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T. I. 366




REVOLUCKM FRANC ESA,


POR


NUEVA EDIGION.


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Is-e.luarxemawero etr..ndrace


DE D. F. DE P. mELLADo,—Editûr.


p. 1-à i8.921


tf,


0




IOGRAFIA


!ÔN


Al hacer una.nueva edicion de la Historia de la
Revolucion Francesa por M. Thiers, quedaria in-
compIeto nuestro trahajo si no le precediese una
bio"ralia de su ilustre autor, cuvo nombre se ha
hecho va casi tan popular en Esparia como en Fran-
pia. Eiirpero, como nuestro deseo no se limita à
presentar nna lisera resena biegralica que apenas
satisfaria la justa curiosidad de nuestros lectores,
hemos cousu I tad o con la preferencia la que hace peco
tiempo publicô M. Boilav, por ser la mas estensa de
cuantas se conocen , y porque esta, escrita con la
imparcialidad y exactitud que Canto recomiendan
una narration histOrica.


Luis Adolfo Thiers naciô en Marsella en 1797,
y desde su mas tierna edad se separe de su familia
paterna, y pasô su primera infancia al lado de unos
parientes prôximos de su madre, cuva honrada fa-
milia se ocupaba hacia machos alios del comercio
de Levante. A esta familia pertenecieron los dos


. • • • .1




vI


hermanos José y Andres Chenier, de suerte que va
habia en ella dos personages célebres en la litera-
tura. Con motiva de la interrupcion que sufrieron
las relaciones del comerciomaritimo durante la re-
volucion, qued6 mu y reducido el caudal de aquellos
comerciantés, y asilevino muy bien al j6ven Thiers
la beneficencia'del gobierno imperial que le cone-
dia lo que en Francia se llarna . 11 p o, boisa, a lo que
es lo mismo, pagar el estado la educacion gratuita
de algunos jovènes pertenecientes â familias poco
afortunadas. En los primeras alios que pasé en el
licéo de Marsella fué muy poco aplicado, coma su-
cede generalmente à todos los niiks que tienen
demasiada virera ; hasta que un dia cambia de
repente de inclination y principi6 à consagrarse al
trabajo cou tanto emperla y aplicacion que en los
dos éltimos arias que pas6 alti fué el discipulo nias
brillante de las clases. Sobre todo se aplice con ar-
dor al estudio de las ciencias exactas, que se mi-
raban con mayor atencion entonces en -los litées,
parque abrian la carrera militar â la juventud del
Imperia. Masluego que este cavé, entra M. Thiers
en una escuela de derecho, y le enviaron à Aix para
estudiar la jurisprudencia. En aquella ciudad como
en otras =chas habia sus partidos entre los esta-
diantes , par un efecto natural de las agitaciones
politicas que habian trastornado y trastornaban to-
davia la Francia; y coma M. Thiers pasaba par ser
lino de los mas instruidos y adelantados, se balla sin
saber coma siendo una especie de corifeo de partido
entre los estudiantes liberales. Alti contrajo estre-
cha amistad con M. Mignet, que conforniaba ma-
cho con el en opiniones politicas , en alicion â las
letras, y eu su predileccion par los estudios hist6-


ricos. Amistad que ha continuado en todas las si-
tuaciones de su vida, sin que la altere aquella ri-
validad tan cumin entre cscritores que emprenden
las mismas obras. La Unica diferencia notable . qua
hay entre estos dos ami-os consiste en la diversi-
dad de caracter, pues el une limitasu capacidad'ar
retira de la vida administrative, mientras que et
otro parece como naciclo para las grandes hachas
parlamentarias, y asi elijié la carrera de la tribuna,,
entregandose â todas las tormentas de la vida p&.-
blica. Empero esta ciiferencia de inclinaciones y la
desigualdad de sus posiciones politicas respectives,
no fueron parte para desnivelar en lo mas mininare
la perfecta confraternidad que entre elles reinaba_
Estas dos estudiantes , sin descuidar la asistenciai.
à las câtedras para ganar las certificaciones, se en',
tregaban juntes con mucho mas emperio al estudiFe
de la historia, de la filosofia y de la economia po-
litica. Macho antes de concluir la carrera de esta-
(liante, ya encontre M. Thiers una ocasion de hae,er
eu Aix mismo un ensayo literario, y fué que habien-
do propuesto aquella acadeinia un premio de do-
cuencia para et que mejor hieiese el elogio de lian-
yenargues, el célebre moralista , se presenté
Thiers al concurso y envié su composition cerrada.
Mas cuando va la academia iba iti coronar su- obra>
la politica que en aquella épata se mezclaba en te,--
dos los asuntos y que tenia divididos à los acadé-
micas en realistas y liberales , viné â interponerszi
perniciosa iniluencia , hacienda que estas
arrastrados par un escesivo celo en favor del jtivelt
candidate, que tan brillantes esperanzas prometia
su partido, revelasen tal vez sin querer su nombre
antes del.juiciodeflnitivo, de que resulte que la ma-




VIII


vor parte de los académicos realistas que estaban
aispuestosà premiar et talento, no quisieron cora-
nar una opinion queles era contraria, alegando que
M. Thiers escribia muv bien, pero que pensaba muy
mal, y deterrninaron 'que no se concediese el pre-
mio à ninguno y que se difiriese cl concurso hasta
el aria siguiente. Tuvo paciencia M. Thiers, pero
juré vengarse y en efecto presenta et mismo elogio
al concurso. Enviaron de Paris otro elogio de Vau-
venargues, el cual naturalmente gusta mas y se le
concedié el premio, otorganda à M. Thiers (mica-
mente et accesit. Pero luego que se pronunciô este
juicio , faltaba abrir el pliego para saber quien era
el vencedor y se encontra que era el mismoM. Thiers
que escarmentado coula que le habia pasado el aiio
anterior habia jugado aquella pieza à la academia
con el mavor secreto. Este chasco tan bien dada
no deja de mortificar â la academia, pero tampoco
dej6 de influir mucho en el destina de M. Thiers:
parque le indica la carrera que le convenia seguir
despues de haber hecho algunos ensayos en la que
propianiente merece el nombre de abogacia, y asi
se decidiô par la literatura y resolvia marchar â Pa-
ris. lino de los que mas contribuyeron à afirmarle
en la resolucion de salir de la provincia fué Manuel,
aquel hombre de canto talent() coma buen corazon,
que sabia distinguir â los que tenian capacidad, y
estaba siempre dispuesto h apovarlos. Este y el se-
far duque de Larrochefourcauld Liancourt fueron
os dos primeras protectores que encontra M. Thiers
en la capital. El segundo de estos quiso tornade
par secretario SUVO, pero M. Thiers no tuvo par
convenieute aceptarlo, sino que siguiô el cousejo de
Manuel, de dedicarse à la carrera de los periedicos,


IX


para lo cual le presenté à M. Etienne, que era pro-
pietario v principal redactor del Constitucional. Es-
te no tarda en conocer todo et partido que podia
sacar de aquel talento, y se apresura à nombrarle
colaborador. Apenas principiô su reclaccion, cuan-
do sus articulas sobre politica llamaron la atencion
de todo Paris par osa claridad y vigor lagicos, y
par ese estilo anirnado que constituye la originali-
dad de M. Thiers , de suerte que desde et primer
aria de su estancia en la capital, ya adquirié una
position tan honrosa y acomodada coma debe pro-
metérsela todo escritor distinguido que se agrega
uno de las diarios de primera nota. Se han referido
mil consejas sobre la falta de recursos en que tuvo
que vivr r M. Thiers los primeras arias de su perma-
nencia en Paris, pero es absolu tamente falso; parque,
coma va bernas dicho, adquiriô muy prame medios
para vivir independ rente. Pero no se crea que por ha-
ber ernpezado à ganar mas de lo absolu tamen te noce-
sario, se dispensé M. Thiers de ir adquiriendo
nuevos materiales, par media ne estudios sérias,
sin los cuales bien pronto se hubiera acabado el
fonda de su redaccion, y particularmente cuidé de
profundizar los estudios histaricas, que son para
el publicista y hombre de estado lo que es la ana-
tomia para un médita. Dedicese particularmente,
siguiendo los impulsas de su inclinaciou, à regis-
trer todos los documentas originales de la historia
contemporânea, par ser uno de los mas grandes
dramas que baya presenciado la humanidad, v al
paso que esto le servia para encontrar armas de 'quo


uso en su profesion militante de periodista,
iba hacienda provisiones para formar algun dia la
historia de la revolucion. Àpenas le ocurriô esta




X


idea, cuando conocia par lo mucha que ya habia
reunido cuanto le faltaba por adquirir. ha de las
casas que primero Ilamaron su atencion fué, que
babiéndose tocado en la revolucion francesa todas
las cuestiones importantes de gabierno, era indis-
pensable estudiarlas todas, y no comentarse con
la simple relacion de los hechos. Las cuestiones
sociales, las politicas, las econémicas, las admi--
nistrativas, las militares, todo se habia tratado
mas é menas bien, con mas à menas acierto en
aquellas memorables Asambleas, y era necesario
coutprenderlas todas bien, sopena cometer mil
errores que ocasiouasett grau confusion para la
inteligencia de los sucesos. Para elle procuré ad-


- quirir relaciones con las personas que habian so-
brevivido en las diferentes carreras, a quienes
sometié todas las Judas que le ocurrian sobre
cualquiera de elias. Une de los que mas bondades
tuvieron con él rué cl Sr. baron Louis que era uno
de los mas habiles economistas de la época, v con
él pasaba muchas mafianas Ilevandose debajo del
brazo un tom de los presupuestas, en el que se
iba iniciando en todos los secretos de la hacienda,
y 11'; tanto lo que aprovech en aquellas Utiles
lecciones que Ilegô à aclarar perfectamente aquel
caos econamico de la revolucion.


Apenas emprendio acpiella obra histurica, se
entreg6 esclusivamente â ella, y cuando empeza-


- ron â salir los primeros tomes es inereible la po-
pularidad que adquirieron en poquisimo tiempo.
Por que es menester confesar que la historia de
M. Thiers es una especie de revolucion, donde se
esplican los sucesos, los hombres y las situaciones
con non claridad tal, que parece estarias uno pro-


sz


senciando. Por mas talento y facilidad que supon-
gamos à M. Thiers, no puede menas de coneebirsela estraordinaria sujecion y retira à que tuvo que
dedicarse; pero esto no le privaba de concurrir
la casa de campo de M. Laffitte, Ilamada Maisons,
donde telliail su cuarto preparado él, Manuel y
Beranger. En este hermoso retira fué donde por
espa.cio de muchos meses estuvo trahajando en su
historia, n'imams que Beranger, escribia bajo el
modesto titula de . Canciones , la comedia aristofà-
nica de su tiempo, ô sus inspiraciones bricas dedi-
cadas â la gloria proscripta. Por la noche se cornu-
nicaban los Ires amigos el !rut() de sus ocupa.ciones
durante et dia y los domingos venia M. Laffitte
acompafiado de varias amigos para gozar un (lia
de P-gradabie solaz en su grata compahia. Aulique
M. Thiers es un trabajadoi infatigable, no par eso
deja de conciliai el csÉudio con distra.eciones mun-
danas tomadas con la debida mocleracion. La c6rte
de la restauration no dejaba de ser triste, pero
tampoco impcdia que hubiese en Paris bastantes
tertulias brillantes, que alias pertenecian à la
gente puramente rica, coma los banqueras, otras
à la gente de administration v otras . por fin la
diplomitcia. Las principales entre todas estas eran
las de M. .Laffitte y Casimir Ferrier, la de M. Ela-
but y la de M. Tallevrand, à Iodas las cuales
concurria M. Thiers, `y en todas era apreciado,
a pesar de su juventud, por su n'Inch° talento. La
mas escogida de estas tertulias era sin disputa
la del Ultimo, donde se remua la aristocracia libe-
ral, muchos diplomitticos y la juventud escogida
à quien. el (Luno de la casa mostraba la mavor
amabilicla.d. En ella habia dos escuelas rivales, que




XII


cran la doctrinaria y la revelucionaria, compuestas
per una parte de los' senores Remusat, Duvergierde,
Ilauranne, Duchatel, Dumont v Piscatorv, jove-
nes todos que pertenecian à la: clase pur
las relacioues de sus familias, y al monde literario
per sus talentos. Moches de elles publicaban escri-
tos apreciahles en el Globo y en la Revista fran-
cesa , y reconocian pur gefes suros el duque de
Broglie y à M. Guizot. Per la otra estaban M.
Thiers
Mignet, que va tenian reputacion de


buenos publicistas é historiadores; estaban
hilitando con sus obras la revolucion francesa y se
alistaban en las filas de la oposicion, representada
por M. Laffitte y por Manuel. Entre estes jevenes
diyididos eu dos campos, no puede decirse que
habia envidia., sine una noble rivalidad de talent°
y la diferencia de sus opiniones consistia en le si-




euente Los doctrinarios desechaban toda idea de
revolucion, creye.ndo que la dinastia legitima
a.cabaria por reconciliarse con el gobierno repre-
sentativo. La escuela liberal no creia posible esta
reconciliacion, y asi aceptaba de antemano el ine-
vitable desenlace de una revolucion. Pero estas
disideacias ro inmedian à los unes ni à los otros
hacer comunes esfuerzos para poner en pràctica
con sinceridad el gobierno representativo. Por des-
gracia la inala voluutad de la restauration, no
tardé en disipar todo género de dudas acerca de
la conspiration patente de la dinastia legitirna. El
dia que se publicô el nombramiento del ministerio
Polignac, que fué et 8 de agosto, se pusieron coin-
pletarneute de acuerdo las dos oposiciones. Pero
creveron algunos de los mas decididos amigos de
la libertad, que la oposicion no tenia bastantes


X I I I


armas para combatir al roder que estaha desafiando
laopinion general de la rancia, y entonces propuso
M. Carrel a M. Thiers la idea de fundar e! Xacional,
y en efecto habiendo concluido este ya su _Histo-
ria de la revolucion francesa, que gozaba de una
yoga inmensa, mei() que habia Ilegado el mo-
ment() de volverse a entregar del todo à los debates
politicos, y asi adopté completamente la proposi-
tion de Carrel, creando el .:Vacional del que fué
redacter en gefe. Al tomar esta resolucion corn-
prendie:M. Thiers que era indispensable dar ya por
incorregible à la dinastia, y per consecuencia que
el mal de que la Francia se quejaba, no consistia
en los ministerios sino en la dinastia, v asi era me-
l'ester ataearla directam en te. Para hacer esta querra
enarbol6 M. Thiers la bandera de la monarquia re-
presentati ya, sin sali rde la Caria cons ti tucional, obli-
gando al tronoà someterse della é à rompu de una
vez. Bien habia previsto que en efecto romperia, y
aun por eso la idea del ll'acional desde su creacion
fué el Orleanismo, tome se dejaba inferir de rauches
de sus primeros niiineros, sin embargo de que por
entonces jamas habia visto M. Thiers al dogue de
Orleans. Apenas apareciô e! National, hizo un
efecto inmenso y ranch() mas cuando se atrevié
establecer . el principio de rehusar el presupuesto
inmediatamente que Carlos X, nombre per minis-
tre a Polignac. habia insinuado Benjamin Cons-
tant la idea de cercenar iodes los créditos desti-
Indes por la ley de hacienda à los d iferentes ser-
vicies publicos, pero se opuso a tilla M. Thiers
diciendo, que reducir estos servicios era lo mismo
que castigar a la administration de las faltas del
gobierno y ponerla à pan y agua, con cuyo régi-




Kit
men se vive mal, pero al fin se vive. M. Thiers
propuso un espediente mas decisivo, cual fué el
de votar sin reduccion todos los servicios, -y rehu-
sar et presupuesto, porque despues de semejante
voto no hav mas que dos cosas posibles, ô mudar
el ministerio d un golpe de estado contra la Carta.
Efectivamente asi sucediô, pues que Carlos X tom6
el partido de publicar las ordenanzas ô decretos
de julio.


Terrible dia fué aquel para la imprenta , por
lo mismo que ella era la primera atacada y la que
debia dar et ejemplo de sorneterse ô resistirse al
despotismo. El dia 26 de julio se reunieron espontà.-
ne,arnente los periodistas en las oticinas del Natio-
ncd, y era la opinion general que cada uno protes-
tase•segun le d ictara su valor contra semejante me-
dida; pero se opuso M. Thiers diciendo : que na-
da podian las circunstàncias contra articulas maso
menas violentas; sino que era neccsario un acto
comun en que se espresara claramente la resolu-
cion de no obedecer , dando à los ciudadanos el
ejemplo de la resistencia. Aceptese la proposition
é. inntediatarnente redactaron la protesta, Monsieur
Thiers , M. de Remusat Y M. Cauchois Lemaire;
veriticado lo cual se firme v apareciô al dia siguien-
te en todos los periOdicos de la oposicion y produjo
et mejor efecto en Paris , alegrândose todos de
que la imprenta diese â itodos los ciudadanos et
consejo v el ejemplo de la resistencia legal. Mas
coma el "gobierno por su parte habia desenvainado
la espada, no le era dada retroceder en presencia
del primer acto de resistencia, v asi die inmedia-
tamente ôrden â sus agentes para ir â paner los se-
llos en tentas las imprentas donde se hubiese es-


XV


tampado aquella provocation â la rebelion. Una de,
las primeras en que se ejecutô esta medida de
policia fué la del Na,:ional, donde M. Thiers y sus.
amigos protestaron nuevamente contra aquella ile-
galidad, y tomaron testimouio de que solo cedian
â la violencia. El agence que estaba encargado de
aquella pcnosa comision se condujo con la mayor
suavidad posible, presentândose con raucha aten-
cion y contentândose, corna para descargo de su
conciéncia, con ramper ana de las piezas del me-
canismo de la imprenta: fingiendo que queda-
ha persuadido de que dejaba inétil la prensa.
Pero â los puces momentos ya estaba esta repa-
rada y tirando por miles los ejemplares de la pro-
testa 'que debia esparcirse por Paris y exaltar las
cabezas de su poblacion , ya sobradamente irri-
tada. Las oficinas del .Nacionesirvieron de cuar-
tel general a la insurrecion , y alti se reunieron
cran numero de electoresai concertarse acerca de
Ïos medios de defender , en nombre de todo el
cuerpo electoral , las.leyes que acababan de vio-
larse. Pero ya el Imelda habia empezado h tomar
parte en la resistencia y estaba protestando à tiros
por las caltes y podia decirse con igual verdad lo
que dijo M. de Larrochefoucauld en 9789 .no e•ce
un lutin sino unit revolucion. Sabidos son los he-
chas que en -aquellos tues memorables dias derri-
baron el trono de Carlos X, y por lo tanto creemos
escusado , reproducirlos en este lugar. Pero con-
cluido el combate era necesario . deCidir lo que de-
/ma hacerse despues de la victoria, parque el pue-
blo habia principiado por echar abajohacer pe-
dazos las insignias de la monarquia, y'daba indi-
mos de haber roto enteramente.-a lo menus con la




XVI


de Carlos X. Mas en las deliberaciones que tenian
entre si los timbres politicos, habia muchas du-
(las en pasar desde una dinastia à otra, y esta es-
pecie de consejo de estado se celebraba en casa de
M. Laffitte. Alli el general Sebastiani, Beranger,
M. Thiers y M. Mignet apoyaban y afirmaban la
resolucion de M. Laffitte, que estaba por el du-
que de Orleans , y sin perder tiempo M. Thiers
hizo circular pur inedto de su periodico una pro-
clama en favor del duque. Siguieron este ejemplo
otros varios periOdicos, pero sin embargo estaba
muy indecisa la reunion de los diputados, que mi-
raba como temerario tomar aqui partido. Mien-
tras que estos sefiores vacilaban sobre ramper ô no
del todo con la dinastia legitima , se anunciaba en
el ayuntamiento otra idea mas atrevida, cual era
la del romper del todo con la monarquia y decla-
rar repnblica à la Francia. En este conflicto de
opiniones contrarias , como existian, por decirlo
asi, dos gobiernos à un mismo tiempo, uno en el
ayuntamiento y otro en casa de Laffitte, andaba
M. de Semonville presentandose ya en uno ya en
otro para negociar en nombre de Carlos X. Én el
ay untamiento le respondiô Lafayette : ya es muy
larde; mas en casa de Laffitte, à pesar de la reso-
luccin bien terminante de este Ultimo, del gene-
ral Sebastiani y de algunas otras personas y à pe-
sar tainhien de los gritos que estaban dando en el
patio donde aclamaban al duque de Orleans , ha-
bia un Bran mimera de diputados dispuestos â tra-
tar con el plenipotenciario de. Carlos X. Pero al
tin consigui6 M. Thiers decidir â estos
haciéndoles reflexiones sobre lo que podia temerse
de lo que estaba pasando en el ayuntamiento , de


xvn


que la mayoria se resolvié à optai entre lassuertedos opiniones la mas moderada. Solo 'M..Laffitte
Sebastiani pusieron la dilicultad de que no estan-
do en relation con el duque de Orleans no podian
estar seguros de su adhesion , y entonces le pre,-
c..untaron à M. Thiers si queriair à Neuilly à Ile-
var al principe las proposicicnes y recibir su
respuesta. M. Thiers aceptO la comision y no pu-
do ver al duque, pero fué recibido por la auguste&
fan-filia del principe, la cual le declarô que en case.
que cl duque no pudiera ir à Paris, iria à lo me-
nos una parte de su familia , y Mr. Thiers , tune
que volverse con esta sala respuesta. En aquel in-
térvalo se habian trasladado los diputados desde.
la casa de Laffitte al palacio Bourbon donde esta
la camara, y luego que M. Thiers les comunicô la
respuesta , vieron que habia Ilegado el moment°,
de tomar un partido , mas no tan de pronto que
no durase la discusion desde el medio dia hasta
las sois de la tarde. Tanto era lo que recelaban de
cometer ;una temericla.d , depcnienclo un mi; y
creando otro. Es muy probable que la reunion ne,
hubiese tenido la energia necesaria para tomar
aquella resolucion estrema , si M. de Remusat ne
hubiese discurrido un medio término cual fué
de que se nombrase al duque de Orleans tenien-
te general del reino. AceptOse aquella transacion,.
pero quedaba todavia una dilicultad que venter,


consistia en la dada de cOmo seria recibida en
el ay untamiento aquella resolucion de los diputa-
dos, poilue siendo esta tenencia general un carvi--
no para el trono no sabia cornu le sentaria al par-
tido republicano. Enviaron à M de Remusat en cc-
mision a M. de Lafayette para decidirle en favor


EibliMea poputar,




r. I. 367




xvur


del duque, y cierto no se podia escoger un nego-
ciador mas capaz que él para persuadir al gene-
ral, de quiers era pariente por su muger Le hizo
varias rellexiones casi todas personales, diciéndo-
le que pues en caso de repeblica no podia haber
otra que la de la reforma americana , siendo él su
presidente, considerase si la edad en que sc
hallaba le prometia bastante fucrza y autoridad
para dominar la crisis que debia sur la inevitable
consecuencia de una revolucion. El general Lafa-
vette no era hombre capaz de poner en una misina
Ealanza el interés de su arnbicion y el de su patria,
conociendo (lue en esta causa sobrepujaba sus
fuerzas, y animado de un pensamiento puramente
national declia6 una responsabilidacl que crcia dc-
masiado peligrosa y asi die inmediatamente su adlie-
sion y se proclame teniente general al duque de
Orleans. Este recibie la noticia de su nombra-
miento por una diputacion de la Camara y se fué
aquella misma tarde â Paris , y M. Thiers tuvo
por primera vez la lionra de scr admitido à su pre-
sencia. Alli principiaron esas rclaciones de Bran
contianza con que el nuevo rey no ha cesado de bon.
rar à M. Thiers, contianza que no han destruido
despues ni las disensiones politicas , ni una dimi-
sion inisterial , ni la mas viva oposicion parla-
mentaria


No era ya posible que despues del 9 de agosto
dejase M. Thiers de entrai en los negocios, puesto
que habia conquistado en cierto modo el derecho


ellos. Quisieron por de pronto colocarle en la
secretaria de negociosestrangeros, pero el duque de
Broglie y el baron Louis le hicieron dar plana en
et consejo de estado, queriendo este Ultimo cuando


xix
le dieron el ministerio de hacienda, nombrarle se-
cretario general de su departamento, porque de-
cia que en la crisis econeinica con que tenta pre-
cision de luchar, necesitaba un jeven activo
inteligente que le ayudase; pero quedô conciliado
todo con su nombramiento para el consejo de estado
pues le agregaron à la section de hacienda. AIR
trabaj6 Ires meses en la reorganizacion del ser-
vicio bajo la direction del baron Louis, que ya le
habia enseiiado la tcoria y principi6 d iustruirle
en la practica. Filé raucha la aptitud que mostr6
M. Thiers, à tal punto que cuando el baron Louis,
se vie precisado â dejar el ministerio , le design6
para sucesor suyo, como et hombre mas capaz.
Eatonces ocurriô una cosa que es muy poco sa-
bida en la vida politica de M. Thiers; y es que
coma la dificultad de las circunstancias obligaba


disolver el primer gabinete de la revolucion, et
ministerio que se forme el dia despues de la vic-
toria, cuando la cornue exaltation hacia desapa-
recer Iodas las disidencias, habia reunido mu-
chas incompatihilidades, que no tardaron en re-
producirse. Ya principiaban à designarse los par-
tidos y enardecerse las pasiones, porque se acer-
caha el proceso de los ministns de Carlos X , y
para resistir aquella terrible crisis , se cre6 et
ministerio de 3 de no viembre no sin muchas di-
ficultades. En los dias que precedierou à la for-
macion de aquel gabinete , mande Ilamar el rey
a M. 'Thiers, yle propuso el ministerio de hacien-
da, casa que le cause la mayor sorpresa parque
todavia no era diputado, aunque iha muy pron-
to a serlo. Pregunte a S. M. que cual era el
motivo de tan graude contianza , v el rey le




3X.


dijo que no habia otro mas que los informes
y consejos del baron Louis. Ciertamente que-
da muy envanecido M. Thiers de un voto seme-
jante, porque tenia ambition y no le asustaba el
trabajo de aquel vasto departarnento , pero tura
bastante sensatez para rehusar una elevacion tan
repentina. Die) por motivos que era grave la crisis
econ6mica ; que la boisa estaba muv alarmada , y
que se necesitaba un nombre inenos` nuevo que el
suyo para tranquilizar â los capitalistas. En vano
le instaron M. Laffitte y Casimir-Perrier â que lo
aceptase , porque en aquella cembinacion hubiera
tomado Laffitte el ministerio del Interior con la
presidencia del consejo ; pero M. Thiers no se de-
j6 deslumbrar y persistià en su negativa , no


que-
riendo ser ministro antes de tiempo , y aceptà el
empleo de subsecretario, bajo el ministerio de Laf-
fitte. Enfonces fué cuando le nombraron diputado
los elec tores de Aix , y durante aquel primer pe-
riodo de su vida parlamentaria, se atuvo escl usiva-
mente â su especialidad econômica y rentistica. Se


• distinguià muy particularmente en la defensa que
hizo del plan de amortizacion , contra el cual ha-
bia notables prevenciones , y hablô tan bien sobre
él, que al concluir se le acercô M. Royer-Collard
y le dijo : hoy empieza vuestra forluna. Sin embar-
g Bran , estaba entonces amenazado de un (Y
vor en la Câmara, porque aquella especie de osa-
dia con que se mostraba en la tribun causaba re-
celos al partido conservador, que veia en él un
jéven revolucionario, de bran talent() sin duda, pe-
ro con un espiritu emprendedor y resuelto que le
inspiraba temores: por el contrario, el partido del
movimiento le echaba en cara su tibieza en favor


xxr


de la revolucion , y en efecto M. Thiers era un()
de los que mas temian el abuso de la revolucion de
julio y se inclinaba â lu que se llamaba entonces
sistença de resistencia. De aqui procedian aquellas
dudas de asociarse al ministerio, cuando le ofrecie-
ron el de hacienda, que reluise), y cuando le nom-
brama subsecretario; pero dejo à un lado todas
sus ideas politicas , y se entregà enteramente â la
administration de hacienda y concurriô activa-
mente â prestar su apoyo todas las medidas que
temian. por objeto hacer *trente â las muchas nece-
sidades del pais.


Dejamos aparte todo la que ocurriô durante
aquel ministerio, sus crisis econômicas, sus corn-
promisos durante el proceso de los ministros de
Carlos X, y las dilicultades que ofrecia la interven-
cion del Austria en los negocios de ltalia, &c., so-
bre la cual se han hecho machos juicios aventura-
dos é inesactos. La verdad es que se disolvia el
ministerio Laffitte, y que Casunir-Perrier forma
el del 13 de marzo en que et baron Louis voirie) à.
encargarse de/ despacho de hacienda. Queria con-
servar à M. Thiers para subsecretario de estado,
pero Casimir-Perrier no se hallaba muy dispuesto
en su favor , parque lo consideraba en mur buena
armonia con M. Laffitte. Sin embargo dé eso le
declaro à este Ultimo que en la situation en que se
hallaba el gobierno de julio, miraba corno una
obligation no oponerse al ministerio de '13 de mar-
zo. Sabido es que Casimir-Perrier disolvid la Câ-
mara, pero es lo raro que combatiô en Aix la elec-
cion (le M. Thiers , oponiéndole como candidata
ministerial â M. Pataille, que no consiguiô mas
que veinte rotos en un colegio de 350 electores,




I


XXII


asi fué nombrado M. Thiers apcsar de un minis-
terio , de quien debia ser uno de los mas firmes y
mas elocuentes apoyos. Cornetiô M. Casimir-Per-
rier , eu medio cie sus eminentes cualidades , el
error de querer escluir de la presidencia de la Câ-
mara â M. Laffitte, esponiendo en aquella prime-
ra prueha la suerte del ministerio, y asi fué que no
band la votation M. Girod-del Ain mas que por
un solo voto , y hubiera caido tal vez el ministerio
sin la invasion del rev de Ilolanda en la Bélgica.
En medio de todo, M. Thiers , por conviction de
la cr ►sis en que se hallaba el pais, se pronunciô al-
tamente en favor de la bandera de Casimir-Per-
rier,


, que era la de la resistencia. Su primer dis-
curso sobre cita fué un verdadero fenémeno parla-
mentario, por lo IlliSI110 que era la primera rnuestra
que daba de sus conocimientos politicos, de suerte
que la izquierda se quedô muda de, admiracion, y
el centro se deshizo en aplausos y aclamaciones de
gozo. M. Casimir-Perrier y sus amigos le recibie-
ron con los brazos abiertos, y todas las descon-
fianzas de los conscrvadores se convirtieron en sim-
patias. En seguida le nombraron miembro de la
comision de presupuestos, recibiendo en ello un
lionor que habitualmente esta reservado para los
candidatos al ministerio. SiguiOse â elle la discu-
sien de la respuesta al discurso del trono , que fué
tan tempestuosa por las interpelaciones de III. Mau-
guin , que era el enemigo mas terrible del gabine-
te, a quien coutest6 M. Thiers eu términos que su
discurso sera uno de los modelos de elocuencia
parlamentaria.


M. Thiers, en fin, desempeil6 el papel mas
importante en esta legislatura, que fué en estremo


XXIII


borrascosa; pero los debater que tenia que sostener
en la tribuna era cl mener de sus trabajos ; puesto
que per espacio de cuatro meses consecuti yos tuvo
que Revar todo el peso de la discuston à que se
entregaba diariamente la comision de presupues-
tos. Lev6 al lin a la câmara su informe, para cuva
defensa se le viô incesantemente sobre la brecha,
contribuvendo mas que nadie a sustraer la admi-
nistracion del estado al peligro de las innovaciones
imprudentes. La legislatura tocaba â su término,
cuando las fatigas de una campe-ta tan laborio-
samente sostenida habian alterado la salud de
M. Thiers , viéndose en la necesidad de empren-
der un viage U ltalia. Ya habia algunos alios antes
visitado la Normandia , y su alicion à las artes le
Rumba siempre hacia la deliciosa patria de los
grandes artistas. Tenia adetnas la intencion de es-
cribir la historia de Florencia, y para elle recor-
ri6 la Toscana y fué à ver â Génova y â Roma,
cuvas ciudades fueron en otro tiempo centro de un
vaste comercio, teatro de tintas guerres civiles, y
foco de tantos ingenios en la politica y en las ar-
tes. Alti recobrô completamente su satud, al paso
que recogie muchos materiales histOricos ; pero
durante su ausencia ocurri6 la desgracia de la
muerte de Casimir-Perrier, con ocasion de la cual
paso M. de Montalivet al ministerio ciel interior,
dejando vacante el de instruction pnblica. Se di-
y idiô el gabinete en dos pareceres sobre la perso-
na a quien se habia de conferir este ministerio , y
M. de Rigny, et baron Louis y el coude de Ar-
gout querian que se nombrase ü M. Thiers, mien-
iras que el mariscal Soult, fiel à la antigua amistad
y que no conocia à este Ultimo , propose al du-




xxxv


gîte de Bassano , â qu'en se incliné tambien
. Barthe. Prevalecié M. Thiers y Ilege â fir-


marse su nombrainiento , pero ocurriô la duda de
que aquella divergencia de opiniones en el gal»
acte pudiese ocasionar alguua division perjudi-
,cial entre los ministros , V por esta consideracion
se revocé el decreto y seeligià un termine medio
entre los dos, nombrando à Girod-del Mn. Era
duo que un ministerio semejante no podia con-
siderarse sine como provisional , y el rey mismo
10 pensaba asi , pues se estaba ocupando de nom-


rar uno mas compacte , y corne M. Sebastiani
estaba enferme v no podia atender al despaclio de
los uegocios , se !lame â M. Thiers â Paris , pro-
portiéndole la plaza de subsecretario de negocios
estrangeros , que no quiso aceptar. Ocurrié mo-
mentaneamente compotier un gabinete en que en-
trasen. M. Dupin , M. Berlin de Vaux y M. Thiers,


••


tiedando el primer° con la presidencia; pero se
eshizo aquella idea, quedândose M. Thiers como


estaba, esto es, pasando el tiempo entre las tareas
'•bistericas y las .ocupaciones del consejo de estado.
Ume acercando la legislatura de la Camara, y cada
TV. se conocia mas la necesidad de formai' un mi-
nisterio faute , porque se suponia que 'laina de
:ser acalorada coin° en efecto lo fué ; mas para te-
das las combinaciones era considerado M. Dupin
,como la piedra annulai , pues que sienipre exigia
para si la presidencia , y esta es, precisamente la
que se empefiaban retusarle. Se pensaba en los
dectriaarios; pero sieinpre, ocurria el recelo de
sa impopularidad , y ante todas cosas exigian to-
4es los candidates â los diferentes ministerios el
Zetiro de Moatalivet y de Sebastiani, â lo cual por


xxv


fin se decidié el rey, y mandé al mariscal Soult
que Enclose proposiciones â M. Dupin, sin espli-
carsc acerca de la presidencia, mas este no lo
quiso admitir. Instruido M. Thiers de aquellas
negociaciones y de aquella negativa creye que
era tiernpo de dirigirse à los doctrinarms , contra
quienes habia entonces una prevencion injusta.
Se hicieron las primeras proposiciones al duque
de Broglie, que e igià la cooperacion de M. Gui-
zot , â quien se die la instruccion pirblica , y à
M. Thiers el ministerio del interior, , aulique bas-
tante reducido , porque M. de Argout se r.eser-
vô casi todas las atribuciones adtniaistrativas de
aquel departatne.nto , reuniéndolas â su ministe-
rio de comercio y trabajos pûblicos Era aquella
la época de las mayores dilicultades, porcine todos
los partidos hostiles- al gobierno habian llegado
â su mayor grade de audacia, el Vendée estaba al-
borotado, la Bélgica amenazada de ver el incendie
de Amberes por la artilleria de la ciudadela, y la
duquesa de Berry sublevando todo el Oeste de
Francia. Sin embargo el ministerio no se desaminé
y conservando entre todis la mas estrecha union,
die à M. Thiers las mas kimplias facultades pa-
ra llevar à cabo la arriesgada cuipresa de arres-
tar à la duquesa. Muchas fucron las dificultades.
que tuvo pie vanner para cumplir su importante
mision de una n'aura que no cornprometiese la
vida de la desgraciada prinee.sa, cuve paradero se
ignoraba, si biea habia fundadas• sospechas para
creer que se hallaba oculta en Nantes. Cuan-
do estas sospechas se convirtieron en realidad
M. Thiers mandé cercar la casa sospechosa, t'aman:
do al mismo tiempo Iodas las precauciones necesarias




XXVI


para garantir la seguridad de la princesa y tribu-
tarla las consicleraciones dehidas à su rango y à su
imfortunio. Tres dias dure el sitio de la casa, al
cabo de los cualesla misma princesa resolviô entre-
garse, temiendo motif astixiada por el humo que
despedia una chimenea donde los gendarmes ha-
bian hecho una grande hoguera. Arrestada, pues,
la duquesa, M. Thiers fué el primero en pedit
Igue fuese detenida sin ser entregada à los tribuna-
les cuvo parecer prevaleciô, insistiendo entonces
M. Thiers en que los papeles apreudidos que con-
tenian multittld de procesos crirninales contra las
primeras familias de Francia, siguiesen la misma
suerte de la acusada, esto es, que se sustragesen
tambien â la action de las leves. Este dictamen
que fué igualmente aceptado, evité una reaccion
funesta. Al desempeltar M. Thiers esta comision,
targe) sobre si una inrnensa responsabilidad que ja-
mas perdonan los partidos, aceptando el ministe-
rio del interior, redue i do à un ministerio esclusi-
vamente politico ; pero cuando cesô la necesidad
que le habia obligado â ser un ministro mera-
mente de policia exigiô que se hiciese una nueva
distribution de atribuciones entre el departamen-
to del interior v el de comercio v trabajos
cos. Ptisose al frente de este Ultimo que era mas
de su gest°, y el coude de Argout volviô al minis-
terio del interior. Asegurada va la persona de la
duquesa, sin que el gobierno supiese una pa-
labra de su estado de embarazo, aunque se te-
nian graves sospechas, quiso salvar su honor, y
para eso se envie) una comision de médicos para
que informasen de su salud encargindoles el ma-
yor secreto. Lomismo se hizo con elgeneral Bug-


xxvit


geaud, previniéndol e que en cl caso de que la du-
quesa se franquease con el, se pusiese a su disposi-
tion para todo cuando concerniese à su seguridad
y decoro, y habiéndolo hecho asi, se pliblicé al
mistno tiempo, de acuerdo con la senora, dupesa
su matrimonio, su embarazo y su alumbramiento
con lo que quedaba à cubierto su honor.


Faltaba la otra mitad del programa ministerial,
que consistia en proteger la Bélgica y en partien-
lar la ciudad de Arnberes; cuestion que podia traer
consigo la guerra general. llasta entonces se ha-
bian amoutonado protolocos sobre protolocos y las
cosas coutinuaban siempre en el mismo pié. Se ha-
bia contado con la cooperacion de la Inglaterra
por lo menos con su consentimiento; pero la res-
puesta del gabineteinglés no acababa de Ilegar nun-
ca y et ministerio no podia perder mas tiempo. EI
duque de Broglie v M. Thiers tomaron la iniciati-
va de la resolLicion. de que la Francia sola ejecuta-
se et sitio de la ciudadela, y cuando ya estaban to-
madas Iodas las disposiciones Ilege al lin la adhe-
sion del gabinete de San James, con la (mica coadi-
cion de que algunos ministros de los mas importan-
tes del gabincte se comprometiesen personahnente
à mandar retirar las tropas francesas del territorio
belga , inmediatamente despues de conseguido el
objeto de la espedicion , como efectivamente se
cumplié asi.


Estas dos victorias proporcionaron al ministerio
una ininensa mayoria en la chuan., con la cual
pudo emprender y conseguir la votation de dos
presupuestos, regularizando asi la administration,
que hasta entonces habia estado viviendo de crédi-
tos provisionales. Arreglado este pue° concibié




M. Thiers la idea de una grau ley relativa â ()bras,
piablicas, y pidiô â la câmaracien millones de fran-
cos para terminar las muchas que estalan princi
piadas despues de muchos anus y que no habia tra-
zas de concluir. Las habia entré cllas sumamente
importantes, como canales , carninos, monumea-
tos, alumbrados, y otra porcion de cosas que seria
largo referir; pero la principal ventaja consistia en
dar ocupacion â un pueblo entero de obreros, cuva
inaction habiallegado â ser muy peligrosa.


En aquella misma legislatura presente la ley
municipal y departamental, defendiendo el princi-
pio de la ce.


ntralizacion, que reducida â sus justos
limites, coustituve ciertarnece la unidad y la fuer-
za especial de la Francia. Asi termine el alio 1833
y principie el de 34 con sintomas mu y peligrosos
para la seguridad de la Francia, porque aunque
hubiesen sido venc,idos los esfuerzos que hasta en-
tonces habian hoche los desorganizadores en las ca-
Iles de Paris, se forrnaba en L yon una tempestad
eminentemente grave, con las asociaciones de los '
obreros que paralizahan del todo la industria en
aquella rica ciudad. Contra ellapropuso M. Thiers
y coasiguià -que pasase la ley sobre asociaciones
politicas sin objeto lega.1, y requiriô del rninisterio
de la guerra que se enviasen fucrzas considerables
à Lyon, (land() ôrdcn â su gefe para que en ningun
casé fuese el primero àatacar, sino que dejase â los_
insurgentes tomar la iniciativa de aquella ofensa,
bien seguro de que lo harian asi. El resultado no
fué dudoso; cornu tampoco lo fué el de sus compli-
ces de Paris, que casi al mismo tiempo se empe-
naron en. destruir el gobierno atacândole en las ca-
ltes


No bien se habian terminado aquellas grandes
dificultades, cuando se presente otra de no mener
importancia con la presencia, de don Carlos en Es-
paria, habiendo atravesado la Francia apesar de la
policia francesa. Estaban al mismo tiempo en el
mayor vigor las disputas sobre si habia de conce-
derse é no una amnistia â la multitud de presos,
que iban â ser juzgados par la Câmara de Pares
muy contra la opinion de M. Thiers, pero que al
fin se habia resuelto por la mayoria del gabinete y
en tal casono queria el que se interrumpiese el cur-
so de la justicia. El rey, decia, es muy duerio de
perdonar â los que ya estén juzgados, pero no pue-
de dispensar de la ejecucion de las lcyes Sin em-
bargo insistia cl mariscal Gerard, que habia suce-
dido momentâneamente al mariscal Soult en el
ministerio de la guerra, en que se habia de conce-
der la amnistia ; pero no pudiendo conseguirla tuvo
al tin que retirarse, y de resultas se formé agilel
ministerio que duré solo [Tes dias. Al cabo de elles
Baille cl rey à M. Thiers para reconstituirle, y le
pidié que fuesen liamados sus antiguos célegas
Guizot, numann y de Rignv, bajo la presidencia
del mariscal Mortier. Pero no siendo este seller el
mas apropesito para sostener las discusiones en la
Câmara, hubo de recaer esta tarea casi esclusiva-
mente en los ministres Thiers y Guizot, v â las
pocas sesiones cedié el mariscal Mortier la pre-
sidencia alselior duque de Broglie. Llegalian â
M. Thiers frecuentes avisos de conspiracionescon-
tra la vida del rey y ya le habian denunciado eine° en
muy puces dias; de suerte que altadidos estes cui-
dados a las atenciones de su vaste ministerio, ca-
yo à principios de julio con una grave enfermedad




xxxii
«6 à lo !llanos vo no lo consentira.» Pero fuera de •
ese case , no pedia la intervention, pues que te-
nia la certeza de que un socorro indirecte hariaun in-
mens° servicio à la raina, y asi se atenia à su sis-
Lama de cooperacion. Para alla presentaba un es-
celante cuadro la legion estrangera, y solo se tra-
taba de aumentarla, en todo lo cual habia obteni-
do el consentimiento de la corona. A cudian en grau
nnmero los voluntarios , y cuando ya los sol-
dados estaban prontos à pasar los Pirineos, sobre-
vinieron los acontecimientos de la Granja. En es-
te viô cl rev un motivo suficiente para desistir de
la idea, mientras que M. Thiers sostenia que po-
drian ser una razon para diferir el envie de estes
socorros, mas no para rehusar toda asislencia, y
que el gohierno fiancés no dehia rehusar defender


una nacion aliada, con tal que en los desérdenes
de la Granja se respetase à lareina y no se dura-
i-nase sangre. No pudo M. Thiers 'lacer que pre-
valeciese su dictamen en aquella cuestion y se re-
tire con todos sus compafieros menas uno. Deja
con m acho Busto los negocios politicos para vol-
ver à sus estudios, v en particular al de la historia
de Florencia para fo cual -volviô de nuevo à Ita-
lia. Yin° à la camara en 1837 y contribuyé à achar
abajo la ley de ,disyuncion que arrastra consigo la
caida del gabinete , y aunque el mariscal Soult
le hizo instancias para que entraseen el nuevo, no
quise en manera alguna.


Durante los primeros tiempos del gabinete lla-
mado del 15 de abri!, se mantuvo eu la camara
corne simple observador , y solo la conducta de
aquel gabinete, pudo huerta entrar decididamen-
te en la oposicion. Para que esta adquiriese la con-


sistencia necesaria, y formar una masa compacta
en defensa de la prerogativa parlamentaria , que
es lo que despues se ha llamado coalition, princi-
piti por venter las repugnancias que existian entre
Mr. Guizot y Odillon- Barrot. Apelô el ministerio al
pais disolviendo la Camara , y laselecciones dieron
una grau mavoria al centre izquierdo.


Recapitufando ahora los hechos mas memora-
bles que han distinguido la brillante carrera de
M. Thiers, diremos que per donde (pliera que ha
pasado , ha dejado marcada sa huella. Cuando
principiô à darse à annoter corne periodista, no se
contenta con una molesta, mediania, sine que ocu-
p6 el primer puesto en la prensa: ha escrito una
historia, y su trille) ha sida tan inmenso que
ninguna obra contemporanea ha alcanzado tante,
popularidad. Honrado constantemente con el car-
go de diputado, puede decirse que desde. su apa-
ricion en la tribuna , se conquista un lugar entre
los primeras °l'adores. Cuando subi() al poiler , su
primer acte coma ministre fué pacifiear la Van--
dee, destruyendo la causa de la guerra. civil . Lla-
mado al miuisterio de trabajos pnblicos, su progra-
ma fué este pensamiento sublime y sencillo: Con-
cluir lo que esté& prineipiado, y lo realizô con tien




millones en media de una crises politica.
o.a.Encar-


do de la cetera de negocios estrangeros, supo sbos-
tener la dignidad y el decoro de la Francia. Alis-
tado en las lilas de la oposicion, ha dada por dos
veces la victoria â su partido. Con tantas v tan
relevantes dotes, con tantos v tan brillantes, corne
merecidos triunfos, que estrafio es que M. Thiers
hava sida constantemente el blanco de los tires de
la maledicencia y de la envidia? Calumniado por


Bibliofiecce popular.
T. I. 368




XXXIV


los partidos v por et poder, unas veces acusado
pie haberse inriquecido en los negocios pnblicos,
otras de querer anular la revolucion , ha sahido
hacerse superior à todos estos ataques , â todas
estas injustas imputacicnes , y apenas ha conser-
yado resentimiento contra los que se los dirijian,
porque uno de los ras os de su carâcter es no
guardar l'encor nt ann contra sus mayores enerni-
A.os Hasele acusado tambien de ambicioso, y pre-:;) •


• cise es confesar que esta imputation ni es abso-
lutamente falsa, ni absolutamente verdadera. En
efecto, :1/21. Thiers tiene ambicion, pero es aquella
ambition legitima que anima à todo hombre de
estado para 'lacer triunfar las ideas y la politica,
,que cree buenas y conducentes â la prosperidad
, de su patria.; pero M. Thiers puede pasarse sin
et poder y hasta olvidarlo, entregado de continuo.
al estudio: Si desea volver â encargarse de los ne-
gocios priblicos, es por que cree que le sera po-


dirijirlos con la independencia de un minis-
tro responsable. *No es nuestro ânimo presentar
M. Thiers como ininune de Ioda tacha, no tiene
sus defectos como todo hombre, y no es cierta-
mente el mener de ellos, la irresolucion que mues-
tra eu las cosas pequefias y en los detalles, pero
en cambio ninguno mas decidido y firme que él,


t'and° hay que arrostrar grandes peligros y lan-
-zarse à empresas gigantescas. Tiene apego â la
antoridad y al mando, v como quiere un poder
iterte, le han tachado de haber sido infiel â cier-


tas doctrinas de la escuela liberal, y en efecto hay
et el meus liberalismo que nacionalidad, v ni-
die podra disputarle con razon su amor id6latra
:à la independencia parlamentaria y al engrande-


xxxv


cimiente de su pais , de que acaba de dar rele-
vantes pruebas, organizandose y poniéndose al
trente de la oposicion parlamentaria, para diri-
jir fuertes cargos al ministe,rio Guizot por la con-
ducta que ha observado en las tres cuestiones nias
capitales para los intereses de la Francia: Marrue-
cos, Taiti y el derecho de visita. Sin embargo,
las graves atenciones de la politica, à que con
tante ahinco se entrega en la actualidad, no le
distraen enteramente de su estudio favori to , el de
la historia, puesto que, corne todos saben , ha
principiado ya à publicar la del Consulado y del
Imperia, obra que en su dia formarâ tambien par-
te de nuestra Biblioteca.




Vov â escribir la historia de una revolucion
memoiable que ha conmovido profundamente à
los hombres, y que todavia los tiene divididos.
No desconozco las dilicultades de la empresa:
porque pasiones que va se creian estinguidas
por la influencia del despdtismo vuel-
von à despertarse; y muid° algunos l'ombres,
abrumados de ai-jos y de trabajos, han sentido
de repente renacer en su interior resentimien-
tos que parec.ian concloidos, nos los han cornu-
nicado â nosotros sus hijos y sus herederos. Pc-
ro por mas que apoyemos la inisma causa , no
nos incombe defender su conducta , v podemos
separar la libertad de las personas que la han
servido bien ô mal ; mucho mas , cuando tene-
mos la ventaja (le haber oido y observado à esos
ancianos , que Ilenos todavia de sus recuerdos
y agitados con sus impresiones , nos revelan el
espiritu y el carâcter de los partidos, y nos en-
senan à comprenderlos. Quizâs el momento en




que los adores van â desaparecer , es el mas
apropôsito para escribir la historia, porque pue—
de apelarse à su testimonio , sin participar de
sus pasiones.


Como quiera que sea, he procurado apartar
de mi todo sentimiento de ôdio ; mc he figura-
do que nacido ya en la cabaiia , y anitnado de
una pista ambition , deseaba adquirir lo que el
orgullo de las clases elevadas me habia negado
injustamente ; ô bien , que educado en los pala-
cios y heredero de antiguos privilegios no pue-
do renunciar sin dolor à una posemon que con- 1
sideraba como propiedad legttima. Desde en
tontes no pude irritarme, ya : ho compadecido
â los que han peleado, y me complazco en ad-
mairar a las aimas generosas.




IIMISIDemenn,


CIPITI7L0 L


Estado politico y moral de la Francia à fines del siglo
venimiento de Luis XVI.—Maurepas , Turgot y Necker , minis-
tros.—Calonne.—Asamblea de los Notables.—De Brienne, mi-
nistro.—Oposicion del Parlamento , su destierro y su vuelta.—
Destierro del duque de Orleans.—Arresto del consejero W Es-
premenil.—Necker ilamado para reemplazar à de Brienne.—
Nueva Asamblea de los Notables.—Discusiones relativas is los
Estados genemles.—Fortnacion de los clubs.—Causas de la revo-
lucion.—Primeras elecciones de diputados para los Estados ge-
nerales.—Incendio de la casa de Revcillon.—E1 duque de Or-
leans; su caracter.


Conocidas son las revoluciones de la monarquia
francesa, y nulle ignora que los griegos y tràs el/os
los romanos , lievaron à las Galias semi-salvages
Sus armas v civilizacion ; que posteriormente esta-
blecieron en ella los bârbaros su gerarquia militar,
la cual trasmitida de las personas à las tierras , se
radicô formandosc de este modo el sistema feudal..
DividiOse la autoridad entre el gefe feudal, llama-
do rey, v los gefes secundarios llamados vasallos,
quienes 'despnes venian a ser reyes de sus propios
subditos. En nuestro tiempo, ctiando la necesidad




2 REVOLUCION


de las acusaciones ha hecho que se indagueu los ,
agravios reciprocos se nos ha dicho que la auto-
ridad fué al prineipio disputada por los vasallos,
cosa que hacen siempre agnelles que estân mas
cercanos â dia; que luego se fueron repartrendo
esta autoridad entre si, y formô la anarquia feudal;
y que par ultimo volvio al trono, donde se con-
centre en despotisme bajo Luis M, Richelieu y
Luis XIV. La poblacion fraucesa se hahia ido pro-
gresivemente emancipandu por medio del trabajo;
que es la primera fuente de la riqueza y de la li-
bertad. Agricola al printipio , comerciante y ma-
nufactora despues , aclquiriô cal importancia que
paso â ser Ioda la nation ; v aurique fut admitida
en los Estados generales, no pudo presentarse lino
de rodillas para ser repartida â merced y miseri-
corclia ; no tardô Luis XIV en anunciar que no
queria sufrir va Asambleas tan sumisas, y para
declararlo al Parlemente se prescntô calzando bo-
tas de cainpana y con el letigo en la manu. Desde
entonces se viô a la cabeza del estado un rey con
un poder mal delinido en teoria , pero que era ab-
soluto en la practica; grandes que habian trocado
su dignidad feudal pur el favor del monarca, y que
se disputa.bau con la intriga lo que se les daba de
la sustancia de los pueblos; mas abajo, una pobla-
tien inmensa, sin otra relation con esta aristocra-
cia real, que la de une sumision habituai y el pa-
ge de los impuestos. Entre la teille y el piccolo se
hallaban los Parlamentos , revestidos del poder de
administrar justicia y registrar las voluntades rea-
les; pero es de la iudole de la autoridad ser siem-
pre disputada cuando no en las Asambleas legiti-
mas de la nation , eu el mismo palacio del priaci-


FRANCESA. 3


pe. Sabrdo es que rehusando el registre los Parla-


1
etos, suspendian los efectos de la voluntad real,


11°1:rial conclura por un lit (le justice, ô especie de
transactio n , cuando el rey era débil , y por una
surnision completa cuando era fuerte.(,Nunca tuve
Luis XIV que transigir , porque en su reinado no
se atreviô Parlament° algunu à hacerle represen-
taciones ; arrastrô tràs de si à la nacion , y esta le
aclarnô por los prodigios que elle mis= hacia en
la querra, en las actes y en las ciencias. Los va-
salles y el monarca estuvieron unanimes y se di-
rigierou hacia un mismo objeto mientras dura la
vida de este Ultimo. Pero apenas habia espirado,
cuando el revente ofreciô â los Parlamentos la oca-
sion de vengarse de su larga nulidad. La voluntad
del monarca , tan respetada en vida , tué violada
inmediatamente despues de su mucrte n roto su
testament°. Ententes se volvio à litigar fa autori-
dad, y principiô una Jucha tenaz entre los Parla-
mentos, el clore y la côrte ante una nacion exhaus-
ta por las continuas guerres, y cansada de con-
tribuir para las prodigalidades de sus soberanos,
entregados ora 'a los placeres , ora à la mania de
guerrear. Hasta entonces no habia tenido genio
sino para el scrvicio y los placeres del monarca;
tftvolo luego para su propio uso y se servia de él
para exammar sus interescs. RI espiritu humano
pasa incesantemente de un objeto â otro. Desde el
teatro y desde et pillpito se dirigiô el genio fran-
cés bâcla las ciencias morales y politisas, y en-
tonces todo se trastornô. Figurémonos à los usur-
padores de todos los dcrechos nationales, dispu-
tandose por espacio de un sigle entero una autori-
dad menoscabada; los Parlamentos persiguiendo




REVOLUCION


al clero v el clero à los Parlamenios; estos dispu„
tando la'autoridad à la carte ; la carte descuidada


tranquila en media de esta lucha , devorando
las sustancias de los pueblos en media de los ma-
yores desôrdenes ; la nacion enriquecida y alerta,
asistiendo à estas divisiones , aprovechandose de
los pareceres de los unos contra los otros, priva-
da de toda action dogmatizando con auda-
cia é ignorancia, parque estaba reducida solamen-
te â teorias , aspirando principalmente à recobrar
su rango en Europa; y derrarnando en vano su
oro y su sangre para reconquistar un presto que
la llaqueza de sus duehos le habia hecho perder.
Tal fué el siglo XVIII.


habia Ilegado à su colmo el escândalo cuando
Luis XVI, principe justo, moderado en sus deseos,
educado con neglijencia, pero inclinado natural-
mente al bien, ascendiô al trono demasiado jOren
(1774). ',lame à si k un antiguocortesano para con-
flarle el reino y partici su confianza entre Maure-
pas y la reina , princesa jtiven y austriaca , vira,
amable , y que ejercia sobre él et mavor ascen-
dieute. • No estaban bien avenidos Maurepas y
la reina ; asi es que cediendo el rey unas ve-
ces à su ministro y otras â. su esposa , pria-.
cipiô muy temprano la larga carrera de sus per-
plegidades. No desconociendo et estado de su
reino, seatenia sobre este punto al parecer de los
filasofos; pero educado en los nias cristianos sen-
timientos, tenia con aquellos el mavor despego.
Sin embargo la voz péblica que resonaha altarnente
designaba a Turgot, de la s6ciedad de los econo-
mistas, hombre sencillo, virtuoso, dotado de un ca-
ràcter firme, de ingenio lento, pero tenaz y profun-


FRANCESA. 5


do. Convencido Luis XVI de su probidad y encan-tado de sus provectos de reformas, decca con fre-
euencia: «Turgot yyo somas los finicosamig-os del
pueblo.» Las reformas de Turgot vinieron abajo
par la resistencia de las primeras clases del esta-
do, interesadas en conservar tudos los abusas que
el austero minier() queria destruir y asi Luis XVI
se via en la necesidad de exonerarlo si bien con
mucho sentimiento. Durante su vida, que solo fué
un largo martirio, tuvo siempre el dolor de divisar
el bien, de quererio sinceramente y de carecer de
la fuerza necesariapara ejecutarlo.


Colocado entre la carte , los Parlamentos v et
espuesto à las intrigas y tramas de todo do


género, cambiaba repetidas veces de ministros: ce-
diendo una vez â. la opinion priblica y â la necesi-
dad de las reformas, encargo la administration de
la hacienda à Necker (1777), ginebrino enriqueci-
do con operaciones de giro, partidario discipulo de
Colbert, coma Turgot ro era de Sully, hacendista
integro y econômico, pero hombre rano que pre-
tendia ser el moderador en todo, Illosofia, religion,
libertad; y engailado con los elogios de sus arnigos
y del priblico lisonjeàbase de conducir v detener
los espiritus hasta el punto en que estaba el soya.
Necker regularizei la hacienda y hall(*) recursos pa-
ra hacer frente â los Bastos considerables de la
querra de America. De menas talent() pero mas
flexible que Turgot, y disponiendo sobre todo de
la confianza de los capitalistas, balla par el profita
recursos inesperados, é hizo renacer la confianza.
Pero no bastaban los artificioseconamicos para ter -
minar los apuras del erario, y ensavô et media de
las reformas. Las primeras doses no fueron mas




6 REVOLUCION
faciles de manejar part el , que la habian sido para'
Turgot: instruidos los Parlamentos de sus provec-
tos, se reunieron contra él y le obligaron a reti-
rarse


Universal era el convencimiento de los abusos pero
todo el mundo convenia en ellos, el rey lo sabia y
padecia cruelmente; pero los cortesanos que gaza-
ban de estos abusos, hubieran querido ver conClui-
da la penuria del erario, pero sin que les costase el
mas love sacrilicio. Disertahan en la côrte y reci-
taban màximas mue lilosOficas; se dolian de las ve-
jaciones ejercidas con el labrador ; v hasta se les
veia aplaudir la emancipacion de los àmericanos, y
recibir con honora los javenes franceses que vol-
vian del Nuevo-.Mundo. Los Parlamentos invoca-
ban tambien el interés del pueblo , alegando alta-
mente los sufrimientos del pobre , y sin embargo
se oponian a la igual reparticion de los impuestos
v à la abolition de los restos de la barbarie feintai.
'dodos hablahan del bien priblico; pero pocos le
querian; y el pueblo que no conocia a sus verdade-
ros amigos, aplaudia à (ados aquellos que resis-
tian al poder, que era su enemigo mas visible.


La separacion de Turgot v Necker, no variô el
• estado de las casas, v et apura del erario era el -


rnismo; y aunque se litibieraquerido prescindir par
mas tiempo de la intervention de la nation, era
necesario asistir v proveer à las dilapidaciones
de la côrte. Alejado por un momento el apu-
ro con la destitution de un ministro, con un em-
préstito ô con un impuesto forzado, renacia bien
pronto mayor, coma todo mal descuidado. Titubea.-
base cornu sucede siempre cuando esnecesario to-
mar un partido , que se terne, pero que es necesa-




FRANCESA. 7


rio. Una intriga, trajo al ministerio à M. de Calon-
ne: poco favorecido de la opinion priblica porcine!tabla contribuido à la persecucion de Chalotais
(17S3). Calonne, agudo, fecundo en recursos, con-
taba con su rénio, con su fortuna y con los nom-
bres; y se entregaba al parvenir cou la mayor indi-
ferenc'ia. Su dictamen era que no habia parque
alarmarse anticipadarnente , dcscuhrir el mal
sino la vispera del dia en que se habia de reparar.
Sedujo à la côrte con sus modales, la cautivô ma-
nifestando concederlo todo , proporcionô al rey y
à los demas algunos instantes tranquilos , é lm°
suceder à. los mas siniestros presagios un moment°
de fclicidad y de ciega conliauza.


Aproxiinabase este parvenir, y habia que to-
mar en tin inedidas decisivas. No se podia abru-
maral pueblo con nuevos impuestos, y sin embar-
go lasarcas estaban vacias ; un solo media habia
de arbitrar , y era reducir elgasto par la supresion
de lasgracias y no bastando este media , estender
el impuesto sobre un mimera mayor de contribu-
yentes, es decir, sobre la nobleza y el clero. Mas
estas proyectos tanteados sucesivainente pur Tur-
got y Necker, y nuevamente intentados par Calon-
ne, no parecieron à este asequibles rinceras no
se obtuviese et consentimiento de los mismos pri-
vilegiados. ldeô pues Calonne reunirlos en una
Asarnblea Hamada de los Notables para soineterles
sus planes y arrancar su consentimiento , va con
astucia é par conviction (1). Componlase la-Àsarn-
,blea de grandes escogidos en la nobleza, et clero y
la magistratura ; de louchas presidentes de tribu-


(1) Esta asarnblea se abriô en 22 de (ebrero de 17C,I,




8 nEvotterce
nales , y de algunos magistraclos de provincial;
Médiante esta composition, y particularmente con
el socorro de los grandes seriores populares y fil6-
sofos , que habia teni do cuidado de hem


. enCrar en
ella, se lisongeô Galonne de triun far de todo.


Equivocàse el clemasiaclamen te confiado minis-
tro. La opinion pnblica no le perdonaha que oc upa-
se et puesto de Turgot v de Neckei .


; y go'osa de
que se obligase à. un miaistro à rendir cuentas,
apoy8 la resistencia de los Notables. Empei1à.ronse
las mas rivas discusiones , v Calonne cometiô la
faltàd-eachacar a sus predecesores, y particularmen-
te .Necker, el estado del tesoro. 'Necker respon-
diti: fué desterrado y la oposicion se hizomas vigo-
rosa. À todo acudiô Calonne con presencia de es-
pirita y con calma. Hizo destruir a M. de Mirome-
nil, gdarda-sellas que conspiraba con los Parla-
mentos; pero su triunfo durer solo d'os dias; porque
aunque le apreciaha el rey, y le habia prometido
nias de lo que podia, empefiandose en sostenerlo,
federribado por las representaciones de los Ne-
tables, que, prometian atemperarse- à los planes de
Calonne , pero con la coudicion de que se dejase su
ejec ticion à un. ministre Mas moral y digno de
confianza. Por sugestiones del abate Vermont pro-.
paso la reina é hizo aceptarat rev un nuovo minis-
tro , de Brienue arzobispo .


de Tolosa, y uno de
los-Notables que mas habian con tribuido à la pér-
dida de :Calonne con la- esperanza de sucederle(abril 'de 1787).


Este. arzobisp °
de Tolosa„ con un espfritu . obs-


tinado caraeter scifiaba con el iniaiste-
rio desde su infancia , y no perdonaha medio para
consege et objeto de Susdeseos-. Apoyahase prin-


FRKINZESS. 9
cipalmente sobre el crédit° de las mugeres à quienes
buseahav procurabaagrada r , y por todas partes ha-
cia encoiniar su administration del Languedoc. S i al
Ilegaral ministerio,no obtuvo el favor que rodeara
Necker, tuvo à la vista, del pUblico el mérito de re-
emplazar à Calonne. No hué al priacipio primer mi-
nistro , pero si à, poco tiempo, secundado por M.
de Lamoignon, gii arda-sel los, enemigo modal de los
Parlamen-tos, y principiô su carrera con hastante
reputacion. Empenados los. Notables por sus pro-
mesas, consintieron al punto en todo lo que habian
rehusado y se concediô con afectacion el impuesto
territorial, el del timbre, la supresion de la servi-
dumbre corporal y juntas provinciales. No era à
estas medidas à las que se aparentaba resistir, sino
à su autor, y la opinion pfiblica quedô triunfante.
Colonne era perseguida con malditiones y los No-
tables rodeados (tel sufragio-pUblico , no aprecia-
ban, sin embargo, un honor adquirido a costa de
los mayores sacrilizios. Si hubiera sabido aprove-
charse de su position, M. de Brienne, si hubiera
proseguido con actividad la ejecucion de las me-
didas otorgadas por los notables, si todas à la vez
y sin dilacion, las huhiera presentado al Parlamen-
to en et instante en que parecia verdadera la ad-
iiesion (le las primeras clases quizà estaba va to-
do hecho; el Parlament°, estrechade por do qUiera'
hubiera consentido en todo , y esta transacion
aunque partial y iorzada , hubieraretardado pro:
bablemente por mas tiempo la lucha que no tardé
en.sobrevenir.


Sin embargo nada de este se veritic6; se permi.
tieron rodeos y dilaciones imprudentes. Los de-.
cretos se presentaron uuos tras otros;, el Parlai-nen-




10 nvoLuc Fox
to tuvo tiempo de discutir, de tomar aliento, y de
reponerse de la especie de sorpresa causada a los
Notables. Registra por lin despues de largas dis-
cusiones el que mencionaba la segunda abolition,
de la servidumbre persona!, y otro que permitia
la libre esportacion de los granos, dirigiéndose su
rencor particularmente contra el pago territorial;
pero temia con una repulsa ilustrar al piiblico , y
hacerle, notar que su oposicionera del todo intere-
sada. Perplej° se hallaba , cuando le sacaron de
este apura , presentandolc juntamente el decreto
sobre el timbre y sobre el impuesto territorial, pe-
ro principiando particularmente la deliberacion
por el del sella. De este modo pudo rehusar el par-
lamento el primera, sin esplicarse sobre el segundo
y atacando el impuesto del sella, que afectaba à la
mavoria de los contribuyentes , aparenta defender
los intereses pnblicas. En una sesion à que asistie-
ron los Pares, denunciô abusas, escandalos y pro-
digalidades de la carte , y pidia el estado de los
gastos. Chanceandose un consejero sobre este pin-
ta, esclamé: «No es el estado lo que nos hace fal-
ta, sino Estados generales » Todos se admiraron
de esta peticion inesperada. Hasta entonces resis-
tieron parque sufrian, y se habian secundado to-
dos los gêneras de oposicion , favorables a no â la
causa popular, , con tal que fuesen dirigidos contra
la carte , a la cual achacahan todos lus males. En-
tre tanto no se sabia bastante lo que debia desear-
se: se habia estado siempre tan lejos de poder in-
fluir sobre et gobierno, y tal era la costumbre de
alimentarse solo de quejas, que se lamentahan sin
contenir la idea de proyectar ni 'lacer una revo-,
bidon; pero aquella sala palabra presente el obje-


FRANCES.k. int


re itiafa cada cual , pidiendo ata que se -ese , p
votes los Estados generales.


D' Espremenil, consejero javen, arad'or arreba,-
tado, agitador sin objeto, demagogo en Pas- Parla-
mentos , aristocrate en los Estados generales, y
que file declarado en estado de demencia par un
decreto de la Asamblea constituvente, se mosth5J
en esta ocasion uno de los mas violentes declama
dores parlamentarios. Pero quien dirigia secreta-
mente la oposicion era Duport, pren crotadŒde
espiritu vasto, de un caracter firme v perseveran-
te, y el Unica tal vez, que en, medl°Cle estas tur--
hulencias ,. se proponia un parvenir, y queria con.-
ducir à sus cornpaheros, la carte v la nation a un
objeto muy distinto de una aristocracia parlamen-
taria.


El Parlamento estaba dividido en consejeros'
ancianos y jevenes, queriendo los prinieros.bacer.
contrapeso a la autaridad real para dar iMporten-
cia à su cuerpo y . las segundos mas a ,H.:


tes .y
sinceros, introducir la libertad en el


'


sin!
trastornar por eso el sistema politico en .


queliabian-
nacido. El Parlameuto Enzo una


conleçio-
reconociô que no tenia el poder


„.)rgar im--
puestos cuyo derecho competia Unicamente à- los';Estados generales; y pidicial


. rev se lecomunicaseiv
estados de ingresos y gastos.






Natural era que admirase aquella cor.
incompetencia y atm de usurpacion,liucs


eFparlament °
se habia abrogado hastà entonCes,te


derecho de otorgar las impuestos. Ir
•itado et Pre-lado ministre por aquella oposicion,


prontainente et Parlamento à Versalles, y mande
registrar los dos decretos en tnia-scian real


Biblioteca Popular.
T. I. 369




12 REVOLUCION
agosto). Vuelto â Paris el Parlamento , protestû y
orden6 se formase una sumaria averiguacion de las
prodigalidades de Calonne. Una decision del con-
sejo, anul6 al momento sus acucrdos y lo desterr6
â Troyes (15 de agosto).


Tal era la situacion de las cosas el 15 de agos-
to de 1787: los dos bermanos del rey, Monsieur y
el coude de Artois, fueron enviados, el uno â la Ica.-
mara de cueutas, y el otro â la de ausilios, paralia-
cer registrar en ellas los decretos. Vuelto muy po-
pular el primero pur las opiniones que habia mani-
festado en la Asamblea de los Notables, fué acogido
por las aclamaciones de una multitud inmensa, y
trasportado hanta el palacio de Luxemburgo en nie-
dio de aplausos uni yersales. Por el contrario el
conde de Artois, conocido ya por tuber sostenido
la causa de Calonne, fué recihido con murmullos,
y acometidos sus criados, siendo necesario recurrir
â la fuerza armada.


Los Parlarnentos tenian â su rededor una clien-
tela nutnerosa,'compuesta de legistas, empleados
del tribunal, curiales, estudiantes, gente siempre
activa, de movimiento y siempre dispuesta à. insu-
bordinarse por su causa. A. estos aliados naturales
de los Parlamentos. se juntaban los capitalistas que
recelahan una bancarrota, las clases ilustradas que
eran afectas todos los opositores, y filtimamente
la multitud que se poile siempre de parte de los
revoltosos. Las turbulencias fueron muy graves, y
costé â la autoridad mucbo trabajo reprimirlas.


El Parlamento que residia en Tro yes, se reunia
diariamente y pedia el conocirmento de las causas,
pero no se presentaban ni abogados ni procurado-
IÇS, y la justicia estaba suspeudida cornu tantas ve•


FRANCESA. 4 3


ces habia sucedido durante aquel siglo. Entre tanto
cansabanse los magistrados de su destierro, v M.
de Brienne estaba sin dinero pur mas queprocrama-
se con attirez que no careciade él, y tranquilizasea
la côrte, inquieta Unicamente sobre este punto; pero
no teniéridolo, é incapaz de terrninar las dificulta-
des por una resolucion enérgica, negociaba con al-
gunos individuos del Parlamento. Sus condiciones
Cran un empréstito de 440 millones, repartidos en
caatro anos, à cuvo térinino se convocarian los Es-
tados generales y à este precio renunciaba Brienne
à los dos impuestos, objeto de tantas discordias.
Asegurado con algunos iniembros, crev6 estarlo
con el cuerpo entero, y se levant° et destierro
al Parlamento el 10 de setiemhre.


Celebrése el 20 del mismo mes una sesion real.
El rey en persona fué à presentar el decreto de la
creacion del emprestito sucesivo, y la convocacion
de los Estados generales para derdro de cinco anus.
Nada se habia esplicado sobre la naturaleza de esta
sesion, y se ignoraba si era un lit de justice que tu-
viese por objet() una residencia real. Los semblan-
tes estaban adustos y re.inaha un profundo silencio,
cuando se levant° et duque de Orleans con las fac-
ciones agitadas, y con todas las seriales de una


emocion,y dirijià la palabra al rey preguntando-
le, si era esta sesion una residencia real una de-
liberacion libre. «Es una sesion real,» respondi6
el rey y lueÿoque hablô el duque de Orleans los
consejeros Freteau, Sabatier y d' Espremenil to-
maron la palabra, y declamaron con su violencia
habituai. Los consejeros Freteau y Sabatier fue-
ron desterrados â las islas de Ilveres, y el duqueà Yillers-Cotterets. lamediatamente se mandti re-




/14 REVOLUCION
gistrar por fuerza los decretos quedando diferfclo%.,
hasta dentro de cinco alios los Estados generales.


Tales fueron los principales acontecimientos
del ario 1787. El de 1788 principiô con nuevas hos-
tilidades. El 4 de enero espidié et Parlamento un
auto contra las cartas reselladas y para et regreso
de los desterrados El rev ulule este acuerdo y el
Parlamento lo confirmé de nuevo.


Confinado entretanto el duque de Orleans en
Villers- Cotterets, no podia resignarse à su destier-
ro. Desavenido este principe con la cône, se ha-
bia reconciliado con la opinion que al principio no le
fuera favorable. Privado al rnismo tiempo de la dig-
nidad de principe y de la firmezade tribuno, no su-
po sobrellevar tan ligero quebranto; y para obte-
nez su regreso, se humilié hasta las Stiplicas, aun
con la reina, su enemiga. personal.


Brienne estaba irritado con los obstâculos sin
tener energia para vencerlos. Débit en Europa con-
tra la Prusia, iL quien sacrificaba la Holanda, débit
en Francia contra los Parlamentos y grandes del
Estado, era sostenido Unicarnente per la reina,
hallàbase ademas detenido rauchas veces en sus
tareas por su mala salud. Ni sabia . reprimir los al-,
borotos, ni hacer ejecutar las reducciones decre--
tadas por el rev ; y à. pesar de la ruina inmineute
del tesoro, afectaba una inconcebible seguridad.
Sin embargo, en medio de tantos tropiezos no se
descuidaba en apropiarse nuevosbeneficios, y acu-
mular sobre su fa.milia nuevas dignidades.


El guardasellos, La Moignon,"menos débit, pero
tambien menos inlluyente que el arzobispu de To-
losa, concerté con e' un nuevo plan para atacar al pa-
derio politico de los Parlamentos; que era el pria-


itFEANCESA.


cipal objeto del poder en aquellos instantes. Impor-
taba guardar el secreto y todo se prepare en silen-
cio. Enviaronse pliegos cerrados à los comandan-
tes de las provincias, y la imprenta en donde se
preparaban los edictos, se rodeô con guardias. No
se queria que el proyecto lo conociese nadie hasta
et momento en que se comunicara â los Parlamen-
tos. La época se acercaba, y corria el rumor de
que se disponia un grande acto politico. El conseje-
ro d' Espremenil, Ilegé à, sobornar il fuerza de di-
nero, à. un operario de la imprenta, y à conseguir
un ejemplar de los decretos. En seguida se tué al
consejo. reniflé à sus colegas y les denunciti atrevi-
damente el proyecto ministerial (mayo). Segun es-
te, debia reducirse la jurisdicion, demasiado esten-
sa de seis grandes bailias, establecidas en el distri-
to del Parlamento de Paris.


La facultad de juzgar definitivamente y de re-
.gistrar las leyes y decretos se transferia à un tribu-
nal plenario, cornpuesto de pares, de prelados, de
magistrados y de . gefes militares, escogidos todos
por el rcy. El num° capitan de guardias tenia en
él voto deliberativo. El plan era atacar al poder
jndicial del Parlamento, y aniquilar del todo su
fuerza politica. Aténita la corporacion, no sabia
que partido tomar : no podia deliberar sobre un
provecto que no se le habia sometido, y le imoor-
taba al mismo tiempo no dejarsesorpreâcler.Eri es-
te apuro, empleô un medio diestro y poderoso, cual
fué recapitular y consagrar en un auto todo lo que
ellallamabaleyes constitutivas de la monarquia, te-
niendo cuidado de comprender en este mimer() su
propia existencia y sus derechos. Con esta medi-
da general, no se anticipaba de magma modo a log




I
4 6 IIEVOLUCION


supuestos proyectos del gobierno, y aseguraba to-
do lo que querra asegurar.


En consecuencia, declar6 en 5 de ma ya el Par-
lamento de Paris : «Que la Francia cra una mo-
«narquia gobernada pur el rey, con arreglo à las
«leyes ; y 'que de estas leyes rauchas que eran fun-
«da'mentales, abrazaban V cousagraban; 1. 0 el de-
«recho de la casa reinanie al trono per linea de va-
«ron y &den de primojenitura ; 2.° el derecho de
«la nacion para otorgar libremente subsidios por
«el ergano de los Estados generales, legalmente
aconvocados y constituidos; 3 6 , los usos y fueros
«de las provincias; 4.° la inamovilidad de los ma -
«gistrados; 5 " el derecho de los tribunales para
«comunicar y hacer cumplir en cada provincia las
«voluntades del rey, y ne ordenar su registra sino
«en tanto que fuesen conforme à las leyes constitu-
« ti yas de la provincia, asi como à las leyes funda-
«mentales del Estado; 6.° el derecho de cada ciu-
« dadano para no ser juzgado por otros jueces que
«los suyos naturales designados por la ley; y 7.° el
«derecho sin el cual todos los demas eran
«de no ser arrestado por &den alguna sino para
«ser puesto al pinta en manos de sus jueces corn -
«petentes; protestando el dicho tribunal contra to-
«do attique que se dirijiese à los principios ante-
«riormente espresados.»


A esta enérgica resolucion conteste el ministre
por los médias que solia siempre, mal é inntil-
mente empleados: y enconândose contra algunes
individuos del Parlament°, en cuvo seno se refu-
giaron d' Espremenil y Goislard de. Monsalbert no-
ticiosos de que estabanamenazados. Un oficial,
cente de Agoult, se diriji6 à él con una comparlia,


FRANCESA. 47
y no conociendo à los magistrados antedichos, los
clame por sus nombres. Reine al princi pio el ma-
yor silencio en la Asamblea; pero despues esclama-
ron los consejeros: Todos somas d' Espremenil.
Némbrase en lin el verdadero d' Espremenil, y si-
gaie al oficial encargado de arrestarle, pero el albo-
roto Hee entonces àsu colmo, y el pueblo acom-
pafie à los magistrados llenandolos de aplausos.
Tres dias despues, en una sesion de residencia,
mande et rey registrar los decretos y los principes
y los Pares reunidos presentaron et aspecto de la
sala plena que debia suceder à los Parlarnentos.


El tribunal del Chatelet espidio al moment() un
decreto contra los edictos y el Parlamento de Ren-
nes declare Marnes à los que entrasen en la sala
plena. En Grenoble, los habitantes defendieron à
sus magistrados contra dos regimientos: y las mis-
mas tropas escitadas à la desobediencia per la no-
bleza militar, se negaron à hacer armas contra
ellos. Cuando et cornandan te general del Delfinado
reuniô k sus coreneles para saber si podia contar
con los soldados, guardaron todos silencio. El mas
jeven de ellos, que debia hablar el primera, res-
pondie que no habia que contar con los suvos, pria-
cipiando por su coronel. A esta resistencia, opuso
el ministro varios decretos del Bran consejo que
destruian las decisiones de los tribu


.
supremos,y desterre à ocho de ellos.


Viendose la côrte inquietada por las primeras
clases que les hacian la querra, iuvocando el in-
teres del pueblo y pro yocaudo su intervention, se
vair() por su parte del mismo arbitrio; resolviô lla-
mar eu su ayuda al tercer estado , coma lo habian
hecho antiguarneate los reyes de Francia para ano-




8 BEVOLUCION
nadar el feudalismo , y con afan apresur6 entonces


.convocation de los Estados generales: orden6
iny.estigacio.nes sobre et modo de su reunion; in-
1.;:ita â los escritores y cuerpos sabios para que le
dicsen su parecer; y mientras que et clero reunido
declaraba par su parte que convenia acelerar la
época dela convocacion , la carte, aceptando el
re:to. suspendis la sala plena , y lijci la apertura de
les :Estados generales para et primero de maya de
4 . 789. Enfonces se verifica la retirada del ministe-
rio del arzobispo de 1.‘xdosa de agosto de 1788),
quiers con proyectos'atrevidos y débilmente ejecu-
tados , habia provocado una resistencia que era
preciso venter .6 no provocar. Al retirarse deja
exausto .el erario, suspendido el pago de las ren-
ias de las casas consistoriales, todas las autorida-
des en lu clia, y iodas las provincias sobre las armas.
l'or su parte provisto con ochocientos mil- francos
de .heneficios , el arzobispado de Sens, y el capela
de cardenal, ya que no adelantô la furtuna pnblica;
hizo por lo menas la suva. Su Ultimo consejo fué
empeûar al rey â que Ilamase â Necker al minis-
•,erio.de hacienda, â fin de escudarse con su popu-
laridail contra resistencias que va se habian beim
invencibles.


En estos dos arlos de 1787 y 4788 principiaron
los,franceses âpasar de las vanas teorias à la prac-
tica, y la Licha de las primeras autoridades les
biairKesentado el deseo y la ocasion. Durante ta-
duel siglo, et Parlamento'habia atacado al clero y
deseubierto .sus inclinaciones ultramontains; des-
pues , e1 atacado â la carte, sealado sus
abusos de -pader, y denuneiado sus desôrdenes.,
Amenazado con represalias é inquiet° par su resis-


.7naNcESA. 49
tencia , acababa por Ultimo de restituir â la nacion
prerogati vas que la carte queria quitarle para con-
fiarlas à. un tribunal estraordinario. Despues de ha-
ber advertido asi à la nacion de sus derechos, em-
ple6 sus fuerzasescitando y protegiendo la insurrec-
cion. Por su parte, el alto clero espidiendo pasto-
rales y la nobleza foinentando la desohediencia de
las tropas, habian reunido sus esfuerzos â los de la
maoistratura y .11amado al pueblo à las armas para
defender sus Privilegios.


Estrechada la carte, por enemigos tan diversos,
habia resistido débilmente; y conociendo la nece-
sidad de obrar y difiriendo siempre el moment°,
habia destruido U veces algunos abusas, mas bien
en provecho del erario que del pueblo para citer
despues en la inaction. Atacada altimarnente por
iodas partes, viendo que los maguates Ilamaban el
pueblo â la 'licha, acababa de introducirlo ella
misma, convocando los Estados generales. Opuesta
durante et siglo al espiritu filosalico, llamébale esta
vez, y entregaha à su examen las constituciones del
reino. De este modo las primeras autoridades del
estado presentaron el singular espectâculo (le de,-
tentores injustos, disputandose un objet° en pre-
sencia del propietario legitimo, y eonstituyéndole
juez de la querella.


A tal estado habian Ilegado las casas cuando
Necker subis al ministerio (agosto). Siguiôle la
confianza general, restableciase el crédita al mo-
mento, y las dificultades nias urgentes se desvane-
cieron. A fuerza de especulaciones acudiô à los
Bastos indispensables , entretauto que Ile gaban los
Estados generales, remedio invocado pohodos.


Principiaban a agi tarse grandes cuestiones.re-




20 RF:YOM:CIO'
lativas à su organizacion : cada uno preguntaba.,
cuàl seria en ellos el papel del tercer estado : si
apareceria como igual 6 cornu suplicante ; si ob-
tendria una representacion igual en Mimer() â la
de las dos primeras clases; si se votaria por indi-
viduos ô por estatnentos , y si et tercer estado no
tendria mas que un solo vote contra los dos de la
nobleza v del clero.


La primera cuestion que se ventila fué la del
nûmero de los diputados, y puede decirse que ja-
mas coritroversia alguna lilosefica del siglo XVIII
produjera semejaate agitation. Acalorkronse los
animes con la importancia actual de la cuestion, y
un escritor conciso y enérgico tuvo en esta discu-
sien el lugar que los grandes genios del siglo ha-
bian ocupado eu las discusiones filosOlicas. El aba-
te Sieyes, en un libro que dia un fuerte impulso al
espiritu pUblico, se hizo esta pregunta : igue es el
tercer estado?


—Nada : que debe ser?—Todo.
À pesar de las ôrdenes de la c6rte se reunieron


los Estados en el Dellinado. Las dos primeras cla-
ses mas diestras v populares alli que en otras par-
tes, decidieron que la representacion del tercer es-
tado seria igual à la de la nobleza y del clero, pero
recelando el Parlamento de Paris la consecuencia
de sus provocaciones imprudentes , conociô que el
tercer estado no se presentaba como ausiliar , sino
comoseiior ; y registrando el edicto de convoca-
tion, adicion6 por clàusula espresa la observancia
de las formulas de 1614,, que anulaban del todo su
representacion. Desopinado ya por las dificultades
que habia opuesto al edicto que concedia el estado,.:.)
civil à los protestantes, quedô en este dia comple-'


FRANCESA. 24
tamente al descubierto , y la carte enteramente
vengada. El fué el primero que sufriô una prueba
de la instabilidad de los favores populares; y si mas
adelante apareciô ingrata la nation con los gefes
que abandonaba sucesivarnente, por esta vez renia
demasiada razon contra el Parlamento, porlpie se
paraba antes que ella hubiese recobrado ninguno
de sus derechos.


No atreviéndose la carte à decidir por si misma
estas cuestiones importantes, ô queriendo mas bien
desconceptuar en su provecho à las dos primeras
clases del Estado; les pidiô su parecer, con inten-
cion de no seguirlo , si , como era probable, con-
trariaba al tercer estado. ConvocO al efecto una
nueva Asarnblea de Notables en la cual se dis-
cutieron todos los puntos relativos à la celebracion
de los Estados generales. Acalorada fué la discu-
sion: por una parte se hacian valer las antiguas
tradiciones, y por otra los derechos naturales y la
razon; pero aun cuando se tornasen por refilas las
mismas tradiciones, la causa del tercer estado Ile-
vaba ventaja todavia , porque â las fôrtnulas de
4614, invocadàs por los primeros Ordenes, se con-
traponian otras mas antiguas. Asi es que en cier-
tas reuniones y sobre ciertos pontos se votaba por
persona; otras veces se habia deliherado por pro-
vincias y no por clase ; y muchas los diputados
del tercer brazo hahian igualado en nûmero â los
de la nobleza y del clero. iCômo pues rcferirse â
los usos antig,dos ? ,no habian estado en una revo-


Abriôse en Versalles en 6 de noviembre, y cerrô sus se-
siones el 3 de diciembre siguiente.




REVOLUCION


lucion perpétua los poderes del estado? La autori-
dad real , que fué soberana al principio , vencida
-despues y despojada, levantandose de nuovo con
el socorro del pueblo, y atravendo à si todos los
poderes, presentaba una incesante lucha y una po-
sesion siempre variable. Deciasele al clero, que si
se remontaba â los antiguos tiempos, no formaria
una clase; à los nobles que énicamente podian ser
electos los poseedores de feudos, y que de este
modo la mayor parte de ellos quedarian escluidos
de la diputacion; à los mismos l'arlamentos, que no
eran mas que servidores infieles de la corona; y â
todos, en fin, que la constitucion francesa no era
mas que una larga re y olucion, en la cual cada po-
testad habia dominado sucesivamente; que todo
habia sido innovation, y que en tan vasto coullicto
la razon era la Unica que debia decidir.


El tercer estado comprendia casi toda la na-
cion, todas las clases industriosas é ilustra-
das ; sino poseia mas que una parte del territorio,
al menus lo esplotaba todo; y segun la razon, no era
demasiado lijarle un Munero de diputados, igual al
de las otras dos clases.


La Asamblea de los Notables, se declarô contra
lo que se ilamaba la duplicacion del tercer estado;-
y una sola comision presidida por el hermano ma-
yor del rey, yotô por esta duplicacion. Entonces
la côrte, tOrnando, decia, en consideracion el pa-
recer de la minoria, la opinion pronunciada de
muchos principes de la sangre, el voto de los tres
érdenes del Delfinado , la peticion de las jun-
tas provinciales, el ejemplo de muchos paises que
tenian brazos ô estados, el dictàinen de varios
eistas , y cl veto espresado por gran mimer° de


23PRANCESA..
representaciones ; dispuso que el armer° total de.
los diputados, seria de 4,000 por lo menos: que se
formaria en razon compuesta de la poblacion y de.
las contribuciones de cada bailla, y que el rimero;
particular de los diputados del tercer brazo seri&
igual al de los dos pruneros reunidos. (Acuerdo da
donsejo de 27 de diciembre de 17.88.)


Esta declaracion escitô un entusiasmo univer
sal; y como se atribuia à Necker , aumenté su as--
cendiente en la nation y el &Il° de los grandes. Sin
embargo , nada decidia esta declaracion en cuanto
à si el voto debia ser por persona ô por clase, aun-
que la aprobaba implicitamente porque era
aumentar los votos si no habian de contarse, y de-
jaba al tercer estado el cuidado de alcanzar â viva
fuerza lo que entonces se le rehusaba. Daba ella
tambien una idea de la debilidad de la côrte, y dé
la del mismo Necker. La côrte rennia un eiimulo de
voluntades que imposibilitaban todo resultado de-
cisivo porque el rey era moderado , justo , estudio-
so , y desconfiaba dernasiado de sus propias lutes;
amante del pueblo y acogiendo benévolamente sus
quejas , adoiccia sin" embargo muchas veces de pa-
nicos y supersticiosos terrores, crevendo ver cami-
nar con la libertad y la tolerancia, .la anarquia y la
impiedad, El espirdu filoselle°, en su primer vuelo,.
debiô cometer estravios; y un rey timido y religio-
su se bina espantado de ellos. Acosado incesante-
mente de debilidades , de terrores y de incertidum-
bres, el dcsgraciado Luis XVI, resirelto por si â tu-
dos los sacrilicios, pero no sabiendo cômo imponer-
los à los demas , victima de su debilidad con la
côrte, y de su condescendencia con la reina, espiaba
faltas que no habia cometido, pero que necesaria-




REVOLISCION


mente habian de atribuirsele , parque las toleraba..
Entregada la reina à los placeres, ejerciendo en tor-
no suyo el imperio de sus encantos, queria que su
esposo estuviese tranquilo, colmado el erario, y que
la carte v sus vasallos la adorasen. Unas veces es-
taba de O'cuerdo con el rev para obrar las reformas,
cuando la necesidad de estas parecia urgente; otras
al contrario, cuando creia amezada la autoridad,
despojados â sus palaciegos , separaba â los minis-
tros populares, embarazaba al rey, y destruia ioda
medio y toda esperauza de bien. Cedia sobre todo
â las sugestiones de una parte de la nobleza que vi-
via jouta al trono , alimentandose con las gracias y
los abusas , y aunque esta nobleza palacieg,a de-
seaba sin duda, asi coma la raina , que el rey tu-
viese con que haver prodigalidades; y por este mo-
tiva, era enerniga de los Parlamentos cuando nega-
ban los impuestos ; se aliaba â ellos cuando de-
fendian sus privilegios, rehusando bajo dilerentes
pretestos la contribucion territorial. En medio de
inlluencias tan contrarias, y no atreviéndose el rey
â arrostrar de frente las dificultades , cortar los
abusas y destruirlos con su autoridad, cedia alter-
nativam'ente â la carte é à la opinion, y no sabia
satisfacer ni â la una ni à la atm.


Si cuando en el siglo XVIII , los filasofos reu-
nidos en una arboleda de las Tullerias , dirijiau vo-
tos por Federico y los arnericanos , por Turgot y
por Necker ; si cuando no aspiraban a gobernar el
estado, sin() à ilustrar Unicamente à los principes y
preveia.n â lo mas revoluciones lejanas, que las de-
mostraciones del mal estar y lo absurdo de las ins-
tituciones hacian bastante presumir; si desde enton-
ces el rey hubiera espontaneamente establecido una


FRANCESA. 25
cierta igualdad en los impuestos y dada algunas
garantia; , todo se habria aquietado por largo tiem-
po , y Luis XVI hubiera sida adorado coma otro
Marco-Àurelio. Pero cuando Iodas las autoridades
se hallaron envilecidas por una larga contienda , y
descubiertos iodas los abusas por una junta de No-
tables ; cuando la nacion, Hamada à la disputa, con-
cibiô la esperauza y la voluntad de ser alguna casa,
lo quiso imperiosamente. flabianla prometido los
Estados generales, ella pidi6 que se acortase-el pla-
zo ; v ac'oitado, raclai-nô en ellos la preponderancia;
se la negaron, pero redohlando su pretension se le
dia el media de conquistarla. Asi es, que solo se
iba cediendo parcialmente, y cuando ya no se po-
dia resistir ; pero entonces sus fuerzas se habian
aumentado y hecho sentir, y ya quiso todo lo que
creia poder.


Irritando su ambition una resistencia continua,
dehia hacerla luego insaciable. Pero aun entonces
si un gran ministro, comunicando un poco de vigor
al rey, conciliândose la reina, sujetando à los pri-
vilegiados, se huhiera adelantado v satisfecho de re-
pente las pretensiones nationales, dando una Cons-
titucion libre ; si huhiera satisfecho esta necesidad
de obrar que carcomia â la nacion, Ilamândola des-
de luego no â reformar el estado, sino â discutir sus
intereses anualmente en un estado ya constituido,
tal vez no se hubiera empefiado la lucha. Pero era
necesario aumentar la dificultad en vez de coder â
ella, é hunolar sobre tado, numerosas pretensiones.
Necesitàbase un hombre de una conviction fuerte,
de una voluntad igual â su denuedo, y este hombre
audaz, poderoso y tal vez apasionado, hubiera asus-
tado â la carte que no habria podido sufrirle. Para




26 REVOLUCION
contemporizar al mismo tiempo con là opinion y los.
rancios intereses, acudiô medios terminos ; ectui
mono como hemos visto de un ministro semi-fd6-
sofo, semi-atrevido, y que tenia una popularidad
inmensa, parque entonces las intenciones algo po-
pulares en un agente del poder, sobrepujaban à
todas las esperanzas , y escitahan el entusiasmo de;
un pueblo , â quien apenas satisfaria muy luego
demagogia de sus gefes.


Los anirnos estaban en una fermentacion uni-
versal: habianse formado juntas en t.oda la Francia,
à ejemplo de la Inglaterra, y bajo el mismo nom-
bre de clubs, ocupandose en ellos del modo de des-
truir los abusos , de obrar las reformas, y de esta-.
blecer la Constitucion. lrritabanse al examinar se-
veramente la situation del pais, y en efecto su
estado politico y econômico era intolerable. Todo
era privilegio en los individuos • en clases, en ciu-
dades, en provincias y hasta en los mismos °tidos;
en tanto que para la industria y el ingenio del hom-
bre no habia mas que trabas. Las dignidades civi-
les , eclesiâsticas y militares, estaban reservadas
esclusivamente para algunas clases, y en estas pa-
ra algunos individuos. No se podia' abrazar una
profesion sino en virtud de ciertos titulos y de-
ciertas condiciones pecuniarias. Las ciudades fe-
nian sus privilegios para el reparto, recaudacion,
cuota del impuesto-, v para la eleccion de los ma-
gistrados. Las rnercedes mismas , convertidas por
los actuales poseedores en propiedades de familia,
casi no permitiau al monarca hacer preferencias,
ni le quedaba otra libertad sino ofrecer algunos
doues pecuniarios , y se habia obligado disputar
con cl duque de Coigny, para la abolicion de un


FRANCESA. 27
inntil tributo. * Todo estaba vinculado en ciertas
manos, v por todas partes . el Mimer° pequeiro re-
sistia al rnayor va despojado, pesando las cargas
sobre una sola clase: la nobleza y el clero ploseoitarna.,
casi las dos terceras partes del territorio; y la


pueblo, pagaba tributosterrera, poseida. por el al
rey, multitud de derechos fcudales à la nobleza, el
diezmo al utero, y soportaba ademas las devasta-
ciones de la monteria noble, y de la caza en gene-
ral. Los impuestos sobre cousumos pesaban sobre
el mavor mimer°, y porconsiguiente sobre el pue-
blo. La recaudacion era vejatoria, porque los seîio-
res se hacian siempre los morosos impunemente;
y el pueblo por el contrario, maltratado y preso,
estaba condenado entregar su cuerpo â falta de
productos. Àlimentaba cou sus sudores, y defendia
con su saugre à las alfas clases de la sociedad, sin
poder existir él mismo. La clase media, industrio-
sa , ilustrada , menos desgraciada sin duda que el:
pueblo, pero euriqueciendo el reino con su indus-
tria é ilustrândolo con sus ta.lentos


'


no alcanzaba
ninguna de las ventajas à que teniaderecho: hasta
la misma justicia se distribuia en algunas provin-
cias par los seriores, en las jurisdicciones mien-
gas por magistrados que habian comprado sus des-
tinos; era Ceuta , mullas veces partial , siempre
ruiuosay particularmente atroz en los procesos
crimindes. La hbertad individual se vela atrope-
liada por la arbitrariedad que dictaba los manda-
mientos de prision (ô lettres de cachet) • y la liber-
tad de imprenta por los censores rég ion. ln l in,
mal defeudido el estado por fuera , vendido por las


Veanse las inemorias de Bouille.
Biblioleca popu/ar.
T. 1. 370




28 11EVOLUCION
mancebas de Luis XV, y comprornetido por la de-
bilidad de los ministro; de Luis XVI, acababa
deshomarse en Europa., por el vergonzoso sacrai-
cio de la Rolanda y de la Polonia.


Ya principiaban àagitarse las masas popular&s,
se habian maaifestado turbulencias muchas veces
durante la lucha de los Parlamentos, y en particu-
lar à la retirada del arzobispo de Tolosa, cuva es-
tà.tua quemaron. La faerza armada habia sido in-
sultada y ana atacada; y los magistrados habian
perseguido dailmente à los alborotadores que de-
fendia-n su causa. Conmovidos los amnios y embar-
gados con la confusa idea de una revolucion prd-
xima , estabaa en una continua fermentacion rien-
do ya los Parlamentos y las primeras clases
bcirse contra clos las armas que habian dado alpueblo. En 13retafia la nobleza se habia opuesto- à
la duplicacion del tercer brazo, y habia rehusado
nombrar los diputados. La clase media que tau po-
derosamente le habia servido contra la cOrte , se
volvié contra ella , y sucedieron sangrientos coin-
butes. La carte , que no se creia bastante vengada
de la noblea bretonia, (2) le reliusô no solameute
su apovo sinoque encarcelô alguno de sus miem-
bros venidos â Paris para reclamarlo.


Loa mismos eleinentos parue que se habian
desencadenado; pues una granizada ocurrida el 13
de julio habia destruido la cosecha v debia dificul-
tar el abasto. de Paris, particularMente en medio
de las turbulencias que se preparaban: apenas bas-
taba toda la actividad del comercio para concentrar
la cantidad de subsistencias necesarias à esta grau-


•) Véase à Bouillé.


9raaNcEsa.
de capital , y era de temer que muy luego filera
dificil su inamenimiento, cuando las agitaciones
politicas llegasen à trastornar la conlianza


i
y â in-


terrumpir las coniunicaciones. Desde el nvierno
crudo que si„ niera à los desastres de Luis XIV y
que inmortalizô la caridad de Fenelon, no se ha-
bia visto uno mas rigoroso que el de 88 à 89, sin
que la beneficencia que entonces se manifest6 de
la muera mas patetica fuese bast.ante para reine-
diar las iniserias del pueblo. Acorrian de todos log
puntos de la Francia multitud de vagos sin profe-
sion r sin recursos, que ostentaban su miseria y su
desatidez dcsde Versales hasta Paris. M nienor


• ruido aparecian desalados , para aprovecharse de
los lances sienipre favorables zi los que carecen de
todo , basta del pan cotidiano.


Todo, pues, conducia à una revolucion inevita-
bic. Un siglo entero habia contribuido o. descubrir
los abusos y llevarlos al estrenm; y dos alios fue-
roa bastanies para escitar la revolucion y aguerrir
las masas populares, haciéndolas intervenir en la
querella de los privilegiados. En fin , desastres na-
turales, y un concurso fortuito de circunstancias
diversas , empujaron la catâstrofe, cuvo plazo podia
diferirse, pero cuyo cumplimiento tarde é tempra-
no habia de ser inialible.


En medio de estas circusntancias se verificaroa
las eleccioues, tumultuosas en algunas provincias,
activas por Iodas partes, y mur tranquilas


. en Pa-
ris , en donde hubo grande acuerdo y unanimidad.
Se repartian listas yhabia grau cuidado de unirse y
entenderse mercaderes , ahogados v literatos i


ad-
mirados de verse reunidos pipi- la primera vez, ale-


- vandose poco à poco à la libcrtad. Eu Paris reeli-




sill
30 RF.VOLUCTON


gieron ellos mismos las mesas nombradas por el re.!
sin cambiar las personas, ostentaron su poder


Conlirmandolas: hasta et sàbio Bailly, deja su re-
tiro de Chaillot: libre de toda intriga y penetraly
de su noble mision, se dirige solo y à pie à la jun-
ta; detiénese en et camino, sobre el terraplen de
los Fuldenses; un jô yen desconocido acércasele con
respeto.—Vd. va à ser nombrado, le dijo.—No sé
nada, respondiô Baill y ; honor como este, ni debe
rehusarse , ni solicitarse.—El modesto academico
prosiguin su camino, llega à la Asamblea, y queda
nombrado sucesivamente elector y diputado.


La eleccion del coude de Mirabeau Lue bor-
rascosa: desechado por la nobleza acogido por
el tercer estado , alhorotô la Proveuza, su patria,
y vino luego t presentarse en Versalles.


No quiso la cOrte en manera alguna influir en
las elecciones, y estaha linsonjeada de ver en ella
un grau nnmero de curas; pues contaba para su
oposicion con las grandes dignidades eclesiâsticas,
-y al mismo tiempo con su acatainiento al trono.
Sin embargo , no lo preveia todo, pues que en los
diputados del tercer estado iba viendo mas adver-
sarios para la nobleza que para &la misma. Cul-
pôse al duque de Orleans de que trabajaba viva-
mente para bay er elegir à sus partidarios y para ser
nombrado él mismo. Sefialado va entre los contra-
nios (le la côrte, aliado de los Parlamentos , invoca-
do por gefe , bien ô mal de su grado, por el par-
rtido , se le imputaron diferentes maquina-
ciones. Acaeciô tambien una escena deplorable en el
arrabal de San Antonio, y como à todoacontecimien-
to hav que buscar un autor, se le hizo responsable
de este. Un fahrinnte de papeles pintados, Revei-


FSANCESA. 31


lion, que por su pericia mantenia grandes talleres,
perfecionaba nuestra industria y proporciouaha
subsistenci a à 300 trabajadores , fué acusado de
haber querido reducir los jornales a la mitad del
precio. El populacho amenazô incendiar su casa,


e


loorise dispersarlo, pero volvie al dia siguiente,
invadieron la casa , la incemliaron y destrueron
(27 de abril). A pesar de las amenazas hechas et
dia anterior por los amotinados , y de la cita que
se habilla dado , la autoridad acudié demasiado tar-
de , y obré entonces con un rigor escesivo, pues
espeiô à que et pueblo se hiciese dueiio de la casa,
se le atacô con furia , v huho necesidad de dego-
Ilar grau néinero e'stos hombres.feroces é in-
trépidos, que despues se mostraron en todas las
ocasiones y que recibieron el nombre de ban-
didos.


Todos los partidos que ya estaban formados se
acusaban recip•ocamente; censurnse à. la cône por
su accion primer() tardia, y despues cruel; supûsose
due ella hahia querido dejar comprometiclo el pue-
Mo para hacer ou cjemplar y ejercitar sus 'Topas.
El dinero hallado à los incelidiarios de la casa de
Reveillon y las palabras escapadas à al gunos de
ellos, hicieron sospechar que cran incitado'S \- con-
ducidos por ana manu oculta; V los enerniios del
partido popular acusaban al duque de Orleans de
haber querido ensavar sus falauges revolucionarias.


Agnel principe hahia nacido con cualidades
ventajosas; habia heredado inmensas riquezas; pero
dado à las matas costumbres


'


habia abusado de
todos los dores de la naturaleza y de la fortuna.
Inconsecuente en su caracter, ilespre«ciando va
la opinion é codiciando popularidad, era atre-




32 REVDICUCION
Lido ambicioso un dia y otro bd y distraido.
displiesto con la reina se habia hecho enemigo de:
la côrte. Principiando à formarse los partidos , ha-
bia dejado que echasen mano de su nombre, y se..
gun se dice , de sus riquezas. Deslumbrado por un
porvenir confuso , obraha demasiado para hacerse
tachar, mas no para triunfar; y si sus partidarios
tenian realmente proyectos, no podia menus que de=
sesperarlos con la inconstancia de su ambicion:


CAPITULO Il.


Convocation y apertura de los Estados generales.—Discusiones
sobre la revision de los poderes y sobre la votacion per Esta-
mentos, ô por personas.—El estado llano se declara Asamblea
nacional.—Ciérrase el salon de los Estadosy pasan los dipulados
à otr o si tio.—Juramento del juego•de pelota.—Sesion real del
23 de j unio.—Continna la Asamblea sus deliberaciones à peser
de las &dettes del rey.—Rennion definitiea de los tres Esta-
rnentos.—Primeros trabajos dela .4.saroblea.—Agitaciones popu-
lares en Paris.— Liberta el pucblo à los guardias franceses que
estaban encerrados en la Abadia.—Intriga de la (Mec acér-
canse tropas à Paris.—Separacion de "Nencr.—Jornadas de los
dias 12, 13 y 44 de julio.—Toma de laBastilla.—Va cl rey à la
Asamblea y desde alli marcha à Paris.—Regreso de Necker.


Prôximo estaba va el momento de la convoca-
tion de los Estados ticnerales, y no pudiendo dudar
los dos primeros Estamentos del riesgo que les ame •
nazaba, trataron de reunirse con la côrte y agru-
parse al rededor de los principes de la sangre y de
la ruina. Por medio de adulaciones y lisonjas pro-
curaban ganarse à los hidalgos campesinos, y en sit
ausencia se burlaban de su rusticidad. El clero pro-
curaba acariciar à los plebeyos de su &den, y la no-
bleza militar à los del suvo. Los Parlamentos, que
habian creido representa; el primer pagel en los




34 IIEVOLUCION


Estados generales, principiaron â terrer el ver en-
gaiiada su =bidon. Los diputados del estado Ila-
no superiores por sus talentos, por la enérgica es-
presion de sus poderes, sostenidos par sus juntas
continuas, aguijados tambren perlas d udas que mu-
chos manifestaban sobre el resultado de sus es-
fuerzos, habian tomado la firme reselucion de no
ceder.


Unicamente el rev, que no habia disfrutado un
momento de reposo desde el principio de su reina-
nado, veia à los Estados generales como et término
de sus apuros y cornu todo su cela autoridad era
mas bien pur sus hijos, à quienes crcia deher dejar
este patrirnonio intacte, que par si mismo, no tenia.
reparo en dar una parte de ella à la radon, des-
cargàndose de esta mariera de las dificultades del
g,obierno. Por le tante, activaba con placer los pre-
parativos de esta Bran reunion, disponiendo apre-
suradamente un salon, determinaudo tambien los
trages, é ideando un ceremonial humiliante para
et tercer Estarnento: pero corne no son los hombres
menas celosos de su dignidad que de sus derechos:
se habia cuidado de provenir en los poderes por
condition espresa que no sufrieran flingua ceremo-
Mal ultra ante. Esta nueva falta cometida por la
cône, procedia coma todas las demas del deseo de
mantener por lo menas la apariencia cuando ya no
existian las casas, y debie causar una profunda ir-
ritacion, en et momento en que antes de atacarse,
se mirahan cara â cara unos a otros en ademan de
medir sus fuerzas.


El 4- de mayo, vispera de la apertura, bobo una
procesion solemne, y el rey, los tres brazos, y to-
das las dignidades del estado, fueron à la iglesia de


FRANCESÀ. 35


Nuestra Sefiora. La carte habia desplegado una
magniticencia estraordinaria, y los dos primeros
Estatnentos iban vestidos de gala. Principes, cloques
y pares, gentiles-hombres y preladas ostentaban,la
purpura, y llevaban la cabeza cubierta con som-
breros de plumas. Los diputados del estado flanc),
vestidostinicamen te con capas negras venian en se-
guida, y a pesar de su esterior modesto parecian
como envanecidospor su némero y por su porvenir.
Se observe que el duque de Orleans, colocado al
estremo de la nobleza, procuraba quedarse atrts y
confundirse con los primeras diputados del estado
ilano.


Aquella pompa nacional , militar V religiosa,
aquellos calames piadosos, aquellos instrumentos
nationales, y mas que !todo, la grandeza del acon-
tecimiento, conmovieron a los corazones profunda-
mente. El discurso del obispo de Nancy, lleno
de sentitnientos generosos, rue aplaudido con en-
tusiasmo, à pesar de la santidad del lugar y de la
presencia del rey. Las grandes reuniones elevan el
alma, nos enagenan de nosotros mismos, y nos unen
â los demas; derramese un sentimiento general,
de repente mas de un corazon sintiô despojarse de
sus adios y llenarsepor un moment() de humanidad
y patriotismo. (1) (*)


La apertura de los Estados generales se verific6
al siguiente dia i de maya de 1789. El rey estaha
colocado sobre un eleyada trona, la reina cerca de
él, la carte en las tribunas, los dos primeras Esta-


(*) Todas las llamadas que se hallen en el discurso de esta obra
haste la 5s encerradas entre paréntcsis correspondes é otros tan-
tes notas y documentosjustifieativos que se insertan al final del
idtirno tome.




I 36
nEVOLUCTOY.


mentos â los dos lados, y el tercero , al estremo del'
salon, y en asientos inferiores. Escitése algun mur-
mullo al entrar el coude de Mirabeau; pero su mi.-
rar y su continente, impusieron à la Asamblea. El
tercer Estamento se abri(*) como los otros dos, à pe-
ser del uso establecido, y el rev pronunci6 un dis-
curso en que aconsejaba à los unos et desinterés , la
sabiduria à los otros y à todos hablaba de su amor
hâcia el pueblo. El gua' rda-sellos Barentin tom6 en
seguida la palabra y despues Necker, que ley6 una
memoria sobre el estado del reino en donde habit')
pur extenso de la hacienda; present6 un déficit de 46
millones de francos, v cane) con sus rodeos â los
que no ofendiô con sus lecciones.


Desde el siguiente dia se prescribié à los dipu-
tados de cada Estamento se dirijiesen al local que
les estaha destinado. Ademasdelsalon general, bas-
tante capaz para contener à los tres Estamentos reu-
nidos, se habian construido otros dos para la noble-
za y el clero. El salon general estaha destinado al
tercer Estamento, y de este modo tenia la ventaja,
estando en su proprio local, de hallarse en el de los.
Estados. La primera operacion que debià hacerse;
era la revision (le los poderes, y se trataba de saber
si hahia de verificarse en comun o por Estamentos.
Los diputados del estado Ilano, alegando que impur-
taba à cada parte de los Estados generales, el ase-
gurarse de la leOimidad de las otras dos, pedian la
revision en comun. Queriendo la nobleza y el clero
rnantener la separacion de los Estamentos, sostenian
que dehian constituirse por separado cada uno..Esta
cuestion no era todavia la del voto por persona,
porque se podian revisar los poderes en cornuny vo-
tar luego separa.damente; pero se le asemejaba mu- .


F RANCESA. 37


chu, y desde el primer dia hizo estallar una division
que •imbiera sido preveer y precaver , termi-
nando la diferencia de anternano. Pero la côrte no
tuvo nunca fuerza para rehusar ni conceder lo que
era justo, y pur otra parte esperaba reinar con mas
facilidad dividiendo los animos.


Los diputados del tercer .Estamento, permanecie-
ron reunidos en cl salon general , absteniéndose de
tomar ninguna rnedida, v esperando como decian, la
reunion de sus côlegas:La nobleza y el clero reti-
rados en sus salones respectivos, se pusieron à de-
liberar acerca de la revision. El clero voté la com-
probacion separada, con la mayoria de •33 contra
414, y la nobleza con la mavoria. de •88 contra 1,14.
Insistiendo en su inmovilidad el estado Llano conti-
nué al siguiente dia la conducta del anterior, y pro-
curo evitar toda medida que pudiese preséntarle
como constituido en érden separado; y por lo tanto
al dirigir algu q os de sus miembros à las otras dos
Câmaras, tuvo cuidado de no dalles ninguna mision
espresa. Estos miembros se enviaban nnicamcnte â
la nobleza y al clero para decirles que se les espe-
raba en el salon general. La nobleza no estaha en
sesion en aquel moment° ; el clero estaha rcunido,
y ofreciô nombrar comisionados para conciliai las
diferencias que acahaban de suscitarse. Nombrôlos
en efecto, é invité i la nobleza à que hiciera otro
tanto , mostrando el clero en esta lucha un caracter
bastante diferente del de la nobleza. Entre todas las
clases privilegiadas, él era el (lue mas habia sufri-
do los ataques del siglo XVIII ; se hahia disputado
su existencia politica; estaha dividido à causa del
grau nûtnero de sus parrocos ; y por otra parte, su
papel forzoso, era el de la moderacion y el del espi-




38 AEVOLOCION
ritu de paz; y corn() acaba de verse, ofrecia una es-
pecie de meiliacion.


La nobleza al contrario, se rehus6à ello no que-
riendo nombrar comisionados, porque menos pru-
dente que el clero, conliando mas ensus darechos, y
DO crevéndose obligada à. la moderacion sino al de-
nuedo, se espresaba pur medio deamenazas y repul-
sas. Estos nombres que no han perdouado pasion
agena, se entregabau a todas las suyas, ysufrian co-
mo Iodas las Asambleas, el dominio de los espiritus
mas violentos cornu Cazalés Espremenil, quere-
cientemente ennoblecidos, Idcian adoptar las mocio-
nes masimpetuosa,„ preparadas de antemano en reu-
niones particulares. En vain unarninoria compues-
ta de hombres, ô mas sabios, é mas prudentemen-
te ambiciosos, se esforzaba en ilustrar â aquella no-
bleza; ella nada queria oir, hablaba de combatir y
morir, v abadia que era por las leyes y la justicia.
/ambra el tercer Estamento , devoraba trauquila-
lamente todos lbs ultrages; irritàbase silenciosa-
mente, conduciase con la prudencia y la firmeza de
todos los poderes quecomienzan, y recogia los aplau-
sos de las tribunas, destinadas primero para la cér-
te, y luego invadidas por et pitblico.


Muchos dias habian transcurrido va. El clero
temlia lazos al tercer Estamento, procurando ar-
rastrarlo à ciertos autos que le hiciesen calificar
de érden constituido; pero aquel se habia re-
husado à ello constanternen te, y no tomando mas
que medidas indispensables de policia interior, se
habia limitado à elegir un decano y agregados para
recoger los votos. Rehusaba abrir las cartas que se
le dirigian ; y declaraba no formar un érden , sino
una junta de ciudadanos reunidos pur una auto-


FRAINCESA. 39
ridad legitima para esperar ci otros ciudadanos-


Despaes de haler rehusado la nobleza nombrar
comisionado s conciliadores, consintié en fin en en-
yiarlos para ponerse de concierto con los otros ér-
denes ; pero la mision que les confiaba era
porque les encargaba al mismo tiempo declarasen
que tnsistia en su dec.ision del 6 de mavo , la cual
disponia la comprobacion pur separado. El utero al


,
fiel à su papel, habia suspendido la revi-contrario


sion comenzada ya en su propia Câmara, declaràn-
dose no estar constituido, y esperando las conferen-
cias de los comisionados conciliadores. Las code-
rencias estaban abiertas; et clero callaba ; los dipu-
tados de los comunes habian valer cou calma sus
razones, los de la nobleza con arrebatos. Separà-
hanse agriados con la disputa, y resuelto 'el tercer
Estamento à no ceder en nada, no le disgustaba sa-
ber que toda transacion se hacia irnposible. La no-
bleza esperaba todos los dias à sus comisionados
para que le asegurasen que habian obtenido la yen-
taja, y su exaltation iba en aumento ; pero por un
rasgo pasagero de prudencia, los dos primeros
Estamentos declararon que renunciaban à sus pri-
vilegios pecuniarios. El tercer Estamento acepté la
concesion, pero permaneciô en su inaction,
do siempre la comprobacion en comun. Continua-
han todavia las conferencias, cuando se propuso, en
fin, como couvenio, que se revisasen los poderes
por comisionados elegidos en los tres Estamentos.
Los enviados de la nobleza declararon en su nom-
bre, que no accedian à esta disposition, y se reti-
raron sin fijar dia para una nueva conferencia, des-
vaneciéndose de este modo la transacion, y et mis-
mo dia die, la nobleza ua auto por el cuardeclara-




40 REWOLUCION
ha de nuevo, que por aquella legislatura se corn-
probaria por separado, dejando à los Estados el coi-
dado de determinar otro modo para lo venidero.
Este acuerdo se Grimoald) al estado Ilano el 27 de
mavo. Reunidos desde el dia d, hahian va transcur-
rido 22, durante los euales nada se habia liecho ; y
era tiempo de tomar una deterrninacion. Mirabeau,
qne daba impulse al partido popular, manifeste que




era urgente decidirse v principiar à obrar el bien •
priblico, hart° tiempo retardado va. Segun la reso-
lucion conocida de la nobleza, propuso que se hi-
ciese una intimation ai clore para que se esplicase
al momento, y declarase si queria ô no reunirse al
estado llano. Adôptase al momento la proposition: el
diputado Taret se puso en camino à la caheza de
una diputacion numerosa, entré.) en el salon del cle-
ro V dijo: «Los sehores diputados del estado Ilano
»iavitan à los sehores del clero, EN EL Nomsni:
»otos DE PAZ, y por el interés nacional , à que se
»reunan con elbos en el salon de la Àsamblea, para
»acordar los medios de verificar la concordia , tan
)necesaria en este momento para la salvacion de la
»causa pfiblica.» Penetrese el clerc (le estas solem-
nes palabras; Bran mimer° de sus individuos
respondieron con aclamaciones y quisieron marchar
en seguida de esta invitation, per() se les detuvo,
y se respondiô à los diputados que se tomaria en
consideracion. Al volver la diputacion, el tercer Es-
tamento, inexorable tome siempre, se determinô à
esperar en sesion permanente la respuesta del cle-
ro . esta no Ilegaba, y se eliviô à decir que la es-
taban esperando. Quejôse el clerc de que se le es-
trechaba con demasiada viveza, y pidiô que se le
dejase el tiempo necesario ; â lo cual le respondie-


FRANCESA.


rou con moderacion, que podian tornade, V que es-
perariansi era neeesario todo el dia y toda la noche.Dificil era la situacion, pues sabia el clero que
despues de su respuesta pondrian los diputados del
estado Piano manos â la obra v tomarian un parti-
do decisivo. Queria contempdrizar para estar de
concierto con la côrte v pidie por termine hanta el
otro dia, lo cual se le concediô con repugnancia.
En efecto, al siguiente dia el rev, tan deseado por
los primeros Estamentos, se decidie, à intervenir en
el momento en que iodas las enemistades de la
côrte y de las primeras clases principlaban â olvi-
darse al aspecto de minci poder popular que se en-
cumbraba con tinta rapidéz. Mostrandose, por


el rev, iavitô â todos à que continuasen las
conferencias en presencia de su guarda-sellos. El
tercer Estamento, â pesai de lo que se ha dicho de
sus proyectos, Y de Io juzgado porelacontecimiento,
no Ile yaba sus miras mas alla de la monarquia mo-
derada. Conociendo las intenciones de Luis XVI, le
acataba sobre manera; no queriendo adulas daiiar
a su propia causa con alguna siurazon, respondiô,
que por deferencia al rev se avenia à la continuac ion
de conferencias, aunque por las declaraciones de la
noblezase crevesen liniô à esta respuesta un
mens* que encarge à su decano pusiese en manos
del principe. Este decano cra Bailly, hombre sen-
cillo y virtuose, sàbio, ilustre v modeste, que repen-
tinamente bahia silo traslailaclo de los estudios
silenciosos de su gabinete al centre de las discor-
dias civiles. Elegido para presidir una grande
Asaniblea, se babia aterrado con su nuevo empleo;
creiase


n
indi o•no de desempeharle, y le habia admi-


tido por deber. Pero levantado 'de repente à_ la




42 REVOLIJC ION
libertad hallô en si una presencia de espiritu y Ulla
firineza inesperada; en medio de tantos conflictos , •
hizo respetar la magestad de la Àsamblea, y repre-
sentarla con Ioda la dignidad de la virtud y la
razon.


Apurado se y iô Bailly para llegar hasta el rev;
y coin() insistiera à fin de que se le introdujese,
propagaron los cortesanos que no habia respetado
el dolor del monarca, afligido con la inuerte del
delfin. Presentado Ultimamente , supo alejar todo
el ceremonial humiliante, y manifesté tarda firme-
za como respeto; el rev In acogié con bondad, pero
sin esplicar sus intenciones.


Decidido el gobierno â hacer algonos sacrificios,
poupe se encontraba con fondus, queria, opo-'
niéndose â los Estamentos, y Ilegando â ser su
àrbitro, arrancar â la nobleza sus pri y ilegios pecu-
niarios con el socorro del tercero, y detener la
ambition de este por medio de la nobleza. No
teniendo este de que inquietarse por los apuros
de la administration, y pensando finicamente en los
sacrificios que la iba 2 costar, queria ocasionar la
disolucion de los Estados generales, é inutilizar de
este modo su convocation. Los di putados del comun
à quines la cérte v los primeros Estamentos no
querian reconocer lajo este titulo y apelaban




siempre al nombre de estado Ilano, adquirian ince-
santemente fuerzas nuevas; y resueltos â arrostrar
todos los peligros, no querian dejar escapar una
ocasion que podia no presentarse mas.


Verifica.ronse las con ferencias pedidas pur el rey,
y los comisionados de la nobleza suscitaron dificul-
tades de todo género sobre el titulo de ,Comunes
que habia tomado el tercer estado, y sobre el modo


FRANCESA. 43
de redactar y firmar las actas. Entraron final mente
en discusion, y casi estaban va reducidos al silen-
cio por las razones que se les presentaban, cuando
Necker, en el nombre del rev, propuso un nuovo
medio de conciliacion que .consistia en que cada
Estamento debia', examinar separadamente los po-
deres y participarlo à los otros : en el caso en
que se ocasionasen dificultades , los comisiona-
dos lo pondrian en conocimiento de cula ciunara;
y si la decision de los diversos Estamentos no era
conforme, el rey dehia juzgar definitivamente, y
asi la côrte orillaba la diferencia en su provecho.
Interrumpiéronse al moment° las conferencias para
obtener la union de los E stamentos. El clero acep-
té el proyecto lisa y Ilanamente ; la nobleza lo acojiô
al principio con placer , pero estrechada por sus•
instigadores ordinarios, alejé el parecer de los mas
sàbios de sus individuos, y moditid el:pro yecto de
conciliacion. Desde este dia datan todas sus des-
gracias.


Instruidos los del comun de esta resolucion, es-
peraban para esplicarse, à que se la comunicaran,
pero ei clero cousu astucia acostumbra da, querién-
dolos emplazar é. los ojos de la nation, les envié una
diputacion para empenarlos à que se ocupâran con
él de la miseria del pueblo , cada dia mavor, y se
apresuritran à remediar juntos la Ialta v


." carestfa
de las subsistencias. Espuestos los cornunes al des-
contento pop ular, si se mostraban indiferentes à una
proposicion semejante, volvieron astucia por astu-
cia, y respondieron, que penetrados de los rnismos
deberes, esperaban ellos al clero en el salon gene-
ral para ocuparse con él de tan importante prt.)vec-
to. Llegô entonces la noblezay comunico sciemne


Biblioteca papule-.
T. I. 371




4,1 IIEVOLUCION


mente su acuerdo à los comunes; adoptando, decia,
el plan de conciliation, pero iusistiendo en la com-
probacion por separado, y no remitiendose, à los Es-
tameutos reunidos y à la jurisdicioa suprema del
rev, lino ea cuanto à las dilicultades que poclian
oclisionarse sobre las diputaciones enteras de Ioda
una provincia.


Este acuerdo puso fin à toda la irresolucion de
los comunes. Obligados a ceder ô à declararse en
guerra contra los primeras Estamentos y el trono,
si el plan de conciliacion se hubiese adoptado , se
libraron de toda esplicacion aceptandose con gra-
ves variaciones. El momento era decisivo. Ceder
por la comprobacion separada, no era à la verdad,
ceder al voto por Estamento; pero aflojar una vez
era dehilitarse para siernpre. Necesario era some-
terse à un papel casi nulo , dar dinero al 'ioder,
y contentarse con destruir algunos abusus, cou-
da se veia en la posibilidad de regenerar et estado;
ô tomar una resoluciea fuerte, y apoderarse rio-
lentamente de una parte del poiler legislativo. Este
era el primer acto revolucionario, pero la Asam-
Mea no vacil6; y asi , firmadas tons las actas
terminadas las conferencias , se levanta v dite
Mirabeau : «Todo proyeeto de conciliation des-
»echado por una parte, ya no puede ser examina-
»do por otra. lia transcurrido un nies, y hav que
»tornar un partido decisivo; diputado de'Paris
»tiene una melon importante que haver, que se le
»escuche.» Abierta de este modo la deliberacioa
par la audacia de Mirabeau , subit à la tribuna
Sieyes que era un hombre de gran capacidad, sis-
tematico y rigoroso en sus deducciones. Sieves
presenta y motiva en pocas palabras la conducta


FRANCESA. 4
de los comunes diciendo que: estos han esperado
v se han prestado à todas las conciliaciones pro-
puestas; pero que su larga condescendencia ha
llegado à ser m dlil ; ya no pueden demorar
mas tiempo los negocios , sin faltar à su mision;
por lo tant° , deben haver una Ultima invitacion
las otras dos Camaras, à fin de que se reunan à
clos para comenzar la revision. Fundada rigorosa
mente esta proposition (2) , la acogen con enta.-
siasmo; y aun quieren intimar à los dos Estamen-
tos à que se reunan en el termina de una hora.
Sin embargo, el término se proroga. Sierido
el jueves siguiente un dia consagrado à las solem
nidades religiosas, se trasladô 'al viernes. llicese
en este la Ultima invitacion; los dos Estainentos
responden que van à deliberar ; y el rcy, que da-
rà à reconocer sus intenciones. lin seguida se
principiô a leer la lista de los diputados ; el pri-
mer dia acuden tres parroc.is y los Henan de
aplausos; el segundo sels, el tercero y nana diez
en cuyo 'lainera se hallaba el abate Gregoire.


Mientras se leia la lista de los diputados, y se
revisaban los poderes, se levantô una grave dispu-
ta sobre et titulo que decia tomar la Asamblea.
Mirabeau propuso el de representantes del pueblofroncés; Mounier, el de mayoria deliberanle en au-
sencia de la eninoria ; y et diputado Legrand el de
Asamblea national. Este Ultimo fué adoptado des-
pues de una dilatada discusion que dur() hasta el
46 de junio por la noche. Era la una de la ma-
drugada , y se trataba de saber si debian consti-
tuirse en sesion permanente, ô si habia de trasla-


Sesion del fo de junio.




46 IIEVOLUCION
darse al otro dia. Una parte de los diputados que-
rian que no se perdiese un instante, à fin de ad-
quirir un carâcter legal que impusiese à la côrte.
Otros en corto mimer°, deseosos de entorpecer los
trabajos de la Asamblea, se alborotahan v daban
gritos furibundos. Colocados los dos partidos â los
lados de una mena larga, se amenazaban recfpro-
camente; Bailly, colocado en el centro, se veia in-
timidado por les unes para que separase la Asam-
blea , y por los otros para que se pusiera â vota-
cion el provecto de constituirse. Inalterable en-
medio de los gritos y de los ultrajes permaneciô,
por mas de uni, bora inmôvil y silencioso. El Melo,
amenazaba borrasca, y el viento silliaba con vio-
lencia enmedio del salon v contribuia al estruen-
do. Retiràronse per fin los furiosos. y dirigiéndo-
se Baill y entonces à la Asamblea, tranquila.


ya por
la retirada de los perturbadores, obtuvo de ella el
que se dejase para el dia siguiente el acuerdo im-
portante que se habia propuesto. 'fados adoptaron
su parecer, y se retiraron aplaudiendo su firmcza
y su sabiduria.


El siguiente dia 17 de junio se puso cl pinte
à la deliberacion de todos, y por una mayoria. de
491 votos contra 90 , los comunes se constituve-
ion en Asamblea nacional. Encargado Sieyes de
fundar esta decision , lo hizo con su sàeridad
acostumbrada en los términos siguientes:


«Deliberando la Asamblea despues de la revi-
«sien de los poderes, reconoce que està compiles-
«ta ya de representantes enviados directamente,
«cuando menos por los 96 centésimos de la nacion.
«Una niasa semejante de diputacion no puede per-
«ruanecer pasiva por la ausencia de los diputados


FRANCESA. 47
«de algunas baillas ô de algunas clases de ciuda-
«danos, porcine los ausentes que ya han sido lla-
«mados , no pueden impedir a los presentes que
«ejerzan la plenitud de sus derechos, mucho mas
«cuando el ejercicio de estes derechos es un de-
«ber imperioso y urgente.


«Aden-tas puesto que solo corresponde â los re-
«presentantes comprobados concurrir al voto na-
«clona!, y que todos los dichos representantes
«comprobados deben estar en esta Asamblea , es
«tambien indispensable concluir, , que toca â ella,
«y nada nias que à ella interpretar y representar
«la voluntad general de la nacion


«No puede existir entre el trono y la Asamblea
«ningun Veto, ningun poder negativo.


«La Asamblea -declitra por lo tanto que los di-
putados presentes pueden y deben comenzar in-


«mediatamente la obra cornue de la restauration
«national, y que deben continuarlas sin intcrrup-
«cion, igualmente que sin obstàculo.


«La de Asamblea nacional es la
«tinica que conviene à la Asamblea en el estado
«actual de cosas , ya porque los rniembros que la
«componen son los unicos representantes legitima
«y pnblicamenteconocidos v revisados, ya porque
«son enviados per casi todala nacion : y va en fia
«porque siendo la representacion una é indivisi-
«ble, ninguno de los diputados electos, cualquie-
«ra que sea su Estamento ô clase, tiene derecho
«ebpaiera egercer sus funciones Puera de esta Asam-


«La Asamblea no perderà nunca la esperanza
«de reunir en su seno à los diputados ausentes; y
«no cesarâ de llarnarlos para que ileum la obliga-




48 REYOLUCION
«cion que se les ha impuesto de concurrir à la ce-
«lebracion de los Estados generales. En cualquier
«momento en que se presentaren los diputados au-
«sentes à, la legislatura que va a principiar de-
«clara que se aPresurarà a recibi rios y que divi-
«dira con ellos , despues de la re\i.sion de los po-
«clercs, la série de los grandes trahajos que deben.
«conduit: à la regeneracion de la Francia.»


Qucriendo la Àsamblea, despues de esteacuer-
do, mostrar un acto de su poiler, y probar al rais-
mo tit,..‘mpo que no intentaha detener la marcha de
la administration, legalizé la recaudacion de los
impuestos, aulique estabiecidos sin el consenti-
miento nacional: previendo su separacion, afia-
diô que cesarian de recaudarse el dia en que ella,
estuviere separada; previniendo ademas el arbi-
trio de uua bancarrota, que quedaha al poder
para terminar los apuras de la hacienda y desen-
tenderse de la intervention nacional, satislizo à la
prudencia y al honor, poniendo à los acreedores
del estado hajo la salvaguardia de la lealtad Fran-
cesa, y anuncié per Ultimo, que tha dedicarse
incesantemente à remediar las causas de la peau.-
ria V de la miseria


Estas medidas , que demostraban tanto valor
como destreza, produjeron ana impresion profun-
da. La côrte y las primeras cluses, estaban asom-
bradas de tauta audacia v euergia. Entretanto, se-
guia el clero deliberando turnultuariamente, si se
habiau de reunir a los comunes y la muchedum-
bre esperaba â la parte de afuera el resultado de
su deliberacion, los pàrrocos predominaron por Ul-
m°, y se supo que se habia votado por la reunion
con ana mayoria de 149 votes contra 115. Los


49FRANCESA.
votantes pur la reunion fueron recibidos con trans-
portes de i nbilo, y los otros ultrajado


s y persegui-


dos por el pueblo.Este momento debia conclucir a la reconcilia-
cion de la effile y aristocracia, pues que el pe-
ligro era igual para ambas. La Ultima revolucton
era tan datiosa, al rev como Mos dos pritneros


Es-


tamentos, de quienes los comunes declaraba.n po-
der prescindir. A.rrojaronse al punto à los pies uel
del rev, el claque de Luxemburg°, el cardenal de


Larochefoucau ld , v el arzobispo de Paris; le supli-
caron que repritniese la audacia del tercer brazo,
v que sostuvtese, sus derechos atacados. Ofreciôle
et .Parlamento que prescindiria de los Estados ge-
nerales, y prometià consentir en toiles los impuesi–
tos. Itodcado el rey por los principes y pot' la re-
na, era atacar demastado su debilidad , v con unaclu-
jeronlo pur Ultimo à 'Marly , para arranearie
medida vigorosa.El ministro Necker, adicto a la causa popular, se
contentaba con representaciones Utiles, ee el rey
hallaba justas cuando estaba su tinimo pero
cuyo efecto tenia Inego la certe, bastantecuidado en
destruir. Desde que conociô que era neeesarialain-
tervencion de la autoridad real,formôun proyecto
que pareciôdemasiado atrevidopara su valor: quiso
que el monarca en ana sesion real dispusiese la
reunion de los Estamentos, pero imicamente para
todas las medidas de interés «eneral; que, se apro-
piase la sancion de todas las- resoluciones toma-
das por los Estados generales ; que deseohase
desde luego todo establecimie,nto contrario à la
monarquia- moderada , como et de una4samblea
Unica; y prometiese por Ultimo la abolition de los




;(), REvOLUCION


privilegios , y la igual admision de todos los fran-
ceses a losempleos civiles y militares &c. Necker,
que no habia tenido el valor de anticipai â tiern-
po semejante plan, tampoco lo tenia para asegu-
rar su ejecucion.


cousejo habia acompailado al rey hasta Mar-
l y donde volviô discutirse el plan de Necker que
habia sido aprobado en un principio , mas de re-


jpente Ilevan al rey un billete, suspendese et couse-o, y se deja su continuacion para et dia siguien-
te, a pesas de tan urgente necesidad. Al siguiente
dia, se incorporan nuevos miembros en el consejo
estando en este Mimer° los hermanos del rey. Mo•
dificase et proyecto de Necker; resiste el miuistro;
[lace aiguillas concesiones; pero se ve vencido y
regresa a Versalles. lin page Hep tres veces con
billetes que contenian nuevos modificaciones ; su
plan queda del todo desfigurado y lijada la sesion
real para el 22 de junio.


Affin no se estaba nias que en el dia 20, y ya
se habia cerrado ci salon de los Estados, so pre-
testo de los preparativos que exige la presencia
del rey los cuales podian hacerse en medio dia,
pero habia resuelto el clero la vispera reunirse
los comunes , y se trataba de impedir esta reu-
nion. Una &den del rey suspende al momento las
sesiones hasta el 22. Creyendose Bailly obligado


obedecer à.la Asamblea, que el viernes 19 se ha-
bia aplazado para el sâbado inmediato, se dirije â
la puerta del salon, que Io rodeaban guardias
franceses con «den de prohibir la entrada. El
oficial de servicio recibe â Bailly cm respe-
to , y le permite la entrada â un patio pa-
ra estender alti una protesta. Algunos dipu-


FnANCESA. 51


tados jôvenes y acalorados quieren atropellar la
consigna; sale Bailly, los aplaca y los lieva consi-
go para que no comprometan al generoso oticial
que con tanta moderacion ejecutaba las Ordenes
de la autoridad. Agrnpanse en tumulto; insisten
en reunirse ; hablan algunos de empezar la sesion
bajo las ventanas del misino rey ; proponen otros
el salon ciel juego de pelota; dirigense, todos alli,
y el duefio le cede con gusto.


El salon era grande; las paredes estaban som-
brias y desnudas , y no habla ningun asiento.
Ofrece uno un sillon al presidente, que lo rehusa
y quiere permanecer en pie cou la Asamblea; un
banco sirve de bufetc ; dos diputados estan colo-
cados â la puerta para guardarla , y bien pronto
son relevados por otros que vienen â ofrecer sus
servicios. Corre el pueblo de tropel y principia la.
deliberacion. Sublevanse por todas partes contra
esta suspension de las sesiones, y proponen diver-
sos medios para 'lacer frente al porvenir. La
agitation se aumenta y los partidos estremos pria-
cipian â ofrecerse à la imagination. Prophese el
marchar à Paris, acegese con calor este parecer,
y se ventila fuertemente , y atm va se habla de
trasladarse en cuerpo y à pie. Bailly


se asusta de
las violencias que podria sufrir la Asamblea en el
camino, y tennendo por ara parte un rompiinien-
to, se opone à este proyecto. Entonces Mounier
propone à los diputados, que juren no separarse
antes de establecer una constitution. Acegese con
entusiasmo esta proposition, y redactan al lm-
mento la fôrtuula del juramento. Bailly pile el ho-
nor de ser el primero que jure , y lee la formula
en este tenor: «Jurais sOlemuemente no separa-




J2 I1EVOLUGION
«ros nunca, y reuniros en donde quiera que las
«circunstancias lo ex.ijan, hasta que se estahlezca
«la Constitution del reino, y quede asegurada SO-
«bre fundamentos sOlidos?» Esta fôrmula promm-
ciacla eu alfa é inteligible voz, resouô 'mea tuera
del recint.o ; de repente todas las bocal pronun-
cian et juramento , y todos los brazos se tiendeu
hâcia Bailly , que de pié é inmevil recihe este
compromise solemne de asegurar con leyes ,
ejercicio de los derechos nationales. La muche-
dumbro Lanza al moment() gritos de eiva asam-
bien! el rey! como para demostrar que sin c6-
lera y sin jenoo, lino por un deber, recobra lo que
se ladebe.Losdiputados se disponen en seguida à
firmar la declaracion que acaban de hacer. Uno
solo, Martin de Auch, aciade à su nombre la pala-
bra de disidente. FOrmase al rededor de él un grau
tumulto, y Baill y para que le oigan , se suhe so-
bre una mena, se dirige con moderacion al diputa-
do y le demuestra que tiene el derecho de rebusar
su lirma, pero no el de formai- oposicion. El dipu-
tado insiste, y la 4samblea pur respeto â su liber-
tad , tolera la palabra y permite que se consigne
en et acta.


Esta nueva demostracion de energia aument6
el sobresalto de la nobleza, que al dia siguiente
acudiô â Ilevar sus clamores à los pies del rey, es-
cusândose en parte de las restricciones que babia
puesto al plan de conciliacion , y à implorar su
asistencia. La minoria de los nobles protest6 con-
tra este paso, sosteniendo con razon , que ya. no
era tiempo de pedir la intervencion real despues
de haberla rehusado tan fuera de propOsito. Esta
rninoria desatendida se componia de ï individuel,


FRÂNCESA. 53
contandose entre ellos militares y magistrados ins
truidos; el duque de Liancourt , amigo generoso
de su rev y de la hbertad ; el duque de Laroche-
foucauld, distinguido por una constante virtud y
grandes lutes ; Lally-Tolendal , célebre ya por las
desgracias de su padre, y sus elocuentes reclama-
ciones; Clermont Tonnerre, notable por el don de
la palabra ; los hermanos Lameths , jOvenes coro-
neles, conocidos por su taleuto y valor; Duport,
citado ya por su vasta capacidad , y la firtneza de
su carà'cter; y en fin, el marqués de Lafayette, de-
fensar de la libertad americana, que unir t la vi-
yaciclad francesa la constancia y sencillez de Was-
hington. Las intrigas entorpecian Iodas las opera-
ciones de la cône, y la sesion aplazada para e/
lunes 22 se trasladô al 23. Un billete dirigido , ya
tarde, à Baill y , y â la salida del grau cousejo , le
anunciaha estatraslacion , y probaba la agitation
que reinaha en las ideas. Necker estaba resuelto à
no ir à. la sesion, para no autorizar con su presen-
cia proyectos que desaprobaba.


Para i m pedir la sesion del 22 se emplearon
medios mezquinos , que son el ordinario recurso
de una autoridad débil, y bajo pretesto de que se
iba â jugar un partido de pelota, mandaron los
principes ocupar el local para aquel mismo dia. La
Asamblea se dirigiô à la iglesia de San Luis, en
donde recibiô à la mayoria del clero, â cuva cale-
za se hallaba el arzobispo de Vienne. Esta i•eunion'
verilicada cou la rna.yor clignidad , escit° la mas
viva alegria , pues el clero él mismo, venia
a someterse alli para la revision de los poderes en


El dia siguiente 23, era el fijado para la sesion
C01111111.




REVOLUCION


real. Los diputados de los comunes debian entrai
par una puerta escusada, v difcrente de la que es..,
taba reservada para la nobleza y el clero ;—à latta
de violencia no se les perdonaban humillaciones,
Espuestos à la Iluvia esperaron por largo tiempe:
el presidente , reducido â Ilamar à esta puerta que
no se abria , lo hizo =chas veces , pero se le res-
pondiô que no era tiempo. Ya los diputados iban
retirarse , Ilam6 de nuovo , y la puerta se
abriô en fin , y al entrar hallaron à los dos prime-
ras ôrdenes eu posesion de los asientos que ellos
hubieran querido ocupar tornandolos de antemano.
No era la sesion coma la del 3 de ma ya , mages
tuosa é igualinente patetica por una ciorta efusion
de sentimientos y de esperanzas : una inilicia nu-
merosa , con un silencio adusto , la diferenciaba
de aquella primera solemaidad. Tome el rev la pa..
labra, y ostent6 su debilidad empleando espresio-
nes demasiado ené.rgicas para su caracter , prof"-
riendo reconvenciones y dando maudatos. Disponia
la separacion por estamento: anulaba los anterio-
res acuerdos del tereero, prometiendo sancionar la
abdication de los privilegios pecuniarios, cuando
hubiesen hecho entrera de ellos los poseedores.
Mantenia todos los derechos feudales , tanto Utiles
coma honorilicos , como si fuesen propiedades in-
violables ; no ordenaba la reunion para los asun-
tos de interés general , sino que la hacia esperar
de la moderacion de las primeras ardues ; forzan-
do de este modo à. obedecer al tercer estamento, y
contentândose con suponer la obediencia de la aris-
tocracia ; dejaba à la nobleza y al clero por jueces
de lo que especialmente les concernia , y concloia
diciendo que si encontraban nuevos obstàculos, él


FRANCESÀ. 55
solo haria el bien de su pueblo y se miraria coma
su énico representante. Este tono y este lenguage
irritaron profundamente los animas, no contra el
rey, que con tanta debilidad acababa de represen-
tar pasiones que no cran suvas, sino contra la anis-
tocracia, cu yo instrumento era.


Luego que hubo acabado su discurso , manda
à la Asamblea que inmediatamente se separase. Si-
guele la nobleza con una parte del clero; la inayor
parte de los diputados eclesiàsticos se detienen,y
los diputados de los comunes permanecen inrnavi-
les v guardan un profundo silencio. Mirabeau, que
siempre se adelantaha el primera , se !cranta y
dite «Sei-mores , conlieso que Io que acabamos de
air podria servir para la salvacion de la patria , si
los presentes del despotismo no fuesen siempre pe-
ligrosos... Qué significa ese aparato de Menas, es-
ta violation del santuario national, para mandaros
que seais felices...! iEn (lande estàn los enemigos
de la nation? i Esta, Catilina à nuestras puertas...?
Pido que revistiéndoos de vuestra dignidad y po-
testad legislativa, complais con la religion de vues-
tro juramento; este no permite que os separeis
hasta despues de haber hacha la Constitution.»


El marqués de Breze , Bran maestro de cere-
manias , entra entonces y se dirige à Baill y : «lla-
«bels oido , le dite, las Ordenes del rey?» y Bailly
le responde: «Voy à tomar las de la'Asainblea.»
Adelantase Mirabeau y esclama: «Si sehor, , liernes
«aida las intenciones sugeridas al rev ; pero aqui
«no tenais ni vota, ni lugar, ni derecho de hablar.
«Sin embargo , para evitar toda dilacion , id à de-
«cir a vuestro amo que estamos aqui por la volun-
«tad del pueblo , y que no se nos arrancarà sino




56 RE VOLUCION


«con el poder de las bayonetas.» M. de Breze se
retira , y Sieyes pronuncia estas palabras: «floy
«somos Io que éramos ayer; deliberemos.» LaAsarn-
blea se dispone h deliberar sobre et mantenimiento
de sus acuerdos anteriores. «El primero de estos
acuerdos , dijo Barnave, ha declarado In que sois;
el segundo gira sobre los impuestos que vosotros
solos teneis .el derecho de consentir, y el tercero
es el juramento de cumplir con vuestro deher. Nin_
guna de estas medidas necesita de la saneion real,
porque cl rey no puede impedir lo que no tiene fa-.
cultad de aprobar.» En aquel moment° entrait ope-
rarios para quitar los asientos, fuerza armada atra-
viesa el salon y lo cercan por de fuera; los guardias
de corps se adelantan hanta la misma puerta. La
Asamblea sin interrumpirse , permanece en sus
asientos y recoge los votas , siendo todos unani-
mes por el mantenirniento de los acuerdos ante-
riores. No es esto todo : en el recinto de la ciudad
real , en medio de los sirvientes de la cône, y pri-
vada del socorro de un puehlo tan temible des-
pues, la Asamblea podia estar amenazada. De nue-
vo aparece l‘lirabeau en la tribuna, y propone que
se decrete la inviolabilidad de cada diputado. Al
punto la asamblea , no oponienno â la fuerza mas
que una magestuosa voluntad , declara inviolable
a cada uno de sus miembros, y proclama por trai-
dor , infatue y culpable de crimen capital t quiea
atelite â sus personas.


Entre tanto la nobleza, que creia salvo el esta-
do por esta sesion real, presentaba sus felicitacio-
nes al principe, que la habia ideado , y desde el
principe las llevaha à la veina, la cual, teniendo
à su hijo en los brazos lo presentaba à tan rendi-


FIANCES.. 57
dos servidores , recibia sus juramentos, y se aban-
donaba desgraciadamente à una ciega confianza.
En este instante se oyeron gritos; corren todos , y
ven al pueblo reunido en trope! , que felicitaba a
Necker por no haber asistido à la sesion real. El
miedo sucediô â la alegria; el rey y la reina hicie-
ron Hamar à Necker , y estos augustos personages
se vieron obligados à suplicarle que se mantuviera
en et ministerio. El ministro consinti5 en ello, tras-
mitiendo à la cône una parte de la popularidad
que habia conservado, no asistiendo â esta funesta
sesion.


,A.si acababa de verificarse la primera revolu-
cion. El tercer estamento habia recobrado el poder
legislativo, y sus adversarios lo habian perdido
por haberlo querido conserver todo entero , coin-
pletàndose enteramente en pocos dias esta legisla-
tiva revolucion. Todavia se emplearon algunas ar-
terias , como las de entorpecer las comunicaciones
imeriores en los salones de los estados ; pero fue-
ron en valde. El , la mavoria del der() se diri-
giô â la Asamblea, y pidiô la revision en connut
para delibcrar seguiidamente sobre las proposicio-
nes hechas por el rey en la sesion del 23 de junio,
mas la minoria del clero continuaba deliherando
en su camara particular. El arzobispo de Paris,
Juigné , prelado virtuoso , bienhechor del pueblo,
pero privilegista obstinado, se vi6 perseguido
obligado â prometer su reunion ; y efectivamenCe
se dirige à la Asamblea national àcompailado del
arzobispo de Burdeos, prelado popular, y que mas
tarde debia Ilegar ti ser ministro


Manifestese la mayor turbacion en las filas de
la nobleza: y sus alborotadores ordinarios atizahan




WEVOLUCION


las pasiones. Propuso d' Espremend decretar con-
tra el tercer estamento, y hacerlo perseguir por el
procurador general ; pero la minoria estuvo por la
reunion , y la motion se deseche en medio del tu-
multe.. El dague de Orleans apoyé la proposition,
iti pesar de haler prometido la vispera lo contrario
à los Polig


nacs (*). Cuarenta y sicle iudividuos de
la nobleza, resueltos a reunirse à la Asamblea ge-
neral â pesar de la decision de la mavoria, se tras-
ladarou en cuerpo y fueron recibidos en medio del
regocijo ptiblico. Sin embargo, à pesar de esta
alegria causada por su presencia sus rostres esta-
han melancrilicos. «Cedemos à nuestra conciencia,
dijo Clermont-Tonnerre, pero nos separamos con
dolor de nuestros hermanos. Venimos a cooperar
â la regeneracion cada uno de nosotros os
hart conocer el grado de actividad que nos permi-
ten nuestros poderes.


Diariamente habia nuevas retinones y la Asam-
Mea vela aumentar el mimer° de sus miembros.
De todas partes llegaban felicitaciones espresando;
el voto de las ciudades v provincias. Mounier sus-
cità las del Delfinado; Paris hizo la suya, v hasta
el Palacio real enviô una diputacion, que la'Asam-
Mea rodeada todavia de peligros, recibiô para no
indisponerse con la multitud cuyos escesos no se
preveian. Era menester al contrario contar con su
energia y apovarse en dila, muchos lo dudaban y
el valor del pueblo no era todavia mas que un sue-,
fila agradable; y asi, los aplausos de las tribunas,
incOrnodos frecuenternente para la Isamblea, se
habian tolerado por lo misai°, y no se atrevieron


(*) Véase Ferrieres.


FRANCESA. 59
impedirlos. Quiso Bailly hacer una reclamacion, y
se confundieron su voz y su motion entre aplausos
estrepitosos.


La mavoria de la nobleza continuaba sus sesio-
nes en medio del alboroto y del estruendo mas vio-
lento. El espanto se apoderd de los que la dirigian,
y la sena' de reunion sali6 de los mismos que poco
antes ordenaban la resistencia; pero sus pasiones,
harto acaloradas va, no eran faciles de contener.
ViOse obligado et rev à escrihir una carta y la
cOrte y los grandes rêducidos â suplicar, cliciendo
à los nias obstinados que la reunion duraria niuv po-
co, porque se acercabau las tropas y era necesario
ceder para salvar al rey. ArrancOse et consentimien-
to en medio del desôiden, y la mavoria de la no-
bleza, acompaeacla de la minoria dei clero, se di


n


-


Tioieron et 27 de junio â la Asamblea general.
cliique de Luxemburgo tom() la palabra en nombre
de todos, y dijo que acudian para dar al rey una
nuestra de respeto y una prueba de patriotismo
la nacion: «La familia està completa» respondie
Baill y


. Suponiendo que la reunion estaba cala
./ y


que se trataba, no de revisar sino de deliberar
comun, anadi6: «Podremos dedicarnos sin descan-
so y sin distraccion, â la regeneracion del reino
à la pnblica felicidad:» Todavia se emplearou aigu-
nos recursos menguados para manifester que nu se
habia hecho lo que la necesidad precisaba à becs.;
los recien venidos entraban siempre despues de /a
apertura de las sesiones, todos en cuerpo v Conoe
figurando ao estamento; aparentaban inanienerse
de pie detras del presidente, y de minera que se
viese que no estahan sentaclos. Baill y , cou bastan-
te comedimiento y firmeza, concluvô par venter


BibliogecaPopular.
T. I. 3U.




60 REVOLUCION
toda resistencia y al fin.sesentaron.Quisose l etam-
:t.ien. disputar la presidencia, no â viva fuerza, sine


a por una negociacion secreta; ya por una super-
Iteria. Bailly la conservé, no por ambicionsino por


•eber, y se vie â un simple ciudadano , conocido
itnicarnente por sus virtudes y talentos, presidir à
dodos los grandes del reino y de la iglesia.


Era demasiado evidente que estaba acabada la
revolucion legislativa, pues aunque la primera dis-
ctitsion no tuvo Otto objet° lino el modo revisar los
eaderes y no et de votar: aunque los unos hubiesen
-


deciarado no reunirse sino'para hacerla revision en
•eornun, y los otros. para obedecer à las intenciones
ireales espresadas el 23 de junio; no quedaba duda,
.que el voto por persona era inevitable é imita, é irn-
îpolitica toda reclamacion. Sin embargo, el cardenal
deLarochefoucauld, protesté en el nombre de la mi-
aoria., y manifesté que no se habia reunido sino
para deliberar sobre puntos generales, y conser-
N'and° siempre el derecho formar un e‘ stamento
*•parte. El arzobispo de Vienne replice con dese,n-
fado, que la minoria no habia podido decidir nada
•en ia ausencià de la mavoria ciel cl•ero, y que no
ienia derecho para hablar en nombre de la case
,entera. Levantése con violencia Mirabeau contra
semejante pretension y dijo, que era estran() que se
?iiresentase en el serré de la Asamblea contra la
Asamblea misma, y que no habiaotro remedio mas
que reconocer su soberania é retirarse.


Suscitése entonces la cuestion de los mandatos
imperativos, pues la mayor parte de aquellos do-
<cumentos espresaban el voto de los electores,
'especto â las reformas que se habian de ha-


er y preceptuahan este voto como obligatorio
••.e, •


FRANCESA. 61
para los diputaclos. Antes de resolver, convenia
iijar hasta que punto podia haccrse; y por lo tanto
esta cuestion debia ser la primera. Tomése en con-
sideracion muchas veces y otras tantas fué abando-
nada, por que los unos querian que se apelase à los
comitentes; y los otros pensabau que de los co-
mitentes solo se pocha recibir la mision de votar
por ellos, despues que los puntos se hubiesen dis-
cutido é ilustrado por los enviados de toda la na-
tion; pero no creian que se pudiera recibir ale an-
temano un dictimen ya formado. Con efecto, si se
cree que para hacer min ley se requiere un couse-
jo general , ya para banal' mavores !Lices, éporque
no se puede tener un parecer'sino cuando todas las
partes de la nation se han entendido nuituamente;
la consecuencia natural es que los diputados (bleu
.que.dar libres y sin mandato obligatorio. Mirabeau
robusteciendo la razon con la ircinia, esclam6 que
todos los que creian ser imperativos sus mandatos,
habian cometido un desacierto en acudir, y no te-
flan mas que dejar sus poderes sobre sus asientos,
que estos residirian tan bien como ellos. Sieyes,
•con su saacidad ordinaria, previendo que, à pe-
sar de la decision justisima de la Asamblea, grau
mimero de diputados se limitarian â sus juramen-
tos, yque refugiàndose en sus conciencias, se ha-
'rian inatacables, propuso el érden del dia, moti-
vando que cadauno m'aillez del valor del juramen-
to que. habia prestado. «Los que se crean ohligados
.«por sus poderes, dijo, seran mirador como au-
«sentes; asi como !os que hayau reusado revisar
«sus poderes en la Asambleageneral» Adoptése es-
tà opinion, y estrechando la Asamblea â los
opositores, les facilitaba pretestos, al paso que de-


.




62 REVOLUCION


ja.ndolos libres, estaba segura de atraerlos à si, y su
victoria se aseguraba.
. El objet() de la nueva convocation era la refor-
ma del estado, es deeir, el establecitniento de una
constitucion de que la Francia carecia. ► pesar de
cuanto se bava dicho en contrario. Si se da este
nombre à toddespecie de relaciones entre los go-
beruados y et gobierno, sin Juda que la Francia
poseia una constitucion, pues babia un rey que man.
daba y unos sùbditos que ohedecian; verdad es que
unos ministres maudaban prend« a su antojo
à cualquiera, que los arrendadores cobraban hasta
et ultimo Obolo del pueblo; y que los Parlarnentos
habian condenado muchos


•desgraciados al Ultimo
suplicio. Los pueblos m:às barbaros tienen de estas
especies de constitucion. Bahia babido en Francia
Estados generales , pero sin atribuciones fijas, sin
épocas determinadas, siempre sin resultados.
Irabia habidouna autoriclad real, é nota ô absoluta:
habia habido tribunalesô audienciassoberauas, que
à menudo juntaban fil poder judicial cl poder legis-
lativo; pero no habia uiuguna lev que asegurase la
responsahilidad de los agentes del poder, la liber-
tad de imprenta, la libertad individual, y todas las
garantias, en fin, que en et estado social reempla-
zan à la fiction de la libertad natural (3). La nece-
sidad de una constitucion estaba conocida y confes
sadageneralinente: y asi lo espresaban enérgicamen-
te todos los poderes, y con la mayor fornialidad se
habian espresado tambien por los principios fun-
damentalesdeestaconstitucion. Unauimeute habian
prescrite, et gobierno monarquico, la herencia por
linea de varon, la atribucion esclusiva al rev, del
poder éjecutivo, la respensabilidad de todos los


FitANCESA. 63


mandatarios, el concurso de la nation y del rey para
la formation de las leves y la votation de los im-
puestos y la libertad individual; pero estaban di-
vididos sobre la creacion de una ô dos camaras le-
gislativas; sobre la permanencia, plazos y d isol ucion
del cuerpo legislador; sobre la existencia politica del
clero v los parlamentos, y sobre la estension de la
libertad de imprenta. Tantas euestiones, ô decidi-
das ci propuestas por los mandatarios anunciabau
dernasiado coati despierto estaba ya et espiritu ph-
blico en todos los puntos del reino, cuan prontinciado


geoeral era et voto de la Francia por la liber-
tad. (i.) Pero el fond a.r una eonsti trima completa en-
tre los escombros de unalegislacion antigua, à pesar
detodas de iodas las resistencia,s y cou el arrojo des-
ordenado de losanimos, era una obra grande v


Ademas de las desavenencias que dehia pro-
dueir la diversidad de intereses, era tambien de te-
rrier la divergencia neural de las opiniones. Una
tegislacion entera para un pueblo grande, excita
tan fu.erternente los animos, les inspira tan vas[OS
provectos y esperanzas tan quiméricas que no era
estiai► que se tomasen medidas ô varrs es.ajeradas
y frecuentemente hostiles. Para poser ôrden en los
trabajos se nombrô una coinision eacarada de tan-
tear su estension y disponer su distribution. Esta
junta estaba compuesta de los miel-1)1)1 .os nias mo-
derados de la Asamblea. Mounier, de un espiritu
vasto aunque tenaz, era et individuo mas laborioso
é influente y filé et eucareado de disponerel ôrden
de las tareas.


La dilicuttad de dar una constitucion no era la
que tenta que venter esta Asam b Ica. Entre unUnica


gobierno desacordado y un pueblo hambriento que




G 4 - REVOLUCION
exigia prontos ausilios, no podia menus que ruez-
darse en la administracion. Recelosa de la auto-
ridad, obligada a socorrer al pueblo, debia, aun
ambicion, usurpai' poco à poco el poder ejecutivo.
Ya el clero le hahia dado el ejemplo, haciendo el ter-
cer esta.mento la insidiosa proposition de ocuparse
inmediatamente de los abastos. formada apeuas la
Asamblea, nomhrô una cornision de subsistencias,
pidiô al ministerio antecedentes sobre esta materia,
propuso favorecer la circulacion de los géneros de
provincia a provincia, transportarlos oficialmente a.
los puntosclonde escaseaban, dar limosnas, y acudir
â empréstitos. El ministerio manilestô las medidas
eficaces que habia tomado en union con el rey, que
cornu hen administrador las habia facilitado con
todo su poder. Lally-Tolendal propuso el que se.
diesen decretos sobre la libre circulacion, lo cual
contesté Mounier que tales decretos exijirian la
sancion real, y quedando todavia este punto pur
arreglar se suscitarian graves dificultades: de este
modo se reunian todos los obstâculos. "tabla que
formar leyes, sin que se hubiesen lijado las formas
legislativas, vigilar la administracion sinmenosca-
bar la autoridad ejecutiva y hacer frente à tantos
impedi mentos, à pesar de la mata voluntad dei po-
der, de la oposicion de los intereses, de la diver-
jencia de los espiritus, y de la exigencia de un,
pueblo acabado de despertar y agitanclose â algu-
nas leguas de la Asamblea en el seno de una in-
mensa capital.


Corto es el espacio que separa à. Paris de Ver-
salles, y se le puede andar muchasveces en un dia;
por lo cual todas las agitaciones de Paris resonaban
inmediatamente en Srersalles, eu la côrte y en la


FRANCESA.


Asamblea. Paris ofrecia entonces un espectâcere
-


nuevo y estraordinario. Los electores reunidos
60 disCritos no habian querido separarse despues
de las eleccioaes y permanecian iuntos, va para dar
instrucciones asti' s diputados, ya pur aquella nece-
sidad de reunirse, de moverse, que obrasiempreere
el corazon de los hombres, y que se presenta con
tanta tuas violencia, cuanto mas tiempo ha estad*,.
reprimida. La misma suerte les habia cabido que
la Asamblea national: ccrrado cl sitio de sus sesio-
ne,s se habian trasiadado aotro: obtuvieron en Lingue
se les abriese la casa de ayuntamiento, y alti con-
tinuaban juntandose y correspondiéndose con sus.
diputados. Todavia no existian papeles pUblicos,
que diesen cuenta de las sesiones de la Asarnble
national; vera forzoso reunirse para tratar é ins-
truirse en "os acontecimientos. El jardin del Pa-
lacio ruai era et sitio mas frecuen l,e de las reunio-
nes. Este magnifie° jardin, rodeado de las tientlas,
mas ricas de la Europa, y formando cornu una de-
pendenda del palacio del duque de Orleans, cran
el punto de reunion de los estrangeros, de los hom-
brus malos, de los holgazanes, y particularmente
de los mas fogosos alborotadores. Proferianse en
los cafés ô en el mismo jardin , los discursos ruas
atrevidos: velase à un orador subir sobre una mea
sa, y reuniendo en trono suvo à la multitud, con-
moverla cou los discursos Mas violentes; discursos
siempre impunes, pur que la multitud reinaba
cornu una soberana. l'ombres que se suponian aile-
gados al duque de Orleans, se rnanifestahau los
mas entusiastas. Las riquezas de este principe...,
sus conocidas profusiones , sus enormes emprésti-
tos, su proxitnidad al trono, su ambicion , annule


I




6. 6, REVOLCCION
saga, todo se conjurabaàacusarle de complicidad.
La historia, sin designar nombre alguno , puede
por ln menos asegurar que se derrarmi et oro, y
que si bien la parte sana de la nation, queria ar-
dientemente la libertad , si la mucheduinhre in-
quieta y patiente queria rnoverse, y proporcionar-
se una suerte tnejor , habia tambien ins!igadores
que escitahan â veces a esa muchedum bre , y di-
rijian quiza algunos de sus golpes. Pur lo demas,
no hav que contai- este inilujo entre las causas de
la revolucion, pur que con un poco de oro y algu-
nas tramas secretas , no se coninueve una naciou
de 25 millones de l'ombres.


Present(ise wnv luego un rnotivo de torbulen-
eias. Los guardias frandeses, trupa escogida v des-
tinada a componer la guardia real, estaban en


Citer() compta-lias se destacaban alternativa-
utente, é iban a bacer su servicio a Versalles.
Ademas de la severidad birbara (l1-. la nueva dis-
ciplina, estas tropas se quejahau tambien de su
nuevo coronel. En el saque° de la casa de Reveill on,
habian mostrado algun encarnizamiento contra el
pueblo; per() arrepentidas luego v ttuidas diaria-
mente à él, habian cedido â sus s' eduetiones. Por
otra parte, los soldados y sargentos conocian que
estaban privados de toda carrera; se encontraban
ofendidos viendo que sus oticiales jevenes no ha-
dan casi servicio alguno, si no ligurar en los dias
de parada, v que ana despues de las revistas no
acornpahaban al regitniento à sus cuarteles. Alli
como en todas partes, habia un tercet- estado que
acudia â todo, y de nada sacaba provecho. Mani-
festese la indisciplina, v alguuos soldados fueron
arrestados y conductdos à; la Abadia.M punto se reu-


FRANCESA. 67


nid la gente en el Palacio real gritando: id la
Abadial Couic') alla la multitud, echaron las puer-
tas abajocondujeron en triunfo à los soldados que
acababan .de libertar. Nlientras que el pueblo los
custodiaba en el Palacio real, recibié la Asamblea
una carta para que pidiese su libertad. Colocada
entre el pueblo por ou parte, y' por la otra el go-
bierno, que se hacia sospechoso , poilue iba a
obrar en causa propia, la Asamblea no pilla me-
nos de intervenir y de cometer una usurpation,
mezclàndose en la policia pnblica. Tomando una
diestra v sabla resolucion, manifesté à lus parisien-
ses sus 'cleseos por el sosten del buen erden, re-
comendandoles no lo alterasen, y al misino tietnpo
envié ttna diputacion al rey para implorar su de-
mencia, como inedio infalible de restablecer la con-
cordia y la paz. Penetrado el rey de la moderacion
de la Asamblea, prometiô su clemencia, luego que
et Orden se 'Initiera restablecido; los guardias frau.-
ceses fueron conducidos inmediatamente à las pri-
siones, de donde salieron poco despues en virtud
de un indult° real.


Todo marc:baba bien hasta entonces, pero la no-
bleza, al reunirse con los dos Estamentos, habia
cedido con despccbo, y mediante la promena, de que
su reunion serra de corta duracion. Juntabase sin
embargo todos los (lias, y protestana contra los
trabajos de la Asamblea nacional ; sus reuniones
iban progresivamente disminuyendo; pues el 3 de
julio se habian contado 138 individuos




'


presentes-
el •0 no cran mas que 93, y el 1 I quedaron 80. Sin
embargo, los mas obstinados continuaban, y el dia


30 de j uni°.




68 REVOLUCION
resolvieron presentar una protesta, que les im-


pidieron redactar los acontecimientos posteriores,
La (*te por su parte habia cedido con pesai y sin
objeto. Vuelta de su asombro, despues de la sesion
de 23 de junio , habia querido la reuuion general
para poner trabas a la marcha de la Asarnblea poi-
medio de los nobles, y con la esperauza de disol yer-
la luego à vin fuerza Hainan conservado a Necker
sola.mente, para encubrir con su presencia las tra-
mas secretas que se urdian; y por una cierta
tacion, y la reserva que con éi usaban ; conociô que
habia alguua grande maquinacion. El mismo rey'
no estaba instruido de todo, é indudablemente se
proponian ir mas lejos de lo que él queria. Necker,
que creia que toda la acajou de un hombre de esta
do, dehia limitarse â razonamientos, y que ùnica-
mente renia fuerza necesaria para !lacer represen-
taciones las hacia inutilmente. Unido con Mounier,
Lally-Tolendal y Clermont-Tonnerre, meditaban
juntos plantear la coastitucion inglesa. Entre-
tanto , la celle continuaba sus preparativos secre-
tos, y queriendo retirarse los diputados nobles, sa
les contuvo hablandoles de un desenlace prtiximo.


Acercâbanse las tropas mandadas por el anti-
guo mariscal de Broglie, y el baron de Besenval
'Abia recibido el mando particular de las que cep,
caban àl'aris compuestas de quinte regimieutos, la
mayor parte estrangerus. La jactancia de los cor-
tesanos revelaba el peligro; y estos conspiradores,
demasiado prontos para am enazar, comprometian de
este modo sus intentos. InAruidos los diputados
populares, no de todos los detalles de un pian que
no era conocido compictamente, v del cual cl mism


no sabla nias que una parte, pero que induda-


PlIANCESA . 69
blemente haciatemer que se iba à emplear la violen-
cia; estaban irritados, y pensaban en los medios de.
resistencia. Se ignoran, y probablemente se igno-
raransiempre, los medios secretos,empleados en la
insurreccion del 14 de julio, pero poco importa sa-
berlos ; la aristocracia conspiraba, y el partido po-
pular podia hacerlo tam bien. Siendo iclénticos los
medios empleados, queda en pie la justicia de la
causa, y esta no estaba à favor de los que querian
la desunion de los tres estamentos, la disolucion
de la representacion national, y enconarse contra
sus mas animosos diputados.


Mirabeau opinai, que el medio mas seguro de
intirnidar al poder; era el de reducirle à discutir
ptiblicamente las medidas que se le vela tomar. Pa-
ra esto habia que denunciarle abiertamente: si va-
cilaha eu responder, si se eludia, va estaba senten-
ciado ; y la nacion quedaba advertida v en guardia.


Ilace hlirabeau que se suspendais los trabajos
relativos â la constitucion , y propane que se Aida
al rev la separacion de las tropas. Mezcla en sus
palabras el respeto al monarca con las reconven.-
clones mas severas al gohierno: dieu que todos los
dras acuden nuevas tropas; que todas las avenidas
estàn interceptadas , que los puentes y los paseos
se han cambiado en puestos militares; v que ma-
nejos priblicos y secretos, Ordenes y contraôrdenes
pricipitadas atemorizaban iz todos, y anunciaban la
guerra. Afiadiendo â estos hechos amarg,as recon-
yenciones • «se presentan , dite , mas soldados
amenazadores a la nacion, que tal vez se encontra-
rian en una invasion del enemigo; y â lo menas,
mil veces mas de los que se han podido reunir para
ausiliar à los amigos martires de su ficlelidad,




REVOLUCION


sobre todo, para conservar aquella alianza de IOS
holancleses , tan preciosa, adquirida à costa de tau-
tos sacrificios y tan vergoozosamente perdida.


En medio de los aplausos que escità su discor-
so, se adopté, la proposicion suprimiendo
mente el articulo relati yo al reemplazo de las tro-
pas para las guardias urhanas; y queda este recur-
so adoptado unânimemente, menos por cuatro vo-
tos. En este célebre negocio, que segun dite, no
tuvo parte Mirabeau, si no que sugiriô la idea, es-
taba previendo casi toi() lo que iha â suceder, co-
in() era la esplosion de la multitud, y el abandon()
de la tropa, uniendo se con los ciudadanos. Tan
diestro coin() audaz, tuvo el atrevimiento de asegu-
rar al rey que no serian vauas sus promesas. «Nos
habeis llamado, le decia, para regenerar el reino;


vuestros descos quedarân cumplidos, ü pesar de
las asechanzas, dilicultades v peligros.»


Una diputacion de 24. iniembros entregô la mo-
cion al rey que no queriendo esplicarse, contest6 que
la reunion de tropas no tenia otro objet() que man-
teuer la tranquilidad palica , y prestar la debida
proteccioa a la Asamblea; y que ademas, si esta
tenia todavia temores , la trasladaria. â Soissons é
à No y on, pasando el mismo à Compiegne.


La Asamblea no podia contentarse con tal res-
puesta, y mucho menus con la oferta de alejaria de
la capital para colocarla entre dos camparnentos,
El coude de Grillon propuso et conliar en la pala-
bra y pundonor de un rev. «La palabra de, un rey
«pundonoroso, contesta Mirabeau, es mal garante
«de la conducta de su ministerio; nuestra ciega
«conlianza en los reyes nos ha perdido; hemos pe-
«dido la retirada de las tropas, y no que tengamos


F11.4NCEsA. 71


«que huir delante de ellas ;—forzoso es insistir en


Esta proposicion no fué aprobada
«la demanda.»


, pur que era
demasiada la franqueza que ostentaba Mirabeau pa-
ra que le perdonasen las maquinaciones reservadas,
si es cierto que se emplearon.


Era el I i de julio; Necker habia dicho muchas
veces al re y que si sus servicios le desagradaban
se retiraria sumisamente. «Accpto la palabra,» le
respondiô el rev, y el d l por la coche recibié Ne-
cker una esquela en que Luis XVI le intimaba el
cumpliiniento de su palabra, y le estrechaba para
que partiese, aria.diendole que esperaba de él omit-
taria a tocios su salida. Necker, justificando enton-
ces la honrosa conlianza del soberano, marchase sin
participarlo à su sociedad, ni aun à su hija , v se
balla â posas horas [m'y lejos de Versalles. Er dia
siguiente, 12 de julio, era domingo, y se esparciü'
la noticia pur Paris que Necker habia sido depues-
to asi coince MM. de Montmorin , La Luzerne, Puy-
segur v Saint-Priest. Anunciâbanse por sucesores
MM. de Breteuil, La Vauguyon, _Broglie, Foulon v
Dainecourt, conocidos casi todos por su oposicion a
la causa poputar. Alborétase Paris y corren todos
al Palacio real. Un jtiven, conocido despues por
su exaltation republicana, nacido con una alma
tierna, pero ardiente, Camilo Desmoulins , se cu-
be sobre una musa, presenta dos pistolas gritando,
â las armas: arranca una hoja de àrbol para hacer
una escarapela, é incita à los demas




one l
n.ikoa


lo inisino. AI punto quedan los arboles despojados;
acuden las turbas à un museo de hustos de cera,
arrebatan los de Necker y del duque de Orleans,
amenazado, decian, con ef destierro , y espârcense


4




72 REVOLUCION


en seguida por todos los barries de Paris Ilevando-
los en triunfo. Atravesando iba este trope! la talle
de San Honorat°, cuando eucuentra hâcia la plaza
de N'endente un destacamento del Real-Alcman,
que se arroja sobre él , biere â muchos y entre
otros â un soldado de guardias francesas. Estes Ul-
times, dispuestos va à favor del pueblo y contra el
Real-Alcman , con quien habran teaido rima unos
dias antes, estaban acuartelados cerca de la plaza
de Luis MT, y hacen fuego al Real-Àletnan.
principe de -Lambesc, que mandaba este regimiento„
se replega luego 'racla el jardin de las Tullerias,
carga sobre la multitud tranqinla que se paseaba
alti, mata â un anciano en media de la confusion, y
despeja el jardin. Entre tanto , las tropas que rodea-
ban â Paris se concentran sobre el campo de Mar-
te y la plaza de Luis XV. El terrer eutonces no
tiene limites y se trueca en futur. Cerna todos
por la ciudad'gritando là las armas! y la multitud
se dirije al Àyuntamieute para pedirlas. Los elec-
tores que componian la junta general estaban reu•
nidos; entregan las armas que va no podian reusar,
y que estaban arrehatando mieutras se decidia con-
,cederlas. Estes electores, cornponian en semejente
-moment° la Unica autoridad estahlecida. Privados
de todo goder active, disponen de los que exijian
las circunstane,ias, y ordenan la convocation de
los distritos. Todos los ciudadanos acuden para
acordar tnedios de preservarse â un tiempo del fu-
t'« de la multitud v del ataque de las tropas reales.
Durante la hoche, el puehlo que siempre corre â
le que le interesa, atropella , é incendia las bar-
reras , dispersa à los guardas y facilita todas las
eutradas. Las tiendas todas de los.anneros se des:-


7FRANCESA. 3


pojan. Les -fora aidos 'va notados en el incendie de
la casa de Reveillon , y que en todas ocasiones se
les vie salir corne del centre de la tierra, se aime-
cen armados de posas y pales y derramando el es-
panto. Estes acontecimientos suceclieron en todo
et °domin a.° 12 de julio, Yen la nochedel domingo al
lunes 13. Eu la mariana del lunes, los elcctores,
siempre reunidos en la casa del Ayuntamiento,
creen que se debe dar una forma mas legal à su
autoridad, y en consecuencia llaman al prehoste
de los mercaderes, administrador ordinarro de la
ciudad. Este no consiente en ceder sine bajo un re-
querimiento en forma; verificese en efecto, y agré-
gaule cierto némero de electores , componien-
do•e de este modo una municipalidad revestida de
todas las facultades. Esta inunicipalidad Hama
al teniente de policia , y en pocas boras redacta un
plan de armamento para la milicia urbana.


Esta milicia debia constar de 4.8,000 l'ombres
presentados por los distritos; la serial distintiva
debia ser, en vez de la escarapela verde, la encar-
nada y azul, propia de Paris. iode individuo soi--
prendido coa las armas, y con esta escarapela, sin
estar alistado por su distrito en la guardia urbana,
debia ser arrestado , desarmaclocastigado. Este
fo,. el primer origan de las guar'dias nationales.
Semejante plan quede adoptado por todos los dis-
tritos que se apresuraron â. ponerle en ejecucion.
Durante la misma maina, el pueblo en busca de
granos habia saqueado la casa de San Lazare;
habia allanado el Guardamuebles para coger armas
de se sacaron las armaduras antiguas que ha-
bia, y se revistie con citas. Veiase à la multitud
con cascos y Inas inundar la ciudad, El pueblo




74 REVOLUCION
se mostraba por entonnes enemigo del pillage; con
su movilidad ordinaria, afectaba el desinterés,
respetaba el oro, no cogia mas que las armas, y
aun arrestaba à los rateras. Los guardias franceses
y,
la milicia del resguardo habian ofrecido sus ser-


vicias y se ihan alistando en la guardia urbana.
Continuamente se estahan pidiendo armas con


gritos desaforadcs, y el preboste Flesselles, que al
pronto habia resistido à sus conciudadanos, ahora
se mostraha celoso y prometia 12,000 fusiles al
momento. y muchos mas para los dias siguientes.
Aparentaha haber huila una rompra â. un armera
desconocido; lo cual parecia dificil en vista del
poco tiempo que habia transcurrido. Entre tanto
Ilega la tarde; las najas de artilleria anunciadas Dor
Flesselles se acercan à la casa del Ayuntamiento,
las abren y se encuentran llenas de lenceria usada.
A la vista'de esta, indiguase la multitud contra el
preboste, quien alega que le han engaflado, y para
aquietarla dirijela ha.cia los cartujos, asegurando
que alli encontraran armas. Atanitos los cartujos
recihen à esta furibunda multitud, la introducen
en su retira, y consiguen convencerla de que nada
poseen de lo que les habia anunciado el preboste.


El pueblo mas irritado (lue nunca, vuelve atrâs
gritando: traicion! y para satisfacerle se dispone
la fahricacion de 50,000 picas. En aquel mismo
momento bajaban por el Sena unos harcos carga-
dos de p6Ivora, con destina â Versalles; la arme-
batan, y un elector tiene que distribuirla en media
de los mayores peligros.


Una horrorosa confusion reinaba en la casa del
Ayuntamiento, parque era residencia de las auto-
ridades, cuartel general de la milicia, y centro


PBANCESÀ.


de todas las operaciones. Bahia que acudir à la
seguridad esterlor amenazada por la carte, y à la
interior amenazada por los foragidos; habia que
calmar â cada instante las sospechas del pueblo,
que se creia vendido, y salvar de su furor â los
que escitaban su desconfianza. _Un se veian car-
ruages.detenidos, con yoyes interceptados, y via-
geros esperando el permise, de continuar,su camino.
Por la noche , la casa del Ayuntamiento estuvo
tambien amenazada una vez por los foragidos; un
elector, el valiente, Moreau de Saint-Merv, encar-
gado de su vigilancia hizo conducir barriles de
Palvora, y amenazô que los pegaria fuego ; con
cuyo media se alejaron los alhorotadores. Entre
tanto, los ciudadanos recogidos en sus casas, esta-
ban dispuestos para todo género de ataque ; habian
desempedrado las canes, abierto zanjas y taillada
todos los medios de resistir à un sitio.


Durante las turbulencias de la capital, reinaba
la consternation en la Asamblea que se habia reu-
nido el 13 par la mafiana, alarmada de los acon-
tecim ientos que se preparaban, y ajena con cuanto
pasaba en Paris. El diputado Mounier fué el pri-
mera que habia contra la separacion de los mi-
nistros. Lally-Tolendal le sucede en la tribuna,
bace un elogio magnifie° de Necker, y ambos, se
unen para proponer una demanda en la cual se
pide al rev el regreso de los ministros. Un dipu-
tado de la nobleza, M. de Virieu, propone confir-
mar tambien los acuerdos del 17 de junio por un
mismo juramento. M. de Clermont-Tonnerre se
opone à. esta proposition coma recordando
los compromises de la Asamblea escrama:«lldabie
constitution, a existiremos nosotros.» La


TBiblioteca poptelar. . 1. 37 3




76 REVOLUCION
cusion se habia prolongado, cuando se supieron
las turbulencias de Paris, en la inafiana del 43, y
las desgracias con que estaba amenazada la capital
entre franceses indisciplinados, que segun la es-
presion del dogue de Larochefocauld, no estaban
à cargo de radie, y unes estrangeros esperimen-
bides, à disposition del clespotismo. Se acuerda en
seguida enviar una diputacion al rey; para pintar-
le la de la capital, y suplicarle mande
la separacion de las tropas, y el establecimiento
de la guardia urbana. Da el rev una respuesta Fria
y tranquila que no estaba acorde con su corazon,


repite que Paris no podia guardarse sin aquellas.
ta Asamblea enfonces, revistieudose del mas noble
valor, espide un acuerdo memorable, 'en que in-
siste sobre que se aleje it las tropas y sobre el
restablecimiento de la guardia urbana; declara res-
ponsables â los ministres y à todos agentes dc,1
poder; carga sobre los consejeros del rev, de cual-
quier ranyo que seau, la responsabiliclacl de las
desgracias que se preparan; consolida la cleuda
pUblica, prohibe pronunciar el nombre infante de
bancarrota, insiste en sus anteriores acuerdos, y
manda al presidente que manifieste sus sentimien-
tos à M. Necker y à los demas ministres. Despues
de estas medidas llenas de energia v de prudencia,
para lihrar la Asamblea it sus individuos de toda
yidencia personal, se declara permanente, v nom-
bra à M. de Lafayette vice-presidente, para'aliviar
al respetable arzobispo de Vienne, n quien su edad
no permitia residir dia y noche.


La noche del 13 al 44 pase asi en medio de
turbulencias y de alarmas. A cada instante se da-
ban noticias funestas, y eu seguida se desmen-


FRANCESA. 77
tian; no cran conocidos todos los proyectos de 'la
cône, pero se sabia que muchos diputados estaban


se
d on-ce


lal
antenazados , y que iba à emplearse la violencia
contra Paris y los miembros mas notable
Asamblea. Suspendisse pur un momento; y ,
tituba la sesion â las cinco de la rnafiana del 14 . de
julio. La Asamblea con una trauquilidad imponente
volviô â las tareas de constitution, y discutiô con
mucho Lino los medios de acelerar su ejecueion, y
de manejarla con prudencia. Nombrese una comi-
sion para preparar los puntos, compuesta de MM. el
arzobispo de Autun, el arzobispo de Burdeos, Lally,
Clermont-Tonnerre, Mounier, Sieves, Chapelier y
Bergasse. Mise la mafiana recibiéndose sienipre
las noticias mas siniestras; el rev, se decia, decia
partir per la noche y- dejar la Asamblea a inerced
de varies regimientos estraogeros. Ln aquel mo-
ments acababan de ver à los principes, â la dupe-
sa de Polignac y à la reina pasetindose en el Na-
ranjal, alhagando à oficiales y soldados, v distri-
hoyendoles refrescos. Parece que se habia conce-
bido un Bran provecto para la noche del 14 al 45
cual eru acometù it Paris per siete puntos, cercar
el Palacio rcal, disolver la Asamblea r Ilevar al
Parlamento la declaracion del 23 de junio; v que
tinalmente, se habia de acudir à las necesidades
del erario per medio de una quiebra, y los bille-
tes de estado. Es indudable que los comandantes
de la tropa habian recibido erden para adelantarse
del 14 al 15, que se habian impreso las cédulas de
estados, que locuarteles de los suizos estaban Ilenos
de muni clones, y que el gobernador de la Bastilla
la habia desalojado, no dejando mas que algue
mueble indispensable. Por la tarde se redobliron




78 ReyOLUCION
los temores de la Asamblea: viôse pasar al principe
de Lambesc, â galope; oianse cafionazos, y se
caba el oido arsuelo para escuchar lus nias leves
rumores. Entonces propose Mirabeau suspendes
toda discusion y enviar una segunda diputacion
al rev, la cual salir') al momento para redoblar sus
instancias. En este punto, dos inclividuos de la
Asamblea, Ilegados aceleradamente de Paris, ase-
guraron que se estaban alli degollando, y une de
ellos dijo que habia visto un cadâver decapitado y
vestido de negro. La noche priucipiaba y anuncia-
ron la llegada de dos electores. El mas profunda
silencio reinaba en el salon; oiase en la oscuridad
el ruido de sus pasos, y de su bora se supo que
estaba atacada la Bastilla, que habia hecho fuego
et, cation, que la sangre corna y que amenazaban
las rnayores desgracias. Enviase al ponte una
nueva diputacion antes del regreso de la anterior,
y mientras que partia, llega la primera con la con-
testacion del rey, el cual decia, habia dispuesto la
separacion de las tropas del campo de Marte, y.
que noticioso de la forrnacion de la guardia urbana.,
habia nombrado oficiales para maudarla.


A la llegada de la segunda diputacion, el rey
siempre mas turbado la dijo; «sefiores, ustedeS
me traspasan el corazon mas y mas, con la rela-
cion que me hum de las desgracias de Paris; y
no es posible que las erdenes dadas â la tropa
seau la causa de ellas.» linicamente se habia con-
seguido el alejar al ejército; y cran ya las dos de
la madrugada. Hespondiese â la ciudad de Paris
«que se 'labian enviado dos diputaciones, y que al
entrar el dia se renovarian las instancias, hasta que
hublesen obtenido el logro de lo que pedian espe-


FRANC E SA . 70
rar del corazon del rey, cuando agenas imprespioo-r
nes no &reniai' sus impulsos. » «Suspendicise
un momento la sesion, y se supieron por la noche
los acontecimientos del dia .14.


En la noche del 13 habia acudido el pueblo â la
l3astilla donde se 'labial] disparado algunos tiros, y
parue que los amotinados habian prorurnpido mu-
chas veces el grito de l à la Bastillal El deseo de su
destruccion se hallaba espresado en algunos de los
poderes de los diputados, y por lo mismo, las ideas
desde lueno habian tornade este rumbo. Continuaha
siempre cÎ pedido de armas : y coulé) una voz de
que en el cuartel de los invâlidos habia un depesito
considerable de elles. Dirigense alli de tropel, y el
gefe M. de Sombreuil se opone â la entrada, dicten-
do que para ello Lieue que peclir Ordenes â Versa-
lles. Nada quiere el pueblo escuchar ; precipitase
dentro del cuartel y saca los cafiones y una grau
cantidad de fusiles:En este momento va una mu-
chedumbre considerable sitiaba à la llastilla. Los
sitiadores decian que el carton del fuerte eStaba
apuntando à la ciudad, y que era forzoso impedir
que tirase sobre ella. Un diputado de distrito pide
entrar en la forta!eza, y obtiene el permise del co-
mandante, mas el resultado de la visita fue conven-
cerse quetoda su guarni-;ion consistia en 32 suizos
y 82 invàlidos, que le dan palabra de no }lacer fne-
go si no se Yen atacados. Mientras que esta conver-
sacion pasaba, no vicndo el pueblo salir â su dipu-
tado, comieuza à irritarse,, y este se vé obligado
manifestarse para




c'
apaci otrar â la multitud v se re-


tiran cornu â las once de la mafiana A.pena' s habia
trascurrido media bora cuandoun nuevo pe-
loton armado er ritando : .«.queremosnentrar en laBas-




80 REVOLIJCION


tilla.» La guarnicion intimé à los asaltadores que-
se retirasen, pero estos insisten. Suben dos hom-
bres con intrepidez al tejado del cuerpo de guardia
y rompen à hachazos las cadenas del puente, y este
cae. Arrejase â él iii multitud, y corre à un segun-
do puente para franquearlo del mismo modo; per()
una descarga de mosqueteria los rechaza, y retro-
cede haciendo fuego. Dura el combate algunos ins-
tantes,oyendo el ruido de la mosqueteria los elec-
tores re'udidos en lacasadel Ayuntamiento, se alar-
man cala vez nias, y envian dos diputaciones, una
tras otra , para intirnar al comandante deje entrar
en et fuerte un destacamento de milicia parisiense,
fundado en que Ioda furia militai dentro de .


Paris
dao .estar dispo.sicidn - der A .,:, tmtaill ielito. Llegan
sucesivaMente estas dos diputaciones, per' en me-
dio del gentio era muy dilicil hacerse oir. El ruido
del tamtior, v la vista de una bandera, suspenden
el fuego pur un mornento; adelantasen los diputaclos,
la guarnicion los espera, pero es imposible espli-
carse. Saler' algunostiros sin saber de donde, y cre-
yendo el pueblo que està vendido, se precipita para
poner fuego à la fortaleza, y la guarnicion tira en-
tonces à metralla. Llegan los guardias frauceses
con cationes, b principiase un ataque formai.


Entretanto cac en manos de los electores reuni-
dos en la casade A y untamiento una esqueladirijida
pur el baron de Besenval à Delaunay, comandante
de la Bastilla, en la que le prescribia la resistencia
asegurandole que muy luego le llegaria socorro ; y
con efecto, en la noche de actuel dia, debian ejecu-
tarse los proyectos de la cône. Pero desamparado
Delaunay y «viendo el encarnizamiento del pueblo,
se apodera de una mecha encendida y quiere volai


FRANCES.t. 81


el fuerte, y cornu la guarnicion se oponga à cils, le
obliga rendirse, y se dan las sefiales para que se
baje un puente. Acércanse los sitiadores prometien-
do no cometer mal alguno, pero la multitud se pre-
cipita é intitula los patios. Consigner' los suizos sal-
varse , v acosados los invalidos libértanse
mente dcl Faror popular, escudados con los guardias
franceses. En este instante se presenta una jéveu
linda, toda trémula; creen que es la hija de Delau-
nay, la agarran, y ya la iban à gueulai . , cuando
unsoldado vaticine se precipita, la arrebata à los
furibundos, corre â ponerla en seguridad y vuelve
â larefriega. Eran las cinco y media los electores
estaban en la mas cruel ansiedad cuando oyen un
murmullo sordo y prolongado, y Ilega despues un
tropelgritando vctoria! invaden el salon, un guar-
dia francés cubierto de heridas y coronado de lau-
reles es couducido en triunfo pur el pueblo. El re-
glamento y las Baves de la Bastilla vienen clava-
das en la puma de una bavoneta; y una manu sari -
grienta, levantandose sobre la multitud presenta la
hebilla del corbatin del gobernador Delauna y recien-
temente degollado. Dos guardias franceses, Elias y
Hullin, lo liabian defendido hasta el Ultimo estre-
mo, v otras victinks hahian sucumbido, aunque de-
fend elas con heroismo contra la ferocidad del popu-
lacho. tilla especie de furor , principiaha é estalla.r
contra Flesselles,sado de traicion prebostede los mercaderes, acu-


; ale,7rindose que habia engariado
al pueblo , prometiendole lunchs veces armas que
no intentaba dalle. El salon estaba Ileno de tim-
bres, todos envalentonados con el largo combate,
y empujados pur otros cien mil que quedabau file-
ra, y que tambien pugnaban pur entrar. Los electo-




82 REVOLUCION
res se esforzaban en justificar à Flesselles en 'pre-
sencia dela multitud. Empieza este â desmayar, y
pâlido todo, eselamé: «Puerto que sov sospechoso
nie retiraré.»—«No; le responden, vais . à. venir al
Palacio real para ser sentenciado,» empieza . à ba-
jar, y el geutio le rodeav le estrecha; y Ilegado que
hubo al rouelle Pelletier, cavé rnuerto de un piste-
letazo. Dicen que se ballé una caria â De,lannay en
la cual le decia Fleselles: «Mantenéos firmes en tan-
te que vo entretengo à los parisienses con escara-
pelas.»


Tales habian sido los desgraciados aconteci-
mientos de aquella jornada. Un movimiento .de ter-
rer sucedie muv luego al placer de la victoria: los
vencedores de là Bastilla, admirados de su audacia
y creyendo llallar dispuesta contra elles la autori-
dad aldia siguiente, no se atrevian à presentarse.
A cada instante se decia que las tropas se adelan-
tahan para saquear à. Paris; y Moreau de Saint-
Merv, el mismo que la vispera habia amenazado
los roragidos , de que volaria la casa del Ayunta-
miento , permanecié imperturbable v die nias de
mil erdenes en pocas boras. Luego que los elec-
tores supieron la toma de la Bastilla, lo comuni-
caron a la Asamb!ca, y esta Io supo como à la me-
dia hoche. Estaba suspendida la sesion, pero la no-
ticia se esparciô con rapidez; y la carte , no cre-
!end() cula energia ciel pueblo, se reia de los esfuer-
zos de una ciega multitud que queria apoderarse
de una fortaleza sitiada en vano en otro tiempo por
el Bran Condé, y estaha demasiado tranquila, es-
playandose con escarnios. Sin embargo, el rev prin-
cipiaba â Istar inquieto ; y sus Ultimas resPnestas
descubrian su dolor. Se habia acostado, y elduque


FRANCESA • 83
de Liancourt, tan conncido por sus sentimientos
generosos, amigo particular de Luis XVI, y cu-
va cualidad de gefe del guarda-ropa le franquea-
ba la entrada, instruido de los acontecimientos de
Paris, se dirigieaceleradamenteal monarca, lo des-
perte â pesar de los ministres, y le noticio lo que
acababa desuceder.—;Qué rebel ion! esclame el pria-
cipe.—Setior, repuso el duque de Liancourt, decid
mas bien mué revolucionl Laterado el rey per sus
representaciones, consiente en ir liacia la madrugada
à la Asamblea, accedie à eilo tainbien la cône, y
quedô decidido esteacto de conflanza. En este inter-
valo, la Asamblea habil priucipiado la sesion, ig-
norando las nuevas disposiciones dcl rey, y tratan-
do de enviar una Ultima diputacion para intentar
convencerle v alcanzar de él todo lo que quedaba por
conceder. Esta diputacion era la gunita despues de
tan funestes acontecimientos , y compuesta de 24
individuos, iba ti ponersc en marcha, cuando Mi-
rabeau, mas vehemeate que nunca, la detiene y es-
clama: «Decid al rey, decidle terminantemente que
»las bordas estraugeras quenos rodean, ban recibi-
»do aver la visita de los principes, de las princesas,
»de losfavoritos, de las favoritas, v!sus alliages, sus
»e›diortaciones y sus regalos. Decidle que ioda la
»floche, esos satélites estrangeros, emhriagados con
»oro y con vino ;


han entonado en sus impies canta-
»res el avasallarniento de la Francia, y que eu sus
»brutales anlieles invocaban la destruction de la
«Asamblea national; y decidle por Ultimo, que en
»su mismo palacio, los cortesanos han daanzatto et
»compas de esa
barbara, que t f ' I


»preludio de la SAINT -BARTH ELEMY !
»Decidle que actuel Eurique, cuva memoria ben-




R•VOLUCION


»,lice el univers° , al que entre sus antepasados
»queria tomar pur modelo , hacia pasar viveres à
»Paris insurreccionado, que estaba sitiando per-
»sonalmente ; y que sus feroces consejeros hacen
»retroceder las harinas que el comercio acarrea à
»Paris leal r hambriento.»


I ba la diputacion à ponerse en marcha, cuando
se supo que Ilegaba el rev por su propio impulso,
sin guardias v sin escolta. Suenan aplausos: «Dete-
»néos, ailadë Mirabeau con gra y edad, que. el rey nos
»ha manifestado va sus huenas disposiciones : un
»triste acatamiento sea la primera acojida que se
»haga al me.marca en este instante de dolor. ;Tl si-
»lencio de los Pueblos es lu leccion de los •eyes.1»


Preséntase entonces Luis XVI, ac,ompaiiado de
sus clos hermanos, y su sencillo y patético diseur-
s° escita el entusiasmo mas vivo. Serena â la Asam-
blea, Ilarnandola por la primera vez Asamblea na-
cional ; se queja con moderacion de los recelos con-
cebidos : «'reneis temor, les dite, pues bien : me
pongo en vuestras manos.» Al acabar estas palabras
resuenan unit multitud de aplausos; levantanse al
punto los diputados. rodean al monarca, y le acom-
paiian à pie [ista el palacio. Agtilpase â su alre-
dedor la multitud, las làgrimas corren de todos
los ojos, y apenas puede abrirse paso al traves de
tan numeroso acompaiiamiento. Colocada en este
momento la reina con la cône en un balcon, con-
templaba de lejos aquel la escena patética. Tenia à
su hijo en los brazos ; su hija de pie y al fado jugue-
teaba con los cahellos de su hermano. Vivamente
conmo yida la princesa, parecia gozarse en el amor
de los franceses; gay ! jcuàntas veces un enterne-
cimiento reciproco ha reconciliado los corazones du-


FRANCESA. 85


rance estas funestas discordias! Pur el momentotodo
' oly idado ; pero al dia siguiente, y ami aquelparecia


mismo, la côrte habla tornado â su orgullo, el pue-
blo à sus desconlianzas, y el °di° implacable à pria-
cipiar su curso.


Hablase hecho la paz con la Asamblen, pero
restaba hacerla con Paris. La Asamblea envie ana
diputacion al A y untamiento, con la feliz noticia de
su reconciliacton con el rer. Bailly, Lafayette, La-
Ily- Tolendal , cran del nniilero de los enviados, y
su presencia causô la mas riva alegria. El diseur-
s° de Lally produjo tan virus y vehementes trans-
portes, que le Ilevaron en triunlo â una ventana
para manifestarlo al pueblo. Colocaron en su ca-
beza una corona de flores, y recibiôestos homena-
ges en frente del mismo sitio en donde habia cspi-
rado su padre con una mordaza en la boca. La
muerte del desgraciado Flesselles, presidcnte del
Ayuntamiento, y la repulsa del duque de Amont
eu aceptar el mando de la milicia urbana, obliga-
ban al nombramiento de un preboste y un coman-
dante general. Se design° â v en medio de
las mas rivas aciamaciones le nombiaron sucesor
de Flesselles con el titulo de corregidor de Pa-
ris. La corona colocada sobre la cabeza


Lally


scla
pasdà la del nuevo corregidor, quien quiso quitàr-


, pero el arzobispo de Paris se la colocô su
pesar. El virtuoso anciano vertiô entonces algunas
la.grimas , y se resignô à sus p ueras funciones.
Digno representantjde una grande Asamblea , en.
presencia de la magestad del trono, era menus a
propOsito para resistir à las borrascas de un vecin-
dario, en que la multitud luchaba turnultuosa.-
mente contra sus magistrados. Ilaciendo, pues, ah-




86 11EVOLUCION
negacion de si mismo, iba â entregarse al cuidado
tan dificil de los ahastos, âalimentar â un pueblo,
quedebia pagarlepor ello con tanta ingrati tud. Que-
daba por nombrar un comandante de la milicia; y
hahiendo en el salon un busto enviado por la Ame-
rica einancipada â la ciudad de Park , Moreau de
Saint-Mery lo seiiale con el dedo, y todos dirigie-•
roll a él sus ojos, reconociendo al marqués de La-
fayett. Un grito general lo proclamepor c,ornandan-.
te; acordese al ininto un Te-Deum-, v se dirigie—,
ron en trope! à la iglesia de Nuestra eFiora. Los
nuevos magistrados, el arzobispo de Paris y los.
electores todos, mezclados con los guardias france-
ses y los soldados de la milicia, agarrados unos del .
brazo de otros, se encaminaron à la antigua cate-
dral, en una especie de enagenamiento. En el tran-
sit° los M'iras espesitos se postraron à los pies de
Bailly, que tant° habia trahajado en favor de los
hospitales; le Ilamaron su paître, y Bailly los es-
treché en sus brazos Ilamandolos sus hijos. Llega-
ron à la iglesia , celebraron la ceremonia, y en se-
guida lagentese esparcié por la ciudad , en donde
una alegria delirante habia sucedido al terror de
la vispera. En aquel momento acababa cl pueblo
de visitar la mazmorra tan temida per largo tiem-
po, y cuya entrada se hallaba abierta. Recorrian la
I3astilla con mm ansiosa curiosidad y cierta espe-
cie de pavor, buscando los instrumeutos del supli-
ci° y los profundos calabozos , pues acababan de
ver una enorine piedra colocada en el -medio de una
prision oscura y cenagosa, y en cuyo centro habia
tijada una pesa'da cadena.


La côrte, tan-clega eu sus temores como lo ha-
bia estado en su conlianza, de tal mariera temia al


87


pueblo, que


FlIANCESA.


à cada instante se imaginabalarsaapde•os:
ximacion de un ejército parisiense hacia ve
El coude (le Artois, y la familia de Polignac , tan
querida de la reina,abandonaronen tonces la Fran-
cia y fueron los primeros enemigos. Bailly fué a
tranquilizar al rev y consiguié su regreso à Paris,
el cual se resolviô â ello, à pesar de la resistencia
de la reina y de la côrte.


Dispuso el rey la partida, y doscientos diputa-
dos se encargaron de acompafiarle. Despidiele la
reina con un profundo dolor. Los guardias de corps
le escoltaron hastaSevres, en donde se detuvieron
para esperarle; Bailly à la cabeza del Ayuntamien-
to, le recibiô à las puertas de Paris y le present&
las Haves, ofrecidas en otro tiempo i Enrique IV.
«Este buen rev, le dijo Bailly, habia conquistado â
su pueblo, y e1 pueblo es hoir quien conquista à su.
rey.» La nation, legisladora en Versalles , estaha
armada en Paris, y a la entrada de Luis XVI, se viô
rodeado de una multitud silenciosa v reglamentada.
Llege â la casa de Ayuntamiento , pasando bajo
una hôheda de espadas cruzadas sobre su cabeza
en serial de honor. Sa discurso fué sencillo y afec-
tuoso, y el pueblo, que no podia ya contenerse,
prorumpiô en lin , y prodige al rey sus aplausos
acostumbrados. Estos victoresdesahogaron un poco
et corazon del principe; y no pudo sin embargo di-
simtdar un movimiento 'de alegria divisando à los
guardias de corps, colocados eu las alturas de Se-
vres; y à. su vuelta, arrojândose la reina à su cue-
llo, lo abraze como si hubiera temido nô volved&
à ver.


* 47
julio.




88 ItE VOLUC ION


Para satisfacer Luis XVI completamente el de-
seo péblico, ordenô el regreso de Necker y la se-
paracion de los nuevos ministros. M. de Liancourt
amigo del rey y su Ultimo consejero , f ué electo
presidente pur la Asam blea. Los diputados nobles,
que à pesar de asistir à las deliberaciones, rehusa•
ban todavia tomar parte en ellas, cedieron en fin y
dieron su veto, concluyéndose, de este modo la lu:
cha de lus Estamentos pudiéndose consiclerar desde
enfonces como consuniada la revolucion ; pues la
nation, dueiia del poder legislativo por la Asam-
Mea, y por si inisma de la fuerza pnblica, pocha en
adelante realizar todo lo que era. Util à sus fiacre-
reses. Rehusando la igualdad de los impuestos, se
habian hecho necesarios los Estados generales;
rehusando una justa distribucion de autoridad
estes estados, se liabia perdido en ellos todo cl in-
nujo; y queriendo en lin recobrar este influjo , se
habia sublevado Paris, y pro yocado à la nacionen-
-tern para que se apoderase de la fuerza


CAPITULO III.


Ocupaciones del Ayuntamiento de Paris.-Lafayette, comandante
de la guardia nacional: su earaeter.—Pagel que represente en
la revolucion —Asesinatos de Toulon y de Berthier._Ilegreso
de Necker.—Situation y division de los partidos y de sus getes.
_31irabeau, su caracter, sus proyectos y su mimen.—Los fo-


ragidos.—Turbulencias en las provineias y en los campos.—No-
elle del 4 de agosto.—Abolicion de los derechos feudalcs y de
todos los privilegios.—Declaracion de los derechos del hombre.
—Discusiones sobre la constitution y sobre el veto.—Agitaciones
en Paris.—Rettniones tumultuosas en el palacio real.


Entre tante, todose agitaba en el sena de la ca-
pital, en donde una Huera autoridad acahaba de
plantearse y el misino movimiento que habia im-
pulsado à los electo rus para ponerse en action, im-
pelia â todas las cimes para hacer otro tan tu. El
Ay untamiento no habia hecho mas que imitar â la
Asamblea, los distritos al A y untamiento y Iodas las
corporaciones à los distritoà. Sastres , zapateros,
tahoneros, sirvientes reunidos en Louvre en la pla-
za deLuisXV, en los Campos Eliseos, deliberaban
en forma, â pesar de las reiteradas prohibiciones
del Ayuntamiento. Este, en medio de moyitnientos
tan contrarios, combatido por los distritos, inquie-
tado por el palacio real, estaha rodeado de obsta-
en9s, y apenas podiaacudir al cuidado de su dila-




90 REVOLUCION
tada administration. Reunia en si la autoridad
vil, judicial y militar ; y el cuartel general de la
milicia estaba en su recinto. Los jueces en el pri_
mer moment°, inciertes sobre sus atribuciones , le
dirigian los acusados. Gozaba tambien de la po_
testad legislativa, porque se le die el encargo de
hacer una constitution , para cuyo objeto habia
rnandado Bailly dos comisarios â cala distrito
quienes bajo el nombre de representantes del ve,:.
cindario, debian formarla. Para hacer frente à tan-
tes negocios, se habian dividido los electores en dl_
versas comisiones. Unit, Hamada comision de pes-
quisas, se ocupaba de la policia; otra de abastos'
atendia â los acopios; tarea la nias dificil y la mas
peligrosa de Iodas. Tuvo Bailly que ocuparse en
ella dia y 'loche, pues se necesitaba hacer conti-
nuas compras de trigo, mandarlo moler en segui-
da, y portearlo à Paris, atravesando unes campos
hambrientos. Los convoyes se detenian frecuente-
mente, y cran necesarios destacamentos numero-
ses para impedir los asaltos en el camino y en les
mercaclos. Aunque el estado vendiese triges
con perdida, â fin de que los taboneros pudiesen
abaratar et pan, la multitud no estaba satisfecha:
era., necesario estar siempre bajamlo el precio , y
la escasez aumentaba en Paris â causa de esta mis-
ma rebaja , porque las gentes del campo acudian
à comprarlo. El temor del dia siguiente incitaba
à todos à proveerse ahundantemente; y lo que se
acumulaba en manos de unos, faltaba à los otros.
La contianza es la que activa et comercio, y la que
hace acudir con géneros y facilita su distribution
pero cuando desaparece aquella, cesa la utilidad
coniercial; y no llegando los objetos


llenar las


FRANCESA. 9f
necesidades, estas se irritan, prestan confusion i
la escasez , e impiden la buena distribution de le
poco que queda. El cuidado de los abastos cra,
pues, et maspenoso de todos, yotrosincesantes de-
voraban a Bailly y à la coinision. Todo el trahajo
de un dia apenas bastaba paraprocurar In necesa-
rio, v habia que volver â principiar el otro con
iguales inquietudes y las mismas zozobras.
- No cran menores los apures de Lafayette , ce-


mandante de la , milicia urbana *. Habia incorpo-.
rade â esta milicia los guardias franceses adictos
à la revolucion , cierto dunero de suizos , y de
soldados que desertaban de los regimientos con la
esperanza de un prest mayor, autorizandole para
este el mismo rey. Estas tropas reunidas, compu-
sieron lo que se Rame las compaiilas del centre; la
milicia tome et nombre de guardia national, vistiô
uniforme, y ariadie â los dos colores encarnado


'azul, de la escarapeia parisiense, el calor manec;,
que cra et del rey; y esta fué la muscla tricoter
cuvos destines predijo Lafayette, vaticinando que
daria la vuelta al mundo.


Durante dos ailes consecutivos trabajà Lafa ye-
tte al frente de aquellas tropas para mantener la
tranquilidad pUblica, y hacer egecutar las loves
quecada dia decretaba la Asamblea. Descendiente
de una familia antigua , y que habia permanecido
pura en inedio de la corruption de los grandes; do-
tado de un anime recto, y deseoso de la gloria ver-
dadera, se habia fastidiado de las frivolidades de
la verte y la pedantesca disciplina de nuestros


* Habiasele nombrado para este cmpleo el la de julio en la
casa de Ayuntamiento.


Biblicteca popular,
T. 1. 311




IIEVOLUC tapi
ejércitos. No ofreciendcle su patria nada de noble
lue tan tear, se decidiô por la empresa mas gene-
vosa del siglo, y parti° para la America, la marina
del dia en que corria en Europa la noticia de ha-
ilarsesubvugada. Alli peleô al lado de Washing_
%on, y dec'idiô la emaneipacion del Nuevo Mundo
:con la alianza de la Francia. Vuelto à su pais con


reputacion europea, acogido en la carte como
q.ina novedad, se mostrô en ella sencillo y libre co-
ula un americano. Uuando la filosofia, que solo ha-
tia lido para los nobles ociosos tramer() pasatiem-
po exigiô por su parte sacrificios , solo Lafayette
insistiô en sus opiniones, pidiô la reunion de los
Estados generales, contribuyô poderosamente à la
de los Estamentos, y en recampensa fué nom brade
omandante general de la guardia nacional. No te-


nia Lafayette las pasiones ni el y igor que tan fre.
cue,rttemente hacen abusar del poder: con un alma
recta, con un entendirniento agudo, un sistema de
desinterés invariable, mut particularmente propio
para el pagel que le habian asignado las circuns-
tancias, de ejecutor de las leyes. Adorait° de sus
/repas, sin haberlas conducido jamas à la victoria,
heno de calart y de recursos en medio de los furo-
res de la militat, maotenia el C-den con una vigi-
ta.ucia infatigable. Los partidos, que le habian ha-
Vlad° incorruptible, acusaban su desempeilo , va
que no podian acusarsu carâcter. Sin embargo, no
se equivocaba sobre los acontecimientos y los' liorn-
bres; apreciaba à la carte y â los gefes de partido
por lo que valian : los protegia con peligro de su
vida sin apreciarlos, y luchaba frecuentemente sin


speranza contra las facciones, pero con laconstan-
cia de un hombre, que nunca debe abandonar la


FRANCESA.


causa
por masque pierda toda esperanza


A pesar de toda su vigilancia , no consiguiô
de salvarla.


sierupre Lafayette detener los furores populares;
porcine por activa que sea la fuerza, no puede mos-
trarse por todas partes contra un pueblo compte-
tamente sublevado y que vé en cada hombre un
enemigo. À cada paso se esparcian y alcreedloistasboaln_
los rum-ores ruas ridicules: ya se decca (u
dados de las guardias francesas habian sida cave-
nenados : va que las harinas estaban averiadas de
intento, ô que se retardaha su llegada; y los en-
:cargaclos de traerlas à duras penas à la capital , se
-veian obligados à comparecer delante de un pueblo
ciego, que los llenaba de ultrages ô los aplaudia,
segun las mspiraciones del moment.). Es cierto, sin
embargo, que el luron del pueblo , que en general
no sape ni elegir ni buscar largo tiempo à sus y ic-
timas, se mostraba frecuentemente dirijido va por


aniserables pagados, coma se ha dicho, para agravar
lasturbulencias onsangrentandolas , y va Unica-
mente por Nombres los mas odiosos. Foulon v




,


-Ber-
Ahier fueron perseguidos presos lejos de Paris,
con una intention , y la arbitrariedad
con ellos se redujo al furor de ka .rnuchedumbre que


•-los asesinô. Foulon , antiguo intendente , hombre
-4.turo • Y


codicioso, !tabla cometido horribles esac-
•ioneà; lité uno de los ministros designados para
‘suceder à Necker y à sus côlegas; v aunque espar-
-ciô la noticia de su muertefué detenido en Viry.
•Condujéronle i. Paris , y eeitandole en Gara el ha-
'ber dicho que se debia de dar de corner heno al
-pueblo, pusiéronle ortigas al cuello , un rama de
• cardas silvestres en-la mano y un haz de heno â la




rtEvoLucioN
espal da. En este estado fué, casi arrastrando al Ayun_
tamieuto, v a la sazon Berthier de Sauvigny su
verno, estaba arrestado en Compiegne, por erilertes
supuestas del concejo de Paris , que no las habia
dado. Este escribiô al niornento, y no se le hizo ca-
so , encarninandolo para Paris, en el momento en
que Foulon estaba en el Ayuntamiento, espuesto
la rabia de los desalmados. El populacho queria de-
gollarle , y un poco aplacado por las instancias de
Lafayette , consintiô que fuese juzgado Foulon;
pero pedia que el juicio se verificàra en el instante
para gozar al moment° del placer de la ejecucion.
Escogieronse varios electores para servir de jueces;
pero bajo diverses pretestos rehusarou esta ma-
gistratura. En fin, designaron a Bailly y à Lafayet-
te , los cuales se vieron reducidos al es. tremo cruel
de esponerse à la rabia del populacho, é de sacri-
ficar una victirna. Sin embargo, Lafayette con mu-
cho arte y lirmeza iba contemporizando , y habia
dirijido la palabra con provecho varias veces à la
muchedumbre. Sentado al lado stuc, el desgracia-
do Felon , tuvo la imprudencia de aplaudir sus
intimas palabras. «i Veis cerne estan de acuerdo!»
dijo un testigo. A esta voz se precipita la multitud
sobre Foulon : Lafayette hace esfuerzos increibles
para libertarlo de los asesinos; pero se lo arreba-
tan de nuevo, y el infeliz anciano aparece ahorca-
do en un farol. Côrtanle la cabeza , y puesta en la
punta de una pica la pascal' pur todo Paris. En
aquel pue() I lega Berthier en un cabriolé, custodia-
do por guardias y acosado por la muchedumbre.
Ensaanle la sangrienta cabeza, sin que sospeche
que sea la de su suegro; condlicenle al Ayuntamien-
to donde prorumpe en espresiones llenas de valor


F1iANGES:1.


y de indignation : cogido de nuevo por la turba se
desprende un mornento, se apodera de un arma, se
deliende con furor, y cae luego como el desgra-
ciado Fanion. * Estos asesinatos cran dirijidos por
enerni gos de Foulon v de la causa pitblica ; porque
si el furor del pueblo à su vista habia sido espon-
taneo, asi como la mayor parte de sus movinuen-
tos , su arresto habia sido combinado. Lafayette
traspasado de dolor y de indignation, resolviô ha-
cer dimision de su mando; pero Bailly y el Ayun-
tamiento asustados de este provecto, se apresura-
Ton â disuadtrle de él. Combin6se entonces que
l'aria su dimision para manifestar al pueblo su des-
content° , pero que aparentaria ceder por las jus-
tancias que no dejarian de hacerle; y en efecto , el
pueblo y la milicia le rodearon v le prometieron
la mavor obediencia. Con estas cinidiciones vol viô
â tomar el mando, y tom despues la sat.isfaccion de
impedir la mayor parte de las turbulencias, mer-
ced a su energia y à la adliesion de su tropa.


Entretanto habia recibido Necker en Basilea las
Ordenes del rey y las instancias de la Asatnblea pa-
ra que volviese, y es Io particular que hallandose
fugitivo en aquellas inmediaciones la familia Po-
lignac à quien habia dejado triunfante en Versalles,
esta fué la que le entera de las des gracias del tro-no, y la vuelta repentina de favor que le esperaha.
Pitsose en caminoy atravese la Francia, Ilevado en
triunfo por el pueblo , quien, segun .su costum-
bre , recoinienda la paz v el 'men erden. El rey le
recibié con algun embar'azo , la Asarnblea con ca-


" Estas escenas sucedieron el
23 de julio.




96 REVOLUCION
rifio , y resolviô dirijirse â Paris, en donde dehia
tambien tener su dia de triuufo. El proyecto de.
Necker era pedir à los electores la gracia y
bertad del baron de Besenval , aunque fuese su,
enemigo. En vano Bailly, no menos enemigo que el,
de medidas rigorosas , pero mas juste apreciador
de las circunstancias , le demostre el peligro de
semejante rnedida , y le hizo conocer que este fa-
vor, obtenido en el momento de !a alegria , se re-•
vocaria al dia siguiente corne ilegal ; porque
cuerpo administrati yo no podia ni condenar , ni
absolver; pero Necker se obstine, v ensa.y6 su in-
Ilujo sobre la capital. Presentese en la casa del
Ayuntamiento e130 de julio, y sus esperanzas que-.
daron tan cor»pletamente satisfechas que no pudo
menos de creersc mu




poderoso al ver los traspor-
tes de la multitud. Todo conmovido y con los ojos
arrasados de lagrimas , pidie una amnistia gene-
ral , v filé al milite concedida por aclamacion. Las„
dos jimtas de electores y representantes, se mani-
festaron igualmente solicitas ; los electores decre-
taron la amnistia general, y los represen tantes del.
concejo dispusieron la libertad de Besenval.
Dise Necker enagenado de gozo tomando para si
los aplausos que eran debidos à su separacion. Pe-
ro el mismo dia se desengaiie , pues Mirabeau le
preparaba ana cruel certidumbre. En la Asarnhlea,
y en los distritos, se levante un grito general con-
tra la sensibilidad del ministro, disculpable , de-
ciao, pero inoportuna. El distrito del Oratorio, in•
citado, segun se dijo, por Mirabeau, fin', el primer°
en reclamarlo. Por todos partes se alirmaha que
un cuerpo administrative no podia condenar ni ab-
Solver. 11c l/occise la medida ilegal del 4yrintarnien-


FRANCESA.


to , y se mantuvo arrestado al baron, verificiindo
s


asi ei dictamen del sable Bailly, â quien Necker nte
habia querido escuchar.


Ya en este tiempo iban pronunciandose mas los,
partidos. Los Parlamentos, la nobleza, el clerc, la
cône , amenazados todos de igual ruina . , habeani
mezclado sus intereses y obraban de conclut°. Y*.
no estaban en la cône ni et coude de Àrtois, ni les,
Polignacs, y una especie de abatimiento mezcladet
de desesperacion, reinaba en la aristocracia. Nc,
pudiendo irnpedir lo que Ilamaba maldades, desea-
ha ahora que el pueblo cornetiese las mayores p0


-sibles, para acarrear et bien por inedio de los esce-
sos. Este sistema, mezclado de despecho y de perfi-
dia, llamado el pesintismo politico, princ,ipia eu Io-
des les partidos, Riego que han su frido pérdidas con-
siderables para renunciar à lu que les resta, con la..
esperanza de recobrarlo todo. Principielo a em-
plear desde luego la aristocracia , y se la estuvo.
vieudo votar muchas veces con los indi y iduos mas
violentes del partici° popular.


Las circuustancias hacen abortar los hornbres>
y el peligro de la nobleza hizo nacer un defensor
para ella. El jeven diputado Cazales , capitan (.14---
dragoues de la reina, encontre en si mis= una.
fuerza de anime y una facilidad de espresion. Con-
cise y sencillo, decia pronto y à propesito lo que
convenia decir; y es sensible que un eutendirnien-
to tan calai, se hava consagrado à la defensa de
una causa, cuando no tenia ruelles que presentae
sine despues de haber silo persesztrido. El clerte
habia ballade su defensor en el abate Maury , so--
lista esperimeutado é inagotable, que teuia Chisies
felices y lunch sangre tria , y sabia resistir co%




98 REVOLUCION
energia â los gritos, y con audacia à las demos-
tracianes. Tales cran los medios y las disposicio-
nes de la aristocracia.


En ouaille al ministerio no tenia mira ni objeto
alguno, y Necker aborrecido de la carte que le 4
toleraba par precision , no tenia un plan , sine un
deseo. riabia siempre la CO n Sti tucion in-
glesa , sin Juda la mejor que se pudicra adoptar
convenientemente entre el troua , la aristocracia y
el pueblo: pero esta constitucion, propuesta por
obispo deLangres, antes del establecimiento de una
sofa Àsamblea, y rehusada por los primeros Esta-
mentos, habia venido à hacerse imposible. La alta
nobleza no eustaha de dos Camants, parque esta
era una especie de transaccion : tampoco la noblci-
za secundaria , porque no podia entrer en la Cà.-
mara alta ; ni el partido popular, porque atemori-
zado todavia de la aristocracia, no (perla dejarla
el menor influjo. A lgunos diputados solamente, ora
por moderacion , ora por concept° propio, desea-
ban las instituciones inglesas , y formaban todo el
partido del ministro, débit en estrerno, porque no
ofrecia sine miras conciliadoras à pasiones irrita-
das , y no oponia à sus contrarios Sino raciocinios
y ningun medio de action,


El partido popular principiaba à di y idirse al
paso que iba venciendo. Lall y


-Tolendal, Mounier,
Mallouet y demas partidarios de Necker, aproba-
ban todo la que se habia hecho hasta entonces,
parque habia conducido al gobierno à sus ideas,
esto es, à la constitution inglesa ; y juzgando en-
tonces que aquello hastaba , y reconciliados con et
goder, querian hacer alto. El partido popular al
contrario, no creia que se debia detener,


, y en el


FEANCESA. 99


club breton * era donde acostumbraba à agitarse
con mas vehemencia. Una rincera conviction era
el môvi! del rnayor diluer° de sus indi y


idtios; pre-
tensiones personales iban presentandose sin em-
bargo , v ya los impulsas del interes individual,
sucédian t los primeras arranques del patriotismo.
Barnave , abogado javen eu Grenoble , dotado de
un entendimiento tiare , despejado, y que poseia
en el mas alto grade el talent° de espresarse bien,
formaba con los dos Lameths un triunvirato inte-
resaute por su juventud , y que luego inllu y ti por
su actividad y sus talentos. Duport , aquel javen
consejero del parlameuto , â quiers hemos visto fi-
gurar , hacia parte de su asociacion ; diciéndose
entonces que Duport ideaba todo la que habia de
hacerse, Barnave lo decia , y que los Lameths lo
ejecutahan. Sin embargo, estes javelles diputados
cran amigos intimas , sin haberse todavia pronun-
ciado enemigos de nadie.


El mas arrojado de los caudillos populares ,
el que siempre al trente entablaba las deliberacio-
nes mas atrevidas , era Mirabeau. Las absurdas
instituciones de la envejecida monarquia habian
indignado a muchos hombres de anime recto y de
corazon sincero ; y era imposible que no hubiesen
lastimado à algue alma ardieute é irritado pasio-
nes grandes. Este alma fué la de Mirabeau , que
encontrando reunidos desde su nacimiento todos
los despotismes, el de su padre, el del gobierno y
el de los tribunales, emplee su juventud en com-
batirlos y abominarlos. Nacido bajo el sol de la


• Este club se habia formado S fines de junio , y se Ilaind
luego Sociedad de los amigos de la Conslilucion.




00 REVOLUCION


Provenza, y de una familia noble, se diô desde
muv temprano à conocer por sus desôrdenes, sus
codiiendas y una elocuencia estremada. Sus via-
ges, sus observaciones y su inmensa lectura le ha,
bran amaestrado, y todo lo atesoraba. ; pero exa_
ge-ado , extravagante, y â veces sofista cuando no
le contenian los afectos, se convertie en otro hom_
bre siempre que estes le dominaban. Estirnulado
de repente por la tribuna y la presencia de sus
opositores , se inflarna su fantasia: al principio sus
ideas Bran confusas, entrecortadas sus palabras, y
estaba como trémulo ; pero luego se aclaraba, y
entonces su entendimiento presentaha en un ins-
tante et trahajo de lar gos ailos; y aun en la misma
tribuna, todo le era facil, con espresion riva y re-.
pentina. Contrarrestado de num , secundaba con
mas arrojo y claridad , y presentaha la verdad con,
imâgenes sorprendentes ô terribles. Cuando las cir-
cunstancias cran dificiles, y los ânimos estaban
fatigados tras una larga discusion, ô intimidados
por el peligro, entonces un grito , una palabra de-.
cisiva se disparaha de sus làbios , y entonces su
semblante aparecia terrible asi pur su fealdad co-
mo por el genio que brillaba en él ; de este modo
dominaba é instruia à la Asamblea , obli gàadola à.
que dictase leyes ô tornase resoluciones magna,–
nimas.


Orgulloso con sus alias cualidades, chanceân-
dose con sus vicios, va altanero y va decil, sedu-
cia a unos con sus lisonjas, intimidaba à otros con
sus sarcasmos, y llevabaà todos, tras de si con tuaa
fuerza sin gular é irresistible. Su partido era ge-
neral en el pueblo , en la Àsamblea , •en la misma
Côrte y en cualquier pato à donde se dirigia,


FRAINICESA. 104
Mezclandose familiarmente con los dernas.„ justo
cuando convenia serlo, habia celebrado el talent.°
nacientc de Barnave, aunque no gustaba de sus
jôvenes amigos, apreciaba et espiritu profundo de
Sieves y contemporizaba con su caracter uraiio;
teinia en Lafayette una vida inmaculada, y detes-
taba en Necker su estremado rigorisme su,
llosa ilustracion , y la pretension de golernar una
revolucion que 61 miraba corn() propiedad soya.
Poco apreciaba al duque de Orleans y à su vara
ambicion, y como luego se verâ, no tuvo jamas con:
él interés alguno en comun. Solo y con su dimert
atacaha al despotismo, cuyo esteirninio habia ju-
rado. Sin embargo, sino queria la vanidad y el
boato de la monarquia, menos deseaba el ostracis-
mo de las repalicas; pero no habiéndose venga-
do bastante de los grandes y del poder, continua-
ba dcstruyendo. Por otra parte, acosado de nece-
sidades, descontento del estado presente, se arro-
jaba bâcla un porvenir desconocido, haciendo na-
cer sospechas de sus talentos, de su ambicion, de
sus vicios, del mal estaclo de su fortuua , y auto-
rizando con el cinismo de sus palabras, todas las
sospechas y todas las calomnias.


Asi se dividian la Francia v los partidos. Las
primeras desavenencias entre Icïs diputados popu-
laces sucedieron con motivo de los escesos de la
multitud. Mounier y Lailly-Tolendal opinaban
porque se diese al pueblo una proclama solemne,
desaprobando sus escesos ; pero conociendo la
Asainblea la inutilidad de este medio, y la necesi-
dad de no indisponerse con la plebe que la habia
sostenido, se opuso al pronto; mas luego cediendo
â las instancias de algunos de sus indivd. aos, con-




902 IIEVOLUCION
cluy6 por dar una proclama, que coma habia pre-
visto fué, del todo parque un pueblo suble-
yado no se doma con palabras.


Era uni yersal la agitation cuando de repente
sa esparciô una voz que ate •rorizaba, diciendo que
se acercaban aquellos foragidos que se habian ido
mostrando en los divers-os mutines, V cuva imagea
estaha presente en todas las aimas. La (*te cul-
paba pur sus estragos al particlo popular , y este â
la cône. Vuelan de repente correos pur todas par-
tes, y atravesando la Francia en todas direcciones
anuncian que van à Ilegar los foragidos, y que ta-
lan y destrozan las mieses antes de estar grana-
das. Jim:merise por todas partes , y en pocos dias,
la Francia entera se hallaha sobre las armas, espe-
rando â los foragidos que no Ilegan. Esta estrata-
gema, que genei.alizô la revolucion del 14 de julio,
provocando .el arniamento de la nacion , se atribu-
y6 entonces à todos los partidos; y despues mas
particularmente al popular, que fué el que asegu-
rô sus resultados. Es de estrafiar que se hayan
echado en tara la responsahilidad de una estrata-
gema mas ingeniosa que culpable. Mania achaca-
do à Mirabeau que se complaciô en scr su autor,
v que sin embargo se ha sincerado de ello. Cua-
draha demasiado al caracter y espiritu de Sieyes,


algunos han creido que este'la habia sugerido al
duque de Orleans; y otros por Ultimo han culpado
â la côrte, rellexionando que estos correos hubie-
ran quedado detenidos â cada paso sin el consenti-
miento del gobierno; y que la côrte, no crevendo
jamâs generalizada la revolucion, y mirândola co-
ma una mera asonada de los paiisienses , habia
querido armar a las provincias para atajarla. Sea


FRANCESA. 4 03


como quiera, este media fué provechoso peanraesl-a
nacion, parque la puso sobre las armas, y
tado de velar por su seguridad y sus derechos


E! vecindario de las ciudades habia sacudido
sus cadenas , y el de los pueblos tambien queria
sacudir las suyas. Rehusaba pagar los derechos feu-
dates, persegiiia â los sefiores que le habian opri-
mido , inceudiaba los castillos, quemaba los titulos
de propiedad, y se entregaba en aigunas partes â
venganzas atroces. Un accidente deplorable habia
particularmente escitado aquella efervescencia uni-
versai. Un tai de Mesmay seiior de Quincey, daba
una fiesta junto â su quinta. Ioda la poblacion de
los alrededores sehabia reunido, y se entregaba â la
alegria, cuando inflamândose de repente un barrit
de pelvora, produjo una espiosion mondera. lte-
conocido despues este accidente pur un efecto de
imprudencia , y no de alevosia , se imputé ' â cri-
men del sefior Mesmay. EsparciOse muy luego la
noticia por todas partes, y provocô las crueldades
de aquellos aldeanos, endurecidos por una vida
miserable , y despues desaforados pur sus largos
sufrimientos. Los ministros fueron en cuerpo à la
Asamblea para presentar un cuadro deplorable del
estado de la Francia, y pedirla medios con que res-
tablecer el &den. Los desastres se habian ido ma-
nifestando desde el lZk de julio; entraba el mes de
agosto, y se hacia indispensable restablecer la ac-
tion del gobierno y de las leycs; pero para lo-
grad° era necesario principiar la regeneracion del
estado por la reforma de las instituciones que mas
lastimaban al pueblo , disponiéndole à que se su-
blevâra. Una parte de la nacion sujeta à la otra,
sobrellevaba un sinnninero de cargas Hamadas




‘-eb4 RÉVOLCOofx


feudales; las unas calificadas de Utiles, obligahan
à los campesinos â pages ruinosos, y las otras con
ceptuadas honorificas, los sometian à sus sei5oreS
con acatamientos y servicios humiliantes ; restos
todos de la barbarie feudal,euvaabolicion reclaina-
ba la humanidad Estes privilegios, mirados como
propiedades, v aun asi llainados por el rcv en la
declaracion del 23 de junio, no podian anularse par
una tuera discusion , sine per un movimiento re-
pentino é inspirado, incitando à los poseedores à
que se despojasen citas mismos.


Discutia tatonces la Asamblea la famosa decla-
racion de los derechos del hombre, tratândose an-
tes si debia hacerse una, v se acorde el ag,os-
to por la maiiana que se hiciese v se pusiese â la
cabeza de la constitution. En la' misma tarde 'la
comision dié cuenta de las turbulencias v de los
medios de atajarlas, y el vizconde de Noailles y el
dupe de Aiguillon, âmbas mien) bros de la noble-
za, suben entonces à la tribuna v manifiestan que
es poco et empleo de la fuerza para contener al
pueblo; que se debe destruir la causa de sus ma-
les, y que al moment() caimarâ la agitation. Es-
plica..ndose luego mas claramente proponen la abo-
licion de todos los derechos vejatorios que bajo el
titulo de derechos feudales verman los campos.
M. Lequen de Kerengal, bacèndado de la Bretaiia,
se presenta en la tribun en trage de labrador, y
bosqueja un cuadro espantoso del régimen rude
Eseitada al punto la generosidad en unes, v empe-
bade en otros el orgullo, ostentan todos un desin-
-terés espontâneo y cada cual se arroja à la triba-
l»: para despojarse de sus privilegios. La nobleza


el primer egemplo, y el clero no menos solicito,


FRANCESs. 40.5
se apresura à seguirlo. Una especie de embriaguaz
se apodera de la Asamblea, dejando à un lado una


flupersuva puesto que sin elle se de-discusion
mostraba la justicia de semejantes sacrificios ; y
todas las clases y gerarquias, todos los poseedores
de prerogativas, se apresuran tambieu ir presentar
sus respectives renuncias. Despues de los dipu-
tados de los primeros ôrdenes, vienen tambien los
del tercero con sus ofertas; y no teniendo
gins personales que deponer, ofrecen los de las
provincias y ciudades, quedando de este modo es-
tablecida la igualdad entre los individuos v entre
todas las partes del territorio. Algtmos ceden pen-
siones; v un miemhro dcl parlamento que no tenia
nada que dar, promete su adhesion â la causa pnbli-
ca. Las gradas de la inesa estan llenas de diputa-
dos que acuden â estender el acta de su reuuncia; ,
tonteutanse al pronto con enumerar los sacrificios,


dejar para el otro dia la redaccion de los arti-
eulos. Era g eneral el eutusiasina, pero en medio de
el se echaba de ver que ciertos pri y ilegiados poco
sinceros querian Ilevar las cosas hasta el estremo;
y en verdad que todo era de terrerdel efecto deila anche y del impulse dado, cuando Lallv-Tolen-
dal conocieudo el peligro , enviô una esquela al
presidente diciéndole : «Temible es et enagena-
miento de la Asamblea; levantad la scsion.» En el
mismo instante un diputado se arroja â él V estre-
chandole la mano cou emocion le dite: « lienga la
sancion real y somas amigos.» Lally-Tole‘ndal,
conociendo entonces la necesidad de enlazar
revolucion con el re y


, propane que se le pro-
clame restaurador de la libertad francesa. Acô-
gese la proposition con entusiasmo ; se decreta




106 nF:voLuctopt
un Te-Deum y se separan por fin à media no-
che.


Acordese en noche tan memorable:
La abolicion de la calidad de siervo.
La facultad de rescatar los derechos de se-


noria.
La abolicion de las jurisdiciones serioriales.
La supresion de los derechos esclnsiyos de ca-


za, palomares, &c.
El rescate del diezmo.
La igualdad de los impuestos.
La admision de todos los ciudadanos à los em.


pleos civiles y militares.
La abolicion de la venalidad de cargos.
La destruction de todos los privilegios de ciu-


dad v de provincia.
La abolicion de los gremios.
Y la supresion de las pensiones obtenidas sin


justo titulo.
Estas resoluciones se habian acordado bajo una


forma general , pero hahia que redactarlas en for-
ma de decretos ; y cuando hubo pasado el primer
impetu de generosidad, y cada cual yolviô â sus
impulsas, los unos debian procurar estender las
concesiones rnanifestadas, y los otros acortarlas;
emperiase la discusion; y una tardia y mal enten-
dida resistencia hizo desaparecer todo agrade-
cimiento.


flabiase acordado la abolicion de los derechos
feudales, pero habia que distinguir entre estos,
cuâles serran abolidos y cuâles rescatados.
presentarse en otro tiempo en el territorio los con-
quistadores, primeras autores de la nobleza, ha-
bian impuesto à los hombres servicios , y tributos


F RANG ESA • it


à las tierras habian tambien ocupado una parte
y luego lo habian ido devotviendo suce-
à los labradores, mediante ciertos en-


-lisdietvelausnsuliesn.1°Ibe' na largo posesion, seguida de trasmisio-
-nes numerosas, constituyendo la propiedad, y te,
das las cargas impuestas â los hombres y a las
tierras hahian ya adquirido este caràcter ; y,asi
la Asambleacon«Stituvente se veia reducida ata-
car las propiedades - y en tal situation tenia que
graduarlas, no coma bien d mal adquiridas , -sine
coma mas é menas gravosas à la sociedad.
los servicios personales, y como ya muchos,de•es-
tas se habian trocado .censos quedarontambien
anulados. Entre los tributos impuestos à las lier-
ras, suprimiô los que eran evidentemente un ree,
to de servidumbre , como el derecho impuesto-*
los traspasos ô transmisiones; y declarô redimibles-
todas las enfiteusis que represe-ntaban el precio por
el cual la nobleza cediera en otro tiempo à le
colonos una parte del territorio. Nada es mas ab-
surdo que acusar a la Asamblea constitu yente de
haber violado las propiedades, puesto que todo ha-
hia ido à su goder; y es estreo que la nobleza
habiéndolas violado por tant° tiempo, ya exigien-
do tributos , ya no pagando impuestos , se mos,
trase de repente tan rigorosa en losprincipios,
cuando se trataba de sus prerogativas. Tambiens&
quiso dar el nombre de propiedades à las jurisclic-
clones de seiiorio , parque se transmitian por he-


.rencia desde tiempo inmemorial; pero la A„satublek-,
no hizo casa de este titulo, y las abolit;, mandat-
do sin embargo que continuasen 'luta ques.eyeri-




ticase su reemplazo.
El derecho esclusivo de caza fue-tambien -tee
Biblioteca popular.
T. 375


d




408 REVOLUCION
objeto de vivas disputas, y â pesar de la nana ob-
jecion de que muy luego estaria armada la pobja_
cion entera , si et derecho de caza se concedia, se
le diô â cada uno en la estension de sus propie_
dades. P ro hi biéronse igualmente los palomares pri_
vilegiados , y la Asamblea decidiô que cada un()
podria tenerlos , pero que en la tetnporada de la
siega se pudieran matar las palomas y toda clase
de caza en las tierras donde fuesen â parar. Ah-
liéronse todos los cotos reales, anacliendo no obs_
tante, que se proveeria à los recreos personales
del rev con medios compatibles con la libertad y
la prop'iedad.


Un articulo escità principalmente violentos de-
bates , à causa de las cuestiones mas importantes
de que cra preludio, y de los intereses que ataca-
ha , y fué et de los diezmos. En la noche del t 4. de
agosto habialos declarado redimibles la Asamblea
y al moment() de redactarlos quiso abolirlos sin
facultad de redencion , cuidando de abadir que el
Estado se encargaria del mantenimiento del clero.
indudableinente habia un defecto de formalidad
en esta decision , porque era volver à una resolu-
cion ya terminada; pero Garat respondiô que me-
diaha un verdadero rescate ; porque en vez del
contrihuyente, era et Estado quien redimia el diez-
mo , encargandose de hacer frente à las necesida-
des del clero. El abate Sieyes , à quien se estratié
ver entre los defensores del diezmo, y que no le
juzgaron defensor desiuteresado de este impuesto,
convino en efecto en que et Estado redimia verda-
deramente el diezmo , pero que hacia un robo â la
nation entera , recargândola con una deuda , que
debia pesar nnicamente sobre los propietarios y


FRANCESA. 4 09


hacendados. Esta objecion, presentada de una ma-
nera terminante, fué acompartada de aquel dicho
tan amargo, y despues tan frecuentemente repeti-
do : «quereiS ser libres , y no sabeis ser justost»
Aunque Sieyes creyera no ser posible responder
à esta objecion , la respuesta era facil. La deuda
del culto corresponde à todos: era justo cargarla
à los hacendados mas bien que à la totalidad de
los contribuyentes? El Estado es et juez, y hacien-
do la reparticion mas conveniente , no cree robar
â nadie. El diezmo, perjudicando â los pequerms
propietarios , destruia la agrieultura ; et Estado,
debia, puas, variar este impuesto, y esto es lo que
Mirabeau probô con la mayor evidencia. El clero,
que preferia et diezmo porque demasiado se le al-
canzaba que el sueldo seiialado por el Estado se-
ria segun sus verdaderas necesidades , pretendia
ser propietario del diezmo por coneesiones inme-
moriales; y alegô aquella razon tan manoseada de
la prescription , que nada prueba , pues con ella
todo, hasta la inisma tirania, llegaria â legitimarse.
Respondieronle que el diezmo cra un usufructo; y
por lo mismo no era transmisible, porque no terra
los principales caractéres de la propiedad; que era
evidentemente un impuesto establecido en su fa-
vor , y que et estado se nencap,aba de reemplazar
por otro. Exasperbse el orgullo del clero â la idea
de tener que recibir un sueldo , v de cil° se que-
jaba cou violencia; pero Mirabeau, que era esce-
lentisimo para lanzar indirectas y sarcasmos, con-
testé â los interruptores que solo conocia tres me-
dios de existir en la sociedad, y se reducian â
ladron , pordiosero é asalariado. El clero


re cia


que le convenia dejar un campo que no podia de-
.




t liD REVOLUCION
'tender, y los parrocos particularmente, viendo to
que iban à ganar del espiritu de justicia que rei_
paha en la Asamblea , y que lo que se pretendia
particularmente atacar era la opulencia del alto
clero, fueron los primeros à convenirse. Decretése
la completa estincion del diezmo, con la condicioa
de que el estado se haria cargo de los Bastos
culto, pero que entre tanto continuitra su reco_
leccion. Esta Ultima clausula, Ilena verdadcrameo_
te de miramientos , Hee â ser inntil, pues el pue.
blo no quiso pagar mas, corne no querra antes del
decreto ; y cuando la Asamblea abolié el régimen
feudal , estaba abolido de hecho. Presentaronse
todos los articulos el 13 de agosto al monarca,
quien acepto el dictado de restaurador de la liber-
tad francesa , y asistié al Te Deum, teniendo à stt
derecha al presidente , y por séquito â todos los
diputados.


Asi se consumé la mas importante reforma de
la revolucion , en la cual habia manifestado la
Asamblea tante vigor como prudencia ; mas por
desgracia , nunca un pueblo salie entrar con mo-
deracion en el ejercicio de sus derechos; y por es-
te se cometian en todo el reine violencias atroces.
Seguianse incendiando las quintas, y nubes de ca-
ladores talaban las campinas , desalados por ejer-
cer el derecho recien concedido. Esparciéronse
por los campos, reservados antes para los placeres
de sus opresores ; y cometieron espantosas deso-
laciones. Ioda usurpation tiene una cruel repre-
salia, y el que usurpa debia pensar en ella, al me-
nos por sus hijos, que casi siempre sufren la pena.
Repitiéronse numerosos acontecimientos , y- desdc
e1 7 de agosto se habian presentado de nuevo los


rnANcEs.el,.4q 414


ministros à la Asamblea para darle merda del es-
tado del reino: el guardasellos denunciô los des-
érdenes alarmantes que habian acontecido, y Nec-
ker manifesté el deplorable estado de la hacienda
piiblica. Recibiô la Asamblea con desconsuelo, nias
no con desaliento, estos mensages ; Y el 10 espidi6
un decreto acerca de la tranquilidad pnblica , por
medio del cual los Ayuntamientos estaban encar-


d
gados de velar por el sostén del &den, desbaratan-


o las reuniones sediciosas. Ordenâ.haseles condu-
cir ante los tribunales à los alborotadores, y pren-
der à cuantos esparciesen noticias alarmantes, ale-
gando erdenes supuestas é incitando â violencias,


enviandolos à la Asamblea nacional para poder
de este modo remontarse à la causa de las turbu-•
lencias. Las milicias nationales y las tropas de li-
ma quedaban à disposicion (le los Ayuntamientos,,
juramentandolos para que fuesen lieles â la nacion,,
al rey â la ley, (Szc.; y esta fôrmula se Manié des-.
pues et juramento civico.


El informe de Necker sobre la hacienda fué de-
masiado alarmante. La urgente necesidad de pron-
tos auxilios habia heclio recurrir à la convocation
de una Asamblea nacional, la cual apenas reunida,
se habia puesto en lucha con el poder ; y no pen7-
sando mas que en la pronta neeesidad de estable-
cer garantias, habia desatendido la de asegurar
las rentas del Estado. Necker nnicamente tenia es•
te cuidado, al paso que Bailly nencar ctado del abas-
to de la capital, estaba padeciendo crueles annts--
tias. Necker , atormentado con urgencias me'Dnos
ejecutivas, pero macho mas estensas, envuelto en-
tre sus. penosos calculos y traspasado d0 e mil que-,
brantos, seeelor.Laba por remediar la miseria pÀ7r




41 EEVOLUCION
blica; y mientras no pensal)a sino en materias de
hacienda, no comprendia como la Asamblea se po-
dia emplear solo en cuestiones politicas. Necker y
la Asamblea, preocupados cada uno con su objeto, n
desatendian todos los demas. No obstante , si las
alarmas de Necker estaban justificadas par la pe-
nuria actual, la confianza de la Asamblea lo estaba
por la elevacion de sus miras , y abarcando â la
Francia y su porrenir , no podia creer que un rei-
no tan bello , apurado en el momento, estuviese
destinado para siempre à la indigencia.


Al entrar Necker en el ministerio , en agosto
de 1788 , no It n là mas que i00,000 francos en el
erario. A. fuerza de afanes habia acudido â lo mas
urgente , y luego las cieunstancias habian aumen-
tado las necesidades y disminuido los recursos, ha-
biendo sida preciso comprar granos , revenderlos à
menos de su caste, dar socorros considerables , y
emprender obras palicas para ocupar k los traba-
jadores. Ilabian salido del erario para este Ultimo
objeto basta 12,000 francos diarios , y al paso que
los gastos se aumentaban, disminuian los ingresos.
La baja de la sal , la tardanza en los pagos , y à
veces la resistencia absoluta â verilicarlos, el con-
trabando k fuerza armada , la destruction de los
portazgos , el saqueo de los registros, y el asesi-
nato de los comisionados , habian inutilizado una
parte de las renias ; Necker por lo tanto pidiô un
empréstito de 30 millones. La primera impresion
fué tan vira, que se quiso votar el empréstito
por aclamacion , pero este primer movimiento se
calme luego. Se manifeste repugnancia para nue-
vos empréstitos , y se incurriô en una especie de
contradicion , apelando k los poderes de los dipu-


FRANCESA. 4 4 3


tados de que va se habian desentendido, que prohi-
bian consentir el inipuesto , antes de liaber hecho
la constitucion; y aun se Ileg6 à formar el calcula
de las sumas recibidas dcsde el afro anterior, coma
sise desconfiase del ministro. Sin embargo, la pré-
cision de acudir à las necesidades del Estado hizo
adoptar el empréstito , pero se varie el plan ciel
ministro , reduciendo el interés à cuatro y media
por tiento , esperando equivocadaniente en un pa-
triotismo que estaba en la nacion, pero que no
podia hallarse en los prestamistas de profesion,
imicos que ejercen ordinariarnente este género de
especulaciones de hacienda. Este primer yerro fué
uno de los que suelen cometer las Àsambleas,
cuando quieren reemplazar las miras inmediatas
del ministro, que esté obrando por las gencrales
-de mil especuladores. Se file tambien notando que.
el espiritu de la nacion principiaba à no confor-
marse con la timidez del ministro.


Despues de estos cuidados indispensables, apli-
cados k la tranquilidad pnblica y à la hacienda,
volvieron à ocuparse de la declaracion de los dere-
chas , y Lafayette suministrô la primera especie,
tornada de los americanos. Loterrumpida esta dis-
cusion por la revolucion del .14 de julio , renovada
et primera de agosto, é interrumpida de nuovo por
la abolicion del régimen feudal , volviô à abrirse y


uedô delinitivameute resuelta en 12 de agosto.
Esta idea tenia alguna cosa de imponente quécau-


tire à la Asamblea. El impetu de los itnimos los
conducia à todo lo que habia de mas grande, y
este producia su huena fé , su valor y sus buenas
o resoluciones. Se apoderaron ,pues, de es-
ta idea y la quisieron poner en ejecucion. Si solo




REkOLUCI0N'


tfühiere tratàdo de enunciar algunos principio 41
deStonocidos particularmente por la autoridad,
yo yug,o se acababa de sacudir, cornu et votar los.
ipuestes, la libertad religiosa, la libertad de MI-


enta y la responsabilidad ministerial , nada.
hu-


era nias facil , porque asi se habia hecho• va en
Attnérica y en ,


Inglaterra. La. Francia podia• e«Spre-
saren algunas maximas clarasv positivas los nue-
vosprincipios que imponia â su gobierno: pero di-
vortiandose cou lo pasado v queriendo remontar al
estado de la naturaleza, dehié aspirar a dar una
eleciaracion completa de todos los derechos del
hombre y del ciudadano. Se hablô primer() de la
necesidad y del peligro de semejante declaracion,
v.se discuti6 mucho é inntilinente este punto, por-
que no habia ni utilidad ni peligro en hacer una
declaracion compuesta de (brinuras que el pueblo
ner-entendia, y que solo era alguna cosa para un
cierto Mimer() de espiritus filoseficos que no toman.
gran parte en las sediciones populares. Decidiese
por fin que asi se hiciese , y que se colocàra à la
•cabeza del ana constitucional ; pero habia que re-
dactaria , y esto era lo mas dificil. iQué cosa es


derecho? lo que se debe â los hombres. Luego.
todo el bien que se les puede hacer , se les de-
be.-roda medida sabla del gobierno es un dere-
ebev-asi todos los provectos propuestos encierran
la,iflanicion de la ley,


, el modo con que se debe
hacer, el principio de la soberania , &c. Oponian
Eitm estos no cran derechos sino unas mâximas ge-,
eerales, pero que sin : embargo convenia et cspre-•
sarlas. Lleno de impaciencia Mirabeau , esclam6
por «No hay que emplear la palabra dere-
,ceho , sina decir : segun el interés de todos se ha)


4,I(;NCIISW.:4 a
«declarado....» Sin embargo , se prcfiriô el titulo
mas imponente de declaracion de derechos , bajo
el cual se confundieron maximas , principios y de--
finiciones , y del todo se compas() la declaracion
célebre, colocada â la cabeza de la constitucion
de 4 .791. lin mal habia en esto solamente , y era
el de perder algunas sesiones y conclusiones filo-
selicas ; pero iquien puede censurar à los ingenios
el que se complazcan en su objeto? iquién tiene
derecho para menospreciar los inevitables crrores
de los primeros ensayos?


Tiernpo era va de comenzar los trabajos de la
constitucion. EI fan de los preliminares era gene-
ral , y va se ventilaban fuera de la Asamblea las
cuestiones fondamentales. La constitucion inglesa
era el modelo que se ofreciô naturalmente â in tichos
ànimos, puesto que era la transacion convenida en
Inglaterra, à consecuencia de un debate semejante
entre el rey, la aristocracia y el pueblo. Esta cons-
titucion estribaba esencialmente en el estableci-
miento de dos Camaras, y en la saucion real. Los
espiritus, en su primer vuelo van à las ideas mas
sencillas; y un pueblo que declara su voluntad, v
un rey que la ejecuta, les parecia la Unica forma
de gobierno. Dar â la aristocracia una, parte,


b
ional


â la de la nacion por medio de una alta Camara;
conferir al rey et derecho de anular la voluntad
nacional por inedio de lasancion, les parecia.un absur-
do. La nacion quiere, el rey /lace: los ànimos no
salian de estos sencillos elementos, y creian ape-
tecer la monarquia porque deja.ban un rey como.
ejecutor de las voluntades nationales. La monar-
quia verdadera, tal como existe auu en los poises
reputados por libres, es et dominio de uno-soloà.




I 1 6 REVOLUCION
quien se pone coto por medio de la intervention
nacional. En ellos la voluntad del principe lo dis-
pone verdaderamente casi todo, y la de la nation
esta. reducida à inipedir et mal, ya disputando so_
bre impuestos, va terciando en la formation de la
ley. Pero en et instante en que la nation puede
mandar cuanto quiere sin que cl rey pueda opo-
nerse à ello con su veto, el monarca no es mas que
un magistrado, y entonnes no hay nias que repli-
blica con un solo cônsul en ver, de muchos ; y asi
el gohierno de Polonia, aunque tuvo un re y , jamas
se llamô monarquia, sino reptiblica, lo cual acon-
teciô tarnbien à Lacedemonia.


La monarq nia bien entendida exije grandes
concesiones de parte de los animos; pero solo trac
una larga nulidad y en su primer entusiasmo, es
tan dispuestos à. concederlos; por Io cual la repu
blica estaba en las opiniones sin nombrarse en ellasi.
v cran todos republicanos sin creerlo.


Nunca llegaron à. esplicarse terminantemente
en la discusion ; y asi, â pesai del genio y el saber
que hahia en la Asamblea, la cuestion fue mal ven-i
tilada y peor comprendida. Los partidarios de la




constitution inglesa, Necker, Mounier y Lally, no
supieron divisar en que debia consistir la rnonar-
quia ; y atm cuando lo hubieran visto jamâs se atre-
vieran a decir terminantemente en la Asamblea,
que la voluntad nacional no debia ser todo podero-
sa , ateniendose mas bien a. contener que a. obrar.
Disputaban diciendo , que convenia que et rey pu-
diera impedir las usurpaciones de una Asamblea;
que para ejecutar bien, desde luego la lev era ne-
cesario que cooperase à ella; y que en fin, debian
existir relaciones entre los poderes ejecutivo y le,


4FRANCESÀ• 4 7


gislativo. Siendo estas razones nulas, ô cuando me-
nos débiles, era una ridicules efectivamente, reco-
nociendo la soberania nacional, quererla oponer la
voluntad Unica del rey (5). Mejor defendieron et pun-
to de las dos Camaras, porque en efecto , aun en
medio de las reptiblicas hay allas clases que deben
oponerse al movimiento demasiado rânido de las
clases que se elevan, defendiendo las instituciones
antiguas contra el empuje de las p ueras. Pero es-
ta Câmara alta, mas indispensable todavia que la
prerogativa real, puesto que no hay egemplo de
una repnblica sin senado, era mas atacada que la
sancion, por culant() estaban nias irritados contra
la aristocracia que contra el trono. La alta Câma-
ra era imposible cntonces, porque nadie la queria:
la nobleza inferior se oponia à ella, porque no la
daban un lugar; los privilviados por desespera-
cion , puesto que deseaban nlo peor en todas las
cosas; y et partido popular, porque no queria de-
jar â la aristocracia puesto desde donde domi-
nase à la voluntad nacional. Mounier, Lall y y Ne-
cker, eran los nnicos que casi deseâran esta Câma-
ra alta ; y Sieyes por el error de un entendimiento
absoluto, no queria ni dos Camara.s , ni sancion
real si no que concehia una sociedad enteramente
compacta en sus ideas, siendo el oticio de las ma-
sas, sin distincion de clases querer , y el de rey
en calidad de magistrado 'Miro , ejecutar ; asi es
que hablaba de buena fé cuando decia, que la mo-
narquia ô la repUblica eran lo mismo, sin mas di-
ferencia para él, que la ciel nninero de rnagistra.-
dos encarg,ados de la ejecucio El entendimiento
de Sieyes encadenaba la ilacionar.ignrosa de sus pro-
pias ideas, y aunque acorde consigo mismo, no lo




418 BEVOLIICION
estaba ni con la naturaleza de las cosas, ni con los
entendimientos y opiniones diferentes à la suva:
Subyugàbalos con el imperio de sus maximas
lutas, pero raravez los persuadia; y asi no pudien-do ni dividir sus sistemas, ni hacerlos adoptai' por
complet°, dehia mostrarse incomodado. Mirabeau,
de entendimiento complet°, prouto y flexible, no
estaba mas adelantado en ciencia politica, que la
misma Àsamhlea; rechazaha las dos Càmaras, no
por convencimiento, sino par el concepto de su
posibilidad actual, y por Officia, la aristocracia. De
fendia la sancion par una inclination monârquica,
en: la cual se comprometié à la apertura de los Es-
tados generales diciendo que sin la sancion, queria
mejor vivir en Constantinopla que en Paris. Bar-
nave, Duport y Lameth no podian querer lo que
Mirabeau : ni admitian la alta Camara, ni la san-
cion real: pero no eran tan obstinados como Sieyes,
y consentian en modincar sn opinion, coucediendo
al rey y à la Camara alta un veto meramente sus-
pensivo, esto es, el poder de oponerse temporal-
mente â la autoridad nacional, manifestada en la
Camara baja.


Entablaninse las primeras discusiones el 28 y
29 de agosto , y el partido de Barnave quiso tran-
sigir con et de Mounier, cuva tenacidad le hacia
gefe del partido de la consiitucion inglesa. Como
era el mas inflexible y à quien convenia ganar, se
dirijierond el y tuvieron conferencias para atraerlo.
Cuando se vi6 que era irnposible cambiar una opi-
nion, que habia llegado â ser en él un habite de
entendimiento, consintieron entonces en las formas,
inglesas que tante le alhagaban; pero con la condi-
cion, que contraponiendo à la Camara popular una


FRANCE5.1. telg


alta Camara, v el rey, no se franquearia â entrain-,
bas mas que un veto suspensive, y que ademas nopodria et rey disolver la Àsamblea. Mounier con-
testé coma un hombre convencido, diciendo que la
verdad no le pertenecia, y que no podia sacrilicar
una portion de ella para salvar el resto; viniendo
asi à perder las dos instituciones, por no querer-
.las modilicar. Y si fuese cierto, coma no lo es que
la constitution de 91 , por la supresion de la alta
Câmara arruinô al trono, Mounier tendria sobre si
oTavisimos cargos. Mounier no era esclusivo, sino
obstinado; tan absoluto en su sistema coma podia
serlo Sieyes en elsuyo, preferia perder todo, antes
que ceder alguna casa. Rompieronse las negocia-
ciones cou enojo y aun amenazaron à Mounier con
Paris via opinion pnblica, y segun dicen, marcha-
ron alfa paraejercer la influencia con que le habian
amenazado (6).


Estas cuestiones dividian al pueblo coma à los
representantes, y sin comprenderlas no se arreba-
taban menos por chias. Iodas se habian reasumido
bajo la palabra breve y terminante de veto; que-
riendo ô no este veto, signilicaban querer ô no que-
rer la tirania. El pueblo aun sin entender esto,


_tomaha el veto par uu impuesto que convenia, -
lir, n a iorcarpor un enemigo à quien debia 1 , y -
trataban de colgarle de un farol.*


El Palacio real estaba par ticularmente, en la
mayor fermentation: alli se reunian nombres logo-
sos,.que no pudiendo ni aun tolerar las formas


Dos. labriegos liablaban del veto.—.1,S abris' ln que" es eso de
»vela? dijo el une al otro.—No.—Pues.ftgurate que Limes la ea–


-


»zuela num de sopa;, y que Regs el rey, y te dite ; tira esassopas;
»y no tienes -mas remedio que tira•las.»


sI




120 BEVOLUCION
impuestas en los distritos, se subian sobre una silla
tomaban la palabra sin pedirla, y eran silbados
llevados en triunfo por un pueblo inmcnso, que se
lanzaba a ejecutar lo que habian propuesto. Camile
Desmoulins, va nombrado en la presente historia
se distinguia por la facundia, la origivalidad v et
cinismo de sus ideas, y sin ser cruel, aconse.jaba
crueldades. Presentàbase tambien Saint-Hurugue
antiguo marqués, encerrado largo tiempo eu la
Bastilla por desavenencias de la familia, é irritado
contra la autori(14 hasta la locura. Alli estaban
todos los (lias repitiendo que era necesario ir à
Yersalles, para pedir cuenta al rev y â la Asamblea
de su tardauza en hacer el bien riel pueblo. Lafa-
yette se veia muy apurado para contenerlo con pa.
trullas continuas, y la guardia nacional estaba ta-
chada va de aristocracia. «No habia patrullas decia
Desmoulins, en el ceramien.» y ami el nombre de
Cromwell habia sonado junto al de Lafayette. Un
dia, domingo 30 de agosto, se hizo una propuesta
en el Palacio real; acusan a Mounier, manifiestan
que esta en peligro Mirabeau, y tratan de ir à Ver-
salles para protejerle. Entretanto Mirabeau defen-
dia la sancioa sin dejar su papes de tribun() popu-
lar v sin desconceptuarse a la vissa de la multitud.
Saint-Hurugue. â la cabeza de algunos exaltados
se dirije hada Yersalles, diciendo que iban â obli-
gar â la Asamblea â que despidiese sus inlieles
representantes para nombrar a otros y â suplicar
al rcy y al delfin se vinieran â Paris para ponerse
en salvo entre el pueblo. :Inde Lafa y ette, los de-
detiene y los obliga volver atràs. ' llennense de
nuevo al dia siguiente lunes 31, y dirijen una pe-
ticion al concejo en la que piden la convocacioll


FRANCESA• 4


de los distritos para desaprobar el veto, y à. los
diputados que lo sostienen, à tin de revocar sus
nombramientos y traer otros en su lugar, y el con-
cejo los rechaza dos veces con la mayor firtneza.


En todo este tiempo reinaba la agitacion en la
Asamblea; los descontentos habian escrito â los
principales diputados cartas llenas de amenazas
y reconvenciones, y una de ellas firmada con el
nombre de Saint-Hurugue . El mismo lunes 31, al
abrirse la sesion, denunciô Lally â una diputacion
que habia recibido del Palacio real, empefiandole
â que se separase de los malus ciudadanos que
defendian et veto, aiiadiendo que un ejército de
'20,000 hombres estaba dispuesto â marchar.
Mounier leyô tambiencartas que él habia recibido,
propuso perseguir à los autores ocultos de talcs
maquinactones, y estrechô à la Asamblea à ofrecer
500,000 francos al que los delatase. La Jucha rue
turbulenta, y Duport sostuv-o que desdecia de la
dignidad de ra. Asamblea et ocuparse en semejantes
detalles. Mirabeau le yô igualmente otras cartas
en que los enemigos de la causa popular no le
trataban tnejor que à Mounier. La Asamblea pasô
al ôrden del dia, y Saint-lturugue, tintante de
una de las cartas enunciadas, fué enca ru. aq. do per
erden del concejo.


Se estaban discutiendo à. la vez las tres cuestio-
nes de la permanencia de las Asambleas, de las dos
càmaras y del veto, y votôse la permanencia casi
por unanimidad. Pur causa de la larea interrup-
cion de las Asambleas nacionales, habia sufrido
mucho el .pueblo, y esta era una razon para que
ahora se hicieran permanentes. Pasan en seguida
â la grande cuestion de la unidad del cuerpolegis-


1




422 REVOLUCION
lativo, y las trihunas estaban ocupadas por un pù_
blico crecido y ruidoso. Muchos diputados se reti_
raban, y el presidcnte que era el obispo de Lan_


inntilmente se afana en detenerlos, pues se
'van marchanda en grau mimera. Por todas.partes
piden à gritos que se proceda à la votation, y
Lall y reclama nuevamente la palabra; se la niegan
acusando al presidente de haberlo enviado à.
tribuna, y aun hay miembro que se propasa à
preguntar al presidente, que silo se causa de mo.«.
lestar â la Asamblea; ofendido con estas palabras
deja el sillon el presidente y queda para otro dia
la discusioa. El siguiente, que era 10 de setiem-
bre, se lee una esposicion de la ciudad de Rennes
declarando inadmisible el veto, y traidores â la
patria à los que lo votaron. Mounier y los suyos se


•irritan v proponen reconvenir al Ayuntamiento.
111irabeari contesta que la Asamblea no esta encar-
gada de dar lecciones â concejales, y que es me-
:nester pasar al Arden del dia. P6nese por Ultimo


votation el punto de lasdos Câmaras, val
ruido


de los aplausos se decreta la unidad de la Asam-
blea. noventa y nueve votes se
-declaran en ore, y ochenta y nueve en contra, que-
dando ciento veinte y dos truies, por la zozobra
causada à varias diputados.


L/ega por Ultimo la cuestion del veto. lIabiase
hallado un media '..-jrmino, el del veto suspensivo,


igue solo detenia la lev temporalinente, durante
una a mas legislaturas; y consideràbase este coma


•una apelacion al pueblo parque recurriendo el rey
.-.ànuevas Asambleas, y leniendo que ceder si insis•
tian, parecia que apelaba realmente à la autoridad
national. Mounier y sus partidarios se opusieron,


FRANCESA• 4 23


D
ale cando que eu el sistema de la mona.rquia
'sa el rey consulta con la representacion national,
sin obedecerla; pero se equivocaban respecta a. la
situation en que estaban colocados. Solo habia.n.
querido, decian, impedir una resolucion precipt-
tada, pero el veto suspensive producia el mismo
efecto que el absoluto, parque si persistia la Asam-
blea, la voluntadnacional quedaba patente; y °ter-
," ,°Ida su soberania, era una ridiculez el contrariarla
incesantem e n te .


El ministerio conocia efectivameute que el veto
suspensive surtia el propio efecto que el absoluto,
y Necker aconseja al rey se aprovechase de las
ventajas deun sacrilicio voluntario, dirigiendo â la
Asamblea una memoria, en la cual picliese el veto
suspensive. Corriela noticia y se supo de antemano
el objet() y el espiritu del mensage, que ya todos
conocian cuando la presenta el 11 de setiembre.
Sosteniendo Mounier, al parecer, el interés del
troue, no hubiera debido tener otras miras que el
trono mismo; pero los partidos se desacorda.n muy
luego en cuanto à intereses. Mounier desecliô esta
comunicacion diciendo, que si el rey renunciaba
una prerogativa dtil à la nation, se le debia vin-
cular a pesar suyo y por et interés pâlie° Tro-
câronse los papeles; los adversarios del rey sostu-
vieron aqui su intervention, pero en vano , pues
que su esfuerzo fué inntil y rechazado cl mensaje
con dureza. Esplayâronse de nuevo acerca de la
palabra simien, y se ventila el punto de saber si
era necesaria para la constitution. Despues de
haber manifestado que el poder constituvente era
superior à los poderes constituidos, se acordô
que la sancion no recaeria sino sobre los actoS


ebuoteca Popular. T, I. 370




424 REVOLUCION


legislativos, y de ninguna muera sobre los cons-
titutivos, los cuales no serian mas que promul-
gados. Seiscientos setenta y Ires votos se decla-
raron por el veto suspensive, y trescientos veinte
y cinco por et absoluto. Asi se resolvieron los arti-
culos fundarnentales de la nueva constitution, y
Mounier y Lally -Tolendal presentaron al moment°
su dimision de miembros de la comision canai-
tucional.


Ira se habian espedido una multitud de deere_
tos sin pasar ninguno â la aceptacion del rey, y
resolvieron presentarle los articulos del 4. de agos-
to. La cuestion era saber si se pediria la sancion.
6 la simple proinulgacion, considertndotos coron
legislativos 6 constitutivos. Maury y aun Lall y


-Tolendal, tuvieron la lorpeza de sostener que cran
legislativos y que requerian la sancion, coin() si
hubiesen esperado algun obstâculo del poder reâl.
Mirabeau, con una rara precision, sostuvo que
los unos abolian el régimen feudal y cran eminen-
temente constitutivos; y que los otros cran un
puro desprendimiento de la nobleza y del clero;
los cuales sin duda no querian que. estuviese en
'llanos del rev et poder rcvocar sus liberalidades.
Afiadiô Chapelier que no era nccesario ni aun su-
poner preciso el beneplâcito del rey, puesto que
estaban va aprobados en el acto de aceptar et die-
tado de restaurador de la libertad francesa, y ha-
biendo asistido al Te Deum; y por tanto se suplice
al rey Unicamente la simple promulgation. *


Un individuo propuso al punto la herencia de la
corna y la inviolabilidad de la persona real, y la


Presentàronsele estos articulos el20 de setiembre.


PRINCESA. 425
Asamblea, que sinceramente estaba por el reycomo
su primer magistrado hereditario, vett') los dos arti-


propuso la inviolabilidadculos por aclarnacion. Se
del heredero presuntivo, pero et duque de Monte-
mari, conteste al punto, que varias vcces los hijos
habian intentado destronar à suspadres, y que con-
venia tener el recurso de castigarlos ; por lo cual
se deseche la proposicion. El diputado Arnoult,
acerca del allient° sobre la herencia por linea de
vara v de rama, propuso confirmar las renuncias
de la rama de Espafut , hechas en et tratado de
Utrecht. Sostnvose que no habia lugar â delibera-
cion, para no indisponerse con un aliado fiel: Mira-
beau fue de este dictamen, y la Asamblea me al
ôrden del dia; pero de improviso , Mirabeau para
manifestar de que se habia opinado equivocada-
mente, quiso volver la cuestion que él mismo ha-
bia contribuido à atejar. La casa de Orleans se ha-
Ilaba en competencia cou la de Esparta, en caso de
estincion de la rama reinante. Mirabeau habia visto
un grande afan en pasar al érden del dia. Poco re-
lacionado con el duque de Orleans, aurique familiar
con él, comosabia estarlo con todos, querra sin em-
bargo conocer el estado de los partidos, y ver cua-
les cran los amigos y enemigos del duque. Prcsen-
tàbase la cuestion de regencia, y en caso de mino-
ria, los hermanos del rey no podiaa sec tutores de
su sobrino, puesto que Bran herederos del real pu-
pilo, y porconsiguiente poco interesados en su con-
servacion. Pertenecia pues la regencia al pariente
mas cercano, y este era, 6 la mina y el duque de
Orleans, fila familiade Esparta. Mirabeau propone el
que no se dé la regencia situ) à un hombre nacido
en Francia: «El conochniento, dite, que ten ,o de




12G
IIEVOLUCION


»la geografia de la Asamblea, y cl punto de donde-
»han salido los grit.os ciel &den del dia , me prue-
»ban que no se trata aqui lino de una dorninacion
»estrangera, y que la proposition de no deliberar,
»al parecer espafiola, es quiza austriaca ; propongo,
»pues, que no pueda encargarse de la regencia sine
»un hombre nacido en Francia.» À estas palabras
resuenan varies grues; la discusion vuelve 1 prin-
cipiar con una violencia estraordinaria , y los de la
oposicion continuan pidiendo el Arden del dia. En
vano les repite à. cada instante Mirabeau, que no
pueden tener mas que un motive , y es el de traer
à. Francia una domination estrangcra, â lo cual no
responden , porque en efecto la preferian al duque
de Orleans; y en fin, despues de una discusion de
dos dias, se declarô nueramente que no babia lugar
ii deliberar. Pero Mirabeau habia conseguido su in-
tente, viendo pronunciarse los partidos, y esta ten-
tativa no podia menos que acusarle!, pasando desde
entonces per un agente del partido de Orleans (7).


Acalorada todavia con esta discusion, recibiô la
Asamblea la respuesta del rey à los articules del T-
de agosto. El rey aprobaba su tenor, no prestando
à algunos mas que una adesion condicional, espe-
ranzado de que se modilicarian al ejecutarlos, y re-
novando sobre la mayor. parte, las observaciones
hechas en la discusion, y rechazadas per la Asam-
blea. Vuelve Mirabeau â la tribuna v dice : «No lie-


mos examinado la superioridad de fa potestad cons-
» tituyente sobre la ejecutiva ; en cierto modo he-
»mos arrojado un velo sobre esos Nuites (,pues en
efecto la Asamblea habia esplicado en su favor
el modo de entenderlos, sin decretar nada respecte


elles); pero sise cornbatenuestra potestad cons-


FBANCESA. 127
nos obligaràn declararla. Tratese de


»este eolYefnrat'Irancamente y sin mala fé; concebirnos las
»diticultades de la ejecucion, pero no lo exijimos.
»Per tante, pedimos laabolicion de los cargos, pero
»indicando para le venidero el reintegro v su hipo-
»teca ; declaratnos el impuesto que sirvede congrua
»al ciero , destructor de la agriculture, pero entre
»tante que se suple con otra cosa, disponemos el
»cobro del diezmo; abolimos las jurisdicciones de
»sefiorios, pero dejandolas existir [rasta que se es-
»tablezcan otros tribunales. Lo mismo sucede con
»los dcmas articules, que no encierran generalmen-
»te sine principios que es necesario irrevocar al
»promulgarlos; y mas cuaudo aunque fuesen ma-
»los , ya estàn al alcance de todo el m u ndo, y es
»imposable revocarlos. Repetimos ingénuamente al
»rcy le que deciasu loto al absoluto Felipe Il : igue
»harias tu Felipe, si todos dijeran si, cuando tu di-
»ces no?


La Asamblea encarge de nuevo à su presidente
flue se volviese otra vez al rey para pedirle la pro-
mulgacion, y el rey la concedie. Deliberamlo per
su parte la Asamblea sobre la duracionilel reio sus-
pensive, lo estendiô a dos legislaturas;pero corne-
t'ô el desacierto de dejar entrever, que veilla â ser
una compensacion que se daba à Luis XVI, per las
coucesiones que acababa de /lacer à. la opinion.


Mientras que en medio de los obstâculos inter-
puestos por la mala voluntad de los privilegiados
por los arrebatos populares , seguia su intente la
Asamblea, se acumulahan ante ella otros apures,
.ocasionando el triunfo à sus amigos. Esperaban que
se estrellase en la penuria dela hacienda, como ha-
bia sucedido à la misma côrte. E/ primer emprésti-




128 REVOLUCION
to de 30 millones no se habia conseguido; y otro
de 80, dispuesto por una nueva proposicion de Nec-
k.er,*no habia tenido mejor resultado.—Continuad
discutiendo , dijo un dia M. Degouy-Darcy, dejad
que pasen los plues, que en concluyéndose ya no
existiremos.... l Voy â manifestaros terribles ver-
dades 1—iAl &den lal Orden! daman unes.—No,
no, hablad, responden otres.—Levantase un dipu-
tado y dice : ContinuadM. Degouy, esparcid la alar-
ma y el terror. qué, qué sucederia? daremos una
parte de nuestra fortuna, y todo estarà concluido.
—M. Degouv continua: «Los empréstitos votados
nada han producido ; no hay 10 millones en el era-
rario.—Al acabar estas palabras lo cercan de nue-
vo, lo vituperan y le impenen silencio. El chique de
Aiguillon, presidente de la comision de hacienda
le desmiente, probando que debe haber en caja
hasta millones. Le recuerda sin embargo que
los viennes y sabados se dedicaran especialmente al
ramo de hacienda.


Llega por fin Necker todo angustiado con sus
continuos esfuerzos, renueva sus perpétuos lamen-
tos, reconviniendo à la Asarnblea que nada ha hecho
en favor de la hacienda, despues de cinco meses de
trabajos. Los empréstitos no se habian conseguido,
porque las turbulencias habian destruido el cré-
dite. Los capitales se ocultaban y los del estrange-
ro no se habian presentado en las dos operaciones
propuestas. La emigracion y et desvio de los viage-
ros hahian tam bien disminuido el numerario,ca-
si no habia para las necesidades diarias. El rq` y la
renta habian tenido que enviar su hajilla â la casa


Decrete del 27 de agosto.


rnANcEsA. 129


de la monecla, y por lo tante pide Necker una con-
tribucion de la cuarta parte de la renta asegurando
que estes medios le parecen stdicientes . hua comi-
sion se dedica por espacio de Ires dias al examen
de este plan y lo aprueba por entera siendo de ad-
rnirar que cl mismo Mirabeau , enemigo declarado
del ministre, tem. el primero la palabra para obli-
gar à la Asamblea à que consienta en este plan sin
discutirlo. «No teniendo tiempo, dijo, para Ide ana-
»lizando, no debe ella cargar -.>on la responsabili-
»dad del exit°, aprobando ô desaprobando los me-
»dies propuestos.» Por este motive , aconseja que
se vote en seguida y en contianza. La Asamblea
predond nada se adhiere âesta proposicion; v dispo-
ne que Mirabeau se retire para redactar el de-
creto. Calmase entretanto cl entusiasmo, y los eue-
mie,es del ministre alegan que hay otros recursos.
donde él no los vé. Sus amigos al contrario, atacan
â Mirabeau y se quejan de que ha intentado ago-
viarlo con la responsabilidad de los acontecimientos.
Preséutase Mirabeau y lec su decreto.—«Vos des-
trozais el plan del ministre, esclama M. de Yi-
rieu.—» Mirabeau que nunca retrocedia sin con-
testacion, manifiesta francamente sus motives y con-
ficsa que le ban adi y inado, cuando dijo que queria
haccr pesar sobre M. Necker la responsahilidad de
los acontecimientos : dice que no Lieue el honor de
ser su amigo; pero que aurique fuese cl mas intime
siendo ante todo ciudadano, no titubearia en coin-
prometerle â el mas bien que â la Asamblea; que
no creeria hallarse el reino en peligro aun cuando
M. Necker se hubiese equivocado -; y que por el
contrario, la salvacion pithlica quedaria muy com-
prometida, si la Asamblea hubiera perdido su cré-




130 nEVOLUCION
dito equivocandose enuna operacion decisi va; y Cou_
cluye proponiendo se dé una proclama para escitar
et patriotisme national, y apoya et proyecto del mi.
uistro.


Lo aplauden, pero continua la discusion, y ha-
ciéndese mil proposiciones, pasase el tiempo en na-
nas sutilezas. Cansado de tantas contradicciones, y
acosado por la urgencia de las necesidades, stibese
por la Ultima vez à la tribuna, apodérase de ella,
lija de nuevo et punto con una admirable precision,
y presenta la imposibilidad de sustraerse à la nece-
sida(' del moimnto. Intlainandose entonces su ge-
nie, pinta los horrores de una bancarrota, presén-
tala corne un impuesto desastroso, que en vez de
pesar ligeramente sobre todos, solo cae sobre aigu-
nos para agobiarlos ; muéstrala corne una si ma en
donde se precipitan victimas vivientes , y que no
se cierra aun despues de haberlas devorado , por
cuanto se signe debiendo, despues de haber rehtisa-
do pagar. Llenando en fin de terrer à la Asamblea
la dice: «El otro dia con motive de una mocion ri-
»dicula del Palacio real: hubo quiengrità: Esta. Ca-
»tilina à las puertas de Roma v aun continuais de-
» liberando I y por cierto que habia Catilina,
»ni peligro, ni Roma , y hoy està ahi la horrorosa
»bancarrota amenazando concluir con vuestro ho-
»nor,


, vuestras fortunas, y estais deliberando* I»
À estas palabras levantése enagenada la Asam-


blea arrojando gritos de entusiasmo. Un diputado
quiere responder, adelantase, pero espantado de
su emperle, queda inmOvil y sin voz. Entonces la
Asamblea declara, que oido et informe de la comi-


Sesiones del 24 y 26 de setiembro.


FltANCESÀ• 7 31


Sion , adopta en confianza el plan del ministre de
hacienda. 'f ove Mirabeau la satisfacciou del trilla-
fo de la elocuencia, pore solo podia conseguirle el
que tuviese igualmente su razon y sus pasiones.




CAPITULO IV.l Intrigas dela côrte.—Banquete de los guardias de Corps y de losoficiales del regimiento de }landes en Versalles.—Jornadas dei
4, y 6 de octobre; eseenas tumultuosas y sangrientas.—Asalta
la muchedumbre el pinacle de Versalles.—Vicne cl rey â resi-
dir à Paris.—Estado de los partidos.—E1 dogue de Orleans
abandon» la Francia.—Negociaciones de Mirabeau con la cône.
—Traslàdase la Asamblea à Paris.—Ley sobre los bleues del
clero .—Joramento civico.—Tratado de Mirabeau con la cône,
—Bouillé.—Negocio de Favras.—Planes contrarrevoluciona-
rios.—Clubs de los jacobines y de los fuldenses.


IEn tanto que la Asamblea iba aplicando asi la
mana â todas las partes del edificio , se estaban pre.
parando grandes acontecimientos. Con la reunion
de los L'stamentos, tabla recobrado la nacion su
omnipotencia legislativa y constituvente , y con el
14. de julio se liabia arMado para sostener â sus
representantes. El rey y la aristocracia quedaban
per lo tanto desarmados y sin arrima, no teniendo
para si mas que el amor â sus derechos, eu que
nadie se interesaba; y colocados en presencia de
una 'melon d ispuesta â coucehirlo todo y â ejecu-
tarlo completamente: la cône sin embargo, reti-
rada en una poblacion pequefia, habitada Unica-
mente per su servidumbre, estaha en cierto modo
fuera del influjo popular , y aun pedia asestar un
golpe de manu contra la Isamblea. Erauatural que


FEANCESA. 4 33


Paris situado â pocas leguas de Versalles, como
del reine y morada de una inmensa mu-capital


chedumbre, propusiese atraer ai revit suscite, pa-
ra separarlo de todo inllujo aristocratico, Y para
recobrar las ventajas que procura â una damd la
presencia de la côrt.e y del gobicrno. Menoscabada
la autoridad del rey , faltaba imicamente asegu-
rarse desu persona, y asi lo iba disponiendo el cur-
so de los acontecimientos, ovéndose por toclas par-
tes el clamor de: «Que vuelva et rey a Paris!» No
pensaba va la aristocràcia en defenderse contra
nuevos descalabros, menospreciando loque le que-
daba para dedicarse â conservarlo , deseaba lo
misai° que el partido popular, un cambio violento.
infalible es una revolucton cumule dos partidos
se unen para querella; ambos contribuven al acon-
teeimiento, pero el nias fuerte se aprovecha del
resultado. t ientras los palriotas descaban traer
al rey â Paris , la côrte meditaba Ileyarle â Metz,
donde como plana fuerte, manclaria cuanto quisie-
ra, ô por mejor decir, todo lo que se dispusiera en
su favor. Los cortesanos formaban planes , esten-
dian voces de proyectos; procuraban reclutar gen-
te, y entregindose à vains esperauzas, empeo-
raban su causa con imprudentes amenazas. D' Es-
taing, poco antes tan celebre à la caheza de nues-
tras escuadras , mandaba la guardia nacional de
Versalles, v queria ser fiel â la nacion y à la cér-
te, ejecutando un papel dificil, siel4)re calum-
niado , y que solo nu grande firmeza puede
hacerlo honorilico. Enterôse de los manejos pa-
laciegos , v los nias grandes personages es-
taban en ernnmero de los maquinadores. Citâ-
banseles los testigos mas fidedignos, y cscribid




1131 nEvoLLGION
à, la reina una carta muy conocida, en donde
hablaba. con una firmeza respetuosa de la impro.
piedad y del peligro de tales intentas. Nada acui-
té; fué nombrando a todos (8), pero la carta que.
dé sin efecto parque al ensayar tales empresas
debia la reina esperar reeonvenciones y no es.:
trafiarlas.


Por entonces se presentaron en Versalles
multitud de hombres nuevos , y aun se vieron
uniformes desconocidos. Se retuvo la compafiia
de los guardias de Corps que salia de servicio
se llamaron â algunos dragones y cazadores de los
ires Obispados. Los guardias francescs que habian
dejado cl servicio del rey, ir•itados parque se
confiase à ciras, quisieron marchar â Versalles
para tomarlo de nuevo; aunque indudablernente
no tanin razon para quejarse, pues ellos


mis-
mos habian abandonado el servicio; pero fueron,
segun se (lice, estimulados à este proyecto, y aun
se affirma por entonces que la carte misma lo ha-
bi ideado con el fin de atemorizar al reyy lle-
varselo â Metz, coma lo comprueba el hecho si-
guie,nte. Despues de los matines del Palacio real,
Lafayette para defender el camino de Paris à
Versalles, habia colocado un destacamento en Se-
vres, y aunque precisado à retirarlo por las ins-
tancias de los diputados de la derecha, consiguiô
detener à los guardias francescs y disuadirlos de
su propasito. Escribiô confidencialmente al mi-
nistro Saint-Priest para avisarle de la que habia
pasado, y disipar enteramente sus tem ores ; pero
abusando de la c,onfianza, mostrô la caria à D'
Estaing, quien la comunica â los oficiales de la
guardia nacional de Versalles y al ayuntamiento,


FRANC E SA. 435


para informarlc s de los peligros que habian aine-
nazado à aquella citulacl y de los que podian so-
brevenirle todavia. Displisose por lo tenta traer


reg imiento [laudes; y aunque algunos bata-ellloneS de la guardia de Versalles se opusieron, el
ayuntamiento continué en su demanda y el regi-
miento vina. Poca fuerza era esta contra la A.sam-
blea, pero la necesaria para arrebatar al rey y
protejer su evasion. D' Estaing informa à la
Asamblea nacional de las medidas que se habian
tomado, y obtura su aprobacion. Lleg6 el regi-
miento, y et aparato militar que le seguia , aun-
que poco considerable, no dej6 de ocasionar mur-
mullas. Los guardias de Corps y los cortesanos,
rodearon à los oficiales, los agasajaron, y como an-
tes del I .1 de julio aparecieron coaliciones é inte-
ligencias , y se concibieron grandes esperanzas.


La conlianza de la carte aumentaba los rece-
las de Paris; y no tarda en irritarse el pueblo, al
saber las fiestas y regocijos de Versalles,
mientras que de todo se carecia en Paris. El 2
de octubre, intentan los guardias de Corps dar
un convite â los oficiales de la guarnicion , el cul
se celehra en el salon del teatro. Liénanse log
palcos de espectaclores palaciegos: los oficiales de
la guardia nacional entran tambien en el né niera
de Fos convidados; durante el festin raina la mas
vira alegria, y luego los vinas la cambian exal-
tacion. Introlicense entonces los soldados de
los regimientos, y los convidados desenvainando
las espadas, brindan â la salué de la familia real,
rehusando ir omitiendo por lo menas la de la na-
tion; dieron los clarines eltoque, de carga, â eu-
yo


trepando los concurrentes por los pal,-




J
436 IIEVOLUCIM


cos, principiaron à entonar la cancion tan conoei..
da i0 Richard! 0 mon rot». t' univers t' abandonne!
Oh! Ricardo! ;Ob mi reyl lel universo teabandona'l
Prometen rnorir por el rey, como si hubiera esta-
do en el mayor peligro, y nItimamente no tien
limites el delirio. Repartense escarapelas blancas
ô negras, pore Iodas de un solo celer. Los jeve-
nesile arnbos sexes se encienden en recuerdes ca-
ballerescos, y en aquel momento es hollada la es_
carapela national. Este hecho se ha negado des_
pues; pero el vino è, no lo hace iode creible y dis-
culpable? y ademas qué vienen esas reuniones
que no producen por una parte sine una atlhesion
engarmsa , y por ara una irritation verdadera y
terrible? En aquel momento actiden en busc:a de
la reina, y esta consiente en venir al convite ; ro-
dean al rey que volvia de eaza, y le Ilevan tambien;


arrojandose a los pies de ambos, los conducen
iriunfalmente, hasta sus habitaciones. Grato es
dada, à quien se crée despojado y amenazado,
hallar algunos amigos; pero ipor que engafiarse
asi sobre sus derechos, su fuerza y sus medios?


Al moment() eorriô la noticia de esta funcion,
éindudablemente la imagination popular al referir
los hochas ariadiô su propia exageracion, à la que
habia producido el festin. Las promesas hechas al
rev se tomaron corne amenazas à la nation; aque-
lia fue mirada corne un insulte â la
miseria pnblica, y los gritos d Versalles! princi-
piaron con mas violeucia que nunca. De este mo-
do las causas pequofas se reunian para ayudar al
efecto de las generales; algunos jôvenes se pre-
sentaron en Paris con escarapelas negras y fueron
perseguidos: uno de elles .


fue arrastrado por el


FRANCESA. 4 37
pueblo, de modo que el Ayuntamiento se vi6 obli-
gado â prohibir las escarapelas de un solo calor..


Al dia siguiente del funeste banquete, sucedie
una escena casi igual en un desayuno dada por los
guardias de Corps en el picadero. Presentaronse
de nuevo à la reina, quien les dijo que estaba sa-
tisfecha de la fiesta anterior: escuchàbanla con
placer , parque con menos reservas que el rey,
esperaban de su boca la confesion de los senti-
mientos de la cône, y Iodas sus palabras se repe-
tian de unos en otros. La irritation Ilegô al calma y
se debian esperar los mas siniestros acontecimien-
tos. Necesario era uu movimiento al pueblo y à la
carte; al pueblo, para apederarse del rey; y à la
cône para que el miedo le obligase à refugiarse
en Metz. Convenia igualmente al cloque de Orleans,
quien esperaba obtener la regencia del reino, si
el rev se alejaba: y aun se ha dicho que este prin-
cipe a'spiraba à la corona, lo cual no es creible,
porque no tenia energia hastante para tamaiia
ambition. Las ventajas que debiô esperar de esta
nueva insurrection , le han acusado de participe
indebidatuente ; pues no pudo deterrninar su im-
pulse, porque era el resultado de la fuerza de las
casas; y as cuando mas la secundaria; aunque
respecte à este , ni la sumaria que se entablô,
ni el tiempo que toclo lo descubre, han mani-
festado huella alguna de un concertado plan. Sin
dada el dupe no ha estado en él, asi como du-
rante toda la revolucion , sine en pos del movi-
miento popular , derramando tal nez


n
al omn ore'


dando lugar hablillas, y no teniendo si o yogas
esperanzas.


Conmovido el pueblo pur las discusiones sobre




438 REVOLUC1ON
el veto, enfurecido por las escarapelas negras, ve-
jado por continuas patrullas v hambrieuto ade_
mas, estaba dispuesto à sublevarse. Bailly y Nec_
lier no habian omitido nada para acudir â los
abastos; pero ya por la dilicultad de los transpor-
tes, va por los asaltos del transite, y va en fin,
por la imposibilidad de suplir el impulso volunta.L.
rio del comercio, escaseaban las harinas. El !I. de oc-
tubre tué mavor que nunca la agitation: hablàba-
se de la partida del rey à Metz, y de la necesidad
de ir U buscarle U Versalles; acechébanse las es-
carapelas negras y en todas partes se clamaba
por pan. Numerosas patrullas lograron contenez
al pueblo; y la noche tué bastante sosegada. Aldia
siguiente 5, los grupos se presentaron desde la
madrugada. Las mugeres se dirijieron à las taho-
Das; faltaba pan, y corrieron al A y untamiento pa-
ra quejarse à los representantes. 'Estos no esta-
ban todavia en sesion, y habia un batallon de la
guardia nacional en la plaza: intense algunos hom-
bres é las mugeres , pero estas los rechazan, di-
ciendo que los nombres no saben obrar , arréjan-
se enfonces sobre el batallon y le hacen retroce-
der à pedradas; echanabajo una puerta; invaden
la casa de Ayuntamiento, y armados los foragidos
con lanzas se precipitaron en union de las mugeres
y quisieron incendiarla. Consiguieron desviarlos,
pero se apoderaron de la puerta que conducia é la
Campana mayor y tocaron à rebat.o. Pusiéronse
fonces en moviiniento los arrabales, v un ciuda-
dano llamado Maillard, de los que se habian set-
lado en la toma de la Bastilla , consulte con el co-
inandante del batallon dela guardia nacional para
arbitrar un medio de librar la casa de Ayuuta-.


435)FRANCESA . •


m


nto de aquellas mugeres furibunda.s ; pero el
ofi ecial no se atreviô U aprobar el medio propuestoda rennirlas , so pretesto de ir à Versalles, sin
cumplirlo. Sin embargo, Maillard se decidie , to-
ma un tambor y al momento las arrastra iras de.
si. Armadas de 'palos, mangos de escoba, escope-




ha con tan singular ejército portas v cuchillos. la
el atraviesan el Louvre, condécelas à su pe-
sar por las Tullerias y I leva à los campos Eliseos.
Alli cotisigue dcsarmarlas haciéndolas entender
que era major presentarse à la Asamblea como su-
plicantes que como furias armadas. Consienten en
elle, v Maillard se ve obligado é conducirlas à
Versalles , porque ya no era posible disuadirlas.
Todo en aquel momento se encaminaba al mismo
punto; marc haban pelotones arrastrando artilleria;
y otros rodea ban à la gua rd ia nacional, /a cual os-
tigaba à su gefe para conducirlo é Versalles; Man-
co de Iodes los deseos.


En este tiempo estaba la côrte tranquila, pero
ta Asamblea recibia con alboroto un mensage del
rey. Bahia presentado à su aceptacion los articulos
constitucionales y la declaracion de los derechos: la
respuesta debia ser una aceptacion pura, y sencilla
su promulgacion. El rev por segunda vez sin espli-
carse lo bastante, di ri iia observaciones à la Asam-
hlea; accedia à los articulos constitucionales sin
aprobarlos; hallaba buenas inàxiinas en la declara-
cion de los derechos, pero neccsitaban esplicacio-
nes: y pur Ultimo decca que no pocha juzgarse del
todo, sino cuando se àcabase el conjuntode la Cons-,
titucion. Podia sin duda sostenerse esta opinion que
era. la de muchos publicistas, pero fera oportuno
espresarla aquel momento? apenas. se let la res-


. Biblioteca peu/al-.
T. 1. 377




4 40 REVOLUCION


puesta cuando se levantan quejas. Robespierre di-
diceque et rey no puede criticar à. la Asamblea.
Duport, que esta contestation debia ir firmada po;
un ministro responsable. Petionse Yale de este pre_
testo para recordar el convite, de los guardias de
Corps, y manifiesta las imprecaciones proferidas
contra la Asamblea. .3-regoire habla de la penuria


pregunta por que sc ha dirigido una carta un
n- iolidero prometiéndole doscien tas I ibras por sema-
na si deja de !noter. Nada probaba la carta, puesto
que todos los partidos podian haherla escrito, sin
embargo, escita un Bran ruido, y M. de Monspev
intima a Petion que firme su denuncia. EntonceS
_Mirabeau, que habia desaprobado en la tribuna el
paso de Petion y de G regoire, se presenta para res-
ponder à M. de Monspey. «Yo he sido el primer°,
«dite, que ha desaprohadoesas denuncias impoliti-
cas ; pero puesto quese insiste, yo misino propondré
cor firmaré cuando se hava declarada, que en Fran-
.44eia no hav mas invioiahilidad que la del rev» A
tan terrible apôstrofe todos eumudecen y vuelven â
la respuesta del rey. Eran las once de la maiiana
cuando saben los mevimientos de Paris. Adelanta-


•se Mirabeau hi.cia et presidente Mounier, que elec-
to recientemente à pesar del Palacio ruai, v ame-
•nazado de una caida gloriosa, iha â desple.-gar en
,esta triste jornada una incontestable firmeza; Mi-
rabeau se le acerca :—Paris, le dite, vielle sobre
nosotros; fingid una repentira indisposicion; id â
palacio y aconsejad al reY que acepte Ilana v ter-
minantemente.—Yiene Paris? tanto mejur, re'spon-
de Mounier ; que nos maten à todos, perc â todos,
y el Estado ganara.—iNo deja de tuner gracia la
ocurrencial responde Mirabeau, y se vuelve à su




FRANCESA. 441


siento. Continua la discusion hasta las tres, se
decide que el presidente se presente al rey para
pedirle su aceptacion para y sencilla.. En el.mo-
niento en que Mounier salia para ir a palacio se
.;inuncia una diputacion; Bran Maillard v las muge-
rus que le habian seguido. Pide Maillard audiencia,


• le introducen. y tras él se precipitan las mugeres
en el salon. Espone entonces lo sucedido, la falta
de pan y la desesperacion del priehlo; habla de la
earta al molinero, y anode, que una persona que
ha encontrado en el camino, le ha dicho que un par-
roue cstaha encargado de denunciarla. Este era
Gregoire, quien corno se ha visto, acababa de ve-
riliearlo. [rua voz acusa entonces al obispo de Paris,
Iligne, de ser el autel- de la carta: votes de indig-
oacion se levantan para rechazar el cargo hecho al
yirtuoso prelado; l'aman al &den â Maillard y su
diputacion, diciéndole que se habian tornade todos
los rnedios necesarios para abastecer à Paris; que
et rev no ha olvidado nada; que se le va à supli-
ear trime nuevas inedidas; que conviene retirarse,
v que la alarma no es el medio atajar la cares-
tia. Mounier sale entonces para ir â palacio, pero
las mugeres le rodean, y se emperlai' en acompa-
fiarle ; rehésalo al pronto, pero tiene que admitir
basta sels de ellas, atravesando pur las gavilias que
hein Ile ,ado de Paris armadas de picas, y de
hachas. Estaba diluviando: un destacamento de
guardias de Corps cae sobre la multitud que ro-
dea al presidente y la dispersa; pero las muge-
res alcanzan de nuevo à Mounier, que 'lep per
ultimo â palacio, en donde estaban colocados en
batalla et regirniento de Flandes, los dragones, los
suizos y la milicia national de Yersalles. En vez




142 REVOLUCION
seis mugeres se ve obligado a introducir doce. El
rev las acoje con benevolencia, deplora su infelici-
ddd, y todas se conmueven. hua de ellas, Fiven y
hermosa, turbada à la vista del monarca, apenas
puede pronunciar la palabra: Pan! Enternecido el
rey la abraza, y las mugeres con este recibirniento
se marchan conmo y idas. Sus compaiieras las reci-
ben à la puertà del palacio, y no quieren creer
relation diciendo, que se han dejando seducir y se
preparan à despedazarlas. Los guardias de Corps,
mandados por el coude de Guiche acuden para se-
pararlas ; varios tirossalen dedistintos puntos, caen
dos guardias y quedan heridas muchas mugeres.
No lejos de aquel sitio, un hombré del pua() â la
cabeza de algunas mugeres, penetra por entre las
filas de los batallones v se adelanta hasta la verja
de palacio. M. de Savonnieres le persi que, pero re-cibe un tiro que le rompe un brazo. Estas escara-
muzas por una v otra parte producen una grau irri-
tacion, e instrtiido el rey del peligro, manda à sus
guardias que no Wigan fuego, V que se retiren à su
cuartel; pero en Canto que lo verifican se cruzan
algunos tiros entre ellas y la guardia national de
Versalles, sin que pueda y cuàles ban sido.
los primeros.


En medio de tal desôrden estaba el rey en et
cousejo v Mounier esperaba impatiente su contes-,
tacion, haciéndole repetir pur momentos que sus
funciones le Ilamaban a la Asamblea, que la noticia
de la sancion calmaria tcdos los espiritus, y que:
iba i retirarse sino se le respondia, porque no que-
ria estar nias tiempo ausente de su puesto.
base en el cousejo si el rey partiriti; su sema du-
r6 desde la sels hasta las citez de la floche; y El rey,


FRANCESA. 4 43


segun se (lice, no quiso dejar vacante el asiento al
duque de Orleans. PretendiOse que la reina y los
infantes se marchasen, pero él trope! detuvo a los
carruages apenas se presentaron , y ademas la
reina estaba absolutarnente resuelta à no separar-
se de su esposo. Por Ultimo, à las diez recibiô
Mounier la aceptacion seucilla y terminante, y vol-
vio à la Asamblea. Va se habian marchado los dipu-
tados, y las mugeres ocupaban et salon ; dijoseles
que et rev habia ' aceptado, lo cual les parecni ma-
ravilloso, v le preguntaron si su suerte seria mejor,
y particurarmente si tendrian pan. Mounier le res-
pondio lo mejor que pudo y les hizo repartir cuan-
to pan fué posible reunir. *En aquella noche en que
no era facil dar con los mas eu I pados, I o fué el Ayun-
tamiento en no proveer à las necesidades de aquella
multitud hamhrienta, à quien la falta de pan habia
arrojado de Paris, y que tampoco pudo haliarlo en
el camino.


En este estado se supo la Ilegada de Lafayette.
Ocho boras habia luchado coula milicia national
de Paris, que queria dirijirse à Versalles, y uno de
sus granaderos le habia d icho «General, no nos
gariais, pero os engaiian ; en vez de volver nuestras
armas contralas mugeres, vamos à Versalles à bus-
car al rey, y à asegurarnos de sus disposiciones co-
locandolo en rnedio de nosotros.» Lafa yette habia
resistido à las instancias de su ejército v à las olea-
das de la inuchedumbre. Sus soldados no le cran
adictos pur la victoria, sino por la opinion que go-
zaba entre ellos, y abandonandole esta, no podia
conducirlos nias. Sin embargo, habia podido con-
seguir detenerlos hasta la floche ; pero su voz no
alranzaba mas que à cierta distancia, y mas alla




1 44 REVOLUC or.f
nada detenia el furor ciel pueblo. Su cabeza habit
estado muchas veces amenazada, y â pesar de ello
continuaba resistiendo. Sahia no obstante que no
cesaban de salir pelotones de Paris, v que dirijien-
dose la insurrecion à Versalles, su deber era acu-
dir alli. Mandeselo tambien el Ayuntamiento, y par-
tie; detuvo en el camino à su ejército; hizole pres-
tar juramento de lidelidad al rey, y Ilegé à Versa–
lies â media floche. Participé â Mounier que el ejér-
cito habia prometido Ilenar su deber, y que nada
se [tafia contrario à la lev. Condé à palacio, mani-
festé su respeto y desconsuelo, participé al rey las
precauciones que se habian tomado y le aseguré
su adhesion y la del ejército. El rey parecié tranqui-
lizarse y se retiré â descansar. liabiase negado
guardia de palacio â Lafayette, concediéndole nui-
carnente los puntos esteriores, y los dernas se des-
tinaron al regiiniento de Flandes, cuvas disposi-
ciones no cran seguras, à los suizos y a los guar-
dias de Corps. Estos al principio tuvieron &den de
retirarse, v habiéndolos llamado de nuevo, no pu-
dicron juniarse en su puesto sino un cort.o ntimero.
En medio de la turbacion no se habian defendido
todos los puntos accesibles, y aun habia quedado
abierta una verja. Lafayette ocupe los que se le
habian confiado al esterior, y ninguno de ellos fue
forzado ni atacado.


pesar del tumulto, seguia la Asamblea en su
sesion discutiendo sobre las leves penales con la
actitud mas imponente. De cuando en cuando et
pueblo interrumpia la discusion pidiendo pan. Can-
sado Mirabeau, esclame con una voz de trueno. que
la Asamblea no tenia que recibir leves de nadie, y
que mandaria despejar las tributtas. El pueblo aco-


F I1ANCESA. 14.5


jiô
todosu aptistrofe con aplausos, pero conno


convenia a la Asamblea resistir mas tiempo ; v i
biendo Lafa yette noticiado â Mounier que todo le
parecia tranquilo V que podia despedir à los diputa-
dos, se separaron como à la media floche, emplazan-
dose para el siguiente dia 6 â las ocho de la
niafiana.


Hablase ido esparciendo el pueblo por todas partes
v parecia tranquilo. Lafayette, animado con el afec-
to de su ejército, que â la verdad no se desmintiô, y
por la tranquilidad que parecia reivar en iodas par-
tes, resguardô el cuartel de los guardias de Corps y
distribuve numerosas patrullas. Hallàbase en pié
todavia ‘a. las cinco de la rna ► ana, y creyéndolo to-
do tranquito, torn6 una linionada y guette reudido
sobre una cama para disfrutar el repos°, de quees-
taba privado bâcla masde veinte y cuatro horas(9)..


Ya en aquella principiaba el pueblo â desper-
tarse v recorria los alrededores de palacio. 'l'raba-
se una reyerta con nn guardia de Corps que !lace
fuego desde las veutanas ; arréjanse los foragidos
al momento, atraviesan la verja que habia que-
dado abierta, suhen una escalcra que encuentran
libre v sou detenidos por dus guardias que se de-
fienden hereicamente, cediendo el terreno paso à
paso, y retirâudose de puerta en puerta. trio de
estos generosos defensores era Miomandre, et cual
esclarnô; «jSalvad à la reina!» Ovése este grito,
y la reina se refujié temblando ar cuarto del rey.
Mientras que ella iba huyendo, precipitanse los fo-
ragidos ; hallan el lecho real abandonado, y quie-
ren penetrar mas alla; pero fueron felizmente dete-
nidos de nuevo pur los guardias (le Corps atrinche-
ratios en bastante mitnero sobre aquel punto.




146 liEVOLUCI ON
la sazon, los guardias franceses de Lafa yette, apos
tados cerca del palacio oven el estruendo, acuden
v dispersan à los foragidos. Preséntanse à la puer-
ra de la cual estabanatrincherados los guar..
dias de Corps: «Àbrid, les gritan; no se han ol yi-
dada los guardias franceses de que en Fontenoy
salviisteis à su regimiento!» Àbren y se abrazan:


Iteinaba por fuera el ma y or desôrden.. Lafayette
que descansaba apenas algunos minutos y que aun
no se habia dormido, ove el estrépito, se abalanza
al primer caballo, se précipita en mcdio de la refrie.
ga, y eucucutra a varios guardias que ihan b ser
degollados. Mientras los rescata, manda à los su-
yos que corran à palacio, y vienea quedar cash solo
enmedio de les foragidos. Lino de elles le apunta;
Lafayette sin turbarse, manda al pueblo que se la
traigan; el pueblo se apod era del eulpable, y à la vista
de Lafayette le rornpen la cabeza contra el empedrado.
Lafayette, despues de haber salvaclo à los guardias,


tielà con el los à palacio, y hal la ya à sus grauaderos.
Todos le radeau y le prometen morir per el rey; y en
este mornento, los guardias lihertados de la muerte
esclamaban vira Lafayette! Tod a l a celle que se veia
en salvo per él y su tropa, reconocian deberle la
vida, y estos testimonios cran generales. Madama
Ivielaida, lia del rev, coure y- le estrecha en sus
brazos diciéndole: General, nos habcis salvado la
vida!


En aquel moinento pedia el pueblo à grandes
gritos que volviese a Paris Luis XVI. Celébrase
consejo, y convocado à él Lafayette, no asiste por
no coartar la lihertad de votas. Decidese per


quese preste la côrte à los deseos del pueblo. Ar-
réjanse papeletas por las ventanas con esta noticia.


egANCESA.. 4 47
Preséntase entonces Luis XVI al balcon, acompa-


y Io reciben con los gritos de
viva


general
no o sucede asi con la reina; gritosii


eldie.ely
ra


:amenazadores se levantan contra ella. Lafayette
se le acerca y la dice : «Seriora, que quereis ha-
cer?—Àcompàfiar al rey , responde la reina con
valor.—Pues seguidme , la dice el general , y la
couduce aturdida al balcon. Notanse algunas ame-
mazas pur hombres del pueblo ; un tire funesto
pocha salir; las palabras no se entendian , y habia
que hablar à los ojos. Inelinandose enfonces, y
tomando la manu de la reina, la besa et general
respetuosamente• Este pueblo siempre fiancés, se
enagena con aquella action y confirma la recon-
ciliacion con los gritos de viva la reina! vira Lafa-
ette! Pero quedaba todavia que ba y er la paz con


-los guardias de corps.—iNo hareis nada a favor
de mis guardias? dijo el rey à. Lafayette. Agarré
este à uno, le Ileva al balcon, y le abraza ponién-
dole su faja. El pueblo aplaude' otra vez y ratifica
con sus aclarnamones esta inieva reconciliacion.


La Asamblea no habia creido decoroso acerear-
se al monarca, â pesar de haberlo pedido, coaten-
tàndose con enviarle una diputacion de treinta
sois individuos. Luego que supo su partida, espi-
di() un deereto , diciendo que era inseparable de
la persona del monarca , y seiia!ô den diputados
para acompanarle à Paris ; el rev recibiô el de-
creto y se paso iumediatamentc en'marcha.


Yâ habian salido las pandillas principales, y
Lafayette habia enviado tras allas un destacamen-
to ejército, para estorbar su retroceso, y de-
sarmar à los foragidos que Ilevaban en la Punta
de sus lanzas las cahezas de dos guardias de corps.




4 48 REVOLUCION
Arrancâronles este terrible trofeo; y no es cierto
que precediese al carruage del rey. Bajôse este eu
medio de una grau concurrencia , y tué recibido
por Bailly en el Ayuntamiento.—Vuelvo lleno de
contianza, dite el lev, al sono de mi pueblo de Pa_
ris.—Bailly repite estas palabras à los que no po-
dian oirlas, pero olvida lo de la eonfianza.—Mia-
did lien° de confianza, dijo la reina.—Sois mas di.-
d'osa, esclamé Bailly, que si yo la hubiese pro_
nunciado.


Entre la familia real en el palacio de las Tulle.
rias, que hacia mas de un sigle no se habia habi-
tado, v en el cual habia habido tiempo para ha.
cer nin'guno de los preparativos necesarios. Con-
iiôse la guardia â las !officias parisienses, y Lafa-
yette quedô encargado de responder à la nation
de la persona del rev, que se disputaban todos los
partidos. Los nobles querian conducirle à una pla
za fuerte para ejercer en su nombre el despotismo;
el partido popular, que no pensaba todavia ea
prescindir de cl, queria couservarle para comple-
tar la constitucion, v arrebatar un gefe à la quer-
ra civil. Per lo tante la malevolencia de los pri-
vilegiados apellidô à Lafayette el carcelero; y sin
embargo , su vigilancia no probaba mas que una
cosa; el desco sincero de tener un rey. Desde este
n'ornent°, la marcha de los partidos se pronuncia
de una mariera nueva. La anstocracia, distante ya
de Luis XVI, y no pudiendo ejecutar ninguna em-
presa à su arrime , se esparce por el estrangero y
por las provincias. Desde entonces principia à ser
considerable la emigracion, y un crecido Munero
de nobles se marchait à Turin con el coude de Ar-
tois, que habia ballade un asile eu su suegro. Ci-


FRANCESA. 449


frase alli su politica en sublevar â los departamen-
tos del Mediodia, en suponer que el rev no esta
libre. La reina, que es austriaca y enemiga ade-
mas de la nueva côrte formada en Turin , vuelve
sus esperanzas hacia el Àus!ria. El rey en medio
de estas tramas, lo ve todo, nada impide, v espe-
ra su salvacion de eualquier lihertador. Poco a
poco se va despojando de cuanto le pile la Asam-
blea, y en redulad no esta libre, como no lo es-
taria en Turin v en Coblenza, ni como tampoco lo
estu y o con Maurepas; parque el destine de los dé-
biles en todos tiempos y eu todas partes es vivir
en la dependencia.


El partido popular, trilInfante desde ahora, se
balla dividido entre el duque de Orleans, Lafa yet-
te, Mirabeau , Barnave y los hermanos Lameibs.
La voz pnblica acusaba 'al duque de Orleans y à
Mirabeau como autores de la Ultima insurrection.
Testigos mus, dignos de conlianza aseguraban
haber visto al duque v à Mirabeau en el las-
timoso campo de batalià del 6 de octubre. Des-
mintiéronse luego estos hechos , mas dàbase-
les crédito por entonces. Los coniurados


ha-
bian querido alejar y atm matir al rev , de-
clan los mas audaces calumniadores: el chique de
Orleans, se ariadia, habia querido ser tenien-
te general del reine, y Mirabeau ministre. Male-
grados sus intentes por la prese,ncia de Lafayette,
pasaba este pur libertador del rev, y por vence-
dor del duque y de Mirabeau. La ointe que mua
no habia tenido tiempo de manifestarse ingrate;-
confesaba deber su redencion â Lafa yette; v dé-ide
este instante el poder del general parecia ilimita-
do, de tai marrera que los patriotas exayados le


o




150 REVOLTICION
comparaban t Cromwell en sus murrnuraciones.
Mirabeau, que cornu pronto veremos, no tenia re..;
lacion al una con el duque de Orleans, concibié
celos de Lafayette, y le Ilainaba Cromwell Crran-
disson. La aristocracia fomentaha, estos desvios
aiiadiendo sus prcpias calomnias; pero Lafayette
estaba resuelto a sostener al rey y a la co nsiitu-
don a pesar de todos los . obstaculos, y pur lo tan-
t() resolYie apartar al (laque, cuya presencia era
el origen de innumerables habladurias, V podia su-
ministrar medios, ô al menus pretestos, para titras
turhulencias. Tuvo una entrey ista con el principe.
le intimidô con su firineza, y le oblige à aiejarse.
El rev sabedor de este provecto , fingiô cou su
flaqueza ordinaria verse precisado à tornar estas
medida; y escribiendo al duque de Orleans, le di-
jo que era necesario que él ô M. de Lafayette se
retirasen ; que en el estado de las opinidnes , la
eleccion no era dudosa, y que pur consiguiente et
daha una comision para Inglaterra. Hase sabido
despues que M. de Moutmorin, ministro de nego-
cios estrangeros , para libertarse de la anibieiou
del duque, lo habia dirijido hacia los Paises-ba-
jos, suhlevados à la sazon contra el Austria, pro-
metiéndole el tell °


de duque de Rrabante *; pe-
ro al saber sus amigos semejante resolucion se
irritaron pur su debilidad , pues mas ambiciosos
que él no querian que cediese , y se dirigieron à
Mirabeau comprometiéndole para que denunciase
en la tribuna las violencias que ejercia Lafayette
con el principe. Celoso Mirabeau de la populari-
dad del general , noticiô à entra:nbos que los iba


* Véanse las memorias de Demonritz.


FRANCESA. 4 51


à
delatar en la tribuna, si se verilicaba la partida


para;_-;lirlaterra .
Vacilimte el duque de Orleans se


decide a una nueva intimacion de Lafayette; y
cibiendo Mirabeau en la Asamblea un hillete que
anunciaba la partida del principe, esclamô con
enojo: no merece el trabajo que uno se Coma per él.
(10). l'or esta espresion y otras rauchas tan indis-
cretas, le han acusado de' agente del duque de Or-
leans, sin que nunca lo filera en realidad. Su astu-
cia, la imprudencia de sus palabras, su familiari-
dad con cl duque , que era igual a la que usaba
con todos, la opinion que manifeste cuando se dis-
cutiô la cuestion de sucesion à la enroua los de-
rechos de la raina espafiola, y en lin, su .Cesisten-
cia à la partida del duque debian escitar sospe-
chas; pero no es menus cierto que Mirabeau cire-.
cia de partido, y no tenia otio ohjetu que des-
truir la aristocracia y el poder arbitriario.


Lus autores (le estas suposiciones hubieran de-.
bido saber que Mirabeau estaba reducido entonces


pedir prestadas algunas codas sueras, lo cual
no hubiera sucedido a ser agente de un principe
inmensamente rico, V que se suponia arruinado
pur sus partidarios. Presentia ya Mirabeau la di-
solucion prOxiina del Estado: cierta conversation
que durante una noche entera tuvo con un ami-
go intimo en el parque de Versalles , le indujo
un pian del Lod() uuevo, ideaado para su gloria, la
sal yacion del Estado, y en lin para su propia for-
Lima (pues era wuy capaz Mirabeau de abri-ar
todas estas pasiones juntas) , permanecer incdn-
trastahle entre el trono y los de.sorganizadores, y
consolidai la monarquia , proporCionandose- en
ella una colocation. La ceinte habia t•atado de ga-,




52 REVOLUCION


narlo, pero lu hizo torpemente y sin el manejo
cesario con un hombre de su arrogancia, y que
queria conservai su popularidad à latta del aPreeio
que todavia no tenia. Malouet , amigo de Necker
y ligado con Mirabeau, queria ponerlos en cornu
nicacion, pero este lu habia rehusado rauchas ve_
ces persuadido de que jamàs podria estar acor.
de con el ministro. Sin embargo consintin en eh
Malouet le introdujo. pero la incompatibilidad de
los dos earacteres resaltô mas en esta ocasion, en
que, segun cuautns estuvieron presentes, desple-
gà Mirabeau la supericridad que tenia en la vida
privada lo mismo que en la tritrait. Corné la voz
de que habia querido hacerse comprar y que no
habiendolc hecho Necker proposieion alguna, di-
jo al salir: el ministro tendra notieias plias; °neva
interpretacion de los partidos, pero que tambien
es falsa. Malouet, habia propuesto à Mirabeau que
se manifestaba satisfeeho va con la lihertad ad-
quirida, que se entendiera con el nunistro y nada
ruas; eu raton de que se esta ba va entablando una
negociacion directa cou la côrte, siendo un prin-
cipe estrangero, ligado con todos los partidos, el
que planteé las primeras proposii:iones cuando
un amigo que servia de mediador,


, manifesté
que à Mirabeau jamas se le rebajaria en sus


; pero que si se aveniau con la constitution,
hallarian en él un apovo incontrastable; que en
cuanto à las condiciodes, habian lie ser dictadas
por su situacion; que convenia al interés de los
que le querian emplear, Mater que esta situacion
• MM. Malouet y Bertrand de Molleville no han dejado de


lo Contrario, pers el hecho que sentatnos se /talla con"
firmado por los testigos mas fidedignos.


FRANCESA. 453
fuese decorosaé independiente, esdecir, pagar sus
deudas; v que en fin se le debia ligar à un nuevo
brden y sin conferirle actual mente el ministe-
rio, darleesperanzas para lo venidero (11). Las ne-
gociaciones no se terminaron completamente hasta
dos ô tres meses despues, à saber; al principio de
4790. Los historiadores, poco instruidos en es-
(os detalles, y engabados pur la perseverencia de
Mirabeau en combatir al 'ioder. han fijado para
nias tarde et n 'ornent° de este plazo. Sin embar-
go, cari estuvo concluido en el principio de 1790
cura la manifestaremos en su lugar.


Barnave y los Lameths no podian rivalizar con
Mirabeau , sino por un estremado rigorismo pa-
triético. lustruidos de las negociaciones que ha-
Man mediado rohustecieron la opinion va propa-
gada de que se le iba à conferir el ministerio ,
fin de quitarle pur este medio la facultad de acep-
tarlo. Una covuntura se presentô lue go para cité.Los ministros no fenian derecho de !tablar en la
Asamblea, y Mirabeau no queria, subiendo al mi-
nisterio , perdu el usé de la palabra, que era el
medio de su mavor influencia , deseando ademas,
conducir à Necker à la tribuna para coufundirlo
alti. Con este motivo, propuso que se concediese
voz consultiva à los ministros; y aunque el parti -
do popular, alarmado, se opuso à ello sin motivo
plausible, y manifesté teiller las seduciones minis-
teriales , sus temores carecian de fundamento,
pues el presentar solamente las comunicaciones
pnblicas , no es el modo que emplean ordiva-
riarnente los ministros para corromper la repre-
sentacion naciona!. La proposition de Mirabeau
quedô desechada, y Lanjuinais , llevandc todavia




4 54 REVOLU.IQN
mas lejos el rigorisme, propuso que se prohihiese
a los diputados actuales aceptar el ministerie.
La discusion fué violentisima, y aunque era saki,
do el motive de aquellas proposieiones; no estaba
patentizado. Mirabeau, en quien no cabia disimu_
lo, esclarne al fin que no correspondia toniar per
un solo iodividuo una disposicion funesta al Es,
tado , y que se conformaba con el decreto, bajo
la condicion de que se prohibiria el ministerio no


todos los diputados actuales, sine unicamente
M. de Mirabeau, diputado de la Senescalia de Aix.
Tanta franqueza y audacia quedaron sin efecto


., y
el decreto fue adoptado per unanimidad.


Ya se deja conocer ceux) se iba dividiendo el
estado entre los emigrados, la reina , cl rev y los
diverses caudillos populares, tales corne Lafayette,
Mirabeau, Bernave•y Lameths. Ya no era p`osible
ningun acontccimiento decisivo corne el del 14 dejulio y 5 de octubre.Necesario era que nueves mo-
tives irritasen la certe y ei pueblo, y produjesen un
rompilniento estrepitoso.


La Asamblea, despues de haher reeibido la cer-
tidurnbre reiterada de tranquilidad per parte del
Ayuntamiento y la promesa de una completa
tad en losvotos, se hahia trasladado a Paris.' Mou-.
nier y Lallv-Tôlendal, indLaados cou los aconte-
cimientos de los dias 3 y 6 de setierobre , habian
hecho dimision de su plana de diputados , dicien-
do que noquerian sec ni espectadores ni ctimplices
de los crimenes de las facciones. Debieron luego-
sentir esta desercion del bien pnblico,espccialmen
te viendo à Maury y â Cazales, que se habian se-


t:dari> su-primera sesion en et palacio arzobispal el 19 de
ectubre.


FRANCESA. 1 55
parade de la Asarnblea, acudir de nuevo para ses-
tener con valor y hasta lo ultimo la causa que ha-
bian abrazado.111ounier, en su retire del Delfinado
reuniô los estados de la provincia , per° luego un
decreto los hizo disolver sin resistencia; y asi Mou-
nier y Lall y que en la época de la reuuiou de los
Estatientos'y del juramento del juego de pelota,
cran los hero- es del pueblo , perdieron todo el cré-
dite â sus °jos. Los Parlamentos cran los primeros
que se habian quedado atras por la potestad popu-
lar; Meunier, Lally, y Necker marcharon detras de
ellos, y it otros moches les iba à suceder lo mismo.


La carestia, causa muy exagerada, pero verda-
dera de las agitaciones, ocasion6 tambien la atro-
cidad de que el tahonero Francois fuese degollado
por algunos foragidos.* Lafayette cousiguiô apo-
derarse de los culpables y los entrege al Chatelet,,
tribunal revestido de una jurisdiccion estraordina-
ria sobre todos los dell tos relatives à la revolucion..
Alli estaban encausados Besenval y todos los acu
sades por la conspiration aristocràfica destruida
44 de jolie. El Chatelet dehia sentenciar segun el
nuevo arreglo; y cerne et Jurado no se hahia insti-
tuido todavia , la Asanablea habia decretado la pu-
blicidad, la defeusa contradictoria, y todas las me-
didas preservadoras de la inocenci .a.—Los asesi-
nos de Francois fueron condenados, y la tranqui-
lidad se restablecie. Lafayette y Bailly propusieron
con este motive la ley martial , la cual combatida
yivainente por Robespierre, que desde entonces se
manifestaba acalorado particlario del pueblo y de
los pobres, fué sin embargo adoptada por la ma-


* 20 de octubre.
Bibliuleca Pcpular. T. I. 378




156 RF.SOLITION
1.7oria (decreto del 2 1 de octubre). En virtud de es_
i'„a lev, los Ayuntamientos respondian del sosieb,,0
pnblico , y en caso de turbulencias se les.encarga.
ha requiriesen à la tropa, y milicia, y que despu-es
de tres intiinaciones debian mandai interven_
don de la fuerza contra las asonadas. Estableci6se
una comision de pesquisas en et concejo de Paris y
en la Asamblea national, parasigilar à los Hume.
rosos enemigos, cuvos manejos se cruzaban en to-
dos sentidos, no siendo esto bastante para desba-
ratar los provectos de tantos adversarios conjura-
dos rentra la n uev a revolucion.


Entretanto seguian con activiclad los trabajos
constitucionales : habiase aboliclo et feudalismo,
,{zero restaba tomar todavia una medida definitiva
para destruir aquellos grandes cuerpos, que habian
silo enemigos constituidos en et Estado contra et
mien) Estado. El clero poseia inmensas propieda-
- des adquiridas de los principes à titulo de gratifica-
, ciones feudales, ô de los lieles con et nombre de
legados. Si las propiedades de los individuos, fru-
io y objeto del trabajo, debian respetarse, las que


habian dado â varios cuerpos con ciertos obje-
vtos , podian recibir de la lev otro destino. habian
lido dadas para el culto ô por lo menos bajo este
pretesto; pero siendo la religion un servicio


, tenta la lev facultades para disponer et mo-
do de subvenir à', ella de otra manera diferente.
El abate Maury despleg6 en este asunto su facun-
dia imperturbable, alarme, à los propietarios , los
amenazô con una prôxima invasion, y aparentôquc
se sacriticaban las provincias â los agiotistas de la
capital , siendo tan singular su solisma que mere-
ce referirse. Disponiase de los bienes del clero


FRANCESA. bl
o.ar la deuda , cuyos acreedores cran lospara pangrandes capitalistas de Paris ; los Lieues que se


les sacrificaban estahan en las provincias, y asi el
intrépido argumeatista concluia que esto era inmo-
larlas à la capital ; como si las provincias al contra-
rio no saliesen muy gananciosas con el reparto de
aquellas inmensas tierras, rescrvadas hasta enton-
ces para el lujo de algunos eclesiasticos ociosos.
nrittles fueron los esfuerzos del abate Maury,


pues el obispo de Autun, aliter de la proposition, y
M. Thouret, destruyeron aquellos vanos sofismas.
Iban.ya â decretar la incorporacion de bienes ecle-
siàsticos al Estado, pero los opositores insistian en
la cuestion de propiedad. Contestabaseles que aun
cuando fuesen propietarios, podian servirse de sus
bleues , supucsto que en los casos urgentes del
Estado se habian empleado en varias ocasiones.
No lo negaron, y aprovecbndose entonces Mira-
beau de su contesion , propuso que se mudase la
espresion perlenecen , en esta otra: esfdn d disposi-
tion del Estado: y se termine, la discusion al mo-
mento por una grande mavoria (ley de 2 de no-
viembre). Asi destruyô la Àsarnblea et formidable
poder del clero , el lujo de los grandes del reino,
y se proporcion6 los poderosos recursos para la
hacienda que mantuvieron por tanto tiempo la re-
volucion. Al mima tiempo aseguraba tambien la
existencia delos parroc.os decretando que sus suel-
dos no bajarian de 1200 francos; y aiiadia ademas,
el goce de una casa parroquial , y de un huerto.
Declar6 que no conocia votos religiosos, v daba li-
bertad a todos los esclaustrados , dejandoles sin
embargo à los que ,


quisieran, la facultad de conti-
nuar la vida monastica , y estando sus bienes su-


.




4 58 REVOLUCION
primidos se suplirian con pensiones , Ilevando ana
nias lejos la provision , que establecia adernas di-
ferencia entre las erdenes ricas y las niendicantes'


proporcionaba et trate de unos y de otros segun
su antiguo estado. Dispose otro tanto con las pen-
siones, v cuando el janseuista Camus , deseoso
restablecer la senciliez evangélica , propose redu-
eir todas las pensiones â una inisma cuota surna-
mente medica , la Asamblea, segun et dictarnea
de Mirabeau, las redujo proporcionalmente à su
importe actual , y conforme al estado antiguo de
los pensionados. No se podia tenc‘r mayor mira-
noient° â los habites antiguos , y en este se cifra el
verdadero respelo à la propiedad. Del mismo modo
cuando los protestantes espatriados por la revoca-
cion del edicto de Nantes reclamaron sus bienes,
la Asamblea no les devolvié sine los que estaban
For vendcr.


Prudente y Ilena de consideracion con las per-
sonas, trataba con audacia las cosas, y se mostra-
ba nias resuelta en materias de coustitucion. Fija-
das ya las prerogativas de los Grandes poderes, se
trataba de dividir el territorio del reine, que siem-
pro se habia dividido en provincias , unidas suce-
sivamente a la an ligua Francia , y difiriendo estas
en leyes , privilegios y costurnbres , formaban
el conjunto mas heterogéneo. Sieyes Ulve la idea
de arnalgarnarlas con una nueva division que des-
truia las antiguas dernarcacioncs , y conducia to-
dos los puntos del reine bajo un espiritu y una
misma ley ; lo cual consiguiô con la division en
departamentos. Estes se subdividieron en distritos,
y los distritos en municipalidades. Con iodes estas
grades se admitie cl principio de la representacion.


FRANCESA. 159
a administracion departamental , la de distritos,
la de los COMLIlleS estaban conliadas a un conse-


io deliberante , y à otro ejecutivo, igualmente elec-
tivos. Estas varias autoridades dependian unas de
otras y tenian en cl ambito de su jurisdiccion las
mismis atribuciones. El departamento hacia el re-
parte del impuesto entre los distritos , el distrito
entre las municipalidades y estas entre los indi-
viduos.


La Asamblealip despues la cualidad de ciuda-
dano en el goce de los derechos politicos, exigien-
do 95 alios de edad y la contribution de un marco
de plata, con cuvas condiciones se litulaba activo
el ciudadano , y pasivo sin citas. Estes dictados
sencillos se ridiculizaron, porquc cuando se quie-
ren despreciar las cosas, se echa man° de los nom-
bres, à pesar de que aquellos cran naturales y es-
presaban bien su objeto. El ciudadano active con-
curria â las elecciones para la formacion de las ad-
ministraciones y de la Asamblea , cuvas elecciones
tenian dos grades , sin ezigirse condiciones para
su desempefie; porque corne se habia dicho en la
Asamblea , constituvc elector la existencia en la
sociedad , y clegihle la sola conlianza de los
electores.


Interrumpidos estes irabajos per mil discusio-
nes del momento, eran continuadas sin embargo
con grande ardor. El lido derecho contribuia con
su obstinaciou â atajarlas , cuando se trataba de
disputar ta mas minima parte de intluencia à la
nation. Los di putados populares al contrario, arna-
que formando diverses partidos se confundian ci se
separabansin chocar, segun su personal opinion-
siendo facil de notar que para con diesel conven-1


n




160 RE VOLUCION
ciraient() podia mas que las relaciones. Veianse
Thouet , Mirabeau , Duport , Sieyes , Camus y
Chapelier alternativamente unidos 6 encontrados,
scgun su parecer, en cada discusion. En cuanto à,
los miembros de la nobleza y del clero , solo aigu_
raban en las discusiones de partido; y si los Par_
lamentospedian algun decreto contra la Asamblea,
6 si alguncs diputados escritores la habian ofen-
dido , Riego se ponian de su parte. Sostenian à los
comandautes militares contra el pueblo , y à. los
tratantes negreros contra los negros, y opinaban
contra la adinision de judios y protestantes al goce
de los derechos comunes; y en lin, cuando Génova.
se levant() contra la Francia à causa de la ernanci-
pacion de la Cercega y de su incorporation al rei-
no, tomaron partido en favor de Génova contra la
Francia. En una palabra, estrarios é indiferentes•
en todas las discusiones desoyéndolas y ha-
blando entre si , no se movian sino cuando media-
ban derechos 6 lihertad de rehusar * (12).


Como ya hemos dicho antes, no era posible in-
tentar una grande conspi racion junto al rey, porque
la aristocracia habia huido y la cOrte estaha cerca-
da por la Asamblea, el pueblo y la milicia nacio-
nal; y asi, cuanto los descontentos palan intentar.
se reducia à movimientos partiales. Fomentaban
las malas disposiciones de los oficiales adictos al
antiguo régimen, al paso que los soldados salian
gananciosos con el nuevo. Acontecian violenta&
reyertas entre el ejército y el populacho ; muchas
veces los soldados entregaban sus gefes à la mul-


" Sobre la reonduc ta de los diputados de la derceba,.
véase on estracto de las )IEMORIAS DE FEIIIIILItE, nota I2 al SA
del ultimo como.




FBANCESA. 16/
titud que los degollaba; y otras se calmaban feliz-
mente los recelos, y todo se aplacaba , cuando los
comaudantes de los pueblos habian sabido condu-
cirse con un poco de mafia, y prestado juramento
de lidelidad à la nueva constitution. El clero balla
inuadado la Bretafia de protestas contra la enage-
nacion de sus bienes, procuraudo escitar un resta
de fauatismo religioso en las provincial donde la
antigua superstition reinaba todavia. Emplearonse
tambien los Parlamentos, y se hizo el Ultimo ensa-
yo de su autoridad. Sus vacaciones habian sido
prorogadas por la isamblea, puesto que esperan-
do disolverlos, no queria taller que disputai . con
altos. Las Camaras administraban la justicia en
su ausencia, y en Ruaa , en Nantes y Rennes,
fortuaron acuerdos en que deploraban la ruina
de la autigua monarquia , la violation de sus
leyes , y sin nombrar à la Asaniblea , la de-
signaban como la causa de todos los males ; por lo
cual fueron Hamadas à la barra, y censuradas con
miratniento. La de Rennes , como mas culpable,
quel() declarada incapaz de lleaar sus funciones;
la de Metz habia insinuado que el rey no estaba li-
bre, y en esto como hemos dicho se eifraba la po-
litica de los descontentos. No pudiendo valerse
del rey , procuraban representarlo coino en esta-
do de opresion, y querian auular asi iodas las le-
yes que al parecer aprobaba. Él mismo daba mar-
gea a creer que secundaba aquella politica ; pues
no queriendo Ilamar à. sus guardias, despedidos el
5 y .6 de octobre, se hacia custodiar por la milicia
national, eu medio de la citai se contaba seguro.
S u


plan era aparentar que vivia en un estado de
cautirerio; pero la Municipalidad de Paris desba-




xi


462 REVOLUCION
raté aquella pequefia intriga su plicitndole que vol-
viese a Ilamar â sus guardias, â lo que se negé bajo
vanos pretestos y por rnediacion de la reina.


Principiaba el afio de 1790 , y se manifestaba
una agitation general. Tres meses bastante tran-
quilo.shabian transcurrido desde los dias 5 y g de
octobre , y la inquietud parecia renovarse. Las
grandes agitaciones son seguidas de momentos de
reposa , y estos de crisis pequefias, hasta Ilegar
crises mayores. Achacâbanse las turbulencias al
clero , à la nobleza y â la carte , y atm à la In-
glaterra , cuyo embajador tuvo encargo de justifi-
carias. Las compainas pagadas de la guardia na-
cional participaron tambien de esta inquietud
neral , y algunos soldados reunidos en los Campos
Eliseos , pidieron aumento de paga; pero Lafayet-
te, presente en todas partes, acudia, los dispersé,
los castigé y restablema el sosiego en su tropa,
siempre 'fiel à pesar de estas leves infracciones dedisciplina.


Ilablabase principalmente de un complot contra
la Asamblea y el Ay untamiento, cuyo supuesto ge-
fe era el marques de Favras , quien fue ruidosa-
mente preso y entregado al Chatelet. Esparciése
luego el rumor de que Bailly y Lafayette debian ser
asesinados; que mil y doscientos caballos estaban
listos en Versalles para llevarse al rey, y que un
ejército compuesto de suizos y piamonteses debia
recibirlo y marchar sobre Paris. Esparciése la alar-
ma pur iodas partes, afiadiendo que Favras era el
agence secreto de grandes personages. Recayeron
las sospechas sobre el hermano ma


yor del rey,por cuanto Favras habia estado en su guardia , y
habia ademas negociado un empréstito. Atemori-


PRANCESA. 163


zado el principe por la agitation de los animas , se
presente. en el Ayuntamiento, protesté contra lasinsinuactones de que era objeto, esplico sus rela-
ciones con Favras, recordé sus disposiciones popu-
lares, rnanifestadas va en la Asamblea de los No-
tables, v pidié se le juzgase, no por rumores
blicos, .sino por su patriotismo notorio


nu
nc


desrnentido (14). Aplausos universales resouaron
despues de su diseurs° , y la t»ucheclumbre le
acompafia hasta su paiacio. Continuase el proceso
de Favras. Este, que habia corrida la Europa , ca-
sado con una princesa estrangera, y que ideaba
planes para restablecer su fortuna , forme uno pa-
ra el 14 de juho , para et 5 y 6 de oclubre y pri-
meros meses de 1790 , y los testigos le acusaban
precisamente detallando su Ultimo plan. El asesi-
nato de Bailly y de Lafayette y et llevarse al rey,
parecia formai parte de iiicho plan; pero ninguna
prueba aparecia de que estuviesen dispuestos los
4200 caballos, ni de que el ejército suizo é pia-
montés estuviese en movimiento. Las circunstan-
cias cran poco favorables â Favras : el Chatelet
acababa de soltar à Besenval y â otros complicados
en la trama del 14 de julio , lo cual bina causado
mucho descontento en la opinion. Lafa yette , sin
embargo, tranquiliza â los sefiores def Chatelet,
les pidid que fuesen justicieros, y les prometia que
su sentencia seria de Iodas inofis cjecutada.


Con este proceso renacieron las sospechas con-
tra la carte, aparecicudo incorregible por medio de
estas tentativas , pues en el centro mismo de Paris
se la estaba Vielld0 conspirar todavia aconsejaron
pues, al rey un paso brillante que pudiese salis-
lacer â la opinion pnblica.




•;!


161 REVOLCCION
El de setiembre de 1790 quedô admirada la


Asamblea al ver algunas inuclanzas en la disposi-
tion dcl salon. Un patio bordado de flores de lis al-
fombraba la galeria del escritorio; los taburetes de
los sefiores estaban mas bajos , y el presidente en
pié al lado del asiento en que ordinariamente se
sentaba. «El rey» esclaman de repente los ujieres


'y Luis XVI entra luego en el salon. Levautése la
Asamblea à su presencia y lo recibieron con aplau-
sos. lJna multitud de espectadores que liabian acu-
dido con rapidez ocupan las tribunas , iuvaden to-
dos los puntos del salon y esperan con la mayor
impaciencia las palabras del rey. Luis XVI habla
en pié a la Asamblea sentada : recuerda las turba..
lencias que estaban despedazando la Francia; los
esfuerzos que ha hecho para calrnarlas y para ase-
gurar la subsistencia dcl pueblo ; recapitula los
trabajos de los representantes, manifestaudo que
habia intentado lo mismo en las imitas provin-
ciales ; y por fin deinuestra que hacia tiempo ha-
bia manifestado él mismo los deseos que acaha-
ban de realizarse. Afiade que crce deber unirse
mas estrechamente con los representantes de la
nation, el momento en que se le han sometido
los decretos relativos eEtablecer en el reino una
nueva organizacion. Apoyarà , dite, con todo
poder el éxito de esta organizacion grandiosa ; y
cualquier tentativa contraria serin culpable y per-
seguida u todo trame. Al acabar estas palabras
resuenan aplausos, y el rey continua recordando
sus propios sacrificios , aconseja à todos los que
ban perdido alguna cosa que imiten su resignacion
y se recompensen de sus quebrantos con los bienes
que promete à la Francia la nueva constitucion; pef.


FRANCESA. 165
ro cuando despues de haber ofrecido defenderla
aflade que l'ara mas todavia, y que de concierto
con la reina prepararia desde luego el espiritu y el
corazon de su hijo al nuevo &den de casas , y lo
acostumbraria ti ser dichoso con la felicidad de los
franceses, gritos de entusiasino salende iodas los pull-
tos; todas las manos se tienden hacia el monarca,
los ojos todos buscan â la madre y al hijo , iodas
los 'alios los piden , y el enajenamiento es uni-
versal. Concluye cl rey en fin su discurso , reco-
mendando la concordia y la paz à aquel bien pueblo
que le aseguran le ancra cuando quiere aliviarle sus
quebrantos. (15). A estas Ultimas palabras todos los
asistentes prorumpen en testimonios de reconoci-
miento, y el presidente dâ una corsa respuesta
que espresa el dunulo de sentimientos que reina
en todos los corazones. La muchedumbre acompa-
fia al monarca â las Tullerias ,y en seguida acor-
dé la Asamblea dar un voto de gracias à el rey y à
la reina. Preséntase una nueva idea: puesto que
Luis XVI acababa de comprometerse à mantener
la constitucion, los diputados se veian en el caso
de corresponder al compromiso. Propénese el ju-
rameuta civico; y cada diputado acude ïti jurar, di-
ciendo que ha de ser fiel h la nation, cc la ley y al
rey , y mantener en cuanlo pueda la. constitucion de-
cretada par la Asamblea national y m'Aida por el
rey. Los suplentes y los diputados del cumercio
piden prestar tambien el juramento; las tribunas
y el antiteatro los imitan, y por todas partes no se
oyen mas que estas palabras: i Lo jura


Repitiese lo mismo en el Ayuntamiento, y de
concejo en concejo en toda la FrAcia.Dispusiéronse
regocijos, y la efusion fué general y sincera. Ha-




166 REVOLUC ION


bia Ilegado el caso sin duda de principiar ana con_
ducta nueva , y no inutilizar como todas las dernas
aquella reconciliacion ; pero en la misma loche
mientras que Paris resplandecia con las ilumina-1
clones que celebraban este laz acontecimiento , la
cône habia vuelto ya à sus marias, y los diputa-
dos populares recihian una acogida muy diferente
que la de los diputados nobles. En vano Lafayette
cuyos pareceres sensatos y Ilenos de celo eran en_
teramente, desoidos, repetia que ya el rey no podia
titubear, sine, entregarse enteramente al partido
popular,


, y esforzarse en ganar su contianza; que
para esto se necesitaba no tan solo pro clatnar sus
intenciones en la Asamblea, sino manifestarlas en
sus menores acciones ; que debia ofenderse de
cualquier espresion equivoca dicha en su presen-
cia, y rechazar hasta la mas pequei1a dodo, acerca.
de su verdadera voluntad; que no debià mostrarse
ni indeciso, ni descontento, ni dejarninguna secreta
esperanza â los aristéeratas ; y en fin , que los mi-
nistros debian estar unidos , no entablando rivali-
dades con la Asamblea , ni obligandola â recurrir
sin cesar à la opinion péblica. En vano Lafayette
repetia estos sàbios consejos con instancias respe-
tuosas ; el rey recibia sus cartas , lo graduaba de
hombre lionrado ; la reina le rechazaba con enojo
y aun manifestaha irritarse de los respetos del ge-
neral ; acogiendo macho mejor â Mirabeau , nias
intluyente , pro à la verdad menos intachable que
Lafayette.


(ont inuaban siempre las comunicaciones de Mi-
rabeau con la côrte, v aun ya tenia relaciones con
el hermano mayor del'rey cuvas opiniones le hacian
mas accesible al partido poPular, , repitiéndole 10


FRAN CESA. 4 67


que no dejaba de manifestar à la reina y à de
Moutinorin , h saber: que la monarq nia no podia, sal-
varse sino con la libertad. Mirabeau finalmente en-
tablô su convenio con la côrte ausiiiado de una per-
sona intermedia, enunciando sus principios en una
especie de profesion de fé, y se comprometiô à no
apartarse de ellos, y â sostener a la côrte, en tan-
to que permaneciese en la misma hua; en paso
se le serialaba un sueldo bastante considerable. La
moral sin duda alguna condena semejantes conve-
nias , y quiere que et deber se baga pot' el deher
misnm. 'yPero era esto venderse? Un hombre débil
se /Miera vendido sin duda, sacrificando sus prin-
cipios ; pero el omnipotente Mirabeau, lejos de sa-
crificar los suvos , conducia â ellos el 'ioder , y en
trueque recibia los ausilios que sus grandes nece-
sidades y sus pasiones desordenadas le hacian in-
dispensables. Diferente de aquellos que venden
caro sus débiles talentos y una conciencia cobarde,
Mirabeau , incontrastable en sus principios , com-
batia alternativamente à su partido ô à la côrte,
como sino hubiese esperado del primero la popula-
ridad , y de la segunda sus medios de existencia;
y hasta tal punto, que no pudiendo los historiado-
res creerlc aliado de la côrte é quien combatia,
han trasladado su convenio al a gio (le 1791, que se
veritieô sin embargo à principios de 1790. A.vistOse
Mirabeau con la rein, que se complaciô de su su-
perioridad, y la mereciO una acoc.ida mu y


lisonge-
ra. Este hombre estraordinario é•a sensible, à to-
dos los placeres , lo rnismo à los de la vauidad que
â los de las pasiones ; y habia que echar man() de
él con su fuerza y sus debilidades, y ernplearlo en
beneficio de la causa cornait. Ademas de Lafayette




468 REVOLJCION
y Mirabeau tenia la cède tambien à Bouillé , que
p es tiempo de dar it conocer.


Dotado de valor , probidad y talento , tenia
Bouillé todas las tendencias de la aristocracia, dis,
tinguiéndose de, ella en no terrer tanta preocupa-
cion , aunque si mayor practica en los negocros,'
Retirado à Metz , mandando desde alti una vasta
estension de fronteras, y una Bran parte de ejérci-
to, procuraba mantener la desconfianza entre sus
tropas y las guardias nacionales


'


â lin de conser-
var sus soidados para la cède. Puesto alti en es-
pectati ya, atemorizaba al partido popular , y pare.
cia el general de la monarquia , como Lafayette el
de la constitution. Sin embargo la aristocracia le
desagradaba, la debilidad del rey le d isgustaba del
servicio, y le hubiera abandonado, â no ser por las
instancias de Luis XVI, para permanecer en él.
Bouillé era pundonoroso , juramentado una vez no
tratô mas que de cumplir con cl rey y con la Cons.
titucion; y asi la côrte debié reunir â Lafayette,
Mirabeau y Bouillé , y con ellos hubiera podido
mantener su crédito con los guardias nacionales,
la Asamblea v el ejército ; esto es, las tres potes-
tades actuales. Mediaba à la verdad desavenen-
cia entre estos caudillos: Lafayette, Ileno de huena
voluntad, estaba dispuesto â unirse todos los
que quisieran servir al rey y à la Constitution; pe-
n Mirabeau se encelaba con el poder de Lafayette,
temia su ostentado pundonor, y le parecia ver enél
una reconvention de su conducta. Bouillé odiaba en
Lafayette aquel convencirniento exaltado, y tal vez
miraba en él un enemigo irreprensible por lo cual
preferia mas bien â Mirabeau , como mas maneja-
hie y menos severo eu su fé politica. A la cône


FRANCESA. 469
correspondia hacer que se aviniesen estos tres su-
getos , destruvendo sus motivos particulares de se-
paracion; pero no habia otro medio de union que
el de la monarquia libre , y asi era forzoso resig-
narse â ella francamente y prestar todas sus fuer-
zas. Pero la côrte siempre incierta, sin rechazar à
Lafayette, le acogia con frialdad, pagaba â Mira-
beau que la reconvenia de cuando en cuando, fo -
mentaba el enojo de Bouillé contra la revolucion,
miraba al Austria con esperanza , y dejaba obrar
à los emigrados de Turin. Esto es lo que hacen los
débiles: prefieren concehir esperanzas â obtener
Buenos resultados , logrando asi precipitar su pér-
dida inspirando sospechas que suelen irritar à los
partidos , tanto como la misma realidad, porquc
mas vale combatirlos que amcnazarlos.


En vano Lafayette que pretendia hacer lo que
no habia la cède, escribiô à Bouillé, pariente stuo
empeinindole para que sirviese con él al trou, por
los nnicos arbitrios posibles, à saber, los de la
franqueza y de la libertad; pues Bouillé, mal infor-
mado por la côrte, contesta de una [panera fria y
evasiva, y sin propasarse contra la Constitution
continuaba en hacerse imponente con el secreto de
sus intenciones y la fuerza de su ejército.


Por tanto aquella reconciliacion del 4 de, fe-
brero, que hubiera podido tener tan grandes re-
sultados, fué vana é inntil. Terminé:se la causa de
favras, y ya fuese temor, ya convencimicnto, el
Chatelet le condenô à la pena de horca, que sufriô
mostrando en sus nItimos momentos la firmeza
cligna de un mârtir y no de un intrigante. Protesté
de su inocencia v pilé se le dejase


-lacer una de-
claracion antes de morir. Levantése el cadalso en la




170 REVOLUCION
plaza de Greve y lo llevaron à la casa de Avuuta_
miento, en donde permaneciô hasta la noche.
pueblo, que queria ver ahorcar a un marqués , es_
peraha con impaciencia este ejemplo de la igual_
dad en el suplicio. navras alegO que habia tenido
comunicaciones con un grande del Estado que le
habia comprometido à disponer los animos en fa-
vor del rev, y que couic se ofrecerian Bastos,
biale dada' este seiior cien luises, sin que pasase
nias adelante su delito, ni quisicra nombrar â na-
die. Sin embargo pregunte si la confesion de los
nombres podria salvarle, y convola contestaeion no
le satisfizo, respondi6: Pues en tal caso moriré, con
mi secreto! y se encaminn hada el suplicio con
suma entereza. Era de noche, pero iluminaron
hasta la misma horca; y el pueblo gozoso con este
especlâculo, contenté con ver la igualdad aun en
el cadalso, mezcl6 atroces sa.rcasrnos y parodié de
mil maneras la ejecticion de aq desventurado. En.
tregése el cadaver à su familia, y luego nuevos
acontecimientos laideron olvidar su muerte tante
â los que le habian castigado como it los que se ha-
bian servido de ella.


Desesperado el clerc, continuaba fomentande
pequeilas agitaciones por todo el ambito de la Fran-
cia, y la nobleza contaba demasiado con su influjo
en ci pueblo. Mientras que la Asamblea se halna,
contentado con poner los bienes eclesiâsticos a
merced de la nation por medio de un decreto, el
clerc habia esperado que no se ejecutaria, y â fin
de inutilizarlo, sujeria mil medios para acudir â las
urjencias del erario. El abate Maury , propuso un
impuesto sobre el lujo, v cl abate de Salsade le ha-
hia contestado, proponiendo pur su parte que nin-




FltANCESA. -171


aun eclesiàsti co pudiese tener mas de mil escudos
âe Nota; pore el rico abate se cane a semejante
propuesta . Discutiéndosc otra vez sobre la deuda
del Estado, aconsej6 Cazales que se exatninase no
la validez de, los titulos de cada acreedor, lino los
mismos crédites, su origen y sus fundatnentos;
cual era renovar la bancarrota por el medio tan
odioso y tan usado de las Hamadas Camaras ar-
dientes: el clero, enemigo de los acreedores del
Estado, sacrificado à et los segun creiart, habia sos-
tenido la proposition del ri ,corismo de sus prioci-


'pios en ponte à la propiedid. Maury arrebatado y
cou poco miramiento à la Asamblea, dijo: que par-
te de sus individuos no tenian mas que el valor de
la vergilenza. Ofendiése la Asamblea aitamente y
queria espelerle de su seno, pero Mirabeau, que
podia creerse atacado, representé à sus celegas
que cada diputado pertenecia à sus comitentes, y
que no habia derecho para arrojar â uno solo. Esta
moderacion, propia de la superioridad verdadera,
prevalecie, y Maury qued6 mas castigado con una
censura que si le hubieran escluido. Cuantos me-
dios inventaba el clora para poner en su lugar à los
acreedores del Estado, fueron y la Asam-
bina decret6 la enagenacion del importe de cuatro-
cientos millones de los bienes del clero y del patri-


real. Desauciado entonces el clero, esparcie
escritos entre el pueblo, afiadiendo que el provecto
de los revolucionarios era destruir la religion cat6-
lica, contando con que en las provincias meridio-
nales, producirian macho efecto estas votes para
]ograr sus designios. Ya se ha visto que la primera
einigracion dirigida à Turin tenia sus principales
comunicaciones con el Languedoc y la Provenza;


Biblioteca Popselar,


T. 1 , 379




I


47


REVOLUCION


y Calonne, tan celebre en la Asamblea de losNota.
bles, era el ministro de la certe fugitiva. Dividian-
la dos partidos: ta alta nobleza queria sostener su
imperio, y tentia la intervencion de la nohleza de
provincia, y MM,' particularmente de la Blase ple...
beya; y asi solo queria recurrir al estrangero, para
et establecimiento del trono. Por otra parte, valer-
se de la religion, como la proponian los emisarios
de las provincias, le parecia una ridiculez à la mis-
ma que durante un sigle se habia estado regocijan-
do con las hurlas de Voltaire. El otro partido con
puesto de los nobles inferiores y de los plebeyos
cspetriados, queria combatir la pasion de la liber-
tad con otra mas fuerte, cual era el fanatisme,
vencer con sus propias fuerzas, y . ponerse à mer-
ced del estrangero. Los primeros alegaban las yen-
ganzas personales .de la guerra civil para sincerar
la intervencion estrangera, y los segundos soste-
nian que aquella traia consigo el derramainiento
de sangre, pero que no se debian inanchar con la
traicion. Estos Ultimes, mas valientes, mas patrie-
tas, pero mas feroces, no debian predominarenjnla
carte en donde reinaba Calonne. SM embargo, ca-
nto habia necesidaél de todos, , continuaron las ce-
municaciones entre Turin y las provincias meri-
dionales. Decidieronse à atacar la revolucion con
la guerra civil y la estrangera; y . para este se in-
tenté dcspertar el araiguo ,fanattsmo .le aquellos
paires (16.)


No ° initié cl clero medio alguno para secundar
este plan, en tante que los protestantes 'fomentaban
la envidia de los catelicos. El clerc se aproveché
de estas disposiciones, y particularmente de las
fiestas de Pascua; y asi en Mémpellet, Nimes y


FRANC ESA. 173


Montauba n se desperté de varios modes cl antiguo


Lameth lamenté en la tribuna cl abuse
fan actàisrliows.


del cumplimiento de Pascua para estraviar al pue-
blo y escitarlo contra las nuevas leves. Alborotd-
se et clerc à estas palabras y quiso dejar la Asam-
blea: et obispo de Clermont se puso en ademan, y
va estaban prontos à salir una multitud de eclesiàs-


pero se Hama al &den a Carlos Lameth y se
calmé et alboroto. Sin embargo, la venta de los
bienes del clero se habia puesto en ejecucion, y
ae,Tiadô como estaba, no perdonaha ocasion de ma-
nifestar su resentimiento. Dom Corte, cartujo, lieue
de buena fe en sus sentimientos religiosos y pa-
triéticos, pide un dia la palabra, y propone que se
declare a la religion catélica la (mica del Esta-
do. * Levantanse multitud de diputados , y se
disponen à votar per aclamacion, diciendo que
aquel era el moment() en que la Asamblea debia
sincerarse del cargo que se le hacia de estrellarse
contra la religion catélica. iQué, significaba sin
embargo, una proposicion semejante? 6 el flecreto
tenia per objet° dar un privilegio a la religion ca-
télica, que ninquna debe toner, a era la declaracion
de un hecho, à sahel': que la mavoria francesa era
catelica, y tai hecho no habia necesidad de decla-
rarlo; per lo cual la proposicion no merecia acoji-
da, y a pesar de los esfuerzos de la nobleza v del
der.), se emplaze la discusion para el siguienCedia.
Acudie una inmensa multitud, v avisado Lafavette
de que los inalvados se disponian à una asonada'
doble la guardia. Àbrese la discusion; un eclesiàs-


* Sesion del 12 de abri!.




171 REVOLUCION
tico amenaza à la Asamblea cou su maldicion;
.Nlattr y lanza sus gritos de costumbre; Menou can_
testa" sosegadamente à todas las reconvenciones
hechas à la Asamblea, diciendo que no pueden
cou razon acusarla de querer abolir la religion ca-
tôlica cuando va à poiler los gastos de su culto en
el nninero (le los gastos publicos, y asi propane que
se paso al ôrden del dia. Persuadido con esto Dom
Gerle, retira entonces su proposicion, y se discul-
pa por haber ocasionado semejante tumulto. M. de
Larochefoucault presenta una nueva redaccion, y
su dictamea sucede al de Menou, cuando de re-
pente un individuo del lado derecho se queja de
que no habia libertad, y encarândose con Lafayet-
te le pregunta por que ha doblado la guardia.
El motiva estaba patente, pues el lado izquierdono
debia terrer del pueblo, y no trataba Lafayette de
protejer à sus amigos. Esta interpelacion, autnenta
et alboroto, y no obstante c,ontinna la discusion.
Citan eu estos debates à Luis XLV.—«No me ad-
miro, prorumpe entonces Mirabeau, que se re-
cuerde un reinado en que se revocô el edicto de
Nantes; pero tened entendido que desde la tribuna
en que hablo, estoy vieado la ventana fatal, desde
la cual, un rey, asesino de sus vasallos, mezclando
los intereses de la tierra à los de la religion, dit")
la serial de la terrible Saint y-Barthelem.» Este
apôstrofe no termina la discusion y va si-
guiendo. La proposicion del duque de Larochefou-
cault queda al lin adoptada y declara la Asamblea
que san conocidos sus sentitnientos, pero que res-
petando la libertad de las conciencias no puede ni
dehe deliberar sobre la proposicion que se la ha
sometido.


FBANCESA. 475


Apenas habian transcurrido algunos dias cuan-
do se m'Ace otro media para amenazar à laAsam-
blea y disolverla. Estaha concluida la nueva orga-
nizacion del reino y como el pueblo iba à scr con-
vocado para elegir a sus superiores, se idee el ha-
.cerle nombrar al mismo tiempo nuevos diputados
para reemplazar â los que componian la actual
Asamblea. Este paso, propuesto .y discutido en
otra ocasion, habia sida ya desechaclo, y se renovô
alma en abril de 1790. Los poderes de algunos
diputados se limitaban â un afio, y ya este iba â
cumplirse, pues abierta la Asamblea en maya de
4789, se hallaba en abril de 1790. A pesar de ha-
herse anulado los poderes genera!cs y estar com-
prometidos â no separarse hasta concluir la cons-
titucion, los hombres para quienes nada suponian
ni decretos ni prestados juramentos, cuando se Ira-.
tala de ir à su objeto, proponenla eleccion de nue-
vos diputados para ccderles el asiento. i\laur y en-
cargado de este ncgocio, desempefia su papel con
tanta firmeza como nunca, y con mas mana que de
crdinario. Apela desde luego t la soberania de!
pueblo, y dite que no es dada ya par mas tiempo
ponerse en el lugar de la nacion, ni dilatar poleres
que solo son temporales. Pregunta con que titulo
se han revestido de atribuciones soberanas: sostie-
ne que aquella distincion entre el poiler legislati-
vo y el constituyente es una distincion quitnérica;
que una convention soberana no puede existir sino
cuando se carece de todo gobierno, y que si la
Asamblea debe considerarse como una. 'c'onvencion
no le qucda mas que destronar al rey v declarar el
tronc. vacante. Interrûmpenle à estas palabras


l ras va-
TIOS gritos y manifiestan la indi g nation o-eneral-c




176 11EVOLUCION
levantase entonces Mirabeau y dite con dignidad:
«é,Se pregunta desde cuando los diputados del pue_
«bl o han venido parar en CON V EN C NAcroNA0
«Respondo: desde el dia en que hallando la entra:
«da de sus sesiones cercada de soldados, fueron


reunirse al primer sitio en que pudieron, para
«jurar perecer antes que vender y abandonar los
«derechos de la nacion. Nuestros poderes, cuales-
«quiera que fuesen, han variado de naturaleza, y
«sea lo que quieran las facultades que bernes des-
«empernido, nuestros esfuerzos y nuestros trabajos
«las han legititnado, y santificâdolas et apoyo de
«toda la nacion. Acordaos del dicho de aquel hom-
bre grande de la antigtiedad, que habia desaten-


«dido à las formas legales para salvar la patria.
drain-lad° pur un tribune partidario a que dijese si
«habia cumplido con la observancia de las leves,
«respondie: Jure que he salvado la patria. Seflo'res
«esclarne entonces Mirabeau, dirigiéndose à los
adiputados del Estado Llano. «Jure que habeis sal-
«vade à la Francia.»


A este sublime juramento, dite Ferrieres, que
la Asamblea toda entera, corne arrastrada por una
inspiration repentina, cierra la discusion, y decre-
ta que las reuniones electorales no se ocuparân de
la eleccion de nuevos diputados.


Frustrese asi este nuevo medio, y la Asamblea
pudo continuar sus tareas, pero entretaille no ce-
sahan las turbulencias por toda la Francia. El co-
mandante De Voisin tué asesinado par el pueblo,
y los fuertes de Marsella fueron invadidos por la
guardia national. Sobrevinicron en Nimes y Mon-
tauban asonadas en diverse sentido, pues los emi-
sarios de Turin habian escitado à los catelicos,


FRANC ESA. 417


esparciendo proclamas en las cuales decian que la
monarga i a estaba en peligro, pidiendo que se de-
clarase la religion catelica, la imica del Estado; y
aunque una proclama real habia respondido, file en
vano, parque replicaron con otras. Los protestan-
tes v los catelices Ilegaron à las manos, y esperan-
do en vano estes t'aimes los socorros prometidos
per Turin, quedaron en fin rechazados. Varias
cuerpos de guardias nationales se habian puesto
en movimieneto para socorrer à los patriotas contra
los sublevados; y asi trabada ya la refriee2:. , a, el viz-
conde de Mirabeau, antagonista declarado con su
ilusare hermano, anunciando él ruismo la querra
civil desde lo alto de la tribuna, pareciô por sus
movimientos, sus ademanes y sus palabras, Jispa-
rarla sobre la Asamblea.


De sumac que al paso que la parte mas mode-
rada de los diputados intentaba aplacar et ardor re-
voluciouario , una oposicion indiscreta moducia
una fiebre que hubiera podido calmar et repose, y
suministraba pretestos à los oradores populares
mas violentes. Los clubs se habian cadi vez mas,
exajerados: el de los jacobines , salido del club-
breton, establecido al principio en Versalles; y
despues en Paris, descollaba sobre los Bernas par
su Mimera , sus taleutos y su violencia. Sus se-
siones se continuaban coin() las de la Asamblea
misera, presentando antes Lottes les pintes que es-
ta debia tratar , y formulaba sus dccisiones , que
cran ya una prevencion para los misines legislado-


- Este club llamado de los A
migos de lu Conslilucion, se (ras.-


lad6 Paris en octobre de 1783, dûndose S conocer entonces bajo
et nombre de club jacobine, Torque se reunian en un salon del
convent() de los jacobins, calte de san Honorat().




478 nE VOLUC ION
ras. Alti se reunian los principales diputados po_
pulares, y los mas obstinados encontraban fuerzas
y estimulos. Para contrastar su terrible influjo


'


se
habia Lafayette concertado con Bailly y con les
hombres mas ilustrados , y habia forinado otre
club Ilatnado de 89, ;y luego de los fundenses; * pe.
ro el media era !p uy débil, parque una reunian de
tien hombres moderados é instruidos , no podian
atraer à la nniltitud , coma el club de los jacobi-
nos , en donde se entregaban à ioda la vehernen-
cia de las pasiones populares. Cerrarlos !minera.
sida el Unica medio ; pero la carte tenia muv po-
ca franqueza , é inspiraha demasiada descoulianza
para que el partido popular intentase ernplear


un
recurso seinejante. Los Lameths dominaban à los
clubs de las jacobinos ; Mirabeau se preseutaba
igualmente va en uno y ya en otro, stand° evi-
dente para iodas que arternaba con los partidos
encontrados; pero 11111V pronto se presentô una oca-
sion en donde se pronunciô su papel , y en donde
alcanzé coma veremos luego , una ventaja memo-
rable para la monarquia.


Formada el 12 de mayo.


CAPiTULO Y.


Estado politico y disposiciones de las potencias',estranjeras
790.—Discusiones sobre el derecho de paz y guet-a.—Primera


institution del papel moneda ô de los asignados.—Organizacion
judicial.—Constitution civil del clero.—Abolicion de los titulos
de nobleza.—Aniversario del lh de julio.—Fiesta de la primera
contederacion.—Sublevacion de las tropas en Nancy.—Dimision
de Necker.—Proyectos de la corte y de Mirabeau.—Formacion
del campamento de Jales.—Juramento civico itnpuesto a los
eclesiàsticos.


En la época â que nos referimos la revolucion
francesa principiaba â Hamar la atencion de los so-
beranos estrangeros ; su lenguaje era tan encum-
brada v firme, tenia un caracter de genera lidad tan


proPasito para otros pueblos , que los principes
debieron mirarla con estremecimiento. Rasta alli
se habia podido creer un acaloramiento pasajero,
pero el esito de la Asamblea, su iirmeza, su Mes-
pera.da.. constancia , y sobre todo, el parvenir que
se proponia tanto para si mistna, eorno para todas
las naciones, al paso que la grangeaban ruas con-
sideracion suscitaban contra ella el ôdio y la aten-
cion de los gabinetes. Hallàbase it la sazon


dividida en dos grandes liras enemigas, una
la anglo-prusiana, y otra las cortes imperiales.


Federico-Guillermo habia sucedido al Bran
ederico en el trona de Prusia: débil y voluble,




180 REVOLUCION


este principe, renunciando â la politica de su ilus_
tre predecesor, habia abandenado la alianza de la
Francia por la de la Inglaterra. Unido à esta
tencia ferme aquella farnosa liga anglo-prusiana
que butas y tan grandes casas intente sin ejecu_
tar ninguna; que suhleve à la Suecia, a la Polo_
nia y à la Puerta contra la Rusia y el A ustria, ahan,
donc despues a todos los que se habian sublevado
y ann contribuyti â despojarlos, repartiendo la P0'.
lonia.


El proyecto de la Inglaterra y de la Prusia reu_
niclas hahia sida arruinar à la Rusia y al Austria
suseitancloles la eneinistad de la Suecia, en (1°134
reinaba cl caballeresco Gustavo, à la Polonia
miendo todavia par el primer reparto, y à la Puer-
ta airada par las invasiones rusas. La intention
particular de la Inglaterra en esta liga era cl ven-
..arse de los auxilios suministrados â las Colonias
americanas por la Francia, sin declararle la quer-
ra. Ya habia encontrado el media indisponiendo à
los turcos y à los rusas; y la Francia no pudia
permanecei neutral entre estos dos pueblos sin
enagenarse â los turcos, que contahan con alla, y
sin perder su prcdominio comercial en el levante.
Por otra parte , comprometienclose en la guerra,
perdia la alianza de la Rusia , con la cual acabaha
de firmar un tratado sumamente ventajoso, que le
aseguraba la maclera de construccion , v todos los
articulos que el forte suministra abundantemente
â la marina: y asi en ambos casas resultaba un
quebranto à la Francia. Entre tanto la Inglaterra
disponia sus fuerzas y se preparaba à desplegar/as
segun la necesidad. Vianda por otra parte el des-
45rden de la hacienda con los Notables, y la licen-


FRANCESA. 481


cia popular bajo la Asamblea constituyente. , creia
no taller necesidad de la guerra , y se ha juzgado
que mas bien queria destruir à. la Fraia onast7s-e
bulencias interiores, que con las armas ;cy
la ha acusado siempre de que alimentaba nuestras
discordias.


Die ocasion la liga anglo-prusiana à algunos
combates cuvo éxito quedô dudoso : Gustavo se
habia retirado coma héros de una posicion en que
se habia comprornetido cornu aventurera: la 'Io-
landa sublevada, habia quedado sujeta al Stabil-
der por las intr


b
i a-as inglesas y los ejércitos pru-


sianos ; la diestra Inglaterra logre privar de este
modo à la Francia-de una alianza maritima y po-
derosa , y el monarca prusiano , que no buscaba
sino triunfos de vanidad, habia vengado un ultra-
je hecho por los estados de llolanda âlaesposa del
Stathuder, que cra su propia herrnana. A.cabaha de
constituirse la Polonia é iba à tomar las armas, y
la Turquia yacia derrotada por la Rusia. Sin em-
bargo , la muerte del emperador de Austria Jo-
sé IL, acaecida en encra de 1790, mude et aspecto
de los acontecimientos, pues le sucedié Leopoldo,
aquel principe ilustrado y pacifico, cuyo feliz rei-
nado balla merecido las bencliciones de la Tosca-
na. Leopoldo, tan diestra coma sàbio, queria ter-
rninar la guerra y para lograrlo, ample° los re-
cursos de la seduccion , tan poclerosos sobre la
yoluble imagination de Federico-Guillermo. Pin-
tàronle a este principe las dulzuras de la paz, los
males de la guerra que tanto tiempo habia pesa-
ban sobre su pueblo ; y eu fin , los pcligros de la
revolucion francesa que proclamaba tan fuucstos
principios: despertaronse, en él las ideas del poder




482 RE VOLUCION
absoluto; hiciéronle tambien c,oncebir la esperan_
za de castigar à los revolucionarios franceses , en_
mo lo habia hecho con los de 'Iolanda ; y se deii
<Tobernar en el moment°


en que iba à sacar toda
las ventajas de aquella liga tan atrevidamente con.
cebida por su ministro llertzberg. En julio de 1790
se firmô la paz en Richenbach, y en agosto la
sia ajusté la soya con Gustav°, y no le quedô otro
negocio que la Polenta, poco terrible, y ademas
los turcos batidos par todas partes , cuyos diver-
sos acontecimientos daremos mas tarde â conocer.
La atencion de las potencias concluia por dirijirse
casi completamente sobre la revolucion francesa.
Poco antes de la conclusion de la paz entre la Pru-
sia y Leopold°, cuando la liga anglo-prusiana
atnenazaba à las dos certes imperiales , y perse-
gain secretamente â la Francia , corno tain bien à
la Espafia, nuestra constante y fiel -aliada, se apo-
deraron los espafioles de algunos Nuques mercan-
tes ingleses en la bahfa del Notka. Suscitàronse
muy vivas reclamaciones , y se siguiô un arma-
ment° general en los puertos de Inglaterra. Al
-ruinent° la Espafia, lavocanclo los tratados pidiô
socorro â la Francia, y Luis XVI mande equipar
quince navios. 'l'accise â la Inglaterra de querer
en esta ocasion aurnentar nuestros disturbios. Los
clubs de Und res habian ciertamente enviado mu•
chas veces sus cumplimientos â la Asamblea na-
cional, pero el gabinete dejaba a algunos filantro-A
pes entregarse â desahogos filosOficos, interin que
pagaba, segun se dicen , â aquellos estrepitosos
alborotadores que aparecian por do quiera, y ten-
ta molestia causaban à la guardia nacional del
reino. Las turbulencias interiores fueron


FRANCESA. 483


res aun con el armamento general, y no pudo me-
nos de echarse de ver la coincidencia entre las
amenazas de la Inglaterra y cl renacimiento del


Lafayette.denr particularmente, que no so-desô
lia tomar la roz en la Asamblea lino para puntos
que interesaban à la tranquilidad priblica denun-
ciô en la tribuna una intluencia secreta. «No puedo
»menos , dijo , de manifestar à la Asamblea esta
»fermentation nueva y combinada , que se mani-
»fiesta desde Strasburgo à Mmes , y desde Brest
Ȉ Toton , y que vanamente quieren atribuir al
»pueblo stis enetnigos , cuando lleva consigo to-
»dos los caractéres de una infinencia oculta. Se
»trata de establecer los departamentos , y quedan
àasoladas las campifias ; si se arman las potencias
»vecinas., el desôrden se introduce al punto en
»nuestros arsenales. » IIabian efectivamente de-
gollado ü varias comandantes , y por casualidad
a propOsito los mejores oficiales de marina habian
sida sacrificados. El embajador inglés, habia reci-
bido encargo de su corte de desmentir semejan-
tes imputaciones, pero sabida es la conlianza que
merecen tales mensages. Calonne habia escrito
tambien al rey * justificando à la inglaterra , pero
Calonne hablando por los estrangeros era sospe-
choso. Eu vano decia que todo gasto es notorio en
un gohierno representativo, que aun los secretos
son presentados como tales, y que no habia en el
presupuesto inglés ninguna atrihucion de este gé-
nero, pero la esperiencia ha manifestelo que nunca
falta dinero à los tniaistros por tuas responsables


* Véase en el artnario delderro, documento nittn. 23, caria de
Calonne al rey, del 9 de abri' de 1790.'




48i nEvouctoN
que scan. Lo que puede decirse con SCpridad


'


es
que el tiempo , que todo lu descubre , no ha pre_
sentado nada sobre este punto, y que Necker, que
estaba en el caso de juzgar bien de ello , jamas ha
dado crédita à esta secreta intluencia. *


El rey, como se ha visto, habia hecho notificar
à la Asamblea el equipo de quinte bagelesde linea,
coneeptuando , decca , que aprobaria esta medida,
facilitando los Bastos necesarios. La Asamblea aca.
giô perfectamente el message , pero eché de ver
en el una cuestion constituc,ional que crevé deber
resolver antes de dar la respuesta al rey. «Las me,
«didas cstan toniadas , dijo A.lejandro Laineth, y
«nuestra discusion no puede retardarlas; pero es.
«necesario fljar antes, à quiers compete el derecho
«de la paz ô de la guerra, si al rey 6 k la Asam-


blea ;» pues con efecto cra casi la Ultima atrihn-
cion importante que babia que ventilar, y una de
las que debian eseitar el ma y or l 'acres. l'odas las
imaginaeiones tenian bien prescrite los desaciertos
de las Côrtes , sus alternativas de ambition ô de
debilidad y no se queria dejar al trono el poder de.
arrastrar k la nacion a querras peligrosas, ô à des-
honrarla con cobardias ; y couno entre todos los
aetos del gobierno incumbencia de la guerra ô
de la paz es !a que necesita mavor accion, y en
donde el poder ejecutivo dehe ejercer mavor


, es Lambin la que requiere mas lihertad para
que obrc bien y k su albedrio. La opinion de Mi-
rabeau, que se. suponia ganada por la côrte, era
ya sabida de antemano. La ocasion era favorable


* Véase lo que dieu madama Stacl en sus CONSIDtinvuoNe s
SOBRE LS RHVOLUCION FRANCeSA.


FRÀNCESA. 485
para arrebatar al orador aquella su popularidad
tan envidiada ; los Lametlis lo habian previsto asi,


encara-aron à Barnave la lucha con Mirabeau.
El lado derecho se retira por decirlo asi , y dej6
libre cl campo a los dos rivales.


AbriOse el l4 de mayo la discusion aguardada
cou tafia impacicncia, y despues de varios °ratio-
res que solo pronuncian ideaspreliminares , entra
Mirabeau v establece la cuestion de una manera
del todo nueva. La guerra, segun cil, es casi siem-
pre imprevista ; las hostilidades principian antes
de las amenazas • el reyencargado de la salvacion
pnblica debe rechazarlas, y de este modo la guer-
ra se balla principiada alites de que la Asamblea
pueda intervenir. Otro Canto sucede con los trata-
dos : el rey puede Unicamente aprovechar el ma-
fienta de negociar , de conferenciar y de argtiir
con las potencias , y la Asamblea no puede mas
que ratilicar las condiciones convenidas , y asi en
ambos casos el rey imicamente puede obrar, y
aprobar ô desaprobar la Asamblea. Mirabeau quic-
re que el poder ejecutivo esté obligado k mantener
las hostilidades comcnzadas , y que el legislativo,
segun los casas, sutra la continuation de la querra
6 entable negociaciones de paz. Aplaudesé esta
opinion , coma sucedia siempre à todo lo que salin
de la boca de Mirabeau; sin embargo, toma la voz
Barnave, y deseatendiéndose de los demas orado-
res, solo responde al anterior. Conliesa que mullas
veces el acero brilla antes de que la nacion pueda
ser consultada ; pero sostiene que las hostilidades
no son la guerra , y que et rey debe rechazarlas y
avisar al moment° k la Isambiea, que entonces de-
clara coma soberana su propia intencion; y asi ta-




18G rtEvoLuciON
da la diferencia esta en las palabras , porque Mi-
rabeau dà â la Asamblea el derecho de aprobar la
guerra y requerir la paz , y Barnave el de declarar
à entrambas ; pero en ambos cases el dictamen de
la Asamblea era obligatorio, y Barnave apoyaba lo
mismo que Mirabeau. Sin embargo, Barnave es
aplaudido y Ilevado en triunfo por el pueblo; di_
cese que su adversario esta vendido à la côrte , y
van pregonando por las caties, it grandes voces
un follet() intifulado: La grau traicion del coude d;
Mirabeau


.


La ocasion erg‘ decisiva, y cada une es-
peraba tin gran esfuerzo del terrible atleta. Pide la
réplica, la obtiene , sube à la tribuna en presencia
de la inmensa muchMumbre que le estaba espe-
rand°, y declara al subir que no bajara sine muer-
te ô victorioso. «Tambien à mi, dijo al principiar,
«me han Ilevado en triunfo, y sin embargo se anda
«boy gritando: gran traicion del onde de Mira-
«beau: No necesitaba yo de este ejemplo para sa-
«ber que no hay mas que un paso desde el Capi-
«tolio à la rota T arpeva; sin embargo, estes em-
«bates no me dete,ndrk en mi carrera.» Despues
de esta imponente salida manifiesta que no contes-
tara mas que à Barnave , y desde luego le dite:
«Esplicaos ; en vuestra opinion reducis al rey
«notilicar las hostilidades ya empezadas , y pres-
«tais à la Asamblea solamente et derecho de de-
«clarar sobre este punto la voluntad nacional ; y
«aqui os detengo Ilamandoos ii nuestros principios;
«que dividen là espresion de la voluntad nacional
«entre la Asamblea y el rev.... Y atribuyéndola
«la Asamblea sola, habeis hecho traicion à la Con.s-
«titucion. Os llamo al ôrden.... Qué , respon-
«deis...? continuo,...»


FEANCESA. 1 87
Nada habia, en efecto , que responder, y Bar-


nave permanece espuesto durante una dilatada ré-
plica â agnelles apôstrofes fulminantes. Mirabeau
le responde articule per articulo , y vit demostran-
do que su contrario nada concede mas â la Asam-
blea que lo que él la ha concedido ; pero que sola-
mente reduciendo al rey à un mero notificader, lo
habia privado de su concurso necesario para la es-
presion de la voluntad nacional • y termina por fin
echando en cara a Barnave aqueihis rivalidades tan
impropias entre l'ombres que deberian vivir como
verdaderos compaiierOS de armas.


Barnave habia ido enumerando à los partida-
rios de su opinion, y Mirabeau tambien enumera
los suyos, espresando los sugetos moderados, pri-meros'fundadores de la constitution , y que Ileva-
ban los franceses à la libertad , mientras sus viles
Calumniadores cluipaban el jugo de las Cértes (de-
notando à les Lameths que bain recibido guiches
beneficios de la reina) ; «sugetos, afade , que so
«gloriaràn hasta en la tumba de sus ainigos y eue-
«migos.»


Suenan aptausos repetidos y cubren la voz de
Mirabeau. Ilabia en la Asamblea una porcion con-
siderable de diputados que no perteneciendo ni à
la derecha ni a la izquierda, y sin tener un partido
determinado, se dectdian por la impresion del mo-
mento, triunfando por ellos la razon ; pues adonde
quiera que se inclinaban Itevaban la mavoria con-
sigo. Barnave quiere contestar, pero oponiéndose
la Asamhlea , procede a la votation. El decreto
de Mirabeau, enmendado con destreza por Chape-
lier, tiene la primacia, y queda en fin adoptado p2
de mayo ) con sat.isfaccion general ; por tuante


Biblioleca Popular.
T. I. 380




188 REVOLUCION
aquellas rivalidades no se estendian mas alla del
circulo en donde habian nacido, y el perfide popu_
lar se creia vencedor lo mismo con Mirabeau que
con los Lameths.


El decreto concedia al rey y à la nation el de..
recho de 'lacer la paz y la guerre. El rey estaba
.encargado de la dkposicion de las fuerzas,
cana las hostilidades empezadas, reunia à la Asam-
blea , sino Io estaba ya , v proponia el decreto de
paz ô de guerre ; la Asamblea deliberaha sobre su
propuesta espresa , y luego el rey sancionaba su
deliberacion. Chapelier fué quien por una cumin,
da muy razonable, hahia eigido la proposicion
espresa y la sancion definitiva. Este decreto, arre-
glado à la razon y â los principios ya establecidos,
produjo una rincera alegria en los constitucionales,


locas esperanzas en los coutrarevolucionarios,
.quienes cre ycron que el espiritu palieo iba à va-
riar , y que esta victoria de Mirabeau iba â repor-
taries grandes veutajas. Lafayette, que en estas
circunstancias se hahia uuido Mirabeau , lo par-
ticipo â Bouillé , haciendole cofumbrar esperanzas -
de calma y de moderacion, procurando como stem-.
pre atraerlo al nuevo sistema.


La Asamblea continuaba sus tareas de hacien--
da, en disponer del mejor modo de los •
bienes eclesiàsticos, cuva venta decretada hacia
tiempo , no podia impedirse con protestas , ni con:
varies ni cartas pastorales. Despojar a un cuerpo
prepotente de una grau parte del territorio, repar-
-tirla lo nie-jar posible y fertilizarla con su division,
convertir de este modo en propiedades una porcine N
considerable del pueblo que uo Io era, estin g,uir en
in con la operacion las deudas del Estado,


FRANCESA. 4 89


v
restablecer el ôrden en la hacienda , era el obje-


to de la Asamblea, y harto conocia la utilidad para
atemorizarse con los obstàculos. Ya lutina dispues-
to la venta de cuatrocientos millones de los bienes
del patrimonio real y de la iglesia, pero necesita


medios de vender estos bienes sin desacredi-
tarios con la concurrencia ofreciéndolos todos jun-
tes. Bailly propuso en nombre dol Ayuntamiento
de Paris un plan perfectamente concebido, y era
trasmitir estos bienes à los A vuntainientos, que los
comprarian en globo para irlos vendiendo despues
poco à poco , de modo que la venta fuese paulati-
na ; y careciendo los Ayuntamientos de fondas pa-
ra pagarlos al contado , los recibirian à plazos , y
se pagarian â los acreedores del Estado, con bonos
sobre las municipalidades que los irian sucesiva-
mente pagando. Estas bonos , liamados en la dis-
cusion papel municipal, suministraron la primera
idea de los asignados. Cou el proyeeto de Bailly se
echaba mano de los bienes eclesiasticos, se les po-
.nia en movimiento, subdividiendolos entre las mu-
sicipalidades; y los acreedores se estrechaban con
su hipoteca, adquirienclo un resguardo sobre los
Ayuntamientos en vez de tenerlo sobre el Estado.
Aumentése ta scomridad anticipando el pago y de-
pendiendo de Lis acreedores el realizarlo por si
mismos, puesto que con estos bonos ô asignados
podian.adquirir un valor proporcionado à los ble-
ues en venta ; con esto se les habia !molto un gran
servicio, pero faaaba algo todavia. Podian no que-
rer convertir sus bonos en tierras , por escrôpulo


cualquier otro motivo , en cuvo calo, teniendo
que guardar estes bonos , no podian circular corn()
-moneda y queriaban reducidos à simples documert-


.




4 90 REVOLUCION
tes no pagados. Una cola medida restaha que te_
mar , y era dar à estos bonos ô titulos la facultad
de circular entonces se convertian en verdade-
ra moneda; v pudiéndolos dar en pago los acreedo-
res , quedaban verdaderamente reintegrados.
Lia otra consideraeion decisiva : escaseaba el eu_
rnerario , y se atribuia esta falta a la emigracion
que se lo llevaba en grau parte, â los pagos que se
ofrecian en cl est rangera , y en fin , à la malevo-
lencia. La verdadera causa era la desconfianza pro,
ducida por las turbulencias; pues en la circulacioa
abonda et metalico; y cuando reina la confluza es
grande la actividad en los cambios , preséntase
dinero por todos partes , y se le cree, mas conside-
l'able, parque con la rapidez esta sirviendo de con-
tinuo; pua cuando las disensiones politicas espar-
cen el temor, los capitalistas se retraen , et nume-
rario marcha leutamente , muchas veces se sumer-
ge, y sin razon se quejan de su falta.


El deseo de suplir a la moneda que la Asamblea
creia agotada, el de entregar à los acreedores otra
casa que un documenta coutil en sus manos, v la
necesidad de acudir â una multitud de necesidades
urjentes, hizo dam à estas bonos é asignados el
curso forzado de la moneda misma: de este modo
quedaba pagado el acreedor, puesto que podia ohli-
gar à que aceptasen el papel que habia recibido,
hacienda fiente de esta muera à todos sus coinpro-
misas. Sino 'tabla querido comprar tierras, los que
recibieron de él el papel en circulation, tenian en
Ultimo resultado queser ellos mismos compradores.
Lus asignados, recogidos por este media, se desti-
naban à la guerra, y asi las fincas del clero


luego à quedar distribuidas y supritnido el pa-


RANCESA. 49f
pel. Los asignados devengahan diariamente cierto
interes y adquirian mas ver detenidos en manos
de los tenedores.


El clero, que veia en esta un medio ejecutivo
para la enajenacion de sus hienes, Io rechazô fuer-
temente; aliados à él los nobles y algunos otros
contrarios'à todo la que facilitaba la marcha de la
revolucion, se opusieron tambien, y gritaron con-
tra el papel moneda. El nombre de Law debia me-
sonar naturalmente, y despertarse el recuerdo de
su bancarrota. La comparacion sinembargo no era
justa, parque el papel de Law no tenia otra hipote•
ça que la de las ganancias futuras en la cotnpaiiia
de tudias, en tanto que los asignados descansaban
sobre un capital territorial, verdadero y efectivo.
Law habia hecho para la côrte muchos falsos, es-
cediéndose en grau maltera el valor presumido del
capital de la compaiiia; y la Asamblea al contrario
no podia creer que en virtud de sus nuevas medidas
se verificasen semejantes exacciones, y por
la suma de los asignados nuevos no represent.aha
mas que una pequena parte del capital quelos alian-
•zaba. Pero lo cierto es que el papel, pur asegura-
do que esté, no es coma el dincro, una realidad, y
segun la espresion de Bailly, una actualidad fisica.
El metàlico Ileva consigo su propio valor; y el pa-
pe! al contrario, exije todavia una operacîon, una
coin pra de (inca, uns realizacion ; por consiguiente'
debe ser inferior al inetalico; y entonces este, que
nadie quiert entregar en cambio' de papel, se ocul-
ta y acaba por desaparecer. Si ademas, los desôr-
denes en la administration de las t'Incas v la profu-
sion descompasada del papel destruyenit propor-
cion entre los efectos corrientes y el capital, la




I
4 92 REVOLUCION


conflanza desaparece: consérvase el valor nominal,
pero el positivo cesa ; y el que entrega esta mune_
da convencional roba al que la recibe, y sobreviene
una grande crisis. Todo este era posible, v con un
poco mas de esperieucia hubiera aparecido cierto.
Como medida de hacienda la emision de los asignaa
dos era mur censurable, pero era necesario coma
medida poÏitica , parque cubria las necesidadeaa
urgentes, y dividia la propiedad sin acuciir a una lep;
agraria; y asi la Asamblea no dehia titubear à pea.•
sar de Maury y de los suros, decretando coma
hizo cuatrocientos m I lones 'de asignados forzosos con •
interés Va habia mucho tiempo que Necker
habia perdido la con fianza del rey, la antigua defe-a
rencia de sus ctilegas y el entusiasmo de la nacion.!
Àferrado en sus calcules, disputaba algunasvecest
con la Asamblea; pero su reserva respecte à los


..i


gastos estraordinarios, hala hecho pedir et libre
encarnado, registre famoso en donde se decia esta-
/sa la lista de, les gastos secretos. Luis XVI ce-
(Hô con desagrado, é hizo sellar las ojas que conte-
niais lus gastos de su antecesor Luis X.V. La Asam-
blea respetô su de,licadcza v se limité à los gastos
de este reinado. Nada se ballé personal para el rev; .r
las prodigalidades cran todas relativas a los pala-
cieges. Los Lameths se hallaron apuntados por un
regalo de seseuta mil francos , destinados por la •
rema para su educacion, r devolvieron esta soma
al erario. Las pensiones se redujeron en propor-
cion de losservicios y del estado anterior de los su-
getos; mostrando en todo la Asamblea la mavor
moderacion, suplicando al rev que fijase él mismo
la lista civil v votando por aclamacion los veinte y L
cinco millones que habia pedido.


FnaNcEsa. ta92.


Esta Asamblea, robustecida con su mimer°, sas
laces, su poder y sus resoluciones, habia concebi-
do d inmenso proyecto de regenerar todos los ra-
mes del Estado, y acababa de arreglar el micro &-
den judicial. Ilabia repartido los tribut-laies al par
de las administraciones por distritos y departansen-
tes. Les jueces quedaban a la eleccion popular, pe
ro esta Ultima medida fué sumamente impugnada.
La metafisica politica se habiadesplegado aqul tans-
bien para demostrar que el poder judicial salin del
poder ejecutivo ., y que el rey debia nombrarjueces. Pur una y otra parte mediaron razunes; pe-
ro la Unica para la Asamblea, que estaba en anime
de haver ena monarquia, era que cl sôlio sucesiva.-
mente despojado de sus atribuciones renia à parar
en una simple magistratura; y el Estado en una
rept:11)1in. Pero decir lo que era la moni•quia era
demasiado arrojo, pues esta exije concesiones que
jamas consiente un pueblo en el primer moment°
que ha salido de su letargo. La suerte de las- na--
ciones es pedir macho, ô nada. La Asamblea que-
ria sinceramente al rey, le miraba con deferencia
probàadolo à cada instante, pero ac,aricianclo à la
persona, destruia la cosa sin echarlo de ver.


Despues de la uniformidad introducida en la
justicia y administration, quedaha por regularizar
el culte de la religion, y constituirlo coma losde-
mas sen-ides pnblicos y asi, estableciendo un tri.--
banal de apelacion v una administration superior
en cada departamenio, era natural tambien colocar
un obispado. aCôme sufrir efectivamente, que cier-
tos ohispados abrazasen mil quinientas leo-uas
cuadradas, y que otro tuviese apenas ceinte? que
ciertos carates tuviesen diez leguas de circun-




194 11EVOLUCION
ferencia, y otros contasen apenas quince vecinos2
que machos curas tuviesen cuando mas setecien..
tes francos, mientras que cerca de elles existian
benellciados que contaban de diez â quince mil
de mata? La Asamblea, al reformar los abusos
no se mezclaba en las doctrinas eclesiasticas
en la autoridad papal, puesto que el erreglo
las diecesis habia pertenecido siempre al poder
temporal. Queria, pues, formas una nueva divi-
sion, sujetar corne en otro tiempo los curas y los
ObiSpOS â la eleccion popular, y aun en este no se
rozaba con la potestad temporal, puesto que las
dignidades eclesiâsticas eran elegidas per el rey é
instituidas per el papa. Este provecto, que se Ba-
lue constitution civil del clero, y que cause mas ca-
lomnias à la Asamblea, mas que todo ;le que habia
hecho, era sin embargo obra esclusiva de los dipu-
tados mas piadosos, como Camus y otros jansenis-
tas, que qucrian asegurar la religion en el Estado,
y procuraban ponerla en armonia con las nuevas le-
yes. Es cierto que restablecida per todas partes la
justicia, era estrafio que no Io tuviese en la admi-
nistracion eclesiàstica lo mime que en todo. À no
ser per Camus v algunos otros, los miembros de la
Asamblea, edue'ados en la escuela de lus fihisofos,
hubieran tratado al cristianismo como à todas las
demas religiones admitidas en el Estado, y no se
hubieranocupado de él ; pero se prestaron adictà-
moues, que es de uso tolerar en nuestras costum-
hres modernas, y no combatir aun cuando no se
profesen; per lo mismo apoyaron el proyecto re-
ligies° v sInceramente cristiano de Camus. Subie-
vese e! clero alegando que se menoscababa la auto-
ridad espiritual del papa, y apelô à Roma. Adopta-


95FRANCESA. 1


rong e sin embargo las bases fondamentales del pro-se presentaron luego al rey, que pidiô
tiempo ypOpara reim tidos al pontifice; y aunque reco-
nocia con su religiosa ilustracion la sabidurm
este plan, escribiô al papa con el sincero dcseo de
obteuer su consentimiento, destruyeudo de este mo-
do las objeciones del clero; pero luego veremos gué
intrigas se emplearon para impedir el logro de sus
deseos.Acercàbase el mes de julio y habia un afro que
habian tornade à la Bastilla, que la nacion se habia
hecho ditefia de todos los poderes, y que espresa-
ha su voluntad per medio de laAsamblea, ejecutan-
dotas, per si é haciéndolas , ejecutar bajo su
vigilancia. Considerabase el 14 de julio corne
el dia en que se habia principiado una era nueva,
y se acorde celebrar su aniversario con una gran.
funcion. Ya las provincias y los pueblos habian
dado el egemplo de confederarse, para resistir
en comun à los enemigos de la revolucion.EI Ayun-
tamiento de Paris propuso para el 14 de jolie una
confederacion general de toda la Francia, que se
celebraria en inedio de la capital per los diputados,
de toda la guardia Nacional y cuerpos del ejército,
proyecto que fué acogido con entusiasmo y se hi-
cieron preparativos inmensos para que fuesela fun-
cion digna de su objeto.


Las naciones, coule se ha insinuado antes ha-
bian puesto los ojos sobre la Francia, y al paso que
los sobcranos principiaban à aborrecernos y te-
mernos, nos ihamos adquiriendo la estimation de
los pueblos. Cierto Mimer° de estrannros en-


Deereto del 2 de jolie.




196 nEvoLucroN


tusiastas se presentaron à la Asamblea, cada cual
en su tragc, y su orador Anacarsis Cloot.z, prusiaao
de nacimiento, dotado de una imaginacion arreba_
tada, pidià en et nombre del género humano formar
parte de la confederacioa; escenas que pareceran
ridiculas à los queno las presencian, pero que COQ-
mueven profundamente a los que asisteu a ellas.
Accediô la Asamblea à su demanda, y contesta et
presidente que;queda ban admitidos para que pudie.
sen referir à sus compatriotas lo que habian visto,
y dem ost raides lus goces v beneficios de la libertad.


La emocion causada por aquella escena produ-
jo otra. Uua estatua ecuestre de Luis XlV le repre.
sentaba hollando las imàgenes de muchas provin-
cias vencidas. «À l'ocra! esclani6 uno de los. La-
meths, «no , se puede tolerar, que existai' monu-
mentos de esclay itud en estos (lias de libertad, y
no hav razon para que los habitantes del Franco
Condado, cuando vienen à Paris, veau encadenada
de este modo su propia imagea.» Maury combatie
una rnedida que era poco importante y que se de-
bia coaceder al [in blico entusiasmo. En el -momen
to prorumpiô una voz, proponiendo la abolition de
los titulos de conde, marqués, baron, etc., prohi-
biendl las libreas, v destruvendo todos los titulos
hereditarios. El j6 en Montmorency sostuvo la
proposition. Un noble preguniô que era lo
que se podria sustituir à estas palabras: «Fulano
ha sido creado ronde por haber servido al Esta-
do? Se dira senoillamente , contesté Lafayette,
que Hanta de tai, en tal dia salvô al Estado» Àdop•
tôse el decreto ii pesar de la irritacion estraordi-


Decreto y sesiondel 19 de junio.


IIIANCESA. 4 97


varia de la nobleza, que se enoiô mas con la supre-
sion (le sus titulos que con las pérdidas efectivas
que habia padecido desde el principio de la revola-
clou. La parte mas moderada de la Asamblea huhie-
ra querido que al abolir los titulos se dejase li-


Lafayette sebertad de usarlos al que quisiese; y
apresuré à ponerlo en conocimiento de la effile an-
tes que se sancionase, para que lo devolviese à la
Asamblea que consintiô en cnmendarlo; pero el rey
lo sancionô con imita precipitacton que creyeron
ver en ello la intention poco frauca de Ilevar las
cosas al peor estremo.


El objeto de la confederacion era el jurarnento
civico, v se pregunte si los con federados v la Asam-
bien lo Prestarian en manos del rev, ô si este, con-
siderado como et primer funcionario péblico, jura-
ria con todos los demas en et altar de la patria, y
se prefirié este medio. Acabô tambien la Asamblea
de potier en armonfa la etiqueta con sus leyes; y
dia al rey en la ceremonia que se preparaba el
mo lugar que ocupaha en la constitution. La côrte.
à quien Lafa yette inspiraba desconfianzas continuas,
se aterré cou la noticia.que coma de que. iba à ser
nombrado comandante de todos las guardias
cionales del reinœ; .


y estas desconflanzas para quien:
no conocia â Lafa yette, cran naturales, mucho nias.
cuando sus enernigos procuraban ahultarlas por Io-
das partes. 1Cônio podiaa efectivainente persuaclir-
se de que un hombre gozando de semejante popu-
laridad, y gefc de una fuerza tan considerabte, ne
intentaria abusar de ella? El sin




r'
embar,o no lo de-


seaba; estaba resuelto à no ser mas que ciudadano;
y va fuesc virtud ô ambition bien entendida, el me-
rdoquedôsiempreel mrsmo; po' que siendo necesario




498 REVOLUCION
que el orgullo humanose propongaalgun objeto, po_
drà Ilamarse virtud clelegir uno bueno. Conociendo
los temores de la côrte propuso Lafayette que na
mismo individuo no pudiese mandai .


mas que una
guardia de departamento; acojiese el decreto cou
aclamacion, y cubrieron de aplausos el desinterés
del general. EneargOsele sin embargo toda la dis-
posicion de la fiesta, y se le nombni gefe de la
confederacion, COIDO comandante de la guardia
parisiense.


Se iha acercando el dia. y se hacian los prepa-
rativos con la mavor actividad La fanion debia
verificarse en el campo de Marte, terreno dilata-
do que média entre la escuela v el Sena;
proyeetese trasladar la tierra desde eÏ centro
los costados , de modo que formase un anfiteatro
que pudiera conteuer la muchedumbre de lus es-
pectadores. Doce mil operarios trabajaban sin
descanso, y era de terrer sin embargo que no es,
tuviesen concluidos los trabajos para el dia
Acuden al moment() los mismos habitantes y alter-
nan con los trabajadores, transformàndose la po-
blacion entera en braceros: frailes , militares, y
sugetos de todas clases, agarran la pala y el aza-
don, y aun sefioras elegantes contribuyen tain-
bien à la tarea. Cunde el entusiasmo con rapi-
dez; dividense por secciones, con banderolas de
diversos colores y al son del tambor, y apenas 11e-
gan, se mezclan y trabajan en cornun , hasta que
venida la floche y dada la sefial , cada cual se une
à los suvos y vuelve, à sus hogares. Ruiné esta dul-
ce union basta el fin de los trabajos; y entretanto
iban Ilegando los confederados, à quienes recibian
con el mavor caria° y la nias amable hospitalidad.


FRANCESA. 499


Era general la efusion v sincera la alegria pesar
de las alarmas que se a'fanaban por fomentar un
pequefio Mimer° de Nombres que miraban con in •
diferencia tales emociones. Deccan que los foragi-
dos se aprovecharian del momento en que el pue-
blo estuviese en la confederacion para saquear
la ciudad , suponiendo tamhien al duque de Or-
leans vuelto de Londres, siuiestros proyectos; mas
sin embargo el regocijo nacioual fue inalterable y
no se creveron tan malvadas profecias.


Llega en fia cl dia 14, y todos los confederados
de las provincias y del ejército, colocados bajo sus
banderas, salen de la plaza de la Bastilla, y se di-
rigen â las Tullerias Los diputados del Bearne,
al pesar por la callede la Ferronnerie, donde ha-
bian asesinado â Eurique IV, le rinden un home-
nage que en aquel instante de emocion hizo pro-
rumpir en lagrimas; Ilegados al jardin de las Tu-
Berias reciben eu sus filas à la Asamblea y al
Ayuntamiento. Un batallon de jiivenes armadas,
como sus padres iba delante de la Asamblea; y se-
guiale luego un grupo de ancianos , renovando de
este modo los recuerdos de Esparta. Adelântase la
comitiva en mati° de los grilos v de los aplausos
del pueblo: los pretiles esian cubiertos de espec-
tadores y las casas llenas de concurrentes. Un
puente colocado en pocos dias sobre el Sena, con-
ducia por un camino sembrado de flores de orilla
R orilla , y terminaba al frente del campo de la
confederacion. La comitiva lo atraviesa , y cada
cuerpo se coloca en el puesto que le corresponde.
Un magnifie° anfiteatro, dispuesto en el fondo,
estaba destinado à las autoridades nationales. El
rgy y el presidente estaban sentados uno al lado


I




.?‘00 REVOLUCIO.N


de otro en asientos iguales, recamados de flores de
lis de oro, y la reina yla côrte estaban en un bal-
con detras del rey; los ministros à pou, distancia
y los diputados dispuestos en fila por arnbos la-
Clos- Cuatrocientos mil espectaclores llenaban los
anfiteatros laterales, sesenta mil confederados ar-
mados, evolucionaban eu et campo interinedio, y
en el centro se elevaba sobre una basa de 25 pies
el magnifico altar de la patria. Trescientos suer:
dotes, revestidos de blancas allias y de bandas
tricolores, cubrian las gradas para asistir y ayu_
dar à la misa.


Tres boras dure) la Ilegada de los confederados
durante este tiempo cubriase el cielo de espe-


sas aubes, v Gaia, la lluvia à. torrentes. Ese cielo,
rus) brillo'simpatiza Canto con la alegria de las
hoMbres, les rehusaba en aquel moment° la luz y
la serenidad. lino de los batallones recien lle-
ndos deja las armas , y se le °carre la idea de
ponerse ii (Invar: todos le acompafian , y en un
moment° en el espacio intertnedio se meulait
60,000 hombres, soldados y ciudadanos, y oponen
la alegria a la borrasca. Empieza la cerernonia, y
por un acaso venturoso despéjase el cielo é domi-
na magestuosamente aquellasolemne escena. Pria-
cipia la misa el obispo de Autun; y al mismo
tiempo que acompailan los coros la voz del prela-
do , se escucha el solemne estruendo del cation.
Acabado el augusto sacrificio, apéase del caballo
Lafayette, suhe las gradas del trono y llega â re-
.cibir las érdenes del rey, quien le entrega la fôr-
muta del juramento, conducida al aitar, tremolan
todas las banderas y iodas las espadas centellean. El
general, el ejéreito, el presideate y los diputados


FRANCESA. 201


esclaman: Lo jurol El rey de pié tendienclo la ma -
no hada el altar , dite : Vo , rey de los franceses,


,pu.o emplear et potier que me ka delegado el cula
constitucional dcl .1.stado, en manlener cone-lia-
clou decretada por lu Asemblea national, y aceplada
po?. mi. En aquel momento la reina, arrastrada
por el movimiento general, alza en sus brazos al
augusto uino heredero del trono, y desde el bal-
con en donde està colocada, lo ensefia à la nacion
reunida. A la vista de esta escena, gritos estraor-
dinarios de alegria, de amor y entusiasmo se diri-
‘,,m bicia la madre y el hiM, roban todos losb•-•
corazones. En aquel punto la Francia entera, reu-
nida en las ochenta y (Tes cabezas de departamentos
prestaba et mismo jurameuto de amar al rey, quien
les corresponderia. Ah! eu estostuomentos el mismo
6clio se euternece, el orgullo cede, y todos se crecn
felices con la dicha comma y la dignidad u niver-
sal. iPor qué los placeres puros de la concordia se
han de olvidar tan pronto!


Acabada la augusta cerernonia,pnsose en mar-
cha la comitiva, V el pueblo se entree à todas
las inspiraciones de la alegria. Los regocijos du-
raron muchos clias ; y despues hubo una revista
general de 60,000 confederados sobre las armas,
presentando un mag,nifico espectaculo militar
uacional. Paris por la Hoche ofreciô una fiesta di:'-
vertida , y el punto general de reunion era en los
ça mpos Eliseos y en la Bastilia. Lefase à la entra-
da dcl recinto donde habia existido aquella famo-
sa fortaleza , convertida en plaza pliblica: Aqui seballa. Fuegos brillantes, dispuestos en guirnaldas,
remplazan â la claridad del dia. ProhibiOse à los
opulentos et turbar tan apacible funcion cou el mo-




202 nnvoLuctoN
vimiento de los carnages; todo el mundo debia
con.vertirse en puchlo y ufanarse de serlo. Los
campos Eliseos presentabau una escena encanta-
dora; cadi uno paseaha sin alboroto, sin tumulto,
sin rivalidad y sin Odio, y eonfundidas todas las
clases se regocijaban al resplandor de las laces y
se mostraban satisfechas dcestar reunidas, de nid-
do que en el centro mismo de la antigua civiliza-
cion, parecian haberse hallado los tiempos de la
primitiva fraternidad.


Despues de baffer asistido los confederados à
las imponentes discusiones de la Àsamblea nacio-
nal, à la pompa de la cérte, â la magnificencia de
Paris, y de Imbu sido testigos de la hondad del
rcy , à quien todos visitaron, y de quien


entraiiables muestras de hondad, se volvieron
enagenados de placer y llenos de buenos senti-
'mentos y de ilusiones. Despues de tintas esce-
nas crueles, y dispuesto â contar otras mas terri-
bles, el bistoriador se detiene con placer sobre
estas boras tan fugitivas , en que todos los cora-
zones no tuvieron mas que un sentimiento , coal
fué et amor del bien pnblico (17).


Esta fiesta tan interesante de la Confederacion
Tué solo una emocion pasagera, y al dia siguiente
los corazones querian todo lo que anhelaban la
vispera, y se volvi6 â principiar la guerra. Susci-
târonse de nuevo las rencillas con el ministerio,
y se quejaron de que se habia franqueado el paso
â las tropas austriacas para et pais de Lieja. Àcu-
saron â Saint-Priest de haber favorccido la fuga
de varios presos sospechosos de maquinaciones
contra-revolucionarias. La côrte en desquite, ha-
bia presentado al &den del dia el proccso pria-


FRANCESA.
203


cipiado en el Ch atelet contra los autores de los
dias 5 y 6 de oc tubre, en el cual aparecian com-
plicados cl du que de Orleans y 111irabeau. Este
proceso singular, ahandonado y continuado filo-
chas veces, se resentia de los diversos influjos bajo
que habia sido instruido. Estaha lleno de contradi-
cionesy no ofrecia ningun cargo suficiente contra los
dos principales acusados. La cône al ganarsc à Mi-
rabeau no habia seguido con él plan fijo; se le inch-
/taifa 6 desviah a alternativamente, y procuraba mas
bien calmarle que seguir sus consejos. Al renovar
el proceso no cra à él à quien trataba de perseguir
sino al chique de Orleans; quien aplaudido en es-
tremo â su regreso de Londres, habia sido recha-
zado con dureza cuando quiso ganarse la gracia
del rev. * Cita b ro ti d d eb ia pr esentar ei informe à la
Asamblea para que juzgase si habia é no lugar â
la formation de causa. La cérte deseaha que .Nii-
rabeau callase y abandonase al duque de Orleans,
contra quien inicamente se dirigia. Tomé sin (IP-
bargo la palabra y demostré ouan ridiculos cran
los cargosque se le hacian. Acusabanle de baber
avisado à Mounier que Paris marchaba sobre Ver-
salles, y de haber afiadido estas palabras: u Que-
remos un rey , per o igue importa que este sea
Luis XVI é Luis X VII,» de haberse presentado
al regirniento de Flandcs, blandiendo el sable y de
/Mer gritado al par tir el duque de Orleans. iEse
G. C.... no merece el afin que se [man por éll»
cargos sutilisimos casa debilidad y ridiculez


de-
mostrb Mirabeau ; y presentando algunas cuantas
palabras acerca del duque de Orleans, esclame al
aceiar: ya e stà desoulderto el secreto de ese


* Véanse las memorias de Bouillé.
Biblioteca Poputar. T. I. 381




ou


6201 REVOLUCtON
»proceso infernal; alli esta lob entera (sefialando
al lado derecho); esta en cl inierés de aquellos
»envias falsos testimonios y calumnias han urdido
»su:trama; està en los recursos que suininistra à los
»enemigos de la revolucion; y esta .., en el corazon
»de los jueces tal cual lo esculpira luego la historia
con la mas justae implacable venganzal» Los aplau-
sos acompafiaron à Mirabeau hasta su asiento , y
ambos acusados, absueltos pur Àsamblea, aver-
gonzaron à la carte pur su inntil tentaliva.


La revolucion debia completarse, eu todas par-
tes, en el ejército cornu en el pueblo. El primera,
idtimo apoyo del poder, era tamhicn e! Ultimo te-
mor del partido popular. Todos los gefes militares
Bran enemigos de la revolucion , posee-
dores esclusivos de los gracias y de los favores,
veian admilido el mérita en partici pacion con ellos:
por et motivo contrario , los soldados estaban de
parte del nuevo Arden de cosas, é indudablemente
el aborrecimiento à la disciplina y el deseo de una
paga mayor, obrahan en clins tan poderosamente
corn° el espiritu de libertad. !base manifestando
en casi todo el ejército una insubordinacion peli-
grosa : la infanteria partieularmente, acaso parque
se rota mas con el pueblo y lieue me nos orgullo
militar que la cabeeria estaba en un complet°
estado de insurrection. Bouillé, que veia con do-
19r inarcharsele su ejército , einpleaba todos los
reedios posibles para detener el contagio del espl-
ritu revolucionario. flabia recihido de Latour-du-
Pin, ministro de laGuerra, lus poderes mas esten-
sos, v los ihaempleando, ya reinoviendo sus tropas
continuamen te, ya impidiéndoles familiarizarse cou
el pueblo por su permanencia en naos misinos sitioS.


5205FRANCESA.
Prohibiôles muy particularmente que asistiese à
los


clubs, y no omitia nada para mantener la su-
bordinacio n militar. Despues de unalarga resisten-
cia habia por lin Bouillé jurado la constitution, y
colilo hombre prao, se resolvié desde aquel mo-
ment° â ser fiel al rey y â la constitution. En-
tonces desaparecié su repugnancia n Lafayette ,
cuvo desinterésno podia desconocer, y estaba mas
diipuesto â entenderse con él. Los guardias nacio-
nales del vasto territorio en que mandaba quisic-
mon nombrarle su general; descella la propuesta en
su primer enojo, y despues se arrepintia pensando
en el bien que hubiera podido hacer; y sin embar-
go, à. pesar de algunas delaciones de los clubs, se
mantenia en los favores populares.


Estallô la primera rebelionen Metz. Los solda-
dos prendieron à sus onciales , se apoderaron de
las banderas y de los caudales, y min quisieron ha-
cer que contribuvese el Ayuntamiento. Corriô
Bouillé al mayor peligro , y consigui6 al fin repri-
mir la sedicion. lgual rebelion apareciô despues
en Nancy, tomando parte en ella algunos regi-
mientos suizos; y se terni() luego, si este ejemplo
hallaba imitadores, que mu y


luego todo el rein° se
veria entregado à los escesos reunidos del




-popula
cho y de la soldadesca. Tembla lamisma Asamblea
y un oficial fué encargado de llevar un decreto
acordado contra los rebeldes , mas no pudiendo
hacerlo ejecutar tuvo . ôrden Bouillé de marchar so-
bre Nancy para apoyar à la ley. Podia contar con
pocos soldados, pero felizmente las tropas recieu
reheladas en Metz , humilladas porque no mere-
cian contianza, se ofrecieron â marchar contra los
rebeldes. Los guardias nacionaks hicieron la mis-




906 ReOLCTIO:'i
ma oferta, y con estas fuerzas reunidas y una ca-
balleria bastante numerosa, se adelantô hàcia Nan-
t y Su position era einbarazosa, porque no podia


acer obrar à su caballeria y no era suficiente la
infanteria para atacar à los rebeldes secundados
por el populacho. No obstante , hableles con la
niavor firineza y consiguiô imponerles. Ya iban
cefir , y à salir de la ciudad segun sus erdenes,
cuando se dispararon varies tires, sinsaber de qué
lado , y entonces no se pude evitar la refriega.
Las tropas de Bouillé, creyéndose vencidas pelea-
ron con el mayor arrojo , pero la action fué tenaz
y no pudieron avanzar sino paso à paso por medio
de un fuego horrendo (31 de agosto). Duefio en fin
de las plazas principales , obtuvo la sumision de
los regitnientos, y los Itizo salir de la ciudad. Puso
en libertad à los oficiales y à las autoridades en-
carceladas, cogiô à los principales culpables , y
los envié à la Asamblea national. Esta victoria
esparciô una alegria general, y calme los temores
concebidos por la tranquilidad del reino, merecien•
do Bouillé los elogios y felicitaciones del rey y de
la Asamblea. Calumniitronle despues , y tacharon
de cruel su conducta; esta sin embargo, era irre-
prehensible, y fué aplaudida en el momeuto como
tal. El rey aurnente su mande, que vine à ser de
n'•an consideracion, porque se estendia desde là
Sulza hasta elSambre y comprendia la mayor parte
de la Frontera. Contando mas con la caballeria que
con la infanteria escogi6 Bouillé para acantonarse
las orillas del Seille, que desemboca en el Mosela,
consiguiendo tener alti Nantiras para la maniobra
de su caballeria, ferrage para mantenerla , plazas
bastante fuertes para atrincherarse , y sobre todo


FIIINCESI. 207
poca poblacion à quien temer. Estaba decidido à no
hacer nada contra la constitution, pero desconfia-
ba de los patriotas, y tomaha precauciones para
acudir al socorro del rey, si las circunstancias lo
hacian necesario.


La Asamblea hala suprimido los Parlamentos,
instituido las Jurados, destruido los greinios, é iba
à disponer una nueva circulacion de asignados. Los
bienes del clero ofrecian un capital ioniens° , y co-
►no por medio de aquel papel se podia disponer
siempre de elles , era natural que da los usase.
'rodas las objecciones que ya se habian hecho se
renovaban ahora con rnayor violencia, y hasta el
mismo obispo de Autun se pronunciô contra la nue-
va circulacion de billetes, previendo con sagacidad
todos los resultados que tendria esta providencia
para la hacienda ( .18). Mirabeau, rnirando el nego-
cio particularmente por los resultados politicos,
insistiô con tenacidad, y triunfé. Decretàronse 800
millones de asignados , y se acord6 por esta
vez que serian sin interés, Era inütil efectivamen-
te el sefialar redite à una moneda : que este se
hava con un documente que no puede circular , y
queda estancado en malles del poseedor , es muy
pisto ; mas para un valor que solo se realiza à la
fuerza, es un yerro que la Asamblea no cometi6
segunda vez. Opiisose Necker à esta nucva emision.
y envie una memoria que no se escuche ; pues los
tempos habian cambiado en estremo para él : no
siendo ya aquel ministre, en cuva conservacion ci-
fraba et pueblo su felicidad un afio antes. Privado
de la confianza del rey, indispuesto con sus corn-
parieros, escepto con Montmorin, estaba desaten-
dido por la Asamblea, y no la merecia todos los


Ifs




208 REVOLUCION
miramientos que pudiera esperar. El error deNec-
ker consistia eu creer que la razon bastaha â todo,
y que manifestada con una meula de sen timiento
y de légica, no podia runes de triunfar de la tena_
cidad de los aristécratas y de la eKasperacion de
los patriotas. Necker poseia aquella razon un poco
activa que condena y zahiere los estravios de las
pasiones, mas le faltaba aquella mas clevada y me-
nos orgullosa que no se ,limita solo t reprehender,
sine que sahe tamhien conducirlas ; por lo cual,
colocado en medio de chias , à todas sirvie de es-
torii° v no de freno. Desamparado de sus amigos
desde la partida de. Mounier v Lall y , habia
conservado mas queal inétil galouct: labia ofen-
dido à la Asamblea, recordândola sin cesar,


, y con
reconvenciones, el cuidado mas dilicil de todos,
cual era el de la hacienda haciéndoseridiculo ade-
mas por el modo con que hablaha de si mismo , y
por le tante fué grata su dimision todos los par-
tidos. " Presenté su dimision et dia 14 de setiem-
bre y fué admilida con louche Busto por todos los
partidos , siendo de observar que el carnage en
que se puso en camino fué detenido â la salida del
reine por el mismo pueblo que poco antes le habia
conducido en triunfo ; y hubo necesidad de una
Arden de la Asam blea para que se le concediese la
libertad, à fin de marchar a Suiza. Obtévolo al
moment° y se retiré â Coppet, à tin de contemplar
de lejos una revolucion mas facil paraél de observar
que de dirigir. El miuisterio quedaba reducido â
la nulidad corne el rey mismo , v cuando mas se
ocupaba en algunas intrigas intitules ô culpables.


* Necker se despidie el4 de setiembre.


FRANCESA. 209


Saint-Pries t se comunicaba con los emigrados; La-
tour-du-P in se prestaba à las voluntariedades de
los gefes mil itares; Montmorin tenia el aprecio de
la &Ide, pero no su conlianza , y acompailaba en
sus intrigas à los caudillos populares, con quienes
hermanaba por su moderacion. Con el motive de
nuevas conspiraciones fuma todos los ministres
denunciados. «Yo tambien , esclame Cazales , los
»denunciaria , si fuese generoso el perseguir à,
»hoinbres tan débiles; acusaria al ministre de ha-


cienda por no haher ilustrado à la Asamblea acer-
»Ga, de los verdaderos recursos del Estado , y por
»ne l'aber dirigido una revolucion que él mismo
»proyecara; acusaria al ministre de la guerra per
»haber dejado desorganizar et ejercito; al ministre
»del Interior por no haher hecho respetar las ôrde-
»nes del rey, v à todos en fin, per su nulidad, y por
»los torpes consejos dadas à su aine.» La inaccion
es un crimen à la vista de los partidos que quieren
marchar à, su objeto, y asi el lado derecho coude-
naba â los ministres, ne - por lo que habian hecho
sine por lo que dejaron de !lacer. Sin embargo,
Cazales y los suvos atm condenândolos del todo, se
oponian à que se pidiese al rey su separacion, por-
que mirahan semejante demanda coma un ataque
la prerogativa real. Nadie reclamô su separacion,
pero elles fueron haciendo su dimision sucesiva-
mente, menos Montmorin que quedé en su puesto.
Duport-du-Tertre, simple abogado, fué nombrado
guarda-sellos. Duportail , que fué presentado al
rey por Lafayette, reemplaze en la guerra à Latour
du-Pin, y se manifesté mas inclinado en favor del
parti do popular. Una de las medidas que tome fué
privar a Bouillé de toda la liberta.d que usaba en




940 REVoLucrox
su mando, y particularmente de la facultaci
trasladar las tropas à, su albedrio; poder del cual se
servia Bouillé coma se ha visto, para esturbar que
los soldados se hermanasen cou el pueblo.


Ilabia et rey hecho un estudio particular
toria de la revolucion inglesa, y la suerte &Carlos
le habiaalectadosiempre de una manera tan singular
que no podia libertarse de siniesiros P reseu timien-
tos. Bahia particularmente notado el motiva de la
sentencia, de Carlos I, que lite la guerra civil; por-
to cual hahia coutraido un horror invencible â toda
medida que pudiese hacerderramarsangre, y cons..
•tanteinente se habia opuesto â todos los proyectos
de fusa que le propusieron la reina y la cône.


Durante el verano que pasaron en Saint-Cloud
en 1790, hubiera podido marcharso , pero nunca
quiso que le hablaran de ello , y los amigos de la
constitucion lo temianigualmente, coma medio que
dehia acarrear la guerra civil ; pero lu anhelaban
los aristécratas, parque alejando al rey de laAsain-
blea, se protnetian gobernar en su nombre , y en-
trar con el â la cabcza de los estra.ngeros , sin ha-
.cerse cargo que en ocasiones semejanles no se va
sino detras de ellos. A.compaiiaban tal vez â los
aristecratas algunas imaginaciones precoces que
ya sofiaban con la rennbliea, en medio de no ha-
herse pensado en ella ni min pronunciado su nom-
bre, à no ser la reina eu sus arrehatos contra La-
fayette v contra la Asamblea, à la cual acusaba de
que todos sus miras se dirigian â fundarla. Lafa:set-
te, caudillo del ejército constitucional y de todos
los amigos sinceros de la libertad, vigilaba cons-
tantemente la persona dcl monarca. Estas dos


.ideas, auseucia del rey y guerra civil , estaban tan


FRANCESA. 211
hermanadas en los animos desde el principio de la
revolucio n , que se consideraba la fusa del monar-
ca coma la mayor desgracia que ha b ia que temer.


Sin embargo, la salida del ministerio, que sinomerecia la con'tianza de Luis XVI , era à lo menas
obra suya, la indispuso contra la Asamblea , y le
hizo terrier la pérdida compteta dcl poder ejecta).-
vo. Los nuevos dehates religiosos que la ma la fé
dcl clero ocasione cou motiva de la constitution
civil, asustaron su conciencia timorata , y desde
entonces pensé en ausentarse. A fines de 1790,
participé] su intenta à Bouille, quien se opuso
al pronto, y cediô luego, para no tracer su alecto
sospechoso al desventurado monarca; Mirabeau por
su parte habia ideado un plan para sostener la cau-
sa de la monarquia. Continuamente en comunica-
cion con Montmorin, no habiaformalizado casa al-
„una; por cuanto la cérte, indecisa entre el estran-
gero, la emigracion y el partido nacional , nada
querra francamente , y de Iodas los medios el que
mas temia era el que se la sujetase à un gefe tan
sinceramente constitucional como Mirabeau. No
obstante, por entonces se avina completamente con
él: prometiéronle cuanto habia que prometer si
triunfaba, y todos los recursos posibles se pusieron
à su disposicion. Talon, teniente civil en et Chau>
let, y Laporte, recieu llamado cerca ciel rev para
administrar la lista civil, tuvieron érden dë ver le
y de prestarse à la ejecucion de sus planes. Mira-
beau desaprobaba la nueva constitution, coma so-
brada dernocratica para una monarquia , y luego
para una reptiblica , tenia un rey mas.'Al ver
sobre todo et desenfreno popular'que iba siempre
creciendo, se emperle en atajarlo ; pero en Paris,




212 IIEVOLUCION


bajo el imperio de la multitud y de una Asamblea
todo poderosa, ninguna tentativa era posible; y asi
no viô mas que un recurso, que era trasladar al rey
de Paris k Lyon, donde podria mejor esplicarse, y
espresar enérgicamente las razones que le hacian
desaprobar la nueva constitution, ofreciendo otra
que estaba preparada, y convocando en el momen-
t° una primera legislatura. Conferenciando Mira-
beau por escrito con los miembros mas populares,
habia tenido la destreza de arrancar a todos la des-
aprobacion de un articulo de la constitution ac-
tual; y ksi juntando estos diverses pareceres , la
constitution entera resultaba desechada por sus
mismos autores (19). Queria unirlos con el manilles-
to del rey para asegurar su resultado, y patentizar
mejor la necesidad de una nueva constitueion. No
se conocen todos los medios empleados al inter*);
lo Unie° que se sabepor la policia de Talon, es que
se hahian procurado algunos folletistas y orado-
res de club y de asonada ; y que por su inmensa
correspondencia, debia con tar con 36 departamen-
tos del -.Nlediodia. Indudablemente pensabaservirseâ
de Bouillé, pero no qucria ponerse à sus Ordenesi''
y mientras que este acampaha en Montmedy, que-
ria queel rey permaneciese en Lyon, y él mismo, •
segun las circunstancias , se traslaclaria. k Lyon 6â
Paris. Un principe estrangero amigo de Mirabeau
sin noticia de este * que no pensaba en Montmedy,
à donde el rev se dirigiô despues , se avistô con
Bouillé por ôrden del monarca, y le franqueô el


5 Bouillé en sus naemorias da à entender que se le franquearoo
noticias del proyecto por Orden de Mirabeau y del rey ; perd esto
es una equirocacion. Mirabeau ignoraba este doble manejo, y uo
pensaba en ponerse en manos de Bouillie.


FOANCESA. 243
proyecto..Eacantado Bouillé con el génio de Mi-
rabeau, dijo que era necesario emplearlo todo para
asegurar à un hombre sernejante , y que respecte a
él, estaba pronto k secundarlo en lo posible.


M. de Lafayette estaba ageno de este proyee-
to. Attaque sinceramente afecto à. la persona del
rey, no merecia la coulianza de la côrte, y escita-
ba juntamente la envidia de Mirabeau , que no
querra tenerlo por compiler°. Ademas M. de La-
fayette era conocido por su rectitud ; y plan tan
atrevido .y tan apartado de las vias legales, no le
podia convenir. Cornu quiera , Mirabeau qui-
s° ser el ûnico ejecutor de su plan , y en
efecto , él solo lo condujo durante el invierno de
1790 à 4791. No se sabe si lo consiguiô ; pero es
cierto que , sin huer retroceder el torrente revo-
lucionario bubiera inlluido por lo menus en sn di-
reccion , y sin cambiar el resultado inevitable de
una revolucion cornu la nuestra, bubiera modifi-
cado los acontecimientos con su poderosa oposi-
cion. Aun preguntaa algunos que si consiguiendo
domar el parti do popular, hubiera podido tambien
hacerse dueiro de la aristocracia y de la côrte.
Uno de sus amig,os le hacia esta Ultima obje^,ion.
«Me lo han proinctido todo le dijo Mirabeau.—
i,Y si no os cumplen la palabra ?—Sinn me la
cumplen, les haré temblar con la repirblica.»


liabianse decretado los principales articulos de
la constitucion civil, tales como la nueva reduc-
cion de los obispados , y la cicccion de todos los
funcionarios eclesiasticos. El rey lo participô al
papa, quien despues (le haberle respondido con un
tono medio severo rnedio paternal, apelaba por su
parte al clero de Francia. Este , aprovechandose




.91 REVOLUCION


de la ocasion, aleg6 (lue lo espiritual estaba corn_
prornetido con las medidas de la Asamblea.
mismo tfempo distribuy6 cartas pastorales, decla_
r6 que los obispos depuestos no se retirarian
sus sillas , sino violentados y forzados; que akitti,
larian casas y continuarian sus funciones eelesias-
ticas, v que sus legitimos feligreses no debian eu.
tenderse sino con ellos. L'amen et clero en la
Vendée y en ciertos departamentos del mediodia
Y se concertaban con los emigrados. tlabiase for:


ado un campamento coufederado en daller
donde, bajo pretesto aparente de confedera-
cion , los supuestos confederados trataban de
establecer un centre de oposicion â las me....
didas de la Asamblea. IrritOse el partido popu-
lar con estos manejos : y robustecido con su po-
der , y cansedo de su moderacion, resolvi6 em-
plearun medio decisivo. Va se han visto los mo-
tivos que ialluveron en la adoption de la constitu,
cion civil ; constitucion que tenta por aurores à los
cristianos mas sinceros de la Asamblea ; y estos,
irritados de tan injusta resistencia , resolvierou
veucerla.


Sabido es que un decreto obligaba à todos los
funcionarios ptiblicos â jurai. la nueva constitucion:
al tratar de este juramento civico, el clero habia
querido siempre diferenciar la constitucion poli-
tica de la eclesiàstica, cuvo iatento habia pasado
desapercibido ; pero esta vez la Asamblea acordé
edgir de los eclasiasticos un juramento rigoroso,
que los pusiese en la necesidad de retirarse situ)


."` Este eatnpamento se tabla formula en los primeras dias
setiembre.


FltANE ESA. 52+5
lo prestaban, 6 de desempear ("cimente sus fun_
ciones , si accedian à él. Tuvo cuidado de decla-
rar que no era su animo violentar las conciencias,
que respetaria la repulsa de aquellos que, creyen-
do comprometida la religion par las nuevas leyes,
no se aviniesen à prestar el juramento ; pero que
queria conocerlos para no confiarles los nuevos
obispados. En cuanto à esto cran francas y justas
sus pretensiones : anadia â su decreto que los que
rehusaran jurar quedarian privados de ejercer fun-
ciones y de percibir las restas y ademas , para
dar ejeuiplo, todos los eclesiâsticos que Bran di-
putados , debian prestar juramento en la misma
Asamblea ocho dias despues de la sancion del
nuevo decreto.


Opnsose à esto el lado derecho; Maury se en--
tregO à toda su violencia, hizo iode /o posible pa-
ra que le interrumpiesen, y terrer entonces motive
para quejarse. Alejandro Larneth, que ocupaba la
presideucia, le conservô la palabra, y le privô del
placer de que lo arrojasen de la tribun; pero 31i-
rabeau, nias elocuenté que nunca, defiende à
la Asamblea gritando : « yosotros, perseguidores
»de la religion! IVosotros, que la habeis tributado
»un hdmenage tan noble y tan delicado en el mas
»digno de vuestros decretos! ;Vosotros, que con-
»sagrais â su culto una parte considerable de las
»rentas pnblicas, que vuestra prudencia y vuestra
>justicia os inclinaban a economizar! ; Vosotros,
»que habeishecho intervenir la religion en la clivi-
»sion del reino, y que (labris plantado la serrai de
»la crut sobre todos los limites de los departa-
»mentos! iVosotros, en fin. que saheis que Dioses
»tan necesurio al hombre eomo lu libertad!..»




216 IIEVOLCCION
La Asamblea decretd el juramento *, y el rev


lo remitiô en seguida t Roma. El arzobispo de Aix"
que habia impugnado al principio la constitucioa'
civil conociendo la necesidad de una pacificacion


'se uni() al rey y t algunos de sus célegas mas me
derados, para solicitar el consentimiento del papa.
Los emigrados de Turin y los obispos opuestos de
Francia, escribieron à Roma en sentido contrario:
y el papa, bajo diversos pretestos, retard6 la con_
testacion. Irritada la Asamblea con tales demoras,
insistid por tener la sancion del rey , quien deci_
dido is culer , usaba de las astucias ordinarias de
la debilidad. Queria dejarse obligar para aparen-
tar que no °bran libremente. Esper6 en efecto
que estallase un molle, y entonces, se apre-
sur6 â dar la sancion. Dada esta, quiso la
Asamblea hacerlo ejecutar, , y obligO à sus indivi-
duos eclesiàsticos à que jurasen en su seno. Nom-
bres y mugeres , que liasta entonces se habian
mostrado agenos à la religion , se pusieron de re-
pente en movirniento para pro yocar la repulsa de
los eclesiàsticos (20). Juraron algunos obispos y
parrocos , pero el mayor namero resistiô con una
fingida moderacion, y una aparente adhesion à su
principios. La Asamblea sin embargo insistiô en
el nombramiento de los nuevos obispos y curas, y
fué perfectamente auxiliada por las administra-
clones. Los


n
aati ,nos fuacionarios eclesiàsticos tu-


vieron la lihertad de ejercer su culto separada-
mente , y los reconocidos por el Estado tomaron
posesion de las iglesias. Los disidentes alquilaron
en Paris la iglesia de los Teatinos para dedicarse


FRANCESA. 217
à sus ejercicios , consintiéndolo la Asamblea , y


guardandolos la guardia national en cuanto les
rfueés-posible del furor popular que no les dejaba
siempre ejercer tranquilamente su ministerio par-
ticular.


Se ha tachado à la Asamblea de haber ocasio-
nado este cisma , y aiiadido una causa nueva de
division à las que existian ya, pero en cuanto à
sus derechos es evidente para todo entendimiento
despreocupado que la Asamblea no se escedia en-
tendiendo en las temporalidades de la iglesia ; y
en cuanto à consideraciones de prudencia, puede
decirse que muy poco ariadia é las dificultades de
su position. En efecto , la cérte la nobleza y el
clero habian perdido mucho , y adquirido el pue-
blo demasiado, para ser enemigos irreconciliables
y para que la revolucion tuviera su inevitable con-
secuencia,.aua sin los efectos del nuevo cisma. Por
otra parte, cuando se trataba de destruir todos los
abusos podia la Asamblea tolerar los de la anti-
gua organizacion eclesiastica? ?, podia tolerar que
los ociosos viviesen en la abundancia , en Canto
que los curas parrocos, los naicos que son verda-
deramente Utiles apenas tenian lo necesario ?


r (*) Decreto del 3A de noriombre.




CAP1 Ul..0 VI.


Progreso s de la
emigracion.—Et pueblo sublevado ataca el easii—


iiut.—Discusion sobre la ley contra los emigrado s .—Muette de
neje de Vineennes.—Conspiracion de los coballeros del pu—


lllirabeau;intrigascontra—reyolucionarias.—page del rey y desu
familia: su detencion en Varennes y su yuelta â Paris.—Dispo_
siciones de las potencias estraugeras; preparativos de los emi-
grados.•Declaraeiou de Pilnitz.—Proelamaeion de la ley mar-
tial en el campo de Marte.—Acepta el rey la Constitueion.—
Conclusion de la asamblea constituyente.


La la-ga y tiltima lucha entre et partido na-
clonai y laclàse privilegiada del clero, cuyas prin-
cipales circunstancias acahamos de referir , con-
cluye par dividirlo todo. Itlientras que el clero in-
surreccionaba lasprovincias del ponientey mediodia,
los emigrados de Turin hacian diversas tentatives,
que Ilegaban à serinntiles par su debilidad anar,,,à
quia. Intentése una conspiration en Lyon anun-
ciando la llegacla de los principes, y una ahundan-
te distribution de gracias, y prometiendo conver-
tir à aquella ciudad en capital del reine, en vez de
Paris , que se [tabla hoche desmerecedora de la
côrte. Entera() el rey de estas intrigas, y no pre-
viendo el resultado, ni ta g vez deseandolo, porque
conocia no poder gohernar à la aristocràcia victo-
riosa, hizo cuanto pudo para impedirla. Descu-
briese la conspiration a fines de 1790, y sus pria-


FBANCESA • 219


cigales agentes caveron en guanos de los tribuna.-
les : Ultimo contratiempo que decidiô à los emi-
grados a trasladarse de Turin à Coblenza , esta-
bleciéndose en el territorio del elector de Tréve-
ris , é invadiéndole todo à espensas de su autori-
dad. Ya se ha visto que los ind ivi duos de la noble-
za fugitiva de Francia se dividian en dos partidos;
los unes, antie,mos palaciegos, colmados de favores
y componiendo Io que se Ilarnaba la cône, no que-
rian apovandose sobre la nob/eza. de provincia,
entrar à hi parte de influencia con cita, y por esto
acudian Unicainente à los estrangeros; al paso que
los otros , contande mas con su espada, ip.terian
sublevar las provincias del mediodia , atizando el
fanatisme. Triunfaron los primeros, y se dirigieron
à Coblenza, por la frontera del norte, para esperar
alti à las potencias. En vano los que querian com-
batir en el mediodia insistieron en que se prefiriese
el auxilio del Piamonte, la Suiza y la Esparia. alla-
dos fieles y desinteresados , pidiendo que se les
dejase en su inmediacion un gefe respetabic; pues
no lo quise 1a aristocràcia dirigida por Calonne.
:Esta aristocracia no habia variado en nada sus
costumbres al abandonar la Francia: frtvela , al-
tanera , incapaz y prediga en Coblenza como en
Versalles hizo mas patentes sus vicies en medio
de las dificultades del destierro y de la guerra ci-
vil. No tenia reparo en humillar à aquellos hom-
bres intrépides , que ofrecian combatir en el me-
diodia y que preguutaban bajo que taule servi dan,
calificandolos de plebeyos (21). En Turin quedaron
solamente agentes suhalternos, que celesos u nos de
otros, se perjudicahan reciprocamente, é impedian
toda tentative de triunfo. El principe de Ciindé,


23iblioleca popular.
T. 1. 382




<22i) REVOLUCION


Blue parecia , haber conservado toaa energia
Sus il)a-VOrOS , no uisfrutaba favor con grau parte,
de la nObleza, y se colocé cerca del con to,
dos los que conta el no querian intrigar, , sin° ba,
Cirse.


Aumentàbase diariamente la emigracion, v los,
caminos estaban cubiertos.de una.nobleza que'apa.
rentaba cumplir con una sagrada.obligacion cor.—,
rieudo à tomar las armas contra su patria.
las mismas mugeres.creian deberse mauifestar horr,
rorizadas con la,revolucion., abandonando el suelo.,
de la Francia. En una nation en donde todo se ha-
ce con.viveza: , se einigrabapor despidien-
dose à inedias, poque se creia que el viage seria
corto y prorata vuelta. Los revolucionarios de
ilolanda, veudidos por su general,. y abandonados
por sus aliados, cedieron.en puces dias., y lo mis-


o hicieron los-, de Brabante ; perce, sin embargo
segun aquellos imprudentes emigades . , la revu
lncion francesa iba aquedar.avasallada en una cor-
ta(am parla, y el poder absoluto. à reproducirse con
todo su vigor sobre la Fraucia,esclayizada.


La Àsarnblea, mas.airada que atemorizada de
su presuncion , habia, propueslo ciertas medidas
que St.empre se habian ido dilatando. Las tias del
rey,.sintiendo su conciencia comprometida en.Pa-
ris; ereyeron debian ira. buscar su salvaciou junto
atpapa. Partieronpara..Roma.*, y fueron detenidas
eu et camino por el Ayuntamiento de Arnayle-Due.
Et pueblo se dirijid al inome.nto eu busca cle.1
no. mayor . del rey, que se suponia dispuesto à huir,
perd se presentô, y prometiô no abandonar al rey.


Se pusieron en camino el 19 de febrero de 1791.


FBANCESA. 221
TrallqUilIZOSC el 1)1101)10, y la Asamblea puso à de-
liberacion la partida de las lias del mouarca: pro-
longàbase la discusion cuando «Menou, la termine
con este chiste:


n
Se ,ruratuente que la huropa que-


«dari). harto.admirada , dijo , cuando sepa que una
«grande Àsamblea ha empleado muchos dias para
«decidir si dos viejas han de oir misa en Paris 6
«en Roma.» La comision de constitution quedô sin
embargo encargada de presentar una lev sobre la
residencia de los funcionarios ptiblicos y sobre la
einigracion Adoptese este decreto despues de aca-
loradas discusioues, obligando a los empleados à
residir en sus destinos, y el rey, como el primer()
de todos, debia permanecerjunto al cuerpo logis-
lativo durante la legislatura , y en ninguu tiempo
salir del reino. En calo. de infraction de esta ley,
el castigo para todos. los emoleados era la separa-
cion. Pflicise. otro decreto a 'la comision sobre los
eniigrados.


pudieudo el rey tolerar mas tiempo la es-
trechez que se le habia impaesto, y la disminucion
de poder que le hacia.sufrir la Asamblea; y no te-
niendo redoso su conciencia , particularmente des-
de los nuevos decretos dados sobre los sacerdotes,
estaba.resuelto â la fuga. l'odo el invierno le habia
empleado en preparativos , y estimulando el celo
de Mirabeau, cohnàba.ule de protnesas si conseguia
potier en libertad à la familia re.al; y dl por su
parte Ilevaba adelante su plan con la mayor acti-
y idad. Lafayette acababa de romper cou los La-
rneths: cstos lo conceptuaban mus,


adicto â la cer-
te ; y no pudieudo tachar su infegridaCI , cotno la
de Mirabeau, se estrellaban contra su genio, y le
echaban en tara el dejarse engasiar. Los enernigos




922 BEVOLUCION
de los Lameths los acusaron de celosos pur l a po_
testad militai. de Lafayette, asi cornu habian envi-
diado el poder de la oratoria de Mirabeau. Unié_
ronse ô aparentaron hermanarse con los ainigos
del cloque de Orleans , y se divulgô que querian
proporcionar al ciao el mando de la guardia nacio-
nal , pues era Carlos Lameth, segun decian, pieu
tenia la ambition de obtenerlo; y à este motivo se
atribuyeron las dificulta.des continuas, suscitadas
despues à Lafayette.


El 28 de febrero, el pueblo incitado segun di-
can por el dogue de Orleans, se arrojô sobre el cas-
tillejo de Vincennes , que el Ayuntamiento desti-
naba para los presos hacinades en las prisiones
Paris. Atacan à este castillejo cornu â otra Basti-
lia, pero acodiendo à, tiempo Lafayette, clispersô el
Arrabal de San i'intonio, capitanea•o pur Santerre
para esta especlicion. Mientras restablecia el 6rden
por aquella parte de Paris. preparàbanse otras di-
licultades para él en las Tullerlas. M ruido de un
alboroto , algunos centenares de la gente de pala-
cio , habian acudido con armas ocultas , como cii-
chillos de caza v pur-tales. La guardia national , es-
trafiando aqueila reunion , concibiô temores , y
deb,:arine y maltratô à algunos de aquellos Nombres.
Presentôse Lafayette , brui evacuar el palacio, y se
apoderô de las armas. Corriô al punto la voz, di-
ciendo , que se habian hallado Nombres con poila-
les ; por lu cual los desarmados fueron designados
con cl apodo de caballeros del petal. Protestaron
que solo habian acudido para defender la persona
del rey amenazada ; echôseles en tara el habérselo
querido llevar , y cornu de costumbre, el aconte-
cimiento se terminé con calomnias reciprocas. Es-


FDANCESA. 223
ta escena presentô la verdadera situation de Lafa-
Ye tte pues se Viti major que nunca, que colocado
entre los partidos nias opuestos , . mision


S
on era


proteger la persona del rev y la constitution. S u
doble victoria aument6 su popularidad, su poderio,
y el ôrlio de sus enemigos. Mirabeau, que obraba
mal, exagerando los recelos de la côrte para con
el , presentô esta conducta cornu profundamente
bipôcrita , pues bajo apariencias de moderacion y
de querra à todos los partidos, tendia â su parecer
à la verdadera usurpation. Eu su enojo, senalaba
à los Larneths como malvados é insensatos, inti-
mos amigos del (loque de Orleans, y que solo te-
nian en la Asamblea linos treinta partidarios. En
cuanto al lado derecho, declaraban no poder ;lacer
nada , y contaban con los 300 ô !1.00 diputados li-
bres de todo empelio, y siempre dispuestos à. de-
cidirse por lo que les dictaba su razon ô la elocuen-
cia de los oradores.


La verdad de este cuadro estaba en la gradua-
tion de la fucrza respective de los partidos, y en la
opinion sobre los medios de dirijir la Asamblea,
pues la goberuaba efectivamente dorninando à to-
dos los que no estaban va comprometidos. Agnel
.rnismo dia 28 de febreie ejercia su imperio casi
por la Ultima vez, sefialaba su encono contra los
Lameths , y arrojaha sobre ellos su incontrastable
poderio.


lba à discutirse la lep sobre los emigrados,
presentada por Chapelier en nombre de la comi-
sron. Participaha, decia él , de la indignation ge-
neral , contra aqukllos frauceses que abandonaban
àsu patria, pero decbraha que despues de machos
chas de retlexiones , la junta habia reconocido la




122 .1. BEVOLUi110N
imposibilidad de !lacer una ley sobre la ernigracion.
Era en efecto clificil estable.cer una, pues habia
antes necesidad de resolyer si habia derecho para
sujetar à nadie à no salir de su pais. Habialo sin
duda, exigiendolo la salvacion de la patria, perc,
era necesario ir distinguiendo los motivos de los
viageros , lu cual ravaba en inquisitorial; hahia
que distinguir la cualidad de froncés ô de estran-
gero , de emigrado ô de simple comerciante; y asi
la ley se hacia muy dificil, 6 mas bien imposbje.
Chapelier ariadiô que la comision par obcdecer à la
Asamblea, habia redactado una; que si querian,
iba à leerla , pero que advertia de anternano, que
hollalsa todos los principios. «Leed... No se Ica._
daman pur todas partes. Un iropel de diputados
quieren tomar la palabra ; y entre ellos Mirabeau
la obliene, v le que es mas, pide silencio. Lee una
carta muv docuente, dirijida, habia mucho tiem-
po à Federico- Guillermo eu la cual reclamaha la
lihertad de emigracion cornu uno de los derechos
mas sagrados del hombre, que no estando fijado à
la tierra por raites , solo dehia permanecer en ella
por su bien. Mirabeau, guiza por corn placer a la
côrte, y mas que todo pur convencimiento, recha-
zaba conne tirimica Ioda medida contra la lihertad
de irvenir por donde quiera. Abusabase de ella
por en. tOnces indudablemente , pero la Asamblea,
apovada en su incrza, !laina tolerado tantos esce-
sos de la imprenta contra ella misma, hahia sufrido
tantas necias tentatiyas, y las 'mina tan victoriosa-
mente rechazado con el ilesprecio, que se la podia
aconsejar insistiese en el mismo sistema. Aplauden
à Mirabeau en criante à su opinion, pero obsti-
nanse en pedir la lectura del proyecto de ley. Léelo.


225FRA'SCESA.


Chapelier, y este se reduce, à que en casos de tur-
bOlencias se •instituya una comision dictatorial,
compuesta .de Ires individuos, les cualcs designa-
rim neminalnie nte y à su Yoluntacl à agnelles que
hubiesen de tener la libertad de circulai ruera dé!
reino. A estasangrienta ironta que denunciaba la
imposibilidad de una lev, se levantan murmullos.—
«Vuestros murmullos Me han consolado, esclama
Mirabeau ; vuestros corazones laten como el mie,
y rechazan tan absurda tirania, y me creo libre de
todo juraniento respecte .aqueIlos que ineurran
en la infainia de admitir una concision dictatorial.».
—Disviranse \r atios gritosdelladoizquierdo.—«Si,
vuelvo . a • repetir , joro....—Interrnmpenle nne-
vo...—Esa popularidad, repite con una roa a tro-
nacla que lie ambicinriado., y gozado coma
quiera, nots-uriadébil'catia; la - hincare profuncla-
mente en littierra , y haie que germine en et
terreau cle la justicia y la razon...»—Los aplarisos
estallan por todas partes , y afiade el orador • «Si
«se vota una lev sobre la emigracion, juro desohe-
«decerla ,


Baia de la trihuna despues de haler asombrado..
a la Asamblea y stilivugado a-sus enemigos; ecvi4---
nUase sin embargo la discusion .; unos quieren que •
se aptaée para tener tiempo de hacer una ley me-
jor ; otros ex'gen que se declare al momento no
haber lugar a alla, à fin de calmar al pueblo y ter-
miaar sus agitaciones. Murmuras, gritan ,
den , y Mirabeau pide atm la palabra con exigea-
cia...--eual es, grità M. Goupil , el titulo de l'a
dictadura que ejerce aqui M. de Mirabeau'?—Este,
sin escucharle , se arroja à la tribuna.—No os lie'
concedido la palabra , dijo el presidente ; que de-




226
nEVOLuctoN


cida la Asamblea. —Pero sin decidir nada esta, es_
cucha.—Ruego à los iuterruptores, dite Mirabeau,
tengan presente que durante mi vida lie combatido
â la tirania , y que la combative do quiera que ejer-
za su poder; y al pronunciar estas palabras di-
rije sus miradas ïl todas partes. Aplausos nume-
rosos se unen à su rOz, y despues continua: Rue-
go à M Goupil reeuerile que se ha equivocado en
otro tiempo sobre un Catilina, cuva dictadura boy
rechaza '; y suplico a la Àsamblea advierta que la
cuestion de suspendu la diseusiou sencilla al pare-
cer, encierra otras ,por ejemplo, que suponga
que hav una lev que.' hacer.—Nuevos munnullos
resuemin por la izquierda.—Silencio !I! callen osas
treinta races!!! grita el orador, Iijaado sus miradas
en cl sitio de Barnave y de los Lameths.—En fin,
afiade, si Io quieren, tambien roto yolasuspension,
pero con la condicion que desde aqui hanta que
esta se termine , se decrete no ha de haber alboro-
W.—Unanimes aclainaciones cubren estas ultimas
palabras, prevalece sin embargo el emplazarniento,
pero por una tan pequefia mayoria que se disputa
et resultado , y exigea una segunda prueba.


Mirabeau en esta ocasion asombra principal-
mente par su auclacia, y quia, nunca habia sub-
yugado tan imperiosamente à la Àsamblea; pero se
acercaba su fin , y estas cran sus triunfos postri-
meros. Presentimientos tle muerte se mezclaban
sus rastas proyectos , y algunas races detenian su
vuelo. Su conedencia estaba satisfccha; el aprecio
pùblico se unia al suyo , y le aseguraba, que si no


• * M. Goupil, persiguiendo en otro tiempo 'Mirabeau habia
selamado con ellado dereelto:


esté S nuestrospuerta$'"


FRANCESA. 9 27


.habia hecho todavia bastante para la salvacion del
Estado , par lo inenos habia trabajado demasiado
para su propia gloria Pâlido y con los ojos entera-
mente hundidos, se presentaba demudado en la
tribun , y muchas cacas se le vela sobrecogido de
desinayos repentinos. Los escesos de placer y de
trabajo y las einociones de la tribuna habian tra-
bajado en poco tiempo aquella existencia tan Mu-
te ; y los bafios de sublimado habian hecho tomar
a su rostro aquel tinte verdoso que se atribuia al
veneno. La carte estaba alarinada, asombrados to-
dos los partidos , y antes de su muerte se indaga-
ba la causa. Tome) la palabra por la Ultima vez, hi-
zo cinco repeticiones diferentes, quedô destroncado
y desapareciô para sicmpre; pues el lecho de muer-
te le recibiô para devolverlo al panteon. Exigiô de
Cabanis que no se Ila.masen médicos ; no se le de-


, decia sin embargo, y cuando Ilegaron le encont.ra-
ron ya casi muerto y con los pics insensibles. La
cabeza fué la dltima atacada , coma si la naturale-
za hubiera querido dejar que brillase su genio lias-
ta el instante postrero. Un gentio inmenso se agol-
paba al rededor de su morada, y unidos r silencio-
sos ocupaban todas las avenidas. La acide enviaba
continuos emisarios; los boletines de su enferme-
dad se transmitian de buta en boca é iban sein-
brando por todas partes el dolor cada progreso
del mal : rodeado de sus arnigos, manifestaba sus
pesares por sus interrumpidas tareas, y algun or-
gullo sus afanes pasados.—«Sostén, decia à su
«criado , sostén esta cabeza , la mas fuerte de la
«Francia.» Coninoviale la demostracion del pueblo;
y la visita de Barnave su contrario, que se pre-
sente eu su casa en nombre de los jacobinos, le




A los grandes hornbres


228 REVOLUCION
CallS(*) una dolce emocion. Acordese todavia de la
causa piiblica, y teniendo que tratar la Asamblea
del derecho de testai' , Haine à M. de Talley
rand y entreg,andole un discurso que acababa de
escribir, le d ijo gracioso el oir hablar Con-
tra los testamentos à un hombre que no existe
va v que acaba de hacer el suvo.—La certe ha_
bia' querido en efecto que le hiciese comprome_
tiéndose cumplir todas las mandas. Volvindo
entonces la vista sobre la Europa y adivinando los
proyectos de Inglaterra :—«Ese Pitt , dijo , es el
«ministre de los preparativos ; gobierna con arne-
«nazas, pero vole compondria si y iviese.-» Acurtieu_
do el cura de su parroquia à ofrecerle sus ausilios
le die gracias con mucha atencion y le dijo son'
riendo que de buena fana les aceptaria silo tune.
se en su casa à su superior eclesiastico el ohispo
de Autun. Hizo luego abrir las ventanas ; àrnigo
mio, dijo â Cabanis , /MY ISTUE.110, YA NO UEDA M'As
QUE ENVOLVERSE ENTRE 'PERFEMES , C011ONAusg I1
FLOUES . Y RODEARSE DE *,{ FIN DE ENTRAR
APACIBLEITENTE EN ET. 'ETERNO STJERO. Dolores agu-
dos interrumpian da cuando en cuando 'estes tan
nobles v sosegados discursoS.--«Me hahfais pro-
«tneticlo' , dijo « à sus-amigos, cl anorrarine de su-
«frimientos inntiles :» al acabar estas palabras'pl-
de epio con mucha instancla , y corne ve que se IO
rehusan , lo . exige con su violencia acostumbrada.
Para lranquilizarlo, lo engalian, presentandoleuria
cops, y le persuaden que contenia épie : cogiela
con carmn, traga la peci ma que creia mortal y se
dom uestra satisfecho.—Un instante despues ya no
existia.


Este suceiiô el 2 de abri! de 1101. La noticia


FIUNCESA.


vuela al punto por la cône, el pueblo y la Asam-
bica. 'Endos los partidos cifraban sus esPeranzas en
él, y todos, escepto los envidiosos, quedan traspa-
sadosde dolor. Suspende la Asamblea sus sesiones,
dispone un loto general y se preparan magnificos
funerales. Al designar algunos diputadospara asis-
tir à la ceremonla, iremos todos, fué el grito uni-
versai. La iglesia de Santa Genoveva se convierte
en Panteon, con el siguiente refile, que no existe
en el momento -en que refiero estes bechos:


LA FATRIA RECONOGIDA.*


Mirabeau fué el primero que deseanse al lado
de Descartes. M dia siguiente se celebraron sus
funcrales, acompahando et carro fUnehre todas las
autoridades , el departamento , la Asamblea , el
Ay untamiento, las sociedadespopulares y la tropa;
diteniendo un mero orador nias honores que cuan-
tos féretros pomposos habian ido en otro tiempo à
Saint-Denis. Asi concluye aquel hombre estraor-
-dinario que despues de haler atacado v vencido
con audacia las viejas alcurnias, se atre"viô à di-
rijir sus esfuerzos contra las nuevas que le habian
ayudado à vencer, a atajarlas con su voz, y à corn-
placerlas refrenandolas; aquel hombre, en fin, que
hizo su deber por rama, per génie, ruas no por al-


revolucion (le 1830 ha restablecido esta inseripclon.




9.30 REVOLUCION


gun poco de oro arrojado à sus pasioaes, y que tu_
vo el honor singular de que cumul() todas las pope_
laridades acabaron por el fastidio del pueblo, la
suva no cedia mas que à, la muerte. iPero hubie-
ra infundido resignacion en los corazones cortesa-
nos,moderacion en los pechos ambiciosos?
biera ' dia° a aquellos tribunos populares que que_
rian brillar à su vez: No salgais de .vuestros oscuros
arrabales? ihubiera dicho a Danton, ese otro Mira-
beau del populacho: Detenle en la section, y no su_
bas mas arriba? No se salie; pero en el moment()
de su muerte, todos los intereses inciertos se habian
puesto en sus menos y contaban con él. Por largo
tiempo se ecliô de menus su preseacia, y en la dis -
cusion de las contiendas, las miradas se dirijian
liacia el lugar que habia, ocupado, cual si quisieseu
invocarie para terinioarlas como una palabra vic-
toriosa. «l'a no esta aqui Mirabeau, esclamô un
dia Maury al subira la tribuna, y nadie nie impe-
dira hablar.»


La muerte de aquel grande hombre estinguié,'
todo el valor à la carte, y nuevos acontecimientos
se reunieron para precipitar su fuga. El 18 de
abril quiso el rev iraSaint-Cloud, y corriendo la
noticia de que no qucria cumplir los'deberes de la
Pascua con un sacerdote juramentado, habia re-
suelto alejarse durante la semana santa; v Minima-
do otros que queria hoir, reânese el pueblo al mo-
ment° v detiene los caballos. Acude al punto Lafa-


-


yette, y suplica al rey que permanezca en el car-
ruaje, asegurandole que se le va à abrir paso.
Apéase el rev sin embargo, y no quiere permitir
tentative ateniéndosea su antigua politica
que era el no aparecer libre. Por consejo de sus


d


FRANCESA. 931
ministros se dirije à la Asamblea, c. juejandose del
ultraje que acaba de recibir. Àcogelo la Asam-
blea con su ordinario agasajo, prometiendo hacer
todo Io que depende de ella para asegurar su li-
bertad; y sale victoreado pot' todos menos por et
fado derecho. El 23 de abril, por estratias sujes-
tiones, hace escribir por mono de M. de Montino-
rin una carta à los einbajadores estrangeros, en la
cual desmiente las intentions que le suponen Pue-
ra de Frateia, maniliesta a las potencias que ha
prestado et juramento à la constitution, y que estâ
dispuesto it mantenerle, declai and° como enemigos
suyos à todos los que le insidien lo contrario. Las
espresiones de esta carta estalian voluntariamente
exajeradas, à fin de que pareciese arrancada por la
fuerza, cornu lo manifesté el mismo rey al envia-
do de Leopoldo, principe que recorria entonces la
Italia y se hallaba à la saxon en Mantua, donde
Calonne entablaba con él sus negociaciones. Un en-
viado, M. Alejandro de Durfort, vivo de Mantua
para inforinarse de las disposiciones del rey y de
la reina, y preguntandoles acerca de la carta escri-
ta à los embajadores, respondieron que por su len-
guaje se debia conocer la habia arrancaclo la vio-
lencia; y hablàndoles en seguida de sus esperanzas
respondieron que no teuian ni ngunas despues de la
muerte de Mirabeau; y por respecto à sus
disposiciones con et coude de Artois, aseguraron
que Bran las mas escelentes.


Para comprender el motivo de estas preguntas
conviene sa p er que el baron de Breteuil erg


ene-
migo declarado de Calonne; que su enemistad no
habia concluido en la emieracion , y que revestido
cerca de la carte de Yiena, con plenos poderes de




232 REVOLTICION.
Luis XVI, contrariaba taos los pasos de losprin_
cipes. Aseguraba à Leopold °


que et rey no queria
verse en salve por los einigrados, par cuan ta. t,etuia
sus exigencias, y que la reina estaha persrmaltnen-
te indispuesla con el convie de Artois: bastaba que
Calonne propusiera algo para la salvacion del tro-
no para que le contrariase, no olvidando nada para
destruir el efecto de esta nueva negociacion. Vol_
viô el dinde Durfort à Mantua, y e120 de mayo de.
4791 prometia Leopolclo hacer marchai' treinta
cinco mid hombres a 'landes, y quince mil à AlsaL
cia, armada:id° que igual n Muera de suizos debian
ir sobre Lyon, °Iras tantos piamonteses al Dellina-
do, y que la Espafia aprontaria veinte mil hombres.
Prometia ademas el emperador la cooperacion del
rey de Prusia y la neutralidad de la Inglaterra.
Debia lirmarse tainbien una protesta, hocha en
nombre de la casade narbon, por el rey de Nàpo-
les-, el de Espafia, por el infante de Parma, y par
los principes espatriados: exijiéndose hasta caban-
ces el mayor secret°. Becomendabase Lambin a
Luis XV( que no pe,nsara en aldarse par mas que
hubiese manifestado desco; mientras Breteuil, al
contrario, aconselab.a al rey que se.marchase. Po:-
sible es que de una y ocra. parte fuesen dadas los
consejos de buenale, pero es. convenieute- adver-
tir que cada citai los dabasegna su propio interés.
Breteuil, que queria destruir la negociacion de
Calonne en Mantua, aconsejaba la partida; y Calon-
ne que dejabw.de reinar luego que Luis XVl se
presentara en, la frontera,. le inch uaba a permane-
cer. Corna quiera quesea,. el.rey se determina a


* Véase sobre esto 5 Bertrand de Motteville.


PRINCESA.


marche , y muchas veces dijo con enfado : «Bre-
teuil es quien lo quiso.» • Escribiô pues à Bouillé,
que estahastaba dispuesto a no dilatai . mas su resolucion.No cra su anima salir del reino, sino retirasse a
I1Iontinedy, en donde podia, en casa necesario, apo-
yarse en el Luxemburg°, v recibir los auxilios es-
trangeros. Prefiriése contra parecer de Bouillé el
cantine de Chatons par Clermont y Varennes, y to-
dos los preparati yos quedaron corrientes para el
20 de junio. Jouté el general las tropas de su ma-
var conlianza, preparo uu campamento en Mont-
ïned y, hizo acopio de. forrages, y dia por pretesto
de. tadas estas disposiciones los movimientos que
iba 1:tatami° en la frontera. reina se encarge de
los nreparativos desde Paris hasta Chatons, y
Bouillé desde este Ultimo ponta. hasta,Montmedy.
Algunas parlidas poco numerosas de caballeria ba-
jopretest° de escoltar una conclucta de dinero, de-
bian' dirijirse à diversos puntos y recibir al rey en
su transita; y el mismo 13ottillé :se proponia ade-
lantarse à alguna distancia de Mantruedv. La rei-
na se habia aseguradede una puerta escusada pa-
ra salir del palacio, yla familia real debia viajar
bajo un nombre estrangero y con un pasaporte fal-
so ya todo para el 20, un temor infun-
dado hizo retardar el , viaje hasta el 21; demora que
fué fatal para aquella familia desventurada. M. de
Lafayette estaha en una completa ignorancia del
intenta; y el inisrno llr deMontmorin, a pesar de
la intima conlianza con la. carte, lu iguoraba abso-
lutamente, no habiendo en, el secreto de este pro-
yecto...mas que las personas-indispensables para su.


*' Yéase à Bertrand de Molleville.




23 REVOLtiCION
ejecucion. rumores de fuga habian terri_
do, ya fuese porque el proyecto se hubiera traslu-
cido, ci porque fuese una de aluellas alarmas tan
comunes entonces: perd corne quiera, la junta de
pesquisas tuvo algunos informes, y se aumentô la
Yigilancia de la guardia nacional.


El 20 de junio, hâcia media poche, el rey, la
reine, inadania Isabel y madama de Tourzel, ava
de los infantes de Francia, se disfrazan y salen su-
cesivamente de palacio. Madarna de Tourzel con
los nifios acude al Carrousel mener, y suhe â un
carruage conducido por M. de Fersen, selior estran-
jero y j6ven, disfrazado de cochera. Li neseles lue-
go pero la reine, que habia salido con un
guardia de corps , los pone en la mayor inquietud,
pues ni cula ni su quia conocen los barries de Pa-
ris, se estravian y no dan con el Carrousel mener
hasta una bora despues; y al llegar encuentran el
carruage (le M. de Lafayette, cuyos criados Ilevaban
hachones; y asi tuvieronque ocultarse en los por-
talillos del Louvre para salvarse de este peligro y
llegar hasta et carruage donde la esperaban con
tanta impaciencia. Reunida toda la familia, se po-
llen en camino; y despues de una larga tirada y de
una segunda equivocacion en la rota, llegan â la
puerto. de San Martin, y montan en una herlina
conducida por seis caballos, que los estaha espe-
rando. Macla= de Tourzel, bajo el nombre de
madama de Korff, debia pasar por una madre que
viajaha con sus hijos, y el rey por su ayuda de ca-
mara ; Ires guardias de corps disfrazados debian
preceder al carruage corne batidores, â seguirle
conio criados. Parten al fin, acompariados de los
Buenos deseos de M. de Fersen, que volvi6 â Pa-


FEANCESA. 235
ris para tomar el camino de Bruselas. Entretanto
el hermano mayor del rey y su esposa se dirijian
hâcia Mandes, y seguian un camino distinto, para
no dar que sospechar, y para no carecer de eaha-
llos en las paradas.


El rey y su familia viajaron Ioda la noche sin
que lo supiera Paris, y M. de Fersen acudio al
Ayuntamiento, y viô que à las ocho de la mafiana
lo ignoraban todavia; pero luego corne la voz con
deniasiada rapidez. Juntô Lafayette sus avudantes
de campo, y les mandô partirai moment°, dicién-
doles que sin duda no alcanzarian à los fugitivos,
pero que era forzoso practicar alguna diligencia, y
cargando con la responsabilidad de la ôrden que
daba, supuso al estenderla que la familia real ha-
bia sido arrehatada per los enemigos de la causa
pftblica. Esta respetuosa suposiciou fué adinitida
por la Asamblea, y adoptada por todas las autori-
dades. En aquel moment°, amotinado el pueblo,
culpaha i Lafayette de favorecedor de la fuga del
rey, y despues el partido aristocratie° le tachô de
liaber dejado hoir al rey para detenerlo en seguida
v perderlo con esta tentativa infructuosa. Sin em-
barge, si Lafa yette hubiera querido dejar escapar
à Cuis XVE enviado. sin ôrden ninguna
de la Asamblea, dos ayudantes de campo en su
seguimiento? y si coin° lo han supuesto los anis-
t6cratas, lo del') huit para cogcrlo de nuevo,
rno le hubiera dado al carruage toda una noche de
delantera? DeserigafiOse luego nueblo y Lafa-yette volviô en su gracia.


La Asamblea se reuniô â las nueve de la ma-
rina, presentando una actitud tan imponente co-
mo en los primeros dias de la revoluciGn Con yen-


Bibtioteca papule-.
T. I. 383




236 TIEVOLUClON


cidos todos de que Luis XVI habia sida arrebatado,
reinaron en toda aquella sesion la mayor calma y-
la union mas perfecta. Aprobasonse las disposicio-
nes tomadas espontanea.mente por Lafayette; y ha_
biendo el puebledeteuido a los ayudantes de cam-
po, la ,'Isainblea por todas partes obedecida, les
hizo abrir las puertas. Lino de elles, el jeven Ro-
meuf, neve consigo el decreto que confirmaba las
érde,nes ya dadas por el general; y mandaba à to-
dos los empleados pnblicos que deluviesen, por to-
dos los medios posibles, las consecuencias de dieho
rapto, é impidiesen la continuation del viage. Por
las sefias é indication del pueblo, tome Itoineuf la
rata de Chalons, que era la verdadera, y que et
transit° de un carruage con sus caballos estaba
iudicando cornu positiva. Ilizo luego la Asamblea
Hamar a los ministres, y decrete que no recibiesen
mas 6rdenes que las suyas. M partir Luis XVI,
habia inandado al ministre de la Justic,ia que le eu-
viase el sella del Estado; pere la Asamblea deter-
mine que se guardase para estamparlo en sus de-
creto, y al mismo tieinpo ordene que se pusiesen
las froateras en estado de defensa, y eucarg6 al
ministre <le relaciones esteriores, participase à las
potencias que las disposiciones de la nacion fran•
c,esa no habian variado respecte à ellas,


Die:se luego audiencia à M. de Laporte , inten-
dente de la lista civil. Este habia recibido varies
rnensages del rey , entre otros un butine, que su-
plie6 à la Asamblea no se abriese, y una inemoria
que contenia los motives de su partida. La Asam•
blea, (F:puesta à respetar todos lus derechos, de-
volvi° sin abrirlo el billete que M. de Lapone no
queria publicar, y m'Une la lectura de la mem° •


PRANCES.t. 237


ria. Escuch6se con el mayor sosiego, y no produ-jo impresion alguna. Quejabase el rey, con poca
dignidad de las pérdidas de su poder, v se mos-
traba tan ofendido de ver reducida su lista civil


treinta millones de francos, corne de haber per-
dido todas sus prerogativas. Escucharon las que-
jas del monarca, cornpadecieron su debilidad, y
pasaron à otra cosa.


Pocos eran los que entonces deseaban el arres-
to de Luis XVI. Los aristecratas veiaa realizado
en su fuga el mas antiguo de sus deseos, y se li-
sonjeaban con nia prexima querra civil. Los miem-
bros mas . pronunciados del partido popular, que
ya iban ncipianclo à cansarse de rey, hallabanea
su ausencia una ocasion de pasarse sin él, y con-
cebian la idea y la esperanza de una reptiblica.
Toda la parte moderada , que gobernaha por en-
Laces la Asamblea, deseaba que el rey se retirase
sana y salve â Montmedy; y contaudo con su equi-
dad , se lisonjeaba de que Ilegaria à ser mas facil
una composition entre el troue y la nacion. Ya no
eausaba tante temor corna otras veces el ver a/
monarca amenazando à la coustitucion desde el
centre de un ejército. El pueblo Unicamente , à
quien no se habia dejado de inspirar este temor
lo conservaba todavia, cuando ya no lo conocia laAsam/An , y hacia vetos fervorosos por el arresto
de la familia real. —Tal era el estado de las cosasen Paris.


El carruage que habia salido en la noche del20 al 21 habia atravesado sin obstaculo una grau
parte del camino , y 'lege â Chalons el 21, hacia
las cilice de la tarde. El rev, que teilla la indiscre-
clou de asomarse à la portezuela, fué alti conocidoi




ÉRVOLtiCION


'y el que hizo este descubrimiento trataba de re-
'Velar el secreto, pero se lo estorbô et corregidor
que era un realista. Llegada la familia real a Pont
de-Sommeville, no halle à los destacarnentos que
debian recibirla; pues habiendo esperado muchas
horas , el alboroto del pueblo se aumentaba
aquel movimiento de tropas , y los habia precisa-
do a retirarse. Llege sin embargo el rey à Sainte-
Menehould, y asomando siempre la cabeza, fueco.
nocido por Drouet, hijo del maestro de postas, y fu.
ribundo revolucionario. No teniendo este jtiven al
momento lugar para de,teuer el carruage en Saint-
Menehould, corre Varennes. Un honrado sargento
que habia notado su afan y sospechaba las motivas'
vucla en su seguirniento para detenerle, pero no
lo puede alcanzar. Tanta diligencia emplea Drouet
que llega à Varennes antes que la dcsgraciada fa-
milia; avisa al momento al Ayuntamiento, y hace
tomar sm demora Vidas las rnedidas necesarias pa-
ra et arresto. Varennes esta situado à la orilla. de
un rio estrecho pero profundo ; un destacamento
de hùsares estaba alti de guardia , pero el oliciat
no viendo llegar la conducta que se le dijo, habia
dejado su tropa en los cuarteles. Llega en fin et
carruage y pasa el puente, pero apenas entra lia-
jo una bOveda que es forms() atravesar, cuando
Se presenta Drouet ayudado de otro individuo,
detiene los caballos y grita: el pasaporte, y con un
fusil apunta à los viageros si se empefian en se-
guir. A esta erden obedecen, y entregan et pasa-
porte; Vernale, Drouet v dice, que el procurador es
quien lo ha de examinar, y la familia real bielle
que ir en casa del dicho procurador llamado Saus-
se. Despues de liaber registrado este el pasapor-


FRANÇkSA•
23 9


te, aparentaque lo encuentra en refila, y con ma_
chos miramientos suplica al rey que le espere.
Espérante en efecto bastante tiempo , y cuando
Sausse estâ ya cerciorado de la reunion de un nii-
mero suficiente de guardias nacionales, deja de di-
simular, y declara al principe que esta. ya conoci-
doque queda arrestado. Tràbase ana disputa;
Luis' XVI se empeita en que no es quien suponen
y acalorândose todos dcmasiado, esclarn° la rei-
na impacientada:—«puesto que le conoceis por
«vuestro rey, habladle con el respeto debido.»


Viendo et rey que toda negativa era inntil, re-
nuncia disfrazarse por nias tiempo. El cuarto
era pequetio y estaba Ileno de gente ; toma la pa-labra y se espresa con un calor que no era ordi-
natio en el. Protesta sus buenas intenciones, ase-
gurando que solo iba à Montmedy para escuchar
mas libremente los votosdel pueblo, arrancandose
de la tirania de Paris; y pide pur Ultimo continuar
su earnino , y que le conduzcan hasta su termino.
El desgraciado principe , todo enternecido, abraza
à Sausse, y le pide la salvacion de su esposa y de
sus hijos; jiintase â él la refila , y tomando al del-fin en sus brazos le estrecha â que los salve. Con-
rnue yese Sausse, pero resiste,v les amonesta à que
vuelvan à Paris para evitar ana guerra civil ; el
rey al contrario, atemorizado de esta vuelt.a insis-
te en marcliar à Montmedy. Llegan en aquel mo-
mento MM. de Damas y de Goguelas con los des-
tacamentos colocados eu varios puntos, v la fami-
lia real se cree libertada , pero no habia 'que con-
tar con los hnsares. Renuenlos sus oficiales y les
participan que et rey y su familia estan deteàidos
y qu e es menester salï,arlos; pero estas responden




240 REVOLUCION


que estân por la nation. A la saxon se iban reu..
niendo guardias nationales, convocados en todos
los alrededores y van poblando à Varennes.
sase la noche en este estado , y à las sels de la
rnafiana Hega el jôven Romeuf con el decreto
la Asamblea y encuentra el carruage con seis ea_
ballos que se encamina hacia Paris. Sube v eu_
trega el decreto con sentimiento. Toda la f'amilia
lanza un grito contra M. de Lafayette, que los
bace detener. La misma reina parece admirada
que no haya perecido por mano del pueblo; y et
jôven Romeuf contesta, que Canto él coma su ge_
lierai han hecho su deber persiguiendolos , pera
que esperaban no liaberlos alcanzado. Toma la
reina el decreto, lo arroja en la cama de sus nifios.
y luego la quita de alti diciendo que la mancha_
ria.—«Sefiora , le dite Romeuf, que le era muy
apasionado; iquerria V. M. que otro que no fuese'W
yo, presen.ciase estos arrebatos?» Volviô la reina.
en si y recobr6 toda su dignidad. En el momento..
anurAaban la Ilegada de varios cuerpos aposta-
dos en las cercanias, por Bouillé, pero el A.vunta-


dispuso entonces la partida, y la familia.
real tuvo que montai' al moment° en el carruage,.
y volver â tomar el camino de Paris ; aquel cami-
n tan fatal y tan temido.


Avisado ilouiaé, à la mitad de la noche, habia
becho montar un regimiento à. calmit°, y partie-
Ton al grito de vira et rey! Este valiente general,
devorado de inctuietud, mardi() â rienda suclta, y
anduvo nueve leguas en cuatro haras; Ileg6 à Va-
rennes, encontrô varios cuerpos reunidos, pero et
rey habia ya partido hacia bora y media. Varen-
nes estaba barricada, parapetado y defendido con


F IUNCESA. 24I


acierto, porquc habian cortado el puente el ria
no estaha vadeable. Asi es, que para salvar al
rey tenta Bouillé que presentar un combate, à fin
de ganar los parapetos, atravesar el rio en segui-
da, v despues de esta grau pérdida de tiempo po-
der alcanzar et carruage que Ilevaba ya bora y
media de delantera. Estos obstactilos dificultaban
toda tentativa, v solo una imposibiliclad tan abso-
luta podia detener à un hombre tan adicto y em-
prendedor como Bouillé; retirése pues traspasa-
do de pesar v de dolor.


Cuando se supo en Paris el arresto del rev, se
le creia ya filera de todo alcance, y el puebio lo
celebré con una alegria estraordinaria. La Asam-
blea (lime tres comisarios , escogidos en las tres
secciones del lado izquierdo para acompanar al
monarca, v traerlo à Paris. Estos comisarios cran
Barnave, latour-Maubourg y Petion , los cuales
luego que Ilegaron à Chatons, y se unieron à la
cède, daban ellos solos las ôrdenes convenieutes.
Madama de Tourzel se trasladô à un carruage de
los de la comitiva con Latour-Maubourg, y Barna-
ve y Petion suhieron al coche de la familia real.
Latour-Maubourg, sugeto distinguiclo, era amigo
de Lafayette, y coma el adicto igualmente al rey
y à la constitution ; y cediendo à sus dos côlegas
el honor de estar con la familia real, era su animo
interesarlos per la grandeza desgraciada. Sentôse
Barnave en la testera , entre el rev y la reina ,
Petion delante , entre Madarna Isabel y Madama
Real. El nino deltin descansaba alternativarnente
en las rodillas de unos v de otros. Tai habia sida
el curso râpido de los ticontecimientos. ;Un aho-
gado jôven de poco nias de veinte afios , notable




949 BEVOLUC1ON
imicamente por su latente, otro distiuguido por su
ilustracion y particularmente per et rigorisme de
sus principes, estaban sentados al lido de un
principe poco antes el mas absoluto de la Europa
y disponian de iodes sus movinlientost
era lento porcine el carruage seguia et paso de les
guardias nationales; y asi duré oclio dias desde
Varennes a Paris. El calor era escesivo, v un N-
ye abrasador levaatado per la multitua, sofo-
caba a. les viageros. Los primeras instantes file-
ron silenciosos; la reina no podia eneubrir su eno-
jo, pero el rey concluyé par trabar conversation
con Barnave. Al mincipio hablaron de cosas gene•
raies, y per Ultimo sobre la huida a Montmedy.
Linos y otros se admiraron de couocerse: la reina
se soiprendie de la razou sublime y de la politica
delicada del jéven Barnave ; y luego se levante, el
vele y tome parte en la conversation. Encantése
Barnave de la bondad del rey y de la graciosa dig.
nidad de la reina. Petion manifeste mas rudeza
obtuvo menos miramientes. Al Ilegar, Barnave es:
taba ya conmovido por aquella intausta familia, y
la reina encantada con el mérite y et talent() dèll
javen tribune, le franquee Ioda su estimacion (22);


asi en las relaciones que tuvo cita despues con
los diputados .constitucionales, dl fué siempre quiers
le nierecié mas confianza.—Los partidos se per-
donarian, si pudiesen verse y escucharse.


Ilabiase dispuesto en Paris el recibirniento pa-
ra la familia real , y per Iodas partes se oia . y aun
se habia fija.do en cincles la advertencia siguien-
te: El que aplauda al reg serti apaleado; el que le
insulte serti ahorcado. Ejecutese la arden pun-
tualmente, y no se oyeron ni aplausos ni in-


FRANCESA.


suites. El carruage bize un rode() para no atra-
vesar à Paris ; se condujo par los campos Eli-
seos: y luego directamente al palacio. Una inul-
titud inmensa le recibia silenciosa, y con el
sombrero puesto. Lafayette, seguido de la guardia
nacional, habia tornade las mayores precauciones.
Los tres guardias de corps que habian a‘uda.do
la fusa, ihan en el pestante, espuestos à fa vista y
calera del pueblo, pero sin recibir insulte alguno.
Apenas Ilegarou al palacio, cercaron al carruage,
y la familia real baie precipitadamente, y marché
en niedio de dobles bileras de la guardia nacional
destinada d protegerla. La reina, se quedô
un po» atràs , se vie cari sostenia en los brazos
de _Noailles y de Aiguillon, enemigos de la carte,
pero amigos generosos de la desgracia. At neiges
acercarse , tuvo al principio algunas dudas sobre
sus intenciones , pero luego se confie à elles, y
'lege sana y salva al palacio.


Val fué aquelcuyo funeste resultado no
se puede fundadamente atribuir ninguno de sus
autores. Un accidente lo frustre y otro pudo Ilenar-
lu é Gabo. Si por ejemplo ; Imbiera alcanzado à
Drouet el que le seguia, el coche se hubiera salva-
do; tai nez le faite al rey suficiente energia cuan-
do le reconocicron : pero de Iodes modes no hay
per este viage que culpar â nadie , ni it los que le
aconsejaron ni à sus ejecutores; pues era el resul-
tado de aquella fatalidad que persiguc t la flaque-
za enmedio de las crisis revolucionarias.


El efecto del viage de Varennes fué destruir
todo acatarniento al rey, acoslumbrar é los animes
â pasarse sin dl , y à engendrar el deseo de la re-
pnblica. Desde la mafiana de su ilegada, la Asam-




2.11 REVOLUCION


blea habia acudido â todo par medio de un decre-
to , en cuya virtud Luis NV1 quedaha suspendido
de sus funciones, poniéndole una guardia respon-
sable de su persona , asi coma de la reina y dei
delfin. Tres diputados, D'André, Tronchet y Du_
port, fueron los encargados de recibir las declara-
ciones del rey y de la reina. Observàbase la ma-
yor mesura en las espresiones, por cuanto esta
Asamblea jamas intenté quebrantar su decoro; pe_
ro el resultado estaba patente , y el rey quedaha
provisionalmente destronado.


La respousabilidad que se impuso à la guardia
nacional hizo que se mostrase severa y muchas ve-
ces molesta eu su servicio cerca de las personas
reales. Continuas centinelas vigilaban sus puertas,
y nunca las perdian de vista. Queriendo un dia el
rey cerciorarse de si estaba realmente prisionero,
se presenta â una puerta, y el centinela le impide
el paso.—iMC conoces? le dijo Luis XVI. Si sefior,
responde el centinela.—No quedaha al rey mas fa-
cultad que la de pasear par el jardin de las Tulle-
rias, antes de que se abriese al péblico.


Barnave y los Lameths hicieron entonces lo que
tanto habian- vituperado à Mirabeau, ausiliando al
trono y entendiendose con la cérte. Es verdad que
no recibieron dinero alguno; mas no era el precin
de la intimidad, sino la alianza misma lo que ha-
bian afeado a Mirabeau; y despues de haber sido
tan severos en otro tiempo, sufrian entonces la ley
comun â todos los gefes po pulares que los obliga à
aliarse sucesivamente con el poder, ô medida, que
se le van acercando. Sin embargo, nada era mas
laudable, en el estado de cosas, que el servicio tri-
butado al rey por Barnave y los Lameths, y nunca


FRANCESA. 245


manifestaro n mas dest.reza, fuerza y talent°. Barna-
ve dicté la respuesta del rev a los enviados de la
Asamblea: en esta motivaha Luis XVI su fuga con
el deseo de conocer mejor la opinion péblica, ase-
guraba que la habia estudiado mejor en su viage, y
probaba con todos los hechos que no habia querido
salir de Francia. En cuanto à sus protestas conteni-
das en la memoria remitida à la Asamblea decia
con razon que no versaban sobre los principios fun-
damentales de la constitucion, sino sobre los me-
dios de ejecucion que le habian dejado; afiacliendo
que la voluntad general le era va manifiesta, y que
no titubearia en someterse à tilla y en hacer todos
los sacrificios necesarios para el bien péblico (23).


Bouillé, à lin de atraer sobre si la célera de la
Asamblea, la dirijiô una. caria, que se poclria gra-
duar de insensata, à no teuer par escusa el motiva
geueroso que la dicté. Confesabase el Unie° autor
del viage del rev, cuando par el contrario se habia
opuesto à el: y ileclaraba en nombre de los sobera-
nos que Paris respouderia de la seguridad de la fa-
milia real, y que la mas leve ofensa cometida con-
tra ella, serra vengada de una manera ruidosa.
Anadia, sabiendo lo contrario, que los mufles mi-
Mares de la Francia cran Judos: que canada ade-
mas el camino de la invasion, y que el mismo con-
duciria à los ejércitos enemigos al centra de su pa-
tria. La Asamblea se presté â esta geuerosa ba-
ladronada, :yculpe Unicamente à Bouillé, que nada
tenia que terrer, porqueestaba ya en el estrangero.


feiniendo la cône de Espana que la mcuor de-
mostracion irritase los ânimos y espusiese la fa-
milia real i peligns mavores, impidiô una tentati-
va en la !routera del Mediodia que dehian ausiliar




2r46 REVOLCCION


con dos fragatas los cahalleros de Malta, y declar6
despues al gobierno francés que no se habian alte-
rado sus buenas disposiciones. El Norte se con lu.
jo con inucho menus comedimiento, pues sus po-
tencias, instigadas pur los emigrados , estaban
siempre en actitud amenazadora. Partieron envia_
dos del rey para Bruselas y Coblenza, procurando
ponerse en inteligencia con los emigrados, hacié,n-
doles conocer las buenas disposiciones de la Asam-
blea, y la esperanza concebiia de un convenio ven..
tajoso:Pero apenas llegaron, cuando fueron trata-
dos indignamcute y tuvieron que vôlver al punto
Paris. Levantarod los emigrados algunos cuerpos
en nombre del rey, obligàndose de este modo à dar
una desaprobacion formai. Ifirmaron que el her-
mano mayor del rey reunido entonces con ellos,
era regente del rein(); que estando el rey prisione-
ro no tenia voluntad propia, y que la que manifes-
taba era la de sus opresores.


La paz de Catalina con los turcos, concluida eu
el mes de agosto, promoviù macho nias su insensa-
ta alegria, y creyerou terrer a su disposition todas
las poteneias de Europa. Considerando la ninguna
defensa de las plazas fuertes, y la desorganizacion
del ejército abandonado de todas los oficiales, no
dudaban que la invasion seriaprtixima y triunfarian.
Sin embargo, ya habia dos ados que,. dejarOn la
Francia, y à pesar de sus alagtienas y continuas
esperanzas, no habian entrado aun vencedores, co-
rnu tanto se lisongeaban. Las potencias aparenta-
ban prometer macho, pero Pitt estaba en especta-
tiva; Leopoldo, debilitado par la querra, y descon-
tent° con los emigrados, deseaba la paz ; el rey de
Prusia tambien ofrecia mucho, pero sin interés en


FRANCESÀ. 941


cumplirlo; Gustave estaba deseoso de mandar uua
espedicion contra la Francia, .p.ero se hallaba muy
lejos ; y Catal ma, que de bia ausi apenas desem-
barazada de la guerra con los turcos, tenia todavia
que sujetar â la Polonia. A demas, para obrar esta
coalition, era necesario pone y acordes tantos jute-
rgeusiersioque casi ninguno podia lisonjearse de couse-


La declaracion de Pilnitz hubiera debido de-
sengafiar à los einigrados respect° al celo (le los
soberanos * Hocha de mancomun por el rey de
Prusia y cl emperador Leopoldo, espresaba que la
situation del rey de Francia era de un interés ge-
neral para t.odos los soberanos, y que sin duda se
reunirian para prestar à Luis Mil medies de esta-
blecer un gobierno cotiveriiente â los intereses del
trono y del pueblo; y que en este caso el rey de
Prusia y et einperador se unirian con los demas
principes para conseguir el objet°, debiendo entre-
tanto habilitarse susiropas para ponerse en estado
de operar. Despues se ha averiguado que esta de-
claracion contenia articules secretos, espresando
que el Àustria no se opondria é las pretensiones de
la Prusia sobre una parte de la Polonia; circuns-
tancia necesaria para empeCar à la Prusia h que
desatendiese sus mas antiguos intereses, ligandose
al Àustria contra la Francia. iQué, se debia espe-
rar de un cela que para escitarlo era necesario re-
currir é medios semejantes? Y si ei a tan reservado
en sus espresiones deberia ser en sus actes?
La Francia, es vcrdad se hallaba desarmada, pero
cuando todo un Field° se su bleva, no tarda macho




REVOLUCION


en armarse ; y como dijo despues el célebre Carnot
igue hay de imposable para 23 millones de hom-
bres?Retiràbanseà la verdad los oticiales; pero jo-
venes la mayor parte y colocados por favor no te-
nian esperiencia, ni prestigio en el ejército; cuan-
to mas que el vuelo dado à todas las clases iba
bien pronto â producir oficiales y generales.
pero es necesario convenir que aun sin tener la
presuncion que dominaba en Cohlenza, se podia du.
darde la resistencia que la Francia opuso luego à
la invasion.


Entretanto, la Asamblea envi° comisarios â la
frontera y dispuso grandes preparati vos. 'rodas las
guardias nationales pedian que se las pusiese en
actividad; varios generales ofrecian sus servicios, y
entre otros Dumouriez, que despues salve la Fran-
cia en los destiladeros del la Argona.


Al mismo tiempo que dirijia sus conatos â la
seguridad esterior del Estado, se apresuraba la
Asamblea â concluir su comenzada obra constitu-
cional, à devolver al rey sus funciones, y aun si
era posible, algunas de sus prerogativas.


Todas las subdivisiones del lado izquierdo, es-
ceptuando los que acahaban de tomar el reciente
nombre de republicanos, se habian alistado bajo
un mismo sistema de modcracion. Barnave y Ma-
louet marchaban unidos y trabajaban de concierto.
Petion, Robespierre, Buzot y algunos otros, ha-
bia adoptado la repUblica, pero era un corto Mi-
mer°. El lado derecho, continuando en sus impru-
dencias, protestaba siempre, en vez de unirse con
la mavoria moderada, que seguia dominando â la
Asamblea. Sus e,nernigos que la hubieran acusado,
si hubiese destronado al rey, la han tildado sin eni-


:PRANCESA. 249
bargo de haberle vuelto â Paris, y restablecido so-
bre un trono vacilante. j'en) gué podia hacer?
trocar el rey por la repUblica, era harto arricsgado;
cambiar la -dinastia era inetil; pues para tener un
rey, mejor era conserver el que ya hahia; y ade-
mas el duque de Orleans no cra merecedor de que
se le antepusiese à Luis X VI. En ambos cases, des-
poseer al rey actual era faltar â unos derechos ya
reconocidos, v dar à la cmigracion un caudillo pre-
cioso para elia, porque Ilevaba consigo titulos (le
que carecian. Al contrario, devolver à Luis XVI su
autoridad y restituirle las posibles prerogativas,
era desempenar su tarea coustitucional y quitar
todo pretesto à la guerra civil; en una palabra, era
cumplir con su obligation, porque el deber de la
Asamblea, despues de todos sus compromisos, era
establecer un gobierno libre, pero monarquico.


No titubee, pero tuvo grandes obstaculos que
venter. La nueva palabra de


-
repUblica hahia agra-


dado va algun tauto â los animos, un poco causa-
dos de las de monarquia y constitution. La ausen-
cia y la suspension del rey, como se ha visto, ha-
bian enseilado â prescindir de él. Los periedicos y
los clubs le despojaron luego del respeto que siem-
pre se le habia tribu tale. Su partida, que segun et
decreto sobre residencia de empleados pût,' eus,
hacia inminente su caida, die lugar à que se dijese
que habia cesado. Sin embargo, pot' el mismo de-
creto, se hacia necesario para esta cesacion la sa-
lida del reino, v la resistencia à las intimaciones
del cuerpo legisrativo pero suponian poco estas con-
diciones para animes ya exaltados, y declaraban al
rey culpado y despedido. Los jacobinos y los fran-
ciscanos se agitaban cou violencia; y ne podian corn-


I




X50 ItÉvoLtc tort
prender, c6mo despues dehaberselihertado del rev,
se lo imponiannueva y voluntariamente. Si el dd
que de Orleans habia tenido esperanzas, ententes
se pudieron clespertar; pero debiô conocer el poco
influjo que tenia su nombre, y sobre todo cula po.
co convenia al estado de los animos un nuevo su_
herano por popular que fuese. Algunos folletistas
que le eran adictos, intentaron, tal vez sin uoticia
suva, cornu Antonio en favor de César, colocarle la
cor-oua en las sienes y propusieron darle laregencia.pero élmismo se vie obligado ir rechazarla, per una
declaracion que mereciô tan poco aprecio cornu su
persona. No mas rey! era et grito general en losjacobinos, en los franciscanos, y en todos los sitios
y papeles pnblicos.


Las esposiciones se multiplicaban; hubo entre
ellas una que se lij6 en Iodas las esquivas de Paris
y aun en la misma puerta del palacio de la A. ,,nin-
blea. Estaha firmada pur Mufles Duchatelet, ( . oro-
nel jeven, y hablaba con los franceses, recoAan-
dotes la tranquilidad que habian gozado durante el'
viage del monarca, y concluyendo que su ausencia.
era preferible âsu presencia. Afiadia que su desercion
era una renuncia, que la lutrin y Luis XVI que-
t'abat' libres de todovfnctilo nuituo, que nItiniamen-
te, eslando llena la historia de los erimenes de los ré-
yes, era coizveniente renunciar rt elles.


Esta esposicion atribuida al dicho j6ven Aqui-
les Duchatelet, era de l'ornas Payne, inglés, y actor
principal en la revolucion americana. Denunciada
ala Asamblea, clespuesdeacalorados debates, jazgO
que debia pasar al &den del dia, y responder con la
mayor indiferencia à los avisos y à las injurias, co-
in° lo habia hecho siempre.


FRANCESA. ffl
En fin, los comisarios encargados del informe


sobre el asunto de Varennes lo presentarou el 46
dijeron, no tenia nada de culpa-


bdrei,tly%uEni
viage,


o lo fuese, el rey era inviolable.
No podia resultar la separacion, pnesto que ni ha-
bia permanecido largo tiempo distante, ni habia
hecho resistencia â las intimaciones del cuerpo le•
gislativo.


Robespierre, Buzot y Petion, reniticron los ar-
gumentos conocidos contra la inviolabilidad ; y Du-
port, Barnave y Salles les contestaron; decretan:
dose al tin que no podia encausarse al rey por ei
hecho de su fusa. Afiacliéronse nnicamente dos ar-
ticulos al decreto de inviolabilidad; y apenas se vie
la decision cuando se levante Robespierre, protes-
tando aitainente en nombre de la h umaniclad.


La noche anterior â esta decision hubo grande
alboroto en los jacobinos , y estendieron una peti-
cion para que declarase la Asamblea cesant.e al
rey, cornuperfido y traidor â sus juramentos , y
que provevese su re'emplazo por los medios cons-
titucionalds. Decidiôse que esta peticion se (leva
ria el dia siguiente al campo de Marte , en donde
cada cual podria &maria sobre el altar de la pa-
tria. Llevôse en efecto al lugar convenido , v â la
multitud de los alborotadores se juntô la de lus cu-
riosos que querian ser testigos del acontecimiento.
Ya en aquel punk) estaba dado el decreto , y no
habia lugar à la peticiou. Lle,LY,6 Lafayette, deshizo
las barricadas que se habian Va levantado, le ame-
nazaron , y aun recibiô un tii


.o â querra-ropa que
no le tocô. Unidos â él los oliciales municipales,
obtuvicrou pur nItimo que se retirase el populacho.
Colocaronse guardias nationales para conservai laBibliateca Popular.


T. I. 384




252 IIEVOLUCION
tranquilidad , y creyerou por un instante que lo
conseguirian , pero luego voirie) à principiar el al-
boroto ; dos inyàlidos que se encontraban , no se
salie con que motivo, debajo del altar de la patria,
fueron degollados, v entonces el desôrden no tuvo
limites. La Àsamble‘a Ila.m6 al Ayuntamiento., y le
encargé que celase el érden pnblico. Bailly acudié
al campo de Marte , é hizo desplegar la bandera
encarnada en virtud de la lev martial. Por mas
que digan , era justo el emplit) de la,fuerza ; pues
ô se querian é no las loves nuevas; y queriéndolas
era nccesario ejecutarlds , para que liubiesc algu-
na cosy


fija , no fuese perpetuo el alboroto, y no
se avasallase la voluntad de la Asamblea ante los
plebiscitos de la multitud ; en cons-ecuencia Bailly
dehia dar cumplimiento à la ley. Adelantase este
con aquel valor inalterable que siempre habia ma-
nifestado , recibe sin resultas varios tiras , y en


.medio del alboroto no puede hacer todas las inti-
maciones deseadas. Al pronto mandé Lafa yette dis-
parar al aire algunos tiras, y aulique ertropel se
alej6 del altar de la patria , acudiô à poco. Redu-
cido entonces al tiltimo estremo, mando hacer
go : la primera descarga voici) é, algunos amotina-
dos , cuyo minera se ha exagerado•mucho , pues
naos lo reducen z treinta , otros lo ascienden
cuatrocientos, y los furibundos â algunos millares.
Creyôse à estos por el pronto , y el terror se hizo


• general , cou cuyo severo ejemplo se calmaron por
algunos instantes los alborotadores. Como de cos-
tumbre se acusaron todos los partidos de hacer es-
citado este moyirniento, y es probable que muchos


Este 5uceso oeurriô eu la tarde del doue° 17 de julio.


fillANCESA. 253
habian contribuido â el parque les convenian los
desôrdenes. El rey, la mayoria de la Asamblea, la
guardia nacional , et A yuntamiento y las autorida-
des departamentales estaban entonces de acuerdo
para establecer et érden constitucional , y tenian
que batallar con la democracia de adentro v con.
la aristocracia de dura. Componia la Asamblea y
la guarclia nacional aquella clase media, rica, ilus-
trada y sàbia , que queria el érden y las leyes; y
en aquella circunstancia debian unirse natural-
mente al rey, quien pot' su parte parecia estar re-
signado à una limitada autoridad. Pero si les con-
venta detenerse en et punto adonde hahian Ilegado,
lo repugnaban la aristocracia que deseaba un tras-
torno , y el pueblo que queria adquirir v encule-
hrarse mas. Barnave, como antes Mirabeau, era
el orador de la parte moderada y sabla del vecin-
dario , v Lafayette su caudillo militar. Danton y
Camilo Desmoiilins cran los oradores, y Santerre
el general de aquella chusma que tambien queria
dominar ; habiendo algunos acalorados ô fanàticos
que la representaban va en la Asamblea, ya en las
nuevas oticinas, y apiésuraban su reivado con de-
claniaciones .


Tild6se en grau manera â Lafayette y à Bailly
la providencia del campo de Marte ; pero lijando
entrambos su deber en la observancia de la ley, y
sacriécando â su ejccucion su popularidad y su
vida, no tuvieron flingua remorclimiento ni temor
por lo que habian hecho. La energia que manifes-
taron aterrO à los facciosos , y los mas pronuncia-
dos trataban va de ponerse en salvo de los tiras
que creiaa diiigidos contra ellos. Robespierre que
habia estado sosteniendo hasta entonces las opi-




X54 REVOLUCION


niones mas exageradas, temblaba en su obscure
alberg,ue ; y â pesar de su inviolabilidad como di-
putado, anda.ba pidiendo asilo â todos sus atnins-
y asi el ejemplo simili su efecto , pues por algue
tiempo todas las itnaginacioues turbulentas set'so-
segaron con el temor.


Toniô â la sazon la Asamblea una determina-
cion muy criticada despues , y cuvo resultado no
ha sido tan funesto como se pensaba. Decretô que
ninguno de sus individuos pudiera ser reelegido;
y siendo Robespierre el autor de la proposition,
se le atribuyô à la envidia que le devoraba contra
unes compaiieros , entre quienes no habia podido
brillar. Era muty natural que los odiase , habiendo
sietnpre luchado con ellos ; y en su interior podia
abrigar juntamente el convencimiento, la envidia
y el encono. La Asamblea, à la cual se tachaba de
querer perpetuar sus poderes , y que va desagra-
daba à la muchedumbre per su modération, se
apresurô â contestar à todos los ataques con un
desiuterés quiza exagerado , decidiendo que sus
miembros quedarian escluidos en la prôxima le-




c isllturt, nueva Asamblea vivo à. hallarse deC. 1. •
este modo privada de sugetos cuva exaltation se
iha arnortiguando, y cuya ciencia legislativa se ha-
bia sazonado con una esperiencia de tres alios. No
obstante , lucgo que se vea la causa de las revo-
luciones que siguieron , se apreciarà mejor citai
pudo ser la importancia de aquella medida tantas
veces censurada. Llegado !tabla el moment() de ter-
rninar las tareas constitucionales , y de concluir
en calma tan borrascosa carrera. Los individuos
del lado izquierdo proyectaban unirse para retocar
ciertas partes de la constitution. Acordôse su lec-


FRANCESÀ. 255
tura por entero para poderla juzgar poder en
armonia sus diversos puntos; y esto fue o que seIlaniô la revision , y que luego en los dias del ca-
lor republicano fué mirado como una medida ca-
lamitosa. Barnave y los Lameths se pusierou acor-
des con Malouet para reformar ciertos articulos
que atacaban à. la prerogativa real , lo que se Ila-
maba la estabilidad del tronc); y aun se afiacle que
provectaban restablecer las dos Calmiras. lIabian
convenido de que acabada la lectura baria su ata-
que Malouet ; que en seguida Barnave le contesta-
ria cou vehernencia para mejor encubrir sus inten-
ciones; pero que al defender la mayor parte de
los articules se desentenderia de otros, corne evi-
dentemente peligrosos , y condenados por una re-
conocida esperiencia. 'l'ales eran las condiciones
ajustadas, cuando se oyeron las ridiculas y peli-
grosas protestas del lado derecho que habia re-
suelto no votai; ion le (mal no imbu entonces con-
venio alguno. El lado izquierdo no quiso va MI
nias, y cuando se verince la tentativa proye.ctada,
los grues que se levantaron pur todas partes, im-
pidieron proseguir à .lalouet y à los suyos (2!).
Acabôse apresuradamente constitution, 'y se pre-
sentô al rev para que la aceptase. Desde aquel
punto se ledevolviô su libertad, ô bien se le le-
vante. la &den severa del palacio , y tuvo la facul-
tad de retirarse à donde le acomodara, para exa-
minar el acta constitucional y aceptarla libremente.
alias que podia hacer en este? Rehusar la consti-
tucion , era abdicar en favor de la repnblica. Lo
nias acertado , aun en su sistema , era avenirse y
esperar del tiempo las restituciones del poder que
creta le eran debidas; por coasiguiente, y despues




CAPITULO VII.


256 REVOLUCION
de haler dejado pasar algunos dias, declaré el 43
de setiembre que aceptaba la constitution. Una
alegria estraordinaria estendie esta noticia, como
si efectivamente se hubiera tetnido algun obstacu-
lo por parte del rey, y como si su consentimiento
lutinera sido una concesion inesperada. Pasô à la
Asamblea, donde se le recibie como en los dias
mas bellos de su reinado. Lafayette , que jamas
se olvidaba de reparar los males inevitables en las
turbulencias politicas, propuso una amnistia gene-
:tal para todo lo relative à la revolucion.; esta se
proclamé en medio de gritos de alegria, y al pun-
ie se abrieron las prisiones. En fin , el 30 de se-
tiembre, Thouret, Ultimo presidente ; declaré que
la Asamblea constituyente habia terminado sus se-
siones.


Julcio accrea de la Asamblea constituyente.—Apertura de la se-
gunda Asamblea national, Hamada Asamblea legi:latira; su


composition. —Esta do de los clubs ; sus miembros inlluyentes.—
Petion, corregidor de Paris.—Politica de las potencias.—Emi-
gracion; decretos contra los emigrados y contra los sacerdotes
no juramentados.—Modificacio n es en el ministerio.—Preparati-
vos de ;t'erra; estado de los ejércitos.


..AcabaWl la Asamblea constituyente de termi-
nar su larga y lahoriosa carrera ; y â pesar de su
noble valor, de su perfecta equidad y de sus gran-
des tareas , se veia ahorrecida como revoluciona-
ria en Coblenza, y como aristecrata en Paris. Para
formar un juicio cabal de esta memorable Asam-
blea, donde tan grande y variada, fué la ilustracion,
tan perseverantes y atrevidas las resoluciones , y
en donde acaso por la primera vez , se vieron to-
dos los Nombres ilustrados de una nacion , reuni-
dos con la voluntad y el poser de realizar los votes
de la filosofia, es necesario considerar el estado en
que se hallaba la Francia cuando ella principie sus
trabajos y aquel en que la dejaba en el momento
de su disolucion.


En 1789 , la nation francesa conocia y sentiai




2:38
ItEVOLUCION


todos sus males , pero no concebia la posibilidadde curarlos. A cons
ecuencia de la solicitud impre-vista de los Parlamentos,


convôcanse de repentelos Estados Generales; fôrmase la Asamblea
constr-tuyente , y Ilega â la presencia del trono , ufanoeste. de su antigua prepotencia , y dispuesto cuan-do 1119S k rl


,clamores. Entonces setra aquella de sus derechos ; dice que &la es lanacion


-


y se atreve à declararlo ante el go
pene


biernoatônito. A menazada por la aris tocracia, por la côr-te y par un ejército , no previendo todavia las su-blevaciones p
opulares , se declara inviolable


sus-
travéndose â las violencias del poder ; penetradade sus derechos , se dirigia à unos enernigos que
no estahan co


nvencidos de los suyos propios; por
una simple espresion de su voluntad , triunfa


y
delpoder de machos siglos , v de un ejército de trein-


ta mil honibres. lié aqui ioda la revolucion ; este
fué su primer acto, y el mas noble, justo v hered-
co ; parque jamas nacion alguna procediô


con niasjusticia , ni en media de mayores peligros.
Vencido va el poder, era necesario volver àc


onstituirle de una manera justa y
conveniente;pero al aspecto de aquella escala social , en


cuyacambre todo abundapoder , honores y fortuna,en tanto que abajo faita todo , hasta el pan indis-
pensable para la vida, la Asamblea


constituventeesperimenta en sus pensamientos una violenta reac-cion y todo quiere nivelarlo. Determina que la
totalidad de los ciudadanos , completamente igua-lados, sea la que esprese su voluntad, y que el rey
tinicamentequede encargado de su ejecucion.


No consiste su error en hacer reducido
el tronoà una mura magistrature; porci ne aun el rey tenia


FRANCESA. 959
demasiada autoridad para mantener las leyes , y
mavor que la que tienen los magistrados en las
repriblicas : sino en l'aber creido que un rey , con
el rccuerdo de lo que habia sido , pudiera resig-
narse ; y que un pueblo apenas despertado , y que
acahaba de recobrar una parte del poder pUblico,
no quisiese conquistarle todo entera. La historia
prueba en efecto que es forzoso dividir iutinitamen-
te las magistraturas, é que si se establece un gefe
nain, es preciso dotarle con amplias facultades
que sofoquen en él los deseos de la usurpacion.


Cuando las naciones ocupadas casi esclusiva-
mente en sus privados intereses, sienten la nece-
sidad dedescargarse en un gefe de los cuidados del
gobierno, hacen bien en tornar uno, pero es pre-
ciso que entonces este, al par de los reyes ingle-
ses, pudieudo convocar y disolver las Àsambleas
nationales, no teniendo que recibir sus voluntades
ni sancionarlas, sino cuando le convienen, estan-
do finicamente imposibilitado de obrar tenga
realmente la rnayor parte de la soberania. La dig-
nidad del hombre puede conservarse bajo serne-
jante gobierno, cuando la lev se observa rigorosa-
mente, cuando rada ciudadano conoce lo que vale,
y entiende que estoc àmplios poderes otorgados
al principe, solo se le han cedido en fuerza


-de laflaqueza humana.
Pero en una emocion que de repente recuerda


sus derechos, no cabe el resignarse à un papel se-
cundario, y à entregar voluntariamente â. un gefe
la soberania, sin que tenga el anhelo de usurpér-
sela. Incapaz la Asamblea constituyente, como la
misma nacion, de hacer una abdication semejante,
redujo el trono à una tuera magistratura heredita-




I
à


260 rtE VOLUC ION
ria, crevendo que el rey se contentaria con elia,
porque aun brillaba todavia en honores , riquezas
y poder, v que el pueblo se la dejaria disfrutar.


Pero iuese este ô no el parecer dela Asamble,a
i,podia en semejante duda resolver la cuestion?
,podia despojar al re y , ô darle todo et poderio que
contiere la lnelateda. â sus monarcas?


En primer lugar , no podia deponer â Luis
XVI; por que aunque siempre sea permitido po-
ner la justicia en manos de un gobierno, no lo es
cambiar la forma, cuando en ella reside la justi-
cia, ni convertir de repente una monarquia en re-
pnblica. Àdemas, la posesion es un titulo respe-
table; y si la Asamblea hubiera despojado â la
dinastia, icuànto no huhieran dicho sus enemigos,
que la acusaban de violar la propiedad porque
atacaba â los derechos feudales?


l'or otra parte, no podia conceder al rey el
veto absoluto, et nombramiento de los jueces, y
otras prerogativas semejantes, porque â ello se
oponia la opinion pûblica, y porque constauyendo
esta su Unica fuerza, estaba obligada à someterse
à ella.


En cuanto al establecimiento de una sola Câ-
mara, su error ha sido acaso mas verdadero, aun-
que ai mismo tiempo inevitable. Si era peligroso no
dejar mas que el recuerdo del poder à un rey que
lo habia tenido todo entera, y en presencia de un
pueblo que anhelaha invadir hasta la porcion mas
pequeria; era mucho mas falso el principio de no
reconocer las desigualdades y graduaciones socia-
les; cuando las misams reptiblicas las admiten, y
cuando en todas se encuentra un senado electivo


hereditario. No debe, pues, exigirse delos hombres


F RANG ESA. 261
v de los itnimos mas de lo que pueden en cada
época; y icôrno es posible reconocer su necesidad
en medio de una revolucion contra la injusticia de
las gerarquias? i,cômo constituir la aristocracia en
el momento en que se pelea contra elle Mas facil
hubiera sido fundar el trono, porque, colocado le-
jos del pueblo, habia sido menos opresor; y por-
que desemperia adernas ciertas funciones que pa-
recen mas necesarias.


Empero, lo repito, aun cuando tales errores
no hubieran predominado en la Asamblea, estaban
va en la nacion, y la série de los acontecimientos
proharâ que si se hubiesen tolerado al rey y â la
aristocracia todos los noderes de que se les despo-
jô, no hubiera dejado por esto de suceder la revo-
lucion hasta en sus in timos escesos.


Necesario es para convencerse de esto, distin-
guir las revoluciones que estallan entre los pue-
blos, largo tiempo subyugados, de las que acon-
tecen en los pueblos libres , ô que estân en pose-
sion de una cierta actividad politica.. En Roma, en
Atenas y en otras partes, se vieron â las naciones
y â sus gefes disputarse mas ô menos un grado de
autoridad; pero en los pueblos modernos entera-
mente despojados , el rumbo es diferente. Com-
pleiamente sujetos , duermen por largo tiempo:
mas al despertar lo hacen primero las clases nias
ilustradas que se alzan y recobran una parte del
poder. Este arra.nque es sucesivo, no menos que
la ambicion; la cual va cundiendo hasta las inti-
mas clases, y la nacion entera se encuentra de es-
te modo en Movitniento. Satisfechas luego las cla-
ses ilustradas con lo que han conseguido , quie-
ren deteuerse , pero no pueden ya porque las MI-




262 REVOLUCION'
pelen sin cesar las que las han imitado. Las que
se detienen, aunque scan las pennItimas, son para
las Ultimas una aristocracia; y en esta pelea de
gerarquias se arrollan usas sobre otras y un me-
ro ciudadano de la clase media acaba dei ser lla-
mado aristkrata por el artesano, y perseguido co-
rnu ta/.


La Asamblea constituyente nos presenta esta
generacion que se 'lustra y reclama la primera
contra el poder todavia supremo: deruasiado
lig-ente para conocer lo que se debe â los que lo
tenian todo y à los que naja tenian. intenta dejar
â los primeros parte de Io que disfrutan, porque
siempre lo han poseido, y proporcionar â los se-
gundos muy particularmente , la ilustracion y los
derechos que con ella se grangean. Pero en unos
hav sentimiento por lo que pierden, y en otros rei-
nala ambition; el sentiraient° de la pérdida quie-
re recobrarlo todo , la ambicion todo con.quistarlo,
y lie aqui la mariera conque se empesa una quer-
ra esterminadora. Los constituveates son, pues,
aquellos primeros hombres de bien, que al sacu-
dir la esclavitud. tantean un erden justo, ejecn-
tanlo sin temor, Ilevan â cabo tan inmensa tarea,
pero sucumben al querer emperiar â los unos â
que ceclan alguna cosa , y a los otros â que no
lo deseen todo.


La Asarnblea constituyente habia respetado en
su_justa reparticion las antiguas posesiones. Luis
XV[, con el titulo de rey de los franceses, treinta
millones de renia, el mando del ejército, y el dere-
cho de suspender las voluntades nacionales, tenia
todavia prerogativas bastante escelsas; y Unica-
mente el recuerdo del poder absoluto puede dis-


FRANCESA. 263
culparle de no haherse resignado â tan brillante
resto de autoridad.


El clero, despojado de los inmensosbienes que
habia recibido en otro tiempo con la condicion de
socorrer â los pobres, a quienes no acudia, y de
mantener et culto, cuyo cuidado dejaba à los pax-
rocos indigentes, no era ya un érden politico; pe-
ro se habian conservado sus dignidades eclesiàs-
ticas; respetado sus dogruas, carnbiado sus escan-
dalosas riquezas en una renta decorosa y sulicien-
te; puesto que todavia permitia un grau lujo epis-
copal. La noblez a ya no era un brazo, una gerar-
quia, ya no tenia los derechos esclusivos de caza
y otros semejantes; ya no estaba exenta de im-
puestos, ,pero podia razonablemente quejarse de
estas cosas? quedàbanle sus grandes propiedades;
y en vez del favor de la code , tenia la certidurn-
bre de los triurifos concedidos al mérito. Restâba-
le la facultad de ser clegida por el pueblo y de re-
presentarlo en el Estado , por poco que se mani-
festase benélica y resignada. La toga y la espada
estaban reservadas à sustaleutos. iPor que al pua-
to no vino â animarla una generosa emulacion?
,No conocia que con solo echar menos los favores
de otro tiempo, da.ba muestras de incapacidad?


Habiase contemporizado con los pensionados
antiguos, indemnizado a los eclesiâsticos, y tra-
tando a cada cual con miramiento; la suerte, pues,
quela Asamblea constituyente habia proporciona-
do à todos, fera acaso tan insoportable?


Concluida ia. constitucion , ya no quedaba al
rev esperanza alguna de recobrar, mediante deli-
bdraciones, sus sentidas prerogativas. Una cosa
sola le quedaba que hacer, y era resignarse y




REVOLITION


observar la constitucion, à menos que no contase
con las potencias estrangeras; pero esperaba muy
poco de su celo, y desconliaba de los emigrados.
DeciriMse, pues, por et primer partido; y lo que
prueba sa sincericlad es, que queria manifester
francamente à la Asamblea los defectos que encon-
traba en la constitucion; pero le disuadieron de
esto, y se resolviô ii esperar del tiempo la resti-
tucion de superioridad que creia debérsele. No
estaba menos resignada la reina: «Valor , dijo al
»ministro Bertrand, que se presentô a ella, aun
»no se lia perdido todo. El rev quiere atenerse
»la constitucion, y este sisteMa es seguramente
»mejor.» iY es posible creer que si cita hubiera
tenido otros pensamientos, se habria atrevido
espresarlos en presencia de Bertrand de Molle-
ville? (95).


. La antigua Asarnblea acababa de separarse;
babian vuelto sus miernbros al seno de sus fami-
lias, ô auda.ba,n esparcidos por Paris. Aigunos de
los mas notables, corne Lameth, Duport y Bar-
nave se c:onninicaban con la celte y le daban sus
consejos. Pero et rey, , aunque estaba decidido à
observar la constitucion, no podia resignarse à
seguir los conseios que recibia, porque no solo se
le encargaba et no yiolarla, sino el dar à enten-
der per sus actos que sincerarnente le agradaba.
Estos miembros de la antigua Asamblea, reunidos
con Lafayette de,sde la revision, cran los caudillos
de aquell'a generacion reyol ucionaria , que habia
dado las primeras réglas de libertad y que queria
niantenerse en ella. Sostenialos la gaardia nacio-
nal, cuyos largos servicios hajo el mando de Lafa-


ette, la habian unido estrechamente à este gena-


FrANcESA. 965
ral y à sus principios. Los constituyentes corne-


.


tieron entonces el desacierto de merwspreciar la
nueva Asamblea, y aun de irritarla â menudo con
sus desaires. Una especie de vanidad aristocrâtica
se habia apoderado ya de estos primeros legislado-
res, cual sl toda ciencia legislativa hubiese desapa-
recido tras ellos.


La nueva Asamblea se componia de varias da.-
ses de sugetos, contando entre los partidarios ilus-
trados de la primera revolucion, â .Ramond, Girar-
din, Vauldane, Dumas y otros que se apellidaron
los constitucionales y ocuparon et lado derecho,
donde va no se hallaba uno solo de los antiguos
privilegia.dos; y asi, por la marcha natural y pro-
gresiva de la revolucion, et lado izquierdo de la
primera Asamhlea, debia trocarse en et derecho
de la segunda. Despues de los constitucionales, ha-
bia en ella muchos.. hombres distinguidos, cuvas
cabezas se habian inflarnado y exagerado sus de-
seos con la revolucion. Testigos de las tareas de la
constituvente, y ansiosos; como todo el que espéra
una ohm agena, juzgahan que no se habia hecho
bastante, y no se atrevian à pronunciarse como re,-
publicanos, porque frecuentemente se recomenda-
ba la fidelidad à la constitucion; pero et ensavo de


.repriblica que se habia hecho durante el yiage de
':Luis XVI y las sospechosas intenciones de la
cône, impelian los animos sin cesar à esta idea,
elestado de continua hostilidad en que se liallabaii
con el gobierno debia inctinarlos â elle caria, vez
mas.


En esta nueva generacion de talentos sobrcsa-
lian los diputados de la Gironda, por los cuales to-
do el partido, aunque compuesto de sugetos de los




266 BEVOLUCION
demas departamentos, se apellid6 Girondine. Con-
dorcet, inuy conocido ya per la grande estension
de sus ideas, y por una- severidad estremada de in-
génie y de caracter, era el que mejor escribia en-
tre elles, asi como su mejor orador era Vergniaud
que improvisaba con pureza y con verdadera elo-
cuencia. Engrosado este partido de continuo por
cuantos desechaban â la envie, no queria la repn-
blica que le cupo en 1793; aunque la vela en sus
sueflos con todos sus prestigios, con sus virtudes y
sus severas costumbres. Et entusiasmo y la velte-
mencia debian ser sus principales caractéres.


'rambien debia tener sus partidarios estrema-
dos, tales conte Bazire, Chabot, Merlin de Thion-
ville y otros, que aunque inferiores en talento,
aventajaban en audacia â los otros girondines;
convirtiendose luego en et partido de la ilontaiia,
cuando despues dei hundimiento del trono , se se-
pararon de la Gironda. Esta segundaAsamblea te -4
nia eu lin como la primera una porcion media , que
sin emperle contraido votaba ya con unes , ya con
otros. Bajo la constituyente, cuando todavia rei-
naba una verdadera libertad , esta porcion habia
queciado independieute , mas corne no lo era por
energia, sine por indiferencia , en las Asambleas
posteriores en donde reine la violencia, trocese en
despreciable y cobarde y recibi6 el apode vulgar y
yergonzoso de pancista. "


En aquella época adquirieron los clubs ma-
vor importancia. Alborotadores con la consti-
invente vinieron à dominar con la legislativa. No
inidrendo la Asamblea national contener à tantes


FRANCESA. 267


ambiciosos, se refugiaban estos en les clubs , en
donde eucontrahan tribunas y borrascas. Alli acu-
dian cuantosansiaban 'tablar, agi tarse, arrebatar,
se' conmoverse; esto es, se agolpaba la nation en-
tera. El pueblo corria à este espectàculo nuevo;
ocupaba las tribunas de todos las juntas, y hallaha
desde aquel mismo tiempo un empleo lucrative,
porque ya se iban paganclo los aplausos. El minis-
tre Bertrand confiesa haberlos pagado él mismo.


El club mas antiguo fue el de los jacobinos que
tenia va una inlluencia estraordinaria; y una igle-
sia no uera hastante para contener t sus muchos in-
dividuos y al tropel de sus °ventes. Alzâbase un
inmenso anliteatro en forma de circo , y ocupaba
Ioda la have principal de la iglesia de los clomini-
canes. liabia un bufete en el Centre, para el presi-
dente y los secretarios. Se recogian los votes, y se
apuntaban las deliberaciones en un registre. rua
correspondencia activa fomentaba el celo de las
sociedades esparcidas por todo el ambito de la Fran-
cia; y se las Ilainaba sociedades atiliadàs. Este
club, per su anti'uedad y per su continuada vio-
lencia, habia descollado constantemente sobre te-
dos los que intentaron manifestarse mas inodera-
dos 6 mas vehementes. Los Lameths , v criantes
hombres distinguidos contenia, le habian abande-
nado despues del viage de Varennes; traslaclandose
à los fuldenses. En este Ultimo se hallahan con-
fundidas Iodas las sociedades moderadas que no
habian prevalecido, porcine ihan contra la rnisma
necesidad que arrastraha à los clubs, cual era la de
la agitation y el alboroto. En los fuldenses se nen-
nian entonces los constitucienales 6 partidarios de
la primera revolucion , y por tante cl nombre de


Biblioteca Popular.
T. I. 333


* Ventre.




268 REVOLTJCION
fuldcnses llege â ser un titulo de proscription,
cuando lo era tambien el de moderado.


Otro club, et de los franciscanos , quise rivali-
zar en violencia con los jacobinos: Carrillo Desmou-
lins era su secretario , y Danton su caudillo. Este
Ultimo, sin prestigio en el fora , se habia hccho
adorar de la multitud, â quien conmovia vivamente
por sus formas atleticas, su voz sonora y sus pasio-
lites en todo populares. Los frauciscanos, con toda
su exageracion no habian podido triuufar de sus ri-
Tales, à quienes la costumbre conservaba una cre-
cida concurrencia. pero al misruo tiempo eran casi
todos tambien de los jacobines, y cuando les con-
renia, acudian acaudillados pur Danton para de-
terminar en su favor la rnayoria.


Robespierre, â quien hernos visto distinguirse
en la Asamblea constituvente pur la exageracioa
de sus principios, quel; escluido de la legislativa
par el decreto de no-reeleccion, que é mismo ha-
bia contribuido à promulgar. llabiase acogido â las
jacobines, en donde se ensehoreaba sin seendo,
por el dogmatisme de sus opiniones y pur una re-
putacion de integridad que le habia me,recide el
nombre de incorruptible. Asustado corne se ha
yisto, enel moment° de la revision de la leyfunda-
mental, se habia tranquilizado despues y Ilevaba
a.delante la obra de su popularidad. Eucontrése con
dos rivales que empezaba a detestar v cran Brissot
y Louvet. Brissot, relacionado con todos los indivi-
duos de la primera Asamblea , amigo de Mirabeau.
y de Lafay ette , conocido por republicano , y une
de los mie. mbros mas distiuguidos de la legislativa,
ere, de un carâcter para notable par ciertas
inendas de entendimi ento. Louvet, cou tilla alma


FRANCESA.
26t


apasionada, macho ingénie y una grande audacia,
era de los que se habian escedido en la constitu-
vente y sonaban en la repéblica; por lo cual se veia
naturalmente itnpelido bâcia los ;jrondinos, y sus
peleas despues con Robespierre le estrecharon mas
con elles. Formado poco à poco este partido , y no
de intenta, por l'ombres que tenian sobrado meri-
to para hermanarse con el populacho , demasiado
brille para ser envidiados por el y sus gefes, y que
estaban t'aides mas bien par su situation que por
convenio, este partido debie ser brillante pero dé-
bit , y perecer al fin , ante las facciones mas vehe-
mentes que se fueron levantanclo à su alrededor.


Tal era el estado de la Francia: los privilegiados
antiguos se habian retirado ruas alla del Rio ; los
partidarios de la constitution ocupaban la derecha
de la Asamblea, la euardia nacional, y el club de
los fuldenses; las girondines tenian lï mavoria en
la Asamblea, pero no en los clubs, donde la violen-
cia prevalecia ; y en fin , los estremados de esta
nueva época, cotocados sobre los bancos mas altos
de la'Asamblea, Ilamados par esta razon la Monta:fia,
cran omnipotentes en los clubs y con el popu-
la,clio.


Lafayette, hacienda dimis
. on de sus g,rados


militareS, Be y() consigo al retirarse â sus estados.,
veneracion y el doter de sus compaiteros de ar-


mas. No se dfô et manda à ningun otro general,
sine que se fie al ternativamente el de toda laguar
dia nacional, â sois gefes de legion. Baiil y


constan
te aliado de Lafayette durante estas ires ados tau
congojosos, renuncie tambien su corregimientn.
Dividiéronse ententes tambien los votas de los elee-
tores entre Lafayette y Belin ; pero la carte, que




ÎD REVOLUCION


nada queria con el primero, no obstante serle muy
favorables sus disposiciones , pretiriô à Petion'
aunque republicano, esperando mas, de una espe-
cie de tibieza que advertia en el, y que achacaba


estupidez, aunque no lo era; y haciendo enormes
gastos para asegurarle la mayoria. ObtUvola en
efecto, y filé nombrado corregidor el dia . 17 de no-
Niembre, Este mismo Petion, dotado de un talent»
despejado, de una conviccion fria, pero seliday de
sehrada destreza, sirvi6 constantemente â los re-
publicanos contra la côrte y se lige intimamente à
la Gironda , ora per conformidad de ideas, ora por
la envidia que su reciente dignidad desperte à los
jacobines.


Si à pesar de todas estas disposiciones de los
partidos se hubiera podido no obstante contar con
el rev, facilmente se hubieran calmado las descon-
lianzas de los girondines; y sin el pretesto de las
turbulencias , los revoltosos no hubieran ballade
en le sucesivo un medio poderoso de amotinar al
pueblo.


Elrey, aunque habia formado ya sus designios,
corne à causa de su debilidad no eran siempreirre-
vocables, habia que ponerlos à prueba antes de
confiar en elles, y mientras se obtenia el resultado
se veia espuesto à continuos ultrages. Su carâcter,
aunque bueno, no estaba exento de algun tante de
rareza: y sus resoluciones debian por consiguiente
sufrir un choque seguro per las primeras faltas de
la Asamblea. Formose esta por si misma, v preste
su juramento con gran pompa sobre el libre de la
constitution. Su primer decreto, relative al cere-
monial , prescribiô la abolicion de los Mules de
Seïior y lilagestad que se daban ordinariam ente al


FRANCESA, 27f


'


rey• mandé ademas que cuando se presentase eu
la Asamblea, se sentase en un sitial semejante al
del presidente. Estes primeros electos del espi-
ritu republicano, fueron los 9ue lastimaron cruel-
mente el carâcter de Luis XVI, el cual para li-
brarse de Io que juzgaba una humillacion , resol-
vie no presentarse mas en la Asamblea, y enviar à
sus ministres para que abriesen la sesion legislati-
va. Pesarosa la Asamblea de este primer insulte,
revoctial dia siguiente su decreto , dando en elle
una rara muestra de arrepentimiento , V el rey se
dirigie entonces à ella , y fue satisfactoriamente
acogido. Pero desgraciadamente se habia decreta-
do que les diputados, si el rev estaba sentado, po-
dian tambien ocupar la misnia postura: este rué le
que elles hicieron, yLuis XVI encontre en aque-
Ila action un nuevo desacato. Poco sirvieron para
templar su resentimiento los aplausos que sele pro-
digaron : volviese palido y alterado , y apenas se
halle à solas con la reina, cuando arrojàndose so-
bre una silla: «Ay! sermra, le dijo suspirando, ha-
»beis presenciado mi humillacionl igue! venir à
»Francia para ver.... » La reina procure consolarle
mas el alma de su esposo estaba profundamente
afectada, y sus huenas intenciones debieron tom-
bien verse muy ofendidas.


No obstante, si desde entonces no pensé mas
que en el auxilio de los estrangeros , las disposi-
ciones de las potencias debieron dalle muy poca
esperanza. La declaracion de Pilnitz habia que-
dado sin efecto , bien fuese por fa! ta de celo


Decreto del 5 de octubre.
Vé3se â madama Campan, tomo II, pàg. 120.




72 REVOLUCION
en los soberanos , bien por el peligro que
Luis XVI habia corrido , hallândose prisionero
por la Asamblea constituyente desde que volvià de
Varennes. Laaceptacion de la constitucion era, se-
gun la opinion de Leopoldo y del ministroKaunitz
nuevo motivo para aguardar los resultados de la
esperiencia antes de emprender operacion alguna.
De modo que Luis XVI notilicô à todas las certes
que aeeptaha la constitucion, y que su animo era
observarla con fidclidad. El Austria diô una res-
puesta nuit' pacitica; la Prusia y la Inglaterra hi-
cieron oirj tanin, y manifestaron sus amigables
intenciones. Debe observarse que las potencias li
nntrofes obraban cou niavor reserva que las leja-
nas, tales como la Suecia y la Rusia, porque esta-
ban mas inmediatamente comprometidas en la
querra. Gustavo, que meditaba una brillante em -
presa sobre Francia, respondiô a la notificacionque
no consideraba al rey como libre: la Rusia se abs-
tuvo deesplicacione's, y la Holauda, los principa-
les italianos, y principalmente la Suiza, respon-
dieron satisfactoriamente. Los electores de Trêve-
ris y de Maguncia, en cuvos territorios existian
los emigrados, se valieron-


de respuestas evasivas;
y Esparia, sitiada por los einisarios de Coblenza,
hizo lo mismo, inostrando que necesitaba tiernpo
para convencerse de la libertad del rey, y asegu-
rando no obstante que de flingua modo turbaria la
tranquilidad del reino.


Sernejantes respuestas, en las ouates no se echa-
ba de ver hostilidad alguna, la neutralidad espresa
de la Inglaterra , la incertidumbre de Federico
Guillermo, y las pacificas v acreditadas disposicio-
nes de Leopoldo, presagiaban la paz. Dilicil es sa-


FRANCESA, 273
ber lo que pasaba en el alma inquieta de Luis XVI;
mas su maniliesto interes, y los temores mismos
que la guerra le stigiri6 mas tarde, inducen à creer
que deseaba tambien la conservation de la paz, sin
que en medio de tan general armonia hubiese mas
que los emigrados que se obstinasen eu anhelar la
guerra y en prepararla.


Acudian todos en masa à Coblenza , disponian
alti armas con preinura , aprestaban alinacenes,
hacian provisiones, formahan cuadros que en ver-
dad no se completahan porque ninguno de ellos
queria ser simple soldado, creaban grados, que se
los vendian; y si todo lo que hacian no presentaba
en realidad grau riesgo, al menos se hacian inmen-
sos preparativos que à ellos mismos parecian terri-
bles, y que dehian [racer su efecto en la imagina-
tion del pueblo.


La gran cuestion se reducia a saber si Luis XVI
estaba ô no à favor suyo, aunque era muy diticil
creer que se mantuviese remiso en favor de unos
parientes y servidores armados para devolverle su
poder perdido. Pur otra parte se necesi tuba mucha
sinceridad y mayores dernostraciones para persua-
dirse de lo contrario. El rey en sus cartas à los
emigrados les invitaba y aun mandaba que volvie-
sen; pero dicese (26) que Ilevaba una correspon-
dencia secreta , opuesta à la pliblica., y que des-
truia su efecto. De sus comunicaciones secretas
con Coblenza no puede dudarse , pero yo no creo
que Luis XVI se sirviese de ellas para contradecir
las Ordenes espresas que habia dirijido pnblicarnen-
te à los emigrados, y su mas evidente interes era
et que volviesen. Su presencia en Coblenza no po-
dia ser itil sin() mientras turiesea el proyecto de




274
IlEvOLUCION


'combatir , pues Luis XVI, mas que â todo , te-
mia a una querra civil. No querieudo esgrimir su
espada en el Rhin, mas conveniente era tenerlos
à su lado para servirse de ellos en caso necesario,
y reniair sus esfuerzos y los de los constitucionales,
en defensa de su persona v de su trono. Per otro
;lado, su presencia en Cobe'nza exigia leyes seve-
ras que no estaba en sus miras sancionar ; si ne-
gaba la sancion, se comprornetia con la Asamblea,


despues se vert, que el uso que hizo del veto fué
h) que le desacreditô completamente presentandole
como câmplice de los emigrados. Seria estran° que
no hubiese conocido la exactitud de estas razones
observadas por todos los ministros, los cuales pen-
saban de consuno que los emigrados debian tras-
ladarse al lado del rey para defenderle, para des-
terrar las alarmas , y para quitar todo pretesto
los anialos inquietos. Ilasta Bertrand de Nolleville,
cuyos principios cran constitucionales , opinaba
asi. «Era preciso , decia, emplear todos los medios
«posibles para aumentar la popularidad del rey.
«De todos ellos el mas elicaz y fini en este momen-
«to era el de Hamar à los emigrados. Su vuelta an-
«siada generalmente , hubiera hecho revivir en
«Francia al partido realista , totalmente desorgani-
«zado por la emigracion, pende que, fortificado
«por el descredito de la Asamblea, y engrosado
.«por la multitud de desertores del partido consti-
etucional , y por los descontentos Iodes, se hubie-
«ra hecho al punto muy poderoso, para decidir en
«favor del rey la esplosion mas ô menos tardia que
«se esperaha » (Tomo YI , p. 42.)


Luis XVI , conforme con la opinion de los mi-
nistros, dirijici alocuciones à los gefes principales


FBANCESA. 275


del ejército y à los oficiales de marina para recor-
darles su deber y tenerles de su parte ; mas estas
alocuciones fueron infinies, pues la desercion con-
tinuée sin interrupcioll. El ministro de la Guerra fué
â anunciar que habian desertado mil novecienios ofi-
ciales,v la Asamblea, no pudiendo moderarse, resol-
viô adjptarenergicas providencias. Laconstituyente
se limitaha en Ultimo case u pronunciar la destitu-
cion de los funcionarios pUblicos que estaban au-
sentes del reino, y à recargar con una triple con-
tribucion los bienes de los emigrados, indeuinizàn-
dose asi ai Estado de los servicios cuya Ialta espe-
rimentaba per la de aquellos. La nueva Asamblea
propuso aun castigos mas severos.


Presentaronse varies provectos. Brissot dividié
en tres clases los emigrados: primero, los gefes de
la desercion ; segundo , los funcionarios pfiblicos
que abandouaban sus destinos , y ùltimameate
aquellos que habian abaudonado por temor el sue-
lo native. A los primeros decia que era preciso
castigarlos, despreciar â los segundos y compade-
cer à. los restantes.


Es verdad que la libertad del hombre no con-
siente que se le encadene à la patria ; pero cuando
innurnerables circunstancias han mostrado hasta la
evidencia que los ciudadanos que se aiejan de su
pais van â reunirse en otra parte para declararle
querra, es permitido tomar las precauciones con-
venieutes contra unes provectos tan perjudiciales.


Larsa y tenaz lité la discusion. Los constitucio-
nales se resistian ïti todos los inedios propuestos , y
sosteniaa que debian despreciarse las tentativas
infinies, del misme modo que lo habian hecho sus
predecesores. Sin embargo, triunfb el partidoopues-




276 nevoLucrox
to , y se die un primer decreto por el cual se rnan-
daba à Monsieur, hermano del rev, que se volviese
en el término de dos rneses , so pena de perder su
derecho fortuite à la regencia. Mas rigoroso fué el
segundo decreto qne se die contra los emigrados
en general; en él se declaraha que los franceses allen-
de las fronteras del reino cran sospechosos como
conjuradores contra la Francia ; que si para el 1.0
de enero prexime estaban aun reunidos, serian de-
clarados reos de conjuracion, persEguidos como ta-
les y castigados de muerte; y que las rentas de los
contumaces se aplicari an durante su vida à la na-
tion, sin perjuicio de los derechos de las mugeres,
ijos y herederos legitimos. Estes decretos se die-


ron en los dias 28 de octubre y 9 de noviembre.
No siendo reprensible en si el acte de migra-


cion , es ardue caracterizar el case en que se con-
vierte en tal. Lo que la ley podia hacer, era avisar
de antemano que dada semejante case, se hacia
uno culpable ; entonces los que no querian serlo
no tenian mas que ohedecer. Los que sabedores
del termine en que se convertia en crimen la au-
sencia del reino no entraban à pesar de elle ,
lamente consentirai en pasar por criminales. Y agne-
lles que estaban fuera del reino sin motivos de quer-
ra é de politica, debian apresurarse a volver,


, par-
que à la verdad es muy pequerio sacrificio para la
seguridad de un Estado el abreviar un viage de in-
terés é de recreo.


Luis XVI, deseoso de satisfacer à la Asamblea
y à la opinion pnblica, clin su consentimiento al de-
creto que prescribia la vuelta de su hermano , so
pena de perder el derecho que à la regencia le asis-
tia ; pero estampé su veto en la lev contra los emi-


F ItANCESA. 277
grados, y los ministres quedaron comisionados pa.
ra ir todos juntes a la Asamblea y dar cuenta en eh
de las intenciones del rev. Leyeron al principe va-
rias decretos que habiarimerecido la sancion; mas
al Ilegar al de los emigrados, la Asamblea guarda-
ba un profundo silencio; y no bien hubo el guar-
da-sellos pronunciado la l'annula oficial de et reg
lo examinard, cuando se notaron generales indicios
de descontento. Procuré en vano desenvolver las
formas del veto, pues mezclandose multitud de vo-
ces , dijeron al ministro que la constitucion daba
al rey derecho para hacer oposicion, mas no para
suscitarla, v el guarda-sellos se vie forzado à re-
tirarse, dejando animas notablemente alterados.
Tal fué la primera resistencia del rev contra la
Asamblea, que se considere corne un rompimiento
definitivo ; pues aunque hubiese sancionado el de-
creto que privaba de la regencia à su hermano


se hubiera considerado su oposicion al se-
gundo , como una prueha de afecto hacia los con-
jurados de Coblenza. Despertàronse entonces en la
minoria los viticoles de patiente, de amigo v de
comun interesado que à elles le unian, y de 'aqui
se dedujo que no podia menas de coligarse con
elles y contra la nation.


M dia siguiente mandé publicar Luis XVI una
proclama à los emigrados y dos cartas particulares
a cada uno de sus hermanos. Si bien las razones
que à unos y à otros alegaba cran de peso y tenian
al parecer una intencion muy buena, inviiandoles
à que desvaneciesen con su regreso desconfian-
za que los malévolos se complacian en esparcir,
rogandoles que no le obligasen à emplear con elles
determinaciones violentas y citàndoles en cuanto â




278 llEVOLUCION
SU fallu de libertad, fundamento en que apoyaban
su desobediencia , el veto que en prueba de no ser
asi, acababa de dar en favor de ellos (27) ; si bien
iodas estas razones cran poderosas , sin embargo
ni en Coblenza ni en Paris surtieron el efecto que
debieran 6 que parccia deber producir. La vuelta
de los emigrados no se verifica. La Asamblea ballé
redactada con escesiva dulzura la proclama, y has-
ta se disputé al poder ejecutivo el derecho de re-
producirla. Los animas estaban à la vcrdad dema-
siado exasperados para que se contentaran con una
proclama, y principalmente para sufrir que el rey
echase mano de un recurso inütil , desdeiiando los
medios enérgicos que acababan de adoptarse.


Preparàbase en aquellos dias a, Luis XVI otra
prueba del mismo género y que no tuvo un éxito
mas favorable. Resonando en el Oeste los primeras
gritos de turbulencias reli eiosas


Asamblea cons., la
tituvente envia alla dos comisionados, uno de ellos
Gensonné, célebre mas adelante en el partido de la
Gironda. La Asamblea legislativa oya su narration,


pesar de ser muy moderada, con suma indigna-
tion. Recuérdese que la Asamblea constituyente,
al privar de sus funciones à los eclesiasticos que se
negaban à jurarla , liabia no obstante dejado una
pension y libertad para ejercer el culto en otra par-
te : ellos no dejaron des& entonces de incitar al
pueblo contra sus comparieros juramentados, pin-
tandoselos coma il-ninas, cuyo ministerio ara nulo
y contagioso. No contentos con eso, llevaban à los
pobres aldeanos â grandes distancias para decirles
misa ;estos desesperados al ballai ocupada su.
iglesia'por un culto que creian odioso , y al verse
forzados â caminar tanto en busca del que merecia


r amsltSsA. 279


<11 veneracion , chocaban con los clérigos juramen-
su y con sus secuaces. Todo pronosticaba la in-
mineiiCia de una querra civil (28), la Asamblea ob-
tuvro nuevas noticias y halle el riesgo mas urgente;por lo cual intenté tomar con estas nuevos enemi-
gos de la constitution providencias semejantes à
las que emple6 contra los enemigos armados de la
otra parte del Rhin, hacienda un nuevo ensavo de
las disposiciones del rey.


Todos los eclesiasticos habian recihido por par-
te de la Asamblea constituyente la érden de pres-
tar el juramento civico ; peso de tal modo, que los
que se negaban à hacerlo, perdian el carâcter de
Ininistros del culto péhiico pagado por el Estado,
aulique seguian con las pensiones de meros cléri-
gos y con la libertad de ejercer privadamente su
ministerio. No pocha ser mas templada la correc-
tion; la Asamblea legislativa exigi6 otra raz el ju-
rameau, y nego Ioda asignacion à los que se obsti-
nasen en no limule ; mas como abusaban de su
libertad encendiendo la tea de la discordia civil,
mandé aquella, que segun su modo de proceder,
serian llevaclos de uno à otro punto, y aun serian
condenados à prision si negaban la obediencia.
Prohibieles finalmente el libre usa de su culto par-
ticular, , y mandé que los cuerpos administrativos
la remitiesen lista iuformada de la conducta de ca-
da uno de ellos.


Tanta esta resolucion coma la que contra los
emigrados acababa de dictarse, revelaba la zozo-
bra que se apodera de los gobiernos vacilantes; lo
cual les obliga â tomar precauciones escesivas,
porque entonces no castigan hechos consumados,
siao que persiguen hosto los intentas de ofender,




90 REVOLUCION
sieudo sus providencias frecuentemente capricho-
sas y crucles como sus sospechas.


No bien apareci° el decreto cuando los obis-
pos y los clérigos residentes en Paris que hahian
conservado con el rev algunas relaciones, le eu-
tregaron una esposicion en contra; y este, que
siempre se arrepentia de liaber sancionado el de-
creto de constituyente, Ileno ahora de escrUpules,
no necesitaha de


.rnuehas instancias para oponerse
à la saucion. «En culante à este, decia hablaudo
»del nuovo provecto, antes me arrancarân la vida
»que la sancioti.» Los ministros diferian poco del
dictamen del rey, pues Barnave y Lameth, à quic-
nes el rey consultaha alguna vez , le aconsejaron
que no la (,torgase; pero con este consejo mezclaban
otros que no teniancabida en el corazon de Luis XVL
cuales eran, que al ne;:ar el decreto, no hi-
ciese rcceiar lo mas minime con respecto t él, pa-
ra lo cual debia separar de su lado à cuantos ecle-
siàsticos se negasen a jurar,


, y no dar entrada en
su enpilla mas que à los constitucionales De to-
dos los dietamenes sin embargo, el rey se queda-
ba solo con la parte que se conformaba à su debi-
lidad é devocion. Dupor-Dutertre, guarda-sellos
v ôrgano de los constitucionales en el ministerio,
hizo que triunfase su parecer ; y asi que el conse-
jo acordô con mucho regocijo de Luis XVI que se
interpusiese el veto, ahadiô como opinion suva,
que seria hem) que no infundiesen sospechas los
£acerelotes que se hallasen al rededor del rey. Pe-
ro Luis XVI, cari siempre tan dOcil , manifesté) al
oir esta proposition un teson invencible, y dijo
que la libertad de cultos que se habia decretado,
para Codes, debia tenerla él lo mismo que sus va-


FRANCESA• 9.81


sallos ; v estar en entera facultad de valerse de
los saceidotes que le acomodasen. Dej6se de insis-
tir en esto, y sin dar conocirniento à la Asamblea
qued6 resue,Ito el veto.


Ilecibiô el rey otro anxilio del partido consti-
tucional en cuvas manos parecia haberse enIre-
gado el monaica , que fui; cl que le hizo el
directorio del departamento. Formado este for
los individuos mas ilustres de la Asamblea cens •
tituyente, como el duque de Larochefoucault, el
obispo de Autun, Baumetz, Desmeuniers, Ansous
diri;iôuuapeticion al rey, no ya corne cuerpo admi-
nistrative, sino como juntade peticionarios, y pro-
l'OC6 la aplicacion del veto al decreto contra los
eclesiasticos.


«La Asamblea national, se decia en la peticion,
ha pretendido sin duda lo mas conveniente , y de-
seamos defenderla aqui de sus culpables detracto-
res; pero si un designio laudable la hizo concebir
ruedios que uo estan en arinonia con la consti-
tucion, con la justicia ni con la prudencia... quic-
re sin embargo, que todos los eclesiàstieos sin em-
pleo deban el pago de sus asignaciones al haber
prestado el juramento civico, al mismo tiempo que
la constitution ha hjado espresa y terminan temen-
te estas pensiones entre las deudas nationales.
Pues gué: el negarse a prestar un juramento une-
de destruir acaso el titulo de un crédite reconoci-
do? La Asamblea constituvente ha hecho cuanto
podian esperar los eclesiasticos no juratnentados;
si los ha privado de sus funciones, ha sido por no
haberse allanado al juramento: y al desposeerles
lec ha reducido à una pension. Là. Asamblea legis-
lativa pretende, que aquellos eclesiasticos que-no




282 BEVOLUION
hubiesen prestado juramento, ô se hubiesen retrac- •
tado, puedan en el caso de turbulencias religiosas
ser interinamente alejados y encarcelados cuando
no obedeciesen à la erden que les intimase. iQu6
otra cosa es esto mas que renovar et sistema de


.
las


drdene,s arhitrarias, si à un hombre que no estâ
convict° atm de haber hollado las leyes, se le cas-
tiga con el destierro, y poco despues con una car-
cel?... La Asamblea nacional priva del libre use
de su culte a todos los que se nieguen al jura-
mente.... y de esta libertad à nadie puede despo-
jarse, parque esta eternamente grabada en la de-
claracion de los derechos....»


Escelentes sin d'Ida eran estas razones, pero
no bastaban los raciocinios ni los sentimientos,
para calmar la inquietud de los partidos. iQuién
podia convencer à una Asamblea de que era lici-
ta à unes eclesiàsticos obstinados promover tur-
bulencias y discordias domésticas? Ultrajese al di-
rectorio, v su peticion al rey suffie una terrible
contradieron par otras muchas quo se elevaron al
cuerpo legislativo. Canule Desmoulins, gefe de
una section, presentô una muy atrevida, en la
que se hacian ya notables et impetu borrascoso
del lenguage, y el desprecio al decoro con que
habian sida mirados hasta entonces el rey y las
autoridades. Desmoulins afirmaba à la Asamblea,
que era preciso un escarmiento.... que dehia so-
meterse et directorio à juicio




que sus imem-
bras eran las cabezas que debian buscarse.... que
â ellas convenia dirijir los tires, y aniquilar à los
conjurados


En lin, que cl poder del veto real
tenia sus limites, y que con veto no se impedia
tom de la Bastille.


FRANCESA. 283
Decidido Luis XVI à negar la sancion , procu-


raba no obstante retardar el moment° de anun-
ciarlo â. la Asamblea, pues queria antes conciliar
la opinion con algunos actos que la fuesen favora-
bles, y al intente eligiô un ministre del partido
constitucional. Montmorin, cansado de su vida ac-
tiva , mientras la constituyente, y de sus penosas
transaciones con todos los partidos , no osa espo-
nerse à las tormentas de otra legislatura, y se re-
tire à pesar de las instancias del rey. Delessart
que dejô el ministerio del interior, acepté el de
negocios estrangeros, que varies habian rehusa-
do. Delessart, recto é lustrado , dependia de los
constitucionales ô fublenses , pero era tan débit
para fijar el anime del rey , corne para ha-
cerse respetar de las naciones estrangeras
de las disenciones intestinas. Cahier de Gervi-
lle, patriota decidido, pero de mas teson que po-
der , fué colocado en el interior para conteutar
tambien à la opinion piiblica. El partido que for-
maba entonces el ininisterio dia el de la guerra
Narvonne, javenalentado y entusiasta, celoso cons-
titucional , y sagaz para grangearse el amer del
pueblo; el tuai hubiera indudablemente tenido un
ascendiente muy ntil en el consejo , y estrechado
amigablemente à la Asamblea con el rey, sine bu-
biese contado per émule suyo à Bertrami-Mollevi-
lle, ministre contra-revolucionario , y à quien la
carte creia superior à. los restantes. Bertrand
de Motteville odiaba la constitucion , se vela
con sutileza de su teste para combatif su sentido
y queria sin reparo alguno que el rev intentera
ejecutarlo , «pero con el objet°, decia', de que se
viese cuàn impracticable era.» No padia et rey re-


Biblioteca poptaar•


T. I. 386




g81 BEVOLUCION
solverse à destiluirlo, y resolviô dejar que prevale-
ciese este miaiste,rio misto No content° con intentar
seducir à la opinion , valiendose de nombramien-
tos, ideô otros medios para aseguràrsela mas , y
fingiô avenirse a mutas disposiciones diplomit-
ticas y militares se Fabian propuesto contra las
pillas dcl Rhin.


Coartadas por el veto las postreras leyes repre-
sivas, venian sin embargo diariamente nuevas no-
ticias denunciando à la Asamblea los preparativos


amagos de los emigrados. Las actas de las mu-
hicipalidades y de losdepartamentos prOximos à la
Frontera, las narraeiones de los comerciantes que
Regaban del otro lado dol Rhin, conlirmabari que
el vizconde de Miraheau, hermano del famosocons-:
tituyente, estaba al freine de sciscientos hombres en
el obispado de Strashurgo; que por el directorado del
elector de "ilaguncia y junte à 'Worms vagaban in-
numerables transfug,as à las Ordenes del principe
de Condé: que lo rnismo acontecia en Ceblenza y
en todo cl electorado de Trdveris; que se balla.
atropellado y ultrajado â algunos franceses, y
finahnente que se hahia propuesto al general \V lin-
fen, entregâse el Nuevo,Brissach. Semejantes ne-
ticias, à mas de las que todo el inundo ya sabia,
indignaron baga el ultimo punto a la Asaniblea.
Proptisose un proyecto de decreto para que los
elcetores procedies'en à desarmar à los emigrados,
lijandose la decision para dentro de dos dias, por-
que no pareciera demasiado precipitada ; cspirado
este termina se entabla la discusion.


Tomô primera la palabra el diputado Isnard, y
despues de pintar la necesidad de proveer à la
quietud dcl reino, no por el proie°, sino de unmo-


FRANCESÀ. 283
do duradero, y de sostener el ôrden con resolueio-
nes eficaecs y enérgicas que diesen à toda Europa
un testimonio de las decisiones patriéticas de la
Francia, dijo: «no os intimide, que las grandes po-
«tencias se arnica contra nosotros para la guerre;
«el interés ha fijado ya su conducta, que fejos de
«variar por vuestras providencias, estas les obliga-
«rail à der esplicaciones... Es preciso que la con-
ducta de los tranceses corresponda con su micro


«destina. Esclaves bajo el yugo de Luis XIV, filo-
u.« sin embargo audaces y hereicos; y hov que
«son ya libres ihabran de gemir cobardes y pusi-
«lanimes? Se engatia, alma Montesquieu, el que
«cree que un pueblo en revolucion esta préximo
«ser conquistado, antes bien sera capaz de conquis-
«tar mundo.» Op/ausos.)


«;Os proponen capitulaciones! iquieren que
«crczca la prerogativa real de un hombre cuyo
«aliento puede sofocar el de toda ana nation, de un
«hombre que absorve treinta millones, mientras
«bay miles de ciudadanos que mueren como men-
«digos! (nueoos uplausos), quicren que venga la no-
«hieza!!! Pues aunque iodas los nobles de la tierra,
«nos acometicsen, los franceses, con sus riquezas
«en una mano y en la otra su acero, lueharan con
«csa gaza orgullosa y la condeklaràn al suplicio de
«la


n
i.aualdad.»
«tisad con los ministros, con el rey y con la Eu-


«ropa el len ,atia ,ge digne de los representantes de la
«Francia. Dédit â los ministres que hasta ahora no
«estais satisfechos de su conducta, y que por la
«responsabilidad entendeis la muerte!!! (rape/ides
craplausos). Decid â la Europa que respetareis las
«constituciones de todos los estados; pero que si




280 REVOLVCION
«se suscita una guerra de reyes contra la Francia,
«vosotros promovereis una guerra de los Pueblos
«contra los reyes!» Oyendo el orador reproducirse
con mavor fuerza los aplausos: «Respetad, esclama,
«respetad mi entusiasmo, que es el de la libertad!
«Decid que cuando los puehlos combaten entre si,
«por mandato de los despotas, se parecen â clos
«amig,os que se baten entre las tinieblas de la no-
«clic, incitados por un instigador aleve. Si llegan
«lucir los ravos del dia, se abrazan y se vengan del
«que los eniaiiaba. Del mismo modo, al trabarse la
«lid entre los ejércitos encmigos y los nuestros, si
«ilumina sus ojos la antorcha de la filosofia, Los
«PCEBLOS SE ABRAZAIdN EN PRESENCIA DE LOS TIRA-
«NOS DESTRONADOS, DE LA T'ERRA REGOCLIADA Y DEL
«CIRTA SATISFECUO!I!


Tal entusiasmo inspiraron estas palabras, que
la multitud se agrupaba en torno ciel orador para
abrazarle. Aprob6se al punto el decreto que habia
defendido, y M. de Vaublanc, encargado de pre-
sentarlo al rey, saliô al efecto seguido de una di-
putacion de veinte y cuatro individuos. La Asam-
blea declaraba en este decretc que consideraba in-
dispensable exigir de los electores de Tréveris, de
Maguncia y otros principes del imperio , que di-
solvieseu las reuniones de la frontera, y al propio
tiempo suplicaha al rev que activase las negocia-
ciones entabladas para indemnizar à los principes
establecidos en la Alsacia.


M. de Vaublanc, al entregar el decreto, diriji6
al rey una enérgica y respetuosa arenga, muy en-
coiniada por la Asamblea, «Seer , le dijo, si los,


* Sesion del 29 de noyiembre.


FRANCESA. 287
«franceses lanzaclos (le su patria por la revocacion
«del cdicto de Nantes, se hubieran reunido arma-
«dos en la frontera: si los principes de Alemania
«les hubiesen auxiliado; respondednos, mué
«ltinera hecho entonces Luis XIV? iConsentir se-
«inejantes reuniones? Pues la resolucion que él
«hubiera tornado entonces en favor de su autoridad
«es la que queremos que V. M. adopte ahora en
«favor de la constitucion.»


Decidido, segun hemos dicho, Luis X.VI à tem-
plar el efecto del veto con pasos que lisongeasen
â la opinion, resolviô trasladarse à la Asamblea y
responde,r pur si mismo al mensage que ella le ha-
bia enviado con un discurso que le dejéra salis-
fecha.


Eu la tarde del de dicicmbre lo puso por
obra, habiendose anunciado en avenu marmna por
medio de una esquela. La Asamblea le recibie si-
lenciosa; y él dijo que el mensage era digno de la
mayor consideracion, y que en ci rcunst a ncias en que
el honor francés se hallaba comprometido, creia de
su deber presentarse â la Asamblea ; que partici-
pando de las intenciones de esta, pero recelando los
males de la guerra , habia intentado atraer â los
franceses desca.minados; que viendo inelicaces sus
insinuaciones de amistad, y anticipandose al men-
sage de los representantes, habia declarado â los
electores, que si para el 15 de enero no se habian
disuelto los coaligados, serian tratados conio ene-
migos de la Francia; que habia escrito al empera-
dor reclamando su intervention en el concepto de
gefe del imperio, y que en el caso de no darle sa-
tisfaccion cumplida, declararia la guerra. Termi-
ne diciendo que en vano se procuraba acibarar el




288 REVOLUCION
egercicio de su autoriclad, que guardaria fielmente
el depesito de la constitucion, y que estaha bien
convencido de la felicidad que han= en ser rev de
un pueblo libre.


M silencio se sucedieron los aplausos, yiendo
el rev trocada en elles la frialdad con que le reci-
bierdn. Pero como la Asarnblea habia resuelto por
la mailaaa contestarle pur medio de un mensage
no pudo manifestarle en aquel momento su satis-
faccion, aunque deciditi remitir su discurso à los
ochentay tres departamentos. Narbonne entrô poco
despues â manifestai los medios de que se habia
echado manu para asegurar el resultado de las
notificaciones hechas al imperio. En el lin debian
reunirse ciecto cincuenta mil hombres, Io cual ana-
die, no ser imposible; y por gefes estaban nombra-
dos losgenerales Luckner, Rochambeau y Lafayette,
cuyo Uftimo nombre fué recibiclo con aplausos. Nar-
bohne dijo ademas que el mismo iha à salir à recor-
rer la froatera v dar impulse à las obras de defen-
sa, para . lo queS Asamblea otorgaria los necesa-
rios fondes sin }racer economfas. con la libertad.
No, no, esclamaron todos. PreguntO, en fin, si à
pesar de estar eompleto el nnmero legal de los
mariscales facultaria la Asamblea al rev para que
confiriese ese grado à los dos generales Luckner
y Rochambeau, encargados de salvar la libertad,
cuyo consentirniento y el placer que le inspiraha
la
uy


del jeven ministro, manifest6 la Asam-
blea con nuevos gritcs de entusiasmo. De este mo-
do hubieralogrado popularizarse Luis XVI y atraer-
se los republicanos, los cuales solo amaban la repli-
blica poilue se figurahan que los reycs ni podian
amar la libertad ni defenderla.


FRANCESA• 289
Aprovechando la satisfaction que habian pro-


ducido estas inedidas, se dit.) cuenta del veto apli-
cado al decreto contra los'eolesiàsticos. Cuidose de
publicar pur la mariana eu los periedicos la desti-
Melon de los antiguos agentes cliplornaticos
dos de arist6eratas, y el nombramiento do otros
nuevos; y merced â tales precauciones oyose el
mensage sin dar muestras de resentimiento. Pur
esto se puede conoccr cuantos miramientos te-
nia que guardar el rey para poner en practica
sus prcrogativas , y à cuantos riesgos se esponia
pur defenderlas. Aun cuando la Asamblea consti-
tuyente é quiers se echa en cala haberle perdido al
despojarle de, ella, le hubiese eoncedido el veto ab.-
soluto, é, lutbiera sido mas poderoso por esto?
daba en este case cl veto suspensivo un resultado
idéntico al del absoluto? iOué fucrza era la que el
rey ne,cesitaba , la legal ti la de la opinion'? Para
convencerse de que no fué la Ialta de prerogati-
vas suficientes lo que pe.rdie à Luis XVI, sino el
uso indiscreto que hizo de las que le restaban,
basta eaminar las resultados•


No fué ilusoria la eficacia prometida à la Asam-
blea, pues se ofrccieron sin intermision las peti-
clones para los ;altos de la guerra y para los
nombramientos de los dos mariscales Luckner y'
Rochambeau Lafayette, arrehatado del retire eà
que reposaba de tres anos de fatigas, se presentô
a la Asamblea, que le hizo un heures° recihimien-
to. Salir') de Paris acompanado de algunos batallo-
nes de la guardia national, hallando por donde
quiera pruebas de que no se habia dado aun su.
nombre al olvido y de que siempre se le conside--
raba corn° une de los fundadores de la libertad,




290 11EVOLUCION


Leopoldo, sin embargo, pacifico por naturaleza,
no gustaha de la querra, porque sabia euh opues-
ta era â sas intereses; pero deseaba un congreso
sostenido por una fuerza imponente para arreglar y
morlificar la constitution. Los emigrados no querian
rnodificarla sino destruirla, y et emperador nias sa-
bio y mejor informado, conocia lo mucho que debia
concederse à las opiniones nuevas, y que todo lo nias
à que podia aspirarse era â volver al rey algunas
prerogativas v reformar el cuerpo legislativo, es-
tableciendo dos câmaras en vez de una. (29). Es-
te Ultimo proyecto era el mas temible y con el
que mas continuamente se zaheria al partido ful-
dense y al constitucional. Ciertamente que si en los
prinieros tiempos de la cone: tuyente, habia desecha-
do este partido la Câmara alta, porque temia y con
razon, ver apegada âella la nobleza: sus temores no
•eran los mismos al presente, pues que ténia por el
-contrario fundada esperanza de componerla él mis-


Multitud de constituyentes en terarnente oscu-
recidos hubieran hallado medios de resucitar para
la escena politica: y aunque esta Câmara alta no
conviniese à sus miras, se arnionizaha al menos
cou sus intereses. Verdad es que los peri6dicos
bablaban con frecuencia de ella, y que aquella idea
• circulaba por todas partes. iCon cuanta rapidez
habia marchado la revolucion! Los individuos del
,ad° izquierdo de otro tiempo se hallaban hoy en
el derecho; y el atentado tan vituperado y temido
no era ya que se retrocediese al antiguo récimen,
sino el estahlecimiento de una Câmara alta. Nota-
ble diferencia con el afio 89, y notable modo tain-
bien de atropellar los acontecimientos una insen-
sata resistencia!


ntANcEsA. 291


No encontraba, pues, Leopoldo ninguna mejora
posible para Luis XVI, y asi su objet() era prolon-
gar lo posible las negociaciones, y sin chocar con la
:Francia, obligarla â respetar su firmeza; pero su
respuesta desgraciô su triunfo, reduciéndose aque-
lla a notilicar las conclusiones de la dicta de ita-
tisbona que se negaha â aceptar toda indemniza-
cion en favor de los principes estahlecidos en M-
sacia. Semejante decision era mus- ridicula , por-
que todo et territorio comprendido bajo una mis-
ma domination dehe guardar las mismas leyes:
si algunos principes del imperio poseian tierras en
Francia, debian resignarse à la abolition de los
derechos fendales , pues harto habia va hecho la
Asamblea constituvente con concedertes indemni-
zacion. Varios de citas habian entrado va en ne-
gociaciones sobre esto, v la dicta anulaba sus con-
venios y les .proliihia hiciesen otro alguno. El im-
perio, en la parte que le tocaha, no queria reco-
nocer la revolucion: y por lo que respecta â las
reuniones de emigrados, Leopoldo, sin darse por
entendido de su disolucion, respondiô à Luis XVI,
que como cl elector de Tréveris podia , segun las
amenazas del gobicrno francés, esperimentar muv
pronto hostilidadcs, se habia ordenado al general
Bender que le ausiliase con premura.


La respuesta no podia estar pcor ideada, por-
que obligaha à Luis XVI. por no comprometerse
à tomarprovidencias enérgicas, â declarar la c,
ra. Delessart fué enviado al instante â la Asam-
blea para participarla esta respuestala sorpre-
sa que producia eu el rey, la conducta de Leopol-
do. Dijo el ministro que sin duda habian engaila-
do al emperador, persuadiéndole infundadamente




292
REVOUICON


de que el elector bina cumplido con loties los de-
bues de buen vecine ; y comunicô ademas la res-
puesta que se habia dado â Leopoldo , la cual se
reducia a manifestarle que no obstante su contes-
ta.cion y las erdenes comunicadas al mariscal Ben-
der, si para el termine asignado, es decir, para
el 15 de enero no liabian cumplido los electores las
exijencias de la Francia, se apelaria â la fuerza de
las armas. «Si esta declaracion , decia Luis XVI
«en su carta de 3 I


de diciembre â la Asamblea, no
«produce el efecto que nie promet° ; si el destine
«de la Francia es cl combatir con sus hijos y alla-
«dos, yo haro que conozca la Europa la justicia de
«nuestra causa, el pueblo francés la defenderà cet&
«vider, y la nacion se convencerà de que no lie te-
«nide mas interés que el suyo, considerando siem-
«pre la inviolabilidad d.6 su seguridad y de su de-
«coro como el primero de mis deberes:»


Tales fueron las espresiones con que el rey en
el peligro comun parecia unirse con la nacion; es-
presiones que fueron fervientemente aplaudidas,
entregandose los documentos à la comision diplo-
mâtin para que à la mayor brcvedad diese cuen-
ta â la Asamblea.


Todavia ïti semejanza de los tiempos de su es-
plendor y poderio, se aplaudiô una vez à la ruina
en la Opera ; circunstancia que Hena de alboroze
contô el/a à su esposo , diciéndole que la Fabian
recibde como sultan antiguamente. Pero esta
era va la Ultima prueha de amor que le Baba aquel
pueblo, idôlatra algun dia de sus eneantos reales.
FI sentimiento de igualdad que tan largo tiempo
duerme dehilitado en el corazon del hombre y que
con tante impetu se desarrolla, se notaba ya en


FRANCESA. 293
toclas partes. Fra bacia fines dcl alto 1791 ; la Asam-
blea prescrihiô el antiguo ceremonial de primerez
de ana, y resolvié que los homenages que en tan
solemne dia le prestaba al rev no -fuesen tales en
lo sucesivo. Per este tiemno rué à quejarse una di-
putacion porque no le htibian abierto de par en
par las puertas del consejo, cuva discusion filé es-
candalosa , y la Asamblea al escribir à Luis XVI
suprimie los litulos de, selior y de magestad. Otro
dia entré, un diputado en la habitation del rey con
et sombrero puesto y vestido no muy decentemen-
te, cuva conducta pro yenia à veces del modo brus-
ce con que los denendientes de palacio recibian
los dipulados; y en estas represalias nunca querian
ceder en su alti y ez ni los unes ni los otros.


Narbonne prosegula en su revista con soma ac-
tividad , colocando Ires ejéreitos en la frontera
amenazada. Rochambeau, general antiguo que ha-
bia hecho muy bien la guerra en etre tiempo, pero
achacoso resentido y deseontento , mandaha el
ejà'cito Monade en Flandes y llamado dcl aorte:
Lafayette tenia à sus Ordenes el dcl centre, y se
acampaba hacia Metz. Luckner, guerrero vetera-
no, mediano general, pero soldado valientc y muy
querido de la tropa porsus costumbres enteraincrt-,
te militares , manda.ba los coupas que ocupaban
la Alsacia. Estes cran los nuieos generales quede-
biamos à unalargapaz y à. una desercion completa.


Rochambeau, a .quien no gustaba el nuovo ré-
gimen y menos la mdisciplina que reinaha en el
ejército, se quejaba incesanterne,nte y ofrecia po-
quisirna esperanza al ministerio; pero Lafayette,
jeven, infatigable, ausioso de pronta gloria, de-
fendiendo à su patria, restablecia la disciplina en-




291 RE voLucioN
tre su tropa y se hacia superior à cuan tas dificul-
taries le oponia la mala fe de los oficiales que cran
los aristôcratas del ejército. Habiales congregado
y dicholes, valienclose del lenguaje del honor, que
podian retirarse si no habian de servir con lealtad;
que si habia algunos que quisiesen efectuarlo, el
tomaba à su cargo facilitarles à todos retiros para
Francia ô pasaportes para el estrangero; pero que
si se resolvian a centinuar en el servicio con taba
con su fidelidad y con su celo. De este modo habia
logrado establecer en su ejército un érden que no
conocian los otros: en cuanto à Luckner, sin opi-
nion politica y pot' lo tantodécil à cualquier gohier-
no, prometia mucho à la Asamblea, y habia en efc-
to consegui do ganarse la vol untad de sus soldados.


Ilizo Narbonne su viage con la mayor priesa,
y vols-lé el I I de encro à dar cuenta à la Asam-
blea de su pronta ejecucion. Anunciô lu adelan-
tada que Hia la reparacion de las planas fuertes;
que desde Dunkerque hasta Besanzon presentaba
el ejército un total de doscientos cuarenta bata-
llones y tiento sesenta escuadrones con la arti-
Beria corresp ,


ndiente à doscientos mil hom-
bres y provisiones para seis meses : y encare-
ciô el patriotisrno de los guardias nationales vo-
luntarios , asegurando que à la mayor brevedad
estarian completamente equipados. El jôven mi-
nistre, se entregaba sin duda à las ilusioues del ce-
lo; pero sus intenciones cran tan nobles y sus fa-
tigas tan prontas , que la Asamblea le Ilenô de
aplausos , ofreciô sus méritos al reconocimiento
pUblico y para dar una prueba , como solia ha-
cerlo con lo que merecia su satisfaction, envié no-
ta de ellos à todos los departamentos.


CAPiTULO VIII.


Division de los partidos acores de la cuestion de la guerra.—Papel
del duque de Orleans y de su partido.—Decreto de acusacion
contra los principes emig.,railo s.—Formacion de un ministerio
Gicondino.—Durnouriez, su caractcr, su genio y sus proyeelos.
—Portnenores acerca de los nuevos ministros.—Conversation
de Dumouriez con la reina.--Declaracion (le guerra al rey de
Hungria y de Boliemia..—Primeras operaci o nec militares.--Der-
rota de Quichr,iin y de Touruay.--Asesinato (lel general Dillo .


A principio del afio 1792, era laguerra la grau
cuestion del moment° que la revolucion juzgaba
cornu la de su existencia. Era preciso ir à buscar-y
venter a los enemigos à fuera porque à filera era
donde existian. Y el rey, gefe del ejército, ,obra-


. ria de buena fe contra sus parientes y antiguos
cortesanos? De esta duda era preciso sacar à la
nacion. Los jacobins que no dejaban pasar cues-
tion alguna sin apurarla, traian entre 'llanos la de
la guerra ; lo raro es, que los mas exaltados
ellos, y Robespierre su corifeo, se inclinaba à la
paz, y los jacobinos moderados é girondinos, à la
guerra. Al frente, de estos, estaban Brissot y Lou-
vet; Brissot sostenia la guerracon sus talentos y su
influencia, y pensaha corn Louvet y los demas'gi-
rondinos, que era conveniente à la nacion, porque
pondria térinino à una congojosa incertidumbre,




296 REVOLUCION
v haria patentes las vcrdaderas in tencienes del rey.


' tstoS hombres que median el éxito por su entu-
siasmo , no pocha persuadirse de que la nation
quedase vencida; y juzgaban, que si por la falta
del rey sufria algue leve descalabro, saldria de
dudas y depondria à un gefe desleal. per qué
Robespierre y los demas jacobines no querian una
determinacion que tan brave y decisivo desenlace
proporcionaria? este es lo que no puede esplicar-
se por nieras congeturas. i,Temia at medroso Ro-
bespierre la g,uerm: ô antes bien la combatia por
sestenerla Brissot, si/ rival cotre los jacobines
y parque habia ahogado en su defensa con talento
el jeven Louvet? Como quiera que sec, él sos-
tuvo tenaz al. defendcr la paz. Los franciscanos,
que tambien cran jacobines, asistieron à la delihe-
racion, y se pusieron de parte de Robespierre. Pa-
recia que teinian mas que todo à la superioridad
que pudiera dar la guerra â Lafa y ette, v à. que es-
ta le proporeionase, en brave la dictaditra
tales cran tambien los continuos miedos de Cami-
lo Desmoulins, que soriando varie â la cabeza de un
ejército victorioso, se le representaba, OMO en el
campo de Marte , arrollaudo â jacobines y fran-
ciscanos. Louvet y los girondinos atrihuian â otra
cosa la idea de los franciscanos, creycedo que es-
tos solos ,


perseguian en Lafayette, al enemigo del
duque cie Orléans , â quien secretamente se les
suponia afectos.


Este duque, cuyanombradia labraron las sospe-
chas de sus enemigos, mas bien que la revolucion,
vejetaba entonces oscurecido. Enhorahuena que
su nombre hubicra servido al principio , y ana bu-
biera podido infundir algunas esperanzas en aque-


FRANCESA. 297
uienes favorecia, pero despues toda la es-


cliens à ga
h


abia cambiado; pues conociendo él
lo deseonceptuade que estaba el partido popular,
habia implorado el perdu (le la côrte en los Ulti-
mes tiompos de la constituyente, v nada habia lo-
grado.Bajo la legislativa, i‘etuvo 'su grado de al-
mirante, é hizo nuevas tentativas para ver al rey:
este le admitiô por lie, y en una sesion bastante
larga que tuvicron, fué lm bien recibido. Debia
volver à palacie, y volvié en efecto cuando estaba
puesta la mesa para la reina, ballandose alti mul-
titud de palaciegos. No bien lecolumbraron, cuan-
do llovieron sobre el las palabras mas ofensivas.
Cuidado con los plates! grita.ban todos, corne si se
temieraquefuese itechar en elles algue veneno. Lc
einpujaban, le pisoteaban, y al fin tuvo que reti-
rarse. Al bajar por la cscalera recibié nuevos ul-
trajes, y salie irritado, creyendo que el rey y la
reina le habian preparado tan humiliante escena,
y en verdad que no foc asi, porque ambos se (le-
sesperaron al saber la imprudencia de los palacie-
gos, de que uinguna noticia tenian (30). El princi-
pe doble exasperarse mas que nunca, pero no por
cso gariô en actividad, ni se hizo gefe de partido
mas sagaz que antes. Los jacobines; sus amigos, y
la Asamblea, debieron abultar este hecho mas de
lo regular, y esta lue la causa de que renaciese su
faction, y de que pensase que sus pretensiones y
esperanzas, se alunentaban con los pcligros del
tronc.


Creycron los girondines. que los franciscanos v
los jacobines exaltados defendian la paz para ar:
rancar à Lafayette, rival del duque de Orleans, el
triunfo que la guerra le proporcionaba; mas sea




998 REVOLUCION
lo que fuere, esta, desechada de los jacobinos y
defendida por los girondins, debiô prevalecer en
la Asamblea donde dominaban los segundos. La
Asamblea corna-m.') por encausar en 1.




de encra
al coude de Provenza, hermano mayor del rer,
al coude da Artois, al principe de Condé, à Ca-
bonne, à Mirabeau, jéven, y à Laqueille , acusados
de miras hostiles contra la Francia; y no pudien-
do entrometerse la sancion en los decretos de acu-
sacion, por esta vez no habia riesgo de veto. El
secuestro de los bienes de los emigrados v la per-
cepcion de sus rentas por el Estado, que era lo
que se ordenaba en cl decreto sin sancion , fueron
nuevamente prescritos por otro decreto, â que el
rev no hizo la oposicion mas minima. La Asamblea
se'apoderaba de las rentas a titulo de indernniza-
ciones de guerra. El primera de aquellos perso-
nages quedô privado de la reg;encia eu virtud de
la decision pronunciada anteriorrnente.


En 14E de encra presenté Gensonné à la Asam-
blea el informe sobre el Ultimo oficio del emperador.
IIizo observar que la Francia habia sida siempre
prOcliga de sus tesoros y soldados con el Austria,
sin obtener nunca correspondencia; que el tratada
de alianza, concluido en 1756 , se habia violado
por la declaracion de Pilnitz y siguientes , cuyo
objeto era promover una liga armada de los sobe-
ranos , y «pie tambien lo estaba de hecho por el
armamento de los emigrados, à vista y conciencia
de los principes del imperio. Sostuvo ademas, que
aunque para la dispersion de las reuniones se hu-
biesen dado ôrdenes recientes, estas no se habian
llevado â efecto; que la escarapela blanca no ha-
bia dejado de llevarse hasta mas alla del Rin, ul-


FRANCESA. 299
trajandose al propio tiempo à la nacional, y mal-
tratando à los viageros franceses; y que por con-
siguiente debia exijirse del emperador una espli-
cacion tern2inante, al tratado de 1756: ordenése la
impresion y el emplazamiento de este informe.


Sube Guadet aquel mismo dia à la tribuna: «De
«cuantos hechos , dite, se han comunicaclo à la
«Asamblea, el que mas ha chocado ha sido el plan
«de un congreso , cuyo objeto Beria modificar la
«constitucion francesa; plan sospechoso hace ya
«mucho tiempo , y denunciado en fin como posi-
«ble par las comisiones y los ministres. Si es cier-
to, aitade, que manejan esta intriga hombres


«que juzgan encontrar en ella un media para sa-
«lir de la nulidad politica en que estan sumidos;
«si es cierto que varios agentes del poder ejecu-
«tivo avudan con el influjo de sus relaciones â tan
«abominable complot ; si es cierto que con dila-
«ciones se nos quiere aburrir y obligarnos à acep-
«tar esta vergonzosa mediacion iha de mostrarse
«ciega la Asamblea nacional à riesgos tan inini-
«nentes? juremos, esclama el orador, juremos mo-
«rir todos aqui » No le dejan continuar,
v Ioda la Asamblea se pane de pie gritando:f., si,
lo juramos! Y ardiendo en entusiasmo declaran por
infime y traidor à la palma, â cualquier francés que
tomase parte en un congreso, cuyo objeto fuese
modificar la constitucion. Este decreto iba
do contra los antiguos constituyentes y el minis-
tro Delessart , à quien principalmente se culpaba
de que entorpecia las negociaciones. Reprodirjose
el 17 la discusion sobre el informe de Gensonné,
y quedô decretado que el rer solo trataria en nom-
bre de la nation francesa, y que exijiria del em-


.13 .ibliolecapopular.
T. 1. 387




300 CEVOLUCION


perador esplicacionc,s terminantes antes dell . 0 de
rnarzo prOximo; à lo cual repuso el rey que hacia
mas de 15 dias que se las habia pedido â Leo-
poldo.


SUpose entretanto que el elector de Tréveris
intimidado por las instancias del gabinete francés:
habia ordenado nueyarnente la dispersion de lasjuntas, la venta de los géneros almacenados ea
sus Estados, y prohibido que se reclutase gente
y que se hiciesen ejercicios militares; afiadiendo
que en efecto estas ôrdenes se habian puesto ea
ejecucion. Tales se hallaban los animos, que nin-
guna Unpresion hizo en ellos semejante nueva;
antes bien, y ieron en ella nanas dernostraciones
six resultado, y se insistiô en exijir respues ta de-
finitiva â Leopoldo.


Los ministros Bertrand de Molleville y Nar-
bonne estaban desavenidos, pues el primero vela
con celos la popularidad del ministro de la quer-
ra y vituperaba sus consideraciones con la Asam-
blea; v Narbonne se quejaba de la conducta de
Bertrand de Molleville y de su tendencia incons-
titucional, pretendiendo que el rey le privase del
rninisterio. El que mediaba entre ambos era, atta-
que sin grata resultado , Cahier de Gerville. Se
aseguraba que los coustitucionales querian elevar
â Narbonne à la dignidad de primer ministro; y
aun el mismo rey fué al parecer seducido con los•
temores que despertaban la popularidad y ambi-
cion de Narbonne y con pintarsele couto un jevea
altivo que queria avasallar el gabinete. Sabedores
los pertedicos de estas desasenencias, Brissot y la
Gironda, defeadieron ardientemente al ministro
prôxuno â sucurnbir, y se opusieron terriblemente


PRANCESA• 304
â sus célegas y al rey . Diése al pnblico una cariaque los Ires generales del norte escribian â 'Nar-
bonne espresândole en ella cuanto temian que se
les destituvese, como se decia que iba â suceder:
y entonces et rey le destituvô sin tardanza ; pero
para reparar el efecto de este mal, mandé anun-
ciar la de Bertrand de Molleville. El efecto que
temia no fué por cso mcnor, pues se note en se-
guida un morimiento estraordinario; y la Asam-
blea, al tenor de la fôrlutila que habia servido en
otro tiempo para Necker, quiso declarar que Nar-
bonne merecia la confianza de la nacion , al paso
que todos los demas ministros carecian de ella.
Pretendiase, sin embargo, csceptuarde esta senten-
cia â Cahier de Gerville , que constante opositor
de Bertrand de Molleville, acababa de tener con él
una ruidosa contienda. Despues de muchos albo-
rotos, Brissot pidiô se le dejase probar que Deles-
sart habia abusado de la confianza de la nacion.
Este miembro habia conliado â la cotnision diplo-
màtica su correspondencia con Kaunitz ; corres-
pondencia indigna que basta é. este mismo inspi-
raba ideas poco favorables sobre la situation de la
Francia, v parecia haber autorizado la conducta y
lenguaje 'cle Leopoldo. Conviene saber que Deles-
sart y su côlega Duport-Dutertre, cran los dos
ministros mas particularmente afectos à los fulden-
ses, y à. quienes se tenia doble prevencion porque
les acusaban de favorecedores del proyecto de un
congreso.


En una de las mas acaloraclas sesiones de la
Asamblea, Brissot acusii al des graciado Delessart
de haber comprometido la dignidad de la nacion,
de no haber dado cuenta del convenio de las po-


.




302 nEVOLTICION
tencias, y de la declaracion de Pilnitz , de haber
nsado en sus notas de maximas inconstitucionales
dado Kaunitz una idea muy falsa de la situation
de la Francia, prolongando la negociacion, y con-
ducidola de una manera contraria à los intereses
de la patria. Vergniaud se unie con Brissot y agregé
nuevos cargos à los que se hacian â Delessart, vi-
luperandole el haber , durante su cargo del inte-
rior, guardado mucho tiempo en la cartera el de-
creto por el cual se unia el condado de Avirion â la
Francia; siendo por lo tanto el origen de los de-
sastres de aquella Ciudad. En seguicla afiadi6 Verg-
niaud: «Desde la trihuna en que os hablo , se
«descubre el palacio en donde unos malvados con-
«sejeros estravian y ciegan al rey, que la constitu-
«cion nos ha dado veo las ventanas del edificio
«donde se urde la contrarevolucion , y donde se
«meditan los medios para despefiarnos otra vez en
«la. esclavitud.... De ese famoso palacio salie el
«terror mas de una vez eu otro tiempo y en nom-
«bre del despotismo. Pues bien, vuelva hov a el
»en nombre de la ley; apodérese alti de todos los
«corazones, y sepan cuantos en él se abrigan, que
«nuestra constitucion hace al rey nnicamente in-
aviolahle.»


Pûsose al punto à votacion y quedô aprobado
et decreto de acusacion, y Delessartfué remi tido al
alto tribunal de la nation, establecido en Orleans,
y encargado por la constitucion de juzgar los
menés de Estado. Viôle salir el rey con notable
sentimiento. , pues le habia hecho due() de su con-
fianza, y le queria en estremolpor sus ideaspacifi-
cas y juiciosas. PrOximo estuvo tambien a ser en-
causado et ministro del partido constitucional Du-


FRANCESA. 803
por-Dutertre; pero se prepard con tiempo, pidié
que le dejâran justificarse, y quedando ahsuelto,
segun la érden del dia, presentO al punto su dimi-
sion; . como lo verificé tambien Cahier de Gerville;
viéndose el rey de este modo sin el nnico ministro
quien la Asamblea honraba con el concepto de pa-
triotismo.


Separado del ministerio que le hacian dado los
fuldenses, y sin saber a quién dirijir sus ojos en
tan deshecha borrasca ; Luis XVI, que habia depues-
to â Narbonne por ser demasiado popular, trat6 de
aliarse con la Gironda, formada repullicanos.
Verdad es que estos lo cran por desconfianza del
Tey, el cual entregândose à ellos, podia al fin ga-
nàrselos para si; pero para conseguirbo, debia en-
I.regarse con sinceridad, reproduciéndose aqui la
Cerna cuestion de buena fé de que siempre se ha
dudado; pues que. 14iS.X .Vi, sincero cuando se en-
comendalm â un partido, no lo habia sin violencia
é sin enojo. Si .


este partido le imponia me condi-
cion necesaria, con tal que fuese dificil, ya.se opo-
Dia à ella; y en seguida se entregaba ii la descon-
lia.nza, luego al entado, y muy poco tardaba en rom-
perse este lazo fatal entre corazones esclusivamente
entregados à los mas opuestos intereses. Asi fuâ
como Luis XVI despues de haberse unido al parti-
do fuldense, rcchaz6 enojado â Narbonne, su prin-
cipal cabeza, y se vie reducido para calmar la tem-
pestad, a entregarse en malins de los girondinos.
Guiàbase por el ejemplo de Inglaterra, donde cou
la mayor frecuencia entresaca el rey de la oposi-
cion à sus ministros. La cède se consolé entonces
con una vislumbre de esperanza, porcine esta jamas
se pierde ni aun en cl postrer apuro, y se lisongeô




304 REVOLUCION
creyendo que Luis XVI al elegir demagogos inca-
paces y estravagantes, perderia de reputacion el
partido de que los sacase. No aconteciô asi sin em-
bargo, pues el nuevo ministerio estaba muy lejos de
ser lo que hubiera deseado la malicia de los pa-
laciegos.


Mas de un mes hacia que Delessart y Narbonne
sehahian valido de un hombre de estraoidinarios do-
tes, en su concepto, y colocadole à su lado para que
les ayudase: este era u rnou riez, que gefe primer() en
Normanclia, y despues en la Vendeé, habia en todas
partes revelado una entereza y talentos nada comu-
nes. lIabia ofrecido sus servicios unas veces à la
côrte y otras à la Asamblea constituvente; pues
con tal de ballai donde desplegar su actividad y ge-
nio singulares, le era indiferente cualquier partido.
Dumouriez, mal premiadopor su siglo, habia pasado
parte de su vida en enredos diplornitticos: y con to-
do su denuedo, su genio militar y politico, y sus
cincuenta alios, solo era al principro de la revolu-
cion un famoso aventurero. Conservaba no obstante
la audacia y fuego juveniles; y apenas habia indi-
cios de algu-na guerra ô revolucion, trazaba planes,
los dirijia â todos los partidos, dispuesto â favor de
todos si empleaban su actividad. Asi cra corno se
habia habituado à desentenderse de la naturaleza de
una causa; y aulique en su corazon no entraba el
conyencimiento, era generoso, sensible y capaz de
decision, si no por los principios, al menos por las
personas. Su imaginacion tan rara, tau veloz y tan
fecunda, y su denuedo unas veces sereno y otras
impetuoso, Bran admirables para valerse de ellos,
mas no para dominar. Carecia de la nobleza de un
intim conyencimiento, del orgullo de una volet-


3051,11.ANCESA.
y solo era propôsito para mandartad despôtica,


soldados; pero si à su genio hubiese unido las pa-
siones de Mirabeau, la voluntad de Cromwell, b al
menos las creencias de Robespierre, se hubiera he-
cho due° de la revolucion y de la Francia.


Cuando Dumouriez, se presentô à Narbonne,
form° en un instante un vasto plan militar. Ideaba
à la vez una guerra ofensiva y defensiva, sometien-
do â esta Ultima todo el terreno hasta donde Ilega-
ba la Francia con sus limites naturales, el Rin,
Alpes, los Pirineos v cl mar ; pero los Paises
Bajos, donde la dom-inacion solo se estendia hasta
el Rin, y eu la Savoya, donde no pasaba de los Al-
pes, queria que se atacase, desde luego, y que Ile-
gado que se hubiese â los lindes naturales, se to-
mase la defensiva. Asi se hermanaban à la vez los
intereses y los principios; asi se sacaba partido de
una guerra que no se habia provocado, ateniéndo-
se por lo que respecta â los limites, â las leyes de
la naturaleza. Propuso ademas que se formase un
cuarto ejército , con destin() al Mediodia, cuyo
mando pidiô y le fué prornetido.


Dumouriez habia sabido ganar à Gensonné, uno
delos comisionados civiles enviados à la Vendeé por
la Asamblea constituvente, diputado despues en la
legislativa, y uno de los indi y iduos mas poderosos
de la Giranda. Notando asi mismo que los mas
Inertes Bran tos jacobinos, se habia presentado en
su club, leido varias memorias que hahian mereci-
do grandes aplausos, y no por eso habia dejado en-
tibiar su antigua inthilidad con Delaporte, mayor-
domo mavor de Luis XVI y uno de sus mas celosos
partidarios. Enlazado asi 'con los varios poderes
prôximos à coligarse, Dumouriez no podia dejar de




uvu 11.EVOLUCION


triunfar y ser Ilamado al ministerio. Luis XVI le
ofreciô et despacho denegocios estrangeros, vacan-
te por el decreto de acusacion contra Delessart; pero
sensible aun à la memoria del ministro encausado,
el rey solo le propuso la interinidad. Dumouriez cre-
yéndose poderoso, y no queriendo pasar por sus-
tituto de un ministro fuldense, rehusé el cargo


CORla condition de interino, y le obtuvo en propiedad.
Encontrese en el ministerio Unicamente con Cahier
de Gerville y con Degraves, porque aunque el pri-
mer° de estos habia hecho su dimision, no se ha-
bia separado todaviade los negocios. Degrayes ha-
bia suce.dido à Narbonne y era jéven, desprendido
y de poco mundo porto


-que Dumouriez 'ogre do-
minarle, y consiguie al mismo tiempo las relacio-
nes esteriores y- la . administracion militai', es decir,las cauSas. , y la organizacion de la guerra. Nada
mas que este Liftai», à la osadia de su genio, pues
apenas entre eu el ministerio, se plante el gorro
encarnado entre los jacobines, adorno nuevo, to-
rnade de los frigios, y que se habia hecho el simbo-
lo'de la libertad. Prometiéles gobernar por elles y
para elles: y al présentarse à Luis XVI le tranqui-
hm') per su conducta con los jacobines, destruyen
do las preocupaciones que esta le habia infundido,
v iograudo à fuerzà de demostraciones de afecto y
de agudeza conmoverle y librarle de su tétrica me-
lancolia. Le convencié de que si iba en pos de la
popularidad, era por bien del trono y por seguridad
soya ; pero à pesar de todos sus respetos procuré
hacer conocer al principe, que la constitution era
inevitable, y consolarle esmerandose eu probarle
que un rey podia ser muy poderoso cou Bila. Sus
primeros escritos à las potencias, enérgicos y con-


FRANCESA. 307
vincentes, trocaron el caracter de las negociacio-
nes, y presentaro n à la Francia en una actitud des-
coneeicla, aunque hicieron la guerra mas ininMen-
te. Era natural que Dumouriez la desease porque
habia nacido para ella, v pasado 36 alios, estudian-
do este grande arte; mas tambien debemos conve-
nir, en que la conducta del gabinete de Viena y la
exasperacion de la Asamblea, la habian huile ine-
vitable.Dumouriez por su conducta con los jacobinos y
por su maniliesta alianza con la Gironda, aun sin
aborrecer à los fuldenses, habia de indisponerse
con elles, puesio que a.demas los desbancaba. De
aqui su continua oposicion à todos los cornes de
este partido. Pur lo demas, él no se cuidaba de la
mofa y mcnosprecio con que trataban estos à los
jacobines y à la Asamblea, y resolvié seguir su ca-
mino con la serenidad que acostumbraba.


Era preciso completar et ministerio, para cuya
eleccion se consultaba à Petion, Gensonné y Brissot;
Segun la ley, el nombrainie,nte no po.dia recaer en
individuos de la actual Asamblea ni de la prece-
dente; de modo que habia potes de quien echar
mano. Dumouriez propuso para el de marina à La-
coste, antiguo empleado en el MiSt110 ministerio,
practico laborioso, que no obstantesu tenaz patrio-
tisme, se aficione al rey, merecie su afecto, y se
mantuvo à su lado por mas tiempo que los otros.
Tratàbase de encargar el ministerio de la justicia
al jeven Louvet, et misai° que poco antes se habia
distinguido entre los jacobinos, v obtenido cl favor
delaG-ironda,desde que contante calor habia soste-
nide la opinion de Brissot en favor de la guerra;
mas el envidioso Robespierre le promoviô acusa-




3 08 ERVOLUCION
cion en seguida. Louvet se justifice completamente,
pero nada se quiso ya cou hombre de tan dudosa
popularidad; y asi se Ilatne â Duranthon, abogado
de Burdeos, hombre de talento é integridad, pero
may débil. Faltaban todavia los ministres de ha-
cienda y del interior, para cuyo primer cargo pro-
puso la Gironda ii Claviere, acreditado per sus
apreciablesobras sobre hacienda, dotado de machos
conocitnientos, de todo el teson de un hombre pen-
sador, y de suma actividad en los negocios. Roland,
inspecter enotrotiempo de manufacturas, y conoci-
do tambien por sus buenos tratados de industria y
artes mecânicas, obtuvo el del interior. Este hom-
bre, austero eu sus costutnbres, inflexible en sus
doctrinas, y de un carâcter apatico v hrusco, cediasin
apercihirse deello, al ascendiente'de su esposa Ma-
dama Roland, jéven y hermosa que se entregaba,
en su oculto retire, é ideas filoselicas y republica-
nas, abarcando pensamientos superiores à su sexe,


venerando corne una religion severa las màximas
que entonces doininaban. Intimamente unida con
su esposo, fiéhale su pluma, comunicabale parte de
su viveza, y animaba con su entusiasmo no solo à
este, sino à todos los girondines, que idélatras de
la libertad y la filosofia, adoraban en ella la hermo-
sura, el talent() y sus propias opiniones.


Grandes eran en verdad lus motives con que con-
taba el nuevo ministerio para distinguirse, mas ne-
cesitaba no desagradar â Luis XVI y mantener sus
relaciones con la Gironda. Podia por entonces sa-
lir airoso de su empresa, mas era de Cerner que se
perdiese todo en el moment° en que à laincompatibi-
lidad natural de las personas, seagregase algun de-
sacierto, que no podia menos de ocurrir en breve.


FRANCESA.
309


Luis XVI al ver la actividad, honradez y pericia de
sus ministres, se entrege é alhagüefias esperanzas;
agradâhanle mas que Iode sus econémicas reformas,
porque siemprese habia complacido con estas me-
joras que no exigea sacrificios de princip:os ni de
poder. Si hubiera podido vivir siempre tan satisfe-
cho corne al principio, y olvidar à sus aduladores,
habria hallado Ilevadera la constitution ; pues asi
lo repitié cou toda sinceridad à los ministres, Ile-
gando é persuadir é Roland y à Claviere, que cran
los mas obstinados; y siendo el convencimiento
igual por ambas partes. Los girondines, republica-
nos por la desconllanza con que le mirahan, deja-
ron de serin entonces, y Vergniaud, Gensonné y
Guadet trabaron correspondenciacon Luis XVI, cu-
ya circunstancia fué para elles mas adelante un ca-
pitule de acusacion. Solo la inflexible esposa de
Roland permanecia en su desconfiauza, y retenia à
sus amigos, demasiado inclinados, segun ella de-
cia, à entregarse. La causa de su firrneza eramuy
natural, pues que no habiaha con el rey ; los mi-
nistres por el contrario conversaban con él diaria-
mente ; y los hombres de bien se hacen amigos lue-
go que se conocen. Pero setnejante armonia no po-
dia ser duradera, porque en breve se suscitarian
cuestiones inevitables que pondrian en claro la di
verjencia de opiniones.


Los cortesanos se entretenian en burlarse de la
llaneza un tante republicana del nuevo
y de la brusca rusticidad de Roland que se presen-
taha en palacio sin hebillas en los zapatos. Dumou-
riez les devolvia los sarcasmes, y mezclando con
chistes sus incesantes tareas, diveitia al rey; y sus-
Pendiéndole con su ingenio, era tal vez el que de




310 REVOLUCION


todos le convenia mas pur la flesibilidad de sus
opiniones. La reina viendo que tenia mas inllujo
que nioguno de sus côlegas en el animo del monar-
ca, quiso tratarle; y hé aqui coma él mismo nos
cuesta en sus memorias esta escena siogular, qué
tan al vivo retrata la agitation de esta princesa
cligna de otra época, mejores amigos y de mas for-
tuna.


«Introducido, dite, en la habitacion de la reina,
«halé que estaba sola, con el rostro encendido, an-
«dando con pesos mu),


largos v manifestando una
«turbacion que daba indicios de que seria la se- -,
«sion acalorada. Colocése al lado de la chimenea;
«vivamenie conomvido por la suerte de esta pria-!keesa y por la profunda pena que revelaba , hasta
«quela vin acercarsele, diciendole en tono
a tuoso ,y «end ido Soispoderosoahora,pero lo debeis
.cal favor* p ueble. quo derreeu sus idolosimuy
qto: de la 'condiectu . :quo :obserivois depende castra
aexistencia. Dicen. que tenais -tele* , y per lo;lanlo
«debereis conocer, que ni el rey . iiile podemossufrir
ttoclas. osas .innovaciones ni la- eouSlitueion;


. fraya*
«CaMente os lu (lige; con que elegid el partido que os
_«agrade.


. .


«Sehora.: contesté él , siento Nuello que V. 31;
«me haga tan triste revelacion. Xe ld venderê , no:
«pero colocado entre el req y la nation, pertenezco
«mi patrie. Permitidme que os diga que et bienestar
«del rey, et vuestro, y et de vuestros augustos hijos,
«asi conne el re.stablecimiento de su autoridad
«ma , estfin ci [rades en la constitution. Si usas° yo
«de &ro lenguaqe, seria un servidor ingrato de vues-
«tras niagestades, à quienes rodean muchosenemigos
«que os sacrifican ci su interés privado. La constitu-


ISANCESA. 3i 1


«cion, si un dia liega à observarse bien, lejos de ha-
«cer la desgracia del rey , labrard su felicidad y su
«gloria; pero es preciso que coadyuve a establecerla
«sôlida y prontamente.—La infeliz reina, estrailan -
«do que Dumouriez chocase con sus ideas , le dijo
«alzando la voz y colérica:—Esto no puede durer;
«tened cuidado con lo que h«ceis.


«Seîiora: repuso Dumouriez con respetuosa en-
«tereza, paso de cincuenta aies, he corrido mil peli-
«gros durante mi vida, y al admitir el ministerio
«me figuré que laresponsabilidad no seria mi mayor
«riesgo.—EseValtaba, esclamé ella apesadumbra-
«da, calumniarmel Con que creeis que yo sea capez
«de hacer que os asesinen! y sus ojos se bacslaron en
làgrimas.


«Conmovido Dumouriez (auto como la misma
«raina, la dijo: Dios me perde de haceros tan cruel
«injuria. El caràcter de V. M. es noble y magmini-
«mo, de le cual ha dado pruebas herdicas que han ga-
«nado nti admiration y a feck Tranquilizése ella al
«instante, y se aproximé a él, que continué dicién-
«dola: creedme, segora, yo no lenge intere's alguno en
«engdiaros, y aborrezco tante como vos los crimenes
«y la anarquia. Flaos demi, pues tango mas espe-
«riencia, y estoy e3a rnejor positron que V. M. para
«juzgar de los econtecimientos. No es una insurrec-
«cion popular momenkinea, como parece que habeis
«creido, sine un levantamiento casi simulldneo de
«via gran nacion contra envejecidos abuses. l'ode-
«rosas facciones atizan esté incendie, y en elles coin°
«en todas hay dementes y melévolos; pero no veo en
«la révolucion mas que c. il ro y à la nation entera;
«todo lo que tiende a separarlos , les lleva màtuamen-
«te à sa ruina, y yo hago cuântos esfucrzos me son




31 TIEVOLUC ION
aposibles para reunirlos , perd vos debeis ayudarme.
«Si esto no obstacle, me juzgais coma un obstd-
aculo é vuestros designios, é insistis en ellos , decid-
«melo para acudir al momento al rey con mi dimi-
«sien en la marra, y en seguida é llorar en un rincon
«pur la suerte de mi patria y por la vuestra.


«El final de esta conversation acabe de ganar
«la confianza de la reina. Sigui g ron hacienda men-
«cion de las diversas facciones ; el ministre cont6


yerros y crimenes de todas , y prob6 â la
«veina queaunen su titisme palacio la vendian, ci-
«tândola conversaciones coniidenciales; con lo que
«al fin pare.cie convencerse enteramente la prince-
«sa, y se despidie de el con rostre sereno y orna-
«ble. Tenia buena fe, Pero los que la rodeaban y
«los execi ables escesos de los folletos de Marat y de
«los jacobines, volvieron â inspirarla sus funestas
«resoluciones.


«Otro dia, estando delante del rey, dijo â Du-
«mouriez: MC veis sumamente afligida; no me atrevo
«é ponerme é la venlana que cae al jardin, pues
«ayer tarde asonnindome é la del patio para lomar et
«aire , un affiner() que estaba de guardia , de.spues
«de injuriarme con un apdstrofe grosero ,
«;Cuanto me ale; caria ver esa cabeza en la ponta
«de mi bavoneta! En ese horrible jardin, pur un la.-
«do esté un hombre subido sobre una silla, y leyendo
«en alla vox anatemas contra nosotros ; por otro lle-
«van é un abate é un estanque , llencindole de des-
«verguensas y aporreéndole, y ()Gros juegan entretan-
«Io al balon é se pasean con mucha calma. I Que
«mansion! IQué pueblo!) (Mem. de Dumouriez; lib.
111, cap. VI) (31).


De este modo, por una especie de fa talidad, las


FR ANGE SA . 313


supuestas intenciones del palacio, escitaban en el
pueblo furor y desconfianza, y sus alaridos aumen-
taban el desconsuelo y las imprudencias de aquel.
Asi reinaha dentro y fuera la desesperacion. Pero
por qué, preguntan algunos, no se ponia termine


à tantes males, por medio de una esplicacion sin-
cera? ipor qué el palacio no comprendra los rece-
losdel pueblo? iPor qué este no comprendia los dolo-
res de aquel?—y por qué los hombres son hom-
bres? â esta Ultima pregunta hay que enmude -
cer, humillarse, resignarse à. la naturaleza hurnana
y proseguir la relation de esta triste historia.


Habia muerte Leopoldo II: se echaba de me-
nos para la tranquilidad de la Europa las pacificas
miras de este principe, y no debia esperarse igual
moderacion de su sucesor y sobrino el rey de l3o-
hernia y de Hungria. Gustave, rey de Suecia, aca-
baba de ser asesinado en una fiesta; y aunque los
enemigos de los jacobines atribuian â estes el ase-
sinato, era evidente que et crimen lo cometicron
los nobles humillados por Gustave en la Ultima re-
volucion de Suecia. Véase corne la nobleza , que
exageraba et furor revolucionario del pueblo en
Francia, daba ella misma en et Norte un ejemplo
de le que habia sido en otro tie.mpo, y de lo que
todavia era en los paises mas atrasados eu civiliza-
cion. ;Que ejemplo y que leccion se ofrecian à la
consideracion de Luis XVI. si hubiera podido coton-
ces comprenderlos! La muerte de Gustave desha-
raté el proyecto que este tenia contra Francia,
para el cual debia Catalina dam soldados y Esparia
dinero. Pero no es crcihle que la pérfida Catalina
hubiera cumplido sus promesas , y la muerte de
Gustave, cuyas consecuencias se exageraron fusé




314 nEvorArox
en realidad un suceso de poca importancia (32).


Delessart hahia sido encausado por la debilidad
de sus notas, pues ni en el génie ni en los intere-
ses de Dumouriez entraba el tratar débilmente con
las poteucias. Sus nItimas comunicaciones habian
parecido agradar â Luis XVI, tanto por su decoro
como per su firmeza; pero M. de Noailles, emba-
jador en Viena, y servidor no muy sincero, envié
su dimision à Dumouriez, diciéndole, que no creia
que el gefe del imperio escuchase con paciencia el
lenguage qua acababa de dictarle. Dumouriez se
apresuré âdar cuenta de ello â la Asamblea, la cual
irritada por sernejante dimision, proces6 al instan-
te â M. de Noailles. Otro embajador con nuevos
pliegos, fué en seguida â reemplazarle; pero dos
dias despues, Noailles pesaroso de haber holm di-
mision, mandé la respuesta .categerica que habia
exigido de la ctirte de Viena. Esta nota de M. de
Cobentzel, es el yerro mas impolitico que ha podido
cometer una potencia. M. de Cobentzel exigia en
nombre de su celle el restablecimiento de lamo-
narquia francesa sobre las mismas bases marcadas
por la real declaracion de 23 de junio de 4789, que
era lo mismo que dictar el restablecimiento de los
tres érdenes, la restitucion de los bienes del clero,
y la del condado Venesino al Papa. El ministro de
Austria, solicitaha ademas, que se derolviesen las
tierras de Alsacia con todos sus derechos feudales,
à los principes del imperio. Era necesario no tuer
otra idea de las pasiones de Coblenza, para propo-
nerla semejantes condiciones, que era como exigu
à la vez la destruction de una constitution que ha-
bian jurado la nacion yel rey, la anulacion de una
providencia tal como la relativa â Avifion; y final-


.


rraNcEsA. 315
mente la quiebra que producia la restitucion al cle >
ro de sus bienes ya vendidos. è , Y con que derecho
se exigia per otra parte esta stnision? ,que dere-
cho tenta nad ie para intervenir en nuestros asuntos?
igné quejas podian darse en favor de los principes
de Alsacia, cuando sus tierras estahan compren-
didas en la domination francesa, y por lo tante te -
nian que conformarse con sus leyes?


La primera intention que tuvieron el rev y Du-
mouriez fué. presentarse à la Asamblea y cemuni-
caria esta nota. lo cual produjo como era natural
un grito de indignation y de guerra. Omitié decir
Dumouriez à la Asamblea que el Austria hahia
amcnazado en Lieja con nueva revolucion, y envia-
do un agente para tratar con él sobre el particular;
y que siendo el lenguage de este agente muv dis-
tinto del que empleaba el ininisterioaustriace'.riaco, era
evidente que la Ultima nota no habiasido produci-
da por una resolucion estrafm y repentina. La
Asamblea retiré el decreto de acusacion contra
Noailles v exigi6 un prouto informe. El rey va no
podia re(roceder, debiendo declararse en breve
una guerra fatal que de ningun modo convenia à
sus intereses.Si los franceses vencian se harian
mas exigentes é inexorables enla observancia de
la nueva lev; y si quedaban vencidos echarian la
culpa al golierno acusândole de no haber sabido
sostener la guerra. Luis XVI ccniprenclia muy
bien ambos peligros, y esta fué una de las resobï-
clones que dicté con nias repugnancia (33). Redae -
té Dumouriez su informe con su acostumbrada di-
ligencia, y le 'levé al rev que lo tuvo en su poder
tres dias. La cuestion se'reducia à saber si el reyi
forzado à tomar la iniciativa en la Asamblea, pro-


Bib/io g tta Poptilar. T. 388




316 IIEVOLUCION
pondria la declaracion dé la guerra, ô si mas bien
se contentaria con consultarla, en este punto, anun-
cianclola que segun las érdenes comunicadas , la
Francia se hallabe en estado de guerre. Del primer
parecer cran los ministros Roland v Claviere , al
cual se inclinaban tambien los oradores de la Cd-
ronde que querian estender el diseurs() del troncs.
Luis XVI no se avenia à la declaracion de guerra,
sino que preferia deelarer el estado de guerre.; pues
aunque la diferencia no era muy notable , estaba
mas decidido pur el segundo estremo, Atendida su
situation, poca importaba guardar con el esta con-
elescendencia, y Dumouriez mas franco, no diô oi-
dos à ninguno de los ministros. Apoyado por De-
graves, la cérte y Duranthon, hizo triun far la opi-
nion del re,v; y este fué su primer choque con la
Gironda. Compuso el inismo rey el diseurso y se
dirigie en persona à la Àsamblca et dia 20 de abri!
.con todos sus ministros. Una multitud de mec-
.tadores hacia resaltar mas et efecto de aquella se-
.sion que iba a decidir la suerte, de la Francia v de
la Europa. La lisonomia del rev cstaba alterada y
anunciaba un profundo cuidddo. Dumouriez lev«.6
un informe detallado de las negociaciones de la
Francia con el imperio; manifeste que de hecho no
..existia el tratado de 1756, y que conforme al pos-
trer ultimatum, la Francia .se Wide en estado de
•guerre; ariadiendo que el rey no teniendo mas me-
dio legal para consultar à la Asamblea que la pro-
posiciou formai de guerra, se avenia à consultarla
por este medio. Entonces Luis XVItomô la palabra
con dignidad, mas no sin alguna turbacion.—«Se-
flores, dijo, acabais deoir el resuitado de las nego-
ciaciones que he seguido con la cérte de Viena; las


FRANCES.k. 347
conclusiones del informe han sido la opinion unà-
ulule de mi consejo, que yo tambien he adoptado.
No desdicen de los deseos que mas de una VU me
ha manifestado la Asamblea national, ni 'de los
sentimientos que he advertido en muchos ciudada-
nos de distiatas partes del reino ; todos prelieren
la querra, à ver pormas tiempo ultrajada la digni-
dad del pueblo francés y amenazada la paz de la
nac ion.


«He debido antes de todo apurar cuantos recur-
sos estabau en mi mano para conservar la paz , y
boy nie presento , segun lo dicta la constitution a
proposer à la Asamblea national la guerra contra et
rey de Ilungria y de Bohemia.»


Acogiôse esta proposition con el mavor entu-
siasino , resonando por todas partes lus gritos
viva el reg. La Asamblea le respondié que delibe-
furia v le coma nicaria por medio de un mensage el
resultado. Entonces comenz6 la discusion mas aca-
lorada , que se prolongé hasta muy entrada la no-


entonces se repitieron las razones ya enun-
dadas en pré y en contra, y por fin se die el decre-
to y qued6 «fa guerra resuelta pur una inmensa
mayoria.


«Considerando, decia la Asamblea, que la cérte
de Viena con inenosprecio do los tratados, no ha I
cesado de proteger abiertamente à los franceses
rebeldes: que ha provocado y fortnado una liga colt
muchas potencias de Europa contra la independen-
cia y seguridad de la nacion francesa:


«Que Francisco I, rey de Ilungria y de Bohe-
mia , ha rehusado, segun sus notas del 18 de


Francisée I, no era aun electo eiaperader.




318 REVOLUCION
marzo y 9 de abril negarse â esta liga;


«Que â pesar de la proposition contenida en la
nota de . 11 de marzo de 4792 , para que en todos
los puntos de la froncera redugese al estado de paz
las tropas ha continuado y acrecentado sus pre-
parativos hostiles;


«Que ha atentado formalmente contra la sotie-
rania de la nation francesa, declarando que quiere
sostener las pretensiones de los principes alemanes
establecidos en Francia, à quienes esta ha ofrecido
continuas indemnizaciones ;


«Que ha procurado introducir divisiones entre
los ciudadanos franceses suministrandoles armas
para combatirse inntuamente, y ofreciendo à los
descontentos un amparo en su liga con las poten-
cias •


considerando , en fin, que en el acto de ne-
garse s responder â los Ultimos pliegos del rey de
los franceses no deja concebir esperanza alguna,
por medio de un amistoso acomodamiento para
cortar estas desavenencias, y que cqui • ale à una
declaracion de querra, &c. , la Asamblea declara
que es urgente.»


Convengamos en que las potencias estrangeras
y no la Francia, produjeron una guerra que ha aso-
lado la.Europa por tanto tiempo , y que al decla-
rarla la Francia no hizo nias que .reconocer eu nu
decreto la precision en que la habian puesto. Se
encarge à Condorcet que pusiese en rnani liesto los
motivos de la nation, y él lo hizo en un bellisimo
escrito, que la historia dehe conservar coma un
moclelo de razon y de templanza (34).


Filé universel el Gozo que causé) la noticia de la
querra, pues que los patriotas voian en ella el tér-


i
FRANCE Si. 319


mino de los temoreslquaa emigracion y la vacilan-
te conducta del rey causaban ; y los moderados, à
quienes principalmente intimidaba el riesgo de las
divisiones, juzgaban que el peligro comun conclui-
ria con ellas , rivadiéndose en los campos de luta-
lla todos aquellos hombres turbulentos que habia
abortado la revolucion. Solo algunos fuldenses, em-
peiiados en hallar siempre desaciertos en la Asam-
bien, culpaban à esta de haver infringido la cons-
titucion ; porque segun ella , la Francia nunca de-
hiera presentarse como agresora; pero lu cierto es
que ella no era quien atacaba, y que esceptuândose
et rey y algun «ro descontento, la guerra era un
deseo general.


Lafayette se dispuso à servir noblemente i su
patria da esta nueva carrera, y à él se habia par-
ticularmente encomendado la ejecucion del plan de
Dumouriez, que al parecer habia ordenado Degra-
ves. Dumouriez se ligure con razon, é hizo esperar


todos los patriotas, que el invadir la Bélgica se-
ria en estremo fâcil. Este pais, que aun conservaba
las cenizas de una revolucion apagada par el Aus-
tria, debia sublevarse â la primera aparicion de los
franceses ,y rcalizarse entonces aquel dicho de la
Asamblea à los soberanos: Si vosotros nos enviais la
guerra, nosotros os enviaremos la libertacl ; y por
otra parte, esto era paner en pràctica el plan icica-
do por Dumouriez, que consistia en estenderse bas-
ta las fronteras naturales. Rochambeau mandaba el
ejército mas prOximo à operar, pero no podia des-
empeiiar este encargo por su situacion de melanco«
lia v quebrantada salud , y por ser menos d propô.
sito`


que Lafayette para hacer una invasion medio
militar y medio popular. llubiérase querido confiar




320 RaVOLUCION
el mando general Lafa yette , pero Dumouriez,
llevado sin Juda de la enemistad , no consintiô
ello , alegando por razones que el mando en gefe
de esta espedicion no debia darse à un mero gene-
ral â vista de un mariscal; y lo que era menas des-
acertado , que Lafayette se habia hecho sospecho-
so à los jacobinos y â la Asamblea. Yerdad es que
coma jOven , en)prendcdor y Unica general a quien
sus soldados veneraban , Lafayette daba que rece-
lar à los exaltados, disculpando con su grande in-
flujo las calumnias de la maledicencia. Como quiera
que fuese, él se ofreciô â paner en ejecucion el pro-


ecto del :niais tro, d i plomatico y in il itar à un tiempo,
po,


vpidiô cincuenta niil hombres con los cuales se pro-
inetia cruzar el Namur y el Mosa hasta Lieja, desde
donde debia hacerse duelio de los l'aises-Bajos;
provecto escelente que merecié la aprobacion de
Dumouriez. En efecto haciendo pocos (lias que
estaba la querra declarada , no podia el Austria
tenez aun para cubrir sus posiciones en
Bélgica ; y per lo tante el éxito no parecia dudoso.


pues, Lafayette arden de trasladarse luego
• desde Givet â Namur , y desdeëfe'fhlifte â Lieja


Bruselas , siguiéndole su ejército intnediatamen-
y fuient-ras él practicaba este movirniento , el te-


: fiente general Biron debia con etros diez mil hem-
:. lires salir para Valenciennes y encaminarse bâcla


Mons. Otro gefe ténia érden para dirijirse à Tour-
nay y apoderarse de él inmediatamente; moyinlien-
tes todos que encomendados â los oficiales de Ro-
chambeau , no tenian mas objeto que sostener y
encubrir el verdadero ataque que debia ejecutar
Lafayette.


El término en que habia de efectuarse este plan,


FRANCESA• 321


se fijô desde el 20 de abril al 2 de mayo. Biron
emprendiô la marcha, sana (le Valenciennes, tourd


Quiebrain , y ballé algunas partidas enemigas.
junto â Mjns; pero aun no hahian visto al enemigo,.
cuando dos regimientos de dragones empiezan à-
gritar jestainos enclidos! emprenden la fuga y
arrastran en pas de si à todo el ejército. En vano
intentan los oliciales detenerlos , pues les arne-
nazan con bacerles fuego y continuan huyendo,
hasta que abandonado el- campo , quedan en poder
de los imperiiles todos los efectos militares. Mien-
iras este pasaba en Mons , Teobaldo Dillon, segun
el plan acordado, sale deLila con dos mil infantes y
mil caballos y à la tnisma liera en que acontecié
cl desastre de Biron , la caballeria , que viô algu-
nas tropas austriacas, retrocede gritando que los,
han vendido ; arrolla consigo la infanteria, y que-
da todo el bagage ea nacrer de los enemigos. No
contentas cou ose los solclados y habitantes de Lila
sacrificaa à Teobaldo Dillon, ià un official de in-
genieros, llamado Berthois, acusandoles de traido-
res. Lafayette enti-etanto , noticioso , aunque muy
tarde , dL las SUCCSOS fué desde Metz à Givet por
eaminos casi intransitables, v sufriendo las mayo-
res fatigas ; debiendo entu'siasmo de sus tropas,
el haber en tan breve tiempo ganado tan conside-
rable espacio. Al saher la derrota de los oficiales
de Rochambeau, juzgô prudente hacer alto ; es-
tos fatales acontecimientos ocurrieron â fines de
abril de 1790.




CÀPITULO IX.


Desarenencias en el ministerio girondino.-La supuesta camari-
lla Austriaca.-Decreto para la formation de un campamento
de veinte mil hombres en las inmediaciones de Paris.-Caria de
Roland al rey.-Exoneracion de los ministros girondinos ; dimi-
sion de Dumouriez. -Formacion (le un ministerio fuldense.-
Proyectos del partido constitucional; caria de Lafayette à la
Asatublea.-Situation del partido pooular y de sus caudillos;
planes de los diputados meridionales; condueta de Petion en los
suecsos de junio.—Jornada del 20 de junio de 1702; insurrec-
tion de los arrabaies; eseenas en las habitaciones de las Tu-
Ilerias.


Universel fu6 la agitation que causé la noticia
del exit() desgraciado tic los combates de Quiehrain
y de Tourna= y del asesinato dol general Dillon:
pues nature era de sospeclier que ambos
acontecimientos fucsen efecto de alguna trama , àju4.,:rar per su coincidencia. Los partidos todos se
dirigieron acusaciones ; !os jacobines y los patrio-
tes exaltados decian que se halite vendido la liber-
tad. Dumouriez, sin co.lper à Lafayette , aunque
receloso-de los fuldenses, crevé que se hahie in-
tentait° desacreditar su plan para desconceptuarle.
Lafayette se quejé , aulique con menos acrimonie
que su partido, de que le habian avisado muy tar-
de para ponerse en camino , y de que no se le ha-
hien proporcionado suficientes medios para acudir


FRANCESA• 323


â tiempo. Ademas , los fuldenses esparcieron la
voz de que Dumouriez hacia intentado desacredi-
tar à Rochambeau y à Lafayette, tijendoles un plan
sin medios para llevarlo v ca p o. No era creible
semejante intention , porque Dumouriez, forma-
do de este modo planes de campafia, y abandonan-
do haste este pulite su cargo de ministre de Esta-
do, se arriesgebe mucho en el case de no salir
airoso. El proyecto de someter la Belgica à la
Francia y à la libertad , formaba à mas de este
parte de un plan que hacia mucho tiempo revolvia
en su imaginacion: &cémo, pues, suponer que dc-
sease un mal exito? Lia evidente que ni los gene-
raies ni los ministres habian procedido en este de
male fé. , porque todos elles estaban interesados
en ci triunfo ; pero les partidos colocan siempre
los l'ombres en lugar de las circunstancias para
poder impaterles â elles los males que sobre-
vienen.


Degraves, sobrecogido de temor al ver la in-
quictud que habian causado los filtimos sucesos
militares, quiso abandouar un cargo que le era
odioso hacia ya ticinpo, Dumouriez incurrié en el
error de, no quererlo aceptar. Luis X.VI, some tido
siempre à la Gironde, die) este ministerio a Ser-
van, antiguo militai conocido per sus ideas pa trié -
tees; eleccion que robusteciô el poder de la Gi-
ronde con la mayoria que ganaba en el coasejo;
teniendo a sus Or‘denes à Servan , Claviere, y Ro-
land. Desde entonces empezé â mairestarse des-
union entre los ministros. La Gironde se iba
haciendo cade dia tuas desconliada, y per le
mismo mas exigente en proches de sineerided
per parte de Luis XXI. Dumouriez , que ha-




32 REVOLUCION
cia poco caso de las opmiones, y era sensi-
ble a la confianza del rey , se ponia siempre de
su parte; Lacoste, estrechamente adicto al princi-
pe, hacia otro tanto; Duranthon permanecia inde-
ciso, y daba solo su prefereucia à los partidos mas
débiles; pero Serran, Claviere y Roland se mani-
festaban inflexibles ; v Ilenos siempre de recelos
por sus amigos, se hacian cada vez mas exigentes
ô irre,;onciliables en el consejo. Una circunstan-
cia acabé de indisponer à Dumouriez con los prin-
cipales individuos de la Gironda. Al encargarse
ilcl ministerio de Estado habia pedido sois mille-
nes para gastos secretos. de los que no tendria que
dar cuenta alguaa. Opusiéronse los fuldenses, pe-
ro la Gironda hizo triunfar su peticion , y que le
otorgasen los sels millones. Petion solicité se bo
surninistrasen fondas para la policia de Paris, y
Dumouriez le olorgô treinta mil /rances mensua-
les ; pero apenas dejô de ser girondine, no quise
va pagarselos mas que la vez primera. Sabiase
àdemas , ô se sospechaba (lue acabaha de emplear
Gien mil fronces en cosas ce recreo; y Roland , en
cuva casa celebraba su. junta la Gironda y todos
les suros se indignaron sobremanera. Los minis-
tros Comian alternativamente unes en casa de
otros para tratar de los negocios pôblicos; y cuan-
do lo verificaban en casa de Roland, era à presen-
cia de su muger r de todos sus amigos, de modo
que puede dceirse." que todos los girondinos tenian
parte en el consejo. En una de estas reuniones hi-
cieron cargos à Dumouriez sobre estas gastos se-
cretos; él respoudié con gracia y desembarazo,
muciô despues de tono, y se enelistô complota-
mente con Roland y los girondines. No volviô à pa-


FRAINCESA. 325
recer mas en dichas juntas , y alegô por motivo
que no queria tratar de los negocios raralices en
presencia de una muger ni de los amigos de Ro-
land; pero sin embargo, volviô alguna otra vez en
casa de este, aunque no hablaba de negocios; é si
le hacia era mus poco. Otra discusion concluyô de
indispcnerle con los girondinos; pues Guadet , el
mas descarado de todos elles, ley6 una carta, por
cuyo medio queria que los ministres obligasen al
rey a tomar por contesor à un sacerdote juramen-
taira. Dumouriez dijo que los ministres no podian
intervenir en las practicas religiosas del rey ; y si
bien es cierto que fueron de su rnismo parecer
Vergniaud y Gensonné, la disputa no tiejô sin em-
bargo de ser acalorada , Ilegando â realizarse el
rompimiento.


Comenzaron los periédicos â hablar contra
Dumouriez; y los fuldenses conjurados ya contra
él se vieron auxihados por los jacobines y giron-
dinos; pero Dumouriez, acosado par todas parles,
hizo frente à la tempestad , y dejô escarmentados
à algunos periodistas.


Ya se habia dada un decreto de acusacion con-
tra Marat, autor de El amigo del pueblo, obra atroz
en que pedia descaradamente et asesinato , y llo-
naba de atrevidas injurias à la familia real y à to-
dos los l'ombres de quienes sospechaba su dell-
rante imaginacion. Para contrarrestar et dette de
esta medida , se entablé acusacion contra Rovu,
redactor de El amigo dei reg, que con la violen-
cia misma con que Marat trataba à los realistas,
perseguia él à los republicanos.


Macho tiempo hacia que en todas partes se
hablaba de una concision austriaca ; y los patio-




326 REVOLUCION
tas hablaban de ella en el pueblo como se habla-
ba en la cède de la faction de Orleans; atribuven-
do à esta comision un influjo secreto y siniestro
que se verificaba por medio de la reina. Si mien-
tras la constituyente habia habido alguna cosa pa-
recida â una comision austriaca, !Montras la le-
gislativa no se habia visto nada semejante. Enton-
ces un persouage ilustre desde los Paises-Bajos
dirigia à la reine, y en nombre de su familia, con-
sejos rnuv cuerdos, seguidos siempre de prudentes
comentarlos, que el mediancro fiancés ailadia; pe-
ro con la legislativa, estas comunicaciones parti-
cabres no existian; la familia de la reina conti-
nuaba cou ella su correspondencia, y la aconseja-
ban frecuentemente que tuviese paciencia y re-
signacion. Bertrand de Molleville y Montmorin
eran los &lices que iban todavia â palacio des-
pues de haler salido del ministerio; iodas las sos-
pechas recaian en elles, y cran en docte los agen-
tes de todas las comisiones secretas. El periodista
Carra les acusô pUblicamente ; y elles resueltos à
perseguirle corne calumniador, le dernandaron pa-
ra que presentase documentes que apovasen su
denuncia. Discùlpase el periodista con tres dipu-
tados, Chabot, Merlin y Bazire , corne autores de
las noticias que habia publicado; y el juez de paz
Lariviere que mur adicto ia causa del rev lle-
vaba este asunto c̀on muche calor , tuvo la osadia
de proveer un auto de prision contra los tres dipu-
tados. La Asamblea ofendida, de que hubiese quien
no respetàra la inviolabilidad de sus individuos,
respondiô al juez de paz con un decreto de acusa-
ciou enviando à Orleans al desgraciado Lari-
viere.


FRANCESA. 397
Con esta tentative malograda , se acrecent6


la agitation general y el disgusto que reinaba
contra la celle; la Gironde no se consideraba ya
superior â Luis XVI clesde que Dumouriez se habia
apoderado de él; por le tante habia vuelto à. tomar
su papel de oposicion terrible.


La nueva guardia constitucional del rev , se
habia formado recientemente ; y segun la le n, de-
hie tambien haberse reformado la servidumbre
interior de palacio, pero à la nobleza no le acomo-
daba, por no reeonocer la Constitution si ocupaban
cargos creados por ella; y no queriendo per otra
parte que entrascn homhres micros, se renunci6
â la reforma , «C6rno quereis, sefiora, es.cribia
«Barnave à la reine, inspirar à estas gentes la
«mener duda de vuestros sentimientos? Cuando
«decretan en vuestro favor una guardia militar y
«una servidumbre civil, V. M., semejante al jôven
«Aquiles entre las muchachas de Lycomedes,
«echa aceleradamente mano del sable mira ode con
«desden los simples adornos.» * Los ministros, y
el mismo Bertrand apoyaron por su parte lo que
decia Barnave, pero no lograron nada , y se dejà
la reforma dela servidumbre civil.


La guardia militar arreglada por un plan de
Delessart, la componian una tercera parte de tro-
pas de linea, v las dos restantes de ciudadanos je-
venes , elegicios entre los guardias nacionales;
arreglo que parecia deber inspirar conlianza, pe-
ro que no sucedia asi sin embargo, porque en la
eleccion de los oliciales y soldados de linea , se
habia procedido de un modo que se alarmaron los


tlemoriasde Itiadama Campan, tom. H, p4. 481.




a28 REVOLUCION
patriotas. Coligados contra los jé yenes sacados de
la guardia national , les Ilenaban de disgustos
aun les obligaban à retirarse la mavor parte, sien-
do reemplazados al momento por liombres de mas
confianza. El nnmero de estes guardias se 'tabla
aumentado nolahlcmente, porque en vez de mil
ochocientos hombres que la lev fijaba, llegaba
aquel, segun noticias à cerca de seis rail. Dumou-
riez lo comunice al rev, el cual decia siempre que
el anciano duque de 'Brissac , gefe de esta tropa,
no podia insptrar recelos de que conspirase:


• pe-
ro sin embargo, la nueva guardia observe tai con-
ducta dentro fuera de pa.lacio, que todo el mon-
do declani sus sospechas , y los clubs las tornaron
en consideracion l'or el mismo tiempo doce sui-
zos se presentaron en Nouille con la escarapela
Manu.; incendiarouse en Levres (35) grandes al-
macenes de papes , y se reproclugeron con mas
fuerza las sospechas. La abîma cundiô cntonces
per todas partes; v la Asambla. como si se balla-
Se en et raisin() caso que cuando treinta mil hom-
tires ainenazaban à Paris , se cleclare en sesion
permanente. A deeir verdad la inquietud reinaba
por todas partes, los clérigos no juramentados in-
citaban al 1)00010 eu las provincias meridionales,
abusando del sccreto de la conlesion para desper-
tar el fanatismo; que ya no poila dudarse del con-
venio de las potencias ; que la Prusia iba â unirse
con el Aastria; que amagaba la invasion de ejérci-
tes estrangeros, v que los éltimos acontecirnien-
tos de 1.ila v de Slons no se habian borrado aun
de la memoiia. Es cierto tambien que el poder del
pueblo no di raucha continua, que no se cree
en él autes de que le baya ensavado , y que la


FRANCESA. 329
muchedumbre agolpada , por numerosa que sea,
no puede contrarrestar al impetu de seis mil honi-
bres armados , y regimentados. Apresurese pues,
la Asamblea â declararse en permanencia el dia
98 de maso , é hizo que se la informase circuns-
tanciadanente sobre la reforma de la guardia del
rev y sobre el mimer°, eleccion v antecedentes de
loi que la componian. Despues de liaher conveni-
do en que se habia violado la Constitution, die un
decreto licenciando la guardia, y otro de acusa-
cion contra el duque de Brissac , remitiendolos
ambos â la sancion. Intenté el rey aplicarles des-
de luego el veto , pero Dumouriez recordandole
la destitucion de sus guardias de corps, mucho
mas antiguos en su servicio que su misma guar-
dia, le oblige renovar un sacrificio mucho me-
nos costoso: le manifesté adenias la verdadera con-
ducta de su guardia, y consiguié la ejecucion del •
decreto. Insistiô en seguida en que se procediese
con la mavor brevedad' à su nueva reforma, y el
rey , fuese per volver à su primera politica de
parecer oprimido , e va porque contase con esta
guardia licenciada, con quien conservé ocultas re-
iaciones , se nege à reempiazarla , y se bilé asi
aislaclo enmedio del fluor de un pueblo.


No Bande la Gironda en sus disposiciones,
prosiguiô constantemente en su ataque , y va ha-
bia dado otro decreto contra los eclesiastico's para
que supliese al que el rey no habia queridosaneio-
nar, porque sucediéndose sin intermision las no-
ticias de sus facciosos provectos, acahaba de fui-
minar contra elles la deportacion. Siendo muv di-
lied la averitzuacion de los culpados, y estribando
esta providencia, corne todas las de seguridad, en




330 IlEVOLUCION
meras sospechas, en cierto modo solo por notorie.
dad se prendian y deportahan à los eclesiasticos.
El directorio del departamento pronunciaba la de.
portacion con la denuncia de veinte ciudadanos
Imurados y aprobacion del directorio de distrito:
el eclesiastico condenado debia estar fuera del
canton en el termine, de veinte v cuatro boras, del
departarnento en Ires dias, y de'l rein° en un mes.
Si no tenia medios se le entregaban hast:1 la fron.:
tera tres libras d iarias lev severa mue revelaba
cuânto d bi g ser el enojo creciente de la Asam-
blea. * À este decreto siguiô otro inmediatamente.
El ministro Servan, sin Arden alguna del rev, y
-sin haberlo tratado con sus côlegas, propuso, con
motivo de la prOxima confederacion del 14 de ju-
lio, la formacion de un carnpamento de veinte mil
confederados que sirviesen de custodia a la Asam-
blea y à la capital, proyecto que es facil conocer
con cuânta solicitud se aproharia par la mayoria
de la Asamblea compuesta de girondinos. El po-
der de estos habia lle gado ententes à su calma;
gobernaban la Asamblea , cuva minoria forrnaban
constitucionales y republicanos , y en !a que los
supuestos impartiales cran , como ha sucedido
siempre , hombres indiferentes, complacicntes à
medida que lamavoria se iha robusteciendo. Ade-
mas, ellos rnandaban en Paris, por media del Cor-
regidor Potion, sugeto enleramente suyo , y su
proyecto cra, no por ambition personal, sino por
la de partido y opinion, tener con el campamento
propuesto un medio para /muse duebos del rey,


* Este decreto tiene la fecha dol 37 de mavo, y el siguiente
relative al empan-lento de veinte mil 'Ambres- la del 8de junio.


FRANCESA. 334


y ponerse à cubierto de sus sospechosos desig-
nios.


Apenas se dia cuenta de la proposition de Ser-
van , cuando Dumouriez le pregunt6 , en consejo
pleno y con vebemencia , que titulos tenia para
boer semejante proposition. Respondiô él, que el
titulo de individuo.—«Pues en ese casa , le con-
testé Dumouriez, no debia haber aqui al lado del
nombre de Servan , el titulo de ministro de la
Guerra. AcalorOse tanto la disputa, que si no bu-
biese estado el rey delante , tai vez se hubiera
manchado con sangre el consejo. Servan prometiô
retira!' su pfoposicion, pero hubiera sido
parque la Asamblea se habia apoderado de ella y
el rey hubiera parecido que violentaba à su mi-
nistro. Dumouriez hizo resistencia; quedé la pro-
posicion, y aunque atacada por una peticion que
firmaren ocho mil guardias nacionales resentidos
de que se creyese que la Asamblea no tenia sufi-
ciente defensa en ellos, se decreté sin embargo y
se (leva al rev. Tenia este asi mismo dos decretos
importantes que sancionar, y sospechando que
negaria su aprobacion , se esperaba à esto para
dar contra él una sentencia definitiva.


Dumouriez opiné en pleno consejo que esta
medida serin fatal al trono, y especialmente à los
rs,
girondinos, porque en la formacion del nuovo ejér-icita intervendrian lus mas furibundos jacobinos;
anad iô no obstante que debia adoptarse por el rey,
pues si se negaba à convocar veinte mil hombres
cuidadosamente elegidos, se levantarian espontà.-
neamente cuarenta mil invadiendo la capital. Afir-
mé aclemas Dumouriez que conocia un medio pa-
ra anular esta proviciencia, el tant manifestaria


Biblicdecis PepseartT. 1. 389




REVOLUCION


tiempo; y sostuvo tambien que claie darse san-
,:cion al decreto de deportacion de los eclesiàsti-
-cos , porque cran culpables , y porque ademas en
sra deportecion tendrian un mai() de sustraerse al
:l'encor dc sus enemigos. Luis XVI vacilaba aun


espondiô que lo meditaria despacio ; y en cl mis-
-me consejo Roland resolvie leer à. la vista del mis-
nia rey una cella que le habia miriade, cuya bec-
aura directe era per consecucncia iru til , puesto
,que el rer ya la conocia. Madame. Roland file la
,que dispuso y redacté esta carte, pues bernes vis-
ita que tratandose de escribir una en nombre de
Iodes les ministres, se opusieron estes, y mada-
ma Roland juste tante à su mande , que este al
Su se decidiô à der cl paso en nombre suyo. En
-7‘,-ano Du ranthen , débil pero cucul°, le manifesté
que el estilo desu carte, lejos de conrencer al rey,
le indispondria contra unes ministres que goza-




m de la conlianza pnblica, y que de este resulta-
Tia un rem pimiento funeste entre el tronc y el par-
lido del pelle. Pero Roland se encaprich .6 con el
laarecer de su ranger y sus amigos ; pues estes
,e.igian à Iode (rance una esplicaciou, preliriendo
,à la incertidumbre un rompuniento.


Ley6 pues Roland su carte al rcy obligândole
7;:à sufrir en pleno consejo los mas pesades cargos.


La famosa carte es esta:
«Scier.—El actuel estado de Francia no pue-


-..«de durer largo tiempo , porque es un estado de
-«crisis cuva violencia !lege ya al mavor grade, y
«es preciso que termine de un modo que interese
<.,à V. M. iy sea importante à iode el imperio.


«Home' do con vuestra conlianza y colocado en
desde donde me toca deciros la verdad , me


FRANCESA. 333
«atrevere é descubrirla sin desfigurarla, pues es
«la obligation que vos mismo me ha,bcisimpuesto.


«Los franceses se han formado una Constitu-
«cion que ha producido descontentos y rebeldes,
«pero casi tories quieren defenderla y han jurado
«emplear para elle su saure , vislumbrando con
«gozo una guerre que ofrecia el medio de cense-
«lidarla. Otros sin embargo abrigando distintas
«esperanzas, han :intade sus esfuerzos para ase-
«gurarse el triunfo; v de este proviene la resisten-
«ma interier à las leỲes, la anarquia que deploran
«los Buenos ciudadanos v que sirve al mismo tiem-
«po â los mal intencionados para desacreditar el
«nuevo sistema: de aqui proviene la desunion que
«seadvierte y alimenta en iodas partes, porque en
«ninguna se obra con calma; se anhela el triunfo
«e la inudanza de la Constitucion , v se procede
«en su defensa en su rnenescabo. '1 nio me de-
«tendre â examiner le que es elle en si misma,
«sine que considerare tan solo lo que exigen
«las circunstancias ; y haciendome estraiio à
«elle en cuanto me sea posible, manifestard lo
«que se puede esperar y le que le conviene fa-
«vorecer.


«V. M. gozaba de grandes prorogatives, que
«creia perteneccr à la corona; y acostumbrado à.
«la idea de perpetuarlas, no ha podido ver su fal-
« ta con iudiferencia: el deseo de recobrarlas era tan
«naturel corne el sentimionto de perderlas. De es-
«tes afectos propios del corazon lumen°, se han
«valido para sus calcules, los enemigos de la re-
«volucion, que han contado con una protection
«secreta m'entras las circunstancias ne permitian
«otra mas rnanifiesta. No ha podido ocultarse na-




334 REv0LECION
«da de esto â la nacion y de aqui proviene su des-
«confianza.


«V. M. se ha visto constantemente en la al-
«ternativa de ceder à su antigua. costumbre é in-
«clinaciones particulares, ô - de hacer saeriticios
«que la filosofia v la necesidad dictaban ;• y por
«consigniente en la de aleniar â los rebeldes con-
tra la paz de la nacion, 6 tranquilizar â esta de-


«clarandoos en su defensa. todo llega su tiem-
«po y ya ha llegado el de la incertidumbre.


«é,Pnede hov V. M. aliarse abiertamente con
«los que pretendan variar la Constitucion; 6.debe
«esclusiva v generosamente dedicarse à procurar
«su tritinfo'? Tal es la verdadera cuestion , cuva
«solucion inevitable existe en el actual estado de
«cosas; pues en cuanto à la otra, sohrado metafi-
«sica, de saber si los frauceses son ya capaces de
«libertad, su discusion es inntil, porque no se tra-
«ta de saber fo que seremos dentro de un siglo,
*sine, tic; ver â lo que puede llegar la g,eneracion
«presente.


«iQué ha sucedido en medio de las turbuten-
«cias que esperimentamos hace cuatro a gios? Se
«han abolido privilegios gravosos para el pueblo;
«han cundido por todas partes, y penetrado en to-
«dos las ideas de justicia y de


°


umaldad ; la opi-
«nion de los derechos del pueblo ha consolidado
«la fuerza de sus derechos; el reconocirniento de
«estos, verificado con la nlas,or solemniclad, se ha
«convertido en maxima sagr'ada ; y en fin , se ha
«exasperado el odio contra la nohlèza, que el feu-
«dalismo inspirô hace tanto tiempo, porque los
vnobles se han opuesto abiertamente à la Consti-
«tucion que lo destruye,


FRANCESA. 333
«El pueblo veia en el primer alto de la revole-


(( don y en estes nobles, unos hombres aborreci-
«hies per los privilegios tiranicos de que habian
«gozado , pero no los hubiera odiado tanto , des-
«truidos ya sus privilegios , si la conducta de la
«nobleza, no hubiera apoyado desde esta época to-
«das las razones que !;tibia para temerla y comba-
«tirla corne à enemiga irreconciliable.»


«En esta proportion misma se ha aumentado
«el amer à la Constitucion, rio va porque el pue-
«blo le era deudur de infinitos' benehcios , sino
«porque este ha creido que se los protnetian ma-
«yores, en el hecho de encoutrar en lus que tenian
«costunthre deoprirairle tanto interés en destruirla
«ô moclificarla.


«La declaracion de los derechos, se lia con-
«vertido en evangelio politico, y la Constitucion
«francesa, en una religion , por la que el pueblo
«ofrecerà su sangre.


«l'or esto su ce!o ha Ilegado t veces â suplir
«la falta de leyes, y cuando estas no eran bastante
duertes para acallar à los perturbadores, los ciu-
«dadanos se han creido con facultad , para impo-
«ner por si ru ismos el eastig,o.


«De este modo, los bines de los emigrados
«han quedado espuestos â los estragon que la yen-
«ganza inspiraba; y por esto ha hahido tantes de-
«partamentos que se han creido obligados à cas-
«tigar à los eclesiâsticos tildados per la opinion,
«v que hubieran Ilegado â ser sus victimas.


«En esta Incita de intereses , todos los senti-
«mientos han tomado el acento de la pasion. La
«patria no es ya una palabra que alhaga à la ima-
«ginacion, sino un ser â quien se han tributado




336 anvoLucroN


usacrificios, à quien se adora cala dia mas por
«las inquietudes que causa; un ser que ha costa-
«do inmensos esfuerzos, que es superior à todos
«los cuidados, y à quien se ama, por lo que cues-
«ta , tanto como por lo que de él se espera ; y
«cuantas injurias se le dirijan, serin). medios para
«inflamar el entusiasmo con que se le mira. 11( â
«que grado no liegarà este entusiasmo cuando
«las fuerzas enemigas reunidàs fuera, y relaciona-
«das con las intrigas interiores, amenacen con las
«desdichas mas funestas! En todo el irnperio reina
«una indecible agitation , que estallarà al fin de
«un modo espantoso, si nu llega à calmarse con-.
«fiando en la sinceridad de V. M.; sinceridad que
«no se prueba con promesas, sino que por el con-
«traria necesita hechos.


«Es evidente para la nui«) francesa que sti.
«constitucion puede marchar y que et gobierno
«tendra la necesaria fuerza , desde el momento eu
«que V. M. decidido por el triunfo de esta cons-
«titucion, dé al cuerpo legistativo todo el poder de
«la ejecucion, prive al pueblo de todo pretesto de
«inquietudes, y sofoque las esperanzas de los des-
«contentes.


«Se han presentado por ejemplo, dos decretos
«de importancia; ambos interesan mucho â la tran-
«quilidad pnblica, y à la vida del Estado; el dife-
«rir su sancion, inspira desconfianzas ; si se pro-
«longa mas, producirà descontento, y en la actual
«efervescencia de los itnimos , me atrevo à decir,
«que el descontento puede traerlo todo.


«Ya no es tiempo de retroceder , y ni siquiera
«hay medios de contemporizar: todos los corazo-
«nes sienten la revolucion ella se cousumarâ à


FRANCESA. 337


«fuerza de sandre., y con esta se consolidarâ si lie
«prudencia no ataja los males que pueden aurp.
«evitarse.


«Yo sé que todavia hahrà quien espere conse-
-«guirlo todo y contenerlo todo con medidas


«tentas; pero cuando se hava desplegado la fue.rza-.
«para sujetar à la Asamblea , cuando se laya es-
«parcido el terror par Paris , y la division y eL
«asombro en sus inmediaciones , toda la Franci-
«se lanzara indignada; y despedazandose su rnismo,
«seno en los horrores de una guerra civil , mani-
«festaria aquella terrible energia , madré, de
«virtuel y del crimen, funesta siempre â los que he.
«han provocado.


«La salvacion del Estado y la Bicha de Y. M. es-
«tan ligadas estrechamente ningun poder ser•
«bastante a desunirlas: inminentes riesgos y des-
«dichas atnenazan vuestro tronO si vos unsmo no le.
«afirmais sobre las bases de la constitution, pren--
( da segura de una paz estable. Do modo que lie-
«disposicion de los aniinos , la série de los aconte-
«citmentos , las razones (le la politica v el interés,.
«de V. M. , preseriben la union con d cuerpo le---
«gislativo y la fidelidad al anhelo de la nacion.; y •
«convierten en necesidad lo que los principios
«tan como deber. El afecto natural de este pueblo:
«carifioso , encontrara en clin un motiva de reco--
«nocirniento ; pues os han engatiado pérfidamente•;.
«setior , cuando os han infundido aversion é des-
«confianza hâcia este . pueblo tan facil de cautivar; .
«V cou las continuas inquietudes que os han suge-
«rida os han obligado à observar una conductèe
«que le ha alarmado. Senior , convencedle de ctne:
«estais resuelto llevar adclante una constituelne




338 REVOLECION
«que es la prenda de su felicidad, y en breve sereis
«cl objeto de su ;.rratitud.


«La conducta
..-,


de los sacerdotes en varies pun-
«tos , y los protestes que el fanatismo daba à los
«descontentos, han dictado una sithia lev contra los
«reyoltosos : sanciônela V. M , pues que asi lo re-
«claman el sosiego pûblico y la salvacion del clerc.
«Si esta les se deja sin vigor,


, los departamentos
«se verlan obligados à sustituir n da, connu en to-
«das partes han hecho, resoluciones duras , y
«el pueblo irritado , à falta de ella emplearà su
«sana.


«Los intentes de nuestros enemlgos , las turbu-
«lencias de la capital , el desasosiego producido
«perla conducta de vuestra guardia, que no se ha
«desterraclo aun , porque V. M. ha dado eu su fa-
«vor muestras de satisfaccion con una proclama
«mur impolitica à la verdad eu las prescrites cir-
«cunstancias ; ia situation de Paris y su cercania à
«las fronteras, han hecho necesario un campanien-
«to cerca de él ; medidaacierto y urgencia
«han aprobado todos los buenos ; y que esta solo
«csperando la saucier' de V. M. i,Pcir gué, pues, se
«han de dar à sus dilaciones apariencia de oposi-
«cion , cuando la brevedad seria causa de recono-
«cimiento ?


«Las tentativas del estado mayor de la guardia,
«national de Paris contra esta disposicion, han he-
cho recelar que obraba per superiores instigacio-


«nes ; las declamaciones de algunos furibundos de-
«magogos , confirman la sospecha de que tient).
«relation con los que desean la ruina de la Cons -
.«titucion ; la opinion pnblica no favorece â. las in-
,«tenciones de V. M. y con poco que se retarde, el


FRANCESA. 339
«pueblo afligido creeré que su rey es amigo y ctim-
«plice de les conspiradores1


Cielos, habreis cegado à. las potestades de la
«tierça para que no atiendan jamas sino à los con-
«sejos que les conducen à su ruina!


«Sé mur bien que cl austero lenguagc de la ver-
«dad pocas vues leescucha et troao; se tambien que
«porque casi nunca quiere escucharle se hacen ne-
«cesarias las revoluciones ; y sé por fin que. debo
«hablar asi â V. M. , no solo como ciudadano suje-
«to à las leyes, sine como ministre que ha merecido
«su confianza, ô ai menus que esta revestido del
«carà.cter que la supone. Per lo mismo creo que
«nada debe privarme de cumplir con un deber que
«me dicta la conciencia.


«Bajo este mismo concepto reiteraré mis snpli-
«cas é V. M. acerca de la obligation y utilidad de
«ejecutar la lev que prescribe tener un seeretario
«en el con3ejo. La existencia de la ley es por si sola
«de tal goder, que su cumplimiento parece debiera
«seguirse é ella sin dernora ; pero es mity esenciai
valerse de cuantos medios conserven en las delibe-
«raciones la gravedad prudencia, y la cwdura
«necesaria; y los ministres responsables han menes-
«ter ademas una cosa que dé testimonio de sus opi-
«niones ; pues si esta existiera ahora , no tendria
«que hablar por escrito à S. M.


«El hombre que estima sus deheres, desprecia
«la vida, porque agnelles son superiores n todo;
«pero despues de la (licha de haberlos cumplido, el
«Unice bien que adora su corazon, es el de pensar
«que le ha hecho con fidelidad, lo cual es tambien
«una obligation de los l'ombres pnblicos.




REVOLUCION


«Paris 10 de junio de 1792, afio IV de la liber-
«tad. —Firmado.—RoLAND.


Escuchô el rey con surin paciencia, la lectura
de esta carta y salit') dicieudo que daria à conocer
su vol untad.


Llarne à Dumouriez â palacio , donde juntos el
rey y la reina le dijeron: «Olemos de salir por
mas tiempo la insolencia de estos tres ministros?
No, respondiô Dumouriez.—iy os obligais à librar-
nos de ,


ellos? repose et rey.—Si senior, ariadiô el
osado ministro; mas para hacerlo bien, es forzoso
que V. M. me otorgue una condition. Me han des-
conceptuado, y voy â estarlo mas despidiendo â tres
côlegas gefes de un partido poderoso , y solo de


un
modo se puede persuadir al pnblico que no se les ha
destituido por su patriotismo.--C6mo? pregunté el
rey.—Sancionando los dos decretos, replia Du-
mouriez.» Y fué repitiendo lasrazones que habia ale-
gado en el consejo pleno. Dijo la reina , que la con-


era muy costosa; pero Dumouriez se empené
en prohar,


, que de los veinte mil hombres nada
habia que terrer; que en el decreto no se designa-
ha cl sitio del campamento ; que podria enviarlos,
por ejemplo, à Soissons , donde se les tendria ocu-
pados en ejercicios militares, desinernbrandoloslue-
go poco à poco para el ejército , cuando hubiese ne-
cesidad. » Pero entonces, dijo el rey, teneis que ser
vos ministro de la guerra.—Lo seré 1 pesar de la
responsabilidad , respondiô Dumouriez; mas es pre-
cis° que Y. M. sancione el decreto contra les ecle-
siasticos, pues solo haciendo este sacrificio es como
podré serviros. Este decreto lejos de ser contrario â
los eclesiàsticos , les librarà del furor del pueblo:
V. M. debiera haberse opuesto al primer decreto


F BANCESA. 311


d
l
e la A.samblea constituyente en que se prescribia
j uramento, pero ahora; no puede ya retroccider.


--Pues si entonceshice mal, respondio Luis XVI, no
debo hacerlo dos veces.»—La reine, que en puntos
de religion no era tan escrupulosa como el monar-
ca, opiné como Dumouriez , bobo un moment° en
que e! rey parecié ester pronto â dar su adhesion.Indicele Dumouriez los nuevos ministros que
babian de suceder à Servan, Claviere y Roland, los
cuales cran para el interior , Mourges y Bealieu
para hacienda , quedando el ministerio de querra
conliado h Dumouriez, que lo era h la vez de dos
ministerios , mientras el de negocios estrangeros
estaba vacante. Estendiésc sin detencion el 13 de
junio el oficio, despidiendo h Roland, Servan y Cla-
viere. El primero, que tenia Ioda la energia ne-
cesaria para poner en prâctica lo que en su atrevida
imagination concebia su esposa , se presentô al
punto en la Asamblea, y levé la carte. que habia
escrito al rey y ocasionado su destitution: paso
que era permitido sin duda comenzadas va las
hostilidades, nias que despues de haber proinetido
al rey que la caria quedaria reservada era poco
noble leerla pnblicamente.


La Asamblea oyé con los mayores aplausos la
lecture. de Roland , mandando que se imprimiese
su carta y enviase h los °cliente y tres de partam en tés,
declarando ademas que los tres ministros descella-
dos, cran dignos de laconfianza de la nation. Enton-
ces fué cuando Dumou riez sin temor ninguno se etre-
viô â presentarse en la tribuna con su nue-vo nom-
bramiento de ministro de la guerre, llevando dis-
puesto un informe detallado, hecho de repente so-
bre el estado del ejército, y los yerros de la admi-


11.


*ri




3 742 REVOLITION
nistracion y la Asamblea ; y no por eso se montré
menus severo con los que sabla estaban predispues-
tos â no recibirle bien. No bien se presente, (man-
da empezaron É( murmurer los jacobines, aunquc
los fuldenses quedaron en el mas profundo
Principià per dar cuenta de un pequeiio triunfo de
Lafayette y de la muerte de Gourion, oficial, clipu.
tado y hombre de bien , que inconsolable por las
desdichas de la patrie, , se habia arrojado â una
muerte voluntaria. La Asamblea die muestras de
sentimiento por la pérdida de tau generoso cluda-
dano, y escuché friamente à Dumouriez, haciendo
menus case del deseo que él manifesté de librar-
se de las mismos males, teniendo la misma suette;
mas asi que anunciô ser su informe corne ministro
de la guerre, por todas partes se mauifestaron inuv
pocas gens de oirle: él entonces reclainé con se:-
renidad la palabra y coudoyé per conseguir silen-
cio. Sus cargos ofendieron â varies diputados : lo
vois, grité Guadet, vine à darnes por
que no? dijo con mucha calma el intrépido Dumou.
riez. Sosegaronse los animes, acabe de Icer y fué al-
ternativamente budado y aplaudido; y luego que
acabé doble su memoria para Ilevarsela. Se escapa,
gritaron; eso no, replie° él; y paso con desemba-
razo los papeles sobre el escritorio, firme sin al-
terarse y atravesé la Asamblea con una calma in-
alterabie. M abrirle paso los grupos de diputados,
le dijeron : os van à envier à Orleans. Mejor, res-
pondié él, con eso tomaré los baiios y el suero, que
bien lo necesito v descansaré.


Su firmeza tranquilizé al rey, que se rustre
satisfecho de él ; pero el desdichado principe es-
taba inquieto y acosado de escrûpulos, pues ro-


FFIANCESA. 3i3


deado de falsos amigos, habia vuelto à sus pesa-
(las determinaciones y no accedia â sancionar los
dos dee,retos.


Los cuatro ministres congregados en el con-
sejo rogaron al rey que otor gase su sancion, corna
al parecer habia prometidon. Respondie este con
serenidad, que solo la daria al de ,2reto de los vein-
te mil hombres , porque en tuante al de los ecle-
siastices, estaba resuelto à negârsela ; que habia
formado su resolucion y que ninguna amenaza le
obligaria à variarla. Levé le carta eu que anuncia-
ha su voluntad al presiilente de la Asamblea ; une
de vosotros la firmarà, dijo â sus ministres, pro-
nunciando estas palabras en un tono que nunca se
le habia oido.


Dumouriez le escribiô entonces hacienda su
dimision. Este hombre, eselaine el rey, me ha he-
cho exonerar à tres ministres, porque se empe-
fiaban en que yo accediese los decretos, y aho-
ra quicre él que los sancione; pero esta invectiva
no era , parque Dumouriez, si habia consen-
tido en snrevivir à sus compafleros , lo habia he-
cho con la condition de las dos sanciones. Avistese
con él Luis XVI, y le pregunt6 que si insistia, pe-
ro Dumouriez no varia de resolucion. Pues enton-


. ces , dijo el rey acepto vuestra dimision; presen-
târonla tambieu todos los ministres, pero el rey
retuvo â Lacoste v Duranthon, obligàndoles â con-
tinuer, y ocupandn. los ministerios vacantes Lajard,
Chambonas y Terrier de Mont-Ciel, escogidos entre
los fuldenses.


«Caye el rev par este tiempo , dite madama
Campan, en un abatimiento que infinie. hasta en
su fisico, Diez dies seguidos estuvo sin articular




IIEVOLUCION


palabra, ni aun con su familia, como no fuesen las
espresiones necesarias en el juego de chaquete que
despues de corner armaba con inadama Isabel. La
reina le sace de este estado tan funesto en una
crisis en que par momentos se aume,ntaba la ne-
cesidad de obrar, postrândose ante el y valiendo-
se va de imageries que concitasen sus ternores, y
va 'de palabras caritiosas. Le recordaba tambien
io que debia â su familia, v Hee decirle que en
el caso de morir habia de' ser con honor y sin es-
perar que viniesen à ahogarles uno y à otro en
su misma habitacion.» *


Facil es presumir los designioscon que Luis XVI
volveria en si v à la ocupacion de los neeocios,
porque despues de haler desertado del partido de
los fuldenses para entregarse en manas del de los
girondinos, no podia volver à pasarse â los pri-
meros con mucha satisfacion ni esperanza. renia
-el doble convencimiento de que ni con unos ni con
otros era compatible, y lo que era peor, que él se
habia hecho tal con rodas. Desde entonces debia
mas que nunca buscar el apoyo de los estrangeros,


cifrar en ellos sus esperanzas todas; pensamien-
io que adivina todo el mundo y alarma i. los que
en la invasion contra la Francia veian la ruina de
la libertad, el suplicio de sus defensores v la di-
vision tal vez é la desmembracion del reine. Na-
da de esta veia Luis XVI, parque nunca cree uno
en el mal de la que desea; antes bien, alarmado con
la agitation que las derrotas de Mons y de Turnay
habian producido, envié à Alemania
Pan cou instrucciones escritas de su propia mano




" Vase 5 madama Campan, L. 1l, 250.


FRANCESA. 345
advirtiendo en ellos â los soberanos que avanzasen
con precaucion, que guardasen las posibles consi,-
deraciones con los habitantes de las provincial que
atravesasen y que enviasen delante un manifiesto
en cl cual esptisiesen sus intenciones pu:incas y
conciliadoras (36). l'or moderados que fuesen es-
tas intentas no dejaban de sur una invitacion de
adelantarse sobre el pais ; por ocra . parte aunque
el rey lo descase iaccederian à elle los principes
estrangeros y rivales de la Francia y los enfureci-
dos enrigrados? è yo pbdia dudar Luis XVI de que
hiciesen nias de lo que et queria? Los ministros de
Prusia. y Austria descubrieron Manet- du-Pan
la desconflanza con que mirahan la intolerancia de
los emigrados, y parece que costé mucho trabajo
tranquilizarlos sobre este punto (37). No cran me-
flores los recelas de la reina, que principalmente
temia â Calonne su nias peligroso enemigo (38);
mas no por eso dejaba de estrechar à su familia
para que se apresurasen à sacarla del cautiverio.
El partido popular debia desde entonces mirar à.
la cérte coma un enernigo, tanto mas temible nan-
ti) que disponiat de iodas las fuerzas del Estado, v
que la lucha que iba ic empenarse stria de muer-
te. El rev para la formation de su nuevo ministe-
rio no ecba mana de flingua hombre decidido, par-
que con la esperanza de su praxima libertad, solo
pensaba en ir pasando algunos lias, sobrândole
para conseguirla un mrnisterio cualquiera.


Quisierou los fuldenses aprovecharse de esta
ocasMn para reconciliarse con la carte, no tanto si
se ha de decir la verdad, por ambition personal de
partido, cuanto par interés del rey. Ni remotamen-
te creian eu la invasion, parque casa todos ha:laban




346 REVOLUCION
en ella un atentado, y adulas un rie.zgo muy gran-
de para la carte y para la nation. Juzgaban con
fundamento que rey naufragaria antes -de recibir
ausilio; y despues de la invasion temian horrendas
venganzas, tal vez la desmembracion del territorio
y por decontado la pérdida absoluta de la libertad.


Lally-Tolendal, que como bernas visto aban-
doua la Francia cuando se convencia de que cran
imposibles las dos Camaras ; Malouet que en la re-
vision las procuré ensayar; Duport, Larneth, Lafa-
yette y otros que querian conservar las casas co-
mo estaban, todos se unieron para hacer el Ultimo
esfuerzo. Ea este partido como en todos los damas
no habia enteraconformidad deopiniones; pero axis-
tia un solo objeto, el de salvar al rey de sus errores,
y con él à la constitucion. Todo partido â quien se
obliga à obrar ocuitamente, se ve, precisado â dar
pasos, que si no salen bien, se les dit el nombre de
intrigas: en este sentido intrigahan los fuldenses.
Asi que vieron la destitution de Servan, Claviere
Roland, que Dumouriez habia causado, se avista-
ron con este, y le prometieron su alianza si couse-
guia el veto contra el decreto de los eclesiasticos.
Dumouriez, fuese por enojo, por l'alla de confianza
en sus medios, ôtai vez lainas posible, por el com-
promis° en que se habia puesto de conseguir la
sancion del decreto, no se presté à esta alianza, y
se volvié al ejército deseando, segun escribia à la
Asamblea, que un eahonazo reumese para él todas
las opiniones.


Los fuldenses tenian aun à Lafayette, que sin
mezclarse en sus ocultas tramas habia participado
de su antipatia contra Dumouriez, y queria ante
toJo salvar al rey, sin alterar la constitution. Dé-


FRANCESA. 347
biles cran sus medios; y por otra parte la carte,
cuva salvacion procuraban, no queria recibirla de
eilo's. La reina que tniraba con entera conlianza a
Barnave, !laina usado siempre de rauchas precau-
ciones para varie, no recibiendole nunca sino en se-
creto. Los emigrados v la carte no le hubieran per--
donado el tratar cou Ïos constitucionales, pues en-
efecto se le prohibia huerta, prelirieudo en su casa
à los jacobinos, porque, segun decian, habria que
transigir con los primeras, al paso que nada ten-
drian que hacer con los segundos (39). Agréguese
à estas manifestaciones, continuamente repetidas,
el adio personal que tenia à Lafayette la reina, y se
comprenderà cuan poco dispuesta estaba la carte
para admitir servicios de los constitucionales, é de
los fuldenses. Ademas de esta antipatia, deben tain-
bien considerarse los medios débiles que tenian en
su mano contra el partido popular; pues si Lafa-
yette era adorado de sus tropas, y podia contar con
su ejército, tenia tamhien el enemigo al fiente, y
no podia abandonar la Frontera, trasladandose al
interior. El anciano Luckner, que le servia de apo-
vo, era déhil, voluble y intiv medroso, aunque en
l'os campos de batalla se revistiese de un valor es-
tremado. Pero ana contando con sus medios milita-
res, los del partido constitucional carecian entera--
mente de los re.cursos civiles. La mavoria de la
Asamblea eran girondinos, una grau 'parte de la
guardia nacional era suva, pero cstaba muy desu-
nida y casi desorganizada: las constitucionales


-tahan reducidos, en casa de emplear sus fuerzas'
militaires, à marchar desde la raya â Paris, ,es de-
cir, il intentai una insurrecion contra la ASaMblea;
y las insurrecciones, muy buenas para un ilïarlido


B ibliotesa T. I. 390




348 REVOLCCION
violenta que toma la ofensiva, son fatales v perju-
diciales à un partido moderado, que se res


-iste apo-
vado par las leyes.


Sin embargo, estrecharon â Lafayette. y cancer-
taron con el enviar una carta à la A.sambica ; cuva
carta escrita â su nombre debia manifestar sus opi-
niones con respecta al rey v la Constitution. y su,
disgusto por todu lo que se dirijiera à atacar al
uno ô à la otra. Tambien sus amigos estaban divi-
didos, pues los unos alentaban y los otros conte..
Man su cela; pero Ilevando siempre por delante su
obligation al rey à quien habia jurado fidelidad, es-
cribiô la carta, y arrostrô cuantos peligros amena-.
zaban su vida. Resueltos el rey y la reina il no ser-
virse de él le dejaron escrinir, parque en este paso
solo veian las muchas reconvenciones que se harian


amigos de la libertad. Llega la capta a la Asam-
dalea el 18 de junio. Lafayette despues de haber
i.princi piaci° vituperando la conducta del Ultimo mi-
aaistro, a quien segun decia, iha à delataren el mn-
:ment° de haber sabido su dimision, continuaba en
estos terrninos:


«No basta que quede libre de un influjo funeste
«este rama del gobierno : la causa faiblit:a carre
«riesgo, la suerte de la Francia depende principal-
«mente de sus representautes , de ellos espera la
.«patria su salvaciou ; pero al darse una constitu-
«ion, les ha prescrite el Unica camino que tienen
«para Ilegar à conseguirl o.»


Protestando despues su inalterable fidelidad à
la lev jurada, presentaba el estado de la Francia,
colocada entre dos clases de enemigos, los esterio-
res y los que alirnentaba en su seno


«Conviene anonadar à unos y otros; lo cual os


FRANCES1. 349
«sera mur dificil si no sois constitucionales rectos.
«Mirad cuanto os rodea... podeis ignorar que una
« faccion, y para prescindir de denominaciones
«gas, que la faccion jacobina es quien ha causado
«tantos desardenes ? Contra alla dirijo yo en alfa
«voz mi acusacion. Organizada coma un imperio
«separado, en su metropoli y en su asociacion: go-
«bernada aciegas por algunos corifeos ambicio-
«sos, forma esta recta una corporation distinta
«en mcdio del pueblo francés, cuyo goder usurpa.
«avasallando à sus represeutantes y mandatarios.


en sus pilblicas sesiones se dâ el nom-
are de aristocracia , al amor a las leves, y de pa-
« triotismo à su infraction; alli , los a'come'tedores
«de nasilles gamin triunfos, y loscrimenes deJour-
«dan, merecea panegiristas; valli, en fin, la narra-
«cion del asesinato que ha deshonrado à la ciudad
«de Metz, arranca todavia aplausos infernales!


«é,Creeran pur ventura sustraerse à estos car-
«gos, escudandose con un manifiesto austriaco,
«donde estân los nombres de estos secuaces?
«han hecho sagrados parque los hava pronuncia-
«do Leopold° ? Y por q ué nos vemos forzados a pe-
alear con los estrangeros que se mezclan en nues-
«Iras discordias, iestamos va esentos de librar à
«nuestra patria de una tirania doméstica?»


Recordando en seguida sus antignos servicios
en favor de la libertad; y enumerando las pruebas
de lcaltad que habia dada à su patria , respondia
el general de si, y de su ejército, declarando que
si no era la mas. vil del universo , la nation fran-
cisa podia y debia hacer frente à los reyes que se
habian conjurado contra ella! «Pero, afiadia, pa-
ara que nosotros, soldados de la libertad, lucht-


;




350 REVOLUCION
«mos con pro yecho en favor suyo , es precis°


.
que


«los defensores de la patria seau à la mavor bre-
«vedad tantes como SUS enemigos; que multipli-.
«quen y faciliten nuestros movunientos, provisio-
«nes de todos generos: y que el cuidado de las tro-
«pas, de su arrimaient° y de sus pagas, y las pro-
«cauciones relati yas à la conservacion de su salud,
«no esperimenten va demoras que son fatales, etc.»
Otros consejos ai-tacha, entre los cuales el Ultimo
era el mas notable, y decia: «Que el poiler de los
«clubs, desterrado por vosotros, quede rcrnplazado
«por et reinado de la lev, sus usurpaciones por el
«libre y .recto ejercicio de las autoridades consti-
«tuidas , sus maximas desorganizadoras pur los
«verdaderos principios de la libertad, su dernente
«furia por el valor sereno y constante de tilla na.
«Mon que conoce v deliende, sus derechos, y en
«fin sus tramas de piirtido, per los verdaderos in-
«tereses de la patria , que en este momento de pe,-
«ligro debe reunir à todos los que no se compla-
«cen y comercian infamemente con su esclavitud
«y su ruina!»


Esto era lo mismo que decir â las pasiones ir-
ritadas: paraos; ô à los partidos , sacrificaos con
Busto; ô à un torrente, en fin : detente! Pero atm-
que de nada sirviô el consejo, ohligaciou era darle:
el fado derecho a plaucliô mucho la carta ; el iz -
quierdo guardô silcncio: y apenas se acalM su lec-
tura, cuando se tratô de imprimirla v remitirla à
los departamentos. Vergniaud pidiô la palabra
la obtuvo. Segun el, importaba â la libertad , tan
bien defendida hasta en tonces ports. de Lafayette,
que se hiciese una distincion entre las peticiones
de los simples ciudadanos, que esponian un dicta-


FRANCESA. 354
men ô reclamaban un acto de justicia , y las lec-
ciones de un general armado. Este dehia hablar
por conducto del ministerio; pues de lo contrario
Peligraba la libertad; que por consecuencia debia
pasarse a la ôrden del dia. Thevenoth respondiô.„
que la Asamblea debia oir de hoca de M. de La-
fayette las verdades que no habia tenido animo
pàra, decirse à si misma. Esta Ultima observacion
produjo uua conmocion muy grande , y algunos
negarou que la carta fuese auténtica. «Ann cuan-
do no estuvie,se lirmada , dijo M. CoubC, solo M.
de Lafayette es capaz de escribirla.» Guadet pidiô
la palabra para un hecho, y sostuvo que la carta
no podia ser de M. de Lafayette , porque hablaba
en ella de la dirmsion de Dumouriez, que no ha-
bia sido hasta et -16, y su fecha era del mismo dia,
«No es, pues, posible, aiiadiô, que el limante ha-
»blase de un hecho de que no podia tener noticia;
»de modo que, ô la fuma no es suya, ô la puso en
»blanco, à disposicion de un partido que debia
»usar de ella como quisiese.» Estas palabras re-
novaron los murmullos de la Asamblea. Guadet,
prosiguiendo , afiadiô, que M. de Lafa yette no po-
dia , segun los sentimientos de que habia dado
pruebas , escribir semejante carta.—Debe saber,
dice, que cuando Cromwell —El diputado Du-
mas, no pudiendo reprimirse ya , al escuchar esta
irltima espresion , pide la palabra, y todos los ani-
mes manificstan Inquietud estrema: Sin embargo,
Guadet apoderado de la tribuna, continua: Decia...
le interrumpen de nuevo.—Estàbais , dicenle, en
Cromwell .—«Volveré, pues, afiade... Decia, que
M. de Lafayette debe saber, que cuando Cromwell
usaba de un lenguaje como este, vacilaba la liber-




352 REVOLUCION
tad en Inglaterra; y es preciso convencerse , d de
que un cobarde se ha escudado cou et nombre de
M. de Lafayette, ô probar por media de un escar-
miento, al pueblo frances, que no habeis hecho un
juramento rano, al jurar que conserraria's la Cons-
titucion. »


Muchos aseguran que conocen la firma. de La-
fayette y sin embargo, envian su carta à la comi-
sion de los dote para comprobar su autenticidad,
con lo cual queda privada de impresion y de la re-
mision à los departamentos.


Este noble paso fue enteramente inntii, y asi
debia serlo, atendido et estado de los ànimos.
Desde aquel motuento et general quedô casi tan
desconceptuado coma la aorte; y si lus gefes de la
Gironda, mas ilustrados que el pueblo , no creian
que Lafayette hiciese traicion à su pa , parque
huhiese atacado à losjacobinos, la in ultitud sin em-
bargo lo creia à fuerza de oirlo repetir en los clubs,
en los periôdicos y en los sitios pnblicos.


De este modo; à la inquietud que à la côrte ha-
bia infundido en et partido popular, se agregô la
que el mismo Lafayette escitO con su conducta. En-
tances este partido perdié Ioda esperanza , y re-
solviô refrenar la côrte antes que ella pudiese.


eje -
cutar las tramas que la imputaban.


Ya hemos Vista de que modo estaba cornpuesto
el partido popular, que pronuuciéndose mas se ca-
racterizaba mejor, y entraban en su gremio perso-
nages nuevos. Robespierre se habia dada va à co-
nocer en losjacobinos, y Danton en los francisca-
nos. Los clubs, el A y untamiento y las seccroues
comprendian à mudios que por la impetuosidad
de su carécter y opiniones cran capaces de cual-


353FRANCESÀ.
quiera cosa. Tales cran Sergent y Panis, que mas
tarde acompariaron su nombre i un acontemmien-
to terrible. Eu los arrabales habia varias coman-
dantes de batallon ya dernasiado terribles , y el
principal de ellos era un cerbecero llamado Santerre-
Su gentileza, su voz, y cierta facundia en el decir,
le habian graugeado favor del pueblo y cierto,
imperio en elarrahal de San Àntonio, de cuva ha-
talion era comandants. En el ataque de Vic'ennes,
rechazado por Lafayette en febrero de 1791 , se
habia distincuido va Santerre , y como todos los
l'ombres deriutsiado volubles, podia llegar à hacer-
se peligroso, segun las inspiraciones del mornento..
Asistia a todos los conciliabulos que se celebrahan
en los arrabales distantes, donde le acoropariaban
el periodista Carra, perseguido por haber insulta-
do a Bertrand de Mollevillc v â Montmorin; un tat
Âlejandro, comandaute del arrahal de San Marce-
l(); un sugeto fras conocido con cl nombre de Fon-
nier et americano; el earnicero Legendre, que des-
pues fué diputado en la Convention, un official de
platero llamado Rossignol y otros muchos que por
su intimidad con el populacho traian al borotados
a todos los arrabales. Por los mas distinguidos de
entre chas, se cornunicaban con los gefes del par-
tido popular, y de este modo podran someter sus ac-
ciones fit una direccion suprema.


No pueden marcarse exactamente los diputa-
dos que componian esta direccion , pues los mas
celebres Bran estrafios â Paris y no tenian mas in-
ilujo que el de su elocuencia. Guadet , Isnard,
Vergniaud, provincianos todos, tenian mas rela-
cion con sus departamentos que con el mismo Pa-
ris; y attaque muy vehernentes en la tribuna, fue.-




354 REVOLUCION
ra de la Isamblea no hacian nada, y eran por Con-
siguiente incapaces de turnover el populacho.
Condorcet y Brissot, diputados de Pans, no cran
mas actives que los anteriores; ademas de que por
su unifonnidad de ideas con los diputados del Ous-
te v del Mediodia , se habian hecho girondinos.
Roland se vol vil à su vida privada, desde, que CCSIS
el ministerio patriota, y residia en una habitation
cualquiera y desconocida en la talle de Santiago.
Convencido de que la cône proyectaba entregar à
los estrangeros la Francia y la libertad, se lastima•
ha de las desventuras de su patrie cou varies ami-
gos suyos diputados en la Asamblea; pero no pare-
ce que en su sociedad se tratase de atacar à la
carte, y Unicamente protegia la impresion de un
periediéo-cartel denorninado et Centinelu , que
Louvet, visible ya en los jacobines per su oposi-
cion à Robespierre, redactaba en sentido patrieti-
co. Roland, habia durante su ministeno, propor-
cionado fondas para ilustrar la opinion ptiblica con
escritos, v et Centinelu se imprimia con un residuo
de estas iondos.


Bahia per eutonces cri Paris un jôven marse-
liés, entusiasta, valiente y republicano, à quien per
su notable belleza y galiardia Ilamaban el Àntinôo.
Fut diputado per su concejo en la Asamhlea le-
gislati va, para tracer reclarnacienes contra el direc-
torio de su departamento, pues en toda la Francia
cran vmu comunes estes choques entre las auto-
ridades 'subalternas y superiores , y entre los
A y untamientos y los directorios de departamento.
Este jtiven marsellés Ilamàbase Barbaroux, el cual
reunia à su talent° grande actividad y podia ser-
vir de mucho à la causa del pueblo; viô à Roland


FRANCESA. 355


deolord con él las catastrofes que amenazaban
las patriotes, conoviniendo en que pues el peligro
aumentaba diariamente en el Norte de la Francia:
convendria en el caso de verse reducidos al pos-
trer apura, retirarse al Mediodia v establecer alli
una reptiblica cuves limites pudieran con el
tiempo estenderse coma Carlos VII habia dilatado
antiguamente su renia desdes Burges. Estuvieron
exaininando el inapa del ex-ministre Servan ,
opinaban cpui destunda en el Ria v mas alla la
bertail, debia retirarse detras de l'os Vosges y et
Loira; y que aun lanzada de estosatrincherarnien-
tos lequedaban en el Este el Doubs, el Ain y el RO-
dano; el Vienneel Dordorla hacia et Oeste, v en
el centra los rios' y las rocas del Lemosin. «Mas
«alla, decia et inismo Barbaroux, nos encontraria-
« mos la Aubernia con sus cimas escarpadas , sus
«gargantas, sus selvas antiguas r las montafias de
«Velay, ahrasadas un dia por ei fuego, y abora
«cubiertas de pinards; sitios agrestes eu donde
«los hoinhres butin la nieve, pero donde al nie-
«nos viven independientes. Las Cevenas todavia
«nos arecerian un asilo clemasiado célébre para
«que la tirania se les atreviese ; y al muffin del
«Mediodia, tendriamos por limites el Isere, et Du-
«rance v el Redan° desde Lijon hasta et mar, los
«Alpes y las murallas de Tolon.Finalmente si aun
«en estes puntos no estuviésemos seguros , nos
«queda la Côrcega; la Corcega donde ni los geno-
«yeses ni les francesespudieron arraigarla tirania;
«suelo que solo necesita brazos para hacerse ler-
«in, y lilesdos para inmortalizarse.»


Memorias de Barbaroux., pp. 33 y 39.




356, REVOLUCION
Era natural que pensasen en acogerse à sus


provincias los habitantes del Mediodia, en el caso
de que penetrase la invasion en et Norte, del cual
no se olvidabam pues resolvieron escrihir à sus
departamentos para que espontanearnente forma-
sen el campainento de veintemil l'ombres, no obs-
tante hallarse aun por sancionarel decreto que à el
sereferia. Dàbales mucha esperanza Marsella, Ciu-
dad riva, populosa, y altameute democratica, que
babia enviado à Mirabeau à los estados generales,
diseminando despues sus ideas por todo el Medio-
dia. Su corregidor era amigo de Barbaroux, con
quien coincidia en opinioues, y este le escribiô
que se abasteciese de granos, que enviase perso-
nas de confianza à los departamentos vecinos y à
los ejércitos de los Alpes, de Dalla y de los Piri-
neos, para predisponer en aquellos puntos la opi-
nion ptiblica: que Iiiciese tantear à Montesquieu,
general del ejército de los Alpes, aprovechandose
de su ambition en favor de la libertad , y que se
conviuicse en lin con Paoli y los corsos, de modo
que eu caso necesario tuviesen en ellos el Ultimo
asilo y socorro. Encargé tambien al dicho corregi-
dor que retuviese el producto de los impuestos
para privai de ellos al potier cjecutivo , y aun si
filera menester, para invertirlos en contra de este.
Lo mismo que Barbaroux practicaba con respecta
à Marsella, Nacra cada cual con sus departamentos
tratando de toner seguros asilos; y asi la descon-
fianza trocada en desesperacion , iba labrando el
levantamiento general, dando margea con tales
preparati vos à una diferencia marcada entre Paris
v los departamentos.


El corregidor Petion, amigo de los girondinos,


FRANCESA. 357
y mas adelante proscripto y considerado como ellos,
terra por su destina, nias intima couexion con los
alborotadores de Paris. Su imperturbable calma v
aparente indiferencia servian para que sus enemi'-
gos los juzgaseu como estupidez, y sus amigos co-
in() una ponderada probidad que lamas han des-
inentido sus detractores. El pueblo que inventa
sobrenombres para los que tiene eu Nota coati-
nuamente, le llamaba .virtucl Ya bernas
hablado de el cou motiva del viage de Varennes y
de la preferencia que para el corregimiento dePa:
ris le dg la celle sobre Lafayette. Esta intent6
cohecharle, V asi Io prometieion algunos estafa-
dores, pidiendo al efecto mm cantidad de diuero,
que se guardaron, sin l'aber dado paso alguno cou
Petion, cuva conocidocarécter no les daba espe-
rama ninguna de conseguir su objeto. Per esto
la alegria que coneibiô la côrte, crevendo que lo-
graria un apoyo, y corromper ana magistrado pu-
pular, fué mu y efimera palpando presto et enga-
fia,quedando advertida de que sus contrarios
no cran tau venales como babia presumido.


Eno de los que primero conocieron cuita im-
posible es .trocar las inclinaciones de un rev, na-
cido en et absolutismo, tué Petion; era republica-
no mucho antes que soimse nadie en la repOblica; y
en la constituyente rué por convencimiento lo que
era Robespierre por dureza de caràcter. En la le-
gislativa acabô de convencerse de que la cOrte era
incorregible, persuadiendose de que flamba a los
estraugeros; y siendo al principio republicano por
sistema, Ilegô a serlo despues por seguridad pro-
pia. Desde enfonces procuré, seguu él diio, faciii-
tar una nueva revolucion, para cnyo efecio se opo-




358 itiwoLucroN
nia à los movimieutos mal dirigidos; v por el un_
trario apo y aba los acertados, procurando siempre
conciliarlos con la lev de que era observador muv
rigido, y que no queria quebra.ntar como no fueie
en estremo apuro.


Xun sin saber la parte que Petion tendria en
los movimie,ntos que se preparaban, ni si CORSUlt6
à sus amigos de la Gironda para avudarles, puede
decirse, segun su modo de proceder, que nada hi-
zo para impedirlos. Dicese que à ditimos de junio
filé en casa de Santerre con Robespierre, Manuel,
proveedor sindico del concejo, ex-con.sti-
tuyente, y Chabot, ex-capachino y diputado; que
este areng6 à la section de los trescientos , y le
dijo que la Asainblea le esperaba; ello es que bo-
bo conciliabulos , y no es ereible, atendiendo à su
opinion marcada, y à su conducta ratura, que es-
tas personas toviesen escrapido eu asistir à ellos
(40). Empezôse dcsde aquel momento à hablar en
los arrabales, de ana funeion para el 20 de junio,
aniversario del juramento en el juego de pelota, y
se trataba, segun dichos, de plantar un arbol de
la libertad en el terrait() de los faldenses, y de diri-
gir ana lx:tido:1 à la Asamblea y al rev , peticion
que dehia presentarse con armas: de 10 que puede
dedueirse, que la verdadera mira en:este proyecto,
era intimidar et palacio con la perspectiva de cua-
renta mil picas.


El dia 16 de junio se dirigid à los principales
del consejo generat una peticion formai para que
se autorizase à los ciudadanos del arrahal de San
Antonio à reunirse armados el dia 20, con el obje-
to de hacer otra peticion à la Asamblea y al rey.
Aquellos pasaron al ôrden del dia, resolviendo que


FRANCESÀ, 3'69
se comunicaria su acuerdo al directorio y al cuer-
po municipal ; pero los suplicantesim creyeron se
desestimase su solicitud, v dijeron descaradamen.
te, que no por eso dejarian de reuairse. El corre-
eoido r Pain no trasladô basta el 18 las comunica--
ciones preseritas el .16; ademas de que solo se las
dirigi6 al departamento y no al cuerpo


El directorio del departamento, que como he-
nios visu), no desperdiciaba ocasion para con telle r
a los alborotadores, prohibiô el dia 19 las reunio-
nes armadas, mandando al comandante, general v
al Corregidor quese valiesen de sus facultades
ra disiparlas; y comunicado esteacuerdo à la Asam-
blea por el rninisterio del interior, empezo a dis-
cutirse en tilla si decia ô no leerse.


Vergniaud se oponia à esto; perd no consiguiô
nada, !torque se procediô à la lectura, y se pasô en
seguida à la ôrden del dia.


Acababan de ocurrir eu la Asarnblea dos acon-
tecimientos interesantes; el primer() que el rev se
hahia opuesto a los dos decretos, relativouno :d; los
clérigos no juramentados, y otro à la formation de
un campamento (le 20.000 hornbres. Esta comuni-
cacion fué oida profundo silencio, y al mismo
tiempo se presentaron en la barra varice marselle-
ses, con el lin de leer una peticion. Hemos visto
las relaciones (Ille tenia Barbaroux con ellos. Gui a-
dos por sus consejos, hahian escrito a Petion, ofre-
ciéndole todas sus Inerzas, remitienclo con esta
ofcrta una solicitud dirigida a la Asamblea, la que
entre otras cosas decia:


«La libertad francesa peligra, pero el patriotis-
«mo del Mediodia salvarà la Francia... ya ha llega-




360 REVOLUC ION


«do el dia de la cèlera del pueblo.... legisladores!
«en vuestra manos esta la fuerza del prieblo; valéos
«de tilla; el patriotisme francés os Aide le dejcis ca-
«mivar con fuerzas mas imponentes hada la capital
«V las fronteras... No negareis la autorizacion de


lev à los que estan dispuestos à morir en su de-
«fensa.»


Largo fué et dehatc que estalectura produjo ea
la Asamblea. Los del lado derecho decian que et ca-
viar esta peticion à los departamentos era Io misai°
que estimularlos a la insurrection; mas se erdener
la remision , a pesar de estas rellexiones, muv jus-
tas sin duda, pero supérfluas , desde que estahan
todos persuadidos que solo una nuriva revolueioa
podia salvar la Francia y la lihertad.


i ales fucron los acontecimientos de la jornada
dei 19. Continuaban los movirnientos â pesar de to-
do en los arrabales, y Santerre, segun se Grec,
(l a a Sus amigos un tante confusos por et acue«lo
del directorio: ()lié temeis? La quardia nacional no
tendra firden para disparar,


, y Petion estard alti.
El corregidor , bien porcine crevese que et mn-


vimiento era irresistible , o porque juzgasc dehia
apovarlo, cornu hizo despnes el 10 de agosto . es-
cribiô à media noehe al directorio, picliéndole que
au torizase las reuniones, permitiendo à la guardia
nacional recibir en sus lilas à les ciudadanos de los
arrabales; medio que cuadraha hien à las miras de
los que sin apetecer desôrdenes, querian no obstan-
te imponer al rey; y todo prueha que esas miras cran
las de Petion y las de los gefes populares. À las cin-
co de la maiiana del 20 de junio respondie el di-
rectorio que no variaba de su primer acuerdo ; y
entonces mandé Petion al gefe de dia que tuviese


FRANCESA. 361
completas las guardias y dohlase la de las Tullerias,
sin que nada mas hieiese no queriendo ni renovar
la escena del Campo de Marte , ni disipar las reu-
ajoncs ; sino esperando hasta las nueve de la ma-
nana à que el cuerpo municipal se congregase. Ve-
rificado esto, deje adoptar una decision contraria a
la del directorio, mandandose à la guardia nacional
que recihiese en sus filas â los peticionarios arma-
dos. Petion, que no se opuso à un acuerdo que con-
trastaba à la autoridad administrativa, cemetie una
especie de contravention que mas adelante se le
eche en tara. Mas eualquiera que fuese el carâcter
de este acuerdo , l'ocrer' vanas sus disposiciones,
porque la guardia nacional no tuvo tiempo para
formarse, v la reunion 'lege a ser en un momento
tan considerahle , que no 5e pudo variar ni su for-
ma ni su direction.


Eran las once de la mariana y la Asamblea aca-
baba de reunirse , esperando un grande aconteci-
miento. Se presentan los individuos del departamen-
ta para dar mentit de la iuutilidad de sus providen-
cias. El sindico Ruiderer tiene la palabra, y dite que
â pesa. r de la ley y de diferentes érdenes de las au-
toridacles , se ha verificado una reuniou estraordina-
ria de ciudadanos ; y que si esta reunion tiene al
parecer por objeto el celebrar el aniversario del 20
de junio, y rendir nuevamente sus homenages à la
Asamblea , como podia ser el fin de la mavor parte,
tambien era de terrer que hubiese mal intencionados
que quisieran aproveeharse de tan ininenso Mimer°
para dirijir una solieitud al rev; Io cual no podia
hacerse sino hajo la pacifica forma de una niera pe-
ticion. Citando en seguida los acuerdos del directo-
rio y de los principales del consejo , las leves contra




362 REVOLUCION


las renfloues armadas, y las que hacen subir é veinte
el Minier° de ciudadanos que pueden presentar una
peticion, exhorta à la Asamblea que dé cumpli-
miento é elias; «porque, ailade, si bo y hay peticio-
narios armados que se dirijen aqui con un entusias-
mo civico mariana pueden reunirse cuantos mal-
yndos quieren , y entonces, os pregunto, senores,»
iQué es lu que pOdremos decirles?...


Enmedio de los aplausos de la derecha y de los
murmullos de la izquierda , que desaprobando los
temores v la provision del departamento , autoriza-
han indudaelemente la insurrection, ocupa Verg-
niaud la tribuna, v hace observar que et abuso que
terne et procuradnr sindico para lo fatum , existia
va ; que n'indis veces se habian recibido peticiona-
rios armados , y perrnitidoles desillar en el salon,
que seria mal liecho tai vez ; pero que los peticio-
narios de hov, podrian con razon quejarse de que se
les huhiese tratado de distinto modo que à los de-
mas; que si , como decian , querian presentar una
solicitud al rey , es de creer que la enviarian sin
armas ; y que si por lo demas se tem la que el rev
corriese .algun peligro, no tenian mas que custodiar-
le; enyiandole una diputacion de sesentamiembros.


Dumolard es de la opinion que Vergniaud ; con-
-vielle en et abuso, pero dice que es preciso que cese,
especialmente en esta ocasion, lino se. quiere que
la Asamblea v el rev aparezcan ante la Europa como
esclavos de tilla faction asoladora. Pide como Verg-
niaud , que se envie una diputacion , pero exige
ademas que el Ayuntamiento y cl departamento
respondan de las medidas que han tomado para que
se respeten las leves. Se aumenta por grados el tu-
multo , y se anuncia una caria de Santerre, que se


FRANCES1.
333


lee con aplausos de las tribunas. Los habitantes
del arrabal de San Antonio, decia esta caria , cele-
bran el aniversario del 20 de junio ; se les ha ca-
lumniado , y piden que se les acimita en la barra de
la Asamblea para confundir à sus detractores, y
probar que sou siempre los hombres ciel 14 de julio.


Vergniaud responde à Durnolard que no es nue-
vo el ejemplo de que se hava infringido la ley, y que
la oposicion por esta vez serin recovar la sangrien-
ta escena del Campo de Marte; aclemas de que los
sentimientos de los peticionarios nada tienen de
reprensible. Terniendo con razon el porvenir, anal
de Vergniaud , quieren probar que à pesar de te-
das las tramas urdidas contra la libertad , estan
siempre dispuestos é defenderla. Aqui , cornu se ve
por efecto natural de la discusion , se revelaba la
verdadera intencion del dia. Sigue la confusion; y
aunque Ramond Aide la palabra , es necesario un
decreto para otorgarsela. En este moment.° anun-
clan que los peticionarios son ocho mil.—Ocho mil,
dice Calvet , y nosotros no sonos mas que 745!
retirémonos.—:Al &den! al &den! gritan por Co-
das partes. L'aman al ôrden à Calva , v meten
priera à Ramond para que fiable porcine est'an espe-
rand° ocho mil ciudadancs. Si esperan ocho mil ciu-
dadanos, tam bien me estan aguardando veinte y
cuatro millones de franceses; y entonces reproduce
las razones alegadas por sus arnigos ciel lado dere-
cho . De repente penetran los peticionarios en el sa-
lon ; la Asamblea indignada se le yanta ; carese el
presidente, y los peticionarios se retirai con doci-
lidad, pur loque la Asamblea satisfecha, consiente
entonces en recibirlos.


La peticion hocha en et tenu mas audaz, com-
Bibliolecapopular.
T. Z. 391




364 REVOLUCION


prendia la idea de iodas las peticioaes de entonces:
«El pueblo està pronto; à vosotros solamente espe-
«ra, restit() à servirse de grandes medios para
«ejecutar cl articula 2." de la declaracion de los
«derechos, resistencia à la opresion.... Que el esca-
« so di mer0 de entre vosotros que no se conforme
«con vuestros sentimientos y los nuestros, deje la
«t'erra de la libertad. y se vaya. à Coblenza..... In-
«vestigad la causa de los males que nos amenazan;
«si proviene del poiler ejecutivo, sea para siempre
«anonadadol


Et presidente, despues de una respuesta en que
proinete a les peticienarios la vigilancia de Vis re-
presentantes del attelle, recomendandoles la de-
diencia à las leves, les permite en nombre de la
Asamblea que deslilen por delante de tilla. Abren
entonces las puertas, y el acompafiamiento, que
era va la menas de treinta mil personas, atraviesa
el salon. Facilmente se concibe todo 10 que puede,
producir la imagination del pueblo entregado à si
mismo. Delante de iodas Ilevaban mesas enorrnes
con la declaracion de las clerechos. y al rededor de
ellas iban danzando mugeres y nifias, agitando ra-
mas de oliva y picas. coma dando a entender que
la paz ô la _verra estaban en manas de les ene.rni-
ges. y repitiendo en corn el famoso ça ii .a. En se-
guida


iban los matones del mercado, los trabajado-
res de todas clases. con !naias fusiles, sables y
'lierres afilados en la puOta de los garrotes. A sit
caboza marchaban con los sables desenvainados,
Santerre y al marqués de Saint-Ilurugues, cana-
cido va en lasjornadas del 5 y 6 .de octobre. Des-
pues . seguian en bau" &dell algunos batallones
de la guardia nacional para coutelier con su pre-


FRANCESA. 365
sencia et alboroto; luego otra portion de mugeres
con otros nombres armadas, y en banderines l'ôtan-
tes llevaban escritas estas palabras: Constilucion
muerte. Par el aire colgahan multitud de calzones
rotos, à los gritos de vivan los sansculattes! (vivan
los descamisados). En fin un rasgo de ferocidad
completaba este espectaculo estrambetico, pues en
la estremidad de unapicallevabau un corazon de ter-
nera con esta inscription; corazon rle arist6crata. AI
verlo, se levante un mormullo general de pesar y
de indignation, y et horroroso emblema desaparecia
al ponta, pero para volverse a presentar en las
puertas de las Tu Ilerias. Los aplausos de las tribu-
Das, los gritos del pueblo que atravesaba el salon,
los cantos civicos, los confuses murmullos v el si-
lencio de ansiedad en que estaba la Asamblea, for-
maban una escena original y desconsoladora, aun
para los diputados que veian un apovo en la mu-
chedumbre. Ah! por que no ha de bastar la razon en
estes tiempos de discord las! ;per que los que lla-
rnaba.n à los barbares disciplinados del Norte, obli-
geban à sus contrarias à echar mano de estas otros
bat-haros sin disciplina, festivos unes y feroces
otros, que pululan dentro de las ciudades, y afean
la civilizacion mas brillante!


Esta escena dure tres boras; al fin de la cual,
presentandose Santerre de nuevo en la Asamblea
para darla gracias por el pueblo, laofreciô una ban-
dera en muestra de afecto v reconocirniento.


La multitud entretanto queria penetrar en el
jardin de las Vullerias, cuvas verjas estaban cer-
radas. El palacio estaba rodeado de numerosos des-
tacamentos de la ;cardia nacional que estendién-
dose en linea desde los fuldenses hasta et rio, pre-


.




366 REVOLUCION
sentahan un aspecto imponente. El rey orcle,m5 que
se abriese la puerta del jardin, y agolpandose el
pueblo à cl, deslilti pur debajo de las ventanas del
palacio, r por delante de las lilas de la guardia na-
clonai, sin ninguna demostracion hostil, gritando
solo abajo et tacle, vivan los sanseulottes! Sin
b


embar-
e. algunos a- eos anadian, hablando del rey. or que no
se asorna?.,.. No queretnos hacerle mal ninguno.
La antig,ua cspresiou, le engurtan, se dejaba oir de
vez en cuando ; y el pueblo dispuesto à participai-
de la opinion de sus caudillos, lutina perdido corne
ellos sus esperanzas.


Salie la multitud por la puerta del jardin que
dà al puente real ; subie el pretil, y atravesando los
pasadizos del Louvre, se dirijiô à la plaza del Car-
rousel; plaza. boy (lia tan grande, y ocupada entonces
por una porcion de caltes que formaban una espe-
cie de caniinos cubiertos. En vez del ininenso pa-
tio que media boy entre el palacio y la verja, y de
una ala à otra, habia patios pequehos, separados
entre si par paredes y casas, desembocando en el
Carrousel par medio de antiguos pasadizos. El
pueblo inunciô todas las cercanias, y se presentà
delante de la pueda real, cuva entrada le negaron
arenganclole algunos individuos del Àyuntainiento,
con la que al parecer se incline à retirarse. Dicen
que Santerresaliendo al mismo tiempo de la Asarn-
blea, donde se habia quedado el Ultimo para pre,-
sentar una bandera, reaniniô al pueblo va cansado,
y mande colocar algunas piezas deartillcria delante
de la puerta. [ban à dar las cuatro: dos individuos
del Ayunta.iniento varian de repente la consigna ';


' Todos los testigos han estado acordes en este hecho, yariando
olo los nombres de les oileialeS municipales,


PRANCESA. 367


entonces las fuerzas que habian cargado en bastante
ntimero sobre este punto, y que consistian en
algunos batallones de la guardia national, y eu
varias partidas de gendarmes, qucdaron cortadas.
El pueblo se lauze con la mavor confusion al patio,
y desde este al atrio de palacio, donde Santerre,
arnenazado por dos testigos de que le acusarian par
que violaba la mansion real, gritô, dirijiendose
los amotinados : Sed testigos de que yo no (pieroen-
Irai' en la habilacion del reg. Pero esta interpela-
cion no contuvo à la multitud que se hahia precipi-
tado, y se derramaba por todo palacio, invadiendo
todas sus escaleras, y trasportando à fuerza de bra-
vos una pieza de artilleria hasta cl piso primero.


mismo tiempo los agresores coinezaron à atacar
â cuchilladas y t hachazos las !menas que se balla-
nal) cerradas.


Luis XVI en este interrnedio habia despedido
à bastantes de sus peligrosos amigos , que sin ser
capaces de defenderle le habian comprornetido
tantas vues, v aurique !labial) acudido à salvarle,
les bizo salir del palacio de las Tullerias donde su
preseneia solo serviria para irritai al pueblo en
vez de contenerle. Medd; -rues, solo con ci anti-
guo inariscal de Mouchy ; el gefe del batailon
Acloque, algunos criados de su casa y varios ofi-
ciales de la guardia national que le cran adictos.
Entonces fué cuando overon los gritos del pueblo
y el estrépito de los hachazos, à cuyo tiempo le
rodearon los oficiales refcridos, v le suplicaron que
se presentase al pueblo prornetiendole morir à su
lado. El rey no titubea y manda que abrall, y en
el moment° mismo cae â sus pies el postigo de la
puerta iinpelido por un violente empuje. Abren en




368 RE VOLUC tON
fin, y yen una selva de picas y bayonetas.—Ileme
aqui, dite Luis XVI , presentandose a la frenética
naultitud. Los que le rodean le estrechan mas


'mas, y forman une marelle delante de su cuer-
po.—Ilespetad à vuestro rey, esclaman; y la mul-
titud que no Ilevaba ningun objeto, y a quiert solo
se hahia indicado ana invasion amenazadora, sus-
pendié su ataque. huchas votes anuncian ana pe-
ticion, y quieren que se les escuche; y los que ro-
dean al rey le dicen entonces que pase otra sala
mayor para goder oir la lectura. Satisfecho el pue-
blo'de verse obedecidu, signe al principe à pin
se tiene la feliz ocurrencia de colocar en el hueco
de una ventana; y haciéndole subir sobre una ban-
queta ponen ocras delante de el, y ademas ana me-
se v toda la comitiva se establece al rededor. Au-
mentan el nifinero de sus defensores varios grana-
deros de la guardia, y empleados de la casa que
forman una trinchera, trâs de la cual puede es-
cacher el rey cou menus peligro aquel trernendo
plehiscito. medio de la confusion y griteria se
oyen repetir con frecuencia estas palabras: ;File-
ra veto, y elériyos, arislocracia! ;El eampamenta
arca de Paris! Se acerca el carnicero Legendre, y
con lenguage tosco y popular pide la sancion
decreto.—No es este ni el sitio ni la ocasion, res-
pondiô el rey con dignidad ; yo hue lo que dicte
la Constitution.—Esta resistencia hizo su efecto.


Vina la nation! iviva la nacioill gritaron los arno-
tinados,—Si, Diva la nacian, dijo Luis XVI; vo soy
su mejor einigo.—Pues bien; manifestadlo, escla-
Tn6 uno de laiurba , presentandose en la ponta de
una pica un gorro encarnado. Era muy peligroso
resistirse, y a la verdad que la dignidad del rey no


FRANC ESA 369
consistia en dejarse degollar por despreciar una
vana lino en sostener, como Io hizo , con
lirmeza el choque de la multitud. Se pont el gor-
ro en la caheza y todo el mundo lu aprueba.
como la estacion y e/ gentio le sofocaseu, un hom-
bre, medio borracho , que Ile yaba un vaso y ana
botella, le ofrecià de beber. El rey, que bacia ma-
cho tiempo temia le eu yenenaran, no vacilô un mo-
ment° v bebin, y entonces aplaudieron cou deli-
rio. Ma.daina Isabel, que ainaha macho â su ber-
mano y que era la tinica de la familia que hahia
podido liegar di, le se,tria de ventaux en venta-


._


na para acompailarle en los . peligros. E! pueblo,
que al verte creyô era la renia, empezé a gritar
horriblemente: esa es la ausériaea. Lus granaderos
nationales que se colocaron al rededor de la pria.-
cesa, querian convencerles de su error, pero agne-
lle hertnana generosa, dejadles en su error les
dijo, y salve(' à la reine.


Esta, acompahada de sus hijos, no fiable podi-
do encoutrar à su esposo, v huyendo de las habi-
taciones Najas cornu al salon del consejo, mas no
pudo Hegel.•


baste el rey, porquc la muititud obs-
truia el palacio. Querra incorporarse, à él y
rogaba con instancia que la condujesen à donde
se banale; per() !lainait podido disuadirla, v co-
locada detras de la rnesa del consejo con algunos
granaderos , veia deslilar al pueblo vivamente so-
bresaltada, y con los ojos arrasados en lagrimas,
que contenia. Su hija. Horeb à su !ah; el tierno
dellin, asustado al principio se habia tranquitiza-
do despues, y se s,.nreia con la feliz ignorancia de.
su edad. Le presentaron un gorro encarnado, y la
reinase le paso en la cabeza, mientras Santerre, que




370 REVOLUCION


estaba por agnelle parte, imponia respeto al pue-
blo y tranquilizaba a la princesa repitiéndola aquel
dicho acostumbrado , por desgracia tan inntil: se-
;ion., que us m'eau, que Os engalian. Viendo lue-
go que el jiiven principe no pocha soportar el ger-
ro encarnedo, se sofoca este nifo, dijo, y le quit°
aquel adorno ridiculo.


Lus diputados, sabedores de los riesgos del
palacio, fueron â unirse al rey, arengando al pue-
blo para infundirle respeto; otros habian ido â la
Asamblea à instruirla de cuanto pasaba, creciendo
en elle la efervescencia pur la indignacion que
manifestaba el lado derecho , y pur los esfucrzos
que el izquierdo bâcla en librar de la invasion et
palacio del monarca, Sa cornisionti sin oposicion
alguna una diputacion y salieron veinticuatro in-
dividuos para custodiar al rey, cuve cliputacion
debia relevasse de media en media bora , â lin de
noticiar free uentemente à la Asamblea cuanto acae-
ciese. Los diputados enviados hablaron alternati-
vamente haciendo que les grenaderas les subiesen
sobre sus espaldas. Petion !lege en seguida y se
le acusù de haber concurrido demasiado tarde;


h
p ero dijo que no haine tenido nuticia de la invasion
echa à las cuatro haste las cuatro y media ; que


liabia empleado media bora para llegar â palacio,
y hallado despues tantos obstaculos, que no le ha-
bia lido posible entrer alli haste las cinco y media.
Acercese al principe y le dijo: No terne V. M.,
pues esta en niedio del pueblo. Luis XVI, cogien-
do entonces la mano â un grenader° la puso sobre
.su corazon, diciendo: «i, À ver si late mas de priesa
de lo que acostumbra?» Esta noble respuesta me-
reciô muchos aplausos. Petion se Stibié sobre un


FRANCESA. 371


taburete, y dirigiéndose â la multitud , la dijo que
pues habian bec» su representacion al rey, debian
retirarse sin estrépito, y procurando no manchar
su nombre en aquel lIay quien pretende que
Petion afiadie su justa representacion ; pero esta
espresion no probaria mas que la necesidad de no
ofender é la multitud. Sauterie unie su influencia
v quel') al punto desocupado el palacio ; siendo
erea de la siete de la tarde cuando se retiré Ioda


agnella gente, pacilica y ordenadamente.
El rev , la veina, su hermana é hijos se reu-


nieron v'ertiendo abondantes las-rimas. El rey,
aturdido con agnelle escena, tenia aun puesto el
gorro encarnado, y advirtiendolo por primera vez
despues de algunas boras, lo arrojé con indigna-
cion. Llegaron à la sazon nuevos diputados -para
informarse del estado del palacio, y la reina re-
corriéndolo con elles , les enseiiaba las puertas
desquiciadas y los muebles destrozados, manifes-
tando su pua per ta.marms ultrages. Merlin de
Thionville, republicano de los mas furibundos, iba
con los presentes diputados, y viendo la reina là-
grimas en sus °jos «dorais, le dijo, al ver tratados
«tan cruelmente al rev y a su familia por un pueblo
«cuva dicha ha procurado siempre?—Es verdad,
«sefiora, respondié Merlin, lloro al ver tan desdi-
«chada aune muer hermosa, sensible y madre de
«familia; pero cuenta con que ni una sole lagrima
«derramaré pur el rev ni por la reina, porque édio
«à los reyes y â las 'reines »


Véase C madama Campan, t. II, pâg. 215,




CAPITULO X>


Consecuencias de la jornada de 'f.,0 de junio.-1.1ega Lafayette ei
Paris; sus quejas 3la Asamblea.—Rumores de querra; inva-
sion prôs ima de los prusianos; diseurs() de Vergniaud.—Recon-
ciliacionde Iodes los pari ides en el seno de la Asamblea el dia
7 de julio.—Declarase à la patria en peligra .—EI departamen-
to suspende en su cargo al Corregidor Petion.—Proclamas arec-
nazadoras contra el trono.—Lafayette propane al rey un pro-
yeeto de fuga.—Tercer aniversario del 14 de julio; description
de las fiestas.—Anuncias de nueva revolucion.—Comision re-
volucionaria.—Pormeuores sobre los revolucionariosinas tele-
brocs de esta époea, Camila Desmoulins, Marat, Robespierre y
Danton.—Planes de los amigos del rey para salvarle.--Diligen.
cias de las diputados girondines para evitar un levantamiento.


A la mariana siguiente de la tumultuosa jor-
nada del 20 de julio, cuvas principales cirmins-
tancias acabamos de referir , Paris teuia todayia
un aspecto ainenazador, y los diferentes partidos
esperimentaban una agitacion mas violenta. Los
amigos de la côrte que la veian ultra


• ada, y los
conSiitucionales que hallaban en esta invasion un
atentado contra las leyes y el sosiego pablice,
debieron sebremanera irritasse. Grande sin duda
habia sicle el desôrden , pero se le habia mavor,
suponicndo que habia habido proyecto de asesiaar
al rey , y que el designio se balla frustrado por
una 'eastialidad dichosa. De este modo, obrândose


FRANCESA. 373
una reaccion natural, el espiritu de aquel dm es-


por la familia real; espuesta la vispera à tan-
tes peligros y ultrages, retuando contra los su-
puestos autores del motin una aversion imponde,


ustos los semblantes en la Asamblea, de-
rabAled.


clamaron algunos diputadosenérgicaniente contra
los acaecianentes de la vispera. M. Bigot propu-
so una lev centra las peticiones armadas, y con-
tra cl usa de perinitir que deslilasen eu el salon
las reuniones; y clade que existian varias loves so-
bre este asuuto, las renovarou con un decreto. M.
Daveirhoult queria que se forinase sumaria à los
perturbaderes.—iFortilar sumarias cuarenta mil
boinbre.s1—Pues bien, repliai, si no puede averi-
olarse entre cuarenta mil nombres, castiguese à la
guardiaporque no se ha de


•endido, ô hâgase alguna
cosa. En seguida entraren los ministres a dar cuen-
tade lo que habia pasado, y se abrie una cliscusion
sobre la naturaleza de los hechos. Li n individuo de
la derecha apo y ado en que Vergniaud no era sos-pechoso, que habia presenciado escena, pro-
puso que -dijese tuante hubiese visto; pore Verg-
niaud, ni se levante â esta insinuation. ni l'able
palabra. Los mas audaces del lado izquierdo, dose-
charon todo tenter , y Mena tomando aliento hâ-
cia el fin de la sesion , tante, que se atrevieron à.
proponer se exainiause si en los decretcs de cir-
cunstancias era necesario et veto; proposition que
the desestimada per una inmensa inayeria.


Temiese per la tarde que se reprodujese la es-
cena de la vispera; porque el pueblo habia dicho
al retirarse que volveria, y se creve que cumpli-
ria su palabra. Pero bien fuese porque consmvaba




REVOLUCION


todavia al gunas de las emociones del dia anterior,
é porque por entonces los corifeos del partido po-
pular no creyesen oportuna otra nueva tentati va,
fâcilmente los aquietaron ; y Petion acelera-
damente à palacio à prevenir al rey que se habia
restablecido el sosiego, y que et pueblo, despues
de haber hecho sus representaciones, estaba tran-
quilo y satisfecho. —Eso no es eierto , le dijo et
rev.—Seiior....—Callad.— niagistrado del pue-
blo no lieue pur que' callar euando cumple con 8u de-
ber y dite lcr verdad.—La tranquilidadde Paris pe-
sa sobre vuestracabeza.—Conozco cual es mi obli-
gacion y sabré cumplirla.—Pues basta; id à cum-
piirla y retiraos.


No obstante el bondadoso caràcter del rey, te-
nia à veces raptos de côlera que los palaciegos lla-
maban coup de boutoir (guipes de pujavante). La
presencia de Potion, a quien se acusaba de haler
prornovido las escenas de la vispera , le irrite v
d'IO, margea n la conversacion que hemos copiado,
v de que todo Paris se entere al moment°. 'lime-
iliatamente se estendieron dos proclamas, unit del
rey y otra del Ayuntamiento, pareciendo que en-
trab'an en puna estas dos autoridades.


El A y untamiento decia à los ciudadanos que
permaneciesen tranquilos, que respetasen al rey
é hiciesen respelar à la Àsamblea national; que no
se renniesen con armas, porcine lo prohibian las
levés, y principalmente que desconfiasen de los
mal intencionados que intentaban arnotinarlos de
13118VO.


Dijose en efecto , que la Mile pretendia su-
blevar otra vez al pueblo, pur taller la ocasion de
bombardearlo; y asi el palacio creia en el plan


FRANCESA. 375
de un asesinato, y lus arrabales suponian el de un
degtiello.


- Decia et rey: «los franceses no podran escu-
«char sin sentimiento , que un populacho preo-
«cupado pur algunos facciosos, ha entrado de ma-
«no armada eu la habitation del rev.... el rey so-
lo ha opuesto à las amenazas é insultos delos fac-


«ciosos, su conciencia y su ainor â la felicidad
Mica.


«Pnoracual sera el termino à donde se diri-
«jan , c pe.ro por deinasias que cornetan , jamas le
«arrancaran su consentimiento en lo que erea
«contrario al interes pnblico cet....


«Si los que anhelan derribar la monarquia ne-
«cesitan un crin en. mas, cométanlo enhorabuena.


«El rev manda n todos los cuerpos adminis-
«trativos y Ayuntamientos que vigilen por la se-
«guridad de los individuos y de las propiedades.»


Estos lenguages opuestos correspondian à las
opiniones que entonces se formahan. Los que es-
tahan irritados por la couducta de la côrte , se
enfurecieron mas contra ella, resolviendo con ma-
yor ahinco desbaratar sus planes pot' todos los
medios posibles. Las sociedades populares , los
Ayuntamientos, lus que estabau armados de pi-
cas; grau parte de la Guardia national y el lado
izquierdo de la Asamblea, comprendieron la pro-
clama del corregidor de Paris, y resolvieron no te-
ner mas prodencia que la necesaria para no dejar-
se atacar sin resultado decisivo. indecisos auis eu
los medios de que se valdrian, esperaban con la
misma desconliauza y con la tnistna aversion. Su
principal cuidado fue obligar é los minisiros a com-
parecer ante la Asamblea para dar cuenta de las




376 nsvouctoN


precauciones que hubiesen tomado sobre estos dos
pontos esenciales:


.0 Sobre las turbulencias religiosas escitadas
por los clérigos:


2.° Sobre la seguridad de la capital à quien
debia guardar et campamento de veinte mil hm-
bres , rehusado pur et rev.


Los n'amaties aristeciatas, los constitucionales
de buena fé, algunos guardias nationales, muchas
provincias, y especialmente los directorios de de-
partamentos , se pronunciaron en esta ocasion con
energia. Corno se habian infringido las leves y to-
dos tenian la ventaja de la palabra, usaron de ella
en aquella ocasion con hastante osadia. Dirijieron-
se al rev multitud representaciones ; v en %an
y en Paris se dispuso u na sol ici tud q uellenaron vei n-
je mil lirmas, y que el ôdio ciel pueblo asociô à la
que habian lirmado ocho mil parisienses, contra et
campamento de Paris. Decretèse linalmente un in-
forme pur ci departamento contra el corregidor
Potion v ci procurador del conceio Manuel, ambos
acusados de haber coadvuvado con su indolencia
atentado de 20 de junio. Admiribase la conducta
del rev en aque! dia fatal , rectificandose la gene-
ral opinion acerca de su carâcter que comunrnente
se tachaba de apocado. Pero luego se conociô que
este valor pasivo que resiste , no es como cl activo,
emprendedor y que previene los peligros en vez de
esperarks con resignacion.


Tambien el partido constitucional apuré su an-
tividad , y cuantos se asociaron à Lafayette para
acordar con él la carra del 16 de junio, le buscaron
otra vez para intentar un proyecto giorioso; y eu-
'IBO Lafayette se haina indignado altamente al saber


FRANCESA•
367


lo ocurrido en palacio , le haltaron perfectamente
dispuesto. Hicieron que sus regimientos le envia-
sen varias proclamas mostrando su misma indig-
nacion, y fuesen i no forzadas ô espontaneas , las
atajé con uoaiirden del dia en que prometia espre-
sar por si mismo los sentimientos de todo et ejérci-
to. ResolviO pues , presentarse en cl cuerpo legis-
lativo y repetir cuanto habia escrito et 16 de junio,
para ciiyo efecto se entencliô cou Luckner, décil de
suyocomo un antigtioguerrero que nunca habiasal i.
do de su mn parcento. H izol e escrihir luta caria ai rev
en el misino sentido en que de viva voz iba el à hati-
blar en la barra del cuerpo legislativo ; y tomando
cuantas resoluciones crevé acertadas , porque las
operaciones inilitares no se resintiesen de su au-
sencia, abandonando el c,ariiio de sus soldados, se
dirijié à Paris eninedio de los mayores ricsgos.


Contaba Lafayette coa su fiel guardia national
y con un nuevo entusiasino por parte so ya. Contaba
tambien con la , cuya aversion no podia te-
mer cuando renia ii sacrilicarse en obsequio suri).
Despues de demostrar su caballeresco amor à la' h-
bertad , inteutaban probar su siucero afecto hacia
el rev , y es probable que en tan heroico entusias-
mo no fdese insensible su corazon il la gloria de este
doble sacrilicio. Llege el 28 de junio por la mafia-
na, cuva noticia se esparcié al moineau), y en to-
das partes decian con curiosidad y admiration que
el general Lafayette estaba en Paris.


'Antes de que llegase se encontraba mu y
agitada


la Asamblea con uua infini:141d de peticiOnes con-
trarias. Las de Ruai), del Havre, del Ain, de Sena


Oisa , del Paso de Calés v del Aisne , vitu i)era-
ban tas demasias del 20 de juin, las de ArraS y el




378 REVOLUCION
Herault parecia que las aprobaban. Habiase leido
por una parte la carta de Luckner al rey, y por ocra
pasquiaes atroces contra él mismo; cuva diversa
lectura sostuvo por muchos dias discusiones eu la
Asamblea.


El 2S acudiô à dila ana mnititud considerable
por si acaso se presentaba Lafayette , cuvos pro-:
yectos se ignoraban todavia. A casa de la una
media anuncian en efecto que ruega se le adrniia
en la barra , donde es recibido con aplausos del
lado derecho , v con silencio por parte del izquier-
do y de las tribunas.


«Sefiores , dice, debo antes de todo haceros
«prescrite que segun las disposiciones concertadas
«entre el mariscal Luckner y yo , mi presencia en.
«este recinto no compromete en modo alguno la
«victoria de nuestras armas , ni la seguridad del
«ejército que tertgo la boum de manche.»


Espresa el general en seguida los motivas que
han dictado su resolucion. Se ha atirmado que la
carta no era suya, lo cual viene él à confesarlo, de-
jando por esto su camparnento, donde le envanece
et amor de sus soldados. Motiva mas poderoso le
ha obligado â dam este paso ; y es la indiguacion
que ha producido en su ejército, la jornada del 20
de junio , sobre la cual se han dirijido una multi-
tud de representaciones que dna mandado cesar y
viene resuelto ha inanifestar por si mismo à la
Asamblea nacional sus sentimientos ; pues que los
soldados, afiade , se preguntan si delienden real-
mente la causa de la libertad y de la constitution.


Pide à la Asamblea nacional :
I.° Que persiga à los autores del 20 de junio.
2. 0 Que destruya la secta que combate la sa-


PRANCESA.
379


berania nacional, cuvas cuestiones pdblicas no de-
jan la menor duda de la atrocidad de sus proyectos.


3.° Y en fin, que haga se respeten à las auto-
ridades, y den à los ejércitos et convencimiento de
que la Constitucion no sera, profanada en el inte-
nier, mientras ellos derramau su sangre por defen-
derla ruera.


El presidente le responde que la Asamblea oh-
servara fielmente la lev que ha juraclo y exarninarà
su peticion, ofreciéndole el honor de tomar parte-
en la sesion.


Va a sentarse el general en los bancos de !a
derecha, y et diputado Kersaint advierte que debe
hacerlo en el de los peticionarios. Sil... gri-
tan por todas partes ; y et general se levanta ma-
destatnente y pasa al banco que se le indicaba,
acompailandole à aquel sitio repetidos aplausos.
Guadet toma la palabra el primera , y valiéndose
de un sagaz rode° , se pregunta si se ha vencido
ya à los enentigos y queda la patria libre, puesto
que M. de Lafayette esta en Paris. No , replica, la
patria no esta, aun libre I nuestra situacion es la
misma que antes, v sin embargo se encuentra en
Paris el general de uno de nuestros ejércitos! No
examinare , continna , si M. de Lafa yette, que solo
vé en el pueblo francés facciosos que


. cercan v arne-
razan à las autoridades, esta tambien rodeado de
un estado mavor que tenga sus mismas miras, pe-
ro si le advertiré que infringe la Constitucion ha-
ciéndose érgano de un ejército le galmente incapazde deliberar,


, y que por lo tanto, tal irez lia infrin-
gido asimismo la escala de los poderes militares,
viniendo a Paris sin la competente autorizacion del
ministro de la Guerra,


Bibltieiera fopuisr: T. I. 392




z6,0 REVOLUCION
For consiguiente, pide Guadet que declare el


miaistro si ha dado licencia â M. de Lafa y ette, y
gi,•11C adenlaS informe la comision estraordinaria de


un general puede tratar con la Asamblea de asuu-
«1s rneramente politicos.


%mond se présenta â responder à Guadet, y
,
zomienza con una observacion muv natural y


unmente aplicable, it saber; que en la interiireta-
ien de las leyes hay la misma variedad que en las
ircunstantias. «;amas, dite. ha habido tantos es-


eràpulos sobre el derecho depeticiones. Cuaudo to-
4avia hace poco se presente una multitud armada,
..tao se la pregunto à que venin, ni se la eche en Baraque atentase en el hecho de Ilevar armas contra la
,.adeperi.dericia de la ksamblea; y poule abaca se
presenta M. de Lafayette, que toda su vida ha sido
para la lerica y para . Europa el estandarte de la
libertad, empiezan a abrigarse sospechas!... Si hav


• dos pesos y dos medidas y dos modus de consideraï
las rosas, hagase alguna escepeion de personas en
,gavor del priMogénito de la libertad•...»Ramood vota en seguida por el envie de la pe-
tiCiOrt à la con-Iision estraurdinaria, con el objet° delee se examine, no la condueta de Lafayette, sino


petieion misma, lo cual perla decretado des-
pues de un grau debate, y de Hamar dos veces al
..lirden. Lafayette, sale de la Asamblea acompabado
tle muchos iliputados y soldados de la guardia na-


todos amigos y antiguos caniaradas suyos.
fie aorcaba el mamento decisivo para él, para


sa oerte y para el partido popular. Se dirije a pa-
lacio, y los eortesauos murrauran a su alrededor las
espresiones nias injuriosas. Ei rey y la reina reci,


ea con la mayor indiferencia, à quicu acahaba de


PlIANCESA.
38f


sacrilicarse por ellos; de modo que Lafayette se vé
precisado à salir de palacio, contristado no por si
raisin°, sino par la familia real, que tan desfavora-
blemente le miraba. M marcharse de las Tullerias
le recihe una inmensa titud, le acompanan hasta
su aloja iento gritando viva Lafayette! y llegan !rasta
plantarle un mayo delante de su puerta. Estas prue-
bas de antiguo afecto conmovian al general é inti-
midaban a los jacobinos; mas para hacerlas eficaces
era preciso aprovecharse de ellas, y acrecentarlas.
Varios getes de la guardia nacional, particularmen-
te adictos à la real familia, se presentaron en pala-
cio para saber lo que debian hacer: el rey y la reina
fueron de parecer que no debia hacerse case de
M. de Lafayette '; asi es que se encontré ahando-
nado dela (mica parte de guardia nacional con que
podia contarse todavia. Sin embargo, querienclo
servit al rey, à pesar suyo, entre en conferencia
con sus ami` os, mas estos estahau tamhien discor-
des, pues unos y especialmente Lally-Tolendal,
deseaban que proeediese sin demora contralos jaco
'naos, ataeitndoles eu su club â viva fuerza, v los
otros, individuos todos del departarnento y la Asam-
blea, sin desentenderse nunca de la lev, v no ha-
l'and° recursos sine en ella, lejos de aconsejar se-
mejante violation, se oponian a ioda hostilidad ma-
niliesta. Lafayette, a pesar de todo, prefiriô el dic-
tamen nias atrevido, v cité à sus partidarios para
ir con elles à lanzar de su recinto à los jacobines,
y â tabicar las puertas. Acudieron muv pocos à la
cita, aurique se lije el sitio de la reunion, y por lo


1.* Vease S Madama Campan, tomo 11, pàgina 554; una caria dede Lally al rey de Prusia, y todos los lustoriadores.




382 REVOLUCION
tanto , Lafayette se viô imposibilitado de obrar.
llientras él se desesperaba por encontrar tan escasc,
apoyo, los jacobinos que ignorahan la falta de los
dernas, concihieron un panico terror, y abandona-
ron su club : corrieron en casa de Dumouriez que
auu no habia salido para el ejército, y le estrecha-
ron para que se pusiese al frente de ellos y mar-
chase. contra Lafayette; pero su proposicion no filé
recibida. Permanecié Lafayette un dia mas en Pa-
ris, blanco de acusaciones, de amenazas y de pro-
yectos de asesinato, y tuvo al fin que marcharse
desesperado de ver lo Mail de su afecto, y la fatal
obcecacion de la cérte. es este el hombre tan
completamente aislado cuando renia â esponerse à
la muerte per salvar al rey. t quien se acusa de
haber hecho traicion à Luis XV!? Los escritores de
la cérte suponian que sus medios no estaban bien
combinados : sin (Ida era mas sencillo y mas cierto,
al menus en la apariencia, valerse de ochenta mil
prusianos; pero en Paris y en la idea de no llamar
a los estrangeros, tique mas se habia de [lacer que
ponerse al frente de la guardia nacioual, é intimi-
dar à los jacobinos dispersàndolos?


Lafayette partir') con ànimo de servir aun al rey;
y de proporcionarle, si le fuera posible, lus medios
de dejar à Paris. Escribiô à la Asamblea otra car-
:ta en que repitiô con mas firmeza aun, cuanto ha-
Lia mnifestado en contra de los que Ilamaban fac-
ciosos.


Mas no bien se contemplé libre el partido po-
pular de los temores que la presencia y planes del
general le infundieran, cuando continuel atacando
à la cède, é insistia en pedir rigorosa cuenta de
los medios que etnpleaba para preservar la patria.


rnANc•sA.
383


Se sabla ya, aunque el poiler ejecutivo no habia
dado cuenta de ello à la Asamblea, que los prusia-
nos, rota la neutralidad, se adelantaban por Co-
blenza en mimer() de treinta mil hombres, todos
veteranos del Bran Federico, y mandados por el du-
que de Brunswik, célebre general. Luckner, que
tenia poca tropa, y no estaba muy seguro de los
belgas, se habia visto eu la precision de replegar-
se sobre bila y Valenciennes. Un oficial habia in-
cendiado al retirarse de Coudray, los arrabales
del pueblo, y generalmente se crevé que el objeto
de esta violenta resolucion era incoinodar à los bel-
gas. El gobierno no se cuidaba de aumentar la
fuerza de nuestros ejércitos que en las tres fronte •
ras cornpoudrian cuando mas un total de doscientos
treinta mil hombres, ni adoptaba ninguna resolu-
cion poderosa de aquellas que despiertan el celo y
el entusiasmo de una nacion. Finalmente el eneniigo
podia llegar en seis sernanas à las puertas de Paris.


La renia estaba muy persuadida de ello y se lo
comunicaba â una de sus damas, teniendo el iti-
nerario de los ernigrados y del rey de Prusia. Sa-
bia que en tal dia podiau estar en *Verdun, v tal en
Lila y que debia sitiarse esta Ultima plaza: La in.-
feliz priucesa esperaha, segun decia, verse libre
dentro de un nies *; pero ;ah! .por qué no creia
mas bien à los fieles amigos que la esponian
inconvenientes de ausilios estrangeros é inutiles,
que Ilegarian demasiado pronto para comprome-
terla y mu y


tarde para salvarla? iPor qué no creia
à sus propios temores y â los siniestros presenti-
mientos que solian aquejarla?


Uase â leadama Campan, t. 11, p. 230.




384 REVOLUCION


El principal medio con que contaba el partido
nacional era segun se ha visto, el tener una reser-
va de veinte mil confederados . junto à Paris, y et
rev, como hemos (Heti°, se Imbu opuesto à tal pro-
yecto. Fué, pues, notilicado en la persona de sus
ministros para que espusiese las precauciones que
hubiera tornade, équivalentes à las prescritas en el
decreto que no hahia querido sancionar. Respon-
dié proponiendo un nuevo plan que consistia en di-
rijir à Soissons una reserva de cuarenta y dos bata-
llones de voluntarios nationales, en reemplazo de
la antigua reserva que se habiadistnbuido toda
completar los clos ejéreitos principales; lo cual en
cierto modo era et primer decreto, con la Unica di-
ferencia, muy importante para los patriotas , de
que cl campamento de reserva se formaria entre
Paris y la ray a, y no prOximo al MISIII0 Paris. El
plan se escuché con murinullos y rué enviado à la
comision militar.


En seguida varios departamentés y ayuntamien-
tos, animados por su correspondencia de Paris,
habian de.terminado llevar à efecto el decreto del
campamento de veintc mil Nombres, à pesar de que
carecia de sancion. Los departamentos de las Bo-
cas del Rôdano, de la Gironda y del Erault, se ade-
lantaron à, dar et ejemplo, que fueron luego siguien-
do otros varios. Tai fué el principio de la insurrec-
cion.


Sabidos que fueron estos levantamientos espon-
taneos, la Asamblea. modificando el proyecto de
los cuarenta y dos hatallones nuevos, propticsto
-por el rev, decretô que los batallones que animados
de su celo se habian ya puesto en marcha antes de
ser legalmente llarnados, pasasen por Paris y se hi-




FRANCESA. 385-
ciesen iascribir en el Ayuntamiento de esta ciudaff,„
dirigiéndose en seguida à Soissons. para acampar-
alli; y en fin que los que pudiesen hallarse
ris antes del 14 de julio, dia de la confederacion„
asistieran a esta fiesta nacional. No se habia
cado esta en el afin anterior 91 por la fuga de Va-
rennes, y asi se perla celebrarla el 92 cou rnagni-
ficencia. La Àsamblea anadiô que concluida que
fuesc, los confederados se dirigirian cada uno à su'
destin.


Esto era autorizar al rnismo tiempo la subreva-
cion y renovar con leve diFerencia el decreto
sancionado; pues solo se distinguia de este en que
los confederados no haeian mas que pasar por Pa-
ris. Lo principal era tenerlos alli, que una vez con-
seguido, podrian ocurrir mil eircunstaucias para
retenerlos. El decreto se envi() inmediatamente at.
rev v quedô sancionado al siguiente dia.


À. esta disposition importante se agregô
parte de los guardias nationales, y principalmente
de los estados mavores inspiraban desconlianza, pues;
a la mariera de los directorios de departamentos,
aproximaadose à la suprema autoridad scgun gus
grados, se inclinahan mas en su favor. Deseabase
asegurar incipalmentea laguardia nacional de Pa-
ris ; mas no pudiendo conseguirlo dircctamcnte,
decretO que todos los estados mayores en las ciuda-
des de mas de cincuenta mil aimas, quedasen di- -




sueltos y sujetos a reeleccion.
En el estado


inquietud en que la Francia se encontraba, asegu-
rando à los mas exaltados un inllujo siempre
ciente, esta reeleccion debia proporcionar pere-


Decreto del 2 de julio.




38G BEVOLUCION FRA?WESA. 387
sonas afectas al partido popular v republicano.


Tales cran las enérgicas resoluciones, brusca-
mente tomadas contra el lado derecho y la cône,
v nada parecia aun bastante à los patriotas contra
los inininentes riesgos que juzgaban amenazarles.
Cuarenta mil prusianos y otros tantos austriacos y
sardos que atravesaban nuestras franteras; una


convenida tal vez cou el enen-iigo, que lejos de
buscar el medio de multiplicar los ejércitos y rea-
nimar à la nation, se valia por el contrario del veto
para hurlas las determinaciones del cuerpo legisla-
tivo, y de la lista civil para proporcionarse partida-
rios calo interior; un gencral â quiers no se suponia
capaz de unirse à la emigracion para entregar la
Francia, pero que se le contemplaba dispuesto à
defeuder à la côrte contra el pueblo, cran circuns-
tancias todas que intimidaban los imbus y los traiau
en agitation continua.


fra patria peligra era el clamor universal cd-
mo evitar este peligro? He aqui la Bran dificultad.
Ni siquiera estaba.n conformes en las causas, pues
que los constituoionales y secuaces de la cérte, tan
azorados corn() los patriotas mismos , atribuian
los riesgos à los facciosos , temblaban por la
causa del rev, y solo en la desunion encontraban
el peligro; al paso que los patriotas por el contra-
rio no hallaban el riesgo sino en la invasion, y so-
lo acusahan à la cérte, à sus contradiciones, sus
demoras v sus ocultos manejos. De todas partes se
cruzaban' las peticiones, atribuvendo unas todo el
mal à los jacobinos, y otras àla côrte, sucesivamente
designada con los nombres de palacio, poder ejecuti-
vo é veto. La Asamblea lo oia todo a lo enviaha des-
pues à la comision estraordinaria, de los doce, en-


careada macho tiempo hacia de investigar y pro-
potier medios de salvacion. Todo el mundo anbela-
La con impaciencia sus planes, y mientras tanto
aparecian en las esquinas pasquines amenazadores;
los papeles péblicos tan atrevidos coin() estos, solo
hablaban de abdication forzosa v de trono desocu-
patio ; usinera el objeto de todas las conversaciones


donde nnicamente se guardaba algun comedi-
xliento, era en la Asamblea. Las invectivas contra
la persona real no cran en esta mas que indirec-
tas, como por ejernplo el proponer que se supri-
miese el veto para los decretos de circunstancias,
v muchas veces se tram de la lista civil y de su
critninal empleo, hahlando de reducirla ô de apli-
caria à las cuentas pUblicas.


Nutica hacia rebusado la côrte ceder à las ins-
tancias de la Asamblea para aume.ntar inaterial-
mente los medios de defensa, pues no hubiera po-
(lido intentarlo sin comproineterse à las claras; y
por ocra parte debia terrer muy poco el atimeneO
numerico de nous ejércitos que creia en desorga-
nizacion romp Jeta. Al mismo tiempo el partido po-
pular queria algunas de aquellas providencias es-
traordinarias que anuncian una lier6ica resolucion
y que dejan por lo comun triunfante la causa mas
desesperada. Tales fueron los medios que la comi-
skia de los doce, despues de un penoso trabajo,
ide() por fin y propuso à la Asamblea, El proyecto
stguiente Ilatnaba toda su atencion.


Cuando el riesgo fuese estremo va, debia dP.-
elararlo asi el mismo cuerpo lègislativo con
esta fôrtnula solemue : La. patria estd en pelivo.


Inmediatatnente que fuese hecha esta declara-
cion , todas las autoridades locales , los cousejos




388 iu
de los ayuntamientos, los de los distritos y depar-
tamentas , y la Xsamblea misma , como primera
autoridad, debian constituirse en permanencia y
sin interrupcion. Todos los ciudadanos quedarian
obligados, bajo el mas severo castigo, a entregar
las autoridades las armas que poseyesen para que
citas lasfuesen distribuyendo segun juzgasen opor-
tuno. Los ancianos v los mozosen estado de servir
debian ser incluido's en las guardias nationales;
los naos en et concept° de movilizados , se trasla-
darian al punto de residencia de las varias autori-
dades de distrito y de departamento , y los otros
acudirian ït cualquicra parte interior 6 esterior-
mente , donde la uecesidad de la patria los recta-
mase. No se exijia uniforme â los que no pudiesen
costearlo. Todos los guardias nationales que sa-
lieseo ruera de su residencia recibirian la paga de
yoluntarios. Las autoridades se encargarian de pro-
veerse de municiones. Toda sel-lai de rebelion, he-
cha de intenta, tendria pena de muerte, y toda
escarapela a bandera que no fuesen las tricolores,
serian miradas coma sediciosas. •


Este provecto puso alerta y sobre las armas â
toda la nacion , pues por et podia deliherar y de-
fenderse en cualquiera parte y a todos horas,'y aun
pasarse sin gobierno , v suplir à su inaccion. Por
este media quedaba regularizada v dirigida la des-
concertada iaquietud de las manas populares. Si
linalmente despues de este Ilamannento se desen-
tendian los franceses, nada merecia una nacion
que tan indolente se mostrase por su felicidad.
Coma es de presumir, no tarda en dar margen
este proyecto â una de las mas acaloradas discu-
siones.


ellANCESA•
389


El diputado Pastoret dia et informe prelirninar
el dia 30 de junio.


À nadie contenta, culpando ya â unos, va à
otros, para compensai asi las quejas, v no fijanda
de un modo positivo los rneclios de haver (rente
los peligros priblicos. El diputado Juan de Bry es-
puso clara y juiciosamente eu seguicla el proyecto
de la comision; mas la discusion, una vez entabla-
da, se convirtia al pont° en un tiroteo de invecti-
vas, y dié vuelo a las imaginaciones ardientes y
precoces que van à parer siempre â los estrernos.
La soberana lev de la salvacion priblica , Hamada
dictadura, es decir, el media de hacerlo Ioda, atta-
que â riesgo de abusai tiranica, y poderosamente;
esta ley que solo podria decretarse en la Conven-
cion , se propuso sin embargo en la legislativa.


M. Delaunay d' Angers, propos() à la Asam-
blea declarase que hasta verse libre del peligro na
consultaria mas ley que la imperiosa y suprenta de
la .salvacion


Con esta formula abstracta y misteriosa se su-
primia manifiestamente la autoridad real v se erigia
la Àsamblea en soberana absoluta. M.'1)elaunay
decia que no habia llegado à su término la revola-
cion, que se enganaba quien tai creyese, y que las
leyes fijas debian reservarse para cuando estu-
viese va salve la revolucion y no para cuando !tabla
que sàlvarla ; en una palabra, decia cirant° eu-
muni-p ente se dice en favor de la dictadura; idea
que se concilie siempre en los momentos de peli-
o
•ro I a respuesta de los diputados del lado dere-:"


• •


eho era natural , parque dec,ian que al crear una
autoridad que absorviese los poderes arreglados y
establecidos, se infriujian todos los juramentos




390 REVOLUCION
hechos por la constitution. Sus contrarios contes-
taban que el ejemplo de semejante infraccion va
estaba dado, y que no era conveniente que los lia-
Ilasen despreveniclos é indefensos.—Pero probad,
replicaban lospartidariosde la côrte, que se ha dado
ese ejemplo y que la constitution se ha violado ;
cuvo argumento se respondia con. nueyasacusaciones
contra la cérte, que cran à su vez rechazadas con los
cargos que se , hacian à lus tumultmosos.—Sois unos
facciosos.—Y vosotrosunos traidores. Tales cran las
ofensas reciprocas y perpétuas, y tal era la eues-
tion que estaba por resolver.


M. de Jaucourt hallaba tan violenta la propo-
sition, que queria renntirla à los jacr,binos , y 11.
isnard, a cuva exaltation se acom. odaba, podia se
tomase en consideracion, y que el cliscurso de M.
Delaunay se remitiese a los departamentos para
que le éompararan con el de M. Pastoret , el cual
era una dosis de dpio suministrada ic un nioribundo.


M. de Vaublanc consiguiô hacerse escuchar,
diciendo que la•coastitucion podia salvarse por la
constitution n'isola; que el proyecto de M. Juan
de Bry era la mejor prueba , y que convenia nn-
primir el discorso de Delaunay , si se acordaba,
perd no enviarlo à los departarnentos , y volver
la proposition de la:comision. La discusion se tras-
ladô efectivamente al 3 de julio.


Faltaba sin embargo hablar à un diputado: Verg-
niaud, qua individuo de la Gironda y su rnejor ora-
dor, era no obstante indepeudiente; ora por tioje-
dad, ora por verdadera elevacion, parecia superior
a las pasiones de sus amigos , de cuvo ardor pa-
triôtico participaba, mas no de su furia ni preocu-
paciones. Cuaudo se empeiiaba en una cuestion,




FRANCESA.
391


arrastraba tras de si con su elocuencia v con cierta
imparcialidad de que nadie dudaba, toda aquella
parte indecisa de la Asamblea


'


que Mirabeau do-
minaba en otro tiempo con su dialéctica y vehe-
mencia. Tan cierto es que la vaga multitud cede
siempre al talento y à la razou.


llabiase anunciado que hablaria el 3 de julio,
y acudié un inmenso gentio à oir à este grau ora-
dor en una cue,stion que se miraba como decisiva.


Totila efectivamente la palabra " y dirije una
ojeada sobre Francia. «Si no se crevera, dijo , en.
el inestinguible amor del pueblo hacia la libertad,
se dudaria de si retrocede la revolucion, ô de si
ilega à su término. Nuestros ejercitos del Norte
avanzahan en Relgica , y de repente se replerran;
el teatro de la querra ha vuelto à nuestro suelo, y
los clesdichados belgas no te.ndran de nosotros mas
recuerde que el de los incendios , que nos havan
alumbrado nuestra retirada I Un formidable ejérci-
to de prusianos amenaza el Rhin al propio tiempo,
aunque nos hicieron confrar en que su marcha no
serra tan rapida.


«iCômo es que se ha clegido esta ocasion para
deponer à los tomistros populares, para romper la
cadena de sus tareas , entregar el irnperio a manos
inespertas, y desechar las Utiles niedidas que ha-
biamos creido proposer'?... Serà verdad que ins-




piran ternor nuestros triurifos 9 sed de la


• Esta justicia hacia à Vergniaud el Djarir) de Paris, tan co-
nocido entonces por su oposicion i la maveria de la Asamblea,
y por los sublimes talentos que formaban su redaccion, singular-
mente el desgraciado inmortal Andres Chauler. (Vease el niune-
ro del 4 de "jutio de 1792.


" No es uecesario advertir que analizo y no pongo literalmen-
te aqui et discurso de Vergniaud.




332 nEvOttiCioN
sangre de Cobienza ci de la vuestra?...iSe apeteee
reinar sobre pueblos desiertosy sobre campos
asolados ?.... Finalmente, chicle estamos/ y
entre tanto, senores, qué rosa grande vais à em-
prendPr en defensa de la causa pithlica?..


«Vosotros, â quienes se lisonjeau de haler in-
timidado ; vosotros, cuvas conciencias se ufanan
de sobresaltar , calificando de espiritu de faction
vuestro pattiotismo, coma si no hubiese llamado
facciosos à los que prestaron juramento en el juego
de pelota; vosotros , atrozmente calumniados por-
que no perteneccis â una raza or; rullosa , que la
constitution ha confundido entre (71 polvo ; voso-
tros, à quienes se atribuycn culpables desio-nios,
cornu si revestidos de otro potier que el de la lev,
tuvieseis una lista civil ; vosotros , a quienes con
hipôcrita moderacion , querrian ver indiferentes
en los peligros del pueblo , y a quienes se ha lo-
:grad° dividir , pero que en estos momentos de pe-
ligro olvidareis vuestros rencores y vue:stras mi-
sembles disensiones , y no hallareis tan grata et
aborreceros, que antepongais placer tan internat à
la salvacion de la patria; vosotros , en fin, escu-
chadme : que recursos teneis? é, qué os dicta la
necesidad? igue os permite la constitution ?»


Durante este exordio , la voz del orador se ha
confundido entre aplausos sin tin y prosigue
nifestando dos especies de peligros , unos terio-
res v esteriores otros


.«Para evitar los primeros, la Asamblea ha pro-
puesto un decreto contra los eclesia.sticos; y bien
sea porque la sombra de Médicis vague 31111 er-
rante por las bOvedas de las Tullerias , ô porcine
un Lachaise ô un Letellier comnuevan todayia el


FBANCESA. 393
corazon del principe ; el trono ha rechazado el de -
ereto. No puede creerse sin injuriar al rey , que
desce los mutines religiosos, pues se cree bastante
poderoso, V tiene muchas leyes antiguas para ase-
gurar la quietud del reino. Respondan, pues, los
ininiStros con su caheza, va que tienen los medios
de asegurarla!


«Para evitar los peligros esteriores , la Asam-
blea habia pensado en un camparnento de reserva,
pero el rey se lia opuesto à eh; y cornu serin ha-
celle un ultraje creyendo que quiere vender la
Francia , es claro que debe tener suficientes fuer-
za.s para protegerla: Pues bien , respondan los mi-
nistros con su eabeza de la salvacion de la patria.»


orador se concreta hasta ahora , cornu se ve,â la responsabilidad ministerial, v se limita à pre-
sentarla mas antenazadora. «Pero no se reduce tu-
«do, atiade, a sepultar à los ministros en el abis-
«mo, que su maldad o su imbeeilidad bayait abier-


Escncheserne con paciencia v no se anticipe
«nadie à adivinarnie.„»


La ateecion se hace tnayor con estas palabras
y reina un profundo silencio' en la Asainblea.
«nombre del rey , (lice , han intentado sublevar la
«Europa los principes franceses ; el tratado de
anitz no ha tenni() otro ohjeto que el de vengar la
(«lig nidad real ; el soherano de ['agha y de Bohe-
«mia nos hace la guerra , y la Prusia se adelanta
«hacia nuestras frunteras para venir en socorro del
Urey. Pues vo leu en la constitution que si et
«rey puesto al frente de un ejercito dirije sus fuer-
«zas contra la nation, ô si no se opone formaimente
«à la empresa , que en su nombre se ejecide, se
«considerarà que ha ebdiçadola dignidad del tronc>.




394 REvoLuctoN
«Qué es un acto formai de oposicion? Si mar-


chasen Inicia g landes tien mil austriacos , y cien
mil prusianos hacia la Alsacia, y les atajase el rey
con diez ô veinte mil l'ombres; iharia un acto for-
mai de oposicion ?


« iSi el rey, encargado de notilicar las prôxi-
mas hostilidades, y sabedor de los movimientos del
ejército prusiano, no diese cuenta alguna à la
Asamblea nacional ; si propuesto un campamento
de reserva , necesario para contener en lu interior
los progresos del enemigo , le sustituyese et rey
otro plan incierto y de tardia ejecucion; si confiase
el mando de un ejército à un general intrigante y
sospechoso à la nation, mientras otro general, cria-
do lejos de la corrupcion de las cértes y querido de
la victoria, pidiese un refuerzo y le dijese el rey:
te prohibe que ventas: ipodria decirse que el rey
ha hecho un acto format de oposicion?


«He exagerado algunos hechos, continua Ver-
gniaud, para no dar motivo esplicaciones mera-
mente hipotéticas. Pero si mientras la Francia se
ahogâra en sangre os dijese el rey: es verdad que
los enemigos intentan obrar en favor mio , de mi
dignidad y de mis derechos, pero vo lie probado
que no era su cômplice ; he puesto ejércitos en
campaiia; cran débiles, es verdad, perola constitu-
cion no determina el grado de sus fuerzas : los he
reunido demasiado tarde, pero la constitucien tam-
poco tija el tiempo de reunirlos detenido à un
general que iba a venter, pero la constitucion no
prescribe victorias; lie tenido algunos ministros
que engailaban à la Àsamblea y desorganizaban el
gobierno, pero nie correspondra nombrarles ; la
Àsarnblea me ha presentado decretos Utiles que no


'FBANCESA.


lie sancionado, pero tenia derecho para hacerio:.he.
hecho en fin cuanto la constitucion ordena; lue:;ep
no puede ponerse en duda mi fidelidad para cons


trepitosos aplausos felicitan
orador pordealiseE.p)as)partes. «Si el rey, afiade, os hablase de este:


modo, vosotros tendriais derecho para responder-
le: 1011 revl que como el tirano Lysandro has crei-
do que la7verdad teniael mismo valor que la mea–
tira, que bas fingido amar las leves, solo par con-
servai- el limier que ernpleas en despreciarlas, Lem.
defendernos el oponer à los soldados estrangei•os„,
fuerzas cuva inferioridad no dejaba duda dé que,
serian derrotadas? defendernos el no aprobar
los proyectos que se dirigian à fortificar el inte-
rior? ara defendernos no reprimir a un general
que hollaha la constitucion, y sofocar el valor de iCe.
que la servian?... Je deja la constitucion la elec–I
cion de los ministros para hacernos felices, ô para
perclernos? iTe hune gelé del ejército para nuestra.
gloria ô para haldon nuestro? Te dà en lin el dere-
cho de sancion, una lista civil y tantas prerogaii-
vas para a rruinar constitticionalnen te la consti tu–
clou y el int perla? Nol no! hombre à quien ne ha
podido conmover la generosidad de los franceses.,
y que bas cedido itnicamente al amor del clespe-
fismo... Nada eres ya para esa constitucion-que
tan indignamente bas violado ; para ese pueblo
quien con tanta viteza lias vendido!...


«Pero no, repone:el orador, si nuestros ejérci-
tos estan incompletos, sin duda no tiene el rev
culpa, sin duda tomarâ providencias suficiekes
para salvarnos, v sin duda la marcha de los pru,sin-
nos no sera tan iriunfante como ellosesperan; purs




Bib!ioteca Popular.
T. I. 39




396 REVOLUCION
convenia preveerlo y decirlo todo, porque solo la
franqueza sera la que pueda salvarnos.»


Vergniaud concluye por proponer un mensage
noble, pero respetuoso à Luis XVI, obligandole à
elegir entre la Francia y el estrangero , y advir-
tiéndole. que los franceses estàn resueltosi sucum-
bir ô à triunfar con la constitution. Quiere asi-
Inini° que se declare en peligro à la- patria para
escitar en los animos aquellos sublimes afectos
que han sentido los grandes pueblos, y que induda-
blemente se hallarân en los franceses; porque en
los franceses regenerados de 89, no aparecerà de-
gradada la naturaleza. Quiere en fin que se ponta
t&mino â las disensiones que van apareciendo si-
niestras, y que se unan los que estan en Roma con
los del monte Aventin°.


La voz del orador se resentia y la conmocion
-era genera.I al pronunciar estas intimas palabras..
'Las tribunas, el lado izquierdo, el derecho, todo el
mundo aplaudia; y apenas Vergniaud baja de la
tribuna cuanto le rodean una multitud de perso-


-nas, v sa apresuran â felicitarle. Ilasta entonces
nadie se habia atrevido à hablar en la Asamblea


.de la abdication, que era en pUblico et objet° de
todas las con versaciones; pero la habia propuesto
-de un modo hipotético, bajo una forma respe-
tuosa aun, si se compara con el lenguage que die-
taban las pasiones de aquel tiempo.


Dumas intenta responder, disponiéndose à lm-
provisar despaes de Vergniaud, y ante unos oyen-
tes entusiasmados todavia con lu que acababan de
escuchar. Reclama varias reces et silencio y exige
una atencion que nadie le concedia. Detôvose el


• los cargos que se hacian al poiler ejecutivo (La


FILINCESA. 397
retirada de Luckner, dito, se debe à la fortuna de
las armas que no puede dirigirse desde el gabine-
te. No teneis confianza en Luckner? Si, si, le res-
ponden; y Kersaint pide un decreto en que se de-
clare que Luckner ha rnerecido la conlianza de la
nation, como asi se verifica. Prosigue Dumas , y
lice con fundamento que si se mira â este general
con conlianza, la intencion de su retirada no puede
aparecer culpable ô sospechosa; que en cuanto à
lafalta de fuerzas de que se quejan, el mismo ma-
riscal sabe que se habian reunido para esta cm-
preaa todas las tropas disponibles; que por otra par-
te debia estar todo preparado ya por el antiguo
ministerio girondin°, au tor de la guerra ofensiva,
v que si no Bran suficientes los medios, la culpa
debia echarse solamente à este ministerio; que los
nuevos ministros no habian podido remediarlo to-
do con algunos trofeos; y que en fin, habian dada
facultades àmplias â Luckner, y autorizadole para
que °brase segun las circunstancias y el terreno
que ocu paha.


:.Se ha rehusado el campamento de veinte mil
homhres, anade Dumas, pero los ministros no son
responsables del veto; ademas de que el provecto
Glue han sustituido era inejor que el propuesto por
la isamblea, porque no eutorpecia los medios de
reemplazo. Se ha negado el decreto contra los
edesiasticos , pero no hemos menester de leves
nuevas para afianzar la tranquilidad pUblica ; lo
que necesitamos es sosiego, seguridad, respeto
la libcrtad individual y à la libertad de cultos, pues
donde quiera que seau respetadas estas libertades,
los eclesiàsticos no han sido sediciosos. » Dumas
ddfiende por fin al rey , probando que no habia




39S nEVOLUCtiori
deseado la ;verra, y à Lafayette recordando su
amer a la libertad.


Dieseen medio de los mayores aplausos, el de- •
ereto propuesto por la comision de losdoce, para
arreglar el formulario de -declarar â la patria en
peligro ; pero se suspendis la declaracion de este,
por que no se crevé del caso proclarnarlo aun. Et
rey impelido sin duda por cuanto se habia dia°,
participe à la Asamblea las préximas hostilidades
de la Prusia, fundadas en el couvenio de Pilnitz,
en el recibimiento hecho à los rebeldes , en los
atentados cometidos contra los comerciantes fran-
ceses , en la espulsion de nuestro ministre, en la
salida de Paris del emhajador prusiano y final-
mente en la marcha de estas tropas en nnmero de
cincuenta y dos mil hombres. «Teh me inclina a,
ereer, ariadia el rev en et message, que existe una
alianza entre Vina y Berlin; Sesto se oye con risa)
1-segua prescrihe la constitucion, lo aviso al cuer-
.po legislativo.»—Si, gritau una portion de vo-
ces , despues que los prusianos estan en Co-
blenza.—Ilemitiese el message à la comision de
los dote.


Luego continue) la discusion sobre el formula-
rio de declaracion del peligrode la patria, y se de-
creté que se consideraria esta declaracion .como
una nueva proclama • y que por consecuencia no
se someteria â la sancion real. Io criai no era muy
juste, parque comprendia disposiciones legislati-
vas. Pero sin •haberla querido proclamai, se ob-
servaba ya la lev de la salvacion pnblica.


Cada dia se agriaban mas las disputas; y en
vez de unirse los que estaban en Roma con los
:del monte Àventino , que era el deseo de Verg-


FRANCESÀ.
399'


niaud, se trocaba en un &lie inestiuguible el te-.
mor que reciprocamente se infundian.


flabia eu la Àsamblea un diputado llamado
Lamourette , obispo constitucional de Lion, que
habia considerado siempre la libertad como el
media de volver â la hermandad prirnitiva, que
se coudolia y asombraba a un tempo de la des-
union de sus compaimros, y no creia en ninguna
verdadera enernistad de los linos contra los ()Éros,
suponiendo que todos obraban par injustas des-
confiauzas. El 7 de jolie cuando se iba à conti-
nuar la discusion sobre el peligro de la patria,
pidie la palabra y dirijiéndose à sus calegas con
el toua mas persuasivo y el aire mas interesau-
te, les dice que todos los dias les proponen me -
dios terribles para desvanecer el peligro de la
patria, y que en cuanto â el, es de opinion que
hay otros mas suaves y eficaces. La desunion de
los representantes es la que engendra todos los
males, y â estas es â los que se debe paner re-
medio.» 011! exclama el digne pastor, et que lo-
grase hermanaros, ese Beria el verdadero vence-
dor del AuStria y de Coblenza. Todos los (lias oigo
decir que es imposible vuestra union estando como
estân las casas.... ah! me estretnezco!... Pero no,
esto es aria injuria: no hay mas enernigos irrecon-
ciliables que et crirnen y la virtud. Los hombres
de bien disputaa con calor, parque estan intima-
mente convencidos de sus opiniones; pero no acer-
tarian â aborrecerse ! Serie res , en vuestras ma-
nos ternis: la salvacion é, Pur que diferis
el realizarla?....


« Qué se echan en cara los dos lados de la
Asa.mblea? el uuo acusa al otra.de que quiere tue-




400 REVOLUCTON


dificar la constitution valiendose de los estran-
geros; y este al primero, de que prctende derri-
bar la monarquia para seritar la repriblica. Pues
bien, seores , lanzad et mismo anatema contra
la repùblica, que contra las dos camaras; entre-
eadlas à la execracion cornun con un juramento
postrero é irrevocable! juremos no tener todos
mas que un mismo espiritu , un misino senti-
miento, jurérnonos amistad eterna! Sepa el enemi-
go lo que queremos , lo que queremos todos , y
entonces la patria ey.tà salvada! »


Apenas hubo el orador finalizado su discursOE,
cuando puestos en pie ambos lados de la Asamblea
aplaudian sus generosos sentimientos, y anhelaban
librarse del peso de sus aversiones reciprocas En
medio de un general griterio, se condena à la exe-
cracion publica todo proyecto de varie la Cons-
tituciou en dos ciunaras, ô en repalica , y se
precipitan de los opuestos bancos para abrazarse.
Los émules y lus defensores de Lafa yette, los del
veto, y los de la lista civil, los facciosos Y los tuai-
dores, todos se estrechan entre sus brazos, v to-
das las diferencias se estinguen: viendo abrdzados-
à MM. Pastoret, y à Condorcet , que el dia antes-
se habiau mfituarnente ultrajado en los papeles
pUblicos; va no existe lado derecho ni izquierdo,
porque todos los diputados estas indistintamente
sentados unes junto a otros; Dumas al lado de Ba-
aire; .loucourt al de Merlin, y Ramond iurnediato à
Chabot.


Decidese en seguida que se comunique à las
provincial, al ejército y al rev tan dichoso acae-
cimiento , y al efecto se encamina à palacio una
diputacion presidida por Lamourette. Vuelve este


FRANCESA. 401
y anuncia la venida del rey que vàà presentarse;
como el 4 de febrero de .1790, para manifestar su
satisfaction à la Àsamblea, y decirla que sentia
mucho esperar à una diputacion , porque estaba
impaciente , por acudir a ella.


Estas palabras Ilevan Rasta el estremo et entu-
siasmo; y à creer la espresion unanime , la patria
esta salvada. i,Eran hipecritas, un rev y ochocien-
tes diputados, que formaban de repente el plan de
engatiarse, y simulaban olvidar las injurias para
despues herirse con mas acierto? No, seguramen-
te, porque semejante provecto no se concilie de
repente por tantos bombres sin preineditacion an-
terior; sino que el edio pesa mucho, v es muv dulce
descargarse de su peso. l'or ocra parte, à là vista
de tan imminente peligro , igue partido , estando
ineierto de la vit toria, no hubiera consentido de


buena pana conservar Io presente, como estaba,
con tal que se lo asegurasen? Este hecho corno
tantos otros, prueba que la desconlianzay et temor
produciau aquellos rencores que se disipaban a los
ravos de la esperanza, y nue el partido Ilamado
republicano queria la rèptiblica, no por sistema,
sino por desesperacion. iPor qué al volver à snpa-
lacio no escribia el rev ininediatamente à la Pru-
sia y al Austria? i,Por qué a su conductasecreta no
afiadia alguna providencia ptiblica v herôica ?
i, Por qué, en fin, no decia, como su abuelo Luis
XIV al acercarsele el enemigo. lremos torlos?


À Ultima bora se anunciôà la Àsamblea et re-
sultado del proceso , formado por el departamente•
contra Petion y Manuel , cuvo resuitado era la
suspension de ambos magistridos. Segun lo que
despues se ha sabido de boca del mismo Petion,




REVOLUCION.


es probable que hubiera podido atajar la insurrec-
Ci« del 20 de junio, coma la hizo despues con
nteas. Ignorâhase ciertamente enfonces, aunque
6abia yes hementes indicios para sospecharlo, su in-
».c igencia con los alborotadores, y ademas habia
fflinetido alunis infracciones contra las leyes,
<oruo por ejemplo , el haber retardado macho sus
comunicaciones à las diferentes autoridades, y
consentido en que los principales del consejo re-
solviesen lo contrario que el departamento, al de-
eidir Que se reeibieseit los peticionarios en las li-
las. de la goardia nacional. La suspension pronun-
ciada por el departaincnto era legal y osada, pero
impolitica. Despues de la reconciliacion efectuada
porlainafianaino era en verdad la mayor proden-
da, declarar pot' la tarde lasuspeusion de dos ma-
gistrados, à quienes comunmentese amaha? El rev


referia en verdad â la Àsamblea, pero esta no
-encobrici su descontento y le devolviô la resolucion
para que par si la prontinciase. Prorumpieron las
Irilaunas en su acostunibrada voceria; se agolpa-
-ton multitud de peticiones exigiendo Pelion 6 la
neerte; y el diputado Grangeneuve,, â quien se
insulté, pidià el l ' Arme contra el autor ciel ul-
tragc- hé aqui coma se habia dado ya al olvido tu-
a reconciliacion. Brissot, à quien habia tocado
hablar en la discusion ciel peligro pidiô
tiempo para modilicar las espresiones de su dis-
eurso , atendido à la reconciliacion que despues


bia mediado; no pudo menus sin embargo -de re-
cordar todos los actos de indolencia v lentituu
que a la carte se imputaban , y à pesai de la pre-
tendida reconciliacion, ace° por peur que se
g.r.a.tase solenmemente de la destitution, que se


FRANCESA. 403
acusase à los ministros-por haber dada cuenta tan
tarde de las hostilidades de la Prusia; que se nom-
brase una concision . secreta , compuesta siete
individuos, encargada de vigilar en la salvacion
piiblica; que se procediese à la venta de los bie-
lles de los einigrados: que se acelerase la organi-
zacion de los gnardias nationales, y que sin per-
dida de tiempo se declarase tinalmente que la pa-
tria estaba en peliqro.


Snpose a! misino tiempo la conspiration de Dus-
saillant, antiguo noble, que al fiente de algunos
coujurados se habia apoderado del Inerte de Bannes
en el departameuto dei Ardeche, y que desde alti
amenazaba a todo el pais circunvecino. Participa
tambien el ministerio a la Itsamblea las disposicio-
nes de las potencias ; de las que resultaban , que
la casa de Austria, Ilevandose a la Prusia cansigo,
la habia obligado à inarchar contra Francia ; pero
que sin embargo, los discipulos de Federico se
mostraban reseutidos de tan impolitica alianza.. To-
dos los electorados cran nuestros enemigos encu-
biertos ô à las claras. La Rusia se habia neclarado
la primera contra la revolucion, accediendo al trata-
do de Pilnitz, consintiendo en los planes de Gusta.-
vo, y ayudando â los emigra.dos, todo para enga-
rial' à la Prusia v al Austria, dirigiéndolas ambas
contra Francia, inientras ella se revolvia contra Po-
lonia. Al misino tiempo conferenciaba con MM. de
Nasau y d'Esterhazy, gefes de los emigrados; pero
â pesar de sus ostentosas proinesas, les habia Unica-
mente dada una fragata para lihrarse de su presen-
cia en Petersburg°. La Suecia no daba muestras de
vida desde la muerte de Gustav°,admitia nues-
tras embarcaciones; Dinamarca pro'inetia neutrali-




404 REVOLUCION


dad absoluta y podiamos considerarnos como en
ent rra con la côrte de Turin. .El papa preparaba


sus anatemas; Venecia se mantenia neutral , pero
parecia inclinarse à proteger à Trieste con sus no-
tas. Espaita sin adherirse abiertamente â la liga, no
parecia sin embargo resuelta â cumplir el pacto de
familia, y à revolver â la Francia los auxilios que
habia recibido de dila. Inglaterra se obligaba à ser
neutral v daba al efecto seguridades nuevas. Los
Estados-Unidos hubieran deseado ayudarnos con
todas sus fuerzas, pero estas cran nulas por su dis-
tancia, y por la escascz de su poblacion.


isamblea, al aspecto de este cuadro, quiso
deciarar en seguida à la patria en peligro, y sin em-
bargo, se dej6 la declaracion para despues de un nue-
vo informe de todas las comisiones reunidas. El
de julio, aida este, y en media de un profundo Oen-
cio, pronuncio esta solemne fOrMUla: EIUDADANOS:
LA PATMA EsrÀ. Es p ELWRO. Las sesiones se decla-
rarou desde entonces permanentes; de cuando en
cuando se anunciaba con calionazos tan terrible
crisis; los Ayuntamientos, los consejos de distrito
v de departamento se deciararon en continua re-
s. idencia , y todos los guardias nacionales se pu-
sieron en movimiento. Eu media de las plazas pd-
blicas se aizaron antiteatros, donde los empleados
de AvUniarniento recibiari en una mesa colocada
sobre' tambores , los nombres de los que querian
alistarse voluntarios, llegando el mimer° de estos à
quince mil un dia.


La reconciliacion ciel 7 de julio y el juramento
hecho despues, no habian calmado, coma llanos
visto, desconfianza alguna. No se dejaba de pensar
en prepararse contra ?os proyectos de palacio; y la


FEANCESA.


.405
idea de declarar destituido al rev, de obliE,,arle â
abdicar, se ofrecia . todos coma èl Unic) y posible
remedio à los males de que se sentia la Francia
amcnazada. Vergniaud solo habia iudicado esta
idea baie una forma hipotética ; pero otros, espe-
cialmente el diputado Tomé, querian que se con-
siderase como una proposicion positiva. Varias pe-
ticiones de todos los àngulos de la Francia vinie-
ron â corroborar la opinion l)blica en este deses-
perado plan de los diputados patriotas.


La ciudad de Marsella habia dirigido ya una
peticion arnenazadora; levOse en la Asamblea el 19
de junio, como va hennis mencionado , y al ma-
mento en que se declarô el peligro de la patria,
Ilegaron todavia, otras muchas. En una se proponia
acusar a Lafayette, suprimir el veto en ciertos casasy volver à Manuel y à Petion sus cargos municipa-
les. Otra con la suPresion del veto exigia la publi-
cidad de los consejos. Pero la ciudad de Marsella
que habia dada el primer ejemplo de osadia, la 11e-
v6 muy pronto basta et Ultimo estremo , pues hizo
una soiicitud en la que rogaba à la Asatnblea que
aboliese la soberania eu la rama reinante, y que la
sustituvese Una electiva y sin veto, es decir, una
verdadera magistratura ejecutiva coma en las repli-
Micas. El asornbro que produjo esta lectura rué
acompanado al momento de los aplausos de las
tribuuas, y de la proposicion de imprimirla, hecha
por un miembro de la Asamblea• Sin embargo, se
remitiô la esposicion à la comision de los dace pa-
ra que recibiese la aplicacion de la lev que decla-
raba infame cualquier proyecto de altèrar la cons-
titucion.


Al saber esto qued6 consternada la cône, lo




406 nuVOLUCION
mismo que el partido patriote à quien alarmaban
tan atrevidas petwiones. Crcia el rey que se ma-
quinàba contre su persona; juzgaha que el 20 de
junio }tabla lido un proyecto de asesinato que se
habia frustrado, lo tuai era eu verdad un error,
porque nada. mas facil que ejecutar este crimen si
se hubiese proyectado. Te.miendo ser envenenados
comian el y su familia en la habitacion de una da-
ma de confianza de la reine, distintos platos que
los que se disponian en las cocinas del palacio; (41)


coino el dia de la confederacion estaba préximo,
la reine habia mandado hacer para su esposo un
peto con muchos forros, capez de resistir â une pu-
ijalada. Sin embargo, à medida que pasaba el tiem-
po, aumentandose la ()sedia popular, yno manifes-
tandose ninguna tentative de asesinatO, coinpren-
dia mejor el rey la naturaleza (le sus peligros; pre-
veia va que no cm. una pulialada lu que tenia que
tuner, sino ana condenacion judicial, y recordaba
entre los tristes pensamientos de su imagination,
la suerte de Carlos I.


Lafayette, aulique desairado pur la carte, es-
taba resuelto atm e salvar al rey; y al efecto hizo.
que le presenterau un proyecto de l'aga cornbinado
con mucha audecia. Desde luego se habia (end°.
à Luckner, y obtenido despues del antiguo maris-
cal haste la promesa, de marchar sobre Paris; que-
riendo Lalaye.tte, pur consiguiente que el rey hicie-
se de modo que dl y Luckner pudiesen verificarlo
con el pretesto de l'endos asistir â la confedera -
Lion. La presencia de ambos generales le parecia
que imponclria al pachto, previniendo todos los pe-
ligros que se re.celaban aquel dia. Al siguiente de
la cerenionia, Lafayette queria que Luis XVI sa-


PRKNCESA.
407


liese pablicamente de Paris, con pretesto de ir à
Compieria à probar su lihertad ante la vista de laEurope., y en caso de resistencia, no pedia mas
que cinco caballeros de toda confianza para que le
arrancasen de Paris. Desde Compleim le llevarian
à los ejércitos franceses algunos escuadroues pre-
parados, y Lafa y ette esperabe de su prohidad que
no destruiria las nuevas institueiones. Finalmente,
'en el cas() de que se frustrasen todos estos medios
;el general estaba resuelto à marchai


.
sobre Paris


con todos sus tropas (42).
Pero fuese que este proyecto exigia bastante


animo por parte.de Luis fuese parque la aver-
sion à Lafayette-se opusiera à aceptar estes favores,
el re y


los rehusô de nuevo y le respondid cou frial-
dad 'y.,


de un modo que no correspondis al celo que
el general le demostraba. «El mejor consejo, decia
la respuesta, que puede darse à 31. de Lafayette es
que sea siempre el azote de los facciosos
compta bien con su enapleo de general.» (43).


Acercàbase va el dia dela confederacion, et pue-•
blo y la Asaniblea querian que asistiese Petion
à la fiesta .del El rey habia ya intentado des-
cargarse con la Asamblea del compromiso de apro-
barô desaprohar la decision del departamento; pe-
ro la Asemblea, segun se ha visto, le oblig6 à que
se espliease, y diariamente le estrechabe à dar su
resolueion, para que este asuuto . quedase conclui-
doantes del 1i. Elrev confirma la suspension el 12,
con lo tuai se aumeniô mas el descontento, apresu-
randose la Asemblea à tomer à su vez ana provi-
.dencia que es facil conocer cu xl fuese; al otro dia,
esto es, el 13, repuso en su empleo à Petion; aun-
que pur ciertos mirarnientos suspendiô la resolu-




408 REVOLUCIoN
cion relativa à Manuel, à quien se habia visto - an-
dar con la banda municipal en media del alboroto
del 20 de junio, sin hacer usa alguno de su auto-
ridad.


Por lin Hee el I de julio de 1792. leuanto
habian cambiado los tient pos desde el I de julio
de .1790! va no se veia aquel magnifie° altar servi–
do portrescientos sacerdotes; ni aquel in meus° cam-
po que conten in sesenta mil guardias naci amies, ri-
camante vestidos y medianamente organizados, ni
aquellas gradas laterales que ocupaba un innurnera-
blegentio, ni agnat balcon en lin, en que los l'Unis–
Iras, la fami:ia real y la Asamblea. presenciaban la
primera confederacion. Todo se Imbu trocado: los
animos se aborreeian coma despues de una l'Asa
reconciliacion, y todos los embleinas anunciaban la
guerra. Ochenta y Ires tiendas representaban el
Jinmen) de los departamentos, y al lado de cada
iina se alzaha un alamo en cuva capa ondeaban
banderas de Ires colores. Habia destinada una
grau tienda para la Asamblea y el rev, y ocra pa-
ra los cuerpos administrati ves de Paris; de modo
que parecia estar toda laFrancia acampada a la
Vista del enemigo. El altar cle la pallia no era ya
mas que una columna truneada, puesta en le alto
de las gradas que existian aun en el Campo de
Marte desde la primera ceremonia. Por una parte
se veia un mouumento en honor de los que habian
muerte 6 muriesen en la &mq tera, y por ocra un


arbol Ilamado de la leudaliclad, que al–
e


zandose en media de una ininensa baguera, sosie
nia en sus ramas coronas, cordones azules, Haras,
capelas, haves de San Pedro, mantes de armino,
honetes de doctor, protocoles, titulos de nobleza,


FRANCESA. 409
escudos de armas etc.; debiendo invitarse al rev
à que le pusiese fuego. El juramento debia pres-
tarse al mediodia. El rey aguardaba en las salas de
la escuela militar al acompahamiento nacional que
habia ido à colocar la primera piedra de una co–
lumna que intentaba elevarse sobre las ruinas de
la antigna Bastilla. Luis XVI mostraba dignidad y
entereza, y la reina se esforzaba en disimular la
pana que revelaba; su hermana y sus hijos se ha–
Laban inrnediatos. Algunas espresiones afectuosas
conmo yieron et corazon de varios de los que esta–
ban prese q tes, asomando a sus ojos algunas lagri-
mas; par fin Ilega cl acompainuniento. El Campo
de Marte habia estado hasta enfonces casi desierto;
mas repentinamente le invadiô la multitud, pasan-
do par debajo ciel balcon en que estaba colocado
et rev, mu ,,eres, muchachos y hombres beodos to-
dos revueltos, gritando vira Pelionl Petion 6 la
muerte( y Ilevando en sus sombreros escrito lo (lue
pronunciaba su hoca. Los confederados se apoyaban
.unos en el brazo de otros llevando un relieve de la
Bastilla, con una prensa, que de cuando en cuando
se paraba para imprimir v esparcir canciones pa-
trioticas. lban en seguida las legiones de la guar-
dia nacional, los regimientos de tropa de linea que
apenaspodia guardar en media deaquel inquieto po-
pulacho la regularidad de sus filas, y filtimarnen-
te las autoridades y la Asamblea. Baje el rey en-
tances, y colocado en medio de un cuadro de tro-
pas, se dirigiô con el acomfianamiento habia el al-,
tar de la patria; nias era tal el gentil) que no deja-
ba adelantar terreno para que el rey Ilegase à las
gradas del altar; al fin lo consiguiô, gracias à los
esfuerzos de la tropa. La reina puesta en el balcon




410 REVOLUC
de donde no se hahia movido, observaba,-con
anteojo esta escena; y pareciéndola que se aumen-
laba la confusion al rededor del altar, bajando el
rey un escalon, laina un grito, •y alarma à los que
la acompafiaban; sin embargo la ceremonia se
concluvô sin novedad alguna. No bien se 'labo
prestado el juramento cuando corrié todo el man-
do hada el arbot de la feudalidad, al que se pre-
tendia que el rev pusiese fuego, pero él se eximiô
diciendo mus, aCertadamente que ya no hahia feu-
dalismo, y se encaminô de nuovo ha.cia la escuela
militar. Satisfechas las tropas de haberle salvado,
dieron repetidos gritosde vira et reyl y lamultitud,
que sientesiempre la necesidad de simpatizar, re-
pitié estos gritos, y se manifesté tan dispuesta à
aplaudirle, como Io hahia estado poco antes de in-
sultarle. E! desdichado Luis XVI merecié todavia
algunas horas de afecto: el pueblo y él tambien lo
creyeron por un instante; pero hasta las mismas
ilusiones cran violentas, y comenza.ban a darse va
muestras de no poiler nom par mas tiempo. Vol-
yiése el rey à su palacio, contenta par baberse
brada de los riesgos que tan grandes creva, aunque
muy cuidadoso sin embargo por los que en hi fa-
tari) le esperahan.


Las notic,ias que cala, dia llegaban de la Fron-
tera a.amentaban la inquietud y las alarmas. La
declaracion del peligro de la paIria conmoviendo
toda la Francia, hahia moticado la partida de ma-
chos confederados; pues aurique el dia de la con-
federacion solo habia dos mil en Paris, Ilegaban
incesantemente , justilicando con su candela los
temores las esperanzas que se habian conceido
de sa prisencia en la capital. Todos eran volunbta-


FRANCESA
444


rios, v de lo mas exaltado que habia en los clubs
de Francia. La Asarnblea les asigué sois realesdiarios, reservanclol


esesclusivamente las tribunas;pero en breve i mpusieron la lev aun en ella rnisma
con sus gritos v sus aplausos; parque ligados con
los jacobinos, y reuuidos en un club que en pocos
dias se hizo mas furibundo que todos los demas,
estaban dispuestos à amotinarse à la primera serial,
como asi lo declararon à la Asarablea en una es-
posicion. Decian que no se marcharian Rasta que
quedasen enteramente derrotados los enemigos
interiores; de modo que â pesar de la carte, se ha-
bia realizado completamente el plan de reunir en
Paris ana fuerza insurreccionada.


Otros medios se afiadieron tambien à este paraconseguir el mismo ob• et°. Los veteranos de guar-
dias francesas estaban distribuidos por los regi-
mientos, y la Asamblea dispuso que se reuniesen
en un cuerpo de gemlarmeria. No podia dudarse
de sus ideas , parque cran los que hahian princi-
piado la revolucion, y aunque se objeté que estos
soldados, casi todos s'argentas, componian la prin-
cipal fuerza del ejéreito, la Asamblea , ternien-
do â los enemigos interiores nias que à los de fue-
ra, no atendia à nada. Ya se habia proporcionado
fuerzas,cra preciso privar de las suvas à la du


.-te, à cuve efecta mandé que se ausentasen todoslos reg inïien Los. Rasta entonces no habia
do la Constitucion, pero no contenta con alejarlos
les obligé à que pasasen à la Frontera, usurpando
con esto la facultad al rev, que era quiert podia,
disponer de la fuerza pablica.


Tenia por principal objeto esta medida, el de
alcjar à les suizos, de cuva fidelidad no podia du-


Biblioleca popular.
T. I. 394




412 REVOLUCION
darse; y para precaver este golpe, el ministro se
yalid de su comandante M. d` Affry, que para ne-
garse à salir de Paris , se apoyé en sus capitula-
Ciones: y si bien pareciô que se tomaban en con-
sideracion sus razones, se mandô no obstanle que
saliesen provisionalmente dos batallones suizos.


Es verdad que el rey ténia su veto para opo-
nerse à. estas providencirts; mas destituido de
todo su influjo, no podia usar de esta prero-
..ativa. La Asamblea rnisma se veia muchas ve-t.)ces precisada à ceder à las proposiciones de algu-
nos de sus individuos, secundadas siempre por los
aplausos de las tribunas, y no dejaba nunca de
pronunciarse en favor de la moderacion cuando
podia; pues si por una parte consentia en las reso-
laciones lilas trastornadas , por otra aprobaba y
acogia peticiones sumamente moderadas.


Las providencias que se habian tomado , las
peticiones y el lenguage que en todas las couver-
saciones se tenia, presagiaban una resolucion cer-
eana. Los girondinos la preveian y anhelaban, pero
sin distinguer claramente porque medios podria
hacerse, temian el resultado. Sus inferiores se
-quejaban de su inercia, acusàndoles de débiles y
de Halos; y todas los corifeos de los clubs , y las
eecciones, cansados de una elocuencia sin resul-
tado, pedian con ahinco una direccion Unica y ac-
tiva, para que no se malograsen los esfuerzos po-
pulares llabia en los jacobiuos una sala destina-
da al despacho de la correspondencia , v en ella
se habia establecido unajnnta central de confede-
rados para unirse y esplicarse. Con el objeto de
que fuesen mas secretas y enérgicas las resolu-
ciones, se redujo à cinco individuos esta jouta, à




FRANCESA.
443


la que entre si daban el nombre de jouta revolueio-
naria. Estos cinco individuos cran los llamados
Vangeois, provisor; Debessé del Droma ; Guiller-
mo, catedràtico en Caen; Simon, periodista en
Strasburgo; y Galissot de Langres. Luego se les
iuntaron Carra, Gorsas, Fournier el americano,
Westerinann , Kienlin de Strasburgo , Santerre,
Alejandro, comandante del arrahal de San Mar-
cel°, un polaco llamado Lazouski, capitan de arti-
lleria en el batalion de San Marcelo, un ex-cons-
tituvente , Antonio de Metz, y dos electores La-
grcy y Garin. Manuel, Camilo Desmoulins y Dan-
ton tambien tardaron poco en unirseles, teniendo
la mayor influencia (44). Entraron en tratos con
Barbaroux que prometid el ausilio de sus marse-
lieses , à quienes esperaban con impaciencia. Se
pusieron en comunicacion con el corregidor Pa-
lion, y consiguieron de este la promesa de que no
impediria la conmocion , asegurandole ellos en




cambio que guardarian su casa,


--
y le tendrian a


restado en ella para salvar su inaccion con una
especie de violencia , por si la empresa se mato-
graba. El plan en que definitivarnente convinie-
ron, fué en el de pasar armados d palacio y depo-
ner al rey; pero era preciso estimular al pueblo,
v para conseguirlo se necesitaba una circunstan-
e'ia estrordinaria. Ideando estaban cual seria y co-
municando sus provectos à. los jacobinos, à tiem-
po que el diputado Chabot estaba disertando con
el ardor de su carâcter sobre la necesidad de ta-
mar una resolucion grandiosa, y diciendo que pa-
ra motivarla seria lueno gue la cdrte atentase
contra la vida de un diputado. Grangeneuve, que
lo era, y que aunque no tenia grau talento, esta-


:




414 REVOLUCION
ba dotado de un enérgico caracter, escuehando
liste diseurs° 'lama à Chabot aparte , y le dicc:
—Teneis ra y on: es menester que perezca un dipn-
tado, pero la côrte es demasiado astuta para que
nos brinde con ocasion coma esta. Debemos pro-
porcionarnoslas, matandome à. mi cuanto antes en
las inmediaciones de palacio. Gviardad secreto
disponedlo todo. Chabot entusiasmado le promi:
te participar de su suerte, y Grangeneuve se con-
forma diciendole que mas efecto brin dos muer-
tos que uno ; y convenidos en el dia bora y me-
dia de matarse sin estropearse , segun decian , se
separan resueltos à. sacrificarse por el triunfo de
la causa comun. Grangeneuve, fiel à su palabra
arregla sus asuntos privados , y à las diez y me-
dia de la noche acude â la cita; pero Chabot no
habia Ilegado. Espera algun tiempo y Chabot no
acude: al fin llega à imaginar que ha cambiado
de resolucion y espera que â lo menas el pro-
yecto se Ilevarà por élu cabo; à cuvo efecto va y
viene repetidas veces esperando el golpe
pero se vé, forzado h volverse sano y salvo , sin
Haber podido sacrilicarse por una calumnia.


Esperabase pues con impaciencia la ocasion
que no se presentaba, y reciprocamente se acusa-
ban de falta de fuerzi.i, de habilidad, y de union,
mientras los diputados girondinos, el corregidor
Petion, y finalme,nte todos los hombres visibles, que
ô en la trihuna ô en sus respectivos cargos tenian
que hablar et lenguaje de la lev, andaban siempre
mas retraidos, y coacienaban esta agitation conti-
ana que les comprometia sin resultado alguno.
Arguian à los alborotadores subalternos con que
estenuaban sus fuerzas en mo yiniientos partiales


PRANCES1.
414


esponiendo al pueblo sin producir flingua
acontecimiento decisivo ; mas estas por et contra-
rio, que hacian cuanto les era dable, citaban à los
diputados y al corregidor Petion sus discursos


acusandoles de que sofociiban la energia del
pueblo. De este modo los diputados culpaban à. la
multitud par no estar organizada, y estos se queja-
ban à chas de que no lo estaban. Raciase principal-
mente sentir la necesidad de tener un gefe. Unhombre necesitainos, decian todos; ipero quiéu era
este? Entre los diputados no habia ninguno, parque
todos ellos cran mas oradores que conspiradores;
ademas de que su dignidad y su método de vida les
alejaban cleinasiado de la attiltitud, cou quienes de-
bian obrar. Lo mismo sucedia con Roland, con Ser-
van y con todos aquellos que no carecian de valor,
pero que Cran muy superiores por su clase â la ge.
neralidad del pueblo. Petion por su destina hubiera
podido no hallar obstaculo en estas relaciones, pero
era muy apâtico é indolente, mas â prôposito para
morir que para obrar. Su sistema era cortar las


,asonadas pequenas para dar lugar à una su blevacioa
decisiva ; mas siguiéndolo con calor, inutilizaba los
movimientos diarios, y perdia todo su concept° con
los revoltosos à quienes paralizaba sin dominarlos.
Necesitaban de un corifeo que sin Haber saliclo de
la liez del pueblo, no careciese del influjo sobre él,v que hubiese recibido de la naturaleza el genio dela persuasion.


Tanto en los clubs, como en las secciones y pe-
riédicos revolucionartos, se habia abierto una bd
inmeasa, en la que se habian hecho notables algu-
nos, pero niuguno habia adquirido aun una supe-
rioridad marcada. Camila Desmoulins se habia da-




4IG REVOLUCION


do à conocer por au imagination, por su cinismo y
osadia, y por su viveza en atacarà cuantos parecian'
reliacios en la carrera revolucionaria. Era conocido
de la plebe, pero carecia de los pulmones de un
orador popular y de la actividad y predominio de


gefe de partido.
Otro periodista habia adquirido una terrible fa-.


ma; el cual era Marat, conocido con el nombre de
El amigo del Pueblo, que por sus incitaciones al ase-
sinato se habia hecho un objeto de horror para to-
dos los que conservaban todavia alguna modera-
eion. Nacido en Neufchatel, y dado al estudio de
las ciencias fisicas y méditas, fué un audaz impug-
naior de los sistemas mas razonables, probando
una energia de entendimiento que pudiera llarna.rse
convulsive. Cuando principi6 la revolucion, era mé-
dico de los depeudientes de caballerizas del coude
de Artois; lanzamdose sin reparo por aquellanueva
carrera, y dandose à conocer muy pronto en su
section. Su estatura era mediana, sucabeza disfor-
me, sus facciones pronunciadas, livide su tez, ar-
dientes sus ojos y descuidada su persona. Hubiera
parecido solarnente ridiculo G asqueroso, â no ha-
berle oido proferir repentinamente maximas clio-
cantes y atroces, con un tond brusco y una inso-
lente familiaridad. Era preciso, segun dl, cortar
muchos miles de cabezas y destruir à todos los aris-
t6cratas que imposibilitaban la libertad; pero todo
cl mundo le miro con horror y con desprecio, mn-
pujandole, y burlândose de su estravagante figura:


pesar de que como estaba acostumbrado a los
certà.menes cientilic,os y â las aserciones nias absur-
das, habia aprendido â despreciar â los que le des-
preciaban, compadeciéndoles corne incapaces de


FRANCESA. 447
coin prenderle. Desde entonces vertié en sis follctos
la espantosa doctrina que le embriagaba. La vida
subterranca, à que estaba condenado, por librarse
de la justicia, habia exaltado su temperamento, y
encendidole aun mas el general horror con que se
le miraha. Para él, nuestros linos modales, cran
vicios que se oponian à la igualdad republicana, y
en el furor con que odiaba les obstaculos, solo vcia
un medio de salvacion, el esterminio. Sus esperi-
mentos eu el hombre fisico denicron familiarizarle
con el aspect° del dolor ; y per esto su ardiente
imagination, libre de todo instinto de sensibilidad,
marchaba recta à sus fines por entre arroyos de
sangre. Esta misma idea de crear destruyendo, se
habia ido poco à poco sistematizando en su cerebro,
de modoquequeria un dictador, no para darle el go-
ce de la omnipotencia, sino para i


-mponerle el ter-
rible cargo de purgar la sociedad. Este dictador
debia tener una hala à los pies para estar siempre
bajo la mano del pueblo, y solo podia dejarselc una
facultad, la de mostrar las victimas ydar la muerte
por daico castige. Marat no conocia otro, porque
él nunca castigaba, sino quitaba obstaculos. Vien-
do por donde (liera arist6cratas que conspiraban
contra la libertad, recogia de todas partes los hechos
que satisfacian sus pasiones


'


denunciaba con fa-
ror y con una ligerffl nacida e su misma ira, â to-
dos los nombres que le decian, y que à veces ni
existian siquiera, haciéndolo sin adio personal, sin
temor, y hasta sia correr él ningun peligro, porque
estaba esento de todas relaciones humanas, y per-
que las del ofendido con el ofensor, no existian en-
tre él y sus semejantes.


lIacia poco que se le habia mandado prender




418 REvourcioN
con Royou el amigo ciel rey, y se fiable escondido
en casa de un abogado desconocido y miserable,
que le habia proporcionado un asile. Buse por
compaliero suyo a Barbaroux, que se habia dedi-
cade al estudio de las ciencias fisicas, y conocido à
Marat en otro tiempo, quien no pudo negarse à su
exijencia, y crey6 al oirle, que terra perdida la ca-
bue. Segun el, los franceses cran unos revolucio-
narios despreciables. «Badine , decia, doscientos
napolitanos, annules de puriales, con un manguito
por escudo en su brazo izquierdo, y con ellos re-
corro yo la Francia y hago la revolucion.» Para
marcar â los aristecratas (tuerie que la A.samblea
les mandase Ilevar en el brazo una cinta blanca, y
que diese permise para malarias en cuanto se ha-
llasen tres reunidos ; v bajo el nombre de aristecra-
tas comprendia à los" realistas, à los fuldenses y à
los girondines. Si alguna vez se le hablaba de lo
dilicil que era conocerlos: No puede uno engahar-
se, decia; no hay mas que ver los que tienen co-
che, criados, vestido de seda, y que salien de los
teatros, y todos esos son aristecratas.


Barbaroux se marche horrorizado. Marat, preo-
cupado con su atroz sistema, no se cuidaba de me-
dies de sublevacion, ademas de que no era capaz
de prepararlos. En sus delirios homicides se com-
placia con la idea de retirarseà Muselle, pues el
entusiasmo republicano de aquella ciudad, le daba
esperanza de que en elle Beria mejor escuchado y
aeojide ; pense pues refugiarse alli, queriendo que
Barbaroux le enviase con recomendacion suva; mas
este no quise hacer semejante presente af pueblo
de su nacimiento, despreciando à aquel insensato,
cuya apotéosis estaba muy distante de preveer.


FRANCESA.
419


No era pues el sistemâtico y sanguinario Marat
el corifeo à propésito para reunir â agnelles masas
diseminadas que fermentaban confusarnente; mas
capaz de elle era Robespierre, porque se habia pro-
porcionado en los jacobines une pendilla de oyen-
tes, mas activa en lo general que una de lectores;
sin embargo no tonie todes las cualidades necesa-
rias. Robespierre, abogada de poca nota de Arras,
fué diputado por esta ciudad en los Estados gene-
raies, y en elles travel amistad con Potion y Buzot,
sosteniendo con acrimonie las opiniones que defen-
dian con un convenciiniento profundo y sose-
gado. Al principie parecié ridicule por la pesadez
de su habla y per su escasa elocuencia; pero espe-
cialmeate en la época de la revision !lame le aten-
cion bastante per su tenacidad;cuaudo despues
de la escena del Campo de Marte"se esparcia el ra-
mer de que se iba à encenser à los lirmantes de la
peticion de los jacobines, su terrer y su juventud,
intereseroa à Buzot y à Roland, que le ofrecieron
un asilo. Tranquilizes'e despnes; y habiéndose se-
parade la Asamblea, se guareciô en los jacobines,
donde continué sus arengas dogneeticas y ampulo-
sas. Elegido despues fiscal pnblico, retins() este
nuevo cargo, pensando solo en obtener la doble re-
putacion de patriote incorruptible y de orador elo-
c u ente.


Recibianle en su casa sus primeras amigos,
Petion, Buzot, Brissot, s- Roland, que sent.ian el
despecho de su orgullo resentido en sus miradas y
en sus acciones todas. Interesabanse por el; pero
les daba !estima que un hombre que tan apegado
estaba â la causa [MW ica, tambien lo estuviese tan-
te à si mismo. Sin embargo, era poco hombre para




REYOLUCION


que diese cuidado su. orgullo, y se le perdonaha, en
gracia siquiera de su mediania y de su celo. Se no-
taba generalmente, que taciturno en todas las reu-
niones y manifestando rara vez su opinion, era el
primera que al dia siguiente esponia en la tribuna
las ideas que habia aprendido de los demas. Hi-.
ciéronle esta obeservacion sin reconvenirle por eso,
y al moment° aborreciô aquella reunion de hombres
superiores, coma habia aborrecido la de los cons-
tituyentes. Entonces se retiré de hecho à los jaco-
binas, donde rue de opinion contraria, como hemos
visto, à la de Brissot, y Louvet sobre la cuestion
de la querra, Ilarnandoles, y creyéndoles tal vez,
inalos ciuda‘tario, porque pensaban do distinto mo-
do que el, sosteniendo su opinion con elocuencia.
,Era buena fé en él sospechar inmediataniente de
los que le ofendian, ô los calumniaba de intenta?
Misterios son estes de los corazones; para su es-
casa y vulgar entendimiento v su estraordinaria
libra le !lama mu-y- propenso ah ira y muy incapaz
de desengario, siendo imposible que el &lia de
orgullo se . trocase en el, enôdio de principios, vcre-
yendo malvados 4ctrantos le hacian aiguna ofensa.


Corno quiera que sea, colocado en una esfera
inferior, escita el entusiasmo por sus doc vinas y
pot' su reputacion de integridad. Asi fundaba su po.-
pularidad con las pasiones ciegas y con los talentos
comunes, pues la austeridad y cl insensible dog-
matisrno, cautivan à. los genios ardientes, y à veces
aun â los talentos superiores. habia en efecto hem-
bres dispuestos â suponer é Robespierre una ver-
dadera energia, Y un talent() superior al suyo. Ca-
rnilo Desmoulins, le llaniaba su Iristides, y le crcia
elocuen te.


PRANCESA. 4.21
Otros sin inteligencia, pero subvugados por su


pedanteria, decian repetidamente que este era el
hombre que debia ponerse à la cabeza de la revo-
lucion, la cual no podria marchar sin semejante
dictador. Eu cuanto é el, perrnitiendo todos estos
asertos à sus amigos nunca se presentaba en los
conciliàbulos de los conspiradores; y aun se que-
jaba. de que le comprometiau, porque uno de elles
que vivra en la misina casa que el, habia reunido
en cita varias veces la junta revolucionaria. No da-
ba pues la cara, dejando obrar à sus panegiristas
Pains, Sergent, Osselin y otros, que cran indivi-
duos de las secciones y de los consejos municipales.


Marat que andaba buscando uu dictador, quiso
ver si Robespierre podia serlo. La persona descui-
dada y cinica ciel primera contrastaba con la do
Robespierre, lien de inirarniento y perfeetawcnte
aliiiado. Encerrado en un elegante gabinete donde
su retrato estaha reprodueido de todos maclas en
pintura, grabado y en escultura, trabajaba alti in-
cesantemente, y estudiaba é. Rousseau para corn-
paner sus discursos. Viôle Marat y solo balla en
él mezquinos édios personales, y no un sistema
vasto, ni aquella sanguiaaria osadfa que le em-
briagaba en su monstruoso convencimiento, ni ge-
nio ninguno, en fin; niarchândose Ileno de despre-
cio hécia este hombrecillo, declarandole incapaz de
salvar al estado, y acabando de persuadirse de. que
él solo poseia et grau sistema social.


Los partidarios de Robespierre cercaron â Bar-
barouK, y quisieron lle,varle â su casa, diciendo
que puesto que se uecesitaba un hombre, Robes-
pierre nnicamente podria serlo. Este lenguaje de-
sagradô é Barbaroux., cuva altivez no se acomoda-




4')2 nvoLucrox
ba con la idea de la dictadura, y cuva ardiente
imaginacion cedia à la virtud de Roland y à los ta-
lentos de sus amigos. Fué sin embargo en casa de
Robespierre, Y tratàndose de Petion, que con su
popularidad oitiscaba à aquel, y que era segun de-
clan incapaz de servir à la revolucion, respondiô
con calor à las fal tas que se imputalan à Petion, de-
fendiemlo con Aine° à un hombre que admiraba.
l'able Robespierre de la revolucion, y repitiô, co-
mo tenia de costumbre, que él la habia dado im-
pulsa conclu y


endo como todos por decir que se
necesitaba un hombre. Barbarotu respondie que
no queria, ni dictador ni rey, a lo cual replicé Fre-
ron que Brissot queria serlo; y asi se anduyieron
dando en tara con reconvenciones sin que logràran
entenderse. Cuando se separaron, Paros que que-
ria templar el efecto de esta entrevista, dijo a .Bar-
baroux que habia compreudido mal la especie;
porque no se trataba mas que de una autoridad
mornentanea, y que Robespierre era cl Unie° hom-
bre à quiers pudiese dal-scia. Estas varas hablillas
y despreciables competencias, persuadieron falsa-
mente à los girondinos de que Robespierre queria
ser usurpador, y su ardiente celo se le imputé ' à
ambition; error en que incurre siempre la cegue-
dad de los partidos. Robespierre, capaz cuando
mas de aborrecer el mérita no tenia ni la fuerza
ni el genio de la arnbicion, y ni él mismo se hubiera
atre yido à concebir las pretensiones que en su fa-
vor reunian sus secuaces.


Ninguno como Danton para ser el gefe que to-
dos deseaban, organizando los movimientos revo-
lucionarios. Ilabiase ensayado en el foro en otro
tiempo, pero no pudo lograr nada. Pobre, y de yo-


FRANCESA.
• 4.23


rado de pasiones, se lutina arrojado con ardor y tal
vez con esperanza â la arena politica; y si bien
era ignorante, estaba dotado (le una perspicacia
privilegiada y de una imaginacion inmensa. Sus
formas atléticas, sus facciones achatadas y un tan-
to africanas, su voz de trueno, sus caprichosos pero
sublimes pensarnientos, cautivaban al auditorio de
los franciscanos y de las secciones. En su rostro se
veian sucesi va mente pin tadas, las pasiones brutales,
la alegria y ami la benevolencia. Danton no odiaba
ni envidiabaà nadie, pero tenia un audacia estraor-
dinaria; y en ciertos momentos de entusiasmo, era
capaz de ejecutar cuanto podia concebir el alma
sangrienta de Marat.


Necesariamente habia de escitar la envidia,
dar lugar a nuevos sistemas y desencadenar pa-
siones brutales, una revolucion cuyo imprevisto
pero inevitable efecto, babia lido el despertar à las
clases intimas de la sociedad contra las distinguidas.
El envidioso fué Robespierre; el sistematico Ma-
rat, Danton el hombre Ileno de pasiones, violento,
inconstante, unas veces cruel y otras generoso. Si
los dos primeros, preocupado ei uno por su roedora
envidia, y el otro por sus aciagas doctrinas, no
tenian las necesidades que hacen â los hombre&
propensos à la corruption; Danton por el contra-
rio, devorado de pasiones, y sediento de gozar,
todo debia sur, menas incorruptible.


ti le. La certe bajo
pretesto de indeconizarle de un cargo antiguo de
abogado que tuvo en el consejo, le diô considera-
hies sumas; le pagé, pero no puedo ganarle, pues
él no por eso deje de arengar y de escitar contra
ella à la multitud que asistia à los clubs. Cuando le
reconvenian porque no cumplia el trato, respondia




424 REVOI:CCION


que para tener algun medio de servir à la côrte,
della al parecer tratarla domo enemiga.


Danton era pues, el corifeo mas terrible de to-
dos aquellos grupos 1 quienes se ganaba y mane-
aba con la palabra; pero atrevido, poderoso en los


momentos decisivos, no era à propetsito para losJ(
continuos cuida.dos que nije el deseo dedominar:


aunque tenia macho influjo con los conjurados,
DO les


gobernaba todavia. Solo era capai en mo-
mentos- de ineertidumbre, de reanimarlos y con-ducirlos al apetecido fin con un impulse decisivo.


No habian podido comprenderse aun los dife-
rentes individuos de la junta revolucionaria . Noti-
ciosa la cône de sus menores movimientos tomaba
por su parte algunas inedidas para resguardarse
de un choque repentino, y dar tiempo à que llega-
sen laspotencies coligadas. Cerca de palacio habia
ella formado yestable-ciclo un club llamado francés,
que se componia de operariossoldados de la
guardia nacional, los cuales ten'ian todas sus ar-
mas ()cuitas en el sitio mismo de las sesiones, y
podian en case necesario prestar ausilio à la fami-
lia real. Solo esta reunian costaba en la lista ci-


diez mil francos Ademas de este, ha-
bia un marsellés llamado Lieutaud, que mantenia
mua cuadrilla asistente à las tribunal, à las plazas
pnblice, y à los cafés tabernas, para hablar en
favor del rev y hacer frente à las continuas asona-
das de los patriotas.


Por todas partes se suscitaban disputas con-
cluyendo


e


estas generalmente per venir a las manos,
pero à psar de todos los esfuerzos de la ceinte, sus


Iréasc â Bertrand Melleville, tomes
Yin IL


FRANCESA. 425
secuaces cran muy pocos, y la parte de guardia na-
clonai que estaba à su favor se hallaba enteramen-
te


Machos fioles servidores, alejados hasta coton-
ces del rev , se presentahan à defenderle,- ofrecién-
dole un antemural en sus cuerpos. Se reunian en
palacio con frecuencia y en bastante nnmero , lo
cual auinentaba la desconfianza, y desde la escena
de febrero de 1791 , se les Ilainala caballeros del
pufial. Se habian dado Ordenes secretas para reu-
nir la guardia constituyente, que aunque licencia-
da, habia recihido sus mas. Mientras tanto todos
aconsejaban al rev , infundiendo en su alma, débil
y naturalmente perpleja , las mas angustiosas Ju-
das. Algunos ainigos prudentes , y entre otros Ma-
lesherbes • , le aconsejahan que abdicase ; otros,
que cran la mavor parte , querian emprendiese la
feiFa; pero ni estaban de acuerdo en los medios, ni
en etlug,ar,


, ni en el resultado de la evasion. Para
regularizar de algun modo estos planes , quiso el
rcy que Bertrand de Molleville se entendiese con
el ex-constituyente Duport, en quien tenia mucha
confianza , viéndose obligado à dar al efecto Orden
terminante à Bertrand, que no queria toner rela-
cion ninguna con un constitucional cornu Duport.
Alternaban tainbie,n con estos Lallv-Tolendal , Ma-
louet, Clermont-Tonnerre, Gouveinet, y otros afec-
tos à Luis XVI, pero que fuera de esta cuestion,
opinahan de distinlo modo en la parte que se re-
servaria al trono , caso de que se consiguiese sal-
varie. ResolviOse la fusa del rev, y su retirada al
castillo de Gaillon en Normandia- , en cuva provin-


Yéasc it Bertrand de




496 WISVOLUClON
cia mandala et dogue de Liancourt , anngo de
Luis XVI y persona de toda su conlianza, que res-
pendia de sus tropas y de los vecinos de Ruan, los
cuales se habian pronunciado contra et 20 de junio
en una, esposicion enérgica. Ofrecia recibir à la.
familia real v conducirla à Gaillon , ô bien entre-
garsela à Lafa y ette para que este la trasladase al
centre de su ejército. Daba ademas Iode cuanto
poseia para llevar à calo este proyecto y solo se
reservaba cien luises de renta para sus hijos. Este
plan convenia à los individuos constitucionales de
la junta , porque en ver de poner al rev en rnanos
de los emigrados , le confiaban al dogue de Lian-
court y â Lafayette ; siendo esto precisamente lo
que no agradalia â los dcmas, y tal ver disgustaba
à la reina y al rev. El castillo de Gaillon te,nia la
Bran ventaja de distar del mar solo 36 leguas, erre-
ciendo por la Normand:a, provincia muv fiel, fuga
tad haera Inglalerra. Todavia tenia otra , que era
et distar 20 leguas de Paris ; y cl rev pocha irse
alti sin faltar â la icy censtitucional , le cual con-
venia con sus ideas , porque principalmente de-
seaba no ponerse en contravention manifiesta.


M. de Narbonne y la hija de Necker , madama
de Stacl, idearon tambien un plan de fuga; los
emigrades per su parte propusieron el suyo , que
era trasportar el rey ü Compiefia, y de alti à las
orillas del Rhin por et bosque de las Ardenas. To-
dos quieren aconsejar à un rey débit , porque to-
dos quieren prestarle una velouta(' de que carece.
Tantes y tan contraries planes aumentahan la na-
tura' indecision de Luis XVI, 1,rincipe desdiehado,
que cercado de consejeros conveacido de las ra-
zones de unos, suby ugado por las pasiones de otros,


PRANCE$A .


Ile,no de temor por la suerte de su fam 427
ilia y acosa-do por los escrripulos de su conciencia , fluctuabaentre mil p


rovectos y sentia prôxima la oleada delpueblo , sin atreverse ni à contrarrestarla, ni à evi-tarla.
Los diputados gi rondins que tan atrevidamen-te habian presentado el punto de la destitution,estaban inclecisos sin embargo en la vispera de una


asonada ; v aurique la cône se veia cas'
desarmaday el pueblo om nipotente, la proxirnidad de los pru-


sianos y et temor que infunde siernpre, arra hallan-dose sin


uerras, un goder antiguo, les perstradieron
de que serra mejor transigir con la cône que ar-r
iesgarse al trance de una batalla. Temian tam-


bien , aun en et case de que saliesen ilesos de la
Jucha , que la Ilegada demasiado prOxima de losestrangeros destruyese los resultados de


sulvictoriasobre palacio , d
escontando con terribles vengart-zas un triunfo mo
mentaneo. A pesai', sin embargo,de esta i


ntention en que se hallahan , no entraronnegociacion alguna, ni se atrevieron à tomar
la iniciativa• pero hablaron con un tal Bore, pinterde camara , y


amigo intime de Thierry, criado delrey. Espantado el
-


pinter de los riesgos que arne-naraban à la causa pUblica , les
obligea que escri-biesen en tal apure lo que


crevesen mas adecuadopara salvar al rey y à la libella.
..d. Dirrjieron, pues,una ca pta al rey, firmada por Gugdet Gensonnév Vergniaud que eniperaba con estas palabras:iVes prequntais „se:iior , cudi es nuestra opinion


sobreactual eslado de la Francia.... cuyo exordio orue-ba que la esplicacion se habia ya provocado. El
rey no debia hacerse ilusion Dingua , decian


àBore los tres diputados, y se engariaria mucho si
blioteca. popular
T. r. 395




428 arvoLucioN
no creyese que su conducta era la causa (le todo
cuanto pasaba y del furor de los clubs , de que in-
cesanteinente se quejaba; que serian inutiles y
parecerian ridiculas cuantas protestas siguiese ha-
cienda pur su parte ; que en el estado en que se
encontraban las casas , lo que convenia eran reso-
luciones decisivas para tranquilizar al puehlo ; que
todo el mundo creia por ejemplo que el rev podia,
à su voluntad , alejar los ejércitos estrangeros;
que era precis() , pues , empezar par 'tarer esta,
elegir despues un ministerio patriota , deponer à
Lafayette, que en el estado presente no podia ser
de utihdad ninguna , promulgar una lev para la
educacion constitucional del javen delfin, some-
ter la lista civil à uua contabilidad péblica , y de-
clarar solemnemente, que no queria que se aumen-
tase su poder mas de lo que espontaneamente con-
sintiera la nacion. Con estas condiciones, afiadian
los girondinos, era de esperar que la efervescencia
cesaria, y que à fuerza de tiempo y de constancia
en este sistema, recobraria el rey la confianza de
que à la sazon enterameate carecia


A la verdad que los girondinos estahan enton-
ces nmy cerca de conseguir su objeto, si es que
en realidad habian conspirado hasta aquel mo-
mento tauto tiempo hacia, parque se realizase una
reptiblica ly habian de paralizarse repentinamente
cuando iban à triunfar para que se diese el mi-
nisterio à tres de sus atnigos! Esta no es posible;
pero si es evidente que si se quiso reptiblica, fué
por desesperar de la monarquia; que jamas hubo
verdadero plan para aquella , y que aquellos à
quienes mas se acusa , parque muy de antemano
la tenian preparada, no (plein en visperas de


FRANCESA. 429
conseguirla sacrificar la causa pnblica al triunfo
de este sistema , consintiendo mas bien en terrer
una monarquia constitucional, con tal que les ofre-
ciesen seguridades competentes. Los girondinos
al pedir que se alejasen las tropas , probahan de-
masiado que solo atendian al riesgo presente, y el
cuidado que se tomaban par la educacion del del-
lin , atestigua tambien que la monarquia no se
ofrecia é sus ojos coma un parvenir insoportable.


Se ha dicho que Brissot }tabla hecho proposi-
eiones por su parte para impedir la destitucion,
ponicudo por condition la entrega de una gruesa
sunna. Esta asercion es de Bertrand de "Motteville,
que fué siempre calumniador por dos razones, par
maldad de corazon y por yerro de entendimiento;
perd ninguna prueba cita, y en defensa de Brissot
abogan su conocida pobreza y su profundo cana-
cimiento. Pudiera haber aconiecido sin duda que
la cône hubiese dada dinero para Brissot; mas es-
ta no prueba que él lo hubiera pedido ô recibido.
El caso, no ha mucho citado, de la venalidad de
Petion que varias estafadores habian asegurado à
la carte r otros muchos del misait) genero, indi-
can el grado de conlianza que merecen estas acu-
saciones de venalidad, que con buta frecuencia
y facilidad se aventuran. 4demas de que cualquie-
-ra casa que se hava dicho de Brissot , los tres di-
peados Gensonni, Guadet y Vergniaud no mere-
cieron acusacion alguna , siendo asi que fuerou
los 'Micas que firmaron la carta dirigida à Boze.


Por lo misino que el corazon del rev estaba
tan uicerado, se hallaba menas dispuesto que nunca
para dar oido a sus prudentes consejos. Presen-
tôle Thierry la carta ; pero la rechazô con aire.




430 REVOLCCION


brusco y respondie lo que tenia de costumbre,
que no era él sino et ministerio patriota el que
habia provocado la guerra ; y que en cuanto
la constitution, élla observaba fielmente al
paso que otros se empdaban en destruirla (43);
cuvas razones no eran muy exactas , poilue aun-
que no hubiese provocado la guerra, no por eso
estaha libre del deher de sostenerla; y par lo que
respecta â la escrupulosa fidelidad con que obser-
vaba la lev, la que menas importaba era observar
su contesta, v lo mas interesante el no compro-
meteria apelando à los cstrangeros.


À la esperanza que tenian los girondinos de ver
puestos en pràctica sus consejos deben atribuirse
sin Juda los miramientos que guardaron cuando
se quiso suscitar en la Àsamblea la cuestion de
destronam lento diariamente discutida en los clubs,
en las reuniones v en las peticiones. Cuantas ve-
ces se iha à nombre de la comision de los dace
hablar del peligro de la patria y del modo de pre-
caverlo, indagad la causa del peligro, les decian,
v la cause era repetida par las tribunas. Vergniaud
Brissot y los girondinos replicaban que la comision
no perdra de vista la causa , y que cuando fuese
tiempo la manifestaria, para que por el pronto no
£onvenia dar mas pâvulo â la discordia.


Estaba, sin embargo, decretado que no hahian
de tener efecto ningun media ni proyecto de tran-
sacion ; y asi fué que la catastrofe prevista y te-
mida, sucedi6 mu y


pronto , como veremos â con-
t inuacion.


FIN DEL TOMO PRIMERO.


Prie.


triogratia de M. A. Thiers. V


REVOLUCION FRANCESA.


CAPITULO I. Estado politico y moral de la Fran-
cia à fines del siglo XVIII.—Advenimiento de
Luis ME—Maurepas, Turgot y Necker, mi-
nistros.—Calonne. —Asamblea de los Nota-
bles.—De Brienne, ministro.—Oposicion del
Parlamento , su destierro y su vuelta.—Des •
ticrro del duque de Orleans.—Arresto del con-
sejero d' Espremenil.—Necker llamado para
reemplazar à de Brienne.—Nueva Asamblea de
los Notables.—Discusiones relativas à los Es-
tados generales.—Formacion (le los clubs.—
Causas de la revolucion.—Primeras elecciones
de diputados para los Estados generales.—In-
cendio de la casa de Reveillon.—EI duque de
Orleans ; su caràcter


CAP. 11. Convocacion y apertura de los Estados
generales.—Diseusiones sobre la revision de
los poderes. y sobre la votation por Estamen -
tos ii par personas.—El Estado Llano se declara
Asamblea nacional.—Ciérrasc el salon de los
Estados v pasan los diputados à otro sitio.—
Juramenio del juego de pelota.—Sesion real
del 25 de junio.—ConlinUa la Asamblea sus de-
libcra•iones 1 pesar de las ()Mettes del rey.—
Reunion definitiva de los tres Estamentos.—
Primeros trabajos de la Asamblea.—Agitacio-
nes populaces en Paris.—Liberta el pueblo à
los guardias franceses, que estaban encerra-


2




432 INDICE.


!dos en la Abadia.—Intriga de la cône ;Ganse tropas Paris.—Separacion de Nu er.
—Jornadas de los dias 12 , 13 14 de julio.—
l'orna de la 13astilla.—Và el reyi la Asamblea
y desde alti marcha à Paris. — Regreso de
Necker.


CAP. III. Ocupaeiones del Ayuntamiento de Pa-
ris.—Lafayette, comandante de la guardia na-
cional : su earacter.—Papel que representù en
la revolucion.—Asesinatos de Foulon y de Ber-
thier.—Regreso de Necker.—Situation y divi-
sion de los partidos y de sus gefcs.—Mirabeau,
su caracter , sus proyectos y su nûtnen.--Los
tbragidos.—Turbulencias en las provincial y
en los campos.—Noche del 4 de agosto.—Abo-
lido') de Ios derechos feudales y de todos les
privileg,ios.—Declaracion de los derechos del
hombre.—Discusiones sobre la constitution y
sobre el veto.—Agitaciones en Paris.—Reunio-
nits tumultuosas en el palacio real. . . . . 89


CAP. IV. Intrigas de la eerte.—Banquete de los


t,
guardias de corps y de los oficiales del regi-


raient() de Flandes en Versalles. —Jornadas
del 4, 5 y 6 de octubre ; escenas tumultuosas
y sangrientas.—Asalta la mueliedumbre el na-


. lacio de Versalles.—Viene el rey â residir â
Paris.—Estado de los partidos.—El (loque de
Orleans abandona la Francia.—Negociaciones
de Mirabeau con la côrte.—Traslada se la Asam-
blea à Paris.—Ley sobre los bines del clero.—
Juramento civico.—Tratado de Mirabeau con la
côrte.—Bouille.—Negoeio de Favras.—Planes
contra-revolucionarios.—Clubs de Ios jacobi-
nos y de los fuldenses.


CAP. V. Estado polilico y disposiciones de las
potencias estrangeras en 1790.—Diseusiones
sobre el derecho de paz y de guerra.—P rimera
institution del pagel moneda 6 de los asigna-


4-11>
dos .—Organizacion jmlicial.—Constitution ci-
vil del cliro.—Abolition de los titilles de no -
bleza.—An ive.rsario del 14 de j ulio.—Fiesta de
la primera confetleracion.—Sublevacion de las
tropas en Nancy.—Dimision de Necker.—Pro-
yectos de la cône y de Mirabeau.—Formation
del campainento de Jales.—Juramento civico
impuesto à los celesiâsticos


179
CAP. VI. Progresos de la emigrt cion.—EI pue-


blo sublevado ataca al castillejo de Vincennes.
—Conspiration de los Caballeros del paiial.—
Discusion sobre la ley contra los emigrados.
—Muerte de Mirabeau; intrigas contra-revolu-
cionarias.—Fuga del rey y de su familia ; su
detencion en Varennes y su vuelta à Paris.—
Disposiciones de las potencias estrangeras; pre-
parativos cle los emigrados.—Declaracion de
Piluitz.—Proclamacion de la ley martial en cl


cion.—Conclusion de la Asamblea constituf
campo de Marte.—Acepta el rey la constitu






yen te
182


CAP VII. Juicio acerca de la Asamblea constitu-
y ente.—Apertura de la segunda Asamblea na-
clonai , llamada Asamblea legislafivta ; su com-
pnsicion.—Estado de los clubs; sus miembros
influyentes.—Potion, corregidor de Paris.—
Pol itica de las




nn


potencias.—Emi o cion; decre-
tos contra los emigrados y contra los sacerdo-
tes no juramentados.—Moditicaciones en el mi-
nisterio.—Prcparativos de guerre ; esta.(34.


CAT
Vdtos


III. Division de los partidos acerca (le la
cuestion de la gnerra.—Papel del duque de
Orleans y de su partido.—Decreto de acusacion
contra los principes emigrados.—Formacion
de un ministuio girondino.—Dumouriez, su
carâcter , su genio y proyectos.—Pormenores
acerca de los nuevos ministros.—Conversation


432


257




IFh 3 h INDICE.
de Dumouriez con la veina.—Declaracion de
guerra al rey de Ilungria y de Bohemia.—Pri-
merasoperaciones militares.—Derrota de Quie-
brain y de Tournay.—Asesinato del general
Dillon 29'i


CAP. lx. Desavenencias en el ministerio girondi-
no.—La supuesta camarilla austriaca.—Decre-
tu para la formation de un campamento de vein
te mil hombres en las inmediaciones de Paris.
—Caria de Roland al rev.—Exoueracion de los
ministres girondines; dimision de Dumouriez.
—Formacion de un ministerio fuldense.—Pro-
ycetos del partido constitucional ; cafta de La-
fayette â la Asamblea.—Situation del partido
piipular y de sus caudillos; planes de los dipu
fados meridionales; conducta de Potion en los
sucesos de julio.—Jornada del 20 de juni .
de 1792; insurireccion de los arrabales; este
naeen las habitaciones de las Tullerias. . • 322


CAP. X. Consecuencias de la jornada del 20 de
junio.—Llega Lafayette â Paris; sus quejas â
la Asamblea.—Rumores de guerra ; invasion
p éxima de los prusianos; discurso de N'erg-
n ud.—Beconciliacion de todos los partidos
e el seno de la Asamblea el dia 7 de .julio.—
I clarase â la patria en peligro.—El departa-
i nto suspende en su cargo al corregidor Pe-
ti n.—Proclamas amenazadoras contra el tro-
n .—Lafayette propone al rey un proyecto de
fuga.—Tercer aniversario del 4f de julio; des-
cripcion de las fiestas.—Amincios de nneva..4,
revolucion.—Comision revolucionaria.—Por-
menores sobre les revolucionarios nias célebres


- . de esta época , Camilo Desmoulins , Marat,
Dr:: Robespierre y Danton.—Planes de los amigos


del rey para salvarle.—Diligencias de los di-
putados girondines para evitar un levanta-
miento. ' 368