpo, está
obligado á sacrificar algunas partes cuando no puede salvar
el.todo de otro modo. Fuera de estos dos casos no tiene se.
mejante poder; porque Viniendo de Dios el principio de la
vida, el derecha de muerte no puede ser concedido ni aun
á los soberanos sino cuando cl bien de la sociedad lo
exige.


VIII Cuando este primer propagador' establecia su se-
gundo hijo á la cabeza (le Una segunda habitacion en el
mismo pais, le daba igualmente el derecho de vida.y muer-
te en sus dominios ; pero el hija no tenia la facultad de
ejercerlo sino en delegacion, y en ciertos casos prescritos
por las leyes. De aquí la jUrisdiecion de los señores, y la
de los tribunales superiores, todos subordinados al gefe
universal.


IX Cuando despues el gefe de cada grande habitacion
establecia á su vez á sus hijos en algunas porciones de sus




:a 6
ABUSO


vastos dominios, el soberano les otorgaba tambien los po-
deres que les eran necesarios en aquellos tiempos primiti-
vos sobre todo, á causa de la dificultad de las comunica-
ciones. Á los unos daba el derecho de conocer en asuntos
graves con dependencia de sus padres; y de aquí las juris-dicciones medias: á otros el derecho de definir las peque-
ñas contestaciones que podian suscitarse en sus casas ; y de
_aquí las jurisdicciones ra finas: así fue como el poder judi-
cial se encontró dividido y subordinado en cada pais des.
de los primeros tiempos por el establecimiento sucesivo de
los señores.


X Bien podemos pues exclamar aquí con M. de Mon-
tesquieu; ¡ cuán bello espectáculo nos ofrecen aquellas leyes
feudales! Ellas son mucho mas antiguas de lo que se pien-
sa, pues que en cada pais se derivaron del gefe universal
de la sociedad, que las habia recibido él mismo del Autor
de la naturaleza. Bien sé que al principio 'labia muchos
mas soberanos que en el día, porque entonces cada peque-
ña provincia formaba un reyno, y


.cada duque era inde-
pendiente: sin embargo, bajo este pequeño soberano, los
señores subalternos le estaban subordinados por el orden del
nacimiento. Así estos pequeños geles, cuando se sometieron
al principal monarca del pais, subordinándole sus provin-
cias , le subordinaron tambien sus jurisdicciones, sin mas
diferencia que la de la extension. Lo mismo que se dice de
un pequeño imperio se debe decir de uno grande: todo era
él debe depender del gefe universal.


XI Lo que hay de mas .cierto es, que desde el princi-
pio las jurisdicciones en cada pais-estuvieron subordinadas:
la ínfima dependia de la media , la media de la superior,
y la superior del duque e, soberano. En aquellos primeros
tiempos no se veían en los pequeños reinos, como se han
visto despees en los grandes, una jurisdiccion señorial de
un lado , y una jurisdiccion real del otro. Todos los jueces
subalternos eran jueces reales, y no jueces señoriales. Co-
mo eran aun los únicos .que se habian establecido , eran


DE LA ESCLAVITUD. a. 17
tambien los únicos que podían ser jueces. Pero en su ejer-
cicio dependían del Soberano , como este depende dél Ser


supremo. El gefe universal de cada pais era (segun la her-
mosa expresion de M. de Montesquieu) la fuente de don-
de partían todos los ríos, y la mar á donde todos volvían.


XII Es un principio esencial, de que no se puede
prescindir en la reforma de los abusos feudales, y que me-
rece una atencion particular en nuestros días, que desde
la mas remota antigüedad ha habido derechos señoriales,
y que era imposible que no los hubiese. Si yo soy el padre


primitivo de una sociedad , y hago construir un estableci-
miento cualquiera en mi habitacion para la comodidad de
mis vasallos, es justo que me ayuden á mantenerlo en pie
Por eso mientras la servidumbre duró , estos derechos se-.
ñoriales fueron legítimos. Si yo soy señor de una tierra, y
tengo esclavos , es justo que la ley me dé el derecho de
obligarlos á trabajar, y de castigarlos si no trabajan: el bien
general de la comunidad lo exige. En tiempo que los tra-
bajos eran extremadamente duros, y en que los inferiores
no tenían el estímulo del interes personal , es fácil de con-
cebir que la ley civil debía dar á los señores una gran la-
titud de poderes. Por la legislacion de ilfoises cuando se cas-
tigaba un esclavo , si no moría dentro de los tres días, el
dueño no era perseguido; pero también, si al castigarle le
sacaba un ojo ; le rompía un diente , ó le causaba otro
daño considerable, tenia penas rigorosas; y si el esclavo
moría en el hecho, el dueño era perseguido como homicida.


XIII Pero estos infelices tan eficazmente protegidos
entre los judíos, no lo eran tanto, ni con mucho, en las
naciones paganas, aun las mas civilizadas. Nadie ignora con
qué inhumanidad eran tratados en Esparta y en toda la
Grecia en general; como lo estaban en Roma , donde des-
pues de haberlos arrastrado hasta las orillas del Tiber, cuan-
do eran viejos, sus bárbaros dueños los dejaban morir sin
socorro alguno; como lo están todavía en la mayor parte
de los reinos del Asia, donde sus amos ejercen sobre ellos


Tom. II.


EE




2 I 8
ABUSO


arbitrariamente el derecho de vida y muerte; y en Africa
donde algunos crueles señores suelen poner fuego á lugares
enteros para desembarazarse de una parte de sus vasallos.


XIV En nuestro siglo de filantropía, que la historia co-
locará en el número de los mas sanguinarios de todas los
siglos, se ha gritado mucho contra el comercio de negros,
y se ha logrado hacerlo mirar como un acto de barbarie.....
Pero. si estos. desgraciados son ya esclavos en su pais, si en
él gimen en una servidumbre mucho mas dura que la de
nuestras colonias, si en él son degollados sin misericordia
por sus amos y señores, por sus padres y sus madres mis-
mas, para ahorrarse la pena de mantenerlos cuando no los
pueden vender__ si comprándolos se les saca de un pais
bárbaro. para transportarlos á otro mas benigno, mas culti-
vado, y mas adelantado en civilizacion; á un pais donde
podrán adquirir su libertad mucho mas pronto, y adonde
bajo todos respectos han de ser mejor tratados; la aboli-
clon de este comerció, ¿no podria ser un acto precipitado pa-
ra. ciertos paises, y para los negros mismos una verdadera
sentencia de muerte? Esta euestiou es la que sometemos á
la reflexion de los gobiernos..


XV No se concibe cómo en la Enciclopedia, en esa
pretendida coleccion de ideas. humanas y luminosas, se ha
podido afirmar (artículo de la Esclavitud) que no perte-
neciendo los esclavos á la sociedad, la ley civil no pocha ha-
bla• con. ellos. ¡ Los esclavos no pertenecen á la socie-
dad ¿Pues á qué pertenecen? ¿De dónde sacaba la so-
ciedad en los primeros tiempos sus soldados, sus artesanos
y sus cultivadores?.... ¡La ley civil no puede hablar con
ellos! ¿por qué pues? Todos los descendientes del padre
primitiva de cada. pueblo nacieron á. la. sombra de su auto-
ridad, , lo mismo los. últimos nacidos que los primeros. Si la
ley civil IZO tiene que ver con los: esclavos, for qué ha•
ceis justos elogios de los legisladores que han dictado pro-
videncias en su favor? ¿Por qué declamais con tanto furor
contra aquellos tiempos. infelices en que estaban cruelmen-


DE LA ESCLAVITUD. 219


te abandonad os á la brutalidad de sus dueños? Aquellos
eran, decís, unos siglos de barbarie; y teneis razon: la ley
es bárbara siempre que no protege á los individuos. ¿Pero
qué venís á ser vosotros, poniendo los esclavos fuera. de la
ley? ¿Qué nombre se puede dar á vuestra filosofía?...


XVI Mientras la esclavitud dura en un pais, la ley de-
be proscribir sus abusos; pero estos abusos no son la escla-
vitud; hay entre estas dos cosas mucha diferencia. Si en es-


te estado hubo muchos amos malos, tambien hubo muchos
buenos; como si hubo soberanos injustos, tambien los hubo
justos, que extendieron su vigilancia paternal hasta sus úl-
timos vasallos. Bajo los patriarcas, los esclavos eran mucho
mas felices que los domésticos de nuestros chas. En Polo-


nia, en Rusia y diversas partes de Alemania, los paisanos
no trocarian su suerte por la de nuestros colonos y nuestros
jornaleros. En nuestras islas, el código civil de Luis X1F
es una obra maestra de humanidad y de justicia con res-
pecto á los esclavos. Donde quiera que los trabajos comunes
están poco adelantados, y donde aun restan grandes em-
presas que intentar, es de toda necesidad, que reprimien-
do el despotismo de los amos, se les permita conservar al
mismo tiempo los esclavos : una prematura libertad sería
el mayor de los males, aun para estos últimos. Pero á me-
dida que los establecimientos se van multiplicando, debe
tambien la ley favorecer las emancipaciones. Tan justa co-
mo es la esclavitud, mientras es necesaria, tan irritante es
y tan injusta cuando pasa los límites que el Autor de la
naturaleza le ha prescrito. Recapitulemos.


)(vil. Que los facciosos hayan declamado tanto en sus
discursos y en sus escritos contra el feudalismo y sus abu-
sos ; que hayan tratado de exagerarlos infinitamente para
hacerlos mas odiosos; que en fin hayan denunciado los no-
bles á todos los pueblos como autores de la esclavitud,
como déspotas y tiranos que era menester expeler, destruir
y exterminar , y todo esto con el designio bien entendido
de reemplazarlos en su puesto., y apoderarse de sus bienes;


EE :




DE LA LIBERTAD. 2 2 I
la civilizacion hicieron grandes progresos.culItIura T


,Izads arcsftteies,u ron las mejoras que poco á poco se fueron
haciendo en la habitacion primitiva del pais, hasta que con
el tiempo vino á ser la ciudad capital de todo él, por ha-
ber sido la mansion del primer señor. Pero lo que sucedió
en la primera habitacion se repitió despues en la segun-
da, luego en la tercera, y así sucesivamente en todas las
demas. Cada habitacion subalterna, mientras hubo tieri
ras que romper en el pais,..se fue haciendo primero un
lugar, despues una ciudad, que fue el centro comen de
todos los negocios del distrito, sin dejar de depender de
la ciudad capital en las relaciones mas generales; y no es
dificil concebir como la libertad debió ir resultando de
estas felices mudanzas: las causas son harto perceptibles.


III Desde el asiento de la primera habitacion, cuan-
do todos los establecimientos comunes se hubieron con-
cluido, y no se trató ya sino de conservarlos, resultó nece-
sariamente, que siendo menos los gastos, el trabajo mas
facil, las cargas mas tolerables, y las producciones mas
abundantes, se necesitaron menos brazos. Siendo yo el ge-
fe de esta primera habitacion, cuando la viese perfecta-
mente abastecida, en lugar de cien familias que antes em-
pleaba, no teniendo ya necesidad de mas que de cincuen-
ta, empezaría por señalar algunos terrenos á las cincuenta
que no me eran necesarias, para que los cultivasen bajo la
inspeccion de sus señores, no dejando en mi babitacion á
mis órdenes y las de mi primogénito, c ine debe ser mi su-
cesor, mas que el número de esclavos que me fuesen
cesarios. Al fin despues de haber distribuido tierras a los.
señores, volvería á mis propios esclavos, que iria estable-
ciendo al rededor de mi propia habitacion Aumentándose
mis medios cada día, me pondria bien pronto en estado
de emancipar doce en vez de seis, y cada vez de mas en
mas, á medida de mi posibilidad, como tendría obligacion
de hacerlo, no siendo naturalmente, en cuanto gefe, mas
que un justo dispensador del comen producto,


220
DE LA LIBERTAD.


se. concibe facilmen te. Pero los nobles y los grandes quead miraban á estos n
ovadores, que los admitían en sus


me-sas, que les ayudaban á propagar sus obras que
conservantodavía en sus bibliotecas; que co


nvienen con ellos en queel número, el mérito y los talentos,
valen as que el na.cim iento, y por consiguien te que clan mas der


m


echo al trono,á los bienes, á las posesiones y á la herencia de sus padres;
hablando de buena fé, ¿qué vienen á ser ellos mismos, óqué nombre les daremos?


S. 5.0
De la libertad


1 Si hubo necesariamente siglos de
esclavitud, hubootro tambien en que-se vieron aparecer los


bellos dias dela libertad,
naturalmente,y por su orden en cada pais:


no porque la n
aturaleza altere jamas la marcha que le


estáprescrita; sino porque esta marcha invariable fue siempre


pos.
progr


esiva, y severamente arreglada al orden de los tiem-Con el transcurso del tiempo las generaciones se ex-tienden, las tierras se desmontan, todo un pais se
cubrede habi


taCiones, y al cabo las primeras familias de
cadasociedad se encuentran establecidas.. fuerza de trabajo


cada babitacion señorial, que al principio no estaba
rodea•da sino de algunas tiendas ó mal construidas


cabañas, lle-ga á
ofrecer á los ojos •del viagero una poblacion


numero-
sa, con sus templos, sus palacios, castillos y edificios regu-lares: Los .in mensos desiertos de que estaba


rodeada, sefueron cambianddinsensiblemen te en alegres campos, enprados amenos, cubiertos de rebaños, y en tierras
cargadasde cosechas abundantes. Su señor fue el primero que hatrabajado en ella; así fue tambien el primero que de-


bió- ser libre.
Por medio de la sucesion y por el transcurso


del tiempo, los hombres que trabajaban á sus órdenes semultiplicaron, se f
ormaron los buenos obreros, y la agrie




222, DE LA LIBERTAD.
IV Luego que las familias patricias fueron colocadas,


llegó su vez á las plebeyas. Cuando todo el pais se vió
lleno de habitaciones comunes, se pudo pensar en cons-
truir casas particulares; y esto fue lo que hicieron los seño-
res. Despues de haber establecido á sus hijos, se ocuparon
sucesivamente del establecimiento de sus esclavos mas an-
tiguos, ó de aquellos de quienes estaban mas contentos.
Desde luego, en vez de exigir todo su tiempo, como lo ha-
cian al principio, empezaron por dejarles una parte. En
Jugar de ocho Bias de trabajo no les pidieron mas que
seis, en seguida cuatro, despues dos, ó bien les dejaban
alguna parte del dia para trabajar por su cuenta. »Con el
»tiempo (como lo observan muy bien los autores de la
»Enciclopedia) cada uno de ellos formó su pequeño pecu-
»lio, es decir, su pequeño bolsillo, tesoro ó capital , que
»poseían con las condiciones que su dueño les imponía.
»Con este pequeño peculio, trabajaba en sus ratos libres en
»aquello á que le llevaba su genio. Uno daba su dinero á
»premio, otro se dedicaba al comercio de mar, aquel com.
»praba y venclia por menor, este se aplicaba á algun arte
»ó á algun oficio mecánico.... Ninguno se descuidaba en
»hacer producir su pequeño fondo, que. le proporcionaba
»alguna comodidad en la esclavitud presente, junto con la
»esperanza de su libertad futura." ¿Cómo concertarán nues-
tros revolucionarios semejantes concesiones con su estado
primitivo? Ellos lo verán.


V No se puede creer que tal peculio pudiese existir
desde un principio, porque los primeros gastos de la ha-
bitacion coman lo absorvian todo, y nuestros sofistas que
nos citan todas estas concesiones como liberalidades arbi-
trarias de algunos amos buenos, se engañan mucho. Solo
por grados y con pasos muy lentos pudo la libertad
troducirse en las grandes habitaciones; solo cuando hubo
tiempo de sobra, se pudo conceder á los esclavos.


VI A medida que cada señor iba edificando al rede-
dor de la suya casas particulares, los libertos las alquila-


DE LA LIBERTAD. 223
ban para habitarlas con su familia, bajo la proteccion del
soberano del pais. Cuanto mas crecían las conveniencias,
mas casas se construían y mas se aumentaba el número de
hombres libres. De este modo (corno lo hemos dicho
ya) se formaron insensiblemente al rededor de la habita-
cion de los principales. señores. las ciudades que por esta
razon gozaron. primero de la- libertad. Regístrese la histo-
ria de los pueblos nuevos, y se verá que en las ciudades
fue donde primero aparecieron poseedores libres, curia-


les, ó ratchimburgos, que se dedicaban á las ciencias, al
estudio de las leyes, á las artes mecánicas y liberales, por.
que en todas estas profesiones el gasto del primer estable-
cimiento no es costoso.


VI No sucedió lo mismo en los campos donde se em-
pleaban los últimamente nacidos. Si una pequeña casa bas-
ta para entregarse á las ciencias y á las artes, para cultivar
la tierra se necesitan (como ya. hemos dicho) animales,
edificios y gastos enormes; y los últimos. esclavos no esta-
han en estado de hacer tales. empresas.. Así- la esclavitud se
prolongó en. los. campos mucho. tiempo, aun despues que
las ciudades. lograron la libertad. Mientras. hubo tierras
que romper,.. cada señor se vió en la precision de hacerlo
enteramente á sus expensas;.y por esto los rompimientos
debieron durar muchos siglos..


VIII No obstante, á. fuerza. de trabajo los desmontes
se aumentaron, y las cargas fueron: disminuyendo en razon
de sus progresos.. Cuando un señor veía una de sus tierras
en buen estadoeofrecia á su principal esclavo algunos ani-
males para cultivarla , con. condicion de contribuirle con
la mitad de los frutos. El esclavo viendo su cuenta en esté
trato aceptaba las condiciones; y enriqueciéndose en la ha-
cienda de su amo,. pudo con el tiempo comprar él mismo
los animales y los instrumentos de labor. Bien pronto en-
contrando el señor un beneficio en multiplicar sus liber-
tos, hizo edificar al rededor de esta hacienda cabañas en
que el nuevo liberto establecia á sus hijos menores; y así




224.
DE LA LIBERTAD,


se fueron formando insensiblemente los lugares en que los
colonos encontraban los artesanos y obreros que les eran
necesarios.




IX En los sitios mas agradables de sus tierras y sus
campos, los señores por su parte hicieron construir pri-
mero casas de recreo, y en seguida castillos á donde iban
de tiempo en tiempo á respirar el aire puro, y á descansar
de las tareas del gobierno ó de la magistratura, en medio
de sus vasallos, como todavía suelen hacerlo ; y así fue co-
mo los campos á su vez se fueron hermoseando.


X La historia nos muestra que en un principio las ciu-
dades y las aldeas pertenecian á cada señor en propiedad,
como les pertenecen aun en krica y en los paises poco
adelantados. Los habitantes no eran todavía mas que loca-
tarios, y la mayor parte medio siervos. Para que no falta-
sen obreros en cada hacienda, fue preciso durante mucho
tiempo obligar á los libertas á permanecer en los lugares,
y á trabajar cierto número de Bias, con prohíbicion expre-
sa de ir á establecerse á otra parte sin permiso del sellar.
De aquí el derecho de servicio corporal, y la prohibicion
de hacer casamientos desiguales. Estas precauciones eran
entonces necesarias. En un tiempo en que las habitaciones
señoriales estaban todavía á una distancia inmensa unas de
otras, si se hubiera permitido á cada liberto alejarse á su
voluntad, la habitacion hubiera quedado sin cultivadores.
Hubo pues entre el estado de esclavitud y el de libertad
un estado de inedia servidumbre por necesidad; y esto se
vé todavía en los paises poco civilizados, no por un capri-
cho arbitrario de los señores, sino por el curso necesario
de las cosas. Dei ordinatione.


XI Sin embargo, con el transcurso del tiempo, y por
consecuencia del aumento progresivo de la poblacion, ha-
biéndose aproximado los lugares, fue cediendo el rigor de
los derechos sobre el trabajo forzado y las alianzas desi-
guales; porque era ya mas facil hacer venir obreros de los
lugares vecinos. Luego hubo linos, que despues de ha.


DE LA. LIBERTAD. 22s
ber sido largo tiempo simples locatarios, se encontraron
en estado de comprar, primero casas, despues pequeñas
porciones de terreno, y en seguida de estas cortas adqu i-
siciones se fueron haciendo otras mayores. El señor al
vender estos terrenos prohibia revenderlos á los vasallos
que no le acomodasen; y de aquí el derecho de 'tanteo.
Para hacer constar que estos terrenos eran de su señorío,
se solia reservar una módica pension sobre los comprado-
res , y de aquí tambien las rentas señoriales, las jurisdic-
ciones, los derechos de caza, y otras reservas muy natura-
les de los señores: derechos de que por ningun pretexto de
reforma se les puede despojar, porque los tienen de Dios
mismo por herencia de sus padres.


XII Conforme las emancipaciones se aumentaron se
dobló el trabajo ; como el trabajo es la fuente de todos
los bienes, cuanto mas se adelantó, mas casas se constru-
yeron, mas crecieron los lugares , mas obreros yhombres
libres tuvieron los señores en sus tierras. Entonces; traba-


jando cada uno por su cuenta, todos trabajaron con ardor;
los desmontes se acabaron, floreció la agricultura, el co-
mercio prosperó, se estableció la concurrencia, bajó el pre-
cio del trabajo, y los arriendos doblaron de valor. Cuando
los lugares estuvieron bastante próximos en todas partes,
cada maestro, por su dinero, pudo escoger los mejores ofi-
ciales; cada oficial pudo buscar á su gusto el mejor maestro.
Los soberanos, que mejor que nadie conocieron las venta-
jas de la libertad, se apresuraron á darla en sus dominios;
y los señores, á quienes era igualmente ventajosa, la fueron
dando progresivamente en los suyos.


XIII La religion cristiana que donde quiera que se
presentó encadenó el despotismo, reprimió las pasiones,
suavizó las costumbres, hizo á los esclavos mas sumisos, á
los amos mas tratables, á los señores mas humanos, y á to-
dos los hombres mejores; contribuyó infinitamente á mul-
tiplicar las emancipaciones, y á promover la libertad.. La ci-
vilizacion desde entonces hizo en todos los estados cristia-


TOn II.




2 2 6 DE LA LIBERTAD.
nos rápidos progresos y cuando llegó á su colmo, y por
todas partes hubo trabajadores libres en que escoger, el so-
berano pronunció la emancipacion general.


XIV Así cesó el estado de servidumbre en los paises
mas adelantados, desde luego para los patricios, despues pa-
ra los plebeyos; primero para las ciudades, largo tiempo
despues para los campos; al principio en un lugar, despues
en otro, y en fin en todo el pais. Pero antes que 'a esclavi-
tud pudiese cesar del todo, á pesar de la religion misma,
debieron pasar muchos siglos. Así, si un legislador impru-
dente, seducido por la máxima absurda de que todos los
hombres nacen naturalmente libres, fuese á proclamar la
libertad en un pais aun no preparado para ella, arruinaría
ciertamente á todos los amos, á todos los esclavos y todas
las habitaciones, sin que la libertad pudiese establecerse.


XV Arruinaría primeramente á todos los amos; por-
que para romper las tierras y hacer todos los primeros gas-
tos:de tui habitacion, he gastado sumas enormes; he em-
pleado en ella todo el caudal que -habian juntado mis ma-
yores durante algunos siglos con su industria y con su tra-
bajo. Si yo tengo trescientos esclavos , y les dais la libertad
de dejarme antes que yo haya podido reembolsar mis fon-
dos.¿quién me indemnizará de mis gastos?... Si tengo po-
sesiones en este pais, y vos proclamais en él la libertad an-
tes de tiempo, quedaré arruinado, y conmigo todos los
propietarios. Estas reflexiones parecerán extrafias en este
siglo de delirio ; mas no por eso dejan de ser bien na-
turales.


XVI No es esto solo: despues de tan detestable procla-
macion los esclavos mismos se encontrarán arruinados. Por-
que en fin, para establecerse de por sí, sería menester que
tuviesen casas, y todo lo necesario para subsistir en ellas:
mas no teniendo nada de esto, porque mi habitacion era
la que les hacia subsistir, cuando se encuentren sin fondo
alguno ¿qué partido les queda que tomar? Yo no veo mas
que uno: el de degollar á su amo para apoderarse de sus.


DE LA LIBERTAD, 2.21
bienes, y despues degollarse unos á otros hasta que uno de
ellos se haga dueño de los establecimientos comunes ,
haga trabajar á los demas para subvenir á sus gastos. Todo
el fruto pues de esta inconsiderada declaracion será la san-
gre, la carnicería y la devastacion que la seguirán, y que no
harán mas que retardar la libertad por muchos siglos. Mu-
chas veces se quiso abolir en Francia la esclavitud antes


de tiempo; pero la e,nancipacion general no pudo hacerse


basta el siglo x.r y , á pesar de todas las declaraciones ante-
riores de los soberanos: lo mismo sucederia pues en Rusia,


en Polonia, y en todos los paises poco adelantados.
XVII Todavía hay mas: si proclamais la libertad an-


tes de tiempo , las mismas habitaciones quedarán arruina-
das. Porque en fin, para hacer producir á mi habitacion ne-
cesito dos ó trescientos obreros. Y si les dais la libertad
¿con qué podré hacerla valer? En vez de trescientos escla•
vos, me decis, podreis tener trescientos hombres libres!
Pero estos trescientos hombres libres ¿dónde estan? Para
que cada habitacion pueda tenerlos, es menester que todo
esté poblado de ciudades, de lugares, de habitaciones y ca-
sas particulares, habitadas ya por hombres libres, y bastan-
te próximas unas á otras para tomar de ellas los obreros;
es decir, que todo el pais esté desmontado, cultivado y cu-
bierto de habitaciones , y que la civilizacion sea completa.
Hasta entonces es menester que cada dueño tenga hombres
suyos , que estera obligados á trabajar para él , y á poner
en comun todo el producto de sus trabajos; por Consiguien-
te hombres que no sean árbitros de dejarlo, sin lo que na-
die querria hacer los primeros gastos, y los rompimientos
no se concluirian jamas.


XVIII Ahora este progreso de las ciudades , de los
lugares y de los establecimientos comunes es harto lento.
Antes que los duefíoS sean reembolsados de sus primeros
gastos , es menester que pasen muchos siglos; y antes que
puedan construir casas particulares, todavía es menester
que pasen mas. Pero á medida que cada pais fue avanzando




22o
DE LA. LIBERTAD.


en la civilizacion, es de creer que no se necesitarian obser-
vadores muy profundos para advertir á cada individuo que
la hora de la libertad iba á llegar para él. Luego que los
primeros gastos indispensables de cada habitacion se aca-
baron de hacer, cada dueño echaría de ver bien pronto,


f
que tenia fondos sobrantes ; y despues que las primeras
amilias fueron emancipadas, las últimas no dejarian de


conocer que habia llegado su vez. Si en lugar de emanci-
parlas se empleasen los fondos comunes en gastos desati-
nados, los esclavos prorrumpirian en quejas ; y si este es-
tado de injusticia durase mucho tiempo, excitarian sedi-
ciones peligrosas.


XIX De aquí provenian entre los lacedemonios las fre-
cuentes insurrecciones de los iliotas, cine una bárbara ley
condenaba á una esclavitud perpetua; entre los romanos
y otras naciones paganas, la exasperacion de los esclavos
que no estaban protegidos por las leyes; en Francia mismo
su famosa rebelion en el siglo once; y en nuestras colonias
las guerras civiles de los negros. En cada pais , mientras se
trató de grandes empresas, y mientras los amos distribuye-
ron con equidad los fondos comunes, los esclavos trabajaron
con ardor, porque despues de la emancipacion de los mas
antiguos, conservaban la esperanza de ser emancipados á
su vez. Pero cuando vieron salir cada año cien mil escudos
sin que se pensase siquiera en ellos, el trabajo aflojó , los
ánimos se irritaron, y la esclavitud se hizo espantosa luego
que dejó de ser justa, porque nada repugna tanto á la na-
turaleza como la idea de una servidumbre que no debe aca-
bar jamas.


XX Si hubo pues para cada pueblo naciente un tiem-
po de esclavitud, tambien vino despues un tiempo de li-
bertad. Pero esta época no dependió ni del pueblo, ni de
convenciones, ni de los señores , ni de los dueños , ni de
los soberanos, ni de los conquistadores , ni de los legisla-
dores : siguió necesariamente el progreso de ]os estableci-
mientos, y este progreso fue muy lento. La misma religion


DE LA LIBERTAD. 229
cristiana, que la aceleró mucho, no pudo evitar su lenti-
tud enteramente. Sucede á los pueblos lo mismo que á los


individuos : tienen su infancia , y tienen su pubertad; y so-
lo despues de haber pasado por estos dos estados pueden
llegar á la edad viril. Si puede darse una asercion eviden-
temente falsa, es la de que los hombres nacen natural-
mente libres. Rodeados de ligaduras, é inmóbiles en su cu-
na, justamente al momento de nacer es cuando se encuen-
tran en la mas absoluta dependencia; é igual á este fue el
primer estado de los pueblos. Lo mismo que el niño que
viene al mundo no tuvieron al principio mas que la ca-


beza libre, en seguida pudieron mover sus brazos , luego


se sostuvieron en sus pies , ya adquirieron mas firmeza en
todo el cuerpo ; y en fin, cuando acabaron de crecer fue-


ron enteramente libres. Mas porque la infancia no sea un
estado de libertad ¿será menos natural? Y porque la edad
viril no venga hasta despues de la pubertad ¿será menos
conforme á la naturaleza esta sucesion? Resumumonos.


XXI Verdaderamente, si se hubiese reflexionado un
poco sobre la formacion de los pueblos ¿no hubiera basta-
do el simple, buen sentido para hacer ver que en un pais
nuevo no se podia empezar una segunda habitacion hasta
haber concluido la primera, ni edificar casas particulares
sino despues de las habitaciones comunes; que no se po-
dian emancipar los posteriormente nacidos sino despues de
los patricios y de los señores; que este progreso debió exi-
gir muchos siglos, y que proclamando la libertad antes de
tiempo no se adelantaba su establecimiento un solo dia? Y
si aun no tuviésemos la venda de la preocupacion sobre los
ojos ¿no veríamos venir la experiencia al apoyo del simple
buen sentido? Aboliendo el comercio de los negros ¿los
hemos hecho por ventura mas libres ni mas felices? ¿Hemos
disminuido la esclavitud en su pais? ¿Hemos adelantado
un solo dia la civilizacion de estos desgraciados?


¿Qué han conseguido pues nuestros novadores, publi-
cando que los hombres son por naturaleza libres?.... Exci-




1


230
flE LA. w3ERTAD,


tará nuestros esclavos á degollarnos. Y nosotros propagan,
do su doctrina ¿qué hemos hecho? Hemos convidado á
nuestros esclavos á degollarnos á nosotros mismos, á nues-
tras mugeres, á nuestros hijos y á nuestros administradores,
Corno si les hubiéramos gritado: saquead nuestras habita-
ciones, devastad nuestras colonias; nosotros no somos mas
que unos tiranos que os tenemos injustamente en cadenas...-.
¿Se vió jamas una doctrina mas extravagante, mas desati-
nada, mas opuesta á la libertad de los pueblos y á la feli-
cidad de las sociedades? ¿Y no será ya tiempo de volver á
los verdaderos principios?..,,


S . 6.9
iTentajas de la libertad.


I En nuestra última discusion hemos visto cuanto tiem-
po fue menester para que cada pueblo pudiese llegar en-
teramente á los bellos días de libertad. Supongámosla
ahora completamente establecida en un pais, y reflexione-
mos sobre este estado. Hémc aquí, supongo, en una re-
gion enteramente poblada, llena de ciudades y lugares,
donde puedo escoger á mi arbitrio obreros y cultivadores.
Habiendo sido antes esclavo, mis cadenas se hallan rotas,
mis mayores estan establecidos, y yo lo estoy igualmente;
habiendo obtenido mi ernancipacion puedo trabajar ya por
mi cuenta; y cuando digo yo, hablo de todos los indivi-
duos que como yo tienen su casa particular,


II En este estado de libertad, mi trabajo es mio, y
puedo venderlo por un año, por un dia, y aun por una so-
la hora. Pagadas mis deudas, y el tributo público satisfe-
cho, puedo hacer del resto lo que quiera, darlo, cambiar-
lo, venderlo, comprar una tierra, una casa, y aun derechos
honoríficos de mi antiguo dueño. Hérne aquí ya propieta-
rio. Si mi amo es demasiado duro, ó yo no estoy contento
con él, despees del tiempo convenido llevo á otra parte


VENTAJAS DE LA LIBERTAD. 23 1


mi trabajo. Desde el momento en que soy libre no reco-
nozco otra regla que la de la ley, y mientras no voy con•
tra ella, soy tan amo en mi propia casa, como el mas rico


señor en sus tierras. Bajo la egida y proteccion del sobcra
no puedo á mi vez vender, comprar, comerciar, adelantar
mi fortuna y la de mis hijos. He aquí como por el derecho
de propiedad mi suerte se mejora, y la carrera de la fortu-
na se abre á mi emulacion y á mi trabajo.


III No solo esto. Adonde empieza la libertad empie-
za tambien el camino de los empleos y de los honores. En
los primeros tiempos ( como ya hemos observado) el gefe
de cada habitacion tenia á su cargo lo espiritual y lo civil á
un mismo tiempo; y por medio de sus hijos, que eran jun-
tamente sacerdotes y magistrados, gobernaba á un tiempo
á sus inferiores en ambas jurisdicciones. Pero á medida que
las ciudades crecieron, y que los hombres libres se exten-
dieron por los campos, fue preciso poner de trecho en tre-
cho hombres ex-profeso que hiciesen observar las leyes tan-
to divinas, como humanas; sin lo que la ignorancia y la in-
moralidad hubieran convertido á estas familias separadas
en hordas de salvages, entregadas á los mas espantosos des-
órdenes. Fue pues necesario en las ciudades y lugares ir
edificando poco á poco, primero oratorios, despees iglesias,
señalarles rentas, y colocar en ellas sacerdotes ó pastores,
distintos de los magistrados, constituir á su cabeza un obis-
po, encargado únicamente del gobierno espiritual; y en lo
ci';il hacerse reemplazar por jueces dependientes del tribu.
nal soberano. En la carrera de la iglesia, en la de la mili.
cia y en la de la magistratura se presentó pues un núme-
ro infinito de plazas subalternas, que se fueron aumentando
en razon de las emancipaciones, y que ofrecieron al estado
llano otros tantos empleos honrosos, á los que fueron ad-
mitidos los que mostraban mas talentos. Segunda ventaja
que la libertad proporcionó á la masa del pueblo: su admi-
sion á los empleos públicos.


IV No paró tampoco aquí. Adonde empieza la libertad,




92,)2 VENTAJAS
empieza el derecho de representacion y de peticion. Al
principio el cuerpo del pueblo fue representado por el ejér-
cito; pero tenía verdaderamente voz deliberativa en el cam-
po de Marte?... Estas son unas fábulas tan groseras, que no
valen la pena de ser refutadas. Todo el mundo sabe que
cuando se leían al frente del ejército los decretos de los es-
tados generales, era para que supiese á lo que debia con-
formarse, no para consultar su parecer; nadie ignora que
en un principio, y mientras lo espiritual y lo civil estu-
vieron en unas mismas manos, no hubo mas que un solo
órden; el de los propietarios, que eran los primeros geles
de familia; ni que cuando estas jurisdicciones se separaron,
aquel primer órclen se dividió igualmente en dos, el de
los nobles y el de los prelados, que fueron largo tiempo los
únicos deliberantes,


V Pero no se crea que el soberano, como se ha asegu-
rado falsamente en nuestros Bias, solo reunía estos dos ór-
denes para pedir los impuestos; los juntaba (como dice
Ilincmar) para conocer los sentimientos del pueblo, el
estado de las costumbres y la disposicion de las provincias:
Unusquisque digna relatu, et retractatu sccum afferebat;
si populus turbatus ¿qux causa turbationis? &c. El clero
y la nobleza, como solos propietarios, eran los únicos en•
tonces que podian dar luces al soberano sobre estos porme-
nores: y el sacerdocio, como encargado de mantener las
buenas costumbres, era el mas apropósito para conseguirlo
por medios suaves. De aquí provinieron , ademas de las
asambleas ordinarias, tantas convocaciones del clero y tan-
tos concilios, bajo Carlo Magno y mas reyes de aquel &a•
po; asambleas (segun M. Moreau) infinitamente impor-
tantes, y que se ha hecho muy mal en no continuar en los
siglos posteriores.
. VI Lo cierto es, que dar parte en las deliberaciones


del estado á los no propietarios es introducir en ellas el
espíritu do ,subversion y de saqueo; pues que los que no
tienen, nada mas pueden votar que la espoliacion de los


DE LA LIBERTAD. 233
que el bajo pueblo, mientras no tuvo e-propique tienen ;


dad, no fue nada en las asambleas primitivas; que en Fran
cia, aun lo que se llama tercer estado, no tuvo verdadera
existencia hasta Felipe el hermoso, y por consiguiente muy
tarde. Estos hechos atestiguados por Ilincmar , Jorge Cear d,
y todos los autores antiguos , se encuentran de tal tuodo
confirmados por de Montesquieu, Moreau , Debo-
naire, y todos los buenos observadores modernos, que ya
no admiten disputas.


VII Pero á medida que la libertad hizo progresos, los
derechos del pueblo se fueron aumentando por grados. Pri-
mero, luego que se dió libertad á algunas ciudades, se vie-
ron entrar en las asambleas del estado algunos regidores,
hombres buenos, curiales., abogados , y los sugetos de mas
luces de entre los hombres libres... Algunas veces, cada se-
ñor tenia orden de llevar consigo doce de estos: Volumus
la in tale placitum, unusquisque comes adducat secum
duodecirn scabinaeos , aut de melioribus hominibus: si-
mul adducat adcocatos episcoporum , abbatum, abba-
tissarum, dice Luis el Bueno ó el Debonaire; lo que no
dejaba de formar ya una multitud considerable, aunque no
tuviese voz consultiva. Seniores propter consilium ordi-
nandum, minores propter consilitan suscipiendum, non
ex potestate,- dice Ilincmar ( De ordine palatii., cap. 29)...
En fin, luego que el tercer orden tuvo propiedad, fue con-
sultado: cuando fue perfectamente libre, los soberanos de-
bieron concederle asiento en. los estados; y así lo hicieron.


VIII Esta agregaeion de un tercer orden á los dos .pri•
Meros, fue mirada por algunos como un cambio de consti<
tucion; es un error. El incremento progresivo de la grant,
familia no altera los principios constitutivos. Primero era
un padre que no tenia mas que dos hijos , y que luego tu-
vo tres. Cuando el tercer orden fue del todo emancipado,
debió obtener el derecho natural de dar luces al soberano
sobre todo lo que tenia relacion con sus propiedades é inte-
reses. Lo que altera verdaderamente la constitucion, y la


Tom. II.




234 VENTAJAS
trastorna del todo,. es que el tercer- hijo se rebele contra sus
mayores, y quiera. ser antes que ellos.. Puesto que el terce-
ro no: ha sido, admitido en. los- estados-hasta. mas, de trece si-
glo s. después que los, otros, dos,. es-de toda evidencia.que estos
dos existian antes que él ;, que tenian ya. derechos, de pater-
nidad. y de. nobleza , por la. sola. primacía del. nacimiento,
antes. que él hubiese llegado á. formar la: mayoría;. y que los
soberanos, admitiéndole ,. no han querida darle otro dere-.
cho que. el, que.


tcnian ya. los dos. primeros el. de represen-
tacion y peticion. respetuosa en, favor de sus propiedadesy personas_ Este derecho. de representacion y peticion fue
la. tercera ventaja: que produjo la, libertad, á. favor del ter-
cer orden, ó del pueblo_


IX Y una. vez obtenidas estas ventajas-, ¿ qué• le queda
ba que ambicionar? ¿Aeaso- el verse elevado á. las. mas al-
taá---dignidades, del orden social?..... Tampoco: esta. satisfae-
cima. le ha sida negada: ¿Qué- puesto, mas. sublime hav en
la. iglesia. que eL pontificado?. Pues á él se ha visto. elevado
algunas: veces.. En la. antigua.


Aaron no era. de las pri-
meras. familias: de Israel:. en. la nueva. los apóstoles: eran


unos, simples- pescadores. ¿Qué hay de mas grande en: el or-
den. políticaque la: soberanía?. Sin embargo la han alcan-
zado muchas veces, hoMbres- de- bajo nacimiento_ Todo el
mundo, sabe que Dios sacó á Saúl- del: estado de pastor ;• que
los-: tribunos. de• Roma. eran. de • la, clase del pueblo que- los
que-gobiernan en. las democracias- tampoco son de la clase
noble :„ que- la mayor parte de- los- diputados se- sacan. de las
clases mas. bajas.. ¿Qué. restaba pues que desear á. los- indivi-
duos del pueblo ?'¿ : La nobleza.? Cuando las. familias nobles
se extinguen, los, soberanos las reemplazan con. plebeyas.


X. Poseyendo, eminentemente' la plenitud de sobera-
nia,, como. Dios en: lo espiritual , los monarcas- en- lo civil,
pueden: cuando quieren ennoblecer todo lo que- tocan ,. ele-
var. al primer puesto, la que' haya. de mas humilde , y por
la comunieacion de su magestad hacer brillar á los ojos de
los hombres lo que hay de mas obscuro. Se puede obser-


DE LA LIBBUTAD. 2 35
var, que cuando Dios ha querido constituir extraordinaria-
mente , se ha complacido en escoger hombres de bajo na-
cimiento, á fin de que se viese claramente que por enton-
ces quería derogar el .orden de la naturaleza.


XI Pero lo que es igualmente importante de notar, es
que nunca Dios derogó el orden natural .sin hablar .expre


sumente; y que cuando hizo esto no •siguió la regla de los


talentos. Los profetas y los .apóstoles .no eran hombres de
gran sabiduría , ni de gran genio. Cuando en la antigua
ley constituyó á Aaron , á David, á Jeha y otros gefes
extraordinarios., no dió la soberanía á los talentos sino al
nacimiento. En la iglesia misma cuando el siglo de los mi-
lagros hubo pasado, y se trató de las primeras dignidades,
se escogieron ordinariamente hombres de nacimiento, por-
queÁcomo hemos dicho ya) en el orden coniun siempre que
se trata de mandar en gefe, á los hombres .de nacimiento
acompaña una grandeza y una paternidad .que no pueden
tener los plebeyos.


XII Lo que hay de .cierto es , 'que en el orden comun
no fue al talento, sino al nacimiento,.al que Dios quiso con-
ferir la .autoridad.; que por el .nacimiento .nos ha dado los
geles primitivos; que por él ha constituido los .soberanos
en todo el .universo; y que lejos de autoriiarnos á trastor-
nar sus constituciones, nos prohibe tocar á ellas bajo pena
de condenacion -eterna.; que si él mismo se permite dero-
garla alguna vez, no es -sino para sobreponer á las ,autorida-
des naturales una autoridad superior, que ,no por -eso las des-
truye. Cuando dió á su pueblo geles extraordinarios, no fue
• sino para mostrarle que solo él .era el soberano. Cuando pu-
so unos simples pescadores á la cabeza de su iglesia, fue pa-
ra hacer ver á todo el universo que no venían de las po-
testades humanas ; sino que aquella constitucion sobrena-
tural era su obra.


XIII Tal fue en todos tiempos la conducta del Ser su-
premo; y nunca será demasiado el cuidado que pongamos
en conformar á ella la nuestra. Cuando se trata de los pri-


GG




2 36 VENTAJAS
meros empleos de la sociedad , no es en el tercer orden,
por benemérito que sea por otra parte , sino en el de la
nobleza, adonde (regularmente hablando) se han de buscar
los sugetos. Si se deroga esta regla será solo en casos raros


,y cuando (por decirlo así) se esté en la imposibilidad abso-
luta de conformarse enteramente á ella. Así todo el mundo
sabe que solo en el último extremo se concedió la sobera-
nía á los tribunos, á los diputados del tercer orden, y á hom-
bres de baja extraccion por lo general; que solo despues
de largas guerras y combates fueron reconocidas las repú-
blicas, otorgadas las cartas, y las nuevas constituciones con-
firmadas ; no siendo aun definitivamente legitimadas hasta
la época fijada. por los antiguos para la prescripcion. Tan
repugnante como todo esto es á la naturaleza separarse del
orden ds,1 nacimiento. Para los grandes empleos, hom-
bres de gran nacimiento: he aquí el orden regular esta-
blecido por el mismo Autor de la naturaleza' Para sepa-
rarse de él son menester causas extraordinarias , casos ra-
ros, cuando no puede ser de otro modo, ó en el orden de
la nobleza no. hay sugetos. Pero en fin, hay circunstan-
cias enque se puede hacer, y la historia nos presenta ejem-
plos de estas derogaciones. Cuarta ventaja de la libertad en..
favor del pueblo: la elevacion extraordinaria á los , gran-
des empleos.


XIV Este es el siglo de oro de toda sociedad, y el
mas alto grado de perfeccion que un pueblo puede preten-
der. Cuando todo está construido, y un pais se ha llegado
á poner en todo, su valor ; cuando cada padre puede esta-
blecer á- sus hijos facilmente, esta es la época de ser to-
dos. iris hombres libres. La libertad abre á todos la carre-
ra de la propiedad, de la fortuna, de las deliberaciones,
la de los honores y de los empleos. En este estado de per-
fecta , el interes personal lleva el trabajo, al mas
alto grado de actividad-, el comercio y las artes al mas-al-
to pinito de esplendor. El pobre puede coger el fruto de
su, aplicacion„ el, rico sacar el mayor partido de sti cap


DE LA LIBERTAD. n37
tal; y el estado llegar al colmo de la abundancia y de la
prosperidad.


XV Felices nosotros si llegados á este punto supiése-
mos detenernos.Pero mas allá de la verdadera libertad, se
presenta la fantasma de otra , que nunca dice bastante; y
no hay en los hombres sino demasiada disposicion á escu•
ehar su pérfido lenguage. Cuando un pueblo se vé libre del
yugo de la esclavitsid, se le hace creer que puede aspirar á
la independencia; y esta extravagante doctrina le condu•
ce infaliblemente al abismo de las revoluciones. Creyéndo-
se por naturaleza independiente, es natural que pregunte
¿por qué ha de haber grandes, nobles, soberanos, ni sefio-
res; por qué un clero alto y bajo,. una alta y baja magistra-
tura, unos empleados altos y otros bajos? ¿Por qué ha de
haber ricos y pobres, hombres que lo tengan todo, y
hombres que no tengan nada? Si los hombres fueron de
diversa naturaleza, si por ella habian sido diversamente
dotados? &c. &c.
XVI Viéndole ya emancipado de la autoridad doméstica,


se le hace creer que puede igualmente pasar sin autoridad
soberana, y sin la de la iglesia; que no tiene necesidad
de leyes ni de gobierno. Colocado- en la constitucion corno
tercer orden, todavía pregunta ¿por qué ha de ser él el últi-
mo? ¿Si no vale tanto como los otros dos por sus talentos y
su mérito; y si. no les es aun superior por ser mucho mas
numeroso? .&c. &c.


XVII Cuando los revoltosos que le han sugerido estas
quejas sediciosas, le responden que son fundadas; que en


• efecto los hombres son por naturaleza'independientes; que
es menester pasear por todas las sociedades una cuchilla
paralela que derribe las cabezas que sobresalgan de nivell
ya sabernos lo que viene á suceder. Desde este momento,
sacerdotes, nobles, sobewrios:y señores, ricos y propieta-
rios, todos son proscritos, ,perseguidos, degollados; sus
tierras son devastadas, arruinadas . sus casas, sus bienes sai
queados, susalfouurras dilapidadas... ¿Y quién por último




238
VENTAJAS


viene á a poderarse de todo? Los mismos fautores de la re-
belion. Tronos, sillas episcopales, señoríos, castillos, habi-
taciones, todo vuelve á ser ocupado por otros dueños mil
veces mas crueles y tiranos que los primeros.


XVIII Y el pueblo ¿qué fruto ha sacado? Verse mil
veces mas pobre, mas oprimido, mas desgraciado que Jo
era en los odiosos tiempos del feudalismo y de la esclavi-
tud. Durante la esclavitud no se pensaba sino en des-
montar terrenos, construir habitaciones, extender •y her-
mosear las ciudades; la ocupacion de nuestro siglo es sa-
quear, destruir, devastar y degollar. En aquel tiempo de-
siertos inmensos se cambiaban progresivamente en Ud-
dos campos cubiertos de cosechas abundantes; en el nues-
tro los imperios mas ricos se cambian en vastos desiertos,
sembrados de cadáveres y cubiertos de ruinas. En el uno,
los señores interesados en conservar, favorecian la multi-
plícacion y el adelantamiento de sus inferiores.; en el otro,
los facciosos interesados en devastar, .obligan .á los pueblos
á irse á degollar por millares para conservarlos á ellos en
el inícuo goce de sus .depredaciones. A la .edad de oro de
la perfecta civilizacion .sucedió no solo un siglo de hierro,
sino un siglo .de llanto, de .destruccion , de sangre, de atro-
cidades, pillage y desolación.


XIX Desgraciados los pueblos que engañados por la
apariencia seductora de una falsa libertad, prestan su oi-
do á los falaces discursos de una .filosofía impostora , que
solo los puede conducir á su ruina. En materia de libertad
hay un límite .que el hombre no pasará jamas; la eman-
cipacion de la autoridad . domestica. ¿Y qué especie de
libertad adquiere por esta emancipacion?




La de trabajar
para sí, bajo la proteccion de la autoridad divina y sobera-
na, que vela perpetuamente en la conservacion general de
las propiedades: libertad que nunca nos ha libertado ni
nos libertará jamas .del trabajo, ni de nuestras pasiones, ni
de nuestras necesidades, ni de nuestras obligaciones, ni de
la obediencia á las leyes divinas y humanas, ni de la auto-


DE LA LIBERTAD. 239


ridad indispensable de nuestros superiores, ni del gobierno
espiritual y civil.


XX Reflexiónese bien, que á cualquier grado de liber-


tad que un puebla pueda llegar jamas alcanzará el de in-
dependencia; porque este quimérico estado no ha existido
nunca, y porque es incompatible en el orden indestructi-
ble que el Ser supremo ha. establecido.. En cualquier esta-
do que se suponga un: pueblo, nuevo ó ya formado, eselaf
vo ó libre,. bárbarosu... existencia supondrá
siempre tres- cosas, indestructibles , y esenciales: un Dios,


pudres é hijos;; y este es el origen , de los- tres órdenes. A
cualquier grado de libertad á que pueda. llegar,. tendrá pues
siempre sobre su. cabeza. un Dios y padres primitivos, una


nobleza y un sacerdocio;- un: sacerdocio investido de una


autoridad divina una nobleza investida de una. autori-


dad humana;- un sacerdocio sin el. que' no puede pasar, y


una nobleza sin. la que- no-existiría., pues . que no , se puede


existir sin padres:- padres' que- habiendo nacido primero,
fueron primero> emancipados- y, establecidos;. hijos que ha-
biendo nacido despues „ fueron. emancipados y establecidos
después,- por el solo orden- de los . nacimientos:. Dei ordi-


natione. Mas , vengamos, al. hecho- decisiva que subsistirá'
siempre.


Despues de haber- invada. destruir los dos- primeros ór-
denes, hemos formado el execrable . empeño • de degollar y
matar hasta. que el tercero» se haya: hecho el- soberano de
los otros.dos. ¿Y qué resultado ha, tenido . esta. monstruosa
empresa ? El colmo de todos los- males-,-el complemento
de todas las miserias para, el tercer- orden, mismo: Para, ciar
la preponderancia ,: al gran número . fue- preciso armar á los
pueblos contra sus soberanos, 1los vasallos- contra, sus se-
ñores, á los soldados contra. sus . oficiales, á. los diocesanos
contra sus obispos, á los pobres contra los ricos, á los pe-
qudios contra los grandes, á los criados contra los amos, y


Hecha decisivo..




441


240
VENTAJAS


á los hijos contra sus padres. Y como la simple razon na.
tural nos dice que solo al


menor manero concedió Dios laautoridad, cada pueblo se ha encontrado dividido en dospartidos: uno á favor de la
autoridad legitima, otro á fa-


vor de los revoltosos. De aquí ha nacido una revolucion
cual no se ha visto jamas desde • el principio del inundo:
los padres degollados por sus hijos, los hermanos por sus
h


ermanos, los amigos por sus amigos, y los ciudadanos por
sus conciudadanos; esto es, millones de hombres degollados
de una y otra parte por una cosa imposible, por dar la au-
toridad al mayor número, Nunca, desde el principio del
mundo, se !labia visto una guerra tan insensata, ni mas cruel
al mismo tiempo: nunca, en-los siglos de la


mas espanto-sa esclavitud, ni en los del feudalismo, contra el que se
ha declamado tanto, se vieron tantos delitos, tantos críme-
nes, tantos asesinatos, tantas ciudades saqueadas, tantos
campos talados, degollados tantos ejércitos, amontonados
tantos cadáveres, tantas casas destruidas, tantos propieta-
rios despojados: nunca el inundo se vió presa de un incen-
dio tan universal.


Y despues de tantos y tan terribles trastornos ¿se ha
completado acaso la gran obra? El tercer orden ha que-dado soberano? No: jamas se vió tan pobre, tan misera-
ble, tan sobrecargado de impuestos; jamas tuvo amos tan
duros, tan soberbios, tan crueles y sanguinarios: jamas se
vieron. mas exacciones, mas rapiñas, mas vejaciones, mas
depredaciones, mas requisiciones, mas sacrilegios, mas im-
piedades, mas injusticias, mas i nmoralidad, mas opreton,
mas castigos, que cuando se ha tratado de ciar la sobe-
ranía al mayor número, ¿Y por qué así? Porque es una
cosa imposible, y contraria á las d isposiciones del Todo-poderoso.


Habiendo decretado Dios, de toda eternidad, que la
autoridad fuese superior al mayor número, aun cuando
se estuviese degollando hasta la consumacion de los si-
glos, el hecho decisivo que subsistirá siempre, es que el




DE LA LIBERTAD. .14:1


mayor número será inferior á la autoridad; que cualquier
mérito que tenga el tercer órden, los otros dos estarán
sierrip re sobre él; porque no es el mérito, ni, el talento el
que gobierna, sino la autoridad ; y que por mas nume-
roso que sea el tercer órden , los otros dos serán siempre
mas poderosos que él , porque la autoridad es la que for-
ma la fuerza moral de los dos primeros. Físicamente hablan-
do un padre es menos fuerte que todos sus hijos; un pro-
fesor menos fuerte que todos sus discípulos ; un general
tnenoS Inerte que todos sus soldados; un soberano menos
fuerte que todos.sus vasallos : no obstante el primero dis-


pone de los segundos, porque tiene sobre ellos derechos de
autoridad y de dominio que todas las fuerzas físicas del
mundo no le podrán quitar.


Aun cuando se degollase hasta' la consumacion de los
siglos-, el hechó decisivo que subsistirá siempre es, que ha-
biendo .decretado Dios desde toda eternidad que las •111-
timas familias en nacimiento, fuesen tambien las últimas
en :autoridad,: en paternidad,.en trabajo, en emancipa-
elón,lestablecianiento, posesion y propiedad ., jamas podrian
llegará ser primeras por su mérito ni por sus talentos;
porque con semejante principio, no habria un solo propie-
tario que no se pudiese hacer degollar, un solo estado que
no se pudiese trastornar , ni una sola sociedad que no se
pudiese destruir.


El hecho decisivo es , que por mas que se trastorne la
organizacion exterior de un estado para colocar al tercer
orden en el primer puesto, eh razon de su gran número,
será el último. siempre, y estará esencialmente debajo de
los otros dos; el último por su nacimiento, el último por
su autoridad , el último por su trabajo, el último por
sus derechos , el último por sus funciones , el último por
su emancipacion y por la naturaleza de su poder; y es tan
imposible que deje de ser el último, como que el cuerpo
no esté debajo de la cabeza , los pies debajo del cuerpo,
los hijos debajo de los padres; los últimos nacidos bajo los


Tom. II. II Eí




CUARTA CUESTIOY


DE DIFERENTES CUERPOS.


¡lay necesidad de ellos en cada orden?


S. I.° Cuerpo de los pontífices. — S. 2.° De los sacerdo-
tes. — S. 3.° De los religiosos.--S. 4.° De las es-
cuelas de primera educacion.—S. 5.° De los estu•
dios.—S. 6.° De los hospitales. __S. 7.° De los mon-
&cs.—S. 8.° Otras subdivisiones.


ESTADO DE LA CUESTION.


I Aun cuando una ciudad naciente se compusiese so-
lo de diez individuos ( dice Platon ) aparecerá cada
uno de ellos entregado , bajo la inspeccion de la autoridad,
á diversas funciones. Habiéndonos dado la naturaleza ta-
lentos diferentes á cada uno; á este la fuerza, á aquel la des-
treza , al otro genio, y á este otro elocuencia, parece que.
no puede dudarse que nos destinó á diversos empleos. El
medio de hacerlo todo mal sería querer mezclarse en todo;
pero todo se hará bien , si cada uno se ocupa solo del des-
tino que le ha sido seiSalado: singulos ad singula opera,
promptos natura producit.... Singula fieri, et piara, et
melius, ct facilius. (Platon Repub. lib. 2.)


II Despues de haberse dividido naturalmente en tres
órdenes, por sola la sucesion de las autoridades , debió


}l :


242


VENTAJAS DE LA LTEERTAD,primeros, y las dltinzas familias bajo las pri meras , por.que no ha s
ubordinado Dios á los pueblos por


el núnze-ro y los talentos
sino por el nacimiento y las autoridades.El hecha decisivo es


que , sea la que quiera la coas-titucion que se suponga , antigua á
moderna , simple ócompuesta, COMO. quiera que sea , habrá


siempre en cadapueblo esencialmente tres órdenes; el sa


-


cerdocio la noMeza y el estado llano;
y aunque quieran


pre. conE
-


l
fundi


sacer


rseen las asambleas nunca podran estarlo siemBocio se dis tinguirá de la nobleza or su
autoridad divi-na; la pnobleza del estado llano o


patri-
cia ; y el estado


autoridadpr su llano de om
los dos rimeros por la di-mi nucion d




p
e sus d


erechos y de sus poderes en los últi-mos grados de nac
imiento (co dijimos en la cuesliminar). Habíamos cald


tiono en una


pre
profunda, quenos precipitó en abismos de calam idades„


.


sobre todo lo queconcierne. á los tres órdenes, su origen, su rango, su•suborclinacion , y sus poderes
respectivos..Parar llenar bien sus. fu


nciones . estos. tres órdenes sesubdividieron en diferentes
cuerpos, y trataremos de ellosen la cuestion próxima,. examinando. su utilidad y supertancia, por las. diferentes


necesidades de cada cuerpo, 410..


o




2 44 CUERPO
cada orden subdividirse naturalmente en diferentes Cuer-
pos por la variedad sola de las operaciones y de los talen.
tos. En lo espiritual, al paso que el cuerpo de los pon.
tífices forma súbditos , tuvo insensiblemen te sus sacerdo-
tes, sus levitas , sus cantores , sus profetas y sus sacrifica-
dores; en lo civil, al paso que la nobleza se aumentó, tu-


juece
vo cada soberano sus duques, sus condes, sus militares, sus


s y sus magistrados; y á medida que se aumentó la po.
blacion, tuvo cada señor, para los trabajos comunes, sus la-
bradores, carpinteros, y obreros para cada ramo.


Estamos muy lejos de querer entrar en el porme-
nor inmenso de estos diferentes cuerpos; pero como el me-
dio mas eficaz de que se ha servido la falsa filosofía para
destruir todos los órdenes, ha sido el de destruir sucesiva-
mente los cuerpos de que se componen; y para destruirlosha tenido que suponer que todo es de


convencion, exami-naremos si
uno solo de estos cuerpos ha sido creado por


los pueblos ; pero como los cuerpos mas
necesarios son


los que ha atacado mas particularmente nuestra detestable
filosofía, será tambien de estos de los que nos ocupare-
mos con mas particularidad, para hacer conocer á los pue-blos su necesidad y su importancia.


S. 1.°
cuerpo de los pontífices..


1 Primeramente , ¿qué es este cuerpo augusto que se
presenta al frente del sacerdocio, y aparece con tanta ma-
gestad entre todos los pueblos ? Si se quiere oir á


'alisafilosofía , es el mas inútil de todos los cuerpos; pero á
los ojos de la filosofía ilustrada , es el primero de todos
en la organizacion esencial de los estados , y el mas nece-
sario en su. con


stitucion; y bajo este aspecto de utilidad
pública le consideraremos.


II ¿Cómo se anuncia este cuerpo augusto á todos los
gobiernos? Como depositario de la ley del Ser supremo. Pe-


DE LOS PONTÍFICES. 245
ro si esta ley es la regla de todas las leyes, y la base funda-
mental del mundo moral, civil y social al mismo tiempo,
debe ser infinitamente mucho mas importante que lo que
querria la falsa filosofía. Séanos permitido recordar aquí en
dos palabras los principios fundamentales de los gobiernos.
¿Fuimos nosotros los que en el orden moral nos dimos á
nosotros mismos inclinacione s ácia el mal? En el orden fisi.
co ¿fuimos nosotros los que hicimos descender los hombres
unos de otros, y colocamos por sola la sucesion del naci-


miento los padres sobre los hijos, los patricios
sobre los


plebeyos, y los s'efes sobre sus tribu? ¿Graduamos las
auto-


ridades y los. poderes, colocando por todas partes señores
para contener las pasiones, recompensar á los que las con-
tienen, y castigar á los que dejan arrastrarse de ellas'? ¿No es
evidente que todos estos arreglos fueron obra del Ser


supremo?
III Sé muy bien que en lo civil , cuando he adquirido


la autoridad universal
sobre mis descendientes, puedo dis-


poner de ella como lo crea á propósito, y que el sacerdo-
cio no tiene derecho á mezclarse en estas disposiciones.
Pero si no puede poner obstáculos á ellas cuando han sido
ya hechas, tiene orden de contribuir á, su conservacion.
No se debe creer que se limiten sus funciones á solo lo
espiritual, porque solo tenga en sus manos las armas espi-
rituales. La ley de Dios es de una extension inmen s


a. Es,


segun la bella expresion de hornero, aquella cadena de oro


que hace depender el mundo de la mano de Júpiter, y de


la que no , puede moverse un solo eslabon sin poner en
movimiento todo lo que llena el espacio inmenso de este
vasto universo. No fue hecha solo para arreglar el curso de
los astros, sino tambien para dirigir á todos los hombres,
todas las leyes, todas las pasiones, y todas las acciones- del
hombre.


IV En el orden civil, corno en el moral, se perderla el
mundo si el primer eslabon de esta cadena magnífica no
estuviese en la mano del Todo-poderoso, y le colocásemos




n.


.0


'


2.46 CUERPO
en la de los pueblos. Si el legislador se separa de esta ley
en sus edictos, el jurisconsulto en sus decisiones, el publi-
cista en sus tratados, el filósofo en sus raciocinios, y el
hombre libre en su conducta, todo caerá en el error, y


es-
te nos conducirá necesariamente al abismo. Esta ley abra-
za en su vasta extension, todo lo que se comprende enlos diez mandamientos, y de consiguiente es la coleccion
de todos los derechos, y de todos los deberes para con
Dios, para con el próximo, y para con nosotros mismos; y
el cuerpo de los pontífices es el depositario de ella. ¡Qué
funciones tan extensas y augustas!


V Cuando se nos dice que todo poder viene de Dios,
nos figuramos que se trata solo de los soberanos; y no es
así, porque se trata de todos los derechos y de todos los
poderes en general: se considera sin duda á los soberanos
como los primeros. Habiéndoles colocado Dios mismo á la
cabeza de cada pueblo, por el primado de su nacimiento,
les confirió derechos los mas extensos; pero los patricios,
y los padres subalternos tienen tambien derechos de auto-
ridad. Todos los que trabajan adquieren igualmente dere•
chos de dominio; y todos estos derechos vienen de Dios.


VI Padres y madres, señores, soberanos y patricios,
sacerdotes y pontífices, propietarios, grandes y pequeños,
cualquiera que seais, si teneis algunos derechos: grabad es-


jta verdad importante en vuestro espíritu para no olvidarlaamas. El poder de autoridad ó de dominio que teneis no
os viene del pueblo sino de Dios. El primero que la ad-
quirió, la recibió de mano de Dios, y no de la delipueblo.
Aun cuando la háyais recibido de los antiguos propietarios,
la teneis por Dios, no por los pueblos. Fue á vosotros á
quienes la olió Dios, y no á los pueblos. El cuerpo colecti-
vo de un pueblo nada es, pues que no puede tener dere-
chos sino por los individuos de que se compone.


VII Cuando un individuo tiene derechos, se consideran
como una propiedad suya, y puede disponer de ella como
señor: pero aunque se inundase la tierra de sangre, nadie


DE LOS PONTIZICES. 247
en el mundo podria disponer de ella, á pesar suyo, ni en
nombre de los pueblos, ni de los soberanos, ni de los le-
gisladores. Lo prohibe Dios del modo mas expreso: no to-


marás los bienes de otro. ¿Y cómo podrian hacerlo los le-
gisladores de la tierra, cuando los pontífices mismos no lo
pueden? Cuando los soberanos disponen de su soberania,
6 forman libremente constituciones, tienen orden los pon-
tífices de mantenerlas, pero no de tocar á ellas. Cuando un
particular dispone de su herencia, segun las leyes, de-
ben apoyar estas disposiciones ; pero no han podido
ni podrán jamas. violarlas, quebrantarlas, ó ponerlas em-
barazos..


VIII Proteger los derechos de todos, los de los sobera-
nos y de los súbditos, de los grandes y pequeños; anunciar
que vienen de Dios y no del cuerpo colectivo de los pue-
blos; morir antes que-dejarlos violar, o violarlos ellos mis-
mos, tal es la noble fiincion de los pontfices... Son centi-
nelas colocadas por Dios sobre los murns de Jerusalén, con
orden de avisará. los hombres noche y dia Super muros
Jerusalem constitui custodes tota die ac nade in perpe-
tuum non taccbunt. Y como no hay en el mundo una sola
sociedad en la que los derechos de los individuos no ten-
tan su origen en el derecho natural, es imposible que
pueda existir un solo pais que pueda pasarse sin un cuer-
po de pontífices.


IX Córranse todos los siglos, y súbase hasta el origen
del mundo, y . se hallará que siempre y en todas partes hu-
bo estos cuerpos. augustos.. Los hubo desde el instante de
la creacion; en. la ley de naturaleza; en la ley de gracia y
en la ley 'escrita:. los hubo entre los egipcios, los persas,
los griegos y los romanos, los gaulos, los escitas,.los tárta-
ros y los chinos.. Atraviésese de una parte á otra el Asia;
el África, la América, y los paises mas bárbaros y menos
civilizados, y por todas partes se hallarán pontífices. Que
se hayan llamado Ronces, .Breunines, Druidas, grandes
Sacerdotes, ó grandes Lamas, nada importa; porque solo




Dr, LOS PO3STIFICES. 249
XII ¿Hay por ventura un Dios para Europa, otro pa-


ra el Asia, otro para el África , y otro para el América?....
pregunta que deberla hacerse á todos aquellosIlé aquí la


que pretenden que entre tantos cuerpos pontificales, es di-
ficil conocer cuál es el verdadero. Pues que no puede ha•
ber sino uno, deben ser evidentes los caracteres del ver-
(ladero cuerpo pontifical, que por todas partes debe ser el
mismo. Es cierto que desde el principio del mundo envió
Dios tres cuerpos diferentes: el de los patriarcas, el de
Auron, y el de la iglesia ; los tres constituidos de diver-
so modo-, porque el primero fue encargo de simples fa-
milias , el segundo de todo un pueblo, y el otro de todo el
universo. Se diferenciaban los tres en su constitucion; pe-
ro la mision fue siempre la misma, siempre, divina, siem-
pre sobrenatural, y siempre recibiendo directamente de
Dios sus poderes,


XIII Todos tres pueden variar en la disciplina ; pero
en la enseñanza son invariables los tres. En la época de
los patriarcas, todos enseñaban la misma doctrina: en los
tiempos de la sinagoga, todos los pontífices de la ludes ha-
blaban del mismo modo; y aun hoy, todos los pontífices
de la iglesia, en cualquiera region que se hallen, se con-
forman con las decisiones del cuerpo. El que no lo hace
así se coloca en el rango de los pontífices falsos, porque
en todo lo que concierne á su gobierno, no puede Dios te-
ner dos lenguages contradictorios: quod ubique, quod sem,
per, quod ab ómnibus. IIé aquí los caracteres evidentes del-
pontífice verdadero: la misma mision, la misma doctrina,
y poderes divinos y sobrenaturales en todas partes. El que
se separa en uno solo de estos puntos, será manifiestamen-
te un pontífice falso.


XIV La ley de Dios no varía. Es independiente de
la voluntad de los hombres; y hé aquí porque hace la ba-
se fundamental de todos los órdenes. En el orden sobre-
natural , aunque solo hubiese un solo hombre en la tier-
ra, sería por esta ley el pontífice de su familia. Sí en el ori•


Tom. II.


1


243
CUERPOhay di


ferencia en el nombre: pero en todas partes
son,considerados_ corno hombres que pronuncian sobre las lesyes divinas, y que


se arrogan el poder de gobernar á lóssacerdotes.


X Pues que hay una ley anterior á todas las leyes hu-
manas, debió conocerse por todas partes la necesidad indiss
pensable de un cuerpo de pontífices, para consultarle
enando . se_querian conocer las leyes de la d ivinidad en lasgrandes deter


minaciones. Cuando el cristianismo, vences
dor de las supersticiones paganas, empezó á tener existens
cia legal en los estados, causó una sorpresa el ver á los
obispos presidiendo al frente de los densas órdenes.


¿Peró,~no era el cuerpo de Ios: pontífices el primero del estado- en.
tre los judíos? ¿No lo era en todos los pueblos paganos? ¿Se
daba en ellos un solo paso sin consultar á este cuer io?


00,¿Por qué hubo tantos oráculos y Pitias? ¿Tantos
auspicios yaruspides


entre. los rornanos? ¿Y tanto respeto á las respues-
tas dejos gefes del sacerdocio entre los egipcios, los per•
sas y los garitos? ¿No. es


.


porque sobre todas las leyes hu.manas., existe una, á la
• que deben conformarse todos lossoberanos y obliga generalmente á todos los hombres?....


XI' • Entre estos cuerpos pontificales, solo hay uno que
se comunica con el Ser


• supremo, y que puede conocer el
sentido -de sus leyes. :Todos los densas, órganos


necesariosde las pasiones, que los han engendrado, solo pueden fas
vorecer el despotismo de las .pasiones mismas. Por eso el
reinado de los saee


rdotes'falsos• fue siempre el de todas las
pasiones.... ¿Cuando el despotismo hizo


.
pesar mas su cetro


de hierro sobre las cabezas de los pueblos? In el reinado
de los sacerdotes paganos..., ¿Cuando dejó _de h




-senacersedr?... ¿No fue cuando se destruyó el paganismo? ¿Cu -ándo los soberanos se hicieron justos, humanos y benéficos?
¿No fue cuando se hicieron cristianos? ¿No sc ven obliga-
dos nuestros enciclopedistas (art. Cristianismo) á convenir,que antes de este tiempo no habla ni derecho de la guer-
ra, ni derecho de gentes, ni verdadero derecho público?.,




o


• IV


UD() CUERPO
gen los patriarcas estuvieron encargados de hacer obser,
var la ley de Dios en sus casas; la tribu de Levi, en la Ju.
dea, y despues la iglesia en el universo ; si el cuerpo de
los pontífices ha sido establecido teniendo por base á los
apóstoles, y san Pedro fue constituido su gefe, no fue por
la ley de los soberanos, por las convenciones de los pue-
blos, ni por la voluntad de los mismos pontífices, sino por
la del Todo-poderoso: los pontífices no son dueños de mu-
dar estas constituciones fundamentales, de las que son con-
servadores.


XV En el orden de la naturaleza, aunque solo hu-
biese un hombre sobre la tierra, harían en virtud de
esta ley su movimiento el sol y los astros, y por ella pro-
duciría la tierra, y se regeneraría y vivificaría todo. Si por
la fecundidad admirable de la naturaleza tuvo el hombre
frutos, en seguida trigo, y despues ganados, y aun en nues-
tros dias lo tenemos nosotros, no es por la ley de los sobe-
ranos, ni por la de las convenciones de los pueblos, ni por
la voluntad de los pontífices mismos. A Dios solo es debi-
do el culto, la adoracion y el sacrificio, y á él solo corres.
ponde el fijar sus bases. Los pontífices no son los señores,
sino conservadores.


XVI En el orden moral, aunque solo hubiese un
hombre sobre la tierra será libre por esta ley, y por ella de-
be ser gobernado en todas sus acciones. Si desde el origen
sus inclinaciones le condujeron al mal , debe domarlas, ya
para evitarle , y ya para hacer el bien; si por victorias per-
petuas llegó á adquirir propiedades, y mereció recompen-
sas y castigos por su conducta , no fue por la ley de los so-
beranos, ni por la de las convenciones de los pueblos, ni
por la voluntad de los pontífices, sino por la ley del To-
dopoderoso.


XVII En fin, en el orden social, aunque solo hubie-
se un hombre sobre la tierra, viviría y se reproduciría por
esta ley, y por ella tendria autoridad sobre sus hi jos , y
estos sobre los suyos. Por esta ley fue fundada la sociedad


DE LOS PONTÍFICES. 251
desde el primer instante, y por ella subsistirá hasta la con-
sumacion de los siglos.


XVIII Esta ley es la que debe conocerse, la que es
preciso estudiar, y sobre la que se debe edificar ; ley so-
bre la cual debe constituirse, porque sobre ella se apoyan
todos los derechos y todos los poderes; los de Dios y los
de los hombres, los de los soberanos , los de los pueblos y
los de los individuos. Quitad esta base, y todo se desplo-
mará; atacadla, y todo se trastornará; construid sobre las
convenciones ele los pueblos, y todo se 'romperá. Leyes, mo-
ral., sociedades, lo natural y sobrenatural , lo civil., y lo
religioso; todas las - leyes fundamentales vienen de Dios: to.
das están .escritas en los libros sagrados, inspirados por
Dios, y este código fundamental está en las manos de los
pontífices., que son dirigidos por Dios mismo No pueden
tocar á , pero son sus intérpretes y jueces.


XIX Así que , cuando la religion llega ser atacada,
y el edificio de la iglesia parece conmovido hasta en sus
cimientos por los cismas, las heregías , y por la conjura,
eion general de los errores, ¿á quién se dirige para termi-
nar todos los combates? Al cuerpo de los pontí fices y á su
gefe, porque este cuerpo augusto tiene la promesa de la
asistencia divina. Por eso en el orden moral, cuando na-
ce un individuo, y contrae la obligacion indispensable de
renunciar ásus inclinaciones, y vencerse á sí mismo, debe
acogerse al gobierno de los pontífices de la iglesia, si quie-
re tener derechos al cielo.


XX En el orden social. ¿Dónde se hallan estos prin-
cipios fundamentales é indestructibles, que es Dios el que
ha establecido un gefe á la cabeza de cada nacion :
unamcuamque gentem prceposuit rectorem (Eccl. 47.)?
¿Dónde se lee que lo hizo por sí mismo, faciam
in gentem magnanz ; y el modo con que lo hizo? ¿ gene-
rabit duodecim duces. (Gen. 17 y 2o)? ¿Dónde se ven
con claridad los monumentos indelebles de la forrnacion
de las ciudades primitivas, de la fundacion de los pue.


;




252 CUERPO
kilos; y el nombre de sus geles ; las ciudades que constru-
yeron, los pueblos que gobernaban, y las regiones donde
Mandaban?. ¿urbes inri regriabánt , regiones tibi. impera.


? ¿Dónde se vé todo .esto? En el GénesiS y en los li-
bros sagrados , inspirados, por Dios mismo. Y cuando los
nonos. han sido atacados con mas violencia por el error,
¿quién. ha sostenido siempre que los soberanos tienen sus
poderes, no de sus súbditos, sino del mismo. Dios, por
-sus predecesores?. El cuerpo de los pontífices dirigidos por
Dios. ¿Permitió jamas el Espíritu Santo que cayese jurídi-
tatnente en el error monstruoso de la soberanía de los
pueblos?


XXI Ahora que este error ha ganado todas las regio-
nes, y contagiado todo el universo, ¿ cuándo podrá resta-
blecerse el espíritu público? Cuando se vuelva á los libros
sagrados inspirados por Dios; cuando se sepa que Dios fun-
dó. el orden social en nuestros padres primitivos, tan esen-
cialmente como en el orden espiritual edificó su iglesia so•
bre el fundamento de los apóstoles: super fundamentara
apostolorum. Quitad los apóstoles, y el cuerpo de los pon-
tífices• no traerá su origen de Dios. Quitad á nuestros pa-
dres' primitivos; y tampoco vendrá de él la cadena de los
soberanos. Quitad al padre primitivo de cada ciudad, y re-
sultará por necesidad entre Dios y los pactos sociales una
laguna inmensa, que no podrán llenar jamas todos los sis.
temas revolucionarios. Peto . volvamos á establecer al pa-
dre primitivo, y se llenará la laguna , ó mas bien no la
habrá.


XXII Quitad los padres primitivos, y vendrá á ser
un enigma, no solo la historia profana, sino la historia
sagrala; y será imposible conocer cómo los gefes de cada
ciudad tienen autoridad universal sobre sus súbditos. Vol-
vedlos, y todo se dejará conocer claramente. Entonces se con-
cebirá como cada ramo del género humano tenia su gefe
antes de nacer, y como este tenia naturalmente autoridad
universal sobre sus descendientes:- se concebirá facilmente


DE LOS PONTÍFICES. 25 3
cómo fue arreglada cada sociedad por Dios mismo: qua:
°atenn sant á Deo ordinatw sunt: cómo el que resiste á
las potestades resiste los arreglos del Todo-poderoso: qui


resistir, Dei ordinationi resistit: cómo los que lo hacen in.
curren en la condenaeion eterna; qui resistunt, ipsi sibi
daninationem adquirunt: cómo los pueblos han sido so-
metidos á sus soberanos, no voluntariamente y por con-
•Vencion ;•sino • por necesidad y á pesar suyo: necesitate
subditi: cómo nuestros soberanos son los ministros desPios,
y sus imágenes en la tierra: ministri Dei sunt : cómo los
reyes reinan por él , y los legisladores clan leyes justas: per
me reyes regnant, et legisladores justa dceernunt: cómo
nuestros soberanos son nuestros padres , y cómo- somos
nosotros sus hijos, obligados . á amarles- y á sacrificarnos por
ellos , pues que están investidos realmente de la autoridad
universal de nuestros padres: honrarás á tu padre y á tu
madre_ lié aquí el sentido natural de los libros sagrados
inspirados por .Dios mismo,


XXIII ¿Y quién podrá restablecer en los espíritus es-
tos principios fundamentales de las sociedades? ¿Quién ha-
rá predicar á los pueblos -en las .cátedras, y explicar á la ju-
ventud en las escuelas, de, ,qué.modo nuestros soberanos
son verdaderamente nuestros padres; cómo los patricios
son los padres de los plebeyos; y cómo Dios ha subordi-
nado realmente todos los hombres y todas las autoridades
paternas por la sucesion sola del nacimiento ? ¿Y cómo poi,
drá hacerse renacer en los estados el orden., el reposo y la
subordinaciou? Pur la ensefianza de los pontífices, dirigidos„, ,s
por Dios mismo.


XXIV ¿Dónde 'se conservan las semillas de todo, en
medio de estas inundaciones espantosas .y de .este diluvio
de errores, donde todo perece, y estos siglos afrentosos de
paganismo y de barbarie? En los libros sagrados inspirados
por Dios mismo. Aun cuando. todas las verdades llegasen á
borrarse en las obras de los hombres por mano de las pa-
siones, se conservará • en ellos siempre el fuego sagrado




254
CUERPO


donde se irán á encender todas las antorchas de la ense-
ñanza pública. Y aunque hiciesen naufragio todos los ener-
pos de enseñanza; y los estados se viesen arrastrados por las
pasiones á las sombras de la corrupcion y de la muerte,
el cuerpo de los pontífices verdaderos , dirigidos por Dios,
será el que solo pueda, por sus decisiones infalibles, vol-
verlos á conducir á la verdad y á la luz.


XXV Este cuerpo de pontífices supone hombres de
Dios; hombres que por una sucesion no i nterrumpida su-ben basta Dios por los apóstoles en el orden espiritual, tan
esencialmente, como los soberanos legítimos deben subir
al mismo Dios por nuestros padres primitivos, en el or-den civil: hombres investidos de una


autoridad sobrena.tural, por la voluntad de los apóstoles., tan verdaderamen-
te corno los soberanos 'legítimos lo son de una autoridadnatural por los reglamentos de nuestros padres primiti.pos: hombres libres é independientes de la autoridad civil,
que pueden hablar, ordenar., subsistir y regenerarse conindependencia de la autoridad civil: hombres que en todo
-lo que dice relacion .al gobierno espiritual, no dependen
sino de Dios; y que están obligados á despreciar el mundo,
á derramar toda su sangre, y morir mil veces antes que
consentir que se alteren las leyes fundamentales,. cuyodepósito sagrado les fue entregado por los apóstoles.


XXVI Cuando este cuerpo augusto gozaba de toda suindependencia, teníamos á un Bossuet, que combatía ]ospactos sociales y todas las doctrinas revolucionarias; que
sostenia con tanta autoridad como elocuencia que los so-
beranos no tenian su soberanía sino de Dios por


sus pre-decesores; que desde el soberano sobre su trono, hasta el
último propietario, cada uno es señor de sus derechos; y
que en tanto que los reclamen, no podrán perderlos. En-
tonces sin embargo, los soberanos estaban en paz, los prín
cipes en seguridad, y todos los estados se hallaban perfec-
tamente bien defendidos.


XXVII ¡ Desgr4ciados nosotros! Dios nos dió ponte.


DE LOS PONTÍFICES.
255


feces para defender nuestros intereses, y no los queremos;
para velar sobre los muros de Jerusalen, y los precipitamos:
desde ellos; para gritar contra los enemigos, y les hacemos
callar; para contener nuestras pasiones y condenar los er-
rores, y no queremos que las contengan ni los condenen.
¡Los matamos, los degollamos, los despojamos, los envile-
cemos, y no queremos que vivan á nuestras expensas!
¡Desgraciada tn, Jerusalen, que apedreas aquellos que te
han sido enviados de parte del Todo-poderoso! ieCe tibi, Je-
rasalem t ¡, desgraciado tú Corazaiml ¡desgraciado tú Beth-
said! ¡vce tibi, Corazaim! ivce tibi, Bethsaida!.... Conclu-
yamos pues.


XXVIII Hágase lo que quiera en la formacion de los
pueblos, el cuerpo de los pontífices será siempre el pri-
mero de todos los cuerpos. El primero por su existencia,
pues que es tan antiguo corno la ley de Dios, y existió des-
de el instante mismo de la ereacion: el primero por su au-
toridad, pues que la autoridad divina está sobre todas las
autoridades humanas: el primero por sus funciones, pues
no hay ninguna mas elevada que la de anunciar la ley
del Todo-poderoso:. el primero por la importancia de sus
funciones, pues que es por la ley de Dios el defensor de
los tronos, de todos los órdenes, y de todos los estados; el
primero por la extension de sus funciones, pues que es-
tando encargado de conservar la ley de Dios ; su distrito es
todo el universo, sus súbditos todos los hombres, sus ene-
migos todas las pasiones, y su objeto las acciones de todos
los hombres.


2.°


Cuerpos de los sacerdotes.


Con funciones tan extensas, es facil concebir que el
cuerpo pontifical tuvo siempre necesidad de cooperadores;
y los tuvo efectivamente en todos los tiempos. Nadie ig-
nora que desde el primer origen tenia ya Adarn sacerdo-
tes bajo de sus órdenes; que fiaron tenia infinitamente




1
2 56
CUERPO


mas en la ley antigua; que Jesucristo, luego que tuvo dis-
cipulos, constituyó ministros subalternos, sometidos á sus
apóstoles; que donde quiera que estos crearon obispos, se
encargaron de constituir sacerdotes, diáconos y otros mi-
nistros inferiores, para que trabajasen bajo sus órdenes y
les ayudasen en cl pormenor de sus trabajos.


II Córranse todos los paises y pásense cn revista todos
los siglos, y se hallarán por todas partes, bajo la direccion
del cuerpo pontifical, sacerdotes, escribas, lectores, arús=
pides, bardos, músicos y ministros subaltoenos de toda es.
pecie. Que á los gefes se ]es llame pontífices, patriarcas,
grandes sacerdotes, grandes druidas , ó grandes lamas; y á
los ministros inferiores, magos, druidas, bonces, brami-
nes, seniores, curas ó pastores, segun los lugares y los
tiempos, repetimos, nada-importa esta diferencia en su des
nominacion. En todas partes los que gobiernan ocupando
el primer lugar y ejercen las funciones de pontífices; y los
que gobiernan ocupando el segundo., hacen las funciones
de sacerdotes, y reciben de los pontífices su doctrina, su
misiori, y sus poderes. Por eso es evidente que cuando los
pontífices no tienen poderes, tampoco pueden tenerlos los
sacerdotes.


I.II Pues que tenemos nuestros bienes de Dios, es vi-
sible que el primer deber del hombre para con él, es el
sacrificio. Así que desde el origen, el hombre inocente y
el culpable, los patriarcas, judíos, paganos, persas, egip-
cios, chinos, y los pueblos salvages ó civilizados, todos
han tenido altares, y en todas partes la primera funcion de
los sacerdotes ha sido la de ofrecer el sacrificio bajo la
inspeccion de los grandes sacrificadores..


IV Pero si es la primera funcion del sacerdocio, no es
la mas extensa. Entre los judíos solo Babia un lugar en el
que podian hacerse los sacrificios, y en .todas partes habil
sinagogas para instruir- al pueblo. Entre los paganos no se
sacrificaba sino en los templos, y por todas partes 'labia
sacerdotes diseminados para la enseñanza pública: entre los


DE LOS SACERDOTES. 357
cristianos no se ofrece el sacrificio sino en las iglesias; pero
es preciso que se extiendan por todas partes los sacerdotes,
para instruir á los fieles. Siendo la ley de Dios la regla de
todas las acciones del hombre, es evidente que abraza, sin
excepciou alguna, á todos los individuos, todas las edades,
todos los estados y todos los instantes de la vida. Su aplica-
cioix es inmensa; y no hay un solo niño á quien no sea in•
finitamente importante enseñar, un solo individuo á quien
no sea igualmente importante ilustrar, ni una sala casa en
donde no sea importante hacerla observar; y de aquí pue-
de deducirse cuántos ministros son necesarios para ense-
ñar la ley de Dios.


V Decirnos primero, que no hay un solo niño á quien
no sea infinitamente importante enseñar. Es bien sabido
que no es este el sistema de los apóstoles de las pasiones.
Segun ellos, en los primeros años sobre todo, »es preciso
»dejar obrar á la naturaleza, y tener mucho cuidado de
»conservar á los niños en su ignorancia; porque siempre
»saben bastante. Dicen que los mas instruidos son tambieti
»los mas corrompidos. Y aun hay entre ellos quien pre-
»tende que es dañoso enseñar á leer á los niños." Un plan
de educacion tan cómodo no podía dejar de tener parti-
darios; y los ha tenido en efecto en gran número, porque
nada hay mas terrible para las pasiones que la instruccion,
ni nada que pueda sedas mas favorable que la ignorancia.


VI Se dice que es preciso dejar obrar á la noturale-
Oigarnos sobre esto las lecciones de un maestro que


nuestros filósofos no recusarán: »¿Qué es la naturaleza? (dice
»Baile) ¿cuáles son sus sermones? Que es preciso comer
»bien., beber bien, gozar bien de sus sentidos, preferir su
»interés al de otro, acomodarse á todo lo que puede con.
»venirnos, hacer mas bien una injuria que sufrirla, y ven n
>fga rse,... No debe creerse (añade este escritor) que el co•
»merejo con los malos es lo que inspira estas pasiones: Se
»hallan no solo en las bestias sino en los niños, porque
»son anterioresIri_ro.
1res á la mala educacion. Y,.1 el arte no cor-




2 58 CUERPOS
»rigiese á la naturaleza, nada habría tan corrompido como
»el alma del hombre, ni nada en que se asemejasen tanto
»los hombres «, por un acuerdo coman, que en esto, á sa-
ber: en que es preciso dar al cuerpo todo lo que desea, sa-
tisfacer la ambicion, los celos y el deseo de la venganza


»por cuantos medios sean posibles."
«Si los niños lo supiesen todo al nacer (dice la Enciclo-


pedia, art. Educacion) estaríamos dispensados de ins-
truirles. Si se dirigiesen por sí mismos al bien, sería ente-
ramente inútil el dirigirlos. Por desgracia nada saben al
nacer, y es preciso enseñárselo todo: sus inclinaciones físi-
cas son desarregladas, y es preciso dirigirles en todo: lue-
go la instruccion debe empezar desde la primera in-
fancia."


VII ¿Querriais esperar á que se formase la razon an-
tes de hablar á los niños de la ley de Dios?.... ¿Será pre.
ciso esperar á que un mal se haga incurable antes de pen-
sar en su curacion? El tiempo de contener el torrente de
las pasiones, ¿será cuando se hayan desenfrenado; y el de
enseñar á los niños el camino de la virtud, cuando hayan
corrido por espacio de veinte años el camino del vicio?


VIII ¡ Los niños saben siempre bastante!....
Pero si es


así, ¿por qué tanta atencion, desde que nacen , para darles
lo que les conviene, y separarles de lo que les es dañoso?...
¿Por qué aun antes que puedan andar , tantos cuidados,
tantas caricias , tanta vigilancia y tanta oposicion á sus vo-
luntades ? ¿Por qué cuando empiezan á andar solos, tan- ,
tos consejos, tantas amenazas, tantas instrucciones y tanta
precaucion?.... ¿De qué sirven, cuando son un poco mas
grandes, los preceptos, los directores y los maestros?„, ¿Por
qué no dejais obrar á la naturaleza? Si los niños son in-
clinados al bien, parece que la conducta de los padres y de
las madres es un absurdo que no pueda explicarse.


IX ¡ Los niños saben siempre bastante!


Es verdad,
pero es para hacer el mal. Si (como lo hemos demostrado)
nos dirigen á él nuestras inclinaciones, no tenemos nece.


DE LOS SACERDOTES. 259
sidad de maestros para satisfacerlas. Abandonando á un ni-
ño á sí mismo , sobresaldrá muy pronto en este arte pe-
ligroso. ¿Se quiere un ejemplo evidente? Véase aquí : »He
»visto (dice un hombre que no debe ser recusado) á un ni-
Ȗo educarlo segun los principios preciosos de Rous-


»seau. A la edad de ocho años era un monstruo de lubri-
cidad. A los once 'labia muerto de un tiro de fusil al cria-
do mas fiel de su casa, y á los doce fue preciso hacerle


»desaparecer de la sociedad para impedir que su mismo
»padre le matase.


X ¡ Es preciso dejar á los niños en su inocencia
»Abogados odiosos de la ignorancia (exclaman aquí los re-


dactores de la Enciclopedia ) volved los ojos á estos vas-
»tos lugares del África ; ved los desiertos despoblados é
»inundados de sangre humana ; leed á los viageros sobre
»los pueblos salvages del norte y del mediodia , y hallareis
»que sus costumbres son afrentosas. Una nacion ignoran-


te se hace necesariamente feroz, inmoral y corrompida.
»Si desterrais la instruccion de la tierra, no tendrá cada
»individuo por guia sino sus necesidades; y el hombre ha
»sido formado para vivir sujeto á leyes morales que deben
»reglar las leyes mecánicas.


XI ¡ Su inocencia!....- »¿ Pero dónde está esta inocen-
»cia (dice N. Fleuri)? ¿Dónde está esta simplicidad que
»conserva la virtud? Lo que yo sé (añade este juicioso bis-
»toriador) es, que en los siglos mas tenebrosos, y en las
»naciones mas ignorantes se han visto reinar siempre los
»vicios mas abominables." ¿Pero qué necesidad tenemos
de buscaren otra parte lo que tenemos todos los dial á
nuestra vista? En el coman del pueblo, la mayor parte
de • los niños no sabe leer. Luego que se hallan en estado
de correr se les envía á mendigar su alimento, ó á guardar
ganados. ¿Y nceson desde la mas tierna infancia monstruos
de lubricidad completamente instruidos en la práctica de
todos los vicios?...


XII Supuesto que el hombre es un ser moral, hemos
KK :




-11111111


6 o CUERPOS
demostrarlo por sola la razon , que habiendo dirigido Dios
todas sus inclinaciones físicas áeia el mal, tuvo absoluta-


. mente necesidad, desde la mas tierna infancia, de una auto-
ridad que le dirigiese al bien; de un maestro que enseñase
á los padres á gobernar á sus hijos cuando son pequeños;
que cuando se hallan en estado de entender les pusiese en
las manos un resumen de moral que comprendiese los diez
mandamientos, y los medios mas propios para hacerlos prac-
ticar; que cuando son grandes les explicase la extension
inmensa de sus deberes para con Dios, para con el próji-
mo, y para consigo mismos; y que exponiéndoles la nece-
sidad indispensable de vencerse, les manifestase las recom-
pensas sublimes que les están prometidas si lo hacen , y los
terribles castigos que les esperan si dejan de hacerlo. Esto
es lo que se llama moral; y el ministro subalterno que es-
tá encargado por el cuerpo episcopal de enseñarla de parte
de Dios, se llama un sacerdote.


XIII Segun esto,.puede desde luego concluirse que es
mas facil declamar sobre la inutilidad de los sacerdotes,
que el probarla. Para esto sería preciso probar la inutilidad
de la moral y de la .


ley de Dios; hacer ver que hay paises
en los que los hombres son conducidos al bien por incli-
.nacion , y no tienen necesidad de ser gobernados en todas
sus acciones; y por consecuencia que hay paises donde el
.hombre no es un ser moral. Pero esto no lo han estable-
cido aun nuestros maestros de filosofía, ni lo establece-
rán jamas.


XIV Si al contrario está averiguado que el hombre
es en todas partes un ser moral, debe considerarse como
demostrado, por este solo hecho, que hubo necesidad en
todas partes de sacerdotes; que fueron siempre necesarios
en todos tiempos; y que fue siempre imposible reempla-
zarlos. Porque para gobernar al hombre en todas sus ac-
ciones, es preciso hablarle ele parte de un Señor que lo vé
todo; y nuestros filósofos no nos han citado aun un señor
de este poder entre los soberanos de la tierra. ¿Por qué otro


DE LOS SACERDOTES. 26
pues? ¿Por sacerdotes falsos?,... Pero entre ellos no hay
uno solo que esté aprobado por el cuerpo de los pontífices
verdaderos : y si no lo está, se verá obligado á transigir con
las pasiones. Pero por esto se le desea; y por esto tambien.
precisamente hay tantos desórdenes, inmoralidad y liberti-
nage donde él gobierna.


XV No sucede así con el sacerdote verdadero: pues no
solo se dice el ministro del Todo-poderoso, sino que lo prue-
ha. No solo cita sus poderes, sino que los manifiesta: y no
solo hace ver que está aprobado por su pontífice, sino que
éste sube hasta Dios por sus predecesores; y no solo puede
instruir, sino mandar á las pasiones, y hacer observar
las leyes.


XVI ¡Qué doctrina la del verdadero sacerdocio! ¡Qué
diferencia entre su moral y la de nuestros hermanos extra-
viados en general! Dice al hombre, no solo que no es bastan-
te para sí mismo, sino que necesita de una ley; no que
sus inclinaciones son buenas, sino que son detestables; no
que debe seguirlas, sino que es preciso domarlas; no
que sus superiores son encargados, sino que son sus sefío•
res, y y que no tienen de él sus poderes, sino de los geles
primitivos, que. los habian recibido inmediatamente del
Todo-poderoso.


XVII Cuando un-ministro falso bendice á los recien-
nacidos, une á los espbsos, y explica la moral á sus oyen-
tes, no puede pasar de aquí, pues no tiene autoridad pa-
ra hacerse obedecer. .Pero el sacerdote verdadero pasa aun
mas adelante: cuando manda á los padres que cuiden ele
sus hijos,- deben cuidarlos: cuando dos esposos se juran
guardarse fidelidad, es preciso que lo hagan. Ni se con-
tenta con mandar el cumplimiento de los deberes, pues
cita á su tribunal á todos los que no los observan. Hom-
bres y mugeres, niños y viejos, militares y magistrados,
mercaderes y artistas, soberanos y súbditos, sacerdotes y
pontífices, todos son emplazados para comparecer en este
tribunal á dar cuenta de su conducta.




262 CUERPOS
XVIII Lo que no perdoneis en la tierra no será per-


donado en el cielo. Sentencia bien corta, pero terrible en
su brevedad. Todo lo comprende, hasta las intenciones y
los deseos. Y por eso el verdadero ministro puede instruir,
juzgar y dirigir por todas partes, y castigar y decretar des-
de este mundo. Acaso se nos dirá que no decreta los estra-
gos que causa la falsa filosofía: y es verdad, porque ésta no
le oye ya, y porque todo lo ha pervertido con sus falsos
principios. Pero aun aquellos mismos que no le oyen no
dejan de ser condenados irrevocablemente mientras que
no comparecen. Este tribunal indeclinable no existe en el
sacerdocio falso: y de aquí proviene la relajacion necesa-
ria de la doctrina, de donde deben nacer todos los trastor-
nos de nuestro siglo.


XIX En este ministerio, no solo se exorta al pontífice
á velar sobre su rebano, sino que es preciso que vele; al
soberano á gobernar bien, sino que es preciso que lo haga;
y al súbdito á estar sometido, sino que debe estarlo. No
soló se condena el robo, sino que es preciso restituir. No
solo se empeiía al perdon de las injurias, sino que es preci-
so perdonar; se prohiben los vicios, y es preciso corregirse,
y corregirse lo mas pronto posible, sin lo cual no debe es-
perarse misericordia. Esta jurisdiccion actual, esta práctica
urgente de la moral, es lo que no se quiere, y por eso se
han preferido los sacerdotes sin poderes. Pero precisame&
te por esto mismo se ha vuelto á caer en la inmorali-
dad del paganismo, y se han visto en nuestros chas tantos
trastornos.


XX.. El sacerdote verdadero, no solo predica contra
las pasiones, sino que donde quiera que se hallen las bus-
ca, las ataca, y las combate. Con la espada espiritual en la
mano las hiere, las persigne, y vá á exterminarlas hasta en
el fondo de los corazones: para él no hay noche ni tinie-
blas, subterfugios ni retiros donde puedan ocultarse, ni
vale la apelacion á la vida futura. Por todas partes y en todos
tiempos tiene el poder de mandar y prohibir, de atar y


DE LOS SACERDOTES. 263
desatar; de condenar y absolver; de hacer gracia y de cas-
tigar en un mismo instante. Con un ministro tan eficaz


(corno ha dicho muy bien I.) ¡cuántos desórdenes sehan impedido, cuántos vicios se han corregido, cuantos
males se han reparado, cuántos enfermos han sido consola-
dos, cuántas familias se han pacificado, y cuántas virtudes
se han practicado!


XXI ¡Ah! si supiésemos bien lo que es un pastor ver-
dadero, que establecido de por vida en su curato, y miran-
do á su parroquia como á su propia familia , se ocupa per-
petuamente por sí y por sus coadjutores en el cuidado inter-
minable de catequizar á los niños, de oir las confesiones,
de preparar sus exortaciones, de visitar á los enfermos, de
cuidar de todas las casas , de desterrar de ellas todos los vi-
cios , y de hacer reinar todas las virtudes; no se admiraría
que nuestros padres hubiesen mirado como el primero de
todos sus intereses el fundar curatos en sus tierras, y que
cada uno de ellos se apresurase á pagar de sus rentas el
diezmo, que es sin duda la contribucion mas importante
para el reposo de los imperios. En las ciudades y en el cam-
po, en las flotas y en los ejércitos, en la corte y en el fo-
ro, en las cabañas como en los palacios, si el resentimien-
to irrita los animos ó se hallan estos divididos por el in-
teres, extraviados por la prcocupacion, ó exasperados por
el dolor, el verdadero pastor lo calma y dulcifica todo,
pone en paz y lo reanima todo, porque habla con imperio
á todas las pasiones. Sé que en nuestros dias estos venera-
bles pastores han sido despojados, que estas funciones han
sido abolidas, y suprimidas estas contribuciones ;


porque


`


se ha querido tener •mejor sacerdotes asalariados, sin auto-
ridad y sin poderes: pero ¡cuanto no se ha extendido la in-
moralidad, y qué trastornos no han sufrido los imperios!


XXII Para lograr alguna tranquilidad en medio de es-
tas ruinas, se finge que no se sabe cuál es el sacerdote ver-
•adero. Sin embargo, son bien evidentes sus caracteres, y
por ellos se conocerá que es verdadero sacerdote el que




264 CUERPOS DE LOS SACERDOTES.


está aprobado por el cuerpo de los pontífices, y el que su-
be por medio de ellos hasta Dios, de donde emanan origi-
nariamente todos los poderes. Los sacerdotes verdaderos
tienen unrz mision divina; y los otros no la tienen. Y he
aquí el cuerpo de ejército enviado por el mismo Dios pa-
ra combatir las pasiones en todo el universo. El generalísi-
mo de este ejército es el soberano pontifice; los gefes son
los obispos, los sacerdotes son los oficiales subalternos, y
los soldados todos los hombres en general, sin exceptuar
uno solo, porque para observar la ley de Dios, cada uno
está obligado á vencerse á sí mismo, y á marchar perpetua-
mente contra sus propias inclinaciones. Resumámonos.


XXIII En el retrato que acabamos de hacer de nn
buen pastor no hemos dicho la mitad de lo que cada uno
de ellos hacía antes de las revoluciones. Ordinariamente
el que tenia un buen beneficio, nada tenia para sí. Sus
pobres eran socorridos, sus escuelas bien conservadas, los
esposos vivian unidos, las familias eran laboriosas y felices,
y todos sus parroquianos vivian en paz, le amaban y le
respetaban como á su padre. Cada curato era un pequeño
ahnacen público, que despees de sustentar al pastor, der-
ramaba lo sobrante entre los que le rodeaban, y llevaba la
fertilidad á nuestras tierras, y manteniendo en todas par-
tes las costumbres y la actividad, producia bienes infinitos
en los estados.... Pero corno en VCZ de predicar la ig,uíd-
dad mandaban á los súbditos que respetasen á sus seño-
res, no se tardó, en el delirio de nuestras revoluciones, en
denunciarlos corno á fanáticos que se oponian al restable-
cimiento de los derechos de la multitud, é inmediatamen-
te fueron despojados, arrojados, degollados y .asesinadas,
con los pontífices respetables bajo cuya direccion trabaja..
bao. ¿A. qué estado no vinieron los pueblos á parar des-
pues de esta cruel expnIsion? Aun no lo sabemos bien.
Pasemos á los cuerpos religiosos.


DE LOS RELIGIOSOS. 265


5-°


»e los religiosos.


I Para marchar contra las pasiones no basta tener un
cuerpo de ejército en perpetua actividad. Se necesita de ar-
tillería, de reclutas y de tropas ausiliares de toda especie
que sostengan al ejército en caso de necesidad: y este es
el destino de los cuerpos religiosos en general. Lo que les


distingue de los sacerdotes seculares, es una regla particu-


lar que se obligan á seguir, y que llama á cada uno á su
destino: de aquí viene el nombre de regulares; y como se
sujetan á seguir esta regla por votos de religion, se les com-
prende á todos bajo del nombre de religiosos.


II Cuando se quiere conquistar un pais debe enviarse
á él una artillería formidable, con lo mas escogido de los
batallones. Para esto han sido destinados los misioneros;
pero con la diferencia que su artillería no es mortífera.
Cuando se acusa á los conquistadores del Nuevo-mundo de
haber exterminado los pueblos de estos lugares para con-
vertirlos, se da una prueba para los ojos del hombre ilus-
trado de que no se conoce bien el valor de los términos.
Creer que puede convertirse exterminando, ó exterminar
convirtiendo, es no tener la primera idea de las palabras
de que se hace uso.


III ¿Qué es convertir eL un individuo? Es empeñarle
á renunciar su despotismo, su crueldad, su libertinage., y
todos sus excesos. Es hacer de un hombre orgulloso, bár-
baro y corrompido, un hombre dulce, humano, laborioso
y arreglado en sus costumbres, Es persuadirle que le re-
compensará Dios si se corrige, que le castigará si no se cor-
rige, y persuadirle á ello tan eficazmente, que llega á mu-
dar en efecto de .condueta. Todos saben que no se persua-
den ni mueven los ánimos á tiros de calion. Así que en
lugar de convertir al Nuevounundo, los conquistadores que
le devastaron inspiraron en él el horror del nombre cris-


Tom, .1.1. •


LI.




266
DE LOS RELIGIOSOS.


tiano, por el exceso de sus crueldades; y en lugar de fa-
cilitar la conversion de los ,


antiguos habitantes, opusie-
ron obstáculos de los que no


podrá: triunfar- jamas el
celo mas ardiente y mas. ilustrado..


IV El. que marcha á. la conquista de las- almas,. en vez
•de hacerse preceder del terror' de la: muerte,, sacrifica ge-
nerosamente• su vida cuando se trata. de resistirle; en vez
de armar á los soberanos


-contra- sus. súbditos, no les pros
mete el perdían sino en cuanta dejen de oprimir á. sus pue-
blos; en vez dearmar á los ciudadanos contra los chulada-


estan divididos entre sí, exige su reconciliacion. Su
ministerio es un ministerio de paz; la artillería• de quese
sirven son, las, grandes verdades de la religion; y esta ar-
tillería, lejos de devastar los estados,. derriba las pasiones AB'
que losdevastan;- donde quiera que llegan á introducirse
los. misioneros, se hacen justos los soberanos, los súbditos
son ü tnisos , lol . campos son, fértiles y- los hombres- felices;
huyen'


delante de ellos• la discordia•,, lás disensiones, y to-
dbs- los: monstruos. destructores' de' la9humanidad ;. y les
guen con. tranquilidad:la.


concordia, la industria, las artes,
la agricultura y la. abundancia; Dé: este modo convirtieron
los 'apóstoles- al mundo, y conquistaron los :misioneros nue-
vos paises.. »Es preciso hacer justicia: al eler• romano (dice
»N. Robertson en su 'cuarta volumen de-la historia de
»Amériea):. los misioneros espailoles„ lejos de oprimir- á los
»pueblos, fueron siempre ministros de paz'para•os indios,
»y se esforzaron constantemente á arrancan fa vara de hier-
ro de- las manos de sus opresores: á- su media'cion'


debie-
»ron' los americanos todos los reglamentos que tienen por
»objeto'dulcificar el rigor•dé su suerte




«Las misiones (di-
»ce- M de Bu- fon Historia natural tomo 13).han. sometido
»mas hombres en las naciones bárbaras- que los- ejércitos
»victoriosos de los príncipes que las han subyugado. El Pa-
raguay fue conquistado de este moda: La dulzura, el


»buen- ejemplo, la caridad y el ejercicio de la virtud, p
•ac-


»ticada constantemen te por los misioneros, movieron á es-


DE LOS RELIGIOSOS. 267


»tos salvages, y vencieron su desconfianza y su ferocidad.
»Ellos mismos venían muchas veces á pedir que se les hi•
»ciese conocer la ley que hacía á los hombres tan perfectos,
»y se sometieron á ella reuniéndose en sociedad. Nada ha-
»ce mas honor á la religion, que el haber civilizado á las
»naciones y asegurado los cimientos de un imperio, sin
»otras armas que las de la virtud."


V ¡Oh vosotros los que queréis regenerar el universo,


(exclama un autor), ved aquí los verdaderos medios! no le
regenerareis destronando á los reyes, sino haciéndoles hu-
manos; no degollando á los pueblos, sino ilustrándolos; no
devastando los imperios, sino civilizándolos; no inspiran-
do por todas partes el espíritu de independencia , sino
destruyéndolo.


VI Cuando llegan á descubrirse vastas regiones, cuyo";
desgraciados habitantes, sin artes, sin ganados, sin cultu-
ra y sin instruccion, viven en la degradacion mas cruel,
¿es prohibido á la potencia que las descubre formar estable-
cimientos en aquellos lugares, aun no habitados?... .No, sin
duda, porque (como dice Grocio) cuando se caza .6 se pes-
ca en un vasto pais , ó se hacen pastar en él ganados en
comun„ no por eso solo se adquiere la propiedad .exclusiva.
Siendo hecha la tierra para ser cultivada, -no puede fundar-
se la posesion .de un primer .ocupante •en la demarcacion
precisa de sus límites, sino en la intencion .muy . pronuncia-
da de hacer cultivar la parte que se reserva.


VII Si en lugar de invadir á mano .armada lo que es-
taba ya ocupado por los naturales del Nuevo-mundo , se
hubiera pensado solo en formar .establecimientos en las re-
giones inmensas que no ocupaban aquellos .desgraciados,• y
se hubiese pensado en enviarles misioneros desinteresados,
para .enseñarles lo que ignoraban, el instante del descubri-
miento del Nuevo-mundo hubiera sido para .estos seres in-
felices la aurora de su dicha. .Ayudados por los instrumen.
tos de que habían estado privados hasta entonces; y ali-
mentados por. la inmensa cantidad de ganados que se han


LL




a613 DE LOS RELIGIOSOS.
multiplicado prodigiosamen te entre ellos ; estos pueblos
mejor alimentados, vestidos y gobernados, hubieran. deja-
do despueS de sí generaciones mas vigorosas, capaces de en-
tregarse á toda especie de trabajos. Los campos inmensos
de estas vastas regiones, cultivados por numerosos habitan-
res, con- el oro y la plata que abundan allí-, hubieran lle-
vado al antiguo mundo las- riquezas mas sólidas de sus pro,
ducciones.; y todos los reinos, llevando el excedente de su
poblaeion , hubieran hecho en poco tiempo la mas flore•
ciente de todas, las partes. de la. tierra.


VIII Es utilísimo sin- duda civilizará los hombres, y
extender por todas partes el imperio- de la verdad, de las
ciencias y de las artesa llevando vuestra navegacion á. ma-
res desconocidos, descubriréis pueblos industriosos, y. quer-
ríais enriquecer vuestro comercio con. las- producciones de
estos nuevos- paises; y nada, hay mas justo. Pero. para comer,
ciar con estos pueblos- sería preciso empezar por ganar su
confianza.. ¿Y cómo os conduciríais para ello? ¿Haciéndoles
la guerra, que los enagenaria para siempre?¿Enviándoles


jbajatlas pomposas que no harán- mas que presentarse, ó via-eros que no entenderán la lengua. del pais?....... Todos estos
medios tienen sus inconvenientes. Enviadles misioneros, y
será infinitamente mas. fácil. Anunciándoles verdades-subli- -
mes de que.no habrán- oido hablar jamas estos hombres pa-
cífiCos se conciliarán la admiracion-de-los pueblos, excita-
rán la curibsidad de los sabios, y se introducirán entreellos
con mejor éxito:. »Un misionero (dice 17f. de Chateau-
»Iyiand) es un excelente- viajero. Obligado á hablar la len,
»gua de los pueblos donde predica, ft conformarse á-sus usos,.
ȇ vivir mucho tiempo con. todas las clases-de la sociedad,.
»y á- procurar introducirse en los palacios y en las chozas,
»aunque. no haya recibido de la naturaleza un. particular
»talento,. llegará sin- embargo


. á-recoger una multitud-de he-
»chos preciosos. Al contrario, el viajero que- pasa rápida-
mente coa-un , intérprete , aunque tenga- todos los .


medios
»para observar :Mea, sólo podrá. adquirir. conocimientos.-


DE LOS RELIGIOSOS. 26 9



muy vagos de los pueblos que corre rápidamente, y


»desaparecen á su vista." Si las regiones que hayais descu-
bierto están adelantadas en civilizacion , el mejor de todos
los medios para conquistarlas á vuestro comercio será el
de enviar á ellas misioneros..


IX Al contrario, ¿están habitadas por salvages, y cu-
biertas de bosques las regiones que habeis descubierto? ¿De
qué medios os valdreis desde luego para atraer á estas ran-
cherías de salvages á la- eivilizacion?.- ¿De guerreros?... A su
aspecto, espantados aquellos hombres, huirán á sus montes,
y se fortificarán en sus bosques. Y antes de haber conquis-
tado el pais, será preciso haber exterminado sus desgraciados
habitantes. Empezad por enviarles un simple misionero, y
este hombre pacífico y venerable; sentado tranquilamente á
las cercanías de la playa, leyendo en su• breviario, atraerá
á estos hombres desconfiados . , primero . por curiosidad; y
muy pronto les- ganará- por su- dulzura., les edificará por sus
ejemplos,. y- ks interesará por sus consejos. En poca tiempo
llegará á- persuadirles que vivanen. sociedad, y les hará gus-
tar todas sus ventajas. A su voz caerán los bosques, las tier-
ras se cubrirán de abundantes mieses; y los pueblos pene-
trados de reconocimiento á su bienhechor „ verán llegar
con gozo á su suelo vuestros comerciantes y- vuestros colo.
nos. Por este medio . adquirireis hermanos-, y casi siempre
súbditos, sin que os haya costado• una gota de sangre._


X El proyecto . de conquistar nuevos paises , y llevar á
ellos el beneficio- de la eivilizacion, es pues un proyecto
alIgno de los mayores elogios.. Para conseguir estas suertes
de conquistas hay dos únicos medios: el. uno dispendiosos-
y el otro , que• apenas cuesta nada.. El uno destruye la bu-


t anidad, y el otro la conserva. ¿Cuál de ellos• debe preaerirse?- Se pondera el . medio de la, dulzura. ¿Pero los mi.
sioneros han empleado jamas otros T ¡Es cosa tnuy extra-
ña! La religion cristiana . aborrece la sangre a reprueba, aun,
la que hacen! verter. los conquistadores, excepto-en el caso
de una defensa: legítima; y si se oye á ciertas gentes, ella




270
DE LOS RELIGIOSOS.


es la que ha hecho cometer todas las crueldades del universo.
XI Se dice; que se quiere regenerar el mundo , y se


destruye todo lo que hay mas propio para la regeneracion.
¿De qué medios podríamos hacer uso si no tuviésemos mi.
sioueros? De la guerra, del hierro y del fuego. ¿ Quiénes
son nuestros regeneradores actuales? Facciosos que devas-
tan talas las partes del mundo , y hacen correr ríos de san.
gre. No quieren oir hablar de las escasas contribuciones
destinadas á favorecer la propagacion de la fe ; y para sus
propagandas filosóficas, en las que enseñan el arte odioso
de destruirlo todo , no hay sacrificio para el cual no estén
dispuestos....


XII Estos misioneros, que son menospreciados, por-
que emplean solo los medios de dulzura, y á quienes pues.
tros padres habian establecido para conquistar nuevos pue-
blos por la persuasion , mirados solo por lo que hace á la
política no son indiferentes para el bien estar de los estados.
Los Colbert, los Lou,vois, v otros grandes ministros que co.
nocian todo su valor, establecieron por todas partes misio-
nes extrangeras , y se declararon sus mas celosos protec-
tores. »Si conocernos tanto la China , las Indias y todas
»las vastas regiones de oriente y de occidente (dice 111".
»de Chateaubriand), y si tenernos noticias útiles en
»todo lo que puede interesarnos en las cuatro partes del
»mundo, lo debernos principalmente á los misioneros. Di-
sertaciones sabias, cuadros exactos de las costumbres, pla-
nes de mejora para nuestros establecimientos, objetos úti-


»les, reflexiones morales, aventuras interesantes , todo se
»halla en sus obras."


XIII Sin intentar desacreditar lo que hay de admi-
rable en los recomendables hechos de nuestros guerreros,
hallamos en la conquista de las almas una cosa que pa-
rece mas bella. Los doce pescadores que convirtieron el
universo por la palabra , fueron infinitamente mas grandes
que los mas famosos conquistadores de la tierra; y los que
conquistaron las Gaulas, la Inglaterra y la Italia por la per-


DE LOS RELIGIOSOS. 271


suasion, fueron igualmente mas grandes que los que subyu
garon estas regiones por las armas, A no . ser que se quiera
hacer un divorcio- solemne con la razon, debe convenirse
que el arte admirable' de reunir los salv .ages esparcidos por
los bosques, de suavizar su ferocidad ,. de cautivar sus pa-
siones , de acostumbrarles á las artes, y de hacer de ellos
pueblos sometidos á las leyes , es superior al talento funes-
to de predicar la insurreccion por todas partes, de romper'
todos los vínculos sociales , y de sumergir á los hombres
en todos los desórdenes de la. barbárie „ como hacen hoy
nuestros filósofOs..


XIV No basta conquistar en lo espiritual y en lo mi-
litar: es preciso asegurar las conquistas.. Para esto se nece-
sita una artillería siempre subsistente, que . se haga respetar
de los enemigos , y que esté dispuesta á marchar en
caso necesario donde quiera que 1U exija el bien del esta-
do; y esta es la segunda funeion de los misioneros.. Por Mu-
cho fervor que haya podido inspirarse á los pueblos en el
instante de la conversion , no tarda. en debilitarse en una
guerra , en la que es preciso combatir perpetuamente ; y
así es que á medida que se disminuye el fervor , vuelven
las pasiones á tomar su imperio.. Si se quiere- reanimar- sin
cesar en los corazones ardor de este- primer combate, hay
necesidad de misioneros interiores , que . dispersándose de
tiempo en tiempo por las ciudades y los campos, sepan . ha-
cer volver á los, pueblos á sus primeros empeaos..Au ligue; lo
que no es imposible, los sacerdotes seculares fuesen igual-
mente elocuentes, la instruccion periódica . de un pastor no
puede hacer la misma impresiom Para mover fuertemente
á los corazones, y- descargar estos golpes que destruyen los
viass y restablecen el reinado de la virtud , son necesa-
rios hombres ocupados expresamente- de las grandes• verda-
des de la religion . , que de tiempo en, tiempo., y por una
instruccion sostenida , saben abatir y llevar- tras- sí á to-
dos aquellos que en los principios solo- se habian conmo-
vido ; y véase aquí de lo que sirven los misioneros en




• 272 DE LOS RELIGIOSOS.
los


estados. Despues de haber subyugado á las pasiones
humanas en el instante de la conversion, dejan en lo iri.
tenor de los hombres cierta disposicion para detestadas
cuando quieren volver á parecer. Cuando empiezan á do.
minar los desórdenes en una ciudad 6 una diócesis, sola
una mision ocasiona mudanzas tan notables, que los hom-
bres del mundo mas prevenidos se ven cbligados á con-
fesadas; y si en nuestros días


.
se ve una depravacion tan


espantosa en las costumbres , puede atribuirse á la dimis
nucion sensible de los misioneros.


XV Para contener las pasiones no basta formar desde
luego un ejército numeroso, es preciso conservarlo. Para
ello deben levantarse continuamente nuevos reclutas, en- ' lI
sedarles el manejo de las armas, y sujetarlos á una disci-
plina severa que, no se relaje jamas ; y esta .es una terce-
ra fuucion de los .misioneros. Para enseñar á los otros el
grande arte de domarse, es preciso saber domarse uno á s i
mismo, y ejercitarse á fondo, bajo la inspeccion de exce-
lentes maestros. Los seminarios, estas academias importan-
tes en los que los jóvenes atletas, destinados á renovar el
sacerdocio, adquieren el espíritu de su .estado , y se ejer-
citan bajo de maestros experimentados en el mas dificil de
todos los ministerios


., no son pues instituciones indiferen-
tes á los ojos del gobierno. Para apreciar bien sus ventajas,
basta observar que el estado de las costumbers depende ab-
solutamente de los que están encargados de mantenerlas, y
por consiguiente del sacerdocio; tener siempre presente e


• estado afrentoso del clero, antes que hubiese seminarios;
la mudanza prodigiosa que se vió luego que fueron esta-
blecidos ; y lo que aun sucede en los paises donde no los
hay. Si á los ojos del verdadero político es importante en
lo militar tener un ejército bien disciplinado , es' aun de
mayor importancia la conservacion del ejército espiritual.


XVI Aun no basta esto : si se quiere que se sostenga
el fervor, es preciso saber excitar en el corazon de los ge-
fes mismos aquel fuego marcial qeie les hace formidables á.


DE LOS DELICIOSOS. 273
las pasiones; y esto mismo hace otra de las funciones de


los nzisioneros. Por mucho celo que haya podido inspirar-
se á los sacerdotes jóvenes en los seminarios, es preciso
reanimarle para una guerra tan penosa. Para ello se debe
de tiempo en tiempo, en ejercicios espirituales periódicos,
recordar á todos los miembros del sacerdocio la grandeza
de su ministerio, la importancia de sus funciones, y el jui-
cio terrible que habrán ele sufrir si llenan con negligencia
sus obligaciones y sus deberes. Estos ejercicios piden hom-
bres muy á propósito, superiores á todo, y que se hallen
en estado de imponer al sacerdocio mismo por sus talen-
tos y por sus virtudes.


XVII Los Franciscanos, los Dominicos y los Jesuitas
se han señalado en esta suerte de misiones. Sobre todo los
últimos se han inmortalizado en todos los géneros. Son in-
mensas (dice .Buffon) las regiones que han conquista-
do á la eivilizacion por sus trabajos; y los servicios que
han hecho á la humanidad por sus predicaciones y su en-
señanza son incalculables. Cuando no tuvieran otros títulos
á- las lágrimas ele los pueblos , debemos convenir en que
fueron cuerpos los mas útiles y mas precisos para los ejér-
citos espirituales.


XVIII Un ejército que debe venir continuamente á las
manos con los enemigos mas formidables del Estado, no
solo tiene necesidad de artilleros, sino que necesita ademas
de cuerpos de reserva, animosos y activos, prontos siem-
pre á ocuparse y servir donde lo exija la necesidad. Y este
es uno de los principales destinos de los cuerpos religiosos.
Por celosos- que puedan ser los sacerdotes seculares, al cabo
son hombres: y si llegan á enfermar en el puesto que se


,,,\l
es ha confiado, ó quedan fuera de combate por el peso


de sus trabajos y fatigas, ó se ven obligados á sucumbir al
peso ele su edad ó al número de los enemigos, ¿qué suce-
dería si no tuviesen á su disposicion cuerpos ejercitados en el
ministerio, y dispuestos siempre á socorrerles?.... Los domi-
nicos, los franciscanos, y todas las órdenes mendicantes


Tom. II.





.1 4


4


274 DE LOS RELIGIOSOS.


en general se habian dedicado á estas funciones de un mo-
do especial. ¿Se necesitaba en las ciudades quien diese so-
corros en una numerosa poblacion, y quien predicase, con-
fesase, y visitase los enfermos en los campos? Las órdenes
mendicantes estaban siempre dispuestas á hacerlo. ¿Se de-
seaban hombres animosos é infatigables, resueltos siempre
á despreciar los riesgos y á sacrificarse generosamente en
los viajes, en los incendios, en las pestes, en los contagios,
y las calamidades de toda especie? era preciso irlos á bus-
car en las órdenes mendicantes.


XIX ¿Y qué exijían estos del estado por servicios tan
señalados? Nada. ¿Qué pedían á los que asistían con tanta
generosidad ? Unas pequeñas limosnas. Su vestido era un
mal saco, y una celda sin muebles era su palacio. La ma-
yor parte de ellos andaban descalzos ; dormían sobre una
dura tabla; se levantaban á media noche; ayunaban fre-
cuentemente, y se contentaban con un pedazo de pan que
mendigaban de puerta en puerta en las parroquias mismas
donde trabajaban; sufrían todos los desprecios y desaires,
sin quejarse jamás, condenándose para toda la vida al


. es-
tado de pobreza mas austero , para ser menos gravosos á
los mismos á quienes obligaban. ¿Y por qué se han supri-
mido hombres tan útiles? porque apoyaban poderosamen-
te el ejército espiritual en el combate de las pasiones. Pe-
ro si en lo militar se suprimiese la artillería y todos los
cuerpos auxiliares en general, ¿qué sería del ejército?


XX Resumámonos: hágase una comparacion de los
apóstoles por una parte marchando á la conquista del
Universo; y de Alejandro y todos los capitanes griegos y
romanos por la otra : de los misioneros del Paraguay en
el Nuevo-mundo; y de los feroces guerreros que destruye-
ron aquellas vastas regiones: en nuestros clias de los misio-
neros que instruyen á los pueblos, y los facciosos que los
agobian. En lo interior los males incalculables que estos
han ocasionado hace treinta años, y los bienes infinitos que
aquellos han hecho hace muchos siglos: los seminarios que


DE LOS RELIGIOSOS 275


han mantenido , los sacerdotes que han formado, las almas
que han convertido, los desórdenes que han impedido, las
virtudes que han animado, las familias que han pacificado,
y las revoluciones que han prevenirlo. Considérense sus
armas, sus medios, y sus efectos, y podrá juzgarse de la
diferencia que hay entre unos y otros.


4 .°
De las escuelas de primera educacion.


I "La educacion (se dice en la Enciclopedia art. Lela-
» cacion) es el cuidado que se tiene de educar , de ins•
» truir y de formar á los niños. Es sin contradiccion el
»objeto mas importante para el órden social: interesa al
» niño, pues que logra un bien personal ; á su familia, por-
»que logra un bien particular; al estado por que logra un
» bien general. Los denlas bienes se pierden y se disipan.
»Con dificultad se pierde una buena educacion, y por des-
»gracia tampoco se pierde la mala...." Y ¿qué debe hacerse
para procurar á los niños una buena educacion? Lo mas di-
ficil que hay en el mundo: enseñarles á conducirse bien. Y
¿qué para que tengan una mala educacion? Lo que hay de
mas fácil: abandonarlos á sí mismos.


II Mientras que un niño está en la cuna, es facil opo-
nerse á sus deseos, pues que no puede dar por sí mismo
un solo paso. Pero desde que toca á la edad de actividad
en la que puede sin socorros seguir los objetos que lison-
jean sus sentidos, y desechar los que los contrarían, es pre-
ciso ocuparse especialmente no solo de contenerle, sino
de enseñarle á contenerse á sí mismo , manifestándole que


colocó Dios sobre la tierra no para seguir sus inclinacio-
nes, sino para domarlas, combatirlas, y honrarse con el
puntual cumplimiento de sus deberes. No debe entonces
perderse tiempo en darle maestros de concepto que le for-
men desde luego , enseñándole á leer y escribir para que
pueda no solo calcular por sus necesidades físicas, sino tarn-


:




1


2 7 6 DE LAS ESCUELAS
bien aprender de memoria los principios fundamentales
que deben servirle toda la vida; esto es , los diez manda-
mientos, las.reglas de las costumbres, el legislador que se
las ha dado, las sublimes recompensas que se le prometen
si las sigue, y los castigos que debe temer si no las sigue.
En fin , todo lo que le ha sido mandado ó prohibido por
el señor Supremo cine lo vé todo , que lo castigará todo, y
que lee hasta en el fondo de los corazones.


III Desde el instante en que los niños empiezan ( an-
dar, hasta el que pueden entregarse al trabajo, les ha dado
el Autor de la naturaleza un cerebro susceptible de recibir
todo lo que hay de mas dificil en la instruccion, porque
sabía que esta instruccion moral les era absolutamente ne-
cesaria. Si en esta primera edad se cuida de enseñar á los
niños todo lo que deben saber para conducirse bien, puede
esperarse que la nacion entera podrá tener costumbres. Si
al contrario se les abandona á sí mismos, sin maestros y sin
instruccion, debe temerse mucho que la generacion entera
caerá en el embrutecimiento mas afrentoso. Y he aquí en
lo que deben venir á parar infaliblemente los sistemas de
nuestras doctrinas actuales.


IV Cuando en los paises salvages se hallan hombres
embrutecidos, que solo conservan la figura de hombres, se
pregunta con admiracion ¿qué causa puede haber produci-
do esta depravacion? Y el célebre Muratori dice, que es
muy sencilla; á saber, el defecto de instruccion. Los in-
dios de América eran feroces , inmorales y desgraciados
antes de ser instruidos; y se hicieron dulces, tratables y
humanos despues de haberlo sido. Cuando se vé en la
historia, despues de la invasion de los pueblos del Nor-
te, que han sido arruinadas las naciones mas civilizadas,
y que han eaido en un estado de embrutecimien to, del que
no podrán salir sino con mucho trabajo despues de muchos
siglos, se hacen investigaciones para saber cuál ha sido la
causa de una mudanza tan prodigiosa ; y no hay otra en
realidad que el defecto de instruccion. Desde que nuestras.


DE PRIMER/1_ EDUCACION. 277
inclinaciones físicas nos conducen al mal, si el hombre es
abandonado á sí mismo, permanece en él lo físico y des-
aparece lo moral. "Si los que en nuestros días lloran los
»tiempos en que no se sabía leer ni escribir corriesen la
»historia de esta época, aun superficialmente, (dice N. Da-


marsais) verían todos los males que acompañan á la ig-
» noranc i a , y cuán dificil es reproducir la luz si llega á
»apagarse. Basta un solo hombre, y mucho menos tiempo
»que un siglo para embrutecer una nacion; y para reani-
»marla se necesitan una multitud de hombres y muchos
»siglos." ¿Por qué aun en los siglos de barbarie que siguie-
ron á la devastacion de los pueblos del Norte, no fue tan
grande el embrutecimient o en nuestras regiones corno lo es
en los paises salvages? porque en aquellos tiempos afrento-
sos quedó siempre en los monasterios y en las escuelas de
los obispos una ligera chispa de instruccion. Allí fue don-
de se conservó (por confesion de nuestros enciclopedistas
mismos) el fuego sagrado; y de allí salieron despues los
maestros encargados de volver á encender la antorcha de la
instruccion en medio de las tinieblas universales.


Estos misioneros dispersándose por los pueblos, ha,
Barcal en todas partes la afrentosa depravacion que es
compañera inseparable de la ignorancia: sacerdotes casa-
dos cuidando de familias particulares, y sin disposicion de
poderse entregar al cuidado de sus parroquias; el divorcio,
la poligamia, y el concubinage con todos los desórdenes
que le acompañan en las casas; niños de ambos sexos por
todas partes abandonados á su depravacion física, viviendo
noche y día en el desarreglo mas vergonzoso ; y ciudades
destruidas por la guerra , y enteramente despobladas por
la corrupcion de las costumbres


VI Los obispos remediaron insensiblemente estos ma-
les afrentosos á medida que se formaron súbditos, consti-
tuyendo buenos curas á las cabezas de las parroquias, por-
que todo depende de esto. Un buen pastor ocupado todo
del cuidado de su rebaño, que por sí y por medio de sus




278 DE LAS ESCUELAS,
coadjutores hace buenas pláticas á los padres y madres,
buenos catecismos para los niños, y pone buenos maestros
en las escuelas, hace renacer el gusto de todas las virtudes, y
restablece la instruccion. Pero para esto son absolutamente
necesarios los buenos pastores. ¿Blas donde podrán hallar-
se despues de estos siglos de ignorancia y de depravacion
general? Despues de muchos siglos (como dice muy bien


Duinarsats) fue cuando pudo lograrse la reforma de
un clero numeroso; y despues de esta reforma fue cuando
llegó á conseguirse el tener maestros.


VII Aun el coman del pueblo tardó mucho tiempo en
poderse aprovechar de este beneficio; y si las escuelas de
primera edueacion son necesarias, deben serlo principalmen-
te para la clase baja del pueblo; porque entregados los padres
enteramente á sus trabajos diarios, se ven en la imposibili-
dad absoluta de cuidar de sus hijos, y de pagarles maestros.


Para extender por todas partes el beneficio de la ins-
truccion, hubiera sido preciso que hubiese maestros tan
generosos, que quisiesen encargarse de enseñar gratuita-
mente á los hijos de los pobres; y si los ricos tuvieron tan-
ta dificultad en hallarlos aun pagándolos, ¿cómo podría es-
perarse hallar quien quisiese dedicarse gratuitamente á un
trabajo tan penoso y desagradable bajo todos aspectos?


VIII Este prodigio de generosidad, tan superior á las
miras ordinarias , y que no se 'labia visto desde el prin•
cipio del mundo, estaba reservado á la religion cristiana.
En ella se 'labia conservado el fuego sagrado de la ins-
truccion cerca de los obispos; y ella se 'labia animado
en las parroquias , procurando darlas buenos pastores.
Tambien fué la religion cristiana la que suscitó para
bien del mundo uno de aquellos hombres raros, que no
saben apreciar bastante los gobiernos, porque no cono-
cen todo el precio del órden moral.


IX En el dia son bien conocidos los hermanos de las
escuelas cristianas. Este cuerpo, instituido por AL el aba-
te de La, Salle , canónigo de la catedral de Rheims en Fran-


DE PRIMER a EDUCACION. 279
cia, estaba dedicado especialmente á la enseñanza de los
niños pobres. El silencio de sus educandos, su modo de
enseñarles á leer, su desinterés, su paciencia, su grave-
dad, su vestido, y su nombre solo, inspiraban á los ni-
ños la surnision y el respeto. Sus escuelas eran gratuitas;
el título de pobre, lejos de ser n motivo de exclusion,
era el mas necesario para ser adm


u
itidos en ellas. Leer, es-


cribir,
, calcular, y todo lo que es necesario saber para


trabajar, vender, comprar y comerciar; todos los prin-
cipios necesarios para conducirse bien y llenar fielmente
sus deberes en todos los estados, todo esto se enseña en
aquellas escuelas. De allí salian excelentes maestros para
los campos, excelentes calculadores para las- oficinas, bue-
nos artesanos para las manufacturas., buenos padres de. fa-
milia para las casas, y discípulos muy instruidos para todas
las profesiones y todos los estados. Ignoro (dice .111. de


Bonnald) si el fundador de este órden fue un santo:
) . pero


sé muy bien que en política fue un héroe. Las escuelas
gratuitas que este hombre inmortal procuró á la humani.:
dad, eran una de las magníficas institucione s , á las ,que


no llegarán jamas las .escuelas de Lancaster y otras funda-
das á mucha costa en otros paises.


X La misma razon que hace necesaria esta bella insti-
tucion para los niños varones, la hace en algun modo mas
indispensable para las niñas. Porque destinadas estas á re-
generar las familias, á dar la primera forma á los niños, á
inspirarles á todos inelinacion al pudor, á la religion y á la
compostura, no hay una sola cuya primera cducacion no
sea de la mas alta importancia en sus efectos. Si el sexo se
acostumbra á tener compostura en sus primeros años, debe
seguramente esperarse que habrá costumbres; pero si no la


a
tiene, debe inferirse que llegará pronto á pervertirse toda
la nacion. ¡Qué pueblos y qué costumbres se hallan entre
los salvages, que abandonan á sí mismos los niños de am-
bos sesos!.... ¡Cuánta fue la inmoralidad en nuestras mis•
mas regiones, mientras que subsistió en ellas la barbarie




280
DE LAS ESCUELAS


Qué recurso quedó para la educacion de que hablarnos?
Ningun otro que el de los pocos monasterios de mugeres
que se libraron de la devastacion general.


XI Es verdad que establecida la tranquilidad y ha-
biéndose multiplicado los conventos de mugeres, hicieron
bienes infinitos, principalmente los que se destinaban á la
educacion. Formando buenas educandas, prepararon por lo
menos para las casas ricas, madres de familia excelentes,
que daban ejemplos para las buenas costumbres. Pero para
llevar á todas partes la instruccion, eran necesarias religio-
sas que no estuviesen cerradas, y las enclaustradas lo esta-
ban. En el siglo diez y seis fue cuando el inmortal Vicente
de Paul dió á la tierra una institucion de mugeres, encar-
gadas de llevar por todas partes el fuego de la caridad, de
que él mismo estaba abrasado. Entre los innumerables ser-
vicios que hacian á la humanidad, era uno el de las escue-
las. Pero como la educacion universal de los niños es un ob-
jeto -de tan vasta extension , no las fue posible llenarle. Pa-
ra completar esta buena obra, se conoció la necesidad de
establecer para la educacion de las niñas casas por el mo-
delo de las de los hermanos de las escuelas cristianas; y no
tardaron en verse establecidas en diversos paises.


En estas casas, que nada costaban al estado, hallaban
las aldeanas y niñas del campo excelentes maestras de es-
cuela, que nunca hubieran hallado en las bellas promesas
de nuestra estéril filosofia.


XII Lo que 'labia de admirable en esta clase de misio-
nes, es que estaban previstos exactamente todos los incon-
venientes que podian resultar de ella. Cada año en las vaca-
ciones llamaba la superiora á todas las maestras para forti-
ficar en ellas el espíritu de su estado; cambiaba sus destinos
reemplazándolas por otras, y porfia hacer lo mismo entre
año, si se separaban de su deber en las parroquias en que
enseñaban. La regularidad, los principios, la subordina-
don, los votos simples de todas estas hermanas; la decen-
cia, el pudor, la modestia de sus educandas á quienes pre-


DE PRIMER A EDUCACTOlf. 281


paraban para ser excelentes madres de familia: todas estas
ventajas no eran indiferentes para los que se interesaban
en la buena constitucion de los imperios. Hagamos un re-
sumen de todo.


XIII El arte de conducir los niños, de cualquier sexo
que sean, el de fijar su ligereza, excitar su emulacion, de
inspirarles con el deseo de aprender el gusto al trabajo, el
amor á la religion y á las buenas costumbres, es por confesion
de todos los hombres experimentados un arte tan dificil, que
debe ser sin contradiccion el mas raro de todos. Como tie-
ne sus reglas, sus principios, sus medios y su ciencia espe-
cia], que perece con los maestros particulares, nunca podrá
conservarse bien sino en corporaciones. Las escuelas de pri•
mera educacion, y principalmente las escuelas gratuitas que
daban la primera instruccion á todas las clases de la socie-
dad, eran incontestablemente tambien el primer objeto que
debia llamar el interes de los gobiernos. Sin ellas, ¡qué igno•
rancia, qué grosería, qué virtudes apagadas, qué talentos
perdidos, y qué de súbditos desgraciados! En ellas se empie-
•an á descubrir los talentos, se-conocen los caracteres, y se
pueden distinguir los diferentes partidos que se pueden sa-
car de todos los individuos de que se compone la nacion.
Son otros tantos semilleros, en los que crece la tierna plan-
ta, y en los que pueden hacerse elecciones ventajosas.
• Los hermanos y hermanas de las escuelas cristianas,
que se entregaban á estas funciones penosas, hacian los
mas señalados servicios á los pueblos, y particularmente á
los pobres, preparando por esta primera educacion buenos
padres y buenas madres de familia para el estado. Pero co-
mo estos cuerpos prescribian á los niños la mas perfecta su-
mision á las 'potestades, á todos sus maestros y á todos sus


superiores, y les hacian aprender el catecismo y cantar cán-
ticos religiosos en sus escuelas, se les miraba corno io-noran•o
tes, incapaces de conocer los derechos de los pueblos. Para
enseñarles que nacen todos iguales á sus soberanos, eran
pues necesarios otros maestros.


Tom. II.




282 DE LOS ESTUDIOS.


S . 5.'


De los Estudios.


I Despues de haber ciado á los niños esta primera edu-
cacion, indispensable para conducirse bien en todos los esta-
dos, es preciso formar á los que se destinan para instruir á
los otros, ya sea en lo espiritual ó en lo civil: y esta segun-
da educacion exige maestros mucho mas instruidos y mas
experimentados en todas consideraciones. En esta juventud
selecta, que debe marchar á la cabeza de todas las demas, de-
ben ser cultivados con el mayor esmero, el entendimiento,
el corazon, la memoria, la imaginacion, el gusto y todas las
facultades en general, para poder sacar todo el partido de
que son susceptibles. Si se quiere que no sean dañosos al
orden social, deben ser desde luego destinados al bien, y
dirigidos constantemente segun las reglas de las costumbres.
Y como la moral toma de la religion toda su esencia, es
la religion incontestablemente la primera de todas las cua•
lidades que debe hallarse en todos estos maestros.


II Por eso el Diccionario Enciclopédico (art. Colegio)
observa »que en todos los pueblos los establecimientos des-


tinados á la instruccion de la juventud, fueron confiados ca-
si siempre á personas consagradas á la religion. Los Magos


»en Persia, los Gymnosophistas en las Indias, los Druidas
»en las Gaulas y en la Bretaña, eran los que cuidaban de
»las escuelas públicas." Y no es de admirar, porque es
preciso hablar de parte de la Divinidad, cuando se trata de
hacer observar sus mandatos. Despues del establecimiento
del cristianismo, fueron igualmente los sacerdotes los que
presidieron en la instruccion pública. Cuando fueron des-
truidos los monges en Italia por los Lombardos, en Espa-
ña por los Sarracenos, y en Francia por los Bárbaros , casi
no quedaron otras escuelas que las episcopales. Cuando apa-
reció Carlo Magno, habiendo vuelto á llamar á los mon-


DE LOS ESTUDIOS. 283


ges de Montecasino en socorro ele los sacerdotes, todos estos
monasterios (corno dice muy bien la Enciclopedia) vinie-
ron á ser otros tantos colegios subsidiarios que salvaron á las
ciencias del naufragio universal.


III Todo lo que se nos ha dicho hasta aquí de estas ari-
liguas escuelas, no ha sido bastante para darnos una alta
idea de los maestros que presidian en ellas. Segun los tér-
minos desdeñosos con que hablan de ellas nuestros filóso-
fos, parece que entre los obispos, los Ililarios, los Basi-
lios y los Crisóstonios no han sido mas que genios de se-
gundo orden; y entre los monges los Alcuynos, los Abelar-
dos y los buenaventuras fueron unos ignorantes. »Sin
»embargo (corno dice IlL de Chateaubriand) á estos cléri-
gos supersticiosos debemos el restablecimiento de las le-


»tras.... Todas las universidades de Europa (añade el mis-
mo) han sido establecidas ó por príncipes religiosos ,


»por obispos y sacerdotes; y á medida que se fundaban cá-
tedras en estas universidades, se hallaban entre estos sa-


»cerdotes y estos monges los profesores mas célebres."
IV Es bien sabido que estas primeras instituciones,


aunque muy preciosas, no fueron suficientes. La conserva-
cion de los edificios, los emolumentos de los profesores, y
las gratificaciones que era preciso darles algunas veces, pp.
nian á los soberanos mismos en la imposibilidad de mul-
tiplicar sus beneficios , segun lo exigia la extension de las
necesidades públicas. Para extender por todas partes la ins-
truccion , hubo necesidad de hombres generosos que qui-
siesen encargarse de instruir gratuitamente á la juventud
donde quiera que se les llamase. Quedaba reservado á la
religion hacer este prodigio ; y todo el mundo sabe que


hizo igualmente en el siglo diez y seis.
V Continuando en desenvolver los importantes servi-


cios que hicieron los Jesuitas- á la humanidad , no debe-
mos dudar que nos exponemos á disgustar á los que han
deseado su destruccion. Pero suplicarnos que se tenga en
_consideracion que el fin de esta obra es el bien estar,




a. 84 DE LOS ESTUDIOS,
no de los Jesuitas en particular, sirio el de los pueblos
en general ; y que examinamos sencillamente las venta*
jas que pueden resultar de los diferentes cuerpos en be-
neficio del público. Si esta compañía era útil, tendremos
una fuerte presuncion para creer que nuestra falsa filoso-
fía habrá buscado todos los medios para suprimirla; y exa-
minando sin parcialidad las razones que se han alegado pa-
ra ello, se puede pronunciar justamente, que esta expul-
sion ha sido verdaderamente obra de la falsa filosofía. ¿Qué
se alean contra los Jesuitas ?


VI v ¡Se les hecha en cara, primero haber tenido algu-
nos malos súbditos!... Que se nos diga de buena fe, qué so-
ciedad ha habido que no debiese ser destruida segun estas
acnsaciones. Cuando un miembro está gangrenado, se le
corta, pero se cuida mucho de no hacer perecer todo el
cuerpo. Lejos de autorizar á los malos súbditos, el instituto
de los Jesuitas dejaba á la corporacion la libertad de sepa-
rarle hasta que pudiesen haber hecho sus últimos votos,
qué se hacian despees de mucho tiempo de modo que,
lejos de tener peores súbditos que otros cuerpos, sus mis-
mos enemigos se han vista:obligados á convenir en que
tenian muchos menos.


VII La segunda acusacion que se hace contra los Je-
suitas, es que tenian un general extrangero.... Pero para
separar á. los malos súbditos en todos los reinos, era abso-
lutamente necesario que tuviesen un solo gefe. Esta medi-
da les era comun, no solo con el sacerdocio, sino con todos
los cuerpos que se consagran indistintamente para el servi-
cio de todos los pueblos.


VIII El tercer capítulo de la acusacion es, que los Je-
suitas juraban á su general una obediencia ciega... Pero ha-
blando de buena fe ¿qué vendrian á ser todos los cuerpos
en general, si antes de obedecer, se arrogasen los hijos el
derecha de examinar las razones de sus padres, los domés-
ticos las de sus amos, y los soldados las de sus oficiales?
Obedecer simplemente y sin raciocinar, hé aquí lo que se


DE LOS ESTUDIOS. 285


llama una obediencia ciega.; y esta disposicion es un deber
natural para todos los inferiores. Solo hay un caso que pue-
de hacer cesar este deber; y es aquel en que una autoridad


superior nos prohibe expresamente lo que se nos manda
por la ley natural. Pero si esta excepcion, que es de derecho


natural en todas las constituciones, se halla expresa-
mente en la de los Jesuitas, ¿no hay mala fe en haberlos
suprimido?....,


IX Los Jesuitas, se añade, eran ultramontanos... Pero
no eran solos, pues habia muchos mas. Porque si, como se
ha pretendido, la autoridad civil era una autoridad di-
vina, sería dificil hacerla venir de otra parte que de Dios
por el soberano pontífice. Si al contrario, es una autori-
dad natural, como hemos demostrado ya, desaparecerán
todas las dificultades; porque los papas saben perfecta-


mente que los padres de la tierra no reciben de ellos su
autoridad: y por otra parte, los padres de la tierra no ig-
noran que su autoridad natural no les viene de los papas.
Así que desde que se sepa que es Dios mismo el que dió
los gefes primitivos á los pueblos,.y que les invistió de una
autoridad universal sobre sus descendientes, en virtud de
la gcneracion sola, no habrá ultramontanos, por lo me-
nos en lo que dice relacion á la autoridad de los reyes.


El ultramontanismo, como todos los errores que han
trastornado el inundo, no han venido de Gregorio VII, de
Belarrnino, de los Jesuitas, de los Papas ni de los Reli-
giosos en general ., sino. de nuestra detestable filosofía, que
habia hecho perder de vista el origen de todas las cosas
por la fábula absurda de la soberanía de los pueblos.


X Cuando añaden nuestros enciclopedistas, que una
instruccion gratuita no puede ser buena., manifiestan el
exceso de su ingratitud, que él solo daria al es puntu im-
parcial la medida de la perversidad de nuestro siglo, pues
la instruccion gratuita es incontestablemente, á los ojos de
la humanidad, el mas señalado de todos los beneficios.
Atendida la escasez de colegios, se hallaban los pueblos,




ani


2,86
DE LOS ESTUDIOS.


antes de los Jesuitas en la absoluta imposibilidad de aspi-
rar á las ciencias, y de poder hacer estudiar á sus hijos.
Luego que se encargaron los Jesuitas de la instruccion gra.
mita, quedaron abiertas las puertas de las letras para todos
los estados en general: los lugares y las villas, los palacios
y las chozas, los pobres y los ricos, todos fueron admitidos
sin exccpcion. Todos los afios se veía partir de lo interior
de los campos para el colegio vecino una juventud Durases
rosa , cuya cabeza organizada tan vigorosamente como
el cuerpo, prometía á las musas un conocido y ventajoso
fomento. Por medio de los estudios gratuitos establecidos
por todas partes, se escogía para los colegios á los que se
distinguian mas en las escuelas de primera educacion. Y la
instruccion pública era como un grande árbol, que tenien•
do sus raíces en todas las casas, extendía sus ramas por to-
da la tierra, y daba una inmensa cantidad de hermosos
frutos, que se convirtieron despues en frutos amargos.


XI Sabernos que, no pudiendo obrar la voluntad sin
motivos, todos los que renuncian tan generosamente las
recompensas de este mundo, no se entregarian á trabajos
tan penosos si no aspirasen á otro salario. Por eso entre los
que reciben emolumentos actuales, y los que los desprecian,
solo está la diferencia en la perspectiva del premio. Los
unos ponen sus miras en una suma limitada, y los otros
en bienes infinitos; los unos hacen rigurosamente lo que
exige de ellos su deber, y los otros no ponen límites á su
celo, porque saben que han de ser pagados en razon de
sus esfuerzos. Los que trabajan en un estado para el cielo,
están perpetuamente animados de motivos muy sublimes,
y deben ser tambien los mas activos; y precisamente nos
lo ha comprobado constantemen t e la experiencia de todos
los siglos.


XII Por último, el gran crimen de los Jesuitas, segun
nuestros filosófos, era, que fueron intrigantes, y se intro-
dujeron en todas partes , hasta en las cortes.


Se introducian hasta en las cortes


Pero si era para


DE LOS ESTUDIOS. 287


ejercer allí su ministerio, como en la choza del pobre, ¿qué
mal hacian en esto? Dígasenos de buena fe: Cuando los Je-
suitas dirigieron á los reyes ¿fueron estos los mas malos?
Desde que los filósofos dominan en las cortes, ¿son mejores
los gabinetes, mas equitativos los soberanos, mas modera.
dos los grandes, ni mas felices los pueblos?...


XIII Eran intrigantes... Aunque los Jesuitas hubiesen
ocupado las primeras dignidades de la iglesia, no sería este
un cargo particular y que no comprendiese á las densas
órdenes religiosas. Porque todos saben que es el cuerpo que
ha aceptado menos y que ha reusado mas; que esta eleva-
clon les estaba prohibida formalmente por el espíritu de
sus fundadores; y que por lo mismo fue en realidad el me-
nos ambicioso de todos los cuerpos.


Eran intrigantes.... Pues que nos hemos propuesto no
seguir otra regla que la verdad; estamos muy distantes de
querer separarnos de ella.. Cuando los Jesuitas hablan da-
do entre el polvo- de las clases un curso de estudios tan pe-
noso corno laborioso ,. estos hombres generosos, en vez de
pedir su descanso, pedian que se les admitiese para hacer
sus votos solemnes. ¿Y á qué se empeñaban por ellos? á
trabajar gratuitamente por el bien, toda su vida, en las fun-
ciones que se les creyese mas útiles.. Entonces era cuando
partian de entre los muros de sus colegios para ocuparse de
la vasta carrera de las necesidades públicas, y multiplicar-
se de algun modo, para hallarse en todos los paises, y ex-
tenderse por todos los estados. En la corte, en los ejércitos,
en las ciudades, en los campos, en los hospitales, entre los
bárbaros y entre los pueblos civilizados,. en todas partes se
hallaban. Esto era lo que hizo que se les diese el nombre
de intrigantes; y es una desgracia para todas las sociedades


",01 no tener muchos mas intrigantes , de esta especie.
XIV Cuando se trataba de impedir el mal, ó de hacer


el bien , eran inauditos los movimientos que hacian para
asegurar su éxito. Amigos , conocimientos , protectores,
ruegos, representaciones, instancias, exortaciones, misio-




2 8 8
DE LOS ESTUDIOS.


nes, congregaciones, instrucciones; de todo esto se aprove.
chaban , y empleaban todos los medios que se les ofrecia
para lograr un buen resultado; y como este cuerpo célebre
habia enseñado todas las ciencias, tenia empleados mas de
veinte mil individuos por todos los paises, y podia facil.
mente desconcertar todos los artificios y ardides de los ene-
migos del orden social.


s›Dcsde que se ponian en 'movimiento (dice M. de
»Bonnuld) este cuerpo infatigable velaba sobre ellos con
»atencion , espiaba todos sus pasos, y observaba todas sus
»acciones; apenas lanzaban algunos tiros contra el ar.
»ea .


santa, cargaba sobre ellos por todas partes; les ataca,
»ba con vigor, corria el velo á su marcha insidiosa ; inuti-
»iizaba el veneno derramado en sus obras, y refutaba vio-
»toriosamente sus errores. Este es el verdadero crimen de
»los Jesuitas. Tanto celo y tanta vigilancia debió irritar á
»los enemigos del bien público; pues veían que esta com.
;Tains activa é infatigable, mientras existiese, se opondria
»siempre á sus designios. Juraron en consecuencia su pér-
»dida, y quedó resuelta la destruccion de losJesuitas.Enton.
»ces (añade el mismo autor) la instruccion de la juventud,
»los principios y las buenas costumbres, cayeron á un mis.
»mo tiempo."


XV Así que, desde el instante de su expulsion, se re-
lajó la enseñanza de los estudios, vino á menos la instruc-
cion pública, y se pervirtió la juventud ; y corno esta es
la que renueva los estados, desde este momento se vieron
venir á menos los imperios, alterarse la enseñanza, cor-
romperse las costumbres , dividirse los ánimos , extender.
se la corrupcion, aparecer LIS revoluciones, encenderse las
guerras, degollarse los pueblos, y trastornarse la sociedad
entera, hasta en sus -cimientos. lié aquí los hechos en
que no es posible dejar de convenir, pues que han pa-
sado á nuestra vista, y de los que resulta un argumen,
to, al que no es facil responder.


XVI Porque en fin, si la doctrina de los Jesuitas fue


DE LOS ESTUDIOS.


2 3 9
mala , debió producir malos frutos , y la experiencia nos
ha ensefiado siempre todo lo contrario. Es singular (dice


Robertson Histor. de América ) que los autores que
han censurado la licencia de los monges espaíioles con la
mayor severidad , se unan todos para defender la conduc-
ta de los Jesuitas. Formados en una disciplina mas per-
fecta que la de los otros órdenes monásticos, ó animados
por el interes de conservar el honor de la compañía que
era tan apreciable para .cada individuo, es indudable que
los Jesuitas , tanto de Méjico como del Perú, conserva-
ron siempre una regularidad de costumbres irreprensible.


Pero un órden que sabe conservarse íntegro en los pai-
ses mas depravados, y en medio de „la corrupcion general de
los denlas cuerpos : un órden que se distinguió tanto de
los otros por la perfeccion de su disciplina, y por sus vir-
tudes y talentos; un órden que por esto mismo debia te-
ner tantos detractores , y que sin embargo se halla de tal
modo superior á los celos, que sus enemigos mismos se
ven obligados á hacerle un homenage tan brillante corno
universal: este órden está muy distante de poder ser (brio-
so á los pueblos. Es indudable que un árbol dañarlo no pu•
do jamas producir tan buenos frutos. Ni es menos inducla•
He por otra parte , que un buen árbol no puede producir.
los malos; y que desde la expulsion de los Jesuitas, nues•
tra falsa filosofía los ha producido muy detestables. En el
dia, ademas de los desastres terribles de la revolucion, las
costumbres han caido en un estado afrentoso: la juventud
vive sin recato ; los matrimonios sin regla; las pasiones sin
freno; la relig,ion parece que no existe ya; y se mira á la
virtud corno si hubiese sido desterrada de la tierra. Es tan
grande el mal , tan evidente su causa, y la época de esta


elegradacion ha sido tan generalmente reconocida, que to-
dos los que han vivido en tiempo de los Jesuitas , no han
podido dejar de atribuirla á la destruccion de estos re-
ligiosos.


XVII He aquí lo que decía sobre esto en i 800 un eseri.
Tom. II


oo




290 DE LOS ESTUDIOS.
tor que no puede ser sospechoso de lanatisrno, y cuyas pa-
labras referiremos sin hacer en ellas la menor mudanza,
porque las debilitaríamos si quisiésemos apropiárnoslas. "El
»nombre de Jesuita (decía entonces M. de Lalande) j'itere-
›, sa mi corazon, mi espíritu y mi reconocimiento. Se ha
»hablado mucho de su restablecimiento en el Norte. Es sin
»embargo una quimera; pero ella recuerda todos mis sen-
»timientos por la ceguedad en que vivían las gentes que
»ocupaban los empleos en 1762. La especie humana ha
» perdido para siempre y no recobrará jamas esta reunion
»preciosa y admirable de veinte mil individuos ocupados
»sin cesar y sin interés de la instruccion, de la predica-
» cion, de las misiones, de la reconciliacion de las fami.
»liar, y de los socorros que reclaman de la religion los mo-
»ribundos: que es decir, de las funciones mas apreciables
»y mas importantes para la humanidad. La religion les da-
»ba para ello medios que no puede dar la filosofía. Pero la
» pérdida de los jesuitas habia sido decretada mucho tiem-
»po habia. Dos ministros execrables, Carvallo y Choiseul,
»destruyeron irrevocablemente la obra mas bella de los
» hombres , á la que no se acercará jamas ningun estable-
»cimiento humano, y el objeto eterno de mi admiracion,
»de mi respeto y de mi reconocimiento."


Estamos lejos de pensar con la desesperacion de 111. de
Lalande. Pues que la Providencia ha colocado en la iglesia
los principios restauradores de todo, estamos persuadidos
que no dejaran los gobiernos de aprovecharse de ellos para
restablecerlo todo. Cuanto mas grande es el mal, mas se
hace conocer la necesidad del remedio. Convenimos en que
no hay otro que éste; pero si se desea restablecer los cole-
gios, formar prontamente súbditos, volver á la religion, y
hacer revivir las costumbres, el mismo celo activo que hi-
zo dar á este cuerpo el nombre de intrigante, debe ser
una razon mas para recurrir á él, pues que otro tanto co-
mo es detestable la actividad en los que hacen el mal, otro
tanto es de desearla en los que hacen el bien.


DE LOS ESTUDIOS. 11, 9 I
XVIII Volviendo á los pueblos los Jesuitas, estarnos


muy distantes de querer hacerles olvidar los servicios sefia-
lados que han recibido de las universidades y de todos
los colegios fundados para favorecer los progresos de las
ciencias y de las artes. Lejos de desaprobar las plazas lucra-
tivas destinadas á la educacion , pretendemos que no deben
los soberanos dejar de multiplicar estos establecimientos,
porque conocemos que la instruccion gratuita esije una
vocacion particular. Pero por Mucho que se multipliquen
estos establecimientos son demasiado dispendiosos para po-
derlos fundar en todas partes, cuando el de los Jesuitas
apenas cuesta nada. Al tiempo de la expulsion de estos re-
ligiosos prometieron sus enemigos (corno se acostumbra
hoy) las mayores ventajas sobre sus rentas: Pero no se ha
tardado en ver lo contrario. De una casa que sostenía cin-
cuenta jesuitas, apenas se ha sacado con que proveer á la
dotacion de doce profesores. Un vestido ordinario, alimen-
tos groseros, y habitaciones sin fuego: he aquí la vida faus-
tosa de estos hombres laboriosos que se sacrificaban noche
y cija por el bien público. Resumámonos.


XIX Si para extender por todas partes la instruccion
se necesita ademas de las universidades un cuerpo que ins-
truya gratuitamente; un cuerpo destinado especialmente á
instruir; un cuerpo subordinado é irreprensible en sus cos-
tumbres; un cuerpo activo y celoso que no se acobarde
por las dificultades, la religion llegó á proporcionárnoslo:
pero ensciiaba como los denlas la subordinacion, y hacía
rezar el Ave Maria en sus clases, y esto no convenía á los
filósofos. Por eso fue denunciada su obediencia como ins-
trumento de todos los crímenes; su celo como un espíritu
de intriga, y sus progresos como miras de ambicion. Al ca-


""bo fue suprimida esta compañía y reemplazada por nuestros
predicadores de la independencia. Para ofuscar á los igno-
rantes, sustituyeron á las ciencias sólidas que enseñaban
aquellos, palabras griegas; lyceos, escuelas polytéchnicas,
kilogramas, metros, y myragramas; y todo lo vistieron


00:




992
DE LOS ESTUDIOS.


á la griega. Como en la Grecia no habia misas ni sacra-
mentos, se consiguió descargar á la juventud de todas
estas supersticiones. El egoismo, la impiedad, la inmorali-
dad, el espíritu de independencia, de guerra, de division,
de saqueo y de latrocinios, nos dieron una juventud pura-
mente fisica, entregada á todas ]as inclinaciones del cuer-
po, dispuesta á cometer todos los delitos, y á llevar el hierro
y el fuego por todo el universo.


S. 6.°
De los hospitales.


I Si (como,
hemos dicho hace tiempo en una pequeña


obra sobre la mendicidad) se estableciese en cada canton
un fondo comun que asegurase á cada cura el reembolso
de las anticipaciones que podría hacer en su parroquia, no
hay duda que se ahorrarían las sumas enormes que se em-
plean en la conservacion de los establecimientos públicos,
y que los enfermos estarían mucho mas bien cuidados en
los brazos de sus parientes y amigos, que lo están hacina-
dos en los hospitales. Aboliendo de este modo la mendi-
cidad, se lograrían otras infinitas ventajas. Pero hasta que
haya este fondo comun , serán necesarios hospicios comu-
nes y muchos; para los enfermos, para los maniacos, para
los inválidos, para los incurables, para los ciegos, para los
huérfanos, para los viejos, y para todas las necesidades de
los pobres, que son innumerables.


II Sucede en un hospital lo que en un colegio y en cual.
quiera otro establecimiento público; pues que despues de
haberle fundado con grandes gastos, aun no se halla hecho
lo esencial. Mediante que este hospital es destinado para
los enfermos, se necesita de personas inteligentes para que
cuiden de él. ¿Y á quien se nombrará? ¿A legos?,... Pero pa-
ra encargarse de un oficio tan desagradable, un lego pedirá
sumas inmensas; tomará á salario una multitud de mer-


1


DE LOS HOSPITALES. 293


cervarios como él, que tendrán poca actividad en el ejerci-
cio de. sus funciones. Si sobrevienen epidemias será pre-
ciso aumentar el sueldo en razon de los riesgos; y si la pes-
te se introduce en el hospital, nadie querrá servir en él.
Porque si fuese yo uno de los encargados, y sirviese solo
por las recompensa s del mundo, de nada podrían servirme
todos los tesoros que se me quieran ofrecer despues de la
muerte. Es pues indudabl e que si se encarga á legos asala-
riadlos el cuidado de los enfermos, ademas de las sumas in-
mensas que costará, se verá el hospital mal conservado y
mal asistido, y con riesgo de ser abandonado continua-
mente.


III Al contrario, poned comunidades religiosas para la
manutencion de los establecimientos públicos, y no ten-
dreis que pagar salarios: los establecimientos estarán per-
fectamente cuidados; y los pobres hallarán en estas apre-
ciables comunidades, padres y madres, hermanos y herma-
nas que no temerán ni las vigilias, ni las fatigas, ni las epi-
demias, ni la muerte misma; porque las recompensas que
esperan estas almas generosas, están mas allá de la barrera
de la muerte y el instante mismo en que venga ésta, es
el momento deseado para ellos , y en el que deben empe-
zar todos sus goces.


IV Se pregunta ¿que de qué sirven los cuerpos reli-
giosos? Pero antes que los hubiese, ¿qué se hacia de todos
aquellos desgraciados que eran mirados como una sobrecar-
ga para la sociedad, fuese entre los salvages y paganos, en-
tre los pueblos mismos que eran mirados como civilizados,
entre los griegos y los romanos, y todas las
regiones de la tierra? Se les mataba, se
enterraba vivos, y se les arrojaba al Tibor en un calizo,


`'para que pereciesen allí por el hambre y la miseria. El ho-
micidio, el suicidio, el infanticidio, los abortos, todos los
crímenes, y todos los horrores que sugieren las pasiones,
eran el remedio universal para todos los males de que se
veía agobiada la humanidad.




2 94 DE LOS HOSPITALES.
V Se pregunta que ¿para qué sirven los cuerpos re-


ligiosos? Pero aun entre nosotros mismos, antes de es-
tos establecimientos ¿á qué estado se veían reducidos los
enfermos que no tenian medios para hacerse cuidar en sus
casas?.... ¿Desde cuándo estos objetos tau interesantes para
la humanidad se han llenado perfectamente?... Verdaderos
sabios, que hacian consistir la filantropía en las obras, y no
en vanos discursos, conocieron muy bien las necesidades
de los pueblos. Movidos de una compasion activa y gene-
rosa, imaginaron reglas destinadas al alivio de la humani-
dad, y la religion las sancionó. Desde entonces se vieron
corporaciones de hombres y mugeres que renunciaron al
mundo y á todo lo que hay en él de lisonjero, para abrazar
estas constituciones , haciendo un voto de pobreza, consa-
grándose gratuitamente á las funciones mas viles y mas des-
agradables, sirviendo á los pobres, á los huérfanos, á los
apestados, exponiendo su reposo y su misma vida para lle-
nar funciones despreciadas por el mundo, con una genero-
sidad que no se habia visto desde el principio del mundo,
y que será la admiracion de todos los siglos.


VI ¡Especuladores estériles! ¿proponeis á los gobiernos
planes económicos?... Estos religiosos nada les costaban. ¡Ha-
bíais de beneficencia; alabais vuestro patriotismo, vuestra
fraternidad y vuestro amor á los pueblos! En estos cuer-
pos hallaba el pueblo verdaderos hermanos, y verdaderos
amigos. Venid á los hospitales, á la escuela de estos cuer-
pos religiosos de que hablábais con tanto menosprecio: ¡qué
desinteres, qué paciencia, qué humildad, que valor, qué
lecciones de humanidad y de benaficencia no se dan en
ellos! ¿Y quién anima sus virtudes sublimes? El cielo. ¿Qué
se les promete por recompensa? El cielo. ¿Con qué se les
sostiene? Con la esperanza de ganar el cielo. ¿Con qué se
les perpetúa? Con el deseo de ganar cl cielo. Quitad estos
impulsos sublimes de la religion, y los desgraciados se ve-
rán nuevamente abandonados: el mundo no los querrá, y
vosotros mismos dejareis de quererlos. lie aquí sin embar--


DE LOS HOST/TALES. '295


go los cuerpos que han sido destruidos, y las vírgenes que
han sido maltratadas y atrojadas. en recompensa de sus
dis tinguidos y generosos servicios He aquí tambien los
hombres y las mugeres cuyos votos han sido censurados en
nuestro siglo inconcebible.


VII En la Enciclopedia (art. Caridad) se dice; que
los Hermanos de la caridad fueron instituidos por san


Juan de Dios, y las Hermanas del mismo instituto por


san Vicente de Paul, para asistir á los enfermos en los
hospitales. Al acordarse de estos grandes rasgos de huma-
nidad, no se hallará persona alguna que deje de escandali-
zarse de la parsimonia de los redactores. En una obra que se
dice destinada á publicar por toda la tierra las grandes
obras de beneficencia, parece que era esta la ocasion de
dar á los pueblos una ligera idea por lo menos de sus ve-
nerables bienhechores. Y sin temer excederse de los justos
límites prescritos por la razon , creemos que se hubiera
podido decir brevemente de san Juan de Dios, que este
hombre admirable, desprovisto de todos los medios perso-
nales, y sin otro recurso que el de una alma sensible y ge-
nerosa, despues de haber empezado por reunir en su casa
todos los enfermos que pudieron caber en ella, y de haber•
les servicio mucho tiempo él solo, con un celo de que aún
no se hablan visto ejemplos, habiendo unido despues á la
suya otras casas vecinas para proporcionar un asilo á los en-
fermos que acudia ► á él en tropel de todas partes , puso de
este modo los cimientos del famoso hospital de Grana-
da, desde donde se han derramado despues por todas las
partes del universo los compañeros de su ilimitada caridad.




VIII En cuanto á San Vicente de Paul, parece que
palia haberse dicho brevemente de él, y sin traspasar los
justos límites de la razon, que á este hombre prodigioso
deben su existencia casi todos los hospitales de París: que
en tiempo de mucha escasez, este hombre admirable solo,


- á la cabeza de sus Damas de caridad, alimentaba casi todos
los pobres de Francia : que por estas mismas hacia cuidar




296
DE LOS HOSPITALES.


casi todos los enfermos de las ciudades, de los campos, y
hasta de los ejércitos. Pudiera haberse dicho aunque breve-
mente, que el genio benéfico de este hombre inmortal,
considerándose muy estrechado en los limites de la Francia,
asistía en vida, por medio de sus Hijas de la caridad á los
pobres enfermos de la Lorena, de Polonia, de Italia, y
de toda la Europa, en medio de los horrores de la peste, de.
las epidemias, y de las enfermedades contagiosas de toda
especie, que hacian por todas partes los estragos mas
espantosos: se hubiera podido decir con mucha brevedad,
que despues de la muerte de este héroe de la humanidad,
sus hijas, multiplicadas prodigiosamente, han llevado á to-
dos los pueblos el nombre, la memoria y los beneficios de
su santo fundador: se hubiera podido decir.... ¿Pero qué no
se hubiera podido decir si estos ilustres fundadores hubie-
sen sido filósofos? ¡Qué! ¡Porque eran religiosos, no fueron
dignos de figurar en la Enciclopedia! ¡Porque fueron san-
tos, no merecen ser citados los bienes infinitos que hicie-
ron á la humanidad!


IX Aun era poco robar al reconocimiento general estos
hermosos rasgos de humanidad: para manifestar mejor la
Enciclopedia su odio implacable á la religion, era preciso
imprimir el sello del menosprecio sobre todas estas institu-
ciones: y no dejó de hacerse en el artículo Hermanos de la
caridad. Despues de haber dicho que este orden religioso
se consagra únicamente al servicio de lós pobres enfermos,
se pronuncia con desden, que esta ocupacion es la única
'que conviene á los religiosos.


X Decir que funciones tan desagradables convienen
solo á los religiosos, es anunciar claramente que no convie•
nen á los filósofos




Y efectivamente, cualquiera que cor-
ra la historia de los hospitales desde su institticion, podrá
muy bien hallar en ella ci los Juana de Dios, á los Javie-
res, ci los Vicentes de Paul, y á otros muchos cuerpos re-
ligiosos; pero no hallará fracmasones, iluminados, ni nin-
gunos de nuestros cofrades en filantropía. Mas como no se


DE LOS HOSPITALES. 297
vé por esta declaracion sola la fuerza que dá el primer ar-
gumento que hacen catos hombres con relacion á las nece-
sidades corporales de los pueblos? Porque al fin, si hay en-
tre los hombres una clase digna de conmiseracion, es pre-
cisamente la del pueblo, pues que ademas del peso insu-
frible de sus males, está desprovista de toda especie de me-
dios. Pero si no quereis cuidar de los enfermos, os podrá
decir el pueblo: Si hallais que estas funciones desagrada-
bles no son para vosotros, ¿por qué arrojais á los que han
•tenido á bien encargarse de ellas, y les prohibís hacer vo-
tos? Cuando lleguen á ser destruidas las órdenes hospitala-
rias, ¿qué será de nuestros enfermos y de nuestros viejos?
¿qué será de nosotros mismos?.... Sin duda que quereis su•
mergirnos en todos los horrores del paganismo y de la
barbárie.


XI Esta ocupacion es la que únicamente conviene á


los religiosos.... Pero si conviene solo á los religiosos esta
ocupacion ¿no sería ésto un motivo mas para dejarlos, y
una insigne barbarie el querer destruirlos?...


Conviene á los religiosos.... Sin embargo se os podría
decir que no cs esta la única ocupacion á que se habian en-
tregado los religiosos. Estos hombres que crecis que solo eran
á propósito para cuidar enfermos, no lo fueron menos pa-
ra toda especie de instruccion. La historia, la gramática, las
matemáticas; trataban generalmente todas las materias de
erudicion de que habíais, y las trataban muy bien. No so-
lo establecieron buenos hospitales, sino que han producido
grandes metafísicos, grandes moralistas, grandes teólogos,
grandes oradores, y grandes hombres de toda especie.


XII Cuando todos estos cuerpos religiosos dejen de
existir, os dirá el pueblo: ¿quién los reemplazará en todas
estas partes: ¿sercis vosotros, si creeis que no os es decoroso
cuidar de los enfermos? ¿no creereis lo mismo con respecto
á ensefiar á leer á nuestros hijos? Cuando fueron destruidos
los hermanos de las escuelas cristianas ¿os ofrecisteis á
ocupar sus plazas en las escuelas de primera educacion?


Tom. II.


FP




o2,90 DE LOS HOSPITALES.
Cuando fueron




.suprimidos los jesuitas, ¿os encargásteis de laJ S b -
enseñanza gratuita en nuestros colegios? Cuando fueron ex-
tinguidos los hermanos de la caridad, ¿os presentasteis pa-
ra servir gratuitamente en nuestros hospitales?...


D: jemos pues de repetir estas pueriles declamaciones:
¿de qué sirven los sacerdotes? ¿para qué son útiles los
cu erpos religiosos? A la vista de estas preguntas solo, de-
bemos no dudar que nuestra filosofa cs falsa. En cualquier
país que viva el hombre, tendrá siempre pasiones que
combatir, escuelas que establecer, juventud que instruir,
enfermos que cuidar, pobres que servir, viajeros que hos-
pedar, y una multitud infinita de buenas obras que ejer-
cer, tanto en el orden físico, como en el moral: porque to-
das estas necesidades están en la naturaleza, y no dependen
de modo alguno de las convenciones de los hombres.


XIII La religion sola es la que puede socorrer per-
fectamente esta inmensa multitud de necesidades. Si que-
remos que los sacerdotes sean bien ayudados en todos los
ramos de instruccion , que florezcan las misiones, que se
sostengan las escuelas de primera edneacion, que se cuiden
los colegios., que sea perfectamente educada la juventud, y
que tengan buena asistencia los enfermos, es preciso que
haya cuerpos religiosos. ¿Quereis que sea perfectamente
ejercitada la hospitalidad aun en los desiertos mas horroro-
sos, y aun en los montes mas inaccesibles?


_Estableced
cuerpos religiosos. Para todas las necesidades de la humani-
dad en general, procurad tener cuerpos religiosos, en vez
de destruirlos; cuerpos que tengan una regla conforme á su
destino, que se empeñen á seguirla, y que hagan voto de
sujetarse á ella, y de obedecer ciegamente á sus superiores
en todo lo que no prohibe Dios, sin murmurar ni que-
jarse. En lugar de almas mercenarias, que no tienen' otro
móbil cine el vil iuteres , buscad á los hombres genero-
sos, que 110 procuran otro salario que las recompensas su-
blimes de Dios. Ahorrando al estado enormes gastos, es-
tos cuerpos religiosos manifestarán en todas estas funcio-


DE LOS HOSTITALFS. 199
nes despreciadas del mundo, pero importantes para la hu-
manidad, un celo, un valor, una actividad, una paciencia
una economía, una probidad, una dulzura, una humani-
dad, una caridad, y un desinteres sublime y generoso, que
no hallareis jamas en los simplemente legos.


XIV Porque nuestra filosofía no puede producir estos
prodigios de beneficencia, que admiran al mundo, se ir-
rita, se conmueve y se pone furiosa; destruye los estable-
cimientos grandiosos que babia fundado la religion; y se
cree humillada por no poder producir una cosa igual... ¿Pe-
ro qué hay de humillante en no poder hacer lo imposible?..
Por poderosa que se crea la filosofía, ¿podrá prometer jamas
el cielo á los que se entregan gratuitamente al cuidado de
los enfermos, ni reemplazar estos cuerpos religiosos que se-
consagran, por pura caridad , á funciones tan desagradables?
es imposible. Concluyamos pues.


XV Es preciso convenir en que las funciones á que se.
dedicaban los cuerpos religiosos eran incontestablemente
las mas penosas y las mas desagradables del orden social;
funciones que nadie las había desempeñado bien antes da
ellos, ni entre los griegos, ni entre los romanos, ni entre
los paganos, ni entre los salvages, ni aun en ninguno de
los pueblos civilizados; funciones de que jamas han queri-
do encargarse nuestros filantropos, ni ningun hermano de
nuestras sociedades filosóficas; funciones que llenaban gra-
tuitamente nuestros cuerpos religiosos, y por solo el amor
de Dios, con un celo, una paciencia, una grandeza de alma
y una caridad que no babia sido conocida antes de ellos, ni
volverá á existir despues de su destruccion. Pero estos cuer-
pos hacían voto de castidad, de obediencia, y humildad
en manos de sus superiores; y esto no se conformaba con
nuestras ideas de independencia. ¿Qué hizo nuestra indigna


• filosofía para dar gracias á aquellas mugeres admirables que
nos servían con una devocion tan noble? Las hizo azotar,
envilecer, tratarlas con la última brutalidad, suprimirlas,
desterrarlas y degollarlas sobre los cadalsos, como lo hizo


PA




441


1


3 0o DE LOS MONGES.
con sus respetables hermanos. Y en medio de esto se habla-
ba de h umanidad, de civilizacion y de filantropía!....


S. 7°
De los nzonges.


Entre los monges, hay unos cuya regla es austera, y
otros que la tienen suave; unos que son ricos, y otros que son
pobres. De cada una de estas razones se ha querido hacer
un capítulo de acusacion contra ellos. Se dice primero, que
los conventos austeros son criminales, porque hacen pere-
cer á muchos individuos por su austeridad: lo mismo podría
imputarse á los valientes regimientos que se exponen al
primer fuego en los combates , porque al fin siempre mue-
ren muchos soldados en el campo de batalla. ¿Pero por qué
se condenan á una vida tan austera los cuerpos ascéticos?
Para marchar á la cabeza de los otros en el combate de las
pasiones, y llevar al mas alto grado la mortificacion de los
sentidos. Antes de calcular lo que se pierde en el combate,
sería bueno considerar los que podrían hacer perecer los
enemigos si no se les combatiese.


II Los que lloran por los individuos que perecen por
el ayuno, no se acuerdan de hablar de los muchos que se.
pierden por el exceso contrario. Es sin embargo un hecho
contestado, que muere mucha menos gente en los conven-
tos que en los ejércitos y que todos los que destruye el
hierro en los ejércitos, no se acercarán jamas á los que ar-
rebata la intemperancia en los (lemas estados. Plus interfi-
cit gula quanz gladius. Internémonos en los desiertos mas
horrorosos, y penetremos en el interior de los monasterios
de mas rigor, y hallaremos- en ellos los Pardos, los, Ante-
nios, los Benitos, y una infinidad de ascetas septuagenarios
y octagenarios, porque el cuerpo se acostumbra á una vida
dura, con tal que sea arreglada: en lugar que en las casas
en que se come con abundancia se hallan una infinidad de
temperamentos quebrantados desde la edad de treinta años.


DE LOS MONGES. 3o r
III Sin embargo los estragos que causa la abundancia y


la glotonería en las casas de los ricos, no llegan con mucho á
los que ocasiona fuera de ellas. Para cubrir la mesa espléndida
de un Lúculo, era preciso poner en contribucion á la tier-
ra, á los ríos v á los mares. Una casa sola de vida glotona
es un golfo destructor, donde se sepulta cada dia la repro-
cluccion perpétua de todo un pais. Los treinta mil francos
que se consumen en ella en un tiempo determinado, hu-
bieran evidentemente podido alimentar á treinta mil po-
bres trabajadores, con veinte sueldos por dia. Por eso, mien-
tras que el rico disipador perece en su palacio por exceso de
la abundancia , .millares de desgraciados mueren de ham-
bre y de miseria en todo el pais del contorno. ¡ Qué destruc-
don , y por consecuencia qué despoblacion para un impe-
rio!...


IV. Al contrario el anacoreta, aunque fuese cierto que
abreviaba su vida por sus ayunos, alimenta siempre una
multitud infinita de pobres con el fruto de sus ayunos y de
sus austeridades, con solo treinta mil libras de renta. En
tiempo del abate Rancé, se veía algunas veces á las puer-
tas de su monasterio -de mil á mil y cien pobres dia-
rios , aunque su casa era pobre. El rico cuando mue-
re en la intemperancia, no muere solo; pues cae sobre mi-
llares de cadáveres que hizo perecer por sus excesos. El
anacoreta al contrario, cuando abreviase sus chas por sus
ayunos, transmite su vida á millares de individuos que le
sobreviven. Es en el lecho de la muerte el pelícano que de-
ja á sus hijuelos cebarlos con su sustancia, ó el grano de tri-
go que cayendo sobre la tierra produce para el estado mie-
ses abundantes.


Si quisiese raciocinarse con justicia, parece que debe-
ria ponerse de una parte el ayuno., y de otra la vida regala-
da, y decir: juzgando por los efectos, la vida regalada ha-
ce perecer infinitamente mas gente que la vida austera de
los conventos: luego no debe perseguirse ni ser desterrada
de los estados la vida aústera, sino la vida regalada.




30%
DE LOS MONGES.


V Lo que decirnos de los ayunos puede aplicarse fa-
cilwente.á los demas sacrificios de los monges, comparados.
con los excesos contrarios, Se menosprecia la pobreza de los
monges


¿Pero no es el lujo el que hace perecer ordina-
riamente á los estados? Aunque este segundo hecho no se
hallase comprobado por la experiencia, ¿no le demuestrael
buen sentido solo? Si las sumas enormes que se emplean en
la conservacion de las artes dañosas, se invirtiesen en las
cosas útiles en general, ¡qué de riquezas reales, y de consi-
guiente qué de poblacion inmensa no resultaría para el bien
estar de los imperios!


VI Se objeta la necesidad del consumo! es indudable
que hay un consumo necesario, el que fomenta los traba-
jos; pues si los obreros de una manufactura no tienen pan,
es preciso que perezcan; del mismo modo que para traba-
jar es preciso comer. Pero si hay un consumo útil, no es
menos cierto que hay otro desastroso; que todas las casas
de dísipacion y de placeres en general, son golfos en don-
de todo se pierde; que por pocas que haya en un estado,
es preciso que sufran las artes útiles; y que si hay muchas,
es preciso que sucumba el estado, Hagamos aun el paralelo
de una casa rica con un monasterio , dando á cada uno
treinta mil francos de renta: de una y otra parte será igual
el consumo; pero el rico del mundo, que irá á tierras le-
janas á disipar su renta en casas de relajacion y licencia, ha-
rá un consumo ruinoso que nada producirá. El anacoreta
al contrario, que lo consumirá todo en el pais que vi-
ve, con sus treinta mil francos atraerá al rededor de sí
una multitud sin número de pobres y obreros, que se fi-
jarán en sus desiertos. ¿Y qué debe seguirse necesariamen-
te de aquí? que en los desiertos que están al rededor del
monge se verán aparecer pronto haciendas, villas, luga-
res y ciudades, manufacturas y talleres que producirán ren-
tas inmensas para el estado; que al rededor del palacio del
rico disipador, por el contrario, se verán pronto debilitarse
los ¡Pobres, disminuirse la pobladora, arruinarse las luden-


DE LOS MONGE cz . 303
.das y deteriorarse las artes; y que mientras que florecerá
todo en una parte, caerá todo en decadencia en la otra. ¿De
dónde proviene la desolacion de nuestras tierras, la poca ci-
vilizadora, su miseria y su escaso número (dicen los in-
gleses imparciales) sino de las consecuencias de la reforma,
y principalmente de la supresion de las casas religiosas?


(Lord Fitz William, cartas de Atico).VII Se imputa en fin á los monges su voto de casti-
dad!.... ¿Pero cuál es el azote mas desastroso para los esta-
dos? ¿No es la incontinencia? La castidad por sí misma
no aniquila á los que la practican, ni enerva los tem-
peramentos. Al contrario, en el mundo ¡ cuántos indivi-
duos hay destruidos por la licencia! ¡Cuántos que llegando
.al esudo de matrimonio, no se hallan en estado de llenar
sus (Lleves! ¡Cuántos que sin poder llegar á este estado,
son unos monstruos de lubricidad desde la mas tierna in-
fancia! ¡Cuántos que viviendo en un celibato crapuloso, mue-
ren desde la flor de su edad en un estado afrentoso de con-
suncion , deshaciéndose en podredumbre y en pedazos!
¡Cuántos que inficionan á su miserable posteridad, y la co-
munican una vida mil veces mas triste que la muerte!
¿De dónde vienen tantos hombres defectuosos , tantas
generaciones degeneradas , tantos espectros horribles, y
tantos esqueletos ambulantes, que no pueden reprodu-
cirse?


VIII La incontinencia no solo destruye la poblacion
actual, sino que agota las fuentes de la poblacion futura;
hace traicion á la naturaleza; viola todas sus leyes; y hace
perecer todos los frutos. ¿hay una batalla, por sangrien-
ta que sea, que quite al estado tantos individuos como le
quita la incontinencia en un solo lugar de desórdenes? Allí
se enseña el arte monstruoso de destruir la humanidad, y
.allí se trabaja eficazmente v sin cesar en la despoblacion de
los estados. Cada casa de prostitucion es un golfo donde
perecen los hombres por millares; y otro en el que se de-
güellan todos los dias muchos mas individuos que los que




3o4 DE LOS MONDES.


asesinan los facinerosos en lo interior de los bosques. Digo
degollar, porque ¿qué diferencia hay (dice un autor céle-
bre) entre.


qui tar la vida á un individuo despues de haber
nacido, ó quitársela antes de nacer ? ¿Qué diferencia hay
para el estado entre quitarle los ciudadanos que ya tiene, ó
impedir que pueda tenerlos? En cualquier tiempo que pe-
rezca el individuo ¿ no resulta siempre un individuo me-
nos?.... Pero si la incontinencia hace perecer cada dia tan-
tos individuos en una casa sola de prostitucion; ¡calcúlese
cuántas hace perecer en todo un reyno! ¡Cuántas sacrifica
en las ciudades, en los campos y en las casas particulares!
¡Cuántos destruye en los matrimonios mismos! ¡Cuántos es-
posos desnaturalizarlos que, por el mas horrible de todos
los planes , se ponen de acuerdo para aseánar, antes de
la conc•pcion, á los individuos á quienes debian ciar vida!
No examinamos aquí cuán enormes son estos crímenes á los
ojos del Autor de la naturaleza; calcularnos solo lo desastro-
sos que son para el estado. ¡Ah! .¿No se dá especialmente
á la incontinencia el nombre de inmoralidad? ¿no es ella
la que despuebla y hace perecer los estados? La inconti-
nencia sola ¿no arrastra tras sí el lujo, la vida regalada, la
ociosidad, la licencia, y todos los excesos de que acabamos
de hablar ?


IX Si los excesos del mundo son tan desastrosos por sí
mismos, son aun mas terribles por el contagio que difun-
den en los imperios. "Hay ejemplos( dice M. de Montes-
»qieu) que son peores que los crímenes. Mas estados han
»perecido porque se violaron en ellos las costumbres, que
»porque se violasen las leyes." Aunque las austeridades de
los monges sean excesivas, no tienen por sí solas nada de
contagioso. Los ayunos y las grandes mortificaciones no
son las mas á propósito para multiplicar el número de sus
partidarios. Al contrario, los vicios que marchan tos en la
diredcion de nuestras inclinaciones, por débiles que sean en
su principio, no tardan en llevarnos tras sí con una rapidez
espantozsa. Vienen á ser un torrente que baja de lo alto de


DE LOS MONGES. 3o5
a e


los montes y que arrastra todo lo que encuentra á su paso;
un fuego que se extiende de casa en casa, y que aumenta


s
us fuerzas al paso que se propaga; una peste que se ex-


tiende en la inmensa region de los aires, y lleva por todas
partes la devastaciou y la muerte. Desde que se introduce
en un imperio la afrentosa inmoralidad, causa bien pronto
en él los mayores estragos. El lujo, la intemperancia, el
bertinage, y todas las pasiones que le acompañan, pasan.
pronto de la capital á las provincias, de las cita Jades á los
campos, y desde los campos á las casas. Cesan los trabajos,
se aniquilan las artes, se disminuye la poblacion , y se mul-
tiplican los desórdenes : todo declina, todo s e relaja, todo
perece necesariamente con las costumbres.


X Véanse aquí los monstruos que destruyen los esta-
dos, y los excesos que es preciso combatir constantemente
por las virtudes contrarias. Y esto es precisamente lo que
se hace en los• monasterios y mas especialmente en los
monasterios rígidos. Allí es donde se combate perpetua-
mente la intemperancia con el ayuno , el lujo con la po-
breza, la inmoralidad con la continencia, el orgullo con la
humildad, la insensibilidad con limosnas abundantes; y no
solo se practican estas virtudes con toda austeridad, sino
que se dan de ellas al mundo grandes ejemplos. ¡Qué lec-
cion mas eficaz para las casas de vida regalada que estos
hombres condenados voluntariamente á no comer sino una
libra de pan grosero cada clia! ¡Qué leccion mejor para los
amadores del lujo que estos hombres vestidos de sacos y
ropas las mas comunes! ¡Qué leccion mas poderosa contra
la indolencia, que estos hombres que se levantan á las cua-
tro de la mañana, y no tienen suyo un cuarto de hora al
dia! ¡Y qué leccion mas admirable para las casas de cor-
rupcion,




que estos hombres que renuncian voluntariamen
te tos los placeres de los sentidos!..,.


XI M. de Montesquieu pretende probar, que los mo-
nasterios son casas de ociosidad, porque la vida ascética
es una vida toda interior. ¿Pero en qué palacios y en qué


Torra. II.




3o6
DE LOS 11102nTGES.


chozas se levantan sus habitantes tan de mañana, y ha.
cen una vida tan activa y tan ocupada como se hace en
los monasterios?


XII Porque la vida ascética es una vida de medita-
cion, se la mira como una vida inútil..,.. Que es como si
se dijese, que los trabajadores que están en el fondo de las
canteras son inútiles, porque no trabajan á la luz del dia.
Es bien sabido, que antes de enseñar la moral , es preciso
meditar profundamente sus grandes verdades , buscarlas,
recogerlas, prepararlas, y ponerlas en orden. Y esto es pre-
cisamente lo que hacen estos hombres ascéticos, que des-
pues de haber honrado al Señor del universo por la ma-
gestad de sus cantos , emplean una gran parte de su
tiempo en la contemplacion. Son los trabajadores espiritua-
les que sacan los materiales del fondo de las canteras. ¡Qué
de profundos descubrimientos , de obras de erudicion, y de
ideas luminosas no debemos á todos estos cuerpos, cuya
vida obscura y retirada nos atrevemos á condenar! ¿Por
qué otros cuidados han llegado hasta nosotros todos los mo-
numentos de los antiguos, y todo lo que tenemos hoy de
mas precioso entre sus escritos? ¡Qué paciencia para co-
piados! ¡Qué trabajos inmensos para explicarlos, para in-
terpretarlos y para transmitírnoslos!


XIII Porque la vida ascética es una vida de oracion,
se la mira como vida perdida. para la sociedad... Sin em•
Largo, como no podemos- mandar á Dios , es. preciso tomar
el partido de rogarle ; y este es el único medio que puede
haber para mitigar su cólera, ó para obtener gracias.
¿Y cómo se le ruega en el mundo?:




Mientras que los de-
mas estados se entregan enteramente á sus trabajos, y á ve-
ces á sus excesos , será bien que haya en la. sociedad cuer-
pos enteramente ocupados de la oracion. Los monasterios
son en lo espiritual, como las grandes casas de col:A/rejo,
en donde se tratan perpetuamente con Dios los negocios
mas importantes del orden social. Son castillos de agua ro-
dearlos siempre de nubes benéficas, de las que bajan des.


DE LOS MONGES. 307
pues los ríos de bendicion que llevan la abundancia y la


fertilidad á todas las partes del Universo. Derribad estos
castillos que parecen tan inútiles , y llegará la tierra á
ser afligida con la esterilidad, y los azotes del cielo des-
cargarán sobre los imperios.


XIV Se dice que los anacoretas no predican. ¿Pero
qué sermon mas vigoroso sobre la limosna que el de ali-
mentar millares de pobres; sobre la humildad que el de


dejarse pisar ; sobre la sobriedad que el de comer solo le-
gumbres sazonadas con un poco de sal; y sobre la peniten-
cia que un cuerpo extenuado por los ayunos? Todos los que
iban en los primeros siglos de la iglesia á pasar los do-
mingos entre los solitarios de la Tebaida, volvian penetra•
dos de una generosa emulacion. Al acordarse de las auste-
ridades inconcebibles de que hablan sido testigos, el rico
se afeaba su intemperancia, el perezoso su ociosidad, el or-
gulloso su vanidad , el vindicativo sus arrebatos, y el
hombre indolente su poco ánimo. A la vista solo de estos
famosos penitentes, deponian su ferocidad los tiranos, y los
bárbaros fijaban sus ojos en la tierra: los reyes se hacian
mas humanos, los pueblos mas sumisos, los ejércitos mas
intrépidos, los sacerdotes mas regulares, los hijos mas dó•
ciles , los padres mas vigilantes, y todos los hombres mas
laboriosos. »El camino de los preceptos es largo (como di-


ce Sénecn), pero el de los ejemplos es corto y mas seguro."
XV Los anacoretas no predican! Pero sin salir de


los monasterios predican mas eficazmente que todos los
predicadores, y hacen oir su voz elocuente desde lo inte-
rior del claustro por todo el mundo.


¡ Los anacoretas no predican ! Pero nos dan ejemplos
frecuentes que deben separarnos del vicio, y conducirnos
á la virtud.


XII Se dirá que los sacerdotes están obligados á pre-
. dicar de dos modos; y nadie lo duda. Peto los sacerdo-


tes que están sobrecargados de trabajos exteriores, no pue-
den hacer una vida comun. Para conducir á los hombres


Q(.1





303 DE LOS MONGES.
á la práctica de las grandes virtudes, es preciso que ha.
ya' modelos sublimes que puedan proponerse á todos los
estados , y á los sacerdotes mismos. Para esto es preci-
so que haya cuerpos enteramente consagrados á este gé-
nero de perfeccion; y cuerpos cuya austeridad sostenida
sea el último esfuerzo de la humanidad, y que al mismo
tiempo sean dirigidos constantemen te por su regla, para dis-
tinguirse por prodigios de valor en el combate de las pasio-
nes, y por la mortificacion de los sentidos.


XVII La necesidad de estos grandes ejemplos se halla
de tal modo en la naturaleza del ser moral, que ha sido
conocida generalmente en todos los tiempos y en todos los
paises. Los judíos tuvieron antes sus profetas y sus asce-
tas; los antiguos sus filósofos ; los romanos sus vestales;
los turcos sus dervis ; los chinos sus bonces, y los indios
sus tingins, que mortificaban sus cuerpos con las mayores
austeridades. Es verdad que el fanatismo, por exaltado que
sea, no logrará jamas sino la celebridad de una escanda-
losa hipocresía. Para sostener constantemente los rigores de
una vida mortificada, es preciso tener motivos permanen-
tes, y las religiones falsas no los dan; pero los mismos
esfuerzos que hacen en las religiones falsas para dar gran-
des ejemplos de virtud, prueban su necesidad. Si un mi-
sionero emprende la reforma de las costumbres en un pais-,
y quiere Citar á su auditorio ejemplos grandes de mortifi-
cacion, ¿dónde podrá hallarlos? ¿No será en los monas-


XVIII Segun esto, se deja conocer bien la indecencia
de esta pregunta tan repetida y trivial: ¿de qué sirven los
morzges? Foltaire hubiera sido trapense y Rousseau car-
tujo (dice el elocuente 31. de Bonnald) no hubieran sabido
donde estaban, ni el mundo hubiera sabido de ellos. Todos
los cuerpos austeros en general, por el ruido solo de sus
mortificaciones, influyen poderosamente sobre las costum-
bres, y dan una fuerza inconcebible á los sermones de to-
dos los predicadores: y no es de admirar: porque si al as•


DE LOS MONGLS. 3o9


pecto de las obras maestras de Rafael y de Ruhens, se con-
mueven los jóvenes pintores, es preciso absolutamente que
se inflame el corazon cuando se nos presentan los grandes
modelos de virtud siempre subsistentes.


XIX Segun esto, todas las invectivas que se han em-
pleado para acusar á los monges de homicidio, de suicidio,


de crueldad, de extravagancia, de
despoblacion &c. no


parecerán á los ojos del hombre sabio sino arrebatos in-
considerados de una pasion que nada posee..


Efectivamente, el soldado que corre á la trinchera se
dirige á una muerte moralmente cierta. Sin embargo, no
es homicida ni suicida; y lejos de reconvenirle porsu valor,
se le dice que su decision le lleva al templo de la gloria.....
Todo hombre que se alista para la guerra, debe estar mo-
ralmente seguro que abreviará sus dias. El anacoreta se
alista para la mas indispensable de todas las guerras, cual
es la de las pasiones; y no se alista en un cuerpo cualcpaie-
ra del ejército, sino en los batallones que deben marchar
á la cabeza de todos, y dar al ejército mismo grandes ejem-
plos de valor.


XX Se reconviene á los monasterios los individuos
que hacen perecer.... Pero en una guerra necesaria se cal-
culan los hombres que se salvan: y no los que se pierden.
Si no hubiese monasterios rígidos en un estado., ¡cuántos
millares de pobres perecerian por falta de sustento, y cuán-
tos individuos por el desarreglo de sus costumbres' Si
hay hombres débiles en la guerra, perezosos en los traba-
jos; padres afeminados en el matrimonio, y una multitud
de individuos que no llenan su deber en todos los estados,
¿.quién les reanima? La austeridad de los anacoretas. Hom.
bres frágiles, les dirán, sois mas débiles que los monges,
que siendo hombres como vosotros, nunca liareis la mitad
de lo nue ellos hacen!... A estas palabras el vicio se sonro-


ja, la pasion se desconcierta, la virtud vuelve á tomar sus
derechos y viene á. poblar los imperios. De aquí debe con-
cluirse definitivamente, que los monges, lejos de destruir




3 I o DE LOS AlONGES.
los estados, contribuyen prodigiosamente á la poblacion,
porque sin ellos baria el vicio perecer una multitud prod.'.
giosa de individuos.


XXI La última crueldad que se imputa á los monges,
es la edad en que se empeñaban antes de un modo irrevo-
cable.— ¿ Pero hay un empeño mas irrevocable por la na-
turaleza que el del matrimonio? Sin embargo ¿á qué edad
es permitido casarse?... Lo que está averiguado sobre este
artículo es, que jamas ha habido tan buenos monges,
cuando haeian sus votos á los diez y seis años; y que ja-
mas los ha habido tan malos como cuando los han hecho
despues de los veinte y uno; y la razon es muy sencilla;
porque si se quiere tener acierto en un estado, es preciso
formarse en él muy temprano; y porque el estado ascéti-
co es el roas penoso de todos, los que se empeñan en él mas
temprano son tambien los que le sostienen mejor.


XXII Despues de haber oido á nuestros sofistas decla-
mar con tanto vigor contra los monges austeros, parecerá
acaso que van á aprobar los que hacen una vida mas sua-
ve. Pero nada de eso. Los condenan tambien, porque dicen
que han degenerado.


¡ Los monges hablan degenerado! ¿Pero desde cuan.
do? Desde que se intentó destruirlos; desde que se fijaron
sus votos á la edad de veinte y un años; desde que nues-
tra falsa filosofía dominó en todos los estados; desde que se
empezó á sostener á los malos súbditos contra sus superio-
res, y desde que se introdujo entre ellos el espíritu de
insubordinacion por comisiones que les alejaban de sus
reglas, y que destruían sus constituciones. En vez de reu-
nirlos, se pensó en dividirlos; en vez de traerlos á su
instituto, se les alejó de él: se queda absolutamente ex-
tinguirlos, y era preciso que degenerasen.


¡Los monges hablan degenerado!... Tal es la suerte
de la virtud. Tanto como es rápida la inclivacion al vicio;
otro tanto es áspero el camino de la virtud.,. Este ha sido
el espíritu destructor de las pasiones.


DE LOS • MONGES. 3 ti
¡ Los monges hablan degenerado!... Pero cuando una


legion valiente llega á degenerar, no se la destruye, se
eligen soldados valientes en otros cuerpos para que la
vuelvan á formar. Esto es lo que hizo el abate Ronce,
y lo que hicieron antes que él todos los reformadores. Si
otros monasterios habian degenerado, no degeneró la Tra-


pa; al contrario, si puede hacérsela algun cargo, sería el de
haber llevado su reforma hasta el exceso. Ella sola condena
todos los vicios que destruyen los imperios, y da el ejem-
plo de todas las virtudes. Era una roca inalterable, cuya ba-
se estaba sobre la tierra y su cima en los cielos. A sus pies
venian á estrellarse todas las olas del mundo; y de su cima
salia un fuego perpetuo que extendia el ardor de la caridad
en la vasta extension de los aires.


XXIII La Trapa no solo era conocida en Francia; era
célebre en todas las naciones, y confundia por la magestad
de sus virtudes todos los excesos desarreglados de los fal-
sos monasterios. Corno los solitarios de la Tebaida, sus
monges no salian jamas de su retiro, pero se les iba á ver;
y mucho antes, de acercarse á ellos, el sonido lúgubre de la
campana que se oía á lo lejos en los bosques imprimia en
el espíritu de los viageros la melancolía de la penitencia.
A la vista del solitario prosternado, que venia á recibiros
al entrar, se aterraba el orgullo, se enternecia el corazon, y
se bañaban los ojos en lágrimas. El respeto, la veneracion,
la humanidad y la dulzura, entraban por todos los sentidos,
desconcertaban todos los vicios, é impritnian involuntaria-
mente el amor de todas las virtudes. ¿Y cómo los que lle-
garon á poseer iguales predicadores pudieron dejar de co-
nocer todo su precio?.


XXIV Lo que decimos de los conventos de los
hombres, debe entenderse con mas razon de los mo-
nasterios de las mugeres. La hija de nuestros reyes, con el
saco de los carmelitas, condenaba mas eficazmente la per-
versidad de su siglo, que la elocuencia de los predicadores
Inas célebres. Cuando se ve á las reynas y á las princesas




1


3 r DE LOS MONGES.
vestidas de un cilicio, quedan confundidas todas las vani-
dades del mundo; y cuando se ven las mugcres delicadas
por complexion , sufriendo con mas valor que los hombres
las austeridades mas duras, no puede tener excusa la enfer-
medad mundana. Cuanto mas débil es el sexo, mas elo-
cuentes son sus ejemplos, y mas influencia tienen sobre las
cos t u mimes.


XXV En fin, el último crimen que se imputa á cier-
tos monasterios, es que eran ricos y que hacian muchos gas-
tos


Pero si las riquezas legítimas pueden ser un motivo
de despojo, las que han sido adquiridas por el latrocinio
¿lo serán menos?...


Eran ricos.... ¿Pero cuáles fueron los principios de es-
tas rentas en el origen? Grandes valles y vastos desiertos
que nadie quería, porque ninguno se hallaba entonces en
estado de hacer rompimientos, y se dieron por via de li-
mosna á los fundadores de estas órdenes. Por medio de los
solitarios que se retiraron con ellos, estos abades empren-
dieron animosamente la cultura de aquellos terrenos ingra-
tos. Como hacian una vida sóbria, y sus cosechas se exten-
dian mas y mas, en muy poco tiempo se vieron en el caso
de trabajar mucho y de construir y formar grandes esta-
blecimientos. Sus rentas fueron en el origen el fruto de sus
trabajos. ¿Y qué cosa hay mas legítima?... A ellos debemos
la mayor parte de nuestros lugares y nuestras ciudades.
¡Qué beneficiol.. Desde que fueron destruidos, los habi-
tantes de aquellos mismos lugares cayeron en la mas espan-
tosa miseria. ¡Qué destruccion Léanse las cartas á Atico
y otras obras, y se verán las ventajas que proporciona-
ban las comunidades religiosas, donde quiera que existian,
y las pérdidas que se han sufrido en donde han sido su-
primidas.


XXVI lindan grandes gastos.... Pero ¿en donde?
En los mismos lugares: y por este medio (como hemos di-
cho ya) establecian al rededor de sí la industria , la activi-
dad, la fertilidad y la abundancia. ¿En donde? En la me-


.


DE LOS MONGES. 313
sa de sus huespédes; esto es, en la mesa que ciaban á los
príncipes, á los generales, y á los oficiales civiles y militares
que venian á sus monasterios. Eran, digámoslo así, hospi-
cios honrados, donde se contaba con seguridad el ser


en los que se hacian gastos consiempre bien recibidos, y
provecho del estado, con detrimento muchas veces del re-
fectorio, que (regularment e hablando) era de la mas rigo-
rosa parsimonia.


hacian grandes gastos... Sí, pero para sus iglesias, sus
edificios, su cultura , sus empresas y sus mejoras; para abrir
canales, dar extension á las ciudades y favorecer el comer-
cio ó la industria de los habitantes. ¿Se queda ver terrenos
bien conservados y campos fértiles y cultivados? Se halla-
han entre los monges.


XXVII Aun cuando se les mirase solo con relacion
al culto, los oficios, la magestad de los templos, la ri-
queza de las bibliotecas, las meditaciones, las investiga-
ciones, los manuscritos, las grandes obras, la conservaciort
de las ciencias en los tiempos de la barbarie, y los servi-
cios incalculables que debemos á los monasterios, merece-
rán siempre nuestro eterno reconocimiento. Pero conside-
rándolos por las ventajas civiles que proporcionan á los ojos
del verdadero político, nada hay mas ventajoso para el es-
tado que una abadía pingüe. Un individuo, por rico que
sea, no tiene la fuerza, los medios, la voluntad, ni la cons-
tancia que'se halla en las corporaciones. Estas solo se ocu-
pan eficazmente en lo por venir, y se hallan en estado de
perpetuar sus empresas porque nunca mueren. Si hay vas-
tos terrenos que romper, lagunas que desecar, y grandes
empresas que hacer, es preciso recurrir á las comunidades.
Por eso en lugar de destruirlas deben los pueblos intere-
sarse„en establecerlas donde no las hay.


Cuando vemos las tierras de los monacales en el estado
de esplendor y de prosperidad á que habian llegado , de-
seamos estas ricas posesiones , y hemos procurado apoderar-
nos de ellas. Por lo mismo sostengo que esto es una indig •


Tom. II RR




3 7 4. DE LOS IIIONGES.
nidal; porque desde el origen fueron fruto de sus trabajos.
Volvamos a repetirlo.


XXVIII Si en todos los tiempos hubo necesidad de
grandes ejemplos para animar la 'virtud, y hombres religio-
sos para atraer sobre la tierra las gracias del Cielo ¿qué cosa
puede hallarse mas propia para estos dos objetos que las
órdenes austeras? Y si desde el principio del mundo fueron
necesarias grandes habitaciones y grandes reuniones para
las empresas importantes, para los desmontes y las mejoras,
y para hacer trabajar á los pobres, ¿qué cosa mas oportuna
para lograr este fin que las grandes comunidades religiosas
que viven sobre los lugares? ¿Qué propiedades mas legíti-
mamente adquiridas?


¿ Qué diríamos de una banda de ladrones que despoja.
sen á todos los propietarios, á unos porque son grandes, y
á otros porque son pequefios, á aquellos porque son ciegos,
y á los otros porque son contrahechos, á estos porque andan
derechos, y á aquellos porque ven claro?... Tales han sido
poco mas ó menos. las razones de nuestros regeneradores.
Han despojadoi todos los :


propietarios sin excepcion, á los
unos porque eran soberanos, y á los otros porque eran no-
bles, á unossporque eran obispos ó sacerdotes, y á otros
porque eran monges, á estos porque eran ricos, y á otros
porqué eran pobres, á los unos porque eran austeros ó re-
lajados, y á los otros porque eran mendicantes; y hemos'
aplaudido este latrocinio sin pensar que iba á volverse con-
tra nosotros;,


-porque si se toca á una propiedad se resienten
todas las otras. El principio general es el mismo para todos,
.y lo mismo debe ser el remedio.,


S. 8.°


Subdivisiones de los otros dos órdenes.


¿Esperó Adam en el orígen á que se reuniesen los
pueblos para destinará Cain al arado, y á Abel á guardar


SUBDIVISIOI•IES DE LOS OTROS DOS ÓRDENES. 315
los ganados? No. El solo en virtud de su autoridad uni-


versal distribuyó todas las funciones de su ciudad nacien-
te; y si sus hijos fueron constituidos sacrificadores cada uno
á la cabeza de su rama, él fue quien les confirió una parte
de la autoridad sobrenatural que habia recibido del Todo-
poderoso. De aquí viene (como hemos dicho) el origen del
sacenlocio y de sus subdivisiones. Si cada uno de ellos fue
en lo civil el gefe natural de su rama, él fue tambien quien
les constituyó por la generacion sola, y quien les confirió
una parte de su autoridad paterna.


II Lo mismo sucedió con el primer ocupante de cada
pais. Dejando á un lado el sacerdocio, del que hemos ha-
blado bastante , es incontestable que pues los hombres han
descendido siempre y esencialmente los unos de los otros,
debió el gefe primitivo de cada nacion engendrar las pri-
meras familias, sobre las cuales tuvo autoridad universal
y soberana; y que en virtud de esta autoridad, hallándose
investido naturalmente del poder legislativo , judiciario,
militar y administrativo, mucho tiempo antes que hubie-
se pueblos formados , debió pertenecer á él la facultad de
conferir estos poderes á quien le pareció mejor. ¿Y á quién
los confirió en el principio? Fue necesariamente á los an-
cianos y seniores , y de consiguiente á los nobles. Luego
que se movía alguna eontestacion en su villa, tocaba al
señor juzgar de ella; y apenas que sonaba el clarin guerrero
era el señor el que tenía la órden de marchar á la cabeza
de cierto número de vasallos. Este órden está en la natura-
leza de las cosas, y ha sido repetido en todos los paises;
luego nuestras distribuciones populares son cuentos los mas
absurdos.


III Despues de la separacion indispensable del sacer-
docio, los señores legos llenaron por mucho tiempo las
funciones de jueces y de militares á un mismo.tiempo-
Era á ellos á .quienes enviaba el soberano á las provincias
de tiempo en tiempo para reformar las decisiones de los-
jueces subalternos, y se les llamaba missi domi nici. Pero


RE :





316 SUBDIVISIONES
corno estos antiguos militares no tenían tiempo para estu-
diar las leyes, se tuvo por mas conveniente cuando la po-
blacion estuvo .


formada , de establecer en cada pais tribu-
nales soberanos para juzgar de las apelaciones; de suerte
que ademas del cuerpo del sacerdocio, volvieron los seño-
res á subdivirse en otros dos cuerpos; el uno encargado de.
la vigilancia de los jueces subalternos, y el otro de los mi-
litares y los soldados, ¿Pero por qué autoridad se efectuó
esta nueva division? Por la del soberano, que poseía la ple-
nitud de los poderes, y no por el pueblo.


IV Para ser miembro de un tribunal soberano era pre-
ciso ser rico para no estar expuesto al vil interés; noble
para tener sentimientos superiores al vulgo; integro para
no dejarse mo v er de bajas consideraciones; laborioso para
poder despachar los negocios; experimentado para saber
distinguir y conocer las sutilezas falsas de los litigantes: ta-
les eran las principales cualidades de los antiguos señores.
Eran superiores al vulgo por su opulencia y por sus senti-
mientos naturales, porque habian recibido de Dios todo
lo que les era necesario- para ser los protectores. Se grita
mucho contra la venalidad de la justicia, y con razon. Pero
es preciso considerar que hay una gran diferencia entre la
venalidad de la, justicia y la de los cargos. Precisamente
porque los antiguos señores se hallaban en estado de com-
prar los cargos, eran superiores á la tentacion de los peque-
ños presentes; siendo así que los magistrados asalariados
están mas- expuestos á no hacer escrúpulo en lo que puede
aumentar su salaria.


Antes del establecimiento de los tribunales soberanos,
habia ya jueces subalternos, cuerpo de abogados, escriba-
nos,


y- procuradores; pero todos estos cuerpos recibían sus
poderes- de las autoridades, y no de los pueblos..


V Si la magistratura se subdividió en razon de las ne-
cesidades., el cuerpo militar se subdividió mucho mas. Des-
de el tiempo del gefe primitivo, la infantería fue siempre
la que- compuso el cuerpo principal del, ejército; y sobre


DE LOS OTROS DOS ÓRDENES. 31 7
ella fundaron siempre la esperanza de sus sucesos los me-
jores generales.


Pero para cubrirla en sus marchas, ó protegerla en sus
retiradas, se conoció pronto la ventaja de crear otros cuer-
pos; y este principio tuvieron los carros, los elefantes, y
todos los cuerpos de caballería en general. En fin para car-
gar al enemigo, enserió la experiencia que eran necesarios
otros cuerpos que tuviesen expresamente este destino; y
he aquí el destino de los cazadores, cosacos, húsares, y
tropas ligeras en general; el de los ingenieros, zapadores,
y artilleros. Con este objeto se establecieron otros muchos
cuerpos, y con razon; porque en sana moral el fin de to-
dos los cuerpos es el de defender, y no el de destruir y
devastar.


VI Sin embargo, la multitud prodigiosa de cuerpos
que exile la milicia, no se acerca á los que son indispen-
sables para los trabajos comunes. En la parte de agri-
cultura sola, antes que los alimentos puedan llegar á nues•
tras mesas , ¿cuántos labradores, segadores, jardineros , pas-
tores, cocineros, horneros, y otros operarios bien conoci-
dos no son necesarios?... Cuando las producciones de la tier-
ra han sida recogidas ¿cuántos carros, mercaderes, banque-
ros, negociantes, marineros, y otros muchos operarios no
son necesarios en la parte sola que toca al comercio? La enu-
meracion de todos estos diferentes oficios sería infinita. Sin
embargo . estas artes mecánicas se subdividen aun mucho
mas , segun que se ocupan en la labor de maderas, de hier-
ro, de lana, de azlicar, de medicina, de plantas, de cirujía,
de química, &c. Estoy muy lejos cle intentar hacer una.
exacta enumeracion de todas.


VII El fruto que me propongo sacar únicamente de
estos detalles, es saber si hubo necesidad de esperar las
convenciones de los pueblos para inventar todos estos cuer-
pos; y si no fue desde el origen el gefe de cada ciudad., y
despues el de cada habitacion, quien los creó, y quien dió.
al que preside en cada cuerpo. los poderes que le eran nece-




3 t 8
SUBDIVISIONES


sarios: es el de saber, si en los otros dos órdenes hay una
sola necesidad que fuese olvidada, una sola en que se haya
disminuido el número de los cuerpos, ni una sola en la
que no se hayan aumentado prodigiosamen te en razon del
acrecentamiento de la poblacion y de las necesidades.... He-
mos querido destruir el gobierno establecido por Dios, sin
pensar que es el mejor, y el mas necesario de todos los
gobiernos.


VIII Cuando un soberano civil, sea simple ú compues-
to, considera á sangre fria los estrechos límites de sus po-
deres, es preciso que se estremezca de su insuficiencia. En
lo físico como en lo moral hay una infinidad de cosas que
no puede hacer, una infinidad de bienes que no puede
producir, una infinidad de desórdenes que no puede conte-
ner, una infinidad de virtudes que no puede recompensar,
una infinidad de vicios que no puede castigar, preguntas
que no puede responder , dificultades que no puede resol-
ver, errores que no puede proscribir; una multitud de
acciones que no puede arreglar, y de pasiones que no pues
de contener: y es preciso que todas sean contenidas por la
autoridad; porque si una sola dejase de serlo, nos arrastra-
ría á un abismo.


IX Pero si necesitamos de una infinidad de cuerpos
en los otros dos órdenes ¿por qué no habremos de tener
necesidad del que puede solo extenderse eficazmente en es-
tos pormenores inmensos? Si la vigilancia perpetua de
nuestras parroquias, nuestros enfermos,. nuestros colegios,
nuestros hospitales, nuestros hijos, nuestros prisioneros , y. .
nuestros criminales mismos, exijen una infinidad de cui-
dados, tanto espirituales como corporales, para los cuales
no puede ser bastante el gobierno civil, ¿qué diremos de
un siglo tan insensato que decreta, que es preciso matar y
degollar, arrojar y dispersar á todos los cuerpos que se ha-
yan consagrado á tan penosos trabajos?...


X Es constante que desde el establecimiento del cris-
tianismo hubo una multitud sin número ,de individuos


DE LOS OTROS DOS ÓRDENES. 3 19
del uno y del otro sexo que tuvieron la generosidad de re-
nunciar los atractivos del matrimonio para entregarse sin
obstáculo á lo que hay en la sociedad de mas desagradable.
En los principios fueron admirados, estos sacrificios inaudi-
tos, como un heroistno superior .,..que solo nuestra religion
podia inspirar por la sublimidad de sus motivos. Hoy es ya
un hecho solemne y del que no puede dudarse, que nues-
tro siglo inconcebible, no solo ha dispersado todos estos


cuerpos, sino que los ha infamado por decretos impíos,
proscribiendo para siempre sus votos: proscripcion que se
hubiera querido extender hasta el sacerdocio mismo.


XI Mas si en lo civil se alaban los sacrificios por la
patria, ¿por qué se ha de tener por vergonzoso hacerlos en
lo espirinial ? Si aun se conoce la necesidad de conservar
los restos preciosos deestas corporaciones útiles, ¿por qué
se les ha de prohibir hacer votos, y por qué se les han de
quitar los medios de reproducirse en ventaja .nuestra? Si á
los doce años de edad es permitido empeñarse en el matri-
monio, ¿por qué ha de ser prohibido hacer votos en un
monasterio á los quince años? Si hay necesidad de tantos
cuerpos variados en lo civil, ¿por qué no se ha de creer
que la hay tambien en lo espiritual? Si se nos pregunta
(permítasenos la expresion) ¿por qué ha de haber ecipuChi-
nos y recoletos en el sacerdocio? preguntaremos nosotros,
¿por qué ha de haber en lo militar cosacos y panduros?
Si se pregunta aun ¿por qué ha de haber esta mezcla extra-
ña de montes blancos, grises, negros, y de todos colores?
preguntaremos tambien, que ¿á qué viene esta diversidad
infinita de regimientos blancos, encarnados, azules, grises,
negros, y de todas armas y especies? Si son desarregladas
las pasiones en lo civil, ¿lo son menos en lo espiritual ?
Si son conducidas á devastado todo en un gobierno, ¿lo son
menos en el otro? Si hay necesidad de tantos cuerpos pa-
ra contener á los hombres en el gobierno ¿por qué
no la ha de haber mucho mayor en el gobierno mas ex-
tenso de todos? .... .. Ahora pues: si conocemos la necesi-




32.o SUBDIVISIONES
dad de hacer frecuentes revistas en nuestros ejércitos, ¿no
hemos de permitir á Dios hacer por un instante la revista
del suyo? •


Hecho decisivo.


Supongamos que el Eterno con la espada brillante de
su justicia en la mano, adelantando el dia terrible de sus
venganzas, y apareciéndosenos repentinamente en el aire,
nos pide cuenta desde hoy mismo del estado afrentoso á
que hemos reducido á su sacerdocio: y que nos dice en su
furor: ¡hombres impíos! ¡Dónde están mis ministros y mis
ejércitos; dónde está el admirable gobierno espiritual que
os dejaron vuestros padres! Era libre, brillante y magestuo-
so, digno de mi suprema magestad: y ahora se vé esclavos
está envilecido, sin recursos y sin medios.


Vuestros padres me habian consagrado templos sober-
bios, fundado monasterios, y construido por todas partes
iglesias, en las que era glorificado mi nombre; ¿qué ha si-
do de ellas?..


Habeis destruido las dos terceras partes. ¿No
quereis que se me glorifique?„.... En estas iglesias se me da-
ba adoracion como á único Dios. Y hoy teneis muchos,
pues que admitís la libertad de cultos. Se predicaba la san-
tificacion del domingo, y era santificado: pero hoy no lo
es. Se enseñaba que los reyes, los nobles y los patricios,
eran los padres de los pueblos, y se les honraba: pero hoy
predicais la insurreccion; y se ha extendido por todo el
universo la rebelion. Se predicaba el triunfo de las pasio-
nes, y eran contenidas; pero hoy predicais su libertad, y
devastan todos los imperios.


Hijos degenerados! ¡ Quereis adorar otros dioses! Ado-
radios. ¡ Habeis colocado la fantasma. del pueblo sobre mis
altares! Dejadla colocada. ¡Habeis devastado el universo en
su nombre! ¡No veis que este cuerpo colectivo del pueblo,
no solo no es un Dios, sino que ni aun es un pueblo! ipsi
me provocaverunt in eo qui non est populus. Qué ciegos,


DE LOS OTROS DOS ÓRDENES. 32 I


sois ! ¡No quereis sacerdotes ! Pues bien, no los tendreis:
¡los despojaréis, los degollaréis y los desterraréis t Pero
ellos huirán á tierras lejanas, donde serán bien recibidos.
¡No quereis sustentarlos! Pues ellos hallarán fieles que les
alimenten... ¡Insensatos! Cuando dejeis de tener sacerdotes,
¿dejareis por eso de tener un Dios? ¿Dejarán vuestras im-
piedades de ser impiedades? ¿Vuestros sacrilegios dejarán
de ser sacrilegios? Y cuando volvais á caer en mis manos,
¿quién os sacará de ellas?....


Insensatos; ¡quereis seguir las pasiones! ¡Seguidlas!
Ellas abrasarán al universo L Si no os convertís, este fuego
terrible acabará por devorar la tierra con todo lo :que pro-
duce: devorabit terram cum germine suo. Quemará los
montes hasta sus cimientos: et montium fundamenta
comburet. Os exterminará á vosotros mismos, despues de
haberlo exterminado todo; y este fuego formidable os per-
seguirá hasta en la profundidad de los infiernos, donde se-
reis atormentados sin esperanza, por toda una eternidad: ar.


divit usque ad inferni novissima.


Tom. II. SS




32a RECAPITULACION


RECAPITULACION.


1 Hemos demostrado completamente que, supuesto.
que el hombre es un ser moral, debió tener necesariamen-
te desde el instante de la creacion una regla que seguir, in-
clinaciones que domar, recompensas que adquirir, leyes
penosas que observar, y un legislador que debió exigir de él
un sacrificio y deberes; y aquí tuvo su origen el sacerdo-
cio, ál:que es debido un estado por derecho natural, desde
antes;que pudiese haber habido gobiernos civiles.


II No es menos evidente que desde que el hombre tu-
vo' hijos, tUvo:.tambien una autoridad universal sobre
ellos, y se hizo el.gefe universal de todos los padres, Es
igualmente evidente:que de este gefe universal , nacieron
en cada pais familias patricias. que, pcirel . primado 'de su
nacimiento, - tuvieron- esencialmente.. derechos de .


grande
pateMidad y• de,,alto autyrantes que las familias
inferiores viniesen al mundo; y de aquí el origen de la no-
bleza, ó la clase patricia, que fue esencialmente el segun-
do orden de cada pueblo en todos los paises.


III Pues que los hombres descenderán necesariamen-
te los unos de los otros, no es menos incontestable que
desde el origen, las primeras familias de cada pais engen-
draron las inferiores; que aunque mucho mas numerosas
éstas , fueron infinitamente inferiores á las primeras en de-
rechos, en autoridad y en propiedades ; y que habiendo
sido las últimas en nacimiento , fueron tambien las últi-
mas que llegaron á ser emancipadas, las últimas que reci-
bieron la libertad, y las últimas que se establecieron; y de
aquí las familias plebeya, ó el estado llano, que fue ne-
cesariamente el último de los tres órdenes de cada pueblo.


IV En fin , puesto que las necesidades de los pue.
blos exigieron siempre trabajos inmensos , no es menos
cierto que desde el origen , estos tres órdenes se subdi-
vidieron naturalmente en diferentes cuerpos , que se en-


RECA PITULACION, 323
cargaron cada uno de su distrito. Pero estos mismos cuer-
pos pertenecieron siempre á los tres órdenes de que eran
miembros , y estuvieron siempre subordinados á sus ge-
fes; y por eso no destruyeron jamas la distincion inalte-
rable de los tres órdenes.


V Esta ha sido la causa que nos ha engallado tan cruel-
mente sobre el modo con que pudieron haberse forma-
do los pueblos. Segun la fábula absurda de los pactos so-
ciales, hemos creído que los pueblos hicieron sus arre-
glos, y es un error. Cada pueblo es un cuerpo perfecta-
mente organizado, que desde el estado de familia tuvo
esencialmente su cabeza, sus ojos y sus brazos: un sa-
cerdocio para hacerle observar las leyes divinas: una no-
bleza para hacerle practicar las leyes civiles: sus partes no-
bles, y sus partes comunes, que distinguió perfectamen-
te el Criador mismo.


VI La opinion que afirma que fue Dios mismo el
que graduó por la sucesion de los nacimientos todos los
rangos, y subordinó el gran número á las autoridades , es
]a únicamente cierta y sólida, y la que puede dar la paz
á los pueblos, y procurarles su quietud y felicidad.


VII Al contrario , la opinion que hace un cuerpo
aparte de un cuerpo colectivo que no existe, y que atri-
buye á este monstruo facticio derechos de soberanía que
no tuvo ni tendrá jamas , es el mas falso , el mas im-
pío, el mas sanguinario, y el mas imposible de todos los
sistemas , porque aunque se degollase hasta el fin del mun-
do, no podrá existir jamas sino para los individuos de
que se compone.


¿Qué se ha logrado con atribuir á esta fantasma de-
rechos que no tiene? Se ha destruido el magestuoso arreglo
hecho por Dios , hasta en sus cimientos; colocado á los
hijos sobre los padres, á los criados sobre los amos, á los
diocesanos sobre los obispos , á los soldados sobre los ofi.
ciales , á los oficiales sobre los generales , el cuerpo sobre
la cabeza, y las criaturas sobre el Criador. Se ha arma-




3 2 4. RECAPITULACION
do á todos los inferiores contra sus superiores, á los po-
bres contra los ricos, á los peque -ríos contra los grandes, y
á la fuerza física contra el poder moral de las autoridades.
Y corno el buen sentido solo nos dice que Dios colocó la
autoridad sobre todo, han resultado revoluciones tan es-
pantosas , corno no se habian visto desde el principio del
mundo; y habiéndose dividido las familias en dos partidos,
unas por las autoridades legítimas, y otras por los faccio-
sos, llegó á conseguirse que los padres degollasen á sus hi-
jos, los hermanos á sus hermanos, y que se hiciese una
matanza espantosa en los pueblos de todos los paises: de
aquí es que atribuyendo al cuerpo colectivo del pueblo de-
rechos que no tiene, se ha causado la desgracia, no solo de
los dos primeros órdenes, sino tambien la del tercero.


VIII Atribuyendo á los hombres una libertad que no
han tenido jamas, ni se la dió Dios, ¿no pudimos igual-
mente reducir á la nada el libre arbitrio, destruir todos los
equilibrios, romper todas las constituciones, y establecer el
despotismo de ilas pasiones por todo el universo?... Esto es
lo que nos queda por examinar en una tercera parte, que
será no menos importante que las dos primeras, y en la
que se verá la distancia inmensa en que estarnos de la ver-
dadera libertad en la mayor parte de nuestras constitu
ciones.


PRINCIPIOS


NOTAS EXPLICATIVAS.


PRINCIPIO PRIMERO.


El ntinzero es la regla mas falsa en materia de gobiernos.


¿E s justo (se pregunta) que veinte millones de hombres dependan
de dos millones?... Esta pregunta capciosa, hecha para enga-
llar á los que por su estado estan obligados á ser soberana-
mente justos, no ha tardado en manifestar el veneno que ocul-
taba , por la perversidad de sus efectos. Para conocer con
una sola mirada todo lo que tiene de ilusorio , hasta preguntarse
á sí mismo ¿es justo que seis hijos dependan de un solo padre,
cien escolares de un solo profesor, veinte mil hombres de un so.
lo general, treinta millones de un solo soberano, y todo el uni-
verso del Ser supremo?... Dios que lo mueve todo por medios
muy sencillos, jamas subordinó la autoridad al gran número , si-
no el gran número d la autoridad. Un solo autor universal á la ca-
beza de la creacion , uno solo á la del género humano, uno
solo á la de cada pueblo, uno solo á la de cada tribu, y uno
solo á la cabeza de cada casa. En lo espiritual, un solo ge-
fe á la cabeza de toda la iglesia, uno solo á la de cada dió-
cesis , y uno solo á la de cada parroquia: y con tal que ten-
ga autoridad, no necesita otra cosa: esta autoridad universal
que buscamos con tantos embarazos en la universalidad de
los individuos, la colocó Dios originariamente en uno solo, sin
que pueda venir de otra parte.


¿Y cómo esta autoridad, físicamente mas débil, es sin
embargo mas fuerte que el gran mímero?... Porque Dios la
colocó en una region á la que no llegan todas las fuerzas fí-
sicas del mundo; á saber, en la voluntad del primer propie-
tario.... Cuando todo el universo se rebelase contra Dios,
todo un pueblo contra su Soberano, toda una familia contra




4111


4


3.26
PRINCIPIOS


su 'padre, y toda una diócesis contra su obispo , ¿podria des.
pojárseles jamas de sus poderes? Es imposible, porque ha-
biendo sido adquirido el derecho por la voluntad del pri-
mer propietario, jamas podrá ser transmitido á otros, sino
por efecto de sus voluntades. Si yo soy este primer propie-
tario , debo saber que podré poner condiciones á la pose-
sion de mis poderes, tales como el del bien público, del cri-
men, ó de la no reclamacion, durante tal tiempo; pero estas
condiciones dependerán siempre de mis voluntades, y no de
las del gran náine •o. El mundo físico podrá trastornarse has-
ta en sus cimientos, sin que se desarregle el mundo moral. Y
lié aquí por qué cien escolares tiemblan bajo la autoridad de
un solo profesor , todo un ejército bajo la de un solo gene-
ral, y veinte millones ele hombres bajo de la de un solo Sobe-
rano: ni la fuerza, ni los ejércitos, ni el gran número podrán
arrancarles jamas sus derechos ni sus poderes.


Sé muy bien que en todos los cuerpos en general, en los
concilios, en las cámaras, en los tribunales, y en las comuni-
dades, todo se decide á pluralidad de votos; pero en todas es-
tas asambleas no se admite sino d los geles. En la junta mas
corta de parroquia no se debe admitir sino d los gefes defa-
milla que tengan derechos que conservar; de modo que la ma-
yoría de la mas grande asamblea, no es jamas sino una mino-
ridad infinitamente pequeña de la totalidad de un pueblo. ¿Y
es esto lo que entendemos por nuestra regla del gran número,
y al que querernos dar el poder de gobernar?... Nada de eso.
En nuestro delirio inconcebible, es una nacion entera reuni-
da, sin saberse cómo, en una vasta llanura, que habiéndose
puesto en el lugar del Todo-poderoso, la sacó de la nada, en
virtud de su autoridad suprema. Soberanía, nobleza, poderes,
derechos, propiedades, nada existia aun. Ella lo creó todo, lo dis-
tribuyó todo, y pudo volvérselo á tomar cuando lo juzgó á pro-
pósito. ¿Qué se entiende por este cuerpo colectivo de nacion? Es
como el del pueblo, una fantasma que jamas ha hecho cuerpo
aparte. ¡Es este sin embargo el monstruo á quien concedemos
la disposicion de todos nuestros derechos! ¿Y cuáles son los in-
dividuos de que se compone este gran número? Son en todos
los paises, una multitud sinnúmero de pobres, de pordioseros,
de trabajadores y de individuos que nada tienen, ni pueden
desear otra cosa que el saqueo, y la ruina de los que tienen;
pues que viéndose obligados á trabajar para vivir, quieren me-
jor vivir del saqueo si se les dice que tienen derecho de ha-
cerlo como señores de todos sus representantes.


ó NOTAS EXPLICATIVAS.
327


El poder terrible de saquear, de tomar, de degollar, ele
matar, de quemar, de incendiar y de cometer todos los crí-
menes d nombre del -gran número, este es evidentemente el
poder que atribuimos á los que nos gobiernan segun la regla
del gran número del pueblo. ¡Pueblos y soberanos de la tierra!
¿no os estremeceis á . 1a vista de semejantes poderes? ¡Y que-
reis aun constituir gobiernos en razon del gran número!
¿Cuándo se acabará este latrocinio? No lo sé. Pero lo que
puedo decir es, que continuará mientras que se sigan las re-
glas falsas, y que la del gran númeró es positivamente la mas
falsa de todas las reglas en materia ele gobiernos. No dió
Dios los derechos ele autoridad y de dominio al gran número, si-
no á un número infinitamente pequeño. Todo lo que puedo
decir es, que desde dOrigen hubo siempre soberanos y súb-
ditos, padres é hijos, grandes y pequeños, y familias patri-
cias .. que tenian ya bienes inmensos y grandes poderes antes
que las últimas viniesen al mundo: que el pueblo, por numero-
so que fuese cuando se formó , no tuvo jamas el derecho
de, ''disponer de los poderes de los grandes, que hablan tra-
bajado antes que•ellos; y que estas grandes distribuciones
que se hicieron por los pueblos á pluralidad de votos, son
~ritos -tan absurdos como imposibles, pues que fue Diosmis-
ma ol lque distribúyó sucesivamente desde el origen , á cada
Uno ,


los derechos y los poderes en razon de sus trabajos y de
swinacimiento , como lo hace- aún en nuestros. Bias.


Tódó lo que puedo decir es, que en todos los paises el
Islizdo llano no ' , pareció sino muy tarde ; que no fue admi-
tid' 'lilas deliberaciones sino cuando tuvo propiedades ; que
el gran número dió jamas derechos á los dos primeros -úr-
denes-; ni aun al último ; que en las asambleas mismas los da-
ban á una pequeña minoridad de hombres escogidos, que tie-
nen grandes derechos que defender , y á los que debe confiar
cada órden el cuidado de sus intereses. Non numerantur , sed
ponderantur : que el derecho no ha podido depender jamas del
número , porque si-fuese 'así , los ladrones tendrian derechos
sobre el bolsillo- del ',Viiagero ; que aunque el gran número
decretase 'á pluralidad de votos .,


que mis bienes no son míos,
no por eso me pertenecerían menos , segun la voluntad del
primer propietario ; que el hacer depender el derecho de la
decision del gran número , como se quiere hacer en nuestros
Bias, es destruir el mundo moral por sus cimientos , y en-
tregar sin excepeion alguna todos los superiores á sus infe-
riores, los ricos á los pobres, los soberanos á los súbditos,




328 PRINCIPIOS
el obispo á sus diocesanos , el pastor á sus obejas , el s'eflor
á sus vasallos , el padre á sus hijos , v Dios mismo á sus cria-
turas. Lo que.puedo decir finalmente es , que el último del
pueblo no querria entregar jamas su muger y sus hijos á
discrecion del gran número ; y que en materia de gobier-
nos, la regla del gran número es incontestablemente la mas
falsa , la mas terrible , y la mas desastrosa de todas las reglas.


PRINCIPIO SEGUNDO.


El mérito personal es otra regla detestable en materia de go-
biern os.


¡El mérito personal!.,.. se dice, es la gran regla, por la 'que
todo fue arreglado en un principio, y no se sigue en nuestros:
días. De aquí esos clamores interminables , de que no. se
atiende al mérito, que no se tiene consideracion á los ta-
lentos ; y en fin , que es preciso en este siglo de laces vol-
ver á las reglas primitivas, y arreglarlo todo segun el Mi--
rito personal , sin consideracion á las distinciones quiméricas
de la sangre , y del nacimiento.


¡El mérito personal!... ¿Cuándo se ha seguido esta regla
falsa ? Sería bien dificil podérnoslo decir. Es constante , co-
mo lo hemos demostrado ya , que fue Dios quien en el ori-
gen dió geles á todos los pueblos : ¿pero lo hizo porque
tenian mérito personal? No , porque no le tenian antes de su
nacimiento ; fue solo porque tuvo á bien hacerles nacer los
primeros: Quia sic ficit voluntas. Dios fue indudablemente,
quien hizo á los doce hijos de Ismael duques y pares ; gene-
rabit duodecim duces : ¿ pero fue en consideracion á. su 121¿••
rito personal ? No , sino porque lo quiso así ; quia sic fuit
voluntas. Dios fue tambien quien constituyó por todas par-
tes los soberanos antes que los súbditos , primeras familias
antes que las últimas, y los padres antes que los hijos. ¿Y
fue en razon del mérito personal? No , sino porque fue esta
su voluntad ; quia sic fait voluntas. Sin embargo , á ellos fue
á quienes dió la autoridad y todos los poderes necesarios pa-
ra gobernar.


Últimamente , en el orden sobrenatural fue Dios quien
eligió sus doce apóstoles, y les invistió de las primeras dig-
nidades de la Iglesia. ¿ Y lo hizo por su mérito personal? No,
pues que casi todos carecian de erudicion y de talentos, si-
no porque lo quiso así para manifestar todo su poder : quia




6 NOTAS EXPLICATIVAS. 329
sic fuit dantas . Véase aquí , que Dios mismo en la dist ribu-
cion de las plazas no sigue la regla falsa del mérito personal,
sino la ley inviolable la de que un primer propietario es due-
iso de disponer de sus bienes segun su sabiduría , y que cuan-
do crea apropósito darlos á alguno , ningun otro que él tie-
ne derecho de desarreglar sus disposiciones supremas.


Cuando nuestros padres hubieron recibido de Dios la so-
beranía, los derechos y los poderes , ¿ á quién los dejaron al
morir? ¿Fue al mérito personal ? No, sino á sus descendien-
tes, siguiendo el orden del nacimiento ; y lo hicieron por-
que lo quisieron así , prefiriendo este orden , como mucho
mas estable que el del mérito personal. Nosotros mismos cuan-
do morimos , ¿ á . quién dejamos nuestros bienes adquiridos , y
todos nuestros derechos ? ¿es al mérito personal? No , sino á
nuestra familia y á nuestros descendientes , y por consiguien-
te al orden del nacimiento. Desafiamos á los defensores del
mérito personal , á que nos citen un solo filósofo que no
haya hecho esto mismo: de aquí podemos concluir , sin de-
tenernos mas , que la regla del gran número y del mérito per-
sonal es la mas detestable , la mas desastrosa y la mas im-
practicable en materia de gobiernos civiles.
. La mas detestable. Empezando por el trono, soste-
nemos que la constitucion que le adjudica al primero, de
varon en varon , por el orden de primogenitura , es indu-
dablemente la mejor de todas. Sostenemos tambien , que las
constituciones hereditarias son infinitamente mejores que
las electivas. La regla del mérito personal destruirla por su
cimiento todas las constituciones. Lo que decimos del sobe-
rano de un imperio , debe entenderse del duque en su du-
cado , del seStor en sus tierras , y del último padre ¿le fami-
lias en su casa. Por todas partes ha fijado Dios la autoridad
natural en la paternidad, y por consecuencia en el órclen
del nacimiento; y solo se gobierna con la autoridad; luego
el grado de autoridad y de nacimiento debe ser la primera con-
sideracion para las materias de gobierno.


2.° La mas desastrosa de todas las reglas. Sostenemos que
si fuese debido todo al mérito personal, no habría leyes, cos-
tumbres, usos , sucesiones ni propiedades ; que lo que vo
poseo ahora dejaría de ser mio dentro de un instante , ¿o-
pio que perteneccria al que mas merece , y Se: bien que hay
millares de individuos en el mundo que merecen mas que yo;
y que segun esta regla terrible, desde el soberano en su trono,
basta el tiltiino pobre en su casa, no habria uno solo que deja-


Tom. H. TT




330
PRINCIPIOS


se de considerarse colocado sobre el borde de un abismo , en
el que podria ser precipitado á cada instante , por cualquie-
ra que pretendiese tener mas mérito que él , el cual podria
ser precipitado despues por otro que tuviese las mismas pre-
tensiones.


3.° La mas impracticable de todas las reglas , aun en los
empleos que son ele pura eleccion , pues que nada hay mas va-
riable que el mérito personal , porque el que le tiene hoy,
podrá muy bien no tenerle maeana , y acaso dentro de dos
horas. Despues de la muerte , cuando no existe ya el libre
arbitrio , podrá Dios dar á cada uno lo que merece segun
sus obras ; y lo hará ciertamente sin otra consideracion que


• la del mérito personal. Pero en este mundo , hecho para ejerci-
tar al ser moral , que en cada estado experimenta una per-
petua vicisitud de vicios y de virtudes , de órden y ele des-
órdenes , de méritos y de deméritos , si quisiese Dios se-
gui• la regla del mérito personal , no habria un solo indivi-
duo que no se bailase acaso por su posicion moral muchas
veces al elia tau pronto soberano como súbdito ; tan pron-
to señor como vasallo ; tan pronto patricio corno plebeyo;
tan pronto oficial como soldado ; y tan pronto en su casa
como fuera de ella ; y se vería Dios perpetuamente obliga-
do á trastornar lo que él mismo ha fijado por la sucesion
de los nacimientos..


Nada es la distincion, se dice, todo el mérito solo. ¡Nada, la
distincion del nacimiento


. /.... Pero si, precisamente por esto , si
soy Rey , tengo el .


derecho. al trono , á los dominios , á la no-
bleza y á las posesiones de mis padres ; si aun precisamente por
esto, si soy del tercer estado, tengo la. tercera. parte , la
mitad, ó la cuarta de la fortuna de mis mayores ; si por la
sucesion sola del nacimiento graduó Dios los órdenes, los
rangos , las autoridades naturales , las paternidades , las pro-
piedades y los trabajos mismos ; ¿ no vendrá á suceder que
seamos despojados de todo yo y mis herederos ; y que los
arreglos de Dios y de los primeros propietarios. sean destrui-
dos por su cimiento ?...


¡ El m¿riio .
personal' ¿ Pero qué entendeis por esto ?


¿ Son el. espíritu, los talentos y las acciones eminentes de un
guerrero ?... Pero si hace treinta años que vuestros gran-
des guerreros no han. empleado sus talentos sino en saquear,
en devastar y en destruir , ¿ qué pueden haber merecido si.
no la horca en este mundo , y la condenacion eterna en el
otro ?.... Es pues evidente , que esta famosa regla del méri-


NOTAS EXPLICATIVAS. 331
to , que se quiere poner sobre lodos, está esencialmente
subordinada , pues que supone recompensas y castigos , leyes
superiores y jueces.


El mérito personal r ¿Y quién será el juez de este mé-
rito personal ? ¿El gran ntímero, á pluralidad de votos? Qué!
los que desean mis bienes!.... Y si juzgan que soy indigno de
ellos, como debe suceder , ¿ qué podré hacer yo solo con-
tra esta mayoría Y si despues de pronunciado el juicio,
está obligada toda la nacion á marchar para apoyarle , ¿ no
quedarán á discrecion del gran número todas las vidas , las
fortunas , las propiedades , y todos los individuos del pue-
blo?.... ¡Qué siglo el nuestro , y qué reglas las que hemos
adoptado ! Deben destruirlo todo , trastornarlo todo , é
inundar la tierra de sangre ; y lo han hecho en efecto : de-
Lian producir la mas terrible de todas las revoluciones , y
la produjeron.


Pero en fin , se dirá , que hay casos , aun en este mun•
do, en los que es preciso tener consideracion al mérito per-
sonal. Pero ¿á quién toca juzg ,,r de él , y á quién colocar-
le


PRINCIPIO TERCERO.


¿A quién toca colocar el mérito?


Es positivamente al superior, porque él solo tiene in-
teres en dar sus bienes á los que lo merecen mas ; y lla-
mamos superior al que tiene sus poderes de Dios mismo , por
sus predecesores , tales como el soberano en su reino, el obis-
po en su diócesis , el señor en sus tierras', y el amo en su casa.


¿Y cuándo debe tenerse consideracion al mérito , y cuán-
do al nacimiento? lid aquí en resumen las reglas principales
que pueden seguirse en esta especie de distribuciones.


1.° Cuando se trata ele las ciencias, de literatura y de
bellas artes; supuesta siempre la inspeccion de la autoridad,
el mas instruido debe tener la preferencia. Cuando se trata de
empleos subalternos , debe el señor dar su comision al mas ha-
bil, al mas diestro ó al de mas talento: adufes donde viene
bien la aplicacion de la regla del mérito personal, cuya apli-
cacion es inmensa, pues que tiene siempre lugar mientras
que no se trata de gobernar á los hombres.


2. Q En los ciernas puestos del gobierno que dependen de los
que gobiernan en gefe , debe tambien tenerse mucha conside-
racion al mérito y . á los talentos. Por ejemplo, si en lo espi-


TT




332 PRINCIPIOS
ritual se trata de los parrocos y de las demas plazas del cle-
ro inferior en general , debe el obispo establecer un buen
concurso para conocer mejor cual es el sugeto mas conve-
niente ,'para la plaza vacante, por su capacidad, su caracter,
su aplicacion y sus virtudes. Puede hacerse otro tanto si se
quiere en la milicia, en la magistratura inferior y en todas las
plazas subordinadas. Porque siempre convendrá en ellas la
regla del mérito personal.


3.° Pero cuando se trata de grandes dignidades, y de
grandes empleos , como por ejemplo, en lo espiritual, de sillas
episcopales y de prelaturas, en la magistratura de los tribu-
nales supremos ; y en los ejércitos de los primeros grados,
entonces no es bastante el mérito. Debe preceder á todo un
gran nombre, una grande antigüedad , y un gran nacimiento;
y por eso cuando se vió al principio de la revolucion colocar
los grandes talentos en estos grados superiores con preferen-
cia al nacimiento, debió preverse desde luego la degrada-
cion de nuestro siglo, y los desórdenes espantosos que de-
bien seguirle.


4.0 Cuando decimos que en estas plazas superiores no-es
bastante el mérito, no es nuestro animo quererle excluir. Si
soy Soberano, y tengo necesidad de un general , no elegiré á
un hombre débil. Es increible á qué pruebas sujetaban los
gefes de los salvages mismos al que debia conducirles á la
guerra : duces ex virtute. Pero hacian esta eleccion entre


.
ellos


mismos, y no entre sus súbditos. Era siempre preciso que
fuese de un alto nacimiento. En la milicia, en la magistratu-
ra, y sobre todo en el sacerdocio, las grandes dignidades
exigen eminentes cualidades y grandes virtudes. Pero de-
ben buscarse estas grandes cualidades en el cuerpo de la no-
bleza, y no en otra parte; ó• si se hallasen en el estado llano
hombres raros, y de un mérito singular, debe ennobleeer-¿
celes ante todas cosas, porque en la nobleza fijó Dios la auto-
ridad patricia, y una paternidad natural que no dan los ta-
lentos, por sublimes que sean. Son estos grados de autoridad
y de paternidad inherentes al nacimiento, y se disminuyen
en cada generacion los que no se conocen ya sin embar-
go el mérito no podrá dar jamas este derecho de paternidad,
que constituye el alma de los . gobiernos„y el poder moral de
los que gobiernan. Cuanto mas elevado es un empleo, mas con-
sideracion debe tenerse al nacimiento. Honrarás el tu padrey
d tu madre. Se nos dirá acaso que los Apóstoles no eran no-
bles . ... es verdad, pero les 'labia dado Dios el poder de cu-


ó NOTAS EXPLICATIVAS. 333
rar los enfermos, de expeler los demonios, y de resucitar
los muertos, y con tanto poder podian pasar muy bien sin
la nobleza natural. Todas las excepciones á la regla produ-
cen el efecto de confirmarla. Porque si en el caso extraor-
dinario del establecimiento de la Iglesia fue necesaria una
nobleza extraordinaria, despues que pasó el tiempo de los
milagros, fue por lo menos necesaria la nobleza ordinaria. De
modo que para gobernar como gefe., se necesita siempre,
ademas del mérito, una grande paternidad, bien sea natural ó
bien sobrenatural: y. de aquí ese respeto innato que se ha
tenido siempre d la gran paternidad, y al alto nacimiento
respeto de que no nos desembarazarán jarras nuestros sistemas
frívolos. Honrarás d tu padre y á tu madre.


¿Cuál es pues la desgracia de nuestro . seglo , y la causa de
nuestras calamidades?... el haber olvidado que Dios lijó en la
generacion, y de consiguiente en el primado del nacimiento,
una autoridad paterna que se disminuye prodigiosamente en
cada grado , que baja, y se aumenta en cada grado que sube,
como lo liemos explicado en nuestra cuestion preliminar ; au-
toridad que hasta el último grado permanece siempre supe-
rior al ntímero, al mérito y d los talentos. Por numerosos. y
profundos que estos sean , desde. el trono hasta, la. última ca-
baña, los hijos serán siempre inferiores al padre, los vasallos
al señor, y los súbditos al Soberano; autoridad que excede á
todo, que lo gradúa todo-, y que es de la primera considera-
cien en todo, en materias de gobierno-; autoridad indestruc-
tible,. perfectamente conocida desde el origen del mundo en
todos los paises, aun entre los saivages, pues que tienen pa-
dres, señores y gefes subordinados en autoridad como entre
nosotros.


lié aquí por qué la regla del gran m'astero debia destruir
absolutamente las sociedades, como que en ningun grado con-
firió Dios la autoridad al gran número. Poniendo sobre el nae.
cimiento la regla del mérito, debia igualmente destruirlo, to-,
do, porque seria poner en cada grado el mérito sobre las au-
toridades. Valdrá mucho el mérito, cuando solo se trata de
las artes; y valdrá aun en los puestos subalternos. Pero cuan-
do se llega al gefe del gobierno, nada vale la regla del mérito,
á no ser que sea electivo, que entonces se considerará siem-
pre como un mal en lo civil. Un soberano que halla talentos
(le toda especie y de todos los grados entre sus súbditos, no
tiene necesidad de otro talento que el de hacer buenas elec-
ciones, y nada le será mas facil si lo quiere, haciendo que las




-4.




334 PI-11 reos
corporaciones le presenten ó propongan los sugetos, pero sin
dejar de considerar que cuanto mas elevada sea la plaza va-
cante , debe tener mas miramientos al nacimiento. Por lo
que á él hace, no tiene necesidad mas que de un gran naci-
miento para ponerse, no sobre Dios, que es imposible , sino
sobre todas las autoridades paternas de su imperio.


Así Tic no puede tratarse absolutamente del mérito. 1.°En
el arreglo esencial de las sociedades , si Dios está sobre los hom-
bres, la autoridad divina sobre las autoridades humanas, el
sacerdocio sobre la nobleza, ésta sobre el estado llano, los pa-
dres sobre los hijos, y los patricios sobre los plebeyos; si las
primeras familias tenian ya feudos, dominios y derechos de
autoridad y de propiedad antes que las últimas viniesen al
mundo, todos nuestros sistemas, y toda nuestra charlatanería
filosófica no los destruirá jamas. .n.° En todas las constitu-
ciones hereditarias, que sin duda son las mejores, tampoco
vale nada el mérito. Lo mismo sucede en las sucesiones here-
ditarias, en los legados, en los testamentos y en la disposi-
clon de los bienes, como quiera que se haga. La voluntad del
primer propietario y la del propietario actual lo hace todo.
En las plazas de eleccion toca siempre al superior juzgar,
admitir, constituir y destituir, porque á él toca conferir los
poderes. En ningun caso el juicio sobre el mérito debe de-
pender de los inferiores.


Tenemos una multitud de principios de esta importancia,
de los que daremos una coleccion , si nos lo permitiese nues-
tra edad, y tuviésemos algun apoyo en la publicacion de estas
grandes verdades.


.VVIITIVIVITIVYTITIVVVVVVVVVVVIVVVITIVV-VJ


TABLA
DE LAS MATERIAS


de esta segunda parte.


CUESTION PRELIMINAR.


¿Viene de los hombres, la organizacion de los
pueblos?


RAZON DE DUDAR,


I Su etimología ......... . . . . . . . pág. 5
II Su subordinacion á los gefes




6
III La formacion. sucesiva de las ciudades id.
IV La forma. invariable de cada pueblo... • 7
V El concierto unánime de todo el universo id.
VI La subordinacion de las autoridades en general.. id.
VII La de cada pueblo. ........ •. 8
VIII La de los denlas -derechos. . . . . id.
IX Revista de la primera parte 9
X Errores que aun quedan por. destruir io
XI Division de esta segunda parte. .... la
XII Verdades tan antiguas como el mundo id.




336 T A B L Á.


CUESTION PRIMERA.


Del sacerdocio.
Estado de la cuestion


II Su importancia.


III Opinion actual sobre el sacerdocio




IV Conjuraciou contra el sacerdocio


V Sus terribles efectos


VI Division de esta euestion ...




237
id.
24
id.
25




S. a.° Del culto.


I Reservas de Dios
II En el mundo físico


III Homenage de nuestros bienes. . .
IV Primeros alimentos del hombre.




V Alimentos que vinieron despues


VI Rebelion del hombre


VII Del sacrificio
VIII Primera revelacion




IX A quién habló Dios?
X Qué es un sacerdote'
XI Sacrificios de la naturaleza ...
XII Materia de estos sacrificios ..


..


XIII Concierto de todos los pueblos


XIV Necesidad del sacrificio.
XV Disposiciones interiores




XVI Culto exterior


XVII Ceguedad extraña.


XVIII Publicidad del culto


XIX Ofrenda de los frutos


XX Ofrenda de los animales


XXI Víctimas humanas. .


22
XXII Bendicion de la mesa, y porqué




id.
XXIII Denegacion del sacrificio. Su enormidad. . .




23


TABLA.


XXIV Castigo de nuestro primer padre
XXV De la religion uaturil
XXVI Origen del sacerdocio
XXVII Por qué se ha jurado destruirle?. . •


S. 2.' De la moral.


a


V Desarreglo de las costumbres
VI Grandes crímenes políticos
VII Quién los castigará?
VIII Será la razon?. • , . . . • • • .
IX Será la autoridad civil ..
X Objecciones débiles.
XI Malas distinciones ..
XII Del gobierno de Dios. •
XIII Funciones del sacerdocio. .
XIV Su extension
XV Su importancia.
XVI Su necesidad
XVII Sus riesgos
XVIII Sus enemigos. .
XIX Su responsabilidad




34
XX Su antigüedad. .
XXI Que tuvieron principio desde el origen del mundo.
XXII Del juramento de destruir el sacerdocio .
XXIII Su execracion • .....


S. 3.° Oríg,cn del paganismo.


I El de las pasiones .. 36
II El de la idolatría. , 37
III El de los falsos dioses .. id.


• •




• • • •


14
id•
15
id.
id.
16
id.


id.
• . id.


17


id.
id..
19
id.
20
21


id.


I Del mundo moral
II Quién le clá leyes
III De los actos interiores




IV De los actos secretos






26
id.
id.
27
id.
28
id.
29
id.
30
a
id.
3,
id.
id.
33
id.




id.
35
id.
id.




2 38
TABLA.


IV El de las revelaciones falsas.


V El de los sacerdocios falsos.
.


...


VI El de los sacrificios humanos


VIISus
causas:


.........
. .


......VIII Sus abominaciones.


IX De la revelacion verdadera


X Su necesidad


38
id.
id.
39
id.
40


T A B t A. 239
VIII De Condorcet . 5o
IX Qué debe concluirse de aquí?
X Juramento de. Ja grande obra ..... id,
XI: Su extravagancia 52
XII Puede destruirse el sacerdocio? id,
XIII Podrá jamas ser destruido? id.


XI Del fanatismo y la.superstieion


XII De la reli.giou natural


XIII Del. matrimonio._


•. •.


.........


XIV De quien_ depende?. .......
XV Quién debe. velar sobre......


..


XVI Que, han pensado sobre esto los pueblos.
Qué dice el simple buen


id.
41
id.
42
id,


id.
43


XIV Fue necesario que hubiese siempre un sacerdocio?
XV Por qué hemos de querer cl .sacerdocio falso?. .
XVI Por qué tensamos el verdadero.?.. ..... •
XVII Razon de. esta preferencia. . . .. . . . . . .
XVIII .Sus efectos funestos. . .....


' •


XIX De .1a libertad falsa
XX Necesidad de dos autoridades


53
id.
id.
id.
54
55
id.


sentirIO.?.
.


♦XVIII En qué depende de la. autoridad civil?.


.
•XIX En qué.es en lo que depende de Dios?.


• .XX Está en la naturaleza la Juoral?


XXI Exijo una revelacion„


id.
44 S. 5.° Distincion de las dos autoridades.


• id.
id, 1 Quién las poseía en el principio? ..... 56


XXII. Exijo un sacerdocio-
-


.


XXIII Quien ,puede hacerla observar


XXIV Lo. pueden. todos?.


.


id. II No eran los ..gefes de familia ?. . . •
45 III Qué resulta de, aquí ?. , . . . — . • . 2
id.
IV Falsedad evidente de los pactos sociales. . • id,


a7
id'


XXV Es en todas partes la .misma.


...XXVI Tiene.en todas. partes los mismos
.principios?.


•XXVII. Y. los mismos motivos ?.


.......
.


XXVIII Hermosura de la moral verdadera. . . .


XXIX Efectos de la moral falsa


§. 4° Universalidad del sacerdocio.
Hay en todas partes sacerdotes?




.
....


II Por qué no podernos pasarnos sin ellos?.
.
.••


III Qué significa este concierto general?.


...IV De los sacerdotes salvajes


V De. los paises bárbaros.


id. Y Luego es cierto cuanto sobre ello hemos dicho?.. .
id, VI Luego el sacerdocio fue el primero de todos los ór-
id.
denes


46 VII Luego existia desde el estado de familia?.
id.
VIII Hechos.ineontestables ..... •


47 IX Sus consecuencias. .. . . ......
X Consecuencias absurdas. •
XI Diversas autoridades . . . . . . . . . . . . .
XII Constituciones ordinarias


48 XIII Constituciones extraordinarias
id.
XIV Constituciones, sobrenaturales


id.
XV De la .persona constituida


49 XVI Qué es lo que no hemos dicho?


id.


58


59
6o
id.
6
id.


id.
63


id,
id.


.. . .
..........


VI Qué. ha engaliado.á. aalgunos viajeros?


VII Confesion de los filósofos. ..


....


i XVII Qué -hemos dicho?. . . ..
I.d XVIII Objeccion frívola


So XIX Que viene de diversos modos de Dios. . .


64
id.
65




240 T EL A,
XX Que bay muchas


XXI De la autoridad divina


XXII De la autoridad humana


XXIII Sus caracteres distintivos


S. 6.° Separacion ele las dos autoridades.


Su diferencia inmensa


II En la .legislacion


III En la publicacion..
.


IV En la aplicacion de las leyes


Pormenores inmensos del sacerdocio.
VI Pormenores necesarios




VII Ceguedad extraCia
VIII Necesidad de dos


IX Quién los separó?
X Cuándo se hizo esta
XI Fue general?


XII Estado antiguo del, sacerdocio


XIII Su estado actual. . .
XIV Conclusion


sobre este punto.
cuerpos separados


....


acparacion? ..


67


... 6%1.
id.
id,
69
id.
7o
id.
71
id.
id.
id.
72


6s
66
id.
67


S. 7,' _Dulependencia de las dos autoridades.


I Quejas contra el sacerdocio. .
IISus causas ...........
III En el paganismo


-IV En el cristianismo


'V De dónde viene el error?


VI Del sacerdocio?


VII O de la falsa filosofía'?
. VIII Le admitió jamas el sacerdocio?
IX De la autoridad civil ..... .
X Es una autoridad divina? ......




.....


XI Riesgos de esta opinion de parte del sacerdocio.
XII Sus riesgos de parte de la autoridad civil. . . .




. t


° • ' ......


73
id,
74
id,
75
id.
id,
76
id.
id.


r


T ABL A. 2 4r
XIII Sus pretensiones segun este error 76


XIV Pretensiones- inadmisibles. .
id.


XV Que la autoridad civil no las admitiría. ..... id.
XVHSIales que han resultado de aquí. . . . . : . . . id.
XVII Su -único 'remedio ...... ; ..... 73


XVIII De dos misiones. . • • . .


id,


XIX Persecuciones atroces del gobierno civil 79


XX Ignorancia de esta autoridad
8o


XXI Solucion á todas estas dificultades:
8x


S. Z.0 Temporalidades del clero.


I Origen de estas temporalidades
o02. .


II Ideas falsas sobre este artículo . ; ... . . , . .
id.


El Dónde tuvieron ;principio? ........... .
83


IV Cuál fue en los primeros tiempos?
id,


Y Era 'moderada?: . ..
84


VI Qué dice de esto la historia?. .
id.


VII Era debida por derecho natural?
85


VIII Cuál era en tiempo de nuestros padres?
86


IX Cuál fue en la antigua ley?. . . .. ..


.. íd.


X Pertenecía á los sacerdotes?
íd.


XI Dependía de los soberanos? ......
87


XII Cuál fue entre los paganos? ....... •
id.


XIII Y en tiempo de Jesucristo? .
83


XIV Y en la primitiva iglesia?. . . . .
89


XV Y en tiempo de Jesucristo? ... .. . .
id.


XVI Doctrina de los apóstoles 90


XVII Á quién es debida?. . . • id.
XVIII De la proteccion civil, ,


id.
,


XIX La tuvo siempre?, 91-


XX Qué concluiremos de aquí?
id.


XXI Qué sucedió desde que la tuvo? 9 2
XXII Cuál debe ser esta contribucion?. , . ... id.


'XXIII Á quién es debida?. • ............ . 93
XXIV Á quien pertenece cobrarla? . ......... id.




242' TALLAXXV Medida desastrosa. T 13 L 243
.


• .
............Proposiciones extras


XXVII
XXVI 94


sobre sacerdocio.Conclusion. .... id. SEGUNDA. CUESTION.
.






............... 95
De la nobleza.S. 9• Despojo del sacerdocio.


I Estado de la cuestion . 1 1 3


II
Pretextos de este despojo.


.


. ....Su perfidia ....
.


. .......


III Estado primitivo del sacerdocio.
•IV El


96
id,


II Opinion gener l 114
III Opinion falsa . . Irá
IV Division de esta cuestion id.


•de la iglesia.


. . . .


V Su pobreza, y por qué?. .


..VI


I
• 97


id.
S. 1.° Qué es la nobleza?


...Es preciso restablecerla? .. 98
VII Lo quiso Dios?. . . 99 qué consiste?. . . x T5


....


•VIII Lo quiso jamas?.
.




.
• .


...


IX Quédebe hacerse para hacerla cesar? ..
X Qué puede concluirse de aquí?.




....


XI Error del mundo sobre este artículo._ ,


. .....MI Despojo sacrílego. ..




.
...


...XIII Sacrílego con respecto á Dios ......XIV D
estructivo de los derechos del hombre.


XV Y de todas las. p ropiedades.
. . . . . ,XVI Terriblepara_ los gobiernos ..........XVII Y parp los u surpadores.
. . . .


.......XVIII Para los
pueblos.




.............


XIX Sus consecuencias ordinarias.


.........XX Sus consecuencias necesarias.


.....
• . .XXI Consecuencias espantosas.




. ..........XXII Podemos conformarnos con este despojo?. „XXIII Se conformaron. Jesucristo y los apostoles?. .XXIV Se conformó la iglesia? .........


•XXV Que debe hacerse.
,


.. ... .


....Hecho
decisivo.


.




. . . . ....


.




.




.


.


. . id,
II Es. en la 'viruid?• . id.


. .


00
id.
III Qué piensa AL de . . . . . . . . . . .Fenelon ? . . II 6


. 1 IV Instabilidad de la virtud. id.
id,
V Y de todas las- (lemas bellas cualidades. id,


id.
VI Hermosura de la virtud 117


id.
VII Consideraciones que se merece. . . .. id.


id.
VIII Pero nunca constituyó la nobleza 118


102
IX De dónde viene pues.la nobleza ? 119


9
.10,3
X- Será en los cargos, en los feudos y en las dignidades? id.


id.
XI Será en las convenciones? ..... . • 120


1 o4..
XII Será en el nacimiento? id.


. /o5
XIII No nacemos todos del mismo modo ? 121


106
XIV De la antigüedad, del nacimiento 122


. id.
XV De la sangre y de la extraccion. . id.


10 7
XVI De los vínculos de la sangre 1.23


id.
XVII No resulta de aquí una notable distincion?. id.


1 °8 XVIII Entre los hijos y los padres ? 124
id.
XIX Del primer hombre 12.5


109
XX De la primera muger. . id.


id.
XXI Eran nobles? 1 26


XXII De la identidad de la naturaleza. 127
XIII De los primeros nobles id.
XXIV Su distincion 128
XXV Olvido general del origen de las cosas 126




• Transmision de la nobleza.


I Se transmite la virtud?. . .........


. . • • 129II Diversas transmisiones ..............
i3oIII Nobleza hereditaria.


................


IV Ea las antiguas familias ............


. 131V Y no en las últimas.
VI Su diferencia enorme ..........
VII De los nobles y medio nobles. . . . .


. .


..


VIII Inatuision de la nobleza. .
IX En las antiguas familias ... . .
X Hasta dónde puede bajarse?,




.....


XI De los grados de la nobleza, .
XII Ejemplos de Saúl y de David. .
XIII Cómo fueron ennoblecidos?,


id.
• 132,
• id.


33


id.


1133id54.


• id,


• 136
• id.


137
. id.


138
id.


. 139
id.


...


.


h


244
TABLA.


S. 3.° Del ennoblecimiento.


Cómo se ennoblece?,


......


II Con qué se ennoblece?. .
III A quién toca ennoblecer,


. .


IV Puede hacerlo un usurpador?. .
V Y un soberano legítimo? ........




VI De dónde le viene este poder? •


. . .


VII Puede crear los derechos?.
VIII Puede dar mas que lo que él tiene?. .
IX De las malas elecciones ...




• • • •




• —
°4'X Que son muy perjudiciales. .




. ........ id.
XI Se puede ennoblecer siempre?. .


< ...... id.
XII De los nobles antiguos y de los nuevos




XIII Es siempre una misma la nobleza?
id.XIV Se diferencia por su naturaleza?


14.2
XV Puede extinguirse un derecho?




id.XVI Derechos sobre las cosas.
.


........


XVII Derechos sobre las personas. „ .
. . . 143


'T A BL 345.
XVIII Á quién pertenecen por_ falta de herederos?. .


S, 4.° Universalidad de la nobleza.


1 Habla nobles entre los antiguos? ... , 144
II Los hubo. en todas partes?. . .. .......
III Entre los modernos?. . . ..... 145
IV Y en América antes de su descubrimiento?. < • id,
V Entre los salvages?.


id.
VI Qué. nombre. les daban? — • id.
VII De dónde habian venido?. ....... 146
VIII En qué consistia su nobleza?




id.
IX Concierto unánime de los pueblos.


• '47
X Y de todos .los buenos autores 148
XI Artificio de los hermanos ,de la grande obra. •


• 149
XII Sus objeciones débiles id.
XIII De los fundadores de la China 150
XIV De los de Roma y de la Grecia, . ,


. id.
XV Del título de senior. . ......... id.
XVI Puede extinguirse la nobleza?. . . . • . IS1
XVII Se ha conseguido jamas? 1 52
XVIII Desenvolvimiento asombroso de los pueblos.


S. 5.° Estado primitivo de la nobleza.


La hubo siempre en todo las ciudades?. .
153


II El poder legislativo
154


III El derecho de impuestos. . . .
id.


IV El derecho de paz y .dé guerra ..... , . 155
V De otros poderes civiles.


• id,
VI De la córte de los pares. .


.. id.
• 156


• id.
157


id.
158


XX.


VII Su origen antiguo. .
VIII De los primeros empleos.
IX Quién los . poseyó primero
X Quién fue destinado para poseerlos
XI De los diferentes títulos


Tom. II.




346 TABLA.
XII De los falsos nobles


XIII De las grandes posesiones


159
XIV Estado de los primeros. nobles




id.
XV El de los patriarcas.. .. .


.. .


16o
XVI El de los primeros: reyes. . . . •




id.
XVII Derecho de primogenitura. .




161
XVIII De los hijos. segundos.


. .
. ..


id.
XIX De la ley. sálica


162.
XX De' los feudos- nobles. ..... .




•.


• 163
XXI Dominios de los obispos............ . .
XXII De los grandes propietarios.. • . . .


. . . id.
XXIII Derechos de los señores. .


....... 164
XXIV De los ducados, pares, &c. . . . .


. . . . 165
XXV De dónde vino esto?. . .


..... • id.
XXVI Fue de los pueblos ? id.
XXVII No fue. del primado del nacimiento?




166


s;. 6.° Decadencia de la nobleza..


Y Grandor dé lá nobleza. .
. . . ....


II Segun la voz de la naturaleza...
. . • .


HI Sentimientos que inspira la nobleza. ... .....
IV Hombres-grandes que ha producido.


.


V Causas.de su, decadencia


VI. Riesgo de las opiniones falsas
VII De las discordias


VIII De la impiedad.
IX Del falso honor. . . .


....


X Del bello espíritu <le] dia.
XI Prediccion, de Leibnitz. . .. ..
XII Su


. .. . .cumplimiento...
XIII Males que- previó. .
XIV Remedios que indicó




XV Subir al origen' de todo


XVI Hecho decisivo


TABLA. 347


TERCERA CUESTION.


Del estado llano.


Es esencialmente el último orden de cada pueblo?
I Estado de la cuestion.
II Division.de este objeto...............


S. t.° Origen de los comunes, ó del estado llano.
Origen falso 178


II Origen verdadero 179
III Sucesion por los nacitnientos
IV Sus resultados en todos los pueblos id.
V Dónde acaban las familias nobles ? 18o
VI Dónde comienza el estado llano?
VII Número prodigioso de éste id.
VIII De donde viene este arreglo 182
IX Declamaciones sediciosas 183
X Su debilidad id.
XI Del mérito y de los talentos 184
XII Dan autoridad? id.
XIII Proclamas de los facciosos . id.
XIV Su doctrina afrentosa 185
XV Deberes de los grandes id.
XVI Su rango 186
XVII Sus funciones id.
XVIII Número de los nobles 187
XIX Relativo á la poblacion id.
XX Familias comunes 183
XXI Subordinadas por naturaleza id.
XXII Calumnias de los novadore s 189


S. 2..° Origen de la esclavitud.


id.


.. • • •


167
• id.
. 168
.. id.
. 169
.


170
id.


177
id.


173


. 171
id.


•. ...
id.1


. . . . 173


id.
174 1 Opinion de Aristóteles. 190


II De toda la antigüedad
XX:




348 TABLA..
III Su fuerza contra las ideas actuales .... . ,


191
IV Razones concluyentes de Aristóteles, . . . .


id.
V Confesion de Montesquieu


. . 192
VI Grito de la razón sola. . .


* • O • . • a • 0


id.
VII De la primera habitacion de cada pais, ....




193
VIII Trabajos que exigió ..


194
IX De otras habitaciones. . . •. ••


• O
• id,


X Su lentitud indispensable.. . . . • . . •
195


XI Imposibilidad. de la. emancipacion.. .. ••


.• .. id.
XII Necesidad de la esclavitud.. .. .. .., •


196
XIII Entre los salvages. .. • . . .. .. . . . • • .. .


íd.
XIV Lentitud de la civilizacion en todas .


partes.. .. .. . 19.7
XV Causas evidentes de esta lentitud. .. .. . ..


.. .. , id.
XVI Testimonios irrecusables ..... . . . ,. . ., ,, ... 1.93
XVII Multitud de esclavos en los primeros tiempos. .. id:
XVIII Eran entonces dañosos?... . .. ....... 199
XIX Deseaban la libertad?


• 200
XX Les hubiera sido ventajosa? ...




• •


id.
XXI Tráfico natural de los esclavos ..
XXIIFuentes falsas. . . . . . . .. . . . .. . . . .


id.
XXIII Miserables razones de los sofistas




202
XXIV Otras razones igualmente miserables. . . •


.. id.
XXV De los prisioneros de guerra




id.
XXVI Que los novadores se engañan en todo, . . 203


S. 3.° Universalidad de la esclavitud:.


I!


I Que fue universal en lbs primeros tiempos,
II Entre los antiguos y entre los modernos.
III Entre nosotros .


mismos. . • .
IV Universalidad confirmada.
V Por todos los escritores. ,
VI Por M. Móntesquieu-. . .....
VII Por los hermanos de la Enciclopedia. .
VIII Inexplicable para ellos.


. .


IX. Facil de explicar para nosotros, .


• 205




. . id.
. id,
. 206




. id.
• . . 207


0sid.2




. id,




201


TABLA.


31 Y CÓrna, . ...... . • • • O 0 0 0 •
349
2 o8


XI Fuerza moral de los amos . . 209
XII Fuerza moral de los soberanos. . . , . • • . • -1le«.
XIII Superior á las fuerzas fisieas ...... . • • 210
XIV De.clamacion de los sofistas. . ... . • , O , .. id.


1•• 0 O OXV Multitud de absurdos. . .. .. . . e. 0 {5 211
XVI Que no explican la esclavitud... - .. 0 . 0 , ia.
XVII Ni la sujecion de ciento á uno solo. • • , • id.
XVIII El. trabajo de las tierras lo explica todo.. .. , 21.2,


S. 4.9 Abusos de la esclavitud;


.i Qué derecho hay sobre la esclavitud. . . . 211
II Abusos de los amos . , .......... 2.13
III Abusos de los señores, . . . . ..... . . . . . id.
IV Del régimen feudal. . . . . •


sus


... .. . . . ..V yexcesosSus
VI Su antigüedad ...... , , ..........


. 214


2ii:c151›.
VII De las justiciar soberanas. . • •• ...
VIII De las justicias inferiores.
IX De sus medios. . . . . ..• . •
X.De las justicias reales. . • ..... , • • i216 :11:
XI Derechos de señorío. . id.
XII Crueldad de los paganos. ..... . • • ..• • 217
XIII Del tráfico. de los negros. . . . . . • •. . id.
XIV De su supresion. • . . . . • • 2 8
XV De las leyes sobre la eaelavitud. . id.
XVI Crueldad de los sofistas. .... . 219
XVII Sus insignes calumnias. • . . . • • 1- O • id,


S. 5° De• la libertad:


I Su origen. . „. 220
II Desde luego-en la primera habitacion_ 221
III Despues en las denlas ...... O • id.
IV Extensiva á.los patricios-y plebeyos. . . — 222




350
V Del peculio.
VI De la manumisión en las ciudades




VII De la misma en los campos
VIII De las servidumbres á medias
IX De los palaáios de los sefiores
X De diversos derechos




XI De las rentas de señorío


XII Progresos de la libertad.


XIII Favorecidos por el cristianismo


XIV Libertad prematura. ........
XV Ruinosa para los sefiores
XVI Y para los esclavos




XVII Y para las habitaciones.


XVIII Tiempos de libertad
XIX Revolucion de los esclavos




XX Doctrina afrentosa de los novadores. .
0


XXI Resumen.


223


S. 6.° Ventajas de la libertad.


I La emancipacion. .
II La propiedad


.


III Admision á los empleos.
IV Derecho de representacion.


Del campo de Marte. ................2
VI Se hallaba en él el estado llano?


id.
VII Su admision á los estados.
VIII Mudó esto la constitucion?
IX Primeros empleos del órden social
X Quién debe ocuparlos?
XI Del órden ordinario
XII Del órden extraordinario. .
XIII Conducta de Dios en esta parte




XIV Edad de oro para la libertad
XV Sus excesos
XVI Qué fue la causa de ellos?




TADT,A. 35x
XVII Doctrinas, de los sofistas id.
XVIII Miseria de los• pueblos 238
XIX Qué libertad pueden. estos adquirir id.
XX Libertad que no tendrán jamas 239
XXI Hecho , decisivo id.


CUARTA CUESTION.


De diferentes cuerpos.


I Su orígen. . • • . . . . . . ....... 243
II Quién los instituyó? , ... . id.
III Se les puede destruir impunemente?.. . 244


S. 1.° Cuerpo de los pontífices.


1 Sus augustas funciones.
244.


II De la ley de Dios id.
III Su vasta extension. . .


• - 245
IV Todos los mandamientos , id.
V Todos los derechos. .... . ....... 246
VI Todos los poderes . . . . . . . . . . . . id.
VII Todo se funda en esta ley. .. . id.
VIII Y esta. supone los pontífices. , . 247
IX Y así los hay. en todas partes... .. . id.
X Y debe haberlos... ....... . •


. 248
XI Del pontífice verdadero. ..... - id.
XII Sus caracteres. . . .. . . . . . ..


- 24j.
..... •XIII Su doctrina. . , . id.


XIV Orden natural. .. . . • . • , •. • f • , . id.
XV Orden sobrenatural .1. •- • • • . 25 0
XVI Orden: moral:. ., ..: - • • •. . . id.
XVII Orden social. . . • 9 O . id.
XVIII Todo está fundado en los libros sagrados. . . 25 /
XIX Allí se halla escrito todo. . . . ...... - id.
XX Y $ e halla todo , íd.


TALLA.
. id.


id.


id.
224


id.
id.


225
id.


226


id.
id.


2 d8
2 2i2


id.
2.29


• •


• •










230
id.


223 r


233
id.


234
id.


235
id.
id.


236
237
.id




352 TABLA.
XXI Y se explica todo






25z
XXII Y se,


restablecerá todo


id.
XXIII Por quién


. .....
.


XXIV Por el cuerpo de los pontífices .....


id.
XXV Pero por .fiontifices .


independientes


.254
XXVI Sin esto sería imposible.. . . • .


id.
XXVII Lo son .?




id.
.


XXVIII Primado de .este cuerpo. ,


.255


S. 2.° Cuerpos de los sacerdotes.


I Su :necesidad. . ..... , ... . . ..... ..
255


II Su universalidad 256


VII Dejarj
contrariar


obrar á


.la
la _vol


natura
untad


t raleza
de los niflos


258
III


III Su primera funcion.


• . ......
id.


IV La segunda. . , .. .. . . , , id.
V Principio de los filósofos. . . . ....


. . . 257
VI Su plan de educacion. . . .




• . . .. . id.


id.
IX Esperar la edad de la razon . . . . . . .


. , id,
X No. reprenderles. ..


•—• .. ..
• •• ... , ..


259
XI Principios detestables. , . . . ...


.
XII Sis efectos •desastrosos .... .. -


: . . . ' i :11:
XIII De la instruccion


26o.
XIV Su necesidad. . .


id.
XV Desde la mas tierna Infancia.


.• .. . . , 26 x
XVI Del verdadero sacerdote




. . id.
XVII Su doctrina. .. .. , ......


id.
XVIIISu autoridad, ... •


• . . . .. . . . , .
. 262


XIX Sus poderes. . . .
XX. id, Su eficacia.


. . . ... • ... „ .
i c::


XXI Del bien que hacen en los imperios..
263


XXII Retrato de un buen pastor. . . . . . . . . .
id.


XXIIIResumen. . . . . • . . • • . . . . -


264


TABLA. 353


S. 3.° De los religiosos


Reglas que les distinguen
. 265


II De los misioneros . . id.
III Sus conquistas id.
IV Su modo de conquistar


266
V Medios que emplean para ello. • •


267
VI De las conquistas militares id,:
VII Su . diferencia . . . . . ... . . . . . ,


268•
id


VIII Para los conquistadores. ......
IX Para los pueblos conquistados, . . . . . 269
X Comparacion de los dos medios. .. ..




id,
XI El mejor bajo todas , las relaciones. . 270
XII De las misiones extrangeras


• id,
XIII Su utilidad para lob estados.
XIV De las misiones ini::eriores 2,73t
XV De los seminarios


27Z
XVI De las casas de retiro id.
XVII De los cuerpos empleados en las misiones. . • 273
XVIII De las órdenes mendicantes, . id.
XIX De su supresion
XX De sus efectos id.
XXI In‘dignaciou contra los reformadores. . . id,


S. 4.° De las escuelas de primera educacion.


Su importancia . • , 275
II A. qué edad se debe comenzar. id.
III Cuál es la mas propia para recibirla ? 276
IV Del defecto de instruccion y sus efectos .. id,
V Estado de barbárie




277
VI Dificultad para salir de él... id.
VII De las escuelas de primera educacion. , . .
VIII Escuelas gratuitas • . id,
IX Hermanos de las escuelas cristianas id,


Tom. H.




274




354. TABLA.
X De las religiosas


279
XI Escuelas de mugeres


280
XII Utilidad de estas fundaciones


id.
XIII Cuánto interesan al estado


281


S. 5.° De los estudios.


1 Quiénes deben encargarse de ellos.
282


1.1. Cualidad de los maestros. . . . •
id.


ni De la fundacion de universidades y colegios . .


283
IV De los colegios gratuitos . . ..


id.
V De los jesuitas... • . -•




id.
VI Imputaciones . que se les han hecho. .


284
VII 'Su general- ex trangero - id.
VIII Su obediencia ciega . .. . . . . . . . . id.
IX Su adhesion ,al- Papa .. • . ' . . ....


• • . . . 285
X . Su instruccion gratuita .


id.
XI Su poca emulacion. •• ••• g . 4


• 0 .


286
XII Sus intrigas. ; 1 . . 1;••;• ;


. . - . . id.
XIII Su ambicion. . . .. - ... .




,
287


XIV Sus movimientos . . . id.
XV Su -actividad infatigable. . . . • • . — — .


. 288
XVI Sus costumbres'




id.
XVII Testimonios no sospechosos.


289
XVIII Su modo de vivir. . .... .. . . .


. . 291
XIX Su destino particular


. . id.


Se 6.° De los hospitales.


ISon necesarios? . . . . . . . . ...... . .
II A quién debe confiarse su cuidado. . .




III De los religiosos • hospitalarios
Estado de los pobres antes que los hubiese.


V Estado de nuestros pobres
VI Verdadera filantropía
VII De las hermanas de caridad. •


TABLA.
VIII De las hermanas hospitalarias




IX Lo que dicen los _filósofos


X Sus proposiciones desdeñosas. .. ...
id.


XI Reemplazan estos cuerpos ? 297
XII Por qué pues destruirlos? ..... • . . •


.


XIII Quién podrá producir héroes como estos?. . • . 293
XIV Será la filosofía ? ......


• . • • 299
XV Iudignacion contra ella


• id.


S. 7.° De los montes.


I De los conventos austeros.
.9J00a 0


II Sus ayunos por una parte. id.
III La buena vida en el mundo de la otra, .


„ 3o r
IV"Sus efectos opuestos. .




......


V Su pobreza de una parte. . ... .. . . . ..
• 302


VI Y el lujo del mundo de la otra


id.
VII Su voto de castidad de una parte. . ....


• 3o3
VIII Y los placeres del mundo de la otra. .


id.
IX Cuál es mas funesta á los estados.


3o4.
X Ejemplo de los rnonges ..3o5....
XI Su vida interior. .
. O •


id,
XII Sus meditaciones
3o6


XIII Sus oraciones


id.
XIV Es inútil todo esto? .........






• 3o7
XV Cómo predican los montes. . . . .


• . • id.
XVI Ayudan á los predicadores?. .






. .
id.


XVII Se conoció siempre su utilidad?. .
• 3o8


XVIII Influyen sobre las costumbres ? id.
XIX Son homicidas de sí mismos?




309
XX Causan la despoblacion?


id.
XXI De la edad en que hacen sus votos. 3 i o
XXII De su relajacion ...... . . .


. id.
XXIII De las reformas y de los reformadores




311
XXIV De los monasterios de mugeres




id.
XXV De. las ricas abadías




312
Y11 :


• ....


O •


• •


292
id.


293
id.


294
id.


295


355
id.


296




356 TABLA.
XXVI De sus gastos
3 i 2


%XVII De sus servicios. . . . . ....... 3 1 3
XXVIII De su destruccion 314


S. 8.° -Subdivis¿on de otros órdenes,


I En la ciudad de Aclaro, •• id.
II En otras ciudades 3 15
III En la magistratura id.
IV De lcs tribunales soberanos. 316
V De los cuerpos militares jet
VI Cuerpos del estado llano




• . 317
VII Se les ha destruido?. . . ........ • • id.. •
VIII En el sacerdocio. 318
IX Por qué no ha de haber mas?. . .


• id.
X Por qué prohibir sus votos? . • • o id.
XI Es una extravagancia 319
Hecho decisivo 32o


Recapitulacion.


1 Del sacerdocio 32
II De la nobleza id,
III Del estado llano . id,
IV De diferentes cuerpos
V Cómo nos hemos engañado?.


323
VI Opinion verdadera
VII Opinion absurda .
VIII. De la tercera parte 324


Principios ó notas explicativas.


PRINCIPIO I.° -E1 número es la regla mas falsa de
todas. 325


PRINCIPIO H.0 El mérito es otra regla falsa 32.8
PRINCIPIO In.° A-quién toca juzgar del mérito. 33


357


Continúa la lista de los señores suscriptores.


El Licenciado don Pedro de Vengoa, Caballero de la Real
y distinguida orden de Carlos III, Arcediano y Canóni-
go de Calahorra.


Don Fermin San Juan, Arcediano de Berberiego, Digni-
dad de la Santa Iglesia de Calahorra.


Fr. Agustin de Tejada, Guardian de San Francisco de Ca-
lahorra.


Don Facundo Ocon, Beneficiado de Aldea nueva.
Don José Cabanilles, Ministro del Consejo Real y supremo


de Castilla.
Don Rodrigo Armesto,
Don Francisco Fernandez Campomanes, Auditor Asesor


del Excelentísimo Señor Nuncio de S. S.
Don Pedro Terrones, Tesorero de S. M.
Don José de la Torre y Sainz, Oficial mayor de la Mayor-


domía mayor de S. M.
El R, P. Fr. Manuel Bezon, de la Merced Calzada de Madrid.
Don Marcos Ramos Benitez.
El R. P. Fr. Manuel Pelaez, Benedictino de San Martin,
Don Alejo Campo Rey.
El R. P. Fr. Bernardo Ruiz de Conejares, Benedictino.
El R. P. Fr. Juan Muñoz.
Doña Juana Zambranos,
Don Antonio de la Casa, Canónigo de la Santa Iglesia de


Jaca.
La Señora Viuda de Quiroga.
Don Manuel Perez Dávila.
Don Manuel María Iturriaga, Presbítero de Durango.
El Ilustrísimo señor Conde de Torremuzquiz, Decano dcl


Real y supremo Consejo de Indias.
Don Nicolas Ascuenaga , Beneficiado de Mañabia.
El R. P. Comisario de Filipinas de San Felipe el Real.




358
Don José Amarilla y Huertos, Dignidad y Canónigo de la


Santa iglesia de Cuenca.
Don Bernardo Bona la, Mariscal de Campe de los Reales


Ejércitos,
Don Alfonso ITerralde,
Don Pascual Muñoz Capote.


kDon M. de B.
El R. P. Fr, Pablo Alvarez, de las Escuelas Pias.
Don Antonio Reyes.
Don Pedro Lucas Arnaldo.
Excelentísimo señor Conde de Casa•Sarria.
Don Juan José Baratarechea.
Don Mariano Refino Gonzalez, Alcalde de Casa y Corte.-
Don Antonio Maria .Ansótegui.
Don Juan Antonio de Cuervo,
El R. P. Fr. Joaquin Cortés.
Don Nicolas Ramon de Sarna, Capellan de Honor de S. M,
El R. P. Fr. Ildefonso Gonzalez, de San Bernardo;
Don Alejo Camp Rey.
Don José Villar,
Don: Francisco Javier Adell, Ministro del Consejo Real y


supremo de Castilla.
Don Manuel de Piáera y Artecona,
Don Juan Pozo, Presbítero.
El R. P. Fr. Domingo de Cardena,
Don Leandro Sanchez,
Don Fermin Alfaro.
El R. P. Fr. Francisco Vidal de San José, de Recoletos.
Don Alejandro de Noriega, vecino de Ribadeba.
Don Cosme Damian Mateo, Magistral de Talavera.
El R. P. M. Fr. Clemente Giron.
Don José María Mon y Hierro.
El R. I'. Fr. Juan Antonio Diaz Merino, de la Pasion


esta Corte.
Don Julian Delgado.
Don Ramon de los Cobas,


359
Don José Lesmero.
Don Alejandro Dolarea, del Consejo supremo de Castilla.
Don José Delgado, intendente de Ejército,
Don Gabriel Zabaia.
Don Juan Castañeda, Canónigo Dignidad de Orihuela,
Don Tomas Casado.
Don José Maria de Vildosola.
El R, P. Fr. Casimiro de la Encarnacion.
Don Felix Sanchez Nieto,
Don Joaquin Moreira, Abad de San Vitoria de Lügo.
El R. P. Ex-ProvIllcial y Comisario General de Agustinos.


Calzados de Filipinas.
Don José Perez Valien.z.e_
Don Domingo Aguado.
'Don Francisco de Paula Martínez.
Don Vicente Molina.
Don Miguel Cobas Rico.
Don José Enaparan.
El R. P. Fr. Felix Perez de Santo Tomas,
Don Santiago de Zabala.
El R. P. Fr. Francisco Maleta, Trinitario Descalzo.
El R. P. Fr. Manuel Parra, Trinitario Descalzo.
Don Juan de la Torre Santos, Canónigo Magistral de Ávila.
El R. P. Fr. Crisóstomo Macías, Monge Bernardo.
1.1 R. P. Fr. Felix Monge Bernardo.
Don José Fernández Maro.
Don Juan María Villanueva, Presbítero.
El R. P. Fr. Eustaquio Almarza, del Orden de San Gerónirno,
Doña María Carbonell.
Don Vicente Lissa y las Balsas,
El Marques del Cadino.
Don Miguel Barrena,
Don José de Vilches, del Comercio de Almería.
Don Antonio Meliton Sanz, vecino de Zaorejas.
El Magistral de la Santa Iglesia de Oviedo.
Don Manuel del Ribero.


de




360
Don Manuel Llopis , Canónigo de Tarragona.
Para la Comunidad del Conxrento de Santo Domingo de la


Coruña.
Don Pedro Regalado 11.1agclaletra, de la Coruña.
El Conde de Villapun, Mayordomo de Semana de S. M.
Don Juan Victor Ganibet, Canónigo del Sacromonte de Gra-


nada.
Don Pedro Sotomayor , Inspector interino de Caballería.
El R. P. M. Fr. Ildefonso Martinez Benedictino.


• El R. P. Fr. Atilano Perez , de San Bernardo.
Don Juan Antonio Martinez.
Don José Muñoz Miquelet.
Don José Sanz Ruano<
rje:: Juan a-n7.;:: .: jan\
El R. P. Fr. Raymundo Barrero.
Don Mariano Antele
Don José Ignacio Ruiz Campos, Maes:1., e de la Real


de Granada.
El R. P. Fr. Cristobal Escalona, Monge Bernardo.
Don Juan Bautista Guergué, Brigadier.
Doña María Gomez Caminero.
Don Gerónimo Sanchez del Castillo, dé Cadalso.
El R. P Fr. Francisco Javier Plaza, Abad de Santa


María la Re'. d Náiera,
El P. Manuel Brior;,.,
Don José Manuel de Arbizu, del supremo Con-


sejo de la Guerra.
Den Tornas Nolibas, Dean de la Santa Iglesia de Jaca.
Don Basilio Antonio Carrasco.
El R. P. Fr. Fulgencio Montoya , Benedictino.
Dori Miguel José Escovedo, Beneficiado .de Montoro.
Excelentísimo señor don Juan Senen de Contreras, Ins-


pector General de Infantería.
R. P. Fr. Manuel San Juan de Mata, Trinitario Descalzo,