CUBA
}

CUBA


ESTUDIOS paiuncos
POR


p, pÁRLOS DE iSEDANO
EX-DIPUTADO Á CORTES


MADRID


IMPRENTA Á CARGO DE MANUEL G. HERNÁNDEZ
calle de San Miguel, 23, bajo


1872




EXCMO. SR. GENERAL D. JUAN BAUTISTA TOPETE


Mi noble y distinguido amigo: Bien quisiera yo, al dedicar
á V. las páginas de estos ESTUDIOS POLÍTICOS, que el mérito del
trabajo correspondiera á mi cariño y buen deseo.


Los dos hemos nacido bajo el esplendente sol de América;
los dos amamos la tierra donde se abrieron nuestros ojos á la
luz, donde alentaron nuestras vidas con sus perfumadas brisas, y
bajo cuyas palmeras pasamos los primeros años de alegre juven-
tud; pero el amor de la provincia no ha debilitado el que senti-
mos por España, que la sacó del caos de lo desconocido, que lle-
vó á ella la enseña santa de nuestra redencion, su idioma, su es-
píritu cristiano y su sangre.


V. y yo hemos deseado para las Antillas paz y justicia,
reformas y libertad; mas tambien queremos que esas preciosas
perlas, arrancadas por Colon del seno misterioso de los mares, se
conserven como título de glorioso recuerdo para la madre patria.


A ambos, pues, nos interesan estos EsTuDios.
Todo libro, por insignificante que sea, enciei,a, una idea


útil; con que V. la encuentre en el mio, quedarán cumplidos los
deseos de su verdadero amigo Q. B. S. M.


CÁttLOS DE SED NO




EXCMO. SR. D. CARLOS DE SEDANO


Mi querido y buen amigo: Acepto con el mayor gusto la dedi,
catoria de sus„EsTuDios POLÍTICOS sobre Cuba, como una distin-
cion que debo principalmente al cariño y aprecio que V. me pro-
fesa.


En cualquier tiempo hubiera leido con interés ese libro, que
forma un resúmen de la política ultramarina; pero hoy es de tan-
ta oportunidad, que no basta leerlo por agrado, es preciso tener-
lo á la vista frecuentemente, porque sus hojas proporcionan gran
enseñanza á aquellos que, libres de bastardas pasiones, anhe-
lan sinceramente que esas reliquias sagradas del antiguo pode-
río de España en las Américas se conserven á la sombra de su
gloriosa bandera, manto de nacionalidad con que se engalanó el
nuevo mundo al descubrirlo el genio del. inmortal marino.


Dice V. bien, querido amigo; los dos hemos nacido bajo el
explendente sol de América, y, sin embargo, sus rayos de fuego
no han podido fundir en nuestros corazones el amor á la patria.


Lo ha demostrado V., por su parte, en sus ESTUDIOS POLÍTI-
COS con el patriotismo, la imparcialidad y la templanza en que
se ha inspirado, hermanando los deberes de buen ciudadano y las
ideas de ilustracion y progreso.


Yo tambien deseo paz y justicia, libertad y reformas socia-
les, políticas y económicas, que moralicen y concierten la admi-
nistracion pública de las Antillas; y los que crean que otra cosa




pueda yo pensar desconocen ú olvidan el sentimiento que me
impulsó á la revolucion de Setiembre. Pero las reformas, por 3o
mismo que son salvadoras, deben meditarse bien, á fin de evitar
que un mal plante.,miento las desacredite, y que sirvan de arma
ofensiva á sus opositores ó de protesto para la desmembracion
del territorio patrio.


Con la noble franqueza que debe animar á un hombre since-
ro, y con la entereza varonil que es necesaria para decir la ver-
dad, confieso que mis creencias en política ultramarina son las
de que hace mucho tiempo debieron abordarse y resolverse los
complexos problemas pendientes, antes de que hubiera asomado
su horrible cabeza la hidra revolucionaria en Cuba; pero hoy
que, desgraciadamente, la cuestion de derechos y reformas hay
que tratarla á la luz de la pólvora, es preciso, sin cerrar por eso
los ojos á la luz de la alta política y de la filosofía, pensar prin-
icpalmente en la restauracion de la paz, y levantar y sostener el
principio de autoridad en las Antillas al grito de ¡España sobre
todos!


De otro modo, las reformas no podrán aclimatarse en un ter-
reno mal preparado para recibir la semilla del progreso mo-
derno.
• Mi pensamiento está desarrollado en la obra que V. me ha


dedicado bondadosamente, y no necesito decir otra cosa que no
sea la que cumple á mi gratitud, dando á V. un apreton de ma-
nos y enviándole las seguridades de la sincera estimacion cou
que soy de V. atento, verdadero amigo Q. B. S. M.


JUAN BAUTISTA TOPETE.


ESIZOS ICOS SOBRE CUBA (t)
POR


D. CARLOS DE SEDANOX


Los EsTuoios pouricos del Sr. D. Cárlos de Sedan° sobre Cuba
tienen un grande-interés de actualidad.


Cuando los insurrectos de Vara, sucesores de aquellos primeros
separatistas que en 1810 asistian á los secretos conciliábulos de los
«Racionales caballeros» y del «Agalla negra» vienen desafiando hace'
cuatro anos en la manigua el poder de las armas españolas, natural
es que sea leida con avidez una. obra 'en que se revelan los orígenes,
se indican los recursos y se describe el desenvolvimiento do esa guer-
ra sin tregua, tenaz, implacable y asoladora.


Cuando los gabinetes de dos potencias estranjoras no ocultan ya iii
disimulan su antiguo y humillante propósito de imponer soluciones
determinadas á nuestra política ultramarina, no hay aquí seguramente
quien no se apresare á consultar esos ESTUDIOS ). en que se dan á cono-
cer todos los antecedentes diplomáticos relativos á nuestra legítima su-
premacía en la mas rica y mas codiciada de las Antillas.


Cuando el pueblo de la Península levanta unánime su voz enérgica
para exigir el aplazamiento temporal de las peligrosas reformas que
un ministerio obcecado ó imprevisor ha resuelto plantear inoportuna
y atropelladamente en Puerto-Rico, no puede menos de escitar la cu-
riosidad . general un libro en que se examinan imparcial y discreta-
mente esas profundas y temerosas innovaciones.


;1) Este artículo se publicó en La Política del dia 2 de enero de 1813.




El Sr. Sedano ha desempeñado su árdea tarea con tal copia de
erudicion , que no seria posible escribir la historia de las provincias
hispano-americanas, desde los primeros anos de este siglo hasta nues-
tros Bias, sin tener á la vista los abundantes y curiosos datos que di-
ligentemente ha coleccionado. Nada ha ocurrido digno de mencion
durante ese periodo, tan fecundo en sucesos graves y trascendentales,
que no refiera con exactitud y no comente con acierto. Las opuestas
manifestaciones de los reformistas y los antire.formistas, sus reñidas
controversias públicas y sus planes encubiertos y sigilosos: los pro-
cedimientos políticos y administrativos, aplicados sucesivamente por
los capitanes generales Concha, Serrano, Dulce, Lersundi, Caballero
de Rodas y Valmaseda: la representacion en nuestras Córtes de los di-
putados cubanos: los esfuerzos hechos, así en el interior como en el
esterior, ya para mantener y ya para abolir la triste institucion de la
esclavitud: las deliberaciones y los acuerdos de la junta de informa-
cien, creada por un ministro conservador para ir preparando la asi-
milacion á la madre pátria de aquellas lejanas comarcas; y las audaces
tentativas revolucionarias de Pintó, de Quitman y de Lopez, todo esto
es objeto en estos ESTUDIOS de meditada observacion y de concienzudo
análisis. Trátase además en ellos de otros acontecimientos que esplican
y determinan las vicisitudes de nuestra preponderancia en América:
por ejemplo, la reincorporacion y el abandono de Santo Domingo, y
la expedicion á la república mejicana de las tropas capitaneadas por el
conde de .Reus. Tales son, en resúmen, las principales .materias que
comprende esta interesante publicacion.


¿Cuál es el criterio del Sr. Sedano para apreciar las difíciles y com-
plejas cuestiones de Ultramar, que tan vivamente preocupan hoy la
atencion pública en España?


Es el que aconsejan de consuno las leyes ,
ineludibles del progreso


humano, la enseñanza de lo pasado y la prevision del porvenir: un
criterio juntamente liberal y espariol.


Ni los enemigos de nuestra nacionalidad en el Nuevo Mundo han
manifestado constantemente aspiraciones homogéneas, ni los defenso-
res de la integridad del territorio han sostenido sin discrepancia un
sistema uniforme. Entre los primeros se cuentan muchos que han
solicitado con ciego empero y con perseverancia deplorable la anexion
de la isla de Cuba á la república norte-americana, en tanto que otros


acarician la esperanza quimérica de constituir un Estado independien-
te. Entre los segundos se nota tambien cierta divergencia de opinio-
nes; pues mientras unos, los menos, por fortuna, desean que se man-
tenga y se perpetúe, sin la mas leve modificacion, el viejo régimen co-
lonial, como si hubiese dique bastante firme para contener el torrente
impetuoso de las ideas, otros, en mayor número, quieren llevar á aque-
llas apartadas regiones, con sincera é inquebrantable resolucion, si
bien con prudente parsimonia, todos los beneficios y todos los ade-
lantamientos de nuestra nacion regenerada.


En medio de esta heterogeneidad de pareceres, el Sr. Sedano ha
tomado la actitud mas sensata, mas conciliadora, mas favorable al
afianzamiento y á la consolidacion de nuestra monarquía en Amé-
rica, y mas en armonía con las tendencias irresistibles del espíritu
moderno.


Nadie ha reprobado con mayor ardimiento la agregacion de Cuba
á los Estados-Unidos. No negando que de esa manera se ['unitaria
quizá el aumento de la poblacion, y el desarrollo de la riqueza agríco-
la, industrial y comercial, comprende que los naturales del país, absor-
bidos y dominados por la avasalladora raza de los yankees, se encon-
trarian reducidos al cabo de breve tiempo á una insignificante y des-
considerada minoría, estranjera en su propio suelo.


Nadie tampoco ha condenado con mas ruda severidad el insensato
proyecto de convertir la isla en Estado independiente. Considerando
la exigua proporcion en que están los cubanos de origen latino con
los habitantes de color, pronostica la suerte infeliz que bajo un go-
bierno autonómico les estaria á aquellos reservada.


Hijo de Cuba el Sr. Sedano y con su espíritu político formado al
calor de la atmósfera democrática de Washington, se concibe que
anhele para su país natal el ejercicio de los derechos y el goce de las
libertades que hoy poseen todos los pueblos cultos; pero, celoso como
espanol por la integridad de la patria, entiende y afirma que no se
puede operar esa honda trasformacion en un clia, sino gradualmente
y de manera que, lejos de romperse, se estrechen y fortifiquen los
vínculos tradicionales que deben existir eternamente entre la provincia
cubana y su antigua metrópoli: entiende y afirma que Espata se re-
bajaria á los ojos del mundo, si hiciese concesiones de ningun género
cuando se le exigen con las armas en la mano; y que cumple á nuestra




ir


dignidad y á nuestro crédito no escasear los sacrificios para que sea
pronta y definitivamente dominada la insurreccion de la manigua;
pero que, una vez restablecida y sólidamente asegurada la paz, está en
nuestro interés y está en nuestra hidalguía el no retardar sin justo
motivo el ansiado cumplimiento do nuestras solemnes promesas.


Hemos resumido en sucintas frases el levantado y patriótico pensa-
miento que ha desenvuelto el Sr. Sedano en sus ESTUDIOS POLITICO s.
¡Ojalá que aquí discurriesen los .actuales gobernantes con tan circuns-
pecta templanza y con igual elevacion de miras! ¡No estaria entonces,
como está hoy, en serio é inminente peligro la conservacion de Cuba!


Satisfacer las necesidades políticas, económicas y sociales de nues-
tras provincias ultramarinas sin comprometer la integridad nacional:
hé ahí el difícil problema pie la actual generacion ibérica está llamada
á resolver. Y es menester que no descansemos hasta que lo hayamos
resuelto, porque así y solamente así es como se ha de evitar la des-
membracion del territorio.


El absolutismo con sus pertinaces errores, con sus violentos esce-
sos y con su torpe incuria perdió primero el Portugal y perdió clespues
á Gibraltar; y esas dos inestimables joyas, desprendidas de la corona
de España, son dos padrones do eterna afrenta para el antiguo régi-
men. ¡No demos motivo á las generaciones venideras para que acusen
fundadamente á la libertad de haber tambien reducido los sagrados
límites de la patria!


ANTONIO ROMERO ORTIZ.


Madrid 1.° de enero de 1873.


I.


NUESTRO PROPÓSITO.


Dos fases ha tenido la política de Cuba; una, anterior al 1.° de
enero de 1863, en que el presidente de los Estados-Unidos, Abraham
Lincoln, proclamó la emancipacion de la esclavitud para todo el con-
tinente norte-americano; y otra, la surgida despues de esta fecha tan
importante y que tan gran influencia ha de ejercer en los futuros
destinos, de la gran Antilla. Bajo estos dos distintos puntos de vista,
examinaremos los principales sucesos que han tenido lugar en Cuba
desde el año de 1820.


Las ideas revolucionarias llegaron á Cuba en corrientes contra-
rias; unas veces, para sostener á todo trance la esclavitud, se ha tra-
bajado en favor de la anexion á los Estados-Unidos, y otras se ha
procurado concluir con zquella institucion, corno medio eficaz para
llegar á la independencia. Nosotros, en el curso de nuestra relacion,
no diremos una palabra, ni mencionaremos un hecho, que uo emanen
de fuente pura y verídica, y sin que hayamos, consultado textos au-
ténticos, pues al presentar este modesto trabajo, nos sentimos ani-
mados de un patriótico deseo: el de allegar algunos apuntes que
puedan servir para la historia seria y detallada de la isla de Cu-




4 ESTUDIOS POLÍTICOS.


ba, que en su dia llegue á trazar pluma mejor y mas autorizada que
la nuestra.


Cuando se atraviesa una situacion tan borrascosa como la presen-
te, es muy difícil. conservar toda la calma necesaria y oponerla á las
malas pasiones: la envidia y la calumnia envenenan hoy todas las
cuestiones y requiérese ancho pecho y noble decision para acome-
ter trabajos de la clase del que nos ocupa, máxime, cuando todavía
arde en Cuba desgraciadamente la guerra civil, y cuando la sangre
enrojece sus campos y las ejecuciones y los patíbulos se suceden y
entristecen sus ciudades. A nosotros no nos ha de faltar valor para
relatar la verdad de los sucesos, y hemos de dar cima á. nuestro tra-
bajo con la honradez del escritor leal, esperando que lo reconocerán
así los espíritus elevados é imparciales, para quienes especialmente
escribimos.


Centenares de folletos, de reseñas y artículos han visto la luz pú-
blica en estos últimos años sobre la cuestion cubana; pero pocas, muy
pocas veces hemos podido apreciar la imparcialidad de sus autores.
Hemos admirado la forma de esos escritos y criticado casi siempre la
pasion é intransigencia que se revelaba en el fondo. Y no se crea que
porque digamos esto, pretendemos dar á nuestro trabajo mayor va-
lor; no incurriremos en este pecado de vanidad. Lo que sí asegura-
mos, al lanzar á la publicidad estos apuntes es que, al redactarlos, nos
hemos olvidado completamente de nuestras afecciones y de nuestras
antipatías. de nuestros amigos y de nuestros adversarios, para no te-
ner presente otra cosa que la imagen . pura de la verdad, y á. su luz
esplendorosa recoger de la historia pasada de la política ultramarina
lo que pueda servirnos de presente, para asegurar el bienestar futuro
de las familias que hoy pueblan aquellas distantes provincias espa-
ñolas.


Así como el bien de la salud no se aprecia hasta que se pierde, los
beneficios de la paz no se estiman por punto general hasta que so-
brevienen las calamidades de la guerra. En uno y en otro caso, solo
las personas prudentes y previsoras se anticipan á los sucesos, seña-
lando las catástrofes á que puede llevar la violencia de las pasiones.
Pero en los momentos de !ocura y de fiebre, la voz de la razon se con-
sidera un insulto. Esto es en extremo doloroso, pero constante en la
historia. Si los hombres tuvieran la sensatez de arreglar sus acciones


ESTUDIOS POLÍTICOS.


ft la razon y al derecho, jamás la ofuscacion se sobrepondria al buen
juicio, la patriotería al noble y elevado patriotismo, y las ambiciones
bastardas, los intereses mezquinos, la envidia y la venganza no ha-
llarían ocasion de turbar el reposo de los pueblos, con daño de la li-
bertad y del progreso.


Cuando llegan estos tristes periodos históricos como castigo del
cielo, los siempre pocos verdaderos patricios que levantan su voz en
pró del bien general y de la justicia, son desatendidos por el mayor
número de sus conciudadanos en concepto de unos como ilusos, de
otros como egoistas y de los mas violentos como indignos. Y sin em-
bargw, el mayor acto de valor, de independencia, de patriotismo, de
firme convencimiento consiste en decir la verdad, cuando la cólera la
rechaza y el espíritu de venganza se niega á prestarla oido. Pero los
tiempos corren, los sangrientos y dolorosos sucesos sobrevienen, y
en medio de todo género de calamidades alcanza siempre justicia con
la autoridad de los hechos aquella voz antes menospreciarla.


Nosotros, que hemos nacido bajo el ardiente sol de la isla de Cuba,
pero que conservamos en el corazon los sentimientos españoles que
heredamos de nuestros padres, vimos traspasados de dolor acerbísimo
llegar la hora de la revolucion en nuestra provincia. No es dable per-
petuar la paz eternamente en ningun punto de la tierra y mas tarde
ó mas temprano habria de haber sonado para Cuba la hora de la
amargura revolucionaria; pero es indudable que á despecho de los
consejos y de las recomendaciones que en escritos luminosos se diri-
gieron á los espíritus inquietos de la isla, estos trajeron violentamen-
te la catástrofe. ¡Qué espectáculo tan desgarrador presenta la mejor
de las Antillas! Valles sangrientos, campos asolados, fincas devoradas
por el fuego, familias sumergidas en la orfandad y la miseria, na-
turales expatriados, empresas abandonadas, ódios y resentimientos
profundos, suspicacias y recelos, que hacen imposible todo movimien-
to industrial, toda relacion de vida. ¿Qué prodigiosas causas han po-
dido dar origen á. tantos trastornos? El problema es complexo, pero
no es este el momento, 'ni tampoco nuestro ánimo y propósito, de. so-
meter al fallo de la opinion pública, faltas que tienen su tribunal ju-
risdiccional en la historia. No es nuestro propósito, repetimos, for-
mular acusaciones, sino narrar los sucesos y si nos fuere posible, re-
parar desgracias, cicatrizar heridas y calmar dolores.




ESTUDIOS POLÍTICOS.


Para esto es preciso que los adversarios se acerqúen y se entien-
dan, y para que se entiendan y acerquen, conviene que la opinion se
ilustre y venga á converger en un punto comun de verdad.


Con este objeto nos proponemos examinar las fórmulas que han
dividido la opinion en Cuba, que son:


1.° La anexion á los Estados-Unidos.
2.° La independencia.
3 , 0 El ..statu-quo.
4.. Cuba provincia española. I I.


La esclavitud, lazo,de union político entre los esclavistas de Cuba y los del
Sur de los Estados-Unidos.—Documentos diplomáticos.—Rivalidades entre
la Inglaterra y los Estados-Unidos.—Intrigas de estas naciones.


Es indudable que la política de los Estados-Unidos de América ha
influido poderosamente desde el principio del siglo en los destinos de
las Antillas españolas, y todos los que conozcan la historia diplomá-
tica de España y la patria de Washington convendrán en ello. La es-
Clavitud que se sostenia en los Estados del Sur de la Union america-
na, era el lazo político que estrechaba las relaciones é intereses entre
sus habitantes y los propietarios de la isla de Cuba. La mancomuni-
dad de intereses y la índole de las fortunas les inspiraban de consuno
la idea de anexion, como medio de defensa contra las ideas emanci-
padoras que tanto terreno ganaban en las Cámaras americanas y en
el mismo gobierno de España, por la presion de otros gobiernos eu-
ropeos.


Los simpatizadores de la anexion han trabajado con rara cons-
tancia desde el principio del siglo, unas veces promoviendo complots
de independencia y otras protegidos por sociedades de fracmasones
fundadas con este objeto en Filadelfia y otras ciudades de los Esta-
dos-Unidos, que se hicieron extensivas poco despues á la misma Ha-
bana en 1810 y á Cádiz, Lóndres y Caracas. Una de las mas impor-
tantes lógias se titulaba de «Racionales Caballeros.» Era una coali-




8 ESTUDIOS POLÍTICOS.


cion poderosa para promover, con astucia profunda, la independencia
de las Américas. El gobierno de la república norte-americana esta-
ba interesado en estos tenebrosos manejos para arrancar de la corona
de España la mas envidiada de sus provincias y mas descubierta-
mente hubiera obrado en sus propósitos sin la actitud imponente de
Inglaterra, que buscaba el auxilio de España como aliada, europea y
el beneficio del comercio de la Península, aspirando tambien, por su
parte, á la posesion de Cuba, para dominar el golfo de Méjico y ha-
cerse dueña de la comunicacion de los mares Atlántico y Pacífico por
el itsmo de Darien.


Nombrado Mr. Poinvett ministro de los Estados-Unidos, en Méji-
co, formó allí una nueva masonería para propagar la revolucion en
las posesiones españolas de América, y se establecieron cinco lógias
del rito de Yorck, preponderante eu los Estados-Unidos.


Además, existian el rito Escocés y el del «Aguila Negra,» esta-
blecido por un padre belemita llamado Chaves, natural de la Habana.


La isla de Cuba, mientras tanto, y por efecto de la misma codicia
de dos naciones poderosas y rivales, se salvaba para la madre Espaa.
ña. Celosas una de la otra, las dos apoyaban la conservacion de la
islapara España, ya que no tuvieran probabilidades de anexionársela
una ni otra. El dia 20 de noviembre de 1822 escribia. Mr. Forsytk,
ministro americano en Madrid, á Mr. Adams, secretario de Estado
del gobierno de los Estados-Unidos, lo siguiente: «En el asunto de
»Cuba he trabajado con el mayor cuidado, aunque indirectamente,
»para desvanecer los temores que preocupan al gobierno. A varios di-
putados á Córtes y á personas que pudieran repetir mis pala-
bras á los ministros de la corona, he manifestado que la isla de Cu-
ba seria una adquisicion muy importante para cualq uiera nacion;


»pero que el interés de los Estados-Unidos exigia, ya que no habia
»probabilidad de que pasase á ser propiedad suya, que perteneciera
»á. España; que como posesion inglesa, nos inferiria una injuria., y
»como posesiou colombiana ó mejicana, no podia menos de ser perni-
»ciosa. Independientemente de su posicion formidable, la esclavitud,
»que en ella existe, nos obligaria á precaverla de manos de los go-
biernos que se viesen obligados, por sus instituciones, á efectuar en


»ella cambios en estremo peligrosos á la tranquilidad y prosperidad
»de los Estados del Sur.»


ESTUDIOS POLÍTICOS. 9


Claramente demostraba Mr. Adams, secretario de Estado del go -
bierno americano, en su nota á Mr. Nelson fecharla en Washington
el 28 de abril de 1823, la importancia que ya daban los norte-ame-
ricanos á la adquisicion de la isla de Cuba y su resolucion de no per-
mitir pasase á poder de ninguna otra potencia europea. «Las islas de
»Cuba y Puerto-Rico, decía Mr. Adams, dependen todavía de España,
»y solo España puede trasferir su posesion. Cuba y Puerto-Rico por
»su posicion y dependencias naturales eu el continente norte-ameri-
»cano y en particular Cuba, que casi se descubre desde nuestras pla-
yas, ha llegado á, ser para los intereses de la union americana, tanto


»mercantiles como políticos, un objeto de importancia trascendental.
»Su posicion dominante con referencia al golfo de Méjico y mares
»occidentales; el carácter de la poblacion; su situacion á medio cami-
»no entre nuestra costa meridional y la isla de Santo Domingo; su
»seguro y estenso puerto de la Habana, enfrente de una larga línea
? de nuestras, costas que carecen de la misma ventaja; la naturaleza de
»sus producciones y sus necesidades, súministrando los productos y
»exigiendo los retornos de un comercio inmensamente beneficioso, le
»dan una importancia de primer órden, sin comparacion, y un interés
»poco inferior al que une los diferentes miembros de la Union ame-
ricana á un mismo cuerpo. Tales, en verdad, son los intereses de


»aquella isla y este país, las relaciones geográficas, comerciales, mo-
»ra,les, políticas, formadas por la naturaleza, reuniéndose en el pro-
ȇreso del tiempo y aun en el dia la probabilidad de que, visto lo
»que ha pasado en medio siglo, los acontecirnientosynducirán el que
»la anexion de Cuba rz nuestra república federal sea indispensable
»para la continuacion é integridad de la misma UlliOn. Ciertamente
que para estos sucesos no estamos todavía preparados.






pero hay leyes de gravitaciou
»política tanto como física, y si una manzana separada por la tem-
pestad de su árbol nativo no puede sino caer al suelo en virtud de


»la ley de gravedad, así Cuba desunida por la fuerza de su propia
»conexion coi! España é incapaz de mantenerse por sí- sola, ha de
»gravitar solamente sobre la Union norte-americana, la cual, por la
»misma ley de la naturaleza, no puede rechazarla de su seno.»


Tanto interesaba al gobierno norte-americano la adquisicion de
2




10 esninos POLÍTICOS.
la isla de Cuba, que se informaba detalladamente de las rentas, gas-
tos y sobrantes que producia, y esto lo venia haciendo desde los pri-
meros años de este siglo, y por cierto que ya en agosto de 1823 ha-
cia ascender Mr. Appleton los sobrantes á 1.500.000 pesos fuertes,
cifra indudablemente exagerada.


Este ministro americano trataba en aquella época de que los Es-
tados-Unidos contrataran un empréstito con España, hipotecando los
ingresos de las aduanas de la Habana, valiéndose al efecto de algu-
nos miembros de las Córtes españolas, y, en opinion de algunos de
estos, los Estados-Unidos, pudiendo apreciar mejor que otra tracio»
la isla de Cuba, eran los mas á propósito para entrar eti una nego-
ciacion basada en las rentas de dicha isla. Esta idea de negociaciones
financieras con España revelaba los celos que inspiraba á los Esta-
dos-Unidos el hecho de que Inglaterra interviniera y se mezclase
constantemente en las operaciones financieras de España; pero uno
de los agentes confidenciales del ministro de la Gran Bretaña,
Mr. Canning, consiguió entorpecer y destruir la negociacion pro-
yectada con el gobierno norte-americano. Grave error hubiera come-
tido España creando esa deuda con los Estados -Unidos, que la hubie-
sen aumentado gradualmente con intencion de cobrarse mas tarde
anexionándose la isla de Cuba.


Los Estados-Unidos instaban cerca del gobierno de Madrid á fin
de que hiciese declaraciones respecto á su determinacion de no ceder
en ningun tiempo las islas de Cuba y Puerto-Rico á ninguna otra
potencia europea, y D. Francisco de sea Bermudez, ministro de Es-
tado español, daba á Mr. Nelson, ministro americano en.Madrid, en
el mes de julio de 1825, las seguridades mas terminantes de que Es-
paña no cederia á, nadie dichas islas, y que, lejos de abrigar tal pro-
pósito, estaba firmemente resuelta á mantenerlas bajo el dominio y
autoridad de su legítima soberanía.


Aprovechaba el ministro de España esta formal declaracion para
pedir á los Estados-Unidos otra en el sentido de que no permitirian,
ni menos tomariau parte en plan alguno que tendiese á fomentar la
discordia en dichas islas. Los Estados-Unidos ofrecieron encerrarse
en la mas estricta neutralidad, comprometiéndose á impedir que de
sus puertos y costas salieran espediciones armadas para amenazar di- -
chas islas y provocar en ellas una revolucion. El peligro de estas es-


ESTUDIOS pol.fansos. 11
pediciones era mayor entonces que hoy, por los corsarios que se ar-
maban. en Méjico, Colombia y Buenos-Aires, consagráudose á hosti-
lizar las espresadas islas y su comercio.


A la vez que el presidente de los Estados-Unidos daba segurida-
des de estricta neutralidad, llamaba la atencion del gobierno español
para que, no preocupándose de infructuosos resentimientos, reconocie-
ra la independencia de las repúblicas hispano-americanas y celebrase
con ellas tratados de paz. Y es que por parte del gobierno norte-
americano no existia el verdadero espíritu de neutralidad: era una
neutralidad relativa, que le aconsejaban las circunstancias y sus in-
tereses. En sus consejos á España para que se limitara á conservar lo
que le quedaba del naufragio de sus antiguas posesiones, sin pensar
mas en retrotraer .á su dominio el vasto territorio que se habia eman-
cipado, se dibujaba la política del gabinete de Washington, tal como
estaba decidido á sostenerla Mr. Clay, jefe entonces del departamen-
to de Estado.


Decia este alto funcionario á Mr. Everett en abril de 1825: «No
»es por las nuevas repúblicas por lo que el presidente quiere que us-
ted aconseje á. España la conveniencia de concluir la guerra, toda


»vez que para la Union acaso fuera beneficiosa la continuacion de la
»lucha, en cuanto esto es posible; es por la misma España, por la
»causa de la humanidad, por la general tranquilidad del mundo por
»lo que se exige de Vd. que con toda la delicadeza que requiere el
»asunto y apoyándose en los argumentos que estime oportunos, in-
duzca á los consejeros de la corona de España á la terminacion de


»la guerra; y como la política y miras de los Estados-Unidos res-
pecto á Cuba y Puerto-Rico puedan tener algun influjo, está usted


»autorizado á revelarlas con toda franqueza y lealtad.
»Los Estados-Unidos están satisfechos de que las espresadas islas


»sean de la pertenencia de España, y con sus puertos abiertos á unes-
otro comercio, como lo están ahora, este gobierno. no desea ningun
»cambio político cie•aquella especie. La poblacion misma de las islas
»es al presente por su heterogeneidad y su número incapaz de sostener
»1113 gobierno propio. Las fuerzas marítimas de las repúblicas de Mé-
«jico y Colombia no son ahora, ni es probable que sean en mucho
»tiempo suficientes filaprotec•iun de aquellas islas, si se efectuase su
»conquista. Los Estados-Unidos tendrán siempre temores de que aque -




12 ESTUDIOS POLÍTICOS.


»llas pasen á ser propiedad de una potencia menos amiga, y de to-
dos los poderes europeos, este país prefiere que Cuba y Puerto-Rico


»sean de España y no de otra nacion.
»Si la guerra de España contra las nuevas repúblicas continua-


»se, y aquellas islas llegasen (.1, ser el objeto y el teatro de ella, las
»riquezas eu ellas existentes tienen tal cónexion con la prosperidad
»de los Estados-Unidos, que quizá estos no podrian permanecer es-
pectadores indiferentes, y las contingencias posibles de tan prolon-
gada lucha indudablemente acarrearian al gobierno de los Estados-


»Unidos deberes y obligaciones cuyo cumplimiento, por penoso que
»le fuese, no podria eludir.»


Con fecha del 20 de diciembre de 1825 dirigió _lar. Clay una
nota á los ministros de Columbia y Méjico, con objeto de persuadir á
sus respectivos gobiernos que suspendiesen cualquier espedicion que
pudieran estar preparando contra las islas de Cuba y Puerto-Rico, no
fuese esta agresion á entorpecer las gestiones de paz que recomenda-
ban á España los Estados-Unidos. Estos aprovechaban todas las oca-
siones oportunas para declarar que no consentirian nunca que aque-
llas islas pasasen á ser propiedad de la Gran Bretaña ó de Francia; y
cuando se trataba de garantizar á España la posesion permanente de
las islas de Cuba y Puerto-Rico, decia el ministro de Estado ameri-
cano que no quería mancomunar á su país en esta obligacion, y daba
instrucciones al efecto á.Mr. Everett en 13 de abril de 1826, diciendo:.
«Si la adquisicion de Cuba fuese deseada por los Estados-Unidos , no
»se cree que estos momentos fuesen los mas propicios para realizarla.
»La franqueza de nuestra diplomacia, que ha inducido al presidente
»á descubrir nuestras miras tanto á Inglaterra como á Francia, pro-
hibe absolutamente por ahora cualquier movimiento con tal propó-
sito. El estado de las grandes potencias marítimas (los Estados-Uni-


»dos, Gran Bretaña y Francia) es casi equivalente á una garantía
»absoluta de las islas á España; pero nos es imposible entrar en es-
»tipulacion alguna por tratado para garantizarlas, y el presidente
»desea manifieste Vd. á España que nosotros no podemos contraer
»la menor obligacion, á. la espresada garantía.» •
• Nótese la insistencia con que desde entonces no ha querido soltar


la menor prenda de compromiso el gobierno americano que estorbase
sus miras de incorporarse las islas de Cuba y Puerto-Rico en cual-


ESTUDIOS POLÍTICOS.
18


quier futuro dia. Así es que la mas insignificante noticia que indicara
tendencias por plute de Inglaterra ó Francia á apoderarse de las An-
tillas españolas producia gran sensacion en el seno del gabinete norte-
americano.


El conde de Alcudia, representante español en Lóudres, dió cuen-
ta al ministro de Estado de España de que el gabinete inglés habia
despachado una fragata para las islas Canarias y Cuba con comisio-
nados á su bordo para inquirir el estado de defensa de las espresadas
islas y disposicion de sus habitantes.


Esta noticia causó honda sensacion en los Estados-Unidos , pues
ae tuvo por muy cierto que la mencionada fra ?ata habla estado en la
Habana y puéstose de acuerdo con muchos habitantes preparados á
sublevarse; y que á consecuencia de las fuerzas militares allí estacio-
nadas y las fortalezas, uo 'labia sido posible verificar la insurreccion.


El plan de los ingleses era inducir á los habitantes á declararse
independientes y solicitar la proteccion de la Gran Bretaña, sin duda
tratando esta nacion de evitar algun choque con los Estados-Unidos.


El duque de Wellington confirmó esta noticia al brigadier don
Francisco Armenteros, cuando este jefe se despidió para ir á la
Habana, aconsejándole que si llegaba á descubrir algunos síntomas
de desafecto en las autoridades de Cuba, diera inmediatamente parte
á S. M. el rey, porque seria una cosa desastrosa para España perder
la Habana.


Parece ligero y poco verídico, tratándose de Inglaterra, consig-
nar esta conducta; pero si se recuerda la actitud de aquella nacion
en todo lo relativo á América. protegiendo siempre la insurreccion
é independencia, bien fuese como una represalia de lo que el gabinete
español habia hecho en favor de los Estados-Unidos, ó porque convi-
niese á su comercio y manufacturas, no se estraña que el general
Picton, gobernador de la isla de la Trinidad, dirigiese en 1797 pro-
clamas á los habitantes de Venezuela, en las que incluia cartas ofi-
ciales del ministro lord Dundas , ofreciéndole todos los recursos del
rey de la Gran Bretaña para resistir la autoridad de España y cons-
tituirse independientes.


Con el mismo objeto se habia hecho la espedicion. de Buenos-Ai-
res, y en el momento de comenzar el levantamiento de España con-
tra Napoleon, estaban reunidas en Cork, Irlanda, para ir á fomentar




14 ESTUDIOS POLÍTICOS.


la esnauci pacion de Caracas las mismas tropas que con Welliugton
la cabeza fueron destinadas á la guerra de España. ¿Qué mucho que
tambien sea cierto lo de la fragata inglesa con los comisionados á su
bordo que fueron encargados de perturbar la paz en Canarias y en
Cuba, y de que se ocupaba en su despacho confidencial, de reconocida
autenticidad, el conde de Alcudia?


Sin escrúpulo lo decimos: igual concepto de desconfianza, en sus
relaciones políticas, nos merecen los ingleses y los norte-americanos.


Los Estados-Unidos no perdieron la ocasion de denunciar al go-
bierno de España las razones que tenian para sospechar que Ingla-
terra organizaba una conspiracion contra las islas de Cuba y Puerto-
Rico, y cuando el representante americano Mr. Everett celebró unas
conferencias á este efecto con el ministro de Estado español, le ase-
guró que el objeto del plan era colocar las islas bajo la proteccion de
la Gran Bretaña, valiéndose de una declaracion de independencia
como forma Lipócrita para no suscitar los celos de los Estados-Uni-
dos, y que. , en consecuencia, estos no serian engañados por seme-
jante artificio ni podian ver con indiferencia esas tendencias del go-
bierno inglés.


El ministro de Estado español demostró el mayor interés en cuan-
to le expuso el representante americano y le pidió escribiera una Me-
moria confidencial acerca del asunto, ofreciéndole volver á ocuparse
del mismo despues del regreso del rey y de su primer ministro Ca-
lomarde.


Nos hemos detenido intencionalmente en estos detalles y extractos,
porque demuestran claramente cuánto tiempo hace que se codicia por
los Estados-Unidos é Inglaterra la posesion de la reina de las Anti-
llas, sin que desde entonces acá se hayan dejado de ocupar periódi -
caraente de este asunto favorito las políticas norte-americana y bri
tánica,.


No nos detendremos en presentar á nuestros lectores todos aque-
llos períodos y situaciones en que mas ó menos encubiertamente ha
acometido el gobierno americano la empresa de hacer flotar en Cuba
el pabellon de las estrellas. Pero despues de haber revelado el espí-
ritu de su política á principios de este siglo, desearnos hacer constar
su estado á mediados del mismo, en que mas diáfanamente se han
visto las aspiraciones de esta gente de raza anglo-sajona.


1 I T.


Proposiciones de compra dia la isla de Cuba:por los Estados-Unidos.—Se
conspira para la anexion.—(Nota de Mr. Buchanan.)


En el año de 1848 se creia en los Estados-Unidos que habia lle-
gado la época de la incorporacion de las Antillas españolas y ya cer-
cana la hora en que la manzana de Cuba, separada por la tempestad
de su árbol nativo, como lacia, Mr. Adams, y en virtud de la ley de
gravedad, cayera dentro del seno de la Union americana.
• Las ideas de anexion habian tambien germinado profusamente
entre el pueblo de Cuba con la esperanza de afirmar la esclavitud,
combatida en Europa rudamente, y de la que se declaraban enemi-
gos machos eminentes políticos españoles.


A la sazou Mr. Buchanan, secretario de Estado del gabinete de
Washington, llamaba la atencion del gobierno de Madrid, en un
célebre despacho á Mr. Saunders, sobre el estado actual de Cuba y
la perspectiva de su porvenir, y á vueltas de la repetida idea de que
los Estr dos-Unidos estaban satisfechos de que continuase siendo
colonia española y con la sempiterna protesta de que no consentiría
que de la espresada isla tomase posesion la Grau Bretaña, ó cual-
quiera otro poder marítimo, fundándose en las condiciones topográ-
ficas de dicha isla, que tanta influencia pudiera ejercer en el co-




16 ESTUDIOS POLÍTICOS.


rnercio de los Estados-Unidos, etc. , proseguia así en su comuni-
cacion:


«Bajo el gobierno de los Estados-Unidos, Cuba llegaria á ser la
»isla mas rica y fértil de todo el mundo. Segun la estadística comer-


cial de Mac-Grégor en el año de 1830, de las 468.523 caballerías de
»á 32 ácres ingleses de tierra de que se compone todo el territorio,
»58.276 estaban cultivadas por la produccion de azúcar , café, taba-
co, jardines y fruta, y 9.734 en pastos y bosques que pertenecen á


»las fincas de café y azúcar.» Por estos apuntes aparece que en 1830
estaba en cultivo menos de la duodécima parte de. toda la isla. El
mismo autor dice: «No tenernos noticia del terreno que en el dia
»abraza el cultivo de Cuba; pero por una comparacion del valor de
»los productos de la exportacion verificada en 1830 con la de 1842 y
»por varias computaciones, .deducimos la probabilidad de que las
»tierras en actual producto se pueden estimar en 54.000 caballerías,
»ó sean 1.728.000 ácres. Segun este dato, se ve que solo una octava
»parte de la tierra de la grande Antilla se hallaba en cultivo en el
»año 1842.» Sigue el autor: «Si comparásemos esta estension con la
»vasta área que queda sin cultivo en el fértil suelo de Cuba, y el
»producto que la isla entera daria, no habria exageracion en decir
»que la Europa solo podria sacar de Cuba todo el café y azúcar que
»hoy consume.


»Mr..Mac-Gregor expone que la poblacion general de la isla no
»escedia en el año de 1841 de 1.007.624 almas; pero por los datos
»que acaba de presentar, se puede, con razon, inferir que aquella es
»capaz de mantener una poblacion de 10.000.000. Si Cuba formase
»parte de los Estados-Unidos, seria difícil de calcular la cantidad de
»granos, harina, arroz, algodon y otros productos de la agricultura,
»corno igualmente de la industria, de madera y de diversos artículos,
»que encontrarian un mercado en aquella isla en cambio de su café,
»azúcar, tabaco y otras producciones. Estas irian aumentando, al
»paso que se aumentara su poblacion, y el desarrollo de sus recursos,
»beneficiaria á todos los Estados de la Union.


«Deseada como es la posesion de la isla por los Estados-Unidos,
ano queremos adquirirla sino por la libre voluntad de España. Toda
»adquisicion que no esté sancionada por la justicia y el honor, seria
»obtenida á precio demasiado caro. Mientras que tal es la determina-


ESTUDIOS POLÍTICOS.
11


»don del presidente, se supone que las relaciones que existen hoy
»entre Cuba y España podrian inclinar al gobierno de Madrid á ceder
»la isla á los Estados-Unidos por medio de una justa y plena indem-
»uizacion. Segun los informes que hemos recibido, tanto por el con-
»dueto oficial corno por el particular, vemos que entre los criollos
»de Cuba existe, desde há mucho tiempo, una profunda hostilidad
»contra el dominio español. Las revoluciones que se suceden sin in-
»terrupcion por todo el mundo, han inspirado á los cubanos el ardien-
te é indomable deseo de efectuar su independencia. El cónsul de los


»Estados-Unidos en la Habana nos informa que «existe gran pro-
»habilidad de que la isla se halle muy pronto en completo estado
»de guerra civil.» Tambien dice que «están haciendo esfuerzos para
»alcanzar dinero en los Estados-Unidos, é inducir á unos cuantos re-
ogimientos de voluntarios, ahora en Méjico, a fin de que obtengan
»su licencia y vayan á unirse á la revolucion.»


«NO necesito decir á Vd. que el gobierno de los Estados-Unidos
»no ha tomado la menor parte para escitár el espíritu de rebeldía que
»existe entre los cubanos. Muy lejos de eso. Poco despues del reci-
bo de los informes comunicados por nuestro cónsul, dirigia á este un


»despacho, cuya copia le acompaño, fecha 9 del corriente, por el cual
»verá Vd. que le he prevenido observe la mayor reserva y cuidado,
»tanto en sus palabras como en sus acciones, á fin de evitar la me-
nor sospecha de haber animado por su parte á los cubanos á insur-
reccionarse contra el gobierno de España. Manifestéle tambien que


»las relaciones entre los gobiernos de Madrid y Estados-Unidos han
»sido por largo tiempo sumamente amistosas, y por lo mismo, tanto
»el honor como el deber exigian que no tomásemos parte en la lucha
»que, á su parecer, iba á estallar. Le informé que probablemente este
»gobierno se verja en la obligacion de servirse de todos los medios
»que estuviesen á su alcance, para impedir que algun regimien-
»tu de nuestros voluntarios, ahora en _Méjico, violara la neutra-
lidad del país, para unirse en la guerra civil que se proponen


»encender los cubanos contra España. El ministro de la Guerra,
»por espresa órden del presidente, dirigió con fecha 10 de junio
»la órden al general en jefe del ejército norte-americano en Méjico,
»y tambien al oficial encargado del embarque de nuestras tropas en
»Vera-Cruz, para que empleasen cuantos medios juzgasen á propó-




18


ESTUDIOS POLÍTICOS.


ESTUDIOS POLÍTICOS. 15
»sito, á fin de contrariar cualquier plan que existiese con aquel
»objeto. Le prevenia al mismo tiempo que diese las mas terminantes
;,.')rdenes á los comandantes d.e los trasportes que debian conducir
»nuestras tropas, para que efectuasen su derrota directamente á los
»Estados-Unidos, sin en ningun caso hacer escala eu punto alguno
»de Cuba.»


«El espresado cónsul de la Habana me manifestaba igualmente que,
»una vez estallada la sedicion, se acudiria á los Estados-Unidos para
»la anexion de la isla, no obstante que a él le parecia que aquella
»no tendria buen éxito, si no fuese por la cooperacion de las tropas
»norte-americanas.»


«A esta parte del despacho consular contesté que, «conociendo la
»tendencia de los cubanos á formar parte de nuestra union, no era
»difícil pronosticar que una insurreccion malograda anularia, ó cuan-
»do menos retardaria, la anexion de la isla á los Estados-Unidos,»
»y le aseguré que era de todo punto imposible obtener la cooperacion
» de nuestras tropas voluntarias.


»Notará Vd. por lo expuesto con qué escrupulosa fidelidad he-
»mos cumplido los deberes de neutralidad y amistad hacia España.
»Esperamos que en Cuba no tenga lugar la proyectada insurreccion;
»pero si por desgracia ocurriese, el gobierno de los Estados-Unidos
»habrá llenado todos sus deberes para con un poder amigo.»


«Si el gabinete de Madrid se hallase dispuesto á deshacerse de la
»isla de Cuba, entonces se presentaria la presente cuestion: ¿Qué es
»lo que debemos ofrecer por ella? Para fijar la suma es importante
»averiguar: 1. 0


Cuál es la renta líquida que ahora produce al Erario
»de la metrópoli, y 2. 0


á cuánto ascenderá esa renta, tambieu líquida,
»para los Estados-Unidos en el presente estado de dicha isla. Me es
»imposible contestar con la debida exactitud á la primera pregunta..
»Mr. Mc-Culloch, en su Gazeteer, dice que «las rentas de toda la
»isla en el quinquenio que concluyó en 1837 ascendian á 8.945.581
»duros por año,» y en el 11202,t's merehant's llagazine de octubre de.
»1845 se dice que la renta del año 1844 ascendia. á 10.490.252 pesos.
»Despees de 1844, carece este departamento de noticias fidedignas,
»Mr. Calderon me ha informado que la tesorería de Madrid nunca ha
)recibido mayor suma que la de 2.000.000 de duros; y habiéndole
»preguntado en qué se gastaba todo lo demás de la renta, me ha re-.


»pondido que en los gastos del gobierno colonial, y para pagar y
»mantener las tropas y buques de guerra necesarios para su defensa
uy


(sWege. su dr eidalude.»g o se le ocurrirá á Vd. que si España cediese á lbs Es-
tados-Unidos la isla de Cuba, se quitada de encima y á la vez de


»una gran parte, ya que no del todo, ese gasto civil, militar y na-
val. Mirando el asunto bajo este respecto, parece que la suma de


»50.000.000 de duros 'seria una ámplia indemnizacion pecuniaria á.
»España por la pérdida de su colonia.


»¿Qué renta produciria esta á los Estados-Unidos en su actual es-
»tado?


Razona Mr. Buchauan sobre este punto largamente, y luego con-
tinúa:


«Parece haberse desvanecido las aprensiones que existian por
»parte de este gobierno, acerca de que la estension de que nuestro
»sistema federal mndria, en peligro á la Union. La esperiencia ha
»probado que el sistema de Estados confederados, bajo el cual el go-
»bierno federal tiene encargados los intereses comunes á los gobier-
»nos locales, velando este sobre los intereses de los gobiernos respec
»tivos, es capaz de una estension indefinida con una fuerza aumenta-
»da en progresion. Esta, sin embargo, está sujeta á la circunstancia
»de que la masa de la pobla,cion debe ser de nuestra propia raza, ó
»debe haber sido educada en la escuela de la libertad civil ó religiosa.
»Partiendo de esta base, cuanto mas aumentemos el número de los
»Estados federales, tanto mayor será la fuerza y seguridad de la
»Union, porque cuanto mayores sean los intereses que dependan
;>del todo, mas fuerza tendrá este. Verdad es que de los 418.291
»habitantes blancos que eontenia Cuba en 1841, una gran porcion es
»de raza española: eso no obstante, muchos de nuestros ciudadanos
»se han establecido en la isla, y algunos de ellos son ya grandes pro-
pietarios. La isla de Cuba bajo nuestra dcminacion se baria pronto


»americana, como ha acontecido con la Luisiana. Dentro de los limi-
tes de un sistema tal de federacion, es solo donde se puede disfrutar


»de un comercio exento de derechos y absolutamente libre, Con la po-
»sesion de Cuba tendriamos por todos los Estados-Unidos un comercio




o
20 ISTMOS POLiTICOS.


»libre en una escala mas estensa de la que hasta aquí ha presenciá.,do
»el inundo, despertando una energía y actividad de competencia,
»que redundaria en beneficio del bienestar y felicidad de la raza hu-
mana; ¿qué Estado de la Union se privaria de las ventajas de tan


»vasto comercio? La adquisicion, pues, de Cuba, daria mayor fuerza
»á la bandera de los Estados-Unidos; y su posesion aseguraria á to-
dos los puertos del golfo de Méjico la libre cornunicacion con el Oc-


»céano; pero esta seguridad se puede conservar mientras que los Es-
»tados del Atlántico, mercantiles por esencia, suministraran una ma-
rina capaz para mantener el tráfico desde el golfo de Méjico hasta


»el Occéauo. La isla de Cuba, apreciando en su justo valor las ven-
. »tajas de la anexion, está dispuesta á arrojarse en nuestros brazos.
.»Una vez en ellos, su existencia y prosperidad dependerian de la
»Union, mientras que el tráfico, aumentándose rápidamente, espar-
»ciria entre ella y los otros Estados incalculables beneficios. Nun-
ca el mundo habría presenciado semejante estado de independencia


»mútila,' que resultaria de la misma naturaleza de las cosas, y por sí
»solo aseguraria la prosperidad de nuestra Union.»


«Con todas estas consideraciones á la vista, el presidente cree que
»ha llegado el momento de hacer un esfuerzo vara comprar cl
»pala la isla de Cuba, y ha determinado confiar á Vd. tan delicado
»é importante servicio. El primer paso debe reducirse á una conver-
»sacion confidencial con el ministro de Negocios estranjel os. Una
»oferta escrita podria producir la negacion absoluta, que para la mis-
»roa adquisicion de la isla nos podria embarazar en lo futuro. A ma-
yor abundamiento, por los incesantes cambios en el gabinete español


»y en su política, si nuestras ofertas y deseos se consignasen en la
»forma oficial, fácilmente serian conocidos por los gobiernos estran-
»jeros, y consiguientemente despertados sus celos y su activa oposi-
»cion. Ni aun dado el caso de que el gabinete de Madrid acogiese
»favorablemente nuestra proposicion, podria ser esta hecha por es-
»crac, á causa de que llegaria muy pronto á oidos de la oposicion y
»produciria grandes debates en las Córtes. Tan delicadas negociacio-
nes deben, á lo menos en su estado primitivo, ser siempre iniciadas


»confidencialmente con el mayor sigilo.»
»En la primera entrevista que tenga Vd. con el ministro de Es-


tado deberá Vd. iniciar el asunto, principiando por demostrar el


Esrupuls: Int:nos.


»estarció de intranquilidad Cuba' el peligro' que (miste de qtie
»sus habitantes efectúen 11 .revolucion. Esto lo debe conocer bien el
,,gabinete español. Para convencerle de la buena fé y amistad que


»Para
con España tiene este gobierno, podrá Vd, leer al , ministró de


»S. M. C. la primera parte de mi despacho dirigido al cónsul :de la
• »Habana y las órdenes enviadas por el ministro de la Guerra al ge-


neral en jefe del ejéreitonorteramericano en Méjico y al oficial en-
»cargado del embarque de nuestras tropas en Veracruz. Entonces
»puede Vd. demostrar con tacto el peligro que corre España de par-
»der la isla de Cuba por unarevoluciou, ó bien por los trabajos de la
»(iran Bretaña si llegase á sobrevenir. una rotura eutrtdos dos países,
»como parece indicar la despedida de Madrid de sir lienry Bulwer, en
»cuyo caso podria tambien ser retenida la isla para el pago de lo que
»España debe á Inglaterra. Puede Vd. asegurarle que mientras el
»gobierno de los Estados-Unidos se encuentre perfectamente satisfe-
cho de que Cuba permanezca bajo el dominio de España, en cual-


»quier evento nos opondremos á que la grande Antilla pase á ser
»propiedad de otra nacion, y finalmente podrá hacerle entender que,
»rn vista de las circunstancias expuestas, España puede acceder á la
«trasferencia de la isla á loes, Estados-Unidos sin menoscabo, citando
»corno precedente la cesion de la Luisiana á, este país por Napoleon
»en circunstancias semejantes y cuando aquel se encontraba en el
»cenit de su poder y gloria. Me he concretado á indicar á Vd. estos
»puntos en su órden natural, debiendo Vd. utilizarlos y reforzarlos
»con el conocimiento que tiene del asunto. Si el ministro de Negocios
»estranjeros prestase oído favorable á su proposicion, entonces se
»abordará la cuestion de la cantidad que se debe ofrecer para la com-
pra, y creo que los informes dados á Vd. en este despacho le habi -


»litarán para la discusion. Debo observarle que cuando Mr. Calderon
»me dabalos informes arriba espresados, concernientes á la renta
»Tilda, que España obtenia anualmente de Cuba, no tenia entonces,
»ni tiene ahora, la mas remota idea de nuestra intencion de adquirir
»aquella isla.»


«Lo mas que el presidente, considera, que puede darse es, la suma
»de 100.000.000. de pesos; y si España se mostrase inclinada á ven-
der, hará. Vd. los mayores esfuerzos para adquirirla lo 17248 barato


»posible. En el caso de que pueda Vd. llevar á : efecto un tratado. so-




Ih


22 ESTÜDIOS POth'ICOS.


»bre este punto, deberá Vd. adoptar como modelo, en todo aquello
»que sea aplicable, las dos convenciones de 30 de abril de 1803 entre
»Francia y los Estados-Unidos para la venta y compra de la Luisia-
»na. Los artículos 7.° y 8.° de la primera de esas convenciones deben,
»si es posible, omitirse, y en caso contrario, redactarlos de diferente
»modo.»


«Acompaño á Vd. pleno poder para llevar á efecto dicho tra-
»tado.


»Recomiendo á Vd. que haga un fiel relato á, este departamento
»de todas las conversaciones y procedimientos que tenga con el mi-


nistro de Estado de S. M. C.»
«Si el `éxito de sus gestiones tuviese un feliz resultado, le cabria


»á Vd. la gloria de ver su nombre asociado á la empresa que mas
»beneficios puede producir á la prosperidad de nuestro país:—Firma-
»do, James Buchanan.»


Hemos copiado la mayor parte de este documento por el gran in-
terés que contiene y para llamar la atencion de nuestros lectores so-
bre tres puntos de su contenido:- 1 .° La declaracion de Mr. Buchanan,
en 1848, respecto de que el presidente (le los Estados-Unidos creia
llegado ya el momento de comprar á España la isla de Cuba. 2.° El
precio que á juicio del mismo presidente de los Estados-Unidos tenia,
valorizándola en 100.000.000 de pesos. Y 3.° El momento en que se
presentaba esta proposicion á España, cuando el cónsul americano
en la Habana informaba á su gobierno de que la isla se encontraria
muy pronto en estado de guerra civil, y se hacian esfuerzos para
ncontrar dinero con que seducir algunos regimientos americanos


que hacian la guerra en Méjico á fin de que desembarcasen en Cuba,
y coadyuvasen al buen éxito de la conspiracion fraguada para ane-
xar la isla española á los Estados-Unidos. Con lo que se prueba que,
no obstante las repetidas promesas de amistad que hacian frecuente-
mente á España, los funcionarios americanos no desperdiciaban la
ocasion, por trivial que fuera, de poner sobre el tapete la negocia-
cion de compra de la isla de Cuba.


Pronto debió convencerse el gabinete de Washington de que en
España no se pensaba lo mismo respecto á que la Oportunidad que
indicaba Mr. Buchanan para la venta de la isla de Cuba hubiese
llegado, ni mucho menos.


primos m.#91.4


La córte i de,.)Papaña se hallaba eia la .Granja en, julio de 1848, y
á aquel real sitióconcurrió tambien el ministro americano Mr. Sauu-
ders. Acababa de pasar la cartera de Estado del duque de Sotomaa,
y or al Sr. Pidal, y al operarse este cambio, fué cuando el ministro
americano solicitó y obtuvo del general Narvaez, presidente del Con-
sejo, una audiencia para tratar de los asuntos de Cuba, en los que
tanto influia á, la sazon la reina madre doña. María Cristina, por los
negocios particulares que tenia en dicha isla, que eran cuantiosos y
de mucha importancia. Muy hábil y en guardia encontró ' el


americano al general Narvaez, quien se limitó á recibirle de
una manera cortés y respetuosa, sin que en la iniciativa de la nego-
ciacion de Cuba le contestase otra cosa, sino que seria mejor que la
comunicase al ministro de Estado, que gozaba de su entera confian-
za. Tau hábil estuvo el general Narvaez en aquella entrevista, y tan
desagradable de,bió,aer para el ministro la impresion de las pocas pa-
labras que le dirigió, que hablándole sobre ella al ministro de Estado
americano, le aseguraba que la mejor política que por entonces podia
hacerse del traspaso de la grande Antilla; era no hacer ninguna. Y
lié aquí demostrado cómo el negocio de la compra de la isla de Cuba
por los Estados-Unidos, cuya oportunidad creia llegada Mr. Buchanan,
no se consideraba del mismo modo ni por España ni por el ministro
americano acreditado cerca de ella.


Verificada la entrevista anunciada entre el Sr. Pidal y Mr. Sauu-
ders, de seguro podemos decir, juzgando por su resultado, que estu-
vo muy lejos el Sr. Pidal de la altura á que supo colocarse el general




Narvaez. Al presentarle el ministro americano al Sr. Pidal el proyec-
to de traspaso de la isla de Cuba, este ministro le replicó que cona-
prendia claramente la difícil posicion de los Estados- Unidos; pero en
el estado en que se encontraban las cosas (se temia un conflicto con
Inglaterra), no se anticipaba á decirle nada sobre la materia, ni.á
ofrecerle esperanza alguna sobre la cesion de la isla por entonces;
que quizá con el tiempo seria posible, Y que el gobierno-español tenia
confianza en la seguridad de la isla, aunque no se atreveria á decir
por cuánto tiempo duraria esto.


El secreto de esta entrevista debió perforarse, y su espíritu, pasar
á la prensa, porque inmediatamente prestó ésta su desaprobaciou á to-
do pensamiento que se encaminara á la cesion de Cuba. La actitud de




r lo93+111.
lá pl'iái¿a; y si ir iliéró que había: formado la opinión pública respecto
de este aluilit6'fartaleCieron, sin 'dila, el ánimo del ministro Pi-
dal, qué eh otra entrevista con Mr. '8áiinders en diciembre del mismo
ato, le declaraba enérgicamente que ningun ministro de la corona de
España se atreveria á escuchar semejante proposicion, piiésto que la
opiniou unánime del país preferiria ver la isla sumergida en el Oc-
céano, antes que cedida á cualquiera otra potencia.


El M>/b-York Iferald por su parte habia arrojado á la publicidad
las negociaciones encargadas en Madrid á Mr. Saunders, acusándole
de ineficaz, poca enérgico é inactivo: tal era la impaciencia con que
se deseaba llegar á la solucion del traspaso de Cuba por los hombres
de Estado, y de la prensa de los Estados-Unidos. El fracaso de esta
negociacion provocó la dimision de Mr. Saunders, que salió poco
despues para su país.


Los Estados-Unidos habian anunciado á España, segun hemos
visto, la proximidad de la guerra civil en Cuba. ¿Qué fundamentos
tenian para ello? ¿Qué pasaba realmente en Cuba? Eso lo vamos á de-
cir, pero será objeto de otro capitulo.


I


A nexion de la mitad del territorio de Méjico el los E:4h dos-Un idos.—El autor
d.e estos estudios sirve en el ejército mejicano combatiendo en favor de le.
integridad de su territorio,—Noticias que tiene el gobierno de Méjico de la
premeditada invasion ele Culla.


Cuando en julio de 1848 trasmitía Mr. Saunders al general Nar-
vaez las intenciones que abrigaba el gabinete de 'Washington res-
pecto á la adquisicion de la isla de Cuba, estaba embriagada la ua-
cion americana con las gloria-s que habían alcanzado sus tropas en
los campos de Agua-Nueva y Monterey, de Chunibusco y Contreras,
el asalto de Chapultepec, y la entrada en la capital de Méjico, donde
por primera vez flotaba la bandlra estrellada de los Estados-Unidos.


La república mejicana, con la que tan pródiga se ha manifestado
la naturaleza, abasteciéndola de todos los elementos necesarios para
hacer de ella una gran nacion, libre é independiente, tenia la con
trariedad de un vecino de raza distinta, enérgico y ambicioso. Eman-
cipada de la madre patria, falta de esperiencia en el manejo de su
propio gobierno, y envuelta durante muchos años en el torbellino
de innumerables revoluciones, ofrecia esa nacion fácil conquista á
cualquiera 'fuerza organizada.


4




25 ESTUDIOS POLÍTICOS.


Los Estados-Unidos, que vigilaban de cerca su presa, creyeron
llegado el momento de ensanchar su territorio, anexionándose una
parte importantísima de la tierra virgen del Anahitac, llamada á
centuplicar las riquezas de la Union americana, que desentrelaria
sus tesoros ocultos, ó sin explotar por lo menos hasta entonces.


Ya habian los norte-americanos, despues de su independencia, en-
sanchado los límites de su territorio con la adquisicion de la Luisia-
lía y las Floridas, y se preparaban cautelosamente á llevar su pabe-
non invasor al estado mejicano de Tejas, que linda con el de la Lui-
siana. A cualquier precio, y sofocando los escrúpulos de justicia y de
derecho, acordó adquirir aquel territorio, preparando su obra con
el envio de colonos americanos á poblarlo, haciéndose esto con tal
constancia, que en pocos años se reunieron allí mas de 15.000 an-
gio-sajones, que se aprovecharon de la primera ocasion para dar el
grito de separacion de Méjico, concluyendo, el 12 de abril de 1844,
el presidente de los Estados-Unidos un .tratado con Tejas para su
incorporacion á la Union americana. Este tratado, aunque no ratifi-
cado por el Senado, fué considerado como easus belli por Méjico, re-
tirándose respectivamente los ministros americano y mejicano de las
capitales en queejerCian su representacion.


El autor de estas líneas, aunque muy jóven entonces, pero anima-
do su espíritu contra la invasion de la antigua tierra de Nueva Espa-
ña, dejó la Habana, su ciudad nativa, para ofrecerse al servicio de
Méjico, donde tenia parientes en altas posiciones oficiales. Fué nom-
brado oficial del ejército en el acto y asistió á la revolucion, que tuvo
efecto el 6 de diciembre de 1844, habiendo sido de .


los primeros que
se presentaron con el general D. José Joaquin de Berrera, jefe del pro-
nuuciauiiento, en palacio y en el cuartel de granaderos de la guar-
dia de los Supremos Poderes, pasando en seguida á las habitaciones
del presidente interino de la república D. Vaientin Canalizo, de cuya
custodia estuvo encargado con otros oficiales.


Si el autor pone aquí en relieve su personalidad, no lo hace mo-
vido de ninguu espíritu de vanidad, sino porque en el curso de esta
relacion tiene que demostrar por qué está tan el cabo de los trabajos
que se hacian en Méjico para llevar algunos regimientos de volun-
tarios americanos, que se retiraban de la guerra, á la insurreccion
que se preparaba en Cuba para anexarla á los Estados-Unidos, cosa


ESTUDIOS POLÍTICOS. 21


que preocupaba mucho al gobierno americano, y que fué objeto de
largas deliberaciones en las conferencias celebradas en la Granja.
donde se hallaba la córte de España en julio de 1848, entre el general
Narvaez y Mr. Saunders, ministro americano.


Pero por ahora fijémonos en Méjico , del año de 1845 en ade-
lante. El gobierno de los Estados-Unidos estaba decidido á consumar
su injusto proyecto contra la república mejicana, y reunia ya sus
tropas para invadirla. Una division al mando del general Taylor
acampó en Corpus Christi en junio de 1845, para observar las ope-
raciones mejicanas y avanzar hácia el rio Bravo del Norte, cuando se
le ordenase.


El gobierno del general D. José Joaquin Herrera comprendia que
uo habia posibilidad de paz, por mucho que la desease, y enviaba tro-
pas en buen número á la frontera. No iba á habérselas ya Méjico con
lin departamento rebelde favorecido secretamente por un vecino trai-
dor, sino con una nacion poderosa, cuyos elementos de prosperidad
contrastaban con la decadencia en que se encontraba el país, merced
á la inesperiencia de sus gobiernos y á los constantes pronunciamien-
tos de sus ejércitos.


Recibió órdenes el general Taylor para avanzar con sus tropas y
apoderarse del fuerte y poblacion de Santa Isabel, y dos meses des-
pues eran .ya los americanos dueños de aquella fortíficacion. Sus
dignos habitantes no pudieron resignarse á sufrir el yugo estraujero,
y destruyendo sus propiedades, abandonaron el lugar del nacimiento
de sus hijos y donde los restos de sus padres descansaban, reducién-
dolo todo á cenizas. ;Cuán glorioso hubiese sido para la república in-
vadida., que este patriótico ejemplo de la poblacion de Santa Isabel
hubiese encontrado imitadores en todas las ciudades que ocuparon los
yankees!


Aunque no escribimos la historia de Méjico, esperamos no nos
tendrán á mal nuestros lectores, que nos detengamos -en ella lo nece-
sario para refrescar el recuerdo de aquellos años, en que parecia que
los Estados-Unidos comenzaban su cruzada de invasion contra todos
los pueblos limítrofes.


Ya el 28 de marzo de 1846 se hallaban los invasores norte-ame-
ricanos al frente de Matamoros, ciudad abierta y en la que se habian
improvisado algunas fortificaciones, desde donde n veía desplegada al




2.8 ESTUDIOS POLÍTICOS.


viento la bandera de las estrellas, que por primera vez ondeaba allí
orgullosamente en señal de posesion de una tierra que, contra todo
procedimiento de derecho y de justicia, habia sido arrancada á unos
vecinos, débiles sí, pero que en aquellos momentos lamentaban con
desgarradora espresion su poca fuerza, mas que por otta, cosa, por no
poder resistir ni castigar la violencia y el ultraje de los anglo-sa -
.jones.


Volvamos la vista en estas circunstancias críticas hácia la capital
de Méjico, y nos encontraremos allí un nuevo cambio de gobierno;
el general Herrera fué sustituido. en virtud de pronunciamiento,
por el general Paredes. Partidario decidido este militar de la guerra
con los Estados-Unidos, todo lo que hizo para resistir el empuje ame-
ricano fué organizar un pequeño ejército que se tituló del Norte, y
que puso á las órdenes del general D. Pedro Ampudia, natural de la.
Habana, pero que en su primera juventud emigró á Méjico y entré
allí al servicio de las armas.


Cayó Matamoros en poder de los americanos, despues de dos ba-
tallas infructuosas que tuvieron lugar en Palo Alto y Resaca de Guer-
rero, y Monterey capituló tambien vergonzosamente, posesionándose
de esta ciudad las tropas de los generales Taylor y Worth.


La'revolucion de agosto habia sacado al general D. Antonio Lo-
pez de Santa-Anua de su destierro de la Habana; y llegado de nuevo
á su patria, desembarcó en Veracruz, bloqueada entonces por las fuer-
zas navales de los Estados-Unidos, que permitieron libre paso al can
dillo mejicano, creyendo que este contribuiria á la paz entre las dos
repúblicas. Habian precedido al general Santa-Anna, en su viaje, al-
gunos oficiales del ejército mejicano, entre otros, el autor de estas
líneas, que llevó las comunicaciones al general Landero, y á algunos
coroneles de la guarnicion de Veracruz para su pronunciamiento.


El general Santa-Anna, defraudando las esperanzas de los norte-
americanos, se dispuso á hacerles la guerra con toda energía. A doce
leguas de Méjico supo el desastre de Monterey, y reanimando el es-
píritu del gobierno y avivando el entusiasmo de las tropas, se dirigió
á San Luis Potosí, para organizar su ejército de operaciones, llegan-
do á dicho punto el 14 de octubre de 1846, y en la casa del general
en jefe se reunía por las noches lo que pocha, llamarse la flor y nata
de la oficialidad del ejército.


£511.11)1(55 pOLÍTIO458.


Allí tambien concurrian los generales de division D. Pedro Am-
pudia, D. Anastasio Parrodi, el de brigada D. Benito Zenéa, el audi-
tor Betancourt, y otros varios oficiales de menor graduacion al ser-
vicio de Méjico, pero nacidos en la Habana ó algun otra punto de la
isla de Cuba.


Una noche, estando el autor de estas lineas presente, habló el
general en jefe Santa-Anna de una comunicacion, que habia recibi-
do del gobierno aquel mismo dia, sobre proyectos de algunos gene-
rales americanos de llevar por su cuenta la invasion yankee á Cuba
así que se firmara la paz que consideraban próxima, y para cuyo
plan aprovecharian el retorno de regimientos de voluntarios cumpli-
dos, que quisieran engancharse en la espedicion. Se suscitó un deba-
te sobre la probable derrota que sufririan esas fuerzas en Cuba, pues
no tendrian, ni era posible que tuviesen, otro carácter que el de fili
busteras y se verian privadas del derecho de nacionalidad americana
que su propio país les intimaria.


El general Santa-Anna aprovechó esta oportunidad para hablar
del proyecto de apoderarse de la fortaleza de la Cabaña de la Haba-
na, con 500 hombres, que concibió siendo comandante de Yucatan el
año 1828 y cuando la sorpresa no hubiese sido difícil, segun él creía,
per el abandono y descuido que habia en la Habana durante el go-
bierno del general D. Dionisio Vives.


Era tal el sentimiento de repulsion que inspiraban los yankees
por la invasion injustificada de Méjico, que aquellos oficiales cuba-
DOR, á pesar de que algunos de ellos, como Betancourt y Zenéa, se ha-
l-Jiu). expatriado voluntariamente para ir con la corriente de sus
idas liberales, se pronunciaron contra la raza invasora, cuyo espí-
ritu hostil y absorbente siempre, revelado de antemano, háse com-
probado mas tarde con lo que pueden los pueblos hispano-americanos
esperar de sus vecinos anglo-sajones.


Basta lo dicho, para que sepa el lector que ya á fines del año
1846 se proyectaba la anexion de la isla de Cuba á los Estados-Uni-
dos, y de ello tenia noticia oficial el gobierno de Méjico, así como
que en la misma capital, el Sr. Anaya, persona de grande influen-
cia, un abogado cubano de reconocida ilustracion, un médico tam-
bien cubano y un venezolano de apellido Argos, que habia residido
algunos años en la Habana, trabajaban con calor en el proyecto de




SO ESTUDIOS POLÍTICOS.


anexion. Pero antes de proseguir, seguiremos el hilo de los sucesos
mejicanos lo mas sumariamente que podamos.


Sápose eu el cuartel general de San Luis de Potosí, que las tro-
pas americanas al mando del general Taylor debian moverse pronto.
Destacó en su observadon el general Santa-Anna una division de ca-
ballería al mando del general D. José Vicente Mirion, á cuyas órde-
nes salió igualmente el autor de estas líneas, que poseyendo varios
idiomas, entre ellos el inglés, tuvo que dirigirse con la division de
caballería de vanguardia á los pueblos de Mateltuala y Cedral, don-
de se presentaban diariamente desertores del ejército americano, á
quienes era preciso tomar declaraciones é informes sobre los movi-
mientos y planes del enemigo. Asistió con este motivo á la sorpresa
de un destacamento de caballería de voluntarios america nos, á quie-
nes intimó la rendicion é hizo prisioneros en la hacienda de la Encara
nacion. Dicho destacamento que pertenecia al regimiento de Ken-
tuky, contaba entre sus oficiales á personas muy entendidas, como
lo eran el mayor Gaines, el capitan Borland y el capitan Casius
M. Clay, que fueron despues, gobernador del Oregon el primero, y
ministros de los Estados-Unidos en el centro de América y Rusia los
otros dos.


Mr. Casius Clay ha sido famoso en los Estados-Unidos por sus
ideas abolicionistas; prisionero en la Encarnacion é informándose del
lugar del nacimiento del autor de estos apuntes, que es la Habana,
le habló sobre la esclavitud en términos tau exagerados, tan faná-
ticos podria decirse, que consideraba como una gran desventura,
que la isla de Cuba llegase á ser anexionada algun dia á la Union
americana. Sin embargo, ya en 1869 .era ese mismo Mr. Casius
Clay jefe de los meetings que se celebraban en Nueva-York con-
tra el poder de España en Cuba, cuando en 1846 tronaba contra
sus paisanos, que trataban de llevar la guerra al territorio de una
nacion amiga, sin otro fin, decia, que el de remachar mayor nú-
mero de cadenas para siervos y ensanchar la esfera de la escla-
vitud.


El ejército del general Santa-Anua se puso en movimiento el 18
de enero de 1849, dejando á San Luis Potosí, y yendo al encuentro
de las tropas norte-americanas mandadas por el general Taylor. Los
que hicimos aquella marcha penosa de San Luis Potosí á la Angos-


ESTUDIOS POLÍTICOS. 81


tura, cerca del Saltillo, podemos hablar por esperiencia de lo que
significa un heróico sufrimiento; pero no vamos ahora á tratar del va-
lor ni de las penalidades sufridas por el ejército de Méjicoal atravesar
dos veces un desierto de ochenta leguas en busca del enemigo inva-
sor, con quien dimos ea los campos de Buenavista, y contra quien
peleamos en los días 22 y 23 de febrero, aunque con poca suerte para
nosotros.


Por segunda vez salvamos de nuevo el desierto, habiéndose disi-
pado las esperanzas del ejército del Norte, que eran muy grandes el
22 de febrero á las once de la mañana, cuando el que traza estas lí-
neas se dirigia al campamento americano, acompañado del doctor
aleman Vander- Linden y escoltado por unos. húsares, llevándole al
general americano Taylor la intimacion de rendirse. Si la suerte de
las armas no nos fué enteramente contraria, pues obtuvimos tres
triunfos parciales, fué, sí, muy funesta la direccion de aquella batalla
(le Angostura ó Bu.enavista, en que murieron heroicamente sobre cua-
renta de nuestros mejores oficiales.


Los americanos se enorgullecieron con esta victoria, y días des-
pues de la batalla de la Angostura desembarcaba en Veracruz otro
ejército americano, á las órdenes del general Scott, que bombardeó
la ciudad; capitulando el 27 de marzo siguiente.


No quedaba mas esperanza para Méjico que detener y batir á su
enemigo en Cerro-Gordo: tambien allí le fué contrarió el destino, y
Méjico quedó entregado á la iniquidad de su invasor.


Y no liemos de cansar á nuestros lectores con mas detalles sobre
• esta desgraciada hecatombe mejicana. Nos basta consignar que des-


pues de . las batallas que tuvieron lugar en el Peñon, Padierna, .Puente
de Claurubusco, Molino del Rey y asalto de Chapultepec, que fueron
otras tantas desventuras para Méjico, las huestes americanas entra-
ron victoriosas en la antigua Teuoxtitlan, y el sol de 16 de setiembre
de 1847 iluminó aquella escena de vergonzosa degradacion para Mé-
jico, que habia dejado desaparecer de sus torres y de sus palacios,
levantados por el genio latino, el Aguila del Nopal, para que se po-
sara la avarienta y rapaz águila americana.


Con estos desgraciados sucesos se produjo el funesto resultado de
perder Méjico la mitad de su territorio. Méjico tenia 216.012 le-
guas cuadradas de cinco mil varas , castellanas. Despues de la guerra




22 ESTUDIOS POIATIC08.


(le usurpacion americana y en virtud del tratado celebrado en la ciudad
de C-luaclalupe Hidalgo el 2 de febrero de 1848 , Méjico hizo cesion á
los Estados-Unidos, no solo de Tejas con toda la estension que se ha-
bia pretendido darle, sino tambien de Nuevo Méjico y alta California
en su totalidad, y de parte considerable de los Estados de Chihuahua,
Coahuila y Tamaulipas, formando todo el territorio cedido tina es-
tension de 109.944 leguas cuadradas, que equivalen á la mitad del
que la república poseia al hacerse la independencia, y 1.938 leguas
cuadradas mas, por indemnizacion, del cual se recibió la suma de
15.000.000 de pesos.


Ya tenemos el año de 1848 á los Estados-Unidos en plena pose-
sion de la mitad del territorio de Méjico y á Mr. Buchanan, ministro
de Estado americano, haciendo proposiciones al ministro de Estado
de España para la compra de la isla de Cuba.


Habrán visto nuestros lectores lo mucho que se trabajaba por los
Estados-Unidos en aquella época para lograr la adquisicion de la
justamente llamada perla de las Antillas. En Méjico mismo, y duran-
te su guerra, se encuentran pruebas de ello.


¿Qué era lo que se pensaba en Cuba en, aquella fecha sobre este
asunto? Vamos á verlo.


Proyecto para la anexion de Cuba.—Opinion de D. José Antonio Saco


Siempre fuirnos hostiles al pensamiento de la anexion de Cuba á
los Estados-Unidos, y por mas que se hayan predicado en todos los
tonos sus ventajas, y que nosotros mismos creamos que el desarrollo
material de riquezas seria muy ventajoso, no nos ha seducido nunca
el porvenir de ser estranjeros en nuestra propia provincia.


Sabemos á dónde se encaminan la política de los Estados-Unidos
y su propósito de incorporar á su territorio la gran Antilla. Avanzan-
do dia por dia, etapa por etapa, perseverantes siempre en sus planes,
es muy posible que, aprovechándose alguna vez de circunstancias
políticas desfavorables á España, satisfagan sus deseos y sacien su
hidrofobia territorial, que no se limita á Cuba solamente. El resto de
Méjico y la América Central, el Ecuador y el Perú, Bolivia, Chile y
Buenos-Aires están destinados, con el trascurso de los años, á sufrir
la guerra implacable que hacen los americanos del Norte á la raza
latina, á, sus costumbres y religion. Todo el inmenso continente
americano que agregó á su reino de Castilla Isabel la Católica, cabe
dentro de la arnbicion anglo-sajona.. No sabemos


otras nacion2s
poderosas de 12, aropa , i nstrumPntoc ,ja ;..,


1




34 mantos POLÍTICOS.
pondrán límites á esa ambicion desmedida, como la Francia , y la In-
glaterra sirvieron para detener la del czar de las Rusias.


Entretanto, y concretándonos ahora á la isla de Cuba, deseamos
dar á conocer la opinion, que predominaba allí el ario de 1848, so-
bre la anexion, y dejamos este cuidado al ilustrado escritor cubano,
D. José Antonio Saco, diputado de las Constituyentes de 1837, en re-
presentacion de la ciudad de Santiago de Cuba.


Tratando del movimiento anexionista en esa isla, dedo,:
«La idea de la anexion fué labrando en silencio: pero en 1846, to-


davía no era mas que un simple y vago deseo que nadie intentaba
»realizar. La injusta guerra que la Confecleracion americana declaró
»á Méjico en aquel año, y el triste desenlace que tuvo para esta re-
»pública, pues que perdió una porcion considerable de su territorio,
»trasformaron de pronto la opinion de muchos cubanos. Los que an-
»helaban por la anexion, creyeron que, así como los Estados-Unidos
»habían triunfado de Méjico, con la misma facilidad se apoderariau
»de nuestra. Antilla; y enarbolando públicamente su. nueva bandera,
»apareció en Cuba desde 1847 un partido numeroso que, pasando de
»las ideas á los hechos, trató de ejecutar sus proyectos valiéndose de
«las armas.


«Mientras estas cosas pasaban, estalló en febrero de 1848 la revo-
»lucion de Francia, y proclamada la república, los anexionistas de
»Cuba recobraron nuevo brio, juzgando que el momento decisivo
»habia llegado ya. Otro partido mucho mas formidable que el pri-
mero alzó tambien la cabeza en los Estados-Unidos; juntóse con el


»cubano, y declarándose, no ya el protector, sino el ejecutor de la
»anexion, se aprestó á invadir á Cuba para enseñorearse de ella.»


«Yo desde Europa seguía paso á paso y con suma ansiedad todos
»esos movimientos. Ligado por antiguos y estrechos vínculos de
»amista.d con algunos de los corifeos anexionistas, ellos trataron
»desde el principio de incorporarse en sus alas; y aun me ofrecieron
»10.000 pesos para que fundase y dirigiese un periódico en Nueva-
»York; mas yo, lejos de dar oido á sus invitaciones, aunque confieso
»que se las agradecí, hice cuanto pude por aparta rlos de una salvia eu
>que solo veía males para ellos y desgracias para Cuba. .


nsranos POLÍTICOS. 315


«Mis esfuerzos fueron inútiles. Los anexionistas, llenos de espe-
ranza, se separaron enteramente de mí; y como persistiesen en lle-


»var adelante sus proyectos, yo me hallé entonces en la dolorosa ne-
cesidad de anunciarles con toda franqueza que iba á escribir con-
tra la revolucion anexionista.»


Cuando D. José Antonio Saco dió á conocer su modo de pensar
sobre la anexion de Cuba, los anexionistas exclamaron en coro: «Sa-
co ha prevaricado,» y señalaban la contradiccion de sus opiniones en
1848 con las que habia sustentado en 1837. El Sr. Saco protestaba
contra esa supuesta prevaricacion en estos términos:


«Cuando digo que nunca fuí anexionista, no es porque yo piense
»que el haberlo sido en un tiempo y dejar de serlo en otro puede
»mancillar el honor de quien en tal caso se hallare. Mientras no se
»sacrifican los principios políticos y morales, y las bases que sirven
»de fundamento á la libertad y al progreso de los pueblos; mientras
»las variaciones solamente recaen sobre los medios que de, buena fé
»se adopten, para lograr resultados mas ventajosos, lícito es al hom-
bre, y á veces muy meritorio, el renunciar á sus opiniones y abrazar


»otras nuevas. Numerosos ejemplos de este cambio feliz nos ofrecen
»la religion y la política. San Pablo, el apóstol de los gentiles y per-
»seguidor de los cristianos, abjuró el paganismo, y se convirtió á la
»nueva religion de Jesús. El gran San Agustin, renunciando los er-
rores de los Manicheos, no solo fué la columna mas firme del catoli-


»cisnio, sino que combatió la misma secta á que habia pertenecido.»
»En la edad moderna, en nuestros mismo dias, dos de los hom-


bres mas célebres de Inglaterra han debido gran parte de su fa
»ma al cambio de sus ideas políticas. Wellington y Peel fueron los
»constantes enemigos de la emancipacion . de los católicos; pero ellos
»fueron tambien los que en 1829 tuvieron la gloria de abrir á estos
»el Parlamento y otras carreras del Estado. ¿No fué ese mismo Peel
»uno de los adversarios de la reforma mercantil? ¿Y no fué tambien
»él quién subió á la inmortalidad, renunciando á sus anteriores ideas
»y abrazando y planteando las que por tantos años habia. combatido?
» Saco, pues, sin compararse á esos hombres eminentes, pudo, sin
»mengua suya y con beneficio de su patria, dejar de ser anexio-
»nista.»


¿Qué motivos impulsaron en 1848 á D. José Antonio Saco á de-




1


86 uva:nos poLiricos.


clararse, contra la anexion? Contribuyó sobremanera, dice él, lo que
vió en Nueva-Orleans en 1832, cuando, hallándose de paso para la
Habana, presenció la eleccion de un diputado para la legislatura de
la Luisiana. La eleccion se la disputaban vivamente un criollo fran-
cés, Mr. Marigni, suegro del valiente habanero D. Francisco Sant-
manat, y otro americano, de raza anglo-sajona. Ningun americano
votaba por el francés; ningun francés por el americano. Triunfó por
un corto número de votos el criollo francés, y cuando fué Saco á
cumplimentar al electo diputado y á su esposa, esta le recibió con los
ojos arrasados de lágrimas y suspirando. «¡Ah, Mr. Saco! le dijo; es-
tos son los últimos esfuerzos del partido criollo: ya estamos en las
últimas agonías, y dentro de poco seremos devorados por la raza que
es ama de nuestro país.» «Estas palabras, dice Saco, hicieron en mí
una impresion muy profunda, y cuando dejé las márgenes del Missi-
ssipi, si bien llevaba en mi pecho la libertad, no me acompañaba por
cierto la anexion.»


Asegura Saco que sus ideas desde entonces permanecieron inalte-
rables en este punto, y que siempre que habló de él, ya en Cuba, ya
en Europa, siempre fué manifestando su repugnancia á la anexion.


Pero antes de proseguir y dejar consignados en estos apuntes las
opiniones de tan respetable autoridad, respecto á la anexion, desea-
mos espresar tambien nuestras propias impresiones, recibidas en la
visita que hicimos á los Estados de la Luisiana, Alabama y Florida
el año de 1851, diez y nueve años despues que hizo Saco la suya.


¡Cuán cierto y con cuánta justicia decia la señora de Marigni que
la raza criolla seria absorbida, vejada y puesta á los pies de la raza
anglo-sajona! No es posible encontrar mas enconadas las pasiones en
ninguna parte del mundo, que lo que lo estaban en Nueva-Orleans,
Mobila y Pansacola, y en general en todas las demás ciudades de los
tres Estados que hemos mencionado en el año de 1851, entre los
descendientes de españoles y franceses por una parte, que forman allí
la raza criolla, y los anglo-sajones de pura raza. Ni los hijos de la
esclavizada Polonia odian tanto á sus opresores, ni entre los natura-
les de la gran república americana hubo tan honda aversion hácia sus
dominadores metropolitanos, como el que sienten los criollos, luisia-
neses y floridanos aontra la raza yankee.


La ciudad de Nueva Orleans presenta un ejemplo vivísimo de


V,STUDIOS POLiTICOS. Ir/
esta verdad. Dicha ciudad tiene una calle central, que es la mas im-
portante, titulada del Canal, y puede decirse que es la frontera de las
dos razas que pueblan la ciudad del Creciente. Una parte de la ciudad
se llama barrio americano, y residen en él todos los de raza anglo-
sajona; el otro, titulado barrio francés ó criollo, está poblado por lac
familias descendientes de españoles ó franceses.


El que estas líneas traza, tenia en esta ciudad la familia de su ma-
dre, habiendo su abuelo militado allí de coronel del regimiento de la
Luisiana., cuando la bandera de los castillos y leones flotaba en ese
territorio, como dependencia de la corona de España. Nada habia que.
pudiera indignar mas á esos parientes, que conservaban en su cora-
zon la nacionalidad de sus padres, que se les llamara yankees, y en
aquella misma nacionalidad perdida se inspiraban para lanzar conti-
nuos é interminables denuestos contra la raza anglo-sajona, que se
enseñoreaba mas cada dia, ultrajando á la sociedad criolla con la al-
tanería de la fuerza y con su política de egoismo. Y lo que pasaba
con esos parientes sucedia exactamente respecto á toda la poblacion
de aquellos Estados, que tenian su origen en la raza latina. ¡Ah! y
qué bien correspondieron los anglo-sajones ese latente ódio que sos


-tenian hácia ellos los criollos, cuando vino la guerra civil con todos
sus horrores, y les llevó allí, corno la mayor de las plagas al general
americano Buttler, quien desde entonces ha dejado allí provision de
ódio para varias generaciones.


Dejando esta digresion, y contrayéndonos al hilo de nuestra his-
toria, diremos: que así como en 1832 no habia un americano que
votase por un criollo, ni un criollo que votase por un americano, en
1851 y 52 existia tal exarcebacion en los ánimos, que, rara familia
criolla se permitia visitar á otra americana.


Si esto sucedía con la raza criolla, descendiente de franceses y es-
pañoles, que tenian y tienen doble empuje que la raza criolla de Cu-
ba, ¿qué no le estada reservado á ese puñado de habitantes blancos de
esa isla, que en su absoluta totalidad no representan mas poblacion
de la que tiene una ciudad de tercer órden de la Union. americana?


Permítannos nuestros lectores que fijemos aquí otras razones en
que se fundaba el profundo escritor D. José Antonio Saco, el mas co-
nocedor de los asuntos de su pais, y quien tuvo la valentía necesa -
ria. de resistir la corriente revolucionaria puesta de moda en Cuba.




58 .STUNOS .poLincog.


en 1848, despreciando las antipatías y las calumnias de que fue ob-
jeto, por sus paisanos, en aquella época. Tanto mas generosa era de
parte de Saco esta conducta, cuanto que, desterrado de su patria,
pobre en Europa y abrumado de pesadumbres, la revolucion le hubies
ra colocado en actitud y posicion muy favorables, y, sin embargo, se
decidió á combatirla, con riesgo de que miserables calumniadores
pregonasen, que habia vendido su pluma para escribir contra la
anexion.


Veamos las otras razones en que se fundaba el escritor cubano
para combatir desde París la anexion:


«La incorporacion, decia, solo se puede couseguir de dos modos:
»ó pacíficamente, ó por lo fuerza de las armas. Pacíficamente, si, ve-
rificándose un caso improbable, España regalase ó vendiese aquella


»isla á los Estados-Unidos; en cuya eventualidad la trasformacion
»política de Cuba se haria tranquilamente, y sin.


ningun riesgo. Por
»lo que á mí toca, y sin que se crea que pretendo convertir ningun
»cubano á mi opinion particular, debo. decir francamente que, á pe-
sar de que reconozco las ventajas que Cuba alcanzaria, formando


»parte de aquellos Estados, me quedaria en el f ondo del corazon un
»sentimiento secreto por la pérdida de la nacionalidad cubana. No
»llegamos en Cuba á 500.000 blancos, y en la superficie que ella.
»contiene, bien pueden alimentarse algunos millones de hombres.
»Reunida que fuese al Norte de América, muchos de los peninsulares
»que hoy la habitan, mal avenidos con su nueva posicion, la aban-
»donarian para siempre: y como la feracidad de su suelo, sus puertos
»magníficos, y los demás elementos da riqueza, que con tan larga
»mano derramó sobre ella la Providencia, llamarian á su seno una
»emigracion prodigiosa, los norte-americanos dentro de poco tiempo
»nos superarian en número, y la anexion, en .


último resultado, no
»seria anexion, sino absorcion, de Cuba por los Estados-Unidos. Ver-
«dad es que la isla, geográficamente considerada, no desapareceria
»del grupo de las Antillas; pero yo quisiera que, si Cuba se .


separase.
»por cualquier evento, del tronco á que pertenece, siempre quedase -
»para los cubanos, y no para una raza estranjera.»


«Nunca olvidemos (así escribia yo hace algunos meses á uno de
»mis amigos anexionistas) que la raza anglo-sajona difiere mucho de
ola nuestra por su origen, por su lengua, su religion, sus usos y cos-


ESTurnos poLiricos.


»cumbres; y que, desde que se sienta con fuerzas para balancear el
»número de cubanos, aspirará á la direccion política de los negocios
»de Cuba; y la conseguirá, no solo por su fuerza numérica, sino por-
que se considerará como nuestra tutora ó protectora, y mucho mas


,,adelantada que nosotros en materia de gobierno. La conseguirá, re-
»pito, pero sin hacernos ninguna violencia, y usando de los mismos
»derechos que nosotros. Los norte-americanos se presentarán ante las
»urnas electorales; nosotros tambien nos presentaremos; ellos vota-
»rán por los suyos, y nosotros por los nuestros; pero como ya estarán
»en mayoría, los cubanos serán escluidos, segun la misma ley, de to-
»dos ó casi todos los empleos; y doloroso espectáculo es, por cierto,
»que los hijos, que los amos verdaderos del país, se encuentren en él
»postergados por una raza advenediza. Yo he visto esto en otras par-
»tes; y sé que en mi patria tambien lo vería, y quizá tambien vería
»que los cubanos, entregados al. dolor y á la desesperacion, acudie-
sen á las armas, y provocasen una guerra .


«El otro medio de conseguir la anexion seria por la fuerza de las
«armas. Pero ¿podemos los cubanos empañarlas, sin envolver á Cuba
»en la mas espantosa revoluciou? ¿Con qué apoyo sólido contarnos,
»para triunfar de la resistencia qie encontrariamos? ¿Entramos solos
»l-n la lid, ó auxiliados por el estraniero? E xaminemos separadamen
»Le lo que sucederia en cada uno de estos dos casos.»


«De raza africana hay en Cuba corno 500.000 esclavos y 200.000
»libres, de color. Los blancos, unos son criollos, y otros peninsulares.
»y aunque aquellos son mas numerosos, estos son mas fuertes, no so-
»lo por la identidad de sentimientos que los une, sino porque tienen
»exclusivamente el poder, el ejército y la marina, y ocupan además
»todas las plazas y fortalezas de la isla. Ilusion seria figurarse que
»los peninsulares se adhiriesen en las actuales circunstancias al ;Ti-
no de los cubanos eu favor de la anexion. Habria tal vez, entre los
»ricos, un cortísimo número que, deslumbrado con la idea del valor
»que pudieran adquirir sus propiedades, depusiese su españolismo, y
»se acogiese al nuevo pabellon. Pero la inmensa mayoría se manten-
»dria fiel al estandarte de Castilla. Opondránse, pues, porque fuerza
»es confesar que los españoles en América son mas españoles que en
»España; porque, habiendo perdido ya sus admirables colonias en el




40 ESTUDIOS POLÍTICOS.


»nuevo continente, el orgullo nacional los obliga á defender á fUego
»y sangre el único pap i() importante que les queda; porque, desde
»Cuba, pueden fomentar todavía su comercio en varios países de
»América, y aun adquirir en ellos alguna iaflaencis, política; porque,
»todas las industrias que hoy los enriquecen, pasarian á los norte-
»americanos, pero no podrian entrar en competencia con rivales tan
»activos y tan diestros; porque, en fin, de amos de Cuba, descende-
»Han á un rango inferior, y si á todos los hombres siempre es duro
»este sacrificio, al español le seria insoportable, no solo por el re--
»cuerdo de lo que fué en aquellos países, sino por la intolerancia de
»su carácter y el ódio con que mira la dominacion estranjera. Si los
»españoles deploran, y en mi sentir con razon, el triunfo de los Es-
»tados-Unidos en Méjico, que ya no les pertenece; ¿cómo podriau
»unirse á. los que vienen á despojarlos de una propiedad que tanto
» estiman?»


Sensatas como son estas reflexiones del Sr. Saco, pasamos por
alto otras que estampa en sus escritos contra la incorporacion de
Cuba á los Estados-Unidos, porque escritas en época en que es-
taba por resolverse todavía la cuestion de esclavitud entre Nor-
te y Sur de dichos Estados, ya hoy no tienen razon de ser dichas
observaciones. En cambio agregaremos otras ideas del mismo es-
critor, que responden á las que en 1868 y desde el principio de la
insurreccion. en Cuba pregonaban los amantes del separatismo. De-
cían estos que los Estados-Unidos los protegian, y con su auxilio, el
triunfo era seguro. Muchas veces combatimos ese error grave, causa
lamentable de que muchos cubanos ilustrados y juiciosos, que sir,
ódios hácia España, no eran tampoco enemigos de su gobierno,
se lanzaran en la insurreccion , esperanzados en que encontrarían
dicha proteccion, y que por este medio se alcanzaría la paz. Com-
batimos con todas las fuerzas de nuestra inteligencia, fuesen mu
chas ó pocas, pero animados del mejor espíritu tan peligrosa pro-
paganda; y las reflexiones de los exaltados separatistas, contradi-
ciendo las nuestras, se embotaban en nuestro espíritu de acero. Bajo
la misma forma con que en 18'48 presentaban la cuestion los ane-
xionistas, la renovaron en 1868 y 69, y un cubano que sostenia rela-
ciones amistosas de familia con el secretario de Estado 11r. Fish , era
el conductor constante de esperanzas de proteccion con que se elec-


parimos PoLITICOs.
trizaban los ánimos de los separatistas, esperanzas infundadas que
suponemos hayan desechado, al fin de cuatro años de desventuras,
aquellos visionarios.


Hablando D. José Antonio Saco, que .fué ,durante muchos años,
como escritor, el oráculo de los cubanos, de los auxilios que podían
estos esperar de la nacion norte-americana., decia: «Si los auxilios.
son mora/es, se reducirán á buenos deseos, á vagos ofrecimientos, y
á palabras pomposas que, alucinando á muchos, no salvarán á nadie
en la hora del peligro. ¿Serán físicos los auxilios, únicos que pudie-
ran ser eficaces en nuestra angustiada situacion? ¿Mas quién los dá?
¿Será aquel pueblo? ¿Será su gobierno? En los hábitos utilitarios y es-
píritu positivo de aquella república, no es probable que ella arriesgue
su dinero eu empresa tau aventurada. Atrévome á asegurar que,
mientras sean cubanos los que dieren la cara, quedándose al paño los
norte-americanos, toda su proteccion consistirá. en la tolerancia de
ciertos actos que, aunque reprobados por el derecho de. gentes, no
comprometan la paz entre ellos y España.. Yo quisiera infundir mis
ideas á todos mis compatricios; quisiera que desconfiasen de todas las
promesas. AUNQUE SALIESEN DE LA BOCA DEL MISMO PRESIDENTE; y quisiera
que ninguno se prestase incautamente, á pesar de la mejor intencion,
á ser juguete de planes é intrigas que, si se frustran, solo perjudica-
rán á Cuba y á sus hijos; y si se realizan, aprovecharán á los que
nada pierden ni arriesgan.»


Bien claramente demostraba Saco, además, que ni por temor de
que España, en sus revueltas intestinas, mandase libertar los escla-
vos, ni porque en otro sentido los cubanos desearan realizarla, era
justificada una insurreccion, no habiendo país sobre la tierra en dón-
de un movimiento revolucionario fuese mas peligroso que en Cuba.


La hipótesis de que los cubanos deseaban la anexion para libertar
sus esclavos, es en mi concepto del género burlesco. En 1848, como en
1865 y 66, como en 1868, solo se ha pensado en asegurar la esclavi-
tud, y en este punto, tirios y troyanos, propietarios peninsulares y
propietarios cubanos, han estado envueltos y confundidos en una co-
man idea, que ha sido alejar, cuanto les fuese posible, la soincion del
problema social, como lo demostraremos mas adelante.


Al gobierno español es necesario hacerle justicia en este asunto,
que le honra: en las cuestiones de abolieion ha estado mucho mas




tswyrna's tsolMCos.
avanzado que sus gobernados antillanos, y lo mismo los gobiernas
moderados que los de union liberal, han tórnalo parte inny actíVá
para curar de raiz la gangrena de la esclavitud, que corroe y consu-
me la vitalidad de todo cuerpo social. Lo mismo el ilustre duque de
la 'Forre, que los eminentes repúblicas Olózaga, Ulloa, Seijas Loza-
no, Gonzalez Brabo y Rivero, levantaban en el Congreso de los dipus
tados su autorizada voz á favor de las reformas y cuestiones sociales
de América, y además, el ministro moderado Seijas Lozano llegó á
ordenar al marqués de Castell-Florite, capitán general de Cuba, que
convocase una junta de los mas importantes hacendados, para resol.--
ver de algun modo la cuestion magna de la esclavitud, por el. propio
interés de aquella clase, pues no le era posible al gobierno desatender
por mas tiempo el empuje de las modernas sociedades, siendo necesa-
rio, •decia. el ministro en sus comunicaciones al general Dulce, atems
perarse á los principios dominantes de la época. En otra parte de
estos apuntes hablaremos del efecto que produjeron en Cuba las ges-
tiones del general D. Domingo Dulce sobre este particular.


Habla cundido con tanta generalidad la idea anexionista en Cuba,
que los amigos de Saco lo criticaban y dejaban expuesto á la vo-
racidad de sus detractores, sin que aquellos íntimos que le pro-
porcionaban recursos para sostenerse en la vida modestísima que
hacia en Earopa, lo defendiesen.de otro modo, que diciendo: «como
Saco no tiene esclavos,» sin comprender que por lo mismo que no los
tenia, podia ver las cosas bajo su verdadero prisma.


La esclavitud, que era el mayor interés que podía, unir á peninsu-
lares y cubanos, fué el móvil que indujo á muchos de los primeros y
á la gran mayoría de los segundos, á volver los•ojos al Sur de la
Union-americana para la incorporacion de la isla, y esto sábese que es
cierto, lo sabe el gobierno y el mundo entero.


Así es, que la conspiracion de 1848 ha sido, en nuestro concepto,
la mas importante, la mas grave y la de mayor riesgo que se ha
presentado en la isla de Cuba, inclusa la insurreccion de Yara, que
sin contar con el auxilio de los peninsulares de Cuba, ni protegida
por la Union-americana, ha carecido de los recursos y elementos con
que por razon de las circunstancias pudo aquella tener, si no hubiese
sido dominada y vencida en sus primeras intentonas por la energía
y habilidad del general D. José de la Concha.


ESTUDIOS PiTITD OS


43


Las ideas avanzaron tanto en el órden anexionista, que ya en
1849 se presentó en los Estados-Unidos como primer jefe del partido
el mariscal de campo del ejército español D. Narciso Lopez, para or-
ganizar una espedicion de norte-americanos, con la que invadió la
ciudad de Cárdenas en mayo de 1850, sin otro resultado que el de
haber permanecido en dicha ciudad algunas horas, reembarcándose en
seguida par Cayo-Hueso.


En agosto de 1851 volvió el mismo Lopez á invadir la isla de Cuba
con nueva espedicion filibustera, y ya de esta y de su fracaso es pre-
ciso ocuparnos con alguna mas detencion.




ESTUDIOS POLiTICOS. 45


L


Nombramiento del general Concha para capita general de Cuba.-1416vinaien-
tos revolucionarios en el departamento Central,Espedieion de Lopez.—Be.-
talla de las Pozas.


En setiembre de 1850 creyó conveniente el gobierno de la reina
doña Isabel II hacer nuevo nombramiento de primera autoridad en.la
isla de Cuba, y el duque de Valencia propuso para dicho cargo al te-
niente general D. José de la Concha, habiéndosele concedido por real
decrete en 18 del mismo mes, y llegando á la Habana el di a 10 de
noviembre.


La semilla de la anexion se esparcia por toda la isla, y principal-
mente por los departamentos Occidental y Central, y el nuevo repitan
general pudo desde luego apercibirse de la honda division que existia
entre insulares y peninsulares, así como de los síntomas precursores
de próximos trastornos. La situacion política de Cuba era tenebrosa,
y el general Concha así lo comprendió. Hay que agregar á. estas con-
trariedades el mal estado en que encontró la administracion pública;
y de las diversas opiniones que necesariamente tuvo que oir, dedujo el
juicio siguiente, que estampa en la página. 135 de sus ilfeaorias so-
bra la isla de Cuba:




«Los altos funcionarios, los que realmente conocen el estado del
»país, su administracion y loe vicios de esta, rehuyen la responsabili-
edad de indicar el remedio, prefiriendo, á resultados que juzgan du-
dosos, confiar en los elementos de órden que encierra la poblaciou


»la prosperidad material del país. Otra parte de los empleados en-
»ctientran inmejorable un sistema que les permite acumular . obven-
aciones, y aun adquirir fortunas mas ó menos rápidas, segun la elas-
»ticidad de sus conciencias y las condiciones del destino. Los espa-
ñoles nacidos en la Península, que llevan allí largo tiempo de resi-


»dencia, y que á costa de su laboriosidad y honrosa economía adqui-
»rieron grandes capitales, no pueden en general comparar con otro
»alguno el sistema de gobierno y administracion que en Cuba rige,
»y calculan las dificultades y los medios de conservacion de aquel pais


. »por las fuerzas terrestres y marítimas, sin entrar en 'consideraciones
»de otro género, que no es dado olvidar á un gobierno medianamente
»entendido y previsor. Nlientras tanto, los españoles naturales de la
isla, los que mas alta posicion ocupan por su nacimiento ó sus for-


»tunas, si bien se apresuran á ofrecer sus respetos al nuevo gober-
•itiador, no dejan oir su voz sobre ninguna de las cuestiones de go-
»bienio y administracion; circunstancia que llama la atencion triste-
»mente, porque prueba sin duda alguna el alejamiento en que se en-
cuentran y la incertidumbre, si no la desconfianza, respecto á las


»cualidades é ideas de la nueva autoridad.»
Eran verdaderamente críticos los momentos en que llegaba á la


Habana el general Concha á ejercer el mando superior de la isla dé
Cuba. El ex-general D. Narciso Lopez, cuyas cualidades populares
le daban gran autoridad y prestigio, habia. establecido con algunos
importantes cubanos, emigrados en los Estados-Unidos, una junta.
revolucionaria, que trabajaba principalmente en promover la insur-
reccion en el departamento Central de la isla, principiando á sen-
tirse allí .


las primeras agitaciones del partido anexionista.
Habían formado en 1849 en las Islas Redondas una espedicion


que tenia, por objeto deseinbarcar en el departamento Central de la
isla y auxiliar á los anexionistas del Camagüey en su obra revolu-
cionaria; pero la proclama del presidente 'faylor declarándolos fuera
de la nacionalidad norte-americana si consumaban su proyecto, los
detuvo algun tiempo, si bien en el mismo año desembarcó en Cárde




44 esTUDlos POLÍTICOS.


nas al mando de Lopez otra espedicion que sorprendió dicha ciudad,
sin dar mas resultado, que apoderarse los filibusteros del gobernador.
y despues de haber permanecido algunas horas en la poblacion, ale-
jarse de ella en el mismo vapor que los condujo, cambiando algunos
tiros con un destacamento de caballería que se presentó en el muelle
de Cárdenas al emprender el vapor su retirada. Así gastaron en em-
presa tan estéril y arriesgada gruesas sumas, que salieron de la isla,
y que no bajarian de un millon de duros. Cárdenas es una poblacion
eminentemente mercantil y presenció aquel movimiento de invasion
con total indiferencia.


El vapor que condujo la espedicion invasora regresó á Cayo
Hueso perseguido de cerca por los cruceros españoles, que llegaren
á la isla americana casi á un tiempo , habiéndose salvado Lopez
merced al poco calado de su buque, que le permitía ir por entre ca-
yos , guareciéndose así del ataque de los españoles. Poco tiempo
despues de estos sucesos, comenzaba la primera época del mando
del general Concha.


Estendíase el espíritu de anexion á todas partes de la isla, y
la idea de que se convertirla á Cuba en un estado esclavista de los
Estados-Unidos, y que así se garantizaria mas la propiedad de los no-
gros, cuya emancipacion se discutia ya violentamente por la prensa
y por las sociedades abolicionistas de Europa y los Estados- Unidos,
hacia que los grandes propietarios de ingenios, haciendas, cafetales y .
demás fincas rurales, muchos insulares y no pocos peninsulares, aco-
giesen con calor el proyecto de anexion y suscribiesen fuertes sumas
para llevarla adelante. En cambio, muchos naturales de Cuba, y la
mayoría de los peninsulares, que conservaban los instintos heredados
de aversion al dominio estra,ujero, y que mas consultaban al corazon
que á sus intereses, combatían sin descanso la propaganda revolucio-
naria. que se hacia. En algunas localidades se demostraba que el ma-
yor ó menor número de esclavos se hallaban en razon directa con
la mayor 6 menor aficion á trastornos revolucionarios. En Puerto-
Príncipe, por ejemplo, situada á 150 leguas de la Habana, y 'cabeza
del territorio cama.güeysum, la raza de color está en mucho menor
proporcion que la blanca, y de ésta, no llegaban al 4 por 100 los na-
urales de la Península. Así es que, en ese punto, el espíritu de aue-
Iion unas veces, ó el de independencia otras, siempre se habían teta,


ItatehicrS POLÍTICOS. '41


nifestado en mayor escala que en algunas otras localidades, debido
tambien á la costumbre generalizada allí, de que los jóvenes de fami-
lias medianamente acomodadas pasasen á educarse en el estranjero, y
principalmente en la vecina república de los Estados-Unidos.- De
Puerto-Príncipe salió, para colocarse á la cabeza de los emigrados que
formaron la junta cubana establecida eis• Nueva-York, el muy ilustra-
do camagüeyano D. Gaspar Betancourt Cisneros, conocido por el
Lugareño, bajo cuyo pséudonimo escribió por espacio de muchos años,
difundiendo doctrinas que penetraron profundamente en la conciencia
de gran húmero de sus paisanos.


En Puerto-Príncipe, á fines del siglo pasado, tuvo su asiento la
Audiencia de Santo Domingo, que era la mas antigua de las dé
Indias, y fué tribunal supe•ids único de la isla hasta 18)8, y desde
1812 se estableció allí una intendencia de Hacienda. Llegó á tener
grande importancia esa ciudad como centro de la administracion de
justicia y de rentas, acudiendo á ella necesariamente las inteligen-
cias juridicas, literarias y económicas, que, empapadas en las ideas
delteoderno progreso, las trasmitian á los habitantes de aquel depar-
tamento, ávidos de libertad y de independencia. La importancia de
Puerto-Príncipe y la necesidad de enfrenar sus peligrosas aspiracio-
nes, decidieron al gobierno á trasladar á dicha ciudad en 1850 la co-
mandancia general del departamento del Centro, como remedio con-
tra las ideas de desórden que se manifestaban en el mismo.


No pensaban mal los anexionistas escogiendo á Puerto -Principe,
por el estado escepcional en que se encontraba, como el punto más á
propósito para promover una rebeliou, que coincidiera con la salida
de los Estados-Unidos de una fuerza invasora que debia conducir el
vapor Cleopatra.


Las hojas volantes, los folletos y periódicos que con misteriosa
perseverancia circulaban por el departamento Central, importados de
los Estados-Unidos, eran pruebas manifiestas de la agitacion revo-
lucionaria de aquella cómarca.


Llegó el general Concha á la isla de Cuba y se fijó principalmente
por las noticias que tenia, en el departamento Central, disponiendo
desde luego que dejase la subinspeccion de caballería el general don
José Lemery y nombrándole comandante general del Centro. Su
primer acto fué destituir al ayuntamiento de Puerto-Príncipes Loe




48


ESTUDIOS POLÍTICOS.


anexionistas esforzaron sus trabajos entonces, y el general Lemery,
con impremeditacion por su parte, procedió á verificar prisiones de
personas notables, entre ellas algunos individuos del ayuntamiento
suspenso, logrando evadirse el arrojado jóven D Joaquin Agüero.
que se refugió en los montes, declarándose jefe de una partida y
levantando el estandarte de la rebelion.


Si el general Lemery hubiese procedido con menos violencia,
mas tino y mejor pulso, y evitado la destitucion del ayuntamiento,
reduciéndose á vigilarle de cerca, el movimiento insurreccional de
Agüero no hubiera tenido lugar; y pocas ramificaciones debió tener
en otros puntos de la isla, cuando solo en Trinidad aparecieron unos
pocos jóvenes en son de rebeldía, recorriendo algunas haciendas é
internándose despues en el monte, donde fueron la mayor parte
aprehendidos, sufriendo el infeliz Agüero con su muerte, las conse-
cuencias de su impremeditacion.


Estos acontecimientos avivaron mas los trabajos anexionistas, y
precipitaron la espedicion que el general D. Narciso Lopez prepara-
ba, para desembarcar en Cuba. El capitan general de la isla tenía
noticia de los movimientos de Lopez y sabia que contaba con gente
dispuesta á embarcarse para hacer la guerra , en Cuba, reclutada
principalmente en Nueva- Orleans.


Eu la noche del 11 de agosto de 1851 dió parte el capitan del
puerto de la Habana de que al retirarse el vigía del Morro habia ob-
servado que, de dos vapores anunciados á la vista como buques de
guerra de los Estados-Unidos, uno no lo era, y despues de haber es-
tado como cruzando, hacia rumbo hácia el Noroeste. El teniente go-
bernador del Mariel habla trasmitido tarnbien aquella noche otro
parte del comandante de la fragata .Esperanza de haber visto un va-
por sospechoso por sus maniobras, cargado de gente. Estas noticias
llevaron al ánimo del capitan general de la isla la conviccion de que
aquel vapor sospechoso conducia la anunciada espedicion contra !a
isla, y con su actividad reconocida priucipió aquella misma noche á
dar sus disposiciones, poniendo en movimiento la marina y las fuer-
zas militares; y organizando una columna compuesta de las compa-
ñías de preferencia de los regimientos de la Corona, Barcelona y
Leon, á las siete de la mañana se hallaban embarcadas en el vapor
Pizarro, al mando del general segundo cabo •Manuel Ena, lle-


ESTUDIOS POLÍTICOS.
49


vando consigo botiquín, camillas, municiones de respeto, etc. Tam-
bien quedó lista una goleta que debia remolcar el vapor, en la que se
embarcaron treinta caballos.


El Pízavro, montado por el general Bustillos, comandante gene-
ral del apostadero, zarpó del puerto á las siete y media de la mañana,
y al llegar á Bahía-Honda, supo el general Ena que los enemigos
habian desembarcado en el Morrillo de Manimani.


Muchas fueron las conjeturas á que dió lugar el hecho de presen-
tarse Lopez á la vista de la Habana y anunciar él mismo su llegada;
pero quedaron desvanecidas cuando se supo despues, que en Cayo-
Hueso }labia recibido confidencias falsas, asegurándosele que estaban
sublevadas las poblaciones inmediatas á la Habana; esplicándose así.
su imprudencia de presentarse á la vista del I\lorr o. Tan (le buena fé cre-
yó las falsas noticias de Cayo-Hueso, que no quiso dar crédito al patron
de una goleta, que detuvo á la vista de la Habana, quien le aseguró
que la isla gozaba de la mayor tranquilidad, y á quien dejó proseguir
su viaje, pre-liniéndole dijera á las autoridades de la Habana que ya
estaba en la isla Narciso Lopez. Esta ligereza prueba con cuánta fé
esperaba éste el apoyo del país, no pudiendo imaginar, segun sus
propias declaraciones, que tan pronto hubiera tenido que habérselas
con las fuerzas españolas salidas inmediatamente de la Habana, y
que desembarcaron en Bahía-Honda, emprendiendo viaje desde este
punto hasta San Miguel. Aquí acamparon las tropas del general Ena
á dos horas de las Pozas, donde se hallaban las de Narciso Lopez.


Este habia dividido su espedicion de 480 hombres, ocupando con
340 las Pozas, y dejando en el Morrillo, custodiando los equipajes y
municiones, los 140 restantes.


La narracion de la batalla de las Pozas la hace el general Con-
cha del siguiente modo en sus 'Memorias sobre la isla de egiba:


«La division de las fuerzas enemigas presentaba á las nuestras
»una ventaja de mucha consideracion, porque si estas eran por sí su-
»ficientes á batirlas reunidas, fácilmente hubieran podido aniquilar-
»las en detall. Privarse innecesariamente de esta ventaja fué un la-
mentable error solo esplicable por la misma confianza que en su va-
lor y en el de sus soldados tenia el distinguido general Ena, sobre


»todo cuando debia suponerse que los enemigos á quienes aguardaba
»una muerte cierta habian de oponer resistencia desesperada. Justo


7




50 ESTUDIOS POLÍTICOS.


»es, sin embargo, recordar que el suceso de Cárdenas, y la carga
»dada allí por nuestros valientes lanceros, pudieron contribuir mucho
»á que hubiese formado una idea desventajosa de los piratas, á cuya
»circunstancia, unida á la de su escesivo arrojo, debe en parte atri-
buirse la resolucion que el general Ena adoptó de dividir sus


»fuerzas.»
«Hízolo así, en efecto, y dando órden al comandante Villar para


»que marchase sobre el Morrillo con tres compañías y algunos caba-
llos, se dirigió él á las siete de la mañana sobre las Pozas con las cua-
tro compañías restantes, de las cuales dejó todavía una á retaguar-
dia, escoltando las municiones de reserva.»


«Los enemigos se vieron sorprendidos con el inesperado ataque de
»nuestras tropas. No contaban, segun confesion propia, como he di-
ocho, con ser atacados antes de cuatro dios, y no habian trascurrido
»aun veinticuatro horas desde su desembarco, cuando el general Ena
»con su pequeña columna, se presentó al frente de las Pozas. No es
»sin duda una posicion fuerte la que este pueblo ocupa, ni sus casas,
»construidas de tabla y guano, opsnian notable abrigo á 'sús defen-
sores. Sin embargo, debo advertir que los accidentes del terreno ha-


ocian en realidad mas ventajosa la situacion del enemigo de lo que
»parecia, al avistar la poblacion desde el camino que nuestras tropas
»llevaban Es éste estrecho, y difícilmente permitia la marcha de la
»columna, sino por cuartas, porque tiene á la derecha un espeso bos-
que cerrado, del que salen algunas varas de terreno alto terminado


»en una casa, mientras por la izquierda corre á lo largo una empali-
zada de seto vivo, que lo separa de tierras bastante ondeadas y


»que terminan en una pequeña eminencia, la cual, entendiéndose eu
»descenso por el mismo lado, sirve de asiento á otras casas. Sobre esa
»única casa, situada al frente del camino, se dirigió en la forma in-
»dicada. la compañía de granaderos que marchaba en cabeza , y fué
»recibida con un vivo fuego: pero nuestros valientes, armando ba-
yoneta, se lanzaron al mismo tiempo que el general hacia desple-
gar en guerrilla las dos compañías restantes por la izquierda para


»atacar la eminencia. Cargados á su vez los granaderos . por las fuer-
»zas enemigas, tuvieron q ue retirarse al verificar el primer ataque;
»mas habiendo llegado á la carrera la compañía que quedó á reta-
»guardia, volvieron á cargar y se apoderaron de nuevo de las pri-


esTmos POLÍTICOS. 51


»meras casas. llegando hasta dentro del pueblo que se estiende des-
cendiendo hacia un pequeño rio inmediato. El valor hubo, no obs-
tante, de ceder al número, y las dos compañías, despues de una pér-
dida muy considerable, desalojaron el pueblo. El valiente general


»trató en aquel momento de reunir las compañías que habia desple -
• »gado por la izquierda para dar el último ataque, porque los enemi-


gos, sorprendidos del denuedo de nuestros soldados, se replegaban
ȇ la parte inferior de la poblacion, y quedaba solo un grupo de los
»mas audaces y desesperados sosteniendo la eminencia indicada; pero
»desgraciadamente la empalizada hizo imposible la reunion de nues-
tras tropas, las cuales, cansadas y fatigadas ya, sufrian pérdidas


»considerables por los tires certeros del enemigo, y el general, que
»mil veces habia buscado la muerte, se vió precisado á dar la órden
oda retirarse.»


«Nuestros soldados, sin embargo, no estaban batidos ni derrota-
»dos. Aprovechando los enemigos el momento de la retirada, inten-
»taron tomar la ofensiva, y salieron del pueblo para cargarlos; pero
»haciendo alto nuestros cazadores y granaderos á la voz de su gene-
oral, y dando el grito de «viva la reina,» en una carga á la bayone -
«ta, rechazaron á los piratas de talmodo, que los obligaron á encerrar-
»se en la poblacion, dejando muerto al general húngaro Pragay.
»Esto bastó para que nuestras tropas no fueran ya molestadas en sti
»retirada, y pudiesen hacer alto y establecer el general su campas
»mento á legua y media de las Pozas.»


«Entre tanto que este ataque tenia lugar, el comandante Villaoz
»se dirígia al Morrillo, al frente de cuyo punto se presentó solo con
»dos compañías, por haberse estraviado por aquellos manglares la
»que iba de vanguardia, y que mas tarde concurrió al combate. El
»ataque nu fué menos vigoroso en este punto. Nuestras tropas, car-
»gando constantemente á la bayoneta y despreciando el fuego de los
»enemigos, llegaron á cercarlos enteramente, y su situacion era tan
»desesperada, que aun habiendo desistido el comandante Villaoz de
»su esterminio, por haber recibido órden de su general para retirar-
»se, los enemigos se consideraron tan perdidos, que su jefe Critten-
»den, seguido de cincuenta hombres, pensó ya solo en buscar su sal-
»vacion, arrojándose en lanchas á la mar, donde á las pocas horas
«fueron apresados. Los restantes pudieron aquella noche refugiarse




52 ESTUDIOS POLÍTICOS.


ȇ las Pozas, aunque no sin haber dejado muchos dispersos, que fue-
»ron cogidos y fusilados en los dias siguientes.»


«Los combates que acabo de referir tuvieron lugar el 13 de agos-
to; el 14 salió de la Habana el brigadier Rosales en un vapor con


»cinco compañías y cuatro piezas de montaña, y el 15 se hallaba ya
»reunido al general Ena, como lo verificó igualmente el coronel Mo-
rales con su columna. De este modo se encontraba el general inme-
diato al enemigo con una fuerza de 1.500 hombres, 4 piezas y 120


»caballos, si bien por haberse separado hácia Cayajabos el coronel
»Morales, á consecuencia de una noticia equivocada, tenia ya solo su
»columna y la del brigadier Rosales el 17, cuando volvió á ponerse
ȇ la vista de los piratas, frente al cafetal de Frias, en donde estos
»se hallaban descansando despues de una larga marcha sin conoci-
miento de las proximidad de nuestras tropas. Mas de una hora ha-
cia que estas avistaban al enemigo, ocupándose el general en pre-
parar su ataque, cuando la llegada de una nueva columna de dos


»compañías y 100 caballos, fuerza que habia situado nuevamente
»en Guanajay para observar las salidas,de las lomas del Cuzco, y
»que adelantó una seccion de caballería, previno á los piratas del
»peligro inminente en que se encontraban, obligándoles á dejar sus
»ranchos precipitadamente, y ponerse en marcha hácia la montaña.
»Tal fué el momento en que adelantándose el intrépido general con
»una mitad de cazadores sobre el flanco enemigo, para detenerlo en
»su retirada, recibió á muy corta distancia una herida mortal que le
»puso en el caso de mandar hacer alto á su columna; suceso desgra-
ciado que interrumpió las operaciones aquel dia, y que valió á los


»piratas su salvacion, aun cuando se hallaban rendidos y fatigados
»hasta el punto de haber tenido que descansar á legua y media del
»cafetal de .Frias.»


«No teniendo á mis órdenes ninguno de los generales á quienes
»pudiera emplear en el mando de las operaciones, tomé por mí mis-
mo su direccion. Era preciso reorganizar las diferentes columnas,


»ponerlas en disposicion de batir á cualquiera nueva espedicion que .
»se presentase, como se anunciaba, y hacer imposible al mismo tiem-
po que un solo hombre de los de Lopez consiguiese salvarse, em-
barcándose en cualquiera de las costas y refugiándose á uno de los


»infinitos cayos que hay á su inanediacion, para aprovechar el paso


ESTUDIOS POLÍTICOS. b3-


»de cualquier buque que cruzase. Y tal fué el objeto que me propu-
»se, haciendo salir el 18 precipitadamente de la Habana al teniente
»coronel Sanchez, con 400 hombres del regimiento de la Corona, cu
»ya llegada á San Cristóbal impidió oportunamente que se verificase
»lo que yo habia calculado evitar.»


«Basta examinar la carta y considerar la corta estension que de
»N. á S. ocupan las lomas del Cuzco, y los pocos caminos y abrigos
»que encierran, para comprender que ambos objetos estaban cumpli-
dos con las órdenes que al efecto habia comunicado: la columna del


»brigadier Rosales, en quien por la muerte del general Ena, habia
»recaido el mando, debia ocupar á San Diego de Nuñez para cubrir
»la costa del N., estando pronta para rechazar y batir cualquiera
»nueva espedicion que desembarcase, á cuyo fin porfia reunir la fuer-
»za mandada situar en Cayajabos á las órdenes del teniente coronel
»Terán, que debia cubrir la salida de aquellas lomas en direccion de
»la Habana. El coronel Elizalde habia de situarse en San Cristóbal
»para cubrir la costa del S. y atender á la j urisdiecion de Pinar del
»Rio, y mientras tanto, las columnas del coronel Morales y teniente
»coronel Sanchez, se encargaban de perseguir incesantemente á los
»enemigos.»


«Era imposible que, tan pronto como las tropas tomasen esta si-
»tuacion, pudiera prolongarse mas de uu dia. el completo esterminio


34e los piratas, pues necesariamente habian de hallarse siempre per-
)?seguidos de cerca por algunas columnas, y á distancia de una 6 dos
»leguas de las que tenian designado centro de operaciones.»


«Dadas estas órdenes el 18, tuve que vencer algunas dificultades
»para realizarlas en los dos dias siguientes, por las alteraciones que
»habian sufrido en su fuerza y situácion las diferentes. columnas. Sin
»embargo, con las noticias que tuve el 20 de la que ocupaban los ene-
»migos, previne al coronel Elizalde que para pasar á San Cristóbal,
tomase la direccion de 'San Diego de Tapia, en la cual debia encon-
trar á los piratas. Así sucedió, en efecto , y aquel bizarro jefe los


»halló con su columna en la Candelaria de Aguacate. Los enemigos,
ȇ pesar de ocupar una posicion ventajosisima, tuvieron que ceder
»ante el arrojo de nuestras tropas y de su esforzado jefe, quien aun
»despues de herido continuó en la persecucion hasta que un horroro-


so temporal puso término forzoso á ella..»




54


ESTUDIOS POLÍTICOS.


«Este encuentro se verificaba el 22, y el 23 se prevenía por un
»estraordivario al teniente coronel Sancliez que, teniendo noticias de
»que los piratas dispersos en la Candelaria se estaban reuniendo en
»San Diego de Tápia y Quiñones, saliese sin pérdida de tiempo há-
»cia, aquella parte, en la inteligencia (le decia) «de que la columna
»del coronel Elizalde; mandada por el comandante Ramos, mar-
»clara mañana 24 en la misma direccion; y como será posible en-
»cuentre primero al enemigo, acudirá Vd. con toda la rapidez posi-
ble al paraje donde oiga fuego, llevando consigo con este objeto


»buenos guías y prácticos en el terreno.» El teniente coronel San-
»chez ejecutó mis órdenes y alcanzó á los piratas en el Rosario: sus
»tropas se arrojaron sobre ellos á la bayoneta, y los persiguieron tan
»tenazmente por entre aquellos impenetrables bosques, que solo per-
»mitian marchar á nuestros soldados en desfilada de á uno, que aquel
»dia hubieran sido completamente esterminados, si la" columna del
»comandante Ramos, en vez de retroceder á Bahía-Honda por órden
»del comandante general, hubiese hecho el movimiento que .le tenia
»prevenido, llevando la misma, la única direccion que podrian seguir
»los piratas en su retirada.»


«Tomó en seguida el mando de las tropas él coronel- Morales,
»quien, luego de haber sido separado de la proximidad del enemigo
" á consecuencia de la órden que le dió el general Ena para marchar


Cayz.ljabos, habia tenido que hacer una muy forzada á las Pozas,
por haber recibido del teniente gobernador de Bahía-Honda la noti-
»cia del desembarco de una nueva espedicion.»


«Hallábase la de Lopez ya enteramente desbaratada, y, combi-
nada la persecucion de los dispersos por las tropas y paisanos, fué


»tan activa y eficaz,:que ni uno solo, incluso el jefe, dejó de ser he-
»cho prisionero.»


«Tales fueron, en resúmen, las operaciones militares verificadas
»hasta el completo esterminio de la espedicion de Lopez.»


Así terminó, decimos nosotros, la segunda espedicion de ese
desventurado caudillo, que pagó con su vida y con la de muchos de
los espedicionarios la temeraria empresa de querer reducir, con
500 hombres, una isla que porfia presentarle de momento de 20
á 30.000 combatientes. Esperaba Lopez el espontáneo levanta-
miento de un pueblo acostumbrado á la paz y ageno á las afi-


esTinnos POLÍTICOS.
55


clones de la guerra. La indiferencia que observó en Cárdenas, debió
persuadirle de que es tarea difícil lanzar los pueblos en las aventuras
de una insurreccion. Subordinado además Lopez á las instrucciones
que tenia de la junta cubana de Nueva-York, la que á su vez re-
cibirla la consigna . de los acaudalados hacendados que suministra-
ban fondos para la revolucion, de evitar, por cuantos medios le
fuera posible, soltar una palabra que soliviantase á los esclavos de
la isla, ¿qué esperanza pudo abrigar de feliz éxito en su proyecto?
Su fama de guerrero enérgico y valiente no bastaba para esa em-
presa, y hubo inocencia de su parte, creyendo de buena fé que al
desembarcar con su espada, su estandarte de insurreccion y un puña-
do de soldados, el pueblo entero de la isla iria en masa á combatir
bajo sus órdenes; ¡grave error! Todos los pueblos, y mucho mas
aquellos que durante siglos han gozado de los beneficios de la
paz, se resisten á entrar en luchas insurreccionales, por más que
apetezcan y deseen su _independencia. No es posible sostener con se-
riedad, que en Cuba no se conspiraba de acuerdo con la junta de
Nueva-York y su jefe Militar 1). Narciso Lopez, y sin embargo,
desembarcó en la jurisdiccion de Vuelta-Abajo, y no hubo un solo
habitante que se uniera á la espedicion en que tan interesados estaban
los Estados delSur de la Union americana como los propietarios que
mantienen la esclavitud en Cuba; porque creiau, que realizada su
idea, se beneficiarian los intereses de todos.


Tales ilusiones se hacían los anexionistas y tan gran confianza
tenian en el resultado de su proyecto, que juzgaron suficiente una
espedicion de 500 hombres para encender la guerra civil en Cuba,
creyendo que la masa de la pabla,cion los acompañaria, desle los pri-
meros momentos en la obra revolucionaria. Los mas entendidos fun-
daban sus esperanzas en las complicaciones que pudieran surgir entre
los gobiernos de España y norte-americano.


El fusilamiento de cincuenta americanos que el comandante gene -
ral del apostadero apresó al intentar la fuga desde el Morrillo en unas
lanchas, avivó las esperanzas de los anexionistas de Cuba, y los Esta-
dos-Unidos. Entre esos .


desgraciados se hallaban xnuchos jóvenes de
las principales familias de Nueva-Orleans, como Mr. Víctor,


Kerr , con-
discípulo del autor de estos Estudios en la Universidad de San Luis,
Missouri, en los años de 1842 y 43: pertenecia á la mejor so-




Et.TVDTOS POLíTICOS.


ciedad , se hallaba relacionado con los principales personajes de
la Luisiana , y por si mismo gozaba allí de grandes considera-
ciones.


La ejecucion de Lopez, que tuvo lugar el 1.° de setiembre, y
la de los cincuenta norte-americanos el 15 de agosto, produjeron gran
sensacion en los Estados-Unidos, y los periódicos adictos á su causa,
como El Delta, prorumpieron en amenazas é improperios, sin que
consiguieran provocar una complicacion entre los gobiernos. De esos
momentos de escitacion pensó sacar partido el general Houston, anun-
ciando una espediciou contra Cuba de 5.000 hombres, que no tar-
dó en dispersarse con la noticia de la terminacion fatal de la de
Lopez.


Tenia el gobierno americano necesidad de hacer algo para calmar
la impresion producida en los Estados-Unidos por los fusilamientos,
y comisionó al comodoro Parker para que averiguase en la Habana
la verdad de los hechos, pues se hacían cargos á las autoridades y á
la poblacion, de haber, las primeras permitido, y la segunda eje-
cutado, la profanacion de los cadáveres de los reos. Con este motivo,
mediaron serias contestaciones entre Mr. Parker y el general Con-
cha, quien enérgicamente se resistió á recibirlo en otro concepto que
el de Comodoro, no permitiéndole visitar á los prisioneros que
quedaban en poder del gobierno y que habian alcanzado el perdon de
la vida por el indulto que les otorgó el general Concha.


El gobierno americano no interrumpió por eso sus relaciones con
el de España, y se limitó á recomendar que, ejerciendo nuestra nacion
sus cualidades de hidalguía y generosidad, hiciese gracia y perdona-
se á los prisioneros.


En cuanto á Lopez, que despues del encuentro del cafetal de Frias,
se quedó con cien hombres, tuvo necesidad de separarse de ellos é in-
ternarse en los bosques cou siete de sus camaradas, donde, estenuado
de fatiga, fué sorprendido y hecho prisionero por una partida de diez
y seis Oalliros, capitaneada por un paisano natural de Canarias, lla-
mado Castañeda. Lopez, trasladado á la Habana, recibió los auxilios
espirituales y fué ejecutado en el Campo de la Punta el 1.° de setiem-
bre de 1851.


Segundo resultado de la segunda invasion de Lopez. De los cua-
trocientos ochenta y tantos hombres que desembarcaron en el Morri-


ii:ESTUDIOSTPOLiTICOS.


llo, solo quedaron con vida 176: los demás murieron en accion ó fue-
ron fusilados. El general Concha indultó de la última pena á los 176
prisioneros, y despues la reina los perdonó del todo, permitiéndoles
regresar á los Estados-Unidos.


Otro incidente peligroso, que pudo haber tenido funestas conse-
cuencias y hasta provocar una guerra entre las dos naciones, ocurrió
en la ciudad de Mobila, estado de Alabama, y de él vamos á tratar á
continuacion.


1


8




VIS©


Naufragio del bergantin español Fernando V17.—Los náufragos llegan á lío- •
bila.—Nuevos peligros que pasan en tierra.—Se salva el eonflieto.—Doeu-
mento honroso para el autor.


Los vapores-correos americanos establecidos entre la Habana,
Nueva-York y Nueva-Orleans, que verificaban sus viajes semanal-
mente, llevaron al continente americano las noticias de la ejecuciou
de Lopez y los pormenores exagerados de los fusilamientos de Ata-
res, cuando en esas ciudades estaba ya reclutada una nueva espedi-
cion contra Cuba. Las pasiones se hallaban en todas las poblaciones
del Sur de los Estados-Unidos exaltadas; pero sobre todo en Nueva-
Orleans y Mobila, centros importantes del filibusterismo.


Era cónsul de España en la segunda de estas capitales D. Manuel
D. Cruzat, hijo de D. José Ignacio, oficial retirado del ejército espa-
ñol, que residia con su familia desde hacia muchos años en Nueva-
Orleans, tambien como representante de España. El Sr. Cruzat, hijo,
era además jefe de la casa de comercio de Cruzat y Moore, atendía á


loifEcos. 19


sus nuráérosos negocios particulares, y con , preferencia á los de Es-
paña, que le estaban encomendados y qué en todos tiempos Sirvió con
la mayor lealtad é inteligencia. Primo hermano del autor de estos
A gtídios políticos, que se hallaba el año de 1851 en Mobila, enten-
diendo en la compra, de algodones para la referida casa de Cruzat y
Moore y la de Jules Lecesne y compañía, vivian en familia, y, po r
esta circunstancia, juntos pudieron prestar un buen servicio á España.


A la vez que se recibia en Mobila la noticia de la ejecucion de Lo-
pez y nuevos pormenores sobre los fusilamientos de Atares, que tanto
contrariaban á la gente aventurera próxima á lanzarse contra Cuba..
se supo que habian llegado á Mobila 57 náufragos españoles del
bergantin Fernando VII, de la matrícula de la Coruña, que se La-
bia perdido en la travesía de Puerto-Rico á la Habana. Entre los
náufragos venian varios soldados -del ejército español y un subte-
niente del regimiento de Cantabria, de apellido Piñero.


En todos los barrios de Mobila se esparció la noticia con la cele-
ridad del rayo.


Por todas partes afluían al consulado español individuos de mal
aspecto.


En pocos momentos, la calle donde radicaba aquella oficina se lle-
nó dé una múchedumbre compacta y amenazante.


¿Qué se proponian, qué fraguaban aquellas gentes?
Al principio notóse un rumor sordo é imponente como el rugir de


las fieras, que fué creciendo hasta convertirse en gritos y amenazas
contra, los náufragos, sitiados dentro de las cuatro paredes del despa-
cho del cónsul.


Atentaban ¡miterablesl contra la vida de aquellos hombres salva-
dos milagrosamente de la furia de los elementos, para verse espuestoz
de nuevo á perecer, víctiMás de las Pasiones humanas, y recibir, en la
tierra clásica de la libertad, por toda hospitalidad una tumba.


¡Ah, qué momentos tan terribles fueron aquellos para nosotros, y
qué recuerdos de vergüenza para aquella gente soez y beoda que aten-
taba contra náufragos, respetados aun éntre los salvajes!


Nuestra sangre hervia con iódala fuerza de los veinticuatro pri-
meros años de la vida, y en nuestro corazon no habia lugar para
nada que no fuese hidalgo y generoso. Comprender el peligro de los
náufragos, reunirnos á ellos Pila áállítilos, si era posible, ó morir




60 ESTUDIOS .POLÍTICOS.


defendiéndolos, si hubiese sido necesario, fué nuestra primera reso-
lucion. Juzgábamos mas interesado nuestro honor en la empresa, por
lo mismo que habiamos nacido en Cuba; nuestra conducta fué, una
protesta viva de que, si bien allí podian existir hombres apasiona-
dos y de vehemencia política, no habia ningun simpatizador de actos
cobardes y miserables como el que intentó llevar á cabo el villano
populacho de Mobila.


Afortunadamente para la nacion americana , si hubo en su seno
individuos depravados é indignos que pudieron atacar su honra,
la mayor y mejor parte de su poblacion protestó contra los desmanes
de la canalla y vino á prestarnos su ayuda.


Para que la situacion fuese mas comprometida para nosotros; se
hallaba ausente del consulado y fuera de la ciudad aunque á. corta
distancia, (en Spring-Hill) el Sr. Cruzat, en el momento de presen-
tarse los náufragos. Despachamos un propio, dándole aviso de lo que
ocurra, y tomamos espontáneamente aquellas disposiciones que crei-
mos mas eficaces.


Quizá el mejor auxiliar que tuvimos en aquellos momentos de pe-
ligro fué una bella, jóven y distinguida dama americana, amiga
nuestra, que apenas se informó del riesgo en que nos encontrábamos,
dejó su encantadora mansion de ilkozolia Gróve, y á todo el escape
de sus caballos fué á ofrecernos los servicios de su padre , una de las
autoridades mas respetables de la poblacion, quien, avisado por su
hija, se constituyó en seguida á nuestro lado, imponiendo y detenien-
do á los agresores, mientras que nosotros llevábamos á lugar seguro
al oficial Piñero, objeto preferente de la saña del populacho.


Los dignos y respetables mobileños Mr. Oliver, lir. Ravessie,
Mr. Walker Fearn, Mr. Oscar Townsley y Mr. Lefevre fueron las
personas de nuestra amistad que mas nos ayudaron en aquel terrible
dia. Desde el momento que llegó el Sr. Cruzat al consulado nos ocu-
pamos de proporcionar recursos al buque que debia conducir aque-
llos náufragos á la Habana; todo quedó arreglado á las pocas horas,
dándose á la vela el mismo dia- á las cinco de la tarde.


La autoridad americana, que llevó allí providencialmente y en
tau oportuno momento la noble dama americana á que nos hemos re-
ferido, habia cercado con fuerza militar la casa del consulado, en la
que habiamos ya izado el pabellon de España, y así salvamos ese dia,


ESTUDIOS POLÍTICOS.
61


á los infelices náufragos la vida, á Mobila su honra, y á España y á
los Estados-Unidos una guerra.


De haberse consumado el atentado de aplicar la ley de Lynch á los
militares náufragos del bergantin Fernando VII, en represalia de
los norte-americanos fusilados en la falda del castillo de Atarés, ¿hu-
biera sido posible á España seguir en paz con los Estados-Unidos?


Pues si merced á la actividad y energía desplegadas en aquella
ocasion por el digno cónsul Sr. Cruzat y los que tuvimos el honor de
compartir con él los peligros, se pudo evitar la ruptura de relaciones
entre los dos países, nadie negará el gran servicio que hicimos al
nuestro, y quisieran contarlo entre sus méritos algunos advenedizos
políticos, que han tenido la pretension de llamarse mejores españoles
que nosotros, cuando en saber serlo en todas circunstancias, sin men-
gua de nuestra dignidad, y sin someternos á exigencias bastardas.
hemos fundado y fundamos nuestro orgullo.


Debimos al representante de España en Washington sentidas es-
presiones de felicitacion y la reina premió además nuestros servicios,
mandando que se nos dieran las gracias en su real nombre y conce-
diéndonos una disti.ncion honorífica.


El Sr. Cruzat, noble, digno y modesto, se olvidó de los importan-
tes servicios prestados por él aquel dia, para solo elogiar los de las
personas que le habian acompañado.


— Algunos dias despues nos suplicó aceptásemos un atestado de
nuestra conducta, concebido en los siguientes términos:


«D. Manuel D. Cruzat, vicecónsul de S. M. C. en la ciudad de
Mobila, estado de Alabama.


Certifico: Que habiendo llegado á esta ciudad la tripulacion y los
pasajeros del bergantin náufrago Fernando VII, procedente y de
la matrícula de la Coruña, se amotinó el pueblo, y dirigiéndose á la
casa consular, quiso apoderarse por fuerza de los infelices y ham-
brientos náufragos, respetados por los elementos, para aplicarles la
ley de Lynch; es decir, azotar y luego ahorcarlos en venganza de los
fusilamientos de los filibusteros norte-americanos, que tuvieron lu-
gar en la Habana, y que desembarcaron con la espedicion de Lopez.
La casa consular fué rodeada por centenares de hombres, sedientos
de sangre, que pedian á gritos las cabezas del cónsul y de los náu-
fragos.




62


asrunros pottricaN.
En tan criticas circunstancias se presentó D. Carlos de Sedano, y


su energía, serenidad y valor fueron de la mayor utilidad, pues, po-
niendo bajo su custodia y amparo al subteniente de Cantábria Piñero,
objeto preferente de le furia popular, lo sacó del consulado, é impo-
niéndose á los amotinados, lo llevó á lugar seguro, en la casa del
ciudadano francés Lefebre, hasta su embarque para la Habana, y vol-
viendo inmediatamente á mi lado, se ocupó en asegurar conmigo al
resto de los náufragos, y atenderlos, viniendo por su indicacion, la
autoridad norte- americana, que hizo respetar el local del consulado.
Tambien se ocupó en proporcionar el buque, cuyo fletamento hice,
para conducir á la Habana á los referidos náufragos.


Y para que en todos tiempos pueda acreditar el Sr. Sedano tan
noble y desinteresado servicio, le espido la presente en Mobila á 30
de setiembre de 1851.—Firmado: Manuel D. Cruzat.»


Conservamos en nuestro poder este documento, de honro re-
cuerdo para nosotros, y que estimamos en alto grado por lo que en.
si representa, y por la firma que lleva de uno de los mas probos é ibis-
arados funcionarios de España.


VIII.


Política del general Concha.-.Cree.eion del ministerio de Ultramar.—Opinia-
nes. sobre reformas políticas, del mismo general.


liemos dicho lo muy interesados que estaban los Estados del Sur
en la aneion de Cuba, en el GoncAptó en que estaban de que, si hu-
biesen conseguido habrian encontrado el equilibrio á la
preponderancia de los Estados del Norte. Por otra parte, la opinion
general en los Estados-Unidos era desfavorable á España, y suponíase'
suficiente para sublevar la isla de Cuba una corta espedicion, como
la que desembarcó en el Morrillo. De modo, que, por consideraciones
fáciles de comprender, se deduce el placer con que los anexionistas
vejan suscitarse un incidente cualquiera que pudiese de algun modo
producir conflictos entre los Estados-Unidos y España, y fué nece-
sario el tacto político reconocido en el general Concha, para, sin com-
prometer el honor nacional, evadir todas las dificultades, con gran
estudio puestas en el camino de su gobierno.


No se presentó la ocasion acechada por los anexionistas, y las re-•
laciones entre los gobiernos egattol y norte-americano continuaron




64 !ESTUDIOS POTATICos.
COMO hasta entonces. El general Concha se abstuvo de tomar medi-
das estraordinarias: ni se declaró la isla en estado de sitio, ni se dic-
taron bandos severos, y vencida la espedicion de Lopez, se principió
á desarrollar un plan de mejoras en los diferentes ramos de la admi-
nistracion pública, contando para ello el general 1). José de la Con-
cha con un plantel de funcionarios probos y entendidos que llevó de
Madrid y que dejaron recuerdos muy gratos en Cuba.


El general Concha, desde que se hizo cargo del mando , dió prue-
bas de los deseos que lo animaban de promover las reformas mate-
riales y económicas que reclamaba Cuba. Estableció una comision
superior de policía urbana para que administrase é invirtiese los fon-
dos consagrados á obras públicas: otra para q ue entendiese en la co-
locacion de negros emancipados y otra para la revision del bando de
gobernacion y policía. Hizo mejoras en el servicio de correos, reor-
ganizó los presidios, creó un cuerpo de policía rural con el título de
Guardia civil, y otro de salva-guardias. .Respetó la administracion de
justicia, aboliendo el tribunal despótico que, con mengua del de-
recho y de la razon, había establecido su antecesor el general Ron-
cali, para dirimir cuestiones y demandas verbales que competian á
los tribunales esclusivamente; formó varias juntas delegadas de la de
Fomento; reglamentó las de Caridad y los establecimientos piadosos;
amplió la escuela de maquinaria; reorganizó la seccion de industria y
artes de la Sociedad Económica; preparó talleres para el aprendizaje;
instaló escuelas gratuitas de instruccion primaria en la Habana, y
una normal de maestros; dió vida y movimiento á las clases de ar-
quitectura y escultura de la academia de San Alejandro, y acometió
muchas obras públicas en la capital y en las demás poblaciones de
la isla.


Tambien prestó un gran servicio con la reforma municipal que
emprendió, y el consiguiente arreglo de los fondos de propios, nom-
brando comisiones de mayores contribuyentes para organizar el ser-
vicio de portazgos, marca y tarifa de carruajes, la subrogacion de
varios arbitrios y gabelas y para mejorar el abasto de aguas de la ca-
pital.


Terminada que fué la espedicion de Lopez, con alta prevision y
con miras conciliadoras trató el general Concha de ir borrando esa
línea divisoria entre peninsulares é insulares, atrayendo á su morada


ESTUDIOS POLÍTICOS.


lo mismo á unos que á otros y promoviendo grandes reuniones á que
asistia lo mejor y mas granado de la sociedad habanera. Sin em-
bargo, del carácter poco comunicativo del general Concha, saca-
ban partido sus enemigos, presentándolo como jefe de uno de los
partidos políticos que se agitaban en la isla y suponiéndole favorece-
dor de los peninsulares, y poco amigo de los insulares. Decian los des-
afectos del gobierno del general Concha, que trataba de consolidar
un gobierno central autocrático y militar, como la única panacéa efi-
caz contra los males que afligian la política y la administracion pú-
blica de Cuba; pero, lejos de eso, el marqués de la Habana, hablando
de los males de Cuba y de su estado de inseguridad, dice en sus Me-


-


morias:
«Por eso, y solo por eso, he pedido y pido para Cuba un gobierno


.,}fuerte é ilustrado y una administracion moralizadora; y por eso, y
«solo por eso, pretendo que, aparte las .


necesidades de su régimen
»político, sea en lo demás Cuba tenida y considerada, cual es, cual
»debe ser, cual conviene que sea, una provincia española igual á las
»de la monarquía.»


Eran tan distintas las apreciaciones del general Concha, respecto
de los naturales de Cuba, á las que se le han atribuido, que, lamen-
tándose del error que generalmente existe entre los peninsulares res-
pecto á la desafeccion de todos los cubanos, á quienes comparan con


--los hispano-americanos del continente, se espresa en los términos que
verán nuestros lectores y que reproducimos en estos Est2idios, por-
que revelan tanta inteligencia, tanta buena fé y tal imparcialidad,


. que, no solamente honran y,hablan muy alto en favor de su autor,
sino que hacen justicia á los naturales de Cuba. Si la mayoría de es-
tos y las circunstancias han cambiado, cosa que no negaremos, tén-
gase en cuenta que se han dejado pasar veinte años sin que el go-
bierno haya oido los consejos de autoridades tan respetables como el
general Concha. ;Ojalá que la iniciativa que él aconsejaba se hubiese
tornado en cuenta por los gobiernos de España! ¡Cuánta sangre, cuán-
tas lágrimas, cuánto dinero se habria economizado!...


La creacion del ministerio de Ultramar, en 20 de mayo de 1868,
debida á la iniciativa del general Concha, alentó las esperanzas de
todas las personas que verdaderamente deseaban el arreglo y la buena
direccion de los asuntos ultramarinos. La creacion de ese ministerio




Gil ESTUDIOS POLÍTICOS.


especial de Ultramar implicaba necesaria y forzosamente la interven-
cion del Parlamento en los negocios ultramarinos, el examen de los
presupuestos, un sistema de discusion, de publicidad, de responsa-
bilidad para aquellas provincias, como el que rige en las demás de la
nacion, y ese sistema reclamaba á su vez la presencia en las Córtes
de representantes de Cuba y Puerto-Rico. De no haberse hecho esto,
era igual concentrar los negocios de Ultramar en un ministerio,
volverlos á los ministerios de que antes depeudian; porque para que
continuasen las cosas y la gobernacion de Ultramar como estaban an-
tes del 20 de mayo de 1863, no valia la pena de plagiar al ministerio
de las Colonias de Francia, mal plagiado, cuando no habia (le pro- 4,
ducir frutos benéficos. ni para las Antillas, ni para la metrópoli, y
cuando era preferible que hubiese continuado la Direccion de Ultra-
mar, que tuvo mayor vigor en la iniciativa y mas facilidad en el des-
pacho, que el Ministerio que despues le ha sucedido.


Lo que vale la pena de hacerse, vale la pena de hacerse bien; y
si no habia un gran pensamiento de reformas para las provincias ul-
tramarinas, ni alguna esperanza halagüeña para nuestros hermanos
de ellas, que tendiese á la asimilacion entre esas provincias y las de-
más del reino, ¿á qué conducia la creacion del ministerio de Ultra-
mar para sostener los dominios de América y Asia bajo el mismo ré-
gimen del siglo pasado, es decir, en un completo statu, quo? ¿Era
suficiente razon para ese cambio, encargar al marqués de la Ha-
bana el despacho de los negocios ultramarinos, á que no podia aten-
der la respetable ancianidad del marqués de Miraflores, segun las
francas y nobles declaraciones por él mismo hechas á personas de su
amistad y confianza? Por lo visto, hasta ahora el real decreto de 20
de mayo, no tuvo otro objeto ni ha dado otro resultado práctico, que
descargar á los presidentes del Consejo de ministros del peso de los '-
negocios de Ultramar.


Pasado el vasto y complicadísimo despacho de los negocios de
Ultramar al general Concha, que tenia conocimiento práctico de to-
dos, debió resolver delicadísimas cuestiones, que ya habian sido so-
bradamente estudiadas, que se estudian hace medio siglo, y haber
correspondido favorablemente á las esperanzas que hizo concebir con
su iniciativa y la creacion de la cartera de Ultramar.
. ¿Quién podia presumir desengaños, cuando el general Concha


ESI UDIOS roLíncog. 61/


mismo confesaba en sus Memorias la necesidad imperiosa que existia
de acometer las reformas? ¿Qué consideraciones poderosas influyeron
para que así olvidase sus propias recomendaciones cuando fue nom-
brado jefe del departamento de Ultramar?


Oigamos al general Concha para que se comprenda mejor nues-
tra estrañeza:


«En vez de examinar las causas que pudieron ocasionar la pérdi-
da de nuestras Américas, atribuyéndola únicamente á ingratitud


»por parte de los españoles americanos, empiezan por suponer (loa
»peninsulares) en todos los españoles nacidos en Cuba, no ya el
»mismo sentimiento de independencia, sino la misma exacerbacion
»de pasiones y hasta el ódio á la dominacion española que aquellos
»demostraron en su revolucion, de cuyo principio parten para fundar
»el sistema de gobernacion que en su concepto conviene seguir en
»Cuba, si sistema puede concebirse en quienes arguyen que, pues
»bajo el seguido hasta aquí se ha desarrollado la prosperidad mate-
»rial de la isla y mantenídose la tranquilidad, nada resta que hacer
»sino desplegar mucha energía en su gobierno contra cualesquiera
»criminales, siquiera se dejen abandonados los medios de prevenir el
»crimen, y mantenerse en el constante recelo y desconfianza respecto
»de todos los naturales del país, aunque esto mismo pueda fomentar
»el espíritu de rebelion y dar lugar á que se formen ó intenten for-
mar esas conspiraciones que, á pesar de su escasa importancia,


»aprovechan como una confirmacion de sus sospechas. Consideran
»que todo se habrá hecho con someter á los culpables al rigor de las
»leyes, y opinan que, si algun peligro esterior amenazase á la isla,
»fácilmente se habrá conjurado aumentando el número de cañones
»de sus fortalezas y el de los soldados de su ejército. No se negarán
»á reconocer y aun á corregir algun vicio ó abuso en la administra-
»cion, pero exigirán para ello tan largo estudio, tan prolijos espe-
» dientes y consultas tau diversas, que hayan de Ser necesarios años
» enteros para resolverlos, aunque entretanto esos vicios y abusos pe-
sen gravemente sobre el crédito del gobierno y sobre et bienestar


»de los gobernados.
»Pues bien, si tal sistema hubiese de seguirse, si tales principios


» predominasen, yo no tengo inconveniente en decirlo, como he dicho
»y diré todo lo que está en IlliS convicciones: siguiendo ese sistema,




68


ESTUDIOS POLÍTICOS. ESTUDIOS POLITItOS. 89


»Cuba podría perderse para España, porque concluirían por gastarse
»ó inutilizarse los grandes elementos de conservacion con que conta-
»mos; porque se habria borrado completamente el espíritu nacional
»en los naturales del país y escitádose el de rebeldía, porque habria
»en gran manera decaido el vigoroso sentimiento de patriotismo que
»hoy anima á los peninsulares, muchos de los cuales, persuadidos ya
»de la ineficacia de ese sistema y de los errores cometidos, no pudien-
do trasladarse á la Península, irían h .aciéndolo al continente vecino;


»y porque, en fin, llegado el dia de la revolucion, encontraria, esta el
»fuerte apoyo de los EstadosstinidoS.


»Mas aun prescindiendo de ese término fatal á que de seguro con-
sduciria, ha de pensarse en que ese sistema de desconfianza y de ri-
gor que se aconseja, basta de por sí solo, para dar fuerza á la falsa


»opinion que en mucha parte de la union federal existe, y que fuera
»de ella cunde tatubien, de que los habitantes de Cuba, no pudiendo
»soportar la dominacion de España, desean ya á cualquier precio
»emanciparse de ella: opinion á que indudablemente se debe la orga-
»nizacion de las espediciones -que acaudilladas por Lo pez invadieron
»á Cárdenas en 1850, y el Morrillo en•851; pues solo queriendo cou-
»tar con el apoyo unánime del país ó de una gran parte de él por lo
»menos, podian quinientos hombres lanzarse contra una isla guante-
»eida por veinte mil soldados. De suerte que si, lejos de conspirar por
»todos los medios posibles á destruir el error, no se hiciese mas que
»alimentarlo, puede desde luego contarse con que la isla se vería
»nueva y constantemente amenazada de espediciones, cuya forma-
»cion favoreceria, á no dudarlo, el espíritu de engrandecimiento y de
»conquista, cada dia mas pujante en los Estados-Unidos, aparte el
»apoyo que hubieran de prestarles los intereses creados por los ante-
riores. Lo que demuestra que esa política, fundada en el error de


»que la opinion es en Cuba contraria al gobierno de España, y favo-
rable á la anexion; esa política recelosa y desconfiada, cuya ener-
gía vendría á'clesaparecer tal vez el primer dia de verdadero peli-
gro, porque el recelo y la desconfianza no son comunmente signos


»de positiva fortaleza; esa política, en fin, para la cual solo hay, al
»parecer, satisfaccion cumplida en descubrir conspiraciones, forma
»que toman á sus ojos los que no son algunas veces sino síntomas. de
»disgusto, dariascuando menos y mas inmediatamente resultados tan


»funestos como la inconstante intranquilidad ante la perspectiva de
»nuevas espediciones, la constante inquietud que perturba los ne-
»al-ocios, y aleja los capitales, y por último, como suma de todos, la
»decadencia de la prosperidad de la isla, y una no interrumpida série,
».de acontecimientos graves, entre los cuales, quizá, ni aun pudiera
»figurar por su importancia relativa el aumento de la emigracion po-
lítica.


»No, no es cierto que la opinion de la inmensa mayoría de los
»habitantes de Cuba sea contraria al gobierno español, y favorable
»a la anexion: no es cierto que haya renegado, ni reniegue de los
»sentimientos de sus mayores. Podrá haber descontentos, podrá ha-
ber disgusto nacido de las causas que estensamente indiqué antes, y


»que allí como en el continentehubieran bastado para arrastrar al país
)iá, una revolucion en favor de la independencia, si fuese esta posible;
'opero sin que yo niegue que una conducta equivocada é irritante sea
»capaz de llevar el trastorno moral hasta la anexion , ha de serme
»permitido que ni á ese estado se ha llegado, por fortuna, ni se Ile-
»garla nunca, á no provocarlo imprudentemente; porque si difícil
»fuera vencer los sentimientos que la independencia inspiraria, no así
»tratándose de la anexion ó dependencia de uu pueblo de raza estra-
»isa, de diversa religion, habla y costumbre, y cuyas avasalladoras
»pretensiones son usas ocasionadas á excitar la repugnancia de las


—»gentes de otras razas que á. ejercer sobre estas la fuerza irresistible
»de atraccion que se supone.


»Los naturales de Cuba no ignoran, en efecto, lo que seria para
»la isla la anexiou á los Estados-Unidos. No pudieran olvidar los
»ejemplos que les ofrecen la Luisiana, las Floridas y Tejas, ni menos
»pudieran perder de vista lo mismo que hoy está pasando en Califor-
nia y Nuevo Méjico. La absorcion entera, la destruccion completa


»de toda influencia por parte de los antiguos pobladores de los tres
»primeros Estados seria el menor de los males que sobre los habi-
tantes de Cuba vendrian forzosamente: la pérdida de la propiedad y


»hasta la pe,rsecuciou que en California y Nuevo Méjico han sufrido
»los mejicanos que en esos países existiau; hé ahí la bella perspecti-
va que pudiera cautivar á los cubanos para lanzarse en los brazos de


»la Union anglo-americana, aun sin reparar en. que á pesar del apoyo
»que los Estados-Unidos pudieran prestarles, no habrian desapareci-




le ESTUDIOS 11J DIOS POLÍTICOS.


»do de ningun modo los gravísimos riesgos que tanto debieron con-
tribuir á alejar las pretensiones de independencia. Porque ¿cómo po-


»drian olvidar que á espaldas del numeroso y valiente ejército, existe
»otro ejército no menos numeroso y valiente de mas de 40.000 espa-
»ñoles peninsulares, en cuyas filas engrosaría gran número de cuba-
»nos de cora.zon tan español como ellos, y que como ellos sabrían sa-
crificarlo todo á la defensa de su patria; como que está allí la pobla-


»eion de color, y estarian los agentes abolicionistas para agitarla y
»lanzarla en medio de la lucha, no sin esperanzas de hacerla dueña
»del campo, aunque en él no quedaran ya mas que escombros y rui-


nas? Todo esto, seguramente, pudieran olvidarlo los cubanos llegado
»el caso en que la agitacion de las pasiones, en que una cruel exacer-
»bacion los arrojara á una lucha desesperada; la historia nos ofrece
»abundantes testimonios de sucesos de igual naturaleza; pero, como
»he dicho mas de una vez y no me cansaré de repetir, ni es esa hoy
»la situacion de Cuba, ni la opinion, ni la conducta de la inmensa
»mayoría de sus habitantes dejan de ofrecernos positivas garantías
»de que con una política justa y previsora puede el gobierno contar
»con que ellos contribuirán á la defensa de la isla con igual entusias-
mo y con igual energía que los demás españoles, y con la misma


»lealtad con que sus padres rechazaron las agresiones de los ingle-
oses. Pues qué, ¿nada vale, para nada habremos de tomar en cuenta
»la conducta de los habitantes de los distritos invadidos por la espe-
»dicion de Lopez? ¿Nada significaría la de los limítrofes que acudían
»presurosos á ponerse á las órdenes de la autoridad y á auxiliar efi-
»cazmeute á las tropas empleadas en las operaciones militares; nada
»el arrojo con que todos se presentaban á salvar y cuidar á los heri-


dos, y á hostilizar á los enemigos, no habiendo habido un solo ha-
bitante que á estos se hubiese unido? ¿Nada el mismo aislamiento


»en que se vieron los pocos pronunciados de Puerto-Príncipe y Tri-
nidad? ¿Cabe mayor prueba de que el instinto natural del pueblo


»cubano rechazaba la auexion, puesto que tan enérgicamente se pro
enunciaba contraella, aun cuando aparecia proclamada por un cau-
dillo que al fin habia sido un general del ejército español? Si hubie-
ra todavía quien pudiese desconocer prueba de lealtad tan insigne,


»séame permitido decir que esa opinion debe ser pronta y generosa-
»mente rechazada como producto de un fanatismo á todas laces vitu.-


ESTUDIOS POLÍTICOS.


»perable, así en su origen poco noble, como eu sus desastrosas con-
»secuencias.»


«Y en vista de esas consideraciones, ¿pudiera yo necesitar esfor-
zarme todavía para probar la conveniencia de restablecer en la go-


»beroacion de Cuba la primitiva política española, y de considerar á
»sus habitantes, naturales de la isla ó de la Península en completa
»igualdad con los de las demás provincias de la monarquía, en todo
do que no sea pura y estrictamente exigido por la necesidad del ré-
»gimen político escepcional? ¿No cabria adoptar otra despues de tan,
»indomables pruebas de lealtad, que S. M. se dignó apreciar en tanto,.
»grado, que quiso consignarlas en una carta autógrafa dirigida á:
»aquellos habitantes, despues de la destruccion de la espedicion Lo-
»pez? ¿Podria juzgarse de ningun modo justificada otra conducta tan
»solo por haberse descubierto alguna otra conspiracion, ni menos
»porque en los Estados-Unidos haya emigrados cubanos que trabajen
»por encender la guerra civil en su país? ¿Qué :


idea daríamos entonces
»de la fortaleza del gobierno y del poder de España, no juzgando.
»suficiente para sostenerse en Cuba la manifiesta opinion y el deci-
dido apoyo de la inmensa mayoría de sus habitantes?... ¿Pero acaso


»á la política que yo propongo se opone en ningun sentido el que el
»gobierno cuide de asegurar la conservacion de la isla, no solo por
»medios morales, sino tambien por los materiales de organizacion


_»fuerza indispensables, y no deje de reprimir y castigar con mano
. »fuerte á los que persistan en atacar los derechos de S. M. y de la


»nacion en Cuba? Precisamente por esto he pedido y pido ante todo la
»organizacion de un gobierno robusto para la isla, tan apto para ha-
cer el bien, como para contener y vencer las asechanzas ó los co-
natos de subversion; y nadie podrá con razon pretender que en mi


»sistema cupiera el menor olvido de la fiel observancia de las leyes y
»de los respetos que merecen los fueros de la justicia. Y hé allí por
»qué, sin detenerme mas sobre esos puntos, pasaré á ocuparme ya de
»lo que, conforme á las indicaciones antes hechas, exige mas inme-
»diatamente para su mayor eficacia la política de confianza, la política
»española que en mi entender conviene adoptar como la mas firme y
»mas bien cimentada base del poder de España en Cuba.


»Creo haber demostrado con evidencia que la distancia fué una
»de las causas primordiales que dieron lugar á que, así en las anti-




1


IN


12 ESTUDIOS DOTAMOS.


aguas provincias españolas del continente americano, como en Cuba,
»se reuniesen elementos capaces de amenguar el sentimiento de na-
cionalidad y de producir, mas ó menos á la larga, desastrosas con-


»secuencias; y creo haber igualmente demostrado que el medio mas
»seguro de combatir ese mal, ni podía, ni puede ser otro que el de
»establecer comunicaciones tan frecuentes y rápidas como lo permite
»la navegacion trasatlántica por medio de vapores. Es, pues, urgen-
»te, en mi concepto, que España no retarde por mas tiempo seguir el
»ejemplo que le han dado ya y están dando. aun naciones europeas
»segundo órden,-que, como Cerdeña y Bélgica. sin tener provincia
»alguna en América, han contratado ya el servicio de líneas de va-
pores entre sus puertos y 109 de la América del Norte y del Sur, tan


»solo para el mejor servicio y mayor progreso de su comercio. Cual-
»quier sacrificio que pueda exigir la formacion de una línea, por me-
»dio de la cual tenga la Península con Cuba y Puerto-Rico dos co-
municaciones mensuales, perfectamente regularizadas, será sufi-


»cientemente compensado con las inmensas ventajas políticas de la.
»comunicacion rápida y frecuente entre la Península y aquellos paf-
»ses; desde los cuales será en estremo fácil poner en relacion aquella
»línea con las antiguas provincias españolas del continente, así del
»golfo mejicano, como del Centro-América y Costa-Firme, cuyos ha-
bitantes se apresurarán á aprovechar para, su traslacion Europa y


»para promover el desarrollo de sus relaciones comerciales con mies-
»tras Antillas y con la misma Península; no siendo ciertamente aven-
turado el asegurar que. aun los hispano-americanos del Pacífico.


»preferirán tambien esa línea, una vez entendida por medio de las
»secundarias hasta. el Istmo de Panamá.


»Esa frecuencia y facilidad en las comunicaciones entre la Peultee
»nula y las Antillas servirán, no solo para estrechar los vínculos que
»unen á estas con la Metrópoli, sino que proporcionarán además me-
»dios indirectos para fomentar la emigracion de estas á aquellas sin
»los inconvenientes de la interrupcion de relaciones y enervacion de
»los lazos de familia; mientras que por otra parte estimulará á la ju-
»ven tud española de las Antillas á venir á la madre patria con tanto
»mas motivo, cuanto que sea. mayor el celo con que se procure esco-
agitar medios que puedan alentarlos á trasladarse á la Península
»para las carreras del Estado, que exigen . determinados estudios.


ESTUDIOS POLITICOS. >13


»Porque, como he dicho en diferentes lugares y en estas illemorias ,
»hay para mí una alta conveniencia en que así en el ramo de instruc-
»cion pública, como en los demás que á aquellas carreras abren ca-
»Mino, se proporcionen en Cuba lo 3 estudios todos que constituyen la
»instruccion. primaria y secundaria, reservando la superior en su ma-
»yor parte á los establecimientos de la Península, aunque con la ven-.
»taja de poder traer á estos las posibles garantías de no hacer infritc..
»tuosos sacrificios.


»De ese modo vendrá tambien á ser mas favorable en sus resul-
tados la adopcion del pensamiento que antes expuse respecto al in-


»greso en la carrera militar, en las armas de infantería y caballería,
»ingreso que creo debe facilitarse á los hijos de Cuba, ora admitién-
dolos en aquel ejército en la clase de cadetes, ora estableciendo una


»academia ó colegio, en el supuesto de ser trasladados á la Península
»á su salida á oficiales, y quedando sometidos, en lo ulterior de su
»carrera, á las mismas reglas que se observen en cuanto á los oficia-
»).es peninsulares, sin que para su vuelta á Cuba haya otros obstácu-
los ó restricciones que las que el gobierno se imponga como medida


»general, igual en un todo para unos y otros, pues mi pensamiento
»en esta parte es alejar en un todo así las preferencias inconvenien-
tes, como las esclusiones irritantes. Por lo que toca á las armas fa-
cultativas, los estudios de sus carreras deben , en mi opinion, ser


—»considerados del modo que indiqué en cuanto á. los demás supe-
riores.


»Así abiertas á los hijos de los habitantes de la isla las carreras
»que llamaré del Estado, salvando hasta donde salvar se puede la dis-
tancia que los separa de la metrópoli, quedará aun ancho campo que


»recorrer y en que dispensar señalados beneficios á las clases menos
»acomo dadas por medio del establecimiento de las enseñanzas espe-
ciales de agricultura, maquinaria, arquitectura, veterinaria y otras


»que indiqué anteriormente, con las cuales habrá hecho el gobierna
»en esa parte cuanto el mas exigente pudiera prometerse para que se
»vean realizados los principios de la política, de cuya aplicacion me
»ocupo.


»Sin embargo, no estarán con eso solo satisfechas las necesidades
»del sistema. Será preciso tambien que los habitantes españoles de
»Cuba, así-naturales como peninsulares, tengan en los destinlos y em-


lo




74 ESTUDIOS POLÍTICOS.


»pleoa públicos una justa participacion con mas amplitud y regulari-
sdad que hasta hoy han tenido, siquiera se establezcan ciertas. reglas
»que aconseja la prudencia y requiere aun la misma organizaeion del
»gobierno de la isla. Compréndese qua,- aun prescindiendo de la au-
»toridad superior y de las, que mas inmediatamente le siguen en ca-
tegoría, haya ciertos destinos y cargos Públicos de la. mas libre y


»absoluta eleccion para el gobierno de la metrópoli; pero ni se com-
prende, ni es conforme con la legislacion de Indias, ni menos con lo


»que exige lá conveniencia del mejor servicio que por el mismo go-
bierno central se hayan de- proveer 'hasta los empleos mas humildes


»de la administracion. pública, como hoy sucede, pues por él se cía-
»bren hasta las plazas de ayudantes y mozos de oficio de las oficinas
»de correos. Porque de este modo se coloca á loe hijos de Cuba y á los
»peninsulares allí establecidos en una posicion muy desventajosa,
»pues lejos de la metrópoli tienen que luchar con dificultades jumen-
esas para esforzar sus solicitudes, mientras que por otro lado, aun
»obteniendo alguna plaza, carecen de garantías para ascender y ser
»recompensados por su mérito ó servicios en la provision de las va-
»cantes. En mi opinion, todas las dificultades desaparecerán, y se ar-
reglará esta importante cuestion de un modo conveniente para aque-


»llos habitantes, y sin peligro alguno para el gobierno, establecien-
»do tres categorías de empleos públicos: la una de aquellos cuya libre
»provision debe reservarse el gobierno; otra de los que deban pro-
eveerse por él á propuesta del gobernador, capitan general, fijándose
»una escala de ascensos y abriendose á estos entrada liaban, desde
»Cuba á la Península y desde la Península á Cuba; y otra, en fin, de
»aquellos empleos que, no debiendo ser de real nombramiento, hayan
»de quedar á la libre eleccion del gobernador, capital] general, me-
diante determinadas reglas.


»Admitidos tales principios, y observando estrictamente esa po-
lítica con que se hallan á mi ver perfectamente adunadas todas las


»reformas y mejoras antes propuestas para los diversos ramos de la
»administracion pública, es mi conviccion firmísima que el espíritu
»público se pronunciará cada dia mas en favor de la metrópoli, si por
»otra parte los gobernadores, capitanes generales, siguiesen una línea
»de conducta en un todo consecuente, evitando toda clase de prefe-
»reaelae, guardando una imparcialidad severa con todos los espa-


rsrancsa lanar:cota '7
artolas, y llevando siempre la mira de destruir hasta loa meneres roo-
divos de division entre ellos, para hacer comprender á unos y á otroe
».que forman solo una familia, y que en considerarse de este modo les
»va, no solo la conservacion de sus comunes intereses, sino el mayo'
»bienestar social.


»El espíritu conciliador de su conducta y una reconocida justifi-
»cateion que le lleve así á evitar cuino á castigar los abusos y veja-
aciones que pudieran cometer los funcionarios públicos, asegurarán
»á la primera autoridad de Cuba mayores simpatías y una decidida
»afeecion de parte de los cubanos, porque si son fácilmente impre-
eáonables, su carácter dócil, su afabilidad y sus intereses les mueven
»nateralmente á desear la paz y mantenerse constantemente espa
eñolee. Sin embargo, no deberá olvidar tampoco el gobernador ca-
»pitan general que sin separarse del camino de la justicia y de iw-
»parcialidad, ha de hacer comprender que las medidas por el gobierno
»dictadas en favor del país no emanan de otro origen que del mas
»sincero deseo por el bienestar general, y ha de saber inspirar tusa
confianza plena desque en sus manos no sufrirán nunca menoscabo


» lá honra y dignidad nacional, en cuya defensa, como en la de la
»tranquilidad y seguridad de la isla, se le ha de ver siempre dispuesto
sá hacer cuantos sacrificios pueda exigir hasta la última estreinidad
»Pero ha de tener igualmente en cuenta que uno de sus mas impor-
-;;tantes cuidados será el de dirigir convenientemente el sentimiento
»nacioual, porque solo habiendo vivido en aquellos países so com-
prende cuán vivo se siente en ellos el amor á la patria, cuyos Mí-


»pulsos ejercen tan fuerte imperio en el corazou de todos los espa-
»Bolee. Nada ciertamente mas respetable que este honroso sentirnien-
»to, y nada mas interesante que el procurar se conserve puro y vige-
»soso; pero ha de ponerse graude atencion en evitar que escitado
s incousideradamen te llegue en su exageradou á perjudicar la marcha
»de la política general conspirando á la division de la poblacion es-
u panola. De suerte que la direccion de ese sentimiento, muy espe-
cialmente en los españoles peninsulares, exige, como se ve, los mas


"escrupulosos miramientos para que el gobierno encuentre en él el
»apoyo eficaz que le ha prestado siempre, sin ocasionar, empero, los
'males que surgir pudieran de que llegara á extraviarse.


»Dos elementos distintos, y aun opuestos, podrán couspitar con--




ig
P.SITIPIOS POLÍTICOS.


»tra esa política conciliadora dirigida á, unir la poblaciou española.
»Forman el uno los que trabajan por la anexion de Cuba á los
»Estados-Unidos, y cuyos intentos bastan de por sí solos para inaue
»tener en alarma á los buenos españoles. Pero, vigilante para preve-
anis, y en su caso castigar, esas criminales esfuerzos, el gobernador
»capitan general podrá hacerlo tanto mas fácilmente, cuanto tendrá
ȇ su lado la opiuion general del pan=, si con esquisito tacto cuida de
»aplicar todo el rigor de las leyes, cuando las circunstancias lo re-
»quieran, y sabe templar su severidad, y aun usar de clemencia en
»momentos oportunos.


»Es el otro elemento, de que pueden seguirte no menores males,
»el patriotismo exaltado, pero falto de sinceridad, de algunos, ann-
»que por fortuna muy pocos, que, bajo la apariencia de aquel noble
»sentimiento, aepiran á ejercer cierto influjo para hacer triunfar bas-
tardos é ilegítimos intereses. En Cuba no hay español peninsular


»que sea mas español que otro alguno. Todos aman con pasion á su
» patria, y tal vez solo la amen menos los que por aquella causa hacen
»constantemente alarde de su poco sincero patriotismo. La historia
»contemporánea presenta tristes y dolorosas lecciones, que los que eu
»Cuba gobiernen no deberán olvidar jamás. Toda la consideraciou
»que merece hasta la exageracion del sentimiento nacional en los
»buenos españoles, debe desaparecer tratándose de los que pretenden
»especula •


en provecho propio con ese sentimiento, porque tanto ó
»mas daño hacen á España estos y los malos funcionarios públicos,
»que los que abiertamente conspiran contra el gobierno; porque con-
otra estos últimos están las leyes y la fuerza, que no siempre pueden
»aplicarse á los que de aquel modo disfrazan sus malas pasiones. Pero
»error grave seria en el que gobernase á Cuba el no apelar en ea-
»sos dados y en circunstancias difíciles á las facultades estraordina-
»Has de que el gobernador capital' general está y deberá hallarse
»siempre revestido, para apartar del país influencias tau funestas.»


Despues de tan elocuentes reflexiones, ¿se comprende que el mar-
qués de la Habana hubiese pasado por el ministerio de Ultramar, sin
decretar las reformas?


Esos conceptos del general Concha sirven, sin embargo, para
destruir los cargos que se le hacian de serle antipáticos los naturales
de la isla, y prueban además el gran conocimiento que habia adqui-


tstmos POLÍTICOS. '71


rido de los hombres y las cosas ultramarinas. El tiempo se ha encar-
gado de demostrar con cuánto acierto pensaba el general Concha al
redactar sus Memorias, y el bien grande que pudo haber hecho á, su
patria, con aplicar, á sus brillantes teorías, la práctica.


Eu 16 de abril de 1852 fué el general Concha reievado de ia ca-
pitanía general de Cuba por el de igual clase D. Valentin Cañedo.


Aunque la espedicion Lopez y otra conspiracion posterior descu-
bierta en Vuelta de Abajo habian fracasado, los partidarios de la
anexion no desmayaron en sus propósitos, y la junta cubana de Nue-
va-York seguía sus trabajos activamente. En su seno habia disiden-
cias, pues mientras unos creian que la anexion debis u llevarla á 'efec-
to los cubanos con el auxilio de aventureros americanos, otros pen-
saban que á los estados del Sur de la república debia dejárseles la
iniciativa, y en esta divergencia de opiniones se pasó el año de 1853.
En diciembre, del mismo, hubo una reconciliacion de ideas, y en una
gran reunion de anexionistas, la junta cubana reconoció por su je-
fe al general norte-americano Quitman, uno de los que mandaron di -
vision en la guerra de Méjico, y que desde entonces andaba en tratos
para organizar una espedicion contra Cuba. Tomó mayor fuerza en-
toucee la propaganda anexionista.


Al gobierno del general D. Juan de la Pezuela, conde de Cheste,
se pretende atribuir el incremento que tomaron las ideas anexionistas
con motivo de sus disposiciones dirigidas á la represion del tráfico
negrero, el decreto sobre registro de esclavos, y la autorizacion para
los casamientos entre la clase blanca y la de color. Las dieposiciones
para la represion del tráfico negrero emanaban del gobierno su-
premo de la naciou, y el noble conde de M'este, abolicionista por
sentimiento y opuesto por deberes de dignidad y honra al tráfico ne
grero, cumpliendo con dichas órdenes, llenaba la alta mision que le
estaba encomendada.


El registro de esclavos no era cosa nueva tampoco: fué un medio
ideado por el gobierno para temporizar con las exigencias de Ingla-
terra, que pretendia que España autorizase al tribunal mixto de co-
misionados ingleses y españoles, para el exámen de fechas en lós
títulos de propiedad de esclavos; lo que si se hubiera llevado á cabe,
habria, causado grandes perjuicios á los hacendados, parque suprimi-
do por el rey Fernando VII el tráfico negrero desde 1817 por un con-




~lo ?nitral.
venia celebrado CO33. la, Gran Bretaña. mediante la indemnizacíowde
400.009 libras esterlinas, M:a ilieíta toda propiedad de africanos intro-
ducidos despues fecha. El registro de esclavos, puee, era un
medio hábil preparado por el conde de Cheste para jaquear la presion,
que en el sentido que hemos indicado, hacia el gobierno de S. M.


Tampoco hubiera producido resultado, porque no era posible
encontrar en Cuba dos ó tres mil empleados á prueba de incorrup-
tibilidad, tratándose de un asunto en que median tan grandes intere-
ses. iNo era motivo fundado de queja contra el general Pezuela, el
que autorizase los casamientos de la clase blanca y de color, porque
nada, hay en los códigos que lo prohiba, y ese pensamiento pude muy
bien haber obedecido é . su deseo de moralizar la isla y disminuir
multitud de niños de color, huérfanos y abandonados que hay en ella,


eOusecuencia de las circunstancias especiales de la poblacion. Sa-
bido es, que el gr4P. número 4c peninsulares que va á Cuba á trabajar
y á labrar su fortuna, contrae en su mayoría relaciones ilícitas con
las mujeres de color, Gen quienes no creen tener responsabilidad de
matrimonio, ,y tal vez pensó el general Pezuels„ que recordando el de-
recho que toda mujer, esclava ó libre, d., raza blanca ó a, color, tiene
para exigir reparacion á un seductor, pudiera disminuir el concubi-
nato degradante en que se vive en algunas poblaciones de la isla y
aun en las grandes capitales.


En España la proporcion entre los hijos legítimos é ilegítimos es
de 97,0 céntimos los primeros y solo 2,94 los segundos, y en Cuba
en la raza blanca los ilegítimos están en la proporcion de on 13 por
100. En la poblacion de colar libre de 47 por 100 y en la esclava de
85 por 100. ¿Cabe mayor desmoralizacion?...


Otros eran los móviles 40 disgusto del partido peninsular con el
conde de Cheste. Hombre de ideas aristocráticas, encastillado en su
palacio y poco comunicativo con ciertos elementos que pretendían
dirigir los destines de la gran Antilla, acostumbrados á la gestion
activa de los negocios públicos y no pudiendo vencer el temple de
acero de nna, autoridad que se habil), colocado sobre todos los partidos
políticos de la isla, se atrajo las antipatías de aquellos, que juzgaban
de grandes inconveniencias, lo que los hoer,bres imparciales á iluetra-
de,s han calificado de nobles disposiciones.


El partido anexionista, con las disposiciones del general Pezuela


ESTUDIOS DOLíTICOS.


y sin ellas, habría, avanzado del mismo modo, porque sus doctrinas
venian sustentándose en el país hacia mucho tiempo con gran perse-
verancia, y nada se oponia á su desarrollo y accion.


En agosto de 1854 sucedió al general Pezuela por segunda vez
en el mando de la isla el general Concha, marqués (lo la Habana, y
llegó á esta ciudad cuando los trabajos anexionistas se hallaban muy
adelantados, y en todo su vigor. Quitman, general en jefe de las ope-
raciones, las preparaba y concertaba en su residencia del estado de


habiéndosele entregado todos los fondos recaudados al
efecto.


• El general Concha habia comprendido que algo serio amagaba
la tranquilidad de la isla por informes y razones de importancia que
tenia y por haberse apercibido además, que de sus tertulias habitua-
les, se habian retraido muchas personas que en la época anterior de
su gobierno acostumbraban frecuentarlas. Poco tiempo despues sus
sospechas se confirmaban. segun veremos.




81ESTLTTOS POLILICAS.


I X .


conspiracion de D. Ramon Pintó.--Su prision y muerte.—Armunento de vo-
luntarios.—Política del general Concha. — El general norte-americano
Quitman, jefe de la expedicion contra Cuba. --Manifiesto de le junta cuba-
na. de New-Ymk.—Conferencia del ministro de España con el presidente
Pieree.


El dia 6 de febrero de 1855 supo la poblacion de la Habana que
se habia descubierto una conspiracion con ramificaciones en la isla
entera, conspiracion tanto mas grave, cuanto que estaba combinada
con una fuerza esterior considerable, que se decia teudria el apoyo
moral de los Estados-Unidos.


Síntoma fué de esa conspiracion y de la exaltador] de los ánimos
el asesinato de D. José Antonio Castañeda, aprehensor de Lopez. Ha-
Ilabase jugando al villar en el café de Marte y Belona de la Habana,
cuando desde una de las ventanas de su portal que mira hácia el cam-
po militar, le dispararon un tiro, atravesándole las sienes, y dejándolo
muerto en el acto.


A fines del mes de enero, uno de los principales comprometidos en
la conspiracion se ha,bia presentado al capitan general ofreciéndole
delatarla y diciénlole que aquella tenia por objeto proclamar la
tinexion á los Estados-Unidos, protegida por desembarcos de norte-


americanos, en varios puntos de la isla, y todos ellos á las órdenes
del general americano Quitman. La fuerza estranjera ascenderia
4.000 hombres.


El espontáneo delator, llamado Rodriguez, presidiario de Ceuta,
que servia á algunos presos políticos cubanos, y á quien estos ha
bian proporcionado su libertad, gozaba la confianza absoluta de los
conspiradores. Hacia viajes á Nueva-York llevando y trayendo cor-
respondencia, estando tan al cabo de los trabajos revolucionarios,
que pudo dar al general Concha los mas mínimos detalles y pruebas
de la conspiracion próxima á estallar. Reducidos á prision el jefe del
movimiento en la Habana, que lo era D. Ramon Pintó, peninsular
de gran ilustracion é influencia, y algunos cubanos importantes, se
alió principio á la causa de infidencia, subiendo Pintó las escaleras
del cadalso pocos dias despues, á pesar de las vivas gestiones y las
fervorosas súplicas que su familia y numerosos amigos pusieron en
juego.


Hacia muy poco tiempo que se habia aprehendido á un jó-
ven natural de la isla, llamado Estrampes, llegado á Cuba con
duciendo dos barcas con armas, y sometido á juicio, fué ejecutado
tambien.


Con motivo de esta conspiracion decretó el general Concha el ar-
mamento de voluntarios, y esta disposicion alentó al partido penin-
sular, que, dice el mismo general, se hallaba decaido y desconfia-
do momentos ántes, trocando su recelo en ánimo y energía. A cen-
tenares corrip á alistarse los individuos del partido peninsular y
gran número de cubanos, y en pocos dias pudo contar el gobier-
no de la isla con una fuerza importante, que constituia una reserva
numerosa.


El general Concha cuidó de evitar, pasada la crisis, una acti-
tud de resistencia y fuerza, inauguró una política conciliadora, y
asegura en sus «Memorias» que con este objeto redujo los procedi-
mientos judiciales á los puramente necesarios; no quiso ocupar pape-
les, provocar careos ni estimular nuevas delaciones; guardó una cir-
cunspecta reserva; selló los lábios de algunos que estaban dispuestos
á hablar, y rasgó listas de nombres que no era prudente descubrir.


La isla de Cuba, á los dos meses de descubierta la conspirador),
Babia adquirido un aspecto militar imponente que aumentaba cada


11


11!




82 rsTUDIOS POLÍTICOS. ESTUDIOS POLÍTICOS. 83


dia con los refuerzos que llegaban de la Metrópoli. Las precaucio-
nes continuaron, sabiéndose que en distintas partes de la federacion
americana segaian aprestando los anexionistas sus armamentos y
comprando buques para llevar espediciones á las costas de Cuba. No
se ignoraba tampoco, que el general Quitman tenia en sus arcas cer-
ca de un millon de pesos para atender á los gastos; no faltándoles á
los conspiradores, ni los fondos ni el material de guerra necesario
para llevar adelante su empresa.


Los resultados que se preveían como consecuencia de una situa-
cion tan peligrosa para la isla, inquietaban los ánimos de los hom-
bres pensadores, no pareciendo posible evitar ya una guerra entre la
Península y los Estados-Unidos.-Estos tampoco no evitaban las cau-
sas que podian conducir á ella; llevados de su audacia natural, per-
sistian en emplear las formas ásperas que sus pasiones les sugerian,
continuando en esa mala fé, oculta en su seno desde hace muchos
años, contra la nacion española.


Contribuian á reforzar estas creencias, la actitud de los Estados-
Unidos y sus gestiones diplomáticas para la compra de la isla de
Cuba.


La junta cubana establecida en Nueva-York con su manifiesto
al pueblo de Cuba, publicado el 25 de agosto de 1855, confirmó la
verdad de la gran conspiracion abortada, el ejercicio del mando su-
premo de la espedicion que la referida junta habia conferido al ge-
neral norte-americano Quitman y en fin, las causas que produjeron
la disolucion de la empresa.


Si alguna duda de esto pudiera quedar todavía , la habria des-
truido completamente el documento que en 20 de setiembre del mis-
mo año publicó D. Domingo de Goicuria, miembro disidente de la
junta directiva cubana, en el cual, poniendo á un lado toda forma
ó conveniencia diplomática hacia sus colegas, creyó necesario á su
honor y á sus intereses materiales comprometidos, dar á 'conocer á
sus conciudadanos la verdad de los hechos,


Estos documentos eran pruebas concluyentes de la parte que
tuvieron en el plan de invasion, lo mismo la junta cubana que funcio-
naba en Nueva-York, que la junta revolucionaria que actuaba secre-
tamente en Cuba, y que el general Quitman, cuya moralidad atacaba
Goicuria.


La junta cubana guardaba todavía consideraciones á aquel gene-
ral, en la secreta esperanza, sin duda, de que con las explicaciones
que • diese, se rehabilitaria política y militarmente, y se utilizarían
sus servicios á favor de la idea anexionista. Pero á pesar de esas in-
culpaciones mas ó menos graves que se hacían al general norte-ame-
ricano, no recordamos se hubiese servido de la prensa para sincerar-
se ante el público.


Cuando la espedicion se hallaba próxima á salir de los Estados-
Unidos (abril de 1855), el general Quitman fué á toda prisa á Was-
hington á conferenciar con Mr. Marcy, secretario de Estado, y con
el mismo presidente Pierce, sobre la empresa que debia realizar de un
momento á otro.


En esos dias precisamente el Sr. 1). Leopoldo Augusto de Cueto,
ministro español en Washington, habia conferenciado con el presi-
dente Pierce y con Mr. Marcy sobre las referidas espediciones, próxi-
mas á darse á la vela. Además habia hecho el Sr. de Cueto una mi-
nuciosa relacion de las fuerzas con que contaba el general Concha y
el estado completo de defensa en que había logrado poner la isla, en
los dos meses de respiro que los filibusteros le habian dejado para
prepararse y recibirlos bien.


Se cree que Mi. Pierce ó Mr. Marcy, ó los dos juntos, aconsejaron
al general Quitman la suspension de las espediciones, porque este
-general regresó inmediatamente á Nueva-Orleans, disolviendo la es-
pedicion numerosa que se comprometió á llevar á la isla de Cuba.


Seguia preparándose el general Concha para la guerra sin perder
un solo momento, y habia logrado convertir lá isla en un inmenso
campamento militar, esperando á los invasores, en la seguridad de
vencerlos y castigarlos. Pero los peligros de la espedicion de Quitman
habian desaparecido y se hallaban y en otra parte: en el campo de
la diplomacia, donde de un lado se agitaban los Estados-Unidos con
su idea fija de comprar la isla de Cuba, y de otro lado España, per-
severante en su propósito de no acceder á ello y anunciando por la
boca del Sr. Luzuriaga, en las Córtes, que España no podia jamás
vender ni ceder su isla, porque venderla, seria vender su honor; pala-
bras que promovieron al gabinete un voto unánime de aprobacion,
por parte del Congreso constituyente. Mientras tan solemne declara-
clon tenia lugar, Mr. Soulé, representante del gobierno de los Esta-




1


84 ESIUDOIS POLITICOS.
dos-Unidos y de quien hablaremos despues, ocupaba un asiento en
la tribuna diplomática.


Parecia inminente uu conflicto entre las dos naciones y la opinion
general era que el derecho de la fuerza vendria á imponerse dentro de
poco: en una palabra, la guerra parecia inevitable.


Veamos ahora lo que en uno y otro país se pensaba con respecto
á la isla de Cuba.


x


Ministerio del conde de San Luis.—Proyecto de alianza entro España y Meji-
co.—Anúnciase el nombramiento de Mr. Soulé.—Alarma del ministerio
mejicano en París.—Antecedentes y opiniones de Mr. Soulé.—Cualidades
de Mr. Soulé.—Despedida que le hacen en Washington y New-York ios
anexionistas.—Discursos.—Opiniones de la prensa.—Llegada de Mr. Sou-
lé á Madrid y su recepcion oficial.—Duelo con el embajador de Fraucia.—
Conferencia de Ostende.—Documentos diplomáticos.


El ministerio que entró á regir los destinos de España el 19 de
octubre de 1853, se compouia del conde de San Luis, presidente y mi-
nistro de la Gobernacion, y las carteras de Estado, Fomento, Ha-
cienda, Marina, Guerra y Gracia y Justicia estaban desempeñadas
por D. Angel Calderon de la Barca, D. Agustin Estéban Collantes,
D. Jacinto Félix Domenech, el marqués de Molins, D. Auselmo Blas-
ser y el marqués de Gerona, todos hombres pertenecientes al partido
moderado, con la escepciou del Sr. Domenech, notabilidad progre-
sista y diputado liberal, que habia constantemente militado bajo la
bandera de las ideas avanzadas.


El conde de San Luis parecia decidido á emprender una política.
enérgica y una marcha decisiva en los negocios del Estado; y siendo
hombre capaz de realizar grandes propósitos por sus buenas dotes de
gobierno, inspiró muchas esperanzas en España, y en Ultramar,
nombrando °personas notables para las capitanías generales de • las




8G EsTinnos POLÍTICOS.
islas de Cuba, Filipinas y Puerto-Rico. Durante su gobierno se pensó
desarrollar el pensamiento de una alianza entre España y Méjico para
mantener la integridad de sus territorios, en cuyo asunto tomó la
iniciativa en Madrid el ministro de la república mejicana. Desean-
do este recabar el pensamiento de los ministros que representa-
ban á dicha nacion en Francia é Inglaterra, les preguntó: 1.° ¿Cómo
consideraban los gobiernos, cerca de los cuales residian, las aspira-.
ciones del de Washington á nuevas adquisiciones territoriales por
medios legítimos ó especiales'? 2.° ¿Cómo aquellos gobiernos conside-
raban la conservacion de la nacionalidad mejicana, y si en favor de
ella estarian dispuestos á interponer sus esfuerzos para establecer so-
bre el statu quo el equilibrio del poder en América? Y 3.° Si dada la
buena inteligencia de los gobiernos de Francia é Inglaterra para
asegurar á España la conservacion de Cuba, ¿bajo qué aspecto mira-
rian aquellos gobiernos una alianza defensiva entre España y Méjico?


El representante de la república en París contestó que: «Respecto á
la primera pregunta, estaba seguro que el gabinete de las Tullerías
consideraria mal las aspiraciones del de Washington para la adqui-
sicion de nuevos territorios; en cuanto á la segunda, que consideraria
la conservacion de la nacionalidad mejicana por una declaracion ge-
neral; y por lo concerniente á la tercera, que tenia la creencia de que
la animada, por el interés que habia tomado en la conservacion del
statu quo de la pertenencia de Cuba.»


El ministro mejicano en Lóndres opinaba que el gabinete de
Saint James verja con menor interés que el de las Tullerías y quizá
con completa indiferencia los conatos de anexion de Cuba demostra-
dos por los filibusteros norte-americanos; que en cuanto á la conser-
vacion de la nacionalidad mejicana, segun datos que le merecian la
mayor fé, no baria grandes esfuerzos aquel para sostenerla, si para
ello tuviese que agriar sus relaciones con el gobierno de los Estados-
Unidos, á quien trataba todavía con mas miramiento, aumentándose
este, si era posible, al paso que mas se complicaban los asuntos de
Oriente; y, en fin, que por lo referente á la aliauza, entre España y
Méjico, no oreja que el gabinete inglés á ella se opusiese, sobre todo,
una vez obtenido el asentimiento de la Francia.


Cuando se cambiaban estas notas á principios de setiembre de
1853, se participaba que Mr. Soulé, enviado del gobierno de Vas


ESTUDIOS POLÍTICOS. 87


hington cerca del de Madrid, tenia instrucciones para ofrecer dos-
cientos millones de pesos por la adquisicion de la isla de Cuba. El
ministro mejicano, en París, inducia al ministro de la república en
Madrid, á que, sin esperar instrucciones de su gobierno, manifes-
tase al de S. M. C. que como la adquisicion de Cuba por los Esta-
dos-Unidos, aun por medios legítimos, amenazaria la seguridad de
Méjico debilitando las ventajas de su posicion, y tendria la repú-
blica en constante alarma, era de esperar que el gobierno de S. M. no
llevada á efecto convenio alguno que tuviese por objeto pasar aquella
isla á poder de los Estados-Unidos, contando, en caso necesario, con
la cooperacion de Méjico.


El ministro mejicano, Sr. Pacheco, se imaginaba, sin duda, que
era tan fácil resolver la venta de la isla de Cuba como le habia sido
al presidente de Méjico. decidir la del valle de Mesilla; pero supo-
niéndose propósitos en el gobierno de enajenar su isla no hubiese
podido llevarla á efecto, porque se habria estrellado ante la opinion
nacional, pronunciada en el sentido de que, en último estremo, Cuba
se perdiera, pero que de ningun modo se enajenase.


La contestacion del señor ministro de Estado Luzuriaga á la iu-
terpelacion que le hicieron en las Córtes en diciembre de 1854 fué
en este sentido.


Las negociaciones emprendidas por Méjico para una alianza con
España se activaban y venian á reducirse á lo siguiente:


Alianza con España para la defensa recíproca.
Alianza de comun acuerdo de las naciones hispano -americanas


respecto al statu quo territorial de América .
Alianza por parte de las grandes naciones de Europa.
Y para todo, acuerdo perfecto y esfuerzos comunes entre Méjico y


España.
Las gestiones del ministro mejicano encontraron benévola acogi-


da por parte del presidente del gabinete español; pero no sucedió lo
mismo por la del secretario de Estado Sr. Calderon de la Barca, quien
por la circunstancia de haber, por largos años, residido en los Esta-


de relaciones entre España y los Estados-Unidos.
Se quejaba en sus comunicaciones el ministro mejicano, de que




u


1


ESTUDIOS POLÍTICOS.


si bien escuchó el Sr. Calderon de la Barca, con la debida aten-.
cion todas sus gestiones, expuestas clara y sencillamente en la con-
ferencia que tuvieron, el primer secretario de S. M. C. no se dig-
nó darlas la menor apreciacion y empleando grande estudio en
eludirlas, le hablaba de literatura, de física y de química. Decia el
ministro mejicano á su gobierno en un despacho de 23 de diciembre
de 1852, que el ministro de Estado español sentia y conocía la nece-
sidad de adoptar la alianza propuesta; pepo temía hasta la sombra de
los Estados-Unidos; temor, decia el ministro mejicano, que le habia
acosado en el desempeño de su mision en Washington, porque no te-
nia conciencia de los grandes elementos con que España cuenta y es-
taba deslumbrado, al par que acobardado, por las exageraciones nor-
te-americanas.


Presumir conocer mejor q ne el Sr. Calderon de la. Barca el estado
de las relaciones diplomáticas entre España y los Estados -Unidos para
graduar la conveniencia ó inconveniencia de una alianza, que pocas
ventajas hubiese acarreado.


á España, en cambio de grandes disgus •
tos; era ligero de parte del ministro mejicano; acusarlo de timorato
cuando era prudente, y de indiferente cuando solo era diplomático,
era injusto tambien.


Mas complacido se manifestaba el ministro respecto al conde de
San Luis, en quien decia haber encontrado, no tan solo la elevacion de
miras que debe tener todo hombre colocado al frente de una gran na
cion, si que tarnbien la participacion completa de los deseos y senti-
mientos de Méjico, tanto respecto á la cuestion de raza en general,
cuanto á la alianza en particular.


El ministro mejicano que habia pasado muchos años de su vi-
da en la isla de Cuba, y que se conoce la tenia, profunda afeccion,
trabajaba ardientemente para sostener los incuestionables derechos
de España á la posesiou de Cuba, y coincidian naturalmente sus
pensamientos con los del conde de San Luis, como estamos segu-
ros coincidirian con los del Sr. Calderon de la Barca. Pero éste,
hombre de Estado y antiguo diplomático, tenia motivos para com-
prender los peligros que le habria originado á España la accion co-
mun de varias naciones, pronunciadas contra los Estados-Unidos. Y
no habia tal temor, ni tal cobardía de parte del Sr. Calderon de la
Barca, quien sabia pesar con prudencia las consecuencias funestas que


rsTuims POT.ITICOS 89


un paso precipitado en ese camino peligroso de alianzas, hubiese po-
dido acarrear á España. Esas alianzas, que al principio parecen de
formidable efecto, suelen convertirse despues eu ilusiones irrisorias.
Poderosa parecia la alianza celebrada entre Francia, Inglaterra y
España para intervenir en los asuntos del mismo Méjico: las tres na-
ciones enviaron sus naves y sus soldados contra la república., y pocos
Bias despues del desembarco se hallaban divididos los aliados, aban-
donando el campo unos, y continuando otros la política especial y de
interés particular que les convenia, sin tener en cuenta los pactos he-
chos anteriormente ni la alianza celebrada. No hubiese sido tampoco
raro que si á consecuencia de la alianza solicitada por Méjico hubiese
surgido una guerra entre España y los Estados-Unidos, las partes
contratantes hubiesen adoptado en el peligro de la situacion, la con-
ducta mas en analogía con sus intereses particulares.


Desde luego habrán visto nuestros lectores la actitud de Inglater-
ra, salvando el cuerpo desde los primeros momentos de iniciarse la
ball», y manifestándose mas bien favorable que contraria á los Es -
tados-Unidos, Por otra parte, se comprende que España, que tiene au
marina, y una marina importante, ejércitos organizados y grandes
recursos, pudiera ser útil y conveniente como aliada de Méjico; pero
esta desventurada república, sin una sola nave, sin ejército y sin
recursos, ¿qué servicios podia haber prestado á España, si la isla de
Cuba se hubiese encontrado amenazada ó atacada por las fuerzas
de los Estados-Unidos?


De aquí, y corno resultado de estas reflexiones, es, sin duda, que
el Sr. Calderon de la Barca anduviese rehacio en uo comprometer,
mas de io que lo estaban naturalmente, las relaciones con los Estados-
Unidos, y menos por una alianza tan poco provechosa.


Se necesitó de toda su prudencia, de todo el conocimiento queate-
nia de la nacion norte-americana, para vadear con seguridad el mal
paso, en una corriente tan peligrosa de opiniones y de ideas como la
que existía en aquella época.


Basta recordar el nombramiento de Mr. Soulé para ministro en
Madrid para comprender la actitud del gobierno americano. Mr. Fierre
Soulé, francés de nacimiento y ciudadano de los Estados-Unidos era
uu abrigado de gran reputa,ciou en la Luisiana, que habia, ocupado los
principales puestos oficiales dé dicho Estado y que como senador de-


12




Esilfflios poLíTicos.
mócrata en el Congreso federal se habla distinguido por sus simpatías
y su proteccion decidida á los anexionistas de Cuba. Fué nombrado el
( de abril de 1853, sin embargo de estos antecedentes, enviado estra-
ordinario y ministro plenipotenciario de los Estados-Unidos cerca del
gobierno de Madrid, nombramiento que por unanimidad mereció la
aprobacion del Senado.


En la sesion del Senado de Washington del dia 25 de enero
de 1853, se había puesto bien en evidencia Mr. Soulé, pronunciando
un discurso sobre las relaciones de los Estados-Unidos con Europa, y
especialmente con España. Empezó disintiendo de Mr. Cass y Mr. Ma-
son, cuyas aspiraciones con respecto á Cuba, le parecian demasiado
modestas á Mr. Soulé. Se ocupó de la inmensa importancia de la caes-
tion de Cuba, y trasladamos aquí los siguientes párrafos de esos dis-
cursos, que tomamos de La Crónica de Nueva-York, que publicaba
entonces el ilustrado escritor D. Antonio X. de San Martin. Dichos
discursos, en que se revela la mas ardiente pasion política, debieron
haber inhabilitado, para un cargo tan delicado en España, á Mr. Sou.-
1ó, y sin embargo fué escogido ad hoc; y aprobado su nombramiento
unánimemente por el Senado :


«Hay senadores, decia Mr. Soulé, que se quejan de que se haya
»revelado el misterio de la correspondencia sobre Cuba. Y ¿por qué?
»¿Acaso porque se haya descubierto que queriamos comprar la isla?
»Pero al mismo tiempo confiesan su firme propósito de comprarla aun-
»que no esté de venta. ¿Es porque se ha revelado la suma ofrecida?
»Ellos mismos declaran que están prontos á comprar por cualquier
»precio. ¿A qué fin, pues, censurar á la administra,cion por haber he-
»cho lo mismo que nosotros no dudamos hacer'?


»Una partida de jóvenes entusiastas se reune en un punto del Sur,
»llamados, segun creen, por sus hermanos que sufren, y se arrojan á
»rescatar una isla inmediata. España se alarma, y por indicacion de
»la proclama del presidente que llama foragidos á los aventureros,
»los condena indistintamente á una carnicería. Se crea un espíritu
»que luego se apodera de ,toda la poblacion, de la mas preciosa y últi-
ma de sus posesiones en las aguas que bañan á este continente; es-


» pitu que solo sirve para aumentar sus temores, y que le induce á
»implorar de Francia é Inglaterra el que escogiten un plan para con-


ESTUDIOS POLÍTICOS. 91


»servar el dominio que tiene sobre la isla. Vuestra respuesta y la del
»gobierno es, que no accedereis á la presuntuosa intimacion en que
»se os propone acepteis aquel plan. Pero al mismo tiempo que os ne-
»gais á la proposicion de los orgullosos entrometidos (intermeddlers),
»rehusando redondamente nuestra solicitada cooperacion , desvirtuais
»la fuerza de nuestra valiente resalucion , protestando decididamente
»que no aspiráis á perturbar su (their) quietud y serenidad. Y como
»para convencerlos mejor de que no codiciais la posesion que tan cor-


dialmente desean proteger contra vuestras garras, tildais á todos
»aquellos de quienes hay la menor sospecha, de que toman parte en
»cualquier empresa que pueda asegurarla para este país.. Son Jora-
»gidos todos los que tuvieron parte en la espedicion desgraciada que
»terminó en la carnicería de Atares.
. »Fueron otros tantos héroes, como Lafayette y Kociusko , los 500
»jóvenes de la espedicion, que sabias que habian de encontrar en
»Cuba 500.000 de sus iguales guardados y defendidos por 25.000
»soldados.


»Murieron como héroes, y la misma España nada ha dicho ni ba
»podido decir contra ellos ni contra sus aspiraciones. Las conquistas
»de Inglaterra en Asia, y las de Francia en Africa, no han sido sino
»un merodeo en grande escala. La conducta de Inglaterra en la Amé-
»rica central durante el último siglo ha tenido el mismo carácter.
»En vista de estos ejemplos, Mr. Soulé se admira de que los senado-
»res no se acuerden de que, en el derecho comun, coger la fruta del
ȇrbol no es mis que una falta, al paso que tomarla cuando se ha se-
»parado del tronco paterno es un hurto. Que cuiden (los senadores) de
»no esperar tanto tiempo que se pudra la fruta. Hay senadores que
»protestan contra el robo de la propiedad del vecino, y quisieran, sin
»embargo, que se la apropiase el que la tiene en depósito de con-
»fianza.


»No quieren cometer el robo, pero consentirian en recibir los
»efectos robados.»


Entra luego Mr. Soulé en la historia de los casos que dieron úl-
timamente motivo á las providencias de la autoridad de Cuba con
respecto á algunos barcos de los Estados-Unidos. Todos aquellos
hechos son vistos por Mr. Soulé al través de su prisma particular, y
no es necesario decir cómo saldrán de sus manos las formas verda-




lu


92 ESTUDIOS POLÍTICOS.


deras. Nuestros lectores conocen lo que sucedió `con los vapores
Crescent - Cite, Ohio, Jialcon, el Dorado, etc. Mr. •Soulé, decia La
Crónica, no reconoce ninguu derecho en la autoridad española para
escluir de sus puertos, ó tan solo para poner en observacion sanita-
ria, á ningun barco de los Estados-Unidos, aunque proceda de un
punto infestado, aunque en uu corto viaje de tres ó cuatro dias haya
tenido varios casos de muerte, aunque llegue con sus pasajeros y
tripulacion en gran parte encamados, aunque la enfermedad sea el
cólera asiático ó una fiebre contagiosa, y aunque lleve á bordo, no
ya una causa de sospecha, sino una verdadera conjuracion .contra la
autoridad y las leyes del territorio. Este es el resúmen sustancial
que hacia La Crónica de la parte del discurso del senador demócra-
ta, dedicada á la historia de aquellos casos. Mr. Law es, cómo no-
podia menos de ser, objeto de limitados elogios por su conducta atre-
vida é independiente.


«En todos estos casos, continúa Mr. Soulé, vemos invariable-
»mente al gobierno de parte de España y contra nuestros ciudadanos.
»Tal ha sido su actitud en el asunto deplorable de la espedicion de
»Lopez: Cuando el comodoro Parker se personó con el general Con-
»cha y le preguntó por qué habian sido ejecutadas las víctimas de
»Atarés sin concedérselos las garantías estipuladas en nuestro trata-
»do con España, respondió que era porque los consideraba como pi - .
»ratas, pues como tales habian sido denunciados en la proclama del
»presidente de los Estados-Unidos. Y cuando el cónsul Owen invocó
»solemnemente su clemencia, el inflexible procónsul le contestó con
»la observacion de que estaba haciendo lo que sabia era contrario d
»los deseos de su gobierno.


»Se nos ha dicho, sin embargo, que la conducta del capitan ge-
o ueral en el caso del C'rescent City ha sido objeto de graves reclama-
ciones en, Madrid. Pero fácilmente podemos prever cuál será .1a res-


»puesta del gabinete español.• Dirá: reclamamos el amparo de esos
»principios de derecho público que, segun vuestra propia confesion,:-
»nos•protegew No pueden imputársenos una falta de comedimiento
»internacional mientras nos protegen vuestras propias declaracio-
»nes.... Y volviendo otra vez á las alabanzas prodigadas por algunos
»selladores á la conducta del presidente, preguntará si esas alaban-
»zas alcanzan también á la proclama del presidente, á las carnicerías


ESTUDIOS POEÍTIIOS. 93


»que se cometieron con arreglo á ella, á los insultos á nuestra ban-
dera sufridos por el gobierno, al edicto de Galano, á la carta del


»secretario de Estado á Mr. Law y á la comunicacion del presidente
»á Hugh Maxwel »


El presidente Pillmore, blanco de lacensura de Mr. Soulé, no
satisfizo en su política para con España ninguna de las miras de la
jóven América.


Pero la nota de su último secretario de Estado, Mr. Everett, con-
testando á. la proposicion: de un triple convenio para garantir á Es-
paña la posesión de Cuba, merece su aprobacion ilimitada. Hé aquí
cómo diserta Mr. Soulésobre la parte de dicha nota en que dice
Mr. Everett que, por razones democráticas ó• de política interior,
no conviene la adquisicion de la isla, por ahora:


«Luego vendrá un tiempo en que, no existiendo esas razones, se-
» rá deseable la adquisicion, puesto que se admite que esa adquisicion
»podria ser en ciertas contingencias casi esencial para nuestra se-
yuridad. Que reflexionen sobre esto los senadores del Sur especial-
»mente, y que se pregunten cuáles son las razones domésticas que
»existen ahora y 'podrán no existir en lo venidero. ¿Aguardaremos á
»que se realicen las miras de lord Palmeraton sobre la política que
»deben seguir los consejos de España con respecto á Cuba? ¿Aguarda-
»remos á que se adopten medidas para contentar al pueblo de Cuba, á
)>Iin, de asegurar la union de' la isla á la corona de Espoola, pues es
»evidente que si la poblacion ne,gra de Cuba obtuviese la libertad, este
»hecho crearia un elemento poderosísimo de resistencia contra cual-
»qUie




proyecto de anexar á Cuba á los Estados-Unidos, en donde
»existe la esclavitud? ¿Comprenden los senadores del Sur que, aun
»en la opinion de ilfr. Fillmore y de su secretario de Estado, Cuba
»tiene que ser eventualmente nuestra?»


Las naciones de Europa no tienen derecho á decir que los Esta-
dos Unidos adquieren territorio por usurpacion; porque ellos mis-
mos han hecho otro tanto. A la recriminacion qué ha hecho ya con-
tra Inglaterra por sus adquisiciones en la India, agrega un docu-
mento con fecha de mayo de 1739, que la casualidad ha traido á sus
manos, y que no es nada menos que un proyecto para formar un
ejército de soldados reclutados en las Antillas inglesas, destinado á
invadir la isla de Cuba y apoderarse de ella. «Si yo hubiese suprimi-




94


'STMOS POLÍTICOS.


)mido (añadió Soulé después de haber leido) la fecha de este docu-
mento y el nombre de la gran potencia á que pertenece, podría creerse


»que estaba leyendo algun papel estraviado, caido de la cartera del
»general Lopez.»


»Pero es en realidad una concepcion inglesa, y de que el gobierno
»inglés no se ha desprendido de ella apenas lo dudarán los senadores
»cuando, al examinar la correspondencia que el ejecutivo nos ha en-
»viado ayer, lleguen á la carta de sir William Paltuy al almirante
»Veruon, con fecha del 27 de agosto de 1740, en que hablando de Cu-
raba, dice: Sea el grito tornar y agarrar, porque despues que nos ha-
yamos apoderado de ella, el mundo entero no podria quitárnosla. .


»Tampoco España tiene derecho á proferir una queja contra tales
»empresas; y la razon es que hace pocos años un general de alguna
»reputacion encontró abiertos los cofres de la reina madre para or-
ganizar una e3pedieion con el fin de conquistar al Ecuador y esta-


»blecer allí una monarquía bajo uno de los hijos de María Cristina y
»el duque de Riánsares.»


La sola autoridad que cita Mr. Soulé para un cargo tan grave
son los papeles públicos ú órganos de la prensa diaria, y bajo esta
sola autoridad entra en pormenores sobre el alistamiento de oficiales
españoles en la empresa, la cooperacion del Sr. Istúriz, los vapores
Cetro y Tridente, etc., que harian seguramente preceder la llegada
de Mr. Soulé á Madrid, decia La Crónica, de una reputacion, poco
envidiable, de credulidad y ligereza.


«Pero ni aun los mismos Estados-Unidos se han librado del re -
»busco de antecedentes filibusteros para demostrar con ellos la con-
veniencia de tener por lícitas y usuales cualesquiera invasiones y


»usurpaciones que este país tenga por conveniente practicar.
»Temo que haya algo de filibustero en el general americano que


»en 1812, equivocando las instrucciones que le habia dado Mr. Monroe,
»á la sazon secretario de Estado, se apoderó á viva fuerza de la isla
»Amalia y de Panzacola; y aun en el mismo Mr. Monroe, que al paso-
»que desaprobó el acto del atentado, aconsejó que se conservase el
»punto tomado para poder hacer un ajuste amistoso con España. .


»Hamilton fué un filibustero, porque en 1797 trabajó tanto para


EWÜDIOS POLITICOS.


»organizar una invasion. en las colonias hispano-americanas bajo la
»proteccion del gobierno y de concierto con el general Miranda, á fin
»de ayudar á aquellas colonias á hacerse independientes. Habia fili-


busteros, entre los que en 1819, 1820 y 1821 se arrojaron de nues-
tras costas al seno mejicano con armas y municiones, y contribuye-


»ron tan eficazmente á destruir el dominio español en aquella parte,
»y entre los que en 1830 recorrian públicamente en formacion las ca-
»11es y plazas de Nueva-Orleans bajo el ojo inspirador del general
»Andrew Jackson, preparándose así para tomar parte en la lucha
»contra Méjico. Sí, y he demostrado tambien que podria encontrarse
»algun filibusterismo en el mensaje del presidente. Pero os aseguro
»que podria encontrarse mucho de éi en la carta de Mr. Everett, do
»cumento que no necesita de mis elogios, porque circula por todo el
»país, escoltado por las bien merecidas recomendaciones de las inteli-
»gencias mas elevadas de esta Cámara. En él desdeña el secretario
»de Estado circunscribirse á la mera contingencia de una inclinacion
»por parte de España hácia la enajenacion de Cuba. Acomete osada-
»mente el corazon del asunto y proclama desde luego que la condicion
»de Cuba es _principalmente una cuestion americana. Supongo que se
»ha creido que esta respuesta bastaba para el aserto de Mr. de Turgot
»eiasus instrucciones á Mr. de Sartiges, de que la condicion de la isla
»no es menos importante para las relaciones existentes entre las
»grandes potencias marítimas que para los intereses de la misma
»España; y orgullosamente se niega á contraer ninguna obligacion
»que pueda inhabilitar al gobierno americano, en cualquier cambio
)1filiZWO de circunstancias, para hacer lo que con frecuencia se ha
»hecho en lo pasado, pues la posesion de la isla podria ser bajo cier-
tas circunstancias casi esencial para nuestra seguridad. Vindica


»la ley del progreso, que es tan orgánica y vital en la juventud de
»los Estados como en el hombre individuo. Pero nótese con qué cui-
dado recuerda á España que, al paso que el presidente nunca dis-


»pula,rd de palabra ó por obra sus títulos ni perturbará su posesion,
»no deberá entregarse á sueños engañosos, etc.»


Despues de estos elogios tributados á la nota de Mr. Everet, se
duele Soulé de que en ella no se haya tratado con mas dureza
la proposicion de Francia y de Inglaterra.


«No puedo menos de estrañar que en aquel importantísimo docu-




96


ESTUDIOS POI, BICOS.


»mento se haya dejado de rechazar con aspereza la impertinente
»amenaza contenida hasta en las primeras frases de las dos c,omuni-
»eaciones enviadas á los Sres. Sartiges y Crampton por los gobiernos
»de París y de Lóndres. A escepcion del párrafo en que Mr. de Tus-
»got recuerda al gobierno americano las órdenes enviadas á las fuer-
»zas navales de Francia é Inglaterra en el golfo de Méjico, con el
»objeto de proteger á la isla de Cuba contra nuevas, invasiones, y en
»el cual asegura que, las grandes potencias marítimas tienen en el
»destino de aquella isla un interés igual al de la misma P,'8pfp7«; con
»esta escepeion, las dos comunicaciones son ilénticas. Y los presun-
»tuosos entrometidos no dudan declarar que debernos ser responsa- •
»bles de la repeticion de los ataques que ültirnamante han hecho con-
»tra la isla bandas fora,qidaS de. aveWurepos de los Estados-Unidos,
" »porque estos ataques han llamado seriamente la atencion de los go-


biernos de SS. MNI., tanto mas especialmente; cuanto mayor es en,
»deseo de que las amistosas relaciones que ahora existen entre aque-
»1.108 gobiernos y los Estados- Unidos no peligren corno poetrian
.»grar con, la repeticion de semejantes ataques.


»¿,No sorprende al señor presidente, no admira á los senadores el
»tono altanero que reina en esas comunicaciones? ¿Sufriremos que la
»Inglaterra y la Francia nos hablen en un lenguaje tan arrogante y
»amenazador? ¿Nos rendiremos sumisamente á sus mandatos? Si nos'
»hubiéramos portado como corresponde á una poderosa nacion como
»la nuestra, cuando presumieron pasear sus escuadras por el golfo
»y cruzar entre Cuba y nuestras costas con el manifiesto designio
»de constituirse en inspectores de nuestros. movimientos en aquellas
»aguas, y de inquirir y determinar con qué intencion inteutarian
»desembarcar en la isla de Cuba los aventureros de cualquiera na-
cion; si hubiésemos insistido en que se diesen las esplicaciones pedi-
das por Mr. Crittenden, secretario ele Estado al ministro británi-
co, apenas seria posible que se nos dirigiese ese estilo arrogante


»para hacernos entender que en lo venidero debemos ser responsa-
bles de cualquier atentado que á los aventureros de cualquiera na-
cion se leaantoje cometer contra la isla de Cuba.»


Despues de esta salva de metralla al tono de Inglaterra y Fran-
cia en sus últimas comunicaciones conocidas con este gobierno, pasa


Soulé á esplorar el campo de la intencion reservada de aquellos


ESTUDIOS POLÍTICOS.
97


gabinetes al declarar su interés por la adhesion de Cuba á su actual
metrópoli. La doctrina de Monroe, las razones de contigüidad y de
seguridad y de propia conservacion son el caballo de batalla con que
recorre este campo. Hé aquí cómo esplica, el origen de las doctrinas
que defiende:


«Estas doctrinas habían nacido del principio de proximidad, que
»todos los escritores de derecho público admiten como regla suprema
»de la política de una nacion con respecto á todas las materias que
»pueden poner en peligro su seguridad. Rufusking, siendo nuestro
»ministro en Inglaterra en 1801 tuvo á la vista esteprincipio Cuando,-
» alarmado por los rumores de la cesion de la Luisiana por España á la
«Francia, creyó que debía oponerse á que cualquiera potencia európea
»hiciese nuevas adquisiciones en este continente, é insistió en que la
»Luisiana permeneciese en poder de España, no habiendo de caer en
»manos de los Estados-Unidos. ¡Con qué gracia y talento cita el des-
»apiadado sarcasmo de Montesquieu, cuando dice que «es una fortuna
»para las potencias comerciales el que Dios consienta en el mundo á
»los turcos y españoles, pues son de todas las naciones las mas á pro-
»pósito para poseer un imperio con insignificancia.» Mr. Livingstou,
»que era entonces nuestro ministro en F'ran.cia, se mostró aun mas
»inquieto que Mr. Ming.»


Por último, Mr. Soulé declara que no es partidario de ningun
plan que tenga por objeto arrebatar Cuba á España, violando los
preceptos del derecho de gentes; en lo cual no deja de andar acerta-
do, si nos olvidamos de la intencion espresada antes en el mismo dis-
curso, de hacerse con Cuba de cualquier modo. Pero al mismo tiem-
po, y sin embargo de esta protesta oficial, añade á renglon seguido
que seria ocioso disimular que hay contingencias en que podria ser
imposible el que los Estados-Unidos evitasen la necesidad de coger
la isla; y autoriza esta idea con la misma nota de Mr. Everet. Estas
contingencias son un cambio de circunstancias y razones domésticas,
un arreglo amistoso con España;


una guerra legal, y la necesidad
absoluta de la propia conservacion. Cree que no está lejos la época en
que la cuestion de la posesion de Cuba se decida por una guerra, y
aconseja á España que contemple bien este peligro próximo, y ceda á
las exigencias del momento. La compra de la isla le parece irrealiza-
ble por las razones que se van á oir de su boca:


13




9$ r_sTumos POLÍTICOS.


«Me opongo á. la compra de Cuba. Esta idea debe abandonar-
»se. Cualquiera que conozca algo de la altiva susceptibilidad del or-
gullo castellano, apenas pensará que se puede abordar tan delicada


»cuestion en la mera, forma de duros y centavos. Yo no deseo herir
»esas susceptibilidades; pero no son las únicas que se oponen á la
»compra.»


Las otras dificultades son el orgullo de los habitantes de Cuba;
y aconseja á España que se resigne á esperar de Cuba, por único pro-
vecho, la utilidad de sus relaciones de comercio con la isla, á la ma-
nera que Inglaterra utiliza en el comercio con las que fueron anti-
guamente sus colonias. Y este podria conseguirlo España por medio
de un tratado. Mr. Soulé se ha quedado corto, decia La Crónica, en la
concepcion de este plan admirable; nosotros en su lugar pediriamos
que España pagase á los Estados-Unidos una gruesa suma al despren_
dense la isla con arreglo á este proyecto, y diese utrum á su autor un
premio y un privilegio de invencion. Mr. Soulé está persuadido de
que la independencia de Cuba es para los Estados-Unidos tan desea-
ble como la anexion, y no tiene la menor duda de que la independen-
cia se verificará, considerando el espíritu que prevalece entre sus
habitantes; espíritu de que Mr. Soulé debe estar bien enterado sin
duda, á juzgar por la frecuencia de sus relaciones con lo que de Cu-
ba hay mas disidente y enemigo de .España en este país, no quiere,
por fin, disimular que, si se permite que Inglaterra y Francia se eri-
jan en tutoras de España, abdicará por este hecho sus títulos para el
dominio de sus posesiones, poniéndolas bajo el brazo fuerte de aque-
llas potencias. Terminarémos este extracto con las mismas palabras
con que dá fin á su discurso Mr. Soulé en tono fatídico:


«Que España no deje de conocer su verdadera posicion y que no
»piense que con consejos indignos puede proteger sus posesiones con-
tra un fallo inminente. En vano querria que la isla se sumergiese en


»el Occdano antes que verla en manos:de otra potencia Si estallase el
»huracan, la isla quedaría aun sobre las aguas, y no dejará de reirse
»de las olas agitadas, aunque desapareciese en la tempestad su sobe-
'»ranía. Cuando sea llegado el tiempo, y los ímpetus del mar, ni sus
»fortalezas, ni sus cañones, ni sus garrotes, ni los edictos de sus Ga-
»lianos la salvarán de nuestras potentes garras. Oigamos al historia-
dor: en vano puso Sabino las estátuas de sus mayores en el umbral


ESTUDIOS POLÍTICOS. 99


»de las puertas. del Capitolio, para impedir que el enemigo entrase con
»antorchas en la mano. Iucendiáronse las mismas águilas que soste-
»nian las antorchas, y el fuego se comunicó al edificio.»


Basta y sobra el precedente extracto para comprender la gran in-
conveniencia cometida por los Estados-Unidos dando su representa-
cion en la córte de España á un funcionario que, por muy notable
que fuese su talento y muy grandes sus merecimientos para con su
país adoptivo, se expresaba de la manera que lo hacia en el Par-
lamento federal. Conocido de antemano su criterio en la cuestin cu-
bana, su nombramiento era la síntesis de un plan preconcebido para
arrebatar á España, bien por medio de compra ó por otros violentos,
sus posesiones en las Antillas.


La tirantez de relaciones políticas entre uno y otro país estaba
bien marcada desde el momento que Mr. Pierce entregó las creden-
ciales de enviado estraordinario y ministro plenipotenciario á mon-
sieur Soulé. Y con estos antecedentes, ijaabria sido prudente por
parte del Sr. Calderon de la Barca hacer mas difíciles todavía las
relaciones con el gabinete de Washington suscribiendo la alianza
con Méjico, que en último resultado no significaba otra cosa mas que
una amenaza estéril?


Pero para completar bien el cuadro de aquella situacion política,
y ya que se ha citado en el anterior extracto la nota de Mr. Everett,
documento importantísimo, por la doctrina y las revelaciones que
contiene, y que arrojan mucha luz sobre el espíritu de la política
norte-americana referente á las Antillas, creemos conveniente repro-
ducirla íntegra en estos Estudios, corno barómetro en que quedaron
señaladas las borrascas terribles esperimentadas en la situacion polí-
tica de aquellos dias.


Dicha nota de Mr. Everett de l.° de diciembre
-
de 1852 tenia por


objeto rehusar la participacion de los Estados-Unidos á la liga que
les habian propuesto Francia é Inglaterra, para garantir á España
la posesion de la isla de Cuba, y estaba concebida en estos tér-
minos:


«Muy señor mio: Vd. no ignora las tristes circunstancias que han
» impedido hasta ahora responder á la nota que dirigió Vd. á mi pre-
decesor con fecha 8 de julio. Aquella nota y la instruccion de mon-


»sieur Turgot, que la acompañaba, juntamente con una comunica-




100 ESTUDIOS POLÍTICOS.


s cion semejante del ministro de Inglaterra, y el proyecto de conven-
»cion entre las tres potencias con relacion á Cuba, han sido uno de
»los primeros asuntos á que ha llamado mi atencion el presidente. La
»parte sustancial de la propuesta couvencion se halla espresada en
»un solo artículo en los términos siguientes: Las altas partes contra-
tantes, colectiva y separadamente, rechazan desde ahora y para siem-
pre toda intencion de posesionarse de la isla de Cuba, y respectiva-


»mente se obligan á desaprobar todo intento con este fin por parte
»de cualquiera potencia ó individuos. Las altas partes contratantes
»declaran, colectiva y separadamente, que no obtendrán ni manten-
»drán ninguna intervencion esclusiva en la citada isla, ni adquirirán
.»ningun dominio sobre la misma. El presidente há prestado h. mas
»profunda atencion á esta proposicion, á las notas de los ministros de
»Francia é Inglaterra que la acompañaban, y á las instrucciones de
»Mr. Turgot y lord Malmesbury, trasmitidas con el proyecto de con-
»vencion, y me ordena poner en conocimiento de Vd. su opinion so-
»bre este grave y delicado asunto.


»El presidente está de acuerdo con sus antecesores, que mas de
»una vez han autorizado la declaracion á que aluden Mr. Turgot y
»Mr. Malmesbury, de que los Estados-Unidos no verian con indife-
»rencia que la isla de Cuba pasara á manos de otro gobierno europeo
»que no fuera España, lo cual no significa que mirásemos con dis-
gusto cualquier acrecentamiento natural de poder y de territorio por


»parte de Francia é Inglaterra. Durante los últimos veinte años ha
»adquirido la Francia vastas posesiones en el Norte de Africa, con
»gran probabilidad de estenderlas indefinidamente, y la Inglaterra
»lia aumentado considerablemente sus dominios en el trascurso de
»medio siglo. Estas adquisiciones no han creado ningun género de
»inquietud en los Estados-Unidos.


»Los Estados-Unidos han aumentado su territorio durante el mis-
mo período. La mayor agregacion fué la de la Luisiana, comprada


ȇ la Francia.
»Estas agregaciones de territorio no pueden probablemente haber


»alarmado á las potencias europeas, toda vez que se han realizado
»bajo el influjo de causas naturales, y sin alteracion de las relaciones
» internacionales de los Estados principales. Las consecuencias que
»de ello se han seguido son un gran aumento de relaciones comer-


ESTUDIOS POLILICOS. 101


»ciales, mútuamente ventajosas entre los Estados-Unidos y Europa.
»Pero muy distinto seria el caso si se tratase de la posesion de


»Cuba, por cualquier potencia europea, escepto España. Semejante
»acontecimien to no podria realizarse sin trastornar el sistema inter-
nacional existente, y seria además una indicacion de designios con


»relacion á este hemisferio, que no podrian menos de despertar la
»alarma en los estados de la Union. Lo miraríamos bajo el mismo pun-
»to de vista con que la Francia ó la Inglaterra verian la adquisicion
»de alguna isla importante del Mediterráneo por los Estados-Unidos,
»con una diferencia ciertamente, y es, que el intento de los Estados-
»Unidos de establecerse en Europa seria una cosa nueva, mientras es
»un hecho familiar la aparicion del poder europeo en esta parte del
»mundo. La diferencia entre estos dos casos es, sin embargo, pura -
»mente histórica, y no disminuiria la ansiedad á que daria lugar por
»causas políticas cualquiera tentativa del poder europeo en una nueva
»direccion en América.


»Mr. Turgot asegura que la Francia jamás venia con indiferencia
»la posesion de Cuba por otra potencia escepto España, y esplícita-
»mente declara que no tiene deseo ni intencion de apropiarse la isla;
»el ministro de Inglaterra hace la misma declaracion por parte de su
»gobierno. Tanto Mr. turgot como lord Malmesbury no hacen sino
»justicia á los Estados-Unidos al observar que muchas veces se han
»esplicado sustancialmente en el mismo sentido. El presidente no co-
dicia la adquisicion. de Cuba para los Estados-Unidos; pero al mis-
mo tiempo considera la condicion de Cuba como una cuestion prin-
cipalmente americana, y hasta cierto punto limitado, y nada mas,


»una cuestion europea. La proyectada convencion parte de un princi-
pio distinto, pues que da por sentado que los Estados-Unidos no tie-
nen mayor interés en la cuestion que el que pueden tener la Fran-
cia ó la Inglaterra, cuando basta solo echar una ojeada al mapa


»para ver cuán remotas son las relaciones de Europa, cuán íntiMaS
»las de los Estados-Unidos con aquella isla. Al hacer plena justicia al
»espíritu 'amistoso con que la Francia y la Inglaterra reclaman su
» coopera,cion, y sin desconocer i as ventajas de una buena inteligen-
cia entre las tres potencias con referencia á Cuba, no puede, sin em-
bargo, el presidente consentir en ser parte del tratado en cuestion


»por las siguientes razones. En primer Migar, aparece claro á su jui-


y,




. 102 ESTUDOIS POLITICOS.


»do (tanto como permite el respeto debido á otro brazo del gobierno
»anticipar sus decisiones) que semejante convencion no seria mirada
»con ojos favorables por el Senado, y la negativa de aquel cuerpo de-
»jaria la cuestiou de Cuba en un estado de incertidumbre é insegu-
ridad mayor que el que ahora tiene. Este obstáculo no seria suficien-


«te para que el presidente negase su aquiescencia al tratado, si no
»existiese alguna otra objecion, y si la conviccion de la utilidad de
»esta medida le obligase, en cumplimiento de su deber, á dar su con-
»sentimiento al arreglo hasta el punto donde llega la accion del poder
»ejecutivo. Pero no sucede así, sin embargo. La convencion no ten-
»dria valor alguno á menos que no fuese duradera, y por consiguien-
te, los términos en que se halla redactada expresan perpetuidad del


»intento y de obligacion. Ahora bien; puede con razon dudarse si la
»constitucion de los Estados-Unidos permitiria al poder que hace los
»tratados, al imponer al gobierno americano una imposibilidad per-
manente para todos los tiempos futuros, é impedirle, cualquiera que


»sean las circunstancias ulteriores, de hacer lo que tantas veces ha
»hecho en épocas anteriores. Los Estados-Unidos compraron en 1803


Luisiana á la Francia, y en 1819 compraron á la España la Flo-
rida, y no cabe en las atribuciones del poder ejecutivo obligar al go-
bierno en todos sus ramos y para todo tiempo futuro á no efectuar la=


»compra de Cuba del mismo modo. Hay tambien otro fuerte argu-
mento contra la propuesta convencion. Entre las mas antiguas tra-
diciones del gobierno federal se encuentra la repugnancia á entrar


,en alianzas políticas con las potencias europeas. En su memorable
»discurso de despedida dice el presidente Washington: «La gran re-
gla de conducta para nosotros, con respecto á las naciones estranje-


»ras, es estender nuestras relaciones mercantiles y no tener con ellas
»sino los menos lazos políticos posibles. Cumplamos con entera buena
»buena fé los empeños que hayamos ya formado; pero parémonos
»ahí.»


»El presidente Jefferson, en su discurso de inauguracion en 1801,
»precavió al país contra el peligro de las alianzas; espresion que se
»ha hecho proverbial y que empleó Mr. Jefferson al hablar de la
»alianza con Francia en 1778, alianza que en aquel tiempo produjo
»incalculables beneficios á los Estados-Unidos; pero que apenas habian
»pasado veinte años estuvo próxima á envolvernos en las guerras de


ESTUDIOS POLÍTICOS. 102


»la revolucion francesa, y dió pretesto á onerosas reclamaciones con-
tra el Congreso que aun no están estinguidas en el dia de hoy. Es


»una coincidencia significativa las cláusulas de la alianza que dió
»ocasion á estos males; eran aquellas en que se fundaba la Francia
»para reclamar nuestro auxilio contra los ingleses en defensa de sus
»posesiones en las islas occidentales. Fué necesario nada menos que
»el influjo sin límites de Washington para libertar á la Union de los
»peligros de aquella crisis y conservar nuestra neutralidad.


»Pero el presidente tiene una razon aun mas fuerte para no en-
»trar en la propuesta convencion, y no desea tampoco ocultar su opi-
»ilion de que el tratado, aun cuando igualé en la forma, seria des-
»igual en el fondo. Al entrar la Francia Inglaterra se inhabili-
»tarian para posesionarse • de una isla remota de los centros de sus
»respectivos gobiernos, que pertenece á otra potencia europea, cuyo
»derecho natural á su posesion tiene que ser siempre tan bueno co-
mo el suyo, una isla distante, en otro hemisferio, y que jamás pue-
de llegar á pertenecerles por el curso natural y pacífico de los acon-
tecimientos. Si se rompiese el equilibrio europeo, si la España lle-
gase á no poder mantener la isla en su poder, y si la Francia y la


»Inglaterra se encontrasen luchando á muerte entre si, Cuba podría
»ser la• presa del vencedor. Mientras tales sucesos no tengan lugar,
»no ve el presidente cómo puede pasar Cuba del dominio de España
»al de ninguna potencia europea. Entretanto, los Estados-Unidos, al
»aceptar la •convencion, se inutilizarla para hacer una adquisicion,
»que podria realizarse sin perturbacion de las relaciones estranjeras
»existentes y en el Orden natural de las cosas.


»La isla de Cuba está á nuestras puertas, .domina la aproximacion
»al golfo de Méjico, que baña las orillas del . Cinca, de nuestros Esta-
»dos, cierra la entrada de aquel gran rio que corre por la mitad del
» continente americano del Norte, y que con sus tributarios forma el
»mayor sistema de comunicacion interna en el mundo; es uu centi-
nela en la puerta de nuestro comercio con California por el istmo.


»Si una isla semejante á Cuba, perteneciente á la corona de Es-
»palia, guardase la entrada del •Támesis ó del Sena, y los Estados-
» Unidos propusiesen un tratado como este á la Francia y á la Ingla-
terra, estas potencias reconocerian ciertamente que las obligaciones


»que nosotros nos imponia,mos eran de mucha menos importancia




104 ESTUDIOS POLÍTICOS.


»que las que exigimos de ellas. La opinion de los hombres de Esta-
»do americanos en diferentes tiempos y bajo distintas circunstancias
»ha diferido acerca de la conveniencia de la adquisicion de Cuba por
»los Estados-Unidos. Bajo el punto de vista territorial y comercial,
»seria en nuestras manos una posesion de mucho valor; bajo ciertas
»contingencias, podria ser casi esencial para nuestra seguridad; sin
»embargo, por razones domésticas de las cuales no seria conveniente
»hacer menciou en una comunicacion de este género, cree el presi-
dente que la incorporacion de la isla á los Estados-Unidos en los


»presentes tiempos, aun cuando se efectuase con el consentimiento de
»España., seria una. medida aventurada, y consideraria su adquisicion
»por viva fuerza, escepto en una guerra justa con España, si tan ter-
rible acontecimiento tuviese lugar, como un oprobio á, la civilizacion


»del siglo. Hartas pruebas tiene dadas el presidente de la sinceridad
»de sus opiniones. Ha echado todo el peso de su poder constitucional
»para impedir los ataques ilegales contra la isla cuando le hubiera
»sido fácil, sin ninguna apariencia de faltar á su deber, dejar que
»proyectos de un carácter formidable ganasen fuerza por la conni-
vencia. Ni las injurias en el interior, ni los embarazos causados por


»las indiscreciones del gobierno colonial de Cuba, le han hecho se-
»pararse de su deber en este punto. El capitan general de la isla, de
»un carácter recto y conciliador en la apariencia, pero probablemente
»mas acostumbrado al mando militar que á la direccion de los nego-
»ajos civiles, ha negado el permiso de desembarcar á los pasajeros y
»las balijas del correo de los Estados-Unidos, sin otra cawza que un
»pique con respecto al despensero del buque que los conducia. Cier-
tamente es este un modo estraordinario de censurar un supuesto


»abuso de la libertad de imprenta por parte de un súbdito de un go-
bierno estranjero en su país natal. El gobierno español no permite


»al capitan general de Cuba á tres mil millas de distancia mantener
»ningunas relaciones diplomáticas con los Estados-Unidos; no se ha-
olla tampoco sujeto al ministro español en Washington, de donde se
»sigue que el presidente tiene que escoger entre un recurso á la fuer-
za para obligarle á abandonar esta gratuita interrupcion de comuni


»cacion mercantil, lo cual dalia por resultado la guerra 6 las dilacio-
»nes de semanas ó meses para una negociacion con Madrid, con todos
»los peligros de acontecimientos 'deplorables entretanto, y todo por


ESTUDIOS Po ID OS.
105


»una nimiedad que hubiera podido arreglarse fácilmente por un cam-
bio de notas entre Washington y la Hhbana. Sin embargo, el presi-
dente se ha sometido á estos males, y ha continuado fielmente con-


»cediendo á Cuba las ventajas de aquellos principios de derecho pú-
»blico, bajo cuya proteccion se ha separado en este caso de la comu-
nidad de las naciones.


»Pero los incidentes á que aludo, y que se hallan pendientes toda-
»vía, forman parte de otros muchos que decididamente indican la ne-
»cesidad de algun cambio en las relaciones de Cuba, y hacen creer al
»presidente que tanto la Francia como la Inglaterra harían un buen
»uso de la influencia con España, induciéndola á modificar la admi-
»nistracion del gobierno de Cuba, de modo que hubiese medios de
»remediar males de la especie de aquellos á que he aludido, males que
»han contribuido poderosamente á, aumentar el espíritu de invasiones
»ilegales contra la isla, que una convencion, tal como se propone se-
»ria un arreglo transitorio y desapareceria por la fuerza irresistible
»de la corriente de los negocios en un país nuevo, es en concepto del
»presidente demasiado óbviu para necesitar de muchos argumentos.
»El proyecto descansa sobre principios aplicables, si acaso en Euro-
»pa, en conde las relaciones internacionales, de gran antigüedad en
»su base, se modifican lentamente por los progresos del tiempo y de


.s.»los sucesos; pero no son aplicables á América, hace poco un deier-
»to, hoy poblándose con intensa rapidez, y que va ajustando á. prin-
cipios naturales las relaciones territoriales, que eran en sumo grado


»fortuitas al descubrirse por primera vez el continente americano. La
»historia comparativa de América y Europa en un solo siglo viene á
»confirmar este hecho. En 1752, la Francia, la Inglaterra y la Espa-
aña, no se diferenciaban sensiblemente en su posicion política en Eu-
ropa de lo que son ahora. Eran Estados antiguos, maduros, conso-


»lidados, establecidos en sus relaciones entre sí, y con el resto del
»mundo; eran las principales potencias del Occidente y del Sur de
»Europa. Completamente distinto era el estado de cosas en América.
»Los Estados-Unidos no tenían existencia como pueblo; una línea de
»colonias inglesas , cuya poblacion apenas escedia de un millon de
»habitantes, se estendia por la costa. Francia dominaba desde la ba-
»hia, de San Lorenzo al golfo de Méjico , y desde los Allenganis al
»Mississipi. Mas allá, hacia el Occidente, el país era un desierto ocu-


14




106 ESTUDIOS POÉTICOS.


»palo por tribus errantes y sujeto á las pretensiones nominales y
»opuestas de Francia y España.


»Todo era en Europa comparativamente estable; todo era en Amé-
»rica provisorio y temporal, menos la ley de progreso, que es tan or-
»gánica y vital en la juventud de los Estados como en la de los indi-
»viduos. Una lucha entre las autoridades locales de Francia é Ingla-
terra, por una pequeña empalizada en la confluencia del Mononga-


»hela y los Allenganis, hizo estallar la guerra de los siete años , y á
»SU conclusion, las potencias europeas, cuyas relaciones interiores
»apenas se hablan resentido, habian esperirnentado prodigiosas alte-
raciones en este continente. Francia habia, desaparecido del mapa


»de América, en cuyos mas remotos rincones habian penetrado sus
»celosos misioneros y sus bizarros aventureros. Inglaterra habia
»agregado los Cariadas á sus dominios trasatlánticos, y España se
»Labia hecho dueña de la Luisiana. No habian pasado doce años des-
»de el tratado de París, cuando tuvo lugar otra gran mudanza, fe-
»cunda en mayores acontecimientos futuros.


»Estalló la revolucion americana, que envolvió en su tremenda
»lucha á la Francia, Inglaterra y España, y al espirar la guerra, los
»Estados-Unidos americanos habian tomado asiento en las familias
»de las naciones. Los antiguos Estados de Europa volvieron sustan-
»cialmente á su anterior equilibrio; pero desde entonces empieza á
»reconocerse en América un nuevo elemento de incalculable impor-
»tancia. Justamente á los veinte años de la conclusion de la guerra,
»se posesionó la Francia de la Luisiana, en virtud de un tratado con
»España, cuyas condiciones nunca, se han descubierto; pero solo con
»el fin de cederla á los Estados-Unidos, y en el mismo año salieron
»las espediciones de Lewis y Ciarke para plantar el pabelion de los
»Estados-Unidos en las orillas del Pacífico. En 1819 vendió España
»la Florida á los Estados-Unidos, cuyas posesiones territoriales se
»han triplicado de este modo en medio siglo. Era tan natural esta úl-
»tima adquisicion, que había sido prevista espresamente desde 1783
»por el conde de Aranda, primer secretario de España á la sazon;
»pero aun aquellos memorables acontecimientos no son sino los pre-
cursores de nuevas y mas estupendas revoluciones territoriales.


» Una lucha dinástica entre el emperador Napoleon y España,
»principiada en 1808, conmovió á la Península. Las vastas posesiones


EsTurnos POLÍTICOS.
101


»de la corona española en este continente, los vireinatos, las capita-
nías generales que llenaban el espacio entre las California,s y el Cabo


»de Hornos, unos tras otros declararon su independencia. Ninguna
»potencia amiga de Europa pudo, y si pudo no quiso, socorrer á la
»España ni ayudarla á sostener las vacilantes torres de su imperio
»colonial. Tan lejos de esto, cuando Francia arrojó á España en 1823
»un ejército de 100.000 hombres para dominar su política interior,
»Inglaterra creyó necesario neutralizar aquel movimiento reconocien-
do la independencia de las provincias españolas en América. Segun


»el lenguaje del distinguido ministro de aquella época, á fin de res-
tablecer el equilibrio del poder en Europa, ,


llamamos á la vida un.
»nuevo mundo en Occidente, exagerando un tanto quizás la estension
»del trastorno en el antiguo mundo, y no haciendo completa justicia
»á la posicion de los Estados-Unidos de América ó á su influencia en
»la suerte de las repúblicas hermanas en este continente. Así en el
»espacio de sesenta años, desde la conclusion de la guerra de los
»siete, perdió España los restos de sus antiguas é imperiales pose-
siones en este hemisferio. Entretanto, merced á los actos de la paz y


»al saludable progreso de las cosas, iban los Estados-Unidos esten-
»diendo sus dominios y consolidand ) su poder.


»La gran marcha de los acontecimientos continuaba aun. Algu-
nas de las nuevas repúblicas, ya fuera por los efectos de la mezcla


»de las razas ó por la falta de educacion y costumbre para las institu-
»ciones liberales, se mostraron incapaces de gobernarse á sí mismas.
»La provincia de Tejas se sublevó contra Méjico, con el mismo dere-
cho con que Méjico se habia sublevado contra España. En la memo-


»rabie batalla de San Jacinto, en 1836, pasó por la gran prueba de
»los Estados nacientes, y su independencia fué reconocida por este
» gobierno, por el de Francia, Inglaterra y demás potencias euro-
»peas. Poblada principalmente por los Estados-Unidos, trató natu-
ralmente de incorporarse á la Union. Deseosos de evitar una coli-


»sion con Méjico, rechazaron varias veces su oferta á los presidentes
» Jackson y Van-Buren , hasta que al fin tuvo lugar la agregacion.
»Como cuestion doméstica, no es este asunto propio de discusion en
»una comunicacion á un ministro extranjero. Como cuestion de de-
»recho público, jamás hubo una estension de territorio mas natural
»ni mas justificada. Produjo una alteracion en las relaciones con Me-




108
- ESTUTMOS POLÍTICOS.


»iiCO, á, la cual siguió la guerra, y en sus resultados y mediante
»grandes compensaciones pecuniarias, otros vastos territorios llega-
»ron á hacer parte de la Union.


»Sin hacer mencion de las varias opiniones que hubo respecto á
»la guerra, como sucede siempre en países libres cuando se trata de
»grandes medidas, nadie que mire aquello;: acontecimientos con los
»ojos de un hombre de Estado previsor puede dejar de atribuir sus
»resultados principales al indudable influjo de la ley de nuestra exis-
»tencia política. Las consecuencias están á la vista del mundo ente-
»ro. Dilatadas provincias, que habían languidecido bajo el pesado yu-
go de un sistema estacionario, reviven hoy bajo la influencia de una


»nueva civilizacion. La libertad de la palabra y de la prensa, el jui-
cio por jurado, la igualdad religiosa y el gobierno representativo


»han sido llevados por la Constitucion de los Estados -Unidos á ilus-
trar regiones en que eran antes desconocidos. Por la colonizacion de


»California se ha completado la gran marcha de la inteligencia al
»rededor del globo. El descubrimiento del oro en aquella region,
»dando lugar al mismo descubrimiento en Australia, ha conmovido
»los navíos de la misma industria en todo el mundo. Cada adicion
»al territorio de la Union ha dado abrigo á la miseria de Europa y
»jardines á sus necesidades. De todos los pueblos del Reino Unido,
»de Francia, de Suiza, de Alemania y de las estrernidades del Norte
»de Europa, ha empezado una marcha de emigracion cual jamás se
»ha visto antes en el mundo.


»De este modo han llegado los Estados-Uidos á su actual grande-
»za. Poco menos de medio raillon de la poblacion del antiguo inunde
»llega aquí cada año para incorporarse inmediatamente en uua comu-
nidad próspera é industriosa, en cuyo seno encuentran la libertad


»política y religiosa, una posicion ocupacion y sustento. Es un
»hecho que apenas podria creerse, si no fuera el resultado de los da-
»tos oficiales, aquel que demuestra que los irlandeses emigrados á los
»Estados-Unidos, además de haber vivido, han podido enviar á sus
»parientes, durante los últimos tres años, cerca de cinco millones de
»duros en cada uno, duplicando de este modo en tres años el dinero
»que costó la compra de la Luisiana.


»Tal es el desarrollo territorial de los Estados-Unidos en el. siglo
»pasado. ¿Es posible que la Europa pueda contemplar l o con ojos de


nsrellos voiltidós 10h


»eiivitiiá ó de enemistad? ¿Cuál habria sido su condicion en estos años
»de prueba, si no la hubiéramos suministrado una salida para dos
»millones de seres que perecian de hambre?


»Entretanto España no ha conservado de sus estensos dominios
»en este hemisferio, sino las islas de Cuba yPuerto-Rico. Una simpa-
tía, respetuosa por la suerte de un antiguo aliado y de un pueblo va-
liente, con quien los Estados-Unidos han conservado siempre las mas


»amistosas relaciones, bastaria por sí sola, aun á falta de otras. razo-
»nes, para que considerásemos de naestro deber dejarla en pa-
cífica posesion de este pequeño resto de su poderoso imperio tras-


»atlántico.
»Así lo decia el presidente. Ninguna palabra, ningun hecho su


-yo pondria en duda su derecho ó perturbará su posesion; ¿puede
»resistir á esta poderosa corriente en la suerte del mundo? ¿Es de de -
»sear que suceda de este modo? ¿Puede interesar á España el insistir
»en una posesiou que solo puede mantenerse por una guarnicion
»de 25 á, 30 000 soldados, una fuerza naval poderosa y un gasto anual
»de doce millones de duros, por lo menos? Cuba cuesta á España en
»este momento mas que lo que todo el servicio militar y naval de los
»Estados-Unidos cuesta al gobierno federal.


»Lejos de recibir ningun daño por la pérdida de la isla, no hay
»duda de que si la cediesen pacíficamente á los Estados-Unidos, un
»comercio próspero y activo entre Cuba y España, nacido de anti-
guos vínculos, de gustos semejantes y de un mismo idioma, seria


»mas productivo que el mejor sistema de impuestos coloniales. Este
»ha sido notoriamente para la aran Bretaña el resultado de la inde-
»pendencia de los Estados-Unidos. La decadencia de España de la po-
»sicion que ocupaba en tiempo de Cárlos N T , es coetánea con la funda-
»cion de su sistema colonial, mientras que durante les últimos vein
»ticinco años, y desde, la pérdida de casi todas sus colonias, ha entra-
do en una carrera de rápidas mejoras, desconocidas desde la abdica-


»cion de aquel emperador.
»No haré sino aludir d urt mal de primera magnitud, d saber:


»el comercio de esclavos africanos, cuya supresion interesa tan viva-
»:mente á Francia é Inglaterra; 1,02 mal que forma hoy todavía el
»mayor baldon, contra la civilizacion cristiana y perpetúa la bar-
barie del Africa, y para el cual es de temer que no pueda haber




110 twruDIOs poLiTicos.


»esperanza de completo remedio mientras Cuba conti92,21e siendo una
»colonia española.


»Pero cualquiera que sea el pensamiento de estas últimas indi-
»caciones, seria imposible para quien reflexione sobre los aconteci-
mientos de que he hecho meucion en esta nota, desconocer la ley


»del desarrollo y progreso americano, ó creer que puede detenérsele
»en su carrera por un comercio como el de que se trata,


»En concepto del presidente, seria tan fácil construir una presa
»desde el cabo de la Florida á Cuba, con la esperanza de detener el
Ȓmpetu de la corriente del golfo, como tratar, por una convencion
»semejante á esta, de fijar la suerte de Cuba ahora y para adelante,
»para el presente y para el porvenir, pou,r le present et


r, co-
mo se dice en el texto francés del tratado; es decir, para todos los


»tiempos venideros. La historia de lo pasado muy reciente no da nin-
guna garantía de que de aquí á veinte arios tanto Francia como In-
glaterra no deseen tal vez que Cuba no permanezca en poder de Es-


»paria; y de aquí á un siglo, á juzgar de lo que será por lo que ha
»sido, las páginas que consignen esta proposicion, á semejanza del
»pacto de familia entre Francia y España, no tendrán interés sino á
»los ojos del anticuario. Aun en la hora presente no puede dudar el,
»presidente que la Francia y la Inglaterra preferirían cualquier cam-
bio en la condicion de Cuba á aquello que es mas de temer, á saber:


»una convulsion interior que renueve los horrores y la suerte de
»Santo Domingo. Indicaré, finalmente, otra o bjecion contra el tra-


tado en cuestion.
»Mr. Turgot y lord Malmesbury alegan como razon para entrar


»en este convenio, los ataques que se han hecho contra la isla por al-
gunas cuadrillas de aventureros de los Estados-Unidos, con el ma-
nifiesto designio de apoderarse de ella. El presidente cree firmemen-
te que la conclusion de un tratado semejante, en vez de impedir es-


»tos procedimientos ilegales, no hacia sino darles un nuevo y mas
»poderoso impulso. Seria un golpe de muerte á la política conserva-
»dora seguida hasta aquí por este país con respecto á Cuba. Ninguna
»administracion de este gobierno, por fuerte que fuera en la confian-
za pública, bajo todos los demás conceptos podría mantenerse un,


»solo dia bajo el peso del ódio que crearia el haber estipulado con las
»grandes potencias de Europa que en ninguna época futura, cual-


tSTUDIOS PolaTICOs. 111
»quiera que fuese el cambio de circunstancias, por ningun acto ami-
»gable con España, por ningun acto de una guerra legal (si por des-
»gracia ocurriese aquella calamidad), ni aun por el consentimiento
»de los habitantes de la isla, llegasen á ser independientes, como las
»colonias de España en el continente americano; en fin, ni aun si-
»quiera por la suprema ley de la propia cunservacion, podian jamás
»los Estados-Unidos adquirir la posesion de Cuba.


»Por todas estas razones, que el presidente, juzgando oportuno,
»vista la importancia del asunto, me ha mandado esplicar detallada-
»mente, se cree obligado á rehusar con todo respeto la invitacion de
»Francia, é Inglaterra, y hacer parte del proyectado convenio. Está
»persuadido que ambas potencias amigas no atribuirán su negativa á
»que desconozca por su parte cuánto importa que exista la mejor ar-
monía con respecto á tan grave asunto entre las grandes potencias


»marítimas. Tampoco es de esperar que saque España desfavorables
»consecuencias de su negativa, tanto mas, cuanto que al asegurar
»esplicitamente en la presente nota que no abriga este gobierno nin-
gun designio contra Cuba, da el presidente todas las garantías que


»constitucionalmente le están permitidas, de su cooperacion práctica
»con la Francia y la Inglaterra, y de su deseo de no molestar á Es-
»paña en la posesion de aquella isla.—Tengo la honra, etc.—Firma-
»do .—Edward Everett.»


Este notable documento, en que están vigentes las teorías de
Mr. Webster y las del distinguido razonador que lo suscribe, fué
contestada por lord John Russell con fecha 16 de febrero de 11353 en
estos términos:


«Señor: El lord Malmesbury recibió, en el momento de salir del
»ministerio, una nota dirigida á Vd..por Mr. Everett, y la dejó á la
»consideracion de su sucesor.


»La ausencia de Lóndres del embajador de Francia ha impedido
»hasta ahora que los dos gobiernos tomasen el asunto en considera-
»cion, como lo requería la circunstancia de haberse hecho la propo-
»sicion de coma acuerdo.


»Tengo que informar á Vd. ahora de la opinion que ha formado
»el gobierno de S. M. con respecto á la contestacion de Mr. Everett á
»nuestra iniciativa,


»Es indudable la perfecta facultad del gobierno americano para




1:1 EsTmes PULITIG(iS.


»desechar la proposicion que se le hizo con respecto á Cuba por el
»lord Malmesbury y Mr. Turgot. Cada gobierno queda, por consi-
guiente, tan libre corno lo era antes para seguir el camino que el


»sentimiento de su deber y la debida consideracion de los intereses
»de su pueblo le prescriban.


»liabria dejado cumplidas mis obligaciones como secretario de
»Estado con esta obvia manifestacion, si Mr. Everett no hubiese en-
trado estensamente en argumentaciones que la simple naturaleza de


»la cuestion que se le habia sometido, apenas podia requerir.
»Cuando los gobiernos de Inglaterra y Francia hicieron esta pro-


»posicion al de los Estados-Unidos, estaban completamente instrui-
»dos del aumento del poder y de estension de territorio que han
»marcado los progresos de los Estados-Unidos desde la época de su
»independencia. No se les habia escapado la absorcion ó anexion
»de la Luisiana en 1848. Mucho menos necesitaban que se les recor-
dase los acontecimientos de la guerra de siete años ó de la guerra


»americana.
»Se ocurre, pe': tanto, al gobierno de S. M. preguntar: ¿Con qué


»fin se han introducido con tanto estudio estos argumentos en la cues-
tion y se ha pedido urgentemente su consideracion con tanta habi-


»lidad?
»Apareceria que el objeto, no claramente confesado, pero apenas


»disimulado, es procurar la adrnision de la doctrina de que los Esta-
oros-Unidos tienen un interés en Cuba, que la Gran Bretaña y la
»Francia no pueden pretender. Para acometer de frente esta preten-
»sion es necesario manifestar el carácter de las dos potencias que hi-
»cieron la oferta en cuestion, y la naturaleza de aquella oferta. Mon-
»sieur Everett declara, al dar principio á su despacho, que los Esta-
»dos-Unidos no verian con indiferencia caer la isla de Cuba en pose-
»sion de otro gobierno europeo que no sea España, etc.


»Las dos potencias que con mas probabilidad podrian apoderarse
»de Cuba y que son mas formidables para los Estados-Unidos, son la
»Gran Bretaña y Francia.


»La Gran Bretaña está en posesion, en virtud de un tratado, de
ola isla de Trinidad, que en el último siglo era una colonia española.
»Francia poseia la Luisiana á principio de este siglo por cesion vo-
luntaria de España. Estas dos potencias, por sus recursos navales,


ESTUDIOS POLÍTICOS. 113
»son de hecho las únicas naciones que podrian ser rivales de los Es-
tados-Unidos, para disputarle la posesion de Cuba. Ahora bien: es


idas dos potencias están prontas á declarar voluntariamente, cada una
»de por sí, G de comun acuerdo, que no obtendrán, ni sostendrán para
»sí mismas, ni para ninguna de ellas influencia alguna esclusiva, so-
»bre la mencionada isla de Cuba, ni se abrogarán, ni ejercerán do-
minio de-ninguna especie sobre la misma.


»Así, pues, si el objeto de los Estados-Unidos fuese impedir la
»adquisicion de Cuba por cualquier Estado europeo, este convenio
»aseguraria aquel objeto.


»Pero si se intenta sostener por parte de los Estados-Unidos que
»la Gran Bretaña y la Francia no tienen interés en el mantenimiento
»del statu quo actual en Cuba, y que los Estados-Unidos tienen úni-
camente derecho á ser oidos en el asunto, el gobierno de S. M. re-
husa desde luego admitir semejante pretension. Bastan las posesio


»nes de S. M. en las Indias occidentales, sin insistir sobre la impor-
»taucia para Méjico y otros Estados amigos de la presente distribu-
»cion de poder, para dar á S. M. un interés en la cuestion, que no


.»puede abandonar.
»Las posesiones de Francia en los mares americanos dan á aque-


lla potencia un interés semejante, que su gobierno sabrá sin duda
»exponer. Ni se invalida absolutamente este derecho con el argu-
mento de Mr. Everett, de que Cuba es para los Estados-Unidos lo


»que seria una isla que estuviese en las bocas del Támesis ó del Sena
»para Inglaterra G para Francia.


»La distancia de Cuba del punto mas cercano del territorio de los
»Estados-Unidos, es decir, de la parte mas meridional de la Florida,
»es de ciento diez millas.


»Una isla que se encontrase á igual distancia de la boca del U-
»mesis vendria á quedar situada como diez millas al Norte de Ambe-
res, en Bélgica, al paso que una isla colocada á la misma distancia


»de Jamaica quedaria en Manzanilla ciudad de Cuba.
»Por consiguiente, no hay fundamento para decir que la posesión


»de Cuba por la Gran Bretaña ó por la Francia seria una amenaza
»para los Estados•Unidos, pero que su posesion por los Estados-Uni-
»dos no lo seria para la Gran Bretaña.


»hay un argumento delsecretario de los Estados-Unidos que pa-
13




o


114 ESTUDIOS POLÍTICOS.
»rece al gobierno de S. M., no solamente infundado, sino perturba-
»dor (disquieting).


»El lord Malmesbury y Mr. Turgot presentaron como razon para
»entrar en el pacto propuesto los ataques que se han hecho última-
»mente contra la isla de Cuba por partidas ilegales de aventureros de
»los Estados-Unidos y con el manifiesto propósito de tomar posesion
»de aquella isla. A esta razon contesta Mr. Everett en estos términos:


«El presidente está convencido de que la conclusiou de semejante
»tratado, en vez de poner coto á estos procedimientos ilegales, les
»darla un nuevo y poderoso impulso.


»El gobierno de la Gran Bretaña reconoce con respeto la conduc-
ta del presidente al desautorizar y desalentar los atentados ilegales


»ya referidos. El carácter de estos atentados fué, á la verdad, tal, que
»no podia dejar de escitar la reprobacion de todo país civilizado. El
»espectáculo de cuadrillas de hombres, combinados, con criminal des-
»precio de los tratados, para realizar el propósito de verificar desde
»los puercos de los Estados-Unidos un ataque pirático sobre el terri-
aturio de una potencia amiga de su propia nacion, y una vez allí, de
»procurar, por. medio de la invasion armada, escitar al súbdito obe-
diente á rebelarse, y al ciudadano pacífico á causar desórden, re-


-»pugnó sin duda á loa principios equitativos y honrados del presi-
dente.


»Pero la manifestacion hecha por el presidente, de que un conve-
»nio debidamente firmado y legalmente ratificado, obligando á res-
petar el estado presente de posesion para lo futuro, serviria solo para


»eseitar á dichas partidas de piratas á infracciones mas violentas de
»todas las leyes de honradez y buena vecindad, es una confesion bien
»triste para el jefe de un gran Estado. Sin disputa, sobre la verdad de
»este aserto el gobierno de S. M. se permite espresar de que este es-
»tado de cosas no durará, y de que los ciudadanos de los Estados-
» Unidos, al paso que justamente se vanaglorien de sus iustituciones,


- »no serán insensibles á la importancia de las leyes eternas de lo justo
»y de lo injusto, de paz y amistad y de deber para con nuestros ved-
»nos, que deben guiar á toda nacion cristiana.


»Ni puede un pueblo tan civilizado dejar de conocer la utilidad dé
»aquellas reglas para la observancia de las relaciones internaciona-
les que por siglos enteros han sido conocidas en Europa con el nom-


ESTUDIOS POLILICOS. 115
»bre de ley de las naciones. Entre los comentadores de aquella ley
»han ganado reputacion envidiable algtinos de los ciudadanos ame-
ricanos mas distinguidos, y es difícil suponer que los Estados-Uni-


»dos quisiesen presentar el ejemplo de derogar sus mas sagradas
»estipulaciones.


»Tampoco se diga que un convenio semejante habria impedido á
»los habitantes de Cuba asegurar su independencia. El convenio
»propuesto guardaba completo silencio con respecto á desórdenes in-
teriores; mas una supuesta declaracion de independencia, con la mi-


ura de buscar inmediatamente refugios por causa de revoluciones de
aparte de los negros, bajo el amparo de los Estados-Unidos, seria
»justamente considerada igual en sus efectos á una formal anexion.


»Por último, admitiendo en toda estension el derecho de los Esta-
»dos-Unidos para rechazar la propOsicion hecha por el lord Malmes-
»bury y Mr. Turgot, la Gran Bretaña debe al mismo tiempo reco-
brar su entera libertad, y en cualquiera emergencia que pueda re-
querirlo estará libre para obrar sola ó en union de otras potencias,


»como lo considere conveniente.
»Soy etc.—Firmado, J. Russell.»
Los documentos que anteceden espresan por sí, mucho mas elo-


cuentemente que cuanto pudiéramos hacerlo nosotros, los peligros á
que estaba espuesta la isla de Cuba en la fecha á que se contraen
dichos impresos. Mr. Soulé, en su anhelo de que las garras del
águila norte-americana hiciesen presa sobre todo el nuevo conti-
nente; Mr. Soulé , abogado defensor de Lopez despees de la inva-
sion de Cárdenas, cuya causa habia defendido con tanto gusto co-
mo entusiasmo; Mr. Soulé, que desde las tribunas riel Senado, dió
á conocer sus principios y doctrinas, no perdonando jamás al pre-
sidente Fillmore, objeto constante de sus ataques, por no haber de-
clarado la guerra á España para vengar los fusilamientos de Critten-
den y sus compañeros, fué el hombre que los Estados-Unidos creye-
ron mas á propósito para in-vestirle con su representaciou. Verificado
el nombramiento, faltaba saber si el gobierno español admitina
nuevo representante que le imponian los Estados-Unidos. La prácti-
ca establecida entre los gobiernos amigos, de dar conocimiento anti-
cipado de los reemplazos de sus representantes, fué desatendida esta
vez, y Mr. Soulé nombrado sin la vénia ni el acuerdo del gobierno de




118 unamos rOLÍTICOES.
España. Así por lo menos lo declaró la prensa nacional de aquella fe-
cha, sin haber sido desmentida.


¿Habria hecho bien España negándose á reconocer las credencia-
les de Mr. Soulé? Los publicistas reconocen en el derecho internacio-
nal, el que tienen los gobiernos de aceptar ó no los representantes
que se le proponen, y de aquí nace la práctica á que nos hemos re-
ferido, de anunciar previamente los embajadores y ministros para
su aceptacion. El publicista anglo-americano Henry Wheaton dice:
que todo gobierno puede rehusar absolutamente recibir d un indi-
viduo determinado como ministro de otra córte; y es indudable que
si no hubiese asentido el gobierno de Madrid á recibir á Mr. Soulé,
habria estado en su derecho y cumplido con su propia dignidad.
Las conveniencias políticas dispusieron, sin embargo, las cosas de
otro modo. El nombramiento de Mr. Soule era además un guante
arrojado por los Estados-Unidos á la. Europa. Los miembros nu-
merosos de la jóven América brindaban en Washington por el se-
nador luisianés, y decian: «Los republicanos vuelven á enviar á los
déspotas de Europa, al hombre por ellos espulsado.» A lo que contes-
taba el recien electo diplomático: «Sí, señores, es en verdad una re-
flexion para mí interesante el que, al llegar á mi destierro, voy á
cruzar ahora, en calidad de representante de este gran país, aquellas
mismas montañas en que hace veinte años tenia que ocultarme como
fugitivo.»


Alr. Pierre Soulé era un gran talento, un genio; cuando hablaba
era preciso admirarle; pero estaba inhabilitado para desempeñar una
alta posicion diplomática en España. Su ambicion le habia hecho
abandonar todas las sendas de la conveniencia política: nada le sa-
tisfacia, bastante. Poco le parecia todavía sentarse entre Webster y
Henry Clay, insuficiente tener por compañeros á Benton, á Cass y á
Douglas, estrellas de genio que fulguraban en la patria de Washing-
ton. Él, estranjero, expatriado, se habia apoderado en poco tiempo
del habla del país para dulcificarlo con su acento, hacer resonar su
palabra con brillantez en el seno del Parlamento, recoger aplausos é
imponerse con su talento, su actitud, sus modales distinguidos, sal-
vando todas las dificultades y llegando al cenit de las posiciones ofi-
ciales.


Pero nada le bastaba; su ambicion abarcaba los horizontes mas


ESTUDIOS Potircem. 111


lejanos: sus glorias de elocuente tribuno, de inspirado hombre político
no le satisfacian: soñaba con ir mas allá aun, soñaba con la presi-
dencia, de la gran república norte-americana; pero á sus deseos se
oponia una cosa invencible hasta para su genio: la Constitucion de
los Estados-Unidos, que concede al estranjero todo, menos la primera
magistratura del país reservada á sus naturales.


Aquel hombre meridional laboraba en su cerebro los medios de
salvar ese inconveniente de la Constitucion, y no Labia otro camino
que hacerse furioso partidario de los derechos de los Estados (States
rights), oponiéndose al arreglo de la cuestion que amenazó disolver
la Union americana, y que vino á salvarla el bill del eminente Hen--
ry Clay.


Algo nos hemos estendido sobre Mr. Pierre Soulé para que se
comprendan bien dos cosas: la importancia de su nombramiento y la
importancia del hombre, y lo mucho que decian tenerse en cuenta
sus palabras, tan poco prudentes y tan apasionadas contra España,
antes y despues de ser nombrado ministro en sa córte. El discurso que
pronunció en Washington al concluirse la serenata de despedida que
le dieron los partidarios de su política, hizo concebir esperanzas de
que nombrado ya ministro, modific,aria sus ímpetus y templaría su
lenguaje. Contestando á aquella felicitacion decia:


«Compatriotas: Espero que no se atribuirá á falta de modestia
»por mi parte el que os dé las gracias por esta manifestacion, tan li-
»sonjera como inesperada, de vuestros benévolos sentimientos hácia
»mí. Que sea muy poco lo que se encuentre, si algo se encontráre, en
»loa oscuros trabajos que me haya tocado desempeñar durantemi car -
»rera pública para escitar y merecer vuestros elogios , no es razon
»para que no reconozca francamente la apasionada parcialidad que
»sugirió su espresion é inspiró las alegres congratulaciones con que
»os habeis complacido en aclamarlos. Ni me siento menos agradecido
»por los sentimientos que he oido espresar al elocuente y férvido ora-
»dor que acaba de dirigirme la palabra en vuestro nombre.


»Estos sentimientos son peculiarmente característicos de la ea otro
»tiempo ultrajada y ahora triunfante escuela, á la cual, él, vosotros y
»yo pertenecemos: escuela la mas medida ea sus tendencias progre-
sivas y elevadas, no obstante lo que se haya dicho contra ella, por


»sus detractores; que mezcla amorosamente su reverencia por las co-




118 nSTUDIOS POLÍTICOS.


usas buenas y grandes que se han realizado en lo pasado, con las al-
utas aspiaaciones por medio de las cuales se propone apoderarse y do-
»minar lo futuro. Muy bien venidos son tambien los consejos é ins-
»trucciones con los cuales armais mi esperiencia, previendo las difi-
cultades y los peligros que pueda encontrar en el desempeño de los


»delicados y arduos deberes confiados á mi discrecion y fidelidad.
»Ellos serán religiosamente atendidos y obedecidos, porque, mientras
»que mi separacion de los consejos no puede crear un vacío que no
»pueda ser llenado por millares de hijos de esta feliz nacion, con mas
»ventaja para la comun felicidad que la que mis esfuerzos pudieran
»alcanzar, el apoyo y aliento que yo derivo de las simpatías que se me
»manifiestan en cualquiera parte en que me pongo en contacto con
»el pueblo, me inspiran la confianza de que tal vez no soy inferior al
»alto cargo que se me ha conferido, ni totalmente inadecuado, si al-
»guna vez tuviese que vindicar los principios tan altamente expuestos
»en aquel sin igual documento de Estado, que inauguró en el poder
ȇ la presente administracion.


»Mi mision es, sin embargo, de conciliacion y de justicia, sin in-
»tervencion con intereses ó reclamaciones que en lo mas mínimo sean
»acreedores á consideracion ó respeto, y sin envolver ningun plan
»descabellado, de proezas diplomáticas; antes bien, ella tiene siempre
»presente que las naciones, como los individuos, tienen derechos que
»en ninguna contingencia deben ser abandonados, una dignidad que
»conservar y un honor que defender, los cuales no pueden ser man-
chados sin atraer sobre ellos el desprecio, la deshonra y la ruina.


»Habeis aludido á las glorias que en tiempos pasados han ador-
nado la historia de la nacion cerca de la cual se me envia como vues-


»tro representante y ministro, espresando al mismo tiempo la segura
»esperanza de que en un dia no muy remoto volverá á ser lo que fué.
»Pero, al paso que haceis honor á su pasado y futuro, ¿no andais es-
»casos en hacer justicia á su presente? ¿No sabeis que hay en medio
»de ella inteligencias poderosas y orgullosas, que no temblarian ante
»ninguna emergencia que pudiera surgir de su condicion actual, y
»que generalmente se esfuerzan por recuperar su grandeza y elevarla
»de nuevo á la orgullosa posicion que una vez ocupó entre las gran-
»des potencias del mundo?


»Con igual propiedad y felicidad habeis hablado de esta nuestra


ESTUDIOS POLÍTICOS. 119


»querida patria como la patria de los oprimidos; y si lo es en verdad,
»porque teneis un ejemplo vivo de la proteccion que concede á. los
»perseguidos y desvalidos en el pobre peregrino arrancado de su ho-
gar nativo y arrojado por la ruda mano de la tiranía á estrañas


»distantes costas, y que ahora vuelve al país de donde vino como des-
»terrado, colmado de los mas altos honores, como para probar que
»las instituciones democráticas pueden elevar el mérito mas humilde
»en este poderoso refugio de la libertad perseguida.


»Pero me estoy escediendo de lo que es propio en esta ocasion.
»Con renovado reconocimiento os presento mi mano y mi amistad sin
»afectacion, ofreciendo á aquella Providencia bondadosa, que tiene
»en sus manos los destinos de los hombres y de las naciones, mis sú-
plicas fervientes por la prosperidad y grandeza de esta república, y


»por el bienestar y felicidad de todos vosotros.»
Apenas habia, trascurrido una semana de pronunciado en Was-


hington el anterior discurso, cuando desde los balcones del hotel de
Nueva-York, en la ciudad de este nombre, recibia Mr. Soulé, la vís-
pera de embarcarse para Europa, los plácemes y felicitaciones de
los demócratas en número de mas de 5.000 que rodearon dicha resi-
dencia, y entre los cuales se encontraban la junta revolucionaria de
Cuba, los miembros de la órden de la Estrella 8olitaria y los de otras
muchas asociaciones. El secretario de la junta anexionista cubana,
D. Miguel Tolon, le dirigió la palabra en estos términos:


«Señor: En vista de vuestra marcha, tenemos el honor de compa -
»recer en vuestra presencia en nombre del gran número de ciudada-
nos americanos y de cubanos desterrados para ofreceros la espre-


»sion de sus vivas simpatías y los sentimientos de la alta estimacion
»que os profesan. Las palabras no tienen sino un débil eco de la voz
»de nuestras almas; pero ea el semblante de esta multitud podeis leer
»los sentimientos que nuestros labios no pueden espresar.


» -LJna gran mision, la mas importante de cuantas se han dado
»por la actual administraciou, os conduce á España para representar
»los derechos é intereses de esta gran repábdca, que os cuenta entre
»sus mas ilustres y queridos hijos. Tenemos, señor, la esperanza de
»que defendereis estos derechos é intereses con valor y dignidad, sin
»permitir nunca que la menor sombra venga á eclipsar el brillo de la
aconstelacion americana. .




120. Esrutors potincos.
»Dal fondo de nuestro corazon se elevarán fervientes súplicas por


»vuestro feliz viaje al través del Océano y por el éxito de cada paso
»que deis en vuestra nueva carrera.


»En medio de los continuos cuidados que 03 rodearán para cum-
»plir vuestros grandes deberes, acordaos siempre que os habeis deja-
»do aquí vuestra patria, porque aquí está vuestra verdadera patria,
»é innumerables y ardientes amigos, que verán su propia felicidad
»en vuestro buen éxito y en vuestra gloria. ¡Quiera Dios señalar con
»su dedo la ruta al buque que os ha de conducir , y hacer brillar
»en vuestra frente los rayos de una nueva estrella en el cielo de la
»jó ven América.»


Mr. Soulé contestó:
«Amigos y conciudadanos: No sé, en verdad, cómo responder álos


»benéficos sentimientos y á las seguridades de aprecio que habeis
»manifestado al que tan poco conoceis. Me halagaria, en efecto , este
»gran testimonio de vuestra gratitud, si no tuviese la conviccion de
»lo poco que he hecho para merecerla.


»Las doctrinas que durante mi carrera pública he defendido son
»hijas de mi corazon y están basadas en las convicciones de toda mi
»vida. No es posible creer que esta poderosa nacion pueda permane-
cer por mas tiempo encadenada en los estrechos límites que rodean


»á la jóven república americana.
»A la aurora de esta república habia que adquirir mucha espe-


»riencia y hacer grandes cosas, si no queriamos ver aniquilada su
»gloriosa mision y que su nombre fuese olvidado como el de los an-
tiguos imperios, que no dejaron mas que una fugitiva huella de su


»grandeza en las páginas de la historia.
»Habeis aludido á la alta mision que el poder ejecutivo de mi país


»me ha confiado. Agradezco el honor que me ha dispensado, cona-
»prendo toda mi responsabilidad y espero que cumpliré mis deberes.
»Pero en esta mis-ion no veo nada incompatible con mis ardientes sim-
»patias por los que sufren, con sus esperanzas en un porvenir mejor
»y sus fervientes deseos por su libertad.


»No debo hablaros mas extensamente de esta mision; pero debo
»deciros que un ministro americano no deja nunca de ser ciudadano
»americano, y que, como tal, tiene el derecho de prestar oido á los


1.1,11tos íli
«gritos de angustia que lanzan los Oéblos oprimidos del antiguo
»continente.


»;Qué noble mision nos está reservada! Hoy que los mas grandes
»reinos de la tierra tienen sus intereses presentes y futuros puestos en
ola balanza de la paz ó de la guerra, un ligero soplo de este país
»puede decidir de su suerte de un modo mas poderoso que los dere-
chos de los emperadores, de los reyes, de los príncipes.


»Tal es la mision de la América, y yo defenderé esta mision por
»todos los medios, de una manera digna del pueblo que nos envia y
»digna tambien del hombre que ha merecido su eleccion.


»No puedo decir hoy cuál será el resultado de mi mision; pese
»estoy seguro de que, luego que la termine, podré volver á vosotros
»sin la menor mancha de vergüenza sobre mi frente y con el recuer-
»do de que en todas mis relaciones con la humanidad que sufre he
»tenido siempre presentes las circunstancias que me han conducido
»en medio de vosotros.


»Por oprimidos que estén los que se dirijan á mí, no tendrán que
»quejarse de ver una injusticia impune ni olvidado ninguno de esos
»derechos que pertenecen á todo buen ciudadano. Yo no estaba pre-
»parado para esta manifestacion. Permitidme, pues, que os dé nue-
»vamente mis sinceras gracias y que me despida de vosotros.»


Con motivo de estas manifestaciones, publicaba La Crónica de
Nueva-York fuertes artículos que, traspasando los mares, se repro-
ducian en la prensa de la Península. En esas procesiones políticas,
llevaban la bandera de los Estados-Umdos los emigrados cubanos:
los simpatizadores norte-americanos la de la Estrella Solitaria y va-
rios trasparentes, en los cuales se veia lo siguiente: una estrella,
,Stould, Pierce, Cuba, la Jóven América y Cuba, varias inscripcio-
nes declarando gv,e Cuba será arrebatada de las garras del viejo
lobo espalol, Lopez y Critenden, etc., etc.


El Tribune, diario de Nueva-York, y hoy dia órgano de la insur-
reccion de Cuba, escribia entonces un artículo referente á Mr. Soulé,
espresándose así:


«Lo domina una ambicion sin límites, y creemos que nada omi-
»tira para distinguirse en su carrera diplomática y ensalzar su nom-
»bre con el esplendor que le daría la anexion de Cuba por medio de
»sus esfuerzos. Estamos, por tanto, preparados para cualquier pro-




122 'ESTUDIOS POLiTIC09.


»yecto y para todo género de demostraciones que tiendan hácia este
»resultado. Esperamos oir hablar de insinuacionese suaves, arran-
ques de ira, amenazas y toda clase de espedientes puestos en juego


»en España, sin tino, ni mesura, por el ardiente, ambicioso y nada
»escrupuloso francés, enviado para representarnos en la córte espa-
»floia. Los filibusteros de Cuba tendrán en Mr. Soulé un aliado ce-
»loso, que apoyará cualquiera de sus movimientos que ofrezca buen
»resultado, y no tenemos duda de que, en el caso de frustrarse los
»demás espedientes, nuestro nuevo ministro no recelará promover
»una guerra entre nosotros y España, con la esparanza de conseguir
»así su objeto. España es, segun esto, el punto de nuestras relaciones
»europeas en que fijaremos la vieta con mayor interés durante la per-
manencia de Mr. Soulé en Madrid. Lo único que esperamos es que


»enrede al país en alguna dificultad antes que dé remate á la chala-
»nería. en Madrid.»


El Daily Times y el Ballim'ore American atacaban tanabien á
Mr. Soulé, y otros diarios salian enérgicamente á su defensa.
Union Washington, órgano del gobierno, le decia al periódico espa-
ñol de Nueva-York: ¿Qué pide La Crónica? ¿Que no se permita resi-
dir en Madrid á ningun hombre de Estado de quien se sepa que
simpatiza con el pueblo oprimido de Cuba, y que está á, favor de la
política de adquisicion de aquella isla por los Estados-Unidos?


¡No! le hubiéramos contestado nosotros: respetamos las opiniones
y las simpatías de los hombres políticos, pero exigimos de los fun-
cionarios públicos las consideraciones y el respeto que merecen las na-
ciones en cuyo seno se va á residir y á. donde se lleva una investidu-
ra oficial. ¿Qué pretendian los Estados-Unidos? ¿Provocar un conflic-
to con España, tomarlo por pretesto para la guerra y desposeerla de
su mejor isla? ¿Hacer con España la segunda edicion de la guerra de
Méjico, guerra injusta y escandalosa que solo ha podido encontrar
justificacion en el derecho de la fuerza? No es propio de naciones po-
derosas esa conducta: aun apoyándose en ese derecho para dar liber-
tad generosamente á un pueblo, debió ser esplícita y terminante, va-
lerosa y franca, que á las naciones como á los individuos, sientan
siempre bien estas cuaddades.


Pero el gobierno de Mr. Pierre habia concebido uu proyecto, y
para realizarlo creyó ma3 conveniente que otro alguno, á Mr. Soulé,


tsrmos Palmos. 12.21


y ese proyecto consistia en presentar al gobierno de España de una
y seria y concreta una proposicion para la compra de la isla de
Cuba, que despues de presentada no retirarian los Estados-Unidos,
apoderándose de aquella, de grado ó por fuerza; pensamiento que fué
á desenvolve rse en las conferencias que tuvieron en Ostende los mi-
nistros de los Estados-Unidos cerca de las córtes de España, Francia
é Inglaterra, y de cuya conferencia nos hemos de ocupar, porque los
documentos escritos en esa ocasion reflejan en toda su pureza la polí-
tica norte-americana, que, antes, entonces y despues, ha tenido por
bello ideal la incorporacion de Cuba á la república federal.


Mr. Soulé llegó á Madrid el 29 de setiembre de 1853, pocos días
despues de haber subido al poder el Sr. Sartorius, conde de San Luis,
y encargádose de la cartera de Estado el Sr. Calderon de la Barca.
Nuestros lectores recordarán lo que por esa época pasaba en la isla
de Cuba: allí se movia una insurreccion á la vez que en Europa se
presentaba Soulé, jefe de la agitacion diplomática que debía produ-
cirse con las conferencias de Ostende.


El 22 de octubre tuvo lugar su recepcion, demorada hasta ese dia.
por las modificaciones y reformas que hubieron de hacerse á su dis-
curso, y pocos días despues (el 15 de noviembre) y en un baile dado
por el representante de Francia, sobrevino una cuestion de honor, en
la. que tenia razon el Sr. Soulé, entre éste y el embajador de Fran-
cia, el hijo del Sr. Soulé y el duque de Alba. La cuestion provino
por cierta crítica hecha por el duque de Alba á la toilette que llevaba
en el baile del embajador francés la señora de Sonlé, crítica que llegó
á los oídos de Mr. Ne-sville, su hijo. Este caballero y el duque de
Alba fueron á la lid de honor, apadrinados el primero por los seño-
res Milaus y Perry, .y el segundo por el general D. José de la Con-
cha y el conde de Puñonrostro. Este lance, que terminó sin acci-
dente desgraciado, dió origen á otro mas sério entre Mr. Soulé y el
embajador de Francia, Mr. Turgot. El mismo valor y la propia ener-
gía que tenia en la inteligencia y en la palabra Mr. Soulé, los sentia
en el corazon, y de las frases de crítica empleadas por el duque de
Alba, hizo responsable al marqués de Turgot, en cuya casa se habian
proferido.


La energía de carácter del enviado americano se revela en la si-
guiente esquela:


a


0




124 symps POVITICOG.


«Señor marqués: La diferencia sobrevenida entre el señor duque
»de Alba y mi hijo nació en vuestros salones. En vuestra casa, de la
»cual y. o y los mios éramos huéspedes, y con motivo de una fiesta, de
»la que, por una especie de representacion, podia el duque de Alba
')considerarse como el héroe, fué en donde este último se ha permitido
»insultar á Mine. Soulé, sin que nada hasta aquí haya venido á exo-
»ueraros de la solidaridad que esta circunstancia hace pesar sobre vos.


»Del mismo modo se asegura que de vuestra boca habria, salido
»per primera vez la palabra ofensiva pronunciada mas tarde por el
»duque de Alba y tan noblemente rechazada por mi hijo.


»Siendo así, señor marqués, tengo el derecho de remontarme al
»verdadero origen que pone la espada en manos del duque de Alba y
»mi hijo, de hacerlo mio en lo que os concierne, y á pediros perso-
nalmente una satisfaccion que no me podeis rehusar.


»El Sr. Perry, mi amigo y ciudadano americano, está encargado
»de recibir vuestra respuesta.


»Tengo el honor, señor marqués, de ser vuestro humilde servi-
cdor.—Pueito Sonia ciudadano de los Estados-Unidos.»


Habiendo enviado, el marqués Turgot sus testigos á Mr. Son-
lé, que lo fueron lord Howden y el general Cayller, se entendie-
ron con los Sres. Gaminde y general Valdés, amigos y encarga-
dos por el Sr. Soulé, y á pesar de las medidas tomadas por el go-
bierno para evitar el duelo, tuvo lugar, cargándose dos veces las
pistolas y cayendo herido el marqués de Turgot en la segunda
descarga.


Este incidente hizo que los enemigos de Mr. Soulé arreciaran sus
ataques; pero él, espíritu indómito, siguió derecho su camino, sin
preocuparse por nada ni por nadie: perseverante en su política y en
su propósito, continuó sus gestiones para la compra de Cuba.


Los documentos en que se reasumen las famosas conferencias de
Ostende completan, en nuestro concepto, el cuadro de relaciones di-
plomáticas entre España y los Estados-Unidos, que aspiran á la
adquisilcion. de Cuba, cuando puedan verificarlo sin grandes inconve-
nientes., sin preocuparse para nada de la voluntad ni del deseo de sus
habitantes, y sin apreciar ni agradecer los trabajos que estos pudiesen
hacer motu propio á favor de la anexion.


Esmicys POLÍTICOS.
La nota de Mr. Everett, ¿ne.cesita, comentarios?
Periódicamente los Esta los-Unidos hacen su ensayo: esploran el


terreno, proponen la compra, ofrecen su mediacion, ¿no tiene éxi-
to?... esperan y disimulan.


Hoy que la guerra civil arde en Cuba desgraciadamente, los Es-
tados-Unidos observan y callan, como observaban y callaban en Tejas
antes de la batalla de San Jacinto. ¿Qué acechan? ¿qué esperan? La
buena oportunidad para caer con sus garras sobre la isla.


Pero nos hemos referido á las conferencias de Ostende, y vamos á
concluir este capítulo con la reproduccion de los documentos que for-
man su legítima historia. En ellos está concentrado el pensamiento
politico de los Estados-Unidos respecto á la incorporacion de Cuba:
en ellos se encuentra la verdad sin careta.


1.711SYRITCCIONES REMITIDAS POR MR. MARCY MR. SOMA; .


«Departamento de Estado.—WasaixetoN 23 de julio de 1853.—
»Señor ministro: Hay circunstancias en los asuntos de España relati-
»vos á este país que dan una importancia desusada en la actualidad
ȇ la mision cerca de ese gobierno. La proximidad del resto de sus
»posesiones en este hemisferio, esto es, las islas de Cuba y Puerto-
,yRico á los Estados-Unidos, la presente condicion de la primera y los
»rumores de proyectados cambios en sus cosas interiores, complica
»nuestras relaciones con España. La isla de. Cuba, á causa de su
»magnitud, su situacion, su buen clima y sus ricas producciones,
»muy superior en todos sentidos á cualquiera de las Antillas, es una
»posesion muy deseable para España, y por las mismas razones es
»muy difícil para ella conservarla en su actual estado de dependencia.


»Prevalece generalmente entre las naciones europeas la opinion
»de que el dominio español sobre ella es inseguro. Esto se manifestó
» claramente en la prontitud con que Inglaterra y Francia, con moti-
vo do los recientes disturbios de Cuba, se ofrecieron voluntariamente


»á ayudar y sostener al dominio español en la isla, y la proposicion




126 zsru,xos POLÍTICOS,
»que han hecho á los Estados-Unidos de un triple convenio para ga-
»rantir á España su posesion. Sin un cambio esencial de su política,
»cambio que es muy probable no quiera adoptar, se cree con certeza
»que sin ayuda no podrá sostener su conexion con aquella isla. Cuál
»será su destino cuando haya dejado de pertenecer á España, es una
»cuestion en que parece se han interesado algunas de las potencias
»de Europa y en la cual tienen los Estados-Unidos un profundo y di-
»recto interés.


»He tenido últimamente ocasion, al preparar instrucciones para.
»nuestro ministro en Lándres, de exponer la opinion del presidente
»con respecto á la intervencion de la Gran Bretaña, lo mismo que á
»la de Francia en los asuntos de Cuba. Para evitarme el trabajo de
»volver á recorrer el mismo terreno, envío á Vd. adjunto un extracto
»de aquellas instrucciones.


»La política del gobierno de los Estados-Unidos con respecto á
»Cuba, en cualquiera contingencia que exija nuestra intervencion,
»dependerá en gran manera de las circunstancias peculiares del caso,
»y por tanto, no puede manifestarse ahora con mucha mas precision
»que la que se indica en las instrucciones mencionadas. Nada se ha--
»rá, por nuestra parte, para perturbar su actual conexion con Espa-
»ña, á menos que se efectúe tal cambio en esa conexion, que afecte á
»nuestra presente y futura seguridad.


»Al paso que los Estados-Unidos resistiriau á todo trance el tras-
»paso de Cuba á cualquiera nacion europea, sentirian escesivamente
»el ver que España recurriese á cualquiera potencia para que la ayu-


dase á conservar su dominio en ella. Esa dependencia de un socorro
»estranjero daria al auxiliar el carácter de un protector, y le sumi-
»uistraria un pretesto para intervenir en nuestros asuntos y en los del
»continente norte-americano en general. En el caso de colision con
»los Estados-Unidos, esa potencia protectora haria casi el mismo uso
»de aquella isla para incomodarnos, que el que de ella podria hacer
»si enteramente le perteneciese. Hemos aprendido á saber reciente-
»mente, en el caso de la América Central, lo que significa un protec-
torado y á qué objetos puede aplicarse.


»No hay gran diferencia entre el protector y el poseedor de un
»territorio, y cuando el poseedor es débil y el protector fuerte, sospe-
chamos que la distincion desaparece por completo. Lo uno suminis-


ESTITDICI S POLÍTICOS. 12


»tra en realidad el mismo pretesto, para intervenir en los negocios
»de las naciones vecinas, que lo otro.


»Mientras España permanezca de hecho, lo mismo que de nom-
»bre, soberana de Cuba, puede estar segura de que cumpliremos
»nuestro deber, como nacion neutral, con respecto á ella.


»En este sentido, lo futuro será como lo pasado. España sabe muy
»bien los esfuerzos que este gobierno ha hecho en recientes ocasiones
ȇ fin de conservar nuestras relaciones neutrales con ella. En esos es-


esta-
fuerzos tiene la prueba mas indudable de lo determinados que
mos á respetar sus derechos, y no puede esperar, ni pedir mas, ni


»otras seguridades que las que ha dado nuestra conducta pasada de
»nuestra, amistad y nuestra intencion de hacer todo lo que depende de
»este gobierno para fortalecérla y mejorarla.


»Creo que nuestras leyes de neutralidad son tan rigorosas como
»las de cualquier otro país. No podrian hacerse mas restrictivas sin
»vi&ar los derechos de nuestros ciudadanos. En los archivos de la le-
»gacion hay un ejemplar, al cual puede Vd. referirse, si fuere nece-
sario, para demostrar que el ramo legislativo de nuestro gobierno ha


»cuidado tanto de proveer los medios de conservar nuestras relacio-
nes pacíficas con las demás naciones, como el ejecutivo ha hecho


»pronto y enérgico uso de ellos para aquel fin. Nuestro país está abier-
»to para recibir á los ciudadanos y súbditos de todas las naciones.
»Millones de ellos han renunciado á su país natural y han elegido á
»los Estados-Unidos por patria. Tanto los que nacieron aquí, como
»los que han venido de tierras estranjeras, no están, ni pueden ser
»obligados á permanecer entre nosotros.


-»Nuestro gobierno no puede imponer restricciones á su emigra-
»cion, con tal que hayan respetado nuestras leyes, mientras hayan
»permanecido bajo su jurisdiccion. No puedo inquirir los motivos que
»les inducen á retirarse de nuestro país, ni imponerles restriccion al-
»gima por sospecha de que mientras estuvieren fuera de nuestra ju-
a risdiccion puedan faltar á los derechos de las naciones que estén en
»paz con los Estados-Unidos.


)?En donde quiera que la opresion provoca á la rebelion, los pa-
»cientes son siempre objeto de simpatía. Los espíritus ardientes y en-
tusiastas se unen á su bandera. Si el dominio de España en Cuba


»fuese tan severo que escitase á movimientos revolucionarios en aque




12É RáVtibiob Pcitifibb.
hallaria indudábletneute tisilüntaritit en las filas dé los tit-


»banos en varios países, y, por camaas muy óbvias, mas probable-
»mente en los Estados-Unidos que en otros: pero seria injusto impu-
tar á este y á los demás gobiernos, á los cuales pertenecieron antes


»los voluntarios, una disposicion hostil para con ella ó un deseo de
»tomar clandestinamente parte en un esfuerzo para arrebatarle la isla
»de Cuba. Hay razones para creer que la misma España y los demás
»gobiernos europeos sospechan que el pueblo de los Estados-Unidos
»desea separar á Cuba de su actual independencia trasatlántica, sin
»atender á los derechos de España, con el objeto de anexarla á esta
»Union, y que nuestro gobierno estaba dispuesto á consentir la par-
»ticipaCion de nuestros ciudadanos en los disturbios pasados de aque-
»11a, isla, y lo paria si volviesen á ocurrir los mismos sucesos. Nuestra
»defensa contra semejante sospecha infundada, y la única giré nos
»permite dar el respeto que á nosotros mismos nos debemos, es filie-
»lar á nuestra conducta pasada.


»En las opiniones que Vd. manifieste con respecto á Cuba, obra-
)rá Vd. con referencia á esa sospecha, y hará Vd. cuanto le sea po-
»sible á fin de disiparla, é inspirar una justa confianza en nuestras
»intenciones en lo concerniente á este y otros asuntos.


»Nuestro ministro en. Madrid, durante la administracion de mon-
»sieur Polk, recibió instrucciones para averiguar si el gobierno espa-
»ñol estaba dispuesto á ceder Cuba á los Estados-Unidos mediante
»una retribucion liberal pecuniaria. No me parece, sin embargo, que
»haya sido entonces la voluntad del gobierno adquirir la isla, á me-
»nos que los habitantes estuviesen muy generalmente dispuestos á
»convenir en el traspaso. Bajo ciertas condiciones, los Estados-Unidos
»podrian desear la compra: mas apenas es de esperar que Vd. encuen-
tre al gobierno de España, si intentase Vd. averiguar su modo de


»ver en este asunto, dispuesto en modo alguno á entrar en semejante
»negociacion. Hay motivos para creer que España ha contraido obli-
»gacion con la Gran Bretaña y Francia para no trasferir la isla á los
»Estados-Unidos. Aunque nada mas hubiese, para justificar esta
»creencia, que la prontitud con que aquellas dos potencias enviaron
»sus fuerzas navales para auxiliarla en los recientes disturbios de
»Cuba, la proposicion de un triple convenio para garantir la isla á
»España, y lo que es aun mas significativo que los hechos que pro-


RSTUDLOS POLITICOS. 129


»ceden, la especie de protesta unida de Inglaterra y Francia, á la
»cual me he referido en las instrucciones que he dado á Mr. Bucha-
»nan, contra algunas de las opiniones manifestadas en la carta de
»Mr. Everett á Mr. Sartiges, ministro de Francia; con fecha 2 de
»diciembre último, bastarian para probar satisfactoriamente ese arre-
glo. Aparte de todos los obstáculos de esta naturaleza, hay otras


»Muchas razones para creer que España se adherirá pertinazmente á
»Cuba, y que la separacion, cuando quiera que ocurra, será obra de
»la violencia. .


»Bajo el aspecto natural del asunto, el presidente no considera
»oportuno autorizar á Vd., á fin de que haga proposicion alguna, pa-
»ra comprar la isla. Cree que no hay esperanza de que tal proposicion
»sea favorablemente recibida, y que el ofrecimiento podría, y proba-
blemente debia tener perniciosos resultados. Sin hacer declaracio-
nes á las autoridades españolas sobre la materia, podrá Vd. adqui-
rir noticias de importancia para dar forma á nuestra política con


»respecto á Cuba en lo venidero.
»Vivamente desea el gobierno saber, y la posicion que Vd. ocupa


»le facilitará averiguarlo, qué convenios se han hecho con la Gran
»Bretaña y Francia para mantener el actual dominio de España en
»Cuba, y hasta qué punto las dos, ó cualquiera de ellas, recomiendan
»uu cambio en la condicion interior de la isla, particularmente en lo
»que hace relacion á los esclavos que ahora hay allí ó al presente sis -
»tema de trabajo.


»La opinion del presidente se espresa con la claridad que es posi-
ble en estas circunstancias, en el extracto que acompaña á estas ins-
trucciones, sobre la política que observaria este gobierno en ciertas


»contingencias á que allí se alude. Puede suceder que encuentre usted
»á España dispuesta á mirar bajo un prudente punto de vista á lo futit-
»ro, para prevenir de este modo un suceso inevitable. No puede menos
»de ver que en un período no muy lejano, Cuba se librará ó será li-
»bertada de su presente sujecion colonial. Esos lazos se cortarán de
» cualquier modo que sea. En virtud de la fuerte probabilidad, por no
»decir certeza, de semejante suceso, España podria, de un modo com-
patible con su honor nacional y ventajoso para sus intereses, auti-


»cipar ese resultado y dar nacimiento á una nacion independiente de
»su propia raza, con la cual tendria al mismo tiempo un trato co-


17


'Ah




130 ESTUDIOs potincos.


»mercial tan provechoso como el que tiene por medio de una anexion
»sostenida y prolongada por la fuerza.


»Si Cuba pudiese ser emancipada de un dominio europeo, los Es-
»tados-Unidos quedarian probablemente libres de todas las ansieda-
des que ahora les hace sentir su futuro destino (el de Cuba). En tal


»caso, entrarla necesariamente en el sistema continental americano y
»contribuiria á su estabilidad, en vez de esponerlo á un peligro. Si
»se ofreciera una ocasion oportuna, sostendrá Vd. este modo de ver
»en el asunto; pero al mismo tiempo cuide Vd. especialmente de no
»inspirar sospechas de que hay miras siniestras por parte de este go-
bierno y de no herir la sensibilidad de una nacion antigua y orgu-
llosa. Los Estados-Unidos estarian cordialmente en favor de esa se-


»paracion voluntaria, y si fuese necesario para efectuarla, de buen
»grado contribuirian con algo mas sustancial que su buena voluntad
»para conseguir este objeto; pero lo que harían para promoverlo no
»puede manifestarse con mas precision hasta que se vea mas distin-
tamente lo que de ellos se necesitaria para asegurar su cumpli-
miento.


»Acerca de tan interesante asunto, esta secretaría desea ansiosa-
mente recibir prontos informes, no solo en lo que concierne á las


»miras del gobierno de España y al pueblo de Cuba, sino á la inten-
»cion que tengan las potencias europeas de favorecer ó impedir una
»medida de vasta importancia política y comercial. Se cree que la
»posiciou de Vd. le proporcionará los medios de averiguar con mucha
»certeza estos particulares.


»Cuando la naturaleza de las comunicaciones de Vd. sea tal que
»requiera secreto, tenga Vd. á bien tomar las precauciones necesarias
»para asegurar este objeto. Si fuese necesario emplear mensajeros
»especiales para ese fin, los gastos que requiera este servicio serán
»abonados en el arreglo de cuentas. Creo, sin embargo, que los me-
»dios de precaucion de que Vd. haya de valerse no exigen mas que la
»entrega segura de los despachos mas importantes de Vd. al agente
»de pliegos en Léndres. En la mayor parte de los cases será bastante
»seguro usar de los medios ordinarios de conduccion.


»Hay otras materias menos delicadas é importantes, aunque de
»mucho interés para el país, hácia las cuales debo llamar la atencion
.de Vd.


Esn.11)1os rorincots. 131
»En la suposicion de que ningun cambio ocurrirá en las relacio-


nes entre España y Cuba, y de que el poder arbitrario de la primera
»haya de reprimir por algun tiempo mas el descontento en la última.
»este gobierno tiene derecho á pedir se nos exima de las negociacio-
unes que es probable resulten de semejante estado de cosas. Nuestra
»bandera debe ser respetada y nuestro comercio aliviado de embara-
zos por parte de las autoridades de Cuba. Los Estados-Unidos no


»consentirán que sus barcos mercantes sean visitados y detenidos en
»sus viajes legales, aunque sea en la vecindad de aquella isla.


»Esta secretaría ha tenido ya ocasion de presentar al gobierno de
))España varias quejas de nuestros ciudadanos por injurias inferidas
ȇ sus personas y propiedades: pero estas quejas no han sido miradas
»con la atencion que merecian. A demandas de indemnizacion por in-
jurias y daños se ha respondido con esplicaciones nada satisfacto-


»rias. Nuestros vapores, en sus viajes de Nueva-Orleans á Nueva-
» York, han sido innecesariamente detenidos en varias ocasiones en el
»puerto de la Habana, causando grave detrimento á sus dueños y
»gran incomodidad á los numerosos pasajeros que iban en ellos. Es -
»pana debe tener entendido que la frecuente ocurrencia de estos ca-
sos de irritacion, aun cuando los actos que dan motivo á la (reja pu-


»dieran justificarse con las facultades estraordinarias concedidas á las
»autoridades locales de aquella isla, tienden á perturbar las relacio-
unes amistosas entre los dos países.


»Confío en que podrá Vd. convencer al gobierno de S. M. C. de
»la inconveniencia y de la injusticia de esa conducta por parte de sus
»agentes en Cuba, y de las perniciosas consecuencias de insistir en
»aquella conducta. Si el estado intranquilo de Cuba ha hecho nece-
sario, á juicio de España, adoptar un sistema áspero y restrictivo


»para evitar un rompimiento é imponer obediencia á su dominio, en-
tonces estará obligado á tomar todas las precauciones, á fin de im-


»pedir que los males de semejante política alcancen á los ciudadanos
»de otras naciones. Nuestra esperiencia de lo pasado demuestra que
»cuando eso sucede los males se agravan con los obstáculos que se
»oponen á la demanda de reparacion.


»El capitan general no está revestido de facultades para sostener
»relaciones políticas con los gobiernos ó los cónsules de las partes
»ofendidas. Esto ocasiona necesariamente largas dilaciones, agra-




132
ESTUDIOS POLITICOS.


»vándose así los daños y aumentándose la irritacion, cuando una
»pronta esplicacion podría ser satisfactoria.


»Llame Vd. hácia este punto la atencion del gobierno de S. 11. C.
sé insista Vd. en la importancia de un pronto arreglo para las difi-
cultades que indudablemente ocurrirán, como por desgracia han


»ocurrido antes de ahora, en el comercio y el trato de nuestros ciuda-
danos en Cuba. Cuando fueron presentadas las quejas de nuestros


»ciudadanos á la córte de vÍadrid, no se les ha prestado inmediata
»ateucion, y se ha evadido por medios dilatorios la reparacion.


.Hay ahora algunos casos pendientes, como verá Vd. en los pa •
»peles del archivo de la legacion de Madrid, á los cuales se espera
»que atenderá Vd. desde luego, al paso que hay otros que han sido
»abandonados despues de una larga negociacion. Llamaré probable -
»mente la atencion de Vd. hácia los últimos en una futura comunica -
»cion, y daré á Vd. instrucciones particulares acerca de ellos.


»No hay ahora, ni ha habido jamás, un tratado comercial entre
»los Estados-Unidos y España. El de 1795 es lo que se iuteutó que
»fuese: un tratado de amistad, límites y navegacion. Solo tenia al-
gunas cláusulas relativas al comercio entre los dos países ; y aque


»llas cláusulas, á causa de la interpretaciou que España dió al tra-
»tado, no tienen aplicacion á nuestro trato comercial con sus colonias,
»con respecto al cual es particularmente necesario un arreglo.


»En el tráfico directo de los dos países se han igualado por la le-
»gislacion los derechos de tonelada, é igual efecto se intentó conse-
»guir del mismo modo con respecto á los derechos de importaeiou en
»el tráfico colonial, pero con muy mal éxito. Nuestra legislacion so-
bre este punto, especialmente el acta de 1834, no ha conseguido su


»objeto, que era inducir á España á que abandonase sus derechos di-
ferenciales sobre los cargamentos de los barcos en los puertos de sus


» colonias.
»Ha, tenido perniciosas consecuencias para el comercio de los dos


»países, y mas probablemente para el tráfico de los Estados-Unidos
»que para el de España. Persiste aun en los derechos diferenciales á
»favor de los barcos españoles, imponiendo menores derechos á sus
»cargamentos en buques estranjeros.


»Como los Estados-Unidos,
no pueden, segun su Constitucion, im-


poner derechos de importacion, han retribuido indirectamente e]


ESTUDIOS POLITICOS. 133


»impuesto diferencial, aumentando los derechos de tonelaje sobre los
»barcos españoles que salen de aquí para los puertos coloniales, equi-


valentes al importe del derecho diferencial establecido en su favor
»en aquellos puertos sobre los cargamentos que allí se introducen en
»barcos americanos. El efecto de esta ley ha sido distraer el comercio
»en buques españoles entre las colonias de España y los Estados -
»Unidos hácia, otros países, y reducir nuestra ex.portacion para aque-
llas colonias Si tuviese buen resultado la proposicion que se ha he-


»cho en el Congreso de revocar el acta de 1834, nuestro comercio con
»las islas de Cuba y Puerto-Rico continuaria aun entorpecido por los
»derechos diferenciales, que no es probable se deroguen, á no ser por
»medio de un convenio comercial.


»Considerando la proximidad de Cuba á los Estados-Unidos, y lo
»remota que está España, y tambien el valor de nuestro comercio con
»sus posesiones coloniales, parece ser casi necesario que se establezca
»un trato formal diplomático entre el capitan general de aquella isla
uy nuestro cónsul en la Habana, á fin de impedir dificultades y con-
servar una buena inteligencia entre los dos países. Si ese trato hu-
biese sido libre y franco, algunas ocurrencias recientes, que dieron


»motivo á mucha irritacion, habrian podido evitarse ó ser pronta-
»mente arregladas de un modo satisfactorio.


»Hay muchos asuntos de interés para el pueblo de ámbos países,
»que podrian arreglarse muy convenientemente en un tratado co-
»mercial. Si adquiriese Vd. certeza de que el gobierno español Se
»halla dispuesto á entrar en esa convenio, serán sometidos estos asun-
tos á la consideracion de Vd., autorizándole para negociar un tra-


»tado de comercio. El deseo de los Estados-Unidos de conseguir ese
»tratado, mas que á mútuas ventajas comerciales, á un objeto impor-
tante para ámbas naciones, aspira á conseguir mayores seguridades


»para conservar la buena inteligencia que ahora existe entre este país
»y España.


»Soy respetuosamente obediente servidor de Vd. — W. L. Merey.—
• »Pierre Soulé, esq. etc.—Madrid. »•


»Mr. Soulé á Mr. Marcy.—(Extracto.)—Le,gacion de los Estados-
»Unidos.—MADRID 3 de mayo de 1854.—Señor secretario de Estado:
»El coronel E. W. Sumner, que llegó aquí e124 último, me ha entre-
gado el pleno poder, autorizándome para negociar con el gobierno




134 ESTUDIOS POLiTICOS.


»de S. M. la cesion á los Estados-Unidos de la isla de Cuba, y las
»instrucciones á las cuales quiere el presidente que me atenga en el
»cumplimiento de este grave é importante encargo.


»Aunque las dificultades pendientes entre este país y el nuestro no
»me permiten por ahora acercarme á ninguna persona de autoridad
»oficial ó que tenga influencia en los consejos de gobierno para tratar
»de asunto tan delicado, no puedo menos de pensar que el desarrollo
»que es probable adquieran me proporcionará al fin la mejor oportu-
»nidad




para situar en buen terreno esta cuestion, y poner mis proba-
bilidades de buen éxito á decisiva prueba.


»La suma indiferencia y descuido con que España mira nuestros
»agravios, parece indicar su propósito de averiguar hasta dónde pue-
de desafiarnos é insultarnos con impunidad.


»Es ciertamente necesario obligarla á aprender que tiene limites
»nuestro sufrimiento. Que reciba esta vez una buena leccion, y esté
»usted seguro de que despertará de su sueño y prestará un oido mas
»dócil á la voz de la razon.


»Es ya bien patente lo que ha inducido á este país á negarse á to-
mar una resolucion definitiva con respecto al asunto del Blach-


» Warrior. No ha podido persuadirse de que hacia mos seriamente esta
»reclamacion.


»Entre otras cosas, la lentitud del Congreso al tornar en conside-
»raciou y discutir la recomendacion hecha en el mensaje del presi-
»deute del 15 de marzo, le ha envalentonado para resistirse. Ni
»podemos esperar moverle hasta que vea alguna otra eviden-
cia de que estamos determinados á obligarle á tomar en considera-


»cion nuestras demandas.
»Insiste aun en la falta de datos suficientes para esclarecer su


»juicio, aunque al mismo tiempo tiene ámplios informes que le
»permiten cegar y pervertir la conciencia del pueblo español con res-
pecto á este negocio.


»El mismo dia en que Mr. Sumner llegó á Madrid, el periódico
»El Heraldo, órgano del actual gabinete, publicó una relacion estu -
»diada, falsísima y pervertida de todos los hechos del asunto, cer-
rándola con la observacion de que «toda la comision de relacio-
nes esteriores continuaba muda acerca del asunto del mensaje del


»presidente.»


ESTUDIOS POLÍTICOS. 195


»A. fin de contrarestar en cierto modo el efecto que tan significa-
tiva sugestion tenia por objeto producir, conociendo que no se per-


»mitiria publicar un artículo en que se manifestase el verdadero
»aspecto del caso, he procurado que se insertase en El Clamor
»Público al dia siguiente una simple noticia, cuya traducciou es
»esta:


«Ayer llegó á esta córte Mr. Sumner, coronel de dragones del
»ejército permanente de los Estados-Unidos, con despachos de la
»mayor importancia para el ministro norte-americano. Parece que su
);mision es secreta y de tanto interés, que regresará inmediatamente
»á Washington con la respuesta de Mr. Soulé.»


»El periódico fué, sin embargo, inmediatamente recogido por el
»suspicaz censor de la prensa, quien mandó suprimir la noticia antes
»que se procediese á la circulacion.


»Conseguí, no obstante, una traduccion española de la carta de
»Charles Tiug y compañía, de la Habana, con fecha 1.° de marzo,
»dirigida á los propietarios del _Mach- Warri@r en Nueva-York , la
»cual fué publicada en el número de ayer de dicho periódico.


»Esta, sin embargo, se presenta como una relacion interesada, y
»no fidedigna, de la parte culpable, la cual no merece tomarse en
»consideracion, comparada con la misma relacion oficial á que he
»aludido. En esta última se tiene el atrevimiento de decir que uu
»oficial de la aduana entregó al capitan Bullok, en uu pliego impre-
so en español, inglés y francés, las reglas y obligaciones á que,


»como todos los demás, tenia que someterse, y de cuyo pliego dió re-
cibo, á despecho de lo cual, ni él ni el consignatario quiso hacer


»ninguna adicion, dentro del tiempo legal, en el fraudulento mani-
fiesto que al principio se habia presentado, aunque despues hayan


»querido decir, con notoria falsedad, que procuraron hacerlo en tiem-
po y que no se les permitió.


»No he vuelto á saber del Sr. Calderon desde que le he enviado
»mi nota del 20 del mes último.


»Mi opinion es que intenta guardar silencio hasta que vea cuál es
»la actitud que el Congreso tiene por conveniente adoptar.—Tengo
»el honor, etc.—Pierre Soulé.»


«Legacion de los Estados-Unidos.—MADRID, mayo 24 de 1854. .
• e &


.... O ...........




138 ESTUDIOS POLÍTICOS.


«No puedo persuadirme de que haya nada formal en esta demostra-
»cion guerrera. España no tiene ni medios propios ni crédito para
»sostenerla, y estoy.seguro de que no querrá comprometerse ligera.
»mente en una lucha con nosotros.


»Pero es claro tambien que no teme que la política insinuada en el
»mensaje del presidente al Congreso sea adoptada, y de aquí la resis-
»tencia que opone ahora á nuestras justas reclamaciones. Considera
»además que con haber levantado la multa por la cual los dueños del
»Black, Warrior han implorado piedad tan sumisamente, ha hecho
»todo lo que se podria, requerir de su justicia y aun esperar de su
»magnanimidad.


»Su gobierno (de España) se exalta ya con el triunfo que espera
»conseguir sobre nosotros en esta cuestion


»Con la mayor ansiedad espero saber qué resolucion habrá de to-
mar el Congreso, porque no puedo esperar, ni por un momento, con-


»servarme en un puesto desde el cual tendría que ser espectador de la
»desdeñosa insolencia que seguramente provocarian mi derrota y la
»de la administracion Tengo el honor, etc.—Pierre Soulé.»


«Mr. Marcy, secretario de Estado, á Mr. Soulé.—Secretaría de
»Estado. —WASHINGTON 16 de agosto de 1854.—Pierre Soulé,
»etc., etc. Madrid.—Señor ministro: El presidente me ha prevenido
»que sugiera á Vd, un paso particular, el cual espera será muy ven-
tajoso para las negociaciones que Vd. está encargado de seguir con


»respecto á Cuba


»Estas y otras consideraciones, que naturalmente se le ocurrirán
»á Vd., hacen esperar que mucho se hará en Lóndres y en París, ya
»sea para promover directamente el grande objeto propuesto, ó á lo
»menos para remover los obstáculos que se opongan á su feliz consu-
»macion.


»Bajo estas circunstancias, parece deseable que haya un completo
»y libre cambio de pareceres entre Vd., Mr. Buchanau y Mr. Mason,
ȇ fin de establecer un acuerdo con respecto al objeto general.


»El medio mas sencillo y único que se presenta para conseguir
»este fin, es que los tres ministros se reunan lo mas pronto posible en
»un punto á propósito, como París, por ejemplo, á fin de consultar
»reunidos y comparar sus opiniones con respecto á lo que convenga


ESTUDIOS POLÍTICOS. 131


»hacer, y adoptar medidas para un concierto perfecto de operaciones,
»que auxilien á las negociaciones de Vd. en Madrid. Al paso que el
»presidente, como antes he tenido ocasion de decir, tiene entera con-
»fianza en la inteligencia y propia sagacidad de Vd., cree que no po-
drá menos de ser agrad able, para Vd. y sus colegas en la Gran Bre-
taña y Francia, el que se les sugiera una consulta, y reunir así la


»comun sabiduría y los conocimientos de Vds. para gue contribuyan
»simultáneamente á las negociaciones en Madrid, Lóndres y París.


»Si Vd. está conforme en este propósito, sírvase Vd. fijar el tiem-
po en que pueda ir á París ó algun otro punto conveniente.»


Reproducimos á continuacion el despacho de los tres ministros
norte-americanos en Madrid, en París y Lóndres al secretario de Es-
tado, Mr. Marcy, que comprende parte de la consulta de Ostende:


«AQUISGRÁN 18 de octubre de 1854.—Al Hon. W. L. Marcy, se-
»cretario de Estado.—Señor secretario: Los infrascritos, con arre-
glo al deseo espresado por el presidente en las varias comunicacio-
nes confidenciales que Vd. respectivamente nos ha dirigido para


»aquel fin, se han reunido en conferencia: primero, en Ostende, en
»Bélgica, el 9, 10 y 14 de este mes, y despues en Aquisgran, en Pru-
sia, en los dias siguientes hasta esta fecha. Ha habido entre nosotros


»una completa y franca exposicion de miras y sentimientos, la cual
»tengo la mayor satisfaccion en decir á Vd. que dió por resultado una
»cordial coincidencia de opiniones acerca de la grave é importante
»materia sometida á nuestra consideracion. Hemos llegado á la con-
»clusion, y de ello estamos completamente convencidos de que el go-
bierno de los Estados-Unidos debe hacer un esfuerzo inmediato y


»formal para comprar Cuba á España á cualquier precio por que se
»pueda conseguir, no escediendo de la suma de


duros. En nues-
tra opinion, la proposicion deberia hacerse de tal manera que fuese


»presentada con las formas diplomáticas necesarias á las supremas
»Córtes Constituyentes que están para reunirse, sobre la importante
» cuestion en que, así el pueblo de los Estados-Unidos como el de Es-
paña, se hallan tan profundamente interesados.


»Todos nuestros actos deben ser abiertos, francos y públicos. De-
» berian ser de tal carácter, que reten á la aprobacion del mundo.
» Creemos firmemente que en el progreso de los sucesos humanos, es
» llegado el tiempo en que los intereses vitales de España se hallan


18




128 ESTUDIOS POLiTICOS.


»formalmente envueltos en la venta, corno los de los Estados-Unidos
»en la compra de la isla, y que la transaccion será igualmente hon-
rosa para ámbas naciones. Bajo tales circunstancias, no podemos


»esperar que se desgracie el iutento, á no ser, como es posible, bajo
»el maligno influjo de potencias estranjeras, que no tienen derecho
»alguno á intervenir en el asunto. Procedamos ahora á exponer al-
gunas razones que nos han llevado á esta conclusion, y para mayor


»claridad la especificaremos en dos proposiciones.
»1 .a Los Estados-Unidos deben, si fuese practicable comprar á


»Cuba con la menor tardanza posible.
»2." Es grande la probabilidad de que el gobierno y las Córtes de


»España se mostrarán deseosos de venderla, porque este promoverla
»los intereses mas altos y mejores del pueblo español.


»Debe, 'finalmente, ser una cuestion clara para todo hombre re-
flexivo el que Cuba, por su posicion geográfica y las consideraciones


»que le son inherentes, es tan necesaria para la república norte-ame-
»ricana como cualquiera de sus actuales miembros, que pertenece na-
turalmente á esa gran familia de estados de que la Union es la no-


»driza providencial. Por su localidad domina las bocas de Missisipí, y
»el inmenso y creciente comercio anual que tiene que dirigirse por
»allí al Occéano.


»En las numerosas rias navegables cuyo curso en su totalidad de
»unas treinta mil millas, y que desembocan en aquel magnífico rio en
»el golfo de Méjico, el aumento de la poblacion durante los últimos
»diez años asciende á mas que el de toda la Union cuando se anexó á
»ella la Luisiana


»La salida natural y principal para los productos de toda esta pa-
»blacion, el gran camino para su comercio directo con los Estados del
»Atlántico y del Pacífico jamás podrá estar seguro, sino que siempre
»será peligroso, mientras Cuba dependa de otra potencia en cuya
»posesion se ha visto que es su constante obstáculo y un embarazo
»para sus intereses. En realidad, la Union no podrá nunca gozar re-
»poso ni contar con duradera tranquilidad, mientras Cuba no esté
»dentro de sus límites. Su inmediata adquisicion por nuestro gobier-
no es de la mas alta importancia, y no podemos dudar que es una


»consumacion ardientemente deseada por sus habitantes. El comer-
cio que su inmediacion á nuestras costas crea y fomenta entre los


ESTUDIOS POLÍTICOS. 129


»ciudadanos de los Estados-Unidos ha unido de tal modo en el curso
,,del tiempo sus intereses y mezclado sus fortunas. que ahora se mi-
ran los unos á los otros como si no fuesen mas que un pueblo v no


»tuviesen mas que un destino, existen consideraciones que hacen el
»retardo en la adquisicion de aquella isla sumamente peligroso para
»los Estados-Unidos
»


»El sistema de inmigracion y de trabajo últimamente organizado
»dentro de sus límites y la tiranía y la opresion que caracterizan á
»sus inmediatos gobernantes, amagan con una insurreccion á cada
»momento, que puede tener fatales consecuencias para el pueblo
»americano.


»Cuba es, segun esto, para nosotros, un continuo peligro y una
»causa permanente de ansiedad y de alarma
Pero no necesitamos estendernos sobre es-


»tos puntos. Apenas se puede recelar que potencias estranjeras, vio-
»laudo el derecho internacional, interpusiesen su influencia con Es-
»paña para impedir que adquiriésemos la isla. Sus habitantes sufren
»ahora bajo el peor de todos los gobiernos posibles, cual es el del
»despotismo absoluto, delegado por una potencia remota á agentes
»irresponsables, que se mudan á cortos intervalos, y que se ven ten-
tados á aprovechar la breve oportunidad que así se les proporciona


»para acumular fortunas por los medios mas bajos. Mientras dure ese
»sistema, la humanidad pedirá en vano la supresion de la trata de
»esclavos africanos en la isla.


»Esto es imposible, mientras aquel infame tráfico sea una tenta,-
»cion irresistible y un manantial de inmenso provecho para emplea
»dos avaros, que para conseguir sus fines no hacen escrúpulos de
"hollar bajo sus pies los principios mas sagrados. El gobierno es-
pañol en la metrópoli podrá abrigar buenas intenciones; pero la


» esperiencia ha probado que no puede contener á esos remotos depo-
sitarios de su poder.


»Además, las naciones comerciales del mundo no pueden menos
» de percibir y apreciar las g,raades ventajas que resultarian para los
» pueblos de una disolucion de la Union, forzada contra naturaleza,
» contra España y Cuba, y de la anexion de la última á los Estados-




140 ESTUDIOS POLiTIO08.


»Unidos. El comercio de Inglaterra, Francia y Cuba adquiriria desde
»luego en tal caso un carácter importante y provechoso, se estenderia
»rápidamente con el aumento de la poblacion y de la prosperidad de
»la isla.


»Pero si los Estados-Unidos y cualquiera nacion comercial sal-
»drian beneficiados con esta traslacion, los intereses de España se
»promoverian tambien grande y esencialmente.




»Ella se puede dejar de ver lo que una suma de dinero como la
»que queremos pagarla por la isla contribuiria al desarrollo de sus
»vastos recursos naturales. Dos terceras partes de esa suma, si se em-
pleasen en la construccion de caminos de hierro , serian en último


»resultado una fuente de mayor riqueza para el pueblo español que
»la que ha abierto á sus visiones Hernan-Cortés. Su prosperidad em.-
»pezaria el dia en que se ratificase el tratado de cesion.




»Francia ha construido ya líneas continuas de caminos de hierro
»desde el Havre , Marsella, Valenciennes y Estrasburgo , por París
»hasta la frontera española, y espera ansiosamente el dia en que Es-
»paña se encuentre en estado de continuar estas vías por las provin-
»cias del Norte hasta Madrid, Sevilla, Cádiz, Málaga y las fronteras
»de Portugal. Una vez realizado este objeto, España se convertiria
»en un centro de atraccion para los viajeros, y aseguraria un merca-
»cado permanente y provechoso para sus variados productos. Sus
»campos, bajo el estímulo que daria á la industria precios remune-
»ratorios, se cubrirían de granos cereales, y sus viñedos producirian
»con grande incremento una cantidad de vino escogida. España lle-
»garla pronto á ser lo que una liberal Providencia ha querido que
»fuese: una de las primeras naciones continent ales de Europa, rica,
»poderosa y contenta. Al paso que dos terceras partes del precio de la
»isla bastarían para completar sus mas importantes mejoras públicas,
»con los 40 millones restantes podria satisfacer las exigencias que
»ahora pesan tan gravemente sobre su crédito, y crear un fondo de
»amortizacion, que gradualmente la aliviaria de la deuda abrumado-
ra que ahora paraliza su energía.


»Tal es la actual situacion lastimosa de su Hacienda, que sus me-
»jores bonos se venden en su propia Bolsa á casi de una tercera par-


ESTIMOS POLI TICOS. 141


»te de su valor á la par, mientras que otra clase de bonos que no de-
„venga interés solo tiene un valor nominal, y se cotizan como una
»sesta parte del valor por que fueron emitidos. Además, estos últimos
»están principalmente en poder de tenedores ingleses, que de un dia
ȇ otro pueden conseguir la interposicion efectiva de su gobierno,
»para que obligue al pago por medio de la coexion. Ya se han hecho
»indicaciones de esta especie en altas regiones; á menos que una
»nueva fuente de recursos ponga á España en estado de satisfacer ta-
»les exigencias, no es improbable que estas se realicen. Si España
»rehusase la presente ocasion de oro para desenvolver sus recursos y
»remover las dificultades de su Hacienda, esa ocasion podria, no vol-
»ver jamás.


»Cuba, en sus mejores dias , nunca ha producido para el Tesoro
»de España, despues de deducir los gastos de gobierno, una renta
»líquida anual de mas de un millon y medio de duros. Esos gastos
k han crecido á tal punto, que ocasionan un déficit que tiene que cu-
»brir el Tesoro de España, hasta la suma de 600.000 duros, bajo
»de un punto de vista pecuniario. La isla es, segun esto, un estorbo,
»mas bien que una fuente de utilidad para la madre patria. En nin-
»guna circunstancia posible puede Cuba rendir á España el 1 por 100
»de la gran suma que los Estados-Unidos quieren pagar por su ad-
»quisicion. Pero España está en peligro inminente de perder á Cuba
»sin remuneracion. Está universalmente reconocido que una estre -
»mada opresion justifica á cualquier pueblo que procure sacudir el
»yugo de sus opresores. Los padecimientos que una administracion
»local corrompida, arbitraria y desapiadada acumula necesariamente
»sobre los habitantes de Cuba, no pueden menos de estimular y enar-
»decer con espíritu de resistencia y revolucion contra España, que
»tan frecuentemente se ha manifestado en los últimos años.


»En tal estado de cosas, vano seria esperar que las simpatías del
»pueblo de los Estados-Unidos no se pronuncien con calor por sus
» oprimidos vecinos. Sabemos que el presidente es justamente inflexi-
ble en su determinacion de ejecutar las leyes de neutralidad; pero


»si los cubanos mismos se levantaran contra la opresion, ningun po-
»der humano podria impedir que ciudadanos de los Estados-Unidos y
» honrados liberales de otros países se lanzasen á socorrerlos. Es ade-
»más el presente siglo un siglo de aventuras y en el que abundan




142 ESTUDIOS POLÍTICOL
ȇnimos inquietos en todas las partes del mundo. No es, por tanto,
»improbable que Cuba pueda ser arrebatada á España por medio de
»una revolucion feliz, y en tal caso España perderia la isla y el pre-
cio que ahora queremos pagar por ella; precio muy superior á que


»jamás ha pagado uu pueblo á otro por cualquier provincia.
»Debe tambien tenerse presente que el arreglo de esta pesada


»cuestion por medio de la cesiou de Cuba á los Estados-Unidos impe -
» diría para siempre las peligrosas complicaciones entre naciones, á
»las cuales de otro modo daria margen (sic). No admite duda el que
»si los cubanos mismos organizasen una insurreccion contra el go-
bierno español, y si otras naciones independientes acudiesen á auxi-


» liar á España en la lucha, ningun poder humano podria, en nuestra
»opinion, impedir que el pueblo y el gobierno de los Estados-Unidos
»tomasen parte en semejante guerra civil para sostener á sus amigos
»y vecinos.


»Pero si España, sorda á la voz de su propio interés y animada
»por su orgullo terco y por un falso sentimiento de honor, rehusa ven-
»der Cuba á los Estados-Unidos, entonces nacerá la cuestiona de cuál
»deberá ser la conducta del gobierno americano bajo tales circuns-
tancias. La propia conservacion es la primera ley de la naturaleza,


»lo mismo para los Estados que para los individuos; todas las naciones,
»en diferentes períodos, obraron con arreglo á esta máxima. Aunque
»ha servido de pretesto para cometer notorias injusticias, como en el
»fraccionamiento de Irlanda y en otros casos parecidos, que nos lo
»recuerda la historia, el principio en sí mismo, aunque de él se ha
»abusado con frecuencia, ha sido siempre reconocido.


»Los Estados-Unidos no adquirieron jamás un palmo de terreno
»sino por legítima compra, ó bien, como en el caso de Tejas, por la
»libre y voluntaria peticion del pueblo de aquel Estado independiente,
»que deseó unir sus destinos á los nuestros. Hasta las adquisiciones
»que hemos hecho de Méjico no son una escepcion de la regla, por-
»que aunque pudiéramos haberlas reclamado por el derecho de con-
quista en justa guerra, las compramos por lo que entonces conside-
raron ámbas partes como justo y cumplido equivalente. Nuestra pa-


»sada historia prohibe que adquiramos la isla de Cuba sin el consen-
»timiento de España, á no ser que se justifique por la ley de la propia
»conservacion. Debemos conservar en todo evento la conciencia de


ESTUDIOS POLITICO2. 148


»nuestra, rectitud y del respeto que á nosotros mismos nos debemos.
»Mientras sigamos este camino, bien podemos desdeñar las censuras
»del mundo, á las cuales nos hemos visto con tanta frecuencia y tan
»injustamente espuestos.


»Despues que hubiéremos dado á España un precio por Cuba
»muy superior á su valor actual, y cuando ese precio hubiese sido
»rehusado, entonces será tiempo de examinar la cuestion de Cuba en
»poder de España: ¿pone en gran peligro á nuestra paz interior y á
»la existencia de nuestra amada Union? Si á esta cuestion se res-
»poudiese afirmativamente, entonces todas las leyes humanas y di-
ovinas justificarian el que la arrebatásemos de España, si tenemos
»poder para hacerlo, y esto por el mismo principio que justificaría á
»un individuo que derribase la casa inmediata de su vecino si no tu-
»viese otro medio de impedir que las llamas invadiesen su propia
»morada.


»Bajo tales circunstancias, ni debemos mirar al costo, ni cortar
»la diferencia de fuerzas que España puede alistar contra nosotros.
»Nos abstenemos de entrar en la cuestion de si la presente condiciou
»de la isla justificaria esa medida. Faltariamos, sin embargo, á nues-
tro deber, seriamos indignos de nuestros bizarros antepasados y co-


»meteriamos una baja traicion contra nuestra posteridad, si per-
mitiésemos que Cuba fuese africanizada y llegase á ser otro Santo


»Domingo, con todos su errores para la raza blanca y tolerásemos
»que se estendiesen las llamas hasta la vecindad de nuestras propias
»riberas, poniendo en gran peligro ó devorando de hecho el edificio de
»nuestra union.


»Tememos que el curso de los sucesos tienda rápidamente hácia
»esa catástrofe. Esperamos, sin embargo, lo mejor, aunque debemos
»prepararnos para lo peor. Tambien nos abstendremós de investigar
»la presente condicion actual de las cuestiones pendientes entre los
»Estados-Unidos y España.


»Los funcionarios españoles 'en Cuba han inferido á nuestro pue-
blo una série de injurias que están aun sin reparar. Pero reciente-


»mente se ha perpretado en el puerto de la Habana el ultraje mas pal-
mario contra los derechos de ciudadanos americanos y la bandera de
»los Estados-Unidos con circunstancias que, quedando sin reparaciou
»inmediata, habrian justificado el recurrir á Medidas de guerra para




144 ESTUDIOS POLITICOS.


»vindicar el honor nacional. Aquel ultraje, no solo está aun sin expia-
»cion, sino que el gobierno español ha sostenido deliberadamente los
»actos de sus subordinados, y ha tomado sobre sí la responsabilidad
»de estos.


»Nada, podria mostrarnos de un modo mas_ conveniente el peligro
»á que esas relaciones pacíficas que la política de los Estados-Unidos
»ha. querido siempre conservar con las naciones estranjeras se hallan
»constantemente espuestas, que las circunstancias de aquel caso. Si-
tuados como están España y los Estados-Unidos, estos se han abste-
nido de recurrir á medidas estremas; pero en esa conducta, si han


»de guardar debidamente su di : nidad como nadan independiente, no
»pueden continuar: y las proposiciones que aquí hacemos son dicta-
»das por la firme creencia de que la cesion. de Cuba á los Estados-Uni-
»dos, con estipulaciones tan ventajosas para España, como las que he-
»mos sugerido, es el solo medio eficaz de arreglar todas las dificulta-
»des pasadas, y evitar á los dos países futuras colisiones. Hemos vis-
to ya los felices resultados para los dos países que siguieron á un ar-
reglo semejante con respecto á las Floridas.


»De Vd. muy respetuosamente.—JAmEs BCCHANAN.-J. I. MASON.
»-PIERRE SOULÉ.»


El efecto que causó la comunicacion mancomunada de los señores
Mason, Buchanan y Soulé en el gobierno de Washington , se com-
prende por la respuesta del secretario de Estado Mr. Marcy, que fué
la siguiente:


«WASIONGTON 13 de noviembre.--Muy señor mio: Ha sido some-
tida al presidente vuestra comunicacion del 18 de octubre',, en que


»exponeis vuestras miras, las de Mr. Buchanan y de Mr. Masou so-
»bre el estado de nuestras relaciones con España. El presidente ha
»examinado este documento con toda la atencion que merecian la
»importancia del asunto y la esperiencia , la sabiduría y habilidad de
»aquellos cuyas opiniones y consejos encierra. Al entrar en sus fun-
ciones, halló las relaciones con España comprometidas por las auto-


»ridades españolas de Cuba. Restablecer la buena inteligencia entre
»los Estados-Unidos y España y conservar la paz fué el objeto de sus
»deseos y esfuerzos.


»La Memoria que habeis redactado con vuestros colegas expone


ESTUDIOS POLÍTICOS. 14.5


»el origen de nuestras diferencias con España y de nuestros temores
ȇ un peligro en el porvenir. El medio que proponeis , esto es, la
»compra de Cuba, es probablemente el único que pudiera establecer
»relaciones de amistad duradera entre los dos países. En tanto que la
»isla de Cuba permanezca bajo la dependencia de España, y que no
»cambie el sistema de administracion de esta (y no se puede esperar
»cambio alguno á este respecto en sentido de mejora), habrá fre-
cuentes vejaciones para nuestro comercio, y dificultades entre las


»autoridades de Cuba y nuestros conciudadanos; es difícil esperar
»que una paz tan precaria dure largo tiempo. Al pensar que la cesion
»de Cuba, mediante las honrosas condiciones que estabais encargado
»de proponer, seria tan útil á España como á los Estados-Unidos, no
»podiamos dejar de esperar que hallaríais al gobierno de S. M. Cató-
lica dispuesto á discutir las proposiciones que le llevábais.


»El presidente desea que no perdais de vista el importante objeto
»de vuestra mision, y que insistais en él siempre que se os ofrezca
»una ocasion favorable.


»En España se sabrá sin duda que los Estados-Unidos desean ob-
tener esta cesion, y que estais autorizado para negociarla. El cono-


»cimiento de estos hechos atraerá probablemente una espresion de
»opinion, no solo de parte de los ministros de S. M. C., sino de
aparte de todas las personas importantes del reino. Las Córtes se
»reunirán muy pronto, y si la cesion eventual de Cuba no es objeto
»de sus deliberaciones públicas, se ocuparán de ella ciertamente en
»las conversaciones.


»En vuestras relaciones con los personajes oficiales ó influyentes
»podreis observar de qué modo conviene mejor abrir las negociacio-
nes relativas á este asunto. Si hallais personas importantes por su


aposicion G por su influencia, dispuestas á escucharon, podreis fácil-
»Mente convertirlas en favor del proyeci o de cesion por medio de nu-
merosas y muy eficaces consideraciones.


Pero si reconoceis que el gobierno es opuesto á esta cesion, que
»este proyecto lastima el orgullo nacional de los españoles, y no
»debe ser acogido favorablemente por ninguna clase de la poblacion,
»será evidente que no ha llegado aún el tiempo de abrirá de ensayar
»el abrir las negociaciones. El presidente piensa que nada habria,
»que ganar en ello, y sí algo que perder, queriendo empezar las ne-




14C ESTUDIOS POLÍTICOS.


»gociaciones sobre este asunto á pesar de la resistencia universal, en
»el caso en que hubieseis adquirido la certidumbre de que no darian
»resultado.


»Algunos pasajes de vuestra Memoria parecen indicar que vos
»y vuestros colegas juzgais que podria hacerse la proposicion aun
»cuando no tuviese probabilidad alguna de éxito, y que podria obte-
ner resultado si se hacia entender claramente que los Estados-Uni-


»dos están resueltos á adquirir á Cuba, y la adquiririan por otros'
»medios, en el caso en que el gobierno español rechazase sus ofertas;
»pero otros pasajes de la Memoria parecen contradecir esta iuterpre-
»tacion. La cuestion planteada en la Memoria, cuando en ella se di-
»ce: «Si España rehusa la proposicion de los Estados-Unidos, será
»ocasion de averiguar qué partido deba tomar el gobierno federal,»
»prueba que vos y vuestros colegas habeis sometido al presidente la
»alternativa de la cesion ó de la conquista de Cuba. El pasaje si-
»guiente parece indicar que vos sois opuesto á esta alternativa.


»Cuando hayamos ofrecido á España, dice la Memoria, un precio
»muy superior al valor actual de Cuba, y ella lo haya rehusado, }m-
ara llegado el caso de saber si la posesion de Cuba por España no,
»pone en peligro nuestra paz batel ior y la existencia de nuestra que-
rida Union.» El presidente es tambien de este modo de ver. Pero
»concluir que si España rehusa ceder, es necesario conquistar, seria
»decir que los Estados-Unidos se encuentran en la necesidad de ad-
quirir á Cuba por el cuidado de su propia conservacion; que España


»ha rehusado y rehusará toda reparacion de los perjuicios que nos
»causa, y no quiere hacer arreglo alguno para prevenir la repeticion
»de esos perjuicios. En cuanto al primer punto, haré observar qué la
»adquisicion de Cuba por los Estados-Unidos seria muy ventajosa en
»sí misma, y muy importante como medida de precaucion y seguri-
»ridad. Por doloroso que pueda sernos el fracasar en nuestros esfuer-
zos para obtener la cesion de esta isla, este fracaso, en tanto que la


»situacion material de la isla no cambie, no pondria en peligro la
»existencia de nuestro gobierno; pero si la eventualidasl indicada en
»vuestra Memoria (una insurreccion ó la abolicion de la esclavitud)
»llegase á realizarse, no existe motivo alguno para dudar que el pue-
blo americano dejase de hacerle frente con su juicio y su resolucion.


»En cuanto á los ultrajes y á las injurias, el gobierno de los Estados-


ESTUDIOS POLÍTICOS, 141


»Unidos tiene justos motivos para quejarse de la marcha seguida
»hasta ahora por España, y si esta persistiese, habria derecho para
»recurrir á medios coercitivos, á fin de obtener reparacion.


»Sin embargo, en este punto las cosas han cambiado un poco de
»aspecto en los últimos tiempos, porque el gobierno español se ha
»mostrado mas dispuesto que antes á escuchar las demandas de sa-
»tisfaccion que se le dirigen. No doy grande importancia á la oferta
»hecha por España de establecer una comision mixta encargada del
»arreglo de todas las dificultades, como la que existe entre los Esta-
«dos-Unidos y la Gran Bretaña; porque algunas de nuestras recia-
»maciones son de tal naturaleza, que no podriamos, por respeto á
»nosotros mismos, someterlas á ninguna especie de arbitramento.
»Rehusareis, pues, aceptar esta proposicion; pero en cuanto á nues-
tra queja mas reciente y mas grave, el negocio del Block- WalTior, ,


»es difícil considerar agotadas las probabilidades de arreglo. Aunque
»el último ministro de Negocios estranjeros haya rechazado nuestra
»demanda sobre ese punto, el ministro actual se ha mostrado dis-
puesto á tomar otra actitud. Nos ha pedido una exposicion escrita


»de nuestras reclamaciones, y ha declarado al pedirla que las tomaria
»en muy seria consideracion. Si nos negásemos á responder, no po-
»driamos decir con fundamento que España rehusa toda especie de
»repa.racion por el negocio del Blach- Warrior. opinion del pre-
sidente sobre la forma que deba darse á estas reclamaciones no ha


»cambiado despues del despacho que se os ha dirigido el 22 de junio
»último. Le parece que la política expuesta en ese despacho puede
»ser indicada al gobierno español, sin comprometer las negociaciones
relativas á la cesion de Cuba. Por el contrario, este negocio hará sen-
»tir mas vivamente á España las dificultades á que se vería espuesta
»si quisiese mantener el estado de cosas que existe en Cuba, y la hará
»consentir en el cambio propuesto. (Siguen algunos detalles sobre el
»negocio del filack-Wcovicr.)






»El negocio del Block- Wa9Tior no es el único que tenemos
»que arreglar con España. Nuestros conciudadanos tienen otras mu-
chas quejas contra las autoridades cubanas , y España está obli-


»gada , en justicia y en honor, á acceder á sus reclamaciones.
»Si debiésemos abandonar la esperanza de que España con-


sienta actualmente en la cesion de Cuba, tendremos que ocupar-




148 ESTUDIOS POLíTICOS.


»nos de otra cuestion importante. Los Estados-Unidos han pe-
dido é insistirán obstinadamente en obtener garantías contra la


»mala conducta de las autoridades de Cuba en el porvenir. Recordan-
do lo pasado, se puede pensar con fundamento que España admitirá


»como razonable esa demanda.
»En acceder á ella no liará mas que un acto de justicia para con


»los Estados-Unidos y de prudencia para consigo misma. Admitien-
»do la sinceridad de las declaraciones por medio de las cuales el go-
»bienio español ha manifestado en todas épocas sus intenciones de
»respetar los derechos del gobierno americano y los intereses de nues-
tros conciudadanos, el poco resultado de sus esfuerzos debe probarle


»que hay algun vicio inherente al sistema actual de la administra-
»cion de Cuba, y que la continuacion de este sistema, debe, necesa-
»riarnente, suscitar nuevas dificultades.


»Si España persiste en mantener una administracion despótica en
wuna colonia lejana y en dar al capitan general poderes de que ha
»abusado con tanta frecuencia, deberá hacer justicia á las reclama-
ciones de los súbditos de las potencias amigas á quienes haya aquel


»causado perjuicios. No hay opinion local, para contenerlo siempre
»que se trate de estranjeros, ni libertad de la prensa para exponer sus
»actos, y criticarlos en caso necesario. En cuanto á los estranjeros, el
»sistema actual no impone á este funcionario responsabilidad alguna,
»y en el porvenir habrá siempre, como ha habido en lo pasado, mo-
»tiros de quejas si el sistema actual continúa. Si España abriga para
»con los Estados-Unidos los sentimientos que manifiesta, si desea te-
ner siempre con ellos relaciones pacíficas, hará justicia á mis pri-
meras demandas sobre este punto.


»Las relaciones diplomáticas directas entre un súbdito de los Es-
tados-Unidos y el capitan general de Cuba para la presentacion de


»las quejas no bastarian; una responsabilidad efectiva debe obligar al
»capitan general á hacer justicia á las reclamaciones de nuestros con-
»ciudadanos contra los perjuicios causados por sus subordinados,
»cuando estos perjuicios se le denuncien. He indicado el objeto que se
»podria obtener por medio de este arreglo. Si se debiese renunciar á
»abrir las negociaciones respecto á la cesion de Cuba, hareis ob -
»servaciones al gobierno español sobre la importancia de un arreglo
»para la seguridad de nuestro comercio con esta isla.


RsTUDIOS POLILICOS. 149


»En el caso en que ese gobierno se mostrase dispuesto á acceder á
»este proyecto, se os enviará un plan detallado para que se lo some-
»tiéseis. Al renovar las negociaciones con España, hareis comprender
»al ministro español, en términos firmes y respetuosos, que la inten-
»cion del presidente es ver arreglar pronto las diferencias que existen
»entre España y los Estados-Unidos. Desea terminarlas por medio de
»negociaciones, y sentiría mucho que la falta de éxito de este medio
»pacífico le impusiese la obligacion de recurrir á medios coercitivos
»para vengar nuestra honra nacional y satisfacer las quejas de nues-
»tros conciudadanos. —Soy etc.—W. L. Mune .»


Poso satisfecho debió quedar Mr. Soulé con la nota de Mr. Mar-
cy, cuando en seguida de recibirla presentó su dimision en los si-
guientes términos:


«MADRID 17 de diciembre de 1854.—Muy señor mio: Vuestro des-
pacho del 13 de noviembre, en respuesta al que os he dirigido desde


»Lóndres el 21 de octubre, con la Memoria colectiva de los señores
»Buchanam, Mason y yo, no me deja otra alternativa que languide-
cer aquí en la impotencia, ó faltar á un mandato que, en vista de


»los obstáculos arrojados en mí camino, me seria imposible cumplir
»de un modo satisfactorio para el gobierno ú honroso para mí. No
»de-beis, pues, sorprenderos del partido que me impone el sentimiento
»de mi dignidad. Renuncio á mi título de enviado estraordinaeio y
»ministro plenipotenciario de los Estados-Unidos cerca del gobierno
»español, y ruego al presidente tenga la bondad de relevarme antes
»del fin de enero.—Pican S0uLÉ.»


De esta manera terminaron las gestiones diplomáticas encomen-
dadas á Mr. Soulé para la adquisicion de Cuba, sin que despues ha-
yan vuelto h reproducirse con la violencia y la publicidad que se hi-
cieron en el año de 1854.




ESTUDIOS POIATICOs.
151


XI.


Reasumiendo.


Con suficiente estension y acopio de documentos, creernos haber
tratado una de las fórmulas que han dividido la opinion en Cuba,
saber: la anexion á los Estados-Unidos.


La ha deseado y trabaja por alcanzarla, esa gran república que
desde muy principios de este siglo viene constantemente organizando
sus trabajos y tendiendo con habilidad un hilo aquí y otro allá., para
formar la red en que pueda caer la víctima de su acecho.


Las lógias, la diplomacia, la predicacion constante, las espedi-
ciones armadas, todos los medios se han puesto en juego para agre-
gar al pabellon norte-americano la estrella que represente la anexion
de las Antillas.


Estas preciosas islas, reliquias del antiguo poder de España y
que conservan todavía la enseña bajo la cual descubrió Colon la vir-
gen América llevando allí la cruz del cristianismo, el habla de Cas-
tilla y la civilizacion europea; estas preciosas islas, repetimos, se han


salvado hasta hoy de las asechanzas políticas y de la ambicion de la
poderosa república americana.


¿Qué les tiene reservado el destino para mañana?... ¡Muy codicia-
das están, y principalmente la isla de Cuba! ¿Y qué estraño que
sea así, si desde las costas norte-americanas se aperciben la fra-
gancia de sus bosques y los perfumes de sus flores? El sol ardiente
que vivifica su naturaleza y la llena (le exuberante fecundidad resta-
blece á sus enfermos que, yertos y cadavéricos, llegan á las playas de
Cuba, donde, libre de los hielos del Norte, aspirando las brisas em-.
balsamadas bajo un cielo azul y diáfano, beben sus aguas cristalinas
y medicinales á la sombra de odoríferas arboledas, disfrutan clima
templado, y merced á aquellas deliciosas influencias que ejercen en
la imaginacion las gracias y prodigios de la naturaleza, vigorizan
sus cuerpos, recobran la salud y bendicen la isla en seguida, para co-
diciarla despues.


¿Qué tiene de estraño que los norte-americanos quieran á todo
trance las islas de Cuba y Puerto-Rico, si sus campos de caña, mas
apreciados que minas de oro, y sus vegas, mas envidiadas que cria-
deros de plata, alimentan constantemente los ensueños de su codicia?


¿Acaso la Cuba actual es aquella Cuba de Heredia, donde se
vejan -


«En el grado mas alto y profundo
Las bellezas del físico mundo,
Los horrores del mundo moral?»


¿No ha dejado allí impresas sus huellas el progreso y difundido
sus ideas profusamente por medio de la electricidad y el vapor? Res-
pondan por nosótros sus hermosas ciudades, su gran comercio, su in-
mensa produccion, su adelantada agricultura y la ilustracion recono-
cida de sus habitantes.
' ¿Qué mucho que le envidien á España sus posesiones ultramari-


nas, si bajo el punto de vista político y comercial han manifestado los
Estados-Unidos, por la boca de sus representantes , todo el inmenso
valor que para ellos tienen y toda la importancia que les dan? ¿No lo
han consignado así esas notas diplomáticas de Buchanau, Everett y
Soulé?


Sí, se comprende fácilmente esa codicia; pero de lo que no es po-
sible persuadirse es, que los Estados -Unidos y los partidarios cubanos




ESTUDIOS POLÍTICOS.


de la anexion imaginaran nunca, que España se desprendiese volun-
tariamente, por negociaciones diplomáticas ó financieras, de sus An-
tillas. Que no esperen eso jamás.


Cualquiera que conozca algo la altiva susceptibilidad del orgullo
castellano, decia Mr. Soulé, apenas pensará que se puede abordar tau
delicada cuestion en la mera forma de duros y centavos. Y tenia
razon.


Ultimos restos de sus vastas posesiones de América, tolo el amor
nacional se ha reconcentrado en ellas; son los únicos vástagos que
quedan de la familia hispano-americana., ,


y no dejará España arran-
carlos de sus brazos, ni por presion, .ni por acomodamiento, ni por
fuerza, sin defenderlos con toda la energía de la desesperacion. Y
cuenta que para esta determinacion no hay diversidad de opiniones
entre los partidos políticos de España, y concuerdan en ella, lo mismo
carlistas que moderados, unionistas que progresistas, radicales que.
republicanos. Estos han leer; ntado su voz en el Congreso protestando
contra la secesion de Cuba, combatiéndola lo mismo Castelar, Figue-
ras y Pi Margall, que Nocedal, Collantes .y Cánovas del Castillo.


La idea que, desde el principio de la insurreccion de Yara, ha re-
corrido la prensa de todos los países, de que España cederia al fin la
isla de Cuba á los Estados-Unidos, ha sido equivocada. Nótese la ac-
titud de todos los gobiernos que se han sucedido en España durante
este siglo, y se verá que respecto de Cuba ha habido un solo criterio;
y quizá no haya mas que una escepcion, de la que trataremos así que
nos ocupemos de la guerra civil que estalló en Cuba en octubre
de 1868.


En vano se ha esperado alguna flaqueza ó debilidad de parte de
España durante los cuatro años, que dura la guerra civil en Cuba:
sus gobiernos se han ocupado solamente de vencer la insurreccion; y
mas de 80.000 soldados han ido á participar de los peligros del mar,
de la guerra y del vómito negro.


¿Cuánta tiempo mas podrán hacerse por la metrópoli esos sacrifP
cios de sangre y de dinero? ¿se encontrará al fin España, con una
provincia gravosa, lejos de ser como hasta ahora fuente (le riqueza?
¿se decidirán los Estados-Unidos á provocar la guerra y aceptarán
la agregacion del territorio de Cuba que le proponen una parte de
sus naturales? Bien sabemos que Jaaskson y Van Buren se habian ne-


ESTUDIOR POLÍTICOS. 153


fiado á la anexion de Tejas deseosos 4, evitar una colision con Méji-
que al fin se decidió el presidente Pons á arrostrarla. Pudiera


cgc'el'• ytambien que hubiese algun presidente, que, imitando á. Mr. Polk,
'provocase el rompimiento con España.. La fuerza irresistible de las
circunstancias decidirán este estremo. En todo caso, consten los po-
derosos medios de defensa que ha puesto España en ejecucion des-.
de 1868 para defender sus islas; medios que no se sospechaban, que
se negaron hasta que la materialidad de los hechos los han patentiza-
do. Todavía tiene gran acopio de recursos, mucho ánimo y resoluciou
para sostener la guerra con los Estados-Unidos, si llegase el caso de
defender por la fuerza la posesion de la isla de Cuba.


Si por las leyes de gravitacion política ó por las de la guerra, ca-
yese en el seno de la Union americana, no dudamos, antes bien cree-
mos que se realizarian las opiniones de Mr. Buchanan , y se convir-
tiria Cuba en la isla mas fértil y rica del mundo. ¿Pero de qué les
servida á los naturales del país de raza latina? A pesar de las venta-
jas que Cuba alcanzase formando parte de los Estados-Unidos, nos
quedarla, dice muy bien D. José Antonio Saco, la pena de verla inun-
dada de estranjeros, y perdido en la corriente de inmigracion, un
grupo insignificante de 300.000 cubanos blancos, que quedarian en
la isla, sin voz ni voto en su gobierno, ni simpatías siquiera entre los
nuevos pobladores. La anexion significa la absoreion de Cuba y nada
mas: si fuéramos á Tejas, á California, al valle de la Mesilla y pre-
guntásemos qué ha sido de aquella gente de nuestra raza y nuestras
costumbres que lo poblaba, nos contestarian en muy rudo inglés:
¡no more here!


La raza ang!o-sajona, que difiere tanto de la nuestra por su orí-4.
gen, por su lengua, por su religion, por sus usos y costumbres, pron-
to se separada, estableciendo la indispensable línea divisoria que
existe en_ losEstados del Sur.


Si fuesen los cubanos á las urnas, ¿qué parte tendrian en el su-
frsgio? ¿qué significada su puñado de votos? ¿Podian soñar que les
fuese alguna vez propicia la ley de las mayorías, ni para el gobier-
no de la provincia, ni siquiera para el desempeño de puestos ofi-
ciales?


Tratando este asunto D. José Antonio Saco, decia, que los norte-
americanos se presentarían ante las urnas electorales y los cubanos




154 "ESTUDIOS POLÍTICOS.
tambien; que unos y otros votarian distintos candidatos; pero que,
como los primeros estarian en mayoría, los cubanos serian escluidos,
segun la misma ley, de todos ó casi todos los empleos, y qué doloro-
so espectáculo seria que los hijos del país, aspirando á tener repre-
sentacion en él, se encontrasen po.stergados por una raza advene-
diza.


Otra cosa fuese si las repúblicas hispano-americanas, en vez de la,
postracion y decadencia en que se encuentran, hubiesen consolidado
sus gobiernos y avanzado en el sentido de órden, cívilizacion y pros-
peridad, de que tan bueno y cercano ejemplo tenian en los Estados-
Unidos; porque entonces, siendo como son del mismo origen, de la
misma raza, y hablando el propio idioma, con igual religion y con
similitud de costumbres, los cubanos, por un impulso instintivo, ha-
brian vuelto á ellas sus ojos y solicitado la proteccion que hoy no
pueden esperar, para incorporarse á Méjico, por ejemplo, de cuyas
costas está tan inmediata la isla de Cuba.


Comprendemos lo difícil que es se escuchen estas reflexiones,
cuando la sangre derramada en los cadalsos, en las ciudades, en las
montañas, en los campos de batalla, y las lágrimas de las madres,
de las esposas y de los huérfanos, exaltan y enardecen las pasiones,
inspirándose en las venganzas que consigo trae siempre la guerra
civil. Pero si el destino político de Cuba la condujese á formar parte
de la nacion americana, entiendan sus actuales habitantes que no se-
ria para encontrar una nueva patria, sino para perder su provin-
cia; que habrian de contentarse con agruparse como los judíos eu
barrios especiales de criollos, para renegar de los yankees como
reniegan los descendientes de españoles y franceses en la Luisiana,
en Florida y en las provincias recien conquistadas de Méjico.


Decimos esto, sin tener prevenciones ni ódios contra la gran na-
cion que baña el Mississipí: antes al contrario, es objeto de nuestra
admiracion y respeto. tiernos recibido educacion en ese país y tene-
mos por él las simpatías que siempre despiertan los lugares en que
se pasan los primeros años de juventud.


Combatimos hidalgamente contra ella estando nosotros al servi-
cio de Méjico eu 1813 y 1847, y despues la hemos visitado varias ve-
ces, admirando como el que mas, su colosal riqueza y su incesante
progreso. _Pensamos, pues, con razou serena, y escribirnos sin pasion


ESTUDIOS POLÍTICOS. 155


de pingan género. Si comprendiéramos ó se nos ocurriera algo á favor
de la anexion, lo confesariamo.s sin proferir lamentaciones. Siendo de
los que creemos en la decrepitud de Europa y en la vida adoles cente de
América,.¿podrá ocultársenos la grandeza de su porvenir? La riqueza
de su suelo virgen que convida al trabajo, no pide mas que pobla -
clon, y tiene la corriente de iumigraciou que necesita


y que aumenta
anualmente.


La inmigracion á los Estados-Unidos durante el año de 1870; quepoco mas ó menos es la misma que se produce anualmente, la presen-
tamos en el siguiente estado:


de inmigrantes llegados á
los siguientes puertos.


NUMERO
y procedencia de los imni- ú ocupacion y su un. •


grantes y naturalidad. mero.


NUMERO - OFICIOS


Nueva•York. N.Y. 2
Huron, Mich.
1)ston, Mass
San Francisco, Ca-


lifornia
Bailatnimore, Mary-


PorVand, 111.
Nueva - Orleans ,


Luisiana
Detroit, Mich.. .
Filadelfia, Pensil-


vania


T°erjeags"


Caso aHueso ,id


Charleston ..S. C.
Cuyahoga, Ohio




Chicago III.
Gloucester, Mass.
Marblehead, Mass.
Nemwas-al3edford,


Puget So U n'a
S a\rnVid;a1.gTustin, Fio-


Genesee, N. Y


Providente, R. Y..
New -Haven, CoñnPorstsmout, N. H
Savannah, G.'




NeBristol,


Tons.I.ES 352.569




50.154 A.lemania




15.586 Gran-Bretaña




23.294 Irlanda




Suecia
13.490 Provs. británicas


americanas ..




11.202 Noruega




4.026 China




Francia
3.424 Siiiza
3.396 Dinamarca




Antillas .




1.061 Bélgica
978 italia




709 Holanda
España...




476 Islas Azores




331 Rusia




215 Méjico




206 Polonia
110 América del Sur.




76 Portugal


76 afpr iocna ...... .. .




Turquía'.


23
Grecia
De todos los de-


2:3 más paíz.es
21. No especificados.
13
6


4


1


132.537
60.286
64.938
24.224


Trabaj dores.
Agricultores .


SI:erevliennietoess
Comerciantes




20.9 8 Mineros
16 068 Dependientes
11.874




3.819 -Marineros
3.650 Sustres...




3.649 Zapateros




2.134 Panaderos




1.922 Tejedores




1.488 Carniceros




1. 41:234 Médicos
1.122 A.rtistas
420 Pintores




3431 j Clérigos
I gcnieros




1814 Ceersvtueererraos


PeScadoreS
72 ProUseres de63


educacion




18 Joyeros...
8 Vanas (Tupa-




25 o. n.




15 tija.


Sin ocupacion


eCISES,ST


180.449


352.569


88.649
28.096
16.552
10.265
8.809
6.005
1.643
1.288
1 229
1.124
1.106


.810
111
645
391
315
369
20'S
285
282
247
211


1.4:36


725


181
171




156 ESTUDIOS POLiTICOs. .


Desde el año de 1847 al 31 de diciembre de 1869 han desembar-
cado, solamente por el puerto de Nueva-York, 4.038.991 inmi-
grantes.


La paz y la prosperidad son el resultado de esta colosal iníni
gra don .


Europa con instituciones carcomidas por el tiempo, riquezas falsas
acumuladas, crédito, papel, combinaciones de logaritmos, sumas y
reatas en el libro mayor, ¿qué puede oponer á la riqueza y bienestar
americanos?... Europa necesita, como decia Malthus, una sangría
natural, la emigracion: la América, al contrario, absorbe y dá trabajo
y bienestar á toda la poblacion que se la envia. La soluciou del pro-
blema de América es la vida; la solucion del problema de Europa es
la muerte: esta es la anciana que se despide; aquella la jóven que vie-
ne á la vida.


¿Podemos decir mas? Pues con todo yeso, preguntamos, ¿de esa
colosal grandeza de los Estados-Unidos, qué parte de beneficios es-
peran los naturales de Cuba, suponiendo realizada la anexion? Por
nuestra parte, lo que prevemos únicamente y lo solo que verán
todos realizado es el crecimiento de riquezas en el territorio y el des-
arrollo de su poblacion con todos sus beneficios, pero que apro-
vecharán á los norte-americanos que vayan á colonizar, exclusiva-
mente.


Y cen respecto á los designios de la Union americana, no deben
ser ya éstos un misterio para nadie. Si todavía alguno pudiese du-
dar, bastaria para convencerse que leyese las piezas relativas á las
conferencias de Ostende, que hemos reproducido intencionalmente.
Esos documentos demuestran que el desicleratum de los Estados-
Unidos se reduce á apoderarse de la isla de Cuba en algun momento
oportuno, sin tener en cuenta, para nada, la buena voluntad ó el des-
agrado de sus habitantes.


España, por su parte, ha sido tambieu esplícita en su resolucion:
ha dicho que la venta de la isla de Cuba equivaldria á la venta de su
honor. ¿Cabe algun término medio en este dilema horrible? Ninguno.
No cabe mas que la guerra, y la guerra será la consecuencia infali-
ble de las asechanzas de los Estados-Unidos. ¡Ojalá nos equivo-
quemos!


Debemos hacer una salvedad. Cuando trasladamos aquí las entu-


ESTUDIns poLincos.


siastas frases del Sr. Luzurjaga, no es porque creamos que el honor
de España padeciera en lo mas mínimo si alguno de sus gobiernos
hubiere pensado ó pensase en lo sucesivo en el traspaso de alguna 6
algunas de sus islas americanas, asiáticas ó africanas. Eso de que la
venta de Cuba seria la deahoura de España, no espresa bien sino el
espíritu de decision y energía que anima al pueblo español, opuesto
á que se le imponga, por medio de presion moral ó por la fuerza de
las armas, la venta de una posesion de que no quiere deshacerse. Por
lo demás, españoles eminentísimos, muy hidalgos y muy patriotas for-
maban los gobiernos que cedieron en el ,pasado siglo la parte españo-
la de Santo Domingo á la Francia, y en el presente la Lnisiana y la
Florida á la república del Norte-América, y hemos visto abrir negra
ciaciones en 1830, y renovarse despues para vender las islas de Auno-
bon y Fernando Poo, sin que haya sentido España por esto lastimado
su honor.


¿Han sufrido algo en su honor Rusia y otras potencias continen-
tales por las cesiones ó por las proposiciones de venta de territorios
que han hecho á otras naciones? -


Pero ya nos hemos ocupado suficientemente de la anexión de Cu-
ba, y tiempo es que tratemos de la segunda de 13.1 fórmulas qüe han
dividido la opinion en esa isla, que por el órden que hemos dado á
este trabajo, se contraerá á la independencia, y será objeto del capí-
tulo siguiente.





XIII,


Ideas de independencia.—Es irrealizable en Cuba.—Pobiacion heterogénea de
Cuba.—Consideraciones sobre la guerra.—Esclusion de los diputados ultra-
marinos de las Cedes en I831.—Protesta.—Quejas de los cubanos.—Riva-
lidades entre europeos españoles é hispano-americanos.—Buen espíritu de
los cubanos hacia los esparioles.—Empleados en la isla de Cuba.—Carta de
lord Horaden.—alas quejas.


La idea de independencia y libertad ha sido siempre en todos los
pueblos una idea favorita, porque en realidad nada hay mas atracti-
vo, mas dulce, ni mas halagador para el hombre, que la libertad. Esta
es un don precioso que emana de Dios. ¿Quién no la estima? ¿Quién
no la ama? ¿Quién no la procura? Así es, que la idea de Cuba libre
ha encontrado siempre acogida tumultuosa entre su pueblo. Pero para
ser libre, es indispensable, ante todo, tener existencia., y vamos é exa-
minar si Cuba tiene en sí gérmenes de vida para aspirar á su liber-
tad é independencia. «No basta concebir, es necesario dar á luz un
Peto viable,» y vamos á examinar si Cuba tiene condiciones de vida
)ara alcanzar el estado independiente, por mas que se halle domina-
lo por esta idea buen número de sus habitantes.


Lo primero que asoma al pensamiento al tratarse de la indepen-
lencia de Cuba, es su poblacion, porque las leyes de estadística son




ESTUDIOS POLILICOS. 159
inflexibles, irrecusables y necesarias para apredar la vitalidad, la
fuerza y las condiciones de un pueblo. Trayendo á la memorialos da-
tos estadísticos del último censo oficial verificado en el año 1862,
sabemos que la poblacion de la isla de Cuba se compone de un mi-
llon 370.000 almas.


Descompuesta esta cifra por clases, resulta:
Poblacion blanca. . . 53,70.112 por 100 del total, 6 . eati 735.759
Asiática y yucateca . . 2,55 112 o » 35.003
De color libre.. . . . 16,62 a a 227.694
De color esclava. . . . 27;12 » u 371.544


...____._.


TOTAL DE HABITANTES. . 1.370.000
Tenemos, vista la precedente tabla, 634.275 individuos de color.


Suponiendo 250.000 peninsulares con sus familias, y estranjeros con
las suyas, quedará reducida la poblacion blanca cubana á 384.275.
En esta cifra tambien incluimos otro grupo importante de cubanos
no conformes con las ideas de independencia y constitueion social
aparte de la de España. Ante la poblacion blanca cubana que resul-
ta favorable á la idea separatista, ¿puede sériainente pensarse en for-
mar república? ¿Qué respeto inspira la idea de hacer nacion indepen-
diente con un grupo de habitantes que en conjunto representa los de
una ciudad de tercero ó cuarto órdeu de los Estados-Unidos? ¿Qué
porvenir le espera, principiando por tener á su frente doble número de
la raza de color que habria que asociarla á la empresa republicana
y concederle igualdad de derechos? Establecida en Cuba la libertad
del sufragio y con ella la ley de las mayorías, ¿quién daria la ley
á quién? ¿No es racional presumir que tuvieran que recibirla los
blancos?


¡Pavoroso porvenir presentaría una sociedad. formada de dos tér-
cios ó mas de la raza de color y uno ó menos de la blanca!: es la pers-
pectiva del salvajismo avanzando y la civilizacion despidiéndose.


¿Puede esperarse otra cosa del mosaico de poblacion que hemos
puesto á los ojos de nuestros lectores? ¿Y . es con eso con lo que se as-
pira á formar república, con esas clases de color que yacen en pro-
funda ignorancia, que no conocen el alfabeto, que no practican reli-
g'ion alguna, y que hasta aquí solo han hecho la villa salvaje de los
campos?




160 •:ElTUDIOSPPOTÁTICOS.


Pretender gobierno republicano4ara esas clases de color que
apenas tienen nocion de la, existencia de Dios, es la mayor de las in-
sensateces. Pues á esa masa de la poblacion principal de Cuba, hay
que agregar los- colonos de raza asiática supersticiosos y llenos de vi-
cios, y una parte no pequeña de la raza blanca, muy poco dispuesta
á la vida republicana.


La historia demuestra y los políticos mas eminentes proclaman,
que son incapaces de constituirse en república pueblos de tan escasa
y tan heterogénea poblacion como' la de Cuba,. porque la forma re-
publicana la constituye, mas que otra cosa, la buena calidad de los
ciudadanos, preparados por el progreso para vivir en comunion po-
lítica.




Las costumbres no se cambian con la facilidad que el vestido, ni
se adquieren de improviso las condiciones republicanas necesarias
para progresar bajo ese órden de, gobierno. Requieren los pueblos
para esto, genio quieto, ánimo dócil, obediencia á la ley, emplear
mas amor en su patria que en su hacienda, venerar los códigos, tener
costumbres sanas, y eso no se aprende de golpe: va trayéndolo con-
sigo la ilustracion de los pueblos y aprendiéndolo desde temprano
los que nacen en países-que saben concertar el órden y el trabajo con
el progreso. y la libertad.


Es necesario no confundir jamás la libertad con la licencia, en-
tre lo que hay igual diferencia que la de las piedras preciosas á las de
mera imitacion, que cotejadas de cerca, pierden su engañosa apa-
riencia, como la falsa libertad se presenta en toda su vileza é imper-
feccion, cuando se compara con aquella que-brota del órden, del buen
concierto y de la inteligencia.


Vácil es con la historia antigua y moderna á la vista citar los ca-
sos de pueblos que para librarswde la anarquiw y de sus crueles in-
solencias les fue forzoso buscar como providencias salvadoras .¿I;tira-
liOS .estránjeros. El duque de Atenas fue llamado por -1a,. .república
Florentina para contener al pueblo que tan mal usaba de su. 'libertad,
y en nuestros dias tenemos el ejemplo de algunas, repúblicas>ampri


-canas suspirando por el cambio de forma en su gobierno, y Solicitan-
do monarcas para ., regirlas. Naciones, como Méjico, con _tantos me-
dios y recursos para ser felices, cuentan sus años de guería civiLpor
los que llevan de independencia, y satánico orgullo seria deuparte


ESTUDIOS DoLITICOs.
161


los cubanos pretender oponer mejores condiciones, ni mas inteligencia
para el uso de la libertad, que la que han desplegado los ilustrados


j
exaltados que la satisfaccion de destruir el poder


hi os del
creen


eneah lu.
Perra


n o as e


español en Cuba, compensa la sangre que se derrame en el territorio
y las cenizas con que se cubren sus ruinas, aun cuando no se obten-
ga otra cosa mas. ¿Y puede, ni debe, perderse


. así la patria, ni esa
venganza valdria el sacrificio inhumano de los hijos? des-
pues de realizada, alguna salvacion política?


El buen patricio que vea con claridad este gravísimo problema,
no puede unirse bajo una bandera que significa la destruccion de la


a
patria.


Se concibe que las imaginaciones acaloradas, los ánimos apasio-
nados, los caractéres díscolos y violentos, los hombres que se dejan
dominar del ódio y de la venganza, los que alimentan ambiciones
bastardas, los hinchados por la vanidad del dominio, los que eu nom-
bre de la patria y de la libertad trabajan por su propio y esclusivo
provecho, se concibe, repetimos, que lancen con furor y rábia impotente
toda clase de anatemas sobre aquellos de sus conciudadanos que, se-
guros de su conciencia, tienen ánimo independiente y fuerza de con-
vencimiento para no seguirlos en su desastroso derrotero.


No hay mas que dirigir la vista al teatro de la guerra para cono-
cer el cuadro de miseria, de destitucion á que se vedan reducidas las
familias cubanas. En el departamento Central no existe ya un jugó-
nio, ni un potrero, ni una hacienda, ni una estancia en produccion,
y muy contadas son las fábricas que han quedado en pie: cercas, do-
taciones de esclavos, de animales, todo ha desaparecido, removido,
quemado por los insurrectos, ó destruido por las tropas en su perse-
cucion. Ese es el fruto de solo cuatro años de guerra civil. Donde es-
taban antes ciudades como Bay-amo, se han levantado chozas y bar-
racas: los pueblos y caseríos del interior han desaparecido casi todos;
el trabajo ha cesado en los campos, en las ciudades apenas hay mo-
vimiento, y en Puerto Príncipe, Santo Espíritu y Bayamo está enpíiertalamiseria. ¿Es ese el camino que conduce á la felicidad y alprogreso?


Sabemos que ha habido guerras que no han sido obstáculo al pro-
greso, y que muchos pueblos han adelantado, merced á la generosa


91




162
EsTuzzos POLÍTICOS.


exaitacion que aquellas imprimen al espíritu humano. La Inglaterra
aprendió á gobernarse en medio de sus guerras, y las de Cromwell
le entregaron la llave del comercio del mundo. La Francia hizo re-
formas prodigiosas en medio de la mas colosal de sus guerras, y los
Estados-Unidos han salido de la suya aumentando sus rentas y con-
solidando su bienester futuro. Pero no hay fundamento alguno que
haga creer que la guerra de Cuba obtenga una sola de esas ventajas.


Antes de entrar en materia sobre la insurreccion de Cabe, co -
s9, que trataremos en capítulo aparte y en su oportunidad, necesita-
mos ocuparnos de las causas en que fundan sus quejas los cubanos y
les hacen aspirar á su independencia.


Así como hemos referido la ignorancia, la supersticion y el atraso
en que se encuentran las clases bajas de la poblacion cubana, que
son desgraciadamente las mas numerosas, debemos mencionar otra
altamente ilustrada que, en su gran mayoría, ha recibido educacion
en las primeras aulas de Europa y principalmente en las del Norte-
América, donde nau aprendido que el pueblo es la fuente original de
todo poder político y que los derechos de todos los hombres son igua-
les. 11a.n regresado á su patria despues de haberse perfeccionado en
todos los ramos de instruccion superior, acompañados de nobles as-
piraciones que no han podido realizar, ni es posible realicen nunca
bajo el régimen colonial.


La participacion en el gobierno de su provincia, el voto de sus
presupuestos y su examen y discusion, son los principales derechos
que todos los hispano-americanos han deseado ejercer, sin que se les
haya concedido, con pretestos de nacimiento, nacionalidad, clase, co-
lor, etc. Las conspiraciones, rebeliones y demás han sido su conse-
cuencia, porque no se pueden hacer leyes bastante fuertes para do-
blegar á la humanidad que lucha por la ilustracion y el progreso.


El año de 1837 fuermi despedidos de las Córtes españolas los re-
presen:antes de las islas de Cuba y Puerto-Rico por medio de la si-
guiente ley:


«Las Córtes, usando de la facultad que se les concede por la Cons-
»titucion, han decretado: No siendo posible aplicar la Constitucion
»que se adopte para la Península é islas adyacentes á las provincias
»ultramarinas de América y Asia, serán regidas estas y administra-
»das por leyes especiales análogas á su respectiva situacion y cir-




tsrurnos pouricos. 163


»cunstancias y propias para hacer su felicidad; en su consecuencia,
»no tomarán asiento en las Córtes actuales, diputados por las espresa-
»das provincias.—Palacio de las Córtes, 18 de abril de 1837.»


Esta ley de esclusion ha sido uno de los principales cargos cons-
tantemente formulados por los naturales de Cuba y Puerto- Rico, con-
tra la madre patria, pues declaradas por las Córtes Constituyentes
reunidas en 1810, parte integrante de la nacion todas las provincias
hispano-americanas, dieron á los cubanos descendientes de españoles
los mismos derechos políticos que á los nacidos en la Metrópoli; igual-
dad de derechos que fué sancionada y promulgada en la Constitucion
de 1812, y siempre que se juntaron Córtes en España, desde 1810 á
1836, tuvo Cuba en ellas su representacion.


Las elecciones se verificaban en las provincias de Ultramar por
los ayuntamientos hereditarios y cierto número de- mayores contribu-
yentes nombrados por aquellos. En Santiago de Cuba, cuando llegó
la noticia de la proclamacion de la Constitucion de 1812 en toda la
monarquía española, promulgóse tambien restableciéndose el
ayuntamiento constitucional, y asociado de los contribuyentes prin-
cipales, verificaron las elecciones de diputados á Córtes.


En Puerto-Rico se habia restablecido tambien la Constitucion, lle-
vándose á efecto las mismas elecciones por el ayuntamiento cons-
titucional. Vinieron las actas al gobierno, presentáronse á las Córtes,
y fueron aprobadas unánimemente.


Las Córtes celebraron, sin embargo, en 16 de enero de 1837 una
sesion secreta, quedando acordado en ella la esclusion de los diputa-
dos nombrados por las provincias de Ultramar. ¿Qué causa originó
esta esclusion? Los diputados de Ultramar la esplican, atribuyéndolo
á intrigas del espitan general de Cuba, D. Miguel Tacon, de quien
han dicho que, déspota por instinto, por educacion é interés, aborre-
cia la libertad, y que por eso acusó al mariscal de campo D. Manuel
Lorenzo, que habia restablecido en Santiago de Cuba la Constitucion
promulgada en la monarquía por la reina Gobernadora, de jefe de
sediciosos, así como á todos los liberales de Cuba, de independientes.
En pugna Tacon con el general Lorenzo, y triunfante de éste, pre-
valecieron su política y sus consejos, asocié udosele en el pensamiento
de esclusion de las Córtes de los diputados ultramarinos, los adalides
de la libertad en España, Argüelles, Sancho y Iteros, inaugurando—




164 EsTuDIOS POLITICOS.


se el régimen colonial que ha prevalecido en Cuba desde entonces.
Los diputados electos por la isla de Cuba formularon, con motivo


de su esclusion de las Córtes, la siguiente


«PROTESTA.


»Los diputados á Córtes electos por la isla de Cuba, vienen hoy,
»impelidos de un deber sagrado, á interrumpir la atencion del sobe-
rano Congreso, y á derramar en su seno una espresion de dolor por


»la suerte de su patria. Trátase nada menos que de escluir á todas
»las provincias de América y Asia de la representacion que legítima-
«mente les corresponde en la Asamblea nacional; y cuando se trata
»de resolucion de tanta monta, los individuos que firman este pa-
pel, no pueden, no, permanecer en silencio. Alzarán, sí, una voz


»enérgica contra ella, y ya que no les es permitido hacerla oir desde
«los asientos que debieran ocupar en el augusto recinto donde están
»congregados los representantes de la nacion, dejarán al menos con-
»sagrados en una protesta solemne sus votos y sus sentimientos, para
»que nunca queden comprometidos los derechos del país que les honró
«con su confianza, ni los cubanos digan en ningun tiempo que los
«diputados que nombraron para las Córtes Constituyentes de 1836
»fueron negligentes ó cobardes en el desempeño de sus funciones.
»Ellos, pues, protestan; y protestan:


»Porque desde la formacion de las leyes de Indias, todas las pose-
siones americanas fueron declaradas parte integrante de la monar-
quía; y por lo mismo con derecho á ser representadas en los Con-
gresos nacionales.


»Porque esas mismas declaratorias y esos mismos derechos fueron
«confirmados y ampliados por la junta central del reino, en su de-
creto de 22 de enero de 1809, y por el de las Córtes Constituyentes,


»espedido en 15 de octubre de 1810.
»Porque todas las provincias ultramarinas fueron convocadas á


»las Córtes generales y estraordinarias reunidas en aquel año, y sus
»diputados admitidos en ellas, tomando una parte esencial en la for-
»maciou del Código de 1812.


«Porque en ese mismo Código, todas las provincias de América y
»Asia volvieron á ser declaradas parte integrante de la naciou, dán-


ESTMOS POLÍTICOS. 165


»dose á cada una de ellas el número respectivo de diputados, los cua-
les entraron en las Córtes que se reunieron poco despues de haberse


snta en 1814, y restablecida en 1820, Cuba
»formado


»Porque derrocada
dCeornrostciatduacieo


«ocupó tambien sus asientos en los dos Congresos que hubo hasta 1823.
»Porque proclamado el Estatuto real de 1834 y empezando con él


»una nueva era para la nacion, la isla de Cuba fué considerada como
»parte de ella; eligiendo y enviando sus procuradores á los dos Esta-
»mentos que bajo sus auspicios se congregaron.


»Porque levantada del polvo en que yacía la Constitucion de 1812
»y enarbolada como pendon de libertad, el nuevo gobierno llamó con
»urgencia á todas las provincias que del otro lado de los mares han
«permanecido fieles á la causa española, para que prontamente . vinie-
»sen á tomar parte en los debates del nuevo Código fundamental.


»Porque instaladas las Córtes desde el 24 de octubre de 1836 no
»dejaron trascurrir casi tres meses, sin que en todo este tiempo, á pe-
sar de las reclamaciones hechas por algunos diputados cubanos para


»que se les diese entrada en el Congreso se hubiese dicho ni una sola
«palabra contra la admision de los representantes de Ultramar hasta
»la sesiou secreta de 16 de enero, ni menos desaprobado ni mandado
»suspender la convocatoria espedida á las provincias de América y
»Asia: máxime cuando á las Córtes se presentó la mas favorable co-
yuntura para decidir sobre este punto desde el 3 de noviembre pró-
ximo pasado, en que los americanos residentes en esta capital les


»elevaron una exposicion suplicándoles se dignasen admitir como su-
plentes á los diputados elegidos para las Córtes revisoras del Esta-
tuto real.


»Porque hallándose reunidos los miembros que componen el actual
»Congreso en virtudde esa misma convocatoria, seriamuy estraño que
«ellos pretendiesen ahora invalidar respecto de América y Asia el
»mismo título bajo el cual se han juntado en el territorio peninsular.


»Porque habiéndose aprobado el acta de las elecciones de Puerto-
»Rico, y no habiéndose ocurrido de entonces acá ninguna novedad
»que pueda alterar tan justa aprobacion, el Congreso no guardaría
):csoansceiocu


nT
cia en sus acuerdos si derogase hoy lo mismo que ayer


»Porque siendo las Córtes, segun el art. 27 del Código de Cádiz,




166 ESTUDIOS POLÍTICOS.


»la reunion de todos los diputados de la nacion, y formando Cuba
»parte de ella, es claro que escluyéndola de la representacion nacio-
»ual se quebranta la ley que todavía nos rige.


»Porque teniendo las provincias de Ultramar necesidades particu-
lares absolutamente desconocidas de los diputados de la Península,


»es indispensable la intervencion de los de aquellos países, para que
»puedan exponerlas, y clamar al mismo tiempo contra los abusos que.
»se cometen.


»Porque no existiendo ninguna ley ni decreto que escluya de las
»Córtes á las provincias de Ultramar, y siendo estas, por el contrario,
»llamadas espresamente, la esclusion que de ellas se hiciese para el
»actual Congreso seria el resultado de una ley retroactiva.


»Porque, en fin, habiendo entrado á componer la Constitucion de
»1812 todas las provincias de la monarquía; ahora que viene á refor-
»marse el pacto fundamental, no solo es justo, sino tambien necesa-
rio, que todos y cada uno de los miembros de la gran familia espa-
ñola vuelvan á congregarse, para que las condiciones de esta nueva,


»alianza queden marcadas con el sello de la justicia y de la aproba-
»cion nacional.


»Tales son los principales motivos en que nos fundamos para es
»tender la protesta que sometemos respetuosos á la alta consideracion
»de las Córtes. A ellas corresponde examinar el mérito que puedan te-
ner, y si despues de haberlos pesado en su balanza imparcial, toda-


»vía pronunciaren un fallo terrible condenando á Cuba á la triste
»condicion de colonia española, sus diputados se consolarán con el
»testimonio de su recto proceder, y con el recuerdo indeleble de haber
»defendido los derechos de su pátria.—Madrid y febrero 21 de 1837.
» —Juan Montalvo y Castillo.—Francisco Armas.— José Antonio
»Saco.»


Habiéndose dado cuenta á las Córtes con esta protesta, se pasó á
la comision especial que del asunto entendia para su informe, que
fué presentado en la sesion. de 6 de marzo de 1837, en los siguientes
términos:


«Las comisiones de reforma de Constitucion y especial de Ultra-
»mar, se han enterado de lo que en 21 del próximo pasado expusie-
»rou á las Córtes D. Juan Montalvo y Castillo, D. Francisco de Ar
»mas y D. Antonio Saco acerca del dictámen que las mismas, comi-


ESTUDIOS ~ticos,
»sianes presentaron á las Córtes en 10 del mismo, relativo á que las
»provincias espoIolas de América y Asia sean en lo sucesivo regidas
»y administradas por leyes especiales; y que sus diputados no to-
»men asiento en las actuales Córtes; y en su consecuencia, y despues
»de haber meditado bien el asunto, han convenido y son de opinion,
»que no hay motivo para variar el dictamen que en el espresado dia
»10 presentaron á las Córtes sobre lo mismo, y está sometido á su de-
»liberacion. Las Córtes, sin embargo, resolverán lo que juzguen mas
»acertado. Palacio de las mismas 5 de marzo de 1837.—Agustin Ar-
»güelles.—Antonio Gonzalez.—Manuel Joaquin Tarancon.—Vicente
»Sancho.—Joaquin María de Ferrer.—Mauricio Cárlos de Onís.—
»Pedro Antonio Acuña.—Manuel María Acevedo.—Jacinto Félix
»Domenech.—Alvaro G-oraez.—Pablo Torrens y Miralda.—.Antonio




»Flores Estrada.—Pio Laborda.—Martin de los Heros.»


De esta esclusion de los diputados ultramarinos de las Córtes espa-
ñolas, quedaron profundamente lastimados los naturales de las An-
tillas: se quejaban amargamente, y se consideraban en peores condi-
ciones que los indios, porque siquiera estos, decian, merecieron á los
reyes de Espaiia, proteccion, escepciones y privilegios de menores: no
estaban sujetos al pago de diezmos y contribuciones, salvo un peque-
ño tributo personal que pagaban anualmente para el sostenimiento
de hospitales , dedicados especialmente á su socorro, y hasta de esto
estaban exentos los Tlascaltecas, los caciques, las mujeres, los niños,
enfermos y ancianos: tenian síndicos abogados, obligados por la ley
á defenderlos de balde: los fiscales del rey eran sus protectores natos,
la luquisiciou no los comprendia, y en lo eclesiástico tenian tambien
muchos y considerables privilegios, y vivian en sus poblaciones en
completa autonomía.


La esciusion de los diputados ultramarinos hizo creerá los cuba-
nos que se habia resuelto esclavizarlos, sin que se pensara en rea-
lizar las prometidas leyes especiales, y siempre sostuvieron la mis-
ma creencia, viéndose pasar treinta y dos años desde que la ley de
las (:sirtes de 18 de abril de 1837 determinó el régimen de gobierno
que debia seguirse en las 'provincias ultramarinas, sin que hubiese
siquiera intentado el gobierno llevarlo á cabo.


A estas quejas agregaban otras los cubanos, como, por ejemplo,
la corta participacion de empleos y puestos oficiales. Esto habia sido




168


Esranos paincos.


siempre la sempiterna lamentacion, no solo de los cubanos. sino de
todos los hispano-americanos, cuando España era casi dueña de la
América.


Los europeos en Méjico y en las demás posesiones de la corona de
España, ejercian casi todos los altos empleos, los buenos y los media-
nos. De los ciento treinta vireyes que ha habido en América hasta el
año de 1813, solo cuatro habian nacido en ella, y esto por casuali-
dad, por haber sido hijos de empleados. De estos tres, fueron vireyes •
de Méjico: D. Luis de Velasco, hijo del primero de este nombre, que
obtuvo aquella dignidad y murió en Méjico en 1564: D. Juan de
Acuña, marqués de Casafuerte, nacido en Lima, que sirvió el virei-
nato de Méjico desde 1722 á 1734, y el conde de Revilla-Gigedo, que
nació en la Habana, siendo su padre capitan general de la isla de
Cuba. Los tres fueron modelos de probidad, capacidad y celo.


De 602 capitanes generales, solo catorce fueron americanos.
El año de 1812 publicó en Cádiz el doctor Alcocer, diputado á


Córtes por Tlascala, una recapitulacion de todos los empleos de pri-:
mera clase, segun la cual los servian en Nueva-España esclusiva-
mente españoles europeos, escepto el obispado de Puebla y la direc-
cion de la lotería, que se dió al que la obtuvo por haberse casado con
una anciana alemana, favorecida de la reina María Luisa.


De 706 obispos que habia habido en toda la América hasta 1812,
105 fueron criollos.


Toda esta materia de postergacion ha sido copiosamente tratada
por los, doctores Mier y Alcocer, habiendo sido este punto de muy em-
peñadas discusiones en las Córtes.


En los dos primeros siglos despues de la conquista, la carrera
eclesiástica presentaba á los americanos mayores adelantos, habiendo
obtenido muchos obispados, canongías, cátedras y pingües benefi-
cios; pero se cercenaron luego estas gracias con la recomendacion é
intrigas del arzobispo D. Alonso Nuñez de Haro, para que solo, se
confiasen empleos inferiores á los americanos, á fin de que permane-
cieran sumisos y rendidos.


Así es, que en 1812, prevaleciendo la política aconsejada por el
referido arzobispo, y á pesar de la representacion que el ayunta-
miento de Méjico elevó al superior gobierno de la metrópoli en 2 de
mayo de 1792 rebatiendo los consejos del referido arzobispo, todos los


ESTUDIOS POLITICOS. 149


obispados de la Nueva España, escepto uno, las mas de las canongías
y gran parte de los curatos mas pingües, se hallaban servidos por
europeos.


Fiesta en los claustros la rivalidad del nacimiento causaba cons-
tantes disturbios, y algunas órdenes establecieron sus leyes de alter-
nativa, nombrando en una eleccion prelados europeos, y en otra pre-
lados criollos; pero aun así tomaron ventaja los primeros, pues ha-
biéndose establecido la distincion entre los que venían de España con
el hábito, y los que lo habian tomado en América, en cuyo favor se
estableció otro turno, resultaban dos elecciones de europeos por una
de criollos.


Esta preferencia en los empleos políticos, administrativos y ecle-
siásticos, produjeron los celos y rivalidades que entre europeos y ame-
ricanos del continente fueron creciendo, abarcando los límites de
un ódio y enemistad mortales.


El mal resultado que dió en el continente americano esta política,
en lo que están de acuerdo profundos y respetaLles escritores, movió
sin duda al marqués de la Habana á hacer una recomendacion al gobier-
no para la provision de empleos públicos en la isla de Cuba, pidiendo
una justa participacion para sus naturales, recomendacion que verán
nuestros lectores en la página 73 de este libro, y que tomamos de las
«Memorias sobre la isla de Cuba» de dicho ilustrado funcionario.
Dice el marqués de la Habana, que no se comprende, ni es conforme
con la legislacion de Indias, ni menos con lo que exige la convenien-
cia del mejor servicio, que por el gobierno central se hayan de pro-
veer hasta los empleos mas humildes de la administracion pública,


. como hoy sucede, pues por él se cubren hasta las plazas de ayudan-
tes y mozos de oficio de las oficinas de Correos.


Estos privilegios de empleos á favor de españoles europeos, no
produjeron en Cuba tanta desafeccion, ni engendraron el ódio y ene-
mistad mortales que habian producido en el continente, no habién-
dose desarrollado estas pasiones hasta el año de 1868. Antes no habia
trascendido en la vida pacífica y laboriosa de los habitantes de la isla
de Cuba, por mas que estuviesen resentidos y se considerasen ve-
jados, el ódio que se sentia en la América meridional, por ejemplo,
que todavía el ánimo se contrista con las escenas de barbarie y fe-
rocidad que surgieron de las enemistades entre americanos y espa-




110 ESTUDIOS POLÍTICOS.


ñoles: ;Cuántos agravios, cuántas torturas, qué ódio tan profundo!
Aquellos actos de rabioso salvajismo, la proclama de Bolivar, la


política de Bóves y las horribles represalias , tienen su juicio ya for-
mado y consignado en la historia.


En la isla de Cuba, las gentes de suyo mansas y dulces, habian
cultivado y cultivaban buenas relaciones con los espadoles europeos,
y las alianzas de familias con ellos eran generales. Es cierto que ha
habido siempre una clase intransigente y exaltada que constante-
mente provocaba y sostenia con propósito reconocido la desunion, pe-
ro no era esta, ni la mas numerosa, ni la mas escogida.


Las principales familias de títulos, grandes propietarios, noble es-
tirpe y posicion privilegiada, recibian y obsequiaban á los peninsula-
res con preferencia á los insulares, y esas casas ricas en sus constan-
tes fiestas con que amenizaban la vida de la buena sociedad habane-
ra, siempre aspiraban á tener en ellas no solo á la plana mayor de
empleados oficiales, sino á todos los peninsulares de alguna posi-
cion.


Las casas de los condes de Cañongo, de Fernandina, de O'Reilly,
de Santo-Venia, de Pañalver, de Gibacoa, de Pedroso, dé San Fernan-
do, de Casa-Romero, marqueses de Saa Felipe y Santiago, de la Real
Proclamacion, de Arcos, de Campo-Florido, de Duquesne, de Valero
de Urria, las suntuosas residencias de O'Farrill, de Aldama, de Poey,
de Armenteros, de Foxá, de Fesser , de Diago, de Delmonte, siempre
estaban provistas de mesas de estado, en la que departian confundi-
dos en sentimientos de amistad y afeccion , la flor y nata de la socie


-dad habanera y peninsular que residia en la Habana.
En el colosal ingenio de Santa Rosa, de la propiedad del Sr. Al-


dama, se celebraban fiestas en obsequio de los generales Serrano,
Dulce y Lersundi, que hubiesen envidiado los príncipes de Europa. A
una de estas fiestas respondia con otra el ingenio Las Cañas , modelo
de fábricas de azúcar, y su opulento propietario gastaba en aquellas lo
que haria la fortuna de cualquier familia, en obsequio de sus huéspe-
des peninsulares.


En esas grandes reuniones se trataban á menudo las cuestiones
políticas y se discutían sin pasion y con sinceridad por ámbas partes.
El punto objetivo de entoncea, el gran desideratum, eran las refor-
mas políticas, y se engaña pilen imagine que en aquel bienestar de




TISTUDIOS POLILICOS.
111


que gozaba la isla de Cuba, se pensase entonces por la gente acomo-
dada, en revolucion é independencia.


Habiamos principiado á enumerar las quejas que constante-
mente han formulado los cubanos, y como estábamos en la de poca
participacion que tenian en los empleos retribuidos, deseamos ex-
poner, con la guía oficial del ario de 1868 á la vista, el siguiente
cuadro con la calificacion de los nacidos en España ó en América:


Gobierno superior de la isla de Cuita,


D. Francisco Lersundi, capitan general.—E.
Brigadier D. Joaquin Souza, secretario.—E.
D. Pedro Balboa, jefe de seccion.—E.
D. Francisco Veramendi, jefe de negociado de segunda clase. —E .
D. José Mompon y Duarte, oficial primero de administracion.—E.
D. Francisco Fernandez del Pino, conde de Pinofiel, idem 2."—E.
D. Andrés Sanchez, oficial 4.°—A.
D. Gerónimo Acosta, idem 5.°—E. •


lílircecion 'local tila adatinistraciou.


D. Joaquin Vigil de Quiñones, director.—E.


Séccion central.


D. José Francisco Mantilla, jefe de negociado de primera cla-
se.--.A.


D. José Fuentes Vigil, oficial 3 .°—E .
"D. José de Vega Hormigo.—E.


Secciones de Gracia y Justicia, Gobernacion, Fomento
y obras públicas.


D. Eugenio Sanchez jefe de la seccion de Gobernacion.—E.
D. José Cánovas del Castillo, jefe de la seccion de Fomento.—E.
O. Antonio Molina, jefe. —E.




ESTUDIOS . POLÍTICOs.
D. Eduardo Fernandez
jefe.—E.


D. Manuel Romano, jefe.—E.
D. Ignacio Banqueri, jefe de negociado de primera clase.—E,
D. Mateo Fernandez Vallejo, idem id. de 2.'—E.
D. Antonio Mesa Tovar, idem id. id.—E.
D. Antonio Iñiguez, idem id. de :3.'—E.
D. Félix Alvarez Builla, idem id. id.—E.
D. Francisco Carrió, idem id. id. —E.
D. Vicente Martinez Carvajal, idem id.—E.
D. Cárlos Pineda, oficial primero.—E.
D. Rafael Torres, idem 2.°—A.
D. Juan José Hernandez, idem
D. José Santalís, Hen). 4.°—A.
1). Cristóbal Mantilla, idem 5.°— A.
D. Luis Gonzalez, idem id.—E.
D. Baldomero Pichardo, idem delineante. --A
D. Emilio Valdés, idem.—A.


Consejo de adeninistracion de la isla.
Catea.


Presidente.—El Excmo. señor gobernador superior civil.—E.
Vicepresidente. —Excmo. señor comandante de Marina.—E.


Consejeros con sueldo,


D. Manuel Gonzalez del Valle.—A
D. Pedro Ricart.—A.
D. Tomás Gomez.—E.
D. Federico Fernandez Vallin.—A.


Secretaría.


D. Jaime Morales, secretario general.—E.
D. Joaquin Prieto Canell, jefe de negociado.—E.
D. Alejandro Salazar, oficial.—A.
D. Lesmes Pezuela, idem 3.°—E.
D. Bernardo Fernandez, idem 5.°—E.


ESTUDIOS POLÍTICOS. 113


Gobierno político de tia Habana-


D. José Gutierrez de la Vega, gobernador.—E.
D. Diego García Nogueras, secretario.—E.
D. Mariano Canencia, jefe de negociado.—E.
D. Antonio Colarte, oficial
D. Felipe Arango, idem 3.°—A.
D. Antonio Domenec, idem 5.°—E.
D. Mariano de la Torre, idem
D. Cárlos Alvarez, idem 5.°—E.
D. José Antonio de la Cámara, archivero.—E.


Tenencias de wobierno.


Matanzas.—Gobernador, brigadier D. Pedro Estevan.—E.
Guanabacoa.—Idem, comandante D. Antonio Anleo.—E.
Santa María del Rosario.—Idem, capitau D. Ricardo Dotres .—E .
Bejueal.—Ideen, teniente coronel D. José Sostrada.—E.
Santiago de las Vegas.--Gobernador, capitan D. Julian Gonza-


lez. —E.
Guines. —Idena, teniente coronel D. Ignacio Toller.—E.
San Antonio.—Idem, comandante D. Adolfo Sancliez.—E.
Guan,qjay.—Idem, teniente coronel D. Aufliano Guerrero. —E .
Jarueo.—Idem, comandante D. Pedro Pastors. —E.
Cienfuegos.—Idem, coronel D. Hermenegildo Quintana.—E.
Bahía-Honda. —Idem, comandante D. Ricar Balboa.—E.
Cdrdenas.—Idem, coronel D. Julian Bardaji.—E.
Colon.—Idem, comandante D. Antonio Dorregaray .—E.
San Cristóbal.—Idem, comandante D. Julian T 'xaudiez. —E.
Pinar del Rio.—Idem, coronel D. Juan Ampudia.—E.
VillacZara.—Idem, coronel D. Ecequiel Salinas. —E.
Trinidad. —Idem, coronel D. Francisco Patino. —E.
Saneti-Spiritus.—Idem, teniente coronel D. Ramou Portal.— E.
Sagua la Gi'ancle.—Idem, id. D. Manuel Sanchez.—E.
Remedios. —Idem, comandante D. Antonio Moreno. —E.
Nuer, “"as. capitan D. Telesforo de Lama.—E.
Santiago de Cuba.—Idem, mariscal de campo D. Joaquin Raya-


net.—E.




115114 Entrimos Pozánco
Man,zanillo.—Idem, comandante D. Rafael .Jerez.—E.
Holguía.—Idem, teniente coronel D. Enrique Trillo. — E.
liguond.—Idem, comandante D. Enrique Sá. —E.
Bayamo.—Idem, teniente coronel D. Julian de Udaeta. —E.
Guantdnamo.—Idem, comandante D. Juan Madan .—E.
Las Tunas.—Idem, capitan D. Francisco Llorente.—E .
Baracoa.—Idem, coronel D. José Mahy.—E.


NOTA. Estos tenientes gobernadores son presidentes tambieu de
los ayuntamientos.


TRIBUNALES.


E.cal Audiencia.


Regente: D. Manuel José Posadillo. —E.


Sala primera.


Oidores: D. Pedro de Oña y García, presidente.—E.
D. Nicolás de Salas.—E.
D. Nestor Santalís. —A.
D. Mauricio Rernandez Navas.—E.
D. Rafael Aguilar.—E.


Sala segunda.


Oidores : D. José Lopez Vera, presidente.—E.
D. Francisco Lope de Lopez.—E.
D. Gregorio Romea.—E.
D. Juan José de Anitua.—E.


Sala tercera.


Oidores : D. Anselmo Villaescusa, presidente.-13.
D. Leandro Alvarez Torrijos.—E.
D. José María Garelly.—E.
D. Miguel Alvarez Mir.—E.


PSTUDIOS POLÍTICOS.


Ministerio ,fiscal.


Fiscal : D. Miguel Suarez Vigil.—E.
Tenientes fiscales: 1.° D. José de Almagro.—A.


2.° D. José María Gago.—E.
3.° D. Fernando Valdés Bango.—E. .
4." D. Francisco Gonzalez Arango.—E.
5.° D. Benito Cordon.—E.


Secretaría: D. Julian Pelaez del Pozo.—E.
Relatores: D. Miguel de Arce.—A.


D. José María Navarro.—A.
D. José Lorenzo Ochardo.--A.


Oficiales: D. José Antonio Gomez.—E.
D. Manuel Rodriguez Valera. —E.
D. José Francisco Olano.—A.


Escribanos de Cámara: D. Antonio María del —E.
D, José Soroa.—E.
D. Joaquin Guniñer.—E.


Capellan: D. Andrés García.—E.
Portero mayor: D. Leandro Diaz. —E.


Alcaldías mayores de la Habana.


Alcalde mayor: D. Pedro A.heran.—E.
D. Juan Gaseras y Garrido.—E.
O. Juan Antonio Fonell —E.
D. Manuel Antonio Palacio.—A.
D. Luis María de Alda.—A.
D. Antonio Castells y Ortega. —E.


Alcalde de Matanzas: D. Antonio Batanero.—E.
D. Gumersindo Carrasco.—E.


Idem de Alacranes: D. Juan Mauricio Funes.—E.
Idem de Baracoa: D. Ildefonso Montalvo. —A.
Idem de Bayamo: D. Félix Escoto.—A.
Idem de Bejucal: D. Antonio Izquierdo.—A.
Idem de Cárdenas: D. Antonio Fernandez Chorot.—E.
Idem de Cienfuegos: D. Luis Muñoz.—E.




1


176 ESTUDIOS POLITICOL


Idem de Colon: D. Manuel Lopez.—E.
Idem del Norte: D. Eduardo Orduña.—E.
Idem del Sur: D. Juan Posada.—E.
Idem de Guanabacoa: D. José Manuel Aizpurua.—E.
Idem de Guauajay: D. Enrique Diaz Otero.—E.
Idem de Guantánamo: D. Arturo Amblart.—E.
Idem de Guines: D. Juan Dot.—E.
Idem de Holgain: D. Gerónimo Suarez Ponte.--E.
Idem de Jaruco: D. Gabriel de Castro Palomino. —A.
[dem de Manzanillo: D. Victoriano García Paredes. —E .
Idem de Pinar del Rio: D. Ramon María Araéstegui. —E.
Idem de Puerto Príncipe: D. Juan José Moreno.—E.
Idem de Id.: D. Cándido Ainz.—E.
Idem de Remedios: D. Antonio María Camps.—A .
Idem de San Antonio: D. Rafael Casanova.—A.
Idem de Sagua, la Grande: D. Eulogio Velarde.—E.
Idea_ de San Cristóbal: D. Laureano Cuevas.—E.
Idem. de Santa Clara: D. José Sawhez Janer.—E.
.1ern de Sancti-Spíri. : 1). Fabian Folgado.—E.


Idem de Trinidad: D. Manuel Leal y Moran.—E.
alean Universidad.


Rector: D. Juan Bautista Ustariz.—E.




Vice-rector: D. Francisco Campos. —E
Secretario
Catedráticos: Química: D. Cayetanó Aguilera.—A.
Idem de zoología: D. Felipe Poey.—A.
Idem de historia: D. José María de la Torre.—A.
Idem de física: D. Antonio Caro.—A.
Idem de literatura: D. Domingo Leon y Mora.—A.
Idem de geografía: D. Francisco . Campos y Riberol.—A.
Idem de farmacia: D. José Joaquin Sibons.—E.
Idem de farmacia química: D. Joaquin F. Aenlle.—A.
Idem de farmacia vegetal: D. José Francisco Sibon.—E.
Idem id. práctica farmacéutica: D. Joaquin F. Lastres.—A.
Idem id. farmacia químico-orgánica : D. Manuel Vargas Machu-


ca.—E.


Esrmos poLniCol.
177


Idem id. id.: D. Cárlos Donoso.—E.
Idem id. id.: D. Fernando Valdés Aguirre.—A.


Facultad de medicina.


Catedráticos: D. Fernando Gonzalez del Valle.—A.
1). José María Morillas.—E.
D. Juan Manuel Sanchez. —E.
D. Antonio Oliva.—A.
D. José Cristóbal Duran.—E.
D. Federico Horsman.—A.
D. Félix Giralt. —A.
D. Francisco 'Layas. —A
D. Luis María Cowley —A.
D. Raimundo Castro.—A.
1). Antonio Mestre.—A.
1). Pedro Martinez Sanchez.—A.
D. Rafael Cowley.—A.
D. Felipe Francisco Rodriguez.—A.


Facultad de derecho civil y canónico.


Catedráticos: D. Diego José de la Torre.—A.
D. Francisco Campos y Lopez.—A.
D. Felipe Lima y Renté.—A.
D. Antonio Prudencio Lopez.—A.
D. José María Céspedes. —A.
D. José Ramirez Ovando.—A.
D. Bernardo del Riesgo.—A.
D. Clemente Calero.—A.
D. José Antonio Galarzaga. —A.


Escuelas profesionale


s y preparatorias carreras
superiores.


Director general: D. Pelayo Gonzalez. —E.
Vicedirector: D. Claudio André.—A.
Secretario: D. Francisco Morales. —E.




178 ESTUDIOS POLÍTICOS.


Bibliotecario: D. Federico Gonzalez.—A. "
Catedráticos: D. Claudio André.—A.


D. Francisco Morales.—A.
D. José García.—E.
D. Bernardo del Riesgo.—A
D. Miguel Lopez.—A.
D. José María García.—E.
D. Enrique Poey.A.
D. Baltasar Velazquez.—A.
D. José de Jesús Quintiliano García.—A.
D. Joaquin Emilio de la Cueva.—A.
D. Andrés María de Foxa.—A.
D. Manuel Alvaro. —A.
D. Roberto Escobar.—A.
D. José Madurell. —E.


Escuela, pure!ehscntu plaatuezt y esleulltura.


Director: D. Juan Francisco Cisneros.—E.
Catedrático de escultura: D. Augusto Ferran y Andrés.—E.
Idem de dibujo: D. Ramon Bear y Cuerno.—E.
Conserge: D. Ramon Perez.—E.


Nnstituto de segunda enseiíz-anza.


Habana.


Director: D. Antonio Bachiller y Morales. —A.
Vicedireetor: O. Emilio Auber. —A.
Secretario: D. Paulino Alvarez.—E.
Catedráticos: O. Antonio Bachiller y Morales.—A.


D. Emilio Auber.—A.
D. Paulino Alvarez.—E.
D. Fernando Paez.—A.
D. Antonio María Tagle.—A.
D. jesús Benigno Galvez.—A.
D. Manuel Fernandez de Castro.—A.
D. José Luna y Parra.—A.


nsrumos POLÍTICO$.


D. Ramon Querol.—E.
D. Cristóbal Mendoza.—A.
D. Fulgencio Llorens. —E.
D. José García Toledo.—A.
D. Isaac Carrillo.—A.
D. Francisco María Navarro. —A.


Matanzas.


Director: D. José Quintin Surat.—A.
Secretario: D. Ramon. María Estevez.—A.
Catedráticos: D. Francisco Valdés. —A.


D. Bernabé Maidagan.—A.
D. Sebastian Morales.—A.
D. Sixto Lima.—A.
D. Emilio Villaverde.—A.
D. Emilio Blanches.—A.
D. Leonardo del Monte.—A.
D. Salvador Cordaminas. —A.
D. Ramon Estevez.—A.
D. Pio Campuzano.—A.
D. Domingo Cartaya.—A.
D. Ildefonso Estrada.—A.
D. Antonio Faus.—A.


Puerto-Príncipe.


Director: D. José del Monte.—A.
Vicedireetor: D. Fernando Betancourt.—A.
Secretario: D. Cristóbal Mendoza.—A.
Catedráticos: D. José Delmonte Garay.—A.


D. Fernando Betancourt.—A.
D. Cristóbal Mendoza.—A.
D. Manuel de Monteverde.—A.
D. Juan Manuel García.—A.
D. José Antonio Pichardo.—A.
D. Joaquin Lando Estevez.—E.
D. Eduardo Agramonte.—A.
D. Pedro F. Almanza.—E.


179




180 ESTUDIOS POLITICOEI.


D. Manuel Gomez Nogueras.
—A.


D. Ladislao Fernandez. —E.
D. Oliverio Agüero. —A
D. Federico Miranda. —A.
D. Francisco Benavides.--,,191.
D. Nestor Mozuelo.—E.


Cuba.


Director : D. José Ramon Villalon.—E.
Secretario : D. Ambrosio Valiente.—A.
Catedráticos: D. José Ramon de Villalon.—E.


D. Manuel B. Fernandez.—A.
D. Benito José Riera. —A.
D. Federico García. —A.
D. Ambrosio Valiente.—A.
D. José Antonio Alayo. —A.
D. Francisco González.—A.
D. Francisco Martinez.—A,
D. Tomás Mendoza.—A.
D. Francisco de P. Barnada -A
D. Ismael José Bestard. —E.
D. Darío Crespo.—E.
D. Rodrigo Rodriguel.--TE.
D. Vitaliano Martiuez. —E.


Ad grnInh>tracHann x,merla 6Ie ClirlVelOS


Administrador general: D. Juan Chinchilla
Interventor: D. Miguel Diaz y Vida.—E.
Oficial 1.° D. Raimundo Martinez .—E.
Idem. 2.° D. Luis Castillo Lerin.—E.
Idem. 3.° D. Carlos Cuervo Arango. —E.
Administrador principal de Matanzas: D


ro.—E.
Idem id. de Puerto Príncipe: D. José Manuel Ainz.—E.
Idem id. de Santiago de Cuba: D. Donato Adriaensens. —E.
Idem id. de Cárdenas: D. Manuel Ordaz.—E.
Idem id. de Cienfuegos: D. Cesáreo Cuervo Arango.—E.


rs .rumpg,rox.b .mos. 181


Idem id. de Trinidad: D. Eduardo Adriaensens.--,E.
Idem id. de Villaclara: D. Manuel Sainz de Abalem,1,,,E.


Eitel-Al Hacienda.


Intendente general: D. Manuel de Lara y Cárdenas.—E.
Secretario: D. Claudio Solano.—E.
Jeje de negociado de 2.° clase: D. Antonio Maria Campos.—E.
Idem id.: D. Manuel de Leiva. —E ,
Oficial 5.°: D. Ignacio de Cárdenas. —A.
Ordenador de pagos: D. Antonio Belmonte. —E.
Jefe de administracion de 2.° clase: D. Lupa Araujo.—E.
Jefe de negociado de id. id.: D. Manuel Pereda.—E.
Idem de 3. 0 : D. Matías Ampuero.—E.
Oficial 1.°: D. José Azurgaray. —E .
Idem 2.°: D. Mariano Perez del Castillo.—E.
Idem 3.°: D. Ricardo del Monte.—A.
Idem 5. 0 : D. Pedro Lopez Trigo . —A.
Contador general de Hacienda: I). Fidel Guerra.. E.
Jefe de administracion: D. José María Vergara.—E.
Jefe de negociado: D. Alejandro de Castro . —E.
Mera id.: D. Nicolás de Cárdenas. —A.
Idem id.: D. José Campos. —A.
Oficial 1.°: D. Emilio Marin.—E.
Tesorería general de Hacienda: D. Casimir() Bertaluccyl-,E.
Oficial 2. 0 : D. Ricardo Fano.—E.
Administrador central de contribuciones: D. Juan Miguel Ortiz,—Ez.
Idem local de id.: D. Félix María Callejas.—A.
Contador: D. Joaquín Güell y Renté.—A.
Administrador local de Matanzas: D. José Antonio Quijano.—E.
Idem id. de Santiago de Cuba: D. Vicente del Hoyo.—E.
Ideen id. de Villaclara: D. Eloy de la Sierra.- .—E.
Idem id. de Pinar del Rio: D. Jorge Condes,—E.
Idem id. de Puerto-Príncipe: D. Luis Leon Inglot. —E.
Idem id. de Trinidad: D. Manuel Romero.—E.


Seeerwu central de aclluanags.


Administrador central: D. Domingo


.—E.


• Hermenegild) Herre-




182
ESTUDIOS POLITICOS.


Jefe de negociado: D. Manuel Perez Durán. —E.
Oficial 2.°: D. Antonio Novo.—E.
Idem 3.°: D. Bernardo Ayats.—E.
Idem 4.°: D. José Joaquín Bolivar.—E.
Ia.em 5.°: D. Luis San Quirico.—E.


Administraciou local de aduanas.


Habana.


Administrador: D. José de Prados.—E.
Contador: D. Ignacio Justiz.—A.
Oficial 1.°: D. Eusebio Mac-Mahon. —E.
Idem 2.°: D. José Rodriguez Batista.—A.
Inspector de muelles: D. José María Valiño.—E.
Vista: D. Luciano P. de Acevedo.—E.
Ideen: D. Joaquin Betancourt. —A.
Intérprete: D. Cláudio Vezmay.—A.
Idem 2.°: D. Martin Ureta.—A.
Vista: D. Luis Baccety.—E.
Idem: D. Emilio Alcaraz.—E.
Idem: D. Blas ylida.—E.
Idem: D. Pedro Apezechea.—E.
Idem: D. Antonio Diaz Cendrera.—E.
Idem: D. Trinidad Naranjo.—E.
Idem: 1). Manuel Navas. —E.
Auxiliar de vista: D. .Julian Rodr igu.ez.—E.
Ideen id.: D. Antonio Echevarría.—A.
Idem id.: D. Lorenzo Garrich.—A.
Guarda-almacena D. Jacobo de la Iglesia.—E.
Idem id.: D. José Manuel de Esuaola.—E.
Administrador de adunas de Matanzas: D. Eugenio Nava. —E.
rdem de Cuba: D. Miguel Orlando.—E.


de Cárdenas: D. Celestino Acevedo. —E.
Ideu de Cienfuegos: D. José Orlando. —E.
Idem de Trinidad: D. Joaquin Reixa.—E.
Idem de Sagua: D. Pedro la Torre. —E.
Idem de Nuevitas: D. Antonio Lopez de Quintana.--E


ESTUDIOS POLITICOS.
182


Ideen de Manzanillo: D. José A. Lopez. —E.


ildRuinistraelon de loteríaÑ.


Administrador: D. Ramon de Echevarría. —E.
Contador: D. Mariano Escobar.—E.
Depositario: D. Francisco Güell y Renté. —E .


EMPLEADOS. ESPAÑOLES. AMERICANOS.


17
7
8


99
2.7
26


7
8
4


1
7
4
1
6
8


29
13


En el gobierno superior de la isla en los
principales cargos civiles


En la direccion local de administracion.
En el consejo de administracion. .
En el gobierno político de la Habana.
En las tenencias de gobierno
En la real Audiencia.
En las alcaldías mayores
En la real Universidad (catedráticos).
En las escuelas profesionales
En la escuela de pintura y escultura. . .
En los institutos de segun. da enseñanza (ca-


tedráticos) 13 52
En la administracion general de correos.
En la real Hacienda.


12
50


))
14


217 135


Como se demuestra por la precedente tabla, doscientos diez y
siete empleados españoles desempeñaban en 1868 los principales
destinos y los de mayor importancia y sueldo, y solo en la real Uni-
versidad y en los institutos de segunda enseñanza llevaban suprema -
cía los cubanos. Separando estos cargos de enseñanza, que se obtenian
por oposicion, tendremos el siguiente resultado: á cargo de peninsu-
lares 183 empleos principales, y al de insulares 41 de menor impor-
tancia.


La provision de empleos públicos en la isla de Cuba ha sido tan




184 EIitiftós botltd614.


llevada y traida, que algunas .si.betis los cargós '-dostra Espata no han
salido solo de los naturales de la isla de Cuba, sino que tambien los
gabinetes estranjerós han dirigía consejos al gobierno de España
sobre este particular. Lord Howden, representante de la Gran Bre-
taña en Madrid, contestando desde París á un amigo suyo que se
preocupaba demasiado de supuestas maquinaciones de parte de In-
glaterra, á que se referian los periódicos de los Estados-Unidos, en-
caminadas á africanizar á Cuba, le contestaba tranquilizándolo cou
la siguiente carta, en la que se ocupaba tambien de la distribucion de
empleos y oficios públicos:


«Pivrtís 14 de noviembre de 1853.—Mi querido Corbin: Acabo de
»recibir la carta de Vd. de ayer, y puedo asegurar que no me pone
»en el mas mínimo embarazo. Nuestra larga amistad autoriza á us-
ted para hacerme todas aquellas preguntas á que puedo contestar


»sin faltar á la discrecion ni al buen détempeño de mis funciones
»como empleado público; y Vd. tiene bastante penetracion para co-
nocer que en el presente caso debe ser tan grande mi deseo dé


»manifestar á Vd. la verdad, como el que pueda Vd. tener de que yo
»se la comunique.


»He leido las estraordinarias relaciones que Vd. me ha enviado
»concernientes al deseo de Inglaterra de africanizar á Cuba y á los
»arreglos que yo he estado haciendo en Madrid con tal objeto. Del
»modo mas solemne que puedan permitirlo esas invenciones risibles,
»aunque mal intencionadas, declaro que todo cuanto se dice es com-
pletamente falso. No tengo dificultad ninguna en decir á Vd. cuáles


»han sido durante los últimos años mis negociaciones con el gobier-
no español respecto á Cuba, y Vd. verá si hay el fundamento ma9


»remoto para los rumores que, segun parece, se han propalado en
»los Estados-Unidos.


»Primero. He representado incesantemente acerca del número de
»esclavos que se importa anualmente en la isla y me he quejado de la
»publicidad con que se hace el tráfico á vista de les capitanes gene-
rales, esceptuando siempre al escelente general Concha.


»Segundo. He hecho esfuerzos infructuosos, solicitando en vano
»del gobierno español que declare piratería el abominable tráfico de
»séres humanos; es decir, que siga en este particular el ejemplo de
dios Estados-Unidos.


ESTUDIOS POLÍTICOS. 185
»Tercero. He invertido mi tiempo en hacer activas diligencias


»para lograr la definitiva y completa libertad de los negros detenidos
»ilegalmente en servidumbre desde el año de 1817, bajo el nombre de
»emancipados, en contravencion de los tratados; y tengo la satisfac-
»ciou de poder decir que el gobierno español ha dado al fin oido á los
»dictados de la justicia y de la humanidad, y me ha otorgado este favor.


»Cuarto. He trabajado para conseguir la derogacion de esa ley
»intolerante é inmoral que hace cambiar de religion á los estranjeros
»que quieran establecerse en Cuba., siguiendo el peregrino principio,
»que en ninguna otra parte se comprende; de que hacerse malos hom-
bres es un precedente favorable para creer que puedan ser buenos


»súbditos.
»Además de estas negociaciones oficiales, he aconsejado amisto-


. »samente en distintas ocasiones que se reforme el sistema interno de
»la isla, mejorando la administracion de justicia y habilitando a los
»natu •ales el desempeuio de los empleos y oficios públicos.


»Verá Vd. aquí que lo que en realidad he hecho, ó mejor lo que
»he intentado hacer, es muy diferente de lo que se dice de mí en los
»papeles americanos. Cuando se haya hecho público el verdadero es-
tado de la cuestion, y se disipen la ignorancia y la malevolencia,


»confío en que los buenos deseos de vuestros compatriotas, para el
»éxito de las reformas que he solicitado, que tan en consonancia están
»con vuestras propias leyes é instituciones.


»En todo lo que he manifestado á Vd. con entera franqueza, no
»pueden ver los Estados-Unidos sino la obra natural de la política de-
clarada é inmutable de la Inglaterra en una causa que le es muy


»cara; y España tiene que convencerse de que en la época presente á
»menos que no cumpla con sus compromisos y modifique su intole-
rancia, no debe tener esperanza de volver á entrar jamás en el ran-
go de las naciones civilizadas.


. »Crea Vd., mi querido Corbin, que soy siempre con la mayor con-
»sideracion sinceramente suyo.—Howa E N »


Cuando este documento se hizo público, fué discutido y atacado
por algunos escritores, y se consignaron relaciones nominales de em-
pleados en todos los ramos administrativos, que no hubiesen nacido
en la Península, resultando que todos ó casi todos los empleos que se
daban á los naturales eran de ínfima categoría.




186 Es TUD108 POLÍTICOS.
Además de estas quejas;


presentaban otras., como la l de que , no te-
nia intervencion en las 'contribucionelni en su ,


inveraioql
la pea-


vincia que las pagaba.; que á las Antillas, se, habían prometido en,. ,
Constitucion de 1837 gobernarlas. por leyes espec,igles , y haa1;44
pasado treinta años sin que se hubieran siquiera formado: que en la
Península se gozaba de completa libertad, y para las .Antillas no,se
habia acordado una sola concesion liberal. Foráulando estas quejas,
comparaban las Antillas españolas con las inglesas y francesas, que:,
con menos importancia, cou menos riqueza y con men,os poblacion
blanca, pero comparativamente con muchos mas esclayos ,


que Cuba,
han tenido, largos años hace, consejos y Asambles coloniales.


Si la política del gobierno de España en sus Antillas ha sido ó
no conveniente, es cosa que ha sido ya muy discutida por escritores
distinguidísimos y son bien conocidos todos los argumentos que
eu pro y en contra se han consignado. Imparciales narradores, coe
mo somos, como queremos por lo menos ser, nos limitamos.,4,..referir
los antecedentes que sirvan para que nuestros lectores deduzcan y
juzguen despues con criterio propio.


Las reformas políticas sobre las que tanto se ha hablado y escrito,
requieren se las trate en capítulo aparte; y vamos á compendiar su
historia esplicando la parte que hemos tomado en ellas. Anticipamos
que fuimos de los que considerábamos necesario é indispensable su
planteamiento para consolidar el progreso y bienestar futuros de las„
Antillas, y reforzar el lazo de union que debla, lia


.arlas para , siempre .
á su metrópoli, antes que estallara la insurreccion en 1868. No he-
mos sido de los que las aceptaban ed beiielicio de i92,vento) .io, con ulte-
riores é hipócritos propósitos, y porque hemos obrado en conciencia,
y nuestra conducta ha sido en todas circunstancias diáfana y esplíci-
ta,es que hemos podido sostenemos en nuestra. línea de conducta
parcial y digna, sin que hayan podido desviarnos de ella, :i los hable
gos de los amigos, ni las calumnias de los adversarios.


VI II.


Reformas.—Diputados nombrados para las Córtes de 1811, 1813, 1820, 1822
y 1836.—nmbram iento del capitan general D. Francisco Serrano para go-
bernador superior de Cuba.—Su política.—Reincorporae,ion de la isla do
Santo Domingo.—Círculo reformista.—Llegada del general Prim 1 la Haba-
na, Tau. indirpOrarse ejército de ecupacion de isléjice.—Oposicion del ge-
neral Serrano 1.1 planteamiento del impuesto directo —Documento impor-
tante del Excmo. Sr. D. ántonio Mantilla.—Partida del general Serrano.—
Le reemplaza el marqués de Castell-Florite.


Las reformas políticas, administrativas, económicas y sociales en
el régimen de gobierno de la isla de Cuba, han sido tan ardiente -


ji)mentP anheladas, como fuertemente combatidas, sin embargo de que
la iguladead dé dereehos entre todos los españoles, la identidad de
principios j)ara, él gobierno especial de toda la monarquía, están con -
signados en la ley 11 titulo 2.° de la Recopilacion de Indias, que á
la letra dice:


« Porque siendo ele una corona los reinos de Castilla y de las In-
»dias, las leyes y órden de gobierno de los unos y de loe otros deben
»ser lo mas semejantes y conformes que ser pueda. Los de nuestro
»Consejo, én las leyes y establecimientos que para aquellos Zstados
»ordenaren, procuren reducir la forma y manera del gobierno de ellos
»al estilo y &den cdn que Sol regidos y gobernados los reinos de Cas-




188
ESTUDIOS POLÍTICOS,


atilla y de Leen, en cuanto tuviere lugar y permitiere la diversidad
»y diferencia de las tierras y naciones.»


Esta ley era objeto de fundadas esperanzas para los cubanos, que
teniendo presentes las amargas palabras de Bolivar, jefe del levanta-
miento de las antiguas colonias españolas, «hemos comprado nuestra
independencia 4 costa, de los demás bienes políticos y sociales,» les
inspiraba terror la idea de ver envuelto al país en una revolucion, y
aspiraban á la solucion de los problemas políticos, sociales y admi,
nistrativos, sin producir trastorno alguno en su patria, obteniendo
para los ciudadanos ultramarinos una participacion en los negocios
públicos. Esta aspiracion natural y nobilísima llenaba el ánimo de la
mayor parte de los pobladores de las islas de Cuba y Puerto-Rico,
cuyos intereses personales se hallaban á la vez estrechamente rela-
cionados con los intereses generales de la patria.


Gran número de los hombres políticos mas importantes de Espa-
ña apoyaban las justas aspiraciones de los insulares, y mucho se
trabajó en este sentido y con fundadas esperanzas de obtener las
reformas, sobre todo despues que fueron nombrados para el gobierno
de la isla, primero el capitan general D. Francisco Serrano, duque
de la Torre, y en su relevo el malogrado marqués de Castell-Florite.
Mucho se hubiera podido lograr del gobierno de la metrópoldespues
de la revolucion de setiembre de 1868, si la violencia de las pasiones
no se hubiera sobrepuesto á toda consideracion, encendiendo la lucha
fratricida que ha dividido en Cuba á los hombres en dos partidos, po-
niendo entre familia y familia un lago de sangre.


Desde el año de 1811, que se reunieron en Cádiz las Córtes, traba-
jaron incesantemente con .


el gobierno por mejorar las condiciones de
las Antillas, sus dignos representantes el marqués de San Felipe y
Santiago, D. Andrés .Táuregui y D. Juan Bernardo O`Gavan.


'En las Córtes de 1813, para las que fué nombrado diputado don
Francisco Arango, se debieron principalmente al talento y patriotis-
mo de este distinguido patricio, las reformas económicas que tanto
han contribuido al desarrollo de la riqueza cubana.


Esta época parecia ser de grandes beneficios para el porvenir de
progreso é ilustracion de la isla de Cuba; pero restablecido en 1814
el antiguo sistema, las mejoras en el órden económico se debieron ya
solo á la prudencia con que los generales Apodaca, Cienfuegos y-Ca-


ESTUDIOS POLÍTICOS. 189


gigal respetaron las ventajas conquistadas por el ilustre Arango.
Restablecida la Constitucion de 1812 en España, y jurada por


Fernando VII en 9 de marzo de 1820, fué proclamada solemnemente
en la Habana el dia 16 de abril del mismo año.


En 22 de agosto se celebraron nuevas elecciones de diputados,
resultando electos por la isla de Cuba el teniente general D. José de
Zayas, habanero; D. José Benitez; D. Antonio Modesto del Valle, y


canónigo D. Juan Bernardo O`Gavan.
Nuevas elecciones tuvieron lugar en 1822, obteniendo entonces


los súfragios para la representacion á Córtes, D. Félix Varela, cono-
cido por el padre Varela, ilustrado eclesiástico y catedrático de filo-
sofía del seminario de la Habana, y D. Leonardo Santos Suarez, cu-
bano distinguidísimo y de grandes conocimientos, que, emigrando de
la isla de Cuba, abandonó el espinoso sendero de la política para le-


.


vantar una colosal fortuna en el comercio de Nueva-York, siendo al
presente uno de los mas importantes propietarios en esa ciudad. Hoy
dia se halla establecido en Madrid, donde reside tranquilamente,
agasajado por la consideracion pública, viviendo con el fausto y co-
modidades que, le facilitan sus grandes riquezas y al calor de las
afecciones y simpatías de su apreciable familia y numerosos amigos.


Tambien fué electo este año diputado el ilustrado y probo cata,la,n
D. Tomás G-ener, que supo captarse grandes simpatías en la isla de
Cuba, dónde reside aun su respetable familia.


Ya desde esta época, y con motivo de las guerras del continente
americano, principiaron á surgir sospechas y desconfianzas entre
criollos y peninsulares, estableciéndose la fatal línea divisoria entre
ellos, que llegó á sus mayores proporciones durante el mando del
general Tacon; gobernante á quien el partido peninsular llamaba
«ángel tutelar,» y el insular «nuevo Neron y moderno Caligula.» La
verdad es que, aparte de la honda divísion que produjo la suspicacia
y desconfianza con que trataba á los nacidos en América, la isla
de Cuba es deudora al general Tacon de grandes beneficios: á él se
debió la extirpacion de la vagancia, la seguridad mas completa en
poblaciones y campos, la salubridad y ornato de las ciudades, la es-
tincion del juego, haciendo desaparecer el estado de inseguridad ver-
gonzosa en que colocaron al país los abandonados gobiernos de los
generales Mahy, Kindelan y Vives.




490 ESTUDIOS POLÍTICOS.


Dividida la nacion española en dos grandes partidos despues de la
muerte de Fernando VII, Ocurrida en 29 de Setiembre de 1833, uno
representaba la reaccion un todo su fanatismo y &l'aires, y el otro la
España moderna regenerada por la libertad y progreso. El


. Esta-
tuto Real se habia promulgado en la Península, 'con ciertas altera-
ciones en las Antillas para las elecciones, la ley de imprenta y la Mi-
licia urbana, que quedó suprimida. Fueron nombrados entOntes 'parla
representantes por Cuba, los Sres. D. Andrés Aratrgo, D. J


-uan AlIOn-
talvo y Castillo, D. Prudencio Echevarría, D. José Serapio Mójarrieta
y D. Sebastian ,


Kindelan; designando la reina próceres por 'Ciiha al
general D. Miguel Tacon y á los condes de Villanueva, de Fernandina
y de O'Reilly y al marqués de Candelaria.


La revolucion de la Granja ocasionó nuevo cambio de decoracion
política, pasando el año de 1836 lo que en 1872: tres Cdnvocato-
das de Córtes, ¡llamadas y disueltas las tres probablemente unas tras
otras.


Esto soluesplica la agitacion política de aquella época, de la que
pudo librarse la isla de Cuba, á pesar de beber influido en contra-
rio, las contradictorias órdenes que en las Antillas se recibían de lá:
Metrópoli.


Por tres veces se procedió á la eleccion de diputados por Cuba du-
rante este peligroso período, y fueron elegidos para representantes en
las Constituyentes, los ilustrados cubanos D. José Antonio Saco, don
Nicolás Escobedo, D. Francisco de Armas y D. Juan Montalvo y


•Cas-
tillo. Lo que pasó á es [os diputados al presentar sus a


•cta's á la comí=
sion de las mismas del Congreso, es asunto de que ya nóe hemos ocú-
palo en el capítulo anterior y de lo que están el corriente nuestros
lectores. Solo repetiremos ahora que la espulsion de los diputados
ultramarinos de las Córtes generales de la nacion eh 1837, fué
grave error desde el momento que no se cumplió el acuda) le la,
formacion de las leyes especiales por que debian regirse.


Aunque sucintamente, nos hemos ocupado en capítulos anterio-
res de los gobiernos de Cuba, incluso el del general D. José dó
Concha; marqués de la Habana, á quien sucedió eii él Mando el capi-
tan general de los ejércitos nacionales D. Francisco Serrano y Do-
minguez, duque de la Torre. Este digno, ilustrad6 y liberal futiCio-
nalio, llegó á las playas de la hermosa Antilla precedid6


• 1 úbá` td


wriratpayWne.44. 191 1


putacion tantoporsus cualidades . morales, como pordá-
boudsiel y franqueza desu trato personal.


El.general Serrano, desde; los primeros momentos de su llegada
la Habana, produjo en el país, una impresion favorabilisima, y va-
mos á,esplicar la:causa.


No se tiene idea en la Península, ni es posible concebir sin ha-
ber visitado la,isla de Cuba, la, prosopopeya y etiquetas con que
se rodeaba allí 14 personalidad del ca.pitau general. En las principa-
les córtes de Europa .el boato con que se revestia:la, magestad.de los
grandes monarcas, no superaba á. lo que se hacia con lassautoridadea
militares de Cuba. En las calles, en lis paseos, en las iglesias , en los
teatros no se veia nunca llegar á la primera autoridad, sino precedida
de una escuadra de batidores y seguida por una larga escolta: obtener
de dichos señores una audiencia, era Inas difícil que de alguno de los
emperadores de Europa, y solamente en determinado dia)de la sema-
na, señalado de antemano en la Gaceta, habia posibilidad, de acercar-
se al capitan general, á quien. de .ple,y de una manera concreta y rá-
pida, era necesario exponerle lo que se deseaba. Solamente los magna-
tes de la, ciudad, que por ras en de sus riquezas ó de sus títulos podian
sostener relaciones con los capitanes generales, eran los que tenian
entrada frecuente en palacio, lo cual era perjudicial al bueu gobierno de
la isla, porque así no podian llegar al conocimiento de las altas auto-
ridadesmuchas cosas de que debiera estar informada. No pasarian de
media docena de personas las que gozaban el privilegio de estrechar
la mano de S. E., y los que, viajando por Europa ó po r los Estados-
Unidos, habian encontrado espedita y fácil entrada en los palacios, se
pasmaban al encontrar reconcentrado ea Cuba todo el desechado régi-
men militar con los resabios de antaño, que habian desaparecido de
Europa y América ante el empuje del progreso y de la libertad.


El general Serrano,, ;que desde D. Diego Velazquez, conquistador
y poblador de la isla de Cuba el ano de 1511 y su primer goberna-
dor, hasta 1859 que desempeñaba el gobierno el teniente general
D. José de la Concha, fué el primer capitan general de ejército que
desembarcó en la Habana, despues de haber desempeñado los mas
altos destinos en la metrópoli y sido presidente del Consejo de mi-
nistros varias veces; que habia brillado en las primeras Córtes de
Europa, y para quien el .puesto de capitan general de la isla de




ESTUDIOS POLÍTICOS. 193
192
P.STTMOS 1n 01.111C09.


Cuba era inferior á su rango y categoría, á los pocos momentos de
haberse hecho cargo del gobierno, bajó solo las escaleras de Palacio,
sin ayudantes y sin séquito alguno, fué á dar un paseo por las calles
de la Habana como un simple particular, y en seguida mandó abrir
las puertas de su palacio á todo el mundo que tuviese gusto en vi-
sitarle.


Rompiendo con las antiguas tradiciones de etiquetas, sus salones
fueron el punto de reunion de los peninsulares é insulares mas distin-
guidos, y la franqueza y naturalidad con que acogia á. todo el mundo
valieron al prócer liberal, al político diestro, al hombre franco, al
caballero distinguido, al ilustrado español, las simpatías, el cariño y
el respeto de toda la poblacion de la isla. Desde los primeros momen-
tos se vió en él al apóstol de la regeneracion moral de Cuba. Los
instintos pacíficos de sus hijos se vieron halagados con el porvenir de
paz y concordia que se presentia con la política y tacto del nuevo
gobernador.


No es que el general Concha hubiese tratado con dureza á los
cubanos, ni que por su parte hubiera dejado de hacer lo que pudo
para atraerse simpatías; pero eran muy diversas las situaciones po-
líticas de cuando el general Concha se hizo cargo del mando de la
isla, y la que encontró á su llegada el general Serrano. En la primera,
el país se hallaba movido por una conspiracion grave; en la segun-
da, aquella conspiracion habla pasado y sufrido palpable desengaño;
el país deseaba tranquilidad, y los revolucionarios se shabian con-
vencido de la difícil realizado') de sus propósitos, aspirando ya á vi-
vir en paz.


Así es, que un gobernante con ideas liberales, de la naturalidad
y franqueza del duque de la Torre, no pudo encontrar mejor prepara-
do el terreno para su política.


Acompañaba tambien al general en su viaje, su esposa la bella
condesa de San Antonio, quien recibía diariamente en sus salones á
lo mas granado y elegante del bello sexo habanero, estableciéndose
una corriente de afecto y amistad entre las familias cubanas y la au-
toridad superior de Cuba, que, sin disminuir el respeto y las conside-
raciones debidas á la representacion que tenia y á las que por sí ins-
piraba, le valió las simpatías y afecto de todos los cubanos.






Propúsose el general Serrano conocer el verdadero deseo del país


y estudiar su índole, y
al efecto emprendió una escursion por la isla,


autorizando á todo el mundo para espresarle sus opiniones con la ma-
yor franqueza; logrando así que los hombres ilustrados y pensadores
del país le hubiesen hablado con la mayor sinceridad, y él hubiese co_
nocido en poco tiempo el verdadero espíritu de los partidos y la clase
y aspiraciones de sus individuos.


Lejos de pensarse en conspirar contra la integridad del territorio
de España, solo se trataba de estrechar los lazos con la metrópoli, y
traspasando el mar ese bienestar y tranquilidad que se gozaba en
Cuba ¿on tan liberal gobernante, la isla de Santo Domingo conspira-
ba para reincorporarse en el seno de la antigua madre patria, como
sucedió poco despues.


El autor de estas líneas acarició el pensamiento de esta reincorpo-
racion y le dió cuanto calor pudo, habiendo sido de los primeros y me-


- jor enterados de este asunto. En su casa conferenciaban las principa-
les personas que se movian en este plan, que llegaron á realizar, mer-
ced al patriotismo y decision que por las glorias nacionales tantas
pruebas dió siempre el ilustre duque de la Torre. El ministro de Re-
laciones esteriores de Santo Domingo, el cónsul general de España y
encargado de negocios D. Mariano Alvarez, el cónsul de España en
Haity y las demás personas que contribuyeron eficazmente al éxito de
la reincorporacion, diariamente se -velan y conferenciaban con nos-
otros, y juntos unas veces, y separados otras, pero siempre de acuer-
do, vejamos al general Serrano.


Si la reincorporacion no fué permanente y dejó de flotar en Santo
Domingo la bandera de España, ya la historia dice lo que pasó para
que eso sucediera; y nunca podrá afectar en lo mas mínimo la gloria
que adquirió el general Serrano engastando de nuevo en la corona de
España una de las joyas perdidas y con tanto patriotismo recupera-
da. No es este asunto que debamos tratar en el presente libro, pero te-
nemos los datos para publicar otro sobre la reincorporacion y segunda
pérdida de Santo Domingo, y pronto acometeremos la obra.


Pero dejando esta digresio% y volviendo sobre nuestros pasos á
lo concerniente á Cuba, continuaremos la narracion que nos hemos
propuesto.


Síntoma de la justicia y buen deseo que quiso desde un principio
imprimir en su gobierno el general Serrano, fué la autorizacion al par-




114 ÉSTUDIOS POLÍTICOS.
tido liberal de Cuba para que pudiera reunirse, puesto que existía
otro comité del partido peninsular que desde el año de 1834 obraba
de acuerdo y se reunía semanalmente, primero en casa del acaudalado
y rico comerciante D. Joaquin Gomez, y despues en la de D. Salva-
dor Samá, marqués de Marianao. En esos círculos de peninsulares se
trataban todas las cuestiones de política y de administracion de la isla
de Cuba, y justo le pareció al duque 'de la Torre que, permitidas di:
chas reuniones, se tolerase igualmente á los hijos del país se junta
sen y expusiesen sus deseos al ttapitan general y al gobierno supremo
de la nacion.


Esto indicaba un cambio favorable en la política de España res-
pecto á las provincias de Ultramar, y pronto quedó constituido el co-
mité reformista, ocupándose en gestionar digna y respetuosamente la
promesa hecha á las Antillas en la Constitucion de 1837, reforma po-
lítica de la que se derivarian otras civiles, económicas y administra-
tivas, que reclamaban imperiosamente la importancia, la creciente
riqueza, la civilizacion progresiva de las provincias de Cuba y fuer -
to-Rico, y el impulso de las ideas de la época actual, que no es posi-
ble contrarestar.


Este círculo reformista se estableció en la suntuosa residencia del
Excmo. Sr. D. José Ricardo ()Tann, que era su presidente. En él
se reunian los cubanos mas notables del país por su ilustracion,
civismo y posicion social, y tratábase de acabar con las descon-
fianzas y suspicacias que desde la época del general Tacon


ve-


nian ahondando la línea divisoria entre insulares y peninsulares:
además, se ocupaba de los intereses políticos de la provincia, y de
examinar las cuestiones económicas mas importantes, ejerciendo una
propaganda benéfica á favor de las reformas de la isla con España y
para España.'


Los periódicos de Madrid La América, la Revista Hispano-Ame-
ricana, La Soberanía Nacional, La Epoca, LA PocírtcA, Las Nove-
dades, eran sus órganos, y los diputados, senadores y escritores Aran-
go, Favié, conde de Vega-Mar, Ulloa, Ortiz de Pinado, Bona, Asque-
rino, Estrella, Montemar, Fernandez de los Rios, Coello y otros mu-
chos representaban en Madrid las aspiraciones de los reformistas cu-
banos.


En este círculo no habia nada secreto: las autoridades y el pÚbli-


ESTUDIOS POLÍTICOS. 195


co sabían todo lo que en él se trataba, y las personas que lo consti-
tuían, por mas que algunas de ellas despues que sonó la hora de la
revolncion se afiliaron á esta, mientras duró el círculo, no pensaban
en soluciones revolucionarias, sino ir siempre con la madre patria por
la senda del progreso. Celebraba el círculo sus reuniones á. la luz del
dia, y se sustentaban con fé las doctrinas reformistas, por mas que
algunos que militan hoy en la revolucion, en su fuero interno, las
hubiesen aceptado con beneficio de inventario. En el círculo se sabía
todo lo que se hacia en España en pro ó en contra de las reformas, y
se adoptaban los acuerdos mas convenientes para obtenerlas.


Otros círculos análogos al de la capital se crearon en los pueblos
principales de la isla, y todos propendian, como el de la Habana, al
progreso y á las reformas, defendiéndolas con las armas de la verdad,
de la razon y de la templanza, de los ataques que recibian de la ig-
norancia ó de la malicia. Los principios que sustentaba el círculo de
la Habana tendian únicamente á estrechar los lazos de la madre pa-
tria, á obtener el cumplimiento de las promesas mas solemnes, á ale-
jar discordias y peligros del horizonte de las Antillas, y á. propender
á su progreso y prosperidad.


Esto lo sabia á ciencia cierta la primera autoridad de Cuba, y su
espíritu ilustrado, su esperiencia política y el conocimiento que ya.
habia adquirido de las cosas y de las personas en Cuba, confirmaba
su resolucion de no tener á la isla sometida ni avasallada, dejando
espansion á las nobles aspiraciones de los antillanos.


Así es que durante el mando del general Serrano no se pensaba
mas que en reanudar vínculos entre peninsulares y cubanos, y mu-
cho contribuian á esto las frecuentes reuniones de los duques de la
Torre, cuyo palacio fué constantemente el punto de reunion de unos
y otros. ¿Quién no recuerda. en la llabana la esquisita galantería con
que los ilustres duques de la Torre ofrecieron á, la sociedad habanera
aquellas fiestas brillantes que renovaban les delicias fantásticas de
los régios alcázares de Portici, de Caserta, y de Capo-di Islonti, y á
las que correspondian con otras, los cundes de Santo Vénia, Fernandi-
na y O-Reilly, los marqueses de Almendares y Duquesne, y los seño-
res de Foxá, de O-Farrill y de Aldama?


El comercio y la industria, con este movimiento de la buena so-
ciedad que daba vida y animacion á todos los demás círculos, teniau




196 ESTUDIOS POLITICOS. F.STUDIaS POLITICOS. 19-f


pingües ganancias, y las relaciones y los mútuos intereses formaban
el secreto del bienestar general que gozaba la isla. En todas partes de
ella se promovían fiestas é inauguraciones de monumentos que recor-
daban las glorias de' España, como en la ciudad de Cárdenas, por
ejemplo, que levantó á Colon uno de esos monumentos valiosos que
revelan en los pueblos su ilustracion y riqueza. Ese monumento, de-
bido al calor de los recuerdos de grandeza de España que supo ins-
pirar el duque de la Torre en todos los pueblos de la isla de Cuba
y á la iniciativa de un ayuntamiento ilustrado, compuesto de patri-
cios distinguidos como su presi lente y celoso gobernador Verdugo,
y como los regidores D. Cárlos Cruzat, á quien tanto debe la pobla-
cion de Cárdenas, D. José María Morales, D. José Sixto Bobadilla,
D. Pedro Pallimojo y D. Joaquin de Rojas, es el primero que en
América solemnizó la memoria del digno protegido de Isabel la Ca-
tólica.


Todo este movimiento vino á aumentarse en 1862 con le, llegada
de la escuadra, y tropas españolas que debian tomar parte con las de
la Gran. Bretaña y Francia, segun el tratado de Lóndres formada,
contra la república de Méjico.


El general Prim, con laureles todavía frescos, recogidos en la ba-
talla de los Castillejos, había sido nombrado general en jefe de la es-
pedicion, y acompañado de unlucido estado mayor, desembarcaba en
la Habana, acogido por el pueblo con gran entusiasmo y andando
materialmente sobre flores y sombreros que á su paso, desde los mue-
lles hasta el palacio de gobierno, le arrojaban los entusiastas espec-
tadores, que veian en él al Tancredo de la 8.' cruzada.


El general Prim pasó á Veracruz á incorporarse con el ejército
español, que le habia precedido, al mando del general Gasset, y allí
avanzó hasta Paso-Ancho, Sobrevino despues la ruptura entre los
plenipotenciarios español y francés, entre el general Prim y Mr. de
Saligni; quedáronse en territorio mejicano las tropas de Napoleon, y
todo el continente hispano-americano prorumpió en exclamaciones de
simpatía hácia el representante de la antigua metrópoli, y el gene-
ral Prim exclamó: «DONDE tuco EL sor. as CoarÉ 5, LA TIERRA Da TLASCÁLA
T °TUMBA, ES AMIGA, ES ITCRMANA NUESTRA,» y reembarcando sus tropas
toma de nuevo su. ruta á la Habana, conquistando de un golpe la
simpatía de los mejicanos y dejando sola y acosada por la sed de con- <0-•ell


quista y dominio á la Francia imperial, que algun tiempo despues
habia de retirarse sin la gloria del general Prim, y mohina y cabiz-
baja, obedeciendo la órden que el gabinete de Washington le enviaba.


La retirada de Zas tropas espaZolas equivale para las nuestras d
un refuerzo de diez mil hombres , decian los vanidosos periódi -
cos franceses, y sin embargo, pocos dias despues los habitantes de
Puebla veian huir de sus muros sus famosos zuavos.


El general Serrano juzgaba con diferente criterio el desenlace de
la es'pedicion española: el tiempo es como el sol, que todo lo ilumina,
y el tiempo ha pronunciado su fallo.


Aquel movimiento militar de 1862, la consistencia y duracion del
gobierno del general O'Donnell, y á la vez el mando liberal del ge •
neral Serrano en Cuba, todo parecia coincidir en un pensamiento co -
mun de regene,racion y engrandecimiento de España y la reforma y
el progreso de sus Antillas. ¡Quién pensar podia entonces que seis
años despues la sangre correria en los cadalsos y en los campos de
Cuba y la ruina y la desolacion entrarian en sus familias!


El gobierno del duque de la Torre, que duró desde 1859 hasta
fines de 1862, sirvió para`lesbaratár y concluir con añejas prevencio-
nes y sacar á Cuba de SUS condiciones de colonia, tratándola como
provincia de España, é introduciendo en el corazon del pueblo las
esperanzas de un mejor porvenir, de paz y concordia mtltuas entre la
madre patria y la hija provincia.


Todos los incidentes políticos de la época de gobierno del general
Serrano, lo mismo los locales que los de política esterior, fueron re-
sueltos por dicho gobernante con gran mesura, tino y patriotismo. Y
hay que retardar la gravedad de las circunstancias con motivo de la
sangrienta guerra civil de los Estados-Unidos.


Otro gran servicio que prestó el duque de la Torre á la isla de Cu-
ba fué haber evitado en su época que se hubiese cambiado el sistema
tributario con la ligereza que despues se hin en 12 de febrero de 1867.
Se habla propuesto el intendente general de Hacienda plantear la con-
tribucion directa que la ciencia económica recomienda corno la mejor,
Pero para aquellos países que tienen preparado de antemano el terre-
no con estadísticas y catastros regaladores. Entendido y esparto go-
bernante el duque de la Torre, se opuso á que este cambio se verifica-
se con ligereza, temiendo sin duda las terribles consecuencias que po-




198 ESTUDIOS POLITICOS.


d,ia provocar, como sucedió despues con el decreto del ministro de Ul-
tramar, D. Alejandro Castro, que nadie niega, conociendo la política
de Cuba, que ha sido una de las causas primordiales de la insur-
reccion.


El general Serrano quiso oir la opinion de su ilustrado secretario,
que lo era á la sazon el Excmo. Sr. D. Antonio Mantilla, y este re-
dactó un informe que pudimos obtener entonces, y desde entonces
conservamos, y nuestros lectores apreciarán su publicacion en este
libro. Documento. profético cuando se estendió, sirve hoy de buen es-
tudio, y prueba la razon que tuvo el Capitan General de la isla al opo-
nerse al pensamiento de la intendencia de la Habana, prestando en
ello un importante servicio á Cuba y á España.


La consulta del Sr. Mantilla, que hace honor á su prevision y
gran talento (1), es la que sigue:


((Excmo. Sr.: Grave es el encargo que V. E. se sirve dar á la se-
cretaría, estrecho el tiempo para desempeñarlo, y absolutamente


»posible emitir en algunas horas, y en medio de otras tan4ien gra-
ves y perentorias ocupaciones, un dictámen profundo y concienzudo


»sobre el vasto proyecto del Intendente, cuando ni espacio queda pa-
ra leerlo y cuando V. E. quiere que este espediente, que se entregó


»á la Secretaría ayer á última hora, se eleve al ministerio de Ultramar
»por el próximo correo. Fijando su memoria, concentrando los re-
»cuerdos que subsisten en ella de la rápida lectura que de ese pro-
yecto Mullí V. E. el correo anterior, y guiándose principalmente


»por el extracto del espediente que tiene á la vista, el que suscribe va
»á cumplir su deber de la mejor manera posible y á exponer á V. E.
»su leal dictám.en.


»En el gobierno de los Estados, las cuestiones de reforma ó susti-
»tucion de impuestos fueron siempre de las mas graves en el órden
»administrativo y aun en el político. Por regla general, se prefirió'
»constantemente el sostener por algun tiempo un tributo gravoso,


(1) Este bien escrito informe fué redactado á los cuatro meses de haber
llegado á Cuba por primera vez el Sr. Mantilla, quien, por consideracion y
amistad hiela el general Serrano, dejó el gobierno civil de Cádiz que desem-
peñaba y el cargo de diputado para que habla sido electo para ir á ocupar un
puesto mas subalterno al lado de aquel, puesto de que despues pasó a) gobier-
no político de la Habana, donde se conserva grata memoria de sus reformas,
su actividad y su inteligencia.


Rstifolos POLÍTIebs. ;99


»desigual y hasta injusto, que hay hábito de pagar, á, su sustitucion
»por otro nuevo, mas igual y mas justo, ya que no menos pesado, por-
»que hace siglos no se reforman los impuestos para aligerarlos, sino
»para hacerlos tan productivos como lo exigen las crecientes necesi-
dades de los Estados y los respetables intereses de la civilizacion.


»Así, los gobiernos no decidieron jamás esas reformas sin ilustrado
»consejo y sin profunda meditacion, no las acometieron sin temor y
»sin vacilaciones, y no las llevaron á cabo sin dificultades y sin tro -
»piqzos de diversa índole. Donde se faltó á estas reglas de prudencia,
„donde la inesperiencia precipitó la reforn2a, donde el celo exageró
»el impuesto, conflictos económicos, conflictos políticos y conflictos
»materiales fueron la natural consecuencia y el resultado inme-
»diato del afan de innovaciones, del aumento de exigencias y del ol-
»vido de la circunspeccion. Ahí está la historia para enseñarlo
»en cada una de sus páginas á los que no lo sepan ó lo hayan ol-
vidado.


»Estas consideraciones y estas enseñanzas, que son de tenerse
»muy en cuenta en todos los países y en todas las épocas, son aun
»mas de atenderse y respetarse en las posesiones que un dia se lla-
maron colonias y en las circunstancias estraordinarias que esas po-
sesiones pueden atravesar. V. E. sabe perfectamente, por el eco de


»acontecimientos no lejanos, por el estudio que ha hecho de la situa-
»cion y costumbres de esta provincia, por el juicio que ha formado
»del vario espíritu de sus habitantes, por las instrucciones mismas
»que le ha comunicado el ministerio de Ultramar, que, lejos de ha-
»liarse la isla de Cuba en un estado normal, pasa por un período de
»transicion y de prueba;' que las tendencias de anexion de algunos
»están comprimidas, pero no sofocadas; que los malos españoles refu-
»giados en los Estados-Unidos atizan constantemente el fuego de la
»discordia; que los ambiciosos anglo-americanos acechan sin cesar
»el momento favorable de apoderarse de esta preciada Antilla; que,
»por esta y otras causas, la propiedad, que rinde grandes utilidades á
»favor de la especialidad de los frutos, no tiene el valor correspon-
diente á esas utilidades; que el crédito se halla perturbado y vaci-
lante; que el dinero gana por término medio el fabuloso interés de


»20 por 100; que el aumento de la poblacion y los adelantos de la
»agricultura no corresponden á la estension, á la riqueza y á la fe-




200 ESTUDIOS poLincos.


»racidad del suelo; que la industria agraria se resiente de la falta de
»brazos, y se resentirá cada dia mas á medida que se cumplan mas
»exactamente los tratados represivos del tráfico de negros; que las
»cosechas se hallan expuestas á los mil accidentes de la naturaleza -y
»del clima, tan privilegiado Como ocasionado á sacudimientos asola
»dores; y, en fin, que por todo esto no se cultiva, no se ejercen las
»industrias, no se vive aquí como en una sociedad completamente
»asentada, sino corno en una sociedad efímera que mañana puede
»cambiar de condiciones, con gran miedo á las empresas estables
»para largos plazos productivos, con ardiente aficion á las aventuras
»peligrosas que ofrecen inmediatas y crecidas ganancias; en una pa-
»labra, al dia, y con un espíritu tal de instabilidad y de lucro, que la
»mayor parte de las casas es de madera y no parece sino que muchos
»temen apegarse al suelo en que buscan el aumento de sus fortunas
»y la satisfaccion de su. dan de riquezas.


»V. E. sabe tambien el detenimiento, la meditacion y el estudio
»con que en :España se procedió á la reforma del sistema tributario,
»á pesar del empeño que cifraron en ella un partido fuerte y un go-
bierno vigoroso; que á principios de 1844 se nombró una comision


»de capaces y esperimentados hacendistas, entre los que figuraban
»Ballesteros, Búrgos y Mon, para meditar, desenvolver y preparar
»esta reforma, que la comision tardó año y medio en elaborar sus
»proyectos, y que °atas no tomaron la forma de decretos hasta el 23
»de mayo de 1845. Sabe V. E. igualmente las dificultades materia-
»les y las dificultades políticas que ocasionó esa reforma, que á poco
»fue necesario suprimir la contribucion de inquilinatos, que las de-
»más contribuciones ha costado mucho trabajo arraigarlas, y no ha-
brá olvidado ni los clamores que se levantaron contra ellas, ni la


»conmocion popular de Madrid. al planteamiento de la de subsidio.
»V. E. sabe, en fin, por la carta del Excmo. señor presidente del Con-
sejo de ministros, fecha 8 de diciembre último, la gran considera-
cion con que el gobierno de S. M. mira á las provincias de Ultra-


»mar, el escrupuloso res peto con que se ha abstenido de imponerles los
»recargos estraordinarios á los impuestos que se han exigido en la
»Península para los gastos de la guerra de Africa ;- consideracion y
»respeto que la . isla ha comprendido bien y á que ha correspondido
»noblemente ayudando á la metrópoli en esa guerra con una cuantio-


ESTUDIOS POLÍTICOS.
201


»sa suscricion voluntaria, inquietándose en sus incertidumbres y go
»zánclose en sus triunfos. Con el simple recuerdo de estos anteceden-
»tes basta para que la secretaría no necesite esforzarse á persuadir á
»V. E. de la importancia de la reforma que el Intendente se propone
»acometer para el año próximo, de la trascendencia que en tales nao-
»mentos podría tener su planteamiento y de la imposibilidad de que
»un proyecto concebido por un hombre solo, en algunos dias, sin da-
»tos estadísticos exactos, sin instruccion de ninguna clase al espe-
»diente, sin oir siquiera á la Administracion de Rentas terrestres, sin
»consejo de nadie, lleve en sí todas las garantías de acierto y de per-
fectibilidad apetecibles. No desconoce ciertamente el que suscribe el


»buen deseo y la notoria ilustracion del digno intendente de ejército
»y Hacienda; pero su noble deseo de gloria y su talento demasiado
»elevado, especulativo y generalizador, pueden haberle estraviado, y
»le han estraviado de hecho, en la concepcion de su proyecto, hacién -
»dole creer que es mas fácil y mas ventajoso realizarlo de lo que real-
»mente es.


» Ya lo comprendió V. E. así al manifestar al ministerio de Ul-
tramar el correo último que, aunque reconocia V. E. la necesidad de


»un cambio radical en el sistema tributario de la isla, y estaba con-
»forme en su esencia con el proyecto del Intendente, habria sido de
»desear que, en vez de disertaciones críticas sobre lo existente y de
» consideraciones generales sobre la conveniencia de la reforma, se
»hubiesen desenvuelto los detalles de su ejecucion, por lo que se limi-
» tó á someter á la consideracion del gobierno de S. Al. la oportuui-
»dad de un proyecto tan grave y trascendental, que apenas hubo tiem-
»po de leer, y mucho menos de examinar con la meditaciou necesaria,
»en la época avanzada. en que llegó á esta Superintendencia. No tiene
» hoy mas espacio la Secretaría para entrar en los pormenores de ese
»proyecto; pero, aun así, va á tratar de demostrar á V. E. la impo-
» sibiliclad de plantearlo desde luego, y la inconveniencia de que se
»plantee, si esto fuera posible, al menos en la forma en que se pre-
senta.


»¿Qué es, en resúmen, lo que dice y lo que propone el Intendente
» en su estenso proyecto? Que el diezmo es un impuesto oneroso en su
»forma y desigual en su cuota; que la alcabala entraba el movi-
miento de la riqueza pública, y es de tan difícil recaudacion como




202 ESTUDIOS POLÍTICOS.


»el diezmo; que una y otra contribucion, como algunas mas de esca-
sos rendimientos, deben quedar suprimidas, y refundirse desde 1.° de


»enero de 1860 en un solo impuesto de 5,95 por 100 sobre la riqueza
»inmueble; mientras estudia la reforma del derecho único de atina-
»elnes y tiendas, propone lo conveniente sobre los derechos de im-
»portacion y exportacion, y prepara la trasformacion de las demás
»contribuciones é impuestos. Y es de advertir aquí que, al mismo
»tiempo que se eleva al gobierno este proyecto, hay pendiente otro de
»reforma arancelaria que ha sido devuelto últimamente á esta su-
»perintendencia, para que se le dé mas instruccion y amplitud, oyendo
»á la junta de Fomento, al tribunal y junta de comercio y á otras
»corporaciones locales, lo que demuestra el propósito de la superiori-
»dad de no acometer tan graves reformas sin los datos suficientes', sin
»la debida instruccion y sin oir antes á los mas ilustrados represen-
tantes de la provincia en que han de llevarse á cabo esas reformas.


»En el ardor de la crítica de lo exis tente, no solo se ha pintado con
»los mas tristes colores el sistema de administracion del diezmo, ad-
»ministracion que á la Intendencia toca mejorar, sino que se ha lan-
zado un terrible anatema contra él, calificándolo de contribucion in-


»justa, absurda, intolerable, inicua, aborrecida, porque consiste en
»el 2 112 por 100 del producto líquido de las fincas mayores, ó sean
»cafetales, ingenios de azúcar, vegas de tabaco, algodonales, y en
»el 10 por 100 del que rinden las menores, como son las haciendas de
»crianza, potreros, colmenares, estancias, sitios de labor y otras de
»parecida índole. El autor del proyecto podria haber recargado aun
»mas el cuadro de sus censuras, añadiendo que la injusticia, la ab-
surdidad y la iniquidad de ese impuesto llegaban hasta eximir de


»todo pago por quince años á los dueños de ingenios y vegas de caña
»de azúcar de nueva creacion. Pero diciendo esto habria dado á to-
dos la razon administrativa, la razon económica, la razon política de


»esa desigualdad en la cuota del impuesto tan duramente calificado.
»Esa razon no es otra que una altísima razon de Estad.), inspirada á
»administradores de mucha inteligencia y mucha prevision por el de-
seo, la necesidad y la conveniencia de estimular el cultivo en gran-


»de escala, en las feraces y abandonadas inmensas estensiones de ter-
»reno de la isla, del azúcar, el tabaco, el café, el añil, el algodon, los
»primeros de cuyos frutos constituyen hoy la especialidad y la base


ESTUDIOS POLITICOS. 203


»de la inmensa riqueza de este país. A la sombra de esa proteccion,
»de esa iniquidad, como la llama la Intendencia, la agricultura ha
»adquirido un inmenso desarrollo, la riqueza pública ha aumentado
»prodigiosamente, y la isla de Cuba, susceptible aun de mayores ade-
»lantos y mas considerables progresos, tiene ya la importancia de un
»verdadero Estado.


».No cabe, sin embargo, la menor duda, bajo el punto de vista del
»fisco, y aun tal vez bajo el punto de vista del contribuyente desapa-
sionado, que, en vez de cinco ó seis impuestos de vária índole, de no


»grandes rendimientos y de recaudacion costosa, difícil y ocasionada á
»abusos, como el diezmo y la alcabala, seria mas conveniente un solo
»impuesto de cuota fija sobre la riqueza inmueble, que no puede ocul-
tarse ó disminuirse sino momentáneamente y á favor de ardides que
»la adrninistracion logra al cabo descubrir. Tampocopuede haberla de
»que conviene desaparezcan pronto los impuestos de manda pia, sali-
»LaS y vestuario de milicias, que apenas producen entre todos 15.000
»pesos.


»Pero, al proponer la Intendencia esta sustitucion sobre cálculos
»fundados en datos que no pueden servir de base para el reparti-
miento individual de la nueva contribucion de inmuebles, y que ella


»misma desecha pava tomar como base mas segura la estadística por
»que se distribuye el impuesto municipal, de reciente creacion, olvi-
da, como muy oportunamente hace presente el ilustrado jefe acci-
dental de la seccion de Hacienda, ó confunde á favor de la oscu-
ridad de doctrinas abstrusas y sofismas económicos, que el establecer
»una contribucion territorial, dejando subsistentes los derechos de ex-
»portacion sobre el azúcar y el tabaco, no es reformar el sistema tri-
»butario. sustituyendo un impuesto directo y fijo con otro indirecto y
»eventual, sino crear upa nueva contribucion, ó, mas bien, recargar la
»ya existente, pues, si bien se reflexiona, los derechos de exportacion
»en la isla de Cuba representan la contribucion territorial, así como
»los de importacion representan á su vez la de consumos. Olvida tam-
»bien,la Intendencia que las contribuciones indirectas, por mas que es-
»tén. condenadas en teoría, son muy preferibles en la práctica á las di-
»rectas, señaladamente en la organizacion especial de la isla; que se
»recaudan con mas facilidad ymenos vejaciones; que la riqueza agri.-
» cola paga un2 por 100 y la urbana un 4 por 100 como impuesto mil-




204 ESTUDIOS POLÍTICOS.


»nicipal, y que, si se recarga á la primera con un 6 por 100 de contri-
»bucion para el Tesoro, pagará el 8 por 100, además de los crecidos
»derechos de exportacion que ya pesan sobre ella. Olvida asimismo,
»ó, mejor dicho, niega que los tres principales frutos que constituyen
»la especialidad de la riqueza agrícola de la isla, el azúcar, el tabaco y
»el café, tengan competencia en los mercados de Europa, cuando to-
»dos saben que los productos similares de las posesiones francesas, in-
»glesas, de los Estados-Unidos y del Brasil, apenas hacen ya posible en
»el precio esa competencia á los de Cuba, que el café no la sostiene ya
»con el del Brasil, y que ella será enteramente imposible el dia que
»sufran un nuevo recargo por medio de una contribucion territorial.
»Olvida, por último, que lo que propone no es, en suma, mas que la
»imposicion de una nueva contribucion.que, segun los datos estadísti-
cos agrupados por ella, podrá un dia rendir 6.732.000 pesos; que, se-
gun laestadística del impuesto municipal, solo rendirá por el pronto


»2.647.716 pesos, de los que en todo caso habrá que rebajar 2.530.700
»pesos en que en el presupuesto de 1859 están calculados los impues-
»tos cuya sustitucion propone el Intendente, quedando así reducido
»el beneficio inmediato y real de la innovacion á 117.016 pesos; y que,
»si se suprimiesen los derechos de exportacion , computados en
»2.156.260 pesos, como el jefe de la seccion de Hacienda reconoce
»deben suprimirse, entonces el déficit que producida, la reforma en
»los ingresos de la isla seria de 2.039.244 pesos.


»Por eso la imaginacion no deslumbrada, la esperiencia de la vi-
»da real y la lógica de los hechos indeclinables, llevan derecha y ri-
»gorosamente al ilustrado jefe interino de la seccion de Hacienda á
»no considerar compatible la creacion del nuevo impuesto directo con
»la subsistencia de los derechos de exportacion, y á convenir, sin
»embargo, en que subsistan estos, temeroso de que un considerable
»déficit en el presupuesto de ingresos sea el resultado inevitable de
»innovaciones aventuradas.


»De otro lado, debe tenerse presente que si, lo que no es de creer,
»el gobierno de S. M. aprobase la reforma propuesta para 1861, no
»habria tiempo de plantearla; que las oficinas de Hacienda, tan tris-
temente pintadas por su jefe, no podrían atender á los inmensos y


» delicados pormenores que exige la organizacion de un 'llevo im-
puesto; que no hay en la isla de Cuba los seis ingenieros ni los agri-


ESTUDIOS POLÍTICOS. 205


»mensores é inspectores que necesita el intendente para formar la es-
tadística de ella, y que, aunque los hubiera, no acabarian en veinte


»años las operaciones indispensables para conocer la verdadera y va-
aria riqueza de las trescientas leguas próximamente que tiene de es-


« »terision; que las estadísticas no se forman con la simple m.edicion de
»terrenos, sino por otros medios mas lentos y mas seguros, y al mis-
mo tiempo mas fáciles y menos costosos; que con los 50.000 duros


»que pide al efecto el autor del proyecto no hay para empezar; que
»la Bélgica hace muchos altos viene consignando en su presupuesto
»veinte millones de francos para completar y perfeccionar su censo, y
»aun no ha podido conseguirlo; que, por consiguiente, durante mu -
»cho tiempo no habria aquí otra base para el repartimiento de la
»nueva contribucion que la del impuesto municipal; que este impues-
to no ha empezado á ensayarse en la isla sino desde 1.° de enero de


»1857, que ya hay muchas quejas acerca de la desigualdad con que
»pesa sobre los contribuyentes, y que, si ella se hiciese mas gravosa
»por el considerable recargo que se propone, las quejas se redobla-
»Kan, los amigos de la donzinacion, esparíola se disgustarian, los
»eizem,igos esplotarian, este disgusto, y las reclamaciones podrian to-
»mar la forma de conflictos.


» 1Y valen la pena de justificar este disgusto, de suscitar esas re-
»clamacioues, de esponerse á provocar esos conflictos los tristes
»116.000 pesos que, segun la cuenta de Secretaría, resultarian de


-»ventaja para el Erario con la sustitucion de algunas de las contribu-
ciones antiguas por otra nueva, ó si se quiere de 153.796, que, al


»tipo de 6 por 100 de producto, calcula la seccion, sub'evándose,
»aunque sin decirlo, contra el estraño, incomprensible y para las
»operaciones de contabilidad complicadísimo tipo de 5,95 por 100 que
»fija la Intendencia al proyectado impuesto? ¿Es hábil dar lugar á que
»se tache de ambiciosa á la metrópoli, por sacar esa insignificante
»cantidad mas de la isla de Cuba, que acude siempre generosa y solí-
cita en ayuda de la Península, que envio á esta todos los años por


»término medio un sobrante de 80 millones de reales, y que ahora
»mismo está dando nuevas pruebas de fraternidad, hidalguía y es -
»plendidez, aprontando en pocos dias espontáneamente 20 millo-
nes de reales para los gastos de la guerra de Marruecos? ¿Es políti-
co en estos momentos y en estas circunstancias , cuando todavía




206 ESTUDIOS POLÍTICOS.
»no ha terminado la contienda de Africa, cuando mañana podernos
»necesitar aun de la buena voluntad de esta Antilla, enagenárnosla,
»no oir siquiera á sus principales corporaciones populares sobre la
»trascendental reforma que se proyecta, y esto solo por llevarla á paso
»de carga, por ponerla en ejecucion algunos meses mas pronto, por el
»solo deseo de innovar, con esperanzas de dudosa realizacion, im-
puestos que tienen la sancion del tiempo, y que han respetado ad-
ministradores tan capaces como los que en diversas ocasiones han


»estado al frente de la Superintendencia y del Gobierno civil de
»la isla?


»Mucho mas conveniente que condenarlas y suprimirlas desde
»luego ab Trato, seria sin duda procurar que, mientras se estudia y
»prepara su sustitucion, se administrasen mejor, mas equitativa y
»mas fecundamente; buscar en una prudente y liberal reforma de los
»aranceles mayores medios de prosperidad y bienestar para el comer-
ocio, la agricultura y la poblacion, á la par que nuevos veneros de
»riqueza para el Erario; pensar en organizar la contribucion de sub-
sidio, cuyas mezquinas cuotas y escasos rendimientos llaman la


»atencion y aparecen chocantes en un país de tanta vida mercantil co-
mo este; en una palabra, tratar mas de administrar que de innovar.
»Con solo administrar bien, á la vuelta de cuatro ó cinco años, sin
»quejas, sin disgustos, sin dificultades ni conflictos, las cajas de la
»isla podrán enviar anualmente 100 millones de reales á la Penín-
asula, y hacer frente al mismo tiempo mas cumplidamente á to-
das »las atenciones, cada dia crecientes, de este vasto y feraz ter-
ritorio.


»Resumiendo: la Secretaría, inspirada por la mas profunda con-
» viccion y por el patriotismo mas acendrado, tiene el honor de ma-
nifestar á V. E.:
»1.° Que el proyecto de sustitucion de los impuestos del diezmo


ay la alcabala por una contribucion directa y única sobre; la propiedad
»inmueble no ha recibido la instruccion debida, la instruccion acos-
tumbrada en tales casos, la instruccion que es garantía del acierto


»en resoluciones tan graves.
»2.° Que el establecimiento desde 1.° de enero de 1801 de una


»nueva contribucion de inmuebles es irrealizable para esa época, y,
»aun cuando fuera realizable, seria inconveniente., inoportuno é ¡ni'


Esretéitis'. Votitttos 20'


»político acordarlo sin publieiditd préVia y plantearlo sin detenida
»discusion y maduro examen.


»3.° Que, si V. E. estima atendibles las indicaciones de la ,Secre-
»taría, se sirva remitir copia de ellas al Ministerio de Ultramar, jun-
tamente con el dictamen del jefe de la seccion de Hacienda, rogando


»al excelentísimo señor director general de Ultramar, encargado in-
terinamente del despacho, suspenda, si lo cree oportuno, el dar


»cuenta á S. M. del proyecto del Intendente hasta que reciba la de-
bida instruccion, ó bien incline su real ánimo á que se digne•mandar


»que, antes de plantearlo, se oiga sobre él á la junta consultiva de
»Hacienda, á la real junta de Fomento, á la de agricultura y á los
»ayuntamientos de la isla.


»4.° Que si V. E. cree, como lo cree el jefe de la seccion de Ha-
»tienda, que la sustitucion de impuestos propuesta por la intendencia
»es aceptable y seria popular en la isla, se sirva V. E. disponer se
»oiga desde luego acerca de ella á la Administracion de Rentas ter-
restres y á las corporaciones indicadas, permitiéndose á la prensa


»periódica una prudente y razonada discusion sobre este asunto.
»5.° Que, entretanto, se reunan en Secretaría toda la legislacion,


»todos los antecedentes y todos los datos estadísticos sobre las diver-
sas contribuciones existentes en la isla, para que aquella pueda for-
mar un juicio mas fundado sobre la conveniencia ó inconveniencia


»de la reforma propuesta.
»6.° Que si V. E. no cree conveniente lo que propone la Secreta-


»ría, se limite á elevar al ministerio de Ultramar el. informe del jefe
»de la seccion de Hacienda, manifestando simplemente que está con-
»forme con él y dejando á la ilustracion del gobierno de S. M. el de-
cidir lo mas conveniente.


»Tal es el parecer de la Secretaría. V. E., sin embargo, etc. Ha-
bana 9 de marzo de 1860.— ANTONIO MANTILLA.»


Los fundados argumentos que encierra el luminoso informe del
Sr. Mantilla llevaron el convencimiento al ánimo del general Ser-
rano de que no era posible decidirse al planteamiento del impues-
to directo en la isla de Cuba, sin envolver al país en un profundo
disgusto y encaminarlo hacia el peligro revolucionario. Así es, que
los trabajos de la Intendencia de Hacienda se estrellaron ante las jui-
ciosas reflexiones con que las combatió el Sr. Mantilla, librando al


1




208 ESTUDIOS POLÍTICOS.


país por algun tiempo mas, siete a', os, de la perturbacion que al fin
vino á producir el decreto de 12 de febrero de 1867, lanzado sin me-
ditacion previa por el ministro de Ultramar, D. Alejandro Castro, y
que la prensa de Madrid, en luminosas discusiones, ha reconocido
despues como una de las primeras y principales causas del movi-
miento insurreccional de Yara.


¿Podrá olvidar nunca la isla de Cuba el beneficio que le prestó el
duque de la Torre, negando su aprobacion al plan de la Intendencia
de Hacienda?


Hora es ya de que digamos algo de su sentida partida de la isla.
El domingo 14 de diciembre de 1862, despues de haber entrega-


do dos dias antes el mando y gobierno de la isla á su sucesor el te-
niente general D. Domingo Dulce, salió de la quinta de los Molinos
en que se habia alojado con su bella esposa y dos tiernos niños que
quiso Dios concederle bajo el cielo benigno de Cuba, para dirigirse al
buque que habia de conducirle á España. Desde las doce del día se
llenaron los salones de la quinta de los Molinos con las corporaciones
de la capital y varios puntos de la isla, altos funcionarios y un in-
menso número de amigos y personas de distincion que quisieron sig-
nificar su aprecio al general Serrano, y, de todos seguido, abandonó
la blanca vivienda del paseo Tacon, no sin derramar lágrimas y sin
que las derramasen tambien sus acompañantes.


Encaminóse por las Calzadas de la Reina y del Monte, por la
Puerta de Tierra y la calle de la Muralla, hasta llegar á la Machina,
donde estaba atracado el vapor de S. M., San, QUilain. A bordo de
dicho vapor esperaban á S. E. el nuevo capitan general gobernador,
marqués de Castell Florite, el Excmo. señor comandante general de
marina, los Excmos. señores generales Gasset, Piquero , Brochero,
Alfau y casi todas las personas distinguidas por su cuna, sus títulos,
sus riquezas y sus talentos.


Los vapores Cristina, María Isabel, Indio, Guanabacoa Ara-
tanzas, Cuba, Afaisi , Fígaro y Union, dos ó tres buques de guerra
mas, y como cien embarcaciones diferentes rodeaban con música al
vapor San Quintin. Era verdaderamente conmovedora aquella esce-
na: aun recordamos los estruendosos vítores de un pueblo inmenso
que invadia muelles, plazoletas, balcones, azoteas y miradores, y, en-
tre mil banderas de diferentes naciones y países, los sombreros y pa-


ESTUDIOS POLITICOS. 209


ñuelos que se agitaban sin descanso, los brazos que se movían sin ce-
sar, los bronces de la Cabaña hacían el saludo de ordenanza al mismo
tiempo al ilustre personaje que llevaba las manos á los ojos, al cora-
zon, á la Habana, al cielo, en señal de agradecimiento y cariño.


Esta; interesante despedida del general Serrano era la prueba mas
fehaciente de su espíritu liberal y del acierto y justicia con que ha-
bia, trata,do , á sus gobernados. Pero si esto no bastase, la carta de des-
pedida que puso en manos del duque de la Torre una comision com-
puesta de los principales peninsulares é insulares de la isla, presen-
tándole en recuerdo de la Habana una corona y collar de brillantes
para su esposa, y un juego de postres de plata, seria el atestado mas
evidente del acierto con que supo gobernar la grande Antilla, cap-
tándose el cariño y la estimacion de los dos partidos militantes.


Dicho documento es el siguiente:
«Excmo. señor duque de la Torre: Los que suscriben, en los mo-


mentos de separarse V. E. de estas playas, tienen el honor de presen-
tar á V. E. una muestra de su aprecio y gratitud, débil en verdad,


»pero de gran significacion, pues revela el profundo sentimiento de
»respeto, amor yagradecimiento que nos inspira el proceder justo, ca-
balleroso, delicado é inteligente de V. E.


»Poco acostumbrados los firmantes á, emplear calificaciones tan
»honrosas con la primera autóridad de la isla, sin que esta personal-
»mente las merezca, pues la adulacion no puede ser nunca el patrimo-
nio de gente honrada, les permitirá V. E., para justificarlas, echar


»una rápida ojeada sobre los caracteres distintivos de la época inolvi-
dable de su gobierno.


»Desde la publicacion del manifiesto de V. E. concibió el país las
»mas lisonjeras esperanzas por el oportuno recuerdo que en él hizo de
»los vínculos de simpatía que á, Cuba le ligaban, y del vivo interés
»que esta le inspiraba; y podemos asegurar á V. E. que esa feliz frase
»no se ha visto desmentida por los hechos en momento alguno de su
»atinada direccion.


»Justo, franco y liberal ha sido V. E. en la época de su gobierno,
ay el país ha visto con gratitud, sin la menor modificacion en las
»instituciones, reinar la mas completa seguridad personal y el ma-
yor respeto á la opinion, debido principalmente al carácter per-


»sonad del digno jefe que ahora nos abandona, ofreciendo por resul-
27




210 ESTUDIOS POLÍTICOS.


»tado esa política conciliadora la mas perfecta tranquilidad y las
»mas vivas esperanzas de ver realizado en las leyes lo que hasta
»ahora ha sido la obra de un hombre.


»Sin duda, Excmo. señor, al renunciar V. E. con tanta prevision
»como hidalguía de sentimientos á todo esceso de poder, ha prestado
»á la nacion y al país un inmenso servicio, pues hoy se puede asociar
»el amor de la madre patria con el sentimiento de patriotismo local.


»Recto, afable y bondadoso, nadie ha llegado ante V. E. solici-
tando justicia y amparo sin salir completamente satisfecho del res-


»peto con que ha mirado el derecho ageno, de su cortesía y de la
»compasion que le han inspirado las humanas miserias.


»Intérprete hábil de una política de asimilacion, se ha visto á
0V. E. constantemente llamando los hijos de este hermoso suelo á to-
mar parte en su administracion, conociendo que la humanidad es


»siempre la misma; que las ideas de esclusivismo no son conformes al
»espíritu de la época; que gobernar no es resistir, sino dirigir; no es
»oprimir, sino proteger.


»Así, por todos estos títulos á nuestro agradecimiento y amor, los
»que suscriben ofrecen á V. E. la espresion mas sincera y viva de
»sus sentimientos.


»Somos de V. E., Excmo. Sr., afectísimos S. S. Q. S. M. B.»
Esta carta la firmaron y contribuyeron para el regalo los seño-


res siguientes;
El conde de Fernandina.—E1 conde de Cañongo.—E1 marqués


de Almendáres.—El conde de Santo Vénia.—José Ricardo 0-Farrill y
0-Farrill.—E1 conde da San Fernando. —El marqués de la Real Pro-
clamacion. —El marqués de Aguas-claras.--E1 conde de O -Reilly. —
Rafael de Toca.—José Valdés Fauli.—Julian Zulueta.—Domingo
de Aldama.—Miguel de Aldama.—Juan Poey.—Rafael Rodriguez
Torices.— Francisco Feliciano Ibañez.—José Baró. —El conde de
Casa Romero.—José de Pedroso.—Cárlos de Sedano.—José Pizarro
y Gardin.—Agustin Saavedra.—Miguel de Cárdenas y Chaves.—
José Ricardo de Cárdenas y O -Farrill.—Estéban Santa Cruz de
Oviedo.—Miguel de Matienzo.—Francisco José Calderon y Kessel.
— Francisco Diago. Ramon. Zambrana. — Antonio Rodriguez
Ojea.—El conde de Casa Bayona.—Manuel Ajuria. — Fernando
Gonzalez del Valle.—Nicolás Martinez de Valdivieso. — Marqués


ESTUDIOS POLÍTICOS. 211


Duquesne. —Juan Atilano Colomé.— Ramon de Herrera. —Pedro
Martin Rivero.—Francisco Durañona.—El conde de Lagunillas.—
Salvador SanA.—E1 conde de la Reunion.—Bonifacio de la Cues-
ta. — Marqués de Esté-va. — Antonio Gonzalez de Mendoza.—El
conde Palatino.—Juan Tomás Herrera.—Jacinto Gonzalez Larri-
naga.—E1 conde de Casa Montalvo.—El marqués de Prado-Ame-
no . —F rancisco lilas .—Fernand o Illas .—Leonardo del Monte.— José
Manuel Mestre.— Rafael M. de Mendive.—Fernando Escovar.-
J. Ramon Betancourt.— Miguel Barbarosa.—Gabriel de Ostra.—
Miguel Kessel.— Cayetano Ortiz.—Nicolás Lopez de la Torre.—An-
tonio Serpa.—José Silverio Jorrin.—José Morales Lemus.—Ansel-
mo Gonzalez del Valle. —Gonzalo de Cárdenas.—Cándido Ruiz.—
Miguel Ferrer.—Ignacio María Justis.—José Plá y Monge.—Maria-
no Govel.—Pedro Sanchez Iznaga.—José F. Valcarcel.—Casimi-
ro Perez.


La obra noble y patriótica del general Serrano fué continuada
por su sucesor el general D. Domingo Dulce, quien tambien llegó
precedido de la reputacion de entendido y liberal gobernante que ha-
bia adquirido en Cataluña. Lejos de alterar en nada las prácticas que
habia establecido su digno antecesor, el marqués de Castell Florite
fué aun mas allá, trabajando con energía y decision por contentar al
pueblo de Cuba, llamando y atrayendo á su amistad á todos aquellos
insulares que rodearon y eran amigos del duque de la Torre.


Dedicamos el capítulo siguiente á la primera época del gobierno
del general D. Domingo Dulce, marqués de Castell Florite.




X I V .


Política del general Du'ce.—Propósito de concluir con la trata de negrée.--
Denuncias del 'cónsul general de S. M. B. de alijos delozales —Espedicio-
nes apresadas.—Asociacion contra la trata —Espedicion de la Agülea.—
Extradicion de los Estados-tinidos del comandante D. José A. ArgtieIles.—
Documentos oficiales.—Expedicion de las Pozas.—Sentencia.--Se presenta
uno de los armadores de la espedicion de las Pozas á denunciarla.—Llega-
da de D. Eduardo Asquerino á la Habana.—Carta dirigida 'al general Dul-
ce, que le fuá presentada por Ids'Seffores conde de San Fernando y TJáku-
nillas, D. Ramon de Herrera yotros.-1,Carta ,tiolítica remitida :al duque de
la Torre.—Contestacion del duque.—Exposicion anti-reformista á la reina.
—Otra carta del duque de la Torre.—Carta del conde de Vega-Mar al conde
de Cacongo.— Exposicion de los reformistas.—Servicios del general Dulce.


El teniente general D. Domingo Dulce que había ensayado en el
gobierno de Cataluña el sistema liberal, que tan buenos resultados
produjo en esa, por lo general, inquieta provincia, se propuso conti-
nuarlo tambien en la isla de Cuba. Desde los primeros momentos de
su llegada, dió á conocer su propósito de seguir la senda liberal que
dejaba trazada su ilustre antecesor; y sin eso, y aun cuando le hu-
biera precedido en el gobierno de la isla otro general de ideas rea,c-


'ESTUDIOS POLÍTICOS. 213


cionarias, él hubiese inaugurado, una nueva era de progreso. _Hom-
bre práctico y liberal, sabia que allí donde hay cuestiones sin el sol
de la publicidad., y deseos contrariados y manifestaciones contenidas,
y pretensiones no escuchadas, se establece 431 germen de la relvolu-
cion, y que nada es mas peligroso que los temores injustificables de
una política sin norma.


Desde los primeros momentos del (gobierno del general Dulce,
manifestó su firme propósito de perseguir sin descanso la trata de
negros africanos, y sus pnimera.vdiísposiciones se encaminaron á este
fin. No es esto decir que no hubiese t sido perseguida tambienen los
gobiernos de los generales Concha y Serrano, pues el primero mere-
ció que resonaran en el Parlamento inglés frases de elogio en su loor,
y elsegundo trabajó con éxito en el mismo sentido, haciéndose va-
rias aprehensiones de bozales y una muy importante que menciona-
-remos en: el curso de este capítulo.


Pero:el . general Dulce fué á la carga en este asunto con grandes
brios, al cátremo de haber enviado á España al ilustrado y caballero-
so gobernador político que fué de la Habana, D. Pedro Navascués,
solo por la mala interpretacion de una órden, 'medida tan precipitada,
que el mismo general Dulce se persuadió despues de ello, haciendo
justiciará la honradez de ese funcionario, que en el poco tiempo que
-estuvo en la Habana, se captó las simpatías de todas las personas res-
petables.


Se habia propuesto el general Dulce concluir radicalmente con el
-abominable •tráfico, ,y •á esta decisionse debió el éxito •favorable yen las
aprehensiones que tuvieron lugar durante los años de 1863 y1864.


Durante esta 'época las denuncias que el consulado 'inglés lizo á
la capitanía general de Cuba de desembarcos de &bozales fueron las
siguientes:


,Denuncia por Ceja delPablo, Cárdenas y &Sagua,,proced.ente detun
vapor en número de 1.500 negros bozales.


Idem id. de un alijo de ' 600 bozales, ' por Canasí.
Idem id. de 200, por Camarioca.
Idem; id. 'de . 600, por Mangle-Santos.
Idem..id. d& otro buque negreroomeienfuegos.
Ideen id. de otro de 625 bozales, por,Bahia-nonda.
Idein,id. die otro buque negrero que lembien,participó,taber visto




214 ESTUDIOS POLITICOS.


el vigía de la boca de Cienfuegos, y dió márgen á la comision que se
confió al oidor de la real Audiencia Sr. Loriga.


Idem id. de otro alijo de bozales, por Cienfuegos.
Idem id. otro alijo de id., por Alacranes.
Idem id. id. id., por Trinidad y Sagua.
Otro id. id., por Sagua.
Estas denuncias hechas por el consulado de S. M. Británica en la


Habana, las tomamos de documentos oficiales.
Las aprehensiones de negros bozales, verificadas desde que tomó


el mando de la isla el general D. Domingo Dulce, fueron las si-
guientes:


NÚMERO DE NEGROS
AROS. DENOMINACION. APREHENDIDOS.


1863. Manaca . . . . 582
» Dominica. 354
» Agüica. 1.131




1864. . Tercer Netuno (a) Pondichery 659
» Lezo 365
» Guadalquivir. 476


Total 3.565


Sin embargo de estos datos fehacientes, el partido anti-reformista
de Cuba, en una exposicion presentada á S. M. oponiéndose á las re-
formas, decia candorosamente en 28 de junio de 1865, refiriéndose á
la trata de negros: «Ese tráfico inmoral, que las leyes, de acuerdo
»con. la opinion universal prohiben y anatematizan, que los exponen-
»tes condenan como todo el mundo civilizado, HA TIEMPO QUE NO SE vost-
»FICA EN LAS PLAYAS DE CUBA. NADIE HAY EN LA ISLA QUE LO IGNORE, NADIE QUE
»DE BUENA SÉ PUEDA SIQUIERA PONERLO EN DUDA.»


Lo que nadie ignoraba, ni podia ponerse en duda de buena fé, era
que ese tráfico inmoral estaba en su auge en esa época, y que la ener-
gía del general Dulce pudo refrenarlo, promoviendo una reaccion
saludable en el país contra los alijos de bozales.


No solo tuvo el gobierno en esto una poderosa iniciativa, sino que


ESTUDIOS POLITICOS. 215


permitió tambien que la tuviesen los particulares, habiéndose orga-
nizado por varios hacendados importantes y muchos insulares y pe-
ninsulares de reconocido concepto y estimacion, un proyecto de Aso-
ciacion contra la trata, cuyas bases, que suscribieron gran número
de personas, eran las siguientes:


«Capítulo 1.° La sociedad tiene por objeto la estincion comple-
ta y definitiva del tráfico ilícito conocido con el nombre de Trata de


»Africa.
»Para conseguirlo, todos cuantos ingresen en ella contraen el com-


promiso de honor de cumplir las obligaciones siguientes:
»La No comprar directa ni indirectamente negros bozales intro-


»d.ueidos en la isla despues del 19 de noviembre de 1865.
»2.' Contribuir al objeto de la sociedad por todos los medios que


»sugieran á cada uno (le los individuos asociados las inspiraciones de
»su conciencia.


»3.' Propagar el deber y la conveniencia de la supresion total
»y absoluta de aquel tráfico, no solo, difundiendo estas ideas, sino
»atrayendo el mayor número posible de habitantes del país al seno de
»la sociedad.


»Capítulo 2.° Los nombres de los asociados se publicarán á me-
dida que vayan ingresando en la sociedad, anotándose en un regis-


»tro general.
»Tambien se publicarán los nombres de los que por haber infrin-


gido los deberes sociales fueren excluidos de la asociacion y borrados
»de aquel registro.


»Esta esclusion se hará por acuerdo de la comision central de vi-
gilancia.
»Capítulo 3.° El número de sócios será indefinido y el mayor


»posible , procurando que los haya en todas las localidades de la isla.»
»En cada distrito municipal habrá una comision de vigilancia ele-


gida por los sócios vecinos.
»La de la Habana tendrá el carácter de comision central y esta-


»rá en relacion con las locales en los términos que fijará el re-
» gla mento .


»Cada comision se compondrá de nueve individuos, escepto la
» central, que tendrá quince, incluyendo en esos números el presiden-
»te y secretario.




2,16E ESTUZIerfOLATIC01.


»Estos; cargos serán honoríficos y gratuitos.
»Los sóciosifundadores constituyen una comision provisional para.


»organizar la sociedad, formando al efecto el reglamento y recibien-
»do las primeras adhesiones, y cuando el numero de sócios llegue á
»ciento, convocará una junta para nombrar la comision central.


»Esta se, ocupará en seguida de constituir en toda la isla-las co-
»misiones locales provisionales, que á sa vez han de organizar la so-


ciedad en sus respectivos distritos.
»En cada uno de estos habrá un registro especial de sócios, cuyos


»nombres figurarán tambien en el registro general.»
El gobierno superior de la isla otorgó el permiso para la creacion


de la Sociedad contra la trata; pero despues fué recogido y desaproa
bada la sociedad por indicacion del ministerio de Ultramar, sin em-
bargo de que casi todos los periódicos habian dado cuenta de ese
suceso en términos de aprobacion y calurosas simpatías, que revela-
ban el progreso de la opinion en materia que, hasta hace pocos años,
apenas despertaban el interés d conmovian la conciencia de aquellos
mismos, cuyos actos manifestaban amor al país y sincera solicitud.
por su bienestar y porvenir.


Esta Sociedad contra la trata hizo salir, de su retraimiento al es-
critor cubano D. Gaspar de Betancourt, que usaba el pseudónimo del
Lliyarelo, publicando en El Fanal, diario de Puerto-Príncipe, un
artículo en loor del general D. Domingo Dulce, quien daba existencia
legal á una sociedad cuyo objeto era estirpar de raiz la trata, ó sea el
comercio de negros importados de Africa. La sociedad madre existia
en la Habana, y se proponia estender sueaccion ramificándose y po-
niéndose en relacion con todas las ciudades de la isla para mejor cor-
responder á las altas miras del gobierno: la estirpacion completa de
la trata.


Hizo grande impresion este artículo aula Habana por haber sido
D. Gaspar Betancourt el autor que celebró tu términos ,entusiastas al
eapitan general de la isla; pero la verdad es,, que ese conocido escri-
tor sacaba á la vergüenza pública lo. que él denominaba Coloso ne-
grero, contrayéndose esclusivamente á los que preparaban las espe-
diciones, iban al Africa en busca de sus cargamentos, y traian á ven-
derlos en las playas de Cuba; olvidándose que el pecado de esa es-
peculacion alcanzaba, no solo á ellos, sino tambien á muchos hacen.'


ESTUDIOS POLÍTICOS.
aa


dados y particulares, que compraban y revendian la prohibida mer-
cancía. ¡Ah! ¡y cuán pocos hay eu la isla de Cuba entre unos y otros
que estén libres del pecado que tanto anatematizan hoy! Entre los
mismos que formaron esa Sociedad contra la trata, ¿cuántos habría
exentos de responsabilidad para con su propia conciencia?


Verdad es, como dice Betancourt, que ha habido algunos patrio-
tas que han trabajado por ilustrar la conciencia pública; pero verdad
y muy grande es tambien que esa conciencia pública habia perma-
necido siempre sorda á todo lo que no fuera aumentar la produccion
por medio del trabajo esclavo.


Bueno es, y aun obligatorio, dar á conocer á la sociedad cubana
la reprobacion con que mira el mundo civilizado ese inmoral tráfico,
y su afrentosa consecuencia la esclavitud ; pero no se olvide que la
responsabilidad de ese pecado pesa sobre la mayoría del país y no so-
bre una clase determinada. No pongamos el dedo en esta llaga pro-
funda, que hace estremecer el corazon de todo cubano, sino para pro-
curar cicatrizarla, ni tampoco toquemos á su historia.


Entre las espediciones aprehendidas en noviembre de 1863, lo fué
la llamada de la «,:kgüica.,» por el teniente gobernador del distrito de
Colon, comandante D. José A. Argaelles, que clic') celebridad á este
importante alijo.


Este funcionario, despues de verificar la aprehension de tau gran-
de espediciou de negros, se presentó en la Habana, y el gobierno re-,
compensó sus servicios con la cantidad que se acostumbra destinar a
los aprehensores de esta clase. En seguida solicitó permiso de veinte
días para pasar á Nueva-York, alegando que iba á comprar el perió-
dico español La Crónica, que se publicaba en dicha ciudad. En su
ausencia se descubrió que él y otros empleados del distrito de Colon
vendieron como esclavos á ciento cuarenta y un negros de los que
habian capturado.


Indignado profundamente el general Dulce, tanto por esto, cuan-
to por un folleto que habia publicado en Nueva- York atacando á la
primera autoridad de Cuba, emprendió la difícil tarea de sacar del
territorio de los Estados-Unidos, sin embargo de no existir entre es-
tos y España leyes de estradicion, al comandante D. José A. Arg üe-
lles. El caso era nuevo, y muy pocas esperanzas tenia el mismo ge-
neral Dulce de obtener del presidente de los Estados-Unidos autori-




218 ESTUDIOS ?MÍTICOS.


zacion para llevar á cabo su propósito; pero el general Dulce, hombre
emprendedor y hábil político:contaba en Washington con la habili-
dad y talento del representante de España Sr. Tassara, que gozaba
de gran influencia con el secretario . de Estado Mr. Seward.


Concibió el general Dulce la idea de tocar la cuerda sensible de
Mr. Seward, pintando á Argiielles con los odiosos colores que mere-
cia, y emprendió sus reclamaciones. En ellas se cruzaron las siguien-
tes notas diplomáticas, que dieron por resultado el éxito mas com-
pleto á los deseos del general Dulce y que traducimos del New-York
Herald correspondiente al dia 23 de mayo de 1864.


Núm. 1.


El secretario Seward al abogado de distrito de los Estados-
Unidos, 21&. Hall.


«Departamento de Estado.—Washington mayo 18 de 1864. S. A.
»Oakey Hall.—New-York.


Señor: Tengo el honor de remitir á Vd. los documentos oficiales
»sobre el caso de D. José Agustin Argüelles. Por ellos se enterará
»usted que las medidas tomadas por el Marshall del distrito Sur de
»Nueva-York, lo han sido por disposicion del presidente de los Esta-
dos-Unidos.


»Soy de Vd. etc.—William H. Seward.»


Núm. '2.


Savage d Mr. Selvard.


«Consulado de los Estados- Unidos.—Habana 20 de noviembre de 1863.


»Señor: Sobre mil negros africanos han llegado á esta ciudad ha-
»ce pocos dias. Se refiere que fueron desembarcados de un vapor,
«(nombre y nacionalidad desconocidos) en la vecindad de Cárdenas ó
»Sagua. Se dice que personas ricas y principales están interesadas
»en este negocio.


»Tengo el honor, etc.—Thomas Savage. V. C. G.


ESTUDIOS l'ameos.
219


»P. D. El vapor no ha sido capturado; se cree que fuese á Nassau
ues de desembarcar los negros.—T. S.»»desp


Núm. 3.


Extracto. —.41r. Sewardd Lord Lyons.


«Mr. Seward trasmite á Lord Lyons la comunicacion de Mr. Sa-
»vage manifestándole además que su noticia ha sido comunicada al
»departamento de Marina.»


Xúsaa '1.


Lord Lyons d Mr. Seward.


«En esta comunicacion acusa Mr. Lyons á Mr. Seward recibo de
»su nota, y le manifiesta que, sin pérdida de tiempo, mandará copias
»al gobierno de S. M. B., al gobernador de las islas Bahamas y al
»comandante en jefe de las fuerzas navales inglesas.»


Núm. 5.


Lord Lyons d Afr. Seward.


«Washington 4 de febrero de 1864.
»Señor: Me apresuré á comunicar al gobierno de S. M. la nota fe-


chada en 28 de noviembre último, en la cual me hacíais el honor de
»informarme que, por conducto del cónsul general de los Estados-
»Unidos en la Habana, habíais sabido la llegada de mas de mil negros
ȇ 'dicha ciudad, importados recientemente de Africa.


»El gobierno de S. M. habia ya recibido la noticia de que un va-
»por había salido de la costa de Africa con un cargamento de mil
»cien negros, y tambien que estos esclavos hatian sido desembarca-
»dos en Cuba. Despues se ha sabido por el cónsul general en la Ha-
»bana que estos 1.105 negros han sido capturados por el capitan ge-
neral de Cuba.


»El gobierno de S. M. no tiene todavía noticia de los particulares
» relativos al buque que condujo los bozales, pero se tomarán medidas
»para descubrir, si es posible, el nombre del buque y las partes im-




220 ESTUDIOS POLÍTICOS.


»plicadas en este asunto, y agradecerá mucho al gobierno de los Es-
tados-Unidos cualquier informe que sobre el particular pueda darle.


»Tengo el honor de ser con la mayor consideración etc., • etc.-
»Lyons.»


Núm.


Lord Lyons d .111r. Seward.


«Washington 4 de febrero de 1864.


»Mi querido señor: No dejé de remitir á lord Russell copia de la
»carta de 28 de noviembre último, en la cual me hacíais el honor de
«informarme que su señoría preparase una comunicacion que pudie-
ra, en sa opinion, dirigirse adecuadamente al gabinete español, con


»el fin de procurar una enmienda á las leyes represivas de la intro-
»duccion de esclavos en Cuba, y que el presidente de los Estados-Uni-
»dos os autorizaria á comunicar con el gobierno español en el mismo
»sentido y espíritu que adoptase el gobierno de S. M. B.»


»Lord Russell me ha recomendado os manifieste su agradecimiento
»por baberos ocupado con el Presidente de este asunto en momentos
»en que otras tareas mas importantes deben ocupar la atencion del
»jefe supremo. Tambien me ha autorizado para comunicaron las ad-
»juntas copias de un despacho del ministro de S. M. en Madrid, y
»una nota en la cual, cumpliendo las instrucciones del gobierno de
»S. M., ese ministro ha indicado al gobierno de España las medidas
»que en la opinion del gobierno S. M. se requieren para la supresion
»de la trata de esclavos en Cuba.


«El gobierno de S. M. no duda que una representacion parecida,
»dirigida al gobierno de España por el ministro de los Estados-Uni -
»dos en Madrid, tendria gran peso en el gabinete español y vería con
»mucha satisfaccion al representante de los Estados-Unidos dirigir
«sus comunicaciones al ministro especial de Negocios estranjeros en
»el mismo sentido que lo ha hecho el ministro inglés en la nota cuya
»copia es adjunta.


»Soy, etc., etc., etc.—Lyons.»


ESTUDIOS POLÍTICOS. 221


Al honorable Willian H. ,S'eward, etc., etc., etc.


MEMORANDUM.


«El actual capitan general de Cuba ha cumplido fielmente en Ja,
»observancia de los tratados y obligaciones de España para la supre-
»sion de la trata, y el gobierno español parece además haber apro-
bado la conducta de este oficial. El resultado ha sido que el número


»de esclavos introducidos en Cuba en doce meses hasta el 30 de se-
tiembre último se estima de 7 á 8.000, comparado con 11.254 in-


»trodueidos en los doce meses anteriores.
»La disminucion del tráfico de esclavos en Cuba seria satisfactoria


»si no se debiese principalmente á los esfuerzos de un solo individuo,
»al general Dulce, el actual capitan general de Cuba, quien debe te-
«nerse presente puede ser relevado cualquier dia, y entonces proba-
blemente la trata principiará de nuevo con vigor.


»El general Dulce se queja amargamente de la falta de poderes
»suficientes que lo autoricen, y de lo inadecuado de las previsiones
»del Código penal español para supresion de la trata en Cuba; y si un
»oficial tan bien dispuest ) como el presente capitan general de Cuba
«encuentra imposible contener la importacion de esclavos en esa isla,
»puede inferirse que una autoridad menos pundonorosa encontraría
«escusas ámplias para no cumplir con su deber en este respecto.


»Para poner un término á la trata de esclavos en Caba es necesa-
rio que el gobierno español tome medidas enmendando las leyes pro-
hibitorias de la introduccion de esclavos en aquella isla. Las leyes


»existentes son declaradas por las autoridades españolas como insu-
ficientes para el propósito para que fueron creadas y hasta que so -


»brevenga una enmien la la sinceridad y buena fé del gobierno espa-
»fi.ol estará expuesta á cuestion.


«El 4. 0 y 13 artículos del Código penal sirven solamente para
»proteccion de los traficantes de negros. El primero de estos artículos
«prohibe la captura de bozales por las autoridades, no importa cuán
»notorio haya sido la violacion de las leyes españolas al introducir
»los negros, siempre que estos hayan sido conducidos á alguna finca
»ó ingenio de la isla.


«El 13.° artículo indica el castigo legal del traficante de negros




222 ESTÚDIOS POLITICOS.
»y sus cómplices, castigo que ,


solo puede aplicarse en virtud de sen-
» tencia de la real audiencia pretorial ; pero á consecuencia de estar
»casi toda la poblacion de Cuba, así como las autoridades subalter-
»nas mezcladas en los intereses de la trata, es imposible procurarse
»evidencia para condenar los individuos comprometidos en el tráfico.


»Mil cien esclavos han sido recientemente capturados por él go,-
»bernador capitan general de Cuba, despues de haber desembareadó
»felizmente y ser conducidos á un ingenio de aquella isla. De estó
»está bien enterado el gobierno de los Estados lUtiidos. Se harán el-
»fuerzosindadablemente para procurar su restitución, espresándose
»que han sido ilegalmente capturados porel capitan general; pero si
»uno de esos negros fuese entregado á los traficantes de esclavos, bien
»por las órdenes del gobierno español ó por el fallo de algun tribunal
»judicial, el gobierno de S. M. B confía que el gobierno de los Esta-
»dos-Unidos se unirá al gobierno inglés para dirigir una séria repre-
»sentacion sobre el asunto al gobierno español.—Febrero 4 de 1864.»


7.


Mr. F. W. Seward á ilfr. Savage.


«En este despacho se le piden á Mr. Savage pormenores acerca
»de la espedicion capturada para trasmitirlos á lord Lyons.—Febre-
»ro 5 1864.—F. W. Seward, subsecretario.»


Núm. S.


Seward á lord Lyons.


«Departamento de Estado.—Washington febrero 6 de 1861.
»Mi querido lord Lyons: Tengo el honor de acusaroá recibo de la


»nota del 4 del corriente comunicando la copia de un despacho del
»ministro de S. M. en Madrid y una nota formulada con arreglo á
»las instrucciones del gobierno de S. M., indicando al gobierno de
»España las medidas que en la opinion del gobierno de S. M. se re-
»quieren para la supresion de la trata en Cuba.


»En contestacion tengo el honor de manifestaros que en conformi-
»dad con la sugestion contenida en vuestra nota, se ha instruido al


ESTUDIOS powicos. 223


,ministro de los Estados-Unidos en Madrid para que se dirija al mi-
nistro español dé Negocios estranjeros en el mismo sentido que lo ha


. »hecho el ministro de S. M. en la nota. ya referida.
»Soy, mi querido lord Lyous, etc.—William H. Seward.»


Mútila. 9.


11fr. Seward 4 111-r. Koerner.


«En esta nota Mr. Seward da instrucciones al ministro americano
»en Madrid, Mr. Gustavo Koerner, en sentido parecido al del ministro
»inglés.—Washington, febrero 6 de 1864.—William H. Seward.»


Núm. 10.


Afr. Gustavo Koerner á S. E. el Sr. Arrazola, ministro de Estado de
S. AL Católica.


«Esta nota se dirige á pedir al gobierno de España se remuevan
»los obstáculos que existan en la isla de Cuba á fin de poder stipri-
»luir totalmente la trata africana.»


Núm. n L


JJft. Savage á kfr. E. TV. Seward.


«Consulado general de los Estados-Unidos en la Habana, marzo 5
»de 1864.
»Señor: En contestacion á vuestro despacho del 5 último acompa -


Ȗandome copia de la nota de lord Lyons de fecha anterior, debo de-
cirle que no obstante las averiguaciones mas eficaces entre mis


»amigos, no me ha sido posible saber el nombre del vapor que trajo el
»gran cargamento (mas de 1.000) capturados por las autoridades
»españolas. Estos negros se desembarcaron en el distrito de Colon al
»Sur de isla. El vapor habia sido originariamente inglés, y fué de
»Inglaterra á Cádiz donde tomó los colores de España, preparado
»para el tráfico ,de esclavos y despachado ostensiblemente para un
»viaje legal á Fernando Póo, isla española en la costa.de Africa.. Los
»negros fueron capturados en tierra por el teniente gobernador del




224 ESTUDIOS POLÍTIO08.


»distrito, y se me ha informado confidencialmente que el vapor salió
»en seguida para Africa en busca de un nuevo cargamento de boza.
»les, despues de habérsele provisto de los víveres y efectos necesa-
»rios. Se dice que D


y D y otras personas prominentes son
»los interesados en esa espedicion.


»Varias espediciones han sido desembarcadas para los mismos,
»pero dos, además de la mencionada, se han capturado. Una de cerca
»de seiscientos negros, y la otra de cerca de doscientos, teniendo el
»buque que las condujo apariencia de construccion inglesa. D...., só-
»cio de D...., ha estado preso, acusado de complicacion en estas es-
»pediciones.


»Si adquiriese algun otro informe ,.digno de crédito, no dejaré de
»trasmitirlo á la primera oportunidad.


»Soy, señor, con respeto, su atento, etc.., etc.—Thomas Sa ya-
»ge. V. C. G-.»


Ním. 12.


Mi'. ,Sfeward d lord.1-,yons.


«Departamento de Estado.—Marzo 11 de 1864.
»Este despacho de Mr. Seward se concreta á trasmitir á lord


»Lyons copia de la comunicacion anterior de Mr. Thomas Savage,
»vicecónsul general de los Estados-Unidos en la Habana.»


Núm. 13.


Mr. F. H. Seward d Mr. Savaue.


«Participándole que ha trasmitido copia de su nota á lord
»Lyons.»


Núm. 11.


Mr. Savage d Mr. iSteward.
«Consulado general de los Estados-Unidos. —Habana marzo 27 de


»1864.—Al honorable Mr. H. Seward, secretario de Estado.—
»Washington.
»Señor: Acabo de llegar de una entrevista que ha deseado tener


ESTUDIOS POLÍTICOS. 225


»conmigo el capitan general, y que ha tenido por objeto informarse
»si las autoridades de los Estados-Unidos podrien enviar á esta isla la
»persona de un oficial del ejército español, D. José Agustin Argüe-
»lles, que se cree está en Nueva-York. Este empleado era el teniente
»gobernador de Colon en esta isla, y efectuó la captura de una gran
»espedicion de negros africanos de que dí cuenta al departamento en
»20 de noviembre último (despacho núm..107).


»El gobierno estaba altamente satisfecho de su celo y le gratificó
»con 15.000 pesos por su parte del premio usualmente concedido á los
»aprehensores de espediciones.


»Este oficial obtuvo subsecuentemente un permiso para ausentarse
»por veinte días, alegando que el objeto de su viaje á Nueva-York
»era comprar el periódico español que allí se publica titulado La
»Orón,ica.


»No ha regresado y despues de su partida se ha descubierto que
Ȏl y otros empleados del distrito de Colon retuvieron y vendieron,
»como esclavos, ciento cuarenta y un negros de los aprehendidos.


»Algunos de estos negros se vendieron unos á 700 pesos y otros
ȇ, 750.


»La Audiencia de la isla que ejerce jurisdiccion exclusiva en ta-
»les causas, ha tomado conocimiento de este hecho y requiere la pre-
»sentacion de D. José Agustin Argüelles, á fin de asegurar la liber-


tad de estas ciento cuarenta y una víctimas.
»El capitan general me hizo saber que sin la presencia de Argüe-


»lles seria muy difícil y muy tardío poder llegar á tan humano fin.
»S. E. presentó á Argüelles como un pícaro, peor que un ladron de
»camino, pues se habia prevalecido de su posicion como autoridad
»local para cometer aquel ultraje, con poco riesgo de sí mismo.


»Le dije al capitan general, que no existiendo ley de estradicion
»entre los dos gobiernos, ni otra ley pública ó municipal que autori-
zase la entrega de Argüelles, nuestro gobierno no podria consentir-


»la; pero le ofrecí presentar este asunto á Vd. de una manera confi-
»dencial, lo que me pidió hiciera yo por la primera oportunidad.


»Someto todo á la consideracion de Vd,, y le suplico se sirva co-
municarme sus ideas sobre el particular.


»Tengo el honor de ser, etc., etc.—Thomas Savage, vicecónsul
»general.»




226 ESTUDIOS POLiTICOS.


Núm. I.


3fr. Tassaya d 31r. Servard.


«Legacion de España en Washington.—Washington, abril 5, 1864.
»El infrascrito, enviado estraordinario y ministro plenipotenciario


'»de S. M. C., ha sido informado de la llegada á esta ciudad de un
»oficial del ejército español, D. José A, Argüelles, desertado de la isla
»de Cuba y acusado de haber vendido negros, reduciéndolos á, la es-


clavitud.
»Las circunstancias del caso parecen ser las siguientes:
»El oficial arriba nombrado estaba en noviembre último de tenien-


te gobernador del distrito de Colon, y en este destino verificó la
»aprehension, de una gran espedicion de negros africanos. El go-
bierno, satisfecho de su celo, recompensó sus servicios con la can-
tidad que se acostumbra destinar á los aprehensores de las espedi-


aciones de esta clase. Este empleado, subsecuentemente, obtuvo per-
miso de veinte dias para pasar á, Nueva-York, alegando que el ob-
jeto de su viaje era comprar un periódico español que se publicaba


»en dicha ciudad; pero despues de su partida se ha descubierto que
»él y otros oficiales del distrito de Colon retuvieron y redujeron á es-
clavitud, vendiéndolos, á 141 negros que hablan capturado.


»Teniendo la Audiencia de la isla jurisdiccion esclusiva en tales
»causas, ha tomado conocimiento de este caso y requiere la presencia
»de Argüelles para asegurar la libertad de las 141 víctimas. Sin esta
»presentacion seria imposible llegar al fin humano que se pro-
»pone.


»El infrascrito sabe bien que no existe tratado de extradicion en-
tre los Estados-Unidos y España que pueda alegarse para la entrega


»de Argüelles. Sin embargo, considerando el atroz y escandaloso crí-
»men que ha cometido, así como los intereses lastimados de la huma-
nidad, no ha vacilado en someter el caso de esta manera confiden-
cial á la consideracion del gobierno de los Estados -Unidos, con


»el fin de saber si un incidente tan escepcion.al no podria hallar me-
didas escepcionales.


»El infrascrito ha sido mayormente inducido á dar este paso sa°


ESTUDIOS POLÍTICOS.
227


»bedor de que idéntica peticion hace en forma confidencial el capitan
»general de Cuba.


»El infrascrito aprovecha esta oportunidad para renovar al hono-
»rable secretario de Estado las seguridades de su mas alta considera-
»cion.—Gabriel G. Tassara.»


Núm. 16.


Afr. W. Seward á 31x . Savage.


«Departamento de Estada—Washington abril 14 de 1864.—Sr. Tho-
»mas Savage.
»Señor: Su despacho núm. 136 ha sido recibido, en el que llama


»usted la atencion sobre el caso de D. José Agustin Argüelles. Ten-
»go instrucciones para decirle que si el capitan general envia á
»Nueva-York un oficial á propósito, se tomarán medidas, si fuesen
»posibles, para poner á, su cargo al empleado arriba espresado para
»el fin indicado en vuestro despacho.


»Comunicará Vd. inmediatamente esta instruccion confidencial-
»mente al capitan general.


»Soy, etc., etc.—F. W. Seward.»


Núm. 17.


31r. Seward d Tassara.


«Una comuuicacion al tenor de la anterior, marcada con el nú-
mero 16.»


Núm. 1S.


Savage á 3Ir. Seward.


« Consulado general de los Estados-Unidos.—Habana atril 23, 1864.
»—Honorable W. H. Seward.
»Señor: Tengo el honor de acusar recibo de despachos del depar-


»tara ento, números 70 y 77 inclusive.
» Tambien recibí ayer el despacho núm. 79, firmado por F. W. Se-





228 ESTUDIOS POLÍTICOS.


»ward, subsecretario, é inmediatamente comuniqué su contenido 8,1
»capitan general.


»El Labia recibido tambien despachos del ministro español en
»Washington, participándole la entrevista que habia, tenido con usted
»respecto á la entrega del oficial español D. José Agustin Argiielles.
»S. E. estaba muy complacido, y muy ardientemente me espresó su
»agradecimiento por la prontitud con que habia atendido yo su en-
»cargo. Me leyó la carta del ministro español y dijo que mandaria un
»oficial competente para el desempeño de ese servicio, que iria á
»Nueva-York en el vapor Columbia, y á su llegada allí, procederia in-
»mediatarnente á Washington y se colocaría á las órdenes del ministro
»español.


»En este concepto, creo conveniente participar á Vd. que el capi-
»tan general está bajo la inteligencia de que Argüelles será entrega-
»do corno convicto de crimen y sujeto á un juicio, en cuyo caso, por
»lo que sé, Argiielles será convicto y sentenciado á cadena y grillete,
»que será tambien el fallo para el cura de Colon y tres ó cuatro cóm-
plices mas, auxiliares de Argüelles en este nefasto negocio.


»No dije nada en contrario á S. E., no estando autorizado para




»ello.




»Los ciento cuarenta y un negros vendidos como esclavos por Ar-
giielles fueron presentados como muertos de enfermedad despues del


»desembarco, y el cura de Colon es acusado de haber formado un
»nuevo registro de defunciones, en las que se incluían los ciento cua-
renta y un negros espresados.


»Este nuevo registro suplantó al verdadero, que dice el capitan
»general se llevó consigo Argüelles, y lo guarda en su poder.


»Concluyentes evidencias de este hecho se hallan ante la Audiencia.
»Tengo el honor de ser con respeto, de Vd. obediente servidor.—


»Thomas Savage, vicecónsul general.»
Tan pronto como el general Dulce tuvo comunicacion de la nota


del ministro de Estado Mr. Seward al cónsul americano en la Ha-
bana, Mr. Savage, fecha 14 de abril de 1864, dispuso inmediatamente
que su ayudante de campo el comandante Santelis pasara á Nueva:
York á hacerse cargo del Sr. Argüelles, tomarlo bajo su custodia y
traerlo preso á la Habana, todo lo cual realizó sin inconveniente al-
guno ., ayudado por algunos agentes de la policía de Nueva-York.


ESTUDIOS POLITICOS. 229


Este acto arriesgado del poder ejecutivo norte-americano, pu-
do consumarse, sin existir leyes de extradicion entre España y los
Estados-Unidos, solo y esclusivamente por la gran prevencion que
allí existe contra los tratantes de negros y como un medio de obtener
la libertad de estos, s.egun lo espresau las notas publicadas. Tambien
contribuyó á ello la debilidad de Argüelles en someterse al secuestro
ue de él hizo la policía de Nueva-York para llevarlo á bordo del


vapor que debia conducirlo á la Habana. Un solo grito suyo, cual-
quier escándalo que hubiese promovido contra sus aprehensores, ha-
bría desbaratado todo el plan y hecho ineficaz la buena disposicion
del presidente de los Estados-Unidos en complacer los deseos del ca-
pitan general de Cuba.


Una señora que se decía esposa de D. José A. Argiielles se pre-
sentó ante a gran jurado delos Estados-Unidos á reclamar contra la
extradicion de su marido. El jurado entró en averiguaciones y pidió
informes al secretario de Estado. La respuesta fué la presentacion de
los documentos y una carta del juez del distrito isir. Hall, manifes-
tando que el arresto se habia, llevado á cabo por el marshal Murray,
á instancia y con la sancion de Mr. Lincoln.


El gran jurado, sosteniendo que la ley no podia infringirse por el
presidente, mandó procesar al marshal Murra,y para resolver so-
bre la cuestion legal é internacional que el caso envolvía.


La cuestion se reducia á saber si las leyes internacionales autori-
zan ó no á los soberanos ó Estados á entregar á súbditos criminales
refugiados en el estranjero, aun cuando no existan tratados de extra-
dicion. Las opiniones autorizadas, son diferentes. Los publicistas mo-
dernos sostienen que la ley internacional autoriza esas entregas, y el
secretario de Estado Mr. Seavard participaba de estas opiniones y las
llevó 4 cabo, segun hemos visto. Sin embargo, la última edicion de
Kent, dice que, «todas las altas autoridades en leyes de Westminster
»Hall, opinaron en la Cámara de Lores, en febrero de 1842, que la
»ley inglesa y la ley internacional no autoriza la entrega de fugitivos
» criminales en cualquier grado, y que el derecho de solicitarlos y
»entregarlos debe fundarse en un tratado, ó no existe ese derecho.»


Sea como quiera., lo cierto es que, á despecho de los doctores en
derecho de Westminater Hall, Argüelles fué juzgado y sentenciado
como se propuso el general Dulce que lo fuera.




230 ESTUDIOS POLÍTICOS.


Otro incidente curioso de expedicion de negros bozales tuvo lugar
durante el mando del general Dulce, á fines de diciembre de 1864;
nos referimos al desembarco de la expedicion conocida por de Las
Pozas.


En el mes de diciembre de 1859, D. Francisco Rovirosa y Urge-
llés, en participacion con otros comerciantes de la Habana, cuyos
nombres, aunque los tenemos á la vista, no queremos publicar, con-
vinieron en el armamento de una expedicion á la costa de Africa,
en busca de bozales para ser conducidos, desembarcados y vendidos
en Cuba. Pasó á Liverpool D. Francisco Rovirosa, y allí acabó de
concertar el plan con sus sócios de la.Habana.


A principios del año de 1860, el vapor Guillermina, que hablan
comprado Rovirosa y compañía para dedicarlo á esta empresa, se di-
rigió al rio Congo, en la costa de Africa. Allí hizo su cargamento de
negros, y regresaba con ellos para desembarcarlos en el partido de
Las Pozas, jurisdiccion de Sagua la Grande, en el punto llamado
Las Pozas, capitanía de partido, conocida por el nombre de Rancho
Veloz. Dos de los interesados se estacionaron en Cayo-Verde, lugar
de cita, para desde allí atender al desembarco de los negros. Cuando
estaban en esta operacion, quiso la casualidad que se presentara en
el muelle de Las Pozas un bote tripulado por doce marineros perte-
neciente á la goleta de guerra española Juanita, su comandante el
teniente de navío D. Luis Regalado, que se hallaba de estacion en
aquellas aguas. Estos marineros sorprendieron el desembarco de bo-
zales, procedentes del vapor Guillermina, el dia 1.° de junio de 1860.
Dicho vapor condujo 921 bozales, que fueron trasbordados á cinco
embarcaciones menores, de las cuales dos se escaparon de ser presas
con 400 y pico de negros. Los 500 restantes se dirigian en tres gran-
des lanchas al muelle de Las Pozas, cuando fueron sorprendidos y
apresados por la tripulacion del buque de, guerra referido, en com-
pleto estado de desnudez. Las otras embarcaciones que escaparon,
desembarcaron con felicidad su cargamento, y los aprehendidos, fue-
ron llevados al puerto de Sagua la Grande, con la señal de presa en
los topes de sus palos respectivos. Desde allí se enviaron 492 bozales
á la Habana, donde llegaron el 10 de junio de 1860, siendo reparti-
dos como emancipados por el capitan general de la isla.


Enterada la Audiencia de este desembarco, mandó formar la can-


ESTUDIOS POLÍTICOS. 2:31


sa correspondiente para resolver las reclamaciones que se habian ori-
ginado. Nada prueba mejor la absurda jurisprudencia que regia en
las causas de alijo de bozales, que la siguiente sentencia publicada
el 10 de agosto de 1863, y que recayó sobre la expedicion de las Po-
zas, condenando á la esclavitud á 921 negros.


SENTENCIA.


«Vistas las leyes del reino, que gradúan la fuerza y eficacia de las
»Provanzas, teniendo en cuenta lo dispuesto en la ley penal vigente
»sobre la represion de la trata, y lo representado por el ministerio
»fiscal, se absuelve libremente á D. Juan Pascual Vives, 1). Pedro
»Gutierrez, D. Ramon de la Rosa, D. Domingo Lienzo, D. Dionisio
»harta, 1). Tomás Zaragoza, D. Francisco Griego, y sus hijos don
»Francisco y D. Daniel, D. Antonio Torres, D. Tomás Alonso, don
»Francisco Sanchez, I). Emilio Gutierrez, D. Andrés Cuni, entién-
danse sobreseidas las diligencias actuadas con motivo de la averi-


»guacion hecha sobre los negros de Martinez y Robau, se ratifica el
»sobreseimiento, respecto de D. José García que ha fallecido durante
»la sustanciacion. ,.S'e declara ser esclavos de los Sres. Gutierrez y
» Casal los negros que le fueron ocupados por el bote de la goleta de
»guerra de S. MI «juanita,» debiendo devolvérseles, como corres-
pondientes á las dotaciones de sus ingenios La Panchita y Guamu-


»ticas, los que existan de los 462 que constituyeron la presa, y de
»oficio las costas: remítase copia certificada de esta providencia al
»excelentísimo señor capitan general superior civil de la Habana para
»lo que corresponda.—Así lo mandaron y rubricaron los señores del
»márgen, etc. etc.»


Parecia que con la sentencia quedaría concluido este asunto y
hasta que se habia cometido atropello contra la propiedad de parti-
culares, cuando á consecuencia de disgustos sobre manejo de intere-
ses y reparticion de utilidades, riñeron los sócios, y uno de ellos, don
Rarnon Rovirosa, hermano de D. Francisco, en su despecho, afectando
escrúpulos de conciencia, se presentó al capitan general D. Domingo
Dulce, delatándose á sí propio y á sus compañeros como autores y
partícipes de la espedicion de «las Pozas,» y poniendo en sus manos
uua relacion de todos los trabajos que habían llevado á cabo, desde




232 ESTUDIOS POLiT1COS.


la compra del vapor Guillermina, hasta la aprehension de los ne-
gros por la goleta de S. M., Juanito, de cuya relacion hemos tomado
el extracto que antecede. Además, puso Rovirosa en manos del ge..
neral Dulce las cartas de su hermano D. Francisco, las contratas del
buque y gran número de documentos, como otras tantas pruebas, y
terminaba ,su expósicion diciendo: «Si han obtenido eu la sentencia y
»logrado que se les entreguen los negros como esclavos, habrá sido
»solo por falta de pruebas en el espediente. Ellos habrán desfigurado
»los hechos á su sabor, seguros de no encontrar contradictor; no han
»contado con que siempre la mirada de la Providencia está velando
»por el pobre, y que la ilustracion de los tribunales y la rectitud del
»gobierno harán que, restablecida la verdad en sus legítimos fue-
ros, se salve el porvenir y la libertad de los 462 negros de que se


»trata.»
Caso tan nuevo como este, de ver á un armador presentarse á la


primera autoridad á delatar su propia falta, esplica la reaccion que
supo imprimir en Cuba el general Dulce contra las aficiones á la tra-
ta. Tan pronto como recibió la exposiciou de Rovirosa y la documen-
tacion á que nos hemos contraído, llamó en seguida al palacio del go-•
bierno al regente de la real Audiencia D. Eduardo Alonso Colmena-
res, en cuyas manos puso todo, ordenándole que inmediatamente se
procediera segun las leyes. El Sr. Colmenares tuvo tanto interés
como la primera autoridad de Cuba en el esclarecimiento de este
asunto.


La opinion pública ganaba terreno en condenar los negocios de la
trata, y tambien se advertia una gran reaccion favorable á las refor-
mas de todo género. Cualquier incidente lo demostraba.


Habia llegado á, la Habana el Sr. D. Eduardo Asquerino, que en
su periódico La América combatia ardientemente á favor de las
reformas políticas para Cuba y Puerto-Rico, y se dispuso en obse-
quio suyo un gran banquete político, que tuvo efecto el 9 de di-
ciembre (le 1865, y al cual fueron invitadas las autoridades princi-
pales, como el segundo cabo de la isla, el intendente de la real Ha-
cienda, el director de administracion, oidores de la real Audiencia y
muchos empleados distinguidos que se escusaron por razon de sus
cargos y por tener el banquete un carácter político.


1 banquete, que aunque dedicado al Sr. Asquerino, sirvió para


ESTUDIOS POLITICOS. 223


hacer declaraciones terminantes de adliesion á la madre patria, se lle -
vó á cabo en medio de la mayor compostura, y los brindis que se pro-
nunciaron demuestran el espíritu que animaba á aquella reunion de
personas notables del país, que merecieron los elogios de los repre-
sentantes de las naciones estranjeras que en él se sentaban, partici-
pando de sus nobles aspiraciones.


En ese banquete estaban representadas la inteligencia y la pro-
piedad de Cuba, y muchas personas que no asistieron por motivos
fundadós enviaban sus cartas de adhesion y simpatías, como el respe-
table conde de Mopox y de Jaruco, que dirigia á la comision encarga-
da del banquete la siguiente carta :


«GoAN„kaa.c.oa 8 de diciembre de 1865.—Muy señores míos; EEntu-
siasta como el que mas de nuestra nacionalidad, de la igualdad de


»derechos para todos los españoles, y de todas las libertades compa-
tibles con la ley, nobles principios simbolizados sin duda en el obse-
quio tributado al ilustre escritor de La América por sus amigos, me


»honra la parte con que en él me brindan Vds.; pero consideraciones
»de salud y de familia, tan justas como penosas, me privan de con-
rcurrir, y ruego á Vds. admitan mi escusa y la espresion de los sen-
»timientos, etc.»


Los Sres. D. R. Rafael, director de La Prensa, de la Habana, se
escusaba por salir aquel mismo dia para Nueva-York; los señores
I). Juan de Ariza, director del Diario de la Harina, el general Diaz
de Herrera, el director de la Gaceta de la Habana, el secretario del
gobierno superior civil, el jefe superior de policía, D. Pedro Balboa,
el coronel Adriensens, fueron invitados y todos enviaron corteses
escusas.


El obsequio no se limitaba solo á U. Eduardo Asquerino; el sa.lon
de las Tullerías, resplandeciente de luz y de adornos, ostentaba los
nombres de los principales escritores de España, y lo decimos por
lo que sentiamos nosotros que formábamos parte del banquete; allí,
si habia alguno ó algunos que no estuviesen de buena fé animados
por el espíritu de REFORMAS CON ESPAÑA, ese alguno ó esos pocos eran
la escepcion, pues en lo general prevalecia un sentimiento de adlie-
sion y amor á la metrópoli. Aquí reproduciríamos, en comprobaciou
de lo que decimos, los discursos de la noche del 9 de diciembre de
1865, si no se conservasen frescos en la memoria de todo el mundo,


30




234
ESTUDIOS POLÍTICOS.


y no fuese tan fácil adquirirlos. No eran los promovedores de este fes-
tejo, ni la inmensa mayoría de los concurrentes á él, los que llevaban
la ponzoña de la deslealtad en el pecho; los descontentos, los separa-
tistas, estaban fuera del salon de fullerías.


El general Dulce quedó tan satisfecho del resultado del banquete,
que estrechaba afectuosamente nuestras manos esa misma noche en
Palacio, y se felicitaba de haber autorizado aquella reunion en que
tan esplícitas declaraciones de españolismo se habian hecho.


Existia, una predisposicion tan favorable en pro de la union y
buena inteligencia entre insulares y peninsulares, que muy frecuen-
temente teni»u lugar demostraciones en que se hallaban confundidos
los nombres de unos y de otros, y á los señores condes de San Fer-
nando, de Lagunillas, de O-Reilly y de Cañongo, y á D. An-
tonio Bachiller, D. Carlos del Castillo y D. Juan Poey, se asociaban
D. Ramon de Herrera, D. Jaime Partagás, D. Francisco María
Ochoa y D. Luciano García Barbon, como sucedió, por ejemplo,
cuando La Democracia y La Discusion, periódicos madrileños, ata-
caron al gobierno del general Dulce, que se presentaron en comision
á verlo y poner en sus manos la siguiente carta:


«Excmo. señor.—Seriamos ingratos hácia V. E. y desleales para
»con nuestros propios sentimientos, si en estos momentos permane-
ciéramos silenciosos ante los cargos injustificables que se hacen á


»V. E. por algunos diarios de la córte. (Se refiere á los números 226
»de La .Democracia y 2.687 de La Discusion.)


»Cuando la voz autorizada de las personas que ponen en manos de
»V. E. esta espontánea manifestacion le comunique la sorpresa y el
»disgusto con que el país ha acogido esos ataques inmerecidos al go-
bierno de V. E., entonces muy fácil le será juzgar á Cuba que no


»puede nunca desconocer beneficios, cuando los recibe y que sabe co-
locar en una línea sus justas aspiraciones á las reformas políticas y


»económicas que su situacion reclama, y en otra, las nobles prendas
»del representante de la reina, para apreciar sus atinadas medidas, su
»respeto á la opinion y sus sentimientos generosos.


»V. E., Excmo. señor, se hizo cargo del gobierno de la isla en una
»época crítica cuando la guerra del continente americano recrudecia
»y presentaba serias complicaciones, siguiéndole de cerca la cuestion
»de Santo Domingo, en la que V. E. ha justificado la reputacion de


ESTUDIOS POLITICOS. 235


»gobernante ilustrado que alcanzara con razon en Cataluña. V. E.
»supo confiar en la lealtad cubana, y esta correspondió de uu modo sa-


tisfactorio á un sentimiento que á ambos honraba; y esta medida,
»que ha,bria podido alarmar los ánimos y dificultar las transacciones,
»fue tan oportunam ente tomada, que acaso á ella se deba no haberse
»estas interrumpido; pues en verdad se atravesaban circunstancias
»muy difíciles y que no fueron siquiera sospechadas.


»Enemigos los que suscriben de lisonjas, manifestamos á V. E.
»con la mayor sinceridad, que una política ilustrada y conciliadora
»ha sido siempre observada por V. E., sin que nuestra sociedad haya
»tenido que lamentar una sola arbitrariedad, y que á la justicia, á la
»prudencia y á la inteligencia de V. E. está el país reconocido. Cual-
»quiera que sea el destino de V. E., bien de continuar en Cuba go-
bernando, como ardientemente deseamos, ó de alejarse de nosotros,


»el gobierno del general Dulce será recordado siempre con afecto y
»gratitud.


»Sírvase V. E. aceptar las seguridades del respeto y aprecio con
»que somos de V. E. atentos S. S. Q. B. S. M.—Excmo. señor.—
»Conde O'Reilly, conde de Cañongo, marqués de Esteva, José Ricas
»do 0-Farrill y 0-Farrill, conde de San Fernando de Peñalver, mar-
qués de la Real Proclamacion, José Ricardo de Cárdenas, Juan Poey,


»conde de Lagunillas, Narciso de Foxá, José María Morales, Fran-
»cisco filas, S. Alfonso, Jacinto Gonzalez Larrinaga, Miguel de Ma-
»tienzo, conde de Casa Bayona, marqués Duquesne, conde de Santo
»Venia, José de Esteva, Antonio Bachiller y Morales, José Valdés
»Fauli, Pedro M artin Rivero, Domingo Guillermo de Arozarena, Cár-
slos del Castillo, Luciano García Barbon, Ramon de Herrera, José
»Qnintin del Pozo, Jaime Partagás, Francisco María de Ochoa, Wen-
»ceslao de Villa-Urrutia.—(Siguen las firmas.)»


Podremos equivocarnos: no tenemos la pretension ridícula de
creernos infalibles; pero no reconocemos otra autoridad que la de la
razon, y en tanto que no se nos convenza de lo contrario, persistire-
mos en creer y en decir, cuando vemos documentos como -el que an-
tecede, que habia el año de 1864 en Cuba grandes medios para
haber formado de una manera sólida y permanente los lazos de union
entre los habitantes de la isla, hubiesen nacido allende ó aquende los
mares. Las entidades, que estaban encargadas de seguir el movimien-




236 ESTUDIOS POLITICOS.


tu progresivo y ser el órgano de la opinion, empezaban á fijar su aten-
cion en las cosas de general interés, y á reconocer su verdadera im-
portancia. Y así es que se vejan promover exposiciones y cartas polí-
ticas, como la dirigida, al duque de la Torre en 12 de mayo de 1865
por las personas mas importantes de la poblacion, animadas de un
deseo altamente patriótico, porque el progreso y desarrollo de las
Antillas y la asimilacion de los intereses de esas provincias españo-
las con todos los de la Península es un asunto de la mayor importan-
cia para la patria comun.


Esa carta importantísima, que encerraba los deseos de una gran
mayoría del pueblo de Cuba, que aspiraba á las reformas para
que bajo su amparo se produjeran nuevos desarrollos que satisfacie.
sen las necesidades políticas y económicas ; esa carta, repetimos, fué
autorizada para que se firmara, y se suscribiera, por el capitan ge-
neral de la isla, D. Domingo Dulce, deseoso sin duda de tener un
dato positivo de los verdaderos deseos de los cubanos, y como docu-
mento importantísimo, tanto por lo que espresa, como por la clase y
número de las personas que lo suscribieron, la insertamos á colitis
nuacion:


(1HÁBA.NA 12 de mayo de 1865.—Excmo. señor duque de la Torre.—
»Madrid.


»Excmo. Sr.: Los hombres de conciencia, los hombres de progre-
»so, los que no buscan en una ruidosa popularidad la estéril satisfac-
»cion del amor propio, sino que aspiran á afianzar en la ancha y se-
gura base del bien público sus títulos á la gratitud de sus conciu-


»danos, hablan como V. E. habló en la memorable sesion del Sena-
»do español de veinte del presente año, al pedir para las provincias
»españolas de Ultramar, junto con ciertas reformas económicas, una
»legislacion eficaz que borre para siempre el oprobio que inflige á la
»nacion la persistencia del tráfico de negros, y la representacion en
»Córtes de dichas provincias por medio de diputados que apoyen y
»defiendan sus intereses.


»No es la vez primera en que semejantes ó análogas palabras se
»escucharon en aquel elevado recinto; pero en boca de V. E., y aso-
»dadas las tres proposiciones que envuelven, han adquirido una anta-
anidad y trascendencia que fuera vano intento querer disimular.


ESTUDIOS POLÍTICOS. 231'
»V. E. vino á esta isla á cumplir el mandato soberano que le encargó
»de su gobierno. Sin compromisos anteriores, sin teorías preconcebi-
das, atento únicamente á investigar las verdaderas necesidades y


»conveniencsas del país, V. E. se distinguió desde los primeros dias
»por el estmlio imparcial de los hombres y de las cosas, dando á unos
»y á otros libre campo para sus manifestaciones. V. E. gobernó poco
»pero examinó mucho en el verdadero terreno en que ese examen pu-
»diera ser fructuoso, dadas las circunstancias en que se encontraba el
»país despues de una era agitada y febril en que el industrialismo se
»habia, sobrepuesto á todas las demás consideraciones. La crisis habia
»sobrevenido como consecuencia de esos e.scesoa; el vacío se encontra-
»ba. en todas partes, y por primera vez acaso en la historia de Cuba
»se pudo percibir entonces el abismo que se abre ante los pueblos
»cuando sus intereses materiales no están cimentados en los sólidos
»fundamentos de sus intereses morales. V. E. tuvo en tales momentos
»el raro tacto de hacer frente á la situacion calmando las opiniones,
»despues de haber conocido á fondo los móvil es que á todos impulsa-
»han y descubierto en la revuelta lucha de encontr 3.das aspiraciones
»la verdadera significacion del estado y de las necesidades del país.


»No ha faltado quien acusara la administracion de V. E. de infe-
cunda, por inadvertencia de los grandes beneficios que entonces pro-
dujera esa pacificacion de los ánimos y por ignorancia de la rica co-
secha de verdades que V. E. supo atesorar pta. a el mejor servicio de


»su reina y de su patria. La nave que condujo á V. E. al regresar á
»Espa-ña, saludada con el patriótico y entusiasta adios de un pueblo
»agradecido, tambien llevaba en su seno el preciado fruto de la es -
»periencia adquirida y la firme resolucion de exponerla ante los man-
datarios de la nacion á fin de que fructificara en provecho de todos.


»Esto es lo que V. E. ha hecho con la noble franqueza que lo realza,
»resumiendo en los cortos pero nutridos párrafos de su discurso en el
»Senado, los verdaderos términos del problema que hay aquí que re-
»solver para que esta apartada provincia, entrando da nuevo en las
»vías de la legalidad, de la justicia y de la conveniencia, vea afian -
»zarse los vínculos que deben unirla para siempre á su metrópoli.


»Tres son, en efecto, las soluciones que han de conducir á la rea-
»iizacion de ese gran desideratum: la reforma de la ley arancelaria,
»cuya significacion mas pronunciada es la que se refiere al comercio




238 ÚTTID108 POLÍTICOS.


»de harinas; la cesacion de la trata de negros africanos, tan gráfica..
»mente anatematizada por V. E., y la representacion política de Cuba
»en el Congreso nacional, corno fundamento y garantía de todas las
»demás reformas en el órden político, civil, administrativo y judicial,
»—No las señaló V. E. al acaso: todas tres se enlazan y completan;
»todas tres comprenden y señalan las mas urgentes necesidades que
»aquejan á, este país.


»Los habitantes de Cuba han visto con dolorosa resignacion su-
»cederse los años sin traer alivio á la situacion económica en que se
»encuentran colocados, merced á una legislacion aduanera condenada
»por la ciencia, ineficaz en la práctica, combatida en todos los infor-


mes y documentos oficiales que obran en poder del gobierno como
»contraria á los intereses generales de la nacion, y depresiva del auge
»y de la prosperidad de esta Antilla. Intereses particulares, sin embar-
go, han logrado hasta ahora sobreponerse á los mas atendibles y


»sagrados de toda la monarquía.
»Abolido por la razon, por la justicia, por las leyes y por los tra-


»tados, el comercio de africanos continúa á despecho de todo su de-
gradante tráfico en las playas de Cuba, con toda la secuela de ma-
les fíticos y morales que V. E. ha sabido pintar con tan negros co-
mo verídicos colores. El gobierno supremo, las autoridades de Cuba,


»y muy especialmente la que hoy está al frente de ella, el Excmo. se-
»ñor capitan general D. Domingo Dulce, así como todos los hombres
»honrados y sensatos que aquí y en la metrópoli se esfuerzan por es-
»tirpar de raiz ese repugnante y peligroso cáncer de inmoralidad, no
»lograron hasta ahora atajar un daño que nos presenta cubiertos de
»ignominia á, la faz del mundo civilizado. Los intereses particulares
»han sido aquí otra vez mas poderosos que la honra y la conveniencia
»de toda la nacion. lías activos, mas tenaces eu su propósito, menos
»escrupulosos en cuanto á los medios, habrian sido, empero, impc-
»tantas contra el clamor general que condena ese infamante tráfico,
»si disfrazados con la máscara del patriotismo no hubieran alcanzado
»hacer sospechosos á cuantos aquí han pugnado por borrar esa man-
cha de la frente de nuestro pueblo y de nuestra civilizacion. La re-


»forma arancelaria y la cesacion de la trata han sido en todos tiem-
pos el arma escogida por codiciosos especuladores para herir á los


»partidarios de aquellas, pintándolos como desafectos á la metrópoli


RsTUDIOS POLILICOS.
239


»ó como peligrosos innovadores. Hé ahí el secreto de su fuerza; lié
»ahí la esplicacion de que no se hayan decretado aun las leyes desti-
nadas á satisfacer las exigencias del legítimo comercio y á, reprimir


»con mano fuerte el contrabando de carne humana.
»Por otra parte, ¿cómo hablan de consentir los que medran con el


»monopolio ó se enriquecen traficando con la honra de la nacion, en
»que Cuba obtuviera la reforma política á que aspira por derecho y
»para conveniencia general, si ella ha de producir por primer resul-
tado la abolicion de injustos privilegios y el fin de tamañas inmora-


» lidades? ¿cómo no habian de señalar sus peligros y abultar sus in-
»convenientes? ¿Cómo, sobre todo, habian de respetar la lealtad y las
»intenciones de quienes en medio de tantos abusos y de males de tan-
»ta cuantía, han sabido mantenerse fieles á su nacion, esperando solo
»de ella el desagravio y la reparacion debida á sus prolongadas des-
»gracias?


»En el ánimo de V. E. han debido presentarse tan estrecha y so-
lidariamente enlazadas las cuestiones á que someramente acabamos


«de aludir, como aparecen á los ojos de todos los que con alguna
»atencion se han dedicado á escudriñar las causas de que no hayan
»alcanzado aun estos habitantes la satisfaccion de sus legítimas nece-
»sidades y aspiraciones. Por eso digimos al comenzar que el hecho de
«haberlas asociado en su notable peroracion en el Senado, era una
»prueba de que con menos aparente iniciativa y actividad que algunos
»de sus antecesores en el mando de esta isla, V. E. ha logrado des-
»entrañar el enigma de la situacion y proponer su verdadero remedio,
»prestando con tal servicio el mayor que pudiera recibir la patria en
»las difíciles y solemnes circunstancias que viene atravesando.


»La reforma política que debe acompañar, si no preceder y san-
cionar las de otro órden que V. E. ha especificado, aunque no las


» únicas que reclama el estado de este país, se hace hoy mas que
»nunca necesaria. Despues de la partida de V. E., los sucesos han
»marchado aprisa. Multitud de problemas, á cual mas apremiante,
»han surgido y se agolpan en demanda de solucion, porque así lo re-
»quieren, ora la condicion política del mundo entero, ora muy par-
ticularmente la de los vastos países que mas inmediatamente rodean


»á Cuba. A nuestras puertas toca ya á su desenlace final uno de los
»dramas mas sangrientos y fértiles en peripecias que registran los




240 ESTUDIOS POLÍTICOS.


»anales de la humanidad, amenazando conmover en su inmenso sa-
»cudimientn todas las bases del órden político y social en este hernia-
»ferio. Fuera locura en tales circunstancias, y mas que locura un
»suicidio, esperar inertes el impulso de los acontecimientos ó dejar
»obrar sin obstáculos la lógica de las cosas. Para hacer frente á las
»eventualidades de un porvenir no muy lejano, es urgente estrechar
»los lazos que unen á Cuba con España, á fin de que una y otra sean
»fuertes por la comunidad de sentimientos y de intereses que desgra-
»ciadamente pudiera peligrar un dia. Una política que no debemos
»calificar ahora ha tenido por efecto debilitar, ya que no desatar, esos
»vínculos. Entre la metrópoli y sus provincias de Ultramar se ha les
»va,ntado el valladar de una constitucion política que ha despojado á
»estas de los derechos y garantías de que en todos tiempos habían ve-
»nido participando en comun con las &más provincias españolas.
»Injustas prevenciones. quiméricos temores y muy principalmente
»esos intereses privilegiados ó bastardos de que no ha mucho hablá-
bamos, han mantenido en pie la obra que pudiera conducir á una


»sepáracion moral entre hermanos, haciendo dudar á los que viven en
»América de la justicia de España y de sus sentimientos hácia sus
»posesiones ultramarinas. Tiempo es ya de volver al camino de la ra-
»zon, de lo justo y de lo conveniente. Tiempo es ya de que España
»pruebe á sus hijos nacidos ó residentes en estas apartadas regiones,
»que su propósito es gobernarlos con el blando cetro del amor y de
»los mútuos intereses, rechazando como indigno de su cultura y de
»la civilizacion de la época, el régimen de esclusion y de desconfiar -
»za que solo agravios y descontentos siembra entre los miembros de
»una misma familia.


»Lo que á V. E. no le fué lícito decir en apoyo de su moeion,
»séanos permitido á nosotros recordarlo siquiera brevemente.—A une,
»gran nacion no puede herirla que se le hable en nombre del derecho.
ay nosotros creemos -tenerlo incontestable á ser representados en las
»Córtes del reino. Como hombres y como españoles; por la ley natu-
ral y por la ley escrita y consignadas en t'odas las Constituciones


»anteriores, las Córtes constituyentes de 1837 eran incompetentes
»para arrebatarnos un derecho ejercido en todas las épocas de la mo-
»narquía en que lo ejercieron los demás españoles.—Ni intervenimos
»ni consentimos en semejante despojo.—Ese derecho no ha prescrito;


ESTUDIOS POLÍTICOS.
241


»está vigente. Cuba protestó entonces por medio de sus


-diputados ex
»cluidos y no ha cesado de hacerlo despues por cuantos medios indi-
rectos han estado á su alcance. La sentencia que la condenó á ser


»colonia y no, provincia, á no tomar parte en el gobierno de la nacion
»ni en la gestion de sus intereses locales; esa sentencia dictada á
»puertas cerradas, sin prévia audicion de partes, no consentida, pro-
»testada en debida forma, carece de toda fuerza y legalidad constitu-
cional, y no puede invocarse en caso ni tiempo alguno contra el pue-
blo que ha sido objeto de ella, ni en favor de la continuacion de un


»sistema que perpetúa su injusta exclusion y el natural descontento
»que ha sido su consecuencia.


»Verdad es que esos derechos, se nos dice, no han sido desconoci-
dos por el artículo adicional de la Constitucion que hoy rige, y sí


»solamente suspendido su ejercicio hasta la formacion de las leyes es-
»peciales en él prometidas. Pero, ¿no van ya trascurridos treinta
»años, la vida de una generacion, á. la que se ha privado durante ese
»tiempo del goce de todos los fueros y garantías políticas que la ley
»fundamental del reino tiene declarados á todos los españoles? ¿En
»qué hechos, en qué circunstancias -escepcionales de estos países ha
»podido fundarse la xazon ó el pretesto para tan dilatada suspension?
»¿Será porque Cuba y las demás provincias ultramarinas se han man-
tenido fieles y adictas á su metrópoli á pesar del agravio y de la in-


"justicia con que se han visto tratadas? Tal concepto seria absurdo, y
»forzosamente, habremos de atribuir la esclusion de que siguen sien-
»do víctimas al vicioso origen de aquella promesa, que se continúa
»en todas sus consecuencias.


»Sin la participacIon de sus representantes no pudo decretarse en
»las Córtes Constituyentes que estas provincias fuesen regidas por un
»Códi go político diferente; pero cuando que así fuera ¿cómo habian
»de, elaborarse esas leyes especiales á espaldas y sin la ilustracion que
ȇ la obra pudieran aportar los que mas interesados en su buena for-
»macion tambien son los que mejores y mas seguros datos pueden
»ofrecer para que sea perfecta. Ante tamaña necesidad han vacilado
»quizás los poderes ó las Córtes que en España se han sucedido desde
»1-837, y Cuba ha visto entretanto correr los años sin traer modifica-
»cion alguna al régimen de verdadera escepcion á que está sometida?


»Por otra parte, circunstancias especiales de produccion y de co-
21




242 rSTUDIOS POLÍTICOS.
»mercio, realizando hasta ahora poco el bienestar material en algunas
»de las provincias escluida.s, pudieron en cierto modo cubrir con do-
»radas apariencias una situacion que llevaba en sí misma el germen
»del mal que hoy las contrista. Fácil fué persuadirse en medio á una
»prosperidad deslumbrante, de que no era tan defectuoso el meca-
nismo político bajo cuya accion se habia producido; persuasion tan-


ato mas plausible, cuanto que para invalidarla faltaban los elementos
»contradictorios que habria llevado al debate la palabra de los man-
datarios de esas mismas provincias. Empero desde entonces pudo


»preverse por los testigos inmediatos y desinteresados de aquella
»ficticia bienandanza que á la metrópoli habia seducido, que en la
»evolucion natural de los sucesos habia, de tener un fin,- y no muy
»lejano, una prosperidad no cimentada en bases de estricta justicia,
»que son tambien las de la verdadera y persistente conveniencia y es-
plendor de los Estados. Al lado de una riqueza empíricamente crea-


»da íbanse tarnbien acumulando fermentos materiales y morales que
»babian de producir un dia sus amargos y necesarios frutos. Ese dia
»se acerca ya por desgracia para esta tierra de Cuba, en la que con
»mas intensidad se han venido concentrando los gérmenes de per-
»turbacion y de quebranto.


»Los acontecimientos de un país vecino y poderoso, cuya reaccion
»se deja sentir en los puntos mas distantes del mundo civilizado, han
»venido á mostrar la cima en que tambien pudieran hundirse nues-
tras decantadas riquezas y seguridad, si en hora tan suprema falta-


»se la sabiduría necesaria para aunar todos los intereses y para iden-
tificar todos los sentimientos. A esa obra de unificacion, que tambien


»lo es de salvacion, es á la que aspiran los habitantes de este país,
»para que á la hora del peligro sea una y fuerte la accion, como es
»una y sagrada la causa que todos debemos defender. Una misma en-
»seña debe cobijar iguales derechos é idénticos intereses á fin de que
»contra ella 113 puedan prevalecer enemigos estemos ni la hagan va-
»eilar agravios ni asechanzas internas. Al volver al derecho comun,
»al sentarse de nuevo los diputados de estas provincias en el Parla-
mento de la nacion, no llevarán otras miras que las de contribuir


»con sus luces y su patriotismo á la formacion de esas leyes especia-
»les á que aspirarnos como las mas convenientes, y que lejos de des-
truir la unidad nacional, serán su mas sólida garantía, como que


ESTUDIOS POLÍTICOS. 243


»hala de responder á las peculiares condiciones en que se encuentran
»colocados estos distantes países. Estos son los votos que nos atreve-
»mos á formular como espresion de los sentimientos que animan á la
»inmensa mayoría de los habitantes de Cuba que carecen de otros
»medios legales de manifestar su opinion.


»V. E. así lo ha comprendido, y por ello y por la enérgica fran-
queza con que ha expuesto en el santuario de las leyes patrias las ne-


»cesidades y conveniencias de este país, que son las necesidades y
»conveniencias de España, venimos hoy á tributarle esta espresion
»de nuestro sincero reconocimiento, pudiendo asegurarle que no nos
»ha desalentado la votacion desfavorable recaida á la mocion. de V. E.,
»porque mientras nos asista el derecho que creemos nos asiste, y ha-
»ya en España elevados y patrióticos corazones que, á semejanza de
»V. E., rindan culto á la verdad y á la justicia, á la vez que conoz-
can su estrecho enlace con la utilidad y engrandecimiento de la pa-
tria coman, nuestra causa no puede ser perdida ante la gran nacion


»española, en cuyo seno aspiramos á ver crecer y perpetuarse los
»destinos de esta importante y gloriosa Antilla.


»Reciba V. E., con nuestras reiteradas y fervorosas gracias, la
»seguridad de la admiracion y del afecto con que tenemos el. honor
»de decirnos de V. E. los mas adictos amigos y servidores Q. B. S. M.
»—E1 conde de Cañongo.—El conde de Santo Venia.—E1 marqués
»Du-Quesne.—José Ricardo 0-Farril y 0-Farrill.--José Ricardo de
»Cárdenas y 0-Farrill.—G-onzalo Alfonso.—El conde de Casa Bayo-
»na,.—E1 marqués de Montelo.—Domingo de Aldama.—Miguel de
»Aldamaa—Francisco Calderon y Kessel.—Ramon Zambrana.—El
»conde de Pozos Dulces.—Antonio Bachiller. —José Valdés Fauli.—
»Miguel Matienzo.—Estéban Santa Cruz de Oviedo.—E1 marqués
»de la Real Proclamacion.—Manuel de Ajuria.—José Antonio Fes-
» ser.—Simon de Cárdenas. —El conde de Mopox y de Jaruco.—E1
» marqués de Yarayabo.—José Silverio Jorrin.—(Siguen hasta vein-
ticuatro mil y pico de firmas, que han sido publicadas.)»


La contestacion del Excmo. señor duque de la Torre á la carta
que le fué dirigida en 12 de mayo último, con motivo del discurso
que pronunció en el Senado en la sesiou de 20 de enero, fué esta:


«Excmo. señor conde de Cafiongo.—Madrid 12 de julio de 1865.
))—Muy señor mio y de todo mi aprecio: Vivamente impresionado por




244 ESTUDIOS POLÍTICOS.


»la lectura de la importante carta que tantos ilustres cubanos y no_
»blies patricios tuvieron á bien dirigirme en 12 de mayo último , con
»motivo de algunas frases en favor de esas Antillas, que pronuncié en
»la sesion del Senado de 20 de enero último, cumplo un grato deber
»dirigiendo la respuesta á V. E. á quien, por sus distinguidas cali-
dades y por virtud de las funciones municipales que con aplauso go.


» peral desempeña, puedo considerar como representante autorizado
»de todos ellos.


»No debo ver solo en esa carta un vivo y lisonjero testimonio de
»la especial benevolencia con que siempre me distinguieron mis ami-


gos de Cuba, sino tambien la espresion sincera del sentimiento do-
minante en un pueblo que, marchando con decision y perseverancia


»por el ancho camino de su prosperidad y de su gloria, y aleccionado
»por una larga y dolorosa esperiencia, encuentra al fin la fórmula le-
»gítima de sus aspiraciones en la identidad de derechos y deberes de
»todos los españoles, sea cualquiera la region en que habiten.


»Esa fórmula no es en su verdad distinta de la política de España
»en el gobierno de los inmensos territorios ultra-occeánicos á, que en
»otro tiempo llegó la savia de su potente civilizacion y la gloria de
»sus heróicas armas; política que siempra procuró la asimilacion or-
»gánica de todas las provincias que un dia formaban la mas poderosa
»monarquía del mundo; pero truncada la fórmula é iaterrumpida la
»asimilacion desde el momento en que las conquistas modernas que-
daron limitadas al órden político de la Península, muy luego nacie-
ron en las provincias ultramarinas, especialmente en las mas ricas é


»ilustradas, esos propósitos naturales, esas aspiraciones legítimas que
»siempre agitan y conmueven á los pueblos cuando pugnan por cons-
tituirse dentro de su nacionalidad y de su raza, y que no en todas


»partes son siempre bien dirigidas y bien interpretadas.
»La carta á que contesto viene á formular tendencias 'razonables,


»á destruir prevenciones infundadas, allanando muchos obstáculos, y
»tal es, á mi juicio, su verdadera y trascendental importancia. Si hu-
»bo un tiempo en que el gobierno de España, presa de preocupacio-
nes gravísimas durante la guerra dinástica, y entonces y despues


»víctima de revoluciones y de reacciones sangrientas, no pu lo consa-
»grar á las provincias de Ultramar toda la atencion que exigian sus
»vastos y complicadísimos problemas políticos, económicos y socia-.


mSTurnos POLÍTICOS.


245


»los, hoy, asegurada la paz, florecientes las libertades públicas ,
»echados los sólidos cimientos de un porvenir fecundo en la Penínsu-
»la, y siempre solícita nuestra augusta reina por el bien de aquellas
»lejanas partes de la monarquía que tantas pruebas han dado de n1 -
»ble fidelidad en circunstancias difíciles para la madre patria, no es
»aventurado creer próximo el cumplimiento de solemaes promesas, ni
»ilusorio confiar en que en breve no habrá diferencia alguna de dere-
»chos entre las provincias de aquende y allende los mares.


»La Constitucion de la monarquía española no ha levantado, por
»fortuna, valladar alguno entre la metrópoli y esas provincias, ni ha
»querido privar indefinidamente de derechos políticos á los habitantes
»de ellas, que gozan ya en la prá,ctica, de las demás garantías de los
»ciudadanos españoles. Solo las circunstancias escepcionaies á que
»acabo de referirme han podido ocasionar una interrupcion de igual-
»dad, que no tardará en cesar. La inmensidad de los mares que sepa-
ran á la Península de las provincias ultramarinas, lejos da ser, como


»lo han creido ó supuesto espíritus apasionados, un obstáculo provi -
»delicia' á la estrecha union de pueblos hermanos, será como lo ha
»venido siendo por espacio de siglos el elemento mas propio para el
»desarrollo mútuo de los grandes intereses de unas y otras regiones.


»Este ardiente deseo de los cubanos es tambien la aspiracion no-
»bilísima de la mayoría de los repúblicos peninsulares, que anhelan
»el momento de que entren en el derecho comun porciones importan-
» -Limas del territorio patrio, y que presenciarán con gusto el mag-
»uí6.co espectáculo de ver á los representantes legítimos, á los elegi-
dos de las provincias de Ultramar penetrando en el recinto augusto


»del Parlamento español y sellando allí su union perpétua á la metró-
poli con un afectuoso abrazo á sus hermanos.


»Ese dia será un dia fausto para los españoles de ambos hernisfe-
»rios, y hoy mas que nunca abrigo en mi pecho la grata esperanza
»d.e que no está lejano ese gran dia.


»Para apresurarlo, sin germen alguno de discordia, y sin temor á
»divisiones lamentables entre los nuevamente llamados á. tomar par-
»te en la vida política de un gran pueblo, todos los esfuerzos de pru-
»dencia, de generosidad, de abnegacion y patriotismo que continúen,
»haciendo los habitantes de Cuba y de las demás provincias ultrama-
rinas, serán altamente meritorios. Con esas virtudes, si no se Besar,




24


ESTUDIOS POLÍTICOS.


»ma fi los mas prevenidos, se obtiene siempre justicia de los mas im-
»parciales, y la imparcialidad y la justicia son las verdaderas bases
»de la libertad.


»Tales son los votos que hago por la felicidad de esa hermosa
»Antilla, de la que tan gratos recuerdos conservo; y al rogar á V. E.
»se sirva ser fiel y benévolo intérprete de mis sentimientos de afecto
»y gratitud para con todos y cada uno de los dignos é ilustres patri-
ocios que me han honrado con la carta á que contesto, tengo el honor
»de reiterar á V. E. las seguridades de la sinceridad con que soy de
»ellos y de V. E. muy adicto amigo y S. S. Q. B. S. M.


»FRANCISCO SERRANO.»


Alarmados los enemigos de las reformas y partidarios del
statu quo , del gran efecto que produjo la carta política dirigida
al duque de la Torre, suscrita por la inmensa mayoría de propie-
tarios, títulos de Castilla y personas mas notables del país por su
ilustracion y riqueza, en número de mas de veinticuatro mil, que la
suscribieron en la Habana, Cuba, Puerto-Príncipe, Matanzas, Cár-
denas, Cienfuegos, Trinidad, Holguin, Remedios y casi todas las de-
más ciudades de la isla, y cuyas firmas fueron remitiéndose á Madrid
por conducto de los senadores D. Antonio María Fabié, D. Andrés
de. Arengo, conde de Vega-Mar y otros señores diputados comisio-
nados para ello; alarmados, repetimos, los anti-reformistas con esa
demostracion vigorosa que habian promovido las espontáneas decla-
raciones del general Serrano en el Senado, elevaron á la reina la bi-
guiente exposicion:


«Señora: Los que suscriben, en representacion de todas las clases
»del país con el título comun de españoles amantes de su patria y de
»la monarquía, y particularmente interesados en que se conserven el
.»sosiego y prosperidad de esta isla, acuden reverentes á, exponer he-


chos y razonamientos que consideran dignos de la soberana aten-
»cion de V. M.


»Ilá tiempo que algunos periódicos de la córte, y personas allí re-
sidentes, invocan el.nombre de los habitantes de Cuba para sostener


»la conveniencia de introducir en el régimen político y social de las
»provincias de Ultramar reformas de la mayor gravedad y trascen-
dencia, y que se intenta demostrar la apremiante necesidad de plan-
tearlas sin pérdida de tiempo..


ESTUDIOS POLÍTICOS.
241


»Sin entrar en la averiguacion y calificacion de los móviles y
»tendencias de aquellos escritos, es de notar que suele abusarse de la
«imprenta y que este medio de publicidad se presta, igualmente que
»á propagar verdades útiles, á difundir erróneas opiniones: triste es
»de mencionar, pero bien sabido, que hasta la mala causa de los ase-
»sinos de Talambo halló patronos y defensores entre los que se dicen
»eco de la opinion pública, y cuando los peruanos eran enemigos de
»España y pretendian negar la justicia de nuestro proceder, que des-
»pues han reconocido lealmente, pudieron servirse, y se sirvieron,
»como argumentos de varios artículos publicados por entonces en al-
»gunos (pocos) periódicos de Madrid.


»Fundados en esa esperiencia los habitantes de Cuba ; sabedores
»ta.rabien de que sobre los escritores que en la córte pretenden asumir
»en representacion, los unos ni siquiera pisaron este suelo, cuyas nece-
»sidades ponderan y califican, y de los otros, que por haber nacido en
»él, Ci habitádolo por mas ó menos tiempo, tienen motivos para conocer
»prácticamente su espíritu y condiciones, los hay que acogen de bue-
na fé máximas de peligrosa é inoportuna aplicacion, mientras que


»otros muestran un afecto y adhesion á la madre patria, que no se
»avienen con las opiniones y actos, antecedentes y de pública notorie-
dad, confiados asímismo y seguros los que hablan de que la elevada


»inteligencia y alta sabiduría de V. M. y de su gobierno, junto con
»la ilustracion de los Cuerpos colegisladores, y su prudente tino al
»tratar de los asuntos concernientes á las preciosas y apartadas re-


r. »giones de Ultramar, en que ondea la bandera española, son sobrada
»garantía de que sabrán siempre conocer y apreciar el carácter y ten -
»deucias de lo que sin razon se ostenta como fundadas y legítimas
« aspiraciones de esta fidelísima provincia; permaneciendo pasivos ante
»esa agitacion inusitada, ante esa manifestacion ruidosa de contra-
o puestas y desacordes pretensiónos. Otro motivo muy respetable tuvo
»su reserva; no que ignorasen nada de lo que se proyectaba, sino que
»tranquilos respecto del éxito, en virtud de las razones que se acaban
»de apuntar, tuvieron hasta aquí el mas escrupuloso esmero en pro-
ceder con circunspeccion, á fin de evitar controversias y discusiones


«de cierto género, que son cabalmente el mayor de los males que traen
» consigo las franquicias políticas, mal de pésimas consecuencias en
oeste país, en el que por lo mismo no son aplicables por ahora las re-


1




248 ESTUDIOS POLÍTICOS.
»formas que con tanta insistencia reclaman algunos mal aconsejados.


»Claro es, señora, que semejantes manifestaciones han debido te-
»ner muy escaso eco en este país, sobre todo, entre las personas jui-
»ciosas y sensatas, que á la vez que recuerdan las elocuentes y pro-
vechosas lecciones que ofrece en abundancia la historia de la pre-
sente centuria, tienen ojos para ver ejemplos próximos, á los que se


»siguen comparaciones bien fáciles. Vecino está de la isla de Cuba
»ese continente americano, y en él las repúblicas erigidas hoy en los
»que fueron vireinatos pertenecientes á la corona de Castilla., dando
»entonces envidia al mundo entero por la grandeza á que. subieron
»bajo el cetro de los augustos progenitores de V. M., grandeza de
» que todavía existen restos y monumentos, que no ha podido barrar
»del todo una série no interrumpida de sangrientas revoluciones;
»grandeza que seria hoy portentosa con los adelantos de la ciencia
»administrativa y económica, de la navegacion y otras ventajas mo-
»demas, si acontecimientos lamentables, cuya repelicion es impor-
»tantísimo prevenir, no hubiesen desprendido aquellas frondosas ra-


mas del árbol generoso que las alimentaba con su savia.
»El cuadro que ofrecen esos estensos y feraces territorios dotados


»can pasmosa largueza por la mano del Omnipotente, y cuyos mora
»dores, sin poder aprovechar esas privilegiadas condiciones natura -
»les, se agitan penosamente en la anarquía y en la miseria: el no
»irnos lastimoso que presenta. el antiguo reino de Méjico, sometido
»al duro trance de una segunda conquista y á la humillante alterna-
tiva de sucumbir á una de dos diferentes razas estrañas, que mas ó


»menos abiertamente se disputan su imperio, y al par de ellos el de
»muchas colonias estranjeras. no tan hábil y paternalmente gober-
» nadas como estas provincias, forman •contraste notabilísimo con las
»dos islas de Cuba y Puerto-Rico, únicas regiones que para su bien
»se conservaron fieles á la patria conaun, obteniendo como premio de
»su voluntad el asombroso progreso, el creciente bienestar que de
»año en año señala su estadística, y en que se fundan el orgullo de
»los propios y la envidia de los estraños.


»Aun con el mismo territorio peninsular, teatro por muchos años
»de discordias políticas y de contiendas civiles, sostienen estas pro-
vincias distantes comparacion ventajosa, sin que su adelanto en el


»establecimiento de ferro-carriles y en otras mejoras provechosas de-


asnims potincos.
249


»ba atribuirse á otra causa que al régimen político que facilitó su ale-
ajamiento de aquellas lamentables disensiones.


»Todo esto parecen ignorarlo ó echarlo en olvido los que, en su
»afan de reformas, sin apoyar su razonamiento en ninguna demostra-
»cion práctica, presentan como nuevas ciertas especulaciones, que
»pudieran parecer convincentes medio siglo há, pero que hoy tras-


cienden á principios teóricos envejecidos y desacreditados. Mas al
»proclamarlos incurren en una .contradiccion chocante y capital que
»los encierra en un dilema sin salida: es el caso que cuando se con-
»testa á los reformistas que el país no está en aptitud para que ten-
gan buena aplicacion las instituciones de que se pretende dotarle,


»replican ponderando su ilustracion y su gran progreso intelectual;
»pero, en cambio, al juzgar por sus efectos benéficos el sistema de go-
»bienio que en estas provincias ha regido, responden que el adelanto
»es solo material, empírico y aparente.


»Observacion es esta que bastaria por sí sola á echar por tierra
»todo el fundamento de aquellas aserciones, si alguno tuvieran.
»Pero, ¡qué mucho que así discurran los que han llegado á cometer
»en un escrito reciente una ligereza condenable, asegurando que has-
»ta ahora han sido impotentes todos los gobiernos de Madrid y de
»Cuba para reprimir la trata africana!


»Ese tráfico inmoral, que las leyes, de acuerdo con la opinion uni-
versal, prohiben y anatematizan, que los exponentes condenan como


»todo el mundo civilizado, há tiempo que no se verifica en las playas
»de Cuba. Nadie hay en la isla que lo ignore, nadie que de buena
»fé pueda siquiera ponerlo en duda.


»Esplicados están, señora. los motivos del silencio observado, y,
»que no se romperia mientras esa propaganda no perdiera, como
»hasta últimamente no perdió, el carácter de opiniones individuales
» estampadas en periódicos ó en algun folleto de escaso crédito:. mas
»hoy que se alza la voz de algun señor senador diputado para de-
fenderlas en mas elevado terreno, ya el silencio fuera condenable; y


»los hombres de órden, los hombres de esperiencia, los que no des-
» conocen la historia de estos países, aquellos en quienes subsiste
» siempre enérgico el mas acendrado amor á su patria, los que cifran
»sus mas ardientes deseos en el engrandecimiento y felicidad de la
» misma, en una. palabra, la verdadera y gran mayoría de los habi-


32




250 ESTUDIOS POLITICOS.


»tantes de este país, no pueden permitir por mas tiempo que, á su
»nombre, y alucinando á muchos de los que se hallan completamente
»identificados con sus deseos y sentimientos, se continúe extravian-
do la opinion pública en la Península y en el estranjero con mani-
festaciones que, lejos de ser el eco de sus necesidades y aspiracio-
nes, están en absoluto y completo desacuerdo con ellas; comprenden


»que, de prolongar su silencio, podria este interpretarse por asenti-
»miento, ó cuando menos, por indiferencia sobre la resolucion que
»haya de darse á los peligrosos problemas que se inician por unos
»pocos, es verdad, pero con empeño y habilidad, dignos ciertamente
»de mejor causa.


»Los que dicen, señora, no por oponerse á innovaciones peligro-
sas, pretenden calificar de inmejorable en todas sus partes el sistema


»de gobierno que rige en la isla de Cuba; lejos de eso, lo consideran
»sometido, como todas las cosas humanas, á la imperiosa ley de pro-
greso, y solicitan encarecidamente sucesivos mejoramientos, si-
guiendo la marcha liberal impresa á su legislacion por los monarcas


»antecesores de V. en particular por su augusto padre, el señor
»1). Fernando VII, y continuada con ilustrada y sábia benevolencia
»ea el presente reinado, que se señala por notables adelantos en la
»gobernacion de estos países, entre los que se distinguen por su ira-
»portancia la completa separa,c,i)n é independencia de lo administra-
»tivo y lo judicial, la orgauizaciou municipal y otras garantías y me-
»joras de importancia suma.


»Iguales son, como fueron siempre, la condicion y derechos de los
»aúbditoa de V. M. residentes en esta isla, siu distincion de origen ni
»procedencia: por esto su interés es coman, por esto ejercitarian gus-
»tosos los políticos que por algunos se pretenden, si no vieran en su
»establecimiento amenazada su raza y la conservacion de Cuba.
»repugnan en lo absoluto la reforma política; antes bien esperan que
»despues de establecidas otras que mencionarán en seguida, y que
»deben servirle de base y fundamento, llegue un dia en que sea con-
veniente hacer estensivos á estas provincias los derechos, como tam-


»bien lascargas que pesan sobre las otras, sin escluir la contribucion,
»de sangre, lográndose así el gran propósito de asimilacion que tu-
»vieron siempre por objeto de las sabias leyes de Indias.


»Mas no cabe desconocer que hoy por hoy la asimilacion política


ESTUDIOS POLITICoS. 251
»seria intempestiva, ocasionada y peligrosa, tanto por la diversidad
»de raza que pueblan el territorio, que, ó hablan de ser equiparados
»en derechos, pugnando abiertamente con las costumbres, ó, de dis-
tinguirlas legalmente, se daría lugar á odiosas y vejatorias pesqui-


»sas, como porque contraría el patronato sobre el colono, que no pile-
»de por ahora suprimirse. Por otra parte, y sin contar lainsuficencia
»del censo, la impropiedad de la division territorial, la ignorancia en
»que los mas se encuentran de la teoría de esos derechos políticos,
»que se les pretende imponer mas bien que conceder, y otras muchas
»causas que aquí se oponen á la eficacia y significacion de las eleccio-
nes popu.ares: estas, por el hecho de no existir, como en otras par-


»tes, partidos políticos afiliados en diversas escuelas, y por lo que ya
»nos dice la esperiencia de otros ensayos, ocasionarian, como siem-
pre, divisiones y parcialidades, pero de carácter bastardo y perni-
cioso, que facilitarian las maniobras y el triunfo de minorías faccio-
sas y turbulentas como se vió en los antiguos dominios del conti-
nente, cuya separacion de la madre patria no tuvo otro origen y


»coincide con el establecimiento en ellos de la reforma política de la
»Península. Aun en esta isla las divisiones electorales llevaban la
»misma tendencia y produjeron el lamentable resultado de romper el
»españolismo cordial y unánime que siempre distinguió á estos leales
»habitantes. Por fortuna, las Córtes de 1837 tuvieron el feliz acuerdo
»de quitar este pretesto á las malas pasiones de unos pocos díscolos,
»y volvió á establecerse esa preciosa armonía, que no fuera prudente
»por ahora volver á poner en peligro.


»La reforma política que traeria, consigo el sistema electoral, y
»con él la division y perturbacion consiguientes, seria tanto mas
»inoportuna y peligrosa en estos tiempos, cuanto que acaso se acerca
»la resolucion de un gran problema social de inmensa trascendencia,
»para la que han de adunarse la moral, el respeto debido á la propie-


dad y la conveniencia de nuestras Antillas, y que exige al par que
»la union de miras é intereses de estos habitantes, la libre a ccion del
»gobierno, no embarazada por atenciones políticas.


»En lo económico, los exponentes esperan la sucesiva y rápida
»reforma de los aranceles, hasta llegar á declarar de cabotaje el co-
mercio entre todas las provincias de la monarquía, y abrirle nuevos


» mercados en el estranjero: la no menos urgente modificacion del sis-




252 ESTUDIOS POLITICOS.


»tema tributario y el alivio que de ello ha de seguirse á los contribu-
yentes cuyas cargas son hoy harto gravosas, tanto por la suma


»como por la forma de exaccion de los tributos, algunos de los cua-
les pesan sobre el capital, contra los buenos principios econó-
micos.


»Tambien solicitan (pie se restablezca el derecho de peticion y el
»veto que ejercian antes los reales acuerdos; que se restablezca el
»poder civil; que se reforme, la legislacion sobre juicios de residencia,
»haciendo efectiva la responsabilidad de los altos funcionarios; que
»se continúe con empeño, cada dia mayor, difundiendo la instruccion
»pública; que se mejore la administra,cion de justicia, evitando que
»con independencia del gobierno supremo se vaya constituyendo un
»derecho especial por quien no tiene para ello autoridad; que se or-
»gauice el régimen administrativo, despojándolo de todo esceso de
»trabas reglamentarias; que se ensanche el municipal ; que se creen,
»eu una palabra, hábitos é intereses, que, elevando al individuo en
»la vida civil, liguen y asimilen el conjunto con la madre patria, y
»llegado ese caso, podrán sin inconveniente aplicarse á estas provin-
cias aquellas instituciones políticas, que hoy pugnarian con su cons-


»titucion social, administrativa y económica, en vez de guardar con
»ellas concordia y armonía.


»Sin eso, es tal el convencimiento de estos leales habitantes de la
»inoportunidad de la reforma, que su solo anuncio, aunque lejano é
»inverosímil, ha producido ya inquietud entre los tímidos, determi-
nando visible baja en la propiedad, y alarmante y desusado aumen-
to en las estracciones de metálico, como lo acredita el alto precio de


»los giros en las últimas cotizaciones.
»Los exponentes, sin embargo, juzgan infundados esos recelos, y


»llenos de confianza, A V. M. suplican que, aplazando para ocasion
»mas favorable el establecimiento de reformas políticas, se digne or-
denar lo conveniente á fin de que, previo el estudio y preparacion


»indispensables, puedan ponerse en práctica las mejoras administra-
tivas y económicas de que se ha hecho mérito, y que creando nue-
vos lazos de unión entre la Península y las provincias ultramarinas,


»contribuyan eficazmente á la prosperidad del país y á hacer impe-
recedera en él la memoria del reinado de V, M. Habana 28 de junio


»de 1865.—Señora: A L. R. P. de V. M.»


1181'U/310S P0/3tedi.


En vista de esta exposicion, los reformistas juzgaron conveniente
dirigir otra á la reina, que sirviese de réplica á la anterior y conce-
bida en los siguientes términos y suscrita por los mismos firmantes
de la carta del duque de la Torre, fué puesta en manosde S. M., per-
sonalmente, por este ilustrado funcionario.


«SEÑORA:


»Los que suscriben, naturales de la isla de Cuba, ó residentes en
»ella, comprendidos en la nacionalidad española, con profundo res-
»peto se acercan al trono de V. M., para exponer á su sobérana iute-
»ligencia consideraciones de la mayor importancia, que les sugiere su
»amor á la metrópoli y á las provincias ultramarinas, cuya conserva-
»ciou y ventura tan de cerca les interesa. Sin mandato 'especial para
»representar á todos los habitantes del país. porque no lo consiente
»su organizacion política, creen, sin embargo, conocer bastante sus
»necesidades y las aspiraciones de la mayoría, para hablar con la
»confianza que inspira la aprobacion de los conapatricios, y adoptan
»el medio de esta respetuosa exposicion para manifestarlas, por la in-
»tima confianza de que hallarán benévola acogida y colmada satis-
»faccion, en la ilustrada justificaciou de V. M. y de su gobierno.


»Las Antillas españolas, y principalmente Cuba, han llegado á un
»punto envidiable de prosperidad material, debido á su posiciou geo-
gráfica, á la fertilidad de su suelo, á las emigraciones de los países


»circunvecinos, á la no interrumpida paz de que han gozado y á la
»accion del gobierno, que; aprovechando con mas ó menos latitud tau
»copiosos elementos de progreso ., concedió desde principios del siglo
»franquicias económicas, á cuyo influjo ha podido desarrollarse la ac-
»tividad de sus habitantes, y con ella la ilustracion'y la riqueza. Sin
»haber existido nunca entre estas islas y la metrópoli una absoluta
»identidad en lo económico y administrativo, la hubo, sí, en lo poli


-»tico; y tal vez se deban á esta prudente asimilacion en una parte, y
»á aquellas atinadas diferencias en otras, los ópimos frutos que toda -
»vía producen hoy simientes echadas en el surco largos arios atrás, á
»despecho de circunstancias maléficas que hubieran podido hacerlas
»abortar en ciernes.


»Desgraciadamente la marcha de aquel sistema, que aun cuando
»no perfecto, no escluia; á, las AntillIs de' las evoluciones sucesivas.




254 ESTUDIOS POLÍTICOS.


»del progreso efectuadas en la Península, se vió de improviso turba-
»da con la deferminacion de las Córtes Constituyentes de 1837, que
»cerrando sus puertas á los representantes legalmente nombrados
»por las provincias de Ultramar, dispusieron que fuesen estas regi-
das por leyes especiales. Acostumbradas las Antillas á estimarse en


»todo como provincias integrantes de la monarquía, con los mismos
»derechos que las demás, sintieron hondamente aquella medida, que
»despojándolas de los políticos, las hacia de condicion inferior á sus
»hermanas peninsulares; y lejos de reconocer los argumentos que se
»alegaban para tan injusta esclusien, no quisieron de pronto parar
»mientes en lo que podia significar la promesa de unas leyes, que en
»vez de satisfacerlas las alarmaban. Para ojos ignorantes ó distrai-
»dos el cambio fué insensible; porque merced á las causas enumera
»das, la isla de Cuba continuó prosperando en riquezas: pero ningun
»observador imparcial ocultará á V. M. que desde aquella época prin-
cipiaron el malestar del país, la desconfianza de las autoridades lo-


»cales, los ódios de provincialismo, y como sus consecuencias fatales,
»los conatos ya ciertos, ya supuestos de conspiraciones, los destierros,
»los suplicios:—sucesos insólitos que todos deploramos ; pero que
»prueban, y conviene no olvidarlo, que mientras fueron iguales pe-
ninsulares y cubanos, no hubo conspiradores, ni fue necesario ver-


»ter una sola gota de sangre por causas políticas.
»Al través de tales acontecimientos, la mayoría de la poblacion,


»sin ceder á los arrebatos de la pasion política, pero sin aceptar el
»fundamento con que se habia privado á las Antillas de su legitima
»representacion en Córtes, empezó á dar valor á la promesa constitu-
cional que se les habia hecho de la manera mas solemne para las na-
ciones y los monarcas, y esperó su cumplimiento, segura del triunfo


»de su justicia sobre los elementos opuestos que se obstinaban en
»aplazarlo, y fiada en la hidalguía de la madre- patria, que mientras
»ella misma afianzaba sus libertades, no podria mirar con desden es-
»tas provincias, ni cercenarles sus derechos, haciéndolas retrogradar
»al constituirlas políticamente en una nueva forma.—Así ha trascur-


rido mas de un cuarto de siglo desde aquel compromiso formal; en
»cuyo largo período no podrá acursarse áCuba de impaciencia, ni
»menos de no haber sabido apreciar las mejoras en el órden judicial y
»en el administrativo realizadas por el gobierno de V. M., á las cua-


ESTUDIOS POLITICOS.


.'255


»les ha correspondido con su constante fidelidad, 6 con sus generosas
»demostraciones, siempre que ha sido oportuno espresar sus sentí-
»mientas á la madre - patria. Y á Dios gracias, no ha sido infructuosa
»tan mesurada conducta: los habitantes de esta isla han sobrellevado
»en silencio los males del sistema escepcional que consideraban tran-
sitorio; y sin embargo, hoy tienen la satisfaccion de que sin amaños,


»sin agitaciones, por virtud tan solo de la bondad de su causa, la opi-
»nion de sus hermanos de la Península haya concluido por reconocer
»la justicia que les asiste.—En efecto; los repúblicos mas eminen-
tes; los funcionarios mas altos que investidos de facultades omnímo-
das han gobernado en Ultramar; los ministerios de significacion po-
lítica mas contradictoria; los cuerpos colegisladores, todos, están


»acordes en que es forzoso salir con mas ó menos premura de una si-
»tuacioa anómala y peligrosa; y por último, los augustos labios de
»V. M. se han dignado declarar en ocasion solemne, la necesidad de
»introducir reformes en el régimen de las provincias ultramarinas:—
»palabras memorables, que infundieron ea todos los ánimos esperanzas
»de ver pronto estirpados de raiz males añejos, y satisfechas legíti-
mas y nobles aspiraciones, á que no puede renunciar indefinidamen-


' te pueblo alguno, sin ultrajar la dignidad de la misma raza á que
»pertenece, y sin condenarse á una degradarían que pugna con los
»instintos progresivos de la especie humana.


»Llegados á tal punto, parece que loa que tienen la honra de ele-
var su voz á V. M. deberian aguardar tranquilos la satisfaccion de


»sus necesidades; y así lo harían, si no temiesen que su silencio pu-
»diera interpretarse á favor de los que, sin mejores títulos por cierto,
»no han temido afirmar en una exposicion á V. M. que la verdadera
»mayoría de los habitantes de este país no apetece las reformas po-
»líticas anunciadas, ó las teme como peligrosas. Los que suscriben,
»consideran por lo tanto un deber indeclinable oponer su negativa á
»tan infundadas aseveraciones No poco podrían decir en cuanto al
»modo de acrecer el número de los que aparecen suscritos al pie de la
»referida exposicion, muchos de los cuales han declarado despuea en loa
»periódicos haberlo hecho incautamente, y en el concepto de que firma-
ban distinta cosa. Nada dirán, sin embargo, por respeto á Y. M. Los


» habitantes de Cuba saben que en ocasiones tales, el celo escesivo
»suele darías á, las mejores causas, por no reparar en los medios á que




AS}/4441 5P594inC9s.
orecurre;ssaben tambien que en todo país y en todas las épocas hay
»siempre individuos y clases que, bien halladas con los abusos de lo
.»existente, se oponen por malicia ó de buena fé á toda reforma, afee-


, ,»tando las trazas de agentes providenciales para moderar, segun di-
»cen, los arrojos del progreso, aunque de cierto solo buscan la sa-
ciedad de sus designios, hasta que rendidas en la lucha con el bien,


»ó iluminadas sus conciencias por el nuevo evangelio, concluyen por
»confesar sus escelencias, y anatematizar como inmorales sus propios
»tráficos y negocios, que ya habian prohibido las leyes de su país, y
»el mundo civilizado. Los habitantes de Cuba, mas transigentes que
»los que se han arrogado su voz, respetan las opiniones contrarias á
»las suyas: émpero no pueden tolerar que una fraccion mas ó menos
»numerosa de la comunidad, atribuya á la mayoría de la misma ten-


1»dencias y opiniones que no profesa, y que entrando en abierta lid,
»no ya con los principios elementales del derecho, que por la cuenta
_»no existe para ella en política, sino con la opinion general de los
»hombres ilustrados de la Península, con los legisladores de su patria,
»con los consejeros responsables de la corona, y hasta con la augusta
»declaracion de V. M., se atreva á rechazar en nombre de esta isla,
»las reformas que V. M. tan espontánea como noblemente le ha
»anunciado.


»No, señores; no es cierto que los habitantes de Cuba se hallen en
»su gran mayoría tan abyectos, que repugnen ó teman las reformas:
»la verdad es que las anhelan y necesitan de todas clases. Y no es
,»decir que desconozcan los beneficios que deben al gobierno de vues-


magestad; pero esos mismos beneficios les hacen apetecer otros
»mas cumplidos, que disfrutan los demás españoles; que ellos tam-
»bien han gozado, y para los cuales se sienten hoy con mayor aptitud
».que antes. Por eso, aspirando ,á, reformas en todos los rumbos que
»puede tomar la actividad humana, dan en la actualidad la preferen-
»cia á los derechos políticos, como origen, suma y garantía de todas
»las demás libertades; ó en otros términos, demandan con ansiedad
»las leyes ofrecidas por la Constitucion de la monarquía: leyes de que
»,todo lo esperan las provincias de Ultramar; porque cualquiera que
.ssea el principio que las anime, habrán de restituirlas al gremio de
»aquella misma constitucion, y porque no podrán estar reñidas con el
»espíritu liberal del siglo, á que por dicha obedece la nacion española.


ESTUDIOS POLILICOS. 251


»Los que, aparentando aplazarlas, se oponen á las reformas políti-
»cas, procuran alarmar el ánimo de V. M. con el recuerdo de los an-
»tiguos vireinatos continentales, cuya separacion no tuvo, segun afir-
»man, otro origen que el establecimiento en ellos de las que tuvieron
»lugar en la Península. Por mas que quieran desfigurarse los hechos,
»la historia ha pulverizado ya tan deleznable argumento, haciendo
»ver con sus fechas inflexibles que las conmociones de Américaprin-
»cipiaron mucho antes de promulgarse el Código de Cádiz. Españoles
»ilustres, consejero uno de ellos del mas esclarecido entre los abuelos
»de V. M., las habian anunciado desde el siglo anterior, proponiendo
»los medios de evitarlas; y si se hubiesen seguido sus avisos, si en-
tonces, como ahora, no hubiera habido empeño en sostener un sis-


»tema incompatible ya con los adelantos y las necesidades de los pue-
blos, es probable que ondease gloriosa todavía la bandera de Casti_


»tilla, desde las Californias hasta el estrecho de Magallanes.
»Si alguna fuerza pudiera tener ese manoseado argumento, seria


»á favor de la devolucion de sus derechos políticos á las Antillas;
»pues habiéndolos ejercitado durante tres épocas anteriores, en nin-
guna se relajaron sus vínculos con la metrópoli, á pesar de los ali-
cientes que para haberlo intentado hubo en las dos primeras; mien-
tras que, por el contrario, despues de estar sometidas al régimen de


»esclusion en toda su pureza, es cuando ocurren en una de ellas sig-
»nificativas perturbaciones, con el objeto de cambiar de nacionalidad.
»Si las Antillas hubiesen estado en plena posesion de sus derechos,
ues presumible que los fautores de aquellos proyectos hubiesen so-
ñado siquiera con pedirlos á un pueblo estrato, hácia el cual no los -


»llevaba ni la comunidad de origen, ni la lengua, ni las costumbres?
»Otra de las razones expuestas á V. M. para el aplazamiento in-


»definido de las reformas políticas, es que «acaso se acerca (son sus
»palabras) la resolucion de un gran problema social, en que deben
»aunarse la moral, el respeto á la propiedad y las conveniencias de
»las Antillas.» Ese precisamente es quizás el motivo que mas apre-
mia para desear aquellas reformas. Conocedores mejor que nadie los


»habitantes de estas islas de todos los elementos que constituyen tan
»complicado problema, comprometidos en él sus intereses y su exis-
tencia, y aleccionados por la historia de las colonias inglesas y fran-
cesas, y por lo que ahora mismo está pasando en la vecina repúbli-


83


1




258 ESTUDIOS POLITICOS.


»ea norte-americana, no pueden pensar sin pavor en que llegado el
»momento de resolver esa para ellos cuestion vital, carezcan de me-
»dios legales para comunicarse y exponer sus ideas; para indicar los
»peligros; para sugerir sus planes de salvacion; cosas todas que solo
»son compatibles coli un régimen totalmente diverso del que hoy ira-
»pera. Forzoso es decirlo: pasó el tiempo en que Cuba y Puerto-Rico
»temblaban á la idea de llegar á ser africanas: empero por lo mismo
»que conocen los gérmenes de riqueza y de civilizacion atesorados en
»su seno, saben tambien que han menester la poderosa égida de la
»nacion para conservarlos y adelantarlos con beneficio de la raza y
»de la patria comunes, y que no podrán hacerlo, si no se atiende á
»sus justas reclamaciones, y no se quitan con antelacion las trabas
»que en la hora de la prueba habrán de entorpecer la libertad de sus
»movimientos.


»Todo está demostrando, señora, la oportunidad de que se cumplan
»las reformas hasta ahora diferidas, y que con tanta urgencia recia-
aman estas provincias. El tiempo no pasa en balde para los pueblos; y
»los veinte y ocho años trascurridos desde 1837 en la espectativa de
»una mejora de condicion, han terminado por hacer que los habitan-
»tes de Cuba consideren como ideal de sus aspiraciones las leyes es-
peciales, formadas con la intervencion de sus legítimos represen-


»tantes.—De este modo quedaría cumplido el precepto constitucio-
»nal; de este modo se llegaria á la asimilacion en lo asimilable, sin:
»desatender las circunstancias peculiares de estos países, con que
»tambien han pretendido asustar los alarmistas; de este modo, en fin,
»copiando ejemplos de la misma Península, se realizaría la unidad en
»la variedad, sin perturbarse por eso la armonía del gran todo nacio-
nal, antes al contrario fortificándola y embelleciéndola. No tienen


»sin embargo los exponentes la pretension de trazar un plan á la ele-
ovada prudencia de V. M. y de su gobierno: su deseo, como el de to-
»dos sus compatriotas, es verse reintegrados en el derecho político de
»España; es ser españoles en la plenitud del derecho, no solamente en
»el nombre; y cualquiera que sea la forma que V. M., por su régia
»iniciativa, y con el concurso de las Córtes, adopte para otorgárselo,
»será sin duda digna de una nacion ilustrada, y recibida con júbilo
»por todos los habitantes de Ultramar, como un gran acto de repara-
»eion y de sabiduría,—Habana, julio 28 de 1865.—Señora; A los


ESTUDIOS POLÍTICOS. 259


»R. P. de V. M.—El conde de Cañongo.—E1 conde de Santo Venia.
» —El marqués Duquesne.—José Ricardo OTarrill y O'Farrill.—José
»Ricardo de Cárdenas y O'Farrill.—Gonzalo Alfonso.—El conde de
»Casa -Bayona. —E1 marqués de Mon telo.— Siguen las firmas.»


Esta respetuosa exposicion fué remitida á Madrid á los excelentí-
simos señores senadores del reino, duque de la Torre y D. Andrés
Arango, para que se sirvieran ponerla en manos de S. M.


En ese intermedio ocurrió el lamentado fallecimiento del ilustre
senador y distinguido cubano Sr. Arango, y quedó la comision al
cargo esclusivo del duque de la Torre, que dió cuenta de ella en la
siguiente carta:
«Señores conde de Cañongo, D. José R. OTarrill y marqués de


»Montelo.—Madrid 13 de diciembre de 1865.
»Muy señores mios: La muerte de nuestro distinguido y comun


»amigo, el senador del reino D. Andrés Arango, que todos deplora-
» mos, dejó reducido á mi persona el encargo de llevar á los pies del
»trono la respetuosa, á la par que patriótica, exposicion que muchos
»habitantes de esa isla dirigieron á S. M., con el fin de reiterar en su
»real ánimo las seguridades de que ningun peligro ofrece en las pro-
vincias americanas el ejercicio de derechos vivamente apetecidos, y


»reclamados por un conjunto de circunstancias de todos conocidas.
»La ausencia de la córte retardó mas de lo que yo hubiera desea-


»do la entrega á. S. M. de dicha exposícion; pero ni ese retraso ha
»podido perjudicar á la noble causa que defendemos, .ni la circuus-
»tancia de aparecer en la Gaceta, sancionado por S. M., el importan-
»tísimo decreto convocando comisionados de esos ayuntamientos, han
»quitado fuerza á la mision con que se han servido Vds. honrarme;
»antes al contrario, acogiendo nuestra soberana la exposicion con su
»benevolencia) acostumbrada, me aseguró que la pondría en manos
»de su ministro, responsable el de Ultramar, como confirmacion de la
»idea que domina en aquella soberana disposicion. En ella dispone
»S. M. que los diez y seis primeros ayuntamientos de la isla de Cuba
»envien otros tantos comisionados al seno de una junta, compuesta de
»altos funcionarios de la administracion, y de aquellas personas que,
spor.sus conocimientos especiales, puedan informar al gobierno acer-
ca. de las reformas que, exigidas por la opinion, urge plantear In


»esa isla.




260 ESTUDIOS POLÍTICOS.


»Este decreto, reconociendo y sancionando de una manera solem-
»ue el derecho que tienen las provincias americanas de intervenir en
»la formacion de las leyes políticas y económicas por que han de re-
girse, es un paso muy adelantado en el camino de las reformas por


»que clama esa isla.
»Los amigos perseverantes de esta idea faltarian á un deber sa-


ngrado si aceptando con desconfianza este medio de llegar can paso
»firme y seguro al fin deseado de la posible igualdad de derechos no
»redoblaran su celo, para que esos comisionados reunan todas las
»condiciones de saber é independencia para que tan importante co-
metido no se malogre.


»La unidad nacional y la unidad política son los dos principios
»cardinales, de los cuales han de derivarse todas las leyes que de la
»informacion pedida por el gobierno deben salir formuladas: este es
»el criterio seguro para acertar en la eleccion de tan importante
»cargo.


»Los habitantes de Cuba, por cuya felicidad me afano, oirán con
»entera confianza mi leal consejo, y acudirán al llamamiento de su
»reina con aquella fé que nace siempre de un convencimiento profun-


do y que da la fortaleza que conduce al éxito.
»Sírvanse Vds. aceptar las seguridades de mi mas alta considera-


»cion. y de ser el eco fiel de los sentimientos que me animan por la
»felicidad de Cuba.—FaAxcisco SERRANO.»


No era solo en la isla de Cuba donde el espíritu de reformas se
ha bia generalizado y se solicitaban con impaciencia. Todos los cuba-
nos distinguidos residentes en España se movian espontáneamente y
coadyuvaban al deseo general manifestado en pro de ellas y de un
cambio político en la isla de Cuba. La siguiente carta del excelentí-
simo señor don Cárlos Drake del Castillo, conde de Vegamar, opu-
lento propietario cubano , que residia en Madrid y que dirigió al
Excmo. señor conde de Cañongo, así lo demuestra.


«Madrid 12 de julio de 1865.
»Mi querido Agustin: Cuán ageno estarás de recibir al cabo de


»veintiseis años carta de un antiguo amigo y compañero de armas
»(del escuadron de lanceros, que mandaba Ignacio Calvo) y cuánto
»te estrañará, que esta carta no sea de mi puño y letra; pero amigo,
»mi pulso no me permite estas libertades. Comprendo que dirás


ESTUDIOS POLÍTICOS. 261


»¿qué acontecimiento grave ocurre, que ha movido á Cárlos, al cabo
»de tanto tiempo, á escribirme? y la respuesta es muy sencilla: el hz-
derés comuna y el amor patrio.


»Yo no puedo olvidar nunca que la Habana es mi cuna, y por lo
»tanto miro siempre con singular atencion, con verdadero entusias-
mo, cuanto puede tener relacion con ella y con la isla de Cuba, en


»cualquier concepto y particularmente en el de la prosperidad y ade-
lantos públicos y materiales. Por esto al enseñarme el duque de la


»Torre (con quien, sea dicho de paso, me unen íntimas y estrechas
»relaciones de verdadera amistad, y á quien veo casi diariamente,
»pues vive frente de mi casa) la carta que se le dirigió por varios
»vecinos de esa ciudad con fecha 12 de mayo último, he,esperi-
»mentado una verdadera satisfaccion, al ver que al fin se espresan
»con dignidad, nobleza é hidalguía, mis paisanos y mis amigos. Re-
cibe, pues, mi enhorabuena, y hazme el gusto de dar el parabien


»Santo Venia, Duquesne , Gonzalo Alfonso, Pepe Chacon , Pancho
»Calderon y Antonio Carrillo, cuyos nombres todos me recuerdan
»aquellos años de mi juventud en que nos tratábamos con tanta inti-


midad. Hazme el gusto tambien de ofrecer mi distinguida conside-
»racion al Sr. D. José Valdés Fauli, á quien no tuve el gusto de co-
nocer en nuestra época, y de quien tengo ausencias sumamente


»honrosas.
»La dignidad, la nobleza de sentimientos que se demuestran en


»esta carta, los nombres de los firmantes, todo me ha llenado de
»verdadero placer, y creo que todos estais en el caso, considerando
»vuestros nombres y respectivas posiciones, de hacer prosélitos, de
»crea• atmósfera, en el sentido de la carta, levantando una verda-
»dora cruzada, pues ya terminó el tiempo del obligado silencio en esa
»isla, respecto de sus derechos políticos, ya debe cesar el miedo de
»hablar y discurrir, porque estamos en época en que se puede pedir,
ny debe esperarse el alcanzar.


»Tanto mas me ha enorgullecido el contenido de la carta, cuanto
»que veo en ella reproducido casi con las mismas palabras lo que
»hace veinte años, en 1845, decia yo en un folleto que dirigí al Con-
greso de diputados, pidiendo la representacion en él de la isla de Cuba.


»Te mando un ejemplar para que cotejes estas coincidencias, advir-
tiéndote que hoy he hecho en él algunas ligeras modificaciones res-




1,62 EsTUDI0I4 POLITICOS.


»pecto á la eleccion de diputados, mas en armonía con las circuns-
tancias del momento, y con el fin de que halle mejor acogida entre


»las personas políticas é influyentes á quienes se lo he remitido.
»Ya tú ves que desde bien antiguo me he ocupado de mi país en


»el sentido de obtener para él derechos políticos, y no me contenté en
»aquella época con este folleto, sino que fundé un periódico , á mis
»espensas, con el título de Crónica de Ultramar, que sustentara estas
»doctrinas y que no me dió mas resultado que gastar dinero.


»El duque de la Torre y yo estamos completamente identifica-.
»dos en la cuestion de Cuba, y admiro su noble y caballeroso proce
»der, y se hace digno y merecedor de que su nombre quede indeleble-


mente grabado en el corazon de todo buen cubano.
»Para mantener la buena impresion que ha producido la carta y


»que su contenido no sea infructuoso, estoy redactando una exposicion
»para presentarla á las Córtes, en su próxima legislatura, á la cual
»acompañará aquel documento político, y si puedo y me lo permite
»el duque de la Torre, todos los originales de las cartas y manifesta-
»cioues que le han sido dirigidos por los cubanos. Esta exposicion,
»no solo recalcará las ideas mas culminantes de la citada carta, sino
»que se expondrán las consideraciones que de ellas se deducen , con
»mayor fuerza y energía, proponiéndome la suscriban todos los ea-
» banos de alguna nota residentes en esta, y todos los peninsulares
»que tengan propiedades en esa isla, ó estén enlazadas con nuestros
»paisanos. Mi objeto es que, formando un espediente con cuanto se
»ha escrito sobre el particular, pueda promoverse un proyecto de ley,
»contando para su apoyo con oradores como Ulloa , ex-ministro de U1-
»tramar, y otros que me han ofrecido su cooperacion. Este es mi plan;
»pero este plan lo subordino completamente á tu decision y á la de los
»buenos amigos de esa, para lo cual te remitiré el borrador de la ex.po -
»sicion.


»El ardiente deseo de toda mi vida, es ver triunfar la idea de la xe-
apresentacion de esa isla en el Congreso, pues así se pondrá freno á
»tanta injusticia y á tanta vejacion como sufre ese país, convirtiéndose
ȇ, los cubanos en verdaderos parias, y exaltando y haciendo hervir
»mi sangre cuando contemplo su humilde y deleznable sufrimiento ,;:y
»su falta de energía.


»No quiero tampoco que ignores las opiniones más válidas sobre


ESTUDIOS POLÍTIt08.


»el particular que me ocupa, entre los hombres de loa diversos partí
»dos políticos.—El duque de la Torre, D'iba, Modet y varios otros,.
»opinan por la diputacion cubana. D. Antonio Gonzalez, Olózaga y
»otros progresistas, por una Constituciou análoga á la del Canadá, que
»haga tener á esa isla una autonomía propia. Hay algunos hombres
»políticos que están por el statu quo y el general D. José de la Con-
»cha opina por que se otorgue á la isla de Cuba asiento en el Senado.
»á treinta ó cuarenta cubanos, que la representen. Bravo papel harian
»en el Senado si se repitiera el espectáculo triste que dimos cuando la
»votacion á la enmienda del mensaje; Ignacio Herrera y Bernardo
»Echavarría votando en contra, y yo solo con mi pobre voto apoyando
»la enmienda.


»Es necesario que penseis tambien en el modo y medio de accion
»para obtener el resultado favorable, y este no veo sea otro que la
»prensa periódica


»Hé aquí, mi querido Agustin, presentado todo mi plan hasta en
»sus detalles.


»Comprendes cuál es el móvil de estas gestiones por mi parte:
»pura y sencillamente el amor á mi país. Por lo demás, con los col-
»gajos que poseo, que tanto nos ilusionan á cierta edad, con mi posi -
»cían social, cou mi seuaduría , ¿qué otra ambicion puede llevarme,
»contando ya sesenta años y teniendo cuatro hijos nacidos en Madrid?
a Ya lo debes conocer, nada. Pero si aun tuvieras alguna duda, pre-
gunta á nuestro Antonio María Escobedo cuál es mi vida. Hecho un


»labrador en mi hacienda de Fontanar, recorriendo mis montes, cui-
dando de la confeccion de mis vinos, ocupándome de las faenas agrí-
colas, por cierto bien diferentes á las de nuestros ingenios, paso los


»meses y los dias, sin que nada me llame la atencion.
»Ya tú ves, querido Agustin, que la racion no es corta para des-


»pues de tantos años de silencio. Pero ¿cómo darte, si no, idea de lo
»que ocupa mi deseo respecto de ese país que me vió nacer y de mi
»vida en esta pequeña Babilonia de la córte? Aquí, pues, espero tu
»respuesta y la de los amigos, dispuesto con el alma, la vida y el bol-
sillo á hacer, en obsequio de la isla de Cuba, cuanto pueda. Adios,




264 usTUDIOS POLÍTICOS.


»Agustin; da mis memorias á todos los firmantes de la carta del 12 de
»mayo que se acuerden de raí y créeme tu antiguo compañero de ar-


mas y buen amigo—Cienos DRAKE DEL CASTILLO.»
El general Dulce, que presenciaba este movimiento reformista,


informó al gobierno en diversas ocasiones sobre el espíritu verdadero
que animaba á los habitantes del país; sus informes, consideraciones
y consejos favorables á las reformas, constan en el ministerio de Ul-
tramar.


El resultado de este movimiento fué la Junta de informacion que
dispuso el gobierno nombrasen los ayuntamientos de la isla, y que
anunciaba el duque de la Torre en su carta. De ella nos ocuparemos,
aunque brevemente, en capítulo aparte.


Por ahora y para terminar el presente, deseamos consignar otros
servicios del general Dulce prestados en la isla de Cuba durante la
época de su mando, que principió el 10 de diciembre de 1862 y ter-
minó en 30 de mayo de 1866.


Los súbditos españoles residentes en Cuba, no podian pasar á Mé-
jico, aunque tuvieran pasaporte de las autoridades de esa isla, sin el
permiso, ó sea el visto bueno del cónsul general de Francia. Consi-
derando esto vejaminoso el marqués de Castell Florite, rompió victo•
riosamente esa traba, y se dispuso que bastaba el pasaporte de las au-
toridades españolas.


Los buques de guerra franceses, despreciando, en su satánico or-
gullo de entonces, las disposiciones sanitarias del puerto de la Habana,
venias á tierra sin ser antes visados por la junta de sanidad. El ge-
neral Dulce pasó enérgicas comunicaciones á los generales franceses,
al cónsul de Francia y al capitan del puerto, para que no se repitie-
ran dichos escándalos, y cesaron. El cónsul quiso replicar, y se le im-
puso silencio, ocasionando dicha réplica notas entre ámbas naciones;
pero España, á instancia del general Dulce, exigió el relevo del cón-
sul, y fué relevado.


Tampoco pagaban derechos de aduanas y embarcaban lo que que-
rian, cómo y cuándo se les antojaba, á pesar de que los franceses en
Veracruz, habiendo socorrido al general Prim con unas pajas de heno
para sus caballos, pasaron un cargo ¡por 60 francos! á las cajas de la
Habana.


El general Dulce dispuso que los buques de guerra francese s pa-


ESTUDIOS POLÍTICOS.
265


;asen los derechos correspondientes, como es justo y racional, tanto
de importacion como de desembarco.


El Tesoro cabria las atenciones todas y los depósitos estaban á
disposicion de los depositantes, cubriéndose el déficit que habia en
tesorería.


Además de la guerra de Méjico, la habia en los Estados-Unidos,
y los buques de esta nacion no respetaban nuestra zona marítima,
é insultaban los beligerantes nuestras costas. El general Dulce puso
coto á los desmanes, hizo respetar el pabellon español, se conservó
la neutralidad y fué la isla respetada por ámbos partidos.


Poco tiempo despues de tomar el mando de la isla el marqués de
Castell Florite, hubo sublevaciones y luego formal guerra en Santo
Domingo. El general Dulce envió tesoros y soldados en auxilio del
capitan general de esta isla, hasta el estremo de no dejar en toda la
de Cuba mas que 1.700 soldados. Mantuvo, sin embargo, en com-
pleta tranquilidad á los cubaños; no se notaron siquiera los aprestos
de guerra, hubo la mayor confianza en el mercado de la Habana, se
hicieron transacciones mercantiles como si no hubiese riesgo algu-
no, se pagaron al corriente todas las obligaciones, y hasta el ejército
de Santo Domingo llamaba s'u providencia al general Dulce. Así se
espresaron los generales Rivero y los que le sucedieron.


Los negros en Jamáica se sublevaron. El general Dulce, envian-
do dos vapores de guerra á Kingston, dió fuerza moral á los ingleses,
y pudieron con mas ardor sofocar la rebelion. Las tropas nuestras no
hicieron mas que observar; no desembarcaron, y sin embargo, la In-
glaterra quedó agradecida á España.


A la terminacion de la guerra de los Estados-Unidos, cuando es-
taban arreglando la paz algunos cuerpos insurrectos, entró en el
puerto de la Habana el ariete confederado Stonemall, perteneciente s
los Estados del Sur, cuyo buque era mandado por dos bravos é inteli-
gentes oficiales de marina. Los del Norte tuvieron sérios temores; el
vice-almirante de dichos Estados escribió comunicaciones que indica-
ban bien la importancia que daban al ariete, y el temor que abriga-
ban de que pudiera dirigirse á Charleston y dar ánimo á los que aun
no estaban completamente vencidos. El comercio de la Habana se
asustó; toda la isla de Cuba estaba alarmada. El general Dulce ma-
nejó aquel suceso sin deshonra del Stonewall, con satisfaccion colas-


1


84




266 ESTUDIOS POLITICOS.


pleta del gobierno del Norte, con alta dignidad. para el gobierno es-
pañol y con gran prestigio de la autoridad primera de Cuba.


Cuando el horrible asesinato del presidente de los Estados-Unidos
Mr. Lincoln, el general Dulce, interpretando los sentimientos que
despertó en Europa, escribió una buena y digna carta al vicepresidente
Johnson y al ministro de Estado, Mr. Se\vard, con cuyo paso se cap-
tó las simpatías de los Estados-Unidos, que han sido fieles aliados de
España en las guerras del Perú y Chile.


En resúmen: el general Dulce fué á mandar en Cuba en una
época azarosa de guerras en Santo Domingo, Méjico y los Esta-
dos-Unidos, sublevaciones en Haiti y en Jamáica, riesgos continua-
dos para la isla, y conservó la mayor tranquilidad; estrechó los la-
zos entre cubanos y la madre patria, mejoró la instruccion públi-
ca, arregló la recaudacion de rentas, persiguió con éxito la trata de
esclavos y fué tolerante con todas las opiniones, conservando al mis-
mo tiempo á Cuba tranquila y floreciente.


X V .


Reaceion contra la trata.—Junta para la abolieion, iniciada por el ministro de
Ultramar Seijas Lozano.—Proyecto de abolicion del coronel Montaos. —Opi-
Mon del ex-ministro de Ultramar D. Alejandro Castro, sobre la abolicion
de la esclavitud.—Conferencias conciliadoras entre reformistas y antirefor-
mistas.—Exposicion á la reina solicitando la continuacion del general
Dulce en el mando de la isla.—Intrigas en Madrid para el nombramiento
del general Lersundi.—Se establece en Madrid el periódico La Reforma
para cc mbatir al general Dulce.—Su dimision.—Juicio de su gobierno, se-
gun El Siglo.—Exposicion de la real Sociedad Económica.—Gran serenata
y presente.—Documentos honorificos.—Carta del representante inglés.—
Articules del Diario de la Marina y _Prensa de la Habana.—Alocucion del
general Dulce.—Discurso del Sr. O Farrill.—Partida.


Fn el movimiento saludable y enérgico que promovió contra la
trata de negros el general Dulce, tuvo la iniciativa el Sr. Seijas Lo -
zano, ministro de Ultramar, de los mas entendidos é ilustrados que
ha tenido este departamento. Persona erudita y práctica en las se-
ñales de los tiempos, comprendió por los sucesos políticos que te-
nían lugar en los Estados-Unidos, que habla sonado la hora de con-
cluir realmente el reprobado tráfico de negros, y de e cometer los tra-
bajos para la abolicion gradual de la esclavitud en las islas de Cuba
y Puerto -Rico.




ESTUDIOS POLÍTICOS.


Las esperanzas de sostener la institucion doméstica debian desva-
necerse . con el resultado de la guerra civil de los Estados-Unidos, y
la proclama lanzada por el presidente Lincoln declarando abolida la
esclavitud en el continente americano, envolvia en su fallo á las Anti-
llas españolas , pues desde entonces quedaron siendo el blanco único
de las propagandas abolicionistas y de los ataques de una parte no
pequeña de los escritores españoles.


El Sr. Seijas Lozano comprendió la situacion política en que
iban á verse colocadas las prOvincias ultramarinas, y se apresuró á
dirigir al marqués de Castell-Florite una razonada y bien escrita
comunicacion, á fin de que promoviera reuniones de hacendados, y
les recomendase la formacion de algun proyecto para abolir, gradual-
mente y con el menor perjuicio posible, la esclavitud en la isla de
Cuba. Esta disposicion tan vital para los intereses de los propieta-
rios cubanos, esperaba el ministro de Ultramar que seria acogida
con gratitud, y se dispondrian á hacer los estudios necesarios para
presentar algun plan que satisficiera las exigencias políticas de los
Estados de Europa, que ejercian gran presiou en este asunto; pero lejos
de ello, tal obcecacion existia. en esta materia en la isla de Cuba, y
tan generalizado estaba el error de que era un peligro tocar estas
cuestiones, que no sentó bien la recomendacion del ministro de Ul-
tramar.


Ya lo sospechaba el general Dulce, pero estaba decidido á secun-
dar las miras del Sr. Seijas Lozano, y se lamentaba que los dueños
de esclavos tuvieran ojos y no viesen, tuviesen sentido y no palpasen.
Se propuso oir algunas opiniones, cabiéndonos la honra de ser uno
de los llamados por él para tratar de este asunto. La nuestra fué,
que debia encomendarse principalmente á los grandes propietarios
de esclavos, á quienes mas directamente afectaba, la resolucion de
este problema, y que del seno de una gran reunion de hacenda-
dos y propietarios de esclavos , deberia surgir el proyecto que solici-
taba el ministro de Ultramar. Tambien indicamos que algunas perso-
nas de reconocida ilustracion é imparcialidad debieran oirse, y aun
nombramos una de mucho talento, de merecida reputacion de ilus-
trado y dueño de ingenios con grandes dotaciones de esclavos, que
fué invitada por el general Dulce á una conferencia en la quinta de
los Molinos, donde se hallaba veraneando.


ESTUDIOS POLÍTICOS. '269


La opinion de esta persona distinguida que militaba en las filas
del partido reformista fué desfavorable al proyecto de celebrar en la
Habana reuniones de hacendados, fundándose, segun recordamos
bien, en que podian producir alarma y aumentarse el tipo de interés
al dinero, dificultando las transacciones mercantiles.


Pero estaba decidido el general Dulce á secundar las ideas previ-
soras del Sr. Seijas Lozano, y pareciéndole nimias las reflexiones que
se le hacian en contra, indicó y autorizó que se tratara el asun-
to en el Círculo reformista que se reunia en casa del Excelentísimo
Sr. D. José Ricardo O'Farrill, invitándose además, como se hizo,
para que concurriesen, á todos los principales propietarios del Círculo
peninsular, para discutir el proyecto de emancipacion de la esclavi-
tud, del coronel de caballería D. Francisco Montaos, ilustrado escri-
tor, á cuyo cargo estuvo durante mucho tiempo el periódico La
Prensa que se publica en la Habana; proyecto que remitió al general
Dulce con la siguiente carta:


«Excmo. Sr. D. Domingo Dulce, marqués de Castell-Florite, capitan
»general de la isla de Cuba.


»Mi general de todo mi respeto: Tengo el honor de poner en ma-
»nos de V. E. el adjunto proyecto para emancipar individualmente
»los esclavos de la isla de Cuba. En él están conciliados, á mi juicio,
»los intereses del gobierno, del señor y del esclavo, de modo que el
»cambio de la forma constitutiva de esa clase de propiedad pueda ve-
rificarse sin necesidad de alterar las leyes vigentes. La prevision es


»una de las mas preciosas facultades con que la naturaleza ha favo-
recido al hombre. Vivir al acaso, confiar á los azares de la suerte y


ȇ las eventualidades de los futuros contingentes de nuestro destino,
»seria renunciar de hecho los beneficios de ese gran privilegio. Cada
»siglo, cada época, tienen su semblanza propia; los acontecimientos
»se la imprimen. Estos acontecimientos son el producto del curso de
»las ideas que se dirigen, se modifican y moderan, pero no se contie-
nen por la fuerza.. Bajo este punto de vista, es indudable que la


»cuestion de que trata la adjunta Memoria, mas tarde 6 mas tempra-
no, ha de tocar á nuestras puertas.


»Y en ese caso, ¿seria bien que sorprendiese al país sin haber he-
»cho préviamente un estudio concienzudo de ella, sin haber calculado




210 ESTUDIOS POLÍTICOS.


»los medios de buscarle una solucion práctica, racional, pacífica y
»conciliadora? Para atraer á un centro comun las opiniones aisladas y
»dispersas, necesario era fijarse en un pensamiento, darle forma, me.
»dir la intensidad y trascendencia de la cuestion, como tambien la
»importancia de las otras que tienen conexion con ella. Mas, para
»hacerlo con verdad y conciencia, era necesario que la fria razon
»ejerciese su imperio sobre el influjo de las pasiones, que frecuente-
»mente se apoderan del ánimo en estos tiempos de discusien y de lu-
»cha.. Debia tener presente tambien que en toda sociedad existen in-
tereses respetables, necesidades profundas, poderosas, irresistibles,


»y aun males irremediables, con los cuales, para evitar otros mayo-
»res, es preciso transigir. La impaciencia, la exageracion y el espíri-
tu de esclusivismo han malogrado muchas causas y han provocado


»violentos trastornos, que han venido á detener la marcha pacífica y
»progresiva de la humanidad. El trabajo que presento á V. E. ha si-
»do objeto, para mí, de largas y profundas meditaciones; sus mas
»mínimos detalles han sido detenidamente calculados, y abrigo la fé
»de haber hecho un buen servicio á nuestra madre España, y con es-
pecialidad á la isla de Cuba. Dígnese V. E. admitirlo con benevo


»lencia, así como la espresion de mi profunda consideracion, y que
»darán satisfechos los deseos de su atento y obediente servidor
»Q. 13. S. M.—Francisco Montaos.


»Habana 30 de julio de 1865.»
Los principios fundamentales en que basaba el acto de la main-


mision el coronel Montaos, estaban dentro de las leyes que autorizan
la coartacion y el rescate de la libertad de los esclavos. Por estos
medios pensaba él que podia obtenerse una emancipacion gradual,
adquirida por el precio de los trabajos de los esclavos retribuidos por
sus mismos señores, calificándolos en cinco séries y señalando para
sus coartaciones los siguientes precios:


Primera série, de uno á 21 años (escluidos de la coartacion, por-
que hasta los 21 años deben resarcir con su trabajo los gastos que
ocasionaron á sus dueños en la niñez.)


Segunda id. de 21 á 40, id., coartados para el esclusivo objeto de
su emancipacion en 600 pesos.


Tercera id. de 40 á 60 id., id., id., id., 400.
Cuarta id. de 60 á 70 id., id., id., id., 200.


ESTUDIOS POLÍTICOS.
211


Quinta id. de 70 en adelante. (Exentos de icoartacion, como carga
que deben soportar los dueños.)


El valor del esclavo para su coartacion en nada alteraria el valor
del esclavo en venta.


La retribucion al esclavo por su trabajo, además de los beneficios
de manutencion, vestido y enfermería, seria tres pesos mensuales,
pudiendo disponer libremente de una mitad, y dejando la otra for-
zosamente en poder de sus amos para satisfacer insensiblemente el
precio de su rescate.


Como indemnizacion á los dueños de esclavos por los sacrificios
que les impondria la realizacion del proyecto, proponia el Sr. Mon-
taos la abolicion del diezmo, que era una contribucion mas vejami-
nosa que productiva, no llegando á un millon de duros lo que por
este concepto entraba en el Erario.


Se fundaba, además, el Sr. Montaos, en que «es interés solidario
de los gobiernos y de los súbditos, el dar la mayor consistencia y va -
lor posible á las propiedades. A los primeros importa mucho que las
rentas particulares de los segundos les proporcionen sobrantes que
hagan su situacion desahogada. Si el Estado tuviese que nutrir el
Tesoro público á espensas del bienestar del contribuyente, ó, por el
contrario, este aumentase su fortuna á espensas de la penuria del go-
bierno, el interés del uno arrastraria á la ruina del otro. Porque
cuando la consistencia del cuerpo social disminuye, la propiedad se
encuentra esencialmente comprometida, así como cuando se combate
á la propiedad con exacciones indebidas, la produccion disminuye, y
el cuerpo social va perdiendo fuerzas, hasta que desaparece por com-
pleto su prosperidad.»


Con su sistema, calculaba el coronel Montaos que los negros
coartados en 600 pesos, podían obtener antes de 16 años su libertad;
los en 400, en menos de 12, y los en 200, en cinco años próximamen-
te; plazos adecuados á las edades comprendidas en cada. série, y que
se reducirian á menos espresion con el fruto de su laboriosidad que
obtendrían de la cosecha de su conuco, de la venta del cerdo 6 de las
aves que generalmente los dueños les permiten criar.


El Sr. Montaos creia, y con razon, que la fuerza de los aconteci-
mientos iba haciendo cada vez menos factible la prolongacion de sta-
IV, quo, y que cada dia se dificultaba mas oponer nuevos diques al


1.




272 ESTUDIOS POLITICOS. ESTUDIOS POLÍTICOS. 273


torrente de las ideas que amenazaban desbordarse, y á propósito refe-
ría lo que aconseja Balmes. (Escritos políticos, pág. 496.) «Cuando
en las sociedades hay una necesidad que reclama vivamente ser sa-
tisfecha, es preciso satisfacerla, aunque cueste algun sacrificio al
amor propio ó á los intereses; y el modo de satisfacerla sin traspasar
los límites debidos, sin quebrantar los principios de justicia, es hacer
por medio de las leyes lo que al fin se encargarían de realizar la in-
justicia y la violencia. No basta decir, esto que existe es legal, nadie
tiene el derecho de atacarlo; no basta, repetimos; porque cosas muy
legales pueden haberse puesto en discordancia ó en oposicion con el
espíritu de la época, con ciertas ideas, con ciertas necesidades y con
ciertas preocupaciones que dominan la opinion pública.»


Demostraba tambien el Sr. Montaos, de una manera concisa y
concluyente, que el statu quo no podria prolongarse, sin influir lasti-
mosamente en los negocios y en las transacciones; y enumerando las
ventajas de las situaciones concretas y despejadas, decia: «Fíjense los
principios en que se fundan los elementos de nuestra riqueza, pro-
póngase una medida equitativa, racional, eminentemente práctica y
al alcance de todos, que libre los ánimos del recelo que los turba, que
el buen sentido público tenga una base sobre la cual pueda establecer
sus cálculos para el porvenir, y la máquina regularizará su accion, y
recobrará ese movimiento que es un principio de vida para todos los
seres en el mundo moral como en el físico.»


El proyecto que presentó el Sr. Montaos el año de 1865, pareció
tan violento y alarmó á los dueños de esclavos de tal manera, que,
pocas horas despues de leido en la junta celebrada en casa del Exce-
lentísimo Sr. D. José Ricardo O'Farrill, tirios y troyanos, reformistas
como el mismo Sr. O'Farrill y el marqués de Montelo, y anti-refor-
mistas cómo el Sr. Zulueta y otros, confundidos en un solo senti-
miento, fueron á la quinta de los Molinos á rogar al general Dulce
que no permitiera discutir ese proyecto, y menos autorizara su pu-
blicacion. Hoy que solo han pasado siete años, no satisface ya ese
proyecto las aspiraciones de los abolicionistas, lo encuentran de muy
lenta realizacion, y estamos seguros que lo combatirian los diputados
radicales de Puerto-Rico si fuese presentado á las Córtes. Y mientras
mas tiempo pase, las exigencias serán mayores, como ha sucedido
siempre en estos casos. El presidente Lincoln habia brindado á los


Estados del Sur una transaccion para prorogar la esclavitud todo lo
que resta de siglo; negáronse á ello, y el resultado fué la abolicion
inmediata llevada á cabo y practicada con ruina de muchos in-
tereses.


No era solo el ministro de Ultramar, Seijas Lozano, quien juz-
gaba de urgente necesidad formular un proyecto para lleva, á
cabo la abolicion de la esclavitud eu Cuba. En la última sesion
de la junta de informacion celebrada el dia 27 de abril de 1867,
el Sr. D. Alejandro Castro, á la sazon ministro de Ultramar,
y tambien moderado como aquel, se presentó en dicha junta pa-
ra despedir á los comisionados, y despues de dirigirles frases cor-
teses por el noble empeño y gran solicitud que habian demostrado,
les dijo: «Muy graves son las cuestiones sobre las cuales os ha tocado
ilustrar al gobierno; pero sobre todas descuella una gravísima, vital,
inminente, y que el gobierno no puede escamotear por mas largo
tiempo, pues está bajo la presion de todo el mundo civilizado la cues-
tion de esclavitud; supongo que los señores comisionados se habrán
ocupado de esa importante cuestion; pero si, por desgracia, no lo han
hecho, preciso es que se ocupen ahora de ella, preciso es propongan
algun plan para su abolicion, conciliatorio de les intereses de todos,
en cuanto sea posible, y, digo en cuanto sea posible, porque es evi-
dente que esa evolucion no puede llevarse á cabo, sin que sufran algo
ciertos intereses; pero en asuntos de cierta especie, es necesario, se-
ñores, traer á la -memoria el dicho vulgar de que «no es posible hacer
una tortilla sin estrellar algunos huevos.»


Cuando tratemos de la Junta de informacion de reformas, acaso
indiquemos las bases que presentaron los comisionados de Cuba y
Puerto-Rico. Basta ahora á nuestro propósito lo que hemos consigna-
do respecto al buen espíritu que animaba al gobierno de la metrópoli,
respecto á la reforma social y política, durante el gobierno y adminis -
tracion del general Dulce.


Los partirlos que militaban en Cuba, verdad es que se con-
trariaban en sus aspiraciones, pero es indudable tambien qn a por
primera vez trataron de acercarse y entenderse el 2 de setiembre de
1845, en que el Círculo peninsular y el Círculo reformista nombraron
sus comisionados para una conferencia, con el objeto de ocuparse de
las reformas políticas y ver si era posible llegar á una conciliacion


35




274 ESTUDIOS POLÍTICOS.


de opiniones; habiendo espresado los Sres. D. Julian Zulueta y don
Pedro Sotolongo, que existia indudablemente entre sus correligiona-
rios el deseo de la couciiiacion y que habian acogido con aplauso la
conferencia, en la esperanza de poder alcanzarla.


En esta conferencia se procedió al nombramiento de una comision de
cada partido, con el fin de invitar á sus respectivos amigos á formular
el programa ó pensamiento que cada parte estimase adecuado, para
que conciliándose las distintas ideas y aspiraciones, se lograse la uni-
dad de accion que tanto debia contribuir al bienestar y adelanto del
país: que formuladas las respectivas ideas, se canjeasen para estudiar-
las y discutirlas; que las observaciones y objeciones que ocurriesen se
canjearan igualmente, para que despues de meditadas, fuesen some-
tidas á una comision comun que procurase conciliar las diferencias
que pudiesen ocurrir.


Desgraciadamente estas negociaciones no fueron adelante con la
perseverancia que tan importante pensamiento requería, y á pesar del
natural y buen deseo que á todos animaba, quedaron interrumpidas
sin producir ningun resultado favorable al país.


La principal iniciativa para esta conciliacion fue debida al general
Dulce, siempre decidido á proteger la fusion y buena inteligencia entre
los dos partidos. .Y próximo su regreso á la Península, hubiera de-
seado conmemorar su mando, mejor que con cualquier otra cosa, con
la union estrecha y sincera de peninsulares é insulares.


Cuando en junio de 18G5 se creyó que podia ser relevado de la
isla el general Dulce, los propietarios, hacendados y comerciantes
peninsulares é insulares elevaron á la reina, paca que se dignase pro-
rogar en el mando de la isla al general Dulce, la siguiente exposicion:


»Señora: Los que suscriben. propietarios, hacendados, comercian-
»tes y demás vecinos de esta siempre fidelísima ciudad, acuden con el
»mas profundo respeto ante la augusta. presencia de V. M. exponien-
do: Que por las noticias publicadas en diferentes periódicos de la Pe-


. »ninsula y del extranjero, y que se encuentran en cierto modo confir-
»madas con el trascurso del tiempo, y la marcha natural y acostum-
brada de las cosas, ha llegado á ser creencia en el país que se trata


»de relevar del mando de esta isla al teniente general de los ejércitos
»nacionales D. Domingo Dulce, marqués de Casteli-Florite, y denora-
»brarle un sucesor.


ESTUDIOS POLITICOS,
275


»Desde luego los habitantes de esta Antilla, fieles súbditos de
»V. M.. acam.rian su resolucion cualquiera que fuese; pero si por ven-
»tura, nada hubiese decidido sobre el punto. los exponentes conside-
ran que no seria mirada con desagrado por V. M. ni careceria tam -


»poco de oportunidad, una sencilla y breve exposicion de los motivos
»que los mueven para impetrar de V. M. se digne conservar en el go-
»bierno de esta isla á su actual capitan general.


»La prudencia esquisita con que el jefe mencionado se ha condu-
cido en esta isla y manejado al mismo tiempo la azarosa y difícil


»cuestion de Santo Domingo sin alarma ni aparatos de. ninguna es-
pecie, y con notable tranquilidad y maestría, revelan desde luego


»muchas dotes de mando, acreditadas, por otra parte, en las diversas
»provincias del reino en que ha ejercido estas elevadas funciones.


»Conocedor perfecto del país y de sus necesidades, costumbres y
»aspiraciones, el general D. Domingo Dulce se encuentra cabalmen-
»te en aquellas circunstancias mas adecuadas para hacer beneficios á
»esta isla, lo que en otros términos significa realizar mejor y mas
»por completo las miras generosas de V. M.


»Todo cambio supone una paralizacion en la marcha administra-
tiva, mientras el jefe entrante se pone por lo menos al corriente de


»la especialidad de nuestras costumbres, necesidades y negocios. Y
»esa paralizacion que siempre trae perjuicio, seria sin duda mas sen-
sible en las actuales circunstancias, que no dejan de ser bastante


»críticas y delicadas.
»El general Dulce se ha hecho acreedor á las simpatías y gratie


»tud de los habitantes de esta isla, por la espansion justa y racional
»que ha permitido á las aspiraciones legítimas de nuestro pueblo,
»hasta tal punto - que no habria exageracion alguna en asentar que
»su gobierno es el que ha abierto mayor campo á nuestras esperan-
»zas de adelanto y mejoramiento en el órden político, económico, ad-
» ministrativo y judicial.


»En la cuestion, siempre odiosa y erizada de dificultades, de la
»trata africana, el general Dulce ha mantenido la dignidad nacional
»con el decoro que corresponde, . reprimieedo con vigorosa mano
»aquel funesto comercio, y desplegando grande energía para su es-
»tincion definitiva, y el religioso cumplimiento de los tratados.


»Baje el punto de vista de las relaciones esteriores, baste decir




216 ESTUDIOS POLÍTICOS.


»que tal ha sido la prudencia del general Dulce, que en las circuus-
»tancia.s de la guerra desastrosa que ha asolado al continente ameri-
cano, y á pesar de los peligros que la vecindad con los países su-


»blevados podia proporcionarnos, el. general Dulce ha sabido conser-
var bajo el mejor pie de amistad las relaciones nacionales con el go-
bierno americano, y héchose acreedor al mismo tiempo á la defe-.


»rencia y al respeto, alguna vez acreditado, de los jefes de aquella
»nacion.


»No seria dificultoso ni improbable que en la marcha providencial
»de los sucesos hubiese llegado nuestra Antilla á aquel momento en
»que la mano del Altísimo señala la proximidad de alguna evolucion
»social. Y para ese momento sin duda alguna de dificultades -no pe-
»quefías, en que seria siempre necesario un delegado conocedor del
»país y de sus habitantes, ninguno pudiera ser jamás tan apropiado
»como el actual gobernador.


»V. M., en su alta sabiduría, verá con agrado que los exponen-
»tes se acerquen hasta el trono para pedirle lo que consideranuo be-


neficio y una ventaja para esta preciosa Antilla, objeto siempre de
»su maternal solicitud; y por lo tanto,


»A V. M. suplican se sirva, acogiendo con agrado su reverente
»instancia., conservar en el mando de esta . isla al actual capitan gene-
ral D. Domingo Dulce, aplazando, aun despues de cumplido, su re-
levo de mando para mejor oportunidad y circunstancias. Es gracia


»que esperan alcanzar de V. M.—Habaua 12 de junio de 1865.—Se-
»ñora: A L. R. P. D. V. M.—E1 conde de Cañongo.—José Ricard
»O‘Farrill.—E1 marqués Duquesne.—José S. Jorrin.—El marqués de
»Montelo.—El conde de Santo Venia.—El conde de la Reunion.—
»José Valdés Fauli.—El marqués de Villalba.—El conde de Pozos
»Dulces.—E1 conde O'Reilly.—E1 marqués de Aguas Claras.—José
»Ricardo Cárdenas y O l Farrill.—José de la Luz Hernandez. —José
»Antonio Fesser.—Jacinto Gonzalez Larrinaga.—José E. Moré.—Jo-
»sé María Morales.—Juan Atilano Colomé.—E1 marqués de la Real
»Proclamacion.—Luciano García Barbon.—Carlos de Sedano.—E1
»conde — P . L. Fer andez .—(S iguen las firmas .) »


La exposicion para la permanencia del general Dulce en el man-
do de Cuba, fueron entregadas al presidente del Consejo D. Leo-
poldo O'Donn.ell, habiendo este manifestado que estaba acordado en


ESTUDIOS pm:micos.
271'


Consejo de ministros la continuacion del general Dulce por tiempo
indefinido, y qne solamente en el caso de que él insistiese en retirar -
se, como lo hacia solicitado, se pensarla en su relevo.


E/. general Serrano apoyaba y sostenia la permanencia en el man-
do del general Dulce, contra los esfuerzos (segun decía desde Madrid
D. Juan Perez Calvo en carta que tenemos á la vista) de los que, mo-
nopolizando al gobierno español hacia largos años, intrigaban á favor
del nombramiento del general Lersundi, á quien seguían presentan-
do como candidato para relevar al general Dulce ciertos comisionados
que vinieron ad hoc á Madrid.


«El general Lersundi, decía en la misma carta Perez Calvo, tiene
graves compromisos con los moderados históricos, y no podria rele-
varse de ellos sin gran escándalo y sin condenarse á perpétuo descré-
dito. Es verdad que ambiciona mucho ese mando, que fija er él su
porvenir, y que el duque de Tetuan lo resellaría gustoso, como La re-
sellado al marqués de Molins con la embajada de Tióndres; pero los
hombres influyentes de la situacion actual comprenden que el general
Lersundi nada les puede traer y que no es buena política desconten-
tar á los propios por complacer á un estraño.»


Se equivocaba el Sr. Perez Calvo cuando esto escribia, pues pocos
meses despees fué nombrado capitan general el Sr. Lersundi.


Se Labia fundado en Madrid el periódico La Reforma, sostenida
por enemigos ocultos del general Dulce, que le hacian cruda guerra:
los artículos de La Iberia contra el general Dulce salían de la redac-
cion de. La Reforma, en cuyo periódico no se atrevían á estamparlos,
y la casualidad hizo que se descubriese este pastel por Las .7\lOveda-
des, segun lo dijo en uno de sus artículos.


Deseoso de todos modos el general Dulce de tomar algun reposo,
y de regresar á, Madrid. á pesar de los ruegos de sus amigos, insistió
en su dimision prometiendo que en la córte daria á conocer los ver-
daderos deseos de los habitantes de Cuba y sostendria sus derechos
adquiridos para el planteamiento de las reformas políticas, económi-
cas y sociales, creyendo que el decreto del Sr. Cándvas sobre emanci-
pados seria la primera página del gran libro de las reformas.


Al fin, el gobi erno de la nacion accedió á las súplicas del general
Dulce y le nombró sucesor.


El periódico El Siglo, que representaba al partido liberal de: luís




218 ESTUDIOS POLFTICOH.


y que era muy parco en dirigir celebraciones á las autoridades, rom-
pió su silencio en esa ocasion para tributarle elogios, de los que son
una nuestra espresiva los siguientes párrafos:


«En vísperas de dejar el mando de esta isla el Excmo. Sr. D. Do-
»mingo Dulce, marqués de Castell-Florite, nos ha de ser lícito mani-
festar, haciéndonos eco de la gran mayoría del país, los sentimien-


»tos de afecto y de gratitud. que ha sabido inspirar á todas las clases
»de la poblacion por su administracion recta é imparcial, á la vez que
»bondadosa y firme, mediante la cual y en circunstancias las mas
»difíciles ha sabido mantener en esta provincia la tranquilidad mas
«inalterable, á la par que ha promovido sus intereses materiales y mo-
rales con creces para la adhesion y lealtad que profesan sus habi-
tantes á la metrópoli de quien dependen. Los buenos gobernantes


»son una bendicion para los pueblos que administran y el lazo mas
»poderoso para cimentar los sentimientos de amistad y cehesion entre
»las comunidades políticas en que se divide una nacion.


«El general Dulce no podrá nunca ser olvidado en Cuba, donde
»deja tan gratos recuerdos, y donde ha logrado despertar tan legíti-
»mas esperanzas de que los deseos y conveniencias del país se verán
«satisfechos en no lejana época. Su voz se unirá en la córte á la de
»los ilustrados senadores, diputados y hombres de Estado que han
»tomado á pechos concurrir á. aquel elevado fin, y ninguna podrá ser
ornas elocuente y autorizada en las actuales circunstancias para des-
vanecer errores, combatir preocupaciones y rectificar inexactitudes


eá cuya sombra se ha venido manteniendo una situacion contraria á
«dichas aspiraciones. Aquellos recuerdos y estas esperanzas serán
»siempre los títúlos que podrá invocar el inolvidable general Dulce
»para que su nombre continúe imperecederamente unido al de otros
«varones y gobernantes ilustres que tienen un altar y un culto en el
»pecho de cada habitante de este país.


»Nuestra voz no puede ser sospechosa al hacer esta manifesta-
ocion. Nos la arranca la fuerza de la verdad escrita en cada una de
»las páginas de su ilustrado y benéfico mando, y en las cuales pu-
»diéramos señalar alguna en que nuestros sentimientos personales
»pudieran no estar de acuerdo con la general aprobacion. Pero ante
»todas cosas, amarnos á nuestro país, y cuando este se pronuncia de
»una manera tan significativa y tan esplícita para elogiar las hilen-


ESTDDIOS POLITICCS.
279


»ciones y los actos del general Dulce, solo nos toca adherirnos á la
»espresion de reconocimiento que parte de tantos lábios y que san-
»ciona tantos corazones. Y tanto menos avaros debemos ser de nues-
tro insignificante concurso á esas manifestaciones del público sen.ti-


»miento, cuanto que estas no alcanzan solo al que es ahora objeto de
»ellas, sino que son una dem ° , tracion inequív.,ca .de lo mucho que
»debe prometerse el gobierno supremo de las dispasiciwies del país á
»acoger con gratitud y lealtad, no solo las medidas que tiendan á
»mejorar sus condiciones de vida y de progreso, sino tambien á los
»delegados de su autoridad, cuando á semejanza del general Dulce,
»se proponen gobernarlo con amor, con justicia y con fraternidad.


»Cataluña un día hizo justicia al general Dulce en términos que á
»nosotros nos parecieron hiperbólicos, sin sospechar entonces que en
»no muy remota época seriamos llamados á nuestro turno á formular
»un juicio sobre el mismo personaje y sobre sus dotes de mando. Los
»hechos han venido á disipar hasta la sombra de una duda. Como
»Cataluña, Cuba puede decir que ha visto á la obra al eminente go-
bernante, y que la exageraeion no cabe donde la realidad es tan pa-


»tente, donde el mérito es tan grande. Catalanes y cubanos están hoy
»de acuerdo en proclamar al general Dulce como uno de los hombres
»que mas simpatías ha sabido conquistar entre sus gobernados, y cu-
ya cesacion en el mando será siempre acompañada de iguales maui-


»festaciones de sentimiento y de gratitud.
»Hemos cumplido la palabra que un dia escribimos, y que fué en-


tonces considerada corno poco menos que irrespetuosa. Aguardába-
mos la partida del general Dulce para j uzgarlo y ofrecerle, además de


»nuestro respeto, nuestra amistad. Una y otra cesa se lleva el bonda-
doso general con el juicio que, de aeaerdu con la inmensa mayoría


»de este país, acabamos de consigua,r.» (El Siglo.)
La real Sociedad Económica de la Habana, despues de acordar


que se colocase en punto preferente de sus salas de sesiones el retrato
del general Dulce, nombró una cornision que puso en sus manos el
documento oficial, que á la letra dice:


«Excmo. Sr.:
»La real Sociedad Económica de Amigos del País, establecida en


»esta ciudad, tiene la honra de acercarse á V. E. eu este instante,




280 ESTUDIOS POLITICOS.


»para ofrecerle una vez mas el homenaje de su respeto, y para cure-
»plir al mismo tiempo con el deber, que le es muy grato, de adherirse
»cordialmente al sentimiento universal de estimacion y aplauso que el
»nombre de V. E. ha sabido despertar entre nosotros


»Los pueblos, EXCMO. . señor, ni son, ni pueden ser desgraciados.
• »En ellos se ve siempre la espontaneidad de los impulsos buenos con
»que á Dios plugo embellecer la naturaleza humana. En ellos se ha-
»11a intacto con su frescura primitiva cuanto tiene de generoso y no-
ble la admiracion por el valor legítimo y el respeto por lo elevado y


»lo magnánimo. Y ellos siempre están dispuestos por lo mismo á
»enaltecer y considerar al que sabe dirigirlos y respeta sus derechos,
»conservando eternamente la memoria del que con ánimo severo y
»esforzado no temió nunca concederles la necesaria espansion en sus
»movimientos ni cerró jamás la puerta á generosas y legítimas aspi-
» raciones.


»Si antes de ahora, Excmo. señor, un pueblo hermano habia sa-
bido levantar para V. E. en Cataluña, el monumento tau grandioso


»como imperecedero de su estimacion y reconocimiento, el que hoy
»se erige en Cuba, á la verdad., que no descansa sobre una base me-
nos ancha, ni sobre menos sólidos cimientos.»


»Los amigos del país uo lo serian seguramente si rehusasen su
»raanifestacion de gratitud al digno gobernante que se aleja de estas
»playas sin dejar en pos de sí sino huellas de bendicion y de justicia.
»V. E. ha sido igual para todos. V..E. ha sabido fomentar estrechos
»lazos que incautamente tendían á relajar el amor del monopolio y
»las pretensiones del esclusivisino. Y mientras por un lado la prospe-
ridad material continuó desarrollándose en el país, propagándose la


»iustruccion y planteándose mejoras importantes en todos los ra-
mos de la administracion ein perturbarse nunca el órden público,


»tambieu se ha conseguido por la conducta enérgica de V. E. respec-
»to del tráfico de esclavos y por cu prudencia y circunspeccion en el
»último conflicto de la república vecina, que jamás se viese mas res-
»petado y mejor puesto el nombre nacional en los gabinetes estran-
»jeros.


»V. E., que acaba de oir de los augustos labios de la reina lo sa- 4
»tisfecha que ha quedado por la lealtad y celo inteligente con que ha
»sabido dirigir los destinos de esta Antilla, llevará tambien consigo


ESTUDIOS POLITISOS. 281


»la satisfaccion profunda de haber servido á. la nacion en sus mas ca-
uros intereses, y el sentimiento grato de haber merecido el aplauso y
»la gratitud de los cubanos.


»Dígnese V. E. acoger con benevolencia esta espresion de lo que
»piensa la Real Sociedad Económica de la Habana, en este caso el
»eco fiel del sentimiento general en el país, y que el recuerdo de
»estas manifestaciones y del bien llevado á cabo por V. E.. le acom-
pañe donde quiera que se encuentre, así en la tranquilidad de la fa-
milia, como en la agitador) de la política y de la vida pública.


»Dios guarde á V. E. muchos años.—Habana, mayo 26 de 1866.
»—Excmo. Sr.—El vicedirector, director interino, José Valdés Fau-
»li.—El secretario general, José Ignacio Rodriguez.—Al Excmo. se-
ñor marqués de Castell-Florite.»


Las principales personas de la Habana dispusieron una gran se-
renata eu honor del general Dulce la noche del 21 de mayo de 1866:
y cuando en la Plaza de Armas, iluminada d giorno, tocaban las ban-
das de los regimientos de Ingenieros, Artillería, Rey y Habana, se
presentó en palacio una respetable comision, presidida por el venera-
ble conde de Cañongo, que traia el encargo de presentarle una mag-
nífica gran cruz de Cárlos III, de brillantes. Tornando la palabra el
referido conde, dijo:


«Excmo. Sr.:
»Tenemos el honor de poner en manos de V. E. este recuerdo de


»Cuba que gran número de amigos y admiradores del gobierno jus-
ticiero, ilustrado y liberal de V. E. le dedica como una espresiou


»viva de gratitud. V. E. ha sabido recorrer una época erizada de
»grandes peligros. sin que el país riotara alteracion en su marcha
»próspera y tranquila; sus habitantes han visto deslizarse los cuatro
»años del gobierno de V. E. sin que hayan tenido que lamentar arbi-
trariedades ni derramar lágrimas. V. E. ha sido recto, justo, im-


»parcial.—Acepte V. E. este recuerdo; es un recuerdo que muchos
»gobernantes desearian usar en el uniforme. Llévelo V. E. con orgu-
llo, porque, aunque de escaso mérito material, tiene una gran sig-


»nificacion: el amor, el agradecimiento de un pueblo entero.»
El marqués de Castell-Florite estaba conmovido con las sentidas


palabras del conde de Cañongo, y contestó:
36


1




ESTUDIOS POLITICOS.282 ESTUDIOS POLÍTICOS, 282


«Señores:


»Admito con reconocimiento este amistoso recuerdo que se me de-
dica. Si durante el período del mando he procurado gobernar con


»justicia é imparcialidad, no he hecho en esto otra cosa que ajustar-
»me á los preceptos de S. M. la reina, cuya augusta señora, anima-
»da del levantado espíritu que la distingue, me recomendó en la en-
»diencia de despedida que gobernase á los habitantes de esta rica pro-
vincia con la mas estricta equidad, sin distincion de partidos, pues


»ella no veía aquí sino españoles, hijos todos de una madre comun.
»En cuanto á este delicado presente, lo conservaré, señores, con


»orgullo, Y lo trasmitiré á mi familia como un honroso testimonio
»del afecto y amistad de los nobles y leales habitantes de Cuba.»


Apenas concluyó la comisiou su cometido, gran número de im-
portantes y respetables personas representantes de la nobleza cubana
pusieron en manos del general Dulce esta carta:


«Excmo. Sr.: Dos títulos imperecederos tiene V. E. á la gra-
»titud de cuantos residen en esta Antilla. Es uno la liberalidad de
»ideas con que ha gobernado esta provincia, sin hacer distinciones
»entre los diversas partidos, otorgando prudente espansion á la dis-
acusion razonada de aquellas cae adanes interiores que mas afectan
»nuestros intereses, y manteniendo por encima de todo y como con-
»secuencia de aquellas premisas, un órden constante é inalterable.
»Es otro el tacto y la habilidad con que ha sabido V. E. salvar la
»difícil situacion creada en estos últimos años, por los gravísimos
»sucesos esteriores que se han realizado en derredor nuestro.


»Por ámbos motivos, los iufrascritos, agenos á todo bastardo im-
pulso de temór ó favor, ruegan á V. E. se digne aceptar la modesta


»ofrenda de esta carta, que tienen el honor de presentarle como re-
»cuerdo de su mando en esta isla, y como testimonio inequívoco de
»que hay en ella pechos, donde encuentran profundo eco todos los
»sentimientos hidalgos, todas las ideas elevadas y generosas, todas
»Iss aplicaciones de os grandes principios, que se refieren al deber,
»al derecho y á la justicia. Somos de V. E. con la mas alta consi-
» ,leracion, sus mas atentos S. S. Q. B. S. M.


»El conde de Santovenia.—E; marqués de Villalba.—El marqués
»Duquesne.—El marqués de Montelo.—El marqués de la Real Pro-


»clamacion.—El marqués de San Cárlos.—El conde de San Fernan-
do de Peñalver. El conde de Cañongo.—El marqués de Velero de


»Urria.—José Ricardo de 0-Farrill y 0-Farrill.—Jacinto Gonzalez
»Larrinaga.—Miguel de Matierizo.—Elcond.e de Pozos Dulces. —José
»Ricardo de Cárdenas. —(Siguen las firmas.)»


Los -ayuntamientos de la isla tomaban acuerdos para demostrar
su gratitud al marqués de Castell-Florite, y se nombraban comisiones
en la Habana para ponerlos en manos de S. E. Como una muestra del
entusiasmo que abrigaban por el gobierno liberal del general Dulce,
reproducimos el acuerdo del ayuntamiento de Cárdenas, que decía así:


«D. Antonio Lopez Gavilan, secretario del Ilmo. ayuntamiento de
»esta villa.


»Certifico: Que en cabildo ordinario celebrado este dia por dicha
»corporacion, entre otros acuerdos, tuvo lugar el siguiente: Los se-
Ȗores regidores Dr. D. Miguel Bravo y Senties y D. Antonio Cara-
»gol, expusieron. Señores: La villa de Cárdenas creeria cometer la
»mayor ingratitud si no proclamase en alta voz cuánto debe en su
»desarrollo material é intelectual á la liberal cuanto ilustrada admi-
suistracion del Excmo. señor marqués de Castell-Florite. Esta po
»bla.cion, constituida por habitan es da diversa nacionalidad, es una
»de las que mas han podido apreciar los resultados de un gobierno
»que al par que digno y enérgico, ha permitido mayor desarrollo á
»las ideas. mas amplitud á la discusion, como consecuencia de ello la
»propagacion de la instruccian y del saber. Ella, por las circunstau-
acias especiales de su comercio, ha palpado mas de cerca que ningun
»otro pueblo comercial de la isla el tacto, la prevision y sabiduría
»que el Excmo. señor capitan general ha desplegado en la época crí-
tica y de difícil situacion porque ha atravesado esta isla en estos úl-
timos años. El comercio de Cárdenas puede decirse que es casi ex-


»elusivo con los vecinos Estados-Unidos; en ninguna otra jurisdice
»cion hay quizá mayor número de esclavos, y la prosperidad del uno,
»así como la tranquilidad de los otros, no seria fácil sin las cualidades
»de mando arriba enunciadas.


»Este sentimiento de gratitud es unánime, sin escepcion en este
»vecindario, y nosotros, representantes de él, no responderiamos á
»sus deseos si así pública, solemnemente y por medio de un acuerdo,




284 ESTUDIOS DOTAMOS.


»no lo manifestásemos, como una espresion de simpatía, como aplau-
so á quien comprende nuestra aspiracion hacia un gobierno liberal,


»justo, prudente y enérgico, enemigo de tratas inhumanitarias é in-
«morales, y amante del progreso. La comision, compuesta en la Ha-
bana de los señores conde de Ca.ñongo, marqués de Montelo y don


»José Ricardo O'Farrill, sin duda acogerá con agracio esta manifes-
»tacion del -.pueblo de Cárdenas, agregándola á la que con el mismo
»objeto se has redactado en aquella ciudad. Los señores concejales
»acordaron unánimemente, de entera conformidad con lo propuesto,
«que para corresponder á los justos deseos manifestados por el cuer-
po capitular y sus representados, los habitantes de este distrito, se


»abra una suscricion encabezándola el señor teniente gobernador vi-
»cepresidente y los concejales presentes, y para que se lleve á efecto
»quedaron nombrados las Sres. Bravo y teniente alcaide primero don
»Luis Grasselli, cuyo resultado se remita á disposicion de los dignos
«señores que componen la comision en la Habana, suplicándole se
»sirva invertirla en parte del costo que ocasione el presente que debe
»hacerse al Excmo. Sr. D. Domingo Dulce; y por último, que el se-
»ñor vicepresidente se sirva remitir á dicha comision copia certificada
»de este acuerdo á los fines espresados. con dicho objeto hice sa-
car la presente en Cárdenas, á trece de octubre de mil ochocientos


«sesenta y cinco años. —ANTONIO LOPEZ GAVILÁN »
Los pueblos son agradecidos, y la mas firme columna del órden y


de la seguridad pública es la que se levanta sobre el amor y la grati-
tud de los gobernados. El general Dulce supo aumentar los senti-
mientos de amor y de lealtad de la provincia de Cuba hácia su Metró-
poli y merecer el aplauso con que se saludó su imparcial y justiciero
gobierno.


En su tiempo surgieron acontecimientos y problemas que hubie-
ran podido turbar á espíritus menos seguros y confiados en la recti-
tud de sus miras, ó hécholes vacilar en la prosecucion de un plan de
gobierno de aparente inercia, pero de sagaz y provechosa serenidad.
Las tempestades del esterior pasaron por encima de Cuba sin descar-
gar sobre ella un solo átomo de los males que envolvia, y que, de se-
guro, habrian estallado, si una mano imprudente, so protesto de des-
viarlas, les hubiese presentado un punto de atraccion


k:s'omprendiencio el general Dulce que la isla de Cuba podia aspi-


ESTUDIOS POLÍTICOS.
285


rar á todas las evoluciones legítimas dentro del órden y la legalidad,
jamás se asustó por la manifestacion de sus deseos, ni dió oídos á las
sugestiones de soñados peligros en la concesion de una racional liber-
tad en las discusiones de la prensa, y todas las materias opinables
fueron objeto de apieciacion y de publicidad.


Los representantes es ! ranjeros tributaron tambien al general Dul-
ce merecidos elogios como funcionario digno, leal y humano. Mis
ter Webb Folle Singe, cónsul general de


• S. M. B., le dirigió la si-
guiente comunicacion:


«Excmo. señor:


» Temiendo no estar en la convalescencia de mi enfermedad bastan-
»te adelantado para ir en persona á despedirme de V. E. antes de su
»partida, me tomo la libertad de dirigirme por escrito para espresarle
»mi profundo sentimiento de que cese tan próximamente en el mando
»superior de esta isla.; sentimiento que estoy persuadido participará
»conmigo el gobierno de mi Augusta Soberana que con mucha fre-
cuencia ha espresado á mis predecesores y á mí mismo, la alta idea


»que tiene de la conspicua lealtad y decision con que V. E. ha hecho
»cumplir el tratado existente entre nuestros respectivos soberanos para
»la supresion del tráfico de séres humanos.


»En una de las últimas comunicacienes que he tenido la honra de
«recibir del conde Clarendon, S. S. me habla «de la satisfsccion que
»abriga el gobierno de S. M. por las evidentes pruebas que tiene de
«la buena fé y decision manifestada del general Dulce en el cumpli -
«miento de la ley para la supresiou de la trata de esclavos,» y en va-
rios otros despachos del departamento de Negocios estranjeros, se


»hacen menciones honoríficas del celo y humanidad de V. E. con res-
pecto á la supresion del comercio de esclavos.


«No debo concluir esta carta sin espresar á V. E. mi gratitud por
»la ma, era bondadosa y cortés con que se ha servido tratarme y por
»la franqueza con que me ha permitido hablar con V. E. sobre un
»asunto en que tanto interés demuestran nuestros gobiernos.


» Espero que el sucesor de V. E. me dispensará la misma bondad,
»seguro que de mi parte encontrará toda la solicitud necesaria para
»poder cumplir con la obligacion que hemos aceptado de nuestros res-
pectivos gobernantes.




28 5 ESTUDIOS POLITICOS.


»Deseando cordialmente á V. E. la mejor salud y toda clase de fe-
»iicidades, tengo el honor de ser con la mas alta consideracion y res-
* peto, su atento, etc.»


El general Dulce contestó á la carta del representante inglés, ma-
nifestándole que le era muy satisfactorio que el gobierno de su au-
gusta soberana reconociese la lealtad de España en cumplir el trata
do celebrado entre ámbas nacion es para acabar con la trata de escla-
vos, que las palabras benévolas de lord Clarendon alcanzaban á to-
dos los capitanes generales que habian gobernado la isla de Cuba, y
que la particularidad que hacia de su persona, no la merecia sino en
haber tenido mas 6 menos suerte, pero que la lealtad y el celo habia
sido igual al de sus antecesores.


El Diario de la Marina publicaba artículos galantes sobre el go-
bierno del general Dulce, y La Prensa de la Habana, haciendo jus-
ticia al referido general, decia:


«Con grande interés hemos leido en El Siglo de hoy uu acuerdo
»de la Real Sociedad Económica de Amigos del País, por el cual esta
»distinguida corporacion ha resuelto dirigir al Excmo. señor marqués
»de Castell-Elorite una manifestacion de sus sentimientos en el acto
»de dejar el mando superior de la isla. En seguida hemos visto los
»términos en que está redactada ]a exposicion que los señores direc-
»tor y secretario de la sociedad recibieron el encargo de presentar
»personalmente al dicho señor gobernador superior civil, y que pre-
sentaron en efecto. Por último, hemos recorrido el artículo editorial


»de El Siglo, y hemos podido ver que la redaccion abunda en los
»mismos sentimientos que en delicados términos espresa la Real So-
ciedad Económica del País de la isla de Cuba.


»Ahora bien: para que nuestros lectores de fuera de la isla se
»formen idea de lo que tal manifiesto significa, nos bastará observar
»que los señores sócios de la Económica de Amigos del País son, por
»su posicion y sus luces, personas en su mayor parte de las mas emi-
/lentes de la isla, nacidos en ella casi todos, y donde tienen sus fami-


»has y sus cuantiosos bienes.
»Con respecto á El Siglo, diremos tambien que sean cuales fue-


aren las personas que le dan vida, puesto que las personas poco im-
portan para nuestro objeto, es lo cierto que está dando pruebas día-


•rias de. independiente carácter y de ser poco afecto á buscar las bue-


ESTUDIOS POLÍTICOS. 287


»nas gracias de los poderosos por medio de lisonja. Pues bien: El Si-
»glo, lo mismo que la Real Sociedad Económica, tributa los mas sig-
nificativos elogios al general D. Domingo Dulce, en cuya época de


»mando no se ha cometido una arbitrariedad ni se ha hecho derramar
»una lágrima; cosa que, como dijo otro dia el mismo periódico radi-
cal, y repite ahora, no podrá ser olvidada nunca en la isla de Cuba.


«Cataluña (añade El Siglo) un dia hizo justicia al general Dulce
»en términos que á nosotros nos parecieron hiperbólicos , sin sos-
»pechar entonces que en muy remota época seriamos llamados
»á nuestro turno á formular un juicio sobre el mismo personaje y
»sobre sus dotes de mando. Los hechos han venido á disipar hasta
ala sombra de duda. Como Cataluña, Cuba puede decir que ha visto
ȇ la obra al eminente gobernante, y que la exageracion no cabe
»donde la realidad es tan patente, donde el mérito es tan grande.»


»Cuando La Prensa diga adios al Excmo. señor marqué: de Cas-
»tell-Florite tendrá la satisfaccion de hacer justicia á su gobierno en
»una época de tres años y medio en que á mas de las dificultades
»causadas por la guerra de Santo Domingo, no han dejado de pre-
sentarse de vez en cuando algunas imprevistas que fueron resueltas


»con tino, prudencia y acierto. Pero no es hoy nuestro objeto hacer el
»elogio del digno gobernador que está esperando su relevo pedido con
'»insistencia del mando de esta riaa isla. Nuestro ánimo está hoy pre-


ocupado con otra cosa; y no podremos dirigir nuestras felicitaciones
»al general Dulce, si antes no dirigimos una queja á los publicistas
»de cierta escuela residente en España, que diariamente hablan y es-
»criben sobre las islas Antillas con la mayor injusticia.»


Al fin llegó la hora de entregar el general Dulce, á su sucesor el
teniente general D. Francisco Lersundi, el mando de la isla, y la Ga-
ceta publicó zu alocucion de despedida, concebida en los siguientes
términos:


«HABITANTES DE CUBA.


»Alta honra alcancé cuando S. M. la reina (Q. D. G.) se dignó
»confiarme el gobierno de esta preciosa Antilla. La recomendacion
»que me hizo de esta noble y siempre leal provincia española era, y
»es, prueba del grande afecto que profesa á los cubanos, y la distin-
»cion acrece cuanto mas apreciada es la joya que se confia.




288 ESTUDIOS POLÍTICOS.


»Al presentarme á S. M. ahora, podré decir:
«Seítora, la isla de Cuba es cada vez mas digna de la predilec-


ocion de V. Af. Su blason de leal es mas brillante cada dia; situacio-
»nes difíciles he atravesado sin que las dificultades hayan sido si-
»quiera apercibidas. gracias d su cordura y d su fidelidad. La hon-
ra que recibí de V. 31. con fiandome el gobierno de tanhermosa pro-


»vincia se ha enaltecido porque he gobernado uno de los pueblos mas
»cultos de los dominios de V. 31. »


»Me separo de vosotros profundamente agradecido por lo fácil
»que me habeis hecho mi mando. Mi norte ha sido no apartarme jamás
»de la mas estricta imparcialidad y justicia. Aquí no he visto en todos
»sus habitantes sino españoles amados de la mejor de las reinas, te-
niendo siempre presente la recomendacion soberana y la del gobier-
no supremo en armonía con mis propios sentimientos.


»Doy las gracias á las celosas autoridades que me han ayudado á
»gobernar.


»Deseo haber acertado, vosotros me juzgareis; mi conciencia está
»satisfecha. Culpad si acaso mi insuficiencia, pero no á mis rectas y
»leales intenciones.


»Al esclarecido gobernador capitan general, Excmo. Sr. D. Fran-
cisco de Lersundi, á quien hoy he entregado el' mando, he enume-
rado vuestras virtudes; esperad de S. E. que contribuirá á vuestra


»dicha.
»¡Cubanos y habitantes de toda la isla de Cubal me despido de


»vosotros con los mas gratos recuerdos.
»Donde quiera que la suerte me conduzca tendreis un cubano


»mas en
» DOlí I NGO DULCE.


.


»Habana 30 de mayo de 1866.»
El día de la partida del ilustre general se hizo una manifestacion


de ardiente simpatía. Millares de personas acudian á estrechar su
mano, y lo rodearon gran número de comisiones y amigos, acompa-
ñándolo á bordo del vapor Isabel la Católica. Antes de dejar su re-
sidencia., el Excmo. Sr. I). José Ricardo O'Farrill, á nombre de gran
número de las mas importantes personas de la isla, dirigió al general
Dulce esta alocucion:


«Excmo. Sr.: Os habeis despedido de Cuba en términos dignos de


ESTUDIOS POLÍTICOS.
289


eIa autpyldadRve sin violencia, sin conculcar la ley,. respetando el
»derecho individual ha gobernado mas de tres años sin tener que ar-
repentirse de su noble y discreto proceder, como igualmente dignos


»del país sensato y leal á quien tratais, no solo con aprecio; sino con
»afecto.


»Esta patria es la mía, y permitidme, general, que en este mo-
mento, creyéndome intérprete suyo, os diga adios, no como amigo,


»sino como cubano. En esta tierra, que con razon calificais de culta,
»á cuya comunidad decís que perteneceis, os acepta como hijo suyo,
»y de los que mas la honran, porque habeis sabido comprender cuán-
to hay de legítimo en sus aspiraciones; porque habeis deseado para


»ella, como provincia de la nacion de que forma parte, las leyes es-
peciales que reclaman sus necesidades particulares y locales, y al


»mismo tiempo los derechos que en la madre patria son la mejor ga-
rantía del órden y del bien público; porque habeis interpretado no-


»blemente las instrucciones de una reina amada, que si os recomendó
»le ganaseis aquí voluntades, podreis decir, y no es mas que la ver-
»dad, que lo habeis obtenido sin desplegar en ningun caso el lujo del
»poder, sin haber halagado ninguna vanidad mezquina, aunque sí
»lisongeado esperanzas demasiado justos para no ser atendidas.


»Terminad vuestra obra, quejido general, haced presente á su
»magestad que este pueblo lea l á su dinastía le pide las mismas ins-
»tituciónes que fueron el apoyo de su trono y la gloria de su reinado.
»Decidle que confíe en un pueblo demasiado bueno para no ser agra-
decido; decidle que el dia que llegue ese decreto de ventura no hay


»disentimiento ni triste recuerdo que no termine. Cuba, al adoptaros,
»os considera el intérprete de sus mas caros intereses, y nadie puede
»haberlos comprendido mejor que el distinguido é inolvidable go-
bernante que ve alrededor suyo tristemente afectado un pueblo en -


»tero. No olvideis jamás, general, esta manifestacion tan espontánea;
»es el mejor galardon á que puede aspirar una alma noble como la
»de Y. E.; es la despedida afectuosa de una sociedad que os ha debido
»dial felices y cree que contribuireis á .su regeneracion.»


Las palabras del Sr. 0-Farrill fueron pronunciadas con tal senti-
miento y conmovieron tanto al general Dulce, que le fué casi imposi-
ble concluir su respuesta, en la que estuvo elocuente, porque sus pala-
bras brotaban del corazon y no habia en ellas ficcion de ningun género.


37




EsTtIDIOS POLíTICOS.


Los vapores que escoltaron al Isabel la Católica hasta fue-
ra del Morro, llevaban á su bordo lo mas selecto de la sociedad haba-
nera, y los prolongados vivas se trasmitían de buque á buque, contri-
buyendo todos, sin distincion de colores políticos, al brillo de esta ma-
nifestacion. Todos los dueños de vapores los facilitaron para aquella
imponente despedida, y se asociaban al sentimiento general, como el
Sr. D. Ramon de Herrera, que dirigió á la comision, espontáneamen-
te, la siguiente carta:


«Pensando corno Vds. que es muy digno el Excmo. Sr. D. Do-
»mingo Dulce de que se le hagan los obsequios que se tienen prepa-
radas, por el buen tino, imparcialidad y desinterés con que ha sabido


»administrarnos, salvando á la vez la honra y dignidad de la,nacion,
»me asocio á Vds. en este acto de merecida justicia con que los hom-
bres de buen juicio quieren contribuir á su despedida de este suelo


»tan hospitalario, y siento infinito no tener disponible mas que el vapor
»illaisí para la solemnidad del acto; pero este se hallará atracado á la
»Machina á las órdenes de la comision. Soy de Vds., etc,—Ra-mon de
»Herrera.»


Frente del Morro hizo alto el Isabel la Católica, desfilando allí
todos los vapores y despidiéndose del marqués de Castell-Florite con
las mayores pruebas de cariño y entusiasmo.


¡Quién pensar pudo entonces que tres años despues habia de pa-
sar otra vez por la batería de los Doce Apóstoles, cadavérico y con el
alma lacerada, lanzado de la isla de Cuba, donde tanta fama y tanta
gloria había alcanzado!


Hemos ofrecido ocuparnos de la Junta de informacion y vamos á
hacerlo seguidamente.


X -V 1.


Real decreto creando la Junta de informacion.—Alteraciones en su ejecucion.
—Mocion del ayuntamiento de la Habana.—E1 gobierno la desaprueba.—
La Patria, órgano del ministro de Ultramar, lo defiende de los cargos que se
le hacen.—Eleccion de comisionados.—Triunfo de los reformistas.—Comi-
sionados del gobierno.—Los periódicos de la union liberal aplauden la victo-
ria reformista, entre ellos El Reino.—Basesreforraistas.—Inauguracion de las
conferencias.—Los diputados de Puerto-Rico piden la abolicion inmediata de
la esclavitud para su. isla.—Trabajos de la junta.—Diferencia de opiniones.—
°pialan unánime en las reformas económicas.—Real decreto de 12 de febrero
de 1857 sobre el impuesto directo.—Protesta de los comisionados.—Nombra-
miento de una comision para pedir al ministro de Ultramar la suspension
del real decreto de 12 de febrero.—Cargos que hacian los habitantes de Cuba
y Puerto-Rico á sus comisionados.—Interrogatorio político.—Proyectos de
los comisionados.—Informes del duque de la Torre, del marqués de Castell-
Florite, del marqués 0-G-avan.—Opiniones del marqués de la Habana, de
D. Ramen Just y de Quintana.—Discurso de D. Augusto Ulloa.—Plan de
ernancipacion.—Terminacion de la junta de informacion.—Voto particular
de D. José Antonio Saco.


El real decreto de 25 de noviembre de l865 autorizando al minis-
tro de Ultramar para abrir una informacion sobre las bases en que
deban fundarse las leyes especiales, segun prevenia el art. 80 de la
Constitucion, se publicó en la Gaceta de Madrid el 29 del propio
mes. Dicho decreto estaba concebido en estos términos:


«Atendiendo á las razones que me ha expuesto el ministro de DI-




292 ESTUDIOS POLiTICOS.


»tramar, de acuerdo con el Consejo de ministros, vengo en decretar
»lo siguiente:


»Artículo 1.° Se autoriza al ministro de Ultramar para abrir una
» in for Mae1011:


»l.° Sobre las bases en que deban fundarse las leyes especiales
»que al cumplir el art. 80 de la Constitucion de la monarquía espa-
ñola deben presentarse á las Córtes para el gobierno de las provin-
cias de Cuba y Puerto-Rico.
»2.° Sobre la manera de reglamentar el trabajo de la poblacion


»de, color y asiática, y los medios de facilitar la inmigracion que sea
»mas conveniente en lar mismas provincias.


»3.° Sobre los tratados de navegacion y de comercio que conven-
»ga celebrar con otras naciones, y las reformas que para llevarlos á ca-
bo deban hacerse en el sistema arancelario y en el régimen de las


»aduanas.
»Art. 2.° . La informacion á que se refiere el artículo anterior se


»hará ante una junta presidida por el ministro de Ultramar, y com-
puesta de los consejeros de las secciones de Ultramar del Consejo de


»Estado, de un consejero de cada una de las secciones de Estado y
»Gracia y Justicia, Guerra y Marina, Hacienda, y Gobernacion y Fo-
mento del mismo Consejo, y de un vocal ponente, cuyo nombramien -


»to recaerá en un jefe superior de administracion que haya servido
»por lo tneuos dos años en las Antillas españolas ó en la administra-
»cion central de Ultramar.


»Art. 3.° Los nombramientos de los consejeros de las secciones
»de Estado y Gracia y Justi •ia, Guerra y Marina, Hacienda, y Go-
»bernacien y Fomento del Gresejo de Estado, que con arreglo al ar-
tículo 2.° han de formar parte de la junta, se acordarán por el Con-
sejo de ministros, á propuesta del ministro de Ultramar.


»El vocal ponente será nombrado por este único ministerio y for-
amará parte de su secretaría con el carácter y sueldo de director ge-
neral.
»Art. 4.° El ministro de Ultramar nombrará tambien el personal


»que considere indispensable para atender á los trabajos de la junta.
»Dos l terceras partes de los nombramientos que se hagan con este ob-
jeto deberán. recaer en empleados activos fi cesantes que hayan ser-
vido dos años en Ultramar, y en personas naturales de aquellas


Envino/3 Potiricos.
293


»provincias que tengan título académico ó profesidnal. La otrá terce.
»ra parte se proveerá precisamente en empleados cesantes de la Pe-
nínsula, coniarreglo á las disposiciones actualmente vigentes 6-,que


»se dicten en lo sucesivo.
»Los destinos que se creen en virtud de lo dispuesto en este artícu.-


»lo pertenecerán igualmente al ministerio de Ultramar.
»Art. 5.° Corresponderá á la junta:


»1. 0
Aprobar los interrogatorios con arreglo á los cuales ha de ha-


cerse la informacion.
»2.° Dirigir las preguntas que crea convenientes á las personas


»que concurran ante la junta.
»3.° Acordar cuantas, medidas sean útiles para el mejor cumpli-


»miento de su encargo, con arreglo á este real decreto y á las dispo-
siciones que en adelante se dicten por el ministerio de Ultramar.
»Art. 6. 0


El vocal ponente es jefe inmediato del personal . des-
atinado al servicio de la junta y ejecutará los acuerdosi que esta tome
»en virtud de las atribuciones que le confiere el anterior.


»Cuando se crea conveniente encomendar la ponencia á alguno de
»los consejeros de Estado, corresponderán á este todas las facultades
»del vocal ponente, y se suprimirá esta plaza.


»Art. 7.° Para determinar los hechos y aclarar las cuestiones que
»han de ser objeto de la informacion, oirá la junta verbalmente ó por
»escrito, segun ella acuerde y por el órden que precisamente esta-
blezca el presidente.


»1.° A los gobernadores superiores civiles, á, los regentes y á los
»intendentes en ejercicio, (le las islas de Cuba y de Puerto-Rico, y á
»los que hayan desempeñado anteriormente estos cargos.


»2.° A todos los senadores naturales de aquellas provincias; ó que
»hayan residido en ellas por espacio de cinco: años.


»3.° A 22 comisionados naturales ó vecinos de algunas de las po-
ablaciones de la isla de Cuba ó de la de Puerto-Rico, y elegidos como
»á continuacion se espresa por los ayuntamientos ó corporaciones mu-
nicipales de aquellas provincias.


»Isla de Cuba. El ayuntamiento de la Habana elegirá dos comi-
sionados.


»Los 14 primeros ayuntamientos mayores en poblacion después;
»del de la Habana elegirán un comisionado cada uno.




294 ESTUDIOS POLiTICOS.


»isla de Puerto-Rico. El ayuntamiento de San Juan elegirá dos
» comisionados.


»Los cuatro primeros ayuntamientos ó corporaciones municipales
»mayores en poblacion despues de San Juan de Puerto-Rico elegirán
»un comisionado cada uno.


»4.° A otras 22 personas, 16 por la isla de Cuba y 6 por la de
»Puerto-Rico que designe el ministro de Ultramar entre los que ha-
»yan residido durante cuatro años en las Antillas 6 los que por sus
»conocimientos, por sus profesiones ó por haber servido como funcio-
narios públicos, puedan conocer mejor los asuntos sobre que ha de


»versar la informacion
»5.° A las corporaciones de Ultramar ó de la Península que la


»junta crea conveniente oir para ilustrar las cuestiones que ante ella
»se ventilen.


»Art. 8.° El ministro de Ultramar podrá disponer, si en adelante
»lo creyere oportuno, que concurran á la informacion nuevos comisio-
»indos elegidos por los ayuntamientos que no se han comprendido en
»el núm. 3.° del art. 7.° ó por cualquiera otra corporacion de las dos


»Art. 9.° Las personas que se designan con arreglo al artículo
»anterior, y á los números S.° y 4.° del art. 7.° para tomar parte en
»la informacion, deberán hallarse en Madrid en las épocas que se les
»señalen. Los que no lo hicieren se entenderá que renuncian y serán
»reemplazados por otros elegidos en la misma forma


»Art. 10. Se autoriza á los ayuntamientos y corporaciones mu-
nicipales de las islas de Cuba y de Puerto-Rico para señalar , con


»aprobacion de los gobernadores superiores civiles, las indemniza-
aciones que consideren necesario oto rgar por gastos de viajes y resi-
dencia en Madrid, á los comisionados que elijan para concurrir á la


»informacion,
»El ministro de Ultramar señalará las indemnizaciones que por


»iguales causas deben concederse á las personas á que se refiere el
»número 4.' del art. 7 y la última parte del art. 8.', siempre que no
»se hallen domiciliadas en la Península..


»Art. 11. El resultado de las sesiones de la junta, las preguntas
»que se hagan á las personas que concurran á la informacion, y las
»contestaciones que estas diesen, se consignarán diariamente en un


zsrmos podreas. 295


»acta que se imprimirá y publicará con la debida oportunidad. En la
»misma forma se consignarán y publicarán los informes por escrito
»que se den á la junta.


»Art. 12. Se autoriza al ministro de Ultramar para abrir en los
»presupuestos de las islas de Cuba y Puerto-Rico los créditos necesa-
rios para atender á las inden aizaciones espresadas en el art. 10, y á


»los demás gastos de personal y material que ocasione la informacion.
»Art. 13. El ministro de Ultramar dictará cuantas disposiciones


»sean convenientes para el régimen interior de la junta, y todas las
»demás que exija la ejecucion del presente decreto. Dado en San Il-
defonso á veinte y cinco de noviembre de mil ochocientos sesenta y


»cinco.—Está rubricado de la real mano.—E1 ministro de Ultramar,
»Antonio Cánovas del Castillo.»


Desde que se consignó en la Constitucion de 1837 que las provin-
cias ultramarinas serian regidas por leyes especiales, no se habia dado
paso tan decisivo como el del real decreto de 1863 con que encabeza-
mos este capítulo. Se disponia la creacion de una gran junta en cuyos
individuos habían de figurar diez y seis comisionados electos por
quince de los primeros ayuntamientos de la isla de Cuba y seis comi-
sionados electos por los cinco primeros ayuntamientos de la isla de
Puerto-Rico.


Sensible fué que, apenas publicado el real decreto en la isla de
Cuba y al llevarlo á ejecucion, se hubiese falseado el espíritu de sus
disposiciones con la circular del gobierno superior de la isla de 1.° de
febrero de 1866, variando el sistema electoral de la ley de ayunta-
mientos que allí regia hacia siete años. ¿Qué facultades tenia el go-
bierno superior de la isla para ello? Ninguna.


Tres debian ser los grupos de electores; uno por riqueza rústica y
urbana, otro por comercio é industria, y el último por profesiones.


Segun la circular de 1.° de febrero, los tres grupos se convertían
en cuatro, separándose la industria del comercio.


El real decreto de 25 de noviembre prevenía, que los comisionados
serian esclusivamente elegidos _por los ayuntamiei1os, y segun la real
órden de 28 de diciembre siguiente, por los electores municipales en
union con los ayuntamientos. Ignoramos qué razones tendría el mi-
nistro de Ultramar para cambiar tan radicalmente de sist ema en el
corto espacio de un mes.




296 ESTUDIOS POLÍTICOS.


La cintgar.11g11:0 de febrero causó gran disgusto, pues elcapitan
general, sin oir al consejo de adminiatracion como es indispenorable
cuando se trata de revocar los acuerdos municipales, desestimó la
mocion hecha por el ayuntamiento de la Habana ,sobre lá ,seferida
circular, en que se alteró laclasificacionde los electores municipales,
diciendo en términos severos á la corporacion y á su vicepresidente,
que á la sazon lo era el gobernador político de la Habana D. José
María de Michelena , que habia, estralimitado sus facultades y obrado
fuera de la ley al proponer y adoptar dicha mociou.


El periódico La Patria, órgano del ministro de Ultramar, se es-
forzaba en defensa del Sr. Cánovas diciendo, que al formular tan ma-
gistralmente como fiel intérprete del pensamiento de la union liberal
respecto á las reformas políticas y económicas que ya era tiempo de
hacer en las Antillas, el real decreto de 25 de noviembre de 1865,
considerado por propios y estrafios como la piedra fundamental de la
ansiada regeneracion política de aquellas provincias, estaba muy le-
jos de su ánimo la idea de que en ningun tiempo, ni en la Península
ni en la América , hubiera su ejecucion de producir dificultades y
conflictos; así como el determinarse en él que los comisionados para
la informacion fuesen elegidos por los ayuntamientos, no significaba
un grupo político de personas determinadas, sino una demarcacion
geográfica, 6 una circunscripcion electoral, en la que tendrian voto
cuantos pudieran alcanzarlo con arreglo al sistema que para la. elee-
cion municipal estableció el real decreto orgánico de los ayuntamien-
tos de la isla de Cuba.


Para lo que estaba formulado magistralmente el real decreto de
25 de noviembre, era para que la informacion de los comisionados no
pudiera producir ninguna presion en el gobierno. Además, dicha
junta de informacion era en nuestro concepto innecesaria. El ministro
de Ultramar no se desprendia de los medios de neutralizar, si no eran
favorables á sus miras, las opiniones de esos comisionados, en el mer.9
hecho de reservarse la facultad de nombrar por su parte otros veinti-
dos miembros de la junta entre las personas que hubiesen residido
cuatro años en las Antillas, ó las que por sus conocimientos, por sus
'profesiones, ó por haber servido como funcionarios públicos, pudie-
sen conocer de los asuntos sobre los que Labia de versar la infor-
macion.


ESTUDIOS POLILICOS.
291


Si el espíritu del real decreto hubiera sido no significar un gru-
po de personas determinadas, sino una demarcacion geográfica
una circunscripcion electoral, entonces no haliria debido emplearse
la palabra ayuntamientos, ni mucho menos la frase corporaciones
municipales, sino la de distritos municipales, que es la que ha ser- "
vido siempre para designar la demarcacion geográfica, el territorio
amnprensivo de cada municipio.


Decia el periódico La. Patria, que deseando el ministro quitar to-
do protesto á dudas y vacilaciones y para que se interpretase en sen-
tido genuino y recto el real decreto ya citado, se habia dictado la real
órden de 28 de diciembre, declarando paladinamente, que á la elec-
cion de comisionados debian concurrir los mayores contribuyentes, y
esto se hacia, no cambiando de criterio, ni de sistema, sino pagando
justo tributo á la legalidad existente.


Dijera lo que quisiese el periódico del ministro de Ultramar, esta-
ba patente el cambio de criterio y de sistema entre lo que decia
el real decreto de 25 de noviembre y lo que disponia la real órden de
28 de diciembre, y lamentable fué que al tratarse de hacer justicia á
las islas de Cuba y Puerto-Rico, se hubiese inaugurado la buena obra
con una vacilacion tan injustificada..


Prescindiendo de demostrar que el ayuntamiento de la Habana
estuvo en su derecho y obró dentro de la ley, cosa que nadie ne-
gará con solo leer la mocion y el acuerdo que a1optó aquella
corporacion, diremos: que á pesar de la inconveniente variacion que
se introducía en el real decreto con la real órden posterior de 28 de
diciembre, lo que dió motivo á una interpelacion del Sr. D. Luis Ma-
ría Pastor en la sesion del Senado de 24 de marzo de 1866, pronun-
ciando un. discurso favorable á los reformistas de Cuba, y contestán-
dole el ministro de Ultramar, se procedia en las Antillas en medio del
mayor órden á la eleccion de comisionados, quedando triunfante el
partido reformista, pues de los diez y seis comisionados cubanos ele-
gidos, no habia uno que lió fuese favorable á las reformas, incluso
D. Antonio X. de San Ilartin, que ha opinado siempre ,


por la aboli-
clon de la esclavitud.


Los comisionados electos fueron los siguientes:
«Habana.. . .
D. Manuel de Armas y D. Antonio X. de San


Martin, que tuvo por opositor al conde de
$8




ESTUrnós POLITIÓOS.


Pozos Dulces, y triunfó por 50 votos cen-
tra 47.


D. Jósé Luis Alfonso, marqués de Montelo, que
renunció y fué • elegido D. José Miguel An-
gulo y Heredia.


Cuba
D. José A.ntouio Saco.


Pinar del Rio. .
D. Manuel Ortega.


Colon. . . .
D. José Antonio Echeverría.


Puerto-Príncipe.
D. Calixto Bernal.


Cienfuegos.. .
D. Tomás Terry.


Villaciara. Conde de Pozos 'Dulces.
Cárdenas. D. Antonio Fernandez Bramosio.
Holguin
D. Juan Mumné.


Sagua . Conde de Valle:llano.
Remedios.
D. José Morales Lemus.


Giiines. .
D. Nicolás Azcárate.


Santo-Espíritu.
D. Agustín Camejo.


Guanajay. . . D. Antonio Rodriguez Ojea
Puerto Rico.
D. José Julian Acosta.


D. Segismuudo Ruiz Bélvis.
D. Francisco M. Quiñones.
D. Manuel P. Zeno.


Como la informacion habia sido dispuesta por un ministerio de
union liberal, el gobierne moderado que le sucedió nombró corno sus
comisionados, á muchos individuos reconocidamente opuestos á laa
reformas, escogiéndolos de entre los firmantes de la exposicion anti-
reformista que hemos dado á conocer á nuestros lectores en el capí-
tulo anterior.


Tomaron parte en la informacion todos los comisionados electos
con la escepciun del Sr. Bramosio, que enfermó de la vista, y dos de
los comisionados de Puerto-Rico, formando un total de 19 en repre-
sentacion de las Antillas, y en representacion del gobierno asistieron
los señores siguientes:


D. Alejandro Olivan, presidente, D. Pedro de. Sotolongo, don
Nicolás Martinez Valdivieso, D. Ramon Montalvo y Calvo, D. Ramon
de Lasagra, marqués de Almendares, D. Gerónimo "(jura, dean de la
santa iglesia catedral de la Habana, 1). Vicente Vazquez Queipo, don


ZSTITDIOR pouncos. 299


José Suarez Argudin, D. Joaquin Gonzalez Estéfani, D. José Ignacio
Echeverría,, D. Joaquin M. Ruiz, marqués de Manzanedo, D. José de
la Cruz Castellanos, D. Ignacio Gonzalez Olivares, D. Domingo
Stelling, D. Francisco de Paula Jimenez, D. Isidro Diez Argüelles,
D. Francisco del Corral.


Fueron nombrados secretarios los Sres. D. Ramon Padilla y don
José de la Ahumada, y ponente de la junta de consejeros, ante la
cual se siguió la informacion, el Sr. D. Gabriel Enriquez, conseje-
ro de Estado.


Los diarios de la union liberal batian palmas por la victoria ob-
tenida por los reformistas de la isla de Cuba en la eleccion de comi-
sionados que habian de infirmar sobre las necesidades políticas, eco-
nómicas, administrativas y sociales de aquel vasto territorio. El Rei-
no, del que era director D. Gabriel Estrella, actual magistrado de
la Audiencia de la Habana, en su número de 24 de abril de 1866
dccia:


«El resultado de las elecciones es digno de apreciarse sériamente
»por los que, habiendo hecho promesas á nuestros hermanos de Ul-
tramar, se encuentran en el caso de cumplirlas, no defraudando las


»esperanzas legítimas que ha hecho concebir la union liberal, ya per
»medio de discursos en el Congreso y en el Senado, cuando ha
»sido oposicion, como por medio del espíritu y tendencia de sus ac-
tos, cuando ha sido gobierno.


»Nosotros aplicamos el mismo criterio á las cuestiones allí pen-
dientes, que á las de le Península: donde quiera que la union liberal


»haya hecho una promesa , allí necesita cumplirla puntualmente, y
»nosotros, que t(nemos muy presentes los discursos de los señores
»duques de Tetuan y de la Torre en el Senado, y de los Sres. Posada
»Herrera y Ulloa en el Congreso; nosotros, que siguiendo el rumbo
»marcado por tau Insignes oradores, y obedeciendo además al im-
pulso de nuestro convencimiento propio, adoptamos una actitud fa-
vorable á la asimilacion de aquellas provincias con las de la metró-


»poli, no hemos de retroceder cuando vemos que la opinion
»de la isla de Cuba viene á confirmar las nuestras , robusteciéndolas
»con hechos de una importancia decisiva.


»Lo que quiere la isla es lo que indica en la eleccion que allí aca-
ba de tener lugar, por donde se ve que no tienen razon alguna los


258


Matanzas. .




800 wsr131)108 POLI:MOS.
»que un dia y otro nos han querido persuadir de que allí existen
»grandes intereses ante los cuales el espíritu de reforma debía de,
»tenerse temeroso. El espíritu de reforma puede y debe llegar allí
»hasta el límite que marcan las necesidades morales del país y su es-
tado de cultura y de progreso; y por nuestra parte estamos dispues-


otos á contribuir á que no sean defraudadas las esperanzas legítimas
»de nuestros hermanos de Ultramar.»


Los comisionados por Cuba y Puerto-Rico creian que la seguridad
y tranquilidad ulterior de aquellas Antillas, su progreso moral, inte-
lectual y material, y la conservación y garantía de los intereses y de-
rechos de los españoles que allí habían nacido y residían, se alcanza-
rían con leyes fundamentales sobre las siguientes


BASES:


1.' Que cesen el estado escepcional en que se mantienen hace tan -
tos años aquellas islas y las facultades discrecionales concedidas á sus
jefes.


2." Separacion del gobierno político y civil del mando militar.
3,a Que se pongan allí en rigor las garantías otorgadas, y se res-


peten los derechos reconocidos en la Constitucion de la monarquía á
todos los españoles.


4.' Un gobernador superior de nombramiento real, representante
allí del poder ejecutivo, y con todas las facultados consiguientes.


5.a Un capitan general, tambien de nombramiento real, para el
mando del ejército.


6,' Un comandante general de marina, igualmente de nombra-
miento real, para el mando del departamento.


7." Una Junta provincial y una diputacion insular para los nego-
cios peculiares de la isla.


8." Representacion en Córtes, conforme á la ley vigente, en la Pe-
nínsula.


9.a Division de la provincia de Cuba en seis distritos, con sus res-
pectivos gobernadores, consejos y diputaciones provinciales, con las
mismas facultades de las de la Península, salvas las variantes y am-
pliaciones que aconsejen las circunstancias especiales de aquellos
países.


zertrtnoS pOtmens. sol


10.' Municipios de eleccion popular, con ampliacion de atribucio-
nes en el sentido que lo aconseja el estado de aquellos países.


11.' Que se facilite la creacion de nuevos municipios cuando lo
deseen los contribuyentes municipales.


Tambien pensaban los comisionados electos buscar una ley efec-
tiva contra la trata, y que esto fuese uno de sus principales trabajos.
La isla de Cuba era el único país en que aun subsistia la trata, y -los
medios de llevarla adelante se habian mejorado tambien: el vapor
habia venido á prestar su poderoso auxilio á los traficantes, que casi
siempre, merced á la gran velocidad de sus buques, lograban burlar
la vigilancia de los cruceros españoles é ingleses. Como quiera que
la espedicion que no se apresa en el mar ó en el momento mismo del
desembarco, se encuentra trasportada poco tiempo despues al interior
de las fincas, donde con arreglo á la legislacion existente no alcanza
la accion de la autoridad, de aquí el que esta tenga que contemplar
impasible la realizacion del hecho criminal y se vean burladas la ley,
la justicia y la humanidad. Todo esto relluia en desconcepto de los
encargados de ejecutar la ley, siendo difícil enumerar las asechanzas
de todo género, á que se ven constantemente expuestas las autorida-
des mas di gnas y hacer una pintura exacta, aunque triste, de los crí-
menes, de las violencias y atrocidades de toda especie que traen con-
sigo las espediciones de negros.


Preciso era adoptar de una vez medidas enérgicas que, pusiesen
término á la trata: lo exigian así la fé de los tratados, la honra de la
nacion española y el interés mismo de la isla. de Cuba. Tratar de que


:se declarase la trata piratería, como lo hizo el Brasil por la ley de 17
de julio de 1850 era uno de los mas vehementes deseos de los cubanos
y puerto-riqueños, convencidos que los procedimientos y las fórmulas
jurídicas puestas en práctica serian una constante rémora para la ac-
cion de la justicia y una garantía de impunidad para los negreros,


Otro pensamiento vital para la Junta de informacion era preparar
la abolicion de la esclavitud. Declarados piratas los negreros, dictán-
dose disposiciones para que loe procedimientos en todas las causas
sobre introduccion de esclavos fuesen sumarísimos, aplicando penas
aflictivas á los que adquiriesen bozales, llevándose con regularidad
los padrones de esclavos y haciendo constar en estados oficiales la
poblacion de color existente en cada una de las fincas rurales, se daba




R02


ESTUDIOS. path-leas.'
un paso decisivo hacia la emancipacion. Antes de abandonar sus, res-
pectivas islas para reunir: e en Madrid, habian formado su criterio y
decision para resolver estos puntos los comisionados de Cuba y
Puerto-Rico.


Querian tambien hablar y ocuparse de las disposiciones que regu
lan los derechos y deberes de los negros emancipados. Denominanse
con este nombre los procedentes de las espediciones aprehendidas y
de las cuales se hace cargo el gobierno, para cor-ignarlos despues á
particulares ó corporaciones que lo solicitan por cierto tiempo y me.
diante una retribucion insignificante. Estas consignaciones pueden
traspasarse, siendo ellas mismas y los traspasos consiguientes, ori
gen de innumerables •abusos. Los mal llamados emancipados sobre-.
llevan, pues, una esclavitud de peor género que los esclavos; se em-
plean en las faenas mas rudas, y los que sobreviven, obtienen al cabo
de muchos anos su libertad. Destruir estos abusos se proponian tam-
bien los comisionados, buscando disposiciones que completasen la ar -
monís, que en todos loe ramos de la administracion pública debia for-
marse por medio de la junta de informacion.


El sistema financiero que regia en las Antillas, vicioso y compli -
cado, de.bia, ser tambien objeto preferente de la gestion de los comi-
sionados, buscando el reemplazo de otro sistema desprovisto del régi-
men aduanero que requiere tantos gastos y ocupa tantos empleados
inútilmente. La administracion financiera debia reducir sus gastos,
lo cual se obtendria si, establecido el impuesto directo con una sola.
contribucion, y con la supresiou de las aduanas, se adoptara una fran-
quicia que aumentase la vitalidad comercial entre Cuba y !os Estados-
Unidos. La importancia de Cuba viene principalmente de su comer-
cio con estos Estados que le exportan, solamente ellos, el 62 por 100
de su produccion de azúcares. E122 por 100 exportan Inglaterra, Fran -
cia,y otras potencias est•anjeras, y 01 3 p ,r 100 nada mas España.


Aumentar por medio de las franquicias comerciales y la supresion
de ciertos derechos el valor de los azúcares, era otro de los trabajos
importantes que se proponian discutir los representantes electos de
Cuba y Puerto-Rico.


Con estas ideas y firmes prepósitos se despidieron de sus amigos
y cruzaron el Atlántico para reunirse en Madrid como miembros de la
Junta de informacion.


ESTUDIOS POLincos.
303


El Sr. D. Pedro Salaverría„ diputado á Córtes y ministro que ha-
bia sido de Hacienda, 10.6 nombrado por real decreto presidente de
las conferencias; pero habiendo dimitido el cargo, por estar á la sa-
aou en desacuerdo con la conducta del gobierno respecto á medidas
ilegales que tomó contra el Parlamento, se nombró para reemplazarlo
por real decreto de 27 de octubre á D. Alejandro Olivan. Por real ór-
deu de 11 de agosto de 186'6 se admitieron tambieu las renunciasque
presentaron los Sres. D. Mamerto Pulido, D. Francisco Ochoa, D. Jo-
sé Ramon Fernandez y D. Juan Bautista Machicote, designándose en
su lugar á los Sres. D. Domingo Sterling, D. Francisco de Paula Ji-
menea, 1). Francisco Cutauda, D. José de la Cruz Castellanos y al
marqués de Almendares.


En 19 de octubre se publicó uu real decreto sobre las conferen-
cias, que de bien tener lugar en un local designado por el ministro de
Ultramar, y el dia 30 del mismo mes tuvo lugar la sesion inaugural,
bajo la presidencia del ministro de Ultramar, ocupando su derecha el
presidente nombrado D. Alejandro Olivan.


El ministro de Ultramar manifestó:
«Que por órden de S. M. venia á inaugurar las conferencias; que


»no habia sido autor del decreto de informacion, pero que lo habia
»aceptado y aceptaba con entera buena fé; que el gobierno declaraba
»solemnemente que no tenia idea alguna preconcebida; que no daba
»su preferencia á uiugun sistema, y que estaba dispuesto á sacar de
»la informacion tad° el provecho que debia prometerse de la ilustra-
»cion y verdadero patriotismo de los comisionados enviados por las
»islas .


de Cuba y Puerto-Rico , y de la ciencia y esperiencia de las
»personas que habia llamado para que le aconsejasen; que á fin de
»que las discusiones fuesen libres les había nombrado un presidente


hoc, que, á sus especiales conocimientos respecto á las cuestiones
»de .


Ultramar, reunia. un carácter conciliador á propósito para dejar
»la necesaria espausion á las discusiones de los señores comisionados;
»que al estar ahí reunidos los autorizaba para tratar de todo, abso-
» lutairrente de todo cuanto creyesen podía ser conveniente á la pros-
»peridad de las provincias ultramarivas, sin otra liruitacion que la de
»los tres puntos, base de la or


•anizacion social española, á saber:
»Unidad nacional,. unidad religiosa y unidad monárquica, sobre las
»cuales ni suponía quisiesen discutir los señores comisionados, ni pa-.




504 ESTUDIOS POLITICOS.


odia consentirlo el gobierno; pero que, fuera de esos tres puntos, ya
ohabia dicho y repetia que les dejaba la mas amplia libertad de (lis-
»cusion y de espresion, con lo cual concluia, dejando el puesto al se-
Ȗor presidente nombrado, cuyas indicaciones, puesto que no tenian
»reglamento, les rogaba obedeciesen.


Retiróse en seguida el ministro de Ultramar y ocupando la presi-
dencia el Sr. Olivan, dirigió tambien la palabra á los comisionados,
exhortándolos á que emprendiesen con fé sus trabajos, y diciéndoles
que «no seria estéril la informacion; que presentia que mucho bueno
habia de salir de ella para Cuba y Puerto-Rico, hasta tal punto, que
la metrópoli tendria que copiar despues de las provincias de Ultra-
mar algunas de las reformas que en ellas se estableciesen; que fuesen
á hacerle privadamente todas las indicaciones que creyesen oportu-
nas, y que al aceptar la presidencia habia manifestado que creia con-
veniente se comunicase á los señores comisionados todos los interro-
gatorioa.»-


El dia 6 de noviembre de 1866 fueron citados los comisionados
para la primera conferencia por medio de un oficio suscrito por el se-
cretario D. Ramon remitiéndosele á la vez el primer interro-
gatorio sobre la manera de reglamentar el trabajo de la poblacion de
color y asiática, y los medios de facilitar la inmigracion que sea mas
conveniente en las provincias de Cuba y Puerto-Rico.


Al discutirse las primeras preguntas del interrogatorio, los comi-
sionados de Puerto-Rico, con la escepcion del Sr. Zeno, pidieron la
abolicion inmediata de la esclavitud en esa isla.


El comisionado electo por Cuba D. Manuel de Armas y D. Joa-
quin G. Eatéfani, comisionado nombrado por el gobierno, presenta-
ron voto particular contra la abolicion propuesta, suscribiéndolo el
conde de Vallellano, comisionado electo por Sagua, D. I. Munné,
electo por*Holguin, y D. Manuel Zeno, por Puerto-Rico, y además
los comisionados del gobierno, D. Francisco Jimenez. D. Ramon de
La Sagra, D. Joaquin María Ruiz, D. Nicolás Martínez de Valdivieso,
D. Pedro de Sotolongo, el marqués de Manzanedo, D. Ramon de
Montalvo y Calvo, D. José Suarez Argudin y D. Vicente Vazquez
Queipo.


Las quince preguntas sobre negros esclavos del primer interroga-
torio fueron evacuadas en un mismo sentido por los Sres. Munné, Ze-


ZSTUDIOS POLITICOS.
205


no, Ruiz, Gonzalez Olivares, Martinez Valdivieso, Vallellano, Estéfani,
Jimenez, Sotolongo, Montalvo y Calvo, de los cuales cuatro solamente
eran comisionados nombrados por Cuba ó Puerto-Rico.


La mayoría de los comisionados por Cuba, presentó su informe en
sentido opuesto al de estos señores.


En los últimos dial de enero la comision nombrada para estudiar
la proposicion hecha por el Sr. Angulo sobre estincion de la trata, y
que se componía de los señores, marqués de Almendares, Morales Le-
mus, marqués de Manzanedo, Acosta, Diaz Argüelles, Castellanos y
Angulo, presentó su informe sobre declarar piratería la trata africa-
na, y la aprobaron los Sres. Angulo y Heredia, Acosta, Castellanos,
Pozos-Dulces, Rodriguez Ojea, Terry, Echeverría, Quiñones, Bernal,
Ruiz, Belvis y Ortega.


El marqués de Almendares aunque de acuerdo con el informe, no
pudo firmarle por hallarse ausente en París; el marqués de Manzane-
do no asistió á estas sesiones, y opúsose á la declaratoria de piratería
el Sr. Diez Argüelles. El señor dean D. Gerónimo Usera, por su ca-
rácter de sacerdote católico, á pesar de estar conforme con el informe,
no creyó conveniente suscribirlo, por la pena de muerte aplicada á la
piratería.


El informe de la comision nombrada para indicar las bases de una
ley de vagos para la isla de Cuba, los presentados sobre poblacion
asiática, inmigracion peninsular é inmigracion estranjera, son to-
dos luminosos documentos que contribuirán siempre á dar á conocer
la ilustracion de sus autores, y que los gobiernos podrán consultar,
sin pensar en nuevos estudios, ni en mayor número de informes.


Los espedientes que resultaron de la junta de informacion, las
contestaciones meditadas, discretas y sabias dadas por los comisiona-
dos á los interrogatorios del gobierno, contienen toda la sávia nece-
saria para vivificar el espíritu decaido de aquella sociedad, que no
tiene esperanza de reformas que consoliden su bienestar. futuro.


En la cuestion económica, la comision nombrada para tratar de
las respuestas que debian darse al interrogatorio relativo al comer-
cio y navegacion, remitió un informe brillantísimo. Este Forma un
libro, que como se ha publicado, nuestros lectores hariau bien en pro-
porcionarse, porque allí esta fijado de un modo concreto el remedio con-
tra las penas que afligen el estado económico de Cuba y Puerto-Rico;




306 ESTUDIOS POLÍTICOS.


y es tanto mas de nuestro agrado recomendar este trabajo de los co-
misionados de la junta de informacion, cuanto vemos esta vez con-
fundidos en un solo sentimiento á casi todos ellos, y pensando del
mismo modo, el insigne economista D. Luis María Pastor, presidente
que fué de esta comisiou, D. Pedro Sotolougo, que fué el secretario,
D. Joaquin G. Estéfani, D. José de la Cruz Castellanos, D. Domingo
de Sterling Heredia, D. José J. Acorta, D. Tomás Terry, el conde de
Pozos Dulces, D. Nicolás Azcárate, D. Manuel de Ortega, D. José
Morales Lemus, D. Joaquin María Ruiz, el conde de Valleilano, don
José Ignacio Echeverría, D. Calixto Bernal, D. Ramon de Montalvo
y Calvo, D. J. Miguel Angulo y Heredia, D. Agustín Camejo, don
Nicolás Martinez Valdivieso, D. José Suarez Argudin, 1). Francisco
María Quiñones y D. J. Munné, individuos de opiniones políticas di-
ferentes, pero que coincidieron unánimemente en las reformas econó-
micas.


¡Lástima grande, que este sesudo y patriótico trabajo lo hubiese
recogido un gobierno moderado para sepultarlo entre el polvo de los
archivos del ministerio de Ultramar!


Dichos estudios y consultas económicas fueron presentadas al mi-
nistro de Ultramar D. Alejandro Castro el 30 de enero de 1867, y sin
leerlos tal vez, sin tomarse la pena de consultar las capacidades re-
conocidas y científicas de la junta de informacion, pocos dias des-
pues, el 12 de febrero, puso á la firma de la reina el decreto variando
el sistema de impuestos en la isla de Cuba, en una forma que por sí
sola bastó para llevar la perturbacion y -e1 descontento al ánimo de
todos sus habitantes, y producir el sentimiento revolucionario que
tantas desgracias ha ocasionado en la antes pacífica isla de Cuba.


En la sesiou que celebró la junta de informacion el 19 de febrero,
cinco dias despues de haberse rubricado el fatal decreto referente al
sistema de impuestos, protestaron contra él los comisionados de Cuba
y Puerto-R,Lo. Los comisionados conde de Pozos Dulces, Terry',
Ortega, Camejo, Rodriguez Ojea, Angulo, Azcérate y otros, acorda-
ron estudiar detenidamente así el articulado , iel referido real decreto,
como la exposicion que le precede, y despues de maduras deliberacio-
nes y oido el consejo de personas ilustradas que pertenecian á la jun-
ta, resolvieron hacer una mocion que no era otra cosa que una pro-
testa vivísima contra el real decreto de 12 de febrero.


ESTUDIOS POLÍTICOS.
301


La unanimidad con que babian sido aprobados por los comisiona-
dos los múltiples trabajos en contestacion al interrogatorio económi-
co, prueban toda la importancia que la junta daba al arreglo del de-
fectuoso sistema tributario de las Antillas y cuánto deseaba la aplica-
cion de los buenos principios económicos á las relaciones comercia-
les, á los cambios y al impuesto.


Basaban los comisionados sus contestaciones en dos hipótesis di-
ferentes y hasta contradictorias: la de la supresion y la de la conti-
nuacion de las aduanas.


La junta se inclinó á la supresion de aduanas, demostrando la po-
sibilidad de realizarla sin gravar á las clases productoras, probando
con datos oficiales que nn cinco por ciento sobre la renta ó produccion
líquida bastaba para levantar las cargas de la isla, y eso sin siquiera
hacer en el presupuesto las cuantiosas deducciones que en concepto
de los comisionados reclamaba la justicia. Opinaban tambien que
dentro de los límites de un seis por ciento se obtendria un sobrante
de cerca de dos millones de pesos, y que, á la vez que progresase la ri-
queza imponible, se facilitarla la reduccion progresiva del impuesto.


La junta recomendaba tambien la reduccion de los derechos y la
simplificacion de los aranceles, punto indispensable para que la vita-
lidad productora de la provincia no menguase, demostrando que una
y otra cosa, lejos de disminuir la renta pública, la aumentaría, com-
pensando el movimiento comercial que resultaría, la exageracíon de
las tarifas.


Clamaba la junta por la supresion de los derechos diferenciales de
bandera, y por la remocion de todas las trabas innecesarias, qne con-
tienen el desarrollo del comercio.


Respecto de la cuestion de harinas, la. trataron los comisionados
bajo el punto de vista de justicia para Cuba. y de conveniencia
para las Castillas, demostrando que éstas podrian obtener mayores
mejores ventajas, sin obligar á Cuba á comer pan malo y caro, y de-
dan: « que las utilidades que en el monopolio conseguía el corto nú-
mero de traficantes ocupado en ese ramo, ni remotamente compensa-
ba el sacrificio impuesto á aquella isla, ei es que puede haber com-
pensacion para una injusticia.»


Pidió la junta tarnbien que se declarara cabotaje el comercio de las
Antillas entre sí y con la Península.




$08 ESTUDIOS POLÍTICOS.


Pero la junta no propuso, ni indicó, «ni siquiera imaginó la posibi-
lidad de que se hiciera una amalgama de los dos sistemas, que se deja-
ran las aduanas con todas sus inmoralidades y demásinconvenieutes,
y se planteara el impuesto directo sin previa organizacion política, ni
económica; que se sustituyeran unas contribuciones con otras, y mu-
cho menos que para esa sustitucion se estableciera un 10 por 100,
dejando vigentes la mayor parte de los antiguos impuestos, cuando
habia considerado y consideraba suficiente un seis por 100 para sus-
tituirlas á todas y dejar sobrante.»


La protesta de los comisionados contra el real decreto de 12 de
febrero terminaba así:


«Cumpliendo este deber los comisionados , despues de ha-
ber estudiado cuidadosamente el real decreto y sin que les asis-
ta. el menor recelo de que dejen de realizarse en breve plazo las


»promesas que envuelve, temen que produzca en los habitantes de
»Cuba un efecto diametralmente contrario al que desea, espera y me-
»rece la benévola aspiracion del gobierno; porque no estando allí en-
terados de toda la estension, eficacia y prontitud de las reformas pro-
yectadas, verán tan solo por ahora que para sustituir unos impuestos


»que solo afectaban de una manera sensible á ciertas clases, se les im-
pone un 10 por 100, cuya cuantía averiguarán y compararán muy


»pronto, porque la generalidad conoce allí los datos oficiales que pue-
den servirle para esa liquidacion y comparacion.


»Dirán, además, los que no aplaudan la nueva medida, que cuan-
»do el gobierno habia reconocido la urgencia de organizar definitiva-
»mente la isla, otorgándole las leyes . especiales que les fueron ofrecí-
»das mas de treinta años há, en un artículo de la Constitucion; cuando
»creyó necesario para ello oir de algun modo á aquellos habitantes;
»cuando prefirió el medio de una informacion; cuando dispuso la elec-
»cion de comisionados en vez de diputados; cuando aquellos se apresu-
raron á hacer aquella eleccion y estos á obedecer al llamamiento so-
berano, y cuando la informacion está á punto de terminarse, parece


»que lo mas conveniente y adecuado para el acierto habria sido con-
cluir ese trámite importante, antes de alterar nada en el modo de ser


»de la isla, salvo únicamente aquello que fuera de una urgencia y de
»una utilidad incontrovertible.


»Dirán tal vez algunos que en el estado actual de las cosas exis-


ESTUDIOS POLÍTICOS.
:309


„tia, por decirlo así, una especie de pacto; que el legislar sobre puntos
»esenciales, antes de que con el resultado de la informacion se hayan
»organizado definitivamente aquellas islas, es un acontecimiento que
»no entraba en las previsiones de los que aceptaron el medio de la in -
»formacion para espresar sus deseos; y no faltará quizá quien crea que
»la dignidad de los comisionados y de las islas queda fuera del lugar
»que sin duda alguna quiere conservarles la nacion de que forman
»parte.


«No faltará quien, considerando la cuestion bajo el aspecto políti-
eco, sostenga que no era tiempo de tocarse al sistema de impuestos, y
»mucho menos para establecer una nueva contribucion directa, mien-
»tras no se hubiese establecido y sancionado la forma en que aquellos
»españoles habian de ejercer el derecho, que á ningun contribuyente
»poede negarse, ni cercenarse, de examinar y votar los presupuestos,
»así de ingresos corno de gastos.


»Tampoco dejará de encontrarse quien, examinando el asunto ba-
jo el aspecto administrativo, manifieste que mientras no se arregle


»allí la administracion, esto es, mientras no haya provincia y clipu-
»taciones provinciales, mientras no se robustezca, ensanche y multipli-


que la accion municipal, y mientras, en suma, no se haya reducido
»á sus justos limites la escesiva centralizacion administrativa que allí
»impera, no es posible que se lleve á cabo ningun sistema de contri --
»bucion directa, sin que continúen sufriéndose y aun agravándose los
»inconvenientes, los perjuicios y las injusticias que, sin poderlo evi-
tar las autoridades superiores centrales, se están ahora esperimen-


»tando con el diezmo, único tributo verdaderamente directo que allí
»existe.


»Estudiando otros el resultado financiero para la isla, dirán que
»el impuesto de un diez por ciento para compensar 15.710.000 de es-
cudos que, segun el presupuesto, suman los suprimidos, es excesivo:


»que el resultado es que la isla queda mas gravada, ya resulten exac-
»tas las notas estadísticas de 1862, ya los datos que de ellas y de la
»exposiciou que precedió á la aprobacion de los presupuestos de 65 y
»66 se deducen en el párrafo tercero del preámbulo de la real órden
»de 12 del presente, ya los que se indican en el 16 y el 17 párrafo, ya
»los que se fijan en el párrafo 25 del mismo preámbulo.


»Dirán que cuando la isla esperaba que á consecuencia de esta in-




310
ESTUDIOS POLITICOS.


»formacion se aliviarían sus cargas, separando de su presupuesto las
»partidas del general del Estado que indebidamente se incluyen en
»él, y asignándole una cuota justa y proporcional en dichos gastos,
»ven con sentimiento que se adopta un plan de que lo que, hoy por
»hcy y en el terreno práctico resulta, es que la isla queda con todas
»las trabas que las aduanas, los derechos diferenciales de bandera y
»demás gabelas imponen á su comercio y navegacion, que además va
ȇ sufrir todos los inconvenientes de la exaccion de un impuesto di-
»recto, en cuyo examen, votacion y regularizacion DO ha tenido par-
»te; que los ayuntamientos, lejos de obtener mayor latitud de facul-
dades para atender á los intereses locales, se encontrarán privados


»hasta de la facultad de recaudar y fijar sus impuestos municipales,
»y que á la vez la isla va á pagar mas, sin que ahora trasluzca otra
»compensacion que una promesa de reformas arancelarias, cuya es-
»tension, así como el sentido en que hayan de ser, no aparece deter-
»minado ni aun indicado.


»Estas argumentaciones, que pueden basarse en cálculos análo-
»gos á las apuntaciones que como por vía de ilustracion y aun prueba
»de la positiliclad de que se hagan, se exhiben para que se inserten
ȇ continuacion de esta acta, pueden ser muy atendidas, principal-
»mente por los que se vean llamados á sufrir contribuciones que antes
»no pagaban; y si para desvirtuar esos cálculos se dijese que la in-
dustria profesional, fabril y mercantil va á pagar menos que la agrí-
cola y pecuaria, este seria un nuevo motivo de descontento, aunque


»en otro sentido, porque creerian ver en esto una proteccion otorgada
»á ciertas clases con aumento de gravámen á otras,


»En Cuba saben muy bien que tan industria es la agrícola y pe-
»cuaria como la fabril y mercantil; y comprenden perfectamente la
»diferencia que hay entre la contribucion territorial, ó sea el impuesto
»sobro la renta asignada á la tierra y los productos del trabajo hu-
»mano, y por consiguiente, no alcanzarán la razon por que ha de
.»gravarse, no la renta de la tierra, sino la produccion que obtiene
»el veguero ó el que ejerce la industria de fabricar azúcar, y no ha
»de imponerse nada, ó se ha de imponer menos á lo que produce el
»carpintero ó el comerciante.


»Por estas y otras consideraciones, es muy de temer que la publi-
»cacion del citado real decreto, aislada, sin ninguna esplicacion ni


ESTUDIOS POLÍTICOS. 311


»correctivo, y sin que se haga ver que solo es una pequeña parte, el
»primer paso, por decirlo así, de una gran reforma financiera ó tri-
» butária en sentido liberal, produzca en Cuba gran descontento, aca-


loradas .discusiones y quizás alguna perturbaciou.
»Además, es de temer que, al leer el preámbulo del real decreto ,


»sin estar enterados de las respuestas de los comisionados, imputen á
»estos en todo ó en parte la responsabilidad de una alteracion ó va-
riante en que no han tenido influencia alguna, puesto que mas bien


»que la adopciou de ninguno de los sistemas que propusieron, es la
»negacion de ambos.


»Por todas estas razones, y de acuerdo todos los señores coirxisio-
»nados, se propone que, atendida la gravedad y urgencia del asunto,
ay en virtud de que el informe á que se alude fué adoptado por una-
nimidad y la junta fué reunida á presentarlo al señor ministro de


»Ultramar, pase ahora tambien reunida en forma oficial y solemne á
»suplicar á S. E.:


»1.') Que en virtud de las consideraciones recomendadas, se sirva
»disponer se.suspenda la publicacion del citado real decreto en aque-
ollas islas, al menos hasta que sea posible acompañarla con las de-
»más que han de esplicar á sus habitantes la índole de la reforma ini-
ciada y las ventajas que de ella pueden esperar, á cuyo efecto se re-


»mita la órden necesaria por el cable telegráfico.
»2.° Que si á esto no hubiere lugar, se festinen todo lo posible los


»trabajos en que sin duda estará entendiendo el ministro, para des-
»envolver el sistema que ahora no hace mas que iniciarse.


»3." Que en cualquiera de estos casos se publiquen las contesta-
aciones de los comisionados sobre las preguntas del segundo interro -
»gatorio, para que allí se sepa cuáles fueron y la actitud que asu-
mieron.


»Estas contestaciones, aunque no hayan sido aceptadas, se basan
»sin embargo en reflexiones adaptables á toda reforma eu sentido li-
»beral, y contribuirán á preparar é inclinar la opinion en pró de las
»que el gobierno tiene meditadas, y á que aquellos habitantes «coad-
»yuve-D, vigorosa y sinceramente al éxito, á la correccion prudente,
»meditada y justa de los defectos que como obra nueva no puede me-


- »nos de llevar consigo,» segun lo reconoce de una manera tan directa
»como honrosa el señor ministro.




312 ESTUDIOS POLÍTICOS.


»Madrid, febrero 18 de 1867.0
La junta aceptó la mocion y el presidente nombró una comision


compuesta de los Excmos. Sres. D. Luis María Pastor y general don
José Ignacio Echeverría, y de los Sres. Morales Lenrus Azcárate y
Armas, para que conferenciasen con el ministro de Ultramar sobre
este asunto. En la sesion de 20 de febrero de 67, el Sr. Pastor dió
cuenta con el resultado obtenido por la comisión, recibida por el sub-
secretario por encargo del señor ministro y á quien manifestó los de-
seos de la junta, que eran exponer leal y respetuosamente al gobier-
no los temores que habian asaltado á muchos comisionados acerca del
mal efecto que producirla la publicacion en Cuba del real decreto de
12 de febrero. Que no habiéndose publicado la contestacion del inter-
rogatorio económico por los comisionados, temian se les hiciera res-
ponsables de mi hecho que habia de producir la mayor desolación en
Cuba, y rogaban al ministro que suspendiera, por medio del cable
trasatlántico, la publicacion del real decreto aludido.


El subsecretario en sus esplica.ciones dijo: que ese decreto y otros
que le seguirian, tenian por objeto reemplazar los impuestos gravísi-
mos y destruir la inmoralidad en Cuba, por otros basados en un
principio científico; que se trabajaba sin descanso para que el resto de
las reformas siguieran inmediatamente á aquella, y que irían enca-
minadas á un cambio ventajoso en el sistema tributario, de forma que
el Tesoro no recaudara, ni los contribuyentes de Cuba pagaran mas
de lo que entonces satisfacian, sino mas bien menos. Que se baria in-
mediatamente la reforma arancelaria y se rebajariau las tarifas lo mas
posible en los artículos que constituian el alimento , el vestido y el
entretenimiento de las negradas, con el fin de que se encontrara la
compensación del impuesto directo en la baratura de los objetos de
preciso consumo.


Por último, el Sr. Albacete, bien penetrado de los deseos de los
comisionados al pedir la publicación de la contestación al interrogato-
rio, dijo que interpondria su influencia para que el ministro, si no au-
torizaba á los comisionados para la publicacion, la acordara, á fin de
que se verificara de oficio en la Gaceta oficial.


Y en efecto, ni se publicaron otros decretos, ni se plantearon otras
.reformas para la compensacion del impuesto directo, ni la Gaceta ofi-
cial publicó la contestacion al interrogatorio económico.


tSTUDIOS POLÍTICOS.
218


El real decreto de 12 de febrero fué llevado á ejecucion, y como
causó tan honda perturbacion en la isla de Cuba, recibieron, como
lo presumian, los comisionados en Madrid quejas amargas, y se les de-
cia: ¿es ese el bienestar que nos habeis procurado? ¿Son esas las re-
formas?


Los comisionados, pues, teniendo que sincerarse y hacer público
sus consejos y sus contestaciones al gobierno, hicieron, poco despues,
publicar por alto en los Estados-Unidos todo el espediente de la junta
de informacion. Ese libro es hoy el de mejor consulta para los asun-
tos de Ultramar.


Pasemos ahora á la cuestión política. En la sesion de 14 de fe-
brero se presentó el interrogatorio sobre las bases en que debian fun-
darse las leyes especiales que al cumplir el art. 80 de la Constitución
de la monarquía española, debían presentarse á las Córtes para el go-
bierno de las provincias de Cuba y Puerto-Rico.


Dicho interrogatorio espresaba:
1.0 ¿Convendrá que todos los derechos políticos establecidos por


las leyes para los habitantes de la Península é islas adyacentes se ha-
gan ostensivos á. Cuba y Puerto-Rico? ¿cuáles serán las diferencias
que deban hacerse? ¿qué principios habrán de servir de fundamento
á las leyes electorales?


2.° Supuesta la asimilacion de derechos políticos á que la pregun-
ta anterior se refiere, ¿sobre qué bases deberá establecerse la consi-
guiente igualdad completa de obligaciones en cuanto al sistema tri-
butario, al reemplazo para el ejército y á las demás cargas pú-
blicas?


3.° En vez de la asimilación de que las dos preguntas anteriores
tratan, ¿seria preferible la creacion al lado del gobierno, de un cuer-
po consultivo, en que hubiera necesariamente un número determina-
do de personas elegidas por las provincias de Ultramar? ¿En qué for-
ma deberia hacerse Ja elección de estas personas? ¿Cuáles habrian de
ser la organizacion y las atribuciones de este cuerpo consultivo?


4.° ¿Cuáles deben ser las bases de una disposición en que se or-
ganicen los gobiernos generales de las islas de Cuba y Puerto-Rico?


5.° ¿Conviene introducir algunas modificaciones en la organiza-
ción y atribuciones de los consejos de administracion existentes?
¿Cuáles deberían ser estas modificaciones?




214 ESTUDIOS POLÍTICOS.
6. • ¿Debe mantenerse la actual division territorial de las islas de


Cuba y de Puerto-Rico? En caso negativo, ¿cuál seria la division que
habria de hacerse?


7.° ¿Conviene introducir variaciones en la actual organizacion de
los gobiernos locales dentro de cada isla? ¿Cuáles deberian ser estas
variaciones?


8.° ¿Será conveniente crear en las capitales de los gobiernos loca-
les algunas corporaciones que con carácter consultivo ó con el admi-
nistrativo, 6 con uno y otro á la vez, auxilien la accion de las autori-
dades respectivas? ¿Cuáles habrian de ser la organizacion y las atri-
buciones de estas corporaciones locales?


9.* ¿Deben introducirse modificaciones en la organizacion actual
y en las atribuciones de los ayuntamientos? ¿Cuáles habrian de ser
estas variaciones?


10. Al dictar todas las disposiciones de que tratan las preguntas
que preceden, ¿cuál seria la participacion que en el goce de los nue-
vos derechos habria de concederse á los individuos libres de la raza
de color?


La comision encargada de formular un proyecto de contestacion á
las preguutas de este interrogatorio político se componia de los seño-
res Armas, conde de Pozos-Dulces, Vazquez Queipo, Morales Lemus,
Olivares, Ruiz (D. Joaquin XL), Acosta, Zeno, Bernal, Castellanos,
Angulo y general D. José Ignacio Echeverría, hoy marqués de Fuen-
Fiel.


Aprovecharon los comisionados reformistas su estensa contesta-
cion á las dos primeras preguntas del interrogatorio, para proponer
un plan completo de organizacion política para las islas de Cuba y
Puerto-Rico, que concedia á aquella parte del reino las garantías y
los elementos de progreso contenidos en los derechos políticos, como
justo y oportuno, al cabo de treinta años de esperar ansiosos las pro-
metidas reformas. Decian los comisionados en su informe, que retar-
darlas seria esponerlas á grandes peligros y comprometer su exis-
tencia.


Trataban las diferencias que deben hacerse en la forma, que in-
dicadas están, por las circunstancias especiales qua concurren en las
Antillas, á saber: la distancia de la metrópoli , la situacion geográfi-
ca, las naciones y colonias que las rodean, las relaciones mercanti-


ESTUDIOS POLÍTICOS.
315


les, la diversidad de razas, la institucion servil y la necesidad de es-
tinguirla.


Respecto de Cuba habian tenido presente con especialidad, su
proximidad á los Estados-Unidos, que son su principal mercado, su
inmediacion á Méjico, su estension y despoblacion relativa, la insu-
ficencia de sus comunicaciones interiores, lo accidentado de su terri-
torio y la gran riqueza mineral que contiene. Además, la estension
de sus costas, el gran número de sus puertos, la multitud de peque-
ñas islas que la circundan, el modo con que está distribuida la pro-
piedad, etc., etc.


Fundados en estas especialidades , proclamaban la necesidad im-
periosa de que las islas de Cuba y Puerto-Rico tengan medios efica-
ces de atender por sí mismas, con rapidez y pleno conocimiento de
todos los detalles de localidad, á sus peculiares asuntos y negocios,
y desenvolvian la idea fundamental emitida por los reformistas de
bubas islas, de establecer dentro de la unidad nacional las vorian-
tes de formas 6 sean las leyes especiales constitutivas.


En la hipótesis de que se organizaran en las Antillas las garan-
tías constitucionales de los derechos de aquellos españoles, proponian
los comisionados reformistas que, conforme á la letra de la Consti-
tucion vigente entonces y de las antiguas leyes de la monarquía,
se enunciasen en la siguiente forma con aplicacion. á Cuba y Puer-
to-Rico:


«1.° Todos los españoles nacidos ó residentes en Cuba y Puerto-
»Rico pueden imprimir y publicar libremente sus ideas sin prévia cen-
sura con sujecion á la ley. Se acepta, por ahora, la de imprenta vi-


»gente en la Península.
»2.° Todos tienen &l'echo de dirigir peticiones por escrito á las


»asambleas insulares, á las Córtes generales de la nacion y al rey.
»3.° Todos son admisibles á los empleos y cargos públicos, segun


»su mérito y capacidad.
»4.° Todo habitante de Cuba y Puerto-Rico tiene el derecho de


»ejercitarse en cualquier profesion, industria, arte y oficio lícitos, sin
»sujecion á agremiaciones ni trabas de ninguna especie, salvas úni-
»cemente las reglas que establezcan las leyes insulares, para el repar-
to de las contribuciones y para la policía y la salubridad pública.
»5.° Ta,mbien tiene derecho todo individuo residente en Cuba y




316 ESTUDIOS POLITICOS.


»Puerto-Rico para contratar, para adquirir, para que sea respetada y
»protegida su propiedad, así material corno intelectual, y para disponer
»libremente por contrato óiúltima voluntad de lo que allí haya llevado
»6 adquirido, todo con arreglo á las leyes.


»6.° Todos los españoles nacidos 6 residentes en Cuba ó Puerto-
»Rico estarán sujetos á los mismos códigos y á un solo fuero en los
»juicios comunes, civiles ó criminales.


»7.° Todos tienen el derecho de asociarse para objetos lícitos por
»medio de contratos formulados con arreglo á las leyes comunes.


»8.° Nunca podrá prohibirse ni impedirse á los ciudadanos el que
»se reunan desarmados, para discurrir pacíficamente acerca de los ne-
gocios públicos, con sujecion á las regias que determinará la ley.


»9.' Ningun habitante de Cuba ó Puerto-Zicopuede ser detenido,
»ni preso, ni separado de su domicilio, ni su casa allanada, sino en los
»casos y en la forma que las leyes prescriben.


»Si en circunstancias estraordinarias exigiese la seguridad públi-
ca la suspension temporal en cualquiera de las citadas islas, ó en


»parte de ellas, de la garantía constitucional consignada en el pár-
rafo anterior, no podrá determinarlo el gobernador superior sino de


»acuerdo con la junta provincial y la diputacion insular.
»Quedan proscritos en todos casos y á perpetuidad el desafuero,


»los tribunales especiales y las facultades omnímodas ó dictatoriales.
»10. Ninguna ley ni contrato podrá sujetar á servidumbre perpé-


»tua ni temporal á nadie que adquiera ó esté en posesion de la liber -
»tad en Cuba y Puerto-Rico.


»La falta de cumplimiento de los contratos de locacion de obras,
»prestacion de servicios, solo dará derecho á reclamar indemnizacion
»con'arreglo á las leyes comunes.


»11. Jamás se impondrá la pena de confiscacion de bienes, y nin-
»gun


habitante de Cuba ó Puerto-Rico será privado de su propiedad.
»sino por causa justificada de utilidad pública, y pi'évia la corres-
pondiente indemnizacion con arreglo á las leyes.»


Los comisionados exponian un régimen de gobierno , propo-
niendo, no solo las bases constitutivas, sino tambien las bases orgá-
nicas para esplicar todos sus pensamientos, que suscribieron de per-
fecto acuerdo, los Sres. D. Manuel de Armas, D. José Morales Le-
mus, D. José A. Echeverría, el conde de Pozos-Dulces, D. José J.


ESTUDIOS POLITICOS. 211


Acosta, D. Tomás Terry, D.. Nicolás Azcárate, D. Manuel de Ortega,
D. Francisco M. Quiñones, D. Agustin Camejo y D. Antonio Rodri-
guez Ojea. Se adhirieron al informe tambien, escepto en la parte en
que se piden diputados á Córtes, D. José Antonio Saco y D. Calisto
Bernal. Estos dos señores formularon voto particular, oponiéndose al
nombramiento de diputados á Córtes por la isla de Cuba.


Los señores comisionados Argudin, conde de Vallellano, Martinez
Valdivieso, Ruiz, Estéfani, Gonzalez Olivares, Vazquez Queipo, Ji-
menez, Usera, Gonzalez Corral, marqués de Manzanedo , Diaz Ar-
guelles y general Echeverría, contestaron aparte el interrogatorio
político y proponiau constituir para las islas de Cuba y Puerto-Rico
una representacion especial por medio de un consejo ó corporacion de
órden mixto, en que al lado de los diputados elegidos por las Antillas
en la forma que mas se aproxime á la usada en la Península para la
eleccion de los diputados á Córtes, pudiese nombrar la corona hasta un
número igual. de consejeros, los cuales formarían en esta corporacion
el elemento que representa el Senado en el juego de los Cuerpos co-
legisladores.


Este consejo debia reunirse en la córte al lado del gobierno. Ten-
dría las facultades de proponer en terna al gobierno la provision de
todos los destinos civiles y eclesiásticos de nombramiento real en
aquellos dominios, con esclusiou únicamente del gobernador ge-
neral.


Las otras bases, para las leyes especiales que proponían, eran que
no hubiese diferencia alguna entre los españoles que residiesen dentro
del territorio nacional.


El consejo propuesto Babia de ser oido necesariamente en todas las
reformas que tuviesen el carácter de generales; en la formacion de
los reglamentos que para llevarlas á cabo se creyese conveniente es-
tablecer; en la formacion de los presupuestos de ingresos y gastos, y
en todos los demás asuntos de aquellas provincias que por su natura-
leza fuesen objeto de algun proyecto de ley que el gobierno presen-
tare á las Córtes.


El ministro de Ultramar no podria adoptar medida alguna de ca-
rácter legislativo que no fuese votada por las Córtes y sancionada por
la corona.


La division territorial en la isla de Cuba ie haría en tres provin-




318 ESTUDIOS POLITICOS.


das, correspondientes á los tres departamentos actuales. Puerto Rico
lo estaria en dos.


' La isla de Cuba nombraría seis consejeros y la de Puerto-Rico
tres.


Cada provincia se subdividiria en distritos provinciales, y estos en
municipios ó ayuntamientos.


En cada provincia habria un gobernador civil, una diputacion
provincial compuesta de un número doble de individuos del de distri-
tos judiciales que abrace la provincia, un consejo provincial y una
administracion general de rentas.


Los ayuntamientos gozarian las mismas atribuciones y facultades
que los de la Península.


Cada ayuntamiento formarla en las Antilla un distrito electoral.
Las elecciones para diputados y consejeros se harian por todos los


electores de los municipios de las provincias.
Todo habitante libre de las Antillas podria imprimir y publicar


libremente sus ideas sin prévia censura, sin mas limitacion que en las
políticas, en las religiosas y en las sociales.


No se impondria jamás la pena de confiscacion de bienes.
No podría ser ningun habitante privado de su propiedad, sino por


causa justificada de utilidad pública, prévia la correspondiente in-
demnizacion.


No podria profesarse en las Antillas otra religion que la católica,
apostólica y romana.


Por lo ya narrado, se comprende que todos los comisionados, aun-
que mas ó menos avanzados eu sus ideas, condenaban el statv,-quo y
confesaban la conveniencia de las reformas, desde el momento que
proponian variaciones tan radicales en el régimen del gobierno vi-
gente en las islas de Cuba y Puerto-Rico.


En el espediente de la Junta de informacion que radica en el mi-
nisterio de Ultramar, constan, pues, todas las consultas que ne-
cesitar puedan los gobiernos para mejorar las condiciones polí-
ticas y sociales de las Antillas españolas. Allí existen proyectos
mas 6 menos avanzados, mas 6 menos radicales, pero todos ilustrados
y fundados en la ciencia, en la observacion y buen criterio de hom-
bres pensadores y peritos en la materia. Todas, ó casi todas las auto-
aidades en las cuestiones de Cuba fueron consultadas sobre las refor-


ESTUDIOS POLITICOS.
319


mas, y todas ellas han estado contestes en la innovacion que es indis-
pensable introducir en el régimen de gobierno de las Antillas.


El duque de la Torre, ex-regente del reino, en su informe dirigi-
do al gobierno en 10 de mayo de 1867, decia:


«El acuerdo de las Córtes de 1836 y el precepto constitucional
»de 1837, interpretado en la práctica, aunque otro fuese su sentido,
»por la negacion de todos los derechos políticos á los naturales de las
»Antillas, las medidas represivas que exageró el gobierno local de Cu-
ba, y el verdadero caos administrativo que sucedió á esa época y


»que con tau vivos colores ha descrito mi antecesor el marqués de la
»Habana en las dos Memorias que ha impreso, llevaron al colmo el
»descontento y la desesperacion, puede decirse, de casi todos los
»naturales de Cuba.»


Y mas adelante, en el mismo informe, despues de ocuparse de los
peligros ocasionados por las espediciones que . se formaron en los Es-
tados-Unidos contra el poder español en Cuba, añade:


«Conjurado ese peligro y calmadas las pasiones, empezó desde
»entonces á prepararse el espíritu de los cubanos para constituir el
»gran partido nacional en que, con el nombre de partido reformis-
»ta, se agrupan hoy todos, animados de esperanzas, que yo y mu-
chos, á, fuer de buenos españoles, hemos creido que debíamos alen-
tar, y que á mi juicio no debe desatender el patriotismo del go-
bierno.


»Figúraseme, continuaba el duque de la Torre, que conozco bien
»las tendencias de los cubanos; procuré atraerlos á mi amistad y oir
»sin prevencion sus quejas y sus aspiraciones; logré merecer aque -
»11a, lo digo con satisfaccion, y aun despues de mi salida de la Ha-
bana he seguido en constante comunicacion con muchos de sus


» hombres mas importantes, habiéndome dirigido una carta que per-
tenece al dominio público, en que se espresan sus votos y que está


»suscrita por todos los cubanos mas notables de todas las poblaciones
»de la isla. Pues bien, yo no he podido menos de reconocer, no pue-
do menos de decir hoy al gobierno de S. M. con la lealtad de mi ca-


» rácter;y á impulso del mas íntimo convencimiento, que las quejas
»de los cubanos son justas, que sus aspiraciones son legítimas, que




820 ESTUDIOS POLÍTICOS.


»no hay razon para que ellos, españoles como nosotros, no tengan
»prensa ni representacion ninguna en su gobierno, ni una sola de
»las garantías á que en la Península tenemos derecho; que no hay
»razon ninguna para que un gobierne militar y absoluto, desde los
»mas altos á los mas bajos grados de la escala, sea el único régimen
»de las Antillas, y que ahora es precisamente el momento, no lo ol-
vide el gobierno, de aprovechar las circunstancias internas y es-


»ternas que favorecen la reforma política, demandada con instancia
»por los españoles antillanos, y que es justo y conveniente otorgar-
»les sin tardanza.»


Los sucesos han venido á comprobar tristemente la exactitud de
estas apreciaciones del general Serrano, habiéndose dejado pasar
aquel oportuno momento de plantear las reformas reclamadas por
la opinion, sin interesar á los naturales de Cuba en los -asuntos gene-
rales de la patria y acallar tcdo motivo de descontento y de queja.


Pero aun era mas esplícito el duque de la Torre:
«En la reforma de las Antillas veo una cuestion de gran interés


»para la patria, decia, y estaré siempre dispuesto á tributar mis fer-
vorosos aplausos al ministro, cualquiera que sea, que tenga la glo-
ria de realizarla.»


Y se ocupaba á continuacion de determinar las diferentes refor-
mas, altamente liberales, que debian plantearse en la isla de Cuba.


No con menos precision y claridad se espresaba el ilustre y malo-
grado marqués de Castell-Florite en su informe oficial dirigido al go-
bierno en enero de 1867.


«Por lo que respecta á aspiraciones, decia el general Dulce, no es
»posible poner en duda que los esclavos desean ser libres; que los li-
bres de color ansían por irse elevando á la igualdad de los derechos


»civiles; que los blancos insulares claman por asimilarse á las demás
»provincias, salvas las escepciones que exijan las circunstancias de la
»suya; que esa opinion prevalece tambien, aunque no sostenida pú-
»blies mente, entre muchos peninsulares y canarios; que solo una frac-
»cion de aquellos y estos se pronuncian contra tal aspiracion, ya por
»espíritu de provincialismo, ya por temores exagerados, ya porque á
»su interés individual convenga el presente estado de cosas, ya en
»fin, y este es el mayor número, porque sin haber meditado, ni estar
»quizá en aptitud de meditar esta cuestion, siguen el impulso y las


ESTUDIOS POLÍTICOS. 321


»inspiraciones de aquellos de quienes dependen por su empleo y el er-
»dejo; que tambien están por el statu-quo no pocos de los empleados,
»por motivos demasiado óbvios para que sea necesario esplicarlo; y,
»por último, que los estranjeros de origen europeo son en general
»indiferentes á esas aspiraciones locales; mas no sucede lo mismo con
»los de procedencia americana, los cuales tienen simpatía por los in-
»sillares . »


Exponia seguidamente el general Dulce las bases para las refor-
mas que en su concepto debian plantearse, y deteniéndose en la cues-
tion negrera, decia:


«Son muy conocidos en la isla los armadores negreros, y además
»en la secretaría del gobierno superior civil existen datos relativos á
»todos los mas prominentes en esa odiosa especulacion, suficientes
»para no temer equivocaciones y seguir con plena conviccion moral
»la senda que en tan grave materia indican el buen sentido y las exi-
»gencias del interés público, única capaz de libertar á la isla de esa
»playa, que á la vez pone en peligro aquella importante provincia,
»impide el progreso moral de sus habitantes, y hasta compromete el
»honor nacional.»


Y mas adelante añadia:
«Los insulares y muchos de los peninsulares allí arraigados


»aspiran á la asimilacion con la madre patria, salvas las escepciones
»ó modificaciones que demanda la especialidad de sus negocios lo-
«cales y de su situacion.»


El general Dulce concretaba los puntos cardinales en que, en su
opinion, habrian de dirigirse las reformas para variar la situacion po-
lítica de Cuba y Puerto-Rico, y armonizarla con el resto de la monar-
quía, y con las tendencias de la civilizacion europea. Estos puntos, á
su ver, eran:


1.° Adoptar una serie de medidas que condujesen progresivamen-
te á la estiucion de la esclavitud.


2.° Variar el sistema de impuestos.
3.° Organizar el gobierno y administracion de las islas, en tér-


minos mas conformes á la marcha de las ideas y de la civilizacion, y
mas adecuados á las necesidades de aquellos países.


4.° Promover y favorecer la inmigracion blanca.
41







.22 ESTUDIOS POLÍTICOS.


5.° Propender á la amalgamacion de las razas, ó mejor dicho, á
la absorcion de la africana por la europea.


De estos puntos parten las consideraciones que tomaba en cuenta el
marqués de Castell-Florite para estender su informe, que, como el
del duque de la Torre y el del marqués de 0-Gavan, se halla en los
espedientes de la Junta de informacion, en el ministerio de Ultramar.


El marqués de O-Gavan formó el suyo en mayo de 1867, y en él
consigna estas notables palabras:


«La igualdad de obligaciones es forzosa consecuencia de la con.ce-
»sion de idénticos derechos. Las provincias ultramarinas pagan mu-
»cho mas que las peninsulares, atendida su poblacion respectiva: en
»esta se sabe que cada español contribuye á razon de 140 rs. 36 cén-
timos al año, cuando en Cuba, tomando en cuenta la poblacion libres


acada, habitante satisface 618 reales anuales.»
Y concluye su informe con este párrafo elocuente:
«¡Ojalá adquieran los cubanos y puerto-riqueños, como resultado


»de este interrogatorio, la rehabiiitacion que está en su maco otor-
ݒgarles, para que una sea la suerte, una misma la condicion social
»de todos los que se honran con el nombre de españoles!»


Que la mayor parte de los habitantes ilustrados del país recono-
cian la necesidad de las reformas, es una gran verdad que la han pro-
clamado todos los hombres de imparcialidad y juicio. El dia .20 de
enero de 1865 decia el duque de la Torre en el Senado:


«Me precio de hombre liberal y verídico, y diré: Que cuando he
»querido sondear en este punto (las reformas) la opinion de Cuba, he
»hallado que todos los que se dedican al tráfico negrero son opuestos
»á toda reforma; que muchos peninsulares quieren el stalú quo, y
»que algunos hijos del país no quieren que haya diputados. Pero,
»¿quiere decir esto que la mayoría piense así? Pues yo digo que no;
»que la mayor parte de los habitantes ilustrados del país reconocen la
»necesidad de las refo•mas.»


El marqués de la Habana, en la página 352 de Sus Memorias,
enumerando los elementos que se oponen á la union de todos los ha-
bitantes de Cuba, se espresa en estos términos:


«El otro elemento, de que pueden seguirse no menores males, es
»el patriotismo desatado, pero falto de sinceridad de algunos, que




»bajo
apariencia de aquel sentimiento aspiran á cierto influjo


ESTUDIOS POLÍTICOS. 323


»para hacer triunfar bastardos é ilegitimes intereses... Toda la con-
»sideracion que merece hasta la exageracion el sentimiento nacional,
»debe desaparecer tratándose de los que pretenden especular en. pro-
»veclzo propio con ese sentimiento, porque tanto ó mas dalo hacen d
»España estos y los malos funcionarios públicos, que los que abierta-
»mente conspiran contra el gobierno.»


El conocido jurisconsulto catalan, D. Ramon Yust, publicaba:
«El dio eia que España dijera á los cubanos; podreis elegir libre-


»mente los que hayan de administrar vuestros municipios y vuestras
»provincias; podreis escribir sin previa censura y con sujecion á las
»prescripciones de la ley general; nadie podrá atentar contra vuestra
»seguridad personal, sino con arreglo á !as leyes, ¿qué razon, qué
»pretesto quedaria á los enemigos de España para exaltar las palio
»nes, para hacer un llamamiento á la dignidad, al amor propio de los
»cubanos?»... ('Decís que sofocareis las conspiraciones, que ahogareis
»la revolucion, que vencereis. iSiempre la fuerza! ¿No sabeis que no
»hay nada mas débil que la fuerza segun confesion de Napoleon I,
»el hora' re mas fuerte del mundo? Los mejores, los verdaderos go-
biernos, no son los que logran sofocar, los que legran comprimir las


»revoluciones, sino los que saben reprimirlas y evitarlas. Sofocar una
»revolucioa es la obra de la fuerza, prevenirla es la obra de la idea,
»del pensamiento. Para sofocar una revolucion es necesario el derra-
mamiento de sangre; para prevenirla basta satisfacer los deseos jus-
tos de los pueblos. La sangre derramada llega á ser sangre de már


»tires, permanece siempre presente á la vista de los que sobrevivie-
ron; es sangre que no intimida, sino que alienta; porque la historia


»ha enseñado que sobre los cimientos de los cadalsos se, levantan los
»pedestales de las estatuas, y que á los carteles infamatorios suceden
»las honrosas y doradas inscripciones.»


Seria interminable nuestra tarea si fuésemos á enumerar todo lo
que han escrito distinguidísimos publicistas españoles á favor de las
reformas, desde el gran Quintana, redactor del manifiesto que el Con-
sejo de regencia de España é Indias dirigió desde la isla de Leon el
1.4 de febrero de 181.0 á los americanos españoles, anunciándoles su
representacion en las Córtes nacionales, y decia:


«Desde este momento, españoles americanos, os veis elevados á la
»dignidad de hombres libres; no sois ya los mismos que antes, en-




324 ESTUDIOS POLITICOS.


»corvados bajo un yugo mas duro, mientras mas distantes estabais
»del centro del poder, mirados con indiferencia, vejados por la codi-
cia y destruidos por la ignorancia. Tened presente que al pronunciar


»ó al escribir el nombre del que ha de venir á representaros en el
»Congreso nacional, vuestros destinos ya no dependen ni de los mi-
nistros, ni de los vireyes, ni de los gobernadores, están en vuestras


»manos.»
Quintana fué el autor de este documento, hemos dicho, y lo sus-


cribieron los eminentes patriotas D. .Tavier Castaños, presidente del
Consejo de regencia, D. Francisco de Saavedra, D. Antonio Escaño y
D. Miguel de Lardizabal. Hoy, si vivieran, serian los intransigentes
capaces de llamarlos malos españoles.


Pero ¿á qué ir tan atrás? ¿Acaso recientemente no han alzado su
voz en el Congreso y en el Senado de la nacion á favor de las refor-
mas oradores tan importantes como Pastor, Olózaga, Seijas Lozano,
Rivero, Ortiz de Pinedo, Lopez Dominguez y otros muchos? ¿Y el
eminente orador de la union liberal D. Augusto Ulloa, director que
ha sido del departamento de Ultramar y varias veces ministro, que
es sin duda el hombre político mas conocedor y mas inteligente en las
cuestiones de Ultramar, no pronunció en el Congreso de los diputa-
dos en la sesion del 26 de mayo de 1865 un discurso elocuente y pre-
visor, que entraña por sí solo todo un curso de la historia colonial
cubana?


«Voy, decia el Sr. Ulloa, á dirigir algunas observaciones gene-
rales al Congreso de señores diputados y al digno señor ministro de


»Ultramar preguntándoles si creen que los esfuerzos que la adminis-
»tracion central ha hecho en el siglo actual para llevar á la isla de
»Cuba una ilustracion á la altura de los pueblos mas adelantados de
»Europa, para ponerla en contacto con el orbe mercantil, para des-
»arrollar por todos los medios imaginables su privilegiada riqueza
»deben venir á dar por resultado la carencia perpétua de derechos
»políticos, y la inseguridad de la mayor parte de los derechos civiles.
»Cuando una metrópoli ha querido mantener á un territorio, próximo
»ó lejano, dentro de ciertas condiciones represivas, no ha fundado uni-
versidades ni colegios, no ha abierto sus puertos al comercio del


»mundo. no ha impulsado sus obras públicas, no le ha puesto en el
»pináculo del progreso material, porque ha sabido que á tal grado de


ESTUDIOS POLÍTICOS. 325
»adelanto, á tal grado de prosperidad no le basta satisfaccion de las
»necesidades físicas, sobre todo perteneciendo á una nacionalidad que
»tiene una vida y una libertad política, y teniendo al lado una atrae-
»don tan poderosa y tan deslumbradora como la de los Estados-
»Unidos.


»El absolutismo, señores, era mas consecuente. Buenas ó malas,
»las instituciones de la madre patria eran las instituciones de nues-
tras provincias lejanas. ¿Por qué el régimen liberal se ha manifes-
tado tan desconfiado y receloso? Enemigo yo de ese sistema llamado


»inglés, que creo que es el primer paso para la emancipacion de las
»colonias, deseo que se vayan asimilando nuestras provincias de Amé-
»rica al régimen de la metrópoli, hoy mucho .:nas practicable que au -
»tes por las grandes facilidades de gobierno y administracion que la
»ciencia ha cdlocado á nuestro alcance. Dije antes y repito ahora que
»el gobierno español tiene mas medios hoy para regir directamente á
»las provincias de Cuba y Puerto-Rico que tenia hace treinta años
»para administrar las Canarias, que se han considerado siempre como
»parte integrante del pueblo español, con todas las ventajas que á
»este correspondian. No pido, sin embargo, que se haga en el mo-
mento una reforma radical y completa en esta parte, sino una refor-
ma que sea fruto del estudio y la esperiencia; pero me permito ob-
servar, recordando á. los señores diputados el ori gen y el principal


»fundamento de las instituciones parlamentarias, que nosotros impo-
nemos, que el gobierno impone anualmente 30 millones de duros de


»contribucion á Puerto-Rico y Cuba, sin que tengan en ello la me-
nor intervencion el 1.100.000 habitantes blancos que los pueblan.


»Me permito observar tambien que lo que estoy aquí diciendo, tal vez
»lo que me conteste el señor ministro de Ultramar, puede ser objeto
»de la censura política en la isla de Cuba y Puerto-Rico. Yo pregunto
»á los señores diputa los : una situacion de esta naturaleza, ¿puede
»continuar por mucho tiempo? En vista de los sucesos que han pa-
sado recientemente, y de los que sobrevendrán en medio del movi-
miento de los pueblos americanos, cuando de tal manera se desarro-
lla el progreso en el mundo, ¿es posible que quepa en el pensamien-
to de nadie que puedan permanecer indefinidamente las cosas en el


» estado que hoy tienen y sin que llevemos pronto las reformas po-
sibles, las reformas oportunas á aquellos países? Esto, señores, lo




326 ESTUDIOS POLÍTICOS.


»dejo á la conciencia del Congreso y á la conciencia del gobierno.»
Con esta cita terminaremos los apuntes que hemos creido conve-


niente exponer sobre la reforma política, y adelantaremos nuestra re-
seña de la junta de informacion en la parte que se contrae á la refor-
ma social.


La junta en su sesion de 1.° de marzo y á mocion del Sr. D. Luis
María Pastor, nombró una comision para proponer los medios de abo-
lir la esclavitud en ámbas islas, compuesta de los Sres. Olivares,
Echeverría, marqués de Manzanedo, Ojea, Zeno, Ruiz Bélvis, Jime-
nez, Ortega, Argudin y Terry.


Se presentaron las bases de un plan para la emancipacion de la
esclavitud en Cuba, que suscribieron los Sres. Ojea, Azcárate, Eche
verría (José Antonio), Castellanos, Morales Lémus, Angulo, el conde
de Pozos-Dulces, Ortega, Cainejo y Bernal. D. Tomás Terry antepo-
nia á su firma algunas salvedades que hacia, y los comisionados por
Puerto-Rico se adhirieron completamente al informe.


Para el plan de emancipacion gradual, por coartaciones sucesi-
vas, otorgaeas como actos de gracia ó beneficencia pública, en sor-
teos ó loterías anuales, segun los términos que exponia, la comision
referida, fijaron estas bases:


«La Supresion positiva de la trata africana.
»2." Declaratoria de que desde el dia de la publicacion de la ley


ano nacerán esclavos en Cuba, esto es, que son libres todos los que allí
»vean la luz. Los hijos de esclavos quedarán bajo el patronato de los
»señores de sus madres hasta los diez y ocho años si fuesen hembras,
»y hasta los veintiuno si varones; conforme á las reglas que acuer-


den las corporaciones competentes de la isla.
93." Declaratoria de que nunca podrá ser reclamado como siervo


»el que no aparezca anotado en el censo ó registro que de ellos se
»formará al promulgarse la anterior declaracion , y por consiguiente
»desde aquel dia. adquirirá su libertad todo el que pise el territorio
»cubano, sea cual fuere el modo con que arribe á sus playas , y aun
»cuando proceda de países esclavistas.


»4. a Declaratoria de que no se aceptará ni decretará ningun plan
»de emancipacion, sin que se asegure la equitativa indemnizacion
»los poseedores de los esclavos.


»5. a Declaratoria de que tampoco se decretará ningun plan de


ESTUDIOS POLÍTICOS. 321


que precisamente se oiga á las corporaciones insulares,
bliriecen conforme hemos propuesto, ó al país, del modo mas»si se esta
sposible, fijándoles, no obstante, un plazo para sus informes, y


»advirtiéndoles que la emancipacion es cosa resuelta y solo se busca
»el modo mas acertado de realizarla sobre las bases presentes.


Autorizaeion al gobierno de la isla para que establezca ó per-
»mita establecer en la Habana un Banco de depósitos, préstamos y
»descuentos, y de crédito hipotecario y agrícola, facultado para emi-
tir billetes y bonos con plazo é interés al portador, y para crear su -


»cursales en todos los pueblos de la isla que se estime conveniente.
»7." Que se ponga allí inmediatamente en vigor la ley hipotecaría


»de la Península, con las modificaciones que recomiendan las especia-
lidades de aquella Antilla.»


En seguida venia el proyecto en que habian llegado á fijarse los
comisionados, siempre salvando el que sus ideas no tenian otro obje-
to sino que fuesen examinadas y discutidas, y que, sin la audiencia
del país, no seria justo ui conveniente aceptar, ni mucho menos de-
cretar, proyecto alguno de emancipacion.


Con la pi esentacion de este proyecto quedó terminada la Junta de
conferencias, cuya Ultima sesion se celebró el dia 27 de abril. En ella
hubo largos y calurosos debates, y se acabó de leer el informe sobre
esclavitud, presentado por el grupo reformista cubano. Terminada la
lectura, fué aceptado el informe por una gran mayoría, en la cual se
hallaba incluso buen número de personas pertenecientes al grupo an-
ti-reformista.


Despues de *acordarse un voto de gracias al presidente y á los se-
cretarios de las conferencias por la exactitud con que habian sido fie-
les intérpretes de todos los detalles de la discusion, llegó el señor mi-
nistro de Ultramar, D. Alejandro Castro, y usando las mas ga-
lantes frases sobre la manera noble é ilustrada con que los comi -
sionados habian desempeñado sus cargos, pronunció las palabras á
que ya nos hemos referido con anterioridad, terminando con estas
otras:


»Me propongo leer y meditar todos los informes que se han eva-
cuado; mis intenciones son las mejores y procuraré hacer todo el


»bien posible á las Antillas




328 ESTUDIOS POLÍTICOS.


»Si en las reformas hasta ahora realizadas no he hecho cuanto
»habeis propuesto y pedido, es porque mi gobierno tiene que medir
»mucho todos sus pasos; pero no dudeis que mis intenciones son las
»de llegar hasta el fin


»Espero, señores. que las Antillas alcanzarán las ventajas y be-
neficios á que son acreedoras, ejercitando sus derechos políticos por


»medio de un consejo especial electivo, reunido en esta córte.»
Tomó la palabra el presidente de las conferencias, Sr. Olivan, pa-


ra contestar al ministro de Ultramar, y dijo:
«Como órgano de los comisionados, y como intérprete de lo que


»estos en varias ocasiones me han manifestado, doy á V. E. las gra-
cias, porque nos dijo la verdad y la ha cumplido , al asegurarnos


»cuando se inauguraron las conferencias, que se daria á los señores
»comisionados la mas ámplia libertad para espresar sus opiniones;
»todos ellos se han conducido como cumplidos caballeros, y nada pite-
»do decir respecto á su ilustracion y patriotismo, pues consignado es-
»tá en sus informes, en los cuales si bien es cierto que no han adula-
»do al gobierno, tampoco lo han denostado; tengo, sí, la satisfaccion
»de poder decir que aunque se han espresado opiniones contrarias,
»todas tienen algo de comun en el fondo, y que en la cuestion de es-
clavitud la opinion de la mayoría es la misma que acaba de oirse en


»boca de V. E.; por lo demás, todos han creido muy conveniente que
»el gobierno supremo tenga en Madrid medios de ilustrarse sobre las
»cuestiones de Ultramar; pero la opinion que ha obtenido mayoría y
»la que ha sido mas y mejor razonada es la que desea que ese medio
»consista en la representacion en Córtes de las Antillas.»


El señor ministro contestó:
«Veo que no he acertado á esplicarme, y que sin duda se ha


»creido que el gobierno piensa limitarse á lo expuesto, y privar á los
»habitantes de Cuba del ejercicio pleno de sus derechos políticos.
»Atribuyo á esto el mal efecto que veo han producido mis palabras, y
»para disiparlo tengo la mayor satisfaccion de esplicar que muy lejos
»está del ánimo del gobierno privar á Cuba y Puerto-Rico del ejer-
cicio del mas mínimo de sus derechos; y por lo que á mí respecta,


»antes habria consentido eu quemar mis labios con v en ltierl.o can-
»dente, que eu pronunciar tales palabras. Lo que he querido decir es
»que, no pudiendo organizarse de súbito las Antillas para esa tras-


ESTUDIOS POTJTICOS.
229


»forraacion, mientras se verifica y para realizarla, desearía el gobier-
»no tener á su lado una asamblea de hombres ilustrados, elegidos
»por el país, que le ilustrase y le propusiese los medios de llegar mas
»fácil y prontamente á aquel fin.»


Manifestando el ministro que siempre que los comisionados tuvie-
ran algo que comunicarle, beneficioso para las Antillas, se dirigieran
á él con toda franqueza de palabra ó por escrito, y que cuando dejase
de ser ministro contasen con él en el Parlamento, quedó terminada la
sesion última de la junta de informacion.


Antes de concluir este capítulo, deseamos espresar los motivos
principales que expuso D. José Antonio Saco en su informe, para
oponerse á que viniesen diputados ultramarinos á las Córtes..


D ecia Saco que uno de los requisitos mas esenciales para la forma-
cion de buenas leyes, es que el legislador conozca perfectamente las
necesidades del pueblo para quien legisla, que los legisladores que
componen las Córtes no tienen los conocimientos necesarios acerca de
las Antillas españolas, y que no tendrian prestigio ni autoridad en
Cuba y Puerto-Rico unas leyes dictadas por diputados que ignoran
las materias de que tratan. Sobre que los diputados ultramari-
nos podrian ilustrar á las Córtes en la confeccion de esas leyes, creía
el comisionado por Cuba que en medio de las pasiones con que ae
combate en la arena parlamentaria, no seria escuchada con serena
imparcialidad la voz de los representantes de Puerto-Rico y Cuba,
que seria ahogada por la formidable oposicion que encontraria en el
Congreso muchas veces, pues que el número de diputados de aque-
llas dos islas, siempre seria insignificante respecto al de los diputados
peninsulares.


Admitía Saco la mejor intencion en los diputados peninsulares,
pero ni aun así creia que podria vencerse ni subsanarse el vicio ca-
pital de que adolecerían las leyes para Ultramar; porque estas, ó se-
rian propuestas por los representantes de las Antillas, en cuyo caso,
si fuesen votadas por una mayoría del Congreso, se podría afirmar
que esa mayoría no Labia procedido con verdadero conocimiento y
con íntima conviccion de que era justo y saludable para las Antillas
lo que Babia votado, ó serian propuestas por el gobierno, y las vota-
ría una mayoría del Congreso,. que no seria mas que un instrumento
ciego en manos del gobierno, y aunque no faltaran diputados anti-




ESTUDIOSPOLÍTICOS, 331


f


380 ESTUDIOS POLÍTICOS.


llanos que las combatiesen, como el gobierno habia de tener siempre
en el Congreso una mayoría, so pena de caer ó de disolver las Córtes,
esas leyes serian votadas.


Exponia Saco ta.mbien que los intereses de las Antillas sufririan
gravemente, enviando diputados á la metrópoli, porque los asuntos
peculiares á esta, que pesan sobre las Córtes, son tantos, de tau dis-
tinta naturaleza y de tanta urgencia, que no se pueden resolver con
la prontitud y oportunidad que el bien público reclama, y que no
puede el Congreso volver sa atenciou á los negocios ultramarinos
que sobre no conocer, los' considera de mucha menos importancia
que los que se agitan en la Península; y que, por consiguiente, es-
perimentarian los asuntos mas vitales de aquellas idas uu retardo
funesto.


Otra razon, y que por cierto nos es muy doloroso que la baya
producido el Sr. Saco, es que habria diputados antillanos que, olvi-
dándose de sus- deberes, convertirian la diputacion en personal
aprovechamiento. Nimia é injusta nos parece esta razen, y la com-
bate el proceder y el patriotismo de todos los representantes ultrama-
rinos que han tenido el honor de sentarse en los escaños del Congre-
so, lo mismo en la época de diputacion de Saco, como en la actual
generacion, y cualesquiera que hayan sido sus ideaspolíticas, han sa-
bido presentarlas y defenderlas con energía, nobleza y patriotismo.
Suponiendo que viniera al Congreso alegan diputado cubano ó puer-
to-riqueño que convirtiese su mision importante ea aprovechamiento
personal, ese., ó los muy pocos que eso hicieren, serian una triste es-
cepcion que no disminuria la importanc53, del trabajo de sus demás
compañeros.


Decia además el Sr. Saco que el llamamiento de diputados ultra -
marinos á las Córtes falsearia en las Antillas el sistema repreenta-
tivo, porque si en España pueden ejercer fácilmente el derecho de di-
putacion todos aquellos á quienes lo otorga la ley, en Cuba y Puerto-
Rico no podrán practicarlo muchos de los mismos á quienes ella lo
concede. Se refiere á la distancia en que se encuentran les Antillas de
la metrópoli y á los gastos que ocasionan los viajes, circunstancias
que podrian hacer vincular solamente en las personas ricas la repre-
sentacion de las Antillas.


Es de grande importancia en el sistema representativo, segun el


Sr. Saco, la reeleccion de diputados, por los conocimientos y hábitos
parlamentarios que estos adquieren, y que las Antillas carecerian de
esta ventaja si enviasen representantes á la metrópoli, porque la re-
eleccion envolveria la necesidad de una permanencia perpétua en la
córte ó la difícil tarea de hacer mas penosos los viajes pasando y re-
pasando los mares.


Tampoco está conforme Saco con el plan de que, existiendo legis-
laturas en las Antillas, estas envien diputados á las Córtes para que
tomen parte en los asuntos de Cuba y Puerto-Rico que se rocen con
los generales de la nacion. Ese plan mixto de legislaturas en las pro-
vincias y de diputados en la metrópoli supone que la potestad legis-
lativa de aquellas se dividiria en dos partes: una permanente allá, y
otra acá, ocupándose la primera esclusivamente en los asuntos loca-
les, y la segunda en los asuntos generales, y de. esas dos partes la de
las Antillas seria la mas débil.


A pesar de la reconocida autoridad que en la política ultramarina
tiene elilustrado D. José Antonio Saco, la mayoría de los diputados de
Cuba y Puerto-Rico acordaron contestar el interrogatorio político, so-
licitando corporaciones insulares, autorizadas para deliberar, acordar
y proponer todo lo concerniente á sus negocios locales, y que esto no
impedia, antes por el contrario, facilitaba que los negocios tga nerales
de la naciou, esto es, aqnellos de interés comun á todas las provin-
cias, se traten en el Congreso general, en que al efecto estén repre-
sentadas, de la misma manera que en las demás partes integrantes
de la monarquía.


Al argumento de ¿á qué enviar diputados que vendrian á la córte
para contaminarse é intrigar para conseguir empleos? contestaron los
comisionados que, si hubiera de atenderse, eecluiria todo sistema de
gobierno, porque en todos se necesitan funcionarios y en todos cabe
tambien que la debilidad humana se deje arrastrar por malas pa-
siones.


No puede prescindirse de los diputados, sin faltar á la justicia y
debilitar los vínculos de la nacionalidad, y por muy alto que sea el
concepto en que tenemos el talento y los conocimientos del Sr. Saco
hubiéramos Suscrito siempre el informe de la mayoría de los comi-
sionados.




ESTUDIOS POLÍTICOS. 333


XVII.


Trabajos de los antireforatistas.—Fundacion del periódico La Reforma.— Po-;éinicas entre periódicos ma drileños.--Sistema de administracií.n y gobierno
en las colonias inglesas y francesas.—Viaje del autor al Can.adá.—Noinbra-
miento del general Lersundi para Cuba.—Su política.—Eigeneral Manzano.
—Segunda época del general Lersundi.—Poli.tica en la Península.—Revolu-
cien de setiembre de 1868.


En el 1,rio de 1866 se consideraban vencidos en su política los an-
tireformistas de Cuba y hacian esfuerzos supremos para librar á su
partido de una total derrota.


El director de La Prensa de la Habana, D. Juan Perez Calvo,
que militaba entonces en las filas reformistas, era el centinela avan-
zado que estos tenian en Madrid, encargado de seguir el movimiento
de los hombres políticos que se agitaban en la córte contra el general
Dulce y los patrocinadores de las ideas reformistas.


La Reforma, que al fundarla los antireformistas de la Habana se
le puso caprichosamente este título, cuando iba á combatir las que se
solicitaban para Cuba y Puerto-Rico, se esforzaba en sostener la in-
conveniencia de dichas reformas, patrocinando, sin embargo, algunas
administrativas y económicas.


Los diarios madrilejoa La Política, La Epoca, El Reino, Las No-
vedades, La Soberanía Nacional y algunos otros defendb-i u la causa de
los reformistas, comprendiendo la imposibilidad de escluirá las Antillas


del movimiento universal de progreso y sujetarlas á un régimen co-
lonial vejaminoso, cuando por su posicion topográfica están al con-
tacto de países gobernados por el sistema mas liberal del mundo,
donde no se comprende que haya pueblos que, cumpliendo sus debe-
res, no ejerzan tambicu sus derechos políticos.


A la campaña emprendida por La Reforma, saliéronle al en-
cuentro los periódicos ya mencionados, y La Política, particularmen-
te, rompió mas de una lanza, dejando mal trecho al órgano antire-
formista. Encastillado este en las reformas administrativas y econó-
micas que, segun su criterio, debian preceder á la coucesion de de-
rechos políticos á los habitantes de las Antillas, le contestaba La Po-
lítica que, de las reformasque habia indicado, unas estaban hechas,
otras eran incomprensibles, y otras no podiau realizarse en mucho
tiempo, y s...; hacian mejor á posteriori que d priori; agregando que
La Reforma-debiera combatir la.; objeciones de La Política, ó con-
venir en ellas, en vez de eludirlas con generalidades como la de crear
la provincia y el censo, difundir y regularizar el ejercicio de los de-
rechos municipales, estender la instruccion pública, variar los aran-
celes y remover otras trabas que se oponen al desarrollo de la agri-
cultura; reformas sin las cuales creía imposible La Reforma pensar
en derechos políticos.


¿Cómo habla de negar resueltamente este periódico lo convenien-
te que hubieran silo las reformas políticas eu Cuba y Puerto-Rico, si
la opinion pública en esas islas, en España, en América y en toda
Europa era ca •.i unánime, en el sentido de no ser posible, ni justo,
ni conveniente, retardarles á los habitantes de las Antillas el ejer-
cicio de sus derechos? Pretender eso -La Reforma, hubiera sido que-
rer cubrir los rayos del sol con un dedo, y ese periódico y sus amigos
comprendían que no debian e£ponerse á un naufragio evidente contra
la corriente formidable de la opinion pública, y evadian su empuje,
acorazándose dentro de algunas reformas administrativas y económi-
cas, y dejando las políticas relegadas ad Italen,das grecas.


Con este motivo, decia el ilustrado diputado conservador, Ortiz de
Pinedo, que ,efcriterio político, indivisible, único, con que debian
tratarse las cuestiones aquende y allende los mares, le enseñaba que
lo que era bueno, justo y obligatorio en la Península, debia aplicarse
á las provincias de Ultramar.




ESTUDIOS POLITICOS.


Decia La Reforma, de buena fé sin duda, que era necesario pen-
sar en estender la instrnccion pública en Cuba y Puerto-Rico antes
de pensar en reformas políticas, corno si no fuese notorio que llevan
ventajas en el concepto de ilustracion esas provincias á todas las de la
Península.


Eso debian saberlo los autirefornaistas, corno sabiau tambien que
las naciones europeas que conservan territorios, provincias ó Estados
en América se han apresurado desde hace muchos años é modificar en
un sentido civilizador, liberal, de verdadero progreso, las relaciones
con sus antiguas colonias, sustituyendo al anticuado sistema de do-
minio y explotacion el de administracion y gobierno. Francia misma.,
la nacion mas apegada al viejo sistema, al aumentar las atribuciones
de los consejos generales establecidas en las islas de la Reunion,
Guadalupe y Martinica, las facultó para arreglar ellas mismas los
impuestos y aduanas, é investidas .tambien con el derecho de votar
sus gastos, han contraido la costumbre de administrarse con econo-
mía y pureza.


Al principio liberal deben su prosperidad las colonias inglesas , é
Inglaterra se considera cada vez mas satisfecha de la uplicacion de la
libertad política y comercial á sus dominios de Ultramar. Instituyen-
do en la mayor parte de las referidas colonias parlamentos locales, que
forman sus presupuestos y deciden de todos los negocios, han estre-
chado los lazos entre sus colonias, tan estensa.s y lejanas, como Aus-
tralia y Canadá, llevando allí y consolidando entre todos los natura-
lesdel país el amor á la nacionalidad inglesa.


El año de 1869, que visitamos el Canadá, acompañados de un dis-
tinguido viajero Mr. Thomas Carey, que reside en la isla de
-5;514..;ht, nos pudimos convencer del cariño acendrado, sincero, que
profesan los habitantes de los bien cultivados campos y poblaciones
florecientes del Canadá á su metrópoli. Al saludarlos nuestro amigo
é interrogarlos sobre el .fenianismo, que en vano habia tratado de lle-
var allí la mala semilla de perturbacion revolucionaria, no hubo uno
que no se produjese con indignacion en contra de los fenianos y que
no exclamase con verdadero entusiasmo: God save the queen!


Y . cuando esto decimos , no es porque creamos aplicable el sis-
tema autonómico del Canadá á las provincias ultramarinas españo-
las, 'por mas que en 1869, y ya trataremos de esto mas adelante, era


ESTUDIOS POLíTICOS.
315


la opinion favorita que predominaba en Cuba. Todavía el año de
1869 hubiera podido pensarse y discutirse el sistema autonómico-
para las Antillas; pero despues de una guerra civil encarnizada de
cuatro años en que habrán perecido, por una y otra parte, mas de
cien mil personas, cuando tanto se han exacerbado las pasiones,
cuando tantas desgracias han ocurrido, no es posible pensar con
seriedad en un sistema que, aun aceptado de buena fé por los habi-
tantes de las Antillas; quitaria á España completamente su fuerza
para retener esas islas dentro de su bandera, y poco tiempo pasa-
ria sin que &gua nuevo conflicto hiciese reaparecer otra revolucion
separatista que no podria entonces dominar España.


Pero si esto es cierto, ¿quién duda que tambien lo es que domina-
da que sea la actual insurreccion, las reformas políticas serán tan
reaccionarias é indispensables entonces para el sosiego y tranquilidad
futuros de las Antillas, como lo fueron antes de la insurreccion para
haberla evitado?


Pero abandonando esta digresion, volveremos al periódico La Re-
forma que combatia las de carácter político que se solicitaban para
las Antillas y que pedia algunas económicas y administrativas, cal-
culando que con esas discusiones, que durariatt la vida de otra gene-
racion, se jaquearia la obra de los reformistas, muy adelantada por
cierto, merced al apvo liberal que le prestaron los ilustres genera-
les Serrano y Dulce.


Para La Refniroza, la asimilacion era irrealizable, quimérica, una
generosa utopia. La Constitucion especial un delirio y un medio
de hacerse independientes, y solo existia , para el criterio de ese pe-
riódico, una via de salvacion: las leyes especiales ofrecidas en la
Constitucion de 1837, y siempre aplazadas.


La Política contentaba todos y cada uno de lusartículos de La Re-
forma aun á riesgo de que se le indigestasen sus embuchados (1).


No bastando ya la; habilidad del periódico La Reforma para con-
tener la corriente reformista, pensaron los partidarios del statu quo
en aumentar sus fuerzas atrayendo á su. bandera al nuevo capitan ge-
neral que se nombrara para Cuba. De aquí el que trabajasen con tan-
•ta insistencia para el nombramiento de D. Francisco Lersundi, una


(1) Así llamaba LaReforsns á los trozos de sus artículos,




826 ESTUDIOS POLíTICOS.


comision que vino á
-Madrid, segun ya hemos dicho, con esa idea


especial.
Poco, muy poco hemos de ocuparnos de la primera época del


gobierno del general Lersundi. Hemos dicho que nuestro propósitob
al escribir este libro no era formular acusaciones, sino narrar los su-
cesos, y si nos fuere posible reparar desgracias, cicatrizar heridas y
calmar dolores, y perseverando en él, no hemos de ocuparnos de la
camarilla de que siempre estuvo rodeado ese general ni atravesar por
la densa atmósfera que le formaron los Mestre, Cevallos, darquez de
Sar, y tantos otros, que lo tenian como acaparado é incomunicado en
Guanabacoa y en Marianao, á fin de que no se penetrara de abusos
que como en ninguna otra época tenian lugar en las esferas oficiales.


El general Lersundi llegó á la Habana. merced á la influencia de
ciertos hombres refractarios á toda idea de concesiones liberales para
las Antillas, y claro está que habia de continuar avasallado al crite-
rio de sus protectores. Lo comprendió así el país desde los primeros
momentos de su llegada.


El comité reformista que se reunía en casa del Sr. O-Farrill
durante las administraciones de los generales -Serrano y Dulce,
supo por ciertas palabras del avala churria' del general Lersundi,
hoy brigadier carlista, D. Vicente Dia z Cevallos, que era peligroso
continuar reuniéndose, y acordó disolverse el comité y retraerse á sus
casas. Gran descontento produjo esta-resolucion en 'el país, porque
espresaba que, una vez mas, se perdian las esperanzas de reparador' y
de justicia que con tanto acierto hicieron concebir los últimos ante-
cesores de D. Francisco Lersundi.


Pocos meses duró este en el mando de la isla de Cuba, y fué nom-
brado para sucederle, con sorpresa de muchos, el general D. Joaquin
del Manzano, hombre honrado y digno, pero sin la talla ni los cono-
cimientos necesarios para desempeñar un puesto tan importante como
lo es el de capitan general de las Antillas.


Supeditado al brigadier Llorente, persona de reconocida capaci-
dad, pero hombre de pasiones vehementes, y enemigo irreconciliable
de los hijos de América, se veia en el general Manzano la débil pan-
talla que habia de cubrir y patrocinar las disposiciones de su mentor
político. Aparte de esto, el general Manzano, con sus condiciones de
pundonoroso caballero, tenia bastantes simpatías en el país, y hasta


rsruntos POIATIC011. :32'7


creemos que se hubiese pronunciado en favor del sistema conciliador
de los generales Serrano y Dulce, y prescindido del brigadier Lloren-
te, si la muerte no le hubiese sorprendido á los pocos meses de su lle-
gada á la Habana.


Esta vacante produjo por segunda vez el nombramiento de don
Francisco Lersimdi para el gobierno superior de la isla de Cuba.


La política fermentaba en España, y se fraguaban las conspira-
ciones que estallaron mas tarde é hicieron rodar la dinastía de los
Borbolles. Con D. Francisco Lersundi en la Habana, y D. Carlos Mar-
fori en Madrid de ministro de Ultramar, con el destierro de los gene-
rales Serrano y Dulce á Canarias, se comprende fácilmente la tene-
brosa situacion por que pasaba la isla de Cuba. No se intentaba si-
quiera mover del lecho de polvo en que yacían los espedientes de la
junta de informacion que encerraban los deseos y las esperanzas de
los cubanos.


Todo lo mas importante que se le ocurrió hacer al ministro Marfo-
ri, fué el empréstito dado á luz por primera vez en la Gaceta de 19
de marzo de 1868, por cuyo motivo se le denominó el empréstito de
San José, empréstito llevado á cabo en silencio hasta su realizacion,
prescindiendo del concurso de las Córtes, á pesar de que el ar-
tículo 36 de la Constitucion, vigente entonces, dice que las leyes so-
bre contribuciones y crédito público se presentarían primero al Con-
greso de los diputados, y cuando el 79 tambien añade que se ne-
cesita igual autorizacion que la de la ley de presupuestos ú otra
especial, para tomar caudales á préstamo sobre el crédito de la na-
cion.


Puede suponerse que prescindió del concurso de las Córtes el se-
ñor Marfori, por espresar el art. 80 de aquella Constitucion que las
provincias de Ultramar serian gobernadas por leyes especiales, no-
siendo la primera vez ore un ministro moderado hubiese interpreta-
do este artículo en el mismo sentido.


El Sr. Seijas Lozano fué uno de los que sostuvo años atrás en el
Congreso, que el gobierno podia legislar por reales decretos en todos
los asuntos concernientes á las provincias de Ultramar; pero no se
atrevió á decir, ni imaginó siquiera asentar que esa facultad se es-
tendia hasta prescindir de artículos como los 36 y 67 del Código
fundamental , cuando se trataba de operaciones financieras rala.-




ir


328 HsTUDIOS poLITICos.


tivas á aquellos países, pero enlazadas con el crédito público, con el
crédito de la nacion.


Cuando así se elaboraba en el ministerio de Ultramar silenciosa y
particularmente, sin bases votadas por las Córtes , sin criterio doctri-
nal á qué sujetarse y sin sistema conocido el empréstito referido, po-
niéndose en relieve la facultad ilimitada del ministro de Ultramar,
se preguntaban los habitantes de Cuba y Puerto-Rico: ¿para qué fines
fué convocada la junta de informacion?


Cuando se vió por segunda vez llegar al general Lersundi envuel-
to en ancha capa de omnímodas facultades, se preguntaron tambien:
¿de qué sirvieron las consultas y los estudios de la junta de infor-
macion?


Tan omnímodas eran esas facultades del general Lersundi, que
un simple desacuerdo entre él y el Excmo. Sr. D. Fray Jacinto de
Peñacerrada, obispo de la Habana, bastó para separarlo de su diócesis
v desterrarlo de la isla. El obispo de la Habana, venerable predicador
de la iglesia de San Agustin, de la misma ciudad, donde estableció
el culto llamado «Flores de María,» en el mes de mayo, que con su
fácil palabra y sólida instruccion llenaba el templo con una grande
afluencia de fieles; que siendo cura párroco de Matanzas trasformó su
iglesia estrecha é insuficiente para una poblaciou de treinta mil al-
mas, agregándole dos naves, cuyo trabajo importó s etenta mil duros;
que tambien con los productos del curato construyó dos torres é hizo
otras mejoras; que mereció las mayores distinciones en el estranjero
por su ilustracion reconocida, como sucedió en 1858 cuando vino á
Europa por la vía de Nueva-York, que el arzobispo Hugges no
paró hasta que lo llevó á residir en su palacio todo el tiempo que per-
maneció en dicho punto; que como agregado de una mision extraor-
dinaria al Japon por la Santa Sede llenó su cometido con un celo é
inteligencia admirables, mereciendo los elogios de Su Santidad y del
cardenal Antonelli; que al. asistir á la solemnidad del septenario de
San Pedro llevó á Roma la limosna de sesenta mil duros; en una pa-
labra, el obispo de la Habana, que habia sido objeto de distincioues
marcadas y de grandes deferencias en esta córte en las diversas ve-
ces que fué recibido por SS. MM., como de los mas doctos y celosos
prelados, fué puesto á bordo de un buque y remitido á la Península
por una simple desavenencia con el capitan general de la isla de Cuba,


tsTUDIOS POLITIC08. Z88


destruyéndose así el alto prestigio que habia gozado siempre allí la
autoridad eclesiástica. ¿Serán omnímodas las facultades dictatoriales
de los capitanes generales?


Entretanto que España y Cuba pasaban en 1868 por un periodo
de gobierno tan reaccionario, densas nubes, precursoras de grandes
borrascas, se vejan agrupar en sus horizontes políticos. Ya en el mes
de abril se agitaban los obreros de ámbos sexos en la capital de Cata-
luña negándose á asistir al trabajo, y el conde de Cheste, al pasar por
delante de su guardia los grupos de obreros que vagaban por la ca-
lle, los mandaba deshacer á sablazos, y con estas mismas palabras lo
anunciaba al ministro de la Guerra.


El dia 13 de esa mes se declaraban en estado de guerra las cua-
tro provincias de Cataluña. En otras se notaba gran agitacion po-
lítica.


Imaginaba el conde de Cheste que deshaciendo á sablazos los gru-
pos de obreros evitaba, así lo decia, las desgraciadas escenas de otros
países. ¡Error lamentable! En 14 de abril ya publicaba el general Pe-
zuela su famosa circular á los gobernadores militares, mandando te-
ner á raya la insolente procacidad de algunos folicularios de oficio y
suspender los periódicos de oposicion, como si fuese posible ocultar
del mundo los horizontes y el espacio.


Esa circular del conde de Cheste era la espresion viva de la políti-
ca que se hacia en España, y el destierro del obispo de la Habana,
una leve muestra de lo que pasaba en Ultramar, donde no se notó ,
despues de terminadas las conferencias de la junta de informacion, el
menor prospecto que revelase el deseo del gobierno, de hacer alguna
aplica cion. en las Antillas de aquellos luminosos trabajos, depositados
en el ministerio de Ultramar.


Sin embargo, el ministro Marfori, en la sesion que celebró el Con-
ceso el 14 de abril de 1868, decia: «No solo sistemáticamente el


gobierno no trata mal ánuestros hermanos de Ultramar, sino que sis-
temática y cuidadosamente, siguiendo en esto la constante tradicion
de nuestras leyes de Indias, se dedica á satisfacer todas sus necesida-
des y deseos dentro de las leyes.»


Y, con efecto, hacia algunos meses que diez y seis comisionados
electos por la isla de Cuba y seis por la de Puerto-Rico habian veni-
do á informar al gobierno de las necesidades y deseos de esas islas,




340 ESTUDIOS POLÍTICOS.


que, merced, justo es confesarlo, á la liberalidad del Sr. D. Alejan..
dro de Castro y del Sr. D. Alejandro Olivan, pudieron espresarse de
una manera esplícita y terminante; pero el ministro Sr. Marfori no
puso en práctica siquiera una sola de aquellas reformas, en que estu-
vieron completamente de acuerdo todos los comisionados.


Respecto á eso de constante tradicion de las leyes de Indias, de-.
bió fijarse el Sr. Marfori en la 13.', título 2.°, libro 2.° de la Recopi-
lacion: «Porque siendo de una corona los reinos de Castilla y de las
Indias, las leyes y órden de gobierno de los unos y de los otros de-
ben ser lo mas semejantes y conformes que ser puedan; los de nues-
tro Consejo en las leyes y establecimientos que para aquellos Estados
ordenaren, procuren reducir la forma y manera del gobierno de ellos
al estilo y órdea con que son regidos y gobernados los reinos de Cas-
tilla y de Leon, en cuanto hubiere lugar y permitiere la diversidad y
diferencia de las tierras y naciones.»


Segun esta regla, lo general es la semejanza; lo escepcional es la
diversidad, y lo contrario es lo que sucede en Cuba desde 1836.


Y siguiendo por ahora el curso de los sucesos políticos en la Pe-
nínsula en 1868, nos encontramos con que allí los acontecimientos se
precipitaban para llegar á un desenlace tal vez imprevisto.


Apenas habian trascurrido seis meses desde que el duque de Va-
lencia pronunciaba sentidas frases ante la tumba del ilustre duque de
Tetuan, cuando el presidente interino del Consejo de ministros, señor
Arrazola, participaba al Congreso y al país el fallecimiento del gene-
ral Narvaez, el dia 23 de abril.


Dos grandes jefes de dos partidos habian desaparecido de la esce-
na política, y esas sensibles pérdidas debian influir mucho en el
éxito de la poderosa revolucion que se preparaba.


La muerte del duque de Valencia ocasionó la elevacion al puesto de
presidente del Consejo de ministros de D. Luis Gonzalez Brabo, quien
inauguraba su gobierno diciendo en las Cámaras : «Eramos gobierno
de resistencia á toda tendencia revolucionaria: eso somos hoy,» sin
comprender que las tendencias revolucionarias eran ya demasiado po-
derosas para que él pudiera resistirlas. Las dos tendencias opuestas, que
se disputaban la influencia sobre los hombres y sobrelas cosas, la ten-
dencia reaccionaria y la tendencia liberal, hablan adquirido tal vive-
za y habian establecido ya tan marcada repulsion y se habían apode-


ESTUDIOS. POLÍTICOS.


rado de tal manera de los hombres, que las transacciones, las armo-
nías se habian hecho imposibles, cuando la política en los gobiernos
representativos vive de armonías, de transacciones, de esfuerzos que,
aunque en apariencia se encaminen á distinto fin, convergen en rea-
lidad á uno, solo.


Las intenciones del duque de Valencia, dijo el marqués del Due-
ro en el Senado, eran terminar el período de escepcion, y entrar
en una vía franca de política liberal. Lejos de adoptar ese camino el
Sr. Gonzalez Brabo y modificar los actos realizados desde julio de
1866, en lo que respectaba á la prensa, el órden público, la enseñan-
za y las demás materias políticas reformadas, continué resistente de-
jando en entredicho todas las libertades, creyendo robustecer así mas
el principio de autoridad.


Sobrevino una modificacion ministerial en el mes de junio, en-
trando de ministro de Ultramar D. Tomás Rodriguez Rubí, y de Gra-
cia y Justicia el Sr. Coronado. El primero había conquistado con sus
producciones dramáticas un lugar distinguido entre nuestros poetas.
Isabel la Católica, Borrascas del corazon, La rueda de la Fortuna,
De potencia á _potencia, El arte de hacer fortuna, le habian hecho
recoger frecuentes lauros sobre las tablas del teatro español; pero no
habia brillado tanto como en la dramática en el cultivo de la ciencia
política y administrativa. Nada dejó que lo hiciese notable en su paso
por el ministerio de Ultramar.


Las distancias iban estrechándose cada vez mas entre el gobierno
de doña Isabel II y los elementos de oposicion. El dia 7 de julio á las
siete de la mañana fueron arrestados en sus respectivas casas y con-
ducidos á las prisiones militares, los generales duque de la Torre,
marqués de Castell Florite, marqués de Sierra Bullones, Serrano del
Castillo, Serrano Bedoya y Letona. Aquella misma noche salieron


destinados á Canarias el duque de la Torre y el general Dulce, y los
demás generales á diferentes puntos de la Península.


Estas medidas que el gobierno habia creido conveniente adoptar
produjeron grande alarma y llevaron á todas las esferas de la socie-
dad la idea y la certidumbre de que la causa del trono, de la dinastía
y de las instituciones habian de resentirse y peligrar combatidas por
el valor sereno, la influencia indisputable y la inteligencia notoria de
los generales desterrados.




542
itSTUD108 POLITICOS. ESTUDIOS POLILICOS. 543


Estaba planteada la mas grave y trascendental de cuantas cues-
tiones pueden surgir en la vida de los gobiernos y de los pueblos: la
cuestion de la dinastía, del poder y de la autoridad, contra el espíritu
revolucionario, que rara vez se detiene sin llevar á cabo sus propósi-
tos. La coalicion revolucionaria era poderosísima; los elementos revo-
lucionarios se estrechaban é indentificaban con nunca vista concor-
dia. Desde aquellos momentos principió á desmoronarse el trono de
los Borbones.


Cinco dias despues de las prisiones de los generales se verificaba en
el salon del Prado una gran revista de la guarnicion de Madrid. El
conde de Cheste recorría las líneas y se circulaba la órden general
del dia que consistia en una severa condenacion de los pronuncia-
mientos militares.


Por esta fecha salian tambien de España los duques de Montpen-
sier para dirigirse á Portugal; las familias del duque de la Torre y
de Castell Florite emigraban voluntariamente á Francia.


A otros brigadieres y generales se les designaba cuartel fuera de
Madrid.


La córte se hallaba á la sazou en la Granja y los ministros busca-
ban allí el refugio contra los calores de Madrid paseando las delicio-
sas alamedas del sitio real, mientras los generales unionistas hacian
sus respectivos viajes y los duques de Montpensier se embarcaban
para el estranjero.


La Correspondencia y El Noticiero repetian sin cesar dia por dia
que en la córte y lo demás de la nacion reinaba la mas satisfactoria
tranquilidad, entretanto que los capitanes generales de provincia en
órdenes del dia manifestaban que los enemigos de la reina no ceja-
ban en sus tramas para llevar á cabo una revolucion.


Los duques de Montpensier con sus hijos y personas de su servi-
dumbre se embarcaron en Bonanzas, saliendo á su encuentro el briga-
dier Topete, comandante de marina de Cádiz.


El general Prim continuaba emigrado en Lóndres.
Pocos dias despues, los periódicos de la córte anunciaban el viaje


de la reina doña Isabel II para Lequeitio, y efectivamente el dia 9 de
agosto, á las cuatro de la tarde, dejaron los reyes la Granja para tras-
ladarse á San Lorenzo del Escorial. Verificóse allí una formacion de
trepas, que se dijo que tenia por objeto, no solo recibir á SS. MM.,


sino tambien dar mayor solemnidad. á la ceremonia religiosa llamada
la Presentacion, que, como sabrán muchos de nuestros lectores, tiene
lugar en dicho monasterio con todos los infantes de España, los cua-
les entran en él bajo palio dos veces; una, la primera que le visitan,
y otra, cuando sus restos mortales son conducidos al panteon. A poco
mas de las siete anunciaron las campanas la llegada de la córte. Sa-
lieron á recibirla los monjes con cirios encendidos, llevando el palio,
debajo del cual habian de entrar las infantas doña Paz y doña Eula-
lia, que eran las presentadas.


La córte entró procesionalmente en el templo, y acompañaban á
los reyes los ministros Gonzalez Brabo, Roncali y Coronado; las se-
ñoras Tacon, Fox y marquesa de Novaliches; el padre Claret, los se-
ñores Marfori, Albacete, Oñate, Ezpeleta y Perales, y los marqueses
de Povar y San Gregorio. Asistió la córte á la solemne funcion que se
celebra en el monasterio de San Lorenzo, patron de este real sitio,
saliendo por la tarde á San Sebastian, ya en camino de la emigra-
cion que el destino le imponia.


Efectivamente, el espíritu de la prensa pública señalaba de una
manera nada equívoca, á pesar del lapiz rojo de la censura, que la
tormenta se acercaba terrible, imponente para el gobierno y la di-
nastía.


Artículos como el titulado Cleopatra recorrian todas las redac-
ciones y marcaban en el barómetro político las señales del mal
tiempo.


El gobernador de la provincia de Madrid publicaba en 20 de agosto
en el Boletín la circular de órden público, en cuyo documento oficial
por primera vez se atribuia á una conspiracion el destierro de las ca-
ractizadas personas que fueron detenidas y desterradas en los prime-
ros dias de julio. El gobernador tranquilizaba á las gentes que se pre-
ocupaban con las conspiraciones, y les decia que, puesto que á nadie
se le ocurria dudar de que las voces al.armautes llegaban al gobierno
de la provincia antes que al público, y que á pesar de ello no adop-
taba una medida extraordinaria, que todo giraba en la mas ámplia
libertad dentro del círculo de la ley, y que las diversiones públicas
habian seguido su curso ordinario, que todo esto era la mas evidente
prueba de que la tranquilidad estaba asegurada.


El gobernador de Cádiz decía el dia 17 de de setiembre en otra




244 ESTUDIOS POLIT14108.


circular, que su deber era devolver la tranquilidad á los ánimos alar-
mados, con la seguridad de que no existia motivo alguno de inquie -
tud, ni de alarma; y con efecto, ese mismo dia 17 se levantó la ban-
dera de la revolucion en Cádiz enarbolada por el brigadier Topete al
grito de «¡España con honra!»


El 19 de setiembre sustituia al Sr. Gonzalez Brabo en la presi-
dencia del Consejo de ministros, el señor marqués de la Habana. Era
tarde ya, para esta ó para cualquiera otra innovacion: la última hora
de la dinastía habia sonado, y la revolucion se propagaba con rapi-
dez eléctrica por todos los ámbitos de la nacion.


El gran movimiento nacional iniciado en Cádiz tuvo el feliz tér-
mino que era de esperar. Puestos de acuerdo por medio de amigos ce-
losos los generales de Canarias y el general Prirn para llevarlo á cabo,
el dia 8 de setiembre'salió de Cádiz el vapor _Buenaventura en direc-
cion á Canarias, mientras el 6 del mismo mes salia de Lóndres otro
vapor con el mismo rumbo -, llevando á bordo varios de los mas ín-
timos amigos del general Prim, y ambos buques el encargo de traer
á la Península á loe generales Serrano y Dulce.


El _Buenaventura, que llevaba á su. bordo al Sr. Lopez de Ayala,
llegó á la Orotava, el 11 al anochecer, y el 14, á las doce de la noche,
arrostrando grandes peligros, pudieron al fin embarcarse los genera-
les duque de la Torre, Serrano Bedoya y Nouvilla.. El 15, el _Buena-
ventura tocó en Las Palmas, recogiendo allí al general Caballero de
Rodas y á 1). Benjamin Vallin; pero el. general Dulce no pudo acom-
ñarlos por el estado grave en que se encontraba.


El general Prim habia salido de Lóndres y llegaba á Gibraltar el
16. Al dia siguiente se embarcaba en un ponton y entraba en la bahía
de Cádiz, poco despues de pronunciarse la escuadra al mando del bi-
zarro brigadier Topete.


Poco tardó Madrid en secundar el pronunciamiento de Cádiz. Al
difundirse por la capital las nuevas traídas por el viento del Medio-
día acerca de la victoria obtenida por el general Serrano sobre el ejér-
cito acaudillado por el general Pavía, la escitacion fué tal, tan rápido
y poderoso el ímpetu de la opmion, que el general!). Manuel de la
Concha se dirigió á los Sres. D. Joaquín Jovellar y D. Pascual Ma-
doz declarándoles que su hermano se dirigia á San Sebastian á de-
positar en manos de la reina el poder que esta le habia otorgado,


ESTUDIOS DOLIMOS
245


vista la imposibilidad de sostener el antiguo órden de cosas, y que re-
signaba en los referidos señores el gobierno de Madrid.


Los Sres. Madoz y Jovellar recogieron el legado que el Sr. Con-
cha les dejaba, á fin de que el pueblo de Madrid reconociese á algu-
na autoridad en tan críticos momentos.


Pronto se reunieron en la casa de la Villa buen número de respe-
tables ciudadanos, ante quienes el Sr. Madoz depositó el mandato que
del antiguo gobierno Labia recibido.


A la llegada de los generales de Canarias, reunidos estos con el
general Prim y el brigadier Topete, se redactó, discutió y aprobó por
unanimidad, una notable alocucion á los españoles, que fué el verda-
dero programa de la ya consumada revolucion.


¿Qué efectos iba á producir este movimiento nacional en Cuba?
¿Qué regimeu para las Antillas dispuso el Gobierno Provisional? De
esto vamos á ocuparnos seguidamente.


Pero antes cerraremos este capítulo con la salida de España de
doña Isabel de Borbon el dia 30 de setiembre, saliendo de la casa que
habitaba en San Sebastian para tomar el wagon régio preparado de
antemano en la estacion. El batallon de ingenieros, al llegar la reina á
la estacion, le presentó las armas y tocó la marcha real.


Partió por fin el tren con la reina, mientras los curiosos seguían
con la mirada aquella columna de humo, último rastro de una dinas-
tía que se fué, no sabemos si para volver ó no.


Al pasar por Irun ya solo acompañaban á doña Isabel de Borbon
su familia, una compañía de ingenieros, otra de migueletes, un za-
guanete de ala barderos y algunos contados cortesanos.


Al dejar el territorio español y pisar el francés, se le arrasaron
*los ojos en lágrimas á la reina de España.


En la estacion de Biarriz, los emperadores de Francia recibieron
á la reina con las mayores consideraciones. La entrevista proyectada
para el 19 de setiembre, la entrevista sobre la que se habia hablado
tanto, se verificó al fin, pero ¡en qué diferentes condiciones!


44




jl


X V III.


Exposicion de los Sres. Azcárate y Bernal al Gobierno Provisional.—Junta cu-
bana de Madrid.—Ministerio del Gobierno Provisional.—Contestacion del
autor á una carta del general Serrano.—Junta de notables.—Destierro del
coronel Modet.—Telégramas.—Nombramiento del general Dulce.—Recep-
eion en la Habana.—Decreto de libertad de imprenta.—Periódicos que se
crearon.—Comisiones del gobierno para tratar con los insurrectos.—Buena
disposicion de Céspedes y del comité del Camagüey á someterse al gobier-
no.—Asesinato de D. Augusto Arango.—Juntas en casa del marqués de
Campo-Florido.—Se propone en ellas la autononaís.—Los sucesos de Villa-
nueva y el Louvre hacen concluir las conferencias entre los partidos políti-
cos.—Emigracion de familias.—Viaje del autor.


Hemos dejado á la dinastía borbónica de España refugiada en
Francia, y rigiendo en Madrid un Gobierno Provisional. ¿Qué se pen-
saba aquí sobre las Antillas durante los primeros dias de la revolu-
cion? Los Sres. D. Nicolás Azcárate y D. Calixto Bernal, individuos
que fueron dela Junta de Informaciou, que se hallaban residiendo en
la córte, aprovecharon los primeros momentos de espansiones libera-
les para dirigir una exposicion. al Gobierno Provisional pidiendo para
los habitantes de Ultramar la concesion de los mismos derechos polí-
ticos de que gozaban los demás españoles, indicando al gobierno la
conveniencia de establecer en cada una de las dos islas, y mientras las
Córtes resolviesen definitivamente, una junta provisional de gobierno


ESTUDIOS DOLIMOS.
347


á cuyo cargo estuviese el de las respectivas islas, de manera que al
gobernador superior civil solo compitiese presidirlas, ejecutando sus
acuerdos, y asumiendo el mando, únicamente en caso de desórden


Tedian dichos señores que se autorizase á las juntas de gobierno
que se estableciesen en Cuba y Puerto-Rico, para suprimir e] impues-
to directo, siempre que arbitrasen los fondos necesarios para cubrir
los gastos de administracion y los intereses y amortizacion de la
deuda que pesaba sobre las cajas de Ultramar. Que se autorizase á
dichas juntas de gobierno de las islas, para fijar las bases sobre que
debia descansar el derecho electoral, en el nombramiento de diputa-
dos para las Córtes Constituyentes, Que el Gobierno Provisional con-
tinuase la tradicion, interrumpida hacia poco, de que el rectorado de
dicha universidad se desempeñara por ilustraciones del país, y se de-
cretase el restablecimiento inmediato de la facultad de filosofía, en
sus tres ramificaciones de letras, ciencias físico-matemáticas y cien-
cias naturales.


Otras indicaciones hacían sobre la trata y la esclavitud, y concluían
recomendando el Gobierno Provisional que no olvidasen que aquel era
precisamente el momento, ó de consolidar con vínculos fraternales la
uniou perpetua á España de las islas de Cuba y Puerto-Rico, 6 de
ahondar con esclusiones ofensivas el justo resentimiento de sus hijos,
enagenándose para siempre su voluntad.


El dia 16 de octubre se constituia una junta cubana en Madrid,
akanciándola sus promovedores en estos términos:


«En atencion á las circunstancias especiales por las que está hoy
»pasando la nacion, y en virtud de las cuales cada provincia de las
»que constituyen la España ha sido llamada á ejercer su derecho
»natural, y en vista de las medidas importantes de que pública y no-
toriamente se habla con referencia á nuestras Antillas, y no hallán-
dose aquí representadas actualmente, nosotros, los infrascritos pro-
pietarios é interesados de Cuba, en virtud de nuestro derecho, noi;


»constituimos eu junta con el fin de atender á la defensa de nuestros
»intereses.—Madrid 16 de octubre de 1868.—José Joaquin de Arrie-
eta, presidente.—El marqués de Villaytre, vicepresidente.—Vocales:
»Juan Vidal.—Fernando Fechudy.—José Antonio de Larrazahal.—
»Isidoro de Urzaiz y Garro.—José Manuel Diaz de Herrera.—Manuel




348 ESTUDIOS POLITICOS.


»de Loresecha.—Cárlos Inzenga.—Francisco Broch.ero.—Tomás Gar-
»cía.—Ignacio Gonzalez Olivares.—Calixto de Toledo.—José María
»de Goncer, secretario.»


Esta junta celebraba sus reuniones diarias y dirigió la siguiente
exposicion al Gobierno Provisional de la nacion:


«Excelentísimos señores: En tiempos revolucionarios como los
»presentes en que al lado de los principios mas bellos, mas grandes,
»se mueven y agitan ideas las mas singulares, y utopias las mas es-
»trañas, imperdonable seria que los propietarios é interesados en la
»isla de Cuba no elevaran su voz hasta el gobierno para dar á cono-
cer sin temor y desapasionadamente sus miras y hacer valer sus de-
rechos.


s


»Hablar de la emancipacion de la esclavitud en Cuba y no tocar la
»cuestion política, es un contrasentido, un absurdo; arabas están liga-
»das íntimamente entre sí, como están ligadas las ramas y las hojas
»que se desprenden de un mismo árbol. Cambiando radicalmente las
»bases fundamentales en que descansa el trabajo, es decir, la base de
»las fortunas, de la propiedad, ¿no afectaria esto todo el órdeu social,
»industrial, comercial y por tanto político del país?


»A nombre del sagrado principio de respeto y seguridad de la pro-
»piedad, reclamamos, como españoles libres, el derecho de ser oidos
»antes que se disponga de nuestra suerte para siempre.


»Lo repetiremos: no es dable hablar de la cuestion de Cuba sin
»tocar la parte política, por delicada que parezca. La esclavitud es una
»institucion doméstica que cuenta en las Antillas mas de tres siglos
»de existencia: ha creado derechos á favor de sus habitantes, y obliga-
aciones en la metrópoli, que no pueden violarse sin repugnante injus-
ticia; sobre ella está fundada su organizacion social, su agricultura,


»su industria, su comercio de exportacion é importacion; destruirlas
»sin la conveniente preparacion, seria decretar la ruina infalible de
»esas provincias, cegando para siempre aquellas fecundas fuentes de
»produccion; la preparacion conveniente, no puede ser otra que una
»manumision lenta y progresiva, que al paso que tienda á hacer (le los
»que hoy son siervos, hombres libres acostumbrados al trabajo espon-
táneo, permita á los dueños buscar los medios de reemplazar sus bra-
zos sin menosbabo de la riqueza pública; este problema difícil, acer-
ca de cuya resolucion hay trabajos hechos por la junta de informa-


ESTUDIOS POLITICOS. 349


»cion que deben consultarse, no puede ser resuelto con acierto sin el
»concurso de las luces y de los datos que solo pueden suministrar los
»propietarios mismos de las Antillas y principalmente los de Cuba.
»Debemos pedir, por lo mismo, al Gobierno Provisional, que no se
»adopte medida alguna, ni se someta tampoco á las Córtes Constitu-
yentes, sin que antes se oiga á. aquella importante clase, reuniendo


»al efecto en la Habana una junta á que asistan los propietarios gran-
»des y pequeños de la isla de Cuba, en que discutan y deliberen con
ȇmplia libertad sobre los medios de estinguir la esclavitud con bene-


ficio de los mismos esclavos, y sin menoscabo ó con el menos daño
»posible de los derechos adquiridos y de la produccion del país.


»Dos son los sistemas que pueden seguirse; el uno que podemos
»llamar sistema inglés, que consiste en un gobierno y una admi-
»nistracion provincial y propia, conservando, sin embargo, la unidad
»nacional por medio de un representante del gobierno central, con
»mas ó menos facultades: - y el sistema que podemos llamar de asimi-
»lacion, que es el que ha predominado siempre en España, aunque,
»como ha sucedido siempre, se tengan en cuenta las circunstancias
»especiales de aquellos países, para acomodar á ellas, modificándolas,
»las disposiciones generales. La eleccion entre estos sistemas es tain-
»bien un problema complicado y de muy difícil resolucion, que puede
»someterse á las Córtes Constituyentes, siempre que á ellas concurran
»diputados de las provincias ultramarinas que reunan á la inteligencia
»y á los conocimientos prácticos, un gran amor al país. Esto exige la
»formacion de una ley electoral especial, fundada en el robusto ci-
miento de la propiedad manifestada por el impuesto territorial. En


»las circunstancias en que hoy se encuentran las provincias ultrama-
rinas, y principalmente las Antillas, es inaplicable á ellas el sufra-


agio universal; porque no está suficientemente estendida allí la ins-
»truccion, para esperar que todos ó la mayor parte de sus habitantes
»ejerzan aquel _derecho político con conciencia de lo que hacen. En
'Cuba al menos, las clases acomodadas, están á la altura de las cia-
ses mas adelantadas, pero no sucede lo mismo respecto á las otras


»clases; y, 6 no ejercerán ese derecho, que es lo mas probable, y su.
»concesion seria inútil, ó lo hallan estimulados por hombres inquie
»tos y perturbadores, y entonces seria perjudicial. Evitariase tainbien
»de este modo, resolver la cuntion delicada y peligrosa de si ha de




850 ESTUDIOS POLÍTICOS.


»llamarse ó no á dar su voto á la raza negra libre, puesto que exi-
giéndose el impuesto territorial como base del derecho de to-


»dos los que estuviesen dentro de la condicion exigida, serian electores
»sin distiucion de color.


»Pedimos al Gobierno Provisional que convoque á las Córtes
»constituyentes diputados de Ultramar elegidos por un sistema espe-
cial fundado en la propiedad calificada por el impuesto terri-


»torial.
»El Gobierno Provisional pesará en su elevado criterio cuanto de-


ajamos manifestado, y por nuestra parte, cumplido este deber, que
»hemos creido de la mas alta importancia, confiamos en que el pa-
triotismo, sensatez y cordura que distinguen á los que lo componen,


»confirman nuestras esperanzas.
»José Joaquiu de Arrieta.—Marqués de Villaytre.—Juan Vidal. —


»José María de Goncer.—Calisto de Toledo.—Fernando de Fechudy.
»—José Antonio de Larrazabal.—Isidoro de Urzaiz.—José Manuel de
»Herrera.—Manuel de Loresecha.—Cárlos Izenga.—Francisco Bro -
»chero. —Manuel Calvo.—José María Iriarte.—Francisco Mahya-
»Francisco Plazaola.—Luis de Benavides.—Ignacio G. Olivares.—
»Matías de Velasco.—Tomás García. —Marqués Yarayabo. —Manuel
»Buntillas.»


La misma Junta circuló la siguiente carta á sus amigos de Ul-
tramar:


«Sr. D.


»Muy señor nuestro: La revolucion que acaba de realizarse en la
»madre patria ha suscitado cuestiones de la mas alta importancia y
»trascendencia para sus provincias ultramarinas, y principalmente
»para nuestra querida Cuba, que descuella entre las demás por su ri-
queza, ilustracion y cultura. Es entre todas esas cuestiones la que


»debe llamar principalmente nuestra atencion, la que tiene por obje-
to resolver el complicado y difícil problema de la esclavitud, porque


»de su acertada solucion depende indudablemente el porvenir de esa
»hermosa isla.


»Hombres de buena fé, sin duda, pero que no conocen lo que es en
»realidad nuestra institucion doméstica, arrastrados por el senti-
miento de repulsion que inspira la palabra esclavitud, con que ma-


EsTuniospoLfTwos. 251


»lamente se denomina aquella institucion, quisieran acabar con ella,
»sin consideracion al gran principio de la propiedad, robusto cimien-
»to en que descansa toda sociedad bien ordenada; sin tener en cuenta
»que de su existencia penden hoy por hoy la agricultura, la indus-
tria y el comercio, fecundas fuentes de la gran produccion de la isla;


ay sin cuidarse, en fin, de que su estincion, no convenientemente
»preparada, los primeros y principales víctimas serian esos mismos
»negros cuya proteccion invocan.


»En tales circunstancias. deber es, y deber imperioso, ineludible,
»de todos los que se interesan en evitar la ruina de su país, aunar sus
»esfuerzos, hacer toda clase de sacrificios para conjurar la tempestad
»que amenaza. Tal es el objeto que se propusieron los que suscri-
»ben esta circular. Se han reunido para ello en junta permanente;
»han expuesto al Gobierno Provisional el peligro y los gravísimos in-
»convenientes que tendria atentar á esta institucion sin oir antes á
»los propietarios grandes y pequeños de la isla de Cuba, y em-
»plearán para conseguirlo cuantos medios lícitos y legales sean po -
»sibles.


»Pero quizás sus esfuerzos no sean bastantes para alcanzarlo: tal
»vez se someta la cuestion íntegra al fallo de las Córtes Constituyen -
»tes. Previendo este caso, y fundados en la justa y atendible consi-
»deracion de la especialidad en el modo de ser social y político de la
»isla de Cuba, pidieron tambien que los diputados de ella se nom-
brasen, no por el sistema de sufragio universal, allí inesplicable,


»sino por el de la propiedad, mas segura ea sus buenos resultados,
»dadas las condiciones en que actualmente se encuentra. Pero sea el
»que se quiera el método que se adopte, los diputados cubanos cons-
»tituirán una insignificante minoría ea el Cuerpo constituyente.


»Preciso será, por lo mismo, que lo que les falta en número se su-
pla con la unanimidad de opiuion acerca de la caestion de que se


»trata, con decision y energía para oponerse á todo proyecto de
»emancipacion que conculque los derechos adquiridos, que ciegue las
»fuentes de nuestra actual produccion, y que no tienda á moralizar
»los que hoy se llaman esclavos, acostumbrándolos al trabajo es-
pontáneo, para que cuando salgan de la tutela en que hoy están,


»sean hombres útiles para sí y para el país que los abriga en su
»seno.




52 ESTUDIOS Dotíneos.


»A la consecucion de un fin tan alto y trascendental se dirige es-
»ta circular. Reúnanse ahí todos los hombres de bien que se intere-
»san como nosotros en que la isla de Cuba continúe, corno hasta
»ahora, por el camino de la prosperidad y del progreso, no omitan
»ninguna clase de trabajo y sacrificios para que la opinion se ilustre
»en tan importante materia, neutralicen con sus esfuerzos las intri-
gas y las ilusiones de los que pretendan estraviarla, empleen, en


»fin, cuantos recursos honrosos tengan á su disposicion, y la eleccion
nde diputados constituyentes recaerá en personas verdaderamente
»dignas de tan alto honor.


»Sírvase Vd. contribuir á que así suceda, y habrá hecho enton-
ces un servicio inmenso á ese país.


»Remitimos á Vd.la exposicion que con fecha 5 y en particular se
»presentó al gobierno por uno de los individuos de esta junta, para
»demostrarla el interés que aquí tomarnos en cuestion tan impor-
»taute.


»José Joaquiu de Arrieta.—Marqués de Villaytre.—Juan Vidal.
» —José María de Goncérs.—Calixto de Toledo.—Fernando Fechudy.
»—José Antonio Larrazabal.—Isidoro de Urzais.—José Manuel de
»Herrera —Manuel de Loresechea. — Carlos Incenga,. — Francisco
»Brochero.—Manuel Calvo.—José María Iriarte.—Conde de Lonabi-
allo.—Francisco INIahy. —Francisco Plazaola,.—Luis de Benavides.—
o—Ignacio G. Olivares.—Matías de Velasco.—Tomás García.—
»Marqués de Yarayabo.—Manuel Bustillos.»


El día 8 de octubre se publicó en la Gaceta el siguiente nombra-
miento del nuevo ministerio:


«Ministerio dela Guerra.—Decreto.—Cumpliendo con el encargo
»que la nacion me ha confiado y haciendo uso de las facultades de
»que me hallo revestido, vengo en nombrar, bajo mi presidencia, el
»siguiente Gobierno Provisional.—Ministro de la Guerra, el teniente
»general D. Juan Prim, marqués de los Castillejos.—Ministro de Es-
tado, D. Juan Alvarez Lorenzana.—Ministro de Gracia y Justicia,


»D. Antonio Romero Ortiz.—Ministro de Marina, el brigadier de la
»Armada, D. Juan Topete.—Ministro de Hacienda, D. Laureano Fi-
»guerola.—Ministro de la Gobernacion, D. Práxedes Mateo Sagasta.
» —Ministro de Fomento, D. Manuel Ruiz Zorrilla.—Ministro de Ul-
tramar, D. Adelardo Lopez de Ayala.—Madrid 8 de octubre de mil


ESTUDIOS POLÍTICOS.
349


»ochocientos sesenta y ocho.—El presidente del Gobierno Provisio-
nal, el duque de la Torre.»


En este ministerio se fundaban las esperanzas de todos los que
creian convenientes y necesarias las reformas del régimen de gobier-
no ultramarino. Un ministerio presidido por el duque de la Torre, ce-
loso y constante defensor de las libertades y de las reformas para Ul-
tramar, no hubiera podido menos que llevarlas á cabo, máxime cuan-
do, antes de su destierro á Canarias y desde Canarios mismo, asegu-
raba á sus amigos que el dia de la rageneracion pátria, no quedariau
olvidadas las provincias de Ultramar.


Desgraciadamente sus buenos deseos y los de todos los liberales
de la revolucion de setiembre, fueron contrariados en gran parte por
el pronunciamiento de Yara, que ocurrió el 10 de octubre, quince
chas despues del de Cádiz, y de dos dios de establecido el Gobierno
Provisional.


El 8 de octubre se instalaba el ministerio del Gobierno Provisio-
nal en Madrid. El clia 10, á orillas del Yara, se lanzaba el primer
grito de insurreccion cubana, y el mismo dia el capitan general Ler-
sundi, en el palacio del gobierno de la Habana, recibía besamanos en
representacion de doña Isabel II, siendo ya público allí que la reina
estaba en la emigracion.


La gravedad de las circunstancias para la isla de Cuba era notoria,
viéndose al general Lersundi recibir besamanos el dia 10 de octubre á
nombre de la reina, como si en España no hubiese sucedido nada,
como si él no hubiese estado perfectamente enterado de todo. ¿Cómo
podian el duque de la Torre, ni sus compañeros de gobierno, que es-
taban informados de las estravagancias del general Lersundi, enco-
mendarle el planteamiento de las reformas que allí debia llevar el es-
píritu liberal de la revolucion de setiembre?


El mismo dia 10 de octubre en que recibia besamanos el general
Lersundi ¡curiosa coincidencia! era objeto en Madrid de una gran
ovacion el Sr. Topete, iniciador de la revolucion de setiembre. Y ese
mismo dia tambien, como si la fatalidad tuviese dispuesto que la isla
de Cuba encontraria siempre estorbos para la realizacion de sus re-
formas políticas, en Yara se levantaba el estandarte de una insurrec-
cion separatista, que deplorarán y condenarán siempre los que de
buena fé trabajaban por el mejoramiento de la situacion política de


45




854 ESTUDIOS P , »Lineas.


Cuba, dentro de la unidad nacional y siempre bajo la bandera de Es-
paña.


El movimiento revolucionario en Cuba nada tuvo de comun con
el llevado á cabo en la Península. No habia antecedentes en la isla
del levantamiento nacional que debia tener lugar en España, y obe-
decia completamente á móviles distintos, aunque creímos inocente-
mente otra cosa al principio del que se fraguó y consumó en el de-
partamento Oriental de Cuba, por mas que sus promovedores, cuando
tuvieron noticia de lo que habia pasado en la Península,, vacilasen y
diesen vivas á España, al general Prim y á los hombres de la revo-
lucion de setiembre, 'lavados sin duda del deseo de sacar adelante su
propósito con menos riesgos, participando de las ventajas de la nue-
va era.


Y cuenta que nosotros mismos que trabajamos siempre á favor de
las reformas políticas, animados del mas puro sentimiento de lealtad
hácia España, todavía creiamos poder contener la corriente separa-
tista de Yara, abogando por aquellas hasta el último momento.


A principios de diciembre de 1868, perseverando en nuestro pro-
pósito de salvar, por medio de las reformas, la paz en nuestra provin-
cia, porque en ese medio teniamos fé, dirigimos al duque de la Torre
la siguiente carta, en contestacion á otra suya:


«Excmo. señor duque de la Torre. Madrid.— HÁBANÁ 10 de di-
ciembre de 1868.—Mi querido y respetado general: Muy consolado-
ra ha sido para todos los cubanos amantes de la libertad la buena


»carta que tuvo Vd. la bondad de dirigirme en 7 de noviembre últi-
mo, en la que nos anuncia que á Cuba se la hará partícipe en todos


»los beneficios conquistados por la gloriosa revolucion que acaba de
»triunfar en la Península, siendo el general Dulce el encargado por
»el gobierno para plantear aquí todas las grandes reformas anheladas
»por el país. De Vd. y de él todo lo esperamos, como conocedores de
»la justicia de sus aspiraciones y abogados elocuentes é incansables
»de la reparacion que le es debida.


»No necesito recordar á Vd. la série de males que sobre este país
»ha pesado desde su violenta é ilegal exclusion del Parlamento en
»1836.


»Excluidos los naturales del país de toda intervencion en asuntos
»de tal magnitud; desoidas sus quejas y reclamaciones en lo privado,


ESTUDIOS POLITICOS.
255


»pues ningunas podian formular por la prensa, que solo admitia en
»sus columnas las elucubraciones optimistas de los monopolizadores;
»desterrados ó deportados ab irato los que por su energía osaron pro-
»testar contra el olvido de toda justicia y de toda conveniencia, ¿qué
»mucho que en su desesperacion concibiesen algunos cubanos el pro-
»yecto, que tambien tuvo un principio de ejecucion, de buscar en
»estraño seno y bajo otra bandera el remedio á tamaños males?


»Tal era el estado del país cuando vino Vd. á hacerse cargo de su
»gobierno. La nobleza y elevacion con que .


Vd. supo presentarse. á
»gobernar en Cuba; su rectitud é imparcialidad para con todos sus
»habitantes, fuesen nacidos aquende ó allende los mares, sin clis-
»tincion de opiniones ó de partidos políticos, fueron bastantes á des-


truir toda idea de anexion á la república americana y á. fundar el
»gran partido reformista, que abogaba por las libertades y franqui-
cias dentro de la nacionalidad española, segun el espíritu de la car-
ta política que á Vd. se dirigió en 12 de mayo de 1865 suscrita por


»mas de 26.000 personas de las mas importantes y respetables de esta
»isla, y de la exposicion presentada al gobierno supremo en 28 de
»julio del mismo año. Estos dos documentos continúan siendo el cre-
do político de la gran mayoría de los habitantes de Cuba y la base


»fundamental del partido reformista.
»Los esfuerzos de la reforma, ayudados por la noble cooperacion


»de Vd. y la de su ilustrado sucesor, el señor marqués de Castell-
»Florite, que continuando la buena obra inaugurada por Vd. dió en-
tre otras franquicias mayor ensanche á la prensa pública, conquis-
tando así el amor de los cubanos, trajeron por resultado la Junta de


»informacion, en cuyos trabajos adquirieron tambien los comisiona-
»dos liberales la estimacion de sus compatriotas. Cuba hubiera alcan-
zado las libertades apetecidas si desgraciadamente no hubiera ocur-
rido entonces el cambio de ministerio que puso las riendas del poder


,)en manos del partido moderado, siempre reacio á toda mudanza y
»reforma del régimen colonial. Así fué que terminadas las tareas de
»la junta informativa, el ministro de Ultramar se apresuró á. man-
darnos el decreto de 12 de febrero de 1867 que conmovió honda-


»mente el país, bastó para que prendiera aquí de nuevo la idea revo-
»lucionaris., cuyos primeros actos coincidieron con la gran revolucion
»española y no fueron provocados por esta., como se ha dado en decir,




356 ESTUDIOS POLÍTICOS.


»desconociendo completamente la hilacion de los hechos. A mante-
nerla, á hacerla cambiar de bandera han contribuido, no poco, suce-
sos y causas de diversa índole y naturaleza, entre los cuales solo


»mencionaré la desconfianza general provocada por la actitud que en
»la Península tomaron desde luego los representantes del bando reac-
cionario en cuyas manos ha querido siempre la fatalidad que se


»eclipsaran los destinos de Cuba.
»No olvide Vd., mi general, que contra ese mismo bando, y al


»grito de «¡Viva España!» «¡Vivan Serrano, Priva y Topete!» se
»enarboló en Yara (1) y en Puerto-Príncipe la bandera que despues
»cambió de mote y de significacion, gracias á ese sistema contrario á
»toda reforma en Cuba, que trasformó en crimen horrendo aquí, las
»mismas voces que en Cádiz conquistaron para España la libertad y
»arrancaron el aplauso del universo entero.


»Tiempo es ya de que cese una lucha fratricida, en que la victo-
ria, por poco dudosa que sea para las armas del gobierno, rompe-


»rá el lazo moral que debe unir á, España con Cuba siempre; pero
»este glorioso resultado no se alcanzará con simples declaraciones,
»con reticencias y aplazamientos, de que tanto partido han sabido sa-
»car los eternos enemigos de la libertad de Cuba y de la union y fra-
ternidad que debe reinar entre todos sus habitantes. Bien venido sea


»el general Dulce, si, como de él. y de Vd. lo esperamos, viene dis-
» puesto y autorizado á plantear desde luego todas las reformas sal-
vadoras, todas las libertades, todas las mejoras que de voz en grito


»vienen pidiendo las necesidades y las conveniencias de este país. No
»haya restricciones, no haya desconfianzas, no se prolongue un solo
»minuto mas el statu quo, que, por la mas inconcebible de las ano-
malías, se mantiene hoy en Cuba.


»Luzca al fin para este país la reparacion, y yo creo, mi general,
»que el desastroso conflicto que hoy está ensangrentando los fértiles
»campos de la Cuba Oriental, se desvanecerá corno el humo á los ra-
yos vivificantes del sol de la libertad y de la justicia. Deploro, como


»el que mas, la lamentable impaciencia que puso las armas en la ma-
no á tan crecido número de mis compatriotas, y muchb mas todavía el


(1) Hemos rectificado este error nuestro, en párrafos anteriores.—La ver -
dad es que al grito de Yara fuó de independencia.


ESTITMOS POLÍTICOS. 351


„nuevo lema que han puesto á su. bandera, tan contrario á la indivisi-
ble union. con España, que considero como la salvaguardia de los


»mejores intereses de Cuba; pero ese estravío no persistirá, no puede
»persistir ante el fraternal abrazo con que habrán de estrecharse to -
»dos los hermanos de una misma familia, igualados en derechos y en
»prerogativas é identificados en el santo amor de la patria y de la li-
bertad.


»Sírvase Vd., mi general, admitir con agrado esta sincera ma-
»uifestacion de quien todavía entrevee un glorioso porvenir para Es-
»paña y Cuba unidas, y que mira en Vd. su mas firme apoyo de esa
»alianza indestructible y fecunda que á ámbas hará grandes, próspe-
ras y felices.


»Soy de Vd. como siempre atento y verdadero amigo seguro ser-
vidor Q. B. S. M.—C,Itu,os Di; SEDA-No.» (1)


Aunque la bandera de insurreccion se alzó en departamentos leja-
nos de la capital de Cuba, los ánimos aquí estaban excitados, previéndo-
se naturalmente las consecuencias del conflicto asomado en una par-
te estrema de la isla. Los impacientes creian que tardaba demasiado
el decreto para cambiar la situacion política de la isla en otra aná-
loga al espíritu radical que reinaba en la Península, mientras que
los amigos del general Lersundi condena' an abiertamente la revolu-
cion española, circulándose rumores de resistencia á. toda disposicion
procedente de Madrid q ue no fuese favorable al sostenimiento del
statu quo, y á la causa de la dinastía borbónica.


En tal estado de cosas, algunos amigos del general Lersund.i que
palpaban la gravedad de las circunstancias, creyeron conveniente pro-
mover una junta en la capitanía general, con el objeto de llegar á
algun acuerdo saludable que contuviera la impaciencia de los unos y
la exacerbacion de los otros.


Los promovedores de esta junta, que se denominó de Notables, y
llevada á cabo el día 24 de 'octubre, fueron los señores regidores del
ayuntamiento de la Habana D. Apolillar del Rato, D. Julian Zulueta,


(I) Esta carta mereció eseelente acogida en la prensa pública de esta cór-
te, y en la Habana el mismo Moro decia en 3 de enero de 1869: «El fo-
lleto del Sr. Zayas y la carta del Sr. Sedano al duque de la Torre, son docu-
mentos que demuestran que el elemento patrio existe con noble espíritu :y
buenos propósitos en sus respectivos autores.»




1358 ESTUDIOS POLÍTICOS.


D. José Pellijero de Lama, quienes el dia anterior convinieron en el
pensamiento de la referida junta, encontrándose en el salon de des-
canso del municipio, y que circularon invitaciones á muchas personas
para concurrir á una reunion que debió tenerse en palacio, y ante el
capitan general, cuya vénia se habia tomado préviamente.


De los invitados á. la junta concurrieron los señores conde de Ca-
ñongo, D. Apolillar del Rato, D. Manuel de Armas, conde de San
Ignacio, D. José Morales Lemus, D. Julian Zulueta, D. Antonio
Fernandez Bramosio, D. Francisco F. Iba.ñez, D. Eduardo Alonso
Colmenares, conde de Pozos Dulces, D. José Suarez Argudin, don
José Manuel Mestre, D. Juan Modet, D. Gonzalo Jorrin, D. Ramon
Herrera, marqués de Aguas-Claras, D. José Villasante, D. José Ma-
ría Morales, D. Nicolás Martínez Valdivieso, D. Domingo Guillermo
Arozarena, D. José Ruiz Leon, D. Juan Poey, D. Nicanor Troncos°,
D. Miguel Antonio Herrera, D. Hilario de Cisneros, D. Juan de Ari-
za, D. Antonio Gonzalez de Mendoza, D. Francisco Duran y Cuer-
vo, D. Adolfo Muñoz, D. Sahino Ojero,' D. Francisco Acota, don
José Pellijero de Lama, D, Enrique Farrés, D. José Antonio Eche-
varría, D Pedro Sotolougo, D. José Cereza, D. José María Mora y
D. Antonio Mora.


El resultado de la junta y los pormenores que en ella tuvieron lu-
gar se hicieron públicos, circulándose una hoja imprssa con la relea
cion siguiente:


«MEMORANDUM


»de lo ocurrido en lo:, conferencia del Excmo. sejtior gobernador ca-
»pitan, general d que , fueron invitados varios vecinos respetables
»y arraigados de la Habana, el dia 24 de octubre de 1868.


»Reuniéronse en palacio á la hora de la cita mas de cuaren-
ta personas , cuyos nombres se insertan , si bien se prescinde


»de algunos que no han podido recordarse por la premura con que
»este Memorandum se escribe. Al presentarse á S. E. á las puertas
»de su gabinete, al cual fueron conducidos, manifestó desde luego el
»general Lersundi, con tono que revelaba cierta contrariedad, que
»no habia pensado que la reunion fuese tan numerosa, y que así se-


ria necesario pasar al salon donde todos cabrian. Fueron, en efecto


ESTUDIOS POLILICO5.
$59


»y S. E. expuso entonces, que informado de que varios vecinos de-
seaban hacerle algunas manifestaciones, había accedido á oirlos, y


»que aun cuando no habia creido que concurririan tantas personas,
»su número no hacia mas que aumentar la honra que recibid y el
»gusto con que debia escucharlas.


»Estas palabras de S. E. desconcertaron naturalmente á los que
»allí habian acudido invitados, no en el concepto de usar de iniciati-
va alguna, sino en el de oir las indicaciones del gobierno; lo que fue


»causa de que todos se quedasen en un profundo y largo silencio.
»Notándolo S. E., se dirigió al Sr. Rato interpelándole para que di-
jese el objeto de la reunion, por haber sido él uno de los que le ha-
bian hablado sobre ella y la habian provocado.


»El Sr. Rato manifestó que hallándose varias personas deseosas
»de acercarse á la primera autoridad de la isla para siguiflcarle sus
»sentimientos de adhesioii y de respeto, en medio de las circunstan-
cias por que atravesaba el país, él y otros amigos habian considera-


»do oportuno que se celebrase aquella reunion, dando en consecueu-
»cia los pasos conducentes para obtener la vénia del Excmo. señor
»gobernador capitan general. S. E. pareció dispuesto á otorgar la
»palabra á quien quisiese pedirla; y el Sr. Mestre hizo uso de ella,
»con la autorizaciou necesaria, creyendo sin duda que debia salirse
»de la situacion embarazosa en que todos se encontraban.


»El Sr. Mestre dijo: que aunque bien comprendía que por su in-
»significancia mas que el primero, debia, ser el último en usar de la
»palabra, la manifestacion hecha por el Sr. Rato lo ponía en el caso
»de aliticiparse á los que tenian mas títulos que él para tomar parte
»en aquella conferencia, y que hablaría con completa franqueza, por-
»que entendia que así debia hacerlo, y porque en ciertos momentos
»todo debia sinceramente decirse.


»Que habia hablado con el Sr. Rato y otros señores en el sentido
»de que convenia que por el gobierno de esta provincia se concediese


. » autorizacion, ó por lo menos hubiese tolerancia, para que los vecinos
» celebrasen reuniones en que pudiesen tratar de los asuntos públicos
» que á todos importaban; y por tal motivo se consideraba en el caso
»de dar desde luego sus esplica.ciones sobre el particular. En este con-
cepto hizo presente que ÍOS graves sucesos recientemente ocurridos


»en la Península habian tenido el efecto natural de producir en la isla




360 ESTUDIOS POLITICOS.


»de Cuba una agitacion y una inquietud muy fáciles de comprender.
»Que proclamado por el gobierno que hoy rige los destinos de la na-
»cion el credo político del liberalismo mas avanzado, todos los espa-
ñoles, cualquiera que fuese el lugar del mundo en que se encontra-
sen, debian considerarse en el goce de los derechos reconocidos por


»la revolucion, y que, en consecuencia, los habitantes de Cuba no po-
»dian menos de pensar que aeí se entendtria respecto de esta provin-
»cia, como parte integrante del todo nacional. ¿Qué debia hacerse,
»pues, en circunstancias semejantes? preguntó el Sr. Mestre.


»No podia caber duda: adoptar una marcha franca y decidida-
»mente liberal, en consonancia con el Orden estabecido y legal en la
»Península. Que no solo convenian las reuniones á que se habia rafe-
»rido, sino que tambien seria conveniente una mayor latitud para la
»prensa, á fin de que el espíritu público tuviera el suficiente desahogo;
»porque es siempre provechoso que ese espíritu no encuentre cerradas
»las válvulas de la legalidad; sucediendo que cuando estas se cierran,
»se busca la salida por las clandestinas, con los resultados que por
»sabidos era escusado esplicar. Que era menester cuidar escrupulosa-
»mente de que entre nosotros nunca haya divorcio entre la clase pro-
pietaria y la gente liberal; de que jamás vea esta en aquella una


»esencial contr adiccion, porque desde el instante en que tal divorcio
»existiese, las consecuencias serian verdaderamente funestas. Que de
»esa manera los sentimientos liberales de estos habitantes, pudiendo
»tener una espansiou adecuada, se desenvolverian dentro de su legí -
»timo cauce, realizándose la3 evoluciones que debian iniciarse sin
»trastorno ni peligro. Que la política mas liberal debia mirarse, por
»tanto, como la mas conservadora. Que esa era la razon primordial
»eu que se habia fundado para desear la celebracion de reuniones
»como las que había indicado, estimándolas además corno muy útiles
»en medio de la situaciou anormal por que atraviesa esta provincia (á
»que se contrajo con algun detenimiento) , para evitar, no solo los
»males presentes, sino los que desgraciadamente podian preverse en
»lo futuro.


»En esas reuniones, dijo, congregados los hombres de buena fé y
»amantes del país, estudiarian las graves cuestiones pendientes, pro-
»curariau la unidad en las ideas y en las miras y trabajarian de cone
»suno eficazmente por llevar á todos los ámbitos de la provincia, con la


ESTUDIOS POLÍTICOS.
361


»esperanza y las seguridades del porvenir, la influencia mas saludable.
»El Sr. Mestre concluyó reservándose completar sus indicaciones y
»desarrollarlas cuanto fuese necesario, en el curso de la discusion, si
»es que alguna se suscitaba en aquella conferencia.


»El Sr. Modet pidió en seguida la palabra, y otorgada que le fué
»por S. E., comenzó diciendo que estaba en todo de acuerdo con lo
»expuesto por el Sr. Mestre, á cuyas manifestaciones se adheria, y
»que mal podia dejar de ser así cuando en circunstancias muy distin-
tas de la presente, y como diputado á Córtes, habia pedido en el Con-


»greso reformas y derechos políticos para las islas de Cuba y Puerto-
»Rico, con el objeto de que fueran resolviéndose suavemente todas las
»dificultades que su gobernacion entraña. El Sr. Modet prosiguió ex-
»poniendo que en su concepto el país se tranquilizaria, si se espresaba
»de cualquier manera que fuese la legítima esperanza de la asimila-
»cion de esta provincia á las demás de España, de que aquí se habian
»de gozar en breve las libertades tan gloriosamente conquistadas en la
»Península, ya que de un modo indudable se sabia la existencia en
Madrid de un gobierno, que aunque provisional, era obedecido por
»todas las provincias. Que de este modo cesarían la ansiedad y el pá-
nico que por todas partes reinaban, y se producirian union y buena


»inteligencia entre los habitantes de la isla, restableciéndose la con-
»fianza y el órden.


»El Sr. Modet, despues de desenvolver estas ideas, terminó propo-
niendo que en caso de duda sobre la conducta que debia observarse,


»se dirigiese la correspondiente consulta al gobierno de la Península
»por medio del telégrafo, ya que felizmente las conquistas de la civili-
»zacion permitian que en un momento se pudiesen comunicar y con-
»fundir en un mismo sentimiento las ideas y los deseos que se tienen
»en los dos hemisferios.


»S. E. interrumpió entonces la conferencia, diciendo que habia
»creido que cierto número de vecinos deseaba ofrecerle su apoyo, y
»veia que por el contrario solo habian ido á indicar que no tenían
»confianza en el jefe de la isla, á censurar sus actos, á hacerles cargos
»muy graves á que se contraeria brevemente. Que se daba á entender
»que la revolucion habia reconocido ciertos derechos á todos los espa-
ñoles, que las personas que habian constituido un Gobierno Provisio-
nal en Madrid deseaban hacer esteusivo á esta isla el ejercicio de esos


46




262 VSTUDIOS POLÍTICOS.


»derechos, que alguien se interponia entre la metrópoli y esta provin-
cia, y que ese alguien era él. Que por su parte no habla recibido co-


»municaciones directas de aquel gobierno, ni aun por la vía telegrá-
fica, escepto solo la del nuevo ministro de Ultramar, que habia man-


»dado publicar íntegra. ¿Qué mas podia haber hecho, preguntó, en
»favor de la isla y en cumplimiento de su deber, que haber prescindido
»de sus opiniones y simpatías personales? Que él estaba resuelto á
»cumplir las órdenes que llegaran del gobierno de Madrid, y añadió,
»del gobierno del duque de la Torre, del gobierno del general Serra-
no. Que estaba decidido á hacer entrega de su mando, en su oportu-


»nialad, devolviendo la isla en los Mismos términos en que la habla re-
cibido; pero que de ningun modo se pronunciada, como parecían in-


»dicárselo los señores que habian usado de la palabra, porque su leal-
»tad se elevaba hasta el mismo trono de Dios.


»Agregó que las manifestaciones del Sr. Mestre eran análogas á
»las que hacían los sublevados de Yara con las armas en la mano,
»cuya conducta parecía disculpar el Sr. Mestre, y que no de otra ma-
nera habian iniciado sus insurrecciones las que despues fueran re-


»públicas hispano-americanas. El general Lersundi trató todos estos
»puntos con mayor detenimiento del que consiente este breve resú-
»rnen, y haciendo presente que el gobierao contaba con medios muy
»suficientes para reprimir y castigar á los revoltosos y agitadores,
»advirtió que terminada la respuesta que había tenido por convenien-
te dar á los Sres. Mestre y Modet, levantaba una sesion que de nin-


»gun modo debia prolongarse mas. El Sr. Modet pidió la palabra pa-
ra rectificar, y no le fué concedida.


»La vehemencia en el ademan, y la entonacion y severidad ines-
»perada del discurso de S. E., produjeron en los presentes la des-
»agradable impresion que es de suponerse. Retirábanse, pues, todos,
»y muchos con marcadas muestras de su descontento, cuando el señor
»Morales Lemus se acercó al general para hacerle algunas esplicacio -
»nes sobre el concepto en que el y otros invitados habian concurrido
ȇ la reunion que acababa de disolverse. El Sr. Morales Leinus ex-
»puso además cuánto deploraba que S. E. hubiese interpretado como
»cargos las indicaciones que se habian hecho con el mejor deseo del
»acierto, y en miras de alcanzar uu buen acuerdo sobre las cuestiones
»referentes á la organizacion política de la isla. S. E. no prestó, sin


12STUDIOS POLÍTICOS.


»embargo, acogida á esas manifestaciones, é insistiendo en la incou -
»veniencia de las reuniones pretendidas, dijo que mas eficaz que estos
»seria que el periódico titulado El País reprobase categórica v enér-
»gicamente el movimiento de los insurrectos. ó que se enviasen á es-
»tos dos comisionados para que depusiesen las armas. La. esperiencia
»le habla demostrado que de las discusiones no se saca. conveacimien-
»to alguno A veces, añadió tambien, pero como de paso, es induda-
ble que un rigor oportuno produce los mejores efectos: el sacrificio


»de algunas vidas suele evitar, en un momento dado, sacrificios mu-
»ch.o mayores y mas dolorosos.


»Con esto Se retiraron los que hablan permanecido oyendo las úl-
timas palabras del general Lersundi, y se puso fin á un acto que, co-
menzado bajo los mejores auspicios, hubiera podido tener la mas


»benéfica influencia en los destinos de la isla de Cuba. Escrita esta
»nueva página de su historia, no nos detendremos por ahora en co-
mentario alguno.


»Habana y octubre 29 de HOS.»
A consecuencia de las palabras, pronunciadas por el coronel Mo-


det esplicando en sentido liberal los deseos de la junta, fué desterra-
do, ab 2 rato, por el general Lersundi.


Se baria recibido un telégrama del ministro de Ultramar que fué
publicado en la Gaceta de la Habana, solo que no era fiel reproduc-
cion del remitido por el ministro de Ultramar, debida la alteración
tal vez á alguna conveniencia política, que tendria en cuenta el capi-
tan general, atendidas las circunstancias especiales en que se hallaba
la isla con la insurreccion de Yara.


No hemos sido amigos ó admiradores del gobierno del general
Lersundi durante su primera época de mando; antes bien fuimos ene-
migos francos y declarados de su persona: en la segunda época tu.
vimos algunos motivos de atencion que agradecerle, pero nunca
relaciones de amistad con este personaje, y, por lo tanto, creemos ser
imparciales en lo que vamos á decir.


La situacion del general Lersundi como capitan general de la isla
de Cuba, como militar y servidor adicto de la dinastía caída, era crí-
tica y terrible, despues del alzamiento de Cádiz. ¿Qué podia ni debia
hacer mas que entregar el mando al sucesor que le nombrasen, y


,devolver la isla en los mismos términos que la habia recibido? ¿De-




1


264 ESTUDIOS POIATIDOS. ESTUDIOS POLITICOS 265


bia él promover ni plantear nada sin órdenes terminantes del gobier-
no de Madrid, ni era el indicado para hacer estensivo Cuba á el es-
píritu liberal de la revolucion de setiembre? No ha habido, pues,
razon en acusarlo de haber mantenido la isla de Cuba ajena y sepa-
rada del movimiento radical que se operaba en la Península, y estuvo
en su puesto haciendo las declaraciones que oyeron los concurrentes
á la Junta de notables.


No creemos, sin embargo, que hizo bien en lo del besamanos los
dias 4 y 10 de octubre, en lo de los grados conferidos en la universi-
dad en 17 del mismo, bajo juramento de obediencia á doña Isabel II,
ni en lo del destierro del ilustrado coronel i,Iodet.


El general Lersundi tampoco comprendió la importancia del mo-
vimiento de Yara, pues en sus despachos oficiales al gobierno, fe-
chas 2 y 10 de octubre, decía que la insurreccion estaba dominada y
vencida, y así lo publicaba tambien la Gaceta de la Habana..


En 13 de noviembre aprobaba el gobierno de la nacion la política
del general Lersundi enviándole el ministro de Ultramar el siguiente
telégrama:


«El gobierno ha acordado comunicar á V. E. que está altamen-
te satisfecho de su digna y patriótica conducta. Ha procedido al


»relevo de V. E. solo por satisfacer los deseos que ha manifestado
»Continúe V. E. en su puesto, seguro de la confianza del gobierno, y
»haga comprender á los espíritus impacientes que la alteracion del ór-
»deu público, además de ser severamente reprimida, dificultaria el
»cumplimiento de las promesas que ha hecho el gobierno en nombre
»de la nacion. En la Península la tranquilidad es completa.—AYALA..»


Con fecha 17 decía el general Lersundi al ministro de Ultramar lo
que sigue:


«El estado general de la isla viene mejorando sin cesar hace ya
»15 dias, porque encerrada la insurreccion donde nació, sin que haya
«podido ser secundada por ninguna poblacion importante, es:á ya en
»descomposicion y espero destruirla inmediatamente; mas como esto
»es y ha sido siempre independiente de la necesidad y de mi deseo de
»ser relevado, insisto en ello, á pesar de las muchas consideraciones
»que debo y reconozco en el Gobierno Provisional.—FaANcJsco LER-
»SIINDI.»


Nombrado capitan general de la isla de Cuba el señor mar-


qués de Castell-Florite, su estado delicado de salud y el conflicto re-
volucionario de Cádiz, no le permitieron embarcarse para su destino
hasta el 16 de enero, siéndole preciso ir saltando las barricadas en Cá-
diz para llegar al vapor en que debia verificar su viaje.


Le precedió en su viaje un telégrama de Madrid favorable á la
union de cubanos y peninsulares, pues los que residían en Madrid.
animados por el patriótico deseo de acabar con los antiguos ódios que
tanto han exarcebado las pasiones de aquellos dos antiguos partidos,
determinaron celebrar una conferencia con el general Dulce, siendo
informados por él del programa liberal que pensaba desarrollar en la
isla de Cuba, secundando las disposiciones del gobierno, y autoriza-
dos para comunicar á sus amigos las palabras de', nuevo capitan ge-
neral, dirigieron el siguiente telégrama á la Habana:


«Señores D. José Morales Lémus y D. Julian Zulueta.—Habana.
»—Para publicarlo en toda la isla.


»Cubanos y peninsulares se han reunido aquí, bajo un pensamien-
to comun de Cuba liberal española.


»Se han presentado al general Dulce y han salido muy satisfe-
chos. El general vá decidido á modificar el impuesto y á gobernar


»conel país y con un criterio ámpliamente liberal, reservando la Cons -
»tituciou definitiva á las Córtes. Dará una amnistía general, si se de-
«ponen las armas.—¡Viva España con honra! ¡Viva Cuba liberal es-
pañola!


»Por la reunion, Arrieta, Rodriguez, Ferrer, Azcárate, Bernal,
»Modet, Freire, Espelius, Del Valle, Benavides, marqués de Yaraya-
«bo, Montenegro, Pastor, Iznaga. »


A este telégrama, recibido en la Habana, no le dió paso la capita-
nía general.


El general Lersundi, á quien sorprendió el movimiento insurrec
cional de Yara con menos de ocho mil hombres de guarnic,ion, destacó
al conde de Valmaseda con setecientos hombres contra las insurrectos,
enviando otros mil ó mil quinientos á diferentes puntos estratégicos:
pero se ocupó principalmente en la formacion de los primeros cuer-
pos de voluntarios, mandándoles repartir todas las armas de los de-
pósitos militares. Cuando llegó á la Habana el general Dulce se en-
contró con una fuerza ciudadana respetable.


El recibimiento que se le hizo al general Dulce estuvo frio coma




$eiS mismos anincoa,
el aire del Norte que soplaba, y solamente pocos, pero leales y since-
ros amigos suyos, consecuentes con la política de reformas á que ha-
bian aspirado, se apresuraron á ir á visitarlo á bordo.


A las doce del dia 4 de enero, casi cadavérico y apoyado del brazo
del obispo de la Habana, que regresaba con él de su destierro, y del
brazo nuestro, bajaba las escaleras de la cubierta del vapor para to-
mar la falúa de la capitanía general que habia de desembarcarlo eu
el muelle de caballería.


Bien comprendia el general Dulce, sin desplegar sus labios y sin
hacer una pregunta, el grave estado en que encontraba el país, cuan-
do él, cadáver ambulante, y solo por cumplir sus promesas, se ha.bia
lanzado en el Atlántico, á riesgo de encontrar, como estuvo muy cer-
ca, sepultura entre sus ondas. No era el general Dulce el que 'regre-
saba á la isla de Cuba; era su. espíritu, con el cual creyó suficiente
salvar la isla del caos amenazador á que la esponia la desatentada
guerra civil iniciada en Yara, mas que por amor á la libertad, por
ódio á la dominacion española; porque este sentimiento, necesario es
decirlo, justo ó injusto, pero siempre bastardo é infecundo, ha con-
tribuido mucho al levantamiento del 10 de octubre y á los males que
han sido su consecuencia.


El general Dulce, enviado de paz del nuevo gobierno de la na-
cion, y provisto con poderes estraordinarios y facultades discrecio-
nales, alimentaba en su corazon esperanzas vivísimas de salvar la
situacion desventurada de la isla, haciendo participar á los cubanos
de las libertades que á manos llenas había derramado sobre la Penín-
sula la revolucion de setiembre.


No tenia en cuenta las dificultades que iban á presentársele con
motivo de su enfermedad y los graves achaques de su cuerpo.


Con la enseña liberal que alzó en Cádiz creia él agrupar en torno
de la legalidad y de la nacionalidad española las huestes sublevadas
de los departamentos Central y Oriental. Ante esa enseña liberal de
Cádiz hizo caer de su pedestal la estatua de la reina Isabel y sus re-
tratos, como para. marcar la nueva era de libertad, derechos y justi-
cia que empezaba para las Antillas.


En la Gaceta de la Habana del 10 de enero apareció el decreto si-
guiente:


BEITIMOS YOLiTiC08.
361


«Usando de las facultades que se me han concedido por el Go -
»bierno Provisional de la uacion, decreto lo siguiente :


»Artículo 1.° Todos los ciudadanos de la provincia de Cuba tie-
»nen derecho á emitir libremente sus pensamientos por medio de la
»imprenta, sin sujecion á censura ni á niugun otro requisito prévio.


»Art. 2.* Los delitos comunes que por medio de la imprenta se
»cometan quedan sujetos á la legislacion comun y tribunales ordi-
narios.
»Art. 3.° Son responsables para los efectos del artículo anterior,


»en los periódicos, el autor del artículo, y á falta de este, el director.
»En los libros, folletos y hojas sueltas, el autor, y no siendo conoci-
do, el editor y el impresor, por su órden.


»Serán considerados como hojas sueltas para los efectos de este
»decreto, los periódicos que carezcan de director.


«Art. 4.° Las empresas de periódicos pasarán á este gobierno su-
perior político uua comunicacion en la que ha de constar el nombre


»de la persona que dirija el periódico.
»Art. 5.° Ni la religion católica en su dogma, ni la esclavitud,


»hasta que las Córtes Constituyentes resuelvan, podrán ser objeto de
»discusion.


»Habana 9 de enero de 1869.—DomiNao Doce.»
Este decreto del general Dulce encerraba la primera de las con-


cesiones políticas que durante tantos años anhelaron los liberales de
la isla de Cuba.


Como por encanto surgieron gran número de periódicos que adop-
taron títulos originales, algunos como La Tranca, El Farol, La
Chamarreta, La Idea Liberal, Fuera Careta, El Pueblo Libre, El
Machete, La Guillotina, El Cucharon del Diablo, El Pueblo, La
Democracia, La Verdad, El Espectador Liberal, El Negro Bueno,
La Gota de Agua, La Con/vencion Republicana y otros muchos.


La mayor parte de estos diarios no tuvieron importancia alguna y
aparecian redactados por personas desconocidas ó de ninguna signi-
ficacion, esceptuando La Verdad, que vendia 14.000 ejemplares dia-
rios y tenia plumas de primer órden á su devocion.


El periódico La Verdad principió desde luego sosteniendo polé-
micas con el Diario de la Marina y La Voz de Cuba, y declaraba
que el objeto único del periódico era la conciliaciou, y deploraba que




868 Rannnos POLíTICOS.
cuando el conde de Valmaseda entró en tratos con los insurrectos de
Puerto-Príncipe, que son los que mayor importancia han dado á la
insurreccion, estos estuvieron siempre dispuestos á volver á sus ho-
gares con tal de que se les diese garantías positivas de reformas libe-
rales, y que por haberse negado á ello Lersundi, fundado en que no
tenia facultades, se lanzaron de nuevo al campo.


Con estas declaraciones de La Vel-d,ad que parecian sinceras, y
oyendo las opiniones de importantes y respetables personas de la Ha-
bana, convino el general Dulce eu que fueran dos comisiones al cam-
po de los insurrectos para exhortarlos y disuadirlos, á fin de que de-
pusieran las armas y se establecieran en la isla las libertades con-
quistadas para todos los españoles por la revolucion de setiembre.


Una de estas comisiones la compusieron los Sres. D. Ramon Ro
drigtn z Correa, consejero de administrador' de la isla .'de Cuba, don
Hortensio Tamayo, alcalde mayor, y D. José de Armas y Céspe-
des, que espontáneamente se brindó á acompañar á los dos señores
anteriores.


Esta comision debia dirigirse al Camagüey, llevando el pasa-
porte del capitan general D. Domingo Dulce para que pudiese tran-
sitar libremente sin que se le pusiese el menor obstáculo, antes por
el contrario, prestándole todas las autoridades así militares como ci-
viles, de cualquiera graduado"' ó categoría, todos los apoyos y re-
cursos que solicitase, sin averiguacion de causa.


La otra comision que debía ir por distinto rumbo que lá anterior
á buscar el campamento del jefe de la iusurreccion cubana D. Car-
los Manuel de Céspedes, la compusieron los Sres. D. Francisco de
Paula Tamayo, D. Joaquín Oro y Ramirez y D. J. Ramirez. El pri-
mero de estos señores habia, sido en anteriores circunstancias el abo-
gado consultor de la familia de Céspedes, y el segundo el refaccio-
nista, y amigo de D. Francisco V. Aguilera, segundo jefe dela insur-
reccion cubana.


La primera comision partió para Nuevitas el dia 10 de enero, y
la segunda para Manzanillo el dia 15.


Los Sres. Correa, Tamayo y Armas se dirigieron á Nuevitas y de
allí á San Gregorio por el camino viejo; prosiguieron á San Agustin
hasta Angel Custodio, de allí al ingenio Santo Domingo, y atrave-
sando el Zaramagñacan, que nace en Sabana Nueva, pasando la Se-


ESTUDIOS POI ¡TICOS.


369


bana de Gibacoa, pernoctaron allí durante la noche, despues de ha-
ber andado ocho leguas.


Emprendieron de nuevo el viaje á la mañana siguiente, pasando
la finca El Quemado, de D. Mariano Pimelles, otra de crianza de
D. Faustino Nieves, donde almorzaron, saliendo en seguida para las
Vegas de la Concepcion. Pasaron el rio de este nombre, llegando á la
tienda de D. Pánfilo Cristian, y en seguida á la de Varela, hasta llegar
al ingenio T'arias, propiedad de D. Francisco Sanchez, uno ele los in-
dividuos del comité del Camagüey, con quien primero entablaron
sus conferencias los comisionados del general Dulce..


-Los Sres. D. Francisco de Paula Tamayo, y sus dos compañeros
de comision, llegaron á Manzanillo el dia 18, y allí supieron la ocia-
pacion de Bayamo por el conde de Valmaseda, ó de lo gire fué Baya-
rte), pi.iesto que al abandonarlo los insurrectos lo redujeron á cenizas,
lo mismo que hicieron con- el pueblo del Dátil.


Puestos de acuerdo con el teniente gobernador, convinieron don
Francisco de Paula Tamayo Fleites y D. Joaquin Oro y Ramirez es-
perar en Manzanillo al conde de Valmaseda é informarle de la difícil
mision que les estaba encomendada, y que por difícil que fuese, es-
taban resueltos á llevar á cabo, segun lo habian ofrecido al general
Dulce.


El dia 23 de enero recibieron carta de tres jefes de los insurrectos,
en la que les señalaban el dia siguiente para conducirlos al punto
donde se hallaba Carlos Manuel de Céspedes, habiendo tenido de
antemano una entrevista preparatoria el dia 21.


Efectivamente, salvando las mayores dificultades y peligros llega-
ron los comisionados dos das despues al punto denominado Ojo de
Agua de los Melones, donde se hallaba Céspedes esperándolos. Allí
le presentaron la carta del general Dulce, exhortándole á que aban-
donase la actitud hostil en que se habia colocado, y que libertase al
país del triste porvenir de sangre y cenizas en que iba á lanzarlo.
Los comisionados esforzaron los argumentos del general Dulce con los
suyos propios, y Céspedes, que guardaba grandes consideraciones de
respeto y amistad á esos señores, les manifestó el mejor deseo de acep-
tar la invitacion digna y generosa que le hacia el general Dulce, si el
comité del Camagüey prestaba su asentimiento.


Desgraciadamente, cuando las comisiones conciliadoras eran cor-
47




ÍI


810 ESTUDIOS POLITICOS.


dialmente recibidas en el campo insurrecto, lo mismo en el 'fu-
rias que en Ojo de Agua de los Melones, y cuando á juicio de los pe_
ninsulares y cubanos mas caracterizados parecían ya' indudables los
preliminares de la pacificacion, un hecho tristísimo y que nunca será
bastante lamentado, vino á descompaginarlo todo y hacer imposi-
ble toda conciliacion. D. Augusto Arango, jefe insurrecto que se
presentó incautamente á las puertas de Puerto-Príncipe solo, desar-
mado, Çon dos salvo-conductos, para tener una entrevista con el go-
bernador militar de esa ciudad, pidiendo ser conducido á la coman-
dancia general, anunciando la inmediata presentacion y sumision al
gobierno de 600 á 700 hombres de los 800 6 1.000 que por entonces
estarian en armas en aquel departamento, con lo dual habria acabado
indudablemente la insurreccion, localizada todavía allí y en las cer-
canías de Bayatno, fué asesinado por un comisario de barrio, un te-
niente y cuatro paisanos armados.


Este acontecimiento desgraciado echó por tierra los planes bien
me,litados del general Dulce, borrando la sangre de D. Augusto
Arango cuanto se habia hecho en sentido conciliador.


Al saberse en el campo insurrecto tan desgraciada ocurrencia, el
comité revolucionario del Camegtiey dirigió á los Sres. D. Hortensio
Tamayo y D. Ramon Rodriguez Correa, que habian adelantado sus
negociaciones de tál manera, que llegaron á considerar aceptadas las
proposiciones del general Dulce, una comunicacion para que regresa-
sen inmediatamente á Nuevitas, declarándolos exentos de toda repre-
salia, y siendo escoltados porlos insurrectos hasta las líneas españolas.


D. Cárlos. Manuel Céspedes, despues de haber conferenciado con
los Sres. Tamayo-Fleites, Oro y Ramirez, que estuvieron alojados
con el mismo Céspedes durante tres dias, habia enviado un mensaje
al comité del Camagüey invitándolos á una conferencia que debia,
celebrarse en Ojo de Agua de los Melones. La contestacion que reci-
bió Céspedes del comité del Camagüey, y que leyó con tristeza á las
comisionados del general Dulce, fué el anuncio del asesinato de don
Augusto Arango, ante cuyo suceso se limitó ya Céspedes á contestar
la carta del general Dulce inanifestandole io ocurrido, y la imposibi-
lidad eu que lo habla' colocado de atender sus recomendaciones, pues
ese atentado contra Arango habia despertado un sentimiento de deses-
peracion en las filas insurrectas.


ESTUDIOS POLITICOS.


Provisto de los salvo-conductos correspondientes regresaron los
comisionados á Manzanillo y de allí á la Habana, donde se lamenta-
ron con el general Dulce de que el asesinato de Arango, que debió
haber evitado el brigadier Mena en Puerto Príncipe, hubiese impedido
la sumision de los insurrectos y la pacificacion del país.


Bien claramente comprendió el general Dulce las fatales conse-
cuencias de la muerte de Arengo, y aun se proponia castigar á los
autores; pero sus propósitos fueron contrariados por la especialidad
de las circunstancias.


Desde entonces comenzaron las amenazas, los insultos y las provo-
caciones, y como consecuencia precisa, la eroigracion de muchas fa -
millas para Europa y los Estados Unidos. La guerra civil iba á co-
menzar con todos sus horrores. y los hombres de ideas conciliadoras,
de tendencias pacíficas y patrióticas, iban á encontrarse entre dos ele-
mentos de intransigencia irresistibles.


Aunque en la isla de Cuba desde hace muchos años existe un par-
tido separatista, Céspedes, abandonado á sus propias fuerzas y sin la
poderosa ayuda que le dió la. gente del Camagüey, hubiese tenido que
sucumbir ó emigrar. Asegura D. Napoleon Arengo, uno de los jefes
mas importantes que ha sido del Camagüey, en un documento que
han publicado los periódicos de la Habana, que «cuando Céspedes in-
tentó dar el grito de independencia en octubre del 68, le manifestaron
Puerto-Príncipe y Holguin que no le secundarían; haciéndole respon-
sable ante la posteridad de los males que iba á ocasionar; que el mis-
mo departamento Oriental, con escepcion de poquísimos, no queda
continuar ese movimiento; y que el propio Céspedes, teniendo ya no-
ticias de nuestra revolucion, y comprendiendo la ligereza con que ha-
bía obrado, convenia en cambiar el grito de independencia por el
programa de Cádiz, que aceptaba además, porque era la aspirarían
unánime (escepto en un solo individúo) del departamento Central.»


Y se agregaba que en noviembre y diciembre de 1868 se dirigie
ron varias exposiciones en este sentido, firmadas por los vecinos más
respetables del departamento Central al general Lersundi, y que este
no hizo de ellas ningun caso.


En las juntas celebradas en La Clavellina y en Las Minas quedó
sancionado el acuerdo de aceptar el programa de Cádiz.


Todo espíritu de conciliacion, toda esperanza de acomodamiento,




312 ESTUDIOS POLÍTICOS.


quedó desvanecida, sin embargo, con la sangrienta ocurrencia de
Puerto-Príncipe. Desde ese momento variaron los propósitos, alzóse
bandera negra y se declaró la guerra á muerte por la indepen-
dencia.


Desde ese momento tambien, y pronunciada la guerra civil, ya
no tenían razon de ser los esfuerzos de los hombres amantes de la con-
ciliacion por medio de las reformas políticas, que era ya imposible es -
tablecer en medio de los desórdenes, de la escitacion de los ánimos, de
los ódios y de las venganzas que consigo trae siempre la lucha entre
hermanos. -


En vano se habia apresurado el general Dulce á conceder en la
Habana el derecho de reunion para que todo el mundo expresase li-
bremente sus opiniones. De nada sirvió su buena voluntad. Las úni-
cas juntas de verdadera importancia que se celebraron de insulares
tuvieron lugar en una de las principales casas aristocráticas de la
Habana, la del marqués de Campo-Florido en los Bias 13 y 18 de ene-
ro de 1869.


Entre la numerosa concurrencia que asistió á la referida junta,
se hallaban los principales títulos de Castilla, grandes propietarios y


personas mas notables por su ilustracion y riqueza, y los grandes sa-
lones de la suntuosa caso del marqués de Campo-Florido apenas eran
suficientes para contener las -personas allí reunidas. Fué electo presi-
dente por unanimidad el Excmo. señor marqués de Campo-Florido, y
á nosotros tambien nos cupo el honor, sin que hubiésemos tenido arte
ni parte en la preparacion ni convocacion de dichas juntas, en ser
electo secretario, tambien por unanimidad.


Tuvimos el cuidado de escusarnos de aceptar tal honor, porque
no habiendo tenido parte en la convocacion de las juntas. ui subido el
propósito que habia al formarlas, no creiamos ser el indicado para el
puesto con que se nos distinguia. Insistidse en nuestro nombramiento,
y lo aceptamos, no sin repetir antes lo que ya habiamos expresado y
sin recordar la mayor competencia. que existia en muchos de los seño-
res presentes para desempeñar mejor el puesto que se nos snco-
mendaba.


Declaróse en seguida instalada la junta, y tornando la palabra, el
marqués de Campo-Florido dijo:


«Señores: Ya que no me ha sido posible manifestar el objeto de


Esrumos poLínsos.
313


»esta reunion en las esquelas de invitacion que he tenido el honor de
»dirigir í Vds., séame permitido hacerlo en este momento.


»Varios amigos nuestros, reunidos conmigo para tratar de la si-
»tuacion del país, hemos reconocido desde el principio que éramos
»deficientes para tan importante cuestion, y hemos convenido tam-
bien en la urgente necesidad de apelar al concurso de las personas


»ilustradas que pudieran acompañarnos y guiarnos por la senda mas
»prudente.


»Despues hemos lamentado todo lo que ocurre en este privilegia-
»do país, libre hasta el dia de conmociones políticas, siendo inútil y
»doloroso para mi corazon el referirlo.


»Mas al tomar en consideracion las favorables condiciones que por
»otro concepto nos rodean, hemos creido que si fuese posible una fu-
»sion entre el partido peninsular ilustrado y liberal con los distintos
»partidos en que se encuentran fraccionados los nacidos en esta isla,
»pudiéramos llegar á formular, despues de una ámplia, libre é ilus -
»trada discusion, un proyecto de aspiraciones bajo las bases de inte-
gridad nacional, fusion de peninsulares é insulares liberales y con -


»denacion de toda aspiracion que comprometiese el verdadero progre-
»so; es decir, el fomento de nuestra riqueza y el desarrollo de nuestra.
»ilustrad 011.
-


»Señores: Tened la complacencia de reconocer que las circunstan-
cias no pueden ser mas favorables para esta grandiosa empresa: el


»gobierno de la uacion ha iniciado una nueva era eminentemente li-
sberal, y el dignísimo señor capitan general D. Domingo Dulce, que
»para dicha nuestra ha venido á visitarnos por segunda vez, ya lo
»conoceis: todos, sin escepcion, saben muy bien que es notoriamente
»noble, liberal é ilustrado, con cuyas bellísimas cualidades se presen-
ta de nuevo entre nosotros corno el mas fiel intérprete de los libera-


"les sentimientos que predominan hoy en la nacion.
»Voy á concluir, señores; pero antes creo de mi deber rogar á us-


tedes, en nombre de nuestro querido país, en nombre de nuestras
»familias y de nuestros intereses, que deponiendo aspiraciones exa-
geradas difíciles de realizar por el sistema pacífico que hemos indi-
cado, nos concretemos al objeto de esta reunion, en cuanto sea mazo


»nable, y hagamos cuanto nuestras familias, nuestro país y la nacion
»tienen derecho de esperar de los nobles hijos de este suelo..Y si, co-




374 ESTUDIOS POLÍTICOS.


»mo es nuestro deseo, estas ideas tienen eco eu esta patriótica é ilus-
trada reunion, podremos lisonjearnos de haber puesto la primera


»piedra en la grandiosa obra de recoustruccion de nuestro país en
»sentido liberal y bajo los auspicios de la nacion que ha llenado al
»inundo entero de admiracion con la grandiosa revolucion que ha
»realizado: de la moderna España, señores, regenerada por la liber-
tad y por la libertad llamada á muy altos destinos.»


Aquella numerosa concurrencia, compuesta toda de hombres de
buena voluntad, ciudadanos honrados é inteligentes, muchos de ellos
con grandes bienes de fortuna y todos con caudal y con familia en el
país, y por lo tanto deseosos de asegurar un feliz porvenir de tranqui-
lidad y progreso para Cuba, formando un indestructible lazo moral
que la uniera para siempre con su metrópoli, oyeron con verdadero
interés los nobles deseos del marqués de Campo-Florido, quien decla-
ró abierta la discusion. Los Sres. D. Juan Poey, D. Juan Atilano
Colomé y D. Pedro Sotolongo propusieren que la junta de insulares
nombrase una comision para formular un proyecto ó base para la fu--
sion con el partido peninsular, y aceptada la idea por una gran ma-
yoría de la junta, se nombró una comision compuesta de los señores
D. Juan Poey, conde de Pozos Dulces, D. Antonio Bachiller y Mora-
les y D. Domingo Sterling, bajo la presidencia del marqués de Campo-
Florido, para redactar un proyecto de leyes que, aceptado por los
partidos en que estaba fraccionada la opinion pública, diera por re-
sultado la cesacion del estado violento y peligroso que agitaba tanto
los ánimos.


La comision evacuó su cometido en un estenso informe, del cual
se hizo el siguiente extracto, que vió la luz pública en los diarios de
la capital:


«En esta rápida reseña solo nos proponemos presentar una idea
»general de los principales argumentos de la comision, sin hacer mé-
»rito de las citas y documentos justificativos que los robustecen y pue-
»den consultarse en aquel valioso trabajo. Como fundamento de todo
»él está consignada la unidad nacional mediante la union de Cuba
»con su metrópoli. Para que esta union sea eficaz y duradera habrá
»de cimentarse en las sólidas bases de la justicia y la mútua conve-
aniencia, completamente desatendidas y violadas por el régimen de
»esclusion que de 30 años á esta parte viene siendo la norma del go-


ESTUDIOS POLÍTICOS. 2'15


»bierno á que ha estado sometida esta Antilla. Jamás, ni en tiempo
»alguno, pudo escusarse ese malhadado régimen, que á la sombra
»de una aparente prosperidad ha tenido por efecto acumular aquí
»gérmenes cuya desastrosa evolucion estamos ahora palpando; pe-
»ro mucho menos pudiera justificarse hoy que una revolucion glo-


realizada en nombre de la honra y de la justicia, permite á
»España reparar los desaciertos y atentados de sus gobiernos an-
teriores.


»Las provincias ultramarinas, mas vejadas y maltratadas que las
»metropolitanas, son por tanto las mas acreedoras á que esa repara-
ocion no se aplace un solo dia, y á que sea la mas completa que ca-
»ber pueda dentro del círculo de la integridad nacional. No ya la
»justicia solo, que tambien la urgencia de poner un remedio eficaz á
»los males y peligros que nos rodean, reclama á grito herido una so-
»lucion fuodameutal. ¿La pedimos acaso para nosotros solos? Pues
»que, ¿no han alcanzado á todos los habitantes de Cuba los despojos
»y arbitrariedades de aquel funesto régimen? ¿No amagan tambien á
»todos los tenebrosos problemas que con sus desaciertos ha eligen-
»tirado? ¿Deberemos aceptar soluciones aisladas , insuficientes y me-
»ticulosas, que dejen en pie todos los peligros y subsistentes todas
»las causas de ruina y de . desoi acion que sombrean nuestro horizonte?
»¿Podrá ser verdadera conciliacion el efímero acuerdo que ahora cele-
» brásemos, fundado en bases deficientes y deleznables? No lo aconse-
ja así el patriotismo ni lo consienten la razon y la conveniencia. Pe-
»ninsulares y cubanos todos debemos propender á que desaparezca
»para siempre el mas pequeño motivo ó pretesto para futuras divisio-
nes, y á que, identificadas en espíritu y en intereses, hagamos de


»Cuba el terreno neutral en que la nacionalidad española pueda des-
»envolverse y perpetuarse al abrigo de todas las peripecias y tras-
»tornos del mundo europeo.


»Para alcanzar ese grandioso fin no proponen los informantes
»una novedad en la esfera de la ciencia, ni un ensayo en el terreno de
»la práctica; uo piden el mas pequeño menoscabo de la influencia ó
»de la dignidad de la patria coman. Piden lo que los hombres de Es-
»tado y los publicistas mas eminentes han consignado en sus obras y
»en sus discursos como la esencia y mejor garantía de las relaciones
»que deben guardar las metrópolis con sus colonias, y como el víncu-




1


376 En-timos POLITICOS.
»lo mas fuerte y duradero que puede mantenerlas unidas para la
»prosperidad y engrandecimiento recíproco.


»Piden lo que con tan brillante éxito se ha efectuado en el go-
»bieruo de las colonias inglesas, y resalta mas especialmente en el de
»Canadá, donde una fabulosa y creciente prosperidad ha tenido por
»efecto amalgamar los elementos mas discordes, fundir dos nacionali-


dades distintas y desvirtuar los halagos de un vecino poderoso, mo-
delo t:ambien de prodigioso incremento y vitalidad. Piden lo que la


»altiva nacion británica no ha temido otorgar sin desdoro á sus mas
»distantes territorios, rescatando á algunos de ellos de la guerra y de
»la anarquía en circunstancias anaiogas á las que hoy atraviesa Cuba.
»Piden lo que las sábias leyes de Indias concedieron en gran parte á
»sus vastos dominios de la América continental, que junto con sus li-
»bertades municipales ejercieron el derecho de tener Uórtes locales en
»Méjico y en el Cuzco. Piden lo que está en uso, dé hecho y de de-
recho, en algunas provincias de la España peninsular, sin que por


»edo se resientan los intereses de las demás, ni peligre en lo mas mí-
»nimo la unidad nacional.


».Piden lo que en circunstancias muy distintas de espansion y de
»libertad reclamaron los comisionados de Cuba y de Puerto-Rico en
»la junta ae infarmacion celebrada en Madrid en 1867. Piden lo que
»la fecunda revolucion española acaba de proclamar sancionando el
»principio de la descentranzaeiou. Piden, ea fiu, el gobierno del país
»por el país . Piden la autonomia, que es la forma sintética de todos
»los derechos y de todas las conveniencias locales y nacionales, y la
»garantía mas segura contra las ideas de independencia o de a,nexiou
»que hoy abrigan no pocos espíritus impacientes de este país.


»Y esto pide la comision, no sulo como verdad cientítica y como
»verdad práctica, evidenciada en los hechos y documentos en que se
»na apoyado, sino como solucion única á los complicados y difíciles
»probiemas que aqui han stirgiu0, gracias al sistema de cen,traliza-
»cion que nos ha regido hasta ahora, y que algunos quisieran perpe-
tuar bajo el nombre de a,s.muacion, palabra que en política no tiene


uta acepcion que se pretende darle, haciéndola sinónima de identidad
»en la forma de ejercer los derechos políticos, y violentando así las
»leyes de la geografía y las diferencias de tiempos, de distancia y de
»localidades. Cuba, físicamente apartada de la España europea por el.


ESTUDIOS POLILICOS.


217
»anchuroso mar, tiende á separarse de ella en el órden moral, á la
»manera que los astros que giran alrededor del sol tienden á alejarse,
»y se alejarian, si una fuerza igual y contraria no los mantuviese
»eternamente en la órbita que les trazó el Supremo Hacedor. Esa
»gran ley de la atraccion rige en el mundo político como en el astro-
nómico, y por ella, y no por ninguna otra, se conservan moral y
»nacionalmente unidas á la metrópoli las provincias que no forman
»con ella un todo geográfico ó material. Esta es la razon por qué la
»igualdad de derechos no significa identidad en la forma de ejercer-
»los cuando se trata de provincias tau disimilares como lo son las de
»la Península y las de las Antillas españolas, y así se esplica y se
»justifica tambien la Constitucion autonómica que para Cuba pide la
»comían, como la única que satisface á ese equilibrio de fuerzas ai-
»vergentes que constituye la armonía del sistema planetario, y se
»realiza igualmente en los ejemplos coloniales que ha citado.


»En asunto tan grave, empero, no ha querido la comision des-
»cansar únicamente en argumentos de similitud ó de analogía,
»sino que ha aducido tambien consideraciones concretas para desechar
»el sistema de asimilacion, que ahora se recomienda por los mismos
»que durante 30 años han hecho crugir la prensa y resonar la tribu-
»na con la enumeración de las diferencias y condiciones distintas que
»reclaman para Cuba leyes especiales. Y así es la verdad. Son irre-
»solubies por el mismo criterio político las diferencias y especialida-
des que distinguen á esta de las provincias peninsulares: distancia


»de la metrópoli, situacion geográfica, naciones y colonias que ro-
»dean á Cuba, relaciones mercantiles , diversidad de razas, proximi-
dad á los Estados-Unidos y á Méjico, estensiou y despoblacion


»lativa, insuficiencia de las comunicaciones interiores,.especialida.d en
»su clima y cultivos, distribucion de la propiedad, etc., etc., etc.


»Estas y otras diferencias en el órden material como el -económico
»y social, están diciendo á voces que no puede ser una misma la cues-
iition política de Cuba, ni idéntico su gobierno con el de las demás
»provincias de la nacion, si bien algunas de esas especialidades de-
ben contribuir á robustecer el lazo que la une á la metrópoli. Ahora


»bien: ¿cabe presumir siquiera que esa Constitucion especial, reco-
mendada por razones tan poderosas, pueda hacerse en el sentido de
»la restriccion , ni que amengüe los derechos y libertades que


Ag




378 ESTUDIOS DOLIMOS.


»son ahora patrimonio de todos los españoles? ¿No es evidente
»que para abrazar todos esos derechos y libertades, el nuevo Có-
digo político no puede ser sino el autonómico, el 'laico que posee


»en sí toda la eficacia y toda la prontitud y vitalidad necesarias para
»resolver con acierto las arduas cuestiones que entraña la situacion de
»la isla, y para elaborar con elementos tan especiales y diversos la sá-
»vía que ha de dar vida, crecimiento y estabilidad al cuerpo social?


»A nadie puede ocultarse que, parte integrante esta provincia de
»la nacion española y abierta á todos los nacidos en territorio espa-
Ȗol que en ella han de participar de todos los derechos y prerogati-
»vas del nuevo Código político, no es un privilegio ni una exencion
»la que se pide para los naturales de Cuba, sino la creacion de un
»sistema especial que á ning;un español escluye, que á todos brinda
»iguales beneficios y ventajas y á cuya defensa y conservacion todos
»podrán y estarán interesados en contribuir.


»Y si el bienestar, la riqueza, la dignidad y todas las aspiraciones
»del hombre civilizado pueden satisfacerse y afianzarse aquí por el
»concurso de todos, y gracias al alejamiento de Cuba de los centros
»perturbadores de Europa, y de las pasiones políticas que acaso por
»muchos años todavía agiten á la Península, ¿no es esa misma espe-
»cialidad, hija esclusiva de la naturaleza y de las circuuSiancias y
»patrimonio universal de todos los españoles sin diatincion de pro-
vincias, el vínculo mas seguro y el lazo mas perdurable de la union


»de Cuba con su metrópoli, y el baluarte mas inexpugnable de la na-
»cionalidad. española?


»La autonomía no es, pues, lo que dicen sus adversarios, sino la
»solucion suprema de todos nuestros males y conflictos, y el iris de
»bonanza que ha de brillar sobre este suelo desgraciado para dicha y
»honra de todos los hombres que de buen.a fé aspiran á cimentar la
»paz, la fraternidad y la ventura de la patria de todos los españoles.


»En este sentido y con tales esperanzas, la comision no ha yací-
»lado en proponerla á la junta para que así lo acuerde.»


Reunida la junta de insulares nuevamente el dia. 18 de enero de
1869 en la morada del Excmo. señor marqués de.Campo Florido, asis-
tiendo los individuos que en la primera y muchos mas, y abierta la se-
sion por el presidente, se dió lectura al acta anterior, que ocasionó una
prolongada discusion, tomando la palabra para combatirla algunos se-


ESTUDIOS POLÍTICOS.
310


ñores, fundándose en que no estaba exacta en lo que decía respecto que
la comision nombrada por la junta de insularespara la redaccion de las
bases de fusion, debia celebrar sus conferencias con la comision que
nombrase la junta de peninsulares, antes de dar conocimiento á la jun-
ta general de los trabajos definitivos. Habló el Sr. D. Juan Atilano
Colomé, apoyando y defendiendo el acta como correcta, haciendo otro
tanto el secretario. Terció en la discusion el Sr. D. Juan Poey, mani-
festando que se hallaba la junta en sesion, y no oponiéndose el acta
que se discutía á que la comision diese cuenta á la junta del proyecto
que habia formulado, proponia se diese lectura incontinenti al pro-
yecto presentado por la comision.


Discutido el punto y puesto á discusion, fué aceptada casi por
unanimidad la proposicion del Sr. Poey, con la escepcion del. señor
D. Juan Atilano Colomé y del secretario, que consignaron que no
tomarian parte en la discusion del proyecto, por no hallarse presente
la comision del partido peninsular.


Procedióse en seguida á la lectura del estenso proyecto aprobado
por la mayoría de la comision, el cual, aunque lo tenemos á la vista,
no lo reproducimos por su gran estension y porque el extracto que
publicarnos es fiel produccion de su contenido.


El señor presidente usó de la palabra para preguntar á la junta si
aceptaba el proyecto presentado por la comision suplicando se pusie-
ran de pie los concurrentes que estuviesen conformes, lo cual verifi-
caron todos, absteniéndose el Sr. Colomé y el secretario por las razo-
nes que dejaban consignadas, y formando voto particular los señores
D. Juan Argudin, D. Antonio María Córdova y el marqués Esteva.,
diciendo: «que aceptarían el proyecto, si se solicitaba y era concedido
por las Córtes Constituyentes, pues deseaban que no continuase Cuba
gobernada por medio de decretos.»


Los Sres. Morales Lénaus, Piñeiro, Sterlíng, Ferrer y otros pre-
sentaron una enmienda á la primera de las conclusiones del proyecto,
y la supresion de la segunda., todo lo que fué aceptado por la ma-
yoría.


Preguntado definitivamente por el presidente si la junta aprobaba
el proyecto despues de verificadas las enmiendas, fué aprobado por una
gran mayoría.


El Sr. D. Juan Poey propuso que se levantara por un momento la




280 ESTUDIOS POIAT1COS.


sesion, para que conferenciasen los asistentes sobre la comision que
debia entenderse con otra del partido peninsular, y resultaron electos
en el escrutinio los Sres. D. Juan Poey, conde de Pozos Dulces, don
Antonio Bachiller y Morales, D. Domingo Sterling y D. José Mora-
les Lémus.


El partido peninsular habia nombrado tambien su comision, com-
puesta de los Sres. D. Julian Zulueta, D. Francisco Durán y Cuervo,
D. Marmerto Pulido, D. Gabino Pardo y D. Francisco Feliciano Iba-
ñez. para entenderse con la comision nombrada por la junta de insu-
lares.


Desgraciadamente, los sucesos fueron precipitándose de tal ma-
nera, que no dieron tiempo á que las comisiones se reunieron una
sola vez siquiera. Vinieron los conocidos sucesos del teatro de Vi-
llanueva, del Louvre, de la casa de Aldama y de las calles de la Ha-
bana, y quedaron terminadas las conferencias, las reuniones y las
juntas; recogiéronse las autorizaciones, suspendióse el decreto de la
prensa, convirtióse la isla en campamentos militares, principió la
emigracion de las familias, y murieron las esperanzas de paz y de
concordia, quedando solo en pié la guerra civil con Lodos sus horro-
res y consecuencias.


Nosotros, que , a habiamos decidido, hacia ya largo tiempo , cambiar
de residencia y pasar á Europa para fijarnos en Madrid y atender allí á
la educacion de nuestros hijos, realizamos nuestro viaje por la vía de
los Estados-Unidos, habiéndonos presentado antes nuestro muy que-
rido amigo el marqués de Castell Florite, al Sr. D. Mauricio Lopez
Roberts, nombrado ministro plenipotenciario de España en los Esta-
dos-Unidos.


Además, quiso el general Dulce que llevásemos cartas suyas de
recomendacion para el Sr. Satrústeguy, cónsul de España en Nueva-
York.


Con honda pena dejamos el país que nos vió nacer, y le dimos
nuestro último adios con lágrimas en los ojos y dolor en el corazon
Los caros objetos que allí dejábamos, nuestra adorada madre, nues-
tra familia querida, los amigos de toda la vida, quedaban en la isla,
amagada como estaba de grandes perturbaciones, de sangrientos ca-


- taclismos
A mediados de febrero de 1869 la perdimos de vista. Desde aquel


ESTUDIOS POLÍTICOS.
381


mismo instante resolvimos no ocuparnos de política cubana , porque
la nuestra, que lo era de paz y de conciliacion, de union y de tem-
planza, no podia encontrar eco entre los partidos intransigentes deuno y otro bando, que todo creian resolverlo por medio del ódio y dela sangre. Sólidos como una roca impenetrable, ni los at T•activos de laamistad, ni las provocaciones de la injuria y de la calumnia nos hanhecho cejar en nuestra resolucion.


Lejos de aquella atmósfera comprimida por las pasiones y losódios, hemos buscado nuestro asiento en una sociedad en que está re-
conocida la tolerancia de opiniones, en que todos disfrutamos del
amparo de una misma ley, de una so!a. justicia. Vivimos y viviremos,pues, en España, siendo aquí y llamándonos con orgullo y sin hipo-
cresía españoles, porque dignamente lo hemos sido y lo seremossiempre.


1




ESTUDIOS POLITICOS, 281,


XIX.


De la Habana á Nueva-York.—Hospitalidad americana.—Junta central repu-
blicana de Cuba y Puerto-Rico.---Nuestra actitud en Nueva-York.--Res-
puesta á la Junta republicana.—Cartas de felicitacion.—Documento pu-
blicado por El Cronista de Nueva- York.—Nuestra situacion personal y nues-
tra conducta.—Viaje á Europa.


Salimos de la Habana con nuestra familia á mediados de febrero
de 1869, á bordo del vapor americano Eagle, con direccion á New-
York, para desde allí atravesar el Atlántico en demanda de Eu-
ropa.


Hicimos la travesía de la Habana á New-York con un tiempo des-
agradable ylorrascoso. Nuestros hijos padecieron mucho con este
viaje y, para su restablecimiento, tuvimos que permanecer en la ciudad
Imperial mucho mas tiempo del que habiamos pensado.


No es que nos desagradase vivir allí, no: teniamos en la alta so-
ciedad muy buenas y numerosas relaciones, y fuimos objeto de tanta
solicitud y cariño, que no olvidaremos jamás la noble y delicada hos-
pitalidad que debimos á aquellos amigos estraujeros. Vamos á decir
lo que nos impulsaba á dejar la hermosa ciudad americana.


Los cubanos que por sus compromisos anteriores, por sus simpa-
tías ó por sus ideas políticas emigraron de la isla, se reunieron en
New-York y formaron una junta revolucionaria que denominaron


«Junta central republicana de Cuba y Puerto-Rico.» Declarados en
abierta hostilidad contra España, se imaginaron capaces de imponer
su política á todos sus compatriotas, sujetarlos á su criterio y redu-
cirlos á una dictadura.


Para esto empleaba la referida junta todos los medios imagina-
bles, desde los mas corteses hasta los mas exigentes. A las ofertas,
los consejos y los ruegos, sucedían las amenazas y las injurias. Cuan-
do no correspondia la visita del amigo, se presentaba la provocacion
de algun adversario; vicioso proceder de hombres políticos que se lla-
man liberales, manifestándose tan ignorantes del respeto que mere-
cen todas las opiniones y de la consideracion que se debe á la con-
ciencia y al criterio de cada hombre en toda sociedad regenerada por
la ilustracion y el progreso.


Tales medios se comprende que no habian de producir efecto en
almas bien templadas, refractarias á toda imposicion, y la nuestra
era tan varonil para rechazar las intimidaciones de los intransigen-
tes de todas clases, como firme para resistir los halagos que condu-
jesen á desviarnos del plan que nos habiamos trazado, desde que la
insurreccion de Yara sacó de su cáuce de legalidad á la corriente de
ideas liberales, formada para el progreso de Cuba y la union con la
metrópoli.


Lo hemos dicho hasta la saciedad ,,sin el temor de ser desmentidos
por nadie jamás, y ahora lo repetirnos otra vez muy alto: que nunca
fuimos como hombres políticos en Cuba, otra cosa mas que aspirantes
decididos de que España llevase á esa provincia los mismos derechos
é iguales beneficios que gozaban los demás españoles de las otras de
la Península, porque lo creiamos necesario, justo, digno y conve-
niente á los intereses y al porvenir de paz y concordia de la provin-
cia y de la patria. No hemos sido nunca otra cosa que amantes del
país que nos vió nacer y de la nacionalidad española. Hemos solicita-
do las mismas reformas que han aconsejado los hombres públicos
mas eminentes y mas autorizados de España, despues de haber estu-
diado los problemas complejos de la política ultramarina.


Quizá por efecto de nuestro espíritu de actividad hayamos demos-
trado algunas veces demasiado entusiasmo á favor de las reformas, y
esto nos haya conquistado la malevolencia de los tenaces partidarios
del statu quo, y tal vez tambien, como con tanta sinceridad y bue-




284 ESTUDIOS POLÍTICOS.


na fé creiamos en la eficacia de la política conciliadora de reformas,
y no teniamos en ello otro arriere pensée, á nuestra gran diligencia
debamos la antipatía de los separatistas.


Contra la desafeccion do tinos y otros nada tenernos que decir,
porque siendo naturalmente tolerantes y respetuosos para con todas
las opiniones, hemos de serlo todavía mas para con todas aquellas
que se refieran á nuestra individualidad, puestas como están en
buen lugar nuestra honra y nuestra conciencia, y colocadas á tal al-
tura que á ellas llegar no pueden los tiros de la calumnia ó la male-
dicencia. Nuestra conducta política habrá desagradado mucho ó poco
á los intransigentes de todos los colores, pero estamos persuadidos de
que ha alcanzado la estimacion de los hombres sensatos de todos
los partidos políticos.


Despues del levantamiento revolucionario del departamento Orien-
tal no quedaba otra esperanza para los partidarios de la política con-
ciliadora mas que el general Dulce, que atravesaba de nuevo el
océano, enfermo de gravedad, llevando casi en las ánsias dé la atra-
muerte el olivo de paz, para ofrecerlo á los insurrectos cubanos, :e los
jése con su política liberal, hermana en espíritu de la que había pro-
clamado la revolucion de setiembre.


Inútiles fueron, empero, los nobles propósitos del valiente general.
Las circunstancias, la fatalidad tal vez, hicieron desaparecer toda es-
peranza de conciliacion. Atribúyase al acontecimiento desgraciado de
Puerto• Príncipe ó al estado de exacerbacion de los ánimos, lo cierto
es que fracasaron los proyectos pacíficos del marqués de Castell-Flo-
rae, principiaron las medidas de represion, los destierros á la isla de
Fernando Póo, y todos los aprestos que indicaban la prolongacion de
una guerra civil, sangrienta y duradera.


Esta guerra civil era la mortaja que dalia envolver la política
de reformas. Ni esta, ni sus partidarios tenian ya razon de ser: la in-
surreccion habla dado el triunfo de sus ideas á los sostenedores del
statu quo, á los protectores del régimen colonial reaccionario y á la
dictadura militar.


La insurreccion cubana cerró el horizonte á las aspiraciones libe-
rales del país, pues desde el momento que los partidos se presentan
en armas y en hostilidad decidida, no dejan'lugar á otra política que
la de rechazar la fuerza con la fuerza. Desde el momento que se rom-


MIMOS POLÍTICOS.
885


piaron los fuegos, los partidos desaparecian, quedando solamente dos
campos,


por que decidirse: ó el campo español, ó el campo insurrecto.
Ante esta eleccion no cabia duda de la nuestra, y sin vacilar opta-
mos por el primero.


Cuando llegamos á New-York, no ocultamos á nadie nuestra de-
cision. Tuviéraula por buena 6 mala nuestros contrarios, á todo el
mundo la comunicábamos, todo el mundo la sabia, porque la arroja-
mos á todos los vientos de la publicidad, porque dábamos cuenta de
ella sin reserva alguna para que llegaran nuestras opiniones, no ver-
gonzantes, á conocimiento de amigos y de adversarios, y nos pusie-
ran á cubierto de toda sospecha de debilidad ó de doblez.


Sin embargo de nuestra resoluc.ion conocida, creyó conveniente la-
mencionada junta central de Cuba y Puerto-Rico dirigirnos una co
municacion pidiéndonos recursos para la i isurreccion, á la cual con-
testamos con la siguiente:


«El que suscribe ha recibido hoy la cpmunicacion que fechada
»desde 1. 0


de abril se han servido Vds. dirigirle. Se ha enterado de-
tenidamente de su contenido y cree que está en el deber de cantes-


»tar ese documento que, mas que con otro fin, parece ideado para
»apostrofar á los cubanos que, como el infrascrito, no participan de
»las ideas políticas de la denominada junta central republicana de
»Cuba y Puerto-Rico.


»La tolerancia de opiniones parece que debiera ser la base pri-
»mordial de una junta que se llama representante de un gobierno re-
»publicano; y muy lejos de eso, en un documento que castigará du-
ramente la historia, fulmina un insulto tras otro, una amenaza se-
guida ile otra, coutrailos hijos de Cuba que, usando de criterio propio


Ȏ independiente, rausan colocarse bajo las inspiraciones y deseos
»de una junta con la que no tienen contraido compromisos de nin-
guna especie y en cuya marcha política ni han intervenido ni se han


»mezclado para nada. Y no contenta la referida junta con pretender
»imponer su voluntad á todos los cubanos que como ella no piensan,
»acomete la tarea, no envidial,le por cierto, de acusar á los no afilia-
»dos en sus comités, como aspirantes á conservar la buena gracia de
»los dos partidos, y que mientras blasonan de leales con el gobierno
»español, se jactan secretamente de patriotas cuando están entre los
»de la liga revolucionaria.




B815


tSTD-8108 POLíTICOS.


»Entiende el infrascrito que por su parte no debe contestar está
»acusacion, porque no puede con justicia dirigírsele, porque jamás ha
»sido vacilante en sus•opiniones políticas; y lejos de jactarse secreta-
»mente de patriota con nadie, en el sentido que dan Vds. á esta fra-
se, lo que ha hecho ha sido proclamar muy alto y publicar mas de


»una vez su fé política en la Habana, que ratifica ahora en Nueva-
» York, sin tener otra cosa en cuenta que la sinceridad de sus convic-
ciones.


»En cuanto á la amenaza estampada en la nota de Vds. de pasar
»el nombre de los que no contribuyan á la insurreccion «a todos los
»jefes del ejército libertadorpara sus correspondientes efectos.» pre-
»siente el infrascrito que el suyo sea demasiado modesto para que de
»ninguna manera y en ninguna circunstancia ocupe la atencion de
»la junta; pero si no fuese así, se resignará á las consecuencias que
»pudieran resultarle de esa denuncia, y todo serviria para convencer-
»lo mas todavía, que las pasiones políticas, atropellando todos los fue-
ros de la razon y de la justicia, solo viven de la intolerancia, del ódio


»y de la venganza, y que la junta trata, por medio de estas bases
»amenazantes, hacer los prosélitos que no ha podido lograr por la re-
aliexion y el convencimiento.


»El infrascrito tiene el honor de ofrecer á Vds. las seguridades de
»su atenta consideracion.—Nueva-York, abril 16 de 1869.—Ckatos
»DE Saaallo.—Sres. D. José Morales Lemus y D. José Basora, presi-
dente y secretario de la denominada Junta Central Republicana de


»Cuba y Puerto-Rico.»
Este documento recorrió la prensa y lo reprodujeron todos los pe-


riódicos de la Habana y algunos de Nueva-York, como El Cronista
para elogiarlo, y La Revolucion, órgano de los separatistas, para ata-
carlo apasionadamente. Nosotros dejamos que todo el mundo lo ca-
lificase como lo creyera mas conveniente; no consultamos al redac-
tarlo mas que nuestro propio criterio y nuestra conciencia política, y
si tiene algun mérito es el de haber sido publicado espontáneamente,
con una valentía y una franqueza que, en la atmósfera revolucionaria
de aquellos dias, nos exponian á peligros evidentes. Nosotros pasa-
mos por encima de todas estas .consideraciones, sin preocuparnos de
las provocaciones que iban á suscitársenos, con la serenidad del hom-
bre que fía en su corazon y cumple con su deber.


Enripio: »alineas.
3101


Cuando ese documento (lié conocido en la Habana, tuvimos la sa-
tisfaccion de que muchos amigos y personas de distiucion nos felici-
taran por nuestra entereza y energía. El mismo capitan general don
Domingo Dulce nos dirigió una carta, como todas las suyas, afectno-
es, y digna, que puso en nuestras manos e] Sr. D J. M. de Satrúste-
gui, cónsul de España en Nueva-York. «He leido con mucho gusto la
»carta de Vd., que ha. producido muy buen efecto en la isla: yo, como
»supondrá Vd., la he leido en mi casa á todos los que vienen de no-
»che. Desista Vd. de seguir á Europa, si no tiene gran empeño en el
* viaje para la educacion de sus hijos, y véngase Vd. entre nosotros.
»Pronto estará pacificada la isla: la insurreccion está vencida, muer-
ta; la partida mas numerosa es la que manda Quesada, de 380 hom-
bres. Las columnas, por pequeñas que sean, cruzan en todas direccio•


•nes, sin que el enemigo se atreva á molestarles.
Esto nos decia el general Dulce desde la Habana el 9 de mayo de


1869, y le agradecimos mucho su noble disposicion y afecto; pero
firmes en nuestro propósito de fijar nuestra residencia en Europa,
trasladando nuestro domicilio á España, así se lo comunicamos y lo
realizamos al fin.


Todavía en el absoluto retraimiento político en 'que nos encerra-
mos, probamos, una vez mas, contribuir á la pacificacion de nuestra
provincia, y el siguiente documento que en lugar preferente publicó
El Cronista de Nueva-York dará una idea del espíritu conciliador de
nuestra política.


Decia El Cronista de Nueva-York el 18 de diciembre de 1869:
»Docammo NOTABLE.—Ha circulado recientemente por Madrid. en


•esferas elevadas y con buena acogida, segun nos lo escribe persona
»autorizada, el documento que va á continuacion.


»Su autor es el Sr. D. Carlos Sedano; y damos cabida, con aingu-
»lar predileccion, en las columnas de El Cronista al escrito de dicho
»caballero, porque aquí hemos sabido apreciar, con nuestra habitual
»independencia, la conducta noble y franaa que ha observado desde su
»salida de la Habana.


»Nuestro amigo el Sr. de Sedano, hijo de Cuba, ha sustentado
»una sola idea, con gran convencimiento y fuerza de voluntad es -
»traordinaria, á saber: la de las reformas políticas de Cuba por Espa-
ña y con España.




588 ESTUDIOS POLITICOS.


»No queriendo prejuzgar esta cnestion en sus varios accidentes,
»tampoco debemos ocultar que dentro de ella estamos hoy todos los
»buenos españoles, peninsulares é insulares, de una manera mas 6
»menos espansiva, segun el punto de mira de cada cual; de suerte que
»la idea no puede rechazarse.


»Por lo demás, el Sr. de Sedano, con tino práctico y con profunda
»observacion, ha hecho del gobierno y del pueblo americanos una
»fotografía inmejorable en los últimos renglones de su escrito.


»Hé aquí, ahora, el documento:
«Habia determinado guardar profundo silencio y retraerme com-


» pletamente de toda política durante mi permanencia en los Estados-
»Unidos, donde, poco despues de mi llegada y replicando á una cir-
ocular del entonces presidente de la junta cubana D. José Morales
»Lemue, definí claramente mis ideas, rechazando el predominio que
»pretendia ejercer dicha junta sobre todos los cubanos, fueran ó no
»afiliados en su partido. Mi espontánea manifestacion fué mal reei-
s leida necesariamente por los cubanos dispuestos á favor ó compro-
metidos en la insurreccion, y he sostenido tal retraimiento, que es-


»caso número de mis paisanos ha oido mi voz y ninguno sobre asun-
»tos políticos, can la escepciou de una sola vez, de que me ocuparé
»mas delante. ¿Pero acaso ese retraimiento ha querido significar
»egoísmo, indiferencia al doloroso cuadro que presenta la isla de Cu
eba? Injusto será quien así me juzgue, y podrán contestarle por mi
»los que han sido testigos de la actividad con que he servido durante
»diez años la causa de las reformas políticas para mi país, y recuer-
adan mi constancia y energía en esa política de tranquila evolucion,
»fuera de la cual no se trabajará sino para la ruina de nuestras fami-
alias y de la isla entera. Vine al retraimiento persuadido de que no
vera posible, en el estado de exaltacion de los ánimos, que pudiera
»hacerse paso, por lo pronto, una política de conciliacion; y tan era
«así, que el siguiente ensayo lo probará.


»Habiendo llegado á Nueva-York el Excmo. Sr. D. Mauricio Lo-
»pez Roberts, ministro plenipotenciario de España, á quien fuí pre-
sentado en la Habana por el Excmo. señor general D. Domingo


»Dulce, era mi deber visitarlo, y estuve á verlo. El señor ministro
»tuvo la cortesía de corresponder mi visita, hallándome ausente en
»los minerales de. Sharon, donde recibí su tarjeta. Estuve á mi regre-


ESTUDIOS POLITICOS.
359


oso á visitar nuevamente al Sr. Lopez Roberts, y por primera vez en-
»tomes hablé de política con este ilustrado y elevado funcionario. Yo
»le expresé el sentimiento con que veia la guerra encarnizada en Cu -
»ba,, la afliccion y la ruina de tantas familias, y. realmente, eso tenia
»y tiene mi alma profundamente contristada. El ministro no se ma-
nifestó, por cierto, insensible á las devastadoras escenas que pre-


»sentaban los campos, antes taupacíficos, de esa isla;—¡oh, no!—
Ȏl hubiera contribuido con toda la poderosa influencia de su puesto,
»está es mi opinion, al restablecimiento de la paz bajo bases nobles y
»clementes para Lodos. Entonces, dejándome guiar por los impulsos
»de mi corazon exclusivamente, y llevado de mis buenos deseos, aco-
metí la empresa de hablar á cubanos influyentes con el fin de pro-
mover algun plan conciliador con que terminar la hostil contienda y


»buscar en la buena disposicion. que hoy anima sin duda al gobierno
»de la nacion, una solucion favorable bajo la noble inspiracion de ol-
vido del pasado; reformas _para el porvenir.


»Conferencié, como he dicho, con distinguidos cubanos expatria-
»dos, y ¡doloroso me es recordarlo!... no encontraron mis ideas apo -
ayo alguno. «¡Es tarde, es tarde!» me dijeron, como si pudiera ser
»jamás tarde tratándose de evitar la efusion de sangre y buscar la
»manera de combatir las pasiones con la razon y dominarlas.


»Aquí debo consignar en justicia los esfuerzos que por su parte
»hizo tambien en el mismo sentido el digno y caballero comerciante
»D. Juan M. Cevallos, tan conocido y respetado en esta ciudad. A uno
ay á otro, cuando mas favor se nos hacia, nos consideraban como
»unos visionarios. Y eran ellos, sin duda, los visionarios, porque es-
»taban henchidos de esperanzas con la mision de Mr. Sickles Ma-
drid; esperanzas que. poco tardaron en disiparse como el humo, como


»se evaporaron tambien las promesas (le reconocimiento que se decian
»hechas por el ministro de Estado Mr. Fish, y que rodaban con harta
»ligereza por todos los círculos, sin que, sin embargo, las creyeran
»los hombres que tienen alguna idea de lo que significa diplomacia.


«Esa vez, y en el sentido espresado. ha sido la única que me he
»ocupado de política.


»Han pasado desde entonces algunos meses, y el tiempo, que es
ala gran antorcha que va esparciendo luz y disipando todas las som-


bras y misterios, ha puesto bien en claro cuánto mas acertado habria




ESO termos potincos.


»sido que en el seno de nuestra propia nacionalidad se hubiera bus-
cado un proyecto conciliador, antes que mendigar el intermedio de


»una raza estranjera que desprecia altamente la nuestra. Sin ir
»mas lejos, los periódicos americanos traen hoy, N. Herald (no-
»viembre 16) la declaracion de uno de los ministros del actual gabi-
nete de Washington, que es gráfica para demostrar la prevencion


»que tienen los norte-americanos contra la raza latina, y especialmen-
te contra los de origen español.


»y sin eso, ¿será acaso necesario demostrar la antipatía que pro-
fesan á los cubanos los anglo-americanos? El desprecio con que se ha


»ocupado de nuestra raza el ministro americano es el sentimiento ge-
»neral de antipatía que predomina en este pueblo respecto á nuestra
»raza. ¿Cómo es posible que nuestro orgullo y nuestra dignidad no se
»subleven ante las espresiones de desprecio del ministro yankee? Séa-
»me permitido contestarle de paso á este funcionario, que la mayoría
»de los cubanos admiran este gran pueblo, aprecian su industria, su
acivilizacion, su libertad, pero que aprecian su nacionalidad actual,
»muy por encima de la que pudiera darles el estrellado pabellon ame-
»ri cano .


»Los anexionistas deben abrir los ojos ante los insultos prematu-
»ros y groseros que tambien la prensa americana les dirigia hace muy
»pocos dias. Estoy separado en política de mis emigrados paisanos,
,pero no puedo ser insensible á los insultos que se hacen á los de mi
»raza, cualesquiera que sean sus opiniones políticas y por mucho que
»difieran de las mies.


»Hace poco tiempo que la guerra civil americana llevó á Cuba
»una emigracion numerosa de este país, y to,1,-- las casas, todas las
»fincas de campo, todos los ingenios abrieron sus puertas hospitala-
arias para recibirlos. No solo di-frutaban de nuestras mesas. eran in-
»vitados y obsequiados en todas nuestras reuniones. Yo recuerdo que
»tuve el gusto de presentar en mi casa á S. A. el regente de España,
»entonces capitan general de Cuba, á los Sres. Masson, Eustis, Pres-
»ten, Soulé y otros muchos confederados, á la vez que á distinguidos
»oficiales federales, y como yo, casi todas las familias de Cuba, aten-
*dial) y recibían cordialmente á los emigrados.


»La prensa española jamás tuvo tampoco para ellos una frase que
ello fuese benévola. ¿Qué contraste con la conducta que ha observado


X81111)1011 POLITICOS. 39.1


* este país cuando sonó para Cuba la hora de afliccion! Con la escep-
»cion de algunas personas relacionadas anteriormente por negocios
»en este país, ¿qué puertas americanas se han abierto á los cubanos
* pobres? Por toda hospitalidad, ¿qué han recibido? Los insultos de la
»prensa á que me he referido y nada mas. Esto en cuanto al pueblo
»americano. Respecto al gobierno, diré dos palabras.


»La política del gobierno americano respecto á Cuba, la referirá
»la historia con muy negras espresiones. Con su conducta ligera,
»halagando por turno, unas veces á la insurreccion, otras al gobier-
»no español, hizo surgir esperanzas que cuestan ríos de sangre, pre-
ocupándose poco de las víctimas que han perecido en Cuba. Al fin


»eran españoles ó cubanos, ¿qué le importaba á su humanidad sajona?
El gobierno americano, ora apresando unas espediciones de insur -


»rectos y permitiendo salir otras, ya embargando las cañoneras es-
pañolas al siguiente din de un meeting político; haciendo gala unas


* veces de estricto cumplimiento de las leyes de neutralidad y presen-
atándose otras con los buenos oficios de mediador entro España y la
»insurreccion de Cuba, parece haber sido animado en su política por
* una diabólica idea, la de que españoles y cubanos se despedazasen
0 11l por mayor. Los hechos irán demostrando que no hay ligereza en
•mis apreciaciones.


»y suponiendo que el gobierno americano estuviese dispuesto á
»favorecer la insurreccion de Cuba, que no lo está ni lo ha estado,
»¿seria la anexion á los Estados-Unidos el término feliz de las aspi -
»raciones cubanas?


»Ya hemos visto las protestas con que se ha condenado esta aspi-
»racion por muchos distinguidos escritores cubanos, y seria inútil
'reproducir mas ni mejores argumentos para demostrar que la ane-
>Ilion no satisface á la mayoría. Y con razon.


»Anexados fueron ayer Tejas, California y el Valle de la Mesilla
»á la gran union americana, y ¿qué se obtiene hoy cuando llamamos
'por su nombre á sus pobladores de origen español?... Un silencio fu-
»nerario.


»Cuando las esperanzas de intervencion americana, de reconoci-
miento de beligerantes y de anexion se debiliten en vista de he-


'chos y declaraciones positivas que el tiempo irá presentando, enton-
»ces se me jugará con mas justicia que hoy, por haber sostenido y




592 ESTUDIOS POLITICOB.
»sostener que la solucion de la gravísima cuestion cubana se halla en
»las reformas políticas de Cuba, dentro de la nacionalidad española.


»Se ha dado en la flor de decir que el partido reformista ya no
»existe, que ha muerto: eso puede decirlo 'quien así le convenga su-
»ponerlo. El partido reformista es el partido conservador, y no debe
»ni puede morir nunca; es el partido que aspira al progreso, por .me-
»dio del fomento y de Ja paz; el que quiere libertades y garantías
»hermanadas con el órden y la justicia; el que pide para Cilla la
»Constitucion que rige hoy en las otras provincias hermanas de la
»Península.


»Que el partido reformista se ha desorganizado; que algunos é
»muchos de los que á él pertenecian han desertado sus filas y mili-
»tan hoy en la insurreccion, eso será cierto; pero esta desercion no
»debe suponer la desaparicion de un partido llamado por sus ten-
dencias conciliadoras .y conservadoras á promover el equilibrio po-
lítico entre partidos es.remos que hoy pelean rencorosamente, rojas


»las manos en sangre fratricida.
»Tienen además que agruparse á los reformistas todos los propie-


tarios de Cuba, sin distincion de procedencias, y que ante amenazas
»de incendio y destrucciou tienen que formar un núcleo para salvar
»sus haciendas y sus familias de la ruina y la miseria. No se concibe
»el progreso con una perspectiva de cenizas y sangre, ni hay causa
»que triunfar pueda en estos tiempos al grito de cataclismo y destruc-
cion.


»Urge, pues, la reorganizacion del partido reformista, que establez-
ca una inteligencia política elevada, noble, clemente, conservadora;


»el olvido para todos los errores, la reconstruccion para una sociedad
»que . puede todavía ser feliz.


»Recuerden los intransigentes que todo lo quieren por la tea y
»por la sangre, les palabras del primero de los escritores cubanosadel
»ilustrado Saco: «El dia que me lanzara á una revolucion, no seria
»para arruinar mi patria ni deshonrarme yo, sino para asegurar su
»existencia y la felicidad de sus hijos.»


»Reorganícese, pues, el partido reformista., el gran partido for-
mado como he dicho anteriormente, y tome la iniciativa para una


»solado]] pacífica, nacional, que el concurso del gobierno de la na-
acion es indudable. Las dudas sobre el buen deseo que anima al go-


ESTUDIOS POLÍTICOS.


393
»bierno son injustificables hoy : calientes estaban todavía los cadáve-
res de la batalla de Alcolea cuando dijo el vencedor á una persona


»muy caracterizada: «Y ahora las reformas para Cuba.» Pero enton-
ces precisamente fué cuando inoportunamente desbandóse el partido


»reformista y surgió la insurreccion. Dejó su puesto á lo mejor.
»Repare ese fatal error el partido reformista. Este partido, si se


»reorganiza y adopta una esfera política elevada y sincera, puede lo-
grar todavía la paz y llevar el consuelo al seno de tantas familias
»cubanas, hoy atribuladas por el dolor y la miseria.


»Puede que me equivoque; estos son, sin embargo, los sentimien-
tos que me inspiran mi cerebro y mi corazon.


»Nueva-York 10 de noviembre de 1869.—CÁRtos DE SEDANO.»
El cónsul español de New-York, que á la sazon lo era el señor


D. Balbino Cortés, estuvo á felicitarnos en nuestra casa con motivo
de esta publicacion, y debimos tantas atenciones á personas eminen-
tísimas de Cuba y de España, como denuestos nos consagraron los in-
transigentes y los turbulentos separatistas de New-York.


Los periódicos anglo-americanos tradujeron en sus columnas nues-
tro escrito, que entonces creímos hubiera podido atraer á muchos se-
paratistas á la política conciliadora de reformas. Hoy por hoy, la
solucion que indicamos entonces, es impracticable; lo confesamos con
pena; pero cuando las pasiones han tomado tan gran vuelo, cuando
la sangre ha corrido con tal profusion, no cabe otro medio, otra po-
lítica para terminar la guerra, que imponer la paz por la fuerza de
las armas, aquel partido que con mayores elementos cuente.


Nuestra situacion personal era difícil en Nueva-York. Allí esta-
ban militando en filas contrarias á nuestra política muchos individuos
á quienes personalmente reconociainos grandes méritos; otros, que
habian sido amigos queridos nuestros de toda la vida, y algunos á
quienes debiamos las consideraciones y el aprecio que consigo traen
largos años de trato y de familiaridad. Separados nos propusimos es-
tar de todos ellos, y á nadie vimos ni á nadie visitamos, formándonos
una sociedad estranjera especial, en la que jamás nos ocupamos de
política.


Fuera de lo que publicamos, nos formamos el propósito severo de
no dirigir una palabra de escarnio, ni.de censura, ni de crítica siquie-
ra contra el bueno á mal proceder de nuestros compatriotas, de quie-


ho




594 ESTUDIOS POLÍTICOS.
nes no quisimos soportar imposiciones, pero á quienes tampoco exigi-
mos que sufrieran las nuestras.


Tal fué nuestra conducta hasta que abandonamos el continente
americano para venir á Europa: digna y honrada como cubano, de-
cidida y leal como español.


El Cronista de Nueva-York nos despedia con el siguiente suelto:
«Por el vapor Escocia, que sale mañana para Europa, se dirige á


»Londres y París, de paso para Madrid, nuestro buen amigo el señor
»D. Cárlos de Sedano, á quien acompaña su familia. El Sr. Sedano,
raque ha permanecido en este país dedicado ala, educacion de sus hijos,
»gracias á su firme resolucion y á la energía de su carácter, ha sabi-
»do mantenerse completamente segregado de toda política hostil al
»gobierno de España. Le deseamos un próspero viaje y muchas feli-
cidades, esperando que en el seno del elemento peninsular hallará la


»acogida que se merece por su leal proceder, y no encontrará un solo
»motivo que pueda entibiar en lo mas mínimo los sentimientos de in-
tegridad nacional y de amor á España, que tanto le honran.»


X X


Destitucion del general Dulce.—Comunicaciones oficiales.


Cuando el 9 de mayo de 1869 nos escribía desde la Habana el ge-
neral Dulce, segun hemos dicho en el capítulo anterior, anunciándo-
nos la pacificacion de la isla y el cercano término de la guerra, esta-
ba muy lejos de pensar que veinte dias despues seria depuesto del
mando de la isla y vístose en la precision de embarcarse apresurada-
mente para España.


Repitiéronse en la Habana las escenas de Méjico de 1808, con mo-
tivo de la conspiracion del vizcaino, capitan de patriotas D. Gabriel
de Yermo, para deponer del mando y sugetar á prision al virey de
Méjico, Iturrigaray.


Conocidas son, y están aclaradas por la historia, las causas que
promovieron la prision de Iturrigaray. No vamos á reproducirlas, á
deducir consecuencias, ni establecer comparaciones, pues nos hemos
propuesto no llevar haz de leña alguno á la hoguera de las pasiones
políticas que arde en las Antillas. Como narradores, lo único que di-
remos es, que la deposicion del general Dulce ha sido un acto muy
grave y muy trascendental que está pesando todavía sobre la suerte
futura de la isla de Cuba.


Es tanto mas sensible que sucediera, cuanto que, con pocos dias de




896 ESTUDIOS POtiTICOS. Hm:MOS POLÍTICOS. 39/


espera, hubiesen logrado los que deseaban la ausencia del general
Dulce el mismo resultado, sin haber acudido á una conspiracion tan
peligrosa.


El dia 2.5 de mayo de 1869 remitió el general Dulce el siguiente
telégrama al gobierno de la nacion:


«El capitan general de Cuba al presidente del poder ejecutivo y
»ministros de la Guerra y Ultramar.


»Por terminada la insurreccion; quedan solamente partidas de
»bandoleros que exterminarán pequeñas columnas, milicia y guardia
»civil.—Urge mi relevo. Mi salud exige salga el decreto al dia si-
guiente de recibir este despacho, en la Gaceta. Mi sucesor inme-
diatamente. En esta resolucion irrevocable mia no va envuelta nin-
guna idea política.—DOMINGO DULCE.»


A consecuencia •de este terminante telégrama, fué nombrado, para
sustituir en el mando de la isla de Cuba al general Dulce, el general
Caballero de Rodas.


El dia 3 de junio recibió en Madrid, el gobierno, otro telégrama
alarmante del capitan general de Cuba, de fecha del dia anterior,
concebido en estos términos:


«Sublevacion nocturna y preparada, ni un soldado de que dispo-
»ner para reprimirla. Jefes débiles en presencia del peligro; comision
»de jefes y oficiales en representacion de los voluntarios, exigiendo-
»me que resignase el mando precisamente en el general segundo cabo;
»prontitud resignado; que venga pronto Caballero de Rodas, que le
»acompañen 2.000 soldados escogidos, con jefes valientes y adictos
»á su persona, para que den la guarnicion en la Habana. Saldré de
»aquí pasado mañana.—DomtNoo DULCE.»


¿Qué habia pasado en la Habana para esta destitucion del gene-
ral Dulce y su embarque precipitado?


Dejamos la palabra al mismo general Dulce que hace la rela-
cion siguiente y que dirigió al gobierno, escrita á borlo del Gui-
púzcoa, que lo condujo en su regreso á España.


«Excmo. Sr.: La precipitacion de mi marcha y el temor de que
»mis palabras fueran la espresion apasionada del resentimiento ó de
»la ira, han hecho que deje para mas tarde el poner en conocimiento
»de V. E. las causas, el origen y los pormenores de un suceso, que
»infiriendo un ultraje al gobierno supremo de la nacion española, de .


»quien era yo representacion legítima, habrá herido de muerte el
»principio de autoridad en las Antillas, si la mano vigorosa de aquel,
»no le restablece en toda su pureza, sin consideracion á respetos, no
»debidos nunca á los que se olvidan por flaqueza de espíritu ó porque
»de ese modo van á su mayor provecho, del cumplimiento de sus de-
»beres.—Me refiero, Excmo. Sr., al acto de violencia ejercido contra
»mí en la noche del 1.° 'y mañana del 2.° de este mes.


»Yo sé que pude llevar mas lejos mi resistencia personal; pero. el
»sacrificio de la vida de un hombre, abandonado y solo, hubiera sido
»estéril en aquellas circunstancias. Tuve muy presentes la seguridad
»de nuestro territorio y el buen nombre de la hidalguía española en
»nuestras posesiones ultramarinas, y no , quise dar pretesto ni ocasion
»á que un crimen mas inútil tambien para sus mismos perpetradores,
»viniera á justificar vociferaciones que propalan en el extranjero con
»fines conocidos los promovedores y agentes de la insurreccion
»de Yara.


»Tal consideraciou, sin embargo, no es uu obstáculo ya, porque
»á la hora en que esta comunicacion llegue á manos de V. E., se en-
contrará al frente de la provincia de Cuba una autoridad legítima;


»debo, pues, la verdad al gobierno de mi país, y se la diré toda en-
tera con la templanza y la tranquilidad del hombre honrado que


»descansa y se apoya en el testimonio de su conciencia.
»El dia. 4 de enero me encargué del gobierno superior político de


»la isla de Cuba. Las primeras palabras que dirigí á sus habitantes
»fueron de concordia, de esperanza y de progreso. El hombre elegi-
do para aquel cargo importante por la revolucion de setiembre, no


»podia, no debia, no quería hablar otro lenguaje. La isla de Cuba
»dejó de ser colonia.


»Mi manifiesto de 6 de enero fué, doloroso es confesarlo, recibido
»con frialdad por lo que allí se llama el partido peninsular, y no lo


•icogieron mejor los empleados de la administracion pasada y alga-
»nos de los que debían su nombramiento á la admiuistracion actual.—
» Acarícianse todavía en aquellas islas las tradiciones del absolutismo,
»y niégase el mayor número de los españoles residentes en ellas á
»reconocer las conquistas de la civilizacion moderna.


»La concesion, empero, de derechos políticos, refrenó por el mo-
»mento la impaciencia separatista de los insulares, y no fueron pocos




298 ESTUDIOS POLITICOS.


»los que guardaron para ocasion más oportuna sus alientos de inde-
pendencia.


»Mis decretos de amnistía y de libertad de imprenta, me conven-
cieron de la peligrosa intransigencia de los unos y de la solapada


»hipocresía de los otros.—Con todo, aquellos dos decretos produje-
»ron el resultado que yo esperaba. El primero, censurado con acritud
»por la gente peninsular, disminuyó las filas de la insurreccion; el
»segundo dió salida violenta al sentimiento íntimo de la Sociedad
»Cubana, y la prensa del país proclamó mas ó menos embozadamen-
te el desmembramiento del territorio y la independencia de las


islas.
»Los sucesos del teatro de Villanueva precipitaron el esclarecí-


miento de la verdad, siendo el testimonio más elocuente de que la
»insurreccion no contaba con fuerza material dentro de los muros de
»la Habana, y los que á raiz de aquellos tuvieron lugar en el Louvre
»y terminaron con la destruccion y saqueo de las habitaciones de don
»Leonardo Delmonte, dieron á conocer el espíritu y tendencias de
»una parte de la poblacion, estraviada tal vez, pero desobediente ya
»á las órdenes de las autoridades, que trataron de impedir tamaño
»escándalo.


»Aquella, noche vi con pena y amargura que tenia el deber y la
»necesidad de combatir dos insurrecciones: una armada en el campo,
»contra la integridad del territorio, y otra dentro de la ciudad, gua-
recida en la impunidad de sus fusiles, contra la marcha política del


»gobierno.
»En situacion tan difícil y alarmado justamente por la numerosa


»emigracion de familias acaudaladas, emigracion que justificaban la
»actitud hostil y proceder agresivo de algunos batallones de volunta-
rios, suspendí los derechos otorgados, enmudeció la imprenta revo-
lucionaria y los consejos de guerra entendieron en las causas de in-


»fidencia. Algunos promovedores y sostenedores de la insurreccion,
»fijaron su residencia en Nueva-York y en Nassau; pero otros fueron
»encerrados en el Morro y la Cabaña.


»Este sistema de represion no satisfizo al partido peninsular; se-
gun él, era incompleto.


»Era necesario hacer mas hondo y mas ancho el abismo que se-
»paraba á hombres de una misma raza; era preciso el restablecimienr


ESTUDIOS POLILICOS.
299


»to en las Antillas de ese rigor brutal que derrama sangre sin cono-
»cimiento y sin aprobacion de los tribunales de justicia.


»Ni la amenaza, ni la maledicencia, ni la calumnia repetidas ó
»formuladas por quienes debian tener tanto interés como yo en la
»conservacion del órden público y del respeto á la autoridad, lograron
»de mí que interviniera en los procesos judiciales.


»Impasible atravesé ese período de agitacion continua y de difa,-
onacion constante.


»Con aprobacion del gobierno dispuse la traslacion de 250 presos
»políticos á Fernando-1)6o. y esta medida que, por las tristes circuns-
»tancias que la acompañaron, debió ser en aquellos dios prenda de
»reconciliacion y motivo de confianza, no fué bastante á tranquilizar
»los ánimos. Suposicinies gratuitas circularon de boca en boca, y la
»creencia general era de que los presos, por haberlo yo dispuesto así,
»no llegarian al término de su viaje.


»La in.surreccion, entretanto, vencida en el terreno de las armas,
»desaparecis,' á la desbandada del departamento Oriental, agrupando
»todas sus fuerzas en el departamento del Centro.


»Allí la desbarataron las tropas acaudilladas por el entonces bri-
gadier Lesca, y dividida en grupos mas ó menos numerosos, buscó


»su salvacion en las rudas asperezas de sus maniguas.
»Era urgente además privarla de recursos que la nutriesen y vi-


gorizaran, y mi decreto de embargo de bienes fué remedio á tan
»perentoria necesidad.—El partido peninsular gritaba por enton-
ces: «confiszacion y repartimiento.»


»Así las cosas, dominada la rebelion y restablecida en algo la
»confianza pública, un acto de clemencia del gobierno, la variacion
»de punto de residencia para los presos que salieron con destino á
»Fernando Póo y la inesplicable y misteriosa conducta del comandan-
»te del Francisco de Borja vinieron á convertir en justas suposicio-
nes las calumnias anteriores. —El gobierno conoce la sinceridad de


»mi conducta en el asunto, y eso me basta.
»V. E. comprenderá, sin embargo, las dificultades de esta situa-


»cion, que yo no Labia creado, y cuya responsabilidad pesaba entera
»sobre mí.


»La venganza y la codicia, la ambicion y el miedo, la esplota-
»ron; cundió la agitacion, cobraron vida de nuevo antiguos resenti-




400 ESTUDIOS POLiTIOOS.


»mientos y añejas desconfianzas; se habló de dádivas recibidas á true-
que de mercedes otorgadas, y hasta se dijo por alguien, con asenti-


»miento de funcionarios públicos que lo oyeron, que los hombres de
»la resolucion de setiembre habían comprado la expatriacion de la
»ex-reina y la libertad de la patria con el oro de los cubanos en cara-
»bio de la independencia de aquellas islas.—De ahí los anuncios de
»próximos trastornos que alarmaron á la poblacion; el sordo y oscuro
»rumor que precede siempre á las grandes catástrofes de los gobier-
nos, llegó á mis oidos, y resuelto á no transigir con instrumentos


»de la reaccion, ni con mercaderes defraudadores de la Hacienda, ni
»con ambiciosos vergonzantes, me propuse llevar la resistencia á los
»últimos límites de la dignidad y del deber.—Doscientos guardias ci-
»vilea y ochenta caballos componian la fuerza de que me era dado
»disponer.—En mi natural deseo de restablecer la paz en aquellos
»que fueron y serán dominios españoles, me quedé sin un soldado,
»confiando la guarda de los castillos y de mi persona á los batallo-
»nes de voluntarios.—¡Imprudencia feliz que servirá para lo futuro
»de advertencia saludable y de provechosa leccionl


»El dia 25 de mayo


Tiembla avergonzada mi mano, excelen-
»tísitno señor, al escribir esta fecha en el papel.—La página de ese
»dia es una página de hipocresía ó de insensatez, de miedo ó des-
»lealtad.


»El día 25 de mayo por la mañana se me presentaron dos de los
»primeros funcionarios de la ciudad.—Nuestra conversacion giró so-
bre la escitacion de los ánimos y la intranquilidad de la pobla-


»cion.—Por indicacion suya y llamamiento mio, se reunieron en la
»casa de gobierno, aunque no en son de junta ni de consejo, los ge-
nerales E»pinar, Venene y Clavijo, el brigadier Malcampo, coman-
dante general del apostadero, el intendente de Hacienda pública, el


»gobernador de la Habana, el regente de la Audiencia y el director
»de administracion.—A las dos ó tres nos separamos, y aquella mis-
ma tarde pedí á V. E. mi relevo.


»De esta resolucion mia, con nadie hice misterio, y sin embargo,
»se divulgó por la ciudad aquella noche en los términos siguientes:
«las autoridades han obligado al espitan general á que pida su relevo.»


»El dia 26 supe lo que V. E. va á oir con escándalo y asombro.
»Noches anteriores, tres ó cuatro de los arriba mencionados, y en_


ESTUDIOS POT.,ITICOs


401


»la mañana del 25 todos ellos, prlineros Icionarios, unos del órden
«administrativo y judicial, y los restan!es sutoaidades militares y
»civiles, se habían reunido en conciliábulo secreto y acordado en él
»se me obligara á resignar el gobierno midtar y poiiaico de la isla
»en cualquiera de los generales allí presentes.—¿Cómo, no á saber, á
«sospechar siquiera en la mañana del 25 que era yo maniquí ó ju-
guete de un consejo insidioso se hubiera caído de m i s cornos la au-


»toridad sin hacerles sentir antes el peso de la grave reapoasabilidad
»en que habían incurrido?


»Ade calificacioa merece semejante conducta? V. E. lo dirá.
»Yo no encontraba en ninguno de mis s etos sl mas leve motivo


»en que pudiera escudarse tan desusado proceder.—Hay doe hechos,
»sin embargo, qee por afectar intereses qee entran por
»mucho en tiempos de revueltas, es preciso cos-.dgeata


»Dias antes se me labia pre , enta,do una persona en representa-
»cion de algunos comerciantes de la Habana en solicitud de que se
»rebajara un 25 por 100 de adeudo á los efectos de ,e estaban ]le-
»nos los almacenes de la aduana, suponiendo que la sitoacion de la
»plaza no les permitia sa•arlos.—A. esta petieion, que no era cueva,
»po't contar ron un pp ?cecIA-int,,, favo,rab;e, cc fi,iño de los in:e:ceses
»pablicos y de la. moralidad administrativa, hube de contea .:ar que la
»gestion de la Hacienda correspond'a al intende p re, y que á é' pedia
»dirigirse; pero que tuviera en i . endide que remitir al gobierno su-


premo la petícion, mi informe seria desfavorable.
»El otro hecho se relaciona con la cuestion de embargos, cuya


»tendencia, provechosa al interés coman, se trataba dirigir del lado
»del interés particular.


»Firme en mi propósito de no negar á mis subordinados los me-
»dios que me pidieran para el mejor servicio del país, nombré temen
»te gobernador de Cienfuegos, á ,propuesta del general Pelaez, á un
»Sr. Gonzalez Estéfani, coronel de milicias disciplinadas que era de
»la Habana, quien apenas tomó posesion de su cargo, logró captarse
»las simpatías de los voluntarios de aquella jutisdiccion.—Durante el
»corto período de su mando, ni se recibia á los insurrectos que se pie-
»sentaban, ni se dejaba vivir tranquilos dentro de la poblacion á nin-
guno de aquellos á quienes la opinion pública, con razon ó sin ella,


»designaba como partidarios de la rebelion.




402 ESTULTOS POLITICOS.


»Es de.advertir, Excmo. Sr., que segun telégrama que recibí del
»mismo Sr Estéfani, se hallaban dispuestos á presentarse todos los
»insurrectos de aquella jurisdiccion, oferta que acepté, garantizán-
»doles su seguridad personal, siempre que lo hicieran sin condi-
»ciones.


»Así se esplica el fenómeno singular de que la iusurreccion termi-
nada de hecho apareciera con vida, porque esto daba ocasion á que


»los embargos se inultiplicasen de una manera violenta, caprichosa y
»absoluta, bastardeando el espíritu que dictó aquella medida.


»Semejante conducta, ocasionada á injusticias, fraudes y depreda-
. »ciones, no pudo menos de llamar mi atencion; y tan luego como
»de ella tuve conocimiento oficial, dispuse la separacion de este fun-
»cionarlo.


»En el acto de recibir la órden, los voluntarios de Cienfuegos me
»enviaron un telégrama pidiéndome la reposicion del Sr. Estéfani.-
»Mi negativa fué la voz de alarma para aquellos voluntarios.


»Despues he sabido que de allí salieron comisionados para Santa
»Clara, Sagua, Matanzas y la Habana, con el propósito y fin de que
»se me destituyera y sujetase á un juicio de residencia.—Algunos
»hubo, que espantados de tam.aña osadía, preguntaron los motivos
»para tan grave resolucion; á. todos se les contestó con la fórmula de
»que «era conveniente.»


»El dia 30 de mayo por la noche llegó á la Habana el general
»Pelaez, y en la del 31 las turbas quisieron invadir sus habitaciones
»pidiendo su cabeza .—El coronel Estéfani, tan considerado por el
»general Pelaez, se encontraba ya en esta misma ciudad.


»El general Espinar y el gobernador Lopez Ro berts lograron
»aplacar el tumulto.


»El dia 1.° de junio se repitió igual escándalo respecto del coronel
»Modet, y ya esa noche fueron inútiles las amonestaciones del ge-
neral segundo cabo, y las turbas se trasladaron á la plaza de Armas.


»Inmediatamente dispuse la concentracion de la Guardia civil y
»del escuadron de la Reina alrededor de la casa de gobierno, serian
»las diez de la noche.—No pude, sin embargo, lograr la reunion de
»esas fuerzas en aquel punto hasta las altas horas de la noche.—iyor
»qué?—No lo sé, no se sabrá probablemente nunca.—La Guardia
»civil estaba al mando del coronel Bayle, y el escuadron de la Reina.


ESTUDIOS potíTrcos.
403


»á las órdenes del coronel Frank: los dos me hablan respondido aquel
»mismo dia de su decision y lealtad.


»Durante ese tiempo, las turbas habian crecido, y los gritos de
«mueran les traidores» arreciado.


»Agotada al fin mi paciencia, mandé que el escuadron de la Reí-
»Da ocupase„ la plaza.—No se me obedeció.—El grito entonces de
«mueran los traidores,» se convirtió en el de «muera el general Dul-
»ae.»—Al oirlo me presenté solo en el balcon y desde allí increpé al
»jefe que mandaba el escuadron, y le amenacé con fusilarle al dia si-
»gu;ente si no cargaba á los revoltosos.


»Vuelto al salon, me hallé con que se paseaban en él tranquilos y
»de paisano el general Clavijo, inspector de voluntarios, y el general
»Venene, de artillería, á quienes tuve que recordar la necesidad y la
sobligacion de que se vistieran el uniforme.—El general Espinar, en
»tanto, bajo los arcos de la casa de gobierno, escuchaba reposado y
»tranquilo los gritos de «muera el capitan general,» con que las tus-
»bas interrumpían el silencio que reinaba en el resto de la poblacion.


»Un amago de carga fué suficiente para que los grupos abundo-
»nasen la plaza; pero volvieron á. poco rato, y más nutridos de gente
»y completamente armados, pusieron cerco al palacio y procuraron
»hacer saltar las cerraduras de sus puertas.


»Los generales Espinar, Venene y Clavijo, ya. de uniforme, con-
ferenciaron dos veces con los revoltosos, y otras tantas no quise acce-
der á lo que me pidieron: á que resignara el mando en el general


»Espinar. Los mismos generales, siempre infatigables en su tarea de
»mediadores entre la autoridad y los amotinados, me presentaron una
»comision de estos, á la que dí por única respuesta que se iba á rom-
per el fuego. Llamé al coronel jefe de la Guardia civil y... V. E. adi-


»vinará lo que yo no quiero escribir.
»Solo, sin mas apoyo que la fuerza moral que me prestaba la


»bandera española, que aquella turba procaz pisoteaba y escarneeia;
»resuelto á dar á mi patria la pobre ofrenda de mi vida. antes que
»manchar el prestigio de la autoridad tratando con aquellas gentes,
»dispuse entonces que á la madrugada se formasen todos los brtallo-
»nes de voluntarios con . sus jefes naturales á la cabeza. Así se hizo;
»los batallones nombraron sus comisiones, compuestas de jefes y ofi-
ciales, y se presentaron en la casa de gobierno.




404 ESTUDIOS FUI:TICOS.


uAcomps.ñado yo allí de mis ayudantes, en presencia del general
»segundo cabo y de los inspectore-, de voluntarios y de artillería, hice
»comparecer y recibí á la comision.


)Como era natural , pregunté si alguno de aquellos señores estaba
»en -.argado de llevar la palabra, y, pasado un rato sin que ninguno
»me contestara, hube de decirles: «Auocbe se ha dacio en esa Plaza de
»Arillos un espectáculo tan bochornoso como repugnante. Una turba
»de descamisados, écesios, inetrumento probable de. toda mala causa
))y ver oro de la insurreccion, ha prorumpido en «mueras,» no ya al
»geaera I Dulce, que impor t a poco m; persona, sino al ca.pitan gene-
»l'al, al representante del gobie., no su p remo de la recion española,
»de quien soy única. y l egítima rep resentacion aquí; y como no creo
»que esa turba pueda ser eco de los be talones de v&untarios, he dis-
»pLesto que. vengan Vds. á mi presencia y me digan y expongan
»cuanto se le ocurra con franqueza y libertad.»


»Pronunciadas estas palak,ras, salió una voz de entre los comisio-
»naoos diciendo: «Quq mi mondo vio era convenieat2 en la isla. »—
»¿Y por qué? le repr:qué.—Y entonces un oficia' que despues supe
»lamerse 0:67- concretan lo la coest:on manifestó que la s opera-
»cioaee da. ) genera. Pelaez no bab :_rn sido aeertádas, que dicho gene-
ra: habia dado salvoconductos á muchos insurrectos, que el coronel


»Modo-: tenia grandes simpatías s entre los hi .;oa del país, habiendo pro-
»au- ado en sus operacione5 favorecer la insurrec c ion. gve los volunta-
»7 los quer.cn pol lti.v mas "parea, y q45, al e: f7,Jto Iwigian de
»mí que n a fa ip anclo ea el penara,' segundo cabo. Sr. Espina/p.»
»No Yió, ala embargo. alguno, e' teniente de artillería Sr. Felps,
»que. protesr.yre contra sena-jette exigencia, diciendo: «Que su com-
»pa,tiía no trataba d- imponerse á la autoridad superior, la cuál, por
»un acto de patriotismo, podia resignar si lo estimaba oportuno,» ni
»quien de pronto exclamara, como el segundo jefe del referido bata-
»Don, «que la mayoría quería que resignase en el acto.),—Hubo tam.-
»bian un desconocido, al pre,cer voluntario de Cienfuegos, que tra-
taba de imponerse á, los demás, impaciente por que cuanto antes tu-


»viera efecto mi arbitraria destitucion. —Yo, con mas calma en aque-
llos instantes para mí supremos y de inmensa. responsabilidad para


»todos, despues de hacerme cargo de causas tan livianas, que ni si-
»quiera el nombre merecen de pretestos, porque todos los salvo-con-


ESTUDIOS !satíricos.
405


»duetos dados por el general Pe'aez no pa yaron de diez y recayeron
»en personas de neono :ida pobreza, y todo lo" que hizo el coronel
»Modet fue habilitar una parte del ferro-carril para conducir víveres
»y efectos en wagones blindados, no pude menos de increpar á los
»comisionados diciéndoles «que su exigencia era un proceder in-
»digno del carácter español, que se aprovechaban de las armas que
»les babia dado la patria para soeteee- le autoridad, volvi, reidolas con-
tra la misma y valiéndose de verla desarmada; que les habla entre-


»gado las de las fortalezas y de la ciudad y hasta. la guarda de
»mi parsona, y que, curado me encontraban solo, sin fuerza y sin el
»apoyo de un soldado, porque todos estaban en los campos de bata-
»11a, se atrevían á mí, con-:egrando la insur..e'eion con tamaña iri-
»quidad.—Sí, exclamé, este acontecimiento es mas grave que la in-
»surreccion de Yara, mas criminal.


»y puesto que á ello se me obliga por la fuerza de los voluntarios,
»única que existe en esta ciudad para sostener mis disposiciones, re-
»signaré el mando en el segundo cabo.»


»Yo creia que este general hubiera tenido presentes los anteceden-
»tea que marca la ordenanza para estós casos, y se hubiera negado
ȇ recibir el mando que le entregaba la insurreccion armada; pero
a viando que despues de un gran momento de, silencio, y á pesar
»de las miradas que le dirigía, el general segundo cabo continua-
ba guardándole profundo, añadí : «resignaré el mando muy en


breve.»
»Al general Espinar dirigí despees un oficio, que, fiado á mi me


»moría, me atrevo á reproducir aquí:—»Habiéndoseme exigido por
»una comision de jefes y oficia'es de los batallones de voluntarios, en
» representacion de los mismos, que resigne el mando en V. E., puede
»V. E. encargarse delgobierno superior político de la isla.—Dios, etc.
»Habana 2 de junio de 1869.»


»Tres dias despues emprendí mi viaje á España. En estos tres dias
»vino á visitarme lo mas escogido de todas las clases de la sociedad de
»la Habana, protesta silenciosa y pacífica, pero elocuente, de la civi-
»lizacion y el buen sentido contra el crimen pretoriano de los que as-
»piran á. ser en aquella provincia señores de horca y cuchillo. El dia
»5 de junio, á las dos de la tarde, salí de Palacio. Un gran número de
» personas ocupaba la plaza de Armas; á pie atravesé la distancia que




406 ESTUDIOS POLÍTICOS. ESTUDIOS POLITICOS. 407


/


» media entre la casa de gobierno y el embarcadero, y durante ese
»tiempo no recibí sino muestras de estimacion y respeto.


»De esta fiel relacion de lo ocurrido durante los primeros meses y
»en los últimos días de mi administracion en aquella isla, se despren.-
»den graves indicaciones, cuyo exámen dejo á la sabiduría del go-
»bierno.


»El estravío moral de aquellos habitantes, la insignificancia de las
»transacciones mercantiles, las nuevas ambiciones que nacen siempre
»al calor de las contiendas civiles, la codicia que crece con la angus-
tia, y las necesidades urgentes de la administracion, la inmoralidad


»y la licencia, resultado práctico en todos tiempos del desórden inte-
rior, el afan de figurar en las altas regiones de la política y otras


»causas que considero ocioso enumerar, forman y constituyen hoy el
»fondo de una situaciou gravísima, cuyas consecuencias serán funes-
tas en el porvenir para la provincia de Cuba.


»No se imagine V. E. que se trata aquí de mi persona.—He olvi-
dado ya la injuria que se me hizo.—Al gobierno, sin embargo, toca


»restablecer allí sobre la ancha. base de la equidad y la justicia el prin-
cipio de autoridad.—Si el respeto á este principio es tan necesario


»en la metrópoli, ¿no lo ha de ser mas ennuestrasproviucias de Ultra-
. »mar, situadas á 1.700 leguas de la Península?


»Se ha cometido un gran crimen y se necesita una gran repara-
»cion, un gran acto solemne y público dejusticia.—Dios, bor-
do del G2o:p2%zcoa, 18 de junio de 1869.—Dommo DULCE.»


Recibida que fue esta comunicacion por el ministro de la Guerra,
D. Juan Prim, dirigió en contestacion al general Dulce la que re-
producimos á continuacion:


«MINISTERIO DE LA GEERRA..-N2h21. 22.--Excmo. Sr.: Enterado el
»regente del reino del escrito de V. E., fecha 18 del actual, en que da
»cuenta de los sucesos de la Habana que le obligaron á resignar el
»mando superior de la isla en el general segundo cabo; y siendo ne-
cesario esclarecer algunos hechos importantes, ha tenido á bien dis-
poner que V. E. informe cuanto se le ofrezca y parezca acerca de los


»estremos siguientes: —Primero. Si antes de que tuviese lugar la vio -
»lencia, esto es, cuando por los indicios y síntomas que podían hacer-
»la creer próxima, trató de reunir toda la fuerza disponible en dicha
»capital, inclusa la de marina, para resistir el atentado contra su au-


»toridad, y si exigió obediencia á. todos los generales y jefes, requi-
riéndoles previa y enérgicamente. Segundo. Cuáles fuesen las órde-
nes dadas á los coroneles Franck y Bayle para hacer uso de las ar-


omas, sus respuestas y actitud y términos precisos de la inobediencia.
»Tercero. Los nombres y cargos públicos de los dos funcionarios que
'conferenciaron con V. E. el dia 25 de mayo, y por indicacion de los
»cuales convocó 4 las autoridades superiores; -consideraciones que le
»expusieran estas y cuantos particulares puedan dar completa idea de
»lo ocurrido en la reunion de las indicadas autoridades. Cuarto. Que
»esprese V. E. clara y distintamente el juicio que haya formado de la
»conducta y actitud del general Espinar y demás autoridades ya in-
dicadas durante los sucesos, espresando, si le es posible, á qué clase


»de móvil ó impulso han podido obedecer. Y quinto. Que á fin de
»concretar los cargos que en la citada comunicacion de V. E se con-
»signan, refiera de nuevo, detallándolos bien y cumplidamente, sin
»considera.cion alguna á personas, y citándolas por sus nombres pro-
»pios, los acontecimientos que terminaron con la salida de V.E. de la
»isla de Cuba. Lo digo á V. E. de órden de S. A. á los efectos indi-
»cados. Dios guarde á V. E. muchos años. Madrid 28 de junio de,
»1869.—Prim.--Señor teniente general D. Domingo Dulce.»


A esta comunicacion del ministro de la Guerra, conde de Reus,
contestó con la siguiente el general Dulce:


((Excmo. Sr.: He recibido la comunicacion de V. E., fecha 28
ode junio pasado, y procuraré contestar á los cinco estremos que
»abraza en términos claros y precisos: importa mucho el esclareci-
»miento de la verdad sobre un suceso tan inesperado y tan grave.


»Pocos ó ningunos fueron los indicios y los síntomas que prece-
dieron á la escandalosa insurreccion de 1.° de junio. Los desconten-
tos se proponian dar una cencerrada al coronel Modet; pero nadie


»sospechó que iba á. ser el blanco de sus maquinaciones la primera
»autoridad de la isla. Los coroneles Bayle y Franck, sin embargo.
»jefe el primero de la Guardia. civil, y del regimiento de la Reina el
»segundo, recibieron por la tarde mis instrucciones, y ellos me res-
pondieron de su lealtad y decision, y en su lealtad y decision des-


»cansaba yo, porque de sobra tenia con los doscientos guardias civi-
»les y los ochenta caballos de la Reina, única fuerza reglamentada
»dentro de los muros de la Habana, para reprimir cualquiera tentati-




408 ESTUDIOS POLÍTICOS.


»ya de escándalo ó desórden. No exigí obediencia, ni requerí prévia
»y enérgicamente á los generales y jefes, porque todo militar sabe
»que la debe ciega á sus superiores, y el recuerdo solamente es una
»injuria para quien tiene la conciencia de sus deberes. Además, cuan-
»do los sucesos vienen de pronto, sin razon manifiesta, ni accidente
»repentino que los preceda y los anuncie, no queda mas recurso que
»el de combatirlos, perdida la ocasion de precaverlos. En esos casos,
»la autoridad ordena, carga ella sola sobre sí la responsabilidad de
»sus actos y de sus disposiciones del momento, y los subordinados
»obedecen.


»En cuanto á las fuerzas de la Marina de que me habla V. E. en
»el primer estremo, ni me las ofreció su jefe natural el brigadier Mal-
»campo, ni yo quise utilizarlas, sabedor, porque así me lo habia di-
»cho mas de una vez el comandante general del apostadero, del des-
»contento que reinaba en el mayor número, soldados y marineros
»cumplidos ya.


»El coronel Franck recibió por dos veces la órden de cargar á los
»revoltosos; 18 segunda se la intimé yo mismo desde el balcon. Y no
»satisfecho con esto, le hice subir á mi presencia, y en la de muchos
»que, lo oyeron, le dije que si no ety.^gaba, le ¡noria fusilar al día
»siyuiente. Entre el coronel Bayle y yo medió el siguiente diálogo:
»---¿,De qué fuerza dispone Vd.?—De doscientos hombres. —¿En qué
»sentido están?—En mal sentido.—¿Y los oficiales?—En peor; me
»los han ganado. — Póngase Vd. al frente, que voy á mandar
»romper el fuego. Y por única • respuesta se me encogió de hom-
bros y bajó la cabeza, sin dar un paso. Entonces le dije, á lo


»que recuerdo: «quítese Vd. de mi vista.» El general Clavijo, ins-
»pector de voluntarios, y el gobernador poatico de la Habana, don
»Dionisio Lopez Roberts, fueron las dos personas que conmigo con-
»ferenciaron en la mañana del veinticinco de mayo. Nuestra conver-
»sacion giró, somo he dicho á, V. E. en mi primera comunicacion, so-
bre la escitacion de los ánimos, que ningun aeontegimiento político


»ni militar justificaba, y la intsanquilidad de la poblecion.
»La reun ion c"andestiva de las autoridades fué un hecho, negado


»por alguno en la mañana del veintiseis 'y confesado mas tarde por
»todos los que á, ella concurrieron. Esa reunion fué precedida de
»otra preparatoria, á la que asistieron D. Joaquin Escario, intenden-


/.


P.STTJiM0


409
»te de Hacienda pública, D. Dionisio Lopez Roberts, gobernador po-
lítico de la Habana, y D. Felipe Genovés Espinar, segundo cabo de


»la provincia, y tuvo lugar en las habitaciones de este último, entre
»ocho y nueve de la noche. La reunion de la mañana del veinticinco
»se verificó en casa del brigadier Malcampo, comandante general
»del apostadero, y á ella fueron convocados sin que ninguno de ellos
»se escusara, ni me diera cuenta despues de un hecho tan ocasionado
ȇ malignas interpretaciones, D. Joaquin Calveton, regente de la
»Audiencia, D. Joaquin Escario , intendente de Hacienda pública,
»D. Narciso de la Escosura, director de administracion, D. Dionisio
»Lopez Roberts, gobernador político de la Habana, el inspector de
»ingenieros, general Clavijo, inspector tambien de voluntarios, el
»de artillería, general Venene, y el general segundo cabo D. Fran-


cisco Genovés Espinar.
»No puedo decir á V. E. lo que en esa junta se trató, pero sí pue-


do asegurarle, que corrió por cierto eu la ciudad que se habia acor-
»dado en ella el obligarme á resignar el mando, ó á que pidiera por
»lo menos mi relevo. Estos preliminares y los sucesos posteriores son
»una prueba irrecusable de que no se equivocó la conciencia pública,
»interpretando el acontecimiento de aquel modo. Así que, decirse
»puede, sin temor de verse desmentido, que los amotinados de la no-
»che del 1. 0


de junio y los batallones de voluntarios en la mañana del
»dia 2, no hicieron mas que dar forma al pensamiento criminal de los
»primeros funcionarios de la provincia de Cuba.


»Las esplicaciones que se me piden en el cuarto estrenas, de la co-
»municacion de V. E. me colocan en una situaciou comprometida y
»difícil, no comprometida porque á mi me asuste la responsabilidad
»de mis palabras, sino porque de ellas acaso pueda desprenderse una
»acusacion, y el papel de acusador repugna á mis sentimientos. Yo
»no haré mas que sentar hechos; aprécielos el gobierno como mejor
»le parezca y mas convenga á los intereses de la patria.


»Las primeras palabras del general Espinar á mi llegada á la isla
»de Cuba, fueron de desconfianza y desaliento. Para el general Espi
» llar, en el estado á que han llegado las cosas, era inevitable el triun -
ido de la insu s reccion. Todas las reformas políticas tuvieron en el ge-
neral Espinar un adversario decidido y ion apasionado censor. A no


»ser por la insistencia del consejero de administracion D. Juan Perez
52




íto


410 R811119108 POLilICOS.


»Calvo, á D. Rafael Lanza, condenado despues por los tribunales á
»cadena perpetua, no se le hubiera reducido á prision la noche de los
»sucesos del teatro de Villanueva. Constantemente de paisano, verdad
»es que logró calmar algunas veces los tumultos, que terminaban
»siempre con el grito de .«viva el general Espinar;» pero tambien lo
»es que, durante los tristes acontecimientos del Domingo de Ramos,
»en ningun punto se le vió, presentándose mas tarde cuando ya el
»consejo de guerra estaba funcionando.


»Un hecho, sin embargo, me hizo fijar ya la atencion en la ambi-
gua conducta del general segundo cabo. Me parece que no dí cuen-


»ta á V. E. de lo que voy á referir; me ha repugnado siempre y me
»repugna ahora hablar de mi persona; pero V. E. manda, y á mí
»solo me toca obedecer. El hecho es el siguiente: D. Belisario Alva-
rez y Céspedes fué preso injustamente, y fué preso de mi órdeu. Ad-


»guiri mas tarde las pruebas irrecusables de su inocencia, y dispuse
»que se le diera libertad: el preso estaba en la fortaleza de la Cabaña.
»El batallon de,voluntarios que daba el servicio se opuso, en actitud
»hostil, al cumplimiento de la órden. Lo supe, no quise revocarla, y
»al efecto recibió el general Espinar las instrucciones necesarias, á fin


.»de que no se eludiera por nada ni por nadie lo mandado. Al cabo de
»dos horas volvió el segundo cabo diciéndome que todo habla con-
cluido; que el preso continuaba en su calabozo bajo su responsabi-


didad. Me callé, y á los dos dias repetí la misma órden, y, como yo
»esperaba, igual sublevacion en el batallon que daba aquel servicio.
»Diéronme cuenta del escándalo, me vestí de uniforme, y acompaña-
»do del jefe de estado mayor y de do 3 de mis ayudantes, me dirigí á
»la Cabaña. Al salir de palacio me encontré con el general Espinar,
»de paisano por supuesto, el cual me dijo:—¿A dónde va Vd., mi ge-
»neral?—A la Cabaña. —No vaya. Vd.—Déjeme Vd. en paz.—Iré con
»usted.—No lo necesito; quédese Vd.; no parece bien que le vean á
»usted á mi lado de paisauo, estando yo de uniforme.—No importa,
»me respondió, y penetró conmigo en la fortaleza.--Ya dentro de
»de ella, mandé formar el batallon, le hablé, y el preso recobró su ii-
»bertad. Este acto de justicia dió ocasion á nuevas murmuraciones y
»calumnias. Basta por ahora con estas ligeras indicaciones. La popu-


laridad de los hombres públicos reconoce siempre un origen, una
»causa; la popularidad del general Espinar entre los voluntarios de


ESTUDIOS rotinces. 411


»la Habana es un misterio. Porque ha de saber V. E. que el general
»Espinar llevaba muy á mal la ciega confianza que yo depositaba en
»los voluntarios.


»En cuanto á los otros funcionarios, no me es posible indicar á
»V. E. el móvil que les haya guiado. Recuerdo sí, que mas de una
»vez me dijo el desgraciado Escario: «Mi general, aquí se busca
»una interinidad; si esto sucede, tendrá Vd. en mí un compañero de
»viaje.» Esa interinidad llegó, y D. Joaquin Escario cumplió su pa•
»labra, presentándome su dimision, que no quise aceptar. A bordo
» del Guipúzcoa le vi por última vez: sus lágrimas y sus estremos y
»sus últimas palabras, grabadas las tengo en el corazon. La muerte
»ha cerrado la honda herida que una imprudencia abrió en el suyo.
»Era un hombre honrado.


»Réstame ahora, Excmo. señor, ocuparme de la última parte de
»la comunicacion de V. E.


»La cencerrada al coronel Modet tuvo lugar al anochecer del dia.
» 1 . 0 de junio; á ella acudieron individuos de todos los batallones con
» el criminal propósito de apoderarse de su persona. Al frente del gru-


po que penetró en su habitacion iba el coronel de voluntarios D. 13o-
»nifacio Jimenez. Este y el del 5:° batallon, D. Ramon Herrera, pa-
»saron toda la noche entre el grupo de descamisados que cercaban el
»palacio. Conocidos los dos por la brutalidad de sus deseos y por el
»ódio que me profesan, su presencia en aquellos sitios daban un colo-


rido marcado á la insurreccion. Las vociferaciones de todos aquellos
»miserables se resumian siempre en una misma frase: «que entregue
»el mando al general Espinar.» ¡Al general Espinar, que ni una sola
»vez se le ocurrió protestar contra exigencia tan peligrosa, como que
»en ella se entrastaba la muerte del principio de autoridad! El gene-
»sal Lesca asistió tambien á aquellas conferencias, tenidas en mitad
»de la calle y á las altas horas de la noche.


»Que se buscaba una interinidad á toda costa., y que, para canse-
»guiri°, se amasó la insurreccion, es cosa que no necesita pruebas.
»¿No era público que estaba nombrado mi sucesor? ¿A qué esa impa-
»eiencia? ¿Urgía tanto arrancarme de las manos la autoridad? ¿Era
»1111 crimen, por ventura, el aspecto favorable, la situacion lisongera
»de los negocios públicos en aquella isla? ¿Cómo la encontré? ¿Cómo
»la dejo? Aunque hubiera sido poco afortunado en su administracion




1


412 ESTUDIOS POLITICOS.


»y gobierno, ¿tocaba á mis subordinados el residenciarme? No quie-
»ro, Excmo. señor, relatar aquí de nuevo todos los accidentes y cir-
»cunstancias de mi destitucion; escritos están en mi comunicacion de
»18 de junio, firmada á bordo del Guipúzcoa. Conste, sin embargo,
»que ninguno de los generales allí presentes, que ninguna de las au-
»toridades de la Habana protestó en aquel momento, ni ha protestado
»despues, contra la ilegalidad de un acto á todas luces criminal.


»No estrafie tampoco V. E. que no consigne en esta comunica-
»clon todos los manejos empleados y maquinaciones proyectadas en
»los meses de marzo, abril y mayo, para llegar al fin que se propo-
»nian los que á mal llevaban mi sistema de represion dentro de la
»ley, porque no me olvidaba nunca de la tolerancia y la justicia.
»Aquellos manejos y aquellas maquinaciones han llegado á mi noti-
ocia en la confianza de mi discrecion.


»Me he propuesto no hacer apreciaciones sobre lo ocurrido, y no
»las haré. El gobierno resolverá lo que tenga por conveniente. Dios,
»etcétera.—Madrid 2 de julio de 1869. —DOMINGO DULCE.»


A esta segunda comunicacion del general Dulce recayó la dispo-
sicion siguiente del gobierno:


((MINISTERIO DE LA GUERRA. — .Velm. 22.—Excmo. Sr.: Apreciando
»en toda su importancia el regente del reino la minuciosa y detallada
»relacion que V. E. hace en sus comunicaciones de diez y ocho de
»junio y dos del actual acerca de los sucesos que le obligaron á resig-


.»nar el mando de la isla de Cuba en el general segundo cabo D. Fe-
lipe Ginovés Espinar, se ha servido resolver S. A. que no siendo


»posible, por la gravedad y trascendencia de los hechos, resolver de-
finitivamente ni prejuzgar las cuestiones que de dichos escritos se


»desprenden, se manifieste á V. E. quedar enterado de ellos, y que
»sin perjuicio de las medidas adoptadas ya, se espere el resultado
»legal de las mismas y en virtud del cual puedan esclarecerse los
»motivos que han dado lugar al atentado cometido contra el princi-


pio de autoridad, de quien era V. E. digno representante, para exigir
»en su dia la responsabilidad á quienes corresponda. Dios guarde á
»V. E. muchos años. Madrid 4 de julio de 1869.—Prim.—Señor te-
niente general D. Domingo Dulce. »


ESTUDIOS POLITICOS.
413


Poco tiempo despúes de cambiarse estas comunicaciones se agra-
varon las dolencias del general Dulce. y habiendo pasado á Francia
á buscar remedio á sus males con las aguas de Amelie les Bains, allí
se apagó su vida, descansando al fin de sus padecimientos físicos y
morales, que tanto amargaron sus últimos dias.




X X I.


MI general Prim y la política ultramarina.—Comunicaciones diplomáticas.—
Liga cubana de los Estados-Unidos.—nombramiento de comités.—Reseña
política remitida de la Habana.


En el capítulo XI de este libro hemos dicho que el gobierno espa-
ñol ha sido constante sostenedor de que por nada ni por nadie cede-
ria, ni traspasaria por razon de venta, ó por cualquier otro motivo,
sus Antillas, y agregábamos, que quizás no habria mas que una es-
cepcion respecto de este modo de pensar sobre la política española en
América; y la escepcion á que nos referiamos y de que prometimos
ocuparnos, es la que se refiere á la época despues de la revolucion de
setiembre en que era presidente del Consejo de ministros el general
D. Juan Prim, conde de Reus.


El dia 13 de agosto de 1869 el ministro de los Estados-Unidos en
Madrid, general D. Daniel E. Sickles, pasaba al ministro de Estado
de su nacion, Mr. Fish, el siguiente parte telegráfico:


«El presidente del Consejo me autoriza para decir á Vd. que se
»aceptan los buenos oficios de los Estados- Unidos. Indica para conoci-
siniento de Vd. cuatro proposiciones cardinales que serán aceptables


Entines POLÍTICOS. 415
»si son hechas por los Estados-Unidos como bases de una convencion,
»y los detalles se arreglarán en cuanto sea posible:


»l. a Los insurrectos depondrán las armas.
»2. 4 España concederá simultáneamente una amnistía absoluta


»y completa.
»3. 9. El pueblo de Cuba votará por sufragio universal sobre la


»cuestion de su independencia.
»4. a Si la mayoría opta por la independencia, España la conce-


derá, previo el consentimiento de las Córtes.—Cuba pa-
gará un equivalente satisfactorio, garantizado por los Es-
tados-Unidos.


»Así que se concierten los preliminares se darán salvo-conductos
»para atravesar las líneas españolas , para que haya comu-
»nicacion con los insurrectos.


»Prior encarga el mayor secreto respecto de esta y de otras coma-
»nicaciones.»


Las siguientes comunicaciones, que en suplemento estraordinario
fueron publicadas en el periódico madrileño titulado Cuba Espa'iola,
por la importancia que en ciertos momentos tuvo la discusion en el
Parlamento, y otras que hemos tomado de documentos oficiales, nacio-
nales y estranjeros, demuestran evidentemente que hubo un pensa-
miento serio en el gabinete, que presidia el general Prim, de ceder la
isla de Cuba ó acordar le su independencia.


«Comunicacien oficial de Sichles á Alr. Fish.—Madrid,
»agosto 20 de 1869.—Ayer, despues de recibir el telegrama adicional
»de Vd., por el cual me informé del texto exacto de sus instrucciones,
»que me fueron remitidas por el telégrafo en 15 del corriente, pedí. una
»entrevista al presidente del Consejo de ministros, que en el acto me
»concedió para hoy á las once de la mañana. Acabo de separarme de
Ȏl, despues de una detenida discusion sobre los puntos que contie-
nen las instrucciones de Vd.; y aunque el correo para el próximo va-'


»por recoge la correspondencia temprano esta tarde, trataré de enviar
ȇ Vd. una relacion de lo mas sustancial de esa conferencia.


»Despues de comunicar al general Prior las miras de Vd. respecto
»de sus proposiciones 1. ; y 3. 4 , en que se estipula que los cubanos de-
»pongan las armas y se declare por votacion el deseo de los habitan-
»tes por la independencia, pasé á esforzar la proposicion de Vd., se-




416 ESTUDIOS POLÍTICOS.


»gun la instruccion núm. 2 que ya le habia comunicado á, él Mr. For-
»bes, y le esplique sus ventajas con argumentos y sugestiones que no
»me detendré ahora á reproducir aquí.


»El general Prim, en respuesta á la objecion que le hice á la base
»de cesar los insurrectos en las hostilidades como preliminar, dijo
»que no habia en esa base la intencion de imponerla como condicion
»que hubiera de preceder á una inteligencia con lós Estados-Unidos;
»que estaba pronto á, acordar conmigo las bases de un arreglo que
»preparara la independencia de Cuba, pero que no podia dar á, ese
»arreglo la sancion de un tratado, ni someter la proposicion á las
o Cortes para que fuera ratificada mientras los insurrectos estuviesen
»en armas; que no tenia duda de que cualquiera que fuese el éxito de
»la lucha, Cuba seria eventualmente libre; que reconocia sin vacila-
»cion el curso manifiesto de los sucesos en el continente americano y
»la terminacion inevitable de todas las relaciones coloniales en su au-
tonomía, en cuanto están preparadas para la independencia; pero


»que ninguna emergencia y ninguna consideracion llevarian á Espa-
»íia á tal concesion hasta que cesasen las hostilidades.


»Le recordé que Austria Labia trasferido el Véneto á Francia y
»consentido en su traspaso á Italia, antes de la paz; que la indepen-
dencia de los Estados americanos }labia, sido reconocida durante las


»hostilidades, y que al entrar en un arreglo con los Estados-Unidos,
»España no trataria con insurgentes, sino con un poder amigo, que
»ofrecia sus buenos oficios á un antiguo aliado.


»A estas y á, otras semejantes amplificaciones del argumento con-
»testó con gran calor y énfasis: «Los Estados-Unidos pueden estar
»completamente seguros de la buena fé y de la buena disposicion de
»España, y especialmente de la franqueza y sinceridad con que el
»presidente del Consejo ha prometido tratar con el gabinete de Was-
hington sobre la base de la independencia de Cuba, en el momento


»en que así puede hacerse de acuerdo con la dignidad y el honor de
»España: por formidable que la insurreccion pueda llegar á ser, aun
»no se ha-acercado á las proporciones de ninguno de esos conflictos
»en que los gobiernos se han visto obligados á tratar durante las hos-
tilidades: los cubanos insurrectos no poseen ciudades ni fortalezas;


»no tienen fuertes ni buques; no tienen ejército que pueda ofrecer 6
«aceptar batalla, y ahora, antes de que llegue la estacion para ope-


»raciones activas, en la que EspañA enviará los amplios refuerzos
»que tiene prontos, los cuberos oleteo aceptar la seguridad de los Es-
»tados-Unidos, dada sobre la fe de España, de que peden tener s'u
»independencia deponiendo las a rtna ,i, digiendc diputados y de-
»clarando sus deseos de ser libres por el voto del pueblo.»


»He redactado rápida y concisamente los puntos princ:pales de
»esta Entrevista para que esté Vd. enterado de- ella, conforme puedo
»comunicarla por el correo de hoy.


»Estoy satisfecho de que el presidente del Consejo desea llegar á
»un arreglo con los Estados-Unidos respecto-de Ceba, y que la iude-
»pendencia de la isla no es 11T1 obstáculo serio para la negociacion.


«De una comunieacion del general Siehles d Mr. rish.—.11(a-
»drid, agosto 21.-1869.—El presidente del Consejo me ha repetido:
«estos son los alisos aucesivos.»


»1.° Fijaaion de una base de arreglo que asegurará al gobierno
»de los Estados Unidos' de las buenas intenciones y buena fé del go-
»bierno español.


»2.° Los Estados-Unidos aconsejarán á los cubanos que aceptes
»ese arreglo.


»3:" Cesa cion de hostilidades y ananistia.
»4.° Eleccion de diputados.
»5.° Accion de las Córtes.
»Y 6.° Plebiscito é independencia.»


«El general AS'ickles d Fish.—Madrid, agosto 24.-1809.


»Los periódicos de Madrid continúan la discusion de la cuestion
»cubana.


»Sé, por buenos informes, que el ministro de Hecienda está bien
»dispuesto respecto de nuestras miras con referencia á'Cuba; pero
»que el ministro de. Ultramar ea bostii á todo arreglo que conduzca á
gala separacion de la colonia de España, Ido lee visto del gabinete dno
»al presidente y el ministro de Estado. En general encuentro menos
»susceptibilidad á la idea de una . trasfareucia de la isla á los Estados-
»Unidos, que á la de concederle la independencia.»


« ,111r. fish al general Sickles.—(TeMgrona.)—Washington,
»agosto 24 de 1869.—Les propo:itiones de España son incempatibles
»con cualquiera negociacion practicable. Los representantes del go-


53


ESTUDIOS POI...11'1E0S.
411




418 ESTUDIOS POLITIC01.


»bierno insurrecto son partes necesarias á una negociacion. Las comu-
nicaciones libres á través de las líneas españolas son de una inme-
diata necesidad.


»Los Estados-Unidos no pueden pedir á los insurgentes que de-.
»pongan las armas, á menos que los voluntarios no se desarmen tata-
»bien simultáneamente, y se desbanden de buena fé. Esto, si es prac-
ticable, requerirá tiempo. Necesitamos contener la destruccion de


»vidas y propiedades, así como los atropellos y disgustos á que están
»espuestos nuestros ciudadanos. Un armisticio efectuaria esto inme-
diatamente, y los términos de las compensaciones hechas á España


»por Cuba podrian entonces arreglarse entre ambas bajo la media-
»cion de los Estados-Unidos.


»Usted debe decir que consideramos indispensable un armisticio
»para el buen éxito de cualquiera negociacion. España puede con ho-
nor conceder esto á peticion de los Estados-Unidos, y como deferen-
cia á los deseos de un poder amigo, cuyos buenos oficios desea acep-
tar. Hecho esto, pueden abrirse inmediatamente las negociaciones que


»darán por resultado la paz, recibiendo aquella una buena compen-
»sacion. »


«De una comunicacion, de Mr. d Fish.—Agosto 16 de
»1869.—Segun el ministro americano, en la entrevista con el general
»Prim, este le manifestó que, si en él solo consistiera, diría á los cu-
»banos: separaos si quereis, indemnizándonos los tesoros que nos ha-
»beis costado, y dejadme traer á la Península nuestro ejército y es-
»cuadra, y consolidar las libertades y los recursos de España.


«Mr. Sich7es á Mr. Fish. — Madrid 12 de agosto de 1869.—


El ministro, interrumpiéndome como si creyese que yo
»había ido ya muy lejos, al menos por ahora, reconoció la manera
»sincera y leal con que el gobierno de los Estados-Unidos ha cumpli-
do con sus deberes internacionales respecto de la insurreccion cu-
bana.


»En otra época, cuando tenia las riendas del poder el partido es-
clavista, se esperimentaba de tiempo en tiempo alguna ansiedad por


»la idea de que con su conducta envolverian los filibusteros á ambas
»naciones en una dificultad; pero que, desde la victoria de la causa
»nacional en nuestra gran guerra, el pueblo liberal de España ha
»llegado á mirar é los Estados-Unidos como á su natural amigo,,


ESTUDIOS POLÍTICOS.
419


»La cuestion cubana ha sido una muy delicada y de la mayor
«gravedad. Los liberales españoles que tramaron y pusieron en prác-
tica los movimientos revolucionarios que han dado á la nacion su


»nueva vida política, pensaron, aprovechando la primera oportuni-
dad, otorgar á Cuba un gobierno propio; pero esta fatal insurrec-


»cion estalló precisamente en los mismos momentos en que iba siendo
»posible conceder á Cuba los derechos que deseaba. El grito
»¡mueran los españoles! resonó en España, y desde entonces, en pre-
sencia de la guerra civil, se ha hecho imposible establecer el plan


»benéfico que se habia concebido. El partido liberal de España se ve
»obligado, muy á pesar suyo, á simpatizar con el partido reacciona-
rio de Cuba, y los liberales de Cuba, que debieran ser sus mas fieles


»amigos, se han convertido, por la fatalidad de la situacion, en sus
»mas acerbos enemigos. No hay sentimiento mas caro para los cora-
»zonas de los jefes liberales que el de la libertad general; pero, sin
»embargo, en lo que atañe á la lucha cubana se presentan ante el
»mundo entero como opuestos al gobierno propio y resistiéndose á
»la abolicion de la esclavitud: este partido considera la insurreccion
»como el error y el infortunio mas deplorables, tanto para Cuba como
»para España.


»El gobierno se complaceria en estremo si pudiera encontrarse un
»modo para arreglar todas estas cuestiones haciendo justicia á Cuba
»y sin lastimar el honor de España. No hay intencion ni deseo algu-
no entre los liberales de España para esplotar nuevamente á la isla


»de Cuba, bajo el antiguo sistema de egoismo, y es su esperanza y
»deseo conceder á los cubanos la administracion de sus propios nego-
cios, el fruto de todo su trabajo, conservando sus tratos comerciales,


»y cierta sombra de relaciones políticas.


«Afr. Sickles d Arr. Fish--Madrid, agosto 21 de 1869.—El in-
»forme de mi entrevista con el general Prim ayer, fué naturalmente
»breve. Al darle mas detallada la conversacion, trataré de evitar re-
» peti cio nes su pérfluas.


»Dijo el presidente del Consejo que su idea era que el gobierno de
»los Estados-Unidos y el de España arribaran á buenos términos
»respecto á la cuestion y á un completo acuerdo; que entonces los
» Estados-Unidos emplearian su influencia con los cubanos para inda-
»cirios á. aceptar una base de arreglo, que comprenderia:




420 ¿;,,TIJD102 POLITICOS. 13STIIDIOS POLÍTICOS.
421


»Primero: una cesacion de hostilidades.
»Segando: una amnistía.
»Tercero: la easeeion de diputados.
»Cuarto: un proyecto de ley que el gobierno semeterá á las Cór-


ates, para consolidar el porvenir le la. isla.
»Era imposible proceder oficialmente en el asunto, mientras esta--


»viese en pie la insurreccion; pero el arreglo que estaban tratando de
»realizar los nos gobiernos para llegar á un convenio era tan impor-
tante, tan serio y tan obligatorio, como si fuera en la forma' y én el


»fondo un veedadero tratado.
»Pregunté cuál seria al resultado si los Estados-Unidos aceptaran


»semejantes bases de convenio, y los cubanos rehusaren deponer las
»armas y proceder á la eleccion de diputados y á votar -sobre la enes-,
»tion de su independencia.


»El presidente uex Consejo contestó : «En ese caso, no habia
»sino una sdhicion: continuar la guerra á todo trance. Yo no me
»lisonjeo con que España mantendrá la posesion de la isla. Con-
»siclero que ha llegado virtualmente el período de la autonomía co-
lonial.


»De cualquier modo que la presente lucha termine, ya por la su-
»presion de la insurreccion, ya por el medio preferible de un arreglo
»amistoso por la mediacion de los Estados-Unidos, me parece-igual-
»mente claro que ha llegado el tiempo en que Cuba se gobierne á sí
»misma; y si conseguimos dominar la insurreccion mañana. miraré
»la cuestion bajo el mismo punto de vista, que el niño ha llegado á
»su mayor edad y debe permitírsele el manejo de sus propios intere-
»ses. Deseamos desentendernos de Cuba; pero debe hacerse de una
»manera digna y honrosa.»


»Aseguré al general que nada estaba mas distante del presidente
»de los Estados-Unidos que hacer proposicion alguna que pudiera
»herir la justa susceptibilidad del gobierno de España; que todas las
»guerras por las que las repúblicas americanas habian obtenido su
»independencia terminaron por negociaciones llevadas á cabo antes
»de que terminasen las hostilidades; y aunque en asuntos que afecten
»á su honor toda nacion debe decidir por sí misma, el presidenta no
»creia, sin embargo, que las negociaciones que habia propuesto fue-
sen en lo mas mínimo derogatorias de la dignidad de España, miela -


»tras que evitaban muchas dificultades y ofrecian la solucion mas
sesped i ta y practicable de la cuestion pendiente.


»El general Prim. respondió: sHay una gran diferencia entre la
»insurreccion presente en Cuba y los movimientos revolucionarios
»por los que las repúblicas del continente eccidental alcanzaron su
»independencia. En estas se apeló á las negociaciones despues de va-
rias campañas en las que se habian dado batallas perdidas y gana-


»das; ellos tenian ejercito en el campo y gobiernos organizados que
»los apoyaban. Nada de esto vemos en Cuba; solo existen algunas
»partidas de bandidos que huyen cuando son perseguidos y que jamás
»se han encontrado en número suficiente para dar ó aceptar batallas.
»Es muy posible que con el trascurso del tiempo la insurreccion lle-
gue á hacerse mas formidable;- que pueda levantar ejércitos; que


»pueda tomar ciudades y plazas fortificadas, y que pueda demostrar
»lo que hasta ahora no ha demostrado, esto es, que esté apoyada por
»la mayoría de la poblacion. En este raso España tendrá a l go mas
»tangible con que poder tratar. Pero nosotros esperamos evitar todo
»este derramamiento de sangre , toda esa ruina y ese desastre, ha-
ciendo ahora algunos arreglos amistosos. EA imposible que nosotros


»tratemos con los cubanos ahora; pero cuando los Estados Unidos se
»convenzan de las buenas intenciones y buena fe' del gobierno español,
»podrán asegurar á los cubanos que siguiendo el programa que he
»indicado pueden obtener su libertad sin disparar un tiro mas.»


«¡Yr. Fish d Mr. Sieldes.—(TelOrama.)— Washington, setiem-
bre 1.° de 1869.—Los Estados-Unidos desean mediar entre España


»y Cuba bajo estos términos:
»Primero.—Armisticio inmediato.
»Segundo.—Cuba recompensará á España por las propiedades


»públicas tornadas; los Estados-Unidos no garantizan á menos que el
»Cougreso apruebe; la destruccion diaria disminuye rápidamente el
»valor de las propiedades. por cuya compra se ofrece dinero.


»Tercero.—Las personas y propiedades de los españoles que per-
manecen en Cuba serán protegidas, pero pueden optar por salir.


»Para prevenir dificultades, así como para detener el derramamiento
»de sangre y la devastacion, debe haber una pronta decision. Estas
»ofertas serán retiradas, si no se aceptan antes de 1.° de octubre. Diga




4
422 ESTUDIOS POLIT1CO9.


»que la anarquía prevalece en gran parte de la isla. Se cometen ase-
sinatos de ciudadanos americanos por los voluntarios. Las autorida-
des españolas intentan confiscar las propiedades de americanos.


»Telegrama del general Siehles d Mr. setiem, -
»bre 25, 1869.—Resúmen de mi entrevista de anoche con el presi-


dente del Consejo:
»No se insiste en el plebiscito. La eleccion de diputados pedida


»por la Constitucion es indispensable preliminar para la independen-
»cia. Se han tomado medidas para desarmar á los voluntarios, simul-
»táneamente con la cesacion de hostilidades. Ordenes severas se han
»dado para que no prosigan las escandalosas ejecuciones de prisione-
»ros y otras crueldades. El general Rodas promete cumplirlas á todo
»trance. Se dará un decreto para la abolicion gradual; el gobierno
»procederá á las reformas liberales sin esperar la terminacion de la
»guerra.»


«Comunicacion de Mr. Siehles d 11fr. Fish.—Madrid 17 de no-
»viembre de 1869.—(Dando cuenta Mr. Sickles de la comida á. que
»fué invitado por el Sr. Rivero pocos dias antes, y de lo que en ella
»manifestaron algunos concurrentes, dice entre otras cosas lo si-
»guiente:)


«El Sr. Becerra manifestó que la rebelion terminaria pronto, que
»las fuerzas que habia en Cuba eran mas que suficientes para vencer
ȇ los insurrectos; que habia por lo menos 40.000 hombres de tropas
»regulares en Cuba,, y que el verdadero objeto de mas refuerzos era
»mantener el órden en caso necesario al terminar las hostilidades,
»desbandar á los voluntarios y ofrecer proteccion á los cubanos en sus
»vidas y propiedades.


»El presidente de las Córtes, Sr. Rivero, manifestó, refiriéndose
»á su carácter de demócrata, y á. haber sido un constante sostenedor
»de la union americana en su guerra civil con el Sur, que deseaba
»ver á los Estados-Unidos y á España aliadas; que esos dos países
»tienen las mejores Constituciones del mundo y principios é intereses
»comunes; que la cuestion cubana se arreglaria sobre la base del go-
»bierno propio y de la reciprocidad comercial ásí que terminara la
»guerra, porque entonces el gobierno español estaria en condicion de


ESTUDIOS POLfTICOB.
423


»obrar y tratar, y que en este feliz resultado los Estados-Unidos se-
rian todopoderosos: primero, por su influencia con los cubanos al


»aconsejarles que confiasen en la buena fé de los compromisos del go-
»bierno de la revolucion de hacer justicia á Cuba; y segundo, por me-
»dio de la buena inteligencia entre España y los Estados-Unidos, que
»proporcionaba una base segura para el ejercicio de sus buenos
»oficios.


»Segun el mismo Sr. Sickles, añadió el Sr. Becerra que el gobier-
»no habia dado pruebas de su sinceridad estableciendo la libertad de
»cultos; que él y sus colegas habian públicamente declarado `que pro-
»cederian á la abolicion gradual, y que, reservando para el gobierno
»de la nacion los asuntos puramente nacionales, los cubanos dirigi -
»rian sus asuntos locales como las demás provincias españolas.


»Que con esto convinieron los Sres. Martos y Rivero, observando
»el primero que bien sabia él que los cubanos naturales ó insulares,
»como los llamaban, son mas en número que los peninsulares, y como
»consecuente demócrata que era, aseguraba que los deseos de esa ma-
»yoría serian respetados en las determinaciones de cualquier gobier-
no de que él fuese parte, cuando sus deseos se manifestasen legíti-
mamente por medró de diputados elegidos por la isla.»


Además de estos documentos, el presidente de los Estados-Unidos
remitió con fecha 20 de diciembre de 1869 un voluminoso espediente
como contestacion á las preguntas que le fueron dirigidas respecto á
la cuestion cubana.


Dicho espediente contenia las comunicaciones siguientes, que pu-
blicaron los periódicos anglo-americanos en el siguiente extracto:


«Noviembre 18 de 1868.—El vice-cónsul general Hall fsscribió al
»secretario Seward citando las palabras con que examina la situacion
»un político conservador, y al dar cuenta de haberse recibido eu Cu-
ba con entusiasmo la noticia de la revolucion española, se refiere al


»punto de vista bajo el cual consideran los cubanos la cuestion de la
»esclavitud. Unos desean la inmediata, y otros la gradual abolicion
»de la esclavitud, mientras que no pocos quisieran el mantenimiento
»de aquella institucion. Se dice que el movimiento revolucionario en
»los departamentos Central y Oriental es formidable. Mr. Hall añade
»que el órden no ha sido alterado en el departamento Occidental. Ya
»en otra carta fechada en 17 de diciembre decia que la insurreccion




424 ESTUDIOS POLÍTICOS.


»iba ganando terreno, y que la situacion de Matanzas no inspiraba
»confianza alguna, estando los negocios en esta ciudad paralizados.
»En febrero remitió una carta del agente consular en Sagua la Gran-
»de, en la cual se hace una pintura exagerada del estado de cosas en
»aquella localidad, y él manda otras noticias.


»Marzo 11 de 1869.—Envia Mr. Hall al secretario de Estado,
»Mr. Nashburne, un decreto aboliendo la esclavitud, que se asegura
»ha emanado de una asamblea formada por los insurgentes.


»Marzo 27. —Mr. Hall envia al segundo subsecretario del ministe-
rio de Estado, Mr. Hunter, un decreto del capitan general de fecha


»24 de marzo, por el cual se autoriza la captura.en alta mar de los
»buques que conducen hombres, armas, municiones ó efectos que sir-
»van de auxilio á los insurgentes, y se manda que sean ejecutados
»como piratas las personas que sean aprehendidas á bordo de los di-
chos buques. El secretario Fish informa al ministro Roberts que los


»ciudadanos de los Estados-Unidos tienen el derecho de conducir en
»alta mar los efectos destinados para los enemigos de España, Buje-
atándose al despojo de aquellos que puedan considerarse contrabando
»de guerra, y á la captura, en caso de violacion de un bloqueo legal-
»mente establecido. En consecuencia, es de esperarse que la procla-
ma sea retirada, ó que se den tales instrucciones que eviten el que se


»hagan de ella aplicaciones ilegales en contra de la propiedad de los
»ciudadanos de los Estados Unidos, pues de lo contrario podrian po-
nerse en peligro las relaciones amistosas y :cordiales que existen en-
tre los dos gobiernos, que el presidente sinceramente desea, man-
tener.


»Abril 2.—Mr. Hall remite una carta de Remedios, y dice que la
»mayoría de los comerciantes americanos conviene con el que escribe
ala citada carta.en asegurar que las autoridades españolas tratan
»muy bien á los ciudadanos de nacimiento americano.


»Abril ministro Roberts, en comunicacion dirigida al se-
cretario Fish, dice: «Se hacen esfuerzos por medio de falsas y exa-
geradas noticias y reuniones públicas para crear un sentimiento en


»favor de Cuba. Hay personas en Nueva-York que se dan el nombre
»de gobierno independiente de Cuba y despachan espediciones y ar-
mas para auxiliar á los insurgentes.»


»Abril 17.—E1 secretario Fish, en contestacion al Sr. Roberts,


ESTUDIOS POLILICOS.
425


»dice que no ve la necesidad ó conveniencia de espedir una proclama
»sobre asunto de esta naturaleza. Cuando se dió la proclama del pre-
»sideute Fillmore reinaba la paz tn Cuba y prevalecia la amenaza de
»anta invasion procedente de los Estados-Unidos.


»El Sr. Roberts, añade Mr. siempre y cuando ha acudido á
»los empleados de los Estados-Unidos, ha visto que se han evitado las
»trasgresiones de la ley. Los Estados Unidos están esperimentando
»todavía los efectos del precipitado reconocimiento de los derechos de
»beligerantes que hicieron las naciones estranjcras apenas trascurri-
dos dos meses de la insurreccion en este país, y este golderno, desde


»su principio, ha tenido cuidado en promulgar los derechos de neu-
tralidad, y en/lar el ejemplo de hacerlos cumplir estrictamente. Es-


»te gobierno, no solo no intenta ahora separarse de su política tradi -
»cional, sino que pondrá en práctica, de buena fé, las sabias y efecti-
vas leyes que están en uso para la observancia de sus deberes de


»amistad internacional. Los Estados-Unidos simpatizan con todo pue-
»blo que lucha por asegurar el derecho del gobierno propio, y así
»mismo con todos los esfuerzos que se hagan para libertar este con-
tinente del dominio tras-atlántico; pero desean mantener relaciones


»amistosas con los gobiernos que aun reclaman el poder que ejercen
»sobre posesiones vecinas. No coartan aquí para nada el derecho de
»libre discusion, y únicamente intervienen en evitar los actos ilegales
»que se cometan en infraccion de las obligaciones que han coutraido
»con España y las demás naciones amigas.


»Abril 22.—Mr. Hall envia al secretario Fish el decreto de fe-
»cha 11 de abril del corriente año, por el cual se prohiben los traspa-
sos de propiedad á menos que no tengan el asentimiento del go-


»bierno.
. »Abril 30.—E1 secretario Fish dice al ministro Roberts: «El pre-


sidente ha visto con pena este decreto, y espera que sea modificado
»de manera que no se aplique á la propiedad de los ciudadanos de los
»Estad os-Unidos. »


»Con esta misma fecha Mr. Hall remite al secretario Fish la
»proclama en que el conde de Valmaseda, el 4 de abril, ordena que
»sea pasado por las armas todo hombre que se encuentre á distancia
»de su morada, que toda casa desocupada, ó en cuyo techo no flote
»una bandera blanca, sea reducida á cenizas, y que las mujeres que


54




4e6 ESTUDIOS POLÍTICOS.


»habitan en sus casas ó en las de sus parientes, sean conducidas por
»la fuerza á Jiguaní ó Bayamo; tambien informa al departamento de
»Estado, que el conde de Valma.seda* estaba moviendo sus tropas en
»aquella parte del país.


»Mayo 10.—E1 secretario Fish protesta en nombre de los intere-
ses de la civilizacion y la humanidad contra la proclama de Val-


»maseda.
»Mayo 11.—El secretario Fish encarga á Mr. Hall que se dirija al


»gobierno español y haga manifestaciones contra la proclama de Val-
»maseda.


»Mayo 18.—Mr. Hall remite al subsecretario de Estado, Mr. Da-
»vis, una carta en que da algunos pormenoras sobre las operaciones
»militares que se han llevado á cabo cerca de Nuevitas.


»Mayo 20.—E1 cónsul general Plumb, remite al secretario Fish
»una copia de la autorizacion para un mpréstito de 8.000.000 de pe-
sos emitido en la Habana con objeto de sofocar la insurreccion. Se


»dice que no hay dinero, y está visto que Cuba es la que tiene queha-
cer los gastos á que da márgen la situacion. Remite tambien una


»copia del decreto en que el capitan general autoriza á que se proceda
ȇ recoger los caballos.


»Junio 2.—Mr. Plumb dice al secretario Fish que los voluntarios
»han obligado al general Dulce á hacer su renuncia.


»Junio 3.—Mr. Hall informa al secretario Fish de los abusos que
»cometen los voluntarios en Matanzas.


»Junio 4.—Mr. Plumb refiere al secretario Fish cómo ha sido de-
»puesto de su mando el general Dulce. Casi todos los insurgentes, di-
»ce, son criollos. Los españoles residentes en la isla, y que tienen en
»ella negocios y propiedades, están disgustados con la conducta del
»gobierno, y desearian que terminase la guerra. Los que llevan ade-
lante la guerra y desempeñan los empleos públicos son los hombres


»que se envian de la Península y no tienen intereses en el país. Los
»españoles negociantes, aunque disgustados con lo que va á suceder,
»han sido tambien de los que han depuesto al general Dulce, y tal
»vez hagan otro tanto con el nuevo capitan general si no les satisface.
»Los voluntarios que hay en la isla serán unos 30.000, de los cuales
»habrá en la Habana 4.000. No reciben sueldo y adquieren sus ar-
mas por cuenta propia: el gobierno descansa en ellos para hacer


ESTUDIOS POLITICOS.
421


»efectivas sus disposiciones. Los jefes que los mandan son individuos
»que ocupan buena posicion: los soldados que componen estos cuerpos
»son gente cualquiera. El voluntario es de una lealtad á toda prueba.
»Corren noticias de que en la actualidad se han entablado negocia-
aciones entre el capitan general y los cubanos. Mr. Plumb habla de
»las violencias, encuentros y actos de insubordinacion de los'volun-
»tarios, y al hacer una relacion de los sucesos que han precedido á, la
»renuncia del general Dulce, añade, de su cosecha, algunas observa-
ciones acerca de lo que puede sobrevenir.


»Junio 24.—Remite Mr. Plumb al secretario Fish una carta de
»Mr. Phillips, cónsul en Santiago de Cuba, dando informes de la eje-
»cu cion sumaria de los ciudadanos americanos Charles Speakman y
»Albert Wyeth, y tambien de las declaraciones que ámbos hicieron
»en los momentos de ir á sufrir la pena de muerte.


»Ag osto 10.—E1 secretario Fish da instrucciones al ministro Si-
»ck les para que pida la compensacion que demandan las familias de
»Speakman y Wyeth; exija tambien que se observen en los ciudada-
nos de los Estados -Unides los mismos amplios derechos que disfru-
tan los de las demás naciones, y proteste á la vez, á nombre del pre -


»si dente, contra la manera de llevar á efecto en lo sucesivo una guer-
ra tan cruel.


»Setiembre 8.—Remite el ministro Sickles copia de la nota ‘que
»dirigió en esta fecha al Sr. Becerra en lorelativo alasunto de Speak-
»man y Wyeth, etc. Siguiéndose las instrucciones del secretario
»Fish, se ha ordenado proceder á una informacion sobre el particular,
»y tan pronto como se vea si el caso es tal como se representa, se ha-
rá la debida reparacion. Mr. Sickles incluye una copia de su réplica


»y de la carta del Sr. Silvela. El ministro español dice que Speak-
»man fué ejecutado en conformidad con lo dispuesto por la ley.


»Junio 16.—E1 secretario Fish dirigió una comunicacion al mi-
nistro Roberts, llamándole la atencion sobre la proclama del capitan


»general de fecha 7 de julio, referente á los derechos de que disfrutan
»los buques americanos en alta mar, segun el tratado de 1795, etc.,
ay le advierte que en ella se establece un poder sobre el comercio de
»los Estados-Unidos, que no puede permitirse mas que en tiempo de
»guerra. Los Estados-Unidos no niegan el derecho de conducir efec-
tos de contrabando de guerra en tiempos de paz, ni permiten que se




428 Esremos POLiTICOg.


»registren sus buques en alta mar, á menos que sea en tiempos de
» eme rra .


»E1 tratado de 1790 no concede derechos sobre los buques de los
»Estados-Unidos en tiempos de paz. Si España está en guerra debe
»hacerse saber desde luego, á fin de que se adviertan inmediatamente
»las restricciones á que sujeta al comercio de los Estados-Unidos se-
»mejante estado de cosas. Mr. Fish pregunta si España reconoce con
»lo existente este estado de guerra, y manifiesta que' en tanto sub-
»sista el derecho á que se hace referencia. ó en caso de que se hagan
»esfuerzos para darle nuevo vigor, tendrá que considerársele como un
»reconocimiento por parte de España de que esta se halla en guerra
»con la isla de. Cuba.


»Julio Plumb remite al secretario Fish una modifica--
»cion que hace el capitan general á su decreto de 7 de mayo, en lo
»relativo al registro de barcos en alta mar, y tambien la órden del
»capitan general para que se practique la guerra en lo sucesivo con
»mas humanidad.


»Agosto 12.—El ministro Sickles da cuenta al secretario Fish de
»la conversacion que tuvo con el ministro español y dice: «El minis-
tro, interrumpiéndome como si creyese que habia, ido demasiado


»lejos, reconoció la manera sincera y legal con que ha desempeñado
»el gobierno de los Estados-Unidos sus deberes internacionales en lo
»referente á la insurreccion cubana. En época anterior, cuando estaba
»al frente del poder el partido esclavista, hubo aquí de tiempo en
»tiempo, alguna ansiedad por temor de que el arrojo de los fllibuste -
»ros llegase á envolver á las dos naciones en sérios compromisos;
»pero despues del triunfo de la causa nacional, el pueblo de España
»ha mirado como á uno de sus amigos á la nacion americana. Filé la
»intencion de los liberales españoles, que iniciaron y llevaron á efes -
»to los movimientos revolucionarios que han dado á la Península su
»nueva vida política, proceder en la primera oportunidad á establecer
»mejoras que garanticen á Cuba el gobierno autonómico ; pero esta
»fatal insurreccion estalló justamente cuando iba á ser posible que se
»otorgasen á la isla los derechos que deseaba.


»El grito de mueran los españoles resonó en España, y ya no fué
»dable en presencia de una guerra civil poner en práctica el plan que
»Se habia concebido. El partido liberal español se ve, pues, con gran'


ESTUDIOS POLíTIC08.
429


»sentimiento, obligado á simpatizar aparentemente con el partido s re-
»volucionario de Cuba, y los liberales de Cuba, que debieran ser su
»mas firme apoyo, se , han convertido, por la fatalidad de la situacion,
»en sus mas acerbos enemigos. No hay sentimiento mas grato para
»los corazones de los jefes liberales que el que simboliza la «libertad
»para todos,» y sin embargo, han tenido que mostrarse ante el mun-
do entero, en presencia del conflicto cubano, como opuestos al go-
bierno propio, y resistentes á la abolicion de la esclavitud. El mi-
nistro considera la insurreccion como la mas deplorable de las des-


»gracias, tanto para Cuba como para España, y es de parecer que si
»se hallase un medio para arreglar todas estas cuestiones, de modo
»que pudiera hacerse justicia á Cuba sin lastimar el honor de España,
»el gobierno se congratularin por ello en estremo. Los liberales de
»España no abrigan deseos de atormentar con exacciones á la
»de Cuba, segun el antiguo sistema, y están dispuestos á resolver la
»cuestion de la esclavitud. Su afan constante ha sido conceder á los
»cubanos la administracion de sus propios negocios y el uso completo
»de su libertad, conservando con ellos su union comercial y algunas
»relaciones políticas.


»Agosto 14.—El ministro Sickles remite al secretario Fish copia
»del artículo 108 de la Constitucion española, que se refiere á la isla
»de Cuba. El Sr. Silvela lo considera de modo que impide tomar ac-
»cion alguna sobre Cuba hasta que no concurran á las Córtes los di-


, »putados cubanos.
»Agosto 20.—E1 ministro Sickles da cuenta de una conversacion


»que tuvo con el general Prim, en la cual este dijo con interés y én -
»fasis:—«Que los Estados-Unidos estén seguros de la buena fé y la
»buena voluntad con que procede España. Por formidable que pueda
»llegar á ser la insurreccion cubana, no ha alcanzado todavía las pro-
porciones de aquellas luchas que obligan á 16s gobiernos á marcarse


»una conducta especial.
»Los insurgentes cubanos no tienen en su poder ciudad alguna ni


»fortaleza: carecen de puertos y barcos, y no tienen ejército. No pa-
»rece que intenten ofrecer ó aceptar batalla, y ahora, antes de que
»llegue el período de las operaciones activas, y cuando España va á
»enviar grandes refuerzos, lo único que necesitan los cubanos es
»aceptar la seguridad de los Estados -Unidos, dada bajo la palabra de




480 ESTUDIOS POLÍTICOS.


»España, de que si deponen las armas tendrán su independencia, eli-
giendo su dipútacion, y declarando su derecho á ser libres por el vo-
to del pueblo.»


»Agosto 21.—Escribió el ministro Sickles al secretario Fish, di-
ciendo: «El presidente del Consejo manifestó que existe una gran


»diferencia entre la actual insurreccion de Cuba y los movimientos
»revolucionarios por los cuales lograron establecer su independencia
»las repúblicas del continente americano. En aquella época se abrian
»negociaciones despues de largas campañas y cuando se habian ga-
nado y perdido batallas. Tenian ejércitos y gobiernos organizados


»que los sostenian, pero en Cuba no se ve nada de esto, donde no
»existen mas que unas partidas de ladrones que huyen cuando se les
»persigue, y que jamás se han presentado en número suficiente para
»dar ó aceptar un combate. Podrá suceder que andando el tiempo la
»insurreccion vaya tomando cuerpo, levante ejércitos, tome ciudades
»y plazas fortificadas, y demuestre lo que no ha demostrado hasta
»aquí, que está apoyada por la mayoría de la poblacion. En ese ca-
»So la España tendrá una cosa tangible con que pueda entenderse.
»Entre tanto tenemos confianza en evitar este derramamiento de san-
gre, este desórden y toda esta ruina, haciendo al presente algunos


» arreglos amistosos.»
»Setiembre 25.—E1 ministro Sickles envia un telégrama al se-


cretario Fish manifestando que los voluntarios serán desbandados
»tan pronto como cesen las hostilidades, se suspenderán las ejecucio-
nes escandalosas, se abolirá gradualmente la esclavitud y se conce-
derán las reformas liberales sin esperar á la terminacion de la


»guerra.
Setiembre 28.—Mr. Davis trasmite á Mr. Plumb lo que en sus-


tancia dice Mr. Sickles en su telégrama, y le encarga tome infor-
mes sobre el particular, y dé cuenta.


»Octubre 21.—Mr. Plumb dice á Mr. Davis que no cree practi-
»cable el desarme de los voluntarios, y no ve que haya intenciones de
»hacer cesar las hostilidades antes de haber sido sofocada la insur-
»reccion. Los que mandan en Cuba desean detener la efusion de san-
gre, y la opinion general es que sea gradual la abolicion de la es-
clavitud, pero nadie piensa que se demore mas de cinco años.


»Se presenta una voluminosa correspondencia, referente al decre-


ESTUDIOS POLÍTICOS. 431


»to del capitan general en que se trata sobre los buques que conducen
»pasajeros, y la modificacion solicitada por Mr. Plumb.


»Octubre 16.—E1 ministro Sickles envió al secretario Fish una;
»copia del decreto que concede libertad de cultos en la isla de Cuba;
»tambien una copia de la nota en que el Sr. Silvela desea que el
»presidente se valga de su influencia con los refugiados cubanos para
»hacer que la guerra no prosiga, teniendo un carácter tan salvaje, y
»que se pongan eu libertad las cañoneras españolas, que no están des-
»tinadas para operar en contra del Perú ni en contra de Cuba, sino
»para defender la costa contra los filibusteros y los piratas.


»Octubre 15.—E1 cónsul Plumb dice al secretario Fish que Siba-
»nicú, un villorrio, y Guáymaro, una aldea de 508 habitantes, son
»las únicas poblaciones que ocupan los insurgentes.


»Noviembre 2.—E1 cónsul Plumb informa al secretario Fish que
»los dos puntos á que se refirió el 15 de octubre habian sido destrui-
dos. Adjunta remite una circular en la que se incita á los negros á


»quemar las haciendas, y que dice le fué enviada por el cónsul de Ma-
tanzas, quien opinaba habia sido probablemente impresa en Nueva-


»York.
»Noviembre 14.—El ministro Sickles informa al secretario Fish


»de que no se llevarán á cabo las concesiones prometidas á Cuba, has-
»ta que no hayan sido dispersadas las partidas que hacen la guerra, en
»tanto que le anuncia que ya se están alistando varias reformas para
»Puerto-Rico.


»Diciembre 3.—Mr. Sickles envia á Mr. Fish el telégrama si-
guiente: «El secretario de negocios estranjeros desea asegurar al go-
bierno de los Estados-Unidos que España está anhelosa de estable-
cer las mas amistosas relaciones con todas las repúblicas america-
nas, y proyecta introducir inmediatamente en su política colonial las


»reformas mas liberales.
»Diciembre 15.—Se presentan copias de las declaraciones que


»ofrecen los abogados Lowry y Evarts para establecer la existencia
»de un estado de guerra y la de un gobierno independiente en Cuba,
»junto con una carta dirigida á Mr. Fish por los mencionados indivi-
duos, en la que se manifiesta que el attorney general se ha negado


ȇ tomar en consideracion las dichas declaraciones, como pruebas de




432 ESTUDIOS POLITICOS.


»evidencia, y ha dicho claramente cuáles eran las miras del go-
»bierno.


»Diciembre 16.—E1 attorney general, Mr Hoar, expone su pare-
cer de no ser conveniente para los Estados-Unidos que estos enta-


»blen juicio contra las cañoneras españolas, descansando en la ley de
»1818, y Mr. Fish informa que el gobierno ha ajustado su conducta á
»esta opinion.»


Estas y otras comunicaciones en igual sentido, que no reproduci -
mos por su estension, pero que pueden examinarse en los libros de la
Correspondencia Diplomática, que se publica anualmente por el go-
bierno de los Estados-Unidos y que fueron presentadas en el Se-
nado americano, demuestran evidentemente lo que consignamos al
principio de este capítulo; es decir, que el general Prim estaba dis-
puesto á tratar sobre la independencia de la isla de Cuba, y que
las negociaciones en e>te sentido hubiesen adelantado mucho mas,
si el Sr. Topete, á la sazon ministro de Marina, y el Sr. Becerra que
lo era de Ultramar, no hubiesen anunciado su propósito de hacer
sus dimisiones en el caso de que se perseverase en dicha política.


Esto fué indudablemente la rémora que tuvieron las negociacio-
nes, ya muy avanzadas á favor de la intervencion de los Estados-Uni-
dos entre la insurreccion cubana y el gobierno de España.


Naturalmente estas negociaciones y estas esperanzas que se ofre-
cien al elemento revolucionario de Cuba, dieron ánimo y aliento á la
insurreccion, esperando además la junta revolucionaria de Nueva-
York alcanzar del gobierno de Washington el reconocimiento del
derecho de beligerantes para los insurrectos de Cuba, puesto que de
hecho se estaba tratando con ellos, con la mediacion del gobierno nor-
te-americano.


Con motivo de esta vida que se daba á la insurreccion, hubo gran
movimiento en los Estados-Unidos favorable á la misma. El proyecto
de formar una liga consagrada á la independencia de Cuba, se habia
realizado en la ciudad de Nueva-York, asociándose al proyecto gene-
rales norte-americanos, ministros, diplomáticos y muchas personas
influyentes.


Esta sociedad tomó el nombre de Liga cubana de los Estados- Uni-
dos, y se nombraron luego los siguientes comités: uno para preparar
las peticiones al Congreso, pidiendo el reconocimiento de beligeran-


ESTUDIOS POLITICOS. 132


tes para los cubanos, designándose al general Charles W. Darling y
los coroneles Lamson, Raymond, Smith y Taylor.


Otro comité para los meetings públicos, compuesto del general
Davies y otros oficiales.


Otro comité para la correspondencia con otras ciudades, sobre el
mismo objetó, eu el que se hallaban los generales Mac-Mahon, Van -
Alelí, Hayes, Shaler, Darling, G-rander y Davies y otros oficiales.


Otro comité para levantar fondos: nombrándose á los generales
Hayas, Shaler y-otros estranjeros.


En el Senado americano se pronunciaban discursos contra España
y contra el mismo gobierno de los Estados Unidos, que permitia cons-
truir y equipar :30 cañoneras en el puerto de Nueva-York.


De manera, que esta escitacion política en los Estados-Unidos
producia otra en la isla de Cuba, que entorpecia, grandemente su pa
cificacion.


Ya se encontraba allí dirigiendo las operaciones el general Caba-
llero de Rodas, y de su mando y adminietracion en la isla de Cuba,
así como en los principales sucesos qu • ocurrieron en la isla, vamos á
dejar la palabra á lila ilustrado é imparcial peninsular residente eu la
i,la de Cuba que, hallándose en el teatro de los sucesos constante -
mente, remitió una reseña detallada' á una de nuestras eminencias
políticas, que tuvo la bondad de facilitárnosla.


Nuestros lectores apreciarán el criterio, la inteligencia y el cono-
cimiento de los hechos que se revelan en esa reseña, y que nosotros,
á la distancia en que nos encontramos, no hubiéramos podido formar-
la mejor, ni con esos pormenores.


Comprende diel.o escrito lo acaecido hasta julio de 1871. Des-
pues de esa fecha, todo otro cliafquier suceso está demasiado reciente
para tratarlo, y nos proponemos 'concluir el presente libro con los de-
talles que tenemos á la corno hasta entones, dejando para otro las
omisiones en que hayamos incurrido y la continnacion de nuestros
estudios políticos con los comentarios que creamos conveniente.


La referida resella. no solo detalla los acontecimientos mas nota-
s bles que Len ocurrido en la guerra de la isla de Cuba, sino que tam-


bien está saturada de consideraciones juiciosas, dirigidas á promover
soluciones conciliadoras y provechosas para el restablecimiento de la
paz en las Antillas.


55




XX II.


Breve reseña del gobierno de los generales Caballero de Rodas y conde do
Valmaseda.


El ilustrado escritor peninsular que desde la Habana remitió á
uno de los mas importantes pereouajes políticos de Madrid la reseña
de que hemos hablado anteriormente y que vamos á dar á conocer á
nuestros lectores, hace partir su trabajo desde el pronunciamiento de
Yara, que sin recursos materiales que pudieran darle fuerza, ha pro-
longado su existencia. cuatro años, sosteniéndose contra un poder or-
ganizado, abundante en recursos de toda especie, y contra la accion
desmoralizadora de sus propios actos y el desaliento que 'cunde en sus
filas.


Ni la estension del territorio insurrecto, ni su despoblacion, ni la
espesura de sus bosques, ni la clase de guerra que se hace, ni otras
circunstancias análogas que se alegan, son causas bastantes á espli-
cer este fenómeno, á juicio de tan ilustrado escritor. Su verdadera
razon hay que buscarla, dice, en otra parte; está en la exsgeracion
del sentimiento de la nacionalidad, esplotado mas bien en óclio de los
revolucionarios que de la misma revolucion, y está, sobre todo, en la
falta de prevision, la irregularidad y el poco tino con que ha obrado
el ff °bien».


ESTUDIOS POLITICOS: 425


Habla del gobierno del general Lersundi, lamentándose que el
conde de Valmaseda atravesase de Vertientes á Nuevitas, pasando
por Puerto-Príncipe, y sin mes que disparar unos tiros en Bonilla pa-
ra ir luego á operar en otro departamento: que en Bayamo, Udeeta
pactase con el enemigo; que el brigadier Mena, que tenia 400 infan-
tes, 80 caballos y seis cañones, abandonase completamente el campo
á la insurreccion y se fortificara y encerrara en el convento de las
Mercedes, de donde no salió hasta que fué á relevarlo el brigadier
Lesca cuatro meses despues Y tambien dice que fué culpa de Mena
el asesinato de D. Augusto Arengo, al presentarse este incautamente
en los términos de la ciudad, pidiendo ser conducido á la comandan-
cia general, y anunciando la inmediata presentacion y sumieion al
gobierno de 600 á 700 hombres, de los 800 ó 1.000 que por entonces
estarian en armas en aquel departamento, con lo cual babria acabado
indudablemente la insurreccion localizada todavía allí y en las cer-
canías (le Bayern°.


Despues trata el autor de' la reseña, de la época del general Dulce,
enviado por el gobierno de la nacien con poderes estraordinarios y
facultades discrecionales para. alcanzar la pacificacion de la isla, es-
timando el escándalo de la noche de 1.° de junio en palacio tomo un
hecho que ha ejercido una grande y funesta influencia en la marcha
de la reaolucion, acto muy grave y muy trascendental para el des-
tino futuro de la grande Antilla.


Pasa á ocuparse en seguida del sucesor del general Dulce, y dice:
«El general . Caballero de Rodas, precedido de la fama que ad-


quirió en Málaga y en Cádiz, despues de Alcolea , con muchos mas
»recursos que sus antecesores, con el ánimo resuelto y el mejor deseo
»de su parte, pero con su autoridad amenguada de antemano por la
»insuborclinacion de laMiliciacindadana y la destitucion de Dulce, ape-


nas si logró dominar la insurrecciou y preparar su aniquilamiento,
»cuando pudo y debió haberla sofocado por completo, á no habérselo
»estorbado la accion imprudente y recelosa de los intransigentes, obli-
gándole á seguir una política que no era francamente conciliadora,


»corno él cornprendia. que debia hacerla, ni era. enteramente de re-
»presion „corno ellos trataban de imponérsela; y tropezó á la vez con
»los inconvenientes de ámbos sin realizar mas que muy parcialmente
»sus ventajas. Tniciando con su mando algo parecido á una campaña




436 liSTUDIOS POLiTICOS.


»en los tres grandes centros de la insurreccion, el departamento
»Oriental, el Central y Chi .;o Villas, y activando y haciendo mas efi-
»caz la vigilancia en las costas con el empleo de cañoneros construi-
dos al efecto, el general Rodas puso la insurreccion á punto de ca-
pitular en diciembre de 69, falta de Medios para hacer la guerra y


»con la esperanza de una amnistía aconsejada á España, segun ellos,
»por el gobierno de los Estados-Unidos. Prueba incontestable de
»todo esto son las desavenencias y las dificultades en que por enton-
ces andaban jefes y parciales, dentro y fuera de la isla, la destitu-


»cion por la Cámara y el pueblo del generalísimo Quesada y la in-
tentada marcha de Goicouria, á quien en vano ofrecieron el mando


»en jefe para detenerle en Cuba. Los rebeldes .
estaban sin munirlo




»nes y empezaban á carecer de todo; pero el general Caballero de
»Rodas tuvo la debilidad de permitir que el partido peninsular in-
»transigente se constituyese en árbitro y regulador de su política y
»consintió en que los embargos decretados por Dulce tomasen en la
»práctica el carácter de verdadera confiscacion y se estendiesen sin
»discrecion y sin medida, dejó que se hiciesen atropellos injustifica, •
»bles y se cometiesen atentados que igualaban en barbarismo y esce-
»dian en escándalo á los que le servian de protesto eu los campos;
»confió el mando del departamento del Centro, fuerza y núcleo de la
»insurreccion, al general Pnel lo, hombre de color y de una ineptitud
»é ignorancia superiores á toda exageracion; toleró que ese mismo
»genera! negro, en un país de esclavos negros, diese el 13 de diciem-
bre de 69 en Puerto-Príncipe, como ya se habia hecho en Bayamo


»el 4 de abril anterior, una proclama de guerra á muerte: «Guerra de
»esterrninio sin tregua ni cuartel;» y pactando luego con D. Napo-
»leon Arengo, que ya antes habia detenido al conde de Valmase-
»da y á los mismos insurrectos, á quienes pretendia, represebtar, per•
odió ocasion y tiempo esperando en Puerto-Príncipe la prometida
»presentacion en masa de los rebeldes del Camagüey, y hecho objeto
»de amarga censura entre los impacientes, fué tambien blanco de la
»calumnia y de los tiros envenenados de los mismos que, enervando
«su accion, le quitaron el acierto.


»El enojo y la indignacion producidos por la proclama de Puello
»en los campos dieron ánimo á los insurrectos, y reuniéndose estos en
»número de mas de 2:000, po'r primera vez se batieron realmente con-


RSTIMIOS POLITICOS. 431


otra las tropas del gobierno, haciéndole el 1." de enero de 1870, 323
»bajas á. una columna de 1.100 hombres, mandada por el general Pue-
ollo en persona; y con esto, el asesinato de Castañon y las irritantes
»manifestaciones á que dió lugar aquel suceso lamentable se exaltaron
ay enconaron mas los ánimos de una y otra parte, se multiplicaron las
»depredaciones, los asesinatos y los incendios por losinsurrectos, y las
»represalias y las violencias de todo género por movilizados y volunta-
rios, y hasta porlas tropas regulares, de ordinario sufridas y genero-


osas. En la esfera de !a política, el primer voluntario llegó á ser el di-
«timo de todos, porque todos pesaban sobre él, y no le dejaban accion
ornas que para el mal, mientras que él se inclinaba evidentemente al
»bien.


»Vése por aquí claramente que seha obrado siempre á la ventura ó
»por influencias que han debido desecharse, sin plan político ni de
»campaña, sin unidad en la accion ni prudencia en las determinacio-
nes; y este desconcierto y el modo en que han venido de España los


»recursos siempre tardíos y escatimados, son la verdadera causa de la
»prolongacion de una guerra que debió cesar apenas comenzada , sin
»mas que algunas providencias atinadas en los primeros dias, ó la
oadopcion mas tarde del plan propuesto por el general D. José de la
»Concha en su carta de Burdeos: guerra que ha estado para terminar
»mas de una vez, desconcertada y abatida la insurreccion bajo el peso
»de sus propios actos, y que hoy mismo pudiera haber concluido á no
»haberlo hecho imposible la ignorancia y las malas pasiones. Hemos
»sido alternativamente débiles ó crueles, y siempre sin oportunidad.
»Cuando ha debido .atacarse con vigor se ha cejado sin necesidad;
»cuando hubiera convenido abrir las puertas de par en par y allanar
»el camino á los arrepentidos, se les han cerrado ó echado estorbos al
»paso con desmanes é imprudencias; y la mayor de todas las faltas,
»porque es tambien la mayor de todas las desgracias, es que para
«combatir la insurreccion antiespañola se ha dado origen y se ha
«fomentado una insurreccion antinacional á fuerza de ser española,
»Artificiosamente se niega al cubano, no ya el hecho y el derecho, si-
»no hasta la posibilidad de ser español en el sentido que hoy se usa
»esta palabra, á la vez que se dice y se repite en todos los tonos, y
«con mayor artificio todavía, que la insurreccion no es cubana verda-
deramente, porque es la,obra de una insignificante minoría, aeaudi-




418 ESTVDIOS POLÍTICOS.


ESTUDIOS POLÍTICOS. 435


»liada por unos cuantos hombres perdidos. A un mal se ha opuesto
»otro mayor; se ha querido ser, corno suele decirse, mas realista que
»el rey, y se está trabajando contra la misma idea que se defiende.


»Tachado el general Caballero de Rodas de incapacidad y falta de
»energía por el partido de la guerra á sangre y fuego, á causa. del mal
»suceso de su política, y los escasos resultados de su viaje á Puerto-
»Príncipe, y gastado al fin en su doble lucha contra los rebeldes en los
»campos y los intransigentes en las ciudades, tuvo el buen sentido de
»ofrecer su dimision al gobierno, el cual se negó á aceptársela enton-
ces, para deponerle luego de un modo inusitado, á instancia de los


»intransigentes, y en mengua, no ya de una autoridad local que, ce-
»sando en el mando, iba á, quedar sin ninguna, sino del mismo go-
bierno de la nacion, que tanto necesita de la suya. Y aquí empieza el


»que llamaré el cuarto período de la revolucion.
»Sucedió á Caballero de Rodas el conde de Valmaseda, pedido al


»gobierno supremo per el voto unánime de los intransigentes de toda
»la isla, quienes, juzgándole equivocadamente, por un bando de cir-
»cunstancias (el de 4 de abril en Bayamo) ypor su campaña en el de -
upartamente Oriental, como el tipo acabado del jefe intransigente y
»cruel, le victorearon y aclamaron-al tomar poseaion del mando supe-
rior, llamándolo pacificador de Cuba, y salvador predestinado de la


»nacionalidad y de la honra española en América.
»Caballero, valiente y entendido, conocedor del país, familiarizado


»con la situacion, y práctico en la guerra que se viene haciendo, el
»nuevo capitan general se anunció en sus primeros actos conitodas las
»señales de fuerza y de prudencia que á la sazon convenian. «Guerra
»sin tregua al que se obstiné, y perdon y olvido al que ceda y se ar-
»repienta,» fueron las primeras palabras:que dirigió al país, y este las
»oyó con complacencia, bien que interpretándolas y comentándolas de
»distinto modo. De la primera idea se amparó el partido estremo, es-
tableciendo que al ceder ahora, no seria arrepentimiento. sino cál - -


»culo; los cubanos leales y los hombres pacíficos de todos los colores
»pusieron su esperanza en la segunda. Con igual decision puso el
»conde en movimiento hasta el último soldado, dejando el servicio de
»la plaza y la guarda de las fortalezas esclusivamente á cargo de los
avoluntarios que ya lo venial) desempeñando, en parte, y que ahora,
»comprendiendo la importancia de la medida, se regocijaron con ella.


»Cambió el plan de campaña, dió unidad á las operaciones, y com-
binó y mandó ejecutar un ataque general y simultáneo en los dis-
tintos centros de insurreccion, dando al mismo tiempo un indulto


ȇmplio y generoso que debla durar hasta el 15 de febrero, y despues
»se estendió hasta marzo.


»El resultado inmediato de esta combinacion de fuerza y de pru-
dencia fué que, defines de diciembre á últimos de marzo, se hicieron


»como 800 bajas de muerte á los insurrectos, y se presentaron al go-
bierno, pidiendo indulto, mas de 12.000 personas de todas ciases y


»condiciones, entre ellas jefes y cabecillas importantes como Silva, Je-
sús del Sol, Porro, Madruga, Arteaga, Perdomo y otros; y yo no du-
do asegurar, porque así lo creo positivamente, que el conde de Val-


»maaeda habria logrado acabar con la insurreccion en poco tiempo,
»sin mas que llevar adelante su propósito de vencer combatiendo y
»perdonando; pero la intolerancia y el rencor, unidos, han vuelto á. al-
»zar cabeza, como si la posibilidad de un acomodamiento y la termi-
»nacion de la guerra, sin mas desastres ni mas sangre, amenazase
»contrariar aspiraciones y desvanecer esperanzas concebidas y acari-
ciadas sin reflexion. La política templada, la acedan conciliadora del


»conde de Valmaseda no es del agrado de los intransigentes, que le
»tenian por hombre de otro temple, y el ídolo de ayer se encuentra hoy,
»con corta diferencia, coma se encontraba el general Rodas cuando
»ofreció su dimision al gobierno de Madrid; es decir, luchando á la vez
ay consumiendo visiblemente su fuerza y su prestigio contra la ciega
»obstinacion del sentimiento revolucionario anti- español y las torpes é
»imprudentes manifestaciones del españolismo exaltado, aun mas re -
»volucionario y mas peligroso todavía. El comprende que debe hacer
»una polít.ca fuerte y decidida, pero al mismo tiempo conciliadora y
»franca, y La Voz de Cuba, órgano de los irreconciliables, da la voz
»de alarma, llamándole imprudente al día despues de un perdon que
»trae á las ciudades centenares de presentados, el perdon de Silva, y
»ciertos jefes de los intransigentes protestan thinbien contrala medida
»y amenazan con poner su veto á, toda idea de templanza y toda de-
»termivacion conciliadora. Et cree oportuno ir haciendo algunas con-
»cesiones en la cuestion de embargos, y los que nada han perdido, y
olos que han hecho ó están haciendo su fortuna con la guerra, juntos
»con los que, en efecto, han hecho algunas pérdidas, claman contra




440 ESTUDIOS POLÍTICOS.


»toda alteracion de la ley de embargos que no sea para convertirla
»desde luego en ley de pura y franca confiscacion, y desde 'Matanzas
»viene una comision á pedirle seguridades sobre el particular. El
»exhorta á la moderacion y da el ejemplo de la templanza, recibiendo
»de paz y poniendo en completa libertad &jefes y partidarios irn-
»portantes de la insurreccion, y esos indultados tienen que dejar
•precipitadamente el país porque no están seguros en él; y en
»los pueblos y en la misma Habana, sin ,


hablar de lo que pasa
»en los campos, se cometen actos de violencia y hasta asesinatos
»que quedan necesariamente impunes, porque la autoridad no tie-
» lie fuerza para reprimirlos, ni menos para castigarlos, entre ellos
»el fusilamiento á mano poderosa de dos vecinos honrados del pue-
blo de los Cobrales que uingun motivo habian dado para ello, y


»el atropellamiento con efusion de sangre en las calles de la Habana
»de un jóven que llevaba una banda negra en el sombrero_ y decian.
»significar luto por los muertos en la insurreccion... Esos mismos
»intransigentes que ya antes habian protestado, aunque inútilmente.
»contra el nombramiento del general Cebollino para sustituir al gene-
oral Carbó, exigieron luego con mejor fortuna que no se permitiese
»desembarcar al obispo de la Habana, que venia á ocupar su diócesis
villas tarde, y sin que tampoco se haya tomado providencia a'guna,
.»dieron cencerrada y grande escándalo á la puerta de un alcalde ma-


yor que se atrevió á penar las demasías de un cochero ciudadano con-
tra otro alcalde mayor; últimamente, han lanzado contra este en un


»impreso la amenaza de tomar ellos en mano la direccion de los ne-
gocios, y pretestando conjuraciones y peiigos en la Habana para co-
honestar su injustificable negativa ; y ahora mismo, y con motivo


»de la condenaciou á muerte en Santiago de Cuba de D. Juan Colás,
»cuya legalidad se puso en duda por el voto contrario de dos letrados
»consultados por aquella autoridad, los sedicientes protectores de la.
»tranquilidad y del órden han puesto allí las cosas á término de haber
»tenido que acudir precipitadamente el conde de Valmaseda desde Ver-
»tientes, en donde á la sazon desembarcaba, y de no saberse cuál hu-
»hiera sido el desenlace á no haber ocurrido la muerte, todavía ine.,-
aplicada, de Colas en su prision. El órgano reconocido en la prensa de
»esta faccion sediciosa ha propuesto hace pocos dias al pueblo español
»y católico de la isla de Cuba que se ponga en contribucion para pa-


ESTUDIOS POLÍTICOS.


441


»gar asesinos que salgan á perseguir á los jefes insurrectos, como si
»nuestros soldados no fuesen ya bastantes á perseguir en sus guaridas
»y á vencer con honra al enemigo en el campo de batalla; en privado
»se amplia el pensamiento, con aplicacion á personas determinadasen
»las ciudades, y creciendo así el error y aumentando la imprudencia, no
»seria estraño que mañana ó el otro dia se repitiese enPalacio la esce-
na de la noche de 1.° de junio de 69 y en las casas particulares y en


»las calles, los que ya amagaron y hasta sehan iniciado aquí y en otro
»puntos de la isla (1). Si esto no es ya la anarquía con todos seis peli-
gros, es por lo menos la insubordinacion y las torpes manifestaciones


»que la preceden. •
»El horizonte; que empezó á despejarse en enero de este año, se


»ha vuelto á oscurecer en marzo y abril: las esperanzas de una pacifi
»cacion mas 6 menos completa é inmediata que todos concebimos con
»el buen suceso de los primeros actos del conde de Valmaseda, se han
»desvanecido casi por completo, y el mismo conde tu yo que ponerse en
»marcha el 31 de marzo para Santo-Espíritu, donde, reuniéndose al
»gunas partidas de rebeldes, se repitieron actos de bandalismo y esce-
nas sangrientas de que se juzgaba ya exenta aquella jurisdiccion.


»Vuelto á la Habana el 15 de mayo, el general fue recibido muy fria
»mente por los intransigentes, cuyo marcado desvío y particular desa
abrimiento han ido aumentando hasta el punto de manifestarse casi
»sin reserva.


»En estas circunstancias ha salido el conde de Valmaseda el 18 de
»junio para el departamento del Centro, por donde está ya en opera-
aciones, y en cuya determinacion no sé yo si habrá en . rada por mas
»la necsidad de hacer algo para atajar el disfavor en que ha caido con
»los intransigentes, que la esperanza de alcanzar alguna ventaja defi-
»nitiva. En las procls inas que llevó impresas, y que tuvo la bondad
»de leerme privadamente, dice á los camagileyanos que va á hacerles
»resueltamente la guerra, cerrándoles de cerca por todas partes; pero
»que, siempre humano y animoso por el bien del país, indultará sin
»condiciones á los que hayan militado como simples soldados, que R-a-
»rantiza la vida 1.5. jefes y oficiales, y perdona tambien la vida, y Las-


(1) Desgraciadamente este vaticixtio se reaUzó con los sucesos dcpiorab'es
contra los estsdiastes de la Universidad de la Habana.




441 F.STUDIOS POL1T1C08.


ata recompensará con otras dádivas, á los desertores del ejército que
ase presenten denunciando, ó entregando vivos ó muertos, á los jefes
y cabecillas rebeldes. Yo sé positivamente que la fuerza armada de los


»insurrectos del Camagüey no pasa hoy de 600 hombres: sé tambien
»que militantes, simpatizadores y parciales están sumamente abati-
»dos y sin mas esperanza que los sostenga que la de un arreglo con
»España, concebida y trasmitida á ellos recientemente por la junta de
»Nueva-York; sin embargo, y á pesar de la fuga de Bembeta, la
»captura (le Cavada y las varias presentaciones que han ocurrido úl-
»timamente, no me atrevo á predecir el resultado del viaje de Val-
»maseda á Puerto-Príncipe, porque no sé hasta qué punto podrá él
»llevar adelante la política de atraccion á que se muestra inclinado y
»que es la única que puede darle un resultado importante é inme-
diato.


»Dedúcese de todo esto, mi querido que la insurreccion está
»vencida, que está aniquilada; pero que no está muerta, y que no lo
»está por culpa del gobierno, ni lo estará, mientras ro se cambie de
»política y de medios.


»Que la insurreccion está vencida lo vienen diciendo hace mas de un
»año los reveses y descalabros que por todas partes, dentro y fuera de
»la isla, ha venido esperimentado; que está aniquilada, lo prueban el
»número, la clase, el estado y el testimonio de los presentados en los
»últimos seis meses; que no está muerta, lo ponen bien de manifiesto
»sus continuas correrías, sus asaltos de rebato y la actividad enérgica
»que contra ella desplega el gobierno; que se ha sostenido y sostiene
»todavía por la debilidad y el poco tino con que se la ha combatido, lo
»evidencia esta carta mia; que solo un cambio radical en la política y
»en la práctica de la guerra podria volver la paz y la prosperidad al
»país, es una simple cuestion de buen sentido.


»Resultado y prueba tambien de la exactitud de estos hechos y
»apreciaciones es que del uno al otro extremo de la isla parece no ha-
ber hoy mas que un sentimiento y un deseo: el sentimiento del mal-


»estar general y el deseo de la pronta pacification del país; y uno y
»otro van tomando forma en las manifestaciones de la opinion, al modo
»que aquí es posible que esta se determine, y en los sucesos á que dia-
riamente asistimos. ¿Qué otra cosa significan la afanosa actividad de


»todas las clases y esa protesta unida, pero elocuentísima, de la es-


EITUDIOR POLiTICOA•


443
»peculacion y del trabajo luchando juntos contra la perturbacion y el
»general desconcierto? ¿Qué anuncian la presentasion al gobierno de
»tantos miles de hombres, de mujeres y de niños, y el abatimiento y
»las disensiones reinantes entre insurrectos, laborantes y simpatiza-
»dores de todo género, y así en la isla como fuera de ella? ¿Y qué
»prueban, por último, la buena voluntad y la largueza con que, en
»tiempos corno los presentes, peninsulares y cubanos contribuyen to-
dos y en distintas formas á los gastos de la guerra?


»Y así como no hay mas que un sentimiento y un deseo, aun en-
tre los menos reflexivós, no hay tampoco entre los mas sensatos, y


»cualquiera que sea su opinion política, sino una sola esperanza: y esa
»esperanza es España, la España liberal conservadora, la España de
»la reforma, la España de la razon y de la justicia. Un escrúpulo de
»conciencia, la lealtad con que voy discurriendo, me hacen detener
»aquí para decir que no se me oculta ni quiero ocultarlo yo tampoco.
»que entre los cubanos que hoy claman por España, amedrentados
»por la revolucion, hay muchos que la volverian á repudiar mañana,
»si pudieran hacerlo sin nuevo riesgo de su persona y de sus bienes;
»pero ese hecho no destruye mi proposicion, y antes la confirma acre-
ditando la existencia y la fuerza atractiva de esa única esperanza de


»salvacion. Los cubanos, inclusos los que todavía se sostienen en el
»campo con las armas en la mano, han aprendido muy á costa suya,
ny se lo repiten al oido unos á otros, que al dejar de ser españoles,
»Cuba no seria mas que un montan de ruinas.


»No se nota, sin embargo, la misma conformidad en la aprecia-
»cion y el juicio de la cuestion política que entraña el estado material
ay moral del país, ni menos en la eleccion de los medios que hayan
»de emplearse para la mejor y mas pronta solucion de la contienda.
»Animados de opuestos deseos y movidos por intereses y miras distiu-
atas, lo que á unos parece racional, equitativo y humanitario, á otros
»se le figura, por el contrario, torpe, inconveniente, injusto y hasta
»humillante para la uacion.


»Piensan los insurrectos y laborantes, y con ellos la generalidad de
»los cubanos, que al deponer las armas de fuerza ó grado los primeros,
»y cesar en sus trabajos de zapa los segundos, todo debe volver en
»Cuba á su antiguo estado y entrar desde luego por la vía de las re-
»formas políticas, sin advertir los que esto pretenden que la sangre




444 unamos mimos.
»derramada y las propiedades destruidas, y las ideas y aspiraciones en-
»gen dradas por la guerra, produciendo antipatías, enemistades y ódios,
»se oponen gt esa restauracion precipitada y hacen muy difícil, cuando
»no imposible, la concesion inmediata de nuevos derechos.


»Por su parte, los peninsulares, lastimados con la repudacion, por
»los criollos, de la patria, de la tradicion y de la familia espafielas, y
»hasta amenazados particularmente en sus personas y en sus bienes
»por la revolucion cubana, que, á no dudarlo, habria llevado muy le-
ojos su intolerancia con ellos, arden naturalmente en malos deseos, y
«temiendo que por la conciliacion y los tratos de paz se les escapen el
opuesto y la preponderancia que han alcanzado con la lucha, quieren
»que se haga una guerra de esterminio, como en los dias de la conquis-
ta, y pretenden que se confisquen las propiedades, como en los peo


«res tiempos de aquel derecho, ahora que blasonamos, y á justa ulo,
«de poseer uno de los mejores Códigos penales de la Europa, y que los
«factores de ella pueden decir tambien que han dado á España la Colas-
otitucion monárquica mas liberal que ha existido jamás.


" Conciliar estos estremos, confundir en uno el interés de todos,
«hacer que callen las pasiones para que hable solo la razon y se come
»prenda que la pronta cesacion de las hostilidades es la única salva -
»cion para las personas y para los intereses, para la nacionalidad y
«para la honra, tal es la grande obra que está llamado á realizar el
»general Concha, y en ella hay de sobra honor y gloria hasta para la
»mas grande ambicion.


»De los seis ó siete mil hombres armados que en enero de 1870 lle-
»gó á contar la insurreccion, no quedan hoy á, está mas que unos 2.500
»que verdaderamente lo estén y hagan la guerra; y en igual propor-
»cion se ha reducido la poblacion insurrecta ó simplemente simpatiza-
»dora, pero no militante, que anda diseminada por los campos. Sin
«embargo, esta no puede bajar de 25 á 30.000 almas, y el hecho es,
»que en el ancho espacio que media entre Santo Espíritu y Cutis,
»el gobierno no domina mas que las ciudades en los pueblos del lito-
oral, y en los puestos militares, mientras los ocupan las tropas. Los
»abastecedores de forraje y de ganados, que es lo único que ha queda-
»do en los campos, tienen que salir escoltados por fuerzas voluntarias
«6 del ejército, y aun así son frecuentemente atacados en emboscadas
»por los rebeldes, si no es que, entendidos con ellos de antemano, en-


ESTUDIOS POLÍTICOS. 445


»cuentran sus aprovisionamientos ya hechos, en cambio de ropas y
»otros efectos de las ciudades, que de todo suele suceder.


»Saben muy bien insurrectos y laborantes que su causa está per-
dida por falta de capacidad y de medios para realizar la idea que les


opuso las armas en la mano, pero saben tambien, porque lo están to-
»caudo igualmente, que el gobierno, con sus 30.000 veteranos y
060.000 voluntari as, y su marina y sus recursos en hombres y en di-
»nero, es igualmente impotente, ó lo está siendo, por lo menos, para
»acabar con ellos, favorecidos por condiciones de localidad y de há-
«hitos, y ayudados mas ó menos directa ó indirectamente por la ma-
yoría de la poblacion que les está unida en simpatías, aunque re-


opugnando en accion. El llamado presidente de esa república tras-
aumente que pretende estar ya en el cuarto año de su existencia
»nacional, los miembros mutilados de esa Cámara de representantes
»sin representacion y sin asiento, los jefes de ese ejército libertador
»que ahorca y quema por patriotismo, los agitadores que desde Nue-
« va-York, Nueva-Orleans, Nassau y otros puntos del estranjero man-
dan al sacrificio á. sus hermanos con algunas armas que ellos com-
pran, pero que no tienen el valor de venir á usar, y los insurrectos,


»laborautes y simpatizadores, que no han perdido completamente la
orazou, todos tienen la conviccion de su impotencia, todos tienen la
»conciencia de su pecado, todos saben que han arruinado al país, que
»lo están ellos mismos en reputacion y en intereses; y no teniendo
»esperanza racional de salvacion, libran alguna, aunque remota en
»el tiempo, en las contingencias posibles y hasta en la ruina total del
»país, porque en la situacion en que se encuentran, todo cambio les
»seria favorable.—Ellos dicen: «Cuba está perdida para nosotros:
»ulué nos importa que lo sea para todo el mundo? Prolonguemos la
»lucha á todo trance, ¡quién sabe lo que podrá sobrevenir! España
»no puede sostener indefinidamente una guerra que les cuesta mas
«de 25.000.000 de pesos y 10 ó 12.000 hombres por afio, y cuando
»ella se retire, al fin de la isla, dejándola en escombros y en ceni-
«zas, el que de nosotros logre sobrevivir, alzará la cabeza gozándose
»en la satisfaccion de su ódio contra la donainacion española.


«Esto es irracional y anti-cristiano: esto es salvaje, pero es así, y
»está revelando una profunda perturbacion social, una perversion
»moral y un fanatismo político que no es dado desatender sin conde-




444 ESTUDIOS POLITICOS


»Dar á perecer agitada por las mas torpes pasiones y desgarrada por
»la anarquía, la mas importante y la mas rica de las posesiones aspa •
»fiolas.


»Que los mas importantes, si no la mayoría de los insurrectos
»militantes, estimulados con la palabra y a,yedados á las veces con al-
»gunas armas y otros pertrechos de guerra por los insurrectos y la-
»borantes en el estranjero, no abandonarán el campo si no es con la
»vida, ó para embarcarse en retirada, los que puedan hacerlo, está
»para mí fuera de toda duda, porque así lo tienen ellos declarado so .-
»lemnemente, y porque además encuentro ya razones que hasta cierta
»punto, y dadas las presentes circunstancias, justifican esadetermina-
»cion.


»Es la primera de esas razones la actitud resuelta y amenazadora
»de los intransigentes sobrepuestos á la autoridad y á las leyes, cons-
tituidos por toda la isla en círculos y en casinos deliberantes, verda-


»deros centros de agitacion política y poseidos de una pasion rencoro -
»sa y un espíritu de agresion, contra los cuales no queda ya ninguna
»garantía á los cubanos, vencidos unos, sospechados otros y humi -
»liados todos.


»Es la segunda la destitucion, la miseria á que se ven reducidas
»por las depredaciones y los incendios de los revolucionarios, la de-
»vastacion de las tropas y los embargos, las confiscaciones y alumna-
»das del gobierno, millares de familias antes ricas y bien acomo-
»dadae.


»Es la tercera y última el hábito, las aspiraciones y, hasta puede
»decirse, los intereses creados entre ellos en tres años de guerra y de
»una vida entre salvaje y comunista.


»Los hombres que por su nacimiento, su educaciou ó su fortuna
»ocupaban ayer el primer rango en la sociedad de su localidad res-
pectiva y eran considerados y distinguidos como tales por el gobier-
no, no es posible que vengan hoy de buena voluntad á formar en


»última fila, á mendigar el pan de sus enemigos y á tener la tranqui-
lidad y la vida pendientes de una denuncia, de una acusacion ca-


»lumniosa, de un capricho ó la mala voluntad de un mal queriente.
»Dos de los tres departamentos en que se divide la isla y una pe -


»queña porcion del otro están completamente arruinados. En el Cea -
»tral no existen ya ni ingénios, ni potreros, ni haciendas


SSTUDTOS POTATTCOS.
447


»Los presentados, que llegan, por lo general, medio desnudos y
»sin recursos de ninguna clase, se encuentren en las ciudades sin sus




-


»casas, sin sus muebles y hasta sin las ropas que teuian en ellas, por-
»que todo ha sido embargado vendido en pública almoneda


cuany
»do el gobierno, apremiado por el espectáculo de la miseria


'
, les ha


»acordado un socorro de diez 6 quince dias, los intransigentes se ha
_


»encargado de hacérselo pagar á precio de humillaciones y
»trajes.


»Suele decirse que nunca se está mas cerca de un cambio favora-
ble que cuando se llega á una situacion desesperada, si se tiene re-


osolucion y ánimo para combatirla, y aplicando el dicho á nuestro
»caso, me halaga la esperanza de verlo realizado. Dos medios hay de
»resolver esta situacion, ya insoportable y cada dia mas apremiante
.>en que nos ha puesto la rabia impotente de la revolucion y la debi-
lidad inesplicable del gobierno, y esos medios son: La guerra de


»esterminio, sin tregua ni cuartel, que está pidiendo el partido pe-
»ninsular intransigente, única voz que hoy puede levantarse en Cu-
ba, y la guerra; como ahora se hace por todas partes, brindando


»siempre con la paz al enemigo, dándole todas las facilidades para
»que la acepte, y por la cual están todos los hombres sensatos, cuya
»razon no han ofuscado todavía las pasiones.


»Que matando ó pasando por las armas hasta el último de los in-
surrectos y laborantes, como algunos dicen, cuando no adoptan un


»término mas comprensivo, morirá la insurreccion para no volver á
»revivir jamás, no cabe duda para nadie, ni hay necesidad de argu-
mentar para probarlo, puesto que, removida la causa, ha de des-


»aparecer tambien el efecto. ¿Pero será del caso intentar el estermi-
»nio de todo un ó sea el de las 25 6 30.000 personas que va-
lgan por los campos, con mas los laborantes y simpatizadores que, se-
ogun ellos, son todos los cubanos sin escepcion de uno solo? ¿Será
»posible hacer la horrible carnicería sin levantar un grito de indig-
»nacion universal; y una vez realizada, se habria conseguido el obje-
to deseado, que es restablecer la paz y volver la tranquilidad y la


»prosperidad al país? Hago caso omiso de la respuesta, como inuece-
»saria, por sabida.


»Para alcanzar la pacificacion por la guerra y nada mas que por
»la guerra, necesita el gobierno doblar sus fuerzas en Cuba, au-




448 ESTUDIOS POLÍTICOS.
»mentar sus gastos en igual proporcion y emplear uno ó dos años
»mas en la lucha, en cuyo tiempo y esta circunstancia hay que
»tenerla muy presente, podrian surgir eventualidades peligrosas,
»mas de que tambien se agotarian, ó vendriau muy á. raenca los re-
»cursos en la isla. En el año qae corre, van sa idos del Tesoro para
»gastos ordinarios y estraordinarios corno 40.000.000 de pesos, para
»lo cual ha sido preciso ocurrir á negociaciones gravosas y á nuevos
»arbitrios, manteniéndose el crédito por la y el pstriótico em
»peño del comercio y algunos capitalistas, que al tic pcalrian llegar á
»ser insuficientes á la empresa. La enorme diferencia de la zafra de
»este año, que á pesar de la alza en los precios, ocasionará una mer-
ma de 15 á 18 millones de pesos en el numerario, y los valores en


»circula,cion, y la creciente escasez de brazos para el trabajo de los
»ingenios constituyen otra grave inconveniente.


»En cambio, y por fortuna, para poner término á la guerra y vol-
»ver al país su perdida trauquilida 1 y bienestar por la fuerza y la
»prudencia combinadas, no se necesita mas que quererlo y poner los
»medios para ello. Del resultado de esa política responden la situa-
acion desesperada de insurrectos y laborantes, el ansia y malestar ge-
»n,erales, el valor de nuestras tropas y el deseo y el interés bien en-
tendido de peninsulares y cubanos, inclusos los mismos que, por un


»error de cálculo ó una falsa apreciaciou de los hechos, sostieneu lo
»contrario.


»Anúlese el decreto que declaró insurrectos á todos los habitantes
»de los campos en las jurisdicciones sublevadas, estableciendo que en
»adelante solo serán tenidos por tajes los que estén con las armas en
»la mano ó al servicio activo de la revolucion; ocúpese el pata mili
»tarmente, con órden á los jefes de operaciones y de los destacamen-
tos de acoger de paz y dar proteccion á toda persona que se les pre-
sente arrepentida ó siquiera sea aprehendido sin resistencia armada;


»dése desde luego una amnistía para todos los que á ella, quieran aco-
gerse sin mas escepcion que la de unos cuantos jefes y agitadores


»principales, cuy os nombres se darán al público, y á quienes se les
»garantizará solo la vida si se presentan al gobityno; hágase euten-
»der que las confiscaciones y los embargos se irán suspendiendo al
»paso que la prudencia aconseje; demuéstrese con hechos repetidos
eque el poder ha vuelto á la autoridad legítima y no está ya en la


rsrurnos PODTIC08.
449


»trastienda y el casino; combínese con esto, que llamaremos accion
:diplomática, una gran manifestacion de fuerza, un ataque general y
»simultáneo en los ca.mpos,--y se dará el golpe de gracia á la insur-
»reccion. La gran mayoría de los insurrectos depondria las armas
»para acogerse á la generosidad del gobierno: los demás meririan pe-
aleando ó abandonarian el país. Así se pondria pronto término á la
»guerra, y solo así se alcauzaria una paz honrosa y digna, y que pu-
»diera servir de base á la reconstitucion social y al desarrollo de la
»riqueza por una prudente organizacion del trabajo.


»Mas para que esto sea practicable es necesario ante todo y sobre
»todo que la autoridad focal, que el gobierno de la provincia vuelva á
»alzarse á la altura de que cayó en 1.° de junio del 69, es menester
»que, restablecido y'aflanzado el principio de autoridad, no haya en
»Cuba mas que una voluntad ni mas que una accion determinantes, y
»que esa voluntad y esa accion únicas sean las del capitan general,
»inspirado por el patriotismo y conducido por la justicia.


allo cabe duda en que los peninsulares todos, y con ellos algunos
»cubanos distinguidos, y otros que no lo son sino por sus buenos de-
seos, uniéndose á, la vista del peligro y prestando su apoyo material y
»moral al gobierno, han salvado á Cuba del abismo en que iba á
»hundirse al grito de rebeliou lanzado en Yara. Sin ellos, ni habria.n
»podido salir al campo todas nuestras tropas, ni se habria conservado
»el órden en las ciudades, ni se habrian salvado las propiedades en es-
»te departamento, el mas rico y mas poblado de todos, ni siquiera ha-
ebria habido ocasion de hacer ver todo lo que pueden el patriotismo y


‘ »el interés unidos, porque todo lo habria hecho imposible la índole y
»el carácter especiales de la revolucion que acababa de estallar; pero
»ea igualmente cierto que esos mismos que así se han conducido y á
»quienes tanto deben por ello la nacion y la provincia, son ahora el
»mayor, si no el único obstáculo á la inmediata pacificacion del territo
ario insurrecto; y están en camino de ser tambien la causa de la rui-
na total y de la pérdida de Cuba para España, para los españoles y


Apara los cubanos. ¡Tan cierto es que no hay virtud que exagerada
»deje de tornarse en vicio y hacerse doblemente funesta en sus
»efectos!


»Ta.mbien los embargos preventivos tuvieron su razon de ser, y
»Sus ventajas, aquí en la Habana, Matanzas y en nigua otro punto ó


57




450 rSTUDIOS POL1TICGS.


»caso muy aislado, porque con ellos se privó de grandes medios á los
»revolucionarios, bien que en los otros departamentos solo hayan ser-
vido de estímulo y pretesto á los insurrectos para talar .), quemar con


»doble furia. Pero esa oportunidad y conveniencia son ya menos que
»entonces, desaparecerán luego enteramente, y lejos de estarse con-
virtiendo en confiseacion los embargos, debe de irse pensando en la


»anulacion de la medida, en el tiempo y condiciones que aconsejen los
»sucesos. El producto de los bienes embargados en los departamen-
tos rebeldes es casi nulo, porque, con escepcion de algunas propie-
dades urbanas y un reducidísimo número de esclavos, todo ha sido


»destruido ó ha desaparecido por sí mismo; el rendimiento de los de
»este, que del;eria ser considerable, no llegará, sin embargo , á
» 1.000.000 de pesos anuales libres para el Tesoro. ¿Y qué son uno, ni
»dos, ni cuatro millones al lado de los 25 ó mas que se consumen
manualmente en la guerra, y de los resentimientos y el rencor que la
nconfiscacion dejaria por generaciones entre todos los cubanos? Pensar
»en indemnizaciones á los particulares es un delirio, porque no hay
»capitales para intentarla, ni habria criterio posible para aplicarla.


»Y á los males de la revolucion y de la guerra, hay que agregar
»los de una administracion incapaz y desmoralizada. En toda ella,
»desde muy atrás hasta la fecha, apenas ha habido uno que otro jefe
»ó empleado subalterno á la altura de su posicion, en punto á inteli-
gencia, ó que no haya abusado de sus funciones en materia de in•


»tereses y algunos en tales proporciones y con tanto escándalo, que
»no se comprende su contintiacion en el servicio ni la impunidad en
»los que han cesado. En ninguna otra época se ha incurrido en tan-
»tos desaciertos ni se han cometido tantos abusos. La España con
»honra no ha alcanzado mucha en su gobierno en Cuba.


»Detener, contrarestar y vencer este torrente de males desborda-
»do para salvar y reconstituir un pueblo que se agita apasionado y
»corre á la anarquía, no puede ser obra de uu dia, ni siquiera de un
»año, ni de una generacion tal vez; pero no debe perderse ni una
»hora, ni un instante en acometer la empresa, si es que ha de em-
prenderse y realizarse, y para ello, mas que de un militar y tanto


»como de un verdadero hombre de Estado, se necesita de un jefe ac-
tivo, emprendedor y fuerte. Yo reconozco en el general D. José de la


»Concha todas esas cualidades reunidas,.....como alguna otra de que


ESTUDIOS POLITICOS.


»no necesito hacer mencion, y me halaga la esperanza de que, no
»realizando el conde de Valmaseda su plan y sus esperanzas de paci-
»ficacion en la campaña actual, sea él el que venga á relevarlo, por-
que en mi concepto solo él podria ya dar feliz remate á esta contien-


»da y prevenir la crisis y los desastres que nos amagan.
»Pero ¡cuidado! que no se haga el general Concha ilusiones, no


»vaya á creer que con solo su presencia podrá poner remedio al mal
»y conjurar sus peligros. Mucho vale personalmente, mucha es su
»influencia, y mayores son todavía su patriotismo y su buena volun-


tad, pero no venga solo. La Habana de años pasados, la que él cono-
»ció, la Habana de los capitanes generales se ha convertido en la Ha-
»bana de los intransigentes, con todas las desventajas de cambio tan
»singular é inesperado. Venga en buen hora, pero venga con fuerzas
»bastantes para hacer la guerra con actividad en los campos y en
»condiciones para poder decir á los voluntarios: «Mucho habeis he-
»cho, mucho os debe la nacion, y ella cuenta con vuestro patriotis-
mo y vuestra cooperacion material y moral para acabar de vencer


»en una lucha en que tiene empeñadas honra é intereses; pero ella
»quiere gobernar eon su fuerza, su criterio, y yo vengo encargado de
»realizar su pensamiento. Dejad las armas, ó poneos con ellas á mi
»lado, aceptando la severa disciplina del soldado.» Luego convendria
»decir á lo-S insurrectos: «Va á iniciarse un nuevo gobierno, y con él
»una campaña de generosidad y de fuerza; haced vuestra eleccion.»


»:así podria salvarse todavía á Cuba para España y para los
»hombres que hoy la habitan; de otro modo, Cuba está perdida para
»todos, es decir, para nuestra raza.


»Habana, julio 10 de 1871.»




X X 1 I I.


Otro lib
•o.—Cónao pensamos hoy en la cuestion de reforma.—Final.


Vamos á terminar cou el presente capítulo, por ahora, estos Es-
l'ODIOS POLÍTICOS.


Nos hemos ocupado de los principales acontecimientos que han
tenido lugar en la gran Antilla hasta mediados de 1871: los que ha-
yan sobrevenido despues, ó los anotaremos nosotros. en un nuevo li-
bro, ó se ocuparán de ellos plumas mejor cortadas que la nuestra.


De todas maneras, están demasiado frescos todavía los sucesos
posteriores á esa fecha para ser juzgados á la luz de un criterio im-
parcial y discreto, y los comentarios deben hacerse cuando la opinion
pública ya los ha sancionado con su voto.


Creemos haber expuesto con la mayor franqueza y veracidad cuan-
to ha pasado y nosotros sabemos, respecto á los trabajos que se hicie-
ron á favor de las reformas políticas en las Antillas, antes que la in-
surreccion de Yara hubiese venido á impedir su planteamiento y á
imposibilitarlas, mientras que arda en Cuba la guerra civil.


Hemos declarado lisa y llanamente que, despues de formalizada
dicha guerra, la gestiou para el establecimiento de dichas reformas
no tenia ya razon de ser, ni era posible llevarla adelante tampoco; y
esa opinion la hemos sostenido con toda la sinceridad que nos inspira


ESTUDIOS POLITICOS
4513


la independencia de nuestro carácter. Cuando en el terreno de la lu-
cha nos presentamos con las armas en la mano en son hostil, no pode-
mos esperar del adversario otra satisfaccion digna y levantada que no
sea, la de cruzar acero con acero. Por otra parte, la bandera enarbola-
da á orillas del Yara, no lo fué en ningun tiempo en demanda de re-
formas ni de libertades con España; mas todavía: esas 'libertades y
esas reformas fueron rechazadas abiertamente cuando el ilustre mar-
qués de Castell-Florite cruzó los mares para establecerlas con mano
0.énerosa en la tierra de Cuba.


Si, pues, la guerra que allí se hace es guerra para la separacion
de la madre patria; si es guerra de independencia, ¿en qué otra cosa
puede pensar España que no sea en dominarla y vencerla cuanto
antes?


Que despues de rechazada la fuerza con la fuerza y vencida la in-
surreccion será preciso para la reconstruccion del país y su pacifica-
cion moral y material llevar allí el espíritu liberal que existe en la
metrópoli, con las reformas administrativas, sociales, políticas y eco
nómicas, es cosa evidente y sobre la que nadie debe abrigar duda,
pues está en la conciencia de todos los hombres políticos pensadores.
Todos los gobiernos de España, mas ó menos liberales, habrán de fa-
cilitarlas entonces ya que hoy no puedan concederlas al silbido de las
balas y al estruendo de los cañones. Así pensamos nosotros.


Domiciliados desde hace tiempo en España, viviendo aquí y para
siempre, tomamos fila en el partido conservador constitucional, y
cuando fuimos nombrado representante de la nacion, el escaño que
ocupamos en el Parlamento demostró nuestras ideas políticas, que eran
ni mas ni menos las del partido á que nos hemos referido.


Y es que, despues de declarada en Cuba la guerra civil, y. despues
que conocemos la agitacion horrible de los ánimos, no creemos
posible anticipar otra política en las Antillas, que no sea la restaura-
cion del principio de autoridad en toda su plenitud, el restablecimien-
to del prestigio del representante de España en dichas islas, de tal
modo., que irradiando de él todos los principios de justicia y de pru-
dencia, pueda afianzarse en aquellas tierras la calma perdida, la sere-
nidad de ánimo, la confianza del hogar y de la familia. Antes de que
esto suceda, antes de que sea allí obedecida respetuosamente la voz del
gobierno, creeremos prematuras las reformas y solo conducentes


1




454 ESTDITTOS POLITICOS.


sostener por mas largo tiempo la vida de agitacion y zozobra que en
las Antillas se hace hoy desgraciadamente.


En cuanto á, la cuestion social, como humanos y como liberales,
creemos que debe irse firmemente á su abolicion, pero armonizándola
con los deberes de la prudencia y con el respeto al trabajo y á los in-
tereses creados.


No es posible que pretendan los radicales ser mas abolicionistas
que el ilustrado escritor cubano D. José Antonio Saco, que viene sién-
dolo desde cuando nadie lo era en las Antillas, y, sin embargo, á la
raiz de la revolucion de setiembre alzó su voz poderosa y lógica para
contener la abolicion inmediata; él, que no tenia esclavos, pero que era
cubano, y como tal no porfia serle indiferente la suerte de su patria.
«El error de los abolicionistas consiste, decia, en que miran esta gra-
ve cuestion bajo un solo punto de vista, cual es la libertad del escla-
vo, sin advertir que á su lado existen los intereses del amo y del Es-
tado. Si en las Antillas hay una humanidad negra, tambien hay una
humanidad blanca que, siendo superior por su número, y mas todavía
por su ilustracion y por otros títulos recomendables que posee , no es
justo ni político se la sacrifique á las violentas exigencias de la pri-
mera, exigencias que, en último resultado, seria funesto, no solo á
los mismos esclavos, sino á la metrópoli.»


Decia además el referido Sr. Saco desde París, en un artículo que
remitió á La Política en noviembre de 1868, que no puede efectuarse
de un golpe la abolicion de la esclavitud en las Antillas sin arruinar-
las completamente, porque ni la metrópoli tiene recursos con que in-
demnizar á, los amos de esclavos, indemnizacion que no solo es justa y
necesaria por ser la esclavitud sancionada, fomentada y siempre re-
conocida por las leyes españolas, sino porque es un medio del que el
propietario se valdria para pagar el salario de los brazos libres que ha-
bia de emplear para suplir la falta del trabajo forzoso.


Inglaterra gastó en indemnizar á los amos cien millones de pesos.
Francia, Dinamarca, Suecia y Holanda han indemnizado igualmente;
lo cual prueba que siempre se han respetado los derechos de los colo-
nos y que la indemnizacion nunca la han pagado las colonias, sino la
metrópoli. Contándose en Cuba hoy 350.000 esclavos, y calculán-
dose en el mínimum de valor de 400 pesos el de cada uno por tér-
mino medio, resultaría que España, de abolir inmediatamente la


ESTUDIOS POLITICOS. 455


esclavitud, tendria que indemnizar á los amos 140 millones de pesos.
Inglaterra se tomó diez y siete años, desde 1823 á 1840, en pre-


parar el decreto de la libertad de sus esclavos:
Dos épocas tuvo la emancipac,ion en Francia: la primera cuando


la Convencion sancionó por aclamacion el terrible decreto de 4 de fe-
brero de 1794, que produjo arroyos de sangre en las colonias; la se-
gunda, despues que restablecida en todas las colonias francesas la es-
clavitud, se principiaron á, dar leyes preparatorias para llegar gra-
dualmente á. la extincion de la esclavitud, presentándose á, la Cámara
de Diputados en 1838 un proyecto de abolicion parcial. En 26 de
marzo de 1840 nombróse una comision compuesta de cuatro pares,
ocho diputados y cinco individuos no pertenecientes á ninguna de esas
dos Cámaras, dividiéndose los pareceres, uno de la mayoría, que pro -
ponia que desde el dia que se publicase la ley de crnancipacion se so-
metiesen los esclavos durante diez años á un sistema de aprendizaje
y que vencido este plazo todos quedasen libres, y otro de la minoría,
que señalaba para la abolicion el término de veinte años.


Suecia, á pesar de que solo tenia 531 esclavos, no los libertó si-
multáneamente, habiendo la legislatura de 1846 votado la cantidad.
anual de 50.000 francos para que el gobierno fuese libertando gra-
dualmente á los esclavos.


Dinamarca inició su movimiento abolicionista desde 1834, y el
28 de julio de 1847 declaróse el vientre libre y abolida la esclavitud
s¡espues de doce años; pero las turbulencias de las Antillas francesas
en 1848 escitaron á los negros de las dinamarquesas, y fué preciso
darles la libertad despues de derramar mucha sangre.


Holanda observó tambien mucha parsimonia en el movimiento
abolicionista, presentándose á las Cámaras en 25 de octubre de 1858
un proyecto, el cual no se convirtió en ley sino despues de algunos
años.


¿Y cabe en lo racional ni en lo prudente que pretendamos nosotros
resolver ligeramente la gravísima cuestion de abolicion de la esclavi-
tud en las Antillas, que envuelve, no solo su prosperidad, sino su mis-
ma existencia?


Hemos vuelto á tocar este asunto vital que hoy preocupa tanto
la atencion con motivo de las reformas políticas que se dice van á ser
decretadas para Puerto-Rico, porque creemos, como nuestros correli-




1


456 F.STUDIes pm-ricos-.
gionarios del partido conservador, que el asunto es muy delicado y que
debe meditarlo profundamente el gobierno antes de resolver la cues-
tion social, resistiendo imposiciones de todo género, vengan de donde
vinieren, máxime cuando nada significa que el plazo sea mas ó menos
largo, pues lo que importa, sobre todo, es la consignacion del prin-
cipio.


Dos palabras mas, y vamos á concluir.
La situacion política de la isla de Cuba es todavía muy crítica,


pero no está lejana, en nuestro concepto, la hora solemne de las solo-
dones. ¡Que no embriague la-victoria á los vencedores! ¡que no exa-
cerbe la derrota el ódio de los vencidos! Tregua á la pasion que divi-
de: paso al interés comun que une, relaciona y estrecha. La llaga que
abrió la guerra civil, puede cicatrizarla el fomento del comercio y el
progreso de la agricultura, proveyendo de paz y bienestar el hogar
destrozado de las familias cubanas.


La primera condicion de prosperidad es la paz; pero la paz recla-
ma imperiosamente la generosidad y prudencia de todos los partidos.


A la raíz de los deplorables sucesos ocurridos en la grande Anti-
La es imposible caminar tan lejos, como se hubiera podido ir antes
de la revolucion de Yara, y ante la magnitud del problema del régi-
men político que debe establecerse en la isla de Cuba despues de lu-
cha tan sangrienta y encarnizada, es indispensable la concurrencia
de sus habitantes, conocedores inmediatos de las necesidades del país,
para proveer de leyes al territorio y curar la herida de la guerra. Im-
porta mucho la pacificacion de Cala, á fin de que tenga en seguida
su representacion en el Congreso de la patria.


Han sufrido mucho las familias y se han quebrantado tambieu
mucho las propiedades. Es necesario sujetar el enojo para dar tregua
las reparaciones: es preciso reponer la riqueza perdida por medio de
un esfuerzo patriótico: es indispensable reprimir todo sentimiento de
venganza. El interés comun y recíproco de todos los habitantes de
la isla de Cuba reclama la unjan y reconciliacion de los ánimos. El
gobierno de la nacion, ageno á los sentimientos y enconos de partido;
por encima de toda pasion individual y violenta está llamado á reali-
zar la gran obra de la reconstruccion de la provincia, hoy destrozada
por los horrores de la guerra civil.


Importa mucho á los hijos de Cuba, importa mucho á los penin-


ESTUDIOS POLÍTICOS. 451


sulares, importa mucho al gobierno español reparar tantas desgra-
cias por medio de una prudente conducta. Los hechos han demostra-
do cuán terribles son las consecuencias de los ódios y venganzas. Ni
es posible, despues de pacificada la isla de Cuba, sostener el statu
quo cuando los tiempos y necesidades reclaman nuevos y poderosos
desarrollos, ni es posible tampoco fundar una independencia, ni una
autonomía siquiera, donde faltan todos los elementos de la vida po-
lítica.


¡Ojalá emprendamos todos con el mejor guia, que es el patriotis-
mo, el camino de la justicia y del progreso, y que, terminada la guer-
ra sangrienta de Cuba, podamos contribuir, juntos también, al desar-
rollo de la prosperidad y ventura de las Antillas!


FIN.


1




INDIO R


PÁGINAS.


CAPÍTULO I.
NUESTRO PROPÓSITO 3


CAPÍTULO II.
La esclavitud, lazo de union político entre los esclavistas de Cuba y


los del Sur de los Estados-Unidos.—Documentos diplomáticos.—
Rivalidades entre Inglaterra y los Estados-Unidos.—Intrigas de
esta ..nacion


9


CAPÍTULO
Proposiciones de compra de la isla de Cuba por los Estados-Unidos.-


Se conspira para la anexion.—(Nota de Mr. Buchanan) 17
CAPITULO IV.


Anexion de la mitad del territorio de Méjico á los Estados-Unidos.-
El autor de estos estudios sirve en el ejército mejicano combatien-
do en favor de la integridad de su territorio.—Noticias que tiene el
gobierno de Méjico de la premeditada invasion de Cuba.. . . .


CAPÍTULO V.
Proyecto para la anexion de Cuba.—Opinion de D. José Antonio Saco. 33


CAPÍTULO VI.
Nombramiento del general Concha para capitan general de Cuba.—


Movimiento revolucionario en el departamento Central.—Expedi-
cion de Lopez.—Batalla de las Pozas




44 ,




80


85


152


158


181


212


24.11


PÁGINAS.


CAPÍTULO VII.
Naufragio del bergantín español Fernando VIL—Los náufragos lle-


gan á Mobila.—Nuevos peligros que pasan en tierra.—Se salva el
conflicto.—Documento honroso para el autor




58


CAPÍTULO VIII.


Política del general Concha.—Creaeiorrdel ministerio de Ultramar.—
Opiniones sobre reformas políticas del mismo general


63


CAPÍTULO IX.


Conspiracion de D. Ramon Pintó.—Su prision y muerte,—Arma-
mento de voluntarios.—Política del general Concha. —El general
norte-americano Quitman, jefe de la expedicion contra Cuba.—Ma-
nifiesto de la Junta cubana de New-York.—Conferencia del mi-
nistro de España con el presidente Pieree.. . .


.


CAPÍTULO X.


Ministerio del conde de San Luis.—Proyecto de alianza entre Espa-
ña y Májleo.—Anúnciase el nombiamiento ele Mr. Soulé.—Alarma
del ministerio mejicano en París.—Antecedentes , y opiniones de
Mr. Soulé.—Cua.)idades de Mr. Seulé.—Despedida .


queSSacen én
Washington y New-York los anexionistas.-151ScUrSos.—Opinio-
nes de la prensa.—Llegada de ,


Mr. Spul,& á Madrid y su recepcion
oficial.—Duelo con el embajador de Francia.—Conferencia de Os-
tende.—Documentos 'diplomáticos




CAPÍTULO XI.
Resumiendo


CAPITULO XII.


Ideas de independencia.—Es irrealizable en Cuba.—Poblacion hete-
rogénea de Cuba,—Consideracioneg Sobre la guerra.—Esclusion
de los diputados ultramarinos de las Córtes en 1831.—Protesta.-
Quejas de los 'cubanos.—Rivalidades entre eriroPebs españoles
hispano-americanOS:—Buen'espiritiKle los. cnbaries':hácia, los es-
pañoles.- •--Empleados en la isla de•Ouba.—Carta de" .1Ord Howden.
—Mas quejas


PÁGINAS.


CAPÍTULO XIII.
Reformas.—Diputados nombrados para las Córtes de 1.811, 1813,


1820, 1822 y 1836.—Nombramiento del capitan. general D. Francis-
co Serrano para gobernador superior de Cuba.—Su política.—
Reincorporacion de la isla de Santo Domingo.—Círculo reformista.
—Llegada del general Priin á la Habana para incorporarse al ejér-
cito de ocupacion de Mójico. ,—Oposicion del general Serrano al
planteamiento del impuesto directo.—Documento importante del
Excmo. Sr. : D. Antonio' Mantilla.—Partida del general Serrano.—
Le reemplaza el marqués de Castell-Florite.


CAPÍTULO XIV.
Política del general Dulce.—Propósito de concluir con la trata•de'ne,


gros.—Denuncias del cónsul general de S. M. B. de alijos de boza,
les.—Expediciones apresadas.—Asociacion contra la trata.—Ex--
pedicion de la Agilica.—Extradicion de los Estadós- stfinidos del
comandante D. José A.. Argilelles.—Documentos oficiales.—ExPe-
dicion de las Pozas.—Sentencia.—Se presenta uno de ' los armado-
res de la expedicion de las Pozas á denunciarla.—Llegada de don
Eduardo Asquerino á la Habana.—Carta dirigida'al general Dulce,
que le fué presentada por el conde de San Fernando y Lagunillas,
D. Reman de Herrera. y otros.—Carta política remitida al duque
de la Torre.—Contestacion del duque.—Exposicion anti-reformista
á. la reina.—Otra carta del duque de la Torre.—Carta del conde
de Vega-Mar al conde de Cañongo.—Exposicion de los reformis-
tas.—Servicios del general Dulce


CAPÍTULO XV.
Reaccion contra la trata.—Junta para. la abolicion, iniciada por el


ministro de Ultramar Seijas Lozano.—Proyecto de abolicion del co-
ronel Montaos.Opinion del ex-ministro de Ultramar D. Alejandro
Castro, sobre la abolicion de la esclavitud.—Conferencias concilia-
doras entre reformistas y anti-reformistas.—Exposicion á la reina
solicitando la continuacion del general tiaiée en el mando de la, is-
la.—Intrigas en Madrid para el nombramiento del general Lersun-
di.—Se establece en Madrid el periódico La lieforma para combatir
al general Dulee.—Su dimision.—Juicio de su gobierno, segun El
Si,Zo.—Exposicion de la real Sociedad Económica.—Gran serenata
y presente.—Documentos honoríficos.—Carta del representante
inglés.—Artículos del Diario de la Atarina.y Prensa de la Haba124.
—Aloeucion del general Dulce.—Discurso del Sr. 0-Farril.—
Partida.




PÁGINAS.


CAPÍTULO XVI.
Real decretó:&éando la junta de informacion.—Alteraciones en su


ejecucion.-L-Mocion del ayuntamiento de la Habana.—E1 gobierno
la desaprueba.—La Patria, órgano del ministro de Ultramar, lo
defiende de: los cargos (pie se le hacen.—Eleccion 'de comisiona-
dos.—Triunfo de los reformistas.—Comisionados del gobierno.—
Los periódicos de la union liberal aplauden la victoria reformista,
entre ellos, ' El. reformistas.—Inauguracion de las
conferencias.—Los diputados de Puerto-Rico piden la abolicion in:-
Mediata de la esclavitud para su isla.—Trabajos de la junta.-7Di,
ferencia de opiniones.—Opinion. unánime de las reformas económi-
cas.—Real decreto de 12 de febrero de 185'7 sobre el impuesto di-
recto.—PMelta,. de los comisionados.—Nombramiento de una co-
mision para:pedir al ministro de Ultramar la suspension del real
decreto de 12 de febrero.—Cargos que hacian los habitantes de
Cuba y Puerto-Rico á sus comisionados.—Interrogatorio político.
—Proyectos de .los comisionados.—Informes del duque de la Tor-
re, del marqués de -Castell-Florite, del marqués de O`Gaban.—
Opiniones del marqués de la Habana, de D Ramon Just y de
Quintana.—Discurso de D. Augusto Ulloa.—Plan de emancipa-
cion.— Terminacion de la junta de informacion.—Voto particular
de D. José Antonio Saco 291


CAPÍTULO XVII.


Trabajos de, los anti-reformistas.—Funda.cion del periódico La Refor-
ma.—Polémicas entre periódicos madrilefíos.—Sistema de admi-
nistracion y gobierno en las colonias inglesas y francesas.—Viaje
del autor al Canadá.—Nombramiento. del general Lersundi para
Cuba.—Su política.—El general Manzano.—Segunda época del ge-
neral Lersundi.—Política en la Península.—Revolucion de se-
tiembre de 1868




332


CAPITULO XVIII.


Exposicion de los Sres. Azcárate y I3ernal al Gobierno Provisional.—
Junta cubana de Madrid.Ministerio del gobierno provisional.—
Contestacion del autor á una carta del general Serrano.—Junta de
notables.—Destierro del coronel Modet.—Telégramas.—Nombra-
miento :lel general Dulce.—Recepcion en la- Habana.—Decreto de
libertad de imprenta.—Periódicos que se crearon.—Comisiones del
gobierno para tratar con los insurrectos.—Buena disposicion de


PÁGINAS.


Céspedes y del comité del Camagüey á someterse al gobierno.—
Asesinato de 1). Augusto Arango.—Juntas en casa del marqués
de Campo-Florido.—Se propone en ellas la autonomía.—Los suce-
sos de Villanueva y el Louvre hacen concluir las conferencias en-
tre los partidos políticos.—Emigraclon de familias.—Viaje del
autor




346


CAPITULO XIX.


De la Habana á Nueva-York.—Hospitalidad americana.—Junta cen-
tral republicana de Cuba y Puerto-Rico.—Nuestra actitud en Nue-
va-York.—Respuesta á la Junta republicana.—Cartas de felicita-
cion.—Documento publicado por El Cronista de Nueva-York.—
Nuestrasituacion personal y nuestra conducta.—Viaje á Europa. 382


CAPITULO XX.


Destitucion del general Dulce.—Comunicaciones oficiales..


395


CAPITULO XXI.


El general Prim y la política ultramarina.—Comunicactones diplo-
máticas.—Liga cubana de los Estados-Unidos.—Nombramiento de
comités.—Reseiia política remitida de la Habana.




415


CAPITULO XXII.


Breve reseña del gobierno de los generales Caballero de Rodas y con-
de de Valmaseda 434


CAPITULO XXIII.


Otro libro .—Cómo pensamos hoy en la cuestion de reformas.—Final. 452


NOTA. La preclpitacion con que se insertaban en el periódico La Políti-
ca estos Estudios, ha causado erratas que salvaremos en la nueva edicion
que pensamos acometer brevemente. Entretanto, sálvenlas el buen criterio
é ilustracion de nuestros lectores.